I-IIS~rORIA DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DE ESPAÑA. 111 S ~I~...
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I-IIS~rORIA
DE LA


GUERRA DE LA INDEPENDENCIA


DE ESPAÑA.






111 S ~I~ O R :1 .ft
POLÍTICA Y 1\l1I.IT AR


DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
--..


ESI~ANA
CONTRA


~APOLEON nO~APARTE
DESDE 1808 Á lR14,


ESCRITA SOBRE LOS DOCU:llENTOS AUTÉi'íTICOS DEL GOBIERXO


, --EL DR. D. JOSE l\fFl'OZ lUl\LnO~f\DO.,
DEI, CONSEJO DE S. M., Mll'OSTHO HO:-;OHAHIO D¡;L HE.H, y SUI'HEMO
DE CASTILLA, SECn¡;TAlHO DEL REY l'. S. CON Y.Jf:r.C!CIO DE DE-
nIETOS, CAI:ALLERO I'E~SIO:,(ADO DE lA IIEAL Y DlSTl.\(;tllllA OIlOEN
ESl'Af;OLA DE CAlII,OS 111, E'(-C,\TEllH ínco DE JI:RISPRUDENClA
elYlL DE LA 1IEAL I:JI'IVEr.SlDAD DE .'"CML\ DE llENARES, AUO-
G.U)() !lE 1.05 nEALES COSSEJOS, E'iJ)l\'IDUO DE \' AHJOS ESTA¡;LE-
ClMIE:'iTOS l.ITEH,IRJOS, y OFICIAr, 'lAYO]; DE LA SEC1IY.TARIA DE
liSTADO Y DEL DESl'ACIIO UNIYEHSAL !lE GHACIA Y JUSTICIA.


r ! TOl\'IO l.
,


:'


MADRID: Ahril de 1833.
Imprenta (le D. Jost 1).uAclOs, calte del Factor.




Nulla enitn llobis societas cum 7'yrannis.
(CIC. de OfJiciis.)




A S. A. R. LA. SERMA. SRA.


Y!);b újJ/'!;/Ir;?(;;u/a (t/ $17 $lb. /:/.
DON FERNANDO VII,


y PRINCESA HEREDERA DE LOS REINOS DE ESPAÑA.,


SEÑOIlA:


COIl el lJUl)'or respeto y confianza llego al Trono
del Augusto Padre de V. A. -' ofreciendo á sus Rea-
les Pies la HISTOIUA l\HLITAR y POLÍTICA de la guerra
mas gloriosa 'lile n:fiercll los anales espaíloles.


Al sllhir al Trollo el magnállimo FEHN ANDO VII.,
los ejer .:.:ito.I'.J llils[¡l entonces illvencibles -' de la Fran-
cia of..-'npaban pe,:!idalllente la Peníflsula: las tropas
espaiiullls r!i~'el7úll[Jdas guarllecían las torres de Lisboa ..
J' combatían por agenas pretensiones sobre las orillas
dP[lJ¡ílti.~(): todos los merlios de resistencill se hallaban
destruidus -' .7' ap(?lUlS se conocía la e.x:istencia de la
Patria. Todo dependia CIl a1uel momento crítico del
Augusto Padre de V. A.; mas la perfidia J la 'vio-
lcncia le arrastraron al mas estrecho cautiverio. La
Nacio!l enlera se levantcJ CIl masa -' J sin calcular las
fuerzas enellligas se lanzcJ el la lid, en la que -' des-
pues de Dios -' al elltusiasmo que inspiró el nombre de
FERNANDO VII debió la Esparta su, triunjo -' J Eu.-
ropa su libertad.




Los siete mios de la célebre guerra de la Indepen_
dencia formarán ulla de las mas gloriosas épucás del
reinado del Augusto Padre de V. A. ; Y ({~!J'trl tlia al
leer V. A. los magndnimos e~filer=os de la Nacion es-
taita/a por colocarle en el Trono, de que le arrancó
la 1Il{IS negra perfidia., podrú conocer V. /1. cluínto
debe esperar del valor y heroismo de los pueblos.J sobre
r¡w~ la ha llamado á reinar la divina. Providencia.


Dígnese., pues.. V. A. admitir bajo Slt St¡/Jcrarta
proteccioll esta ¡Iistoria COIllO ulZa peqlleilísilllfl p(lI'te
del tributo debido á un REY tan justo., magl1llllimo y
prutector de las letras, como el Padre de V. A.; I como
ulla débil prueba del profundu respeto .r gratitud) con
que so)" de V. A.


el' -V(/,llora, "


A L. R. P. de V. A.




,


PROLOGO.


J--l a gloriosa revolucion de España desde
1808 á 1814 ocupa uno de los mas distin-
guidos lugares en la historia de los últimos
tiempos, y no solo á la Espaüa sino á la
Europa entera interesa el conocerla bajo su
verdadero punto de vista.


V cinte y cuatro años han transcurrido
desde que esta N acion heróica lanzó el pri-
mer grito de independencia, y desde que se
cometió el horroroso atentado de Bayona.
Entonces se vió que la Familia Real de Es-
paila fue arrancada con violencia de su Pa-
tria; que el Príncipe idolatrado de la N a-
cion descendió del trono de San Fernando,
en el (Iue se sentó impíamente un vil usur-
pador; (lile la Espaüa resistió su dominio,
se armó, combatió en siete gloriosas cam-
paüas, y (Iue triunfó: pero se ignoran aun
en el día los principios, los medios y los
actos, que han producido tan admirables
sucesos.


Desgraciadamente los estrangeros, faltos




( 6)
de datos ciertos, de buena fe y de impar-
cialidad al hablar de España, han inundado
la Europa de escritos sobre nuestra glorio-
5a revolucion, llegando á estraviar á fuer-
za de falsedades y calumnias de un modo
asombroso, no solo la opiuion de los pue-
bIas, sino aun la de los mismos gabine-
tes, y la N acion española ha sido pintada
con los mas indignos coloridos, cuando á
ella sola es deudora la Europa de la des-
trllccion del tirano tan tas veces vencedor de
sus imponentes coaliciones.


España enselÍó al mundo entero á com-
batir al coloso de gloria militar y de ambi-
cian política, demostrando qlle el pueblo
que SllpO luchar mas de siete siglos contra
los egércitosagarenos desde que en 712
se perdió la M anarquía goda en los cam-
pos de Jerez, hasta la reconquista de Gra-
nada ~n 1492, podia prolongar muy bien
por siete años su resisteucia contra N apo-
leon y sus invencibles falauges.


Ocupada pérfidamente la Península, cau-
tivo su Monarca, destruidos todos los me-
dios de resistencia, N apoleon se lisongea-
ha vencer á los españoles y estender su do-
minacion mas allá del Atlántico; pero la
N acion, vengadora de los ultrages del 1\10-




(7)
narca Fernando, se levanta en masa, y la
pérdida de N apoleon empieza desde enton-
ces: sus ejércitos son derrotados: la fortu-
na le abandona: cesa su prosperidad; y el
inmenso poder que aterraba á la Europa,
cede á la invencible constancia de los es-
pañoles y su heróica valor,


La facilidad. con que escriben los estran ..
geros, 10 es tendidas que se hallan en Eu-
ropa sus calumniosas é inexactas relacÍones,
hacen muy desventajosa la posicion del que
rompiendo el silencio que la España ha ob-
servado por tantos años, se presente en la
arena á levantar su voz contra los infinitos
detractores de las glorias de la Patria.


No es mi corto talento bastante á tanta
empresa; pero la rectitud de mis intencio-
nes me tranquiliza, y la aprobacion de los
hombres juiciosos é ilustrados me indem-
nizará de los pesares de la envidia.-


Los sucesos políticos se presentan como
las figuras de la linterna mágica, que al acer-
carse al espectador disminuyendo la distan-
cia de la luz, crecen y se abultari estraordi-
nariamente y lo deslumbran; al paso que
alejándose, disminuyen de tamaño, y apa-
recen con mas claridad, y en su verdadero
punto. Esta es la causa por que la historia




( 8 )
de la revolucion espaiíola escrita por el
lt, P. Maestro Salman en el acto mismo de
verificarse los asombrosos sucesos que des-
cribe, carece de la certeza, noticias é impar-
cia lidad que requiere tan interesante narl'a-
CíOll, para desvanecer las groseras calum-
nias que con tanta auclacia y sin desmentir
sientan los autores franceses despreciando
á sus vellcedores, y 105 illgleses atribuyén-
dose todo el mérito de tan gloriosa lucha.


Ni pudieron escrihir de otro modo los
muchos opúsculos y folletos q!le salieron al
termillarse la memorable guerra, porque sus
autores carecian del suficiente número de
(latos para calificar las operaciones de los di-
versos gohiernos que dirigieron los destinos
de la Espaüa; pues habiendo o])l,::.tdo estos
en virtud de planes, no ticias reservadas y
circunstancias, que no estan al alcance ele los
observadores, no era fácil juzgarlos, sino
clespues de un maduro ex;ímcn de tocios los
anteceden les é incidencias.


Esto no se hallahaal alcance ele escritorcfl
particulares: era solo propio del Gobierno.


A penas Fel'Jlalldo VII salió de su cauti-
verio y ocupó el trono, por cuya conserva-
cion habia hecho la España té11l costosos sa-
crificios, <{ue para levantar uu monumento




( 9 )
eterno al heroísmo nacional nombró en
1816 una junta de gefes y oficiales del Es-
tado mayor del ejército, que bajo la di-
receion elel Ministerio de la guerra escri-
biesen los gloriosos hechos de la guerra de
la Independencia. En cfeCto, los deseos del
~lonarca y la espectaeion pública parecía que
iban á ser satisfechos, y aun llegó á publi-
carse una escelente Íntroduccion á la historia
y un cuadro cronológico ele los principales
sucesos escritos con el mayor tino y maes-
tría; pero sobrevino la desastrosa revolu-
cion de 1820; y aun cuando la junta conti-
nuó sus trabajos, estos se redujeron á aco-
piar muchos y útiles materiales para la for-
macíon de la Historia.


Restablecido el Rey N. S. á la plenitud
de su soberanía en 1823, cesó la comision
del Estado mayor general militar, resul-
tando que despnes de 15 altOs de su forma-
cion, la N acion carece de una historia en
donde se consignen los heróieos hechos de
sus hijos en aquellos célebres siete alios.


En época tan prolongada de silencio se
han redoblado las calumnias, animadas con
el cuasi asentimiento que presta el no des-
mentirlas; y aunque Don José Canga Argüe-
Hes ha escrito en Londres en 1830 unas ob-


TOMU l. 2




(10 )
servaciones sobre la historia de la guerra
peninsular de Clark, N apier y Londonderry,
estas versan sobre hechos ó puntos deter-
minados, y no reunen lo que en sí debe
comprender una historia general, cuya lec-
tura debe solo bastar .. Í rectificar los hechos
maliciosamente desfigurados, dando una
idea clara y exacta de ellos.


Bi en conozco que es muy dificil escri-
bir la his toria de la guerra de la Indepen-
dencia, en donde figuran como principales
actores muchos de los elevados personages
que rodean el trono del Monarca, por cuya
libertad la sostuvo la N acion; pero la serie
importante de sucesos del actual reinado,
las grandes crÍsis, las revoluciones que COll
tanta rapidez se han sucedido, nos hacen
considerar it larga distancia de nosotros
aquellos siete años de desastres y de glo-
rias, y me animan á hacer una especie de in-
CUl'SiOll en el dominio de la posteridad.


N o me toca ;Í mí el hablar acerca de es-
ta ohra, ni de la pureza é imparcialidad de
mis intenciones: el público la leerá y juz-
gará de ellas. Yo solo manifestaré franca-
mente que no he tratado de elevar ni aba-
tir, acusar ni escusar á alguna de las mu-
chas personas que tuvieron rarte en los




( 11 )
grandiosos acontecImIentos que describo.


He tenido tÍ la vista, para la formacion
de esta historia, cuantas obrás se han pu-
blicado en el estrangero sobre nuestra glo-
riosa revolucion: algunas personas de cono-
cida ilustracion y probidad se han dignado
dirigirme en tan dificil empresa; y el Rey
N. S. ~ decidillo pl'otector de las letras, por
su Real órden de 21 de agosto de 1831, se
sirvió mandar se me franqueasen los docu-
mentos originales relativos tÍ la guerra de la
Independencia que existian en el l\Iiniste-
rio de la guerra. Ellos han servido muy
principalmente para la formacion de esta
11istoria.


Para describir los sucesos he procurado
colocarme en el verdadero terreno en que
han sucedido; es decir, he trazado los cua-
dros de cada una de estas siete memorables
campaÍlas, cuidando de hacerme cargo de
los principales 11ech05 políticos y operacio-
nes militares, sin descender á prolijos de-
talles, incompatibles con la claridad his-
tórica.


Algunas veces he dejado caer la plulTIJ
de la mano, desanimado por la dificultad y
delicadeza del asunto; pero siempre me ha
alentado lo grandioso y útil del objt;to, y la




(12 )
necesidad de desmentir á los detractores de
nuestras glori~s.


Las gentes que piensan apreciarán mis
esfuerzos, y los buenos españoles escucha-
rán benignamente ellenguage de la verdad,
verán con placer el retrato del heroísmo y
del carácter nacional, y juzgarán cuánto es
capaz aun de· hacer la Espafla por la con-
servacion del trono de su. idolatrado Mo-
narca y de su Independencia; porque la
historia de lo pasado es el espejo de lo ve-
nidero.


---*-




(13)


N ecesidau dc rccordar los sucesos de España y Francia
anteriores á la guerra de la Independencia para descri-
birla hiell. _ Recuerdo de las desgracias ocurridas mien-
tras rei.nó en Es-paila la C;¡sa de Austria. _ Buen gohicr-
no de la dc Bor!lOl1 CIl cste Reino. _ Muerte lle C,irlos
nI. _ Principio del reinado de su hijo Círlos IV. _ Ad-
ministracion de Floridahlanca. - Revolucioll de Fran-
cia. _ La Asamhlea constituyente. - Constitncion de
1791. _ La Asamhlea legislativa. _ Destitucion del Rey.
_Ereccion de la República francesa. _Proceso y su-
plicio de Luis XVI. - L;¡ Europa se declara contra
Francia. - Sq'aracioll del Ministro Floridablallca
en España, y elevacion de Godoy. _ Biografía de
este. _ Destierro de Aranda. _ España lleclara
la guerra á Francia. _ Godoy, Príncipe de la
Paz. _ Primera coalicion contra la Francia, di-
suelta. _ Administracion de Godoy. - Primer trata-
do de San Ildefonso entre Francia y Espaiía. _ La In~
glaterFa declara la guerra á España. _ Escesivo favol:
del Príncipe de la Paz. _ Odio cIue le tiene el puehlo.
_Es denunciado á la 11Hluisirioll. _Exito de la denun-
cia. _ Tentativas malogradas para su clestitucion aJJsoln-
tao _ Prision y destierro de los millistros Jovellanos y.
Saavedra, qne la intentaron. _ Godoy deja el .Ministe-
rio. _ Espedieioll de los franceses á. Egipto. _ Ocupan
estos á. Roma. _ Segunda coalicion contra Francia. _
Trastorno del gohierno franees, y creacion dd consu-
lar._ N apalean, primer Cónsul. _Blocluean los fronce-
ses la escuadra espaiiúla. _ Fin de la segunda eoolicion.
- Segundo tratado de San I1defollso. _ "Iarcha :í Etrll-
ría \1ua divisiou española. _ Guerra de Espafia eOIl Por_




(14 )
tugal. _ Paz de Amiens. - Godoy mas odiado del pue-
hlo. - Es nombrado Generalísimo. _ Casamiento del
:Príncipe de Asturias.


N O es posible escribir la historia de la glo-
rjosa guclTu que los cspaüoles sostuvieron contra
el soldado valiente que tiranizaba la Europaá prin-
cipios del aüo de 1808 desue el trono de San Luis,
á donde la monstruosa revol [Ieíon de F'ra ncia, los
reveses de los ejércitos aliados y su fortuna mis-
ma le elevaron, sin empezar dando una rápida
ojeada sobre el estado y circunstancias interiores
del Reino y de la misma Francia) las cuales en
cierto modo prepararon la usurpacion del trono
de las Españas cn dicho año, y sobre la deplora-
ble situacioll á que una cadena na in terrumpida
de infortunios y desaciertos nos habia conducido
cuando empuñó el cetro Fernando VII, Príncipe
el mas deseado y querido de la Nacion.


Bien conocidos son de todos los yerros de atl-
ministracioll que se cometieron en el reinado ele
los últimos Príncipes de la Casa de Austria, y el
miserahle estado en que encontró la Monarquía
el nicto augusto ue Luis XIV. Públicos' son tarn-
bien los qucbrantos y desastres ue la guerra de
sucesion, y los esfuerzos que para repararlos hi-
cieron Felipe V y su hijo Fernando VI, los cua-
les lograron regenera.r la casi exánime Nacion es-
paiíola; y en fin, existen aun bastantes testigos
del glorioso reinado del inmortal Cários IJI. Sin
eSI)anlosas re\101uciones, como la de la Francia,




( 15 )
España convalecia de sus antiguos males, y se
nutria en el seno de la paz y en los brazos de un
Gobierno paternal. La muerte de este escelso Mo-
narca será el punto desde donde principiaremos
la narracion de las desgracias y glorias de nues-
tra N acion, que sin mas direccion, apoyo ni re-
cursos que la invcncible adhesion de sus hijos á
la Religion sanla de Jesucristo, un amor firme y
decidido al Príncipe, que con placer universal
acababa de cmpuiíar el cetro de ambos mundos,
y a(luella constancia heróica que siempre ha dis-
tinguido á esta Nacion privilegiada, triunfó en la
memorable lucha) que describiremos) del poder
colosal del Emperador N apoleon; restituyó al
trono de sus augustos predecesores á nuestro
amado Monarca, y contribuyó eficazmcnte al fe-
liz nuevo órden de cosas, que estableció en Eu-
ropa la paz general en los alIOS de 1814 y 1815.


En 13 de Diciembre de 1788 mUl'ió Cárlos 1788.
IlI) Y su muerte cubrió de luto á todos sus vasa-
llos, que lloraron en él la pérdida de un padre y
de un ·protector. Su hijo Cárlos IV subió al tro-
lla á la edad. de 40 años, y la conocida rectitud
de sus intenciones, su no vulgar iuslruccion y la
bondad de su alma hicieron esperar á España
uno de los mas felices reinados, viéndole con-
servar á su lado al Conde de Floridablanca, mi-
nistro célebre, tan respetado entre las naciones
estrangeras corno bendecido en su patria; cuya
sábia auminislrncion atestiguan el fomento que
entonces se dió al comercio, á la industria y ,í ia
agricultura; las colonias que se fundaron, los ca-




1788.


1789.


(16 )
nales, puentes y caminos que se construyeron,
y los suntuosos edificios y útiles establecimien-
tos con que se enriqueció la Nacion.


Floridablanca, sostenido en sus planes de re-
forma por el sábio y virtuoso Cárlos III, reanimó
todos los ramos de la administracion pública,
ahrió al comercio esterior doce puertos en la
pellÍnsula y veinte y cuatro en la América. De-
coró con las armas Reales el humilde taller del
artesano que se distinguia; ofreciú al m~rito cÍ-
vico las recompensas que antes se dieron solo
al valor milita¡', y aumentó rápidamente la ilus-
tracion y cr(~dito de España.


Al aito siguiente de subir al trono Cárlos IV
cstalló la revoluciol1 francesa, que conmovió
casi todas las naciones europeas, y causó tan-
tos daüos á la Península.


Luis XVI ocupaba el trono de Francia, y
deseoso de remediar los males que habían su-
frido los pueblos en el tiempo de la regencia y
ha j o el gobierno débil de Luis XV, conVOCÓ
los Estados generales, concediendo al pueblo un
número igual de diputados á la suma de los de
la nül)lcza y del clero. El cinco de mayo empe-
zaron las sesiones; el tercer estado exigió se re-
uniesen á él los del clero y de la nobleza; y ha-
biéndose negado estos á verificarlo, se constituyó
de propia autoridad en Asamblea nacional. En
vanO el gobierno mandó cerrar la sala de sus se-
siones: reulliuos los dipulados del pueblo en el
juego de pelota) juraron no disolverse hasta ha.
ber reformado el gobierno, y dado una constitu-




( 17 )
cion á la Francia. Esta declal'acioll destrujó la 17&9.
MOllarquía. I~l pueblo auxilió poderos,m1cnte la
revolucian; y arrolladas las pocas tropas que si-
guieron el parrido del .i\lonarca, tuvo éste que
someterse á las disposiciones de la Asamblea,
l]tlC en calidad de constituyente se apoderó de
la auloridad soberana.


El Hey prC'!lagió los males que le aguarda- 179L
ban, é intentó n:fuglarse en el ejército que man-
daha ell Lorcna el gelleral Bouillé, fiel á la an-
tigua Monarquía; pero detenido en su marcha
tuvo que volver a París, donde el partido re-
publicano pidió abierlamente su destitucion. Sin
embargo, la Asamblea constituyente restituyó
al Rey su autoridad, y haciéndole jurar el acta
COl1stilucional) proclamó la Constitucion el día 29
de Setiembre de 1791, y se disolvió. Toda la E1l-
ropa se puso en alarma á vista ue los progresos
espantosos de la revolucion; y la Alernania y
la l)rllsia, contando con el aux.ilio de la Bllsia,
tratélron de restahlecer la dignidad del trono de
Luis XVI, Y formaron la primera coalicion con-
\1'3 1a Francia.


La A-wmLlea legislativa que reemplazó á la 1792.
constituyente, componiéndose en la mayor par-
te de republicanos, obligó al Hey á declarar Ja
guerra á la coalicioll·, espiui¿ decretos ele pros-
cl'ipciou contra los emigrados y clérigos r('frac-
I;u'ios, y designó al Monarca los sugetos que
debian componer el ministerio; pero Luis se
llegó á tener unos ministros revolucionarios, v


, ~


:i sanci.onar la proscripcion de sus mas leales
T())fO l. 3




1'792.
(18 )


servidores. Entonces (el dia 10Je agosto de 1792)
el pueblo corre á la mansion !leal, ataca la.~
gl1ardias, arrolla cuanto se le opone, estermi-
lla cuanto encuentra, y penetra hnsta el cuarto
mismo del Rey) que con toda su fnmilia se re-
fugió en el sellO de la Asnlnblen legislativa; y
ésta) aterrada por el movimiento popular, pro-
nunció la destitucion de] perseguido Monarca,
creó Ulla comision ejecutiva, promulgó los cé-
lebres decretos contra los ewiSTados y sacenlo-
tes, y convocó una Convencion nacional para
el 20 tIe setiembre.


Al mismo tiempo las armas francesas triun-
faron de la coalicion en la batalla de Valmy.


La Convencion nacional en su primera sesion
declaró á la Francia Rcpúhlica) una é indivisi-
hle; y agitada de dos partidos violentos, el ele
la Gironda, á cuyo frente estaban los diputados
de este departamento; y ~l de la montaüa , lla-
mado así porque los jacobinos que dominaban
en él, teniendo á su cabeza á Robespierre, se
sentaban en unos bancos algo mas altos que los
otros) fomentó las divisiones intestinas) cubrió
de sangre la Francia J y decretó dcspucs la aCll-
sacion del Rey) preso con toda su familia en la
torre del Temple) y empezó á examinar su
causa.


Entretanto DUl110urier ganó á los austriacos
la bataHa de Gemmappe.J conquistó la Bélgica,
y arrojó al enemigo al otro lado del Bocr.


1 ;!)3. El proceso de Luis XVI se terminó, y la Con-
veneion pronunció la sentencia de muerte por




(19 )
la pluralidad de ycinte y seis votos; y el nielo 1793.
augusto de San Luis subió al cadalso el 21 de
enero de 1793) con la dignidad de un Bey y la
f1rmcza de un mártir.


Toda la Europa, cscepto Suecia) Dinamarca
y Turquia, declaró entonces la guerra á la Fran-
cia; y Cádos IV, que desde el principio de la
revolucion lwhía dado muestras aclivas de inle-
res por el Gefe augusto de la casa de Barban, de-
claró lamlJú:ll la gllcrra á la l1epública.


El COlHle ele Floridablanca, á pesar de sus
dilatados servicios, y que desde luego fue de
dictámen de que se declarase la guerra á los
franceses, cayó en desgracia del Soberano; y tres
ailos despues de la muerte de Cárlos III fue con-
finado á Mur-cía, y despues encerrado en la ciu-
dadela de Pamplona. El Conde de Arallda ocu-
pó su miuisterio ; pero á pocos meses le sucedió
en él Don Manuel de Godoy, jóven inespcrto, de
veinte y cuatro años de edad, á quien el Rey
dispensaba un favor ilimitado. Sin talentos, ar-
rogante, corrompiJo, y prostituyendo los hono·
res y 105 c\estinos á la vil adulacion, al paso que
ellcl'vó las fuerzas del es~ado con su funesta ad-
ministracion, tuvo este jóven la temeridad de ocu-
par la silla del ínmol'tal Flol'idab1anca y del cé-
lebre Conde ele Al'anda en crisis tan terrible como
('11 la que se encontraba la Europa en aquella época.


Don Manuel de Godoy nació en Badajoz, de
una familia noble, en 1768, con una educacion
regular, entró á servir en los Guardias de Corps
en 1787. Dcspues de ocho meses da servicio flle




(20 )
793. promovido ,.t Gal'wn mayor de la compnilia r3p3~


ñola en 1788; á Exento de 1.1 misma cn 1789;
nombrado AYlldante gelleral de G!lardias du
Corps, y conrlccorauo Con b. Gran Cruz de Cár-
los III en 1791; promovido II Teniente general
de los Heales ej\~rcitos, hecho Grande de Espa-
ña de primera clase COn el título de Duque de
la Alcudia, Mayor de Guardias de Corps , y Ca-
ballero del Toison de Oro en 1792 , en que fue
~lombrado Ministro de Estado. Su ["ilpiclez en los
ascensos no le había adquirido la instruccion
necesaria para sostenerlos. Asi es que fue pre-
ciso seüalarle dos asesores que dirigieran los ne-
gocios; y lo fneron} primero Don Eugenio Llagu-
110 y Amirola, y despues Don José Anduaga, am-
has Oficiales mayores de la Secretaría de es-
ta do.


Desde este tiempo empcz() á decaer 1a Mo-
narquía. Cárlos IV, lleno de dolor al ver fl'ustra-
lhs las gestiones que hizo por metlio de su Emba-
jmlor Oscal'lz para salvar al illfOl'tunaJo Luis XVI,
y vicudo que la Convencíon desafiaba el poder
de la Europa, despreciando las notas diploíllá-
ticas, llegó á autorizar: á éste para disponer de
una suma de tres millones de reales para que
J~l'OCllraSe ganar á los miembros ue la·Collvcncion
J de la municipalidad de París en fa VOl' de su
ilustre parientc. Todo fue intÍ.til; y la consuma-
('jon de este gran crimen fl¡C la seüal de guer-
ra entre la Francia y Espaüa. En vanD el Conde
'.le AranJa y otros políticos aconsr:jaron la mas
t:strida neutralidad; pues fueron de~0i.do" 'iUf¡




(21)
clamorcs por la terquedad inf:pla de Godoy, que 1~C¡3.
opinaba por la guerra.


El Conde de Aranda , honor de la diploma-
cia, fue confinado á Jaen, despues á Granada,
y últimamente á Epila de Aragon, su patria ...
donde murió. La Espaüa se ligó con el Austria,
la Cerdeüa y la Suiza. Nuestros ejércitos penetra-
r.on en Francia, y la victoria coronó en un prin-
cipio sus esfuerzos; vera la misma mano que todo
10 pal'alízalJa en la paz ~ lo paralizó tambien todo
en la guerra. Godoy desde el rOllclo del Palacio
Real prctemEa gobernar los cjércitos como la
corte: el valor na~ural del soldado y la confian-
za engallada de los gefes dejó penetrar al ene-
migo en el interior de Espaiia; sus tropas del
mec\i.odia fueron batidas, y lJllycndo de 13urdeos,
To]osa y ?lbrsella, se cncerrnron cn Tolon 8.000
espaüoles, al mando del gencral Lnngara; y
abandonados de la escuadra ing](:sa penlieron la
plaza con dos navíos de línea. En este sitio em4
pezó á distinguirse el talento y gcnio militar de
Napoleon Bonapal'te. .


Arrojados los esparlOlps del territorio de la Re. 1791.
pública; Bosas) Fjgllcras, Tolos<1, las provincias
vascongadas y FuenterabÍa en poder tle los ene-
migos .. hicieron conocer, aunque tarde J la sabi-
duría del consejo dado por Arnnda.


El ejército republicano mandado por Mon- ~9-1 , .. ,.
eey llegó ft ~1irallcla de Ebro, y nmcnazaLa lle-
gar yictorioso á las puertas dc Madritl. E1 pa-
yor se apoderó de los ánimos) y u na guerra im-
Jl() lític a , y que por tres ailos habia costado sa-




(22)
17!). crificios inmensos á la .l\acion, terminó COn Ulla


paz ignominiosa é inoportuna; y por una COl1-
tl'adiccion ridícula, Godoy, que habia sido uno
de los mas ardientes promovedores de la guer-
ra) recibió entonces el título de Príncipe de la
Paz; disLÍncion que jamás se habia concedido
en Espaüa, y tle que el imbécil privado osó
adornarse insolentemente, formando un título
de los desastres de su patria. Entonces se vió COll
escándalo que su hermano Don Dirgo Godoy, que
en l1<lCla se hahj;:¡ dIstinguido, fue elevado de ]a
clnse de mero Oficial á la alta dignidad de Te-
niente general de los Reales, ejércitos; al paso
que Jos que vertieron su sangre por la patria,
(juedaron sin recompensa y en la obscuridad.


Por esta ignominiosa paz, concluida en 22
de julio de 1795) nos devolvió la Francia las
plazas que hahia conquistado en la península;
y nosotros la cedimos la parte cspaüola de
la isla de Santo Domingo. No fueron menos fe-
lices los franceses con los demas enemigos. Bo-
naparte, hecho ya General por el Directorio que
habia sucedido á la Convencíon, consiguió vic-
torias repetidas) y termÍnó la primera coaJicíon
ele Europa, firmando la paz de C~mpo-Formío
en 1797; por la que adquirió la Francia la Bél-
gica y los deparlamentos del Rhin, una inaucn-
cia ilimitada en la Italia) quedando) pues, bajo
de su proteccion las Repúblicas Liguriana y Cis-


i ~9G. alpina) formadas por el \'encedor Bonapartc,
Desde esta época la administracion pública


el1 Espaiia fue confiada enteramente al Príncipe




(23 )
(le la Paz, y se empezó á abrir el horrorosol79G.
precipicio) en que se llUbiera humlido induda-
blemente la Monarcjuía española, si el heroismo
de sus hijos no hubiese sabido salvarla despues
á costa de un millo n de vidas. Cambió entera-
mente el sistema político del gabinete espaü61;
y el Príncipe, inhábil para la direccion de los
negocios, no contento con haber reconocido el
gobierno republicano, aceptó su alianza Íntima,
y firmó el rllinoso tratado de San Ildefonso
en 18 de agosto de 1796) por d que se ofreció
Espaüa á tomal' parte en las desgracias de la
Francia, dehiendo suministrar al gobierno fran-
ces una escuadra de quince navíos de línea, y
un ejército de 24.000 h01'nbres con su correspon-
diente artillería. Tratado de alianza aun mas per-
judicial que la misma gllerra, y tan visiblemen-
te ruinoso) que no puede atribuirse únicamente
á la grosera ignorancia del Príncipe, sino á su
detestable avaricia y sórdida venalidad.


La legacion francesa ejercia una influencia
ilimitada en el gabinete de Madrid; y la Ingla-
terra) tan luego como tUYO conocimiento del
tratado de San I1ddollSO) nos declaró la gucrra.
La escuadra inglcsa del almil'ante Gerwis batió
á la €spaüola j unto al caho de San Vicente. Las
escuadras inglesas hlocjueaban nuestros puertos,
y cortándonos la comunicacion con las colonias,
paralizaron el comercio: los buques espaüoles no
podian alejarse de los puertos sin temor de ser
apresados por el enemigo; y la industria se resin-
tió por esta guerra.' que fue el primer beneficio




('24 )
j~!'5. (!'W 1105 tI·ajo el funesto tratado de San Ildcfo1l5o.


Las colonias espaüolas de América cs'¡~erimen­
taron tambien los efectos de las nrmas inglesas;
si bien el intrépido valor de los hahitan tes de J3ue-
1I0S Aires les hizo abal1l10nal'las conquistas que ha-
hiiJn hecho en alluellas regiolles, y reemba¡·cal'se.


El Príncipe de'la Paz) autor de esta calami-
dad J se afirmaba cada vez mas en el favor de sus
Soberanos, á difercncia de aquellos favoritos que
por ser objeto de la prcdilecclol] de lIUO J son de
üdio para otro: Godoy habia Iogl·ado establecer
una especie de competencia entre el Rey y la llci-
!la para favorecerle. El estado entregado á su dis-
crecíon, los honores y las riquezas amontonadas
sobre su c¡1beza,. y agotadas las distinciones, fue-
ron poco para engrandecerle, y en 1797 se en-
lazó Con la familia de su Soberano, casándose
con Doña María Teresa de Borbon, hija del In-
faIlte Don Luis J hermano de Cárlos IlI) Y nieto
de Felipe V.


Su conducta depravada hizo que le denuncia-
sen al Tribunal de la Illquisicion en 1796 tres re-
ligiosos dirigidos por el Arzobispo de Sevilla Don
Antonio Despuig , que despues fue Cardenal. El
lnquisidor general Lorenzana, Arzobispo de To-
ledo, temió el poder colosal del valitIo) y Des-
puig se dirigió al Papa por medio del Nuncio pa-
ra que reprendiese .i Lorenzana por su timidez.
El Pontífice escribió al Inquisidor; pero intercep-
tado el correo en Génova por los franceses J Bo-
Jlaparte envió las carlas á Godoy J con el objeto
d(: consolidar la naciente amistad cutre el Direc-




( '25)
torio y la corte de España: los Arzobispos de To- 1796.
ledo y Sevilla fueron estraüados del Reino á pre-
lesto tIe marchar á Roma á visitar al Papa, y des-
de alli renunciaron sus mi! ras) que fueron con-
feridas despues á Don Luis de Burbon, hermano
de la mugcr de Godoy.


El odio del pueblo al priv<¡do era violento, y
para acallarlo llamó al ministerio á los hombres
mas ilustrados y que designaba la cpinion públi-
ca. Don Fnlilcj~lco Sanvcdra OClIpÓ el de Estado,
y el célebre jurisconsulto y liter<Jto Don Gaspar
Melchor de Jovellanos fue nombrado Ministro
de gracia y justicia; pero el alma a~liva é inde-
pendiente de Jovellunos no podia prostituirse
ante el poder del valido; é intéJ'prete de la vo-
luntad de la Nacion) representó al Monarca la
necesidad de la separacion del Príncipe de la Paz.
!'\u elocuencia irresi~tiLle triunfó un momento
del ánimo ue C,irlos IV, Y ya estuvo firmado por
el R(~y yen poder de Saa yedra el decreto para la
exoneracion del Príncipe; pero Sa<l veura retardó
el golpe, movido de consideraciones de amistad
y reconocimiento al valido. Este vió á Jos Reye~,
y desl1izo en un momento los pbnes de Jos mi-
nistros, y Saavedra flle desterrado nI puerto de
Santa María) y JO\"í.~llanos trasladado de pl'ision
en prision al castillo de Bellber en Mallorca, don-
de permaneció iucomunicado con el mayor rigor
hasta el tln del reinado de Cárlos IV.


El Príncipe de la Paz, contra quien se alzaba
por las calamidades referidas el clamor de los
pueblos, para desviar de ::;í la r(,!:IpoIlsabilidad de


TOllO l. .:¡


1í9H.




(26)
1796. sus operaciones, hizo dimÍsion del Ministerio de


Estado en 1798, en cuyo despacho le succ(lió
Don Mariano Luis de Urqllijo, reservándose cm-
}Jero una influencia iljrnÍLaoa en todo) y hacien-
do de su vol untad la única ley. Rotas e.stahan to-
das nuestras relaciones con la Europa) y solo
contábamos por aliada á la Rcpública francesa,
cuya situacioll se iba haciendo visiblemente mas
crítica.


El Directorio frances decret() la cSJlcdicion de
Egipto) que proporcionó al talento de Bonaparle
nuevas glorias, y le colocó á su vuelta á Francia
á la cabeza de la Hepública. Los eíércilos repulJli-
canos penetr'aron al mismo tiempo en Homa para
vengar la muerte del Embajador franees, asesi-
nado en aquella capital, y el respetable Pontífi-
ce Pio VI fue arra,trado ;í Francia) donde mu-
rió al allo siguiente entre prisiones) y de sus es-
tados se formó la República Homana.


La Europa no pudo permanccC'r pasiva á lan-
1799, tos ultrages,y se formó la segulllla coalicion com-


puesta de la Inglaterra, la I\.usia, el Austria J Ccr-
delta) Nápoles y Turquía contra la República
francesa; pero habielldo vueIlo Napoleon de
Egipto, apoyado e11 la reputacioll fIlie le habian
ad(luirido sus conquistas, disolvió á la fuerza el
Consejo de los (juinicútos J penetrando con un !les-
tacamento en la sala de sus se.siones J y el Direc-
torio cedió su autori.dad al gobierno Consulal",
compuesto de tres miemhros) de los que el pri-
mero era el verdadero gefc,y los otros dos solo te-
nían voto cl}llsultivo. Se formó aJcmas un Se-




(27 )
llado Conservador, que debiall JJombrar de las lis-
{as electorales los miembros del Tribunado y del
cuerpo legislativo. Los individuos del Tribunado
discutian en presencia del cuerpo legislativo los
proyectos de ley, y este los votaba despues.
Arreglada asi la nueva forma de gobierno, Bona-
parte se halló bajo el modesto titulo de primer
Cónsul gefe supremo de la Fr,mcia, y proclaman-
do un olvido generoso calmó á todos los partidos,
é hizo reulJÍrse en derredor suyo toJos los hom-
l)res de influencia, nfirmó la nutoridad vacilante
por el ataque contÍnuo de la rc\'oll1cion que en-
frenó con mallO fuerte cortando las disensiones
civiles, y dió vida y cl'éllito á la administracion,
reorganizando al mismo tiempo los ejércitos, y
aumentando las fuerzas de la República.


La eselwnra cspaüola salió desde Cádiz al
mando de Don José Mazarredo, 'para reunirse
con la francesa en Bl'esL; pero apenas entró en este
puerto, flle blofjueaJa por la inglf!-sa muy superior
en nÚl11~ro. Una conlribucion estraordinaria de
t\'esCit~ll!OS millones, impuesta para ocurrir á los
gastos ue esta espcdicion, acabó de exasperar los
;íllimos, y por SIl In aJa inversion no sirvió para
clIbrir el déficit esc:lIldaloso y siempre en au-
mento de las rentas públicas.


BOllapa rte lila re h ó contra las naciones coli-
~adas, y trepando los Alpes COIl la audacia de
AuuiLal, sojuzgó la It:.-.lia eon la fortuna y rapidez
tie César.


La célebre victoria de Mélrengo acahóde co-
Tonar la ~loria de Bonaparle. En esta sola batalla


1799.


1800.




(28 )
1800. perdió el Austria todo el fruto de las victorias d~


Suvarov, y quedaron en poder de los republica-
nos 14.000 austriacos, mas de 40 cailOnes y 15
banderas. El ejército austriaco quedó cortado, y
para recohrar sus comunicaciones, capituló Ir!
evacuacion del Píamonte.> Genovesado y Lombar-
día.


La victoria se conservó fiel á las armas fran-
cesas: Moreau ganó una batalla en Hoelinden} y
arrojó á los austriacos de la linea del IUll: pa-
só el rio, y amenazó á Viena. El Austria se de-
cidió entonces á concluir una guerra que pu-
diera serIa fatal, y firmó en 9 de febrero de


1801. 180t la paz de Luneville, por la quP. se coufir-
mú la de Campo-Formío > cediendo adcrnas el Ar-
chiduque Fernando la Toscana. El 19 de febre-
ro se firmó en Florencia la paz con .N á poles, CI~­
díendo este reino la isla de Elha y el principado de
Piombino. La paz elltre Francia y Husia se firmú
el 8 de Octubre, y el 9 la de T urqnía y Francia,
quedando deshecha de este modo la segunda coa-
licion, y en guerra solo con la In glaterra, que se
3podcró en este afIo de dos navios de linea cspa-
ñoles, sorprendidos de noche en el Estrecho por
Ulla escuadra británica, (Iue perseguía al Almi.
rante frances Lioois.


Deseoso Napoleon de incorporar á la Franeia
los estados de Parma, Plasencia y Guastala,
poseidos por el Infante D. Luis, propuso al gabi-
nete de Mnul;id en 1800 cambiarlos por los t1P.
Toscana, erigiendo con ellos el reino d(~ Etrlll'ill.
Nuestra corte, manci'ida pOI' el capricho de b'..l-




('29 )
doy,aceptó desde luego,y se firmó en 1800 el sc- ¡ROl.
gnndo tratado de S. Ildefonso, por el que se erigía
á favor de la casa de España el trono de Floren-
cia, dandu esla á la Francia el Parmesado, y de-
volviendo la Luisiana, que habia adquirillo
cn 1763 en tiempo de Luis XV, Y ceuiendo ade-
mas diez de los navios que se hallaban en Brest á
disposicion de la Hepública, que se obligó á soste-
ner y hacer reconocer por todas las potencias de
Europa al nuevo Hey.


El General español Don Gonzalo Ofarril pusó
con uua division de 6.000 hombres á lomar posc-
siol! del lluevo reino.


Al año siguiente de este ruinoso cambio nues-
tra corte, sostenida por las tropas francesas, de-
clarú la guerra á Portugal, y el PrÍllcipe de la
jJaz J al [rente de un egército español, penetró
el! d por la frontera de Estremadura, tomó á
Campo-mayor y Olivenza, y obligó al gobierno
portugués á firmar la.paz de 13adajoz, cediendo
.í Olivenza; y la aclquisicion de esta plaza fue el
miserable fruto de los grandes aprestos y sucrifi-
cíos con que se abrió esta campafIa, en que 1011
v¡¡li(~lltes españoles se avergonzaron al ver qlle
su Gcneral, en vez de sangrientos y gloriosos
laurelcs, cogia verdes ramos de naranjas en los
jardines de Yclvcs, y los mandaba flla corle, por
Jo que muchos la llamaron la guerra de las HU-
ra Il JUs.


La Inglalerra, que era b única que lwLia qHe-
Jado en gllerra con la Francia despnes de la coa-
licion, firmó la paz de Amiens en 27 de Mayo, y


; Hú1.




(30 )
1ROJ. puso (in á la guerra manl¡ma ql1e tanto habia


costado á la Espaüa, y :i ellyos estragos se reu-
nieron los de la peste, que devastaba las provin-
cias de Alldalucía.


Por esta paz perdió Espaila la isla de la TI'i-
nidad, y Holalltla la de Ceylan, cCllfluistadas pOI'
los ingleses (Illrante la guerra. La Inglatprra dc-
biaevacuar la isla de Malta y reconocer la Hepú-
blica francesa y las dcmas (ine habia formado Bo-
naparte.


La N acion espailOla empezó ,i I'(,Sp11':l1' con e~­
ta paz, (lue fue uc corta duracion. El odio al Prín-
cipe de la p;¡Z se acrecentaha, y este recibió en
esta época la lllas distinguida prueba del amor de
su Soberano. Fue nombrado Generalísimo de to-
das las tropas espailOlas de IlHI' y d.e tierra. En
este aÍlo se verificó el mrll.rimanio de Fernando,
Príncipe de Asturias, ú quien idolalr'ab:l la l\"a-
cion, con la Infanta Dalla ~bria Antonia dc Ná-
poles.




(31 )


,


CAPITULO JI.


:"iueva guerra entre Francia é Illfllatcrra. - Los illfllcse$
atacan á los espalJoles pOI' mal' inopinaoamcutp. _ Com-
bate (te Trafalgul'. _ N apoleon, Empcrallor de los frau-
ceses. _ El mismo, Rey de Italia. _ Tercera coalicioll
contra la Francia. _ Termínase. _ Desecha la 111flla-
telTa las Pl'o}losieioll('s de paz de Bonaparte. _ Cuarta
coaliciotl. _ lla talLt de J cna. _ Ill1pl'[Hlcnte proclama
de Godoy. - Pa,>; de Tilsit. - Cómo recilJC :\'apoleon la
proclama de Godo)". - Est(~ le felicita por SllS HUCVOS
triullfos. - Godoy cs nomheado srall Almirallte. - Se
aleja al Príncipe de Asturias de los lleflocios cuidadosa-
mente. - Sentimiento naciOllal h;ícia este Príncipe.
Sistema Hamado conLincntal contra Inglaterra.


Poco hrilló la paz: un 'lüo transcurrió apenas, 1K03.
cuao(lo la Francia declaró la guerra á la Inglater-
ra que rehusaba cllmplir el trata(lo de Amiens,
vol viendo Malta á los caballcl'Os (le su Ól'llen, cu-
ya isla habia conquistado ,í, los franceses en 1800
con poquísirna resistencia. Estas dos naciones,
rivales siempre) descendieron solas á la lid: las
Hepúblicas 13<ÍI:¡ya é Iudiana se ullieroll á la Fran-
cia á poco tiempo) y el resto de la Europa per-
maneció neutral.


ESllaña deseaba mantener la neutralidad, tan- 1 "01.
o 'l'


to mas) cuanto se hallaba debilitada Con las gucr-
I'l!S anteriores; pero el ruinoso tratado de San 11-
defonso habia ligado para siempre su suerte con
la ele la Francia. Don l)edro Ccvallos) que había




(32 )
180í. sucedido Lt Urquijo en el ministerio de Estado J y


cuya esposa era prima del Príncipe de la Paz,
conoció cld.n gravoso era el tratado, y procuró
eludir su cumplimiento; pero los Ministros de las
córlcs estrangeras se dirigian al Príncipe (le la
Paz J sus decisiones eran irrevocahles, el Gobier-
no era enteramente nl\lo J y solo se ejecutaba el
capricho de Godoy. El Emhajador frances se
aprovechó de estas circunstancias, y propuso en
nom}n'e de su córLe la libre en[¡'ada de los rré-


" neros fl'anceses, tanto en la PenÍusnla como en las
posesiones de América, en lugar ud conLingente
de hombres y de buques prometido por el C011-
vellio de San Ildefonso. Así, despues de haber
destruido nueslra marina, se intentó acabar COIl
el poco comercio que nos quedaha y con nuestra
induslria.


Go(loy, ó muy perverso ó muy ignorantr~) no
conoció eslas fatales consecuencias; acccllió á es-
ta proposicion, y obtuvo el consentimiento de
S. M.: Don Pedro ecballos tuvo noticia de esla f'a-
tali.sill1a transaccion .. demostró sus daúo,;, y logl'ú
á fuerza de actividad concluir un convenio, 1)or
el que serescataban las estipulaciones de San llde-
fonso, pagando mensualmente ,í la Francia J en ca-
lidad de subsidio y mientras tI llraha la guerra, la
enorme suma de veinle y cuatro millones de
reales.


La gran Bretaiia descul,rió entre las protestas
de paz, con que la halrtgaba el Gobierno cspaüol,
que este hacía causa comun con la Francia, y an-
teponiendo sus intereses :1 la eterna justicia del




(33 )
derecho de gentes, si;l declarnrnos la guerra, y 1804·
cuando los embajadores permanecían aun en sus
córles re:;pcelivas, el contra-almirante Cornvallis
atacó la Hota que vCllÍa de Am{~riea, echó :í pique
la fragata Mercedes, y nos ¡¡pn~~iÓ las. llamadas
.Medéa, Clara, y F;¡ma cille qlledó horriblemente
maltratada.


La humanidad se horroriza al referil' que en
el momc.nto en que la cpiuernia devoraba á la ciu-
dad de Cídjz) y S¡¡S lJ::!Jil;-tnLes se hallaban cons-
ternados con sus esl r:¡ gos, 8 i t11 P o~ibili tados para
la uefensa, el gabinete inglés hubiese hecho bom-
bardear esta plaza.


El Tcniente general Don Tomas de Morla, que
la malHlaba, escribió al general Sir Ralph Aber-
Combie una carta tan llena de dignida(l y firmeza,
que este levantó el bloqueo, y l\'!orla fue procla-
mado el salvado!' de CJdiz.


El robo de Sl1S c;¡udales y la muerte alevosa de
los hahitantes de C{ldiz escÍlaron la inclignacion
de la Espaüa; y esta Nacíon, aunque (}(;vasLada en
sus provincias mcriclionale.,; por la fiebre am;¡rilla,
sin cOl11nuÍc:lcion con sus dominios (le Ulll'am::r,
y agobiadn con cI p:¡go de 103 millones estipulado!
CIl el convenio que rescataha el de San Ildefollso,
declaró la guerra á la Gran-Bl'elaüa, cuyo funesto 1805,
resultado fue el que nuestra escuadra rcunida á la
de Francia li'H'clase Lot31m:~lltc destruida en el fa-
moso combate de Trafalgar, donde los ingleses
pagnroll In vicloria Con la muerte dd célebre Ncl-
son, y donde pereció b flor de la marina espa-
ñoln, y perdimos quince navio!'l de linea, ociando


TOllO l. 5




(34 )
180¡. al vice-almirante Cisneros en poder de los vert-


cedores.
La Francia J causa de los males que nos afli-


gían, no perdonaba por eso el subsi(lio, y los rc-
cursos de la Espaüa estahan enteramente agola-
dos. La fortuna de Napoleon BOllaparte y el bri-
llo de sus d.pidas cOlHluistas le hicieron sentarse
en el trono de San Luis, asegnrado el consenti-
miento de bs principales }lolencias, que deseahan
que su brazo enfrenase la hidra rcvolllcÍOlJaria ,
y sustituyern á las turbulencias de la Rcpública
llIla pacífica Monarquía. El Senado es pidió UII se-
nalus-consulto, invitando al pul'l¡]o á erigir una
di!lastia imperial y hereditaria en la persona de
N apolcon. Esta medida fue aJ)1'ob«(la en el Tribu-
nado y en el cuerpo IC'gislalivo, y todos los ciu-
dadanos frauccses fueron admj¡jllos á votar. s.>
abrieron registros en los 109 dl'lwrlamclllos eH
que se dividia la República, y r('sultaron en su
escrutinio 2.558 votos negatiH)S,y 3.0G9.611 dir-
mativos J á los que llebcn agl'cgan:e 400.000 lid
ejército y 50.000 de la armada que idolatraban oi
su General.


Pío VII mismo ciíl() la diadema imperial á Sa-
polcan l30naparte en 2 de Diciembre de 804,y en
26 de Mayo siguiente adornó sus sienes en Milau,
como Rey de ltalia, la corona de hierro que diez
siglos antes ofreció la Lombardía á Carlomagno.


El Senado de Gónova renunció á su indepcn-
(h-ncia J la República I~igllriana flle incorporada
al Imperio, y 1[1 República llc Luca, que solicitó
talllbiell suil1corporacion, fue crigi<la en dOl-




( 35 )
cado y reuni(la á la soberanía de Piombino.


El engrandecimiento rápido de Napoleon hi-
zo encontrar aliados á la Inglaterra, y los Empera-
dores de Alemania y Rusia [orl11nron la tercer
coalicion, y empeznron á combatir el poder Jel
coloso. Pero la Sllerte ele las arIllas les flle ad-
versa, y despucs de haber octipado sin resistencia
la Baviera y el Wurtembcrg, Kapoleon con la
~-('lncidad del rayo cae sobre el ejército auslriaco,
le derrota en ElclJingcl1, l{~ obliga ;í l'pndirse en
el mes J planta sus águilas Tictori,)sns sobre IriS
murallas de Vicnn; ¡wllclra en la 11oravia,donde
encuentra al ejército ruso, d que se }¡abian reuni-
do las reliquias del austriaco) y el :2 de Diciembre
de 1805, primer aniversario de su coronacioll, ga-
nó la batalla de Allsterlitz, tan célebre por]a pre-
scnci;1 de tres Emperadores) corno import¡¡nte por
la paz de Presburgo concluiJn pOI' el Austria el
26 del mismo Diciembre) cuyo tr¡¡tado es tnl vez
el mas ventajoso que hizo la Fr~1I1ci¡¡ en el largo
y lll'illante periodo de sus tl'illl1fos.


Tal fue el resulta(lo de la tercera coalicion
rontra 11on<lparte, despues de la que aumentó el
poner el el J m pcrio) y e oIf)c~, en ] os tro nos de ~ á-
!)o!cs v Holanda ,í SllS hermanos José V Luis yell-o,' '" J
salzó á la gcrarclllÍ¡¡ soher3.ua á muchos de sus


180:;.


mas distinguidos generales. 1806.
El antiquísimo CIH'l'pO Ccrm~l1ico se disolvicí,


.' el Emperador de Alemania, sn gcfe, renunció á
(:5tC IÍllIJo ya ilJsiglliflcantf~) conservando el de
Empel'ador hereditario de Allslri<l, y se formó la
Cünfl:clel'acion del Ubin bajo la pl'olcccion de ~a-




(36 )
1SD6. polcon; pero la muerte dd céldJre Pía (1), CIl-


ya polílica costó l'éluclalcs de sangl'e á la EUl'opa,
y á quien sucedió en el ministerio el p,lcíflco y
virtuoso Fox, tCITlble antagonista di': Pítt, hizo
que este abriese negociaciones con la Francia; p¿-
1'0 el recto Ministro británico desechó LIs pro-
posiciones con que le brllluaba Nnpoleoll. Este
pedia para su hermano José, Rey intruso de Ná-
poles, la Sicilia, ofreciendo inclernnlzar á Fer-
llaudo con las Islas RILares; (1:11)a .í la Ingla-
terra Puerto-Bieo en cambio del Ibnnóver) y á
condiciOll de que no tomára parte en los su-
cesos del cOlllineutc; y así lli~ponja de las po-
sesiones de Carlos IV, su mejor diado) COIl una
impudencia que demostró el insensato proyecto
de colocal' á su fami.iia soLre todos 103 tronos de
la Europa.


La Inglaterra concitó COD~rn N:1pcl[~on al Em-
perador de Husia y al TIc)' J(; Pru:;i:l, cuyos esta-
dos amenazaban los cj ércltos VU1c2dores de N a-
poleon. N o fue la lucha de brga duracioll; y los
campos de Jena puhlic~ll'i:m la victoria de los fran-
ceses en 25 de Octubre de 180G: Ber1in y"Posldam
abrieron sus puertas nI vencedor siu resistencia;
y conquistados todos lus estados prusianos de Ale-
mania, hizo la Prusia la pn firmando en 16 de N 0-
viembre el tratado de ChJrloteruburgo. Napoleon


(1) Pitt, hijo del Lord Chatt1\n, murió en 24. de Ene-
ro Je lH06 á la dad de 470.1103: Fo:t., hijo del Lord Ho-
llana, murió el 13 de SetieJuhl'e de 1806, oí los 56 alios de
edad.




(37 )
adelantó sus ejércitos victoriosos 11;í.cia el Vístllla, 1807.
y marchó á encontrar á los rusos. Dueüo de Var-
sovia y de toJos los pasos dd Vístula, puso sitio
á Dantzik, únIca plaza que le faltaba para tomar
la linea militar de aquel rio. Venció á los ruso~
que intentaron socorrerla en la célebre batalla de
Eylau en 7 de Marzo, ocupó á Danlzik) penetró
en la Prusia oriental, y el éxito de sus urmas
vencedoras acabó de coronarse con la batalla de
Fl'iedland, d;¡da e11 14 de Junio de 18(7) en la
que los rusos f¡¡eron completamente J<:I'l'otados.
N apoleon se hallaba con recursos illlTlCnSOS, la
Husía no tenia mus ejércitos q ne oponer, y el
Emperudor Alejandro pidió á Napolcoll una en-
trevista, que se veri!l.có en Tilsit. en medio del
rio Nicmen, Alli se reunieron ambos Empera-
dores de lUl modo siJ1guLll', y decidieron por
sí misrnos de 101 suerte de Europa, En medio
del rio se colocó una ancha balsa, sobre la que
se construyó un gran salon perfectamente ador-
nado con dos puertas opuestas) sobre las que tre-
molaban. dos banderolas, la una con. el águila
rusa y la olra con. la francesa. Las puertas mil'a-
ban á las dos riher<lS,


Los dos Emperaclores llegaron á un mismo
tiempo á las orillas uel rio, y embardlldose se
reunieron en el salon) tratándose con la mayor
amistad, yuespidiéndose con iguales seüales de
afecto. Al dia siguiente el Emperador <le Rusia
vino á establecerse á Tilsit, á (Ion<le poco tiempo
despues concurrieron el Rey y la Reina de Prusia.
Quince dias duraron las conferencias imperiales,




(38 )
1807. al cabo de los cuales se firmó 1:1 par, de Tils.it eH 7


de Julio de 1807. Por este tratado cedió la Pru-
sia CLlanto lJahia adquirido en el reinado (le Fe-
derico II, t~scepto la Silesia; pero perdió á Magde-
burgo. La porcion del territorio polaco pertene-
ciente á la Prusia flle erigido en 3"1'(111 ducado d(~
Varsoyia, y puesto bajo la dominacion de Sajo-
nia, y la Prllsia ofreció Ccrral' sus puerLos á los
ingleses hasta la paz general. La Rusia reconoció
á José Napoleon por Rey de N:~poJcs, iÍ LllÍs por
Rey (le l[OIUIl(lr!, á Gcróni.mo pOl' Hey de Weslfa-
lía, y <Í tocios los Príncipes de la Confederacion
del Hhill sé'gnn la organizacion que NapoIeoll qui-
so dade, ofreciendo abandonar las conq!listas hc-
chas .1 la Turquía en los principados de Valaquia
y Moldavia. El Emperador de Ilusia, á quien Na-
polco n comunicó sus proyectos sobn~ la EspalHl,
los aprobó, y dió pabbra de honor de no OpOIJ('f-
E;e ,í ellos. Terminada asi esta cuarta co~llicioll, los
dos Soberanos se separaroll con mues! ras de mu-
chísimo afeclo: el Ernperador Kapo]eon acornl'a-
ñó al ele Rusia hasta la orilla jz;(iuierda (lel Nie-
men, en donde la guardia rll:'ia ('é:taha forma-
da cn hat;¡Ua. Allí J rlC:Cplll:S de alll'dzal' al Em-
perador Alejandro, NapoIcoll se (l'lÍlú la cruz
de la legion d(~ honor)' la puso en el ppcllo dd
primer granadero epw se 11al jaha formado en la
orilla, diciéndole: ({ Tti. te acordarás que este es el
dia en que la amo .r .ro nos hicimos amigos.» lb;
¡l'rminó esta fOt'1ll1dablc coalicion contra Napo-
}('011, afirmando y rol:uslecicndo Sll colosal poder.


Codoy, que haLía por su mala adminisll'acion




(39 )
encadenado la suerte de la Espaf13 al carro tlc 1807.
Napoleon, cometió una fatal imprudencia que hi-
zo concebir ú este el designio de ocupar la PenÍn-
sllln. Desde la elevacion de DOIlnparte la Espaüa
ljilbia sido Sil lllas fiel é Íntima aliada, sus cscua-
urns y las dEl Imperio comhatieron juntas) y nin-
guna nube turbaba su horizonte político; cuando
la Prusia, esciLada por la Inglaterra, y sostenida
por la R.usia , declaró la guerra á la Francia. Go-
doy 110 igllornLa las disposiciones secretas dd
Austria, y creyó que la Europa cntera coligada
contra un enemigo comun iha á precipitar al 110m.
Lre, á quien CH los dias tle su proEperidad habia
servilmente ululado. En lllgar de prq);)rarSf~ á
tiempo, y con secreto á reuuirse á la causa rIlle
presumia dcbia triuufar., dirigió al puehlo espa-
flOl una l'ic!ícuIa proclama llamando á las armas
,1 todos los espaüoles, acto que escitó la alellClOIl
general en un momento cn ({ue la Espaüa esta ha
en paz con tolas las potencias continentales, y
¡pIe atrajo la vell::;anza de Sapolc:oll.


Este reciLió sohre el mismo campo ck Latalla
de Jena la noticia de tan estravag:mte declal'a-
cioll J Ú la (Fle "p;]rcntó 110 (1:::1' importallcia, y
aun tal vez se nlegró en su interior de que el Príll-
cipe de la Paz le prnp0l'cionase un medio de pri-
var á la familia de los Borbones tI;:) la única co-
rona que les restaba. En vano intentó persuadir
á ~apoleon que d armamento no tenia otro obje-
to que repeler una agresioll (1'le se temia de parte
(Iel Emperador de Marruecos. La proclarna anUll-
c~aba una lucha próxima sin csplicar contra quién;




( 40)
1807. Y pUl'a confirmar qU8 el enemigo ('1':1 [('l'I'cs1re, se


petlia cn ella <i las proyincias de Andalucía y Es-
tremaJllra un suplemento de cabállcrÍa. Desde la
fecha de esta fatal PI'OClail1<t debe contarse el plan
de deslruir el 11'0110 de Espaü;:r, seglln f'n \'a-
l'ias ocasio:le~ confesó el mismo Bonaparle,


En efecto, la proclama era una verdadera
dccJaracion de gucl'I'u contra Napolcon; y cal-
culando la dislancia á donde éste hahia llevado
la gil erra , la incertidumbre y riesgos qllc pre-
sentaba, cra caJi probable el cxilo de los espa-
flO]cs , dividiendo enlonces Sil alc:leÍon) é Ín-
,'adienJo el Imperio, La proclama fue publicada
el día 5 de Octubre, y empezaba apCHas ,í circu-
lar, cllando llegó la noticia de la victoria de
Jcnn. El imbécil privnclo conoció todo el peso
de su imprndel1cia J y envió <tI Dllqlle de Frias,
Gr<tnJc de España, por Embajador CSf¡'flOt'l{ina-
rio pal'3 felicilar al vencedor de las coaliciones ...
el cllal desde c.nlonees empezó á preparar los
medios de sojuzgnrnos.


N3polcon aparentó creer que d armamento
de la Espaüa habia sido con objeto de mantener
su scg!lriJacl iUlcriol', y no de ll\'o~'ocar IIl1a
guerra; y consta nte en él proyecto de ¿¡ poderar-
se de Espaiw, empezó por dchiliLarh , reclamó
de C,írlos IV la ejecucion del tratado de alianza,
y pidió pasase á Francia'y;Í Italia uu ejército cs-
lJañol con objeto de ll'asbdarle sobre elltí1tico
en caso de ncccsidall. Despucs de alglll1<1s con-
testaciones J el gnhineLc uc Ma,lrid envió á las
órdenes del ~L.\rqlll's de la llomana un eiúl'cito




( 41 )
tle 1.3.000 homhres, que despues de haber alra- 1807.
vesado la Francia para llegar hasta el Elha, for-
mó parte del ejército de Bernardotle , que con-
quistó la Pomerallia sueca, y pasó el guarne-
cer los estados de Dinamarca y las islas del
B~ltico.


Al mismo tiempo los ingleses, en cuyo fa-
vor parecia haberse daJo la funesla proclama,
tomaron á Buenos-Aires por capitulacion el 24
de Junio, cuya plaza reconquistó el 12 de Agos-
to el eapilan de navio Don Santiago Liniers, ha-
ciendo pri::;ionera de guerra la guarnicion in gle-
sa con su comandante Beresfort.


Enlretanto el PrÍncipe de la Paz, qne por su
mala fe é ignorancia, igualmente funesta cuan-
do queria el bien que cuando obraba el mal,
era él verdadel'O destructor del trono de sus So-
heranos, recibia de estos nuevas pruebas de bon-
dad, y fue nombrado gran Almirante de Espaüa
é ludias ... y se le Jió el tratamiento de Alteza.
Todo cuanto refiere la historia de los favoritos,
á los que Honorio y Arcadio abandonaron las
riendas del Imperio, que destruyeron entre-
gándolo á la irrupcion de los b;ll'haros, se vió
renovado en la persona del Príncipe de la Paz,


La sÍluacion de España era en este tiempo
la mas critica. Fallaron los recursos pecunia-
rios) y el gran llúmero de tropas (ILle nUlI·cha.
ron al Norte) dejó desguarnecidas las plazas;
la marina estaba destruida por lus ingleses, y
el resto puesto á disposicioll de Napol\?on. El
Príncipe de Asturias Fernando, á quien todos


TOMO. l. 6




(42)
1807. miraban como el próximo remedío de las cala-


midades de la patria, se ballaha sin la menOl'
influencia en los negocios, dirigidos esclusiva-
mente pOI' Godoy, El Príncipe de Asturias, edu-
cado por homúres ilustrados I 'virtuosos, no podia
mirar gustoso al favorito á quien maldecia el
gl'ito universal de Espaüa. Heredero del trono
no huhiera podido jamás asentir á su degrada-
cion y á la ruina del poder que algun elía debía
obtener; y su corazon se hallaba ademas traspasa-
do de dolor por la muerte prematura de su Espo-
sa Doña María Antonia, Princesa de Nápoles.
Todos esperaban que el Emperador de los frau-
ceses, ÍnLimamente interesado en la prosperidaLl
de la Monarquía, trataría cuando concluyese la
guerra de Polonía) de separar al Príncipe de la
Paz ele la administracion de los negocios] dando
en ella la debido. ín[luellcia al heredero de la Co-
rona. Esta voz, hábilrnenLe estendida en toda la
Península, favorecía sobre manera los proyec-
tos de Donaparle.


La Inglaterra, que constantemente habia sido
la enemiga de la Francia desde el principio de
su rev01 ueion) llamó la atencion de J3onapartc)
que reunió un poderoso ejérciLo en el campo
de Bolonia; pero .considerando que no era rácil
el hacer en Inglaterra un desembarco, aUlllplC
posible, porque inrnedíatamellte sus fuerzas que-
darían aisladas, cortada la comullicacion con su
base, dió en 2 t lle N o viembre de 1806, en el
call1po imperial de Berlín, el famoso dccreLo del
plan continental, que despues confirmó nI alJO




( 43 )
si.¡:;uicnle en :\1ilan; por el que se declaró á loJasl807.
la; islas hril<'lllicas en estado de bloqueo, p1'o-
hihi~) 10<10 comercio y correspondencia con los
iuglesrs, previno (Iue todo individllo ó súbdito
de la Gran Bretaüa, de cualquiera clase ó con-
dicion que fuese, qne se hallase en pais ocupa-
llo por los franceses ó por sus aliallos) fLlera he-
cho prisionero tle guerra; que las propiedades
de los SÚhllilos ingleses de cualquiera naturaleza
fuesen cOllllsc¡1llas; qne todo comercio ue géne-
ros ingleses era ilícito J y (jllC serian confisca-
dos en todas partes toaos los productos de ma-
nufacturas de las colonias inglesas; que ninglln
navío procedente de las .islas ó colonias britá-
nicas fuese recihido ni en los puertos franceses ni
en los de los aliallas, y que cualquiera navío que
desde estos puertos intentase pasar {t Inglaterra,
seria persegllido y confiscado. Asi N apoleon ais-
ló de un solo golpe á la Inglaterra de todo el
continente, imponiendo en sus tratados ,í. las
principales potencias de Europa que cerrasen sus
puertos á las naves inglesas, paralizando de este
modo el comercio Je esta Nacion mercantil. En
yallO SllS hajl'lrs y (]ominanrlo en lodos los ma-
res, ceüian el cOll¡incnl.c con un eslrecho blo-
queo; en vano poseían acopios ahllndantlsirnos
de primeras materias, y les sohraban brazos é
industria para manufacturadas. Napoleon suje-
taba el continente por todas partes desde París
á Dantzik) y á Tl'iesLc y á C(¡c1iz : los géneros in-
gleses eran condenados al fuego, aun deS¡lUCS de
comprados y hechos propiedad ¡le los prticula-




(44 )
1807. res. Los gobiernos se vieron precisados á entrar


en las miras de Bonaparte, y á velar en la rui-
na de sus mismos pueblos. La Inglaterra se veía
abrumada con el peso de su riqueza estancada ...
y sin poder darle mas salida que .la de un corto
contrabando en las costas de Portugal.




(45 )


CAPITULO 111.


Napoleol1 decide conquistar el Portugal. - Se organiza
un ejército en BaTona. _ Se intima á la corte de Ma-
llrid que se prepare á invadir al Portugal. - Propo-
siciones hechas al gohierno de Lisboa. - Sométese
:í ellas. _ El plenipotenciario particular de Godoy cn
~París firma un tr~lt~tlo para asc:gurar la usurpacion llel
Portut;aJ. - P~sall los ¡i'~Jlcc,C;; el Yidasoa. - Se <lc:s-
echa la pl'Oposicion de Godoy de C[)S3r al Príncipe de
Asturias con Sil cllllada. - Cansa del Escorial. ,-- Los
frallceses pelletran en Portug[d. - La l-:,milia Real se
embarca para el lhasil ell L ishoa. - Est~I)léccse nna Re-
gellcia. - Los franceses ocupan á Lisboa. _ TI na di-
vision espaüolaocll11a el Alentcjo. - Otra á Opodo.-
Se enar]Job cn J>isLoa la handera francesa. - Con-
IIl0CiOll ele ,lrluclla capital. - Portugal es agregado al
Imperio, y su ejército enyi<l(lo ,í Francia. _ Se destru-
yen en Portugal los emhlemils del gohierno anterior.-
Sc envian á Francia los hombres mas eminclltcs. -
Monstruosa contrihncion dc g'lerra Ó de conquista. -
Sus consecuencias. - Consideraciones sobre el ejército
que ocupó el l'ortugal.


Napoleon decidió emprender la con({ulsLa de
Portugal.


En Bayolla se organizó Ull ejército de 40.000
hombres con el título de ejército dc ohscrvacioll
de la Gironda J y al mismo tiempo se previno al
Gabinete de Madrid que se preparase para inva-
dir el Porlugal. Se intimaron á la corte de Lis-
boa en el mes dc agosto estas tres proposicion cs.


180~.




(46 )
1807. 1.~ «Que se cerrasen los puertos á la Ingla-


lerra.
2. a {( Que se prendiese y cstraüase de los do-


minios portugueses á todos los súbditos de la
Gran Bretaüa.


3. a « Que los bienes v efectos de indivi(luos in-
~


g]eses fuesen secuestrados. J)
Al mismo tiempo se hizo saber al Príncipe


BegenLe, que si no contestaba terrninantc y afir-
mativamente á estas proposiciones antes rIel 1. o
(le Setiembre, se le declararía por este solo l1echo
la guerra, Ji se retirarian de Lisboa las legaciones
(le Espaila y Francia.


El Prillcipe Regente ofreció despedir de Lis-
hoa al Embajador inglés Lord Slrallgford, llamar
á su Ministro en Lóndres, y cerrar sus puertos á
In glaterra) manifestando que j a mas permi liria
entrasen en sus dominios tropas estrallgel'as, y
que se trasladaria con su corte al Brasil en el ca-
so de verificarse la ¡avasíon.


Nnpolcon no "ió mas en esta franca contesta-
cían que un subterfugio, y mrmdó que el genera]
.J 11not se pusiese á la cabeza del ejército de la Gi-
ronda; y creyen(lo (lllC la union de sllsAglliIas
invencibles con 105 Leones de Castilla haslarían
;í alerrar á Jos porlugueses, hizo intimar de nue-
vo al Príncipe Regente la necesidad de confor-
marse con las tres proposiciones. El Príncipe Re-
gente se preparó por S11 parle á maptener en segn-
ridad sus estados, y trasladar su corte al Brasil.
A principios de Oclubre se retiraron de Lisboa
[as legaciones de Paris y Madrid) y la constern3-




(17)
cion fuc general. El Gobierno portugués) para 1807.
desarmar el brazo terrible de BOllaparte, se es-
forzó en cumplir las tres proposiciones, y no solo
hizo estrañar á los vasallos del Rey J orgc J SillO
tarnbien á los ingleses avecindados ya y natur<l-
lizaclos. Todo fuc en vallO: la suerte del Portugal
estaDa fijada por Napoleon de HU modo irrevoca-
ble. GOlloy ~ c111e arrastraba á pasos agigantados
la España á su ruina, intentó manchar con un bal-
don eterllo clll/slrc de sus armas. La corte mante-
nía cn París un Emkljador, qne era el Príncipe
de }Iaserano; y Godoy teuia tambien un plenipo-
tenciario desde 180G autorizado por el Rcy, y
era Don Eugenio Izquicrdo) Consejero de cstado
honorario i sin que ni el Ministro de estado, ni
el Embajador ,Príncipe de Maserano, tuviesen
conocimiento del oJ)jelo y de las credenciales
de su misiono


Este seguia una correspondencia muy activa
C011 el Prlncipc de la Paz. No tardó en verse su
rcsultado; y el 27 de Octubre de 1807 firmó Iz·
quicl'llo con el gran Mariscal de palacio Duroc
el famoso tratauo secreto ue FOlltainebleau, afren-
toso borran de nuestra politica, y causa de nues-
tros males. Este tratado consta de 14 articulos,
que cspresan: Que la Reina de Etruria cedia á N a-
polcon sus domüúos ele Toscana) recibiendo por
indemnir.acion la provincia portugucsa ele cntre
nuero y MillO con la ciudad de Oporto, bajo el
tílulo de reino ele Lusitania s\~ptenlriollal. Que
Don Manuel Godoy seria declaraclo Soberano
hereditario de los Algal'l>es. Que las provincias




( 48)
iB07, de la TIeyra) Tras-los-monles y la Estremadura


portuguesa quedarian en ¡lcpósilo hasta la paz
general, para disponer de ellas segun las circuns-
tancias y del moclo que cOllvjlli(~sen entre sí Cál'-
los IV y el Emperador. Que si se estinguian las
¡Jill<lstías rcin~nLes en la Ln~itania scph~ntriollal,
Ó ell los Algarbcs, el Rey de Espaüa tendria el de-
recho ele dar la in vestidura á quien quisiese, con
cOlloicion de que jamas se reuniesen en un<l mis-
ma persona estas tlos E-oberauíns, ni .í la corona
uc Es p L1ila; 'lile el Hey tic Espaiía seria el prolec-
tor pcrp{~tllo ele eslas dos potclIcias) y qlle sin su
consentimienlo jamas podrian hacer la guerra y la
paz. Que si á la época de la paz general eran res-
tituidas ;í la casa ele Braganza las provincias cen-
trales de Portugal en cambio de Gibraltar, la i:'>la
de la Trinidad y oLl'as colonias adrpliridas por Jos
illslc:;rs y pertenecientes á la Espaüa, el Sobera-
no de dich:¡s provincias portngnesas quedaria ba-
jo la proteccion dcl Rey de Espai¡a, en los mis-
mos túrmi\lOS (Iue el d(~ la Lnsitania sept.clllrio-
Hal y los Alg'lrhes. Que el Rf~'y de Espaiw ,i la
cOllclusion de la paz general) ó Lres aüos dcspucs
á mas ln]'(la1' de la feclJa de es Le Inll aelo) lomaría
el título oc Empcrador de las Américas; yen fin)
qnc las posesiones dc Ultramar dc l)ortugal se di.
vidirían entre la Espaüa y la Francia por una
convencion particn 1 al'.


Asi Godoy sacrificó á la ilusoria esperanza de
una soberanía efímera la buena opillion dc Cár-
los IY; llegando SlI audacia hasta el estrcma ele
di:,;pollcr de Etruria sin el consentimi.ento de la




(40)
ReíD;!, COrno si este pais tiependiese de él. Este
fal;!l tratado, ohra culera de Godoy, pues ningull
conocimicuto tuvo d~ él ell\1inistro de Estado
Cevallos, es UD;! vergonzosa mancha de nuestros
analcs diplomáticos. Contiene á la vez la garan-
tia rle todas las propiedades del Hey de España,
y las disposiciones preparatorias para Llespojarle
de ellas: en Ul1<1 palabra .. la misma garantía S81'-
via de velo y ocnll<lba la espoliacion (llIe se me-
ditaba. El illsignificantc título de Emperador de
las Amérjcas . (fue socolor de manlCllCl' la. igual-


; 1 v


darl de rango entre los dos Sobel';Jllos, cOllcedia
Napalcon el Celdas 1 V, parecia mas hien el refu-
gio ,1 quc prouto tcndría ql:C apdar para sal v:lrse
de su pcrlldia y preponderancia.


En el mismo día en que se concluyó el trata-
do de FOlll<lincJJlean , CirIos IV Y el Emperadm'
por 1l1"dio tle los mismos plenipotenciarius fur··
111a1'on Ulla Clliwcllclon separada en sldc arlÍcu-
los -' csprcsull(lo qnc 25.000 lwmbres (le infante-
rÍ;:¡ fl·allC(~f·;J y 3.0()() de caballería entrarian en
1~5paüa y marc1lal'ian direclamente sohre Lisboa)
agreg:iil(losclcs 8.000 hombres tle infantería es-
}J3úola J 3.UOO dc c;jJ¡allcria y30 piezJs de art!-
llcrÍ:l. qlle almislHo tiempo lllltl divi::;ion senara·


"L • 1


da de !D.OOO esp;lllOll's tomaría posc",.ion de la
provincia pOrltlgl~('sa dc entre Duero y Miüo y
de la ciudad de Oporto) y otra division esp<1üola
de G.OOl) homlll'cs }¡ari;¡ lu misll1n COll las provin-
cias oc Alclltcjo y de los Algarbcs: (lllC la Espa-
úa nUlltclldria las tropas francesas: ([lIe las pro-
vlucias S,?cllcslraclus serian goLCnJal~<¡S por el li('.


";' () ),j :, 1 ~ 7


1807.




( 50)
1807, nera} francés) y las de Lusitania y los AIgarbes


por los espaüoles: que todas las tropas y los co-
mandantes espafloles estarian á las órdenes del
General francés, escepto en el caso tIc que el Rey
de Espaüa ó el Príncipe de la Paz fuesen á man-
dar la espedicion en persona; pues entonces tanto
las tropas francesas como las espaüolas estarian
bajo SllS órdenes: que se reuniria un nuevo cuer-
po de ejército de 40.000 hOIuores para marchar
á Portugal, atravesando la Espal-'a en el caso de
que los ingleses enviasen socorros á los enemigos
ó ameuazasen atacar el Portugal; pero que la
entrada de estas tropas en Espaiw seria precedi-
da de una nueva convencíon entre los Soberanos
contratantes.


Esta convencion funesta fue el medio ele ase-
gmal' la conquista de lluestra Espaüa, profunda-
mente metlilada por Napoleon I3ollaparte.


Este astulo políLico conoció que si sus águi-
las habian de pasar, como enemigas, los Piri-
neos, lindes eternos de nuestra península, el
triunfo seria dudoso, y sus legiones pel'ecel'ian
nutes de haher podido llegnr á conmover el tro-
llO de San Fernando) firmemente sostenido por la
intrepidez y lealtad espaiJola.


El Conde Don Julian en 714, en el reinado
de Hodrigo, abrió la puerta ,l los árabes para que
devastasen y dominasen su patria; y en 1807 la
corona del Monarca de Caslilln se vió en peligro
por la traicion de un nuevo Coude Don J ulian,
el PI'Íncire de la Paz.


Dos dias despues de concluido el tralado de




(51 )
Fontainebleau y antes de su ratificacion, J unot 1807.
pasó el Vidasoa y enlró en la península. La Es-
paila hizo los mayores sacrificios para poder cum-
plir las obligaciones que se la imponian en el
tratado, y el General Carrafa reunió en Alcán-
tara una division para incorporarse con Junot al
pasa¡' l)or aquella ciudau. El Marqués del Socor-
ro uebia marchar con otra division uesde Bada-
joz á ocupar el Alente)o; y el General Taranco
se dirigia por el norte hácia Oporto. Tal era el
estado de peuUl'ia de nuestro ejército, que no se
pUllieron completar los cu pos de es t as di \'isiones,
que se lwllabau mal equipadas é incompletas, á
})CS31' del interés grallLlc quc en esta malhadada
espeuicion tenia el valido.


Mientras que el Gobierno se ocupaba con lllas
actividad en los preparativos de soj Llzgal' el Por-
tugal, yen ellllomcnlo en que la vanguanlia del
ejército (le JUllot se hallaba ya casi eu el centro
de la península, un suceso estraordinal'io y (PIC
debia tener la mayor influencia sohre los desti-
nos de la Espaüa, consternó la capital y llenó de
indign¡¡cion á toaa la ~'lonarqllía .


. La ~acioIl) ú pesar de los desastres (IlIe había
sufriuo en los últimos aüos, respetaba á C!t ['-
los IV, cuya bontlad generosa la hubiera hecho
feliz) si el inepLo y pcrvprso Godoy HO se hubie-
se apodpl'ado ,le su privanza hasta el estremo de
dirigirlo todo. El pueblo sufria resignado los
efeclos de su mala administracicll, y maldecía Sil
escandaloso poder, que hahía introducido la disr
conEa en la familia augusta ele sus Soberanos.




(5'2)
La N aeion tenia todns sus esperanzas en el jóven
Príncipe de Astut'las Fernando, que lloraba la
calamicla¡l de su patria, y se hallaba en la imposi-
hilidad de remefliarln, porque el privado cuidó
sjcm pre de tenerle apartado de la direceion de
los negocios. Fernando era el ídolo de la Espaita,
fIne de él solo esperaba la salvaeion de su próxi-
ma y casi inevitable ruina. Fernauclo habia per-
dido en 21 de Mayo de 1806 en María Antonia de
Borbon, su esposa, una amiga tieJ'lta, y el con-
suelo de los males (lIle oprimian su eorazon por
las desgracias de su pais, y por ]a infame opre-
sion en fIue le tenia Godoy.


Sus pasos eran constantemente vigilados) y
el mas duro espionage seguia por todas partes á
las acciones del heredero del Trono. Godoy, fir-
me en el fa \'01' de los Heyes, soltó el freno á su
rapaz codicia, (1 la Hlnbicion y ~1 la venganza: fue-
ron sacrificados á sus viles resenlimientos cuan-
tos no doblaron la rodilla aute su poder. Una en-
fermedad que en 1S06 }luso :i Cirlos IV al horde
(lel s(~pulcro, hizo temer al valido por la 116rdilla
<le su autoridad y cl1'lntiosas rir¡llezas. Temió la
~adjgllacion de la Sacion ofenlLida, y la jl1s¡lcia
del heredero del Trono; y en tan inminente ries-
go trató de precaver su dalla futuro. Faltó el se-
creto, y se decia públicamente que habia obte-
nielo de S. M. el nombramiento de Regenle del
Reino; asegurando otros qnc atentaba á la pre-
ciosa vida del heredero) tan amable ;'t la:'iacion,
mlentanc10 vinculal' la Corona en su L:milia, aU"1-
ii'lJo de sus numerosos amigos y parciales, To~




(53 )
dos los verdadrros espaüoles se estremecieron ,1807.
los amigos ud Príncipe de Asturias trataron ue
garantir su augusta Persona y los derechos del
Trono de todo atentado, y el jóven Fernando
estenrlió en {an crítica sÍtuacion un decreto de su
propio puño y sin fecha) confiriendo el mando
de las tropas al Duclue del Infantado, en el caso
de que falleciese su augusto Padre,


El restableci.miento de la salud del Monarcn)
sin aIterar nada las meJitlas toruadas por una y
otra parte, ofreció á Godoy los medios de cimen-
tar su valinúellto y asegurar la impunidad, aun
despues de la muerte de Cárlos IV. Hemos di-
cho que el Príncipe Je la Paz se habia casado en
1797 con la hija del Infante Don Luis, Dalla
María Teresa de TIorbon) y que el heredero del
Trono se halbba viudo y sin slleesion; asi es
que inspiró á Cárlos IV el proyecto de unir su
cuüada M{lrÍa Luisa de Borhon con el Príncipe
de Asturias, estrcchando de este modo el valido
sus vínculos con la familia Real. Fernal1uo dese-
chó con firmeza estc enlace que no podia ser
agradable á la Nacion, y el favorito desistió de
su proyecto.


Esta última circunstancia redobló el celo ele
los amigos del Príncipe; y despues de haber
meditaclo detenidamente, creyeron haber encon-
I rado el medio de sustraerle de la humillante
!lcpendcncia en que lc tenia Godoy, y de hala11-
cc~l' el puderío (le {,sLe, y destrllir tOlb.~ SIlS in-
t¡·iV,3S. Se traté) ,Le pedir secretamente ulla dc b.'l
~ohrinas del Emperador de Francia para espnsa




( 54)
1807. del Príncipe de Asturins. N apoleon 130nnpartc


se hallaba entonces en el apogeo de su gloria y
poderío, y la España no conocia aun la perver-
sidad que ocultaba su corazon. N o se dudó ni
un momento de la feliz acogida de la pretension)
de la que debia resultar una decidiua proteccion
de N apoleon á Fernanuo) y tal vez la caiua del
valido.J que queria al menos perpetuarse en el
mando de la España, si no tenia el temerario
designio de sentarse en el solio de sus Heyes.


En este estado el Embajador de Francia
Beauharnais ofreció igual idea á los amigos del
Príncipe, pensando que el matrimollio del he-
redero de la Corona ele España con una sobrina
del Emperador de los franceses, cualesquiera que
fuesen las miras ulteriores de éste, seria de uti-
lidad á la Francia. A esto se agregaba el inleres
personal suyo; pues siendo pariente de la Em-
peratriz, aseguraba su mayor fortuna y clevacioIl.


Se convino en que el Príncipe escribiría á
Napoleon, y le manifestaria fl'ancamellle la si-
tuacion á tIue se hallaba reducido, el ahuso que
hacia Gouoy de la confianza del Hey , y su de-
seo de unirse con los vÍnclIlos de la sangre á sn
familia. El Príncipe, tIlle cOllocia el celo acri-
solado de los que aconsejaron este paso, se de-
terminó á darle, cediendo al irresistible peso (le
las circunstancias, y deseando sacrificarse per-
sonalrncnte por el bien de un pueblo que le
acloraba.


El Emperador no contestó á esta carta, y
los numerosos espías de GoJoy, á pesar de lo-




(55 )
das las precauciones, Begaron á penetl'ar el mis- 1807.
treio , y corrieron á denunciarlo á su infame
amo. Este procuró converLir en daño de] PrÍn-
cipe los generosos esfuerzos que sus mas leales
servidores habian hecho para salvarle.


El privado se alejó con afectada pl'ecaucion
de la Corte á fines ele Octubre, é hizo llegar el
dia 28 á manos del Rey un anónimo calumnioso,
en el que se le denunciaba una conspiracion coulra
su vida y contra su corona, y á cuya cabeza se
decia hallarse el Príncipe de Asturias. Cárlos IV,
traspasado el corazon de dolor, entró tan lue-
go como recibió el falal anónimo en el cuarto
del Príncipe, hizo abrir su papelera, tomó cuan-
tos papeles se hallaban en ella, los examinó por
sí mismo, y los entregó despues al Miuistl'o de
Gracia y Justicia Marqués Caballero. Los pape-
les que se hallaron al Príncipe y obraron en la
causa, fueron:


Una esposicion de doce fojas, escrita de
puilo de S. A. , representando respetuosamente
á su padre los escesos de Don Manuel de Godoy,
y los graves claüos de su privanza, ofreciendo
pruebas Jcsal(~s de cnanto espouía, y medíos
para que S. M. pudiese secretamente enterarse
de ellos.


Un p;¡pe] fle cinco fojas y media) tambien
de letra del Príncipe) sobre los motivos quc le
indujeron á oponerse al enlace propuesto Con la
l:ermalla de la Princesa de la Paz, y él empa-
rentnr con la dinastía de Francia.


Una carta fecha en Talavera) sin firma, en




( 5G)
1307. coutcstacion á vnrias preguntas hechns por S. A.:


esta carta era de Don Juan Escoi(lUiz, maestro
que fue del Principe.


Una clave y sus reglas para escribi!' S. A. á
los fieles servidores que le consolaban con sus
consejos: precaucion (iue el espiüllage tle GoJoy
le habia hecho adoptar por no comprometerlos.


y una esquela sin firma de un antiguo criado
de S. A., Y que no tenia relaclon alguna con!m
situacion política.


Al día signipnLe 29 (le Oetuhre, á las seis y
metlia de la noche, el Rey convocó á toJos los
S(~t:reLll'ios del Despacho y al Presillenlc iutcTi-
no dd Consejo de Castilla: el Príncipe COll1l)J-
rcció ante esta especie ele Tribunal, y el Rey le
hizo varios C<lrgos sobre el contenillo de los pa-
}leles ([ue se le habian l1a11¡¡(lo. El Príncipe con-
teSló coa la fral1llucza y s.i.nceI'IJ<ld (1 Lit.: di¿;tiu-
guen la inoceacia ; pero el Hey se levantó) y
acol11paüado de los ~,1inislros, seguido de su
gual'llia , y danclo el mayor aparato al ejercicio
de la rnas tcrrible funcion uc la corOlla, conJujo
al Príncipe <1 un cnarto Jd l\lonasterio del Es-


o I 1 o l' , 1 1 ' 1 ' o o cona., e piUlO SU espacia ~ e ucc aro pl'lSWllCrO
de Estado, y le prohibió tuda comuuicaciGH. En
aquella misma noche se mandó prenucr á toda
su scrvil~umlJl'(~ , se düblaron las guardias de Pa-
lacio, y se espidió un cstraordinal'io para que las
tropas de la guarniclon ue Madrid (lUC hahian
saldo pocos dias antes para reunirse al ej(~rcito
espedicionario de Portugal, volviesen á filar-
ellaS doL1cs ,\ la Corte.




(57 )
PI,Llicóse en 30 de Octubre en la Gaceta del 1807,


Reino, y se comunicó al supremo Consejo de
Castilla un decreto de S. M., denunciando á ]a
ley, á sus vasallos y á todas las naciones el crí·
men de alta traicíon de su hijo primogénito,
heredero jurado del Trono, y anunció que iba
á ser jm;gado segun el rigor ue las l('yes.


Este uecreto, de malhadada memoria, era de
letra ele Don Manuel d.e Godoy, que entonces se
ludIaba cn Madrid, y no oh raba cn la causa por-
que se entregó á C,írlos IV tan luego como se co-
pió para publicarlo.


Uno fue el movimiento de pasmo J de escáu-
da lo y de indignacion que escitó Sil pllblicacioll
en toda la M.onarquía. Diez núllones ue habitan-
tes levantaron su voz -' y denunciaron á la Eu-
Topa al pérfido y sacrílego Godoy como autor
de tamaño atentado, proclamando inocente al
Príncipe que idolatraban. En vano intentó el va-
lido renovar en nuestros dias la escena trágica
del infortunado Don Cárlos en el reinado de Fe-
lipe II : la inocencia destruyó las trarnas de su
iniquidad) y él mismo se apresuró á ponerse á cu-
bierto de la tcrrible responsabilidad que iba á caer
.sobre su cl,iminal cabcza al manifestarse la verd:lll.


Al dia siguiente de su prision, el Príncipe uc
Asturias, firme en el tpstimollio de ~u conciell-
cia inocente, quiso enterar ú su padre tIe cn:ll1-
to pudiese destruir la calumniosa acusacion qlJ~
contra él se hahia dirigido y contra sus mas fie-
les servidores. El Marques Caballero, Ministro
de gracia y justicia, pasó de órdcn de S. ~L
lü~!O r. s




(58 )
1 SOl. al cuarto del Príncipe, quien le mani.festó los


motivos que habia tellielo para escribir al Em-
perador de los franceses) y espcdir el decreto á
favor del Duque del Infanlado para prevenir la
anarquía ó la nsurpacion en el doloroso caso ele
que falleciese su augusto Pad~'e: declaró que
Don Juan Escoiquiz era el autor de la respetuo-
sa rcpresentaeioll á S. M. , del escrito sobre su ca-
samiento, y de la carta sin firma que se hallaron
en su papelera, y csplicó las claves de las cifras,
que asi él como su malograda Esposa se habian
visto precisados á emplear para la correspon-
dencia mas legítima y sagrada.


Godoy vió infalihlemente su pénli.da; pues
Fernando empezaha á probar su inocencia, que
desde el principio bahía proclamuclo la N acion
entera. Volvió de .MaJricl, y afectó hacer el ppcl
de mediador: procuró cortar la C:lUsa , y ohlu-
vo que el padre, irritaelo, perdonaría el 4 de
Noviembre, dia de su Santo, al PrÍncipe, con
tal que este implor:1sc la clcmcncia paternal. Fue
al cuarlo de Fernando) le presenló escrilas dos
carlas dirigidas á su Padre y á su l\1adre para
que las firmase., y el Príncipe heredero dd Tro-
no suscribió á dar es la nueva prueba de su hu-
mildad y ternura filial por salvar la vida ame-
nazada de sus mas fieles scrvielores. El favorito
entregó al Rey las dos cartas, que al dia siguien-
te 5 fueron insertadas en el decreto dC" Gracia
del Príncipe, el que tambicn escrito de letra de
Don Manuel de Godoy fue enlrega(lo por S. M.
al Ministro Caballero.




(59 )
Fueron comprendidos en esta causa el Duque 11)07.


del Infantado, Don Juan Escoiquiz, el i\larql1és
de Aycrbe, Conde de Orgaz, Don Juan Manuel
de Villcnu, y algunos otros.


IJara su forrnacion se nombró en 6 de N 0-
vicmbre una junta compuesta del Decano del
Consejo Heal Don Arias AntOlüo I\Jon, y de ]0.'1
Ministros del mismo Don Sebastian de Torres,
y Don Domingo Fel'nandez Campomanes; y para
quc l1icÍcsc de Secretario al Alcalde de Corte Don
Benito Arias de Prada. Concluida la sumaria,
se llombró para Fiscal al mas antiguo del Con-
.sejo Don Simon de Viegas; y para sentenciarla,
despues de haber observado todos los trámites y
~olemnidad es de derecho, ademas de los tres
que formaban la junta) á otros ocho, que fue-
ron Don Gonzalo José de Vilches , Don Antonio
Villanueva} Don Antonio Gonzalez Yehra, el
Marqués de Casa-García, Don Andres Lasauca,
Don Antonio Al varez Contreras, Don Miguel
Alonso Villagomez, y el Fiscal del Consejo de
Ordenes Don Eugenio Manuel Alvarez Ca.
hallero.


Hemos citaJo los nombres de estos ilustres
Magistrados como un tributo debido á su firme-
za. Ninguno de ellos existe; pero su conducta
será siempre el modelo del honor y de la illte.
gridad.


Ellos resistieron nI poder colosal de Godoy;
y aunque el Fiscal Viegas degradó las altas fUIl-
ciones de su ministerio, y pidió la pena que la
lt'j' impone á los traidores, contra los mas fieles




(60)
1807. ~ervidores del Príncipe, los jueces declararon


unánimes su inocencia en 25 oe Enero de 1808 ,
en el mismo sitio de San Lorenzo, donde habia
tenido principio esta funesta causa.


No bastó este testimonio legal para libertar
es las ilustres v ¡climas. El favorito despreció la
voz augusta de la justicia, y unos fueron reclui-
dos y otros desterrados.


El Rey instruyó oficialmente á Napoleon de
todos estos sucesos, sin ocultarle las sospechas
que tenia de que su embajador y pariente Beau-
harnais habia tenido parte en ellos. El Monarca
frances manifestó la mayor indignacion al saber
la prision de Fernando ,no contestó á Cárlos IV,
hizo reclamar fuertemente la pronta ejecucion
del tratado de Fontaincblcau, mandó llamar á
Izquierdo, y se enteró muy detenidamente; pero
no ,'ieudo en todo mas que una inlriga tramada
por Godoy, exigió imperiosamente que no se hi-
ciera mencion en la causa de la parle que pare-
cía habel' tomado en elJa su Embajador, ni se
atentase contra la inviolabilidad !.le su persona
y casa, amenazando de lo contrario declarar la
guerra, y tanto mas terrible, cuanto ya JUllot
.se hallaba entonces en Burgos con 25.000 hom-
In'es.


Mientras en el Escorial sucedian tan desagra-
dables escenas, el ejército frances , al mando de
J unot, atra \resó el norte y el oeste 'de la Espaüa
1lara entrar en Portugal, sobre cuyo desgracia-
do Reino vamos á cchar una rápida ojeada por la
{¡¡lima rehcioll (fue tienen sus sucesos COl! ntH'S-




(61 )
tl'a hi~toria. La llegada á Lishoa de las legacio- 1807.
nes 'portuguesas de Paris y Madrid á principios
de Noviembre, y la entrada de la vanguardia
francesa en Portugal en 19 del mismo hicie-
ron conocer al Príncipe Regente que en vano in-
tentaba aplacar la feroci(lad de Bonapartc , ha-
hiendo declarado la guerra á la Gran Bretaña, y
llecho retil'ar al Embajador Lord Strangfol'll á
bordo de la escuadra que al mando de Sidlley
Smith blo(lucaba el Tajo. La divisiol1 espaüola
Currafa se reunió á la de Junot en Alcántara
en 17 de Noviembre, y juntas penetraron en
Port\lg~Jl. N o quedó mas recurso al Príncipe R c-
gente que el de embarcarse para el Brasil; y
despues de haber nombrado una junta de Go-
bierno que rigiese el Reino en su ausencia, el 27
al medio día se embarcó con toda su familia en
la escuadra portuguesa, dejando huérfana y
consternada la capital. El viento fue contrario
en la tarde de este dia y el siguiente; pero el 29
por la rnaúana levaron anclas los buques, y des-
aparecieron los Soberanos de Portugal de la vis-
ta de Lisho:!) uesue cuyas altas torres los seguian
cOlllos ojos llenos de lágrimas millares ele vasa-
llos fieles) que quedaban abandonados á la voraz
ambicion ue un tirano. Los gobernadores del
Reino quedaron instalados desde el 27 por la no-
che} y una de las primeras disposiciones que
les dictaron las circunstancias fue la de nombrar
una comision de dos Generales para cumplimen-
tar :i J Ullot, que· se hallaba ya en Saca ven ) á
media jornada de Lisboa.




