HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. Es propiedad de los editores. ...
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HISTORIA
DE


LOS ESTADOS-UNIDOS.




Es propiedad de los editores.




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HISTORIA
DE


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LOS ESTADOS-UNIDOS
DESDE SU PRIMER PERIODO HASTA LA ADMlNISTRACION DE JACOBO BUCHANAN,


pon


J. Al SPENCERJ
. CONTINUADA HASTA NUESTROS DIAS POR HORACIO GREELEY.


TRADUCCION DIRECTA DEL INGLÉS
POR


D, ENRIQUE LEOPOLDO DE VERNEUILL




TOMO 1.


BARCELONA.


MONTANER y SIMON, EDITORES,
RAMBLA Y PLAZA DE CATALUÑA, NÚMS. 18 y 20.


1810,





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HISTORIA
~ DE LOS


EST ADOS-UNIDOS .


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Es propiedad de los Editores.


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IMP, DE RAMIREa y COlilPAÑiA, PASAJE DE ESCOOILLERS, NÚ:'4. 4, BARCEI..ONA.-·lB68.


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,HISTORIA
DE' LQS.


ESTADOS-UNIDOS
DESDE SU P~MER PEl\!0DO HASTA NUEST~S DI.AS,


POR


J. A. SPENCER_ '.
MIEMBRO DE LA SOCIEDAD HISTÓRICA DE' NUEVA-YORK, DE LA ORIENTAL PE FRANCIA, AUTOR DE


LA HISTORIA, EGI!,TO Y·LATIERRA SANTA, ETC., ETC,


TRADUCIDA DEL INGLÉS POR D. M. B.
- -~ __ ;;:n~ __ ,.


La parte de ilustracion comprende: varias vistas de batallas, mapas y nna gran coleccion
de retratos de los hombres mas célebres de América, segun los cuadros originales de Leutze, Weir, Powell, Chapman y otros


arÚstas americanos; faesímiles de algunos documentos autÓgrafos
de Washington, y otras curiosidades relativas á la declaracion de la Independencia Norte-ameriéana.


------ -->~~ .. -


TOMO 1.


BARCELONA.
MONTANER y ~IMON, R;DI'I'ORFi~


CALLE CONDESA SOBRADIEL, 10.
MADRID. HABANA. LI~RERÍA DE D. ~ de SAN 'MARTIN, ¡ LIBRERÍA DE D. JOSÉ MONTANER,


PUERTA DEL SOL, 6. CALLE DE O'REILLY, 91.
PARIS.


LIBRERÍA DE D. F¿NCISCO BRACHE·.r,
8, RUE DE L'ABBAYE.


1868,


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••


."


I




..


...


INTRODUCCION.


«Somos de ayer,. y ya llenamos el mundo,}) pueden decir con legítima' satisfad'-
cion lOs norte-americanos, al contemplar el floreciente estado de su agricultura, de su
industria ,de su comercio, de su navegacion, de sus artes liberales, ,en una palabra,
de todos los ramos 'en que se subdivide el saber humano."


No han,Itt'8.S('Umuo tres siglos desde que ,roturó el arado su suelo vírgen, y ya
se eleva allí una nacion poderosa y temida, nnorbe aparte, que parece creadO por la
Providencia para ?f~ecer el ejemplo de lo que pueden las conquistas de lainteligencia~
para llenar al hombre de orgullo al v:er esa fuerza semi-divina de su voluntad, que háee
á la obra coetánea del pensamiento, que pronuncia su fiat lua;, y queda la luz hecha.


Los europeos no pueden menos de mirar con asombro á ese coloso que se levanta á la




otra parte del Atlántico, mezcla de todas las razas,de todas las religiones; Roma sin .~
Capitolio ,imperio sin Césares; que no adora mas ídolo que la libertad;· que no honra
otra nobleza que la de la virtud, el talento y el trabajo ... sobre todo el trabajo, único
talisman que convierte cada uno de sus pasos en una. maravilla.


Ahora bien~ si se quiere penetrar el misterio que encierra la creciente grandeza y
poderío de la república Norte-americana, no .hay mas que considerar, 'que siendo lo que se
llama progreso' material de un pais el conjunto de la industria y esfuerzo de sus hab~tán­
tes, y el gobierno de una nacion el reflejo de los individuos que la componen, los anglo-
americanos deben estar dotados de enérgica voluntad', carácter independiente y actividad
extraordjnaria.


Así como un tirano representa millones de séres degradados, . viciosos é ignorantes,
un gobierno ilustrado y liberal es la encarnacion viva de una asociacion de hombres libres
y venturosos; porque no tiene un pueblo mejor ni peor suerte que la que se merece .


.. Sobre el carácter individual se asientan la libertad y el bienestar de una manera mas
sólida que sobre la vana letra ,de los decretos y constituciones. !'lf"


..




11 INTRODUCCION.


Declarad del modo mas solemne que una nacion es libre, independiente '1 señora de
ilimit~dos derechos, y como los ciudadanos' que -la~ no co~ en sí mismos;' si


1>V'"


no poseen el sentimiento de su dignidad y la conci~de su~ propias fuerzas, será
el sarcasmo que ha presentado lm1;ta lluesttos ~ qrns. la ·lri.yf,ori,a _el viejo mundo.


Hay que desengtt~arse-=- im.tca~eñte·~ sor de1a li'bertafl Pdede fertilizar y conver-
tir en fructíferos campos los que antes eran ásperos eriales.


• Hé aquí explicada en dos palabras la base de que arrancan el desarrollo y pujanza
de la gran república.


Empero, ¿quiénes fueron los hombres destinados por Dios para llevar á cabo una
obra tan maravillosa? En. los Estados-Unidos aparecen cuatro distintas nacionalidades,
todas ellas de orígen europeo; mas una sola es la que ostenta' sobre las' demás. el


.." distintivo de superioridad; una sola la que realizará esa grande y providencial mision,
reservada á las naciones del nuevo. continente; una sola la que, despreciando las ridícu-
las supersticiones del pasado, aspira al completo triunfo de los principios de libertad,


..


igualdad y fraternidad, sin las cuales n? hay CÍvilizacion ni 8ociedadpoBibles. . ./
Al recorrer los anales de la Uníon,si nos fijamos en su primer período, ó sea el que


pudiéramos llamar período de conquista, vése al francés establecerse en el Canadá, repre-
~lltando el espíritu conservador, la inamovilidad de la Iglesia y del Estado. Sus colonias:
no hay duda, fueron las mas antiguas; pero ni sus instituciones podian predominar en
América¡ ni su carácter le destinaba á hacer un brillante papel en el nuevo mundo.


Siguiendo las huellas de los conquistadores, vino el colono inglés, en extremo indus-
trioso, y d@tado de un espíritu emprendedor, mas no exento de preocupaciones, que sonIa
rémora del progreso, y que le dejaron atrás en cuestion de iniciativa .. Tampoco á éste .le
estaba reservada la supremacía en la nueva sociedad.


En pos de estos c?lonizadores, apareció el plantador del Sur~. muy' ilustrado, es
.cierto, pero tambien muy egoista, á quien fué necesario arrancar á balazos las cadenas
con que oprimia á los hombres, tras una guerra sangrienta y fratricida.


En tre todas las razas mencionadas, descollaron los habitantes del Norte, ó los nv,evos
ingleses, como los llamó Smith por sil orígen británico.-Este es el pueblo mas demócrata de
la tierra; el mas admirablémente gobernado; el mas moral é inteligente; el mas. confiado en
~ pr.qpias: fuerzas, y á quien por lo mismo basta una hoja de papel para explicar su orga-
Jllsmo s~l,.que811tre los europeos no podria hacerse entender medianamente en centenares
de volúmenes ..


Observemos con. rápi-dB: ojeada las virtudes que atesora esta raza amamant.en la
~ Jt.I..... 'li~ Y obradora de mil~rQ8. . "
~-~*: ...


.. ',-#


• • ~
...... & ... :....




lNTRODUCCION. 111


LM primeras ciudades fundadas en los Estados-Unidos lo fueron por los españoles.
Melende3> Avilés echa los cimieniÓs de San Agustín; en 1565. Ponce de Leon enseña el
camÍno de la Florida. Espej(), érije"á Santa: Fé, en el mismo siglo, y en el siguiente se
levanta Pensacola. A esto, y á la edificacion de algunas fortalezas y templos de J.llisio-
neros, se limitan los actos y derechos de España en esta parte de la América. La vasta
monarquía de Felipe II empe~aba á decaer; tenia ya -demasiadas. posesiones ultrama-
·ri~ é iba además perdiendo la libertad, única semilla que .se aclimata y fecunda
en el nuevo hemisferio.


Portificados los franceses en Acadia y en el Canadá, no logran conservar su conqui~ta, '
ni menos la Luisiana, que descubre Marquette. Solo los ingleses mantienen el centro de la
colonizacion: establecen en Virgiriia, en 1607, la primera verdadera colonia, y ¿ qué es
al momento lo que hace esta raza eminentemente autónoma? Convocar una asamblea le-
gislativa.


El segundo centro colonizador lo constituyen en Nueva-Inglaterra algunos puritanos.
A éste$iguió.otro grupo, que va á fijarse en Massachussetts, poniéndose desde luego á la
cabeza de la civilizacion del pais, por sus instintos. de educacion y por el establecimiento de
escuelas, academias, imprentas y otros mil institutos de pública utilidad.


Esta parte del período colonial está llena de dificultades, embarazos y guerrasoon
los indígenas. Sorpresas, emboscadas y espa~tosas matanzas, eran peligros á que se
veian espuestas cada dia las familias de los aventureros que aportaban al suelo americano,
y que habrian sucumbido en la contienda, á no. ser por la division, falta de armas é indis-
ciplina de sus enemigos.


Despues de este período de incesante lucha, viene la segunda época, que se distingue
por frecuentes hostilidades entre Inglaterra y Francia, preludio de la gran guerra con-
tinental que emprende Guillermo III contra Luis XIV. En esta campaña vese siempre al
francés confiar en los auxilios· de la madre patria, y á los ingleses contar tan solo con sus
propias fuerzas.


Muchos años despues aparece al occidente de Pensilvania, guiando tropas de Virginia
en defensa de los ingleses, el héroe de la independencia americana, padre de la patria y
modelo de ciudadanos. Retirado mas tarde á la vida privada, el ilustre plantador de Mont-
Vernon tiene que abandonar el hogar dDméstico, cual otro Cincinato, para afianzar la in-
depende.ncia de su patria; para hacer de un pueblo de esclavos una nacÍon libre y poderosa.


Las faltas y errores de la madre patria impulsaron la América á la libertad. Washing-
ton no era republicano, ni menos los miembros de la república; pero habia en ellos honra-
dez, patriotismo y abnegacion, y de estas virtudes cívicas debia surgir una creacion nueva, '




••


C'jl'
IV . lNTBODUOOWN.


democrática y social. Los actos del Parlamento inglés contraJSiIiS ookmiJ;\&, ,impoo.iepdQ creci~
dos derechos á los azúcares y otros artículos -ae· oomeI'oig:.;.¡.,vendiendo ".eU1pleos..de gober-
nadores yp:¡agistrados, con otras arbitrariedades de est6J~o;~:fu.eJ:€$.j1alChispa:quehizo
estallar la mina. Los colonos, sintiéndose. con fuerzas ,suficiente,. Para. g>obewa'l'S,e á,.sí
mismos, se sublevaron en masa como un solo hombr-e.Laemancipacion, &é. ¡obra rápida.
Aquel pueblo estaba ya maduro para la libertad, lo que no han logrado todavía mn,ahas na-
ciones de Europa, tan antiguas, que su orígen se pierde en la oscura noche de los tiempo$~
Muy luego se celebra el congreso de Nueva-York, donde aparecen nueve colonias repre-
~ sent~das; dos mas prometieron adherirse, y las restantes, aunque silenciosas por el mo-


mento, miraron con extraordinaria' simpatía el movimiento emancipador.
Reunida en Filadelfia la gran asamblea continental,pudo al fin escucharse la elo-


cuente voz de Adams, representante ~e Massachussetts; de Jay, procurador de Nueva-
Y ork y de Washington, diputado por Virginia. Inglaterra se opone 'á las reclamacio-
nes de los colonos. En 1775 tiene lugar el primer choque de armas. La Georgia se une
á los demás estados; "Washington capitanea las tropas, y la Union venoe~se oolUlolida,
y da principio á esa vida propia, cuyo vigor ha asombrado al mundo. Concluida la guer-
ra, vuelve el héI:Qe á la vida privada, ocultando su grandeza en la modesta casita que
aun puede verse á orillas del Potomac, pintada de blanco, como para simbolizar la pure-'
za de corazon del que la habitaba.


Washington, aunque de oríg-en privilegiado, aunque descendiente de realistas, os-
curece con el brillo de sw; virtudes repl\blicanM ,á todos lbs Césares y grandes figuras de
.la historia romana. Él no pidió coronas á sus prosélitos: n,o elevó fam,ilias á la herencia


.. p8v~tuade honpres y dignidades. Peleó bizarr3.!llente por la libertad; rehusó las recom-
pensas que le ofrecieron sus conciudadanos; se consagró al bien público, no por el interés
que pudieran reportarle sus servicios, sino p.or practicar el bien, y un pu~blo de demócra-
tas y niveladores pone hoy agradecido al pié de sus estátuas esta sencilla inscripcion,
que es el mas alto premio á que pueden aspirar los hombres: I!adre de la patria.


Empero la obra no estaba terminada. La re~ública tenia en su seno un cáncer, que
la iba corroyendo lentamente: este cáncer era la esclavitud.


El edificio comenzado por \Vashington lo concluye su émulo Lincoln, patriota, y
mártir, como todos los que abrazan nobles y grandes causas en la humanidad.


Para comprender la .i~portancia del gran paso dado por el insigne presidente en ~l
camino de la civilizacion, baste saber, que poco despues de la g:uerra de la indepe.ndencia,
solo se contaban en los Estados-Unidos trescientos mil siervos, y que en 1861. p~ban
~e tres millones de /tombres los que gemían entre los duros hierros de la e:;;clavitud.






INTRODUCCION. V
. Lo~ peryonajes mas ihistrados de la U nion desesperaban de acabar con la servidum-


bre. Segun la opinion del Sur, el manitiesto ~estino de la América era extender el látigo
por todo el continente. Lincoln ·10 quebró entre las manos de los déspotas cttando mas er-
guido se encontraba el señórÍo del hombre sobre el hombre. Washington buscaba un medio'
para abolir la esclavitud: Lincoln lo encontró. La Union habia caido én manos de los
señores del Sur" oligarquía sin corazon ni sentimientos: Lincoln les .aITebató este poder
'tiránico, dando al pais condiciones de vida propia ,que le presentarán ante el resto del
mundo como modelo de una nacían bien gobernada.


El espectáculo que han ofrecido los norte-americanos al realizar tan grandiosa em-
presa, da la medida exacta de su virilidad y demás eminentes virtudes que les carac~
terizan.


En: efecto, es admirable ver ~ ~ombres exclusivamente dedicados á los negocios, á un
pueblo agricaltor y comerciante por excelencia, sin ejércitos permanentes, sin generales.
asalariados, sin mas' estímulo ni utilidad que la defensa de una causa justa, es admirable,
repetimos, verle lanzar impávido al campo de batalla, admirando al universo con sus
formidables legiones, con sus marchas y ataques, con sus ingenios y máquinas de guerra,
con su humanidad para los prisioneros, con su benignidad para con los vencidos.


La Unían necesitaba este bautismo de sangre para regenerarse.
Los pueblos preocupados creen que no hay estado fuerte y respetable si no malgasta


su vigor en grandes armamentos; si no sale de punta en blanco, cual paladin de la edad
m~dia, á quebrar lanzas con todos los rivales que le cortan el paso; si no oscurece el sol
con el humo de la pólvora, y nó deja sus campos sembrados de cadáveres. Pues bien: los
norte-americanos han sabido ganar su puesto de caballeros; han hecho la guerra Qon ener-
gía admirable, y al terminarla, no han sido presa de ningun caudillo afortunado, ni escla-
vos de ningun César, ni patrimonio de ningun dictador, ni juguetes de ningun Napoleon.'
Llevaron á caDo la guerra mas peligrosa, que es la guerra civil, elevada á uná escala
inmensa, desplegando todos los caractéres de las grandes naciones militares, arrojando ejér-
citos sobre ejércitos, tesoros-sobre tesoros, y poniendo la suerte de las instituciones repu-
blicanas en manos de generales trabajadores, capitanes salidos de la masa del pueblo,
héroes que iban naciendo al vigoroso soplo del patriotismo. Forzoso es confesar, que á las
virtudes militares han superado las cívicas: en medio del estrépito marcial y del ardor de
los combates, la estátua de la libertad se ha mantenido incólume sobre su trono augusto;
las leyes conservaron su imperio, y los derechos legítimamente adquiridos, toda su in-
tegridad.


El orgullo de los déspotas y conquistadores quedó humillado al ver una contienda de ~


\



.. ~




..


VI INTRODUCCION.
. .


titanes que no conmueve en lo mas mínimo el órden civil, político ni social de &Con-
federacion.


Shel"maIID, Grant, Sheridan ciñen el lauro : llevan sus manos lavencedorn espada •
. y no suoonal Capitolio á recibir los honores del triunfo, ni se les ocurre ceñir á sus sie-
nes una diadema imperial. ¿ Do está ese estado mayor de capitanes i'l~ que tantos
dias de gloria dieron á la república? Miradlos· confundidos entre el pueblo, retirad~· al
seno de sus familias, vueltos á sus tareas pacíficas é industriosas: unos ejerciendo el co- .
mercio, enseñando otros á la juventud; éste 'al frente de una fábrica de cerveza, aquel
empleado como capataz de obreros en un modesto taller.


Grande, no hay que dudarlo, es la nacion que ofrece estos ejemplos; pero mas gran-
de aun debe ser 'su satisfaccion, al ver que no ha peleado para cazar hombres, ni para un-
cirIos al carro de lID tirano. Ha empleado el hierro, es cierto; mas ha sido para destruir
~ .


el hierro de la escla"titud, completando de este modo su magnífica obra de 1782.
Guiados por sí mismos los pueblos, nunca toman las armas como no sea en defensa de


causas nobles y santas.
En el pasado siglo pelean como héroes los norte-americanos por su independencia:: en


el presente se baten con indomable energía por abolir entre ellos la servidumbre .
. La cuestion de la esclavitud estaba letente, y un dia ú otro debia ser causa de una


guerra civil.
El triunfo del Sur envolvia de hecho la cousagracion del despotismo como sistema


de gobierno: al vencer el Norte, afirmó para siempre la victoria de la razon sobre la fuer-
za bruta, del derecho sobre el privilegio, de la libertad sobre la tiranía.


La .Union lo comprendió así, y todas las naciones respondieron á este sentimiento,
mostrando la ansiedad con que seguian todas las fases de esa gigantesca lucha, en la cual
se ventilaba una cuestion que TIO podia menos de afectar los intereses de l~ Europa entera.


Aquí debemos terminar estas ligeras consideraciones, encaminadas á preparar al lector
para la historia que vamos á narrarle. Al emprender un trabajo de tal naturaleza, pro-
testamos de las rectas intenciones que nos animan: La justic1a y la imparcialidad guia- ·
rán solamente nuestra pluma. Con ánimo tranquilo y despojada la mente de tudo es-
píritu de partido ó bandería, vamos á hacer una pintura fiel del pasado y presente de
los Estados-Unidos: el porvenir lo tiene Dios escrito en el gran libro do consigna el des-
tino de la humanidad.


==:( .el. )C =
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'. l. 1




LIBRO PRIME'RO.
DESDE EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA,


HASTA EL ADVENIMIENTO DE GUILLERMO III AL TRONO DE INGLATERRA .


. ~ ••• a¡.


CApiTULO PRIMERO.
1492--:1.609. \ '


PRIlIUTIVOS VIAJES y DESCUBRIlIIIIENTOS.


Viajes de los hombres del Norte.- Vinlandia.- Cuáles eran los conocimientos que se tenian sobre esta materia en el
. siglo XV. - Cristóbal Colon. - Primeros años de su vida, su genio, sus trabajos y el éxito que tuvieron. - Descubri·


miento de la América . ...:. Origen de este nombre.- Américo Vespucci.- Viajes de Sebastian Cahot.';" Gortereal.-Ponce
de Leon. - Verrazzani. - Cartier. - RobertvaL - De Soto. - Ribault , Melendez , De Gourges. - Champlain. - Canadá,
Acadia, Nueva Francia.


No parecerá inverosimil que el continente
occidental pudiera haber sido visitado ca-
sualmente por algunos aventureros ántes de


la época en que Colon lo dió' á cono-
1492. 1 EL' .. cer áa uropa, as InvestIgacIOnes
recientes practicadas en las antigüedades ame-
ricanas, parecen haber demostrado con bas-
tante certeza el hecho de que, hácia el año
1000 de Jesucristo, algunos de aquellos
atrevidos navegantes conocidos por hombres
del Norte, descubrieron casualmente una
parte del continente de América, que llama-
ron Vinlandia; y puede haber sucedido que
hicieran repetidos viajes á aquel pais y aún
tambien que estableciesen colonias en el nue-
vo mundo. Empero este descubrimiento y
las pocas ó muchas visitas que hicieran á la
region Vinfandirt, no produjeron sensacion
en el mundo antiguo, y ·no tardó mucho en


sepultarse en el olvido cuanto guardaba rela-
cion con los hombres del Norte y sus viajes;
además, como lo hace observar justa y jui-
ciosamente Mr. Wheaton, «no hay ni asomo'
siquiera de razon para creer que el ilustre
Genovés tuviese noticia del descubrimiento
de la América del Norte, debido á los nor-
mandos cinco s.iglos ántes de su época, aun-
que el hecho del descubrimiento aparezca en
la actualidad auténticamente comprobado,
por las investigaciones practicadas en los
archivos de Islandia, á qué hemos hecho
referencia C).» _


(') Hi.~loria de las hambres del Norte, ó sean dinamar-
queses y normandas, desde los tiempos primitivos hasta la
conquista de Inglaterra por «Guillermo de Normandía:» por
Enrique Wheaton, L. L. D., p. 31. El lector que desee mas
pormenores los encontrará en la obra de Wheaton, de cuya
lectura quedará satisfecho; así como en las Antigüedades
Americanas, publicadas por, el Profelilor Rafn, en. 1837.


•• 41"






8 ~~~HISTORIA DE LOS CAP. l.
Es positivo, cual lo sostiene MI'. Irvmg, Nació este grande hombre en la ciu"dad de


«que al principio del siglo XV, cuando los Génova, hácia el año 1435, Y tuvo dos' her-
mas privilegiados entendimientos se preocu-manos ~ una herman~ de menor 1.435.


paban en buscar trrt ';"'ifjJa[.l}l?ti1*' "edad:.~s p~r~, aunque pobres'-
1.400. las desparramadaslhlcJ~4;:1M~blpudieron costearle en la universidad de Pa-
cimientos geog~áficos, reinaba entre los vía la enseñanza dellatin, de la geometría,
sábios la mas profunda ignorancia respecto cosmografía, astronomía y dibujo. Rápidos
á las regiones occidentales del Atlántico: y brillantes fueron sus adelantos en .todas
miraban con m¡edo y adIlliracionaquello.s estas ciencias. Empeñado en seguir la profe-
extensos mares, que parecíanles ser los lími~ sion de marino, embarcó se á la temprana
tes del universo, constituyendo un caos edad de catorce anos, en comp~ñía de un bra-
impenetrable á toda conjetura, j donde im- vo capitan compatriota suyo, recorriendo con
posible fuera que osára aventurarse empresa él, una. tras otra, todas las parteos del mundo
alguna.]) C) . 'entonces oonocido.


Muy pocos eran los que en aquel tiempo Despues de muchos años de aventuras y
se atrevian á pensar, ni aun en sueños, en fortuna varia, en 1470 pasó Colon á


.- . . '. ._. .' 1.470. lanzarse por el vasto y tempestuoso -Océano; LIsboa; ciudad qne-én 'aquella época, .
y no es probable que hubi:ra alma viviente merced á la sagacidad y excelente política
que se imaginase l\.unpa la existencia de Aque- del príncipe Enrique de Portugal, estaba
llas vastas : regiones , situadas mas allá del reputado como el primer puerto'mercantil
Atlántico. Es positivo que muchos pensa- de Europa.
rian, y pensarian profunda y sériamente, Poco tiempo despues; casó Colon con la
-en tales cosas; siéndonos permitido creer que hija de un distinguido marino, que falieqiera
mnchos anhelasen conocer aquello. en que la algunos años antes.
simple supo,sicion de que pudiera ser. conoci- Revolvíase en el activo y ardoroso espíritu
do con el tiempO' por mortal alguno, casi se de Colon, la idea de alcanzar .las riQas y
consideraba como una presuncion temeraria. atractivas Indias Orientales, navegando di-
Empero no hubo ningun hombre que se de- rectamente por el Océano occidental. Antes,
terminara resueltamente y con una intrepidez las mercancías del remoto Oriente llegaban
inflexible, que no nos fuera dable apreciar por tierra, siendo el viajé tan largo, como .
en la actualidad, á arriesgarse en aquellos caro y penoso. si" podia abrirse ótro camino,
ign<ltos é intransitados mares, hasta que sur- especialmente por mar, y acortarse la: distan-
gió el ilustre, entusiasta y magnánimo, cia como generalmente entonces se creia po-
Cristóbal Colon,' destinado á fijar su mira- sible en direccion occidental, era indudable
da en el Occidente, abriendo para SIempre que la nacion que 10grár3L buen éxito en la
el paso al nuevo mundo. empresa, alcanzaria gran poderío é inauditas


n Hda y vivjes de Colon, por Irving, tomo I. pág. 20.
Como prueba de la opinion antedicha, cita el autor un párrafo
de Xerif-al-Edrisi, distinguido escritor árabe, que es una elu-
Cidacion esmerada de las miras y sentimientos de los hom··
,~ bres instruidos de aquella época.


riquezas.
Coloo,estabacierto de qu~, siendo la tierra


esférica, quién arrumbase hácia elOccidente~
llegaría con el tiempo ,á las regiones de Orien-
te, descubriendo tampien 1l,lÍsi81a~ naciones




CAP.}' ESTADos-maDOS. !l
. .


que pudieran existir situadas entre Europa las absurdas preocupaciones y la presuntuosa
y Asia. Cuanto mas reflexionaba sobre esta ignorancia, con las cuales hubo de luchar,
materia, mayor seguridad adquiria en sus motivos todos suficientes para apurar la pa-
ideas, y cuando ya hubo llegado á una con- ciencia de un hombre menos resuelto y
clusion terminante, ésta se fijó en su mente 9.eterminado que .Colon; nada de esto, repeti-
de un modo inalterable. Desde entonces, su mos, pudo hacerle desmayar en su propó::á-
único anhelo fué proporcionarse los recursos to, y jamás abandonó el gran proyecto que
necesarios para hacer patente lo que habia concibiera é intentaba llevar rt cabo. rranta
de verdad en sus convicciones, llevando á constancia é intrepidez obtuvieron finalmen-
cabo la navegacion por el Océano Atlántico, te su justa recompensa.
para descubrir la tierra de Cathay, ó las «Recuerden, pues, los que estén próximo~
mas occidentales regiones del Asia. «Cosa Lt acobardarse ante las dificultades con que
singular es, en efecto, cual lo hace notar tropiecen en la prosecucion de alguna em-
Mr. Irving, cuán afortunadamente contri- presa grande y honrosa, que trascurrieron


. buyeron al buen éxito de esta grande em- diez y ocho años desde que Colon concibió la
presa dos errores: la estension imaginaria suya, hasta que se vió habilitado para lle-
del Asia hácia el Oriente, y la supuesta varIa á efecto; recuerden que la mayor parte
pequeñez de la tierra; errores ambos en que de aquel tiempo la pasó solil)itando, casi sin
incurrieron los mas sábios y profundos filó-esperanza, sumido en la pobreza, olvidado y
sofos, y sin los cuales, no obstante, hubiérase ridiculizado; que consumió la primavera de
difícilmente arriesgado· Colon á acometer su vida en aquella lucha, y que, cuando
semejante empresa.»· (*) últimamente vino el éxito á coronar Rll


Es positivo que el ilustre genovés ofreció perseverancia, frisaba en los cincuenta y
primero sus servicios á Juan II, rey de seis años. Su noble ejemplo debiera servir
Portugal; pero viéndose defraudado en sus de estímulo, para que nunca desmayasen
esperanzas, y menospreciado por aquel en su propósito los que grandes empresas
soberano y sus consejeros, á lo cual se concibieran.» (*)
añadia la circunstancia de haber perdido Gracias á los impulsos generosos de la
á su mujer algun tiempo antes, tomó el magnánima Isabel, y al auxilio material


partido, en 1484, de abandonar Por- de la familia de los Pinzones, Colon
1.484. t 1 11 d . , 1 " h b'l't d t 1492. uga, evan o conSIgo a su llJO estuvo a 1 1 a o ypron o para em-
Diego. Trasladóse Colon inmediatamente lÍ barciuse y emprender su arriesgado viaje,
España, entablando sus pretensiones en la el viernes 3 de agosto de 1492.
córte de E'1~~~?Jldo é Isabel. Ni los enojo- Constaba la espedicion únicamente de tres
sos años que tr.ascurrieron, aguardando un carabelas: la Santa JJ,faría, la Pinta y la
resultado favorable á sus instancias en In, Nifía. Habiéndose salvado Colon de los vio-
córte del indiferente y calculador Fernando, lentos temporales que sufrió en su travesía,
ni la frialdad con que fué acogido, ni los tuvo la inmensa satisfaccion de descubrir


. desaires que recibió, ni los desdenes y tierra el viernes 12 de octubre de 1192. El
sonrisas de desprecio de que fué ol~eto, ni gran misterio del Océano dejó de serlo para


(*) Vida y viajes de Colon, por Irving, tomo 1, pág. 53. (JO) Vida y viajes de Colon, por Irving, torn. 1, pág. 118.
TOMO lo - 2




10 HiSTORIA DE LOS CAP. I.


él; la teoría que para los hombres mas enten- El nombre de AMÉRICA, que se dió á una
didos y sábios no habia sido sino objeto de parte del continente occidental, poco tiempo
despreciadora burla, quedaba triunfalmente despues de su descubrimiento, y que ya se ha
establecida. Colon acababa de alcanzar una hecho inalterable, provino <de un viaje que
gloria tan duradera como lo fuera el mun- emprendió y llevó á efecto un distinguido
do. La tierra descubierta era la isla de navegante florentino, llamado Amerigo Ves-
Guanahani, llamada actualmente Isla del pucci, quien escribió varias cartas en latin á
Gato~ una dé las Bahamas (*), á la cual Lorénzo de Médicis, de las cuales se impri-
dió Colon el nombre de San Salvador, en mió una en 1505, siendo esta la primera de
señal de su agradecimiento al Todopoderoso. sus narraciones de viaje que vió la luz pú-


--!


No nos proponemos hablar ahora de los blica. Vespucci escribió tambien otra desde
últimos é importantes viajes y descu- Lisboa, con fecha 4 de setiembre de 1504,


i493
á brimientos de Colon, así como de la dirigida á René, duque de Lorena, en la


i503. varia fortuna quc en ellos le cupo; cual pretendia que él habia descubierto el
solo añadiremos, que la envidia, la calumnia, principal continente en 1497. (*) Ahora bien,
la injusticia y la crueldad, llenaron de amar- como Vespucci era un hombre muy erudito
gura los postreros dias de su existencia. Pri- y de superior ilustracion, y su nombre
vado del honor de dar su nombre al nuevo corria públicamente enlazado con el nuevo
mundo que habia descubierto, y que tan jus- mundo, como descubridor del continente,
t.amente le era debido; perdidas las esperan- por 'mas que no fuese el primero que tocó
zas de toda reparacion, por haber acaecido en tierra firme, puesto que Colon, Cabot y
en 1504 el fallecimiento de su protectora y otros le habian ya precedido, sucedió que un
constante amiga, la bondadosa reina Isabel, famoso cosmógrafo, Martin \Valdseemüller,
murió Colon en Valladolid el 20 de mayo de Friburgo, patronizado por René, tuvo
de 1506 , en paz con el mundo, y fortalecido por conveniente, en 1507, dar el nombre
cuando llegó su última hora por el consuelo y de América al nuevo mundo. De las obras
la esperanza que le ofreció la religion cristia- geográficas de \Valdseemüller, quien se
na. El egoista Fernando, mandó erigir un aplicó á sí propio el título Hylacomylas~
monumento para perpetuar su memoria, con formado del griego, llegaron á hacerse nu-


.. este lema tqmado de la cota de malla de Colon: merosas ediciones, y de este modo fué pro-
A CASTILLA y Á LEON NUEVO MUNDO DIÓ COLON. pagándose el nombre de América en casi todo


Empero, semejante monumento en nada el mundo civiliz.ado, y así quedará, aunque
acrecentaba la fama de que gozaba ya aquel acaso no habrá persona alguna que pueda
insigne hombre, y simplemente ha servido comprimir un suspiro de pesar, recordando
para trasmitir á la posteridad el carácter la injusticia de que fué víctima Colon.
y proceder de Fernando, dándole á conocer El portentoso descubrimiento del nuevo
como un rey insensible y desagradecido.


n Mr. C. E. Lester (Vida y viajes de Amel'icus 1"espucius,
(*) Mr. Georges Gibbs, en una interesante memoria leida págs. 93-108), arguye en favor del primitivo viaje, que


unte la Sociedad Histórica de Nuevu-York, el 6 de octubre pretendió aquel haber hecho en '14,97; pero Mr. lrving ha
de 1846, presenta varias razones convincentes, que inducen á refutado victoriosamente esta asercion, y su autorizado
creer fuese la Ista del Gran Turco la primera en que tocó dictámen es el que hemos seguido en el texto. (Véase
Colon. Este trabajo nos parece digno de ser examinado. Vida de Colon, tomo IlI, págs. 330-3~5).




CAP. l. ESTADOS-UNIDOS. H


mundo despertó en Inglaterra la aficion á que sean, y con tantos marineros 1:1 hombres
las empresas marítimas, y á upo de sus como quieran llevar consigo en dichos baje-
hijos pertenece sin duda la gloria de haber les, á su propia costa y cargo) para buscar,
sido el primero que arribó al continente de descubrir y encontrar cualesquieras islas,
la América del Norte. Todavía no habia comarcas, regiones ó provincias de los salva-
alcanzado Inglaterra la preeminencia en jes idólatras é infieles, sean las que fueren, y
las espediCiones navales que supo adqui- en cualquiera parte del mundo donde puedan
rir despues. Largas guerras civiles habian existir, y qU(jl hayan sido ignor~das antes
agotado sus recursos é impedido el des- de ahora de todos los cristianos.» (*)
arrollo de esa activa energía é intrépida Dióse ~t la vela esta espedicion, al mando
perseverancia, que han sido desde entonces ,de Sebastian Cabot, natural de Bristol, en
el carácter distintivo de los naturales de Inglaterra, y el 24 de junio de 1 497 des~u-
Inglaterra en el Océano. Empero, cuando
se supo en aquel pais lo que habia hecho
Colon, Enrique VII, monarca astuto y eco-
nómico, se preparó desde luego para en-
trar en competencia por las posesiones que
pudieran descubrirse en el nuevo mundo.
Apresuróse, pues, á aceptar el ofrecimiento
que le hizo Juan Cabot, ~ercader venecia-
no (*), residente en Bristol, de armar, equi-
par y tripular varios buques destinados á
los descubrimientos que pudieran hacerse
en cualquier paraje situado al norte de la
derrota primitiva que trazó Colon. Así que,


por real cédula firmada en Westmins-
1496. ter, el 5 de marzo de 1496, quedó
autorizado Cabot y sus tres hijos, Luis,
Sebastian y Sancius, ... para hacerse á la vela
con direccion á todos los puntos, comarcas
y mares del Oriente, del Occidente y del
Norte, bajo nuestra bandera é insignias, con
cinco bajeles, de cualquiera carga ó cabida


(*) Charlevoix (Viajes, etc., en 1720), hace presente una
circunstancia relacionada con los primitivos descubrimien-
tos hechos en América, que merece recordarse: "No puedo
prescindir, dice, de hacer de paso una observacion. Es muy
glorioso para Italia, que las tres potencias entre las cua-
les esta repartida actualmente casi toda la América, deban


- a italianos sus primitivos descubrimientos: la España a
Colon, genovés; la Inglaterra a ,Juan Cabot y sus hijos,
venecianos; la Francia a Verrazani, ciudadano de Floren-
cia.». Sebastian Cabot, sin embargo, como lo consignamos
en el texto, era natural de Inglaterra.


brieron tierra, que era. parte de la costa de
Labrador, y la llamaron Prima Vista: vieron
tambien una isla, que denominaron \
II d c' J . 1497. s a e Dan uan, en conmemoraClOn
del dia en que fué descubierta. Estaba «llena
de osos blancos y de ciervos, mucho mayo-
res que los de Inglaterra.» (**)


Frustrada su esperanza de encontrar un
camino noroeste para pasar á la tierra de
Cathay , ó á las Indias, el pais de los por-
tentos y maravillas que refiere Marco-Polo,
regresó Cabot á Inglaterra. No obstante, hizo
un segundo viaje á 4mérica, del cual apenas
quedan pormenores. Al efectuar el tercero
en 1517, Cabot entró indudablemente en la
bahía de H udson , y llegó hasta los sesenta y
siete grados de latitud norte; mas aterrada
su tripulacion ante la vista de inmensos ban~
cos de hielo en el mes de julio, clamaron
todos por el regreso, y aunque de mala
gana, volvió Cabot il Inglaterra. A pesar
de sus muchas y diversas aventuras, murió
este in~igne navegante en la ciudad de Lón-
dres, de edad bastante avanzada. Su vida
ofrece una leccion instructiva, que demues-
tra la instabilidad de las grandezas humanas,
pues aunque dió un continente á Inglaterra,


(*) ViOjfS y descubrimientos, por Hakluyt ,tomo III.
pag.6.


(**) Véase Vida de Seboslian Cabol, por Haydward, pago 8,




12 mSTORI.~ DE LOS CAP. r.


ni se sabe "la fecha de su muerte, ni el mas Hácia la misma época, otro famoso capi-
htunilde monumento indica donde yacen sus tan españo~, Vasco Nuñez de Balboa, descu-
restos mortales. brió el Océano Pacífico .
. En 14.98,. Vasco de Gama, bajo los aus- Tuvo lugar tan memorable aQOntecimien-
picios del rey Manuel de Portugal r monarca . to en 26 de setiembre de 1513. Era este
hábil y emprendedor, dobló el cabo de Buena- ciertamente uno de los mas sublimes


b · d' , . d· b" t h b' h h 1513. Esperanza, a rlen o aSl un nuevo e lmpor- escu rlmlen os que se a mn ec o
tantísimo Qamino á los portugueses para diri- hasta entonces en el nuevo mundo, y debió


girse á las Indias. El mismo soberano abrir, como dice Irving, «un campo ilimitado
1.501. d" G C·~· 1 d d' . t ' 1 b d t man o. a xaspar orterea con os e conJe uras a os asom ra os aven ureros
buques para que esplorase el Océano hácia el españoles, que desde la cumbre del nlonte
noroeste. Este navegante recorrió unas sete- contemplaban el anchuroso Océano, cuyas
cientas millas, eostea,ndo las playas norte- aguas resplandecian con el sol de la ma-
americanas, y su única hazaña consi~tió en
robar cierto número de niños indígenas, y
llevárselos á Portugal como esclavos.


Juan Ponce de Leon , intrépido y antiguo
guerrero español, y uno de los compañeros
de Colon, habia conquistad9 á Puerto-Rico,
enriqueciéndose con el trabajo que imponia
forzosamente á los desdichados naturales del
l)ais. Pero viejo ya, y descontento de tener
que perder el dominio sobre las posesiones
que con tanto trabajo conquistara, dió oidos
á la fábula de la fuente milagrosa, que
segun se contaba, restituia la juventud y el
vigor á cüantos se bañaban en sus aguas.
Partió, pues, inmediatamente en· busca de
ese prodigio de la naturaleza, y en el curso
de su viaje, el domingo 27 de marzo, cono-
cido entre los españoles con el nombre de
Pascua florida, descubrió la península que
separa el golfo de Méjico del Atlántico.


Era.entonces allí la hermosa estacion de
las flores, y tanto por esta circunstancia,
como por el diaen que vió la tierra, dió á
la nueva region descubierta el nombre de
Florida. De regreso de España, algunos mIos
despues, no le fué posible fundar allí una co-
lonia, á causa de la hostilidad promovida
por los indígenas, para vengar anteriores
injusticias y desmanes.


ñana.»
Al principio del siglo, los intrépidDs ma-


rineros ingleses y franceses habian esplotado
con celo y buen éxito las productivas pes-
querías de los bancos de Terranova. En 1504~
unos pescadores de Bretaña descubri-


1504.
ron el cabo que llamaron Cabo Breton. .
«Este comercio, que se estendió por la cos-
ta y banco de Terranovaf dice Hildreth (*),
formó el primer lazo que unió á la Europa
con la América del Norte, y casi fué el único
·que existió entre ellas durante todo un siglo.»


Francisco 1 de Francia, aunque ocupadí-
simo en sus contiendas con el astuto y pode-
roso Cárlos V de España y Alemania, no
desconocia totalmente la importancia de pres-
tar la debida atencion á los descubrimientos
y colonias en el nuevo mundo. En consecuen-
cia de esto, invitó al florentino Juan Verráz-
zaní , parª, que esplorase bajo su proteccion
nuevas regiones en el ignoto Occiden-


1524-.
te. Con un solo buque, que llevaba
por !lombre el ])elfin~ zarpó aquel marino del
puerto de Madera, y mandó luego al rey
la narracion de sus descubrimientos, pri-
mera que hasta entonces se escribiera, sien-


(*) Historia de los Estados-Unidos, por Hildreth, t. I,
;pág.37.




CAP. lo ESTADOS-UNIDOS. 13


do notable poi' la delicadeza y claridad.de sus aromas á lo lejos de la playa.» Dice que no
descripciones. «Tras una tempestad tan furio- faltan enaquelterreno «drogas Ó especierías,
sa y terrible como nunca la habian sufrido y riquezas en oro~ pues el color de la tierra
los marineros, de la cual nos salvamos con lo denota.» Insiste en la exuberante vejeta-
d divino amparo y misericordiosa asistencia cion, en las vides silvestres que se agrupan
del Todopoderoso, y las inmejorables cua- en el suelo ó se arrastran formando ricos
lidades de nuestro barco, juntallwnte con la festones de uno á otro árbol, en las enma-
buena S1terte de su afortunado nombJ'e, pro- rañadas rosas, violetas}' lirios, yen las her-
seguimos con próspero viento nuestro viaje mosas- y fragantes fiores, distintas de las de
occidental por el Norte, yen .otros veinte y Europa. Habla del ciervo de los bosques,
cinco dias habiamos recorrido 400 leguas así como de las aves que frecuentan los pan-
mas, cuando descubrimos una nueva tierra tanos y lagunas de la costa, y des pues del
hasta entonces nunca vista, ni p::Jr antiguos rudo sacudimiento que sufrió en elprocelo-
ni modernos.» Era la baja y llana costa de so Atlántico, siéntese sobremanera enajena-


• la Oarolina del Norte, ilumimida por la noche do de gozo con la calma del mar, la manse-
con grandes fuegos. Siguieron navegando por dumbre de las olas, la hermosura del clima
ella unas cincuenta leguas en busca de segu- durante el estío, el aire puro, saludable y
ro puerto, y finalmente, anclaron yenviaron templado, la serenidad y nitidez del azulado
un bote á la playa. Quedáronse asombrados cielo, «que si por un momento llega á nublar-
los naturales del pais, que en el primer ins- se con el viento del Sur, tarda poco en des-
tante huyeron despavoridos á los bosques; pejarse y recobrar su claridad y hermosu-
pero luego se detuvieron, volviendo la vista !'a, disipándose todas las nubes.»
para c()ntemplar el barco y los marineros Tambien fondeó Verrazzani en los puertos
« con grande admiracion,» y viendo las de N ueva-Y orck y de Newport, y costeó
aÍnistosas señas que aquellos les hacian, se hácia el Norte hasta los cincuenta grados de
fueron acercando, «sorprendiéndose sobre- latitud. Empero, del viaje de Verrazzani á
manera de su traje1 disposicion y blancura.» América, no resultó colonizacion alguna.
Mas allá de la arénosa playa, cruzada de El prímer ensayo de colonizacion hecho
rios y brazos de mar, vieron los navegl:\,n- por los ingleses, fué sumamente de-
tes la comarca despejada, elevándose con sastroso. Un mercader de Lóndres, 1536.
muchos y vistosos campos, y vanes poblados asociado con otros, intentó formar una colo-
de lozanos bosques, algunos espesos y otros nia en Terranova; pero á duras penas con-
mas claros, cuajados de diferentes árboles, siguieron librarse del hambre, y ~oderán­
tan gratos y. deliciosos á la vista, como dose de un barco pescador francés, que aca-
cabe imaginarlo. «y no crea vuestra ma- baba de arribar, regresaron á Inglaterra.
jestad, añade Verrazzani, que- estén, como En tanto que los españoles aumentaban
las selvas de Hercinia, ó los agrestes incesantemente su poderío con sus proyectos
desiertos de la Tartaria y las' costas del y esfuerzos en la América del Sur, el almi-
Norte, llenos de árboles sin fruto; sino rante Chabot despachó á Santiago Cartier~
que abundan en palmeras, laureles, altos hápil marino de San Maló, con el encargo de
cipreses y otras muchas especies desconoci- efectuar un viaje de esploracion á la costa
das en Europa ,que exhalan los mas suaves noroeste de América. Despues de una rápida




14 HISTORIA DE LOS CAP. l.


travesía, entró en una bahía, que denominó principal instrumento en la anexion á Espa-
IJe los calores, á causa del escesivo calor ña de las auríferas regiones del Perú; pero


que allí reinaba entonces; pero tardó en aquella conquista la parte que le cupo fué
1535. , 1'." • Al - d· t 'l·· 1 poco en regresar a r ranCla.. ano secun arIa: en o ro recayo a prmClpa re-
siguiente, volvió eartier con tres grandes compensa. Entonces aspiró á encontrar una
naves y cierto número de colonos á visitar comarca, de cuya conquista reportase él
los sitios donde tuvo lugar la escena de sus solo toda la gloria. Cárlos V estaba en-
primeros descubrimientos. Entró en el golfo teramente dispuesto á satisfacer sus deseos:
el dia de San Lorenzo, y por eso le dió este nombróle Adelantado de la Florida, pu-
nombre, que es el que hoy lleva, y subiendo diendo acumular el destino de gobernador
el rio hasta la isla de Baco, actualmente general con e1 de comandante en jefe. En
Orleans, avanzó desde allí hasta Hochelaga, mayo de 1539 , zarpó Soto de la Ra-
Ó Montrea1. Cartier invernó en la isla de bana, con seiscientos hombres en la 1539.
Orleans. Padeciendo mucho sus compañeros flor de su edad, cierto número de sacerdotes,
Jel escorbuto, se disgustaron con la perspec- además de los marineros, y mas de doscien-
tiva de la colonizacion, viéndose Cartier tos caballos, con una piara de cer,dos. Arri-
precisado entonces á volver á su patria, y baron el 30 de mayo á la bahía del Espíritu-
para acreditar su descubrimiento, quiso lle- Santo, en la costa occidental de la Florida,
var consigo á Francia algunos indígenas. donde desembarcaron trescientos hombres y


Pasados algunos años, Francisco de la sentaron sus reales; pero al romper el alba
Roque, señor de Robertval, en Picardía, siguiente, fueron atacados por un numeroso
intentó colonizar la region de que venimos cuerpo de inJígenas, viéndose precisados á
hablando. El rey suministró á Cartier cinco retirarse. Habiendo andado algunos centena-


naves, asociándole á Robertval para res de millas por entre innumerables pobla-
1540


á que desempeñase el empleo de gober- ciones indianas, llegaron á Mavila, pueblecito
1542.


nador en el Canadá y en Hochelaga. encerrado en una cerca ó empalizada, y
Pero, tanto por demoras, como por mala próximo á la embocadura del rio Mobile. Dis-
inteligencia, se esterilizaron tambien esta gustados los habitantes con los estranjeros,
vez los esfuerzos que hicieron, y la Francia y provocados por algunos ultrajes inferidos á
abandonó por mucho tiempo toda tentativa uno de sus jefes, trabaron un sangriento com-
ulterior para fundar colonias en la América bate, en que perecieron dos mil indígenas y
del Korte. Sin embargo, en época posterior, unos veinte españoles. Gran número de estos
]0 que se habia hecho sirvió de fundamento á murieron luego de resultas de sus heridas:
reclamaciones de pertenencia, promovidas tambien tuvieron una pérdida de cuarenta
por la Francia, respecto á algunas regiones caballos. El lugar fué incendiado durante el
:útuadas al norte del continente americano. combate. Despues de aquel reñido encuentro,


La desastrosa intentona de Narvaez, en se retiró Soto á Chicaza, especie de aldea en
1528, pará conquistar y posesionarse de la el pais de las Chickasaws, donde permaneció
Florida, no arredró á otros de ánimo atre- hasta marzo de 1541. Su ejército vol-


1541. . 't ' d 1 h vido, que se esforzaron con el propio objeto. VIO en onces a empren er. a marc a
Fernando de Soto habia sido uno de los mas por el territorio indio, y tras muchas des-
distinguidos compañeros de Pizarro, y el gracias y con grandísimo desaliento, fué




CAP, r, ESTADOS-UNIDOS.


Soto el primero que vió el Missisipí, hácia uno de los mas hábiles caudillos entre los
los últimos dias de abril del mencionado protestantes franceses, deseaba encontrar un
año, calculando que estaba á unos treinta asilo en América para los perseguidos hu-
y cinco grados de latitud. Soto cruzÓ ¡el gonotes. Así que, habiéndose malogrado
rio, y persistió en nuevas tentativas para una espedicion al Brasil en 1555,


'fi' 1 t' '1 t f ' ' 1555. descubrir la riqueza y magm cenCIa que e apres o e o ra nueva, que ue sanclO-
habian hecho emprender el viaje, suponien- nada por el devoto, pero débil Cárlos IX, y
do encontrarlas en la Florida; pero todo fué dió el mando de ella á Juan Ribault, dt'
inútil. Apesadumbrado, por el convenci- Dieppe, esperto !p.arino y decidido protestan-
miento de su total fracaso en la empresa, te. Constaba la espedicion dé dos buques, con
se abatió de tal modo, que ,murió el 25 de numerosa tripulacion, llevando además algu-
mayo de 1542. nos individuos en clase de colonos. En mayo


«Para ocultar su muerte, envolvieron su llegó Ribault á la costa de la Florida;
1 '1' t ' b . d 1562. cuerpo en una capa, y en e SI enclO en ro en una a ra espaCiosa que eno-


15(l2. d 1 h 1 . . '1 1 e a noc e o sumergIeron slglosa- minó Port-Royal, y construyó un fuerte, a
mente en medio del rio. El descubridor del que dió el nombre de Carolina, que es el quP
Missisipí yacía bajo sus aguas. Habia re- conserva todavía, bien que la primitiva co-
corrido gran parte del continente en busca lonia pereciera. Allí quedaron veinte y sei~
de oro, y lo mas notable que encontró fué el personas para fundar la colonia, en tanto quP
sitio de su sepultura.» (*) Los restos de Ribault volvia á Francia en busca de provi-
esta decantada espedicion, cuyo número no siones y recursos de toda especie; pero ha-
ascendia ya sino á menos de la mitad de los biendo cundido el desaliento entre los colonos,
que se habian embarcado en un principio, resolvieron apresuradamente abandonar su ~


bajaron navegando por el Missisipí intentado estaulecimiento; se promovió un
1543. h t b d 'b' f t 1 d t


. as a su em oca ura, y en setlem re motm en que ué muer o e coman an e, :r
de 1543, llegaron á una colonia española, casi estenuados de hambre y de miseria,
próxima al sitio donde hoy se eleva Tam- fueron recogidos por un buque inglés, y des-
pICO. embarcados, parte en Francia, yel rest.o en


Desde entonces, quedó abandonada la Flo- Inglaterra.
rida. No se habia conseguido ninguna colo- Cuando Ribault llegó á Francia, la en~
nizacion, :o.i tampoco habian ocupado en ella contró ardiendo en discordias y en guerra
localidad alguna los españoles, y sin~ embar- civil, de tal suerte, que no pudo obtener
go, con el nombre de Florida reclamó España por el pronto los auxilios que necesitaba.
todo el litoral de América hasta la altura de Empero, habiéndose ajustado una especie
Terranova. Su primera colonia efectiva pro- de paz, en 1564, reiteró Coligny sus
vino del cruel odio y dél fiero celo de perse- instancias, con~iguiendo se apres- 1564.
cucion que caracterizaba en aquella época en tasen tres naves, que salieron al mando de
el continente, tanto á los católicos como á Laudonniere, compañero de Ribault, los cua-
los protestantes. les desembarcaron en junio á orillas del


El ilustre y excelente almirante Coligny, Mayo, donde construyeron una fortaleza. A
consecuencia de muchos motines que ocur-


(*) His/oria de los Estados-Unidos, por Bancroft, tom, 1, I - b 1 1
pag, 57. I neron, se em arcaron a gunos co onos para




-16 HISTORIA DE LpS CAP. I.


emprender espediciones de piri:l.tería, y en car 4 los españoles, se disversaron y fueron
ellas apresaron dos buques españoles, siendo arroJados iÍ la playa.
así ellos los primeros agresores en el nuevo Melendez partió por tierra de San Agustin,
mundo. La grande escasez de alimentos y atravesando bos.ques y pantanos; sorprendió
provisiones de todo género, hizo que estu- la fortaleza francesa, y acuchilló indistin-
vieran ya á pupto de abandonar su estable- tamente á hombres, mujeres y niños. Al-
cimiento, cuando el desacreditado Sir John gUllos pocos se refugiaron en los bosques, y
Hawkins, dedicado al tráfico de esclavos, habiendo hallado dos pequeñas embarcacio-
vino á socorrerlos. Entre tanto, llegó Ribault nes en el puerto, despues de muchas y
en el mes de agcrsto, con abundante acopio de crueles penalidades, llegaron por fin á Bris-
provisiones de todas clases. tol, donde dest:jmbarcaron. Empero, Ribault


Distaba mucho, sin embargo, la colonia de y sus compañeros de naufragio, casi pere-
contar con perfecta seguridad. ciendo de hambre, se habian encaminado


Un valiente y generoso soldado, Pedro á la fortaleza, que encontraron ya en po-
Melendez , obtuvo permiso del rey de Es- der de los españoles. Fiándose en la pala-
paña, Felipe II, para conquistar y ocupar bra de honor de Melendez, se entregaron á él,
la Florida, así como para al~~ojar de ella siendo asesinados cerca de San Agustin, con
á los franceses, tanto por intrusos, como circunstancias de la mas repugnante barba-
por herejes. «i Mue.fte á los hugonotes!» barie, pues colgaron de un árbol muchos
era su clamor de guerra; y con trescientos miembros mutilados de las víctimas, con la


soldados y mios dos mil voluntarios, siguiente inscripcion: «No se les castiga por
1565. . d 1 t 1 1.,' - 1 f . h' . d zarpo e as cos as (e .l2Jspana a ranceses~ smo por. ereJcs y enemlgos e
espedicion en el mes de julio, y aunque Dios.»
debilitada por la violencia de una tempestad, Cuando se supo en Fra.,ncia tan horrible
Melendez no quiso detenerse en Puerto- ultraje, escitó la noticia un sentimiento ge-
Rico, sino que, ansioso de deshacerse cuanto neral de pesar y de ira, no menos que un
antes de sus enemigos, dióse á la vela con vehemente deseo de venganza. En vano in-
rumbo á la costa de la Florida. vocaron á Cárlos IX, dirigiéndole sus súpli


El caudillo español vió tierra el 28 de cas las viudas y los huérfanos de los que
agosto, dia de San Agustin, y á la ensenada habian perecido,- para que exigiese del mo:-
y puerto en que entró dos dias despues, les narca español pronta justicia contra los ase-
dió el nombre de San Agustin. La ciudad sinos de sus vasallos. -


\. (lue fundó allí con este nombre subsiste to- Poco tardó en leVantarse un vengador.
Ilavía, y aunque no muy grande y populosa, Domingo de Gourgues, valiente gascon, 1;C-
c:uenta cuarenta años mas de antigüedad que solvió sacrificar su persona, sus, bienes y
todas las demas de los Estados-Unidos. fOrtuna para conseguir el desagravio de un


No tardó mucho lVIelendez en dar con la modo señalado y terrible. No siÍl mucho tra-
colonia francesa. Al divisarle los que tripu- bajo logró proporcionarse los recursos necesa-
laban las naves de Ribault cortaron repen-I rios para equipar tres pequeñas embarcacio-
tinamente los cabl~s, é hiciéronse á la mar; nes, y tripularlas con ochenta marineros y
pero estalló un furioso temporal, y los bu- ciento cincuenta soldados; cruzó el Atlántico,
ques franceses que habian salido para ata- y costeando la Florida, desembarcó á orillas




CAP, 1, ESTADOS-UNIDOS. 17


de un rio distante unas quince leguas del
:\Iayo. Los españoles, en número de cuatro-
cientos, estaban bien fortificados, principal-
mente en el gran fuerte que empezar,an á
(~onstruir los franceses, y que ellos termina-
ron despues. Dos legua~ mas abajo, hácia la
boca del rio, habian levantado dos fortines,
defendidos por ciento veinte hombres, perfec-
tamente provistos de artillería y municiones.
Gourgues, aunque informado de su fuerza,
¡wanzó con resolucion, y auxiliado por los
indígenas, dió un vigoroso ~salto á la plaza.
De sesenta españoles que habia en el primer
fuerte, solo quince lograron escapar con
vida: los del segundo perecieron tambien. Del
tercer fuerte salió una compañía, que f'ué
arrollada y ¿:lestruida, en términos, que todos
sus soldados quedaron tendidos en el campo
de batalla. Entonces les fué fácil á los fran-
ceses apoderarse de la última fortaleza. Los
españoles que sobrevivieron, quedaron prisio-
neros, con los quince que se libraron de la
matanza en el primer fuerte. Los vencedores
lleváronlos consigo, .Y los colgaron de las
ramas de los mismos árboles en que tres
años antes estuvieron colgados los franceses.
Gourgues, en desquite del cartel que ,habia
fijado Melendez en el lugar de la ejecucion,
dejó otro sobre los cadáveres de los españoles,
con la siguiente declaracion: «No se les ahor-
ca como á españoles ó marineros, sino como
¡í, traidores, piratas y asesinos. »


Habiendo arrasado los tres fuertes, y no
encontrándose con fuerzas suficientes para


permanecer en el país, Gourgues
1568. 'F' el 1568 regreso á 1 rancIa en mayo e .


Tal fué el término de los esfuerzos hechos
por los protestantes franceses para fundar
una colonia en la Florida. A haber sido la
Francia bastante poderosa y previsora para
proteger á sus hijos en esta tentativa, habria
podido crear á muy poca costa un floreciente


TOMO I.


imperio en el Sur, antes que la Inglaterra
hubiera ocupado allí un solo palmo de terre-
no. Empero, no'lo hizo así, y en su conse-
cuencia, España conservó todos sus dere-
chos á la indisputada Florida.


Las largas y sangrientas luchas entre pro-
testantes y católicos, que desolaron la Fran-
cia durante la segunda mitad del siglo XVI.
fueron el principal obstáculo que se opuso á
aquella nacion para que llevase ti efecto con
buen éxito ninguna tentativa de colónizacion,
en el nuevo mundo.


El advenimiento al trono de Enrique IV,
su adjuracion del protestantrsmo, yespecial-
mente la promulgacion del edicto de '
N t '1 l'b t d ' '1 1598. an es, que aseguro a 1 er a C1Vl
y religiosa á los hugonotes, restablecieron
la paz y la prosperidad en Francia. La pru-
dente y hábil administracion de Sully fo-
mentó las artes, la industria y el comercio.
Confirió se al marqués de la Roche, en 1598,
la comision de posesionarse del Canadá y
otros paises comarcanos, «que no hubieran
sido poseidos por ningun príncipe cristiano;»
pero fracasó completamente la empresa.


Al fallecimiento de la Roche, Chauvin,
oficial de marina, y Pontgravé, comercian-
te de San Maló, emprendieron, con


'l'd d lIt' 1600. grandes uit 1 a es, e ucra lVO co-
mercio de peletería, sin que por entonces hi-
ciesen nada en punto á colonizacion.


En 1603, formóse en Ruan una compar1ía
de comerciantes, organizando al momento
una espedicion, que salió al mando de Cham-
plain, oficial hábil y esperimentado.


Este hombre célebre, despues de un ma-
duro exámen en su esmerada esplo-


, l' '. 1 't' h 1603. raclOn, e 19lO e Si 10 que oyocupa
Quebec, como el nías á propósito para eri-
gir una fortaleza.


En aquel mismo año se otorgó una pa-
tente al célebre De Monts, caballero hugo-


3




18 HiSTORIA DE LOS CAP. J.


note y gentil-hombre de cámara del rey,
concediéndole la soberanía de la Acadia,
desde los cuarenta hasta 10B cuarenta y seis
grados de latitud norte" es decir, casi desde
la latitud de Filadelfia hasta el Cabo Bre-
ton, al norte, juntamente con el monopolio
del comercio de peletería.


En 1604, zarpó para su destino la espe-
dicion, compuesta de cuatro buques. Pou-


. trincourt, oficial de la misma, obtu-
f604.. 1


vo permIso para permanecer en e
puerto, al quc dió el nombre de Port-Royal,
actualmente Annapolis.


Champlain, despucs que hubo esplorado
la bahía de Fundy, descubrió un rio, al cual
apellidó de Saint-Jhon (San Juan), y eligió
localidad para una colonia en la isla SaInte-
CroIx, situada en el rio del mismo nom-
bre. Empero, la localidad no era muy útil


al intento, y en la primavera del año
f605. ..' 1 SIgUIente tuvo que tras adarse la co-
lonia ü Port-Royal.


Esta fué, en rigor, la primera colonia que
establecieron los fi'ancescs en el continente
amerICano.


Las hostilidades de los indígenas en la
(;osta, hacian basta~te peligrosa toda tenta-
tiva de colonizacion en las cercanías del
Cabo-Cod; pero durante los diez años que
siguieron ti la fundacion de este estableci-
miento', lograron los jesuitas convertir á
muchos de aquellos naturales al catolicismo,
dulcificando de este modo sus costumbres
agrestes y feroces, y haciéndoles mirar con
menos prevencion á los europeos.


Cuando se hubo revocado el privilegio con-
cedido á De Monts, una compañía de


en el hermoso lago que lleva hoy su nom-
bre, y que eternizará su memoria. Este hom- .~
bre perseverante y enérgico, estuvo


. t 'd b< d '. 1609. sUJe o auras prue as, y pa eclO
horribles aflicciones que paralizaron sus es-
fuerzos por establecer el dominio de sus
compatriotas en el Saint-Lawrence, murien-
do, finalmente, en el año de 1635.


A consecuencia de las esploraciones lle-
vadas á cabo por Champlain y otros com-
patriotas suyos, los franceses alegaron su
derecho al estenso territorio comprendido en
la América interior, que juntamente con el
Canadá y la Acadia, tomó el nombre de lVue-
va Franáa.


Al terminar el presente capítulo, en el
cual hemos procurado trazar un bosquejo de
algunos de los primitivos viajeros y descu-
bridores, á quienes las generaciones venide-
ras deberán un inmenso agradecimiento, nos
parece oportuno citar las siguientes palabra8
de Bancroft: «Tales fueron los viajes quc
mostraron la senda que había de seguírse
para la colonizacíon de los Estados-Unidos.
La osadía y destreza desplegada en el Océano
por los primitivos aventureros, merecen la
mas profunda admiracion. Ignorá1mse com-
pletamente cuáles eran las dificultades que
se ofrecian para cruzar el Atlántico, y se
requería sumo valor para arrostrar los pe-
ligros que abultaba mas y mas la ignorancia.
La índole de los vientos y corrientes rei-
nantes era totalmente desconocida. La po-
sibilidad de ~r una travcsía directa, no fuÉ'
descubriéndose sino gradualmente. Los peli-
gros imaginarios eran infinitos, y grandísi-
mos los verdaderos. Los bajeles cmpleado~


1608. . .
. comerciantes de DIeppe y San MaIó en un principio para el descú1Jrimiento, me-


fundó la ciudad de Quebec. Debióse este su- dian por lo comun menos de cicn toneladas.
ceso á Champlain, quicn no solo proyectó la Frobisher navegó en uno de ciento veiIlte ~r
cita~a ~un~acion, sí ,que t~mbien esploró en I cinco sol~mente. Dos de las carabel~s deCo-
d ano SIgUIente y fue el prImero que penetró Ion careCIan de puentes, y tan arrIesgados




CAP. lo ESTADOS-UNIDOS. 1\1


~e consideraban entonces estos viajes, que una tripulacion amotinada y exasperada con
antes de embarcarse los marineros, acostum- los padecimientos. Willoughby pereció de
braban practicar solemnes actos de devocion, frio: Hobertval, Parmenius, Gilbert y mu-
cual si se preparasen para la eternidad. El chos otros, se fueron á pique. Tal era el es-
terror que inspiraba el Océano, no carecia tado de la náutica, que la mayor intrepidez .Y
de fundamento. Colon naufragó dos veces, y habilidad eran impotentes contra los elemen-
una de ellas permaneció ocho meses en una tos, sin el auxilio y amparo del cielo.» (*)
isla, sin comunicacion alguna con el mundo


(* 1slona e os ",sta oS·un!( os, por ancro t, tomo I, civilizado. Hudson fué arrojado eh un esqUi-¡ ) H' .' d 1 L' d n'l B f fe, y abandonado á merced de las olas, por pág. 115. .. .





CAPÍTULO 11.
1492-1600.


LOS ABORíGENES DE AMÉRICA.


Origen de la palabra indio. - Razas anteriores. - Antigüedades americanas. - Caractéres generales de las tribus indias.-
Carta de Colon.- Usos y costumbres.- Gobierno, leyes, jefes y sacerdotes. - Ley del Talion.- J~a guerra comu
ocupacion preferente de los indios. - Sus mujeres. - Número de habitantes. - Cuáles eran los dialectos que hablaban.-
Memoria de Mr. Schoolcraft. -; Insinuaciones proféticas. - Cómo consideraban los europeos los derechos de lo~
inrlios.- Fallo del Tribunal Supremo.- Origen de las dificultades que surgieron.


Uuando Colon hubo logrado demostrar la
verdad de sus opiniones, por tanto tiempo y
tan afanosamente sostenidas, respecto á la
existencia de tierras por descubrir navegan-
do hácia el Occidente, supuso que habia lle-
gado al tan decantado Cathay, ó á las Indias
orientales; .Y como este error natural quedó
sin corregir por el ilustre navegante, re-
:mItó de ahí que se llamase indios á los habi-
tantes de las islas'y principales regiones de


América. Este nombre ha sido san-
1.492. . . ' Clonado por el hempo y la costumbre,
para designar los naturales del pais en la
época en que Colon y sus sucesores arriba-
ron al nuevo mundo, usándolo igualmente
para los descendientes de aquellos primitivos
habitantes, y á pesar de su notoria impro-
piedad, es demasiado tarde para sustituirle
con otro mas significativo .Y verdadero.


Antes que prosigamos la historia de la
colonizacion gradual de América,' y de las
numerosas cuanto sangrientas contiendas
habidas entre los recien llegado:. y los que
éstos hallaron en posesion del pais, no pare-


cerá fuera del caso dedicar aq ui algun espa-
cio á tratar de los aborígenes del continente
occidental, yen especial de los de la América'
del Norte.


Sin entrar en discusion respecto á la pro-
cedencia de las primeras gentes que se esta-
blecieron en _ América, cuestion mas curiosa
que de utilidad, es positivo que las tribus
indias esparcidas por el pais, descendian de
una raza que desapareciera siglos antes del
descubrimiento del nuevo mundo por Colon.
Las numerosas antigüedades descubiertas
en varios puntos del suelo americano, no
permiten dudar que hubo en otro tiempo un
pueblo culto y civilizado, que ocupó la es-
tensa superficie de aquel continente; pero la
fecha de su ocupacion es tan remota, que
todo rastro de su historia, progresos y deca
dencia yace sepultado en la mas profunda
oscuridad. La naturaleza, en la época en que
arribó Colon, habia afianzado su primitivo
dominio sobre la tierra. Las selvas ostenta-
ban toda su frondosidad y lozanía salvajes.
obra de muchos siglos. No existia nada que




CAP. Il. HISTORIA 'DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 2\


denotase quiénes y cómo eran los primeros
que vivieron, amaron, trabajaron y murieron
en el continente de América. Las tribus in-
dias no podian dar razon de sus antecesor~s:
era completa su ignorancia en la materia,
y es probable que haya de quedar siempre
dudosa, sino del todo inespEcable, semejante
cuestiono


Respecto á los indios, bastar;:i por ahora
hacer observar, que no tardaron en descu-
brirse muchos puntos de semejanza entre las
diversas tribus que poblaban aquellas regio-
nes. Todos, tenian la piel del mismo color
rojo; el pelo negro, ralo y erizado; muy poca
ó ninguna barba; los pómulos salientes, las


. (luijadas muy abultadas y la frente estrecha
y ladeada. Su cuerpo, dotado de soltura en
todos sus movimientos, era flexible, ágil, Y
llO carecia de gracia en ciertos casos; pero
en cuanto á fuerza muscular, parecian infe-
riores ¡i los europeos. Sus facultades intelec-
tuales estaban tambien mas limitadas, y sus
sentimientos morales menos vivos, por falta
(le cultura. Lo que parecia caracterizarles,
era cierta inflexibilidad de organizacion, que
los incapacitaba para recibir ideas ajenas, ó
para amalgamarse con naciones mas civili_
zadas, constituyéndolos, en suma, en un pue-
blo indomable, aun cuando fácilmente pudiera
ser vencido. A esta peculiar organizacion, se
amoldaba el c~rácter de su condicion domés-
tica y social.


En una carta dirigida á Fernando é Isabel,
se espresaba Oolon con entusiasmo respecto
á los naturales del pais, que encontró en su
primer viaje. «Juro á vuestras majestades,
decia, que .no hay gente mejor en el mundo
que esta, ni mas afectuosa, afable y,benigna.
Aman al prójimo como á sí mismos: su len-
guaje es el mas dulce, el mas suave y el mas
cariñoso; pues siempre hablan sonriéndose,
y aunque andan desnudos, créanme, ,vues-


tras majestades, que sus costumbres son muy
morigeradas, y su rey, á quien sirven con
sumo respeto, tiene modales tan atractivos,
que da gusto verle, así como considerar la
gran facultad retentiva de este pueblo y su
afan por saber, que les incita á averiguar las
causas y los ~fectos de las cosas.» Un trato
mas íntimo con los indios dió á conocer sus
moradas, que eran las mas sencillas y rústi-
cas. En algun sitio ameno, á orillas de un
rio ó de un manantial que fluyera mansamen-
te, levantaban y agrupaban sus w/gwans,
construidos con cortezas de árboles, y hechos
de modo que podian deshacerse para trasla-
darlos á otra localidad. Las viviendas de sus
caciques eran á vec~s mas espaciosas, y cons-
truidas con mas esmero, bien que con los
mismos materiales. Solian cercar sus aldeas
con empalizadas, que les servian de defensa.
Dormian sobre pieles, que se proporcionaban
cazando, y aunque se alimentaban princi-
palmente de caza y pesca, no pudiendo contar
de un modo seguro con estos recur~os, conci-
bieron la idea de sembrar y cultivar maiz en
una limitada estension de tierra, al rededor
de sus chozas; pero como eran incon,stan-
tes en su trabajo, se viero,n frecuentemente
espuestos á los rigores del hambre. Ouanto
necesitaba una familia, 10 producia y con-
feccionaba ella misma, siendo apenas. co-,
nocido entre ellos el cambio de artículos de
comercIO.


Rigorosamente hablando, no podia decir-
se que los indios tuvieran gobierno ni leyeR.
Las cuestiones de público interés, referentes
á la guerra, la paz, la permuta de tierras,
de caza, ó cosas parecidas, se discutian en
junta general de toda la tribu, en que toma-
ban parte así los jóvenes como los ancianos,
y el orador que mas deslumbraba con sus
discursos, ó el mas renombrado de sus guer-
reros, eran por lo general los~que: hacian'




22 HISTORIA DE LOS CAP. Ir.


prevalecer su opinion en el consejo. Los jefes paciencia y perseverancia verdaderamente
llegaban' á serlo entre ellos, por su mérito heróicas; pero al 'cesar el estímulo que le
superior, por su consumada pericia en la habia incitado, volvia á caer en su estado de
guerra, y en manera alguna por nombra- indiferencia y ociosidad habituales. En los
miento, cual se' acostumbra en las nacio- .intervalos de los conatos de venganza que
nes civilizadas. Desempeñaban su autoridad mas le estimulaban, empleaba su tiempo en
como mejor podian; pero sin que les fuera el adorno de su persona, con todo el refina-
dable compeler á nadie á la obediencia. La miento que pudiera prestarle la combinacÍon'
mas pod"erosa influencia á que los indios se de los colores y de las plumas; en la fabri-
sujetaban, era la que sobre ellos ejercian los cacion de sus armas, que eran la clava, el
que tenian la habilidad de esplotar su igno- arco y flechas, yen construir sus canoas de
rancia y credulidad. Del propio modo que corteza de árbol, tan ligeras, que podían car-
todas las tribus bárbaras, eran muy supers- garlas en hombros para llevarlas de un rio á
ticiosos, Y sus sacerdotes á médicos, no solo otro. Sus diversiones eran bailes guerreros y
eran temidos sino obedecidos en todo por los cantos, así como ejerciéios atléticos, la nar-
indios. Con arreglo á estas circunstancias, racion de sus proezas, á bien escuchar los
variaban las tribus en sus formas aparentes discursos de sus jefes; pero durante lamos
de gobierno. Las unas estaban sujetas al des- períodos de su existencia, permanecian en
potismo espiritual; parecíanse otras á una cierto estado de entorpecimiento, contemplan-
pequeña monarquía; dominaba en algunas do negligentemente los árboles de los bosques,
la oligarquía, yen otras la democracia, ejer- las nubes que parecian mecerse encima de su
ciendo en casi todas la mayor autoridad los cabeza, y esta ociosidad' imprimia una gra-
principales guerreros. vedad habitual y aun cierto sello de dulce


En caso de disputa ó disension, cada indio melancolía en su aspecto y en todo su porte.
se atenia á la ley del talion, y casi siempre no Cual sucede en casi todos los pueblos don-
contaba sino consigo mismo para alcanzar el de no ha penetrado la antorcha de la civili-
desagravio de las injurias recibidas. Sangre zacion, los mas rudos trabajos entre los
por sangre, era la regla establecida, y los indios recaian en las, mujeres: ellas sem-
parientes del que habia sucumbido en la pe- braban yrecogian las cosechas; fabricaban
lea, estaban en la obligacion de vengar con esteras y cestos; llevaban cargas pesadas, y
sangre su muerte. Este principio diá lugar, en una palabra, su condicion no se diferen-
como cosa corriente, á innumerables y sañu- ciaba de la de las esclavas. El matrimonio
das contiendas, y á veces aun á guerras era principalmente negocio de ajuste y venta,
de esterminio. La guerra era la gloria y el dando el marido regalos al padre de la novia,
deleite de los indios; mas no una guerra y tarde á temprano, impelido por su capri-
hecha en la grande escala de pueblos mas cho á por un pretesto cualquiera, degradaba
eivilizados, sino una lucha á muerte, en que á la esposa, rebajándola á servir de mera
la destreza individual, el sufrimiento, la os- criada en la casa. Los indios tenian muy
tentacion y la crueldad, eran los pri,ncipales pocos hijos, y estaban sujetos á muchos y
requisitos para alcanzar el triunfo. Cuando crueles ataques de enfermedades. El hambre
el indio trataba de vengarse, era capaz de y la peste acabaron á veces con tribus en-
hacer los mayores sacrificios, mostrando una 1 teras.




CAP. 1I. ESTADOS-UNIDOS. 23


A causa de sus hábitos de emigracion, de blecida durante varios siglos en los valles
sus continuas guerras, de su escasa propa- del norte de la gran cadena del. Allegany,
gacion, del riesgo que corrian de perecer de de los cuales no han sido espulsados sino
hambre y de su propension á fatales enfer- recientemente. El nombre comun de Mob1°lian
medades, Mr. Hildreth se inclina á creer que incluye los dialectos muy parecidos de los
desde el descubrimiento de la América, el Choctaws, ChickasawsyOreeks,ó Muscogees;
total de la poblacion india al Este de las los de los Appalackees y Yarnassees, anti-
Montañas Peñascosas (Rocky iyfountains) , guos habitantes del valle del Bajo Missisipí,
nunca ha escedido, si es que ha llegado, á y los que se hablan desde allí hasta el pié de .
trescientas mil almas. Los dialectos de las los montes Allegany, por la parte Norte, y
diversas tribus esparcidas en el inmenso ·ter- aun á mayor distancia.
ritorio de la América. del Norte, se reducian Com.parados con los lenguajes del Norte, el
á cinco clases ó subdivisiones. El mas esten- el Cherokee y el Mobilian son suaves y eufó-
samente difundido de estos cinco lenguajes, nicos, y abundan en vocales, lo que indica
llamado el Algonquin, segun una de las tri- la larga y continua influencia del clima me-
bus del Canadá, de la cual los misioneros ridional. El número de sílabas del Cherokee
franceses fueron los primeros que le aprendie- es muy limitado, circunstancia de la cual ha
ron, es sumamente áspero y gutural, con sacado partido recientemente un individuo
pocas vocales, y palabras cuya estension des- de aquella tribu, sin instruccion alguna, pero
medida es intolerable y ocasionada por for- muy ingenioso, para inventar un alfabeto
mas gramaticales muy complicadas, espre- silábico, por cuyo medio se escribe y lee el
sándose frecuentemente una frase entera con Cherokee con estraordinaria facilidad. Poco
una sola voz, por medio de partículas espe- sabemos del primitivo estado de las tribus
ciales. Verdad es que este carácter es comun, errantes que habitaban las praderas occiden-
en mayor ó menor grado, á todos los idiomas tales del Misisipí; pero el IJacotak, ó el Sioux.
americanos, y sirve para distinguirlos de los que continúan hablándose en gran variedad
dÍalectos del mundo antiguo. de dialectos, han sido probablemente, por eR-


Las tribus que hablan el Algonquin se es- pacio de muchos siglos, el lenguaje que pre-
tendieron desde la bahía de Hudson, mas valeció en aquella region.
allá del Chesapeake, y al sudoeste del Missi- Los Catawbas, que dieron su nombre á un
sipí y el Ohio. Encierran en sí varias confe- rio de la Carolina, y que ocuparon en un
aeraciones formidables los Hurons, los Iro- principio un estenso territorio adyacente; los
quois, los Eries, y otras establecidas cerca de Uchees, en el Savannah, sometidos á los
los lagos Erie y Ontario, que ocupan todos Creeks; los Natchez, pequeña confederacion
los sitios de donde fluyen las aguas superio- del Bajo Missisipí, enclavada en el centro df~
Tes de los manantiales occidentales, tributa- los Choctaws , hablaban, segun parece, len-
rios del Chesapeake. Entre ellas hay pueblos guajes peculiares, y no hay duda que exis-
que hablan distinto lenguaje, menos gutural tian otros casos análogos entre las diversas
y mucho mas sonoro, llamado el Wyanclot, tribus esparcidas en tan vasto territorio. En
segun una tribu que habita en la playa cuanto á los dialectos occidentales de que se
norte del lago Erie. El Cherokee es peculiar servian en los Montes Peñascosos, apenas si
de una confederacion de este nombre, esta- sabemos cosa alguna ..




HISTORIA DE LOS CAP. Il.


Mr. Schoolcraft ,·en una memoria intere-
santísima, leida ante la Sociedad Histórica
de .J..l\[ueva- York, en noviembre de 1846,
atribuye á la raza roja, que habitaba en las
latitudes equinocciales del continente de Amé-
rica, grandísima antigüedad, tan remota, que
se inclimt á creer que pudiera haber llegado
al continente en el trascurso de los quinientos
años siguientes á la época de su dispersion
original. No cabe la menor duda, que los in-
dios procedian tambien de la ra~a semítica.
La civilizacion, el gobierno y las artes em-
pezaron á desarrollarse y á florecer en las re-
giones tropicales de Méjico, al mismo tiempo
que en la América central. Méjico, como la
antigua Roma, tras una tribu de bárbaros,
parece haber sido invadido despues por otra,
que acabó, cual sucedió en la ciudad de
Rómulo, por mejorarse y modificarse con la
civilizacion misma que pretendió destruir.
Tal fué probablemente el origen de los tolté-
cas~ y de los aztecas, subyugados por Hernan-
Cortés.


Volviendo nuestras miradas desde el anti-
guo centro del poder á las latitudes de la
república americana, vemos en ellas, á prin-
cipios del siglo XVI, varias tribus que habla-
ban distintos idiomas, y cuyos individuos
eran simplemeI!..te montaraces, ó cuando mas,
añadian á la caza, su ocupacion preferente,
alguna práctica de horticultura. No tenian
ganados ni artes; manejaban el arco y la
lanza; parecian vagabundos y rapaces, y si
alguna cosa en sus tradiciones los ligaba con
las primitivas familias centrales, era por
cierto insignificante, á pesar de que casi
todo en su tipo físico é intelectual arguyese
en favor de semejante procedencia. Aquellos
idólatras levantaban terraplenes para cele-
brar sacrificios al sol, á la luna y á las es-
trellas, aun cuando primitivamente fueron
adoradores del fuego. Hablaban una clase


general de lenguajes traspositivos; se servian
de instrumentos de cobre, así como de peder-
nal y de pórfido; fabricaban ollas de barro
cocido, para condimentar sus alimentos; cul-
tivaban el mas importante de los granos del
antiguo Méjico, el maiz (zea mays); tenian
plantíos de tabaco, y usaban el tambor aztéca
en las ceremonias religiosas y en sus danzas
guerreras. Por lo demás, creian en las doc-
trin¡,ts orientales de la transmigracion de las
almas, ó metempsicosis, así como en el poder
de la nigromancia, y estaban completamente
dominados por sus sacerdotes.


No cabe duda alguna q-ue habitaba esta
raza en el continente de América, muchos
siglos antes de la era cristiana, así como
que era anterior su existencia á la de varios
grupos que moraron en las islas de la Poline-
sia. Probablemente, su carácter y facultades
intelectuales especiales tomaron orígen de las
primeras tribus del Asia occidental, poblada·
en su mayor parte por los descendientes de
Sem. Con referencia á esto, dice con raZon
Mr. Schoolcraft lo siguiente, que considera
como el cumplimiento de una· profecía antiquí-
sima: «Suponiendo las tribus indias de orígen
semítico, como se cree con sobrado fundamen-
to, no cabe duda que hubieron de encontrarse
en este continente en 1492 con la raza jaféti-
ca, despues de haber dado la vuelta al mundo
ambas familias, por caminos diametralmente
opuestos. Pocos años despues de este suceso,
segun es bien notorio, la humanidad de un
distinguido eclesiástico español trajo ~ la
costa de Africa á los descendientes de Cam.
Como mera cuestion histórica, y sin mezclar-
la en 10 mas mínimo con otra alguna ~ el
resultado de tres siglos de ocupacion del pais,
fué una série de traslaciones entre todas las
familias coloniales del Sur y del Norte, me-
diante las cuales se estendió Ja.fet de una
manera estraña por el continente, mientras




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS. 25


que los hijos de Cam, que vinieron por su- pecto á las comarcas poseidas por los habi-
gestion ajena, y no por su propia voluntad, tantes y tribus. indígenas en la época del
quedaron sujetos á la esclavitud en los di- descubrimiento, parece difícil concebir qué
latados y remotos valles ocupados por los clase de derecho puede fundarse en cual-
campamentos de Sem.» Génesis, IX, 27. (*) quiera descubrimiento de esta clase. Mucho


\


Los que ~rribaron de la Europa civilizada,
en los siglos XVI y XVII, encontraron el con-
tinente americano poblado por tribus incul-
tas, sin literatura, habitacion fija, ni cosa
alguna que pudiera atraerles la consideracion
y respeto de los europeos. Miraban éstos á
los indios como á meros salvajes, que no
tenian ningun título á la posesion del pais
en que se hallaban establecidos; imponian
á los infelices naturales todas las vejaciones
que su capricho, crueldad, h\luria ó ava-
ricia les dictaban, y donde esto no sucedia,
no era precisamente porque reconocieran en
los indios derecho á un tratamiento mas hu-
mano, sino porque Jlabia personas de noble
corazon, que se complacían en portarse con
ellos justa y benignamente. Todas las nacio-
nes europeas se creian autorizadas para pose-
sionarse de la parte del continente que uno
de 'sus súbditos hubiese descubierto ó visitado,
sin tener en cuenta para nada la primitiva
ocupacion y los derechos adquiridos por las
tribus indias, y aun recientemente el Tribu-
nal Supremo de los Estados-Unidos (i8iO),
emitiendo .su dictámen por medio del Ma-
riscal, juez superior, ha sostenido que el
derecho de los indios á las posesiones que.
ocupan, no tiene tal carácter de validez que
se oponga al dominio directo y dispositivo de
la tierra, si éste conviniere al Estado. (**)


Mr. J ustice Story observa con razon, tra-
tando de esta materia, lo siguiente: «Res-


(") Actas de la Sociedad Histórica de Nueva- York, 1846,
págs. 33-38. Véase igualmente la Revista norte-americana.
(North-American Review,) núm. 50, Enero de 1826.


(" ) V éanse los Informes, de Cranch, tomo VI, pág. 142.
TOMO l.


estrañariamos nosotros, en la época actual,
si los naturales de las islas que se levantan
en .;medio de los mares del Sur, ó los de
Cochinchina, viajando y descubriendo los
Estados-Unidos, fundasen en esto su derecho
al suelo de nuestro territorio. La verdad es,
que las naciones europeas~ no tuvieron el
menor miramiento por los derechos que am-
paraban á las tribus indígenas; que las tra-
taron como á bárbaras é idólatras, pues si
realmente no estaban facultadas para ester-
minarlas, debian al menos haberlas conside-
rado como meras ocupantes del suelo. Pudie-
ron, pues, haber tratado de convertirlas al
cristianismo, y si se hubiesen negado á ello,
espulsarlas entonces del pais, como indignas
de habitarlo. Empero, los descubridores.
afectaban regirse solo por el deseo de propa-
gar el cristianismo, ayudados ostensiblemen-
te por toda la intiuencia del poder pontificio,
siendo su verdadero objeto estender s~ propio
dominio Iy acrecentar sus riquezas, apode-
rándose de los tesoros, al propio tiempo que
del territorio del nuevo mundo. La avaricia
y la ambicion fueron el objeto final de sus
primitivas empresas.» (*)


Somos de dictámen que ha de concederse á
nuestros progenitores el derecho de cultivar
el suelo de América, y de abrir nuevas sen-
das al espíritu emprendedor y enérgico de la
raza humana; pero al ver que su trato no se
distinguió siempre por su rectitud ó debido
miramiento, hácia los naturales sentimientos
de los que, por tan largo tiempo, habian sido
poseedores del continente sin oposicion algu-


(') Esposicion familiar de la Oonslilucion, pág. 13.
4




HISTORIA DE LOS ESTArías-UNIDOS. CAp. lI.


na, no debe sorprendernos que ocurrieran leos, salvo alguna que otra rara escepcion.
disensiones y conflictos, y que todas las vio- eran forzosamente sus naturales enemigos.
lentas pasiones de los indios se encendieran Los hechos históricos, que consignamos mas
.Y estallasen con salvaje actividad; ni tampoco adelante, demostrarán, por desgracia; la
debe causarnos estrañeza que tardasen poco exactitud de este aserto.
los indígenas en persuadirse de que lo~ blan-


~=.~r(




CAPÍTULO 111.
1553-1606.


TENTATIVAS DE COLONIZACION LLEVADAS Á.CA.BO POR LOS INGLESBS.


Empresas de los.ingleses. - Willoughby y Chancellor. - Reinado de Isabel. - Frobisher. - Drake. - Sir Humphrey. - Sir Walter
Raleigh.- Carta de Amidas y Barlow.- Roanoke.- VlRGINIA.- Lane, gobernador.- Hariot.- Hostilidades de los
indios.- Abandono de la colonia.- Mándanse nuevos colonos.- Whitc, gobernador.- Virginia Dare.- Agitaciones po-
líticas en Inglaterra. - Piérdese totalmente la' colonia. - Traspaso de la patente de Raleigh. - Gosnold. - Jacobo 1.-
Flakluyt.- Pring.- Weymouth.- Compañia de Lóndres.- Compañía de Plymouth.-Carta constitucional.-Instrucclone
espedidas por el rey.


El espíritu emprendedor de los ingleses, IIugh Willoughby. «En su primera navega-
los incitó desde la primera época del descu- cion, estos descubridores norte-orieniales,
brimiento á acometer con vigor la obra de dice el eminente Plakluyt, iban completa-
fundar colonias en el nuevo mundo. mente á ciegas, y si .algo sospechaban,


La fama de Sebastian Cabot y su re cono- era tan nebuloso como los mares setentri&-
cida pericia y sagacidad en las espediciones nales que atravesaron, y tan oscuro y am-
navales, ejercieron grande influencia durante biguo, que mas servía para arredrarlos que
los reinados de Enrique VIII y Eduardo VI. para infundirles aliento. Referir los riesgos
Aunque la tentativa de encontrar un paso . que corrieron y los obstáculos que hubieron
noroeste á las Indias habia fracasado, con-, de vencer, seria demasiado prolijo, pues ea
~rvábase viva la idea de que dicho paso esta- primer lugar, viéronse espuesws al :rigor
ha todavía por descubrir, y predominaba en de los desapacibles y estraños mares' se-
el ánimo de los navegantes de aquella época. tentrionales, teniendo que aguantar las el'J.-
Por consejo é instancias de Cabot, se buscó crespadas olas y borrascosos vientos, que les
otrQ camino. Alegó varias razones para ha- atropellaban continuamente. Los mQuto.J!.bes
cer creer en la probabilidad de que existiera de nieve y montañas de hielo que se !evan-
Hn paso al tan buscado Cathay por el nor- taban hasta en verano; las esp3Jl:t0sas e3l1.
deste, y á consecuencia de esto, formóse una ratas, inciertas corrientes,. espesas nieblas
compañía de comerciantes, á cuyo frente se y otros fenómenos terribles que la espedicioo
puso Cabot, la cual preparó y equipó una hubo de salvar en aquellos mares, cOIíltr3lSta-
espedicion, con instrucciones y órdenes espe- ban notablemente con el apacible y tE?mplado
ciales, redactadas por el mismo célebre nave- Océano Atlántico, por el cual hicieroID! los es-
gante, confiriéndose el mando de ella á Sir I pañoles y portugu€ses sus placenteros viajes,




28 HISTORIA DE LOS CAP. 1II.


satisf8ieiemio SU sed de fama y oro, y ad- tranquilidad interior del reino, dice Rohert-
quiriendo la nombradía y riquezas que les son, sostenida durante el decurso de un largo
·hicieron llevaderas sus penalidades.» Las y próspero reinado; la _paz con las naciones
tempestades separaron á \Villoughby y Chan- estranjeras, que subsistió por mas de veinte
cellor, y despues de haber doblado el « temi- años despues de haber ocupado Isabel el
blc y nebuloso Cabo-Norte,» viéronse sor- sólio; la bien calculada economía de la reina,
prendidos por los horrores de un invierno que le .permitió librar á sus pueblos de los
polar; pero con muy distinto resultado para onerosos impuestos que coartaban el comer-
cada uno de ellos. \Villoughby se refugió cio, juntamente con la popularidad de su
en un oscuro puerto de Lapland, para ser administracion, circunstancias todas favora-
víctima de lenta y espantosa muerte. En la bIes para las empresas mercantiles, prestaron


siguiente primavera descubrieron su nuevo impulso á los descubrimientos. La
1554. . 1 d ' dI' retIro: os ca averes e os marmeros perspicacia de Isabel, le dió muy pronto á
helados, yacian en derredor del buque, y el conocer, que la seguridad de un reino rodea-
de Willoughby se encontró en su camarote, do de mar se afianzaba en su fuerza naval, é
teniendo aun en la mano el diario en que se inauguró su gobierno aumentando el número
detallaban los horribles padecimientos á que ele buques de la real armada y dotándolos de
se vieran reducidos. Mas afortunado Chan- mayor soljdez. Dispuso tamhien se hicieran
cellor, entró en el mar Blanco, y halló seguro inm~nsos acopios de municiones de guerra en
abrigo en el puerto de Arcángel, donde los sus arsenales; mandó construir embarcacio-
moscovitas recibieron con suma hospitalidad nes de doble fuerza, con arreglo á las ideas
'á sus primeros visitadores eshunjeros. Al de la época, é incitó á sus vasallos á que
saber Chancellor la vasta estension del im- imitaran su ejemplo, y no fuesen por mas
perio que habia descubierto, se encaminó á tiempo tributarios 'de los estranjeros, á quie-
Moscow, y presentó al czar Juan Vasilowitz nes hasta entoncés habian comprado todas .
una carta de Eduardo VI, de que era porta- las naves de gran porte. Con tales estímu-
dor el comandante de cada nave. El czar~ los y esfuerzos, se perfeccionó la habilidad
que no carecia de perspicacia y sagacidad, de los constructores ingleses, aumentóse el
conociendo las ventajas que podria reportar número. de marineros, y se fijó la atencion
entablando comercio con las naciones occi- pública en la armada, considerándola como
dentales de Europa, trató á Chancellor muy el objeto nacional mas importante.» (*) La
eortesmente, y en una carta dirigida al rey reina escitó por todos los medios posibles
Eduardo, le invitó á establecer relaciones á sus súbditos á que comerciaran 1561
mercantiles entre la Inglaterra y su imperio, con la Rusia, v tratasen de pene- á
ofreciendo ámplio . favor y proteecion á los trar por tierra ;n Persia, así como 1568.
súbditos de la Gran Bretaña. para que abrieran, de un modo ú otro, nue-


La aficion á las empresas marítimas ar- vas vías á la éspeculacion y actividad co-
riesgadas, aunque no tan activa durante el merciales.
reinado de María, continuó, sin embargo, Habiéndose frustrado la tentativa para
acrecentándose, yel advenimiento al trono y descubrir un paso por el nordeste, hízose
reinado de Isabél vino á proporcionar nueva
oportunidad para su mayor desarrollo. «La (') Historia de América ,por Robertson, lib. IX, pág. 207.




CAP. III. EST AOOS-UNIDOS. 29
se un nuevo esfuerzo para hallarlo por el


noroeste. Aprestáronse tres pequeñas
1576. . 1 d d M t' embarcacIOnes, a man o e 1 ar m
Frobisher, eminente marino de aquella épo-
ca; mas á pesar de que hizo tres viajes con-
secutiyos y esploró en cierta estension la
costa de Labrador, no logró realizar elolüeto
de su espedicion.


Vino á coincidir casi con aquella fecha, el
viaje afortunado que hizo Sir Prancis Drake,


cuyo buen éxito dió ciérto lustre á
1578. . b . d" su nom re, aunque sm pro UClr mn-
gun provecho esencial al comercio inglés.
Drake tuvo bastante arrojo para seguir las
huellas de Magallanes, y cruzando el Ecua-
dor, dirigió su rumbo por la costa americana
del Pacífico, hasta los cuarenta y tres gra-
dos de latitud norte, con la esperanza de
descubrir un paso noroeste del Atlántico al
Pacífico; pero no consiguió el objeto que se
propoma.


En el mismo año en que terminó Pro-
bisher tan infructuosamente su tercer viaje,
hízose, bajo los auspicios de la reina Isabel,
otra tentativa para establecer una colonia en
América. Intervino principalmente en esta
empresa Sir Humphrey Gilbert, cabiÍllero de
distincion y de notable capacidad como mi-
litar y como escritor marítimo. Humphrey
obtuvo sin dificultad una patente de la reina,
que le autorizaba á llevar á efecto sus planes
«con toda esperanza de buen éxito,» conce-
diéndosele seis años para establecer la colo-
nia. Como esta fuese la primera cédula de
privilegio otorgada por la corona de Ingla-
terra, los artículos de que constaba merecen
especial atencion, porque son un trasunto
de las ideas dominantes en aquella época res
pecto á la naturaleza de semejantes estable-
cimientos. «Isabel autoriza á Sir Humphrey
Gilbert para descubrir y tomar posesion de
todas las remotas tierras habitadas por bár-


baros, que no estén ocupadas por ningun
príncipe ó pueblo cristiano; le confiere pleno
derecho de propiedad del suelo de los paises
de que pudiera apoderarse; le faculta á él, á
sus herederos y cesionarios, para trasferir
cualquiera porcion de aquellas tierras que
tenga por conveniente, en feudo simple, á
las personas que estén allí establecidas, con
sujecion á las leyes de Inglaterra, y ordena
que todas las tierras concedidas á Gilbert
dependerán de la corona de Inglaterra en
homenaje, mediante el tributo de la quinta
parte de los minerales de oro y plata que
en ellas se encontraren.» La cédula otorgaba
tambien pleno poder á Gilbert, á sus here-
deros y cesionarios, para juzgar, castigar,
perdonar, gobernar y regir, segun su buena
discrecion y política, lo mismo en las causa,s
capitales ó criminales, como en las civiles,
igualmente en la marina que en otros ramos,
á todas las personas que de tiempo en tiempo
fuesen á establecerse en dichas comarcas; y
declaraba que todos los que allí se domicilia-
sen gozarian de los mismos privilegios con-
cedidos á los estranjeros libres, naturalizados
en Inglaterra, no obstante cualesquiera ley,
costumbre ó uso contrario á esta disposicion.
Pinalmente, prohibia á. cuantas personas
quisieran ó intentaran establecerse en aque-
llas regiones, que lo hicieran á menos de
doscientas leguas en contorno de cualquier
sitio q ne Sir Humphrey Gilbert ó sus aso-
ciados hubieran ocupado durante el plazo que
se fijaba para el establecimiento permanente
de la colonia. (*)


Sir Humphrey Gilbert invirtió gr~n parte
de su fortuna en esta proyectada espedicion;
pero como surgieran disensiones entre los que
se habian alistado para acompañarle en ella,
disminuyó su número, lo que la hizo desme-


(') lJakluyt, torno 1II, pág. 135.




HiSTORIA PE "()S CA.P. In,


Tecer an~s de su saliqa, y así fqé, que única-
Ip.ente se diq ~ l~ vela con algu~os pocos
amigos l~ales y seguros. Una de las embar-
cacio.q.es se perdió en una tormenta, -y es
probable que tuviera ta~bien un encqentro
C9n '-1na escuadr~ esp~ñola; de modo que,
sumamente desalent4,do, vióse en la precision
de ~fectuar su regre~o á Inglaterra.
Er~ hermano político de Gilbert el ilustre