(62 )
1807, El dia 30 entró Jllnot en la capital ostentando


su triunfo, seguido de un numeroso estado mayor
y de algunos escuadrones que habían podido sc~
guil' la rapidez de su marcha. N o quiso aceptar
el palacio de Bemposta donde se le tenia seüala-
do su alojamiento, y se hospedó en casa del 13aro11
de Qniutella : los Gobernadores del Beino se pre-
sentaron primero separados y despues en cuerpo
á Junot; pero este, ensoberbecido con su fácil
triunfo, se desdeñó de ofrecerles asiento en su
presencia) fallando á la urbanidad y á la magestad
ti el trono que reprcscntaban. El General J unot
acantonó en el pais situado al norte del Tajo la
di vision española de Carrafa, mezclando c nidado·
5amente sus regimientos con los franceses. Las
dos di visiones españolas que no estaban á las ór-
llcnes de J unot, á pesar de lo convenido en el re-
ferido tratado) entraron en Portugal en los pri-
meros dias de Diciembre.


Don Francisco María Solano, Marques del So-
corro, se presentó el 2 de Diciembre delanle de
Elbas. Esta plaza, que puede considerarse como
el antcmural inespugnable del Alentejo, estaba en
estado de sostener un largo sitio: el Teniente Ge-
neral portugués Marques de Alorua se habia enccr~
rada en ella J dispuesto á defenderla á todo trancc;
contaba con víveres· abundantes, y hahia refor-
zado su guarnicion con tres mil voluntarios saca-
dos del ejército. Tanluego C01110 supo la entra-
da de los franceses, y antes que Solano hubiese
reunido sus lropas, dirigió alPríncipe Regente, que
"un permanecia en Lisboa) noticias útiles sobre la




(63 )
defeusa de la plaza. El edecan Lecor, cncargndo
de llevar este último ha mena ge de la fidelidilll,
vol vió con la órden de abrir las puertas de la
plaza á los solllados csLrangeros. El General espa-
iiol puso tres batallones en Elbas y sus fortalezas,
estableció su cuarlel general en Setubal, puerto
..le mar á cinco leguas al sur de Lisboa, y desde
alli envió uiversos uestacamentos, quedando a1>-
~oluto dueilo de todo el Alentelo, reino de los
Alg¿¡d)cs y rle b izquierda del Tajo: aunque Sola-
llO illvaJia iÍ nombre de la Frililcla y se veia pre-
cisado el ejecutar las sangriC'IlLas órdenes que reci-
bía, jamas desmintió lo que dijo á sus soldados
al entrar en Portugal: «La ferocidad nunca fue
valor, es una prueba constante de barbál'ie, y
las mas veces de cobardía.))


Coa mas lcl1LiLml proccllicl'on las tropas del
General Tal'anco en la iuvasion de las provincias
del norte. Este apenas habia podido reunir en
Galicia linos 6.000 110mb res , en lugar de los que
debí;¡ tCllcr Sll dívisio11 segu11 los tratados. Pasó
el Miüo pacíficamente en barcas y ba jo el cafl.Oll
de Valenza. Esta fortaleza, aunque desmantelada
y mal provista de artillería) es importante por
su posicioll; y, si las disposicione~; del Gobierno
portugués hubiesen sido hostiles, el ejército de
Galicia hubicra tenido que enlrar por otro pun-
to. Valenza tenia por Gobernador al Mariscal de
campo :Mil'on, octogenari.o reputado en otro tiem-
po uno de los mas habiles militares a ventureros
que vinieron á buscar fortuna á Portugal en el Go-
hierno de Pombal y de Lippe. El General Ta1'an-


1807.




(64 )
j):W7. eo l1m'a dominar el paso del Miiio puso guarni-


ciones en la plaza de Valenza y en el castillo de
Santiago que domina el puerto de Viana) y entró
el 13 de Diciembre en Oporto) gran ciudad de
comercio, y la segunda de Portugal. En este mis-
mo dia quisoJ unot desplegar su mision política apo-
yada con la fuerza militar, é inaugurar solemnc-
mente en Lisboa la bandera tricolor. El dia 13 era
domingo, 10.000 hon1bre5 de todas armas se reu-
nieron en gran parada en la pInza del Rocío: Ju-
Bol se presenta al pueblo rodeado de un nume-
roso estado mayor, ostentando un lujo y magniti_
cencia digna de un Monarca. Dan las docc, res ue-
nan mil aclamaciones á N apoleon, y se oyen las
repetidas sal vas ... é inmediatamente se ve caer el
estandarte de Portu gal que flotaba en lo alto de
la torre de S. Juan, y se enarbola en Sil lugar la
bandera tricolor coronalla del águila imperial]
seüal odiosa de esclavitud. Los valientes lusita-
nos vieron ultrajado por manos enemigas el es-
tandarte á cuya sombra habian prodigado su san-
gre mil veces por la patria. Un torrente de
amargura inundó sus almas. El estandarte abati-
do estaba consagrado por tOllos los recuerdos de
la Religion y de la gloria. Era el nuevo labarnm
que Jesucristo en su predileccion constante 1)01'
los portugueses habia dado á Alfonso Enriquez,
Sil primer Rey, imprimiendo en él las seilales sa-
gradas de su pasion (1).


:1) Las antiguas crónicas de Portugal refieren que la
,e íspera de la batalla de OUl'ica, ~n 1139, Don Alfonso En-




(65 )
Al doloroso estupor que ocasionó en los es-


píritus la aparicion del pabellon estrangero, su-
cedió un soruo ll1urrnullo, precur1ior uel eslallido
de la indigllacion. El pueblo se deshizo e11 im-
precaciones contra los franceses.


El Marques de Alorna, que acababa de llegar
de Elbas, apareció en la plazá , y la multitud le
acogió con. las mas vivas aclamaciones, que le de-
mostraban su deseo J.e c.\.ue la acaudillase contra
sus (Íranos .


. Durante el banI111ete, que el General dió por
la tarde á sus compañeros de ::11'1110.5 y <Í las an..;.
t06dades porlugnesas, la aflllcncia de las gcntes


. en esta ciudad tle 200.000 almas parecia á las
olas uel mal' <1gitado por la tempesLad. El pucLlo
corrió á las armas, y recorria las calles á las vo-
ces de viva Porlugal, vi,,-au las ciuco llagas)
111 Llera tl los franceses; y él 1 m iSl110 iÍcm po se oi,t 11
alg ¡¡ olas cicsca rgas de fus il Crl a y C~\ llOllazos qnc
semhraban el terror y la muerte entre los \'allcu-


ri<tuez, cntonces Príllcipe ele Portugal, tenia qne comha-
tir cillco Hcycs ILIOI o~, y sc le prescntó un anciano 1'e3-
jletabJe <Ille le anullei,í la victoria, cllcdr;;:íudolc '¡tiC ;[ la~
uoce ue la lLoclJe ~,diese de w lie"lIa, y veria cuáuto el cic-
lo hacia cu su favor. 11an la.s doce, sale Alfullso de su tien-
dn, sc ponc <le rodill;¡s 1 y oLsern. Cll d cielo nJla crllZ lu-
millosa con estas palahr<ls: h, lwc sigilO 1,inccs. Ji la mal; ,/JI:,
f-isnientc las tl'opas de /\ tf01lso;o ~llinladas COl) C3U~ lHilagl'ol
derroLaroll ;i.los ciueo Re.res ¡llOrO';, J el Príllcipe en re-
conociJlliellto a,lopt() por arUias los c;nco escurI05 de estos
.lteyes, 'poniéndolos cn cruz; y desde entonces '1llcdaron
como uu cmblCllla de las cincu llagas !le .lC.iucri3[U,


TO.\IO l. 9


1807.




(66 )
1807. tes portugueses. La fuerza aterró al pueblo J y


este reconcentró en su pecho el furor y seu de
venganza que le devoraba. La infantería se for-
mó en masa de batallones, y la caballería recor-
ria al trote las calle.s, y los trenes de artillería
con su <Íspero ruido asustaban <Í los habitanles.
Los ingleses estaban á la vista; pero despues de
la marcha de Sidney-SmiLh para el Brasil solo te-
nían cinco navios de linea, fuera delcaüon de
Lisboa; y así á pocos dias despues el vicc 9 almi.
rante Sir C,írlos eotton, que tomó el mando del
bloqueo del Tajo, condujo el refuerzo de tres na-
vios de línea, tres fragatas y Il1uchos buques lige-
1'0S. La presencia de esta fuerza llamó la aten •.
cion ue los franceses, que tomaron sus meJiclas
defensivas por el lado de la cosla.


Ellos disponian de la Fllndi(,~ao de Lisboa,
arsenal inmenso en Lloude se fabrica todo cuanto
sirve al material de un ejército) desue las sillas
de los caballos hasta los callones de 24; Y supie-
ron, aprovcchaudo los buques que se hallaban
desarmados en el arsenal, presentar en poco
tiempo una escuadrilla capaz de impedir á los
illgleses el forzar la barra de L.isboa.
~apoleon recibió la noticia de la ocupacion


del Portngal en Milan ,y el 23 de Dici(~mbre de
1807 dió un decreto imperial declarando la in-
corpüracion de este Reiuo al Imperio) é impo-
niendo á sus habitantes por rescate de sus pro-
piedades la enorme contriDllcion de 40Ü millones
de reales. El General en gcfc J unol fue llomhr;:ido
Gubernador del Reino en nombre (lel Empcndor,




(67 )
quicn lc concedió el título de Duque de Abrantes, 180~.
y mandó que á la mayor brevedad posible envia-
se las tropas portuguesas á Francia: al mismo
tiempo el cuerpo de observacioll de la Gironda
t.omó el nombre de ejl~rcito de Portugal. ElLo
de Febrero de 1808, JUllot enmedio de las sal-
vas de artillería, y prcccllido del cuerpo del ej érci-
to, con una pompa luagnífica se trasladó allJala-
cio de la Inquisicion, donde se hallaba el Consejo
de los gobernadores dd HeÍno) y en una estudia-
da arenga les tlcclaró que sus flll1clones habian
cesado, y fpIC á él solo tocaba gobernar el Portu-
gal en nomhre del Emperador. Concluido este ac-
to de violencia, (lllC dejó atónitos á los gobernado-
res del Reino, Junot volvió á Sil alojamiento vic-
toreado de sus soldados y con el mismo aparélto
con que había venido. Desde entonces se varió
enteramente la acLnluistl'aeion de Portugal. Al-
glillOS de los gobcrllaJores fueron llamados ;Í los
destinos; pero los ll1:.JS importantes se confirieron
á los fl'ili1ceses.


Se destruyeron todos los trofeos de la casa de
Braganza, y las águilas de N apoleon ocuparon
ea los mouumentos plíbl.icos el Jugar de las qui-
nas porlugnCS;)3; y p;)l'a llcnar la cxhorbitallte
conll'ibucion de 400 millones en una nacion des-
pojada de sus cG]ollias y del comercio estel'iol'
(¡HC haci;) toth su rirplCza, fue preciso vendet·
el arado de los JaLra(l;)res y los Miles ele los ar-
tesanos. Se atentó ;i los objetos de la vencraeioll
pMJlica, y se apoderaron ele la plala de las Igle-
sias. Los portugueses) que habian rceibiclo á los




(68 )
180/.. franceses C01l10 amigos, se indignaron de que se


les obligase á rescalar sus propiedades. Se COll-
íiscaron todas las posesiones y bienes de1 Patri-
monio Heal de la Heina y Príncipes de Portugal:
se alejó bajo el pretesto especioso de rendir su
liOl11enage al Emperador, á los hombres de mas
influencia en la Nacion; y el ejército portugues,
J.i vidído en seis regimientos de infanteria, tres
de caballería, y un escuadron ligero, fue envia-
do á Francia bajo las órdenes dd Marques de
Alornn. Mas de 2.000 soldados y algunos ofieia-
L:~s desertaron al atravesar la Espaüa. ·Así termi-
naron las operaciones del ejército de observacíon
de la Gironda, que nO era mas ([ue la vanguardia
ele los ejércitos franceses que lleLian invadir la
Ef,paüa~




(69)


• CAPITL'lLO IV.


La corte ae EspaJia conoce su yerro> - Forma K J poleon
un nuevo ejércilo dc obsC:l'vaci()]) en BJyoua. - Otro cn
Pcrpiüan. - Pide Cír 1')5 IY i ;\"a polcan una sol>rina lla-
ra esposa llcl Príncipe de Asturias. - Los franceses se
fingell apoyo de este. - En tal scntillo los acogen hien
los espa{wles. - Entra eH Espaüa mayor nlÍmero dé
tropas que el tratado. - Forma Napoleoll un tercer
ejército llamado de ohservacioll lIc las costGS del Océa-
no. - Entra en Espaúa el ej,:rcilo frGllCos. - 1\'apo-
leo n ofrece yenir i visitar ;Í Cárlos IV. - Los francese,
ocupan pérfldall1ente las plazas de Pamplona, Barcelona,
Figueras y San Schastian. - Fórmase un cuarto ejér-
cito llamado de ohservaciol1 de los Pirineos occidenta-
les. - Mura! viene á Espaiia como Lugar- Teniente del
Emperador para malldill' sus ejércitos. - Espalla ocu-
pa<la miJitarmcllle sin pel'ci¡)irlo. - Lle¡.:,a á ~\Ia<ll'id la
Reina ele Etruria. - Yellida de Paris del Plenipotencia-
rio IZ<juierdo .- P roposicioncs de que venia encarga-
do. - Su vuclta á 1'a1'is.


1 .. a violenta infrapcion del tratado de Fontm- 1807,
nebJean hizo conocer á Godoy ([ue su ciega am-
bicion le lwbia engallado J l; iba ;i C~ltlsar In ruina
inevitable tle }n Espaüa. N apoleoll se h;¡]úa pro-
clamado dueüo absoluto de Portugal. La Reina
de Etrnria se hallaha despojada ele SllS es tudas
dc It<l1i<l; Y el segundo cuerpo ele observacioll
(le 1<1 Gironda) al maurlo dd General Dupont (¡tle
acabaha de culJrirse de gloria en las c,nnpaüas
de Auslria y Prusia) habia clllrado en Inal el




(70 )
1807. dia 24 de Diciembre) sin ponerse antes de acuer-


do con el Gobierno espaüol) segun prevenía el
tratado, y no debiendo hacerlo sino en el caso
de que los ingleses amenazasen hacer en el Por-
tugal alguna tentativa, cuyo nOIllbre no podia
darse al bloqueo del Tajo.


En los Pirineos orientales, en Perpirlan, se
formaba al mismo tiempo otro ejército; pero pa-
ra este no podia servir de pretesto el tratado
de Fontainebleau; pues pOI' arIuel plinto no de-
bían dil'igil'se los SOCOlTOS !i Portugal; j la arti-
ficiosa política de Bonaparle supo tranquilizar á
poca costa la desconfianza de Godoy. Aparentó
que la Espaiía llebia temer por C,ícLiz y por Ceu-
ta, adonde parecian dirigirse las espediciones se-
cretas ele la Inglaterra. En Gibraltar se habian.
reuuido las tropas arrojadas del Le\rante, y una
parle (le las qne habian ocupado la 8icilia: sus
cruceros en las costas de Espaüa indicaban querer
vengar en la península los rcveses que habian es~
perimentarlo en las colonias. Así se palió como
un nuevo benel1cio el golpe que iba á rCll1achar
nuestras cadenas. El cuerpo 9-e ohsel'vacion de los
Pirineos orientales se compuso de tropas lDpoli-
lanas ) italianas y fl'a acesas , cn número dc 11. (lOO
infantes y 1.700 caballos con 18 piezas de artille-
ria. Duhcsrne, uno ue los mas anliguos gencl·ales
de division del ejército, fue nombrado General en
gefe, tcnienno á sus órdenes á los generales Le-
chi v Chabran.


"
, Entonces empezó á caer el velo, y se descu-


hrieron á la faz de la NaciOll los inminentes riei-




(71 )
gos, á que la habia conducido la falsa política y 1807.
la loca ambicion del valido. Entonces inspiró es-
te á Carlos IV, como único medio de salvacion,
el paso que tanto hahía acriminado en el Prínci.
pe heredero llel Trono; y S. M. escribió de su
propio puño) pitlieudo al Emperador para su hijo
primogénilo una Princesa de su dinastía. Napo-
lean, que no llabia respondido al Rey á las dos
cartas que de su propio l)Uño le habia escrito,
participállclolc el arresto en el Escorial, y la li-
bertad é inocencia del PrÍncipe, contestó desde
Milan manifestando, «que no tenia la menor noti-
cia de cuanto le comunicaba acerca de su hijo el
Príncipe de Asturias, ni habia recibido jamas carta
alguna de S. A.; sin embargo, consentia en el pro-
puesto casamiento con una Princesa de su familia.))


Napoleon, al escribir esta carta, ocultó el ha-
ber recibido la primera de Fernando, y condes-
cendió en el propllesto enlace, con el objeto de
entretener á los Hcyes padres con lisonjeras es-
peranzas, mientras hacia marchar hácia Espafla,
bajo prelestos aparentes, todas las tropas dispo-
nibles, estenc1icndo cuidadosamente la voz de
que favorecia la causa del Príncipe de Asturias,
único medio de captarse la voluntad general de
los cspafloles. Esta persuasion hizo que la Nacion
acogiese con la mayor cordialidad las tropas fran-
cesas, tolerando gustos:! los sacrificios fIue eran
l;ccesarios para Stl m:mutenciOll. Dupont, al frente
de ~3.000 Iloll1bl'i's, marchaba con la mayor lel1-
titUll hácia VdlaJolid, manteniéndose constan-
tenIcnte en h uireccion de Portugal, para pOlt(;l'




(72 )
1887. cubrirse con el tratado de Fontaillchlcau) y 110


dar motivo á justas reclamaciones. En esta posi-
cion, las tropas de Dupont palEan considerarse
como la reserva de las qne ocupaban á Portugal.
El número de tropas que enLró en la Peninsula,
escedia al de 30.(00) estipulado en el tratado,
y la il11pl'í~vision del Gobierno no puso en la fron-
tera comisionados qne inspeccionasen su núme-
ro; y asi se multiplicó cst(~ á voluntad del USllr~
pado!'. .Allll1entúse la j']![l'lcLu(l al ver formarse
01 t·o ej¡;rciLo en tercera lí il,;<l á las márgenes del
Gn ron'., y ¡[Ile de todos los depósitos de la Fran-
ci1. se dirigían en posta á UlInleos millares ele 501-
d,;dos. Este modo de viajar, iuvellta!lo por Napo-
leon, abreviaha la mitad dd tiempo de camino
y conservaha las fucrzas y la robustez de los 501-
dudoso Este ejórcito se c0l111mso tIc 25.000 infan-
tes) 2.700 caballos y 41 piezas ele artillería, y se
denominó cuerpo de observacion de las costas del
Océano. El E1l1perarlor nombró General en gefc al
mariscal Monc(~y J (lue haIlia mandado doce alios


1 .,. d 1 n "~l' 17 - (1) antes os e¡ercltos e a uqHlUüca en ":'spallU 1..
Moncey, sin contar COtl el gahilleLc espaüol,


pas/¡ el Yidaso;:¡ el BU de EJHTO tle 1803, y se
a¡lclalltó coa el Si'lleso del ejZTciLo has la BUl'g{js,
di¡-igiendo una division sobre Navarra, y ocupan-
do con el resto las tres provincias vascongadas.


Cualro cEas clespues el cjórcito de los Pirineos
orientales, al mando de Duhesmc) entró en Cata-


(1: "'lonce.\, tenía el líJas alto concepto (lc los cspallOles.
e! ."'l ~~o haher ll{1cido f¡'ailC(s , h~lhicl'a c!caitlo pOi' patria la
«l~:-lp(l¡ia: ), (:ccia éllUiSHHJ fl'CClleulclllCule.




(73 )
liInn por la Junquera sin pasaportes del Gobierno 1 SO,.
espailol, y aun sin aviso oficial del Embajador ud
Emperador.


El Embajador de S. M. en París J Príncipe de
Maserano, y el Plenipotenciario Izquierdo, nego-
ciador del funesto tratado de Fontainebleau, escri.
bieron á Sil Corte, qlle se hallaban en el mayor
descrédito, y que el Gabinete de las Tullerías ob-
servaba con ellos la mayor reserva en sus relacio--
nes diplomáticas. Pero el Emperador para des-
lumbrar aun por algonó tiempo mas al Gabine-
te cspaüol, envió ¡í. Carlos IV un presente de 14
hermosos caballos normandos por medio de un
Gentil-hombre, gran Cruz de la Legion de honor,
y le esclihió reeonviniéndole por no haber reitera-
lto su peticioll líe una Princesa de Francia para su
primogt?uiLo, y ofreciendo hi!cl'rle una visita en
persona para arreglar amistosamente y de palabra
por S1 Illismos y siu cereIllonias diplomáticas los
illtcre.~es de ambas coronas.


N o los penEa de vista N apoleon , y trató de
Hpodcl'arsc de un modo infame ele las principales
fortalezas de la frontera. La alevosa toma de Pam-
plona, San Sebaslian, Barcelona y Figueras se-
rú un vergonzoso monumento de la perfidia fran-
cesa) que manchará los laureles de las campañas
imperiales.


D' Armagnac, que se hallaba acuartelado en
Pamplona con ulla de las divisiones que componian
d l'j(:rcilo de Muncey, recibió órdell de este pa-
ra ql1C á cuaL¡lliera costa S(~ apoderase de la cÍu-
(L¡ll'la) c¡ue se hallaba guarllecida por las tropas
T()~lIJ l. 10




(74 )
1807. espailOlas. Los franceses habian sido recibidos co-


mo amigos; y era preciso evita.' una ngresion pre-
matura que hubiera alarmado al Gobierno espa-
ñol y desconcertado los planes ele N apoleon,


La autoridad militar residía en el Vírey de
Navarra Marques de Santoro, y d'Armagnac se
dirigió á e~te pidiéndole permiso para encerral'
en la ciudadela dos batallones sui:ws, de cuya COll-
ducta, decia .. estar ue3colltento; pero el Vil'ey lo
rehusó firmemente, ínterin no tll v ¡ese órJen es-
presa del Rey) ó del Príncipe de la Paz como Ge-
neralísimo, La astucia fue el medio de que se va-
liú) sí bien apreciable en tiempo tle guerra, baja
é indecorosa en la paz.


Setecientos hombres de Voluntarios de Tar-
ragona guarnecian la ciudadela) que es la llave
de toda la Navarra, des lle que el Cal'llenu 1 Cis-
lleros) Regente en tiempo de Cilrlos 1, desmano
teló todas las fortalezas de este Reino, ~sceplo la
capital: oCllpada la ciudadela se domina la ciu-
dad, y con esta toda la provincia. La ciudade-
la construida por Felipe II conLiene los alma-
cenes de boca y guerra, y touos los uias iban
alg11nos soldados fr:ll1ceses por compélüiéls á re-
ciLir los víveres, sin que la guardia tomase las
armas, ni el Gobernador auoptase precaucion al-
guna. IYAI'magnac' estaba alojado en casa del
Marqués de Bedoya, que eslá enfrente de la puer-
ta principal de la cilldauela, En la noche dellG
al 17 de Fcbrero el General reunió 300 gl'anaue-
ros escogi/los COI! fusiles y cartuchos, y los hizo
entrar sigilosamente uno á uno en su alojamien-




(75 )
to: los soldados que fueron por la mailana á to- 1807.
mar el pan, eran 60 cazadores de los mas valien.
tes, que ocultaban sus sables debajo de los capo-
tes, y á pretesto de agnartlar la hora de la distri.
bucion, alg1lllos se reunieron en corrillos á hablar
sohre el puente levadizo para que no pudiera le-
vantarse, y otros, por estar lloviendo, entraron
en el cuerpo de guardia para ponerse á cubierto.
A una seilal convenida, los que estaban en el
cuerpo de guardia se apoderan de los fusiles que
estahan en el armero; desarman las centinelas
espaüolas, y los del puente 1c\'adizo sacan sus
sables y se reunen con los del cuerpo de guardia.
Los 300 hombres escondidos en casa del Gene-
l'al corrieron á sostener á sus compaüeros de per-
fidia, y aseguraron la entrada al resto de la guar-
IIiclon que siguió inmediatamcnte á los granade-
ros) y ocupó la ciudadela antes fIue la guarnicion
espaiIola tuviese tiempo de salir dc los cuarteles.
D'Armagnac anunció al Virey y al Consejo de
l\avarra tan haja traicion, manifestando que, de-
biendo permanecer algun tiempo en Pamplona,
se habia visto precisado por la seguridad de sus
tropa8 á lwcer entTar en la ciudadela un batallon
Cjue haria en ella el 8crvicio de concierto Con las
tropas espaüolas.


Mientras esto sucedia en la capital de Navar-
ra .. la de Cataluña fue ocupada de un modo no
menos indigno é infame. Barcelona está defen-
dida por dos fortalezas; la ciudadela, pentágono
regular elevado en el siglo X.VIII á la estremidad
nordeste de la ciudad) y el castillo de Monjui




(76)
"1807. situado al sur sobre la punta de una roca, desde


donde se domina la ciudad, el puerto y el cam-
po. Duhesme pidió al Capitan general que sus
tropas cubrieran junto con las espailolas el ser-
vicio de la plaza, no tanto por su propia seguri-
dad, como para prevenir cualquier riüa cnlre
soldados, y demostrar.la armonía de las dos na-
ciones aliadas. El Capitan general, que en todos
los correos recibia instrucciones de contempori-
zar con los Generales franceses) y de 110 darles
el menor disgusto accediendo á cuanto pidieran,
permitió que los franceses entrasen en Barcelo-
na y dividiesen el servicio con los cspailolf's.
Una compañía ele cazadores se colocó en la puer-
ta principal de la ciudadela en lugar de 20 hom-
bres que debían guarneced a, habiendo otros 20
de tropa española. El 28 de Febrero anunció Du-
hesme que el dia siguiente pasaría revista gene-
ral á BU ejército) (lue acababa de recibir la órden
d.el Gobierno español y sus pasaportes para con-
tinu::u" su mnrcha sobre Cádiz. En efecto) con est.e
ardid se engañó la vigilancia de los hübitantes:
los diferentes cuerpos tomaron las armas, y al-
gunos rcgimientos se colocaron en la granJe es-
})lanarta que separa la ciudadela de la ciudad) y
un hatallon de italianos se hallaba formado apo-
yando su cabeza en el mismo rastr.illo de la puer-
la principal. IJechi pasó I'CV ista á este hatallon, y
se dirigió á la puerta de la ciudadela} cuya guar-
dia francesa y española tomó las armas para ha-
cerlf~ los bOllores} dctclli(~ll(lose con su Estado
mayor en el puente levadizo en ademan de ha-




(77 )
blar COn el Comandante de la guardia. En tanto
el 1ata11011 de italianos, desfilando cubiertos por
el rebellin que defiende la puerta, atropellaron
el primer centinela español] cuyas voces no 1'0-
J.ia oir el Comandante de la guardia espaftola por
el ruido de los tambores que resonaba en las bó-
vedas de la entrada, y ocuparon el puente leva.
dizo antes que se IlUdiese haber levantado. Lechi
entra á galope entonces en la ciudadela seguido
de su numeroso Estado mayor, y al mismo tiem-
po los c<lZadorcs franceses de guardia sujetan á
Los españoles, mucho mas inferiores en número;
y los italianos, seguidos inmediatamente por cua-
tro balallone~, se hicieron ducllos de la ciudade-
la. DlIhesme int.entó paliar tan afrentosa accion
diciendo que obraba de órden de su GobiernoJ
que esplicaria á la Corte de Madrid los motivos.


El castillo de Monj uÍ no podia ser f,ícilmente
~orprel1dido: guarnecido únicamente por españo-
les y situado en una colina desnuda, se descu-
hrían inmediatamcnte los movilllientos de los que
se aproximaban. Al presentarse las tropas fran-
cesas, el Gobernador Alvarcz, que desplIes in-
mortalizó su nombre en el sitio dc Gerona, abrió
el rastrillo y se preparó á la defensa; pero Du-
b(~iHl1e amcnnzó al Capitan general Conde de Ez-
peleta con qne N apoleotl declararia la guerra si
tillS tropas no oCUpélOal1 á. l\1011jUÍ. El Capitall ge-
lleral teruLló lcts consecuencias de una guerra de-
clarada por su causa ; y] obedeciendo las instruc-
CiOllf','! que acababa de recibir por un Oficial de
lB,tillería del Estado mayor del Generalísimo J


1801.




(78 )
1807. que ]labia venido en posta á Barcelona, firmó la


órden para la entrega del castillo, que ocuparon
los franceses en la noche del 1. o ele Marzo.


Asi cayó, sitl disparar un tiro, C1I poder de
los franceses la segunda ciudad de la Monarquía,
la que un siglo antes habia desafiado sola los
ejércitos de Luis XIV.


El castillo de San Fernando de Figueras en
Cataluüa, la fortaleza l1US moderna de Espaüa)
y tal vez la mejor de Europa, cayó en poJer de
las armas francesas con la llIisma traicion y per-
fidia. Al paso elel ejército de Duhesme por Figue-
ras, dejó este General 800 hombres al mando del
Coronel Pie, que para a podcrarse del castillo in-
tentó copiar la infame tl'aicion de I"echi en Bar-
celona pasando una revista en la esplanaJa; pero
salió vana su tentativa, pues los cspaJlOlcs levan-
taron el puente levarlizo. :\las dos días despucs
logró permiso para cncerrar etl el castillo 200
conscripLos, y en su lllgar introdujo 200 vetera-
nos elegidos ({ue le aseguraron la posesion del
fuerte, enel que entró el 18 de Marzo, haciendo
posteriormente bajar á in cimlaJ {¡ la guarnicion
española) consist8nLe en 300 guardias walonas .Y
al gU110S artilleros.


El General ele brigada Touvenol, á quien
el Mariscal Moneey habia mandado con ulla
Jivision á las provincias vascongadas) se sir-
vió del pretesto de colocnr los hospitales mi-
litares y algullos depósitos de caballería para
pellir se le permitiese ocupar la importante
plaza de San Sehastiun y el castillo de Santa




(79 )
Cl'Ul:. Los Gobernadores de ambos fuertes se 1807.
negaron á ello; pero habiendo consultado al
Ministerio español, éste dió la órden de que se
abriesen las puertas de la plaza y el castillo á las
tropas francesas que los ocuparon desde luego
militarmente.


Así se hicieron dueflos los f¡;anceses del norte
de España, ocupando fraudulentamente las mas
importantes fortalezas, á donde dirigieron n ue-
vos refucl'zos de tropa.


Al mismo tiempo se organizó un nuevo ejér-
cito con la dellominacion de ei ército de observa-
cion de los Pirineos occidentales, y se puso á su
cabeza uno de los cuatro Coroneles de la Guardia
Imperial, el Mariscal Besieres, Duque de Istria.


La Espalla recibia 1)01' todas parles á los fran-
ceses como aliados, y estos desplegaron la ma-
yor actividad para sojuzgarla. Hepararon cuida-
dosamente las fortalezas que la perfidia habia
puesto en su poder, y llenaron de provisiones
los almacenes. Desde el Vidasoa al Duero el país
estaba cubierto de tropas, y no se veia sino con-
voyes (le municiones y trenes de arti.llería. Los
ha tallones espaüülcs mezclados con 105 franceses
se IJaIlaLan en la impotencia de obrar en caso
necesario; y la ceguedad del Gobierno llegó á tal
eslremo, que al ver desplegar considerahles fuer.
zas, no concibió la menor sospecha, creyendo
ver un ejército de operaciones con direccion él
Portu3"al. La Espaüa estaba invadida, y la inva-
sion progresiva hahía sido hábilmenle calculada
con el fin de tlestruir los medios de resistencia




(80)
1807. antes de que se puuiescn reunir y poner en mo~


vimiento.
Los dif¡:rentcs cuerpos de tropas que habían


entrado en Espafla, formaban otros tantos ejérci-
tos separados con su General en gefe, estado
mayor } a(lll1ini~tracion inuependiente. El tiem-
po de arrojar la máscara hipócrita cIue habia cu-
bierto los proyectos de Napoleon, se arroximaba,
y era preciso que un Gefe de toda su confianza
se pusiese al frente de todos estos ej('rciros. Joa-
quin Mural, cuüado del Emperador y Gran Du-
que de G(~rg, vino á Espaüa con e] título de Lu-
gar-Teniente del Emperador, acomraiwdo de
300 oficiales de todas graduaciones, comisarios
de gllerra y empleanos en el ramo administrati-
vo dd ejél'cito. El 13 de Marzo entró en Burgos,
y sus instrucciones eran las de dirigirse con el
ej{~rcilo sohre l\Iadl'i(1. T<Jl pra el estado en (IIIC se
hallaba la Es paila :1 prín ci pios tIc Ma rzo) n II men-
t¡ín,lo.'H'! caua dia el sobresalto (L~scle que llegó á
Madrid la Reina de E!rlll'ia, qne habia sido des-
poseida ele sus Estaclos y forzada {l hacer un via-
ge á la p(~ltíllsula para tomar posesion de la 50-
bCl'ania imaginaria de la Lnsilnnia sq)t(,lilrional.
A pocos tlias df~splles villo el Plenipotenciario
Don Eugenio Izrplierdo, eu viatlo por'\apoleon
con instrucciones verbales, y tuvo una conferen-
cia secreta can Cádos IV, de la que dice CC]J<l-
110s eu su maniu'.'sLo (1) nadie pudo penetrar el
ohi~t(): pero por la nota !ple Iz([uipl'llo remitía :;.


(1) E,;pusieioll (le lo, heellOs :" 'l\a'rUill;ll~i"lIc, que l'dil
pj'(~pC\l'a¡j'J !óL llsurpaeion d,: I~ Corolla lb Espalla.




(81)
Godoy en 24 de Marzo, y ({ue fue abierta por el
Ministro de Estado, puede asegurarse con aIgun
fllndamento que la ruision ele Izquierdo se redu jo
á proponer al Bey= LO QHe los fl'~ll1ceses pudie-
sen hacer el comercio en las colonias cspailOlas
libremente, como si fuesen espaüoles, y los espa-
Íloles en las francesas; siendo este privilegio recí-
procamente esclusivo. = 2. 0 Que, hallándose el
Portugal en poder de la Francia, su conservacion
y seguridad exigía el paso contÍnuo de tropas pa-
ra cubrit las guarniciones y defender el pais con-
tra las incursiones de los ingleses. De 31}ui la
necesidad de trazar una via mili lar incómoda,
costosa y que podia producir contínuas desave-
nencias entre las dos cortes; por lo que el Empe-
rador cederia á la Espaüa el Portugal entero por
igual estension tIc territorio de las provincias con·
tiguas al Pirineo. =3. () Que se arreslaria dilinitiva-
mente la sucesion de la Corona. =1. o Que se for-
maría un nuevo trntauo de alianza ofensiva y de.


" fensiv:\ entre ambas Naciones, estipulando los
subsidios que recíprocamente deberian prestarse
en caso de guerra. El objeto del Emperador al 11n-
cC'r esta propuesta inadmisible, [U0, aterrar el ,tui.
mo de CárIos IV, y obligarle á trasladarse á sus
posesiones de Ultramar, como lo habia hecho el
Principe Begentc de Portugal. Izc¡uirrdo volvió ,1.
Paris ellO de Marzo encargado de quejarse del es-
cesivo número de tropas que habian penetrado en
Espaila, de la pérlida ocupacion de los fuertes y
plazas fronteri·zas, y de la inobservancia del tra-
tndo de Fontainebleau.


TOMO 1, 11


180; .




( 82)


La corte de Espaiia reconoce al fin abiertamente la per-
fidia deN apoleon y sus illicuas miras. - Adopta por
consecuencia varias medidas de defensa. - Proyecto ete
tl'aslatlar la corte á Méjico. - Alarma del pueblo de
Madrid. - Manifiesto de Cárlos IV , calmando la agi-
tacion pllhliea eOlltra los francescs, y el proyectado
viaje. _ ,Uarllla de Aranjucz, viendo los plteparatívos
de éL _ Violenta esplosioll del puehlo contra Godoy.-
Su caída. _ Conmocion de Madrid. _ El Príncipe de
Asturias salva á Godo} de las mallOS del puchlo. - C;í¡".
los IV abdica solemne y voluntariamente la Corona en
su hijo primogénito el Príncipe (le Asturias. _ Prn,~has
de ser voluntaria la ahrlicacion. _ Snhe al trono de la"
Espailas el deseado Femando VII. _ Ulliversal jlíhilo ,le
la ~acioll con lal Illotivo. _ C,¡rlos IV parl icipa á .\ a-
poleon su espontánea ahdicacioll. _ Odio (Iue los espa-
lIoles han tenido siempre á los fayoritos, y señales vi-
sibles del que profesahan á Godoy.


):-~08. La corte J que hasta entonces habia eslado
deslumbrada con las falaces promesas dc Napo-
leon, abrió los ojos) aUlHluC tarde, y procuro
salvarse del horrendo precipicio que ella mislna
se había abicrto. Se espidieron órdenes al Mar-
qués del Socorro que se hallaba, como hemos
dicho, en Portugal, para que evacuando el Alen-
ttjo se replegase á Badajoz. Se nUl1lentó consi-
derahlemente la guarnicion de A.t'anjuez, donde
se hallaba la familia Real, y se piJ.ió á J1l110t




(83 )
pCl'llllllCSe retirar la di vision espaitüla manda da 1808.
por Carrafa, bajo el prcteslo de guarnecer Ins
costas meridionales que se suponían amenazadas
por los ingleses. Se trató de formar un ejército
en Talavera., y se tomó la resolucion de 1.1'a5-
ladar la corte á Sevilla. El valido, á quien unían
105 dnculos de amistad con el Duque de He:'g,
Murat, ya sea porque estuviese entel'amenle ven-
dido á la Francia, ó porque veía próximo el fin
de SIl poder, persuadió á S. M. á que trasladase
su COl'te ;[ Sevilla, y desde allí, á imitacion de
los Principes de Braganza, pasase á sus dominios
de l:ltramar , y fijar en Méjico el trono de su
vasta MouarcluÍa. El Ministro de Gracia y Justi-
cia se opuso en vano á esta resolucion) que in-
dudablemcnte se huLiera llevado á efecto si el
pueblo espallol, menos amante de sus Sobcra-
nos, los hubiese dejado alejar de su patria) au-
mentándose su inquietud por la ausencia del
Príncipe de Asturias, que era el ídolo de la Na-
cion, y que hahia inspirado á todos la mas pro-
funda compasion por los tristes sucesos del mes
de Octubre anterior, y por las circunstancias en
(1m: iha á emprender este viage al lado de Godoy,
SI: mortal enemigo) y sin mas apoyo que la ter-
O1ll'a de su hermano Cárlos y ele su tio el Infante
Jlun Antonio.


El rumor de la próxima partida para Sevi-
lla se divulgó con una celeridad eléctrica entre
los habitantes de Madrid y de Aranjuez. La cons-
tcrnacion se apoderó del ánimo de todos) y una
illllH'U5a multituu corrió ue la Cilpital al Silio) y




(84 )
1308. en la mayor erervescencia se reunió en la plaza de


Palacio, y manifestaba el sentimiento de la N acion
por creerse abandonada de sus lieyes, y acusa-
ban al Príncipe de la Paz como único autor de
los males que pesaban sobre Espaüa. Entonces,
para tranquilizar los ánimos, dió S. 1\1. y se pu-
hli.có el siguiente decreto:


DECRETO. ({Amaoos vasallos mios: vuestra
«( noble agitacian en estas circunstancias es un
« nuevo testimonio que me asegllra Je los sen-
(c timientos de vuestro corazon; y yo, que cual
(e padre tierno os amo, me apresuro á consola;..
« ros en la actual angustia que os oprime. Bes-
«( pirad tranquilos: sabeJ que el ejército de mi
(e caro aliado el Emperauor de los franceses
(e atraviesa mi Reino con iJi~as de paz y de arnis-
« tad. Su objeto es tras};ldarse ú los puntos (FH~
« amenaza el riesgo ue algun desembarco del cue-
« migo; y que la reuníon de los cucrpos de mí
« guardia ni tiene el objeto de defender mi per-
« sona, ni acompaüarme á un viage que la rnali-
« cia os ha hecho suponer C0ll10 preciso. Rol1ea-
« do de la acendrada lealtad de mis vas:1llos a111a-
« dos, de la cual tengo lan il'rcfrasablcs prue-
« has, ¿qué puedo yo temer? Y cuando la nece-
« sidad urgente lo exigíese, i. podría dudar de
« las fuerzas quc sus pechos gcncrosos me ofre-
c( cerian? No: esta urgencia no la verán mis lmc-
,,1>los. Espaüoles, tranquilizad vuestro espíritu;
(e conducios como hasta a<lui con las tropas del
« ahaJo de! vuestro buen Rey, y vercis en bre-
( ves días restablecida la paz de vuestros cora-




(85)
(( zones) y á mí gozando la que el cielo me dis· 1808.
«pensa en el seno tIe mi familia y vuestro amor.=
II Dado en Aranjuez en mi Palacio Real ,í 16 de
« Marzo de 1808. =A Don Pedro Ceballos.))


Este decreto calmó la efervescencia del pue-
blo, y causó el mayor entusiasmo á favor del
Rey, á quien por su corazon· recto y virtuoso
amaban todos. La multitud le saludó con mil vi-
vas cuando se a~omó al balcon de Palacio para
satisfacer el amor de su pueblo.


Pero los preparativos de marcha continuaban
con la mayor cclcridall en el Palacio y en la casa
de Godo.)'. Los Guardias de COl'ps) los batallo-
nes de Gll<lnlias Espaüolas y ,Valonas) la guar·
dia del Almirante y dos regimientos de suizos
que se hallaban en Madrid, fueron á Aranjuez,
y esta eslraordinaria reunion de tropas. alarmó
de nuevo las gente5.


Madrid y A ran juez no se prestaban con la fa-
cilidad qne Lisboa y 1\'lafra á la marcha de sus
Soberanos, y los habitantes de la capitul no pu-
dieron ver sin conmocion la salida de la guar-
nICIOn. Millares de hahitantes de Madrid y
pllcblós circunvecinos corrieron á Aranjuez
resueltos á detener la p;¡rtida ~e los Reyes) en-
terneciél1!loles con sus lágrin'fas, ó por la fuer·
za. El tlia 17 corrió la voz de que todo estaba
pl'cparado para bs doce de la noche, y el pue-
blo vigilaba las avenidas del Palacio) y todos es-
taban en la mayor cOllsternacion, y amenazaha
una terrible esplosioll. A poco DlfIS de media no-
che ... dos tiros que se oyeron fueron la señal del




(86 )
1 H08. rompimiento ... y el pueblo en la mayor exallaciOll


corl'ió mezclado con la tropa, á la voz de viva
el Rey, al palacio de Godoy. Su hermano Don
Diego, Duque de Almodóvar del Campo, vino
á su socorro á la cabeza de uno de los dos regi-
mientos de Guardias Españolas; pero los solda-
<los eran españoles, participaban de los senti-
mientos de la N ucíon, y lej os de obedecer su voz,
la desconocen, y le conducen arrestado. El pue-
blo arrolla la guardia de Godoy) derriba la,o;
puertas del palacio, quema los preciosos objetos
quc le adornan, devasta las habitacioncs, y des~
1 roza con generoso desprendimiento la mal ad-
Iluirida fortuna del odiado favorito. Este, que
horas antes dirigia los destinos de España, y
(lue no cabia en los alcázares Reales) busca asilo
l:ntl'e unas esteras en un sucio desvan) donde
pel'manece escondido con una pistola que el co-
barde 110 sabe emplear, ni contra sí, ni en su
defensa. Un ejército frances se hallaba entonces
cerca ele la capital, y admiró con la Europa en-
tera la cordura del pueblo español, que en el mo-
mento de la esplosion terrible de su odio al vali-
do, comprimido largo tiempo, destrozó los mo-
numentos de su mal adquirida grandeza, sin dato
lugar á la rapacidJa, ni insultar á la Princesa,
q uc fue conducida en un coche, tirado por el
pueblo, á Palacio, con el decoro debido á su
rango y virtudes. La célebre causa del Escorial
se encontró en su casa en una papelera de made-
ras finas, con un telégrafo y varias cifras anota-
¡las en a. Mal satisfecho estaha el furor popular




(87 )
1'01' no haber podido vengarse en la sangre ue 1800.
GoJoy, (Iue suponian haberse fugado á An-
dalucía con objeto de pasar desde allí al estran-
gero, á donde habia tenido la precaucion en los
dias de su prosperidad de hacer pasar inmenso$
caudales (1); pero la presencia del Príncipe de
Asturias, que {l las cinco y meuia de la mañana
se asomó á los balcones de Palacio, y fue salu-
dado con rerelillas aclamaciones, calmó la efel'-
vescencia. El pueblo se tranquilizó, y eran ape-
llas las siete de la mallana cuando se publicó un
Jecreto del Hey, exonerando al privado de los
cargos de Alrl1irante y Generalísimo, declarando
S. M. su intencion de mandar por sí mismo los
ejércitos de mar y tierra. Este decreto fue reci-
bido con el mayor entusiasmo; pues legitimaba
en cierto mOLlo el movimiento popular que ha-
lúa derribado el poder colosal del favorito, que
por doce aüos habia oprimido y escandalizado
la Monarquía.


Apenas se supieron en Madrid el 18 por la
mailana las escenas de la noche en Aranjuez,
cuando sus hahitantes, soltanuo la rienua á su
illdignacion, tanto tiempo comprimida, cor-
rieron á la voz de vi va el Rey, muera Godoy,
y destrozaron la casa dal Almirante y las que
habitaban su madre, su hermano y sus princi-
pale~ adictos. Rompieron los vidrios, arrojaron
los muebles mas preciosos por las ventanas y


(1) Godoy hahia colocado en diferentes lJancos de LU-
ropa la cantidad de 1.000 millones de reales.




(88)
1tiOS. balcones, y con ellos se hicieron hogueras en


las calles. Las casas del l\1inistro de hacienda
Don Miguel Cayetano Soler, cuya ruinosa admi-
nistracion habia afligido á la Espaüa, y la lle Don
Manuel Sixto Espinosa J Director de la caja de
consolidacion J fueron totalmente destrozadas,
sin que en un pueblo entregaoo al oesorden se
notase el menor robo, á pesar de que Maurid
habia quedado sin mas tropa que dos regimien-
tos de suizos. Cuarenta y ocho llOras duró la
efervescencia popular, que habian hecho nacer
las noticias recibidas de Aranjuez; otras escenas
fIUC acababan de pasar en el sitio la calmaron.


El dia 19 por la mañana, Godoy, que oculto
entre unas esteras había lograrlo sustraerse al en-
Cono de sus perseguidores, acosado por la fali-
ga y una sed, que despucs de treinta y seis ho-
ras le abrasaba) se presentó á ellos, y por su
fortuna le cercaron las tropas antes que el pueblo
pudiera apoderarse de él. Se divulgó la noticia,
y el pueblo corrió á su palacio, de donde con la
mayor pena trataba de conducirle al cuartel un pi-
quete de Guardias de corps. 1.a multitud enfure-
cida le arrojaba piedras J salivas, y metiéndose
por entre los guardias llegnron algunos á dnde
golpes, y aun herirle en la cabeza. La muche-
dumbre, descosa de su sangre, se aumentaba por
instantes, y la escolta era insuficiente para re-
sistir su esfuerzo, que se redoblaba con la vista
del delincuente que no pouia despeuazar. La es-
colta empezaba á ser arrollada, y Godoy iba á
ser infaliblemente víctima de la venganza popu-




(89 )
Lu ; cuamlo la prescucia dd Pdncipe de Astu- 1808.
rlas J {t quien envió el B.ey, su padre, le salvó
la vida. ¡ Ejemplo memorable [ i Fernando, á quien
el impío Godoy habia intentado arrebatar el ce-
tro y la vida, liberta á su enemigo de la justa
vel1gal!za que sus crímenes habían escítado!


No se separó el Príncipe de Asturias de Go-
doy hasta dejarle en seguridad en el cuartel de
Guardias, y 11a1'a calmar al pueblo ofreció, en
Hombre de su augllsto Padre, que Godoy seria
juzgado y castigado segun J¿¡S leyes.


Por la tarde tuvo (pie salir nuevamente el
Príncipe para calmar la agitacion del pueblo que
se habia alal'ma(lo con la vista de un coche de
colleras -puesto á la puerta del cuartel" y que
creia destinado el couducir á Godoy á Granada.
Al'l'oj/Jse la multllllll sobre el coche) cortó los
tiralltes) hizo pedazos el cal'ruage; pero se sose-
gú con la promesa que por segunda vez les hizo
el Príllcipe de q\le Golloy seria castigado.


La l'evolucion de Al'anjuez se habia dirigido
únicamente á derrocar el inmenso poder del
privado. ~i una i'>ola palabra ofensiva al trono
lie l¡alJi" pl'O!lllllCiaclo cn todos los lllovimientos
Jel Pllehlo. Al contrario) las aclamaciones mas
sínc¡¡ras l)artian de lodos los corazones. Cúr.
Jos 1. Vera rcspdatlo tte tOllas los espaüoles, y ia-
mas estos dejaron de manifestarle su amOl'.
Ap(~nas habia vuello el Príncipe de Asturias


á palacio de sosegar la agiLacion del pueblo,
cuando el He)' J enya salud se ha Ilaha muy ueterio-
ra~h) llamó á todos los )1iaisLros y Gefes de Pala-
TU~:I) ¡. 12




(90)
1808. cio á las siet8 de la noche, y abdicó en su pre-


sencia libre y espontáneamente en Fernando, su
hijo primogénito, asegurando que jamas había
hecho cosa mas grata á su cora;¡o;on ni mas con-
forme á sus deseos. Un Guardia de corps se anti-
cipó anunciando la plallsible noticia antes que se
publicase oficialmeuLe. El pueblo se reunió de
lluevo en la plaza de Palacio, y victoreó con en-
tusiasmoal nuevo Hey Fernando, á quien los re-
presentantes del Clero) los Grandes de Espaiía,
los Titulas ele Castilla y los Dipulaclos de las ciu-
(lades de voto en Córles) en represelltacion del
pueblo esparIol) habian prestado en 1789 jmamen-
to corno sucesor del trono despLles de la Uluerle
de Cárlos IV. Feruando VII tornó las rieudas de
la Monarquía por la libre y espontánea abdica.
cion de su padre.


No era la simple vencl'acion ni respeto debi·
do á los Bcyes la que la :\aClon profesaba á Fer-
nando, sino una adoracion, una idolatría. Los
espailolcs le amaban porque hahia padecido COIl
ellos, J' de él esperaban la salvaeion ue la Patria,
arruinaua por la amhicion y rapacidad del privado.


As! pasaron las cosas á vista de la gCllcracion
presente, y en vano el poder, el ingenio y la
perfidia se reunieron para desfignrarlas en Fran-
cia, puhlicando imprudentemente á la faz al' la
Europa, que una revolucioll desenfrenada del
.pueblo habia arrancado la corona de la caheza
del Bey Padre para ponerla en la del llijo; pero
pouemos decir, escribir y aun esculpir en lámi-
nas ele bronce y mármol J que el idolatrado Mo-




(91 )
narca) unido ya á su plleblo para siempre J subió 1808.
al trono de San Fernando con la mayor legiti-
miJad por la renuncia libre de su augusto y ve-
nerado predecesor; y que ni aun este grande acon-
tecimiento entró en los planes ele los autores de
la cournocion de Aranjucz, y mucho menos pu-
do tener cabiJa en el magl1{inimo corazon del
Principe heredero) que solo intervino en ella co-
mo todos) hasta los mismos enemigos J han con-
fesado dc ónlcll espresa de su amado Padre, y
copducido de su grande alma para salvar la vida
á su mortal enemigo y de la S acion el detestable
favorito Godoy.


Cárlos IV al Jia siguiente escribió á N apo-
leon participándole oficialmente su abdicacion,
y asegurándole que en nada se alterarian las re-
laciolles ele amistad de la nueva Corte para la
francia. J3.ien pndiera entonces el anciano Mo-
narca haber manifeslado á Napoleon que su ab-
dicacion era efecto de la vIolencia del pueblo;
pero al contrario le anunció que era libre y es-
I)Onl{llleamente hecha J y fruto de una delibera-
cion :mticipalla.


Godoy) quc no ignoraba (Iue el padre llabia
tratado mucho tiempo antes de descargar el pe-
so del gobierno en su hijo primogénito) cuando
11<:l'i<10 y fatigado por la muchedumbre fue lleva-
do por el Príncipe de Asturias al cuartel de
Guardias de corps) clió las gracias á su libertador,
y el tratamiento de l\Iagestad) preguntándole si
era ya Hey; y manifestando (lt1e su opiuion y los
deseos del Hey eran de arreglarlo todo y abdicar




(92)
1808. la corona en su favor al verificarse su mal rimo-


nio. Ademas, durante seis años en qne d Rey
Fernando ha permanecido separado de sus vasa-
llos, y aun casi sin esperanza de volver al trono,
ni la lisonja ni el riesgo podian hacer callar á 10$
escritores de estos grandes sucesos. Todos ellos
afirman la espontánea abdicacion de Cárlos IV.
Aun hay mas, viven todavia muchos de los que
tuvieron parte en los movimientos de Aranjl1ez,
y viven espatriados y tal vez resentidos contra el
GobieI'no español: ruuchos de ellos han escl'Íto
los acontecimientos de nuestra r{~volllcion, y lo,;.
dos contestan unánimes, que flle libre y legítima
la abdicacion: verdad inconcusa, pOI' cuya de-
fensa se han mostrado mártires millares de espa-
ñoles sabios, é inflexibles en su deber.


No nos hubiéramos detenido seguramente tan-
lo en desmentir los escritos de los enemigos (le
la gloria del pueblo español, si sus escritos llO
debieran sobrevivirnos, y circular fuera tle los
confines de la Nacion, á fin de que la envídi~ es-
trangera no ensucie nuestros li m pios auales, som-
breando el carácter espaüol con manchas que no
recibe ni merece.


La caida del Príncipe de la Paz y la exalta-
cion de Fernando al trono circllló con una cele-
ridad estraordinaria á todas las provincias, y los
buenos espailOles se enagenaron de alegria. En la
Dlayor parte de las ciudades se cantó el Te Deum
y se hicieron regocijos públicos. En todas partes
se destrozaron los retratos del valido y se holla-
ron con escarnio todos los odiosos monumentos




(03 )
de la pasada opresion. Los estudiantes de Sala- 1808
manca quemaron el retrato de Godoy en la pla-
za pública, y reunidos con los habitantes tuvie-
l'on Un baile en la misma. Tal era el odio al inÍ-
euo favorito, que en el desenfreno de su indig-
nacion el pueblo no perdonó los establecimien-
tos útiles creados en los dias aciagos de su do-
minacion. En San Lucar de Barrameda, ciudad
situada á la embocadura del Guadalquivir, habia
un jardin de aclimatacion donde se propagaban
los mas preciosos vegetales de la América, de
Africa y del Asia. Allí habia ademas unos barcos
de una conslruccion particular llamados SaZ,'a-
vidas para salvar á los infelices náufragos; y el
pueblo en su efervescencia no vió en el jardin ni
en los barcos mas que obj etos de su furor,. y des-
truyó su propia utilidad por odio al que la llabia
protegido.


Tal fue el fin desastroso de la privanza de Go-
doy, el que en un momento fue derrocado de su
no merecida autoridad, y agobiado con las maldi-
ciones de la Nacion, que ya habia despertado de
.su letargo.


Desde muy antiguo han sido odiados de lo~
et>paüoles los privados: estos procuran chupar la
¡augre de los pueblos y enriquecerse en poco tiem-
po, porque conocen que es efimero su mando) á
diferencia de los Reyes que se afanan por dejar
á sus hijos el Reino en prosperidad. Llenos estan
los anales de nuestra historia antigua y moderna
de la desastrosa cai(la de los privados causada por
la indignacioll popular. Don Lope de Haro en el




1808.
(94 )


Reinado de Sancho IV, el Conde de Traslamara
en el de Alonso XI, el Marques de Villena en el
de Enriqne IV, el DLlque de Lerma en el de Fe-
lipe IJI, el Conde Duque de Olivares en el de
Felipe IV, el PULlre Nitard, Don Fernando Va-
lenzuela, y el Duque tle Medinaccli en la mino-
ría y reinado de Carlos II, la Princesa de los Ur-
sinos en el de Felipe V, Y Don Manuel de Godoy)
de odiosa memoria, en el de Cárlos 1 V.




(95 )


CAPITULO VI.


Primeros actos del reinado de Fernando VII. - Aspecto
de 1a nueva CortE:. - Prendas relevantes del lluevo
Rey. - Llama á sí á los hombres mas elllillelltc~ ele la N a-
cion. -Fofmacion llel nuevo Ministerio. _ Recolllpensa
del Rey á las víctim.as dc la uominacion de GOlloy. -
Premia á los de la causa del Escorial. - Decrétase el
castigo del crimillal Godoy y sus cómplices. - Conduc-


,ta que ohserva l\apolcon Cll tales circunstancias. - ::\lu-
rat ocupa con su ejl!rcito á Madrid .. - Entralla gloriosa
de Fernando VII en la misma Capital. _ Entusiasmo
del puehlo por el jóven .\Iunarca. - Cárlos IV retracta
su ahdicacion. - Allllnciase de lluevo la venida de N a-
palean. - El Infante Don Carlos 11al'te á recibirle. -
Devuúlvese á Jos frJneeses la cspada de Francisco l. _
Llct\<l á Madrid el General Savary. - Comprométesc á
Fernando YII á salir al cncucntro del Emperador dc los
franccscs. - Cr6ase Hila su prcma J nnta gubernativa del
lleino. - Los llcyes Padres CH el Escorial. - Sale Pcr-
11an,lo VIl de l\Ja!lritl. - El general Savnr:' va en su com-
paüía. - Llegada dellley á Vitoria. -Adeláutase Savary
de,;de esta CiudaJ con una carta de Fernanrlo VII para
Nap{)leoll.~ Yllelve Savary desdc Bayona á Vitoriacon
la COII[estaeioll (lel Emperador. _ Protestas illíenas de
scguriebd 'lile haee al Rcy el doloso Savar)'. _Intenta
el pucblo de Yiloria illlpcllir r.l viage de su Rcy. _ Al-
gUlloS !llellOS pl'lulclltcs ofreccll sustracrle de la yigilan-
cia de los frallceses. - El Re." llcsceJla la oCeda con jus-
to Illutiyo. - Fernando VU lle¡:;a en lil! á lh)'oua. -!ta-
zones justificatiyas dcl yiasc dclItey.


Dcspucs que en la tarJe del dia 19 se publi- 1808.




(%)
1808. có solemnemente la voluntaria abdicacion del SI',


Don Carlos IV, el lluevo Hey que amaba eutra-
ñablemellte á su Padre, besó la augusta mano lle-
no de ternura, y se retiró á su cuarlo, donde re-
cibió el homenage de los Gefes de Palacio, Secre-
tarios del Despacho J y de los Grandes de Espafia
que se hallaban en Aranjuez. Fernando, al to-
mar el mando supremo, acabó de entusiasmar á
la ~ acion por su afabilidad y 1l10l1estia. Su edu-
cacion habia sido esmcrada y hábilmente di-
rigida i su entendimiento se hallaba cultivado con
los elementos (le las ciencias necesarias para go-
hcrnar Uila ::'{acion grande y vasta; sus brillan-
tes cualidades personales acabaron de al'reha-
tal' de gozo á los españoles que vieron rena-
cer sus esperanzas con sus acerlad.as providen-
cias. La prudencia reelllplazó á la intriga; la ener-
gía y el entusiasmo OCLIparon cllllg:ll' ele la lloje-
(LHI y del desaliento, y reinaron las virtudes don.-
d,> antes dominaba la vanidad y la eL-gradacíon.


Los hombres mas eminentes que habían desco-
llado el11as diversas carreras ele la administracion
pública, y que se hallahan uestclTUllos por uispo-
~jCiOll de GotLoy, fucron 11am<1(los á Jos primeros
(lestinos de! Estado: D. re(lro Ceballos fne COll-
firmado en el Ministerio de Estado, D. José Azan-
za fue nombrado Miúistro de J L1CiL~n(la, el Genera 1
Orarri1 de la Guerra, y l\Iazarredo de Marina; J ove-
llanos, que habia estarlo encerrado desde el ailO
di.: 18lH en el castillo de 13e11 \Ter en Mallorca Cci-
pcrimcntantlo los mas crueles tratamientos, Hel'-
mirl:l ~ Urqllijo, Cabarrús y otros voh'ieron;.í ~cn-




(!)¡ )
tarse en el COllsejo ele Estado (1), salieron de sus
destierros las ilusll'es víctimas de la causa del Es-
corial y recibicron de sn Soberano el premio (Iue
exigia la gratilnd. EL DIl(!lle del Inf:.ll1tado fue
nombrado Coroud de Gllanlias espaüolas y Prcsi-
deute del supremo Consejo de Castilla; el Duque
de San Carlos, Mayordomo mayor de Palacio; y
Escoiquiz) Orgaz y los demas fueroa repuestos
en sus d(~stinos y recol'llpensados. Se decretó el
c<l;;tigo lCf)"nl de Don Manuel Godoy) cuyos bie-
nes ft/(!l'OIl confiscados, y se IllLlnd() [GrInar cau-
sa á su ]!CrmélnO Don Diego) DurplC de Almodóval'
del Campo) al .Minislro de Hacienda Soler, á Don
Luis Vjguri, Intendente de la Habana, ,i Don Ma-
nuel Sixlo E;;piuosa , Director de la Caja de Con-
solidacion) {t Don Antonio Noriega, Tesorero ge-
nera]) éí Don JOSL' ~\1arquiua, Corregidor ele Ma-
driel) :d Fi,;cal d el Consejo, Yiegas, y al Presbíte-
)'0 DUIl P~dl'u Eslala, aCl1sados de complicidad cn
lu6 cslravÍos, esccsos públicos y malvcrsacion de
cal1tLl~s eOlllclidos por Godoy; y se nombraron
para entendc'l' en la suLslanciacion del proceso á
los. Minislros del Conseio, Conde del PIIIÚ que
acababa d~~ se¡' rcintl'gl':ldo eH su destillO) y ;Í Don
Juau .d.llluuiu 11lguJuzo. Se SliSpClllliú la veHla de
hieucs ec1esi,;sticos; se aligeraron las coulrilmcio-
Hes ([ue gra v itaba 11 soL re los pueLlos exánillles:
se suprillli.61a Supcrintellllelleia general de Poli-
cía lIe Madrid, tau gravosa (¡ sus jwbitantesj y to-
dns las órdenes dietadas por la snbiduría del jó-
ven Monarca, erall henéfieas, prontamente obe-
decielas,y aseguraban uno de los mas fdices reina-


TOMO l. 13


1808.




180H.
(98 )


dos. El dia 23 fue conducido desde Aranjuez al cas-
tillo de Villa viciosa Godoy, escol ta do por un fuerte
destacamento de Guardias de Corps al mando del
Marques de Castclar, Capitan de la Compaüía de
Alabarderos, á cuya responsabilidad se fió el
reo.


La Francia, á pesar de que Fernando al subír
al trono aseguró ¡í Napoleon sus sentimientos de
amistad, empezó á manifestarse de un modo equí-
voco, preludio del fatal rompimiento que nos
amenazaba.


Todos los Embajadores felicitaron al nuevo
Soberano el dia 21, á escepcion del de Francia;
pero su falla no causó entonces el mayor re-
celo.


Interin pasaban en Aranjuez estos importan-
tes acontecimientos que decidieron del destino
de la Espaüa, Murat, Duque de Berg; dirigia los
ejércitos franceses sobre la capital de la 1\'Ionar-
quía; y para deslumbrar mejor al gobierno en-
cargó al Capitan de artillería Don Pedro Velarde,
que la Corte habia enviado para cumplimentarle
y cuidar particulal'mente de su obsequio, mani-
festase que el obj ('to de sus intenciones era diri-
girse rápidamente hácia Cadiz) aunque quizá se
detendria algunos dias en Madrid, y anunció que
N apoleon se dirigia á esta capital, y que no tar-
daria tal vez ocho dias en entrar en Espaila. Es-
ta comunicacion fue recibida despues de la abdi-
caeion del Rey Padre; y el gobierno envió al
Duque del :Parque para que cumplimentase á
Murat en nombre del nuevo Soberano, nombran-




(99)
do una diputacion compuesta de los Duques de 1808.
Mcdinaceli y de Frias, y del Conde de Fcrnan-
N uñez, para que saliesen á recibir al Emperador
á la frontera. Asi procuraba Murat disfrazar llas-
ta 10 últinlO la mas pérfida invasion. El ejército
frances se dirigió á Mallrid en dos columnas,
Murat salió de Burgos el día 15, Y llevando C011-
sigo el cuerpo del Mariscal Moncey, la Guardia
imperial y el gran })arque de artillería, tOIl1Ó el ca-
milla de Somosiena. El Gelleral Dupont con la ca-
ballería y una division de infantería se dirigió á
ocupar á Guadarrama, y una clivision de infantería
se encaminó hácia Segovia, quedando otra en Va-
lladolid para observar las tropas espailolas de Ga-
licia. El ejél'cito dc los Pirincos occidentales, á las
órdenes del Mariscal Besieres, entró en Espaüa y
cubrió los puntos que l1abian evacuado las tropas
de Murat. Los Generales manifestaban para cal-
mar los ánimos, en clue empezaba ya á nacer
desconfianza, C}llC estos grandes movimientos se
dirigian á formar el sitio de Gibraltar. Murat
apenas supo los acontecimientos de Aranjuez,
cuando redobló su marcha, llegó el19 á S01110-
sic!'r;], e120 ;{ Bnitrago J el 21;í S<lll Agnslin, cl22
á AlcobelHlas y el 23 hizo su enlrada ell Madrid
en medio de un gentío inmenso) precedido de la
Guardia imperial, rodeado de un numeroso y bri-
llante EsL<lllo mayor, y seguido de una d.ivisioll
de infantería, un gran tren de artillería y uos
regimientos de cor<lceros. Aun se creia que los
franceses vcnian á favorecer los intereses del
Rey y de la p¡ttl'ia; pero Murat, á quien sc habia




(100 )
!80g. preparado su alojamiento magníficamcnLe en el


palacio del Reliro, prefirió ocupar la casa del
Príncipe de la Paz, y todos los españoles empe-
zaron á augurar los males al ver al gefe de los
franceses habitar la casa del enemigo de] pue-
hlo.


Madrid, que siempre había manifestado su
amor á Fernando, se llenó de lúbilo al sa-
Lel' que el 24 le recibiria como Rey en sus mu-
ros.


l\lillar'~" (le hahitantes se aLlclantaron hasta
_\l'aujuez por anliciparse la dicha de saludar al
-'Ionarca. Si la entrada de los franceses en el dia
anterior entristeció los corazones espaflOles, este
clebíó haberles servido ele consuelo. A las lO hi-
zo Fernanuo su entrada en MalIrid á caballo ... 1'0-
lleado de su augusto Tio y Hermano sin 05tenta-
cion ni lllas p re pa I'a ti vos que la alegría plÍbllca.
:\las de 200.000 hombres y l1111gl'rt'S se arrojaron á
abrazar las nHlilla:5 del jóven J'\lonarca, haciendo
reson::11' el aire con repetidos vivas y aclama-
ciones, incansables en contemplar sus facciones
augustas. Su entusiasmo retanló hasta, 1::11 punto
la marclw del Rey) que des(k la puerta de Ato-
cha á Palacio tanló mns de seis horas. J::1mas
transportes de alegría han sido mas universales
y sinceros. El alma' se siente conmovida al ha-
cer la relacíon del idólatra entusiasmo qnc hizo
COnocer que aun habia Rey y patria ,l la vista de
un insidioso ejército de pretendidos invencibles,
(lile bien pront o regnron con s II ~a tl g re el suelo
clásico del herolsmo.




(101 )
Murat flle testigo de los senlimi(~lllos de nmOl' 1808.


de los habitantes de Madrid al nueva Soberano,
y conoció ClHÍ-n terrible es la efcrvesccneia popu-
lar para las tropas estrangel'ns. Se ahstuvo de re.
conocer púhlicamente á Fernando) y se propuso
el plan infernal de divic[ir los ánirnos de la Farni-
Ea Real Ínterin reciLia instrucciones de N apoleon,
cuyos llroyectos habian desbaratado enteramente
los movimientos de Aranluez. Al dia siguientc
de su entrada en Madrid envió á Aranjuez al
General Baron de Moution, para (IUC cumplimen-
tase á los Reyes Padres, y procllrnse sncar par-
tido con ellos de lns circunstancias. En efecto,
Monlion puso en 11.1Ovimiento todos ]os resortes
imaginables, y á pesar de que el anciano Monar-
ca le aseguró que habia renunciado libremente
la corona, tales y tantas fueron las tramas dirÍ-
gidas por Murat) (lile al fin Cúrlos IV cedió á la
violencia, y firmó una protesta contra su abdica_
cíon. Entonces Mural declaró ::'t los Reyes Padres
Lajo la proteccíon del Emperador, como si la
ternura fili<ll de Fernando y la acendr<lda leal-
tad espaJ¡ola no bastasen á velar por la seguri-
dad dd respetahle Monarca. La conducta de los
frauccses cmpezú cncla día á hacerse mas incom_
prensible. El que habia sido elevado al trollO por
la abdicacion <le su Padre y los votos de la Na-
cion, no fue reconocido como Sober~mo por Mu-
rat y el Embaj<ldor Beauharnais. Los ejércitos
franceses oCl1p:lb:m las Castillas en actitud hos~
til y á la vista misma del Monarca. El Gran Dll-
que de Berg se apoderó de la Casa del Campo) po-




( 102)'
HiGa. seSlOn de S. ;\'1.) situada á la orilla derecha del


Manzanares) y en cllyas alturas colocó una gran
batería destinada á obrar contra Madrid. El via-
ge de N npoleoll se anunciaba todos los días) se
comunicó á los ejércitos imperiales, se vieron
llegar correos con efectos de la corona) se npos-
taron tiros en las pnradas de poslas, un aposen-
tador imperial reconoció las hahitaciones del Pa-
lacio del Hey destinadas á su alojamiento., yar-
regló los detalles J11<1S minuciosos del servicio
inte rior. U n;l trama tan el icstram ente urdida no
podin menos de surtir su efecto. ~ apoleon resol-
vió hacer servir la conflnllza (Iue teninn en él los
Príncipes de EspafIa para su pcrdicion. Murat, al
anunciar á Fernnndo el viage del Ernperador á
Bayona, le insinuó cuán conveniente seria que
el Infante Don Cárlos saliese <1 rccibirl(') debien-
do probablemente encontrarle antes de llegilr;Í
Vitoria. El Infilute Don C~írIos) que salió de Ma-
drid el cIja 5 de Abril acompaiHldo del DlIque de
Hijar -' de Don Antonio Correa, Genlil-llOlllbre
de Cámara, de Don Pedro Macanaz, de Don Pas-
clwl Va1lejo, en calidad de Secretarios, y del
Gentil-hombre Don Igllacio Currea) llcCfó el 6 á


L o


Burgos, el 7 á ViLoria y el 8 ;í Tolosa) sin haber
eucon lrnllo ,í 1\ apoleon, por lo que se detu vo en
esta ciudad hasta recibir órdenes de su augusto
hermano. Murat, sostenido por 40.000 bayone-
tas, egercia en Madrid la mayor influencia: ma-
nifestó il nombre del Emperador sus cleseos de rc-
cobrar la eSPilrla elc Francisco I) que desde la
batalla de Pavía en 1525 se conservaba entre




(103)
las curiosidades de la Armería Real, y la anti- 1808.
gua espada fue llevada al alojamiento de :\lurat
por el Manlués de Altamira con la mayor pompa
y ostenlacion. Su perfidia llegó al estl'cmo de
aconsejar al jóven Monarca que saliese él mismo
al encuentro del Emperador. El Embajaclol' Bean-
l1arnais inspiró igual idea, y Fernando vacilaba
incierto entre un acto de cortesía a gradable á
N apoleon, y su repu gnancia estrema en separar-
se de un pueblo fiel, cuando llegó á Madrid el
día 7 el General de dÍvisÍon Savary, Ayudante
de campo de Napoleon, acompañado, en clase
de intérprete, de Don José Hervás, hijo del Mar-
qués de Almenara, y cuüado de Duroc, Mayor-
domo mayor del Palacio imperial. Savary ocul~
taba bajo la franqueza de un militar un alma
astuta y fecunda en ardides. Pidió inmediatamen_
te y obtuvo una audíencia de S. M., en la que se
presentó como enviado únicamente para cumpli-
mentarle, y saber si sus relaciones con la Fran-
cia serian las mismas que en el reinado anterior,
declarando que en este caso N a poleon no inter-
vendría de ningun modo en los negocios interio-
res de la Nacían, y que le reconocería inmedia-
tamente por Hey de Espaüa é Indias. La cOl1tes-
tacion de S. M. á Savary fue muy satisfactoria,
á pesar de que no traia ni contestacÍon á ]a carta
de Fernando sobre su advenüniento al trono ni ,
credenciales. Savary aseguró que el Emperador
se hallaba muy cerca de Bayona, y que vendria
inmediatamente á Madrid. Efectivamente, el Em-
perador había salido de París el dia 2 de Abril.




(104 )
1H08. Sa var}' renovó las installcias hechas por Mllrat y


Beauharnais J para que S. M. saliese en pel'sOlta
á recihir al Emperador J asegurando (ille los dos
:Mollarcas se encontrarian lnfaliblerneute en ]3ur-
gos. Jlcrv,ís , que ú pesar de sus vínculos ele pa-
renlesco COn DlIl'oc y su amistad con Savary, no
dejaha (le sel' espailOl, manifestó que si el Rey
salia de Madrid 110 volvería ya jamas; pues Na-
poleon había determinado apoderarse de su Beal
.Persona. Los temores ue Hel'V(¡s fueron desatell-
dirlus: una cOllfert''lci" de ciuco cuartus de bora
con el l~mba ¡attor. (le Francia, la opinion casi
unánime del Consejo J el amor á sus vasallos y
el ardiellte deseo de hacer su felicidad terminall-
do la terrible crisi.s en (iue se hallaba el Estado,
acabaron de determinar á . .Fe 1'1'1 a n<1o á hacer uu
viarre tan l)elio1'oso como inevitable. Q ü


Elllia 10 ftle el seüalallo para el viage; .Y d
jóvell '\Iollarca, que presentía los riesgos á <ple
se espolJia por el bien ele sus vasallos, no quiso
dejados, durante su anseuL:in, (lcsamparaelos, J
creó lUla Junta de goLicrno que resol viese en su
110mbl'c lo(lu.~ los negocios del Estallo, y confió
Sil pl'e:'¡(L~llCia Ú su allgusto Tio el Infante Don
Alllonio, nomhrando para vocales á Don Gonza-
lo O~'<ll'l'il, ¡\lillistro ele la Guerra, á Don Sehas-
tiallPiüucla, ele Gracia y Justicia, {l Don José
Azanza -' de 11acicnda, y á Don Francisco Gil de
Lernus -' de :Üariua. Comullicóse esta sobe ralla
disposicio.n ú .los Consejos supremos tlel lleiuo,
y escribió el dia 9 á sus augustos Padres avisán-
doles su salida, y ofreciéndoles los medios de




( lO,!)
, , l' 1 t 1 1 E I Q«",. IltlC puJiesell taíHDlen sa Ir a CUCHen 1'0 (e ',1l1. u_o


pcradol·.
Estos, (lue clesd~ el principi.o de las ocurren-


cias dll Al'anjucz haLiau permanecido en aquel
Silio, salieron para el del Escorial en el dia 9
por la tarde, habiendo pasado á Madrid la lleina
de Etruria el dia 29 de Mar7.0~ Llegó el dia lO, y
Fernando salió de MadrÍli acompal1aJ.o de Sil Mi-
nistro de Estado Don Pedro CebaBos, de los
Dur¡ucs del IuLllltado, Presidente del Consrjo de
Castilla, y ele San CárIos, Mayal'domo mayor de
S. lVI'.J dell\Iarqués ele Muzq1liz, Embajador ql1(}
fue en París, Don Pedro Labrador, cx.Miuistl'o
plenipotenciario cerca de los n(~yes de Etrul'in)
de Don Juan Escoiquiz, Consejero de Estado y
'Maestro Cl\\C ltahia sido de S. M., del Conde de
Villariezo, Capitlll1 de Guardias ele Corps, y de los
Centiles-hombres de cámara l\Iar(lués de Ayer-
Le ... Guadalcazar y de Feria.


El General Savary solicitó el honor de aCOl1l-
paüar al Monarca; y afectando deseos de servir-
le, le si.guió para acabar de completar su infame
misiono El 1.1 llegó S. M. á Aranda de Duero, y
cl12 enLró eH Blll'gOS. Napoleon, cuya proximi-
dad había anunciado con tanla seguridad Savary,
no se hallaba en arIuella ciudad; y aunque empe·
zó á concehirse la 1::.1ayo1' desconfianza, era impo-
sible retroceder: una vez fuera de la capital, el
liacrificio del Monarca estaba consumado. ¡,os
caminos estaban cubiertos de tropas francesas,
que mas que para hacer los honores á S. M. , se
presentahan en su tránsito para guardarle. Fue


TOMO 1.14




( 106)
1808. preciso seguir auelante, y el Rey llegó .i Vitoría


el día 14: este mismo ¡lía llegó el Emperador á
Rayona, y el Infante Don Cárlos, que se habia
detenido en Tolosa de GuipÚzcoa .. entró cn Fran-
cia para cumplimentar á Napoleon. Allí conoció
Saval'y que era preciso dar un nuevo gi.ro ,1 su
infame intriga, y se acl'elantó hasta Bayona con
lma carta de S. M., Y regresó el 17 con otra de
N apoleon, en que no solo contcstal)[l á la úlLima
de Vitoría, sino tambien á otras qne le ]¡;I]¡ia diri-
gido S. M. anteriormcnte) y á (lue no hahía dado
contestacion hasta entonces. El tono de esta 'car-
ta era muy poco satisfactorio. El Emperador no
le daba en ella el tratamiento de Magcstad ... y
se declaraba juez árbitro para decidir la legiti-
midad de las escenas de Al'anjucz. No habia re-
medio para evitar el presentarse ante N apoleon,
que erigiéndose en juez de la ahdicarion lle C,ir-
los IV, apoyaba su competencia con la presencia
de 100.000 bayonetas que ocnpahan la península.


Don Manuel :\hzon Correa, Gef(~ del Resguar-
do de la línea dclEbro, Don Miguel Ricardo Ala-
va, Oficial ele Marina, y el Duque de Mahon; Co-
mandante general de Gllip¡'I7:COa, y otras personas
ofrecieron á S. M. su cooperacioll arriesgada pa-
ra fIue, disfrazado, huyese á Aragon, y evitase
el caer en poder de su enemigo i pero sus plancs
eran mas laudahles que prudentes. Se prefirió el
ricsgo probable al daño cierlo i y confiando en
las promesas de Savary, se decidió S. M. á pasar
:Í Bayona. Este General, para inspirar mas con-
fianza, llegó hasla decir al Uey: «)ic dejo cortar




..


(107 )
la caheza si al cnarto (le hora de haber negado 1i30H.
V. M. el Bayona no le ha reconocido el Empera-
dor pOI' !ley de Espaüa y de las Indias: por sos~
teIler Sil empeño, empezará probablemente por
daros el tratamiento de Alteza; pero á los cinco
millulos os dará Magestad, y á los tres dias esta-
rá todo arreglado, y V. M.· podrá restituirse á
ESI)aüa inmediatamente. »


El dia 19 fue el seüalado para la salida de Vi.
torÍa; y el pueblo) cuyo lllstinto jamas se engaña,
corrió en tropel al palacio del TIcy para impedir
su mardHl, yllcgaroll á cortarlos tirantes del
coche. El celo uel pueblo pasó de los límites re-
gnlares) y fue preciso calmarlo por medio de un
decreto en erne el Monarca procuraha sosegar sus
ánimos, concluyendo con mandarles: « que se
franquiIizascl1 y esperasen) ({ue antes de cuatro
días darIna gracia:; á Dios y á l~ prmlencia de S. M.
de la ausencia qne cn'éonces les inquletélba. »


El19 á las once de la noche llegó it Irun S. M.)
y escribió desde allí al Infante Don Antonio,
anunciándole su entrada en el territorio frances
al clia siguiente, y al Emperador, que se halla-
ha en el Palacio de l\larr[¡c) tlistante un cuarto
de legua de Bayona, pidiéndole permiso para
visilarle. El dia 20 entró Fei'lwndo en el territo-
rio de Frallcia, y nOló que nache salia it recibirle,
hasta que llegaudo á San Juan de Luz se presentó
el Maire (Corregidor), paró el coche, y arengó á
S. M. con clmayor júbilo fOI' ser el primero que
tenia la dicha de recibir á lE: Hey amigo y aliado
del Emperador,




( 108)
J808. La diplltaciol1, compuesta de los tres Grandes de


Espaiia, Duque de Medinaceli, Duque de Frias y
Conde de Fernan-N llñcz, enviados para cumpli-
mentar al Emperador, salió al enCllentro de S. M.;
}' su esplicacion, respecto á las intenciones de
NapoJeon ) no fue nada li~onjera: mauifeslaJ'on
(lne habiéndole encontrado elitre Tours y Poi-
tiers, se negó á recibirles, bajo el frívoto Vl'etcs-
to de eslar de camino, y los citó para ]3ayolliL


El Príncipe Neufchatel y el Mariscal de Pa-
lacio DllI'OC) con Ulla guardia de honor que los
hayan eses habían destinado al Emperador) sa-
lieron á recibir á S. M. , Y le invitaron ,¡ entl'ar
en Bayona, como efectivamente 10 ejecutó á Lis
diez de la maüana del dia 20, bien ageno Je ser
"íctima de la abominable t1'an1<1 que iba L{ dé's-
envolverse en aquella ciud,,(l.


Algunos enemigus de la gloria del llomlJl'e
cspaüol han osado poner en eluda, y aun zahe-
rir y acriminal' la conducla lleJ jóvell Mon:nca
en esta ocasiou) afirmando con la mayor illl-
l'uJ.cllcia (lue FCl'llallJo VII ahandonó volullla-
l'iamenle la Nacion. Pero sus groseras call1mllj~ls
se desVilllecen al cünLcmplar el estado de la Es-
pai'Ja cn 1808. La Familia Heal estaba di v idilla
por la inlriga estrangcra, las plazas y fortalezas
en poder dc los franceses, los tesoros, las es-
cuadras, los ejércitos puestos á disposicion de
Honaparte. El Austria abatida, encadenada la
Italia, rendida la Prusia, sujeta la Alemania)
40.000 hombres acantonados en ,Madrid, y cn-
llicl'ta toda la Pcníasula de ejércitos euenngos.




(109)
Se traLaha de la paz ó de la guerra con la Fran-ISiitl.
cia; y si Fernando se hubiese negado á empren-
der el viagc á Bayoua) huhiera 51do com pelillo
por la fuerza.


Los daüos eran ciertos y horrorosos no sa-
liendo S. M. de la corte, y saliendo eran solo
llrobables. El negarse al v1age se hubiera atl'i-
buiJo {l un temor pueril por su seguridaJ per-
sonal) que le huhiera hecho decaer en el con-
cepto de la lY;¡cion -' (lue habría queJado es-
puesta á la vengalJZa del numeroso ejército que
0cupaba la capital y las principales fortalezas,
} c;(; le acns:ula de haber destruido COIl una nc-
ga~i\':l impruJenLc lus fumlaLlas esperanzas de
eonserval' las relncÍüncs amistosas de ambas mi·
ci()lI es. A\lcll1as) el D \1 que de J3erg se hallaba en la
realidaJ all~)J~~ndo de la persona dell\1onarea) y
¿'sle trató d(~ sacar partido ele la necesIdad) salien-
do volunlariamente al encuentro de NallOleon.


Helll1SÓ 105 medios que una lealtad poco ilus-
trada le ofreció de sustraerse de la vigilancia de
las tropns frnncesas, llorque su. fuga hubiera ser-
vido 3010 de comprometer su opinioll, dando ar-
mas á Bonaparte para decantar su buena fe y
sinceriJud) y los franceses hubiesen perseguíclo
al fugitivo l\lonarca hasta apoderarse de su perso-
na, Ó encerrarle en algun puerto de mar) desde
donde se hubiera tal vez illtentado realizar el
l)!nn de los Reyes Padres de trasladarse ,t las po-
sesiones (te Ultrnmar, á imilaeIon de los Prín-
cipes de Dragnnza , dejando d continente aban-
donado al yugo del conquistador.




(110 )
¡SOB. Los esfuerzos de los espailOles no huhieran


pasado de los acostumbrados en una guerra 01'-
dinaria, J' no se hubieran visto los prodigios de
valor que produjo la idea de un Príncipe, mo-
delo de perfeccion, cautivo por un tirano es·
trangero.


Adernas, es necesario confesar que el salir
á recibir el Rey al Emperador era un paso (le
atencion, debido al poder colosal del que pre-
testaba venir á visitarle. Nadie dehe acriminarle
el haberse internado en Fraucia hasta Bayona,
cuando la historia nos presenta á cada paso, JO
en nuestros dias estamos vienuo entrar y salir los
l\Ionarcas en los estados tIe sus aliados para con-
ferenciar y celebrar congresos, sin (lue por eso
á nadie le ocurra que abandonan sus naciones.
Así es que Fernando pudo y debió como lley sa-
lir á conferenciar con Bonaparte.


La obligacion de presentar en su verdadero
l)llllto de vista los hechos que la malignidad y
l)arcialidad de los estrangeros ha desfigurado)
nos ha hecho traspasar los límites que prescl'i-
he la narraciol1 histórica.




(111 )


CAPITULO VII.


~Iurat pide á la suprema Junta de gohierno la lihert:llt
de Go{loy. _ La Junta la rehusa. ~ Xapoleon reclama
la persona de GOlloy. _ La Junta ordena su entrega.-
Go{loy marcha :í Franeia. _ Participaal Iley la entrega
de Collo:, el Consejo {le Castilla, y el ~Iarcpll:s de Cas-
telar ellcargado de Sll custodia. _ Dehilidad de la Jun-
ta e11 esta ocasiono - FiI'Jneza del He.y, _ Alzase la C011-
Jiscacioll lle los IJiclles de Godov. _ Mauiíiéstase á la


.


Junta de gobierno el desagrado del TIey por la entrega
(lile acordó del preso Goduy sin úrclell S\1};).


Los Ministros cspaiiolcs formaban en Madrid, 180ft
como hemos dicho, b;¡jo la presidencia del In-
fante Don Antonio, UIla Junta suprema de go-
hierno. El Gran Duque de Berg, que desde su
llegada no habia dejado de dar pasos en favor del
odiado Godoy) unió sus ruegos á los del Gene-
ral Savary lJara obtener uel Heyen la vlspera
de su sahua de la Capital la entrega de éste, cuya
libertad pedia en nombre del Emperador. Pero
S. M. no accedió á ello J manifestando que tra-
taria directamente con el Emperador sobre la
suerte (lel favorito; y que eu caso necesario se
suspenderla hasta entonces la causa. No se ocul-
taba (l Kapoleoll cuán desagraclable seria it los
es pailolcs el sus! raer it Godoy dclrigor de la j llS-
ticia ; pero ann le era necesario para sús combi-
naciones 1101íticas, y esta idea prevaleció. Adc-




(112 )
1803. mas, ~l111'at y Godoy estaban llllidos po!' los víll-


culos de la mas Íutima amislad. El Príncipe de
la Paz en los días de su pl'osp2riclad se presen-
taba frecuentemente con un magnífico cintu-
ron de sable, don de la Gran Duquesa de Berg,
) bordado por sus propias manos.


Godoy en su desgracia invocó la proteccion
ele su amigo, y éste en la miSIl1a maüana (lcl dia
10 de Abril, en que salió S. 1\1. de la CapiLal,
e~'i..lglO Con un tono amenazador de la Junta su-
prema lo que la víspera haLÍa solíciLaclo de Fer-
nando con lllodcl'acion. En vano le contestó la
Junta (Iue uada po(lía hacer sin órden del Sobe-
rano. N uevas amenazas hicieron (pJe la Junta co-
municase el dia 13 una órden al Consejo para
que suspendiese la causa, y dió cuenta á S. M.
de la violencia con que se trataba de conseguir
la libertad de Godoy. S. M. desde Viloria con-
testó que por nÍllgun pretcsto se entregase la
persona de Godoy; y que si el Gran Duclue in-
sistía, se le hiciese conocer (Iue no eran de su
competencia los negocios reservados á los So-
beranos; y al mismo tiernpo se ofreció al Empe-
rador, en obsequio á su poderosa intercesion~
conceder la gracia de la vida al reo. Pero Napo-
leoa J alegando que Fernando le había hecho ár-
bitro de la suerte del valido, resolvió su liber-
tad ~ y que fuese á Francia, donde deberia re-
presentar aun un funesto papel en las escenas
que escandalizaron la Europa.


Murat recibió la órden de apoderarse de su
persona, y al lUomento pasó á la Junta supre-




( 113 )
roa una nola concebida en un tono altivo y ame- 1808.
nazauor, en que, sentando por base que elEmpe-
rador solo reconocia por Rey de Espafla á Cár-
los IV, reclamaba la persona del Príncipe de la
Jlmr" con el especioso pretesto de que éste no
pudiese volver á tener parte en la administracion
del Estado.


Largo tiempo lucharon los individuos de la
J unta entre su imprescindible debel' y el temor de
comprometer la persona del Monarca, que por
todas parles se hallaba rodeada de enemigos; mas
las reiteradas amenazas del Gran Duque, y la po.
sibilidad de llevarlas á efecto triunfaron; y en
aquella misma sesion firmaron todos la órden de
entrega de Godoy á los franceses, y se comu-
nicó al Conselo de Castilla y al público por
medio de una Gaceta estraordinaria , publican-
do en ella para tran(Iuilizar los ánimos haberse
hecho la entrega de órden del Rey . Un Coronel
frances se presentó con la órden del Gobierno
al Marr{ués de Castelar, encargado de la custo-
dia del reo en Villa viciosa. Este, á pesar del
I!ecrcto que se le encargaba, antes de cumplirla
reune en consejo de guerra á todos los oficiales
de la gllarnicion, que aunque reconocen la legi-
timidad de las firmas, rehusan obedecerlas í.nterin
el mismo Castclar no se avoque COn el Infante
Presidente, y oiga del mismo lo que parece im-
probable á todo español. El Marqués de Castelar
vino .\ Madrid; haLló á S. A.; oyó de su boca
misma la veracidad de la órden) y que de este
acto pendian la vida de S. M. y la suerte del


1'0.110. l. 1 i




( 114 )
1808. Reino; y, á pesar de que por tres veces renunció


todos sus empleos por no ser instrumento de la
debilidad de la Junta, tuvo que vol ver á Villa-
viciosa; y á las once de aquella misma noche
entregó la persona de Godoy al Edccan de Mu-
rat, encargado de su comlllccion á Bayona. Asi
escapó de la illdignn:::ion de la Nacion ofendida
y de la justicia de las leyes el que habia prepa-
rado su ruina. Con sorpresa y dolor recibió el
público la noticia de la libertad de Godoy; y el
Consejo, á quien se encargó la public:lCion del
decreto, rehusó hacerlo, representando á la Jun-
ta los grandes incon venien tes que de ello se se-
guirian, y dirigiendo á S. M. copia de esta espo-
sicion en consulta reservada : Castelar mismo
juzgó que su responsabilidad no se hallaba cu-
bierta en el acto de su indispensable obediencia
á la Junta i y no pudiendo presentarse en per-
sona á manifestar á S. M. lo ocurrido, envió á
su segundo Don José Palafox, á su hijo el Conde
de Bclvecler, y á su Ayudante Don Fernando
Butrón.


S. M., que arrostraba con la mayor energía y
entereza los peligros que le rodeaban) reci-
bió por medio de la consulta del Consejo y
los comisionados del Marques de Castelar la no-
ticia de la debilidad y condescendencia de
los Ministros de la Junta, los que habian com-
prometido la solemne pa};,bra dada por el So-
berano á su amado pueblo de juzga!' al reo;
contra quien no hahía en toda la cstension de
sus dominios un solo pueblo, por pCflueño que




(115 )
fuese, que no hubiese espresado sus quejas: no 1808.
siendo fácil de concebir cómo la Junta supre-
ma procediese á manifeslnr al Consejo y al pú-
blico (IUC la entrega del Príncipe de la Paz
se habia hecho de órden del Rey; único me-
dio de escudar una indiscreta resolucion que po-
dia comprometer la España ,y haber escita do
contra la Junta la censura y resentimiento de la
Nacion. S. M. en tan críticas circunstancias, y
por consiclcrneion á su augusto Tio, que se ha-
llaba al frente de la Junta, no }üzo conocer abier-
tamente su desaprobacion, limitándose á mani-
festar al Gobierno su disgusto en esta enérgica y
y lacónica respuesta. = «El Rey queda enterado
de los motivos que ha tenido la Junta de Gobier-
no para proceder á la entrega del preso sin órden
suya.))


El Gran Duque no se limitó solo á obtener
Ja libertad de Godoy, sino que mandó que el
Consejo hiciese levantar la confiscacion de todós
los bienes, cantidades y alhajas, que se hallaba
encargada á los Ministros del Consejo DOll Felipe
Ignacio Ganga, D. Ignacio Martinez de Villela
y D. Francisco Javier Duran. Todos los cómpli-
ces en los escesos de Godoy fueron igualmente
puestos en libertad, y se les devolvieron sus mal
adquiridas propiedades.




( 116)


CAPITULO VIII.


MOllo amistoso con que Napoleon recibió á Fernando VII
en Bayona; y obsequio que le hizo al principio, _ N 01-
poleon intima á Ferlla!1I1o que renuncie su COI'ona. _
El Rey resiste heróicamentc tan infame propos¡cian. -
Negociaciones del Ministro f¡'auces Champagny con Ce-
ballos. _ N apoleon insulta á Ceb:dlos, no pudiendo
vencerle. _ Se dice al Rey cIue Hombre otro negocia-
dor. _ Escoiquiz sucede á Ccballos. _ Proposiciones
que hace Napoleon, discutidas por la comitiva del Rey
reunida en Consejo. - A pesar de la diversidad de opi-
niones son desechadas. _ I.abrador cs nomhrado pleni-
potenciario para continual' negociando. _ Intentan se-
ducirle, pero en vano. _ Propone Labrador la vuelta
del Rey á Madrid. _ Medidas adoptadas para impedir
su evasion de Eayona. - IlIterceptacion de los cor-
reos. _ Apurados los recursos de 111 diplomacía, se ape-
la á la violencia. _ Los Reyes Padres son llamados á Ba,..
yOlla. _ Llegada de Godoy á aquella CiUlhd.


1 B08. Hemos hablado ya dell'ecihimiento que Fer-
nando tuvo en B.1yona, y que desde luego des-
cubria las miras siniestras del Emperador: éste
vino inmediatamente á visitarle á su alojamiento,
acompai'tado de muchos Generales. El Bey bajó
á recibirle hasta la puerta de la calle ~ y alli se
abrazaron ambos Monarcas con las mayores de-
rnostracione'i de amistad. El Emperador hizo á
S. M. una corta visita, que terminó con nuevoíl
abrazos. El Mariscal de palacio Dl1I'oc VIDO eu




(117 )
nombre dd Emperador á convidar á comer á l80a
S. M., que aceptó el convite; y el Príncipe de
Neufchatel fue á tomar el Santo de S. M. para
la plaza, de ól'den de Napoleon. Duranle ]a co-
mida, y en presencia de la servidumbre, Napo-
leoll trató de Alteza á Fernaudo) que concluida,
se retiró á su alojamiento en uno de los coches
del Emperador, quien bajó al pie de la escalera
á despedirle abrazándole nuevarnente.


Apenas hahia entrado Fernando en su aloja-
miento., cuando el General Savary, el mismo
que con tanta infamia y dolo le hahia arrancado
de su corte, socolor de tratar en Bayona puntos
importantes, se le presenta para comunicarle que
el Empel'ador habia determinado irrevocable-
mente que no reinase la dinastía: de Borbon en
España, y que en su lugar sucediese la suya; á
cuyo efecto quería el Emperador que el Rey re-
nunciase por sí y toda su familia la corona de
España y sus Indias en favor de la dinastía de
Bonapartej ofreciéndole en indemnizacion el tro-
no de Etruria.


Pocos Monarcas se habian encontrado en una
posicion igual á la de Fernando, á quien justa-
mente sorprendió semejante deelaracion. Lleno
de confianza se habia arrojado en los brazos de
un poderoso Monarca, que se llamaba su protec-
tor; y este pretendido protector le mandaba des-
cender del trono de sus mayores para ocupar una
de las soberanías precari.as, que la política de un
conquistador levanta y destruye á su arbitrio.
Fernando mostró en esta ocasiol1 un carácter




(118)
1808. Y firmeza digna del trono; y, guiado de su pro-


pio impulso, desechó con lodo el orgullo de un
castellano la infame proposicion que se le ha-
cia. Respondió á Napoleon, que clueüa de su
suerte y de su vida, podía obrar con él como le
pareciese conveniente; pero que jamas renuncia.
ria sus derechos á la corona de Espaüa. Encargó
al Ministro de Estado Don Pedro Ceballos, que
al dia siguiente, 21 de Abril, fue llamado por el
Emperador, protestase semejante violencia. Ce.
hallos conferenció largo tiempo Con MI'. Cham-
pagny, Ministro de relaciones csteriores, vindi-
cando la validez de la abdicacion de Al'anjncz, y
refutando las quiméricas razones, en (PlC el Em-
perador pretendia apoyar el establecimiento de
su dinastía en Espaüa. El Emperador, que desde
su despacho habia escuchado la conferencia, les
hizo enlrar; y, despues de tratar á CcbaUus de
traidor, no pudiendo destrUIr la solidez de sus
razonamientos á favor de los derechos del Rey
Fernanuo y su augusta Familia, concluyó con de-
cir estas palahras :


( Yo tengo una política peculiar mia: V. de-
«be adoptar unas ideas mas francas; ser menos
(, delicado sobre el pundonor, y no sacrificar la
« felicidad de Espaüa al interés de la familia de
(¡Borbon. »


El carácter fil'lne de CebaBos desagradó al
Emperador, que intimó á S. M. nombrase otl'O
negociador mas flexible.


El 22 Don Juan Escoiquiz se presentó á Mr.
Champagny para hacerle ver cuán ageno era de




(119 )
la gloria y honor de N apoleon el destronar á su 1808.
Soberano, de quien hasta entonces habia reci-
bido tantns pruebas de amistad. El resultado
de esta conferencia fue que el Ministro fran-
cés hizo por escrito las siguientes proposicio-
nes.


1.:J. Que el Emperador habla determinado il'-
revocahlemente que no reinase ya en España la
dinastía de 1301'hon.


2. n Qlle el Rey debia ceder su derecho per-
sonal á la corona por sí .Y por sus hijos si los
tuviese.


3. a Que se daria al Rey el Rciao de Etruria,
con la ley S{¡lica, si renunciaha sus derechos al
de España.


4. a Que el Infante Don CárIos hiciese la mis-
ma renuncia de sus derechos; y los obtendría á
]a corona de Etruria á falta de la descendencia
del Rey.


5. a Que el Reino de Espaila seria poseido por
uno de los hermanos del Emperador.


6.:J.. Que el Emperador garantia su integridad
total y la ele todas sus colonias, sin la segregac.ion
de una sob ddea.


7. él Que salla asimismo por garante de la
conservacion de la Religion y de las propie-
dades.


8. él Qup, si. el Rey no aceptaba este tratado, se
quedaria sin compensacion, y el Emperador lo
haria ejecutar de grado ó por fuerza.


9. a Que, si S. M. se convenia y pedía enla-
zarse con su sobrina, se aseguraria este enla-




1608.
(120 )


ce inmcdiatarnente) que se firmase el tratado.
Estas proposiciones fueron discutidas en un


consejo secreto que convoCó elRey, compuesto de
cuantos le acompaüab:m, y al que asistieron los
Duques del InfanLado y el de San CárIos, ell\linis-
tro CcbalJos, el Canónigo Escoiqlliz, y los cx-!di-
uistros Labrado!' y Muzquiz, los dos Oficiales ma-
yores de la Secretaría de Estado Don Eu~ebio Bar-
dajíy Azara .. y Don Luis lle Onís, Don Fral!cisco
Palafox, y el Marqués Cilleruelos, Mayordomo de
semana. El Hey prcsidió esta Junta, cilla que algu-
nos) y es pecialll1cnte el Canónigo Escoiquiz, opina-
ron que se debía hacer la renuncia, admitiendo en
ca rubio la corona de Elruria, porque valia mas, se-
gun ellos, reinatO en Etruria, que sufrir una perpú-
tua cautividad en Francia; pero este modo de pen-
sar fue combatido por la mayoría de los espaüoles;
y eJ lley resol vió 110 rcnunciar al trono de una
N acion que le idolatraba. Tal fue el ultimatum,
en que el Rey se fijó constantemente; y para tra-
tar con el Ministl'o del Emperador nombró al E~­
celentisimo Seüor Don Pedro Labrador, su Mi-
uIstro cerca de la corte de Florencia y Consejero
honorario dc Estado, autoriz,índolc con sus ple-
nos poderes. El Ministro francés rehusó presentar
sus poderes, alegando que estos eran unas 11161'a5
fórmulas absolutamente inconduceutes á la esen-
cia de la negociacion; y, no pudiendo convencer
:í Laorador á que accediese á sus pérfidas insi-
nllaciones, procuró tentar su incorruptible fide-
lidad, presentándole la ocasion de hal:er fortu-
na y prosperidad.




(121 )
Las conferencias de Labrador quedal'onsill 1808.


efecto; y el Ministro Imperial se negó á con-
tinuar sus relaciones Con Labrador socolor de
que no tenia el rango correspondiente él id)
Y de que su carácter ualur;.¡l era poco tlLfe-
l'ente.


Labrador en su conferencia con Champagny
preguntó á éste si el Rey estaba en libertad, á lo
que el Ministro francés contestó que no podia
dudarse. Hcpuso Lahrador que en tal caso podria
S.l\-l. restituirse á sus estados; á lo cual respondió
que en punto al regreso á España era necesario
que S. M. se entendiese con el Emperador de pa-
labra ó por escrito.


Asi no quedó ya desde entonces dnda de que
el estado del H.ey en lhyona era el de una verda-
dera prision. Era preciso manifestar esta violen-
cia inaudita á la Europa, y el 28 de Abril pasó
Cebalios una nota al Ministro Imperial manifes-
tándole, que el Rey estaba determinado ,1 volver
á ;\LH1rid para calmar la agitacioa de sus amados
vasallos y proveer al despacho de 105 graves ne-
gocios oc su R.eino; asegurando que dentro de él
continuarla tratando COll el Plenipotenciario, que
en viasc el Em pcradol'.


El Ministro Champaglly no dió respuesta al-
guna á esla nota, y se aumentaron las precau-
ciones y redoblaron los espias, que vigilaban los
pasos del Hey, elel Infante y ele toda su comitiva.
El Bey qtliso inmediatamente espedir dos cor-
reos á l\iaclrid, pero estos fueron arrestados por el
Gobierno francés; y, habiénuose quejado de UBa


'l'O}fO l. 16




(122)
1808. violencia tan estraña Ceballos al Ministro Cham-


ragny pidiendo le visase un pasaporte para otro
correo de gabinete que debía salir con pliegos
para Madrid J el Ministro Imperial contestó eH
29 de Abril: que esta medida er,l mctivada de 'lile
Napoleon no reconocia otro fley sino á C;írlos
IV; resultando por consecuencia que el Empera-
dor nO podia adrnitír en su territorio ningun acto
ó pasaporte dado en nomhre de otro Rey: que
Ceballos debia abstenerse de autorizar los pasa-
portes de los espaüoles; sin perj udicar esta me-
dida á la corresponclencia pública, advirtién-
dole que las cartas que llevaba el correo de-
tenido habían sido entregadas á la administra-
cíon de correos franceses para su remision á
Burgos y Madrid con la mayor exactitud J ha-
ciéndose lo mismo con todas las (Ine los espa-
ñoles residentes en Francia dirigiesen á Espa-
ña: segllridad bien efímera J puc:s fueron inter-
ceptadas varias cartas de las que se remitieron
por el correo.


Los resortes de la diplomacia se estrellaron
en la heróica firmeza del jóven Monarca; y no
pudieron yencer la fidelidad de sus represelltan-
tes. El Emperador habia dccretauo la espulsion
de Jos Borbones de Espaüa, y traló de lle,"ada á
cabo. Declaró que no reconocia como Monarca
al jóvell Fernando J cuya firmeza no habia ater-
rado su poder colosal, y apeló á medios J que
asombrarán á la posteridad.


Trató de traer á Bayona á todos los indi vi-
uuos ue la Familia Real) asi como al Príncipe de




(123 )
la Paz, que exigieron los Reyes Padres que mar- 1808.
chase delante de ellos.


Godoy llegó á Enyona en 26 de Abril) y á po-
cos dias se le reunió su hel'mano el Duque de AI-
modóvar, puesto tambien en libertad el dia 22.




(124 )


,


C:\PITUI .. O IX.


Descubren los franceses en Esparla el proyecto de restahle-
cer en el t.rono á Cárlos IV. - Intima ;Uurat á la supre-
ma Junta de Gobierno que Napoleon y sus ejércitos no
reconocían mas Rey ,le España quc á Cárlos IV. - Con-
testaciones entre la J unta y M urat con este motivo. -
Proposiciones conciliadoras ({ue "ace la JUllta;í M'lrat
sohre su illtimuciol] temeraria. - P;:¡rticipa la Juuta á
Fernando VII este acoutecimiellto. _ Cárlos 1 V mani-
fiesta su vollllltarl de volver á ocupar el trollo. - .:\'Iurat
manda que su ejército reconozca como Rey á Cir-
Ios IV. - Disposiciones de los españoles contra la per-
fidia francesa. - Ocupan los franceses á su placer á Cas-
tilla la lIucva. - Movimientos del pueblo en Tolello y
Burgos. - Altiva cOll1ullicacioll que hace Murat al In-
fallte Prcsidellte de la Junta de sus resultas. - MelLdas


,


de la Junta para conservar la traIHIuili¡lad. - Saleu los
Reyes Padres del Escorial y lle¡:;au á Harona. - l\Inrat,
á pesar de la J uuta de Gohierno, intenta po!' medio de !;¡.
imprenta trastoruar el espíritu púhlico en Espaüa.


1808. Al mismo tiem po que con tan detestables tra-
mas procuraba Napolcon ¡¡nanear á Fernando VII
la corona de sus sienes, se comenzaron á descu-
brir los proyectos formados para restablecer á
Cárlos IV en el trono. El Embajador l3eauhar-
uais habia sido llamado á Francia, y acababa de
llegar en su lugar el Conde de Laforet; y este
nuevo Ministro era el que tenia el secreto políti.-
co, cuya cjecuciou debia verilicar ~Iur()t. Cár-




( 125)
los IV se hallaba en el Escorial disponiendo su 18m~.
marcha para .13ayona; y, deseando Murat ejecutar
las órdencs de su amo autes dc la partida tle este
Monarca) insinuó á la Junta suprema cn 16 de
Abril que N apoleon, y por consiguiente él y sus
eiércitos) no reconocian mas que á Cárlos IV co-
mo l1eyde Espaüa, en atcl1cion á que) si Fernan4
do hahia aceptado la renuncia de su Padre, había
sido por tranquilizar a1l)uehlo. I .. aJunta, conster-
nada con este nuevo golpe, comisionó á dos de
sus vocalcs A7,anza y Ofarril, para que procura-
sen pcrsuatlir al DU{lue de Berg la legilimidad
de la abJicacioll) y Jo funesto que podia ser para
la Nacion, y los mismos ejércitos franceses
la esplosion de la indignacion pública, que podia
causar semejante medida. Murat, asistido del
Conde de Laforct, escuchó las razones que en va-
no presenluroll los vocales de la Junta; á quienes
mauifcstó que la voluntad de su amo era el re-
poner á CárlOii IV en el trono, y que. como Ge-
neral de sus ejércitos no podia J.esviarse un ápi-
ce de sus órdenes.


La J nnta, en vista J.e este resultado, hizo
que aquella misma noche volviesen los mismos
vocales: y, consultando á los medios de evitar
una conmocion general en el Reino, propusieron
al Gran Duque, que el Rey Cárlos debia comuni-
car directamente á la J llnta su voluntad de rea-
sumir la corona en virtud de haber abdicado
forzadamente, y que la Junta, contestanJ.o mera-
mente el recibo, diria que remitiría esta declara-
cion al Hey Fernando ¡ que á esto se seguiría el




(126)
1808. emprender los Reyes Padres su viagc ¡í Dayona


para abocarse con el Rey Fernando y el Empera.
dor; fIue entre tanto no ejerceria acto alguno de
soberauía Celdos IV, Y no pasaria por la capital;
que los Consejos y tribunales no temll'ian noticia
de esto, y continuarian ejerciendo sus flluciones
en nombre de Fernando vn; que en la órden
del ejército f['ances no se diria cosa alguna sohre
este punto, y que los Jleycs r"dres, el Gran Du-
que y la Junta guardarian sobre todo el mas
profundo secreto. El GI'''i1 DllC{lle, que indispen-
sablemente tenia que cumplir las órdenes del
Emperador en el siguieute Ji" 17, se avino ,í es-
tas condiciones; y Jos vocales se retiraron á las
doce de la noche, dieron parte á la Junta del éxi-
to de su comision, y esta despachó en la maflana
del 17 un estraordinario con tan inopinada noticia
al Rey Don Fernando.


El Gran DU(Iue marchó este mismo <lía al Es-
corial, y enteró de todo lo tratado al Rey Padre,
á <luien hizo ¡¡rmar una carla para cllnfante Don
Antonio) Presidente de la Junta suprema, parti-
cipándole su voluntad Je volver á subir al 1:1'0-
no: carta puesta pOl' Laforet, y cuyo horrador
enseiló Murat á los diputados de la Junta. Insti-
gado por Mural, espidió tambien Cárlos IV una
cédula el dia 20, pOI' ·Ja que declaraba que volvia
á ocupar ellrono; aprohaba cuanto habia hecho
su hijo desde 19 de Marzo hasta 10 de Abril, y
confirmaba el establecimiento de la Junta y nom-
bramiento de vocales durante su ausencia. J .. a
J uuta se encontró de este modo con dos concep·




(127 )
tos disLÍntos, el de representanle de Fernando VII 1808.
para la Espaüa, y de CcírIO:-i IV para la Francia.


Murat, lejos de haber guardado el sigilo pro-
metido en esta dificil y espillosa negociacion, es-
pidió el dia 20 órdcn á los Generales franceses
para que reconociesen á C<trlos IV por Rey de
Espaüa, y le tratasen conlO á tal; al mismo tiem-
po procuró difundil' la voz del próximo restable.
cimiento de Cárlos IV.
I~os pueblos todos de la Nacion se disponlan á


una formidable resistencia. Los franceses perdie-
ron la confianza de los espaf.oles, que los mira-
ron al principio como libertadores del yugo de
Godoy. Los Reyes Padres y el favorito se veian
protegidos y acogidos por Napoleon. El Príncipe
(le Asturias, ídolo de la N acion, se miraba arran-
cado de su pueblo y vÍctima de la mas pérfida
intriga. Las casas parliculares, Jos tribunales, las
plazas púhlicas, las iglesias, los confesonarios
mismos resonaban con imprecaciones á la Fran-
cia; y se hablaba de un alzamiento contra los que
con capa de amistad llUbian venido á oprimir una
N acion , á cuya capital no hubieran llegado jamas,
si hubieran de haber pasado el Pirineo en acti-
tud de enemigos. En el mismo dia 20 fueron sor-
prendidos dos franceses imprimiendo una pro-
clama con objeto de anunciar al pueblo el resta-
blecimiento de Cárlos IV al trono; y los autores
de esta proclama eran dos súbditos del General
Grouchy) Comanuante de las tropas francesas de
Madrid. El pueblo se alarmó é hizo temer un;¡ re-
volucion próxima; y esto era lo que precisamell_




(128 )
1 ROF\. tC' drseaban Jos franceses, como lo maniL"laron


lo, s!lcesos posteriores.
Los frnnceses iball al mismo tiempo organi-


zDlHlo la ocupacion del tcait(,riü. l.a divlsion
l~edd vino al Escorinl desde S'~govja, dOI1(lc [lle
relevada por la tercera divisioll del S{'guIlflo ClWl'-
po de observilcioll de la Gironda, qne se hallaba
en Valladolid. El Gener:>l Dupont estaha en Aran-
jllez Con la primera division de illLliltet'Ía y Ca-
bnllerÍa, que debía trasladarse á Toledo.


Las contlnnas vejaciones de los franceses, y
sus voces repetidas públicamente de fple el Em-
peraLlor no reconocia ;l FernanLlo, y (Iue C;ír-
los IV volvería á ocupar el trono, causaron una
conmocion el dia 21 en la ciudad de Toledo. La
mayor parte de sus habitantes, reunidos á las
gentes del campo, corrieron en tropel á la plaza
de Zoco{lover; y) armados de fusiles, picas, sa-
bles y bastones, reconieron las calles gritnndo:
'Viva Fernando VII, llevnndo una b::llldcra con
el rplralo del Monarca idolaLI'ado. La multitud
fue á la casa del Corregidor Don José J oaquin de
Santa María; y es le magi'itrado, que se habia ma-
l1ifestado afecto á los fr¡¡nc:~:;cs, pudo (;SCap~lr
furtivall1ente dd fnror popular) tIue destrozó y
quemó todos sus muebles.


Dupont rnarchó iúmediatamcnte con las tro-
pas de Aralljuez sobre Toledo, dispuesto á com-
batir esta ciudad; en la (Iue el Cahildo habia ya
logrado calmar la irritacion popular á su llegada;
asi es (pie el General frances fue recibido fuera
de sus rnuros por la Princesa de la Paz y su her-




(1 ~0)
llliHlO el Cardl'nnl Arzobispo de Toledo. L¡. tí opa 18<jft
de nupont ocupó la Cilldad; la segullda divlsion
del ejlTcilo de su 111a1l00 avanZÓ desde el Esco-
rial á Aranj llCZ) y la tercera) que se ha 1 bhn en
Segovia,ocupó el Escorial. La brigada de caballe-
ría del General Auguslo Calincoul't entró al rnis-
mI} tiempo en Castilla la nueva, y considcrahh's
refuerzos para los cuerpos de infantería cIuC ocu-
paban esta provincia.


Esta ocurrencia, unida ¡í la inquietud (lue pro-
dujo en Burgos el rllovimicllto dd pueblo contra
el Intendente de aquella provincia por su dema-
siada afrccion á los estrangeros, hizo quc el 23
el Gran Duque de Bel'g escribiese al Infante Don.
Antonio, Pl'csidente de la J unta suprema de go-
bierno, una carta llena de altivez, en que le decia
(IUC se hallaba informado dc qne habia habido
reuniones (Iel pueblo en BIngos, donde el Inten-
dente general de la provincia habia debido la vi-
da á un fl'anc{~s, que le arrancó todo cuhierto de
heridas de manos del populacho, sin mas crímcn
que la prohidad con que curnplía sus deberes; tIlle
en Toledo el pucblo había saqncado é incendiado
\'arias casas, sin rfIlC las tropas españolas hubie-
sen tratado de contellcr estos escpsos; que en Ma-
drid mismo hahía habido reuniones peligrosas Con
motivo de una Gaceta estraordínaria, que debía
publicarse á las 10 de la noche del dia 22; que
la España no podia estar mas tiempo entrega-
da á semejante anarquía, ni c .. )J)s(~ntir su ejét'cito,
sin deshonrarse, tales desórdenes; que no vcría si-
110 !wdiciosos enemigos de la Franeia y de la Es-


1'0110 ¡, 17




( 130)
¡SO!j, paila en los individuos que se atreviesen todavía


á reunirse ó esparcir alarmas., concluyendo con
manifestarle se diese prisa á anuncial' á la capital
y á las Espai"ws su generosa resolucion; y que si
no se encontraba con bastante fuerza para respon-
der de la tranquilidad pública, él misL1lo se en-
cargaria de ella mas directamente.


El Infante y la Junta pasaron esta carta tan
poco mesurada al Consejo de Castilla, que en el
mismo día c3pidió un bando conforme ;Í la" leyes
espailOlas, prohibiendo las alarmas y reuniones;
y la Junta contestó ;i Murat, que los movimien-
tos de BtÍrgos y Toledo habian sielo ocasionado3


. por escesos cometidos por los franceses.
Entre tanto Cárlos IV y Maria Lnisa salieron


del Escorial escoltados de los Carabineros reales
y algunas tropas fnll1cesas, y llegaron á Burgos el
el dia 27) el 28 ú Vitoria, el 29 á. Tolosa y el 30
entraron en Bayona, diez cEas Jespues que su hi.-
jo) y cuatro despues que el favorito.


A meJicla que la Junta trataba á precio de
condescendencias clolorosas ele comprar la tran-
quilidad de la Capital, se aumentaba la insolen-
cia del Gran Dlque de Bc-rg: este compró una
imprenta; y á pesar que en 26 de Abril le manifes-
tó la Junta,áconsulta dclConsejo de Castilla, (lue
solo se le poJria permitir su uso para la publica-
cion de las órdenes militares de sus Cjél'citos, la
empleó en hacet' circular papeles incendiarios,




(131 )


CAPITULO X.


Carta de Napolpol1 á Murat para que la J unta nOl1lhra~e
cienlo ciucuenta notables espaliules, que pasasen á Ba-
yona lJara arreglar la suerle del neino. - Murat los
110mbra por sí. _ Conuucta de la J uuta de gO}Jierno en
esta ocasiono -Intima Murat á la Junta, de órden de
C;írIos IV, la marcha para na youa de la Rcina de Etruria
y del Infante Don Francisco. - Contestaciones sobre el
particular entre MUI'Jt y la Junta. - Recihe esta un es-
preso verhal de Fernaurlo VII, anunciándola su situa-
cion, y aconsej:índola la paz. _ La Junta reune á sus
funciones varios personages. - El IlIrante Presidente
crea otra Junta (le gohierno para en el caso de que la
primera careciese de libertad, y no pudiese gobernar.-
Envia la Junta á Ferllamlo VII dos per5011as de su
confianza, participándolc el estado de las cosas, y pidi(~n­
dole imtrucciones. - SCSiOll agitada de la Jutlta en la
noche del 1. u de l\Ia'yo de 1808. - Amenazas d~ Murat.


Mural recibió el dia 29 un decreto del Em- 1808.
perador y una carta de Cárlos IV. N apoleon le
mandaba hacer presente á la Junta de gobierno
que deseaba concurriesen á Dayona ciento cin.
cuenta personas, escogidas entre las mas nota-
bles del Heino, para fijar solemnemente el des-
tino de Espaila) cOl1sulLando el voto é interes de
todas las clases. Murat comunicó á la Junta esta
l'esolucion; pero ínterin deliberaba esta sob¡,c 1111
negocio tan importan le , eligió él por su propia
autoridild las lJersonas que por infornles particu-




( 132)
1:.11:3. lares le p:ll'ccian mas á propósito; y pidió para


(' Ilas pasaportes, qu e la J un ta se vió forzada á
fran'~Illcar, limitándose úuicamente á delr cuenta
:i S. M. de esta eJeccíon arbitraria, pl'eviIliendo
a.',illlisllIo á los nomhrados que esperasen en la
frontera la 50be1'<111a resoluciol1.


El dia 3D de Ahil el Gran Duque se prf~sentó
á la Junta .suprema, y manifesló una carta del
!ley Padre al Infante Presidente p:1ra que disph-
sicse á la mayor brevedad la salida de la Eeina
(le Etrllria y el I,¡fLlnte Don Francisco de Paella
para Bayana. En vano alegó la .T unta que nada
llotlia hacer sin contar Llntes con el Rl~y ])011 fc'l'-
nando: insistió el Gran Duque en {lue, siendo la
Reiua de Etruria dueña de sus acciones, á (' 11a
sola se debia cOnS1lltal' sol!'e este viagc; y en
cuanto al Infante manifestó que su menor edad
le constiluia en un todo dependiellte de la vu-
luntad de sus Padres; de mauera que no se po-
tEa iblpedir legalmente Sil snlilla j haciendo \,'/1.
tender .t la vez que apoyaria con las arrn;¡s, y
haria respctar~ si la Junla se opouía, la voluntad
de Cirlos IV~ como único Hcy legítil1lo de Espa;¡<I.


La Junt:! conlestó que se diri¡)ría á la Reina
(L~ Etrllria para conocer su voluntad; pero que
jamas dari3 su consentimiento para la marclH\
del niño Infante. La Bcina declaró que intentaba
partir; y nI mismo tiempo se notaron disposicio-
ues en las tropas francesas p~,ra llevar á efpcto
b marcha de las prl'sonas Reales; la cllal se fijó
vara el 2 de Mayo. La sitllacion de la Cnp;tal
('I"a ['str.:rnadamcut:.:- crítica. Las inJign~J~ prnpo-




( 133 )
~¡ciones que se habian hecho en BaJona, se sabian, ~808.
y ha])ian irritndo á todos los madrileüos, (lllP
agolpados al rededor de la casa de Correos agunr-
daban ansiosos las noticias de Dayona. Eran
impotentes los esfuerzos de los Generales fran-
ceses par3 distraer y engaf13r la curiosidad pú-
blica. ·Para contrabalancear las mentiras impre-
sas en los l)eriódicos, circulaban de manO en
mano las noticias manuscritas, y la puerta dd
Sol estaha Ilella siempre de gente. Habian falta-
du los dos t'dtimos correos de Bayona, y la in-
quidud general estaba en su colmo. A pesar de la
tieveridad de hs medidas acloptadas pOI' los frall-
ceses, la fcrmcntacion fue en aumento, y hubo
algunas riüas entre el paisanage y los soldndos
franceses, que miraban como enemigos á los
partid;¡rios dp, FCl'lHll1do VII.


El Gran DU(llle de Berg desenLa dar ¡í la mul-
tituu una leecion de su pouer, seguro del suceso;
pues hacia largo tiempo que hi.lbia previsto una
ills\lrl'eccion. Toda la artillería francesa se hnlla-
ha en el Ptctiro; y , aunque no había en Madrid
mas que la Guardia Imperi;¡l de Ínfanterla y ca-
ballería, la Jivislon de illfantí'ría del General
l\1eynie¡' , y una brigada de ci.lballerÍa, las otras
divisiolles del eprcito, llnmado cucrpo de observa-
cion de las costas del Océano, se hallaban acan-
tonadas en el con vento de San BCl'nnl'flino, en Cha-
marLÍn, Fucllcarl'al y en el 11 a('(10 , dispuestas á
Intral' (~Il la Capital ,í la prirner spüal de alarma,
J eompouiclldo un total de 50.000 hombres.


El Jia L° de 'byo fue Domingo; y quiso 1\lu-




(134 )
Hmt\. 1'at hacer ostcnlncioll de su poder }Jara aterrar


al pueblo de Madrid; J rodeado de todos sus Ge-
nerales pasó revista en el Prado .. í su ejél'cito; que
eOIl todo el aparato de su nueva táctica atrave-
só las calles de la Capital por entre un gentío in-
menso, en cuyos semblantes se veia el despre-
cio) llegando en la puerta del Sol algunos corri-
)]os de embozados hasta el cstrcmo de silvar al
Gran Duque de Bcrg, á quien no solo odiaban,
como gefe de los franceses J sino como amigo y
protector del execrahlc GoJoy.


En este mismo dia 1. o de l\1nyo la Junta su-
prema, que conocia que la independencia de su
autoridad había espirado, y preveía mayores des-
gracias en la N aeíon, acordó, con el objeto de
aligerar su responsabilidad, asociar á sus traba-
jos á los Presidcntes y Decanos de los Consejos
supremos de Castilla, de Indias, de Guerra) de
Marina) de Hacienda y Ordenes; y ademas los
Fiscales Don Nicolas Sierra, Don Vicente Tor-
res Cónsul) Don Pablo Arribas, y Don J oaquin
María Sotclo, y los Consejeros Don Arias Mon,
Don Gonzalo José de Vilches , Don G3rcía Go-
mez Xal'a, Don Pedro Mendinucta J y Don Pe-
dro de Mora y Lomas; nombrando para Secre-
tario al Conde de Casa-Valencia.


Para precaver la horfandarl, en que podia que-
(lar el Estado, en el caso de que por la violen-
cia la Junta suprema nombrada por S. M. no pu-
diese ejercer sus funciones, creó el Infante Pre-
sidente en el mismo dia nna nueva Junta, á la
que fueron delegadas todas las facultades, que re-




(135 )
sidian en la formada por el Rey Feruauclo con i808.
la mayor estellsion y amplitud, autorizándola á
resitlir en cuallluier punto de la Nacion] á fin ue
que ésta jamas careciese de gobierno.


Fueron nornbraelos vocales de esta nueva Junta
el Conde de Ezpeleta, Virey y Capitan general
de Cataluüa; Don Gregorio de la Cuesta] Capi-
tan general de Cnslilla la Vieja; Don Antouio
Escaüo, Teniente general de la Real Armada;
Don MaIluel ue Lanlizabal, del Consejo Real ue
Castilla; Don J llan PCl'CZ V¡llamil, del Almi-
rantazgo] y Don Felipe Gil de Taboada) del ele
Ordenes.


La J uuta suprema se hallaba en la mayor agita-
cion. La sesion que celebró en la noche del 1. o de
Mayo fue inlerrumpida á cada paso por las frecue 11-
tes amenazas del Gran Durpw ue Bel'g de pro-
clamar desde el siguiente dia él Cirlos IV, y tomar
en su nombre las riendas del gobiel'110 militar, si
no se accedia á la salida del Infante Don Fran-
cisco, sin esperar á la decision de S. M. Todos
los vocales de la Junta se opusieron á esta vio-
lencia, y aun algunos propusieron resistirla hos-
tilmente nrm<111(lo nI puehlo; pero la corta guar-
nicion espaiíola de Madrid, y la inmensa fuerza
de los franceses, hizo que la Junta unánirne-
mente propenrliese á adoptar el pat'lido de cal-
mar los ánimos, precaver los movimientos po-
pulares., y contenerlos en cnso necesario, por no
esponer la persona de S. 1\1. Dió tambien la ca-
sualidad que en la noche del 30 de Abril se pre-
sentó á la Junta) enviado por S. M. desde Bayo-




(136 )
:800. na) Don Justo María lLar .:\'nval'l'o) Ministro del
Cotl~ejo de Navarra, para enterarIa d(~ la tenta-
Liva de Napoleon de apoderarse de la Espai'la, de
la propuesta del trono de Etruria hecha á S. M.
PO cambio, y de su firme resolucion de morir
nntcs que acceder á nada que fuese incompati-
hle con su dignidad y justos dcrecllOs; encar-
gando á la Junta, que Ínterin se decidia tan gra-
ve asunto, se esnlerase en conservar la paz y
huena armonía con los franceses, sin dar lugar
á incidente alguno que pudiese cornprometer el
estado tan delicado de los negocios) y a un su
misma Real Persona.


La Junta veia la actitud hostil de los francescs~
que ocupaban todos los caminos para Bayona ... por
lo cual las comunicaciones eran inciertas ... y los
correos se interceptaban escandalosamente; y de .
.'>caudo informar al Bey de cuanto pasaba ... y re-
cibir sus órdenes en tan <lelicada sÍ1.uacion, an-
tes de variar el plan de conducta que él mismo
halJia prescrito, resolvió enviar dos personas
de toda confianza que enterasen ¡í. S. M. del es-
lado de la N aeion, y eligicl'on para tan impor-
tante comision á Don José Zayas) Ayudante de
campo del Ministro de la Guerra, y á Don Eva-
1'islo Pcrcz de Castro, Oficial de la Secreta¡'Ía de
Estado} los cuales salieron para Bayona en los
últimos días de Abril.




(137 )


CAPITULO XI.


Sale de Madrid \,1 Reina tle Etl'uria. - Prepárase el viaga
de 1,)s Infantes Don Antonio v Don Francisco. - A lal'-
ma del pueblo. __ Memorabl~ dia 2 de ~Jayo en 1\Ia-
¡hiJ. _ lnhuwana carnicería de la noche del dia 2 ele
Mayo f del dia 3. _ l)roc1ama famosa del Alcalde lle
'\1ó:tolcs á h NacÍoll. _ Salida dcl Infante Don Fran-
ci,;co pal'a Bayona. _ Medidils rigorosas que adopta
i\l urat contra 105 espaflOles. _ Marcha y llespedida del
Infantc Don Antonio. _Murat, á pesar de la resistencia
de la suprema Junta de gohierno, toma parte en ella,
) se ¡¡pOllera de su presidencia.


Amaneció el día 2 de Mayo, día memorable 1808.
en los fastos de la insurreccion española, y el
tleiialado para la salida de las Personas Reales.
I~os coches y una grande escolta de tropas fran-
cesas se hallaban en ]a plaza de Palacio, que es-
taha llena desde muy de mallaUa de una inmensa
multitud de homhres y mt1ger~s, que contempla-
ban tl'istelllente los preparativos del viagc. En
sus sellllila ti tes se veía n grabados los caracteres
de aquel triste ahatill1iento que precede á las
granues esplosiones dd alma. A las nueve la Bei-
n;¡ dt~ Etrtll'ia con sus hijos salió de Palacio, en
donde aun quedaron dos coches que estaban car-
gándose Con ]a mayol' }wecipitacion. Corre el ru-
mor de que aquellos coches estaban destinados
para la ~alida del Infante Don Antonio; y la IJer-
'l'O~'J l. lR




(138)
1608. 'vidumbre del Infante Don Francisco refiet:e que


este intel'esante niño lloraba lleno de dolor, no
queriendo salir de Ma(lrid. Esta noticia contrista
á las mugel'cs, y desespera á los hombres. A las
once un Edecan de Murat vino á dar la órden de
la marcha; y el pueblo que adivinó fácilmente
su comision, profirió contra él las mayores inju-
rias y amenazas. Al bajal' para tomar el coche
los Infantes Don Antonio y Don Francisco, la
presencia de este augusto Príncipe que en su ni-
ñez iba ,1 set' trasladado á manos de guerreros fe-
roces, y arrancado de un pueblo que le adoraba,
arrebató á toda la multitud, y una miserable an~
ciana, que aun se ignora si desahogó su propio
dolor, ó sirvió á los designios de los franceses,
esclamó en alta voz: Válgmne Dios~que se llevan ti
Francia todas las Personas Reales. Esta voz reso-
nó en el coraZOll del pueLlo, (pIe no pudo con-
tener por mas lierupo su violenta indignacion
contra el tit'ano Napoleon y sus satélites, y cor-
rió presuroso á corlal' los tiros de los coches des-
tinados á al'l'cbatar sus Príncipes, resuelto á im-
pedi\' su ma\'cha. El destacamento de la Guardia
Imperial hizo fuego sobre la multitlld indefensa,
que lejos de aterrarse alacó denodada á los sol-
dados vencedot'es del mundo. El fuego de la in-
surreccion se esticúde con la ccleridad del rayo.
Madrid cntero se levanta contra los franceses, y
cada casa es una fortaleza: armanse como pue-
den los habitantes de toda clase, edad y sexo, y
llenos de rabia y desesperacioll atacan á los fran-
ceses ell las calles y en las plazas, UllOS cucrpo




(139 )
á cuerpo, y otros desde lo alto de los tejados y 1808.
ventanas.


El gran Duque que se hallaba alojado en la
casa del Príncipe de la Paz, á la espalda de Pala.
cio junto al convento <le Doila María de Aragon,
montó á caballo rodeado de su gua\'dia, y se man-
tuvo enfrente de su habitacion, desde donde en-
vió á todas las tropas que rodeaban il Madrid ór.
den de entrar en la villa ¡í paso de alaque.


No se oi:)1l mas gue voces mezcladas con el
redoble de los tambores y trompetas que llama-
ban á los soldados á sus ,'cspectivos cuarteles;
pero Ínterin llegaban las tropas, continuaba en
todas partes el asesinato de los franceses aislados.
Viérollse jóvenes resueltos) sin mas armas que un
puilal ó un palo, al'l'ojarse con el mayor denuedo
á los franceses, y morir contentos despues de
JlaLer atravesado ¡t dos ó tres de estos: Otl'OS des-
de las esquinas asesta han sus tiros contra los Ede-
canes que conducian órdcnes, y entorpecian las
comunicacioncs del enemigo: otros, reunidos en
corto número, hicieron retroceder grandes ma.
sas de cahalleria: otros saltando co'nla mayor
agiJiduJ soI)/'e los caballos del enemigo, derri-
baban á puiwluJas á los ginetes, haciéndose due-
¡lOS del caballo y de las armas. Otros degüe-
llan en sus mismas casas á los oliciales aloj~dos
en ellas, y que marchaban á reunirse á su tropa:
los albaüiles desde la altura ele las obras en que
les so\'prcnclió el movimiento, lanzahan sobre los
enemigos cuantos mat.f'riales tenian á mano. Las
Dlug\:res desde los halcones arrojan tiestos, )a-




(140)
1808. drillos, piedras yagua hirviendo sobre las tro-


pas francesas que recorrían las calles, y hasta lo~
niilos tomaban parte en esta heróica lucha; y asi
se' vieron muchos descalzos de pie y pierna, que
á diez pasos de distancia tirabnn píf'dras ca-
ra á cara á los dragones formados en esclla-
dl'on , mientras que otros arrastran y gol pea n al
moribundo frances hasta verle dar el último sus-
piro. Cien combates se traban á la vez y en dis-
tintos puntos, y el corazon sensihle se llOrro!'iz3
al pisar tanto cadáver frauces. El odio de los es-
puñoles es sobre todo inexorable contra los ma-
melucos que caen en sus manos, ansiosos de he-
rir con un solo golge un frances y un musulman.


Mientras el pueblo indefenso, y sin mas guia
que su exaltacion patriótica, defendia heróica-
mente su libertad é independencia, ]a guarnicion
de Madrid, compuesta de 4.000 hombres~ se halla-
ba encerrada en los cuarteles, en donde sus (~c­
fes apenas podian contenerlos, pues ansiaban vo-
lar á unirse con sus hermanos, como lo verifica.
ron algunos pocos f{Ue pudieron fugarse.


Desde el prinoi pio de la insurrcccion arrancó
Mural al Infante non Antonio, que se lJallaba en
su poder, una órden para 'll1e la tropa no salieso
1m todo aquel dia de s llS cuarteles.


Desde que se oyeron los primeros tiros, el
Mariscal Moncey y los dernas Gpncrales que no
mandaban cuerpos, se reunieron al Due¡ tW de Berg,
y tomaron posicion en el alto de la puerta de San
Vicente con un regimiento de fusileros de la
Guardia Imperial.




( 141 )
Las tropas que se hallaban en Madrid reCM- 1808.


rieron las caBes, y sus gefes destacaban partidas
que entrasen en las casas de donde se les habia
hecho fuego, y castigasen á los agresores. Laar-
tillcrÍa volante hizo varias descargas en la calle
de Alcalá sohre la mllltitud, que no por eso se
arrcclró, y continuó d afaque: la columna apos-
tada en la plaza de Palacio subió por la calle
Mayor haciendo fuego á los balcones y ventanas,
.y al mismo til!mpo y hora de las doce las co-
lumnas francesas de los campamentos de Cha-
martín J San Bernardino y la Casa del campo en·
traron en la Capital y OCl! paron todas sus ca lles.


La caballería de la Guardia imperial penetra
por la lmerta de Alcalá, y en dos divisiones Car-
ga al galope á la multitud por las calles de AlcaLi
y CIlI'l"era de San Gcróninto 1 viniendo él situarse
en la puerta del Sol) ni donde son inhumana-
mente asesinados grupos enteros de patriotas. Al
mismo tiempo una columna de infanterÍa ocupa-
ha la estension de la calle de San Bernardo, reu-
niéndose en la plazuela de Santo Domingo con
las tropas que defendian las inmediaciones del
palacio de Murat.


Fuertes destacamentos de caballería sitiaban
13s puertas de la Capi.tal para impedir la cutrada
de los habitantes de los pueblos il1mediato.~.


Todas las calles de :Matll'id estaban erizadas
de hayonetas francesas, y en todas se comba tia
sin consultar su número. "


E! General de hrigada Lefrunc al frenle de
l!na columna fr;\1IC"SH quipn> apoderarse del Par-




(142 )
1S08. que de artillería espaflOl , situado en ]a calle


de San José, en el harrio de las Maravillas,
Dos valientes Oficiales de artillería, }Ion Luis
Daoiz y Don Pedro Velarde, con 33 homhres del
regimiento de Voluntarios del Estado, hicieron
rendir las armas i un destacamento dt! 100 fran-
ceses que ocupaban aquel punto, y reunidos á 14
artilleros, la mayor parte inválidos, dieron en-
trada á una lllultituu ue llOmbl'es y mugeres que
suspiraban por armas para COl1lbdtir contra el
enemigo. Daoiz y Velul'Ile tomaron el Parque, y
sacaron cinco cailones tirados por los paisanos,
Dos se colocaron enfilando la calle de San Pedro
la nueva, en lo interior del Pan\uc, cuyas pucr-
tas se cerraron illl11cdiatarncnte; y los otros tres,
el uno á la salida del cuartel llllrando á la calle
ancha dc San BtTnarao, otl'O ','n la confluen-
cia de las cualro calles que eslan al estl'emo su-
periol' de la de San José, el (1 ,i~ fue servido por
las l11ugcres CllalHlo murieron :.~;s artilleros á qllie.
nes se encargó, y el tercero lluedó de reten en
el patio,


Al rccibir la intimacion (le rcndicion, el cañon
cargado <1 mell'illla I'CSPOIl(¡', :¡I'rollando la colum-
na enemiga, Por trcs veces c31'gnn nuevas tropas
á paso de ataque coutra la débil hatel'Ía espaiiola,
y son I1l1eyamcntc al'l'ollados dejando la calle cu-
bierta de carLi VCI"eS, El combatc se renueva con
mas fmor , y el cnemigo rcforzado por todas par-
tes emprende un ataque general; pero Daoiz y
Vch¡-rh~ aplican á un mismo tiempo la mecha á
'm5 caüorH'!;.l y la ,I)ln~llna entera queda deslr"o-




(143 )
lada, cuhierta la calle de cadá veres, y puestos en 1800..
fu ga los franceses.


Vol vió á renovarse el ataque, en el que fue
herido gl'avernenle Daoiz por no haber querido
ponerse á cubierto de la metralla enemiga, sin
poder reducirle á que se retirara. Acabóse la me-
tralla, y con un cajon de piedras de chispa que
enconlró en los almacenes Velarde, cargó las dos
últimas veces Daoiz, y disparó su cailon: vol vie~
ron á la cal'ga los franceses, y mi.entras Velarde
activaba dentro del Parque el apresto (le 01110i-
ciones, tuvieron que replegarse al interior del
editlcio los pocos artilleros y voluntarios que ha-
bian quedado. Daoiz, herido y sin querer retirar-
se al cuartel, permaneció casi solo en medio de
la calle apoyado sobre un cailon .. no pudiendo
por su herida sosteuerse en pie, pero con su espa-
da en la mano. El General Lagrange, socolor de
tratar de parlamento, se le aproxima para insul-
tar el heroismo, y alza su sable parahel'irle; pero
Daoiz le da una fuerte estocada, y sofocado con
el número de los franceses que cargan sobre él,
recibe innumerables heridas J de las que murió
¡¡quella misma tarde.


Velal'Lle al salir del a¡macen halla el patio del
Parque inundado de franceses, y un Oficial po-
laco le asesta por la espalda alevosamente un pis-
toletazo, que atravesándole el corazon le dejó sin
vida al momento.


Los voluntarios continuaban desde el interior
del edificio el fuego; pero el asesinato de sus va.
lient.es Comandantes desanimó sus corazones; y




(144 )
1808. al saber que el Gobierno intimaba la pacificaciOIl}


depusieron su actitud hostil, y lograron volver á
sus cuarteles, á pesar de que Murat había man-
dado no se diese cuartel á los que se hallnsen en
el Parque; pero el valor heróico de sus defenso-
res admiró á sus enemigos, y el mismo Gcncl'al
Lagrange y los Comandantes franceses fueron sus
intercesores.


La historia conservará eternamcnte los nom-
bres de Daoiz y Velarde, como d de los prime-
ros heróicos mártires de la judl'p(~nJencia y de
la gloria nacional.


Tres horas eran transcurriJas desde que se
habia empeñado la terrible lueha entre el pueblo
y sus opresores, y los habitantes de Madrid con-
tinuaban incansables en la destruccioll y carni-
cería de los franceses. U ua hora mas de duracioll
hubiera causado males espantosos; pues ya los
habitantes de los pueblos Clt'Cull \recinos se apro-
x ¡maba n in Hamados para reullil'se á s us va 1 ¡entes
compatriotas. Murat, que á pesar del escesÍvo nú.
mero de sus tropas, desconfió de vencer, y es pi-
dió órden á Dllpont, (IlIe se hallaha en Toledo,
para que al instante marchase sobre Madrid)
adoptó un medio para pacificar la insurrcccion:
trató con el Infante Don Antonio de evitar la
efusioll de tanta sangre; y los Ministros de la
Junta suprema salieron por las calles agitando
sus pctüuelos blancos para publical' una amnistía,
si los habitantcs deponian las armas y se retira-
ban á sus casas,


A las dos de la tard!~ los Milli:slro~ de los Cor¡-




(145)
scjos de Cnstilla) lndins) Hacienda y Onlu;('s,
que se hallaban reunidos en un mismo local ('11
la calle de Santa María de la Alrl1udel1Cl~ frente á
la Iglesia de este nombre, salieron solemnemell-
te.: acompaiúHlos de los Guardias de Corps y de
algunos Gencrale" franceses J y dividillos en sec-
ci~;n.;s recorrieron todos los barrios de la CilpitaJ
l1evanJo en las manos pañuelos blancos, y profi-
riendo lus palabras <le paz., paz.> que todo estú
('omput'stuj Sil 1 va 11 do a 1 mismo tie J11 po {t varíos infe-
lices que habiall ca ido en podel' de los franceses.


La dlllce voz de pnz proferida por los trému-
los laLios de l\1agislrndos venerables, hizo depo_
ner á los habitanles de Madrid sus armas en el
momento de su mayor exa ltacion ; y á la sola vo?
de la aUlOli(hd pasaron de la venganza ,1 la pru~
cIencia) y ([d 1'lll'ur al respeto: ejemplo único en
los anales del l11ulHlo, y digno d:l mismo pueblo,
que en l~ de Marzo de aquel :1110 contuvo su in-
dignaeion conlrn el privaJo á la sola voz augu~ta
d(, un Príucipe illoluLrado.


Mural no se contentó con ver ceder al pueblo
de Madrid menos que á la fucl'za de las armas ¡t
la pel'SUasiUll de SllS Magisll'aJos, y quiso vengar
pédl1lamenLc la muerte de sus sold:lllos. Un ban-
do, publicado al tiempo de anunciar la paciílca-
ciotl, imponía la pena de la vida á cu;¡ntos se etl-
eOlltrasea con armas. Bando, (lIJe á pesar de ha~
be!' sitIo oído por muy pocos, empezó á oblig'll'
de"de luego; y en un dia en (lue por la general
efervesccllcia se hallaban ohligaJos lí llevarlas
cuantos ignoraban la prohibicioll de su uso. LH
1'()~1O [. 19


!~(ld,




(146 )
180& capital se inundó de fuel'tes patrnllas, que recor.


riendo sus calles, registraban escl'l'lllllosamente
á todos los que ellcontraunn, y los conducían:1 105
cuerpos de gunl'dia mas inmediatos, y de allí á
]a casa de Correos, dOll(le se habia establecido
una Comision militar presidida por el Capitan
general espaüol Don f'rancisco Javier de Negre.
te y el General francés Grnchy, des(le (londe
eran conducidos al Prado y fusilados in\¡ umana-
mente, sin concederles la asistencia de !lB sacer-
dote que los allsiliase en sus líltill10S momentos,
Asi pereci!'l'oll muchos inocentes, cuyo l'lIIico crÍo
roen era el habél'seles hallado casualmcntc una
navaja, tijeras ó cortaplumas; hasta algullos mi-
serables barberos por encontrarles las navajas de
afeitar; los irSelices tragineros pOI' las aglljns de
enjalma¡' que traian, segull costumb¡'e, en las
monteras, y aun los escllliJadores q lIe llevaban
descubiertas las tijeras de su o([cio, Sacaron ade-
mas á los pacíficos habitantes de las casas desde
donde habian recibido lTlaS dailo los f,'anccs<,s; y
fueron igualmente condenados á muerte hombres,
mugeres, sacerdotes, religiosos; lodos confundi-
dos perecieron implluemeute en la lloche funesta
del 2 de Mayo, cuyo lób,'cgo silencio interrumpia
á largas distancias el pavoroso estruendo de las
descargas que abrian la puerta de la inmol'lalidad
á centenares de víctimas de la patria,


El terrOl' heló el corazon de los hcróicos ma-
drideños, que en la madrugada del 3 vieron con-
tinuad) la cat,istrofe de la noche, Cuarenta hom-
Lres que los franceses habian hecho prisioneros




(147)
durante la snngrienla lucha del 2, Y que hnhian 1808.
sido cOlHlucillos al cuartel que se halla en la al-
tura de la puerta de San Vicente, cerca del Pala-
cio (lile ocupaba Murat, fucronfusilados al ama-
necer del 3 ClI la cima de la montalla del Príncipe
Pio. La Ól'Ilcn de peruoll, que aparPlltcmente le~
concedió Mmal para reconciliúse con el plcblo,
llegó algunos miuutos despues de la ejecLlcion.


La pérdida de los franceses en este dia fue de
f.500 LlHICI·t0S J inc1llJ'cndo un General de divi-
8ion y mas de DO Oficiales, a los que los espaüo-
les persiguieron con mas ardor (1), al paso que
la pérdida de los madrideüos, segun el espcdicll-
te formado pOI' el COllsejo de Caslilla, fue solo
de 104 muertos I 54 heridos y 35 eslraviados (2).


(1) SeStlll el pade de MOllcey, se echaron menos en es-
te úia 5000 feallccsl's: ¡'eh,ljalldo la mitad el Gellcral Grllchy.


(2) ESTADO DE MUERTOS, HERlDOS T ESTRAVIADOS EN
tL 2 DE MAYO.


Crwr/eles. lIfllcrlos.


S. F¡'allcisco. 10
Jl,fa¡·'lvillas. 16
Avapiés. 1
Afligidos. 10
Palacio. 10
Barquillo. 7
s. Martin. 8
S. Isidro. 14
Plaza mayor. 15
S. GerÓnimo. 13


Total. 1°4
-


Ht'ridos.


8
12
7


1
3
3
5


12
2


51-


Es tra l' iados.


25
4


4-


3, I




l~)J~.
(148)


Tal fuc el rcsultado del dia 2 de Mayo, día
de triunfo y de gloria para los espalíolcs) y de
lnto para los franceses y el inf;1111c MuraL, cnyo
Hombre pasarlí á ]a postcridnd cnl'g;lLlo de la ex e-
cracion de los m;ldrideiíos, cuya sangre clamó, y
nLtuvo dd ciPIo ]a merecida VCll[;<lilZra (1).


Don Juan Perez Villamil, Fiscal delllllpl'CmO
Consejo de la Guerra, que se hallaba en Mósto-
les) distante dos leguas de la Capital, en una ca-
sa de campo recuperando su salud J al)clw:'l p,:r.
cihc la c0nmocion, arrebatado de patriotisI')o
comunica á todas las provincias de Espaita nv.J'Í-
dionalcs, únicas á que se podia dirigir sin riesgo
Ibl enemigo, un oficio que conservará Lt poste-
ridad) b~ jo el modesto título, del Alcalde de
MóstoJes.


« La patria está en pdigro. Madrid percc¡' vic-
« tima de ]a perfidia francesa: Esp:li"io!cs) acudid
« á sal va "le. l\b yo 2 de 1808. = El Alcalde de
(( :\lósto]es. )1


El efeclo inmcdir,to del caiion del 2 de :',1:; YO
'" Y de las san'!rientas eJ" ccucioues de las vlclim;ls


v v


(Id Prado y de la 111onI311a lid Príncipe Pio) file
CO;¡VCrlÍI' r:pcllLillamcnte ]a Espafla en una lla-


r 1) :\Turnt fue fwil;¡¡lo 011 P;7,W ell 13 de Octuhre d~
H)i5 por h~hf!r (Jllcrido snhlevnr el Reillo de N :ípoles, cu-
.\'!) ti"ono oCU;Hí dm"illlte la dominacion de Bonapnrte, y
j¡;¡c,[u la snlitbde d.;Lc de la Jslade EliJa para Fraileia; ~ir'll~
c!<J tlP, a,lvertil' que tUl é![;¡n,'lOl, DOll Fr¡¡\lci"co Alcalá, arl~
fl1 in í"trc1dur dl~: D ¡! y.u~ .le' Infantado en r iLZ(', fue (,'.1 ,t'~1




(149 )
('ion l1l111l:u, cuyos individuos lunH'on tOllo!' en 180ft
el fundo de su CuraZOll vengar la:> in ¡urias h('c}¡:1s
á su Hey y :l los habiumlcs de la c<1pil<11) y no
deponer las al'ü1GS hasla purgar su suelo de 0Pl'('-
sores .. y asegurar la SJCI'O:ianta independencia.


El día 3 (le Mayo al an1anecer salió el 111fa1l1('
Don Francisco para HayoBa, y cnuncIo aun reina-
ba el terror de las escenas sangrientas del dia
anterior J se aumenló este al ver recorrer nUIl1t'-
rosas p;¡LrlilL:8 de fr~lllcc.r;cS las calles de la capi-
tal, y r:'gl.,;Lr3JHlo de C;¡sa en Cl~;a recoger cuan-
tas arr;l¡lS c;1conlrJl'on. ;Vlndl'id yió con asombro
(Iue el C:ll~i,:ll1 general Negrete, qLle IHlbia impe-
did:) (¡UC la trona secunJase los hel'l)icos esfucr-


1 1


zos del vecincLll io, continLlaba aun al frente de
la Comj:~jon militar: horrendo tribunn] de san-
gre, de donde hnJ)ia cmnnado la sentencia de tan-
tas ]¡er(llcas vicLimas, Un hailtlo de Mural intimó
aquella misrna t:Jrdc á los habitantes, que toda
rumion (jlle esccdicse de cuatro personas) seria
deshecha por la fucrz<1: prohibió que llevasen to-
da clase de armas, y amenazó incendiar el pue-
hlo donde fuese nsesil1ndo un franct~s: hizo res-
pOIl8:dJlcs á los 2mos de la conducta de sus cria-
rlos) á les empresarios de Líbricas de la de los
operarios, á los padres de la de sus hijos, y á los
prclac10s de la de sus súbditos. En la noche de
este dia el Embaj;1l1or Lnforet, y Murat tuvieron
una larga conferencia con el Infante Don Anto-
nio, de Cl~Y~l'i l'(\·;ullas este annnció ;i la Junta de


v


(i\!~ era Presidente, su resoll1ciol1 de marchar á
la mr;~H\Ua s1gni8ntc á reunirse con su soLrino el




( 150)
1808. Rey, de cuya suerte queria partIcIpar. En vano


los miembros de la Junta suplicnron al Infante
permaneciese en la capital, donde su presencia
era mas útil que en Bayona á los intereses del Rey
y de la patria: el Infantc permaneció invariable
en su resolucion, y salió para Bayona al amane-
cer del dia 4, dejando antes al ]3ailio Don Fl'an.
cisco Gil, Ministro de Marina, corno vocal mas
antiguo, esta cal'la:


«Al SI', GiI.=A la Junta para su goJJicl'J1o pon~
go en su noticia como me he marchado á Bayona
de órden del Rey, y digo á diclI:l Junta que ella
siga en los mismos términos, como si yo estu-
viese en ella. Dios nos la dé bucua.= A Dios Se-
ñores, hasta el Valle de Josafat.=Antonio Pas..,.
cual.))


Las últimas es presiones del Infante Don An-
tonio y su marcha manifestaban qllC ya no que-
daba esperanza de conserval' á lluestros legítimos
Soberanos, en la persuasion de S. A.


La ausencia de su Presidente dejó á la Junta
mas espuesta á los ataques de Mural, (lue cada día
trataba de apoderarse del mando supremo de la
Nacíon. Para verificarlo hizo prcscute á la Jun-
ta, que creia conveniente á la conservacion de
la tranquilidad y del orden, el lomar parte en
sus deliberaciones sobre el gobierllo de EspaiJa.
En vano los Ministros de la Junta le manifesta-
ron que su cualidad de General cstrangero era
un obstáculo para sentarse entre los representan-
tes del Monarca cspailol, y que depositarios de
la autoridad suprema no podian ll'ansfcrirla sino




(151)
al mIsmo de qUIen la habían recibido: Murat 1808.
despreció estas observaciones, y aquella misma
noche del dia 5 se presentó en el lugar de las se-
siones de la Junta; y á pesar de la oposicion de
los Ministros Gil, Azanza y Oi'arril, tomó parte
en el Gobierno tle la Nacion, y se apoderó de la
presidencia de la Junta, que entonces acabó de ser
despojada de Sil caracter de Consejo supremo,
representando á un Soberano independiente, pa-
ra no figurar sillo como una comision pasiva, ins-
trumento de la voluntad de un gefe de estran--
geros.




(15'2)


CA.PIT1JLO XII.


Camhia N apalean inmediatamente Sil politica con la lll"-
gal!a i Da,yona de los Reyes Padres_ - Recibimieuto)
acogida de estos. - H.esigna Fernando Vll condicional-
mente en su augusto P adre la Corona. - Contestaciones
cutre el Rey Cirlos y su hijo Fernando VII sohre la re-
nuncia de la Corona .. ~ Cirios IV "c declara de nllCl'O Rey
de Espalia, y nombra:í !Ultrat Lnz,ar-Tclliellte del Reino.
- Pnb!ícasc en Espul¡<t el restahlccimiento de Cirios IV •
. ~ Descontento de la Nacian. _ Rcsuch'c Napolcall intro-
dueÍr su dinastía cn Espaiia destronando á la dc 13orbon.
- Elllrevista cruel, á presencia de N apoleon, de Cirios
1 V Y Fernando VII. - Celle este á la impel'ios'l voz. de su
palll'c, y renuncia h Corona. - Tratado dc rellullcia
de! trono de EspaTia, hecho ;Í nombre de Cádos IV, á
f'<'vor de Napolcoll. _ Conslímase en este tratado l:t ini-
quifIad de Gotlo'y. _ C~írlos IV e"llOl'ta en una procla-
lll'l :í los espaJ¡oles :í que se sometan á N apaleon. _ Cir-
clÍlase en Espaiia la proclama de Cárlos IV. _ Espionage
á (Iue estan sujetos ell Rayana los Príncipes espaiioles. -
Llega á Ibyona un ellviauo de la J anta de gohiemo con
proposiciones ir.teresanles para Fernamlo VII. _ Con-
[(,~L1Cio!l (le este á la Jllnt~. - Decreto de Fernando VII
al1tor:zallflo la dCf'8n5:J dd Reino y /:¡ eonvocacion de
C,;des. ~- E"ito (r'C tUYO. -~ Salida de Palafox de llayo-
IEI para Aragoll. - H,\ee N apaleo\) que los Prínci pes es-
pañoles l'el1ullcion ta,nhicll sus tlOl'CdlÜ3 á la corona de
Espalla. - 'Irala .. io de rCllluicia. - Salen de Dayona
los I~(:.ros PaJn,';:- sus ,ltlga:;to5 hijos. - Se ven ohlig:t-
,los F('rlldlld" Y1T y los Infantes;í cdlUrlar á los espa-
üolc:i <l (Iue obcdczC'JU :Í NC!roLcono




(153)
Monarca Fernando tan heróica resÍstencia ¡~ sus 1808.
proyectos de usurpacion, como ya hemos mani-
festado, hizo cambiar de aspecto á las negocia-
ciones por la lL'gada á Bayo na de los Ueyes Pa-
dt'es, y Godoy, (IlIe restablecido apenas de los
golpes recibidos en Aranjnez) fue á continuar la:
obra que habia comenzado en los aciagos dias de
Sil llorninacion, y {l justificar los sClltimielltos
de execracion que siempre le profesarán los
buellos cspaüülcs. Sns pérfidos consejos hicieron,
con asombro de In misma naturaleza, que el
bondadoso, el pacífico Carlos IV fuese el instru-
mento poliLico del enemigo de su familia, y pri-
vál'a á su hijo primogénito del trono {l que le
llamaban las leyes y el voto g(mel'al de la Na-
cÍon. Carlos IV, que desde CJllC e11 17 de Abril
bdJia lllanilcstado su volunu.J de volver á subir
al trollO , llabia' sido tratado como Rey por los
('j::l'citos franceses, fue rcciLido como tal por K a-
poleon, que no tardó en envolverle en sus redes.


La gUfll'nicioll de Bayona se formó por las
olles del tt':ulsito, y la artilL:ría lc saludó con
101 C:¡ÜOilUZOS) siendo acompaüado pOl' los ofi~
cl:;]cs d,:! p¿¡Lcio del Emperador hasta el alo-
13Wii.!UlO que se le teuia destinarlo. Al pie de
L (',(';llera se 11:dlar(1l1 para l'cciLirle su,,; tlos
l¡ijo:i Fernandu y Carlos, y a!lemas el Prínci~
pe de la Paz. El mismo dia dl) su l1egaJa file
cOll\'iclado á comer con el Emperador, y al fin
de in comida fue Hall,ado el I'l'lucÍpe de la Paz,
COll quien tllvieron una hrga conferencia. Fer-
ll:IlHlo, que habia rcsistitlo }¡cróicarnenle los at<i-
~'(nlO l. 20




(154)
18OS. ques de Napoleon, cedió al respeto y al amor


filial, y en primero de Mayo escribió á su augus.
to Padre resignando en él la Corona con las limi ..
taciones siguientes.


1. <1 Que el Rey Don Cárlos volviese á Madrid
donde le acompañaría y serviria como su hijo
mas respetuoso.


2. a Que en MadriJ. se reunirían las Córtcs; y
pues que S. M. resistía una congregacion tan nu·
merosa, se convocarian al cfecto los Tribunales
y Diputados de los neínos.


3. <1 Que á la vista de esta Asamblea se forma-
lizaria su renuncia, csponiendo los motivos que
le conducian á ella, esto es, el amor á sus vasa-
llos, y el deseo de corresponder al que le pro-
fesaban, evitándoles los horrores de una guer-
ra civil por medio de una renuncia dirigida á
que su augusto Padre volviese á empuilar el ce-
tro.


4. a Que S. M. no llevase consigo personas,
(lue justamente se habian concitado el odio de su
Nacion.


5. a Que si S. M. no quería, como le había
dicho, reinar ni vol vel' á Espaüa, cn uJl caso go-
bernaría en su Real nombre como Lugar-Te-
niente suyo.


El dia 2 recibió el Rey Don Fernando la con-
testacion de su augusto Padre, puesta sin duda
por Godoy ó alguno de los agentes de Napoleon,
en que despues de tratarle con una dureza increi-
hle, haciéndole autor' de todas las calamidades
de la España, le mandaba formalizase su renun-




(155)
cía sin límites ni condiciones, diciéndole que su 1808.
conducta y su odio á la Francia habían puesto
una barrera de bronce entre él y el trono de Es-
paila; que él era Rey por el derecho de sus Pa-
dres; que nada tenia que recibir de él, ni menos
consentir en ninguna reuníon en junta; nueva y
necia sngestion de los hombres pérfiuos que le
acompaftaban.


El dia 4 contestó el jóven Monarca á su au-
gusto Padre, haciéndole ver con toda la sumision
de un Jlijo respetuoso que ninguna íntervencion
habia tenido en los males de su Patria, ni tomado
mas parte en la revolucion de Aranjuez, que ha-
her sal vado de órden suya al odioso favorito con-
tra quien se dirigia, concl uyendo con manifestar-
le, que bajo las limitaciones propuestas, estaría
pronto á acompaüarle á Espaüa para hacer alli su
abclicaciol1 ante las Córtes; rogándole por último
encarecidamente que se penetrase de su situacion
actual, y de que se trataba de escluir para siempre
del trono de EspalHl su dinastía, sustituyendo en
su lugar la Imperial de Francia; que esto no po-
dian hacerlo él ni su Padre sin el espreso con-
sentimiento de todos los individuos que tenian y
lJllcrlan tt'Jwr derecho á la COl'ona, ni tampoco sill .
el mismo espreso consentimiento de la Nacion
espailO]a reunida en Córtes y en lugar seguro;
que aclemas de esto, hallándose en un pais estra-
ItO, no hahria quien se persuacliese que obraban
COIl libertad, y que esta sola consideracion anu-
laria cuanto hiciesen, y podria producir fatales
COllsec uencias.




(156)
iSi):). Cúr los IV viendo la j lista in flexibilidad de


Fernando á los proyectos de Napoleon, dió con
fecha 4 de MilyO un nuevo llecreto, ell fIue decla-
raba que habia vuelto á tomar el gobierno de la
Espaüa, y mandaba como Rey actual, fple ellnfall-
te Don Antonio cesase en las funciones de Presi-
dente de la Junta suprema y viniese á reunirse
con él á Rayana, y nombraba al Gran Duque de
Berg su Lugar- Teniente general para el gobicmo
de Espafla.


Es inerci1Jlc la celeridad del servicio de los
eorl'eos de Napoleoll durante estas maquinacio-
nes. Los pliegos de 13ayona se recibian en dia y
medio en Madrid, á pesar de la distancia de 110
leguas. El dia 6 llegó el decreto de Cárlos IV; y
-Mm'al, que como ya hemos manifestado, no ha-
bia aguardado por su natlll'ill impaciencia al re-
cibo del no:'1lJl'amiento de Lugar-Teniente para
ocupar la presillcncia de la Junla de gobierno,
lf:Y() :! esta el in,,,speraclo decl'eto de C:1rlOS IV}
b Cllfll acordó entre otras cosas enviar aquclb
misma ll1alwna una diputacion tIc tres de sus
rni,)lllbl'os, que fueron el Mal'c¡ues Caballero, Don
Francisco Gil de Lemos y Don Gonzalo Ofarril
nl COllsejo de Caslilb) para que dC5pues de haber
oido á la DipllLacioll, deliberase lo (Iue deberia
hacerse cn tan criLieas circullstancias.


Don Arias 1\1011, Decano y Presidente interi-
no del Consejo de Castilla, fue con los comlslo-
nadas al Conscj-o, que desplles de leel' ea él los


_ pliegos recibidos de Rayona, hicieron algunas ob-
servaciones y se retiraron. El Consejo acordó




(157)
que Don Gonzalo Vilches) Don José CoJon y
Don Manuel de Lanlizabal, Ministros del mismo,
conferenciasen con los diputados de la Junta su-
prema y diesen cuenta despues de su resolucion.


Aquella misma noche fueron los tres Ministros
del Consejo á la casa del Marclues Cabnllero; p('['o
este les anunció que ya eran escusadas las delibe-
raciones, mediante ~ que la Junta suprema, presi-
dida por el Gran Duque de Berg, dirigiria al C01l-
sejo 1111 decreto para que espidiese una Real Cé-
dula á fin de que toda la N acion reconociese de
nuevo á Carlos IV por su legítimo Soberano, en
virtud de su protesta contra la abdicacion, de la
Jeclaracion del Emperador, á la que habia servi-
do esta de base, y del decreto y proclama de Car-
los IV de 4 de Mayo, mandánclole imprimir, pu-
blicar y cirelllnr estos documentos.


En efecto) el Consejo espidió el dia 10 circu-
lares á ladas 1.15 autoridades del Reino, ordenan_
do reconociesen á Carlos IV como Hey. Este fue
el primer act.o ejercido en Espaüa contra la au-
toridad de Fernando vIl; pero la JunLa y el
Consejo se vieron obligados á firmarle, sintiendo
no (ene!' fllcrzns suficienLes para resistir tan in-
dig-ua vlolcncin.


La Nacion recibió con el mayor descontenLo
el anuncio del restablecimiento de Carlos IV al
trollo; pero este arLificio de Napoleon fue solo el
preludio de acontecimientos mas importantes.


Las cOlltÍnuas conferencias del Príncipe de la
Paz llabiall hecho conocer <l Napoleon, que el
cal'ucter imlomahle de los eS1J"üules no penuitil'la


180H.




(158 )
1R!18. largo tiempo la opresion del Príncipe que idola-


traban, y que este poseia enteramente .el amor de
su Nacion. El restablecimiento de Carlos IV al
trollO, si bien garantía la paz con la Francia ..
micntras subsistiese en él, su avanzada edad no
dejaba de presentar inconvenientes. A su muerte
su hijo Fernando volveria á. ocupar el trono.
Napoleon le hubiera escluido desde luego de la
sucesion; pero para .esto era preciso una condena-
Clan motivada con el concurso y asentimiento
de la Nacion. Ademas el Iufante Don Carlos no
sc prestaba tan facilmente á la política de Bona-
varte, y el jóven Fernando llabia entusiasmado
de tal modo los ánimos, que hubiera sido impo-
sible convocar Córtes, ni pensar en perjudical'
sus derechos en lo mas mínimo. Napoleon se ha-
llaba enteramente ocupado del proyecto de apo-
derarse de la EsparIa; pues conocia que HU Prín-
cipe belicoso que supiese dirigir contra él todos
los recursos de esta Nacían, podria tal vez con-
duie por espulsarle del trono de Francia, y tra-
tó de qnit<ll' los medios al que pudiese empren-
derlo. l)ccia que se hallaba en una posicion seme-
jante á la de Luis XIV, cuanuo no por amhicion
sino por la seguridad de la f'r;¡ncia, trató de ha-
cer subir á un nieto suyo, el Duque de Anjoll, so-
bre el trono espaüol.· Si un Archiduque de Austl"ia
hubiese logrado ocuparlo, la Espaüa hulliera sido
desde entonces la aliada natural de Inglaterra,
y I.uis XIV en todas las guerras ,que hubiese
tenido con cualquiera de aquellas potencias,
se habria visto precisado á combatir el po-




(159 )
der reunido de ambas. Luis XIV tenia á su fa- j 808.
vor el testamento de Carlos 1I, que llamaba al
Duque de Anjou j y á pesar de la ~egi.lirnidad de
este título, el de Austria le hizo una san grlenta
guel'ra por colocar al Archiduque Carlos sobre
el trono de Espaüa. N apoleon no se hallaba en
iguales circunstancias: ningun derechopodia ale-
gar á la corona de España: el trono se hallaba
legítimamente ocupado; habia ademas herede-
ros; pero no por eso cambió de política, y se
resolvió á asegurarse la paz con la España, es-
pulsando su antigua dinastía, é introduciendo la
suya.


El dia 5 de Mayo, hallándose el Empera-
dor pa!ieando á caballo en compañía del Gene-
ral Savary y varios oficiales de su casa, encon-
tró al Capitan Danecourt, su ordenanza, que lle-
gaba ganando ]1Ora8 de Madrid, enviado por Mu-
rat, con la noticia de la catástrofe del 2 de Mayo.
Las noticias eran considerablemente exageradas
por los franceses, (lue tuvieron la impudencia
de estaml)ar en sus boletines que 12..000 madri-
deflOs habian regado con su sangre las calles de
la Capital.


A la lectura de los detalles de este dia memo-
rabIe, el Emperador Napoleon se arreható de có-
lera, y se fue directamente al alojamiento de
Carlos IV, en vez de volver á su palacio de Mar-
rae. Al entrar dió al Rey los pliegos que aca-
baba de recibir de Madrid; y apenas los huho
leido éste, cuando mandó al Príncipe de
la Paz. hiciese llamar á Fernando y al Infante




(160)
180R, Don Carlos. Fernanuo llegó á las cinco, y el In-


f:.Ante Don Carlos no lo verificó por hallarse en
cama con una pe(Iuella indisposicion.


Fernanuo entró en el alojamiento de su Pa-
r1¡'C, donde despues de UIlu!J01'a de conferencia ..
se hallaban aun el Emperador y la Reina Madre.
Todos estaban sentados, Fernando solo perma-
necia en pie. El Rey Carlos IV le pregunlóCOl1
un tono severo si tenia noticias de Madrid; y
habiendo contestado Fernantlo con (~l muyor res-
peto que no: «¡mes bien) yo le las voy á dar,l)
le dijo; y le refirió el contenido de los despa-
chos del Emperador; y con los dictados y cspl'e-
siones mas denigrativas y humillantes le re-
prendió como autor del movin1icnto del 2 de
Mayo, y causa de la pérrlidade la Monar'1uía
que él había conservado en ter:!. en medio de lo~
desórde!1(;s de la Europa; y llum:índole hijo re-
helde y usurpador, le intimó ql\e inmcdiatamen_
te hiciese una renuncia absoluta de la corona,
sopena de ser tratado con toda su comiti\'a como
emigrados traidores. Parecerá increíble á la pos-
tCi'icLHl la inscnsibilidad con que se condujo en
c,;la CSC('ll:l Carlos 1 V ; p(~ro Lodo.'> S¡¡S discursos
y l'rd~tbl'as eral! ¡Eeladas por Goduy, Lrl, cartas
á 5uhiío eran obra de este pórfido que obede-
cia las inslJiraciones de' Napolcon, que llegó
llHsta el esLremo de uecir al Hc,v Fel'nando:
({Príncipe, es preciso elegir entre la cesion y la
nlucrte.»


El EIuperador permaneció aun despues con
los Reyes Padres un cuarto de hora largo, y se




(161 )
retiró .i su palacio de l\'1arrac, á donde liizo 11a- 1808.
mar al Príucipe de la Paz para poner en planta
lo que había acordado con Carlos IV.


Feruaudo, ([ue habia mostrado tanta cons-
tancia en la lucha con Napoleon, se quedó des-
armado y ¡sin fuerza para resistir á los acentos
de la V(JZ paternal. Hubiera arrostrado la muerte;
pero la amenaza hecha por el Rey de tratar á
.sus Consejeros como emigrados rebeldes, triun-
fó eH su corazon, no queriendo envolverlos en
su du,~gracia, é hizo en 6 de Mayo una renun-
cia simple de su corona; pero que llevaba en sí
todos los caracteres de la violencia.


Antes habia ya dispuesto de la corona Car-
los IV á favor de Napoleon, por medio del Prín.
cipe de la Paz, á quieu nombró su plenipo-
tenciario, y concluyó el dia 5 COn el Gran
Mariscal de Palacio Duroc el siguiente tra-
tado:


ART. 1. o El Rey Carlos IV , no habiendo te.
nido en toda su vida otra mira (lue la felicidad de
ws vasallos, y constante en el principio de que
to(10S los actos de un Soberano no deLen dirigir.
S(~ á otro fin, no pudiendo las actuales circuns-
lallcias ser mas que IIn manantial de disensio-
nes , tanto mas funestas, cuanto que las faccio-
IlfS hun dividido su propia familia, ha resuelto
e(:d(~I", COmo por el presente cede á S. M. el Em-
pcrarlor N apoleon todos sus derechos al tI"ono de
EspalJa é Indias, como el único que en el actual
estado de cosas puede restablecer el órden; en
la inteligencia de qlle la causa de la dicha cesion


1'0.\10 \. 21




( 162)
1808. es hacer gozar á sus súbditos de las dos condicio-


nes siguientes:
1." «Se conservará la integridad del Reino. El


Príncipe que S. M. el Emperador Napoleon juz-
gue debe colocar sobrc el trono de España, será
independiente, y los límites de España no sufri-
rán ninguna alteracion.


2. a «La Religion católica apostólica romana
será única en España, y no se tolerará ninguna
religion reformada, ni menos infiel, corno su-
cede en el dia.»


ART. 2. 0 Son nulos y de ningun valor todos
los actos hechos desde la revolucion de Aran-
juez contra nuestros fieles vasallos, y se les de-
volverán sus propiedades.


ART. 3. 0 Habiendo asegurado así el Rey Car-
los la prosperidad, integridad é independencia de
sus vasallos, S. M. el Emperador se obliga á dar
un asilo en sus estados al Rey Carlos, á la Rei-
na, á su familia, al Príncipe de ]a Paz, asi como
á los servidores que quieran seguirlos, los (jue
gozarán en Francia de un rango equivalente al
que obtenian en Espai'la.


ART. 4. o El Palacio Imperial de Copieg-
nc, los parques y bCS(lues de su dependencia
quedarán á la disposicion del Rey Carlos du-
rante su vida.


ART. 5. 0 S. M. el Emperador da y garantiza
al Rey Carlos una lista civil (le tr('inta millo-
nes de reales, que S. M. el Emperador Napoleon
le hará pagar directamente todos los meses por el
Tesorero de la Corona. Despues de la muerte del




( 163)
Rey, dos millones de renta formar<Ín la viude- 1808.
dad de la Reina.


ART. 6. 0 S. M. el Emperador se obliga á con-
ceder á todos los Infantes de España una renta
anual de 400.000 francos para que los gocen per-
pétuamente ellos y sus descendientes> salvo la
reversibilidad de dicha renta de una rama á otra,
en el caso de la estincion de una de ellas .. En
caso de estillcion de todas las ramas, las espre-
saJas rentas serán reversibles á la corona de
FraIlcia.


ART. 7. 0 S. M. el Emperador Napo]con hará
el alTeglo que le parezca oportuno con el futuro
Rey de Espaiia para el pago de la lista civil y de
las rentas comprendidas en los artículos prece-
dentes; pero S. M. el Rey Carlos se entenderá
directamente para el pago de su renta con el te-
soro de Francia.


An'f. 8. 0 S. M. el Emperador Napoleon da en
cambio á S. M. el Rey Carlos el castillo de Cham-
hon con los parques, bosques y haciendas que
de él dependen, para que lo goce en toda pro-
piedad, y dispon ga de él á su arbitrio.


Eu cousecllcllcia, S. 1\I. el Rcy Carlos renun-
cia en favor de S. M. el Emperador Napoleon
todas las propiedades alodiales y particulares no
pertenecientes á la Corona de España; pero que
son de Sll propiedad privada. Los Infantes de Es-
paña continuar<Ín en el goce de las encomiendas
que poseen en España.


La presente convencion se ratificará en el
término de ocho dias, ó lo mas pronto posible.




( 164 )
IH03. Bnyona 5 de ~byo de 1808 . .... Duroc. = El Pl'Ín-


cipp- de la Paz.
Este tratado y cesio n de la corona de Espa-


rla fue obra directa del Príncipe de la Paz; en
lodo él no luvo mas intervencíon Carlos IV que
el poner su firma cuando el inícuo favorito se 10
presentó. Este, segun decia el mismo Napoleon~
solo habia defendido el punto de la pensioo}
abandonundo todo lo dcmas. De aquí el absoluto
silencio en esle tratado sobre el Bcino de Etru-
ria ~ que habia sido b base de la primera nego-
ciacion, y sobre la indemnizacion á la Reina de
Etruria, que á un mismo tiempo percEa este Rei-
no y la prometida soberanía de la Lusitania,
viénJose reducida por este culpable 01 vi Jo á se-
guir la suerte, y depender de sus ancianos pa-
dres. Así, pues, terminó el execrable Príncipe
de la Paz su carrera política, sepultando en un
solo ahismo tres Soberanos respetables, l Car-
los IV, Fernando VII y la Reina de F.tl'uria , que
quedaron á merced de las promesas de un usur-
pador, contra cuya mala fe no poJian oponer
mas armas que las súplicas, ó una llcróica re-
signacion.


Por ei"tfl convencíon quedó cscluida del tro-
no de las EspaiJas la dinastía augusta de Borbon,
y Carlos IV dirigió el dia 8 de Mayo una procla-
ma al Consejo de Castilla y de la Inquisicion,
exhortando á los espaüoles á someterse á la J111~­
va dinastía. Estos tribrln3]cs supremos tuvieron
que ceJer á la fuerza, y espidicroll circulare~
in:,;ertanuo la proclama de Carlos IV. Las cirnl-




(165 )
lares no cspresaban que comunicaban su contc- 1808.
nido para su ejecucion, sillo para su publicacioni
pero los efectos eran los mismos; pues en los
pueblos no se daba tanla importancia á eslas fór-
mulas meramente ministeriales.


En el mismo dia 5 eH que se firmó el conve-
nio de cesion por el Príncipe de la Paz, espidió
Fernando dos decretos, escritos de su puño y
]etra, de la mayor importancia; el uno dirigido
al Consejo Real, Ó en su defecto á cualquier tri-
hunal superior, y el otro á la Junta suprema.


Ya hemoi dicho que las comunicaciones eran
inciertas por la falta de seguridad en los correos,
que eran escandalosamente interceptados J y que
un sin número de espías vigilaban los pasos de
S. M. el Señor Don Fernando VII, Y de todos 10'
de la comitiva. Llegaba á tal punto este espio-
uage, que un dia en que el Rey Fernando, que
habitaba en la misma calle J y casi enfrente de la
casa de su padre J iba á ver á éste, acompañado
del Infante Don Carlos, á pie, y sin comitiva,
uno de los muchos gendarmes disfrazados, de
que estaba llena la ciudad, y que en todas las
acciones de S. M. creian ver una evasion .. lo!
detuvo, osando poner la mano en el Infante
Don Carlos. Este se volvió con el Rey á su alo-
jamiento; y en vista de las fundadas y justa,
quejas que Escuic¡uiz hizo presentes al Empera.
dor, decretó ¡~ste el arresto del gendarme, y
envió al Obispo de Poítiers á dar una satisfaccion
á los Príncipes espaüoles.


lJa Junta S'!JlI'Pl11a, conociendo el estado rn




(166 )
1808. que se hallaba el Monarca, habia enviado á Don


Evaristo Perez de Castro y á Don José Zayas
para someter á la aprobacion de S. M. las medi-
das que creía mas convenientes. Lograron estos,
á costa de ardides y rodeos, llegar á la frontera
de Francia, en la que fue arrestado Zayas, en-
trando únicamente en Bayona Perez de Castro
en la noche del 4 de Mayo, quien transmitió
inmediatamente de palabra al Rey las siguientes
proposiciones, de que le habia encargado la Junta
suprema:


1. a Si creia S. M. conveniente autorizar á la
J unta para (Iue se sustituyese, en caso necesario,
en la persona ó personas de la misma, ó de fue.
ra de ella que S. M. nombrase, ó designase la
J unta autorizada para ello) á fin de trasladarse al
parage en que se pudiese obral' con libertdd.


2, a Si era la voluntad de S. M. que se empe-
zasen las hostilidades contt'a el ejército frances;
y en este caso, cómo y cuándo deberia ejecutarse.


3:1 Si era asin1is1l10 la vol untad del I{ey que
se empezase por impedir la entrada de nuevas
tropas francesas en España, cerrando los pasos
de la frontera.


4." Si creia S. M. conducente que se convo-
casen las Córtes, para lo que era necesario un
decI'eto de S. M., dii'igido al Consejo Real; y en
defeclo de éste, por ser posible que al llegar la
respuesta del Hey, no estuviese en libertad de
obrar, á cuu\qulet·u C.\Ul.Oci\\cl'la o Aud.iencia del
Reino que se hallase desembarazada de las tro-
pas francesas.




(167 )
5. a De qué materias deberian ocuparse las 1808.


Córtes.
El Rey en la mañana del dia 5 respondió á la


Junta: «Que se hallaba sin libertad, y consi-
guientemente imposibilitauo de tomar por sí me-
dida alguna para salvar su Persona y la Monar-
quía: que por tanto autorizaba á la Junta en la
forma mas ámplia, para que en cuerpo, ó susti-
tuyéndose en una ó muchas personas que la re-
presentasen, se trasladase al parage que creyese
mas conveniente, y que en nombre de S. M.,
Y representando su misma pel'sona, ejerciese to_
das las funciones de la soberanía: que las hosti-
lidades deberian empezar desde el momento en
que internasen á S. M. en Francia, lo que no
sucederia sino por la violencia; y por último,
que en llegando este caso tratase la Junta de im-
peuir, del modo que pareciese mas á propósito,
la entrada de nuevas tropas en la lJ en Íl1sula.),


Al mismo tiempo espidió S. M. un decreto
autógrafo al Consejo Real, ó en su defecto á
cualquiera Chancillería ó Audiencia, en que decía:


«Que en la situacion en que se hallaba, pri-
vado de libertad para obrar por sí, era su Real
voluntad que se convocasen las Córtes en el pa-
rage que pareciese mas espedilo: (¡ue por de
pronto se ocupasen únicamente en proporcionar
los arbitrios y subsidios necesarios para atenuel'
á la defensa del Hcino, y que (IlIeuasen perma-
nentes p:lra lo demas que pudiese ocurrir.


Estos decretos fueron enviados á Madrid; pero
h:tbiendo tenido su cOllductor que rodear por




( lG8)
1803. Aragon, y por caminol! escusadol!, llegaron á


manos de Azanza cuando la Junta ya estaba pre-
sidida por Murat. La Junta se hallaba en la im-
potencia de obrar; y lejos de haber hecho uso
alguno de los decretos, y pasado al Consejo ó á
cualquiera Audiencia el de la convocacion de
Córtes, resolvió quemarlos para evitar toda con-
tingencia que pudiese perjudicar al cautivo Mo-
narca, que se hallaba á merced de su opresor.


Casi al mismo tiempo salió lamLien de Bayo-
na Don José Palafox) .Y Con intenciones hostiles
se dirÍ3ió á la cn pital del Reino de .. hagan, bur-
lando la actividad de los numerosos espías que
le rodeaban.


No juzgó Napoleon salvadas aun todas las
8pariencias legales con (lue intentaba cubrir su
infame uSllrpacion, con solo el tratado de cesion
de la corona hecho por el Bey Padre: quiso
tener en Sil poder un docllmcnto autl~lltico , fir.
lIlado por todos los Príncipes tI.e la Familia Real
de Espaüa, en que sult~lllnemcnle aprobasen la
cesioll hecha por CilrlOS IV.


Fernando VII tu,'o que suscribir y aprobar á
la fuerza en 10 de Mayo la convencion del 5 por
otro tratado firmado por el Callónigo Don Juan
Escoilluiz, como su plenipotenciario, y cuyos
artículos son los siguientes:


ART. LOS. A. n.. el PrÍucipe de Aslurias ad-
hiere ;{ la cesion hecha por el Rey Carlos de SU3
derechos al trono de Es pafia é Indias en fa vor
de S. M. el Emperauor de los franceses, Rey de
Italia; y renunci<l) asi como el Rey, á 10:> d(:-




(169 )
('echos que licne ¡¡ b Cul'oua de E:-:paf¡<1 é Indias)
como Príncipe de Asturias.


AuT. 2. 0 S. 1\1. el Emperador de los france-
ses, Rey de llalia, concede en Francia á S. A. R.
el Pl'Íncipe de Asturias el título de A. R., con to-
dos los honores y prerogativas de que gozan
los Príncipes ue su rango. Los descendienLes de
S. A. n. el Príncipe de Asturias conservarán el
título de Principes, el de Alteza Serenísima, y
tendrán siempre en Frnncia el mismo rango qu.e
Jos Príncipes Jignat<lrios del Imperio.


AllT. 3. 0 S. M. el Emperador ue los francesc~J
Rey de ILalia, cede J da por el presente conve-
nio en lo da propieJau á S. A. R. el Príncipe de
Asturias y A sus t1escendientf~s, los palacios, par.
ques, haciend<ls de Navarra) y los bosques que
de ellas depcuden, todo libre de hipotccas, para
que los goce en toda propiedad uesde el dia en
que se firme este tralado.


AllT. 4. 0 La eSlll'esada propiedad pasará á los
hijos y herederos (le S. A. R. el Príncipe de As-
turias, y en su defecto á los hijos y herederos
del Infante Don Cádos ; y á falla de estos J á los
descenrlientes y herederos del Infante Don Fran·
cisco; y t'tlLima I11cn te, en defecto de estos, á los
hijos y herc(leros del Infante Don Antonio. Se
cspedir,íll letras patentes y privadas de Príncipes
á los herederos de la esprcsada propiedad.


ART. 5. 0 S. M. el Emperador (lelos franceses,
Rey de Italia, concede li S. A. R. el Príncipe de
Astul'ins 400.000 francos de renta antlal alimen-


. licia sobre el tesoro de Francia, pagadera por
1'0)10 l. 2.'2


l~lOS.




(170)
1.°\.'1:-'.'. 1 1 '1 1 "., ( OZi,\"ns partes, para ql1e a goce e y sus (escen-


dientes; y en viniendo :í faltar la descendencia
<lit'ccta de S. A. R. el Príncipe de Ast1ll'ias, esta
renta alimenlicia pasal'á al Infante Don C,írbs,
,¡ .sus 11ijos y llcreucl'os, y en Sil defecto al Infan-
t ,! Do.n Francisco de l\lUla, á sus descendientes
y he\'edero~.


ART. 6. 0 A ma!'i de lo estipulado en los articu-
los anteriores, S. M. el Emperador de los franCt!.
ses) Rey de It3lia, concede á S. A. n, el PrÍnci-
pe de Ac.;(uri:lS una renta de GOO.()OO franc)s
igualmente sobre el tesoro de Frallcia, 1'3ra que
los goce durante su viua : la mitad de (lich" ren-
ta será reversible á la Princesa, su esposa, si ella
le sobrevive.


ART. 7. 0 S. M. el Emperadorde los francc-"r~~
Rey de Italia, concede y garantiza á los Illfan-
tes Don Antonio, Tio de S. A. H. el Príncipe
(le Asturias, y á sus herma nos Don C~rlos y Don
Francisco. = LO El título oe Alteza Heul con lo-
/los los honores y prerogativas de que goz:ll1 lo,i
Príncipes de su rango. Los descendientes (le
SS. AA. nIt conservarán d títnlo de Príncipe y el
di! All.eza ScTma., y tClldl';;n si:'mpre el mismo
ran;o en Francia (liJe los Príncipes dignitarios del
lmj>erio. =2. u El goce de las reutas de I.I)Ja~
sus Encomiendas en Espaüa durante su vida.=
3. o Una renta alimenticia de 400.000 francos pa-
ra gozarlos ellos y sus hel·(~cleros perpétuamentc,
cOllcediendo S. M. 1. que en el caso de morir sin
hered(~l'os los I!lfantes Don Antonio, Don Cárlos
y Don Francisco, ó cstinguiua 5U pusteridad, lag




(171 )
p--'prcsmlas renta.> pCl'tcllcccr<Ín ¡í S. A. n. el Prín-
cipe de Asturias, ó á -"liS dcscentlieutes y here-
deros; todo con condicion de qnc SS. AA. RR.
Don Antollio) Don Carlos y Don Francisco pres-
tCIl su aJhesion al presente trataJo.


AHT. 8. 0 El presente tratado sedl ratificado, y
se c~l1jo('arán las ratificaciones en el término de
ocho días ó antes si fuere posible. =Bayona 10
de Mayo dp 1808. = Duroc. =J uan Escohuiz.


Xapolcoll, sin aguardar [í que se verificns(' la
r:ltificncion de este tralado, hizo salir al Rey Fcr-
nanJo con su tio y su hermano el dia 11 para el
ci1stillo de Valancey, perteneciente al PrÍncipe
de Tallcyrand ) y situado en el departamento del
1n\lre.


C,írlos IV, 1:1 Hé~ina su esposa y Don Manuel
Godoy salieroll lallll¡ien (los dias despl1es de Ra-
yana) y se rdira ron al castillo de Copiegne.


Aun no estaba satisfecho Napoleon Con llaber
forzado á los Príncipes españoles á l'{~l1lll1ciar el
trono, exigió de eUos que intimasen ,í la Espaüa
la necesidad y utilidad ele someterse <i la nueva
dinastía; y el 12 de Mayo dirigieron desde BlIr-
deos el !ley y los Infantes Don C,írlos y Don Au-
tonio una proclama <Í la Nacían, manifestando la
renuncia de sus dercch0s pOI' medio de los Jos
tratados, invitalHlo á todos el conformarse volun-
tariamente con ellos, á fin de evitar una guerra
funesta á la Nacion} relevándoles del juralllelllo
de fidelidad.,




(172)


CAPITULO XIII.


Pllbliea Murat )05 tratados de rennncia, )a proclama de
Fernando VII dada en UUl'lleos, y lIlla alocllciou Ile ]'I\a-
poleon á los espaiíoles mall ifestalHlo Sll3 intenciones.-
Nuevas disposiciones de los fi'anceses en Espalla dcsplws
tIe la transmision de la corona a Napokoll. - Política de
Napoleon para nOIl> bl'ar á su I.cnua no José Bey de Espa-
Íla. - Condllcta de la s'-lprema Jllnta df! tí0bicl'llo, del Con-
sejo Real y del A yUlltamicnto de Madl'ill el! esta oeasion.-
Couvoeacion de la Asamhlea eoustitu"entf! de notables


"
espaiioles en Rayo na. _ Naturaleza lle esta Asamblea. -
Envia N apoleon á Zaragoza val'ios espallOles para que s.e
someta. _ Apertura de la Asamhlea. _ COllslitucill1l .le
Bayona. _ Pre~ta el Rey JOSI! juramento á la COllstiLu-
ciou; manda ohservarla y ciérrase la Asamblea de BaJo-
na. _ Prestan jUl'amento dc j),lelirJa(l á José los miclll-
br'os de la Asamhleay la eomiti"a (le Ferllando VII._
N omln'a José su Ministerio. - Sale de Eayolla para
Madrid •.


I 80S. El cetro de las EspaiJ3s pasó asi á manos de
un estl'angero sin fe J qlll~ intentó en vano cubrir
á in faz del mundo su pérfida ambician, alTan-
cando al anciano Cárlos IV la proscl'jpcion de
toda su familia en unas renuncias, qne aunque
representadas como actos voluntarios, la Espaíla
y la Europa toda conocieron ser el resultado de
la violencia y de la opresion.


Mllral comunicó á la Junta suprema que, co-
mo ya hemos manifestado, no tenia influ!'nei:l ni




(t 73)
pnrte alguna en d gobierno ele la ~<tciün, los dos 180B.
tratados firmados por los Heyes Cárlos y Fernan-
do, y la proclama dirigida desde Burdeos, y una
alocucioll de Napoleon concebido en estos tér-
mmos:


« EspailOles: clespues de uno larga agonío,
vuestra Nacían iba á p~recer. He visto vuestros
moles, y voy á l'emediarlos. Vuestro grandeza y
vuestro poder 11acen parte del mio. V Ilestros
PrÍucipes me han cedido todos sus derechos á la
corona ele las Espaüas: Yo no quiero reinar en
vuestras provincias; pero quieru adquirir dere-
chos eternos al amor y al reconocimiento de vues-
tra posteridad.


{( V llcstra Monarfluía es vieja: mi misio n ('~
renovarla: mejoraré vuestras instituciones, y os
haré gozar, si me ayudais, de los beneficios de
ulla re fa l' 111 a , sin que esperimenteis quebrantos,
desórdenes y convulsiones.


(( Espaüoles: he hecho convocar una Asam-
blea general dc las Diputaciones de l:1s provin-
cias y ciudades. Quiero asegurarme por mí mis-
mo de vuestros deseos y necesidades. Enton-
ces rlepolldn~ lodos mis derechos, y colocaré
vuestra gloriosa corona en las sienes de un otro
Yo, garantizándoos al mismo tiempo una consti-
tucion que concilie la santa y saludable autori-
dnd del Soberano con las libertades y privilegios
del pueblo.


« EspailOlcs: recordad lo que han sido vnes-
tros ·Padres, y contemplad vuestro estado. No es
vuestra la culpa j sino del mal gobierno que Os




( ji'n
o' J '1 t 1 - l ' 1.-l!J~,. 1;; I'CglllO: ent"J gran COllltanZa en aS CU'CUIH-


lancins aCluales; pues.r0 (¡uiero (¡ue mi memoria
lIegnc hasta vuestros líllimos nielos y esclamen==
Es el regenerador de nuestra patria, »


La cOnlllnicacion de estos diferentes actos se
hizo al Consejo y á los hahitanles d,~ la Capital,
(Ju~! mudó enteramente de faz por las providen-
cias de los franceses, Se forlificaron las alturas
del Retiro, como propias para establecer en ellas
una especie: de ciuJadda (JlJ(~ deLi(~ra sujetar á
.\Lulritl; y :MurJt se apoderó de todos los alllla-
c~~ncsJ armas y municiones; y para privar á lo.'J
espallOles de tOLlos los metEos de resistencia, dis-
puso que dos regimientos suizos, que se halla-
ban de gllarnicion en Madrid, se distri.buyesen
plH' compaüías en los cuerpos del ejército de Du-
pOIlL; y previno al Capitan general de Galicia
Dun Antonio FilulIgieri concertase con el Co-
mandante de marina del Ferrol el embarrlue de
3.000 hombres para Buenos-Aires, no tanto para
dE'sernbal'azarse de ellos, como para proteger las
colonias de los ataques de los ingleses.


Hizo (Iue el l\linistro de Marina dispusiese la
l'eparacion y armanH'nto de los buques de gucl'ra,
y (l\le la escuadra del Mcditel'l'~I¡co J que se halla-
ha hacia algunos aüos en Mallon, fuese á reunir-
se á la francesa eu la rada de Tolon. Se dió ónlen
,\ la diviúOll del Martlués del Socorro, que se ha-
I laha en Badajoz, para qne pasnse al campo de
San l10'illC; y Mural envió al Marqués lino de sus
ayudanles, para h3Cel'Se obedecer, é intimarle
ruill'ehase á CcÍdiz y volviese á encargarse de la




(175)
Capitania general de Andalucía. Comisionó á "a- 1808.
ríos gefes militures para que hiciesen reconOcer la
nueva dinastía en los puertos espaf¡oles) y esplo-
rasen la costa septentrional del Afríca.