Sir Walter Raleigh , homQre de génio supe-
rior, de portentosa opulencia y de s~blimes
aspiraciones. Habia militado bajo las órdenes
de Coligny, tan reIlorobrado por su pericia y
bizarría" y se mostraba celoso por conservar
intacto el ~onor nacional. Desde luego se
apresuró á auxihar á su cuñado, y aun se
supone que acoJllpañó á Gilbert en su primer
~iaje en 1579. Po],' su grande influencia con-
siguió se ~eclarase ~biertamente la reina en
~~~O:f Qe la espedicion; suministró él un buque
de doscientas toneladas, que llevaba su propio
nombre, é hizo cuanto pudo, en favor de la
1583. m~pediéion. Con una flota de cinco


buques, ellJelight, Ralei,gh, Golde~­
Hi~d, S~oallow y el Squirrel , en el cual se
embarcó mucha gente, emprendió Gilbert su
segundo via:je , dándose á la vela en el mes
de junio de 15&'3. Cuando llegó á Terranova,
á principios de agosto, tomó posesion de la
isla en nombre de Isabel; hizo levantar un
pilar con las armas de ltlglaterra, _y uespues,
segun la costumbre feudal, se leyó la cédula
de privilegio otorgada, y se arrancó del suelo
un terron y un trozo de césped, que se pu-
sieron en manos del almirante. La turbulenta
y desordenada conducta de muchos de los
marineros, habia sido un obstáculo para el
buen éxito de la espedicion, de cuyas resultas,
mientras navegaban con rumbo hácia el Sur,
:para «incluir en los.li,mites de la patente ó
cédula toda la tierra descubierta,» el buque
mayor, por descuido. de sus tripulantes, chocó


90ntra \.ln b~:nco de fl,rena y se fué á pique, pe
reciendo pró4iIIli\wente en él unos cien hom-
bres, entre los cua¡es se contaba el húngaro
Parmenius, llamado J]udceus, del nombre de
Sil ciudad natal, qv.ien debill¡ haber sido el
crollista de la espedicion, como asiIllismo (el
afinador sajon y descubridor de inestimables
riquezas.» En esta catástrofe se perdieron
tambien lo~ papeles mas interesantes del al-
mirante. Decididos en tal estado á regresar
4 su patria, los vieIltos de otoño em;pezaron
á hacer Ill~Y peligrosa la :navegacion de tan
pequeñas embareaciones. Sin embargo, Sir
HlUllphrey, q'-1e habü~ salido de Inglaterra
á bordo del Squirrel, bajel de diez tOIlela.,.
das, desa"teIl,diendo toda Mvertencja, per ..
sistió e1\ p.ermanecer- eIl él con sus. valientes
marineros y piloto, antes que tr&~bordanse
al buque mayor. Ambas embarcaciones na.,.
vegaron juntas, presentándose Giloort, de
vez en cuando á bordo del Hind, para ani- -
mar á sus com~a:&~ros con esperanzas de
buen éxito. Levantóse de pronto tan deshe-
cha borrasca, que los mas viejos marineros
no recorda,ban haber· visto ja1!U~s olas mas
gigantesc&s y aterradoras. En la tarde del
domingo 9 de setiembre ~ cargado como
estaba el Squirrel, de ~rtillería. y cadenas,
faltÓ poco para que le ech&se á pique una
oleaua, de lá cual escapó milagrosamente.
Cuando le vieron salir de eI¡l,tre el ab¡sn;lO de
aquel mar embravecido, resonaron sobre
cubierta cien gritos de sorpresa y agradeci-
miento. Gilbert, que estaba sentado en la
popa, con un libro en: la mano,. esc1alllÓ con
calma, luego que la. cor:riente de las olas le
puso al alcance de la voz de los que iban á
bordo del otro buque: (Estamos tan cerca del
cielo por mar, como por tierra.» Estas fuel?on
las últimas palabras que le oyeron pl?onun-
ciar. A medja_ noche , habiewJo tomado un
poco la delanter~ el Squirrel,. y viendo los




CAP. UI. ESTADOS-uNIDOS.


que estaban de guardia sobre lá cubierta del
Hind desaparecer las luces de aquel entre
la oscuridad de la imirejada, empezarOn á
lanzar desesperadas vO'Ces, diCiendo que
el general se habia perdido. Eil efecto, el
8quirrel, fragata en nüniatura, acababa de
hundirse entre las aguas. En cuanto al Hind,
habiéndose librado á duras penas del tempo-
ral, arribó por fin á Falmouth, llevando la
noticia de tantas pérdidas y desastres.


La mala estrella de su hermano político,
no disuadió á Raleigh del iÍltento de llevar
á cabo su plan favorito de colonizacion y des-
cubrimientos en América. Deseoso de propor-
cionar á su colonia un clima mas suave, so-
licitó y obtuvo de Isabel una patente tan
ámplia como la que se habia otorgado á Gil-
bert. Por ella; se le constituía en dueño y
propietario de la tierra, con poderes casi ili-
1.584. mitados, bajo la condicion de reservar


á la corona una quinta parte de los
minerales de plata y oro que encontrara.


Al mando de Philip Amidas y Arthnr Bar-
low, zarparon dos buques en el mes de abril
de 1584, y en los primeros dias de julio llega-
ron· á las playas de la Carolina. Despues de
reconocer la costa en un trecho de ciento
veinte nlillas, desembarcaron ambos capí-
taines, tomando inmediatamente posesion en
nombre de la reina de la isla de Wococon,
la mas meridional de las que componen el
Ocracok Jnlet.


Hakluyt ha conservado la brillante des-
cripcion que Amidas y Barlow hicieron á
Raleig de este descubrimiento, al regresar á
Inglaterra en setiembre del mismo año. Su
lenguaje es gráfico y digno de reproducirse:
«El terreno de Wococon, dicen, es el mas
abundante, ameno, fértil y sano de todo el
mundo .. Existen allí mas de catorce árboles
diferentes y vistosos de olorosa madera. La
mayor parte de los arbustos sOn laureles y


ótros semejantes. Tambien se encueritran los
robles que nosotros tenemos; pero mucho
mas grandes y mejores. Despries de haber
visto varias veces á aquellos habitantes
deSde nuestros buques, uno de nosotros dos,
con siete hombres de la tripulacion, nos in.;.
ternamos veinte niillas en el rio que corre
hácia la ciudad de Skicoak, al cual los tia,;
turales llaman OCciun. A Id tarde siguiente
llegamos á una isla, que designan con el
nomóre de Roanok, dis(aI1ée SIete leguas del
puerto por donde entramos, y en cuyo estre-
mo seteIitrional divisamos una aldea de
nueve casas, todas de cedro; y fortificadás
con fuertes empalizadas de árboles, para res-
guardarse de sus enemigos. La entradá de
cada una de estas viviendas, era una especie
de barreta artísticamente hecha. Cuando
nos dirigimos á aquella aldea , hallándonos
'ya cerca de las márgenes del río, la mujer
de Granganimo, hermano del re'y, vino cof: ..
riendo á nuestro encuentro, recibiéndonos
placentera'y amistosamente. Como su ma-
rido no se encontrase á la sazon en el pue-
blo , dispuso ella que algunos de los suyos
sacasen nuestra lancha á la pla.Ya, para li-
brarla del embate de las olas; mandó á otros
que cargasen con nosotros y nos pusieran en
tierra, disponiendo .tambien que llevasen los
remos á su casa por temor de que los ro-
baran. Cuando entramos en la habitacion dé
aquella mujer, nos ~izo sentar junto á un
buen fuego; quitónos las ropas; las limpió .Y
las puso á secar, mientras sus criadas nOR
lavaban los piés con agua caliente, afanán-
dose ella misma por verlo todo arreglado del
mejor modo posible. Despues que nos hubi-
mos secado, condújonos á un cuarto inte-
rior, donde puso sobre la mesa, colocada á
lo largo de la pared, un potaje parecido al
frangollo, venado cocido y asado, varieda~l
de pesca, úlelones, raices'y frutas de diver-




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32 HISTORIA DE LOS CAP. UI.


sas clases. Los naturales de esta isla beben despues de habernos alejado á muy corta dis-
comuI;l.mente agua; pero mientras dura la tancia de la playa. Como nos viese bastante
uva ,beben vino, y por falta de barriles ó recelosos ,se afectó mucho, y mandó á va-
cascos para conservarlo, el resto del año rios hombres y treinta mujeres, que perma-
vuelven á usar el agua, siendo esta antes neciesen en vela á orillas del rio, cerca de
hervida con gengibre, cinamomo negro, á nosotros, enviándonos á bordo cinco esteras,
veces sasafrás, y otras yerbas salutíferas y para resguardarnos de la lluvia, insistiendo
medicinales. Nos trataron con grande afecto repetidas veces con sus palabras para indu-
.Y amabilidad y con tanto cariño á usanza cirnos á pasar la noche en su casa. Empero
suya, como les era dado discurrir. Encontra- siendo pocos en número, y considerando que
mas en ellos la gente mas afable, bondad<?sa de malograrse nuestro viaje, nos hubiéra-
y leal, exenta de toda doblez y traicion, vi- mas visto en grandísimo pehgro, no nos atr~
viendo cual pudieran hacerlo los hombres en vimos á aventurar cosa alguna, aunque no,
la edad de oro. Solo se cuidan de guarecerse habia ,motivo para que sospechar en lo mas
del frio', en su corto invierno, y de susten-
tarse con los frutos que la tierra les suminis-
tra. La carne que comen está muy bien co-
cida, y preparan un caldo de escelente olor
.Y muy sabroso. Las vasijas para condimen.,..
tar sus alimentos, son ollas de barro, muy
anchas, blancas y vistosas: sus fuentes son
platos grandes de madera olorosa. El cuarto
en que comian, les servia de habitacion, y
allí tenian el ídolo que ellos adoran, y del
cual cuentan cosas increibles. Mientras es-
tábamos sentados á la mesa, se presentaron
en la puerta de la estancia dos ó tres hom-
bres con sus arcos y flechas, que veniaride
cazar. Al verlos, nos pu~imos á observarlos
uno tras otro, é intentamos echú mano á
las armas; pero, tan pronto como 'la dueña
de,lacasa notó nuestro recelo, ,se alteró
muchísimo, llamando á algunos de los suyos
para que arrojasen fuera y rompiesen, las
armas á los recien venidos. Cuando nos
despedimos al oscurecer, sin querer pasar
allí la noche, mostróse muy triste y pesa-
rosa, y nos mandó nuestra cena, medio
condimentada, ollas, y cuanto pudiéramos
necesitar, á nuestro bote, acompañándonos
luego hasta llegar al costado del mismo, en
el cual descansamos hasta la madrugada,


mínimo de las inten,ciones de aquella buena
gente, pues no puede hallarse en el mundo
otra mas af~ble y ,caJ;iñosa" segun lo hemQs
esperimentado hasta ahora.» (*)


Encantados de la hermosura de cuanto
veian, y bien persuadidos de que no podia
ocurrir ningun, ca:rp.bio que alterase la belIe~
za de tan deliciosos sitios, Amidas y Barlow
se limitaron á muyqortas esploraciones, y
llevando consigo á dos, naturales del .pais,
Wanchese y Mant(}Q, diéro.nse á la vela para
Inglaterra. Grande fué el entusiasmo, de Ea-
leigh con la halagüeña perspectiva que se
ofrecia á su vista. La reina significó, sus de-
seos de que la nueva region se llamase Vir-:-
ginia, por alusion sin duda al estado de
soltera, que conservara hasta entonces. :J;>oco
tiempo despues obtuvo Raleigh el título y
dignidad de caballero, otorgándosele, por
especial rp.erce,d, un lucrativo monopolio de
vinos, que le habilitó para llevar adelante,
c()n nuevo vigor sus proyectos de coloniza-
cion. Con tan favorables circunstancias, no
era difícil aprestar otra nueva y poderosa
espedicion, y en abril de 1585zarparon~e
Plymouth siete .buques, á las Qrde~es del


(') lIakluyt, tomo l~l, pág. ~~




CAP. III. ESTADOS-UNIDOS. ro


comandante Sir Richard Grenville, uno de delgadas, que se deshizo y fué á pique al
los hombres mas valientes de aquella costado mismo del buque que atacaba, tan


1.585., 11 d' b 1 . t t lIt' 't 1 b d epoca, evan o a su 01'( o Cien,o y pron o como a saar en es e o a . an onaron
ocho colonos. Fué nombrado gobernador de Grenville y sus compañeros.» Al entrar en
la colonia Ralph Lane, formando tambien Plymouth con esta presa, flié acogido con
parte de la espedicion el eminente matemá- entusiastas aclamaciones.
tico Hariot y el ingenioso pintor vVith. , Tras aquel primer ejemplar de inmotivada
Dirigiendo su rumbo hácia las Indias Occi- crueldad que esperimentaron por parte de los
dentales, llegó la escuadra el 20 de junio al europeos, ansiosos los indios de desembara-
continente de la Florida, habiendo estado á zarse de los colonos, á quienes ya aprendieron
punto de naufragar en el Cabo-Fear, y fóndeó á odiar y temer, empezaron á confabularse
el dia 20 en Wococon. secretamente contra ellos. Lane, en quien no


Ralph Lane era un bizarro oficial, á quien concurrian las dotes necesarias para el puesto
por su valor concedió la reina el título de que ocupaba, pues era alternativamente
caballero; pero que poseia mas bien las cua- severo y crédulo, recibió un aviso de uno
lidades de un valiente· soldado, que las de un de los jefes indios, que le indujo á remontar el
laborioso y pacífico colono. Precipitado en Roanoke, tanto en busca de perlas y riquezas
sus resoluciones, «vivo é impetuoso en las minerales, como para esplorar el interior
contiendas,» su proceder inconsiderado y del pais.
hostil fué causa de gran tribulacion en esta Nada mas desastroso que esta espedicion.
y otras espediciones posteriores. Empero la Los botes que la conducian andaban con len-
primera ofensa mortal, la infirió el mismo' titud contra hi rápida corriente; las orillas
Grenville. Habiendo mandado á tierra una del rio aparecian desiertas, y los a~entureros
partida, acompañada de Manteo, todo podia no podian proporcionarse ninguna clase de
haber ido bien, á no ser por un acto de comestibles. Esto no obstante, convinieron
precipitada venganza, la primera probable- en no abandonar su esploracion, mientras
mente cuya tendencia inspiró inquietudes les quedara media pt'nta (medio cuartillo) de
y sospechas en el ánimo de los confiados trigo por cabeza, determinando además, que
indios. Uno de ellos se dejó seducir por la matarian sus «dos mastines, cuyo cocido ó
tentacion de hurtar una copa de plata: retar- potaje, condimentado con hojas de sasafrás,
dóse la prometida restitucion, y con este les serviria en último estremo de recurso
motivo los ingleses «quemaron y saquearon para vivir dos dias mas.» Habiendo sido
las mieses y la aldea en que habitaba el alevosamente atacados por los indios, y
autor del robo, habiéndose fugado antes toda consumida ya la «olla Ó potaje de perros
la gente.:» que habian dispuesto para su sustento,»


Una vez desembarcados los colonos, despues regresaron á la boca del rio, no pudiendo
de permanecer algun tiempo en el pais, y su bote atravesarle, á causa de una tempes-
de haber recogido un cargamento de perlas tad, viéndose entonces reducidos «el sábado
y de pieles, regresó Grenville á Inglaterra, Santo, que fué para ellos verdadero dia de
apresando en su travesía un barco español vigilia,» á comer sasafrás, sin vianda ani-
ricamente cargado, «á cuyo· efecto habia mal á la que pudiera servir de condimento; y
ido al abordaje en un bote hecho de tablas como dice Lane, «caso parecido á este no se ,,_ .. , ,


TOMO r. 5 , ..~~;~<:.:
/~\. .,<,\; .....


f.;> ¡~~,!,. <~./ ...
>r-.


i




34 HISTORIA DE LOS CAP. III.


habrá presentado nunca, antes de ahora,
segun creo, de haberse usado el sasafrás
como alimento.» A la mañana siguiente, des-
pues de mil trabajos, arribaron á Roanoke
hambrientos y estenuados.


Tomás Hariot era indudablemente el mas
perspicaz observador de la colonia. Sus es-,
fuerzos por adquirir un conocimiento exacto
del país, de sus habitantes y de sus produc-
ciones, obtuvieron un éxito estraordinario.
Este hombre, dotado de una sagacidad y
paciencia nada comunes, se insinuó de un
modo particular en el ánimo de aquellos
indígenas, procurando enseñarles las ver-
dades del cristianismo. Citaremos con este
motivo' sus propias palabras: «La mayor
parte de las cosas que vieron y observaron
con nosotros, tales como instrumentos ma-
temáticos, brújulas, la virtud de la piedra
iman, telescopios, lentes ustorios, relojes,
libros, escritos, armas de fuego y otras co-
sas parecidas, de tal modo escedian á sus
alcances, que se imaginaban 'eran mas bien
obras de 'los dioses que de los hombres, ó
cuando menos, que los mismos dioses nos
habian enseñado el modo de hacerlas, porque
nos amaban á nosotros mucho mas que á
ellos. De ahí provino que bastantes indios
dieran crédito á lo que les deciamos de nues-
tro Dios. A donde quiera que yo iba, hacia
cuanto me era dable por dar á conocer su
glo.ria inmortal. Les dije, que aun cuando
la Biblia que les enseñaba contenia todo
aquello, no tenia por sí sola la virtud que
á mi entender ellos se imaginaran. No obs-
tanJe, los indios se complacian en tocarla,
besarla, abrazarla, ponerla sobre sucorazon,
en, la cabeza, y pasarla, por fin, por todo su
cuerpo.» e')


mayoría de los colonos se distinguia menOR
por sus actos de devocion y de prudencia, que
por su afan y vehemente deseo de adquirir
riquezas. No habiendo correspondido el éxito
á sus esperanzas, y tratando en su despecho
duramente á los indígenas, éstos procuraron
librarse de los estranjeros, prefiriendo aban-
donar sus campos sin sembrarlos, con tal
que el hambre alejase á tan molestos huéspe-
des. Recelando Lane una conspiracion para
destruir la colonia, solicitó una entrevista con
Wingina, el mas activo de los jefes indios, y
mató alevosamente á cuantos le acompaña-
ban. Agotado el acopio de provisiones que
trajeron de Inglaterra, y viéndose la colonia
en situacion apuradísima, estaba á punto de
disolverse, cuando impensadamente apareció
con su flota Sir Francis Drake, de regreso
de la afortunada espedicion que emprendió
contra los españoles en las Indias Occiden-
tales. Dejando bien abastecido á Lane dé
cuanto necesitaba, dióle una embarcacion
de setenta toneladas, con los botes correspon-
dientes, - y arregló las cosas cual convenia
hacerlo para la próspera continuacion de la
colonia. Empero, una tempestad destrozo el
buque suministrado por Drake, y entonces,
no solamente los colonos, sino tambien Lane,
en estr~mo desalentado; solicitaron que se
les permitiese volver á Inglaterra con la
escuadra de Drake. Como la cédula otorgada
no coartaba la libertad de ,los colonos, éstoR
abandonaron al fin su .establecimiento de
Roanoke, en junio de 1586.


Precipitada en demasía fue la desercion
de la colonia, pues á los pocos dias de su
partida, llegó un buque cargado de todo
género de provisiones. Enviábalo Raleigh;
pero encontrando desierta la colonia, regre-


Desgraciadamente, y á pesar de esto, la só el navío á Inglaterra.


\*) Hakluyt, tomo 1lI, p. 324. I No habian trascurrido dos semanas, cuan-do apareció tambien en aquella costa Sir Ri-




CAP. 1II. ESTADOS-UNIDOS. 35


chard Grenville, con tres embarcaciones bien abril, llegaron á su destino el 22 de julio,'
provistas de toda clase de mantenimientos. echando anclas delante de la costa.
Dejado que hubo cincuenta hombres (*) en la Inmediatamente se buscaron los hombres
isla de Roanoke, perfectamente aprovisio- que quedaron el año anterior en la isla de
nados para dos años, efectuó tam1.Jien su Roanoke; pero fueron inútiles cuantas pes-
regreso á la madre patria. quisas se practicaron con este objeto: los


Como se vé por lo que dejamos apuntado, indios habian satisfecho en ellos su venganza.
«el paraiso del mundo» no fué otra cosa Un cuadro de desolacion y ruina fué lo que
Hino una fuente perenne de gastos y decep- se ofreció á la vista de los esploradores.
ciones. (**) Con arreglo á las instrucciones de Ra-


A pesar de todo, no era hombre Raleigh leigh, la bahía de Chesapeake fué el punto
que cediese en su empeño, por mas contra- señalado para el nuevo establecimiento; pero
riedades que esperimentara. Mediante las pronto surgieron discordias entre los colonos.
preciosas descripciones que le hizo Hariot No siendole posible á Whitellevar á cabo sus
del pais que habia visitado, y de las produc- planes, tuvieron que echarse en la isla de
ciones de su suelo, pudo reunir fácilmente Roanoke los cimientos de la ciudad proyec-
nuevos colonos para América. Embarcáronse, tada. Además de esto, aun cuando Manteo
pues, muchos emigrantes con sus mujeres y y sus parientes recibieron con alborozo á los
familias, para fijar su residencia en el nuevo ingleses, los indios, en general, manifestaron
mundo; redactáronse reglamentos municipa- hácia ellos bastante antipatía, y no pudiendo
les; fué nombrado gobernador Mr. 'John adelantar gran cosa en circunstancias tan
White, y otorgóse, por fin, una carta de in- poco favorables, los colonos suplicaron uná-
corporacion para la «Ciudad de Raleigh.» nimemente á \Vhite que volviese con el buque


Habiendo salido de Portsmouth el 26 de á Inglaterra, para proporcionarles acopios
y refuerzos. Pocos dias antes de su salida, la
hija del gobernador, Mistriss Eleonor Dare,


(') Mr. Bancroft dice quince; pero Smith y otros cincuen-
dió á luz una niña, que fué la primera cria-la, número que parece ser el mas probable.


(") Camden asegura que entonces fué cuando por prime- tura nacida de padres ingleses en el suelo de
ravez llevaroneltabacoálnglaterraloscolonos,ydificilmen- América, á la cual se le dió muy oportuna-
tepodria dudarse de que Lané lo importara por disposicionde
Raleigh, que lo habia visto usar en Francia, durante su per- mente el nombre de Virginia Dare. Dejando
manencia en aquel pais. Existe una tradicion bien conocida, con pesar su familia y la colonia, que con ta-
en que se refiere, que Sir 'Valter empezó á fumarlo privada- ba entonces con ochenta y nueve hombres,
mente en su despacho, y que habiendo entrado su criado
con un vaso de cerveza y nuez moscada, mientras aquelleia setenta mujeres y once niños, "Thite regresó
un libro con suma atencion, viendo.que salia humo de la boca á Europa, sin que le fuera dado hacer nada
de su amo, le arrojó toda la bebida á la cara, para apagar
el fuego, y abandonando la estancia, bajó precipitadamente en favor de sus amigos y parientes á quienes
las escaleras, y alarmó ála familia con desaforados gritos, di- no volvió á ver jamás.
ciendo, que su amo se abrasaba, y que antes que subiesen
estaria reducido á cenizas. Por habérsela considerado como
una adquisicion de buen tono, no menos que por la favorable
opinion respecto á sus saludables cualidades, emitida y sos-
tenida por varios facultativos, la costumbre de fumar cundió
rápidamente entre los ingleses, y por un raro capricho de la
especie humana, el uso del tabaco ha venido á ser casi uni_
versal.


Cuando llegó á Inglaterra, encontró White
todo el pais grandemente sobrescitado, y pre-
parándose contra la invasion con que les
amenazaba Felipe de España y su armada
invencible.


Raleigh, sin embargo, no se olvidaba de




-


36 HISTORIA DE LOS CAP, 111,


su colonia, y aun en medio de sus cuidados
y atenciones crecientes por el estado de su
patria, pudo aprestar en abril de 1588 dos


. embarcaciones bien provistas de todo;
1588. t' 1 ' 'd mas sus rlpuaclOnes, anSIOsas e
presas, se entregaron á la piratería antes que
al cumplimiento de su deber. Derrotados en
un combate, viéronse precis.ados á retroceder,
dejando así á la colonia enteramente aban-
donada á sus propias fuerzas. Aquel retraso
le fué fatal, pues nada mas pudo hacerse
por entonces en su favor. Hallábase Raleigh'
próximo á la bancarrota, á causa de los enor-
mes gastos en que se habia empeñado, y


hasta 1590, no le fué dado á White
1.590. 1 b d .{' '1' d


. vo ver en usca e su laml la y e
la colonia que habia dejado. Al llegar á las
playas de Virginia, encontró á Roanoke
convertida en un desierto: las ruinas de
las habitaciones abandonadas, y la palabra
«Croatan, '" trazada en la corteza de un árbol,
fueron los únicos vestigios que quedaron de
aquel desventurado establecimiento. Creyóse
posible que se hubieran refugiado los colonos
entre Manteo y los suyos; pero nunca pudo
averiguarse nada que diera á conocer cuál
habia sido su suerte.


Raleigh, quehabiagastado mas de 200,000
pesos fuertes en sus nobles ef¡fuerzos de co-
lonizacion, no podia hacer ya nuevos sacri-
ficios, viéndose por lo tanto en la precision
de ceder todos sus derechos de propiedad á
Sir Thomas Smith, y á una compañía de co-


merciantes de Lóndres, empeñándose
1589. '1 d t


. e espues en o ras empresas, espe-
cialmente en la de penetrar en el centro de
la Guyana, donde le halagaLa la esperanza
de rehacer su quebrantada fortuna. La com-
pañía deLóndres no consiguió proporcionarse
colonos para la Virginia, y hubo de limitarse
á un tráfico de poca monta, valiéndose de un
corto número de embarcaciones, sin poder


llevar á cabo nmgun establecimiento en el
continente americano. De aquí resultó, que
en 1603, despues de haber trascurrido mas
de cien años desde que Cabot descubrió
el continente de la América setentrional, y
veinte de haber enviado Raleigh sus primeros
pobladores, no quedaba ni un solo inglés en
el nuevo mundo. i Lenta en estremo fué la
obra de la colonizacion 1


En el último año del reinado de Isabel,
Bartholomew Gosnold se dió á la vela en una
pequeña embarcacion, intentando hacer un
viaje mas directo á Virginia que el acostum-
brado por lavia de las Canarias y de
las Indias Occidentales. Al cabo de 1602.


. siete semanas, arribó este navegante á la
costa de Massachussetts, cerca de Nahant, y
dirigiendo despues su rumbo al sur, en busca
de un puerto, descubrió el promontorio que
denominó Cabo-Codo Este fué el primer punto
de Nueva-Inglaterra en que pusieron pié los'
ingleses. DoLlando el cabo y trasponiendo
K antucket, entraron en la bahía de Buz-
zard, á la que dieron el nombre de Esperanza
de Gosnold, y determinaron establecerse en la
mas accidéntal de las islas de aquella bahía,
á la cual llamaron Elizabeth, por ser este el
nombre de la reina de Inglaterra. Lo primero
que hicieron, fué construir un fuerte y un
almacen sobre un islote peñascoso, en medio
de un pequeño lago de agua dulce, de los
cuales quedaron rastros, que fueron observa-
dos en 1797 por el Dr. Belknap. Deleitábanse
los espedicionarios con la exuberancia y lo-
zanía de la vejetacion, cual si fuese el prin-
cipio del verano, con el aroma de los olorosos
arbustos y la abundancia de las uvas· y
fresas silvestres que producia aquella tierra,
sintiéndose naturalmente impulsados á per-
manecer allí; pero reducidos á muy corto
número; rodeados como lo estaban de indios;
faltándoles provisiones, y recordando la des-




CAP. 1II. ESTADOS-UNIDOS. 37


graciada suerte que cupo á los desamparados I capitan \Veymouth, equipada y despachad~
colonos de Virginia, en vista de las disen- por Lord Arundel, no solamente produjo un
siones que entre ellos sobrevinieron, deci- testimonio mas en el mismo sentido,. sino
diéronse á regresar á Inglaterra. Menos de que refirieron los que en ella tomaron parte
cuatro meses habian trascurrido desde el dia tantas particularidades ulteriores en favor de
ue su partida, cuando arribaron á su pais, aquel pais , que se desvanecieron completa-
sin haber padecido ninguna enfermedad. Los mente todafl las uudas , y en breve se formó
viajeros divulgaron por todas partes las mas una asociacion bastante numerosa y opulenta
favorables noticias respecto al suelo y clima para intentar la colonizacion ; por cuyo mo-
de las tierras nuevamente descubiertas, á lo tivo se presentó al rey una peticion para que
cual se añadia ,que habia siuo mas corta la sancionase con su autoridad, á fin de
de una tercera parte su nueva travesía que llevar á cabo la empresa.
ninguna de las anteriores que se hicieron Jacobo I acogió favorablemente este pro-
para visitar las playas de América. yecto; pero como empezaba á conocerse mejor


Al advenimiento al trono de J acobo I, con- la estension y valor del continente america-
cerwse la paz entre Inglaterra y España. no, la concesion de la totalidad de tan vasta
Muchos activos y enérgicos varones que region á una sola compaí'íía, por muy respe-


habian tomado parte en la lucha, table que fuera, le pareció un acto de impo-
1603. ambicionaban se abriese un nuevo lít~ca y profusa liberalidad. Con tales con-
campo á sus esfuerzos y á su espú'itu em- sideraciones, dividió en dos distritos casi
prendedor. Nada podia ofrecerles tan hala- iguales la porcion de la América del Norte
güeñas esperanzas como el nuevo mundo. Las que se estiende desde los treinta y cuatro á
narraciones de Gosnold y de sus compañeros, los cuarenta y cinco grados de latitud, dando
interesaron altamente á comerciantes y par- á la una el nombre de Colonia Primera ó
tieulares, y no fué difícil inducirlos á que .Meridional de Virginia, y á la otra el de
prosiguieran los descubrimientos ya empeza- Colonia Segunda ó Setentrional. Además de
dos. Ayudaba eficazmente con sus juiciosos esto, autorizó á Sir Thomas Gates, Sir George
consejos á las personas interesadas en estos Somers, Richard Hakluyt y sus asociados en
proyectos, y los estimulaba con gran celo, la compaí'íía de Lóndres, residentes los mas
Richard Hakluyt, prebendado de Westmins- de ellos en dicha ciudad, para fundar esta-
ter, varon·de grandes conocimientos en ma- blecimientos en cualquier punto entre los
terias navales y mercantiles, patrono y con- treinta y cuatro y los cuarenta y un grados
sejero de muchas de las espediciones inglesas de latitud norte, ó sea entre el Cabo-Feax y
é historiador de sus pr~ezas. 'Por consejo el estremo oriental de Long Island. La com-
suyo, los comerciantes de Bristol aprestaron paí'íía de Plymouth, compuesta de sugetos
dos buques, á las órdenes del comandante residentes en el oeste de Inglaterra, podia
Martin Pring , para que éste fuera á exami- establecer sus colonos donde mejor le convi-
nar los descubrimientos de Gosnold y asegu- niera, entre los treinta y ocho y los cuarenta
rarse de la ef(actitud de sus informes. Cuando y cinco grados de latitud norte, ó sea entre
Pring estuvo de regreso, confirmó plena- la bahía de Delaware y Halifax;. pero nin-
mente la veracidad de cuanto se habia dicho. guna de las dos compañías podia empezar su
Otra espedicion semejante, mandada por el colonizacion dentro del rádio de cien millas




38 HISTORIA DE LOS CAP. ur.


Q-e cualquier sitio ocupado anticipadamente
por la otra.


Cada colonia, pues, podia estenderse á
uno ú otro lado de la costa, hasta cincuenta
millas de distancia del primer punto que
hubiera ocupado, y á cien millas tierra
adentro, incluyendo una superficie de mil
millas cuadradas de territorio continental.
El gobierno supremo de las colonias que
hubieran de establecerse, habia de estar re-
presentado por un consejo, residente en In-
glaterra, y nombrado por el rey, con leyes
y reglamentos firmados y rubricados de su
real mano; pero la jurisdiccion inferior que-
daba encomendada á un consejo domiciliado
en América, nombrado igualmente por el
rey, y que habia de actuar con arreglo á las
instrucciones que recibiera del monarca. Bien
que la carta ó cédula sujetase á los emigr::n-
tes en el importante artículo de sus regla-
mentos interiores, se les aseguraba á ellos y
á sus descendientes los derechos de estranje-
ros naturalizados, del propio modo que si
hubieran nacido en Inglaterra, otorgándose-
les el privilegio de posesion de sus tierras en
América, en enfiteusis la mas libre y menos
gravosa. Concedíales el rey la esportacion
de Inglaterra de cuantos artículos ó géneros
fuesen necesarios para el mantenimiento y
comercio de las nuevas colonias, libres
de derechos por espacio de siete años, y
fin¡:tlmente, como estímulo para promover su
industria, otorgábales la libertad de comercio
con otras naciones, habiendo de destinarse
los impuestos que se percibieran sobre las
mercancías estranjeras, para reunir fondos
en beneficio de las colonias, por término de
veinte y dos años. Tambien les autorizó para
acuñar moneda, repeler á sus enemigos y
retener los bajeles que allí traficaran sin su
licencia. ~Esta singular carta ó cédula, dice
Robertson, en cuyo contenido apenas han


,.


parado su atencion los historiadores de Amé-
rica, envuelve en sí artículos tan desfavora-
bles para los derechos de los colonos, como
otros lo son para los intereses de la madre
patria. Colocando los poderes legislativo y
ejecutivo en un consejo nombrado por la co-
rana, y guiado por sus instrucciones, parece
haber quedado despojado todo individuo esta-
blecido en América del mas noble privilegio
de un hombre libre; pero al propio tiempo,
mediante la concesion de una ilimitada liber-
tad de tráfico con los estranjeros, consintió
Inglaterra en privarse de aquel comercio
esclusivo, que se habia considerado como
la principal ventaja resultante del estableci-
miento de las colonias. En la infancia de la
colonizacion, sin observacion ni esperiencia
que les sirvieran de guia en sus determinacio-
nes, las ideas de los hombres de aquel
siglo, respecto al modo de constituir nuevas
colonias, no habian llegado á su completo·
desarrollo, ni ·estaban convenientemente orde-
nadas. En un tiempo en que no podian pre-
verse la futura grandeza é importancia de las
repúblicas que iban á crearse, carecian los
hombres de Estado de la· aptitud necesaria
para concertar el mejor modo de gobernar-
las. Además, acostumbrados los ingleses de
aquella época á la alta prerogativa y arbitra-
rio régimen de sus monarcas, no estaban
animados de los sentimientos liberales, res-
pecto á cada uno de sus propios derechos
personales ó políticos, cual luego se han
familiarizado con ellos, á medida que ha
adelantado y se ha perfeccionado su cons-
titucion.» (*)


Poco despues de la concesion de esta real
cédula, espidió Jacobo I unas Instrucciones
pat'a el gobierno de la Virginia, en las
que se nombraba l1n consejo, como estaba.


(') llisloria de América, por Robertson, libro IX, pág. 212.




CAP. III. ESTADos-mIIDOS. 39


prevenido en la citada carta, el cual podia mente, y castigados á discrecion por los con-
aumentarse ó modificarse á voluntad del rey, sejos locales. Todas las leyes decretadas por
autorizándole para nombrar y dirigir los con- estos consejos, en tanto que no alcanzasen
sejos locales, reducidos por estas instruccio- á imponer pena de la vida,· ú otras cor-
nes al número de siete consejeros en cada porales, habian de subsistir en su fuerza y
uno. Estos siete magistrados habian de ele- vigor, hasta que fueran derogadas por el
gir un presidente de su propio seno, con fa- rey ó por el cons~jo de la V~rginia. Por tér-
cultad de suspenderle en el ejercicio de sus mino de cinco años, contados desde el primer
funciones, como asimismo á cualquier otro establecimiento de la colonia, el comercio y
consejero, si hubiere justa causa para ello; la industria de los colonos habian de consti-
pudiendo tambien llenar las vacantes hasta ~uir un fondo comun, ó «dos Ó tres fondos
que les vinieran nuevos nombramientos de comunes, cuando mas,» que serian adminis-
Inglaterra, siendo prerogativa del presidente trados en cada colonia por un agente elegido
tener doble voto. Encomendábase á estos con- cada año por el consejo local, y en Inglater-
sejos, como especial deber suyo, que cuida- ra por comités nombrados á este objeto.
sen «de que en las colonias y entre los sal- Hemos citado estas soberanas disposiciones,
vajes vecinos se predicase, estableciese y por ser indispensable su conocimiento para
usase la verdadera palabra y servicio deDios, comprender la historia de la Virginia en su
conf~rme á los ritos y prácticas de la iglesia primer período.
anglicana.» Los tumultos, rebeliones, cons- En tal estado de cosas y bajo tales auspi-
piraciones, motines y sediciones, con otros cíos, se llevó á efecto la primera colonia es-
siete delitos, sujetos al juicio de un jurado, table que fundaron los ingleses en el nuevo
quedaban declarados crímenes capitales. Los mundo.
delitos leves habian de ser juzgados sumaria-


-_1-_-'--






CAPÍTULO IV.
1606-1625.


COLONIZACION D·E LA VIRGINIA.


I,a compañía de Lóndres.-Miembros del consejo y emigrantes.-Disensiones.-Entrada en la bahia de Chesapeake.-
Jamestown.-John Smith.-Su alta valía para la colonia.-Enfermedades.- Smith se lleva la primacia.-Esplora-
éiones. - Smith cae prisionero.- Sálvale Pocahontas. - Nuevos arribos. - Smith esplora el Chesapeake. - Eligenle
presidente del consejo.- Nueva carla.- Lord Delaware, capitan general de la colonia.- Carácter de los emigrantes.-
Smith regresa á Inglaterra. - El Starving-time, ó época de hambre y miseria. - Oportuna :llegada de Gates, Somers
y Lord Delaware. - Vuelven mejores dias. - Sir Dale. -Ampliacion de las concesiones otorgadas. - Casamiento de
Pocahontas. - Derechos,de la propiedad privada. - Argall. - Yeardly. - Primera asamblea coloniál. - lntroduccion de la
esclavitud. - Tabaco,. algodon, etc. - La colonia no deja beneficios á la compañía. - M:;ttanza de los colonos por los
indios.- Represalias.-Disolucion de la compañía.- Muerte de Jacobo I.


Los sócios de la compañía de Lóndres eran
Sir Thomas Gates, Sir George Somers , Ri-
chard Hakluyt, Edward María \Vingfield, y
otros, especialmente Sir Thomas Smith, uno
de los cesionarios de la patente de Raleigh.
Todo contribuyente que pagaba sesenta do-
llars~ tenia derecho á cien acres de tierra, y
á cada persona quo emigraba para la colonia,


ó que llevaba allí á otro á su costa, so
1606. 1 d' t· S 'b e canee mn o ros CIen acres. o re
todas las concesiones de tierras, se reservaba
un censo. Aprestó la compañia tres buques,
al mando de Christopher Newport, y jun-
tamente con Wingfield, Gosnold, el capellan
Hunt y el célebre John Smith, se embarcaron
ciento cinco hombres. Esto tenia lugar el
19 de diciembre de 1606. Desgraciadamente,
apenas llegaban á veinte los emigrantes que
tuvieran un oficio ó estuviesen acostumbra-
dos al trabajo, careciendo la mayoría de la
aptitud necesaria para fundar una colonia
en un mundo nuevo y desconocido.


Como era de esperar, surgieron disensiones
durante el viaje, pues el rey, por un esceso
de estravagante astucia, habia_ encerrado en
una caja de hoja de lata sellada los nombres
de los que habian de formar el consejo,
y las instrucciones á que habian de ate-
nerse; y como la evidente superioridad de
Smith para llevar á cabo la empresa escita-
ba la envidia y celos de algunos de ellos,
le arrestaron durante el viaje, sin justa
causa y por frívolos pretestos. La prudente
conducta del virtuoso capellan Hunt, unida
á sus exhortaciones, lograron calmar los
sentimientos de envidia y de animosidad que


-se habian concitado. Newport siguió la anti-
gua derrota por las Canarias, de modo que
no arribó á las costas de Virginia hasta abril
de 1607, é impelido por los vientos,
f "1 11' d 1 't' 1607. ue a anc al' mas a a e SI 10 que
ocupaba la antigua colonia, junto á la boca
de la bahía de Chesapeake. A los dos promon-
torios queliTdescubrieron los espedicionarios




CAP. IV. HISTORIA DE ¡,OS ESTADOS-UNIDOS. 41


llamáronlos Cabo-Henry y Cabo-Charles, y cioso, y trató villanamente de abandonar la
el fondeadero, por sus circunstancias y co- colonia en medio de sus tribulaciones. Rat-
modidad , mereció el nombre de Point-Corn- cliffe, su sucesor en la presidencia, carecia
(ort. Deleitados los pasajeros al contemplar totalmente de las dotes necesarias para des-
tan magnífica abra, navegaron para, esplorar empeñar semejante cargo, de ~anera que,
el rio James, en una estension de cincuenta en realidad, vino á parar en manos de Smith
millas, y fijaron allí el sitio donde convenia la direccion de la colonia, lo que fué un gran
establecer la colonia, adoptando el nombre de bien para ella .
.Jamestown para la ciudad que iba á edificar- Por mandato de este ilustre jefe repará-
se, y que es, en efecto, la mas antigua que ron se al- punto los desperfectos de las fortifi-
fundaron los ingleses de América. caciones; se sofocaron las conspiraciones


Al abrirse la caja de que hemos hecho fraguadas por Wingfield y otros, y fueron
mencion, vióse que el rey habia nombrado aumentando las provisiones; porque el in-
á Smith miembro del consejo; pero era tan vierno, á medida que se acercaba, iba
grande la envidia de Wingfield, que logró suministrando abundante caza y volatería.
hacerle· escluir, á pesar de ser el único Entonces partió Smith para esplorar el
competente entre ellos para aquel cargo, Chickahominy, rio tributario que desagua
obteniendo además que se le procesara por en el James, algo mas arriba de Jamestown,
sedicioso. A pesar de todo, Smith fué honro- cumpliendo así con la órden en que se le
samente absuelto y repuesto en su cargo de prevenia, con singular ignorancia de la an-
consejero, por la intervencion del capellan chura del continente, buscáse una comunica-
Hunt. No obstante, á no haber mediado en el cion con el mar del Sur, subiendo por algun
asunto este enérgico y solícito varon, proba- rio que procediese del noroeste. Sorprendido
blemente habria tardado poco toda la colonia por los indios en esta espedicion, cayó Smith
en sufrir la misma infausta suerte que la de prisionero, mas no le abandonó en este trance
Roanoke. su presencia de ánimo. Fué tanto lo que


Dedicado otra vez á sus esploraciones, asombró á los indios con una brújula de bol-
subió Smith el rio James, en compañía de sillo, y con el relato de sus maravillosas
Newport, y visitó al cacique Powhatan, virtudes, que se vió conducido triunfalmente,
quien los recibió ceremoniosamente, pero 'con pero con cierto temor, de tribu en tribu, éomo
poca cordialidad. En junio regresó Nowport un ser extraordinario, cuyo carácter y desig-
á Inglaterra con las embarcaciones, y pronto nios eran impenetrables para los salvajes, á
conocieron los colonos su verdadera situa- pesar de todos los encantamientos de sus
cion. Escasos en número, diezmados por las magos. Lleváronle, por último, á presencia
enfermedades, careciendo de las provisiones del anciano cacique Powhatan, quien sen-
necesarias, agobiados por los calores del ve- tado en medio de sus ml~eres , recibióle con
rano, y espuestos á las hostilidades de los la ostentacion propia de los paises bárbaros,
indígenas, su condicion era realmente deplo- y mientras le festejaba, procedió á deliberar
rabIe. La mitad d~ los colonos sucumbieron sobre su suerte. Por efecto de sus temores,
antes del otoño, contándose á (Josnold en el creyó conveniente á su política darle muerte.
número de los fallecidos. El presidente del Precipitándose los indios sobre él, pusiéronle
consejo, Wingfield, fué destituido por codi- la cabeza encima de una gran piedra, y


TOMO J. 6




,.




HII'l'rORIA DE LOS CAP. IV.


estaba ya levantada la clava para aplastarle de tierra despreciable, cuyo valor habia sido
, Jos sesos, cuando Pocahontas, da mas que- ensalzado por gentes codiciosas, que la
"'rida y bien amada hija del rey, niña de diez calificaron de riquísima en oro.
á doce años de edad,» despues de vanas y ,Poco satisfecho de tan insigne locura,
~apasionadas súplicas por alcanzar la vida Smith emprendió luego, en una simple falúa
del hombre blanco, que se ofrecia eomo un de tres toneladas, la esploracion de la estensa
sér grande y noble á su tierna imaginacion, bahía de Ohesapeake. El éxito correspondió
corrió hácia él, le echó los. brazos al cuello, mas _á sus esperanzas, que á los exíguos
y uniendo su cabeza á la de la víctima, medios de que podia disponer. En el término
logró aplacar el furor de los verdugos. Así de tres meses, visitó todas las comarcas si-
salvó la vida al portentoso estranjero, cuyo tuadas en las riberas orientales y occidenta-
franco y generoso carácter se captó el afec~o les; esploró el Patapsco, el Potomac y otros
de lajóven Pocahonias. Prometiéndole «vida, de los caudalosos rios que surten de agua
libertad, tierra y mujeres,» intentaron los aquella magnífica bahía, tratando con las
indios seducir á Smith, para que atacase tribus amigas, combatiendo con las que le
con ellos á loS" colonos; pero con su persua- I eran hostiles, observando la naturaleza y
sion y maña los disuadió de tal proyecto, y producciones de sus territorios, y dejando en
tí las siete semanas de cautiverio, le despi- pos de sí, gracias á su excelente táctica é in,..
dieron con ofrecimientos de apoyo y amistad. trepidez, nunca mancilladas por ningun acto
Oual un ángel tutelar, la cariñosa india, no se de crueldad, alta idea del valor y nobleza del
contentó con salvar la existencia al jefe de la carácter inglés. Despues de haber navegado'
colonia, sino que «dió nueva vida al ánimo mas de tres mil millas, en dos espediciones
abatido de los colonos, atendiendo cuidadosa- sucesivas, luchando con mil peligros y pena-
mente á sus necesidades, llevándoles diaria- lidades, igualmente que con el desaliento de
mente con sus criados cestas de provisiones, sus compañeros, cuyas quejas acallaba con
de tal modo, que aplacada ya la enemistad su buen humor, recordándoles la espedicion
de los salvajes y bien abastecidos de víveres, de Lane y el «cocido Ó potaje de perros» lÍ,
«todos desecharon sus temores.» que se vieron reducidos, consiguió volver á


Olfando volvió Smith á Jamestown, en- Jamestown, llevando consigo una relacion
eontró la colonia en estado de inminente de las regiones situadas á orillas del Ohesa-
ruin.a, y únicamente arriesgando su vida, peake, con un mapa que ha servido mucho
pudo impedir la desercion de las cuarenta tiempo de base para las delineaciones subsi-
personas que aun quedaban. Pocos dias guientes.


despues llegó N ewport con acopios ,Pocos dias despues de su regreso, fué ele-
1608. de todos géneros, y ciento veinte emi- gido Smith presidente del consejo, é inmedia-
grantes. Estos, sin embargo, no solamente tamente infundió actividad y vigor en todos
no prestaron servicio alguno á la colonia, los ramos de la administracion de la colonia.
sino que la causaron graves perjuicios; Hácia esta época, arribaron setenta nuevos
'porque siendo en su mayor parte hidalgos emigrantes, entre ellos' dos mujeres; pero,
y plateros, todos vagabundos, avivaron la cual ya habia sucedido otras veces, no tenian
antigua sed de oro, y Newport tuvo la insen- la aptitud necesaria para sel: útiles á la colo-
satez de llevar á Inglaterra un cargamento nia. «Ouando volvais á mandarnos gente,






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CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS 4H


escribió Smith á Inglaterra, os ruego que Efectivamente, no tardaron en darse á la vela
envieis tan solo treinta, entre carpinteros, nueve buques, al mannode Newport, llevan-
hombres casados, labradores, hortelanos ,. do á bordo mas de quinientos emigrantes. 'La
cavadores ejercitados en arrancar las raices prosperidad de la Virginia parecia, al fin
de los árboles, pescadores, herreros y alba- asegurada. Empero, levantóse una furiosa
ñil~, bien provistos de cuanto necesiten, con tempestad; el buque á cuyo bordo iban Gates,
preferencia á mil de los que tenemos.» Somers y Newport, separóse de los demás á


Smith era el mas á propósito· para el impulso de los vientos, y despues de haber
puesto que ocupaba: nunca se desmintió su estado á punto de zozobrar,. encalló en la .
firmeza, y á pesar de todas las dificultades, costa, de las Bermudas, sin perder ningun
supo afianzar el órden y la industria entre· hombr.e.El resto de la flota, esceptuando un
los colonos. pequeño que che , tuvo la buena suerte de


Disgustada la compañía de Lóndres, al ver arribar á Jamestown ,salvándose todos los
frustradas sus esperanzas de enriquecerse pasajeros.
rápidamente, apresuróse á aceptar una, mo- Mientras tanto, ,se habia ocupado Smith
dificacion en sus estatutos. El rey cedió á la en mantener el órderientre los pocos colo-
compa.ñia tOO.as las facultades que paras.í se nos que le quedaban; pero la repentina llega-
habla reservado. El "consejo supremo' debia da de tan considerable refuerzo, desconcertó
ser· elegido por los mismos 'accionistas, y todos sus planes; Los nuevos emigrantes
en el ejercicio de los poderes legislativo y eran en su mayor parte «gente perdida. y
gubernativo era independiente del rey. Es- desenfrenada,» hombres de malas costum-
tendiéronse los límites de la colonia, é in- bres, que habian derrochado sus fortunas, y
gresaron en la compañía gran parte de la que huian de su patria para librarse de los
nobleza y muchas personas distinguidas, así castigos con que les amenazaba la justicia.
corno varios comerciantes de Lóndres. Au- Estando vacante el gobierno de la colonia,
torizado el. consejo para establecer las leyes ignorábase cuál era la suerte del nuevo
que considerase mejores para, la colonia, gobernador. Por otra parte, la autoridad
igualmente que para enviar un gobernador provisional de Smith daba lugar á dudas y
que'las ejecutase, obtuvo autoridad absoluta, contestaciones. Todo parecia contribuir á la
sobre las vidas, libertad y haciendas de los pronta disolucion de aquella pequeña repú-
colonos. De este modó, parecia que ya podia blica. La union era el único medio de asegu-
esperarse razonablemente una administra- rar su deftmsa contra los ilidios, cuyo renc'or
cion firme y eficaz 'en los intereses de la por las usurpaciones' de los europeos iba
colonia. El primer acto del nuevo consejo, ganando terreno rápidamente; pero la disen-
fué nombrar gobernador y capitan general sion de los colonos aumentaba -de dia en dia.
de .la misma al Lord Delaware, cuyas vir- Powhatan, contenido á veces por el ascen-
tudes realzaban su categoría, encargándose diente de Smith, formaba planes en otras
la administracion á Sir Thomas Gates y á ocasiones para acabar con todos los ingleses.
Sir George Somers, ínterin llegaba el nuevo En tan peligrosa situacion, Pocahontas vino
jefe. á serul;la vez ma~ el ángel protector de la


Bajo tales a~spicios, era de esperar una colonia', y despues de Dios, como lo decla-
espedicion muy superior á las anteriores. raba Smith en una carta dirigida á la reina,




HISTORIA DE LOS CAP. IV.


esposa de Jacobo 1, el instrumento que les
preservó de la muerte., del hambre, y de
su total ruina. «Cuando su padre, continúa
diciendo el mismo navegante, trató de sor-
prenderme astutamente, en tanto que yo no
tenia conmigo mas que diez y ocho hombres,
ni la oscuridad de la noche, ni el cansancio
de cruzar selvas y matorrales, fueron bas-
tantes para arredrarla, y con las lágrimas en
los ojos vino á prevenirme, del mejor modo
que pudo h-acerlo, aconsejándome que evitase
el furor de su padre, quien la hubiera mata-
do si hubiese descubierto que era ella quien
me daba este aviso.» Mientras que la discor-
dia esponia á Jos colonos á ser víctimas de los
indios, la falta de industria bien concertada,
.Y el rápido consumo de sus provisiones, los
amenazaron en breve con todos los horrores
del hambre. Aunque estaba nombrado otro
gobernador, Smith, por un sentimiento de
adhesion hácia sus compatriotas, continuó
todavía luchando con los revoltosos colonos,
.Y manejando con firmeza el timon d:e aquella
república, hasta la llegada de su sucesor,
aun cuando en esa época critica una esplo-
sion accidental de pólvora le causó graves
heridas, para cuya curacion no eran muy á
propósito el clima y los escasos medios de
quepodia disponer en la Virginia. Delegando,
pues, su autoridad en manos de Percy, se
embarcó para Inglaterra. Agudos padeci-
mientos y la ingratitud de sus poderdantes,
fueron la única recompensa que obtuvo de
sus servicios. Ni un solo palmo de tierra, ni
la casa que él mismo se habia edificado, ni
siquiera el campo que con sus propias manos
cultivara, ni premio alguno, en fin, sino el
aplauso de su conciencia y del mundo entero"
fueron el galardon de sus penosos sacrificios,
y de las peligrosas tentativas en que con
tanto afan hubo de empeñarse. Él fué el pa-
dre de la Virginia, el verdadero caudillo que


estableció la raza sajona en los límites del
nuevo mundo. Conservó siempre la claridad
de su juicio, en medio de la general des-
confianza y desaliento de los que le rodea-
ban. Aunaba en su persona el mas elevado
espíritu de ay~mturas. con las mejores facul-
tades para llevar á cabo cualquier proyecto.
Codsu estremado valor y sangre fria, llegó
á ejecutar lo que otros tuvieron por irrealiza-
ble. Fecundo en espedientes, era pronto en la
ejecucion de lo que una vez habia concebido.
Aunque perseguido sin descanso por la ma-
ligna envidia, jamás recordó las faltas de sus
enemigos. Nunca fué su costumbre enviar
sus hombres al peligro, sino acaudillarlos él
mismo. Primero hubiera padecido necesida-
des, que pedir prestado, y habria preferido
morir de hambre, que no pagar á sus acreer-
dores. Nada habia en él de falso ni fingido:
era, por el contrario, franco, honrado y sin-
cero. Discernió claramente que el verdadero'
interés de la Inglaterra no estribaba en buscar
oro y querer enriquecerse repentinamente
en la Virginia, sino en fomentar la industria
y la agricultura. «Nada, solia decir, debe
esperarse sino del trabajo.» (*)


Este hombre ilustre no volvió mas á la
Virginia, á pesar de que estuvo varias veces
en la Nueva-Inglaterra al servicio de la com-
pañía de Plymouth. Su muerte ocurrió en
Lóndres, en 1631, cuando contaba cincuenta
y dos años de edad. En su bien escrita Bio-
grafia del capitan Smith, resume Mr. Hi-
lIard los servicios que debe la América á tan
insigne varon, en los siguientes términos:
«La gratitud que merece es una deuda nacio-
nal. Do quier que se hable inglés en este
continente, habrian de narrarse sus proezas
y venerarse su memoria. No solamente no


(') Historia de los Estados· Unidos , pOl' Bancroft, tomo 1,
pág. 138.




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 45


• debieran olvidarse sus servicios, sino tener- siosos de reunirse con sus compañeros, con s-
los siempre' presentes. Ni bastan el impasible truyeron do::) malos buques, y tuvieron la
lienzo ni el frio mármol para honrarle, sino dicha de arribar sanos y salvos á la Virginia.
que debieran brotar sus alabanzas de los la- el 24 de mayo de 1610. Horrorizáronse al ver
bios y correr de boca en boca, trasmitiéndose los pocos colonos que sobrevivian, y calcu-
así de padres á hijos. Nunca pudo encontrar lando que no tendrian comestibles mas que
la poesía un argumento mas patético ni mas para diez y seis dias, resolvieron abandonar el
novelesco que el de su vida y aventuras, y teatro de tantas y tan prolongadas desdichas,
entre los nombres inmortalizados en las glo- incendiando de paso la ciudad antes de su
riosas páginas de la historia, pocos serán los partida, acto de insensatez á que afortuna-
que se hallaren mas honrosos é inmaculados damente se opuso Gates. El dia 7 de junio
que el suyo.» (*) se embarcaron al fin en cuatro pinazas ó


Apenas se hubo alejado Smith de la piraguas, y bajaron el rio aprovechando la
colonia, cuando se vió sumida en la mas subida de la marea; pero en la mañana si-
espantosa miseria. Careciendo de víveres, guiente, y antes que entraran en el mar,
negáronse los indios á proporcionar nuevas quedáronse pasmados con la repentina apa-
provisiones,. y asesinaron traidoramente á ricion de uno de los botes de Lord Delaware,
muchos de los colonos. En menos de seis que acababa de llegar á la boca del rio con
meses una hambre horrorosa, cuya memoria buques y refuerzos. Mediante su persuasion
duró largo tiempo en la Virginia con el y autoridad, pudo lograr el nuevo goberna-
nombre de starving-time (año del hambre), dor que retrocedieran los colonos. Lord De-
redujo el establecimiento al último apuro, laware dió principio á su gobierno ellO de
pues de las quinientas personas que queda- junio, haciendo público su nombramiento, y
ron en él cuando marchó Smith, únicamente solemnizando además 'el acto con oraciones
sobrevivian sesenta, y la indolencia, los vi- y rogativas dirigidas al Ser Supremo, para
cios y la falta de alimentos, continuaron dis- que le concediera buen acierto y prosperidad
minuyendo su número, hasta tal punto, que á la colonia. Rebosaban de júbilo los colonos,
á haberse retardado diez di as ,mas el socorro, considerando Gomo un favor especial de la
hubieran perecido tambien las restantes. divina Providencia la llegada del gobern:;t-
Empero, llegó á tiempo el auxilio' para evi- dor, y resueltos á luchar con las dificultades
tar esta última catástrofe. Gates y Somers, de su situacion, pronto las vieron ceder
que habian naufragado en las Bermudas, ante los esfuerzos de su energía. La fi~meza


. aunque sm perder ningun hombre, lograron de carácter, aunada con la moderacion y
t610 . . afort~nadamente pres,var sus co- afabilidad del gobernador, refrenaron ·á los


. mestlbles de toda espeCIe, y en tanto revoltosos. Establecióse un sistema regular
que' los colonos de la Virginia perecian de de trabajo diario, y á cada cual se le señaló
hambre y de miseria, ellos se habian manre- su tarea, debiendo dar principio á ella con
nido abundantemente muchos meses con los actos públicos de devocion. Entonces empezó
frutos que la naturaleza -les brindara. An- á consolidarse la colonia, pareciendo dar


señales de una existencia permanente; pero (') Vida del capilan John Smilh, pág. H3. Véase tambien
la vida del mismo ~éneroso aventurero, tan pintoresca y de- apenas había conseguido -Lord Delaware
liciosamente escrita por Mr. W. G. Simms. tan halagüeños resultados, cuando se que-


..




46 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


brantó SU salud, en términos, que tuvo pre- los indios, haciéndoles, por lo regular, muy
cision de regresar á Inglaterra, delegando poca justicia.
su autoridad en manos de George Percy. Al año siguiente, algunos aventureros ob-
Durante su corta permanencia en la Virgi- tuvieron' del rey una ampliacion de sus con-
nia; no solamente redujo á los colonos, en cesiones. Incluyéronse las Bermudas en los
número ya de unos doscientos, á cierto grado límites que abarcaba su tercera patente; mas
de obediencia, sino que contuvo á los indios fueron trasferidas poco despues á otra com-
en sus conatos de usurpacion, levantando pañía distinta, y llamadas, en honor de Sir
dos nuevas fortalezas, y atacándolos en al- George Somers, islas de Somers. El supre-
gunas de sus aldeas. Hácia la misma época, mo poder que antes residia en el cons~jo, fué
salió Sir Georges Somers comisionado á las de nuevo otorgado á la compañía, la que
Bermudas en busca de provisiones; pero per- celebró frecuentes juntas para la transaccion
dió la vida en la espedicion. El capitan Sa- de los negocios, lo cual daba á la corporacion
muel Argall, que le aconipañabaen otro cierta forma democrática. ,
buque; volvió con un buen acopio de trigo, Continuaba aumentándose rápidamente 1't
tlue adquirió en las riberas del Potomac. prosperidad de ]a colonia, siendo esta espe-


En el mes de mayo, poco despues de la cialmente favorecida en aquella época con la
partida de Lord Delaware, llegó á Virginia firme alianza que pactaron los ingleses con
. Sir Thomas Dale, con tres buques, Powhatan y los indios, á consecuencia del


16U. d' t d gana o, Vlveres y o ras cosas e que casamiento de la buena y cariñosa Poca-:
necesitaba la colonia. Dicho jefe estaba auto- hontas.
rizado para administrar sumariajusticia con- Una partida de forrajeadores, acaudilla-
tra cualquiera clase de delincuentes. A fines da por Argall, habia logrado apoderarse. de
de agosto, arribó tambien Sir Thomas Gates, aquella doncella, y lleyarla á la colonia.
con seis embarcaciones, doscientos ochenta Cuando su airado padre reclamó su restitu-
hombres, veinte mujeres, numeroso ganado cion, le fué negada. Estaban ya á punto de
lanar, algunas piaras de cerdos, municiones romperse las hostilidades, á tiempo que un
de guerra y otros artículos de. primera nece- benemérito jóven inglés, llamado John Rolfe~
sidad, tomando posesion del gobierno en que se habia captado el afecto de Pocahon-
medio de las aclamaciones y de las mas vivas tas, la pidió por esposa~· Con sumo gozo con-
demostraciones de gratitud por parte de los ·sintió Powhatan en este enlace, y su hija,
colonos, que dirigian diariamente fervorosas naturalmente dócil y bondadosa, tardó poco
preces al cielo por la prosperidad de Ingla- en instruirse en la fé cristiana, siendo bau-
terra, su muy amada patria. tizada 'por el virtuoso sacerdote Alexander


. La colonia principiaba á estenderse por la Whitaker, quien solemnizó tambien el matri-
ribera del rio James, donde ya se habian monio con arreglo á lbs usos y prácticas de
fundado nuevos establecimientos y empezado la iglesia episcopal. (*) Al saber esto la tribu
á levantar una ciudad, rodeada de empaliza- de los Chickaominis, solicitó la amistad de
das, á la"cual se dió el nombre de Henrico, los ingleses, abrigando fundadas esperanz.as
en honor de uno de los príncipes de la fami-
lia real inglesa. Empero, no se guardaba (') Iglesia episcopal prokstanle en la Virginia, por el
bastante consideracion con los derechos de doctor Hawks, pág. 28.




CAP. IV. EST AriOS-UNIDOS. 47
de que semejantes enlaces entre ambas razas
podrian efectuarse con frecuencia; pero no
correspondió el resultado á sus deseos, por-
guelos europeos parecian esquivar esta clase
de alianzas. Resentidos del agravio los in-
dios, reconcentraron su despecho, hasta en-
contrar una ocasion propicia para vengarse
de aquella afrenta.


Pocas palabras mas añadiremos respecto á
la suerte de Pocahontas. Tres años despues
de su casamiento, acompañó á su marido á
Inglaterra, donde fué muy obsequiada por s~
bondad y modestia, así como por los grandes
servicios que habia prestado á la colonia. Allí
hubo de encontrarse otra vez con el esforzado
Smith, á quien ella creia muerto mucho tiem-
po hacia. Aquel noble caudillo nos ha dejado
una interesante narracion de su entrevista
con la jóven india, y de las circunstancias de
su prematura muerte: «Estando preparán·
dome por aquel tiempo para emprender un
viaje á Nueva-Inglaterra, no podia quedarme
para prestarle el servicio que yo deseaba y
que ella tenia.tan merecido; pero oyendo que
se hallaba en Brandford, con varios de mis
amigos, pasé inmediatamente á verla. Des-
pues de dirigirme un modesto saludo, sin
proferir palabra; se volvió hácia otro lado,
anublándóse su semblante, cual si estuviera
4isgustada. Viéndola con tal humor, su ma-
rido y los que estábamos presentes salimos
de la estancia, y la dejamos sola por espacio
de dos ó tres horas, arrepintiéndome yo de
haber escrito que ella hablaba el inglés; pero
poco despues, empezó á hablar y á recordar-.
me los favores~ue nos habia dispensado,
diciendo: «Vos prometisteis á Powhatan que
lo vuestro seria suyo, y él os .hizo por su
parte igual ofrecimiento: vos le llamabais
padre, siendo estranjero en su tierra, y por
igual motivo debo yo hacer otro tanto.»
Aunque hubiera podido escusarme de apelli- [


darla hija, nunca me hubiera atrevido ~i
concederl¡;t semejante título, porque era hija
de un rey. Adivinando la jóven mi vacilacion,
añadió con firmeza: «i Os atrevisteis á ir á
la tierra del autor de mis días, causándole
temor á él Y á su pueblo, aunque no á mí, y
no os atreveís ahora á que os llame padre?
Digoos, pues, que lo quiero, y que me lla-
mareis hija, y así seré para siempre vuestra
compatriota. Decíannos que habiais muerto,
y no he sabido nada en contrario hasta que'
llegué á Plymouth. Sin embargo, Powhatan
encargó á Uitamatomakkin que os buscara
y averiguase la verdad, porque vuestros com-
patriotas son muy mentirosos.»


«El tesorero, el cons~jo y la compañía
equiparon y proveyeron perfectamente un
buen buque, llamado el George, á cuyo bordo
debian embarcarse el capitan Samuel Argall,
la señora Pocahontas, por otro nombre
Rebecca, con su esposo y otros pasajeros;
pero en Gravesend, plugo á Dios llamar á sí
á aquella jóven, cuya inesperada muerte,
aunque sensible, causó menos . pesar á los
circunstantes, que gozo les produjo oirla en
sus últimos momentos, al verla terminar su
existencia tan devota y religiosamente.» (*)


Este infausto acontecimiento ocurrió en
1617, cuando Pocahontas contaba apenas la
edad de veinte y dos años. La noble india
dejó un niño que se educó en Inglaterra, y
del cual suponen proceder algunas familias
de la Virginia, pretendiendo de ahí descen-
der directamente de la hija de Powhatan.


Mucho se fomentóla prosperidad de la co-
lonia estableciendo un derecho de propiedad
priv.ada , y enviando de Inglaterra cierto nú-
mero de respetables doncellas, que debian
convertirse en hacendosas madres de familia.
Aútorizado Sir Thomas Dale á poner en ejér-


(') . llistoria de la Virginia, por Smith, p. 121..,8 ...
I _ .....


, i




HISTORIA DE LOS CAP. IV.


cicio la ley marcial, fué , sin embargo, tan
discreto y tan justo, que no hubieron de
esperimentar opr-esion alguna sus subordi-
nados, en los cinco años que permaneció en
la colonia.


En 1613, asaltó Argall un establecimiento
que empezaban á fundar los franceses en Pe-
nobscot , y lo destruyó completamente. Em-
prendió luego hácia el Norte una espedicion
de piratería; demolió las fortificaciones de
De Monts, en la isla de Sainte-Croix, y pegó
fuego á las abandonadas viviendas de la co-
lonia que habia ocupado á Port-Royal. Dícese
que á su regreso, en noviembre del mismo
año, embocó por el Hudson, y compelió á los
comerciantes holandeses de la isla de Man-
hattan á que reconocieran la autoridad y
derechos de- Inglaterra. Empero este aserto
nos parece infundado y probabl~mente apó-
crifo. (*)


Gates regresó á Inglaterra en 1614, y Dale
tres años despues, dejando á George Yeardley


de teniente gobernador, de cuyo cargo
1.61. i. . . : fué destitUIdo algun tiempo despues
á impulsos de una faccion. Argall , hombre


activo, pero grosero y tiránico, fué
1.61a d' dI' 1 eSIgna o para reemp azar a aque
jefe, nombrándole además almirante del pais
1.617. y de los mares adyacentes. Su rapa-


cidad y despotismo dieron lugar á
graves quejas. Entonces suplicó la compañía
á Lord Delaware que volviese á ocupar su
primer destino. Salió, pues, de Inglaterra este
caudillo, pero murió en el mismo momen-
to de entrar en la bahía que lleva su nom-
bre. T-ras una reñida contienda, Yeardley,
anteriormente delegado en el gobierno,. fué
1.61.9. nombrado gobernador efectivo, con-


cediéndosele el título y dignidad de


(') Mr. Brodhead asegura positivamente su falsedad. Véase
su Historia del E&lado de Nueva- fork, primer período, p.54.


caballero, saliendo luego Argall con pre-
cipitacion para las Indias Occidentales. Poco
despues de su llegada, convocó Yeardley la
primera asamblea colonial de la Virginia,
compuesta del gobernador, el consejo y los
diputados de las once colonias. Estos diputa-
dos llevaron el nombre de burgesses, que se
ha hecho notar en la historia de la Virginia,.
Dos años despues, cuando Sir Francis \Vyatt
sustituyó á Yeardley, espidió la compañía
una carta ú ordenanza, por la cual se dotaba
de una constitucion y gobierno permanente ti
las colonias, dividiéndolas además en parro-
quias, y asignando á los clérigos un benefi-
cio eclesiástico de cien acres de tierra, con
el tratamiento correspondiente, segun las
prácticas de la iglesia anglicana.


Sir Edwin Sandys., hombre integérrimoy
de suma energía, sucedió en el cargo de te-
sorero á Sir Thomas Smith. En el único año
que desempeñó este destino, mandó á la Vir-
ginia mil doscientos emigrantes, entre ellos
noventa jóvenes, que se casaron con colonos,
pagando éstos á la compañía por cada una
cien libras de tabaco, cuyo valor era de unos
setenta y cinco pesos fuertes. La introduccion
de estas muchachas en la colonia, sanciona-
da por el matrimonio y los lazos domésticos,
parecia ventajosa bajo todos conceptos: el
resultado, sin embargo, fué perjudicial. Tam-
bien cometió el rey una grande injusticia,
enviando á la Virginia cien vagabundos, sa-
cados de las cárceles y vendidos p~ra servir
de criados por cierto número de años; prác-
tica que, sea dicho de paso, se continuó por
mucho tiempo, á pesar de las reiteradas y
formales protestas de los colonos. Casi en la
misma época, llegó á J amestown un barco
mercante holandés, con cargamento de vein-
te negros, que fueron vendidoS' para servir de
esclavos. Por mas que se haya escrito sobre
la práctica de ~co.mprar y vender negros, no




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 49


es sino un mero acto de justicia dejar aquí
consignado, que ni los virginios de aquella
época, ni de otra alguna, creyeron jamás que
cometieran un desacato contra la moral pú-
blica, condenando á perpétua esclavitud á la
gente de color.


El conde de Southampton reemplazó á
Sandys en el cargo de tesorero, y en los dos
años siguientes envió á la Virginia dos mil
trescientos emigrantes, Con tal refuerzo es-
tableciéronse nuevas colonias á orillas de los
rios James y York, y se señaló una hacienda
de diez mil acres de terreno, cerca de las cas-
cadas del James, para dotacion de un cole-
gio, destinado á la educacion de los indios,
igualmente que á la de los colonos,


« El cultivo del tabaco, dice Hildreth , ha-
bia dado un repentino impulso á la agricul-
tura de la Virginia; pero su uso era todavía
bastante limitado, y el mercado inglés no
podia dar salida á las grandes existencias con
que contaba. Empezó, pues, á bajar el precio
de esta planta, afanándose entonces el ilustre
tesorero por proporcionar á la colonia otro
género de producciones de mayor consumo,
tales como lino, seda, vino, maderas de cons-
truccion y duelas. No contento con esto,
practicó nuevas tentativas para establecer
fábricas de vidrio, . de pez griega, alquitran


. y potasas, á cuyo efecto envió á Virginia al-
gunos industriales italianos y holandeses,
para instruir y adiestrar á los colonos en
egtas operaciones.» ("')


La colonia, sin embargo, no habia sido
provechosa para la compañía, aun cuan-
do echara profundas raices y prometiera
grandes resultados para el porvenir, (**)


(') Historia de las Estados-Unidos, por Hildreth, tomo 1,
pág. 121.


(") «El primer cultivo del algodon en los Estados-Unidos
merece conmemorarse. En este año (1621) confiáronse á la
tierra las semillas por via de ensayo; y su abundante produc-


TOMO l.


Sir Francis "\Vyatt sustituyó á Yeardley como
gobernador, y se le dieron órdenes


d . d 1 1621. para que, a emas e cercenar os
plantíos de tabaco que pudiera cultivar cada
colono, mantuviese buenas relaciones con
los naturales del pais. Desgraciadamente,
era demasiado tarde para semejante política,
y así es que la colonia fué víctima de una
tremenda irrupcion que en ella hicieron los
salvajes.


El anciano Powhatan habia muerto. Ope-
chancanough, su sucesor, audaz y astuto
jefe, al par que valeroso guerrero, estaba ya
cansado de sufrir vejaciones, y preparaba
con el mas profundo secreto una sorpresa
para el degüello y total esterminio de los
blancos. Habiéndose tratado á los indios con
desprecio y como enemigos insignificantes,
estaban suspendidos los ejercicios militares
en la colonia, en tanto que los indígenas
habian llegado gradualmente á ser tan dies-
tros como los europeos en el manejo y uso
de las armas de fuego. El 22 de marzo de
1622, á una señal convenida, y cuan-


1622. do los colonos gozaban de aparente
seguridad, cayeron sobre ellos Opechanca-
nough y los suyos, y hombres, mujeres y
niños fueron degollados sin misericordia. A
no haber dado aviso la noche antes un indio
convertido á la religion cristiana, llamado
Chanco, la estension de la matanza habria
sido mayor. Tal cual fué, perecieron tres-
cientas cincuenta personas, en cuyo número
se contaban seis miembros del consejo. «Así,
dice un autor contemporáneo, citado por el
antiguo Purchas, el resto de la colonia, que
estaba prevenida, se salvó por este medio.
Tal fué, gracias sean dadas á Dios, el buen
fruto que produjo la conversion de un infiel
to fué en aquella primitiva época de su cultivo objeto de
sumo interés en América y en Inglaterra.»-Historia de los
Estados-Unidos, por Bancroft, tomo 1, pág. 179.


7




50 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


al cristianismo; pues aunque murieron mas
de trescientos de los nuestros á manos de los
paganos, se salvaron tambien millares de
ellos, mediante un solo salvaje que habia
abierto 108 ojos á la luz del Evangelio.


Siguióse á tan infausto acontecimiento una
sangrienta guerra de represalias y estermi-
nio, y como por otra parte, las enfermedades
yel hambre vinieran á acosar á los colonos,
viéronse en breve reducidos, de cuatro mil
que eran, á dos mil y quinientos. Empero los
blancos tardaron poco en recobrar suacos-
tumbrada superioridad sobre la raza roja, y
engañados los indios por mentidas promesas
de impunidad, fueron acuchillados desapia-
dadamente. Este estado de incesante guerra
continuó durante unos quince años.


Los colonos, segun los términos de la carta
ó cédula por la cual se regian, no eran sino
sirvientes contratados de la compañía, la que
á pesar de los privilegios otorgados, conser-
vaba para sí la suprema direccion de los ne-
gocios é intereses. Su política tímida, mez-
quina y fluctuante, produjo disensiones, en
que las cuestiones políticas, aun mas que las
comerciales, vinieron á ser pronto objeto de
enérgicas disputas. El partido ministerial en
A6 Inglaterra trató con empeño de ro-
.lo 23.


bustecerse, ganando prosélitos entre
los miembros de la compañía de la Virginia;
pero la mayoría de éstos estaba resuelta á
asegurar los derechos y las libertades del
súbdito en su patria, así como las de los
colonos fuera de ella. Esto dió lugar á una
libertad de discusion sobre materias políticas
en general, que fué considerada por los
sostenedores de la régia prerogativa como
altamente peligrosa para las instituciones
monárquicas. Alarmóse con esto el rey Jaco-
bo, y habiéndole tomado por árbitro la mino-
ria, con pretesto del mal éxito y del supuesto
desarreglo.en los negocios é intereses de la


compañía, resolvió adoptar un método breve
de reforma, segun sus propias ideas. Unica-
mente en uso de su autoridad, y sin derecho
alguno legal, dispuso que se apoderasen de
los archivos de la compañia de Lóndres,
y nombró una comision, á cuyo juicio se
sometiera la conducta que habia observado
aquella, despachando de paso otros comi-
sionados á la Virginia, para averiguar cuál
era el estado de la colonia, y cómo se gober-
naba en ella. El primer exámen puso en
claro bastantes desaciertos, y así se decla-
raba en el informe que se elevó al monarca.
Con este motivo manifestó el rey, en virtud
de una órden espedida por el consejo, su firme
voluntad de reservarse en lo sucesivo el nom-
bramiento de los empleados en la colonia,
como igualmente la direccion suprema de
sus negocios é intereses. A con~ecuencia de
tal resolucion, invitó se a los directores de la
compañía a que accedieran a este arreglo, so·
pena de ver revocada la carta ó cédula que
se les otorgara. Perplejos con tan repentino
é inesperado ataque contra sus privilegios,
pidieron tiempo para tomarlo en considera-
cion; pero se les exigió perentoriamente una
respuesta definitiva, dentro de tercero dia.
Viéndose así amenazados, determinaron ate-
nerse a sus derechos, y ceder únicamente á
la fuerza. En vista de tan resuelta negativa,
espidió el rey un decreto de Quo Warranto
contra la compañia, para que se sometiese
la validez de su carta ó cédula al juicio del
Tribunal del Rey (King's Bench). Habién-
dose reunido el Parlamento, hizo la compañía
su última apelacion; pero la alta cámara
tenia muy pocas simpatías hacia los privi-
legios esclusivos. Llegado que hubieron los
comisarios enviados a la Virginia, con gran
cúmulo de pruebas contra el mal régimen de
la compañía, suplicaron al monarca resta-
bleciera la primitiva constitucion de 1606




CAP. IV. ESTADOS-U~IDOS. 51


y suprimiese el elemento democrático que,
segun aseguraban, era la causa de tantas
disensiones y de tanto desórden. Esto pro-
porcionó un argumento mas para fundar una
decision que, segun la costumbre de aquel
tiempo, como dice Ro bertson, « estaba en
perfecta consonancia con los deseos y cons-
tantes aspiraciones de Jacobo 1.» Poco tardó,
pues, en ser anulada la carta y disuelta,la
compañía, apropiándose el rey todos los de-
rechos y privilegios que antes habia otorga-
do. Así cayó la compañía de la Virginia,
en 1625, despues de haber gastado próxi-
mamente 700,000 pesos fuertes en su cons-
tante empeño por consolidar la colonia.


Sabedores de estas determinaciones los co-
lonos, enviaron un agente á Inglaterra, para
solicitar que no se hiciera cambio alguno en
las franquicias y privilegios que habian ad-
quirido ; pero dicho comisionado murió en la
travesía. Jacobo mantuvo todavía á Wyatt
en su destino en el año precedente á la con-
clusion de los últimos cinco concedidos, desde
la época en que estableció la compañía la
Asamblea Colonial. Concertaba el rey planes
ulteriores para el mayor desarrollo y prospe-
ridad de la colonia; pero su muerte, acaecida
el 27 de marzo de 1625, puso término á su
carrera, con todas sus buenas cualidades y
defectos.




CAPÍTULO V.
1609-1640.


COLONIA DE NUEVA-HOLANDA (NEW NETHERLAND).


Enrique Hudson.- Entra al servicio de Holanda- Descubre y esplora el rio que lleva su nombre.- Su comportamiento
con los indígenas.-Su suerte.- Compañía holandesa de la India Oriental.-Esploraciones de Block.-Nueva-Holanda.-
Los Walloons.- Compra de la isla de ManhaUan.- Tiene esta compra por principal objeto el comercio.- Plan de
colonizacion.- Los patronos y sus compras.- Swaanendael.- Dificultades de este proyecto.- Destitucion de Minuit.-
Van Twiller, gobernador. - Contestaciones con los ingleses.- Tentativas de colonizacion en el Delaware por los
suecos.- Cuál fué su resultado.


Dos años despues de establecida la colonia
de Jamestown, y próximamente hácia la
misma época en que Champlain esploraba la
Nueva-York setentrional, un ilustre nave-
gante , llamado Enrique Hudson, entró al
servicio de la compañía holandesa de la India
Oriental. Este descubridor era natural de In-
glaterra, é íntimo amigo del capitan Jo1m
Smith. Habiendo hecho dos viajes, por cuenta
de algunos comerciantes de Lóndres, en bus-
ca de un paso norte-occidental á la India, y
no encontrando suficiento proteccion en su pa-
tria, dirigióse á Holanda, donde á principios
de abril de 1609, se le dió el mando de un
pequ~ño buque de diez y ocho toneladas, lla-
mado el Half-Moon (Media-Luna), para que
emprendiera su tercera navegacion. Dete-
nido primero por los hielos en los mares se-
tentrionales, costeó la Acadia, traspuso el
Cabo-Cod, y penetró consecutivamente en las
hahías de Penobscot, Chesapeake y Delawa-
re, descubriendo el 2 de setiembre del citad<'l
añ? la de Sandy Hook. El dia 11 pasó por los
Estrechos, y el i2 empezó á remontar el


caudaloso rio, al que dió su nombre, y que
perpetúa su fama. Al ver el pais situado á las
orillas del rio, dijo en alta voz, «. que era la .
tierra mas hermosa que pudiera verse.» Hud-
.son subió el rio hasta el punto que ocupa
actualmente la ciudad de Albany, y mandó
desde allí un bote que llegó quizás en su
esploracion mas allá de \Vaterford. Mr. Hil-
dreth estigmatiza el comportamiento obser-
vado en varias ocasiones por Hudson con los
naturales del pais, como si adoleciese de
«inmotivada crueldad,» cosa difícil de creer,
segun nuestro juicio, pues no han quedado
pruebas que lo acrediten. (*) Bajando el rio,
en los primeros dias de octubre, Hudson em-
prendió su regreso (**), llegando sano y salvo
en menos de un mes al puerto de Dartmouth
en Inglaterra. Despues de una detencion de


(') Véase Vida de Enrique lludson, por Cleveland, cap. IV.
(") El lenguaje de Bancroft, despues de la narracion que


hace de la partida de Hudson para Europa, interesará cier-
tamente á los que deseen saber algo respecto á Nueva-York, •
tal como era en aquella época: - «Umbrosas selvas derra-
maban un tinte de. inmensa melancolía sobre la inútil mag-
nificencia de la naturaleza, ocultando en sus profundas




CAP. V. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 53


ocho meses, estuvo el buque dispuesto para ingleses. Este aserto, no obstante, carece de
continuar su viaje á Holanda; pero no pudo confirmacion, y los autores mas autorizados
efectuarlo Hudson, en virtud de una real ór- lo niegan rotundamente. (*) Entretanto, los
den que se le comunicó: aprestóse luego, y Estados generales concedieron un monopolio
emprendió su cuarta navegacion, de la cual de cuatro años á cualesquiera traficantes que
no volvió jamás, pues llegó á verse abando- fueran bastante atrevidos para acometer un


nado á merced de las olas en un débil nuevo descubrimiento, y en consecuencia,
1610. bote, con su hijo de corta edad y ocho- una compañía de Amsterdam envió cinco bu-


f pasajeros mas ,pereciendo en las frígidas que s al nuevo mundo. Uno de los aventureros
regiones de aquella bahía, que continúa lle- que en ellos se embarcaron, Adriaen Block,
vando su nombre, al mismo tiempo que nos ensanchó la esfera del descubrimiento, nave-
recuerda su desventurada suerte. gando por el East River (Rio Oriental);


La compañía holandesa de la India Orien- entró en el formidable Hellegat ó Hell Gate
tal, se apresuró á reclamar la posesion de las (Puerta del Infierno), y registró las playas
nuevas tierras descubiertas por su agente, de Long Island y las del Connecticut hasta
y despachó algunos buques para entablar el Cabo-Codo Pocos años despues, el capitan
comercio conJos naturales del pais. Con este Thomas Dermer fué el primer inglés que
objeto, edificáronse casas fortificadas para el visitó en Manhattan á los holandeses, quie-
comercio en la isla de Manhattan , que cons- nes levantaron un fuerte en esta isla,
tituyeron el núcleo de la futura ciudad de y otro á pocas millas de Albany, para 1615.
Nueva-York. Argall, segun se dice, regre- tener centros de tráfico con los indios, sin
sando á la Virginia, despues de asaltar las otras miras de colonizacion permanente. Poco
colonias francesas, entró en el puerto de mas de tres años subsistieron allí, en cuyo
la mencionada isla, y alegó el derecho de tiempo fueron los primeros que trataron á
pcisesion en favor de Inglaterra. Demasiado los Mohawks ~ los mas orientales de los 11'0-
débiles los holandeses para entrar en contes- queses ó Cinco Naciones, logrando entablar
taciones, fingieron someterse, pero únicamen- relaciones amistosas con diversas tribus in-
te hasta que perdieron de vista los buques dias. Por aquel tiempo pasó el monopolio


del comercio á manos de la compañía
sombras el rico suelo que jamás calentaran los rayos del holandesa de la India Oriental, á la 1621.
sol. El hacha no habia nivelado aun aquella gigantesca pro-
genie de espesas arboledas, donde las fantásticas formas de
millares de troncos desgajados por el rayo, formaban sin-
gular contraste con la verde lozanía de los ·nuevos y pujantes
retoños. La juguetona vid enroscaba sus tallos hasta alcan-
zar la copa de los mas altos árboles del bosque, columpián-
dose en el espacio al soplo de la brisa, como los flojos
obenques de un navío en una noche de calma. Solazábanse
los 'reptiles en charcos de agua estagnante, ó se arrastraban
osados sobre montones de árboles añosos y consumidos por
el tiempo. El abigarrado ciervo se agachaba en la espesura;
mas no para esconderse, pues nadie allí pudiera perseguirle,
no existiendo sino animales montaraces, que pacian la nun-
ca regada yerba de aquellas feraces praderas. Todo era en
derredor silencio el mas profundo, etc.» -Historia de los
Estados-Unidos, por Bancroft, tomo II, págs. 266-268.


que se concedió privilegio esclusivo para el
tráfico y colonizacion en las costas de Africa
y de América. (**)


Esta opulenta é importante corporacion,
combinando las operaciones militares con las


(') Véase llistoria de Nueva- York, por Brodhead, primer
periodo, pago 54.


(") Merece recordarse aquí, en honra de un navegante
holandés, que en el año 1616, William Cornelis Schouten,
comerciante de Hoorn, en la Holanda setentrional, fué el
primero que navegó al rededor de la punta mas meridional de
la América del Sur, á la que apellidó, en honor de su ciU:dad
natal, Cope-Hoom (Cabo de Hornos).




·54, HISTORIA DE LOS CAP, V.


mercantiles, se dividió en cinco cámaras, es-
tablecidas en otras tantas de las principales
ciudades de Holanda. La direccion de sus
negocios é intereses fué confiada á una junta
directiva, llamada Asamblea de los Diez y
nueve, la cual fijó principalmente su aten-
cion en ejercer represalias sobre el comercio
español, en comprar esclavos, en la con-
quista del Brasil, etc. La cámara de Ams-
terdam era la que entendia en todo lo relativo


á Nueva-Holanda, Enviáronse dos
1623. . 1 d d C l'


. embarcaclOnes, a man o e .arne lS
Jacobsen May, compañero de Block, que as-
cendió á primer director de Nueva-Holanda.
En su corta administracion de un año, hizo
construir con el nombre de Nassau un fuerte
en el Delaware. Tambien construyó otro en
el Hudson, en el sitio que hoy ocupa Albany,


apellidándole Fuerte Orange. Cierto
1624:" d W 11 l' numero e a oons, a qUIenes se
habia negado el privilegio de establecer una
compañía en el territorio perteneciente á la
de la Virginia, salieron en el buque mandado
por May: éstos, que propiamente fueron lós
primeros colonos, se establecieron en el estre-
mo noroeste de Long Island, en Waal-Bogt
(Bahía de Wallon), actualmente Wallabout.


En mayo de 1626, llegó á Manhattan
Peter Minuit, como director general de
Nueva-Holanda, y empezó á ejercer enérgi-
camente las obligaciones de su empleo. Bajo


su administracion compróse la isla
1626. d M h tt· I 1 'd' e an a· an a os In lOS por sesenta
,r¡ilders (unos 24 pesos fuertes), y se edificó
una fortaleza cercada de empalizadas en el
estremo mas meridional de la isla, dándola
el nombre de Fuerte Arnsterdarn. Igualmente
adquirióse la isla de Staten, y los holandeses
mandaron á su patria muestras de trigo,
centeno, cebada y lino, para demostrar la
bondad y fertilidad del suelo.


El comercio de peletería ascendia por


entonces, en el valor de las esportaciones, á
unos 20,000 pesos fuertes anuales; pero no
por eso se habian decidido todavía los· 1.627.
holandeses á establecer formalmente
ninguna empresa de colonizacion en las már-
genes del Hudson. Parecian satisfechos con
gozar de los provechos del tráfico, y mante-
ner relaciones amistosas con los ingleses de
Nueva-Plymouth, quienes, no obstante, con
el convencimiento que sobre esto tenian, no
d~jaba;n de recordarles, que la Inglaterra
reivindicaba la region que ellos ocupaban, y
cuando Inglaterra reclamaba una cosa, no
era probable que tan fácilmente la abando-
nara.


A pesar de todo, los Estados generales
adoptaron el siguiente año un plan de cólo-
nizacion, que habia sido redactado y 1629.
propuesto por la Asamblea de los .
Diez y nueve. « Cualquier miembro de la.
compañía, que pudiese establecer en el ter-
ritorio de Nueva-Holanda, en los cuatro
años despues de haber participado su inten-
to, una colonia de cincuenta personas de
mas de quince años de edad, tenia derecho,
bajo el nombre de Patrono ~ á una concesion
del terreno así ocupado, en la estension de
diez y seis millas en las playas del mar
ó á orillas de un rio navegable, y sola-
mente á ocho millas por una y otra parte
cuando se establecieran en ambas márgenes
del rio, con una estension indefinida tierra
adentro.» La compañía se reservaba espresa-
mente la isla de Manhattan yel comercio de
peletería con los indios, y sobre todo tráfico y
comercio que efectuasen los patronos, habian
de pagar un derecho de cinco por ciento. El
objeto principal de estos patronos, era el de
acabar con el nombre indio, y habian de
establecer en sus tierras arrendadores ó colo-
nos, con sirvientes contratados, del propio
modo que en las de la Virginia; pero el pri-




CAP, V, ESTADOS-UNIDOS, 55


vilegio feudal otorgado á los patronos, del
cual subsisten todavía vestigio~, ofrece una
notable diferencia entre este plan de coloni-
zacion de los holandeses y la libre posesion
de tierras adoptada en la Virginia. A los
colonos libres que emigraran á su costa, se
les concedia toda la tierra que pudieran cul-
tivar, estando exentos de toda clase de contri-
buciones por término de diez años. No les era
lícito fabricar paños, ni telas de lana, lino
ó algodon, ni ninguna clase de tejidos, so
pena de destierro y de ser castigados arbi-
trariamente «como perjuros,» segun el re-
glamento basado en los principios del sistema
colonial adoptado entonces por todas las na-
ciones de Europa, que trataba de sujetar
los colonos á la produccion de artículos de
esportacion, manteniéndolos bajo la depen-
dencia de la madre patria en todos los ar-
tículos mas necesarios de sus manufacturas.


Fué acogido este plan con aplauso entre
los holandeses. Varios miembros de la com-
pañía eligieron y compraron las dos mejores
localidades en la bahía de Dela ware y en la
márgen occidental del Hudson, frente á la
isla de Manhattan. Llamóse á la primera
Swaanendael ó Swansdale ~ y la segunda,
á la cual se añadieron la isla de Staten y
algunos otros terrenos, recibió el nombre
de Pavonia. Los agentes de Van Rensse-
laer, compraron las tierras circunvecinas al
Fuerte Orange. Dióseles el nombre de Rens-
selaerwyck á aquellas tierras que median
veinte y cuatro millas de largo y cuarenta y
ocho de ancho. De Wries fué á Swansdale, y


se estableció con una pequeña colonia
1630. 1 't' d d './-~ h 1 ' en e SI 10 on e eXlSw a ora a CIU-
dad de Lewiston, empezándose á colonizar
tambien Rensselaerwyck y Pavonia.


Sobreviniendo contestaciones entre los pa-
tronos y la compañía, respecto á sus privi-
legios de tráfico y comercio, fué acusado


Minuit de favorecer las pretensiones de los
patronos, y destituido de su empleo. Al re-
gresar á Holanda con un cargamento 1632.
de pieles, vióse precisado por un tem-
poral á guarecerse en el puerto de Plymouth,
donde le detuvieron y amenazaron tratarle
como traficante de ilícito comercio. Dis-
cutióse el derecho de los holandeses á la
posesion de Nueva-Holanda, entre los gobier-
nos de Inglaterra y de Holanda, insistiendo
el primero en reclamar la primacía sobre
aquel territorio. En el mes de diciembre del
propio año, llevó De \Vries provisiones á la
pequeña colonia de Swansdale; pero, triste es;
decirlo, no encontró allí alma viviente. Los
indios lo habian destruido todo. De Wries
tomó el partido de establecerse en la isla de
Staten.


Wouter Van Twiller, sucesor de Minuit,
obtuvo su nombramiento por influencias de
familia, teniendo poca ó ninguna '.


, d d' t 1633. aptItud para el cargo e lrec or ge-
neral. Llevó consigo cien soldados, un maes-
tro de escuela y un clérigo llamado Bogardus.
Esto no obstante, continuaba siendo el co-
mercio el principal objeto de los holandeses.
Veinte años antes habia subido Block el rio
Fresh ó Connecticut, donde empezó un pro-
vechoso comercio con los indios, que continuó
aumentando en importancia. Con el fin de
asegurar este valioso tráfico, compraron los
holandeses á los Pequods un terreno situado
en la orilla occidental del Connecticut, cerca
del sitio en que existe hoy la ciudad de Hart-
ford, edificando una factoría que fortificaron
con dos cañones, á la cual llamaron House of
Good Hope (Casa de Buena-Esperanza). Poco
tiempo despues arribó un pequeño barco de
Boston, con una carta para Van Twiller del
gobernador Winthrop, en la cual alegaba
nuevamente este funcionario los derechos de
Inglaterra, manifestando su sorpresa de que


/r~~, ,~:y~ oabl¿~.,
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56 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. v.


hubieran tomado posesion los holandeses del la colonizacion en América, acababa de for-
Connecticut. En tanto, el pueblo de Plymouth mar una compañía, con este objeto. La pre-
habia empezado á tomar posicion en el Con- matura muerte de Gustavo en la batalla de
necticut, y cuando Van Twiller envió una Lutzen, en 1632, y la declaracion de guerra
compañía de soldados para arrojar á los in- con la Alemania, paralizaron toda accion
gleses de aquel punto, se mantuvieron firmes decisiva durante algunos años.
en su defensa, teniendo que retirarse los ho- El canciller Oxenstiern favoreció el pro-
landeses sin hacer uso de sus armas. yecto de la nueva compañía, y le renovó su


El nuevo gobernador tenia empeño en me-: patente; pero no fué sino hasta el fin de 1637
Jorar la condicion de Nueva-Amsterdam. cuando estuvo aprestada la espedicion para


Edificó, pues, una iglesia, cuarteles darse á la vela, bajo el mando de Minuit, que
1634. para las tropas, molinos, etc. Empero habia sido anteriormente director de Nueva-
las disensiones con los patronos fueron un Holanda. Llegado que hubieron al Delaware
grande obstáculo ·para los adelantos de la los espedicionarios , en número de cincuenta
colonia. Con el fin de cortar semejantes dis- hombres, compraron tierras á los natura-
putas, se propuso que se compraran los les del pais, cerca de la punta de la bahía, y
patronatos, y Swansdale fué vendido á la edificaron un fuerte llamado Christina, en
compañía por unos 6,000 pesos fuertes. En honor de la reina de Suecia. El gobernador
el Oonnecticut, el pueblo de Massachusetts holandés Kieft protestó contra esta usurpa-


iba estrechando de dia en dia á los cion, sin que su protesta tuviese resultado
1.635. holandeses. Una partida que salió de alguno; y como toda tentativa de hostilidad'
Plymouth, trató de apoderarse por sorpresa c?ntra los suecos hubiera sido imprudente,
del fuerte Nassau en el Delaware. Van Twi- desistió de ella. Bajo tales auspicios continuó
ller, mirando por sus propios intereses, se aumentando la emigracion durante muchos
aseguró valiosos terrenos en Long Island y años, y el gobernador Printz estableció una
otras isletas adyacentes. Van Dincklagen, residencia y construyó un fuerte cerca de
último Schout-fiscal en Nueva-Amsterdam, Filadelfia. Así, pues, la Pensilvania fué ocu-


sugeto de integridad, y muy capaz, pada por los suecos antes que Penn se hiciera
1637. t ' o H 1 d d d 11 1 presen o queJas en. o an a contra ueño e.e a, y as márgenes del Delaware,
Van Twiller, y este fué destituido poco tiem- desde el Océano hasta las cascadas cerca de
po despues, reemplazándole William Kieft, Princeton, fueron conocidas con el nombre
en marzo del año siguiente. de Nueva-Suecia.


Por su parte, los habitantes de Nueva-In- No obstante la enemistad que generalmen-
glaterra, iban adelantando hácia la posesion te reinaba entre holandeses y suecos, estos
del territorio reclamado por los holandeses se unieron á aquellos para repeler á los in-
en el Connecticut, al mismo tiempo que apa- gleses, que intentaron establecerse en los
recian nuevos competidores en la bahía de confines de los terrenos cuya posesion recIa-
Delaware. Eran estos los audaces y enérgi- maban como suya propia. Todos los


b 1 ·1 t G t . o fO h d 1.640. cos suecos, cuyo so erano, e 1 us re us avo que VInIerOn ueron rec aza os por
Adolfo, apercibiéndose desde luego de la fuerza; ó compelidos· intlexiblemente á so-


1627. 1 t o d o o
as ven ajas que po rIa proporClOnar meterse á la autoridad sueca.




CAPÍTULO VI.
1620- 1631.


FUNDACION DE NUEVA-INGLATERRA.


Interés é importancia que ofrece la historia de Nueva-Inglatcrra.-La Reforma.- Sus cfectos.- La Reforma inglesa.-
Sus progresos bajo los reinados de Enrique VIII, Eduardo VI, Maria é Isabel. - Jacobo 1. - Su educacion y comporta-
miento. - Puntos de disidencia entre los puritanos y la iglesia de Inglaterra. - Cuáles eran los sentimientos que abriga-
ba el rey respecto al partido puritano.-Discusiones intestinas.- Los Crownistas ó independientes.- Los ancianos
Brewster y Robinson. - Emigracion á Holanda. - Disputas en Amsterdam. - Traslacion á Leyden. - Razones que les
hacian desear á los puritanos abandonar la Holanda. - Resuélvense á colonizar América. - Hácense á la vela. - Viaje
tempestuoso.-Arriban á la costa, cerca del Cabo-Cod.-Contrato social.- Peñon de Plymouth.- Padecimientos duran-
te el invierno.- Relaciones con los indios.- Sus temores ó aprensiones.- Establecimiento de una colonia en Wissa-
gusset. - Estado de la colonia en 16.'30. - Colonia de la bahía de Massachusetts. - Cuestion de religion. - Traspaso de la
carta y compañía.-Nueva-Inglaterra.-Fundacíon de Boston.- Organizacion de iglesias.- Duras pruebas.-Base teocrá-
tica del gobierno. - Posicion é influencia de los ministros de la religion.


La primitiva historia de los progresos de
Nueva-Inglaterra ofrece particular intéres é
importancia. Su posicion entre las colonias
inglesas en América; el influjo que ha ejerci-
do siempre en los negocios é intereses ame-
ricanos; las personas que la establecieron; la
opinion y prácticas especiales entre los colo-
nos puritanos; las razones que les indujeron
á la adopcion de sus miras, respecto á sus
deberes religiosos y obligaciones civiles, tales
como ellas las asentaron, las sustuvieron y
se esforzaron enérgicamente en llevarlas á
cumplido efecto, son otras tantas causas que
hacen necesaria, á nuestro ver, la indagacion
esmerada de muchas circunstancias anterio-
res al desembarco de los peregrinos en la
costa peñascosa de Nueva-Inglaterra. Incúm-
benos, pues, llevar á cabo esta investigacion
del modo mas breve é imparcial que nos
fuere- posible.


Parecerá bastante natural, que la gran re-
TOMO l.


forma ocurrida en el siglo XVI promoviese
divergencia de opiniones, y diera lugar á sé-
rias controversias y disputas entre los que
voluntariamente renunciaron á la doctrina y
prácticas de la Iglesia romana. Cuando se
considera el sorprendente cambio que efec-
tuaron en las creencias religiosas de algunos
pueblos las predicaciones de Lutero, Zuin-
gles, Calvino y otros reformadores de su
época; cuando se trae á la memoria el in-
menso efecto producido en el mundo civiliza-
do por la aparicion de la imprenta, que trajo
consigo la restauracion del saber en Europa,
y el libre uso de las Sagradas Escrituras en
el lenguaje vulgar del pueLlo; cuando se re-
cuerda, en fin, que los hombres propenden
siempre á llevar al estremo todas las mate-
rias que son objeto de reforma, no causará
sorpresa el observar que personas de probi-
dad y de no escasos conocimientos, abrigaran
ideas diferentes de las prácticas y miras de-


s




5S HISTORIA DE LOS CAP. VI.


ducidas de la interpretacion dada á la Sagrada ¡liCOS, con indebidas penas y severidad contra
Escritura, en la época primitiva del protes- la religion que profesaban. Igualmente con-
tantismo.


Además de las consideraciones de este gé-
nero, habia otras particularidades notables en
el orígen y progreso de la reforma en Ingla-
terra, que debian producir, andando el tiem-
po, honda sensacion entre sus partid arios,
y hacer surgir diferentes sectas religiosas
dentro del reino. No fué el amor á la verdad
y á la pureza del dogma el que influyó en
Enrique VIII, cual lo sabe todo el que haya
hojeado la historia, para que tratase de bor-
rar á la Inglaterra del número de las nacio-
nes en que se profesaba la religion católica.
Llevábase en esto sus miras particulares, y
para l'ealizarlas, calculaba perfectamente los
pasos que daba. Si no sirvió con celo la causa
del protestantismo; si bien fué un tirano, y
un tirano brutal, no es menos cierto que re-
chazó con entereza las exigencias de la córte
de Roma, que pretendia gobernar la Ingla-
terra é imponerle considerables exacciones.
En tal estremo, vino á ser en manos de los
protestantes un instrumento de que se valie-
ron para poner en práctica sus creencias in-
novadoras. En cuanto á Eduardo VI, murió
muy jóven para poder hacer gran cosa en
beneficio de la reforma. El reinado de María,
que sucedió á Eduardo, fué favorable al ca-
tolicismo. Isabel subió al trono con gran dósis
de la altivez de su padre, y con una energía y
habilidad que jamás hasta ahora superaron
ninguno de los monarcas que han regido los
destinos de la Gran Bretaña. Amante de la
pompa y de la ostentacion en todos los actos
religiosos, determinó que la iglesia dominan-
te gozara de cuantas ventajas y dignidad le
fueren compatibles. Impulsada por un odio
profundo contra el poder pontificio, trató,
sin embargo, en cuanto le fué posible, de no
enajenarse la voluntad de sus vasallos cató ...


traria á la ruda y austera sencillez del culto
puritano, y bastante sagaz para apreciar la
inevitable tendencia de las doctrinas que sus-
tentaban sus adeptos, reprimió con mano
fuerte en todo el reino á los que reclamaban
ulteriores reformas y mas ámplia libertad de
la que hasta entonces habia podido conceder
la iglesia anglicana. Por lo demás, miraba
con desconfianza á los que se oponian á sus
proyectos, y no estaba dispuesta en manera
alguna, á tolerar la no conformidad con lo
que á ella y á sus principales consejeros les
parecia conveniente para la Iglesia y el Esta-
do. El arzobispo de Cantorbery, Whitgift,
estaba dotado á la vez de grande habilidad y
buen deseo para ayudar á la reina en sus
esfuerzos, encaminados á obligar á sus súb-
ditos á la conformidad bajo severas penas, es-
pediente que no era por cierto, el mas á pro-
pósito'para engendrar la concordia y el amor
fraternal entre los partidos contendientes.


Jacobo 1 fué educado, desde su tierna edad,
en las estrictas creencias presbiterianas; pero
cuando, por un cambio inesperado de la for-
tuna, estuvo en posesion de la corona, y se
sentó en el trono de la que tan cruelmente per-
siguiera á su madre, adoptó las exajeradas
ideas de prerogativa que caracterizaron y
arruinaron finalmente á la dinastía de los
Estuardos, manifestándose dispuesto á per-
seguir sin tregua á los que se opusieran á sus
deseos y opiniones respecto á los asuntos po-
líticos y religiosos del Estado. Este príncipe
odiaba especialmente á los puritanos, porque
tenia suncien'te criterio para comprender, que
si sus libres opiniones prevalecian entre los
pueblos, serian un obstáculo insuperable que
se opondria al ejercicio absoluto del poder
real que con tanto anhelo codiciaba, y-cuya
posesion reclamó, considerándole como de




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 09


derecho divino. Creemos sinceramente que sideraban el episcopado como de orígen di-
tanto Jacobo como Cárlos, su inmediato vino, y opinaban que las ceremonias, tales
sucesor, se opusieron en todos tiempos á como se observaban en su iglesia., estaban
cualquier tentativa de reformar la iglesia an- calculadas para ayudar poderosamente la
glicana, con arreglo á la que Calvino habia causa de la verdad y de la gracia divina. Así
establecido en Ginebra. pues, mientras los unos rechazaban todas las


Los dos grandes partidos en que se divi- ceremonias, porque alteraban, en su sentir,
dian los protestantes, disentian en bastantes la sencillez y pureza del Evangelio, aboga-
puntos muy esenciales para su doctrina, ban los otros por ellas, considerándolas útiles
ateniéndose abiertamente los puritanos á la y edificantes. Estos negaban la necesidad de
simple Biblia, como única senda y guia que la ordenacion por un obispo para predicar el
los condujera con seguridad al perfecto cum- Evangelio y administrar los sacramentos, .Y
plimiento de sus deberes religiosos y obliga- aquellos se oponian, .Y se han opuesto siem-
ciones civiles, en tanto que los defensores de pre á que ningun sacerdote oficiara en la igle-
la iglesia anglicana declaraban franca y com- sia anglicana, sinó en tanto que hubiera
pletamente queJa Sagrada Escritura contenia sido ordenado por manos de un obispo.
cuanto era necesario para la salvacion, y Cual era inevitable que sucediera, surgie-
que no habia cosa alguna que pudiera consi- ron duras contestaciones, y quedó ensanchada
derarse como materia de fé, sino lo que estaba la brecha. El rey Jacobo, contando con la
contenido y probado en ella, pretendiendo iglesia anglicana como su natural aliada, y
que habia de guardarse la debida deferencia viendo que las doctrinas sostenidas por el
al testimonio y práctica de la primitiva Igle- clero se adaptaban perfectamente á sus ulte-
sia, igualmente que á las decisiones de los
cuatro ó seis concilios generales. Los pu-
ritanos, por el contrario, rechazaban toda
especie de tradiciones, sin escepcion alguna,
considerándolas como supersticiosas. La igle-
sia anglicana queria que se mirase· con res-
peto lo que ella consideraba como tradicion
primitiva, así como las decisiones de los san-
tos padres y doctores de los primeros siglos.
Los puritanos eran partidarios de la estension
que habia adquirido la reforma en el conti-
nente; y muchos de los desterrados durante
el reinado de María, regresaron á su patria
cuando acaeció el advenimí~nto de Isabel,
llenos de celo y resueltos á intentar la reali-
zacion, en la iglesia anglicana, de una latitud
de reforma en concordancia con la doctrina
y práctica de las iglesias de Calvino. Los
obispos y el clero de la iglesia dominante, se
oponían tenazmente á todo esto, porque con-


riores pretensiones á la régia prerogativa,
tardó poco en comprender que los puritano E:
se opondrian desde luego á su estravagante
anhelo por alcanzar la supremacía irrespon-
sable, tanto en materias civiles como en las
meramente religiosas.


Eran los puritanos leales vasallos y adic-
tos al sostenimiento de la corona en la línea
regular de sucesion. Empero, no podian
negar, ni negaron tampoco, la tendencia de
sus opiniones háciauna libertad mas lata y
una tolerancia mas estensa de la que el siglo
comportaba, y con el trascurso del tiempo
fueron ensanchando mas y mas sus miras .Y
aspiraciones, precisamente cuando el gobier-
no se empeñaba, con indiscrecion y mala fé,
en obligarles á la conformidad con restricti-
vas y opresivas leyes. (*)


(') Séanos permitido valernos a'{ui del lenguaje de uno




60 HISTORIA DE LOS CAP. VI.
No obstante su penosa situacion, y su


antagonismo con el gobierno y la iglesia
dominante, los puritanos andaban divididos
entre sí. Algunos deseaban permanecer en
el gremio de la iglesia anglicana, y trata-
ban de alcanzar una reforma mas completa;
pero tambien habia muchos que, rechazando
igualmente el gobierno episc9pal que el pres-
biteriano, propendian á la absoluta inde-
pendencia de cada congregacion separada, y
reclamaban el derecho de es cogitar para sí
mismos, sin ser coartados por ninguna auto-
ridad humana, tal forma de gobierno y de
disciplina eclesiástica, cual pudieran deducir
del estudio y de la interpretacion de la Sagra-
da Escritura. Esta fraccion del partido puri-
tano, á la que impusieron ellos mismos el
nombre de los independientes, pero que fué
calificada por desprecio con el dictado de
brownistas, por el nombre de uno de sus co-
rifeos, á cuyo impremeditado celo siguióse en
breve una retractacion ignominiosa, continuó
existiendo todavía en el norte de Inglaterra,
y se vió sujeta á las penas mas severas por
parte del gobierno. Muchos de sus adeptos
tuvieron que refugiarse en los estados de
Holanda, y establecieron una iglesia congre-
gacional en la ciudad de Amsterdam.


de los oradores de la Sociedad dc Nueva-Inglaterra: «Habíase
desarrollado poco á poco entre los puritanos una nueva
secta, que atrevidamente elevaba las cuestiones á su última
solucion, que rechazaba toda conexion con la iglesia angli-
cana, igualmente que el uso de la sobrepelliz, los obispos,
el libro de oraciones y las ceremonias, y que fundándose
úmcamente en la Biblia, trataba nada menos que de resta-
blecer la constitucion de la Iglesia Cristiana en su primitiva
sencillez. Los separatistas, como los llamaron, pusieron en
práctica sus opiniones teóricas, estableciendo iglesias, en
las cuales, cuantos se adherian á sus creencias, eran consi-
derados como el origen de todo poder, pudiendo censurarse
reciprocamente en su administracion: en una palabra, apli-
caron á la organizacion eclesiástica principios que, si se
hubieran introducido en el gobierno de los pueblos, habrian


• producido una pura democrácia.)} -'Herencia de los peregri-
nos, por Mr. W. M. Evart, pág; 16, Y la Oracion para 185:1,.


Con los que permanecieron en Inglaterra,
formóse gradualmente una iglesia, por el
influjo del anciano Brewster, que tenia por
morada una magnífica casa en Scrooby, en
el Yorkshire, perteneciente al obispo de York.
Bradford, que fué mas adelante gobernador
de Nueva-Plymouth, era uno de los miem-
bros de la congregacion, la cual eligió á
Robinson para que fuese su pastor espiri-
tual. Este último era un hombre de elevado
carácter, universalmente respetado y querido
por sus correligionarios, por cuyos intereses,
así temporales como espirituales, se des-
velaba incesantemente.


La penosa situacion que la afligia, hizo
que la congregacion presidida por Robinson
pensase sériamente en seguir el ejemplo
de sus hermanos, que habian emigrado á
Holanda. En el otoño, ó á principios
d l ·· d f' d 1 1. 607. e mVlerno e 1607, ué cuan o os
que componian la iglesia de Scrooby empe-
zaron á poner por obra el proyecto que con-
cibieron meses antes de abandonar su pais
natal, y de ir á establecerse en otro, del cual
apenas sabian otra cosa sino que encontra-
rian en él la tolerancia que se les negaba en
su patria. Bradford ha escrito mucho, en su
estilo habitual, respecto á la opresion á que
estaban sujetos, tant~ los ministros de su
religion como el pueblo, y no cabe duda que
se hicieron tentativas para acabar con aquella
iglesia. Cualesquiera que fuesen estas tenta-
tivas, se interpretaron como actos de presion
eclesiástica por los que reputaban un estricto
deber religioso el sostenimiento de la congre-
gacion. Empero la controversia, cual se enta-
blaba entonces, habia de dar lugal' á enco-
nos personales, y cundir por toda la sociedad,
promoviendo odios, enemistades y venganzas
sin número. Mucho de lo que dice Bradford
se refiere probablemente á este género de
colisiones, ó cuando mas, á los actos de




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. '61


los jueces de paz para compelerlos al cum- -tambien disputas y controversias entre los
plimiento de las leyes entonces vigentes. no conformistas que residian en Amsterdam,
Bradfort habla tambien de la viva sensacion lo que indujo á Robinson, amante de


1 't 1 d . t 609. producida en el vecindario, al ver tantas
personas de todas clases y condiciones, que
partian con sus bienes, é iban simultánea-
mente á otro pais cuyo idioma ignoraban.
Muchos de los emigrante.s trasportaron con-
sigo parte de sus muebles, y hasta los hubo
que se llevaron todo el menaje de casa ya
usado; pero no los dejaron salir sin cierta
oposicion. El mayor número de ellos, entre
los cuales figuraban Brewster y Bradford,
intentaron embarcarse en Boston, é hicieron
un ajuste secreto con un capitan de barco
holandés, para que los recibiera á su bordo
en el puerto, lo mas ocultamente posible.
Empero, obrando con perfidia el capitan, dió
parte á los magistrados de Boston, y cuando
estuvieron embarcados y se creian ya á punto
de darse á la vela, fué grande su sorpresa al
ver llegar algunos oficiales de justicia, que
los llevaron á la cárcel de la ciudad, llenán-
dolos de injurias.


Pasado cierto tiempo, soltaron una parte
de ellos, y los mandaron á sus casas: los
demás, entre los cuales se encontraba Brews-
ter, permanecieron muchos meses encerrados
en los calabozos de Boston. Algunos que se
desanimaron con el mal éxito do esta ten-
tativa, quedáronse en Inglaterra; pero la
mayor parte perseveraron en su intento, y se
reunieron en Amsterdam~ Durante los doce
años de su estanciá en Holanda, hubo un
movimiento incesante de desafeotos que fue-
ron de Inglaterra á aquel pais, donde les era
permitido el culto religioso con arreglo á
sus propias creencias. vVinslow y el capitan
Miles Standish figuraban entre los que se
adhirieron á la iglesia de Robinson, cuando
esta cesó de funcionar en Inglaterra.


No pasó mucho tiempo sin que surgieran


a paz, a ras a al' su congregaclOn
á Leyden, donde vivieron largos años en
buena amistad y concordia. Desterrados por
sus creencias, no se olvidaron, sin embargo,
de que eran ingleses, y les repugnaba perder
sus derechos de nacimiento, si se allanaban
á que sus hijos quedasen absorbidos entre sus
amigos los holandeses. Considerando igual-
mente las ventajas temporales que pudieran
alcanzar, fijaron sus miradas en el nuevo
mundo y en el porvenir que éste ofrecia á
los emprendedores y atrevidos emigrantes.
«Bien destetados de la delicada leche de la
madre patria, y acostumbrados á las penali-
dades de una tierra estranjera» (segun sus
literales espresiones en una carta dirigida á
Sir Edwin Sandys), no se necesitó mucho
tiempo para infundirles la invariable resolu-
cion de dirigirse á América.


Habiéndoles denegado el gobierno holandés
la instancia que le dirigieron, solicitando
permiso para emigrar á Nueva-Holanda (*),
los puritanos vacilaron durante algun tiempo
entre la Guyana, célebre por sus riquezas,
y la 'hrginia, decidiéndose al fin por esta
última colonia. Empero, como habia sido
fundada por los episcopalistas, que exigian
bajo severas penas una manifestacion pú-
blica de adhesion á la iglesia anglicana á
cuantos iban á establecerse en ella, enviaron
ajentes á Inglaterra para tratar con la com-
pañía de la Virginia, y asegurarse la libertad
de conciencia, en el caso de trasladarse á
aquella colonia. Ansiosa la compañía.
d fi · 1 t 't ." 1619. e Jar en aque err1 01'10 tan Impor-
tante cuerpo de emigrantes, cuya constancia


(') Véase Historia del Estado de Nueva- York, por Brodhead,
primer período, pág, 124 Y 125.




'.


, .
,


62 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


Y carácter apreciaba, trató de obtener, me- plácticas. Al dia siguiente, 22 de julio, como
di ante su influjo con los jefes de la Iglesia y encontraran el viento favorable, embarcáron-
elel Estado, una garantía de tolerancia. Inú- se los viajeros. Su despedida de Robinson y
tiles fueron cuantas diligencias se practica- demás correligionarios, fué verdaderamente
ron al intento. Brewster marchó entonces á tierna y afectuosa. Una apacible brisa los
Inglaterra '. para alcanzar una patente tan trasladó en breve á Southampton, donde
ventajosa como fuera dable en aquellas cir- permanecieron algunos dias hasta la llegada
cunstancias, y la compañía de la Virginia se del Mayjiower, buque de mayor porte que el
la·concedió inmediatamente, aunque de muy Speedwell. Allí recibieron una afectuosísima
poco podia servir á los puritanos, llegado el carta de Robinson, que fué leida ante toda
caso de tener que hacer uso de ella. Otra de la compañía reunida. Inmediatamente distri-
las mayores dificultades que se les ofrecian, buyéronse los pasajeros entre ambas embar-
era la de proporcionarse recursos para em- caciones, que en breve se dieron á la vela;
prender el viaje, los que no les fué dado pero habiendo resultado que el Speedtoell era
alcanzar sino celebrando con algunos comer- completamente inservible para la travesía,
ciantes de Lóndres un contrato, cuyas condi- viéronse precisados á desembarcar en Dart-
ciones no fueron ciertamente muy favorables mouth, y luego en Plymouth. Dejando allí
para los emigrantes. Toda la propiedad que una parte de los pasajeros, y apiñándose
adquirieran en la colonia durante siete años, cuantos pudieron caber en el .Llfayjiower,
habia de pertenecer á un fondo comun, ta- lanzáronse nuevamente, á principios de se-.
sándose en diez libras, suministradas por los tiembre, por el solitario Océano. Su viaje fué
capitalistas, el equivalente de los servicios penoso, viéndose espuestos á mil peligros
prestados por cada colono. Con estas condi- por los vientos equinocciales que combatian al
ciones, harto duras, aprontáronse los puri- J.lfayjiower. El 9 de noviembre divisaron al
tanos para emprender su viaje al nuevo fin la costa de Nueva-Inglaterra, á corta dis-
mundo. tancia del Cabo-Codo Como su propósito ha-


Despues de una madura deliberacion, cre- bia sido el de establecer la colonia cerca del
rio Hudson, tuvieron que variar el rum-
bo, dirigiéndose hácia el Sur; pero habiendo
encallado en los bancos de arena, pudieron
zafarse, yendo á fondear en el puerto del
Cabo-Codo (*) •


Cansados de las incomodidades que les oca-
sionaba su hacinamiento en el Mayjiower,


(') La historia tantas veces repetida, en descrédito de los
holandeses, de que habian sobol'llado al patron del May-
flower para que no desembarcase á los emigrantes á orillas
del Hmlson, carece de sólido fundamento. Parece que debió


yeron conveniente que se quedara Robinson
con aquellos de los congregacionistas que ca-
recieran de las cualidades necesarias para ser
empleados como trabajadores en la colonia,
ó que no pudiesen hallar cabida en los bu-
ques. Habian compra~o en Holanda una pe-
queña embarcacion, el Speedwell, que estaba
aparejado para llevará los emigrantes á
Southampton. Los que fueron nombrados
para marchar, salieron de comun acuerdo de
Leyden, acompañados por sus correligiona-
rios hasta Delft Haven, donde se reunieron su orígen á la enemistad que surgió en época posterior en-
con ellos varios miembros de la icrlesia de tre los colonos de Nueva-Inglaterra y los holandeses. Gra-


. b hame (flistoria, tomo 1, pág. 144), repite este cuento, como
Amsterdam. La prImera noche, la pasaron I cierto é indudable; pero Baneroft (Historia, etc., tomo 1, pá-
animándose unos á otros y en cristianas gina 309) deja entrever algunas dudas en esta parte. ,








"




~- ...


CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS 63


estaban todos ansiosos de desembarcar. Como I esploradores, los cuales observaron que el
se encontraban fuera de los límites de la I pais estaba cubierto de pinares, encontrando
compañía de la Virginia, y se manifestaran aquí y allí algun wigwam solitario, sin que
señales de insubordinacion en algunos de los lograran ver á ningun indígena. El mas pre-
emigrantes, juzgaron seria mas conveniente cioso de sus' descubrimientos fué cierta can-
celebrar un contrato voluntario, que sirviera tidad de maiz, que encontraron dentro de
de base á su constitucion social, y nombrar unos cestos enterrados en la arena, lo cual
una persona que los gobernara. Eligieron en les proporcionó oportuna semilla para la si-
consecuencia á John Carver, para que ejer- glliente primavera. Empero, vino el invierno
ciera el cargo de gobernador por término de con toda su crudeza, y como tenian absoluta
un año, y todos los hombres de la compañía, precision de elegir un terreno para estable-
que con sus mujeres é hijos ascendian á cien- cerse, los mas atrevidos de la compañía, in-
to y un pasajeros, suscribieron con sus firmas sensibles al frio y á la inclemencia del cielo.
el siguiente documento: acometieron la tarea de buscar un buen puer-


«En nombre de Dios.-Amen.-Nosotros to, y un sitio conveniente donde poder echar
los infrascritos, leales vasallos de nuestro los cimientos de la colonia. Trascurrieron
temido soberano, el rey Jacobo, por la gracia cinco semanas mientras se llevó á cabo este
de Dios, rey de Inglaterra, Francia é Irlan- proyecto, y no fué sino el lunes, 11 de
d d e d 1 1" t d" b' ta te 1 1620. a, elensor e a le, e c. lClem re, o mas exac men ,e 21


»Habiendo emprendido por la gloria de del propio mes, cuando los que formaban la
Dios y adelantamiento de la fé cristiana, y espedicion pusieron el pié en el tan famoso
en honra de nuestro rey y de nuestra patria, peñasco de Plymouth. Recordando entonces
un viaje para establecer la primera colonia la bondad con que fueron tratados sus corre-
en la parte. norte de la Virginia, convenimos ligionarios en Plymouth de Inglaterra, dieron
por lás presentes, solemne y mútuamente, en el nombre de Nuet'a-Plymouth á la naciente
presencia de Dios, reunirnos t.odos en un colonia.
cuerpo civil y político, para nuestro mqjor Toda la compañía se trasladó á aquel punto
régimen y conservacion, y á fin de llevar despues de haber oido el relato de los esplo-
adelante los fines antedichos; yen su virtud, radores, é inmediatamente pusieron manos
para formar, decretar y constituir tales leyes á la obra para construirse albergues donde
justas y equitativas, ordenanzas, actos, con s- pudieran resguardarse de la inclemencia del
tituciones y empleos, que de tiempo en tiempo tiempo. Una elevadísima colina que, cual
creamos los mas necesarios y convenientes atalaya, dominaba la bahía, les ofreció una
para el bien general de la colonia, á cuyo posicion ventajosa para levantar un fuerte,
efecto nos comprometemos á la debida sumi- que artillaron con pequeños cañones, cons-
sion y obediencia. Y en testimonio de ello truyendo á su pié dos hileras de chozas,
suscribimos nuestros nombres al pié de este rodeadas de estacadas, para diez y nueve
documento. Cabo-Cod 11 de noviembre, bajo familias. Habia entrado el invierno, crudo
el reinado de nuestro soberano Jacobo, rey de y rigoroso, y la tala de árboles, lo mismo que
Inglaterra, Francia é Irlanda, el 18, y de la fabricacion de sus rústicas viviendas, se
Escocia el 54.-Anno Domini 1620.» efectuaron en medio de continuos aguaceros


Despues de esto, envióse una partida de y nevadas. Manifesiáronse inmediatamente




6i HISTORIA DE LOS CAP, VI.


los gérmenes de mortal dolencia, pues con las dejaba toda libertad para la colonizacion en
privaciones, la esposicion á la intemperie y aquella comarca, ha sido considerada por los


• la necesidad de vadear agua medio helada, primitivos historiadores de Nueva-Inglaterra,
desde la embarcacion á la playa, los hombres como una gracia providencial en favor de
fuertes y robustos se volvieron débiles como la naciente colonia. Mediante Samoset y al-
niños, y el delicado cuerpo de las mujeres gunos otros de sus amigos, establecieron
cedia bajo la doble presion de la ansiedad relaciones é hicieron, por fin, un tratado de
niental y el abatimiento físico. Durante este amistad con Massasoit, cacique principal de
invierno, fueron agotándose gradualmente los Pokanokets Ó TVampanoags, que eran los


las fuerzas de los colonos, y uno de vecinos mas inmediatos de los colonos.
1.62t.. l' t tRI 'd C os pr1meros apun es que ano aron ee eg1 o arver como gobernador, murió
fué el siguiente: «Enero 29, muere Rosa, pocas semanas despues, su cediéndole en el
mujer del capitan Standish.» La esposa de mando Bradford. En abril de 1621, regresó
Bradford habia perecido ahogada. Empero, el ~Máyflower á Inglaterra, y ani-


, 1 t· t " . 1 . 'd 1 1 I d'd i621. para no prosegmr a r1S e cromca de as pn- man ose os co onos a me 1 a que
meras defunciones, baste saber, que durante se aproximaba el buen tiempo, enviaron
estos tres terribles meses, la muerte arrebató algunos hombres para esplorar la bahía de
la mitad de los individuos de la colonia. En Massachusetts, hasta unas cuarenta millas
aquel fatal invierno, hubieron de labrarse
siete veces mas sepulturas para los muertos,
que moradas para los vivos. Enterrcironlos
en la ribera, cerca del desembarcadero, sitio
que todavía merece veneracion, y para que los
indios no se atrevieran á atacar á los vivos,
en vista de su debilidad, cubrieron de tierra
las fosas de sus queridos parientes, allanan-
do y sembrando cuidadosamente aquel suelo.


Pocos fueron los indios que vieron los co-
lonos durante dicho invierno; pero no por eso
dejaron de tener alguna alarma de tiempo en
tiempo. A principios de la primavera, cuando
empezaba á renacer en sus corazones la es-
peranza, sucedió que una mañana entró
atrevidamente un indio, y empezó á pasearse
por la aldea. Como los europeos le rodeasen
llenos de admiracion, el indígena les saludó,
diciéndoles en muy buen inglés: «¡ Seais bien
venidos, ingleses!» Era un sa,qamore, ó ca-
ciquillo, llamado Samoset, quien les participó
que una asoladora peste habia hecho última-
mente grandes estragos entre los indios de
aquellas, playas. Esta circunstancia, que


hácia el norte, los cuales vieron entonces por
primera vez la península de Shawmut, con
sus tres elevadas crestas, actual asiento dé
la ciudad de Boston.


En noviembre del mismo año, arribó el
Fortune con treinta y cinco emigrantes,
viniendo con ellos Cushman, que habia
obtenido una patente del consejo de Nueva-
Inglaterra, debida principalmente á la mc-
cliacion de Sir Ferdinando Gorges; pero
Eushman regresó á Inglaterra poco tiempo
desplH~s.


Habia traido el Fortune nuevos consumi-
dores, y ningun género de provisiones, de
donde resultó el hambre, que duró muchos
meses. Pusiéronse todos á media racion, y
no teniendo yaningun trigo, se vieron redu-
cidos á un exiguo alimento, particularmente
de pescado, ó de algunos víveres que obte-
nian de los pocos buques que tocaban en
aquellas playas, pagándolos á un precio
exorbitante. Además de esto, carecian de
ganado, por no haberlo recibido de Ingla-
terra; sus instrumentos de agricultura eran




CAP. VI. ESTADOS-U~IDOS. 65
escasos y toscos, y no poseyendo botes ni chusetts. Habiendo consumido en breve tiem-
aparejos para pescar, les era imposible esplo- po sus vituallas, empezaron á saquear á los
tar las escelentes pesquerías que abundaban indios, quienes fraguaron en seguida una
en las costas. La mortalidad y la miseria conspiracion para esterminarlos; pero les
les habian impedido cultivar la tierra. Los reveló la trama urdida contra ellos el mori-
hombres que se afanaban en la ruda tarea bundo sachem Massasoit. De aquí resultó un
que exigia el establecimiento de la colonia, nuevo motivo para deplorar el ciego espíritu
«fallecian estenuados, por falta de alimento.» de venganza, que en todas ocasiones sem-
Tampoco estaban exentos de inquietudes, bró en el pecho de los indios las semillas
temiendo á cada paso verse atacados por los de su eterno ódio hácia los hombres blancos.
indios. En una ocasion CanoniCtlS, caudillo El capitan Standish, tan valiente como im-
de los poderosos N arragansetts, enemigos
mortales de los \Vampanoags, mandó por
via de desafío á Nueva-Plymouth un mazo
de flechas, atado con la piel de una culebra
de cascabel. Inmediatamente devolvió Brad-
ford la misma piel, rellena de pólvora y
balas (aviso muy significativo de lo que
harian los blancos), con lo cual no quedaron
poco espantados los indios, considerando


aquello como un maleficio fatal. En
1622. vista de aquel acto de hostilidad, cre-
yeron conveniente los colonos rodear su aldea
con una empalizada de una milla de circun-
fe'rencia, en la que practicaron tres puertas.


Weston, que habia tomado una parte muy
activa en proporcionar recursos para la es-
pedicion de Nueva-Plymouth, estaba muy
descontento del resultado pecuniario de la
empresa, y resolvió fundar allí otra colonia
separada, por su cuenta yen beneficio suyo.
Mandó, pues, sesenta hombres, en su mayor
parte sirvientes asalariados, para dar prin-
cipio á la colonizacion. La mayor parte de
ellos eran sugetos de carácter indolente, que
estaban á lo que saliera, y q'He despues de
vivir entre el pueblo de Nneva-Plymouth
durante dos ó tres meses, comiendo y robando
la mitad de l~s provisiones de sus compatrio-
tas, intentaron fundar otro establecimiento
en \Vissagusset, actualmente Weymouth, en
la ribera meridional de la bahía de Massa-


TOMO l.


petuoso en sus resoluciones, sorprendió á,
Wituwarnot, jefe de la conjuracion, y le dió
muerte, juntamente con otros muchos indios.
Cuando supo Robinson el suceso, escribió ü
los colonos una carta, en la cual se notaba
este caritativo pen8amiento: «i Cuánto mejor
habria sido que hubierais tratado de conver-
tir algunos indios á la fé, que matarlos!»
En tal estado de cOsas, se apresuró la nueva
colonia á abandonar \Vissagusset.


El activo y enérgico Sir Ferdinando Gor-
ges, unido á un hábil sócio, llamado Mason,
habia obtenido una concesion de territorio,
desde Naumkeag, actualmente Salem, hasta
el Kennebec , y desde allí hasta el Canadá,
recibiendo el pais que abarcaba esta concesioll
el nombre de Laconia. No obstante haberse
fundado entonces Postmouth y Dover, en el
Nuevo-Hamp8hire, la compañía de Laconia



no prosperó gran cosa, quedando reducidas
aquellas poblaciones á meros apostaderos de
pesca.


Robert Gorges, hijo de Sir Ferdinando,
obtuvo hácia esta época una concesion de
diez millas en la ribera setentrional
del Massachusetts, junto con el di- 1623.
ploma de teniente general de Nueva-Inglater-
ra, enviándose además como almirante ri
Francis \Yest para impedir el desordenado
comercio que se hacia al abrigo de la patente
que ya tenia el consejo de Nueva-Inglaterra.


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66 HISTORIA DE LOS CAP. VI ...


Gorges llevó consigo á Morrell , ministro de
la iglesia anglicana, que habia sido nombra-
do por el arzobispo de Cantorbery comisario
de los negocios eclesiástic~s. No con buenos
ojos fué mirada su comision por los rígidos
puritanos, y así fué, que al cabo de un año,
tuvo que regresar á Inglaterra, sin haber
intervenido en ninguna de las ceremonias y
prácticas religiosas de los colonos.


Al año siguiente, otro clérigo llamado
Lyford, fué designado por los sócios


162t:. d' L' d 1 d t' e on res para ocupar e es lilO
pastoral, vacante en Nueva-Plyinouth; pero
siendo tan poco aceptable como Morrell, acu-
sáronle de conspirar contra la colonia, y fué
espulsado de ella con algunos de sus partida-
rios. Emigrando entonces á Nantasket, á la
entrada del puerto de Boston, plantearon los
colonos desterrados un nuevo establecimiento
en aquel punto.


Aunque débil todavía la colonia de Nueva-
Plymouth, daba señales favorables, que ins-
piraban confianza respecto á su porvenir;
pues no obstante que carecian de manjares
suculentos, no les faltaba un alimento sano
y abundancia de agua potable. «No teniendo
los colonos propiedad privada, parecian des-
contentos y poco inclinados al trabajo, y
como, por otra parte, les devengaba el exor-
bitante interés de un cuarenta y cinco por


.


ciento el préstamo que habian contraido en
Lóndres, eran estas otras tantas causas que
menguaban considerablemente la prosperidad
de la colonia. Para orillar estos inconvenien-
tes, creyóse indispensable entrar en un nuevo
arreglo, que permitiese á cada familia culti-
var el suelo para sí misma, y en consecuen-
cia, dióse en feudo á cada persona un' acre
de tierra. Con tal· estímulo, llegó á ser tan
grande la cosecha de trigo, que en vez de
comprarlo como antes lo hacian, pudieron
venderlo á los indios. Pasados los cuatro pri-


meros años de la colonizacion, Plymouth
contaba ya con treinta y dos casas, y ciento
ochentar y cuatro habitantes. El fondo gene-
ral, ó sea todo el importe del equipo, inclu-
yendo los servicios personales, ascendia en
aquel tiempo á 7,000 libras esterlinas, ó sean
34,000 pesos fuertes, negándose los sócios de
Lóndres á hacer ulteriores anticipos.


Habiendo muerto Robinson en Holanda,
trascurrieron muchos años antes que su fa-
milia y el resto de la congregacion de Leyden
pudieran proporcionarse recursos para tras-
ladarse á Nueva-Plymouth. Los que llegaron
allí desde un principio á bordo del May-
flowerJl el Fortune JI el Anne y el Little-Ja·
rnes, recibieron luego para distinguirlos de
los demás el nombre de antiguos emigrantes,
ó abuelos. A pesar de todo, trascurrieron seis
ó siete años, sin que la colonia aumentara
considerablemente el número de sus mora-
dores. (*)


En 1627, fecha en que se ultimó por fin
el convenio entre los colonos de Ply-
mouth y los comerciantes de Lóndres, 1627.
cedieron éstos todos sus intereses á la colonia
por la cantidad de 9,000 pesos fuertes, aban-
donando entonces los colonos el sistema del
(onda cornun JI y señalando á cada individuo
veinte acres de tierra cerca de la poblacion
que habitaba .


Aunque el número de colonos de Nueva-
Plymouth no ascendia quizás á tres-
. t 'd 'b . b 1630. Clen os, conSl era anse, sm em argo,


como sólidamente establecidos. «No sucederá
con nosotros lo que con otros ha acontecido,
decian ellos, que por meras frioleras se des-
animaron, y al menor contratiempo solo han
pensado en regresar á su pais natal. »


La distancia á que se hallaban los colonos


(') Hi$/Qria de los Es/ados-Unidos, por Hildreth, tomo 1,
pág. 171.




CAP. VI. EST ApOS-UNIDOS. 67


de la madre patria, les permitió asumir la rales durante el año, compuestas de todos
res~nsabilidad de sus actos; así fué, que los hombres libres, para tratar de los nego-
empezaron á ejercer gradualmente las prera- cios públicos, sin que en dichas juntas pudie-
gativas del gobierno, llegando hasta á im- ra adoptarse ningun acuerdo contrario á los
poner la pena 'capital en varias ocasiones. derechos de los ingleses, debiendo residir en
Además, decretaban todas sus leyes en junta Inglaterra los representantes del poder su-
general, teniendo la misma libertad de pero- premo, igualmente que los miembros de la
rar sobre materias ó creencias religiosas; por compañía. E'sta cédula se consideró solo
lo cual, el que queria arengar á la congrega- como una patente para una corporacion mer-
cion los domingos, podia hacerlo libremente, cantil, no hacié:p.dose en ella prevencion
y durante muchos años no tuvieron ministros . alguna en materia de religion. Gran número
ó pastores .espirituales. de los propietarios pertenecian á la iglesia


A la colonia de Nueva-Plymouth, siguió anglicana: sin embargo, Endicott, que
en breve otra de puritanos, mucho mas, habia estado en Plymouth, pretendia se esta-
estensa, en la bahía de Massachnsetts. La bleciese una iglesia independiente, y que se
posicion que venian ocupando en· su patria renunciara al liso de la liturgia. Estas exi-
estos sectarios, se hacia cada vez menos gencias le empeñaron en una acalorada dis-
satisfactoria: natural era que fijaran sus puta con los dos hermanos Browne, que
miradas en América, como el único asilo figuraban entre los primitivos concesionarios
donde podian librarse de las persecuciones de la patente, y querian se llevase á debido
que les afligian. Con este propósito, obtu- efecio en la colonia el culto de la iglesia an-
vieron de la Compañía inglesa de Plymouth glicana. Para cortar esta polémica, Endicots
una concesio~ de terreno, que comprendía la embarcó á sus antagonistas, y los envió á
bahía de Massachnsetts y otras comarcas Inglaterra como «facéiosos y hom-


. occidentales. JohnEndicott, puritano bres de mala condicio~.» La compa- 1629.
1628. , . .•


del carácter mas rlgldo y severo, fué ñía reprendió á Endicott por este a.buso de
á establecerse en Naumkeag, siguiéndole autoridad; pero las quejas de los Brownes
despues muchos correligionarios suyos, .pro- fueron desatendidas. «Esta transaccion,
cedente s en su mayor parte de Boston, en el segun hace observar Mr. Bartlett en sus
Lincolnshire. Venciendo muchas dificulta- Padt'es Peregrinos~ no solo .nos demuestra el
des, alcanzaron tambien una patente ó cédu- ca!,ácter de Endicott, sino que pone en· claro
la del rey Cárlos 1, mediante la cual habian el principio secreto en que estaba fundada la
de formar una corporacion los nuevos emi- nueva república, el cual, si se hubiera decla-
grantes, en union con el «go"bernador y rado abiertamente, habria sido un obstáculo
compañía de la bahía de Massachusetts en para la concesion de la real cédula. Mientras
Nueva-Inglaterra,» quedando autorizados los que la colonia estaba nominalmente sujeta á
accionistas para elegir anualmente un go- la autoridad de la iglesia ánglicana, tratá-
bernador, un teniente gobernador y diez y base de establecer en ella un sistema en un
ocho auxiliares, encargados de administrar todo distinto, descartando lo que constituía
los intereses de la colonia en consejos que se realmente sus elementos de vitalidad, como
reunieran todos los meses. Tambien habian eran su gobierno episcopal y sus formula-
de celebrarse cuatro grandes juntas gene- rios establecidos, no queriendo tolerar los




68 UISTORlA DE LOS CAP. VI.


colonos ninguna otra forma de culto, que la
que ellos mismos adoptaran. EIi cuanto á la
espulsion de los Brownes, no fué sino el pre-
ludio de aquella série de medidas opresoras,
que acabaron por asesinar judicialmente á
los cuáqueros.»


Concebido y ejecutado inmediatamente el
proyecto de trasladar. la cédula ó carta y la
compañía de Inglaterra ti la colonia misma,
proporcionó un importantísimo aumento en
el número y calidad de los emigrantes. Eran.
los principales de estos Sir Richard Saltons-
tall, Isaac Johnson (hermano político del
conde de Lincoln), Thomas Dudley y John
Winthrop. Este último fué elegido goberna-
dor, y con su admirable conducta justificó
plenamente la confianza que en . él habian
depC'sitado. \Vinthrop era un modelo. del
caballero inglés, en estremo leal, pero no
menos firme en el sostenimiento de la liber-
tad pública. Adicto á su iglesia por el mucho
tiempo que pertenecia á ella, no por eso
dejaba de desear se reformara con arreglo á
lo que los puritanos ,consideraban como la
pura base de la Sagrada Escritura. Figu-
raban también entre los emigrantes muchas
personas de elevado carácter, opulencia y
saber, quienes manifestaron su amor á la
madre patria en una protesta contra ciertas
especies calumniosas que se habian propa-
lado en disfavor suyo, declarando en ella su
afecto inestinguible, no solamente á la igle-
sia que en su seno los habia criado, sino
á la noble tierra de la cual se espatriaban
voluntariamente. (*) Esta espedicion era en


(') Reproducimos un parágrafo hastante notahle dela carta
que dirigieron al «resto de sus hermanos y correligionarios
de la iglesia anglicana, que habian permanecido en Ingla-
terra.» Su fecha era de Yarmouth, á bordo de la Arbelta, el
7de abril de 1630. ~Deseamos os sirvais considerar, vosotros
los sugetos principales, y en general todos los miembros de la
corporacion que reputamos honra nuestra llamar á la igle-
sia anglicana, de la cual procedemos, nuestra querida


verdad la mas importante de cuantas habian
dejado las playas de Inglaterra por los desier-
tos de América, pues constaba de quince
buques, á cuyo bordo iban distribuidos mil
emigrantes, entre los cuales figura-
b t .. t i630. an cua ro nums ros no conformis-
tas, llevando consigo aquella numerosa com-
pañía' cuanto se necesitaba para el estable-
cimiento de una colonia permanente.


Respecto á este importante movimiento de
transferencia del gobierno colonial de Ingla-
terra á América, merecen particular aten-
cio'n las observaciones que hace el Dr. Ro-
bertson con este motivo: « En tan singular
transaccion, dice, de la cual no hay ejemplo
en la hist0ria de la colonizacion inglesa, son


. dignas de observarse dos circunstancias: la
primera es el poder que tuvo la compañía,
para efectuarla; la segunda es el tácito con-
sentimiento del rey, que permitió se realizara.
Si examinamos la validez de la resolucion
adoptada por la compañía, conparándola con
la cédula ó carta que la constituia en un
cuerpo político, confiriéndola todas las facul-
tades inherentes á tal corporacion, es de toda
evidencia que ella 'ni podia ejercerlas de dis-
madre, y que no podemos separarnos de nuestro pais natal,
donde ella especialmente reside, sin tener traspasado el
corazon ~ arrasados los ojos de lágrimas; bien que reconoz-
camos que la esperanza y la parte que hemos obtenido en
la comun salvacion, la recibimos y absorbimos de su propio
pecho. Dcjámosla, pues, no porque tengamos repugnancia
al dulce néctar con que nos ha criado, sino bendiciendo á
Dios por el parentesco y educacion que nos otorgó, como
miembros de un mismo cuerpo, y nos regocijaremos siem-
pre de su prosIleridad, causándonos sincera pena cualquiera
desgracia que pudiera sobrevenirle, y hasta nuestro último
suspiro desearemos la continuacion y plenitud de su pode-
rio, contribuyendo al intento con nuestros esfuerzos, para
que se dilaten tos límites del reino de .Jesucristo.» Tambiell
suplican en uIla carta ulterior, dirigida á sus hermanos y
correligionarios en Inglaterra, «r¡uenolos desprecien ni aban-
donen en su!'oraciones y afecto.) - Véase Nuet·a Ingtatel'-
ra, por Hubbard, págs. 126 y 127. Consúltese igualmente la
famosa l'l1ognalia, del Dr. CoUan Mather, tomo 1, págs. 74 y
75, respecto á ciertas observaciones curiosas y edificantes
de esta carta y á su significacion.




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 69


tinto modo que la carta prescribía, ni ena-I nos, donde al propIO tiempo que pudieran
jenarlas de tal manera que la jurisdiccion de prestar algun servicio, no fueran peligrosos
un cuerpo mercantil en Inglaterra se convir- para el ~eino, y así es que toleró la irregula-
tiera en un gobierno provincial en América. ridad de una determinacion que facilitaba su
Desde la primitiva institucion de la compañía. partida.» (*)
de la bahía de Massachusetts, parece que sus . Winthrop , Dudley y otros sehabian em-
miembros estaban animados de cierto espíri- barcado á bordo de la Arbella, buque al cual
tu innovador, así en el g'obierno civil, como se habia dado este nombre en obsequio de
en la religion, y por la costumbre de recha- Lady Arbella J ohnson', que, juntamente
zar los usos establecidos en ell'rimero, pro- con su esposo, figuraba entre los pasajeros.
pendian á desviarse de ellos en la segunda. Arribado que hubieron en el mes de junio al
Con tales miras, solicitaron una real cédula término de su· viaje, encontraron á Endi-
para legalizar ante Inglaterra sus operacio- cott en Charlestown ,donde se propusieron
nes, cual emanadas de un cuerpo político; primero plantear su establecimiento ; pero la
pero las personas que mandaron á América, península opuesta llamó desde luego su aten-


. tan pronto como desembarcaron, considerá- cion. Hállabase aquella en estado vírgen , y
ron se ellos mismos como i.ndividuos reunidos en indisputada posesion del único europeo
voluntariamente para formar una asociacion, que la habitaba, llamado Blackstone, y allí
abrogándose el derecho natural de los hom- fué donde Wiilthrop y su gente determinaron
bres que constituyen una sociedad, para establecerse, empezando á formar una colo-
adoptar el sistema de gobierno y crear las nia, que en recuerdo de una ciudad inglesa
leyes que pudieran mejor convenir á la feli- del Lincolnshire, llamaron Boston. A me-
cidad comun. Fundados en esto principio de dida que iban llegando otros emigrantes, se
considerarse autorizados para juzgar y deci- establecian en varios puntos de sus cerca-
dir por sí propios, establecieron su iglesia en nías, dando nombres á las diversas poblacio-
Salem, sin miramientos por las instituciones nes y aldeas que fueron encontrando en el
de la iglesia anglicana, de la cual, sin em- pals.
bargo, los suponia miembros la real cédu- «Cada colonia, dice Hildreth, se arrogó
la, y sujetos, por lo tanto, á conformarse desde luego la autoridad municipal, que ha
con sus ritos y prácticas religiosas. Con constituido siempre el carácter distintivo de
arreglo á estas ideas, los veremos, pues, en la organizacion política de Nueva-Ingla~er­
adelante formando todos sus planes futuros ra. Reunido el pueblo. en el ayuntamiento,
para elgobíerno civil y eclesiástico de la co- votaba los impuestos para las necesidades
lonia. Aunque muy vigilante el rey en no locales, y elegia tres, cinco ó siete de los
consentir la menor usurpacion de su régia principales habitantes, conocidos con diver-
prerogativa, estaba, sin embargo, tan pl'eo- sos nombres al principio, pero luego con el
cupado y distraído con los graves cuidados de selectmen, ó prohombres, á cuyo cargo
que le ocasionaban su fatal disensíon con el estaba la direccion económica y gubernativa
Parlamento, que no pudo parar la atencion del pueblo. Tambien tardaron poco en nom-
en los manejos de la compañía, ó acaso no
le disgustó la idea de que un cuerpo de tur- (') Historia de. América, por Robertson , libro X, p. 230.-


Véase tambien la Introduccion á la Historia de la Revolucion
bulentos vasallos se trasladasen á paises leja- de las colonias americanas, tomo 1, págs. 42 y 43.




70 HISTORIA DE LOS CAP. VI.
brar un tesorero y un secretario , añadiendo
luego un constable para los procesos civiles
y criminales; de modo que cada ciudad for-
maba realmente una pequeña república, casi
completa por sí misma.»


Su ardiente amor á la patria, habia impul-
sado.á los colonos á manifestar la adhesion
.Y afecto que sentian por su querida madre la
iglesia anglicana; pero cuando pusieron los
piés en el suelo del nuevo mundo, no titubea-
ron en arreglar y, organizar las iglesias
de conformidad con sus propias miras,
uerechos é intereses. Esto no obstante, in-
clinados á adoptar una p<?lítica contempo-
rizadora, al menos en un principio, obraron
con prudencia para no provocar inútilmente
una colision sobre ~untos tan importantes
como eran: la validez y la necesidad de la
ordenacion episcopal, la sujecion á las
ceremonias y otros semejantes.


Aunque los nuevos colonos no se vieron
sujetos á p~nalidades tan crueles como las
que habia padecido el establecimiento de
Nueva-Plymouth, sin embargo, por efecto
ue varias circunstancias desfavorables, tales
como la escasez de víveres, el rigor de las
estaCiones y la variacion de clima, murieron
mas de doscientos de ellos antes de diciembre,


contándose en este número á .Lady
1630. b 11 J h ' Al' e a o nson y a su esposo, que
habian abandonado las delicias y comodi-
dades de su palacio, para ir á propagar la s
salvadoras máximas del Evangelio entre las
tribus idólatras del nuevo mundo.


Aun no habia terminado el invierno,
cuando ya se vió amenazada del hambre la
naciente colonia; pero la llegada de'un buque
Je Inglaterra cargado de provisiones, rea-
nimó los espíritus abatidos, y en vez de un
dia de ayuno, celebraron uno de festividad y
de accion de gracias al Todopoderoso, queles
habia socorrido en tan apurado trance. A


pesar de esto, muchos de los emigrantes,
desalentados con la perspectiva que se les
presentaba, regresaron á su patria, y espar-
cieron rumores injuriosos para la colonia.
. El segundo consejo ó junta general, cele-
brado en mayo de 1631, adoptó y decretó una
ley muy notable, que -marca claramente la '
base sobre la cual habia de cimentarse
el gobierno de MassachuseHsdurante 163t.
mas de medio siglo. Hé aquí uno de los artícu-
los de la citada ley: '«Con el fin de que este
cuerpo comunal pueda componerse de hom-
bres de probidad y honradez, hemos decretado
y convenido, que en adelante, ninguno pueda
ser admitido á disfrutar de las franquicias é
inmunidades del cuerpo político, sino los que
sean miembros de alguna de las iglesias esta-
blecidas en los límites de su circunscricion.»
Este decreto disminuyóestraordinariamente
el número de ciudadanos y de votantes,
puesto que, á consecuencia de las dificultades
que se ofrecian para ser feligrés de cualquier
iglesia, tres cuartas partes de los adultos de
la poblacion se hallaban privados de los de-
rechos electorales. Como 'se comprenderá fá-
cilmente, fué esto una tentativa para crear
una teocracia; un reino de santos en la tierra;
y como cada partido religioso que ocupaba el
poder se creyó facultado para exigir la con-
iormidad al órden establecido, los colonos
puritanos creyeron que era deber suyo com-
peler á los demás al cumplimiento de sus
instituciones, mediante el auxilio de los ma-
gistrados civiles. Bien sabido es por los que
han consultado la historia, cuál fué el resul-
tado de otra tentativa semejante para dar una.
forma teocrática al gobierno, que se llevó ü
cabo algunos años despues en Inglaterra.


Bajo aquel sistema arbitrario, no solamen-
te se vió despojada de sus derechos políticos
la mayor parte del pueblo, sino que la legis-
lacio n de un cuerpo constituido por su




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. ---<S;:,~;.,; _,~, 71
propia autoridad, estaba marcada con el sello I mas, supusiéf:~$npropias de la gravedad
de un espíritu de escesiva severidad para con- de personas quey,r'Mesan la religion cristiana,
sigo mismo, y de un esclusivismo demasiado y motejábanse intencionalmente, para lograr
áspero y rígido para con los demás, lo que no sustituirlas con ejercicios de devocion en lo
tardó en producir acerbas persecuciones, que interior de la vivienda del colono. «Tratóse
escedieron quizás á las que los intolerantes en realidad, como dice Mr. Hildreth, de con-


.. purit~nos padecieran en Inglaterra. A conse- vertir la colonia, tal como era, en un con-
cuencia de esta determinacion, adquirieron vento de devotos puritanos, que habian de
los ministros del culto cierto grado indebido sujetarse, esceptuando el matrimonio y el
de influencia; dictáronse de momento disposi- tráfico para ganar dinero, únicas cosas que
ciones que coartaban la libertad de accion se les consentian, á todas las reglas de las
individual; diversiones inócentes en sí mis- mas rígidas órdenes monásticas .


.. , /~




CAPÍTULO VII.
1631 -1640.


ADELANTOS DE LAS COLONIAS DE NUEVA-IN.GLATERRA.


Emigracion en 1632. - Disposiciones sobre el modo de levantar impuestos. - Arribos en 1633. - Derechos de los hombres
libres, con arreglo á la carta.- Dudley, gobernador. - Adelantos de la colonia en los cuatro años que la administró
Winthrop.- Real comision colonial.- Alarma en Massachusets.- Medidas que se tomaron.- Caso de Roger 'Villiams.-
Sus sentimientos y carácter. - Refúgiase en Providencia. - Herejias de ~fistress IIutchinson. - Condllcta de Vane.-
Muerte desgraciada de Mistress Hutchinson. - Colonias en el Connecticut. - Guerra con los Pequods. - Su origen y
resultados.- Esterminio de la tribu de los Pequods;- Emigracion ocasionada por discusiones religiosas.- Costa del
Maine. - Nueva-Escocia en el Canadá. - Progresos dc la colonia en fuerza y estension. - Costo aproximado de la colo-
nizacion hasta 1640.


Las relaciones poco favorables que hacian
los que regresaban de la primera emigracion,
influyeron mucho durante algun tiempo para
desanimar á los que tenian ánimo de pasar á
América; así es, que el número de nuevos
emigrantes fué comparativamente pequeño
en 1632. No obstante, figuraron entre ellos
el hijo del gobernador \Vinthrop, y Jolm
Eliot, que mas adelante llegó á adquirir como
misionero gran popularidad entre los indios.


En v.irtud de la autoridad de que se con-
sideraban investidos los magistrados, habián
levantado impuestos en varias ocasiones, y
como semejantes medidas llamaran la aten-
cion y dieran lugar á quejas, tomó á su cargo
tan importante materia el jnmediato consejo
general, que se reunió en mayo de 1632.
1632. Eligiéronse dos diput~dos de cada


colonia, para adoptar un convenio
respecto á la formacion de un fondo comun;
limitóse terminantemente á un solo año la
ocupacion del empleo de lós auxiliares, y en


cuanto á la eleccion del gobernador y teniente
gobernador, quedó á cargo de los hombres
libres. Además de estas determinaciones,
considerándose á Boston como el·sitio mas
á propósito para las juntas públicas de los
colonos, mandósc edificar allí una fortaleza
y una casa de correccion.


En 1633 arribaron varios centenares de
colonos, entre los cuales se contaban á
John IIaynes, y aquellos ministros ó pastores'
espirituales que tanto ;se señalaron


1.633. despues en la historia de Nueva-
Inglaterra, llamados C~tton, Hooker y Stone.
Cotton se estableció en Boston, como colega
de Wilson: Hooker y Stone fijáronseenNew-
town.


Habiendo ocurrido algunas dificultades, á
consecuencia de actos demasiado rígidos de
los magistrados, reuniéronse dos delegados
de cada ciudad, y suplicaron se revisara la
carta, para examinar si era fundada


. -. 1634.
su pretenslOn de que la autorIdad




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS. 73


legislativa pertenecia de hecho á los hombres circunscripciones de aquel establecimiento,
libres, y no á los magistrados. Convocado el para revisar las leyes, arreglar la Iglesia y
Consejo general, en mayo de 1634, reclama- revocar las cartas ó cédulas anteriormente·
ron los mismos comisionados, con arreglo á concedidas. La noticia de semejante deter-
la carta, el derecho de elegir los empleados, minacion promovió grande alarma en el
y de decretar la reunion de fondos, y á pesar Massachusetts, ocupándose desde luego sus
de la protesta que hizo Cotton en el púlpito habitantes en poner en estado de defensa el
contra el cambio precipitado de los que puerto de Boston. Dudley, Winthrop, Hay-
desempeñaban empleos, fué elegido Dudley nes, Humphrey y Endicott, fueron nombra-
gobernador, en lugar \Vinthrop, quedando dos comisionados «para consultar, dirigir y
este último como auxlliar en el gobierno. En _1' entender en el manejo y arreglo de una guer-
los cuatro años de administracion de \Vin- ra que pudiera sobrevenir, durante el término
throp, habia adelantado con paso firme la de un año contado desde aquella fecha. »
naciente colonia. Existian ya siete iglesias, En medio de tantas contrariedades, el sis-
oeho circunscripciones principales de colonos tema que se habia propuesto el célebre Roger
con sus plantíos, y algunas mas pequeñas. \Villiams, n.o era el mas á propósito para
Habíanse establecido, para favorecer el co- ponerlas término. Este jóven ministro puri-
mercio, barcos de trasporte entre Boston y tano, dotado de suma actividad y energía,
Charlestown; se habia edificado una fortale- alborotó desde luego y puso en la mayor
za, y pue~to en movimiento aceña s y molinos zozobra á sus correligionarios en el Massa-
de viento, ypor último, un floreciente comer- chusetts, esparciendo novedades y herejías,
cio con los virginios y los holandeses, habia segun las reputaban, que ocasionaron su es-
ido gradualmente en aumento, prometiendo pulsion de la colonia y su destierro á Ply-
excelentes resuHados. mouth, donde permaneció dos años. Cuando


Mientras duraban las sesiones del Consejo, regresó á Massachusetts, tardó poco en verse
arribaron seis buques con gran número de envueHo en nuevas polémicas , no solamente
pasajeros y muchas cabezas de ganado lanar. por negar la validez de las reales pa-
Próximamente un mes mas tarde, entraron tentes para dar derecho á la tierra de 1634.
en el puerto quince bajeles mas, de uno de América, sino tambien por ciertos escrúpu-
los cuales desembarcó John Humphrey, tra- los que manifestó respecto á la cruz roja
yendo consigo algunas piezas de artillería, estampada en el pabellon inglés, que consi-
escopetas, pólvora y otros objetos de gran deraba como una reliquia del papismo, y que,
valía para la colonia. Tambien era portador merced á sus continuas declamaciones, con-
Humphrey de proposiciones presentadas por siguió se arrancase de la bandera nacional.
«algunas personas de elevada calidad y esta- Además de esto, negando la legalidad de
do,» para venir á Massachusetts á reunirse cierto juramento impuesto á los no libres, y
con los colonos, si éstos accedian á determi- combatiendo la disposicion que compelia á
nadas condiciones. asistir al culto público, infirió grave ofensa á
. A consecuencia de las qu~jas presentadas los magistrados y á los ministros espiritua-
en Inglaterra contra la colonia de Massachu- les. A pesar de todas sus estravagancias,
setts, nombró el monarca una comision co- que no pueden considerarse sinó como entre-
lonial, con plenos poderes sobre todas las tenimientos pueriles, Williams pareCla re-


TOMO l. 10




74 lJISTORlA DE LOS CAP. VII.
volver en su imaginacion una idea con la
cual estaba completamente identificado: era


. esta lo que él llamaba la «libertad de con-
ciencia,» significando con tal espresion el


mas completo derecho del hombre á
1635. d l·b tad d .. gozar El 1 el' . e opmlOnes en ma-
teria de religion. Esta idea con la cual es-
tamos familiarizados en la actualidad, era
entonces del todo nueva, y habia de produ-
cir necesariamente sorpresa y sobresalto en
una colonia como la de Massachusetts. Nada
estraño es que á los que ocupaban el poder
les pareciese ésta innovacion una monstruosa
y perturbadora herejía; porque, en realidad,
estos principios chocaban abiertamente con la
bocracia que acababa de establecerse en la
colonia. Alarmado con tan peligrosa tenden-
cia el Consejo de Boston, manifestó sus
intenciones de desterrar al sugeto á quien
consideraba como falto de juicio y pertur-
bador de la paz pública. Fué una gran des-
gracia que los escrúpulos de Williams, por su
propia índole, tendieran á dividir y debilitar
la colonia en medio de las dificultades que
atravesaba, mayormente cuando semejantes
agitaciones no hacian mas que paralizar la
resistencia que habia de oponerse á las agre-
.siones que se temian por parte de Inglaterra.
Preciso es confesar, que aun siendo excelen-
tes los principios que él defendia, su conducta
llevaba un sello de oposicion facciosa, ó cuan-
do menos, de escrupulosidad intempestiva y
mezquina; pero era tan pura su piedad, tan
noble y desinteresado su carácter, que los
habitantes de Salem, que le conocian á fondo
y le apreciaban, le reeligieron por su pastor
espiritual, menospreciando la censura del
Consejo de Boston , acto de contumacia por
el cual fueron reprendidos y castigados con
el secuestro de una porcion de sus tierras.
Semejante acto de rigor exasperó á Williams,
hasta el punto de hacer que lo escarneciera


con una vehemente protesta, invitando ade-
más á la iglesia de Salem á que se uniera á él,
en una apelacíon general dirígida á las otras
iglesias contra la injusticia de que se habian
hecho culpables los magistrados. Este atre-
vido proceder fué causa de que el Consejo
castigase á los disidentes privándoles de sus
inmunidades: entonces se separaron de su
jefe, que se quedó absolutamente aislado. En
tal situacion, se negó Williams á prestar ju-
ramento de fidelidad y homenaje á la iglesia
que él calificaba de perseguidora. Sus opinio-
nC::-1 y conducta fueron reprobadas de nuevo
por el Consejo, que pronunció contra él una
sentencia de destierro; pero tomando en cuen-
ta los peligrosos sentimientos de simpatía que
inspiraba, se decidió poco tiempo despues
mandarle á Inglaterra.


En el rigor de un invierno de Nueva-In-
glaterra, \Villiams huyó al desierto, refu-
giándose entr'e los indios Narragansetts, con
lcis~eúales sé h.abia relacionado en Plymouth.
Quince semanas anduvo errante por entre las
nevadas selvas, antes que lograra alcanzar
sus wigwams, donde fué recibido con la mas
generosa hospitalidad, separándose de ellos
en la primavera siguiente, con el objeto de
buscar un sitio donde pudiera fundar un asilo
para los que , como él se vieran perseguidos
por sus creencias religiosas. El principio
intentó establecerse en Seekonk; mas por
efecto de las amistosas insinuaciones 1636.
de \Vinslow, gobernador de Ply-
mouth, se trasladó á la bahía de Narragan-
sett, donde los indios le hicieron donacion de
un territorio considerable en aquella comar-
ca. En junio de 1636, fijó Williams el lugar
en que habia de edificarse una ciudad, á la
cual dió el nombre de Providencia, como que
habia de servir de refugio á los que se vieran
proscriptos y desamparados. Muchos de sus
amigos de Salem partieron inmediatamente




CAP. VII. ESTADOF;-UNIDOS. 75


á reunirse con él, y les distribuyó geI\erosa-1 su propia casa, á cierto número de mujeres~
mente sus tierras. Tal fué el principio del que se ocuparon tambien en piadosos ejerci-
Estado de Rhode-Island '0 uno de los mas cios, semejantes á los de los hombres. En un
prósperos y felices, por sus instituciones li- principio, dióse por satisfecha con repetir lo
berales, de cuantos se fundaron en América. que pudo recordar de los discursos pronun-


No trascurrió mucho tiempo sin que se ciados por los predicadores; pero no tardó
promovieran nuevos disturbios, cuyo orígen mucho en añadir algunas esplicaciones , por
era debido en gran parte á la misma preten- via de elucidacion, atreviéndose al fin á cen-
sion al derecho de juzgar cada cual por sí surar á algunos de los ministros del culto
propio en todas las materias de verdad y como heterodoxos, y hasta añadió ideas y
obligaciones religiosas. Hugh Peters, cape- opiniones propias, fundadas todas ellas en
Han de Oliverio Oromwell, y Enrique Vane, el sistema denominado antinOlniano por los
jóven de superior capacidad y saber, fueron á teólogos, é impregnadas del mas profundo
reunirse con la colonia de Massachusetts. La entusiasmo religioso. Enseñaba que la san-
emigracion de hombres tan distinguidos como tidad de la vida no es una evidencia de justí-
Vane , produjo honda sensacion, y para sa- ficacion ó de un estado de gracia en Dios, y
tisfacer los deseos de muchos individuos de que los que inculcaban la necesidad de' ma-
la aristocracia inglesa, que querian pasar á nifestar la realidad de nuestra fe por medio
"Nueva-Inglaterra, llegó á proponerse que se de la obediencia, no hacian mas que predi-
estableciera cierta magistratura hereditaria~ car un convenio de obras. Sostenía tambien
1636. cosa que nunca se llevó á cumplid~ que el espíritu de Dios moraba personal-


efecto. Poco tardó Vane en ser elegl- mente en los hombres buenos y honrados,
do magistrado principal de la colonia, que y que estos, por revelaciones é impresiones
adrr:inistró sabiamente, hasta que, con mo- internas, venian á descubrir plenamente la
tivo de una nueva fermentacion religiosa voluntad divina. La facundia y la confian-
que se suscitó, y en la cual tomó parte, tu- za con que esponia estas doctrinas, le gran-
vo que abandonar el poder. Como no puede jearon muchos admiradores y prosélitos, no
tratarse esta materia mejor que lo hace el solamente entre el vulgo, sí que tambien
Dr. Robertson, citaremos textualmente sus entre 108 principales habitantes do la colonia.
palabras: Hallábase esta conmovida con tales


E t b 1 . N 'd '"{T 'd d 1637. ~ ra cos um re en aque tIempo en ueva- 1 eas, y v' ane, cuya sagacl a y pru-
Inglaterra, entre los sugetos principales de dencia parecia~ abandonarle cuando se tra-
cada congregacion, reunirse una vez por taba de asuntos religiosos, prohijó .y defendió
semana, con el piadoso objeto de repetir los enérgicamente los asertos mas desatinados
sermones que habian oido, y entretenerse en de Mistress Hutchinson. Celebráronse varias
religiosa conferencia, tocante á las doctri- conferencias; señaláronse dias de ayuno .Y
nas que de ellos se desprendian. Mistress humillacion; se convocó un sínodo general.
Anne Hutchinson, cuyo esposo figuraba en- y tras violentas discusiones que amenazaron
tre los miembros mas respetables de la colo- poner término á la existencia de la colonia,
nia, apesadumbrada de que las personas de fueron condenados por erróneas las opiniones
su sexo se hallasen escluidas de tales reunio- de la innovadora, á la cual se impuso la pena
nes , congregó á su vez solemnemente, y en de destierro. Muchos de sus discípulos se




76 HISTORIA DE LOS CAP. VlI.


marcharon voluntariamente de la provincia, mencia del tiempo, muchos de los aventureros
y Van e dejó tambie:q. la América disgustadí- tuvieron que regresar al punto de partida,
simo, sin que echasen de menos su ausencia atravesando inmensas llanuras cubiertas de
los mismos que poco tiempo antes le admira- meve.
ran, considerándole los unos como un mero Al año siguiente, otra espedicion mas nu-
visionario, y otros como uno de esos espíritus meros a , compuesta de individuos afiliados á
tenebrosos y turbulentos, condenados á tras- las dos iglesias, con sus ministros es-


. . d d d J! "t 1 t 1 1 1.636. tornar cualqUIera SOCIe a. e que lormen pIrl ua es, en re os cua es se contaba
parte.» C,) Hooker, emprendió el mismo viaje, atrave-


La suerte de Mistress Hutchinson fué tan sando el desierto con ayuda de la brújula, y
infausta como agitada habia sido su vida. llevando delante sus ganados por entre los
Viéndose precisada á retirarse á Aquiday, en espesos y enmarañados bosques. ("')
la isla de Rhodes , .donde partícipó de todos Estos esploradores enviaron tambien algu-
los trabajos y privaciones inherentes á la nos de los suyos, embarcados en lanchas,
fundacion de una nueva colonia, continuó para buscar un puerto en la boca del rio,
propalando sus doctrinas con el mayor ardor. el cual, desde que Lord Say y Sele y Lord
Sus hijos, que increpaban abiertamente la Brooke fueron sus propietarios, recibió, el
justicia de su destierro, fueron encerrados en nombre de Saybrook. Espuesta la colonia que
una cárcel, y para librarse de persecuciones, se estableció allí á continuas perturbaciones,
se trasladó la familia entera al territorio de por los celos que inspiraba á los holandeses,
los holandeses,. á tiempo que el gobernador corria riesgo además por las hostilidades de
Kieft habia provocado con su rudeza y cruel~ sus vecinos los indios. La guerra con ~os
dad la terrible venganza de los indios. La Pequods era acaso el resultado inevitable de
casa de Mistress Hutchinson fué incendiada,
.Y ella pereció, con toda ~u familia entre las (') Mr. Hollister discurre agradable yestensamente sobre
llamas, ó bien á manos de los salvajes. Este este viaje, lleno de curiosos incidentes. Hé aquí su narracíon:
horrible acontecimiento tuvo lugar en octu-: «En los primeros dias de junio, mes placentero y algo calu-


roso en Nueva-Inglaterra, Mr. Hooker, con su ayudante
bre de 1643.


Algunos años antes habiase establecido
una colonia permanente en el valle


1.635 del Connécticut (H), yen la época
de que vamos hablando, un numeroso cuer-
po de colonos, se disponia á lanzarse por
entre los 150sques hasta el citado sitio, donde
mas adelante se fundaron las ciudades de
Hartford, \Vindsor y Wethersfield. Muchos
contratiempos esperimentó esta espedicion,
por haberla emprendido en medio del invier-
no. Exhaustos de víveres, á causa de no
poder resistir el ganado que llevaban la incle-


!\fr. Stone y unas cien personas mas entre hombres, muje-
res y niños, emprendieron la espedicion que desde tanto
tiempo tenian proyectada. Atravesando montañas y pantanos;
vadeando rios, ó pasandolos en balsas, con la brújula en la
mano, para que les guiara en su marcha irregular, se·encami-
naron poco a poco hacia el Occide.nte, unas veces por los
claros del bosque, en donde el sol resplandecía:, y otras am-
parándose á la sombra de árboles seculares. Bregando entre
las enmarañadas matas y vides silve8treSj sosteniendo los
fuertes á los débiles, y cuidando los de mas edad de los jó-
venes, avanzaban con lentitud. Como Mr. Hooker estuviera
enfermo, llevábanle suavemente en una litera. Era un viaje
bien ordenado y majestuoso, pues figuraban entre los acom-
pañantes caballeros de elevada posicion y riqueza, así como
señoras que habian sido educadas con el mayor esmero, 't
quienes por la vez primera eonocian lo que eran trabajos y
fatigas. Empero, todo lo aguantaban con la dulzura y buen
humor, que son dotes esclusivas de la mujer de elevada al-


(') Historia de América, por Robertson, libro IX, pago 232. curnia y de suave carácter, cuando una voz irresistible la
(H) El nombre iridio Connecticoola, significa « Rio Largo,» incita á deponer sus galas y á descender hasta el estado .1lano,




·CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS 77


las sospechas é inquietudes de los salva,jes, y desquite de las frecuentes provocaciones de
de los temores que los colonos abrigaban de que eran objeto por parte de Stone y de
un repentino ataque, ó de un degüello seme- sus marineros; ofrecian además hacer en-
jante al que padecieron sus compatriotas en la trega de los criminales, y pedian la interven-
Virginia. Natural era, por cierto, que los in- cion de los magistrados para efectuar una
digenas mirasen con desagrado los adelantos r~conciliacion con sus enemigos los Narra-
de la colonizacion de los blancos, y medita- gansetts, concluyendo por .asegurar ·que es-
ran cuando merios el modo de atajarlos. Por taban dispuestos á entablar relaciones· co-
lo demás, estaban los colonos sobre aviso, y merciales con la colonia. Aceptóse la escusa
parecian dispuestos á castigar inflexiblemen- dada y la mediacion pedida; pero sea por im-
te los primeros síntomas de agresion. posibilidad, ó por cltalquiera. otra causa, el


Eran los Pequods en aquella época la mas hecho es que no hicieron entrega de los ase-
poderosa confederacion en las cercanías de sinos. No pasó mucho tiempo sin que un an-
la bahía de Narragansett, y ejercian su au- tiguo habitante de Block Island, llamado
toridad sobre veinte y s.eis pequeñas tribus Oldham, fuese tambien asesinado por otra ga-
que les estaban sometidas. Una cuadrilla de villa de indios, probablemente en venganza de


ellos habia asesinado á un tal Stone, que hubiera establecido un pequeño cOll1ercio
1636 . . sugeto disoluto y dado á la embria- con los Pequods. Canonicus, sachem de los
guez, que mandaba un barco mercante de la Narragansetts, ofreció cumplida satisfaccion
Virginia. Este acontecimiento produjo cierta por esté crímen, cometido sin su conocimien-
alarma en el Massachusets: entonces los to; pero los magistrados y los ministros del
Pequods enviaron á decir á Boston que se culto creyeron que se requeria alguna cosa
habian arrojado á ejecutar aquel castigo en mas para dejar satisfechos á los colonos. En-


viose, en consecuencia, un destacamento de
que ennoblece con su presencia. El aullido del lobo , su fur- noventa hombres á las órdenes ·de Endicott,
tivo paso por entre las hojas secas y rechinantes; la vista de
los elevados pinos; el estruendo del torn:mte que baja de las
montañas; las humeantes ruinas, al rededor de las cuales
levantaban los indios sus hogueras, todo ello imprimia en la
mente de los viajeros la sensacion angustiosa de la soledad
y del peligro, de los que tanto mas habian de recelarse, cuanto
que nunca contemplaron tan im:Jonente espectáculo. Sin
embargo, la esposa, la madre y la hija lo arrostraron todo con
tan sosegada confianza, como cuando se ofrecieron por pri-
mera vez ante sus ojos las delicadas flores del desierto. Al
cabo de dos semanas de penalidades, llegaron á la tierra
casi fabulosa, que se representaban en su imaginacion como
un nuevo paraiso de ideal belleza. Esta tierra era el valle del
Connecticut. Estendíase á sus piés, bajo la sombra de las
bajas colinas situadas al borde del rio, colinas que arrojan
el follaje de sus árboles en oleadas que van arrastrándose
á millas de distancia hácia el Oriente y el Occidente, cuando
la brisa dc junio las acaricia trayendo nueva vida á las plan-
tas. Dilátase este valle, teniendo abrazado en su circuito
al plateado. rio, cual un fuerte arco medo encorvado en las
manos del atezado cazador, que se apropia el titulo de dueño
y señor de tan fértiles comarcas.» !lis/oria del Connec/icut,
por Hollister, tomo 1, pág. 29.


con objeto de castigar á los isleños de Block
Island, y pasar de allí á las tierras de los
Pequods , para exigir la entrega de los ase-
sinos de Stone, así como mil haces de wam-
pum por· daños y perjuicios. Despues de
haber quemado los wigwams y destruido las
mieses de los indios en Block Island, diri-
gióse Endicott al fuerte Saybrook, marchan-
do desde allí al rio Pequod; pero como los
salvajes· rehusaran satisfacer sus demandas.
incendió sus aldeas, tanto allí como en el
Connecticut, y regresó á Boston sin haber
perdido un solo hombre.


Enfurecidos los Pequods por lo que ellos
consideraban como un ataque inmerecido,
vengáronse por cuantos medios estuvieron á
sus alcances, matando durante el invierno á




HISTORIA DE LOS CAP. VIT.


unos treinta colonos, y empeñándose en com-
prometer á los Narragansetts «?n una alianza,
cuyo objeto era eliotal esterminio de todos
los blancos. Afortunadamente, merced á la
intervencion de Roger Williams, que descu-
brió el complot á los magistrados del Massa-
chusetts, pudo precaverse aquella temible
coalicion, y asegurarse por lo menos la neu-
tralidad de los Narragansetts.


En sesion especial del Consejo, celebrada á
principios de diciembre de 1636, se organizó
la milicia en tres regimientos, procediéndose
al nombramiento de los oficiales que debian
mandarla. Tambien se establecieron cuerpos
de guardia, y se invitó á los viajeros á que
fuesen armados. No hubo necesidad de tomar
otras disposiciones activas hasta la primave-


ra de 1637, en cuya época creció la
1637.. .


efervescencIa y alboroto, con motIvo
de la trájica muerte de MistI:ess Hutchinson,
que dejamos mencionada en las páginas an-
teriores.


Habiendo terminado sus disensiones reli-
giosas con el triunfo de los ortodoxos, toda
la atencion de los colonos se dirigió hácia la
guerra de los Pequods. Tenian ya reunida
una numerosa hueste, para mandarla al
campo de batalla, cuando tuvo lugar un
combate decisivo, que hizo innecesario el
auxilio de las tropas del Massachusetts. Como
obtuvieran las ciudades del Connecticut, á
principios de mayo, la alianza de Uncas,
sachem de los Mohegans, la mayor parte de
los colonos aptos para llevar las armas, en
número de unos noventa hombres, prepará-
ronse á partir mandados por J ohn Mason,
que habia militado en Flandes. Era en ver-
dad aquella una crisis muy peligrosa para la
naciente colonia. Hubiera fracasado en su
empresa, y quedado desarmada á merced de
sus vengativos enemigos, sin la energía y
valor de aquel puÍ1ado de héroes, que á costa


de mil fatigas y penalidades supieron con-
quistar el sangriento laurel de la victoria.
Preparado el cuerpo espedicionario, y fijada
la hora de la marcha, empleóse la noche del
10 de mayo en solemnes oraciones, y á la
mañana siguiente se embarcó la milicia en
el puerto de Hartford. Habiéndose reunido á
ellos veinte hombres, enviados desde Boston
al mando de Underhill, navegaron mas allá
del Támesis (Thames), y entraron sin ser
vistos en una ensenada próxima al Pequod.
Allí descansaron el dia siguiente, que era
domingo, y desde el principio de la sema-
na se empeñaron en atraerse el auxilio de
los Narragansetts, .cuyo sachem Miantoni-
moh vino á unirse con ellos, trayendo con-
sigo doscientos guerreros; pero tan pronto
como supieron que la .intencion de los ingle-
ses era atacar los fuertes del Pequod , con tan
escasa fuerza, apoderóse de los indios un ter-
ror pánico, y la mayor parte se retiraron.
Imposible nos fuera describir la catástrofe
que se siguió, tan bien como lo hace uno de
los primitivos historiadores del Connecticut;
por eso trascribimos íntegro su relato.


«Despues de haber llegado cerca del fuerte
principal, guiados en su marcha por un Pe-
quod rebelde, fijaron su campamento entre
los grandes peñascos de Groton, ó cerca de
ellos, los ~uales eran conocidos con el nom-
bre de peñas de Porter. Los espedicionarios
estaban fatigados, y aunque solo tenian pie-
dras por almohadas, durmieron reposadamen-


-te hasta cerca del amanecer, hora en que los
esploradores vinieron á decirles, que habian
oído á los indios mover gran algazara dentro
del fuerte, y que sus cantos y regocijos se
prolongaron hasta la media noche. Efectiva-
mente, los Pequods habian visto las embar-
caciones que cruzaron por el puerto algunos
dias antes, y deduciendo de esto que los in-
gleses les tenian miedo y no se atrevian á




ESTADOS-UNIDOS. 79


atacarlos, se entregaban á una alegría des- mente animados para el combate. Cuando el
enfrenada. Era la noche plácida y serena: capitan Mason se hallaba ya á pocos pasos
hácia la madrugada brillaba la luna en su del fuerte, ladró un perro, y en el mismo
límpido cénit, iluminando aquellos contor- instante uno de los indios empezó á lanzar
nos cual si fuera de dia. Habia llegado el desaforados gritos, diciendo: ¡ Owanu/lJ!
momento en que la verdadera existencia ¡Owanux! (¡Los ingleses 1 ... ¡Los ingleses!)


• del Connecticut iba á decidirse con la espa- Entonces apresuró su marcha la tropa, y
da en un solo combate, dependiendo la suer- mientras iban reuniéndose los enemigos, les
te de la colonia del firme comportamiento y hicieron por entre-la empalizada una d~scar­
estremado valor de unos ochenta hombres. ga general de mosquetería, abalanzándose
Los indios que lesservian de auxiliares, es- en seguida á la entrada principal, por donde
taban tristes y desanimados, y aunque en un penetraron espada en mano. A pesar de tan
principio habian guiado la vanguardia, jac- repentino ataque y de verse deslumbrados con
tándose de grandes hazañas, tomaron des- los disparos de las armas de fuego, hicieron
pues el partido de retirarse á retaguardia. los indios una tenaz y desesperada resistencia.
Unas dos horas antes de aclarar el dia, pu- El capitan Mason y su partida desalojaron á
sósa en pié todo el destacamento, y encomen- los salvajes, obligándolos á entrar por fuerza
dándose brevemente á Dios y rogándole por en la calle principal, hácia la parte occidental
el triunfo de su causa, avanzaron hácia el del fuerte, donde algunos valientes que ha-
fuerte, mandando antes á buscar á los in- bian apresurado su marcha los encontraron, é
dios, que se hallaban detrás. Trascurrido hicieron tal riza en ellos, que la calle se vió
algun tiempo, presentáronse Uncas y Obe- pronto limpia de enemigos. Escondiéronse
I.{uash, y preguntándoles el capitan dónde muchos dentro de sus wipwams, ó parapeta-


. estaba el fuerte que debian asaltar, contesta- dos detrás de estos, y aprovechándose de los
ron que en la cima de la montaña. Interroga- puntos donde estaban á cubierto, sostuvieron
dos tambien acerca de sus aliados los indios, obstinada defensa. El capitan y su gente en-
respondieron. que estaban muertos de miedo. traron en los wigwams, donde fueron sitiados
Mandóles entonces el capitan una órden para por muchos indios, que se valían de todos los
que no se escapasen, invitándoles á circundar medios posibles para herirlos, llegando hasta
el fuerte á la distancia que quisieran, "para luchar á brazo partido con los asaltantes, de
que viesen si sabian batirse los ingleses. Iba tal modo, que á duras penas podian estos
rayando el alba y no habia tiempo que per- defenderse con sus espadas. Despues de un
der. Repartidos los hombres en dos compa- reñido combate, en que perecieron muchos
ñías, dirigióse la una apresuradamente, al indios y algunos ingleses, quedando otros
mando del capitan :Mason, hácia la cntrada gravemente heridos, estaba aun indecisa la
nordeste de la fortaleza, y la otra, á las ór- victoria. Hallándose el capitan medio este-
denes de Underhill, hácia la puerta occiden- nuado y sin aliento, así como su tropa, por
tal. Al reflexionar los colonos que no iban á los esfuerzos extraordinarios que habian he-
combatir únicamente por su propia existen- cho en aquel crítico momento de la pelea,
cia ,sino por sus esposas é hijos, y por la recurrió á un espediente que tuvo el mejor
colonia entera, enardeció se el espíritu mar- resultado. Tomando una tea, y dirigiéndose
cial en sus pechos, y se sintieron maravillosa- á sus soldados, gritó: «¡ Vamos á quemal'-




80 HISTORIA DE LOS CAP. VII.


los l» Acto continuo, entró en un wigwam, y . despues le pareció al capitan que el incendio
aplicó su tea á las esteras que leservian de era el único medio de alcanzar la victoria y
cobertizo. Prendió el fuego instantáI1eamen- de salvar á los suyos. Así ,pues,' padres é
te, esparciéndose con tal violencia, que todas hijos, el sannap y el squaw, el anciano .Y
las chozas de los indios se vieron, ,envueltas el niño, todos ellos perecieron en la misma
en una sola llamarada. Como el incendio iba ruina.» (*)
en aumento, retiráronse los ingleses á lo este- Al terminar tan desapiadada matanza, los
rior del fuerte, y lo rodearon por todas partes .. ingleses vieron que se acercaba acelarada-
Dncas y sus indios, con alguno de los Nar- mente otro cuerpo de Pequods de las aldeas
ragansetts, que habian permanecido fieles, vecinas. Llenos estos de ira, al ver sus chozas
animándose- con el ejemplo de los europeos, arrasadas por el incendio y sus compañeros
formaron otro círculo detrás de ellos. Grande degollados, abalanzáronse furiosos á los
fué entonces la sorpresa de los salvajes, y blancos; pero todo fué inútil: las destructo-
precisados por las llamas á salir de sus gua- ras armas de fuego los contuvieron en el
ridas á campo raso, sirvieron de blanco á los acto, y Masan y su' tropa pudieron operar su
soldados ingleses. Algunos que quisieron retirada en buen órden al puerto del Pequod,
saltar la empalizada, fueron derribados por actualmente Nueva-Lóndres (New London),
las balas de los mosquetes. Otros, saliendo donde embarcaron á los heridos, partiendo
desesperados de sus chozas incendiadas, luego Masan con sus soldados á Saybrook,
fueron heridos ó hechos trizas con la espada. donde los recibieron con salvas de artillería.
Tal fué el terror que se apoderó de ellos, Empezada así esta obra de esterminio por
clue hubieran preferido volver la espalda á la mi-licia del Connecticut, fué llevada á su
sus enemigos y arrojarse en medía del fuego. completa conclusion durante el verano por
La estension y violencia del incendio; la las mismas tropas, en union con las


1637. llamarada y el estruendo de la mosquetería; fuerzas del Massachusetts. Los Pe-
los gritos y alaridos de los hombres, mujeres quods fueron desalojados de sus madrigueras
y niños encerrados en el fuerte, y el clamo- y lanzados á los pantanos; sus. fuertes que-
reo de los indios auxiliares,formaban un es- daron arrasados; sus guerreros muertos, y
pectáculo imponente, aterrador. En poco sus mujeres y niños se distribuyeron como
mas de una hora, se consumó esta obra de esclavos entre los colonos. Habiéndose refh-
destruccion: quemáronse setenta wigwa-ms, giado su principal sachem, Sassacus, entre
y perecieron quinientos ó seiscientos indios, los Mohawks, le asesinaron estos, por insti-
bien por la espada, ora devorados por las gacion de los Narragansetts. Por último, los
llamas. La tarde anterior habian salido jóvenes adultos prisioneros, fueron tambíen
ciento cincuenta guerreros, que en aquella vendidos como esclavos en las Indias Occi-
misma mañana debían atacar á los inglesé's. dentales. AIgun tiempo despues, se averiguó
De todos estos indios, y de los que ocupaban que habian perecido ó sido hechos prisioneros
el fuerte, únicamente siete pudieron es&t~ unos novecientos Pequods. ~ los pocos que
par, é igual número quedaron prisioner~. escaparon y se diseminaron entre los Narra-
Era cosa convenida de antemano, que no gansetts y los Mohegans, les prohibieron
habia de pegarse fuego al fuerte, sino ani-
quilar al enemigo y entrar á saqueo; pero (") Historia del Connecticut, por Trumbull, tomo 1, pago 84.





CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS. tl1


que en lo sucesivo llevasen el nombre de los comarca, figurando entre'ellas la de Rowley r
de su nacion. Los colonos consideraron el formada por una compañía de fabricantes de
buen éxito de esta guerra de destruccion, que paños del Y orkshire, encomendada al cuida-
llamaron de los «sanguinarios paganos,» do espiritual de Ezekiel Rogers.
como una prueba evidente de la divina apro- En la primavera de i637, promulgóse un
bacion , y con característico orgullo citaban decreto en Inglaterra, para poner coto á ·la
ó trascribian numerosos pasajes dd Antiguo emigracion de los puritanos, y un año des-
Testamento, para justificar cuanto habian pues, hallándose en el Támesis una escuadra
hecho. Empero, con razon pudiéramos repe- de ocho buques, preparándose á partir para
tir aquí el deseo manifestado en otra ocasion Nueva-Inglaterra, intervino el ConsejQ pri-
por el piadoso Robinson: «¡ Hubierais hecho vado para impedir la salida. No ha faltado
mejor en convertir á la fe cristiana á algunos quien asegurase que Hampden y Cromwell
de ellos, antes que matar á uno solo!» estaban á bordo de esta flota; pero tal aserto


Quedando para siempre esterminados los carece de fundamento, y no es probable que
Pequods, volvió á fijarse la atencion de los ninguno de ellos diera semejante paso, en el
ministros del culto y de los magistrados en estado en que se hallaban entonces los nego-
desarraigar de la colonia la herética depra- cios é intereses públicos de su patria. A pesar
vacion, trabajo que se veian precisados á de todo, los buques no fueron detenidos sino
emprender incesantemente, y que aun cuando pocos dias, hasta tanto que el rey alzó la
estuviera bien ejecutado, requeria una con- prohibicion, y aquellos bajeles llegaron con
tinua vigilancia. Los reglamentos reshicti- toda seguridad á la bahía de Massachusetts.
vos produjeron, sin embargo, un resultado Habíase fundado tambien en la costa del
beneficioso, cual fué el de dar lugar á emi- ~Iaine alguno que otro establecimiento co-
graciones á puntos muy diversos del pais. lonial; pero sus adelantos fueron bastante
Roger \Villiams habia echado los cimientos lentos durante algun tiempo. Sir Ferdinando
de Rhodé Island; y Davenport, en 1638, Gorges, que por espacio de treinta añosperse-
deseoso de gozar de una república separada, ver ara en sus esfuerzos de colonizacion, gas-


donde se viera libre de las innovacio- tándose en su empeño próximamente 100,000
i63S. nes del error y del libertinaje, esta- pesos fuertes, obtuvo en 1639 una real cédula
bleció la colonia de New Haven (Nuevo- para sus posesiones americanas, y cuando la
Puerto). \Vheclwright, desterrado por su recibió, ocupó se en redactar un plan de go-
participacion en las herejías de Mistress bierno para el Maine, mandando allá
Hutchinson , fué á fundar la colonia de Exe- despues á Thomas Gorges , como su i6tO.
ter, y el capitan 1Jnderhill, complicado en delegado, con el número de subordinados
la misma causa, y acusado además de licen- correspondiente para administrar la colonia.
cioso, fué espulsado del Massachusetts, á Un escocés, llamado Sir \Villiam Alc-
pesar de los servicios que prestara en el xander, habia obtenido de .Jacobo 1 la, con-
campo de batalla, por cu.yo motivo se retiró cesion del territorio de Acadia, en 1627,
á Dover. Tambien partieron otros, á medida y dádole el nombre de Nueva-Escocia. Du-
que la ocasion lo requeria, y de esta suerte rante la guerra entre Francia é Inglaterra,
fueron desparramándose congregaciones y I tomó poses ion de la provincia que le fué con-
colonias por toda la superficie de aquella cedida; pero por el tratado de paz celebrado


TOMO l. H




82 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS, CAP. VII.


en 1632, restituyéronse nuevamente el Ca- hlemente no hubo nunca en América colonia
nadá, el Cabo-Breton y la Acadia á los fran- alguna que hiciera progresos tan firmes y
ceses. Competian estos con los colonos ingle- 'duraderos como esta, en tanto que los intré-
ses en el comercio, y profesaban la religion pidos naturales de Inglaterra pisaron el suelo
católica, circunstancia qüe indujo al pueblo del nuevo mundo.
de Massachusetts á recelar quefueran «malos El costo de la colonizacion de Nueva-
veCInos.»


Los adelantos de la colonia, á pesar de las
discordias y perturbaciones internas, fueron
firmes y rápidos en su totalidad: continuó
floreciendo el comercio; construyéronse bu-
ques; levantáronse molinos, y las ciudades
.Y aldeas empezaron á adquirir un aspecto
floreciente. Esto no obstante, las comunica-
ciones entre los distintos establecimientos
coloniales se efectuaban casi siempre por la
eosta, á causa de los bosques y regiones in-
habitadas que mediaban entre ellos. Proba-


Inglaterra, hasta la época de que
vamos hablando, ha sido valuado por i640.
MI'. Hildreth en un millon de dollars, gua-
rismo que, aun cuando parezca exajerado, es
muy inferior al verdadero. En este tiempo
existian al Este del Hudson doce repúblicas
independientes, que comprendian unas quin-
ce poblaciones ó colonias; pero no trascurrie-
ron muchos años sin que las jurisdiccione~
separadas de todas ellas se redujeran á seis
únicamente.




CAPÍTULO VIII.
1625 -1660.


ADELANTOS DE LA VIRGINIA..


Wyats, gobernador de la Virginia.- Yeardley.- West.-Carta dirigida al rey.- Harvey, gobernador.- Revisí9n de las leyes.
- Varios reglamentos.- Division en condados. - Celos del Maryland. - Quejas contra Harvey. - Su partida á Inglaterra.-
Regresa á la Virginia. - Administraeion dé lIarvey. - Administracion de Wyats. - Sir William Berkeley. - Su carácter.-
Segunda revision de las leyes. - Esfuerzos de los comisionados parlamentarios. - Sostiénese firme la colonia en su
lealtad. - Guerra con los indios. - Independencia de la Virginia. - Compélese á la Virginia á prestar obediencia al Parla-
mento. - Bennet, Diggs y Matthews, gobernadorés. - Reeleccion de Sir 'Villiam Berkeley. - Anhelo por ver restaurada la
monarquía - Principios de libertad popular.


Al advenimiento de Cár10s I al trono, aun-
que se renovó el nombramiento de gobernador
de la Virginia, dado á Sir Francis \Vyats,


en los mismos términos en que lo ob-
1625. tuvo bajo el reinado de Jacobo, tardó
poco en regresar á Inglaterra, nombrán-
dose á Yeardley para desempeñar aquel
destino. Muerto Yeardley al año siguiente,
con gran sentimiento de sus administrados,


el Consejo eligió gobernador pro tem-
1627. , F . TI' t P t pore a ranClS n' es. or una car a
que dirigió este al rey, en union del Consejo,
sabemos que la industria y energía de la co-
lonia distaban mucho de presentar un estado
completamente satisfactorio. La guerra con
los indios existia aun; se acometian pocas
empresas; faltaba capital, y en realidad, el
único producto de comercio consistia en ese
«nauseabundo y desabrido yerbajo, llamado
tabaco, que no es de necesidad ni de adorno
para la vida humana.» A pesar de estas y
otras muchas desventajas, á que estaba es-
puesta la Virginia, continuaba aumentando


rápidamente su poblacion. En 16281e llega-
ron de Europa mas de mil emigrantes ..


En 1629, el Dr. Jolm Potts fué designado
por el Consejo para sustituir ~i \Vest, y des-
empeñó el empleo hasta la llegada de John
Harvey, que habia sido nombrado en propie-
dad para el gobierno de la colonia. Potts tuvo
un gran disgusto al verse calumniosamente
acusado de ladro n de ganados. Empero


t . a' . d' b' 1629. es o no perJu lCO en na a a su len
cimentada reputacion. Hizo construir Harvey
una nueva fortaleza en Point-Comfort, en la
boca del rio James, y se exigió un tributo en
pólvora y balas á cada buque que por allí pa-
saba. Tambien se establecieron salinas en la
orilla oriental de la bahía del Chesapeake.


En 1632, llevóse á cabo una revision de las
leyes, mediante la cual se compilaron


. 1 t t t d' . t 1632. en un so o es a u o, proce unten o
que hubo de repetirse algunos años mas tar-
de. Las disposiciones relativas á la religion
y á la moral eran numerosas, y evidenciaban
el cuidado é interés de las ,autoridades en pro-




84 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


mover la devocion entre el pueblo. Estas dis- No miraban con buenos ojos los virginios
posiciones se referian á la publicacion de las á la colonia de Maryland, pareciéndoles que
amonestaciones matrimoniales; á la enseñan- no era aquella sino una usurpaéion de sus
za doctrinal de los niños; al número de veces justos derechos.
que los ministros del culto habian de predicar Con la adopci-on de medidas contrarias á
en el año y administrar la comunion; á los las aspiraciones de un gran partido en la
diezmos para sostener la religion, y á los Virginia, se habia hecho Harvey muy impo-
castigos contra la embriaguez, los juramen- pular; por lo cual creyó conveniente el Con-
tos profanos, el adulterio, la calu~nia, etc. sejo destituirle de su empleo. Convocóse una


En cuanto á la 'agricultura , se procuró junta para oir las quejas formuladas contra
limitar la produccion del t{teaco, de modo Harvey, y este salió para Inglaterra, con el
que aumentase su estimacion en el mercado objeto de contestar allí á los cargos que se le
inglés, pues el precio de esta planta acababa hicieran; pero como estos fuesen desatendi-
de bajar hasta seis peniques la libra, sin con- dos, el destituido Harvey regresó á la Vir-
tar además con la temible competencia que ginia en 1636, con un nuevo nombramiento,
hacian á los virginios los cultivadores ingle- aunque no por eso mejor animado en favor
ses de la Barbada, y los colonos de las islas de los colonos. Largos años rigió este perso-
de Sotavento. Prevínose, 'en consecuencia, á naje los destinos de la Virginia. Se- 1.636.
los plantadores, que habian de sembrar de gun algunos autores, ejerció muy se-
trigo una parte de sus terrenos, y cultivar veramente su autoridad, y aun á veces con
vides; que debian ocuparse en ejercicios mi- tiranía, hasta que al fin fué reemplazado por
litares, y que no les era permitido tener trato sir Francis \Vyats, en 1639. Aunque no es
alguno con los indios, ni emigrar á Nueva- sino un acto de justicia hacer constar que
Inglaterra sin licencia del gobernador. Dá- Harvey produjo violentas escitaciones polí-
base lectura de este código revisado, a¡ ticas, merece, sin embargo, alguna indulgen-
abrirse la primera sesion de cada Conseto cia, pues no aparece probado que atentase
mensual, y se sacaba una copia marluscrita nunca ilícitamente á los derechos y privile-
.lel mismo, para esponerla á la vista del pú- gios de los colonos.
blico. La administracion de \Vyats fué pacífica y


Dos años despues, en 1634, dividióse la muy satisfactoria para el pueblo: esto noobs-
colonia en ocho condados, habiendo de nom- tante, diéronle por sucesor á Sir \Villiam Ber-
brar el gobernador los tenientes gobernado- keley, en 1641, quien llegó.á la colonia


d d· 11 h 1. 641.. .. d b' t . res para ca a uno e e os, yacer al año SIgUIente e su nom ramlen o.
1.634.. el pueblo la eleccion del jerif; de Era el nuevo gobernador hombre de elevado
modo que, tras muchos ensayos.y tentativas carácter y de relevantes prendas, y dió prue-
que hubieron de probarse y numerosos obs- bas de poseer toda la aptitud necesaria para
táculos que vencer en la senda de su prospe- el destino que se le habia confiado. Poco
ridad, la Virginia podia ser considerada en- tiempo despues de haberse promovido la
tonces como profunda y permanentemente guerra civil en Inglaterra, sufrieron otra
arraigada, dando claros indicios de la altura segunda revision las leyes de la Virginia:
é importancia que debia alcanzar con el ~uchas de las primeras quedaron vigentes,
tiempo en el hemisferio occidental. pero con algunas modificaciones, entre ellas




CAP. VITI. EST ADOS-UNIDOS. 85


la de hacer obligatoria á todos los colonos la
liturgia de la iglesia anglicana; la de preve-


nir á los no conformistas que habian
1643. d 1 1- d 1 V' .
" de aban onar e sue o e a Ugl-


nia; la de trasformar los Oonsejos mensuales
en Oonsejos de condados, debiendo reunirse
seis veces al año, y la imposicion de ciertas
contribuciones, que se consideraban necesa-
rias para la prosperidad pública,


Los comisionados que el Parlamento in-
glés envió á la colonia para que tratasen de
obtener de los virginios el reconocimiento de
su autoridad, les ofrecieron desde' luego de-
jarles la eleccion de su propio gobernador;
pero Berkeley, que desempeñaba este cargo,
y que era decidido realista, persuadió á los
miembros del Oonsejo á que se mantuviesen
fieles al rey; de modo que, sosteniéndose fir-
me la Virginia en su lealtad, y abandonada
en cierto modo á sí misma, tuvo ocas ion de
legislar en pro del bien comun , con absoluta
independencia de la metrópoli.


La hostilidad de los indios, que no habia
sido sino parcialmente sofocada, estaba pron-
ta á estallar en la primera oportunidad que
se presentara. Opechancanough, antiguo ene-


migo de los colonos, aunque ya muy
1644. t d - ' . b d en ra o en anos, contmua a ma u-
rando sus planes de venganza. Ofreciéronle
una ocas ion favorable las disensiones promo-
vidas en la colonia, con motivo de la guerra
civil de Inglaterra, y poniéndose al frente de
sus guerreros, dió un repentino y furioso
asalto á los descuidados colonos, del que re-
sultó el degüello de mas de quinientos euro-
peos. A esta agresion siguióse una sangrienta
lucha con los indios, durante la cual fué he-
cho prisionero su anciano cacique, falleciendo
poco despues de resultas de las heridas que


le infirió un soldado. Muerto Ope-
1646. h . ,.


c ancanough, su sucesor qUISO VIVIr
en paz con los ingleses, y les hizo cesion de


todas las tierras comprendidas entre los rios
James y York. «De este modo, dice Mr. Ban-
croft, la colonia de la Virginia alcanzó el
gobierno y administracion de todos los nego-
cios é intereses públicos. Ella declaraba la
guerra, ajustaba la paz y adquiria territorio,
de conformidad con los acuerdos de los repre-
sentantes del pueblo. Poseyendo seguridad y
quietud, abundancia de territorio, libre mer-
cado para su comercio, y todos los derechos
de un Estado independiente; teniendo á la
Inglaterra por guardian contra la opresion
estranjera, y no por gobernante, los colonos
gozaban de toda la prosperidad con que po-
dian brindarles un suelo virgen, leyes equi~
tativas y general uniformidad de condicion E"l
industria. Oon tales elementos de prosperi-
dad, su número iba siempre en aumento; laR
cabañas estaban llenas de niños, igualmente
que los puertos de buques y emigrantes, y
hácia la Navidad de 1648 hacian el comercio
con la Virginia diez buques de Lóndres, dos
de Bristol, doce holandeses y siete de Nueva-
Inglaterra. El número de colonos ascendia ü
veinte mil en aquella época, y los que no ha-
bian sufrido agravio ni perjuicio alguno, es-
taban poco dispuestos á entrometerse en las
contiendas que desgarraban á la madre pa-
tria. Por lo demás, se mostraban adictos á la,
causa de Oárlos, no porque fuesen amantes
de la institucion real, sino porque sabían
apreciar las libertades, en cuya pacífica pose-
sion les dejara el monarca. Despues de la eje-
cucion de aquel desgraciado rey, aunque no
faltaron algunos que por ignorancia,


1 fi b t 'd' 1649. cua arma an sus par I arws, se
inclinaran al republicanismo, el gobierno de
la colonia reconoció á Oárlos II como á su
legítimo soberano. La fidelidad de los virgi-
nios no pasó desapercibida para el real des-
terrado, y desde su retiro de Breda


fi "B 1 1 1 d t' 1650. con rmo a er \:.e ey en e es mo que




86 HISTORIA DE LOS ESTADos-maDOS. CAP. VIII.
,


desempeñaba; continuó enterándose de la si-
tuacion de los negocios, y en medio de sus
derrotas en Escocia, se acordaba todavía con
satisfaccion de los fieles caballeros que tenia
en el mundo "Occidental. Cárlos II, aunque
fugitivo de su patria, reinaba todavía en
aquella colonia. La Virginia entera estaba
por la monarquía, y fué la última comarca
perteneciente á Inglaterra que prestó obe-
diencia á la república.» (*)


El Parlamento, sin embargo, determinó
obtener por medio de la fuerza el reconoci-
miento de su autoridad por parte de las colo-
nias. Envió, pues, á Sir George Ayscue, con


una flota, para compeler á la obedien-
1652. cia á los· habitantes de la Barbada,
mandando con el mismo objeto otra escuadra
á la Virginia, que fué á reunirse con Ayscue,
llegando juntas al Chesapeake en 1652. So-
metida la colonia sin resistencia alguna,
fuéronle asegurados sus derechos y privile-
gios; anulóse el gobierno de Berkeley, y
quedó elegido gobernador Richard Bennet,


que era uno de los comisionados par-
1655. 1 t' C 11 ., amen arIOS. romwe no qUISO In-
tervenir directamente en los nombramientos
de los gobernadores de la Virginia, de modo
que al dimitir Bennet su cargo, Edward
Diggs, en 1655, Y Samuel Matthews, en
1858, desempeñaron sucesivamente el puesto
de primeros magistrados de la colonia. Ha-
hiendo entrado Matthews en contienda con


(') Historia de los Estados-Unidos, por Bancroft, tomo 1,
pág. 209.


la Cámara de los Comunes (House o/
, . 1658. Burgesses ), a causa de reclamar


ciertas atribuciones que se le negaban, trató
de somoter la cuestion al Lord Protector;
pero celosos los virginios de sus libertades,
determinaron no consentirlo, y asegurar su
independencia. Declaróse entonces la sobe-
ranía popular; se anuló la eleccion anterior,
y queriendo luego mostrar su consideracion
y aprecio á Matthews, le reeligieron para
desempeñar el mismo empleo de que acababan
de destituirlo. Accedió á ello el gobernador,
y así vino á arraigarse con doble fuerza el
espíritu de libertad popular.


Matthews murió en 1660, precisamente
en la época de la abdicacion de Ricardo
Cromwell, que dejaba á Inglaterra en plena
libertad para restablecer la dinastía


C d 1 d· 1660. de los Estuardos. onvoca os os 1-
putados de las ciudades y villas (Bttrgesses),
declararon de nuevo sus derechos de sobera-"
nía, y eligieron gobernador á Sir William
Berkeley, en tanto que se arreglaban los ne-
gocios públicos de la madre patria. Empero,
los virginios, constantemente empeñados en
asegurar la libertad de que gozaban, estable-
cieron la supremacía popular, la libertad de
comercio, la tolerancia religiosa, la exencion
de impuestos estranjeros y el sufragio univer-
sal; y como quiera que en lo sucesivo se des-
viaran alguna vez de estos principios, no fué
sino compelidos por la fuerza de autoridad
estraña, y no por la libre voluntad y consen-
timiento del pueblo.


----------




CAPÍTULO IX.
1632 --1660.


ORiGEN Y PROGRESOS DE MARYLAN.D.


Particularidades notables en el origen de Maryland. - George Calvert y Lord Baltimore. - Su carácter. - La cm' la. - Sus
ventajas. - Límites de la colonia. - Oposicion de Clayborne. - Leonard Calvert, jefe de la espedicion. - Primeros
colonos.- Aldea de Sainte-Mary.- Recelos de MassachuseUs.- Nuevos esfuerzos de Clayborne para perjudicar á la
colonia. - Desembolsos de Lord Baltimore en la colonizacion.- Primera Asamblea colonial.- Sus actos.- Debate
acerca de la inciativa en materia de legislaeion. - Segunda y tercera asambleas. - Primeros estatutos que se pro-
mulgaron. - Política de Lord Baltimore. - Ley de tolerancia. - Sus límites. - Insurreccion de Ingle y Clayborne -
Política contemporizadora del Lord propietario.- Maryland reclamada por varias partes interesadas.- Debates
á que dieron lugar estas pretensiones.- Stone y su suerte.- Desórdenes bajo el gobierno de Fendal, y su resul-
tado.- Philip Calvert, gobernador.-Poblacion y progresos de Maryland en 1660.


La colonia de Maryland se distinguia bajo
muchos concepto::; de la de Virginia y de
la de Massachusetts: la primera de estas
últimas tuvo que pasar por muchas luchas
peligrosas antes de afianzar su existencia y
sus libertades; la segunda hizo numerosos
esfu.erzos, tan sinceros como estériles, para
cimentarse sobre una base teocrática, que
escluyera la libertad del pensamiento y la to-
lerancia religiosa. Respecto á Maryland, su
sabio fundador le proporcionó las ventajas de
un gobierno ilustrado, en el que debian: tomar
parte todos los hombres libres de la colonia,
sin distincion de creencias religiosas, puesto
que allí se toleraba la mas ámplia libertad de
conciencia. De este modo, su orígen fué pacífi-
co, y nada interrumpió el curso de su prospe-
ridad, siendo lo mas notable, que el fundador
de Maryland era un miembro sincero de la
iglesia Católica Romana, que, como es bien
sabido, no admite la menor duda ó discre-
pancia en materia de fé. Por una série de


circunstancias que seria prolijo enumerar,
veíanse los católicos de Inglaterra en una
posicion bastante angustiosa, á causa de que
los puritanos, así como otros muchos, re-
clamaban contra ellos el estricto cumpli-
miento de los estatutos penales; teniendo
por lo tanto mas razon aun que los presbi-
terianos para desear sustraerse á las duras
pruebas y persecuciones á que estaban es-
puestos en su patria, emigrando al nuevo
mundo.


Hácia principios del reinado de Jacobo 1,
George Calvert, natural del Yorkshire, y
graduado en la universidad de Oxford, go-
zaba de. tanta popularidad en su condado,
el mas estenso de Inglaterra, que fué
1 . d t . t 1 P i 604. e egl o su represen an e en e ar-


lamento; llegando á ser tal su valimiento
en la córte, que alcanzó el empleo de se-
cretario de Estado. A pesar de estits
. t· C 1 t h b' b 1619. Clrcuns anClas, a ver a la a ra-


zado el catolicismo poco tiempo antes, . y




88 HISTORIA DE LOS CAP. IX.
con honrosa ingenuidad declaró sus creen- timiento y aprobacion de los hombres libres
cias, é hizo dimision de su destino. Empero de la provincia, ó de sus representantes
lejos de perder por esto su influencia, fué convocados en asamblea general, para lo
agraciado con nuevas' distinciones, y creado cual todo lo actuado debia guardar conso-
poco tiempo dcspues par de Irlanda, con el nancia en su espíritu. sino en la letra,. con
título de Lord Baltimore. Calvert habia sido las leyes de Inglaterra. Con tales condicio-
uno de los primitivos sócios de la compañía nes, la colonia de Maryland nos dió el pri-
de la Virginia, é intentado establecer por mer ejemplo de un propietario de territorio
su propia cuenta, y por via de ensayo, una exento de la censura de la corona, y libre
colonia en Avalon, en la isla de Terranova. de toda imposicion por parte del Parlamento.


Despues de haoerla visitado dos ve- En cuanto á los limites de esta concesion,
1622. t 'd t te t t' l" t 1 P t
. ces, y gas a ose en es a n a lva eran os slgmen es: e o omac, con una
de colonizacion mas de 100,000 pesos fuer- línea recta trazada al Oriente de su boca,
tes, tuvo por conveniente abandonarla. Fijó que atravesando la bahía del Chesapeake y
entonces su atencion en la Virginia, donde la península llamada la Playa occidental,
encontró poco estímulo para comprometerse formaban el límite meridional de la nueva
en el establecimiento de una colonia, por exi- provincia: tenia por límite al Oriente el
gírsele espresamente, para ser admitido en Océano y la bahía de Delaware; al Norte
aquel pais, un juramento de fidelidad, conce- los cuarenta grados de latitud, límite de la
bido en términos que ningun católico romano gran patente de Nueva-Inglaterra, y al Oc-
podia suscribir sin faltar á su conciencia. cidente una linea recta, trazada al Norte del
En vista de esto, quiso alcanzar la concesion nacimiento mas occidental del Potomac.
de un territorio, donde sus correligionarios Antes que hubiera corrido todos sus trá-
pudieran vivir sin que se les molestara, y á mitos la patente otorgada, falleció Lord Bal-
su regreso á Inglaterra, obtuvo fácilmente timore; pero la carta fué espedida , y con-
de Cárlos 1 la propiedad de estensos ter- firmada en favor de su hijo Cecilius Calvert,
renos á orillas del rio Potomac, pertenen- que con el mayor celo y actividad se dedicó
cia que él denominó Maryland (Tierra de á llevar á cabo el proyecto de su padre.
María), en obsequio de la reina Henrietta Suscitóse, no obstante, grande oposicion
María. contra este privilegio por parte de William


Era Lord Baltimore hombre de despejado Clayborne, secretario de Estado, y
entendimiento y de grandes alcances, no un; de los miembros del Consejo de 1633.
menos que de elevado y generoso carácter. la Virginia. Era este un sugeto sagaz y
Sabia apreciar la necesidad de un gobierno emprendedor, que habia entrado en especula-


popular, así como la de su indepen- ciones comerciales con los indios, autorizado
1632., ,


. denCIa del despotIsmo de la corona, al efecto con real licencia, y que teniendo
y por eso tuvo muy buen cuidado de que establecido con dicho objeto un apostadero
en la carta que se le otorgó, quedase con- en la isla de Kent y otro en la boca del rio
signada la absoluta: propiedad de aquel suelo, Susquehanna, pa~ poco inclinado á mirar
juntamente con el derecho de decretar las con buenos o~~tr~ concesion ó carta que
leyes necesarias, y la condicion de que nin- pudiera perju~l\ á la licencia que él dis-
guna medida pudiera arlopiarse sin consen- frutaba. Desestimada la apelacion que dirigió




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. 80


Clayborne con este motivo al Consejo priva- para cambiarlo por pescado. A pesar de los
do, mandáronse órdenes á la Virginia, in- amistosos ofrecimientos de Ca.lvert, apoyados
sistiendo en' que sus habitantes guardasen por Harvey, de la Virginia, los recelos de
huena inteligencia con los de Maryland, y los puritanos eran demasiado grandes para
prohibiendo que ninguna de ambas colonias que admitieran ninguna cosa de sus veci-
pudiera amparar á los prófugos de la otra. nos los católicos, ni llevasen á efecto· algun


Leonard Calvert, hijo natural del primer acuerdo que tuviera visos de cordialidad.
Lord Baltimore, fué designado por su her- Cruzáronse, pues, algunas palabras bastante
mano Cecilius para el cargo de director de duras entre los marineros del Dove y los ha-
la compañía destinada á fundar la colonia de bitantes, y cuando estuvo á punto de partir
Maryland. En el mes de noviembre de 1633, el Dove, encargaron muy particularmente
embarcáronse los emigrantes en,el Ark y el á su capitan «que no les llevase otra vez


Dove, y dirigiendo su rumbo á las gente tan disoluta y relajada.»
1.634.. I d' O 'd t 1 11 ,. N t b t' 'd te t 1


. n las CCI en a es, egaron a prm- o es a a es mgm a en ramen e a ene-
cipios del año siguiente al Chesapeake. El mistad de Clayborne. Poco satisfecho con esci-
número de los nuevos colonos ascendia á. tara los indios contra los colonos, se atrevió á
unos doscientos, católicos romanos en su
mayor parte, y muchos de ellos miembros
de la nobleza inglesa. Harvey, que á la sazon
desempeñaba el cargo de gobernador de la
Virginia, recibiólos con suma cortesanía, y
no tuvo reparo en señalarles un sitio con-
veniente par{t su establecimiento. Calvert
entró des pues en el Potomac, y en una lo-
calidad parcialmente ocupada, pero que iban
á abandonar los indios, y que cedieron por
entero á los emigrantes al año siguiente,
edificó la aldea de Sainte-Mary. Las liberales
condiciones de la carta y la. singular pron-
titud con que los indígenas dejaron voluntaria
y pacíficamente poner el pié en aquel suelo
á los europeos, fueron todas circunstancias
favorables para el establecimiento y rápido
progreso de la' colonia. A no haber sido por
la enemistad y el espíritu de venganza de
Clayborne, es positivo que no se hubiera
presentado obstáculo alguno, ni habria sur-
gido ningun contratiempo dignos de men-
cionarse, que se opusieran al constante au-
mento y prosperidad de Maryland.


En agosto de 1634, mandó Calvert el Dove
á Massachusetts, con un cargamento de trigo,


TOMO J.


despachar una embarcacion, so pretesto de su
esclusivo derecho de tráfico, dando órden á sus
hombres para que se apoderasen de todas las
lanchas ó barcas de pescar de los colonos de
Sainte-Mary; pero saliendo dos botes armados
en persecucion del bajel, trabóse un combate.
en el cual murieron algunos de los agresores,
cayendo prisioneros sus oficiales. Como hu-
vese Clayborne á la Virg'inia, fué re-
o . u 1.G35
clamado por Calvert, en calidad de .
prófugo de la justicia; mas Harvey declinó la
demand~, y le envió á Inglaterra.


La colonizacion proseguia su marcha con
bastante firmeza, si no con escesiva rapidez.
Ofreció el propietario á los colonos condicio-
nes muy liberales, esperando al menos que
podria reintegrarse hasta cierto· punto de los
enormes gastos que llevaba hechos, y que
durante los dos primeros años de la instala-
cion de la colonia habian ascendido á 200,000
pesos fuertes. A parte de esto, en


. .. b" 1.636.
nmguna ocaSlOn III aJo nmgun con-
cepto resplandeció mas la sabiduría y pru-
dencia de Lord Baltimore, que cuando accedió
á los deseos de sus administrados en un punto
en que tenian puesta toda su susceptibilidad.


12




00 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


Habia aprobado la primera Asamblea colo- I jeran á semejante resultado, el hecho es que
nial, en 1635, un cuerpo de leyes que el
propietario de la patente rechazó, fundándose


, en que á él pertenecia la iniciativa
1.638. . l' P t' d en la legls aCIOn. oco lempo es-
pues, envió Lord Baltimore unarecopilacion
de estatutos que habia redactado, para que se
presentase á la segunda Asamblea. Esta, sin
embargo, no quiso autorizar tal pretension
al derecho de iniciativa, y se negó á adoptar
las leyes que le proponian. Lord Baltimore,


con gran dósis de buen sentido, cedió
1639. 1 b '


en este punto: ce e rose otra tercera
Asamblea, y en ella se decretaron los prime-
ros estatutos de lVIaryland.


Componíase la Asamblea de los diputados
de los diferentes distritos en que se habia divi-
tlido la colonia, y aprobóse una acta «estable-
ciendo la Cámara de la Asamblea» (House
of Assembly). En esta especie de legislatura,
propusiéronse varios proyectos de ley á la
aprobacion de la cámara; pero no fueron
definitivamente aprobados, sin que sepamos
por qué causa. En cambio se estableció el
enjuiciamiento por medio deljurado; la con-
formidad con las leyes de Inglaterra; las
certificaciones testamentarias; la obligacion
ele no descuidar el cultivo de los' cereales,
y otras disposiciones parecidas, declarándose,
segun el texto de la Carta J.vIagna, que la
(Santa Iglesia, dentro de esta provincia, go-
zará de todos sus derechos y libertades.»
Aunque es probable que la citada determina-
cion se referia á la iglesia Católica Romana,
el propietario, sin embargo, no parece que la
estableció únicamente para sus correligiona-
rios; por lo contrario, espidió algunos handos
para reprimir las disputas en materia de
religion, creyendo que con ellas se perturba-
ria la paz y la tranquilidad pública. En el
terreno práctico, sea porque la necesidad, la
política, ú otras razones mas honrosas, condu-


quedó establecida la tolerancia en Maryland.
La Asamblea de los tres años siguientes
sostuvo este principio firme y constantemente,
y en 1649, una «acta de tolerancia» fué redac-
tada y aprobada por ambas cámaras, alta y
baja. A pesar de todo, la libertad. de concien-
cia no fué, ni pudo ser, tan absoluta como en
nuestros dias. Exigíase una profesion de fé en
la doctrina de la Trinidad, y se castigaba la
blasfemia con bastante rigor; pero con estas
limitaciones, los términos del estatuto prohi-
bian toda intervencion en las opiniones priva-
das, y aun la menor reconvencion ó censura
de ellas, igualmente que respecto al modo de
practicar el culto religioso, siendo ya bastante
numerosos. y es~éntricos los que estaban en
uso entre los ciudadanos. «Por cU,anto, dice
uno de los artículos· de la indicada ley, el vio-
lentar la conciencia en materias de religion,
ha producido peligrosas consecuencias en las
repúblicas donde se ha practicado, y para
la mayor quietud y pacífico gobierno de esta
provincia, considerándolo igualmente como el
mejor medio de conservar el mútuo cariño y
recíproca amistad entre sus habitantes, nin-
guna persona dentro de esta colonia, que pro-
fese creencia en Jesucristo, será turbada ó
mole~tada en manera alguna por su religion,
ni tampoco en el libre ejercicio de ella; ni
por ningun estilo obligada á creer ó ejercer
cualquiera otra doctrina sin su consentimien-
to, en tanto que no sea desleal al Lord pro-
pietario, ó moleste ó conspire contra el go-
bierno establecido.»


Durante la guerra civil en Inglaterra, es-
timulado Clayborne por su deseo de


'. b l' 1643. venganza, promovIO una re e IOn en
la provincia. Volviendo á recuperar para sí
la isla de Kent , mientras que Calvert estaba.
en Inglaterra y Giles Bent tenia á su cargo la
administracion, Clayborne; juntamente con




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. V1
un tal Ingle, trataron de aprovechar sus re-
cientes victorias. A principios de 1645 triun-
faban los rebeldes; pero habiendo obtenido


Calvert algunos auxilios de la Virgi-
1646.. ~'1 d" . ma, S010CO a se lClOn, aunque sm
derramamiento de sangre.


Clayborne é Ingle abrigaban la intencion
de destruir ó de llevarse la mayor parte de
los archivos, y se hicieron culpables de
muchos d'esórdenes y faltas en el gobierno;
pero creyóse prudente conceder una amnistía
general por tales ofensas, y volvió á imperar
la legítima autoridad.


Habiendo fallecido Calvert en 1647, le
sustituyó Thomas Greene; mas el propietario


juzgó conveniente destituirle en 1648,
1.648. .
. nombrando para reemplazarle en el


gobierno de Maryland á vVilliam Stone, pro-
testante y parlamentario, muy c~loso en el
cumplimiento de slls deberes.


Al saberse la ejecucion de Cárlos 1, es-
talló un alboroto en demostracion de lealtad,
á inciiacion de Greene , gobernador interino
durante un viaje que hizo Stone á la Virginia.
Lord Baltimore, que deseaba evitar toda
colision con el partido dominante, no pareció
quedar muy satisfecho con semejante demos-
.


tracion, ofendiendo así á Cárlos II, cluien
al subir al trono, nombró gobernador á Sir
William Davenant, sin miramiento á los


derechos y privilegios del propietario.
1650. A' f ' lt t SI ue como resu aron cua ro as-
pirantes á la· posesion de Maryland. Eran
estos: la Virginia, que nunca abrigó hácia
él inclinaciones favorables; Cárlos II, por
su disgusto con motivo de la política con-
temporizadora de Lord Baltimore; Stone, que
era el delegado activo del propietario, y por
fin el Parlamento vencedor, que, como ya
se ha dicho, no estaba dispuesto á tolerar
el desafecto ó la rebelion en las colonias.


Tales aspiraciones dieron motivo á una


cuestion ruidosa, en cuyos pormenores no
creemos· necesario detenernos. Stone, fué des-
tituido, y luego repuesto, despues de


t E d b . 1.652. some erse. mpero, cuan o so revmo
la disolucion del Parlamento Largo, resta-
bleció Stone la autoridad de Lord Baltimore
en toda su integridad, lo que hizo salir nue-
vamente á campaña á Clayborne. Privado
nuevamente del gobierno Stone , espidiéronse
ordenanzas de represalias contra los «pa-
pistas ;» pero viéndose Stone , al año siguien-
te, vituperado por Lord Baltimore, se


. t' , t t t· 1. 655. comprome 10 en una en a lVa para
derribar á sus adversarios, sin que pudiera
conseguirlo, pues fué hecho prisionero, y
á duras penas escapó á la muerte, á que
fueron sentenciados sus principales partida-
rios. Sin desmayar en su propósito, apeló. á
Cromwell , quien estaba demasiado ocupado
en otros negocios mucho mas graves para
fijar su atencion en semejante incidente. En
1656, Lord Baltimore nombró gobernador á
Josías Fendal, y durante algun tiempo quedó
dividida la colonia con dos autoridades domi-
nantes: la del partido Católico Romano, en
Sainte-Mary, y la de los puritanos,


S . t-L d . t' 1 1.658. en am eonar; peroaJus ane ose un
convenio, en marzo_de 1658, fué reconocido
Fendal como gobernador de toda la colonia.


Precisamente antes de la restauracion de
Cárlos II, procediendo la Asamblea de Ma-
ryland como lo hizo en otro caso análogo
la de la Virginia, aprovechó se de la ocasion
para asegurar su legítima y suprema auto-
ridad, quedando Philip Calvert firmemente
asegurado en el cargo de gobernador general.


La poblacion de Maryland en aquella épo-
ca, se valuaba en unas veinte mil almas,
y á pesar de algunas duras pruebas á que
estuvo sujeta, y de las agitaciones que se-
ñalaron su primitiva historia, la colonia
aumentó gradualmente en riqueza y poderío.




CAPíTULO x.


1638- 1685.


NUEVA-HOLANDA, NUEVA-YORK Y NUEVA-JERSEY.


Kien, sobernador de Nueva-Holanda.- Su administracion.- Usurpaciones del pueblo de Connecticut.-Tentativas en el
Delaware. - Guerra India. - Funestos resultados que produce. - Estado apurado de la colonia. - Petrus Stuyvesant,
¡iJobernador.-Muerte de Kieft en un naufragio.-Esfuerzos de Stuyvesant para allanar las dificultades.-Convencion
de los delegados.- Disuélvela el gobernador.- Sométense los suecos.- Debates con la colonia de Maryland.- Obsti-
nacion de Nueva-Inglaterra.- Espedicion contra Nueva-Amsterdam.- Su sumision a los ingleses.-Nueva-York.-
Albany. - Riberas del Delaware. - Nueva-Jersey. - Su origen. - Cartere!, gobernador. - Disputas. - Disposiciones que
se adoptan en Nueva-York.- Ataque de los holandeses.- Andros, gobernador.- Tentativa contra el Connecticut.-
.lersey Oriental y Occidental. - Los cuaqueros. - Los presbiterianos de EscoCÍa. - Medidas arbitrarias. - Libertades y
privilegios otorgados por carta ó cédula a Nueva-York.- Advenimiento de Jacobo II al trono de Inglaterra.


William Kieft, considerado por \Vinthrop señara públicamente, y con estas y otras
como «un hombre sóbrio y discreto,» era el medidas semejantes, confió el gobernador
reverso de Van Twiller bajo muchos con- que promoveria la prosperidad de la colonia.
ceptos: sin embargo, no parece. fuera muy A los establecimientos de colonizacion en
acertado su nombramiento para gobernador \Vallabout y Flatlands de Long Island, quiso
de Nueva-Holanda. Activo é incansable en añadir otro en Breukelen. Estableciéronse
el cumplimiento de su deber, pero rapaz y nuevas moradas circuidas de empar-
1 " . 1 t t' . d d' . d . t 1638. ( e gemo VlO en o, en ro ammoso y con ener- ra os, lsemma as en varlOS pun os,


. gía en el ejercicio de su autoridad, tratando así como ferias anuales que habian de tener
de remediar, en cuanto estuviera á sus al- lugar en Nueva-Amsterdam; edificóse una
canees, los males que acarreara á la colonia nueva iglesia toda de piedra, y se adoptaron
la administracion de Van Twiller. Su pro- otras muchas disposiciones para aumentar el


testa contra la colonizacion de los bienestar general.
1638. 1 D 1 d . 1 d 'd b suecos en e e aware, no pro uJo Los ho an eses conSl era an como un[\,
resultado alguno. Tampoco pudo poner coto usurpacion alarmante de sus derechos ter-
,t las usurpaciones del pueblo de Nueva-In- ritoriales el establecimiento colonial de los
glaterra en el Oonnecticut. Ofreció valiosos ingleses en Red Hill, ó Nuevo-Puerto.
privilegios á los colonos; puso límite á los Los comerciantes de la Oasa de Buena-
patronatos, é hizo cesar el monopolio del Esperanza, en el Oonnecticut, estaban su-
tráfico con los indios; proclamó como reli- jetos á varias molestias, y parecia evidente
gion dominante la de 1!1 iglesia holandesa que se proponian espulsar á los holan-
reformada, que habia de ser la que se en- I deses. El agente de Lord Sterling recla-




CAP. X. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


maba la posesion de Long Island, y pueblo de Nuevo-Puerto mostrase su resenti-
16'0. 1 t' . ti '. . 1 . t . t 1 t 11 . 1 . con ta mo lVO, m rlOse un msu to mlen o; y.a a pun o ego a cuestlOn, que
á Holanda, por una partida procedente de Kieft decretó la suspension de toda clase de
Lynn, en Massachusetts, que intentó esta-· relaciones entre dicho establecimiento y]a
blecerse en la punta occidental de la isla. colonia del Connecticut.
La ofensa consistió en echar por tierra el Hácia la misma época surgieron sérias di-
escudo de armas de Holanda, poniendo en ticultades con los indios vecinos. Habian co-
su lugar una caricatura indecente. Queriendo metido estos muchos asesinatos, y se juzgó
vengarse, hicieron los holandeses algunos pri- una mengua dejarlos impunes. Con


d d 'd d' 1 te . ·t b . t'b 1 1642. sioneros ,y espues e Ol as sus 1SCU pas, es proposl o nom rose un TI una
les permitieron que se retiraran á la punta llamado de Los Ocho:! y se enviaron ochenta
oriental de la isla, sitio completamente es- hombres armados contra los indios enemigos.
téril, donde fundaron Southampton, ponién- Sin embargo, aquella espediCion no produjo
dose ellos mismos bajo la jurisdiccion de resultado alguno; porque el que la guiaba
Connecticut. Otros varios y activos esfuerzos equivocó el camino. Poco tiempo despues, un
hicieron los colonos de Nueva-Inglaterra, de indio llamado Hackenssack, á quien habian
los cuales resultó la fundacion de Stratford, emborrachado y robado, mató por vengarse
Stamford y Greenwich. Se habia aumentado á un holandés. Kieft no quiso mas desagra-
con tanta rapidez la poblacion inglesa, aun vio que sangre, por mas que le ofrecieron
en el territorio sujeto á los holandeses, q~le completa reparacion, con arreglo á la idea
estos necesitaron un secretario inglés, y de justicia que tienen los indios en tales
nombraron á George Baxter para desempe- casos. No estando todavía dirimida
- lIt· l' d' T . . 1643 .


. nar aque cargo. a cues IOn, os m lOS appan, Vlen-
Los habitantes de Nuevo':'Puerto deseaban dose atacados por los Mohawks, se refugiaron


fundar una colonia en la bahía de Delaware, entre los holandeses. Precisamente cuan-
.Y c'on este designio ausentáronse en número do ellos se fiaban en la hospitalidad de los
de una~ cincuenta familias. Por lo que hace á blancos, fué cuando se fraguó apresurada y
Nueva-Anisterdam, 'protestó Kieft mu'y viva- villanamente el detestable proyecto de ester-
mente contra estas usurpaciones; pero fueron minarlos. Menospreciando las advertencias y
desatendidas sus quejas. Resentido del ag,ra- reconvenciones de los mejores y principales
vio, despachó en mayo de 1641 dos balan- sugetos de la colonia, prevalecieron los cla-
dras armadas, con órden de espulsar de allí mores de personas sedientas de sangre, y en
ri todos los colonos, empresa en que tomó parte febrero de 1643, oyéronse hasta en el helado
de muy buena gana el comandante del fuerte rio los lamentos y alaridos de las víctimas:
sueco. Lamberton, caudillo de la mencionada guerreros, ancianos, mujeres y niños, fueron
partida, tuvo que pagar su rescate, .Y los res- degollados desapiadadamente, hasta el nú-
tantes individuos de ella se vieron precisados mero de ochenta, ó mas; criaturas de pocos
:1 prestar juramento de fidelidad á la Suecia, meses cOn sus madres perecieron en el rio, y
en tanto·que el gobernador holandés reclama- mataron á sangre fria al dia siguiente á los
ba el pago de derechos en N ueva-Amsterdam indios que estaban solo heridos, llevándose
por el comercio de peletería en el Delaware. además unos treinta prisioneros á Nueva-
Despues de esto, parecia natural que el Amsterdam. ..df:~' ,


.If '7" 'V
.' / ~- "




94 HISTORIA DE LOS CAP. X.


Las represalias por este horrible atentado
no se hicieron esperar: once de las mas pe-
queñas tribus de las cercanías se unieron
para guerrear contra los holandeses. Asalta-
ron con furia todas las moradas campestres
desparramadas en veinte ó treinta millas al
Norte y al Oriente, quemaron las casas, ma-
taron á hombres, mujeres y niños, ó se ios
llevaron esclavos. Aterrados los colonos,


del Pequod, se reprodujeron hasta
. t tE" 1 t' i6ii. CIer o pun o. 1 n vano se quejO e 1'1-·


bunal de Los Ocho de la conducta de Kieft,
en una representacion dirigida á Holanda
respecto á la guerra: hasta agosto de 1645,
no se logró aj ustar un tratado de paz, con
cuyo motivo se señaló un dia en accion de
graCIas.


Casi todos los establecimientos de las cer-
huyeron á refugiarse en Nueva-Amsterdam; : canías de Nueva-Amsterdam quedaron arrui-
dirigieron amargas reconvenciones á Kieft, nados, y escasamente hubieran podido pasar
y aun le atacaron personalmente, por lo que revista cien hombres. De treinta casas cam-
habia acontecido, proclamando al mismo pestres, antes muy florecientes, apenas que-
tiempo dias de ayuno. Satisfecha por enton- daban en pié cinco ó seis, y sin embargo,
ces la venganza de los indios, tardaron poco resulta de la indagacion que estonces se hizo,
en ofrecer proposiciones de paz, y se ajustó que Nueva-Holanda habia costado, ya en
un tratado á principios de la primavera del 1638, á la compañía de las Indias Occidenta-
mismo año (1643); pero en el otoño estalló les, mas de 200,000 pesos fuertes, sin contar
nuevamente la guerra, que fué calamitosa. todas las sumas recaudadas, que habian te-
En unarepresentacion dirigida á Holanda, nido igual inversion.
por el tribunal de Los Ocho ~ se hace una Hizose Kieft cada vez mas impopular.,
dolorosa narracion del lastimoso estado en Quejábanse amargamente los colonos de su
que se hallaba la colonia. En aquel tiempo tiranía en el ejercicio de la autoridad, y ha-.
fué cuando se construyó « una buena y sólida biéndose empeñado en violentas disputas con
defensa,» ó empalizada,' para proteger á los ministros del culto, no menos que con
Nueva-Amsterdam, donde ahora existe la muchos sugetos de la colonia, tanto fueron
famosa Calle de la jlfuralla. subiendo de punto los motivos de queja con-


En junio de aquel año, escribió Kieft una tra él, que evidentemente habia 'llegado el
carta de felicitacion' á los comisionados en- momento de destituirle y de nombrar un nue-
viados á las Colonias Unidas de Nueva-In- vo director. Por eso fué nombrado el
glaterra , y con este motivo, aprovechó la
ocasion para quejarse de las «insufribles tro-
pelías» que el pueblo de Connecticut habih
cometido con los holandeses residentes en el
fuerte de Buena-Esperanza. En su junta de
setiembre, no le fueron en zaga al goberna-
dor los comisionados, al representar sus que-
jas, que naturalmente coincidieron con las de
Kieft.


En los años 1643 y 1644 , emprendiéronse
varias espediciones contra los indios con éxito
definitivo; pero los horrores de la matanza


i6~6. gobern:ador que era de Curazao, Pe-
trus Stuyvesant, antiguo veterano, pero al-
tanero y de imperioso continente, director
general de Nueva-Holanda. Este funcionario
suprimió desde luego algunas medidas res-
trictivas sobre importaciones y esportaciones,
que subsistian todavía; pero continuó Nueva-
Amsterdam siendo el único puerto de entrada.


El desdichado Kieft fletó un buque', con un
valioso cargamento de pieles, cuyo importe
ascendia, segun se dijo, 'á 100,000 pesos fuer-
tes, haciéndose á la vela hácia su patria; pero




CAP. X. ESTADOS-UNIDOS.


desgraciadamente naufragó en la costa de setiembre de 1650 cuando los árbitros nom-
Gales ,. ahogándose con otros ochenta hom- brados por los respectivos litigantes, sen-
bres que le acompañaban. Era opinion bas- tenciaron la causa. «Por su fallo que-
tante admitida, si hemos de dar crédito á dó señalada á Nueva-Inglaterra toda 1650.


\Vinthrop, que aquella catástrofe fué la parte occidental de Long Island, que com-
164:7. - 1 d 1 d" d t t t '1 t l'd d 1 d d d S f~ lk· sena e lvmo escon en o con ra pone en a ac ua l.a e con a o e u 10 .
quien se habia opuesto é injuriado al «infot- Los límites entre Nuevo-Puerto y Nueva-
tunado pueblo neo-inglés,» que era el pueblo Holanda, habian de empezar en la bahía de
de Dios. Tan propensos se muestran los hom- Greenwich; correr al Norte veinte millas
bres á pronunciar duros y desapiadados jui- tierra adentro del condado, y mas allá, si
cío s , respecto á las calamidades que Dios así les pluguiese,. pero de manera que no se
suele enviar á los mortales. aproximaran nunca al Hudson, á menor dis-


Al hacerse cargo Stuyvesant del gobierno, tancia de diez millas. Quedaba la fortaleza de
en mayo de 1647, distaba mucho la colonia Buena-Esperanza en poder de los holandeses,
de hallarse en condiciones de prosperidad, con las tierras de su pertenencia; mas todo
comparándola con la Virginia y el Maryland, el remanente del territorio, á orillas del rio,
en el Sur, igualmente que col). Nueva-Ingla- se asignaba al Connecticut,.debiendo hacerse
terra, en el Norte. Contaban las primeras recíproca entrega de los prófugos.» (*)
con unos veinte mil habitantes cada una, y Unos aventureros de Nuevo-Puerto em-
la última próximamente otros tantos, mien- prendieron otra espedicion al Delaware, cuya
tras que en Nueva-Holanda apenas ascendian cuestion habia quedado sin resolver. Opúsose
ti tres mil, incluyendo en este número á los instantáneamente Stuyvesant á esta


d 1 D 1 B k 't' , te tI' d 1 1 1651. suecos e e aware. everswyc, SIlO en m nona; apor erose e mque que
(Iue existe al presente la ciudad de Albany, conducia á los emigrantes, y procedió á edi-
era un villorrio de diez casas, y Nueva-Ams- ficar el fuerte Casirniro, donde e~iste en la
terdam una aldea de cabañas de madera, actualidad Newcastle. Tan enérgica conducta
con techos de paja y chimeneas de barro, . fué denunciada en Nuevo-Puerto como una
con gran número de tiendas donde se vendia violacion del último tratado, surgiendo en
ron, tabaco y cerveza. En la punta occiden- consecuencia nuevas disputas y disturbios, y
tal de Long Island exi~tian varios plantíos llegando hasta concebir la idea de intentar
con viviendas, cuyos moradores eran en gran la conquista de Nueva-Holanda, empresa que
parte ingleses. se consideraba muy obvia, especialmente en


En 1647, con motivo de la llegada de Stuy- aquella época, en que acababa de declararse
vesant, las Colonias Unidas de Nueva- la guerra entre Cromwell y la Holanda. Para


1647. Inglaterra le dirigieron una carta de legitimar esta agresion, se alegaba el pretesto
felicitacion, en la cual iban envueltas nume- de que existia un complot entre los holande-
rosas quejas. El anciano soldado tenia encar- ses y los Narragansetts, con objeto de asesi-
go de dirimir todo género de contiendas, si nar á todos los colonos ingleses; pero como
posible fuera, y emprendió con vigor el cum- el Massachusetts se negó á coadyuvar á se-
plimiento de tan difícil tarea. A pesar de sus I mejantes miras, desistióse de llevarlas á cabo.
buenos deseos no adelantaba mucho en el


, I (*) [listoria de los Estados·Unidos, .por Hildreth, tom, I.
desempeño de su mision, y no fué sino en pág, 43S,




W IUSTORIA DE LOS CAP, X,


Los habitantes de Nueva-Amsterdam ha- Durante este año (1659), ocurrieron
bian obtenido, por peticion que dirigieron á tambien nuevas dificultades con los, 1659.


las autoridades de su pais, ciertos indios, cuya sed de sangre se estimulaba
. 1652. privilegios municipales; pero desea- vendiéndoles ó dándoles la venenosa « agua
ban adelantar todavía mas en la senda de la de fuego.» A los asesinatos cometidos por los
libertad popular. Reunióse á este fin una indígenas, siguiéronse sangrientas represa-
convencion, de ]a que formaban parte dos lias por parte de los holandeses, y fueron
delegados de cada aldea, é intentaron solici- muchos los que perecieron. Concluyó se la paz
tar la participacion del pueblo en la legisla- al año siguiente; 'pero en 1663, los salvajes,
cion yen el nombramiento de losmagistra- que habian estado aguardando una oportuni-
dos. Empero el terco anciano Stuyvesant dad para vengar la espulsion de algunos
disolvió la convencion ; rechazó su demanda indios á las Indias Occidentales, llevada á
por absurda y presuntuosa, é hizo entender efecto por Stuyvesant, asaltaron á los colo-


á 10·s diputados, que no le hacia falta nos en Esopus con implacable saña. A pesar
1653. el concurso del pueblo bajo para sos- de todo, en aquel año fueron sometidos casi
tener su autoridad, ni tampoco su auxilio todos los indios, y se restableció la tranquili-
para el cumplimiento de sus deberes. Esta dad por entonces.
conducta fué aprobada por la compañía de Las desavenencias con el Maryland eran
,Holanda. algo enojosas; pero comparativamente de.


Habíanse apoderado los suecos por estra- muy poca monta. Lo que parecia destinado
tagema del fuerte Casimiro; pero como la á ser el azote de la vida de Stuyvesant, era


Suecia no era ya una potencia temi- el espíritu inquieto y turbulento de _Nueva-
16516, b~l d' 1 - . 'St t 1 1 te C t' t h 1 b 1 ' e,or eno a compama a uyvesan, ng arra. onnec ICU an e a a a poseslOn
que sometiera á los suecos y tomara posesion de nuevos territorios, y habiendo obtenido al
de la bahía y rio del Sur. Al año siguiente, efecto una real carta ó cédula, se apresuró á


embarcóse el gobernador para el De- reclamar Long Island, Westchester y todo
1655. 1 ' d'fi lt d 1 1" 1 te 't' 'd t 1 d 1 FI d St aware, y sm l cu a a guna rea IZO e rrI orlO OCCI en a e u son. uyve-
la empresa, de modo que Nueva-Suecia vino sant fué á Boston, y mandó agentes ~í
á formar otra vez parte de Nueva-Holanda. Hartford. Muy afablemente le recibieron los


Los negocios é intereses públicos de esta neo-ingleses; pero sus acciones continuaron
colonia parecian progresar decididamente. escitando los recelos del veterano, quien :í


Estableciéronse relaciones amistosas pesar de su menosprecio por las asambleas
1656. 1 V' " 11 'd '1' ' bl' d '1 con a lrgmla, evan ose a electo populares, vlóse o 19a o á segUIr e parecer
un provechoso y recíproco comercio. En del pueblo, para prevenir cualquiera even-
cuanto al Maryland, habíase trabado una tualidad que pudiese ocurrir. Desgraciada-
disputa respecto á la ocupacion de la ribera mente, la Asamblea no pudo prestarle ningun
occidental del Delaware, reclamando el go- auxilio: contados eran ya los dia~ que queda-
bernador de dicho pais la poses ion del terri- ban de existencia á Nueva-Holanda.
torio, como enclavado en los límites de la Por mas estraño que parezca, no olvide-
colonia, en tanto que los holandeses se opo- mos, que, sea cual fuere el derecho que ale-
nian resueltamente á su pretension, insis- gaban los ingleses á la posesion del territorio
tiendo en su derecho de primeros ocupantes. ocupado por los holandeses, jamás renuncia-




CAP.X. ESTADOS-UNIDOS 97


ron á él; mas en esta ocasion estaban re-
sueltos á sostenerlo con alguna cosa mas
flficaz y obligatoria que las palabras. ("")


El duque de York habia adquirido los de-
rechos de Lord Stirling, bajo concesiones que


le habian sido hechas por el estin-
1664. 'd C . d N lIt' gm o onseJo e ueva- ng a erra.
En marzo de 1664, recibió de su hermano
Cárlos II una carta ó cédula, por la cual le
otorgaba un estenso y valioso territorio entre
el Connecticut y el Delaware principalmente;
pero que absorbia en su totalidad á Nueva-
Holanda. El nombre que habia de darse á
esta provincia era el de Nueva-Yorle Adopta-
das cuantas medidas se creyeron conducentes
al intento, despacháronse en agosto de 1664
tres buques, con seiscientos soldados, llevan-
do á su bordo á los coroneles Richard Nichols
y George Cartwright, y á Sir Robert Carr y
Samuel Maverick, como comisionados para
apoderarse de Nueva-Holanda por el duque
de Yorle Habian llegado á N ueva-Amster-
dam algunos rumores acerca de la proyectada
empresa; pero ni los holandeses intentaro~
defenderse, ni tampoco hubieran podido ha-
cerlo. Empeñado Stuyvesant en estimular el
valor·de los habitantes, para que se defendie-
ran noblemente,recordóles los heróicos com-
bates sostenidos recientemente por la madre
patria contra los españoles; pero no encon-
tró sino frialdad é indiferencia por toda res-
puesta. Determinado entonces á presentarse
cuando menos con osada frente, envió, de
concierto con los diputados, á preguntar al
comandante inglés la razon de aquel osten-
sible aparato de guerra. Nichols replicó,
confirmando los derechos de Inglaterra, y


(') Chalmers, qne ha escrito con toda la pasion y preocu-
paciones de un inglés, llega hasta asegurar que la coloniza-o
cion de Nueva-Holanda era una infraccion del derecho de
gentes. - Véase su lntroduccion á la lnsurreccion de ¡as colo-
nias americanas, tóm. 1, pág. 11G.


TOMO l.


exigiendo la rendicion inmediata de l\ueva-
Amsterdam, bajo condicion de respetar la
vida, las libertades y la propiedad de los habi-
tantes. Contestó Stuyvesant con una enérgica
protesta, relatando circunstanciadamente el
modo conque los holandeses habian obtenido
legal posesion del pais, y aparentando creer .
que, «si su Majestad de la Gran Bretaña
estuviflra informado de aquellos antecedentes,
habria sido bastante juicioso p~ra no dar tales
órdenes» como las que á él se le intimaban.
especialmente en tiempo de profunda paz, y
recordando de paso á los comisionados, «que
era de suma trascendencia é importancia
provocar á un Estado tan poderoso como la
Holanda, mayormente cuando esta nacion
era aliada de Inglaterra.» Ni los argumentos
ni las amenazas produjeron efecto alguno en
el comandante inglés, que se negó á prose-
guir la negociacion, amenazando atacar in-
mediatamente la ciudad. Doloroso cual era
para un veterano rendirse sin combatir, vió-
se, sin embargo, Stuyvesant precisado ~¡ do-
blegarse ante las circunstancias. La mayoría
de los habitantes no quisieron correr el rie~­
go de un asalto, destituidos como estaban
de toda esperanza de poder presentar una
resistencia efectiva en defensa de un gobierno
del cual estaban tan descontentos, habiendo
muchos que parecian dispuestos á recibir á
los ingleses con los brazos abiertos. Celebró-
se, pues, una capitulacion muy liberal, por
la cual quedaron garantidos los derechos y
privilegios de los habitantes. De este modo
pasó Nueva-Amsterdam á manos de los atre-
vidos invasores. Pocos dias despues capituló
á su vez el fuerte Orange, situado en el Hud-
son, y se le puso el nombre de AI-


. . 1664.
bany, ajustándose entonces un tratado
con las Cinco Naciones, cuyas hostilidades
habian ocasionado tantos desastres á los ho-
landeses. Entretanto, Sir Robert Carr entró


13


'! /
,_ i,




98 HISTORIA DE LOS CAP. X.


en el Delaware, y saqueando y maltratando hombres rústicos, francos .y activos, aunque
á sus habitantes, tardó poco en someterlos. no presuntuosos, que se habian ausentado de
Así fué como, por una pretension firmemente su pais natal para mejorar de condicion .Y
sostenida y apoyada con la fuerza, bIen que sujetar una nueva provincia á los Estados-
sin derramar una sola gota de sangre, el Unidos de Holanda. Al traer consigo las ideaH
establecimiento de Nueva-Holanda vino á liberales, las máximas de honradez y las
formar parte integrante del ya considerable virtudes domésticas de su pais, no demostra-
imperio colonial de Inglaterra. Por lo demás, ron abrigar pretensiones altisonantes contra-
los habitantes holandeses aceptaron de buen rias á la grandeza de sus miras, ni mucho
grado el cambio de gobernantes, y aun el menos se creyeron eminentes en santidad, ó
terco gobernador Stuyvesant, apegado al pais, superiores en prendas de carácter á los demás
pasó en él el resto de su vida. hombres. Estaban mas acostumbrados á


Al llegar á este punto de la historia de obrar que á jactarse, y tampoco sus descen-
Nueva-York, parece justo .Y equitativo que dientes se enorgullecieron por los servicios
copiemos literalmente las misma palabras de que hubieran prestado sus antecesores al
Mr. Brodhead, quien alega que los historia- ensanchar los límites de la cristiandad, es-
dores americanos se han mostrado muy par- tampando al propio tiempo en América sus
simoniosos en tributar justicia á los holande- rasgos característicos de libertúd en las creen-
ses. «La rendicion de Nueva-Holanda era un cias religiosas y en la fé política. Mucho de
hecho consumado: todo lo que restaba que lo que se ha escrito en la historia de Améri-
hacer, era cambiar su nombre, y para glorifi- ca, lo han hecho personas que por hábito
car á uno de los príncipes mas devotos que ó preocupacion propendian á glorificar la
110S ofrece la historia de Inglaterra, habíase influencia y enaltecer el mérito de la raza
ordenado que aquella real provincia se lla- anglo-sajona,· á espensas de todo otro ele-
mase Nueva-York. Desplegóse, al fin, triun- mento de los que eficazmente contribuyeron [Í,
falmente la bandera inglesa, donde por medio formar la grandeza nacional. En ningun pun-
siglo habia ondeado legalmente la de Holan- to ha sido esto mas notable, que en el injusto
da ; y desde la Virginia hasta el Oanadá fué concepto bajo el cual han considerado tan
reconocido como soberano el rey de la Gran frecuentemente á los fundadores de Nueva-
Bretaña. Esta traidora y violenta usurpacion York. Holanda ha servido por mucho tiempo
del territorio y posesiones de un aliado que (le toma á los escritores británicos para ridi-
no inspiraba recelo alguno, no es mas que culizarla, y aun en nuestro mismo pais, el
una violacion de la fé pública y de la justicia carácter y modales de los holandeses han sido
privada; pudiendo asegurarse, que entre objeto de inmerecido menosprecio, ocasionado
todos los actos de egoista perfidia que la ré- tal vez, en algunos casos, por demasiada
gia ingratitud concibió y llevó á cabo, pocos propension á imitar á esos cronistas provin-
hay mas característicos y ninguno tan vil y ciales, que nada ó muy poco bueno supieron
tan bajo como este. Lo.s primeros emigrantes ver en sus aborrecidos vecinos de Nueva-
que esploraron las costas y reclamaron la Holanda.» (*)
posesion del suelo de Nueva-Holanda, lle-
vando la bandera de su nacion á los wi,r¡- (') llistoria del Estado de Nueva-York, por Brodhead,
wams de los iroqueses, eran comunmente primer periodo, págs. 745-750.




CAP. X. ESTADOS-UNIDOS. 99


Hácia esta época tuvo lugar la fundacion el enjuiciamiento por jurado. Empero aquel
de Nueva-Jersey. La comarca que se estiende espíritu democrático, que indujo á los ha-
entre el Hudson y el Delaware habia sido bitantes de la colonia á rebelarse contra el
traspasada por el duque de York á Lord severo gobierno de Stuyvesant y á echarse en
Berkeley y á Sir George Carteret , y como brazos de los gobernantes ingleses, que pa-


este ultimo fuera gobernador de la recian ofrecerles una política mas liberal,
t664. isla de Jersey, durante la guerra poco satisfecho y aun defraudado con estas
civil, derivóse de ahí el nombre de la nueva únicas concesiones, prorumpió en coléricas
provincia. Estando muy poco poblado tan es- y amargas quejas contra un sistema que no


I
tenso territorio, la política de los propietarios era menos despótico qué el primero. Sentían-
les indujo á ofrecer las mas favorables condi- se agobiados Jos comerciantes con los recien-
ciones á los colonizadores. Absoluta libertad I tes impuestos, que para llenar las arcas del
de cultos, una asamblea colonial, única au- . duque de York se rccaudabansobre las im-
torizada para imponer las contribuciones, portaciones y esportaciones, y así fué que al
con participacion importante en la legislacion declararse la guerra entre Inglaterra y Ro-
de la provincia, eran hl¡s principales conce- landa en 1673, por incitacion de Luis XIV, y
siones que se les otorgaban. Muchos fueron al presentarse repentinamente una escuadm
los atraidos de este modo á Nueva-Jersey, holandesa delante de la ciudad, prevaleció
representándosela casi como un paraiso, tanto un desafecto general entre los ciudadanos. El
por la liberalidad de sus instituciones, cuanto coronel Manning, que en ausencia del go-
por la belleza de su clima. bernador Lovelace mandaba el fuerte con


Philip Carteret acababa de ser nombrado escasa guarnicion de soldados ingleses, capi-
gobernador, con gran descontento de Nichols, tuló sin resistencia, siendo juzgado poco
quien protestó en vano contra esta usurpa- despues por un consejo de guerra, como cul-
cion de sus derechos jurisdiccionales. La ten- pable de cobardía y traiciono Corto tiempo
tativa de Carteret de recaudar los censos que volvió á ser Nueva-York ciudad holandesa.


. devengaban las propiedades produ- En el tratado de \Vestminster, celebrado el
1670. . d t t 11' . . t t· l' 1 d 1 JO sumo . escon en o, que esta o, por año slgmen e , se es lpU o a evo ucion reci-
fin, dando lugar á una completa insurrec- proca de todas las conquistas que se hubieran
cion. Reunida la Asamblea en Elizabethtown, hecho, y en consecuencia pasó otra vez á
destituyó á Philip Carteret, que se vió pre- manos de los ingleses.
cisado á fugarse, y eligió en su lugar á James El duque de York habia obtenido umí
Carteret, que habia tomado una parte muy nueva concesion, que aumentaba sus preten-
activa en fomentar el movimiento insurrec- siones territoriales, dándole á la vez autori-
cional.


Una de las primeras medidas adoptadas
por el duque de York, en beneficio del nuevo
Estado que llevaba su nombre, fué la de otor-
gar un código que abrazaba muchos valiosos
privilegios y usos sancionados por la espe-
ricncia, perfectamente adaptados á las nece-
sidades de los colonos, figurando entre ellos


dad «. para gobernar á los habitantes, con
tales ordenanzas que él ó sus delegadas qui-
sieran establecer.» Mandó en consecuencia
al mayor Edmund Andros para ocupar el
puesto de gobernador, asegurar sus derechos
de propietario, y consolidar sus desparrama-
dos territorios bajo un sistema uniforme de
adminisfracion. Con tales miras, uno de los




100 HISTORIA DE LOS CAP. X.


primeros pasos que dió Andros, fué enviar particion de la colonia en dos demarcacio-
una espedicion al fuerte Saybrook, acompa- nes, á las que se dió el nombre de Jersey
ñada de una pequeña fuerza de tropas, para Oriental y Jersey Occidental, convirtiéndose
sostener el derecho del duque á todo el terri- la segunda en una coionia de cuáqueros,
torio situado entl.'e el Hudson y el Connecti- donde se estableció á un tiempo la libertad
cut, tal cllal habia sido colonizado por los de conciencia y la igualdad democrática.
ciudadanos de este último estado. Grande fué, Amantes de la paz, captáronse pronto
, b 1 1 fi 1 ' l' t' ' t d 1676, sm em argo, su sorpresa a ver a rme y os cuaqueros as sImpa laS y amIS a


tenaz resolucion de los hombres del Connec- de los indios del Delaware ; gran número de
ticut, que ni siquiera dieron oidos á la lectura sus correfigionarios emigrafon allá, .Y la
de la intimacion que les enviaba, . y que sin colonia tardó poco en dar señales evidentes
violencia, pero desplegando un aparato de de incremento y prosperidad. En 1682, fué
fuerza, al cual era incapaz de resistir la es- comprada la Jersey Oriental á los


1682, pedicion , la obligaron á regresar desconcer- herederos de Carteret por otros doce
tada á Nueva-York. Muy en breve advirtió cuáqueros, bajo los auspicios de Penn; y
Andros que existia allí una disposicion poco en 1683, habiendo i1umentado el número de
favorable para someterse pacíficamente á la propietarios hasta veinte y cuatro, obtuvieron
recaudacion de impuestos por una autoridad una nueva patente del duque de York. Du-
irresponsable, creyendotambien entrever una rante los dos años siguientes, sirvió la Jersey
determinacion manifiesta de obtener, si posi- Oriental de asilo á los numerosos
bl f l · t· d b't ' h b' 1683. e uera, as mIsmas ven ajas e que goza- pres 1 enanos' escoceses, que a lan .
ban las otras colonias inglesas, amparadas salvado sus vidas de las sangrientas persecu-
por los privilegios que les otorgaban sus ciones á que se vieran espuestos en su patria.
cart~. Habíase establecido la libertad de comercio


Ya hemos hablado antes de la rebelion qJle en Nueva-Jersey, y como no conviniera á An-
estalló en N ueva-J ersey, con motivo de la dros, gobernador de N ueva-York, se propuso
cobranza de los censos. El gobernador Car- atajarla. Primeramente exigió el pago do
teret , que se vió precisado á escaparse de la crecidos derechos; aseguró su jurisdiccion
provincia, fuése á Inglaterra, de donde re- sobre Nueva-Jersey; prendió á Carteret; le
gresó investido de nuevos poderes. procesó, y le tuvo encarcelado hasta que pu-


Poco despues de haber recuperado la co- diera someterse la cuestion al arbitraje de
lonia de manos' de los holandeses, Inglaterra. Tan atrevidos golpes exasperaron


1672. Berkeley, uno de los propietarios, á los pacíficos cuáqueros, los cuales elevaron
dispuso de la parte que le pertenecia en I reiteradas y enérgicas reclamaciones, redac-
Nueva-Jersey en favor de John Fenwick, tandoPenn un documento, que aunque blando
dándola en fideicomiso á Edward Byllinge, en su tono, era firme, sin embargo, en la
de quien vVilliam Penn vino á ser uno de los defensa de los derechos constitucionales. Por
delegados. Una desavenencia entre los propie- mútuo consentimiento, sometieron la cues-
tarios fué zanjada por el arbitraje de Penn, tion puesta en tela de juicio á la decision de
cuyo nombre aparece ahora por primera VBZ Sir William Jones, uno de los mas eminen-
relacionado con la historia de América, con- tes jurisconsultos de aquel tiempo. Su dic-
sintiendo despues Carteret en una formal támen fué contrario á las pretensiones del




CAP. X. ESTADOR-UNIDOS. 101


duque de York, qUIen en virtud de nueva
declaracion , renunció á todos sus derechos,
tanto sobre la Jersey Occidental, como res-
pecto á la Oriental, las cuales, viéndose li-
bres en el desarrollo de sus propios recursos,
continuaron aumentando rápidamente y ha-
ciendo esperar que en el porvenir ocuparian
un lugar notable en la familia colonial.


Andros, en su primera visita á Inglaterra,
se empeñó en convencer al duque de York de
la necesidad de conceder un gobierno propio
é independiente á los descontentos colonos,
viniendo en apoyo de esta peticion los sínto-
mas de descontento que se manifestaron ante
la arbitraria recaudacion de impuestos por la
sola autoridad del duque. Eljurado de Nueva-
York habia pronunciado ya su veredicto,
declarando que consideraba esta medida como
ilegal, é igual dictámen emitieron los juris-
consultos de Inglaterra. Abrumado con nue-
vas peticiones del Consejo, de la Audiencia y
de la municipalidad, que solicitaban tener
participacion en el gobierno, in~tancias que
fueron apoyadas por Penn, cuya influencia
con el duque de York era grandísima, vióse
al fin precisado á ceder, y envió de goberna-
dor á Dongan, católico romano, facultán-
dole para atender á las reclamaciones de los
colonos, y convocar á los. terratenientes, ó
enfiteutas, con el fin de que eligieran sus
rcpresentantes.


A consecuencia de esta resolucion, cele-
bróse el 17 de octubre de 1683 la prímera
Asamblea popular en el Estado de Nueva-
York, compuesta del gobernador y diez con-
sejeros, con diez y siete diputados elegidos
por los dichos terratenientes ó enfiteutas. Pro-
clamada la declaracion de derechos, se con-


firmó el enjuiciamiento por jurado, y quedó
establecido que tm adelante no se recaudarian
los impuestos sino con el consentimiento de
la Asamblea. Cada terrateniente gozaba del
derecho de votar en la eleccion de los repre-
sentantes, y la libertad .de cultos fué igual-
mente establecida.


Tal fué la mente con que procedió la Asam-
blea en el ejercicio de los nuevos poderes ad-
quiridos, y una de sus actas se intituló la
«Carta de libertades y privilegios otorgados
por su Alteza Real á los habitantes de Nueva-
York y sus dependencias.» Al año
siguiente (1684), se celebró otra se- 1684.
sion con gran contento de los colonos; pero
poco despues anubló se la halagüeña perspec-
tiva que se les ofreciera de reformar por sí
mismos los abus.os, y de manejar y dirigir
sus propios negocios, con motivo del ad-
venimiento del duque de York al trono de
Inglaterra, bajo el nombre de Jacobo n.
Confirióse á Dongan una nueva comision,
autorizándole, en union del Consejo, para
elaborar y promulgar las leyes; continuar
recaudando las contribuciones anteriormente
impuestas, y para que, si lo creyese conve-
niente, impusiera otras adicionales, cual lo
demuestra el caso de Effingham en la
~T' ... R '13" 1 b d 1685. ~ ugmIa. eCI 10 e go erna 01' espe-
cial encargo de no consentir ninguna impren-
ta, siendo considerada la prensa como un
elemento estraordinariamente peligroso en
aquellas circunstancias. Dongan otorgó tam-
bien una carta ó cédula á la ciudad de Albany.
y concedió á Robert Livingston una especie
de principado feudal, eIllas riberas del Hud-
son, con el título de «señorío de Livingston.»


-_._---;.-.~--- -




CAPÍTULO XI.
1640 - 1660.


NUE.VA-INGLATERRA DURANTE LA REPÚBLICA.


Condicion de las colonias de Nueva-Inglaterra en 1640. - Fundamentos ó recopilacion de fueros. - Sus disposiciones.-
Anexion del Nuevo-Hampshire. - Artículos de la Confederacion de las Colonias Unidas de Nueva-Inglaterra. - Disensio-
nes religiosas en Massachusetts. - Secta anabaptista. -Herejía de Gorton.- Muerte de Miantonimoh.- Simpatías con