Desde el momento que Napoleon tuvo en sus
manos las renuncias de Cá dos IV, de Ferna Illlo VlI
y de los Infantes Don Cé1rlOS y Don Antonio) eli-
gió en su interior el autómata que se proponia
colocar en ellrono ue las Espaüas. Para d<lr una
forma legal á esta clcccion, escribió en 8 (le Ma-
yo á Murat J pJra (lile haciendo saLer al Conseiü
de Castilla las renuncias, espusiese (~ste Sil die! ,í-
mell sobre la eleccion de un nuevo Soherauo en-
tre los miembros de la Familia Imperial) á fin de
que la union de las dos naciones fuese pcrpélua,
y tuviesen en ella tanto intcres los Reyes como
los pueLlos. Esta cOl11nnicacion se hizo al Con-
sejo el dia 12, y esle Tribunal supremo rcspoIlllió
con la m~yor firmeza, « (Iue á él no pertenecia
emitir opinion alguna sobre cuestiones polílicas,
á no ser esprcsamcute antorizado por su Monar-
ca, y que 110 podia hacerlo en las circunstancias
aetuales, en que consideraba las renuncias como
llula5)(>n ntcncioll á que los Hcyes que las habian
Lecho) no tenia n potestad para transferir S\1S dc-
rechos. El dia 13 :1 las dos de la larde recibió el
Consejo una órdcl1 de Murat para que todos sus
miembros concurriesen á las cnatro al Palacio
Real y cuarto del Gran Duque sin togas; y s(~pa­
raJarncntc Don Miguel Azallza, que se hallaJ)a
en la anlcc~mara, advirtió al Conseio, que poste-
riormente se habia acordado su reunían en la pri-




(t 76)
1~()¡;¡. mera Secretaría de Estado. Allí se reunió el Con-


Ilcjo supremo de la Nacion en un par'age tan
desusado, sin ceremouia y de un modo misterioso.
Los Ministros, fatigados COIl las repetidas sesiones
estl'aol'dinarias y desagradables debates anterio-
res, se vieron en la presencia de la Junta suprema
y dd mismo Murat; quien manifestó al Consejo
que el Emperauor no trataba de saber su opinion
sobre la validez ó nulidad de las renuncias, sino
(¡ue habiendo decidido irrevocablemente (file un
Príncipe de su dinastía reinase ell Espaüa, C[ue-
ria saber qué persona seria mas del agrallo de la
Nacíon, indicando al mismo tiempo (IHe seria
muy convenicnte recayese la eleccion en el Rey
de N ápoles, su hermano.


El Consejo rcspondió, que en la sllposicion
de elegir cntre los miembros de la familia dc Na-
poleon, cr¡~ia cJuc debia ser elegido el Hey de N~í­
poles; y sin salir de la misma Sccrelaria fue obli-
gado el Consejo á formalizar su consulta.


El dia 141a Junta suprema comunicó una ár-
den al Consejo, manifestándole que el Gran Dll-
f}ue de Berg deseaba ({ue este tribunal escribiese
al Emperador, supliC<Ímlole nombrase á su llCr-
llIallO José Rey de Espaüa, conforme á su pare-
c.er dado en el dia anterior; pues la JUllla se ha-
bia comprornetido á dar igual paso. El Consejo
respondió firmemente que no haria semejante sú-
plica, y que nada tenia qne aüaclil' á la consulta
en (Iue, en la necesidad de elegi!" una persona eu-
tre ]a familia de N apolean, había designado co-
rno mas conveniente á su hermano José. Pero




( 177)
Murat habia recibido órdenes del Emperador, pa-
ra que á todo trance hiciese que la Junta de go-
bierno, el Consejo supremo de Castilla}' el Ayun-
tamiento de Madrid, suplicasen les concediese
por Rey á su hermano, á quien mucho antes ha-
bia designado para ciego instrumento de su am-
bicion. Y el dia 15 la Junta de gobierno, en
virtud de órdenes del Gran Duque de Berg, man-
dó al Consejo nombrase algunos de sus Ministros
para (lile marchasen á Bayona á manifestar al Em~
perador el deseo que tenian de que S. M. se dig-
nase nombrar al Rey de Nápoles, José Napoleon,
su hermano mayor, para el trollO de Espa1i.a. El
Consejo se vió en la necesidad de obedecer, y
una Diputacion compuesta de los Ministros Don
José Colon, Don Manuel de Lardizabal, Don.
Sebastian de Torres y Don Ignacio Martinez de
ViUela) fue á Bayona á llevar al Emperador este
voto arrancado por la fuerza. La Junta suprema
de gobierno no opuso tanta resistencia; pues
presidida por Murat, cedió á su mandato, y es-
cribió el dia 13 á N apoleon) pidiendo por Rey á
su hermano José.


El Aynnfamiento de Madrid siguió el ejemplo
delCollsejo Real, y en el día 15 dirigió una cspo-
sicíon igual al Gran Duque de Berg. El Arzobis-
po de Toledo, Primado de las Espailas, primo
llerm:ll1o del Rey Cárlos IV y tío de Fernando,
único individuo de la Familia Real que existia en
Espaüa, fue obligado lambien á llacel' igual pe-
ticion.


El Emperador, asegurado con todos estos do-
TOMO l. 23


1808.




( 178 )
1306. cumentos, transmitió pOI· un decreto de 6 de Ju-


llio á su hermano mayor José Napoleon (1) ... Rey
de Nápoles, todos sus derechos al trono de Espa-
ña 7 cspresando que le proclamaba Soberano de
ella á peticioll de la Junta suprema de gobierno,
del Consejo Real de Caslilla, y de la Villa de Ma-
drid, Capital de la Monarquía.


Napoleon conocía cuán ahsurdo era el traspa-
so de la Corona de Cárlos IV á su fa VOl', Y de él
á su hermano; y para cohonestar tantéls nulida-
des, publicó el dia 25 de Mayo un decreto, en
([ue manifestaba que era su voluntad reunir en
Bayona una Asamblea de las personas mas nota-
bles del Reino, cuyas sesiones debian comenzar el
15 de J ullio, á fin de formar una Constitucion })a-
ra la Espaüa. Una gran parte d~ los miembros de
esta Asamblea habian sido ya nombrados, como
hemos dicho) por el Gran Duque de Bcrg á úl-
timos de Abril.


El 23 de Mayo salió Azanza de Madrid de ór-
den de N apoleon, para infonnal'le del estarlo ell
que se ha naba la hacienda de la Monarquía, y
llegó el 28 á Bayona, llevando consigo al Te-
sorcro general Don Viccntc AlcnLí. Galiano J al
Consejero dc IlacicIHla Don Antonio llnnz Ro-
manillos, al Oficial m<lyor uel l\linisterío de
Hacienda Don Cristóval Góngora, á Don Juan
Osorio, Ministro ue la Junta de comercio
y moneJa, y á Don Ramon Bango, cmplea-


( 1) N apoleon quiso que todos los miemhros de su fOl~
milia tOlllasen este nombre como patrouílllico.




(179)
do en la Caja de Consolidacion. Despues de en- 1808.
teral'SC el Emperador detenillamente de los reClll'·
sos de Espaüa, nombró á Azanza para presidir la
Junla de notables de Espaüa. El clia 7 ue .T u-
nio llegó á Bilyona José Bonapul'te, y el dia 10
nombró al Gran Duque de TIerg sn Lugnr-Te-
niente general. La mayor parte de los espnüoles
que debían cornpone1' la Asamblea, se hallaban ya
entonces a lli, Y fueron obligados á rendir sus ho-
menages al nuevo Soberano que Napoleon impo-
nia ~í. la Espnüa.


Antes de empezar las sesiones de la Junta,
quiso el Emperador que los vocales de ella que
se halbban en TIayona, exhortasen éilos habitantes
de Zaragoza á someterse al nuevo Rey; y dispues-
ta una proclama fIuC firmaron todos, fueron co-
misionados el Capitan general Príncipe dc Castcl-
franco, el Cons¡~jero Villela y el Alcalde de Cor-
te Don Luis Marcclino Pereira para que pasasen
á aquella ciudad á persuadirlos de viva voz; pero
no pudieron p(~nctrar en clla, ni sus vecinos qui-
sieron escucharlos) y se volvieron ,i TIayonn. La
Asamhlea de los notables espai101cs, reunida en
Ibyona sin poderes ni mIsio n de las provincias,
compuesta (Le once grandes y títulos, de di<~z y nue-
V2 Consejeros .Y Magistrados, ele sietc militares,
ocho eclesi,ísticos, cuatro frailes, y cuarenta y
un ciudadanos, dit'¡ principio á una farsa tan ri-
dícula como odiosa el 15 de J uuio. En este Jia se
verificó su apertura bajo la Presidencia de Don
Mizuel José Azanz<:l, Consejero de ESlado, Ministro
de lbcienda, y uno de los yocales de la Junta su-




(180 )
prema creada por Fernando VII. Comenzó la se-
sion por la lectura del decreto imperial que pro-
clamaba á José Rey de España y de las Indias,
y garantía al nuevo Soberano la independencia é
integridad de sus estados de Europa, Asia, AfrÍ-
ca y América. Azanza leyó despues un discurso,
ensalzando la conducta ele Napoleon, que llama-
ba al pueblo á tomar parte en las deliberaciones
del gobierno, de que hacia siglos se hallaba se-
parado en Espaila, y ponderando la felicidad que
iba á resultar de la formucÍon de nna llueva Cons-
tiLucion, que conciliase la li.Lertad de la Naóon
y la autoridad del Monarca.


Don Mariano Luis de U rquijo, Consejero y
ex-Ministro de Estado, fue nornbrauo primer Se-
cretario y Vice-Presidente; Don Antonio Ranz
Romanillos" Consejero de Hacienda, scgundo
Secretario, y Don Cristóval Góngora, Oficial ma-
yor del :\1inisterio de Hacienda" fue agregado á
la Secretaría.


En esta primera sesion se acordó que la
Asamblea, en repl'csentacion de la N acion , rin-
diese sus horuenagcs al nuevo Soherano: se apro-
bó en la scsion del dia 17 el discurso que debia
pro n un cia¡' el Presidente) y el 18 se verificó es-
ta ceremonia.


La AsamLlea dirigió una proclama á los Ví-
reyes; Capitanes generales y autoridades uc bs
provincias, ex.hol'lándoles á someterse gustosos i
la nueva dinastía, y á conservar la tranquilidad.
Azanza envió circulares y proclamas á las Inuias,
dirigidas á comunicar la muJ.allza de dinnstÍa) y




(181 )
IÍ exhortar á aquellas provincias á mantenerse fie- 18CH.
les á la Metrópoli. Continuando la Junta en sus
deliberaciones en los dias 21, 22, 23, 24, 25,
27, 28 Y 30 de Junio, presentó en estas once
sesiones una Constitucion, que se declaró obliga-
toria para todo espaltol.


En ella se establecía que el Gobiel'llo se
compusiese del Rey, de sus Ministros, del Sena-
do, del Consejo de Estado, de las Córte~ ó re-
presentacion nacional, y del orden judicial. Los
Senadores debian ser nombrados por el Rey. Los
Diputados en número 162 debian ser sacados de
las tres clases, del clero, de la nobleza y del pue-
blo. El clero debia en vial' 25 Diputados, la noble-
za otros 25, Y el pueblo de 122 en esta forma: 72
por las provincias de España y de Ultramar, 30
por las principales ciudades, 15 negociantes ó
comerciantes y 15 Diputados de las Universida-
des, distinguidos por su mérito en las ciencias y
artes.


La eleccion de los Diputados de la nobleza,
del clero, del comercio, de las principales ciuda-
des y de las U ni versidades correspondía al Rey,
á propuesta de los Ayuntamientos, Tribunales
de comercio y Universidades. Los 62 Diputados
de las provincias debian ser elegidos por el pue-
blo, dividirlos en juntas electorales ~ de modO'
que por cada 300.000 almas hubiese Ull Diputado.


Se estableóa la libertad individual y la liber-
tad de la prensa, y se colocaban bajo la especial
lll'otecclon de dos comisiones del Senado. Se de-
claraba á todos los españoles aptos para los em-




(182 )
18D8. pIeos públicos, y no se podía estahlecer contri-


bucion ni impuesto alguno sin el consentimiento
de las Córtes.


Se decl;¡l'aba independiente el órclen judicial,
é inamovibles los j lleces; en fin) en el artículo
14G se conceJia á las Córtes el derecho de reu-
nirse en 1820, á fin de hacer en la Constitucion
las enmiendas y mejoras que el tiernpo y la es-
períencia aconsejaran como necesarias) pudien-
do hacer lo mismo en cada diez a¡JOs.


El Rey José mandó en 6 de Julio al Consejo
supremo de Castilla, publicase en ES]laíia la nue-
va COllstitilcioll) y el (lía 7 José Na polcon fue á
la Asamblea, y en presencia de los 9 t Diputados,
únicos que concunieron á Bayona) prestó en
manos del Arzobispo de Búrgof! el j ural11ento de
observar y hacer guardar la Constitucion) y se
acordó acuüar dos medallas, la una en grande y
la otra en pequeüo, para perpetuar este cstraordi-
narlo suceso, terminalHlo con csta ceremonia las
ridículas sesiones de aquel congl'eso ilegítimo,
donde se vieron forzados á a parecer como ins-
trumelltos de la tiranía de Bonaparte muchos he-
róicos espaüoles, que despuf's la comhalieron con
todo su poder) haciendo innumerables sacrifi-
cios por ]a libertad del Hey é independencia de
la Patria.


No fue bastante el haber [orzaelo á los Dipu-
tados de la Asamblea de Bayona á preslar jura-
mento de obediencia al intruso José, sino que se
oLligó tambien á los fieles espaüoles (lue acom-
pañaban á Fernando en su esclavitud, á recono-




(183)
cer alllucvo Monarca. San Carlos, Ayerbe, Fe- 'l808.
ria, Correa, Escoiquiz y Macanaz fueron forzados
á enviar por escrito su juramct1lo. El dia 7 orga-
nizó el Hey José su Gobierno, y nombró para re-
frelHIar todos los actos en calidad de Ministro, con
arreglo á -la llueva Constitucion, á Don Mariano
Luis de Urquijo, que habia sido Ministro y Con-
sejero de Estado en el reinado de Carlos IV. Eli-
gió para Secretario de Estado á Don Pedro Ceba-
110s J que ]0 habia sido de Carlos IV y de Fer-
nando VII; para el Ministerio del Interior á Don
Gaspar Melchor de Jovellanos, que habiasitlo Mi-
nistro de Gracia y Justicia de Carlos IV; pero
por mas instancias que hizo el Rey José á es-
te ilustre espai'lol, y por mas que trataron de
persuadirle Azanza y Cabarrús, jamas quiso acep_
tar este cnrgo; para el de Indias á Don Miguel
José de Azanza, que habia sido Virey de Méjico
en tiempo de Carlos IV, Y Ministro de Hacienda
en el de Fernando VII; para el de Guerra á Don
Gonzalo Ofarril, que lo habia sido de Fernando
VII; para el de Marina á Don José Mazarredo,
Teniente general de la Real Armada; para el de
H;:¡cicl1<b, al Conde de Cabarnis, Consejero de
Est;¡do y Director del Banco nacional en tiempo
de Carlos IV; para el Ministerio de Justicia, de
nueva creacion, á Don Sebastian Piñuela ~ que
lo había sido de Gracia y Justicia en tiempo de
Fernando VII. Nombró á varios Graneles de Es-
paila para las primeras dignidades de Palacio) y
confirmó al Duque del Infantado y al Príncipe de
Castelfl'unco en el mando de los regimientos de




( 184)
1SÚS. Guardias Espailolas y Walonas. El Duque de San


German, Don Carlos Saligni, Coronel general
que habia sido de la Guardia Real de Nápoles, fue
nombrado Grande de Espaüa, Teniente general
y Capitan de Guardias de Corps, en cuyo des,.
tino fue igualmeute confirmado el Duque del
Parque.


Arregladaasi la nueva corte, José salió con
ella de Eayona el dia 9, Y entró en el territorio
español, dirigiéndose á la capital á ocupar el
trolla en que le colocó el poder de su ambicioso
hermano, despucs de escla\rizar á sus legitimas
poseedores. Pero la N acio11 española se había al-
zado en masa contra la usurpacion, é iba á tras-
tornar los fementidos é insensatos proyectos de
Napoleon.


Desde estas escenas lamentables de disensio-
nes de la Familia Real, de perfidia ministerial,
engaños y violencias ... el lector se transportará
con alegria á contemplar el glorioso desarrollo
<lel espíritu nacional y del entusiasmo patrió-
tico.




(185 )


• CAPITUJ~O XIV.


Cuad¡,o militar y político de la Europa á principios de
;¡)nH.- PoJcr inmenso del Imperio [rallees. - Estado
rl(~ Espaüa cn aqlwlla é lloca. - Notable disposicioll de
los españoles contra el yugo estrangero. - Los asesi-
natos del 2 de Mayo en Madrid y la violencia francesa
pl'Ol'ocall al (j Il la ill3urreccion general.


la Europa en el año de 1808 110 pre!'1cntaba 180ft
otro aspecto que el de dos grandes potencias ri-
yales, que combatiéndose con el mayor encarni-
zamif'nto, llubian arraslrado en su sistellla á las
denHls naciolles: Francia é Ingbterra eran la
HOIllCl y la Cartago del siglo XIX.


Frilllcia llaLia adlfuirido una preponderancia
infiuIta por SllS continuadas victorias, y su es-
tenso territorio se hallaba cercado por un valla-
dar de potcnciall aliadas, regidas unas por Pdnci-
pes de la familia de Napoleon, y gobernadas
ütrlls por Soberanos cuyos intereses estaban liga-
dos ,i los del lmp erio franees.


Lll l/lgl<lLcrra, silll;¡da en medio de los mares,
e"ll llua marina lllllncrosa y floreciente J dcsatia-
ha el poder dt' la Francia, llevaba el terror á las
co~LélS que hallaba indefensas, y eschvizaba la
India.


Todas biS naciolles tuvieroll qne asociarse á
los destinos de una de las dos ¡-ivedes: la neutra-
JidaJ no era permitida.


1 [l\!O l. 24




11:l08.
(186)


La Francia invndió á Portugal para hacerle
decidir á su favor; y la Inglaterra destruyó la es-
cuadra danesa y bombardeó á Copenhague rara
castigar la indecision de Dinamarca.


Desde el Tajo á las márgenes del Nicl11en se
obedecian ciegamente las órdenes de Bonapartc,
que disponia de los grandes recursos de la Fran-
cia y de la Italia, cuyo cetro ernpuflaba personal-
mente. La Holanda , la Westfalia y N ápoles, cu-
yos tronos ocupaban sus hermanos Luis ~ G~~ró­
nimo y José, eran sus Íntimas aliadas; y los Re-
yes de Bavíera y Wurtembcrg, y el gran Duque
de Baden, emparentados con ladinastia impe-
rial, servían con el mayor celo su causa, y aUll-
que con pequeños contingentes engrosaban los
ejércitos de N apoleon.


La Husia, guiada del intcres de castigar á la
Suecia y adquirir las hermosas posesiones de la
Turquia europea, se adhirió desp ues de la paz de
Tilsit á la alianza de N apoleon; cerró s us puertos
á los ingleses, y fue un poderoso refuerzo para la
Francia.


EL Soberano de Saionia debía á Napol.;;on Sil
título de Rey; y su constante alianza ~ aun en los
reveses de la guerra, manifestó su agradeci-
miento.


La Polonia, aunque no habia alcanzado la in-
dependencia polílica que deseaba) miraba á N a-
polcan corno á sn redentor, y esLaba dispuesta á
verter su sangre por sostenerle.
I~a Dinamarca, resentida de la Ing,laterra por


d bombardeo de su capital en 1807 , Y b desll'llC-




( 187 )
cíon de su escuadra J se adhirió á la Francia igual- 1808.
mente.


La Turquía, recelosa de la Rusia y de la Ingla-
terra) buscó en N apoleon un aliado poderoso pa-
ra precaver su ruina, y aunque no suministraba
contingente alguno para los ejércitos, fortificó el
~istema cOlltil1enta 1, cerrando' sus puertos á los
ingleses.


La Prusia vencida en los carnpos de Jena, y
el Austria en AlIsterlitz, compraron de su vence-
dor la paz ,1 precio de una alianza J que no obs-
tante de ser forzada, contribu'yó eficazmente al
en gra ndecimien Lo del Imperio.


El Papa, como Pontífice supremo de la Igle-
sia, consagró la coronacion de NapoleOll, y co:-
11\0 Soberano temporal se vió forzado á cerrar
tambicn á los ingleses los puertos de sus estados.


La Suiza eligió á Napoleon por su mediador;
y muchos regimientos de los esforzados hijos de
Tell corrieron á sostener con su espada los inte-
reses del grande Imperio.


l"a España, en fin, que por la mala direccíon
del árbitro de su Gobierno entonces y por su si-
tU<lcion topogdfica no purIo permanecer neutral
entre dos enemígos tan temibles, unió su destino
al de la Francia: sus tesoros y sus escuadras es-
tuvieron á disposicion del Emperador, y los ejér-
citos cspaüoles peleaban por sn causa en Jos cam-
pos de Portngal y en las orillas del Báltico bajo
las órdenes de los Gellerales franceses J unot y
Bernaruotte.


La Europa casi enLera era francesa: los víncu-




(188)
1806. los de la sangre, el interes ó la fuerza habían


obligado á sus Soberanos á proteger con su alian-
za el poder colosal de N apoleon contra los esfuer-
zOs de la Gran Bretaiia.


Esta nacion marÍtirna no pOflia contar mas
que con la Suecia, enemiga de la Rusia y de la
Dinamarca; con la Sicilia , que se hallaba ocu·
pada por las fuerzas inglesas; con la Ceruciia y
con el Portugal j pero este Reino estaba )'a inva-
dido por los ejércitos combinados de Espafía y
Francia.


El poder de ~3poleon era inmenso: sus con-
quistas habían llenado de oro las arcas del Im-
perio, y su ejército entusiasmado por la victo-
ria se componía de mas de medío minon de fuer-
za activa y esterior, dividida en G50 batallones
y 357 escuadrones; los cuales, l',"¡mióndosdes
las tropas que suministraban la ludia y los n(·i-
nos de Nápolcs, Holanda) Wcstfulia y Sajonia con
la COllfcderacion dd Rhin, y 13s legiones dd
Vístula, formaban la enorme suma de mas de
un millo n de combatientes, dispuestos á] tevar
la guerra á donde les mandase su hdicoso Em-
perador.


La tranquilidad intt!rlor del IlllpCI'io estaba
confiada á 58 escuadrones de cahall(!rÍa de Gen-
darmes Imperiales, y 120 brig'adas de gendar-
mería oc infanltría. La Guardia Nacional, divi-
dida en numerosas legiones, protegia la seguri-
dad del comercio y de las ciudalles. La Francia
toJa era militar bajl) el Imperio de Napoleonj y
oí. su voz velaba I.a juventud I educada. militar-




( 1 QO ) ~ t.., ~}
mente, á reemplazar <Í los ,¡ue 1Htbi;¡n Iwrccido Hms.
cn el campo de la gloria. Se prodigaban las re-
comr~nsas al valor en las batallas; los ascensos
~I'all ilimitados, y el soldado valiente podia lle-
gar desde las filas allrono soherano.


La marina francesa, compuesta de 7 5.500 hom~
bres, 72 na "íos armaJos, y 34 en construccioll,
se hallaba aun naciente, pero sólidamente ci-
mentada. 1.a Francia poJia disponer del hierro,
el C<Ífiamo y las maderas de casi toda la Europa;
y la Holand¡¡ y la Italia la proporcionaban puer-
tos segul'os y escelentes astilleros.


Incalculable y capaz (12 aterrar á cual(luiera
Nacion era b fuerza inmensa de tantos comba-
tientes J hasta entonces invencibles, y mand3-
dos por Napoleon en persona, que ni perdia mo-
mentos ni conocia impo~ible; y deliberaba él
mismo, y cjecutaba despóticamente su volun-
tad, cuando la España en 1808, sola, aniíluila-
<ia y sin reCllrso~, osó uesatiar esle poder co-
los al.


Al reférir francamente el estGdo ventajoso de
la Francia, cuando su temerario Emperador
quiso envilecer abiertamente ;Í la magnánima Na-
cion ecpúlOla, arrebatándola pérfidamente á su
amad!) Sob{~rano, é intentando sentar en el tro-
no de San Fernando á un indi\'iduo de su fami-
lia, no queremos deprimir la inmarcesible gloria
de nuestra cara Patria; por el contrario J retra-
tamos fielmente el gigantesco poder que osó in-
vadirla, y la lastimosa situacion en que por las
causas ya indicadas se encontraba la Península en




(190 )
1803. aquella CrISIS temible para hacer resaltar des-


pues con noble orgullo todo el precio de su es-
fuerzo en la memorable lucha que sostuvo por
defender su imlependencia y su Bey.


Con efecto, la Espaüa gobernada enteramen-
te por el capricho de Godoy, vió disipados todos
los elementos de prosperidad. El tesoro Real se
hallaba exhausto, el crédito público arruinado: la
guerra con la Inglaterra impedia el comercio es-
terior y la venida de las flotas de América: se
aumentaron las. contribuciolles) y el subsidio
enormc que se pagaba á la Francia) produjo fu-
nestos desfa leos: la mas sórdida avaricia inva-
dió los fondos mas sagrados. Los capiLales del
Ballco nacional, los del Monte pio, los depósi-
tos judiciales; todo fue devorado por la rapaci-
dall del Príncipe de la Paz, que sobrecargando
de trabas y contribuciones el poco comercio in-
terior que sc hacia, logró paralizarle.


El e i ércÍlo, com puesto de 50 re gimien-
tos ele infanlerÍa espaüola y G de suizos, 24
regirnientos de caballería y 4 de artillería con
43 de milicias provinciales, forrnaba un total
de 130.000 hombres, mal vestidos y faltos de lo
necesario. Diseminados en parages disl.alltes, no
ofrecian un punto de resistencia temible. Una
division de 13.000 hombres combatia en el Bál-
t.ico al mando del Marqués da la llomana por
agenas pretensiones: un ejército de 24.000 inva-
dia á las órdenes ele J Lll10t el Reino de Portugal;
y otra divisioll de 6.000 hombres observaba la
plaza de Gibraltar.




(191 )
No era mas próspero el estado de la marina: iBOS.


el Príncipe de la Paz fue solo grande Almiran-
te para acabar de anonadarla. Diez y seis navíos
y cinco fragatas eran todas las fUerzas marítimas
de Espaüa; los arsenales se halbban exhaustos,
y no había recursos pal'a recomponer 140 bu-
ques que estaban desarmados.


La nacíon se hallaba sin gefcs J sin armas,
sin Inedias de defensa, abierto el paso de los Pi-
l'im~os J ocupadns traidoramente sus fortalezas]
sembradas de ej(~rcitos estrangeros las provillcias,
invadida su capital, el Gobierno en poder de
los france~es, holladas la dignidad nacional) la
amistad y la buena fe) anulados nuestros usos é
inslituciones) santificadas por el transcurso de
los siglos) el Monarca preso] proclamado Rey
dentro y fucra de la Península un intruso, re-
conocido por todas Jas Potencias continentales
de Europa; cnvilecidos y empohrecidos los es-
paüoles; en una palabra., no hahia patria) á no
ser que igualando al hombre con los árboles,
llamemos su patria al terreno donde nace y que
le sustenta.


Pero con todo la relajacion de costumbres
que habia introdllcido Godoy durante su falal
dominio, y la diso] ucion de casi todos los lazos
que unen al súbdito con el Gobierno, no habian
sido bastantcs á destruir en los espaüoles aquel
sentimiento de propia dignidad) aquel amor á la
independencia, y aversion al yugo estrangero,
tan propios de nuestras costumbres y carácter.
Inútiles fueron las arterías de que se valió la per-




(192 )
1808. fidia para dividü' los ánimos. Un silencio :lIl1C-


nazador en todas las provincias, y que Jos fran-
ceses juzgaban hijo del terror, daba muestras del
mal reprimido enojo. Llegó, en fin, el terrible
dia 2 de Mayo, y las injurias y la violencia su-
cedieron al derramamiento de sangre inocente;
y la triste relacion de lo acaecido, y los atroces
baudos del gefe de los enemigos estendieron por
toda la Península el deseo de venganza, y die-
ron la señal de guerra. Desde las nwntailas de
Aragon á las columnas de H';l'culcs , y desde 105
deliciosos campos de Valencia al cabo de Fini~­
terre, se alzaron simultáneamente todos los es-
pañoles) y corrie¡'on á tratar á los fl'anceses co·
mo enemigos, y á castigarlos como asesiuos d,!
"'liS hermanos de Madrid.




(193)


CAPITUI ... O XV.


Asturias da el primer grito (le guerra contra N apo-
leon. - Envia Astlu,ias Diputados á Londres que pi-


. dan la paz, y socorros contra Napoleon. _ Alzamiento
de S<lntalHler. - Insurreccion (le Valencia. - Los Ya-
lencianos se ullen con los ingleses, y decl<lran la guer-
ra á Napolcon. _ Zaragoza se ¡¡Iza elll1laSa, y se pre-
para para la gnerra. - G<llicia se alza tamhien contra
los fi'anceses. _ JllslllTeccion general de las provinO'
cias. _ Cadete¡' que la distingue. _ Acontecimientos
del alzamiento de Sevilla. - Ocurrencias del de Cá-
diz. - Desgracias que sllceaieron ell algunos puehlos
principales á la esplosion del ardo\' patriótico, - Dife-
rencia de los escesos cometidos en a(luellas crisis á los
de otl'as revoluciones.


Asturias, que sirvlO en otro tiempo de asilo 1808.
á los españoles contra los ejércitos de Roma, la
señora del universo) y desde donde refugiado
despues Don Pelayo con las imágenes sagrauas
del cristinnisl1lo salvó los restos de la Monarquía
goda i esta tierra cLísica de la íidclidad, hilbila-
da por una raza indomable, fue la primera que
alzó el grito de la independencia.


Apellas llegó el dia 9 de Mayo á aquella pri-
vilegiada provincia la noticia ele los horrores co-
metidos el 2 en Madrid> se cOl1lnovieron los áni·
mos de los leales astUl'ianos; y, dirigidos por la


1'0'''(0 l. 25




(194)
1808. patriótica exaltacion de Don José del Busto, á


la sazan juez primero noble de la ciudad de
Oviedo; de Don Alvaro Florez Estrada, Procu-
rador genel'al del Principado; del Vizconde de
Maten'osa, hoy Conde de Toreno) corrió el pue-
Llo, unido á la juventud escolar, á apoderarse
del arsenal de Oviedo; se distribuyeron las ar-
nlas, y se armaron para su defensa. Se formó
una Junta de gobierno, presidida por el Marqués
de Salita Cruz de Marcenado, que lleno de amor
pátrio cedió generosamenle todas las rentas de
su casa pnra sostener la causa de la inllependen-
cia , cuyo brilbnte ejemplo siguió tambien el
Marqnésde Vista-Alegre, vocal de la misma. J~a
J unta envió inmediatnmente D~putados á Ingla-
terra para hacer la paz con esla potencia, y re-
clamar su apoyo en la guerra saIlla y legítima
que iba á hacer á Jos franceses.


El Vizconde de MaLerrosa y Dun Diego de
la Vega se embarcaron en Gijon en una goleta,
y recogidos á bordo de un armador inglé's que
formaba el crucero delante oe p.ste puerto, fue-
ron conducidos á Porstmouth. Tal fue el gene-
roso alzamiento de la polll'e y montuosa Jlstu-
rias, que á los cuatro JiilS de su levantamiento
hizo ll:archar sobre C:lstilla al encuentro del
Mariscal Bessicres, Duque de Istria, lIna colum-
na de 1.600 paisanos al lll<lnclo del CJI'OlH:l Don
Pedro Mendez Vigo, que pelearon clI;ll velera-
nos en Híoseco, y á los que siguieron poeo d'és-
pues 10.000 que se batieron con hOllor eu U.:i-
nosa.




(195 )
El alzamiento del Principado de Asturias rúe 1808.


!cguido por la insurreccion de la provincia de
Santander. El 23 de Mayo todos los habitantes
juraron es terminar á los franceses; y el venera·
hle Obispo de aquella diócesis Don Rafael,Men.
dez de Luarca, hombre verdaderamente evangé-
lico, se colocó á la cabeza de una Junta, forma-
da por el pueblo, de los hombres de mas influen-
cia en el pais; se llamó á las armas á los habi·
tantes de las monlaüas, y se concertaron los me-
dios de defensa.


El mismo dia 23 de Mayo de 1808 Valencia
entera se levantó contra los fraJlceses; y el grito
santo de la insurreccion fue dado por un misera-
ble vendedor de pajuelas, que devorado de ardor
patriótico, esclamó en medio de la plaza pública=
« Viva Fernando VII, mueran los franceses; y el
(epobre pajueh:ro declara ]a guerra á Napoleon :»
á cuyos ecos respondió el pueblo enLusiasmado,
ofreciendo sus vidas por tan alto designio. En-
medio de s II exa Ita cíon designó las personas que
ere yó mas propias para sal v al'le, y eligió por sus
representantes al P. Fr. Juan Rico, del órdeo
de San Francisco, y al Abogado Don Manuel
Corté's, para que presentasen á las antiguas au-
toridades sus deseos de tranquilizarse, y su vo-
luntad de constituir una Junta suprema que les
gobernase; y habiendo obtenido la aprobacion
de las autoridades, se sometió dulcemente á
su imperio el pueblo mas fogoso tal vez de la
Península á las 48 horas de su pronunciamien-
to. Todos los habitantes tomaron las armas, y




(196)
1808. los nobles formaron un escuadron, que se lla-


mó de la Maestranza, en el que volaron á de-
fender su patria y como simples soldados, las
personas mas ilustres y dislingllidas, conlribu-
yendo al mismo tiempo con cTecitlas Cflnüllades.
La Duquesa de Almodóvar, á pocas horas del
glorioso pronunciamiento, sin demanda de las
autoridades, entregóá la Junt.a de gobierno 50.000
dUI'os.


El pueblo, impaciente de comunÍcarse con los
iugleses ~ corrió al puerto del Grao, se apoderó
tIel primer barco que se le presentó, y sus diputa-
dos, abonJando desde él al primer huque inglés
que se les ofreció á la vista, padamelltaron con
su Capitan; y alli mismo, sobre la cubíerta de
un Corsario, á la faz del cielo y de la tlprra, sin
aparato ni fórmlllas dip]om,íticas, un puñado de
valencianos patriotas ajustaron en 25 de Mayo
una amistad y union ílllinJa eOIl la gran Brctaüa
contra el uSUl'padol' N apaleon. El Lord Colling-
word, Almirante de la escua(lra que bloqueaba
las costas de EspalJa, escribió á la Junta de Va-
lencia ratificando el armisticio aj listado con el
Almirante Jorge Mari i 11, (1 \le se hallaba estacio-
nado en las Islas Balearcs.


El 24 del propio mes el pueblo de Zaragoza,
dirigido por CárlosGonznl('z , practicante de ci-
rugía, y Juan José NuiICZ, labrador ... se alzó con-
tra la tiranía de los fl'unccscs, y corrió á la casa
del Capitan general Don Jorge Juan de Gui.1Jelrni,
pidiendo Drmas para combatir contra el comull
enemigo. No aGcedió á esta Llernaucla el General¡




(197)
Y su negativa le hubiera costado la vida, á no t80S;
salvarle el esfuerzo de algunos patriotas;. pero el
puehlo le u·epnso ue sU autoridad, y le enccrl1ó eH
el castillo de la AlíaferÍa, donde s~ custodiaba
Ulla porcion de armas, y un treH muy regular de
artillería. Di·stribuyéronse las armas que se en ..
contraron entre los belicosos habitantes de la Ca-
pital de Aragon, cuyo ardimiento fue lal que
montaron á br:tZQ siete piezas de arlillerÍa, pre ..
sentando el cuaJro del mas patriótico el1tlJsias ...
IDO. El tmeLJo ansiaba encoutrar un gefe que le
acaudillase. Don José Palafox y Melci, hijo me-
nor del Marqués de Lazan, Exento Brigadier de
Gual'llias de Corps, acababa de llegar, disfrazado,
desde Bayona; y el voto universal de los zarago-
zanos le proclamó Capitan general de aquel Rei-
no. La Audiencia ratificó el nombramiento del
pueLlo: Palafox, por so ardor jnvenil, por ser
hijo de Zétl'agoza, y por acabar de llegar de Ba-
yon3, entusiasmó estraordinariamente á los ara-
goneses, y fue wl1siderado como el deposita-
rio de la voluntad del cautivo Monarca, y como
el mejor caudillo de la insurrecciono El dja 27
se formó una Junta compuesta de todas las au~
toridades y cJasesde la Ciudad, y se designa-
ron militares que adiestrasen al paisanage en el
manejo de las armas,l enserIasen el uso de la
artillería.


Por este tiempo, en el dia 29 de Mayo por Ja
tarde .. llegó á la Coruña un posta despachado por
la ciudad de Loon con pliegos para el Comandau.
te general de Gallcia. El correo vociferó por las




1808.


"


(198 )
calles que la mayor parte de las provincias se ha.
bian alzado en masa contra la tiranía de Bona-
parte; y, juntándose el pueblo tumultuariamente,
exigió que el mismo posta saliese á publicar la
noticia, y pidió á gritos que se declarase la guer-
ra á los franceses.: el 30, dia de San Fernando,
pidió igualmente que se tremolase la bandera ua-
cional, y se hicieran las sal vas de ordenanza;
pero, no habiendo condescendido desde luego el
Comandante gcncral Don Antonio Filangieri, fue
insultado en términos de tener (Iue huir de su pa.
lacio y refugiarse en el convento de Santo Do-
mingo: la salva se verificó., y el pueLlo paseó en
triunfo el retrato del cuutivo Monarca. El 31, el
Acuerdo y las autoridades con el Comandante
general acorda¡'on hacer la guerra á los france-
ses y armar contra ellos todo el Reino de Galicia;
y estc acto reconcilió á Filangieri con los galle-
gos. Se formó una Junta conlJlucsta de autorida-
des elegidas por los pueblos, que con el título de
Junta suprerlla oe Galicia dirigiese la administra.
cion de a(luel Reino: se confió la direceion de las
operaciones militares al Comandante general] y
se despachó un posta .i Oporto con pliegos para
pI Mariscal de Campo Don Domingo Helesta y
Gefes de los cuerpos españoles r¡ue ocupaban en
!)ortllgal la provincia de entrc Duero y Milla,
mall(Líndoles regrcs;lI> á EspaiIa é iucorporarse
con el ejército de Galicia. Al mismo Licmpo se
dispuso com pletut· los regimientos veteranos; se
crearon otros nuevos de los voluntarios, que re-
cibieron, entusiasmados, una bandera del Santo




(199)
Apóstol, y se formó un balallon de los estudian- 1808.
tes de la Universidad de Santiago, al mando del
Marqués de Santa Cruz, á quien en seilal de su
distinguido aprecio, tlió la Universidnd para sí y
sus hijos el título de Doctor.


El dia 4 de Junio llegaron á la Coruña Dipu-
tndos de todas las provincias de Galicia, y for-
maron una Junta denominada del Reino, resi-
diendo en esta la aUloridausoberanaj y permane-
cielldo en la Suprema el poder ejecutivo para la
admiuistracio!l de los negocios; pero á los cuatro
dias se reunieron ambas Juntas, y acordaron pe-
lear con todas sus fuerzas para sustraerse de la
dominacion francesa; y dcterminaron que sus
tropas marchasen á Castilla á defender la libcl'-
tad y la independencia rracional. '


Todas las pl"Ovincias de Espaüa hicieron su
revol\lcion al mismo tiempo: Carlagella la vcrill-
có el 24 tle Mayo; Sevilla, Córdoba, Cadiz, Leon
y Mallorca el 27; Grallada el 29; }3adajoz el 24 y
c130; Mauresa y TaITagona en CatalnrJa el 4 Y
i~ de Junio j Ba'a ga nza , O porto y Alga rbes, en
Portngal, el 11 y 16; Y así sucesivamente las de-
mas. La insurreccion llegó hasta las mismas puer-
t.ns d(~ Francia: eo Navarra los Guardias de COJ'pS
que hahian escoltado á Fernando vn y se ha-
bian quedado en Tolosa y Hernani, se unieron
á la poblacion y se aprestaron á combatir por
su Munarca. Solo al sacudimiento súbito de uu
terremoto universal es comparable el movimiell_
to de illsurrecciol1, que, casi en el mismo dw,
conmovió toda la estension de la Monarquía;




(200)
1.'l08. y se comunicó de uno eu otro pueblo con la


velocidad del rayo. Fenómeno .admirable, que
demostró la vol ulltadgelleral decidida de con-
servar la independencia de la madre patria, y
que anunció que Ulla guelTa v.erdallel'amente na-
ciOllal ,iba á detener .el ímpetu d.e Ull bárbaro
conquistador, hasta entOl,lces invencible.


N o .era el ej e '11 pIo de una l~r..o vincia el que in.
flam·aha á la otra··: la ,misma sensa:óon producia
en to(Jas partes los mismos prodigios; la decla.
raciou de esta guerra no era el fruto d.e .cáJculos
é intrigas (le diplo,ma.cia, sino el grito iuvolun-
tario de indignacioll que lanza el JlOmhrede bien
al verse sorprendido por un asesino alevoso. Ad.
mirable esel.l todaspartes.el mOV imientode la
insllrreccion: comiénzase p,or lasdases inferio.
r-es de la sociedad 'aue parecian menos interesa-
das en la suerte de la patria; pero eslaclnse sen·
cilla, amante de su Rey yde 1 ... B.eligion snllta
de sus lH1dl',es, no podia ser arredrada por los pe.
ligros, u.i detenida eu su impulso por lns suges-
tiones del e;goisUlo, que las clases opulen.tas eu-
cubren Ulalamenteen alg.nnas ocasio,nes c.ríticas
con el nombre de prudencia: asi .es, que simultá.
ncnmt:nle y sin premediLacion se arrojó el pueLlo
á la venganza en LDdos los .ámbitos d~ la penin-
sula; cuyos movimientos fueron poderos.amente
secundados por los espaiwles de los inmensos
términos del nuevo mundo.


Los grullLles y los nobles reunieron tambicn
sus generosos esfuerzos á los del pueLlo , y aball-
lonullllo el trono del intruso) se comprometie-




(201 )
ron en la lucha naciollal: sufrieron contt:ulos 1808.
la confiscacion de sus bienes: prefirieron la
honrat]a escasez y aun la miseria, al esplen-
(101' dn una corte ilegítima: dividieron con los
soldados las fatigas de la guerra, y figuraron
con honor en las j untas del pueblo, en las Cór-
tes, ('11 el Consejo de Estado y á la cabeza de
los ei{~rcitos.


El pueblo arrolló cuantos ohstáculos se opu-
~jcl'on á la exahacion patriótica, y de sus resllI.
tas se siguieron algunos asesinatos de autoridades,
(lile Ó bien seducidas por los franceses, ó bajo
1111 concepto equivocado, trataron de contener
los movimientos populal'es. Escesos que siempre
reprobará la buena moral, y que quisiéramos po·
(ler omitir en la fiel historia que nos hemos pro-
pllesto hacer, plle8 horrori;¡,an á los hombres sen-
sibles. En Valencia fue asesinéHlo el Daron de
Albalat Don Miguel Saavedra, rico propietario
de aquella ciudad, que habia sido no1'nbrado vocal
de la Junta suprema, y contra quien, no hallán-
dose presente al tiempo de su instalacion, se C8-
pnrció el rumor de que habia marchado á MadriJ
;; dar cuenta á Murat del alzal1li(~nto. En Hiluclla
snon una multitud de pajsanos que habia sali-
do á interCeptar el correo de la Capital, en-
contró en una venta al desgraciado Baron en
compaüín del p05tillon; circunstancia que con-
firmó In prcocllpacion en que estaban contra ó1
los valcnci:mos: dC' modo que }Jor mas protestas
que hizo, aS2gnr;Íncloles que venia de J3Ilñ,)1, di.q.
tanle siete leg'lUS de Valencia, no fue creido, v le


TO:llü l. 26'




(202)
1808, condujcl'on preso, En vanO la Junta de gobicrno


para protegerle destinó un destacamento de 200
hornhl'cs para que le llevascn á la CillflaLlcla: en
vano el Conde de Ccrvellon logró apacigllar pOI' Ull
momento la plebe tumultuaria: Saavcdra, acom.
pañado del p, Hico, representante rlel pueblo,
se colocó en medio del cuadro que formó la
tropa que le escoltaba; el pueLlo redohló su
furor pidiendo su cabeza; y, cU3mlo lleg~lba\1
cerca de la ciudadela, crece el tumulto, lo-
gran los amotinaclos romper el cuadro, y un
asesino quita la vida al desventurado I~aron de
Albalat) alcnnznndo algunas lwridas al mismo
p, Hico, represe!1t:lJlte de la mulLilucl. La ca-
beza ensangrentada del infeliz Saavcdra fue pa-
seada en la pnnta de una lanza por las c~lll('~
de la ciudad, y colocada tlespues eH la phza de
Santo Domingo,


En Bad<ljoz, apenas se snpicrol1 los impOrlnl1~
tes sucesos del 2 de Mayo en Madrid, cllando el
pueblo, en union de la tropa espailOla de su ;;1:3['-
nicioll, alzó el Grito y mnnifestó sas justos d,;seos
de vengar tantos ulLrages é infamias, Los G::n~­
rabs y las principales autoridade" se rcnnicrol1
cn Consl'jo, y re:;clviC'oll que bOl trop:]:> cstu-
\-iCEiCn proutJs }):lrn acndir, si fU~S8 nccesrL'io,
al socorro de b metrópoli; y al mismo LÍcrn-
po enviaron á Lisboa al segnntlo Teniente tl':!
lteales Guardias Walol1ns, Ayudante cld l'~b!'­
¡Inés de CoupiS'ni, Don Federico l\Ioreil, pa-
ra que ellterando de todo al GSlwral C;ll'r~d'a,
concertase con éste el medio de salVf¡¡' las




(203 )
tropas espailolas que habia aun en Portugal. 1808.


Estas disposiciones calmaron por de pronto
la fermentacion, <tUl' Con tanta violencia se habia
mnnifestado; prl'O no logrnroll eslinguirla; y el
puehlo, incligllado por la inirluidad de los frnnce-
ses, solo dcscilha una ocnsion para declararse COn.
tra ellos herÓicamcnie. El 30 de lVbyo, con mo-
tivo de ser dia (lct desgrnciado Fernando, quiso
el veci ud ario ele nada i oz celebrarlos, se.gun cos-
tumbre, con sal vns de nrlillerÍa; mas hnbiél1{lose
opuesto á ello el Gobcnwdor J\briscal de Cam-
po Conde de Torrcfl'esno, se exasperaron los áni-
mos de los habitantes y de la gnarllicioll, se a[ro-
pellaron las órdenes del Gobernador,y ,í. 811 pesar
se ejecutó la correspondiente sal va, siendo una
muger la primera qlle alzando el grito de Viva el
Rey, cargó y disparó el primer caflOllazo. Exal.
tados ya entonces los cspíritus, rota la harrera
del respcto, y mir~do ya el GI;fe militar como
sospechoso, se armaron contra d los brazos del
pueblo y de los soldallos de la guarnicion; y no-
tando en sus acciones un proceder poco coufor-
me á la lealla(l espaüola , perdida completamen-
te la suhordill~lcioll, se lc acometió cn tumulto,
y su vida fue el sncrificio 'lIte d pueblo de Bada-
joz hizo para decbrarse abiprl.~1l12nte en favor de
la independencia l1::lcional y contra la opresioll
que le amcnnz:llla.


Al momenlo fue clf'gido por nchmacioll del
mismo pueblo, para Sllcu1cr nI infeliz Torre-
fresno, el Brigadier gf'fe de la escuela de 31'-
tillf'l'Ía Don José Galluzo, que admitiendo el




(204)
1~08. mando, inmediatamente hizo montar la artille-


ría en todos los baluartcs, y dió cuautas llis-
posiciones eran necesarias para ponel' la plaza
en estado de rechazar cualquier ataque ([UC pu-
diesen intentar las fuerz a s franccsas (1 LI e oc ll-
paban la provincia portllgtlCSa del Alclltejo) y
las (Iue guarneciallá Yelves, cuyo total, ,iIas úr-
denes del Gcneral Kcllerman, ascendia :\ 10.000
hombres.


Gallllzo, á quicn el pueblo nornbró Tcniente
general, instaló uua Junta pl'OV lucial de gobier-
no, denominada superior de EslremadUl':l, y con-
cedió un grado ey á algunos dos) sobrc los (lue ya
tenia n , á todos los individuos militares residen-
tes entonces en Badajozo La Junta empezó á ejer-
cer sus fuuciones convocando Diputados de to-
dos los partidos de la provincia; circulú patrió-
ticas proclamas) y practicó todas las diligencias
necesarias para asegural" el éxito de la Gloriosa
empresa que habia principiado. Convidó á todos
los estran geros para (1 ue se incorporasen en las
handeras al servicio de Espaüa, y tomó al mis-
mo tiempo cuan las precauciones le IliCló su celo
para corLar toda comuuicacioll con Portugal, á
jin de ocultar al enemig-o el estado de a:[lle11a
IH'ovincia y los preparativos, dedicando oí la \"ez
particularmente su atencion y acLIvidad á la 01'-
ganizacion ti,: un ejército c0l1sidl'l'3ble.


En Sevilla Don Nicolas Tap y N uñez , 1'1'11-
uido con Don Anlonio de Esqui\'d y Don .I ü sé
Ayus, Notario del Cabildo de aqnclla Cintlad,
illcitaron á un 501chJo del escmHlr'.)I) de ES¡:I-




('205)
jia.J llamado Juan de Fuentes ~ quien con siete l80S.
compañeros se dirigió á sorprender la guardia
del cuartel de caballería en la noche del 26 de
~byo; y acto continuo un escuadl'on entero
desmontado sigue á sus caudillos ~ que entrando
en la ciudad. á las nueve de la noche, corren
por sus calles, conmueven el pueblo, se pre-
sentan en los cuarteles de infantería, salen de
ellos algunas partidas ar~1adas.> reunense otros
s()ld~tdos vobllllariamente, tlivídense, y van á
sorprender las baterías y el pal'f[ue; lo consi-
guen, y distribuyen al pueblo 26.000 fusiles,
14.000 pares de pistolas) y 27.000 sables que ha-
llaron almacenados. Al amanecer se presentan
reunidos en la puerta de la Carne dos escuadro-
nes montados con 200 hombres de fuerza, 120
artilleros con 16 piezas de artillería, y 6.000
paisanos armados; y entrando todos e11 la ciu-
tlad, se dirigen por varias calles hácia las casas
capitulares; se forma el tumultuario ejército en
la plaza de San Francisco, y sUDe su corifeo
Tap al Cabildo, que se hallaba reunido con va-
rios personagcs de distincion, que había convo-
cado por 10 eslraordinario de las circunstancias,
é intima á esta corporaclon municipal, que, l1a-
JJi . :ndo reasumido el pueblo el ejercicio de la so-
beranía por la desconfianza (lue tenia en todas
IdS autoridades, quedaban desde luego deslitui-
das del mando hasta que recibiesen su confir-
macion del mismo pueblo; bajo cuyo princi-
pio revalidó todos los cmpleos, acordándose
por a(luella Asamhlea ell seguida eplC se forma-




(206)
1808. se una Junta por brazos ó estamentos, presidi-


da por el EscelenLlsimo Seüor Don Francisco
Saavedra ~ y compuesta del Arzobispo, ca-ad-
ministrador, el Asistente, dos Canónigos, dos
Oidores.J cuatro Regidol'es, cuatl'O títulos dc
Castilla, un Eclesiástico secular, otro regular,
dos Mariscales de Campo, dos Comerciantes, y
un individuo del estado llano. Para entender
en los armamentos se nombró al Mariscal de
Campo Don Antonio Gregori j' al Brig,l(lier Don
Tomas Moreno. Todo esto se hizo contra el dic-
támcn del Conde del Aguila, que manifestó en
el Ayuntamiento de un ruado claro y (lecisivo su
oposicion al alzamiento del pueblo. Tap, luego
que estuvo instalada la Junta, se retiró con el pue-
blo al campo de San Sebastian; mas, noticioso
en breve de que en el hospital de la Sangrc ha-
bia tropas acuarteladas, y persuaJ.iéndose que
estaban allí reunidas con el objeto de sostener
las órdenes de Murat, c\lya sospecha confirmaba
el ver q\le los oficiales conducian á aquel punto
cuantas partidas se les reunían, se dirigió tumul.
tuariamente a la plaza de San Francisco. Entre.
tanto la Junta mandó ret.irar las tropas; pero el
pueLlo que vió salir del hospital de la Snngre al
Conde del Aguila, á quicn Olliaba ya por las
opiniones que habia manifcstado en el Ayunta-
miento, y por haber tenido alojados en su casa
{los oficiales ingenieros franceses, que djas antes
habian pasado por Sevilla con direceion {l Ceula,
sc arroja sobrc su coche, le saca de él, Y llenán-
dole de insultos é improperios, le conduce á las




(207 )
casas capitularr3, y desde allí á la torre de Tria- 1808.
nn, donde file inhumanamente arcabllceado j ar-
rastt'ando despnes su cadáver, y colg:ll1dolo en
uno de los balcones de su propia casa.


El pueblo maltrató tambien á los franceses
avecindados en SlCvilla , llevándolos en calidac!
de presos á las casas capilulares, y de allí al
claustro de San Fr~\l1cisco.


En la noche del 27 , mientras se realizaba el
ahamlcllto de Scvill;¡, el Ayunlamiento) en union
con el A'iistcntc) el Comanebnle de armas, el
Conde del ll.gllila, y hasta veinte personas de
las mas car:J.ctel'izaclas de la ciudad, que se ha-
bian convocado al intento, acordó entenderse
con el Capitan general Don Francisco Solano,
l\1¡¡rcllll:s uel Socorro, que se hallaba en Cádiz,
y al que sc le dc;~ipachó un espreso flue salió en
DClucHa D12drugrlda, y fUi] alborotando todos los
pueblos cId tl'ámito COll la relacion de la revo-
lncion q,-:3 dejaba en Sevilla. A las dos de la tar-
de dd :_\j entrCt;ó los pliegos en Cádiz ; y para
irnpeJir el Capilan general que se divulgasen
las noticias que traia de Sevilla J hizo arreslar en
su casa ,11 correo, Esta medida produjo un dcs-
contento llnivers~ll; pcn¡uc cuantos yinieron oí
bordo en el D1rco conductor del correo dcs-
tIc el puerto ele Santa IIbrÍ:1, estaban enle-
radas por el mj,;~~lO Justa de los mas pequeños
pOnnCllOI'LS, y los dif'ullflieron por el pueblo.
Al anochecer del 28 la ciuebel toda estaba en
eombusiÍon ,y agolr~lllJose el vecindario al fren-
te de la cnsa Jd General, inlenta éste al'cllgar á




(208)
180g. In l'nnltilud, J:1isundiéndol<l dc la gucrra contra


la Francia por la desigll<lIJad de la lucha, lo
desapercibida que para ella estaba ]a España ~ la
falta de tropa reglada, la escasez de numerario,
de medios de transporte, de víveres y de recur-
sos; mas viendo la tenacidad del pueblo, pro-
mf~tió pOl' último providenciar sobre todo al dia
siguiente. En la mañana de este se dobló la guar-
dia de su casa; y celebróse á las nueve de ella
una Junta compuesta de los Generales, Briga-
dieres, gefes de los CllCl'pOS españoles resi-
dentes en Cádiz, y del General de la escua-
dra f[,<lucesa, surta en aquel puerto, y se anun-
ció al pueblo, despues de fillaliznua la sesion,
que cn la tarde de aquel dia se fijaria un ban-
do , notici<índole lo resuelto por la misma Jun-
ta. A princirios de aquella tnrde llegó el Con-
de de Teba con pliegos de la Junta de Sevilla
para el General; y la contestacion que éste dió
al Conde fue acompañada de un ejemplar del
banrlo que se iba á publicar, y con ella regresó
á Sevilla á las cinco de la misma t[,lrde. En este
})ando se participaban al pueblo de Cádiz 10$ al-
horotos de varias poblaciones, se aplaudia su
fervor y entusiasmo; mas se insistia en hacerle
presente ]os males que el General habia mani-
feslado en Sil arenga verhal; se aseguraha que los
ingleses eran los Ílnicos enemigos de la nacion,
.\' se exhortaha á la pacificacion. El puehlo no su-
frió la publicacion del bando; antes bien arran-
e,ó y rasgó las primeras copias que se fijaron, y
corrió á pedil' al General que intimase la rcndi-




(209 )
ciou á la escuaura francesa; pero á esta peticioll iS08.
con~estó Solano, señalando á los buques ingle-
ses que bloqueaban á Cálliz: « Ved/os., esos son tos
enemigos que Espaiia debe combatir.» El tumulto
fue en aumento, creció la exasperacion, rom-
piérollse los diques que contenüm al pueblo en
la subordinacion, y redoblando sus reclamacio-
nes al frente d.e la casa uel General, despreció
éste el motin , y no se presentó en el balcon. Al
ver esto uno de los caudillos populures sube á
conferenciar con él; tarda en salir, recela el pue-
blo alguna tropelía; y con efecto, observa que
aquel, perseguido por cuatro soldados., salta de
azoten en azotea, y de intenLo ó casualmente cae
precipitado á la calle, mtll:iendo del golpe á po-
ca~ horas. Solano se presenta entonces en el balo
con, y con el pañuelo hace serIas de que no ac-
n:de á 10 que se pide; entonces, subiendo de
tOllu punto el furor popular, fuerza las puer-
la!' (¡ pesar de la guardia que las defendia , pene.
Ira en la casa del General la multitud, huye
nquel uespavorido por las azoteas de una casa
vecina; pero volando en su busca el pueblo en.
furecido, da con él, Y arrastrándole de calle
en calle, espil'a en la plaza de San Juan de Dios
despllcs (le una lenta y cruel agonía.


El puehlo conGrió enlonces el mando al Tenien.
te general Don Tomas de Moda, que en 1801 ha-
lúa librado á aquella ciudad del furor de Jos in-
gleses; y el cual J prestándose á las ideas de in-
dependencia y libertad nacional, mereció segun-
da vez el titulo de Libertador de Cádiz , Úl'ran-


'1'0:\10 1. 27




('210)
1808. cando á esta poblacion de los horrores de la


anarquía. Morla formó una JmIta de gobierno,
indultó á los presos de la drcel y del presidio
correccional, á quienes el pueLlo habin ya dado
libertad, y fonnó con ellos un batallon que se
denominó Tiradores de Cúdiz.


El dia 31 de Mayo, restituida ya del todo la
tranquilidad en aquel puehlo, el Conde de TeLa
y Don Eusebio de Herrera, que h.l])Ü1l1 llegado
de Sevilla con la órJen de hacer la jllra de Fer-
nando VII, presenciaron este neto, que se veri-
ficó con la mayor solemnidad.


Iguales escenas se representaban al mismo
tiempo en varias capitales de las lwovillcias de
]a Mo.narquía. Pereció en Cartagena ,í manos del
pueblo el Capitan general de la Real Armada
Don Francisco Borja: en Tortosa su Goberna-
dor Don Santiago Guzman y Villoria :en Mála-
ga el Gobernador Don Pedro Trujillo: en Vi-
llafranca de Panadés el GoLel'l1ador Don Jl1:m
de Toda: en Ciudad-Rodrigo y Castellon de la
Plana los Gobernadores tnmbiell respectivos: en
la Mancha ~l Cnnólligo Duro y el ex-Millistro
Soler; yen Granada, Portillo.


En otros muchos puntos las autoridades fue-
ron dcpuestas y reducidas á prision. Algunos
hombres recomc11l1ahles perecieron tal vez lÍni-
camente por haber gozado de los fa vores de Go-
doy, á quien se acusaba de autor de las calami-
dades de la Espaiia j pero aun en estos actos de
venganza popular, injusta á veces, por necesi-
dud, no tuvieron parte alguua la ambicion y VCll-




(211 )
ganza~ personales, ni se manchó el c1!.r"ápter es- 1808.
pañol con los crímenes que deshonraron la re- \¡
volucion de otras naciones que se jactan de hu- 1


I
manas y civilizadas. Y si en algull pueblo hubo J
malvados que se entregasen á los delitos, reco-
brado el imperio de la ley, hallaron pronto cas-
tigo, cuando á la sombra uc los tumultos se li-
.!lonjcahan de la impunidad.




(21'2)


CAPITULO XVI.


Orígen nohle de las Juntas de gobierno de Ia~ provinci~~.
- Naturaleza y objeto de ellas. - Servicios distingui-
dos del estado eclegiástico á la revoluciono - Carácter
particular de la Junta ue Sevilla.-Proc\ámllse suprema
de España é ludias. - Conducta de las demas Juntas
con este motivo. - Medidas adoptadas por la Jll11!:J df~
Sevilla para salvar la patria. - Declara solemnemente
la guerra á l'í :lpOleOll, é invita á sus tropas ;i l[lle dcs(·r-
ten de sus banderas. - Castaitos lloIllJ.lradu Ce~lCral del
ejército de AIHblucía.


130B. Todos los españoles deliraban de rabia contra
el estrangero; y en vano se trataria de investigar
en la mayor parte de las provincias quienes fue-
ron los primeros que lenntaron el grito de li-
bertad é independencia: todos la h:1I1 proclama-
do, todos se armaron en su defensa; y todos obr;=¡·
ron de un mismo modo. Tan cierto es que casi
todos los hombres en las mismas circunstancias
obran de la misma manera. Los pueLlos conocie-
ron que, depuesta5 las autorirlades del anterior
Gobierno, no podian ejercer el poLier por sí mis-
mos un solo momento, sin csponerse á los des-
órdenes de la licencia J de In anarquía; y asi es
que en menos de 24 horas despnes de la esplo-
siol1 palriótica se formaron en cada provincia
juntas, cuyos indi.viduos nombrados pOt> el pue-
Llo y (le entre los hombres mas hábiles y mas
ilustrados, reci.bieron la sagrada mision de salvar




( ').13 )
la plltria. Al lado del respetahle .Floridablanca, 180!:l.
de Don Francisco Saavedra, ex-Mini~lro y Con-
sejero de Estado, de Don Antonio Valdós, ex-Mi-
nistro de Marina, del Duque de Montcmar, Con-
des de Villafranca, de ]a Conqnista J de Conta-
mina J de Gimonde J de Tilly, de Ayamans) de
los Marqueses de Santa Cruz de ~larcenado, Ca-
marena la Real, del Villar de Embiel y de Mon-
salud; de los Generales Rovira, Cuesta, Barroso,
Frias J Vives, Escalante, Hidalgo, Cisne ros ; de
muchos reverendos Ohispos; de Intt~lHlentes,
Regentes y Oiuorcs, se sentaron en las Juntas
honrados faLricanles y aun menestrales, quie-
nes el lmcLlo quiso rllle tomasen parte en las
deliberaciones del Gobi.erno.


Tal fue el orígen legítimo de las Juntas pro-
vinciales nomhradas por cada capital, y en las
que se depositó la autorillad soberana. Asi la Es-
paila, falta de un centro de gobierno, presentó el
espectáculo de una nacion dividida en tantas 50-
}¡cranías como provincias, obrando todas aislada
é independientemente contra la Francia; pero
animadas de un misIllo es})íritu de independen-
cia y ardor patrio.


Asegurada la tran(pál.idad interior Con la for-
macion de las Juntas, se trató de dar un impulso
general al patriotismo de]a Nacion. Se decretó
el alistamiento de todo~ los varones desde la edad
de 17 á 40 aÍlOs; se renovó solemnemente el jn-
ramento de fidelidad al cautivo Fernando; se pu-
so en prision á lo~ franceses estantes ó domici-
liados en las provincias para salvarlos del furor




(2! 4)
1808, del pueblo, y se esparcieron por todos los pun-


tos proclamas para inflamar los ánimos. Los sa-
cerdotes llamaban al puehlo á las armas desde
los púlpitos y al pie de lCls altal'c3, y con el sig-
no santo de la redencion le animaban al comba-
te; el estado eclesiástico, en fin, tan influyente en
Espaila, se puso al ft'cnte de la revolllcion , y en
ella figuraron como vocales de las Juntas el Ar-
zobi~po de I,aodicéa en la de Sevilla, el (le V ll-
lencia Don Fray Joaquin Company, y los Obis-
pos de ~Iurcia, l\J:¡llorca, <hense y Saatadcr en
las de sus provincias respectivas, con 1m gran
número de eclesi:íslicos seculares y r{~gu lares, Ijlle
sin mas móvil que el amor á su Hey y á la patria,
ofrecieron su sangre y prodigaron sus fortunas
pOt' mantener la sagrada lucha. El A,'zobispo (le
Granada en los dias primeros de la insnrreccion
hizo un (lonalivo cuall(ioso~ y el de Valencia y
su cabil(lo puso á disposicion de aquclla Junta
un millon y quinientos mil reales.


En medio de los esfuerzos dictados por llIl
patriotismo igual, Sevilla se dislinguió por su
enr.rgía; y aunque, corno hemos manifestado, el
alzamiento popular tomó iguales caracteres que
el de las demas provincias de Espaüa, fue ma3
habilmente dirigido.


U na junta compuesta de 23 individuos nom-
brados del estado eclesiástico secular y regular,
de la nohleza, del pueblo, de los generales resi-
dentes en la ciudad y del comercio, reasumió to·
das las jurisdicciones, y se proclamó Junta supré-
ma de Gobierno de Espalla é Indias. Se nombró




(') ir)
l ...... 1;)


Presidente de esta Junta á Don Fl'aucisco S~1;¡Ve- 1808.
dra, antiguo Ministro de Estado, que se hallaba
desterrado en Puerlo Hcal, y el A.rzobispo de
Laodicea j Coadministrador del ArzolJisp:u1o, fue
nombrado vice-Presidente.


La supremacía, que quiso arrog;¡rsc la Jnnta
de Sevilla, fue ucsconocicla por 115 demas Juntas,
que, ostentando igualmente su soberanía, se nega-
ron á reconocer como slllJeriol'cs á las otras, y se
apreSUr;ll'On cada cll~l á elegi!' General('s, confe-
rir empleos civiles y cclcsi,ístÍcos, nombrar Em-
bajadores, y á forruar un eprcito con las tropas
veteranas que contcni:m "[JS límites, y lus volun-
tarios que ansia!1:w ir al ;enemigo; pero estable-
ciendo comunicaciones entre sí, se prestaban
mútuos auxilios contra el invasor.


Sevilla sin embargo era una capital (.le primer
ól'den, y á sus inmellsos recursos reunia la ma-
yor actividnd y energía. Tenia ademas la única fun.
dicion de callones del Reino, y armas y lllul1icio-
nes con alguna abundancia. Varios Capitanes ge-
nerales la habían reconocido desde luego, y las
tropas veteranas eran mas numerosas en aquella
provincia que en las dcmas. La sÍtuacion de las
Andalucias propol'cionaJ)a una defensa probable
contra el ataquc del enemigo: á su espalda se ha-
llaba el departamenlo de lll3l'Ína de la Isla de Leon,
el mas considerable de la l\Ionarc¡llla, y en él la
escuadra espaüola de Cadiz, plaza inespugnable
por su posicioll peninslllar. En su territorio esta-
ba Gibraltar J célebrc fortaleza inglesa; y la es-
cuadra de esta nacían, que nos bloqueaba, era la




1808.
(210)


mas numerosa de las slIyas. Su distancia dd Pi-
rineo y la proporcioll de entablar comunicacio-
nes con la América) dieron en fin á la Junta de
Sevilla unn grande inflnencia en todo el curso de
la revol!lcion. Despucs de instalada, decretó que
su Presidente tu viese el tratamiento de Alteza) y
los demas vocales el de Escelencia, He valldo por
distintivo la escarapela nacional y una handa en-
carnada., distincion que únicamente adopté, ]a
Junta de Grauada; pues las cIernas provinc.i;¡s n~¡Ir:­
Sar()ll l.od()~ los hOllo['es y condt:coracjl)llc~. Siu
pel'ller momento espichó estraordinilrios al Ca-
pítan general de la provincia de Cádiz, al Co-
lllalHlantc general del campo de San Roque y á
las capitales de And.alllcía, Eslremadura y cill-
[lades inmediatas) noticiándoles su instalacion,
é invitándoles á concurrir á la salvacion de la
patria. Desp<lchó buques ligeros á las Islas Cana-
rias y éí América con igual objeto; comisionó
Diputados que pasando á los Algarbes y al Aleu-
tejo, reclamasen el apoyo del pueblo lusitano;
felicitó á Madrid por su heróica lucha en el 2 de
Mayo; dirigió á los franceses una proclama) ha-
ciéndoles ver la tirania de su infame caudillo)
q1le ni aun pertenecia á la nacioll francesa que
habia esclavizado; invitó ¡t los alemanes) suizos
y polacos á (tesertar de las filas de Napoleon y
pasarse al servicio de Espaüa, que los acogeria
generosamente. Se mandaron cerrar los teatros á
causa del luto de la patria: se ordenaron rogati-
vas públicas: se indultó á los desertores de mar
y tierra, J los contrabandistas que se presenta-




(217 )
sen á tomar las armas eH el término de 8 dias , y
se pusieron en libertad todos los criminales, es-
cerlo los reos de lesa l\Iagestad y de aseSInato;
mandando empero (lue los jueces al fallar sus
causas, si consideraban que su corazon no se 11<1-
llaba aun tan depravado que pudiesen todavia sel'
útiles á la palria, los indultasen. Se eslableció 'IlIe
en cada poblacion de dos mil vecinos se crease
una junta compuesta de seis vocales, bajo cuya
inspeccion ejerciesen el poder las autoridades
constituidas, que formasen compaüÍas de volull-
tarios y contrajesen empréstitos espontáneos ó
forzados. Se aumentó un real de paga ¡í los sol-
dados de línea, y se señalaron cuatro reales dia-
rios para los voluntarios y racion de p,m. Se COll-
vidó á los sabios y hombres de instruccion })ara
que emplcnscn sus talentos en inflamar y mantc-
ner el espíritu patriótico de los pueblos. Tan
acertadas medidas tuvieron un éxito cumplido, y
el dia 6 de Junio la Junta ue Sevilla declaró en
nombre de Fernando VII y de In Nacion espnño~
la la guerra -por tiena y mar al Emperador Na-
poleon 1, Y ,í la Francia mientrns estuviese hnjo
su JomilJi.lcioll y yugo tiránico: prot('stó 'IuC no
dejaria las nrmas de la mano hast.a que N:lpoleoll
restituyese nI trono espai'lol á Ferl1~mllo vn eOll
Sll familia, y respetase los derechos sagrados (l(~
la Nacíon, su liuertad, inlegriclacl i.~ independen-
cia, mandando á la vez que no se molestase á los
súbditos del gobierno b l'il ánieo , con quien, po·
niél1llose en comunicacion por medio del Gober~
nador tle Giul'altar, habia conclllido un armisti-


TOMO l. 28


1Boa.




(218 )
1808. cio, enviando Diputados á Londres para pedir di-


nero y ajustar una paz ventajosa tí. la Naclon. Al
mismo tiempo hizo circular un escrito sobre el
modo de organizal' los ejércitos y hacer la
guerra á los franceses J encargnntlo que sc crita-
se toela accion gCllera],y se hiciese nn;-¡ gucrr;-¡ de
partidas, de embarazos, de consumir los ejérci-
tos enemigos por falta de vi vercs, de CorL<lr puen-
tes, hacer cortaduras en los puntos que eOllvi-
fl1csen, aprovechando la misma coniiguJ'acion de
la Península, tan tlefendible por sus mllchos
montes, despoblados, arroyos y rlos; cl1yo méto-
do de guerrillas fue el mas fllnesto á los frallceses.


u


La J uuta confirió el mando de los eiércitos
de Andalucía al General Don Fl'allcisco JaViCl'
CastalIOS, cuyos talentos y fortuna militar jus-
tificaron tal! acert;-¡da elecclon (1).


(1) CastalIOS, cuyo nomhl'c 110 pnede 11l'OllllJlei;¡r'~e en
Europa sin tributarle los elogios á que se Ita hecho ¿¡cn,e:hr
por su mérito y accioncs hCl'úicas) es hij') de UlI P¡l'l;'c
respetable, que, despues de una laq;a carrera en la ~d,lIi­
uistl'¿¡cioll de la ReallIacie!llla, dcjú por herellcia á ~;u (¡-
mili", ;í la par que su pohn~za, ulIa rCl'ulacioi¡ PlII';¡ é i¡¡-
alterahle. Discípulo dc la escuela rllilil:u' del l'{l('I'!O dc
Santa ;\Iaría , se hizo notable en ella por su talellto, por
su aplicacion, por la suavidad de su carácter, por su exa.,;-
titud cn el sel'vicio y por sn denodado valor. Capl,)se en
lo sucesivo la estimllcioll de todos los geres á cuyas ó¡'!le-
Iles sirvió; y, nombrado CorOllcl del Rc¡.;ill1i;311to de Afl'i,:a,
estalJleciú en este cuerpo la lllas severa diseipiill,J, y lJÍ(!!l
prouto lleg(¡ á ser bajo SllS órdcncs el mmlelo de lulo el
ejército . .se disti1l3tlió en la gt~erra contra la ncpública
fraacesa en 1 ~91 J i [;,¡s órdcllC"s del General Caro; C'J)'o




(219 )
Castaños se puso ill rnediatamente en com u- 1 HOS.


mcaClOn con el Gobernador de Gihraltar Sir
Het1w Dall'ymple, Teniente general, y abrió un
clJ1¡)réslÍlo de UlI millon de reales con el comer-
cio de aquella plaza, á nombre de la Junta su-
prema de Sevilla.


aprecio se grangeó, á pesar de algunos pequeños resenti-
mientos, (Inc llledia]J21l elltre este y la familia de Casta-
llOS. Herido gl'avelllclltc en Hila de las acciolles de a<plClIa
guerra, en que Luvo parte su regimiento, se cI'(~!,'.) al prin-
cipio ([UC la herida fuese modal por hilherle penetrado
Ulla La la por la parte iZ(Iuierda del cuello; pero, curado
por el célehre Cil'llj:\llo Queraltó , no le (luedó mas imper-
feccioll que la de conservar para siempre inclinada la ca-
}JCza háeia a'plCl lado. A la paz de Basilea fue nomhrado
Mariscal (le CilllljlO, ;- lres al105 dC'spnes Teniente gellcral.


El Príncipe de la l':lZ > pat'a quicn todos los vcnta<leros
e5paiíolcs eran un chi·;to (lc o(Iio, le miró eOll recelo, y
así procuró alejarle de Manrid á prctesto de comisiolles y
J1U]l(!::JS, que po(tian mirarse como honrosos destierros.


En) 80S eli:llldo el glorioso alzamiellto de Espaha contra
Napoleull Douaparte, Castaü os se hallaba en el campo de
San .P.oeple; y, sin tituhear un momento entre las pértidas
SI1!;,:,;liollf:S dc i\Iul'nt y los nohles sentimientos de su co-
TaZO;] eic;'Lllllr:n!e eS;)aliol, ofreció sus servicios á la Junta
si!f)l"el1la de Seviila y entró con nlgunils tropas en caltlpil-
1;:,: consultando solo;Í sus dehcres y:í Sil honor, SI: :lpre-
su,,;:i organizar casi á la vista del Illi"IHO ellernif)0 lUl ejél'-
cito, pOlli¡:lltlose;Í su caheza, aUlllple compuesto la mayol'
pal'le de paisanos y soldados visoflOS.




(220 )


CAPITULO XVII.


Acogida que hizo el gobierno inglés á los emisarios cspa-
notes de la J unta de Asturias. - Conducta de aquel Go-
hierno respecto de b insurreccion cspaüola. - El Par-
lamento" los Ministros. el pueblo y el cjó'cito cspl'esan
cllél'gicamcllte su entusiasmo.


Los comisionados de la Junta de Asturias fue-
ron los primeros qne llegaron ú Londres, donde
:1 pocos dias despues se supo que la península se
habia alzado en masa contra el tirano del conti-
nente. Los diputados fueron perfeclamente aco-
gidos y festejados CII tOllaS partes.


La Inglaterra, aunque eu guerra con la Espa-
fla, IIO aborrecia mns que á los f'rancesps J contra
qui(~n~s por rspacio de 16 arIOS mantenía IIlla obs-
tinada y costosa lncha. Aislada rOl' el plan con-
tinental, penE,lo el Jbnnóver y el Portugal, cer-
rados para ella todos los puertos, no tl:'lIia un
palmo de tenGUO en el continente Lloulle ernplcar
sus fuerzas; y reducida ,1 hacer la guerra maJ'lli-
ma, liD compensaban las victorias los enormes
gatiLOs que hacia, y la paralizacion de su comer-
cio. La ocupacion de la península amenazaba á
la Irlanda de una invasion J para la que se dirigían
los granL1es aprestos militares de 13010üa; y la
Inglaterra, cansada de derramar su oro para esci-
tal' :Í, los gobiernos dr,bilcs de Europa contra la
Francia J acogió con cntnsiasmo por su propio




(221 )
interés la :Jlianza de la España insurreccionada 1l:l01ll.
en el momento mismo en que se trataba en el
Parlamento de entrar en negociaciones eon N a-
poleon, por eiltar reducido el país ¡í la miseria.


La Espaüa presentaba á la Inglaterra un pun-
to para dar salida á sus mercancías estancadas) y
un tcrreno inmenso con recursos abundantes pa-
ra llacer la guerra, sin tener que sufrir los destro-,
zos y devastaciones de ell~ (1).


Los ingleses, mas bien que socorrer á la Es-
pnf13 en la guerra de 1808 contra Napoleon .. tra-
taron de continuar sobre un suelo nuevo, y alia-
dos al valor español, la guerra que desde 1793 es-
taban haciendo á la Francia. El interés y la poli-
tica estaban de acueFdo~ El pal·tido de la opo::.icion
votó con el Ministerio: el elocuente Sberidam
Jcfendió la causa de España en el Parlamento:
«(N unca, dijo, se ha presentado á la Gran Bretaña
ocasion mas feliz que la actual para dar un golpe
sangriento, (Iue ponga al mundo en libertad. Bo-
naparle ha corrido hasta aquí una gloriosa carre-
ra, porquc solo ha lidiado con Reyes indignos,
Ministros ignorantes y naciones indiferentes á
los acaecimientos; mas nunca los hubo con un


(1) Sufrió C(}Jn(} (}bra de los ingleses los horrihles de-
sastres de Ciudad-Itodrigo y de Badajoz, la demolicion (le
los ruel'tes de la línca de Gihralta¡', obra que habia costüdo
talltos llombres y millones, el iucelldio de val íos pucLlos
ac Galieia, la ucstruccion de la magnífica fábrica de la chi-
lla del Ileti¡,u de Madrid, y el dcrriho dc muchas de las tor-
rcs de la costa del Mcditerráuco.




(222)
1K03. pueblo decidido á resi.~tirlc. Esta es la ocasion de


levantarnos esforzada y leultamente á libertar la
Europa; y si los Ministros quiercn coop(~rar á su
logro de un modo efectivo uniéndose ~í los espa-
floles, Piledcn contar con mis esfuerzos, fllIe sc-
r~l1 tau ardientes y tan sinceros, como si tralara
de volver la vida y el poder al hombrc á quien
yo mas ltl1hicl'a amado. Nada mas Boble ni m~lS
generoso (pIe la con<lilcta actual de Espaüa, ui
llltrlCa se ha visto crisis mas importante qUt~ la en
q!l(~ ha puestu ,í. la Europa ,,11 denuedo y patl'iotis-
1110. Igual fuc la opinioll del opresor de la Irlanda,
del discípulo de Pitt. ((Los l1finistros de S. 1J[ • ., di-
«( jo Calling, l\1inistro de negocios cstrangeros,
« no se acuerdan desde ahora que haIa existido la
(e guerra entre la Espafía y' la Gran Bretaiia. To-
1< da Nacion que se le¡Janta cOlztra el poder tCITi-
(e Me de la ]?rancia.> es desde ar¡llcl mismo Íllstan-
(\ te.> cualquiera que !ttl)'an sido sus relaciolles an-
(C teriares COIl nosotros ~ la aliada esencial de la
«( Gran Bretmia. '1


Aunque los comisionados espaflOles solo se li-
mitaron á pedir al Gobierno ingl{~sal'mas y cline-
ro, el Parlamento decretó que la Gran Brctaiia
reconocía á la Espaüa por amiga y aliada natural .•
ofreciendo hacer CUantos esfuerzos fuesen posi-
Lles para sostener una nacion CJue con tanto de-
lllIedo combatía la tiranía, y procuraba conservar
iutacta su integridad é independencia. Se ell\"ia-
ron socorros pecuniarios á las Juntas de Asturias
y Galicia para sostener la insurrecciono Se rell-
nieron los prisioneros espaüoles, que se halbban




(223 )
en Inglaterra, y armados y equipados se dirigie- íS08.
ron á la península; se aprobaron cnteram~nle los
procederes del Almirante Collingwood, y del Go-
bernaLlor dc Gibraltar Dalrimple en favor de los
espaflOles, y se envió al Bcíltico al Subalmirante
Keats para noticiar al Marques de la Romana los
acontecimientos de la península, y proteger la
Gvasion de las tropas espaliolas, y se preparó una
especlicion para la Coruila. Todas las clases del
puchlo brÍLúlJico participaban de igual entusias-
mo, y hasta la.5 milicias de la Gran Bretaüa, que
por Constitucion no pueden salir de su pais, so-
licitaron pasar á militar en la península. El Lord
Mayor, los Aldermanes, Asesores, Scherifes y
Consejeros comunes de la Ciudad de Londres se
pl'eseutaron el U de Julio al Rey, y manifestaron
á nombre de aquella Capital el júbilo que les ins-
piraba el patriotismo espaüol, dando gracias ,t S. M.
porclintcl'és que tomaLa en la defensa de la heróica
Nacion espJllola, declarada solemnemente amiga
y alialla llatLlral de la Gran Bretaüa contra el co-
mun enemigo de todos los gobiernos. Ofrecieron
no omitir ningull esfuerzo, ni evitarninglln sa-
eri!lcio pOi' ~aJvnr doce millones de hombres de
la tirallÍa mas desenfrenada; manifestaron qi1e
podia contar con la asistencia mas eficaz, activa
y patriótica de parte de los leales ciudadanos de
Londres) y concluyeron con estas memorable!'!
paLLr;;s: « Nos sentimos identificados con los pa-
tlida:; (l~ Esp:iüa; nuestras SOIl sus necesidades y
,1('::CO'i) y esperamos que la gloriosa lucha, en que
e¡,l:.l empeüada la Espaüa, con el auxilio de la na-




(221 )
1808, CiOll 1)i' il f.llica, no solo asegura rá la indcpende ll-


cia á la Monarquia espaüola, sino que producirá
la emancipacion de la Europa, y el restableci-
miento de la paz generaL))


Los Diputados espai101es eran considerados
desde el Monarca hasta el último súbdito de .la
Gran Bretaña, y de todos recibian ohse'luios á
porGa. El Duque de Clarence, hoy Guillermo
1 V , les ,dió Ulla suntuosa comida, á la que asistie-
ron la primera nobleza y pel'sonages mas distin-
guidos. Jamas noticia de victoria alguna ha pro-
ducido en Londres un entusiasmo igual al de la
noticia de el heróico alzamiento de la península.




( '2'25 )


CAI'lTULO XVIII"


[I,tr'lltan los franceses apagar la insurrecciono - Suerte
de los que enviaron á Asturias con este propósito, -
E"il.n d,~ i'''I~alcs tentativas en Zara~oza y otros provin-


o ' .


cías. - Cunde la insarrecciol1 all'urt.llgal, de .tulllte de-
SCl'tarull muchas lropas espaüolas á su patria. - J IUJot
desarllla :i hs restantes. - Situacían y llúlllero de las
lJ'opas fr;lllcc~;as de Espalla. - Medidas mili Lar..:::; 'pe
adopLl :UUl'at para reprimir la iIlSUl'l'ccciull.


Mienlras (lue la illsurrcccion gt~neral se o:'g:1-
nizaba de este modo J el Griln DU(iue de 13cr15
adoptó tOllos los medios posibles para ap[lciguar-
la. Trató de obLencr por la pCl'suasion lo qU'J
era dificil por la ftlerza) y envió diversos comi-
sionados ;Í las provillcias, que tratasen de calmar
el elltw;lJóJmo paUiüLico y persuadiesen á los
pueblos á recibir Lrauc¡uilos lu nueva JillastiLl.
Jovellanos, que se ltallaba en Jaclracluc, puehlo
de la Alcal'l'ia) restableci.éndose de las penosas
cnfenllc¿laues contraidils en el largo liempo de
su illjusta prision, recibió órdcll de MUl'nt para
marcl1al' <l Asturias y lwc~r COIl su inauencia
(lile sus compatriotas depllsier:m las armas. El
Empera(lor Napolcol1, el n(~y José, Azauza,
O[~llTil, l\bzarrCLlo y C;:¡]Jal'i'ús le rogaron escri-
biese nI menos inviuíndoles á 13 checlicnci[l; pero
ni las ofertas, ni las amennas del poder, ni lus
ruegos de la ami.stacl pudieron conseguir nada de
Sil alma grande y generosa; y, léjos de contri~


'(0)10 l.


180B.




(226)
1808. Luir á amortiguar el espíritu nacional, trat.Ó de


sostener con su elocuencia y ejemplo el fuego
santo de la independencia.


El Conde del Pinar, Consejero de Castilla,
y Don Juan Melendez Valdés, cólebl'c poeta es-
pañol,y Fiscal que habia sido de la Sala de Alcal-
des de Casa y Corte, pasaron á Asturias con esta
odiosa comisiollj pcro el pucblo no vió en ellos
mas que los emisarios de la usurpaci.on, y lleva-
dos alternativamente desde la drcel {t su hospe-
daje y desde su hospedaje :í la C<Írcel, cuando
estaban ya para volverse <l Castilla por disposi.
cion de la Junta provincial, la muchedumbre f¡'e-
nética se agolpa sobre el carruage en que ya ha-
hían subido, lo hace pedazos, quema el cfJ.uipagt',
y los )'uclve á la cárcel;· de donue ,! poco d(~s­
pues los saca con otros tres presos, violentando
las puertas, y los conduce al campo para fusilar-
los. En vano intentó Melcndez ahlandar á Jos as-
turianos recitando un romance populnl' y patrió-
tico que habia compuesto antes Jel 2 de Ma-
yo. Ya estaban Jispuestas las handas p~\'a la
sangrienta ejecucion, cm'gaJos los fusiles y ala-
dos al árhol aquellos emisarios ,le funesta paz,
eualldo se víó venir á lo lejos al Cabildo y á las
comunidades con el Santísimo Sacramellto, y
la famosa crll7. J(~ la Vitol'ja: calmó entonces el
furor popular, y recogidos lodos en la procesion,
fueron llevados á la Catedral, y desde allí ¡í la
c:írcel, siendo puestos en libertau á poco tiem-
po despucs de haberscles formado cansa á peli-
cion del pucblo.




(22i)
El Marques de Lazan, hermano de Don José


Palafox, que se habia pueslo á la cabeza de la i 11-
surreccion de Zaragoza, fue comisionado para
persuadir ,í su hermano á que por cuantos me-
dios le dictase su prudencia tratase de calmar
los ánimos de los aragoneses. El Marques de La-
zan se reunió desde luego á sU hermano, y es-
cribió á O1'arril desde Zaragoza diciéndole, que ya
no era ducüo de aquietar al pueblo, y qUé estaba
resucIto á sacrificarse por la defensa del Rey y
de la independencia. Las demas provincias, que
se hallaban libres de la dominacion fl'ancesa, cor-
taron toda comunicacion con la capital, é impidie-
ron la ent.rada de los emisarios de los franceses.


El Portugal, que gemia bajo la tiranía de Ju-
not, imitó los esfuerzos de la Espaüa, y si guió el
impulso que le dieron las tropas espailOlas, que
pocos meses antes miraLa como enemigas. Las
noticias de la insurreccion de Espaiía produjeron
en los primeros dias de Mayo una viva agitacion
entre las tropas de esta nacÍon. J unot recibió en-
tonces órdenes lwecisas y terminantes del Em-
perador para hacer marchar dos divisiones al
mando de los generales I.oisson y AVl'il, la pri-
mera sobre Almcida, plaza fuerte de Portugal
fronteriza á la provincia de Salamanca, y la se-
gunda sobre Cacliz. Estas divisiones debian Com-
ponerse todas de francescs; pues no se podia
contar con los espaüoles, que mandó disemi-
nar en varios puntos, con objeto de obser-
varlos y contenerlos facilmente en caso de rc-
Le1ion. Los cazadores de Valencia, que se 1.a-


1308.




('228 )
WC!3, HaLan de guarllicion en Alcacer do Sal) l'ehUiia-


ron marchar á Setuhal, á donde los destinó J u-
not; y aunque el Coronel, persuadido por el Ma-
Jor Duloll, que envió el General en gefe p31'a cal-
mar el tumulto, intentó obedpcer, doscil'nt os
hombres de este mismo regimiento, (Iue se halla-
ban destacados en Cezimbra, se deshandaron y
vinieron á Espaüa. Iguales nl.ovimielltos 1mbo en
casi todos los acantonamientos de la ribera iz-
quierda del Tajo. El 6 de Junio el Genf~ral He-
lcsta, tJue se lwllaba en Oporto á las órdenes ¡lel
G~ncral Quesllel con la divis'ion espaüola que
lllumló el General Taranco, hizo prisionero al Ge-
lleral frances, á su estado mayor, á setenta
y cinco tlragones que con él se hallahan , y d,'s-
pues tIe haber restablecido las antiguas <lulorida-
des portuguesas se retiró .í. Galicía con sus tropas
y los prisioneros que habla hecho: el dia 9 recihió
JUllot la noticia de la evasioll de la Jivisiül1 de Be-
lesla, y desde entonces resol rió el tIesanue gené.Oral
Je cuanlns tropas espaüolas existian en POl'lu¡;al.


No era [iciL arrancar á los espailOlcs las ar-
mas cara á cara. Sus tropas se componian, en la
:11",)'01' }nrtc, de granaderos y cazadores ~ y se
LdLlball n'pal'tidas Jesde Siucs hasta mas altí de
Pcniche. La division al mando del General Car-
l'afa se hallaba en Lisboa, y el dia 10 recibió ór-
den del Geuc¡'al J unot para filW antes de amane-
cer estuviera en la playa con preteslo de cmlJal'-
\:ilrse; ejecutado 10 cual, se vió cercada por fUIT-
Z3S [l':lncr;sas mny superiores, y tuvo que renJit·
Ja.~ nl'mns.




(229)
Los regimientos españole!;, suhJivididos en 180ft
d¡~staeamentos) y l'odeados de los cuerpos fran-
ceses, flleron igualmente <lesarmados sin resis-
tencia en el término de 24 horas.


Al mismo tiempo varios puehlos de Portugal
se pusieron en insurreccion, y lograron co1'l al"
las comunicaciones por tierradcl ejército fl'ancI'·s.


El General Loison que, como hern08 dicho,
se dirigia sobre AlmeiJa, recibió órden de pasar
con su columna <Í Oporto, que la desercion de
las lropas espailObs huLia dejado sin adensa y
sin gobierno.


El General Avril, que debia tlirigirsc á Cadiz,
recibió la úrdcn de suspender Sil marcha, y OCll-
pnr con su columna las ciudades de Estrcmoz y
Evol';) en el Alentejo, guarnecer á Elva, y OCtl-
pando :1 1\l(,l'lola y .Alcoutin} defpndl'l' la embo-
cadura ud GlI'Hliann, á donde ;¡menazabau p¡¡s;¡r
los espaüoles de A:lc1alucÍa y Estremadlll'a con
ohjeto de sublevar los Algarbcs.


La Península toda estaba levantada en ma-
sa, y los ejércitos franceses se hallaban ellla mas
crítica situacion, á pesar de su escesiva superio-
ridad numérica.


El primer cj{'rcito) llamado currpo de nb:H'r-
vacion de la Gironda, al mando del Gímeral DII-
pont, constaba de 22.950 homhres.


El segul1llo, lbmauo cuerpo de ohsrrvacion
de las coslas (ld Océano, á las órdenes del Maris-
cal MOllcey, Duque de Conegliano, se componia
dl! 24.650 hombres.


El tercero, bajo la df'uomil1acion de cuer-




(230 )
1 H08. po de los Pirineos orientales, al mando del Gen(~ral


de division Duhesme, constaba de 13.400 hombres.
y el cuarto, á las órdenes del Mariscal Bessie-


res, Duque de Istria} se componia de 19.810
homhres.


Este total de 80.110 combatientes, que se ha.
llaba , como hemos manifestado, estaciollado en
diferentes puntos de Vizcaya, Navarra, Catalu.
ña J Aragon y las Castillas, se puso en movimien-
to á los primeros síntomas de la insurreccion ge.
neral para detener sus progresos.


Murat dispuso que el ejército de DuponL mar-
dHlse á ocupar á Sevilla y Cadiz, en donde, co-
mo queda dicho, se le debía reunir la divi-
sion del ejército de J unot, al mando del Gene-
ral Avril. El General Moneey, al f¡'ente de 14.000
hombres, fue destacado sobre Valencia. El Gene.
ral Lefebre fue estacionado en Aragon para redu-
cir á Zaragoza; y el Mariscal Bessieres situó su
cuartel general en Burgos con objeto de mantener
la comnnicacion entre Bayona y Madrid.




('23 t )


CAPITULO XIX.


Em I'iczan las hostilidades armadas cn Cataluita. - U Illl
division francesa es hatida en las alturas elel Bruch por
los raisanos. - Incelltlio elel pueblo dc Arbos. - Pérdi-
da !le los franceses. - Segul1llo ataque llel Bruch. -Pér-
dida de Mongat. -Saqueo de Mataró. - Derrota de los
patriotas en el Llohregat.


Duhcsmc, con el ej¿Tcilo llamado de los Pí- 1808.
rineos orientales) ocupaba la Cataluüa, y fue el
primero que rompió las hostilidades contra los
españoles.


La illsul'rcccion de Valencia se había propa-
gado n la Catalllüa. En Tarragona y en Mauresa
~e manifestaron síntomas del levantamiento ge-
nera]; y Duhesme hizo salir de Barcelona dos
columnas para contener los primeros movimien-
tos del Principado: una al mando del General
Schwartz, de 3.500 homhres, se dirigió por 1\lar-
torell ,í. Igualada y Mamesa) que llevaba órdeo
de destrllir, por haberse negado :í. ellviar una
cantidad ele pól vora que le pidió Duhesme, haber
proclamado á Fernando VII y formado una J un-
ta suprema de gobierno; pero una multitud de
paisanos, mal armados, que acaLnban de dejnr
lillS labores y hogares, les salen al encuentro en
las alturas uel Brllch, al pie de In 1110ntaüa Mon-
serrat, y formando baterías con once caüones de




(232)
madera fabl'leados de trOI1CG~l de ~rboles Con ,~('l"
Cos de hierro, empiezan ;t balir á los frauccsc:-;
olJligaudo con este ingenioso ardid, ft r;~troee-
11er á la columna de tropas agnelT~das, á <Iuien
persiguen vivamente hasta Molins del Hey , apo-
derándose de un águila, siete caüones y otros
pertrechos de guerra.


La columna df!stinada á ohrar contra Tarra-
gona, en mírnero de 4.000 hombres al mando del
General Chahran, llegó á esta ciudad el dia 7 de
Jllnio; pero, sabiendo la derrota (lile la víspera
hahia sufrido Schwartz, ahandonó esta plaza J'[.!.
pl(~3(¡1ll10se hácia Barcelona.


En su relll'ada encolltro ill:;tllTeCcionado el
rllchlo de Arbos, en el que los hombres, las mu-
geres y hasta los niÍlos habían tom::do las armas
rara impedirle el paso. Los somatenes llama]Jan
á los paisanos de tOlbs partes i y ChalJrall, dcs-
pues de un obstinado cO:llbale, puso fuego a]
pueLlo y dispersó á los paisanos. Una gran parte
perecieron en este incendio, y el resto se refugió
á 10<; monles. Los franceses pcn!ieron 1.500 hom~
])1'('8 en esla acciono


La humillaciou, que h::thi:~n sllfrido las armas
fl'allCeSas llor los simules naisauus de las monla-, ,
flas, exaltó el or;-llllo de los gellcl'all's Chabrall
y Schwarlz, y el 12 reunieron sus divisiones en
Molins del Bey, saliendo el 13 para forzar el
lJaso del Bl'uch, y vcn3Jl' la derrota que ocho
llías anLes luúlia esperi.mentado Schwartz en a'1ucl
mismo pnulo. Los franceses atacaron repetidas
veCCs y con vi¡,;or aflud punto, pero en V~lrlO;




(233 )
pues) dE'í~l1di.das las posiciones por los som~lel1es HW3.
y soldados con cuatro piezas de artillería, que "p
habian reuuido ¡í las órdenes del Coronel Bag(~l,
fueron derrotados los enemigos completamente,
y se vieron obligados á refugiarse en Barcelona,
causándoles consiJerables pérdidas en su reti-
rada.


/Manresa debió su salvacion al"intrépido valor
de los habitantes del Bruch; y Duhesme abandonó
el intcllto dc caslignrla) fijando toda su &tencion
eH la plaza de Gerona,


Toda la Cataluüa estaba en armas, y una gran
masa de catalaucs se <!tle],!I1ló hasta la ribera del
Besoz, al E, de Barcelona. Duhesmc, con 10[',
Generales Lechi y Schwal'tz á SllS órdenes, se di-
rigió á Mongat; cuyo punto) que clefendi:m solo
los somatenes) flle CHVUelto el17 de Junio pOl'
los enemigos, 110 Iwbiendo conocido aquellos el
vCl'dadero ataquc: sin eluhargo los habitantes de
Mataró con alguna artillería que colocaron SO~
bre el camino de Barcelona, defendieron la en-
trada ue la ciudad, causando algnn daño en las
cabezas de las columnas enemigas; pero al cabo
flleron vencidos: la poblacion fue horrorosamen-
te saqueada, y (Inemados algunos de sus edificios
eu venganza de su lwróica resistencia.


Cuando Dnhcsmc volvió á Barcelona Jespups
de sus mnlogradas tentativas para rendir ó tomar
alevosamente In h:~róica pInza de Gerona, como
veremos despues, los somatenes habiau formado
una línea sobre la orilla derecha del Llohl'cgat,
desde San Boy á Martorcll, y fl'eCuenlemenlt'


TOMO l. 30




(234 )
18U8. atacahan á los franceses que se presentaban por
a~rud pun\.o; por \0 cual hizo salir de -Barcelona
::11 general Lcchi con 2.500 hombres de todas ar-
mas el dia 2!'; Y el 30, vadeando el Llobregat
por diferentes puntos, atacó y venció á los so-
matenes que defendían la posiciol1; se apoderó
de sus débiles baterías, y permitió á sus tropas
saquear é incendiar en venganza los pueblos co-
marCanos de la ribera.




CAPITUI.¡O xx.


Principio de la guerra en Castilla. - Desgraciado óx ilo ,Ir-
la retirada de LogroJIO. - Santander llama pacticu]¡ll'-
menlc la atencioll de Bonapartc , qtlc decrctó la ocupa-
cion III ilitar lle aClueHa provincia. - Ledntase Va!lado-
li(l. - P,csistencia y ocupacion de Segovia. - Desgra-
ciado fin del Ccncral Ccballos. - Al'lnasc Valladolid. -
Derrota de los patl'iu1¿¡$ en Torq ucmatla. - Dcstrnccion
del pueblo. - Sumision de Palencia. - Cowbatc y paso
(lel P iSllcrga. - ReLiratla dd Gcneral Cuesta. - Entra-
da dc los Cran<:escs en Valiatlolid. - Ocupan ;¡ Santan-
(lel' llcspucs de ron,al' los .1esGlallcros tle las mOl1la-
fHI$. - Evacnacioll dc aquella ciuda,L


Al mismo tiempo que los intrépido:; catnlnnes 180F:.
sostenian COlllanto ardor la cnusa de !,ll I\lonal'cn y-
de SIl intlL'pcndencia, 1<:1 gloriosa insurreccion se
desplegaba con la mayor celeridad en CastIlla la
vielu. El MariscalBcssicrcSLlesde su cU<:1l'lel general
de Burgos dió las mas en~rgicas disposiciones para
CünLCll<"rIa. La Rioja se hallaba toda sublevada;
pero el General V c¡,die!' s<llió de Vitoria el2 de J n'
nio con lbs batallones, y ciento cincuenta caba-
llos. Logroilo, (lefendido ¡'míe,mIente por paisa.
nos mal armados, sucumbió ,lla fuerza despues
de una corta resistencia) y nhrió 811S puertas al
Grcncl'al Vcrdicr, que hizo fusilnr inhumanamen-
te alGunos de los (lllC mas se habian di.stinguido
f:n la defcn;ia.




(23G)
H3JJS. La iusurreccion de la provincia de Santander


fue la que mas llamó la ateudon de Bonaparte.
l.a Inglaterra preparaba una espedicion para la
renÍnsula, y Santoña y Santander ofrecian eSGC-
lentes puntos de desembarGo y puertos seguros
para sus escuadras. Una espesa cadena de altas
montañas separa á esta pl'ovincia de la de Bur-
gos. N o solo se arruarOll todos los montañeses,
sino que hicieron avanzar su vanguardia hasta
U'.Jillosa. Se atrincheraron, y guarnecieron con
cañones los desfiladeros de la Hoz, sobre el ca-
mino real; pusieron en estado de defensa la ven-
ta del puerto del Escudo, otro de los principa-
les pasos de las montañas, sobre el camino de BUl'·
gos á Santander, y colocaron varios cañones en
el puerto de Tomos, sobre el camino de Santo-
ila á Burgos, entre la N estosa y Espinosa de los
Montel'os. Napoleon decretó la ocupacion militar
de tan importante provincia. El 2 de Junio salió
del cuartel general de Burgos el General Merle
eon una division de 6.000 hombres, 200 caballos
y 8 piezas de artillería, y el dia 5 llegó á Reino-
sa, donde recibió órden de Bessieres para sus-
l,cndcr el movimiento sobre Santander.


Valladolid, la capital de Castilla I se hallaba
levantada en masa contra los franceses, aunque
<'iU situacion era la Illas funesta. Un ('í(~rcito frau.
ces en Burgos, con la entrada franca para recibir
refuerzo~ T otro duei'lo de Madrid y de Guadal'.
rama, y otro en AIOleida, amenazaban invadir
por todas partes bs llanuras de Castilla, donde
110 habi.a lUali tropas que una parte dd regimiento




(237 )
de la Reina> sin un car.tucho y sin un fusil) hallán-
dose sin comunicacion con las demas provincias,
y sin esperanza de socorro alguno estrangero,
que la localidad de Castilla no permitia pedir ni
lograr.


El Capitan general de los Reales ejércitos
Don Gregorio Garda de la Cuesta, anciano res-
petable, que, despucs de haber sido Gobernador
del Consejo de Castilla, fue arrancado de elita su-
prema magistratura en 1801, Y confinado á un
penoso desticn'o pOI' la perversidad de Godoy,
en cuyo estado permaneció siete años, mandaba
entonces en Valladolid. En vana los franceses
para atraerle á su partido le concedieron la alta
distincion de Virey de Méjico. Cuesta rehusó COn
firmeza unos honores que emanaban de un poder
ilegítimo, El pueLlo clamaba fuertemente por ar-
mas y municiones, que no habia " y ansiaba por
salir á buscar ¡í los enemigos. Al mismo tiempo
se formó una Junta suprema de gobierno, ysecn-
viaron á pedir Hmniciones y artillería á Se gavia.
Esta provincia, que desde los primeros dias de
Junio habia proclamado á Fernando VII y la in-
dependencia nacional, fue atacada el dia 6 de Ju-
llio por Ulla columua ) que al mando dd General
Frere envió Murat para reducirla á la obediencia.
Los habitantes de Scgovia respondieron á caño-
nazos á la inLÍmacion de rendirse que les hizo
Frcre; pero despues de una corta resistencia eu-
tró en la ciudad) apoderándose de parle del gran
p~mlue de artillería que habia en la misma.


El Comandante de artillería de Segovia Ma-


1808.




(238 )
1003. riscal de Campo Don Miguel CebalIos, por no


Caer en poder de los franceses huyó con algunos
oficiales y soldados, y cuatro piezas de campaña,
diriSié!1dose á Valladolid para combati.· al ene-
mif)o J)ajo las órdenes de Cueslél; lWI'O la noti-
cia (h la l'cndicion de Scgovia le precedió en su
llwrcha; el pueblo no vió en este desastre mas
que una traicion, y lejos de L'ccibir con los bra-
zos abiertos este refuerzo que acababa de escapar
de las manos del enemigo, sale atropelladamell-
te á las puertas de la ciuJad, y apellidando trai-
dor al fIlie venia á combatir por ellos, le hacen
cruelmente ]lulazos, y lleV,Uldo (~ll triunfo sus
miembros pa lpilantes, piden al Capitan general
Cuesta se les entreguen armas y conLluzca nI
combnte. En vano Cuesta intentó disuadir á la
plebe amotinada, hacifndola ver la neccsillad de
guardar Sil valor pora mejor ocaslon, y la impo-
sibilidad de ven(;er 1i U110S rltlll1C['(lSOS y <lgu(;rri-
dos enemigos. La catástrofe de Ccballos le hizo
presentir su suerte, y por no ser víctima del fu-
ror del pueblo le::; distribuyó las pocas armas que
habia, y empezó á ol'Eaniznrlos por barrios.


Bessicres, viendo qnc cst<l insurrcccion le
cortaba la comuuiocicn con Iibdrid) llizo sus-
pender la espedicioll de Sa ntandcr) j lIZg3ndo mas
urgente calmar el alzamÍcuto de Valladolid, á
donde hizo marchar al General L<lsalle con una
division de 4.000 hombres, 700 caballos y 10 pie-
zns de artilleria. El 5 de Junio salió de BurDOS
Lasallfl, y el 6 por la tarcle se presentó delunle
de TOl'f{llemadu. Quillifntos paisanos ul'mados




(239 )
aClIpahall las casns y la iglesia de esta villa, si-
tuada sobre la ribera derecha llel Pisuerga, ellYo
rio se pa!:ia por un puenle de piedra, que los ha-
bitantes hallian atascado con vigas y carretas. La
coIumua francesa se arrojó al puente al paso de
ataque, á pesar del fllego que desde los edificios
le dirigian los paisanos; arrojó al rio las vigas y
carrelas que le impedian el paso, y se apoderó
del pueblo. Los p"isanos huyeron precipitada-
mente; y In caballería francesa los acuchilló de
un modo horroroso, siendo esta pequeña accíon
una carnicería, que terminó con el incendio de
la villa.


La destruccion de Torquemada, posicion im-
portante á causa del puente del Pisuerga , fue una
desgracia para el ejército francés, que se privó
durnnte la guerra de las ventajas que les hubie-
ra proporcionado.


El dia 7 las tropas del general Lasalle llega-
ron á Palencia. La noticia del saqueo é incendio
de Torquemada hahían llenado de terror á sus
habitantes. U na diputacion presidida por el Obis-
po vino á presentar al General frances la sumi-
!'ion de la ciudad -' donde entraron las tropas sin
la menor resistencia. Desplles de haber desarmado
á todos los habitantes de aquella provincia, La-
salle se dirigió á Dueüas, donde debian reunÍl'·
sele, para apoyar sus operaciones, las tropas del
General MerIe, que marchaban contra Santan-
der, y se l¡allaban detenidas en Reinosa.


Inlcrin recibía estos refocl'zos escribió Lasa,..
He al Gemral Cuesta, invitándole á deponer las


1808.




(240 )
1808. arinas, y reconocer la a utoridad de los francese1l)


ofreciendo tratar con clemencia á los habitante1l
de Valladolid. Las cal'tas quedaron sin contes-
tacion, y el pueblo hubiera despedazado á los
C0I11111ctores, á no haber elegido Lasalle para esta
misiül1 á dos eclesiásticos de Palencia.


Cuesta dispuso que el Teniente general Don
F¡'ancisco Egnía, que casualnlentc se hallaba en
Valladolid, saliese COn un destacamento de Guar-
dias de Corps, que oportunamente acababa de lle-
gar de vuelta de Bayona, algunos Carabineros
procedentes de Burgos ,dos escuadrones de ca-
ballería de la Reina, las cuatro piezas de artille-
ría que habian llegado de Segovia, y unos 400
paisanos á cubrir el puerto de Cabezon , sobre el
Pisuel'ga, para detener el enemigo. Cuesta, que
tomó esta rnedida , como hemos dicho, mas con
el objeto de seguir el imperioso impulso del pue-
bio, <¡uc con el de contener á los enemigos) cu-
yas fuerzas eran respetables, salió á situarse al
puente, dos leguas de Valladolid, con los habi-
tantes de esta ciudad, formados por barrios, de-
jando dispuesto, que en el caso de tener que ce-
de1', como parecia indispensable, á fuerzas tan
superiores, las autoridades saliesen á recibir al
General Lasalle, para que el vecindario fuese tra-
tado con menos rigor.


El 11 las dos di visiones francesas se reunie-
ron en Dueüas, villa situ ada á seis leguas de Va-
lladolid, mas abajo de la confluencia del Carrion
y el Pisllerga, y marcharon á alacar la posicion
de Cabezon: Lasalle á embestirla de frente por




(24 J )
el camino real, y Merle á situarse sobre Cigales
y Fuensaldaña J con el objeto de cortar á los es-
pañoles su retirada sobre Leon.


E! día 12 á las diez de la maüana las colum-
nas de l\1erle atacaron las fuerzas del General
Cuesta, situadas sobre el Pisuerga, delante de
Cabezon. La caballería de Lasalle avanzó en ba-
talla á la llanura que hay á la izc¡uierda del ca-
mino, mientras que la infantería marchaba de-
recha á apoderarse del puente. Los paisanos sos-
tuvieron con valor la primera carga, é hicieron
rctrocedcr al enemigo; pero al cabo de dos ho-
ras de un obstinado combate) y despucs de ha-
ber causado á los franceses la pérdida de mas
de 700 hombres, cedieron á la superioridad de
sus fuerzas. N o pudieron resistir la carga de la
cnbaÍleria francesa, que se apoderó del puen-
te y de las cuatro piezas de artillería, persi-
glliendo á los paisanos con tal ardor J que mu-
chos de ellos se arrojaron y ahogaron en el Pi-
suerga.


El General Cuesta se retiró á Rioseco J pasan-
do por Valladolid .. y despues á Benavente. Los
Gcncrales francescs detuvieron sus tropas á una
legua de Valladolid. 13cssieres les llabia encarga-
do no destruyesen esla ciudad. A las cuatro de
la Lude el Ohispo, los miembros del Ayunta-
miento ~ los Magistrados de la ChancillerÍa salie-
rOn al encuentro del vencedor, le ofrecieron su
sumision, y entraron los franceses en la ciudad
aquella misma tarde.


Una diputacion del Avunlnmíento de Val1a-
TCHiU l. • 31


1808.




(242)
1808. dolid marchó á Bayona á ofrecer á José en nom-


bre de sus habitantes el homenage de su fideli-
dad. De toda:> partes se enviaban diputaciones;
el Clero se veia forzado á cantar el Te Deulll pOI'
la destruccion de sus conciudadanos J y eran des-
armados en todos 105 pueblos y ciudades los es-
paflOles; pero no por eso se estinguia el fuego
santo de la insurreccion: los sohlaclos que esta-
ban en las provincias ocupadas por el enemigo.,
se desertaban y corrian á unirse á las filas de la
independencia. Los habitadores de las al(leas y
casas de campo interceptaban las cOUlllJlicacio-
nes, asesinando á los soldados aislados (l11C las
conducian.


Bessieres ordenó de nuevo la ocupacion de la
provincia de Santander, que h3bia sido suspen-
dida por el movimiento de Valladolid. El Gene-
ral l\1erlc salió de ValladoliLl el 15, Y el 21 lle-
gó á Reinosa. Desalojó álos espailoles que ocupa-
ban los desfiladeros de la montaña, y los rechaz.ó
hasla Lesorno, apoderándose de dos piezas de ar-
tillería de á 18.


El dia 16 salió tambien ele Miranda de Ebro para
ocupar á Santander el General de brigada DIlCós
con cuatro batallones y cincuenta caballos; y di-
rigiémlose por Frias yel Soucillo , el 20 llegó al
pie uel puerto del Escudo.


El mismo dia forzó Ducós el paso de la venta
del Escado, defendido por el paisanage y cua-
tro piezas de artillería; pero solo á la falta de
gefes que dirigieran el aruor belicoso ue los mono
tañeses) puede atribuirse el que los enemigos se




(243 )
apoderasen de las escelcutes posiciones que OCU- 1808.
paban.


El dia 22 se reunieron las dos di vision es de
l\lerle y Ducós en Torrelavega; y el 23 entra-
ron sin obstáculo en Santander, en donde su van·
guardia hizo embarcar á la tripulacion del navío
inglés el Cosaco, que, hahiendo llegado á la rada
dos dias antes, saltó en tierra para ela var los ca-
üones (lue defendian la entrada dc1puerto, y vo-
lar algunos repuestos.


El Ohispo ele Santander y la Junta de gobier-
no ele la provincia se refugiaron á ASLurias, y los
hahiLantes de Santander fueron obligados, á imi·
t aeion de Vallaelolid, á en vial' una diputacion al
intruso José, ofreciéndole su obediencia.


N o conservaron mucho tiempo los fra~ceses
esta plaza: el alzamiento de Asturias, Galicia,
CastiJJa.> y la organizacion de sus ejércitos hacian
muy elificil la posicion elcl General Merle. El
General Llano Ponte se acercó con 10.000 hom-
bres por el lado ele Santillana, y los buques in-
gleses que estaban á la vista del puerto, consiguie-
ron desmontar la artillería de los fuertes; y Mer.
le, sin atreverse á dar accion alguna, se retiró
evacuando la ciudad el 12 de Julio.


Tales fueron las primeras operaciones de los
espaüoles en Castilla la vieja, que, si bien desgra-
ciadas, dem.ostraron el ardor general de los pai-
sanos por combatir los enemigos.




(244 )


,


CAPITUJ ... O XXI.


Marcha l\Ioneey contra Valencia. - Número y disposiciolJ
de las tropas de esta espetlicion. - Moncey en Cuen-
ca. - Desercíon de las tropas cspa¡iolas 'jue debian
acompaiiarle. - Precauciones de Moncey en esta espc-
dicion. - Temeridad de Murat. - AlJarlluÍa y atrocida-
des quc provocó en Valencia el Canlínigo Calvo. - Fin
de éste y sus satélites. - Toma y paso dcl puente p;¡j;¡ZO
por los franceses. - Paso de las Cahrillas. - Derrota
(le los espailOlesell Sall Onofre. -l\Iollcey delante de
Valencia. - Es rechazado eOlllllucha p¡;nlida, y se retira
á Albacete. - Ocupan los franceses á Cuenca ya insur-
reccionada. - Varios cuerpos de tropas de Valellcia sa-
len de aquella provincia para socorrer á las dcmas.


1808. Mas felices fueron nuestrns armas en el reino
de Valencia, á donde, como hemos dicho, en-
vió Murat al Mariscal Moncey con Ulla division
de 14.000 hombres.


Este salió de Madrid el dia 4 de Junio, He-
vando consigo á los Generales Musnier de la
Conserverie, que mandaba la vanguardia, y Va-
thier que dirigia 1 a caballería ligera, componién-
dose de 16 piezas sU artillería.


La espedicion de Valencia debía marchar de
frenle con la de Andalucía, segun las disposi-
ciones de Napoleon. Dos batallones de Guardias
Españolas y Walonas, y tres compañías de Guar-
dias de Corps que se hallaban en Madrid, debian




( '245)
reunirse á la division ele Moncey, á cuya elispo- 1808.
sicion se puso tambien la 4ivision del General
Chahran de 4.200 homhres, pertenecientes al
cuerpo de observacion de los Pirineos orienta-
les, la cual debia marchar desde Barcelona á
TOl'tosa. El Mariscal recibió ónlen de marchar
sobre Valencia por Cuenca; y de que si á su lle-
gada á esta ciudad la insurreccion de Valencia
estuviese calmada, se detuviese en ella con su
divisiol1, enviando lÍnicamente á Valencia las tro-
pas espaüolas para reforzar su guarnicioIl, y ve-
lar por la seguridad de las costas.


En el caso contrario debia enviar órden á Tor-
tosa al General Chabran para que se adelantase
hasta Valencia) combinando la marcha las divi-
siones de modo, que ambas se presentasen reu-
nidas á un mismo tiempo delante de a(Iuella
ciudad.


El U de Junio entró Moncey en Cuenca, y el
fria acogimiento que le hicieron sus habitantes,
y las noticias que allí recibió de la exaltacion en
que se hallaban los valencianos, le hicieron pre-
sentir el mal éxito de su espedicion.


Las tropas de la Guanlia Real española que
venia n de Madrid para reunirse á los france-
ses, se desbandaron, y en pelotones y por ca-
minos desusados corrieron á unirse á sus com-
patriotas. Ocho dias permanecieron los fran-
ceses en Cuenca, los que empleó Moncey en
prepararse para invadir el reino de Valencia.
Mandó que el General Chabran, que debía ha-
llarse en Tortosa J marchase sobre Castellon de




( 24ó)
1808. la Plana para reunirse con él despues en Requena;


y pidió á Murat que enviase una columna á AI-
bacete para cubrir su dcrccha ~ y servir de apo-
yo á sus operaciones ulteriores. Murat se negó á
enviar á Moncey este refuerzo; pues su loca te-
meridadle hacia jactarse de que la horrene1a jor-
nada de12 de MaJO habia con(luistado la Espaüa.
Juzgó que la marcha, demasiado lenta, de Mon-
cey era efecto de su escesiva peecaucion, y
ma n dó al G en era 1 de brigrula Ex ccl ma.ns pa ra (1 ue
poniéndose á la cabeza (lel ejércilo que aCluel co-
mandaba, diese alma y actividad á una cspedl-
cion, qun, segun el sentir de Murat, no dchia
ser mas que un paseo militar; pero la insurrec-
cion cea general. Los hahitantes dejaban tlesier-
tos los pueblos por donde pasahan los franceses;
y los (IlIe de estos marchaban [tisIados, ó eran he-
chos prisioneros, ó perecían vÍctiilHls del furor
del paisanage. El General Excelmans J y val'ios
oficiales que le acompañaban, llegaron el 16 al
pueblo de Saelices, cercadc Tarancon, yrodeados
por un gl'UpO de paisanos, tuvieron que entregar-
se, y fueron conducidos prisioneros á Valencia.


Esta cimlad, amenazada por las armasfrancesas,
aruÍa al mismo tiempo en la mas funesta revo-
lucion. La autoridad suprema, que el mismo
})ueblo hnbia creado en el momento de su glo-
rioso alzamiento, se hallaba sin poder; el cle-
ro y la nobleza en el mayor peligro J la Re-
ligio n despreciada, y toda la ciudad llena de
horror, temiendo los puñales de una horda
fren(~tica de asesinos) á quienes dirigifl un sa-




(247 )
ccrJotc hipócrita, que, usurpando el nombre 1808.
de representante del pueblo, ejercia todo el po-
der del mas tirano dictador.


A pocos dias del pronunciamiento de Valen-
cia llegó á aquella ciudad Don Daltasar Calvo,
Canónigo ue San Isidro de Madrid, y natural de
Jériea, en el obispado ue Segorbe. Este móns-
trua, uevorado o.e una seO. insaciable de mando,
apenas llegó á Valencia, pretendió ser aumitido
en la Junta suprema) que lo rechazó de su seno.
Ofendido de su repulsa intentó destruirla y apo-
derarse elel mando supremo de la ciudad. Procla-
mó los derechos del pueblo, y la venganza na-
cional con una vellcmencia, que le concilió el
partido de la multitud uesenfrenada.


Se rodeó de cuarenla asesinos, y empezó á
sembrar la desconfianza entre el pueblo) supo-
niendo qnc los miembroi de la Junta suprema
estaban de acuerdo con los enemigos; que por
eso halJian dejauo indrfensas las fronteras que
miran á la Mancha, y que trataban de dejar es-
capar á los franceses que se hallaban custodiados
en la ciudadela.


Ya hemos dicho que desde los primeros dias
de la illSUl'l'cccion) los franceses residentes en
Valencia habian si<lo conducidos á la ciudadela
con obj eto de ponerlos á cubierto del furor popu-
lar. La Junta habia logrado salvar sus propiedades,
mandando en 30 ue Mayo que los bienes de los
franceses domiciliados quedaran á. su elisposicion.
Mientras el Coronel Don Vicente Gonzalez Moreno
estuvo en la ciudadela, no sufrieron insulto a]gu.




(248 )
1808. no los infelices franceses; pero habiel1llo salido


éste con una divisioll h:lcia el Ebro para batir á
los enemigos, quedó la cinuadela sin guarnicion,
y custodiaJa por un corto m'lmero de inválidos.
Cal vo trató de apoderarse de ella, y lo consiguió
auxiliado ele un crecido número de habitantes de
Valencia y de la huerta e15 de Junio, Domingo
de Pascua de Pentecostés.


Antes habia hablado con los fn1llceses encer-
rados en ar¡uella fortalezn, iÍ. quienes COll un 01l'11-
tido intert'~s ofreció salvarlos del furor del pueblo,
(lue, suponia) intentaba sacrificarlos J proponién-
doles se fugasen por una puerta que comunicaba
al campo, y asegurándoles que en el Grao tenia
uispuestos barcos que los trasportaran á Francia.


Los gritos de muerte que se oian lanzar á una
multitud <.lesenfrenada de paisanos (rile desde la
plazuda de Santo Domingo se ulrigian á la ciuda-
dela, obligaron á los franceses á seguir los alevosos
con,;ejos del canónigo Calvo. Este habia preparado
de antemano la conmocion, y los amotinados re-
petian altamente las calumniosas esprcsiones que
él mis 1110 habia vertido, ele que los franceses se es-
capaban para pegar fuego á la ciudad, y facilitar la
entrada de las tropas de Napoleoll. En vano estos
infelices, al ver la tempestad qne les amenaza, re-
claman la protccciOil de las leye:>, bajo cuya salva-
guardia estaban: Calvo les insta; los persuade y
les seiiala el lugar por donde deben huir. La mu-
chedumbre penetra entonces en la ciudadela; y
Calvo J rodearlo de una turba de asesinos) scüo-
l'cando el lugar de la matanza, los dirige y aca-




('2 El )
lora, Imítil es '[!le las :lllloridadcs y la Junta Sll-
prema traten de c;¡]m::tr la efervescencia; el furi.
hl1n(lo Calvo hahia decretado la muerte de 108
infdiccs prisioncrcs. Varias comunidades religio-
~as y sacerdotes marcharon á la ciudadela, lle-
vando las im,ígcnes mas respetadas de Valencia,
y cOl1tlucicndo algunos en sus manos el Santísimo
Sacramento; mas nada basta á contener la atroz
carnicería: los asesinos separan con furor á los
eclesi;íslicos, se inlerponen entre el mismo Dios
sacramentado y sus víctimas, y las sacrifican in-
humanamente hajo ]a diréccion de] Canónigo
Calvo, ele execrable memoria, que les asegura
que con esta horrible accion hacen un servicio
agradable á la diviniuad. Cien franceses inocen_
tes perecieron en esta noche hrnentable á la voz
de !In sacerdole hipócrita, quc ,[ la mai'úma si-
gnienl P, desde el [ou(lo de la ciudadela, rOlleado
de los calLível'es de estos infelices, desplega todo
el cal',ícter de un tit'ano, y usurpando todas las
f<lcultaJes políticas, militares y judiciales, man-
dó al C;¡pitan general comparecer á su presencia,
pena de la viJa, y exigió de él que le enviase el
ve('(lngo para acabar de sacrificar el resto de los
prisioneros: exigió al Intendente sumas de dine •.
ro para satisfacet' la paga á los asesinos que recla-
maban el pl'ecio de la sa 11 gt'e vertida: abrió la cor-
respolHlencia pl,blica; y hasta al mismo Arzobis-
po le hizo reunir el Cabildo eclesiástico ,í fin de
que tambien recibiese de (.llas órdenes supremas.
El Capitan general marcha á la ciudadela, y á
pesar de sus esfuerzos no logra aplacar el tumul~


TOIolO l. 32


lROS,




(250 )
j~08. too Cal va entonces comiSiOna á dos de sus mas


intrépidos partidarios) para (pIe presenl<ímlo~c á
la Junta suprema, la intimen en nomhre del pue-
blo la necesidad de <Ine se le nombrase individuo
de la mismn. La J unla) atemorizada con los pla-
nes bárbaros de sangre y de anarquia lle aquel, y
temiendo por su propia vida sus individuos, ad-
mitieron en su seno á semejante m.ónsll'uo,
é igualmente á Don Mariano Usel, su confl-
denLe.


Parece que ya el pUllal asesino deberia haber-
se embotado con el sacrificio de tnntas victimas;
pero la sed de snngrc en Cal va era insaciable.
Permanecían muchos franceses dentro de la ciu-
dJdela, cuya vida habían salvado algunos reli-
giosos en la noche an Lerior á costa de mil riesgos,
l'odcab:mlos almas henéficas, y el pueblo todo se
mostraba interesado en su cOllservacion; pero la
sentencia eb Cnlvo era irrevocable, y la humani-
dad se estremece al referir la barbarie con qüe
los sacrificó el mónstruo, que se decia ministro
del Dios de paz. Por su disposicion se sacaron de
la ciudadela como unos nO\Tenta franceses, con
prcleslo de conducirlos á la torre de Cuarte pa-
ra mi!'3!' por su seguridad; mas, cuando aquellos
<lesgraciados iban corriendo el espacio que media
entre ambos puntos, sus malvados satélites car-
garon sobre ellos y der!'amaron su sangre alevosa
y desapiadadamente al lado <le la plaza de los to-
ros) donde ninguna defensa ni consuelo podian
tener. Desde enLotlces no hubo ya casa retirada,
ni clausura J ni lugar sagrado que estuviese libre




(25 J )
de Jos asaltos de la turba carnicera, si sospccl1db" 1808.
que abrigaban algun frances.


La Junta, aterrada con tales atrocidades, en-
via su Secretario al insensible Calvo, le pregunta
sus intenciones, y falta de lodo recurso se dispo-
He á obedecerle: ordena Calvo la reunion de la
Jllnta y del Cabildo eclesiástico en el palacio ar-
zobispal, queriendo sin duda, como eclesiástico,
ejercer el supremo mando desde el trono de la
Iglesia metropolitana ele Valencia, usurpando á
un mismo tiempo la espada de la ley y el báculo
del pastor espiritual. Calvo asistió á la Junta, y
alentada la muchedumbre con la presencia de su
gefe, llegó su osadía hasta el estremo de presen-
tar á la Junta á unos míseros franceses que habian
permanecido en sus casas, vicios los unos yen-
fermos los otros, pidiendo permiso para malar-
los. En vano resiste la Junta tan bárbara peticion;
en vano el P. fiico, representante del pueblo, tra-
ta de mover <í piedad "í los asesinos, estos arran-
can sus víctimas de mano de la Junta, los sacan
oí. la calle, y el execrable Calvo, siguiendo sus
pasos, les manifiesta, que si á la Junta no le era
decente acceder á lo que ]¡ahi~;n pedido, él en
nombre de Dios y como sncerdote del Altísimo
les volvía á asegurar qnc la muerte de todos los
franceses era un sacrificio muy agradable á la di-
vinidad, y un servicio muy importante á la patria.
Se nos cae la pluma de las manos al referirlo;
})ero ello fue asi, y es preciso decirlo. Al punto
los infelices reciben una muerte cruel en los um-
hrales mismos del palacio uel Gobierno 8In que




(25'2)
1 BOB. este pudiese evitarlo. La JlIuta en sjJcllcio~


sin fuerza para contener la anarquía, aLismada
de amargura, y temicndo por sí misma J se disol-
vió. A la maüana siguiente 7, reunida de nuevo
y tomadas todas las avenidas de Palacio COl! cien
hombres valientes y decididos llue el P. Fr.
Juan Hico logl'ó juntar, y de los que exigió jura-
mento de no permitir salir á ningnno ue los vo-
cales de la Junta, empezó esta con las escanda-
Josas órdenes de pl'oscripcion que pl'oponia Cal-
va, quien, si algull vocal se atrcvia á replicarle,
lleno de orgullo le mandaha desocllpase llqucl Ju-
gar, porque no merecia la coufiallza IllílJlica. En-
tonces Rico manifestó su resolucion de perecer
con todos los buenos de Vah~llcia , ó de estcl'mi-
llar al asesino que rnanchaha su gloria; declaró
que el Palacio estaba cercado, y abriemlo las
puertas del salan de las sesiones, se presenló un
grupo de paisanos armados que le custodiahan, ~i
quienes dirigiendo Hico la palabra, les pregulIló
si i urahan no permitir á ninguno la cntralla ni la
salida sin ól'deu suya, y atravesar con sus hayo-
netas el pecho del que lo intentase; y habiéntlo-
lo jurado asi, se cierran las ptlcrt:ls y queda la
Asambh~¡¡ en el mas profllndo sileucio. Híco echa
entonces en cara todos sus cr¡I1l(~nes al infame
Ca 1 vo, que no pudo LÍisc [JI pa r su lerri ble acusacion:
el Capitan general present:llos oficios, en tIue aquel
le priva del mando, y todos los vocales se leV:ln-
tau contra él, exigiéndole responda al cargo lle
haber mandado asesinar á sangre fria á tantas vícli-
mas inocentes. En el acto se le intima (1'le (lueJa};a




(253 )
pl'r.soi y p;¡l'a evitar que el reo se fugase ¡~ la mer- 1B08.
ced (h~ la coufusion en que se hallaba la ciudad
por el prú:ximo ata(lue que amenazaba ele las tro-
pas de l\fOIlCPY, se le manela conducir :1 la torre
del Auge! del caslillo de Mallorca, y se comisio-
na para la fOi'lllacioll ue su causa al decano ue la
sala del crímen Don José María Manescau, lJn
el dia RegenLe de la Ch:mcilleria ele Granacla. Su
conduccioll en un coche hasta el puerto del Grao
se elleDrsó ;Í dos vocales de la Junta, los que 11c-
vaLan órden tlc l1lal;¡r!e en el caso que intentase
hacer la ITJe1l0r resistencia ó conmover al pueblo.
En menos de un mes se sustanció la causa, y
traido el reo á Valencia, y encerrado para mayor
seguridad ell la lnquisicion, se le hicieron cargos
que no pudo rc1)atir; se le admiLieron las defen-
sas, y In JlInta suprema, á la (liJe concurrió toda
]a Audiellcia tel'rÍlorial, lc condcnó por llllanÍmi-
dad en tres de Juli'J Ú la pClla de muerte en gar-
rote, que se ejecutó en aquella misma noche en
que fue pronunciada) despues de haberle nado el
tiempo oportuno para que cumpliese con los de-
beres ({ue prescribe la Re1igion. Al amanecer del
4 qucdó espucslO Sil cadáver sobre el tahlado y
banquillo del garrote en la pIna de Santo Do-
mingo y enfrente de la ciudadela, teatro de sus
atroces crímenes, con una inscripcion que decia:
Por traidor (í la putri(/ ] mandante ~,il de asesinos.
Igual suerte tuvieron muchos de los iufames y
sellucidos instrumentos de su cl'ueldm1.


Esta terrible conrnocÍon en nada perjndicó á
la llefensa de la ciudad. Al conlrario, se inflama·




(254 )
1808. ron los ánimos estraordinari!1l11cntc) y todo~ ju-


)'aron repeler con todas sus fllerzas la agrcsiol1
con que amenazaba Moncey; se repararon las
fortilicaciones, y se fortificaron los desfilade-
ros que conducen á Cataluña. Las tropas de
Mlll'cia se reunieron á las de Valencia á las ór~
denes del General Llarnas, y otras á las del
General Adorno) y marcharon al cncuentro del
enemigo. El reino de Valencia se hallaba despro-
visto de recursos en la época de su alzamiento:
2.489 infantes con 851 cab::dlos eran toda su
gnarnicion ; y careciendo de municiones) para
hacel' balas de fusil J se echó mano del plomo
quc conducia á su bordo una embarcacion fl'an-
cesa que se apresó en el Grao. El númcro de ca-
ñones de todos calibres no pasaba de 25 , de 5 el
de las cureñas y de 2.0·17 el de fusiles corrientes
con 520 quintales de pólvora; pero habia gran
porcion de armas blancas.


El día 22 de Junio se presentó la division de
Monee)' sobre el puente Pajazo con el obj cto
de dirigirse por el camino de las Cabrillas sobre
la capital. Dos á tres mil paisanos apoyados por
un cuerpo de setecientos veteranos á las órdenes
de Don Pedro Adot'Ilo, aguardaban al enemigo
para disputarle el paso de dicho puente: tres-
ciento:. hombres se siLuaroll cerca de la venta de
COlltreras y el resto en Vaclocaiías. El puente, que
estaba cortado, se hallaba defendido por cuatro
caüones; pero no pudiendo resistir á la superio-
ridad dclnúrnero y á la disciplina de los france-
ses, que al paso que atacaban de frente el puente,




( 255 )
haclan pasar á nado el Cabriel á un fuertc desta- ¡808.
camento de iufanLería, los paisanos fucron en-
"VuelLos en su posicion; y tuvieron Cine abandonar.
al enemigo el paso del puente y las cuatro piezas
de artillería que le defendian. Dueüos los enemi-
gos del paso, se retiró desde Conlreras el General
Marimon con doscientos solelados de línea, tres
mil paisanos y algunos cai'1ones al punto de las
Cabrillas, en donde tomó posicion entre Sietc-
aguas y la vellta del Bullol. La masa de las 1110n-
taüas caldlreas) cOllocidas con el nombre de las
Cabrillas) forman un espeso antemural que se es-
ticncle al Oueste clcll'eino de Valencia. Solo hay
un camino abierto entre las rocas de terreno des-
jgllal, por donde pueda atravesar la artillería. To-
das las tropas del General Moncey cargaron so-
hre los cspaüolcs, que se vieron obligados ~l ce-
der aquella posicion á los eEcmigos Con dos pie-
zas de arLillcrÍa) los cU:Jles contil1uando su mar-
cha hasta BUllol, hicieron en es La poblacion mu-
chos estragos. Inmediatamente el General Mon-
cey, con diez mil infantes y mil ochocientos ca-
ballos, se dirigió á atacar el punto de San Onofre,
que con mil soldados, siete mil paisanos y tres
piezas de artillerÍa, defendía el Brigadier Don
J osé Caro, hombre de valor y de resolllcion. A
las dos de la tarde se trabó el combate, que los
espalloles sostuvieron con denuedo; pero un ata-
que vigoroso del enemigo, y al mismo tiempo la
aparicion del General de brigada Arispe sobre la
sierra de los Ajos, que domina por la izquierda
el desfiladero de las Cabt'illas, introdujo el des-




('256 )
1808. órdcn en los españoles, que abanJonaron el ter-


reno con una pél'Llida de 100 muertos y 200 pl;'-
¡;ioncros. Esta derrota dejó abierto el paso (le Va-
lencia á los franceses) que al doLlar los altos de
las Cabrillas se llenaron de admiracion al com-
parar los lbnos estériles, y áridas montañas de
las Caslillas con los amenos y verdes campos de
la huerta de Valencia. Los españoles ltabian sida
batidos y desaparecido todos) escepto un batallon
suizo, quc de las tilas de los vencidos pasó al cam-
po del vCllcedor. Moncey dió libcrtad á los paisa-
nos que no vestian uniforme; intimó al Conde de
la Conquista) Capítan general, y al Conde de
Ct;rvcllon) Comandante de las tropas, que saliesen
¡} recibirle como amigo, protestando (lue solo dc-
!1caha rcstableccr el órden y la tranquilicbd públi-
ea. No tu vieron efecto estas in timaciones.


Moneey hubiera qucrÍrlo desde luego pCl'<;e-
gnir á los fugitivos desde las Cabril1:Js, distantes
sülo siete leguas de Valencia, y entrar con ellos
en la ciudad; pero la artillería no podia seguir cs-
te movimiento. El 25 permaneció en la venta del
Buñol aguardando la rcunion Lle los erlnipages, el
26 vivaqueó delantc de Chiva, y el27 llegó al pue-
hlo de Cuarte que abandonaron sus habitantes, y
se presentó á la vista de Valencia, término de su
vinge. A. las 12 de 1; noche intimó ;Í la ciudad la
rcndícion COn las mas lisongeras ofertas y espe-
ranzas: ll'l oficial espailol, prisionero ele guerra,
prcseHtó la intimacion á la Junta suprema en la
madrugada del 28) manifestando los horrores á
'1ue se esponia aquella hermosa ciudad con Hna im-




(257 )
prudente é improbable resistencia. La Junta) 'iO- ;:iGB.
brecogiJa con la negra pintura de los mnles tille
amenazaban á la ciudad, titubeó un momento, y
aun se oyeron voces de capitulacion. El pueblo 8n
tanlo lleno de impaciencia al ver que aun se
mantenia In Junta en sesion J y hnbiendo tl'ns]u-
ciclo algo del proyecto de capitulal' , se reunió tu-
multuariamente en las puertas de Palacio gritall-
do traielon, y clamando con el mayor entusiasmo
por la defensa de la ciudad. La Junta se decidió
eulonces á seguir el camino del honor: uno de
sus vocales salió al balcon y anunció que la au-
toridad suprema, contando con el fuego patrióti-
co que anlia en el pueblo valenciano, y liada en
la gloriosa decision de vencer ó morir, se dispo-
nia á presentarse en las baterías para animal' al
combate, y vencer igualmente ó morir en defensa
de In independencia nacionnl. Ellagenado el pue-
blo pidió que saliese la J uutn; y, gl'itando vamos
todos á morir, marcharon uniformes á repeler al
enemigo. La Junta recorrió en cuerpo todas las ba-
tedas; sostuvo el espiritu público, que se hallaba en
el grado mas alto de exaltacion; y por todas partes
no se oían mas voces, que vivn el Rey, la indepen-
dencia, y guerra al tirano. Estaba la ciudad, como
hemos mnnifestado, tan escasa de útiles de guerra,
que á poco rato de empe~nr el ataque faltó la me.
tralla; pero el patriotismo suplió á todo: los ve-
cinos arrancaron genel'osarnente todo el hierro
que había en sus casas, y con él se sirvieron las
piezas de artillería, que manejadas por inesperto8
paisanos y colocadas en las endebles murallas"


TOMO J. 33




(258)
iROS. uerrama¡'on la muerte y el terror en los enemi-


gos) que pOI' su parte apuraron lodos los recursos
para rendi!' la ciudad. Eran las 12 del día cuan-
do los franceses en tres columnas atacaron á la
batería de Santa Catalina) avanzando la accion
hasta la puerta de Cuarte ... y en todas partes si
bien atacaron los franceses con ímpetu y denue-
do, no con menos valor fueron rechazados) eje-
cutándose por los valencianos acciones de herois-
mo) (IUC honran á los habitantes de aquella pro-
vincia. La noche puso fin al combate que habia
durado siele hOl'as, y viendo Moncey frustrados
sus proyectos, levantó el campo á las cinco de la
maüana siguiente despues de haber perdido 2.000
hombres, enll'e los que se cuentan varios gefes) el
General de iugenieros Cazal y otros oficiales de
graduacion. Los cspaüolc5 al conl:rario perdieron
poea gellte) porque eslando emboscados y al abri.
go de la5 murallas, no estaban tan cspucstos al
fuego del enemigo. Este emprendió su retirnda
por el Júcar; porque el General Llamas con lIn
eucepo de 10.000 homhres, le amenazaba por
Sil retu¡;llardia, y para no retardar su movi-
miento abandonó su ec¡uipage y g¡'<In parte del
}larquc,


La instlrreccion habia estallado en Cuenca, y
por lo tanto las comunic·aciones con Madrid es-
taban interrumpidas. Esto dió motivo {l que Mon-
cey pensase un momento en pasal' el Guadnlaviar
é irse ,1 reuni¡' con el Gell8ral Chabl'an en Cata-
luüa, y reunidos volver segllnda vez sobre Va-
lencia; pero, reHcx.ionandoc¡ue esle General 110




(259)
, hahia podido llegar á TOI,tosa, y las enormes difi- 1808.


cultades que le esperaban en su m~l1'cha, se de-
terminó á una retirada pura y simple, tomando
la direccion de Almansa. El Conde de Cervcllon
intentó oponerse á que Moncey repasase el J tl-
cari pero los franceses arL'Ojaron á los paisanos
que impedían el paso, y los hicieron retroceder
hasta Alcira, entrando pacíficamente en Alman-
sa, desde donde continuaron, sin ser inquietatlos,
sobre Albaccte, poblacion ele 9.000 almas, situa-
da el1 la rcuuion ¡le los dos caminos de Valencia
y Murcia á nbtll'id. Este era el punto que Moncey
se había propuesto ocnpar con una columna con
el objeto de apoyar sus operaciones sobre Va-
lencia.


Almisl110 tiempo los moví,mientos de la pro-
viucia de Cnencn, cUJo populacho habia quitado
la vida á un oflcial y V:ll'10S soldados de 1111 des-
tacamcnto qne pasó por la. misma, lln::1~lí'on la
atencio n de los fra nceses, y e 1 Gen era 1 Ca uliu-
court se dirigió con una division á la capital, á
'Cuyas inmediaciones llegó sin oposicion el 30 de
Junio, Un corlo nún1ero ele paisanos tuvo algu-
nas eSCaramuzas con la "an~"~Jal'llia francesa sin


,)


conlener los prog¡'CSOS (le su n1<!rcha; pero el Ge-
nera 1 ene migo enea n tró en es ta débil resiste ncia
un preteslo para entregar la ciudad al mas horro-
roso safIllco, y hacer perecer inhumanamente á sus
mas respetables habiLantes,


N o se limitaron los valencianos c\ perseguir
con el mayor ardor á los franceses, sino que tra.
~ron de socorrer á sus compatriotas de Al'agon




(260)
11;03. Y de Madrid. El General Salinas con una division


marchó á Catalufla y ocupó á TOl'tosa, donde per-
maneció todo el mes de Julio; y, custeando el
Ebro, se reunió en Agosto con el ejército de Ara-
gOIl. Saint-Marc marchó directamente con otra
di vision al socorro de Zara goza, y el general Lla-
mas con el resto del ejército se dirigió á Madrid,
y sus tropas fuet'on las primeras que ocuparon la
c,'pitalde las Espailas.




(261 )


CAPITULO XXII.


Situacion de los franceses en Cataluila. - Los paisanos
bloquean á Figueras, y los franceses flesde el castillo hom-
bardean la Ciudall. - Defensa lle Rosas. - Illsurreccion
de Gerona. - Descripcion de esta plaza. - Primera
dcfeusa de clla. - Abandonan los franceses el sitio. -
Defensa de lloslalrich. - Deseml}arcan en Cataluña
tropas procedentes de las Islas Baleares para apoyar la
insurrecciono - Pierden los franceses el castillo de
Mongat. - Atacan segunda vez á Gerona con el mayor
ahinco. - Esfuerzos de los hahitantes y guarllicioll parlt
defender la lllaza. - Socorrenla tropas espailOlas. -
Ataques y defensas de este sitio. - Acosados los france-
ses le\'antan el sitio y se retiran. - Medidas adoptadas
por la Junta de Gerona para fortilicar la plaza y soste-
Iler la guerra. - S. N al'ciso es invocado como Genera-
lísimo. - Premio de los defensores de Gerona.


La espedicion francesa contra Valencia no pu- 1808.
do ser socorrida con la division de Chabran, que
como hemos dicho debia reunirse á las tropas de
Monccy, pues se hallaha ocupado en pacificar el
Principado de Cataluña, en donde el paisanage
sin tropa alguna, ni mas auxilio que su ardor y
patriotismo, comba tia con el mayor denuedo.
Los paisanos ó somatenes no se limitaban á inter-
ceptar las comunicaciones y batir á los franceses
en las montañas, sino que osaron atacarlos en
las mismas plazas fuertes que }JOCOS meses antes
haLian ocupado por traiciono Desde mediado$ de




11'303.
(262)


Junio cercaban el caslillo de Figueras varios
cuerpos de paisanos armados, á los que se reunie-
ron algunas tropas de la guarnicion de Gerona y
Rosas. El General frances que se hallaba en el
castillo, para obligar al Ayuntamiento de la villa
á enviarle vlveres, empezó un vivo bombardeo
contra ella, causando muchos eslragos. Sin em.
bargo, el pueblo se mantenia sipmpre firmc á fin
de obligar á los franceses á evacuar la fortaleza
por falta de víveres, y estrechaba cada día mas y
mas el Llof/neo. La Junta cOlTcgimenlal de Fi-
glwras, cOllsitlcrando lo importante que era el
apoderarse (lel castillo, del que dependía la
suerte de Gerona y ele llosas, CC\'cioralla de que
en ])crpiftan se reunia un numeroso convoy de
víveres para socorrerle, envió á Mallorca algn-
nos comision~dos J y entre ellos al coronel Le-
hrun, pidicllclo al Capitan general dc las Islas
lhleares dispusiese que se embarcasen para ve-
nir cn su socorro la mayor parte de las tropas
de Sil mando; pcro aquel Capitan general no
juzgó por entonces accrtado el condcscender con
tan justa solicill1d, y el General cnemigo Reille
con 2.500 hombt'es entró en Espaüa cl2 de Julio,
atacó el3 á los paisanos que embestían la fortaleza
de San Fernando de Figucras, y habiéndolos dis~


1 t ' 11' r . . pcrsa( o en ro cn el a a rClÜl'zar su guarl11clOn.
El raisan~ge se habia apoderado de la plaza


de llosas, cl1ya ciudadela y castillo se hallaban
en el estado ma5 dcplorilble; pero esta posicio n
era interesante, y los franceses resolvieron ata-
ca rla. El l6 tic Julio salió de Figueras el General




('263 )
Reille con cerca de dos mil hombres, y el 17 ve- 180t:l.
rificó el ataque. En vano los franceses embistie-
ron con tojo el ímpetu que Ja á las tropas de
línea el conocimiento de batirse con paisanos in-
disciplinados; los catalanes pelearon cOÍ! la ma-
yor bizarría, y los enemigos fueron rechazados
Con pérdida de alguna gente en la que se conta-
ron varios oficiales superiores que quedaron en
poder de los somatenes.


Gerona, cuya plaza; aunque de segundo órden,
está consagrada por la histol'ia de las guerras de
Espaüa con inmortales recuerdos J llamó desde
un principio la atencion del ejército invasor, por
considerar en ella un punto poderoso de apoyo
para los catalanes.


Situaua por la parte de levante en el declive
de una cordillera de montes que la separan del
ma r, del que disla siete] eguas, y once de la frontera
de Francia J atraviesan por su llanura al ponien-
te los rios Ter y Ofla. El primero tiene su naci-
miento de los derrames de los montes por la
parte de Puigcerdá pasando por muy cerca de la
plaza al norte) y desaguando en el mar frentc del
castillo de las Me¡]ns. El segundo nace al pie de
los montes de San Hila río, y dividiendo ú Gerona
en dos partes) se incorpora con el Ter, cerca del
baluarte ele San Pedro. La parte de la ciudad si-
tuada á la orilla jZ(Plicrcla del rio se llama el
Mercadal, y se halla circuida por la parte ele la
campaüa, por un muro antiguo con torreones
que 10 ilanljucan .. y apoyado en él un terraplen
capaz de artillería. Entre los rios Tc!' y Ofta Lay




(264 )
1f{~13. una lllneta avanzada que defiende la entrada pe>r


el cauce de este último río.
La parle alla de la ciudad remata en la orilla


dCl'ccha del Olla y est<í. defendida por levante,
mediodía y parle del poniente por un Illuro a11-
tig1\o con torres, al (pIe se ai'tadinon dos ba-
luartes en la enlrada y saliJa del Oüa, Ciue en el
dia estan demolidos.


Los principales caminos que conducen á esta
plaza, son los tIe Barcelona, Francia, San Pelin
de Guixols, Santa Coloma de Farnés, La Bísbal
y pueblos de la marina, Besalú, OIot y pueblos
de la montaña, &c. Dista Gerona 19 leguas de
Barcelona, 7 de HostaJrich,.7 de Figueras y 10
de Hosas : en una eminencia á espaldas de la ciu.
dad .. por la parte elel norte y á un tiro de fusil,
se halla el castillo de ~ionjuí, cuya figura es un
cuadrado de 200 varas de lado eslerior fortificado
á la moderna con dos medias lunas, bóvedas á
prueba para 400 hombres, y foso y camino cu-
bierto en toda la circunferencia. Cubren á este
castillo tres torres: dos de ellas defienden y en-
filan la cañada que sube á la montaña desdc el
camino de Francia, y la otra enfila el camino de
Campclurá y bate el11ano de la torre de San Da-
niel. La otra tOrl'e, llamada de San Juan, enfila-
ba tambicn el camino de Francia, y defendía el
haluarte de San Pedro y el arrabal dePedriel.
Adpmas tenia la plaza para su defensa olros va-
rios fuertes y reductos. Gerona, sin embargo de
hallarse situada en segunda línea, ocupa una po.
sicioll que el cneungo debe precisamente forzar




('2(-;S )
para poderse Íntt'l'llar en el Principado de Cala-
luña con artillería, y emprender operaciones de
importancia; porque los demaS' carninos para Bar-
cp.loTla, entre esta plaza y el mar) son mucho
mil" largos., y como abiertos por entre montes,
tienen pasos l11ny estrechos y desfiladeros fácile.'I
(1(, d('[clIder. Asi es que en todas las guerras el
f"lH~mioo jnzgó inclispensable la toma de Gerona
antes de cmprenller Ó continuar sus campañas,
corno 10 demuestran los sitios que ha sufrido es-
In pJ::¡za en varias épocas (1). Mas cOllstrnida la
fortaleza de San FernallLlo de rigucras, el Gobier-
no espaííol se persuadió sin duda de que esta se-


( 1) En 1o'i3 fne sitiada por un fuertc ejército fral!cés
al mando del J\J ariscal Hoquisicoul't, quicn, des pues de
baLcda reducido al último cstrcmo, tuvo que levantar el
C<llllpO á Jos G2 di~s de sitio pOI' h;,1)('r 3ido atacado Sil ejó'-
('Íto de lllla plaga ('!TibIe de JllOSCOIlCS) ellya ap3ric:oll se
liene por milagrosa, alrihlly«(ntlo]¿¡ ;Í la intcJ'cesioll de Sall
Narciso, Ohispo (lue fue de esta ciudad, en la l{lle se COI1-
~f'rva su cuerpo con gran venel'acion.


ElI 1684 la puso sitio otro ejército francés á las órde-
nes del 1\1' ari:;cal Belfonds, el cual, uespucs de habcr logl'a-
tlo introducirse hasta dcntro de sus mismas calles, fue al
fin rechazado, y ohligado ;Í levantar el call1po COIJ f¡ri!ll
pinlida.


En el aJIO de 1694 el Mariscal N oailJes al frente de otro
cjprcito francés sitió á Gerona, que despucs de ulla g!ol'io-
~a defensa capituló.


En j 71 O elmisl1lo General puso sitio ~í esta plaza, y apu-
rados por su guarnicioll lodos los recursos, ca pituló tau ho-
llUl'íficlll1ente, fIue ohlm'o retirarse á RTCcloll<l. con JlIl1-
lIiciones y \' íY(~rcs para CÍIICO dias, y con los ttl'OS nccesa-
l'io~ p~ra la artiileríay cll'lipages.


Tl).'40 /. 34


1808.




('266)
BOS. ria una barrera suficiente parl contener las inva.


siones por esta parte de la frontera, y desatendió
las fortificaciones de Gerona)' de Rosas; hasta
que en la guerra de 1794 con Francia tuvo CJue
repararlas á toda prisa, y sirvieron de abrigo al
ejército espaüol que se retiraba del Ampllrdan,
sucediendo poco despues la inesperada rendicion
de la plaza de Figueras.


Los habitantes de Gerona, aun dcspucs de
cerciorados de los horrores del 2 de Mayo en Ma.
drid, y de la violenta abdicacion de su i( llcrido
Monarca, continuaban tratando á los franceSes
clue diariamente transitaban pOl' la misma, sin
manifeslar abiertamente el vivo sentimiento que
afligia á Sil corazon, y sin alreverse <l tomar 1:15
armas, como otros pueblos, en defensa de SIl
Hey y de su patria, por tener tan próximo el ej:~r­
cito enemigo, Y}JOl' hallarse la plaza indefcllsa
y aislada; pero al cabo el horroroso bombardeo
de la villa de Figueras, y el ejemplo de la mayOl'
parte de la Nacioll J hizo levantar á su vecinuariu J


En 1712 el General aleman Wetzel tuvo hloqueada á
(~el'olla; pero á pesar de haberla puesto en ellÍltimo apuro,
JIlcdi¿lllte l<l coopel'acion de ICts Lropas (lel General.~itarem­
herg, que sahedo!' de Il'H! el ejc(rcito francés se prep:Il'aba
,í socorrerla, OCUP() todas las g:lrgallt<ls y al'clIitl:!s dc la
p);¡za; en principios tic 1713 el (; eneral Ilerw ich , por mc-
dio de una de las mas háhile5 maniohras dc la guerra de
!;ucesion, penetl'ó con el ejército francés hasta la plaza, lw-
"icndo levautar el sitio :í 103 alemanes, rpte abandonaron
~IJ artillería y municiones, hurlando cuantas precaucio:lf!$
habia tomad!l Starcmbe¡-3 para rendida.




(267)
qlle, auxiliado de su guarnicion J juró perecer an- 1t\08.
tes que consentir cn q\le la dinastía de Napoleon
ocupnse el trono de Espnlw, despreciando el in-
millf'nte riesgo 1ne corrían de ser atacndos antes
que lograsen poner in pbza en estado de defen-
sa. En In malVl\la del 5 de Junio de 180810s gre-
mios (le la cilldn(l entregaron al Ayuntamienlo
una solicitud, en que esponjan las innovaciones
que se querinn introducir en Espaüa, la invnsion
de Jos franceses pnra sostenerlns, y la resolucion
cId pueblo á oponerse hasta con el sacrificio de
su vitla al cjércilo invnsor J defendiendo los de-
rcchos de su legítimo Rey, ele su libertad é inde.
pendencia; y concluyendo con pedir que se pu-
siese la plaza en estado de pou.er resistir los ata-
ques del enemigo.


En vista de esta esposicion el Gobernador de
]a plaza Mariscal de Campo Don Joatiuin de Men-
doza convocó en aquella misma tarde en las sa-
las capitulares una Junla general, compuesta del
Obispo, Ayuntamiento, Alcalde mayor, y de
todas las autoridades seculares y eclesiásticas, de
algunos indiviuuos ud cuerpo de la nobleza, de
todos los pro-hombres de los gremios y de todos
los gefcs de la guarni.sion; y en ella se acordaron
los medios mas urgentes de defensa.


Divulgada por los pueblos del corregimiento
la determinacion de Gerona, acudieron á la pla-
za multitud uc paisanos que se presentaron al
Gobernador y Ayuntamiento pidiendo armas y
municiones, y corrieron en tropel por las calles,
é intentaron apou.erarsc de la persona del Capi-




(2.G8 )
1tl08. tan del estado mayor frall(;~S Schwerisgut~ que


estaba comisionado en la plaza para cuidar de las
partidas sueltas que pasaban por ella ,t incorpo-
rarse con sus cuerpos, quien debió su salvacion
á la presencia Jel Sargento mayor de Ullonia
Don Enrique Odonell, que con algunos oficiales
de su cuerpo y algunos religiosos impidieron que
se cometiese con él un atentauo ~ siendo condu-
cido con toda segnridaJ al casLillo de Mon j llÍ.


Empleósc al paisanage en la recomposicion
de los caminos 'lue conducian á los fuertes ~ h<1-
ciéndoles entenJer que estos trabajos eran indi;;·
peusables para la conduccion de la artillería á los
mismos. En lo.:> días siguientes los gl'cn1ios de la
ciudad solicitaron de su Junta que depusiese :JI
GobernaJor Je la plaza y nombrase otro en lill
lugar, porque habiendo obsequiado en Sll tránsi-
to á varios generales franceses, no inspiraba la
mayor confianza al vecindario; y la Junta se
vió precisaua á acceder á esta in justa solici l ud ~
:lOmbrando por Gobernador interino al Coroad
Don Julian de Bolivar, T{;llicnte de Rey de la
plaza.


La Junta resolvió subdividirse en tres seccio-
nes, y se distribuyeron en ellas Jos negocios gu-
bernativos, militares y económicos.


En la misma noche del 5 se empezó á rnOnldl'
y municionar la artillería, haciendo desde el dia
siguiente todos los reparos mas urgentes parp po.
ner la plaza á c\lbierlO de un golpe de mano, á
l'spcnsas del generoso vecindario tille coulril,uia
con cuantiosos donativos. Se dicl'Oll disposiciolJc~




(269)
para que se coustruyesen en Ripoll algunos miles 1S08.
ue fusiles, y entretanto se habilitaron 2.000 chu-
zos; y en un laboratorio que se habilitó al efec-
to, se hacían cartuchos de fusil y de c¡¡ñon. For-
máronse al mismo tiempo algunos cuerpos de
migueletes, y un escuadron de caballería que se
d.enominó de San Narciso, destinándose á la in s-
truccion de estos cuerpos algunos oficiales del
ejército, plincipalnlfntedel regimiento de VIto-
uia. Se desjgnó ,á todos los h .. bitantes,,; inclusos
los eclcsiásiÍcos ,seculares y regulares, 'el puesto
que deherían ocupar en caso de alarma; y s(~
abasteci@,con víveres para un mes el castillo dt~
MonjuÍ, y los fuertes del Condestahle y Capu-
chinos. El 19 del mismo mes se hallaban corrien-
tes completamente y en estado de servicio 42 píe-
zas de artillería de todos calibres, y construidas
en los áugulos flanqueados de los baluartcl.i unas
plataformas mas elevadas que el terraplcn, ('11
las que se colocó una pieza á barbeta.


El General Duhesmc, que se hallaba en Bar-
celona con la mayor parte' de las tropas oc su
mando, sabedor de la determinacion de la ciu-
dad de Gerona, y creyendo sorprenderla antes
de que cOlll.iiguiese ponerse en estado de defensa,
salió con un cuerpo de 8.000 hombres entre iu.
fanterÍa y caballería.) con artillería) y llegando
á la vista de la plaza entre 8 y 9 de la mañana del
20 de Junio, ocupó con su vanguardia la altma
dePalau, á tiro de caüonde Gerona, yconcl
resto de sus tropas formó una línea desde el ca-
mino de Barcelona hasta el Ter. Un grueso des-




('2iO)
1808. tacamcnto de caballería enemiga intentó vallear


este rio por la parte de arriba del pueblo de San
Pons de Fontesau; PC¡'O una nube de paisanos ar-
mados, 'qve desde la altura de Rocacorba habian
bajado á ocupar la orilla izrluierda, la hizo un
fllPgO tan vivo, que se vió forzada á retirarse, dc-
jando muchos muertos 'en el vado y sus inmedia-
CIO lIes,


Al avistarselos"enemigo~al tiro de, cañon de
la artillería de la p]'aza y sus baluar.tes, ésta les
hizo U11 fuego de los mas sostenidos y a>eertádos.


El regimiento de Ultonia, cuya ,fuerza aseen·
día tan solo á 350 hombres, formaha la reserva
de la guarniciono Las mugcres de todas clases y
edades se cmpleabuncn llevará los defensores
municiones -' agua y demas víveres J y los demas
habitantes inútiles para las armas, inclusos los
eclesiásticos, estaban destinados á hacer cartu-
chos. Las secciones de la Junta se reunieron pa-
ra ocurrir :1 las urgencias, y los gcfes militares
de la plaza que no tenia n destino fijo, recurrían
totlos los puntos, reinando por todos lados la
mayor vigilancia, actividad y armonía.


A las 12 del mismo dia 20 se presentó un Ofi.
eial parlamentario con un trompeta por la parte
.1el11ano, y habiéndosele conducido á la casa en
que se hallaba reunida la Jllnla, entregó un plie-
go en que el General Duhesme pecha al Goberna.
dor (1ue le franquease el paso por la ciudad para
continuar su rnarcha hácia la frontera; y la Junta
]e contestó pOI' escrito, qllC si tal era su inten-
cÍon J Ola:> espcdito y menos arriesgado era el




(271 )
emprender su marcha por fuera de la ciudad, cn- 1808.
yos habitantes estaban resueltos á repeler á viva
fuerza todas sus tentativas. El pueLlo, que se
habia reunido en gran muchedumbre á la puerla
de las casas consistoriales mientras se verificaba
el parlamento J se opuso ,{ que ma1'cl1315e libre el
Oficial encargado y el trompeta, los que fueroll
conducjdos al convento de San Francisco de
Asis con una escolta del regimiento de UlLonia.


Entretant.o el fuego no habia cesado, y los
('nemigos continuaban haciendo avanzar sus co-
lumnas á los fuertes, y otras á la plaza al abri-
go de los cercados y de ]a desigualdad tlcl terre-
no. Entre 3 y 4 de la tarde, para ocultar su ver-
dadero ataque por el recinto de la puerta del Car-
men, los franceses emprenJieron uno falso con-
tra el f ucrte de en pue hin os , y al efecto a pos taron
mucha infantería en sus inmediaciones, la cual
rompió un vivo fllego, rIue fae correspondido PUl'
éste con descargas de cañon <í metralla. Mientras
este aparente a laque se verificc:ba, una fuerte co-
lumna de infantería con alguna artillería entró
en la calle Jel arrabal del Carmen, y se dirigió
á la puerta de esle nombre. Formada, como lJll-
do, en batalla, empezó un terrible fuego contra
los defensores del baluarte que flan(Iueaba 1.1
puerta, la que cn aquclla misma tarde se habia
ttihicaJo con una pared de piedra en seco. Soste-
Biao el fuego con teson duranle a]gun tiempo por
una y otra parte, el enemigo se vió al fin ohliga-
do á retirarse con la mayor precipitacion, dejan-
do tendidos en la calle muchos cadáveres. El Te-




(272)
HlOi~. nirnte Coronel del regimiento de Ultonia Don


J)edl'o Odaly recibió una contusion en la ca-
ra; pero no quiso abandonar su puesto para
curarse hasta que los enemigos se replegaron.
L;¡ columna de estos, que habia atacado el
fuerte de Capuchinos, se retiró igualmente, re-
p;1.~ando el Oña y dejando en el carnpo algunos
muert.os.


Despues de eslos ataques se presentó por la
parle del arrabal de la RnJIa olro parlamentario,
á cuyo encuentro salió un Ayudante de plaza,
(pIe le condujo con los ojos vendados á la resi-
dencia de la Junta. El parlnmentario , que era un
gefe dd estado mnyor frances, entregó un plie-
go del Gencral en gefc, en CJllC proponia que dos
Dipnt;¡dos de la Junta pasasen al cuartel general
frallces para comunicarles aSlllltos de la mayor
importancia. Dudó ]a Junta de si deberia acce-
der ó no á es13 solicitud; mas al fin, desplles de
varios altercados y conte!'.taciones, se nombraron
los dos DiputaJos, que pasaron al caml)o enemi-
go por la puerta de Arenys con el parlamentario,
poco antes de anochecer, y se dirigieron á una
casa de campo del llano de Santa Eugenia, en
donde se hallaban los Generales Dllhesme y IJe-
chi. Como el enemigo continua~c tomando posi-
ciones en las crrcaníns de la pInz.a J el fuego de
fusil y de caüon con1inuó durante este parlamen-
to, y los dos Dipntados se vieron espuestos á
perder Sil vida. Aquella noche se rasó Con b ma-
yor visilaneia, manteniéndose la gnarnicion y
hHhi:antes en sus puestos. Entre once y doce de




(273 )
ella, á favor de la obscuridad, que era grande, 1808.
los enemigos, apostados en la calle del arrabal de
Rulla, hicieron un falso ataque contra el baluar-
te de San Francisco de Paula y puente de San
Francisco de Asís, sobre el rio O ña, haciendo
l1Iuchas descargas de fusil, y tirando granadas al
caserío de la plaza. Las columnas (lue estaban
apostadas en el campo inmediato al baluarte de
Santa Clara, rompieron al mismo tiempo un vivo
fuego, á fin de desplegarse con menOs csposicion
en sus parapetos, y aplicaron muchas escalas
á la cara izquierda, subiendo por ellas con mu-
cho silencio. La guarnicion, que se componia
solo de 50 paisanos y un piquete de Ultonia, y
de algunos artilleros destinados al servicio de los
dos caüones colocados en su ángulo, hizo cuanto
pudo para rechazal' con chuzos y á la bayoneta á
los enemigos; pero reemplazéÍndose inmediata-
mente cuantos caian de estos, se vió precisada á
replegarse; no obstante, reforzada por otro des-
tacamento de Ultonia, perteneciente á la reser-
va, cargó de nuevo sobre los enemigos á la bayo-
neta, logrando precipitarlos en el foso con tal
arrojo, CJue un fraile que iba incorporado á la
tropa de Ultonia, queriendo derribar una escala,
cayó en el mismo foso, donde permaneció mez-
clado con los moribundos y heridos, que se reco-
gieron al amanecer con las escalas, asi como mu-
chas armas, mochilas, cartucheras y haces de mies
que llevaban atados al pecho los enemigos para
preservarse de los bayonetazos, chuzos y balas
de fusil. Los Jos Diputados de la Junta comisio-


TOMO l. 35




(274)
1808. nados permanecieron durante el asalto en el mis-


mo alojamiento del General Duhesme, quien al
amanecer los envió á la plaza con nuevas pro-
puestas, reducidas á que la Junta nombrase una
diputacion compuesta de un individuo de ]a no-
hleza, otro del clero, otro del estado llano, y
otro de la guarniciono La Junta conoció (lue el
objeto de los franceses era ganar tiempo J y sin
embargo accedió al nombramiento de los cspre-
sados comisionados, que pasaron á avi::;tarse con
el General enemigo, pero sin facultades par;}
acceder á sus pretensiones. Habiéndose dirigido á
las ocho de b mailana <lel día 21 hácia el aloja-
miento del General enemigo, no solo hallaron
desamparada la calla, sino todos sus contornos, y
volvieron á la plaza con la agradalJle noticia de
la reLirada de los franceses J los que se replega-
ron háeia Barcelona con tanta precipitacion, que
no se cuidaron del parlamentario y trompeta de-
tenidos en la plaza, ni del capitan del estado ma-
yO!' que se hallaba arrestado en Monjuí) ha-
biendo estado en su mallo.llevarse en rehenes á
Barcelona los dos COIlIisionados por la Junta. Esta
dispuso que al dia siguiellte se cantase un Te
Dellln en accíon de gracias en la capilla de San
Narciso, al que asistió todo el pueblo y la guar-
nicion, y dispuso que se continuasen con la ma-
yor actividad los trabajos para la defensa de la
plaza) y acopio de armas y municiones, decre-
tando una quinta en el corregimiento para com-
pletar el escuaJ ron de San Narciso, los tercios
de migueletes} y cubrir las bajas del regimiento




( '),j 5 )
de Ultonia, que tanto habia contribuido á la de- 1808.
fensa de la plaza.


El Gcneral Duhesme se retiró á Barcelona;
pero sin desistir del proyecto de tomar á Gerona,
antes bien se dedicó á hacer preparativos para
vol ver de nuevo sobre esta ciudad. En efecto,
salió de la capital de Cataluiia el dia 10 de J uEo
con 6.000 hombres y un tren considerable de
bntir J dirigiéndose á at.acarla. Las cortaduras y
111nl estado dc los caminos, y el cañon de los
buql1es ingleses, de lIna goleta y tres fa1uchos es-
paüolcs, que se aproximaban á las costas segun
con venia , interrumpiendo In marcha de las tro-
pas enemigas, las obligó á di vidirse el dia 19 en
tres columnas. Duhesme con el mando dG la de-
recha se dirigió por Santiscle; y la izquierda,
mandada por Gonlus, tomó el camino de Vall-
gorquina. Estn salió de San Celoni el 20, Y lle-
gó á la vista de Hostalrich, á cuya plaza intimó
la rendicion; pero su Gobernador habia jurado de-
fenderla á toda costa, y con su corta guarnicion
rechazó al enemigo, que por dos veces intentó es-
calar el fuerte, y que desesperanzado al fin de
tomarle, huyó vergonzosnmentc á reunirse el 21
can la colurnnn de la derecha, en el 11ano de Ge-
rona. Esta habia sido atacada por el Coronel Mi-
lans en los dias 19 y 20, teniendo flue abando-
nar casi toda la artilleria. Todas las fuerzas en
que consistia la di vis ion francesa espediciomiria
de Barcelona, se reunieron el 23 Con las que traia
de Figueras el General Reil1e para formalizar el
sitio Je Gerona. Hasta aquella sazon el paisana-




(276 )
1808. ge habia batido por sí solo á los franceses, sin que


las tI'opas interviniesen en las heróicas acciones
que acabamos de describir.


Á esta sazon las islas Baleares habian seguido
el ejemplo de la Península, y sus habitantes de-
cretado igualmente la guerra al tirano de la Eu-
ropa. Inquietos por socorrer á sus compatriotas,
y deseando cooperar activamente á su libertad,
hicieron que las tropas acantonadas en Menorca,
compuestas de tres compaüías de Voluntarios de
Aragon y de cincuenta artilleros, se ernbarcascn
el 13 de Julio', cuya gente, asi que llegó á Torto-
sa, marchó á socorrer á la ciudad de Zaragoza,
que tan heróicamente se defendia. El 18 del
mismo mes se embarcó e12. o batallo n de Catalufla
para San Feliu de Guixols, y las restantes tropas,
en número de 3.500 hombres y 37 piezas de arti-
llería, se hicieron á la vela el 19, Y llegaron á
Tarragona el 21 por la noche, desembarcando al
dia siguiente por la maüana con su General el
Marqués del Palacio.


Esta fue la base del ejército de Cataluila, que
desde luego empezó á ayudar poderosamente las
operaciones de los somatenes. El Marqués del
l"lalacio determinó reforzar la línea del Llobre-
gat, y al efecto dispuso que el brigadier Conde
de Caldagués pasase á aClue] punto con unos
1.600 hombres. Este salió de Tarragona el 26 de
Julio, y dividió sus fuerzas en dos columnas:
la de la izquierda mandada por él mismo, con
<los piezas de artillería, se dirigió á Martorcll ; y
la de la derecha á las órdenes del Teniente Corone]




(277 )
Menchaca) por Villafl'anca del Panadés y costas 1808.
de Garraf) llegó á San Boí en la mañana de130.
No bien habia entrado en el pueblo la columna
de Menchaca , cuando fue atacada por parte de la
guarnicion de Barcelona, que estaba merodeando
en los alrededores. Los españoles) á pesar de la
fatiga de su larga marcha, rechazaron comple-
tamente á los enemigos, cogiéndoles varios pri-
sioneros y despojos de guerra.


Los franceses habian fortificado el castillo de
Mongat 1 al E. de Barcelona, del que anterior-
mente haLian desalojado á los somatenes. El Te-
niente de navío Barcdó se puso de acuerdo con
el Lord Cochrane, que desde principios de Ju-
nio cruzaba en las aguas de Barcelona con dos
fragatas inglesas. En 31 de Julio ]~arceló, al fren-
te de cuatro compañías de Voluntarios, sosteni-
do por el fuego de los buques ingleses J y por un
destacamento de la misma nacion que desembar-
có en la costa y se reunió á él, atacó al castillo
con tal denuedo, que se apoderó de él) quedan-
do en su poder la guarnicion de 66 hombres, 7
cañones, muchos fusiles J y gran cantidad de mu-
mClOnes.


Los habitantes de Gerona y su corta guarni-
cion continuaban trabajando sin cesar con el ma-
yor ardor en montar la artillería, aumentar y
reparar las fortificaciones, y en disponerse de
todos modos á rechazar el sitio formal con que
el enemigo los amenazaba.


El 22 de Julio se prescntó de nuevo Duhesme
dclante de Gerona, cuya guarnicion acababa de ser




(278 )
1808, reforzada en el dia anterior con el 2. o batallon de


Voluntarios de Barcelona, al mando del Tenien-
te Coronel Don Narciso Lavalete, y con un des-
tacamento de artilleros, siendo estas tropas pro"'-
cedentes de las que habian venido de las islas
Baleares. Para bombardear la plaza empezó el
enemigo á construir una batería de morteros de-
trás del pueblo de Santa Eugenia, como á un tiro
de cañon de la plaza, y otra de obuses en la al-
tura de Palau. Se apoderó con poca dificultad de
la torre de San Luis, que asi como las de San
Daniel y San Narciso hnbian sido demolidas por
los defensores de Gerona; y estableciendo en la
primera una bt\tería de brecha, abrió al mismo
tiempo en la altura llamada de Den-roca una
trinchera.


En este estado dirigió el enemigo dos ataque3
hruscos contra el cas li lIo de M 011 j uÍ y cuerpo
de la plaza; pero en ambos fue rechazado con
gran pérdida.


La pólvora que se hallaba en un almacen situa-
do entre los fuertes Condestable y Capuchinos, se
trasladó por los habitantes á una bóveda á prueba
que habia debajo de una capilla de la Catedral:
y la bóveda de esta iglesia, que debia servir de
abrigo á los habitantes, se cubrió para mayor se-
guridad con tres pies de tierra. Todos los baluar-
tes de la plaza, la antigua torre de San Juan y
el castillo de ~1.onillí disparaban sin cesar La-
las rasas y de fusil sobre los trabajos del enc-
n1igo. Este concluyó en cuatro dias la paralela
contra el baluarte de Sau Pedro; y en los dernas




(279 )
hasta el 11 de agosto colocó al estremo de e 1Ia, 1808.
Y delante uel ramal para la segunda paralela,
una batería de uos piezas. En la noche del 12 al
13 de Agosto una batería enemiga con tres mor-
teros ue calibre ue á doce pulgadas, rompió el
fuego con la mayor viveza, dirigienuo sus bom-
bas y g¡'anadas al caserío de la: ciudad) logrando
que ardic~en varias casas con los estopines in-
cendiarios de que iban llenas. Duró este fuego
toda la noche; mas los vecinos, con el mayor
arrojo.> lograron estinguir el incendio, á pesar
de la lluvia de hombas y granadas que el enemi-
go dirigía sobre los puntos incenuiatlos.


Al amanecer del U la batería de brecha Con-
tra el castillo rompió el fuego, que continuó en
los dias 11 y 15, Y fue correspondiuo con el ma-
yor vigor por la artillería de la plaza, de los fuer-
tes y el castillo. Una granada disparada desde la
antig'ua torre de San Juan, de la montaña dc
Monj uÍ, hizo volar el repuesto de la batería
encmiga, establccitla contra el baluarte de San
Pedro t cuya guarnicion huyó despavorida con
gran pérdida. Mientras tanto el castillo se defcn-
día Con la mayor bízarría , y contestaba ince-
santel1lCl.tc con su artillcria á la encmiga que le
batia en brecha.


El Marqués del Palacio, General en gefe del
ejército de operaciones de Cataluña, trató de so-
correr á Gerona} y confió tan importante em-
presa al Brigadier Conde de Caldagués, Coronel
del regimiento de Borbon, que era uno de los
que acaLaban de desembarcar, procedentes de




(280 )
1898. las isbs Baleares. Por disposicion del mismo


General se comunicaron órdenes para que á Cal-
dagués se le reuniesen toJos los paisanos de los
pueblos por donde pasase, y ademas se mandó
á las villas de Olot y Baño]as acercasen sus so-
matenes á las alturas inmediatas á Gerona, por
la izquierda del Ter, á fin de Harnar hácia aqual
lado la atencion del enemigo, atacando á este al
tiempo que Caldagués lo verificase pOI' el lado de
la montaila de Monjuí.


La aparicion de todas estas tropas hizo (ItlC
los franceses levantasen el sitio el16 de AgoSLo,
entre nueve y diez de S11 marwna. Las vigías es-
tablecidas en el campanario de la Catedral avisa-
ron á a1uelb misma hora que las tropas del
cuerpo cspedicionario se aproximaban á la plaza
por la parte de lcvante. En efecto, empezaron á
subir con un grueso cuerpo de paisanos arma-
dos por la ladera de la montaña del castillo de
MOllj uí: la campana mayor de ]a Catedral to-
caba ,í rcbato, y ya las tropas españolas aposta-
das en el camino cubierto del castillo atacaban
con el Inayor denuedo las dos baterías enemigas
de su frente, las cuales, dcspues elc alguna re-
siste ncia fueron abandonadas por los franceses,
que se retiraron en desórden del otro lado del
barranco al pie de las torres de San Luis y de
San Narciso. Entraron los espaüoles en la pri-
mera; mas reforzado el enemigo con un batallan
de suizos ue su cuerpo de reserva, repasó el bar-
ranco, atacó ele nuevo á los c5pailOles, que no
habian tenido tiempo dc hacerse fucrtes en la




(281 )
torre, y los ohligó <Í eV<lcuarla; pero llegando
cntonel's oportunamente el illtrópido Don En-
riqnc O(lolle11, y poniélldose á la c<lheza de la
tropa que iba eu retirada, sc arrojó al [oso de la
torl'c, y cargando á la bayoneta á los francescs,
se pusicroll c:,tos en fllga con la mayal' prccipi-
tacion; habil'11l1o sido herido gl'avemenLc en este
atacjllc el valientp. gefe de los espaílOles , que re.
cibió tia balazo de fusil en ulla picrn<l,


Los cspal-lOles destrllyeron las baL~rías de que
se apoderaron, y desplJ(~s dc dos horas (le un ter-
"ibI(! fllego se pusieron eu movimienLo pal'<l pa-
sar el b;II'l'anCO r ata<.:al' el (]auco ellemigo; pero
los rra nceses, lelllcl'osoS de ser en v uelLos, aba lldo-
llaron torla la montarla, y se retiraron pOI' el ca-
mino de Francia, h,ícía Pont-Mayol', tlespues de
habcr dejado en poder tic los cspaüoles algunos
prisioneros y Illuchos mllertos.


Al mismo tiempo los paisanos fine coronaban
las monLaitas d,·l aIro Indo dd río Ter, venidos
de la parte de HÚlO)aS, se apo<1Cl'nl'OI1 de lns al~
tnras mas iumediaLas al Halla; y empezando un
vivo tiroteo de f!lsil contra los campamentos es-
tablecidos ('11 el llano de Sarri;í, obligaron á los
('nemígos ,Í nhalltlollar las lrinchel':ls y btllel'ías,
qne fueron quemadas y destrllidas pOI' los }¡,¡)ú.
tantes de Gerona «¡ue vadearon el Ter pOI' cerca
dcl baluarte lle San Per.


En aquella misma tanle rellnió el enemigo
todas las tropas que forl1l:lhan el sitio, en las que
se not:lba la mayor cOtlfllsiol1; y como el Ter
huhiese crecido por las llnvias de aquellos tlias


'fOlIO l. 36


130B.


"




(282)
1803, Y los franceses no tuviesen establecido puente


alguno para la comunicacioll entre sus campa-
mentos i y la tropa espaiJola, qlle habia venido
al socorro de ]a plaza, se mantuviese formada en
la montaüa de ~Ionjuí, y el paisanage armado
esparcido por lada ella; el General enemigo cre-
yó mayal' el número de los espaüoles dd que
realmente era, y temiendo ser atacado aquella
misma noc!le ó á la maflana siguiente en sus po-
siciones, se retiró con su ejército antes dd ama-
necel', dirigiéndose las tropas que oel! pa1¡¡1l1 la
derecha del Ter h,ícia Barcelona} y las de lá iz-
qllienla á Fig-ueras. Dcjaroll enterrados tres mor-
teros de la batería de Santa Eulalia ~ y ec11arun
las bombas en los pozos.


Al amanecer del llia 17 , habiendo salido de
Gel'ona los habitantes, se encontraron con que los
franceses habian levantado el sitio yahnndolla-
do una porcion de piezas de artillería de batir, y
muchos pertrechos y municiones. El Conde de
Caldagués no pullo picarles la l'etaguanlia por
falta de cahalleriaj mas sin embargo de no hahersi-
do perseguidos pOI' este, abandonaron duraBle su
l'clirada la artillería de catllpafIa) muchos carros
(le mUtliciones y otros efl~ctos, los cuales por dis-
posicioH de la Junta de Gerona se recogieron y
fueron conducidos á b plaza. El General eSl)allOl
supo con un puüado de tropas lomar tan acerta-
das disposiciones, que logró illutilizar el empe-
llO del enemigo de tamal' á Gerona) ahuyentán-
Jole vergonzosamente de sus inmediaciones, y.
marchó á pocos dias despues con Sil columna it




(2R3 )
incorporarse con el ejpl'cito espaiíol en las liuras 1808.
del Llobregat del otro lado de Barcelona, lle-
vándose consigo todos los prisioneros franceses
que habia en Gerona, inclusos los dos edecanes
parlamentarios.


Despues de esta retirada de los enemigos, se
continuaron con la mayor actividad los trabajos
de fortificacion de la plaza; y como no hastasen
los préstamos voluntarios y las contribuciones
del corregimiento para cubrir los muchos gastos
que ocasionaba la guerra, pues tenia que atender-
se no solo á Gerona, sino á la mallutencioll de las
gual'lliciones de Rosas:r HostalrÍch J y de los cuer-
pos apostados en la frontera de Francia) para in-
terrumpit· las comunicaciones del enemigo, é in-
terceptar sus convoyes; acordó la Junta de Gero-
na que todas las personas pudientes del cOl'l'egi-
miento entregasen una parte de la plata labrada


que tuvíeseu, y ec{lar mano rii!. {a s06rante rie {as
Iglesias que 110 fuese necesaria para ·el culto divi-
no. Con esta plata que se entregó con generoso
desprendimiento y pronlitud, se acuñaron algu-
nos miles de pesos fuel'tes y oh'as monedas.


El religioso pueblo de Gerona atribllYó á la
pl'Oteccion especial de San Narciso el haberse
librado de las tentativas que hizo el enemigo pa-
ra apoderarse de la plaza; por lo que la Junta de
la misma, condescendiendo con los deseos del
pueblo, espidió un decreto nombrando á su invic-
to patrono y m,írtir San Narciso, Generalísimo
de mar y tierra de todo el corregimiento, á cllyo
efecto se revistió pomposamente el 13 de Julio el




(284)
1808. cuerpo del santo Obispo con las insignias de


tal, banda y baston, y se le ciílÓ \lna hermosa es-
pada de oro que pesaba 16 onzas, habií~ndosc ele-
cutado esta ceremonia con una solemllc fllllcion
de r glesia en In capilla del mismo Santo,á que asis.
tieron los dos cabildos, la Junla, y to(las las de-
mas autoridades,y hahiénuose publicado y repat'·
tido en seguiua una enérgica proclama á nOlllbl'e
del nuevo Generalísimo.


Este acto piadoso irritó de tal suerte al Gene-
ral Duhcsrne, que juró impiamente que pronto se
veria en Barcelona la cabeza de aquel General
fantoístico y aél'eo; pero el cielo, dd cual nadie
se burla impunemente, le castigó, corno al impío
I-Idiodoro, disponiendo que al pie de los 111111'os
de Gerona fuesen vencidas las huestes francesas.


La Junta suprema del Principado, que !'esillía
entonces en Villafranca del Panadés, para pre-
miar la brillante defellsa lle la plaza de Gerollu
en los cloc; referidos ataques, concedió á todos los
gefes y or.ciales de Sil guarnicion un grado mas,
con otra.~ varias gracias á nombre de Fel'nan-
do VII, 1:18 que fueron confil'll1auas por la Junta
Central en Sevilla; teniendo la mayor salisf~lccíOI1
al saber que el Conde de Caldagués había sido
1)l'omovido á Maris.cal ele Campo, y alglJlIos dt:!
los oficiales que le <Icol11pailal'on en su fe1i~ esp.c-
dicioll, á un grado mas.




(285 )


CAPITULO XXIII.


Marcha Dl1pont sohre Allllalucía. - Comisioll dd General
Sahary el¡ Ma(lrid. -Dll)lOllt es detenido por c1l'ais<1na-
be en Valltcpcilas. - Pasall los franceses;í SiClTalllol'e-
lIa. - AtalllW y lOina lid puellte de Alcolea. - OC11pa-
cion y s:l<]ueo de Cú!'(lo\¡:l. - Hetira(la (le los espaiiotes.
- SaC[llc'() de ,\Jolllojl". -l'(:rditla ele los franceses en
aCIllclla Villa. - H('J"oicidad,·s de Sll Alcalde. -Disposi-
cic)!Ies patri(~1 ieas tic la Junta tic Jaen. - La J unta de
S(~vi¡la rci,acl! y Ol'S:llliza clcj(:,·cito. - Varios puehlos le-
valllall l'ebillli(~llLos cOlltra los frallceses. -Movilllien-
to tle la~ tro~1as cspaüolas para observar las cnelHiGa~
de POl'tugal.


Inlcrin lns armas francc8ns sufrian varios lks- 13(;8.
calabl'os ClI Cllalll]¡:¡, StO vCl'ific;¡]Jan en elmediodia
de Espnll<l aC¡I{'ciillielltos de la rnayol'illl[lortal1cia.


El GeBeral Dllponl salió de Tuledo el dia 23
de l\1ayo con dil'ecciOI1 ,j Cadiz, con el oLteto de
apoderarse de ar¡lIclla plaza, libel't:tl' la escuadra
frances;¡ qlle se IHlllalHl snrl;¡ en Sil bahia) y asc-
gnrarl>c de lIll plinto) C[l1e :;i:~lldo lan defendible por
su llatul'alez,l, prcsculaba llt1 cenlro de rCllniull
al valor de los cspaiJOles, que desde alli poarian
rcciLil' poderosos refuCl'zos y auxilios de b Ingla-
terra. Intcl'in lIlarchaba DlIpOlll ,; Andalucia, el
Príncipc l\lural file alacado en MaJri(1 de una eu-
fel'medntL vergollzosa, frllto de sus (le~úrllcnes,
que le puso en la imposibilillad de dedicarse al
despacho de los llCgOClOS. Partl rcemphzarle




1808.
(286)


nombró el Emperador al General Savary) Dl~que
el.! Rovigo, el mismo que con tan alevoso y pér-
fido engallO habia conducido á Bayona al cautivo
Monarca J por quien la nacion entel'U comba tia
en masa, Las instrucciones que este General re-
cibió de Bonaparte J se reducían á leer todos los
partes y comunicaciones que se dirigiesen al gran
Duque de Berg J responder á ellos, y dar todas las
órdenes urgentes pero sin firmarlas J pues esta
atribucion se reservaba al General Belliard J que
dehia hacerlo todo en calidad de Gefe del estado
mayor. El Emperador tomó esta disposicion, por-
tple estaha en intencioll d(~ hacer marchar inme-
diatamente {l la capital á su hermano José J y no
queria hasta su llegada hacer innovacion alguna
en la administracion pública.


El principal encargo de BOIl:1parte á Savary
fu e el mantener espedita la COl1l u lIica cio II entre
Madrid y el ejército de DL1pollt. A su llegada á
Madrid marchó el gran Duque de Berg á Bayo-
na, en .donde poco despues fue nombrado Rey de
~ápoles. Savary J apenas llegó á Madrid, encontró
fluC las comunicaciones con el ejército de Dupont
se halbban interrumpidas. Este atril vesó las lla-
nuras de la Mancha, sin mas oposicion que la que
le pl'esentaron los habitantes de la villa de Val-
depeñas, que en el 5 de Junio por medio de un
ingenioso ardid lograron detener dos dias la
marcha de un ejército acostumbrauo á vencer á
los gucncro5 del norte. Al abrigo de las casas
fíQstu vie ron 11 n terrib le fuego contra los france-
ses, que en yano il1tentah,tn penetrar por las ca-




(287 )
Hes que se hallaban atascadas con carros, maderos ·180a.
y piedras. El suelo se hallaha sembrado de ta-
chuelas ) clavos y puntas agudas, que encubier-
tas COl! la arcna, inutilizaron gran parte de la
caballería, teniendo que desistir vergonzosamen·
te, y continuar su marcha á Sierra morena.


La Junta de Sevilla se preparaba deciJida-
menle á la guerra, y el reino de Granada, puesto
en insuneccion, envió al mando del General Rc-
Jillg un ejército para cooperar con las fuerzas
dd de Sevilla. Córdoba era la primera ciudad
importante (IlIe el ejército frallces amenazaba COIl
sus operaciones, y tambien fue la pri!llera á pre-
pararse á la resistencia, dando el mando del pai-
s:..nagc, que lleno Je entusiasmo tomó las armas,
al Ccronel Don Pedro Echavarri, que á la saZOll
se 11a11<1ba en aquella ciudad destillado á. la per-
sccucioll de malhechores. Este, auxiliado de Jos
pueblos circunvecinos, formó una renuion de
paisanos armados de á pie y de á caballo que por
su número y entusia~mo demostraban desde lue-
go la de cision unánime ue la nacion por la ca usa
sagrada de la indepenU('llcia, y cuánto se po(lia
esperar de un pueLlo semejante, dirigido pOI' uua
mano salJia y esperimcuLada.


La n'tpicln marcha del cjército de Dnpont hi-
zo que la Junta SUpl'eIl1a <le Sevilla acelerase sus
disposiciones para una primera resistencia en las
inmediaciones de Córdoba; pues el pueblo esla-
ba cmpcüatlo cn marcllar al encuentro de los ene-
migos sin calcular ni sns fuerzas ni sus recursos.
En a({llcUos primeros momentos de insurreccioll




(288)
¡sos. no escuchaba.la voz de las autoridades, ni cono-


cía la suhordinacioll J sulo ohetlccin al :\1'001' quo
le impelia ¡í buscal' nI enemigo. Es prodigioso <Iue
la Junta en semejan le siluaciolJ ]ludiese desaten-
der los grilos de la ignorante l1luchetlllmbl'('J y se-
guir sin litllbe:]t' la linea y conulIcla quc seiJalaba
la prudencia, y {, que se dehió el feliz l~xito oc sus
armas. Los hatallones de la tercera division de
granaderos provinciales, algullos olros clIerpos y
varias pie;l,<ls de artillería se remiticron deslle
Sevilla á Córdoba con la mayol' diligencia. El
enemigo marchaba decidirfiIi11Cll[(; adelanle, y
despues de VCIICCI' en primeros de Jllnio la corta
resistencia que algunos tiraLlores del pais plJ(lie-
ron oponerle ell S1l pnso por SiCl'r:l1l101'ena., el 6
llegó al Cal'pio y el 7 se presentó CIl el pllPn~
le de Alcok:1, en dOil:lc el Coronel Ech;lValTi, pro.
movido á G(~llel'al pOI' el PllcJ¡JO d\.: C¡Jrdoba J le
e."pe¡>aba CClIl \lua Illnltitlltl de paisanos qUl~ se ha-
blJll for111allo c nula mayor cclerida d e ti batalloll es,
y \In corto númcro tle tropas regladas Con cuatro
piezns de artillería fine compondrian L40() h0111-
hres enlre illf,liltcrÍa y caballerí:l. Esle ejército,
compl1('sto de un llLlnH'l'OSO pero illeSpCI'!O paisa-
Tlage, St~ sitlló en In posieion llamacla Cucsta de
la Lancha ent!'c Córdoba yel nuclIlc ele AleoIea.


. ,


La di .. posiciotl de este presenta abumlantes rc-
Cursos de defensa; pero la falta ¡](~ tiempo y de
medios hizo que solo se form;¡se lIna zanja en su
eabeza, e11 cuyo P;¡I';¡jleto apenas porlian comba-
tir sesenta hOl1lbres. Bien es verdad que :lllll
cuau'¡o se hllbiera llerendido con t(lIlo el 1'1(;01'




(289 )
del arte J el puente no hubiera bastado á detener 1808.
á los enemigos, por ser el Guadalquivir vadeable
en variÜ's puntos duranle los ardores del verano.