el partido parlamentario. - Resistencia á la intervencion. - Viaje de Roger Williams á Inglaterra. - Obtiene una carlJ.-
Plantaciones de Providencia.- Espiritu intolerante del partido teocrático.- Primera ejecucion por brujeria.-!l1uerte
de Winthrop. - Lcvantamiento de los cuáqueros. - Persecucion. - Ejecucion de los cuáqueros.- Vindicacion de los
magistrados. - Fin de las disensiones. - Eliot y sus trabajos. - Prosperidad dc las colonias. - Adelantos en la moral,
en la vida social, en la educacion etc., etc.


Los cambios políticos ocurridos en Ingla-
terra , á consecuencia del triunfo del Parla-
mento en sus contiendas con Cárlos 1, pusie-


ron repentinamente un dique á la
1640. .. 1 t' .


emlgraclOn, y por a gun lempo eJer-
cieron grande influencia en los destinos de
las colonias neo-inglesas. (*) Los principales
artículos en que libraban su existencia los
colonos, tuvieron una enorme baja en su
precio, en especial el ganado y cereales;


n « Ahora que sc ha secado la fuente;y que lleva el ma-
nantialotro curso; ahora que muchos que intcntaban seguir
:i sus vecinos y amigofj á una tierra virgen, y que contando
con mejores dias y con las grandes mudanzas que se prepa-
raban, esperaron gozar en sus hogares, y á las puertas de
sus mismas casas, de lo quc otros fueron á buscar á paises
tan lejanos, ha sucedido la total cesacion de pasajeros que
vinieron; antes bien, como al flujo de una marea, muchos
regresan eon la esperanza de aprovechar la corriente ó el mar
fIue aquí los trajera, hasta tal punto, que en la actualidad, la
poblacion de Nueva-Inglaterra, tiene que buscar el modo de
proveerse de ropas, lo que no puede conseguir como antes
vendiendo sus ganados; pues su elevado primitivo precio de
25 libras ha decaido primero á 14, Y luego á 10 por cabeza, y
actualmente (apenas trascurrido un año), á ~ libras la pieza;
y ni aun á ese precio se encuentra comprador.»-Hubbard,
pág. 238.


siendo tambien proporcionalmente grande la
dificultad de ajustar cuentas y de salda!'
los débitos. Varias fueron las disposiciones
que adoptaron las. autoridades para hacer
frente á la crísis, y se usaron en los cambios
como moneda corriente las pieles de castor,
wampum (*)~ etc.


A instancia de los terratenientes, celosos
de las facultades y prerogativas arbitrarias é
indefinidas de los magistrados, se procedió á
preparar una coleccion de leyes, conocida con
el título de « Fundamentos ó recopi-


. d F H' b d 1641. laclOn e 1 ueros.» Izose un orra or
que redactó el Consejo, y se circuló primero
á los magistrados locales y á los ancianos.
y luego á los terratenientes en general, para
que lo examinasen y perfeccionaran, á fin de
que, despues de hechas sus reflexiones y
observaciones, se adoptase por último con toda


n Wampwn: el wampum, ó peaje, consistia en cuente-
citas cilíndricas de una pulgada de largo, matizadas de dos
colores, blanco y ncgro azulado, hechas por los índios con
partes de ciertas conchas del mar.




CAP. Xl. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 103


formalidad, debiendo ser revisados aquellos vo-Hampshire, solicitó y obtuvo su anexiono
fundamentos despues de tres años de prueba, bajo condiciones favorables, á su poderoso
para establecerlos definitivamente. Estas le- vecino Massachusetts. Poco tiempo despues,
yes, en número de unas ciento, son caracrerís- en 1643, las diferentes colonias de Nueva-
ticas y en estremo curiosas. Hé aquí algunas Inglaterra y sus varios establecimientos de
de ellas: habia de continuar residiendo el po- colonizacion, sintieron la necesidad de ayu-
del' supremo únicamente en manos de los eele- darse y sostenerse mútuamente, por lo que
siásticos. No se concedia el sufragio univer- determinaron entrar en negociaciones que
sal; pero quedaba facultado cada ciudadano pudieran conducirlas al fin apetecido.
para tener cierta participacion en los nego- Formaron, pues , en consecuencia 16"3.
cios, cuando se celebraran juntas ó reuniones una confederacion, bajo el nombre de Co-
públicas. Otorgábase cierto grado de libertad lonias Unidas de .Nueva-Inglaterra, que
i;t las iglesias privadas y á las asambleas de constaba de las de Massachusetts, Nueva·
los cristianos; pero el poder del veto conti- Plymouth, Connecticut y Nuevo-Puerto. Por
nuaba siendo privativo del Supremo Consejo, los artículos de la confederacion, contrajeron
el cual podia anular arbitrariamente cual- estas colonias un lazo firme y perpétuo de
(luier procedimiento que le pareciera hetero- amistad y afecto ofensivo y defensivo, y de
doxo ó peligroso, y castigar ó espulsar de la mútuo consejo y socorro en todas las ocasio-
colonia á sus autores. Los estranjeros y rcfu- nes que lo exigieran, tanto para preservar .Y
giados que profesaran la verdadera religion propagar la verdad y libertades del Evange-
cristiana, habian de ser admitidos y ampa- lío, cual elloR lo interpretaban, como para su
rados. Quedaban abolidas la esclavitud, la propia seguridad y bienestar. Cada colonia
servidumbre ó el cautiverio, esceptuando el debia conservar su propia demarcacion y go-
caso de cautivos legítimos, apresados en biemo, y no habia de admitirse en la confe-
guerra, ó cualesquiera otros que se vendieran aeracion ninguna de las otras plantaciones ó
ellos mismos, ó lueran vendidos 'por otras colonias, ni de dos de las confederadas podia
personas. No se consentían los monopolios formarse una sola jurisdiccion, sin el con-
perjudiciales; y la idolatría, brujería y blas- sentimiento de los demás. Los negocios é
temia, ó el trastorno promovido voluntaria- intereses de las colonias unidas, habian de
mente en el órden dominante en el Estado, se regirse y manejarse por medio de una legis-
castigaban con la pena de muerte. Todo tor- latura, compuesta de comisionados nombra-
mento estaba prohibido, no considerando dos al intento, eligiendo dos cada colonia.
como tal ros azotes, el desorejamiento y la Estos comisionados debian reunirse anual y
picota, que se conservaban como castigos sucesivamente en las distintas colonias, :r
necesarios y saludables. La libertad de que reunidos que fuesen, elegirian un presidente,
habian de gozar la mujer, los niños y los sir- teniendo fuerza de ley todo lo que determina-
vientes, estaba definida con mas benevolencia, . ran seis de los ocho miembros. (1<) Declarós8
en consonancia con las suaves disposiciones
del código de Moisés, á las cuales se roferian
tan constantemente los que formaron y cons-
tituyeron la Recopilacion de fueros.


Hallándose todavía en su infancia el N ue-


(') (Estaban autorizados los comisionados para oir, exa-
minar, pesar y determinar todos los negocios de guerra ti
paz, alianzas, auxilios, eargas y número de hombres nece-
sarios para la guerra, reparto del botin y de cualquiera con-
quista que se hiciese, a"í eomo respecto á la admision de




HISTORIA DE LOS CAP. XI.


la confederacion á perpetuidad, y continuó
siendo esencialmente la misma hasta que
.Tacobo II despojó de sus privilegios á las co-
lonias neo-inglesas.


Merecen copiars~ textualmente las palabras
de Chalmers con referencia á este punto:
«Los principios en que estribaba esta céle-
hre asociacion eran completamente los de la
independencia, pues no hubiera podido des-
cansar fácilmente en otros. Las colonias de
Connecticut y de Nuevo-Puerto no gozaban
de carta ó cédula por aquel tiempo, y no te-
nian otro derecho al suelo en que vivian que
el de meros ocupantes, poseyendo sus poderes
de gobierno por simple consentimiento volun-
tario. Nueva-Plymouth tan solo habia adqui-
rido el derecho ¿í, su territorio, por la con-
cesion de una compañía de Inglaterra, que
no le confirió jurisdiccion alguna. La carta
de Massachusetts, únicamente la autorizaba
para ajustar la paz, declarar la guerra, ó for-
mar alianzas á fin de defenderse á mano
armada contra los invasores. Empero, si nin-
guna patente legalizaba la confederacion, ni
fué confirmada con la aprobacion del gobier-


mayor número de confederados para las plantaciones, en
combinacion de cualquiera de las colouias aliadas, y en
todas las demás cosas semejantes, que son compañeras
inseparables y consecuencias de tales alianzas; pero sin mez-
clarse ó intervenir en el golJierno de cualquiera de las otras
jurisdicciones. Los gastos de toda guerra justa habia de
soportarlos cada colonia, proporcionalmente al número de
sus habitantes varones, de cualquiera clase ó con die ion que
fueran, siempre que contasen de diez y seis á sesenta años
de edad. Caso de ser invadida repentinamente una de estas
colonias, y prévio el aviso y requerimiento de tres magistra-
dos de la misma, las demás confederadas habian de mandar
inmediatamente socorro de soldados á la colonia invadida,
en la proporcion de cien hombres el Massachusetts y cuarenta
y cinco cada una de las otras, ó si se necesitara menor nú-
mero, eontribuirian proporcionalmente en los términos que
queda dicho. Preveniase, sin embargo, muy oportunamente
á los comisionados, que, tomando despues en consideracion
la causa de la tal guerra ó invasion, si resultara que fuese por
culpa de la colonia invadida, esta quedaria sujeta no solo
á dar satisfaccion á los invasores, sino á cargar con todos los
gastos de la guerra. Tambien se autorizaba á los comisiona-


no de IÍlglaterra, tampoco se solicitó para
ello su consentimiento, ni fué nunca negado.
Las distintas colonias de que S9 componia
aquella célebre confederacion , siendo perfec-
tamente independientes unas de otras, y no
teniendo conexion entre sí sus habitantes,
sino como súbditos de una misma corona, y
sus territorios como dependientes de un mis-
mo Estado, pudieran con igual conveniencia
y estabilidad ~aber contraido un pacto seme-
jante con colonias estrañas ó con una nacion
esiranjera. Así fué, que la confederacion
ajustó tratados con las plantaciones vecinas,
ocupadas por franceses y holandeses, y bajo
tal punto de vista fué considerada su conducta
en Inglaterra, lo que no dejó de llamar en
época posterior la atencion de Cárlos n.» (*)


No estaba destinado Massachusetts á per-
manecer mucho tiempo sin verse espuesto á
disensiones religiosas. Clark y IIolmes, dos
corifeos de la secta anabaptista, se ésforzabah
activamente en propagar sus principios entre
la multitud, y habiéndose puesto Clark el
sombrero en la iglesia, en cierta ocasion,
con el fin de insultar al ministro del culto,


dos para ajustar y establecer pactos y disposiciones en los
casos generales de órden civil que interesaran á todas las
plantaciones, para conservar la paz entre. ellas ó prevenir en
cuanto fuera dable todas las ocasiones de guerra ó de desave-
nencia con otras, así como respecto al libre y espedito curso
de la justicia en cualquiera jurisdiccion, igualmente para
todas las colonias confederadas, como para si mismas en
particular, admitiendo á los que se trasladaban de una plan-
tacion á otra, sin los debidos certificados. Coru>ignaban tam-
bien muy sabiamente en uno de los artículos de este contrato,
qne los sirvientes fugitivos, Ó los prófugos de justicia, fueran
devueltos á las colonias á que pertenecieran, ó de donde se
hubiesen escapado, previniéndose, finalmente, que si alguna
de las colonias confederadas violase estas estipulaciones, ó
causara ofensa á cualquiera d; las demás, semejante violaeion
del pacto federal ú ofensa, seria juzgada y arreglada por los
comisionados de las otras colonias.» -Historia politica , por
Pitkin, torno 1, pág. 51.


(') Anales Políticos, por Chalmers, libro 1, cap. VIII, pági-
na 178.-Véase igualmente la lntroduccion á la llistoria de la
Insul'reccion de las colonias americanas, tomo 1, págs. 86 y 87.




CAP, XI, ESTADOS-UNIDOS. 10:1


igualmente que al pueblo, fué sentenciado á vamente á Gorton , que compareciese ante el
una dura flagelacion, espulsándose de la tribunal de E,oston ; mas él replicó declinan-
colonia á muchos de sus partidarios. Por do la jurisdiccion de la «gente de Massachu-
aquel tiempo tambien un tal Samuel Gorton, setts,» en lo cual tenia sobrada razon, y
fanático de muy estraña índole, proporcionó pidió se sometiese el caso al arbitraje de los
nueva tarea á las autoridades, que se empe- ?tros colonos. A pesar de tan justa demanda,
ñaban en reprimir la heterodoxia. Gorton enyióse gente armada para apoderarse de
poseia á lo que parece ciertas nociones rudas él y de sus partidarios, y habiendo sido
de las doctrinas de la Sagrada Escritura, que preso y conducido á Boston ,llevósele pron-
le eran peculiares', y así es que para él ti no tamente ante el tribunal, acusado de blasfemo
habia mas cielo que en el corazon del hombre y perturbador de la «verdadera religion y
honrado,ni mas infierno que en la conciencia gobierno civil de la colonia.» Vanamente se
del malvado;» miraba las fórmulas doctrina- esforzó en rechazar tan calumniosas acusa-
les y los mandamientos de la iglesia de los ciones, pues se le declaró convicto, y junto
puritanos ortodoxos, como inv.enciones hu- con muchos de sus partidarios flié sentencia-
manas, tan desautorizadas como perniciosas, do á muerte. Conmutó se , no obstante., esta
y consideraba la autoridad que se les atribuia sentencia en 1644, Y Gorton y sus


, t 1 bl d 'l' 1 d ". 1644. como un yugo m o era e e serVl lsmo, que secuaces, encarce a os y sUjetos a
él se atrevia á desafiar y á poner en ridículo. trabajos forzados durante el invierno; despo-
La tiranía de conciencia (soul-tyranny)~ do jadosademás sin miserioordia de sus ganados
la teocracia de Massachusetts, parece un re- y provisiones, fueron al fin puestos en liber-
sultado natural de haber estimulado oons- tal! y espulsados del pais. Gorton, regresó
tantemente á los colonos hácia la oposicion y á ~nglaterra; pero por' mas pasos que dió
el reto. Espulsado Gorton de Plymouth ,re- duranto muchos años, nunca pudo obtener


. tiró se á las cercanías de Providencia, reparacion alguna.
1637. _. " donde se empeno en nuevas contro- Miantonimoh, cacique de los Narragan-
versias religiosas con algunos de los habitan- setts, era enemigo acérrimo de Uncas, sa-
tes, quienes tardaron poco en solicitar la che m de los Mohegans. Habiendo caido en su
Íntervencion de Massachusetts para poner poder este jefe, le dió muerte por
t · . . 1 .. d C' 't' , di" d 1 1643. ermmo a a contlen a. ltóse, pues, á Gor- ms 19aclOn e os comlslOna os co 0-
ton ante los magistrados de Boston; pero niales, con oircunstancias de la mas horrible
él prefirió retirarse mas lejos de su alcanoe, barbarie. Prosiguióse la guerra con encarni-
y habiendo comprado algunas tierras en zamiento entre los indios, durante cierto
Shawomet, á Miantonimoh , cacique de los tiempo, hasta que llegó finalmente á termi-
Narragansetts y aliado que fué de los colonos narse merced á la eficaz y vigorosa interv~n­
en la guerra del Pequod , dió prinoipio á una cion de los colonos. Aunque el pueblo de
colonizacion independiente. Sin embargo, dos Massachusetts simpatizaba completamente
saclwms inferiores negaron la legalidad d~ la con el «Piadoso Parlamento,» fué, sin em-
-concesion hecha por Miantonimoh, y su ape- 'bargo, bastante previsor para no comprome-
lacion fué confirmada por los magistrados de terse en dar pasos demasiado adelantados,
Boston , á quienes se dirigieron reclamando de los cuales no pudiera acaso retroceder
el territorio enajenado. Intimóse , pues, nue- fácilmente. La junta de inspeccion, nombra-


TOMO l. 14




106 HISTORIA DE LOS CAP. Xl.


da por el Parlamento, estaba investida de
ámplios poderes; mas no por eso intentó in-
tervenir, durante algun tiempo, en el Mas-
sachusetts ni en sus privilegios, y sus espor-
taciones é importaciones quedar<:m exentas
de derechos.


Unos dos años despues', cuando tr{ttó
el Parlamento de asegurar su jurisdiccion
sobre las colonias, hizo Massachusetts una
animosa protesta y represeniacíon, que fué
eficazmente apoyada por Sir Henry Vane y
otros, lo que evitó ulteriores procedimientos
respecto á la intervencion en los privilegios
de los colonos.


En mayo de este año (1643), fué cuando
alarmado el venerable Roger Williams, en
vista del manifiesto propósito que abrigaba
}lassachusetts de intervenir en sus legítimos
derechos, resolvió marchar á Inglaterra, para
solicitar una carta ó cédula; y no siéndole
permitido pasar por Boston, se fué á Man-
hattan '. donde siguió para su destino por la


via de Holanda. Estando en Inglater-
i644. blo, Cl ,7 l l . ' d ra ,pu lCO su ave ue enguaye e
América, que contenia noticias interesantes
sobre las costumbres de los indios. Tambien
atacó el principio de despotismo religioso en
su lJogma sangriento de persecuciort por
('ausa de conciencia, al que contestó Cotton
en un escrito intitulado: lJogma sangriento
lavado y blanqueado en la Sangre del Cor-
dero.


\Villiams consiguió por completo lo que
se propuso en su viaje á Inglaterra, pues
Vane favoreció sus deseos, haciendo uso de
toda su influencia. La carta ó cédula que se
le concedió comprendia las playas é islas de
la bahía de Narragansett, al. occidente de
Plymouth y al sur de Massachusetts, esten-
diéndose hasta el rio Pequod y su comarca.
~\.doptóse para este pais el nombre de Plan-
taciones de Providencia, quedando faéultados


sus habitantes para regirse segun su propia
voluntad. (*)


Despues de haber ocurrido muchas dificul-
tades, por las pretensiones de Massachus~tts
y de Plymouth á la posesion de varias partes
de territorio enclavadas en los límites de la
carta de Williams, quedó por fin establecido
firme y pacíficamente el gobierno del Nuevo-
Estado, en 1647.


Muchos y constantes esfuerzos hicieron los
adversarios de la teocracia de .N~assac~usetts,


(')- « El primer legislador que reconoció los derechos de
los que aspiraban á la libertad de concieneia, fue Roger Wi-
lliams, nombre menos ilustre de lo que debiera serlo, pues
á pesar de sus escentricidades, y de que sus opiniones esci-
taran á veces sonrisas de desprecio, era hombre de l!énio,
virtuoso, dotado de admirable fIrmeza, valor y desprendi-
miento, y de ilimitada b.ondad. Despues de haber recorrido
varios sitios en aquel territodo, fIjó su domicilio en la loca-
lidad que dsél recibió ei nombre de Providencia, y donde
vino á ser el fundador y legislador de la colonia de Rhode Is-
land. Allí eontinuó mandando y dirigiendo por ~spacio qe
cuarenta y cinco años, bien como gobernador, ora como guía


, y padre de la colonia, entregado á actos de tierna solicitud
aun con sus mayores enemigos; amparando en su desventu-
ra á los desgraciados, y ofreciendo un asilo á los que pade-
cian perseeuciones. Fundábase el gobierno de su colonia
en su principio favorito, á saber: que en materia de fé y dc
culto, cada ciudadano pudiera proceder segun le dictara su
propia conciencia, sin restriccion ni intervencion de ningUIl
magistrado civil. En el viaje que hizo Williams á Inglaterra
en 1643, con el fin de proporcionarse su carta ó cédula colo-
nial, publicó una vindicacion de su doctrina, esmeradamente
redactada. bajo el título de El Dogma Sangriento, ó Diálogo
entre la Ve¡'dad y la Paz. En esta obra, escrita con su acos-
tumbrada valentía y decision, anticipó la mayor parte de los
argumentos que, cincuenta años despues, llamaron tanto la
atencion pública, cuando Locke los dió á luz. Su conducta
en el poder guardaba perfecta consonancia con sus opinio-
nes especulativas, y cuando en su avanzada edad vió per-
turbado el órden en su pequeña república, por una irrupcion
de predicadores cuáqueros, se limitó á combatirlos con fo-
lletos satíricos y discusiones públicas, dándose por satisfe-
cho con aniquilar sus doctrinas, á impulsos de un torrente
de sabiduría, de invectivas, de silogismos y de chistes.
Tambien debe recordarse en honra de Roger 'Villiams, que
ninguno de los primitivos colonos, sin -esceptuar al mismo
'Villiam Penn, llegó á igualarle en justicia y benevolencia
para con los indIOs.» - Discurso Aniversario pron anciado anle
la Sociedad Flislórica de Nueva- YOl'k en 1818, por MI'. G. C.
Verplanck, pág. 2:1.




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 107


para obtener se disminuyese su severidad.
Viéronse por lo tanto las autoridades en el
caso de elegir entre ceder, ó seguir sostenien-
do sus pretensiones de infalibilidad por medio
de la fuerza, sin conceder la menor toleran-
cia. en materia de fé : las ideas antiriómicas y
anabaptistas habian de perseguirse inflexible-
mente, y el libre pensamiento en religion,
debia sufrir un castigo inmediato. Los si-
guien tes versos que dejó entre otros el aus-
tero gobernador Dudley, cuyo fallecimiento
tuvo lugar en 1650, espresan muy bien sus
propios principios y los de los puritanos en
general.


« Los sacerdotes, en consejos é iglesias, con vigilancia
Cuiden de los que ostentan gran tolerancia,
A fin que de tal gente no salga ~n basilisco
Que todo lo emponzoñe con herejía y vicio.
Al dejar á los hombres, si proceden sin tino,
Mi epitafio será: - i N o he muerto libertino!)) n


Como tendremos ocasion de ver, no se pasó
mucho tiempo sin que se presentara una
oportunidad en que-manifestasen las autori-
dades hasta qué punto estaban decididas á
seguir sosteniendo su supremac~a.


Merece consignarse, que en 1648, dió Mas-
sachusetts el primer ejemplo de una


i6lS... 1 d l't d b . , L eJecuclOn por e e loe rUJerm. a
desgraciada víctima fué una mujer llamada
Margaret Jones , acusada de tener un «con-
tacto maligno.» (**)


En marzo de 1649, yen el décimo año de
su gobierno, murió Winthrop, cuyo falleci-
miento fué profunda y justamente sentido.


Habia empleado todas las fuerzas de
1649. . l' . bIt d su mte 1gencla y uena vo un a en


(') «Let roen 'OÍ God, in eOllrts and churehes wateh
~., . ('.


O'er sueh ll:II do a. toleration hatch,
·.-.jo'


Lest that ill egg bring forth a cockatrice,
To poison all with heresy and vice.


_,JI. men be left, and otherwise combine,
);Iy epítaph's- Y died no libertinc! "
(") Historia de los Estados- Unidos, por Hildreth, tomo ,


pág. 385.


pro del bienestar de la colonia, sirviéndola
con un celo y lealtad que rara vez han sido
superados. Murió pobre, y el Consejo gene-
ral, queriendo hOI,lrar su memoria, votó
unánimemente la suma de 200 libras para su
desconsolada familia:. El diario que dejó es
un apreciable documento para nuestra pri-
mitiva historia.


Sucedió que, por efecto del incremento que
tomó el comercio con las Indias Occidentales,
se trajo á Nueva-Inglaterra una cantidad
considerable de barras de oro y plata, y con
el fin de evitar se esportaran á Inglaterra, en
pago de mercancías, propúsose MaRsachu-
setts habilitar una casa de moneda para la
acuñacion, acto que ha sido denunciado por
algunos escritores, como una .usurpacíon
-manifiesta de los derechos del soberano. Es-
'tablecióse la casa de moneda en Bostan, y
en ella se « acuñaron chelines, medios cheli-
nes y cuartos de chelines, con un pino en el
anverso y Nue1)a-Ingl~terra en el reverso.»
Fueron valuadas estas piezas en una cuarta
parte menos que el tipo británico correspon-
diente á ellas, ensayo que se ha repetido en
otras partes con la idea equivocada de que,
rebajado así su valor, no podría esportarse,
y de este modo sucedió que la libra corriente
de Nueva-Inglaterra vino á tener una cuarta
parte menos de valor que la libra esterlina
de la madre patria, cuyo tipo fué adoptado
despuespor el Parlamento de Inglaterra para
todas las colonias norte americanas.


Declarada la guerra entre Inglaterra y
Francia en 1651 , hiciéronse algunas tenta-
tivas sobre Nueva-Holanda, como lo


i65i. dejamos apuntado en uno de los ca-
pítulos anteriores. Proclamó se la paz en 1654,
y licenciáronse las tropas ; pero no teniendo
entonces la armada inglesa posibilidad de
invadir el territorio de los holandeses, fijó su
atencion en la Acadia , de la cual se posesio-


.,'




108 HISTORIA DE LOS CAP. Xl.
nó á viva fuerza, por m~s que á la sazon
reinase la mas profunda paz entre la Francia
y la Inglaterra.


Otra ejecucion por hechicería tuvo lugar
en 1655: la víctima fué esta vez una viuda,
llamada Ann .Hibbins, hermana de Bellin-
gham. Exasperada esta infeliz por pérdidas
y desilusiones que habia sufrido, llegó á ser
ofensiva, pendenciera y enojosa para sus
vecinos, y á pesar de sus influyentes rela-
ciones, se la sentenció fácilmente como cul-
pable de hechicería. Ni las representaciones
de hombres taJes como Sir Richard Salstons-
tall, en Inglatorra , ni las quejas de muchos
habitantes de la colonia, cual lo dejamos
dicho anteriormente, alteraron en lo mas
mínimo las.miras y principios de los magis-
trados. Estaban ya comprometidos, y no
podian ceder sin notorio' descrédito de sus
creencias religiosas.


Eran los cuáqueros una secta que surgió
en Inglaterra hácia el año 1644, á impulsos
de las predicaciones de George Fox. Sus
dogmas y prácticas les eran peculiares, y
de una novedad escesiva. Así es, que su prin-
cipio fundamental consistía en que el hombre
lleva en sí mismo una revelacion interna que
Dios le proporciona, morando el Espíritu
Divino en el alma humana, y por su ine-
quívoca voz, y no por los credos y formula-
rios de los hombres, han de interpretarse
para todo creyente las Sagradas Escrituras;
de manera que toda intervencion en la con-
ciencia de los hombres, era declarada espre-
samente por ellos como anticristiana é into-
lerable.


Mientras Cromwell proclamaba que «el
que mejor combate, es el que mejor reza y
el que mejor predica ,» doctrina religiosa-
mente observada en Massachusetts, los cuá-
queros negaban la legitimidad, aun de la
guerra defensiva, y rehusaban tomar las


armas cuando se lo ordenaban los magistra-
dos civiles. Su «sí era sí , y su nó era nó,»
y creyendo que «todo lo que no fuera esto,
procedia del mal,» insistian en observar
puntualmente la letra de la Sagrada Escri-
tura , que manda al creyente «no jure. en
manera alguna ,» negándose á prestar jura-
mento, cuando se lo exigia la autoridad.
Además de esto, aborrecian los títulos; des-
deñaban los cumplidos y cortesías, tan
comunes en la vida; creian que todo hombre
ó mujer estaba autorizado para predicar si
se sentia impulsado á hacerlo, y conside-
raban á los ministros titulares del culto,
como mercenarios y «lobos en rebaño.»
Aparte de lo dicho, motejaban los mas senci-
llos é inoceútes placeres, y satirizaban espe-
cialmente la tiranía de los gobernantes que
ocupaban elevados destinos, tanto en lo tem-
poral , como en lo espiritual. Rebosando de
celo, se afanaban por propagar en todas
partes sus peculiares dogmas, y en nada
parecian deleitarse tanto como en atraerse
la persecucion y el ultraje. Una contienda ó
debate con la teocracia de Nueva-Inglaterra,
era lo que mas codiciaban semejantes fanáti-
cos. Por eso, en julio de 1656, habiendo
llegado de la Barbada dos mujeres, llamadas
Mary Fisher y Ann Austin, las con-
'd '1 dld . 1.656. SI eraron como posel( as e emomo;


las arrestaron inmediatamente; las encarce-
laron durante cinco semanas; robaron sus
baules ; quemaron sus libros, y por último,
las espulsaron de la colonia. El odio á estos
sectarios hizo que se impusieran fuertes mul-
tas á todos aquellos que introdujeran cuá-
queros en Massachusetts, ó esparcieran sus
obras ó libros. No era lícito á nadie acoger
ú hospedar á un cuáquero, bajo ningun
pretesto, y el que contraviniere á estas dis-
posiciones, debia ser azotado, por ser el mas
suave castigo que podia infligírsele, siendo




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 109


aplicable tanto á las mujeres como á los impuesta, fueron procesados y sentenciados.
hombres. 'En cuanto á los afiliados á esta Winthrop el menor, trató enérgicamente de
secta, la primera vez que se hallaran con- evitar su ejecucion, y el coronel Temple se
victos, se les cortaria una oreja, á -la segunda ofreció á llevarlos fuera de la colonia, y si
la otra, y á la tercera, como la ley proscri- regresaban, volver á hacer otro tanto. Hubo
bia el tormento, se les perforaria la lengua con tal motivo un empeñado debate en el Con-


> con un hierro candente. Empero el sejo, considerándolos muchos como simples
1657. 1 d 'b" 't' t 1 1 f 1 ce o e esta congregaclOn raya a caSI mama ICOS, con ra os cua es uera ocura
en locura; prodigaban insultos y retaban á y crueldad proceder con estremado rigor;'
los magistrados; perturbaban el culto público pero el voto de la mayoría prevaleció, y
con sus clamores é injurias, y no dejaron Stephenson y Robinson subieron al patíbulo.
de ocurrir tampoco ejemplos ulteriores, en «Muero por Cristo,» esclamó Robinson. «Ko
que algunas mujeres, para mostrarse en sufro este castigo por malhechor, sino por
cierto modo opuestas á la desnudez de la descargo de conciencia,» dijo Stephenson.
tierra en lo espiritual, considerándolo además Mar,y Dyer, con la soga al cuello, despues
como una violencia que hacian á su natural de presenciar la ejecucion de sus dos com-
modestia, y'como <mna cruz» que habian de pañeros, esclamó: «Dejadme sufrir el mis-
llevar, presentáronse en las plazas p.úblicas mo castigo que mis hermanos, á no ser que
sin una hilacha de ropa sobre su cuerpo. querais anular vuestra malvada ley.» A


Arrojados de todas partes, muchos de ellos ruegos de su hijo, fué casi arrancada del
se refugiaron en Rhode Island, donde la tú-· patíbulo, bajo condicion de salir de la colonia
lerancia que se dispensaba á todas las sectas en término de cuarenta y ocho horas; pero el
indistintamente, les permitia propagar sus espíritu de aquellá desdichada mujer estaba
dogmas sin que los inquietasen. Sín embar- sobrescitado hasta la locura por el entusias-
go, esto no les satisfacia; preferian á todo las mo de que se hallaba poseida, y por las hor-
persecuciones, y por eso fué Boston el centro ribles escenas que habia presenciado; así
hácia . el cual se sentian atraidos. Era una que, despues de haber sido sentenciada, diri-
guerra á muerte la declarada entre el partido gió desde la cárcel· una enérgica protesta


.


eclesiástico y aquellos fanáticos. Los purita- contra la crueldad del Consejo. «¡ Os compa-
nos, cual debemos creerlo, no deseaban es- dezco, decia: sois desobedientes y estais alu-
terminar á los cuáqueros, pero sí estaban cinados!» Increpando á los magistrados que
resueltos á hacerlos desaparecer de entre la habian condenado, añadia: «¡No os arre-
ellos. Hasta entonces todo habia sido inútil: pentireis de que os hayan impedido derramar
multas, azotes, desorejamientos y cárceles. la sangre, aunque sea la de una mujer!»
Por un decreto del Consejo, aunque no sin Con un valor que hubiera sido sublime si no
vigorosa resistencia de una parte de los di- rayara en demencia, volvió á retar á los
ptttados, se decretó el destierro, so pena de tiranos de «la ciudad sanguinaria,» y selló
muerte al que se resistiera. Empero, los in- con su vida la protesta que contra ellos hicie-
domables cuáqueros, se envanecian de hallar ra. Fué presa nuevamente, y ahorcada en
oportunidad de padecer el martirio. Robin- Boston Common, en junio de 1660.
son, Stephenson y Mary Dyer , persistiendo El descontento ocasionado por tan repug-
en menospreciar la penalidad que 'les estaba nantes escenas, obligó á los magistrados á




110 HISTOnIA DE LOS CAP. XI.


emprender una formal vindicacion de sus pro- I jurisdiccion, y á ellos mismos que vimeran,
cedimientos. Su lenguaje con este so pena de ser encerrados en una casa de cor-


1659. . d· d' A . h t f' 1 d A motIvo es 19no e notarse.« unque reCClOn, as a que uesen espu sa os. pesar
la justicia de nuestras sentenQias contra Wi- de estas disposiciones, hallaron medio de in-
lliam Robinson, Marmaduke Stephenson y troducirse clandestinamente, y no alcanzando
Mary Dyer, apoyadas por la autoridad de á restringir sus impudentes y atrevidas in-
este tribunal, las leyes del pais y la de Dios, trusiones la pena que se les habia impuesto,
deben mas bien inducirnos á esper~r estímu- se aumentó con el desorejamiento á los que
lo y encomio de todas las personas prudentes reincidieran por segunda vez, y siendo insu-
y piadosas, que convencernos de la necesidad ficientes estas medidas para defendernos con-
de disculparnos; esto no obstante, como tra su impetuosa y fanática furia, nos fué
muchas gentes de espíritu apocado, por mera preciso proveer á nuestra seguridad, y tras
piedad y conmiseracion, recomendables y sérias consideraciones, despues de la primera
cristianas virtudes, aunque espuestas al error prueba, á causa de sus incesantes asaltos,
y susceptibles de peligrosas impresiones, por promulgó se una ley, por la cual se les impo-
falta de suficiente informacion pueden no nia la pena de destierro, y la de muerte, caso
(luedar satisfechas, y hombres de perversos de quebrantar aquella condena, á imitacion
principios sacar partido de ello para calum- de Inglaterra en su ley de espulsion contra
niarnos y hacer suponer que somos persegui- los jesuitas, cuya sentencia fué proclamada
dores sanguinarios; tanto para satisfacer en debida forma en la última sesion pública
¡í, unos, como para tapar la boca á los otros, del tribunal, contra las partes ya mencion~
creemos indispensable declarar: que hará das. En vista de su regreso y de su perseve-
unos tres años llegaron á Boston varios su- rancia en pros~guir viviendo ostensiblemente
getos, que declararon ser cuáqueros, de cuyas en esta jurisdiccion, despues del término'
(~reencias y prácticas perniciosas teniamos prefijado por la ley, fueron presos, y confe-
noticia por conducto fidedigno, así de la sando ellos mismos que eran los ya desterra-
Barbada como de Inglaterra; que nos asegu- dos, los sentenció á muerte el tribunal, con
ramos de sus personas para hagerlos salir de arreglo á la susodicha ley, qué fué ejecutada
la colonia, sin censura ni castigo alguno, en en dos de ellos. Mary Dyer, á instancias de
la primera ocasion que se presentara, y su hijo, y por conmiseracion y clemencia de
que, aunque profesaban dogmas perturbado- este tribunal, quedó libre de marcharse en
res é injuriosos respecto á la autoridad, que término de dos dias, partido que aceptó. El
hubieran sido suficientes para justificar mas exámen de nuestros graduales procedimien-
severa animadversion , la prudencia del tri- tos, nos justificará de las ruidosas acusaciones
lmnal se ejerció en asegurar la paz y el órden de severidad que se nos dirigieron; pero
establecidos contra sus tentativas, encami- . nuestra justa y necesaria defensa requiere de
nadas á minarlos y trastornarlos, segun nos nosotros, á falta de otros medios, que espon-
constaba por nuestra propia esperiencia, así gamos el punto que estas personas atacaron
como por el ejemplo que dieron sus predece- violenta.y voluntariamente, haciéndose por
sores en Munster. En consecuencia de esto, se lo mismo felones de se, lo que pudieron ha-
publicó una ley, prohibiendo á todos los patro- ber evitado manteniéndose la soberana ley
nes de barcos que trajeran cuá.queros á esta salus populi. Nuestros primeros procedimien-




CAP. XI. EST ADO S-UNIDOS. {it


tos, así como el perdon concedido á Mary
Dyer por una intercesion insignificante, ma-
nifestarán hasta la evidencia, que lo único
que deseabamos era que viviesen ausentes de
nosotros, 'y no hacerles morir en el cadalso.»


Los magistrados, sin embargo, habian ade-
lando ya lo suficiente para que les fuera im-


o posible retroceder. Williams Leddra
1661. f' , t' d f' 1 ue preso y sen enCIa o, o reCléndo e,
no obstante, su perdon, con tal que saliera de
la colonia. Como se negase á aceptar esta
gracia, sufrió la última pena; pero fué la pos~
trera víctima dela intolerancia religiosa. Otro
cuáquero, WenlockChristison, que habia sido
desterrado, regresó y solicitó la muerte. «¿ Qué
ganais, esclamaba, dirigiéndose atrevidamen-
te á los magistrados: qué ganais con quitar la
vida á los cuáqueros? Por cada hombre á
quien asesineis, vendrán cinco á reemplazar-
le: si teneis poder para quitarme la vida, Dios,
hará levantar diez de sus servidores en mi lu-
gar.» y tenia razon, pues esta persecucion
incesante no hacia mas que aumentar el nú-
mero de los que hubieran querido ser márti-
res. Imposible habria sido que lo~ magistrados
atajaran la corriente de simpatía popular há-
cía estos fanáticos, y se convencieron de que
estaban dando un escándalo al mundo. Aban-
donaron, pues, todas sus tentativas para
volver á sus primeros planes; dieron libertad
ti los presos, y mandaron que se les azotase en
los límites de la colonia, si acaso regresaran
á ella. Tratándolos de este modo, su manía
cesó naturalmente á su debido tiempo.


Los trabajos del misionero John Eliot entre
los indios, merecen mencionarse brevemen-
te. Este insigne varon nació en Inglaterra
en 1604; se educó en Cambridge, y emigró
á Nueva-Inglaterra en 1631. Anhelaba vi-
vamente iniciar á los indios en el espíritu
religioso, y aunque muy ocupado en el cum-
plimiento de sus deberes, como ministro del


l


culto en una iglesia de Roxbury, añadió á
su trabajo ordinario la ímproba tarea de
aprender el dialecto que se hablaba en Nueva-
Inglaterra, para traducir la Biblia y ponerla
al alcance de los indígenas.


Desde 1645 emprendió Eliot su difícil ensa-
yo, teniendo la satisfaccion de predicar su pri-
mer sermon á los indios en 28 de octubre de
1646. Con su ardoroso celo, templado por la
prudi:mcia , su nunca desmentida bondad, su
cariñoso trato y su perseverancia en la obra
de caridad que emprendiera hicieron real-
mente prodigios. Enviósele crecida suma de
dinero de Inglaterra, para llevar á cabo tan
piadosa empresa; convirtiéronse al-


'd '1 t f d" l' 1661. gunos loa ras; un aronse 19 eSlas,
y se creó una especie de colegio para los
indios. Empero, no parece que todo esto
produjera honda ni permanente impresion en
el ~nimo de la mayoría de los indígenas.
Muchos de los austeros puritanos miraban
con indiferencia tal proyecto, y los sachems
y sacerdotes indios no eran personas


t f. ·1 t I 1663. que se pres aran áCl men e a cam-
biar en manera alguna su vida salvaje y los
goces que esta les proporcionara. Tales cir-
cunstancias no rebajan, sin embargo, ni
deben rebajar el mérito de Eliot. « Rasgo por
demás notable de la vida de Eliot, dice
Grahame, es que en su larga y árdua carre-
ra, la energía que le impulsaba no sufdó
jamás el mas leve decaimiento, sino que por
el contrario, fué siempre acrecentándose. Así
es, que cuando desmayaba la fuerza de su
cuerpo, toda su energía parecia reconcen-
trarse en su ah~a, y por último, todas sus
facultades, como decia él mismo, se absorbian
en cierto modo en su santo amor. Habiéndole
preguntado poco antes de su muerte, cómo se
hallaba J contestó :-Todo lo he perdido: mi
inteligencia me abandona; me faltan la me-
moria y la palabra; pero doy gracias á Dios




H~ HISTORIA DE LOS CAP. XI.


porque mi caridad se mantiene siempre firme, de un desliz de esta naturaleza, tuvo que
pareciéndome que va aumentando en vez de comparecer ante los magistrados, y entonces,
disminuir.» Falleció Eliot en 1690, de edad «despues de haberle reconvenido severamen-
muy avanzada, y colmado de honores. (*) te á presencia de la congregacion, estando


Mientras Cromwell dirigió la nave del de pié en un banco, mal vestido, sin su
Estado en Inglaterra, los negocios é intere- faja y con un gorro sucio de dormir, confesó
ses públicos de Massachusetts, y sus inme- la falta de que se le- acusaba,» y mientras le
diatos vecinos, marcharon todos á un tiempo ahogaban los sollozos, segun afirma Win-
por la senda de la prosperidad. Cromwelllos throp, se lamentó dolorosamente de la pér-
favoreció cuanto pudo, y libres de toda in- dida de su seguridad, que decia él haber
tervencion estraña, los neo-ingleses progre- consentido, «por gozar de una pipa de ta-
saron constantemente, adelantando de dia baco.» Toda lapoblacion estaba amaestrada
en dia hácia la riqueza y el poderío. Todo y disciplinada como una milicia, y así es que
conspiraba á formar hombres atrevidos é el espíritu marcial se desarrolló en ella en
íntegros, que solo confiaban en sus propias poco tiempo. La prosperidad material habia
fuerzas: las pesquerías producían una raza aumentado mucho, y no se echaban de menos
de pescadores espertos y osados; la cons- las comodidades y los goces de cuanto puede
truccion de barcos adquirió mucha actividad; hacer agradable la vida.
acrecenwse el comercio, y operóse un valioso Debemos hacer observar, en honra y pro
tráfico de varios géneros. Los legisladores del buen crédito de los fundadores de Nueva-
puritanos miraban con ceño cuanto pudiera Inglaterra, que anhelaban sinceramente pró-
relajar las costumbres; vigilaban severa- mover la sana instruccion. Muchos de ellos
mente por la moral de la comunidad, y con- habian recibido una educacion universitaria
siderando con mucha prudencia que era en Inglaterra, y eran hombres de bastante
mejor evitar- que castigar, protegian los ca- ilustracion. Su gusto literario correspondia
samientos oportunos, y aunque las relaciones naturalmente á sus creencias religiosas, y
amorosas entabladas sin el permiso de los por eso veníos á Josselyn llevar consigo de
padres de la novia, ó de la autoridad mas Inglaterra á «Mr. Cotton, el predicador de
inmediata, «se castigaban con el cncarcela- la iglesia de Boston,» el mismo que defendió
miento,» los magistrados podian reformar ó la causa de la intolerancia de Massachusetts
anular la «porfiada é inmotivada negativa de contra los ataques de Roger "\Villiams, pu-
casamiento oportuno» por parte de los padres. diendo citar además «la traduccion en metro
El adulterio era _ un crímen capital, casti- inglés de varios salmos, que para su aproba-
gándose muy severamente la incontinenqia. cion le remitió como un obsequio el poeta
Underhill, que unia la bizarría militar á su MI'. Francis Quarles.» Dedicábanse con em-
amor proverbial á la disolucion y á la «os- peño los colonos á las controversiás teológi-
tentacion en el traje,» habiendo sido acusado cas, y abriendo escuelas gratuitas de prime-


ras letras, y otras de gramática, establecieron
(') El ilustrado doctor Cotton Mather, en EU Vida del die. tambien una especie de colegio práctico en


fj¡'e John E/iot, espone estcnsamente, y con un espíritu de Newtown, arrabal de Boston, que fué dotado
admirable profundidad, la historia de Eliot y s~s ímprobos por Mr. John Harvard, cuando ocurrió su
trabajos y afanes con los indios.-Véase la Magnalia , por
Mather, tom. 1, págs. 526-583 fallecimiento en 1638, con su librería y la




CAP. XI. • ESTADOS-UNIDOS. 113


mitad de su hacienda, dándose á este colegio su futura preponderancia. En Cambridge
el :q.ombre de su generoso bienhechor, y á la fué donde, hácia el año 1640, se sentó la pri-
localidad que ocupaba el de Cambridge, en mera prensa para imprimir que se conoció
conmemoracion de la famosa universidad de en América. i Quién hubiera podido imaginar
Inglaterra. Por concesiones y donaciones entonces lb que menos de doscientos años han
anuales de varios individuos, el nuevo colegio producido;'ó vaticinar el inmenso poder de la
se vió habilitado para echar los cimientos de prensa en el siglo diez y nueve?


TOMO l. 15




CAPiTULO XII.


1. 660 -1. 688.


NUEVA-INGLATERRA DURANTE LOS REINADOS DE CARLOS II Y JACOBO II.


Restauracion de Cárlos n. - Resolucion que adoptaron los colonos. - Declaracion de sus derechos. - Dificultades inte-
riores, y pruebas á que se ven sujetos.- Decidese la mayoría á oponerse á la real supremacía.-Consecuencias de
la Restauracion en Inglaterra. - Comision de Massachusetts.- Respuesta del rey.-Mision de Winthrop y Clarke, por
Connecticut y Rhode Island.- Carta ó cédula de Connecticut.- Sus bases.-Carta de Rhode Island.- Tolerancia con
arreglo á las leyes de Rhode Island.- Contestacion de Massachusetts á las reclamaciones del rey.- Envíanse comisiona-
dos.- Su proceder, y mal éxito de su comision.- Intimaciones del rey.- Cuáles eran proQablemente sus intenciones.-
Guerra de Philip.- Espantosos pormenores de eHa.-Muerte de Philip.- Sus resultados.-Ajústase la paz.- Nuevo-
Hampshire. - Randolph, recaudador de los reales derechos.- Declárase la confiscacion de la carta.-Nómbrase
gobernador á Andros. - Connecticut. - Salva este su carta. - Revolucion de Inglaterra en 1688.


No miraban con poca ansiedad los colonos
neo-ingleses los rápidos progresos de aquella
revolucion de la madre patria, que· produjo
el restablecimiento de Oárlos II en el trono de
Inglaterra, y parece curiosa coincidencia que
en el mismo buque que trajo la noticia á Bos-
ton, en julio de 1660, vinieran tambien los
dos jueces regicidas Whalley y Goffe, que
lmian al nuevo mundo para sustraerse á la
venganza del hijo de Oárlos I. Estos perso-
najes fueron bien recibidos por el gobernador
Endicott, y durante algun tiempo vivieron
libremente y sin disfraz alguno; pero habién-
dose confirmado la noticia de su llegada con
el arribo de nuevos pasajeros, el Oonsejo
general elevó en diciembre del mismo año una
representacion al rey, sincerándose de su
conducta; solicitando la conservacion de sus
fueros civiles y de su libertad en materia de
religion, y disculpándose de las penas capi-
tales impuestas á los cuáqueros. La respues-
ta del rey fué pronta y favorable; pero
poco despues, á principios de 1661, llegó


una órden para arrestar á \Vhalley y Goffe:
estos se habian retirado á Nuevo-
Puerto, y por mas esfuerzos que t66t.


se hicieron, nunca se pudo echarles mano,
probablemente porque las autoridades no se
propusieron en ningun tiempo entregarlos
para que sufrieran su condena. Mas tarde,
y con objeto de destruir el mal efecto' que
produjera esta conducta en el ánimo d~l
monarca, condenaron los magistrados la Re-
pública Cristiana, de Eliot, que habia sido
redactada por indios convertidos, .Y publicada
incautamente en Inglaterra, con lo cual el
mismo Eliot se retractó de los principios an-
timonárquicos que con tenia su libro.


En la lucha, á todas luces evidente, que
se aproximaba, los caudillos de Nueva-In-
glaterra con ocian que, despues de la Pro-
videncia, debian confiar principalmente en
sus propias fuerzas. La primera medida que
adoptaron fué la de redactar y publicar una
declaracion de lo que sostenian ser sus dere-
chos. Definíanlos de este modo: «La facultad




....


CAP. XlI. HISTORIA DÉ LOS ESTADOS-UNIDOS. 115


de elegir á su propio gobernador, al teniente I civiles de la comunidad eclesiástica. Tambien
gobernador, á los magistrados y á los repre- habia un gran número que consideraban
sentantes; la de prescribir las condiciones como la política mas prudente doblegarse á
para la admision de mayor número de hom- la necesidad, y no arriesgarse á perderlo
bres libres; la de nombrar empleados de todas todo por rehusar una concesion racional y
clases, superiores é inferiores, con tales atri- oportuna; pero la mayoría estaba inflexible-
buciones y deberes que ellos les señalasen; la mente resuelta á mantenerse independiente
de ejercer, mediante los magistrados elegidos de la supremacía ingl~sa, sucediera lo que
anualmente, y de sus tenientes ó delegados, sucediese. Para prevenir, sin embargo, en lo
toda clase de autoridad, legislativa, ejecutiva posible, la necesidad de recurrir á un~ resis-
y judicial; la de defenderse ellos mismos, á tencia armada, enviaron dos agentes de su
mano armada, contra toda clase de agresion, confianza, Norton y Bradstreet, para que
y la de rechazar toda especie de intervencion, trataran, en cuanto les· fuera dable, de entre-
que pudieran juzgar perjudicial á la colonia.» tener al' ministerio inglés; pero con


1 . d d d d" d l··t 1.662. Por ú tImo, espues e mas e un año e mtrucclOncs reserva as para so lClar
dilacion, f'ué proclamado solemnemente Cár- una intervencion favorable, y en el último
los II; pero se prohibieron con el mayor rigor apuro, declinar abiertamente su autoridad.
todas las demostraciones que en tales casos No era esta ciertamente una mision que de-
se acostumbran, bajo el pretesto ingenioso, jara de ser arriesgada bajo todos conceptos;
ó mas bien original, de que tales regocijos pues cuando Norton y su colega llegaron á
eran contrarios a las órdenes que habia espe-I Inglaterra, se encontraron con que se habian
dido el mismo rey. ¡ operado varias é importantes mudanzas, muy


Además de los enemigos de los colonos en propias para alarmar á los colonos neo-in-
Inglaterra, habia muchos que se oponian ac- gleses. Cansados de la inseguridad que ofre-
tivamente á los gobernantes en la misma co- cian los negocios pú.blicos en los últimos dias
lonia.Los que abogaban por las disposiciones de la república, todas las clases se daban el
liberales, tales como los epi~copalistas, bap- parabien por la restauracion. Carlos lo pro-
tistas y otros, que estaban escluidos de tener metió todo; pero olvidó pronto sus promesas.
participacion en el gobierno, habian aumen- Reinaba además una reaccion general contra
tado grandemente, y estimulados por la si- todos los partidos interesados en derrocar la
tuacion de los negocios públicos, reclamaban monarquía, tendencia que robustecia la pre-
con urgencia cierta templanza en las injustas rogativa del rey, al propio tiempo que apoya-
restricciones que les abrumaban, y aun entre· ba las medidas arbitrarias de sus consejeros.
los mismos teócratas libres andaba dividida Cobraba de nuevo su ascendiente la iglesia
la opinion. Estos últimos, en su mayor parte, anglicana: habiase adoptado el Acto de Uni-
se adherian á sus principios fundamentales; fOJ'rnidad~ viéndose por lo tanto compelidos á
pero pareciéndoles a muchos de ellos que someterse los presbiterianos y los indepen-
eran demasiado rigorosos, habian adoptado dientes. El partido realista satisfizo hasta el
un «. término medio,» con el cual los que se último estremo su sed de venganza: cuantos
conformaban estrictament9 con el culto esta- regicidas pudieron ser habidos, fueron ahor-
blecido, pero sin declararse regenerados y c~dos, arrastrados y descuartizados,' y en-
escogidos, podían aspirar a las prerogativas tre ellos Hugh Pefers, padre -político de




116 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


Winthrop el menor, que fué primitivamente mente. Winthrop, como literato y hombre
ministro del culto en Salem. Empero una de elevada consideracion en la sociedad, pudo
víctima mas ilustre, Sir Henry Vane, tardó proporcionarse amigos influyentes que le fa-
poco en ser conducido al tajo. Aunque opues- vorecieron en la córte. Era poseedor de un
to á la intolerancia de la teocracia de Massa- anillo de gran precio, regalado á su abuelo
chusetts, se habia mostrado siempre firme y por Cárlos 1, yen una audiencia que le con-
constante amigo de Nueva-Inglaterra, y por cedió el rey, ofrecióselo á su majestad, lo
su influencia habia obtenido del Parlamento que, segun se dice, obró material-


1 " d 1 . 1662. Largo una carta ó cédula para Rhode Island. mente en e ammo e monarca para
Cuando fué acusado de traicion, «no titubeó predisponerle en su favor. En 23 de abril
en declarar que era partidario de la gloriosa de 1662, alcanzó una patente con el gran
causa" de la libertad popular, ni tampoco en sello, otorgándole los mas ámpllos privile-
sellar aquelladeclaracion con su sangre, y gios, y confirmando á los hombres libres de
su conducta en el cadalso le granjeó la admi- la colonia de Connecticut, como asimismo
racion aun de sus mismos enemigos.» á los que en ella se admitiesen despues, todas


La comision de Massachusetts no consi- las tierras gue fueron .concedidas en un prin-
guió sino parcialmente el objeto que se pro- cipio al conde de Warwick, y que traspasó
ponia. Concediósele confirmacion de su carta, éste al Lord Saye y Sele y sus asociados.
con una amnistía condicional para todos los Esta carta establecia en la colonia la forma
delitos recientes; pero insistiendo firmemente de gobierno mas popular, y autorizaba la
el rey e.n la conservacion de su prerogativa, continuacion de la ley fundamental de Con;..
exigió la revocacion de todas las leyes dero- necticut, por espacio de ciento cincuenta y
gatorias de su autoridad, la imposicion de ocho años. «Muy notable es, por cierto, dice
unjuramento de fidelidad y la administracion un hábil escritor en la Revista Norte-arneri-
de la justicia en su propio nombre. Además cana, que aun cuando concedida en una
de esto, requirió completa tolerancia para la época en que eran casi desconocidos los dere-
iglesia anglicana, y la abrogacion de la ley chos del . pueblo , mirándose muy poco por
(lue conc8clia únicamente á los eclasiásticos el ellos, y mucho menos por parte de un soberano
privilegio de votar, otorgando además ciertas que regia los destinos de Inglaterra mas ar-
franquicias á todos los habitantes que poseye- bitrariamente que lo hicieran ninguno de sus
sen determinada hacienda. Por lo demás, predecesores. la forma de gobierno que se
correspondió á los deseos del Consejo de prescribia á Connecticut era muy popular, y
::\fassachusetts, pues le autorizaba para cas-', colocaba mas inmediatamente el poder al
tigar á los pertinaces cuáqueros, del modo alcance del pueblo, que la constitucion en la
tlue le pareciera mas oportuno. cual se ha cambiado deliberadamente aquella


Connecticnt y Rhode Island se apresura- real cédula, en estos tiempos modernos de
ron, mucho aI~tes que N:assachusetts,.á reco-


1


celos popu~ares. y de libertad republicana.»
nocer la autorIdad de Carlos rr, .Y \Vmthrop Hallábase mclmda en la nueva carta, de Con-
el menor y Clarke fueron enviados á Ingla- necticut la colonia de Nuevo-Puerto; pero
terra , el uno por Connecticut , y el otro por los habitantes de éste se negaron durante
Rhode Island, para obtener las correspon- algunos años á consentir en tal union, hasta
dientes cartas, llegando allá muy oportuna- ! que temiendo el nombramiento de ·un gober-




CAP. Xli. ESTADOS-UNIDOS. 1-17


nador general, y que se les umera á otra cual se fijó el Pawcatuck por límite entre las
colonia con una carta menos favorable para dos colonias. Este convenio, segun lo
su lIbertad, les indujo este recelo á dar su hace notar MI'. Hildreth, se hizo i663.
consentimiento, aunque con repugnancia. constarespecialmento en la carta llamada


Clarke, el agente mandado por Rhode de Rhode Istand y Plantaciones de Provi-
Island, supo captarse el favor del primer dencia.
ministro Lord Clarendon, y obtuvo con faci- . El fundador y el pueblo de Rhode Island,
lidad la ratificacion de la carta de su colo- deseaban sinceramente completa libertad y
ni~. Ya dijimos anteriormente cómo se creó tolerancia en materias religiosas. «i Cuán
y fué aumentando este pequeño estado con difícil es, sin embargo, sostenerse á la altura
los refugiados que trataban de sustraerse á de un principio, en presencia de las preocu-
la intolerancia de .i\'1assachusetts. La libertad paciones dominantes y de ejemplos diamehal-
de conciencia y de disc.usion , tras la larga mente opuestos! Las leyes de Rhode Island,
prueba que de ella habian hecho, era cada como al principio se imprimieron, con mu-
vez mas preciosa para los ciudadanos. Ha- chos años de posterioridad á su carta, es-
bíanse visto libres de las disputas teológicas cluyen terminantemente de sus privilegios de
y de las persecuciones sangrientas que tantas libertad á los católicos romanos, y á otras
desventuras causaran en Massachusetts, yen personas que no profesaran el cristianismo.
su peticion á Cárlos II hacian presente, Estas leyes sufrieron repetidas revisiones, é
«cuánto anhelaban con toda su alma ofrecer imposible fuera decir en la actualidad cuándo
una prueba palpable, de que un estado civil ,se introdujeron por primera vez osas restric-
puede subsistir el mas floreciente y sostener- ciones, aunque no fué probablemente sino
se mejor gozando de plena libertad en las despues de la revolucion inglesa de 1688.» (*)
creencias religiosas.» Las condiciones gene- Mientras que Connecticut y Rhode Island
rales de esta carta se diferenciaban muy poco parecian contentísimos con los privilegios
de las que servian de base á la de Connecti- que les otorgaban sus nuevas cartas, Massa-
cut; pero contenian una prevencion especial, chusetts continuaba inquieto y poco dispuesto
y era que «ninguna persona en dicha colonia á la sumision. Su respuesta á la réquisitoria
pudiera ser molestada, castigada, inquietada del rey, ya mencionada, sé redactó respetuo-
ó puesta en juicio por cualquiera diferencia samente, pero en un lenguajo evasivo, cual
ele opinion en materias, religiosas, con tal puede verse por las siguientes lineas: «En
que no perturbase la paz y tranquilidad pú- cuanto á la revocacion de las leyes aquí es-
blica, sino que todos y en cualquier tiempo tablecidas desde los últimos cambios acaeci-
pudieran gozar libremente de sus creencias dos en el gobierno, contrarias y derogatorias
en punto á religion, siempre que se con- de la autoridad de su majestad, habién-
dujeran pacíficamente y no abusasen de esta dolas ~xaminado con detencion, no hemos
libertad para entregarse al desenfreno y á la podido ver la tendencia que en ellas se seña-
profanacion, ni para injuriar ni perturbar al la. Respecto al juramento de fidelidad, esta-
prójimo.» Como una parte considerable de las mos prontos á prestarlo con arreglo á la
plantaciones de Providencia se hallaba in-
cluida en la carta de Connecticut , Clarke y (') Historia de los Eslados-llnidos, por Hildreth, tomo 1,
\Vinthrop hicieron un convenio, mediante el pág. 4!J\).




118 HISTORIA DE LOS CAP. XlI.


carta. Por lo que guarda relacion con la li-
bertad de usar del devocionario comun , nin-
guno de nosotros ha manifestado desearla.
Tocante á la administracion de los sacr~men­
tos, se ha sometido la cuestion al juicio de
un sínodo, convocado en el órden debido,
cuyo dictámen fué encomendado por nuestro
último Oonsejo general á varias congregacio-
nes, y ésperamos obtener un resultado final
que sea satisfactorio para todos.» A pesar de
esto, como el rey continuase recibiendo nue-
vas y recientes quejas contra el gobierno de


Massachusetts, declaró su intencion
i. 664:. d d' d" t t " . e man ar mme la amen e comlslO-
nados, con plenos poderes para indagar el
estado de las cosas, y resolver respecto á las
materias en litigio. Estos comisionados eran
Nichols, Oarr, Oartwright y Mavetick, que
arribaron á Boston hácia fines de julio, y se
prepararon desde luego á emprender su ta-
rea; pero fueron recibidos con frialdad glacial
y firmísima oposicion. Los cauelillos ele Mas-
sachusetts estaban bien enterados de la grave
importancia de la cuestion, y mientras que
ni por un instante dejaron de deshacerse en
profusas manifestaciones de lealtad, no por
(lSO estaban muy dispuestos á tomar en consi-
deracion las alegaciones de los comisionados.
Estas alegaciones y las medidas cuya adop-
cion proponian, eran consideradas por los co-
lonos como una violacion de sus cartas.


Oelebraron su primera sesion los comisio-
nados en Plymouth, donde transigieron muy
l)OCOS negocios: la siguiente tuvo lugar en
Rhode Island, donele oyeron las quejas de los
indios y de todos los que estaban desconten-
tos, y decretaron varias disposiciones res-
pecto al derecho de propiedad, de las cuales
apenas se hizo caso. En Massachusetts, ac-
cedió el Oonsejo general á algunas de sus
peticiones que le parecieron justas; pero ma-
nifestando sincera lealtad al rey, negóse,


sin embargo, á reconocer la autoridad de sus
comisionados, y protestó contra ella, opo-
niéndose á que la ejercieran en aquel territo-
rio. A consecuencia de esta defensa de sus
derechos, entabló se una correspondencia su-
mamente ágria y destemplada entre ambas
partes, y á su conclusion, manifestaron los
comisionados al Consejo general, que no que-
rian perder mas tiempo trabajando inú~il­
mente, y que se limitarian á dar parte á su
majestad del comportamiento del Oonsejo. De
Bastan pasaron los comisionados á N nevo-
Hampshire, donde ejercieron varios actos de
gobierno, y ofrecieron á sus habitantes rele-
varlos de la jurisdiccion de Massachusetts,
ofrecimiento que fué unánimemente rechaza-
do. En Maine promovieron mas alboroto,
pues estimularon al pueblo á que se declarase
independiente, hallando á muchos predis-
puestos á dar oidos á sus insinuaciones; psro
Massachusetts, por un pronto y vigorosó
alarde de fuerza, obligó á los desafectos á so-
meterse á su autoridad.


Connecticut parece que fué la colonia favo-
rita de los comisionados: tratóseles allí con
sumo respeto, y fueron obedecidos sus man-
datos. En compensacion, redactaron ellos
una representacion al rey, encareciendo los
méritos .de aquellos habitantes, obteniendo
del monarca una carta de agradecimiento, en
la que decia: «Aunque vuestra conducta me-
rece justamente nuestro elogio y aprobacion,
se halla aun mas realzada por el comporta-
miento tan opuesto de la colonia de Massa-
chusets. »


Oesaron los comisionados en su encargo,
por mandato del rey, en 1666. Empero, bajo
el infiujo:de los desaires y disgustos que ha-
bian sufrido, dieron tales informes á su ma-
jestad, que espidió una real órden para que
el gobernador Bellingham y algunos mas
compareciesen en Inglaterra, á responder de




CAP. XII. ESTADOR-UNIDOS. 119


su desacato á la régia autoridad. Grande cuando la vieron realízarse con todo su rigor,
alarma produjo en la colonia aquella encendiéronse entre ellos las mas violentas


1. 666. . t' . d d " . 1 h 1 1 m lmaCIOn, an o margen a que se pasIOnes, y so o an e aran a venganza. Fal-
debatiese vivamente la. cuestion de saber si tábales únicamente un caudillo que concen-
habian de obedecerse ó no las órdenes del rey. tras e y dirigiese sus esfuerzos, y Philip de
La opinion de los que se inclinaban á la abe: Pokanoket, sachern de los Wampanoags,
diencia, sin ceder en realidad á lo que se exi- tribu que habitaba los limites de Plymouth y
gia, fué la que prevaleció, y precisamente en Rhode Island, pasó á ocupar este honroso
aquellas circunstancias, tuvieron los colonos cuanto arriesgado puesto. Su padre Massa-
la oportunidad de mandar un acopio de pro- soit fué amigo de los blancos; pero él los
visiones para la flota de las Indias Occiden- detestaba, y su enemistad, procedente de
tales, así como un donativo de mástiles para causas de interés nacional, fué enconándose
la armada inglesa, con lo que pudieron mas y mas, hasta convertirse en un odio im-
librarse del peligro que les amenazaba. Hu- placable, despues de la conducta que aquellos
bieron de suspenderse, sino abandonarse del observaron con su hermano mayor. Acusado
todo, los proyectos que abrigaba el rey res- éste de conspirar contra los blancos, fué
pecto á la libertad de las colonias, é inter- preso por un destacamento de soldados, y en-
viniendo luego la peste y el incendio de carcelado luego: semejante proceder afectó de
Lóndres, los establecimientos de Nueva-In- tal modo su altivez, que le ocasionó una vio-
glaterra continuaron gozando de sus anti- lenta fiebre, la cual pUSO fin á su existencia.
guos derechos y privi1fi"lgios durante muchos Philip habia heredado todo el imperio y or-
años. gullo de su hermano, y como era muy diestro


Despues de trascurrido medio siglo desde en la intriga y en el arte de persuadir, logró
el arribo de los europeos á Plymouth, supo- seducir á los indios de todas las localidades
níase que las colonias de Nueva-Inglaterra de Nueva-Inglaterra para que unieran sus
contaban con ciento veinte poblaciones, y se- esfuerzos, con el fin de esterminar á los blan-
senta ó setenta mil habitantes, y como nunca cos, consiguiendo formar una confederacion
se exigió rigorosa obediencia á los decretos capaz de poner sobre las armas tres ó cuatro
del Parlamento, habiase hecho su comercio mil guerreros.
muy estenso y lucrativo. Los hábitos de in- No obstante su sagacidad y de las muchas
dustria y economía que contrajeron los emi- precauciones que tomó para asegurar el
grantes en tiempos menos felices, los habian éxito de su empresa, trahóse el combate mas
conservado, y esto proporcionaba lo necesario pronto de lo que Philip deseara. Un acto
á los que nada poseian, y riquezas á los que precipitado de venganza hizo que le
tenian lo necesario. El desierto iba des apare- desafiaran los colonos, y no tuvo otra 1. 675.
ciendo ante los afanosos labradores, y sus alternativa querendirse á discrecion, ó persis-
salvajes habitantes hallaban su caza dispersa, tir en su valiente empeño. Resuelto á probar
é invadidas sus guaridas predilectas; siendo la suerte de las armas, Philip saqueó todas
todo ello consecuencia natural de las ventas las casas de las cercanías del Monte-Esperan-
de terrenos, que en todos tiempos hacian de za, donde él residia: poco despues atacó á
buena gana á los blancos. Pero los indios Swanzey, y mató gran número de sus habitan
no habían columbrado esta consecuencia: tes. Esto sucedió á fines de junio de 1675.




120 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


Inmediatamente marcharon las tropas de europeos murieron á tiros, al abrir sus ven-
Ia colonia á Swanzey , donde en breve se les tanas por la mañana, pues los indígenas
incorporó un destacamento de Massachusetts. habian adquirido armas de fuego y aprendido
Viéndose precisados á huir los indios, seña- el modo de manejarlas. Tambien mataron
laron su fuga con el incendio de las casas y i del mismo modo á bastantes colonos, ora en
plantaciones que encontraron al paso, de- el campo, ora mientras viajaban, ó cuando
jando ad-emás colgadas en pértigas, que cla- se dirigian á los templos. En la imposibilidad
varon á orillas del camino, las manos, cabe- de labrar sus tierras, veíanse espuestos los
lleras y cabezas de los blancos que habian cultivadores á perecer de hambre, al paso que
asesinado. Persiguiéronles las tropas durante los enemigos saqueaban los convoyes de pro-
algun tiempo; pero no pudiendo alcanzarlos, visiones .enviados para socorrerlos, siendo
regresaron á Swanzey. Alarmada toda la arrolladas y pasadas á cuchillo las escoltas
comarca, fué aumentando el número de 801- en continuas emboscadas. Tal fué la triste
dados. En vista de aquel alarde de fuerza, suerte del valiente Lathrop, en el sitio que
tuvo Philip que abandonar su residencia de I aun conserva el nombre de Bloody Brook
Monte-Esperanza, tomando posicion cerca de (Arroyo de sangre). En una ocasion, en
un pantano en Pocasset. Atacáronle allí los Hadley, mientras estaba el vecindario ocu-
ingleses, y fueron rechazados, quedando sin pado en el servicio divino, invadieron los
vida en el combate diez y seis de ellos. En- indios la aldea: ante la inesperada llegada
valentonados los indios con aquella victoria, de los salvajes, el terror y la confusion habian
adquirieron nueva osadía. Un terror pánico . llegado á su colmo, cuando apareció repenti-
se apoderó de los colonos: creian ver fatales namente un hombre de venerable presencia,
presagios de mayores calamidades en el aire que reuniendo á los despavoridos habitantes,
yen los cielos; negros escuadrones de alíge- los formó en batalla; guiólos al ataque, y
ros corceles, cabelleras de indios y arcos derrotando ~ los indios, salvó á la poblacion
estampados en el sol y en la luna, y aun el de su total ruirra, desapareciendo despues
mismo zumbido del viento en los bosques y como por encanto, cual á los ojos de los co-
el fatí~ico aullido de los lobos, aterrorizaban lonos se presentara en el momento del peli-
su exaltada imaginacion. Los campesinos, gro. Pasmados y agradecidos los vecinos, y
por su parte, buscaban un refugio seguro en en la imposibilidad de descubrir rastro alguno
las poblaciones, donde propagaban espanto- de su libertador, supusieron que era un ángel
sas noticias de las crueles atrocidades de los I que Dios les enviara en áquel duro trance.
salvajes. Empero, no era un ángel, sino uno de los


Entretanto, estendíase la guerra por las generales de Cromwell , el anciano Goffe el
fronteras :de Oonnecticut, Massachusetts, y regicida, quien precisado á llevar una vida
aun por las del Nuevo-Hampshire. Las aldeas errante, á causa de las incesantes pesquisas
estaban aisladas, mediando entre ellas gran- practicadas por órden del gobierno inglés
des baldíos. Vivian los indios mezclados para apoderarse de su persona, habia obser-
entre los blancos, y como conocian todos los vado desde una cueva elevada del contorno la
rincones y guaridas, podian caer repentina- aproximacion de los salvajes, y bajó presu-
mente sobre cualquier caserío ó estableci~ roso para prestar auxilio á los aterrorizados
miento que se propusieran destruir. Muchos colonos.




CA.P. XII. ES.TADOS.-UNIDOS.. 1i1


Durante el verano, teniendo los indios Quedaron tendidos en el campo de batalla mil
la ventaja de esconderse en los bosques y guerreros indios: trescientos mas, y otras
selvas, pudieron continuar aquella penosa y tantas mujeres y niños, fueron hechos pri-
destructora guerra; pero cuando con la lle- sioneros. Cara les costó la victoria á los colo-
gada del invierno clarearon los bosques, 10- nos: tuvieron seis jefes y ochenta soldados
graron los colonos, por un vigoroso esfuerzo, muertos, con ciento cincuenta heridos.
reunir unos mil hombres, y determinaron Desesperados los indios, dieron curso á su
dar un golpe decisivo.· Josiah Winslow, de ira, descargándola sobre cuanto encontraban
Plymouth, fué nombrado comandante enjefe á su alcance. Empero quedaba destruida su
de aquellas fuerzas. El 18 de diciembre reu- pujanza, y no se tardó mucho sin qve empe-
niéronse las tropas en el territorio de los zaran á perderse de vista. Unicamen-
Narragansetts, que habian acogido al enemi- te los caudillos Philip y Canonchet, i667.
go, y tras una larga y penosa marcha en sachem de los Narragansetts, se negaron á
medio de las nieves, y despues de haber pa- rendirse, prefiriendo este último la muerte á
sado una noche en los bosques, se aproxima- tratar de paces con los blancos. El desventu-
ron á la plaza fuerte ocupada por la tribu que rado Philip, promovedor de la guerra, anduvo
iban á atacar. Seria entonces la una. Habían- errante de tribu en tribu, acosado por las re-
se atrincherado los indios en un cerrillo, en criminaciones y denuestos con que le agobia-
medio de unpantano cercado de empaliza- ban por la miseria que habia ocasitmado á sus
das. Roto el fuego, todos los jefes de los asal- hermanos, rebosando su cbrazon de amargu-
tantes fueron muertos á balazos, mientras ra. Precisado por fin á regresar á sus anti-
avanzaban á paso de carga; pero esto no hizo guas guaridas, donde le sostenia \Vitamo,
sino escitar en sumo grado la desesperada pariente suyo y jefe de una tribu, fué atacado
resolucion de los colonos, quienes despues de nuevamente por los colonos, que llevaron
forzar la entrada á viva fuerza, y de haber cautivos á su mujer é hijo, y poco tiempo
sido rechazados, tras un fiero combate que despues fué muerto alevosamente de un bala-
duró cerca de dos horas, se arrojaron furio- zo disparado por uno de sus partidarios que
sos sobre las fortificaciones de los salvajes, y se habia pasado á los ingleses. Así pereció
animados únicamente por el deseo de vengar Philip de Pokanoket, quien bajo mas de un
la sangre de sus hermanos asesinados, sin concepto era digno de mejor suerte: su hijo
que sirvieran de nada las súplicas y lamentos fué enviado á la Bermuda, donde le vendie-
de los indios, incendiaron el atrincheramien- ron como esclavo.
to, donde centenares de mujeres y niños pe- Bien recibida, por cierto, fué la paz que
recieron ,en medio de las llamas, siendo presa siguió á estos sucesos, pues se habian que-
de ellas todas las provisiones que tenian aco- mado próximamente mil casas, y robado ó
piadas para el invierno. Quemáronse tambien destruido' mercancías y ganados de gran va-
sus wigwarns, y los que escaparon del fuego lor. Tambien habian contraido las colonias
y la cuchilla, erraron miserablemente por los una cuantiosa deuda; pero con su caracterís-
bosques, pereciendo de frio y hambre. Fué tico orgullo de independencia, se guardaron
el combate mas encarnizado de que se con- muy bien los colonos de implorar á la madre
serva memoria en los primitivos anales del patria para que les ayudase á aligerarla.
pals; pero tambien fué decisiva la victoria. En 1680, constituyóse Nuevo-Hampshire


TOMO J. 16




122 HISTORIA DE LOS • CAP. XII.


en colonia separada, á instancia de John direccion de las colonias. Este funcionario
Mason, á cuyo antecesor habia sido otorgada llegó á América perfectamente preparado


una parte del territorio. Temeroso para llevar á cabo los arbitrarios y tiránicos
t6SO. Massachusetts de perder igualmente designios del último de los Estuardos, lle-
el Maine, compró á los herederos de Gorges vando consigo, en la fragata de la marina
su derecho á la posesion de aquel suelo, por real en que se embarcara, dos compañías de
unos 6,000 pesos fuertes. tropa para sostener su autoridad si fuese


Continuando los colonos eludiendo los de- necesario. Aparte de otras atribuciones,
cretos relativos al comercio, fundándose en tenia plenos poderes para destituir y nombrar
que no eran sino violaciones de sus privile- los miembros del Consejo segun su voluntad,
gios,' envióse en julio de 1680 á Edward y de acuerdo con esta corporacion, así supe-
Randolph, como recaudador de los reales ditada por él, imponer contribuciones, hacer
derechos, y al propio tiempo para obligar al leyes y convocar' la milicia, siendo sus su-
cumplimiento de dichos decretos. No estando bordinados gente de su entera devocion.
prevenidos los magistrados de su comision, Dudley fué nombrado primer magistrado, y
negáronse á dejársela desempeñar, viéndose Randolph, aquel antiguo antagonista de la
precisado á regresar á Inglaterra; mas tardó teocracia, que habia perseverado durante


poco en volver, presentando en febre· años enteros en su hostilidad, haciendo
1682. ro de 1682 una real carta que inti- cuanto pudo para humillar el orgullo de sus
maba perentoriamente se mandasen desde enemigos, obtuvo el cargo de secretario colo-
luego agentes á Inglaterra, con plenos pode- niaI. Sujeta la prensa á su prévia censura,
res para gestionar en nombre de las colonias. habia sido ya amordazada, acabando por


Toda resistencia era inútil, por mas que hacerla enmudecer.
los jefes no quisiesen ceder, y no hubo es- Connecticut y Rhode Island gemian bajo
fuerzo que no practicaran, empleando hasta el imperio del mismo gobierno arbitrario.
el soborno, para conseguir que el rey se les Espidióse un decreto de quo warranto, y se


mostrase propicio, sin renunciar por trasladó Andros á Hartford , para reclamar
1683. eso á ninguno de sus derechos; pero de la Asamblea la entrega de la carta, lle-
todo rué en balde. Espidióse en Inglaterra un gando en el momento en que aquella celebra-
scire facias, y en 1684 se declaró confis- ba sesion. «Este cuerpo político, dice Trum-
cada la carta. Los derechos y libertades de bull, mostró se poco predispuesto, y aun
ÑIassachusetts, por tan largo tiempo disfru- procedió con suma lentitud á resolverse á tal
tados y tan entrañablemente queridos, que- entrega, y á tomar acuerdo alguno 1687.
daron á merced de Cár10s Ir, quien meditaba, sobre la peticion de Andros. Refiére-
segun es sahido, las mas sérias y fnndamen- se que el gobernador Treat representó con
tales innovaciones, y que bajó á la tumba vehemencia los cuantiosos gastos hechos por
sin poder realizar ninguna. los colonos, y sus ímprobos trabajos para


Establecióse entonces un gobierno provi- establecerse en el pais; la sangre que habian
sional, nombrando al efecto á Joseph Dudley, derramado y los tesoros invertidos en defen-


hijo del primer gobernador; pero derIo contra los salvajes y los estranjeros;
1686. poco despues, en 1686, Jacobo Ir co- las desventuras y peligros á que sé vieron
locó á Sir Edmund Andros al frente de la espuestos para alcanzar todo esto, añadiendo




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. '123


que era dar su propia vIda, si entregaban la
patente y ~os privilegios que á tan alto precio
habian comprado, y que por tanto tiempo
disfrutaran. Debatióse largamente este im-
portante asunto, suspendiéndose luego la
discusion hasta el anochecer, hora en que se
trajo la carta y se puso sobre la mesa ante
la cual estaba reunida la Asamblea. Habiase
juntado mucha gente del pueblo, y entre ella
se encontraban hombres bastante atrevidos
para emprender cuanto se juzgaseconvenien-
te en aquellas circunstancias. De improviso, se
apagaron las luces, yel capitan Wadsworth,
retiró sigilosamente la carta, y fué á ocultarla
en el hueco de un árbol corpulento plantado
frente á la casa del muy ilustre Samuel
Wyllys, que era entonces uno de los magis-
trados de la colonia. La actitud del pueblo
era pacífica: iluminó se nuevamente la sala
de sesÍones ; pero la patente habia desapare-
cido, y no pudo descubrirse su paradero, ni


..


la persona que la había sustraído.» (*) A
pesar de todo lo ocurrido, Andros declaró
confiscada la carta , escribiendo al pié de las
actas de aquella ses ion esta espresiva pala-
bra: FINIS.


No pudo continuar Andros por largo tiem-
po en su arbitrario gobierno, porque el infa-
tuado Jacobo II fué rápidamente arrastrado
á la crísis que le hizo perder el trono, y que
produjo la revolucion de 1688, muy distinta
de las que hasta entonces se habian verifica-
do en Inglaterra, pues sih derramamiento de
sangre-, dió lugar á un cambio completo en
los negocios públicos, no solo en lo interior
del reino, sino tambien en las colonias de-
pendientes de la corona inglesa. Andros si-
guió en su caida al débil tirano su amo y
señor, y este inesperado suceso llenó de ale-
gría á los habitantes de Massachusetts.


(') Hisforia de Connecticut, por Trumbull, págs. 371 y 372 .




CAPÍTULO XIII. •


1660 -1688.


VIRGINIA Y l'tIARYLANI).


Cambios que sobrevinieron en la Virginia, con el trascurso de los años.- Causas de estos cambios.- Clases de colonos.-
Predomina la aristocracia. - Decreto sobre navegacion. - Intolerancia del partido dominante. - Descontento popular.-
Culpepper y Arlington.- Solicitase una carta.- Causas que produjeron la rebelion de Bacon.- Comportamiento de
Berkeley. - Progresos de la contienda. - Triunfo de Bacon. - Su repentina muerte. - Sangrienta venganza del goberna-
dor. - Leyes de Bacon. - Padecimientos de la colonia bajo el gobierno de Culpepper y de Lord Howard de Effingham.-
Negocios públicos de Maryland. - Prosperidad general. - Esfuerzos para el establecimiento de la Iglesia. - Insurreccion
promovida por Fendal. - Jacobo II no favorece á los propietarios. - Decreto espedido contra la carta. - Destronamiento
de Jacobo 11.- Revolucion inglesa de 1688.


Reasumiendo la historia de la Virginia en durante la guerra civil de inglaterra , y que
el capítulo VIII, página 86, recordará el .nevaron consigo al nuevo mundo sus preocu-
lector que los burgesses eligieron gobernador paciones hereditarias en favor de los privile-
en 1660 á Sir William Berkeley, uno de los gios conferidos por el nacimiento y la cate-
mas decididos partidarios de la causa real. goría, aunadas con un injurioso desprecio
En aquella época, segun lo hicimos notar, hácia los derechos y pretensiones popula-
parecian bien afianzados los privilegios y las res. Apoyábase esta elevada clase en otra
libertades populares. Durante los veinte y compuesta en su mayor parte de los descen-
cinco años siguientes, sobrevinieron impor- dientes de los primeros colonos de clase infe-
tantes mutaciones, de las cuales resultó, que rior, así como de los sirvientes contratado¡;;
las facultades del gobernador yde los conse- que trajeron los colonizadores, los cuales es-
jeros, crecieron en proporcion exacta de lo que taban sujetos á trabajar por un número de
se restringieron las de los hombres libres, ha- años determinado, viviendo durante aquel
:üendo contribuido varias causas á producir tiempo en un estado de verdadera servidum-
:-;em~jante resultado. Haremos, pues, una breo Habíanse introducido anteriormente es-
hreve reseña de ellas, atendiey.do á los lími- clavos negros en la colonia, quizás por la
tes de est..'t obra. necesidad de tal condicion para el cultivo del


Colonizada en su origen por vástagos ó tabaco y para la labranza en general, y como
deudos de la nobleza inglesa, la Virginia re- I habia aumentado considerablemente su nú-
eibió luego una poblaciol1 mas decididamente mero, carecian de privilegios á cuya sombra
aristocrática, por el gran número de hidal- pudieran medrar como los hombres libres.
gos y caballeros que afluyeron á la colonia La clase aristocrática obtuvo naturalmente




CAP. XIII. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. f25


la preeminencia en la direccion y manejo de
los negocios públicos, y puso á su frente á
Sir William Berkeley, por creerle muy adicto
á sus intereses. Apegado al suelo de la Vir-
ginia, las miras de Berkeley coincidian con
las de la Asamblea que le habia elegido, au-
nando ambos sus esfuerzos para perpetuarse
en el poder que ya ocupaban. Los diputados
estaban autorizados para desempeñar sus
destinos por dos años, á cuya conclusion de-
bian hacerse nuevas elecciones, segun la
costumbre establecida. Empero continuaron
ocupando pacíficamente sus puestos, merced
a los manejos de Berkeley, y legislaron en
un sentido totalmente favorable á sus propios
intereses. Además, para asegurar la conti-
nuacion de la influencia aristocrática, despo-
jaron de sus franquicias, en virtud de, su
propia autoridad, á una gran parte del pueblo
que los habia elegido, limitando en lo suce-
sivo el ejercicio del privilegio electoral á los
terratenientes y á los padres de familia,
principio que aun en la actualidad continúa
vigente en la Virginia. Siguiendo este sistema
de arbitrariedad, los impuestos llegaron á ser
exorbitantes: el gobernador y la Asamblea
disfrutaban de sueldos muy crecidos, mien-
tras que el pueblo, encadenado por decirlo
así, no podia contener semejantes abusos y
desórdenes.


El decreto sobre navegacion á que tan vi-
vam€mte se habia opuesto Massachusetts,
tropezó con una resistencia no menos fuerte
y enérgica en la Virginia, pues causaba
graves perjuicios á su comercio, limitando el
mercado únicamente á Inglaterra y ü los


"buques ingleses. Fué, pues, enviado
1661. .


Berkeley á la madre patria, para ob-
tener justicia; pero sin alcanzar el éxito que
se prometieran los colonos, aunque él obtuvo
para sí una parte en la provincia nuevamente
erigida de la Carolina del Norte. Durante


algun tiempo, la conducta observada por la
Asamblea en la administracíon de la Virgi-
nia , fué muy parecida á la del gobierno de
Inglaterra: prevaleció la intolerancia; pu-
siéronse en vigor antiguos edictos, y aun se
adoptaron otros nuevos contra los puritanos,
los baptistas y los cuáqueros, á quienes se
impusieron multas y destierros. Cúmplenos,
sin embargo, hacer constar, que la Virginia
no imitó en todo á Massachusetts, pues se
abstuvo de ahorcar á los desventurados se-
cuaces de George Fox. Recordando lo que
habia sucedido durante la guerra civil, el
mismo púlpito le inspiraba recelos, y por eso
espresaba Berkeley su deseo de que los mi-
nistros del culto «orasen con mas frecuencia
y predicasen menos.» Abatida y abandonada
intencionalmente se hallaba tambien la edu-
cacion pública. «Doy gracias á Dios, decia el
gobernador algunos años despues, de que no
existan aquí escuelas gratuitas, ni
. t '1 1.671-lmpren a a guna, y espero que no
las habrá en un siglo, pues la instruccion ha
producido la desobediencia, la herejía y las
distintas sectas que conmueven el mundo,
mientras que la imprenta las ha dívulgado,
y arrojado libelos contra el mejor gobierno.
i Dios nos libre de ambas plagas 1» Tales eran
los medios de que se valia el partido que ocu-
paba el poder, para perpetuar el dominio de
un cuerpo de opulentos y aristoCráticos colo-
nizadores sobre el vulgo sumiso é ignorante,
igualmente que sobre la clase de sirvientes
asalariados y de esclavos negros.


No se apaciguó, por cierto, el descontento
popular con la noticia de que el próaigo Cár-
los II habia hecho donacion de toda la colonia
á Lord Culpepper y á Lord Arlington, dos
cortesa,nos rapaces á quienes era preciso sa-
tisfacer. Nuevos impuestos y gabelas fueron
la consecuencia de las medidas que se adopta-
ron, para ver si lograban sobornar á estos




i26 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


nuevos reclamantes. Despachóse! con este fin que o y el incendio. Trató la Asamblea de
á Inglaterra al coronel Moryson, al se- cortar aquel conflicto con un sistema muy


1673. cretario Ludwell y al general Smith, bien calculado, pero sumamente dispendioso,
aprovechándose de esta oportunidad el go- de construccion de fuertes y levas en masa
bernador y la Asamblea para solicitar una para proteger la comarca, con lo cual se
real carta. Gracias á los esfuerzos de estos aumentó el descontento, criticándose el plan
comisionados, concedióseles la gracia solicita- como absurdo y opresivo, al propio
da; pero habiéndose demorado la carta, por tiempo que reclamaba el pueblo con 1.6'76.
causa de los sellos, quedó finalmente sin cur- instancia activas y enérgicas operaciones.


so, por la noticia que se recibió de Era Bacon uno de los que mas amargamente
1675. haber estallado una rebelion en la se quejaban de estas medidas. En toda la
Virginia. fuerza de su virilidad; educado en el Temple;


La causa inmediata de aquel movimiento muy diestro é insinuante, y con grande in-
popular, fué una guerra entre los-indios. El fluencia por sus relaciones, declaró su deter-
hombre que se ofreció como caudillo de los minacion de obrar por su propia autoridad,
colonos fué Nathaniel Bacon. Antes de pasar si se le negaba cierta comision que habia so-
adelante en nuestra narracion, debemos re- licitado. ~
cordal' que los virginios habian padecido de- Hallábase el pueblo en general altamente
masiado por las irrupciones de los salvajes, sobrescitado, cuando se recibió la noticia de
para no estar predispuestos, aun despues de que los indios acababan de asaltar la planta-
un intervalo de treinta años de paz, á recelar cion de Bacon, y asesinado á algunos de s,us
lo peor en cuanto á ,¡m carácter é intencio- sirvientes. Al punto corrió Bacon á las armas,
nes, recelos que debian aumentarse con la y reuniendo unos quinientos ó seiscientos
guerra sostenida por Philip de Pokanoket hombres, voló en persecucion del enemigo.
en Massachusetts. La trihu de los Senecas Empero, viendo el gobernador en este proce-
habia atacado y arrojado á los Susquehan- der un insulto hecho á su autoridad ,procla-
üahs sobre las fronteras de Maryland, en mó á Bacon como rebelde, le destituyó de su
cuyo Estado se habia encendido la guerra, empleo de consejero, y exhortó á sus secua-
que se estendió hasta la Virginia. Du- ces, en nombre de la ley, á que se dispersaran
rante las hostilidades, cometieron los in- inmediatamente. Algunos de los insurgentes
dios muchas tropelías, siendo víctima de obedecieron la intimacion, regresando á sus
ellas, entre otros, un colono llamado John casas; pero esta defeccion no detuvo al cau-
Washington, procedente del norte de Ingla- dillo, que prosiguió adelante en la persecucion
terra, al cual debe su orígen aquella familia de los indios. Algunas partidas de estos per-
de la cual salió un siglo despues el ilustre manecian pacíficos, aunque eran sospechosos
libertadór y padre de su patria. Dicho sugeto para los colonos, y cuando Bacon y su gente
habia reunido cierto número de sus vecinos, se vieron casi exhaustos de víveres, se
y sitiado con ellos un fuerte indiano; pero acercaron á uno de sus fuertes pidiéndoles
desgraciadamente dió la ·muerte á seis jefes alimentos. Despues de aguardar tres dias,
que le fueron enviados para tratar de reconci- hasta verse en el último estremo de necesidad
liacÍon, y los salvajes vengaron esta ofensa, vadearon los ingleses el río, resueltos á al-
segun su costumbre, con el asesinato, el sa- canzar por la fuerza lo que se les negaba de




CAP. XlIl. ESTADOS-UNlDOS. 127


grado. Un tiro disparado desde la márgen
que acababan de dejar, decidió á Bacon á
atacar el fuerte, donde acuchilló á ciento cin-
cuenta indios. Esto es al menos lo que se di-
jo, con referencia á su propia declaracion.


El gobernador Berkeley habia reunido
apresuradamente un cuerpo de tropas, y mar-
chaba contra Bacon y sus partidarios; pero
hubo de detenerse, por los alborotos que se
promovieron en los condados inferiores. Su
autoridad en la capital se le fué de las manos;
disolvió se la antigua Asamblea, y Bacon fué
uno de los burgesses nuevamente elegidos;
mas habiéndose aventurado á acercarse á
Jamestown en una balandra, con su gente
armada, fué preso y obligado á pedir humil-
demente perdon de su revoltosa conducta. La
Asamblea procedió sin levantar mano á de-
volver sus franquicias á los hombres libres,
empeñándose en efectuar las reformas necesa-
rias en casi todos los ramos de la adminis-
tracion.


Bacon, aunque perdonado y restablecido
en su puesto en el Consejo, se ausentó de Ja-
mestown poco despues, y habiendo reunido
cuatrocientos hombres de los condados supe-
riores, presentóse repentinamente en aquella
ciudad. En esta ocasion, tuvieron por necesi-
dad que dar oidos á sus demandas, aunque
el altivo y anciano gobernador se rasgó,
segun dicen, su vestido, y esponiendo su
pecho desnudo ante las armas de los revolto-
sos, esclamó: «¡ Apuntadme aquí! i Por Dios,
que es bueno el blanco!" i Matadme!» Mas
Bacon, sin dejarse llevar de la ira, contestó:
«Dispense vuestra señoría: no tocaremos á
un solo cabello de su cabeza, ni de la de na-
die. Hemos venido para pediros que sal veis
nuestras vidas de las asechanzas de los in-
dios, lo que tan frecuentemente nos habeis
prometido, y ahora lo obtendremos antes de
marcharnos.» Dirigeron los insurgentes la


misma· peticion á la Asamblea, amenazán-
dola, caso de negarse; y tanto por esta cir-
cunstancia, como por hallarse entre sus
mien:bros ardientes partidarios de Bacon, se
apresuró á rendirse ante el movimiento po-
pular, obligando al gobernador á someter-
se, bien á pesar suyo, y nombrando á Bacon
comandante de las fuerzas que se enviaran
contra los indios. Arreglada así esta cues-
tion procedió la Asamblea á adoptar muchas
reformas necesarias, que fueron conocidas
entre el vulgo con el nombre de Leyes de
Bacon, las cuales propendian á deprimir las
exorbitantes pretensiones del partido aristo-
crático, y á devolver á la masa del pueblo los
privilegios que se le habian arrancado. Aun
cuando estas leyes fueron derogadas mas
adelante en su totalidad por el gobierno del
pais, algunas de las mas importantes conti-
nuaron vigentes, adoptándolas las Asambleas
que se sucedieron casi en los mismos térmi-
nos en que fueron redactadas.


Empero habia de prolongarse todavía la
lucha entre las partes contendientes. Apenas
hubo marchado Bacon para someter á los
indios, cuando espidió Berkeley una procla-
ma, denunciando á Bacon como rebelde,
poniendo á precio su cabeza y decretando la
dispersion do sus partidarios. Indignado Ba-
con de semejante tratamiento, retrocedió
inmediatamente, y el gobernador huyó ater-
rado de la capital. Diéronse al momento pasos
para reorganizar el gobierno; convocóse otra
vez al pueblo; se publicó un manifiesto, y se
dictaron órdenes con objeto de proceder á una
nueva eleccion de burgesses. Bacon volvió á
partir para continuar la guerra contra los
indios, lo que movió á Berkeley á emplear
todos los medios que estaban en su mano para
recuperar su perdida autoridad. Contra lo
que generalmente se creia, alcanzó su obje-
to; pero esto no fué sino un triunfo efímero,




128 HISTORIA DE LOS CAP. XII!.


pues bajando Bacon de la comarca alta, con indignacion que escitó en Inglaterra la con-
sus tropas que acababan de vencer en el ducta de Berkeley. Dícese que Oárlos II, al
Bloody Run, sitió á Jamestown; la recon- oir el relato de sus hechos, esclamó: «Ese
quistó, y para evitar que volviera á ocuparla viejo loco ha quitado mas vidas en aquella
Berkeley , mandó arrasarla hasta los cimien- despoblada comarca, que yo en Inglaterra
tos. Un gran cuerpo de tropas, á las órdenes por el asesinato de mi padre ... Berkeley tardó
del coronel Brent, marchaba para atacar á poco en regresar á la madre patria, donde
Bacon; pero aterrorizados los soldados con la faJleció algun tiempo despues de su llegada.
prontitud de su triunfo, se dispersaron sin El resultado de la rebelion de Bacon fué
aventurar el combate. perjudicial para los intereses de los colonos.


Quedaba Bacon completamente vencedor, Verdad es que obtuvieron algunas ligeras
y libre de llevar á efecto sus planes en toda su concesiones sus justas demandas; pero la
estension; pero nunca pudo saberse con exac- mayor parte de los abusos que habían provo-
titud lo que se proponia, pues poco tiempo des- cado la insurreccion quedaron subsistentes
pues de su triunfo murió repentinamente. rru- en toda su fuerza y plenitud. La totalidad de


vo lugar este acontecimiento en enero las Leyes de Bacon, aprobadas por la Asam-
1677. d 167'""' "1 1 1 bl 1 f 1 d 1 f . .


. e ¡, y como e era e a ma que ea popu ar, ueronanu a as; as ranqmcms
vivificaba el movimiento popular, cayó con él quedaron restringidas como antes, y no como
tambien todo esfuerzo sistemático para lograr en su origen únicamente á los terratenien-


\


satisfaccion de los anteriores agravios. (*) tes, y la Asamblea elegida por ellos debia
Los partidarios de Bacon fueron presos en su reunirse solo una vez todos los dos años, nó
mayor parte, y habiendo vuelto Berkeley á debiendo durar sus sesiones mas de quince
empuñar las riendas del gobierno, adoptó un dias, á no ser que ocurrieran circunstancias
sistema de cruel venganza, que mancilló su especiales. Agobiados con tener que cumplir
nombre y su elevada posiciono No bajaron de mas estrictamente todavía las leyes de nave-
veinte y cinco las personas á quienes hizo gacion, que los arruinaban; rebajado el pre-
sufrir la última pena, luego que se hubo po- cio del principal producto de sus campos, el
sesionado del mando. Horsford f'ué ahorcado: tabaco; gravados además con la pesada carga
Drummond, de la Oarolina del Sur, tuvo la de sostener un cuerpo de tropas inglesas;
misma suerte. Habíase vuelto tan sanguina- habiéndoles prohibido hasta sentar una pren-
rio Berkeley, que la Asamblea le dirigió las sa para imprimir, los virginios tenian que
mas enérgicas protestas, y cuando llegaron sobrellevar sus penas y trabajos del mejor
los comisionados del rey para inquirir la modo que pudieran hacerlo, con la esperan-
causa de la rebelion, quedaron aterrados al za de que tarde ó témprano llegaria el dia de
ver tanta crueldad, empeñándose en poner la reparacion.
coto á tan espantosa matanza. Grande f'ué la Durante algunos años, el gobierno de la


Virginia parecióse mucho al de la madre
(') Mr. Ware, en su notable Memoria referente á Nalha· patria, en cuanto al abandono, corrupcion y


niel b'acon. dice, que « no parece haya razon para duuar de
la pureza de los motivos que le impulsaron, y de la ingenui- rapacidad de las autoridades. Dejamos dicho
dad y sencillez de su carácter." Mr. Ware pone tambien en que toda la colonia habia sido cedida á Oul-
duda la aseveracion emitida por Hening, de que Bacon murió pepper y á Arlington. El primero de
envenenado. - Véase Biogra{ia Americana, por Sparks, "680


1 d '· 'A • torno XlII, págs. 239-306. aquellos nob es obtuvo e su SOCIO,




CAP. XIII. ESTADOS-UNIDOS. 129


en 1680, la cesion de la parte que le pertene-
cia, habiéndosele conferido además el nom-
bramiento de gobernador vitalicio, como
sucesor de Berkeley. El espíritu de sórdida
avaricia que infectaba la córte de Inglaterra,
fué el único móvil que impulsó á Uulpepper
á solicitar tales privilegios, sirviéndole tam-
bien de guia en su administracion. Precisado
á dejar, mal de su grado, las delicias de la
córte por el gobierno de una remota provin-
cia , la única compensacion que pudiera en-
contrar durante su destierro, era sacar de
ella el mejor partido posible. Al llegar á Vir-
ginia trajo consigo una amnistía general por
los recientes delitos políticos, y un decreto
para aumentar las rentas reales con nuevos
impuestos y gabelas. Diósele un sueldo de
8,000 pesos fuertes, doble del que disfrutaba
Berkeley, y él se ingenió por su parte para
aumentar sus emolumentos y satisfacer su
codicia con gajes y concusiones. La opresion
empezó á hacerse sentir tan duramente, aun
para los mas ardientes realistas, que se ma-
nifestaron síntomas de oposicion en la misma
Asamblea. La miseria de los colonos les habia
inducido á solicitar se impusiera un año de
cesacion en el plantío del tabaco; pero la
Asamblea no pudo hacer otra cosa que some-
ter la solicitud al «beneplácito del rey,» y
durante aquel tiempo, exasperados los colo-
nos, arrancaron todas las plantas de tabaco.
Estos desmanes, dictados por la desespera-
cion, dieron lugar á varias ejecuciones, y se
espidieron leyes para prevenirlos en lo suce-
sivo. Despues de haber manejado así su
administracion durante tres años, Culpepper
se dió por satisfecho, y cedió su patente, á
trueque de una pension de 2,400 pesos fuertes.


En 1684 reemplazó Lord Howard, de
Effingham, á Culpepper, sobrepujando á su


predecesor con sus estorsiones. Mul-
1.684.


tiplicáronse los gajes, y en 1687 se
TOMO 1.


estableció un trihunal de justicia, del cual se
declaró único juez el mismo gobernador. El
despotismo iba llegando rápidamente á su
apogeo. El gobernador habia estacionado una
fragata para compeler á la mas estricta ob-
servancia de las leyes de navegacion, y un
derecho adicional de sisa sobre la importan-
cia del tabaco en Inglaterra vino á desalen-
tar todavía mas al comercio. El comporta-
miento del gobernador con la Asamblea
hízose de dia en' dia mas arbitrario, hasta
que ya no quedó casi sombra de libertad po-
pular. Tal era el estado de los negocios é
intereses públicos en la Virginia, al adveni-
miento al trono del último de los Estuardos.
Habiéndose manifestado síntomas alarman-
tes de insubordinacion, no solamente en el
pueblo, sino tambien en la misma Asamblea,
que se atrevió á disputar el veto al goberna-
dor, esta corporacion fué disuelta sumaria-
mente por órden del despótico monarca. Em-
pero, el mismo espíritu que iba á ocasionar
la espulsion de Jacobo II del trono de Ingla-
terra , se habia despertado tambien con toda
viveza en el pecho de los virginios, antes tan
leales, y de cuya fidelidad abusó tan cruel-
mente una raza de reyes altaneros;


1 . . t A' bl . 1. 688. así que a slgmen e sam ea, reum-
da en 1688, se mostró tan resuelta á man-
tener sus privilegios, que el gobernador,
contando con el apoyo del monarca, despues
de haber tanteado las intenciones de la mis-
ma, se decidió á disolverla por su propia
autoridad. Los diputados, por su parte, co-
misionaron á Ludwell, en otro tiempo uno
de los mas influyentes realistas, para que
marchase á Inglatera á entablar su apelacion
contra el gobernador.


Philip Calvert, segun queda dicho en uno
de los capítulos anteriores, se habia afir-
mado en el gobierno de Maryland en 1660.
Durante algunos años todo mar.chó próspera-


17




I~I HISTORIA DE LOS CAP, XIII,


mente; estendíanse los colonos por aquel ter-
ritorio, y la perspectiva de incremento en
riqueza y poblacion, era tan brillante como
halagüeña. Lord Baltimore se empeñó en


alegar el derecho que creia asistirle
1664.. , , 'd' , h t para ejercer su JUl'lS lCClOn as a en
las márgenes del Dela \Vare; mas chocó con
la mala voluntad de los empleados del duque
de York, tan poco dispuestos á consentirlo,
como los holandeses cuando estaban en po-
sesion de Nueva-Holanda. Del propio modo
que en la Virginia, era la principal fuente
de su riqueza el cultivo del tabaco: ésta ha-
bia recibido un grande impulso con el trabajo
de los esclavos, .Y un desaliento proporcional
t'ué el resultado de las leyes de navegacion,


que privaron de una cuantiosa renta
t67!. , 1 '1' l' a a co oma con os Impuestos sobre
el tabaco esportado en buques holandeses. A
imitacion de lo que se habia hecho con la
Virginia, se impuso un derecho de dos cheli-
nes por cada bocoy de tabaco esportado, la
mitad de cuya cantidad se destinaba á sufra-
gar los gastos coloniales, y la otra para el
propietario, corno renta personal.


Las sabias y prudentes medidas de Lord
Baltimore, hicieron que produjera Maryland
mas beneficios al propietario que ninguna de
las otras colonias americanas; así fué que en
su ancianidad obtavo este hombre público
una bella compensacion de sus afa,nes. A su


fallecipliento, tenia la provincia diez
1676. d d' d" '1 1 con a os con unos lez y SOIS mI la-
bitantes, en su mayor parte protestantes.
Este hecho indujo al R. Mi'. Yeo de Patuxent
á dirigir una carta al arzobispo de Cantor-
bery, quejándose no solamente de la desmo-
ralizacion de la colonia, sino tambien del
hecho de no disfrutar rentas fijas el clero de
la iglesia anglicana, como sus hermanos de
la Virginia; añadiendo que, por 10 tanto su
posicion no er~ tan respetable, ni conveniente-


mente calculada para producir el bien, como
debiera serlo. Cuando, despues del falleci-
miento de Lord Baltimore, llegó su heredero
y sucesor ti Inglaterra, el obispo de Lóndres,
bajo cuya jurisdiccion se habian puesto las
colonias, se empeñó vivamente en obtener
del nuevo Lord que proveyese al manteni-
miento de la iglesia anglicana, pre-
te , , , d d i678, nSlOn a que a uras penas pu o
resistirse. El sentimiento popular de la épo-
ca era, sin embargo, tan desfavorable para
los católicos romanos, tanto en Inglaterra
como en la colonia misma, que Cárlos II es-
pidió una órden para que solo se confiriesen
los empleos á los protestantes, esceso de au-
toridad para el cual no le facultaban los tér-
minos de la carta otorgada al padre del Lord,
que eximia al propietario de la intervencion
del monarca. El pueblo de Maryland, sin em-
bargo, no hizo aprecio de aquella medida tan
arbitraria por parte del rey.


Durante la permanencia de Lord Baltimore
en Inglaterra, fué cuando los protestantes de
la colonia, acaudillados por Fendal, el pri-
mitivo gobernador, que era hombre entendido
en materia de conmociones populares~ se pro-
nunciaron contra el propietario bajo el pre-
testo dique era Papista. Este último,


, lt ' " b' i68~. apresuro su vue a j' reprImlO len
pronto la insurreccion, y dispuso el arresto
de Fendal, que juzgado y reconocido culpa-
ble, fué desterrado por un año.


Aunque Jacobo II era un franco católico
romano, así como Cárlos II lo era secreta-
mente, no favoreció, al ocupar el trono, al
propietario de Maryland , sino que antes por
el contrario, dispensó su proteccion al cuá-
quero \Villiam Penn, sobre todo en la cues-
. tion de límites; y en su consecuen-


, L d B' lt' . d i685. Cla, or a lmore tuvo que ce er
ante las reclamaciones de su vecino. Ni aun
la carta de Maryland pudo salvarse, pues




CAP. XIII. ESTADOS-UNIDOS. 1:H
á pesar de cuanto hizo el gobernador, el mo- se este asunto, Jacobo II abandonó el trono.


narca espidió contra ella el Qua War- y entonces todos los negocios se pusieron hajo
t6SS; L d B lt' 1 " t" V d 1 t 'i' t ranta. 01' a Imore vo ViO apre- o ro pIe. eromos mas a e an e que elec o
suradamente á Inglaterra para defender sus produjo en las colonias americanas el cambio
derechos; pero antes de que pudiera arreglar- político ocurrido en Inglaterra.




CAPÍTULO XIV.
1630 -1690.


ORiGEN Y PROGRESO DE LAS CAROLINAS.


La patente de Heath en 1630.- Colonizacion en 1660.- Los propietaríos.- Disposiciones de la carta.- MediJas adoptadas
respecto á los pobladores. - Albermale-Clarendon. - Segunda carta. _. Predicaciones deJ orge Fox. - El gran Modelo de
Juan Locke. - Bosquejo de su plan. - Emigrantes en tiempo de Sayle. - Intiigas de los Españoles. - Emigracion bajo el
Gobierno dc Yeaman.-Descontento de los propietarios.-Aumento de poblacion.-Asuntos de la Carolina del Nor-
te.-Disturbios. - Sothcl. - Los filillUsteros favorecidos por los Carolinos -.[acobo lo y el Quo Warranto (').-Nuevos
(listurbios en la Carolina del Sur. - Progreso de las Carolinas del Norte y del Sur.


Ya hemos dicho cuales fueron los desas-
trosos resultados que obtuvieron los franceses
cuando trataron de fundar una colonia en las
costas de la Florida. España no habia querido
nunca ceder de sus derechos sobre aquel ter-
ritorio, pero no adelantaba un paso en punto
¡í colonizacion, contando solo con alguna que
otra colonia aislada en la costa. Raleigh y
Gilbert, á pesar de sus esfuerzos, no pudieron
obtener tampoco el resuHado apet.ecido y ni
aun el l)rivilegio concedido por Cárlos 1 en
Hi30 á .Sir Roberto Heath, su procurador
general, para que á cierto espacio situado al
Sur de Virginia s~ le llamase Carolana, bas-
tó para promover la colonizacion. La patente
ele IIeath fué por lo tanto declarada nula, no
habiéndose llenado las condiciones con que
fué concedida; mas no obstante, varios pun-
tos de aquella fértil tierra, fueron ocupados
durante los quince ó veinte años siguientes


(") Hemos subrayado esta palabra., como está en el origi-
nal, porque no tiene una tradu~cion exacta, pues Qnn es latin
y Warranlo se deriva de \Varrant, que significa auto, de-
creto, escritura, privilegio, etc. (N. del 1'.)


por algunos grupos de emigrantes. Muchas
personas que sufrian persecucion en Virginia
por cuestiones religiosas, se refugiaron en
aquellos límites, poblando una parte del pais
por las orillas del Chowan. Otra pequeña
partida de aventureros, que habia huido de
Nueva-Inglaterra, se estableció há-
. d v C R' 1660. Cla Hi60 cerca e L' ear ape !Ver;


pero habiendo visto que la tierra no era pro-
ducti va y que los indio~ vecinos no demostra-
ban las mejores intenciones, la mayor parte
de los emigrantes se volvieron á su pais. En
honor de Massachusetts debe consignarse que
en 1667 se concedieron socorros para aliviar
á los que se hallaban en la miseria.


Poco despues de la Restauracion, unos
cuantos caballeros del mas elev.ado rango,
entre los que se contaban el conde de Cla-
rendon, Monk, el duque de Albermale, los
lores Berkel~y, Craven, Ashley, Sir Juan
Cartaret, Sir Colleton y Sir Guillermo Ber-
keley, gobernador de Virginia, «excitados,»
segun dijeron, «del mas laudable y piadoso
celo por la propagacion del Evangelio,» pi-




CAP. Xl\". 1I1STOnL\ DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 133


dieron cierta estension de terreno en las par- tales como, ceder cien acres de tierra á cada
tes incultas de América, habitadas solo por individuo libre, libertad de conciencia y una
un pueblo bárbaro, que ignoraba la existen- participacion en el gobierno, etc.; pero, por
cia de Dios. Cárlos II accedió inmediatamente las razones ya espuestas, la colonia de Cape
á su peticion, erigiéndose fuera del territo- Fear no habia obtenido buen éxito, y así los
rio, al sud de Chesapeake la nueva provincia emigrantes de Nueva-Inglaterra no quisieron
de Carolina, que abrazaba la region com- ir á la naciente provincia.
prendida desde Albermale Sound hasta el rio Con los pobladores de la Virginia en el
San Juan, por la parte del suu, y hasta el Sound, cuyo punto, comprendido el distrito
Pacífico por la de Poniente. La carta auto-; vecino, habia recibido el nombre de Alberma-
!"izaba á los ocho propietarios, cuyos nombres le ~ Berkeley, á quien se habia encargado la
hemos citado, para que decretaran y publi- direccion, siguiendo las instrucciones que se
casen cuantas leyes juzgasen necesarias, le dieron, no se mostró tan pródigo en las con-
mediante el consentimiento, parecer y apro- cesiones, por creer los propietarios que aque-
hacion de los hombres libres de la colonia; na gente era mas fácil de contentar; pero con
permitíaseles asimismo crear tribunales de los demás, entre los cuales se contaban mu-
justicia, nombrando jueces civiles, magistra- chos que habian abandonado la Virginia muy
dos y oficiales; erigir fuertes y castillos, descontentos, y cuyo carácter se conocia
levantar ciudades; hacer guerra en caso bastante bien, creyó oportuno proceder con
necesario; establecer la ley marcial, ,y úHi- prudencia. Facilitando pues los medios para
mamente construir puertos y poner aduanas adquirir tierras y nombrando gobernador al
(lue fijasen derechos sobre los géneros de car- popular \Villiam Drumond, el mismo que
ga.y descarga; pero todo estó, segun ya se despues fue muerto en la rebelion de Bacon~
ha dicho, prévio el consentimiento de los no trató de intervenir en los demás asuntos
hombres libres de la colonia. Merece'particu- , de los pobladores. Sentimos consignar aquí
lar mencion una de las disposiciones de dicha que los nobles propietarios no atendieron á
earta. El rey autorizaba á los propietarios los intereses espirituales de los colonos ni á
para que observasen respecto á los habitantes la conversion de los indios, por mas que al
de la provincia, la tolerancia religiosa que en pedir el territorio fuera su principal objeto la
su concepto juzgaran oportuna y razonable, propagacion del Evangelio.
con la espresa condicion de que ninguna per- Algunos pobladores de Barbadoes que ha-
sona que hiciera uso de semejante libertad bian recorrido la costa de la Carolina, hicie-
fuese molestada, castigada ó interrogada por ron un convenio con los propietarios para
su diferencia de opiniones en materias de re- trasladarse á las inmediaciones de Cape Fear
ligion, siempre y cuando no obstante que no River, cerca de la abandonada colonia de los
alte.rase el 'órden público y la paz de la co- habitantes de Nueva-Inglaterra, y entonces,
munidad. Sir John Yeamans, miembro de la sociedad,


La primera medida de los propietarios, fué fué nombrado Gobernador del nuevo distrito,
naturalmente atraer á los pobladores de Nue- que recibió el nombre de Clarendon.


1 1 t d V· .. S' y .. 1 . 1 1665. va- ng a erra y e ugmm que aun perma- Ir eamans reCIbIÓ e espeCIa en-
necian en dichos puntos; y en consecuencia cargo de «proporcionar todas las ventajas po-
se les hicieron muy buenas proposlCIOnes, sibles á la gente de Nueva-Inglaterra, porque




HISTORIA DE LOS CAP. XIY.


así podia esperarse una numerosa emigra- exigia que se estableciese un gobierno per-
cion;» y el nuevo Gobernador, siguió aquellas ma1l0nte, confióse la mision de formarlo á
instrucciones tan acertadamente, que lJien Shaftesbury, quien llamó en su ayuda al
pronto consiguió reunir los restos de la anti- bien conocido Juan Locke. Este emi-


1 . P . . .. t t f' . t . G i 670. gua co oma. romovlO aSlmlsmo un pro- nen e mc a lS1CO proyec o un t'an
vechoso comercio en maderas con la isla de Modelo, que prueba de una manera singular
donde él mismo habia emigrado. y arregló los cuán difícil es, tanto en la teoría como en la
asuntos generales de la pequeña colonia con práctica, regular satisfactoriamente la posi-
un tacto y prudencia tales que le aseguraban cíon y reclamaciones de gobernados y gober-
los mejores resultados. nantes. Baste decir que no se llevó á cabo el


Cuando los propietarios de la Carolina hu- proyecto, ni era de esperar que así sucediese
bieron conocido mejor las condiciones geográ- en una naciente colonia. En obseq uío al
ficas de aquella region, concibieron el deseo de autor, haremos aquí, no obstante, un breve
ensanchar su territorio, y en consecuencia, resúmen de sus disposiciones.
en el-mes de junio de 1665, obtuvieron una «Se nombrará jefe perpétuo al propietario
segunda Carta en virtud de la cual se esten- de edad mas avanzada, debiendo sucederle á
dieron los límites de la Carolina tanto por la su muerte el que le siga en años. Dicho jefe
parte del Norte como por la del Sur. Habién-¡ será á la vez presidente del tribunal que él
dose otorgado en 1667 una segunda conce- ¡ formare, y para el cual se crea una Junta


sion, fueron trasferidas á los mismos compuesta, de tres propietarios á cuyo cargo
t667. propietarios las islas de Bahama. corre la administracion de todos los asuntos
Las emigraciones de Virginia y Nlleva-In- que les competan. El citado tribunal debo
glaterra, contribuyeron al aumento de la funcionar en nombre del rey; aprobando ó
colonia de Albermale, y bajo Stevens, que desestimando cuantas leyes se hagan por la
sucedió á Drumond, en el cargo de Goberna- diputacion de la colonia, y se autoriza asi-
dor, se decretaron las primeras leyes por una mismo al jefe para que nombre un goberna-


Asamblea -compuesta de dicha auto- dor, el cual, despues de obtenida la real
i669. ridad y un consejo formado de doce I aprobacion , será representante de aquel en
delegados elegidos por los colonos. I la. Carolina. Cada uno de los siete propieta-


Algunos años despues, los propietarios rios tendrá el derecho de nombrar un diputa-
confirmaron á los pobladores en la poses ion do que le represento en las asambleas para
de sus tierras mediante una promesa solem- obrar con arreglo á sus instrucciones. Ade-
ne, autorizándoles para que eligiesen seis más del gobernador, y á semejanza de lo dis-
consejeros además de los que ellos habian puesto en la antigua constitueion Sajona, se
nombrado ya. Hácia la misma época, el fa- formará un Congreso con Cámaras alta y
moso Jorge Fox , fundador de la secta de los baja, dándose á todo ello el nombre de ~ar­
cuáqueros, visitó la colonia de Albermale ,y lamento, el cual debo encargarse de legislar
merced á sus predicaciones y esfuerzos dió el pais, y será reelegido cada dos años. Cual-
un gran impulso al cuaquerismo en aquella quiera disposicion adoptada por las Cámaras
comarca. no tendrá efecto á menos que se ratifique en


Como la vasta estension de territorio de pleno parlamento, durante la misma sesion;
que se habian encargado los propietarios y aun así, no continuará en vigor sino hasta


..




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 135
el bienio siguiente, á menos que en el ínteDin Tal era en resúmen el complicado plan de
fuese confirmada con la rúbrica y sello del gobierno propuesto por Juan Locke, plan,
jefe y tres propietarios. La Cámara alta debe· que segun observa juiciosamente Mr. Hil-
componerse de siete diputados electos entre' dreth, «comprendia y aun exageraba algunas
los landgraves y caciques mas ancianos, y de de las peores condiones y formas del sistema
otros siete designados por la Asamblea; y la feudal.» Por esta razon, cuando se intentó
Cámara baja, así como en otras provincias, llevarle á cabo, vióse que era de todo punto
se formará con los representantes de los di- impracticable. Entre tanto, los colonos ha-
ferentes condados y ciudades. Se crearán cian por cuenta propia cuanto reclamaban
igualmente varios cargos oficiales, tales como sus necesidades en materia de legislacion,
el de almirante, secretario, juez, inspector, hallándose por lo tanto muy poco dispues-
tesorero, mariscal y un notario; y además de tos á favorecer cualquiera medida de que
esto, cada condado debe tener un sherif y pudieren dispensarse sin la intervencion
<matro jueces de paz. La nobleza se compon- de los propietarios. Despues de trascurri-
drá de barones, caciques y landgraves, dán- do mucho tiempo hiciéronse á la vela tres
dose á los primeros doce mil acres de terreno, buques con una partida de emigrantes, con-
á los segundos veinte y cuatro y.á los terceros fiándose el mando al capitan \Villiam Sayle,
cuarenta y ocho mil., con la condicion de ser á quien ya se habia empleado algunos años
inajenables sus posesiones. rrambien han de antes en otra esploracion. Para atender á los
nombrarse oficiales militares, .y todos los ha- gastos necesarios para el establecimiento de
bitantes desde 16 á 60 años, quedan obliga- la colonia, se invirtieron 12,000 libras. Poco
(los á empuñar las armas cuando, en tiempo despues de su hlarcha , tocaron los viajeros
(le guerra, les intimare la órden el goberna- on Puerto-Real, dondo descubrieron vestigios
dor ó el gran Cons8jo. Con respecto á la re- de la fortaleza construida por los hugonotes,
ligion, se 'fijan tres puntos principales; el y al fin, se establecieron en un punto situado
primero, creer que hay Dios, el segundo que entre dos rios, á los cuales llamaron el Ashley
se le debe amar sobre todas las cosas y el y el C60per, nombres de familia de Lord
tercero que es único y verdadero, y que el Shaftesbury. Allí fué donde echaron los pri-
deber de todo hombre es decir la verdad cuan- meros cimientos de Charleston; pero algunos
do sea requerido á prestar testimonio. Aquel años despues , trasladáronse á la ciudad ac-
que no aceptare este artículo de fe, no podrá tual, que ofrecia mas comodidades por su


. I


ser declarado libre ni tener posesion alguna situacion. Antes de verificarse esta mudanza,
ó vivir en la Carolina. Prohíbes e espresa- murió Sayle, sucediéndole sin John
mente perseguir á nadie por su manera de Yeamans, gob8rnador de Clarendon, 1672.
observar el culto, y á cada cual se le deja quien introdujo en la colonia una partida de
completa libertad de conciencia para que negros de Barbadoes, los cuales se aumenta-
adore á Dios del modo que á su juicio crea ron de tal modo, que pronto fueron doble-
mas conforme con la Divina voluntad y la mente numerosos que los blancos. De este
Palabra revelada. A todo hombre libre de la modo se organizó el trabajo de los negros en
Carolina, se le concede además una autori- la Carolina, cuyo suelo y clima se prestaban
dad absoluta sobre sus esclavos, sea de la muy especialmente al objeto. Teniendo en
opirdon que fuere... cuenta la inmensa distancia que habia entre




136 HISTORIA DE LOS CAP, XIV,
la nuev'a, colonia y Albermale, formaron los Los colonos de la Carolina habian estado
propietarios un gobierno separado, y de aquí recibiendo, durante varios años, de los pro-
nacieron las dos distintas denominaciones de pietarios de Inglaterra, considerables reme-
Carolina del Norte y Carolina del Sur. sas de víveres y otros efectos, siendo asimismo


Las molestias y privaciones que hubieron generosamente auxiliados con algunos miles
de sufrir los colonos despues de sus primeros de libras; pero al ver los segundos que en
trabajos, se agravaron con las intrigas y ase- vez de correspondérseles con cualquiera be-
chanzas de los españoles de Fuerte Agustin, neticio, solo recibian nuevos pedidos, se des-
los cuales enviaron emisarios á los pobladores animaron ante aquel proceder, tan contrario
de Ashley Rivei', con el objeto de promover á sus fundadas esperanzas. Originó se


1 'd 1 d ' , t d t t t 1677, un, a boroto, escItan o por otra parte á os es- e aqm un mu uo escon en o en re
clavos descontentos á que abandonasen á sus propietarios y colonos, resfrió se su amistosa
amos y huyeran al territorio español. Y tal intimidad y comenzaron á indisponerse; pero
maña se dieron para inculcar entre las tribus esto mismo redundó en beneficio de los últi-
salvajes la mas desfavorable opinion yerró- mos, porque les obligó á contar solo con sus
neas ideas acerca de los ingleses, á quienes propios recursos, haciéndoles adquirir cierta
odiaban como herejes, que aquellos falsos instruccion. Los propietarios, por su parte,
indios tomaron las armas con el fin de espul- atribuyeron la causa de tan desagradable
sar á una raza, que nunca, les hizo, ni in- contratiempo al desarreglo y mala adminis-
tentó hacerles el menor daño. Las fatigas y tracion de sir John Yeamans, quien, á prin-
privaciones que tenian que sufrir los colonos cipios del año, vióse en la precision de dimitií'
produjeron, como era natural, el descon- su cargo de gobernador á consecuencia del
tento y la insubordinacion, y segun podia mal estado de su salud; si bien esto no le
esperarse, esto ocasionó varias insurreccio- salvó, pues hubo de morir al poco tiempo.
nes poco despues, que fueron, no obstante, La diversidad de opiniones y la gran confu-
sofocadas por el gobernador. La guarnicion sion en que se vió envuelta la colonia poco
española del fuerte San Agustin tuyo noticia tiempo despues , es causa de que no puedan


de aquellos disturbios y envió inme- registrarse con exactitud los anales de aquel
1672. diatamente una partida de gente ar- periodo, quedando por tanto en la oscuridad
mada, que llegó hasta la isla de Santa Elena el órden y relacion de los sucesos que tuvie-
con el objeto de desalojar ó destruir á los ron lugar, Al renunciar Yeamans su cargo,
pobladores; pero habiéndoles salido al en- el cons~jo nombró para reemplazarle á sir
cuentro cincuenta voluntarios al mando del Joseph \Vest, mas en el. espacio de pocos
coronel Godfrey, apresuráronse á evacuar la años ocurrieron varios cambios de goberna-
isla retirándose á su fortaleza. Durante el dores, y solo de 1680 á 1685 tomaron pose-
gobierno de sir John Yeamans llegaron dos I sion cinco distintos. A pesar de esto, ibase
buques llenos de emigrantes holandeses, pro- aumentando la poblacion; procedentes de
cedente s de N ueva-York, y poco despues, Inglaterra llegaron á la Oarolina una porcion
habiéndose tenido noticia que otros muchos de emigrantes, y en 1679 arribó un buque
pensaban emigrar tambien, diéronse buena lleno de protestantes estranjeros, que enviaba
maña los propietarios para infundirles áni- Cárlos II para que se dedicasen al cultivo de
mo, haciéndoles las mas generosas ofertas. la vid y de los olivos y á la propagacion del




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 137


gusano de seda. Tambien emigraron algunos I su objeto, intentaba escaparse para cobral'
escoceses; y muchos de los hugonotes refu- las contribuciones sin la autorizacion
giados en América despues de la promulga- del rey. Estraño parecerá sin duda i6S0.
cion del Edicto de Nantes, se establecieron á que el mismo Shaftesbury, entonces muy
lo largo de las márgenes del Santee. popular, tomase á su cargo defender seme-


Al morir Stevens, gobernador de Alber- jante acusacion; pero ello es que así fué, y
male, ó sea de la. Carolina del Norte, en 1674, bajo el pretesto de que la falta no se habia
el Congreso eligió á su orador Cartwright
para ocupar la vacante; pero hallándose dicho
cargo sujeto á las condiciones propuestas en
el Gran Modelo, embarcóse Cartwright para
Inglaterra, acompañado del orador East-
church, á fin de conferenciar con los pro-


pietarios sobre aquel punto. Millar,
i676. hombre notable en la colonia, habia
sido acusado de sedicion; pero como quiera
que se le declarase absuelto de dicho crímen,
marchó tambien á Lóndres á presentar sus
quejas, que fueron atendidas, concediéndosele
el cargo de secretario de la colonia como una
compensacion de sus pasados disgustos. Poco
despues, fué nombrado gobernador East-
church , pero á su vuelta de Lóndres, detú-
vose en las Indias Orientales para contraer
un enlace de conveniencia, y entre tanto
Millar desempeñó sus funciones, procediendo
á vigorizar las perjudiciales disposiciones del
tratado de navegacion, que eran una traba
pará el naciente comercio de los colonos. El
descontento se hizo general, y bien pronto
estalló una insurreccion capitaneada por
John Culpepper: Millar fué preso; formóse
una junta popular, y al presentarse East-
church para encargarse del gobierno, el
pueblo rehusó someterse. Confiando en la
justicia de su causa, los colonos, que habian
nombrado á Culpepper recaudador de im-
puestos, le enviaron á Inglaterra para obte-
ner de los propietarios la aprobacion de los
cambios que acababan de hacerse; pero en el
ínterin, Millar que habia conseguido fugarse,
acusó á Culpepper de que una vez conseguido


TOMO J.


inferido á la Corona sino á los colonos, abogó
con tal tino y tan buen éxito, que el jurado
absolvió á Culpepper. Viendo los propietarios
que seria inútil empeñarse en gobernar con
arreglo al Modelo de Locke, hicieron un
convenio con los colonos, prometieron


. t' b i6S3. una amms la, y nom raron un nuevo
gobernador, llamado Seth Sothel, hombre de
carácter sórdido, que durante una adminis-
tracion de cinco años robó á los propietarios
y á los colonos de tal modo, que el
C " 1 .. d i6SS. ongreso se VIO en a preClsIOn e
destituirle para siempre, desterrándole luego
por término de un año.


Durante la época en que fueron tan fre-
cuentes los cambios de gobernador en la Ca-
rolina del Sur, presentáronse en


i6S0 Charleston para comprar víveres los a
famosos filibusteros, y bien fuese por i685.
temor ó por interés, es el caso que tanto el
pueblo como el gobernador mismo, los reci-
bieron muy bien, es citándoles á que repitie-
ran sus visitas. Aquella temible cuadrilla de
aventureros que tiempo atrás se habia lanza-
do á los mares de la India Oriental, donde
fué dispersada por los españoles, presentá-
base de nuevo con motivo de la guerra con
España, y habiendo obtenido el consentimien-
to y los medios necesarios para armarse en
corso, dedicó se á perseguir el comercio y ata-
car las posesiones de aquella nacion en Amé-
rica. Provistos los filibusteros de plenos po-
deres para obrar, fueron aumentando su
fuerza con aventureros y gente perdida de
todos los paises, y tan atrevidas empresas


18




138 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XIV.


acometieron, y de tal modo coronó el éxito sus absoluto de los propietarios, en tanto que otros
hechos, que llegaron á inspirar cierta admi- optaban por una legislacion independiente y
racion, mezclada, no obstante, algunas veces local, era gobernador Morton, quien no
de un terror pánico. Hasta llegó el caso de pudiendo satisfacer á ninguna de las partes
que uno de los jefes de los filibusteros fuese contendientes, fué á poco reemplazado por
hecho caballero por Cárlos II , nombrando á Colleton, bajo cuya administracion llegó á,


otro gobernador de la Jamaica. Sin ser la lucha verdaderamente grave. En vano
168". b l· ·bl b d d' l· b d . d 1 • em argo, os terrl es a usos e aque- pro uJo e nuevo go erna or una COpIa e
Ha gente desalmada continuaban siempre sin Gran Modelo con sus numerosos artículos y
que tuvieran ya una razon de ser, y como la estudiadas disposiciones, con objeto de que se
paz con España obligaba á retirarles toda estableciera el Congreso; todos los colonos
clase de apoyo, el gobierno inglés comenzó á insistiendo en que solo habian aceptado la
desear su desaparicion. Las relaciones con primitiva modificacion que se les propusiera~
los piratas no eran, sin embargo, 10 único presentaron nuevas leyes en sustitucion de
que perjudicaba á la moral y buenas costum- las que regian. Inútilmente intentó Colleton
bres de los colonos, pues terminadas aquellas obligar á los colonos al pago de los impuestos
persistieron en mantener con los indios cierto que se adeudaban á los propietarios, pues na-
comercio que consistia en vender los cautivos da pudo conseguir, aun cuando, recurriendo
en la India Oriental, y todo esto á pesar de las al último espediente, publicó la ley marcial.
observaciones de los propietarios, que com- En medio de estos disturbios, el famoso So~
prendieron al fin no les convendria seguir thel, desterrado últimamente de Albermale~
tratando con aquella gente. apareció de nuevo en aquel campo de Agra-


Los propietarios de la Carolina ansiaban mante, y habiéndose puesto á la cabeza de la
naturalmente que Jacobo II apoyase su Car- oposicion, formóse un nuevo Congreso el cual,
ta; pero el monarca, en vista de que tanto despues de destituir á Colleton le des-


1 1 . b d S h 1 1690. aquel os co onos como los de Nuevarlnglaterra terro, nom ran o á ot e para que
no querian sujetarse al pago de los impues- le reemplazara. A pesar de todos estos contra-


tos ni á las disposiciones relativas al tiempos y peripecias, las Carolinas seguian
1685. . 'd' . Q TXT d d 1 t ta t 1 comercIO, espl 10 un uo rr arranto progresan o en sus a e an os, y n o as co-
contra los propietarios. lonias del Norte como las del Sur estaban ya


Durante aquella lucha de encontradas opi- planteadas perfectamente, abrigándose fun-
niones en la que unos querian el gobierno dadas osperanza~ de un próspero porvenir.


~ '.~I




CAPÍTULO XV.
166{ -1688.


J'ENN Y J'ENNSYLVANIA.


William Penn.-Su educacion y pronta carrera.-Cualidades de su carácter.-Pennsylvania.-Condiciones de la Carta.-
Pobladores. - Proposiciones á los emigrantes. - Conducta observada con los indios. - Víveres. - Reclamacion del Du-
que de YQrk .. - Viaje de Penn á Nueva-York.- Reunion de los hombres libres.- Disposiciones adoptadas.- El Código
de-las leyes.- Cuestion de limites.- Entrevista con los indios.- Comercio con los indígenas.- Fundacion de Philadel-
phia.- Sesion del Cuerpo legislativo y sus actos.- Prosperidad de la colonia.- Penn vuelve á Inglaterra y se hace fa-
vorito de Jacobo 11.- Disgustos y cuestiones con los colonos y su resultado.- La prensa de imprimir. -Escuela públi-
ca.- Los bajos condados de Delaware.- Destitucion de Penn.


El nombre de William Penn es uno de los
mas ilustres en la historia de la colonia Ame-
ricana, y bien merece la estimacion y respeto
que se le ha profesado y se le profesa tanto por
los filántropos como por los patriotas. Este
hombre notable era hijo único del almirante
Penn, quien se distinguió en tiempo del pro-
tectorado de Cromwell por la conquista de
Jamaica, y mas tarde por su conducta y va-
lor durante la guerra con Holanda, en el
reinado de Cárlos II, del cual era favorito,
así como lo fué despues de su hermano el


Duque de York. El jóven Penn cmpe-
1661. . t d . b zo su carrera en ran o como mIem ro
de la Cámara de los Comunes en la ciudad de
Oxford, justamente en la época en que los
cuáqueros, luchando con el descontento y
oposicion de todas las sectas y partidos, per-
sistían en propagar sus perniciosas doctrinas.
Habiendo contraido relaciones amistosas con
un predicador cuáquero á quien llegó á tratar
con la mayor intimidad, el hijo del almirante


se convirtió á las doctrinas de la nueva secta,
adoptándolas con t.al entusiasmo, que fué
desterrado y espulsado de la Universidad al
poco tiempo. Este incidente exasperó á su
padre, el anciano almirante, quien le casti-
gó, echándole de su casa; pero poco despues,
arrepentido sin duda de esta severa medida,
envióle á viajar por Europa, con la esperan-
za de que, llegando el jóven á conocer mejor
el gran mundo se curaria de su escéntrico
entusiasmo. En efecto, los viajes que hizo
Penn ensancharon su inteligencia suavizan-
do notablemente sus cost'umbres.


A su vuelta á Lóndres, que tenia por ob-
jeto estudiar leyes en Lincoln's. Inn, se le
consideró como un perfecto y cumplido caba-
llero. «El deseo de adquirir gloria, decia él
despues, estuvo á punto de arrastrarme.»
Pero su buen sentido le hizo comprender lo
que valian las vanidades del mundo y cuan-
tos eran los vicios de la sociedad , cuyas
reflexiones, coincidiendo con un viaje que




· 140 HISTORIA DE LOS CAP. XV,


casualmente hizo á Irlanda en compañía de
su antiguo amigo el predicador cuáquero,
despil'taron en él otras ideas, y resolvió con-
sagrarse al amor de sus hermanos, observan-
do una imparcial tolerancia. Mas de una vez
se le oyó decir: «Dios en su infinita bondad
guió mis pasos en aquel crítico momento, en
que me hallaba en la flor de mi juventud. »
Penn empezó desde luego á propagar las doc-
trinas de que era tan ardiente partidario, las
cuales observó, afrontando toda clase de con-
tratiempos. Habiendo sido preso en Irlanda
algun tiempodespues, se le puso por fin en
libertad y volvió á Inglaterra, donde fué ob-
jeto de la animosidad y de las burlas de cuan-
tos le con ocian , sin contar con la cólera de su
padre, quien por segunda vez le despidió de su
casa. Mas el jóven Penn era un espíritu de-
masiado elevado para intimidarse por esto, y
ni las amenazas ni las promesas, vencieron
·su energía. «Decid á mi padre, esclamó, al
ser conducido á la Tor~'e de Lóndres, que
antes de renunciar á mis opiniones, me ser-
virá de tumba la prision, y que no debo temer
nada porque solo ante Dios soy responsable
de mi conciencia.» Penn fué desterrado mas
tarde y estuvo muchos meses ausente de su
patria, pero al fin se le absolvió de la pena
por la influencia del Duque de York, que, se-
gun ya hemos dicho, era íntimo amigo de su
padre así como tambien del jóven. Por enton-
ces enfermó el altivo almirante, y hallándose
ya en su lecho de muerte, reconcilió se con su
hijo, recomendándole con la mayor eficacia
al Duque (le York, del cual era favorito y á
quien trataba con la mayor intimidad.


Algunos años antes Penn emprendió lleno
de fé la gran obra que habia de darle nombre,
y no tardó en ser llamado para tomar una
parte activa en los asuntos de sus compañe-


ros los cuáqueros de Nueva-Jersey.
1674.. El" h b' d'd d i Joven a la proce loen to o con


tal prudencia, demostrando en varias ocasio-
nes tan profunda sabiduría y buen sentido,
que no es de estrañar se le mirase con la ma-
yor deferencia y respeto tanto en su patria
como en América. El padre de Penn habia en-
cargado á su hijo, antes de morir, reclamase
al gobierno 16,000 libras que se le adeudaban;
pero como era muy difícil, si no imposible,
el cobro de semejante suma, con un rey como
Oárlos II, Penn solicitó obtener en vez del
metálico, una porcion de territorio en Amé-
rica, lo cual consiguió merced á la influencia
del Duque de York y otros cortesanos. Oon
este motivo, en una carta escrita el 5 de
enero de 1681 dijo Penn lo siguiente: «En
este dia y despues de innumerables audien-
cias, reclamaciones y disputas, se me otorgó
con el gran sello de Inglaterra el territorio
pedido, al que el rey puso por nombre Penn-
sylvania, para honrar el recuerdo de mi pa-
dre, concediéndoseme los poderes y privilegios
necesarios. Yo habia deseado darle el nombre
de Nueva-Gales, por ser un pais montañoso;
mas habiéndoseme rehusado la peticion pro-
puse el de Sylvania, al que· añadieron Penn,
aun cuando yo me opuse á ello formalmente,
Fuí á ver al rey para que mandara suprimir
aquella partícula, pero me contestó que ya
era cosa hecha; y á pesar de haber ofrecido
luego al subsecret.ario veinte guineas para que
alterase el nombre, porque temí que se consi-
derase aquello como una vanidad mía, y no
como una muestra de respeto tributada por
el rey á mi padre, nada pude conseguir. Po-
deis comunicar la noticia á mis amigos, que
recibirán pronto mis proposiciones. La gracia
que se me acaba de conceder es justa, y yo
espero que Dios, que lo ha permitido así, des-
pues de tantos contratiempos y dificultades,
bendecirá esa tierra haciendo que sea la se-
milla de una gran nacion. Por mi parte yo
tendré buen cuidado de sembrar bien.»




CAP. XV. ESTADOS ·UNIDOS. 1.41


La carta real concedida á Penn, diferia
muy poco de la de Maryland: se le nombraba
Señor absoluto de Pennsylvania con ámpli.os
poderes para gobernar, per.o teniend.o presen-
te que para decretar leyes era necesari.o el
parecer y c.onsentimient.o de l.os h.ombres
libres de la provincia. La C.orona se reserva-
ba un veto, y el Parlamento el derecho de
crear impuestos.


Dentro de los límites de Pennsylvania habia
ya un considerable número de pobladores
holandeses y suecos, y por lo tanto, en el
mes de abril de 1681, remitió Penn por con-
ducto de un pariente sUy.o llamado William
yIarkham el Real decreto por el cual se le
n.ombraba señor y propietario de. aquella
tierra, incluyendo adjunta una carta, en la
cual, para granjearse la estimacion y buena
voluntad de los colonos, decia: «No vais á
estar á la merced de un gobernador cuya in-
tencion sea aumentar su fortuna entre vos-
.otros; sereis gobernados por las leyes que
hagais vosotros mismos; vivireis libres, y si
tal es vuestro deseo, sereis un pueblo sóbrio é
industrioso. Yo no usurparé l.os derechos de
ninguno ni oprimiré á nadie, pues Di.os me ha
dotado de otras ideas, concediénd.ome la gra-
cia de permanecer fiel á ellas.» Markham fué
tambien autorizado para arreglar la cuestion
de Iímites con el propietario de Maryland.


Entre tanto, en el mes de may.o de 1681,
se publicaron en Inglaterra anuncios para la
venta de tierras al tipo de cuarenta shillinlJs,
ó sea diez libras cada cien acres, sujetos no
obstante á un censo perpétuo de un shillin.r¡.
Formóse una compañía, yen el mes de julio
se hicieron á la vela tres buques á bordo de
los cuales iba una partida de emigrantes que
debian desembarcar en las costas de Delawa..;
re, llevando instrucci.ones para construir la
nueva ciudad, que segun el deseo de Penn,
debia tener el aspecto de una risueña y pin-


toresca poblaci.on. P.or la primera vez acaso,
viéronse l.os indi.os tratad.os c.on filantr.opía y
buena voluntad, .observand.o que se les c.on-
sideraba c.omo á herman.os de la gran familia.
humana y no c.om.o á salvajes. En 1,lila carta
escrita por Penn á los jefes de las tribus,
leíase lo siguiente: «El gran Dios ha tenido
á bien dirigir mis pasos á la parte del mundo
que ocupais, y el rey del pais donde yo vivia,
me ha concedid.o aquí una gran provincia,
pero no es mi ánimo ocuparla sin vuestro
consentimiento; soy un h.ombre de paz y
tambien lo es la gente que .os enví.o, y si hu-
biese entre v.os.otr.os y l.os nuestr.os alguna
cuesti.on ó diferencia, podrá arreglarse n.om-
brand.o ciert.o númer.o de individu.os p.or am-
bas partes.»


A principi.os de 1682, publicó Penn su plan
de gobierno en el cual se pr.op.onia n.o reser-
varse ni dejar á sus suces.ores poder algun.o
para hacer dañ.o, atendid.o que la vo-
l t d d 1 . 1682 . un a e un S.o o h.ombre n.o debla
peljudicar al bienestar y tranquilidad de t.odo
el pais; y teniend.o en cuenta que la libertad
sin la .obediencia es una c.onfusion, y que la
.obediencia sin la libertad es la esclavitud. El
Congres.o, que debia c.omp.onerse en primer
lugar de tod.os l.os h.ombres libres, y despues
de l.os diputados, n.o escediend.o su númer.o de
quinient.os ni bajand.o de d.oscientos , tendria
que elegir un c.onsej.o compuesto de setenta y
dos miembros, cuya tercera parte se cambia-
ria anualmente, y el cual seria presidido por
el propietario ó su representante con triple
voto. N.o sol.o se confiaba á este c.onsejo el
poder ejecutivo, sino que se le autorizaba para
redactar bills y presentarlos á la aprobacion
de la Asamblea. Además de esto, se con-
feccionó un código con cuarenta leyes fun-
damentales, por acuerdo de Penn y de los
emigrados que pensaban establecerse en
Pennsylvania.


J




HISTORIA DE LOS !:!AP. xv.


Con objeto de evitar toda futura recla~a­
cion del Duque de York ó sus herederos, Penn
oh.tuvo de. aquel noble una'.escritura de cesion
'-.la que renunciaba á sus 'derechos sobre la
parte de. terreno, conocida en un principio
con el nombre de .. territ.orios de Pennsylva-
nía» y que tomó luego el nombre de dos
tres bajos condados de Delaware.»


U na vez .adoptadas .todas estas medidas,
embarcóse Penn .en compañía de cien emi-
grantes, y durante todo el año, siguiéronle
mas de veinte buques, que volvieron sin la
menor novedad; pero su viaje fué largo y
desastroso, pues habiéndose declarado la vi-
ruela á bordo, murieron de esta enfermedad
treinta de los pasajeros. Al fin, hácia últimos
de octubre, penetró el buque en el ancho y
majestuoso Delaware, anclando poco despues
en Newcastle. -Tan pronto <;omo circuló la
noticia de la llegada de Penn , las autorida-
des y los colonQs corrieron á felicitarle, en
tanto que él presentaba sus credenciales y
arengaba á la multitud prometiéndoles tant.o
la libertad civil como la religiosa. Continuan-
do despues su marcha por el rio, desembarcó
en Upland ó Chester, donde encontró una
poblacion sencilla é industriosa compuest.a de
suecos y cuáqueros que se habian establecido
en un pais, el cual, por la pureza del aire,
por su agua cristalina, por lo pintoresco del
paisaje, y por la rica abundancia de toda
clase. de víveres, escitó la admiracion de
Penn, quien declaró, en su entusiasmo, que
.:el mismo Abraham, Isaac ó Jacob hubieran
vivido allí muy contentos.» Un poco mas allá
de aquella especie de paraíso y casi enfrente
de la ciudad que se llamaahpra Burlington,
habia ya empezado Markham la oonstruccion
de una casa en la que pensaba vivir Penn.


A-principios del mes de diciembre de 1682,
y. despues de haber hooho una visita á sus
amIgos de New Yersey y de ,Long Island,


volvió Penn á Chester para dedicarse esclu-
sivamente á organizar el gobierno, .arreglan-
do sobre todo la cuestion de límites, para lo
cual se atrajo la buena voluntad de los indí-
genas. En vez de t.odos los hombres libres,
que segun el proyecto de Penn, debian com-
poner las Asambleas, presentóse tan solo una
diputacion de doce individuos, de cada uno de
los condados; reunidos que fueron, eligiéron-
se diez y ocho para. formar un consejo, y con
los demás quedó constituido el congreso, acor-
dándose que en lo sucesivo, constaria este
último de treinta y seis miembros, ó sea seis
por cada condado, que se elegirian anual-
mente, observándose la misma regla con el
consejo, sin mas diferencia que la de ser res-
pectivamente la mitad en número. Suprimióse
la condicion de que t.uviera triple voto el go-
bernador, pero éste y el consejo quedaban
autorizados para redactar de consuno, y pro-
poner las leyes necesarias. Esta modificacion,
segun el parecer de Penn, era un deseo es-
pontáneo de todos los hombres libres de la
colonia, y por lo tant.o no fué justo acusarle
veinte años des pues de haber usado de una
indebida influencia, violando sus primitivas
promesas. Redacrose despues un código cuyas
leyes, en todo semejantes á las que se hicie-
ron en Inglaterra entre los emigrantes y
Penn, eran ciertament.e dignas de las ideas
filant.rópicas de este último. Hecho esto, se
proclamó la tolerancia universal, segun la
que cada secta se cuidaria de sí misma, y
cada hombre libre tendria voto y derecho
para desempeñar un cargo, sin mas restric-
cíon que la de creer en Dios.y no trabajar el
domingo. Se estableció tambien un tribunal
para juzgar los delit.os, y se convino en que
solo el crímen de asesinato se castigaria con
la pena de muerte. Abolióselaprimogenitú-
ra; el matrimonio se consideró como un con-
trato civil, y se tomaron dos importantes




:.'.' ..




-11




CAP. XV. EST A DOS· UNIDOS. f43


disposiciones, que no pasaremos en silencio:
á todos los muchachos se les enseñaria un
oficio útil para evitar las funestas consecuen-
cias de la vagancia que tantas ~eoes condu-ce
al crimen, y las prisiones serian otras tantas
casas de correccion en donde, des pues de su-
frir los culpables el merecido castigo, podrian
ser reclamados por la comunidad.
Habi~ndo marchado Penn á Newcastle; vió


que la cuestion de límites era por demás es-
pinosa y de difícil resolucion, pues la mayor
parte de las cartas se habian concedido sin
conocer á punto fijo la topografía del pais,
error imperdoní1ble que naturalmente dió
márgen á no pocas acaloradas disputas y dis-
cusiones. No es de estrañar pues que Penn se
viese envuelto en un enojoso enredo; pero
confiando en su derecho, reclamó enérgica-
mente se le señalaran los límites de su terri-
toriQ, diciendo que esto era de la mayor
importancia para el futuro bienestar de los
colonos, no precisamente por la cuestion de
tener un poco mas de terreno, sino porque se
trataba de la adquisicion mas ó menos fácil
de aguas y de organizar los medios de trans-
porte, etc. Esto fué principalmente lo que
hizo insistir á penn en sus reclamaciones, y
como dijo muy bien Lord, Baltimore, exigir
lo que legalmente se le habia concedido.


De los detalles de aquella intrincada cues-
tion, que á la verdad es algo oscura, se han
hecho varios comentarios por los historiado-
res; pero ello es que despues de un acalorado
debate se dejó en suspenso, siendo examinada
un año despues en Inglaterra aunque con
bastl1nte prevencion. El resultado fué con-
ceder á Penn la mitad' del territorio com-
prendido entre las orillas del Delaware y
Chesapeake.


La famosa entrevista tradicional, con los
indios, baj9 el gra.n olmo de Shakamaxon,
conmemorada por el pincel le West, es proba-


ble se verificara poco despues, de la conferen-
cia que tuvo Penn con Lord Baltimore para
tratar de la cuestion de límites.' Fué á no du-
darlo una escena conmovedora y del mayor
interés, y aunque es cierto que Penn'teilia
sobre los antiguos Estados la ventaja de tra.
tar con una tribu débil, no lo es menos qUé
obró con la mayor sinceridad y franqueza, y
nos'otros sabemos que jamás se vertió la san-
gre de ningun cuáquero por disputas con los
hijos de aquella region.


La buena inteligencia resultante de dicha
entrevista fué por entonces un secreto. Du-
rante su permanencia en el pais, Penn ~tó
amistosamente con los indios, albergándose á
veces en sus cabañas y tomando parte en sus
atléticos juegos. En cierta ocasion, segun re-
firió él mismo á Oldmixou, se vió en un
estraño compromiso del cual salió airosogra-
cias á su acostumbrada prudencia. Habiendo
ido á visitar á un jefe indio, y llegada que fué
la noche, se retiró para descansar al sitio que ,
~""'~


se le habia destinado; pero quedó muy sor,.;.- '
prendido al ver entrar al poco rato á la hija
de su patron, que siguiendo las instrucciones
de su padre, fué á colocarse alIado de Penn
para cumplir en un todo con las leyes de la
hospitalidad, segun era costumbre entre otras
tribus salvajes. Quedóse Penn perplejo sin
saber qué hacer, mas en vez de incomodarse
y reprender á la jóven aparentó no haberla
visto, y entonces ella se retiró á descansar.


Habiéndole parecido á Penn muy conve-
niente para establecer la capital de su ciudad,
el terreno comprendido en la confluencia del
Schuylkill y del Delaware, se convino en
destinar para dicho objeto aquella localidad,
á principios d~l año 1683, dándole el nombre
de Phíladelphia para demostrar en lo futuro á
los hombres cuán grande era el amor
fraternal que profesaban ros cuáque- i~
ros á todos sus hermanos. El número de edi-




iU HISTORIA DE LOS CAP. XV.


flcios se aumentó rápidamente, y á fines del la naturaleza, teniendo la satisfaccion.de ob-
año ya sehabian edificado ochenta casas. servar diariamente el notable aumento de su


En tanto que se hacian activamente todos colonia. La noticia de aquella prosperiilltd
estos preparativos para aumentar la esten- n~ciente circuló bien pronto por Europa, y
sionde la nueva ciudad, en el mes de marzo muchos colonos de Alemania y Holanda á
de 1683, convocó Penn en Philadelphia á su quienes Penn y su amigo Barclay habian
nuevo Congreso, el cual aprobó una forma tratado durante su viaje por aquellos paises,
de gobierno con arreglo al proyecto del acta llegaron presurosos á buscar un asilo, hu-
de colonizacion últimamente presentada; yendo de las tempestades de Europa, en tan-
acordándose que no se harian mas cambios á to que una infinidad de cuáqueros. acudia
no ser con el consentimiento del propietario tambien desde Inglaterra. ·Con razon, pues,
y la mayoría de los hombres libres de la pro- podia Penn vanagloriarse de haber goberna-
vincia. Segun el plan indicado y prescindien- do y dirigido la mayor colonia conocida en
do.de las disposiciones ya espuestas acerca de América, en la cual germinó la primera se-
este último punto, convÍnose en que, para milla de la actual prosperidad.
impedir toda clase de pleitos se nombrarian Pero la actividad de Penn le indujo á vol-
tres peritos elegidos por los tribunales de los ver á Inglaterra para pasar allí una tempo-
condados, para que oyesen y resolvieran toda rada, y en su consecuencia, en el mes de
clase de cuestiones' y diferencias entre los co- agosto de 1684 se embarcó para su pátria
lonos. Se previno asimismo que los funciona- despues de haber fundado bajo las mas. sóli-
rios que faltasen á sus subalternos quedaban das bases, y organizado perfeQUunente sh
obligados á darles cumplida satisfaccion, que provinéia, en la cual dejó encomendados
se castigarian severamente todas aquellas fal- los asuntos judiciales á cinco jueces elegidos
tas que pudieran escitar al pueblo á ser cruel, entre el Consejo, de los que era presidente
irreligioso é inmoral, y que á ninguno que Nicolás Moore. La administracion ejecutiva
reconociese á Dios, viviendo pacíficamente en quedó confiada al Consejo, teniendo á Lloyd
sociedad, se le podria molestar por su dife- por presidente y á Markham por secretario.
rencia de opiniones ó costumbres. Arreglados Habia sido tan rápido el aumento de pobla-
estos puntos se votó la asignacion de un suel- cion en Pennsylvania que cuando Penn vol-
do para el propietario, que deberia pagarse vió á su pais se contaban ya veinte estable-
imponiendo un derecho sobre los géneros de cimientos y siete mil habitantes ..
importacion y esportacion; pero desgraciada- Poco tiempo despues de la llegada de Penn
mente Penn consintió en no recibir nada has- á Inglaterra subió al trono Jacobo 11, quien
ta dentro de uno ó dos años y esto fué causa dispensó al propietario de Pennsylvania el
de que lo perdiese todo. En el año siguiente mismo favor y amistad que le dispensara en
de 1684 el Congreso votó dos mil libras para otro tiempo el Duque de York. Es


te85.
atender á los gastos del gobierno, las cuales de notar que la Carta de Pennsyl-
se pagarian mediante cierto derecho impues- vania fué la única contra la cual no se es-
to sobre los vinos. pidió el Quo Warranto.


Durante su permanencia en el castillo de Mientras permaneció Penn en Inglaterra
Philadelphia Penn disfrutó por algun tiempo tuvo que sufrir m1:lchos disgustos y molestias
de la dulce tranquilidad y de los encantos de por haber llegado á su noticia que acababan




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS. 145


de renovarse en Pennsylvania las mismas
desagradables cuestiones suscitadas anterior-
mente entre los propietarios de diversas co-
lonias, que descontentos con su limitada
autoridad pugnaban por aumentarla. Pro-
moviéronse acaloradas polémicas entre el go-
bernador y el Consejo, por una parte, y el
Con greS{) por la otra, viéndose naturalmente
Penn envuelto en aquella sensible contienda.
Además de disgustarle el ver que se trataba
de usurparle su autoridad, quejábase y con
razon, de que los censos que él consideraba
como una especie de remuneracion por los
l)asados gastos hechos para fundar la col?-
nia, se aplicaser~ en parte al servicio público
por no haber 'querido el Congreso votar un
presupuesto para este objeto. Penn, que se
hallaba tambien muy poco satisfecho del
Consejo, le anuló, encomendando sus fun-
ciones á cinco comisionados; pero poco des-
pues envió á Pennsylvania para que le re-
presentase á un tal Blakwell, antiguo oficial
que estaba en otro tiempo al servicio de Crom-
well y el cual reclamó enérgicamente que
se respetasen los derechos de propiedad. Es-
ta medida no obtuvo tampoco un resultado
favorable, y despues de otras muchas disen-
siones, deseoso Penn, segun su propia frase,


or,r¡anizar el gobie¡'}w de modo que todos que-
dasen contentos, resolvió ceder sus poderes
al Congreso de Pennsylvania para que se
viera cuánta confianza tenia en sus compa-
ñeros y cuán grande era su deseo de dejarlos
satisfechos. De este 'modo el Consejo, que ya
en aquella época era muy popular en su cons-
titucion, vióse revestido e.n 1690 con la au-
toridad del jefe sin mas restriccion que la de
reservar un veto, en favor del propieic'1rio.
Por aquel tiempo,.es decir, hácia el año 1687
comenzó á funcionar en Philadelphia una
prensa de imprenta, y en 1689 expidió Penn
una Carta para establecer una escuela pú-
blica. .


La caida de Jacobo JI fué fatal para su fa-
vorito Penn, quien se vió sujeto á las mas
duras pruebas. Los antiguos colonos de De-
laware tuvieron envidia de la nueva colonia;
promoviéronse infinitas disputas y el resul-
tado de ellas fué la separacion de los tres
bajos condados, á los que se dió otro gobier-
no, poniendo como jefe á Markham. El mis-
mo Penn fué poco despues destituido en vir-
tud de una órden del Consejo privado, que le
relevaba del cargo de jefe de los' condados de
Delaware y Pennsylvanae.


-_._----~_. ---


/ TOMO l. 19




CAPÍTULO XVI.
1626-1689.


EMPRESA:S DE LOS FRANCESES EN LAS COLONIAS.


Nueva FrancÍa. - Misioneros Franciscanos y .Tesuitas. - Sus esploraciones en el Este y Oeste - Informe de Charlevoix.-
Guerra con las Cinco Naciones.- Tregua.- Trabajos de los ,Tesuitas.- Nueva Guerra.- Disolucion de la compañia de
Nueva Francia. - ~Iarquette y el Mississippi. - La Salle. - Viaje á la embocadura del Mississippi. - Louisiana. - La Salle
marcha á Francia. - Espedicion y fatales resultados. - Asuntos del Canadá. - De la Barre y Denonville. -Guerra con las
Cinco Naciones. - Proyectos de colonizacion de los Franccscs.- Contraste con las colonias Inglesas. - Subida al Trono
de Guillermo 111 y guerra que se siguió.


Al final de nuestro primer capítulo hicimos
un breve bosquejo acerca de los progresos de
los franceses en su empresa de la navegacion
y colonizacion en el Canadá y sus cercanías.
Reanudando la historia desde aquel punto,
llamaremos la atencion del lector sobre algu-
nos hechos interesantes relacionados con los
esfuerzos de áquellos hombres emprendedores
á cuya energía y perseverancia debió su pais
el' derecho de poder hacer reclamaciones
80bre aquella vasta region del interior de
Aniérica conocida generalmente con el nom-
bre de Nueva-Francia.


Como quiera que la resuelta hostilidad de
los Mohawks habia impedido á los franceses
ocupar las aguas superiores del Hudson,
cortando toda comunicacion con el Sud, los
misioneros franciscanos que acompañaban á
Champlain al Canadá, tuvieron que penetrar
por el'Norte siguiendo las orillas del lago
Ontario, hasta llegar á los rios que desém-


bocan en el lago Huron. Cuando el
i626. C d' f' t't'd 1 f ana a ue res 1 Ul o á os ranceses


de ocupar la vasta estension de territorio que
N ueva-Francia les entregó voluntariamente
para su empresa, y debe confesarse, aun pOI'
el protestante mas celoso, que en ninguna
época ni en parte alguna del mundo hubo
nunca misioneros cuyos esfuérzos y trabajos
por.la causa que habian abrazado, superasen
á los suyos .•


Dos misioneros jesuitas, Brebeuf y Daniel,
guiados por una partida de indios Hurones~
se dirigieron á los lej anos wiguJarns de la
tribu, y despues de atravesar el Saint Law-
rence, subiendo por su gran tributario el
Ottawa y atravesando, ya por entre numero-
sas cascad~s, ya por peligrosos pasos, en que
era preciso llevar la canoa al hombro, como
hacen aun hoy dia los viajeros que visitan
aquellos sitios, llegaro~ por fin , rendidos de
fatiga, á la parte oriental del lago Huron. Allí
convirtieron á un jefe de la tribu y copsi-
guieroIi establecer seis misiones entre aque-
llos rudos aunque impresionables salvajes.
De vez en cuando, dice MI' . Hildreth,


en 1632, los jesuitas obtuvieron el privilegio uno de los lJadres hacia un viaje á Quebec en


/




CAP, XVI. HISTORIA DE LOS ESTADOS-l:NIDOS, H7


una ligera canoa, con dos ó tres salvajes, los
cuales no podian menos de admirar al santo
varon que remo en mano, aunque desfallecido
de fatiga, con los piés desnudos, el breviario
pendiente del cuello, y el hábito roto; pero
con el ánimo tranquilo, la mirada serena, y
revelando en sus facciones la satisfaccion y
el contento, inspiraba á todos con sus ade-
manes y palabras el deseo de compartir los
trabajos de l~ misiono No tardó en llegar [i
Francia la noticia de tan fausto suceso, y esto
escitó á muchos á poner en juego todos sus
esfuerzos para favorecer la religion católica


romana en el Oanadá. Establecióse
1635. 1 ' •


entonces un co eglO en Quebec, y·poco
despues un hospital para los franceses y los
indios, y un convento de monjas Ursulinas.


Montreal, que se hallaba situado á mitad
del camino que conducia á las misiones re-
cientemente establecidas, fué solemnemente
consagrado á la Vírgen María, llegando á
ser un centro religioso y el núcleo do una
futura ciudad. A cada momento iban presen-
tándose nuevos misi,oneros jesuitas, que esci-
taban el celo de sus predecesores, y entre
estos, Raymbault y su.. compañero Jogues,
costeando la orÍlla deJd~:Huron , llegaron
al lejano pais de los Ohippewas, al pié de las
cataratas de Santa María. Estenuado por sus
fatigas y privaciones, volvió Raymbault á
Quebec , pero fué solo para morir, en tanto
que su compañero, al bajar por el Saint
Lawrence con sus Hurones convertidos, era
atacado por una partida de Mohawks hosti-
les que le atormentaron horriblemente mien-
tras veía perecer á sus compañeros indios á
los golpes del tomahawk ó abrasados por las
llamas. Jogues logró por fin escaparse, diri-
giéndose al valle de Mohawk , donde fué re-
cibido hospitalariamente por el comandante
holandés de Rensselaerwyck. Todos los mi-
~lOneros que cayeron en poder de aquella


salvaje tribu tuvieron que sufrir tormentos
parecidos. En la parte oriental, los esfuerzos
de los misioneros obtuvieron un buen resul-
tado, y antes del desembarco de los padres
peregrinos, los franceses habian conseguido
ya convertir á los indígenas á la re-
1" , t' 11 b" d 'b'd 1646. 19lOn orls lana, a len ose recl 1 o
favorables noticias del misionero explorador
Dreuilldes, adoptáronse por los jesuitas las
medidas necesarias para establecer una mi-
sion permanente.


«Es evidente,» dice Oharlevoix al hablar
de este suceso, «segun se desprende de las
relaciones que se han hecho de aquellos feli-
ces tiempos y de la constante tradicion de
aquel pais, que en la salvaje mision se des-
plegó un celo especial, prefiriéndola á otras
muchas empresas harto mas brillantes y pro-
ductivas. Esto se esplica naturalmente por la
razon de que, no encontrándose en aquellas ~
soledades nada que halagase los sentidos ó la
vanidad, funesto escollo en el que tropiezan
hasta los mas santos varones, podia obrar la
gracia sin obstáculo alguno. El Señor, que
nunca permite que ninguno se haga superior
I:i él, se comunica sin tasa, á los que se sa-
crifican sin reserva, á los que, muertos para
el mundo, viven en la tranquila é inalterable
paz del alma, tal como la recomendó Jesu-
cristo á sus discípulos al decirles que aquel
debia ser el rasgo saliente de su carácter.
Tal es el retrato,» aí'íade Oharlevoix, «que
se ha hecho de los misioneros de N ueva-
Francia, por personas que los conocieron
mejor. Yo tambien conocí algunos en mi ju-
ventud y eran como los acabo de describir;
encorvados por el trabajo y los sufrimientos
de un largo apostolado, desfallecidos por la
fatiga, agobiados por los aí'íos ; pero conser-
vando siempre todo el vigor de su espíritu y
el celo de su fe apostólica.»


Los misioneros franceses no obtuvieron,




HISTOIlIA DE LOS CAP. XVI.


sin embargo, el menor éxito entre los Iro-
queses y'los indígenas de las Cinco Naciones,
pues encontraron siempre una irresistible
oposicion. Dábase el nombre de las Cinco
Naciones á unas tribus aliadas conocidas por
los Sénecas, los Cayugas, los Onondagas, los
Oneidas y los Mohawks, las cuales ocupaban
el pais situado entre las orillas del Saínt
Lawrence y del Hudson. Poco despues de la
llegada de Champlain al Canadá, este último
indujo á los Algonquines y á los Hurones para
que declarasen la guerra á las cinco tribus
citadas, intervencion mal entendida, que fU8
castigada por aquellos implacables salvajes
con un odio eterno á los franceses y sus alia-
oos. Amenazaron destruir la naciente colonia
• le Quebec y hostigaron segun ya hemos visto
á los misioneros jesuitas, hasta obligar á los
franceses á pedir la paz. Nada, sin embargo,
se deseó tanto como convertir aquellos salva-
jes. Durante cierta tregua, volvió Jogues á
emprender su peligrosa mision, de la que no
volvió nunca, pues al llegar al territorio de
los Mohawks, estos le dieron muerte.


Habiendo. facilitado los holandeses armas
de fuego á la tribu de los Iroqueses, estalló
una guerra de increible ferocidad; los misio-
neros fueron torturados cruelmente antes de
recibir la muerte; los colonos, llenos de ter-
ror, vivian en continua alarma temiendo por
sus vidas, y hasta el mismo Quebec se ha11a-
1.649 ba en peligro. A tal punto llegó el


.. desaliento de los franceses, que pidie-
ron auxilio contra los indios á Nueva-In-
glaterra, pero sentimos decir que no se les


concedió. Por fin, despues de dos ó
1.651. t - . t' 1 1 res anos consm !eron os roqueses
en la paz, y aprovechando los Jesuitas el
momento, hicieron nuevos esfuerzos para


plantar la cruz entre sus vengativos
1654. d . .. d


a versarIOs, conslgmen o esta vez un
resultado mas favorable que el anterior. Al-


gunos Hurones cristianos que se hallaban
cautivos de los Mohawks, prepararon el ter-
reno para la recepcion de Le Moyne, entanto
que Menard se presentaba ante los Cayugas, /
y Chaumont y Dablon visitaban las demás
tribus. Al principio pareció que el éxito seria
feliz; pero pronto vieron los misioneros que
solohabian conseguido adormecer, no domi-
nar, las pasiones de aquellos feroces guerre-
ros, y que sus vidas estaban pe¡dientes de un
hilo. Algunos franceses se aventura-


, t bl 1 . , ·U 1. 656. ron a es a ece1- una co oma a orl as
del Oswege; pero á consecuencia de una. coa-
lision que ocurrió con los indios, estalló la
guerra por tercera vez. Tan grave llegó á ser
entonces el apuro, que la Compañía
d N F .• d'd ' 1.659 . e ueva- ranCla, re nCI a ya a un
puñado de hombres, resignó en el rey, en
1662 una colonia que no podia seguir def€m-
diendo, y ia cual fué transferida á la Com-
pañía de las Indias Orientales que acababa
de formar Colbert. Acto continuo, concedióse
el auxilio pedido por los Jesuitas, y se puso
en marcha con direccion á Quebec un regi-
miento mandado por Tracy, quien obtuvo el
cargo de virey de aquella colonia.
E t d'd f' fi' te . t.665ó s a me l a ue su CIen para reprI-
mir de una vez por completo la hostilidad de
los guerreros de las Cinco Naciones, y con tan
favorable cambio, renováronse los esfuerzos
de los misioneros : Allouez costeó el Lago su-
perior, y dos años despues, en compañía de
Dablon y Marquette, estableció la mision de
Santa María, primera colonia de blancos si-
tuada dentro de los límites dé nuestros Esta-
dos orientales. Mientras se formaban
t . . 1 dI' 1.666. o ras mISIOnes, esp oran o e pals en


todos sentidos, se tuvo noticia de existir un
gran rio hácia el Oeste: el intendente Talon
encargó á Marquette que averiguase en qué
punto se hallaba, y en cumplimiento de esta
órden, organizó se una pequeña espedicion, y




CAP. XVI. ESTADOS-U!'IIDOS. H9


acompañado aquel de Joliet, mercader de
Quebec, de cinco franceses y dos guias Al-
gonquines, se puso inmediatamente en mar-
cha, llagando ellO de junio de 1673 á orillas
del rio Fox. Despues de recorrerlo y de atra-
vesar los espacios intermedios que separan
las diversas corrientes, con la canoa al hom-
bro, lanzáronse en las aguas del \Visconsin,
donde sus conductores indios, temerosos de
ir mas lejos, los dejaron solos. Por espacio
de siete di as estuvieron bogando corriente
abajo, hasta que al fin con gran sorpresa suya
y no poca alegría, comenzaron á deslizarse
los espedicionarios sobre las poderosas cor-
rientes del Mississippí, ese gran rio que atra~
viesa inmensas praderas de esmeralda llenas
de búfalos, y hasta cuyas orillas llega la den-
sa sombra de los primitivos bosques. Con la
satisfaccion que pudiera esperimentar aquel
que ha descubierto un mundo nuevo, cruza-


. ron los viajeros por las bocas del Moines, del
Illinois, del Missouri y del Ohio, llegando
hasta el Arkansas, donde desembarcaron para
visitar á los asombrados indios, quienes, des-
pues de recibirlos hospitalariamente, invitá-
ronles á formar una colonia. Prosiguiendo su
correría, presentáronse á su vista nuevos y
magníficos paisajes, y un clima distinto don-
de se aspiraban las mas dulces brisas y el
salvaje perfume de la espléndida vegetacion
del Sur; á los sombríos pinos de los bosques
del Canadá, sucedían se los algodoneros de
los trópicos, y al fin llegaron á cierto punto
donde el calor y los mosquitos comenzaron á


lIándose Marquette ocupado en la conversion
de la tribu de los Illinois, resintióse su salud
y murió el 18 de mayo de 1675 á la temprana
edad de treinta y seis años. (*)


Roberto Cavalier de La Salle, jóven aven-
turero francés que en diversas ocasiones ha-
bia demostrado notable sagacidad y valor en
sus correrías por los lagos Gntario y Erie,
fué uno de los primeros que recibió la noticia
del descubrimiento del «gran rio,» y dejando
sus ocupaciones, sus negocios y las muchas
ventajas que disfrutaba en l-;"lort Frontenac,
donde residia, marchó apresuradamente á
París, y obtuvo de Colbert el permiso nece-
sario para explorar en mayor escala el Mis-
sissippí. Acompañado cntonces del ca-
ballero Tonti, veterano italiano que le 1678.
seguia en clase de segundo, volvió á Fron-
tenac, construyó un pequeño barco y con él
subió el rio Niágara hasta llegar al pié de las
cataratas. Cuando estuvo ya cerca de las ori-
llas del lago Erie, comenzó la consiruccion
del barco mejor aparejado que haya surcado
jamás las aguas orientales, al cual dió el
nombre de Griffin y que no constaba mas
que de sesenta toneladas.


Terminada su obra" y habiendo reunido á
unos cuantos misioneros y traficantes en pie-
les que debian acompañarle, atravesó La Sa-
lle el lago Erie, cruzando el estrecho que le
separa de la límpida sábana á la que dió el
apropiado nombre de Saint Clair; llegó alla-
go Huron, y pasando despues por los
estrechos de Mackinaw hasta dar vis- 1679.


molestarles. Persuadido Marquette de que ta al lago Michigan fué á desembarcar en
aquel rio debi~ desaguar en el golfo de M~ji- Green Bay.


co, y temeroso de caer en manos de Desde aquel punto, y despues de :dejar su
1674. 1 " los españo es, resolvlO entonces pru- barco para que le fueseu á buscar víveres, La
dentemente volver al Canadá; pero habién- Salle y sus compañeros se proveyeron de ca-
dole detenido los asuntos de su mision en no as y atravesaron el lago Michigan hasta la
Green Bay envió á Juliet á Quebec para que I


' (') Véase la interesante obra de Mr. J. G. Shea's, titulada
llevase la noticia. Poco tiempo despues, ha- Descubrimiento y Explotacion del Missilsippi. . .




HISTORIA DE LOS CAP. XYI.


embocadura del rio San José, en cuyo punto
habia construido Alouez una especie de esta-
cion de parada á la que se unió entonces un
pequeño fuerte llamado Fuerte de Miamis.
Al ver La Salle que no volvia el Gr1ffin, el
cual habia naufragado en su viaje de retorno,
marchó con Tonti y su gente para proseguir
su escursion; cruzó el Illinois, y á poca dis-
tancia de Peoria edificó otro fuerte. Pero el
tiempo pasaba sin que se recibiesen noticias
'acerca del barco; seguir sin víveres era impo-
sible; los espedicionarios comenzaron á mur-
murar y desalentarse, y entonces La Salle
dispuso que Tonti y I-Iennepin continuaran
solos la exploracion. Tomada esta medida y
despues de dar á su nuevo fuerte el nombre


. de Crevecamr, en memoria de sus trabajos
y penalidades, separóse del resto de la es-
pedicion , y seguido tan solo de tres compa-
ñeros, volvió atrás, atravesando los vastos
desiertos que le separaban de Frontenac,
donde" á pesar de haoer llegado casi muerto,
ocupóse en nuevos trabajos para proseguir
su empresa. Entre tanto sus 'agentes obra-
ban con arreglo á las instrucciones que de su
jefe recibieran. Hennepin exploró el Missi-
ssippí hasta las. cataratas de San Antonio,
volviendo despues á Francia para publicar
una relacion de sus viajes; (*) pero menos
afortunado Tonti, quien tenia el encargo de
establecerse entre los Illinois, se vió preci-
sado á huir á causa de verse perseguido por
los Iroqueses y á refugiarse en Green Day.


Repuesto en fin el intrépido La Salle de


(*) MI'. Sparksha demostrado claramente que Hennepin no
merece crédito, y despues de hablar de varias cosas, dicc:
,«Estos hechos, unidos á otros, son perfectamente conclu-
yentes y prueban que el padre I1cnnepin engañó al mundo
~on un descubrimiento imaginario y una relacion ficticia .....
A pesar de esta grave falta, debemos hacerle justicia en
otros puntos, y no hay fundada razon para dudar de la
exactitud de su primer libro ni de parte del segundo, á con-
tar desde su partida del fuerte CrevecCBur.


todas sus fatigas, volvió con víveres y re-
fuerzos en busca de sus compañeros; reu-
nió á su gente dispersa, y des pues de cons-
truir una gran falúa, bajó por el Mississippí
hasta el golfo de Méjico. Una vez en dicho
punto, tomó formalmente posesion en nom-
bre de Francia del territorio que se estien-
de desde la embocadura del rio y le dió el
nombre de Louisiana. Esto sucedió el 9 de
abril de 1682.


De regreso á Francia, La Salle concibió el
ardiente deseo de colonizar la fértil region que
acababa de descubrir ; y en su conse-


. t f" d" 1.683. cuenCla pron o lormo una espe lClOn
compuesta de una fragata y otros tres buques,
á bordo de los cuales iban doscientas personas,
entre las que habia eclesiásticos, individuos
de tropa, trabajadores y emigrantes


d b· 1 . ~ bl d 1.684', que e mn ser os prImeros po a o-
res de la colonia que se trataba de formar en
la embocadura del Mississippí. El éxito, sin
embargo, no coronó esta empresa, pues ha-
biéndose originado graves disputas entre
Beauyeu, comandante de la flota, y La Salle,
este último, que iba como jefe de la espedi-
cion, no acertó á encontrar la entrada del rio,
yen febrero de 1685 tuvo que desembarcar á
sus abatidos y desesperados compañeros de
viaje en cierto punto de la costa de Texas.
Una vez allí y aunque le fué·preciso luchar
contra la animosidad de los que le~deaban,
La Salle no se dejó abatir y con notable intre-
pidez, en el mes de abril de 1686 dirigióse,..
seguido de veinte hombres, en busca del Illi-
nois, donde debia estarle e~perando Tont~;
pero no habiendo encontrado á su antiguo
amigo en esta escursion, vióse obligado ¡í,
volver al punto de partida en el mes de octu-
bre. Sin embargo, como su única esperanza
se cifraba en sacar á sus compañeros, que
ascendian á unos cuar~nta , del sitio en que
se habian refugiado, para lo cual le era pre-




CAP. XVI. ESTADOS-UNIDOS. 151


ciso encontrar un camino por tierra, volvió
. á salir en el mes de enero seguido de


1687. d' . t h b . b' t d leZ y SIe e om res, con o ~e o e
llevar á cabo su desgraciada empresa. Tres
de los que le acompañaban conspiraron en-
tonces para asesinar~e ; dieron muerte á Mo-
raguet, Nika y Saget, y cuando La Salle
intentó averiguar qué habia 'sido de aquellos
infelices, Duhaut le descargó con su mos-
quete un tiro' que atravesándole la cabeza le
dejó muerto en el acto. Esto sucedia el 19 de
marzo de 1687 , Y el buen padre Anastasio,
tlespues de abrir una fosa, enterró al desgra-
ciado gefe, colOcando una cruz sobre sus res-
tos mortales. (*) ~Ir. Gayarré, dice que La
Salle fué asesinadohácia el sitio donde
ahora se levanta la ciudad de Washing-
ton, cuya fundacion se debe á los com-
pañeros de aquel infeliz, y que la ban-
dera. estrellada ondea ahora orgullosa allí
donde el primer mártir de la civilÍJ:acion
regó con su sangre la futura tierra de la li-
bertad. (**)


Los asesinos de La Salle,que promovieron
mía disputa ante 'los inanimados restos ele su
j~fe , fueron luego víctimas de sus mismos
compañeros, y Joutel , que refiere estos tris-
tes acontecimientos, seguido de otros cinco
hombres, consiguió llegar á las orillas elel
Mississipí , donde encontró á dos franceses
abandonados .en aquel sitio por Tonti, á su
vuelta de una inútil escursion que tuvo por
objeto encontrar á su jefe. Los veinte hom-
bres que habian quedado en el fu~rte cons-
truido por' La Salle perecieron Úimbien , y
ele este modo, y despues de hacer los mas
heróicos esfuerzos, abrigando brillantes es-
peranzas de. éxito, la proyectada colonia
quedó reducida á la nada; i triste fin de la


J') Vida de Mr. Roberto Cavallier de La Salle, escrita por
Spark, pág. 58.


(") f1istol'ja de la Luisiana, por Gayarré, yol. 1, pág. 28.


empresa de su enérgico y atrevido funda-
dor! (*)


Entre tanto habíanse embrollado mucho los
asuntos del Canadá. y á consecuencia de las
graves cuestiones que se originaron entre el
gobernador Frontenac y el Intendente, en..,.
vióse á De la Barre en 1682 para que reem-
plazase al primero. Dongan, gobernador de
Nueva-York, aunque encargado por Jacobo II
de mantenerse en buena armonía con


1683. los franceses, puso en juego secreta-
mente su influencia para agravar las disen-
siones entre ellos y sus enemigos. De la
Barre Gonvocó una asamblea á fin de que se
discutiese acerca ele la peligrosa situacion de
la provincia, y despues de intentar una ne-
gociacion, marchó pam atacar á los Iroque-
ses á la cabeza de una fuerza considerable.
Pero en el camino quedaron sus tropas tan
reducidas y debilitadas por las enfermedades
resultantes de aspirar los miasmas deletéreos
de los pantanos y de las selvas, que se vió en
la precision de concluir una paz humillante
con aquellos enemigos sobre los que pensaba
obtener una brillante victoria. Accediendo á
sus deseos, presentáronse despues en su cam-
pamento los jefes de las Cinco Naciones, mas
aunque quiso intimidarlos, entonces no pudo
tampoco conseguir nada, y antes bien por el
contrario, dícese que uno de aquellos indó-
mitos guerreros, personificando á De la Barre·
en Ononelio y al gobernador inglés en Cor-
leal', pronunció el siguiente discurso: «Escu-
cha, Onondio; yo no duermo, mis,ojos están


(') El Missíssipí fué, sin embargo, recorrido despues
constantemente por Jos mercaderes y los misioneros. Un
buque español mandado por Pes penetró mas tarde en la
embocadura del rio ; pero en 1699, el eanadense Iberville,
mAs afortunado que La Salle, lo recorrió en compañia del
padre Anastasio Donay, compañero de viaje del malogrado
aventurero. Los misioneros del Canadá fueron á felicitarle, y
La So~ur llegó hasta Saint Pe\er Ríyer, donde construyó un
fuerte barco. -« Descubrimiento y espioracion del ilfississipí.')O
por SlÍea's, pág. 39.




152 HISTORIA DE LOS CAP. XVI.


abiertos, y el sol que me ilumina, me permi- ganizóse una espedicion al mando de Denon-
te ver un gran capitan que habla como si ville contra los Sénecas; pero aunque
estuviese soñando. Él dice qué vino tan solo las tropas penetraron en el pais, aso- 1687.
á fumar la pipa de paz con los Onondagas;, lándolo todo, los Iroqueses amenazaron por
pero Garrangula manifiesta que él vé lo con- su parte invadir el territorio, y sus enemigos
trario, y que su o"Qjeto era herirnos en la se dieron por contentos con obtener la paz,
cabeza si las enfermedades no hubiesen debi- entregando su fuerte y' prometiendo
l· d 1 b d 1 f N t d 1 1 . , . d h " 1688. Ita o os razos e os ranceses. oso ros evo ver os prISlOnerOs e que se a-
llevamos á los ingleses á nuestros lagos para bian apoderado por traiciono -A esto siguió
que traficasen con los Utawawas, así como una corta tregua, pues al poco tiempo, avan-
los Adirondacks trajeron á los hijos de Fran- zaron los Iroqueses á la altura de Montreal,
cia á nuestros fuertes para hacer un comercio mataron mucha gente é hicieron una


1 . 1 1 N" d .. b d t6S9. que os mg eses proc aman como suyo. oso- porclOn e prlslOneros, sem ran o
tros hemos nacido libres; no depend~mos ni el terror hasta las mismas puertas de Que-
de Onondio ni de Corlear, y podemos ir donde beco
sea nuestra voluntad y comprar y vender lo En resúmen, no puede decirse que el Ca-
que queramos. Si vuestros aliados son escla- nadá hubiese progresado, por mas que los
vos, tratadles como á tales, mandándoles que franceses hicieran prodigios/en sus esplora-
no reciban á nadie mas que á vuestra gente. ciones y en su contínua lucha con la feroci-
i Escucha, Onondio! lo que yo digo es la voz dad y valor de los indios, sobrepujando ~n su,
de las Cinco Naciones: cuando sus hijos en- empresa á los ingleses, y viéndose siempre •
terraron el hacha en medio del fuerte, plan- mas espuestos que ellos. A esto debe añadirse
taron en el mismo sitio el árbol de la paz, que ni el clima ni el terreno les eran favora-
para que en vez ae ser aquello la mansion de bIes; que el gobierno compuesto de militares,
la guerra, fuese un punto de reunion para era muy despótico, y que el pueblo, que no
los mercaderes. Cuida de que tus soldados no pasaba de 12,000 almas, no tenia conoci-
tronchen ese árbol, porque sus ramas cubri- miento alguno de los negocios públicos. Aca-
rán entonces vuestro pais y el nuestro. Yo dia tenia aun menos importancia, pues no
te aseguro que nuestros valientes guerre- constaba mas que de unos tres mil habitan-
ros bailarán á su sombra, y no desenterrarán tes; pero atendido que tanto los indios de la
~el hacha para cortarlo hasta que Onondio ó península como los de la tier~a baja se ha-
Corlear invadan el pais que el Gran Espíritu lIaban completamente bajo la influencia de
legó á nuestros antecesores.» Francia, puede decirse que esto aumentaba


El marqués de Denonvilles, que sucedió á la fuerza material de los franceses en aquel
De la Barre en 1684, trajo consigo quinien- pals.


tos ó seiscientos soldados, y entonces El contraste que ofrecia entonces Nueva-,
168". t' f' . . . 1 se con s ruyo un uerte en N lágara Francia con las colomas mg esas era por
para cubrir el camino del Canadá á trav~s demás notable; las últimas, ocupando un
del lago Erie y tambien para tener en jaque territorio mucho mejor situado á lo largo de
á los hostiles Iroqueses, cuya medida fué la costa, y acrecentando diariamente su ener-
~ausa de que se aumentara la envidia y mala gía y estímulo para acometer nuevas empre-
voluntad de los ingleses. Al poco tiempo 01'- sas, hacian rápidos adelantos en su próspera




CAP. XVI. HISTORIA DE LOS ESTADOS··manos. 153


situacion, que les aseguraba el mantenimien-
to de sus justos derech~s. Entre tanto los
frances9s, aunque siempre bravos y caballe-
rescos, no tenian en sus colonias los elemen-
tos de fuerza y estabilidad que eran caracte-
rísticos en sus rivales del Nuevo-Mundo. (*)


En aquella época, segun dice Mr. Bancroft,
los doce Estados mas antiguos de nuestra
Un ion no contenian mucho mas de doscientos
mil habitantes, de los cuales cuarenta mil se
hallaban repartidos entre el Massachusetts,
Plymouth y Maine; New-Hampshire y Rhode
Island con Providencia, contaban diez y ocho
mil, y Connecticut de diez y siete á veinte


(') Este contraste está elocuentemente descrito por
Mr. Parkman en su Historia de la conspiracion de Ponliac,
pág. 41.


TOMO l.


mil, lo cual compone para Nueva-Inglater-
ra un total de setenta y cinco mil almas.
Nueva-York no tenia menos de veinte mil;
Nueva-Gersey una mitad; Pennsylvania y
Delaware unas doce mil; Maryland veinti-
cinco mil; Virginia cincuenta mil ó acaso
mas, y las dos Carolinas, que comprendian
entonces la parte de Georgia, no contaban
menos de ochenta mil almas. (*)


.Tal era la situacion de los negocios públi-
cos cuando Guillermo III subió al Trono de
Inglaterra, en tanto que las colonias Ameri-
canas iban á verse envueltas en la guerra que
estalló á poco entre Inglaterra y Francia.


(') Ilistoria de los Estados-Unidos por Bancorft, vol n,
pág. 450.




.,


, ,~'




LIBRO. SEGUNDO.
DESDE EL ADVENIM lENTO DE GUILLERMO II! AL TRONO


DE INGLATERRA,


HASTA LA DECLARA,CION DE LA INDEPENDENCIA.


1689 á 1776.·
------~:-=~O~O~,=-----~


CAPÍTULO PRIMERO.
1689-1697.


N11EVA-INGLATERRA y N11EVA-YORK.-PRIMERA GUERRA
INTERCOLONIAL.


Subida de Guillermo III al trono, y sus importantes resuftados. - Guerra con Francia. - Guerra intercolonial. - Arresto dp-
Andros en Boston.- Conducta observada por el Massachusetts, Virginia, Maryland y Nueva-York, con motivo del ad-
venimiento de Guillermo IJI.- Hevolucion protestante en Maryland.- ,Tacobo Leisler y su trágico fin.- Principio de la
guerra. - Ataque á Dover. - Frontenac, gobernador del Canadá. - Destruccion de Schenectady. - Espedicion contra Salmon
falls. - Relacion de un prisionero. - Proyecto para la conquista del Canadá. - Papel moneda. - Trágicos acontecimien-
tos en Nueva-York y MassachuseUs.- Nueva carta de MassachuseUs.- La Brujería:- Erróneas creencias.- Estraña
historia.- Guerra en la frontera.- Desastres en Oyster River, en el fuerte de Pemaquid y. en Haverhill.- Mrs. Dustin.
- Última guerra.- La paz de Ryswíck .


. La subida de Guillermo III al trono es un I la legislatura. La crísis fué resuelta y arre-
suceso notable en la historia de Inglaterra, y glada~ todas las cuestiones para lo futuro; el
que mas ó menos directamente tuvo una im- destronarniento de Jacobo Il y la eleccion del
portante influencia en el desarrollo y progreso Príncipe de Orange par:a el trono, declarado


de las colonias americanas. No ca- vacante, establecieron el Parlamento como
1689,. .


be duda que aquella naClOn atravesa- poder supremo, ahogando para SIempre toda
ba entonces por una crísis grave, á la que era pretension por parte del soberano encamina-
preciso atender con preferencia, y que aquel da á ejercer sin responsabilidad sus poderes
estado de cosas exigia todos los sábios cono- .y real prerogativa. «Al resolver de este mo-
cimientos y enérgico carácter de los amantes do, dice Mio. Brancroft, los representantes
de la patria y hombres de estado de la 'época, del pueblo inglés, se arrogaban el derecho de
para salvar al pais de los tremendos males juzgar á sus reyes; al declarar el trono va-
que amenazaban absorber y destruir hasta cante, anulaban el principio de legitimidad;
el último vestigio de la libertad constitucio- al desechar una dinastía por haber profesado
nal. Era preciso resolver si prevaleceria, ya la fé romana, no solo se tomaban el derecho
el despotismo juntamente con la dinastía de de interpretar el primitivo contrato, sino que
los desgraciados Estuardos, ó bien la libertad introducian en él nuevas condiciones; al ele-
de las leyes y el órden. en la supremacia de gir un rey, convertían se en sus constituyen-




HISTORIA DE LOS CAP. J.


tes, .Y el Parlamento de Inglaterra llegó á ser, Nueva-Inglaterra como los colonos franceses
la fuente de la soberanía para el pueblo in- tenian sus proyectos de conquista y progre-
glés.» so. Proponían se los últimos monopolizar el


Pero aunque la subida de Guillermo ID al conieroio de peletería, seguro medio de comu-
trono era un suceso de tan grande importan- nicacion con el Mississipi, arrojando luego


.


cia para la madre patria, las colonias no ~Í, los ingleses de las pesquerías de los bancos
participaron tanto como esperaban de los be- de Terranova, en tanto que la primera espe-
lleficios de aquel cambio. Hé aquí las pala- raba, y al parecer no sin razon, despojar á
bras de MI'. Hildreth al hablar sobre este los franceses de todas sus ventajas, y aun
punto. «Robusteciendo el parlame~to yau-· espulsarlos completamente del pais. Los dos
mentando la influencia de la clase manufadu- partidos, que eran tambien nacional y reli-
rera, la revolucion inglesa esponia á las co- giosamente enemigos, estaban pues prepara-
lonias Americanas al peligro creciente de dos para empeñarse en una sangrienta lucha
tener que sufrir la tiranía parlamentaria, con desapiadado corazon é indescriptible fe-
mucho mas enérgica, perseverante y opreso- rocidad.
ra, y mas temible que la régia autoridad. «La Antes .de entrar, sin embargo, en los deta-
política de Guillermo y el Parlamento no era Hes de la guerra intercolonial , rogamos al
favorable á los mejores intereses de las colo- lector fije su atencion en diversos hechos que
nias, y no pasó m!lcho tiempo sin que se des- prece.dieron á aquella en el órden régular de
cubriera que el despotismo de la prerogativa los suoesos.
real era aun mas tolerable que el del Parla- A principios de abril de 1689, llegó á Boston
mento. Guillermo III, á pesar de sus elevadas por la via de Virginia la noticia del desem-
ideas acerca del poder de los reyes, parece q~e barco de Guillermo de Orange en Inglaterra.
no combatió nunca las pretensiones de sus Resentidos como estaban aquellos habitantes
predecesores en el trono; y aunque es verdad por las severas medidas de Andros, no es de
(lue la tolerancia con todas las sectas protes- estrañar que la noticia causase una gran es-
tantes llegó á ser una constante linea de con- citacion, que se aumentó cuando aquel,
,lucta, tanto en las c?lonias como en el pais, afectando no creerla, hizo encarcelará los
tambien es cierto que el encono contra los que la publicaron. La cólera del pueblo habia
católicos romanos se aumentó notablemente llegado á su colmo, yel 18 de abril, al des-
don el destronamiento de Jacobo. La guerra embarcar el comandante de la fragata Rosa,
con Francia, que estalló poco despues de la que estaba á disposicion del gobernador en el
subida al trono ele Guillermo, dió lugar á puerto, fué cogido por la multitud, así como
(lue se agriasen los resentimientos así na- tambien el sherif, que trató, aunque en vano,
eionales como religiosos, y las colonias se de dispersar las turbas. Toda la ciudad se
vieron naturalmente envueltas en un peli- puso entonces en movimiento; reunióse la
groso conflicto con sus vecinos los franceses milicia en derredor de sus jefes; la multitud
del Canadá, conflicto que les hizo contraer se apoderó del bote de la fragata cuando
pesados gastos y considerables deudas y has- vieron que llegaba para recoger á Andros, y
ta el sacrificio de muchas vidas. como quiera que éste acababa de refugiarse


Ambos partidos se mostraron desde un en el fuerte, el pueblo apuntó contra él los
principio ansiosos por la lticha, pues tanto cañones de la batería. No hubo medio de re-




CAP. l. ESTADOR-UNIDOS. i57


sistir, y Andros, obligado á rendirse, fué
conducido á la prision. En aquel momento, y
c~mo acertara á presentarse casualmente
ante la multitud el anciano Simon Brasdsreet,
que contaba ya ochenta y siete años y se
habia distinguido honrosamente en el desem-
peño de un cargo público, fué proclamado
gobernador por unanimidad. Este repentino
motin , merced al cual cayeron en poder de
los insurgentes el castillo y la fragata, fué
secundado vigorosamente por los habitantes
de las comarcas vecinas, que corrieron pre-
surosos á Boston para auxiliar á sus herma-
nos de la ciudad. La noticia de este suceso
circuló con la rapidez del rayo y bien pronto
se supo en Plymouth, Rhode Island y Con-
necticut , donde ocurrieron motines semejan-
tes; En este último punto, el pueblo exigió
que se pusieran en ejecucion las disposiciones
de la carta, nombrando gobernador á Ro-
lJerto Treat; yen Rhode Island, aunque fué
difícil encontrar personas que quisieran en-
cargarse del gobierno, nombró se por fin para
este puesto á un cuáquero de carácter enér-
gico llamado Enrique Bull.


En Massachusetts hubo encontradas 0pi-
niones en cuanto á si convendria reformar la
carta : la mayoría del pueblo lo deseaba así;
pero la Junta de Salvamento no quiso adop-
tar esta medida, y se creyó que lo mejor
seria esperar un poco, enviando interina-
mente agentes á Inglaterra para que aboga-
sen por la colonia. Ashurt , Cooke, Oats y
Mather fueron los encargados de esta comi-
SIOn.


Aunque la noticia de haber ocupado el
trono Guillermo, llegó á Virginia antes que
á ninguna otra parte, el Consejo no quiso
apresurarse en tomar medida alguna á pe-
sar de los deseos del pueblo, que abrigaba el
temor de que dominase una dinastía


i6S9. papal. Hasta fines de mayo no fueron


,


proclamados Guillermo y María, Señor Y'
Seiíora de Virginia.


Tambien hubo en Maryland .un levanta-
miento, cuyo principal objeto era combatir
la dominacion católica rom:;tna , y circuló el
rumor de que los representantes de laa,u.to-
ridad acababan de concertarse con los indios
para degollar á todos los protestantes .. (*)
Juan Coode, que poco antes tomó parte en la
insurreccion de :Fendal , se puso á la
cabeza de los descontentos, formando t6S9.
una Asociacion para la defensa de la l~eli­
gion protestante.


Las dilaciones del Consejo, antes de pro-
clamar á Guillermo y María, causaron un
descontento general, y favorecieron los de-
signios de Coode. Este y sus confederados
convocaron una Junta, que habiéndose reu-
nido en el mes de agosto~ depuso á Lord
Baltimore y proclamó al nuevo rey y á la
reina en Maryland. Nombróse tambien una
comision para que fuese á felicitar á Guiller-
mo y María, y por espacio de tres años, el
pueblo de Maryland, á causa de la deplorable
tolerancia del rey al consentir la insurrec-
cÍon , se vió sujeto á la despótica tiranía de
aquellos que habian empuñado las riendas
del gobierno. «De creer es,» dice Chalmers,
«que Guillermo no reflexionó entonces por-
que su pensamiento estaba ocupado esclusi-
vamente en proyectos de conquista; porque
á fin de acrecentar su poder del momento,
consentia transacciones, que en tanto que
privaban á un individuo de sus dereéhos,


---------_ ... _--------


(') No se ha escrito aun con la debida exactitud yesten-
sion ninguna historia de la revolucion protestante en 1639;
pero es evidente que fué el resultado de un temor producido
por la mas inicua falsedad que jamas se inventara con objeto
de perjudicar a cualquier partido religioso ó político. Tal es
la especie de que los católicos romanos habían fraguado una
conspiracion con los indios para degollar á los protestantes.
- Véase la obra de Mr. George Lynn, titulada: Day Slar o{
American Freedo11l, pág. 87.




158 HISTORIA DE LOS CAP. l.
contrariamente á la ley, engendraban un es-
píritu revolucionario que debia conmover
mas adelante el trono en que se sentaba.» (*)


En New-York habia tambien en aquella
época mucho movimiento y reinaba la mayór
excitacion política. El ardiente espíritu de
protestantismo se exaltó con la noticia de
que Guillermo je Orange era rey de Ingla-
terra, yel pueblo se alzó entusiasmado para
proclamar su autoridad. Jacobo Leisler, co-
merciante de New-York y capitan de tres
compañías libres, de las que era coronel
Bayard ,tuvo que accedar á las reiteradas
instancias del puehlo, que tumultuosamente
se agolpó á las puertas de su casa pidiéndole
se encargara de la direccion de los negocios
públicos, pues corria el rumor de que se es-
taba tramando una conspiracion para ase-
sinar á cuantos se mostrasen favorables al
rey. Nombróse un gobierno provisional, y
Leisler, revestido de la autoridad que acaba-
ban de conferirle hasta que llegasen órdenes
del monarca, procedió á proclamar á los reyes
á son de trompeta. El noble y leal capitan
Leisler escribió en seguida una carta al so-
berano dándole cuenta de sus actos y de las
causas que le habian obligado á obrar. Vién-
dose Bayard despojado de su autoridad, así
como tambien Nicholson, el gobernador, re-
tiráronse ambos á Albania, donde se hicieron
fuertes contra Leisler y sus partidarios; pero
la catástrofe de Schenectady ohligó á los
descontentos á someterse á su odiado enemi-
go y á pedirle auxilio y proteccion. El rey
no contestó á la carta de Leisler; pero en 1689
nombró al coronel Enrique Sloughter, go-
bernador de New-York. Sloughter, sin em-
hargo, no fué á tomar posesion de su destino
hasta el mes de marzo de 1691, y habiéndose


(') Introduccion á la Historia de la Revolucion de las
colonias Americanas, vol. r, pág. 20:5.


avistado con Ingoldsby, capitan de las tropas.
que llegaron antes que el gobernador, aquel
le indujo á que arrestase á Leisler y le hicie-
rajuzgar ante sus implacahles enemigos. Por
mi insolente sarcasmo de la justicia, Leisler
y Milbourne, su yerno y principal sócio,
fueron condenados á muerte como rebeldes y
traidores; pero Sloughter vaciló en ordenar
la ejecucion de un hombre que se habia dis-
tinguido por su celo en la causa del rey
Guillermo y en la -del protestantismo. Sin
embargo, aquellos que ansiaban la muerte
de Leísler obtuvieron al fin que se firmase
el decreto fatal, aprovechando un momento
en que el disoluto Sloughter se entregaha á
los ese esos de la bebida al terminar un ban-
quete. Esto sucedió en uno de esos tormen-
tosos dias del mes de mayo, que en aquellos
climas infunden profunda tristeza, y aunque
los enca~gados de llevar al sheriff la terrible
misiva lo hicieron con el mayor -sigilo, los'
soldndos de Ingoldsby, que formaban la car-
rera para contener á la gente, al ver avanzar
el coche con los reos, pusieron en conoci-
miento del público cuál era el terrible drama
que se iba á representar. El pueblo corrió al
sitio de la ejecucion , el cual, debemos con-
signarlo en honor de los hijos de New-York,
se hallaba en el último estremo de lo que
desde entonces se llamó el Parque, donde el
agua cristalina de una fuente ha sustituido á
la sangre que allí vertió un mártir. Leisler y
Milbourne subieron juntos al cadalso, y al
alcance de su voz hallábanse aquellos que
mas habian acelerado tan tremendo desen-
lace. La noble altivez de Milbourne apenas
pudo tolerar la insultante presencia de unos
hombres que eran la causa de su ignominiosa
muerte, y dirigiéndose en voz alta á un ca-
ballero, que en su concepto era el que se
mostrara mas hostil, esclamó: «i Roberto
Livingston , yo te emplazo por tu criminal




CAP. l. ESTADOS-UNIDOS. 159


conducta ante el tribunal de Dios!» (*) Leis-
ler, profundamente afectado por -el trágico
fin de su yerno, murió declarando que era
inocente. Algunos años despues espidióse un
acta de rehabilitacion y los herederos de las
víctimas obtuvieron los bienes que les hahian
sido confiscados. Ahora es opinion general
que cualquiera que fuesen los errores ó la
ignorancia de Leisler, no merecia la muerte,
y que por consecuencia, fué asesinado judi-
cialmente.


Persuadido el rey de Inglaterra de que las
colonias del Norte tenian suficiente fuerza
para luchar con sus vecinos los franceses,
desechó una proposicion que le hizo Luis XIV
para que se conservasen neutrales sus res-
pectivas colonias, y no quedando ya otra al-
ternativa, estalló de allí á poco la guerra
entre ambas partes con inusitada furia.


Apenas se supo en América la declaracion
de guerra entre Inglaterra y Francia, el Ea-
ron Castin, creyó seria fácil inducir á· los
indios á que rompiesen las hostilidades. Al
terminarse la guerra con Felipe de Pokano-
két, unos trece años antes, cogióse traidora-
mente una partida de 300 indios, los cuales
fueron luego vendidos como esclavos, una vez
firmada la paz. El ajuste se hizo en la casa
del Mayor Waldron en Dover, y los
. d· . ./.~ t b 1689. In lOS conspIraron enwnces ene ro-
samente para vengar la afrenta. Algunas
personas se habian acercado á Waldron, ad-
virtiéndole que se sospechaba que los indios
tenian siniestras intenciones; pero el Mayor
les contestó que se fuesen á plantar sus cala-
bazas, pues ya tendria él cuidado de avisarles
cuando hubiera algun peligro. La víspera
misma del ataque, volvieron á decirle algu-
nos, poseidos de la mayor inquietud, que la


(') IIAdminisfracion de Jacobo Leisler," porC. F. Hoffman,
vol. III, pág. 227.


ciudad estaba llena de indios, mas él sin in-
mutarse en lo mas mínimo replicóles, «que
conocia muy bien á los indios y que no temie-
sen ningun peligro.» Conforme á la costumbre
adoptada en tiempo de paz, los indWs que
traficaban con los habitantes, solian pedir y
obtener alojamiento por una noéhe. A la cai-
da de la tarde de aquel dia dirigiéronse dos
de aquellos á la casa de \Valdron , y pidieron
permiso para pasar la noche junto al hogar,
lo cual les fué concedido inmediatamente, lo
mismo que sucedió en todas las demás casas
escepto una. Llegadas que fueron las al-
tas horas de la noche, y cuando todos se
hallaban entregados al sueño, levantáronse
los dos salvajes, abrieron las puertas sin ha-
cer el menor ruido, y haciendo una señal,
aparecieron al momento otros indios en el
mayor silencio, los cuales, despues de poner
centinelas en la salida, lanzáronse á una ha-
bitacion donde dormia Waldron. El anciano,
que contaba ya setenta años, se despertó al
oir ruido, lanzóse inmediatamente sobre su
espada y rechazó valerosamente á sus enemi-
gos hasta las habitaciones interiores; pero
en aquel momento, un indio le dió un golpe
con su hacha, dejándole aturdido. Lanzáron-
se entonces sobre él sus adversarios, yarras-
trándole hasta el salon, le obligaron á sen-
tarse sobre una mesa. «i Juzga ahora lo que
son los indios!» esclamaron sus verdugos con
aire insultante; y al pronunciar estas pala-
bras, cada uno de aquellos salvajes, desen-
vainando su cuchillo, hirió á la víctima en el
pecho y el cuello, diciendo: - « Así saldo yo
mi cuenta.) Acribillado de heridas y debili-
tado por la pérdida de sangre, el infeliz W al-
dron, cayó pesadamente de la mesa, pero
antes que su cuerpo llegase al suelo, uno de
los atormentadores puso su sable de punta
para recibirle y le atravesó de parte á parte
dejándole muerto en el acto, con lo cual ter-




100 HISTORIA DE LOS CAP. 1.


minó la-horrible agonía del infeliz anciano. moradore~. Lo muy di~tante que se hallaba
Despufls de esto, los indios mataron á otros el pueblo de la frontera francesa.y el rigor del
veinte hombres, se llevaron veinte y nueve invierno les indujo á suponer que se hallaban
prisioneros y quemaron el pueblo. Esto ocur ... seguros de. todo ataque, pero .bien pronto re-
rió á fines de junio de 1689, y en agosto y cibieron un terrible desengaño, y el salvaje
setiembre, fueron atacados tambien varios grito de guerra hizo saltat: á todos de sus le-
puntos, tales como Pemaquid y Casco, si bien chos poseidos de terror. No hubotiempo para
este rechazó á sus enemigos merced al valor prepararse á la resistencia; los franceses y
de Church, el famoso partidario en las guer- los indios habian penetrado en la ciudad en
ras del rey Felipe. Todos los demás pueblos diversos grupos, las casas fueron saqueadas,
de la parte oriental fueron asolados. y en medio de los gritos de espanto de las
. Hácia mediados de octubre, llegó al Cana- mujeres y de los niños, cometiéronse todas
dá el conde Frontenac, que fué reelegido las atrocidades que el espíritu de venganza y
gobernador, trayendo consigo los indios que crueldad de los indios podia sugerirles. Hom-
se hallaban en Francia en clase de prisione- bres, mujeres y-niños cayeron bajo los golpes
ros, así como t:'tmbien numerosas tropas y del tomahawk en sangrienta confusion; se-
provisiones. Aunque rayaba ya en los sesenta senta murieron en el acto en aquella espan-
y ocho años., el conde Frontenac, hallábase tosa carnicería; veinte y siete fueron hechos
dotado de un gran vigor y energía, y habien- prisioneros, y acto contínuo los salvajes pe-
do resuelto invadir Nueva-York por tierra y garon fuego al pueblo. Al resplapdor de las
por mar, formó tres cuerpos de tropas para llamas que iluminaban tan terrible catástro,.·
caer sobre los ingleses y causarles los mis- fe, los pocos que pudieron salvarse empren-
mos daños y perjuicios que antes sufriera el dieron la fuga medio desnudos, á través de
Canadá por los ataques de los Iroqueses, esos los campos cubiertos de nieve, para refugiar-
firmes aliados de los enemigos de Francia. se en Albania, á donde llegaron sembrando el


Schenectady fué el primer punto designado terror y la confllsion al referir el sangriento
para ser destruido, y en su consecuencia, en drama que acababan de pres.enciar.
el frio mes de enero, salió de Cagnawaga, La segunda partida armada que envió Fron-
pueblo situado casi en frente de Montreal, tenac, se componia tan solo de cincuenta y
junto alSt. Lawrence, una éspedicion com- dos hombres, los cuales salieron de Threc
puesta de ciento diez hombres, la mayor par- Rivers, pueblo que se halla á la mitad del
te de los cuales eran Mohawks convertidos, camino de Montreal á Quebec y encami-
mandados por oficiales franceses. Por espa- nándose por Saint Francis y el valle del
cio de veinte y dos di as fueron caminando á Connecticut, llegaron á Salmon Falls, otro
través de las nieves, sufriendo toda clase de pueblo situado cerca del brazo mayor del
fatigas, hasta que el fin, al 8 de febrero lle- Piscataqua. Cayendo repentinamente sobre
garon á las inmediaciones de Shenectedy. él (27 marzo) mataron á la mayor parte de
Era este un pequeño pueblo holandés, situa- los hombres que lo habitaban, quemaron las
do sobre el Mohawk, que se componia de casas é hicieron cincuenta y cuatro prisione-
unas cuarenta casas; aunque protegido por ros, en su mayoría mujeres y niños, los cua-
una empalizada, nadie guardaba las puertas, les se llevaron con la intencion de venderlos
y á media noche, dormían profundamente sus I como esclavos en el Canadá. Para que el lec-




CAP. l. ESTADos-manos. 161


tor pueda formarse una idea de los horrores »La primera cosa que noté al volv~r en
de aquella guerra, extractamos el siguiente mí, fué una especie de sopor profundo, y al
párrafo de la relacion de uno de los cautivos: dirigir mis ojos en derredor, vi en la mano


«Cuando los indios me sacaban de mi ca- ele uno de los salvajes la piel del cráneo de
sa, cogieron tambien á mi hijo mayor, de mi tercer hijo que aun goteaba sangre. En-
unos cinco años, que estaba á la puerta; el tonces mo desmayé otra voz, y al recobrar
mediano, que no tendria mas de tres, se ha- los sentidos recordé los furiosos golpes que
naba sentado junto á la lumbre y lloraba me habian dado aquellos salvajes, quienes,
amargament3 gritándome que no me fuera y despues de volverme á maltratar cruelmente,
quejándose de los salvajes. me ayudaron para que me levantase, Ileván-


»Aquellos mónstruos no quisieron dejar dome consigo.»
detrás al niño; cogiéronlo de la mano y le hi- Cuando volvian los indios de esta espedi-
cieron salir de la casa, pero la pobre criatu- cion encontráronse con otra partida que aca-
ra se res s tia tanto y lloraba y gritaba de tal baba de salir de Quebec, y uniéndose ambas
modo, que le cogieron por los piés y le estre- fuerzas, atacaron á Casco. Parte de la guar-
llaron contra la puerta, despues de lo cual nicion quedó destruida y los demás se rin-
cortáronle la piel del cráneo, dejándole cadá- dieron como prisioneros de guerra.
ver. Al presenciar tan espantosa crueldad El terror producido por estos ataques en
lancé un grito terrible, pareci6me que una las colonias, no solo sirvió para confirmar
nube cubría mis ojos y que iba á perder el los rumores y relaciones que se hacian al
sentido; pero entonces el salvaje me dió un hablar del implacable ódio de los franceses
golpe en la cabeza y me hizo volver en mí. contra todos aquellos á quienes considúaban
Durante esta horrible escena yo no solté á como 'herejes, sino que tambien fué causa
mi niño pequeño de mis brazos. de que se despertase el espíritu y sed de ven-
. »Tan pronto como hubieron cometido este ganza, largo tiempo contenido. En su con-


asesinato, lleváronme á la orilla opuesta y secuencia, en el mes de mayo de 1690, re-
allí presencié otra crueldad inaudita, pues uniéronse en Nueva-York varios delegados
apenas hubimos desembarcado, mi hijo ma- del Massachussetts.y Connecticut, y sigui en-
yor, que aun sollozaba lamentándose por la do el parecer de Leisler, proyectóse' un plan
muerte de su hermanito, rué tarnbien asesi- para la conquista del Canadá. Segun
nado. , este, acordóse que saldria de Boston 1690.


»Uno de los indios me mandó que me ale- una flota para atacar á Quebec, en tanto que
jara, sin duda para que no viese -aquel acto novecientos hombres e:t;lganchados en el Con-
de barbariG, y entre tanto otro de sus com- necticut y Nueva-York marcharian por tier-
pañeros desenvainó su tornahawk, y con ra contra Montreal.
aquel terrible instrumento de muerte cortó Sir \Villiam Phipps, hombre de escaso
la piel del cráneo á mi segundo hijo no sin ,mérito, pero de bastante suerte, y que tiempo
haberlo rematado antes. atrás habia asolado la Acadia con una pe-


»AI contemplar aquella segunda carnice- queña flota y unos siete ú ochocientos hom-
ría caí al suelo sin sentido con mi hijo pe- bres, fué nombrado jefe de la espedicion por
queño en los brazos, y no sé cuánto tiempo mar, consistente en treinta y dos buques y
permanecí privado de conocimiento. dos mil hombres.


TOMO J. 21




162 HISTORIA DE LOR CAP,


Otros tres buques enviados por Leisler des- -esclamó Frontenac. El oficial inglés, sa-
de Nueva-York se unieron á los espediciona- cando entonces su reloj y poniéndolo sobre
rios. Las fuerzas de tierra iban al mando de la mesa dijo:-«Ahora son las diez: á las
\Vinthrop, hijo del último gobernador del once espero vuestra contestacion.» Encole-
Connecticut, pues Milbourne desempeñaba rizado al escuchar tan presuntuoso lenguaje
el cargo de comisario. replicó el veterano :-« Y o no reconozco al


El resultado de ambas espediciones fué rey Guillermo, y sé muy bien que el Prínci-
bastante desgraciado. Schuyler y los Iroque- pe de Orange es un usurpador que ha viola-
ses que se dirigian hácia Montreal fueron re- do los mas sagrados derechos de la sangre y
chazados por Frontenac y sU gente, y el de la religion.» Al pronunciar estas pala-
resto de las fuerzas avanzaron hasta poco bras, y como el oficial le manifestase que
mas allá del lago Jorge, donde se vieron de- se escribiria su respuesta, gritó Frontenac
tenidas por haberse declarado la viruela y exasperado:-«Decid á vuestro amo que le
por la falta de víveres. Esto fué causa de que contestaré con la boca de mis cañones, para
se acriminase al jefe de la espedicion por tier- que sepa que á un hómbre de mi clase no
ra, haciéndole cargos por su poca prevision, se le hace semejante intimacion.» Viendo
y de tal modo se encolerizó Leisler al tener Phipps que no podria hacer nada y que el
noticia del desgraciado éxito de la empresa, invierno estaba próximo, abandonó ]aem-
flne mandó arrestar á \Vinthrop en Albania. presa, vergonzoso .y desconcertado, y des-


Habiendo llevado un corredor indio á Fron- pues de perder varios buques entre los peli-
tenac la noticia del proyectado ataque contra grosos escollos del Saint Lawrence, llegó á
Quebec, aquel enérgico veterano dirigióse Boston con su averiada flota en el mes de di-
presuroso ri dicha ciudad, logrando llegar ciembre. En aquella época hallábase el te-
tre.s dias antes de presentarse á la vista la soro exhausto, y como las tropas amenazaban
flota mandada por Phipps, quien, no tenien- insurreccionarse, el gobierno colonial, viendo
do pilotos ni cartas, habia tardado nueve se- que era necesario ante todo evitar semejante
manas en el viaje. Este jefe, que esperaba conflicto, emitió el primer papel moneda que
sorprender la plaza, encontró, no solo que circuló en las coloni:;ts inglesas. La canti-
era casi 'inexpugnable por su posicion, sino dad representada por dicho papel ascendia
que estaba muy bien preparada á la defensa, á unas ciento treinta mil libras. Frontenac
merced á la actividad y energia del gefe escribió á Francia dando parte de su triunfo,
francés. y para conmemorar su valerosa conducta en


A pesar de este contratiempo imprevisto, la defensa del Canadá, mandó el rey acuñar
Phipps trató de imponer á su enemigo,y por una medalla con esta inscripcion: «Francia
consiguiente intimó á Frontenac á que se in novo orbe victrix: líebeca Liberata A. D.
rindiera en nombre del rey Guillermo de In- M. D. C. X. C.» Al mismo tiempo mandóse
glaterra, concediéndole una hora para que. erigir una iglesia en la parte baja de la ciu-
contestase. El oficial inglés portador del dad dodicada á Nuestra Sellara de las Vic-
mensaje fué introducido con los ojos venda- torias. Poco tiempo despues una flota fran-
dos á presencia de Frontenac, que estaba con cesa se apoderó de Acadia, devolviéndola á
sus oficiales en la cámara del consejo del ca s- sus primitivos posesores.
tillo de Quebec.-«Leed vuestro mensaje ,» Debiera creerse que esta desgraciada lucha




CAP. 1. ESTADos-u"mos. 163
era ya de por sí suficiente calamidad para quien habia escrito un tratado sobre el 'arte
Nueva-York y el lVIassachusetts, y sin em- de reconocer á las hechiceras. Durante algun
bargo, ambas colonias tuvieron que presen- tiempo, muchas personas fueron víctimas de
ciar trágicas escenas y sucesos mucho mas esta supersticion popular, y poco despues de
deplorables aun que las sangrientas escur- la restauracion, Sir Mathew Hale, respetado
siones de indios y franceses. Ya hemos dicho en las colonias por su cristiandad y sahidu-
cuál rué el desgraciado fin de la vida de Leis- ría, no menos que se respetalJa á la madre
ler, aquel primer mártir de la política, que patria, habia mandado ejecutar á dos pobres
regó con su sangre el suelo do Nueva-York. ancianas en Suffülk por este supuesto crí-
Estenuado lVIassachusetts con sus anteriores meno Los cuentos de las hechiceras.y de sus


luchas, hallábase por su parte es- hechos eran entonces moneda corriente, y no
t692. , f t C". ""\'[¡-puesto a recuentes a aques. ;:)lr V\ 1- es de estrañar que un pueblo como Nueva-
lliam Phipps volvió en 1692 de Inglaterra, á Inglaterra, cuyo carácter era naturalmente
donde habia ido con su nueva carta de Massa- grave, y que considerando como un decreto de
chusetts y en clase de gobernador, para so- la Providencia cada incidente de la vida, cre-
licitar se le encargase de una espedicion yera en la influencia de los espíritus y en las
contra Quebec. Dicha carta ofrecia ventajas revelaciones, aceptando al momento como ar-
en ciertos puntos, pero no en todos. Aumen- tículo de fé, un error de semejante naturaleza ..
tábase considerablemente la estension de la A pesar de que· la opinion 'general creia
provincia; el gobernador debia nombrarse por una verdad lo de los hechizos, habian pasado
la corona y tendria derecho para intervenir en muchos años sin que se llevase á cabo nin-
los actos del Congreso general; reservábase guna ejecucion por este delito. Sin
al rey el derecho de anular cualquiera ley embargo, en 1688, siendo todavía t688.
despues de haber regido tres años, y se ob- Andros gobernador, cuatro nifios, hijos de
servaba la tolerancia religiosa con todos padres muy piadosos, com~nzaron á dar se-
menos con los papistas, hiriendo así de muer- fiales de estar hechizados. Entre ellos habia
te al absolutismo teocrático que por tanto una nifia de trece años que acusó de robo á
tiempo prevaleciera. Ultimamente, Plymouth una criada irlandesa, y resentida la madre
se unia al Massachusetts, separándose de ele ésta, quejóse amargamente, protestando
ellos New-Hampshire, contrariamente á lo indignada, de semejante acusacion. Pero
que se deseaba. Al regresar Phipps, conoció poco Elespues, para vengarse sin duela de la
bien pronto, no solo que le esperaban graves vieja irlandesa, la niña y otros chicos de
disgustos y molestias, á consecuencia de las menos edad comenzaron á hacer estrava-
frecuentes escursiones del Canadá y los pe- gancias, tales como chillar y saltar, fingirso
sados gastos de la guerra, sino que tambien ciegos, sordos ó mudos y otras tontunas por
tendria que pasar por las mas rudas y terri- el estilo. Cotton Mather, hombre de bastante
bIes pruebas. Vamos á decir cuáles fueron instruccion, pero vanidoso, crédulo y faná-
por mas que la relacion parezca increible. tico, pasó todo un dia orando fervorosamente


En aquella época era muy general en In- con otros sacerdotes, é hizo volver en sí al
glaterra creer ·en la brujería, que se conside- menor ele los niños; pero no á los otros, que
raba como un crímen, especialmente desde acusaron á la vieja de haberlos hechizado.
la publicacion de un decreto de Jacobo I, La pobre mujer fué arrestada y sometida á




16t HISTORIA DE LOS CAP,!.


un tribunal, y aunque era casi evidente que tos para descubrir á la hechicera, fué acusa-
la acusada, mas bien que otra cosa, estaba da ella misma por las niñas, y habiéndola
medio loca ó tonta, los médicos certificaron instado su amo con el mayor empeño para


'hallarse en.,su sano juicio, por lo cual se la que d~jese la verdad, confesóse al fin culpable.
condenó á muerte y á poco tuvo lugar la eje- Al saber esto se fijó un dia de ayuno por los
cucion. Ootton Mather se llevó á su casa á sacerdotes de los alrededores, y entre ellos se
la niña mayor, que continuaba con las mismas , presentó Ootton Mather, gloriándose en la,
estravagancias, y entonces aquel crédulo confirmacion de sus asertos. Esto produjo
hombre se puso á estudiar formalmente el una escitacion general; las muchachas se
fenómeno, y escribió un estenso informe con acusaban unas á otras; los ministros del altar
el título de : «Oasos memorables relativos á recibieron implícitamente sus declaraciones
las hechiceras y los poseídos.» En el prefa- y los encontrados pareceres de los feligreses
cio de aquel escrito firmado por otros cuatro de Parris, sino indujeron á nuevas acusacio-
sacerdotes de Boston, se leia lo siguiente: nes falsas y voluntarias, facilitaron cuando
«Hay una multitud de incrédulos en nuestros menos la creencia de ellas. Parris eligió para
dias y llegaremos, segun la opinion de esos su sermon del domingo siguiente estas pala-
proflmdos filósofos, á no creer sino en lo que bras:« Yo he elegido doce de vosotros, y hay
se vé y se siente. Es muy doloroso el obser- uno que es un demonio.» Al oir esto, la her-
var cómo ha ido ganando terreno esa loca mana de uno de los acusados, creyéndose
creencia en esta edad de corrupcion ; rero I ofendida, se levantó y se fué, por lo cual la _
Dios, no olJstante, permit"l que haya demo- denunciaron inmediatamente y quedó arres-
nios cuyos hechos en el mundo podrán tapar tada como cómplice.
la bocft y convencer á los incrédulos arran- Este asunto comenzó á tomar cierto carác-
cándoles una ·confesion.» Esta memoria se ter de gravedad, y dióse tanta importancia
volvió á publicar en Inglaterra y aun se in- á lo que habia sucedido, que en el mes de
dujo á Richard Baxter á escribir un prefacio abril, el diputado gobernador (esto sucedia
aprobando con su conformidad estos invero- antes de la llegada de Phipps), se trasladó ¡oí,
símiles cuentos. La muchacha causa de todo Salem y con otros cinco magistrados formó
esto no llamó, sin embargo, la atencion de un tribunal. Panis, funcionando como sa-
nadie, y de presumir es que llegaria á ser lo cel"dote y acusador, mostróse muy diligente
que otros muchos perversos y fastidiosos en descubrir hechiceras, produciendo nuevas
niños de su edad. acusaciones. Las poseidas se ponian en un


Pero la cosa no debia acabar aquí. Habíase sitio y las hechiceras en otro, teniendo á las
sembrado la semilla, y el fruto no tardó en segundas sl~etas por los brazos para que no
madurar. Oerca de cuatro años despues de atormentasen á las víctimas, las cuales ase-
ocurrir el caso de que hemos hecho' mencion, guraban hallarse perseguidas por los espec-
tres muchachas de la familia de MI'. Parris, tros de las hechiceras que querian obligarlas
sacerdote de Salem , ahora Danvers, comen- á que hiciesen un pacto con el diablo, y las
zaron á conducirse de tal modo, que segun el maltrataban cuando se negaban á ello.
parecer de los doctores, era evidente se ha- El marido de Elizabeth Procter, una de
llaban hechizadas. Tituba, anciana criada las acusadas, tuvo el atrevimiento de acom-
india, que se habia valido de ciertos amule- pañarla al tribunal, pero al entrar gritó una




CAP. 1. ESTADOS- Ul'aDOS. 1('';;


de las poseidas: «Ahí está el esposo Procter actual no podrá menos de parecer un absurdo
que va á cojer por los piés á Mrs. Pope;» á las personas sensatas. En la segunda se-
yal decir esto, la aludida manifiesta que se sion, celebrada el 30 de junio, fueron juzga-
~;iente cojer. «Ahora se va á apoderar de das cinco mujeres, á quienes se declaró con-
ella,» esclama otro, yen el momento la po- i victas. Una de ellas, Rebeca Nurse, jóven de
seida se desmaya en medio de violentas con- escelente carácter, iba á ser absuelta; pero ha-
vulsiones. Basta con esto para dar una idea biendo empezado á gritar la acusadora, proce-
de los inconcebibles errores de que se dejaba diós~ á la ejecucion de las cinco víctimas. Hu-
arrastrar aquella gente y de las ridículas es- bo algunas, no obstante, que se atrevieron á
renas que ocurrian á cada momento. Vícti- resistir y á desafiar á sus aeusadores:-«¡Soif;
mas del fanatismo .y del terror, de creer es una he9hicera, y bien sabeis que esto es ver-
que la razon é inteligencia de acusados y dad!» dijo el ministro Noyes dirigiéndose á
acusadores se hallaba sujeta á un deplorable. Sara Good. - « ¡ Y vos sois un embustero!
estravío; alarmados muchos por las conse- contestó la mujer, y si me quitais la vida.
cuencias que se atribuian á su intervencion, Dios os castigará y os abrasareis en los in-
creyeron sin duda por un momento ser lo que fiernos.»
parecian; en tanto que otros, no encontrando En la tercera sesion del tribunal, que tuvo
seguridad sino. en la confesion, hicieron de- lugar á principios de agosto, fueron juzgados
claraciones falsas, hablando de entrevistas seis prisioneros y declarados convictos, con-
con el diablo y de brujas que se remontaban tándose entre ellos el esposo de Elisabeth
por el aire montadas en el palo de una esco- Procter y John \Villard, cuya conducta se
bao Todas estas relaciones y estraños cuentos, temia promoviese algun trastorno en el mo-
influyendo en el ánimo de personas persua- mento de la ejecucion, como habia, sucedido
elidas ya de la realidad del crimen, acabaron con Borroughs. Era éste un sacerdote, que pOI'
dé confirmarl~s en su error, dando esto lugar razones que no importa citar, habia perdido
á que fuese ensanchándose el circulo de las su popularidad, no solo entre sus feligreses.
acusaciones y confesiones. Cuando llegó el sino tambien entre los demás compañeros.
gobernador Phipps habia ya cerca de cien cuya opinion y convicciones combatió siem-
personas encarceladas, y la excitacion iba en pre, declarando que no creia en la posibilidad
aumento. del crimen por el cual se quitaba la vida á


El nuevo gobernador, que se hallaba bajo tantas personas. Entre otras cosas se le acusó
la influencia de Increase Maiher y de su hijo de hallarse dotado de una fuerza sobrenatu-
Cotto~ Mather, procedió de una manera enér- ral, por ayuda del demonio, y habiéndosele
gica en la obra que encontraba empezada. condenado á muerte, dejó asombrada á la
Mandó poner grillos á los prisioneros y or- mayor parte de la multitud que presenciaba
ganizó un tribunal especial para juzgar á los su éjecucion, cuando le vieron orar fervoro-
acusados, nombrando presidente del mismo samente momentos antes de la hora fatal.
al teniente gobernador Stoughton. A princi- cosa que se creia imposible para los hechice-
pios del mes de junio reunió se dicho tribu- ros. Los espectadores comenzaron á verter
nal, yen pocos dias mandó ahorcar á una an- lágrimas, y hubo un movimiento general
ciana convicta de su crímen, evidentemente, para impedir la ejecucion; pero aquella peli-
Y'permítasenos esta palabra, que en el caso grosa simpatía fué contenida al punto por




166 llISTORlA DE LOS CAP. I.


eotton :Mather, que recorriendo los grupos,
recordó á todos que Borroughs no habia to-
mado aun las órdenes y que para ocultar ti
los malos, Satanás les daba á veces el aspecto
de ángeles.


En la siguiente sesion del tribunal, que se
verificó en el mes de setiembre, fueron con-
denadas á muerte catorce mujeres y un hom-
bre. Un anciano de ochenta años rehusó de-
fenderse, y solo por esto se le declaró culpable,
llegándose al horrible estremo de condenarle
tambien á la última pena. Aunque era evi-
dente que solo con la confesion podia uno
salvarse en la mayor parte de los casos, hubo
algunos que tuvieron el suficiente valor para
retractarse, y de estos, ocho pagaron su
atrevimiento con la vida. Habian sido ;ya eje-
cutadas veinte personas; ocho mas esperaban
su sentencia; hallábanse las cárceles atesta-
das de prisioneros y las acusaciones se reno-
vaban diariamente. En tal estado de cosas el
tribunal suspendió sus sesiones hasta el mes
de noviembre.


Durante este interregno verificó se sin em-
bargo una reaccion, y las acusaciones fueron
pareciendo demasiado graves y estrañas para
tomarlas en cuenta, sobre todo desde el mo-
mento en que hasta los ministros del altar y
las personas de mas elevado rango eran se-
ñalados como culpables del crimen de sortile-
gio. La venda comenzó á caer de los ojos de
aquel pueblo estraviado; hiciéronse demostra-
ciones cohtra el hecho de condenar á personas
de una vida ejemplar, sin mas fundamento
que la loca acusacion de un niño; la evidente
parcialidad de los jueces; su cruel sistema
de violentar confesiones, y su inconsidera-
do proceder al desechar las retractaciones
siempre sinceras, aparecieron al fin en su
verdadera luz, y al abrirse el tribunal en el
mes de enero de 1693, el gran jurado desechó
la mayor parte de las acusaciones y puso en


libertad álos que habia condenado á muerte.
Mather quedó confundido anto tan
. . t d'd 1693. lmprevls a me 1 a, tanto mas cuanto,
segun decia él, era preciso proceder con el
mas esquisito tacto y prudencia, toda vez que
el diablo se presentaba á veces bajo el aspecto
de una persona inocente. Empeñóse el buen
hombre en sostener que el crimen era re3l1 y
verdadero, y que debia administrarse pronta
justicia, nosolo á los convictos de culpabili-
dad, sino tambien á los que habian hecho de-
claraciones falsas. Persistiendo en su Gonvic-
cion, trabajó Mather con el mayor ahinco á fin
de descubrir nuevos casos; pero sus erróneas
creencias debian sufrir un rudo golpe, pues
un tal Roberto Calef, ciudadano de Boston,
que á pesar de su escaso discernimiento se
habia empeñado siempre en negar la exis-
tencia de dicho crimen, le probó palpable-
mente que habia estado visitando á una mujer
que se fingió poseida solo con el objeto de en--
gañar á Mather y sus demás compañeros y
ver hasta qué punto llegaba su credulidad.
Algun tiempo despues se repartió una circu-
lar invitando á todos á dar parte de las apa-
riciones de que tuviesen conocimiento; pero
parece ser, segun confesion. del mismo Ma-
ther, que en un período de diez años apenas
hu bo la mitad de casos que al principio.


De este modo terminó aquella terrible ca-
lamidad, y la herejía y la blasfemia, junta-
mente con el sortilegio, dejaron de aparecer
como delitos capitales en el gran libro de los
estatutos de Massachusetts. Ya no se sacri-
ficaron mas vidas, y aunque Mather, Stough-
ton y otros (*) no mudaron de parecer, y por
n La indignacion de- los habitantes de Salcm obligó á


Parris á salir del pucblo. Noyes volvió al favor por haber he-
cho una confesion completa, pidiendo luego perdon y con-
sagrando su vida á practicar obras de caridad. El juez Se-
wall recobró tambien la estimaciol1 pública, merced á su
franqueza y sinceridad, pero Stoughton y Cotton Mather no
se arrepintieron nunca. El primero vivió orgulloso y des-






CAP. L EST ADOS . UNIDOS. 167


mas que algunas eminencias europeas les I do por aquella horda de feroces guerreros.
confirmasen en sus opiniones sobre aquel Las familias que vivian solitarias quedaban
punto, hubo una inmensa mayoría que de- prisioneros; las casas eran pasto delasllamas,
ploró profundamente sus pasados errores. y el viajero perdido moria fusilado en medio
Ya no se vertió mas sangre, ni se cometie- del bosque. Debemos sin embargo observar,
ron horribles crueldades por el imaginario en favor de esa gente que se distinguió por
crimen de sortilegio, y así terminaron, dice tantos rasgos de brutal ferocidad, que la his-
Grahame, aquellas escenas de fatal estravío toria de aquellos tiempos no recuerda un solo
quejustamente escitaron el asombro del mun- caso en que se atentara contra la castidad de
do civilizado, ofreciendo un terrible ejemplo las mujeres prisioneras.» El coronel Church,
de la debilidad humana, causa de que un militar veterano, emprendió varias espedicio-
pueblo, reconocido en toda la tierra por su nes en las que se reprodujeron las sangrien-
piedad y virtudes, se dejara alucinar por un tas escenas en que figuraban como actores
puñado de lunáticos y asesinos (*). los franceses y los indios. En 1694 la colonia


Entretanto proseguia la guerra en la fron- de Oyster River en New Hampshire, que se
tera con encarnizada furia por ambas partes. llama ahora la ciudad de Dutham, fué ata-
A la d3,gacidad de los indios y á sus crueles cada y muertas ó prisioneras mas


1 . d . 1.694. instintos uníase a táctlCa y conocimientos de e Cien personas. Dos años despues,
los franceses. Hé aquí lo que sobre esto dice en 1696, llegó de Francia un tal D' Iberville,
el Dr. Dwight en un interesante párrafo de distinguido oficial .. canadense, con dos buques
sus Viajes: «En aquella guerra de sangrien- y algunas tropas, y habiéndose unido á las
tas represalias pusiéronse en juego todos los fuerzas mandadas por Villebon y el baron
ardides, todos los medios de destruccion que Saint Castin, sitiaron y tomaron el fuerte de
fuera dable inventar y que podia sugerir el Pemaquid en el mes de agosto, cuyo 696
ingenio de los oficiales franceses. La devas- suceso fué causa de que se abando- 1. •
tacion y el degüello eran cosas sancionadas naran todas las colonias vecinas. En la pri-
por los ministros de la religion; poníanse á mavera de 1697 se embarcó D' Iberville pa-
precio las pieles de lós cráneos, y los perros ra Hudson Bay, y des pues de recobrar un
de guerra eran acariciados mientras sus 1'0- fuerte que se hallaba en poder de los ingle-
jas fauces goteaban aun la sangre de sus víc,- ses, capturó dos de sus buques. Finalmente,
timas; los intervalos de paz se consagraban en el mes de marzo del mismo año, cayeron
al saqueo, al pillaje y á la carnicería, y to- los salvajes sobre Haverhill y mataron ó hi-
do esto sin que hubiese un momento de tre- cieron prisioneras unas cuarenta personas.
gua y sin que pudiera esperar compasion En medio de aquellas escenas de sangrienta
ninguno de los infelices que fuera sorprendi- desolacion se llevó á cabo por una mujer lla-


preciado y el otro intentó persuadir á todos que él no habia
tomado una parte activa en la cuestion de los sortilegios,
si Lien nadie quiso dar crédito á sus palabras. eotton Ma-
ther, que habia buscado el fundamento de la fé en cuentos
de bruja,s, tuvo despucs proyectos de hacerse ateo, aL ando-
nando todas las religiones por creerlas falsas. «TIistoria de
los Estados-Unidos)) por Bancroft.


(') Historia de las colonias, vol. 1, p. 281.


mada Mrs. Dustin un acto de heroismo del
que hace mencion nuestra historia moderna.
Una semana despues de haber dado á luz
una niña, la nodriza á quien la confió y que
habia tratado de escaparse con la tierna cria·
tura, cayó en manos de los salvajes, que pe-
netraron en la casa y la incendiaron, despues




168 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UXIDOS. CAP. l.


{le obligar á la madre á que se levantara y
les siguiese. Hecho esto, prosiguieron los in-
dios su camino, haciendo marchar IJ.elante á
Mrs. Dustin con los demás prisioneros; pero
al poco rato uno de aquellos caribes cogió el
niño de la señora v lo estrelló contra un ár-


" ho1. Al presenciar tan horrible crueldad la
pobre madre creyó morir, mas haciendo un
poderoso esfuerzo, pudo continuar su camino


. con los salvajes, que se dirigian á la frontera
(tel Canadá. Durante el viaje vió caer bajo
los 'golpes del tomahawk á todos los prisio-
neros cuya fatiga y cansancio no les permi-
tia andar mas, y despues de haber descan-
sado una noche en compañía de una familia
india encargada de custodiarla, continuó su
camino con los salvajes, que, segun supo des-
pues, se dirigian á ,un punto de reunion para
martirizar allí á sus prisioneros. Al oir esto
.:vIrs. 'Dustin tomó una resolucioll. desespera-
(la: ¿ no seria obrar en justicia matar á los
asesinos de su hijo, y salvarse por este me-
(lio para ir á buscar á su esposo, si felizmente
no habia muerto? Esto pensó aquella varonil
mujer hallándose ya á cien millas de Haver-
hill, Y cierta noche, inclinando á la nodriza
.Y á un muchacho que se hallaba tambien
prisionero, á que se uniesen á ella, aquella
valerosa mujer, sin mas auxilio que estos dos
débiles séres, mató á todos los indios, escep-
to dos de los mas Jóvenes, con sus propias
hachas, y huyó á través de los bosques con
(lireccion á Haverhill.


Frontenac se guia luchando con los 11'0-
v


queses,y á pesar de sus setenta y cuatro años,
condujo personalmente una espcdicion y en-
tró en son de guerra en el territorio de los


Unondagas y de los Oneidas, cuyos pueblos
incendió juntamente con sus campos. i Dolo.-
roso era en verdad ver á un hombre de noble
descendencia, de heróico valor y que se ha-
llaba ya en el último período de la vida, san-
cionar el tormento de un prisionero, aplicado
con todo el refinamiento de la mas salvaje
crueldad! «Triste espectáculo era ciertamen-
te,» dice Charlevoix «ver á cuatrocientos
salvajes martirizando á un pobre anciano
centenario, que, lejos de quejarse, reprendia á
sus verdugos lamentándose de que se hicie-
ran esclavos de los franceses á quienes mira-
ba con'el mayor desprecio. Al recibir el golpe
de muerte es clamó aquel hombre valeroso:
«¿ Por qué acortais mi vida? i Esto puede ser-
viros de leccion para que sepais como debe
morir un hombre!»


El último año de aquella guerra fué terri-
ble : la crudeza dd invierno y la falta de vÍ-
veres se unieron al temor de que una flotá
francesa atacase á la ciudad de Boston; pero
felizmente no tuvo resultado alguno


11 d· . h" fi d 1 1697. aque a espe lClOn, y aC1a nes e
año 1697 firmó se la paz de Ryswick, termi-
nando con esto la primera guerra interco-
lonial.


Segun las condiciones del tratado, cada
una de las partes debia conservar los territo-
rios que poseia antes de la guerra, lo cual
dejaba á las colonias de ambas naciones en
una posicion muy semejante á la en que se
hallaban antes de empezar la lucha. Prescin-
diendo de esto, habíase ya engendrado un ódio
á muerte que podria dar lugar á que estallase
de nuevo la guerra apenas se presentara una
ocasion f~vorable.


.~ ••• ==:.




CAPÍTUL o 11.
1696-'1748.


NUEVA INGLATERRA: SEGUNDA Y TERCERA GUERRA INTERCOLONIAL.


La Junta de Comercio y de las Colonias. - Lord Bellamont, gobernador del ~fassachusetts. - Su popularidad. - Muerte de
Rellamont. - DudleY. - Polémica. - Segunda guerra intercolonial. - Preparativos. - Los indios y Rouville. - Matanza en
Deerfield y Haverhill.-Espedicion contra el Canadá.-Toma de Annapolis.-Espedicion de Walker.-Proyecto de un ata-
que combinado.- Su mal éxito. - Parecer de los colonos. - Resultados de la paz de Utrecht.- Cuestion de crédito.-
Banco público.-Elcoronel Shute, nombrado gobernador.-Disputas.-Estincion de la pirateria.-La viruela y su ino-
culacion.-Bumet, gobernador.-Cuestiones sobre sueldo.-Reclarnacion al rey.-Conducta de la ,Junta de comercio.
-Belchcr, sucesor de Burnet.-Los colonos victoriosos en la cuestion del sueldo.-Disturbios en la frontera.-Los in-o
dios de Rasles y Norridgewock.-Lovewell.-Revancha.-Periódico en Boston.-Franklin.-Destitucion de Belcher.-
Nombramiento de Shirley. - Un gobernador popular. -Arreglo de la cuestioll de límites relaLi va á );" ewham pshire, l\lainc,
y Rohde lslaud.-Tercera guerra intercolonial. -Toma de Louisbourg. - Tratado de Aix-la-Chapcllc.


Poco antes de In, paz de Ryswick.y á con-
secuencia de haberse quejado varios merca-
deres ingleses de que se habian infrirrgido por
algunos colonos las disposiciones relativas al
comercio, instituyóse la Junta superior del


Comercio y de las Colonias, que era
1696. . : + .


una comlSlOn permanen"e compuesta
del presidenoo y siete miembros, conocidos
con el nombre de Lores del Comercio. Esta
comision reasumió las funciones que hasta
entonces habian venido desempeñando los co-
mités del Consejo Privado. Algun tiempo des-
pues se disminuyó algun tanto la autoridad
de la citada junta, pero hasta la época de la
revolucion americana, continuó inspeccio-
nando con el mayor celo las colonias y sus
asambleas; luchó para contrarestar, tanto
las prerogativas del rey, como las del parla-
mento; trabajó para vigorizar la autoridad
de los gobernadores, y observando en fin una
política sistemática, hizo todo lo posible con
el objeto de que América pudiera deshacerse
de las trabas que pmjudicaban en cierto modo
á los intereses comerciales de la madre pa-


TmlO l.


tria. En su consecuenCia rectificáronse las
disp0siciones sobre el comercio; confirióse
mayor autoridad á los orecaudadores de im-
puestos, y se creó un tribunal de marina que
tendria la facultad de apelar al rey en cons~jo.


Lord Bellamont, noble caballero irlandés,
de agradables maneras y distinguido porte,
fué nombrado gobernador del Massachusetts,
cuyo cargo dimitió Stoughton despu8s- de la,
muerte de Phipps en 1695. Lord Bellamont
dejó á Nueva-York y llegó en el mes de mayo
de 1699 á la ciudau de Boston, donde, merced
á su esquisito tacto, supo conquistarse la bue-
na voluntau de touos los partidos. Siguiendo
la costumbre de su pais, el nuevo corregiuor
ordenó la apertura del Congreso general, en'
el que se pronunciaron interesantes discursos,
de los que se remitió copia á las dos Cámaras,
mandándolos imprimir despues. Damos aquí
el estracto de uno de ellos para que tengan
nuestros lectores una idea del modo de proce-
der y de las opiniones de Lord naltimore. Su
primer discurso, muy largo por cierto, ter-
minaba del modo siguiente: «Faltaria á la


22




170 HISTORIA DE LOS CAP. n.


consideracion que os debo y á la que me debo perdido el apoyo de Francia é Inglaterra á
á mí mismo, si no os recordase los indispcn- consecuencia de las rech;tmaciones de España,
sables deberes que tenem~s pa~a con el rey y viéndose obligadas por lo tanto á cambiar su
el respeto que nos merece por habernos liber- método de vida. Algunos de ellos fueron á
tado de la odiosa tiranía que ha oprimido establecerse en la parte occidental de Hay ti;
nuestras conciencias, subvertiendo nuestros otros continuaron sus correrías, y no pocos
derecllOs civiles. Seguramente hay algo pro- cayeron en poder de las autoridades de las
yid¡mcial en lo que el monarca ha hecho por colonias. Con este motivo formóse una com-
nosotros, y al decir esto, no es mi. intencion pañía, de la que el mismo rey Guillermo tomó
robar á Dios su gloria por haber dispuesto se acciones, para enviar cruceros que se apode-
llevase á cabo la feliz y maravillosa revolu- rasen de lás ricas presas hechas por
. 1 b d . I 1 1 . t P t - 1697. ClOn que lá poco aca a e ~resenclar ng a- os pira as. or es rano que parezca,


terra. El Todopoderoso dispuso seguramente debemos consignar aquí que al famoso capi-
en sus altos designios tan fausto aconteci- tan Kidd se le confirió el mando de un buque
miento, para que el rey Guillermo fuese el para el objeto indicado, y aunque era una
autor é instrumento de su obra. Desde el persona de irreprensible conducta, sucedió
año 1 (302 hemos tenido en Inglaterra una su- que al poco tiempo, no pudiendo sin duda
cesion de reyes, que, lejos de mirar por sus resistir á la tentacion, se hizo pirata, con-
propios intereses y por los nuestros, se han virtiéndose en compañero de aquellos á quie-
consagrado con inesplicable persistencia <l, nes debia perseguir. Este hecho que no podia
violentar y subvertir nuestra religion, nues- menos de llamar la atencion, hizo que no se
tras leyes y nuestras libertades, hasta que pensara mas que en apoderarse del capitan
Dios ha permitido al fin, en su infinita bon- Kidd, y Lord Bellamont recibió entonces ór-
dad y sabiduría, que tengamos un verdadero den de perseguir al nuevo pirata, de cuya
rey inglés, representado en la persona que captura dependia la buena reputacion del go-
ahora ocupa el trono, y el cual en todas oca- hernador y de varios amigos suyos, por ser
siones -ha espuesto su vida en las batallas y este el único medio de acallar las murmura-
en los sitios de mas peligro. El ha conseguido ciones de algunos, nada favorables para los
que se despertasen en nuestra nacion los sen- que hahian recomendado al capitan. Al saber
timientos ele valor y energia adormecidos esto, Kidd enterró sus tesoros en un estromo
hace algun tiempo; y lo que es Ínas, S. M. de Long Island, quemó su huque y tuvo el
atiende con preferencia á los intereses de atrevimiento de presentarse públicamente en
su pueblo. Es por lo tanto nuestro deber Boston; pero una vez allí, se le redujo á pri-
rogar <1 Dios fervorosamente que conceda á sion para enviarle despues á Inglaterra, don-
nuestro gran rey Guillermo un largo y prós- de fué ejecutado en compañía de Bradesh y
pero reinado, y yo estoy persuadido que tanto o.tros de sus compañeros.
vosotros, los que estais aquí presentes, como I Merced á su prudente administracion y á
todos aquellos que desean el bien de su pa- su influencia, obtuvo Bella~ont que se vota-
tria, unirán sus votos al mio animados de mis se en su favor una consignacion mayor que
mismos sentimientos: He dicho.» la que disfrutara ninguno de sus predeceso-


Los célebres piratas ó filibusteros, de que res, pues el Congreso general le señaló 9,00C
ya hicimos mencion en otro capítulo, habian libras por los catorce meses que habia estado




CAP, lI, ESTADOS-UNIDOS, nt
en la colonia. Esta cantidad, sin embargo,
parte de la cual estaba destinada á recons-
truir el fuerte de Pemaquid, y otros gastos


, de utilidad pública, no tuvo aplica-
t 70i . , d h 11' d ClOn porque poco espues, a an ose
Lord Bellamont en Nueva-York, murió de


Vemos, pues, que los testarudos diputados de
Boston no estaban para hacer gastos de esta
naturaleza. Dudley no pudo conseguir nada
de ellos, y seguramente desde aquella época
data la contienda entre gobernadores y colo-
nos acerca de sus respectivos derechos y pri-


repente cuando trataba de arreglar varias vilegios.
cuestiones relativas al comercio. Las disputas entre Francia é Inglaterra,


José Dudley, hombre ambicioso, pero nada
popular, fué nombrado por el rey para ocupar
la vacante, y recibió su despacho por mano
de la reina Ana, que habia sucedido á Gui-
llermo en el trono. Dudley llegó á Boston
en 1702 , Y en su primer discurso, dirigido
al Congreso y Consejo, dijo lo siguiente:
«S. M. me encarga os haga ob~ervar que
esta es la única provincia perteneciente á la
corona de Inglaterra, donde no hay un local
~i propósito para recibir al gobernador, ni
tampoco un sueldo fijo para éstc, el secreta-
rio, los jueces y demás funcionarios públicos,
lo cual, como sabeis , se os ha recomendado
ya. Y como quiera que esta provincia se haya
visto favorecida con las bondades del sobera-
no en mas de una ocasion, de esperar es
que se apresure á cunwlir con los deseos
de S. M.» La Cámara contestó al dia siguien-
te con estas palabras: «En cuanto á los
puntos de que nos habló ayer vuestra exce-
lencia, obedeciendo las órdenes de S. lVI., la
Cámara ha acordado manifestaros que pro-
cederemos con la mayor brevedad posible á
tomal'los en consideracion.» Habiendo pedido
que se consignasen del Tesoro 500 libras
para el gobernador, la Cámara' observó lo
siguiente al contestar á ciertos párrafos del
discurso: «En cuanto á fijar un sueldo para
el gobernador, eso es enteramente nuevo para
n-3sotros y no es cosa que convenga á nues-
tra constitucion actual; pero estamos dis-
puestos por nuestra parte á hacer cuanto sea
posible para el sostenimiento del gobierno.»


respecto á la «sucesion en España,» dieron
mtírgen á una segunda guerra intercolonial
y enredó á los colonos, no solo con
'1 f IN t ' ta b' 1701. os ranceses en e or e, smo m len
con los españoles, en la Florida. En 1702 hi-
ciéronse apresuradamente en el Canadá pre-
parativos para renovar la lucha, y las colo-
nias de Maine fueron atacadas con indecible
furia, á causa de haber roto los colonos las
hostilidades, saqueando la casa del ahUado
del Baron Castin, en Penobscot. Los
"d' d 1 t 't 1 1703. m lOS e a par e orlen a , que se
hallaban bajo la influencia de los franceses,
se pusieron tambien en movimiento, sedientos
siempre de venganza, y bien pronto un cuerpo
de 200 canadenscs y 150 indios, al mando de
Hertelle de Rouville, bajó por el Connecticut
en el mes de marzo de 1704. Aprovechando
la oscuridad de una fria y lluviosa noche,
cayeron aquellas fuerzas sQbre el pueblo de
Deerfield , y sorprendiendo á los centinelas
dormidos, escalaron la empalizada fácilmente.
El pueblo fué entregado á las llamas,


, ' d 1704. despues de matar a cll1cuenta e sus
habitantes y de coger prisioneros á otros
ciento, que fueron conducidos al Oanadá,
distante 300 millas, á través de los bosques,
cubiertos de nieve. Las mujeres y"los niños
que á causa de la fatiga nopodian continuar
su marcha, eran muertos sin compasion por
los indios. Como represalia por estas atroci-
dades, los ingleses ofrecieron un premio de
100 libras por cada piel de cráneo de los in-
dios, yentonces fué la frontera teatro de una




172 HISTORIA DE LOS CAP. 11.


espantosa y sangrienta carnicería; pero ·era
tan difícil coger á uno de aquellos salvajes,
que se calculó que cada piel de cráneo duran-
te la gu~rra , costó á la colonia sobre 3,000
libras.


En 1708 emprendió De Rouville otra es-
pedicion con objeto de atacar á Porstmouth,
l1ero no habiendo llegado un refuerzo que
esperaba, cayó por segunda vez sobre el pe-
queño pueblo de Haverhill. Con aquel asom-
broso fanatismo que caracterizaba la época,
.Y creyendo que servian á Dios, los soldados
de Rouville, recitaron sus oraciones antes de
empezar el ataque, y terminado este acto, pe-
netraron en el pueblo antes de amanecer para


continuar su obra de destruccion.
1708. Cincuenta de los habitantes perecie-
ron bajo los golpes del hacha ó abrasados en
sus mismas casas; pero,. pasados los prime-
ros momentos de sorpresa y terror, los ata-
cados se defimdieron desesperadamente, dan-
do esto lugar á que se presenciaran algunos
rasgos de valor entre los que solo citaremos
el de un tal Davis, hombre intrépido, que,
escondido. detrás de un granero, y sin tener
quien le auxiliase, comenzó á gritar: ¡A mí,
compañeros! ¡ Aquí está el enemigo! á cuyos
g-ritos , creyendo los salvajes tendrian que
habérselas con muchos enemigos, huyeron
precipitadamente.


Habiendo llegado á conocimiento de Dudley
que el Canadá se hallaba muy debilitado, in-
dujo á las colonias de Rhode Island y New
Hampshire, para que, uniéndose á él, inten-
tasen un ataque contra los franceses. La espe-
dicion, compuesta de mil hombres, se dirigió
contra Port-Royal , pero no pudieron apode-
rarse del fuerte, y despues de un segundo
ataque tan infructuoso como el anterior, aso-


laron aquel territorio y abandonaron
1708. la empresa. Por aquel -entonces se
elevó á la reina Ana una peticion forinal so-


licitando dispusiera la conquista definitiva
de todas las posesiones francesas para termi-
nar de una vez la desastrosa guerra que
venia continuándose desde hacia veinte años.
Todos los Estados del Norte se unieron en-
tonces entre sí, equiparon tropas y enviaron
agentes al gobierno inglés para que prestase
su cooperacion. La respuesta fué favorable,
y poco despues aparecieron en el puerto de
Boston dos buques de guerra ingleses llevan-
do á bordo quinientos marinos, que unién-
dose á las considerables fuerzas levantadas
por las colonias, marcharon contra Port-
Royal al mando de Nicholson. Los franceses
tuvieron que capitular, yen honor de la reina
Ana, se dió á la conquistada fortaleza el
nombre de Annapolis, que ha conservado
siempre desde entonces. Todas las casas y
establecimientos, á escepcion de las que se
hallaban dentro de un rádio de tres millas,
quedaron espuestas al saqueo y los prision~
ros sujetos al capricho de los vencedores, que
exigieron á no pocos se hicieran protestantes
~i no querian ser arrancados de sus casas.


Nicholson, que habia marchado á Ingla-
terra, regresó en el. mes de junio de 1711, Y
trajo la importante noticia de que se estaba
preparando una gran espedicion para apode-
rarse del Canadá. En efecto, pocas semanas
despues llegó á Boston una flota compuesta
de quince buques de guerra, al mando de Sir
Hovenden \Valker, con cuarenta transportes
y cinco regimientos de veteranos de las tro-
pas de Malborough. Detenida por algunos in-
convenientes, no salió la espedicion hasta
fines de julio en direccion á Quebec.


. . 1711.. No tardo NlCholson en presentarse en
Albania para tomar el mando de un conside-
rable cuerpo de tropas que debian marchar
por tierra para atacar á Monireal, y entre
tanto avanzaba la flota por el Saint Lawren-
ce. Despues de recorridas las diez primeras




CAP. JI. ESTADOS-UNIDOS. 173


leguas del rio , comenzó á ponerse el tiempo
borrascoso, y á causa de la densa niebla que
envolvia la atmósfera empezó á discutirse qué
ruta convendria seguir; los pilotos ingleses
dieron su parecer, pero los pilotos de la colo-
nia fueron de opinion contraria. El almiran-
te, como la mayor parte de los oficiales
ingleses, prefirió seguir el consejo de los
suyos, y el resultado fué que durante la
noche se estrellaron ocho transportes contra
las rocas, haciéndose completamente trizas.
En medio de las tinieblas oíanse los gritos de
agonía de los desgraciados náufragos que
pedian socorro, sin comprender que no era
posible dárselo, y solo al romper el dia fué
posible salvar á unos setecientos de aquellos
infelices que nadaban al rededor de las I:0cas;
pero cerca de mil hallaron la muerte en las
profundidades del Saint Lawrence. Desespe-
rado el almirante ante tan terrible siniestro,
embarcóse inmediatamente para Inglaterra,
á donde llegó en el mes de octubre; los
soldados de Nueva-Inglaterra se volvieron á
sus casas, y Nicholson , que supo á poco la
noticia, condujo sus tropas á Albania. La
indignacion de los colonos no tuvo límites, y
denunciaron á los qué habian sido causa de
que se frustrase la espedicion, que tantos
gastos y pérdidas les costaba.


El tratado de Utrecht, en 1713, puso fin
á hi segunda guerra intercolonial, y enton-
ces obtuvieron los colonos considerables ven-
tajas, puesto que se les cedió la completa po-
sesion de la bahía de Hudson, el comercio de
peletería y todo el territorio de Terranova,
dejando á los franceses ciertos privilegios en
las pesquerías, y el territorio de Acadia,
que recibió el nombre de Nova Scotia.


Los asuntos de la guerra habian absorbido
de tal modo la atencion pública, que por es-
pacio de cinco ó seis años no se promovieron
cuestiones de partido, pero tan pronto como


los colonos se vieron libres de los enemigos
de fuera, empezó una lucha intestina cuyos
efectos se dejaron sentir durante muchos
años. El papel moneda fué la causa de todo,
pues habiéndose emitido un gran número de
billetes para at~nder á los gastos de la guer-
ra, y muy principalmente de la espedicion
del Canadá, que costaba nada menos que
40,000 libras, llegó el caso de que solo cir-
culara papel en el comercio, sirviendo este
como tipo para todas las operaciones, hasta
el punto de ser sumamente difícil encontrar
oro ó plata. Así pues, el precio de todos los
artículos, comprados ó vendidos, se ajustaba
sobre letras, ó mas bien, sobre libras imagi-
narias, shillings ó peniques. La subida en el
cambio con Inglaterra y otros paises no se
atribuyó á la verdadera causa, sino al mal
estado del comerciQ, y muchos creyeron que
este se mejoraria aumentando el valor del
papel.


En esta grave cuestion formáronse tres
partidos: uno, el mas pequeño, opinaba por
que se retirasen las letras y se contara solo
con el oro y la plata quehabia en circula-
cion. Mr. Hutchinson, diputado por Boston,
era el que mas resuelto se mostraba en favor
de esta medida; pues toda su vida habia sido
enemigo declarado del descrédito, siguiendo
el principio muy antiguo de que, nihil utile
quodnonhonestum: «nada es ventajoso cuan-
do no es honroso.»


Los del otro partido, mas numeroso, op-
taban por que se emitiesen letras de crédito,
que prometian aceptar luego como dinero,
dando en garantía fincas con que asegurar el
pago de los valores recibidos. Para esto se
solicitó la sancion del Congreso general y la
aprobacion del gobierno. La mayoría de los
que abogaban por esta solucion constaba de
personas cuyos negocios en el comercio no
iban muy bien, ó que no tenian fondos dis-




174, HISTORIA DE LOS CAP. ll.


ponibles ni fluien les garantizase, por lo que unas 5,000 libras· al coronel Shute, que ha-
fácilmente se comprenderá fuera este el par- bia servido á las órdenes de Malborough.
tido mas numeroso. Shute llegó á Massachusetts en octubre de


Finalmente, los del tercerpartido, aunque 1716, é inmediatamente se pronunció en fa-
opuestos á dicho plan, no desaprobaban la vor del banco público, mas el partido con-
emision de letras de crédito, 'pero proponian trario, capitaneado por Elisa Cooke, le hizo
que se hiciera un préstamo en letras del go- la oposicion. Este último fué elegido
1 . . l· d 1 h b·t t d 1 C' 1-20 1. 71.6. Jlerno a cua qUIera e os a 1 an es que ora or por a ,amara en " ,pero
quisiera hipotecar sus fincas como garantía Shute se opuso á ello y disolvió el Oongreso.
del pago, que deberia hacerse en cierto nú- A consecuencia de esta medida agriáronse
mero de años, y con el interés correspondien- los resentimientos de unos y otros, y dis-
te, satisfecho por anualidades y aplicable al gustado el gobernador, dejó su destino, aban-
sostenimiento del Gobierno. Los principales donando repentinamente la provincia en 1722.
miembros del Consejo se decidieron por este Dummer,:el subgol}ernador, se encargó de la
medio, que los del primer partido creyeron direccion de los negocios durante los seis
tambien el mas oportuno y aceptable? . Y años siguientes.
acordado esto, quedaba ya la cuestion redu- Habiendo ya llegado á ser peligrosa la pi-
cida á crear un banco, público ó privado. r.atería en las aguas de América, resolvióse
Hubo diversos pareceres, y los votos por una hacer un poderoso esfuerzo para destruirla.
y otra parte se igualaron casi, pero al fin se BeHamy, uno de los mas célebres piratas,
inclinaron en favor del último, atendida la rué batido en cabo Cod, donde pereció con
gran influencia de los notables de Boston en ciento de los suyos; los pocos que se escapa-
la Cámara, y de una porcion de personas ron, cayeron prisioneros, siendo des pues
bien- conocidas en la ciudad. La noticia de ahorcados en Boston. El famoso Ba¡'ba ne-
esta controversia .se estendió con rapidez y
fué causa de üna division en las ciudades,
en las comarcas y hasta en las familias.


Por fin, en 1714, des'Pues de una prolon-
• gada lucha, la mayoría votó en favor del


banco público y se emitieron 50,000 libras en
letras para las provincias, que se distribu-
yeron entre los condados con relacion á sus
impuestos, enviándolas á los tenedores para
q~e estos hicieran préstamos de 50 á 500
libras sobre hipotecas, y reembolsables en
cinco anualidades.


A consecuencia de la muerte de la reina
Ana, ocurrida elLo de agosto de 1714, hubo
un cambio en el gobierno, y fué nombrado
para desempeñarlo el Coronel Burgers; pero
como quiera que este señor se baIlase bas-
tante mal de recursos ,. vendió el destino por


gra, ó Juan Theach, que solia frecuentar-
las aguas del Pamlico, quedó prisionero
despues de hacer una desesperada resis-
tencia, y Steed Bonet, jefe de una
1 d d . t f " 1.717 . Jan a e pIra as, que se re uglO cer-
ca de la costa de Cape-Fear, fué cogido y
ejecutado con otros cuarenta de los suyos.
En 1723 una comision del almiran-


" l'>T P t 1.718. tazgo, que se reumo en 1" ew or,
condenó á otros treinta de aquellos bandidos,
y ~sí, merced al vigor de los colonos, pronto
dejó la piratería de inspirar temor á los que
honrosamentQ se dedicaban al comercio.


Hácia fines del año 1721 se declaró en Bos-
ton la viruela, causando no poca alarma en
toda la ciudad. Cotton Mather puso


. . fl . 1.721.
en Juego su m uenCla para que se
indujera al Dr. Boylston, de aquella ciudad,




CAP. n. ESTADOS-(;NIDOS. 175


á ensayar el procedimiento de la inoculacion,
pero la mayor parte del pueblo se opuso á
ello, cometiéndose toda clase de abusos para
impedir que se hiciera la prueba de este nue-
vo remedio contra la epidemia. .Mathers ob-
servó una conducta digna al tratar de hacer
comprender á los colonos que se hallaban do-
minados por una preocupacion, pero cl pro-
cedimiento del Dr. Boylston fué combatido
durante mucho tiempo por el pueblo. Por
aquella época precisamente fué cuando Mary
\Vortley Montagne practieó en Inglaterra el
procedimiento de la inoculacion, que habia
aprendido entre los turcos.


En el mes de julio de 1728 llegó de Nueva-
York, para reemplazar á Shute en el cargo
de gobernador, William Burnet, persona muy


simpática y amable, y en su discurso
1728. . 1 . i' " , '1 C ' maugura , manIlesto a a amara
(lue tenia el encargo de insistir sobre que se
fijase un sueldo para el gobernador. Esta exi-
gencia resucitó las antiguas cuestiones, pues
la Cámara, que no se negaba á votar una
cantidad, no quería de ningun modo votar una
cúnsignacion fija, y por lo tanto señalaron
al nuevo gobernador 1,700 libras, de las cua-
les 1,400 eran para su sueldo y 300 para los
gastos de viaje. Burnet admitió esta últimn,
suma, pero se negó á tomar la primera, ale-
gando que no queria ni debia aceptar la res-
ponsabilidad con semejante sueldo. Como
persistiesen todos en no acceder á la peticion


, del gobernador, éste dispuso que el dia 31 de
agosto se reuniera la Asamblea en Salem,
punto donde, no existiendo ninguna clase de
preocupaciones, era de esperar se pudiese
cumplir mejor que en Boston con el servi-
cio de S. M. Conociendo los miembros de la
Asamblea que la intencion de Burnet, á pesar
de las 'observaciones que se le hicieron, era
tenerlos en sesion permanente hasta que ce-
diesen, resolvió la Cámara elevar al rey una


instancia, manifestándole las razones que te-
nian para no acceder á las exigencias del go-
bernador en la cuestion del sueldo. Uno de
los párrafos de este escrito decia lo siguien-
te: «Siempre fué, y es muy sabido, así en
esta como en las demás naciones, que en to-
das las épocas y edades, los gobernadores que
se hallan lejos de su rey ó del punto donde
deben ejercer su autoridad, tienen con fre-
cuencia ocas ion para oprimir al pueblo, in-
clinándose no pocas veces á ello; y es casi
imposible que el monarca, que es el padre
mas solícito para sus súbditos, pueda ver
estas cuestiones en su verdadyra luz.» Dicha
instancia fué remitida á la Junta Superior del
Comercio y de las colonias, que pidió el in-
forme del rey, así como tambien el de la Cá-
mara, y examinados ambos, condenó á la
última por haber rehusado. seguir las reales
instrucciones. En la conclusion del dictámen
que pasó al rey y Consejo daba á conocer su