El enemigo á las cuatro de la mañana del 7
rompió el fuego de cailon, que sostuvo por espa-
cio de hora y Inedia; y al abrigo de los tiros de
doce piezas de batalla, reconoció la débil obra
que le defendía, y marchó resueltamente á ata-
carle; pero fue tal el ardor de sus defe'nsores,
que le rechazaron; mas rehecha y reforzada la
columua francesa, volvió decididamente á la
carga) y consumidas las municiones por la cor-
ta fuerza espailola que defendia la llamada cabe-
za del puente, tuvo esta que ceder y retirarse á
reunirse con la tropa que se hallaba situada en la
altura de la cuesla de la Lancha. A la derecha
de esta colilla tiene el Guadalquivir un estrecho
vado llamado del Hincon) por donde pasaron á
caballo algunos paisanos armados para atacar al
enemigo, Ínterin este tl'ataba de apoderarse del
puente. Eran buenos tiradores, y aproximán-
dose con valor, causaron bastante pérdida á los
enemigos; pero cargados fuertemente por su nu-
merosa caballería, perecieron bastantes, y otros
se tiraron al rio, y no acertando con el angosto
vallo por la precipitacion, perdieron la vida aho-
gados. Los franceses, dcspues que pasaron el puen-
le , dejaron encomench.da su custodia á la Guar-
dia Imperial de Marina: ocuparon la villa de AI-
colea, y formados en tres colllmnaa, despues de
seguir á los que desalojaron del puente, se diri-
gieron á la línea de batalla J adelantando su C3-


'fÚ"\fO l. 37




(290 )
1808. hallería contra dos escuadrones del regmuento


del Príncipe que estaban en el camino real. Las
piezas de la artillería española disparaban contra
las columnas enemigas; pero estas no dejaban
por eso de avanzar. Entonces se reconoció la im-
potencia de los €sfuerzos del pais3nage en campo
raso, y en tanto que la columna derecha enemi-
ga marchaba conocidamenle para dobla!' la línea
española por su flanco izquierdo, tratando las
demas de romper pOI' su centro, Echavarri co-
noció el apuro de las circunstanci.as, y reunió en
el mismo campo y á caballo en consejo de guer-
ra á los gefes de los cuerpos, y determinó la re-
tirada á Córdoba. En esta situacion los movimien-
tos del enemigo, avisos equivocados y mas de-
seos de vencer que conocimientos para lograrlo,
produjeron órdenes y contraórdenes repetidas)
movimientos falsos, y sobre todo la pél'dida de un
tiempo precioso para verificar tranquilamente la
retirada á Córdoba, causando una total disper~ion
en los cuerpos del paisanage, cuyo azoramiento,
propio de la indisciplina, se aumentó hasta el es-
tremo por la voladura de un repuesto que se aban-
donaba, y que fue la seilal de la completa dis-
persion de los que el patriotismo habia reunido.
Los cuerpos veteranos siguieron tranquilamente
yen órden su re tirada ~ IH'ecedidos de la artillería;
mas cuando llegaron á Córdoha, se encontraron
las puertas de la ciudad cerradas; y haciéndolas
abrir se dirigieron á la plaza mayor, destinando
una compañía de granaderos para la defensa de
la puerta por donde debia entrar el enemigo. Los




('291 )
franceses se detuvieron algunas horas antes de en- 1808.
trar en Córdoba, y á las tres de la tarde, poco des-
pues de haber entrado en ella los españoles, pusie-
l'on una batería enfrente del puente para impedir la
salida de los habitantes, y con el todo de su fuer-
za se presentaron delante de las murallas antiguas
de Córdoba, de las que lJllaparte fueron cons-
truiJas por los romanos, y la otra por los árabes.
Los habitantes habían cerrado las puertas, y los
soldados y algunos paisano-i haciendo fuego des-
de las casas inmediatas, intentaron defender su
entrada; mas á pocos momentos fueron abiertas á
cañonazos, quedando muertos alli mismo algu-
DOS de sus defensores, y retirándose las tropas es-
pañolas á Ecija envueltas con el enemigo que en-
tró triunfante en Córdoba. Esta poblacion de trein-
ta y cinco mil almas se hallaba abandonada de sus
Magistrados y principales habitantes; y, queriendo
Dupont presentar un ejemplo aterrador á toda la
Andalucía, hizo saquear por tres dias esta ciu-
dad, morada en otro tiempo de los califas Omia-
das, y se vieron repetidas en sus calles, en sus
casas y en sus, templos las escenas de horror de
1236 J en que los moros fueron arrojados para
siempre de arIllclla ciudad pOI' Fernando III) Rey
de C<lstilla y de Leon. Destruyeron J profana-
ron y robaron varias iglesias y conventos, sin
perdonur los vasos sagrados ni las imágenes que
destrozaron; arrebataron á sus vecinos las mu-
geres, llevándoselas <i los campamentos,y se en-
tregaron al saqueo desde el General en gefe has-
ta el último soldado. El General Laplace, que se




(292)
1808. hallaba alojado Con todas las comodidades posi-


bles en casa del Conde de Villanueva, robó á és-
te dos mil ducados, y ademas le exigió en p" go de
su generoso hospedage ocho mil reales de contri-
bueion. Este General fue nombl'ado Gobernador
de Córdoba. Dupont, despues de haber sacado de
la tesorería y varios establecimientos públicos
diez millones de reales, impuso fuertes contribn-
cionesá los infelices habitantes. Dnpont ordenó
la recomposicion del puente de AleoIea, y deiú
para su custodia nn batallo n de Marina de la
Guardia Imperia1.


La pérdida que tuvieron las tropas que pelea-
ron en el puente de AleoIea , no fue de mucha
consideracion, aunque quedaron no obstante al-
gunos soldados muertos en el campo de batalla,
y otros se retiraron heridos, entre ellos bastantes
oficiales, sin que pueda determinurse su número
por falta de documcntos. Dispcl'sada asi la reu-
nion de Córdoba, y ocupada por el enemigo aque-
lla Capital, el paisanage se esparció en todas di-
recciones, y los dos cuerpos del ejército con la
artillería se dirigieron á Carmona, reuni{!U(losp-
lps en Ecija el regimiento de infantería de Jaen,
(I!le marchaba hácia Córdoba.


Tal fue el desastroso fin de la acclon del puen-
te de Alcolea; ni debia esperarse otro de un cuer-
po informe; sin disciplina, ignorante en el uso
tle las armas de fuego y en las maniobras milita-
res, aunque alentado por el amor á la patria. A
la vista yen oposicion de unas tropas aguerridas,
mandadas por generales amaestrados en la escue-




('293 )
]a de Bonaparte, hicieron prodigios de valor, y ~8(J8.
dieron á conocer el espíritu que reinaba en An-
dalucía, y los peligros que esperaban á los ene-
migos en un pais levantado en masa; y demos-
traron de lo que seria capaz su inesperto valor,
una vez disciplinado y dirigido por hábiles ge-
nerales.


La villa de Montoro, que al primer llama-
miento de la Junta de Sevilla habia remitido al
ejército mas de 1.400 hombres, la mayor parte ar-
mados, y entre ellos 300 con caballos, fue abando-
nada por su vecindario al tránsito de los france-
ses para Córdoba; no quedando en ella mas que
un corto número de habitantes COn el Alcalde,
quien á pesar de franquear á las tropas enemigas
cuantos víveres pidieron, no pudo evitar el sa-
queo, á que se dieron hasta los mismos oficiales.
El enemigo á su salida dejó en el pueblo un des-
tacamento de 70 hombres al mando de nn Capi-
tan, con el objeto de conservar el puente fine tie-
ne sobre el Guadalquivir, y de proteger el acopio
de víveres. Don José de la Torre, Alcalde ordi-
nario de Montoro, concibe el designio de apode-
rarse de este destacamento, y auxiliado de un
gran número de paisanos, provistos de armas blan-
cas lÍnicamente, carga sobre la guardia de 25 hom-
bres que guardaba el puente, se apodel'a de ella,
y con sus fusiles sorprende el cuartel enemigo,
hace prisionero el destacamento con su Coman-
dante, y los remite á la Isla de Leon. Este bene-
mérito esparlOl se apoderó tambien á pocos dias
de unos carros que con escolta iban para Córdo-




(294 )
1808. bao Como el enemigo careciese de noticias del


destacamento de Montoro, envió desde Córdoba
cinco soldados de caballería que se retiraron á
Aldea del Río, por haberles hecho fuego prema-
turamente; y reunidos á 49 que escoltaban un con-
voy para Córdoba, el Alcalde de Montoro, embos-
cado con una porcion de paisanos, tomó tan acer-
tadas medidas, que los 40 quedaron muertos en el
encuentro, y 4 prisioneros, escapando íll1icament~
2 hombres de caballería y 2 de infantería, que fue-
ron á llevar la noticia á Córdoba. En su consecuen-
cia el General francés destacó l.OOOhombres para
incendiar aquella villa,y traerse preso al Alcalde,
ComO lo verificaron, asi como á un infeliz habi-
tante, único que encontraron, y á quien hallaron
unos cuantos cartuchos. El Alcalde fue senten-
ciado á ser pasado por las armas; pero le salvó
la intcl'cesion del General Frcsia, á quien al paso
del ejército enemigo habia hospedado en su casa.
Fuel'on puestos en libertad, imponiendo á la vi-
lla una contribucion de 30.000 duros y de otros
varios efectos, la que no llegó á exigit'se por la
retirada de Dupont. La Junta de Sevilla premió
el valor de este heróico espaüol con el grado de
Capitan de ejército.


La ciudad de J aen, cuando supo la noticia de
estos acontecimientos, se hallaha toda en armas,
habia nombrado su Junta de gobierno, y se pre-
paraba COIl el mayor vigor á repeler á los agreso-
res. La J unta recibió noticias por el Intendente
de Ciudad.Real, Don Juan de Modenes, de que al
enemigo le venian refuerzos de Madrid, y envió




(295 )
con la mayor presteza partidas de soldados y pai- 180ft
sanos á las gargantas de Sierramorena, al mismo
tiempo que las compañías creadas por la Junta
se hallaban en ]a villa de Arjona en observacion
del ejército de Dupont. Los encuentros, aunque
de poca consideracion, fueron frecuentes y ven-
tajosos siempre á las armas espai'lOlas, con lo que
los pueblos se alentaron mas y mas.


La Junta suprema de Sevilla no se arredró
con el previsto contratiempo de Alcolea; antes
bien redobló su celo y actividad á la vista del in-
minente peligro que se acercaba. Llamó á las ar-
mas á toda la juventud; recompletó con ella las
bajas de los cuerpos al pie de guerra J y fue tal
el número de voluntario& que se presentaron al
combate, que en solo Sevilla se formaron cinco
batallones y dos regimientos de caballería de su
denominacion. Cadiz creó el batallon de Tirado-
res de su nombre. Utrera, Jerez, Osuna y Car-
mona levantaron cuerpos de infantería y caballe-
ría ademas de haber concurrido á completar con
su cupo los cuerpos antiguos, quedando aun des-
pues de puestos los regimientos en el pie mas alto
de guerra) muchos quintos que se despachal'on á
sus casa.o; hasta que fuesen necesarios. Ademas, to-
dos los puehlos que tenia n establecidas milicias ur-
banas, las pusieron sobre las armas, y otros las es-
tablecieron de nuevo. En Cadiz se formaron varios
batallones de voluntarios, que, costeados por sí,
dieron la guarnicion de la plaza y los castillos, ahor.
rando con esto un númerO considerable de tropas
(lue quedaron endisposicion de marchar al enemigo.




('296 )
1808. No se ocultaba á la Junta de Sevilla el movi-


miento que desde Portugal hemos dicho que debia
hacer el General d' Avril para penetrar en An-
dalucía por el cünJado de Niebla, con objeto de
apoyar las operaciones de Dupont, quien se glo-
riaba de ocupar á Sevilla para el 14 de Junio.
Para observar los movimientos del enemigo por
aquella /frontera, se destinó al Mariscal de Campo
Don Felix Jones, con un cuerpo de tropas regla-
das y de tiradores de la sierra de Andevalo, con
instrucciones para oponerse á su marcha; mas
los sucesos que hemos referido del Portugal, ocu-
paron la atenciol1 de d' A vril, que no pudo verifi-
car esLe movimiento, y la division espaiiola, des-
pues de haber recorrido la frontera de aquel Reino,
se intel'lló en Espaüa y se reunió al ejército que se
estaba organizando en Utrera.




('297 )


CAPITULO XXIV.


El pueblo de Cadi? illtcnta rendir la eSCUfl(lra fI'11)Cf~Sa, _
Pusiciunes de las escll;](lras espallOla)" f¡'allcesa, - bli-
man la rendicion al Almirante francés. - La escuadra
inglesa se sitúa delante de Cadiz. -llreparativos ra-
ra el comhate. - Segunda intimacion, y contestacion del
Alllliranle.-Los espaiiolcs atacan la escuadra francesa
COll fllerzas sutiles. - Armisticio lle CU'ltro dias. - Ter-
cera intimacioll, y renllicio!1;í discrecion de la eSCU<1-
(ha, - YCllbjas de esta yicloria, - Granarla reune sus
tropas ;í las del JlcilJo de SCI·illa. - OrgalJizacioll <l,.lllli-
rahie del eje'rcito de AnlLlhcia. -DcscllllJareo de tro-
pas inf)lesas en el Puerto llc Santa :\laríaj cuyos socorros
!lO son adlllitidos.


Por estos mismos tIias el pueblo de CaJiz fue 1 HiJtl.
testigo de UIlO de los mas import<lnLCS aconteci-
mientos. La escllaJra francesa, Ciue en combina.
ciou Con la espaüola, dcspues del Jc'sgraciaJo
combate de Trafalgar, se hdlaba surta en afI11e-
lla hahía, tuvo que rendirsc á los espaf101cs. El
pueblo de Cadiz, desdc el il1isl11o día 29 ele Mayo
en c¡ne se declaró por la j Llsta causa de la in de-
pt:ndencia, reconoció;Í In ,Tuula tle Sevilla, y pu-
so sus miras en' ia rendicion de la escuüdra ene-
miga, que dentro (le Sil J~abía trcmolaba' el pabe-
110n tricolor. La escuadra combi~lUda sc hallaba
en dos lín(~as, apoY'lllclo sus cahezas' cn los casti-
llos de Malagorda y Puntalcs,.., alternalidú tos
navíos cspañoJ('s y france'ses. D~s(le;:el tiidnlcnlo
eri que cstalló la ihsú'rrccé'ioil ;'arnb~se:s~lt!\dras


TC",JU l. 38




(298 )
1808. se pusieron á son de combate Con zafarranchos


hechos y mecha encendida, pero sin hostilizarse.
Queria el pueblo que desde los castillos se batie-
8C á los franceses con bala roja, y cstuvicron ya
encendidos los hornillos; pero ]a consideracion
de los estragos que podría causar á la misma po-
blacian de Cadiz y al Tl'ocadero la espIosían de
la S1,Inta Bárbara de los navíos, y el peligro de que
los buques espaüoles ardiesen á la par que los
enemigos, fueron poderosos motivos para desis-
tir de semejante proyecto. El 30, dias del cauti-
vo Monarca, uno de los Ayudantes de la escua-
dra marchó á hordo del navío Príncipe de Astu-
rias con un Diputado del pueblo de Cadiz, y se
dirigió al Héroe, navío francés, para intimar la
reudicion al Almirante Roselly. Este, que espe-
raba la llegada del Geueral Dupont, y que ya es·
taba p¡'cparado para este succso por habcr reci-
bido anticipadamcntc por estraordil1al'io la noti-
cia de la catástrofe del 2 de Mayo en "ladrid, se
negó á rcndirsc á un pueblo insurreccionado,
asegurando que si bien no romperia las hostilida-
des, se defenderia hasta el último trancc. El Ge-
neral de la escuadra espaiíola Don Juan Ruiz de
Apodaca 7 en vista de esta contcslacion, aprove-
chando el viento fresco que soplaba al S. E., en-
mendó el fondeadero de Ja misma, y se situó
hácia la boca de la bahía. A la maüana siguiente
la escuadra francesa hizo lo mismo 7 y desde lue-
go se prepararon para el cOl11.bate.


La escuadra indesa del Almirante Pelbis con
. o


6.000 hombres. de tropas de desembarco al ma11-




('299 )
do del General Spenzer) salió de Gibra1Lar el 15 1808.
de Mayo) y reunida á los buques de aquella na-
cion que cruzaban delante de Cadiz, se mantu-
vo en aquellas aguas con el objeto de cortar á la
escuadra francesa su retirada.


Se pensó desde lllego en batir á esta con los
buques que componian la espaüola; pero DOll
Eusehio de Herrera, vocal de la Junta suprema de
Sevilla) que se hallaba comisionado en Cadiz, y
las demas autoridades de mar y tierra, deseosas
de evital' las malas resultas de un combate entre
las dos escuadras) adoptaron la medida de batir
la francesa con fuerzas sutiles y con baterías de
tierra construidas en los puntos mas ventajosos.
Se desmanteló en sola una noche el castill-o de
Fort-Luis J que lejos de poder ser útil) podia per-
judicar á b ciudad, y servir de apoyo á la escua-
dra francesa.


Adcmas se construyó en el Trocadero una
batería de morteros J otra en el castillo de Pun-
tales, otra en la punta de la Cantera y otra en el
parque de artillería de la Carraca. Por la marina
la escuadra reunió los faluchos cañoneros que
tenia ocupados en convoyes á la fuerza sutil de
bahía, y en tres días se alistaron doce bomhar-
oeras que se reunieron en la Carraca con las fuer-
zas sutiles de Sancti-Petri. El 9 de Junio por la
maflana se intimó de nuevo la rendicion al Almi-
rante Rosclly, que conlestó 10 mismo que la vez
primera. El navío Príncipe de Asturias largó in-
mediatamente la señal de romperse el fuego por
las fllCrZ;¡S sutiles. En seguida, las 25 caj)Qucnu;}




(300 )
1 S08. 12 bombarderas, b botes y demas fuerzas sutiles tri.


puladas por gente de la escuadra, y formadas en
línea en la ensenada de Torregorda, y las de la
parte de la Carraca en la desembocadura del caüo,
rompieron un fuego terrible, siendo vivÍsimo y
acertado el de morleros, asi de tierra como de mar,
'J' en especial por su situacion el del parque ue
la Carraca. Todo el dia duró este atacIne, en el
que las fuerzas sutiles sufrieron algun tanto, que-
dauJo inutilizadas 10 bombal'lleras y 4 caüoue-
ras, y una de ellas y un rnÍstlco echados á pique,
aunque el número Je muertos y heridos fue muy
corto. Por la noclJC continuó el fuego de morle-
ro lenLamente, y los en;~migos contesLaban en la
mIsma forrna; pero en la rnadrugada del 10 fue
('sle ya mas vivo, y alamanecer se advirtió que la
f'scuadr:l francesa, segun sus maniobras, trataba
de ]ll1ir del pucrlo; pero inmediatamente el na-
"VÍo Príncipe de AsLurias bi'gó la sellal de vela,
se retiraron las fuerzas sutiles, y se dispusieron
lodos Jos buques e~pnüoles á salir mezc1ados con
los franceses en el caso de intentar la fuga. Con
'el objeto de que los hu{{ucs enemigos no pudiesen
empl'cndcr operacion alguna por la parte del ar-
senal, ni por la baba, se cerró enteramente la
enlrada de esta por una cadeua formada con 1.lU-
ques mercantes ccLHlos ;Í pj(jllC.


Ademas se formaron dos baterías tle 30 carlO-
nes de á 24 en la Casería de Osio, y otra de 8
piezas junto al puente de la nueva poblacion de


'San Cárlos. En cstus operaciones se ocupó el pllC-
hlo desde ellO hasta e114 de Junio, en cuyo día




( 301 )
tuvo la gloria de rendir á sus enemigos. Irllima· 1SG8.
da por tercera vez el dia 10 la rendicÍon :í la es-
cuadra, el Almirante la rehusó con el mismo te-
son .. solicitando se le permitiese salir al mar, Ó
que en el caso de arriar bandera, sc le asegurase
la vida y bienes, no solo de los franceses elc
la escuadra, sino ue todos los de la provincia,
quedando los buques en libcrtad para marchar á
Francia. Estas proposiciones fueron consultada~
á la Junta suprema de Sevilla por su vocal,Don
Eusebio Herrera, y en el Ínterin se concluyó un
armisticio por el tiempo que medió desde el 10
al 14 en que llegó el ullimatum de la Junta, redu-
cido á que el Almirante se rindiese con su escua-
dra á discrecion. Las lanchas de los a}Jostaderos
de Ce uta , A] geciras y Mála gapasa ron á rcfg1'zar
la fuerza sutil de la bahía de Cadiz. Intimado al
Almirante RoscIly el ultim3tllm de h Junta, ar-
I'ió desde luego bandera, manifestando que acce-
Jia á la rendicion, des pues de haber apurado lo-
dos los medios de resistencia, apelando á la ge-
.nerosidad espallOla ... y pidiendo al misrno tiernpo
<jue se le mandase poca gente al tiempo de hacer
evacua!' los navíos por las respectivas tripl1lacio-
·l1es. Estas y la tropa francesa fueron trasLorda-
das por el pronto á buques mercantes) en cuya
custodia se pusieron algunas lancllas CaÜOllel'a~)
y se permitió al Almirante despachar á uu Oücial
l>al'a enterar al Emperador de la catéÍslrofe de su
.escuaLlra.


'Fruto de esia scüalada victoria del puehlo tIe
Cadiz fueron [} navios de línea y una fragata con




(302)
1K08. 3.676 hombres prisioneros, 442 cañones, 1.661


quiutales de pólvora, 1.429 fusiles) 80 esmeriles,
50 cal'abinas, 505 pistolas, 1.696 sables, 425 chu-
zos, 101.568 balas de fusil, otras municiones,
y copiosos repuestos marítimos con víveres para
seis meses. Los cascos de estos buques tuvieron
bastantes averías, causadas, tanto por las balas, co-
mo por las bombas, de las que habian caido dentro
hasta diez, aunque para precaver su estrago habían
tendi(1o sobre las cubiertas cables y toda especie
de jarcias. La pél'Jida de hombres fue de 12 muer-
tos y 51 heridos, entre ellos un Capitan de navío.
Esta victoria hizo que todas las tropas que esta-
ban en Cadiz y sus inmediaciones, marchasen des-
de luego á reunirse al ejército que se estaha or-
ganizando en Utrera, y al que Granada cOl1tI'i-
huvó tambiel1 con sus socorros. Este Reino habia


"
erigido su J unta con independencia de la de Se-
villa, aunclue obraha de acuerdo con ella, y des-
plegando una actividad no menor que aquella, en
pocos dias logró ver organizados seis batallones
bai O la direcc¡on del General Don Teodoro Re-
ding, y continuando de este modo llegó á poner
sobre las armas, con los cuerpos nuevos que le-
vantó y los cuadros que completó al pie de guer-
ra, 33.300 infantes y 3.060 cahallos, los que con
el ticmpo, y segun se fueron formando, salieron
p~ I'a los puntos que cxigian las urgencias de la
guerra.


Nada es comparable á la activirlad qne reina-
ba en Utl'cra en la organizacion del cjército. Diez
y seis Jias flJeron bastantes para crear, como por




(303 )
encanto, un ejército lucido, adiestrarle y llcvar- 1808.
le á combatir con los vencedores de toda Europa.


El 9 de Junio el General Castaüos J á quien la
J unta de Sevilla hemos dicho que con fil"ió el
mando del ejército, se hallaba en Carmona
acompañado del Presidente de la J unta Don Fran-
cisco de Saaveura j y habiendo dispuesto que en
aquel punto se situase á las órdenes del Brigadier
Marques de Coupigni una vanguardia de 4.500
homhres, estableció el cuartel general de asam-
hlea en Utrera, resistiendo can la mayor firme-
za las murmuraciones y el ímpetu del paisanage
y de los nuevos soldados que intentaban mar-
char al encuentro del enemigo, 10 que se propu-
so no permitir hasta que el ejército se ballase
completamente instruido. El 26 de Junio, avisa-
do por el General en gefe, marchó el Presidente
de la Junta suprema á Utrera para pasar revista
al ejército antes de salir á campaña, como se
efectuó en el campo de la dehesa, inmediato á la
poblacion. Las tropas evolucionaron por batallo-
nes y en línea, y tanto en los movimientos co-
mo en el manejo del arma y en los fuegos, ma-
nifestaron la mayor destreza. Admirable es que
en tan breve tiempo hubiese podido formarse é
inst.ruirse ejército tan numeroso, cuyos dos ter-
cios de fuerza eran de inespertos paisanos; pero
ocho horas de ejercicio por tiia J y todos los mo-
mentos ocupados por el infatigable Castaños en
orgallizarlo; igual actividad y anhelo en los que
obedecian, que en los que mandaban, en los que
suministrahan los mc(lios .. que en los (lue los Clll-




(304 )
H:J8. pleahan i el árden mas admirable presidiendo á


tOllo cn el momento del peligro, al paso que la
lrunquilidau de ánimo; y la confianza universal en
los medios y en la justicia dc la causa de la
patria, pl'OdLljcron la alegría y entusiasmo del
solelado, y allanal'on insuperables dificultades.


La Junta suprema de Sevilla suministraba
cuantos medios estaban á su alcance; y estos, ma-
nejados por manos Íntegras y puras, se utiliza-
han todos con un celo y desinteres el mas es-
traol'llinario. Con el vestuario completo de un
soldado, se habililaban y vcstian dos; el uno
nsaba los ea lzones .> casaca y somhrero, y el otro
los pantalones, charlucta y gorra de cual'ttil: por
fOl'luna la cstacion no exigia ahrigo: de un eor-
reage se hacían dos, el uno llevaba la bayoneta
cnla cal'tuchcl'a, el otro en clporta.bayoneta. No
alcanzando las cal'tuchel'as y cananas que de
pronto se hicieron, se suplieron con sa(luillos de
lienzo, no faltando fusiles y pólvora que se fa-
hricaba en Sevilla, y ademas la suministraban
abundantemente los ingleses quc comisionaron
})ara la distribncion de estos auxilios al eapilan
de caballería Witillgam. Por este mismo tiempo
descmbarcaron en el Puerto de Santa María seis
mil hombres de aql1clla nacion al mando del Ge-
neral Spcnzcl'; pero no se creyó decoroso á la
cspaüola hacer uso de estas tropas auxiliares,
mi.entras los apuros no lleg~sen al último c~tl'C­
InO. El cjórcito espai'lOl, aun clespues de incorpo-
l'atlu en ólla division de Granada, nO pasaba de
tl'cinta mil infantes y dos mil y quinientos ca-




(305)
hallos, igunl casi en númerO pero inferÍor en 1308.
calidnd al del enemigo, el cual ascendia á
24.000 solundos aguerridos y acostumbrados á
llevar ,l todas partes la victoria en la punta de
sus bayonetas.


A la revista del ejército español precedió una
reunían en casa del General en gefe de los gefes
y oliciates principales de su estado mayor J y á
prcscllcia J.e] l)residcnte de la Junta suprerna se
manifestaron los estallos, noticias y l'cconoci-
mientas, y cuantos uatos podian desearse para
cimentar un acertaLlo plan de operacioues, y en
su vista se acordó que siendo necesario tomar la
ofensiva, era indispensable hacerlo con toJo el
fruto posible, lll'ocurando acosar por todos lados
al enemigo, cortarle las comunicaciones y víve-
res, maniobrar con fuerzas pOt' su retaguarJ.ia, é
impedir la rcullion de los refuerzos flue esperaba
de Madrid, y en caso de (lue el General DUpOllt
permaneciese en posicion aJ.elautada, procurar
inle¡'pollcrse ent.re su ejército y los socorros) ata-
cándole decididamente, aprovechando todas las
venta ¡as que el terreno y el patriotismo de las
tropas y de los naturales ofrecian .


• 19:0HMeISOo---


'rOllO l. 39




( 306)


C;\I)ITULO XXV.


El ejército de Andalucía cntra en campallJ. - Dnpont sr:
retira de Cónloba. - Se situa en Amlujar. - Escasez
tcrr,ible llue esperimenta su ejército. - Cl'itica posiciou
en (lUC se halL!. - Pille socorros á 1\Talb·id. - Envia :í
Jacn por V1 vel'es; y la ci II dad SI! los niega. - S;Hlueo de
Jaen. - Evacuan los franceses la ciudad, cstipulando
con su Junt.a la cntrega de víveres. - El pllr.hlo impide
la salida de los víveres. - Atacan los franceses Ilueva-
mente la cllldatl. - Los hahit.1J1l.cs, altxiJj¡.c1os (le alguna
tropa, los repelell. "'7 Las trllpas (le Granada sc incorpo-
ran COIl el ejército de AlItlaltlcía. - Di5trihucion del
ejército en cuatro diviúúllcs. - Se [ornl1ll dos cllerpos
volantes. - La insltl'reccion g~ncral corta la cG!llllniCl-
cion de Dupont COIl Madrid.


t80S. El 29 de JlInio se puso en movimiento el Ge-
neral Castaños con su ejérci.to, marchando con
el mayor entusiasmo y alegria estos nuevos solda-
dos, cuyo ímpetu habia costado tanto contener duo
rante ,el corto tiempo que se empleó en su organi-
zacion. En tanto el General Dupont se mantenia
en Cór(lob:l J donde pcrm:ll1eció 10 djas , pesando
sobre esla desgraciada ciudad todos los esccsos de
un e.¡ército desenfrenado. Alli agllardaba la reu-
nion del General Vedcl, cuya tardanza le causaba
la mas viva inquietud, habiendo recibiJo en este
tiempo la noticia Jel alzamiento general de la An-
dalucía y ele la rendicion de la escuadra francesa
surta en la bahía de Cadiz. Enlonces conoció (Iue




(307)
no podía ocupar con solo las tropas que mandaba,
las ciudades populosas de Andalucía con]a plaza
fuerte de C:llliz, fIue suponia en estado de de-
fensa.


El Conde de ValJecaiws con sus partiLlas de
paisanos estaba siempre ,t la inmcdiacion de su
ejército y hosiilizaba sus Hancos, y viendo que su
posicion cada dia iba siemlo mas criti.ca y delicada,
hizo acampar sus tropas fuera de Córdoba, una
parte sobre el camino de Sevilla,y la otra á la es-
pal(la soure el de Madrid. Los parles qne recibia
dÚll·jamcntc le informabnn de que los oficiales y
soldados franceses que m;¡rcbaban nislaJos, eran
degollados sin piedad por los p¿,iséluos, y de que
sus comunicaciones con Madrid se hallaban enle-
ramente interrull1pitlas. Vióse precisado á evacuar
á CórdoJJa el dia 16 de Junio, m:!\'chanclo consu
cjvrcilo á l\Idea dell1io, y de :IUí;l AllJUj;ll', en
donde tornó posicioll :í. ]a (lerecha del Guadalqui-
vil'. No fueron menores en esta ciudad (PIC en la
de Córdoba los escesos del enemigo, ni rn[~nos la
escasez de víveres que esperimcntó, la que llegó
á talpunto, que'el 8 de Julio se dió ;Í, las tl'opa~
trigo en Iugnr dc arroz, y en 10 del mismo avena
por carecel' dc todos los arlíclllos. Ordcnó la clis-
minllcion ele bagagcs J que ele resultas del saqueo
de Córdoba eran cxorhiUl lltes, y dispuso la 1'cco-
leccion del forragc seco y cspi;;\ls, de fl11e el ejér-
cito debia hacer ncopio, arrehatando :í.los pueblos
sus cosechas. Envió Dllpont al mismo tiempo á
Madrid un Oficial para participar nI General Sa-
vary la apuraua siLuacion en (jue se lu:dlahn, y 103


1808.




1808
(308 )


1110Úmicll{os que se habia vislo precisado á eje-
cutar por la insnl'rcccion general de la Andalucía.
Eran f['eCllentes las J ulllas de Gell'~rales que cele-
hraba para tratar asi sobre lo:> medios (b Jefensa
de la posicion quc habia tomado, y ofwrClciollcS
que deberla emprender, como sobre los punto:!
nHS ;í propósito por doude pudria verilicarse la
retirada Jd ejército, en caso de vel'sc ohligado á
clh, Esta última cOllsiclcl'acioll lc a¡.;ilaba sobre
111anCra, j>Dnluc preveia que en semi:jaulc apuro,
viéndose precisarlo ;.í emprender su retirada pOI'
las gal';;alllas ele Sierramorcna, lc sería imposible
sah'ar la ilrlilleria y los cqllil'agcs con el rico J
ahnndant!' Lolín quc contenían, PlH' ¡atimo, vien-
do que 110 llegaban lo:> socorros tille habia pedido
{\ Madrill, ni el qnc csp~raba de PorLugal, Sl? de-
cidió :Í pCl'maneCrél' en Antllljal',y lllalllló cn G de
Julio concluir la fürlilícacioll de; su puente sQbn:
el G ti a el a 1 q II i \' ir.


Uecibió III fin los pliegos que con tanta on5ia
e,~pcraha dc Madrid, en que Savnry b anunciaba
quc Cll vista de su urgente sÚlllica vcninn ya mar-
chando á su socorro dos batallones, y t(lle acaja-
ha de dar lll'den pal'a (lile ladivisioll de Vcdel, se-
gunda Jel cuerpo de Dllponl, se llirigic,;c ,1 ma1'-
ellas forzadas 50tH'C Sicl'rarnorcna; a\,jsiÍnllolc
igualmente, que bié~Ü pronto lc m:lIldaria Ull COI1-
voy de trigo y hariaa, Esta noticia causó la mayol'
fliegria Cll el ei"~rcito, 'lile, como hemos dicho, se
hallaba en la mayol' escasez.
I~a ciudad de Jaen, (\ la que se 1udli:1Il pedido


,i VCl es p¡¡rn el ejército fnlllrés) l(;jo:> de j!l'C"LH'-




(309 )
¡r;c á darlos, quitó la v iJa á los comisionados, y sel kiiB.
declaró en estado de iusllrrecciún. Inmediata·
mente Dupollt destacó al CJpitan de fragata de In
Marina impcrial Baste, para (lue con dos piezas de
:JrlillerÍa)' 2.000 hombres marchase;í cnsligar óí
sus habitantes, y á exigir los vÍvpl'PS que habión1
rehusado entregar. Los puisa·nos ele Jaen, forma-
dos en varlidas, se apostaron en los puntos por
donde JeLiu pasar el enemigo, puntos que tuvie-
ron que ceder á la slIperioriJad de fuerzas de
aquel. Baste se presentó el 20 de Junio delante tIc
Jacn, y CI1ViÓllll parlamentario exigientlo víveres
y cualltas a 1'111:1.'; lJllbiese en la ciudad. El pueblo, al
:;aocr la iutirnacion tlel Comandante fl'anc,~s, vue-
la á las armas, se opone á la entrega de víveres
y clllllieza á hacer fuego por varias partes, resul-
tando muerto uno de los solLlados que acompaüa-
han al parlam::/ll:lrio. Irrilansc los enemigos, y
en la tal'Je del mismo di:1 su Gefc hace avanzar
una parle de sus tropas <.t la ciudad, y haciendo
fllego de ca~lOll y de fusil indistintamente pOI' sm
calles, la entrega al saqueo, y cometen las mélyo-
l'es atrocidades y deslJrdcnes. Nada queda l'!.'SfT-
vado de su furol'; pe~'o el ánimo del paisallage JlO
6e arredró por esto, y la Junta Ciue ¡labia perma-
necido en la cilHlad en medio del estrago y de lus
llCligl'os, trató eL: conteller la rapacidad enemiga,
y el il1util ardimiento de sus incspcrtos defenso-
res. Al siguiente Jia 2t enlró el reslo de las tro-
pas francesas con su Gcfe á la cahez.a , las que se
entregaron á iguales tlesónlcllc" (Iue sus cumpa-
ñeros de O11'111,lS) siu (!ue bastase á contcllL'dos la




(3tO)
i803, estipulacioll que despues de una heróica resisten-


cia firmó la Junta, ofreciendo entregar los víveres
si se ponia un término.í tan horroroso saquee).
Al mediodía del mismo 21 evacuaron la ciudad
las tropas fl'ancesas. Sin embargo, los vÍvCl"eS no
se remitieron al campo enemigo, porque aunque
su Gefe los recla\llÓ imperiosamente) amenazan-
do vol ver sobre aquella desgraciada cillllad, el
IlUeLlo se opuso fuertemente á la entrega, y]a Jun-
ta contestó (Iue no los aguardase, pues el pueblo
se negaba á darlos. Conoció la Junta los males
quc de nucvo amenazaban á la Cillcla(l, 11Ízo sa-
lit' para la siena á las religiosas y J:ll11ilias que
quisieron imitarla~, y trató de proteger su retira-
da con algunos paisanos armados. En cfccto, el
General Vedel ,que llespues (le haber tenido un
ligero encuentro en Sierramorena con nuestras
pal'liJas, la habia atravesado con su division y se
11311aba el 27 de Junio en Bailen, recibió úrdcn
!le destacar al G~n~ral Casagne Con su brigada
para ocupar á Jacn. El primero lle Julio se pre·
sentó este Gcneral delante de la ciudad con 2.000
inLlI1tes y 500 caballos. Las partic1as de paisanos
~e baticl'oll con denuedo en sus inmediaciones;
pero el c!lemigo con su superioric1ad las arrolló y
I:ntró en la poblacion, sin que por csto cc(licse el
valor espnllOl, ni cesase el fucgo conlÍlluo, y el
aturlue se sostenia con el mayor tesan por todos
lados, distif!gni{~nJosc particularmente llor su ar-
rojo Don Eneas Flecher, vecino de Jacn, que
d('spucs ele haberse apouerado de un caüon con 4
voluntarios, fue muerto sohre el mismo por los




( 311 )
franceses. El día 3 llegaron á Jaen el regimiento i80S.
suizo de Reding y dos escuadrones de caballería
que el General Don Teodoro Beding mandaba pa-
ra socorrer á esta ciudad. Este refuerzo reanimó
al paisanage, y se renovó el combate con mayor
encarnizamiento que el primer dia. El castillo fue
tomado y perdido distinlas veces por unos yotros;
mas los franceses 1)01' últirno, viéndose acosados
por todas partes y con una considerable pérdida,
se retiraron en la noche de este dia , y abandona-
ron la cilldad, en la (IUC entró al siguiente 4 el
mismo Reding con parte de sus tropas, saliendo
el 6 con cuanta gente pudo reunir para los puntos
que ocupaba el enemigo, y con la idea de incor-
porarse con el General Castaños.


El ejórcito al n13udo de este se habia pues-
to en movimiento el 26 de Junio, y dirigi~ndo­
se hácia Córdooa, evacuada ya por los enemi-
gos, mandó adelantar la division de vanguardia
al malH.lo del Brigadier Don Francisco Venegas á
Aldea del Bio para observar á los franceses que se
hallaban en Amlujar. Desde esta posicion se pro.
yectó atacar una gl'an guardia enemiga, avanza-
da mas de una legua de Andujar, como 10 ve-
rificó Don José San Martin J Comandante de la
vanguardia de Id division del Coronel Cruz Mour-
geon, matándola diez y siete dragones, y hacién·.
dala cuatro prisioneros.


A la entrada de las tropas del ejército de Cas-
taños en Arjona y Arjonilla, se reunieron las que
desde Granada enviaba su Junta á reforzarle ú
las órdenes del Teniente general Don Yeut ura




18CB.
(312)


Escalantc. Entonces se distribuyó este rjército en
cuatro divisiones, mandadas la primera pOLO el
Mariscal de Campo Don Teorlol'o Hrding j la sc-
gllwla pOI' el Bl'igallicl" l\1an[ués de COllpigni; la
tercera Pl)[' el Mariscal Ile Campo Don Felíx Jo-
nes, y la Cllal'la de reserva por el Teniente ge,-
neral Don Manuel de la Peüa. El Mariscal de
Campo Mar(lllés de ~ledina fue nombraclo Co-
maudantt' t;cnel'al de artillel'ía, y d(~ illg(~niel'os
rd Coronel Don Bern¡¡rdino de Loza. Adcmas se
formó un cuerpo volante maUllado por Don Juan
de la Cruz MOllf'g'eon, Comandante ele los Tira-
düres de Cádiz, cuerpo organizndo en quihce
ellas, y qlle con el iiempo llegó á 3.000 infantes
y 800 cahallos, el cual cubria la iZ<juiel'l.la del
camino real, impidiendo la saliJa ud enemigo
por aquel puuto. Lo mismo ejecutaba por la de-
recha el cuerpo ele patriotas á las órdenes del
Coronel D,m Nicolas Valdecaiías , el (lue desde
la entr'ada de los enemigo, fl1 Córdoba perma-
neció en los puchlns illmed6~,os con sus paisa-
nos, persiguicndo en todas direcciones las par~
tidas sueltas que los fL'anceses destacaban por ví-
veres. Estos cuerpos volantes de Cruz y Valclc-
caüas no crsahan cn sus maniobras y movimien-
tos, eslrcdlando carla vez mas á los franceses,
,;ol'tcínddes ]os viv'ct'cS y comunicaciones J prin-
cipalmente con Madrid, sostenicndo á menudo
pe(lucño,; encuentros, en que siempre salia n vic-
toriusos, y protegiendo la insnrreccion de los pue-


.ldos J que pOi' su parte nO se descuidaban en ha-
'-~"l' to¡lu d daüo posible :1 los francescs.




(313 )
Los paisanos de J aen de gallaron al Oficial 1808.


frances que á sus inmediaciones habia quedado
para reunir los dispersos, y los destacamentos
aislados y separados del cuerpo de la columna.
1.05 paisanos de Sierramorena, y los contraban-
distas organizndos c¡ue habian renunciado á su ofi.
cio por contribuir á esta guerra nacional, se si-
tuaron en los desfiladeros de a'luellas montaüas,
eu donde cuantos correos enemigos, oficiales en
comision y soJdados aislados se presentaban eran ..
ó muertos, ó hechos prisioneros. El General de
brigada llené, que habia scrvido de Gefe del es-
tado mayor del ejército francés de Egipto, en
doucle habia adquirido una rcplltaciol1 grande de
valor, fue hecho prisionero en la Carolina cuan-
do marchaba á reunirse al cuerpo de observa-
cían de la Gironda, y los paisanos, en cuyo po-
der cayó, en su furor le hicicron quemar vivo,
.Hlcediendo lo mismo con otros varios oficiales
del estado mayor, entre los que se cuentan el
Capitan Carniet y el Comisario de guerra Bau-
pero


La insurreccion se comunicó igualmente á la
provincia ue la Mancha. En Santa Cruz de Mu-
¡Jela los paisanos se apoderaron de un alrnacen
de víveres, perteneciente al ejército france~; y
(m Manzanares fueron asesinados por el furor del
pueblo, á c{uien en vano trataron de contener
la!; autoridades) los enfermos franceses que ~e
h:111aban en el hospital militar que tenian alli e.5-
t ablecido.


'I'01l0 l. 40




( 314)


(:APITULO XXVI.


Sitúacioll del ej!:rci to espailOl y frances. - Plan del Ge-
neral Ca~tailOs. - Accion de l\Ienji!Jar. - Muerte del
General frances Gohert. - Accion dPo Villarmeya. -
Accion de los Vis;)s (le Anduiar. - Ilalalh de Rlikn.-
Rasgos de ~'alor de las tropas espailOlas. - JlltellLlll h.5
f,'anccscs por tres veccs romper la lír:ea espa:iola. -
Son rechazados. - El General Dupollt pide capitula-
cion. - Se concluye un armisticio. - La divisiolJ de
Vedel, faltanllo al arulisticio, ataca á los cspaüoles. - 1':3
batido por los espailOles, y estraüa posiciol1 de ambos
ejércitos. -l1e<ling hace responsahle á Dnpont tic la
conducta dcl GCllcral Vedel. - FUGa dc este.., sus tro-
pas húcia Despeü~lperros. - Los Geller~lcs espai'lOtcs
amenazall á Dupollt con pasar á cuchillo todo el ejército,
si la division de Vedelno toma sus prilller.1s posiciones, -
Regresa la di,'ision de Vedcl, é indignaclun de SllS sol-
dados. - El Plellipotr.nciario del ej~rcito france;; ajusta
la c:lpitulacion con Castaiiüs. - Incidcntes (lue sobre-
vielJ~lI en el :Ido de Sll cOllclu"ioll. - CDpilulacioll. -
Ri"Jen los ft'anccscs las armas. - Itcslllta(los gloriosos
de la hatalla. - Causas á qnc elebe atribuirse la renlli-
cían Jel ejército frances. - Un olicial frances marcha á
París ;¡ cnt;)rar á Napcle')ll de la c~pitulacion. - Indig-
nacj"n de llonapartc. - La Junta de Sevilla concede
una cruz de distincion á los vcncedores. - Queda siu
efecto la capitulacion de Bailen por negal'se los ingleses
á facilitar pasaportes para los franceses. - Los equi-
pages de estos lleilos de ohjdos rohados en Cón!o-
ba, - El pueblo 5e apoder'a de ellos. - Conte~tacio-




(315)
nes de MorIa á las redamacionC5 de Dupont. - Los Ge-
nerales franceses llega 11 á Francia. - N apaleon los hace
encerrar cn un castillo.


El dia 14 de Julio el General Dupont ocupa- 1808.
ha á Anlbíjar con su ejército, manteniendo un
fuerte destacamento en Villa nueva , y una di.
"ision en Bailen y Menjioar ,í las órdenes del
General Gobert. El General Vedel se hallaba
en marcha desde la Mancha para reunirse á Du-
pont. El plan del General Castaüos fue atacar á
esle en Allulijar antes que pudiese ser socorrido
por la division de Vedel, y al efecto dispuso que
las cuatro diviúones de ~u ejército, y los dos
cuerpos volantes obrasen de modo, que pudiesen
envolver á los franceses, interponiéndose entre
el ejército de Dupont y los socorros que este es-
peraba. El dia 13 al anochecer se puso en marcha
para Menjibarla vangnardia dela primera division,
del mando del Brigadier V cncgas. El 14 al ama-
necer avistó á los enemigos, les hizo algunos
prisioneros, y aquella misma noche se reunió á
ella el General HeJillg con el resto de su divi-
sioo, despues de haber rechazndo vigorosamente
á los enemigos, que por dos veces se le presen-
taron en VillanlH'va , con el objeto de impedir su
marcha; no obstante lo cual tuvieron que abando-
nar á los cspatlOles el gallado lanar que habian ro-
bado enaqucllas inmedinciol1es. El15 permanecie-
ron nuestras tropas en Menjibar, arrojando á los
franceses del otro lado de la harca despues de un
fuerte tiroteo, de cuyas resultas se prendió fue-




(3IG)
iS06. go á las mieses, cuyas llamas hubieran consumi-


do toda la cosecha de aquel pais, á no ser por
las acertadas providencias de] General Heding,
que á la vista del mismo enemigo supo contener
el incendio. El16 á las tres de la maflflna Ja di-
vision española alravesó el Guadal([lIivir por el
vado del Rincon, y se dirigió sobre Bailcn. Los
enemigos al ver á los espailOles á la derecha del
rio, se retiraron, y las tropas del General f['anc(~s
Riger de la Hile, que se hallaban en Bailell; saLie-
ron á sostener á las tropas del General Gobed;
principió de nuevo el combate con el m;¡yor en-
carnizamiento á una legua de Vil!anncva, entre
estc pueblo y el Guadalquivir; pero los france-
ses fueron completamente batidos, qucdautlo he-
rido de un balazo en la cabeza en eJ momento
que animaba á sus tropas el General Gobert, que
trasportado á Bailen, murió al dia siguiente. El
General de brigada Doufout' tomó entollces el
mando, y condujo las tropas en retirada hasta la
misma poblacíon, en la que no considerándose
aun á cubierto de un ataque de los espaüoles, hasta
entonces victoriosos, abandonó su posícion, y
se retiró á la Carolina con el obj cto de mantener
la comuuicaciou del ejércilo de DUpOllt con la
division de Vedel, que venía en su auxilio. Los
espaüoles no se cuidaron de perseguir á los fugí-
ti vos; la di visíon repasó el rio por la barca, y al
amanecer del 18 se reunió con la segunda, mar-
chando incorporadas á Bailen, evacuado, como
acabamos de decir, por los enemigos la noche
antes. Esta segunda division) á las órdenes del




(317 )
Marqués de COllpigni, hallándose en la Iligue- n:lOs.
reta al anochecer dcl14, supo que una fuerte co-
lumna , destacada del cuerpo de Dupont, se ha-
bia dirigido ,í. Villanueva, pasando el rio , y to-
mando una fuerte posicion entre este cerro y la
ermita de Santa Ana, con intento ele cortar la
comunicacion con el campo ue Reding , que se
hallaba en MenjiLar, por lo que, poniéndose en
marcha, y dejando un destacamento en el punto
de la Higuereta, su vanguardia con el General
Grimarest á la caheza, y su segundo el 13aro11 de
Montagne, se dirigió sobre Villanueva, donde
encontró al enemigo formado en batalla, que
recibió á los espaüoles con descargas cerradas; y
despues de un combate hastante sangriento tu-
vieron estos que retroceder; mas como 11e gase
á esta sazon á galope el General Coupigni á la
cabeza de los regimientos de caballería de Bor-
lJon y de Espaüa, con tres piezas de artillería, se
renovó el ataque hasta que el enemigo abandonó su
posicion; y repasamlo precipitadamente el rio,
tuvo, auemas ue la considerable pérdida de la
accion, un gran número de llOmbres ahogados.
El Gene¡'a1 Coupigni con la caballería y tropas
ligeras de infantería pasó igualmente el rio, per-
siguiendo al enemigo por espacio de legua y me-
dia, matándole muéha gente, haciéndole has.
tantes prisioneros, y apoderándose uel equipage
del General enemigo. El 17 se puso la di vision
en marcha para l\lenjibar, atravesando el 18 el
Guadalquivir por la barca ... y se incorporó, como
ya tenemos manifeslado) con la primera, pasau-




( 18)
'ROS. do;Í OClIpar á Bailen en wiud1a misma mañnna.


La tercera y cuarta division se dirigieron á los
Visos de Andújar el L5 á las diez de la mañana.
Rompieron el fuego las Laterías espaüolas con-
tra los franceses que guarnecian la cabeza del
puente, y duró esta obstinada accion hasta las
doce.


A fin de favorecer á los Generales Recling y
Coupigni, se dispuso que la reserva marcklse so-
bre Bailen .. aparentallllo pasal' el rio para nlaear
á Andlijar. A]a media noche del 18 al 1~) tiban-
donaron los franceses este punto? y se ·dirjt~i(Tí,'¡1
llácia Bailen en retirada; pero al llegar al ama-
necer al puente y arroyo del Herrumblar, tres
cuarlos de legua de dicha poblacion, l¡allaron
ya ocupada esta posicion por las divisiones de
Reding y Coupigni, que hahiendo dcjado un
grueso dcstrlcamcnto en B~,ilcll, marchaban con
dircccion á Andújar para atacar á Dupont. Eran
la" dos de la mañana dd 1.9 cuanuo divisó este
por su frente la tropa española, que entregada al
descans'), y sorprendida inespcl'acl;,mente ~ pa-
rece que d(?biel'a sel' víctima de la terrible con-
fllsion que en semejantes CrlSOS sobreviene; pero
Lien lejos de esto, las columnas espaüolas se
desplegaron en batalla con una cstl'aordinaria ce-
lel'idad, y se colocaron con tanto acierto todas
las armas, como pudiera verificarse en el mas
estudiarlo simulacro. Bompió el fuego la artille-
fia por arnhas partes; mas con tan poco lino por
la de los franceses, que todos sus tiros se dil'i-
glan mucho mas atras de nUe&ll'a retaguardia,




(319)
con dircccioll á la villa de Bailen, al paso que la 1H03.
~SrilÜo]a, con un parLicular acierto, desmontaba la
anillel'Ía francesa, y desbaratando cuantas colum.
nas se presentaban en el arrecife, impedia las
Ql),~raciolles y marchas que hacían de unos puu-
tos á otros, las cuales solo se distinguían por
la polvareda que levantahan. EIl\1arqués de COll-
pigni, y su segundo el Brigadier Don Pedro
Gril11arest, hicieron en este dia prodigios de va-
lor J consiguiendo con su division desalojar al
enemigo á la b:lyoncla de una fuertc posicioll en
(11lC se habia slluado) y obJig;ll1dole á abandonar
un caÍloll ) y á rcrlegarsc con la mayor parle
de sus fucrz.as sobre su izquierda y centro; prac-
ticando otro tanto por las alturas de la dcrecha
el Baron de Montagne. En este estado) y como
á cosa dc las cinco dc la mailana) vol víó de nne-
vo á wmprrsc el fuego de la artillería, y salil?n-
do los encmigos de los olivares que cubrian su
esceleute posicion, se situaron enfrente de nues-
tra linea J y se dió principio á un obstinado ata-
que, siendo de ad VCl'til' que en el campo que
ocupaban los espaüoles, no habia ni una pequeila
nlnta que los pusiese al abrigo de los tiros ene-
migos; pues el General lleJing J su segundo Ve-
negas, y en una palabra, la infantería, caballe-
ría y artillería se mantuvieron siempre á cuerpo
descubierto, y no retrocedieron ni un solo paso
Je111s posiciones primitivas, Los regimientos de
Fal'nesio y de TIorbon acometieron con intrepi-
dez al enemiso hasta lleutro de sus mismos oliva-
res, dOlllle perL2ió hcróicamente el Sargento ma-




(320 )
1808. yOt' Don J llan Cornet; mas al rctil'arse (le esta


carga el primcro de estos cuerpos, se vió rodea-
do por un escuadran de coraceros franceses, quc
se apoderó de una de sus insignias ó banderas;
pero habiéndose sostenido hasta entrar mezcla-
dos en la batería de la derecha, desde ella fue-
ron, por último, arrojados y hatidos con el au-
xilio de los mismos artilleros, quedando tendi-
dos al fl'ente de la misma hatería mas ele la mi-
tad ele los que componian b caballería cnemigr,.


El intrépido COllpigni continuaba atacando las
alturas de la izqnierdn , pereciendo en estos (lJ¡s-
tinados ata'Iues gloriosamente cl Coronel del re-
gimiento de línea de Jacn, Don Antonio Moya, y
su Ayudante Don Cárlos Sevilla, que con varios
zapadores vendieron bien caras sus vidas. El Ba-
ron de Montagne continuando atacando con in-
trepidez las alturas de la derecha, fue por últi-
mo herirlo gravemente,


A esta sazon viendo el General Dupont el
poco fruto que sacaba en las alturas, ordenó uno
segllll(la carga contra la linea espaitola, que no
tuvo mas efecto qne la primera; ¡mes el valeroso
HeJing y sus tropas sostuvieron durante ella el
Ímpelu franees con la misma constancia y sere-
nidad , obligando otra vez ,i los enemigos á reti-
rarse á sus olivares.· El Coronel Soler con Sil re-
gimiento dc Ordenes atacó á la bnyoneta y desa-
lojó de una altura á la infantería francesa; ma~
cercado repentinamente por su caballería, se
defendió con la mayor bizarría, y logró retirarse
con pt:rclida de algunos o{iciales, pero dejando




(321 )
tendidos en el campo algunos centenares de 1808.
franceses.


El Gencrnl V crIel se hallaba por entonces á
tres leguas de la retaguardia española, sin resol-
verse á Lomar un pal'liJo decisivo, yen este esla-
do se haLian llcstacallo desde el amaneccr 2.000
hornbres del ejérci.to español para observar sus
nlovimientos. Estas tropas permanecieron tran-
quilas sin tornar parte en la accion; mas á las
diez de la mañana con objeto de evitar un golpe
de mano, se reforzaron con dos callones y una
compaflía de zapadores.


Dupont contjnuó SIlS afarrncs en todas direc~
ciones, cargnndo principalmente soure el centro
que parecia ser por donllc se habia propuesto
romper; mas ni en su:> at:Hlues parciales, ni en los
generales contra toda la linea á un tiempo, tuvo
otro resultado que el de ver sus columnas des-
llCc1ws y oh ligadas á rcfu giarse á los oli v ::lrI~S. A
las diez y media de la mañana se presenlaron
algunos oficiales y tropa fblllcesa con paünelos
blancos, pidiendo capitulacion, cuya scüal fue
observada por las tropas de artillert3 de la iz-
quierda, y no Plldo tener efecto á cama de que la
batería de la derecha, que lÍnicamente (}i.visa]J3 la
polvareda, rompió el fuego, el cual siguió gene-
ralmente en toda la linea. Enlonces Dllpont exas-
perado trató de hacer el último esfuerzo) y co-
locado con todos sus Generales á la cabeza de los
diversos cuerpos de su ejército, ordenó una carga
general ,l la bayoneta, y gritando en aFant se di-
rigieron de nuevo á romper el centro dl~ los cs·


TU:.:O r. -11




1803.
( 322)


pailOles ínterin su artillería hacia sobre estos y
sus haterías un fllego horroroso. Tres veces se
rcpilió esta terrible carga, y tres veces tuViGrOll
que huir precipitadamente á rellacer . ;e cn los
olivares los enemigos; y entonces perdiendo 'ya
del todo el General Dupontsus esperanzas de
penetrar la formi.dable línea de los españoles, y
por consecuencia de escapar de las manos oe la
tercera y cuarta division que venían sobre su
espalda pul' AIHl11jar, se resolvió á implorar la
clemencia de sus vCllceoores. Vió Cille en vano


1


ltahia c:iperatlo hasta el dia b incorp0l'acion de
Vedel, C011 cnyo nLa(Iue ;í la rclllg11ardia de Re-
di:1'; ccnlaLa; y en siluacion tan desesperada en-
"ió ,í perlir al General Coupigni una suspension
de armas con el objeto de capitular. Est.e, de
acuerdo con neuing y Con el objeto de gnnarticm-
P~) p:lra qlW la tercera di vÍsion al nundo del
G~;ll:':j'al Lapciw, (pe veuia marckwdo d~DJC An-
dl!jar, llega!,e á la vista del enemigo, determinó
cntretener y no concluir nada por sí balO el prc-
testo de qne bs negociaciones debian elltenderse
con el General en gefe Castaüos. El escudero del
Ecnp;;ratlor Villoutroys, oficial de orJcl1Gl1z<l) fue
el C~l;';:1 rb~llo de pe el ir la ca piL nlacion.


lutcrin cslo sncedia delante de nailen) el Ge~
lleral V cdel) que hnbia llegado el elia 17 de J nlio
á la C::rolina, permaneció en ella todo aquel din;
'{ el i:) , hahiendo oido el CailOl1eO en la llireccion
de H,:.lt:n) se dirigió á reunirse con el General
Dllpont, de cllyo campo no distaba mas epw tres
l('glla~;. El calor era escesivo) por lo 'pIe el Gc-




(323 )
llcraI Vcdcl mandó hacer alto para descansar cer- 1808.
ca de la aldea de Guarroman) á dos leguas de Bni-
len; y continuando á breve tiempo su marcha,
llegó 6. esta villa sobre las cuatro y media de la
tarJe I y encontrando á su frente á la retngllardia
dd General HeLlillg que estaba descansalHlo fiada
en la fe del armisticio, de las fatigas de tan pro-
longado ataque, recibió á halazos á dos oficiales
espaüol~s parlamentarios que Redin g mandó pa-
ra informarle de la capitnlacion entablada entre
el ejlTcilO espaüol y el de Dupont. En vano los
parlQll1cntnrios insistieron en persuadir oí. Vedel
que en su COllscn:Cllcia rctrocedi;:se á su cnmpo:
éste no quiso dar crédito ;t sus pahb:'[\:; hasta cer-
ciornrse por sí mismo J enviando al efecto ;í un
Teniente Coronel al ca mpo de Dupont, á quien
se le permitió ntraVCSLlr la lílH':l esp::1üob. De lia-
da sinicron estas misiones ni las ól'dcnc:; direc-
{::IS de ;¡qucl Generd el1 gcfc; y Llprovechándose
Verlel de la sllspension de armas, se ~rroja y
apodera de la derecha de la rct~lguardia d~ H:'ding,
entregándose prisioneros dos rcgimi:::nlos de in-
fantel'Ía con dos piezas de nrtil1cría, prdiri:?ndo
lo~; espaüo!es cs~a suerte á f111(;br~Hll;lr Ins Ól·.]CI1CS
de su Genertll. No cOlltento V:'Llcl con c:;ta per-
fidi::!, mal1l1ó hacer fuego contra el nb iz:¡uit:rrla;
pero en breve echó de ver (lile los vencedores de
l\Icnjibar, y los que acababan ele humillar á Du-
pont, estaban prontos á escarmentar á cualquie-
ra olr,1 tropa enemiga. Así fue (illC el regimiento
de las Ordenes desalojó illIl1ediat;¡mente de la al-
1ura de San Cristóbal á la derecha del General




1808.
(324 )


Vedcl que se habia apoderado de ella. De este
modo, por una de aquellas circunstancias mas
notables y estraiJas que nos presenta la historia de
las guerras, una parte de los dos ejércitos fran-
ces y espaiiol, separada por el mismo campo de
batalla, se encontraba encerrada por sus enemi-
gos. El General Dllpont se hallaba entre las tro-
pas del General Lapeña 1)01' su espalda y las del
General Reding por su frente; y Reding se en-
contraba entre las del General Dupont por su
frellte y el General Vedel por su retaguardia.


Los Generales Reding y Conpigni intimaron á
Dupont que seria responsable ele la conducta de
Vedel y de sus consecuencias si no mandaba á és-
te suspender el fuego. Recibió éste en efecto la
ól'den para retirarse á sus antiguas posiciones, y
l)ara devolver los regimientos que alevosamente
lwbia hecho prisioneros, lo que verificó, pero
sin armas ni banderas, fugándose por el camillo
de la Carolina hácia el punto de Despeüaperros.
Insistieron los españoles en que las tropas de V c-
del fuesen comprendidas en la capilulacion; y
estas, que no habian tomado parte alguna en la
aecion principal, bramaban de indignacion al
verse comprometidas, llegando hasla sublevarse
y pedir al tameutc se las permitiese abrirse paso
hasta su reunion con Dupont. El General Vedel
reunió el 20 por la maüana á los Generales de
brigada y oticiales superiores de su division, y to-
dos fueron ele parecer de que se aprovechasen las
buenas disposiciones del soldado para atacar á los
espailOles; mas habiendo contado con el General




( 325)
en gefe, éste manifestó á Vedel que ya no estaha 1808.
en su mano el romper las negociaciones entabla-
das. Entonces VeJellevantó el campo y se diri-
gió sobre la Carolina.


Apenas los espaí101es percibieron este movi-
miento retrógrado, cuando el Gencral H-cding en-
vió un Oficial á Dllpont intimándolc que pasarian
á cuchillo todas las tropas que tenian bloquea-
das, si la di vision Vedel no venia inmediata-
mente á ocupar Sil primera posiciono Dupont des-
pachó al Ayudante-Comandante Marcial Toma")
su Gefe de estado mayor, para detener la marcha
de aquella division; pero como á las 2 de la tal'-
de de aquel mismo dia 21 el General Heding, im-
paciente de no ver llegar las tropas cuya vuelta
reclamaba, renovase su amenaza, Dupont envió
al General PriV(~ con el objeto de hacer retroce-
der á Vede!. Este enviado le alcanzó en Santa
Elena, y á pesar del ardor y de la indignacion de
sus soldados ... la division entera, á persuasion J~
su Gefe, que conocia la imposibilidad de atrave-
sar los de&filadcros de Despeüaperros por la total
suhlevacion de los españoles, se resignó en vol-
ver á tomar Sil posicioll de 19 de Julio delante de
Bailen, Mientras (Iue esto sllccdi[l~ el General Cha-
hert, con plenos poderes de Dupont, habia llegado
e120 deJulio áAllulIjar, acompaüado del Teniente
general de ingenieros Marescaut. Un Comisario
estraordinario que la Junta suprema de Sevilla
tenia entonces en el cuartel general de Castailos,
el Conde de Tilly en su calidad de mandatario
(le la misma) intervino en la capitulacion. Los




(326)
1808. franceses pidieron desde luego que el cuerpo de


su eji:rcilo tuviese libertad de retirarse sobre Ma-
drül, obligándose á no servil' por un determina-
do tiempo contra las tropas espailOlas. Cuando
.sc estaba en eslas conferencias fuc presentado al
General Caslufloil Ml'. de FCllelon, Ayudante de
Campo del General Savary, el que habia sido
hecho prisionero por los pClisanos en Siel'ramo-
re na al conducir á AnclalucÍa pliegos para el Ge-
neral Dupont. Estos contenían precisamente la
órdcn positiva de evacuar la Andalucía para re-
COllC eu Lrar sus fuerzas sobre I\iaclrid) de Líe !ldo
Dupont poner en conocimiento de Savary el iti-
nerario de su marcha, y si era perseguiuo por los
espaüoles, á fin de que en semejante caso pudie-
se salir á su encuentro con las tropas disponibles;
lloticiándolc al mismo tiempo que en Castilla la
Vieja se reunia, á las órdenes de los Generales
Cllesta y Blake, un poderoso ejército c3paiiol (lIle
amenazaba á Madrid, y cortaba la cOl11l1uicacion
con Francia. Castaüos, á la lectura de esta car-
la) llamó sucesivamente á los plenipotenciarios
del General DUpOllt, se la hizo leer, y les mani-
festó la imposihilidacl en 'Jue se hdbha de aCce-
der II una capitulacion que cn precisamente la
ejecucion de las órdenes que recibían lh su Gene-
ral ell gefe. En vista de esto} los franceses tuvie-
ron que someterse á la siguiente:


AnT. 1.0 Las tropas francesas á las órdenes
del General Dupont (luedan prisioll'~ras ue guer-
ra) csceptuando la division ele Vetlcl.


AllT. 2. 0 1,a diyision dd General V cdcl y bs




(327)
demas tropas que no esLan comprendidas en la 1808.
posicion de las del artículo anterior, cvacuar:m
la Andalucía.


ART. 3. o L~s tropas comprcllllid3S en el artí.
culo precedente conservarán generalmente todos
sus bagages J y para evitar todo motivo de cl!sell-
sion durante su marcha, entregarán sus armas,
tren y uen1as al ejército espailol, que se ohliga á
devolvérselas en el momento de su embarque.


ART. 4. 0 Las tropas comprendidas en el artí·
culo primero de este tratado saldrán de su cam-
po Con los honores lle gllelTa, teniendo cada ba-
tallan dos CLll10neS á la cabeza, y los solda-
dos con fusi.les que rendirán á 400 toesas del
campo.


AnT. 5. o Las tropas del General Vedel y de-
mas que DO deben rendir las armas, las coloca-
rán en pabcUoues al fr'ente de banderas, dcjamlo
ig¡Ialmcntc su artillería y su tren.


ART. 6. 0 Todas las tropas francesas en Anda.
lucía marchnrán á San Lucar y á Rota por jorna.
das de elapa, que no podrán pasar de 4 leguas
con los descansos necesarios, para ser embarca_
d:1S en b~l'cOS espaüoles, y transportadas á Fran-
cia :11 puerto de Hochefort.


Awr. 7. o Las tropas francesas serán emhar-
cajas á medicla (lue vayan llegando: el ejército
cspaüol ase gura su tra vcsÍa contra toda cspedi-
cion Lcsti1.


AWf. 8. o I~os Oficiales generales superiores
conscrY~lrán sus armas, y los soldados sus mo-
chjlas.




(328 )
1W¡,L ART.9. 0 Los alojéll11Íclltos, víveres y furra-


ges durante la marcha sc suministrarán ,1 los Ofi.
ciales gcnerales y ;í los dcrnas que tengan dere-
cho á ellos, asi como á la tropa en proporcion
de su grado, y bajo el pie que se observa con las
tropas cspaüolas en ti~rnpo de guerra.


AUT. 10. Los caballos de los Oficiales gene-
rales superiores y del estado mayor., en propor-
cion de su grado, sedn transportados á Francia
y alimentados bajo el pie de guerra.


AUT. 11. Los Oficiales generales conservarán
cada uno un carruage y un furgon, los OIieiales
.'illperiol'es y del estado mayor un carruage sola-
mcnte sin estar sujetos á registro.


AR;r. 12. Se esceptuan del artículo preceden-
te los cal'ruages tornados en Andalucía, cuyo exá.
llleu se hará por el General Chabert.


ART. 13. Para evitar la dificultad de embar-
car los caballos de los cuerpos de caballería y
artillería comprenuiuos en el articulo segunuo,
sc dejarán en Espaüa, y despues ue tasados por
dos comisarios, el uno francés y el otro espaüol,
sed. satisfecho su importe por esle último.


ART. 14. Los heridos y enfermos del ejército
francés que quedan en los hospitales, serán tra-
taJos con el mayor cuidado, y transportados á
Francia bajo buena y segura escolta UlIl pronto
como se curen.


ART. 15. Como en muchos pueblos, y nota-
Llementc en el asalto y saqueo de Córdoba, mu-
chos soldados franceses, á pesar de las órdenes
gencrales y del cuidauo <.le .sus oficiales, se han




( 329)
abandonado á cscrsos 11ue son consecuencia i11- HlOS.
evitable de las ciudades que se toman á la fuerza,
los Oliciales generalc,'I y de compaiúas tomaráu
todas las disposiciones necesarias para descubrir
los vasos sagrados que hayan sido rODados, y de.
volverlos si existen.


AnT. 16. Todos los Empleados civiles adictos
al ejército francés no son considerados como pri-
sioneros de guerra; mas sin embargo gozarán du.
ranle su tra~lacion á Francia de todas las venta-
jas que la tropa, en l'roporcion de su grado.


ART. 17. Las tropas francesas comenzal'iÍn á
evacuar la AndalllcÍa el dia 23 de Julio á las 4
de la maüana; y para evilar el gran calor en la
marcha se verificará esta de noche, y se confor-
mará con las jornadas de etapa que se arreglen
por los Oficiales del eslado mayor franc6s y f'spa.
Ílo!) evitando el paso por las ciudades de Córdo-
La y Sevilla.


ART. 18. Las tropas francesas durante su mar-
cha serán escoltadas por la tropa de línea espa-
ñola, á razon de 300 hombres llor columnas de
3.000, Y los OfIciales generales serán escoltados
pOI' destacamentos ¡le caballería de línea.


ART. 19. Todas las tropas en su marcha sc-
r:111 precedidas siempre por Comisarios franceses
y espailoles, que deberán asegllrar los alojamien_
tos y víveres necesarios con arreglo á los estados
(FW se cntt'cgnen.


ART. 20. La pt'csente capitlllacion será lleva-
da inmediatamente á S. E. el Duque de Rovigo,
Comandante en gefe tic todas las tropas francesas


1'U,,10 ,. 42




( 330)
180(~. en España, por un Ofici<Jl f¡'aneés, quc debed ser


escoltado por la tropa de linea cspaüola.


/frticlllos suplcmcntarios.
AnT. 1. 0 Se darán los carros por batallones


par<J la conduccioll de efectos de la o1icialillatl.
AnT. 2. 0 Los Oficiales de caballería conser-


varán sus caballos para el camino solnmcnte, y
los dejarán en Rota, sitio ele embarlJuc, al Comi.
sario espai101 encargado Lle recibirlos. La genuarc
meda que forma la Guardia del General en gefe
Dupont, gozi'ml de la misma f<Jcultad.


ART. 3. 0 Los enfermos CjllC CSUlll en la Man-
cha, usi como los que pUNla huber en Andalucía)
serán conducidos á los hospitales de Andlíjar y
dcmas quc parczcan mas convenientes para su
convalecencia, y á medida que Cllren sedn tras-
ladados <Í Rota, en dOllde se les embarcará para
Francia hajo la garantía del artÍculo catorce de
la capitulacíon.


AUT. 4. 0 SS. EE. los Señorcs Conde de Tilly
y el Gencral Castaños, ComallLlante en gefe del
ejército espailOl en Andalucía, prometen emplear
sus buenos oficios para que el General Excel-
mans) el Coronel Lagrange y el Teniente Coro-
nel Rosctti) prisioneros en Valcllcin) seall pues-
tos en libertad y transportados á Francia J)ajo la
misma garantía del artículo precedente. Firma-
do.=El Conde de Tilly.=E.l G(~ncral Castaüos,
General en gefe del ejército de Espaüa en AntIa.
lucía.=El Genenll Marescaut como testigo, y el
General Chaucrt encargado con plellos poder!';;.




(331 )
Las {ropas del General Dnpont desfilaron


el 23 de J nEo al frente de sus á guilas por medio
de la primera y segunda division cspaüolas , rin-
diendo las armas en la forma convellilla en la ca-
pituJacion anlerior; y en seguida se pusieron cn
marcha en dos columnas para dirigirse á los puer-
tos <le Rota) San Lucar, y Puerlo de Santa María)
en donde dehian verificar su embarque.


Es imposible Iuanifestar la sorpresa que cau-
só ;Í las tropas cspaüolas el observar la superio-
ridad del enemigo á quien hnbia vencido, y que
pasaba por medio de sus filas á rendir sus alta-
neras águilas. Parecia íncreiblc que una fllerza
tan considerable v imponente hllbj(~se sido bati-
da por un ejército levantado y organi.zado CH el
corto término de <liez y seis <lias. Esta gloriosa
jornada costó á los encmigos 2.200 muertos y
400 heridos, y dejaron en nuestro poder 22.000
prisioneros y 43 piezas de al'lillerÍa. La pér<lida
del ej ército cspaüol consÍstió en ~43 muertos, en-
tre cUos 1.0 oficiales, y 935 heridos y 24 oficiales.
Solo 8.500 españoles de la primera y segunda divi-
sion con 16 caÍlones, que dispararon 5.000 tiros)
fueron los <lile tom~ll'on parte en esta memorable ac·
cion; pues aunque el ejército e,;pallol se componia
á la sazan de 14.000 homhres, estaban destacadas
varias tropas en al gllllOS pllntosimportantes, como
la Higuereta, Villauucva y Menjibar, y 2.000
hombres en las alturas ele la retaguardia que ob-
servaban los movimientos de Vede!. En honor de
la verdad y de la juslicia debe manifestarse, que
aun cuando la tercera y cual'la divisi.on no toma-


1~OS.




( 332)
18GB. ron una parte activa en la Ilnlnlla , Sil presencia


y posiclon imponente contribuyó sohre manera
á la rendicion de Dupont, y ,í la pllntllal exac-
titud con que se llevó ;Í efeclo el clltllplimiento
de la capitlllacion. Esta gloriosa jornada abatió
las úguilas francesas, hasla entonces invenciLl('s~
que llevaban en sus garras oesoladoras los gri\lo~
de la hllmillacion europea, y enseüó al mundo
entero, atónito con los triunfos de BOllaparle,
que este podia ser vencido, y que el amor de la
patria y la decision popular tienen una fuel'za
irresistible, capaz de detener el ímpetu de los
conquistadores. Nos hemos detenido de intento ¡{
hablar con alguna estension á cerca de est.a me-
morable batalla, por la grande influencia de sus
resultados en todo el resto (le la guerra, pndien-
do asegurarse que desde la rendicion de Dupont
data la fecha de la illdepcndencia de la nacíon
esparro]a.


Una de las causas principales á quc debe
atribuirse la l'cndicion de ejército tan numeroso
á fuerzas tan inferiores, es el deseo de sus mis-
mos gefes de conservar intacto y á su vista el
rico botin que habían adquirido en el sarpleo de
Córdoba, y que la misma capitulacion ponia á
cubierto; pues hemos visto 'fue al paso que en
ella se allanaron al registro de bs mochilas del
soldado, se respetaban dos cajones por cada gefe
superior. Mas estos fl1el'on castigados precisamen-
te por donde habían pecado. Los soldados indig-
lludos de verse sometidos á un vergonzoso l'cgis-
t ro, iJldicaroll á los cspaiIolcs los cajones que




(333 )
miraban como la Causa de su afrenta, J en don- 1808.
de mas hien que en sus mochilas se encontrarian
]os objetos que se buscaban. Conlribuyó tambicn
á su desa~tre el número de cqllipages , fIue era
consecuencia del botin; pues en el mompl1lo (le
la accion se encontraban 1.500 hombres oeupa-
dos en su euslodia.


El General Dllpont) con arreglo á lo estipu-
lado obtuvo penniso para envial' á MI'. de Villau-
trois á participar al Duque de Róvigo la catás~
trofe de Sil ejércilo. Este Oficial marchó en un
calTuage propio, escollado por un destacamen~
to de tropas de línea espaflOlas, J entró en Ma-
drid, siendo el Íluico equipage que se salvó del
registro.


El Duque de Róvigo le dirigió inmediatamen-
te, ganando horas, á Napoleon, que se hallaba
ya en .París, á fin de que él mismo, como testigo
preseneiallc iuformase de todos los acontecimien_
tos del ejército [rances. Mas esLe Oficial, que era
uno de los que mas botin habian recogido en la
Andalucía, á pesar de que marchaba ganallllo
lloras, se detuvo un dia entero en Burdeos para
cambiar el oro español, y procurarse letras so-
bre París. El Emperador, indignado de semej:m.
te robo, y ofendido de la conducta de este Oíi~
cial subalterno, que habia sido la misma que la
de los Generales y Gefes del ejército de Anda-
lucía, le recibió con la mayor aspereza, y lo des-
pidió de su servicio.


Napoleon se enfureció al considerar la humi-
1lacíon de sus armas, y su exaltacion creció á




(334 )
1808. lo sumo contra los Generales que habian inter-


venido en la capitulaciol1, y sobre todo por el
degradante artículo del registro de las mochilas
de los soldados. i1fejo1' quisiera -' esc1amaJJa, reci.
!Ji/' la noticia de su muerte, que la de 'verlos asi
deshonrados] sin combatir: semejallte 'vileza no se
concibe, ni puedo atribuir tmzta cobardía sino al te·
mor de perder sus robos. En su dolor era solo
comparnLle á Augusto, }lidiendo á Varo las le-
giones romanas perdidas por su ca usa.


La Junta de Sevilla, para consagrar el re-
t~ucrdo de esla memorable batalla, creó una cruz
militar, compuesta de dos espadas levantadas,
y pendiente de] puño de estas un águila hoca
abajo; leyénuose en el exergo esta inscripcion:
Día 22 de Julio de 1808, y concedió á Castaños el
grado de Capitan general de los Reales ejércitos.


Eu tanto las columnas francesa" llegaron á su
destino; mas la Junta de Sevilla mandó detener
su embarque mientras venían los pasaportes, que
para seguridad del trasporte de las tropas fran-
cesas á su pais, habia pedido al Rey de Inglater-
ra. Estos pasaportes no se quisieron facilitar por
el Almirantazgo de aquella nacion ; y en su con-
secuencia las tropas francesas fueron destinadas
á varios depósitos, siendo la mayor parte con-
ducidos á la isla Cabrera, situada algunas leguas
nI S. de la de Mallorca, en donde permanecie-
ron hasta la conclusion de la paz, y otros fue-
ron trasladados á Inglaterra y encerrados en los
pontones de esta nacion. Los cajones pertene-
e ¡entes oí ] os Gefes franceses que se habían escep-




(335)
tundo del registro hasta entonces, no pudieron 11:'.08,
ser emharcados) porque el puehlo Jel Puerto de
S:mta María se apoderó de ellos en el acto mismo
tie conducirse al emharcadero. De uno de ellos
cayó, durante esta opcracioll, un dliz y una pate-
na} á cuya visla enfureciclo el pueblo con ]a idea
de que sus en~mjgos estraian tranquilos el fl'U-
to de su sacrílega r<lpaciuad, se arrojó sobre
los cr¡uipages, encontranuo cn el del General
en gcfc hasta la cantidad de 8.000 onzas de oro.
Un acontccjmicnto tan doloroso para los Gene-
rales prisioneros dió lugar {l enérgic<ls reclnma-
ciolles de: Dllpont, exigiendo dd General Mor-
la, Gobcrnador de la pbza de Cridiz, el exacto
cumplimiento de la capitulacion. Las mismas
reclamaciones motivaron dos cartns de Mar-
Ia á Dupont , en que ]e manifestaba enérgica-
mente 'lllc la C;¡pillllacioll de Baih~n no potlia es-
tcnucl'sc á pcrmÍtir illl punemente la e5tl'3CC10n de
los oLjdos ro1>ados, y á (pJe no estaba en manos
del Gohierno 05pa1101 el proporcionar ,} los venci-
dos en Bailen los buques y pasaportes necesarios
para su traslucion á Francia.


Les Gencrales DUpOllt , Vellel y Marescaut)
y los llcmas gofes del ('j('I'CÍIO, menos el Gene-
ral Pl'ivct, qne fjlledú para velar sobre la suer-
te de los pri~ionel'es, y que parlicipó ac sus in-
f01'lunios, un cierto 1ll'll11cro de oficiales del es-
tado mayor, y los cmplcados en la auruinistra-
cían militnr, f¡¡eron los únicos que se embarca-
ron á 1111cs del mes de Agosto, y en Setiemhre
fueron pucstos en tierra en territorio frances.




(336 )
t8~3. Napoleon ordenó el arresto de los Generales Du-


pont) Marescaut y V cdel, é intentó desde luego
pasar por las armas al primero para lavar Con
su sangre la humillacion de su ejército; pero al
un ternpló su rigor, mandándole encerral' en un
castillo con los otros dos, en donde permane-
cieron hasta la caída del trono Imperial en 1814.




(337 )


CAPITUJ .. O XXVII.


Or~~lIizacion del ejército de rTali(~ja al mando del General
Filangicl'i. _ Le sucede I31<;ck,~. - Biogr;-¡fí;-¡ de este.-
Horroroso asesinato del GClieral Fil:l1lgicri en Villafran-
ca. - El General Cuesta reclama soeorros de Galicia
para derellcIer á Castilla. - La J unta de Galieia ordena
flue su ejéreito entre en Ca~t.illa. -Rellllion de los Ge-
nerales Cuesta y B1acke. - Fuel'za Ile Sil ej,rrcito, -
Ro.talla de Medilla de Rioseeo - Desavelleneias entre los
Generales espalJOles. - B1acke se retira con sus tropas
á Galieia. - Cuesta se diriGe sobre Sabmanea. - EII-
ti'an los franeeses en Leon. - La Junta de esta ciudad
se reune ;1 la de Galieia. :...- Cuesta puhlica un m;-¡nifif~sto
disolvi611dola, - Zamora ahre sus puertas á los frallce-
~es. - Hesultados de la IJatalla de Rioseco. - Alegría
cstraordiua¡'j;¡ de N apolcoll al slIbedos,


Con la rendicion del ejército de Bailell.> no 1808.
solo se logró lihertar completamente á l<1s Anda-
lucías, sino que se privó al enemigo de un re-
fuerzo (le 22.000 hombres, que debien do marchar,
corno hemos dicho J á la capital, iha á conlribuir
podel'osamente á la dcstrllccion del ejército de
Galicia, que á lllarchas forzadas se dirigia soLre
Castilla. Hemos manifestado que el reino de Gali-.
cía fue uno de los primcros que declararon la guer-
ra al usurpador, y proclamaron la soberanía de
Fernando VII, organizando inmedÍatamente un
ejército numeroso que corrió á las fronteras de
Castilla para rr'pclcr loda agreslOll enemlga. La


"0"10 l. 43




(338 )
f80B. Inglaterra envIO 50.000 fusiles, y desembarcó


en la Coruña equipados completamente á 2.500
españoles, que gemían prisioneros en sus ponl.o-.
nes mas por la violacion de los tratados que ven-
cidos en legítima guerra. El mando de es le ejér-
cito se confirió cn un principio al enpilan ge-
neral Don Antonio Filangieri, que llegó el 20
á Villafranca, en donde recibió órden de la
Junta de Galicia de entrcgar el mando del ejér-
cito al Coronel Don Joaquín Blacke, á quien la
misma elevó á Teniente gcneral. Este General) ele
orígcn irlandés, era uno de los mejol'cs discípulos
de la escuela militar cstablecida en el Puerto de
Santa María por el Conde de Orreilli. Habia ser-
vido en el regimiento de América como Tcnien-
te y Ayudante. En la guerra de la revolucion ha-
hia hecho la campaña del Rosellon y de Catalll-
iÜl como :l\1ayor del regimiento dc Castilla J ha-
hiendo sido herido eIl lns alluras de San Loren-
zo de la Maya, y á la cOllclusion de la paz fue
nombrado Coronel del regimiento de voluntal'ios
de ]a Corona. Era uno de los mas cscelentes ta-
lcntos para las combinaciones milit:ll'cs, pero ca-
recia de la serenidad y decision neccsaria para ]a
ejecucion J á lo que se deben atribuir sus reveses
en csta gucrra. El General Blacke adelantó su
~uartel general hasta Manzanal, á donde llegó el
24 dejando á Filangieri en VilIafranca, ínterin el
resto del ejército se disponia á seguir adelante:
era indispensable la lentitud en los movimientos
de un ejército mal organizado, que sin prepara-
tivos ni auxilios de nll1gnna especie cmprendía




( 339)
una marcha larga por una provincia árida y falta 1808.
de recursos, y de todos los medios de transporte.
Se hizo creer al pueblo ignorante, 8xaltad.o é in-
capaz de reconocer obstáculos ta11 enormes, que
el General obraba de acuerdo con los enemigo~,
retardando la llegada de las tropas á Castilla. La
falta de· pan exasperaba al soldado, y le e~timula-
ba á vociferar su descontento. En semejante si-
tuacion un destacamento de voluntarios de la Ma-
rina de la Coruüa, instigados sinieslramente pOl'
uno á quien el General en la cOl1mociol1 de aque-
lla ciudad el 30 de Mayo habia dado un golpe con
el sable, se puso en il1surreccion, y apellidándole
traidor, corrieron á su casa á asesinarle. En yano
intentó evadirse arrojándose por unas tapias con
el auxilio de un vecino, porque habiéndose des-
mayado en el acto de saltar, abandonado á su ma-
yor peso, cayó en el suelo y en poder de los amo-
tinados que inhumanamente le anastraron desde
su casa hasta el frente del palacio del Marques de
Villafranea, donde espiró al rigor de los muchos
gol pes y heridas que habia recibido. Su cadáver
abandonado se recogió y depositó en una iglesia
pOI' disposícion de la Junta que residía alli, la
que por no chocar con el pueblo determinó y dis-
puso que se le enterrase en seCI'elo. Los amotina-
dos saquearon la casa del desgraciado Genera], y
estuvieron durante toda aquella noche entregados á
la embriaguez, cometiendo toda clase de escesos, y
solo á esfuerzos de los vecinos honrados pudo lo-
grarse el que este destacamento marchase á reu-
nirse con el reslo del ejército, cuyo cuartel ge-




(340)
1808. neral perm:mccia en Manzanal; y las distintas di-


visiones de que se componía, se haliab:ll1 si! nadas
entre este pu't:blo y el de Fucncebadon.


Habiendo llegarlo al cuartel general el :'th,Y0r
general dd cjército de Castilla, D,)J) JOSL~ de Za-
yas, encar¡jado por el General en gef(~ del mismo,
Don Gregorio de la Cuesta, de solicital'coll las
mas vi vas instancias que se le socorriese pronta-
mente con un numerOilO refuel'7,o de tropas regla-
das y 12 piezas de artillería, se le contestó por eJ
General Blacke, que nilas instrucciones de la Jun-
ta de Ga licia, ni sus propias ideas militares le per-
mitian salir de las fronteras de aquella provincia,
remitiendo á Zayas á la CoruÍla para que espusic-
se verbalmente á la Junta la urgente necctiidad del
auxilio que se solicitaba, manifestando al mismo
tiempo por escrito su parecer acerca de las ope-
raciones con que convendria socorrer y libertar
á Castilla la vieja de los enemigos. Partió Zay.13
para la Coruüa el dia 28 de Junio, y regresó el 3
de Julio al cuartel general de Blacke que se halla-
ha en Caslrillo, trayéndole órdenes de la Junta
para adelantarse hasta Castilla con el ejército, y
combinar sus operaciones con Cuesta. Bbckc a van.
zó con sus tropas á la Baüeza, y el día 6 se ade-
lantó para avislarse con Cuesta, que despues del
cornbaLc de Cabezon se hallaba en B(mavente con
d resto del paisanage que habia sacado de.v a11a-
dolid, un corto número de gente que reunió del
reino de Leon, y tres batallones de Asturias de
llUC\ra leva con poquísima instruccion.


El 13 ,¡ las 3 de la tarde envió Cuciita á Blacke




(341 )
un esprcso participánclole que estaba amcua:ladolH08.
por los enernigos, con cuyo aviso mandó inme-
diatamente este que marchasen á Rioseco la pri-
mera y cnart.n division con la vanguardia del ejér-
cito de GaliciJ, que en efeclo se reunió en dic1iO
pueblo con el de Castilla, compuesto de 7 divisio-
nes de paisanos, y 270 caballos de Carabineros
y Guardias de Corps.


Componías e el de Galicia en su tot¡¡lidad de
15.203 infantes y 150 caballos, y constaba ue
cuatro divisiones, de las cuales se destacaron
para Rioseco la vanguardia al mando dd Briga-
dier Conde de Maccda, la primera division á Jus
órdenes del Gefe de c:;cualra Don Felipe Jado Ca-
giga1) y la cuarla á las dd Mariscal de Campo
Murques del Portazgo; {luedanuo la segunda Ji-
vision con 6.100 hombres de infantería y 5 pie-
t'.:as de artillería en el punto del Manzanal á la
entrada del V ierzo, á las órdenes dell\1¡¡¡'iscal de
Campo Don Rafael Mal'tinengo , y la tercera Ji-
v ision con otras 5 piezas de artillería y 4.400 h0111-
lHes quedó ocupando <l Bella vente á las órdenes
dcll3rigadicr de la real arrnada Don Francisco
Riquelme. Ell3rigadier Don Manuel 1"aLro, ascen-
dido á este grado por la Junta de Galicia, fue l1om-
braJo Mayor general.


La reunion de las fuerzas de ambos ejércitos
ascendia á 20.000 infantes y 600 caballos COll 22
piezas de artillería. El 14 de Junio tomaron po-
sicion estas tropas en el camino de Rioseco á Va-
lladolid, y en ella esperaron al enemigo que ve-
uia por el de Palencia al mando del Mariscal Bes-




(342)
1808. sicl'es con un[} fuerza de 14.000 infantes, 2.000


caballos y 36 piezas de artillcrÍa. Al amane-
cer del mismo dia este ejército enemigo atacó
})Ol' la parte de Palacio en CU<1tro columnas la po-
sicion de los espaüoles, dirigiendo su principal
ataque contra la izquierda de estos; y aunque por
parte de las tropas se hicieron algunos movimien-
tos) y se opuso una constante resistencia, al fin
cedieron el campo al enemigo, perdiendo quince
cañones y cinco mil hombres muertos, y entre
ellos el General de la vanguardia del ejército de
Galicia, Conde de Maeeda. Las tropas de Blacke
se desbal1l1arOll entonces, y trataron de retirarse
{\ Galicia. Dicho General dispuso su marcha há-
cia el Vicrzo con el resto de su eiército, sin que
ha s tasen á detenerle las persuasiones de Cu esta,
que en vano intentó h[}cerle conocer lo defendi-
hle que era la posicion de Benavente. Dlackc .. aun-
quP rna:-; j Ó ven, tenia órdenes posiLi vas de la J un-
ta de G llicia para no queJar en la dependencia
de Cucsla) y asi á pesar de haberle hecho respon-
¡.;able al Rey y ,í la Nacíon de las consecuencias
de abandonar las Castillas, emprendió su retira-
da aUl1 sin de8pcdirse del General Cuesta.


Este hizo prevenir á los Coroneles de los re-
gimientos provinciales de Valladolid y Leon que
se hallaban en el ej ército de Galicia, que su pri.
mcr deber era el defender su provincia y hogares
invadidos por el enemigo, y efectivamente se se-
pararon del ejército de Galicia, y se reunieron al
de Castilla.


Compuesto este ejército casi todo de paisanos,




(343 )
sedíspcrsó cnteramente, y Cucsta con su caL<lll(~\,ja 1808.
y algunos restos de infanterÍa marchó á Leou,
en donde al segundo día de su llegada supo que
los fr<lnceses avanzaLan sobre aquel punto COn el
ohjeto de cntl'ar en dicha ciudad, y despues de
haber presidido una junta general de gefes, que
se celebró para deliberar sobre el partido mas
oportuno en tan apuradas circunstancias, se aCOl'-
dó que la poca infantería que había se internase
en Asturias,y que con la artillería y caballería se
corLase por la retaguardia al ejército frances á
lllarchag forza das J saliendo con direccion á Toro,
á donde en efecto llegó felizmente Cuesta pasau-
do por las inmediaciones de Rioseco J donde exis-
tia todavia una gran parle de la retaguardia fran-
cesa. Esta contramarcha burló los proyectos del
Mariscal Bessiercs, que intentaba completar el es-
terminio del ejército de CastíIla, que pasando
por Zamora llegó á Salamanca, fijando el Gene-
ral CUCBta su cuartel general en San Muiíoz, por
ser uu pueblo mas quieto y desembarazado para
la organizacion del ejército, en donde en pocos
dias reunió 10.000 hombres. Anles de salir de
Leon advirtió á Don Antonio Valdés J Presidente
ue aquella Junta, su determinacion ue evacunr
aquella ciuJnd con el objeto de que tomase lns
providencias cOl'respondientes para la trnnquili-
dad de la po blncion y pnra sal varla, si fuese po-
sible, del ataque de los enemigos; pero Valdés,
con dos sobrinos que se hallaban en la misma
J unta y algunos parciales suyos, se fugaron á
Ponferra(b y desde alli á Lugo, donde COncerla-




( J4,1 )
18GB. ron con la Junta de la COl'tIÍla su rCUlllOn á ella,


y poner á su disposicioll y mando todas las p:'o-
vincias de Castilla, De~de aquel punto empezó á
comunicar órdenes absolutas para (pJe el Gcncl':ll
Cuesta entregase á Blacke toda la caba IlcrÍa, úni-
ca fuerza de que constaba su ejército. Cuesta pu-
blicó un manifiesto anulando la Junta de Leon,
que ya se titulaba reunida en Lugo, prohibiendo
oi todas las Juntas y pueblos de Castilla que con-
testasen y rcconociesen sus providencias, El tel'·
rol' que inspiró la batalla de flioseco, hizo '[uc
el Gohernador de Zamora pusiese aquella r!:tza
á disposicion de los franccses, haciendo di,;pcI'Sal'
la gente armnrla, sin mas motivo que haber rcei-
J)irlu una carta del Mariscal Bessieres por conduc-
to de un paisano, intimándole sc sometiese á Josó
Napolcon,


El único resultado positivo de la batalla de
HiDsceo fue asegurar la marchn del Bcy José, que
rodeado de su nueva COl'te se dirigia á Madrid.


Al saber Napoleon la victoria de Medina de
Hioseco, esclamó en el primer movimiento de
alcgria: (( Esta es una segunda batalla de Villa vi-
ciosa (1), Bessieres ha colocado á mi hermano
José sobre el trollO de Espaua,ll Pero esta profecía
no debía cumplirse jamas, y millares de france-
ses iban ¡í. pcrccer -aun por consolidnr un trollO
quc no tenia mas apoyo lIi fundamento que las
bayonetas estrangeras.
-- -------------------------


(1) llatalla Salla(h en 1710 pUL' el Duque tle Vcndornme
~<lI)\'c el ej((reito del Al'l'hidllljl'e Cárlos¡ que a{iHnó alnie-
t .. de Litis YIV en el trollu de Espaüa.




(345 )


,


CAPITULO XXV.III.


Entrada del R(!y José en Espaila. - Su via;e ues(tc Irtlfl :i
Mallrill. - Frio recibimiento que le hacen los haIJitau-
tes de la capital. - Precauciones alloptallas por los Ge-
nerales franceses. - Conducta hel'óica (lel Consejo de
Castilla. - Se resiste á prestar el juramento de fidelidad
al intnlso. - EnérgieJs representaciolles sohre la nuli-
dad de las renuncias hechas en llayona. - Cdtica posi-
cion cn (¡ue se baIlan los :'\lini5t1'05 del Consejo. - Pro-
pone la [ormacion de una junta de teóloGos y cnllonistas
para decidir si (lchc prcstar el j lIralllcuto, - El COIISP.-
jo nu es atlmititlo á la Corte del Rey José. - Heuuioll
de todas las autoridades en la sala del h'OllO. - Pro-
c!alllaeion de José 1. - Noticia de la ren(licion de Du-
pont en Railen. - 2\Iarcha del !ley para Vitoria. -
Eraeuiln los f¡'illlCeSes la capit:d. - José dC'ja lihertad ;1.
su comitiva para seguirle Ó (juedar en Madrid. -
ConsidcraciolJcs en que se ÍLlndaron I.os que Sigllic¡'oll
su partido.