celosa envidia del poder y riqueza de Massa-
chusetts, indicando la prolJabilidaJ de que sus
habitantes tratasen de emanciparse de la co-
rona. Hé aquí cómo se espresaba la Junta:
«Los habitantes, lejos de retribuir convenien-
temente á S. M. por los estraordinarios pri-
vilegios que disfrutan, procuran diariamente
deshacerse de la escasa autoridad que aun
tiene sobre ellos la corona, para llegar cí pro-
clamarse independientes de la madre patria.
La naturaleza del terreno y los productos del
país es muy semejante á la de la Gran Bre-
taña. El número de habitantes pasa de 94,000
y su ejército constaba en 1718 ele diez y seis
regimientos de infantería y quince de caba-
llería, lo cual compone un total de 15,000
hombres. De las cuentas presentadas por los
oficiales ele marina en los tres ttños compren-
didos desde el 24 de junio de 1714 hasta el
24 de junio de i717, resulta que solo para los
puertos de Boston y Salem emplea continua-




176 HISTORIA DE LOS CAP. n.


mente el comercio de este pais nada menos embargo, se escapó por el momento,
3 4"'3' t 492 b . d - d f . t 1. 722. que 'v marmos que mon an uques pero os anos espues ue muer o en


con 25,406 toneladas. Por aquí podrán Vues- un imprevisto ataque con otros treinta indios,
tras Escelencias comprender de cuánta im- y la capilla y el pueblo donde se les cogió
portancia es para el servicio de S. M. que tan fueron entregados á las llamas. Siguiendo el
poderosa colonia sea contenida dentro de los ejemplo de los franceses, el gobierno ofreció
límites de la obediencia que se debe á la co- una recompensa por las pieles de cráneo de
rona, induciéndola á que mire algo mas que los indios, lo cual indujo á Juan Lovewell á
hasta aquí por los intereses de la Gran Bre- reclutar una partida de cazadores que


. t' 1 f' d i 725. taña. Esto es cosa que en nuestro sentIr no UVIeron a ortuna e sorprender y
podrá conseguirse sin la intervencion del matar diez indios cerca de Salmon Falls Ri-
Congreso Británico, y creemos que no se ver. Obtenido este triunfo, entraron triunfan-
debe perder tiempo.» tes en Dover llevando en la punta de sus


Fastidiado y aburrido con tan enojosa cues- picas las pieles de los indios. Algunos meses
tion, el gobernador Burnet cayó enfermo y despues, Lovewell encontró la muerte en una
murió á consecuencia de una fiebre el dia 7 de segunda espedicion: hallándose cerca de
setiembre do 1729, siendo nombrado para Saco, cayó en una emboscada, y á la prime-
reemplazarle Jonathan Belcher, que era en- ra descarga fué mortalmente herido con ocho
tonces agente de la colonia en Inglaterra. de sus compañeros. Los que quedaron vivos
Tambien á éste se le encargó arreglar la hicieron una vigorosa resistencia durante
cuestion de sueldo, pero no obtuvo mejor re- todo el dia, y al fin se retiraron en buen ór~
sultado que su antecesor, y poco despues den. Los indios incendiaron á su paso los
aceptó los honorarios que le quiso asignar la pueblos de la frontera y las haciendas, apo-


Cámara. Así pues, la constante fir- dorándose luego, en Gut de Canso, de diez y
1.732. .


meza de los colonos trmnfó de todos siete barcas pescadoras de Massachusetts;
los esfuerzos que se habian hecho para some- pero despues fueron batidos y tuvieron que
terlos en este punto. abandonar su presa. Estas escaramuzas lan-


Mientras disputaban de este modo el gober- zaban de nuevo á una guerra de esterminio
nador y el pueblo, ocurrieron nuevos distur- á las colonias y á los indios; mas compren-
bios en la frontera oriental, siendo la causa, diendo al fin cuán inútil seria, ambos parti-
como es de suponer, la cuestion de límites en- dos convinieron en hacer la paz.
tre ingleses.y franceses. A los colonos de Mas- Por aquella época, en 1722, fué cuando Jai-
sachusetts no les agradaba mucho la mision me Franklin publicó un periódico titulado:
de los Jesuitas situada en Penobscot, y se New England Courant, del cual era


t b d· t 1 1 b d 1 B . . i 722. mOS.fa an lspues os á usurpar a gun terre- co a ora 01' su lermano enJamm
no álos indios, cuando se presentase una oca- Franklin, jóven de 16 años. El Courant as-
sion para ello. Para llevar á cabo sus fines, piraba á la libertad de pensamiento, y tales
resolvieron apoderarse primeramente de Ras- fueron sus artículos, que el jóven Benjamin
les, jesuita misionero de Norridgewock, bajo fué amonestado por las autoridades, prohi-
el pretesto de que e~citaba la hostilidad de los biéndose á su hermano que publicara sin el
indios, y la espedicion que se emprendió con competente permiso. Con este motivo perdió
este objeto no dió mal resultado. Rasles, sin. aquel periódico su apoyo y dejó de ver la luz




CAP. 11. ESTADOS-UNIDOS. lí7


pública. El Philadelphia llfercury, único dia- N ~eva-York " decidieron el pleito declarán-
rio que habia en las colonias, además del de close contra Massachusetts, qq.e tuvo el dis-
Boston, criticó severamente, aunque no esta- gusto de ver perdida su causa, mientras que
ha autorizado para ello, 1{1 medida adoptacla~ew Hampshire ganaba algunos miles de
por las autoridades respecto al Courant. acres mas de terreno de los que reclamara.


Los enemigo~ del gobernador Belcher con- En 1741 fué nombrado gobernador Benigno
siguieron al fin en 1740 que se le destituyese, '\Venworth, quien desempeñó su cargo por
y William Shirley, abogado de Boston, le su- espacio de veinté mios consecutivos. En la
cedió en el cargo. Belcher, con arreglo á las cuestion de límites con Maine y Rhode Island


instrucciones que se le dieran, se ha- perdió tambien su causa Massachusetts, pues
1740. b' t' h' , l' l' d' tI' h la opues o a que se lCIeSen nuevas a pflmera co oma que ü ,a como a ora se
emIsiones del papel moneda, lo cual le oca- halla, y la segunda se hizo dueña de todo el
8Íonó no pocos disgustos y enemistades. Las' terreno reclamado por Massachusetts en vir-
operaciones de los bancos de Massachusetts tud de la antigua patente de Plymouth.
(luedaron suspendidas en virtud de un acta La tercera guerra. intercolonial tuvo su
del Parlamento, que comprendió en esta me- orígen en los esfuerzos hechos por España
,lida á todas las demás colonias, prohibiendo para continuar con su sistema de monopolio
que se formasen sociedades de crédito com- en las colonias, conducta observada


t d d " d' 'd t d 1 f '1 1740. pues as e mas e seIS 111 IVI uos. mas al' e por os ranceses y os
A consecuencia de esta disposicion tuvie- ingleses. Estos últimos habian adquirido,


ron que disolverse las compañías, y los socios merced al tratado de lItrecht, el privileo'io
• b


'luedaron responsables cada uno de por sí de de transportar anualmente á las colonias es-
los créditos que tuvieran á su cargo, Shirley, pañol as cierto número de esclavos; mas este
(Iue conocia muy bien á la gente que gober- negocio servia de pretesto para ejercer el
liaba, se hizo popular á poca costa, autorizan- contrabando. Los españoles trataron, aunque
do una nueva emision ele papel moneda con en vano, de poner coto á este abuso, estable-
objeto de atender á los gastos de la guerra ciendo cruceros, algunos de los' cuales ataca-
que acababa de estallar, y entonces el Conse- ron á los buques ingleses que se ocupaban en
jo general asignó á Shirley por unanimidad el tráfico, cometiendo, ciertos escesos que es-
el sueldo anual de mil libras esterlinas. . citaron la indignacion general. El pueblo


En 1737 se resolvió una cuestion sobre pidió á gritos la guerra; el ministro vValpole
límites que venia agitándose de mucho tiem-
po atrás entre Massachusetts, Bay y New
Hampshire, siendo peritos dos comisionados


de la corona. Anteriormente habíase
1. 737. , t t d' t' 1 m en a o varIas veces ermmar a
controversia y hasta se recomendó por el
monarca á las Asambleas de ambas colonias;
que nombrasen árbitros para dilucidar el
asunto, pero no se obtuvo resultado alguno.
Esta vez, no obsta,nte, los comisionados, que
tenian por presidente á Felipe Livingston, de-


TOMO 1,


se vió precisado á dar su consentimiento, y
poco despues , reinando Jorge II, estalló la
lucha en que se vieron envueltas de nuevo las
colonias de América.


Nueva-Inglaterra tuvo bien pronto conoci-
miento de aquel estado de cosas, pues en el
mes de mayo de 1743 cruzó una espedicion
por Cabo Breton y destruyó las pes-


, d d 'v 1743. quenas, atacan o y toman o a l' ort
Canso en Nova Escotia. Annapolis fué sitia-
da cl~s veces por los indios y los canadenses,


23




178 HISTORIA DE LOS CAP. U.


pero pudo defenderse graciaR al socorro que
recibió de Massachllsetts. Los piratas proce-
dentes de Louisbourg hicieron mucho daño á


las pesquerías y al comercio de Nue-
i746. va-Inglaterra,; los indios de la costa
oriental cometieron nuevos destrozos en las
fronteras de Maine.


LOR franceses habian gastado gruesaR su-
mas para construir la fortaleza de Louisbourg
en la isla de Cabo Breton , y el tomarla era
de la mayor importancia, si bien se creia que
esto era una cosa poco menos que impoRible.
Las murallas de la fortaleza, rodeadas de un
foso, eran prodigiosamente fuertes y estaban
armadaR con doscientoR cañoneR; pero unos
cuantos priRioneros que fueron cogidos en la
colonia inglesa de Canso, y á quienes se per-
n1itió volver á Boston bajo palabra, dieron
la importante noticia de que la guarnicion
era muy escas.a J poco subordinada. Al saber
esto, propuso el gobernador Shirley á la
Asamblea de .Massachusetts que se intentase


regimiento de New Hampshire se pondría
esta divisa: «Nihil desperandurn ~"hristo
duce:» «No. se debe desesperar llevando á
CriRto por guia.» .


En el mes de abril se reunieron en Canso
diez buques con 3,000 homb~es, que debian
aguardar allí el deshielo y la llegada de los
contingentes de Connecticut y Rhode Island.
Afortunadamente, arribaron entonces tam-
bien cuatro buques de guerra ingleses, al
mando del capitan \Varren, quien, instado
por Shirley, accedió á cooperar para el mejor
éxito de la espedicion. Las fuerzas de Nueva-
Inglaterra tenian por jefe á \Villiam Peppe-
reIl , rico mercader de Maine, pero que no
tenia conocimientos militares. En la mañana
del último dia de abril llegó la espedicion ti.
Louisbourg, y habiendo desembarcado laR
tropas á pesar de quererlo impedir el enemi-
go, se pURO sitio it la plaza con toda la ener-
gía y valor, hijos del entusiasmo, puesto que
la mayor parte de aquella gente no conocia


un golpe de mano. Teniendo en cuenta la el arte de la guerra. Arrastráronse los caño-
importancia de semejante empresa, y ha- nes para colocarlos convenientemente en laR
biéndose invitado á los Estados del Norte á colinas y eminencias del terreno, se estable-
que cooperasen contra el enemigo comun, cieron baterías, aunque de una manera irre-
estos suministraron tan solo algunas fuerzas guIar, y se dispuso todo del mejor modo
y un poco de dinero, por 10 cual se vió posible para el ataque. Pero al cabo de algu-
:J:Iassachusetts en la precision de facilitar la nos dias no Re habia adelantado nada, )'
parte mas costosa de los medios necesarios I pasado el primer arranque de entuRiasmo,
para llevar á cabo el proyecto. Esto, sin em- fué opinion de los mas valerosos que la for-
bargo, no fué tan difícil, pues el entusiasmo taleza era inespugnable y que la campaña
de sus ciudadanoR, exaltado no solo por el prometia ser tan larga como árdua. Feliz-
celo religioso, sino por el interés comercial, mente, la guarnicion , en la que habia mu-
hizo que los hombres de todas las clases, chos amigos de los sitiadores, estaba descon-
desde el robusto labriego hasta el atrevido tenta, y el gobernador, por su parte, no sabia
pescador, se ofreciesen como voluntarios en qué hacer por hallarse cortadas las comuni-
tan atrevida empresa. Por su parte, el célebre caciones, gracias á la vigilancia de la flota
\Vithfield , predicó en las colonias sobre este inglesa, que á los pocos dias consiguió cap-
asunto, y sus elocuentes palabras inspiraron turar, á vista y presencia de los sitiados, un
el deseo de tomar parte en la espedicion, I buque que iba á socorrer la plaza. Conociendo
sobre todo cuando dijo, que en la bandera del entonces el gobernador que no seria posible




CAP. ll. ESTADOS-U.1\IDOS. li!"J


seguir sosteniéndose, se rindió el 17 de junio
y entregó la fortaleza. Esta importante vic-
toria se consideró como providencial por los
piadosos habitantes de Nueva-Inglaterra, y
hubo públicos regocijos en Boston , cuya ciu-
dad podia enorgullecerse de haber sido la
parte mas activa en aquel hecho de armas,
por mas que el éxito se debiera al auxilio de
la madre patria.Pepperell adquirió el título
de baronet, recibiendo, así como Shirley, el
nombramiento de coronel del ejército británi-
co, y Warren fué recompensado con el grado
de vice-almirante. Algun tiempo despues,
llna numerosa flota francesa con varioR miles
de tropas veteranas al mando del duque
el' Anville, intentó recobrar la fortaleza de
Louisbourg, pero los elementos y las enfer-
medades dieron al traste con la espedicion.
Los franceses, sin embargo, obtuvieron luego
aquella fuerte plaza en virtud de las condicio-
nes del tratado de Aix-la-Chapelle, que excitó
en el mas alto grado la indignacion de 10R ha-
bitantes de Nueva-Inglaterra. En su conse-
cuencia el Parlamento reembolsó á las co-
lonias los gastos ocasionados en su última
guerra contra los franceses, que ascendian á
un millonde duros.


Para que pueda formarse una idea de cuál
era el espíritu de los naturales de Boston y
su modo de proceder cuando se trataba de
atacarles en sus libertades, mer"eee referirse
lo que sucedió cuando el comodoro Knowles
quiso en cierta ocasion hacer una leva para


. aumentar la dotacion de sus buques. Cierta
mañana del mes de noviembre, el citado
Knowles envió á tierra una ronda de matrí-
cula que se apoderó de algunos habitantes.
Tan pronto como se tuvo conocimiento de
este hecho en la ciudad, comenzaron á for-
marse numerosos grupos, y aumentándose
estos hasta el punto de contarse algunos mi-
les de almas, corrieron á la Casa de la Ciu-


dad, donde e~lebraba sesion el Consejo, .Y
apedrearon"las ventanas. El gobernador Shir-
ley salió al balcon y trató de ap~ciguar á la
furiosa multitud, prometiéndoles reparar el
ultraje, pero el populacho, exasperado y poco
satisfecho con aquella Joferta , corrió enton-
ces al muelle, y apoderándose de los oficiales
del buque, que precisamente se hallaban en
tierra, los retuvo en clase de rehenes, pro-
metiendo no entregarlos hasta que se devol-
vieran los hombres cogidos por la mañana.
En vista de esto, el gobernador amonestó
sériament.e á Knowles para que hiciera la
entrega, pero éste replicó que iba á desem-
barcar un destacamento de marinos para que
le escoltasen y que acto continuo bombardea-
ria la ciudad si no se apaciguaba el tumulto.
Sin embargo, la escitacion seguia acrecen-
tándose, y como al dia siguiente acudiera la
milicia, slmpa~izando con el pueblo, creyóse
Shirley en peligro y se retiró desde la ciudad
á un castillo situado en la isla de una bahía
vecina, lo cual hizo creer á muchos que el
gobernador relegaba su autoridad. Pero como
quiera que el motin iba ya tomando un as-
pecto alarmen te, los jefes del pueblo pensaron
que seria conveniente contenerlo, y reunién-
dose en ses ion pública, declararon, que si
bien no tolerarian abusos como el cometido
por Knowles, estaban dispuestos á ponerse
alIado del gobernador, que era el jefe reco-
nocido, y emplear todos sus esfuerzos para
restablecer el órden, «turbado» segun dije-
ron, «por los negros y otras personas de baja
esfera.» Entre tanto Knowles, accediendo á
las reiteradas instancias del gobernador, con-
sintió en devolver la mayor parto de los hom-
bres que habia tomado y poco despues se
marchó con su flota, mientras que Shirley
volvia á Boston escoltado por la misma mili-
cia que uno ó dos dias antes rehusara obede-
cer sus órdenes. En las cartas que dirigió




180 IlISTORIA DE LOS ESTADOS-UXIDOS. CAP. IlI.


Shirle'y á la Junta Superior de las colonias,
decia refiriéndose al motin de Bastan: «que
aquella conmocion popular de una ciudad ha-
bitada por veinte mil almas era debida á su
constitucion especial, que autorizaba al po-
pulacho para. reunirse en sesion pública. »


La guerra terminó en virtud del tratado de
Aix-Ia-Chapelle, en el mes de octubre de 1748,
siendo su resultado tan costoso como poco sa-


tisfactorio para Inglaterra. Así pues,
1. 748. 1 1 h t f' •. 1


' a ue a en re raneeses e mg eses,
en América, habia concluido por de pronto,


pero sin que pudiera decirse que estuviese
completamente asegurada la paz, pues solo
en la cuestion de límites germinaba la semi-
lla de futuras luchas, que solo podian finali-
zar con el absoluto dominio del partido mas
fuerte. La conquista de Canadá era el sueño
dorado tanto del gobierno inglés como de las
colonias del norte, cu.yos habitantes deseaban
verter su sangre'y gastar sus riquezas para
alcanzar la realizacion de su deseo. escitado
doblemente con el feliz éxito de la toma de
Louisbourg.


_.-. ----~.~ .. ---- ._-.




CAPÍTULO 111.
'169'1-1748.


NUEVA-YORK, NUEVA-JERSEY Y PENNSYLVANIA.


Los partidos en Xueva-York.-Administracion de Flctcher. - Schuylcr y los Indios.-Actos de Flelcher en la cuestion reli-
giosa.-Sus esfuerzos en Pennsylvania y Connecticut.-Carta del reverendo Miller al obispo de Lóndres.-Atroeidades
de los indios. - Lord Eellamont, gobernador. - Su administracion. ~ Lord Cornbury. - Su carácter y actos. - El gobernador
Lovelace. - Su muerte.-Espedicion contra el Canadá. - Arreglo postal. - Hunter. - Emigrantes alemanes. - Nombramien-
to de Eurnet.-Esfuerzos contra los franceses.-Cosby, gobernador.-Causa de Zenger.-Cllestiones entre el goberna-
dor Clarke y la asamblea.-Conspiracion de los negros en Nucya-York. - Clinton, gobernador. -A taques contra los
franceses y los indios.-Asuntos de Nueya-.fersey.-Disturbios enPennsylvania.- WilliamPenn cn América.-Esfuerzos
para organizar el gobierno. - La Carta de los Privilegios. - Vuelta de Penn á Inglaterra. - Su carta. - Destitucion de Evan:s,
-Goakinn, gobernador.-Le sucede WiIliam Keith.-Cuestiones acerca de la soIJerania de la provincia.-El gohern(\-
dor Thomas y la controversia entre los propietarios y la asamblea sobre la cuestion de impuestos.


La desgraciada muerte de Jacobo Leisler,
de que ya hemos hablado en otro capítulo,
produjo honda impresion en Nueva-York,
dando lugar á que se formasen partidos con-
. trarios que existieron mucho tiempo


1691. 11 1 . D d d' h .. en aque a co oma. es e lC a epoca,
como dice muy bien Mr. Hildreth, se abando-
naron las antiguas costumbres holandesas,
empezando á regir completamente la ley in-
glesa; y aunque el rey presentó un veto con-
tra el artículo que autorizaba al pueblo para
intervenir en la confeccion de las leyes, por
medio de una Asamblea, esta sin embargo
fué desde aquel tiempo una parte esencial del
sistema político de Nueva-York.


La repentina muerte de Sloughter dejó el
puesto vacante para Ingoldsby, que por espa-
cio de un año se encargó de la direccion de los
negocios; pero á fines de 1692 fué nombrado


. gobernador Benjamin Fletcher. El
1692.. .


caracter de este últImo era muy se-
mejante al de Sloughter, en lo tocante á


apoderarse de todo cuanto estuviera á su
alcance, y so declaró desde luego en favor
del partido anti-Leisleriano, cuyos esfuerzos
para obtener una subvencion en favor de los
ministros de la iglesia de Inglaterra, le obli-
gaba á estar siempre en oposicion.


Afortunadamente para Fletcher así como
tambien para el progreso general de la colo-
nia, cultivó la amistad del Mayor Schuyler y
fué auxiliado por él en todos los asunto$ rela-
tivos á los indios. La gran influencia de
aquel entendido oficial con las Cinco Nacio-
nes no conocia límites, pues siempre 1(,
encontraron dispuesto los hijos de dicha trilm
á prestarles auxilio contra los franceses.
A principios del año 1693 y con motivo de
haber hecho los franceses una escursion en
el territorio de los Mohawk, Schuyler levan-
tó una fuerza de doscientos hombres y mar-
chó desde Albania en persecucion de los
agresores, pero estos lograron escaparse, y
si bien los indios agradecieron la interven-




182 HISTORIA DE LOS CAP. 1lI.


{'ion del Mayor, mostráronse luego dispues- ticipacion del poder legislativo del gobierno,
tós á hacer la paz con los franceses. solo teneis una tercera parte y no os corres-


Fletcher demostró siempre el mayor celo ponde apropiároslo todo, porque se debe con-
en favorecer á la Iglesia Episcopal, aten- tal' tambien con el Consejo. No parece sino
¡tiendo á las reclamaciones de sUs ministros. que estais resueltos á reasumir toda la auto-
A fin de que pueda formarse una idea de ridad en vuestras manos, disponiendo en tú-
clquel hombre y de su época, copiamos á con- i das las cuestiones lo que mejor os parece.
tinuacion el discurso que dirigió á los miem-j Habeis ocupado vuestros cargos mucho tiem-
bros de la Asamblea, despues de haber trata- po para hacer bien poca cosa, llegando á ser
do, aunque en vano, de realizar su proyecto de este modo una verdadera carga· para el
favorito, que era, obtener una subvencion pais. Diez schillings diarios es un crecido suel-
para los ministros de la Iglesia, proponiendo do, y vosotros lo habeis exigido puntualmente
.Y nombrando á los que tuviera por conve- mientras que tratais de rebajar las asigna-
niente. «Señores, hay un acta que dispone la ciones de otros funcionarios del gobierno.
tormacion de un ministerio eclesiástico en ¿Por qué no proponeis la misma economía
esta ciudad, así como tambien en otras pro- para vosotros? Señores, no diré mas por aho-
vincias del gobierno, y este es un asunto en ra, pero os recomiendo que ventileis vuestros
el que habeis demostrado siempre cierta opo- liegocios particulares en el pais, porque nos
sicion, como si fuerais algunos dictadores. i reuniremos el 10 de junio p~óximo, para
Yo presenté sobre dicha acta una enmienda cuyo dia quedais desde ahora citados.»
de tres ó cuatro palabras, y aunque era muy Además de hallarse encargado Fletché
insignificante, la desechasteis, lo cual me pa- I del gobierno de Pennsylvania y Delaware, á
rece un proceder muy estraño, tanto mas consecuencia de la reciente destitucion de
cuanto que teneis la costumbre de hacer lo Penn, se le autorizó, por una carta real diri-
mismo con todas las enmiendas que os remite gida á todas las colonias menos á la Caroli-
el Consejo de la Junta. Esto revela cierta na, para que siempre que fuese necesario
hostilidad por vuestra parte, de la que no he reclamara el auxilio de aquellas en defensa
querido hacer aprecio; pero permitidme deci- de Nueva-York. Los cuáqueros de Pennsylva-
ros, señores, que si habeis ere ido que nada nia manifestaron que no tenian intencion de
puede hacerse sin vuestro parecer y consen- votar cantidad alguna para dicho auxilio,
timiento, os hallais en un grave error . Yo pero se convinieron, aunque de mala gana,
estoy autorizado, conforme á las atribuciones en dar una pequeña cantidad con la condicion
que me ha conferido S. M., para nombrar ó de que no sirviera para verter sangre. Algun
:mspender á cualquier funcionario de mi go- tiempo despues, en el mes de octubre, Flet-
bierno, y mientras yo ocupe este puesto, haré cher fué á Hariford, y habiéndose presenta-
uso de mi derecho, cuidando no se propague do en la Asamblea cuando sus miembros
entre vosotros el cisma ó la rebelion, ni se fal- celebraban sesion , les exigió que accediesen
te al cumplimiento de órdenes superiores, ni tambien á su demanda, diciendo que no sal-
se consienta el vicio y la inmoralidad. Es mi drian de la provincia hasta que se hubiesen
intencion observar la virtud y una vida ejem- cumplido las órdenes de S. M., despues de lo
pIar entre vosotros, y yo espero que hareis cual mandó á uno de sus oficiales que leyera
lo mismo. Debeis recordar que en la par- la órden de que era portador, relativa al




CAP. llI. ESTADOS-LNlDOS. 18.3


auxilio de que hemos hablado anteriormente. como remedio, enviar un obispo á las colonias
El capitan Wads,vorth , que se hallaba allí y acerca de la conveniencia de esta medida
ocupado al parecer en instruir á sus solda- no hubo nunca encontradQs pareceres entre
dos, ordenó que tocaran los tambores cuando los que reconocen como divina la mision de
el oficial de Fletcher empezaba su lectura, y los obispos.
á pesar de haber impuesto silencio el gober- La guerra entre los franceses y las Cinco
nador, repitió su órden el capitan, y por Naciones continuaba siempre con mas Ó
segunda vez fué interrumpida aquella. , menos encarnizamiento, segun los medios de
-j Silencio! gritó entonces furioso Flet-I (lue podia disponer el anciano Frontenac ; .r


cher. - Que toquen los tambores, replicó lo mas sensible de aquella lucha era la horri-
\Vadsworth con voz estentórea; y volviéndose ble crueldad que se desplegaba por ambas
hácia el gobernador, añadió: -j Si volveis á partes. Hé aquí un ejemplo sacado de la
interrumpirme otra vez, os pasaré de parte «Historia de la América del Norte,» escrita
á parte! Asombrado el gobernador ante por La Potherie. «El prisionero era atado á
aquella agresion, se retiró entonces ciego de una estaca, dejándole el suficiente espacio
cólera, devorando su afrenta, y poco despues para dar vueltas, y entonces un francés em-
Juan Fitz Winthrop, que habia ido á Ingla- pezaba la tremenda operacion de quemarle
terra como agente para protestar contra la las piernas desde los piés hasta las rodqlas
violacion de la carta, volvió con una órden, con el cañon de una escopeta enrojecida al
disponiendo que en situaciones normales el fuego. Un Utawawa quiso imitar la opera-
mando de la milicia local corresponderia á cion, pero deseoso luego de esceder al fran-
los respectivos estados. Connecticut prometió cés en su refinada crueldad, arrancó parte
suministrar,cuandofuesenecesario, un cuer- de la piel de la espalda del prisionero, y
po de ciento veinte hombres para la defensa sobre la carne viva echó cierta cantidad de
de Nueva-York. pólvora, á la que pegó fuego despues. Esta


Mr. Hildreth hace mencion de una carta ocurrencia hizo mucha gracia á los atormen-
dirigida por el reverendo Juan Miller en 1695 tadores; pero viendo que su víctima tenia la
al obispo de Lóndres, en la cual se da una inte- garganta medio abrasada y no podia articu-
resante noticia de las opiniones de los escri- lar, le dieron agua á fin de que gritara, para
tores respecto á la condicion moral ¡ ecle- disfrutar del placer de oir sus lamentos. Al
siástica de Nueva-York. Aunque MI'. Hildreth fin, conociendo los verdugos que el prisione-
no aprueb~ las ideas de MI'. Miller, sin em- ro iba perdiendo las fuerzas, un Utawawa le
bargo, son dignas de consideracion, pues los cortó la piel del cráneo, echándole luego unas
hechos á que se refiere demuestran que brasas encendidas en la cabeza. Acto contí-
Nueva-York se hallaba hace ciento cincuenta nuo le desataron, escitándole á que huyera
años tan dividida respecto á puntos de reli- para salvar su vida, y entonces aquel infeliz
gion como lo está ahora, siendo los mismos echó á correr, tambaleándose como un hom-
sus vicios y errores (*). Mr. Miller propuso bre ébrio ; pero apenas hubo dado algunos


pasos, los salvajes pusieron término á su
(') En 1697 se hizo donacion por la corona de cierta igle- horrible aO'onÍa dándole un golpe en la cabe-


Eia que habia en la ciudad de Nueya-York y .de un terreno. . b .
situado en Broadway, conocido con el nombre de «parro-! za. Ultlmamente, para conclmr la fiesta.
quia de la Trinidad,» cada uno de los indios cortó un pedazo del




i~~ HISTORIA DE LOS CAP. III.


cadáver con la intencion de celebrar un fes- para cumplir dignamente con el servicio de
tin.) Tan repugnantes y sangrientas esce- su majestad. Yo cuidaré de que no se mal-
llas dejaron de repetirse, al menos por enton- viertan los fondos públicos, y así como no
ees , merced á la paz de Ryswick, celebrada pienso embolsarme nada, tampoco consentiré
en 1697. que otros lo hagan, y exigiré qu~ se os pre-


Al año siguiente, 1698, llegó á la colonia senten las cuentas con la mayor exactitud
Lord Bollamont , que habia sido nombrado siempre y cuando las reclameis.»
gobernador de Nueva-York en 1695, con La repentina muerte de Lord Bellamont,
encargo de tomar informes acerca de la con- ocurrida en 1701, dejó el gobierno por algun
¡lucta de Fletcher, poner en vigor las dispo- tiempo en manos de Nanfan, el subgoberna-
~iciones relativas al comercio, perseguir la dor, quien procedió de una manera algo
piratería, etc. Bellamont se declaró en contra violenta contra Livingston y Bayard, dos
¡lel partido que Fletcher favoreciá, y á esta hombres de reconocida actividad, que mili-
eircunstancia debió el hijo de Leisler que la taban en las filas del partido anti-Leisleriano.
~"-samblea votase en su favor la suma de 1 ,000 Lord Cornbury , nieto del primer conde de
libras para resarcirle de los gastos y porjui- Olarendon, que habiendo sido nombrado
cios que le originaran los procedimientos gobernador, llegó á Nueva-York en 1702,
seguidos contra su padre. El Parlamento puso coto á las violencias de Nanfan , decla-
proclamó despues la rehabilitacion por medio rándose tambien en contra de los partidarios
de un acta, y los restos mortales de Leisler de Leisler. Oornbury era un hombre disipado
y Milbourne fueron trasladados á la iglesia y sin principios, á quien se concedió el desti-
Holandesa. Bellamont creó tambien una Oan- no mas bien para deshacerse de él que porque
('illeria que fué mirada con celosa en.vidia fuera apto para desempeñarlo. Acosado por
¡tlgun tiempo despues. Merece citarse el dis- sus deudores, no tenia mas objeto que adqui-
curso que este gobernador dirigió al Oongre- rir dinero de cualquier modo que fuese, con
so en el mes de mayo cuando se reunieron el fin de atender á todas sus necesidades, y
sus miembros en sesion. «No puedo menos de por lo tanto, en todos los actos de su admi-
recomendaros tengais presente en qué estado nistracion procedió con la mayor bajeza, co-
se hallaban los negocios á la salida de mi an- metiendo violaciones de todo género y faltan-
tecesor, y con cuántas dificultades tengo do á todas las leyes de la dignidad y del
que luchar ahora: un pueblo'dividido, el te- decoro. El gobernador se emholsó en varias
soro exhausto, la guarnicion reducida á unos ocasiones las cantidades destinadSts al servi-
cuantos soldados medio desnudos; las forti- cio público, y al fin la Asamblea, no que-
ficaciones y hasta la misma casa del gober- riendo consentir mas abusos, quejóse de se-
nador desmanteladas; hé aquí lo que en- mejante proceder; pero Cornbury reprendió
euentro al encargarme de los negocios.» entonces á sus miembros, diciéndoles de paso
Y al recordarles que apenas habia fondos que necesitaba mas dinero.
en las cajas, añadió: «Seria muy sensible A. tal estromo llegaron las cosas en algu-
que yo, que llego entre vosotros con las me- nos años, que la Asamblea dispuso se for-
jores intenciones, y resuelto á favorecer mase un comité de exámen, el cual presentó
vuestros intereses, encontrase aun mas difi- muchos cargos contra el gobernador. Dié-
cultades que las que he tenido que vencer ronse entonces á conocer las resoluciones






CAP. nI. ESTADOfl-UNIDOS.


aprobadas por la Cámara, y por ellas se que tenia por objeto apoderarse del Canadá,
vió que sus miembros estaban decididos á re- yal efecto se levantó un cuerpo de quinientos
clamar de sus derechos no permitiendo que hombres, emitiéndose letras de crédito para
los abusos pasaran mas adelante. Merece atender á los gastos de la guerra. N ueva-York
citarse el testo de una de aquellas resolu- .y Nueva-Inglaterra facilitaron sus contingen-
ciones porque espresa de una manera harto tes y Lehuyler marchó á Lóndres con algunos
significativa el principio que ya antes de la gefesMohawks para solicitar algun socorro,
revolucion sirvió de base para observar una que le fué prometido; pero á pesar de todas
política de resistencia respecto á las recla- estas medidas y preparativos no se obtuvo
maciones que nos hizo Inglaterra. Hélo aquí: resultado alguno, á consecuencia de los re-
«Resolvernos; qué todo impuesto que se exija veses de la guerra con España, por manera
<i los súbditos de S. M. en esta colonia, bajo que todos aquellos gastos y esfuerzos, que
cualquier pretesto que sea, sin el consenti- sobrepujaban á cuanto hasta entonces habian
miento de la Asamblea general, se conside- hecho las colonias, fueron completamente
rará como una infraccion de la ley y una inútiles. Si se hubiese concebido- mejor el
usurpacion de la propiedad del pueblo.» plan, disponiendo un ataque combinado por


Como quiera que Lord Cornbury hubiese 'mar y por tierra, es indudable que el Canadá
llegado á ser tan perjudicial para Nueva- hubiera caido en poder de los ingleses.
Jersey como para Nueva-York, las Asam.,. Habiendo caducado la patente concedida á
bleas de ambas ciudades resolvieron elevar Thomas Neal para el servicio de postas en las
á Ix reina una queja formal contra dicho colonias, se introdujo en América, en virtud


funcionario. Al recibirla, y sin tener de un decreto del Parlamento, el nuevo siste-
1707. d' d C para na ~ en cuenta que Lororn- maadoptado en Inglaterra, estableciéndm~e al
bury era primo su.yo, la soberana dispuso se efecto en Nueva-York una administracion tÍ,
destituyera al gobernador, declarando que la cual debian dirigirse las cartas por medio
no permitiria , ni aun á los individuos de su de los vapores-correos que cruzaban el At-
familia, ejercer presion sobre sus súbditos. lántico. Dicho decreto regulaba tam-
Cuando se supo esto, los acreedores de Co1'11- bien el derecho postal que llabia de pa- 1.710.
bury le hicieron meter en la cárcel; pero garse, eximia á los correos del pago de bar-
poco despues, habiendo muerto. su padre, caje, y autorizaba á los administradores para
dejándole heredero de! título, obtuvo la li- reclamar judicialmente sus derechos en el
bertad y volvió á Inglaterra. caso de que no se satisfaciesen. Al poco tiem-


En la primavera de 1708 fué nombrarlo po establecióse un servicio de postas en el ca-
Lord Lovelace para ocupar la vacante que mino de Neal ,al norte del Piscataqua y al
dejaba Cornbury; pero no llegó. á Nueva- sud de Philadelphia, servicio que algunos


York hasta fines del año. Su admi- años despues se estendió hasta \Villiams-
1.708.


nistracion prometia ser aceptable y burg, en . Virginia. Cuando habia muchas
útil para la provincia, pero no fué duradera, cartas para el sud, el corréo no se paraba en
pues murió á principios de 1709, sucediéndo- Philadelphia, resultando de aquí que la co-


le Ingoldsby en la direccion de los ne- municacion postal tanto para este último
1709. gocios públicos. Durante la adminis- punto como para las Carolinas era bastante
tracion de este último formóse una espedicion I irregular. .


TOMO l., 24




11'\6 HISTORIA DE LOS CAP. III.


Roberto Hunter, escocés de nacimiento, y en el mismo sitio; pero los ü'anceses, que no
que aunque de humilde condicion, se habia se dormian, erigieron otro en Niágara que
elevado á un alto rango en el ejército, suce- facilitaba la comunicacion con los lagos su-
dió á Lovelace en el cargo de gobernador. periores y el Mississipí. Entre tanto Burnet
Habiéndosele presentado tres mil alemanes se veia envuelto en cuestiones desagradables
que tuvieron que huir de las orillas del Rhil}, con la Asamblea y el pueblo, y atendiendo
abandoilando sus casas, á consecuencia de á las reiteradas instancias de este último,
los azares de la guerra, dispuso Hunter que disolvió la primera á pesar de que contaba
'se establecieran en las orillas del Hudson ya once años de existencia. La Asam-


l · . d fi 1 'bl te 1 'd f ' 1727. con a mtenclOn e que ormaran una co 0- ea nuevamen e egl a. no ue mas
nia. Este ensayo no dió buen resultado mien- favorable al gobernador, pues se quejó de que
tras los alemanes estuvieron como súbditos hubiese una Cancillería presidida por Burnet
sujetos al servicio de la reina, porque su sin autorizacion legal. Poco despues fué tras-
manutencion, muy costosa, ocasionaba gran- ladado este gobernador á Massachussetts.
des pérdidas; pero cuando se les concedió el Despues de la corta administracion de
privilegio de ciudadanos libres, formaron Montgomery, que ocupó la vacante de Bur-
una industriosa colonia. Algunos de aquellos net en 1728, en cuya épQca contaba Nueva-
alemanes fueron á establecerse en Pennsyl- York unos ocho mil habitantes, obtuvo el
vania y otros en la Oarolina del nort~, y á nombramiento de gobernador el coronel Wi-
esto se debe que en la primera de dichas ciu- lliam Oosby. En un principio, pareció que
dades el idioma, las costumbres y las opi- seria popular, pero como era persona de ca-
niones sean puramente alemanas. rácter violento, no tardó en indisponerse


La nueva Asamblea reunida por Hunter .con los miembros del Oonsejo y con Juan
no quiso tampoco fijarle un sueldo, Pedro Zenger, propietario del vVeekly Jour-


1711. 1 . 1 f ' dI' d' . '1 b d o cua ue causa e a gunos alterca- nal, perló lcO opuesto a go erna or'y su
dos; pero pocos años despues, el gobernador partido. Oosby entabló una causa por li-
obtuvo una mayoría en la nueva Asamblea belo, disponiendo que el sheriff mandara
que acababa de elegirse y por lo tanto pudo quemar el diario y que se arrestara á Zen-


realizar sus deseos, consiguiendo al gel'. Andrés Hamilton, abogado de Philadel-
1715, fin dominar en este punto á la rebelde phia, defendió la causa de Zenger con tan
provincia sin gran dificultad. buen éxito que hubieron de absolverle, que-


En 1719 dejó Hunter su destino, y \Villiam dando por lo tanto en buen lugar el honor
Burnet, hijo del famoso obispo de esté nom- de la prensa (*). El pobre Zenger, sin embar-
bre, flIé llamado para ocupar la vacante.
Pen"t 'ado 1 ntl b dI' (') IIé aquí lo que dice el venerable Dr, Francis al hablar L l~· e evo n~o erna or (e cuan lm- I


h de este asunto: «Los americanos dispensan :i la prensa pe-
portante era contener el progreso de los fran- riódica, por un espíritu de patriotismo, las mas atentas
ceses en el Oanadá ~ mandó establecer una consideraciones. Hace mas de un siglo que Franklin, el
estacion de parada en Oswego , tomando así
posesion de la orill~ sm; del lago Ontario,
con el pretesto de que las Oinco Naciones
se hallaban bajo la proteccion de Inglaterra.
En 1727 Burnet mandó construir un fuerte


apóstol de la libertad, publicó en un periódico artículos en
que Yituperaba la conducta de la Gran Bretaña respecto á
las colonias. Las Gbservaciones que hizo Zenger en su diario
el Weekly .!U!fl'iwl, acerca de la administracion del goberna-
dor Cosbr, despertaron la energía de todo un pueblo, y
usando las mísmas frases del gobernauor Morris , añadire-
mos, «que la eausa que >le formó á Zanger en 1733 rué el




CAP. IIl. ESTADOS-GNmos. 187


go, se vió abandonado despues y lleno de
deudas, por lo cual se quejó justamente de
la indiferencia y poca consideracion de aque-
llos que hacían antes alarde de ser sus ami-
gos y' favorecedores. l;Ié aquí lo que decia en
un artículo que publicó en su' diario: «Rue-
go encarecidamente á mis suscritores se sir-
van abonarme sus atrasos, pues de lo con-.
trario , y si no lo hacen pronto, me veré en
la precision de suspender el envío .del perió-
dico y proporcionarme el dinero de otro mo-
do. i Hay algunos que me deben siete año~
de suscricion ! .... y como les he servido bien
.por espacio de tanto tiempo, creo justo y ra-
zonable que piensen un poco en mí, tanto
mas cuanto que la ropa que llevo puesta está
ya. muy raida.-Caballeros, aunque no ten-
gais dinero á mano, no olvideis al que sus-
cribe: cuando hayais leido este escrito y
reflexionado sobre él, estoy seguro que no
podreis menos de decir: - i Vaxa, enviemos
al artlculista un poco de jaman, de queso ó
de manteca, etc.!»


Cosby murió repentinamente en 1735, y
mientras se cuestionaba entre los miembros
del Consejo sobre quién habia de reempla-


zarle interinamente, fué nombrado
1735. Cl k' 1-gobernador Jorge . ar e en e ano
1736. La Asamblea empezó como siempre á
discutir el punto relativo á los sueldos, y el
gobernador, resentido, la disolvió; pero el
partido popular triunfO en la segunda elec-
cion , y con este motivo dirigió á Clarke una
infinidad de esposiciones, entre las que hay
alguna como la siguiente, digna de reprodu-
cirse: «Rogamos á vuestra Excelencia nos
permita hablarle con franqueza, y Ell1 la es-
peranza de que no lo llevará á mal, debemos


gérmen de la libertad amerieana, la estrella matutina de
esa libertad que mas tarde revolucionó toda la América .•
Véase el discurso del Dr. Franeis en el .. Fortieth Anniversary
o{ the New Y~rk llislorical Socie/y» 1844, p. 86.


declararle que no es nuestra intencion facili-
tar fondos innecesarios, ni depositar tampo-
co los que tuviéremos en manos del gober-
nador, para que los aplique indebidamente.
Tampoco haremos mas gastos que los que
considerem"t>s justos y necesarios, ni se fijará
sueldo alguno por mas de un año, y aun pa-
ra esto es preciso hacer una ley tal como la
juzguemos conveniente para la seguridad de
los habitantes de esta colonia, que han pues-
to su confianza en nosotros solo con este ob-
jeto, confianza de que no abusaremos nunca
por la gracia de Dios.»


Clarke no creyó prudente entrar en con-
testaciones con unos hombres que. se mos-
traban tan resueltos, y por lo tanto prometió
su cooperacion en todas las medidas que
tuviesen por objeto el bienestar de la provin-
cia. Sin embargo, en el discurso que pronun-
ció ~n la sesion siguiente, dijo que si no se le
abria un crédito en la misma forma y por el
mismo tiempo que ~o habian hecho las Asam-
hleas anteriores, su deber le obligaba á no
aprobar los pagos ni satisfacer las letras de
crédito de la colonia. La Cámara resolvió por
unanimidad no conceder ningun crédito, á
menos de que se garantizase el pago de las
letras, y entonces el gobernador les contestó
que su manera de obrar era improcedente,
que revelaba una presuncion que le estraña-
ba mucho, y que no pudiendo continuar con
semejante Asamblea, la disolvia. En 1741,
tratando Clarke de inclinar á la Cámara á
que accediese á sus deseos, acusó á sus
miembros de querer proclamarse indepen-
dientes, pero la Asamblea rechazó este cargo,
y seguramente con razon ,pues si bien es
cierto que los colonos se mostraban muy te-
naces en lo tocante á que se respetasen sus
leyes y privilegios, no lo es menos que en
aq uella época no se pensaba en una sepa-
raciono Clarke cedió al fin en su empeño y




188 HISTORIA. DE LOS CAP.lII.


aceptó las condiciones de la Asamblea. En
aquel año ocurrió en Nueva-York un hecho
muy semejante al que tuvo lugar en Salem
cuando lo de la brujería, y si bien es verdad
qué no fué tan ridículo, no dejó por eso de
ser menos sanguin.ario. Este suceso se cita
en la historia con el nombre de «La Conspi-
racion de los Negros.» Frecuentes incendios,
causados las mas de las veces por manos
criminales, comenzaron á infundir recelos y
sospechas entre los ciu.dadanos, y atemoriza-
dos estos ante el invisible peligro cuyo orígen
no podian descubrir, escucharon con ávida
credulidad las declaraciones de algunas mu-
jeres perdidas, quienes manifestaban, que los
negros se habian conjurado para quemar la
ciudad y elegir luego como gobernador á uno
de los suyos. Con motivo de esto fueron
arrestados muchos que acusaron á otros ne-
gros, y hasta llC"gó el caso de poner en la cár-
cel á varios blancos, á los que se designaba
como cómplices de la trama.


Llegado que fué el dia del proceso, era ya
tan fuerte la preocupacion contra los infeli-
ces negros, que todos los abogados se auna-
ron contra ellos, y Delancey , presidente del
tribunal, ejerció la influencia de su elevado
puesto para empeorar su causa. Ignorantes
é indefensos, casi todos aquellos infelices
fueron condenados á muerte: catorce pere-
cieron en medio de las llamas, diez y ocho en
la horca, y fueron deportados setenta y uno.
Entre los blancos hubo dos convictos que
sufrieron tambien la última pena.


Una vez desvanecido todo temor de peli-
gro, muchos empezaron á dudar de que exis-
tiese tal conspiracion , con tanto mas motivo
cuanto que ninguno de los testigos era per-
sona de crédito, y sobre todo porque sus de-
claraciones, á veces estravagantes y contra-
dictorias, eran· mas bien propias de personas
imbéciles ó faltas de sentido. De los dos


blancos, hombres al parecer respetables, uno
habia recibido muy buena educacion, pero
era católico romano, lo cual bastaba para
que se le mirase con enojo y mala voluntad.
No hay duda que algunos de los acusados
erán culpables del crímen que se les imputó;
mas la prueba de la supuesta conspiracion


. no fué bastante evidente para justificar aque-
llos asesinatos judiciales que constituyen un
baldon pa~a los anales de la historia de
Nueva-York.


En 1743 fué nombrado gobernador de la
colonia Jorge Clinton, hijo menor del conde
de Lincoln. Una de sus primeras ;
d· .. fi' 1 f' bl t743. lsposlClOnes con rmo as avora es
noticias que se tenian acerca de su talento y
liberalidad ,pues para demostrar la confian-
za que tenia en el pueblo, aprobó un proyecto
de ley que limitaba la duracion de la actual.
Asamblea y de las sucesivas. La Cá-
mara le manifestó su gratitud, adop- t745.
tando las medida~ que á su Juicio era~ nece-
sarias 'para defender la provincia contra los
franceses, que á la sazon estaban en guerra
con la Gran Bretaña. En 1745, los salvajes,
aliados de Francia, hicieron frecuentes inva-
siones en el territorio inglés; alentado el
enemigo al ver que el éxito coronaba sus
empresas, hizo se mas osado, y algunas pe-
queñas partidas se aventuraron hasta los
. arrabales de Albania para emboscarse y
coger prisioneros. Afligida la Asam- .
bl t ·· , d' i,746. ea por es as lllcm:slOnes, acor o en
el año 1746 unirse á otras colonias y á la
madre patria para emprender una espedicion
contra el Canadá, y al efedo suministrá-
ron se fondos con que comprar provisiones al
ejército y se ofrecieron generosas recompen-
sas á los voluntarios. ,Sin embargo, la flota
ele Inglaterra no llegó en tiempo oportuno, y
tanto tardaron las demás colonias en hacer
sus preparativos, que antes de terminarse




CAP. UI. ESTADOS-UNIDOS. 189


estos, pasó la ocasion mas propicia para las
operaciones militares. En 1748 el tratado de
Aix-Ia-Chapelle puso fin á la contienda, pero
solo por algun tiempo, pues pronto debia
trabarse la gran lucha que iba á decidir la
cuestion de predominio. '


En el año 1702, cansados ya los propieta-
rios de Nueva-Jersey de cuestionar con los
colonos, cedieron á la Corona sus derechos
de jurisdiccion , y entonces la reina Ana in-
corporó Nueva-Jersey á Nueva-York, siendo
gobernador Lord Cornbury. Los habitantes
de la primera colonia así como los de la se-
gunda , se resistieron á los abusos y actos
fraudulentos del gobernador. En 1738 solici-
tó Nueva-Jersey el privilegio de elegir por
sí y ante sí el gobernador que le pareciera
conveniente, yhabién~olo obtenido, recayó


el nombramiento en Lewis Morris.
1738. L . . b l\T J a poslcwn que ocupa al' u3Va- er-
sey era tan ventajosa que no debía temer
los ataques é irrupciones de los indios, y de
aquí que su progreso fuera constante á pesar
de las graves cuestiones que tuvo que zanjar
con motivo del papel moneda, de los traspa-
sos de territorio por los indios, y de los es-
fuerzos que fueron necesarios para espulsar
á los intrusos. Despues de la muerte de
Morris, acaecida en 1745, pasó Belcher en
1747 á desempeñar el dif~ciI. cargo de gober-
nador de Nueva-Jersey, pero no supo dirigir


los negocios con mas acierto que sus
1747. d S l't' f' '1' pre ecesores. u po 1 lOa ue conCl la-
. toria, y favoreció la fundacion del colegio de
Princeton, para el cual se espidió una paten-
ie en 1748. Se calcula que la poblacion de
Nueva-Jersey constaba en aquella época de
unas cuarenta mil almas.


rrampoco dejaron de ocurrir turbulencias
en Pennsylvania, mas no por esto dejó de
seguir prosperando. Jorge Keith, cuáquero
escocés, promovió una especie de cisma, lle-


vando la cuestlon de no resistencia mucho
mas allá de lo que hubieran deseado los cuá-
queros mas sensatos. Su crítica sobre la
esclavitud de los negros, que consi-
d b · t'bl t" 1692. era a lllcompa 1 e con es os prmcl-
pios, y el «Manifiesto» que publicó, fueron
causa de que se le desterrase por su inso-
lencia, lo cual bastó pa~a que le considera-
ran los no cuáqueros como una especie de
mártir. Habiéndose justificado Penn de las
sospechas que sobre él recayeran, fué re-
puesto en la administracion de su provincia
en 1694; pero obligado á quedarse en Inglater-
ra á causa de sus muchas deudas, nombró á
Markham para que le sustituyese interina-
mente. En 1696 la Asamblea presentó


1 . l· ·t d " d 1694. á este ú tImo una so lCl u quejan o-
se de la infraccion de los privilegios concedi-
dos en su Carta, y en su vista el gobernador
interino aprobó un bill redactado por la mis-
ma Asamblea, el cual formaba el tercer ré-
gimen gubernativo de Pennsylvania. Penn,
á quien estaba, reservada la facultad de desa-
probar, no quiso sancionar nunca la medida
de su representante. La misma legislatura
aprobó otro bill que al parecer tenia por ob-
jeto imponer una contribucion de trescientas
libras para socorrer á los indios de Albania,
pero que era en realidad para ayudar á pro-
seguir la guerra, conforme deseaba el gober-
nador de Nueva-York. En 1699, despues de
quince años de ausencia, embarcóse Penn
para América en compañía de su familia con
ánimo de pasar en Pennsylvania el


t d ··d . .. 1699. res o e su VI a, aunque eXlstIa en-
tre él yel Cuerpo legislativo una notable di-
ferencia de opiniones, especialmente en la
cuestion relativa á la esclavitud de los nogros .
y á los fraudes y abusos que afeaban el carác-
ter de los colonos en su tráfico con los indios.
Deseando Penn remediar ambos males, pre-
sentó á la Asamblea tres bilts redactados por


- ,'.




100 lIISTORTA DE LOS CAP. IlI.


mismo: el primero tenia por objeto introdu- Penn regresó á Inglaterra, dejando la admi-
cir la moralidarl entre los negros y establecer nistracion de sus bienes particulares y la
una ley para sus casamientos; el segundo direccion de los negocios con la India, en ma-
era para regular sus procesos y castigos, y nos de Jaime Logan, que fué durante muchos
el tercero para evitar abusos y fraudes contra años Secretario de la colonia y miembro del
los indios. La Asamblea desechó el primero Consejo. Apenas llegó Penn á su pais, esta-
y el último, apro.bando únicamente el relativo llaron con mas saña que nunca las disensio-


\ al proceso· y castigo de los esclavos. nes entre la provincia y los territorios, yel
1700. E t dI d' 'P - d t ·bl .. 1


"s o esagra· o a enn, porque, como ano espues se esa eclO (e una manera per-
legislador político, esperaba ejercer mas in- manente en Newcastle el Congreso de


1702.
tluencia; pero no obstante, consiguió, mer- Delaware, que se separaba de Penn-
ced á sus buenas relaciones con los cuáqueros, sylvania. Además del disgusto que le causara
introducir en su desciplina reglas y prácticas á Penn la noticia que recibió acerca de los
que se relacionaban con el objeto primordial prolongados disturbios y del rompimiento
~le los bills desechados, cuyo espíritu se re- definitivo ·entre las dos colonias, vióse acosa-
eomendó al fin poclerosamente á la aprobacion do por las continuas quejas que le dieron con-
general. tra la administracion del gobernador Evans,


Viendo al fin Penn que tendria que luchar indignándole tambien los cargos que injus-
con muchas y graves dificultades si permane- tamente le hicieron á él mismo. Habiéndose
eia en Pennsylvania, resolvió volver á Ingla- asegurado Penn al poco tiempo, despues de
terra, pero antes de hacerlo, puso en juego un detenido exámen, que laf; quejas producÍ-
todos los medios posibles para que los colonos das contra el gobernador Evans eran harto


establecieran una constitucion, sien- fundadas, nombró para sustituirle á Cárlos
1701. do el resultado de sus gestiones, que Gookin, descendiente de una anti-


d t · t t 1 t· . {' ·1· . 1 d 1 1 .. t 71)9. se erogase ermman ,emen e e an 19UO SIS- gua laml la Ir an esa, ecua pareclO
tema de gobierno, aceptándose el que Penn satisfacer al pueblo á quien iba á gobernar.
formó y presentó á la Asamblea. Segun él, y La Asamblea estaha disgustada por haberse
eonforme á lo acordado en el año 1696, con- negado Penn á destituir á Logan, quien, se-
llrmábase al Congreso en el derecho de pre- gun decian, era un obstáculo para el bienestar
:-;entar bills, lo cual, segun las cartas primi- de la provincia. Al poco tiempo embarcóse
tivas, correspondía solo al f?obernador. A este Logan para Inglaterra, y al llegar, Penn,
último se le autorizaba para desechar los que tenia entonces sesenta y seis años, le dió
MUs de la Asamblea cuando no fueren de su para la Asamblea una carta cuyo contenido
n.probacion, pudiendo asimismo nOp1brar su era la espresion de la mas tranquila solemni-
propio Consejo y ejercer el poder ejecutivo. dad y levantados sentimientos. Asegúrase que
La libertad de conciencia quedaba asegurada la misiva produjo honda y poderosa impre-
eomo en un principio, y se concedia el dere- sion en la mayoría de la Asamblea, que d"esde
(~ho de elector á cuantos tuviesen cincuenta aquel momento empezó á echar de menos al
acres en feudo franco, ó sea ciento sesenta y padre de la provincia, esperimentando cariño-
.'ieis libras de propiedad personal. sa ternura hácia aquel hombre venerable


Una vez aceptada la Car,ta de preDilegios~ cuyos eminentes servicios y distinguida re-
segun ~e ]]amó de~pnes el nuevo sistema, ' putacion no podian olvidarse. A consecuencia




CAP, 1Il, ES'fADOS-ENIDOS, 191


de la carta de Penn, eligióse una nueva de que seria muy conveniente imponer tribu-
Asamblea y se orillaron casi todas las cues- tos á las colonias en beneficio de la madre
tiones. En vista de sus apuros pecuniarios y patria, pero, segun dice J\fr. Hildreth, Sir
continuas molestias, el fundador de Pennsyl- Roberto \Valpole manifestó que no se consi-
vania habia resuelto salir de una vez de la deraba con suficiente valor para aventurarse
angustiosa situacion en que se hallaba colo- en semejante paso.
cado, y para conseguir esto, ofreció ceder la Al morir la viuda de Penn, recayeron en
soberanía de la colonia á la reina, mediante los tres hijos de éste la soberanía y ,


una équitativa remuneracion. Un los derechos territoriales de la pro- 1734:.
1. 712. t d '1' , 1 ,," , d H t ' 1 a aque e para lSIS que e ocaSIOno vmCla; pero nmguno e e os eilla a capa-
la muerte algunos años despues, impidió á cidad y talento del padre, ni alcanzó nunca
Penn terminar su negociacion. el menor prestigio. Logan estuvo por espacio


Gookin fué destituido en el año 1716, su- de dos años al frente del gobierno como pre-
cediéndole sir Guillermo Keith. El testamento sidente del consejo, hasta que en 1738 llegó
de Penn originó un pleito de nueve años so- Jorge Thomas , ti quien habian nombrado


bre la soberanía de la provincia; pe- gobernador. Los cuáqueros componian esca-
1717. K 'th d " , t t d 1 bl ro el , que supo a qmrlf Cler a po- samente una t.ercera par e e a po acion,
pularidad, fué apoyado ror todos y conservó pero como eran los mas ricos y estaban ma~
su destino. El gobernador y la Asamblea es- unidos, consiguieron tener de su parte á la
taban en la mejor armonía y por esta razon Asamblea.
la segunda accedió á los deseos de Keith, con- En 1740 se suscitó una desavenenciaacer-
sintiendo la formacion de una milicia vol un- ca de los medios de defensa con que se con-
taria y la adopcion del Código penal inglés, taba, y aunque la Asamblea votó


d b' "1 t t t 1'1 l ' , d 1 1.74:0. que e la sustItmr á os esta u os que en on- 4,000 1)ras para e servICIO e rey,
cés regian. El gobernador se propuso asi- encargó luego ti Sir Thomas que dispusiese
mismo ensayar el sistema de empréstito de de ellas, mostrándose en esto fiel á sus
papel moneda con una emision de quince principios de no facilitar abiertamente fon-


mil libras al cinco por ciento de dos para la guerra. Por aquella época co-
1. 722. 't ' . 't" 1 'lId t ' t 1 m .eres, cuya operaCIOn se repl 10 a menzo a aca ora a con roverSla en re ü


año siguiente en doble cantidad. A conse- Asamblea y los propietarios con motivo""de
cuencia de las torpezas de Logan, á quien alegar la primera que aquellos estaban obli-
habia servido Keith como secretario y con- gados á concurrir á la defensa de la provin-
sejero, el gobernador fué reprendido con bas- cia, por cuanto cobraban de ella una renta en
tante aspereza por alguno de sus actos, sien- censos, etc., mientras que los propietarios y
do destituido en el aüo 1725. Los miembros la Junta de comercio rechazaban semejante
de la familia de Penn deseaban arreglar de principio. Habiendo renunciado Thomas á
una vez la cuestion relativa ti la soberanía discutir este punto con la Asamblea, sus-
de la provincia, y Keith trató por lo tanto I tituyóle en su cargo .Jaime Hamil-
de formar un partido de oposicion contra 01 i ton, hohlbre de reconocida aptitud y 174:6.
1. 726. nuevo gobernador Patrick Gordon que se mostraba muy celoso por la causa de


pero no obtuvo el menor resultado. Al los propietarios.
volver despues á Inglaterra, propagó la idea I




CAPÍTULO IV.
1690-1748.


VIRGINIA, MARYLAND Y LAS CAROLINAS.


El Gobernador Nicholson.-EI comisa!io Blair.-Colegio de Guillermo y María.-Administracion de Andrós.-Fundacion de
Williamsburg.-Facultades del gobernador.-E~píritu de libertad.-El empleo de gobernador convertido en bcneficio
simple.-Administracion dc Spotswood.-Sus actos.-Administracion de Gouch.-Progreso de Virginia.-Negocios de
Maryland.-EI Comisario Bray.-Sociedad para la propagacion del Evangelio.-Persecuciori de los católicos romanos.-
Lord Baltimore se convierte al protestantismo. - Cuestion de límites entre Maryland y Pennsyl vania. - Progreso dc
Maryland.-Asuntos de la Carolina.-El gobernador Ludwell.-Partidos.-Derogacion del Gran Jllodelo.- Visita y traba-
jos de Archdale.-Introduccion del arroz.-Los disidentes pierden sus privilegios.-Anulacion del acta.-Se establece
por la ley la Iglesia anglicana. -Descripcion aCE'rca del estado de la Carolina del Norte, por Bancroft.-Guerra con los
Tuscaroras. - Ataque de San Agustin. -Moore es censurado. - Emision de papel moneda. -Guerra con los Yehtassees, y
otros indios.-Triunfo de Craven.-Pérdida y deudas.-Revolucion de la Carolina del Sur.-La corona se encarga de la
administracion. - Los propietarios venden cl territorio al rey. - Tratado de paz y amistad con los Cherokees. - Emigra-
cion de Suizos. -Prosperidad de la colQnia.


Aunque Guillermo III revalidó el nombra-
miento de Effingham, no obstante los cargos
que resultaron contra él, éste no quiso volver
á Virginia, y Francisco Nicholson aceptó
en 1690 la plaza vacante. En esta época el
reverendo Santiago Blair, que algunos años
antes habia sido misionero en Virginia, volvió
á dicho punto con una comision del obispo
de Lóndres, cuya jurisdiccion se estendia á


·todas las colonias Americanas. MI'. TIlair,
natural de Escocia, era un hombre activo é
inteligente, y durante el medio siglo que se
siguió tuvo una gran influencia en Virgi-
nia (k). A su celosa actividad debióse princi-
palmente que el rey otorgara una licencia


n Bastará para probar la actividad y profundos cono-
cimientos de este escelcnle hombrc, el consig~lar que al
morir, á la avanzada edad de ochenta y ocho años, habia sido
por espacio de cuarenta y cuatro ministro del Evangelio, des-
pues de desempeñar los cargos de Comisario de Virginia,
director de un colegio y miembro del real Consejo.-Prot
Epis. Ch. en Virginia. pág. 75.


para establecer el colegio de Guillermo y
Mar'Ía en Virginia. El preámbulo de la real
órden decia que, «A :fin de proporcionar á
la iglesia de Virginia un seminario para los
ministros del Evangelio, donde se instruya
piadosamente á la juventud, con el fin de que
se propague la fe cristiana entre los indios
occidentales, para mayor gloria del Todopo-
deroso, los miembros y leales súbditos que
componen la Asamblea general de Virginia
se han propuesto fundar un establecimiento
ó colegio para la enseñanza general de la filo-
sofía, teología, idiomas, artes y ciencias.
Este colegio tendrá un director, seis profeso-
res y unos cien alumnos, segun los recursos
con que se cuente, y se redactarán sus esta-
tutos por una comision de vocales nombrada
y elegida por la Asamblea general de la co-
lonia.» Nicholson y otros diez y siete fueron
designados para formar dicha comision, dán-
doles el título de comisarios y autorizándoles




GAP. IV. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 1!.)3
para tener tierras, fincas y rentas por el En 1698 fué nombrado otra vez Nicholson
valor anual de dos mil libras. El reverendo gobernador de Virginia, y con su habitual
Blair obtuvo el nombramiento de director, I actividad dictó varias medidas en beneficio de
v S. M. designó al obispo de Lóndres para < la colonia. Por el mes de diciembre
v • ~d t d 1 1 . ~ fi ,1 dI' . - l' lIt i69S. prImer presl en e e co eglO . .ti. n ue su- e mIsmo ano se apro::Jo e (ecre o .
fragar el coste del edificio y atender al soste- para edificar una nueva ciudad que debía ser
nimiento de los profesores, el rey y la reina mas adelante capital de la provincia en vez
rlieron unas dos mil libras, dotando al colegio de Jamestown. Habíase erigido ya el colegio
con veinte mil acres de la mejor tierra, jun- en el sitio llamado Plantacion del Centr'o,
tamente con la renta perpétua de un penique y viéndose que la comarca era sana', se fijó
por cada libra de tabaco transportado de el asiento de la nueva ciudad en la cercanía
Virginia y Maryland á las demüs colonias del futuro seminario, junto á dos amenas
inglesas. La carta concedia tambien al pre- caletas que afluian de los rios James y York.
sidente y á los profesores el derecho de nom- En prueba de leal afecto, las calles de la
brar· un miembro de la Cámara para que los nueva ciudaq llamada \Villiamsburg se tra-
representase. En agradecimiento á la p-rotec- zaron en la forma de una cifra hecha con las
cion concedida por SS. MM. dióse al colegio letras W. y M., y para costear la construc-
el nomore de Guillermo y María (*). Este fué cion de un capitolio Ó Casa de Estado se
el segundo colegio que se fundó en la Améri- continuó imponiendo un derecho sobre los
ca del norte. licores, decretándose otro para los sirvientes


Sir Edmundo Andros, de cuyos apuros en que no fueran ingleses y los esclavos impor-
Nueva-Inglaterra hemos hablado ya, fué tados en la colonia. Durante la misma legis-
nombrado gobernador de Virginia en 1692, latura se dispuso la revision completa de los
y contrariamente á lo que de él podia espe- estatutos, yen cumplimiento de ciertas órde-
rarse en vista de su anterior conducta, hízose nes recibidas de Inglaterra, hiciéronse es-


muy popular en su nuevo destino. tensivas á los disidentes los beneficios de la
i 692. D tI' - - d '-, ti' . 1 ~ t 1t' f' uran e os seIS anos que esempeno o erancra mg esa. Aunque es o Ú ,lmo uese
su cargo, prestó especiales servicios á la una medida de justicia, poco ó nada debia
colonia, dictando oportunas disposiciones para esperarse de los gobernadores reales en favor
la conservacíon del archivo público. A prin- de la política. «Las facultades 'del goberna-
cipios del año 1693, Tomás Neale obtuvo dor, dice Mr. Bancroft, eran exorbitantes,
un privilegio para establecer una estafeta
en las colonias, con una tarifa proporcionada
á la de los correos ingleses. En 1696 se


aprobó tambien un decreto que fijaba
i696. 1 Id dI" tI" t' e sue o e os n11111S ros ec eSlas 1-
cos asignándoles diez y seis mil libras de ta-
baco, cierta porcion de terreno y una casa,
todo lo cual seria suministrado por la parro-
qma.


(') Anales Americanos, por Holmes, vol. 1, pág. 41,3.
TOllO l.


pues reasumia á la vez los cargos de teniente
general y almirante, tesorero, canciller, pre-
sidente de todos los tribunales del consejo y
hasta obispo, de modo que, la fuerza arma-
da, las rentas,. la interpretacion de la ley y
la administracion de justicia, todo estaba
sometido á su autoridad (*). Cierto es que
las instrucciones de la madre patria, del Con-
sejo y de la Asamblea general, restringian en


(') Flistoria de los Estados-Unidos, por Bancroft , vol. IV,
pág. 26.




{!H HISTomA DE LOS CAP.n'.
parte estos podel'es ,pero como dichas ins-! que habia mejorado en algunos años. La ma-
trucciones eran' secretas, los miembros dé- yor parte de sus disposiciones se refieren á
pendian casi enteramente del gobernador, y los casos de los siervos-coniratados, esclavos,
hallándose la Asamblea sl~eta á una estrecha indios, etc., y en general se distinguen
vigilancia, y por lo tanto en una posicion por su carader humanitario .Y de justicia.
subalterna, el gobernador podia tiranizar al Se señalaban además unas diez y seis mil
pueblo. siempre que se le antojase.» libras anuales á los doce consejeros por


Sin embargo, los habitantes de Virginia sus servicios de asistencia á la Asamblea ge-
tenían cierto espíritu de independencia: co- neral y á las sesiones del Consejo, á propor-
nocian muy bien de cuánta importancia era cion del tiempo empleado en el ejercicio dp
la colonia. para Inglaterra; estaban muy ce- su cargo.
losos de sus privilegios; negábanse á votar A la muerte de MI'. Nott, confirióse la pla-
fondos sin saber antes á qué se destinaban, Iza de teniente gobernador á Iiunter, que fué
.Y merced á sus tendencias aristocráticas, trasladado mas tarde á Nueva-York; pero
conserva ron siempre suficiente influencia y habiendo caido en poder de los franceses,
autoridad en la direccion de los negocios durante la travesía, sustituyóle Edmundo
públicos. Cuando Nicholson apoyó el proyec- Jennings, antiguo presidente del Consejo.
to que tenia por objeto atender á la defensa En 1710 confirióse el cargo de te-
general de las colo;ias, facilitanao cuotas niente gobernador á Alejandro Spots- i706.
para reunir los fondos necesarios, no solo se wood, oficial de edad avanzada, sano juicio
negó Virginia á votar un impuesto, sino que y carácter conciliador,el cual llevaba el de-
justificó unánimemente su proceder á pesar creto que introducia en Virginia el Habea~
ele las órdenes especiales de Inglaterra. Ha- Corpus. Poco despues de su llegada, Spots-
biendo manifestado Nicholson claramente su wood, que al parecer adivinó antes que SUi"
descontento por semejante proceder, perdió colegas los proyectos de los franceses en el
su popularidad, y como quiera que hubiese Oeste y Sudoeste, einprendió" una espedicion
cometido algunos actos q'ue no le ü1vorecian á través de BIne Ridge (Cumbre Azul) y pudo
mucho, fué depuesto en 1705. así reconocer un poco el territorio del Ohio .r


Los ministros de la reina Ana adoptaron de los lagos occidentales. Aunque esta espe-
entonces una política poco prudente dicion no reportó inmediatos frutos, tuvo.


i 705. t d . t" 1 b .. . t Y opor una, pues se acor o conver 11' sm em Jargo, un uen prmClplO, pues o que
en beneficio simple el cargo de gobGrnador, Spotswood fué hecho caballero, y algun tiem-
.Y por espacio de cincuenta años recibió aquel po despues se establecieron varios colonos en
tres quintas partes del sueldo, ó sea mil dos- el hermoso valle que se encuentra mas allá
cientas libras anuales, en tanto que el tenien- del Ridge .. En 1711 se hallaba la provincia
te gobernador percibia las otras dos quintas en UI( estado de paz y dicha completas, y
partes por hacer todo el trabajo. El conde de aunque ocurrieron varias cuestiones en que
Orkney fué el primer gobernador que sirvió tanto el Gonsejo como la Asamblea mostra-
eon este arreglo. El diputado Edwart Nott ron mucha obstinacion, puede decirse que el
vivió solo un año, y sin embargo, durante el bizarro teniente gobernador pasó los trece
tiempo que ejerció sus funciones, procedióse años de su vida oficial en Virginia con han-
ü la quinta revision del Código de Virginia, quilidad y satisfaccion. Es probable que




CAP. IV. ESTADOS-U~IDOS.


~Ir. Bancroft sea exacto al llamarle <1 el me-
jor gobernador de Virginia. »


En 1723 sucedió á Spotswood, H ngo Drys-
dale, que fué bien recibido por el pue-


1723. 11 '¡ 'u' . . rt' . , , 1 ) o (e v lrgmla, y pa !CIpO a as
Itutoridades inglesas que se hallaba la provin-
cia satisfecha yen la mejor armonía. Drys-
dale murió en 1727 y le reemplazó Guillermo
Gouch, militar de carácter afable y finos
modales, bajo cuya administracion disfrutó
Virginia largos nños de paz y prosperidad (*).
Por entonces empezaron tambien los colonos


á penetrar, en BIne Ridge y se esta-
1735.. 1 11 t bleCleron en e va e que se encuen ra
un poco mas allá, aun cuando no habia mas
que algunas aldeas. Destruido el capitolio de
Willamsburg por un incendio, los habitan-
tes trataron de que se trasladara el gobierno,
pero el Consejo se opuso al proyecto. Poco
antes de terminar la administracion de
(touch, se efectuó la sesta y última revision
(lel Código de Virginia.


Segun hemos consignado en otro cüpítulo,
,(,1 gobierno de Maryland estuvo tres años en


, manos de los insurrectos; pues en
1692. 1692 nombró el rey gobernador real
n Lionel Copley, bajo cuya autoridad, no
solo derogó la Asamblea todas las leyes exis-
tentes, sino que formó un Código entera-
mente nuevo. Establecióse en virtud de una
ley la Iglesia Anglicana, y se dividió la pro-
vincia en treinta parroquias, imponiéndose
(liezmos á todos los habitantes sin considera-
(:ion á sns opiniones religiosas. Al tener co-
nocimiento de 'esta disposicion, quejáronse
los católicos romanos y los cuáqueros de
tan gravoso impuesto, y no omitieron nin-
gun esfuerzo para contrarestarlo por todos


(") Durante los diez años de 1720 á 1730 , segun Hildreth,


Jos medios posibles. El reverendo Dr. Bmy.
cuyo celo .y abnegacion son dignos de ala-
banza, fué nombrado comisario por el obis-
po de Lóndres en 1696: :1 sus afanes


1 b" 1 f'" d 1 1696. se (e 10 a ormaClOn en 1698 e a
Sociedad para la propagacion del EuanlJelio
en el estral1jero, así como tambien (iue en
170i obtuviese una carta esta sociedad. El
Dr. Bray visitó á Maryland en 1699, volvió á
Inglaterra el año siguiente y durante el resto
de su vida hizo todo cuanto estuvo en su
mano para favorecer los intereses espiritua-
les de las colonias (*). En el año 1702 y con
arreglo al decreto de tolerancia, todas las sec-
tas alcanzaron libertad de culto, excepto la
Católica Romana. Dos años despues
de haber llegado como gobernador el 1702.
coronel Seymour, empezó contra los papistas
una especie de persecucion legalizada y se
prohibió decir misa en público. En 1709 mu-
rió Seymour y en 17 i 4 le sucedió Juan Hart.


El primer Lord Baltimore se habia hecho
católico romano por conviccion, y el actual
heredero de sus títulos y sus bienes, presin-
tiendo una inminente ruina si él ó su familia
no obtenian una revalidacion de los derechos
de propietario, indujo á su hijo, Benito Leo-
nardo, á que abrazase las doctrinas de la
Iglesia establecida. Conseguido esto, restitu-
yóse inmediatamente á In' familia Calvert la
administracion de la colonia. ~l hijo
menor, llamado Cárlos, heredó el tí- 1715.
tulo de quinto Lord Baltimore un año des-
pues, á consecuencia de la muerte de su pa-
dre. Hart siguió desempeñando el cargo dE'
€?,obernador, y aunque el cambio de religion
por parte del propietario no produjo ningun
efecto especial en MarJ'land, el Cuerpo legis-


(") El Doctor Bray IllUl'ió en -1730 á una edad amuzatla.-
1'1 valor de los géneros ~xportado;; de Inglaterra á Nue"a- El que desee tf~nel' mas noticias acerca de este distinguido
Inglaterra, Nueva-York, Pennsyh'ania, ~ruryland, Virginia yuron y (le sus trabujos, puede yer la obra titulada "lg/I'sia
y Carolina ascendió á libra>; esterlinas. 4.iI2,992. ¡ Episcopal, proles/ante de ;l!oryland» pág. 82.




100 HISTORIA DE LOS CAP, IY,


lativo juzgó conveniente imponer un jura-
mento por el cual se escluia á todos los cató-
licos romanos de tener la menor participacion
en el gobierno'., En 1720 sucedió á Hart
, Cárlos Calvert, pariente del propieta-
1720.: 1 - d ' t' no, y a gunos anos espues se ms 1-
tuyó el sistema de libre enseñanza , con
venta;ja para la colonia y su progreso. •


Desde 1727 en adelante fué gobernador de
Maryland un hermano menor del propietario,
y durante su administracion aprobáronse
varios, decretos por ,los cuales se ofrecian
premios á los que presentaran lino, cáñamo


y hierro. Calvert fué á Inglaterra en
'1727. 1732 Y poco despues llegó á la colonia
el propietario en persona con el principal ob-
jeto ele arreglar la cuestion de límites entre
),Iaryland, Pennsylvania y Delaware. Las
diferencias no se orillaron sin embargo hasta
despues de veinte años de litigios. Lord Bal-
timore regresó á Inglaterra en 1736, encar-
gándose entonces Benjamin Ogle de la direc-
cion de los negocios públicos. Durante el
período comprendido desde esta fecha hasta
la paz de Aix-la-Chapelle, Maryland conti-
nuó prosperando y se apresuró á tomar las
medidas mas oportunas para desbaratar las


intrigas de los franceses y preparar_
'1736. '1" t lId d se a a mmmen e uc la e pre 0-
minio que debia estallar bien pronto entre
las naciones hostiles y las colonias.


En 1690 los propietarios de la Carolina
nombraron gobernador á Felipe Ludwell, y


en su consecuencia vióse Sothel en
1690. 1 "d l' 1 a prec1slOn e (eJar e puerto que
habia usurpado. Ludwell comenzó á des-
empeñar sus funciones en las Carolinas del
Norte y del Sur de un modo que prometia paz
y satisfaccion para la colonia; pero su admi-
nistracion duró poco tiempo, pues habién:
dose promovido las antiguas discordias entre
los eclesiásticos, los disidentes y los hugono-


tes, á la sazon considerables en número f
importancia política, vióse el gobernador en
la precision de retirarse muydisgus-
t d d" d 1 T . H 1693. a o, suce len o e timas arvey
en Albermale, y en la provincia meridional
Tomás Smith, miembro del Consejo, y per-
sona de elevado carácter. En el mismo año
de 1693 se revocó terminantemente el Gran
Modelo que nunca habia satisfecho á nadie,
Y, los propietarios' emi tieron este dictámen:
«Que como el pueblo ha declarado que pre-
feria ser gobernado por los poderes concedi-
dos por la carta, sin consideracion á las
constituciones fundamentales, será conve-
niente para la paz Y tranquilidad de todos.
acceder á su peticíon.»


Con objeto de restablecer la calma, Smith
aconsejó á los propietarios que enviasen ~í
uno de los sUloS , Y siendo aquellos del mis-
mo parecer, designóse para' el gobierno al
conde de Shaftesbury, pero éste no aceptó, J'
fué nombrado en su lugar Juan Archdale,.
cuáquero muy respetable. Las medidas que
éste adoptó, tan acertadas como jui- "
, d' b lt d '1695. Closas, 1eron uenosresu a os, pues-


to que consiguió conciliar hasta cierto punto
á los partidos contendientes, mostrando ade-
más disposiciones ,amistosas hácia los espa-
ñoles de la Florida. Al poco tiempo, Archdale
nombró gobernador á José Blake, sobrino
del famoso almirante, y se marchó á Ingla-
terra.


Poco antes de esto, un buque procedente
de lVIadagascar, con rumbo á Inglaterra, tocó
casualmente en Charleston, y el capitan
ofreció al gobernador un saquito de semilla
de arroz, planta que, segun dijo, habia visto
cultivar en lu,s comarcas orientales, donde em
en estremo apreciada por dar un grano muy
abundante Y escelente para el alimento. Ha-
biéndose hecho la prueba, -mas bien por cu-
riosiebcl que con la esperanza de sacar par-




CAP. l\". ESTADOS-UNIDOS. 197


tido, vióse que daba muy buen resultado y no vin~se con la fuerza armada, los mal conten-
tardó en conocerse su valor. «Desde enton- tos, lejos de atemorizarse, persistieron en su
ces, dice MI'. Bancroft, data la opulencia de i actitud hostil. Sin embargo, la atencion de
la colonia; desde entonces se aumentó .el toJa la provincia se distrajo de estos asuntos
número de esclavos negros, y los beneficios para fijarse en la guerra que estalló entonces
de los campos de arroz indujerón al planta- , con los rruscaroras, pues furiosos estos por
dor á ensanchar sus dominios y á pedir tra- lo que juzgaban una· usurpacion de sus tier-
hajadores al Afi:-ic~. ras, comenzaron á vengarse como acostum-


Aunque la mayoría de los colonos fuese bran los salvajes. Aun cuando los cuáqueros
disidente, sin embargo, en 1704, por una de la Carolina del Norte rehusaron tomar las
ma.yoría insignificante, fueron despojados de armas , la Carolina del Sur suministró algu-
sus franquicias, y concedido el monopolio del nos auxilios; pero de allí á poco declaróse la
poder político á, la Iglesia Anglicana. Opúso- fiebre amarilla, y atemorizados todos los ha-
se Archdale al bill en la junta de propietarios; bitantes, huyeron de la epidemia á ]a par que


.l)ero fué sancionado, gracias á los esfuerzos de los ataques de los indios. En el invierno
de Lord Granville: dos años mas tarde, en siguiente un cuerpo de milicias ,y de
virtud de una esposicion á la reina, se decla- indios procedentes de la Carolina del 1713.
raron nulos y sin valor lbs decretos de into- Sur, subyugó á los Tuscaroras, haciéndoles
lerancia, y en noviembre de 1706, la Asam- ochocientos prisioneros, que fueron vendidos
h]ea colonial los abolió, en cuanto se referian como esclavos. El resto de la tribu huyó há-
<i los privilegios políticos. Con todo, quedó cia el norte y fué á engrosar la confederacion
<>stablecida la Iglesia anglicana como religion de las Cinco Naciones.
(le la provincia; pero siguiéronse graves Habiéndose declarado la guerra entre In-
contiendas y no escasearon las turbulencias glaterra y España en 1702, fijóse en ella la
y los tumultos populares. Sin embargo, el pe- atencion de la colonia, y el goberna-
dodo fué próspero, y sin los riesgos que cor- dor Nloore tuvo ocasion para lucir sus 1702.
rían las demás colonias. conocimientos militares, ofreciéndosele al


Hé aquí la pintura que hace MI'. Bancroft mismo tiempo un medio para enriquecers(~
del Estado de la Carolina del Norte: «Era el con el botin de los españoles ó con los prisio-
santuario ~e los fugitivos y desertores, don- neros indios. En su consecuencia, Moore
de cada uno hacia lo que le daba la gana, sin propuso á la Asamblea una espedicion con-
adorar á Dios ni al César.» El diputado go- tra la colonia española de San Agustin,
bernador Roberto Daniel trató de establecer, y aunque muchos aplaudieron la idea, los


la Iglesia Anglicana, pero inútil es hombres reflexivos dudaron que fuera con-
1. 704. d . . . , b' t t 1 eClr que no conslgmo su o ~e o en re veniente la empresa. Sin embargo, a gran
una gente como aquella. Muy lejos de eso, mayoría d\3 la Asamblea se declaró en favor
siguióse la anarquía, y los partidos se reta- del proyecto, y acto continuo votóse una suma
ron, eligiendo cada cual su gobernador y su de 2,000 libras esterlinas para los gastos de
1. 706. Cümara de representantes. Los cuá- la guerra. Engancháronse seiscientos indioR.


á queros resolvieron resistirse á lo que que por su aficion á esta clase ele espedicio-
1.710. ' .. . 1 que cr81an lllJustO, y aun cuando se nos se prestaron gustosos á empuñar as a1'-
pidió al gobernador de Virginia que inter- mas, y se reunieron otros seiscientos hombres




IIISTORlA DE LOS CAP. IV.


de la IiIilicia, así como tambien varios -bu- que debían amortizarse en tres años con un
'lues para transportar las fuerzas de mar y derecho sobre licores, cueros y pieles. Este
tierm. Designóse Porí-Roya,l para Pl!nto de fué el primer papel moneda emitido en la Ca-
reunion, y de allí salieron los espedicionarios roJina, y por algunos años su valor estuvo
en el mes de setiembre. Segun el plan de ope- á la par. Habiendo Moore acometido á los
raciones, habíase convenido que el coronel indios Apalachianes, consiguió sub-o


1 1 ta 'b' 1706. Daniel, oficial muyesperimentado ,marcha- yugar os, y su sucesor puc o m len
ria con parte de la milicia y un cuerpo de rechazar un ataque de los españoles sobre
indios para atacar la ciudad por tierra, mien- Charleston.
tras q~e el gobernador lo haria por mar. No bien recobrada la Carolina del Norte
Daniel logró su intento, habiendo llegado de las devastaciones de los indios, vióse la del
primero y saqueado la ciudad.; pero los espa- Sur espuesta á la misma calamidad. Tiempo
ñoles habian hecho acopio de provisiones por hacia que aquellos fraguaban sus planes para
cuatro meses en el castillo, y al aproximar-! esterminar á los blancos, estendiéndose la
se Daniel, se retiraron al mismo con todo su I trama desde las tribus de la Florida pasta la¡;;.
dinero ,y sus mas preciosos efectos. Al llegar de los alrededore_s de -Cape Pear. La víspera
JIoore, cercóse la plaza con una fuerza á la del dia en que los Yemassees empezaron su
cual no podian resistir los españoles, que por sangrienta obra, notóse en sus semblante¡;;
10 tanto se mantuvieron encerrados en su for- cierta espresion siniestra y no faltaron otros
taleza y viendo entonces el gobernador que era indicios que revelaban la proximidad. de al-
imposible desalojarlos sin artillería, despachó, guna horrible catástrofe. A la mañana si:"
llna balandra á Jamaica para que trajera guiente, 15 de abril se rompieron las


t 1 1 . t d l' t'l'd d L ... ' 1715. mor eros y )om )as; pero nuen ras aguar a- lOS 1 1 a es. os Jeles empezaron a
ba la vuelta del barco, los españoles de la llamar á su gente lanzando gritos de vengan-
Habana, noticiosos de aquel repentino ata- za; furiosos los jóvenes corrieron, á las armas,
(lue, enviaron dos navíos, uno de veÍnte y y en pocas horas degollaron á unas noventa
dos cañones y otro de diez y seis, que apare- personas en la ciudad de Pocotaligo yen las
rieron á poco frente á la entrada del puerto, plantaciones vecinas. Tambien en Port-Ro-
infuI\diendo tal pánico á Moore, que al punto yal Island hubiera habido muchas mas vícti-
levantó el sitio, abandonando sus naves y mas, á no recibir un aviso providencial del
huyendo precipitadamente á la Carolina. Con peligro que corrian.
este movimiento. no solo salieron de apuros A los Yemassees, que iban sembrando
los españoles de la guarnicion, sino que por todas partes la desolacion y la muerte,
cayeron en su poder los barcos, víveres y mu- obligando á los colonos á refugiarse en Char-
lliciones de los espedieionarios. Al volver de leston. se unieron muy pronto los Catawbas,
Jamaica el coronel Daniel encontró levan- los Cherokees, j los Creeks, todos los cua-
tado elsitio, y en poco estuvo que cayese en i les eran poco antes aliados de los Carolinos
manos de los enemigos. '1 en la guerra contra los Tuscaroras. Segun


Moore fué' duramente reprendido por su pudo averiguarse, las fuerzD's indias ascen-
proceder, que costó á la colonia contraer una dian á s3is ó siete mil hombres, y au~que no
¡leuda de 6,000 libras. La Asamblea aprohó habia en Charleston mas de mil doscientos
un bill para la emision de letras de crédito, h'1bitantes aptos para el servicio, como la




CM'. IV. ESTADOS-VN IDOS. f99
I


ciudad tenia varios fuertes donde podian re-
tirarse los moradores, eLgobernooDf Craven
resolvió marchar .á los bosques con aquella
reducida fuerza en busca del enemigo. Antes
<le esto publicó la ley marcial y embargó to-
dos los buques para impedir que saliesen del
país hombres ó provisiones, y obtuvo además
un decreto de la Asamblea que le facultaba
para reclutar gente, tomar armas, municio-
nes y víveres donde los encontras:cm, armar
los negros leales que pudiesen servir en aque-
lla ocasion y continuar la guerra con el ma-
Jor rigor. Nueva-York y Virginia enviaron
"tlgunas municiones y la Carolina del Korte
prestáel auxilio que buonamentepudo. Avan-
zando entonces Craven en son de guerra,
alcanzó á los indios en Saltcatchers, donde es-
taban acampados, y donde tuvo lugar un
combate sangriento en el que alcanzaron los
lJlancos la victoria. Los Yemassees, derrota-
dos, se retiraron á la Florida, y un año des-
pues, poco mas ó menos, se concluyó la paz
con las demás tribus. En esta guerra p~rdei­
ron la vida algunos centenares de habitantes,
estimándose en 100,000 libras los daños y
peIjuicios ocasionados, sin contar una deuda
de poco mas ó menos la misma cantidad, por
las letras de crédito que se emitieron.


Por mas que se les rogó, no quisieron los
propietarios conceder ningun socorro ni
pagar parte alguna de la deuda, .Y en su
consecuencia, la Asamblea acordó remunerar
á la coloy.ia, disponiendo del territorio de


que fueron espulsados los indios y i 716. . v
haCIendo con él tan favorables propo-


siciones , que inmediatamente vinieron qui-
nientos irlandeses á fijar su residencia en las
fronteras. Pero entonces los propietarios, tan
desavisados como injustos, no quisieron san-
~


cionar lo~ actos de la Asamblea, y despo-
seyeron de sus tierras á estos emigrantes,
que se vieron reducidos á la mayor miseria.


Algunos de ellos perecieron de hambre, y
otros se refugiaron -á ·Jas 'Úolonias Septentrio-
nales, de suerte que así desapareció una
fuerte barrera entre las antiguas colonias
y los salvajes, quedando otra vez el espues-
to país á sus escursiones. El pueblo, que
estaba exasperado, deseaba un cambio de pro-
pietarios , y la opresora conducta ele Trott,
presidente del tribunal, y de Rhett , recau-
dador de impuestos, aumentó en gran manera
el descontento. El gobernador y el Consejo
se quejaron del primero de aquellos
f . . l"t d d t't i718. unClOnarlOS, so lCl an o su e:o¡ 1 u-
cion; pero no solo fué negada la demanda,
sino que se dió órden para disolver la Asam-
blea, lo cual se llevó á efecto, á pesar de la
efervescencia de los ánimos. Los nuevos re-
presentantes elegidos en el mes de
d" 1 'd ~ 1719. lClem :)re se negaron a proce el' como
Asamblea, tomando el carácter de una junta
revolucionaria, y como el gobernador J01111-
son se negase á ~nirse con ellos, los miem-
bros de dicha junta eligieron al coronel
James Moore para que gobernase la colonia
en nombre del rey, formando una asociacion
para la defensa comun , así contra los espa-
ñoles como contra los propietarios. Hecho
esto, se envió un agente á Inglaterra para
que abogase en favor de los colonos, mas
esto dió origen á que se entablase un


1 ' 1 'l'd 1 t 1720. proceso ega para lUva 1 al' a car a
de la Carolina. Durante la instruccion dp


.


aquel, encargóse la Corona del gobierno de
la Carolina del Sur.


Acto continuo marchó á esta última Sir
Francisco Nicholson , nombrado gobernador
real interino, el cual, conociendo poi' espe-
riencia la índolé de los colonos, quiso popu-
larizarse y favoreció tanto como pudo los
deseos del pueblo, eligiendo presiden-
te del Consejo á Middleton y presiden- 1 72t.
te del tribunal á Mr.' Allen, quienes se ha-




200 HiSTORIA DE LOS CAP. IV.


bian <listinguido .en ~l último :novimiento I S.egun lo est~pulado, .el ~'obernador concedió
contra los propietarIOs. Ademas de esto" cmcuenta mIl acres de t18rra para los suizos,


sancionó otra cuantiosa emision de en la márgen noroeste ~el rio Savannah.
1.722. papel moneda, que ocasionó durante señalándole.s por residencia una villa que
algunos años gran confusion y acaloradas llamó Purysburgh, teniendo en cuenta el
cuestiones. ' nombre del principal promovedor de la co-


Aunque la Carolina del Norte no se habia lonizacion. Sin embargo, estos colonos se
rebelado contra la autoridad de los propieta- resintieron cruelmente del cambio de aires,
rios, transcurrido algun tiempo,ajusta.r0n pues muchos de ellos sucumbieron, y los
aquellos un contrato, en virtud del cual ven- que quedaron vivos se arrepintieron durante


dieron sus derechosá la Corona por mucho tiempo del voluntario destierro que se
1.729. unas 22,000 libras. Roberto Johnson impusieran. En el mismo año, segun un
(luedó encargado del gobierno de la Carolina plano recientemente aprobado en Inglaterra,
del Sur, y en el de la Carolina del Norte fué· para impulsar la colonizacion de la Carolina,
repuesto Burrington, que antes estaba en se trazaron once villas en las riberas de los


desgracia, y á quien sucedió en 1734 rios, en espacios cuadrados de veinte mil
1.734. Gabriel Jo~·nston. El presidente del I actes cada uno. Dos de estos planos se seña-
Consejo, GuiHermo Bull, sucedió á Burring- laron á orillas del Alatamaha , dos á las del·
ton, en la Carolina del Sur, en 1737. Savannah, dos á las del Santee, uno á las


A principios del año 1730 envióse á Sir del Pedee, uno á las del \Vacamaw, uno á
"\Jejandro Cumming para negociar con los las del \Vateree, y' uno, por último, á las del
Cherokees, una colonizacion pacífica en las Rio negro. Las tierras de estas villas se di-
tierras inmediatas al rio Savannah. La mi- vidie.ron en espacios de cincuenta acres para
sion de Cumming obtuvo un éxito favorable, c::tda familia qüe viniese ri, ocuparlos y-m~jo­
ajustándose un tratado por el cual se recono- rarlos. En 1737 se embarcaron para la Ca-
cia la autoridad del rey, y se concedian rolina muchos labradores de Irlanda que no
libremente privilegios de colonizacion en los podian mantener á sus familias en su


, , '1' A 'd te ' , t 1 h 1" d d' d ' i 737 • territorIOS me lOS. consecuenC13, e es pals na a ,y a J1en ose conce 1 o a
convenio, los Cherokees permanecieron lar- la, colonia irlandesa algunas tierras en las
gos años en completa paz y amistad con los riberas del Santee, constituyeron una po-
colonos, que se entregaban á sus diversasblacion que se denominó \Villiamsburgh.
ocupaciones, cerca de aquellos indios, sin .Al año siguiente estalló en la Carolina del
ningun temor de ser molestados. Sur, una sublevacion de esclavos que


1 e 1, , f' !! d !!' '1 t E 'd' 1.738. Entonces as aro mas comenzaron a ne SOloca a laC1 men e. ,nV1 lOsas
llamar la atencion, y el número de sus habi- las Carolinas de la influencia española, y
tantes fu~ aumentándose con la gente que codiciando las grandes riquezas de los pue-
llegaba de varios Estados europeos. Alenta- blos de aquella nacion , acometieron algunas
(los por las seguridades que les daba su com- empresas contra los españoles, pero la que
patricio Juan Pe,dro Pury, natural de Neuf- se intentó para apodtirarse de San
chatel, en Suiza, emigraron mas de ciento Agustín no dió resultado alguno. En 1.740.
setenta personas de aquella provincia, y ti, la Carolina del Norte, la cuestion de censos~
estos se agregaron en breve otros doscientos. continuó siendo orígen de discordias, y los




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 201


empleados de la Corona no percibieron su nes eran enviados á Inglaterra para que se
paga en algunos años, si bien se arregló la educasen, los hijos de las familias acomoda-
cuestion en 1748. A pesar de numerosos obs- das. Luego veremos las consecuencias de
táculos y contratiempos, la colonia aumentó este cambio, ocasionado por la ociosidad y la
en pobla"Cion y riqueza, y en algunas ocasio- opulencia.


--_ .. ~ ..... -~-




TOMO l. 26






CAPÍTULO V.
1732 -1754.


FUNDAG.ION y PROGRESO DE GEORGIA.


Origen de Georgia.-.Jaime Eduardo Oglethorpe.- Su carácter y sus meritos.- Objeto de la colonia.- Error de juicio al
principio.- Oglethorpe al frente de la colonia.- Fundacion de Savannah.- Emigracion de 1\1teranos de Salzburgo.-
i\loravos.-.Tudíos.-Montañeses.-Cárlos Y Juan \Vesley en Georgia.-Descontento de algunos colonQs.-Se desea la
esclavitud.-Cuando se introdujo.-Pretensiones de España sobre territorio.-Planes de Oglethorpe.-Resiste las pre-
tensiones españolas.- Ataque infructuoso de San Agustin.-Espedicion española contra Georgia y Carolina.- Proce:;;o
de Oglethorpe.-Cargos que se le dirigen.-Su completa vindicacíon.- Whitfield en America.-La gran reforma.-
Cambios en el gobierno.- Lento progreso de Georgia.- Coste de la colonia.- Nombramiento de gobernador I'eal.-
Hospitalidad del pueblo.-Valor desconocido del territorio.


Algunos años antes de que estallase la
tercera guerra intercolonial se estableeió
la colonia de Georgia en la vasta é im-
lwodllctiva porcion de terreno de la Caro-
lina, que se es tiende entre los rios Savannah


v Alatamaha.Su origen se debe
t732. ". . 1 t' lb' 1 . prmclpa men e a as enevo as m-
teneiones y benéficas ideas de un hombre,
por mas que los fundadores incurriesen el1
errores graves; y el nombre de Jaime
Eduardo Ogleihorpe será siempre honrado
porque mereee la estimaeion de todos. El ob-
jeto de este homhre filanirópieo fué remediar
los males qne resultan del encarcelamien-
to por deudas, esperando tambien aliviar
la dcsgraeia de los pohres de Inglaterra que
<luisieran vivir sóhria é industriosamente
recogiendo el fruto de sus trahajos. Apo'yado
por Lord Percival -:i otros nohles caballeros,
Ogleihorpe obtuvo elel Parlamento umt Car-
ta (1) por la cual se le eoncedia para el o b-
jeto indicado la parte de la Carolina situada


----- --------


('1) Vénnse la;: «colecciones históricas (le Gf'orgia., por el
Del'. G. White.


, ,


al Sud de Sa,-annah; ,la nobleza .Y el clero
coadyuvaron á la empresa con sus genero-
sas dádivas, el Parlamento hizo tambien
algunas coneesiones; y todos, en fin, de-
mostraron el mas vivo interés en favor del
proyecto. Los que miraban las cosas bajo el
punto de vista político, aprobaban el plan al
reflexionar que Georgia lmdiera ser una fuer-
te barrera que contendria á los españoles en
el Sur; los mercaderes se vieron atraidos poI'
las ventajas que les ofrecia la creacion de
un nuevo emporio de comereio, donrle se
trafiearia en vinos y sedas; los protestantes
pensaron .que Georgia seria un punto de re-
fugio para sus perseguidos hermanos del con-
tinente; los que deseaban cunsagrarse á la
conversion de los indios, vieron abrirse antp
sí un vasto campo donde ~jerccr su santa mi-
sion, y todas las elases, en fin, se sintiero?
animadas del mejor deseo para favorecer la
empresa. Añadiremos por último, que el se-
llo oficial de la colonia representaba un gru-
po ele gusanos de seda con esta divisa: «noll
sibi sed aliis» «no para ellos sino para,otros.),




GAP. V. I1ISTORL\ DE LOS ESTADOS-t:~JI)OS. 20.1


El gran e.rror esülYo en destinar para la I diatamente los trabajos preliminares para el
cmigracion á t.oda esa gente inútil y descon- planteamiento de la colonia; se estableció
tentadiza del pueblo que por sus desgracias una batería que dominaba el rio, levantóse
y disgustos no era la mas á propósito para una empalizada, se dispuso conveniente-
ir á soportar nuevas privaciones lejos de su mente una porcion de terreno para huerta y
pais. Las personas que eran verdaderamente jardin,.y por último construyóse un edificio
necesarias, tales como los labradores, artífi- destinado para almaceno .
ces y jornaleros, fueron las únicas escluidas Algun tiempo despues, un cuerpo de nle-
del beneficio de la caridad; mas no obstante, manes luteranos, procedente de los Alpes
este error se remedió despues. orientales, que habia abandonado su pais,


Oglethorpe se ofreció á plantear él mismo huyendo de la persecucion religiosa, olJtuvo
la colonia, y en consecuencia, reunió treinta el apoJo del Parlamento inglés, que les fa-
y cinco familias, que componian unas ciento cilitó los medios necesarios para la emigra-
treinta y cinco personas, buscó un saccrdo- cion. Llevando como jefes á sus' santos
te, una persona entendida en el cultivo de ministros, abandonaron sus hogares y se
la seda, y varios oficiales de justicia, y des- dirigieron á pié á Rotterdam, que era el pun-
pues de proveerse de biblias, catecismos y to de embarque, entonando cánticos de gra-
oüts libros necesarios, se embarcó en Dept- cias. Al llegar á Dover tuvieron una entre-
ford el 17 de noviembre de 1732. A pl'inci- vista con sus correligionarios ingleses, .Y
pios de 1733 llegaron ti Charleston los espe- poco despues, en el mes de marzo do 1734
dicionarios, donde fueron recihidos con la tocaban en la tierra de Georgia, donde for-
mayor benevolencia, y al poco tiempo des-¡ maron: á cort~ distancia del ~avannah, una
embarcaban en las playas de la nueva pro- pequena colonm que so llamo Ebcnezer. Al
vincia. Al remontar el rio Savannah vieron poco tiempo fueron ,á reunírseles algunos de
;isu paso los viajeros una colina de poca ele- sus correligionarios y varios moravos, dis-
vacion, sembrada de pinos, conocida con el- oípulos del conde de Zinzendorf. },Ias tarde,
nombre de Yamacraw Bluff, yen ella fué unos cuantos judíos, que recibieron de sus
donde se resolvió echar los cimientos de la hermanos los recursos necesarios para dqjar
capital de la colonia, que llamaron Savannah,
tomando el nombre del í-io que bañaba aquel
territorio. Oglethorpe eligió para levantar
su tienda un pequeño espacio cubierto por


su pais, emigraron .'i Georgia, donde se les
permitió, aunque no de muy buena gana,
que se estableciesen en paz.


Oglethorpe volvió á Inglaterra en 1734110-
1m grupo de elevMos pinos, pero al volvor vando consigo varios jefes indios .y algunas
de una corta escursion ti los alrededores, lo muestras de seda de Georgia. Los indios flle-
encontró ocupado por unos euantos indios, ron tratados con la mayor consideracioll, y
fiue dejaron el puesto libre sin oponer resis- admirados del poder J riqueza de los ingle-
toncia, ofreciemlo aJ mismo tiempo facilitar, ses, prometieron ser constantemente fieles.
á los pobladores una gran estension de terre- Habiendo concedido el Parlame~to un auxi-
no. (*) En vista de esto, empezáronse inme- lio de 26,000 libras, que facilitaba los medios


-- ------------------


(*) La interesante historia de María Mingrove, que lles-
'~mpefíó el cargo de interprete, y del Rev. Mr. Bossans-
worth, su esposo, se encuentra en las «Colecciones hislóricas
de Georgia", por )1r. White, págs. 21-31.


necesarios para ensanchar el territorio de la
nueva colonia, orupóse la region que se es-
tionde cerea de la Florida, .Y á principios de




HISTOUIA DE LOS CAP. v.


1736, un cuerpo de montañeses de Escocia,
fundó New-Inverness en el Alatamaha. Ogle-
thorpe habia vuelto á Georgia en compañia
de estos últimos y de Juan y Cárlos \Vesley,
célebres mas tarde por la parte que tomaron
en el movimiento Metodista (secta religi~sa).
Cárlos \Vesley se quedó con Oglethorpe en
clase de secretario, y Juan rué elegido párro-
co de la iglesia de Savannah. Este último se
hizo al principio muy popular y todos le es-
cuchaban con gran devocion, pero su exage-
rado celo dió lugar á que se promovieran
ciertas cuestiones que le obligaron á salir de
Georgia. Parece ser que \Vesley habia con-
traido relaciones con una señorita á quien
creyó en un principio muy piadosa, pero con-
venciéndose luego de que no era lo que él y
sus amigos creian, dejó de visitar á la jóven,
quien se casó luego con otro. Al poco tiempo
de suceder esto, quiso comulgar la recien cu-
sada, mas \Vesley se opuso á ello, alegando
que era muy rmf,ndana y que no po(lia recibir
la gracia, lo cual bastó para que el marido
entablase un pleito, reclamando 1,000 libras
por daños y perjuicios. Acusado "Wesley, ade-
más, de haber cometido otros abusos de au-
toridad, y conociendo que el espíritu público
estaba contra él , se marchó de Georgia dis-
gustado, y jamás quiso volver á América.


Los alemanés y escoceses estaban muy
contentos con su situacion, pues la industria
y el trabajo les recompensó como era justo;
pero los demás pobladores pronto empeza-
ron á pedir que se les permitiera el uso del
ron y tener esclavos, dos cosas prohibidas
espresamente desde un principio por los jefes
de la colonia. D3 esb, exigencia, origináron-
se cuestiones y altercados y una agitacion
constante, que prolongándo se por espacio de
diez años, f'ué causa· de que se accediese á la
peticion de los turbulentos, introduciendo la
esclavitud en Georgia.


Convencido Oglethorpe de cuan importan-
te era estar bien parapetado en su posicion,
adoptó las medidas oportunas para fortificar
la colonia contra sus vecinos los españoles.
En una isla situada cerca de la embocadurá
del rio Alatamaha, se construyó un fuerte,
edificándose á poco una ciudad que se llamó
Frederica; y en Cumberland Island, que se
hallaba á diez millas de distancia, en direc-
cion al mar, levantóse una batería con la
que podia dominarse la entrada· de Jekyl
Sound, único paso para ir á Frederica. Al
tener conocimiento de todos estos preparati-
vos de los ingleses, enviaron lós españoles
un comisionado desde la Habana, con el en-
cargo de exigir que se evacuase todo el ter-
ritorio comprendido en la parte Sud de Santa
Elena, por pertenecer al rey de España; pe-
ro, como es de suponer, Oglethorpe se negó
á semejante demanda. El fundador de Geor~
gia era un hombre respetado de todas las
clases, no solo por los grandes servicios que
prestara, sino porque siempre se habia, con-
sagrado al alivio de las de~gracias de los po-
bres, y aunque no poseia nada en el territo-



-rio de Georgia, estaba resuelto á defenderlo
aunque fuera á costa de su vida. Terminados
todos sus preparativos de defensa, Oglethor-
pe marchó á Inglaterra con el fin de organi- .
zar un regimiento, volviendo á Savannah
en setiembre de 1738 con el nombramiento
de comandttnte militar de Georgia y 1.738.
las Carolinas, y la competente allto-
rizacion pai'a «rechazar la. fuerza, con la
fuerza.»


En agosto del año siguiente, Oglethorpe
recorrió unas 300 millas á través do
1 1 'd 1 h 1. 739. os Josques, y cerca o o que a ora
es la ciudad do Colombo, encontró una tribu
de indios, que ofrecieron su auxilio y amis-
tad á los ingleses. Terminada su escursion~
Oglethorpe reunió una fuerza considerable J




~.


CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 205


puso sitio á San Agustin ; pero el éxito de la
empresa no fué favorable. Los esfuer-{740.
zos de Auson y Vernon para des-


truir las colonias de España y entorpecer su
comercio, no dieron tampoco resultado al-
guno, y en 1742, resolvieron los españoles
atacar á Georgia y Carolina con una fuerza


de 3,000 hombres. Solo la ign01'ancia
1.742. d . f, dI' 1 l' e su Je epu o sa var a as co omas
de un.desastre, y gracias á ella, pudo Ogle-
thorpe rechazar un ataque contra ·Frederica
sin gran dificultad. A pesar de su celo por
lo~ intereses de Georgia, Oglethorpe tuvo
que pasar por las mismas pruebas que otros
hombres colocados en su situacion, viéndose
espuesto á infinitos disgustos, á consecuen-
cia de la ingratitud de sus compañeros. Los
descontentos colonos enviaron primeramente
á Inglaterra [.t Tomás Estevans, en calidad
d@ agente, para que presentase varias quejas
contra los jefes de la colonia en general; pero
al ser examinadas aquellas detenidamente
por la Cámara de los Comunes, esta acordó
declarar que «eran falsas, escandalosas y de
reconocida malicia.» El mismo Oglethorpe


fué poco despues á Inglaterra á con-
1.743. t t ,. t 1 h' es ar a Cler os cargos que se e 1-
cieron, y de tal modo se vindicó, que Cook,
su acusador y subalterno, fué destituido
inmediatamente. El fundador de Georgia
casó poco despues , aceptando una consigna-
cion que le fijaton, y aunque no 'quiso jamás
volver á visitar la América, vivió el tiempo
suficiente para ver la proclamacion de la in-
dependencia de los Estados-Unidos. Ogle-
thorpe murió el dia l. o de julio de 1785 á la
avanzada edad de noventa y siete años.


Apenas volvió \Vesley á Inglaterra, em-
bárcóse para Georgia el igualmente célebre
Jorge \Vhitfield, y trabajó con tanto celo
como buen éxito en favor de la caridad y
la religion.: A él se debe el establecimiento


del hospicio que hay cerca de Savannah.
Mr. Hildreth consagra una multitud de pá-
ginas en el segundo tomo de su obra á la
Gran Reforma de Nueva-Inglaterra, debida
á las predicaciones é influencia de Whitfield,
que se vió ayudado por hombres como Jo-
natás Edwards, David Brainerd y otros, :r
aunque en el conjunto estamos conformes
con lo que dice aquel autor, es de presumÍl'
que no todos sean del mismo parecer. «La
religion , tan pura y resplandeciente en su:"
verdades, como el brillante colorido de nues-
tras pinturas antigu'as, va perdiendo su
prestigio é influencia, porque así como lo~
hombres de entonces se complacian en dese-
char la idea, que hoy tienen todos, de que In
religion y la política son inseparables, los
hombres de ahora no se cuidan de que uno
observe tal ó cual religion, sino por 10 que
toca á sus opiniones políticas. ¿ Y no seni
digna esta cuestion de que se discuta, si
partiendo de las ideas teocráticas de los pu-
ritanos, no hemos llegado al estremo opuesto?
¿ Será acaso mejor para la sociedad el indife-
rentismo ateista de nuestros tiempos que el
unánime reconocimiento de la fe que procla-
mó el mundo en las primeras edades h Aquel
de nuestros lectores que quiera aprecia l'
cuanta es la importancia qúe tiene sobre un
pueblo todo movimiento religioso como el de
que vamos á tratar ahora, leerá seguramen-
te con gusto lo que dic~ Mr. Hinton (*) res-
pecto á la «Gran Reforma.»


«En el año 1735 fué cuando por primern
vez empezaron á notar se señales de cierta
agitacion en sentido religioso en Northamp-
ton, Massachusetts, siendo sacerdote el re-
verendo Jonatás Edwards, 'despues director
del colegio de Nueva-Jersey. Hé aquí cómo
se espresa este último: « Por entonces, todn


(') Historia de tos Estados-Unidos, pág, 134.




206 HISTORIA DE LOS CAP. V.


la poblacíon , sin esceptuar clases ni edades,
comenzó á fijarse y á pensar sériamente en
los asuntos religiosos , hasta el punto de ser
estos el tema obligado de todas las conversa-
ciones, no permitiéndose apenas hablar de
otra, cosa. Todos parecian desempeñar sus
ocupaciones mundanas, mas por necesidad,
que por gusto, y no pocas veces las descui-
daban para consagrarse mas tiempo del
necesario á los ejercicios de la religion, que
('ra, en una palabra, el asunto mas impor-
tante ; la piedra de toquo do todos los nego-
cios. Este órden de ideas y sentimientos se
propagó con pasmosa rapidez, durante los
siete años siguientes, no solo por los Estados
(lo Nueva-Inglaterra, sino tambien por.Nue-
va-York y Nueva-Jersey. El Dr. Trumbull
dice (*), que aquel hecho era estraordinario
por todos conceptos; porque escedia á todo
cuanto debiera esperarse de la Providencia;
porque era mas universal de 10 que nunca


. se debiera suponer, y porque se estendia, en
fin , á todas las clases del pueblo, sóbrios y
viciosos, ricos y pobres, sabios é ignorantes.
Al ocurrir en épocas anteriores hechos de
osta naturaleza, solo habian tenido efecto en
la gente jóven , no en los ancianos y niños,
pero esta vez no hubo escepcion de ninguna
clase, y el pue·blo en masa corria á los
sitios donde se celehraba, el culto, no solo los
(lomingos, sino tambien los domás dias de la
semana. Los templo~ del Señor no podian
contener á tanta gente y esta se apiñaba an-
siosa á las puertas y allí donde pudiera oir
la palabra del predicador, llevando su celo
hasta el punto de pasar á otros pueblos y
parroquias cuando llegaban á saber que iba
<i pronunciarse álgun sermono Algunas veces
seguian á los santos minist.ros de ciudad en
eiudad, de pueblo en pueblo, por espacio de


(') Historia de Connecticut , val. tI, p<Íg. 141.


muchos dias, ocurriendo con frecuencia el
llegar á poblaciones pequeñas que no podian
contener ni albergar á tanta gente. El temor
al pecado y á la cólera de Dios era general,
y todos parecían abrigar la conviccion de que
sus actos eran observados de cerca por el
Todopoderoso. Segun la opinion de los hom-
bres de mejor criterio y sano juicio de aque-
lla época, que tenian motivos para conocer
los sentimientos y el estado general del pue-
blo, hubiéranse podido dejar en medio de la
calle sacos de oro y plata ú objetos precio-
sos, con la seguridad de que nadie los toca-


.


ria. El robo, la lujuria, la intemperancia y
otros graves pecados quedaron escluidos, y
las horas de descanso, que en los domingos
y fiestas se empleaban otras v~ces en mun-
danos pasatiempos, consagrábanse ahora á
conversar sobre puntos de religion ,ó á leer
oraciones, cantando las alabanzas del Señor ~
Cuando el pueblo asistia á los templos para
oir un sermon, escuchaba siempre con el
mayor silencio .Y recogimiento, y al salir á
la calle, nadie hablaba mas que de cosas
santas.


No omitiremos decir, porque es circunstan-
cia digna de tenerse en cuenta, que la visita
que hici~ron Wesley y 'Vhitfield al conti-
nente americano, precisanientc en aquella
época, contribuyó en gran manera á difundir
el espíritu religioso que á todos animaba. Los
estraordinarios esfuerzos de este último esci-
taron el celo y aumentaron la energía de mu-
ch~s santos ministros de Connecticut , cuyos
auxilios y sacrificios pecuniarios llegaron ti.
ser mucho mas grandes de lo que nunca pu-
dieran esperar. No solo hicieron los mayores
esfuerzos· en sus propias congregaciones y en
las de las cercanías, sino que predicaron en
todos los puntos de la colonia donde quisie-
ron admitirles sus hermanos. Hiciéronse, en
fin, lloplllarcs en alto grado, y sus trahajos y




CAP, \', ESTADOS- UNIDOS, 207


sus obras fueron útiles para todos. Debemos 'l· una edad avanzada sin variar de conducta, .r
añadir que aquellos santos varones no eran cuando me establecí como sacerdote, tuve
arrebatados en el lenguaje , sino graves, sen- : ocasion de trabar conocimiento con algunos
timentales y persuasivos. Connecticut fué, I de ellos, convenciéndome de que eran unos
mas bien que Nueva-Inglaterra ó las demás buenos cristianos en toda la acepe ion de la
colonias, el punto donde se hallaba el foco palabra. Yo tuve que visitar á varios cuando'
de la santa obra, que en 1740, 1741 Y 1742 se hallaban en sus últimos'momentos y los
se habia generalizado y estendido por todas ví mOI!ir muy resignados y llenos de fé,
partes. triunfando así del último enemigo.»


Calcúlase que durante los tres años cita- Pero dejando á un lado esta digresion, con-
elos se contaron de treinta á cuarenta mil tinuaremos nuestra interrumpida historia.
personas dominadas por el espíritu religioso Como quiera que el gobierno de Georgia no
de que acabamos de hablar. Pudiera haberse habia dejado satisfecho á nadie, resolvieron
:'lupuesto, y no sin motivo, que el ocurrir este, los jefes de la colonia, despues de la marcha
hecho en un período de escitacion seria causa de Oglethorpe á Inglaterra, introducir impor-
de que no se obtuviesen resultados favorables tantes cambios, confiando en primer lugal'
y permanentes, pero sucedió todo lo eontra- la dil'eccion de los negocios públicos á un
rio. Hé aquí lo que dice al hablar sobre este presidente y cuatro consejeros. Guillermo
punto el Dr. rrrumlmIl : Stevens fué elegido para ocupar dicho


, . d d d d t743.
«El espíritu religioso se manifestaba uni- puesto, ya pesar e su avanza a e a ,


forme y constante, .r todos eran los mejores desempeñó las funciones de su cargo á gusto
Gristiai10s que he conocido on mi vida. Yo nací de todos .
. Y fui educado en aqtlelpunto de la ciudad de El progreso de Georgia fué lento é insegu-
Ebron, donde la santa obra era mas constan- ro, no solo á causa de la política observada
te y poderosa. Todos los habitantes sin es- por los jefes de la colonia, sino porque la na-
cepcion alguna ob:;;ervaban el culto con la turaleza del clima y otras circunstancias 10-
mayor religiosidad; eran devotos, humildes, cales influyeron en contra de su prosperidad.
pacíficos y caritativos; dedicábanse con ar- Despues de veinte años de constantes esfuer-
diente celo y ejemplar puntualidad ,1 las prác- zos y de haberse gastado todos los fondos que
ticas piadosas, .Y respecto al gobierno interior facilitó el Parlamento, que ascendian á la su-
de las familias, puedo decir que nunca OCllr- ma de 600,000 libras, sin contar otras 80,000
rió un caso de escándalo ó de insubordina- con que contribuyeron los particulares, nu
cion. Unos ocho ó diez años despues de la constaba Georgia mas que de tres puebleci-
reforma religiosa, aquella parte de la ciudad llos y algunas raquíticas plantaciones, con
donde yo habitaba, formó sociedad aparte, y 1,700 habitantes blancos y 400 ne-
para inducir á MI'. Lothrop, el pastor electo, gros. El valor total de las esp0l'tacio- t 752.
ü que fuera· á establecerse con aquella gente, nos en los tres últimos años apena:;; llegaba
hastó decirle que no habia un solo borracho [t 13,000 libras, pues la esportacion del vinu
en toda la parroquia. :J!Iientras estuve en se habia abandonado por completo, si bien se
aquellos lugares no conocí á una sola familia tenian esperanzas de sacar algun partido de
que no fuera piadosa, ni tuve conocimiento de la seda. Dos a110S despues, la Junta de Co-
que existiese alguna; muchos vivieron hasta mercio propuso cierta forma de gobierno, }




HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. V.


se nombró á Juan Reynolds para dirigir los que á sus vecinas, aun pasaron muchos años
negocios públicos. La legislatura era muy antes de que se conociese el valor de las tier-
semE'jante á la de las demás colonias, y como ras de Georgia, y antes de que se despertase
en ellas, prevaleció en Georgia el espíritu hos- el espíritu de industria que mas tarde difun-
pitalario; pero aunque ya se habian concedi- dió su feliz influencia por todo el país.
<lo á esta las mismas libertades y privilegios


~--.-




CAPÍTULO VI.
1698-:1753.


COLONIZACION y PROGRESO DE LOUISIANA.


Lemoine D' Ibervillc gefe de los colonos.-Entrada en el 1Iississippl.-Importancia del lllovimiento.- Envidia de los
ingleses y buques que enviaron.-Rienville.-D' lberville se encarga de varios proyectos del Gobierno.-Subida del
:Mississippí. - Pérdidas por enfermedades. - Muerte de D' Iberville. - Colonia en Mobila - Condic?on de los colonos. - Su
progreso.-Concesion á Crozat. -Cadillac, goIJernador.-Mal estado ~ la colonia.-La famosa Compañia del Missi-
ssippl. -.T uan La_y. - Sus proyectos financieros y su resultado en Francia. - Fundacion de Nueva-Orleans. - Guerra con
España -Establecimiento militar y eclesiástico.-Poblacion en '1727.-Matanza por los indios Natchez.-Rcvancha de
los franceses. - Guerra con los Chickasaws. - Dificultades para dominar á esta tribu guerrera. - Bienville abandona la
Louisiana.-Administracion del Marqués de Vaudreuill.-Kerlerec es nombrado gobernador.


Por espacio de algunos años despues de la da en el puerto de Pensacola, desembarcó
temprana muerte de La Salle, nadie fué ti D' 1berville en Dauphine 1sland, cerca de
turbar la tranquilidad que reinaba en la :\fobila, descubriendo poco despues el. rio
region mas baja del Mississippí; pero la Pascagoula y las tribus de Biloxi. D' 1ber-
paz de Ryswick indujo á los franceses á ville dejó á la mayor parte áe los colonos
tentar nuevos esfuerzos })ara llevar á cabo en Ship 1sland, guarecidos en chozas, y
su proyecto favorito de establecer una lí- acompañado de su hermano Bienvllle y de
nea de comunicacion directa entre el Ca- unos cincuenta homlJres, proveyóse de dos
nadá y el Golfo de Méjico. Lemoine D' 1ber-' falúas y comenzó á buscar la entrada del
ville, bravo y entendido oficial de marina, Mississippí. Sirviéndoles de guia las aguas
muy apreciado de los canadenses, que (*) fué cenagosas, descubrieron el 2 de marzo la
elegido gefe ó director de esta importante embocadura del gran río, y recorriéndolo
empresa el 17 de octu1;lre de 1698, embarcó- hasta llegar á Red River, recibieron allí de
se, seguido de dos fragatas con unos dos- manos de los indiosJa carta que Tonti habia
cientos pobladores, en su mayor parte solda- escrito á La Salle en 1684. Volviendo á
dos dispersos, y se dirigió á la embocadura emprender la misma ruta, apartóse D' 1ber-
del Mississippí con ánimo de fundar allí una ville de la corriente principal, y atravesando
colonia. A principios de febrero de 1699, los lagos de Maurepas y Pontchartrain, di-
habiéndole impedido los españoles la entra- rigióse por un camino mas corto al punto


donde aguardaba órdenes el cuerpo princi-
(') Mr. Gayarré, en su interesante obra "Romance o{ the pal de los colonos. A la entrada de la bahía


Hislory o( Louisiana,ll v. r, P. 30-36, describe detalladamente de Biloxi, en una arenosa y desierta playa,
un combate naval que tuvo lugar lejos de la costa de Nueva-
Inglaterra, y en el que D' lberville obtuvo la victoria sobre Y bajo los ardientes rayos del sol que ilu-
tres buques ingleses que le atacaron á un tiempo. mina aquella region abrasadora, dispuso


TOMO l. 27




210 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


D' Iberville que se construyera un fuerte, buscar minas de oro. Acompañado de su
l1espues de lo cual regresó á Francia, confi- hermano, volvió á emprender sus correrías
riendo el mando á sus hermanos Sauvolle por el Mississippí, visitando varias tribus
y Bienville. indias, pero no pudo encontrar el metal pre-


Tal fué el principio de la colonia, y au~- cioso: el aneiano Tontí, con algunos de SU$
(lue 'era de todo punto imposible esperar compañeros del Illinois, se unió á D' Ibervi-
que allí se prosperase, habíase dado un He en esta espedicion, y juntos recorrieron
importante paso para adelantar los proyec- por el gran rio· una estension de '


d l f' \' C 3 '11 1 fi b 1" t 700. tos e os ranceses en .ü.mérlCa. omo ·00 mI as. ~as e res ma 19nas cau-
entre Quebec y el Golfo de Méjico existia saron la muerte á muchos de los espedicio-
ya una línea de comunicacion, cierta parte narios, siendo Sauvolle una de las primeras
(le la ilimitada region del Sur, ocupada víctimas. Cuando D' Iberville regr:esó de
entonces por misioneros, y que los france- Francia, á donde habia ido á buscar provi-
ses hahian tomado para sí, amqjonándola siones y soldados, solo encontró vivos


1 I "., 1 b Al . d t702. por medio de cruces fijadas en los ár)o es, loO 10m res. ii gun tIempo espues,
fué agregada al dominio del gobernador de D' lberville cayó enfermo á consecuencia
Biloxi (*). de un ataque de fiebre amarilla, y murió en


Inglaterra, siempre envidiosa de Francia, la Habana en 1706. En aquella época era
resolvió reclamar contra la ocupacion de la Louisiana poco menos que un desierto y
aquel terreno, y al efecto, salió inmediata- no existian dentro de sus límites mas que
mente de Lóndres con direceion al Missi- unas treinta familias.
ssipí una espedicion al mando de Coxe, ci- La mayor parte de los pobladores se vieron
rujano inglés que habia comprado la an- en la precision de abando,n..,r á Biloxi y tras-
ti,gua patente de Carolana. ladarse á Mobila, cerca de la entrada de la


En el :rp.es de setiembre de 1699, hallán- bahía de aquel nombre. Esta fué la primera
dose BienviIle ocupado en sus esploraciones colonia ,europea que se estableció dentro de
1699. cerca de Nueva-Orleans, se le apa- 'los límites de lo que se llama ahora Estado


reció un buque inglés de diez y seis de Alabama, y que por espacio de veinte
cañones; pero lejos de dar áconocer su sor- años, segun afirma MI'. Hildreth, se consi-
presa, y recurriendo á su ingeniosa inven- deró como el primer arrabal de aquella. Los
tiva, persuadió al comandante de que la re- colonos no cultivaron ninguna industria en
gion en que se hallaban estaba ocupada ya particular, dedicándose á la vez á buscar
por una colonia fritncesa, con lo cual pudo I perlas y minas de oro ó hierro, ó á traficar
desembarazarse de tan importuna visita. El en pieles de búfalo. Biloxi era un desierto
sitio del r10 donde ocurrió este incidente, se arenoso; el terreno de Dauphine Island árido
conoce aun con el nombre de «La vuelta é improductivo, y en una palabra, usando
in,t¡lesa.) del poético lenguaje de MI'. ~ancroft , dire-


D' Iberville volvió á principios de diciem- mos con él: «Bienville y sus infelices com-
bre de 1699, encargado de varios proyectos pañeros se hallaban amenazados á cada
importantes, de los cuales era el principal instante por las avenidas del rio y las pica- .


duras de los mosquitos; el silbido de las ser-(') !lis/oria de los Estados·[Jnidos, por Baneroft, v. IV,
pág.2(}2, , pientes, el ca:nto de las ranas y los gritos de




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 21 [


los cocodrilos, parecian indicar bien clara- 700 habitantes, comprendiuos los negros, y
mente que aquel pais debia ser por espacio á pesar de la actividad de Bienville, que llegó
de un siglo mas el dominio absoluto de los á uominar á los inuios ~atchez, construyen-
reptiles. En Mobila, el monótono susurro de do el fuerte Rosalía, y no obstante los es-
las hojas de los pinos, el triste y sepulcral fuerzo s que hizo para m~jorar la colonia, el
silencio de áquellas soledaues y el aspecto estado de esta era bastante lastimoso.
melancólico de un territorio uespobládo, ins- Francia, sin . embargo , no estaba dispuesta ..
piraba á los colonos el deseo ue abandonar á renunciar á los beneficios que pudiera re-
semejante tierra.» Cierto es que de vez en portarle la Louisiana, y el Regente y sus
cuando acudían algunos pobladores, mas á consejeros resolvieron confiársela á la famo-
pesar de esto, el número total de colonos no sa Compañía del Mississipí, con cuya admi-
es cedió nunca de uoscientos en un período de nistracion se creyó que afluirian inmensas
diez años, y á no ser por los víveres que se riquezas á las vacías cajas del tesoro


.1 F . ,\ 1 . t 1717.
enviaron de Francia y Santo Domingo, es ue ranCla . .L~que glgan esco pro-
probable que aun aquellos se hubieran muer- yecto, una de las mas grandes y maravillosas
to de hambre. farsas que se hayan nunca inventado para


No pudiendo, pues, sostenerse por sí mis- llamar la atcncion y engañar y arruinar ,1
ma la colonia, llegó á ser una carga para miles de personas, se puso en ejecucion el
Luis XIV, quien en el año 1712 concedió á 6 de setiembre de 1717; registrándose la
Antonio Crozat un privilegio para que por Carta el mismo dia por el Parlamento de
término de quince años comerciase en todo París. El capital ue la Compañía eraJe cien
aquel vasto P¡Ús que con sus desconocidos millones de libras .


. límites habia proclamado la Francia como El agudo ingenio ue Juan Law concihió
~uyo; dándole el nombre de Louisiana. En aquel grandioso proyecto mediante el cual
el año 1713 sustituyó Cadillac á Bienville en todos se harian ricos con unos simples peda-
el cargo de gobernador. Crozat encargó al l zos de papel. Law habia nacido en Edim-
nuevo jefe que tratase de averiguar si habia . burgo en 1671 , Y tan rápidamente hizo su
minas de algun valor en el país, y Cadillac, carrera, que, segun dice Mr. Gayarré, á los
quien, segun dice Gayarré, era hombre muy
avaro, concibió esperanzas de adquirir pron-


. to una inmensa fortun<1. Estas, sin embargo,
salieron fa,llidas, pues al poco tiempo fué
destituido de sú cargo de gobernador, que no
supo desempeñar con acierto. Disgustado
Crozat con el mal éxito de sus planes, que
tenian por objeto mantener relaciones comer-
ciales con los españoles y tomar parte en el
tráfico de los indios, cuyo comercio monopo-
lizaban los ingleses, pidió al Gobierno en
1717, que se quedara con la colonia, y le
cedió sus derechos sobre ella. En aquella
época no constaba la poblacion mas que de


veinte y tres años habíase declarado ya en
quiebra, y era además un estafador, un ase-
sino y un proscripto, pero no podia negár-
sele que fuera una notabilidad como hombre
financiero. Por lo demás, era persona d~
agradable presencia y finos modales y consi-
guió entusiasmar á los franceses con sus
proyectos, inspirándoles el deseo de obtener
riquezas por todos los medios menos los que
facilita una beneficiosa industria ó un hon-
roso comerclO.


Law llegó á París con dos millones y
medio de francos que habia ganado en el
juego, y seguramente no podia ser la ocas ion




212 HISTORIA DE LOS CAP" VI.


mas oportuna. Luis XIV murió poco despues, 1
1


nombrado Director el célebre hacendista. El
,yen 1716 el Duque de Orleans, entonces afortunado especulador obtuvo el mismo
Regente de Francia, vió que la situacion del cargo en la Compañía del Mississipí, y
tesoro era desesperada y enorme la deuda ambas sociedades se refundieron en una, No
pública, consecuencia todo de las fastuosida- nos queda suficiente espacio para seguir á
des y de la gloria militar del gran rey, que Juan Law en su asombrosa carrera, ni po-
al morir legaba á la nacion tan triste heren- demos tampoco detenernos á referir las peri-
cia. El aumento de impuestos solo para pagar pecias que ocurrieron á los parisienses y á
los intereses de la deuda, era exorbitante; ot~os en su insano empeño de pagar todas
hallábanse agotadas las fuentes de la indus- I sus deudas y hacerse ricos por medio de una
tria; el comercio estaba paralizado; los fa- exagerada circulacion de papel. Baste saber
hricantes no tenian trabajo; el mercader, el que al cabo de algunos años estalló la bomba
artífice , ~l traficante, ricos en otro tiempo, sembrando la ruina y la miseria por todas
hallábanse convertidos en mendigos, y los partes: el Banco suspendió sus pagos en el
{lue aun podian disponer de algunos medios, mes de mayo de 1720 , Y el papel que se ha-
clisponíanse á emigrar al estranjero. La cor- lIaba entonces en circulacion , representando
riente de vida que animaba al país se agotó un valor de 2,235.085,590 libras, quedó re-
por todas sus arterias y el peligro de una. pentinamente reducido á la nada. Law escapó
espantosa crísis llegó á ser tan grave, que se del furor del pueblo huyendo á Bruselas; en
propuso al Consejo de Estado estinguir la 1721 fué á Inglaterra, donde permaneciú
deuda pública declarándose en quiebra na- hasta 1722, Y en 1729 murió en Venecia en
cional por medio de un acta. Aquí debemos la mayor pobreza y oscuridad", Al hablar de
decir, en honor del Regente, que rechazó la Law, dice Mr, Gayarré : «i El que pudiera
proposicion, nombrando luego una comision escribir con todos sus detalles la historia de
para que examinase el verdadero estado de la la farsa del Mississipí, tan funesta en su
hacienda y buscara los medios de remediar corta duracion , ofreceria al mundo el con-
el mal (*). junto de las mas divertidas, monstruosas y


Entonces fué cuando se presentó Law, y exageradas ridiculeces que jamás se hayan
el Regente aceptó ansioso las proposiciones combinado entre sí!»
que aquel le hizo. Acto contínuo establecióse En marzo de 1718 arribaron á Louisiana


un Banco bajo el nombre deLaw con tres buques con tres compañías de infantería
1716. "t 1 d ""11 1 1" t 1 1 un capI a e seIS mI ones (e lbras y sesen a y nueve ca anos, y en e
" "d"d "d" . d . " dI" - 11 i7t8. dlVI loen aCCIOnes e qmmentas libras. mes e Juma e mismo ano egaron


Este Banco dió muy buen resultado, y un tambien sin contratiempo unas ochocientas
año despues se mandó que sus billetes fuesen personas mas entre individuos de tropa y


\
aceptados como metálico en la tesorería real. pobladores: esta fué la primera gente de los
Despues de dar el primer paso, ya es fácil seis mil blancos y tres mil negros que afro-
dar el segundo, y tanto es así, que en el mes ció introducir la Compañía del Mississipí.
de diciembre de 1718 abolióse el Banco de Bienville fué repuesto en su cargo de go-
Law, creándose el Banco Real, del que fué bernador, y á poco envió una cuadrilla de
"-~~- ---~--


e) Historia de la LfJuisiana, por C,ayarré, yol. 1, pág" 199"
trabajadores para que secasen un pantano
situado cerca de la actual ciudad de Nueva-




CAP. YJ. ESTADOS-UXIDOS. 213


Orleans, llamada así en honor del Regente
de Francia. Algunos años mas tarde Bienvi-
lle trasladó á dicho punto el gobierno, y el
tiempo ha denl0strado cuánta fué su previ-
sion y perspicacia al elegir aquella localidad
para capital del valle del Mississipí. Law se
habia reservado para sí doce millas cuadra-
das en el Arkansas, á donde envió como
pobladores á mil quinientos alemanes, y
durante el tiempo que estuvo en auge 'la
circulacion del papel, gastóse con profusion
el dinero para promover empresas y colonizar
la Louisiana ; pero cuando aquel perdió su
valor, los recursos faltaron repentinamente,
y los colonos, que dependian de ellos, queda-
ron reducidos á la mayor miseria.


Habiendo estallado la guerra con España,
Pensacola fué tomado dos veces por los fran-
ceses, pero en 1721 se devolvió de nuevo á
sus primitivos posesores, J el Rio Perdido
llegó á ser la línea divisoria entre la Florida
Española y la Louisiana Francesa. Estable-
cióse luego un cuartel que contendria unos
mil hombres, y un considerable número de
capuchinos J jesuitas se encargó de los inte-
reses espirituales de los colonos. El arroz era
la principal cosecha y alimento de la pobla-
cion, y además se recolectaba algun tabaco y
añil. De la Provenza se importaban los higos


. y de Santo Domingo las naranjas.
1724. E 1'"'2'"" t· 1 bl' ln ,'se acrecen o a po aClon
hasta el número de 5,000 almas, pero la
mitad eran negros.


En 1726 Périer sucedió á Bienville en el
cargo de gobernador, cambio que tuvo lugar
á consecuencia de las intrigas de los enemi-


• gos del segundo; pero poco despues~ empeza-
ron de nuevo las reyertas con los indios. La
tribu ele los Natchez, que al principio reci-,
biera amistosamente á los franceses, y en
cuyo territorio se habia construido el fuerte
Rosalía, comenzó á sublevarse contra las


exigencias de aquellos, que querian obtener
mas territorio, é instigada por la de los Chic-
kasaws, caJó repentinamente sobre el fuerte
en 1729, degollando á todos los hombres y
llevándose las mujeres y niños para vender-
los como esclavos. Un año despues, no obs-
tante, los franceses, ansiosos de tomar la
revancha, esterminaron casi toda la tribu J
enviaron algunos centenares de indios á His-
paniola para venderlos tambien. Los


. 1729.
ChlCkasaws, que traficaban con los
ingleses, interceptando la comunicacion en-
tre la Louisiana superior é inferior, dieron
asilo á los pobres restos de la tribu de los
Natchez, y solo por esto, resolvieron los fran-
ceses someter á los Chickasaws.


En 1732 la Compañía del Mississippí re-
signó la Louisiana en manos del rey, y en-
tonces fué repuesto Bienville en su cargo de
gobernador, encargándosele que de-
'1 l· . 1 Cl' k 1732. c arara a guerra a . os 11C rasaws.
Con arreglo á esta órden, el gobernador for-
mó una flota de sesenta barcas y canoas, .Y
reuniendo á 1,200 Choctaws, como aliados,
subió por el rio Tombigbee y atacó á .
1 Ch' 1 1 f' 1735. os lC msaws; pero os ranceses
fueron rechazados y tuvieron que retirarse.
Tres años despues, todas las fuerzas de los
franceses marcharon de nuevo, resueltas á
dominar á tan altiva y poderosa tribu, mas
esta vez las enfermedades y la escasez de
provisiones diezmaron bien pronto las filas
de. los soldados, y tanto por esto como por
las disensiones que se originaron entre los
oficiales, retiráronse los franceses en 1740 sin
haber sometido á los Chickasaws. El


b· d' d t t 1739 . go Ierno que o muy es con en o por
el mal éxito de la empresa confiada á Bien-
ville, y poco despues, en 1743, envió al Mar-
qués de Vaudreuil para que se encar-
gara del gobierno. A la'edad de sesen- 1743.
ta y cinco años abandonó Bienville la Louisia-




214 IJlSTOTIH DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. VI.


na y no quiso volver jamás á la colonia que
tanto amaba y á la que tanto tiempc habia
servido con el mayor celo.


Desde aquella época en adelante, por espa-
cio de muchos años y bajo la administ1'acion
del Marqués de Vaudreuil, disfrutó la Loui-
~iana de bastante tranquilidad, progresando
gradualmente. De Vaudreuil era un caballe-




ro de reconocida hidalguía, y trató de poner
su gobierno á cierta altura, á pesar de las re-
yertas con los indios y otras enojosas cues-
tiones. Los adelantos de la colonia siguieron
su curso, y todo iba tan bien como pudiera
esperarse. En 1753, De Vaudreuil fué trasla-
dado al Oanadá, y le sustituyó en el gobierno
Korlo1'ec, que era capitan de la Real Armada.


."' ._-~.~ ..... ---- --




CAPÍTULO VII ..
1700-1750.


SITUACION GENERAL DE LAS COLONIAS.


Breve ojearla sohre la situacion de las colonias.-Poblacion de Virginia -Costumbres, progreso y comercio.-Esposicion
á la Junta de Comercio.-Quejas de los habitantes de Virginia respecto á la conducta de los oficiales reales.-Pobla-
cion de Massachusetts.-Comercio, etc.-Connecticut y Rhode Island.-Milicia.-Fundiciones de hierro.-Trabajos eu
las minas.-Progreso de New IIampshire.- Terremoto en ~ueva-Inglaterra -Religion de esta eolonia.-Sus adelantos.
-Modo de vivir, modas, etc.-Diseusion acerca de las intenciones de los colonos respecto á la independencia.-Pobla-
cion y progreso de Maryland.-Comercio de las Carolinas.-Huracan-La fiebre amarilla.-Nueva-York.-El té.-Con-
trabando.-Costumbres y vida social en Nueva-York.-Albania y su ¡;meblo.-Nueva Jersey.-Pennsylvania y su comer-
cio comparado con el de Nueva-York,-Importancia de este breve hosquejo de las colollias.-Proximidad de la lucha
final ~ntre los ingleses y franceses en América,


• Llegados á este punto de nuestra histo- Williamsburg, residencia del gobierno, exis-
ria, será oportuno .y del mayor interés hacer tian en 1727 tres edificios públicos, el Colegio~
una corta digresion para bosquejar breve- la Casa de Estado y el Capitolio, que se con-
mente la situacion y estado de las colonias sideraban como las mas acabadas obras de
Americanas. Ya en diversas ocasiones hemos arquitectura del pais. Las clases elevadas
llamado la atencion delledor sobre el mismo practicaban la hospitalidad en gran esca1a~
asunto; pero no estará de mas consagrar á él su pasatiempo se reducia en casa á jugar ú
otras cuantas páginas á fin de que se ten- los naipes; pero la caza y las riñas de gallo~
ga idea mas clara del verdadero estado de eran diversiones comunes á todos. Habia tam-
los asuntos en las colonias y de su gradual bien en esta ciudad un teatro, el primero que'
desarrollo durante la primera mitad del si- se construyó en las cólonias británicas. Mu-
glo XVIII. Al hacer esto nos referiremos á chas orgullosas familias de Inglaterra que
.MI'. Grahame, cuyo resúmen consideramos esperimentaban reveses de fortuna, solian
digno de entera confianza. irse á Virginia para evitar las miradas com-


A principios del siglo XVIII la poblacion pasÍvas de sus aristocráticos amigos, y lo~,
de Virginia ascendia á sesenta mil habi- jóvenes que por sus desgracias ú otras cir-
tantes, de los cuales la mitad eran escla- cunstancias no podian vivir bien en su pai;.;
vos, componiéndose la milicia de unos diez
mil hombres; pero esta se aumentó hasta
18,000 en 1722, por lo que puede inferirse
que hubo un gran acrecentamiento de pobla-


cion. En 1750, llegó esta á constar
1.722. d 6 1 . b' d 1 e 1 0,000 a mas, SI len mas e a
mitad pertenecian á la clase de esclavos. En


natal, emigraban á América, donde les er<t
mas fácil colocarse y adquirir una posicion
mas conveniente.


El arte de imprimir se introdujo por pri-
mera vez en Virginia en 1729, Y en
736 bl" l' -'d' d 1.729. 1 se pu lCO e prmler perlO lCO e


aquella colonia~ en vVilliamsburg. De Vir-




2W HISTORIA DE LOS CAP. YIl.


gIma y l\1aryland se esportaban entonces
anualmente unas cien mil cajas de tabaco,
(valuadas en ocho libras cada una) empleán-
dose por lo general doscientos barcos para
el transporte. Inglaterra ganaba con este co-
mercio unas 500,000 libras al año. Los mi-
nerales de hierro y cobre, la cera, el cáñamo
.Y la seda en crudo, se transportaron por pri-
mera vez de Virginia á Inglaterra en 1730.


En una exposicion dirigida á la Junta de
Comercio, en tiempo de la reina Ana, se en-
cuentra el siguiente párrafo: «En cada rio
de esta provincia hay hombres, en número
de diez á treinta, quienes por medio del co-
mercio y de la industria han adquirido cuan-
tiosos bienes y facilitan á otras personas de
la clase pobre los medios necesarios para su
sostenimiento, con la seguridad de que, de-
pendiendo de ellos, siempre estarán dispues-
tos á servirles. Entre esos hombres se cuentan
los miembros del Consejo y de la Asamblea
.Y otros oficiales del gobierno. Los habitantes
consideran que esta provincia es mucho mas
ventajosa ¿L su majestad que todas las demás,
y deducen, por lo tanto, que debieran tener
mayores privilegios que el'resto de los súbdi-
tos de la reina. La Asamblea cree que debe
gozar de todos los derechos y privilegios dc
un Parlamento inglés, y empieza á reunir
datos acerca de los procedimientos de aquella
honorable Cámara para regirse por ellos. El
Consejo es de parecer que se halla en el mis-
mo caso respecto á la Cámara de los Lores.»
Probable es que esta peticion se fundara en la
escrupulosa investigacion de los hechos, pero
no seria de estrañar que tambien fuese dicta-
da por el deseo que tenia la Junta de engran-
decerse.


Los Virginios se quejaban, y con razon, de
la insolencia de los comandantes do los bu-
ques de guerra encargados de cruzar la costa
para proteger el comercio, insolencia que ya


llegaba á ser insufrible, aumentando el deseo
que tenian los provinciales de medir sus
armas con aquellos altaneros marinos qne
hacian alarde de su superioridad en todos
conceptos. Virginia era muy leal en su afecto
á la madre patria, mas sin embargo, no lle-
vaba á bien que se impusiesen restriccione:;:.
á su comercio, y cuestionaba siempre acerca
del derecho que habia para una intervencion
contra la cual reclamara siempre aunque sin
resultado. La Asamblea, por su parte, no so
mostraba dispuesta á costear el sostenimien-
to de los fuertes y otros medios de defensa
que podian servir contra ella en caso de una
lucha.


l\1assachusetts, no menos que Virginia,
habia aumentado tambien su poblacion, pues
á principios del siglo XVIII contaba de se-


, .


tenta á ochenta mil habitantes: en 1731 as-
cendió el número á ciento veinte mil hombres
libres y dos mil seiscientos esclavos, y en
1750 llegó á doscientos mil. En el comercio
se empleaban seiscientos buques que tendrian
lo menos ocho mil toneladas, y la mitad do
ellos estaban destinados al tráfico con Eu-
ropa. En las pesquerías de esta colonia
ocupábanse constantemente unas seis mil
personas. Parece ser que Connecticut habia
progresado igualmente, porque en 1750 se
calcula que contaba con 100,000 habitan-
tes; Rhode Island, quo á principios del si-
glo XVIII solo tenia 10,000, llegó en 1730 al
número do 18,000, de los cuales, 985 eran in-
dios y J ,648 esclavos negros: en 1750 tenia
la colonia 30,000 haoitantes, y Newport, que
era la metrópoli, unos 5,000, incluso lo~ in-
dios y los negros. En 1732 se publicó en esta
colonia el primer periódico. En el año 1738
contábanse en Newport siete capillas ó tem-
plos; en Portsmouth habíase formado una
gran sociedad de cuáqueros encargada de la
observacion del culto, .Y en los demás pueblos




CAP. VII. ESTADOS-l.:NIDOS. 217


de la colonia ascendia á veinte y cinco el nú-
mero de asociaciones destinadas á este mismo
objeto. Respecto á New Hampshire, vemos
tm los Anales de Horns que su poblaciíll1 en
1750 se calculaba en 24,.000 habitantes.


La milicia de Nueva-Inglaterra se compo-
nia en aquella época de unos cincuenta mil
hómbres. El mineral de hierro era el único
que habian tratado de aprovechar los colo-
nos, y por lo tanto, estableciéronse seis fun-
diciones y diez y nueve früguas. En 1730 se
esportaron á la Gran Bretaña 5,000 tonela-
flas de hierro que produjeron Nueva-Ingla-
terra y la Carolina. Hácia 1712, ciertos
aventureros del Connecticut concibieron es-
peranzas de enriquecerse por haber descu-
bierto dos minas de cobre, en las cuales se
creyó, aunque equivocadamente, que habria
algunos filones de un metal mas precioso. En
una de dichas minas, situada én Simsbury,
se trabajó muchísimo, pero con muy poca
ntilida"d, y la escavacion que se practicó fué
destinada luego para hacer una prision. Esto
hizo decir á Trumbull, aunque algo seca-
mente, que m~s utilidad produciria aquel ca-
labozo que todo el cobre que pudiera estraerse
de la mina.


Ya hemos. hablado antes de los disturbios
que se suscitaron entre New Hampshire y
Massachusetts con motivo de haber exigido
la primera de dichas colonias que se nombra-
se un gobernador para ella sola, y ahora
añadiremos, que despues de muchos acalo-
rados y enojosos debates, se resolvió al fin
la cuestiono El comercio de New Hampshire
en aquella época consistia principalmente en
la esportacion de maderas y pescado á Espa-
ña, Portugal y las islas de Carribee. Durante
el invierno se despachaban algunos peque-
ños buques á las colonias del Sur, con géne-
ros ingleses y de la India oriental, y volvian
luego con cargamento de trigo y tocino. La


TOMO l.


fabricacion del lienzo se habia aumentado
mucho con la llegada de los emigrantes ir-
landeses. Aunque se consideraba, y con ra-
zon, que el clima de New IIampshire era·
sano, declaróse no obstante en aquella época
u~a fatal epidemia que llamaron los colonos
el mal de garganta, y que se desarrolló otra
vez en 1754 y 1784, causando grandes estra-
gos. Los síntomas de esta enfermedad eran
los siguientes: hinchazon en la garganta con
manchas blanquizcas ó cenicientas, cierta
erupcion en la piel, y una estremada debili-
dad en todo el cuerpo, con fuertes tendencias
i:t la descomposicion de la sangre. Belknap
dice que la rcmota causa de aquella enferme-
dad es uno de esos misterios de la naturaleza
que se han rcsistido á la investigacion huma-
na. Respecto á la inoculacion para ~vitar las
consecuencias de la viruela, ya hemos habla-
do de esto en otro capítulo y no necesitamos
añadir mas.


El 29 de octubre de 1727, estando el cielo
puro y sereno, y tranquila la atmósfera, es-
perimentó Nueva-Inglaterra un tremendo
temblor de tierra que, conmoviéndola hasta
en sus últimos cimientos, derribó un conside-
derable número de edificios, arrojando infi-
nitas personas por el suelo. En el mismo dia
la Isla de la Martinica se vió amenazada del
mismo desastre por otra convulsion de la na-
turaleza.


Nueva-Inglaterra seguia distinguiéndose
aun por el celo religioso de sus habitantes;
pero este celo era por fortuna menos intole-
rable que el de los primitivos tiempos de las
colonias Puritanas, y cuando algunos se de-
jaban llevar del fanatismo, tratábaseles como
merecian, sin observar un gran rigor. Los
errores, hijos de la supersticion, no se casti-
gaban ya con la horca ó con la hoguera, ni
se martirizaba tampoco á las personas por
esas faltas que debian provenir tan solo de


28




218 HISTORIA DE LOS CAP. VII.


un extr~vío de la i~t~ligencia. En ,1725 s,e I medio de la estancia ~na, gran vasija llena de
presento una proposlclOn para reumr un SI- ponche para que se SlrVleran los que iban ú
nodo en que tomasen parte las congregacio- visitar la casa. A cada lado de la sala habia
nes de todas las iglesias de Nueva-Inglaterra; un espacioso gabinete ó estudio, cubierto de
pero se abandonó luego este proyecto en vis- . grandes espejos, y cuyos adornos y mueblaje
ta de la oposicion del gobierno. I consistian por lo general en magníficos tapi-


A pesar de conservarse aun algunos restos ces turcos, cortinas de seda, cuadros y ma-
del severo Puritanismo, la condicion social pas, un reloj de bronce, sillas de cuero rojo :r
del pueblo habia progresado, notándose finu- un par de grandes candelabros de cobre. Las
ra en las maneras, franqueza y liberalidad. habitaciones interiores estaban provistas de
Los gohernadores reales vivián con cierta todo lo necesario para la comodidad, y en las
esplendidez, formando el centro de una so- alcobas no faltaban buenas camas de pluma.
ciedad de personas de buen tono, en la que La despensa contenia una gran provision de
alternaba la' gente rica del pais con los em- fiambres, confituras, fruta seca y vino de
pleados y otras personas que tenian parte de Madera. Algunas vec~s veíanse tambien jar-
su fhmilia en Inglaterra. El modo de vivir y . rones de plata, copas para vino y efectos de
de vestirse indicaba claramente la superiori- I vajilla, y la cocina aparecia cubierta de toda
dad. Habia algunas personas á quienes pu- clase de utensilios de hierro y cobre, forman-
diera llamars,e la cla~e media ,del in,terior, I d~ una -:istosa batería. lV~uchas familias te-
las cuales tenían consIderables fincas a seme- man crIados', y en una VImos un muchach()
janza de los propietarios de Inglaterra, yeran escocés que figuraba en el inventario de la
notabilidades en sus respectivos condados, casa, tasado en la cantidad de 14 libras. Lo¡.;
donde desempeñaban cargos ya civiles ó mi- esclavos negros formaban con frecuencia par-
litares, por ser en su mayor parte miembros te de la servidumbre. Respecto á los trages~
del Consejo general. Esta diferencia de clases baste saber que la mayor parte de las señoras
fué desapareciendo gradualmente segun pro- mostraban gran empeño en vestir segun la¡.;
gresaba la colonia, igualando con corta di- modas de Lóndres y París.
ferencia las fortunas de la parte principal de Como cosa notable y de interés, diremo:--
sus habitantes. aquí que el primer retratista de América fué


En los primitivos tiempos, los graves Pu- Juan Smibert, artista escocés que vino con
ritanos habian tratado de poner coto al lujo, Berkeley y pintó aquel cuadro del obisp0 y su
pero la influencia de aquellos no se dejaba 'ya familia que se conserva aun en el colegio de
sentir, por lo cual no es de estrañar, que se- Yale Colles. Tan agradable arte no tardó
gun aumentaba la riqueza en Nueva-Ingla- mucho en excitar la aficion en las colonias~
terra hubiera mas Ü1UStO y ostentacion. Los y á eso debemos sin duda que Re haya con-
siguientes detalles no dejan de ser oportunos servado hasta aquí el retrato de Washington
é interesantes al llegar á este punto: «En las cuando era jóven. Pero aunque las artes y la
principales casas de Boston, dice el escritor, literatura fueran difundiéndose, las diversio-
habia un gran salon adornado de pinturas, nes públicas eran aun miradas con desagra-
con una gran lámpa-ra en el centro y un a1- do por los magistrados de Nueva-Inglaterra.
rnohadon de terciopelo en la ventana princi- La comedia de Otway, titulada El Huérfano.
palque daba al jardin; á veces veíase en fué representada en un café de Boston en




CAP. VII. EST.tDOS-U:><IDOS. 2!U


1750; mas estas funciones se prohibieron
luego, alegando que perjudicaban á la indus-
tria y al ~rabajo, y aumentaban la impiedad
respecto á la religion. A pesar de esto, una
compañía de actores de Lóndres trató algun
tiempo despues de establecerse en Nueva-'
York, Philadelphia y otras ciudades del Sur.


La cuestion de si los colonos de N ueva-
Inglaterra deseaban ó no en aquella época sa-
cudir el yugo de la madre patria, daba lugar
:i continuadas discusiones en la Gran Breta-
r1a. Algunos miembros de la Junta de Comer-
cio, manifestaban claramente que tal era la
intencion de los colonos, llegando hasta el
punto de asegurar que nada sino la directa
intervencion del Parlamento Inglés, podria
apaciguar' aquella sed de independencia. Los
colonos, por s~ parte, declararon, cuando se,
les hizo aquel cargo, que no, habia ningun
fimdamento para creer tal cosa, y nosotros
somos tambien de este parecer. Sin embargo,
n.o aseguramos tampoco que los colonos de
Nueva-Inglaterra, al comprender que la ma-
dre patria abrigaba el designio de imponer-
les pesados impuestos, exigiéndoles cosas
contrarias á sus leyes y prácticas estableci-
das, no pensasen, convencidos de su poderío,
en proclamarse independientes; pero esto, so~
lo como una cosa posible, aunque no proba-
ble por entonces. Fácil será pues comprender
qué locura era provocar semejantes discusio-
nes en las colonias, pues ,bien podia suponer-
se que el jóven gigante sacudiria bien pronto
el yugo en caso necesario, sin es citarle á me-
dir prematuramente sus armas con su dueño
y señor.


En 1734 parece ser que la poblacion de
Maryland constaba de 36,000 habitantes,
contándose como blancos poco menos de las


tres terceras partes. El estado de la
1.734. .


sOCledad y de las costumbres en' esta
colonia se asemejaba naturalmente mucho


al de Virginia. En Maryland comenzó á fun-
cionar en 1726, es decir, tres años antes que
en Virginia se disfrutase de esta ventaja, una
prensa de imprimir.


Asegúrase que los habitantes de la colonia
de que vamos hablando sacaban gran parti-
do de su conocimiento en ciertas plantas me-
dicinales y su uso, lo cual delJieron á su pro-
longada paz y amistad con los indios. Los
sueldos de los empleados eran muy bajos.
En 1732 la Asamblea impuso cierto derecho
sobre el tabaco, para el pago de toda clase
de deudas, fijando un penique por libra y
veinte peniques por cada fanega de trigo. Los
católicos romanos formaban la mayoría de la
~/


poblacion de la colonia, pero tambien habia
muchos protestantes establecidos en las co-
marcas fronterizas de Virginia y Maryland.


La poblacion de la Carolina del Norte
constaba en 1710 de 6,000 habitantes, pero
es prohable que se aumentara considerable-
mente algunos años clespues, si bien,debemos
observar de paso, en confirmacion de lo que
ya hemo,s dicho, que en la primera parte de
este siglo era el pueblo de dicha colonia uno
de los mas turbulentos é irreligiosos que se
con ocian en América. En el año 1700 la po-
blacion de la Carolina del Sur no llegaba á
0,000 almas, pero en 1723 subió el número
á 32,000 habitantes, de los cuales 18,000 eran
negros. Además del comercio con Inglaterra,
en el que se empleaban buques británicos,
esta colonia mantenia otro en gran escala
con las Indias Orientales, Nueva-Inglaterra,
Pennsylvania y N ueva-York. Desde 1720 ¿i,
1730 se esportaron de la Carolina del Sur
mas de 44,000 toneladas de arroz yen


t 'lt' - 1 d l' 1. 730. es e u Imo ano e número e ese avos
negros ascendia ya á 28,000, cuya cifra se iba
acrecentando de año en año. Con respecto á
la vida social y costumbres de los colonos,
puede decirse que eran muy frugales, pues el




220 HISTORfA DE LOS CAP. VII.


lujo no llamaba aun la atencion. La ímpren- cés é inglés. Los ciudadanos eran de carácter
ta se introdujo en 1730, y en 1734 vió la luz alegre y muy sociables; todas las semanas
pública el primer periódico. La mayor parte se reunian varios clubs, y en el invierno dá-
de los colonos pertenecía á la Iglesia angli- banse bailes y conciertos. La vida era menos
cana; pero tambien abundaban los Presbite- costosa que en Boston, y los hijos de Nueva-
rianos. Durante el verano de 1'728 se sintió York se dedicaban por lo general al comercio.
en la Carolina del Sur un calor estraordina- y al tráfico. Albania, progresando en civili-
rio, no conocido hasta entonces, pues la tier- zacion, conservaba aun muchos resabios de
ra estaba literalmente abrasada, los pozos se su orígen holandés. La arquitectura era muy
secaron y los ganados padecieron muchísimo. semejante á la de Delft ó Leyden, .y en los te-
A tan insoportable calor, siguió luego un fu- jados de las casas veíanse esas canales que


rioso huracan que ocasionó infinitos se encuentran en las ciudades de la Europa
t 728. d t . t b t . 1 1 es rozos, y como SI es o no as ara, contmenta y que anzan sobre el transeun-
declaróse luego la fiebre amarilla con tal ma- te torrentes de agua sucia ó de nieve der-
lignidad que murieron infinitas personas. Así retida. En los portales habia bancos á los
pues, al aumento de riqueza en la colonia si- lados, donde se sentaban por la tarde los in-
guióse un aumento de gastos por consecuen- quilinos ó sirvientes que se reunian para
cia de tantas calamidades, y no se pensó, charlar, en tanto que el ganado vagaba á su
como era natural, en el lujo y la ostentacion. antojo por las calles de aquella ciudad medio


A principios del siglo constaba Nueva- rústica. En el interior de las casas hacíase la
York de 30,000 almas, y en 1732 habíase limpieza al estilo de los holandeses, y las
doblado este número, pero habia unos 7,000 mujeres cuidaban de lavar bien los suelos y
esclavos: en 1750 se contaban ya en esta pro- dejar muy brillan.tes los utensilios de la co-
vincia 100,000 habitantes. Calculábase en cina. Los habitantes de Nueva-York vivian
100,000 libras el valor de las importaciones con ejemplar sobriedad, componiéndose su
anuales de esta provincia; en 1736 entraron almuerzo tan solo de una taza de té con un
en el puerto de Nueva-York 211 buques con terroncito de azúcar, y la comida, de pan,
sus cargamentos, y salieron 222. En aquella leche y manteca, si bien algunas veces to-
época fué desarrollándose gradualmente la maban un poco de ca,rne asada ó cocida. El
aficion al té, dando esto márgen á que los co- uso de las estufas era desconocido, pero las
lonos se dedicasen al contrabando en grande inmensas chimeneas, por medio de las cua-
escala, á fin de obtener aquel artículo á un les podia pasar una locomotora con sus wa-
precio mas bajo que el fijado por la Compa- gones, ofrecia bastante abrigo á los buenos
ñía inglesa de las Indias Orientales. Por este habitantes' durante las largas noches de in-
medio obtenian el té con una rebaja de trein- vierno. Entre los ingleses reinaba la misma
ta por cien too En 1732 se fundó en Nueva- sencillez en las costumbres y método de vida.
York una escuela donde se enseñaba ellatin, La poblacion de Nueva-Jersey había au-
el griego y las matemáticas, y en 1725 se pu- mentado en 1738 hasta 47,000 habitantes, de
blicó el primer periódico de Nueva-York. los cuales unos 4,090 eran esclavos. En 1736


En esta ciudad ejercian aun cierta influen- fundóse en Princeton un colegio llamado Nas-
cia las costumbres é ideas holandesas, si bien sau Hall. Los adelantos y prosperidad gene-
era evidente que predominaban el gusto fran- mI de esta colonia debían se indudablemente




CAP. VII. ESTADOS-U~IDOS. 221


á las virLudes y al genio industrioso de su
pueblo, que en 1750 contaba ya unas 70,000
almas.


Respecto á las colonias de Pennsylvania y
Delaware no puede hacerse un cálculo exac-
to acerca de su pohlacion, pero probablemen-
te seria en aquella época menos numerosa
que la de Virginia. Los colonos comerciaban


. con Inglaterra, Portugal, España, Oanarias,
la isla de Madera, las Azores, las islas de
la India Oriental, Nueva-Inglaterra, Virgi-
nia y la Carolina. Dícese que en 1731 con-
taba Philadelphia unos 12,000 habitantes, ó
sea algo mas que Nueva-York; pero en 1736
no tuvo tanto movimientó de buques como
esta última ciudad. Se calcula qué las impor-
taciones anuales en Pennsylvania represen-
taban un valor de 150,000 libras por término
medio, cuya cifra es de mas importancia que
la de Nueva-York. •


El valor de las exportaciones de la Gran
Bretaña á la América del Norte en los diez
años comprendidos desde 1738 á 1748, fué,
segun Mr. Hildreth, de 3.500,000 libras, cu-
ya cifra es algo mayor que la de las impor-
taciones de las colonias. La diferencia resul-
tante se abonaba por estas en artículos de su
comercio con la India Oriental y el Africa.


En vista de este breve é imperfecto bos-
quejo acerca del estado de las colonias Ame-
ricanas, se comprenderá que contaban con la
fuerza, energía y elementos necesarios para
hacer respetar sus derechos y privilegios. La
fortuna les habia sido próspera en alto grado,
y gracias á esto y á la natural indolencia de la
raza Anglo-Sajona, hallábanse dispuestas á
seguir mucho mas allá en sus proyectos. Los
colonos no habian simpatizado nunca con sus


vecinos los franceses, puesto que siempre
estuvieron en lucha abierta con ellos; peI'(¡
ya estaba muy próximo el momento en que
iba á comenzarse la lncha final, que debia
resolver la cuestion de predominio entre 1m;
dos partidos beliger,antes, y bien pronto ve-
remos que el desenlace no se hizo esperar.
Hé aquí lo que dice Mr. Parkman al hablar
sobre este punto: «Seguros ya los francese~
en el Oeste, trataron despues de estacionarse
en las corrientes del Ohio, y hácia el año 1748
el sagaz conde Galissoniere propuso trae!'
10,000 labradores de Prancia y establecerlo~
en el valle de aquel' magnífico rio y en las
orillas de los lagos. Pero mientras que en
Quebec y en el Oastillo de San Luis proyec-
taban los militares y hombres de estado estas
empresas, la Inglaterra continuaba silencio-
samente su progreso por la parte del Oriente.
Ya las colonias Británicas iban estendiéndose
á lo largo del Valle del Mohawk, subiendo
por la falda oriental del Alleganies, y lof:,
golpes del hacha, en medio de los bosques.
y las negras espirales de humo de las hogue-
ras eran los precursores de la futura colo-
nizacion. Mientras en uno de los lados del
Alleganies se ocupaba Oeleron de Bienville
en enterrar planchas de plomo con las armas
de Prancia , los arados de los labradores de
Virginia iban adelantando cada vez mas,
acercándose por lo tanto el momento de en-
contrarse ambas potencias (*).


Ahora recomendaremos al lector que fije
su atencion en esta última lucha de las dos
antiguas rivales, y en las importantes con-
secuencias que tuvo sobre las colonias.


(') Historia de la conspiracion de Ponliac , por Parkman,
pág. 56.




CAPÍTULO VIII.
;1749 - '1755.


CUARTA GUERRA INTERCOLONIAL.


Proyectos y reclamaciones de los franceses. - Protesta de los ingleses. - La Compañía del Ohio. - Su política y esfuerzos.-
.lorge Washington.-Sn juventud.-Muerte de su padre.-La madre de Washington recilJe un nombramiento de guardia
marina para su hijo.-l\Iétodo de vida de éste y sus costumbres. -Su actividad y energia.-Acepta el cargo de agri-
mensor.-Nombramiento militar.-l\fala salud de Laurencio y su muerte.-EI gobernador Dinwiddie nombra á .Jorge
\Vashington para que vaya á entenderse con los franceses en el Ohio.-Su mision y resultados de eUa.-Su vuelta.-Su
,.liarío. - Es nombrado teniente coronel.-Sus hecho>: de armas. - La cuestion de Jumonville. - La guarnicion del fuerte
Necesidad se ve precisada á capitular.-La Asamblea dá las gracias á Washington.-Reunion de los gobernadores en
Albania.-Proyecto de' union y confederacion. - No es a'dmitidofavorabI.emente. -Llamamiento de tropas. -La fuerza de
Dieskau.-Braddock es nombrado comandante en gefe.-fie emprenden varias espediciones.-Carácter de Braddock r
:,u conducta. - Auxilio de Franklin. - Su conversaCÍon con Braddock. - \Vashington desempeña las funciones de ayudante
de campo.-Braddock rechaza sus consejos. -Espléndido espectáculo.-Las tropas caen en una emboscada de losin~
<l íos y franceses y son destrozadas. - Muerte de Braddock. - Washington se salva. - Pánico del ejército. - Las tropas bri-
tánicas desprestigiadas.


Ya hemos hablado de los proyectos de
Francia, que estaba resuelta á obtener, si le
era posible, el dominio de toda la regio n com-
prendida desde el Canadá al Golfo de Méjico,
fundándose en aquella ley que concede á los
descubridores de rios la jurisdiccion de las
tierras baí'íadas por sus aguas. Mientras las
colonias inglesas se vieron limitadas á las
inmediaciones de la costa del mar, no les
llamó la atencion, ni quisieron ocuparse
tampoco de los planes y proyectos de los
franceses, pero andando el tiempo y cuando
empezaron á conocer las regiones que hay
mas allá de las montañas, segun penetraban
en aquellas magníficas y fértiles partes del
pais, que se encuentran á orillas del Ohio y
sus tributarios, los colonos ingleses, no solo
conocieron el valor de aquel vasto territorio
no esplotado todavía, sino que resolvieron
reclamar sus derechos de posesiono Los fran-
ceses tenian establecidos numerosos puestos
militares desde las fronteras del Canadá
hasta Nueva-Orleans, y con objeto de justifi-


cal' sus reclamacione~ sobre el territorió,
habian grabado las lises de Francia en la
corteza de los árboles de los bosques, enter-
rando á veces tambien planchas de metal
con el mismo objeto (*). Los franceses recla-
maban como descubridores, teniendo hasta
cierto punto razon para ello; y los ingleses,
por otra parte, habiendo obtenido concesio-
nes del territorio que se estiende en línea
recta por la parte del Oeste hasta el Océano
Pacífico, reclamaban á su vez el derecho
sobre la infinidad de millas comprendidas
entre la costa del Atlántico y la casi ilimita-
da estension del Oeste. Es digno de tenerse
en cuenta que ni los ingleses ni los franceses
se cuidaban de los derechos que antes que
todos podian alegar los indígenas con justí-
sima razon (**), y con semejante estado de


(*) Véase lo que diee Mr. Parkman en su Conspiracion de
Ponliac, págs. 85·126.


(") En noviemlJre de 1740, cuando el infatigable Gist se
ocupaba por cuenta de la Compañía del Ohio en medir las
tierras que se encuentran al Sur de aquel fio hasta Kanawha,
un vicjo jefe Dalaware, observando lo que haeia Gist, le llijo:




CAP. VIII. HISTORIA ·DE LOS ESTADOS-L'NIDOS. 223


cosas, natural era que estallase pronto la observara qué medidas tomaban los france-
lucha entre los dos partidos contendientes. ses. El gobierno inglés, que preveia la guer-
Poco des.pues de haberse. firmado la paz de ra, habia encargado anteriormente al Go-
Aix-la-Chapelle, unos cua71tos mercaderes bernador, que sin pérdida de tiempo mandarn
de Lóndres y traficantés de Virginia, que construir dos fuertes, para lo cual enviaba
formahan la llamada Compañía del Ohio, artillería y municiones; pero los franceses
obtuvieron en Inglaterra -una concesion de se habian anticipado á sus enemigos, reu-
GOO,OOO acres de tierra en la orilla oriental niendo una fuerza considerable á fin de obrar
de aquel rio, con privilegios esclusivos para
traficar con los indios. Esto fué naturalmen-
te considerado por los franceses como una
usurpacion , y reclamaron todo el territorio
bañado por los tributarios del Mississipí;
pero entonces los ingleses presentaron una
protesta en nombre de las Seis Naciones,
que con arreglo á los tratados de Utrecht y
Aix-la-Chapelle, se consideraban bajo la
proteccion de la Gran Bretaña, y cuyos do-
minios, segun dijeron, comprendian toda la
parte oriental del Valle del Mississipí y de
íos lagos inferiores. Como el objeto principal
de la Compañía del Ohio era posesionarse


del terreno, procedióse desde luego á
1751. 1 'l't R 1 estab ccer un puesto mI 1 al' en "ec s-
tone, j unto al rio Monongahela, cuya medida,
segun se comprenderá fácilmente, fué consi-
derada como una agresion por los franceses,
que á su vez construyeron otro fuerte á orillas
del lago Erie, disponiéndose evidentemente á
rechazar á sus vecinos y á tomar posesion
del territorio disputado. Antes de suceder
esto, Dinwiddie, teniente gobernador de Vir-
ginia, envió á un agente disfrazado de mer-
cader, para que averiguase en qué sentido se
pronunciarian los indios y cuáles eran sus
intenciones, encargándole al mismo tiempo


"Los franceses reclaman todo cl terreno que hay á un lado
del Ohio, mientras los ingleses piden el que está al otro; y
en este caso. ¿queréis decirme qué quedará para núsotros
los indios?,) ¡Pobres salvajes! como dice muy bien Mr, In'ing;
entre sus padres, los franceses, y sus hermanos, los ingleses,
estaban en camino de versE, completamente despojados de
su pais.


con la urgencia que requiriése el caso. Era,
pues, evidente que debian tomarse enérgicas
medidas de una vez, y en su consecuencia~
Dinwiddie resolvió enviar un mensajero al
puesto francés mas próximo para pedir es-
plicaciones y la libertad de algunos merca-
deres capturados por el enemigo en un corto
espacio de tiempo. Esta resolucion del Go-
bernador nos obliga á presentar en escena
por primera vez á un hombre que es el ídolo
de los americanos, y á quien ensalzan mas
que á ningun otro, por lo cual nada mas
justo que decir aquí alguna cosa acerca de la
familia de aquel, así como tambien de la
primera parte de su vida.


Cerca de un siglo antes del nacimiento del
ilustre padre de la patria, dos hermanos,
hijos de una honrada familia de Inglaterra,
.J uan .Y Andrés \Vashington, emigraron á
Virginia y fueron á establecerse en el con-
dado de \Vestmoreland , entre los rios Poto-
mac .Y Rappahannock. ~l nieto de Juan
\Vashington, llamado Agustin, que había
nacido en 1694 y heredado las. tierras de la
familia, situadas en Bridges, cerca del Po-
tomac , casó dos veces y tuvo dos hijos lla-
mados Laurencio y Agustin, que eran
huérfanos de madre por haber muerto ésta
en el año 1728. Dos años mas tarde, Agustin
\Vashington casó otra vez con una jóven
llamada María Ball, célebre por su hermosu-
ra, .Y el fruto de esta union fueron seis hijos,·
cuatro varones y dos hembras. La familia
de \Vashington era' noble y honrada desde




..


22~ HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


siglos atrás, lo cual hace decir á Mr. Ir- Agustin \Vashington era mujer de gran
ving: «El rango hereditario puede ser una energía y muy buen criterio, y aunque en
ilusion, pero no así las virtudes, que dan un sus manos quedó encomendada la adminis-
título de nobleza innata, mucho mas aprecia- trae ion de los bienes que su difunto esposo
lJle que todos los blasones de la heráldica (*).» dejara para los hijos, probó bien pronto que
Jorge Washington, hijo mayor, nació el 22 era digna del cargo que se la habia confiado.
(le febrero de 1732, en la casa de Bridge, pero Su buen sentido, su decision de carácter, su
no se conserva un solo vestigio de aquella, estricta, aunque no severa disciplina y sus
1. 732. morada. Poco despues del nacimiento afanes por educar á sus hijos moral y reli-


de Jorge, su padre se trasladó á una giosamente, la dieron autoridad en su fami-
de sus posesiones del condado de Stafford, lia, mereciendo el respeto de esta, unido al
frente á Predericksburg, mas de esta casa I mas sincero y leal afecto.
(londe el niño pasó su infancia, nada queda I Bajo la proteccion de semejante madre,
en el dia tampoco sino unos fragmentos de y favorecido mas adelarite por su herma-
ladrillo. Laurencio, hermano mayor de no Laurencio, Lord Pairfax, y familia, des-
.Jorge, habia sido enviado por su padre á lizáronse los primeros años de la vida de
Inglaterra, y gozó de privilegios que no Jorge Washington. Poco.á poco fué desar-


, hubieran' podido alcanzar los demás niños, rollándose en él la aficion á los soldados y á
teniendo en esto mas suerte que Jorge, á la carrera militar,.y al cumplir catorce años,
cjuien tan solo se le hizo aprender su idioma, se obtuvo para el adolescente un nombramien-
dándole la instruccion que se acostumbra to de guardia marina. Sin embargo, cuando
segun la educacion inglesa. Al cumplir Jorge ya estaba su equipaje á bordo -de un buque
los ocho años, volvió de Inglaterra Lauren- de guerra, comenzó su madre á llorar, po-
cio, hecho todo un caballero, y desde ento~- seida del mayor sentimiento, y entonces Jor-
ces parece que ambos hermanos se profesaronge, siempre obediente, desistió de su propó-
la mas tierna amistad, que fué aumentán- sito de buscar gloria en la armada. ¡Cuán
dose mientras vivió Laurencio. El12 de abril grande diferencia hubiera habido si le hubie-
(le 1743 falleció Agustin Washington, des- sen dejado seguir su infantil inclinacion!


pues de una corta enfermedad y ha- Al volver Jorge á la escuela, dedicóse á· o
1. 74:3. llándose aun lleno de vigor y de ~alud. estudiar todas aquellas materias que se re-
Su muerte, harto sentida, porque era un quieren tanto para la carrera civil como para
hombre muy considerado y de intachable la militar, fijándose especialmente en las ma-
reputacion, afligió profundamente á toda la temáticas. El jóven mostró desde luego la
familia, que tanto necesitaba los consejos y mayor perseverancia y aplicacion, notándose
desvelos del padre para luchar con los con- constantemente en sus hábitos ese órden y
tratiempos y azares de la vida. María, madre buen método á que no faltó nunca en su vida.
de Jorge Washington, tuvo pues que cons-. Siempre tenia tiempo para hacerlo todo y
tituirse en jefe y guia de la familia, y amoldó hacerlo bien, y con su arreglo y exactitud
el carácter del jóven parala futura posicion vencia cuantas dificultades se le ofrecieran.
que mas tarde tuvo que ocupar. La viuda de En una palabra, era uno de aquellos genios


que revelan desde un principio que han naoi-
\") Vida de Washington, por Irving, vol. 1, pág. \8 ·1 do para servir de guia á los demás. Sus con-




CAP, VIII. ESTADOS-UNIDOS. 223


discípulos recurrian á él siempre que se ~ra­
taba de resolver alguna cuestion ó diferencia,
y su franqueza, su reconocida integridad y
su carácter amable, le dieron un ascendiente
que nadie trató de disputarle. Era activo y
enérgico, ardiente y apasionado; gustábanle
los ejercicios de fuerza y agilidad; sabia tan
bien mandar como obedecer, y con estas cua-
lidades no podia estrañarse que dominara á
sus compañeros, dejando comprender á qué
altura podria llegar en su carrera.


Al dejar la escuela, vVashington continuó
estudiando las matemáticas, fijándose parti-
cularmente en la trigonometría; examinó las
obras de táctica y cuantas se referian á ope-
raciones militares; se hizo esperto en el ma-
nejo de las armas, y reuniéndose siempre con
oficiales que habian servido en las últimas
guerras, alimentó la llama de su ambicion y
su ardiente deseo de adquirir gloria en beli-
cosas empresas. Pero Jorge no podia vivir
contento si no se ocupaba en algo, y por lo
tanto pensó dedicarse en otro pais á ciertos
trabajos, que aunque bastante árduos, eran
rrlUy útiles y provechosos. Como el jóven tenia
los conocimientos y práctica de un consuma-
do agrimensor, Lord Fairfax le encargó que
formase el plano y determinara los límites de
sus posesiones, especialmente mas allá de
BIue Ridge, con objeto de ver si podria es-
pulsar á los indios intrusos que se iban esta-
bleciendo en sus tierras y dejar espacio para
otras personas mas dignas de colonizar aque-
llas fértiles regiones.


En el mes de marzo de 1748, al cumplir
Washington los 16 años, salió en compañía


de Lord Fairfax, armado de sus com-
1748. d' t'l d' 1 pases yemas Ú 1 es, para me Ir os
vastos desiertos que iban á recorrer. Esta
era precisamente la clase de trabajo que mas
se conformaba con los gustos y el carácter de
vVashington , y el jóven se acostumbró bien


,


TOMO l.


pronto á trepar p'or los precipicios, atravesan-
do anchos torrentes, á cruzar por lás rios á
caballo, á dormir por la noche sobre la dura
tierra, á guisar su pl'opia comida, á identifi-
carse con los peligros que ofrece el encuentro
de las fieras en medio de las selvas y los bos-
ques, y á ejercitarseen fin en las fatigas y
trabajos que debian desarrollar su vigorosa
naturaleza (*). En medio de estas pruebas,
cumplió con su cometido tan satisfactoriamen-
te, que obtuvo luego el cargo de agrimensor
público, que desempeñó por espacio de tres
años muy á gusto de todos los que le ocupa-
ron. La mucha confianza que se tenia en él
le valió ser destinado á desempeñar funcionef':
mas elevadas, y á la temprana edad de 19
años nombrósele comandante de uno de los
distritos militares en que estaba dividida Vjr-
ginia, á consecuencia de la próxima lucha
que se temia iba á estallar con los franceses
en el Ohio. El puesto señalado al jóven era
de la mayor importancia, y por lo tanto se
le confirió el grado de Mayor con 150 libras
de paga anuales. Sus obligaciones eran aten-
der á la organizacion .Y equipo de la milicia,
y no hay para que decir que \Vashington se
consagró con su reconocida energía y activi-
dad al desempeño de sus nuevas funciones.


(') «En la misma época en que se reunió el Congreso de
Aix-la-Chapelle, .Jorge Washington, hijo de una viuda, em-
pezaba á recorrer los bosques de la Virginia. Nacido en el
Potomac, en la casa de un arrendatario de vVestmoreland,
fué considerado como un huérfano casi desde la infancia.
Ninguna academia le patrocinó, ningun colegio le otorgó pre-
mio alguno. Leer, escribir y contar eran sus conocimientos,
y la situaeion de aquel jóven, que á los diez y seis años bus-
caba una ocupacion honrosa, y que mas tarde recorria los
bosques midiendo tierra, sin mas amigos ni compaileros
que sus asociados, ofrecia un contraste estraño con la im pe-
rial magnificencia desplegada lyego en el Congreso de Aix-la-
Chapelle. Dios no eligió á Kaunitz, ni á Ne\veastle, ni á un
monm:ca de la casa de Hapsburgo, sino al huérfano de Vir-
,ginia, para regir los destinos de un país habitado por millo-
nes de habítantes.»-Historia de los Estados·Unidos, por Ban-
eroft, -vol. IlI, pág. 167.




'226 HISTORIA DE LOS CAP. YIU.


Entre tanto la salud de Laurencio, que ha- antes habia sido nombrado ayuda~te general,
bia sido siempre delicada, llegó á un período encargándole el mando de la division del 1'\01'-
crítico, y Jorge acompañó á su hermano en te. Washington era además muy entendido
un viaje que hizo á Barbadoes para ver si le en cuestiones de litigio, pues tuvo que prac-
probaba mejor aquel clima. Los dos jóvenes ticar todas las diligencias judiciales que se
se pusieron en camino el dia 28 de setiembre siguieron á la muerte de su hermano, y tanto
de 1751, Y como al Rrincipio pareció que por esto como por su conocimiento del pais y


Laurencio se mejoraba, Jorge volvió los habitantes, á lo que se unia su discrecion
1751. , . .. d 1'"'59 " . '1 . 't t t· '1 1 • a prlllClplOs e ,_ para Ir a )usca1' y esqmsl o ac o, Juzgose e a persona mas ti
il. la esposa de su hermano. Sin embargo, propósito para desempeñar la comision que
este segundo viaje "no se llevó á cfecto, pues se le confió.
Laurencio \Yashington se puso otra vez peor En su consecuencia el dia 30 de octubre
y volvió apresuradamente á su casa, donde de 1753 salió \Vashington de Williamsburg
espiró al dia siguiente de su llegada. Su en compañía de Van Braam, soldado vetera-
muerte, ocurrida en 26 de julio de 175,2, á la Ilo que debia servirle de intérprete, por no
edad de 34 años, impuso 1:1, J cirge nuevos y conocer el jóven el idioma francés, y llegó á
espinosos deberes, pues fué nombrado alba- \Yills' Creek (Cunberland River) el


d 1 d b· d h d d' d . 1 d·1··t" 1753. cea e su 18rmano, e len o ere al', en la 14 e nOVlem )re, onue lllVI o a
caso de morir su sobrina, el vasto Estado de 1\11'. Gist, intrépido militar muy conocedor
Monte Vernon. El ímprobo trabajo de admi- del pais, para que le acompañara y guiase
nistrar aquellas estensas tierras reca,yó todo en aquella espedicion. Seguido pues de Van
sobre Jorge, é 'inútil es decir que en esto Braam, Gist y otros cinco individuos, el jó-
como en todas las demás cosas procedió con ven continuó su marcha al dia siguiente á
la mayor integridad y conciencia. Vemos través de una region salvaje por la que ape-
pues que, sin haber pasado del período de la Ilas se podia entonces caminar, á causa de
juventud, Jorge \Yashington se habia hecho las últimas tempestades y de las nevadas. Al
ya notable, y solo faltaba que se presentase llegar á Logstown, punto donde se reunen el
una oportunidad para saber lo que era capaz Monongaheb y el Allegany para formar el
de hacer, colocado en otra posicion mas ele- Ohio, \Yashington tuvo una conferencia con
vada. Esta oportuniuau no debia tardar en varios jefes de las tribus indias, y pudo así
presentarse, y pronto le veremos acometer fornmr una idea de su especial diplomacia,
sus primeras empresas con todo el celo, ener- que en algunos puntos es muy semejante ;i
gía y valor de su noble .y generoso carácter. la de los pueblos mas civilizados, por lo que
Ya hemos dicho anteriormente que el golJer- toca á su falta ue franqueza y sinceridad. Los
nn,dor Dinwiddie resolvió enviar un mensa- jefes facilitn,ron á \Vashington una escolta
jero al puesto francés mas próximo, para hasta Venango, pueblo que se hallaba á unas
pedir esplicaciones acerca de sus proyectos de 70 millas de distancia; pero tal era la incle-
usurpftcion en los territorios de S. M. Al tra- mencia del tiempo y las dificultades con que
tarse de una mision tan difícil y delicaua, se tropezaron en el viaje, que la espedicion no
pensó al momento en Jorge \Vashington, pudo avistar dicho punto hasta el dia 4 de
pues aunque solo contaba 22 años, se tenia diciembre. Cuando hubieron llegado á Ve-
suficiente confianza en él, que poco tiempo nango, \Yashington encontró allí á un tal




CAP. VIII. ESTADOS-l:NIDOS. 227


Joncaire, veterano intrigante, segun le cali-
fica .Mr. Irving, y despues de haber hablado
con él y reconocido que era una persona
de suficiente tacto y habilidad para tratar
con los indios~ invitóle tambien para que le
acompañase. Durante el resto del viaje tuvo
el jóven ocasion de tratar con algunos oficia-
les franceses, y de este modo averiguó cuá-
les eran sus planes y designios respecto al
Valle del Ohio, hallándose así suficientemen-
te enterado para ir á buscar á lVI. de Saint
Pierre, comandante francés de un puesto que
se hallaba á 15 millas del lago Erie.


Saint Pierre recibió al jóven embajador
con la nótoria cortesía y política de todos los
hijos de su nacíon; pero despues de. un dia ó
dos de espera, manifestó á \Vashington que
no podía tomar en cuenta la proposicion de
Dinwiddie porque el gobernador del Cana-
dá le había confiado la conservacion de aquel
puesto, que no abandonaria sin una órdcn
superior. Mientras tenian lugar estas dis-
cusiones, \Vashingfon no perdió el tiempo,
pues valiéndose de su natural perspicacia,
óbtuvo los informes necesarios acerca de las
fuerzas, posicion y planes de los franceses,
llegando á enterarse perfectamente de cuanto
pudier~ tener importancia. El dia 15 de di~
ciembre el jóven embajador recibió de Saint
Pierre un pliego sell~do, que era la contesta-
cion á la carta del gobernador Dinwiddie, é
inmediatamente se puso en marcha para irloí
dar cuenta del resultado de su comisiono
Washington llegó á Venango de regreso el
22, y el mismo dia de nochebuena continuó
su marcha por tierra. Los límttes de este
libro no nos permiten hablar de los 11eligros y
pruebas por que tuvo que pasar, pero Mr. 11'-
ving, al referir la historia de aquel héroe, dice
que llegó á \Villiamsburg el dia 16 de enero
de 1754-, y aüadc despues: «La prudencia,
sagacidad y energía de \Vashington se pusie-


ron á prueba mas de una vez durante aquella
espedicion, que puede considerarse como el
principio de su afortunada carrera, puesto
que desde aquel momento Virginia depositó
en él todas sus esperanzas.) El diario de ope-
raciones del jóven embajador es un intere-
sante documento que se imprimió luego y
llamó la atencion tanto de Inglaterra como
de las colonias, quienes reconocieron cuán
necesario era tomar prontas medidas para
hacer frente á la crísis que se acercaba (*).


Por el contenido de la misiva de Saint Pier-
re comprendíase con harta claridad, que era
urgente adoptar medidas de precaucion. Din-
widdie opinó que convenia reunir inmediata-
mente fondos para tomar la ofensiva en la
guerra, pero la Asamblea no se mostró con
el gobernador tan complaciente como éste
esperaba. En primer lugar suscitá-
ronse dudas acerca de la legítimidad i 754.
del derecho que tendria el rey sobre el terri~
torio que se disputaba, y aunque por fin se
votó una suma de 10,000 libras para atender
á la proteccion de los colonos del J1ississipí,
se puso por condicion, que se nombrarian
comisionados para que cuidasen de que nin-
guno se apropiara mas terreno del que le
correspondiese. Las demás colonias, á las
que se hizo un llamamiento para que contri-
buyeran con algunos auxilios, mostraron
bastante indiferencia, y por lo tanto no se
esperó mucho de ellas; mas á pesar de esto,
con los medios que tenia ya á su disposicion,
el gobernador, pudo aumentar las fuerzas mi-
litares, reuniendo seis compañías, cuyo man-
do se confió al coronel Joshua Fry. \Vas-
hington rué nombrado segundo jefe con el
grado de teniente coronel.


Para estimular el celo de sus tropas y con


(.) Véase la Vida de Washington, por )[arshall. vol. J,
pág. 461, Y tambien las Cartas de Washington, vol 1, pá-
gina 432.


,.




228 HISTOR1A DE LOS CAP. Vll!.


el fin de organizar militarmente un cuerpo
de colonos, Dinwiddie publicó una proclama
ofreciéndoles 200,000 acres de tierr~ en el
Ohio, medida que no aprobó la legislatura de
Pennsylvania, por considerar que podria ha-
cer reclamaciones contra dicha concesion.


Una partida de cuarenta hombres, que al
mando del capitan Trent se habia dirigido
ya á las inmediaciones del Ohio, comenzó á
construir allí un fuerte por consejo de \Vas-
hington, quien á principios de abril salió de
Alexandría con dos compañías, llegando el
dia 20 á \Vills' Creek. En este punto tuvo no-
ticia de que los franceses, reuniendo una
fuerza considerable, habian ido á terminar
sus trabajos y la construccion del fuerte Du-
q uesne, llamado así por ser este el nombre
del gobernador del Canadá. Esto podia ya
considerarse como el primer acto hostil, y en
su consecuencia Washington formó un con-
sejo de guerra, y despues de despachar emi-
sarios para que le enviasen refuerzos resolvió
avanzar en direccion al Ohio. La marcha fué
en estremo lenta, pero al fin llegaron las fuer-
zas á Great Meadows, donde se levantó una
trinchera por órden de \Vashington, quien
se propuso fortificar mas cuidadosamente
aquel punto cuando supo que á pocas millas
se habia visto un destacamento francés que
seguramente no abrigaba muy huenas inten-
ciones. \Vashington resolvió buscar al ene-
migo, y guiado por los indios, no tardó en
encontrarlo (28 de mayo) en un sitio rodeado
de rocas y árboles, donde los franceses ha-
bian hecho varias cabañas para resguardarse
del agua. Tan pronto como aquellos vierQn
presentarse á \Vashington y su gente, cor-
rieron á las armas; siguió se una corta esca-
ramuza, y durante esta silbaron las balas
en derredor del jóven, cayendo á su lado un
hombre muerto. Jumonville, que era el jefe
de los franceses, pereció tambien con otros


nueve, y los que quedaron vivos se rindie-
ron (*).


La Force, hombre muy entendido, á quien
siempre consideró \Vashington como un pe-
ligroso adversario, se hallaba entre los pri-
sioneros , los cuales, en número de veinte y
dos, fueron enviados al gobernador Dinwid-
die,que estaba en, \Vinchester.


No faltó quien tratase de vituperar la con-
ducta de \Vashington por los tristes resulta-
dos de este encuentro, diciendo que la perso-
na de J umonville debió ser respetada, porque,
revestido del carácter de embajador, se dirigia
á intimar á los ingleses á que evacuasen el
territorio, y que por lo tanto \Vashington pa-
dia considerarse como un asesino. La verdad,
sin embargo, era que el destacamento man-
dado por J umonville, segun se probó por una
carta encontrada entre los papeles del jóven
oficial, se ocupaba en operaciones de campo,
reconociendo de paso el pais y enviando men-
sajes al fuerte Duquesne para dar cuenta de
lo que hacian los ingleses. Al escuchar los
cargos que se le hicieron, contestó \Vashing-
ton: «que si el enemigo se hubiera presenta-
do franca y lealmente, anunciándose como
embajador, en vez de permanecer oculto en
un paraje retirado, desde donde enviaba
espías para reconocer la posicion de los in-
gleses, mandando luego los partes á Mr. Con-
traceeur, no hubiera él procedido de la ma-
nera que lo hizo.


La repentina muerte del coronel Fry, en
\Vills' Creek, hizo recaer todo el mando en
\Vashington (**), y entonces su posicion lle-


/


(') Historia de los Estados-Unidos, por Bancroft , vol IY,
págs. 117-19.


("' ) Guillermo Fairfax, amigo fraternal de "\Vashington, habia
escrito á' éste aconsejándole que mandase á sus soldados
cumplir con los deberes religiosos, públicamente, en el
campamento, SQbre todo cuando hubiera en él familias in·
dias. lIízose así por primera vez en l\1eadows, y fué por
cierto una escena admirable, ti la par que imponente. ver




CAP. VII[. ESTADOS-UNIDOS. 229


gó á ser peligrosa en extremo, pues las fuer-
zas de los franceses eran mucho mas con-
siderables que las suyas, y empezaba á
sentirse la escasez de provisiones. En vista
de esto, el jóven jefe encargó al capitan
Mackay que se quedase con la compañía de
la Oarolina del Sur para custodiar el fuerte
Necesidad, situado en Great Meadows, y
cumplida esta órden, avanzó hácia el fuerte
Duquesne; pero vióse bien pronto obligado á
retroceder, porque los indios y franceses,
en número de 1,500, venian al encuentro, y
cayeron luego sobre dicho fuerte. \Vashing-
ton se defendió durante algunas horas, pero
no pudiendo resistir mas, contentó se con ob-


tener una honrosa capitulacion. A la
1754.. - .. t 4 d . l' l' , manana slgmen e, e JU 10, El JO-
ven comandante se puso de nuevo en marcha
dirigiéndose á \Vills' Oreek, donde se halla-
ban reunidas sus fuerzas y donde se habia
construido el fuerte Oumberland (*).


Aunque el resultado de la primera campa-
ña no fué satisfactorio, comprendióse que
Washington habia hecho-cuanto era huma-
namente posible en semejantes circunstan-
cias, y por lo tanto, la Asamblea le dió las
gracias, teniendo además la satisfaccion lie
que sus soldados, entre los cuales se distri-
buyeron 300 pistolas (1,100 libras), deposi-
tasen en él toda su confianza, reconocién-
dole como á un entendido jefe.


Mientras que \Vashington estaba ocupado
en esta e,spedicion contra los fran::eses, reu-


al jóven jefe presidiendo con serena gravedad aquella es-
traña multitud donde se confundian los soldados á medio
equip!\r, los leñadores, los voluntarios, las mujeres y los
niños, con los salvajes de abigarrados colores, entonando
todos sus oraciones con ejemplar devoeion.-. Vida de Was-
hington.» por Irving, vol. 1, pág. 128.


(') lIrr. Irving, (vol. 1, págs, 131-140) se estiende en minu-
ciosos detalles al hablar sobre este punto, y justificando á
'Vashington, prueba palmariamente que no merecía los car-
gos que se le hicieron respecto á la muerte de .Tumonville.
Advertiremos al lector que es tambien muy interesante la
relacíon de }lr, Sparks.-. Vida de vYashington, págs. Ro-55.»


niéronse en Albania en el mes de junio de
1754 varios comités que enviaban las Asam-
bleas coloniales de Nueva-York, Pennsylva-
nia, Maryland y Nueva-Inglaterra con objeto
de que celebrasen una sesion. El prin-'
cipal objeto era renovar el tratado con 1754..
las Seis Naciones, cuya amistad y auxilio en
aquella crísis tenia la mayor importancia.
Además de esto, presentábase la cuestion de
confederarse ó no las colonias, para la mú-
tua defensa, y en vista de las circunstancias,
resolvió se afirmativamente nombrándose un
delegado de cada una de aquellas para que
formase un proyecto de union. Franklin re-
dactó uno que fué aprobado por todos los
individuos de la comision, excepto el que
representaba á Oo~necticut. Hé aquí su con-
tenido: «Se formará un gran Oonsejo com-
puesto de cuarenta y ocho miembros: siete
de Virginia, siete de Massachusetts, seis de
Pennsylvania, cinco de Oonnecticut; cuatro
de cada una de las colonias de Nueva-York,
Maryland y las dos Oarolinas; tres de Nue-
va-Jersey, dos de New Hampshire y otros dos
de Rhode Island. Este número de cuarenta y
ocho debe sor fijo, y ninguna colonia estará
representada por mas de siete individuos ni
por menos de dos. El Oonsejo se cuidará, por
punto general, de la defensa de las colonias,
y al efecto debe suministrar hombres y dine-
ro, inspeccionar los ejércitos de las colonias,
espedir las órdenes necesarias y atender en
fin al bienestar general. Dicho Oonsejo ten-
drá un presidente general nombrado por la
Oorona, el cual podrá aprobar ó desestimar
los actos de aquel, y no se nombrarán oficia-
les militares sin el consentimiento de dicho
presidente.» «Tal era el documento que pue-
de decirse sirvió de base para lo que habia de
ser nuestra constitucion federal (*).»


«) Historia de los Estados-Unidos, por Hildreth, vol. 11,
pág 443.




HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


Es digno de tenerse en cuenta que este unánime lev~ntar considerables fuerzas, y á
proyecto no fué apoyado favorablemente por fin de evitar las disputas que pudieran origi-
ninguna de las Asambleas coloniales ni por narse acerca del rango é importancia de los
la Junta superior de las colonias. Hé aquÍ lo oficiales, se publicó una órden general por la
que dijo Franklin veinte años despues refi- que se concedia la preferencia á los oficiales
riéndose á este asunto: «Las Asambleas to- del rey sin excepcion alguna. Semejante me-
das opinaron que en aquel documento habia dida disgustó naturalmente á hom1'lres como
demasiada prerogativa ~ y en Inglaterra fue- \Vashington y sus compañeros, y esto fué
ron de parecer que era excesivamente demo- causa de que aquel, impulsado por su amor
crático.» Nosotros creemos que el gobierno propio, presentara su dimision inmediata-
inglés no llevaria á bien la union entre las mente con la intencion de dedicarse á sus
colonias, toda vez que esto podria darles á asuntos personales.
conocer cuál era su fuerza, sugiriéndoles la A consecuencia de esto, nombróse al gene-
idea de proclamarse independientes. Ello es raJ Braddock comandante en jefe, el cual á
que se. resolvió, despues de reflexionar ma- principios de 1755 marchó á Chesapeake con
duramente, continuar la guerra con tropas dos regimientos británicos. La colo- 1755.
reales, debiendo las colonias facilitar todo el nia de Nueva-Inglaterra recibió órden


I


auxilio posible. para alistar dos regimientos de 1,000 hom-
Como quiera que se esperaba de un mo- bres cada uno, y Pennsylvania. tuvo que faci-


mento á otro que se rompiesen las hostili- litar 3,000 soldados. En el mes de abril Brad-
dades entre Inglaterra y Francia, los gober- dock celebró una junta en Alexandría con los
nadores reales ele las colonias tomaron sus gobernadores de las colonias, y allí se acor-
disposiciones para organizar una milicia,
siendo en esto eficazmente secundados tanto
por las colonias del Norte como por las del
Sur. Habiéndose sabido qüe estaba preparán-
dose para salir de Brest una escuadrilla de
buques fl~anceses con 4,000 hombres de tro-
pas, envióse al almirante Bosca\ven para
que interceptase su marcha; pero la mayor
parte de aquellos consiguieron desembarcar
sus fuerzas en el Canadá y en Louisburg, si
bien uno ó dos caveron en manos de los in-


u


gleses. La declaracion de guerra no se habia
hecho aun formalmente, mas á pesar de es-
to, los enemigos se hostilizaban uno á otro.


El gobernador Dinwiddie estaba muy clis-
gustado con la Asamblea por no haber que-
rido esta complacerle, aprobando ciertas
disposiciones que él tomó, y en todos sus
despachos quejóse repetidas veces de aquella.
Sin embargo, resolvióse por una yotacion


dó organizar tres espediciones; la primera,
mandada por dicho jefe, debia marchar con-
tra el fuerte Duquesne para arrojar á los fran-
ceses del Ohio; la segunda, á las órdenes de
Shirley, que acababa de ser nombrado mayor
general, se dirigiria contra el Niágara, ypor
último, la tercera, cuyo j efe era Jhonson,
hombre de gran influencia entre las Seis Na-
ciones, se encargó de tomar á Crown Point,
fuerte situado en la orilla oriental del lago
Champlain (*).


Braddock 'cra un bravo militar que se ha-
bia distinguido en los campos de batalla; pe-
ro no con ocia el modo de guerrear en el N ue-
vo Mundo, y lo que era peor, no se mostraba
dispuesto á seguir los consejos de personas


(') Segun cierto informe presentado á la .Tunta de Comer-
cio, la poblacion de las colonias era en aquella época de
t.300,OOO habitantes, entre lo~ cuales habria cerca de 3,000
negros. Nueva Francia apenas contaba 100,000 almas.




CAP. VIIf. ESTADOS-UXIDOS. 231


mas entendidas que él en este punto. Contra-
riado por la lentitu~ con que se desempeñaba
el servicio, especialmente respecto al traspor-
te de bagajes, no ocultó su enojo, y se indis-
puso con todos, sintiéndose cada vez menos
inclinado á escuchar las advertencias de na-
die. Franklin le visitó en Frederidon, en
cumplimiento de s.u deber, pues era adminis-
trador de correos, y le ofreció sus servicios
en todo cuanto dependiese de su ramo, prin-
cipalmente en la expedicion de los partes,
mens~es, etc., aventurándose tambien á ha-
cerle algunas indicaciones acerca de los peli-
gros que ofreceria la guerra especial que iban
~i emprender las tropas reales. Braddock
aceptó gustoso tan oportuna oferta, yalgu-
nos dias :plas tarde, hablando con Franklin
acerca de su plan de campaña, le dijo: «Des-
pues de tomar el fuerte Duquesne, pienso di-
rigirme á Kiágara, yen concluyendo allí,
marcharé sobre Frontenac si el tiempo no lo
impide, lo cual no es probable, porque Du-
quesne no me detendrá mas de tres ó cuatro
dias, y entonces no veo inconveniente en
continuar mi marcha hácia Niágara.» Y
luego añade Franklin: «Habiendo reflexio-
nado cuan larga era la linea que tenia que
recorrer el ~jército , por un sendero muy es-
trecho que debian abrir los soldados á través
de los bosques, y recordando la derrota que
sufrieron 1,500 franceses al querer, en cierta
ocasion, invadir el IIIinois, concebí algunas
dudas y temores acerca del éxito de la espe-
dicion, pero no me atreví á decir á Braddock
mas que estas palabras: - « Es indudable,
señor, que si llegais sin contratiempo á Du-
quesne con esas brillantes tropas y tan bien
provisto de artillería, no tardará en caer en
vuestro poder el fuerte, por mas que esté
muy bien fortificado y tenga una numerosa
guarnicion; pero, en mi concepto, las embos-
cadas de los indios son un grave peligro que


I


puede oponerse á vuestra marcha. Esos sal-
vajes por su rara destreza y'práctica del ter-
reno, pueden interceptar la estrecha y pro-
longada senda que ha de recorrer vuestro
ejército y caer de repente sobre el flanco de
las tropas, cortando la columna como si fuera
un hilo, sin dar tiempo á que se concentren
los soldados para socorrerse mútuamente.»
Braddock se sonrió cuando hube emitido mi
parecer, como compadeciéndose de mi igno-
rancia, y repuso: «Esos salvajes serán cier-
tamente un formidable enemigo para vuestra
bisoña milicia americana, pero tratándose
ele las disciplinadas y aguerridas tropas del
rey, no es posible que nos inspiren temor aI-
guno.»-Yo comprendí que era impropio se-
guir discutiendo con un militar sobre asun-
tos de su profesion, que naturalmente debia
entender mejor que yo, yno quise decir mas.»
El resultado no obstante demostró desgracia-
damente que en esta ocasion, el fi)ósofo juzgó
con mas juicio y perspicacia que el hombre
de guerra, entendido en la cienci:l. militar,
aunque lleno de preocupaciones en favor de
la rutina establecida.


Instado repetidas veces por Braddock,
\Vashington accedió á servirle de a'yudante de
campo, lo cual en su juicio lo proporcionaba
una ocasion para estudiar el arte do la guer-
ra bajo las órdenes de un hombre tan enten-
dido como el jefe de la espedicion. «El único
motivo qne me induce á tomar parte en la
lucha, decia el jóven en una carta que escri-
bió á sus amigos, es el laudable deseo ele servir
á mi pais, no los beneficios que pudiera alcan-
zar bajo el punto ele vista lucrativo. Me lison-
jeo que se me considerará como un voluntario,
.Y que por lo tanto no espero una rocompensa,
ni aspiro tampoco á obtener mando alguno,
puesto que segun se me ha dicho, no está
en manos del general Braddock darme un
nombramiento que tampoco aceptaria.»




232 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


El jefe de la espedicion, viendo que se pasa- flanqueada por dos barrancos ocultos entre
ba el tiempo y que sus tropas avanzaban muy árboles y malezas, cuando de repente se oyó
lentamente, pidió su parecer á vVashington, á pocos pasos una nutrida descarga. Enton-
y éste le aconsejó que siguiera adelante con ces se confirmaron los pronósticos de \Vas-
.una ·division armada á la ligera, encargando hington acerca de las emboscadas que tanto
al coronel Dunbar que con las demás fuerzas temia: atemorizada la vanguardia al ver que
formara la retaguardia. Braddock siguió el perdia la mitad de su gente bajo el fuego del
consejo y se puso en marcha con 1,200 hom- enemigo, retrocedió hasta donde se hallaba
bres y diez piezas de artillería de montaña, Braddock, que alarmado al,oir las descargas
pero no hizo aprecio de las advertencias de que menudeaban, avanzó con el resto de las
su entendido ayudante de campo, en lo tocan- fuerzas. Los terribles alaridos de los indios,
te á precaverse contra las emboscadas de los la incesante lluvia de balas que caia sobre las.
franceses y los indios. A fines del mes de ju- tropas y la imposibilidad de hacer frente á
nio sintióse \Vashington atacado de una fie- un enemigo invisible, introdujeron bien pron-
bre, viéndose obligado á quedarse en Yong- to una espantosa confusion entre las filas de
hieny, en casa de un amigo suyo llamado el los soldados, sin que bastaran á evitarla los


doctor Craik; pero ansioso de reunir- heróicos esfuerzos que durante tres horas
1755. se con el ejército, y aunque estaba mortales estuvo haciendo el intrépido Brad-
muy débil, púsose en marcha el dia 3 de julio, dock. A este jefe le habian matado ya cinco
llegando el8 al campamento. Braddock habia caballos, y aun seguia animando á los suyos,
tardado un mes en recorrer unas cien millas cuando recibió un balazo, que atravesándole
y le faltaban aun quince para llegar al fuerte los pulmones, le hirió de muerte. El infeliz
Duquesne. Al dia siguiente debia darse el Braddock se empeñó en que le dejaran morir
ataque, y \Vashington rogó al jefe que se le en el mismo lugar de la derrota, pero sus sol-
permitiera destacar á los esploradores de Vir- dados le llevaron lejos de allí, conduciéndole
ginia para que examinasen los pasos l)elí- á un sitio mas seguro. Los ayundantes de
grosos que era aun necesario atravesar, pero campo Orme y Morris, así como Sir Peter
Braddock se negó á ello resueltamente y has- Halket y su hijo, estaban tambien mol'tal-
ta con cierto enojo. Fué un curioso espectá- mente heridos, y Washington, que desplegó
culo al dia siguiente, 9 de julio, ver la pompa un valor estraordinario y una gran presencia
y aparato militar con que las tropas~ como de ánimo llevando y trayendo las órdenes de
si estuvieran de gala, se pusieron en marcha Braddock, sirvió constantemente de blanco á
para dirigirse á Monongahela, con bayoneta las balas enemigas, cuatro de las cuales le
calada, estendidas las banderas y tocando los atravesaron la levita, despues de haberle ma-
tambores. \Vashington contempló deleitado, tado dos caballos. El haber escapado ileso de
tan belicosa escena, y algunos años despues tan terrible catastrofe, fué verdaderamente
se le oyó decir muchas veces, que aquel fué milagroso, y bien puede decirse que aquel á
uno de los mas magníficos espectáculos que quien la Providencia protegia de una mane-
presenciara en su vida. Serian ya cerca de ra tan marcada, estaba destinado á prestar
las dos de la tarde cuando las tropas acabaron aun grandes servicios á la causa de la liber-
de pasar el rio, é iban ascendiendo por una tad (*). Horacio Gates, que fué mas tarde
cuesta cubierta de altas yerbas y troncos, y n Se sabe por una conocida tradicion, suficientemente




CAP. VJII. ESTADOS-UNiDOS. 233


un general de nota en la revolucion, quedó
tambien herido gravemente, y atinque las
fuerzas de Virginia pelearon con la mayor
bravura, todo fué en vano, porque el pánico
se habia apoderado de las tropas, que disper-
sándose en todos sentidos, huyeron iÍ la des-
bandada, abandonando bagajes y artillería á
un enemigo, que segun se vió luego, solo
constaba de un pequeño destacamento de fran·
ceses y soldados del Canadá, y unos 600 in-
dios. En aquella accÍon homicida perecieron
veinte y seis oficiales, quedando treinta y seis
tuera de combate; en la clase de tropa se con-
taron mas de 700 hombres entre muertos y
heridos, no habiendo pasado de sesenta las
bajas de los indios y franceses. Los que que-


. confirmada, que muchos años despues, Washington fué vi-
:óitado por un anciano y venerable jefe indio, el cual le con-
fesó que durante la batalla, le habia tirado val'Ías veces,
encargando á sus guerreros hicieran lo mismo, pero viendo
que ninguna de las balas le tocaba, dedujo quc el jóven hó-
roe se hallaria bajo la prot!)ccion del Gran Espíritu. Dcsde
aquel momento, y fiel á sus creencias, dejó de atentar con-
tra la vida de Washington.


daron vivos, huyeron sin detenerse hasta al-
canzar al coronel Dunbar que mandaba la
retaguardia. El malogrado Braddock espiró
el 13 de julio, C<) y \Vashington rezó junto
á sus restos mortales el oficio de difuntos.
Cuando el moribundo se hallaba on su 'pos-
trer momento, reconoció su error en no se-
guir los prudentes consejos del ayudante, y
sus últimas palabras fueron: ¡ Quién lo hu-
biera creido! Dunbar y sus tropas se dirigie-
ron apresuradamente al fuerte Cumberland~
y á despique de cuanto pudiera decirse, no
quisieron detenerse un momento hasta llegar
á Philadelphia. La victoria alcanzada por los
franceses era de lo mas estraordinario que
pudiera darse, y no dejó de producir su efec-
to sobre las colonias, puesto que compren-
dieron, por primera vez, q ne sus altas ideas
acerca del poderío y fuerza de las tropas bri-
tánicas, eran algo exageradas.


( ') Léase la lJisloria de la espedicion contra el {uf,rle
Duquesne en 1755, al mando del Mayor General Edua¡'do
Braddocko Es un volúmen digno de exam°i'narse .


. ~., .. ..:


TOMO J.




CAPÍTULO IX.
1755-1763.


PROGRESO Y CQNCLUSION DE LA GUERRA.


E;;peLlicion á la llahía de Fundy.-AcaLlia y los franceses neutrales.-Su espatriacion.-EspeLlicion de Shirley contra el Os-
wego.- Guillermo Johnson.-Iufluencia con los indios. -Hendrick.-Butalla dellugo ,Jorge.-Muerte de Dieskau - El fuer-
te William Henry.-Los indios en la frontera. - Accion en Pennsylvania y Virginia.-Washington es nombrado coronel.-
Campaña de 1755.-Declaracion de guerra por los ingleses.-El gefe Loudon.-Bradstreet en Oswego.-Montcalm se
apod;ra de este último punto.-Su actividad y pericia.-Morosidad de LouLlon.-Proyectos para 1757.-Loudon mar-
eha contra Louisbourg.-Montcalm asalta el fuerte ,,yilliam Henry.-Matanza de las tropas por los indios despues de la
rendicion.-Gran alarma en las colonias.-Quejas y descontento general.-Pitt, primer ministro.-Su enérgica política-
Ataque á Louisbourg.-Toma de la plaza.-Espedicion Lle ALercromLie eontra Ticonderoga.-Muerte de Lord Howe.-
Abercromhie ef' def'titllido y le reemplaza Amherst.-Bradstreet marcha contra el fuerte Frontenac.-Forbes se apode·
ra del fuerte Dllquesne. - Plan de campaña en 1759. - Se resuelve la conquista del Canadá, - Espedicion de Amherst y toma
de Ticonderoga.-Prideaux y Johnson toman á Niágara.-Ataque de Quebec.-·Muerte de Wolfe y de Montcalm.-Ren-
dicion del Canadá.-Casamiento de Washington.-Es nombrado miembro de la Cámara de los Comunes.-Las colonias
eelebran alegremente la victoria obtenida sobre los franceses.-Guerra de los Cherokees en el Sur.-Su progreso y su
Hn.-Otis.-Su elocuencia.-Lucha entre los franceses é ingleses en las Indias Orientales.-La paz de París.-Los
ingleses quedan dueños del continente.-Disturbios con los indios.-La conspiracion de Pontiac.-Fin de la lucha.


Mientras el Almirante Boscawen cruzaba la mayor parte de ellos procedentes de Beau'
la costa de Terranova para sorprender á la
fiota francesa, que segun hemos dicho antes
consiguió evitar el encuentro del enemigo,
embarcábase en Boston ~ con direccion á la
Bahía de Fundy, un cuerpo de ejército de
10,000 hombres. El territorio en que se ha-
llaba aquella colonia francesa se habia usur-
pado, segun se dijo luego, á la provincia de
~ova-Scotia. El coronel Monckton tomó el
mando de las tropas, y á principios de junio
de 1755 apoderóse fácilmente de los fuertes


Beau Sejour y Gaspereau; el fuerte
t755. .


erigido en la embocadura del rio San
.luan, fué abandonado é incendiado al aproxi-
marse los ingleses.


No habia sido difícil arrojar al enemigo de
la Bahía de Fundy, pero entonces no se supo
qué pD¡rtido tomar respecto á los colonos fran-
ceses, cuyo número ascendia á unos 1,500 (*),


( . ) ~urray dice en su EJislori a de la A mérica Británica,
que el número de colonoiO' no bajada de 17 á 18,000.


Bassin, Minas y las márgenes de Annapolis.
Los pobladores de esta última colonia, que se
habian duplicado desde que Nova-Scotia llegó
á ser una provincia británica', eran aun
franceses en lenguaje, en religion y en sus
afecciones, y como mantenian inteligencias
con los sacerdotes del Canadá, podia ser muy
probable que intentasen infringir las condi-
ciones de neutralidad á que se habian suje-
tado. En la rendicion del. fuerte Beau Sejour
se cogieron 3,000 jóvenes con las armas en
la mano, y no siendo lógico dejar libre á toda
la poblacion para que esta fuese luego á re-
forzar el Canadá ó Cabo Breton, hízose ne-
cesario disponer de aquella gente de UI\ modo
ú otro. Boscawen y los principales jBfes se
reunieron en consulta para decidir sobre este
punto, resolviendo al fin espulsar por com-
pleto á los colonos franceses, trasportándolos
luego á distintas provincias británicas; y
esto á pesar de haberse estipulado espresa-




CAP. IX. HISTORIA DE LOS ESTADOS-t:XIDOS.


mente al entregar el fuerte Beau Sejour, que
los habitantes no serian molestados. Pero el
honor y la lealtad se sacrificaron, preva-
leciendo la crueldad y la traicion, sin que los
autores de aquella injusticia mostrasen com-
pasion alguna, con tanto mas motivo cuanto
que la derrota de Braddock, de que ya te-
nian conocimiento, habia endurecido un poco
sus corazones. Resuelta, pues, la suerte de
aquellos infelices, los ingleses guardaron por
el pronto el secreto, y de allí á poco, habien-
do invitado á los colonos con un fütil pretesto
tÍ que se reuniesen en sus iglesias, rodeáron-
les con un cordon de tropas, intimándoles la
órden de marcha. El dia 10 de setiembre
toda aquella pobre gente, escoltada. por una
fuerza considerable, fué conducida al punto
de embarque y arrojada en los buques desti-
nados al trasporte. En medio de la confusion
(lue se originó, las mujeres se vieron separa-
das de sus esposos, y los hijos de sus padres,
para ser conducidos á distintas colonias, sin
la esperanza de volverse á ver jamás. Sus
tierras, sus cosechas, su ganado, todos sus
hienes , en fin, escepto el mueblaje de las
casas, fueron declarados propiedad do la Co-
ron a , y á fin de impedir que pudieran ali-
mentarse los que habian huido á los bosques,
.Y con el fin de obligarlos á que se entregaran,
la tropa destruyó las nacientes cosechas, que-
mando los graneros y las casas con todo
cuanto contenian. Mas de 1,000 de aquellos
infelices desterrados fueron conducidos á
Massachusetts, donde á causa del horror
(lue inspiraban los papistas no se les conce-
dieron ni aun los consuelos de la religion
que profesaban. Cada colonia tuvo que reci-
bir una parte de los errantes prisioneros, y
esto era una carga mas, que la comunidad
no se mostraba muy dispuesta á sobrellevar.
Algunos de aquellos desgraciados consiguie-
ron encaminarse á Francia, al Canadá, á


Santo Domingo y á la Louisiana, pero fueroll
muy pocos, pues la mayor parte murieron de
pena en una tierra estraña (*).


Entre tanto Shirley se dirigia desde Alba-
nia á Oswego, donde pensaba embarcarse
para ~iágara ; pero la marcha tuvo que ser
bastante lenta á causa de los obstáculos que
presentaba aquella regíon, en la que era
preciso abrir los caminos y atravesar los rios.
Muy debilitados todos por las enfermedades.
y no poco abatidos con motivo de haberse
recibido la derrota de Braddock, á cU,ya
muerte debió Shirley ser ascendido al grado
de éomandante en jefe, empleó se la
'1 . t d 1 d· t755. u tima par ,e e mes e agosto en
construir dos fuertes e? Oswego, reuniendo
huques y haciendo grandes preparativos para
avanzar sobre Niágara. A pesar de esto, no
se adelantó nada por el pronto, y se abando-
nó la empresa á causa de la estacion, lo cual
valió una severa censura tí Shirley por su
inaptitud.


.Johnson, que mandaba las tropas enviadas
contra Crown Point , era en todos conceptos
un hombre muy notable. Ilabia nacido en
Irlanda, y sus grandes disposiciones, su as-
pecto imponente y agradables maneras le
hicieron ohtener una grande influencia entre
los indios, cuyo trage adoptó, y cuya vida
salvaje parecia agradade mucho. Su posi-
cion como agente británico con las Cinco
Naciones, le proporcionaba la oportuniélad
de estar en continuo, trato con los indios, no
solo para bien de su pais, sino tambien en
beneficio propio. La siguiente historia ilus-
trará al lector sobre este punto. Ilabia un
famoso jefe JVIohawk ,llamado comunmente
el rey Hendrick, el cual era tan avaro corno
valiente, y á quien gustaban mucho lásjoyas
y los adornos del trage. Cierta mañana fué al


e) Mr. Longfellow se sintió inspirado con este tema en su
Evangelina, un cuento de la Acadia.




236 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


castillo de Johnson, y habiendo visto una fuerza üicilmente, habiendo perecido en el
. levita ricamente bordada, ideó un hábil es- combate el jefe inglés y Hendrick , el jefe in-
pediente para tomar posesion de ella.-«Her- dio (*). Conseguida esta victoria, Dieskau
mano, dijo á Sir \Villiam al volver otro dia á avanzó acto continuo para atacar el campa-
visitarle, yo soñar anoche. »-« ¿ De veras?» mento de Johnson, que, protegido por su
repuso su interlocutor; «¿ y qué ha soñado posicion y fortificado con algunos cañones
mi hermano rojo?» - « Yo soñar que esa le- procedentes del fuerte Eduardo, resistió el
vita ser mia.» -« Pues bien, vuestra es, ataque, rechazando al enemigo, que tuvo
contestó Johnson sin vacilar.» Poco tiempo grandes pérdidas. Dieskau, mortalmente he-
despues recibió el jefe indio la visita del Ba- rido, fué hecho prisionero, y toda su gente
ronet, quien, dirigiendo una mirada sobre huyó en direceion á Crown Point. Parece ser
el espacioso paisaje que se estendia ante su que los franceses perdieron en esta accion
vista, dijo á Hendrick:-«Hermano, anoche unos 1,000 hombres, y los ingleses solo 300~
tuve un sueño.»-« ¿ Y que soñó mi hermano debiendo advertir que las tropas de Hampshi-
inglés?» replicó el jefe.-« Yo soñé que toda re encontraron los bagajes de Dieskau y se
esa estension de terreno era mia;» repuso apoderaron de ellos. A estos tres combates,
Sir \Villiam , señalando un espacio de unas que tuvieron lugar el mismo dia, se les dió
veinte millas en cuadro. Al oir esto, Hen- el nombre de batalla del lago Jorge, cuyo
drick se puso un poco sério, pero compren- buen éxito valió á Johnson ser hecho caba-
diendo en qué compromiso se hallaba, replicó llero, recibiendo además una gratificacion de
al fin: - «Hermano, esa tierra es vues- 5,000 libras. Los colonos consideraron esto
tra, pero hacedme el favor de no soñar otra como una gran victoria.
Yez.» Sin embargo, Johnson no quiso marchar


Las tropas que mandaba Johnson, en contra Crown Point, segun todos esperaban,
número de 6,000 hombres, avanzaron en di- y aunque los colonos de Nueva-Inglaterra le
reccion del lago Jorge, mientras que el Baron
Dieskau, subiendo por el Champlain con donacion de ciertas tierras de su propiedad para fundar una
otros 2,000 y habiendo desembarcado en el escuela gratuita, que fué mas tarde el Colegio Williams.
estremo oriental de aquel lago, marchaba á (') Hendrick era hijo dc un jefe Mohegan, casado C01l


una mujer de la tribu de los Mohawks, y se distinguió entre
SU vez contra el fuerte Lyman , mejor cono- las Seis Naciones. estendiéndose su fama hasta Massachu-
cido con el nombre de fuerte Eduardo. Pero sctts, donde,en 1751. le consultaron los comisionados acerca
variando su plan de ataque, el jefe francés del modo de educar á los jóvencs de su nacion. En el en-


cuentro con Dieskau , mandaba como jefe 300 Mohawks. Era
resolvió sorprender á Johnson, y como a(~er­
tase á encontrar en un estrecho desfiladero
que habia á tres millas del campamento ene-
migo, un cuerpo de tropas del Massachu-
setts, en número de 1,000 hombres, con unos
cuantos indios Mohawks , al mando del co-
ronel \Villiams (*), Dieskau derrotó á esta


(') Mr. IIildreth observa muy juiciosamente que el coro-
llcl Williams no necesitaba ganar ninguna batalla para ad-
qnirir gloria, puesto que al pasar por Albania habia hecho


grave y sentencioso cn el consejo, intrépido en la lucha, y
son dignos de mencion algunos de sus dichos. Cuando se
propuso enviar un destacamento al encuentro del enemigo
y se quiso fijar el número que habia de componerlo, dijo
Hendriek : aSon pocos para pelear j demasiados para morir.»
Al indicarse la conveniencia de dividir el aestacamento en
tres grupos. el jefe indio cogió tres estacas y replicó: «Poned
las tres juntas y no las rompereisj tomad una sola, y os será
fácil conseguirlo.» Siguióse el consejo del viejo guerrero,
pero no se observaron las preca uciones que él indicó, y esto
rué causa de que Williams cayera en una emboscada. Hen-
drick fué un buen amigo de los blancos ¡" mereció la amistad
que le profesaban




CAP. IX. ESTADOS-{;XlDOS_ 237


tildaron ele incapaz y poco enérgico, aquel
jefe alegó que faltaban víveres y medios de
trasporte, y no hizo mas que mandar cons-
truir el fuerte \Villiam Henry cerca del
último campo de batalla, despues de lo cual
licenció á sus tropas hasta el invierno.


Las colonias de Pennsylvania, Maryland
y Virginia estaban continuamente en peli-
gro, porque los indios, instigados por los
franceses T aprovechándose de la poca glo-
riosa retirada del coronel Dunbar, hacian en
ellas frecuentes incursiones. En su conse-
cuencia , 'Ylorris , gobernador de Pennsylva-
nia, escitó á la Asamblea á que facilitase los
medios necesarios para defender la frontera,
pero aquella se ocupaba entonces de arreglar


5 cierta cuestion de impuestos' con los 175 . ..
propIetarws , y como por otra parte,


abundaba en las ideas de los cuáqueros que
se oponian á la guerra, no hizo aprecio de
las indicaciones del gobernador. Sin embar-
go, en el mes de noviembre votó la Asamblea
una suma de 50,000 libras para atender á la
defensa pública, lo cual fué cau:;;a de que
varios de sus miembros cuáqueros hicieran


puntos relativos á una enojosa cuestion sobre
su rango militar y su autoridad.


El año 1755 no terminó mlly satisfado- "
riamente para los que esperaban grandes
cosas, y cuando Shirley celebró una junta en
Nueva-York con los gobernadores de las co-
lonias, hallóles muy p~co dispuestos á se-
cundar sus deseos respecto á emprender
nuevas espediciones contra los fuertes Du-
quesne, Niágara y Crown Point.


Al volver \Vashi-ngton á sus cuarteles en-
contróse con que toda la frontera estaba alar-
mada por las frecuentes incursiones y atro-
cidades que cometian los indios. El
., d ' b 1756. Joven coman ante s~ consagra a con
el mayor celo á la obra que le habian confia-
do, pero careciendo del suficiente apoyo J
auxilios necesarios para atender á todas pal'-
tes, y profundamente conmovido además
ante las escenas que diariamente tenia que
presenciar, escribió una carta al gobernador
Dinwiddie en la cual se leian estas palabras:
«Las amargas lágrimas de las mujeres y las
súplicas de los hombres me inspirari tan
doloroso sentimiento y tan honda afliccion.


dimision de su cargo. que yo me sacrificaria gustoso entregándome
La Asamblea de Virginia votó 40,000 li- al enemigo, si esto bastara para evitar tantas


bras, y se emitieron bonos del tesoro por esta desgracias.·» \Vashington no perdonó esfuer-
cantidad, disponiéndose al propio tiempo que zo alguno para remediar el mal en aquellas
se consignaran 300 para \Vashington por su apuradas circunstancias, y todos reconocie-
valerosa conducta cuando acompañó á Brad- I ron en él un esclarecido patriota que hon-
dock, y otras varias gratificaciones para raba á su pais.
algunos oficiales que escaparon con vida En el mes de mayo de 1756 Inglaterra
de aquella funesta acciono Organizóse de declaró formalmente]a guerra á Francia, :r
lluevo el regimiento de Virginia, confiándo- en su consecuencia el general Abercrombie~
se el mando á \Vashington y nombrando á que habia adquirido cierta reputación en e]
Stephens teniente coronel, y á mediados de continente, se puso en marcha poco despues
setiembre púsose en marcha esta fuerza con con algunas fuerzas; pero el conde de Lou-
direccion á Winchester, donde se estableció don, nuevo comandante en jefe, no llegó has-
el cuartel general. Sin embargo, al llegar el ta fines de julio. Reforzar la guarnicion que
invierno , Washington tuvo que hacer un se dejó en Os,vego , era la primera cosa en
viaje á Boston para tratar con Shirley ciertos que debia pensarse, y por lo tanto envióse




IIJSTOmA DE LOS CAl'. IX.


tí dicho 'punto un destacamento de tropas al
mando del teniente coronel Bradstreet, quien
consiguió llegar á su destino sin contratiem-
po, á pesar de que una considerable fuerza
de franceses trató de oponerse á su· marcha.
Los franceses y los indios fueron batidos, y
poco despues otra partida de tropas de re-
fresco llegó á reforzar las filas de los ingleses,
con lo cual se pudo ya preparar con ven-
taja la defensa. Al reunirse Bradstreet con-
..:\bercrombie, dióle partG de que el enemi-
go intentaba apoderarse de Oswego, y en
vista de esto despacháronse algunas tropas
hácia aquel punto, pero como quiera que
estas últimas retardaran su marcha por la
morosidad de Lord Loudon y por haberse
negado Albercrombie á salir responsable
de las medidas que se adoptaran, frus-
tróse el éxito de la espedicion , cayendo el
fuerte en poder de los franceses, mandados
por Montcalm. De este modo mas de 1,000
hombres, 35 piezas de artillería y la flotilla
<le barcos construidos para la espedicion de
Niágara quedaron en poder del enemigo, en
tanto que las tropas británicas, mandadas
por Webb , huian aterradas para refugiarse
en Albania.


La victoria que obtuvo el enemigo se debió
principalmente á la llegada de un nuevo jefe
de quien diremos dos palabras. Luis José,
marqués de Nlontcalm de Saint Veram, ha-
hia nacido en el castillo de Candiac, cerca de
Nismes en 1712, siendo hijo de una familia
ilustre, no solo por su nobleza, sino por sus
hechos de armas. Aunque destinado á la car-
rera militar, recibió tan escelente educacion,
fiue siempre tuvo un gusto decidido por la li-
teratura y las ciencias, y á no haber muerto
tan pronto, se le hubiera elegido miembro de
la Academia francesa. Antes de ser nombra-
do comandante en jefe de los ejércitos de
Francia en la América del Norte, el marqués


de Montcalm se habia distinguido ya por su
bravura en muchos lances de honor. Tal era
el jefe que acababa de llegar á Quebec con un
refuerzo considerable de tropas, y el cual.
clespues de haber conservado con sin igual
éxito el honor de las armas francesas, mu-
rió, gloriosamente, á la vez que el general
Wolfe, en el campo de batalla, habiéndose
elevado un monumento en memoria de aque-
llos héroes.


Prescindiendo del feliz resultado que obtu-
vo Armstrong en su ataque contra el fuerte
Kittaning, principal ciudad de los indios en
las márgenes del Allegany, puede decirse que
pasó toda la estacion sin que se adelantase
absolutamente nada, pues las enferme~ades
causaron muchas bajas; las tropas se retira-
ron á sus cuarteles de invierno, y lo único
que consiguió el gabinete de Lóndres fué ate-
morizará los ciudadanos de Nueva-York
para que concedieran alojamiento gratis á los
oficiales del ejército. A principios del año si-
guiente 1757, celebró se un consejo en Boston
,Y se acor~ó defender las fronteras, enviando
al propio tiempo una espedicion contra Louis-
burg, para lo cual se pidieron 4,000 hombres
á Nueva-Inglaterra, y 2,000 á Nueva-York y
Nueva-Jersey. La Asamblea de Cuá-
l d P ' 1 . t . t 757 . (eros e· enns'y vama vo.o una su-
ma de 100,000 libras; pero alegando que lo
hacia por fuerza, despachó á Flanklin á In-
glaterra en clase de ag'ente para que espusie-
ra sus quejas. Por su parte \Vashington hizo
en Virginia lo que buenamente pudo para
atender [í, la defensa del país, pero era evi-
dente que en tanto que el fuerte Duquesne
estuviese en poder de los franceses, costaría
mucho trabajo resguardar la frontera. Tam-
bien en el Sur hubo alguna lucha con los in-
dios, pero no de gran importancia.


A principios del mes de julio, Lord Loudon
se embarcó en Nueva-York con 6,000 hom-




CAP. IX. ESTADOS-{;NIDOS. 239


l)res de tropas regulares, habiéndosele agre- mutilados por el tomaltawk de los indios. Mas-
gado en Halifax una flota de once buques al de 1,000 m~jeres degolladas yacian por el
mando del almirante Holborne, q~e llevaba suelo en horrible confusion, y el sangriento
consigo otros 6,000 soldados. Desgraciada- y espantoso espectáculo que se ofrecia á la
mente esta espedicion se retrasó tambien, vista, era demasiado repugnante para que
pues i 7 buques franceses consiguieron entrar nosotros intentemos describir tan bárbara
en el puerto de Louisburg, y como esta plaza carnicería.» La rendicion del fuerte \Villiam
contaba con una fuerte guarnicion, conside- Henry causó gran inquietud y alarma en to-
róse inútil atacarla, .r Loudon se volvió á das las colonias, y acto continuo se


d· l\,f 1 t· .. 1757. ~ueva-York. ISpUSO que Hiassac lUse ts summIS-
En tanto que los ingleses proyectaban apo- trara 20,000 hombres de milicias, pero Monf-


derarse de la citada plaza, Montcalm, con su calm, satisfecho con su reciente victoria, se
energía característica, resolvió dar un golpe retiró al Canadá sin tratar de medirse otra
de mano, y subiendo por el lago Jorge á la vez con sus enemIgos.
cabeza de 8,000 hombres, sitió el fuerte Wi- De este modo, despues de tres campañas y
lliam Henry, de cuya custodia estaba encar- grandesesfuer'zos por parte de los colonos,
gado el coronel Monro con una guarnicion los franceses quedaron aun dueño~ del cam-
de 2,000 hombres. V.,r ebb se hallaba en el fuer- po, conservando en su poder los fuertes de·
te Eduardo, á 14 millas de distancia, con
4,000 soldados, por lo cual no era fácil que
pudiera auxiliar á su compañero, tanto mas
cuanto que el ataque fué tan vigoroso, que
Monro se vió en la precision de rendirse, si
bien con la condicion de que las tropas salie-
sen con los honores de la guerra, llevando
sus bagajes hasta el fuerte Eduardo. A los
indios, aliados de Montcalm, no les agradó
esta condicion, y ansiosos del pillaje y del
saqueo, cayeron despues sobre las tropas que
se retiraban, sin que podamos nosotros decir
hasta qué punto se hallaria dispuesto Mont-
calm á tolerar tan infame traicion por parte
de los indios, que sacrificaron á su furia cen-
tenares de víctimas. Al hablar de aquella
horrorosa escena, dice Israel Pútnam: «El
fuerte fué destruido, todos los edificios y bar-
racas se redujeron á un mont-on de ruinfts, y
el enemigo se llevó los cañones, los pertre-
chos militares y todos los barcos. El humo
del incendio era sofocante, yen medio de las
llamas viéronse fragmentos humanos, cabe-
zas y huesos medio consumidos y cadáveres


Louisburg, Crown Point, Ticonderoga, (1<)
Prontenac, Niágara y todos los puestos mi-
litares que se estendian hasta el Ohio. Ade-
más de esto consiguieron destruir los fuer-
tes de Oswego, y obligando á las Seis Nacio-
nes á que permanecieran neutrales, pudieron
hacer la guerra ventajosamente en las fron-
teras. No es de estrañar pues que las colonias
estuvieranJ descontentas y pensaran adoptar
medidas mas vigorQsas para rechazar al ene-
mIgo.


Por aquella época, Guillermo Pitt, despues
Conde de Chatham, fué llamado, mas bien
por el voto popular que por gusto de Jorge II,
para encargarse de los negocios tanto de las
colonias como del estranjero. Persuadido de
que él era uno de los pocos que podrian sal-
var el pais en aquellas circunstancias, adop-
tó las enérgicas medidas que requeria el caso,


( ') Ticonderoga es una corrupcion de la palabra iroquesa
Cheonderoga, que significa aguas l'uidosas, r que aplicaron los
indios á las aguas de las cascadas del Lago Jorge. Los fran-
ceses construyeron cerca de aquel, en 1756, un fuerte que se
llamó Fuerte Carrilton.




240 HISTORIA DE LOS CAP. IX.
eligiendo con la mayor prudencia los agentes


encargados de su ejecucion. Sus pro-
1758. yedos para la conquista del Canadá
comunicaron nueva vida á las colonias, y co-
mo se dió órden para pagar los gastos de guer-
ra que estas hiciesen, reuniéronse al momen-
to considerables fuerzas, que aumentadas con
las tropas procedentes de Inglaterra, forma-
ron bien pronto un total de 50,000 hombres,
que á las órdenes de Abercrombie, coman-
dante en jefe, debian atacar á la vez á Louis-
bourg, Ticonderoga y el fuerte Duquesne.


A principios del mes de junio, el almirante
Boscawen se presentó delante de la primera


de dichas plazas con una flota com-
1758. t d ' . , h b d pues a e tremta y oc o uques e
guerra y un ~jército de 14,000 hombres al
mando del general Amherst, á cuyas fuerzas
solo podia oponer Louisbourg los tres mil
soldados de que constaba la guarnicion y
once buques que se hallaban en el puerto. El
mal estado de las fortificaciones no permitía
sostener un sitio regular, y así es que al
vigoroso ataque de los ingleses, que causó
grandes pérdidas al enemigo, vióse obligada
la guarnicion á capitular el dia 27 de julio.
Al intrépido \Volfe, que mas tarde llevó á
cabo tan grandes empresas, se debió el feliz
éxito de esta primera campaña, cuyo resul-
tado filé quedar en poder de los ingleses el
fuerte Louisbourg con toda su artillería y
municiones, San Juan de la Isla, con sus
dependencias, y poco despues Cabo Breton.
Los vencedores encontraron en este último
punto 221 cañones y 18 morteros con una
considerable cantidad de municiones. Los ha-
bitantes de Cabo Breton fueron enviados á
Francia en buques ingleses, pero la guarni-
cion, incluso los oficiales y los marinos, en
número de 6,000 hombres tuvieron que pasar
á Inglaterra en calidad de prisioneros. Am-
herst se em bareó para Boston con sus tro-


pas, y desde aquella ciudad continuó su
marcha hácia la frontera.


Algunas semanas antes de la toma de
Louisbourg, se embarcó el general Aber-
crombie con unos 16,000 hombres en \Villiam
Henry y cruzó luego el lago Jorge para em-
pezar las operaciones contra Ticonderoga,
llevando en su compañía á Israel Putnam,
famoso despues en la Revolucion, que man-
daba con el grado de Mayor un regimiento de
tropas. Cuando hubieron desembarcado, di-
vidiéronse las fuerzas en cuatro columnas,
los ingleses en el centro y los provinciales en
los flancos, y en este órden dirígiéronse al
encuentro de las avanzadas francesas, que,
compuestas solo de un batallon, retrocedie-
ron precipitadamente, destruyendo á su paso
las tiendas de campaña. Mientras que Aber-
crombie continuaba su marcha á través de
los bosques, en direccion á Ticonderoga, pro-
movióse una gran confusion en las columnas,
por haber encontrado estas las fuerzas que
se retiraban huyendo del lago Jorge, pero
en aquel momento Lord Howe, á la cabeza
de la columna del centro, cayó sobre el ene-
migo, y sin hacer aprecio de las advertencias
de Putnam, que trataba de disuadirle, atacó
y dispersó á los franceses, matándoles mu-
cha gente y haciendo ciento cuarenta y ocho
prisioneros. En esta escaramuza, el intrépi-
do Howe recibió un balazo en el pecho, que
le tendió sin vida en el campo (*). La guarni-
cion de Ticonderoga constaba de unos 2,000
hombres, pero habiendo sabido que en el fuer-


(') Entre los oficiales reales no habia ninguno tan popu-,
lar y generalmente admirada como Lord Howe, y su muerte
se consideró como una calamidad pública. El célebre Stark,
el héroe de Bennington, que le apreciaba y queria mucho,
declaró luego que si Howe hubiese vivido, no hubiera podi-
9-0 ser un verdadero whig en la revolucion, por la mucha in-
fluencia que ejercia aquel bravo militar Massachusetls eri-
gió un monumento á su memoria para demostrar su senti-
miento por tan sensible pérdida. Vol. 1, pág. 33.




CAP. IX. ESTADOS-U:>imos. 241


te se esperaban refuerzos de un momento á
otro, Abercrombie resolvió dar el asalto sin
aguardar la artillería, y en su consecuencia
dictó las órdenes oportunas á las tropas, que
se lanzaron intrépidamente sobre las obrns
avanzadas, bajo el fuego del enemigo. Por
desgracia, en frente de aquellas, á una gran
distancia, se habian cortado una inflnidad de
árboles, cuyas r;:tmas y troncos, no solo en-
torpecieron la marcha de los sitiadores, sino
que les dejó espuestos á un fuego graneado,
que hizo grandes destrozos en sus filas. Vien-
do que no era posible atravesar los parapetos,


hombres, incluso las tropas de Pennsylvania
y Virginia y los americanos reales de la Ca-
rolina del Sur. La marcha de estas
f' t' h h f 758. uerzas se re raso mue o por no a-
ber hecho aprecio el general Forbes de las
advertencias de \Vashington, quien le acon-
sejabtt avanzar por el camino abierto ante-
riormente por Braddok, en vez de construir
otro desdeRaystown á Juniata. La vanguar-
dia á quien se encomendó este trabajo fué
sorprendida como la de aquel malogrado ge-
neral, perdiendo 200 hombres, y al llegar
Forbes el dia 8 de noviembre con el resto de


de nueve piés de altura y que eran ·mucho las fuerzas, opinó que seria mejor abandonar
mas fuertes de lo que pareció en un princi- la empresa, en vista de que el invierno se
pio, Abercrombie abandonó el ataque despues acercaba rápidamente, que era necesario
de cuatro horas de lucha, retirándose al dia abrir un camino de 50 millas de estension á
siguiente con la mayor precipitacion al fuerte través de los bosques y que sus tropas, en fin,
William Henry. La conducta de este jefe fué desanimadas y abatidas, comenzaban á deser-
censurada de tal modo que se le destituyó, tal', Pero por una casualidad providencial,
disponiéndose que le reemplazase Amherst capturáronse algunos prisioneros, y habién-
como comandante en jefe. I dose sabido que la guarnicion francesa se


Por el pronto, no se volvió á intentar nada' hallaba muy debilitada, reanimáronse los
contra Ticonderoga, pero la última corazones y se resolvió hacer un supremo


f 758. derrota de los ingleses. quedó sufl- e,sfuerzo para apoderarse del fuerte Duques-
cientemente compensada, porque el coronel ne antes de recibir este socorro. Dejando pues
Bradstreei se embarcó en Oswego con 3,000 la artillería detrás, avanzaron las tropas á
hombres, y presentándose el 25 de agosto través del bosque, por el cual no podian re-
ante el fuerte Frontenac (ahora Kingston), correr sino muy pocas millas al dia, y ha-
asaltó la plaza, que estaba desprevenida, y se lIándose ya á pocas horas de la plaza (24 de
apoderó de ella al primer ataque. En esta ac- noviembre), supieron que la guarnicion, re-
cion fueron apresados nueve buques, yel fuer- ducida á 500 hombres, se retiraba hácia el
te quedó completamente destruido, siendo Ohio despues de haber pegado fuego á las
muy pocas las pérdidas que tuvo Bradstreet, obras avanzadas. Entonces los ingleses to-
á pesar de que las enfermedades causaron maron poses ion del fuerte abandonado, y
bastante mortandad en las tropas. Termina- habiendo cambiado su nombre de Duquesne
da la espedicion, los soldados construyeron por el de Pitt, y dejando en él la fuerza ne-
el fuerte Stanwix cerca del pueblo llamado cesaria para su custodia, retiróse el resto de
Roma. las tropas al punto de partida. De este modo


La espedicion dirigida contra el fuerte Du- las fronteras de Virginia, lVIaryland y Penn-
quesne iba al mando del general Forbes, sylvania quedaron libres de las escursiones
componiéndose el cuerpo de ejército de 7,000 I de los indios, y poco despues construyóse en


TOllO I. 31




242 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


la frontera oriental el fuerte Pownall para
tenerlos en jaque é impedir su comunicacion
con el Canadá.


Merced al buen éxito de la campaña de
1758, Pitt encontró al Parlamento dispuesto
á secundar sus deseos, respecto á emprender
la guerra contra el Canadá, y por su parte
la8 Asambleas coloniales obraron pronta· y
enérgicamente, pues ya habían reembolsado
cerca de un millon de dúros por cuenta de los
gastos de la guerra. En su consecuencia, las


. colonias reunieron 20,000 hombres
1.659. d t t' d' e ropas que es UVlcron lspuestas
para el servicio en la primavera de este año,
abrigándose fundadas esperanzas de obtener
un éxito brillante.


El plan adoptado fué el mismo que Phipps
y \Varren concibieron en otra ocasiono
Amherst debía avanzar por el lago Cham-
plain con 12,000 hombres de tropas regulares
y provinciales, en tanto que el general Pri-
deaux marcharia sobre Niágara, despues de
]0 cual, y siendo ya dueños de este último
punto, Ticonderoga y Crown Point, ambos
jefes, en uníon con \Volfe , se dirigirian con-
tra Quebec. El heróico oficial (*) que hemos
nombrado últimamente, llegó de Inglaterra
en la primavera anterior, presentándose en
el Saint Lawrence en el mes de junio con un


( ') .Taime ,ro.¡ olfe, hijo segundo de un coronel que habia
servido á las órdenes de }Ialborough, nació en el vicariato
de \Yestcrham, en Kcnt, el dia 2 de enero de 1727. Cuando
entró en el ejército, en compañía de su padre, era un mu-
chacho de catorce años, y de tan débil contestura, que hubo
que desembarcarle en Portsmouth. Cuando se puso bueno,
reunióse otra vez con las tropas y tomó parte en las batallas
de Dettingen y Fonlcnoy , así como tambien en la accion de
La Feldt , donde el mismo duque de Cumberland le dió pú-
blicamente gracias en medio del campo de batalla. Su rele-
yante merito llamó bien pronto la atencion de Pitt, quien,
prescindiendo de los reglamentos ordinarios, le nombró
brigadier general, asociándole con Amherst en la espedicion
contra Louisburg. Tenia éscelentes cualidades, y á pesar de
su carácter enérgico y emprendedor y su sed de gloria, ¡¡US-
tábale en estremo la vida doméstica.


ejército de 8,000 hombres de tropas regula-
res, formando tres divisiones á las órdenes
de Monckton, Townshend y Munay.


La espedicion del general Amherst tuvo
que retrasar un poco su marcha, y no pudo
presentarse ante Ticonderoga hasta fines del
mes dejunio. Gracias á la superioridad naval
de la Gran Bretaña, no consiguieron los
franceses reforzar la plaza, y así es que la
guarnicion no pudo resistir el ímpetu de las
fuerzas del general inglés, por lo cual Ti-
conderoga y luego Crown Point quedaron
abandonadas yen poder de los vencedores.
Una séríe continuada de tempestades y
la falta de buques impidieron' al general
Amherst llevar á cabo todo su plan de cam-
paña, y en vez de unirse á \Volfe, ó de
avanzar hácia Montreal ,·tuvo que retirarse
á sus cuarteles de invierno en Crown Point.
Las tropas de New Hampshire, al mando del.
xlayor Rogers,' asaltaron en el mes de octu-
bre el pueblo indio llamado Saint Francis,
que dflstrll'yeron completamente, resguar-
dando así la frontera de los temibles ataques
de aquellos, salvajes.


A principios de julio llegó á Niágara el
general Priddeaux, pero mientras estaba
dirigiendo las operaciones de sitio, murió á
consecuencia de haberse reventado un cuñon,


,


y el mando de las fuerzas se confió de nuevo
á Sir Guillermo Johnson. Este general, acti-
vando vigorosamente el plan de su antecesor,
prosiguió el ataque contra Niágara, con tal
intrepidez, que bien pronto hizo adelantar
á los sitiadores hasta llegar á cien varas del
camino cubierto. Entre tanto los franceses,
alarmados ante el peligro de perder una
plaza que era para ellos la llave de su impe-
rio interior en América, habian reunido un
considerable cuerpo de tropas regulares pro-
cedentes de las guarniciones de Detroit,
Tenango y Psesqu'ile así como tambien una




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. 2~3


partida de indios ~ con cuyas fuerzas r\sol-
vieron hacer levantar el sitio si era posible.
Pero los franceses fueron completamente
derrotados: el fuerte se rindi6 al dia siguien-
te, y quedaron prisioneros 600 hombres, que
se enviaron '3" Nueva·York. Segun el plan


/ proyectado, Johnsón debia. seguir su marcha
para operar en el Saint Lawrence de con su-
no con Amherst ,y \Volfe, pero la falta, de
buques á propósito y la escasez de provisiD-
nes se lo impidieron. ASÍ, pues, \Volfe se
quedó completamente solo para emprender el
sitio y toma de Quebec.


Este general, segun ya hemos dicho antes,
llegó el 26 de junio de. la. isla. de Orleans.
Quebec , ese Gibraltar de la América, segun
se le ha llamado, estaba defendido por 2,000
soldados de tropas regulares y algunos miles
de milicianos é indios al mando de Mont-
calm, que haciendo mucho tiempo. preveia el
ataque, como dice Murray en su Historia de
la América Británica (*), habia tenido tiem-
po suficiente para atrincherarse y fortificar
su posicion~ si bien es cierto que estaba muy
escaso de víveres. El enemigo trató primera·
mente de destruir la flota inglesa por medio
de brulotes, pero consiguióse sujetarlos con
harpones, y no causaron ningun daño. Entre
tanto el general Monckton fué á ocupar
Point Levi, enfrente de Quebec, y desde
aquel punto comenzó á bombardear la plaza
vigorosamente; pero aunque se destruyeron
varias casas, Jas fortificaciones no sufrieron
ningun daño, reconociéndose entonces que
no era fácil tomar aquella sin atacar á viva
fuerza las trincheras de los franceses. Esto
es lo que resolvió llevar á cabo el intrépido
W olfe , y al efecto, el 31 de julio hizo un
desembarco, pero ocurrió un grave contra-
tiempo, pues los granaderos se lanzaron con


(') Vol. 1, págs. 175-178,


,


demasiado ímpetu é irreflexion , dando lugar
á que Montcalm, fuertemente parapet~do
entre Quebec y Montmorenci , les hiciera un
fuego mortífero, en tanto que los rifles de los
indios causaron fatales destrozos obligando
á.los sitiadores á retroceder con una pérdida
de 500 hombres.


\Volfe sintió de tal modo este percance y
fué tal su disgusto, que se resintió su salud,
viéndose acometido de una fi~bre violenta, y
en un despacho que dirigió á MI'. Pitt, ma-
nifestóle, entre otras cosas, que la flota. su
mas poderosa arma, no poqia obrar contra
la. muralla de roca que defendia á Quebec , y
que sus debilitadas fuerzas tenian que tomar
posiciones fortificadas y defendidas por tropas
casi tan numerosas como las suyas. Sin em-
hargo, tan pron.to como se lo permitió su
salud, reunió un consejo de guerra y deseó
que los oficiales consultasen entre sí ,propo-
niéndoles al mismo tiempo un segundo ata-
que á las líneas francesas, aunque evitando
los errores que se cometieron la primera vez.
Todos opinaron unánimemente que esto era
inútil, pero el brigadier general rrownshend,
segundo jefe, propuso que se intentara un
segundo ataque por el otro lado de Quebec,
desde donde podrian ocuparse las alturas de
Abraham que dominaban la ciudad, S01'-
prendiendo así al enemigo desprevenido por
aquella parte. \Volfe aprobó esta medida y
dispuso todo lo necesario para. realizar el
plan, mandando primeramente que se dis-
trajera la atencion de Montcalm en su pri-
mera posicion, lo cual se hizo de tal modo
que el enemigo no pudo prever lo que se in-
tentaba. Eljefe francés observó sin embargo
que se ponian en movimiento algunas tropas
en direccion al rio, pero contentóse con en-
viar á De Bougainville, á la cabeza de 1,500
hombres, á Cabo Rojo, posicion situada á
nueve millas de Quebec.




HISTORIA DE LOS CAP. IX.


En la noche del 12 de setiembre embar-¡-«Alabado sea Dios; ahora muero feliz!»
cáronse las tropas con el mayor silencio y No podemos menos de reproducir aqu'í las
se dirigieron en dos divisiones al punto co- palabras del general Townshend respecto á
nocido ahora con el nombre de Ensenada de su heróÍco amigo (*), cuya pérdida acibaró
Wolfe, donde habia un precipicio tan pro- la alegría que causara tan brill~nte victoria.
fundo que aun el mismo general dudó fuera -«No me avergüenzo al confesaros que mi
posible escalarlo. Sin embargo, los Highlan- corazon no participa del contento general ni
ders (montañeses) de Fraser , agarrándose á me embriaga tampoco el triunfo de nuestras
los troncos y las matas que allí crecian, armas, pues si es cierto que solo tengo que
pronto álcanz~ron la cúspide, y al poco llorar la muerte de un amigo como el general
tiempo consiguió se que subieran todas las "VoHo, la patria en cambio tiene que lamen-
tropas y ocuparan en buen órden una esten- tar la pérdida del mas firme sosten de sus
sa plataforma. Asombrado Montcalm ante"la honores y gloria. Si el mundo comprendiese
inesperada presencia del enemigo en aquel cuán cara nos cuesta la toma de Quebec,
sitio, comprendió al momento que si no se acaso fuera el sentimiento mayor que la ale-
conseguia arrojar á los ingleses de semejante gría. Nuestro único c'onsuelo es pensar que
posicion , Quebec estaba perdido, y en la es- la Providencia no le destinaba á vivir mucho
peranza de que no habrian llegado aun todas tiempo, pues su contestura era muy débil, Y
sus fuerzas, lanzóse al ataque con 1,500 hom- estaba además resuelto á lanzarse en laR
.bres de infantería lig>era y una partida de batallas y acometer empresas que le hubie-.
indios, que rompieron el fuego emboscándose ran inmortalizado (**).»
entre las malezas. Pero los ingleses no qui- Apenas terminada la batalla, apareció De
sieron gastar su pólvora en balde; aguarda- Bougainville con la retaguardia, pero al saber
ron á que se acercara el grueso de las tropas, el éxito de aquella, se retiró apresuradamen-
que ya iba avanzando en son de ataque, con te, El dia 18 obtuvo la plaza una honrosa
el mejor órden , y cuando estuvieron solo á capitulacion, segun la cual los franceses
cuarenta varas de distancia, rompióse el serian enviados á su pais en vez de quedar
fuego en toda la línea, al que se siguió una prISiOneros.
brillante carga á la bayoneta. La primera Sin embargo, el Canadá no estaba con-
descarga fué decisiva: \Volfe y Montcalm quistado aun, y como, á causa del invierno,
cayeron á la vez heridos de muerte, y el no creyeron prudente Amherst y Johnson
fuego llegó á ser horroroso, pero al fin los continuar las operaciones, el general Levi,
franceses retrocedieron, y los intrépidos
Highlanders acabaron de completar la victo- (') Véase, sin embargo, lo que dice MI'. Bancroft en su re-
ria. Al caer Wolfe mortalmente herido, es- lacion, vol. IV, pág. 339, donde vitupera severamente al ge-


neral Townshend por la bajeza con que se condujo durante
clamó :-« i Sostenedme! no quiero que me
vean caer mis valientes soldados!» Habién-
dole conducido á cierta distancia, y como
oyese que gritaban: - « i Ya huyen! ¡ya
huyen!» preguntó que quién huia , y al de-
cirle que el enemigo, diÓ aun algunas órde-
nes con voz breve, y espiró esclamando:


la batalla.
(") El cadáver de W olfe fué enviado á Inglaterra, donde se


le dió sepultura, erigiendo un monumento á su memoria
en la Abadía de Westminster. Un pequeño poste indica el
sitio donde cayó, en las llanuras de Abraham, y en la parte
mas elevada de la ciudad, se levantó luego una pir*mide en
la que se grabaron los nombres de WOLFE y MONTCALM,
y que estaba destinada á perpetuar la memoria de aquellos
héroes y de la batalla en que murieron cubiertos de gloria.




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41




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS.


que habia reunido en Montreal unos 10,000
hombres, concibió el designio de recuperar á
Quebec antes de que la plaza recibiese socor-
ro por tierra ó mar. Animado, pues, del deseo
de dar un golpe de mano, desembarcó sus
tropas el dia 27 de abril de '1760, Y avanzó
hasta las Alturas de Abraham, disponiéndose


á sitiar la plaza en regla. El general
1760. .


Murray, encargado de la custodia de
Quebec, contaba en un principio con una
guarnicion de 6,000 hombres, pero habiendo
quedado estos reducidos á la mitad á conse-
cuencia de las enfermedades, y conociendo
aquel oficial que tan escasas fuerzas no eran
suficientes para sostener el sitio, hizo una
salida y atacó al enemigo en Sillery el dia 28
de abril. A pesar de la intrepidez de sus sol-
dados, que se batieron como leones, Murray
sufrió una completa derrota, esperimentando
grandes pérdidas; mas si en este caso pudo
culpársele de haber obrado con harta ligere-
za, debió dispensársele por la actividad que
desplegó luego para poner á Quebec en estado
de defensa y por haber conservado la ciudad
hasta, el 15 de mayo, en que llegó el almi-
rante Swanton con su flota é hizo levantar el
sitio al enemigo.


El ejército francés se reconcentró entonces
en Montreal, donde el marqués de Vaudreuil
intentó hacerse fuerte, pero viéndose rodeado
por las tropas del general Amherst y por las
que llegaron de Quebec y de Niágara , tuvo
que capitular el dia 8 de setiembre de 1760,
habiendo obtenido por condicion que no se
maltratara á los habitantes, que se les per-
mitiera observar su culto y que se respetara
la propiedad de las comunidades religiosas.
De este modo quedó en poder de los vencedo-
res la ciudad de Montreal y todo el Canadá.


«Así terminó, dice Mr. Irving, la lucha
entre Francia é Inglaterra que tanto tiempo
se habian disputado el predominio, siendo de


notar que el primer tiro se disparó en el en-
cuentro que tuvo \Vashington con De Ju-
monville. Un diplomático francés (el',


. i 59.
conde de Vergennes) se consolaba de
aquellas derrotas por creer que el triunfo de
Inglaterra le seria fatal, puesto que con él
perderia el dominio que siempre tuvo sobre
sus colonias, las cuales; no necesitando ya la
proteccion de la madre patria, se proclarna-
rian independientes (*) tan pronto como esta
exigiese que aquellas le ayudaran á sobre-
llevar su pesada carga. Este era tambien el
parecer de Montcalm en algunos puntos, y
son dignas de citarse sus palabras al hablar
sobre esta cuestion, pues creemos no dejaba
de ser una persona entendida en la materia.
«Las colonias han tenido la fortuna de llegar
á una situacion floreciente, pues son nu-
merosas y ricas, y contienen en su seno todo
cuanto pueda exigirse para las necesidades
de la vida. Inglaterra ha cometido la torpeza
de permitir que se establezcan allí las artes,
la industria y el comercio, lo cual era rom-
per la cadena de necesidades que obligaba á
las colonias á depender de la Gran Bretaña;
y si no fuera por el temor de que los france-
ses se presentasen á sus puertas, hace' tiempo
que aquellas hubieran sacudido el yugo, pro-
clamándose independientes y formando cada
provincia una república separada. De todos
modos, los colonos preferirian mas bien á sus
paisanos que á los estraños, siguiendo, sin
embargo, la máxima de no obedecer ciega-
mente. Una vez conquistado el Canadá, y
cuando todas las colonias formen un solo
pueblo, si la vieja Inglaterra llegara á perju-
dicar sus intereses, ¿ creeís, amigo mio, que
los americanos lo consentirian? Y en el caso
de una revolucion, ¿qué podrían temerh


\Vashíngton es una parte tan esencial de


(') . Vida de Washington. vol. l. pág. 308.




246 HISTORIA DE LOS CAP, IX,


la histüria americana, que no. püdemüs me- tribus hostiles habian sido. aniquiladas. A cün-
nüs de recürdar ciertüs hechüs del mümentü, secuencia de la guerra cün lüs Cherükees, ha-
que le cünciernen. El dia 6 de enero. de 1759 llábanse aun en cüntinua alarma las fronteras
se casó cün Mrs. Marta Custis , y algunüs de la Carülina, pues aquella fürmidable tri-
meses despues, habiéndüsele elegido. miem- bu, despues de la rendiciün del fuerte Du-
brü de la Cámara de lüs Cümunes, presentóse quesne, en cuyo. hecho. de armas tümarün.una
en \Villiamsburg para ücupar su puesto.. La parte activa, trabarün una lucha fürmal cün
Cámara acürdó celebrar este suceso. hünran- lüs pübladüres de Virginia, sin que se pueda
do. á su querido. 'Washingtün, y apenas hubo. I saber exactamente cuM fué el ürigen de aque-
éste entrado. en el salün , elüradür Mr. Rü- lla. Segun se dice, parece que lüs Cherükees
binsün prünunció un elücuente discurso. en cügierün algunüs caballüs que encüntrarün
nümbre de Virginia, que daba gracias á su cürriendü pür el büsque~ pero. que pertenecian
distinguido. hijo. pürlüs serviciüs que prestara á ciertüs propietarios de Virginia, lüs cuales,
al pais. \Vashington se levantó para cüntes- cünsiderandü aquello. cümü un rübü, matarün
tar, pero. quedóse cürtadü, sin que le fuese á diez ó düce de lüs que juzgaron culpables.
püsible prünunciar una palabra. «Sentaüs, Resentidüs lüs indiüs ante semejante ultraje
Mr. \Vashingtün, dijo. Rübinsün cün una yescitadüs pür lüs franceses, creyerün que
agradable sonri.sa , vuestra müdestia iguala lüs colünüs querian esterminarlüs cümpleta-
á vuestro. valür, y este escede á tüdü cuanto. mente, y en su cünsecuencia re8ül-


d' , l' " El b d L'tt 1759, pu lera espresar mI enguaJe.» • Vlerün vengarse. gü erna. ür 1-
Grande fué la alegría de las cülünias pür el letün no. quiso. intervenir en el asunto- para


feliz éxito. de la guerra cün Francia, y Nue- arreglar la cuestiün,. y en üctubre de 175~)
va-Yürk lo. demüstró mas que ninguna ütra dirigióse al territüriü de la citada tribu cün
po.rque co.n esto. quedaba zanjada la cuestiün 1,500 hümbres; pero. tuvo. que retirarse apre-
de sus límites y podia reclamar mas territo- suradamente porque las enfermedades y so·
rio. A causa de la repentina muerte de De- bro todo las deserciones diezmaron las filas
lancey, ocurrida en el mes de julio de 1760,. de los soldados, dándose con esto. por termi~
fué nombrado teniente gobernadür Cadwalla- nada la espedicion. Püco despues vülvieron
der Oolden, quien á pesar de tener ya 70 años, lüs Oherokees á la carga, y entonces se envió
cüntinuó otros 16 desempeñando su destino., un espreso al general Amherst, el cual des-
viéndüse cün frecuencia encargado de todos tacó 1,200 hombres á las órdenes del coronel
los negocios, por las repetidas ausencias de Montgümery para que fuesen en auxilio de
los gobernadores (k). Tambien Nueva-Ingla- las Carülinas. Este nuevo. jefe se dirigió al
terra tenia mütivos para regücijarse, pues territürio de lüs indios, llegando. á, tiempo.
sus fronteras se vieron libres de las temibles para salvar el fuerte Príncipe Jorge, situado
incursiones de los indios, cuyo poder queda- cerca del Savannah, que se hallaba bloquea-
ha co.mpletamente destruido, puesto. que las do. por los salvajes, y destruyó á su,pasü tü-


das las cülünias de los indios. Viendo que los (') Al Dr. Fr:.mcis debemos el saber que el Dr, Colden fué , t' Cherokees se enardecian lejos de m 1-
el primer espositor del sistema Lineano, en el Xuevo-Mundo. J, 1760.
y el que lo esplicó en las orillas del Hudson casi ínmedíata- midarse, 1'Iontgomery avanZo. hasta
mente despues de haberlo anunciado el ilustre Sueco, Col- Etchoe, SU capital, cerca de la que habian
den, además de su llistoria de las Cinco Naciones, era tam-


acampado aquellos para oponerse á la mar-bien el autor de varias obras científicas y literarias




CAP. IX. ESTADOS-17NIDOS. 247
,


cha del enemigo, (27 de junio). Montgomery torzado allí con la milicia colonial, avanzó en
tenia que atravesar un profundo valle cubiel'- direccion al punto donde 'Montgomery fue-
to de malezas, por medio del que arrastraba ra rechazado poco tiempo antes (10 de junio).
sus aguas un rio cenagoso; y á fin de prote- Los Cherokees se batieron valerosamente du-
ger este paso, envió al coronel Morrison con rante algunas horas, pero fueron al fin der-
una compañia de esploradores, pero estos rotados por completo, y al ver que el enemigo
fueron atacados repentinamente por los in- destruia sus pueblos y almacenes, asolando
dios, que precipitándose desde una embosca- todos sus campos, viéronse precisados á re-
da, mataron al jefe y á varios de sus hombres fugiarse en sus desiertas montañas .y á pedir
al disparar los primeros tiros. En aquel mo- la paz. Esta les fué concedida con la condi-
mento llegó la infantería ligera y se rompió cion de que entregaran cuatro de sus guerre-
un nutrido fuego por ambas partes; mas los ros para fusilarlos delante del ejército, ó en
indios se mantuvieron en su posicion hasta su defecto cuatro pieles de cráneo de indio,
que, atacados de' flanco por los. ágiles Hi- condicion brutal y degradante de que se les
ghlanders, retrocedieron lentamente para ir á dispensó luego por haber solicitado esta gra-
tomar posicion en una colina, desde donde cia, del gobernador Bull, uno de los jefes mas
observaron los movimientos del enemigo. Su~' anCIanos.
poniendo los indios que Montgomery avan- A pesar del natural regocijo de las colonias
zaria há9ia Etchoe, corrieron á dar aviso á á quienes halagaba sobremanera el triunfo
sus mujeres é hijos para oponer una resis· obtenido por las armas inglesas en América,
tencia mas desesperada, pero el jefe inglés, no no dieron aq ueilas señales de llevar á malla
creyendo prudente seguir adelante, se retiró intervencion de la madre patria respecto á
á Charleston, disponiéndose á marchar en sus derechos y privilegios, y una prueba de
direccion al Norte con arreglo á las órde- ello fué la cuestion de auxilios. A principios
nes que recibiera. AIgun tiempo despues los; de agosto de 1760, Pownall, gobernador de
Cherokees de las tierras altas, sitiaron el Massachusetts, habia sido reemplazado 1)01'
fuerte Loudon, que tuvo que rendirse _por Francisco B3rnard, quien, teniendo la mas
hallarse la guarnicion muy debilitada, yaun alta idea de la autoridad de Inglaterra sobre
cuando se puso por condicion que se respeta- las colonias, hizo los mayores esfuerzos para
rian las vida;s, faHóse á la promesa, pues los llevar á cabo los proyectos del ministerio,
indios mataron al capitan Demeré y otros secundado por Tomás Hutchinson, que fué
treinta hombres, llevándose á los demás para nombrado teniente gobernador y jefe de jus-
venderlos como esclavos. Los Cherokees, ticia, con gran descontento de Otis, á quien
que habian conseguido reunir hasta tres mil prometiera algun tiempo antes uno de estos
guerreros, continuaro~ entonces asolando cargos el gobernador Pownall. Precisamente
las fronteras, y llegaron á inspirar tal temor, en aquella ocasion, y á consecuencia de ha-
que todos pidieron' con la mayor instancia al ber empezado las colonias á mantener cierto
general Amherst enviase de nuevo las tropas tráfico con las islas de Francia, el gabinete
que mandara retirar. Como quiera que ya se inglés dictó las órdenes oportunas para que
habia terminado la conquista del Canadá, el se observasen con rigor las disposiciones re-
general Grant volvió á la Carolina á la cabe. lativas al comercio, tan perjudiciales á los