El Rey José que habia salido ele Bayona p:lI'n iB:~~~.
la capital de su nuevo Reino, pasó los Pirineos
acornpniíado de los miembros de la AsamJJlea qllC
componi,m una parte de su comitiya. En hura
recibió el forzado llOmenage dclt'cino de Navar-
ra ~ y en San SebaSliGn~ su Ayuntamiento y los
frprcscntan!,cs de la provincia de Guipúzcoa que
se hallab:m alli reunidos, se vieron obligados á
prestarle el juramento de fidelidad. El 11 llegó á
y crgara, en donde recibió una dipnlacioll de la


TO/110 J. 44




(346)
H{(lH. provincia de Santander, la que, como hemos


lIIanifeslado, se vió forzada, despues de su ocu-
pacion por las tropas francesas} á nombrarla pa-
1'a obtener el perdoll de la sedicion popular; per-
don que el Rey José no dud6 conceder desde
luego. El 12 llegó á Vitoria, donde se presenta-
ron á prestal' igual homenage los diputados de la
lH'ovincia de Alava, y se detuvo en esta ciudad
todo el dia l3, y el 14 se puso en camino para
Miranda de Ebro, el 15 para Briviesca, y el 16
para Burgos, antigua capital de las Castillas. El
20 hizo su entrada en Madrid, habiendo prece-
dido edictos de los Genen¡}es franceses, por los
que se mandaba se colgasen y adornasen las ca-
sas de la carrera, y se prevenia al pueblo no se
asustase por las repetidas salvas de artillería y
repique general de campanas. Verificó se esta CIl-
h'ada á las seis de la tarde por la puerta de He-
colctos, dirigiéndose la comitiva por la calle de
Alcalá y Mayor á Palacio. En el semblante de
101J curiosos que presenciaban este acto, estaha
pintada la tristeza, reinando el mas lúgubre si-
lencio. La carrera toda presentaba el contraste
mas estraordinario ~ comparada con la alegría
inesplicable y algazara universal de la entrada
triunfal que en Marzo anterior habia hecho el
legítimo Monarca de las EsparIas. Las campanas,
en vez de los toques de júbilo y fiesta, sonaban
eon tanta pausa, que parecia Sil sonido al que se
emplea en las ceremonias hígubres y en los en-
tierros. El acompañamiento (te José estaba re-
ducido á una gran escolta de infantería y caba-




(347 )
Hería francesa, á varios Generales y á algunos de
los espaüoles que habian estado en Bayona. U na
voz de 'viva Fernando F II, dada por uno de los
mas intrépidos espectadores, fue la única que in-
terrumpió esta marcha, que mas que triunf:d pa-
recia fúnebre convoy. Aql1ella voz hizo temer aJ
escarmentado paisanage que la tropa que se ha-
llaba formada en la carrera hiciese fuego contra
el pueblo, y principiaron á correr los que la ha-
Lían oido, imitándolos los demas que corrian siu
saber por qué. Este incidente causó bastante
constcrnticion en los franceses, que habian tenido
la prccaucion de poner sobre las armas en todas
las Flazas y principales calles grandes retenes
con objeto de sofocar cnalqniera insurrecciono


EL Hey habia mandado desde Vitoria el 7 de
J llEo al Consejo de Castilla hiciese imprimir y
l'uhlicar por circulnres, en la formn ncostumbra-
eb, la ConsLituclon dada y aceptadn en Bayona.
El ConsC'jo se resistió vigol'osamente manifestan.
do (PlC no podia dar su aprobacion sin hacer an-
tcs examinar una Constitucion hecha en país es-
trangero) pOI' vocales sin nombramiento ni auto.
rizacion legítima de la Nacion, y mantló que
pa:;~lsc ¡{ los Fiscnles para que hiciesen observa-
ciones sobre ella: pero el21 de Julio se comuni-
Có al Consejo por el Ministro Don Sehastian Pi.
üueh una rcal órden) cuya minuta fue cstendiJa
de pUllO del Rey Jose, manifestando, que las ob-
scrvaciones fIue el Consejo creyese hacer sobre
las mejoras de la Constitucion) correspondian á
la época en (PIC se celebranm las primeras Cór~


1 !:108,




1308.
(348 )


tes J tratándose al presente solo de publicar este
acto que por su naturaleza jamas esluyo sujeto á
las observaciones del Consejo J mil'ando lO da di-
lucion ulterior como una desobediencia positiva
y un sistema sedicioso, José habia mandado tam-
Lien al Consejo prestar el juramento de obedien-
cia, así á su persona, como á la Constitucion, y
dar conocimiento de" ello á todos los Tribunales,
Corrcgidol'es, Alcaldes y Justicias del Reino sin
escepcion; pero el Consejo Con la mayor heroi-
cidad se resistió desde luego á la prcstaeion del
juramento. El dia 22 el Ministro ele Estado Ur-
quijo comunicó la órden positiva, para que sin
dilaeion prestase aquella corporucion el \ura-
mento de fidelidad seflalado en la COllstitucion,
so pelia de no ser admitida á la reunion flue dc-
hia celebrarse el dia siguiente en el salon del tro-
no, al que los Consejeros de Estado, de Indias, de
Guerra J dc Ordenes militares y tIc Hacienda dc-
hian asistir para cumplimentar al Rey por su adve-
nimicnto al trono espaüol; PC¡'O el Consejo de Cas-
tilla se resistió á su cumplimiento, E123 se le reno.
vó la órden, previniéndole que no llauicnuo presta-
do juramento como el de Estado y del11:ls Tribu-
nales superiores, no seria admitido á la presencia
del Rey. El 24 el mismo Consejo, que estaba resuel-
to á arrostrar todos los peligros por sostener los de-
rechos de su legítimo Soberano Fernando VII,
elevó á José por medio del Ministro Urquijo dos
representaciones, En la primera manifestaba las
razones que habia tenido para sut>peuder la Cil'-
eulacion de la Conslitllcion, 1)01' la (lue los dere-




(349 )
ellOs de los ReJ"es Paclres é Hijo, y de los demas 1d08.
llamados por las leyes fundamentales de Espaüa
á la sllcesion del trono, quedakm enteramente
destruidos por la traslacion de la corona á otra
dinastía: que era indispensable para hacer váli-
das las renuncias la intervencion de la Nac.ion :
que seria cometer una manifiesta illfraccion de los
derechos mas sagrados si, tratándose, no ya del
establecimiento de una ley, sino de la estincion
de todos nuestros antiguos códigos legales, y de
la formacíon ó suslítucion de una nueva consli-
tucion, se obligase á todos los espafioles á jurar su
observancia antes que la Nacion la reeonociese
y aceptase: que la Junta de Bayona carecia de
poderes para su forrnacion y aceptacíon; y por
último, que el Conseio se resolvía á hacer el sa-
crifIcio oc sus propias vidas antes CIUC prestar el
juramento que se le mandaba. En 13 segunda re-
presentacían reiteraba el Consejo con la mayor
fortaleza sus protestas, resistiendo el juramento,
y dando asi un ejemplo que avergonzaba ¡t los
(iue cedian con tanta facilidad y se prestaban al
reconocimiento del Rey intruso. Este) para po-
llel' en el mayor conflicto y obligar á todos, mnn-
dó que á uingun empleado se le pagase sueldo,
pcnslon ni otro emolumento clue bajo cualquier
tÍlulo di:;frutase, sín '-{ue antes acreditase haber
prestado juramento de fi(lelidad á su persona.
1,os Ministros del Consejo, que despues de una
larga y espinosa carrera, se veian en el supremo
}JUesta de la nHlsislratura, dndaron un momento
si harian la renuncia uc sus togas) tantas veces




(350)
1808. delc¡'minada y deseada; mas Jo difirieron por no


ilTitar mas el poder con un golpe inútil de he-
roísmo, inconciliable con la oLligacion en que
estaban de no abandonar en el mayor peligro
el puesto en que los haLia colocado el cauLivo
Monarca.


El Consejo, que con tanto teson habia resis-
tido la poderosa influencia de Godoy, mani-
fesló la misma firmeza contra las amenazas del
in! ruso.


El 26 se le comunicó nueva órden, y el 27
otra intimándole enviase por escrito el juramen-
to sin dar lugar á mas dilaciones ni n~plicas, y
en la noche de este dia se con vocó Conseio es-
traordinario para leer la intimacíon que por últi-
ma vez se le hacia para el juramento; mas el 28
reprodujo el Consejo su negativa, alegando que
en las materias de conciencia debia pedirse dic-
támen á las Uni versidades mayores J j' á otras cor-
poraciones respetables, como los Cabildos ecle.
siásticos y Comunidades religiosas, segun era
costumbre entre los Heyes de Espaüa en casos
tan árduos como el presente, en que no solo de-
hían ser atendidas las razones legales, sino tam-
})Íen las teológic<ls, y propuso que al efecto se
formase una Junta de canonistas y teólogos esco-
gidos, .tla que el Consejo enviaria una Dip.uta-
cÍon de individuos de su seno.


Este último esfuerzo de la lealtad del Conse-
jo causó la mayor sensacion en el gobierno de
José, y ya se trataba de castigos rigurosos, y aun
ue conducir sus individuos á Francia, cuando




(351 )
circunstancias imprevistas salvaron á este lJt'n~- 1~08.
mérito Tribunal. Su ejemplo heróico fue imi-
tado por Don Pecho Gornez Labrador, Conse-
jero honorario ue Eslado, que se baIlaba cn
Florencia, neghIdose constantemente á prestar
juramento.


El Rey intruso habia convocado el 22 en pa-
lacio todas las autoridades políticas y militares,
los Prelados y Superiores del Clero y Comunida-
des religiosas; y en un estudiado y largo discur-
so, que empezó con el preámbulo de que hablaria
en italiano por ignorar el idioma espaüol, pon-
deró las ventajas que resul tarian á la Espafla
de su gobierno paternal, los males que oca-
sionaba á la misma la política de la Inglaterra}
la cual bien pronto tendria que humillarse á las
invencibles armas de su hermano Napoleon;
manifestó su confianza en la N acion espafIola,
y sus deseos de proteger el Clero y la Beligion
católica.


Concluido este discurso se despidió de la
Corte, y se retiró á su cuarto.


El 25 de Julio, dia del Apóstol Santiago, pa-
tron de España, fue el destinado para la procla-
macion del Rey José, que se verificó con todas
las ceremonias usadas en semejantes casos. Al
Conde de Altar..lira, Marqués de Astorga, como
Alferez mayor de Madrid, tocaba levantar el Es-
tandarte Heal; pero resuclto este iluslre espaüol
á no contribuir ni en lo mas mínimo á la exalra-
cíon del usurpador, pretestó una enfermedad, y
fue reemplazado por el Marqués de Campo Alangc,




(352)
1803. Conde de Torre-Manzanera, Grande de España,


ex-Ministro de la Guerra, ex-Embajador en Viena,
y Teniente g(~neral de los reales ejércitos. A fal~
ta de moneda acuiiada con el busto del nuevo
Monarca, se arrojaron al pueblo monedas de la
anterior legitima dinastía, Con cnya generosidad
se proponian captar la benevolencia de un pueblo
que mil'aba con indignacion semejante farsa, y
con la misma idea se dieron corridas de toros
gratuitas, y se distribuyeron varios socorros á los
indigentes.


La ilusion que debió causar el acto solemne
de la proclamacion, se disipó como el humo con
la llegada del EJccan Vilb.utl'ois , que como de-
jamos anunciado, era el encargado de traer la
noticia de la batalla de Bailen y capitulacion del
ejército de Dupont. No es imaginable el trastor-
no que produjo tan infausta noLicia en la corte
del Rey José. Este, no considerá11lIose ya segu-
ro en la capital, pues creia que el ejército espa_
Ílol victorioso vendria en derechura sohre Ma-
drid, tomó la resolucion de partir elLo de Agos-
to para Vitoria, no habiendo residido en la Cor-
te mas que diez dias. La noche que precedió ¡i
su salida, la ocuparon los franceses en clavar
los caüones de mayor calibre que 110 podian trans-
porlar, en romper fusiles, quemar sus cajas, y
arrojar á los pozos, norias y eslanques licl Reti-
ro las bombas) granadas y barriles de pólvora
<¡!le no podian trasporta¡' ~ y como tuviesen for-
tilicado y abastecido aquel punto á manera de
ciudadela, dcj11'on alli UIla gran cantidad tIc vi-




( 353)
vcres, de Cfllr se :lrl'ovechó el pueblo de M<"HJrid. H308,
El Hey José se dirigió á Chamartin , donde
se hallaba acampado un fuerte cucrpo ud ciél"~
cito im)wria l, Y escoltado por cste tomó el ca-
mino de Somosierra con direccion al alto Ebror
En honor de la vcrllall debc decirse, que el Rey
José, antcs dc emprender su marcha, manifes-
tó á cuantos le rodeaban, que los dejaha en abo
soluta y completa liberlaJ para seguirle ó para
pet'll1aUCCCr en Maul'ilL Enlonces muchos pcrso-
n;¡ges, á quienes las cil'cllllslnucias lHibian obliga-
dO;Í apnrccer como instl'lllUel1tos del usurp<lJor,
le abandonnron J y l'cUlliclJIlo sus esfuerzos á los
d(~ los demas espaüoles, IJiciel'o!l importantes ser-
vicios ála causa de la ·Patria. Acompailaron al Bey
in (ruso en su l'ctira da cinco Miuis tras, cinco Conse-
jeros de Estado, dos GraJldl~S de Espaüa , cuatro
Gencrales y algllnos otros espailOles (Iue hahian
antcriomcntc prestado servicios eminentes á SIJ3
legítimos Sobcranos; pe,'o que por el deseo de
conservarse en el manuo lwoinn ligado Sil suerte
á la del usurpador. Puede asegul'arse q lIC en rea-
lidad no habia un español flue dé corazon desea-
se la mudanza de dinastía, ni tampoco que ape-
teciese la dorninacion de 13onaparte; pero el cál-
culo y conocimiento dc los pocos recursos de su
l'atria ~ y el no contar con los esfuerzos estraor-
dinarios del patriotismo espaüol, hizo que u1S'u.
nos tratasen ue suaviza,' los males que la amena.
zaban J tomando este partido, q uc abrazaron otros,
arrastrados dl~ 11na ciega ambician, ó del sórdi-
do interés. Unos y otros se fundab:l1l,en esta n~.


TOlo!Q l. 45




(354 )
1808. flexion (1) : ((una poblacion de once millones de


almas, y un pie de ejército de 60.000 hombres,
aun cuando este se cuadl'llp1irlue con nuevas le-
vas, no resiste mucho tiempo á olra poblacion
de cuarenta millones, y á un ejército de 400.000
hombrcs de tropas las mas aguerridas de Euro.
pa, dirigidas por una sola caheza, que está en po-
sesion de triunfar en todas partes.)) Este 1 uicio,
aunque exacto y verdadero, respecto de otros
paises, ha sabido frusLrarlo el hcroísmo cspa-
ÍlOl, anonadando los cálculos dc los débiles y
de los amhiciosos.


La evacuacion de Madrid influyó poderosa-
mente en las operacioncs de los eiércitos. Seman-
dó orden á la division de Bessicres;¡ ocupada, co-
mo dejamos indicado, en perseguil' los restos del
ejército de Cuesla, para que se replegasc y con-
ccntrase sus fuerzas sobrc las márgenes del Ebro.
Esta concentl'acion hizo suspcnder las operacio-
nes del primer sitio de Zaragoza, ciudad que,
como se ha dicho ya , fue la primera en alzarse
contra la tiranía de Napoleon, y cuyos glorio-
sos detalles vamos á referir.


(1) Manifiesto de Azanza.




(355 )


CAPITULO XXIX.


!)rimeras disposiciones del General Palafox en Zaragoza. -
Convoca una reHllion tle Diputados de las ciudadesdc voto
en CóJ'tes de 1\ragoll.- Es l1ombrado Capitan general
de los Reales cj((reitos. - Proclamacion de Fernan-
uo VII. - El General Lcreb.·c marcha desde Pamplona
w],rc Zal'agoza. - Ocupa :í Tudela. - Accion de Ma-
llen. - Zaragoza se dispone á sosteller 1111 sitio. - Dcs-
cripcion topógrá1ica de esta ciudad. - Palal'o,,- sale en
b.tsca de refuerzos. - Ataean los frallccses á Zarago-
za. - Son rechat,ados. - Aceioll de Epila. - Vuelve
Palafo,,- :í Zaragoza. - Aceion de Villareliehe. - Los
fl'<lnceses son refonados, y tOl11a el mando del sitio
el GCJleral Verrlipr. - SolCllltW juramcnto I!P los (lel'cll~
50res ¡Je la ei udad. - Carta de Verdiel' á los GohCl'lla-
dores de Zarogoza. - N ue\' o ataque de los franceses. -
1,e apotlet'an tle una parte de la calle del Coso. - He-
roismo ae Agustina de Aragon. - Los franceses toman
á l\lonle TOlTero. - Sali<las de los sitiados. - Acerta-
das disposiciones dc Palafox.. - Situación de Zaragoza
en el mes de J [llio. - Tercer ataque de los franceses
contra la ciudad. - Incendio del hospital. - Los fran-
ceses se apoI[E'r:m de Santa Engl'acia. - IntilllJcion de
Venlicl'. - Jlcl'úica contest;:¡cioll de Palal'ox. _ Los ha~
hitautcs se baten Cal! la ma.H)!' desespcracion en las ca-
Ites y casas. - Palarox iutrollnce un convoyen la ciu-
dad.- Conducta lteróica dc los Eelesiástico·s. _ Valor
admir;:¡blc de I;:¡s llIugeres, - Continuan los franceses el
ataque el 14 de Agosto. - Ptepentina retirada de 109
frauceses, á coü~ecuencia de la ha talla de Bailen.-




(356)
Pérdidas oe los franceses ell el sitio de Zarngoza - .Es-
cla'uacion llc UI1 Geueral inglés al conlelllplal' sus
l'UllHIS.


iROS. Hemos manifestarlo que el reino de Aragoll
al saber los horrendos asesinatos del 2 de Mayo,
se habia levantado en masa; y Zaragoza trata-
ha de inmortalizarse, sncrificándosc por la in~
depcndellcia. El jóven Palafox, á fIuien los ara-
goneses pt'Oclumaron Capilan geueral en a(lue-
Ila ciudad, casi por inspiracion, correspondió
completamente á la confianza del plleJ)lo. Des-
pues de atender al armamento de to(los sus ha-
l¡itantes, publicó una cnérg,ica alocncion, en la
que escitando á defender hasta el úlli.mo trance
la libertad de la -Patria y soberaníu de Fertlall-
do VlI, declaró que el Emperador (le los france-
ses, todos los individuos de su f<JllIilia, y finalm,m-
te, tOllo General y Oficial franct's qucd'lLan pero
sonalmente responsables de la seguridad tld Hey
Fernando VII, de su hermano y tio, en el caso de
un alentado contra su preciosa vida; y para que
en l1iuglln caso la Espail<J (lueclase sin Monarca,
aiwdia, que usaria la N acion de su derl'cho legi-
timo ¡í favor del Archiduque C;írlos, como nielO
de Cárlos I1I, siempre que el Príncipe de Sicilia
yel Iufante Don Pedl'o y dcmas llcrcduos it la
Corona no pudiesen concurrÍ!' : flue si el ejérci-
to franees hiciese. el menor roLo, saqueo y muer-
te en Madrid, Ó en cualquiera olro ptwLlo de los
inva(lidos, se consideraría como un delito (l(~ alta
il'aicion, y no se daria cuartel á sus imlividuos;




(357 )
que se repelería y teuuria por ilegal y nnlo ,co- 1808.
mo obra de la violencia, to(lo lo actuado hasta
aquella época en :Bayona y Madrid J declarando
rebeldes:' la patria á cuantos no habiendo 11asa-
uo la raya lo hiciesen des pues de la publicacion
de csta declarncion: que se admitiria y trataria
con la generosidad propia del car;{cter espaüol á
todos los desertores dd ejércilo frances que se
prcscntasen J los cnales desarmados serian con-
ducidos á la capital de Aragon, donde se les da-
ria partido ¡Í los qne quisiesen tomarlo entre las
tropas cspailOlas; y por último se invitaba á las
<.lemas proviucias no invadidas á concurrir á Te-
rucl ú otro paragc adecuado con sus Diputados
rara nomhrar un Lugar-Teniente Gellel'al, á
qllicn debiesen obeuecer todas las autoridades
del rcino.


En virtud de cs(<I circular el dia 9 dc Junio se
rcuuicron en las casas consistoriales de Z<lragoza
los Diputados <.le todo el reino de Aragoll y Cill-
oadcs de voto en Córtes, á saber: Zaragoza, Ta ..
razona, Jaca, Calatayud, Boria , Fraga, Cillco-
vilbs J los representantes del estado eclesiástico
y del estado noble, y los de hijos-dalgo de los
partidos de lIucsca I lhrhastro ~ AlcaiIiz, Albar-
racin y Dal'OC<I. El General Palafox hizo pre-
sente en est<l rClll1ion tIc Córtcs el estado de in.
dcfension en <¡uc se hallaba la provincia, y su
ánimo de corresponder ¡í In confianza del pueblo,
seplllLíndosc en las l'IJinas de Zaragoza autes de
consentir la oomin<lcion tlel usurpador. El re-
sultaoo de esta conferencia. fue el constituir una




(358 )
1808. Junta suprema, acordar la solemne proclama-


cion de Fernando VII, Y la confil'lllacion del
nombramiento de Palafox para Capitan general
de Aragoll, clev¡ílHlole al mismo tiempo al alto
rango de Capllan general efectivo del ejército.


La proclamacíon decretada se verificó con el
mayor júbilo y alegria) y nadie dl1rante este acto
hubiera podido descubrir en los habitantes de
Zaragoza el mas mínimo indi.ci.o (le los males y
peligros que tan de cerca les amenazahan.


En cuatro días lomó la capital un aspecto
guerrero) y de tojos los puntos volaball lJaisa-
nos á su defens:l. Para precaver qne en su indig-
nacion el Plldllo Cllflll'CciJo se entregase á la
\Z'Ili)auza, dispuso la Junta trasladar á la cárcel
en la noche del ~) á todos los franceses (l'le exis-
tían en la ci[1(1a(1 en número muy considerahle, los
que sin esta pl'ecallcion (Iuizá hubier:lI1 pereciJo,
J1alafox) no obstante, desaprohó esL;:¡ medida aJop-
tada sin su órJen, y mandó ponerlos eH liber-
tad, funJado en que, como Lodos los vecinos,
aquellos habían contribuido iÍ. las IIl'geucias del
g;r>bierno; pero al saber esta resolucion se con-
movió el pueblo) y tuvo (lue suspender su ejc-
eucJOn.


El General frances Lefebrc Desnouelles J se-
gun tenemos illdicinlo anteriormente J habia re-
cibido ól'nen de dirigirse desde Pamplona sobre
Z:II'agoza con8.000 hombres y2.200 caballos con
el objetó de calmar la illSlIlTeccioll de aquella
ciudad. Palafox con allticipacion habia hecho
ocupar el puuto de Tudcla por un cuerpo de pai-




( 359)
Iianos} á las órdenes de su hermano el Marqués 1808.
de Lazan, á tin ele defender el paso del Ebro,
de concierto con el vecillllario armado; mas los
franceses, hahiendo hallado cortado el puente,
pasaron el rio sobre barcas; y apoder¿índose de
la ciudad obligaron á los cspailOlcs á retil'arse so-
bre Mallen; y hahiendo rest¡¡blecido el puenle
l>ura la COl11unicaciOll con Pamplona, continua.
ron Sil marclta sobre Mallen. R.eunidos los dis-
!lel'SOs espaüoles de nuevo en este .punto, opu-
sieron al enemigo una. carla resistencia; pero
fueron pl'ontamente dispersados, dejaudo en su
poder cinco piezas de artillería. En Alagon, reu-
nidos tercera vez, y animados con la presencia
de Pulafox en número de G.OOO, doscientos volun-
tarios de Ar3 0 0n é ¡"ual número de drauones del o , ~ o
Rey, que con dicho Generalacababan de llegar de
Zaragoza, intelllaron disputar el paso del Jalan
á los enemigos, que presentándose el 14 al me-
dio dia haciendo un fuego vivÍsimo, obligaron
á los españolcs á ceder el campo, y á relirarse
á Zaragoza, hasla cuyas pucrtas los persiguieron.
Al considerar el entusiasmo con que los arugoneses
se prcslabun á tan repelidos choques) Ha pue-
de mellOS de admirarse el patriotismo en que al'.
dian, y la decision de morir por la independen_
cia de su Patria; pero convertidos repentina-
mente en soldados, y empuñando el sable y el
fusil en vez de los instrumentos que acababan
de soltar de sus respectivas tn'tes y oficIos, ca-
recian de aquella disciplilla militar que reune en
una sola masa las fuerzas individuales, y hace




(360 )
1808. su choque tan terrible; no estaban ejr!rcitados en


las l11é1uiobras militares, y por cOlJsiguiente con
facilidad eran envueltos en campo raso por las
tropas aguerridas de Napoleon.


No se aterraron los zaragozanos pOI" la derrota
inesp~rada de sus paisanos, yen vez de lratar de
la fuga, imitando el ejemplo de algunos magis-
trados y ricos propietarios que se disponinn á
abandona¡' la ciudad, corrieron al depósito de
armas, y las arl'eLataroll con el mayor empcÍlO,
Ya á esta sazon la campana de la torre nueva anun-
ciaba eOIl Sil ronco son el peJigro de la cilldad~ y el
llígllbre silf~ncio de la lJoche era illterrumpido
IÍllícamClll.t~ por el mido de las armas de los que
marchaban aceleradamente al punto de reuníon,
que era la llanu¡'a inmediata al castillo lla mado
dt! las Hpras del Rey, ó campo del Sepulcro,
pOI' los muchos cadáveres que se enterraron alli
en las gUCl'l'élS de sucesion.


Los franccses, tratando de aprovechar la
constcruacion en que suponian la ciudad, la ata-
cal'on el 15 de Junio por varios puntos para apo-
d('rarse de ella, sin las detenciones propins de
1111 sitio eH forma. Los zaragozanos habian csta-
hlecido sin orden algunas piezas de artillería de.
lante de las puertas, en el Monte-Torrero y en
otl'OS puntos fa vorables : veinte y cuatro 1101'<13
bastaron para poner la ciudad al abrigo de un
golpe dc mano,


Zaragoza, cuyo nombre se deriva dr. la deno-
rninacÍon de César Augusta, con (lue la conocie-
ron l,)s romanos .. se halla situada en las apaci-




(361 )
bIes y deliciosas márgenes del caudaloso Ebro, 1808.
en una posicion que domina la dilatada vega que
riegan los rios Jalon, Gallego y Huerva. Dista
de l\ladl'id 50 leguas) tIe Pamplona 34, de la
raya de Castilla 15} Y de la tIe Francia 19. Tiene
11 n arrabal en la 1)arte ele la ribera izq llierela ele!
Ebro, que se comunica con la ciuelael por meelio
de un puente ele piedra. Todo su contorno hasta
las altas montañas que limitan á bastante distan-
cia .m horizonte, es nn llano fértil, y cubiet'to
de olí vares. La ciudad, no obstante, como á dis-
tancia de dos tiros de caüon, se halla elominada
por una eminencia llamada Monte-Torrero, so-
bre la Clue pasa el canal de Aragon , y contiene
algullos edificios, como una iglesia y varias ha-
hitaciones para el servicio de los empleados del
canal. Sobre este h~ly un puente que separa á
Torrero de otra altura. Los muros de la ciudad
son (lna especie de lari¡¡s construidas, no para
defensa, sino para facilitar la percepcion de los
derechos ele los arlÍclllos de consumo que en ella
se iutroducen. Sus puertas, en nÍlmero de nueve
y un portillo, son sClJcillas, y sin aptitud para
fortificarse: los edificios en general son de ladri-
110, tienc muchos conventos y parroquias, entre
las '{lle sobresalen los templos del Pilar y ele la
Seo: cuenta once plazas y varias plazuelas} cin-
C11cnta calles principales, lodas rectas y espa-
ciosas, en especial la elel Coso, situada casi en
el centro de la Cilld,ul.


El Gener:!l Palnfox, dcsespernndo del éxito (le
la defensa de la ciudad con las fU''I"zas que tenia,


'!'(I'\lO (. 46




1808.
( 362)


salió el 15 de Junio con 100 dragones del Rey, y se
dirigió á reunirse con el Baron de V ersa~e, que
en Bclchite organizaba de 3 <i 4.000 reclutas, para
volver á reforzar la gllarnieioll de Zarago:la.


Esla ciudad, atacada simult,íneamente por el
ejército franees el mismo dia 15 en Torrero, y
cn sus propias puertas, combatia con estraol'<li-
nario valol', pero sin órden ni regla militar al-
guna : la artillería era serviJa alternativamente
por cuantos la casualidad presentaba; toJos
mandaban, y toJos obedeeian; pero cn todos
reinaha un mismo espíritu; y contenidos y re-
chazados los enemigos por un pUlIto, "Tolaban
á salvar el otro, logrando en fin su inaudita in-
trepidez y con5tancia triunfar en tan encarniza-
da lucha, ahuyeulando á los invasores. Una por-
cíon de caballería de estos cIue penetró por la
puel'ta del C,lrmcl1, y se dirigió ,1 rienda suelta
hácia la Misericordia, pereció toda á manos del
pueblo; siendo innumerables los cadá veres ene-
migos que quedaron tendidos delante de las puer-
tas de la ciudad por el fuego de la artillería es-
pañoln.


El 21 pasó revista Palafox ¡í. las tropas cluC
pudo reunir en la villa de la Almunia, y el 23
llegó á Epila. Lefebre, eSC<l1'l11entauo de la resiso
tencia de Zaragoza, desistió de su intento de to-
marla sin artillería de batir; y para impedir que
fuese socorrida, destaeó un cuerpo de 4.000 hom-
bres á atacar á Palafox en Epila. No faltó quien
propuso á Palafox su retil'ada sobre Valencia,
como lÍnico medio de salvar las fuerzas (lue mano




(363 )
daLa; pero el jóven GeJleral había jurado no aban. 1808.
donar ,1 su suerte á la Capital de Aragon, y re-
solvió esperar al enemigo en aqnella posicion,
<lue fue atacada por los franceses á las 9 de la
noche del dia 23 de Junio. La oscuridad inutili-
zó los esfuerzos de ambas partes, y Palafox dis-
puso la retirada entre una y dos de la misma no·
che, sosteniéndose el fuego hasta el amanecer
por la vanguardia, que se retiró por el puente
de Hueda á rellnirse con el resto del ejército.
Desde Calatayud, donde hizo alto por algunos
dias para reunir sus fuerzas, dispuso su vuelta á
Zaragoza, en cuya ciudad entró felizmente con
sus tropas el clia primero de Julio, á los 16
de su salida. Versage con su batallan, yel depó.
sito de reclutas, permaneció en Calalayud or-
ganizando su gente, para di.rigirla luego á la Ca.
pital de ArngOll.


El Da ron de Versage destacó del cuerpo que
mandaba 200 hombres para que se apoderasen
de los molinos de pólvora de Villafeliche, cuyo
llUcblo atacó el enemigo con 1.000 infantes y
un escuadron de caballería el dia 27 de Julio: los
espaüoles se ddclldieron con el mayor denue<lo;
pero fueron vencidos por el número , y los fran-
CCi!es ocuparon el pueLlo. Indudahlemente hu-
Lieran destruido los molinos ele pól vora, á no
haber llegado el Baron de Yersage cuantlo aca-
haban de ocuparlo COll 500 infantes y 300 dra-
gOlles. El Comandante de ésLos cargó al es-
clladron en las calles, y consiglliQ desalojarle;
la infantería francesa se desordenó y tUYO




(364 )
1808. que retirarse SIn haber conseguido su intento.


Entre tanto los franceses habían continuado
sus preparativos de ata<lue y amnentado sus fuer-
zas. El General Verdicr, que había salido de Pam-
plona con 3.000 hombres, entre ellos un regi-
miento portugués á las órdenes del General Go-
mez Freír'e, y un gran parque de sitIo, se habia
reunido con los sitiadores el 26 de J unío ,y to-
mado el mando de todas las tropas del sitio.


Los zaragozanos, cuanto mas crecía el peligro,
mas redoblaban su ardor. La Junta determiuó
por entonces que todos cuantos se hallahall Con
las al'Iuas en la mano J prestasen solemnemente
juramento de defender la ciudad. Formados to-
dos en la l)lazuela del Carmen y puertas de la
villa, sitios señalados al efecto, á presencia de
las principales autoridades, el Coronel del regi-
miento de Estremadura, tomando una bandera en
'lue se veia la imágen sagrada de la Vírgen del
Pilar, pronunció el juramento de perecer antes
que consentir en el infame yugo de los franceses,
de no abandonar' á sus Gefes, ni la bandera pro-
tegida por la SalltÍsima Vírgen del Pilar, patro-
na de Zaragoza. Una voz unúnime de <Iprobaciol1
salió de las filas, y en seglliJa mal'ch<ll'on todos
.í sus respectivos puestos á sostener lo fltJe habian
jurado.


El 25 de J uuio se presentaron á la vista de
los puestos avanzados con seilales de parlamen-
tar algunos soldados franceses, y creyéndose que
trataban de pasarse á las filas espaüulas, como
ya lo llubiun verificado otros muchos, se adeLI/l-




(365)
tó el Presbítero Don Santiago Sas) sugeto de los iR08.
que mas se habian distinguido en el alzamiento
de la ciudad) y que gozaba de la confianza de Pa.
lafox. Este reconoció en breve que eran polacos;
y en vista de la manifestacían que le hicieron de
que una compañía entera de su nacion deseaba
pasarse al servicio español, el Intendente de Za.
ragoza con un Edecan del General se avistaron
con ellos para concerlar los rncdios de la fLlga;
mas apenas habían empezado á entablar la confe-
rencia] cuando conocieron cluC el objclo de los
pretendidos parlamentarios no era el de deser-
tarse, sino el de condllcirlos á. la preseucia de su
General, como lo ejecutaron. Lefebre en com-
paüÍa de Verdier salió á su encuentro en el cami.
no J frente de la puerta del Portillo .. y el resul-
tado de la entrevista fue entregarles una carta
para los gohernantes de la ciudad, con ofertas de
paz, é in limándoles la rendicion. Mas la Junta su.
prema y el Marclués de Lazan despreciaron alta-
mente esla propuesta.


El 27 de Junio el sólido edificio del Semi-
nario, situado en el interior de la ciudad hácia
un es/remo ele la calle del Coso, que servia de
almacen para la pólvora, se voló repentinamen-
te entre 2 y 3 de la tarde, cub.'iéndose de ruinas
la calle, é incendianclo las casas inmediatas. No
})ien los zaragozanos habian vuelto de la conster-
nacion, cuando los franceses) (lue segun hemos
dicho acababan de recibir un refuerzo considera~
ble de tropas y un gran tren de artillería, inten-
taron de nuevo el asallo, bombardeando y batien-




(3GG)
idOS. do en brecha el convento (lc Santa Eng"acia, del


que se apoderaron desplles de la mas obsLlnada
resistencia, ganan¡lo el terreno palmo á palmo
hasta el es tremo de la calle del Coso, que (luclló
en podel' de los sitiadores, asi como el Hospital
general y con vento de San Francisco) del que
por nuevos y estraordinarios esfuerzos de los es-
11aüoles fueron arrojados; quc,dando sin embar-
go en posesion de Ulla parle de la calle del Coso,
asi como los defensores de la puerta.


El principal ataque de los enemigos se diri¡.:ió
por la puerta del Portillo contra un vaslo cLlificio
cuadrado situaclo fllera ele ]05 muros, llamado
castillo de la Inquisicion. El General 'Palafox
habia hecho construir una débil batería con sa-
cos ele arena tlelantc de la pucrLa del Porti-
llo, que fue mil veces destruida y otras tantas
reparada, bajo el fuego infernal del enemigo:
<1(l'ú fue donde la carnicería fue mas horrible J y
donde los aragoneses se escedicron á sí mismos:
aquí flle e11 donde una ¡¡'¡ven de 22 aüos, de be-
lla fi;;ura , llamada Agustina de Aragon, que se
empleaba e11 Llevar refrescos á los defensores de
las puerl:::s, Llesplegó un rasgo suhlim(~ de herois-
mo, de que apenas se halla ejemplo en los faslos
de las guerras. Preséntase en la halerÍa en el ins-
tante mismo que el fuego de los franceses acaba-
ba de destrozar á los últimos artilleros (lile la ser-
vian: los soldados y los paisanos vacilaban ya al
acercarse il ella, al contemplar la incesante 11101'-
t:llldad (Iue e~pcl'imelltaban: AgUStillil advierte
{~sla irresol ucion, se arro j a ála bate ría, trepa por




( 3G7 )
centenares de mUértos y heritlos, y arrancando 1808.
la mecha de manos ue un artille¡'o que acababa
de espirar, la aplica á un caüon de á 24, Y jura
no abandonar el puesto hasta penlcl' la vida. Es-
te aclo inl\udito ele intrepidez reanima á los de-
feusores, que corren ;í. porfia á la baterÍa, y em-
pieza de nuevo Un fuego terrible contra el ene-
migo. Palafox, sabedor de esta hcróica accioll,
condecoró con un escudo de honor á esta intré-
pida zaragozana, y la cOllcedió la paga y honores
de Oficial de artjJlería. El ataque de la puerta Jet
Portillo ellvolvia el doble objeto de ocult,ll' el
que otra columna, ú las órdenes del General Ver-
dier, dirigia por b pm?l'la dd C:ll'nH'n, situada
á tres tiros de hala ue la del Porti.llo, y defendi-
da por otra hatería de sacos !le tierra, y por la
fusilería de los paisanos, que flanqueando los 111[1-
ros por una y otra parle, dominaba á los enemi-
gos por frente y costado. Esta columna fue igual-
mente rechazalla con una pérdida espantosa, De
modo que por toclas partes y en todas direcciones
el valor za1'<lgozano hizo conocer en este elia á las
tropas francesas, bien á su pesar, que les habia
de costar mas faligas y mas san31'e el penetrar
hasta el Coso, que el llegar hasta Berlin.


El dia 28 un regimiento polaco se apoderó á
la bayolleta (Id Monte-Torrero, cuya defensa no
correspondió á lo (ltW dehi,¡ esperarse. Fue tan
sensible la pérdiJa de este punto importante á
Palafox, que con el fin de intimidar á los que de-
masiado pusiL'll1irnes 110 se hallasen en áni.mo de
hacer el último sacrificio por su patria, hizo pro-




( 3GS )
1808, cesar por traidor al Comandante de aquel puesto)


e] que despncs de haber sido jnzgélllo pOI' una
comision militar, fne pasado' por las armas, La
ocupacion del Monte-Ton'ero por las tropas
francesas cortaba la comunicacion de la ciudad
con el país situado sobre la derecha del Ebro.
Hicieronse en los prirneros elias ele Julio varias
salidas por los sitiados, cuyo principal objeto
era la reconquista de la posicion del Monte-Torre-
ro; pero todas fueron infructllosas. Los franceses
lograron constl'uir un puente en la parte illf(Tior
del Ebro que VCllia muy mengnaJo de aguas) (Jil-
di{~ndose vaelear por ]a parte superior de la ciu-
dad; y habú~nilosc sÜuatlo de la otra parte del
río la caballería francesa, (lestruyó los molinos
que servian para la provisi0n de la ciudad, que
se vió privada de los medios de procmarse víve-
res y pl'ovlslOlles.


En tan crítica situaóon, Palafox J de quien
es preciso convenir que á una suma inteligencia
reunía la mayor activúla(l, hizo establecer moli-
nos movidos por caballerías, y una fábrica de
pólvora en que se emple<lron los religiosos bajo
la dil'eccion de oficiales de artillería, Todo el
azufrc que habia en la ciudad, se recogió escru-
pulosamente para la elaboracion de la pólvora,
lo mismo que el salitre que se hallaba ell la tier-
ra de las calle:>, J legánduse ,í eJahorar por día
t3 arrobas castellanas de pé>lvora de cañon.


A últimos dc Julio Zaragoza se hallaha com-
pletamente embestida pOI' los enemigos, los cua-
les de tiempo en tiempo arrojaban algunas balas




( 369)
rasas y gratiadas. La poblacion se 11ubia aumen- 1808·
tado considerablemente por los paisanos que ve-
nian del campo á buscar un refugio en la ciudad,
en la que empezaban á escasear ya las provisio-
nes sin ninguna esperanza de socorro. Cuarenta
y seis dias de conlÍnuos trabaj os en la estacioll
abrasadora del verano ,dehilitaron mllcho las
fuerzas físicas de los defensores de Zaragoza:
los conventos de Capuchinos y San José, estra-
muros de la plaza, habian sido tomados por el
enemigo á costa de arroyos de sangre, y desde
ellos -' dista n tes de la ciudad medio tiro de fusil,
asestaban SC[;lll'OS sus tiros contra la heróica Za-
ragoza: sus calles estaban llenas de enfermos y
de heridos, cuyo número se aumentaba todos los
días con los combates parciales que se daban, ya
para restablecer alguna comunicacion enh'e la
cilldad y el campo, y ya para recobrar el impor-
taute punto de Monte-Torrero. Al fin Palafox,
convenciuo ue la inutilidad de estas tentativas y
ue la imposibilidau de obtener ventajas en estas
salidas por carecer ue caballería, se resolvió de
lluevo á vencer ó sepultarse con gloria en las rui-
uas de la ciudad.


En la noche uel 2 de Agosto los franceses
repitieron un segundo bombardeo con las bate-
rías construiJas uelante de la puerta de1 Carmen.
El antiguo Hospital general ue nuestra Señora de
Gracia, capaz de ochocientos enfermos, y lleno
entonces ue heridos, quedó reducido á cenizas
por el fuego voraz de las granadas; mas en me-
dio de esta horrorosa calamidad, el celo de los


'rOMO l. 47




1 *303.
(370 )


habitantes salvó una gran parte de los infelices
que yaciall postrados en aquel asilo del dolor y
de la amargura. El entusiasmo patriótico brilló
sobre mallt>ra en las D1ugeres, á quienes ni las
bombas, ni el di! u v io de balas del r ne mi go , ni
las ruinas, ni las espantosas llamas que devoraban
el edificio, pudieron desalentar y hacer desistir
de ejercer los aclos mas hcróicos de sensibilidal{
y compaslOll.


El 3 de Agosto completaron los franceses sus
haterías sobre la ribera derecha del Huerva, río
que desagua en el Ebl'o como á unos cien pasos
de la ciudad. Casi al frente de estas L':l[erÍas, y á
tiro ele pistola, está la puerta de SanLa Engl'acia,
llamada asi por el magnífico convento é iglesia
de su nombre situada en aquellado. El4 de Agos-
to, continuando siempre el bomhardeo, dirigie-
ron los franceses un fuego terrible contra este
cuarld de la ciudad, el qllC duró muchas horas,
y cn hreve las forti!icaciones que los cspaüoles
habían levantado para cubrirse del caüon enemi-
go, fueron destmielas, y el convento y templo de
Santa Engracia incencliu(los POl' el o]ms enemi·
go, no presentaban 111as flue un monton de escol11-
L1'05 y ruinas. AproveclwuJo los franceses la
lJl'ccha abierta en Santa Ellgl':lcia, el General
Verdier, al mediodia, hizo adelantar dos colum-
nas que penetraron por las puertas del Portillo y
del Carmen. El ataque fue largo, obstinado y san-
griento. Las columnas francesas, reforzauns á ca-
da momento, sembraron su marcha de sangre y
tIc cadáveres: esta lucha cruel durú hasta las 5ic-




(371 )
te de la noche, á cuya hora llcgaban los fl'nnce- 1W!R.
scs á la calle del Coso, y eran ya dueüos de la
mitad dc Zaragoza.


El General Lefebre, creycndo cIue en seme-
jante c"lado la resistencia de los sitiados llO po-
dia llevarse mas adelante, deseando evitar la ('[lI-
sion de sangre, harto derramada ya para el sosten
de nna ciudad ahierta, envió con u.n parlamenta-
rio al General Palafox esta lacónica intil1lacion:
Cuartel general de Santa Engracirl. = Paz X ca-
pita/acion. La respuesta inmediata del General
Palafux f!le la siguiente: Cuartel general de Za-
l'({[!o::a. = Guerra r cuchillo. Una acera lle casas de


CJ v


la cane del Coso se hallaba oCllpada por los fran-
ceses, y la opuesta por los españoles: los cationes
de unos y otros estaban en una línea paralela) cu-
yo espacio intermetlio no era mas qlle el ancho
de la calle, campo en que incesantemente se
veiau exhalar el último aliento franceses y espa-
ñoles deslroz:l(los por las balas ó arrojados por
las velllanas. El General Verdicr se hallaba si-
tuado en el convento de San Francisco; delan-
te de cllyas puertas habia construido una ba-
tería con Jos calhivercs de nueve religiosos de-
gollados.


Este nuevo método de guerrear se renovaba
Con el mayal' furor dllrante la obscuridad ele la
noche: los franceses y zaragozanos se :Jrrojaban
al otro lado de la c111e y atacaban sus respectivas
haterías con valor estraorrlinarlo: el combate em-
pezaha al pie de los callones J y regularmente ter-
minaba dentro de las casas situadas á sus espal-




(372)
1 SOS. dag. Las cureñas estaban tan inmediatas, que ma ..


de una vez se vió á los combatientes dirigirse ar-
rastra pecho en tierra por entre la muchedumbre
de cadá veres que obstruían las calles, atar una
cuerda á la cureña enemiga, y tirando en segui~
da apoderarse del cañon. Tal era la desespera-
cion de los aragoneses, que ni quisieron pedir
una tregua de algunas horas para enterrar los ca-
dáveres hacinados en medio de las calles, y liber-
tarse de este foco de contagio que alarmaba hasta
á los mismos enemigos.


El 5 de Agosto al medio dia, en el momento
mismo en que se creia que iban los franceses á
renOvar sus esfuerzos para apoderarse entera-
mente de la ciudad, advirtieron con dolor sus
defensores que les faltaban municiones; mas tan
terrible circunstancia no les causó desaliento, ni
aun siquiera les sugirió la menor idea de capitu-
lacion. Decidiéronse entonces á combatir al ene.
migo con daga y cuchillo.


En momento de tanta crisis, Palafox., noti-
cioso de la llegada á Pina, pueblo poco distante
de Zaragoza, de un convoy de municiones de
boca y guerra, con un refuerzo de dos mil hom-
bres, resolvió hacer una salida que fue de las
nlas arrojadas,y despues de haber hatiJo en Ose-
ra y Villa mayor á los enemigos (fue quisieron es-
torbarle el paso, logró introduciL' en la ciudaJ
este importante socorro.


Un consejo de guerra, celebrado en ella el día
8 por disposicioll de ralarox., acordó por unani.
miJad esta hf.'rÓica rcsolllcion: (Inc .se ddcllllic-




(373 )
sen como Jlasla entonces los cuarteles de la CIU- 11'308.
dad lihres del enemigo, y que si este al fin se
apollerase de ellos, el pueLlo se retiraria inme-
diatamente por el puente de piedra al arrabal, y
despues de destruido el puente, se defendel'ia
aquella posicion hasta perecer todos. Por ocho
dias consecuti vos continuó el combate de calle en
calle y de casa en casa, y el pueblo de Zaragoza
desesperado hizo para conservar y reconquistar
sus hogares, lo que has la entonces no se hahia
ejecutado por puehlo alguno: llovia sin cesar so-
bre los enemigos un fuego terrihle desde las ven-
tanas y desde los tejados: cada casa era una for-
taleza 'lue era preciso hatir en brecha y tomal'
por asalto, y mas de mil y quinientos enemigos
regaron con su sangre en aquellos dias las calles
de Zaragoza, viéndose al cabo obligados á ce-
der el terreno hasta reducirse á la oclava par-
te del que llegaroll á ocupar dentro de la po-
blacíon.


Palafox puso en movimiento todos los medios
posibles para entusiasrnar y sostener el espíritu
patriótico de los aragoneses. Los eclesiásticos
predicaban en las iglesias, en las plazas y en el
mismo campo de b<1ta11:1, la constancia contra
los enemigos, y en nombre del Dios de l:1s bata-
llas ordenaban el sacrificio de las fortunas y de
las vidas por la causa sagrada que defendian. Mu-
chos de los ministros del allar con el fusil en Una
mano y el signo santo (le la redencion en la otra)
capitaneaban dcsl3camentos y rivalizaban eu va-
lor y destreza COn lus dCUlas combatientes.




(374 )
1B08. Don Santiago Saz, ele quien ya llevamos hecha


honorífica mencion, brillaba en todas parles don-
de el peligro cra mas inminente; tan pronto mi-
nistro del altar se le veía administralldo los Sa-
cramentos ¡Í sus compatriotas moribundos, como
j ntl,é pido so I dado combatiendo v igorosamen te con-
tra los enemigos de su patria. La firmeza ete Sil ca-
racter y su raro denuedo le ganaron la confianza
ilimitada del General cn gefe, que le encarga-
ba loJas las acciones al'l'iesgadas y difíciles. El
file el que á la cabeza de 40 esforzados paisanos
intl'otlujo en la ciurlatlnn convoy de pólvora que
venia de Lérirla. Tan eminenles servicios, como
eclesiástico y como militar, merecieron se le re-
compensasen con el nombramiento de Capcllan
del Genera] en gefe y de Capilan de ejél'citO.
Hasta el sexo dóbil, como mas de una vez hem03
indicado, contribuyó á sostener las glorias de es-
ta heróica ciudad. La Con <lesa de 13uf'ctn, en el
dia .l3Jronesa de Valde Olivo, Doüa María de la
Consolacion Azlor y Villavicencio, dama distin-
guida del pais, viuda del Conele dc este titulo,
fOl'mó un cuerpo de personas de su sexo d(~stina.
do únicamente á socorrer los heridos y á llevar
víveres á los soldados cn los puestos mas pcligl'o-
sos. Se vió á esta SCÍlol'a, jóven, bella y delicada,
llenar con la mayor serenid,Hl ó intrepidez los
deberes que se hahia impuesto cn medio de una
llnvia aterradora de hombas, balas y gran3tlns.
Casta Ahal'cz, de la clase del pueblo, se di"tin-
guió en el ata'lue de la puerta de Sancho) y arma-
da con uu palo, en cuya punta llcY:Jba tilla bayo-




(375 )
nela á manera de lanza J dió muerte á varios f1'an- 180B.
ceses J y mereció ser premiada con una pension y
ttn escudo de honor. María Agnsüna, de 22 a,ños,
cOl'l'ia infatigable suministrando municiones á 10'8
defcnsores; y ni el haber sido herida gravemente
contuvo su valor J (lue esciLó la admiracion de
sus COIl1 patriotas.


En la noche del 13 al 14 de Agosto y durante
todo este dia, hicieron los franceses un fuego in-
fernal por todos los puntos, el que habiendo ce-
sado repentinamente por la noche, aparecieron
ardicndo muchas casas y edificios de los que es-
taban en su po(Ier. Temieron los espaiíoles ver
renovados los horrores del bornbanleo del dia 2;
pero á la mañana siguiente, cuando por todas par-
tes se aprestaban á rechazar el ataque que suponian
sucederia á fuego tan violento, percibieron con
sorpresa desde lo alto de las atalayas, que las
columnas francesas con movimiento relrógrado
1l1til'chaban con Jireccion á Mallen. Los mas de-
terminados quisieron lanzarse á perseguir las tro-
pas fugitins; pero Palafox detuvo su ardor in-
consi.Jcl'ado.


El alzamiento del sitio de Zarago7.a era un re-
sultado, como llevamos indicado, lle la batalla de
Railen. La orden de replegarse á Navarra llegó
al campo fl'ancl-s en el momento mismo en ljile
el General V cl'dier tomaba disposiciones para rea-
lizal' olro ataque ele un modo decisivo.


Las tropas que dC8dc la ciudad de Valencia
se enviaban al socorro de Znl'agoza al mando del
Brigadier Don Fdix Saillt-l\1arc, reunidas el 11




(376 )
1808. de Agosto en Panizo con los batallones del Baron


de Versage, y al mando todas del Conde de Mon-
tijo, se hallaban entonces á corta distancia de
Zaragoza.


En la noche de su retirada hicieron los fran-
ceses saltar las minas, inutilizaron los trenes de
artillería, cla varon y arrojaron al Ebro las pie-
zas de sitio, é incendiaron los almacenes de Mon-
te·Tol'l'ero y de la Exclusa. El 15 de Agosto lle-
garon á Alagan sin ser inquietados por los espa-
floles, el 16 á Mallen y el 17 á Tudela, y desde
alli destacó Lefebre 2.000 hombres para gual'11c-
cel' ¡í Pamplona.


El sitio de Zaragoza costó ;í los franceses 2.500
hombl'es entre muertos y heridos, y cerca de
2,000 á los españoles.


Las brechas de Zaragoza han enseñado á sos-
tener sitios, y en vano los detractores de las glo-
rias espaltolas han decantado (Iue la defensa de
Zaragoza era una temeridad, pues era inevitable
el sucumbir. [n evitable era lambicll la muerte de
Lconidas cuando con sus 300 espartanos se arro-
jó á defender las garganLas de las Termópilas.
Zaragoza, mas dichosa que estos, si hien vió con
impavidez la ruina de la mitad de sus edilicios y
el sacl'ificio de un~ g,'an parte de sus defensorc:;,
al·fin no sucumbió al ataque de los vCllceJorcii
de la Europa. Sir Doyle, á quien los ingleses ha-
bian comisionado para la distribucioll de los au-
xilios con que ayudaron á la.Espaüu, al reCOllO-
cer atú'lito las d(~bilcs tapias que sirvieron de ba-
lua1't,· i la inmortal Zaragoza: ¿ Es pusible, csch.




(377 )
mó, que los vencedores de Dantzick, Ulma y 1808.
Magdeburgo se hayan estrellado contra' tan frági-
les muros? No creerán en Londres mismo tal en-
tusiasmo, y tanto sacrificio hecho P01' huir de la
esclavitud.


TOllo) l. ,




(378 )


CAPITULO xxx.


Sitllacion de la Espaila en Agosto (le 1808. - Alzamiento
de las Islas Canarias. - Los cspallOlcs protegen cllevan-
!amiento general uel POI'tu"a\. - TOllla de Faro.-
Crítica situacion del ejército francés. - Plan adoptado
en conscjo de guerra por los franceses. - Alzamiento
de Villavieiosa. - Doscientos espatlOles cntran en Por-
tugal. - El Coronel espaüo] Moreui organ izó la illsar-


. reccion llc! Alentejo. - Incendian y sJ(Il1call los fl'ance-
ses á Beja. - IllslIrreccion de CoilJll)l'a. - Toman los
pJrtuguescs á Fi¡;ueira. - Sar{lleO tle Leyria. - Lle;a
al Tajo una escuadra inglesa. - Los espaiioles toman ¡Í
Campomayor. - Incremcnto dc la insnrrecciOll del Alen-
tejo. - Toma y saqueo dc Evora por los franceses. -
Desembarcan los ingleses en Portugal. - Accion de Rri-
los y TIolisa. - Los portugucses l'ecupcrall á Ahrall-
tes. - J unot sale de Lisboa contra Jos ingleses. - Bata-
lla de Vimicra. - El ejército británico cs mandarlo su-
cesivamente en 24 horas por t.res distintos G·encralcs. --
Los franceses solicitan capitulal'. - Convencion de Cin-
tra .. - Capitulacioll de la esclt,ulra rusa. - T ')lIla Je
Yelves. - Evacuan los franceses á Portugal. - Libcr-
tall de una division eSPallOla , prisioncl'a cn dicho Rei-
110. - El Gohierno inglés reprueba la capiLulacion de
Cintra. - Sc forma CaltSa al General Dalriillpie. - FiH
de la primera campaña de Portugal.


1HO$, Con la retil'ada de las tropas francesas {Iue sí-
tiaban á Zaragoza, quedaron reconcentrados toJos
},1S c:nemigos en la izquierda del Ebro, escepto
sus trüpas de Cataluila, que tuvieron qU(: eneer-




( 379)
r;¡¡'SC en las plazas de Barcelona y Figllcras. Tal 1$03,
era la sitnacion de Espaüa á fines del mes de
Agosto: la victoria habia coronado por todas par·
tes los esfuerzos de los patriotas menos en la ba·
talla de Medina de Rioseco, yen alguno que otro
encuentro parcial y sin resultado.


Las Islas Canarias unieron sus votos á la Pe-
nínsula luego que el Gobernador de Santa Cruz de
Tcuerife hizo saher á sus naturales el contenido de
los pliegos (Iue en 16 de J ulio recibió por una go.
Jeta procedente de Bayona, reducido á (lile la di-
nasr.ía de los Borbones habia cesado ya de reinar
en Espaürl, y qlle en Sil lugar ocupaba ellrono es ..
pallOl José Bonaparle. Exaltada la lealtad de lo,
canarios con esta noticia', proclantaron de nuevo
á Fernando VII, Y se armaron para sostener sus
derechos.


El éxito de la campaila del Portugal no fue
menos funesto á los franceses. Este Reino se ha-
llaba en el 'estado de insurreccion que anterior_
mente hemos manifestado, y los valientes lusi-
tanos auxiliados de los españoles de Cadiz que
hicieron pareccr delante de Villa real de Alcou-
tin en la embocadura .del Guadiana algunas cha-
lupas cailoneras, y de los de Estremadura que
marcharon á su socorro, se levantaron del todo
contra sus opresores. Poco tiempo despues, iD
navios de guerra ingleses y 40 transportes con
5.000 hombrc!! de tropas de la misma nacion,
aparecieron en la embocadura del Guadiana,
desembarcaron algunos hatallones en Faro é hi-
cieron sublevar toda la parte oriental ele los Al-




(380)
1808. . gal'bes. Auimado por el COl'oncl Lopez de Sousa


el pequeño pueblo llc O]hao, proclamó al gobier-
no legítimo, toma ntlo al pro pio tiempo medidas
de defensa. El GCllerall'rIaurin envió desde Faro


,para someterle dos destacamentos de granade-
ros y cazadores, que fueron rechazados: el Gene-
ral frances reforzó estas tropas, queJándose con
cortÍsima guarnicion en Faro: sus llabitantes se
aprovecharon de esta circunstancia,y se apouera-
ron del castillo haciendo prisionero al General y
á los 150 franceses, (iue era toda su fuerza. Mall-
río se hallaha entonces enfermo en cama, y fue
transportado como priüoll;~ro ¡Í })orr10 de un bn-
aue inl!]c's 1 o'


El desembarco de estos .en los Algarbes , y la
,il1surreccion consiguiente de aquella provincia,
fueron la señal para el levantamiento general Je
todo el reino. El 15 ele Junio, dia de la festividad
del Corpus, estalló la insurt'cccion en Oporto, y
el fuego se estenuió con una celeridad eléctri-
ca á Braga, Chaves y demas ciudades principa-
les de las provincias de Tras los montes, enLre
Duero y Miilo y parte de la de Beira. Esta il1sur-
reccion corl ¡¡ba la com u nicacion del ejército
frauces; y el 20 de Junio' habiéndose estcndido
por 105 pUL!blos de la orilla derecha del Mondego
.hasla LeÍrÍa distante 20 legllDs de LisLo3, amena-
zaha penetrar .en AbrDntcs. En ]a misma capital,
á pesar de estar ocupada por el principal cuerpo
del ejército frances, se notaban sínlomas de con-
I1locion, protegidos por la nparic10n de l111a es-
cuadra ingresa en 1<;1 embocadura del ]';1;0. En




(381 )
tan critico cslndo (1 General en gcfe del ejército I H(íl).
frances convocó á los principales otlciales uel
mismo vara ddiberar sobre el partido mas ven-
tajoso (¡lIC dehcria adoptarse; y en este consejo,
cclch]'~ulo en 28 de Junio, se convino en la nc-
cesiuad de concentrar las tropas sobre J~isLüa,
no dejanuo mas guarniciones que en Elv¡¡~,
Almeida y Pcniche, en conservar á Setubal y la
izquienla del Tajo el mayor tiempo posible, á fin
de podel' maniobrar en las dos orillas, y hacer
reconocer y gu;¡nbr sucesivamente IJrimero las
posiciones de Lúria , Ouren y Thomar, segundo
de SanlnrCll, Rio mayor, Olüdos y Peniche, y
tercero du Sacaben y Cinlra, y por úlLimo se de-
terminó conservar á- Lisboa hasta el 1't1timo es-
tremo, y no abandonar esta capital sino para
marchar á Elvas, por donde en un apuro estremo
procurarian penetrar en Espaüa.


El19 de Junio lcv~,lltú el grito contra los fran-
ceses el pueblo de Villavieiosu, antiguo asiento
de la casa de l3ragallza) y su gU3rnici0l1 encer-
rada en el castillo fue Llo(lucaua por los paisa.
nos hasta el Liia siguiente J flue acudiendo de Es-
trel1lOZ el General Avril con meclio balallon,
100 drar;ones y 4 piCZflS tb artillería, libertó oí.
los que se hallaban estrecllados en el fuerte, des-
pues de haLe!' dispcr,,~l(_lo á los paisanos, ¡lue al
Hl.ando del S:1rgcllLo mnyuJ' 1'01" l1gUt~S Antonio
Lobo, opusieron ~l las trop;¡s fr:lI1ccsas una viva
y tenaz resistencia con solo .38 armas de fuego,
y las blancas que vudieron proporcionarse. La
villa de Villuviciosa envió Diputaclos ,¡ n"daj\)z.




( 382)
18OS. el dia 20 de Junio para que pidiesen socorros á


los espailOles, y en aquel mismo dia el Coronel
Moretti con 200 hombres marchó en su auxilio
en union de 20 patriotas portugueses; mas en-
contrando ocupada ya á Víllaviciosa por las tro-
pas del General Avril , se dirigió á J urumenha, de
cuyo punto logró apoderarse, habiendo introdu-
cido antes en la plaza 16 hombres disfrazados,
que aseguraron la persona del Gobernador, y le
facilitaron la entrada en este pueblo sin oposi-
cion alguna, porque no se hallaba ocupado de
enemigos. Estos acudieron á evitar el golpe en
el acto mismo en que los espaflolcs se hacían
dueilos de esta posicion; Il1as fueron rechazados
vigorosamente, y en adel~nte fue este punto el
foco de la revolucion de la provincia de Alente-
jo, principiando desde él inmediatamente Moret~
tí á organizar su levantamiento.


El Gelieral Loisson salió el .17 de Almeida
para contener la revolucion de Oporto, el 20
llegó á Lamego, y el 21 pasó el Duero por Ro-
voa, y se Jirígió á Mesanfrio. Atacada su van-
guardia en Pedroes de Tejeira, y su rctaguardia
en Rovoa, Loisson se concentró cn éste último
punto. El 22 tomó posicion en la orilla derecha
del Duero, y conociendo la dificultad de pasar
los desfiladeros de Maraho, sa retiró J y esta re-
tirada fue como la señal de un levantamiento ge-
neral. Durante el mismo dia 22 y en el 23 fue
atacado vivamente por el paisanage, sin dejarle
descansar hasta su llegada á Castrodairo} en
,1.Hl de igualmente se vió acometido por una co-




(383 )
lumna de los mismos, que logró dispersar, con- fSC8.
tinuando su ll.larcha sin obstáculo hasta Celorico.
Aquí recibió órdenes para retirarse sobre Lisboa;
y habiendo llegado á Pinhel el 30 de Junio entró
en Ahneida elLo de Julio; y dejando en esta
plaza una pequeila guarn'icion, se dirigió á la
Guarda, en cuyas inmediaciones tuvo que como
bati.· con una multitud de portugueses que se
oponian al paso; y rompiendo su línea se apo·
deró del pueblo. El 1l de Julio ocupó á Santa-
rem, despues de haber tenido que sostener un
vivo ataque del paisanage, hecho fuerte en una
especie de reductos, construidos como á la mi-
tad de la altura en que está situada la aldea de
Al pedóna J entre las poblaciones de la Atalaya
y Sevola J completando su retirada con bastante
pérdida, á pesar de haber evitado J en cuanto le
fue posible, venir á las manos con los portu-
gueses.


El Coronel Maranzin, encargado de defen-
der la embocadura del Guadiana, tuvo que reti-
rarse, huyendo de ser alacado en Mertola , y su
primer cuidado se dirigió á restablecer las co-
municaciones con la base de su ejército J que se
hallaban interrumpidas por la iusurreccion de
los AIgarbes. Al efecto envió 200 hombres J para
que haciendo un reconocimiento sobre la ciudad
de Beja J situada en el camino real, exigi.ese ra-
ciones para su co]umna; pero su poblacion se
hallaba en la mas completa illsurreccion. El des-
tacamento tuvo que retirarse J y reunido á la co-
lumna con su comandante á la cabeza J cargó de




(384)
~ ;:;08. nuct'O sobre Beja·, que á pesar de la viva resis-


tencia de su vecindario, fue ocupada por los enc-
migas. Maranzin, queriendo intimidar al pais
eon un castigo ejemplar, mandó sa~¡uear este
desgraciado pueblo) entregarlo á las llamas, y
pasar á cuchillo á sus defensores. Mas de 1.200
cacLíveres de estos atestiguaron á la vez la fero- •
cidad de los vencedores, y el valor desesperado
de los vencidos. El asesinato de estos infelices
habitantes restableció, aunr!ue momentánea-
mente, la tranquilidad del Alentejo; y Maran-
zin] continuando su marcha, se l'eunió en Evo-
I'a con el General Kellerman) que dejando una
pcqueiia gua rnicion en Y el ves, venia retirándo-
se sobre I"isboa.


Apenas los franceses hahian salido para Evo-
ra, los habitantes de Beja volvieron á tomar las
:n'mas; y rennidos á algunos españoles] impi-
dieron CIne el eíércilo enemigo sacase subsisten-
cias del Alentejo; y engrosándose esta reuníon
con gran ntÍmero de paisanos, se dirigieron há.-
cia Setuha 1.


El G~neral en gefe Junot, que [lor la inter-
rupeion de las comunicaciones igpol'aha el para-
dero (L~ b columna (le Loisson , recibió la noticia
de qUf' el 25 deJuuio un estlldianV~ de la l)nivcr-
údadde Coimbra J á la cabeza de 10 volllntarios,
compañeros suyos, habia salido (te aquella ciu-
(Iad) declar;¡da abiertamente pOI' b indp.penllcn-
cia, con el ohjeto de apoderarse de Figucira)
CllJO l'¡wrle guarnecian unos 100 franceses; J
c·;Lc P'~(I¡(eilo deslacamcnto, ulIruent,ulo en su




(385 )
marcha con 3.000 pai"anos, armado~ de varior, 1808.
modos, hasta con hoces y chuzos por falta de
armas de fuego, se presentó á la vista de
acplCl fuerte ~ le circllllvaló, y al cabo de dos
dias de hlo(1l1eo le rÍndió ('127 por c<lpitulacion.
Enardecidos con la torna de Figueil'3 marcharon
ell gran número hLlcia Lisboa, siguiendo las
márgenes del Mondego, y anunciando que iLan
;,Í. destruir el corto número de enemigos (Iue guar-
necían aquella capital. El General frances Mar-
garon salió de ella en 2 oe Julio con órden de
dispel'sar esta reunion ~ y sujetar las provincias
del Norte. Dos mil hombres ele infantería, dos
compañías de granaderos) dos de Z<l padores con
dos cscuadronf's de caballería y seis piezas de ar-
tillería, componian la columna francesa. Esta
llegó ,i la vista de Leiria el 5 J Y encontrando
reunidos allí los paisanos y lJabitalltrs resueltos á
dcfcnrLel'sc hasta el último cstremo en el paso lJama-
du de la Portilla.> los atacó, le forzó, y entrando
en la ciudallla entregó al lllas horroroso saqueo.


En tanto el General Kellerman verificó su en-
tr2l1a en Lisboa con las tropas que habia reunido
en los Al.:;arbes y en el Alentcjo; é inmediata-
ll1eHte marchó ,í reforzar las (lel General Marga-
ron, con órden de concurrir combinados á so-
meter la ciudad (le Coimbra J castigar á sus ha-
Lilalltes, estinguir uno lle los principales hoga-
res de la insurrcccion, retirándose inmediata-
mente sobre Lisboa; mas varios acontecimientos
de la mayor importancia suspendieron la ejecu-
cion de estas operaciones.


TOMO ,. 49




( :186)
1808. U na escuadra in glesa se presentó en la barra


del Tajo. A su vista las tropas portuguesas que
guarnecian los fuertes y las baterías tie las cos-
tas , y los cuerpos que eslaban en Lisboa, se
desertaban en masa. El Alentejo acababa de su-
blevarse enteramente. En 2 de Julio 700 espaiío-
les entraron en Cumpomuyor, y proclamaron la
independencia de esta ciudad, que en 18 del mes
de Junio habia enviado á Badajoz dos comisio-
nados pidiendo auxilios á la Junta que residia en
aquella plaza, para hacer la revoluciono


En tan crítica situacion J unot mandó recon-
centrar todas sus tropas en Lisboa, á cscepcioll
de un regimiento suizo que quedó en Peniche,
otro en Ovidos con dos piezas de artillería y 50
caballos, otro regimiento de infantería que ocu-
pó á Río.Mayor y á Santarem) y 1.000 hombres
con dos cañones y 50 caballos que quedaron
guarneciendo á Abrantcs á las órdenes del Ge-
neral Charlot.


Los progresos de los españoles y portugueses
en la provincia de Alentejo no dejaban de lla-
mar la atencion del enemigo. Organizados en
varias divisiones á las órdenes del Coronel por-
tugues Aniceto Simao Borjcs , marcharon por un
lado hácia Setubal para establecerse sobre las a].
turas de Almada ; y dueños de ellas paralizar la
defensa de todas las baterías de la orilla izquier-
da del Tajo, y por otro se disponian á costear
este río por la misma orilla izquierda para auxi-
liar las operaciones de los patriotas de la orilla
derecha.




(387 )
La ciudad de Evora habia sido elegida por el 1808.


General portugues Francisco de Paula Leite, que
habia dirigido el levantamiento del Alentejo,
l)ara capi tal y centro del nuevo gobiemo. Reunirlo
Leite con el Coronel espaüol Moretti, que segun
hemos indicado, vino Je TIadajoz á J urumenha
salió de este pueblo e116 de Julio, y destacó á
Montemornovo unos 600 hombres con 50 caballos
para observar al enemigo. Conoció Junot la im-
})ortancia de disolver es La reunion, y el 25 de
Julio envió contra ella al General Loisson con
6.000 hombres y 8 piezas de artillería, teniendo
á sus órdenes á los Generales de brigada Solignac
y Margaron. El misn1.o dia pasó el Tajo y ahu-
yentó al uestacamento de Montemornovo, que
se retiró á Evora. Leite y Moretti, apostados con
su gente el 28 en las alturas inmediatas á la ciu-
dad, avistaron al enemigo, que formado en cua-
tro columnas el 29, dejando una fuerte reserva
los atacó y envolvió por su derecl1a, en térmi-
nos, que se vieron en la precision de correr á
encenarse en la ciudad. El general Loisson inti-
mó á esta la rendicion: los portugueses, desalen-
tados por el mal éxito de la accion , trataban de
capitular; pero losespailoles se negaron á ello, y
emprendieron con el mayor valor á las cinco de
la tarde su retira(!a) á pesar de la viva persecu-
cÍon de la brigada del General Solignac, fIue ata-
cándolos en las mismas calles de la ciudad, les
hizo perder 260 hombres, saliendo los restantes
por la parle opuesta de la ciudad. Los franceses,
despues de l/na corta resisLellc"ia del paisanage




(388)
1803. en las calles y plazas, la ocuparon elltCl'amClIle,


y pasando á cuchillo .í cuantos encontraron COll
las armas cn la mano, saclucaron tudos los tem-
plos y casas con el mayor furor, y por espacio
de dos dias se cntregaron á todo género de crime-
lles. El resultado de esta espedicion fue la dis-
persion de la reuníon mas numerosa de patriotas
})ortugueses en el Alentejo. La pérdida de estos
y de los espaüolcs fue bastante considerable.
Loti, General pOl'tugues, y un gran nÍlmero de
Oflciales c3paüoles perecieron en estos encllen-
tros. Las tropas españolas se dirigieron, uUas :1
J urumclllw , y otras ;Í Badajoz, acabando de este
l'nodo sus operaciones en el Alentc¡o. La divi-
sion francesa permancció en Evora el 30 Y el 31,
cuyos dias empleó en repararse y constituir UI1
nuevo gohicrno, á cuyo frente se colocó ;t su
Al'zohispo. El GencJ'ul Loissoll intentó djxigi¡'sP
sobre Badajoz , entl'anúo el 3 de Agosto en Yel-
ves; mas los parlamentarios que envió á aquella
pla¡;a no fueron recibidos, y tuvieron que entre-
gar en las avanzadas los pliegos que conducian.


La Junta de Est¡'enHltluJ'a, pal'a alucinar al
enemigo, y mauifestar mayores fllcr~as que 1<11'1
q lle tenia, hizo cstublcecr tres campamcntos flle-
ra de la plaza de .Badajoz; en los puntos de la ru.
seriña, eerro dd Viento y SUll Cristóbal, los
fiue llenaron el objeto (Iue se desea La; pues los
enemigos sc retiraron á la vista de eslos puntos
avanzados.


En esle est~do 1.oi:-;son dispuso mnrcllal' so-
hre Bcja) insltl'l'cccion:1úa de rlnevO J seguu lle-




(~89 )
mos manifestado; PCl'O desde el camino lnvo que 18fJo.
emprender su retirada á marchas forz.adas sobre
Abrantes J porque las tropas inglesas habian des-
embarc<1l10 en las bocas ddrio MClI1clego.


BOl'dE:aba hacia dias por las agllas de las cos-
tas portugues3s la escuadra inglesa tIlle el gübier·
no británico habia destinado para el socorro de
Portugal, cuyo total de tropas de dcsembareo
era el de 20.000 hombres de infantería J' 1.203 de
caballerÍa J en cinco divisiones) <11 mando ele los
Generales 'Burrurd J W elleslc y J Frase 1', 11<1 gd Y
Moore J y del Gcncral cn gde Dalrimple.


La lloticia dc b victoria de Bailen infundió
tal ánimo al General \\-lHeslcy J que sin detener-
se á esperar la division del Mayor Spcnzer, que
sc hallaba en el Puerto de Santa Maria, y debia
pasar tambien :. Portugnl-, verificó su desembar-
co con 15.000 hombres en el <lia 1. o de Agosto.
Labordc se hallaba á la snon en Leiria con G.OOO
hombres; Loisson en Abrantes con igual fuerza;
.Tunot en Lisboa con 3.000 J é inmediatamente
que supieron el desembnrco, concentraron sus
fuerzas. El ejército ingl{~s , atravesando el Mon·
cIego por Coimbl'a, se dirigió á Rolisa, desalo-
jando en su marcha cl14 de Agosto con cuatro
compaüías de cazadores las tropas francesas que
oCllpaban <Í EriJas , persigui'~nclulas con el mayor
ardor. El 16 llegó Lt la posicion de Rolisa, ocu-
pada por Laborcle con 5 á G.OOO hombres J te-
nielldo sobre su derecha en Thomar al Genera 1
Loissoll con Sil division. Wellesley determinó
atacar <t Lahorcle alltes que pudiese ser socorri-




(390)
1808. do por Loisson; y dividido el 17 el ejército Ín-


glés en seis columnas, en número de 10.000 hom-
bres, avanzó sobrc Rolisa con el obj eto de flan-
quear y en vol ver á los enemigos, los cuales sos-
tuvieron su posicion con el mayor tesan y tena-
cidad; pero al fin fueron desalojauos de ella, y
tuvieron que retirarse, dejando cn poder de los
ingleses tres piezas de artillería, y mas de 600
muertos en el campo de batalla. Los inglcses en-
tre muertos, heridos y prisioneros pel'llieron
482 hombres, inclusos 28 oficiales. El General
Welleslcy no quiso perseguir al enemigo por no
alejarse demasiado del mar , y se apoyó de 11I1C-
va sobre su derecha para ponerse en conlunica-
cían con la escuadra inglesa, y cubrir el des-
embarco ele los refuerzos que aguardaha.


En el mismo dia) y casi en el momento en
que los ingleses triunfaban en Holisa, un cuerpo
de patriotas portugtl(~S'cS recuperaba á Abrantes,
en douJe atacaron á 200 franceses que se halla.
han de guarnicion, de los que la mayor }larte
fueron muertos, heridos ó prisioneros.


J unot se convenció ele la necesidad de tentar
la suerte dc una hatalla decisi va, no tanto con la
esperanza de manLenerse en Portugal, cuanto por
salvar el honor del ejército de su mando. Resuel.
to á ponerse él mismo á la cabeza de las tropas
clisponibles para el combate, dió las disposicio-
nes neccsal'Ías para la defensa de la Capital, rc-
cluJ)]ó las precauciones rara la custodia de los es-
l'ailolcs prisioneros, y salió ele Lisboa el 16 de
Ai)0SlO con tres batallones ele infantería) un 1'e-




(391 )
gimiento de dragones, diez piezas de artillería, 18013.
gran abundancia de municiones y un millon de
francos en metálico. En la noche dell7 de Agos-
to, despues de haber sido batido, se reunió La-
borde con Loisson, y j untos se retiraron sobre
Torresvedras, en donde se incorporó J unot con
el grueso del ejército francés.


Entretanto el General inglés Austruten con
una brigada de 2.400 hombres desembarcó en la
costa de Peniche, no verificándolo Con la suya
de 1750 el General Acclall hasta el 21, en cuyo
dia reunido ya el primero con el grueso de la es-
pcdicion) y esta con los portugueses levantados,
tomaron posicion en Vimciro.


En la noche del 20 los franceses mandados
por J u11ot, en número de 20.000 hombres, ata-
caron al ej ército inglés, dirigiendo todo su Ím-
petu sobre un punto avanzado de su izquierda;
pero Welleslcy reforzó tan oportunamente los
puntos atacados, que se trabó una accion de las
mas reiüdas, y en la que se dieron repetidas car_
gas de una y otra parte, llegando siempre á la ba-
yoneta. En una de ellas el General francés TIre-
nier fue herido y hecho prisionero) y en otra el
General Solignac quedó fuera de combate por
haber sido herido gravemente. La victoria se de-
cidió al fin por los ingleses, perdiendo los fran-
ceses 6 caüones; y perseguidos en su retirada,
fueron completamente derrotados, abandonan-
do 13 piezas de artillería y gran porcion de
carros y equipages, y dejando 1.000 hombres
muertos y 900 heridos. Los ingleses y portugueses




(392)
lJ08. tuvieron de p:,l'tllaa 71G homhl'cs y 49 oficiales.


Es digno de notarse ([ue en el momento en
que el ejórcito francés atacaba á ~Wdlesle'y, llegó
13uvrarcl al campo ingks) y allnlplC General mas
antiguo, no tOIll(¡ el m:lilllo hasra dl'spn¡'s de la
hatallai á pocas horas llegó Dalrirnple, (ll1e por
la misma razon de antigüedad se encargó del
mando; de modo que en menos de 21 horas el
ejército t.uvo tres Generales en gefc. A esto sin
duda debe atribllirse la inaccion de los vellcedo-
res, <Iue no pet'siguieron al cn(~mig¡), ni S;\CarUll
el fruto (ille era de esper,ll' de tau brillante Fic-
toria.


El (~j/'rCl[n [r::llCl:S se detuvo no lejos del cam-
po ,U(~ halalla, delante de los Jes{iladeros dr'
T01T('svcdras.


Aquelln misan tarde Junot convocó á los
Generales ele cliviúon de Sil cjlircílo, y sometió
:1 su deliberacion el partido que debia tomarse en
tan apuradas circunstancias. Los Generales con-
vinieron en que no se estaDa en estado de dar ni
recibir otra batalla, y acordnron la vuelta del
ejército á LisDoa. En su consecuencin, el ejército
francvs se retiró á Torrcsvulras.' y á la mañana
siguiente JUIlOt reunió tle lllWVO otro cOllsejo de
gucl'l'a, ti qne se agregaron aJ¡.;unos Coroneles. Se
examinó la SÍlUHCÍOll d21 ej6rcilo ft'anc~s en 1'01'-
tllg-nl, se tuvo presente el uúmero de fuerzas in-
gh-sas y españobs que ocupaban los AIgarbes y
('1 AJenl ~~io , y la illSUl't'cccion general de Porlu-
enl ,.,' "i(! rccolloció la imposibilidad de conser-
v ) e


\arse en este Rei.no, y tambien la de rrtil'arse 011




(393 )
terrilorio espaiiol J levantado en masa contra los 180H.
franceses; y habiendo convenido en la necesidad
de entablar una negociacion J el General en gefe
dictó á Ke11erman los artículos de un proyecto
de sllspension de armas y de evacuacion. Para
]Hlcer la proposicion se tomó el pretesto de una
conferencia relativa á los prisioneros y heridos.
Las bases del tratado proyectado se reduciall: á
que el ejércilo francés evacuaria al Portugal J y
seria trasportado por mar á Francia Con sus armas,
caballos, municiones y bagages á costa ele los Ül-
gIcscs : que por llingun título serian cOllsilterados
como prision~ros de guerra: que los franceses es.
tablecidos en POl'tugal y los portugueses adictos
á ellos podl'ian seguir al ejército y llevar S115
hielles: tple la escuadra rusa surla en Lisboa se
la consideraria como amiga, y no podria ser pe 1'.
seguida sino despues ele las 48 horas de su salida;
y (lue los hajelcs de guerra franceses que se en-
contrasen en el puerto ele aquella ciudad .. serian
conducidos á Francia al mismo tiempo que el
eíército. El Coronel Mnrray , Cuartel maesll'e ge-
néral elel ejército, fue enviado por el General
en gcfe Dalri.rnplc para continuar en Lisboa b,;
negOCiaCIOnes.


La escuadra rusa jnzgó mas conveniente el pac-
tar por sí misma, Despllcs de redactach diversas
veces la capillllacion, se concluyó definitivamen.
te el 30 de Agosto entre el General f\'anc{~s Ke-
llerman y el Coronel MUIT<ly. Fue ratificada en
el mismo dia por el General en gefe del ejl'l'cito
francés, y por el Almiranle (le la escuadra iJ]gl~~-


TO)lO l. 50




(394)
1808. !la y Comandante de su ejército; y llamósc de


Cintra, POI'cIue en este pueblo fue donde la fir-
maron los dos gefes ingleses.


De resultas de esta capitulacion la escuadra
rusa al mando del Almirante Seniavill, com pues-
ta de 9 navíos y una fragata, que se llabia refu-
giado en Lishoa desde el MedíterI'<Í.nco al saber
la dec1aracion de gllerra entre su nacion y la In-
glaterra, no atreviéndose á continual; su ruta pa-
ra el Báltico, capituló con el Almirante inglés
CoLton la vuelta á Rusia de toda la tripulacion)
quedando los buques en poder de los ingleses
hasta la paz entre ambas IHlC.íOllCS.


El 25 de Agosto, cuando aun duraban las con-
ferencias para la capitulacíon de Cintra, el Ge-
neral 1\1oore, que en los días anteriores habja
desembarcado y vuéltose á embarcar en Figuei-
ra, desembarcó de nuevo en l\Iaccira; con cuyo
refuerzo el ejércilo inglés ascendía hasta unos
30.000 hombres. El cuartel general inglés se es-
tableció en CinLra, y el portugués en Mafra.


En 9 de Setiemhre el Teniente general Don
José Gallnzo J Comandante general del ejército
y provincia de Estremadura, intimó la rendicioll
al Gobernador francés de Yelves, y mandó al
General Arce se aproximase á la plaza y batiese
el castillo de Lippc, á donde se retiraron los fran-
ceses al aproximarse los espaiioles. Se construye-
ron dos haterías, una de 4 piezas de artillería de
á 24 Y otra de dos obuses. Dos dias duró el fllego
no mas, porrplC al tercero pidieron los enemigos
capillllaciolli pero se les manifestó, que hnbicmJQ




(395 )
capitulado todo el ejército francés de Junot con
los ingleses, no les quedaba mas arbitrio que en·
tregarse á discl'ecioll. Pidieron se les permitiese
enviar á Lisboa un Oficial para asegurarse de la-
verdad, y se les concedieron 6 dias de término;
pero antes se presentq una division inglesa para
apoderarse de la plaza y castillo. El General Ga-
Uuzo se opuso á que los ingleses se apoderaran de
la plaza y castillo J que los franceses cerciorados
de la verdad les entregaron, habiendo cedido el
Gcncl'ill espaüol, que retiró sus tropas á BaJajoz
clespues de haber gastado infructuosamente ticm-
lJO y caudales en ulla ernpresa absolutamente in-
útil; pues antes de prineipiarse ya se tenían noti-
cia, de los artículos de la convencion de Cintra.


Evacuada$ por los franceses las plazas fuertes
de Portugal, los ingleses bs fueronocupandoj
p('['o habiendo colocado en las torres de Lisboa
la bandera británica, la inquietud que empezó á
mallifcstarse en el pueblo, les hizo sustituirla con
in nacional.


El cmbarque de las tropas francesas empezó
el (Ua lO de Setiembre, y se concluyó el 30 del
mismo. El pueblo de Lisboa, cansado de sufrir
la opresion de sus encmigos, intentó entregarse
á a13unos dcsórdenes, que supo prevenir la pre-
sencia de los Generales Hoppe y 13eresford.


Asi tcrminó la espedicion de los franceses,
que sin disparar un tiro se habían apoderado de
I,isboa, donde su General J unot, Embajador en
[¡(lucHa corte, había debido á los Soberanos de
Porlugal en otro tiempo, no efímeras muestras de


t80o.




(39G)
1808. afecto dictadas por el temor, sino actos posiLivos


de amistad y benevolencia, hasta el cstremo de
haber sido Padrino de uno de sus hijos el Monar·
ca, cuyo trono vino á derribar, lleno de la mas
negra ingratitud. El Mariscal Lannes, partícipe
tambien de las bondades ~el Monarca lusitano,
JlOCluiso manchar su l'eputacion con la nota de
ingrato, y rehusó el mando de esta espedicion,
flue Napoleon confirió entonces á JUl1ot.


En virtud del convenio de Cintra se devolvie.
l'on las armas á la division espaüoh que se halla-
ba prisionera de guerra, y cuya libertad fue á re-
clamar el General Don GregarIo Laguna, reci-
biendo ademas un socorro considerable en me-
tálico.


La capitulacion de Cintra fue altamente vitu-
perada en Inglaterra, en donde se vió con inllig-
nacioll que el ejército francés, (!ue no tenia re-
curso ninguno para escapar de las manos del Lri-
tánico, no hacia mas que carubiar de lJosicion.
Por ella se dejaba á los enemigos toua su artille-
ría y sus caballos, que habian sido auqllirillos
por medio ue violentas requisiciones en Portu-
gal. El Gobierno británico uecretó la formacioll
de causa al General Dalrimple , que juzgado pOl'
una comision especial, fue declarado lihre; pero
la op~nion del Gobierno y de la uucion entera no
~staba acorde con la sentencia de los jueces J y
el Rey decidió el proceso desaprobando altamen-
te la convencion de Cintra. En valde los autores
de medida tan u{~bil y peligrosa han tratado de
j lIstificarla) ponderando el número ele los france-




(397 )
ses. Sin embal'go, esta capitulacioll contribuyó 1808.
eficazmente á paralizar por muchos meses los
movimientos del ejército francés, y libertó á Lis-
boa de los horrores de un asalto, restableciendo
el legítimo Gobierno, cuyas riendas se confiaron
á un Consejo de Uegencia , establecido segun las
instrucciones fíue habia dejado el Príncipe He-
gente.




(398 )


CAPITULO XXXI.


El Consejo de Castilla toma t!l mamlo de la Capital de!lpues
de su evacuacion por los franceses. -- S llS acertadas dis-
posiciones. - Asesinato del In tendente Viguri. -El Con-
sejo dispone se armen touos los vecinos de Madrid. - L le-
gada del ejército de ValclJcia, _ Entrada tl'tunfal del
cjército lle Castaños. - Entusiasmo del puehlo de Ma-
drid. -Satisfactorias noticias de touas las provincias.-
Manifiesto del Consrjo sohl'e su conduela polític:I.-So-
!rlllne proelalUacioll de Fí~l'l1alld() ,n. - El Ministro
Cehallr,s pltl)lica UlI Illall ifiesto contra Napo\eon. -Im-
portallcia y cfedos de este documento. - Con fianza es-
cesiva del pLICblo. - Se diGere el armamento de la Ca-
pital. __ Los Generales de los ejércitos cclchran una j IIn-
ta e!l ~Iallrid. -Plan para la segunda campaiía. - Falta
de un Gobierno cen ll'al. - Primera telltati Véj. para su
formacion. - Nombran Diputados tod:ts fas prol'ilJcia~
para su estahlecimi(mto. - Instalacion de la Junta Cen-
tral. -Sus VOCales. - Se apoderan de la soheranía.-
llepresentacion del Consejo de Castilla • .- Consideracio-
ljes sobre este Gobicl'llO.


1803. En primero de Agosto evacuaron los france-
scs la Capital de Espaüa, y el pueLlo de Madrid)
en donde nO habia fllerza ninguna armada, quc-
dó entregarlo á sí mismo, sin que ocurriese el mc-
1101' desóracn por las flcertadas providencias (lue
adoptó el Consejo de Castilla, que en tan críticas
circullstancias tomó el mando.


A pesar de haber abandonu(lo los Cneml¡;OS




(399 )
en su precipitada fuga hasta unos 1.200 enfer- 1808.
mos en los hospitales, ni de obra ni de pala-
hra recibieron el menor insulto de parte de
un vecindario, que despues de haber sufrido
la mas dura opl'esion) se hallaba entregado á
la esplosion de su alegria con la mas absolula
libertad.


El Consejo envió circu1ares á todos los Gene-
rales de los ejércitos espaüoles, invitándolos á
que viniesen con sus tropas á ocupar la Capital,
no porque hubiese necesidad de fuerza armada,
sino por mera precallciou. Un suceso lamentable
perturbó algun tanto la tranquilidad en la tarde
del 4: de Agosto. Don J~uis Viguri, uno de los
mas adictos partidarios de Godoy, mandado proce-
sar con otros en Marzo del mismo ailO por el Rey
Don Fernando VII, Intendente que habia sido de
la Habana, de donde habia venido bajo partida de
registro ... aunque despues fue declarado libre yab-
suelto por su amistad con el privado, mirado ya con
]lOrror por el pueblo por esta causa, se había
manifestado, para complemento de su descrédi-
to, uno de los partidarios lllas declarados de los
franceses durante su permanencia en la Capital.
Este hombre osó propalar ante sus criados que el
Monarca adorado que se ha113ba entre prisiones,
jamas oc u paria el tron o español) ('11 el qu e se con-
solidaria la dinastía de Ronap¡¡rte. Un criado no
tuvo reparo en referir ante una multitud de exal-
tados paisanos las ideas de su amo. Al oirlas mar-
chan enfurecidos ;í. su casa, se apoderan de su
persona) y en seguida es arrastrado cruelmente




(400 )
1B08. por las calles, hasta que espiró despucs de una


lenta y penosa agonía.
Este esceso escitó el celo del Consejo, quien


al siguiente dia publicó un edicto firme y persua-
sivo, manifestando cuán absurdo era que el pue-
Llo, á quien lÍnicamente tocaba obedecer, se eri-
giese en juez de sus enemigos, y tomase la ven-
ganza por su mano. Trató al mismo tiempo, no
solo de contener la efervescencia popular, sino
de adoptar enérgicas providencias para poner ba-
jo un pie respetable de defensa la Capital. Con-
vocó pOI' hando á lodos los varones desde la edad
de 16 ,140 ailos sin escepeioll de cbscs, para que
se reuniesen y a]islasen e11 los diversos barrios
de la Capital, ascendiendo hasta 34.000 los que
se presentaron, ansiosos de tomar las armas con-
tra el enemigo. Este ejemplo [tle imilado con
igual fervor por los habitantes ele todos los pue-
hlos ele la provincia de i\bdricl, CllyO Ayunta.
miento forrnó al instante el plan de levantar dos
regimientos de infantería <le línea, Hno ele caba-
llerÍa y seis mil hombres de milicias honrauas,
dos mil hombres (le caballería y sesenta artille-
ros; todos sostenidos ele los {'om]os de la villa.
PrescntaL~o este plan a] Consejo fue aprobarlo por
l'sle en todas sus partes; pero una m,l110 fllnest:;¡
tlcbió paralizar estos hel'óicos IlllJ\'imicnlos del
patriolismo nacional.


El dia 13 ue Agosto entró en Madriu el Te-
1liente general Don Pedro Gonzalez de Llamas,
,{ la cabeza ele unos 8.000 hombres de los cj(~rei­
tos ele Yalcncia y l\Iurcia i y ~s imposible pintar




( 401 )
el entusiasmo con que fueron rccibitl0s por sul::l08.
vecindario, enagcnauo con tener en su SellO á los
defensores ele la patria) que con tanta gloria aca·
haban de humillar las alLaneras águilas francesas
en los ca 111 pos de Valencia.


El 23 de Agosto á las 10 de la mañana verifi-
Có igualmente su entrada en la Capital el Gene-
l'al Castaüos con el ejércilo de reserva de Anda-
lucía, al mando del Teniente general Don l\Ia-
nuel Lnpciia. El cntusinsrno de los madrideüos
subió al mas alto punto á la vista de este ejérciLo,
á cllyo valor y denuedo se ucbia la victoria de
Bailen, la evacllacion de la Capital y la retiraoa
de los franceses á la orilla izquierda del Ebro.
Desfilaron tOllaS estas tropas por el arco triunfal,
que j ti nto á la casa del Ayuntamiento se habia
levantado al intento, y desde alli marcharon á
llacer los honores al Palacio Real, que se hallaha
desierto, sin Rey ni Gobierno que le ocupase. El
pueblo contemplaba con el mayor entusiasmo al
modesto vencedor de Bailen, y en la cfusion de
su patriotismo rodeaba y de tenia su caballo para
estrecharle en sus brazos entre infinitos vivas y
nclamaciones.


El j ¡'¡bilo de Maorid llegó á su colmo al saher
que, cediendo á los inauditos esfuerzos de los za-
ragozanos, los franceses habian levantado el sitio
de la Capital de Aragon el dia 15 ele Agosto. Es-
te acontecimiento acabó de infundir en el pueblo
una confianza ilimitada en sus fuerzas; y, entre-
gado á ella, fue dilatando el armamento general.


El Consejo J á quien la tiranía de Mural y la
TOltlO l. 51




(402)
1808. debilidad de la Junta suprema habian hecho apa-
l'f~cer éí los ojos de la Nacion como instrumento
de las disposiciones calamitosas, que sc tomaron
en aquellos días de luto y opresion ... juzgó nece-
sario para restablecer el crédito y la confianza,
que siempre ha nlCrecillo á la Nacion este augus·
to y primer tribunal, el desvanecer las funestas
impresiones y calurllnias, que en algunas provin-
cias se habían estendido contra su conducta. Al
efecto publicó un manifiesto, en que hacia ver á
la faz de Europa su conducta firme y rccta~ su
nunca desmentida fidelidad al cautivo Monarca, y
la heróica resistencia, con que á riesgo de sus vi-
das habian sus Ministros rehusado 11l'estar e1lura.
mento de fidelidad al intruso rey José) á quien duo
rante su permanencia en Madrid ninguno de sus
individuos se habia presentado. Dispuso se procla.
mase solemnemente en todos los pueblos del Rei.
110 al legítimo Monarca) y espidió con este moli ~'O
una Real Cédula en 11 de Agosto autoriznndo á
los pueblos para echar malla de los fondos de
propios y arbitrios para los gastos Je esta ccre·
monia. La proclamacion se verificó en la Cnpital
el 24 de Agosto; y aquel mismo Conde de Alta-
mira, que se negó á levantar el Estandarte en la
del intruso José, lo verificó en la del legítimo
Rey Fernando VII, por qllien doce millones de
habitantes habian jurado perecer, acompaüado de
muchos Grandes de Espafla, tres Generales in-
gleses) y con un lujo cual si la corte del procla-
mado Monarca permaneciese en la Capital. La
alegría en este dia llegó á su colmo: se arrojaron




('103 )
al pueblo monedas acalladas con el busto de Fel'~ ¡SOB.
nando como Rey de Espaila y de las Indias) y
con lemas alusivos á su proclamacion.


El armamento general de la Corte se iba en
tanto dilatando y enfriándose los ánimos: los
preparativos para él se redujeron solo por enton-
ces á aprender diariamente el ejercicio muchos
particulares en los cLí.ustros de los conventos.


Don Pedro Ceballos, que fue unO de los Mi-
nistros f{Ue ]lahian abandonado al rey José, y
quc, 11abienJo acompaí'wdo á Fernando VII á Ba-
yona) y sido testigo presencial de las escenas
violentas de opresion y de fuerza que alli ocur-
l'ieron, sabia bien los tenebrosos misterios de
la política de Napoleon, publicó en primero
de Mayo un manifiesto, en que descubrió á la faz
del mundo las maquinaciones y engaños de aquel
para aprisionar al jóven Monarca Fernaralo yapo-
derarsc de la Esp~lila ; manifiesto, que leido an-
siosamente CH Espafla, y buscado eficazmente por
los cSlrangeros, conLribuyó á dispertar el óclio
contra el tirllno, y á hllcerle aparecer con el jus-
to coloriclo, que el brillo y admiracion de sus
victorias cncuDria. Se fijaron copias de este ma-
nifiesto en l"s esquinas de Lónclres; y él comen-
zó la revoll1cion de Alemania, siendo una de las
causas que en 1809 alegó Napoleon para cleclarar
la gucrra al Austria, la facilidad con que dejaba
e ire u] ;11' estc 111anifiesto, que en todo el territorio
francl:s se hallaba prohibido Con pena capital.


lJa confianza del pueblo de Madrid crecia á
medida que contemplaba que el ejército viClO-




(404)
1808. rioso de Castaños permanecia tranquilo en la Ca-


pital con el ob jeto de equipa rse j para lo que se
abrieron suscriciones ~ en las que sus habitantes
se apresuraron á pl'p.sental' una gran parte de sus
fortunas con el fin de contribuir á tan sagrado é
interesante objeto. La presencia continuada de
estas tropas, las noticias que se recilJicron del
IJl'áspero resultado de la campaüa del Portugal,
y la de haberse salvado 9.000 hombres llel ejér-
cito espailOl del Norte, que al mando del Mar-
(1 ués de la Romana se hallahan en la isla de
Langeland en Dinamarca, é iban á ser trallsporta-
dos inmediatamente ,1 Espaüa ~ acaharon de ha-
cer entregar los ánimos á una confianza absoluta,
tan propia del carácter espaüol.


Los Generales de los ejércitos conocieron
no obstante lo fllnesto que podria ser á los es-
}>ailOlcs este estado de inercia) y acordaron ce-
lebrar una junta para convcnir en el plan su-
cesivo de operaciones. Los Generales CnstaÍlos
y Llamas se hallaban ya en J\laJrid, á donde
habia llegndo un cornisionaJo por parte del Gc-
lleral de Aragon Don José Palafox; á Cuesla se
le envió á llamar á la Capital, y en represen La-
cion del General del ejército de Galieja Blacke,
que por tierra de Campos m:lrchaha hácia Reino-
.sa, se presentó el Duquc dd Iufantado) qlle salia
garante de que aquel General se conforrnaria con
lo que se acordase ; y, reunidos todos en la casa
del mismo Duque, despues de di.versas sesiones
acordaron aproximar todas sus fuerzas á las rnár-
genes del EDro á ohservar las del enemigo) (lile se




(405 )
hallahan allí apostfllbs. Al efecto el Gencral IJa- 1b08.
mas con su ejército de Valencia y Murcia deberia
marchar á siluarse sobre Calahorra, el General
Castarios con el de Amlalucía en Soria, el de Cas-
tilla con su GClleral Cucsta en el Burgo de Osma,
y el de Galicia en Aranela ele Duero, previnil~n-
dose al propio tiempo al General Gal1uzo , que
mandaba el ej('l'cito de Estremadura, viniese á
reunirse á los Jrmas ejórcitos.


Todos los esfuerzos dictados por el mas puro
palriotismo á los espaüoles se hallaban paraliza-
dos por la fonna de gobierno, que dividia á este
en tantas soberanías como provincias. Desde lue-
go se conoció que, si no se concentraba el poder,
faltaria la uniformidad en los movimientos y la
combinacÍon de planes, mas que nunca necesaria
en circunstancias en que de la actividad y de la
energía de las operaciones pendia la sal vacion
de la Espaüa. La necesidau habia legitimado has-
ta entonces el gobierno desconocido de las j un-
tas provinciales, y era muy temible que la com-
petencia entre estas entorpeciese la marcha de
la revolucion, aun cuando la prudencia espailola
y el oclio comun contra los enemigos, a1ejase
el temor de las divisiones domésticas; pero to-
dos Con venia n en la necesidad de establecer un
gobierno único, que á nomhre del legítimo Mo-
narca rigiese todos sus estados.


El Capilan general ue Castilla la vicja Don
Gregario ue la Cuesta, cn circular que en 4 de
Julio de 1808 ui.rigió á todas las juntas de Es-
lJ61üa ) fue el primero que demostró la urgente




(406 )
11303. necesidad de cenlralizar el mando en una Regen-


cia Hombrada por los diputados de las provin-
cias. La junta de Valencia, despues de haber re-
chazado tan gloriosamente las tropas de Moncey
en 16 de J uEo , ofició á las demas del Reino in-
vitándolas á establecer una central compuesta de
diputados de las de provincia, y la Junta de Ga-
licia cornisionó al Coronel Torrado para que,
a vistándose con todas las de las demas provin-
cias, las persuadiese la necesidad de promover
la creacion de un gobierno central, en quien se
depositase la autoridad soberana. Mas quien dió
impulso y movimiento á este proj'ecto tan indis-
pensable, fue el Consejo de Castilla con una cir-
cular que envió el 7 de Agosto á todas las juntas
provinciales, invitándolas á nombrar diputados
de su seno, y establecer un gobierno central.
Todas elbs convinieron con su adhesion, y era
muy natural que asi sucediese, porque la idea de
un gobierno central fue coetánea al glorioso le-
vantamiento pOl' la independencia nacional.


Cada j unta envió dos diputados de su seno,
los cuales, des pues de algunas discusiones sobre
el lugar de su reuníon, la verilicaron en Aran-
juez el 25 de Setiembre, constituyéndose en
supremo gobierno con la denominaciOl1 de Junta
central, y nombraron por su presidente al Conde
de Floridablanca (1).


(1) Esla Junta se componia de los sug;etos sigllicnte¡;:
Por Araban.


DúnFrancisco ralafo~ y l\lclci, Gentil-homhre ue Cámara ue




(407 )
Toda la naClOn reconoció á este supremo 1~08.


cuerpo, sin embargo de que los hombres acos-
tumbrados á meditar en la ciencia del gobierno
y amaestrados con la larga esperiencia que ofre-


S. 'M., Brigadier de ejércitoy Oficial de Guardias deCorps.
Don Lorenzo Calvo de R.ozas, vecino de Madrid, é Intenden-


te del ejército y reino de Aragoll.
Asturias.


Don Gaspar Mclchor de Jovellanos, CaJ)alIero de la órden
de Alcántara, del Consejo de Estado, y autes Miuistro de
Gracia y Justicia.


Marqués de Campo Sagrado, Teniente general, Inspector
general de las tropas del Principado.


Canarias.
Marqués de Villanueva del Prado.


Castilla la Vieja.
Don Lorenzo Bonifaz y Quintano, Dignidad de Prior de la


Santa Iglesia de Zamora.
Don Francisco Javier Caro, Catedrático de leyes de la Uni-


versidad de S alamallca.
Cataluña.


Marqués de Villel, Conde de Darnius I Grande de Esparla,
13arou de Sabajona.


Cúrdoba.
l\Jarqués de la Puehla de los Infantes, Grande de España.
Don Juan de Dios Gutierrez Rabe.


Estremadura.
Don Martin Garay, Intendente de Estremadura y Ministro


honorario del Consejo de la Guerra. =Fue el primer
Secretario gcneral, y despachó interinamcnte el Ministe-
rio de Estado.


Don Felix Ovalle, Tesorero de ejército de Estremadura.


Conde de Gimonde.
Don Antonio AbalIe.


Galicia.




(408 )
18(18. cell las historias J ccharon de vcr cuan mostruo-


so y arriesgado era depositar en cuerpo tan nu-
meroso el ejercicio de la soberanía.


En la legislacion española no se halla pre-
visto el caso estraordinario de encontrarse el
Reino sin Rey ni heredero de la corona; pero


Granada.
Don Rodrigo Riquelme, Regente de la Chancillería de


Granada.
DOll Luis de Funes, Canónigo de la Santa Iglesia de San-


tiago.
Jaen.


Don F¡'aneiseo Castanello, Canón igo de la S anla Iglesia de
Jaen, !">rovisor y Vícario gencrallle su Ohispado.


Don Sehastian de Joeano, Contador de la Provincia de
" Jaen.


Leon.
Frey Don Antonio Valdés, Baylio, Gran Cruz de la 6rden de


San Juan) Caballero del Toisoll de oro, Gentil-hombre
de Cámara (le S. M., Capitan general de la Real Arma-
da, Consejero de Estado y ex.-Ministro de Marina.


El Vizconde de Quintanilla.
Madrid.


El Conde de Altamira, Marqués de Astorga, Grande de
Espaüa, Cahallero del Toison de oro, Gran Cruz de
Cárlos IlI. =Fue PI"esi¡lente de la Junta.


Don Pedro Silva, Pall'iarea de las Indias, Gran Cruz tic
Cárlos III, y antes l\fariscal de C;¡rnpo de los Reales ejér-
citos. = Falleció en Aralljucz, y no [lle reemplazado.


Mallorca.
Don Tomás d"e Veri, Ca1>allero de la órdeu (le San J ltan, Tc~


lliente Coronel del regimiento de volllutarios de Palma.
Conde de Ayamans, Teniente Coronel de las milicias di


Palma.




( 409)
debió de l1aber recurrido la Junta central á lo 1806.
que previene la ley 3. a del título 15 de la sc-
gunua Partida para el caso mas análogo, cual es
el de fallecer el Rey uejundo heredero de menor


lIturda •.
Conde de Floridablanca, Caballero del Toison de oro,


Gran Cruz de Cárlos lB, Gentil-llOll1bre de Cámara,
Consejero de Estallo y antcs primcr l\lillistro. = Falleció
en Sevilla, y fue subrogado por el Mar(lués de San Ma.
més, que no tomó posesiono


l\Ianlués del Villar.
Navarra.


Don Miguel de llabnd.
DOll C:rl'Ios de Amatria, imlividuos de la Diputacian del


reino de N a v arra.
Toledo.


Don Pedro de Ribero, Canónigo de la Santa Iglesia de To-
ledo, S ecretal'io general.


Don José Garda de la Torre, Abogado de los Reales Con-
sejos.


Sevilla.
Don Juan de Vera y Delgado, Arzohispo de Laodieea, co-


Administrador del Cardenal de Borbon en el de Sevilla,
y des pues Ohispo de Cádiz. = Fue presidente de la JUD-
ta central.


El Conde Tilli.
Palencia.


COlldc de Contamina, Grande de España, Gentil-hombre
de Cámara de S. M.


Pl'ÍlJcipe Pio, Grande de España, Coronel de milicias: fa-
lleció en Aranjuez, y fue subrogado por el Marclués de la
Romuna) Grande de Espaií a, Teniente general tle 105 Rea-
les ejércitos, y General en gefe del ejército de la i~_
quierda.
TOMO l.




(410 )
1806. edad, y sin haber nombrado la Regencia. =


«Estonce, dice, debense ayuntar alli do el Rey
«menor fuere, todos los mayorales del Heino, asi
«como los Perlados é los Hicos-llomes, é los otros
«homes buenos é honrados de las villas, ~ Up.s-
«que fueren ayunlados, debcn jurar todos sobre
«Santos Evangelios, que caten primel"J.mente ser-
«vicio de Dios, é honra y guarda del Sellor que
«han, é pro comunal de la tierra del Hcyno : c..: 52-
((gund esto, escojan tales homcs, en cuyo peder
«lo metan, que lc guarJen bicn y lealmente ....
«E estos guardadores deben ser uno, ó trcs) ú
«CInco, non n1<"18. J)


La misma Junta central decia á la nacion en
Octubre de 1809 = Sin duda el poder se ejerr;e
por pocas marlOS mas bien que por muchas en los
grandes estados. El secreto en las deliberaciones,
la unidad ell los planes, la actividad en las medi-
das.> la celeridad en la ejecucion, son calidades pre-
cisas para el bllen éxito de los actos gubernativos,
J' solo estan ajc'ctas d Ulla autoridad reconcentra-
rla. Principios generales ciertos en todas ocasio-
nes, y mucho mas en las crisis violentas de las
naciones, en que es necesario dar la mayor es-
tcnsion posible á la potestad ejecutora de las le-
yes. Asi fue quc el Consejo de Castilla rcpres':.-n-
tó á la Junta lo absurdo que era cllwhcrse cons-
tituido {t si misma cn gobierno, cuando sus po-
deres solo eran para nombrarle, ó una Regencia
conforme á la disposicion de la ley de Partida,
que ejerciese la Soberanía; que en ulIa nacion
tan estensa como la España, cuya independencia




(411 )
se hallaba amagada por un enemigo considerahle 1808.
y acostumbrado á vence!', era aun mas precisa
la celeridad en las determinaciones y la pronti-
tud en su ejecucion, y que un gohierno como el
establecido, que se habia de ejercer por tantas ma-
nos, no ofrecia la energía indispensable para sal-
yar la nacion.




(412 )


CAPITULO XXXllo


Conducta de la Junta central. - Sus diSl)osiciones cnti-
hian el entusiasmo nacional. - DescelJa el phn de mi-
licias de Madrid, adoptado por el Consejo. - Separa :JI
General Cuesta del mando del ejército de CasLil1a. -
Disolueion de este ej((reito. - Cuesta hace arrestar itI
central Valdlis. - Es llama(lo á AraujuC'z pil1' b J_'.:Üa
central. - Se declara ate litado su proce(li!l~¡ento.­
Nueva orsanizaeion de las tropas espaüolas Gil C:;C¡¡"O
ejl;rei¡-os, - BI ¿[m'(iues de la PlOIll~ila llullllJi'atlo GCilC-
r~l de lUlO de ellos.


La instalacion de la Junta suprema cQntl'nl
1808. hizo renacer en todos los ánimos las mas lison-


geras esperanzas, que bien pronto empezó á disi-
p:11' S'I conducta. Abrogóse en sus primcras !:c-
siones el poder absoluto, llombn'¡ rllinisíros) 3,;jg"
nó sueldos y honores, y tomó el tralamiento de
Alteza para su Presidente, y el de Escelcncia
para los Vocales; y, aCi'icchanuo la misma Junta
las sabias propue;,tas de Jovdlanos, que insistia
en que segun las intenciones del mismo Rey se
COnvocasen las Córles inmediatamcnte, en vez
ele orgémizar y fomentar el entusiasr~o llac.iolwI,
contribuyó cficJzm"nte u'Illclla Asamhlea á pa-
raliznrle.


Desechó tamhiell la Junta central el plan
alloptado por el Consejo ele Castilla de levanlar
milicias en l\In,lt'id; y los habitantes de la capi-
tal) sin saber á (1i.1~ JI rihnir esta lH'g;¡liva, cuan-




(413 )
do no habia ciudad ni villa en toda la Península i808.
que no las tuviese J sofocaron su sentimiento
dentro de sí mismos, y se dedica!'on al levanta-
miedo ele dos l'c-gimientos de línea con tal en-
tusiasmo, que al primero de e1105 le sohraron
500 hombres, que se alistaron en el segundo.
El General Fl'eire ,'en tonces Coronel, se encar-
gó de la organizacion del regimiento de cahalle-
ría, escogiendo cntre una inmensa multitud de
voluntarios los mas robustos J que montados en
lo.'; c1ballos, que á porfia presentaban los Gran-
des, los tÍllllos y los particulares, formaron un
regimicnto dc los JlUS lucidos y brillantes. La
organizacion de todas estns fuerzas .Ciw tan rápi-
da J que en brevc estuvieron en estado de n1ar-
chal' contra los enemigos.


En una de sus primeras sesiones dió la Junta
central otro paso, que acabótlc desconceptuada.
El General Cucsta) cuyos méritos, talentos mi.
litares é integridad le habian conciliado el respe-
to de los espaüolcs , se hallaba, como hemos di-
cho) al frente del ejército de Castilla, compues-
to de. 13.000 homhres) bien disciplinados, y con
oficiales llenos de entusiasmo y ardor, en el Bur-
go dc Osma, COn arreglo ;i las disposiciones de
la Junta dc Generales, cuanclo recibió la órdcn
dc entregar el mando á su segunclo el Teniente
general Don Francisco Eguía, y marchar á Aran-
juez, á dOlllle llegó el 9 de Octuhre.


En este tiempo el General Castaüos comen-
zaba ,i lomar posiciones con su ejército CH b.~
márgenes del Ebro h¡lcia Calahorra; las tropas




( 414)
1808. del de Valencia hácia Alfaro; las de Aragon mas


allá de Tudela ) y las de Galicia en las alturas
de la provincia de Vizcaya) hácia Bilbao. El
General Reding avanza ha á Calaluüa, en don-
de se le re lIuia la di v ision ele espaüoles que
recobraron su libertad y armas en Lisboa, en
vil,tud de la capitulacion de Cintra, y 11abian
desembarcado en aquel Principado.


Las tropas de Castilla se desanimaron COn In
intempestiva separacion del General Cuesta, á
quien adoraban los oficiales y soltlados; pero la
Junta central, lejos de acceder á sus justas re-
clamaciones, complcló el golpe con la disolu-
cÍon de este ejército. La desgracia del General
Cuesta provino del suceso siguiente: Don An-
tonio Valdés, Presidente que habia sido de la
Junta provincial de Leon, despues de la desgracia.
da accion de Riosecó J se retiró, como hemos di-
cho , á Ponfcrrada con dos sohrinos suyos y al-
gun otro vocal, que se creyeron con la sufi-
ciente rcprcsentacion para tratar y convenirse
clandestinamente con la J unta de la Coru-
ila en formar una sola corporacion en :t;.ugo,
como se verifIcó, y mandar reunidas desde allí
á Galicia, á Leon y á Castilla, con independen-
cia de su Capitan general. Cuesta declaró nula
é ilegal esta Junta; pero asi Valdés como sus dos
sobrinos, y el Vizconde de Quintanilla , que no
fue jamas Diputado de la Junta de Leon, conti-
nuando en sus maniobras, lograron que se les
nombrase Diputados por la provincia de Castilla
pa ra la Junta central. Al pasar Valdés y el Viz.




(415 )
conde de Quintanilla por Simancas para ir á su Hiat>.
nuevo destino, se hallaba á sus inmediaciones
acampado el ejército dc Cuesta: este dió órde/l
al Gencrd Eguía para que los hiciese arrestar y
los condujese al alcázar de Segovia, en donde
dispuso que el Mariscal de Campo Conde de Car-
tao]al les formase breve y sumariamente causa,
dándole para que sirviese de cuerpo de de-
lito Ins intimaciones que habian hecho á Cues·
ta para que entregase al ejército de G::dicia la
caballería de su mando. La Junta central rc-
clamó, (~ hizo poner en libertad la persona de
V 31M s y dd Vizconde de Quint3nilla; y apenas
se lwcscntaron en Araujuc:é los recibir») sin mas
examen, For Vocales suyos, y mandó publicar
ea la Gaceta por nulos y atentados los procedi-
mientos del General Cuesta; depuso á est(; dd man-
dodelejército, haciéndole venid Aranjllcz libre-
mente) por haber'se negado <i prenderle el Condc
de Montijo, á lFliencn vano se ofreció el grado de
Mariscal de Campo y hacerle segundo lId ejército
de Castilla, si se prestaba á ac¡uella comision,
pues se negó generosameule á ella Ínterin no se
demostrase la criminalidad de tan respetable Ge-
neral.


JJa Junta central en 29 de seliemlJl'e dividió
toJas las fuerza" de la Pel1ínsula en cuatro ejér-
citos con la dcnomillacion de centro, Jerccha,
iZ'luierda y reserva. El primero 31 manJo Jel Ca-
pitan general Don Francisco Javier CasI nr1os,
cornplle~;to (le los antiguos ejércitos de CasLilla y
Alldalnc!a : el se3undo, al mando del Teniente




(416 )
1068. general Don Juan Miguel de Vives J compuesto


de los antiguos ejércitos de Cataluña, islas Ba-
leares, Granada, division aragonesa al mando
del Marqués de Lazan, y de las tropas proce-
dentes de Lisboa: el tercero, al mando del Te-
niente general Marqués de la Romana, é interi-
llamente al de Blacke, compuesto de los antiguos
ejércitos de Asturias, Galicia, Estremadura y di.
yisioll del Norte, cuya llegada se aguardaba por
momentos; yel cuarto de reserva, al mando del
eapitan general Don José Palafox y Melci, com-
puesto de los ejércitos de Aragon) Valencia y
Murcia.




(417 )


CAPITULO XXXIII.


La division espa.ñola al mando del Marqués de la Romana en
Dinamarca. - Acciones en que ~e halló. - El Mariscal
Bernanlotte la distingue, y forma su guardia de espallO-
les. - El' illante estado de estas tropas. - Primeras no-
ticias de los acontecimientos dc la Pellínsula. - La di-
visioj} espaiíola recibe órden de prestar jllrameuto al
rey José I. - Jm'amento condicional acordado cn con-
sejo (1e Generales. - Insurreccion de los soldaclos por
no prestarlo. - Heroismo de un Oficial español para
ponerse en comunicacion con la escuadra inglesa. -
Rccibe la llomana cartas de las Juntas de Sevilla,
Valencia y Galicia. - La llomana disjlone Cugarse ;l
España con su tlivision. -.Medidas para ejccutarlo. ,-
Traícion dd segundo Gefe espailOl Kinttelan. - Las
tI'opas acantonatlas en J ustlalHl pasan á Niehorg. - Dos
regimientos quc se hallaban en Justlalld, qlleclan pri-
sioneros de guerra. - La Ron,ana se apodera de la
plaza y fuertes de N ieborg. - La escuadra in glesa entra
en aquel puerto. - Entrevista de la Romana y el AI-
mil'aute Keats. - Entusiasmo y júhilo de los espaüo-
les. - Se clllharean los espaiioles , y llegan á la isla d()
Sangcland. - La guarnicioll espaüola de esta plaza pro-
tege el desembarco de Sll~ eompatrio1as - Disposicio-
nes (le Bernanlolte. - Proclama de Kindelan. - Elll-
hárcansc los espaiíoles, y llegan á Gotemhllrgo._
Llegan ;Í este punto los transportes de Inglaterra. - La
HOfllüua marcha á Londres. - 1.legan las tropas e~p;l­
llOlas ;Í Santander. - Alegria de la N aeion espailOla. _
La opinion designa á la Romana para el mando dp l (1-
"0.\10 l. 53




(418 )
dos los ejércitos. La Junta central le lJomhra Goneral
en befe del ejército de la iZlluiertla. - Considcraciollts
sobre esta p¡'imcl'a campal¡a.


180f3. A Gnes del mes de Mayo de 1807 snliaoH
de Espuüa) corno ya hernos manifestado, (los di-
visiones auxiliares de los franceses, la una para
el Norte, y la otra para Italia; pero esla última
tuvo órdcn de incorporarse ii la primera, y am-
bas reunidas marcharon hácia el ElLa hasta la
plaza de Stralsund) en la Pomerania sueca) que
entonces se hallaba sitiada por los fl'ancp.scs, y
defendida por su SOhei'<1110 en persona. Las tro-
pas espafIolas llegaron á tiempo para hallarse en
la rendicíon de aquella plaza, que fue cvacuada
por el Hey de Suecia; y se distinguieron en los
encuentros que hubo con motivo de diversas sa-
lid~s de la guaruicion, bajo la direccion ucl Ma.
riscal de campo Don Juan Kimldan. Toda la di.
vision espaüola, compuesta de 11.500 infantes
y 2.500 cnballos, se l¡allaba él las inmediatas ór-
denes del Mariscal BernarJotte, Príncipe de
Ponte corvo entonces) y ahora ney de Suecia,
que mandaba un ejército francés de 30 á 40.000
hombres, disponiendo asimismo de una gran
l1al'Le ue las fuerzas dinamar(FlCsas.


Una pnrte de la division cspaüola ocupal}a
las inmediaciones del pueblo de Nieborg , la isla
de Langelancl y la de Fionia. En la primera solo
habia un regimiento de infantería danesa, y otro
de c"ballcrÍa en la segunda; por cuanto la fuer-
za prillcipal del ejérciLo danés se llallubu rClIui-




(419)
da en la isla ue SecIand. Miraba Bcrnardottc con 1808.
tan pal'Licular aprecio á las tropas espaüolas,
que quiso formarse una guardia de honor, com-
puesta de soldados y oficiales escogiuos de los
l'cgimieutos de Zamora y de la Princesa, á la
que despues agregó treinta hornbres y dos oficia-
les del regimiento de caLallería del Hey.


Todas las tropas espaüolas se hallaban bajo
un pie de guerra brillante; su vestuario en esta-
Jo ue lujo, las pagas puntualmenle satisfechas
])01' la tesorería espaüola, el pais suministraba
alJlmJantes raciones de pan y carne, de que clis-
frulaba igu,dmcllle la oficinlidad, á la cual ade~
lilas se le abonaha una gratificacion de mesa, re'-
gulada en doscientos francos diarios al Tenicnlc
general, ochcllta al Mariscal de C:Jll1pO, treinta
al Coronel, veinte al Teniente coronel J nueve
al Capilan , y seis al Subalterno.


Los periódicos franceses, que circulahan abun.
dantemente enlre las tropas de este ejército, die.
ron las primeras noticias acerca de los snCC30S
de Bayona, de la horrorosa catástrofe del 2 de
l\1ayo, de la violenta renuncia del H.ey Fernan-
do, de su internacion en Francia, y del llom-
ll['amiento de José N apoleon pal'a el trono de
Espaiw. Las cartas que venian de esta desde me.
diados de Mayo eran interceptadas rigol'osamen.
te, y solo llegaban á 111anos de los oficiales
abiertas las que no contenian mas que asunlos
familiares. Sin embargo, los ingleses, (Iue te-
nian una escuadra en el Báltico, cuidaron de in-
troducir furtivamente papeles) que informaron á




( 420)
i808. las tropas del verdadero estado de su Patria.


Bernardotte, para evitar estas peligrosas comu-
uicaciones , adoptó las mayores medidas de prc-
caucion, y previno que hasta los parlamentarios
ingleses fuesen recibidos á cañonazos por las ba-
terías de las costas, guarnecidas con destaca-
mentos daneses.


En este estado de agitacion recibió el Mar-
qués de la Romana el 15 de Junio la órden del
Príncipe de Pontecorvo para que sus tropas
prestasen el juramento de fidelidad á José Napa-
leon J en la misma forma que ya lo habiaa ve-
rificado la Asamblea de Bayona y los espaito]es
t'esidclltes en aquella ciuda<l. El amor á la Pa-
tria ardia Con la mayor violencia en el corazon
de la Romana y en el de todos los espaitoles, y
el movimiento eléctrico de independencia y de
libertad del 2 de Mayo habia ]legado hasta los
56 grados de latitud septentrional. La crisis era
terrible: el Príncipe de Pontecorvo no admitió
las observaciones y contestaciones evasivas de
la Romana, y este se dispuso á jurar, y man-
dó á su segundo el General Don J mm Kindelan
]lÍciese prestar el juramento á las tropas que es-
taban á sus órdenes en el J utland, como se ve-
rificó con seiíales muy evidentes de descontento.
La llomaua recorrió las islas de Fionia y de
Langeland; enteró á las tropas de las noticias
q uc habia recibido, y !as hizo prestar el j ura-
mento con esta fórmula, adoptada con acuer-
do de todos los OGciales de la plana mayor, y
redactada por d AudiLor de Guerra Don Juan




(421 )
Miguel Paez de la Cadena J en el día Embajador 1808.
de S. M. C. en Rusia, en los términos siguien-
tes =


«En la suposicion de que la N acion española,
«de la que somos parte, y á la que protestamos
«(querer vivir y morir siempre unidos, haya
«prestado por medio de sus representantes legí-
((timos, y con plena libertad, el juramento que
((se nos exige, juramos fidelidad y obediencia al
((rey José N apoleon, á la Constitucion y á las
((Leyes,»


Este juramento) calculado para que en tiem-
po alguno pudiese tener fuerza y valor, desagra-
dó desde luego á Bernardotte, que exigió de las
tropas 10 prestasen sin restriccion alguna. Cuan-
do se trató de hacer jurar al primer batallon de
Cataluña en la isla de Langeland, estuvieron las
tropas á punto de sublevarse) manifestándose
el mayor descontento en todos los cuerpos. En
vano trataban los Gefes de persuadir á los sol-
dados que el juramento era condicional. Un cabo
del regimiento de la Prince~a en el acto delju-
ramento salió diez pasos al frente de las filas,
diciendo á gritos: que él no juraba, aunque le hi-
ciesen pedazos, con lo que se desordenó el re-
gimieuto; y aunque su Coronel el Conde de San
Roman tenia bastante ascendiente sobre sus sol-
dados, que le amaban, y volvieron á formarse, el
cabo rehusó volver á entrar en las filas. El regi-
mienlo dc caballería de Almansa en Odense, á pre-
sencia de varios O ¡¡cialcoS franceses) y de un Ayu-
dante de campo dell11ismo BernarJolte, clnpezú á




( 422)
1808. gritar casi á una voz: rOlva Fel'llando F 11., Y mue·


ra Napoleon. Despucs de la forrnacion los sol-
dados maltrataron con golpes á un Comisario
frances} que cuidaba del suministro de víveres.
Así puede decirse que los soldados españoles ni
aun prestaron el juramento condicional. La exal-
tacíon de las tropas en el momento del juramen-
to, y el desorden comctido en Odense contra el
Comisario frances hicieron temer al Marqués de
la Romana que Bernardotte dispusiese la inter-
nacion de las tropas espailolas, con lo que sin
remetlio se imposibilitaba la fuga rllJe premedita-
ba para volar con sus tropas nI [llL\:íllo de la Pa-
tria. La rigo,'osa incomunicacion con la escuadra
inglesa, que bloqueaba aquellos puertos, presen-
taha adCIllas las mayores diuculLaLlcs para llevar
adelante el proyecto de evasion; pero el entu.
siasmo patriótico de un Subtcnicute del batallan
de Cataluña, llarnado Don Juan AntollioF'úbrc-
glles, facilitó este gran suceso. Uallia este Ofi-
cial salido de la isla. tle l.angeland en una lanch!l
de pescadores, Cun comisioll para la de Seeland;
y, habiéndose aproximado uu navío illSlt·S, obligó
por la fuerza á los marineros daneses que la
tripulflban á que se ]e condnj<:sp á su bordo;
mas vueltos á tierra dieron parle dc' la descreÍon
de Fábrcgucs. Este fuc pel'feet;J;nCllIC recibiuo
en el navío, que era justamente el Soberbio,
quc montaba el Alrnirante inglés Keast. A los
dos dias se reunió á él un buqlle en que venia
l)on Rfl1'ad Lobo, Teniente de navío de la M.ari.
na espaüola} conuuctor de plipgos lle las Juntas




(423 )
de Sevilla, Valencia y Galicia para el Marqués 1808.
de la Hornana , y otro del Gobierno inglés para
el Almirante, previnl¡';ndole cooperase eficazmen-
te al emLal'(lue llc las tropas espallOlas. Parecía
imposible llace!' llegar los pliegos á mallos del
Marqués) })orque toda cornunicacion estaLa in-
terceptada hasta con los parlamelltarios; pero
FábregLlcs venció toda dificullnd, desembarcando
en un punto inmediato de la isla de Langeland, y
conduciéndolos él mismo; mas habiendo sido
descubierto á poco tiempo de su desembarco por
las activas diligencias del Coronel francés Gautier,
comandnnte dc armas de la isla, fue encerrado en
un. oscuro calabozo; teniendo la suerte de ha-
ber podido salvar los pliegos que conducia, y
entregarlos al Sargento mayor de Cataluña Don
Alnbrosio de la Cuadra. Este burló la vigilancia
de dicho comandémte de armas; y J ayudado de
sus oficÍales , logró sacar fvrtivamente á Fáhre-
gues de la prision, le disfrazó de soldado, y le
hizo salir para Nitborg , acompaüado del Tenien-
te del mismo cuerpo Don Felix Carrera, á quien
entregó los plic gos.


Gauticr al saber la evasion del preso, se en-
fureció de tal modo, que fue preciso romper con
él de una yez , y ponerle en arresto. Un Gene-
ral danés, que se hallaba en la misma isla, quiso
tambien hacer valer su autoridad; pero la con-
duela firme y prudente de Cuadra supo conte-
nerle. En la Hoche del 5 al 6 de Agosto á cosa
de las doce llegaron Carrera y Fúbregues al cnar-
tel general de :\lt.:borg, y se presentaron inmcdia.




( 424)
1808. lamente al Marqués de la Romana, cuyo cora-


zon, todo español, se electrizó á la lectura de
las proclamas de España, y de la carta con que
el Almirante inglés le brindaba con su asisten-
cia para conducir su ejército á la Península.


La diseminacion de las tropas de este, la
proximidad del ejército frances, la imposibilidad
de salvar los dos regimientos que estaban en la
isla de Seeland entre considerables fuerzas da-
nesas, y la dilacion peligrosa que habria hasta
la llegada de los barcos de transporte, que, por
110 tenerlos el Almirante, tenia n flue venir de In-
glaterra ,. hicieron vacilar U11 1110/11 cnto '1l1\1ar-
qllés; mas, considerando que en el puerto de
Nieborg y en otros de la isla habia muchos bar-
quitos desarmados y varados á causa de la guer-
ra con los ingleses, y que acaso podrian habi-
litarse pl1ra una navegacion corta, se decidió á
pasar el R ubicon, no para llevar ]a guerra á su
Patria como César, sino para vencer ó morir en
su defensa.


En aquella misma noche dictó el General es-
paflol una circular para los Gefcs ele los cuatro
regimientos que estaban en JulIand , y un oficio
l)ara el General Kindelan, á cuyas inmediatas ór-
denes se hallaban, comunicándoles las noticias
que acababa de recibir, añadiendo [fl1C la Patria,
indignamente oprimida, reclamaba en su defensa
el valor y el esfuerzo de todos los buenos espa-
1101es; que la Inglaterra, su aliada, ofrecia faci-
lilar la retirada, y que estaba resuelto y deter-
minado oí. emprenderla inmediatamente, confia-




(425)
do, tanto en la justicia oe la causa, como en la 18oa..
dccision de los oficiales y solllados del ejército,
con cuyo entusiasmo cOlltaha; y ailadia preven-
ciones particlllares á Kindel<lll, para que apresu-
rase el movimiento de rCtlUiOll en la isla de 1"10-
nia, en carla con{ideJlc1al eu (lile le hacia enten-
der los motivos de una operacion, que <lLluque
arriesgaoa era el volo general de toda la d1vi-
sion. Se mandó ú los Coroneles de los tres regi-
núeulos de cahalleria fIlie ll1;¡tasen los caballos
en el caso oe 110 poderlos llevar con:,igo.


Tres Oliciales de artillería marcharon en
posta con el aparente preteslo oe ir á COmpl'al'
algunos caballos fIlLC se IH.:cesitaban para la arti.
Hería en la madrugada del G de Agosto, con ins-
trucciones de que si algull gefe se manifeslaba
opuesto ó remiso, sublevasen su regimiento con-
traél, publicando el moLivo de Sll mision, para
(¡lle tOlllaudo el mando el gefe iJ1l1J(~(liato, se
cumpliesen las óroenes del General. Era de la
mayor importancia evitar jas consecuencias que
pou rian resu ha l' Oc ] a crítica cire uusLa neia ell
clue se ]wllaba el hatallon de Cataluila en la isla
de Lallgcland. Con este objeto se mandó (Iue 103
regimientos de Villa viciosa y Barcelona pasasen
á aquella isla.


Ell\1arqués de la llomana avisó al Almirante
Keats de todas SllS disposlciones y proyectos, con-
viniendo con él en la seilal (Ille debia hacerse
desde ].1 isla cuando fuese tiempo de que entrase
en el pllerto de Nieborg.


Tomadas todas estas disposiciones) puhlicú
TOMO (. 5"1




( 426)
tSOs. el General en la mailana del 8 qne todos lo.'!


cuerpos de la Fionia iban á reunirse en Nieborg
en virtud de órdenes del Príncipe de Pontecorvo
para prestal' un nllevo lurnmento, parlicip,índo-
sdo asi oficialmente al Gobernndor de la plaza,
para que no cs[railase el aumenlo de tl'opas ('spa-
floIas en cJla. Nada percibieron ni esle gí'fc, ni
]a guamicion danesa, ni los l¡abitanles de esla
plaza hasta que se apoderaron de ella los espa~
f101es.


El .Marqués de la Romnna agllélnbba con im·
paciencia el resultado (le las ól'denes enviadas á
Jlltland, en donde su segulldo Kil1<1cl<ll1, que se
llallaha en F'ridel'icia con tres bala/Iones dd re-
gimiento úe Zamol'a, lejos (le cOlltrihuir al he-
róico pl'Oyecto, disimuló prcte.-;taudo que obedecia
Con gusto á la voz de su he[e y úe la patri3, lli-
zo disponer aparentemente su eíluipage para ma-
yor disimulo, y displlso que el regimiento de
Zamora marchase tldante de él h,ícia el puuto del
pequeilO Belt que se atravesó sin dilicultad. Kill-
delan salió de Fridericia en su herlina propia á
POC;¡S hor;¡s despues del regimieuto; pero ll<'gan-
do al paso del pequeiIo Belt, y vicllIlo la ocasion
oportuna que hllscaha, corrió ,{ denunciar el
movimiento de las tropas espailOlas , resultando
de aquí que el 9 de Agosto se kdlaba ya intcr-
ccp1.aJo aquel paso por UWl p:lrte de la vanguar-
dia francesa mas inmediata. El regimielllo de
AIgarbe halló ya ocupado el pe<¡ueilo Bdt, y fue
hecho prisionero de guerra. Un Capitan de este
cuerpo llamado Costa, franees emigrado desde




( 4'27)
el principio tie la revoluciol1, intentó forzar el 1808.
paso para reunirse á los espai101cs, seguido de
otros oficiales y de cien hombres montados; pe-
ro se encontró con fuerzas mlly sllpcriolocs que
le tcnian cortauo; yenlonces desesperado capi-
tuló para que su tropa fuese biell tratada, y en
seguida se disparó ¡¡lli nüsmo uh })istoletazo á
presencia lle lodos.


Los gef!'s de los regimientos del Hey y el In-
fante, viendo <Jlle los franceses llOticiosos del
movimiento de los cspaüoles se habian apode-
rado Je dicho paso, resolvieron habilitar algu-
nos harr¡uielltldns que se hallahan en el puerto
de Al'ahut y trasladarse á Sil bordo :l Nieborg.
Para verificarlo sin oposicion de ¡as tropus y po-
hlacÍon dallesa , prdest<ll'on qllé las tropas espa-
Ílolas (le la Fiouia se llilbian amotinado contra el
Marqués de la Homalla, porque Cjllcria obligal'.
las á prestar juramenl.o al rey JOS(~, y que el
General llamaba i.l lOlla prisa á los regimientos
acantonados en el .T lllland para slljelar <Í los 8U-
})levados) y que para que acudiesen mas pronto
les mandaba (11lC se cmbarcas(~n, dejando sus ca-
ballos encargados ii SlIS palrollPs }liIsla Sil vuelta.
Despues de algunas contl'stacioll!!s tuvo efecto el
embarque (le estas tropas en ~l de Agosto sin ha-
ber derramado una gola de sangre danesa, prue-
ba de la poca violcncia que les costó esta opera-
cion.


Dos regimientos, que estaban en la Isla de
See1and, se amotinaron contra el Gene¡'al frances
Freil'ion, que habia pasado á aquella isla para lo ..




(42R)
1808. mnr el mando de los espaüoles con arreglo á la,


ónlcncs de Bcruardoue ~ y exigirles I·l juramento
ele llllelidad al rey José Napolcoll. En el acto de
lwes~~nlarse para esta ceremonia ante el regi-
miento ue Asturias, se amolina este, y haciendo
fuego algul10s soldados contra el General fran-
ces y Sil comitíva, rcsultó la mucrte de tillO de
6US ayudantes de campo y la fuga de todos á Co-
renhague. En seguida se reunieron tU1l1UlLllaria-
mente al rededor de sus banderas estos inlrt~pi­
(los y fieles españoles, y proc1amarol1 á Fernando
Vll. Esta oClllTencia fue fUllesta para este regi-
miellto y el de Glladalajara, que) circundados por
infinitas fuerzas enemigas ~ [I/eron desarmados y
declarados prisioneros o.c guerra.


Al amanecer del dia 10 las tropas del Marques
de la HOll1ana se formaron en la pl<l7.a de Nieborg
con prelcsto de prestn¡'(~l jUl'<lmCnlo. EutotlcCS este
General en \' ió á casa del Gobernador dan és á un ofi.
óal del Estado mayor provisto ue órdenes escritas
en el idjoma del pais, y que dehia firUlar á la fllerza
este Gefe para que todos los ComanJantes de las
}lIazas y haterías (le la costa se dejasen relevar
}lor fUl'rzas espaüolas, 'lile ya estaban reunidas en
número muy superior ~í fin de evitar toda resisten.
óa. Entonces supo el Gobernador que trataban los
espaflOles de volver Ú su p<llria con el <ltl'éilio de
los b1lfluesingleses) que iban á cntral' en el puerto.
Con esta estrat.agema, que legitimaba la ncce~idad,
ocuparon inmediatamente los espaitoles sin l'esis~
tencia alguna la plaza y baterías de la cosla. Hc-
cogil'l'OnSC en Ull almacen las armas dell·cgimien.




( 429)
to dnnés que gnnl'l1ccia la plaza, y se le hizo sa- 18G8,
Jir fllera del recinto de ella. Estaban á la sazon
fondeados bajo las murallas ue la misma en el
pUf~rlo un lJel'ganlin ue guerra danés de 16 ca-
flO1leS y fina golda tie menor porte tripulados y
aparelados PCI'fectamcllle. El Marqués envió á lla-
mar al Olicial Comandante de estos buques; maS
este no c¡uiso dejar 811 puesto, y en su consecuen-
cia aquel comi,o;ionó á uno de SIlS Ayudantes de
campo para que pasase á bordo y le instruyese
de que los bUl\UeS iugleses enl¡'arian pronto en el
pllerto, y (llle en vista u.: la infinita sllPerioritiad
de eslos , y de q u e los es pailoles, dile llOS ya de las
llatcríasJe lier!'", poJI·jan en un momento uestruir-
le J esperal,a que se mantuviese pasivo sin inten-
t;¡1" ulla resisl(:lIeia imilil, en cuyo caso ni sería
apresado ni molestado por los ingleses. Pero el
Comal1llante danés conlestó con la mayor bizar-
ría r¡ue, aUl1 c¡ne cOllocia ]a illutilidad de su resis-
tencia, cslaha resuelto á hacel· toda la que pudie~
se, porque tal era su deher. A las diez de la ma-
liana se ]lizo la seiíal convenida, y el l1a~'ío del
Almirallte 1\f~als, <lue se mantenia á corLa distan-
.cia con IIlla corlwta y nn bergantin , se dirigió con
estas fllerzas al puerto, precedido de dos lan-
chas calto!1('ras, contra las (lue luego que estuvie-
ron á tiro rompieron los dos b\l(lues daneses un
fuego vivísilJlo,;¡} flue cOlltcstarolllas dos lanchas,
el bergantín y la corheta. La plaza disparó tam-
ben alglll10s C;¡ilOnaZOs, y despues de 15 á 20
minutos tic fllego , arriaron su lJantlcra los buques
daneses Con pénlida de 6 muertos y varios hcri-




(430 )
1808. dos, entre los que lo estaba levemente su valiente


Comandante. Los ingleses tuvicron \lna pérdida
sellsible en la del Teniente del navío, que fue
muerto en una de las caüoneras; y consideraron
como de buena presa ú. eslos dos buques de guer-
ra, ,i diferencia de los barquitos de transporte que
fueron restituidos despues que prestaron el servi-
cio. Despues de este corto y desigual combate ba-
jó á tierra el Almirante con sus oficiales j y, pasa-
dos los primeros momentos de una alegría que es
dificil pintar y dcscr'ibir, y de las demostrnciones
mút.uJs de afecto entre espailOles t~ ingleses ~ I.ra-
t:lron los dos Generales de lo que se debía ejecu-
tUl'. Inmediatamente se lwuiliLamn los barquiloll
lwscalbres es.istentes en el puerto, par'a (ltle en
ellos y en los tres buques de ;;-ucl'ra ingleses se
trasladasen las tropas ;Í la isla de Langelnnd. El
Alll1irante pidió á Inglaterra harcos (le transporte
para la navcgacion á Espaüa, que no pouia verifi-
carse en aqueiL)s. En el nüsmo Jia queJaron habi-
liLallos 35, Y se distribuyeron éntre las tropas los
ví .eres existentes en los almacenes ue la plaza, lo·
dJ con el mayor elltllsiasmo y cclcl·itlad. En la tar-
de dd mismo dia 10 llegaron á Nieborg los bar-
quitos qlle conducian á los regimientos del Rey
y d:.:lllll'ante, y el 11 al salir el. sol marcharon
los espailUles con todos los equipagcs ;Í una playa
distante un cuarto de legua de la plaza, la cual
quedó gu.al'lbda hasta el último momento con el
cuerpo (lile acahaba de retirarse del pequeilo Eclt.
En. el támino de dos horas se verificó el embar-
que d(! la gente con sus efectos) arruas y municio-




(431 )
nes y la mayor parte de las monturas. El Gene- iAOS.
ral habia rnanuauo quc se matasen los caballos;
pero la compasion del soldauo se resistió á darles
muerte, por cuya causa queJaron abandonados
por los campo;;, y despucs se IItilizaron de ellos
los franceses. Almediodia levó :lllclas el convoy
compuesto de 44 barcos, comprendidos los que
vinieron de Aarhuus y los qne llevaban la al·tille-
ría con sus pertrel'hos. Estos eran con cubierta;
pero de tan poco porte, que la tropa iba ta11 api-
iíada qne no hubieran podido servil' para una na-
vcgacion larga, aun cuando hubiesen tenido el
agua y víveres sullcientes .


. El Jia 13 se dió rum10 con felicidad en Spo-
wier sobre la costa oriental uc la isla del Lange-
laud, se desembarcaron touas las tropas, y se si-
tuaron Hl vivac en Jos puutos mas convenientes
ue la costa occidental con 4 piezas de artillería.
El halallon primero de CalallliJa habia estado,
como hemos dicho, en una posicion delicada y
crilica de resultas de la comullicacion de Fá-
bregues con los ingleses; pero, luego que se reu-
nió UIl considl'rable refuerzo (le españoles, ase-
guraron el desembarco Je! resto de la division,
que se verificó sin amngo de oposicion por parte
de los daneses; y, prolllelil'lldo:..I General de es·
tos que no se lutria dalIO algullO, exigieron que su
tropa quedase desarmada, y enlrf'gase sus caba-
llos y monturas, que ucspues le fueron devueltos,
sirviendo para montar una part.e de I1uestros sol.
dados de cuhalleria duranle su mansion en la isla.


El Príncipe de Ponte corvo ) apenas tuvo 110-




(432 )
t80S. ticia del movimiento de! la division cspailOla,


cuando trató ue r(~unil' fuerzas considerablcs so-
bre el pcquclio Relt, y de atacar b isla de Fioniaj
pero ya las tropas espailOlas se hallahan en la is-
la de Lallgelan¡l, en donde no era fícil sin fuer.
zas marítimas atacarlas, por lo que Uemíll'dotle
se limitó <Í escribir ¡t algunos de los Generales,
procurando seducirlos, y enviar una proclilma
ridícula, que el traiJot' Kinuelan dirigia ¡í 103
espaüoles, manifestando que la illll'lIcÍon del
l\brqllés de la Romana era vender SLlS soldado ...
á los ingleses, que los enviariau {l la India á 113..
cel' la gllcrt'a contra Jos Mal'atas,


El lG Y 17 se emiJ/cama en acopiar víveres,
qU(~ se compraron en la isla <le Lang,·lanu, pa-
gállllolos ('11 meLílico; y, habiéndose recibido la
noticia de que los franceses habian ocupado la
Fionia, disminuyó la conílauza de la posicion que
ocupaban los esp,lüülesi y de acuenlo con el Alllli-
rante illglés, que aun no había recibido noticia
de los transportes de Inglaterra, se resolvió em-
barcar de nuevo tOdél la division en los mismos
harcos en que habian venido, y trasladarla á
Gottembul'go en Suecia, pais enlonces enemigo
de la "Francia, en dOlllle podria esperarse sin la
menor inquietud. El 23 se verificó el elllhar~
que con el mayorórden, y el mismo dja dió
á la vela el convoy, hajo la custodia (le los
Duques ingleses citados y del navío Victoria de la
misma llacion, que era el mismo en que habia
sido muerto el Almirante Nelson en Traf.t1gar,
l)asó el convoy debnte de Nicbol'g al dia si¡;uien-




(433 )
te, y favorecido de la for[una que mantuvo siem- 1808.
pr~ el viento bonancihle, dió fondo el elia 27 de
Agosto en la rada de GouemulIrgo, cn domle se
mantuvieron embarcadas las tropas, y solo baja-
ron ,í Ilesahogarse á ratos en unos islotes de pe-
iías que circundan la misma rada. El 7 de Se-
tiembre ll('garon á GotternlJurgo los grandes y
buenos barcos de transporte, bien provistos de ví-
veres, que los ingleses enviaban pal'a conuucir
la division ,í Espalla; y el Ge nc'l'a 1 reciLió por
ellos pliegos. del GolJieJ'110 ing!és, en (Iue se le
pediu (¡!le pasase penionalmenLc á Lóndres para
tratar de <ISlIntos rr.lutivos {t Espaüa, á cuyo efec-
to se le enviabu Ull uer¡;:.IJ1lÍll de guerru muy ve-
lero. El General llispuso qne las tropus se trans-
horuuscll á cstos barcos, y dejó prevenido que el
convoy se dirigiese á la Coruüa, con lo que se
dió ,'¡ lu vela para Inglaterra el !) de Setiembre)
sin lllas comitiva que Ull O!iciul del estado mayor
y su Secretario.


El Ma1'llués de lu Romana fue recibido cn Lón.
dres con las demostraciones (le atlmiracion y res-
pelo f[nC SlI condllcta heróica mel'ccia, y obtuvo
del Gobierno inglés cuantos auxilios pidió para
la" tropas de su mando; pero q \Jedó convenido
'it!" estas desembarcasen en Santander en lugar
,1:.: la CO~'lllla, como h,lbia dispuesto el Marqués,
I;J ¡ vcz con mas acierto; y f~n Sil consecuencia se
I~n\'ió aviso al convoy J (tllC haIlía salido de Got-
tC!llburgo el 13 de Seli,.::mbre, el clIal sufrió en
la naH~gacjon un temporal que le dislwrsó, obE-
\!Blldo á varios buc!ues á rl'flwiarse en Inalaterl'a'
. ;, ~,
rfO~JO l. 55




(434 )
1808; mas al cabo todos llegaron felizmente á Santan-


del', en cuyo pnerto dieron fondo el dia 9 de
Octubre.


Asi volvieron á pisar el suelo de la péltl'ia, por
la que ausentes habian suspirado., 9.000 espaüo-
les, oficiales y soldados veteranos, que volvian
llenos de ardor á ofrecer el sacrificio de sus vi-
das por el Rey y la libertad de su nacion. Ansia-
ban presentarse al enemigo, y nada turbaha su
alegría sino la triste idea de (lue queJaban en Di-
namarca prisioneros de los franceses los regi-
mientos de Guadalajara y Asturias, y una parte
del de caballería de Algarhe, los qll(~ componían
la guardia de ]101101' de inlantería y caballería
del Príncipe de Pontecorvo, y algunos solda-
dos y oficiales que se hallab:1l1 Ó enfermos en
los hospitales, ó empleados en comisiones, ó eu
Hambllrgo, en número de 5.000 hombres. Los
que desembarcaron en Santander fueron los re-
gimientos de Zamorn y de la Princesa, dos bata_
lloues ligeros, prirnero de Cataluita y primero de
:Barcelona, y los de cahallel'ía del ney, del In-
fante, y de dragones de Almansa y Villa viciosa,
todos desmontados; tres cornpaüías de artillería
con sus piezas y correspondientes pertrechos,
pero sin caballos; la compaüía de zapadores, la
plana mayor con la intcndencia y SIlS olicinas.
Los cuatro regimicnLos de cahallería marcharon
desde luego al interior de España con el oh¡cto
de remontarse: toda la infantería recibió en San-
tander el armamento nuevo, y de los seis hata-
llones de línea, dos de tropa ligera y la compa-




(135)
ñía de zapadores, se formó una division, que se 1808.
denominó del Norte, y queá las órdenes del Bri-
gadier Conde de San Homan, Coronel de la Prin.
cesa, l1l:¡rchó luego á reunirse al ejército de la
izquierda, mandado por el Tenientq general Don
Joaquin Blacke, Ínterin venia el Marqués de la
llomana. La presencia inesperada de estas tropas
aguerridas y llenas del mayor entusiasrno causó
la mayor scnsacion en el Beino, y el General la
Romana era mirado como un ángel protector, y
todas las provincias deseaban que se le pusiese á
la cabeza de los ejércitos; pero la Junta central
temió comprometer su poder confiando todas las
fuerzas de la Nacían á un hombre solo: el voto
pt'd)lico no fue escuchado) y para acallarle algun
tanto se conurió al Marqués el mando del ejér-
cito de la izquierda. El 19 de Octubre desem-
barcó la Romana en la Coruüa con Sir Frere,
.l\1inis lro de In gla terra, y se dirigió á Madrid,
desde donde marchó á tomar el mando de su
ejército, como lo vcriucó durante la retirada
de éste despues de la desgraciada hatalla de
Espillosa.


Tal era el estado de la N acion española á prin-
cipios de Octubre de 1808, despues de haber ter.
minado gloriosamente la primera campaña y prc-
parádose para la segunda. Agosto y Setiembre se
perdieron en arreglos supérfluos; y, dejando pasar
la ocasion favorable de arrojar á los franceses del
territorio espaiiol haciéndoles repasar el Pirineo,
se les dió tiempo suficiente para rehacerse. No se
trató de perseguir á José ... que con 50.000 hom-




· (436)
1808. bres permaneció tranquilo sobre el alto Ebro, al


paso que en la misma época Castarlos, Llamas,
Palafox, Cucsta y Blacke contabau bajo sus bande-
ras mas Jc tOO.OOO espallolcs, q ut.' enlllsja~rn;¡llos
con sus victorias, hubicran acabaJo iutluJable-
mente de destruir ó dispcrsal' las fuerzas lan in-
feriores de aquel ejército encluigo. Este per-
maneció pasivo en sus acantonamicntos de las
provincias Vascongadas, y los vcncedores de
Valencia y de Bailen se detuvieron en Madl'il1,
para recibir unos socorros que puJieran hahór-
seles euviado á las misma:. fronteras y posi-
ciones en que se hubieran situado Jesplles de
haber hecllO evacual' compLetan1enle la Espaüa
al ejército fl'ancés.


Los ingleses procedieron tambicn en esta oca-
sion COIl una lentitud inesplictible; y si el ejérci-
to de Sil' Arturo 'Vellesle}', dcspues de evacuado
el Portugal por los frauceses , hubiera marchado
sohre Santander para caer en unían de Blacke y
Cuesta sobre la derecha del ejército enernigo,
mientras que Castaüos, Llamas y Palafox le hu-
hier<tn atacado de frente y por su izquierda , José
hubiera tenido que refugiarse á Bayona, y Napo-
leon J que con razon recelaba ya del Austria, tal
vez no hubiera osado atravesar el Pirineo á viva
fuerza, y aun en ese caso no hubiera tenido los
apoyos de las plazas de Pamplona, San Sebas-
tian y tlcmas que enconlró ocupadas aun por sus
tropas al mando de su llermano José. Los ejérci-
tos espaüoles que se dirigiel'on á la parte supe.
}'ior del Ebro) ó llegaron tarJe, ó no pudieron




(437 )
operar con oportunidad y eficacia, mientras que 1808.
José estuvo abandonado á sus propios recursos
sin que nadie le incomodase.


Las tropas de Catalulw hicieron hastante con
contener á Duhesme y Hey lE, y obligarlos á per-
manecer encerrados en Barcelona y Figllcras, sin
que intentasen emprender opcracion alguna hasta
recibir nuevos refuerzos de Francia, escarmenta-
dos por la constancia é intrepidez de los espaÍlOles.


FIN DEL TOMO l.


>'~:i ¿]r..
-",


... _.','.~ ,''"-'''0'.,
(' ,






(439 )


INDICE
DE 1 .. 05 CAPITULaS QUE CO~TIENE


ESTE TOl\IO l.


PRÚWGO ••••


CAPITULO 1.


:N ccesidad (le r('('ordar los sucesos de Espaí"ia y Francia
anterLores á la gltel'l'3. .le la Iudepclltlellcia para descri-
birla hicn. - nccnen\o de las desgracias ocurridas mien-
tras reinó en Hspaiía la Casa de Austria.-Buell gobier-
no de la de Barban en c,tc Reino. - Muerte de Cárlos
IIl.-Prillcipio del reinado de su hijo CirIos IY. -Ad-
millistraeioll de Floridablanca. - RC~'olncioll de Fran-
eia. - La Asamblea constiluyeJll:e. - Conslilul:ion de
1791. - La Asamhlea legislativa. - Destituciou del TI ey.
- Ereccion de la Repúhliea frallcesa. - 1J roce50 )' supli-
cio de Luis XVI. - La Europa se declara contra Fran-
cia. - Separaeion del Ministro Floridablanea cn Espa-
¡la, y eleyaeioll de Gocloy. -Biogl'afía de éste. -Des-
tierro de Arauda. - Espaüa declara la guerra á Fran-
cia. -Godoy, P¡'Íllcipe de la Paz. -PriOlera eoalicion
cOlltra la Francia, disuelta. - Administracioll de Go-
J0,Y. - PI' imcr tratado de San I1dc[ollso eutre Francia y
Espaiía. - La ] nglalerra declara la guerra á Espalla. _
Escesiyo favor del Príncipe de la Paz. - Odio que le tie-
ne el puehlo. -Es tlelluneiatlo á la Inquisicion. - Exito
de la denulleia. - Tentativas malogradas para su desti-
tuciOll absolula. -Prision y destierro de los Ministros
J ovellanos y Saan:dra, que b. intentaron. - Godoy de-


5




(440 )
ja el Ministerio. - Espedicioll tic 105 franccsp-s;Í Egipto.
_ Ocupan estos á ROIlla. - Segunda c()¡}licioll contra
Francia. - Trastorno dcl gO;J;crno f"¿¡IICés, y creacion
del consular. - Napoleoll, primer Cónsul. - DJo'luean
los franceses la escu'llll'J. csp<if,ola. - Fin de la sC3ullda
coa/ieion. - S egu IIdo tl'at:ldo dc San Ildefollso. -l\J ar-
cha á Etruria una divisioll espaTto:". - Guerra ll(! Espaiia
con Portllgal. - Paz de All1iens.'-": Godoy mas odiado
del puehlo. - Es nombrado Gelleralísimo. - Casalllien-
to del P1'Íllcipc de Astllrias....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13


CAPITULO n.


Nueva guerra entre FI'aneia é Illslaterra. - Los inglese~
atacan á los espaiIoles por mar inopillallamente. - COIll-
bate de Trafalgar. - N apolco!l, Ewpe,.¡¡dor de los fran-
ceses. - El luismo, Hey de Italia. - Tercera coalicion
contra la FI'ancia. - Termínase. - Deseella la Illglater-
ra las proposiciones de paz de lloniL?al'te. - Cuarta coa-
licion. - Batalla lb Jena. - 1llllll'lHlente proclama de
Godoy. -Paz de Ti Isit. - Cómo recihe NapoIeon la pl'O-
clama de Godoy. - Este le felicit:, por SIlS Illl(!VOS triun-
fo,;. - Godoy es nombrado p;ran Almirante. - Se aleja
al Príncipe de ;\stuJ'ias de Iv" Ilegocio~ cuitlallosamen-
te. _.sentillli(~nt(} nacional hácia c:;le Príncipe. - Siste-
ma llamado coutillelltal contra InGlaterra.. . • . . • •. 31


CAPITULO In.


~ilpo!eon ,leci,le conryuistar el Portugal.-Se organizann
ciér'cito en llU}OlJa. - Se intillla ,í la corte de Madrid
'Iue Se prepal'e á invadir al Portugal. -Proposiciones
h('~bu al gohiel'l1o de Lisboa. - Sométese á ellas. - El
]llelli;lOtencial'io particula!' de Godoy en Pal'is firma Ull
L'atallo para aseglll'ar la u3ul'pacioll lid Portugal. - Pa-
s~n lo,; r,anGw,e,; el Vi,lasDa. - .se' desecha la proposi-
.eilJll ,!.e eOlloy Je c~sar al Príncipe de Asturias con iU




(441 )
eui:ada. - Causa del Escorial. - J~os franceses penetran
en Portugal. - La familia Real se embarca para el 13ra-
sil en Lisboa. - Establécese ulla Regencia. - Los fran-
ceses ocupan á Lisboa.- Ulla divisioll espaiiola ocupa
el Alentejo. - Otra á Oporto. - Se enarhola en I~ishoa
]a batJdera francesa. - COlllllocioll de aqmdla capital.-
Portugal es agregallo al Imperio, y su ejércit.o enviado
á Francia. - Se destruyen en Portugal los emblemas del
gO]Jierno anteriol', -Se envian á Francia los hombres
mas eminentes. - Monstruosa contrilmcion de guerra ó
de conquista. _ Sus cOllsecuencias. - Consideraciones
sobre el ejército que ocupó el Portugal. . . . . . . . . . . . . . • 45


CAPITULO IV.


La corte de Espaiía conoce su yerro. - Forma N apol('on
un lluevo ejército (le observacion en Bayona. - Otro cn
Perpiiían. - Pide Cádos lV á N apoleon ulla sohrina para
esposa del Príncipe de Asturias. - Los franceses se fin-
gen apoyo de este. - En tal sClltido los acogcn hien ios
espallOles. - Entra en I~spalia Illayor mí 111 e 1'0 tle tropas
q¡¡e el tr;¡t~do. - Forma Napoleol1 UlI tercer ejércil.{)
llalllado de observacion de las costas del Ocriano. - En-
tra en Espalia el ejército franc({s. - l\ apoleon ofrece
venir á visital' á C;írlos IV. - Los franceses ocupan pér-
fidamente las p!aza~ de Pamplona, Barcelona, Figuel'as
y San Sebastiano - Fórmase un euarlo éjercito llamado
de ohscrvaeion de los Pil'incos occidelltales, - J\Iurat
viene á Espalia como Lugar-Teniente del Emperador
para malldar sus ejércitos. -Espaiia ocupada militarmen_
te sin JH!reibirlo. _ Llega á Madrid la Reina de Etru-
ria. - Vellida de París del Plenipotenciario Izquicl'do.
- Proposiciones de que venia cncargado. - Su vuelta
,'Í Paris............................................ 69


'X'üJrlO J. 56




(442)


CAPITULO V.


La corte de Espaila reconocc al fin alliertamente la perfi.
dia de Napoleon y SU5 inícnas Illil'as.-Adopta por con-
secueucia varias medillas de defellsa. -Proyccto de tras~
ladar la corte á Méjico. - Alarma (lel pueblo de ¡'-latlrid.
- Manifiesto ,le Cárlos J V calmando la agitacion púhlica
contra los franceses, yel proyectado v iage. - A larma de
Aralljllcz vicndo los preparativos de él. - Violcllta csplo~
sioll del pueblo contra e-OlIo)'. - Su cai,la. _ Conmo-
cion de Malll'id. - El Príncipe (le Asturias salva.í Godoy
de las manos del pueblo. -Cárlos IV abdica solcullw y
voluntariamente la Corona en su hijo primogénito el
Príncipe lle Asturias. - PnlCbas de ser voluntaria la alJ~
dicacion. - Sube al trono de las Espaiias el descado Fer-
nando VII. - Ullil'ersal júbilo de la Nacion con tal mo-
tivo. -Cárlos IV pa¡,ticipa á Napoleon su espontJllea
abdicacion. - Odio qne lus espal,olf>s han tenido siem~
pre :í los ravol'itos , )' scitales visibles del quc prolesaban
á Godoy.......................................... HA


CAPITULO VI.


Primeros actos del reinado de Fernando VII. - Aspecto
de la nueva Cortc. - Prendas relevantes delmte\'o Rey.
- Llama:í sí á los homhres mas elllinentes ele la Naeion.-
Formacion del lluevo l\1inistel·io. - Recompensa del lley
á las víctimas de la dOllliuaeiou de Godoy.-Prcll1ia á
los de la callsa del Escorial. - Deerétase el castigo del
crillliual Godoy y sus cÓlIlplices. - Conducta (Iue ohser-
va N apoleon en tales circllustancias. -l\I lII'al ocupa COIl
su ejército á l\Jaurid. - Entrada gloriosa (le Fernan-
do VII en la misma Capital. - Entusiasmo (lel puehlo
por el jóvcn l\Iouarca. - Cádos IV retracta su ahdica-
cion. - Allúuciase de lluevo la venida de N apoleon.-
El InCaute Don Cárlos parte á recihirle, -Devuélvesc á




( 443)
los franceses la espada de Francisco 1. - Llega á Madrid
el e cneral Savar}". - COIll)lrowétese á Fernando VII á
salir al encuentro del Emperador de los franeeses.-
CJ'{!.1se l/JJa S/l(Jrt'llle7 JUJlf,? gllbeJ>Jwtivü del ReiIJo. -Loa
ReJes Padres en el Escorial. - Sale Fernando VII de
l\Iadl'ill. - El Gellcral Savary va ell su com pailÍa. - L le-
gada del Rey á Vitoria. - AdehílJtase Savary desde esta
ciudad con una carta tle Fel'lli\lldo VII para Napoleon.-
Vuelve Sava!'y desde Dayolla á Vitoria eOIl la contesta-
cioll del El]] perador. - P l'otestas inÍcuas de seguri<lall
que hace al Hey el doloso Sayal')'. - Inteltta el puehlo de
VitOl'ia itllpedir el viage ele su Rey. - Algullos menos
prudentes ofrecen sust:'aerle de la vigilancia de los frau-
ceses.-El Rey desecha la oferta con justo moLivo.-
FCl'IlJI](lo VII llega cn fin ,i Bayona.-Razones jmti-
fieativas l\el viase del Rey. . . . • . • . • . .• 95


CAPITULO VII.


Murat pille :i la sUlwema Junta de gohierno la fihertad
de Godoy, - La Junta la rehusa. - Napoleon reclama
la persona de GtHloy. - La JUllta ordena su entrega.-
Goduy marcha á Francia. - Participa al Rey la elltrega
de Godoy el COllS<~jO de Ca~tilla , y el lVf"nlués de Cas-
telar enearf',ado de w custodia. - Debilidad de la Junta
eu esta ocasioll, - Firmeza del ney. - Alzase la confis-
caciotl de los hienes ,le Godoy. - J\Ianiliéstase á la
Junta de gobierno el desagrado del He)" pOI' la entl'cga
queacol'lló del preso Godoy sin ól'llen suya......... 111


CAPITULO VIII.


MuJo amistoso con que Napoleon reeihió á Fernando VII
en Rayana, y obsequio <pJe le hizo al pritJcipio, _ Na-
poleolJ intima ;í Femando que renuncie su Corona._
El Hey resiste hcníicalllente tan infatlle P¡'oposicioll._
Negoeiacioncs del Ministro fratlces Challlpaglly COi! Ce-




(444)
ballos. - N apoleon insulta á Cehallos, no pudientlo
vencerle. - Se dice al Rcy que nombre otro negocia-
dol'. - Escoil[niz sucede á ecIJallos. - Proposiciones
cIuC hace ~apolcon, tliscuti(las por la comitiva del Rey
reunida en Consejo. - A pesal' dc la diversidad de opi-
niones son desechJdas. - Labl'ador es 1l01uhrado pleni-
potenciario pal'¡¡ continuar negociando. - Intentan se-
dncirle, pero en vano, - Propone Labrador la vuelta
del Rey á Madrid. - Medidas adoptadas para impellir
su evasioll tle Ihyona. - Intcrceptacioll de los cor-
reos. - A pUl'ados los l'eCIIl'SOS de la di plomacÍa, se ape-
la ti la violencia, - Los Reyes Padres son llama(los á Ba-
YOll¡l.- Llegada de Godoy Ú ¡Hiuella ciudad .... , , . , .. , . 11 r$


CAPITULO IX.


D,~scuhrelll()s franceses eri Espaila el proyectolle restahle-
eer en el trOlla <l C:ír!os IV. - Intima Murat;Í la supre-
lila J ullla de gobierno qlle N,lpoleon y sus ejércitos no
recollocian lIns Iley de Espl/ía f[Ue á Cárlos IV. ~ Con-
tc:'tlciollC3 ca lre la J unta y Murat eOIl este motivo,-
Proposiciones conciliadoras que hace la Junta ~¡ JHul'at
sobre SIl intimacion telllcraria. - Participa la Junta :i
Feruando VII este aeouteeillliel;to, - Cárlos IV mani-
fiesta su voluntad de volver ;Í ocupal' el trono. - l\Iurat
manda que SIl ejército reconozca como Rey oí Cár-
los IV. - Disposieioneg de los espai'ioles contra la per-
fidia frallccsa, - Ocupan los fl'anceses á su placer;Í Cas-
tilla la Nllcva, - Movilllientos del pueblo en Toledo y
DlIl'f;os. - Altiva cOlll11llicacion que hace Murat al In-
fante Presidcnte (le la Jlu,t,; de sus I'esultas. - Medidas
de la J uuta para eOllsenal' la tranlluilidad, - Salen los
Reyes Padres del Escorial y llegan á Bayona. - Murat,
á ~esar ele la Janta de gobierno, intenta por medio de la
imprenta tl'a~tOl'nal' el espíritu público en Espafla. .•.. 124




( 445)


CAPITULO X.


Carta de N apalean á Murat para que la J uuta nombrase
ciento cincuenta notaJ)les españoles, que pasasen á Ba-
yona para arreglar la suerte del Reino. - Murat los
nombra por sí. - COllllucta de la Junta dc gobicI'Il0 en
esta ocas ion. - Intima Murat á la Junta, de órden Lle
CáI'ios IV, la marcha para Bayona de la Reina de Etl'uria
y del Infante Don Francisco. - Contestaciones sohre el
particular entre Murat y la Junta. - Recibe esta un es-
preso verhal de Fernando VII, anunciándola su situa-
cío n ) y aconsejándola la paz. - La Junta reune á sus
funciones varios personages. - El Iufante Presidcnte
crea otra J unta de gohierno para en el caso de que la
primera careciese de lihertad, y no pudicse gobernar.-
Envia la Junta á Fernando VII (los pcrsonas dc Sll
confianza, participándole el estado de las cosas, y pidién~
dole insti'ucciones. - Scsion agitada de la Junta en la
noche de 1. 0 de Mayo de 1808. - Amenazas de Murat, . 131


CAPITULO XI.


Sale lle Madrid la Rcina de Etruria. - rrepára~e el viage
de Jos Infalltes Don Antonio y Don Francisco. _ Alar-
ma del pueblo. -Memorable dia 2 de Mayo en Ma-
drid. - Inhumana carnicería de la noche del dia 2 de
Mayo y del dia 3. - Proclama famosa del Alcaldc de
Mústoles á la Nacion. _ Salida dcl Infante Don Fran-
cisco para Bayona. _ l\Ietlitlas rigorosas que adopta
MU¡'at contra los espaiioles. - :'\Ial'cha y despedida LIcI
Infante Dou Antollio. - Murat, á pesar de la resistencia
de la suprema Juuta de gohierno, torna parte en ella,
.y se apodera de su presidencia. •.... , . • . . . .. 137




( 446)


CAPITULO XII.


Camhia Napoleoll inmediatamente su política con la lIe-
sada á Bayona de los Reyes Patlres. - Recibimiento,.
acogida dc cstos. - Hesig"a Fel'lltllJ(Io VII condicional-
melltc en Sll ungllsto P;¡dl'e la Corona. - Contestaciones
entre el Rey Cárlos y su hijo Fel'llantlo VII sobre la re-
nuncia de la Corona. -Cárlos IV sc tleelul'a de 11 llevo Bcy
de Espalla, y nomhra á .'lllrat Lugar-Teniente del Ileino.
-Pnblícase en Espaíia cl restahlecilllicnto de C~Íl'Jos IV.
-Descontento de la l'\aeion. - P.esuel I'e Napoleon illtro-
ducir su ,linastía en Espaiia tlc3trOllJIlrlo á la rlf: Bol'lJon.
-Entrevista cruel, á prcsencia dc NapolcolI, de C:írlos
IVy Fel'nanc.lo VII. - Cedc cste:í la illlpel'iosa l'OZ de Sil
Padre, y rClIllllcia 1:1 (;"I'Olla. - Tratado tle ren\luCia
dcl trono (le Espaiia, hecho á nOlllhl'c ,lc Cál·los IV, á
favor de Napoleon. - Consúmase en este tratado la illi-
({uidall de GOlloy. - Cárlos ] V exhorta en IIna procla-
ma á los espaJlOles á ([ue se SOlJ1etan á Napoleoll. - eir-
cúlase en ESjla/,a la proclallla de Cárlos IV. - Espiollagc
á (Iue es l an sujetos en Bayona los l' I'Íllcipcs (!spaj-lOles. -
Llega á Bayona HU envia(Io de la JUllta de ¡;ohicrllo con
proposiciones i nteresalltcs para Fel'lia licIo VlI. - Con-
tesbcioll de cste á la JUllta - Decreto de Fernando YII,
autorizando la defensa tld Reino y la cOllyocacion de
Córfes. - Exito II ue tu Yo. - S,d icla de Pala fo,," lle Bayo-
na para Aragoll. - Hace Napoleoll lIue los Príncipes cs-
paJlOles renuncien lallllJiclI sus llel'cchos ;í la Corona de
Espal,a. - TraLlílo tle Henullcia. - Salen lIr. Bayolla
los Hr.yes Padres y sus augustos Hijos. -Se ven obli¡;a-
dos Fernando VII y los Infalltes á eXllOl'tar ;:Í los espa-
üoles á (lllC ohellezcan á Napoleoll. . • . • • • . • •• 15':1


CAPITULO XIII.


Publíca .Mural los tratados de renuncia, la procLm.l de




(447 )
Fernando VIl dada en !lurdeos, y una alocucion de Na-
polcon :í los espallOlcs lIlanifcsl~lIclo sus intenciones.-
Nuevas disposicioncs ele los fi'~llccses en Espa'la despues
de la tran~tl1ision de la cor<>na Ú Napolcon. - Política de
Napoleoll para nombrar:í su bcrlllauo José Bey dc Espa-


'iia. - Condncta de la suprCllla J Iluta de gobierllo, del
Consejo Real y del Ayunt:llllicnlo de Madrid en esta oca-
sioll. - COllvocacion tIc la 1\samhlca' constituyentc dc
notalllcs cspa,wlcs cn Bayona. - N atllraleza de esta Asa 111-
hlea. - Envia Napolcon :í Zaragoza varios espaiioles para
que se SOlJlCta. - Apertura de la Asamhlea. - Consti-
tuciolJ de Eayoll:l. - Presta elltey José jUl'amento á la
Constitucion; mauda observ aria, y ci(frrasc la AS:lm-
Llea de IJayona. - Prestau juramento de fidelidad á Jo-
sé los miembros de la Asamblea y la comitiva uc Feruan-
do VII. - Nombra Jos(E s:I.:\Iinisterio. - Sale de !layo-
na para Móldritl. • • . • • • • • • • . • • • • • • • • •. 172


CAPITULO XIV.


Cuadro militar y político de la Enropa á principios de
1808. - Poder ilJllIenso dcl Impcrio franees. - Estado
(le Espaiía en aquella época. - Notahle disposicion de
los espaiioles contra el yugo estrangero. - Los asesi-
ll:ltoS del 2 de Mayo en ~Iadrirl y la violencia francesa
provocan al fin la illsurreccion general. ••••.. '. 185


CAPITULO XV.


Asturias da el primer grito de guerra contra Napoleon. _
Envia Asturias Diputados á Londres que pidan la paz,
y socorros contra NapoJeon. _ Alzallliento de Santan-
der . .,--- Insurreecion de Valencia. - Los valencianos se
unell con los ingleses, y declaran la guerra á Napo-
leon. - Zaragoz:J se alza en masa, y se prepara pal'a la
guelTa. - G:.dicia se alza tambien contra Jos frallce-
$es. - Insurrecciotl geucntl de [as pl'OV incias, - Cade-




( 448)
trr qu:, la distingue. - Acontecimientos del alzamient()
de Sevilla. -Ocurrencias del de Cárliz. - Desgracias
que sucedieron en algunos puehlos principales á la es-
plosion del ardor patriótico. - Diferencia de los es-
cesas cometidos en aquellas crÍsis á los de otras revo-
luciones ... ~ " .... " " " " • • ... " " ... 4 ." 193


CAPITULO XVI.


Orígen llollle lle las Juntas de gohierno de las provincias.
- Naturaleza y objeto de ellas. _ Servicios distingui-
rlos del estaJo eclesiástico á la revoluciono - Carácter
particular de la Junta de Sevilla. _ Proclámase suprema
,le E~paila r( Indias. - Conducta de las demas Juntas
con e~üe motivo. - Medidas adopt.ldas por la J UlJta de
Sevilla para salvar la patria. _ Declara solemnemente
la gllet'ra ;\ N apoleon, é invita á sus tropas á que deser-
ten de sus handeras. - Castaños nomhrado General del
ejército de Andalucía. . • . . • • • • . • • • • . • . .• 21 ~


CAPITULO XVII.


Acogida que hizo el gobierno inglés á los emisarios espa-
ñolesde la Junta de Asturias. - Conducta de aquel Go-
bicl"llo respecto de la insurreccion espaflola. - El Par-


'lamen to > los Ministros, el puehlo y el ejército espresan
emirgicamente su entnsiasmo .•....


CAPITLLO XVIII.


Intentan los franceses apagar ,la insurrecciono - Suc¡'te
de los que enviaron á Asturias con este prop6sito. -
Exito de iguales tentativas en Zaragoza y otns provin-
cias. - Cunde la insurreccion al Portu¡;al, de donde de-
ser'taron muchas tropns españolas á su patria. - Junot
,lcsarma á las rc.italltes. - Situaeion y númel'o de las
tropa" francesas de Espaüa. - Me,lidas militares que




( 449)
adopta Murat para reprimil' la insurrecciono . . • • . • • • . • 225


CAPITULO XIX..


Empiezan las hostilidades armadas en Catalui'ia. - Una
division francesa es batida en las alturas del llruch por
los paisanos. - Incellllio del puehlo de Arhos. - Pérdi-
da de los franceses. _ SegulHlo ataque del llrueh. -Pér-
dida de Mongat. - Saqueo de Mataró. - Derrota de los
patriotas en el Llohregat. • . . . . . . . . . . . . . . . . • • . • • • • . • 231


CAPITULO XX.


Principio de la guerra en Castilla. - Desgraciado éxito de
la retirada de LogrollO. - Santander llama particular-
mente la atencio\l de llollaparte, que decretó la ocupa-
cion militar de aquella provincia. - Lev:ílltase Vallado-
lid. - .Hcsistencia y ocupacion de Segovia. - Desgra-
ciado fin del General CehaUos. - Armase Valladolid. _
Derrota de los patriotas en Torquemada. - DestrucciOIl
del pueblo. - SUlllision de Palencia. - Combate y paso
del Pisucrga. - Retirada del General Cuesta. - Eutra-
da Je los franceses en Valladolid. - Ocupan :í Santan-
del' despues (le forzar los destiladeros de las monta-
üas. - Evaeuacioll de aquella ciudad ....••... , . . . . . . . 235


CAPITULO XXI.


:\f.lrcha Moncey contra Valcncia. - N límero y disposicióu
tlc las tropas de esta espedicion. - Moncey en Cuen-
ca. - Desercion de las tropas espatJ()las que debian
ucompúlal'le. - P rccallciolles de MOllce)' en esta espe-
d ieion. - Temeridad ele 1\IlIrat. - Anarquía)' atroci(ta-
des ([ue provocó ell Valencia fll Canónigo Calvo. - Fin
ue esLc y sus sattilites. - Toma y paso del puente Pajazo
por los franceses. - P aso de las Cahrillas. - Denota
de los cspaüoles en San Onofre. - Moncey delante de
TOMO l. 57




( 450)
Valencia. - Es r.cch;'l7,allo COl! lJlucha pérdida, y se rctir;t
á Albaectc. - OCUp:lll los franceses ;Í Cuenca ya insnr-
l'eCCionalb. - V;'Il'io~ cllcrpos de tropas de Valencia sa-
len de ar!lldla pro.'illcia pal'a socorrcr á las J:;lllilS , •• 244


CAPITULO XXII.


Situacioll dc los frallccscs en Calaluiia. - Los paisallo~
l)lo(}llean á Figneras, y los fl'allcescs desde el ca:;tillo hom-
bal'dcall la Citllbd. - Defellsa de ROSJs. - IllSlll'reccioll
de Gc¡'ona. - Descripcion dc csl:¡ plaza. - Primera
defcllsa dc ella. - Abandonan los franccses el ;~ilio. -
D~fclIsa de H'Jstall'ich. _ De5crnbarC:l!l en C:tLala!]a
tropas procedentes de las Islas Balcarcs para llpY,,'zn' la
illsarreccioll. - Picrden los ft'alJCe5CS el CJ::l;!lo de
l\'[ongat. - Atacan segnnda vez :í (~ero¡¡a con el mayor
ahinco. - Esfuerzos de los hahitantes y gaaruiciüll para
defel1rlcl' la plaza. - Socol'renla tropas espallObs. -
Ataques y defensas de este sitio. - Acosados los ü'allce-
ses le\'antan el sitio v se retiran. - l\!;;(ldas a;lonl~das


" ,


p:H' la J unla de Gerona para fortií¡c:¡:' h pLlza y soste-
nel' la guerra. - San Nat'ciso cs illYOC":b como Gc¡¡era-
lísimo. - Premio de los llefeusores lle Gerona. . . . . . .. 261


CAPITULO XXIII.


Marcha Dupo!1t sobre Andalucía. - Comision del Gelleral
Sayar,Y el] '\LHl,'i,1. - Dltpont es detenido por el paisalll-
r;c CH Y,,111cp:Cllas. -Pasan los fl'anceses:í SjCJTarnore-
na. - At:l'1'l~ y toma del puenle de Alcolca. - OCU]'l1~
cion y salpeo du Cónhba. -'Retir:¡(L: d'31os eo:;}'l;lO]CS.
- 's:¡'rlCO de 1\[ontoro. - l'J'l'dirla de los [;,:¡;;CCS?S en
;,:pclh Vil!;). - Hcroicillatles de su Alcalde. - Dio,posi-
c:oncs })atri6lic:l3 tle la Jlllüa de JaeH. - La Junta de
Scyilb rehace y org:miz:lel eji':l'cito. - Varios puehlo3le-
vantan l'c;;;lllicllt03 contra JO$ fl'anceses. - :\I'willlicll-
to de las tropas espaÍlolas para ohsel'var las cllGmigas




(451 )
de PortugaL...................................... 285


CAPITULO XXIV.


El pueblo ele Ca(liz intenta rellllir la eseua!lra francesa. -
Posiciones ele las escuadras cspaltola y franccsa. --...: Inti-
man la rentlicion al Allllirante franecEs. - L:l escuadra
inglesa sr: sitlía delante de Catli1" - Preparativos pa-
ra el com' )ate. - Segullcla illtimarioll, y contestacion del
Almirante. - Los ('spaiíoles at<lr::lIl la cseu:dra francesa
con fuerzas sntiles. - I\rmisl i,~io de cuatro tlias. - Tpr-
cera intinncioll, y rClltlicioll :Í (liscrecioll ,le la cscna-
ara. - Ventajas de esta victoria. - GranJt!a reu)w SllS
tropas :í las del Reino de Sevi!la. - Org:lIliz:leion adllli-
rabIe del ejército de l\lldülucía. - Desemhareo de tro-
pas inglesas en el Puerto de Santa l\laría, ClIJOS socorros
no son aLllllititlos... ........ ......... ..... . ... . .. . .. 2IJ7


CAPITULO XXV.


El ejército de AmblncÍa cntra el1 eJmpalla. - Duponl ~e
rctirü d(~ Cónlo/¡a. - Se situa f:1l Antlnjar. - Escasez
tCl'riblc qnc csperilllclltJ su ejc:,·cilo. - Crílic;¡ posicion
en (ple se halla. -.Pille SOCOITOS Ú l\L1l1ritl. - Envía á
Ja,~!l por víveres; y I;¡ ciudad se los !liega. - Sarpwo de
J aen. - l~vaellan los franceses la ciudad, cstipulando
con su Junta la cntl'egü de vÍvcrcs. - El puehlo impide
la salida dc los vÍ,"crcs. - Atacan los franccses llucva-
mente la clulbd. - Los hahitantes, aaxiliallos de alguna
tropa, los repelen. - Las tropüs (le Granalla sc incorpo-
ran con el ej"l'cito (le An:lalaeía. - Distl'ibllCion del
cj'!rcito en cuatro llivisioncs. - Se forman dos cuerpos
volantcs. - La insul'I'cccion general corta la comunica-
cioll dc Dupont COI) Madrid... . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . 306




(452 )


CAPITULO XXVI.


Situ3cion del ejé¡'cito español y frallces. - Plan del (;1'0"
neral Castaños. - Accioll de Melljibar. - Muerte del
General fl'ullces Gohert. - Accion de Villallueva • ...;..
Accion de los Visos de Andujar. - Batalla de Bailen. -
Rasgos de valor de las tropas cspallolas. - Intentan lo'l
franceses por tres veccs romper la línea espallola. -
Son rechazados. - El General Dupollt pidc capitula-
cíon. - Se concluye un armisticio. - L~l division de
Vedel, faltando al al'luisticio, ataca á 105 espaiioles.- E5
batido por los espailoles, y estraüa posicioll de ambos
ejél'citos.- Reding hace responsable á Dupont dp. la
conllucta del Gelleral Vedel. - Fuga (le este y sus tro-
pas ldcia Dcspcit3perros. _ Los C.encra\es espallOles
amenazan á Dupont con pasa!- á cuchillo tOllo el ejército,
si la division de Vetlelno torna sus primeras posiciolles. -
Regresa la division de Vedel, é indignacíoll de sus sol-
dados. _ El Plenipotenciario del ejúcito frances ajusta
la capitulacioll con CasbilllS. - Incidentes (Iue sohl'c-
viellen ell el acto de su cOllclusion. _ Capilulacioll. -
Rinden los franceses las arma~. - Resllltallos gloriosos
de la batalla - Causas á (Iue (lebe atribuirse la rcndi-
cion del "jél'cito frallces. - Un oncial franees marcha a
París á enterar á Napoleon de la capiLulacion. - Indig-
nacion de Bonaparte. - La Junta de Sevilla concede
una cruz de distilleion ;í los vencedores. - Queda sin
efccto la capitlllaeioll de llailen por negarse los ingleses
á facilitar pasaportes para los franceses. - Los equi-
p.1ges de estos llenos de objptos rohados en Cúnlo-
ha. - El puehlo se apOllera ele ellos. - Contestacio-
nes de Morla á las redamaciollc3 lle Dupont. - Los Ge-
nerales franceses llegan á Francia. - N apoleon los hace
encerrar en un castillo .••..... , • . • • • • • .. 314




( 453 )


CAPITULO XXVII.


Organizacioll del cjt:rcito de Galicia al mando del General
Filangieri. - Le 51lcctle lllack.e. - TIiogr'afía de este.-
Horroroso asesinato del General Fibngieri en Villafran-
ca. - El General Cuesta re.clama socorros de Galicia
para defeutler á Castilla. - La Junta de Galicia ordena
que su ej(~rcito entr'c en Castilla. - Reunion de los Ge-
nerales Cllesta y TIlaeke. - Fuerza !le su ej(:rcito. -
Ratalla de ",Ieclina Ile Rioseco. - Desavenencias erd re los
Generales espailOlcs. - TIlack.e se retira con sus tropa~
á C'xalicia. - Cuesta se dit'ige sohre Salamanca. - En-
tran los frallceses en },eon. - La Junta de esta ciuda(l
se reulle :J la de (',alicia. - Cuesta publica un mallifi.l:sto
disohil:ndola. - Zamora abre sus puertas;í los france-
ses. - Resultado, de la hatalla de Rioseco. - Alegl'Ía
eitraordillal'ia de ~ a poleon al 5<lhcJ'los. , .. , • , . •• 337


CAPITULO XXVIII.


Entrada del Rey José en Espaiia. - Su vi;¡ge desde Irun á
1\'Iatlt·ill. - Frio recilJimiento fiue le hacen los habitan-
tes de la capilal. - Precauciones aLloptadas por Jos Ge-
nerales franceses. - Conducta hel'líica del Consejo de
Caslilla. - Se resiste á prestar el juramento ,le fidelidad
al intruso. - Enérgicas representaciones sohre la nuli-
dad tle las reuuncias hechas en Bayona. - Crítica posi-
cion en (lue se hallan los Ministros del Consejo. - Pro-
pone la formaeion de una junta de teólogos y canoni&t.as
para decidir' si dehe presta¡' el juramento. -.El Conse-
jo nu es ad.mitido á la Corte del rey José. - Rcuniou
de todas las alltoridarlcs en la sala del trono. - 1'1'0-
clamacion de José I. - Noticia de la rendicion de Du-
pont el! Railen. - Marcha del Rey para Vitoria. _.
Evacuan los fl'ancescs la capital. - José deja libertad á.
~u comitiva p~ra seguirle ó (¡uedar en Madrid. -


,-




( 454)
Consideraciones en que se fllndaron los que signieron
5U parlido. . • • . . . . . " . • .. . • . . . . .. 3~5


CAPITULO XXIX.


Primeras disposicioncs d!:] Gellcral Palafox en Zarago7,a.-
Convoca ulla rellnioll d(~ Diputados de las cillllatles dc voto
en Córtes de Aragoll. - Es llo111bra,.lo Capitall g<~neral
(le los !leales ejércitos. - Pl'(jCl:llll;l<~ioll d(~ Fel'nan-
do VII. - El Genel'al Leiehre marcha desde I'am;)!ona
sobre Zara3oza. - Ocupa á T ¡¡¡!,·Ia. - Aceioll de :\fa-
llen. - Zaragoza se llispollc ;í s,1sklle¡' Ull silio, - Dcs-
cripcion topngdlíca de esta CilllLul. - Palar",," sale cn
busca dc rerllel'zo~, - Atacall los fralleeses ,í 7al'ago-
za. - Son rechazados. - :\eeiün de Epi!il, - VIlCJl'C
Palafox á Za¡'agoz\. - Accioll lle V illafellchc. - Los
frallceses son reforz:Hlos, y tOll1a cl malldo del sitio
el GCllCl',l! Vcrilie1'. - Sülell1!le ¡1Il'alllento (te los (lel'en-
sores dc la eilltlaJ. - Cart:l de \ crdier ;í I().~ Goherlla-
dores de Zaragoz;¡. - Nnr~\'o ;tf;lfjilC de los Crancosos. -
Se ap(](lel'au de naa parte de la ni:,: d"j r:oso. - He-
roismo (le A:;llstiu:l de Ar~¡~')n. - Lo,; i'l'illlCI'S(>S loman
á Monte TO'Te¡·o. - Sali,bs de lo~ siti:lclos. - Acerta-
das disilOsieioncs de Palal"ox, - :,iLuacion de Zaragoza
en el mes dc J nI io. - T crcr,r al a: [ue de los franceses
contra la ciu,Llll. - !'lcc11l1io Jd lwspilal. - Los fran-
ceses sr, apO'.lcran d:~ Sant.a EIlf,raeia, -lntilllacion de
Verdier. - l1cró¡ca con:flstacion •. h l':lla1'ox, - L()~ ha·
hitalltes se bate:1 CO~1 la !1L:ynr :lr~,;,'spe¡'acion ell las ca-
lles )' (~;¡sas. -l':.¡]afl)'{ illtro,hcc llll COllYOY en la eill-
dad. - Con(lll(~¡a he:]' ;j:~:l di: los F,;)¡.sií·;L;¡;os. - Valor
admirable lle las I11ngcrcs. - COllLillLlaH los {'¡'aneescs el
ataque el 1 'l. (le Agosto. - llepenlina retirarla de los
f'rallcC'ccs á cOlls~c:tcncia de la l}{ltalla ¡le Bailcn. - Pé¡'-
(lidas de los franc,~sc~ ':ll ~¡ sitio de Zar;]goza. - Escla-
Illacioll tIc un Gelle:,;]l iJlg!.~s al eoutemplar sus ruinas. 355




(455 )


CAPITULO XXX.


Situacíon de la E';lnilJ en Al~osto dc 1808. - Alzamiento
(le la,; Llas C:¡;;;¡ri:¡s. - Los csp:u-lOlcs protcscn cllcVJIl-
t:llllicl¡Lo gCllcJ':l1 :\Ic! Portllsal. - TOlIlJ dc Fa¡·o.-
Crílica situacioll ltcl cjJ'rcilo frallc[~s. - P 1.\11 allo[ltado
en consejo de GllC¡Ta por los franceses. - !i!zalllícllto
de Villavicios:!. - DOS,'lC:ÜO:i cS¡:.1llolcs elltran en Por-
tUGal. - El Coronel espalw] :\Io!'cui 0l'!':'''llii.,; la illsnr-
recciol1 del AL;iltCjO. -- Inc';lidi;lIl)' sJquc;m los f¡';¡¡;cc-
ses i Deja. -~ Ill:¡l¡rreccioll (lc Ceimbra ._- TOllElll los
p'ortuGucscs ~i I:'lt;llcira. -- S.1. rpICO de. Le., l'itL ~- L!c~a
al Tajo Ull:! c:;cu8.lln ill()c::a. -- Los c=púlOlcs tOIll;lll á
C:llnpolll.:l,Y0r. -- IncrCll:Cllln de la il:slirrcceion del ;\lcl1-
tejo: - Toma y S:¡',"f';) iL~ Eyori¡ ]1()l' los franceses. -
DC3ClllL¿'cl'CaH 105 inG\e;;c:; en rOl'tt~~;J. ~- ..L\c,", ;O!l de Dl'i-
los y Holi:;:J. - Los r(jrl¡¡~,!lC,C:S 1'CCllPC;¡';dl ;í A]JralJ-
tes. ~ J 1l1l0t sale de Lí:,Lo:! centra los illt~lcsl's. -- [l¿~l;¡­
!la de '{imicra. - El cj(:rci{o bri¡i,;ico es manJa,lo su-
ecsiV3111ente en 21 h01'<1'; por tres dislill!os Generales. _
Los f1"lllCPSC:> soliciL,ll c:JpilLL!r. -- CGl11'cllciolJ de Cill-
tra. - C;':jl:tul;.:cioll de la e,'clladra n:SJ. - Toma de
Yc[yes. - E "ilCU<l11 loe, f'r:1I:cC2C;,¡ á I'orlu;,¡::l. -- LiiJeI'-
tao] de un:J (liyi:iio!l cspJlwh, pl'í,;ioilcra en dídw :r..ei-
no. - El Go]'icl'llo iIl 6]é:; I'cpruc!Ja la ClpilLlhcioll tle
Cintra. - Sc forma causa al General D:tll'implc. - Fin
de la prilllcra CJ.lllp:\:¡a de Fcrtu¡;al. .•.... , . '. 37!:S


CAPITULO XXXI.


El Const;jo (le C~:.I;ll., LOl1l, el llJ:l!lth de h Capital dcs?ue~
de su cyacuacioll rOl' los frallCC:.cS. - Sus accrt,ltlas dis-
POSiCÍGilCc. ~- A scsi llClto Jr: lL:tr.ndcntc \' i f',llri. -El (011-
se jo ,li, P'~:; e:.; anllell toJ o:, lo:; vcci¡¡os c1c l\blhid._ L le-
gada del cjó·ei.Lo de Yalencia. -Entrada triunfal del
cjérc;to de C:\'.laüos, - Enlusi;.¡:aliO del pucblQ de l'IIa-




(456 )
drid. - S atisfactorias noticias dc todas las provincias.-
Manifiesto del Consejo sobre su condueta política. -So-
lemne proclalllacion de Fernando VII. - El Ministro
Cehallos publica un manilicstu contra Napulr:on. -- Im-
portancia y efectos de este documento. - COlllianza es-
cesiva del pttehlo. - Se difiere el armamento de la Ca-
pital. _Los Generales de los ejércitos cclehran una jun-
ta en Madri(l. - Plan para la segunda ca mpailll. - Falta
de un Gobierno central. - Primera tentativa para su
formacion. - N omhran Diputados todas las pl'OV incias
para su establecimiento. - Instalacion de la JIlllla cen-
tral. _Sus Vocales. -Se apotle¡'all dc la soberanla.-
Representaeion del Consejo de Castilla. -' Consideracio-
nes sobre este Gobierno. • • . • • . • • • • . • . . •• 398


CAPITULO XXXII.


Couducta de la Junta central. - Sus ¡¡isposiciolles ent;.
bian el entusiasmo nacional. -Desecha el plan de mi-
licias de Madrid, adoptado por el Consejo. -Separa al
G·eneral Cuesta del mallda tlel ejh'cito de Castilla. -
D¡s')ILll~ion de este ejército. - Cuesta hace arrestar al
central Valdi:'. - Es Ilalllarto ;í Aranjuez por la Junta
central. - SI~ declara atentado su procedimiento.-
.Nueva organizacian (le las t¡'opas e~pailOlas ell' cuatro
ejércitos. - El ;\,Iar({ues de la H.Olllalla nombrado Gene-
ral de UllO de ellos. . • . • • . • . • • • • • • • • . .. 412


C¡\.PITULO XXXIII.


1"a tlivision espafLOla al mando del l\Tarrpll:s de la Romana
en Dinamarca. - Acciones cn ({ue se halló. -El Maris-
cal Berllardotte la distingue, y forma Sll guardia de es-
JJailÜles. - Brillante esta:lo de estas tropas. - Primeras
lioticias de los acollt!~t:ilHielltos de la Peníusula. - La
,!iyision espailola recibe ónlen de prestar juramento al
l'ey José l. - Juramento condicional acordado en conse-




( 457)
jo tle Generales. - Insurrecciun de los soldado5 por no
prestarlo. - Heroísmo de un Oficial espaflOl para poner-


se en cOIllunicacion con la escuadra inglesa. -Recibe la
Romana cartas de las Juntas de Sevilla, Valencia y Ga-


licia. _ La Romana dispone fugarse :í Espaüa con su rli.


visiono - Medidas para ejccutarlo. - T raicion del segun-
do Gefe espaiiol Kindelan. - Las tropas acantonadas en


Jusllallll pasan á Níchorg. - Dos rcgimientos, (lue se
hallaban en J ustlalHl, quedan prisiolleros de guerra. -


La Romana ~e apodera de la plaza y fllertes de Nieborg.
- La escuadra inglesa entra en arplel puerto. - Entre-


vista de la ROIll:llJa y el Almirante Keats. - Entusiasmo


y júbilo de los espaitoles. - Se em])arcan los espaiioles y
llegan á la isla lle Sangelall{l. - La guarnicion espa,iola
de esta plaza protege el desemharco de sus compatriotas.


- Disposiciones de 13cI'llardoUe. _ Proclama de Kinde_


lan. - Elllhál'canse los e$pa,ioles, y llegan á Gottemhur-
So. - Llegan á este punto los tI'ansportes de Inglaterra.


- La Romalla marcha á Lóndres. - Llegan las tropas


cspaltolas á Santander. - Alegría de la Nacion espai'iola.


- La opinion designa á la Romana para el mando de todos


los ej':l'citos. - La Junta central le nomhra General en
!;efe del ejército de la izquierda. - Consideraciones sobre
esta primera campaila .... , • . • • • . • . • . • •. 417


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