za de un regimiento de Highlanders, que re- intereses mercantiles, y á fin de que no se




248 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


eludiese la ley, autorizóse á los agentes para germinar las ideas de patriotismo; aquel fué
que practicaran registros en las casas ó lu- el primer acto de oposicion á las medidas ar-
gares sospechosos. Al tener conocimiento de bitrarias de la Gran Bretaña, y allí en fin
esta medida, los comerciantes resolVieron opo- I fué donde nació la Independencia, que á los
nerse á ella resueltamente, é instaron á r quince años, es decir, en 1776, se proclamó
Thatcher y á Jaime Otis, hijo. del orador, unánimemente.» Al poco tiempo fué elegido
para que defendiesen su causa. El segundo Otis representante de Boston y jefe de la Oá-
de estos, como abogado del Almirantazgo, mara, y su influencia se dejó sentir en la
no podia buenamente hacerlo, mas arrastra- cuestion que mas tarde ocurrió con el gabi-
do al fin por su celo patriótico, presentó la nete inglés.
dimision de su cargo y aceptó luego las ofer- Conquistado el Canadá, las armas britá-
tas de los comerciantes. En el dia señalado nicas se volvieron entonces contra las islas
para la vista la Cámara del Consejo de la Casa francesas de la India Oriental, yen el mes
de la Ciudad de Boston, se hallaba ocupada de noviembre dé 1761 embarcóse en Nueva-
por una numerosa concurrencia, compuesta York el general Monckton, á quien se confió
en su mayor parte de oficiales del gobierno y el mando de u~a espediciop. compuesta de dos
de los principales habitantes, y el abogado ·buques de línea, cien transportes .Y 12,000
ele la corona abrió la sesion, pronunciando hombres de tropas regulares y de las colo-
un largo discurso y fundando sus reclamacio- nias, contándose entre los oficiales, Gates y
nes en el principio de que el Parlamento de ::Vlontgomery, tan célebre despues en la guer~
la Gran Bretaña se debe considerar como su- ra de la Revolucion. El éxito de la empresa
premo legislador del reino. Thatcher, que era fué completamente satisfactorio, pues todas
uno de los primeros abogados de la ciudad, le las islas francesas cayeron en poder de los
contestó ingeniosamente y rebatió sus argu- ingleses; pero como á consecuencia ele cierto
mentos, estendiéndose en consideraciones pu- enlace entre las diferentes ramas ele la casa
ramente legales; pero Otis, á quien tocaba de Borbon, tuvo que contraer España una
hablar despues, no queriendo encerrarse en alianza con Francia para declarar la guerra
tan estrechos límites, atacó las disposiciones á la Gran Bretaña, se hizo preciso humillar
relativas al comercio, calificándolas de· opre- á este nuevo enemigo, á cuyo efecto organi- .
soras y hasta inconstitucionales, y se espresó zóse una segunda espedicion, que en agosto
con tal ardor y vehemencia, que entusiasmó de 176.2 se apoderó de laRabana. Las
al público, haciéndole reflexionar sobre cier- armas de Inglaterra se vieron enton- 1762.
tos puntos de la mas grave importancia. Al ces triunfantes en todos los puntos, sus cru-
describir esta escena, dice Adams : «Otis se ceros habian limpiado los mares, y el enemi-
espresaba con fuego, y hacie~do un rápido go no tuvo mas remedio que consentir en una
sumario de los sucesos históricos, citando fe- paz humillante, cuyos preliminares se firma-
chas, estendiéndose en observaciones respecto ron en Fontainebleau en noviembre de 1762.
á la legalidad de las autoridades y profeti- Segun las condiciones de aquella, toda la
zando en fin los acontecimientos futuros, des- América del Norte desde el Mississipí hasta el
truyó todos los argumentos de sus contrarios Atlántico, fué cedida á la Gran Bretaña, y
con el rápido torrente de su impetuosa elo- I la isla y ciudad de Nueva-Orleans á Espafía,
cuencia. Desde este momento comenzaron á I con toda la Louisiana y la parte Oeste del




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. 249


Mississipí. A esta última nacion s.e le devol-
vió tambien la Habana en vez de la Plorida,
que fuó en adelante una de las provincias


Británicas de América. El dia 10 de
1763. febrero de 1763 se ratificó pública-
mente la paz de París entre las dos partes
contendientes.


En este mismo añe, los indios conbinaron
un vasto plan de ataque é hicieron grandes
destrozos en muchos puntos. Los Delawares
,y los Shawanese, que ocupaban entonces las
orillas del Muskingum, y Sciota Nliami, pro-
vocados por los pobladores del Alleganies é
incitados acaso por las artificiosas intrigas
de los franceses, emprendieron un ataque
simultáneo en el mes de junio en toda la fron-
tera de Pennsylvania y Virginia. El célebre
Pontiac, hombre de grandes disposiciones,
fué el alma de este movimiento, que sirvió
solo para probar cuanta era la influencia de
Sir \Villiam J ohnson, el cual impidió que las
Seis Naciones tomasen parte contra los blan-
cos (*). Los indios mataron y saquearon a
los traficantes ingleses, sorprendiendo luego


('.) Como los límites de nuestra historia no nos permiten
estendern9s en detalles, aconsejamos al lector (Iue vea la
admirable obra de Mr. Parkman titulada: Histuria de la C01\s-
piracion de Pon/iac y de la Guerra de las lri/;us norte-ame-
ricanas, contra las colonias inglesas, despues de la conquista
del Canadá.


TOMO lo


todos los puestos comprendidos entre el Ohio
y el lago Erie. Solo Niágara, Detroit y el
fuerte Pitt, resistieron el ataque á pesar del
riguroso bloqueo que tuvieron que sufrir, y
las tropas que envió el general Amherst en su
auxilio no llegaron á su destino sin grandes
contratiempos. Esta ]u<:ha fué caustt de que
un cuerpo de colonos escoceses ó 'irlandeses
tomasen una sangrienta revancha en el pue-
blo de Paxton, en PennsylvilllÍa, donue ata-
caron una tribu indefensa y dieron muerto
á una porcion de hombres, mujeres y niños,
persiguiendo sin tregua á los fugitivos y pe-
netrando despues en Philadelphia para ester-
minar á los salvajes que se habian refugiado
en aquella ciudad. Costóle mucho trabajo á
Franklin reunir alguna milicia para defender
á los habitantes de Paxton é "impedir aque-
lla sangrienta venganza, y desgraciadamente
no fué posible disponer de los medios necesa-
rios para castigar á los asesinos.


El general Gage, nuevo comandante en
jefe en América, dispuso una leva do trOllas
para terminar la guerra con los indios y or-
ganizó dos espediciones, que marcharon,
una por Pittsburg y la otra por los
1 P d . 1 1 . 1764. agos. oCo· espues, v16nc ose os In-
dios vigorosamente atacados, creyeron pru-
dente consentir en la paz.




CAPÍTULO X.
1764 -1766.


INGLATERRA PROVOCA LA CONTIENDA.


Progreso de las coloni8s.-Su rir¡ueza ~. adelantos.-La llama dc la libertaLi. -Cómo ClllI)(~ZÚ la discordia y causas r¡1H~ la
produjeron.-Obscrvaciones filosóficas de !\Ir. Guizot.- Política del Gobierno inglés.-AutOl'itlad del Parlamento sobre
las colouias.- Opinion de Mr. 'Valpole respecto á los impucstos.-Plan de .Torge Grcn\'ille.-Cómo llegó á conocimien-
to de los alücricanús.-Resolucion dcl Congreso de iVlassaclluseHs.-Instrucciones á los agentes cn Inglaterra. - El fo-
lleto de Otis.-Conducta de las otras colonias.-Hazoncs que tuvo Grenville para no acelerar la aprobacion de la ley
del scllo.-Opinion de los COI01108 sobre cste punto.-Ignorancia de Inglaterra acerca de la situacion de América.-
Pregunta de Townsllcnd. - Elocucnte contestacion del Coronel Barré. - Aprobacion del bill.- Carta de FrankJin á Thomp-
80n.- Patricio llemy y la Asamblca de Virginia. - Debate yiolento. - El discurso de Henry. - Manifestaciones popula-
res cn yarias colonias.-Reullioll del Congreso colonial cn Nueya-York.-Sus actos.-Motin en Nueva-York.-Los hijos
¡le la libertad. - Cambio del ministerio inglés.-Parlamento de 1765.-Discurso de I'itt.-Discurso de Grenville.-Elocuen ..
te contestacion de Pitt.- Franklin en la Cámara de los Comunes.-Anulaeion de la lp.y del seUo.-Opiniones de Cnm-
den.-Aprobaeion del rey.-Alegría general en Inglaterra y su n~sllltado.-Apélldice al eapítulo x.-CarLa de Franklin
á \V. Alexander. - Ley del sello.


La rendicion del Canadá y de las tribus poblasen los distritos supenores de aquella
indias en el Nordeste, impulsó los a<lelantos provincia. Tambien Georgia iha aumentando
d3 las colonias del l\Iaine, que aunque las rápidamente su poblaeion, pues el goberna-
mas antiguas de la América del Norte, se <lor \Vright hizo comprender á todos el valor
hallaban en notable retraso por las continua~ de los trabajos de la agricultura en aquellas
(las guerras con los indios. Al poco tiempo, fértiles tierras, hañadas por los rios. En 1763
nuevos pobladores comenzaron á ocupar el se publicó en dicha colonia el primer diario,
Kennebec inferior, cstendiéndose ri lo largo que se titulaba Gaceta de Geoí''!Jia. La po-
d e la costa hácia Penobscót, y varios emi- blacion de Florida esperimentó asimismo un
grantcs procedentes de Nue¡"a-Inglaterra 11e- notable aumento, y sus recursos comenzaron
naron el puesto que dejaran vacante los cles- á desarrollarse durante los diez años siguien-
terrados de Acadía. El Connecticut superior tes, con mucho Tilas provecho que en todo el
empezó á poblarse tambien con muchas famí- tiempo fiue estuvo hajo el dominio de España.
lías lWocl}dentes del higo Champlain,. y los Varios emigrantes del Canll..dá se establecie-
emigrantes de Penns'ylvania, l\Jaryland y ron en Louisiana, que se hallaba aun en po-
Virginia, sin hacer aprecio de una real ór- del' de los franceses, aunque, segun las con-
den que lo prohibia , continuaron ocupando diciones del tratado de Fontainehleau, la isla
las montafías y las estensas tierras del .Jilo- y ciudad de l\ ueya-Orleans y la parte Oeste
nongahela, que las Seis Naciones reclamabal! del Mississipí se habian cedido á. España, cu-
como suyas. En la Carolina del Sur se hicie- ya ~lominacion, digámoslo ~l(' paso, no agrada-
ron muy buenas proposiciones para inducir ba mucho á los habitantes ele la citada colo-
ü los labradores de' Irlanda y Alemania á que nía. Tanto es así, que en vtmas ocasIOne s




CAP. X. IIISTORTA DE LOS ES'L\ DOS-rKlDDS. 2:í!


manifestaron claramentc su disgusto, Y hasta
se resistieron ti, prestar ohc(liencia, mas esto
no dió resultado alguno, l)orque la transfe-
rencia á España' tuvo lugar en 17ú9 (*).


En las mas antig~as colonias noÜí,hans8
tambien evidentes señales (le progreso, pues-
to que con la riqueza aumentaba el número


de habitantes. JI!'. Hildreth definió
1-76i .. aquella época- con el nombre de, la
edad de 01'0 de Vir'!Jinia, Maryland y la Ca-
rolina del Sur ,cuya poblacion y productos
se acrecentaron como DllIlea. Norfolk y Bal-
timore iban tomando el carácter de ciudades
comerciales; Philac1elphia y N neva-York,
únicos puertos de un vasto pais, adelantaron
rápidamente; y Boston, que habia pep.mane-
cid o estacionario por espacio de veinte. y
cinco años, siguió lo mismo otro tanto tiem-
po porque en el comercio y en la navegacion
hacian la competencia otras ciudades que se
estendian rápidamente ti, lo largo de la costa
de Nueva-Inglaterra. La dureza en las cos-
tumbres .Y la qesconfianza de los primitivos
tiempos fué desapareci"endo poco á poco; la
aficion á la lit,eratura y á las ciencias eomenzó
á desarrollarse; los seis colegios coloniales
se llenaron de estudiantes, y por los esfuer-
zos de Shippen y Morgan, ambos naturales
ele Penns,ylvania, eslablecióse en la última
colonia una escuela de medicina, primera
institllcion de esta clase en América (**).


Hasta las bellas artes tuvieron sus parti-
darios: \Vest, y Copley, naeidos en el mis-


(') Véase la obra de }[r. Gayarré, Historia de la Louisia-
na, vols. II y IlI. El espiritu patriótico del antor basta para
recomendar aquella á nuestros lectores.


(U) Es oportuno consignar aquí, usando el lenguaje de
~[r. Fruncis, <{ue, "Nueva- York es la cindad que primpro or-
ganizó una facultad completa de medicina durante nuestras
relaciones coloniales con la Gran Bretaña. El Colegio del
Bey fué el primer instituto de América que en 1767 confirió
el grado de Doctor en mellicina. Vt~aSf~ pI interesante informe
del nI'. Francís Pll el ailiversario que tuvo lugar en febrero
de 185\3.


mo año, comenzaron' á despuntar eOlllO re-
tratistas, uno en Nueva-York y 01 otro en
Boston, pero pronto buscaron ambos en
Lóndres mas anello campo á sus aspiracio-
nes. MI'. Hildreth observa (Ille el e~;tudio de
las leyes adquirió tamhien ei81"ta importan-
cia, pues Honry, Otis, Diekinson y otros,
se alistaron entre los numerosos adversarios
de aquellos qne (luerian intervenir en los de-
reellOs y libertades de los co~onos, ejereien-
do luego una poderosa influencia en las
Asambleas coloniales (*).


Nos hemos estendido sobre esta materia,
no solo por el interés que ofreee bajo el pun-
to de vista histórico, sino ti, causa de su im-
portancia en la presente crísis de los asuntos
de América. La energía de las colonias iha
desarrollándose notablemente, y se revelaha
con la mayor evidencia su firme resolucion
de hacer valer sus derechos y mantenerlos á,
todo trance. La eontlanza en sí misD10s se
engendralJa poco Ú, poco entre los america-
nos, y hien pronto se juzgaron bastante eom-
potentes y autoriza,dos para resolver por sí
solos eualquiera dificultad que pudiese sns-
citarse en el progreso de su organizacion so-
eial y política. «En el eorazon de aquel
pueblo, como dice muy 1Jien Juan Quiney
Aclams, comenzaba ::i inflamarse la llama
de la LIBERTAD: su iLtrevimiento y osadü¡, en
las empresas, su resignaeion para sufrir
toda clase de privaciones y fatigas, la im-
pávida intrepidez con que arrostraba los
peligros y su eonstante adhesion pOl' los


. .., . prlllClplOs que sIempre rIgIeran, comUlllea-
ron energía y valor al carticter de los primi-


(') En aqnella época habia en la Carolina d,'1 1'\ortfl 9:i,oon
babitantes blancos; eH Virginia, 11\10S 70,000 y 100,000 ne·
gros; Maryland, contaba con 70,000 hlancos; se) calCulan
para Pennsyh-ania 280,000; ::\ew-Jersey, mas lle 60000; COIl-
nectícut. 141,OUO hlancos, 4,500 negros y ~)30 iJulios; Massa-
chnssetts,2'tO,OOO habitantes, y el Canadá, en fin, 100,000
almas.» Anah's. dc Holme, yol. ll, pág. '117.




252 HISTORIA DE LOS CAP. X.


tivos pobladores de to~las aquellas colonias. mares y superior á todos sus competidores.
Cierto es que ya habian pasado dos ó tres Esto no lo consiguió sin embargo sin hacer
generaciones de hombres, pero no lo es. me- pesados gastos, y en medio de la gloria que
nos que se aumentaban con pasmosa rapidez, acababa de adquirir, encontróse con una
por mas que aquella tierra misma hubiese deuda enorme que la .obligaba á crear im-
sido reciente teatro de una feroz y sangrien- puestos difíciles de satisfacer (*). No es es-
ta guerra de siete años, entre las dos nacio- traño, pues, que, terminada la guerra y si-
nes mas poderosas y civilizadas de Europa, guiendo las sugestiones de Pitt, se adopta-
que luchaban por la posesion de un conti- sen medidas para exigir algun auxilio de las
nente. En aque.lla empeñada contienda pro- colonias, así como no lo era tampoco que es-
nuncióse la yictoria en favor de Inglaterra, tas mirasen con prevencion cualquier pro-
que conquistó las provincias de Francia, yedo encaminado á violentar lo que ellos
espulsando por completo á su rival del terri- consideraban un derecho indisputable en lo
torio, cuyo dominio pensaba compartir COn tocante á no facilitar recursos sino por me-
España, limitándose con el Mississipí. Y no diacion de sus representantes. Los siete años
bastándole esto, subyugó las tribus indias que de guerra habian costado á los colonos in-
poblaban bosques donde nunca penetraran los mensos sacrificios, pues no solo perdi~ron
europeos, estableció un constante monopolio 30,000 hombres durante la lucha, sino que
en el comercio de todas sus colonias, y se hizo se gastaron diez y se~s millones de duros, ele
dueña en fin de cuanto le rodeaba; pero sin los cuales solo satisfizo cinco el Parlamento.
recordar los ejemplos de épocas anteriores, Massachusetts, Connecticut, Nueva-York
olvidándose de las máximas escritas con la y Virginia habian contraido una deuda in-
sangre de sus propios hijos, á través de 1'e- mensa, y los colonos no podian menos de re-
motos siglos, cometió la imprudencia de in- conocer cuanto aumentaba su importancia
tentaÍ' poner contribucion á las colonias sin eon los resultados de aquella guerra á cuyo
su consentimiento.» buen éxito contribuyeran tan poderosamen-


Esto ocasionó una coalicion inevitable, ace- te. Ya no eran niños débiles y sin esperien-
lerando el momento de la lucha en que iban cia, sino hombres vigorosos y enérgicos, los
á defenderse los privilegios y las libertades, cuales estaban dispuestos á demostrar cuando
motivo s.uficiente para q~e los. colonos, que I fuere necesario, con la firme r~s?lucion de
no quenan que se les ImpUS18ra nada por i mantener su derecho y no permItIr que na-
fuerza, se levantasen como un solo hombre! dfe absolutamente atacase sus privilegios.
para defender lo que para ellos era quizá Al hablar sobre este punto, dice Mr. Gui-
mas caro que la vida. Una rápida ojeada so- zot: (**)
h1'e las causas que motivaron la lucha con la «Es una honrosa distincion para Inglater-
madre patria, demostrará la verdad de cuan- ra el haber dado á sus colonias desde su in-
+.0 acabamos de decir. fancia el principio seminal de la libertad,


Inglaterra habia alcanzado, bajo el minis-' pues todas ellas, ya al establecerse, ó poco
terio Pitt, una preeminencia militar desco-
nocida hasta entonces en su historia, pues (*) La deuda nacional ascendia en aquella época a


140.000,000 de libras esterlinas.
sometiendo á sus enemigos, y de triunfo en (U) «Ensayo sobre el carácter é influencia de Washingtun))
triunfo, llegó á proclamarse señora de los págs. 14-24.




CAP. X. ESTADOS-UNIDOS. 253


tiempo despues, recibieron Cartas, conce-
diéndoles los privilegios de la madre patria,
y estas Cartas no eran papeles inútiles, ni
documentos de valor dudoso, puesto que por
ellos se establecian y reconocian esas podero-
sas instituciones que indujeron á los colonos
á defender sus libertades y I:t reprimir el poder
dividiéndolo. Por oso se reservaron el derecho
de votar los impuestos, el de crear, prévia
eleccion , los diversos cuerpos administrati-
vos, el de elegir un jurado para el crÍmen , y
el de reunirse, en fin , para deliberar sobre
los asuntos de interés general. ASÍ, la histo-
ria de esas colonias no es mas qué el práctico
y activo desarrollo del espíritu de libertad,
estendiéndose bajo la protectora influencia de
las leyes y tradiciones del pais , y tal, segu-
ramente , fué la historia de la misma Ingla-
terra..... Al nacer las coionias inglesas,
encontramos en ellas, una junto á otra, tres
potencias distintas, con sus libertades, y
consagradas por las mIsmas Cartas; estas
tres potencias eran, la Corona, los prepieta-
rios fundadores, ya fuesen compañías ó indi-
viduos, y la madre patria; la primera reco-
nocida en virtud del principio monárquico,
con sus tradiciones derivadas de la Iglesia y
del Imperio; la segunda, á quien se había
otorgado el territorio en virtud de los princi-
pios fe.udales que conceden la soberanía al
propietario del terreno; y la tercera, en fin,
en virtud del principio colonial, que en todas
épocas y entre todas las naciones, por una
relacion natural, concode á la madre patria
una gran influencia sobre la poblacion que
procede de su seno. Desde un principio, así
en el curso de los sucesos como en la conce-
sion de las Cartas, hubo una confusion gran-
de entre estos poderes, que ya se unian ó
separaban, protegiéndose ó declarándose
enemigos para favorecer ó combatir las fran-
quicias de los colonos, y no hay para que


decir que al verificarse estos cambios no de-
jaron de alegarse pretestos, citar hochos y
presentar pruebas en justificacion y apoyo
de las pretensiones de cada uno.


En medio del siglo XVII, cuando se echó
por tierra el principio monárquico en Ingla-
terra, en la persona de Cürlos 1, hubiera
podido suponerse por un momento que las
colonias se aprovecharian de esta circuns-
tancia para declararse enteramente libres de
la dominacion; y es cierto que algunas de
ellas, tal como Massachusetts , instigada P9r
los severos Puritanos, se mostraron dispues-
tas, si no á romper enteramente los lazos que
les unian á la madre patria, á gobernarse
solo por sí mismas con arreglo á sus propias
leyes. Pero 01 Parlamento, observando el
principio colonial y en virtud de los dere-
chos de la Corona, mantuvo con moderacion
la supremacia de la Gran Bretaña, y mas
tarde Cromwoll, siguiendo la misma política
y por un juicioso y firme principio de protec-
cion , impidió ó reprimió en las colonias, así
realistas como puritanas, las aspiraciones :el
la independencia. Esto fuá fácil tarea para
Cromwell, pues en aquella época las c01c-
nias eran débiles y se hallaban muy dividi-
das. En lü40 no contaba Virginia mas que
3 ó 4,000 habitantes, y en 1660 apenas llegó
su número á 30,000, en tanto que Maryland
solo contaba unas 12:000. En estas dos pro-
vincias el partido realista tenia mucho as-
cendiente y se regocijó por la Restauracion,
mientras que en Massachusetts predominaban
las ideas republicanas, hasta" el punto de
que, cuando el gobierno local tuvo que pro-
clamar á Cárlos II como rey, prohibió al
mismo tiempo las reuniones tumultuosas, los
festejos públicos, .y hasta que se bebiera á la
salud del monarca. En aquella época, pues,
no existia ni la unidad moral ni la fuerza
física suficiente para fundar un Estado.




23í, 1I15TOlUA DE LOS C.\P. X.


Despues de W68, cuando Inglaterra tuvo
al fin un gobierno libre, las colonias no espo-
rimentaron por esto grandes ventajas, por-
que las Cm·tas fine C¿irlos y Jacobo II les re-
cogieron en un Iwincipio, no les fueron de-
vueltas sino despues de introducir en ellas
oTandes modificaciones, lo cual fué causa
r:>


de q l18 continuase reinando la misma confu-
sion , reproduciéndose la lucha entre los di-
versos poderes. La mayor parte de los goher-
nadores que llegaron de E.uropa, revestidos
tcmporalmente con las prerogativas ele la
monarquía, hicieron uso ele ellas con mas
itrrogancia que fuerza, sicndo así que solo
se traü~ha de una administracion , 1101' lo ge-
neral, inconsistente, vacilante y que se dis-
tinguia con frecuencia por su afan de pospo-
ner los intereses del púhlico á mezquinos
intereses particulares. Así pues, l~s colonias
no solo tuvieron que depender de la Corona,
sino tambicn dc la madre patria, de modo
que su real soberano no era· únicamente el
rey, sino ,el pueblo de la Gran Bretaña repre-
sentado por un Parlamento que trataba á
las colonias y usaba con ellas el mismo len-
guaje que aquellos reyes usaron con el Par-
lamento mismo. Un senado aristocrático es
el amo mas intratable que se puede encon-
trar, pues cada miembro posee el poder
supremo, .Y ninguno es responsable por el
uso que hace de él.


Entre tanto las colonias aumentaban rápi-
(lamente en poblacion, en riqueza y en pre-
ponderancia" y en vez de ser unas cuantas
oscuras comarcas que se ocupaban solo de


colonias, ni tuvo tampoco la maja volunta(l
de oprimirlas demasiado, limibiwlose tan
solo ~.í. molestarlas sin impedir su progreso.


Con arreglo tí la política ~)bservada por el
ministerio inglés, se propuso mantener en
América Hn cuerpo de ejército de 10,000
hombres, como garantía de paz y para.
atender á la defensa de las colonias, si bien
es probable que al adoptar esta medida se
reflexionara lo importante que era tener allí
semejante fuerza, para sostener la autoriclarl
de la Corona. rran pronto como se aseguró
la paz. los sucesores de MI'. Pitt en
1 1: tI' 1763. e ga )me e,' segnn o propuesto por


la Junta Je Comercio algunos años antes.
resolvieron ensayar un sistema de impuestos
que decretaria el Parlamento, el cual segu-
ramente ejercia.autoridad sobre las colonias,
pero sin que se supiera con exactitud hasta
qué punto alcanzaba aquella, toda vez que
los colonos ni habian aceptado voluntaria-
mente la intervencion del Pttrlamento en las
cuestiones de comer'cio, ni les agradaba tam-
poco que la legislacion y autoridad de aquel
se estendiera á otros diversos ramos .Y asun-
tos. El Parlamento hahia organizado el
comercio colonial del modo mas conveniente
para que la madre patria se heneficiase sola
durante mucho tiempo, y al efecto tuvo buen
cuidado de nomhrar los empleados de adua:..
nas, creando al mismo tiempo tribunales del
-Almirantazgo, que si hien encontraron siem-
pre una resistencia sistemática, revestian al
Parlamento de cierta autoridad legal para
intervenir en los asuntos comerciales. Pero


sus asuntos particulares, contando apenas dehe observarse que a(luel no procedió nunca
con elementos de existencia, íbase formando á 'irnponer contribuciones, pues no deben re-
un pueblo cuya agricultura, comercio, ca- pntarse como tales los derechos que se fijaron
r¡icter emprendedor y posicion respecto ü para la correspondencia y otras pequeñeces
otros estados, le hacia acreedor á ocupar un por el estilo; y ,como quiera que se considere
puesto de importancia. La madre patria no la cuestion respecto á los planes del Parla-
se hallaba en estado de gobernar bien á las I mento, es lo cierto q ne nunca habia intenta-




CAP. X. EST A nos· U:->IDOS.


do adoptar aquella medida. Cuando el minis-
terio inglés pe-nsó hacerlo, cambiando de polí-
tica, puede decirse (111e ya-empezaban ~ ger-
minar entre los colonos las ideas de libertad.


Al hacerse indicaciones al u,stuto ministro
Sir Roberto \Valpole para que impusiera
una contribucion directa á las colonias,
segun ya hemos manifestado en otro capí-
tulo, aquel gran político rehusó adoptar
semejante medida, diciendo: «Dejaré ese
trabajo para aquel de mis sucesores que
tenga mas valor que yo y menos considera-
cion por los intereses comerciales de Ingla-
terra, porque es mi parecer, que si favore-
ciendo el comercio de las colonias con los
demás paises, ganan 500,000 libras, al cabo
de dos años, mas de la mitad de esU, suma
ingresará en las cajas reales por los grandes
pedidos quese harian á nuesiras üibricas in-
glesas . .Este modo de imponerles contribuelo-
lles me parece mas' conveniente .y nias con-
f(H'me con sus leyes y especial constitucion.»
lIé aquí lo que pensaba \Valpole, pero sus
sucesores no eran tan sagaces políticos como
él , Y se aventuraron á intentar lo que él no
quis.o hacer nunca, esto es , á imponer una
contriLucion á las colonias (*).


Se supone que Jorge Grenville, que fué
quien concibió el pro,recto de creítr un im-
puesto con los sellos, dudó mucho acerca de


r) La medida adoptada respccto:í imponer una contri Im-
cion á los americanos, pareció tanto mas jllsta y conducente
cuanto que en Inglaterra se tm'o conocimiento del lujo y
comodidad con que \'lvian. Dljose que los COIOIlOS estahan
hechos unos príncipes, (~n tanto que los ingleses trabajaban
mucho para pasarlo en la medianía. Los oneialcs llegados
últimamente á la Gran I3rctalia, dijeron que los americanos
eran ricos y, poderosos, pero acaso esta opinion fllera hija
de las olJservaciones que hiciewa ea Y~rias eiudadcs durante
la guerra, para la cual fué necesario invertir ;\faIllles sumas
á nn de sostener dos ejércitos. Arlemás el comercio florecia
entonces por los muchos pedidos de productos americanos
<¡ue se hicieron en a(\1101la epoca, y á esto dehe añadirse,
(lue los hahitantes, naturalmente gRnerosos y hospitalarios.
gastalJan mas de lo regular IJDl" ol)Eequiar á los estranjeros
que ihan ú visitarlos. Cuanclo se concluyó la guerra y no


si habria ó no derecho para imponer una
eonhilmeion á las colonias sin intervencion
de sus representantes; pero, como dice muy
Lien MI'. Bancroft, (*) á Grenville le gustaba
estar en el poder y gozar del favor del Parla-
mento, y viendo con una especie de terror
cuán inmensa era la deuda de Inglaterra,
insistió en que las colonias debian contriLuü'
á solJl'ellevar la carga. Sin acordarse de las
sabias observaciones de \Valpole, presentó al
Parlamento una proposicion que tenia por
objeto obligar {L los colonos á satisfacer un
impuesto 1)01' medio de lo!, sellos con que de-
berian legalizarse los bills, recibos, pagarés,
pólizas de seguridad, documentos de varios
géneros, etc. Dicha proposicion se entregó
mas bien para .que se tuviera conocimiento
de ella, que no para que se tomase en con-
sideracion.


Al año siguiente, Grenville, entonces pri-
mer ministro, propuso varias medidas enca-
minadas á desarrollar su plan, (Id) y resolvió
entre otras cosas fijar derechos so~)í'e los ar-
tículos que se importaban á las colonias, ta-
les como el azúcar, el aüi 1, el café, etc., de-
clarando terminante que el objeto principal
era imponer una contrilmcion para sufragar
los gastos que ocasionaba la defensa y pro-
teccion de los dominios de S. M. en Amé-
rica. Estas resoluciones se aprobaron por
la Climaru, sin gran debate J' sin darlas mu-


hubo ya que temer peligro alguno, puesto que el Call<\dá y
los demás territorios que se estienden hasta el lIIississippi
se acababan de ceder á la Gran I3retaüa , creyeron los colo-
nos que todo cuanto hiciesen era poco para olJse¡¡uiar á lus
(¡ue contribuyeran á la Yictoria, y ya p~ra agasiljarlos. Ú
JJien para satisfileer su amor propio hicieron llla,,; ostcnta-
cion de la que podian, pidiendo prestada á :sus vecinos rica
vajilla)" otros objetos de lujo. La mucha varicd'ld de manja-
res y licores les facilitaba presentar una mesa degante y
espléndidamente senida eoa muy poco gasto.-/Jistol'ia de
la Rel!olucion Amcl'icana, por Gordon, \·O!. 1, p~g. '137.


(') lIisloria de los Estados· Unidos, por Dallcroft, "\-01 v,
p<ig.156.


("J Id. pág. "186.




253 HISTORIA DE LOS CAP. X.


cha, importancia, opinándose por unanimi-
dad que el Parlamento tenia derecho para
imponer una, contribucion á hs colonias. En-
tre los proyectos presentados por Grenville
estaba el relativo á los sellos, pero el minis-
tro manifestó á la Cámara que deseaba no
se llevara á efecto hasta la próxima sesion
del Par!a,mento, pues podia suceder que no
::;e obedeciese la ley si no se adoptaban medi-
das estraordinarias para llevarla á ejecucion,
disponiendo al mismo tiempo que se autori-
zase á los tribunales del Almirantazgo para
castigar á los que no obedecieran. Los jueces
de estos tribunales dependían solamente del
rey, y sentenciaban las causas sin la inter-
vencion de un jurado.


Los agentes cola.niales que estaban en Lón-
dres enviaron copias de los proyectos que
iban á ponerse en ejecucion á sus respectivas
colonias, y apenas se tuvo conocimiento de
ellos en América, considenironse como el
principio de un sistema de opresion quo si


los privilegios de que gozamos en comun con
nuestros compañeros los hijos de la Gran
Bretaña. Si se nos imponen contribuciones
sin que tengamos una representacion legal
donde se decreten, nos veremos reducidos á
la triste condicion de esclavos en vez de ser
ciudadanos libres.» La Cámara escribió lue-
go una carta muy enérgica á Mr. Mauduit,
agente de la colonia en Inglaterra, remitien-
do al propio tiempo una copia del folleto es-
crito últimamente por Otis, bajo el título de
«Defensa de los derechos de las Colonias bri-
tánicas,» en el cual se demostraba con argu-
mentos irrecusables y atrevidos conceptos,
que la cuestion que so debatia era de la ma-
yor [importancia para las colonias. Otis, sin
embargo, lejos de declararse enemigo del
Parlamento, proclamaba la supremacia ,de
sus actos, reconociend'o culpables de .alta
traicion á los que se opusiesen á ellos. Los
colonos no estaban aun dispuestos á oponú
una resistencia armada á las órdenes del Par-


no se combatia vigorosamente, privaria á lamento, pero tampoco querian somet81~se
los colonos de sus libertades como súbditos I servilmente á una injusticia.
británicos. El Congreso general de Massa- I Hácia fines del año, redactáronse en Mas-


6 '" chusetts se reunió en el mes de ju- sachusets y Connecticut varias exposicio-17 ~.
nio, y tomando en considemcion la nes para elevarlas al Parlamento; pero gra-


nueva ley, declaró: «Que solo la Cámara de cias á la influencia de Hutchinson, adoptóse
representantes tenia derecho para· disponer un lenguaje muy comedido, al contrario ele
de los fonelos de aquella provincia y admi- Nueva-York y Rhode Island, que remitieron
nistrarlos, y que el Imponer contribuciones otras bastante enérgicas. En la Cámara ele
á un pueblo que no está representado en el los Comunes de Virginia, un comité com-
Parlamento, es una co~a de todo punto in- puesto de Ricardo Enrique Lee y otros hom-
compatible con sus derechos.» El eminente bres eminentes de la aristocracia, redactó
patriota Samuel Aelams espuso el siguiente una peticion al rey, un memorial á la Cáma-
argumento: « Si nuestro comercio ha de pa- I ra de los Lores y una manifestacion á la de
gar una contribucion, ¿ por qué no se fija! los Comunes, pero el estilo era por demás
otra sobre nuestras tierras y sobre los objetos moderado, y no se habló sino ligeramente de
de nuestro uso ó los que poseemos? Es evi~ los perjuicios que podian seguirse por la me-
dente que esto anula los derecho~ que nos dida que se pensaba adoptar.
confieren nuestras Cartas para gobernarnos Grenville tenia sus razones para no apre-
nosotros mismos, atacando al mismo tiempo surarse en establecer el impuesto del sello,




CAP. X. ESTADOS-UNIDOS. 257


pues esperaba que persuadiéndose las colo-
nias de que era preciso pagar la contribucion


. de un modo ú otro, y no agradándolés acaso
el medio, adoptado propondrian alguna ofra
manera de hacerlo sin que fuese ya necesario
provocar una cuestiono «Si les ocurre otro
modo de satisfacer el impuesto, que les con-
venga mas, decia Grenville, y hacen propo-


. siciones que equivalgan á las mias, yo las
tomaré en consideracion ; pero deho advertir
que estoy resuelto á que esto se haga, y si
SB trata de presentar objeciones para que los
americanos no paguen el impuesto decretado
por el Parlamento, sel'á inútil toda discu-
8Íon.» Muchas personas en Inglaterra, di~e
.Mr. Eotta, y acaso tambien los agentes colo-
niales, atribuyeron la conducta del ministro
á su mocleracion, pero allende el Atlántico se
pe~só de un modo muy distinto, y todos opi-
naron que el ministro tenia un intéres parti-
cular en obrar así, puesto que no era probable
que consintiera la rebajíL de un solo penique
de la suma que deseaba obtener, y que por lo
tanto su complacencia era solamente la de un
cumplido ladron. Sabíase además que no se
satisfaria con menos de 300,000 libras ester-
linas al año, cantidad que se consideraba
necesaria para sostener el ejército encargado
de la defensa de las colonias. Ninguno de los
agentes que habia en Inglaterra podia por si
solo acceder á las exigencias del ministro, y
solo dos espusieron que estaban autorizados
para declarar q ne sus provincias pagarian
proporcionalmente el impuesto de los sellos,
cuando estos se establecieran, con arreglo á
la antigua costumbre. No habiéndose hecho
pues á Grenville ninguna proposicion que le
pareciese aceptable, resolvió llevar á cabo
su proyec~o. Entre tanto, la fermentacion en
América iba siendo mas violenta, no solo
entre los ciudadanos, sino tambien entre los
miembros de las corporaciones públicas y


TOMO l.


privadas, y era un parecer general que el
Parlamento no tenia derecho alguno á im-
poner contribuciones á las colonias. En todas
partes se formaron clubs y círculos pQlíti-
cos, siendo el mismo el tema de la conver-
sacion general. El afecto y respeto de los
americanos hácia la Gran Bretaña, disminuia
por momentos, mostrándose cada vez mas
persistente el espíritu de oposicioJ;l, tanto
mas cuanto que alganos de los verdaderos
patriotas de Inglaterra censuraron la injus-
ticia que se cometia al imponer una contri-
lmuion, solo con el objeto de mantener en
América un ejército permanente. Las mur-
muraciones á que dió lugar la política ingle-
sa, tomaban un carácter alarmante, que de-
bió llamar la atencion del ministro; pero
éste, siÍl hacer aprecio de nada, siguió ade-
lante con su plan. Los memoriales, las soli-
citudes y las peticiones de los americanos
fueron rechazadas, y al reunirse el Parla-
mento en 1765, se sometió á su aprobacion el
tn:ll decretando el impuesto del sello.


No es ·difícil imaginarse la especie de clis-
cusion que tuvo luego In'gar. Muy pocos eran
los miembros de la .Cámara que se ocupaban
de los asu~tos ele América, ni que pensasen
en ella, sino para recordar que era una nue-
va fuente que serviria para aumentar .
1 1 1 . . f 1765. os recursos (e erarlO, y SI no llera
un hecho perfectamente reconocido, parece-
ria imposible que se ignorara hasta tal punto
cuál era la situacion é importancia de las co-
lonias y con qué fuerza contaban para soste-
ner sus derechos. Mientras los unos alegaban
que el impuesto y la representacion eran dos
cosas inseparables, y que el" crear aquella
contribucion era una medida tan impolítica
como injusta, puesto que los americanos no
se someterían á ella, los ministeriales decian
que las colonias· estaban virtualmente· tan
bien representadas por los actuales miem-


33




HISTORIA DE LOS CAP, X.


hros, como los ingleses; que el derecho de
imponer contribllcion á las colonias nacia de
la responsabilidad y gastos que pudiera oca-
sionar su defensa, y que los colonos en fin
debian depender enteramente de Inglaterra ó
separarse de ella por completo. Por último,
despues do enumerar pomposamente las ven-
tajas que podrian resultar de las relaciones
entre América y la Gran Bretaña, y dejando
ti, un lado las restricciones impuestas á su co-
mercio, MI'. Cárlos Townshend, uno de los
ministros, formuló la siguiente pregunta:
«¿ y será posible ahora que esos americanos,
niños á qüienes dimos el sér, alimentados por
nuestra indulgencia y protegidos por nues-
tras armas hasta que fueron fuertes y opu-
lentos, se nieguen en este momento á contri-
huir con su ayuda para sobrellevar nuestra
pesada carga?»


Al oir esto el coronel Isaac Barré, uno de
los pocos que habian hablado y que sabia
apreciar á los americanos cn su justo valor,
se levantó para responder á la pregunta, y
sus palabras fueron escuchadas con el mayor
silencio. Hé aquí lo que dijo refiriéndose á la
interpela,cion de Townshend :


«j Decís que les habe1's dado el ~ér.' mas yo
no 10 creo así; vuestra OpJ'es1:on fué la que
obligó á esos hombres á refugiarse en Amé-
rica, huyendo de la tiranía ; y una vez allí,
en medio de un pais inculto é inhospitalario,
donde no solo tenian que sufrir todas las fa-
tigas y privaciones imaginables, sino luchar
tambien con una horda de salvajes, la mas
terrible, m~ atreveré á decir, do cuantas'
puedan encont,rarse sobre la faz de la tierra,
esos hombres, digo, se mostraron resigna-
(los y llevaron con paciencia sus penalida-
des, que no eran muchas en comparacion de
las que les ocasionaban en su pais aquellos
(ine debieron ser siempre sus amigos. '


» i Que les habá" alimentado por VUESTRA.


indulgenáa! Decid mas bien que han creci-
do por vuestro abandono, pues tan pronto
como dmpezasteis á ocuparos de ellos, fué
solo para enviarles personas que los regla-
mentasen á vuestro antojo, personas que
eran acaso agentes de algunos de los miem-
bros de esta Cámara, encargados de coartar
sus libertades y vigilar sus actos. El proce-
der de esas personas ha sido causa de que en .
varias ocasiones se vertiera la sangre de
aquellos hijos de la libertad, y segun tengo
entendido, los puestos mas elevados de la
magistratura se hallaban á veces ocupados
por hombres que se alegraban estar en un
pais extraño para no tener que presentarse
ante los jueces de un tribunal de justicia 1»


«No digais tampoco que les habeis prote-
,ryido con vuestms armas! Esos hijos de h1
libertad, las tomaron noblemente en defensa
vuestra, luchando con valor para protejor
un pais cu .. ra frontera estaba cubierta de san-
gre, mientras su constante industria os pro-
ducia no pocos beneficios. Y crecdmc, ya re-
cordareis que os lo dije tambien dias pasados,
el mismo espíritu de libertad que animaba
antes á esa gente, les animará todavía;, .....
l)ero al llegar á este punto, la prudencia me
aconseja no continuar. Dios sabe, sin embar-
go, que no· hablo ahora obedeciendo á mis
opiniones políticas, y que lo que d~go en este
momento es la genuina espresion de lo que
siente mi alma. Por mas que reconozca la
superior inteligencia de esta respetable Cá-
mara, me precio no obstante de saber mas
do América que muchos delos que se hallan
aquí y han estado en aquel pais. Yo creo que
aquel pueblo es tan leal como puedan serlo
los súbditos del rey, pero siempre se mostró
celoso de sus libertades, porque, i quién se
las devolvería si una vez se las quitasen?
Pero este asunto es muy delicado y no diré
por ahora mas.»




CAP. X. ESTADOS-UNIDOS.


La elocuencia de Barré produjo su efecto~ por el ministro de no ocupar sino ü los
pero fué solo momentáneo, pues el bill se americanos en la recaudaciDn del impuesto,
aprobó por doscientos cuarenta y nueve vo- no le s'atisfacia de ningun modo. Aunque la
tos contra uno ó dos, sin que hubiese la me- aristocracia vacilara en semejante caso, en
nor oposicion por parte de los Lores, y el 22 que se jugaban los mas grandes intereses,
de marzo fué sancionado por la Corona y se la masa del pueblo buscó un campeon que de-
proclamó ley el impuesto de los sellos (*). fendiese sus derechos, y lo 'halló en Patricio


Un americano que estaba en la, galería es- Renry, quien ya se habia distinguido en Vir-
cuchando el discurso de Barré, escribió sus ginia en 1763, donde, deelaründose en eon-
palabras y las envió inmediatamente al otro tra de la ley, y á pesar de que la razon y la
lado del Atlántico, donde al poco tiempo las justicia estaba por parte de los reclamantes.
repetian los americanos, y el nombre de RI- (el clero de las colonias) consiguió, solo por
JOS DE LA LIBERTAD fortaleció los corazones la fuerza de su elocuencia, que el jurado .Y
de todos, comunicándoles energía, para dc- el tribunal se pronunciasen en favor de los
fender sus derechos. La misma noche en-que que él defendía (*). Elegido miembro de la
se aprobó el bill, escribió Franklin á su ami- Asamblea, lIenry, viendo que todos vacila-
go Cárlos Thompson, despues secretario del ban, presentó el siguiente proyecto de con-
Congreso, y en uno de los párrafos de su testacion al Parlamento:
ca:rta decia: «El sol de la libertad se ha pues- «Considerando ~ que los pri"meros aventu-
to; los americanos tendrán que encender en reros, pobladores de la colonia de S. M. y
adelante las lámparas de su industria y de dominio de Virginia, trajeron consigo y tras-
su econtlmía.» A lo cual contestó Thompson mitieron á su posteridad y demás súbditos
poco despues: «.Lo que nosotros encendere- habitantes de este territorio, todos los privi-
mos no serán lámp(;l¡ras, sino antorchas; es- .legios, franquicias é inmunidades do que
tad tranquilo sobre este punto;» significativa siempre gozó el pueblo de la Gran Bretaña:
alusion á lo que sucederia indudablemente si Consider'ando, que por dos Cartas reales,
se llevaba á cabo la imprudente medida adop- otorgadas por el rey.J acobo I, se concedia iÍ
tada por el ministerio inglés. dichos colonos las mismas libertades, privi-


En una de las actas del Parlamento habia legios é inmunidades ele que gozan los qtw
además una cláusula, segun la que se auto- nacen en el reino de Inglaterra:
rizaba al ministerio para enviar á América Considerando~ que el derecho de imponer
todas las tropas que juzgase necesarias, sien- , contribuciones corresponde al pueblo mismo
do obligacion de las colonias donde aquellas ó á sus representantes, que son los únicos
residieran, suministrar alojamiento, carbon, que pueden saber qué clase de impuestos de-
bebida, jabon y luz. ben crearse y la manera de hacerlo, siendo


En el mes de mayo, hallándose en sesion este el carácter distintivo de la libertad Bri-
la Asamblea de Virginia, recibiéronse las úl- tánica, sin la cual no puede subsistir la an-
timas noticias de Inglaterra, precisamente tigua Constitucion:
cuando la excitacion del pueblo iba siendo Considerando, que los súbditos de S. M.
cada vez mayor, pues la medida adoptada habitantes de esta antigua colonia, han dis-


( ;. ) Véase el.~ l'éndice 2.0 al fin del presente capitulo. (*) Véase la Vida de Patricio llenry, por Wirt, págs. 37-4(l.




260 HISTORIA DE LOS CAP. x.


frutado siempre del privilegio de ser gober- bró un Oomité de nueve individuos para que
nados por su propia Asamblea, sobre todo propusiese las medidas que delJian tomarse
en lo concerniente á la creaciqn de impues- en aquel caso. Dicho Comité acordó en 6 de
tos y á su política interior, sin que hasta junio que se reuniese un congreso


d . d d t d 1 ~T " 1 l' 'd 1 1. 765. ahora se les haya espoJa o e es e ere e 10, en i 'iueva- ~ or ~ e prImer martes e '
puesto q~e siempre se ha reconocido por el mes de octubre, á fin de tratar sobre los
rey yel pueblo de la Gran Bretaña; asuntos de las colonias y redactar una hu-


Resolvemos y declaramos, que la Asam- milde exposicion á -s. M. y al Parlamento
blea general de esta colonia es la única que pidiendo algun apoyo. El gobernador Ber-
está autorizada y tiene derecho para imponer nard juzgó que seria esta la medida mas
contribuciones ó crear impuestos entre sus oportuna, y Jaime Otis con Rugg]es y Par-


. habitantes, siendo evidente que el transferir tridge fueron elegidos para representar <i
I semejante autorizacion á otra persona ó por- Massachusetts en el Congreso.
sonás es atentatorio.y tiende á destruir, así la Poco despues de esto, estalló un motin
libertad Británica como la Americana.» popllllar que demostró cuan violento empeza-


Leido este documento, siguióse un violento ba á ser el espíritu de oposicion. Habia en
debate que duró algunas horas, hasta que al Bosüm un elevado olmo, bajo el cual acos-
fin, resentido Henry por algunas imputacio- tumbraban á reunirse los que se declararon
nes que le hicieron ciertos miembros de la enemigos del impuesto de los sellos, cuyo
oposicion, se levantó esclamando :-« César árbol llegó á sor pronto famoso, bajo el
tuvo su Bruto, Oárlos I su Cronnvell, .y nombre de árbol de la lilJertad. En la mañana
Jorge UI....... del 14 de agosto se colgaron dos efigies de las


«i Traicion! gritó uno de los oradores» ramas de aquel olmo, una figurandó á Olive-
( Traicion! i traicion!» repitieron los ecos de rio, secretario de las colonias, encargado de
la Cámara. Aloir esto, levantóse Henry con distribuir los sellos, y la ótra, que era un
aire altivo, y fijando sobre su interlocutor
una mirada de fuego, acabó su frase dicien-
do:-«y Jorge 111 puede aprovechar esos
ejemplos! Si esto es traicion , caballero, to-
mi1dlo como q uerais» (*).


Los Oonsiderandos de Henry fueron deses-
timados por la mayoría; mas, á pesar de esto,
al dia siguiente se circularon por las colo-
ni as , sirviendo para fortalecer la opinion
popular. La firme y enérgica actitud de Vir-
ginia comunicó valor á los corazones de Jos
verdaderos patriotas.


Antes de que en Massachusetts se tuviese
conocimiento de lo que habian hecho los co-
lonos de Virginia, el Oongreso general nom-


(*) Vida de Patricio Henry, por Wirt, pág. 38


monigote con cuernos, representando al
conde de Bute, primer ministro. Muchas
personas, así de la ciudad como del campo,
fueron á ver aquello, y comprendiendo la
burla, cortaron luego las efigies y las lleva-
ron en procesion gritando: «i libertad y pro-
piedad para siempre; abajo los sellos! Des-
pues de esto, el populacho derribó un edificio
construido recientemente por MI'. Oliverio,
y enseguida fueron á su casa, y delante de
ella cortaron la cabeza á su efigie, rompiendo
de paso todas las ventanas. Once dias des-
pues se repitieron otras escenas semejantes,
pues la multitud asaltó la casa de MI'. Gui-
llermo Story, miembro del tribunal del Al-
mirantazgo, rompió todos cristales, y pe-
netrando en las habitaciones, destruyó los




CAP. X.
.


ESTADOS-UNIDOS. 261


libros de la oficina y la mayor parte de los se acercó á Portsmouth, New Hampshire,
muebles. Ko contentos con esto, dirigiéronse en la creencia de que se iban á distribuir los
despues á la casa de Benjamin Hallowel, sellos, pero al saber que no se pensaba en
administrador de las aduanas, y cometieron tal cosa, retiráronse pacíficamente. Todas
los mismos escesos, bebiéndose los licores las campanas de Portsmouth, Newcastle y
que tenia en su casa y tirando los que no qui- Greenlanel tocaron á vuelo para anunciar la
sieron. Ultimamente, para coronar la fiesta, muerte ele la Libertael; durante el dia repar-
presentáronse luego ante la habitacion de tiéronse esquelas ele entierro, construyóse un
MI'. Hutchinson, que demolieron por com- atauel con un rótulo que elecía: LA LIBERTAD,
plcto, llevándose la vajilla y los muebles, A LOS CIENTO CUARE;-'¡TA y CINCO AÑOS, Y se
no sin destruir antes una porcion ele manus- organizó una procesion, que partiendo de la
critos y otros documentos útiles y curiosos Casa ele la Ciuelael, seguida ele una banda de
que el propietario había tardado treinta años 200 tambores con las cajas á la funerala, se
en reunir, y lo cual era para él una pérdida dirigió al cementerio. ena vez allí, pronun-
irreparable. Cogiéronse cinco Ó seis de los cióse una oracion fúnebre en honor de la di-
alborotadores para juzgarlos criminalmente; funta; pero terminada aquella, y como se
pero, bien porque se escapasen de la cárcel ó notase que el cuerpo daba aun señales de
por otra causa cualquiera, ello es que no se vida, sacáronle de la cL0a y se varió la ins-
les castigó. Estos atropellos escitaron, como cripcion con esta otra :, RESURRECCION DE LA
era natural, la indignacion de la gente sen- LIBERTAD, despues de lo cual tocaron las
sata, y habiéndose reunido los principales campanas alegremente y reapareció eljúbilo
habitantes ele Boston , á fin de que se propu- en todos los semblantes.
siera un medio para poner coto á semejantes En 01 mes elo agosto se expuso en Connec-
escesos, resolvióse organizar una guardia ticut y luego se quemó, la efigie de MI'. In-
cívica para impedirlos en la sucesivo. Ape- gersoll, nombrado distribuidor de los sellos.
sal' de esto, y aun cuando se conocia muy y á tal punto llegó el resentimiénto contra
bien á los revoltosos, no se les castigó nunca, dicho funcionario, que éste juzgó prudente
lo cual prueba que la mayoría de los habi- presentar la, dimision de su cargo.
tantes, si bien no estaban dispuestos á come- En modio de esta creciente agitacion, re-
ter tales atropellos, no sentian que otros los uniéronse en N ueva-Y ork el dia 7 de
h b· 11 d ' b t b 1 ·t' d 1 l' 1765. u 18ran eva· o a ca o. oc u re os coml es e nueve co omas,


En otras colonias ocurrieron escenas se- habiendo manifestado las demás, que aun
mejantes : el dia 24 de agosto se publicó en cuando no enviaran representantes, se podia
Providencia una Gaceta estraordinaria, titu- contar con su apoyo y cooperacion. Timoteo
lada: Vox Populi~ Vox Dei; pusiéronse de ! Ruggles fué nombrado Presidente del Con-
manifiesto ofigios y luego so quemaron. Tres greso, contándose entre los miembros de aquel
días despues el pueblo de Newport paseó otras á Otis, Johnson, Dickinson, Gadsden y otros,
dos en un carro con una soga al cuello, y que se distinguieron mas tarde en la historia
despues de colgarlas cerca de la casa de la de la Revolucion. Al cabo de tres semanas,
ciudad, las quemó en medio de las aclama- dice ::VIro Hildreth, acordóse redactar un ma-
ciones de una multitud inmensa. El dia últí- nifiesto donde se expuso cuáles eran los
mo de octubre, la gente que venia del campo privilegios de los colonos desde su estableci-




262 H1STOIHA DE LOS CAP. X.


miento en América, especificándose muy en
particular que no habia derecho alguno para
imponerles contribuciones sin su consenti-
miento. Añadíase además que como la dis-
tancia y las circunstancias locales hacian
imposible tener en el Parlamento Británico
representantes, estos no podian ser otros mas
que las diversas legislaturas de las colonias,
con lo cual se dió una terminante negativa á
la proposicion que hicieron en Inglaterra
Pownall y otros, para que América tuviese
su representacion en el Parlamento Británi-
co. Despues de esto, redactóse tambien una
solicitud para el rey y dos exposiciones para
cada una de las Cámaras, en las que se hizo
una elocuente defensa de las colonias. Rug-
gles rehusó firmar aquellos documentos, ale-
gando que debian aprobarse antes por las
diversas Asambleas para enviarlos luego á
Inglaterra como sus actas; Ogden, uno de
los representantes de ~cw-Jersey, se negó
tambien por la misma razon, y los delegados
de Nueva-York, así como los de Connecticut
y la Carolina del Sur, no firmaron tampoco,
por no creerse suficientemente autorizados
para ello, sin dar antes cuenta á sus respec-
tivas Asambleas.


Por fin, á principios de noviembre, remi-
tiéronse á Inglaterra la solicitud y las exposi-
ciones, firmadas por otros delegados, y todas
las Asambleas de las colonias aprobaron lue-
go la medida adoptada. La conducta de Rug-
gles se censuró severamente en Massachu-
setts por haberse negado á dar su firma, y
en New-Jersey se quemóJa efigie de Ogden.


El dia l. o de noviembre era el dia fijado
para que comenzase á regir el Decreto del
sello, pero no hubo señales de que la medida
se llevase á efecto, pues, muy al contrario, el
distribuidor de Nueva-York presentó la dimi-
sion de su destino, y algunos grupos recorrie-
ron las calles con un gran rótulo que decia:


i La locura de Inglaterra y la ruina de Arné-
1'ica! El· teniente gobernador Colden tomó
las mayores precauciones para hacer que se
respetase la nueva ley, pero muchos de los
habitantes de la ciudad, resentidos de su con-
ducta y disgustados sohre todo con su políti-
ca, reuniéronse en la tarde de dicho dia, asal-
taron la casa de aqnel funcionario, lleváronse
su coche, que pasearon por las principales
calles, y por último dirigiéronse á un sitio
donde se acabaLa de levantar una horca, y en
ella colgaron la efigie dé Colden, que tenia en
una mano un pliego de papel sellado yen la
otra un monigote que figuraba un diablillo.


Despues de esto, descolgaron la efigie, lle-
váronla en procesion, suspendida siempre de
la horca, hasta la puerta del fuerte, y una
vez allí, encendieron una hoguera hajo la
misma boca de los cañones, y la quemaron
juntamente con el coche, en medio de las
aclamaciones de una inmensa multitud. Al
dia siguiente, exigió el puebl~ que se le en-
tregase el papel timbrado, y habiendo conse-
guido apoderarse de diez cajones, los· entre-
garon á las llamas. Los folletos satíricos y)os
artículos mordaces de los diarios atizaron,
como es consiguiente, la llama de la dis-
cordia: en Boston salió á luz uno de aquellos
con el título de : El Correo consWucional, ó
consüleraciones importantes sobre la libertad,
que no es cOldrm"ia' ú la lealtad, siendo de no-
tar que el título de este folleto aparecia bajo
un grupo que representaba una, serpiente cor-
tada en ocho pedazos, en uno de los cuales,
el de la cabeza, veíanse las iniciales de Nue-
va-Inglaterra y en los otros las de las demás
colonias, figurando sobre todo esto un rótulo
que decia : UN ION Ó MUERTE. Semejantes de-
mostraciones ocurrieron tambien en Phila-
delphia, en Maryland y en Virginia.


Aunque la nueva ley debia regir desde l. o
de noviembre, en todas las oficina,s y centros




CAP, X, ESTADOS-T;"mos,


administrativos continuaban estas sus tra-
bajos ó procedimientos como si tal cosa exis-
tiese. Los buques entraban y salían de los
puertos sin papeles timbrados; los impresores
publicaban sus diarios atrevidamente en pa-
pel comun sin hacer caso del decreto del Par-
lamento, y en todas partes, en fin, se hacian
los negocios en la misma forma que otras
veces, lo cual era suficiente para probar q'ue
todos estaban resueltos iL no someterse á la
nueva ley, arrostrando todas las consecuen-
cias que pudieran sobrevenir. Entre tanto
los colonos formaron asociaciones con objeto
de impedir que se importasen los géneros
ingleses hasta que se anulara la ley elel papel
sellaJo, consiguiéndose de este modo que la
libertad Británica se pusiera en pugna contra
la tiranía. Suspendiendo sus futuras compras
hastala anulacíon del decreto, conseguian los
colonos, que tanto los comerciantes como los
industriales se interesaran en aquella medi-
da; y en efecto sucedió así, pues eran tan
euantiosos los peJiJos que se hacian á las fa-
llricas inglesas, que la repentina supresion de
aquellos, que producian á la Gran Bretaña
anualmente algunos millones de libras ester-
linas , dejó sin ocupacion tí, una porcion de
personas, induciéndolas por su propio inte-:-
rés á secundar los deseos de América. A los
pedidos de las colonias uníanse los de los
mercaderes y fabricantes de la Gran Bre-
taña, de modo qU,e lo que las primeras
pedian en virtud de su derecho, solicitábanlo
los segundos por motivos de interés. Re-
sueltos á llevar á cabo su plan, los colonos
favorecieron en lo posible sus propias fá-
hricas, comenzando á usar para sus trages,
tejidos ordinarios, cn vez de los que se
traian antes de Inglaterra; suprimióse la
elegancia estranjer~; el celo de las mujeres
escedió al de los hombres, y todas se convi-
nieron en dispensarse del lujo .Y de los ador-


nos para favorecer la causa comun. E:'lto
era traer las cosas á tal punto, que los ar-
tesanos ingleses y los comerciantes sintieron
bien pronto las consecuencias de semejante
resolucion, puesto que no pocos quedaron
reducidos á la miseria por carecer de trabajo.
Además de esto, los hijos d,e la libertad se
prometieron mútuamente acudir, á sus es-
pensas y con todas sus fuerzas, en auxilio
de aquellos que se hallaren en peligro por
haberse opuesto á cumplir con lo que man-
daba la nueva ley del sello.


En el mes de julio hubo un cambio en el
'ministerio inglés, y esta circunstan-


, , ... 1 " . t' t765. Cla ammo a os amerlCanos a con 1-
nuar en la misma actitud que habian adop-
tado. El marqués de Rockingham, primer
ministro, se mostró desde luego favorable-
mente dispuesto, y habiéndose reunido el
Parlamento en el mes de enero de 1766,
ocupó se con preferencia de los asuntos colo-
niales. En el discurso de la Corona, mani-
festó cl·rey, «que tenia gran confianza en la
sabiduría y celo de sus ministros, los cua-
les no dudaba adoptarian las mas pruden-
tes resoluciones para la conservacion de los
derechos constitucionales de la. legislatura
Británica sobre las colonias, jntroduciendo
en estas la armonía y tranquilidad inter-
rumpidas últimamente por peligrosos desór-
denes. 'j) Produjéronse las correspondencias
de los gobernadores coloniales y otros docu-
mentos importantes; se presentaron tam-
bien numerosas peticiones de los comer-
ciantes ingleses á las dos Cámaras, y los ex-
ministros que pasaron á formar la oposicion,
defendieron la nueva marcha política. Pitt,
que no estaba en relaciones con el ministerio
de Grenville ni con el de Rockingham, y
que hacia algun tiempo no habia tomado
mucha parte en los negocios públicos á
causa del mal estado de su salud, se pro-




HISTOHIA DE LOS CAP. X.


sontó entonces en la Cámara y abogó enér-
¡ricamente en contra del nuevo impuesto.
" Hé aquí su discurso. «Hace mucho tiem-
po, señores, que vengo ocupando mi puesto
8n el Parlamento; pero cuando se resolvió
en esta Cámara crear un impuesto sobre
Améri ca, me l}.allaba por desgracia enfer-
mo. Al recibir la noticia, fué talla agitacion
de mi espíritu, reflexionando cuáles serian
las consecuencias de tamaña medida, que si
me hubiera podido arrastrar hasta aquí con
ayuda .de una mano amiga, para protestar
contra semejant.e resolucion, segurament.e lo
habria hecho. ::Vii parecer es que este reino no'


Las colonias reconocen vuestra autoridad en
todas las cosas, sin mas escepcion que la de
que vayais á sacarles el dinero del bolsillo
sin su consentimiento, y aquí diria yo, quan
ultra citra que neq1td consistere r'ecturn.»


Pronunciadas estas palabras, sucedióse un
profundo silencio, y por algunos instantes
ninguno pareció dispuesto á defender la cau-
sa del último ministerio; poro al fin, Sir
Grenville, hombre de regular talento y no
escasos conocimient.os, se levantó y dijo: «La
proteccion y la obediencia s(j)n recíprocas; la
Gran Bretaña prot.ege á la América, y esta
por lo tanto debe prestar obediencia, y si no,


tiene derecho alguno para imponer una con- decidme, ¿ cuándo estuvieron los americanos
trilmcion á las colonias, sin que por esto des- emancipados? » Mirando entoncos de una ma-
conozca que su autoridad es soberana y su- nera significativa, el, .MI'. Pitt, continuó Gren-
prema en todo lo roferent.e al gobierno y á la ville de este modo: «El espíritu sedicioso de
legislatura. El crear impuestos no es una las colonias SA ha engondrado entre las fac-
atribucion de ninguna de aquellas dos insti- cionesde esta Ccímilra, .Y arlverticl que los
tuciones, porque los impuestos deben darse
voluntariamontA, y prévia, la intervencion
(le los Comunes. La concurrencia de los Pa-
res y la, Corona es únicamente necesa,ria para
formar una ley. Esta Cámara representa á
los Comunes de la Gran Bretafía, y cua,n-.
do nosotros concedemos a,lguna, cosa, damos
solo lo que es nuestro, pero ¿ con qué derecho
podremos disponer de la propiedad de los
Comunes de América? ~sto, sefíores, es un
verdadero abs urdo. Piensa,n algunos que las
colonia,s se hallan virtualmente representa-
das en esta Cámara, pero yo quisiera saber
por quién, pues semejante idea es la mas
despreciable que pueda concebir la imagina-
cion de un hombre, y no merece por lo tanto
una refutacion formal. Los Comunes de Amé-
rica, representados en sus disversas Asam-
bleas, han ejercido invariablemente el dere-
cho constitucional de dar y conceder lo que
era realmente suyo, y hubieran podido consi-
derarse esclavos si no hubiesen obrado así.


caballeros no reflexionan en lo que dicen cón
tal que favorezca los propósitos de la oposi-
cion. Nos indicmon que andálmmos por una
senda muy resbaladiza" y que (lobiamos es-
perar se nos desobedeciera; ¿ qué es esto sino
aconsejar á los americanos que se opusiE;ran
á la ley? ¿ Qué es esto mas que escitarlos á
que se obstinen, con la esperanza de encon-
trar aquí un apo}'o? i Ingrat.o pueblo el de
América! La nacion 1m contraiclo una deuda
enormo para protegerlos; se les 1m concedi-
.do el privilegio de Ansanchar sus límites, y
en su f(1vor so han modificado las disposicio-
nes relativas [L la mwegacion, ese paladium
dol comercio de la Gran Bretaña. Y ahora
que se les llamlt para, que contribuyan con
una pequefílt parte en los gastos públicos, r(~­
nuncian á vuestra autoridad, insultan á vues-
tros oficiales, y se pronuncian ~ casi me atre-
veré á decirlo, en abierta rebelion 1»


Semeja,nte ataque no podia menos de ser
rechazado; y todos miraron á PiU, quien 1e-




GAP. X. ESTADOS· UNIDOS. 2ü5


·vantándose inmediatamente contestó con no-
ble intrepidez: ~Caballero, acabais de hacer
un cargo á ciertas personas que tienen el ho-
nor de sentarse en esta Oámara, acusándolas
de haber instigado la sedicion en América,
reputando luego como un crímen la libertad
y franqueza con que han dado á conocer sus
sentimientos. Sin hacer aprecio de semejante
imputacion, debo. decir que ningun caballero
puede temer el hacer uso de aquella libertad
tratándose de emitir lealmente sus o.pinio.nes,
y no creo que nadie le censure por o.brar den-
tro de los límites dtl su derecho. Se no.s dice
que América se 'muestra obstinada, y que
casi se ha pronunciado en abierta rebelion; á
esto. contestaré, que, me alegro que América
se haya resistido, pues tres millones de habi-
tantes ~ que, sin tener conciencia de su liber-
tad., se hallan dispuestos á so.meterse volunta-
riamente como esclavos, solo servirian de
instrumento para esclavizar á todos los de-
más. No he venido aquí á enumerar los actos
del Parlamento co.n el libro de los estatutos
debajo. del brazo., para abogar por la causa
de la libertad, pero tratándose de defender á
esta segun el principio constitucional, me
hallo dispuesto á discutir con cualquier ho.m-
breo No es mi ánimo tampo.co entablar un
debate sobre puntos de ley; pero despues de
todo., ¿ qu~ prueban los casos de Chester y
Durham sino que bajo. To.s reinados mas arbi-
trarios, le repugnó siempre al Parlamento
imponer contribuciones al pueblo siil su con-
sentimiento.? El ejemplo de esto lo tenemos
en Gales, que, como es sabido, no pagó im-
puestos hasta que se incorporó á Inglaterra.
Se no.s ha dicho que muchas clases no tienen
representacion en el Parlamento, pero, pre-
gunto yo., ¿no están acaso representadas como.
súbditos ingleses dentro del reino?
. ¿ No tienen acaso derecho. muchos de ellos
para ser electores? Todo habitante de este


TOMO l.


reino está necesariamente comprendido en el
sistema general de representacion, y que esta
no la compongan actualmente muchos mas,
es en Terdad una desgracia. El honorable ca-
ballero nos habla de su generosidad para co.n
América; pero i no redunda aquella en bene-
ficio de este reino? Si no es así, debemos
confesar que ha hecho. mal uso de los tesoros
nacionales. Yo sostengo que el Parlamento
tiene un derecho de intervencion en América;
reconozco que nuestra autoridad legislativa
sobre las colonias es soberana y supremar


. pero al decirnos el honorable caballero que nO'
ve diferencia alguna entre la contribucion
interior y esterior, debo contestarle que se-
guramente no es lo mismo imponer una con~
tribucion con el objeto de crear una renta l
que fijar derechos para regular el comercio.
Nos pregunta el honorable caballero que
cuando estuvieron las colonias emancipadas,
mas á esto le contestaré, preguntando á mi
vez que cuando fueron esclavas. Yo sé positi-
vamente que la Gran Bretaña obtiene de su
comercio con la colonias un beneficio anual
de dos millones, y á fé que este beneficio
es el que ha contribuido para haceros salir
triunfantes de la guerra; este es el precio que
América os paga por vuestra proteccion.
¿ Y habrá algun miserable financiero que se
atreva á prometeros á costa de algunos millo-
nes mayores ventajas para la nacion? Conoz-
co el valor de vuestras tropas, la destreza y
pericia de vuestros oficiales y la fuerza de esta
nacion, pero. en el caso presente, creo que se-
ria dudoso el éxito de una lucha. Si América
cayese, lo haria como un hombre fuerte, y
abrazando las columnas del Estado, arrastra-
ria consigo la Constitucion. ¿ y es esta vues-
tra decantada paz? Los americanos obraron
mal, es cierto, pero es porque la injusticia
les volvió locos por un momento. ¿ Y querreis
castigarlos por una falta á que vosotros mis-


34




26(; HISTORIA DE LOS CAP. X.
mos habeis dado lugar? No, dejad que este nunca, á menos que se le obligue por la fuer-
pais sea un modelo de prudencia y templan- za de las armas.» Al preguntarle cuáles eran
za, y yo os garantizo que de })arte de las los sentimientos de América respecto á la
colonias cesará toda animosidad y resenti- Gran Bretaña, replicó:-«Los mejores del
miento. En fin, para concluir, me permitirá mundo, puesto que ese pueblo se sometió gus-
la Cámara que diga en pocas palabras mi opi- toso al gobierno de la Corona, y prestó obe-
nion. El Decreto, causa de este debate, debe diencia á las órdenes del Parlamento, debien-
anularse por completo é inmediatamente, y
al mismo tiempo se confirmará de una mane-
ra terminante y esplícita la soberana autori-
dad de este pais, sobre las colonias, en todo
lo relativo á la legislatura y demás puntos
que ya 'conocemos, escepto en lo de sacarles
dinero sin su consentimiento.»


Cuando tenia lugar este'importante deba-
te, á principios del mes de febrero, fué cuan-
do se invitó á Franklin para que se presentara
en la Cámara de los Comunes (*). La cele-
bridad de aquel hombre indujo á todos á pe-


dirle su parecer, y su contestacion á
1766. 1 t l l' . . ás pregun as que se e llCleron, lll-
fluyeron no poco en la decision que sobre este
asunto tomó luego el Parlamento. Al decirle
que manifestase su parecer acerca de si el
puehlo de América se someteria al nuevo im-
puesto, siendo moderado, respondió:-«No,


(*) en mes antes de esto, escribió Franklin desde Lón-


do advertir que á pesar de los numerosos
habitantes que cuentan las diversas provin-
cias, nada os cuesta la conservacion de fuer-
tes, ciudadelas, guarniciones ó ejércitos para
dominarlas, porque con un poco de .papel y
tinta teneis suficiente para conducir á vues-
tro antojo á esa gente. El pueblo de América
no solo os profesaba respeto, sino tambien un
afecto verdadero, complaciéndose en adoptar
vuestras leyes, vuestros usos y costumbres,
y hasta vuestras modas, que tanta utilidad
han producido al comercio. Los naturales
de la Gran Bretaña fueron tratados siem-
pre con especial consideracion, y solo el ser
inglés bastaba para inspirar respeto á to-
dos. - « ¿ Y cómo piensan ahora h pregun-
taron á l-l'ranklin.-«De muy distinto modo,
contestó éste; y sino decidme: ¿ cuándo se ha
puesto á discusion hasta ahora el derecho que
tiene el Parlamento de dictar leyes? La au-


elres ú uno de sus amigos, espresándose de este modo: (.En mi I toridad de aquel siempre se reconoció para
eOllcepto, lo mas conveniente para este Imis, seria anular to- todo lnenos para crear impuestos, pues bien
talmente el decreto, pero lo mejor para ese, seria suspender
la ejecucion por tres alíos. La anulado n colmaria de grati. sabeis que cuando se fijaron derechos para
lud y de gozo á los colonos, restableciendo su velleracion y
respeto hácia el Parlanlfmto é inspirándoles su antiguo amor
al pais. El comercio se renovaria en todos sus ramos, y los
habitantes de América recobrarian su aficion á esas costosas
superiluitlades que les suministrais. Pero la slIspension, man-
teniéndoles siempre en cierta inquietud y alarma, les obli-
garía á enltivar su industria y á ser económicos, haci~~ndoles
contraer al cabo de dos ó tres alíos costumbres mas arregla-
das que redundaran en beneficio suyo. Sin embargo, como
110 es probable que se decrete la anulacion, por aquello de
que, segun dicen, se sostiene mAjOl' la honra y dignidad de
un gobierno persistiendo en una misma politica por mas que
se haya descubierto que ¿o es conveniente, debemos esperar
la suspension. Por lo que toca á poner en ejeeucion el de-
creto empleando la fuerza, es una verdadera locura que ar-
ruinaria á todos.»


regular el comercio, ni hubo cuestiones ni se
quejó nadie de aquella medida.» Al pregun-
tar á Franklin si habia algun decreto ó acta
do sus gobiernos ó de las Asambleas que espe-
cificase lo de los impuestos, replicó:-« Yo no
sé que haya ninguno, ni creo que se ha pre-
sentado nunca ocasion de hacerlo hasta aho-
ra, que os proponeis imponernos esa coniribu-
cion, lo cual ha motivado las resoluciones
que acaban de tomar las Asambleas sobre
este punio.» (*)


(') Obras de Franklin, yol. IV, pág. lO!}.




CAP. X. ESTADOS-UNIDOS. 267


Las opiniones de \Vashington eran las
mismas que las de Fra.nklin, pues al ha-
blar del impuesto del sello, dijo «gue lo con-
sideraba como un ataque inconstitucional
é injustificable contra las libertades de los
colonos.» Poco despues de haberse desesti-
mado el decreto, escribió á un amigo suyo
una carta en la cual le decia: «Débase á lo
que se quiera la resohwion del gobierno de
suprimir el nuevo impuesto, esta medida re-
gocijará á todos, porque si el Parlamento
de la Gran Bretafía se hubiese empeñado en
llevarlo á cabo, creo que las consecuencias
hubiesen sido mas fatales y dolorosas de lo
que á muchos les parece, tanto para la ma-
dre patria como para sus colonias. Por esta
razon , cuantos han intervenido con su in-
fluencia para la supresion del tmpuesto, son
acreedores ·á la gratitud de todos los súbdi-
tos l/ritánicos y han ohrado leal y generosa-
mente.» (*)


El 22 de febrero, el general Conway, uno
de los que se habian opuesto desde el prin-
cipio á llevar á cabo el impuesto del sello,
pl>esentó un bill para que se desestimara to-
talmente. El debate que tuvo lugar con este
1. 766. motivo, fué tan largo como intere-


sante ; pero, segun dice Burke: «La
Cámara, contando con una mayoría noble é
independie~te, á despecho de los especula-
dores, sin hacer aprecio de los augurios de
algunos políticos ,y á despique en fin de la
camarilla de los cortesanos, desestimó el de-
creto , pudiendo asegurarse q ne si se h ubie-
se abandonado del todo el rroyecto de impo-
ner contribucion á las colonias, se hubiera
asegurado lJara siempre la paz del impe-
rio.» El decreto se desestimó por doscientos
setenta y cinco votos contra ciento sesenta y
siete. Dura¡:.lte el debate fué grande el interés


(') Vida de Washington, por Spark, p~g.107.


y la ansiedad del público que.. ocupaba hastn.
las galerías de la Cámara de los Comunes;
pero cuando al fin se supo el resultado de la
votacion y se abrieron las puertas para que
todos tuviesen conocimiento de la importan-
te victoria que se acababa de obtener, del
seno de aquella multitud salió un grit.o de
triunfo y de ale::rria inmensa, y todos se


u l...... tJ


apresuraron á estrechar la mano del orador
Burke, haciendo mil esfremos para espre-
sarle su gratitud. La Inglaterra entera le
aplaudió, y él, por su parte, no pareció in-
sensible á semejante recompensa, sohre todo
porque acababa de granjearse- el carill0 y
admiracion de sus conciudadanos.


Sin embargo, el ministerio no se hallaba
inclinado á ir tan lejos como Pitt en la eues-
tion del nuevo impuesto, y consignando que
si toleraba que se desestimase el bill era solo
por considera,ciones del momento y no por un
derecho de justicia, presentó otro en el cnal
se declaraha que «el Parlamento tenia y cle-
hia tener autorizacion para gobernar las colo-
nias en todos los casos, sin excepcion alguna.»


En la üimara de los Lores hubo tambien
opiniones encontradas entre los diversos
hombres de Estado, pues, mientras el céle-
bre NIansfield sostenia 4.ue el poder soherano
del Parlamento comprendia el derecho ele
crear impuestos, Lord Camelen se espresaba
de este moclo: «Mi opinion es, y la sosten-
dré hasta el último momento, que el im-
puesto y la representacion son inseparables.
Esto se funda en una eterna ley de la natu-
raleza, porque 10 que uno posee es absolu-
tamente propiedad suya, y ninguno tiene
derecho para quitárselo sin su consentimien-
to. El que trata de hacerlo cornete un aten-
tado; el que lo hace comete un robo.» (*)


El rey se oponia á que se desestimase el


( ') y éasc á Buneroft, yoL v, pág. 446.




208 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. X


bill por el cual se creaba el impuesto, pero americanos que se hallaban entonces en Lón-
cedió al fin en vista de las exigencias; al- dres fueron en comision á dar las gracias y á
gunos Pares, incluso, segun se dice, los espresar su agradecimiento á los que 1766.
obispos, opinaron que se debia prestar obe- intervinieron en favor de sus intere-
diencia en todos los casos, mas al fin se apro- ses; los buques que estaban anclados en el
bó el bill por ciento cinco votos contra setenta puerto izaron sus pabellones en señal de re-
y uno. El 19 de marzo, presentóse el rey en gocijo, las casas se iluminaron en todos los
la Cámara de los Pares y aprobó el decreto puntos de la ciudad y hubo vistosos fuegos
desestimando el nuevo impuesto, así como artificiales. En una palabra, no se omitió
tambien el bill presentado despues respecto al ninguna demostracion de las acostumbradas
dominio que debia tener la Gran Bretaña I en semejantes casos para celebrar la bon-
.sobre las colonias. rrodos los comerciantes dad del rey y la sabiduría del Parlamento.


,. •• .e(.




APÉNDICE AL CAPÍTULO X.


1.- CART.A DE FRANKLIN A W. ALÉXANDER.


:\'Iuy SR. Mio: En el folleto que tuvisteis la bondad de
prestarme se ha interpretado mal un hecho importante, sin
duda porque el autor no estaLa Lien informado; me refiero
á la transaccion entre Mr. Grcnville y las.colonias, de la cual
se dice que el primero pidió a las segulldas una cierta can-
tidad que aquellas rehusaron concederle, y que solo á causa
de esta negativa resolvió Grenvillc crear el impuesto del sello.
Nada de esto es verdad; el hecho es como sigue:


Durante el invierno de 1763 á 1i64, Mr Grenville convocó
á los agentes de las diversas colonias y les dijo, que trataba
'de proponer la creacion de un impuesto €m ~mérica , á cuyo
fin en la próxima sesion del Parlamento presentaria un
proyecto para que se decretara el pago de ciertos derechos
sobre el papel sellado I de lo cual les daba conocimiento, á
fin d~ que reflexionaran si les convendria mejor satisfacer
el impuesto de otro modo cualquiera, aunque igualmente
productivo, en cuyo caso esperaba se' lo manifestasen así.
Los agentes se vieron, por lo tanto, en la preeision de escri-
bir á sus respectivas Asambleas para comunicar luego al
ministro las contestaciones que recibiesen.


Cuando se supo esta noticia en América, era yo vocal de
la Asamblea de Pennsylvania, donde se hicieron varias ob-
servaciones para demostrar que no era costumLre proceder
asi cuando se trataba de exigir auxilios de las colonias. Ma-
nifestóse, en primer lugar, que segun la práctica establecida,
siempre que ocurria semejante caso, consultaba el rey con
su Consejo privado, y despues de oir su prudente dictámen,
dirigíase una atenta circular en nombre del monarca á todos
los gobernadores para que la trasladasen á las respectivas


Passy, Marzo, 12 de 1778:


Asambleas, manifestándose en ella, sobre poco mas ó menos,
con políticas frases, que S. M. esperaba contribuyesen con lo
que buenamente pudieran, y les sugiriese. su lealtad y celo.
en obsequio del mejor servicio. Observóse, además, que las
colonias siempre habian prestado generosamellÍe cuantos
auxilios se pidieran durante la última guerra, hasta el punto
de que. persuadido de ello el monarca tuvo á bien recomen-
darlas al Parlamento. el cual, por via de eompensaeion
acordó reintegrar 200,000 libras anuales que deLian repartirse
entre dichas colonias. Deelaróse asimismo que el intentar
aquel crear un impuesto, era una medida tal ilegal como
injusta (1), y que segun la constitueion de las colonias, estas
solo debian tratar con el rey sin intervencion de ninguna
otra persona por cuya razon, y no siendo los agentes el
conducto adecuado para exigir auxilios, parecia impropio
entrar en tratos con MI'. Grenville respecto á la creacion de
impuestos por el Parlamento. Alegóse tambien , que este no
tenia derecho alguno para adoptar semejante medida, con
tanta mas razon cuanto que al parecer no dimanaba la órden
del soberano ni acaso tendria conocimiento de ella, puesto
que su costumbre en semejante¡¡ casos, era dirigir á las co-
lonias un lenguaje atento, tratándolas con la mayor con si-
deracion, y no empleando amenazas como lo hacian los
señores del Parlamento. A pesar de todo esto, las Asambleas
estaban muy lejos de negar los auxilios, puesto que emitie·


(1) «No hay rey ni sober&no· alguno sobre la tierra, que en el dominio de BUS
amplias facultades tenga dere.h. sufioiente para poner á ,ontribu,ion á sus 8ub-
ditos, sin el beneplácito y consentimiento de estos, á. no ser que obre despótico y
tiranicamento.D


Felipe de Oommin •• , cap. 108.




270 Hl5TORIA DÉ LOS CAP. X.
ron el siguiente acuerdo: « Creemns y siempre )lemos creido
que es nuestro deber prestar aux ilio á la Corona, segun
nuestras fuerzas y alcances, cuando se solicite con arreglo á
lo que previene nuestra Constitucion.» Yo marehé á Ingla-
terra poco despues, llevando una copia auténtica de este
acuerdo que entregué :i. Mr. Grenville antes de que pre-
sentase su proyecto, y habiéndolo yo manifcstado así en la
Cámara delantc del ministro, éste no lo negó. Otras colonias
dictaron acuerdos semejantes. y si Mr. Grenville. en vez de
presentar un decreto, se hubiera dirigido al rey y su Consejo
:', fin de que el sccretario de Estado mandara repartir una
LÍrcular espresando cuales eran los apuros del pais, seguro
estoy que hubiera sacado mas dinero de las eolonias que lo
que él pudiera esperar del impuesto. Pero prefirió la eoae-
don á la persuasion. y no quiso reeibir de buen grado, lo que
creyó podria obtener por la fuerza, resultando de aqui que
los amerieanos rehusaron eontrilJUir á formar el puente de
oro con que contaban el ministro y el Parlamento. Esta es la
verdadera historia del hecho, y como es probable que haya
otra edicion de aqucl eseele'nte folleto, deseo que cl cándido
autor tenga conocimiento dc csta cireunstancia , á fin de que
corrija su error si gusta.


Soy de Y muy atento y afectuoso servidor
n. FHANKLIN.


H.-LEY DEL SELLO.


Por cuanto segun el acta de la última sesion del Parlamen-
to, se acordó crear varios impuestos con objeto de atender
;\ los gast08 que ·pueda ocasionar la defensa. proteccion y
conservacion de las colonias Britl'micas de América, y como
(Iuiera que.. sea imprescindiblemellte necesario obtener para
lo sueesivo una renta en los dominios de aquel pais, á fin de
sufragados mencionados gastos; nos, los muy leales y res.
petuosos súbditos de V. M., y·Comunes de la Gran Ih'etaña,
reunidos en Parlamento, hemos acordado concederos varias
prerogativas para la creacion de dichos impuestos, rogando
humildemente á V. M. se sirva prestarles su superior aproo
bacion) prévio el pareeer de su real Consejo, y el consenti-
miento de los lores espiritual y .temporal . á fin que desde
1.' de noviembre de 1i6:J se promulgue dicha ley. y se pa-
guen y recauden los indicados impuestos y derechos en
todas las colonias de América que se hallen ó puedan hallar-
se bajo el dominio de V. 11-1. así como tambien de sus here-
(leros y sueesores.


estienda, escriba ó imprima algun pedimento, prevencion,
reclamacion. réplica ú otro prof:edimiento análogo en alguna
audiencia ó cancilleria , en la jurisdiccion de las menciona-
das colonias, un derecho de sello de un shilling y medio.


4. Por cada pergamino vitela ú hoja de papel en que se
estienda, escriba ó imprima alguna copia de pedimento, de-
fensa. reclamacion, alegato réplica ú otro procedimiento
judicial. en cualquiera tribunal, un derecho de sello de tres
peniques.


:J. Por cada pergamino. vitela ú hoja de papcl en' que se
estienda . eseriba ó imprima algun exhorto, declaral'Íon ale-
gato, inventario ó renuncia, en asuntos eclesiásticos, en
cualquiera tribunal del clero, en la demarcacion dc dichae
coloni~s. un derecho de scllo de ¡in shilling.


6. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
es! enda escriba ó imprima alguna copia de testmmmtri. de
exhorto.· declaracion, alegato, inventario ó renuncia, en
asuntos eclesiásticos. un derecho de sello de seis peniques.


7 Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda , escriba ó imprima alguna donacion ó donativo d(~
un beneficio eclesiástico ó cualquier eserito, re'gistro, eerti-
ficado ó testimonio, eolegio ó seminario, en la demarcacion
de las citadas colonias, un derecho de sello de dos libras
esterlinas,


8. Por cada pergamino, vitt'la ú hoja dt' papel en que se
cstienda, escriba ó imprima eualquipf exhorto, reeJamacion,
respuesta, alegato, informe carta de requisitoria, de eje-
cueion, renuncia, inventario, etc., espedida en un tribuna!
del .\.lmirantazgo, en las colonias, se pagará un derecho de
sello de un shilling.
~I. Por cada pergarniilo, vitela ú hoja de papel en qUe se


estienda ; escriba ó imprima la copia de cualquier exhorto,
reclamacioll. respuesta, alegato, informe, carta-de rerluisi.
toria. de ejecucion, renuncia, inventario, etc. un derecho
de sello de seis peniques.


10. Por cada vitela, pergamino ú hoja de papel donde se
estienda) eseriba ó imprima cualquiera apelacion , r~ctifiea­
eion , auto, escritura de donacion) reglamento comereial,
declaratoria, cer~ificado ú otro documento análogo, espedido
en un tribUJ1al de las colonias, un derecho de sello de diez
shillings.


H. Por cada vitela, pergamino ú hoja de papel donde sc
estienda ó imprima cualquiera escritura de contrato, ó para
imponer multas, Ó para hacer una restitueion , espedida por
un tribunal de las ~olonias, un derecho rle sello de cinco
shillings.


1. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se 12. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel donde se
estienda, eseriha ó imprima alguna declaracion, defensa ré-
plica) sobreseimiento ó cualcluiera eseritura de esta clase,
emitida por un tribunal de justicia en la demarcacion de las
colonias Británieas en América, se pagara un derecho de
sello de tres peniques.


2. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda, escriba ó imprima una fianza especial en cualquie-
ra tribunal ele justicia, se pagará un derecho de sello de dos
shillings.


estienda ó imprima cualquiera eseritura de juicio, decreto,
sentencia ó dirnision ante un tribunal de 1!l'S coloni~s, un de·
recho de scllo de enatro shillings.


13. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda, escrilm él imprima una declaracion jurada, fianza,
interrogatorio) , denuncia, privilegio, intimaeion, citaeion,
reconocimiento, proceso, mandato ó cualquiera copia de los
documentos citados, (escepto los rclativos :i cansas y proce-
dimientos eriminales), espedida por un trihunal de las colo-


3. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en q!le se nias, un derecho (le sello de un shilling.




CAP. X. ESTADOS-U!\IDOS. 271


H. Por cada pergamino) vitela ú hoja de papel en que se
estienda, escriba ó imprima un reconocimiento, póliza, es-
critura ó cualquier docnmento de esta clase, que se espida
para las operacioncs del comercio en la demarcacion de las
colonias, un derecho de sello de cuatro peniques.


15. Por cada pergamino. vitela ú hoja de papel en que se
estienda, escriba ó imprima alguna carta ó escritura de co-
mision para los buques de guerra particulares, un derecho
de sello de veinte shil1ings.


16. Por cada vitela, pergamino ú hoja de papel en que se
estienda ó se imprima cualquiera escritura de concesion,
donativo ó titulo para la toma de posesion de un cargo pú-
blico que haya de desempeñarse por espacio de un año ó
menos tiempo, Con el sueldo de veinte libras Ó mas al año,
satisfechas en metálico, en feudos, propiedades, etc., (cs-
eeptuándose los destinos de oficiales del ejército, de la
armada ó de la milicia, así como tambien los de los magis·
trados y jueces de paz), un derecho de sello de diez shiJIings,.


17. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel donde se
csticnda ó imprima una cscritura dc concesion, privilegio ó
franquicia, bajo la firma y sello de cua1quier gobernador,
propietario ó empleado público, por sí ó en un ion con otra
persona ó personas, ó con intervencion de un Consejo ó
Asamblea, un derecho de sello de seis libras.


18. Por cada pergamino, vitela ú hoja de pap¡;l en que se
estienda, escriba ó imprima alguna licencia para la venta de
licores espirituosos dentro de la demarcacion de las colo-
nias, un derecho de sello de veinte shillings.


19. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda , escriba ó imprima alguna licencia para la venta
.le vinos solamente, dentro de la demarcaeion de las colo-
nias, un derecho de sello de cuatro libras.


20. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda, escriba ó imprima alguna licencia para la venta
de vino y de licores espirituosos, dentro de la demarcacion
de la colonias, un derecho de sello de tres libras,


2 t. Por cada vitela, pergamino ú hoja de papel donde se
estienda ó imprima alguna verificacion de testamento ó es·
critura de curadoria para la administracion de cualquiera
propiedad que esceda de veinte libras. asi dentro de la de-
marcacion de las colonias Británicas del continente de Amé-
rica, como en las islas Bermudas y de Bahama, un dere·
cho de sello de cinco shil!ings.


22. Por cada vitela, pergamino ú hoja de papel donde se
estienda ó imprima alguna verifieacion ó escritura de cura-
doria, espedida en todos los demás puntos de los dominios
Británicos de América, un derecho de sello de diez shillings.


2:\. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda por escrito ó se imprima alguna obligacion para
asegurar el pago de cual!lUiera suma que no esceda de diez
libras en metálico, asi dentro de la demareacion de las co-
lonias Británicas del continente de América como en las
islas Bermudas y d~ Bahama , un derecho de sello de seis
peniques.


24. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima alguna obligaeion para asegurar e! pago
de cualquiera suma que esceda de diez libras y no pase de


veinte, dentro de las citadas colonias é islas, un derecho tle
sello de un shilling.


25. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima una autorizacion para asegurar el pago
de cualquiera suma que esceda de veinte libras en metálico
y no pase de cuarenta, dentro de las citadas colonias é
islas. un derecho de sello de seis peniques.


26. Por cada. pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ~ imprima cualquiera órden por la que se disponga
la medicion de algun terreno que no esceda de 'cien acres,
espedida por un gobernador, propietario ú oficial público,
por si ó en union con otra persona ó personas ó Consejo ó
AsamLlea, dentro de las colonias Británicas de América, un
derecho de sello de seis peniques.


27. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel, en que se
estienda ó imprima cualquiera órden por la que se disponga
la medicion de un terreno que es ceda de cien acres y no
pase de doscientos, dentro de las citadas cQlonias, un dere-
cho de sello de un shilling.


28. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima cualquiera órden para la medicion ó venta
de algun terreno cuya estension es ceda de doscientos acres
y no pase de trescientos veinte, dentro de las colonias Bri-
tánicas, un derecho de sello de un shilling y seis peniques.


29. Por cada pergamino-; vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima u~la escritura de donacion ó de traspaso
ú otro documento análogo por el cual se otorgue cualquier
espacio de terreno que no esceda de cien acres, dentro de
las colonias Británicas del continente de América, así como
de las islas Bermudas y de Bahama. (escepto los arrenda-
mientos por un tiempo que no esceda de yeinte y un años)
un derecho de sello de un shilting y seis peniques.


30. Por cada pergamino, vitela ú hoja de pape! en que sc
estienda ó imprima una c8critura de donacinn ó de traspaso
ú otro documento análogo por el cual se otorgue ó se tras-
pase un terreno que es ceda de cien acres y no pase de dos-
cientos, dentro de la demarcacion é islas citadas, un derecho
de sello de dos shillings.


31 Por cada pergalllino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima una escritura de donacion ó de traspaso
ú otro documento análogo por el cual se otorgue ó se tras-
pase un terreno que esceda de doscientos acres y no pase
de trescientos veinte, dentro de la demarcacion é islas cita-
das, un derecho de sello de dos shillings y dos peniques.


:i2. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima una escritura de donacíon ó de traspaso
ú otro documento semejante por el cual se otorgue {¡ sub-
arriende cualquier tel'reno que no esceda de cien acres, en
todos los demás puntos de los dominios Británicos en Amé-
rica, un derecho de sello de tres shillings,


33. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima una escritura de donacion ó de traspaso
ú otro documento semejante por el cual se otorgue ú suJ:¡-
arriende cualquier terreno que esceda de cien acres y no
pase de dosciél1tos dentro de los citados dominios, un dere-
cho de sello de cuatro shillings.


31-. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se




272 I!ISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDDS. CAP. X


estienda Ó imprima una escritura de donacion ó de traspaso
ú otro documento semejante por el cual se otorgue ó sub-
arriende cualquier terreno que esceda de doscientos acres y
no pase de trescientos veinte, dentro de la demarcacion de
dichos dominios, un derecho de sello de cinco shillings.


35. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima cualquicra título ó beneficio nI) mencio-
nado hasta aqui, que represente un sueldo de mas de veintc
libras anuales en metalico ó en bienes ó propiedades, dentro
as colonias Britanicas del contincnte de América as! como
de las islas Ilermudas y de Bahama, (escepto los nombra-
mientos . de oficiales del ejército, armada. milicia y de los
jueces de paz) un derecho de sello de cuatro libras.


36. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ú imprima cualquiera concesion ó titulo para el des-
empeño de un cargo público, dentro de los dominios Britani-
cos de América, un derecho de sello de seis libras.


37. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
es tienda ó imprima una escritura de arriendo ó de traspaso,
ó contrato por el que se estipule cualquiera venta, ú otro
documento semejante, (escepto el alquiler de criados y
aprendices) dentro de las colonias Britanicas de América, un
derecho de sello de dos shillings y dos peniques.


38. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda por escrito ó se imprima alguna úrden ó privilegio
para la intervencion ú examen de cuentas públicas, ó alguna
certificacion que lleve sello de oficio del gobernador propie-
tario ú oficial encargado, por sí ó c>n union con otra persona
ó personas. Consej(). ó Asamblea j y asimismo, por todo pa-
saporte, póliza de seguros ó documento análogo que se es-
pida dentro de las citadas colonias (escepto los nombramien_
tos y privilegios que se confieren al ejército, á la armada ó á
la milicia, un derecho de sello de cinco shillings.


39. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en ql:le se
estienda alguna escritura de notario, obligacion" acta de
procurador, escritura de hipoteca ú otro cualquier documen-
to obligatorio de esta clase, espedido dentro de las citadas
colonias, un derecho de sello de dos shillings y tres peni-
ques.


40. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima alguna entrada de registro, ó escritura
de enganche ó de concesion ú otro documento semejante,
de los ya menciomidos dentro de las colonias, un derecho de
sello de tres peniques.


41. Por cada pergamino, vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima alguna entrada de registro, ó escritura
de enganche ó de concesion, ú otro documento semejante
de los no mencionados hasta aqul , un derecho de sello de
dos shillings.


42. y por cada baraja de naipes ó juego de dados que .se


venda ó use dentro de las dichas colonias, se pagarán los
derechos siguientes:


43. Por cada baraja un shilling.
44. Por cada juego de dados diez shillings.
45. Por cada folleto ó periódico que contenga noticias


públicas, y se imprima, reparta y dé á luz dentro de las ci··
tadas col nias, se pagaran los derechos espresados a conti-
nuacion.


46. Por cada folleto ú hoja del tamaño de medio pliego de
papel ó menos. que esté impresa' un derecho de sello de
medio penique por cada ejemplar.


47. Por cada folleto ú hoja cuyo tamaño esceda de medio
pliego y no pase del de uno, un derecho de sello de un peni-
que por cada ejemplar.


48. Por cada foll~to ó publicacion cuyo tamaño esceda del
arriba citado, y no conteng~ mas de seis pliegos en 8.· ó
doce en 4 • ó veinte en f{¡lio, un derecho de un shilling por
cada pliego de que conste cada ejemplar.


49. Por cada anuncio que se inserte en cualquier diario,
folleto ú otra pllblicacion impresa, un derecho de dos shi-
llings.


50. Por cada almanaque ó calendario para un año ó menos
iempo, que esté escrito ó impreso solo por un lado en cual-
quiera clase de papel, pergamino ú vitela, y se publique
dentro de la:; colonias, un derecho de sello de dos peniques.


51. Por cada almanaque ó calendario para un año deter-
minado, que se escriba ó imprima dentro de las citadas co-
lonias, un derecho de sello de cuatro peniques.


52. y por cada almanaque ó calendario que se escriba ó
imprima dentro de las colonias, y que sirva para varios años
se pagarán iguales derechos respectivamente para cada uno
de aquellos.


53. Por cada pergamino vitela ú hoja de papel en que se
estienda ó imprima algun procedimiento ó documento de los
ya citados, en cualquier idioma que no sea el inglés, dentro
de las colonias, un derecho de sello de doble valor del que
se fija respectivamente en los artículos anteriores.


54. y ¡le pagará tambien en las citadas colonias un dere-
cho de seis peniques por cada veinte shillings de toda suma
que no,escediendo de cincuenta libras se otorgue. abone,
contrate ó estipule para la colocacion de cualquier escolar ó
aprendiz á quien se quiera enseñar una profesion ú oficio,
debiéndose pagar un derecho de un sJ:illing respectivamente
cuando la suma a que se hace referencia en este artículo,
esceda de cincuenta libras.


55. Finalmente, el producto de los indicados derechos
ingresara en el tesoro de S. M. á fin de que el Parlamento
disponga de la suma cuando lo juzgare oportuno. para su-
fragar los gastos que ocasione la defensa, proteceion y con-
servacion de las citadas colonias.




CAPÍTULO XI.
1766 -- 1774.


PROGRESO DE LA CONTIENDA.


Se reciLe en América con ale.gría la noticia relativa á la supresion del impuesto del se1l0.- La carta circular de Conway.
- Política ofensiva del gobernador Bernard.- Cambio de opiniones en América . ....,. Hombres de Estado y oradores
eminentes del dia.- Pendleton , mand, \Vythe, R. H. Lec y Jeffer~on en Virginia.- S. Adams, Hancock, Cushing,
llowdoin, Quincy y Paine en ~[assachusetts,-Rutledge , GadEden, Laurells y Ramsay 'en la Carolina :del Sur.-
Cambio en el minbterio inglés.- Grenville escita á Townshend á que impollga la contribucion en América, - Su proyecto.
- Observaciones de Mr, Guizot.- Cartas de un arrendatario,- Congreso ge)1el'al en Massadmsetts. - Petieion al rey.
- El ministerio teme la union de los americanos, - Política de Bernard. - Espiritu de la Asamblea, - La balandra
Liúc¡'tad ,- Escitacion de Bastan. - Junta pública y sus actos. - Llegada de las tropas.- Indignacion de los haLitantes
de Boston,- El Congreso general se niega á celebrar sus sesiones en medio de la fuerza armada.- Continúan las
disputas con Bernard,- Conducta oLservada por las otras colonias,- Proposicion para suprimir los derechos en ciertos
arliculos.- Política vacilante del ministerio inglés, - La matanza de Bastan. - Causa de Preston y los soldados,,... Noble
conducta de Quincy y ;,dams,-l'roposiciones de Lord North. - Opinion de PownalI.- El gohernador y los jueces de
Massachusetts percihen sus sueldos de la Corona, - Resentimiento del puphlo por esta medida.- El Gaspé,;- Cartas
Lle Hutchinson y escitacion que produjeron, - Franklin iutel'Yiene en el aSllnto.- Conducta de Virginia.-La crisis.- Se
resuelve que no Sf; desemLarque el té.-Lo que se hizo .en Boston y eH las demás colonias, - Progresa la colonizacion
en el Noroeste.- Insurreecion ellla Carolina del Xorte,-Daniellloone y sus aventureros. - Emigracion á América.-
Gncrra con los indios del Ohío.- Discurso dc Lógan, - Sectas religiosas y su influencia. - Colegios en América,


La noticia de haberse desechado el decre- [ dispuestos, no solo á pelylonar~ sino tambien
to relat.ivo al impuesto del sello, se recibió en á olvidar las i'njustificables manifestaciones
América con la mayor alegría, y hubo en que habian tenido lugar últimamente en las
todas partes públicos regocijos. En las igle- colonias. Al mismo tiempo recomemlábales
sias se cantó el Te-Deurn; las campanas to- eficazmente influyesen con la Asamblea para
caron á fiesta; hiciéronse salvas de artille- que se otorgase· alguna compensacion á los
ría; los buques se empavesaron; votóse la que se habian perjudicado por apoyar el de-
ereccion de una estátua al rey; en Virginia creto del Parlamento Británico. Conway se
y Nueva-York los retratos de Oamden, referia, al hablar así, á lo ocurrido en Boston
Barré y Oonway, se espusieron en Faneuill y Nueva-York en el verano de 1765.
Hall, y el nombre de Pitt fué ensalzado, La carta de que vamos hablando fué pre-
llegando á ser el ídolo popular de América. sentada:.~ la Asamblea de Massáchusetts por


Oonway dirigió en el mes de junio de 1776 el gobernador Bernad, hombre de carácter
una carta circular á los gobernadores altanero, y no muy querido en aquella. época


1,766.
de las colonias, en la cual les ma- en la citada colonia. MI'. Grahame califica


nifestaba que el rey y el Parlamento parecían de insolente é intolerahle la política que ob-
TOMO J.




271 HISTORIA DE LOS CAP, XI,


servó con la Asamblea, la cual no podia
someterse á las exigencias de Bernard, cuyo
lenguaje, al dirigirse á la Cámara para que
votase las compensaciones, fué el siguiente:
«Esta concesion es tan justa y humanitaria
que no debe discutirse, tanto mas, cuanto
que la autoridad que la recomienda no puede
ni debe admitir observaciones.» La Cámara
por su parte replicó en estos términos: «La
concesion de que hablais ,no se pide en la
carta del secretario con palabras tan duras
como las que usais en vuestro discurso, y no
nos toca averiguar si V. E. habla por su
propia autoridad ó por otra superior. Sin
embargo, si esa recomendacion de que nos
hablais es tan justa y humanitaria que no
puede discutirse, y si la autoridad que nos
la hace no admite observaciones, desearia-
mos saber qué libertad de accion nos queda
en este easo.» El resultado fué que no se
hizo compensacion alguna en Massachu-
setts hasta el mes de diciembre de 1766, Y
esto de una manera y en tales condiciones,
que el gobierno Británico no pudo menos de
darse por ofendido. El acta en que se dictó el
acuerdo relativo á este asunto no decia mas
que lo siguiente: «Se concede completo per-
don, y 8e indemniza á todos los culpables en
esta última época.» En Nueva-York decretó
la legislatura, que se otorgara una compen-
sacion á los que hubieren sufrido pérdidas
por faVOl'ecer el impuesto del sello; pero se
negó á poner en ejecucion el decreto del Par-
lamento que disponia el acuartelamiento de
las tropas de S. M., fundándose en que esta
medida envolvia un principio de contribu-
ClOno


La alegría que en los primeros di as causa-
ra en América la noticia de haberse desesti-
mado el decreto del impuesto, se fué disipando
bien pronto, y los hombres empezaron á
reflexionar detenidamente sobre la significa-


cion de aquella cláusula fatal que declaraba
absoluto el dominio del Parlamento sobre las
colonias, recqrdando al mismo tiempo las
causas de las vejaciones que motivaron los
últimos disturbios. Hasta entonces los colo-
nos no fueron llamados para unirse y tratar
los asuntos de gran interés, ni antes de esta
época habia reinado ninguna grave agitacion
que diera lugar á que se encendieran los fue-
gos de la elocuencia popular, escitada por las
medidas coercitivas que trataban de adoptar-
se para someter á las colonias y sujetarlas á
un impuesto, sin la debida representaeion.
Las disputas y las disensiones entre d'üs par-
tes aliadas íntim~mente, producen siempre
resentimientos que nunca se olvidan, ni aun
despues de la reconciliacion, porque la na-
turaleza del hombre 'es tal, que se inclina á
reflexionar maduramente sobre la causa de
las quejas que antes tenia, y creyendo que
despues de todo no ha recibido la debida com~
pensacion, se halla dispuesto, por el menor
motivo, á renovar la disputa con mas tenaci-
dad que antes. Inglaterra habia obrado sin
reflexionar y con poco tacto, pues_si bien cedió
al ver que las colonias se resistian con teson,
no lo hizo de una manera conveniente, por-
que al privarse de crear un impuesto por en-
tonces, empeñóse en consignar que el Parla-
mento estaba autorizado en absoluto para
poner á contribucion á las colonias en todos
los casos sin escepcion alguna. Los america-
nos no pudieron menos de notar esto, atendi-
do que los jefes del pueblo eran demasiado
astutos para que no observasen qué signifi-
cado tenia desistir de una reclamaeion dejan-
do sentado quc el Parlamento estaba autori-
zado suficientemente para hacerla de nuevo
cuando le pareciese oportuno.


La influencia que ejercian muchos oradores
y eminentes hombres de Estado de aquella
época, nos induce á hablar de ellos aquí con




CAP. Xl. ESTADOS-VNIDOS. 2í5


alguna estension, y al hacerlo así usaremos
el lenguaje de Mr. Grahame, que, al ocuparse
de nuestras eminencias patrióticas, se espresa
con entusiasta admiracion.


Los mas notables oradores y jefes de par-
tidos políticos que sobresalieron en aquella
época eran naturales de Virginia, Massa-
chusetts y la Carqlina del Sur. En la primera
de estas colonias distinguíanse, además de
Patricio Henry, de quien ya hemos hablado
varias veces, y que figuraba en primer tér-
mino como resuelto patriota, EdmundoPend-
leton, orador tan persuasivo y chispeante,
como sutil y hábil político, á la par que enér-
gico é infatigable. Ricardo Bland, célebre
por sus estensos conocimientos, y sin rival
entre sus contemporáneos por su lógica p~o­
funda, de que dió pruebas en una bien escrita
obra que publicó en América, titulada: In-
vestigacion sobre los derechos de las colonias
Británicas,. Jorge \Vythe, no menos admira-
do por su gran capacidad y su elegancia en
el decir, que respetado por su sencillez é in-
tegridad; Peyton Randolph, que á su gran
influencia y elocuente 'palabra, reunia otras
cualidades y virtudes que le granjearon el
aprecio de todos; y por último Ricardo Hen-
rique Lee, una de los mas eminentes Ol;ado-
res de América, á quien se llamaba comun-
mente el ü"ceron de Virginia. 'Washington,
que desde la rendicion del fuerte Duquesne,
en 1758, se habia retirado do la vida militar,
no distrayéndose de sus ocupaciones domés-
ticas sino para cumplir con los deberes que
le imponia su cargo de miemhro de la Asam-
blea de Virginia, abrazó entonces tranquila
pero resueltamente la causa de su pais, opo-
niéndose á las pretensiones del gobierno Bri-
tánico. Bien puede asegurarse que no habia
persona mas respetada que él en Virginia,
ni hombre alguno mas apreciado y conocido
en toda la América; pero careciendo de dotes


oratorias, tranquilo, prudente, digno y re-
servado, no pudo brillar sienUo un político de
provincia, y esperó el momento de presen-
tarse en una escena mas grande y mas con-
forme con la ilustracion de su magestuosa
sabiduría i superior criterio. Tambien otros
hombres, que se han hecho eélebres como
defensores de la libertad y fundadores de la
independencia de América, comenzaron poco
despues á distinguir~e entre los políticos de
Virginia, de los cuales el mas notable era
Tomás Jefferson, como hombre de Esta.do y
filósofo, á la vez que concienzudo y elegante
escritor, intrépido patriota y ardiente defen-
sor de la ideas republicanas y de los princi-
pios de la mas THua democracia. Ninguno de
sus contemporáneos le escedió en cortesía y
bondad; pocos le igualaron en energía y fir-
meza en sus opiniones y este raro conjunto
de cua~idades morales, contribuyeron á que
brillase su genio y su talento, aumentando el
ascendiente que tuvo sobre sus conciudada-
nos. A consecuencia de la grave cuestion
suscitada entre la Gran Bretaña y Amél'iea,
Jefferson y su amigo \Vythe adoptaron las
opiniones políticas de la maJor parte ele los
p~triotas americanos contemlJoráneos , y ob-
servaron un.a política, segun la que, si bien
se concedia á la Corona cierta prerogativa,
negábase al Parlamento todo dominio sobre
América. Arturo, hermano de Ricardo En-
rique Lee, despues embajador ele América en
Francia, se hallaba en aquella época estu-
diando leyes en Lóndres, y era coadjutor del
Dr. Franklin, á la vez que se ocupaba en 011-
S€rvar qué medidas tomaba el gohierno Bri-
tánico, con 10 cual prestó un importante
servicio á sus conciudadanos, trasmitiéndoles
al momento las noticias que hubiera acerca
ele los planes ó proyectos del ministerio.


En dicha época los mas distinguidos y po-
ImIares partidarios de la causa de América
,,:~;~,~~,~~;~~~,~




,


276 HISTORIA DE LOS CAP, XI,


que habia en Massachusetts, eran: Jai- tener ni desear ninguna otra recompensa que
me Otis, de cruien ya nos hemos ocupa- la tranquilidad de su conciencia, la persua-
do; Samuel Adams, Juan Hancock, Tomás sion de que su pais era feliz y la de que se
Cushing, y Jaime Bowdoin, comerciantes; habia granj~ado el respeto y veneracion ~e
Samuel Cooper, sacerdote; Josías Quincy, sus conciudadanos. Algunos críticos que han
.Ir., y Roberto Treat Paine, abogados; y Juan escrito su historia, la censuraron, yadviér-
Winthrop, profesor de matemáticas en el co- tase que la censura es por demás interesante
legio de Harvard. Samuel Adams, era uno de por la estraña manera con que se aplica á los
los mas perfectos modelos, como patriota des- modernos hombres de Estado, diciendo que
interesado y eminente ,republicano, uniendo su carácter era mas notable que su genio, y
á esto una severidad y sencillez en sus cos- _ que sus ideas eran mucho mas elevadas que
tum,bres sin ejemplo en ningun pais ni épo- ~iberales. Es indudable que tanto en sus sen-
ca. En el año 1743, hallándose en el colegio timientos religiosos como políticos, se reve-
de Harvard, dió á conocer las ideas políticas laba alguno de esos principios peculiares y
que no abandonó en toda su vida, sostenien- cualidades que formaban el car.ácter distinti-
do una tésis notable que le hizo alcanzar su vo del pueblo de Nueva-Inglaterra; pero de
celebridad en la literatura. Samuel Adams to~os modos, era mas inclinado á la piedad
era además un verdadero puritano en reli- y á la devocion que al exagerado fanatismo
gion; grave en sus maneras, de una moral de algunos de sus antecesores.
austera, sencillo y frugal en sus gustos, cos- Hancock se diferenciaba mucho de Adams
tumbres y deseos, celoso é incorruptible como por sus costumbres, carácter y condicion;
defensor de la libertad americana, dotado ele pues era dueño ele una inmensa fortuna y ·os-
profundos conocimientos y ele inflexible fir- tentaba un espléndido tren, aunque es cierto
meza -de voluntad, siendo además infatigable que no hacia mal uso de aquella, puesto que
en el trabajo, tranquilo y sereno en el peli- si bien gastaba mucho en sus placeres, era
gro. A todas estas virtudes uníase una not~ generoso y desprendido con las personas ne-
ble elocuencia y gran facilidad en el decir. cesitadas, distinguiéndose por sus obras de
Adams, defendió la libertad de &us paisanos caridad, hasta el punto de recqnocer todos
contra la opresion de Inglaterra, y sus prin- que preferia la estimacion de sus conciuda-
cipios religiosos contra la impía doctrina de danos á las riquezas, las cuales se hallaba
Paine. Ni faltó nunca á los severos princi- siempre dispuesto á sacrificar por la causa
pios de la moralidad, ni varió tampoco en su~ de su pais. Cortés y caballeroso en sus ma-
opiniones políticas, y su constante objeto fué neras, entusiasta en sus opiniones y dotado
mas bien merecer la estimacion del mundo de una impetuosa elocuencia, aunque no de
por su honradez y virtud, que no obtenerla un genio brillante y fecundo,abrazó la causa
por medio de la adulacíon. Pobre, sin desear popular con indecible ardor, y dejando para
las riquezas, ocupó sucesivamente los mas otros patriotas mas filósofos la observancia
elevados puestos en el Estado de Massachu- de la virtud y el cuidado de reprimir la licen-
setts, sin que por esto aumentara nunca su cía, consagróse esclusivamente á obtener
fortuna; y despues de una vida activa y útil, todo aquello que pudiera satisfacer inmedia-
durante la qU,e despreció S~lS prop~~s i~1tere-1 tamente los deseos del puelJlo. Hancock_abri-
ses en beneficIO de los demas , mUflO sm ob- gaba esperanzas de que la. Gran Bretana se




CAP. Xl ESTADOR-UNIDOS. 277


reconciliase con su pais, al contrario de la libertad civil, sino á la religiosa. Cuando
Adams, quien, despues de promulgarse el de- se anunció la creacion del impuesto del sello
creto del impuesto del sello, ni esperó ni deseó tomó una parte activa en favor de las liber-
semejante resultado, y cuando á consecuen- tades de su pais, siendo á la vez colabora-
cia del rompimiento de ambos paises se trató dor de algunas publicaciones que salieron á
de formar una Constitucion republicana en luz en Boston, y corresponsal del Dr. Fran-
América, él fué quien se mostró mas deseoso klin. Cooper podia considerarse como un
de organizar un gobierno fuerte y enérgico, hombre eminente, celoso por los adelanto::.:
en el cual los magistrados, aunque elegidos en la instruccion, amigo de la piedad y de la
por el pueblo, tuviesen suficiente autoridad virtud, y seguramente su carácter sacer-
para reprimir las pasiones ó el capricho po- dotal contribuyó no poco á que fuese un gran
pular. Hancock, por el contrario daba la pre- político. Quincy, distinguido abogado y ora-
ferencia al principio ,democrático, compla- dor, era descendiente de uno de aquellos ba-
ciéndose en satisfacer siempre los deseos del rones ingleses que obligaron al rey Juan á
pueblo. Adams, ora llamado el Catan, y Han- firmar la Carta Magna, y así no es de es-
cock, el Lúculo de Nueva-Inglaterra. Entre trañar que hubiese heredado el espíritu dI'
las primeras gene(aciones de los habitantes su antecesor y su grandeza de ánimo' á tra-
de este pais, la severa virtud de Adams, com- vés de un período de cinco siglos. Él fué uno
pitiendo con el alegre carácter de Hancock de los proto-mártires 'de la libertad ameri-
hubiera obtenido todos los sufragios de sus cana, en defensa de la cual, tanto con sus
conciudadanos, pues las costumbres y los ac- palabras como con su pluma, desplegó una
tos de Hancock eran mas bien tolerados que energía tan desproporcionada á sus fuerzas
aprobados; pero habíase verificado última- físicas, que murió poco tiempo antes de ha-
mente un cambio en la opinion pública, y á berse declarado la independencia de Améri-
causa de esto, Hancock llegó á ser el hombre I ca. Roberto Treat Paine, uno de los mas
mas popular de Mas.sachusetts. La gran ma· eminentes abogados de Massachusetts, era
sa del pueblo le consideraba como su ídolo, y altamente apreciado por su inteligenéi~, fir-
todos, menos una pequeña mayoría com- meza y celo, y como resuelto campeon de la
puesta de graves y severos Puritanos, le pre- libertad americana, admirábasele universal-
ferian á Adams. mente por la brillantez de su talento y)a


Cushing, era menos distinguido por su rectitud de sus opiniones políticas. \Vinthrop,
energía y talento que por descender de una heredero de una de las mas respetables fa-
familia muy conocida on Nueva-Inglaterra milias de Nueva-Inglaterra, conservó ellus-
por su ardiente piedad y liberalismo. Bow- tre de su nombre, distinguiéndose por sus
doin, uno de los mas ricos de Massachusetts, profundos conocimientos en las ciencias y
era tambien hombre de no escasas disposi- en la literatura, por su carácter y religiosas
ciones, de buen criterio, muy liberal y hon- virtudes y por sus constantes esfuerzos para
rado, y sobre todo firme y constante patriota. defender las libertades de su pais.
Cooper, piadoso, elocuente y cumplido ciu- En aquel año fué cuando la Asamblea de
dadano, era tan buen políti<ro como buen Massachusetts, con objeto sin duda de excitar
ministro del altar, y él fué uno de los que I el interés popular en los procedimientos dl~
declaró que la tiranía era opuesta no solo tÍ i, la Cámara, adoptó. una medida que se llevó




278 HISTORIA DE LOS CAP. Xl.


inmediatamente á efecto, resolviéndose que rias de la revolucion que hayan visto jamás
los debates fuesen públicos, á cuyo fin se la luz pública (*).
construyó una galería para aquellos que La breve administracion del marqués de .
quisieran asistir á las sesiones. Esto excitó Rockingham terminó en el mes de junio
la emulacion en los oradores del pueblo, que de 1766, formándose un nuevo ministerio
deseaban que les escuchasen sus conciuda- en el que figuraba como jefe nominal el cé-
danos, inspirándoles al mismo tiempo nue- lebre Pitt, 11 quien se habia concedido el tí-
vo ardor la presencia de aquellos. La elo- tulo de conde de Chatam, y el cual


. , l' " 1 t' tI' 1. 766. cuenCla, aSl como a mUSlCa, es a veces no pUf o ornar par e en os negocIOS
lq,as poderosa que la razon y comunica valor públicos por hallarse enfermo. Lord Shel-
á los corazones despertando los mas nobles burne y.el general Conway fueron nombra-


. sentimientos. dos secretarios de Estado, Camden, Lord
. En la Carolina del Sur contábanse muchos Ca~ciller, y Cárlos Townshend canciller del


defensores de las libertades del pais, pero Exchequer. Este ministerio era en sí tan he-
el mas notable, á no dudarlo, era Juan Rut- terogéneo, que al anunciar su formacion
ledge, hombre dotado de grandes conoci- Burke lo comparó con una pieza de mosai-
mientos, activo, enérgico, resuelto, y como co, porque en él figurab~n patriotas y cor-
orador, mas notable, si cabe, que Patricio tesanos, amigos del rey y defensores de la
Enrique; Cristóbal Gadsden, de fi'anco y leal república, \Vhigs y Tories, falsos amigos y
carácter, intrépido, recto, y decidido repu- francos enemigos, una mezcla, en fin , que
blicano; (*) y Enrique Laurens, patriota no dejaba de ser curiosa, pero que carecia
celoso y diestro político, que se distinguió de elementos para formar un gobierno esta-
mas tarde de una manera notable por la dig- ble. La resistencia de los colonos enojaba
nidad, tnJento, valor y constancia con que mucho al rey y al ministerio, así como tam-
se consagró al servicio de América. Además bien al pueblo, y la opinion general, forta-
de estos citaremos á Eduardo Rutledge, her- lecida P?r las representaciones de los gober-
mano Re Juan, cuya elocuencia era tan in- nadares, convino al fin en que era preciso
sinuante como impetuosa la del otro; David desplegar mas resolucion para someter ele
Ramsay, hombre muy instruido, y tan re- una vez á las rebeldes colonias. En la prime-
liqioso y austero como entusiasta patriota, ra. sesion que tuvo el Parlamento despues ele
siendo además notable como orador y escri- formarse el nuevo ministerio, es decir, en el
tor elegante. Al comenzar la controversia mes de enero ele 1767, Townshend, hombre
con la Gran Bretaña, Ramsay se declaró de brillantes cualidades, pero de falsos prin-
decidido partidario de la independencia amc- cipios, presentó un nuevo proyecto, creando
ricana, y despues de contribuir valerosa- un impuesto solJre América, 10 cual hizo ins-
mente para alcanzar el objeto comun, des- tigado por las repetidas instancias de Gren-
cribió aquella lucha gigantesca, escribiendo ville, que estaba muy resentido por su ante-
una de las mejores y mas imparciales histo- rior derrota. «iSois unos cobardes, dijo este


('.) Cuando estalló la guerra de la Revolucion, dijo Boone, hombre de Estado dirigiéndose á los minis-
gobernador real de la Carolina del Sur: "DiOR sabe cómo tras, pues veo que os inspiran temor los
acabará esta desgraciada lucha, y qué es lo que intentan [os
jefes populares de la colonia; pero yo sé que Gadsden es un (') Ilisloria de los Estados·Unidos, por Gralwme, yol. 1I,
hombre honrado.}) pág. 4'16.






CAP. XI. ESTADOS-U:\"lDOS. 279


americanos, y no os atreveis á imponerles
una contribucion!» Al oir esto, levantóse en-
colerizado Townshend y esclamó: «¡ Qué so-
mos unos cobardes! ¡ Qué tenernos miedo!
¡Qué no nos atrevemos á imponer una con-
tribucion á los americanos! Pues yo os digo
que yo solo me atrevo á ello. »-«Me alegra-
ria verlo,» contestó Grenville. »-« Pues lo
vereis» repuso Townshend_'


El proyecto de este ministro estaba basado
en la diferencia que habia establecido Pitt
entre la contribucion directa y los impuestos
para regular el comercio, y fundándose en
esto, .proponia que se fijasen derechos sobre
el té , las pinturas, el papel, el cristal y el
plomo, artícuJos todos que se importaban en
Améric,a corno productos de la Gran Bretaña.
.iYIanifestábase en dicho proyecto que el prin-
cipal objeto de esta medida era atender al sos-
tenimiento de los gobiernos civiles, cubrir los
gastos que ocasionase el ejército permanente,
y fijar sueldos á los gobernadores para que
no tuviesen que depender de las Asambleas
coloniales. Pitt se hallaba entonces en el
campo á causa del mal estado de su salud,
y el bill, aprobado sin gran oposicion, fué
confirmado por el rey el dia 29 de junio.
A fin de poner en ejecucion el nuevo decreto
y los publicados anteriormente, que tan mal
recibidos fueron por los americanos, toda
vez que se resistieron á obedecer, estalJlcció-
se en Boston una Junta de comisarios, y des-
pues de esto, los ministros, sin hacer apre-
cio de las observaciones de la Asamblea de
Nueva-York, que se habia negado siempre á
suministrar alojamiento á los soldados, re-
mitieron á dicha corporacion una órden pro-
hibiendo que continuara sus procedimientos
legislativos hasta tanto que la colonia se so-
metiera á la nueva ley.


Los decretos por los cuales se creaban
nuevos impuestos, fueron muy mal recibidos


'.


en América, donde la escitacion del pueblo
en todas partes iba aumentándose por mo-
mentos. Quizás en otrq tiempo y en distintas
circunstancias no hubiera sido la oposicion
tan grande, pero entonces hallábanse las'
colonias mu,y exasperadas, y esto les hacia
mirarlo todo con recelo, induciéndolas á re-
sistirse á cuanto tuviese por objeto obligarlas
á pagar un impuesto en una forma que juz-
gaban atentatoria contra sus derechos como
ciudadanos libres. Cuando Jorge III y su
Parlamento,. como dice Mr. Guizot, guiados
por un espíritu de orgullo y por el deseo de
conservar su prerogativa, mas bien que con
el objeto de obtener grandes ventajas, trata-
ron de poner á contribucion las colonias sin
su consentimiento, formóse un numeroso y
entusiasta partido, dispuesto á resistirse en
nombre del derecho y de la honra nacional á
semejante medida. El impuesto no era pesa-
do para los colonos, pero recaia en esa clase
de hombres que no miran tanto sus intereses
como las cuestiones de honra, y que no están
nunca tranquilos si aquella no queda satisfe-
cha. Al empezarse la contienda, \Vashing-
ton, que representaba la opinion general,
opinion fundada en la mas sana política y en
el mas recto juicio, se espresaba en estos tér-



minos: «y despues de todo, ¿ por qué esta-
mos disputando '? ¿ es acaso por no pagar tres
peniques sobre cada libra de té? No ~ nos-
otros disputamos solamente por nuestro de-
¡'echo (*). Pero el ministeriq inglés, poseído
de una fatuidad inesplicable, se hallaba re-
suelto á proseguir le línea de política que se
habia trazado, arrostrando toda clase de con-
secuencias, en tanto que los colonos, que
iban profundizando cada vez mas la grave
cuestion que agitaba todo el pais, mostrában-
se diari'amente menos dispuestos á sufrir la


(*) Escritos de Washinglo?l, vol. n, pág. 392 .




280 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


})reSlOn del Parlamento. En una obrita de
Dickinson, titulada: Cartas de un an'enda-
fario de Pennsylvania á los habitantes de las
colonias Bn'tánicas, se discutia el asunto de
los nuevos impuestos, negando que el Par-
lamento tuviese derecho para imponerlos.
Franklin hizo circular en Lóndres estas car-
tas, que fueron atentamente leidas, y ejer-
cieron una poderosa influencia para convencer
ti todos de cuan injusto é inconstituciona~
era el tratar de imponer contribuciones en
América. Por su parte los periódicos de las
colonias, cuyo número ascendia entonces
á veinticinco, comenzaron tambien á discutir
sobre este importante asunto.


Bernard se negó á reunir el Congreso ge-
neral para que se tomasen en consideracion
los nuevos decretos, pero á Rnes de octubre


hubo una sesion pública en la que se
1.767. d' t 1 f.'b· l' acor o pro eger as a rIcas y a lll-
tlustria del pais, suprimiendo la importa-
(;ion de los géneros británicos, cuyo ejemplo
f'ué seguido por l\Iassachusetts, Connecticut,
~ueva-York y Philadelphia.


En 30 de diciembre reunióse el Congreso
general y se nombró un numeroso comité
para que se enterara detalladamente de la si-
tuacíon de las provincias, remitiéndose al



mismo tiempo tí Dennis de Berdt, agente co-
lonial en Lóndres, ciertas instrucciones y
una peticion al rey, solicitando la confirma-
cion de la Carta original, con cuyas concli-
ciones se habian conformado los colonos en


.


otro tiempo. En dicha solicitud hacíase refe-
rencia c-t la Carta concedida· por Guillermo y
María, t!ue otorgaba las libertades 'funda-
mentales de que gozaron desde un principio
las colonias, y despnes de reconocer la auto-
ridad del Parlamento en todos aq nellos casos
en que esta no se opusiera á los derechos
constitucionales, espresáronse los esponentes
de este modo: «Oon el mas profundo respeto


hacemos presente á V. M., que el Parlamen-
to, de cuyas rectas intenciones no dudamos,
ha tenido á bien aprobar varios decretos por
los cuales se imponen contribuciones á vues-
tros súbditos de América, con el único y es-
pecial objeto de crear una renta. Si los súb-
ditos de V. M. han de verse privados del
privilegio de contribuir voluntariamente para
el sostenimiento del gobierno y autoridades
del rey en' la provincia, así como para la de-
fensa de los territorios de América, lo cual


\


hemos hecho siempre hasta aquí con el ma-
yor gusto; y si los decretos del Parlamento
han de llevarse á cabo, teniendo los Comunes
de la Gran Bretaña el derecho de disponer de
la propiedad de los habitantes de esta colonia,
debemos reconocer, poseidos del mas profun-
do sentimiento, que solo nos queda ya el nom-
bre de súbditos libres. Comprendemos que,
atendidas las circunstancias locales, es su-
mamente dificil que esta provincia esté re:'
presentada en el Parlamento, razon por la
que V. 1\1. tUYO á bien dirigirse á esta Asam-
hlea general, siempre que se necesitaron au-
xilios, los cuales hemos facilitado hasta donde
lo permitian nuestros alcances, escediéndo-
nos á veces á costa de algunos sacrificios. Por
esta razon seria muy sensible que los leales
súbditos de V. M. se viesen requeridos de nn
modo que revela desconfianza ele aquellos que
siempre acataron gustosos y con la mejor
voluntaellas órdenes de su monarca.» Además
de esta peticion al rey, escribiéronse cm:tas á
Lord Shelburne, al general Conway, al mar-
qués de Rockingham, ~i los Lores Camden y
Chatham, y ú los Lores Comisarios del Te-
soro. En el mes de febrero de 1768 se redactó
asimismo una circular para las demás colo-
nias, invitándolas á que contribuyesen á la
defensa comun de sus derechos; cl;lYo docu-
mento terminaba con el siguiente párrafo:
« Tengamos confianza en el rey, que es nues-


..




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 281


tro padre comun, y esperemos que uniendo mayoría de noventa y dos votos contra diez
nuestras súplicas, atenderá favorablemente á y siete se habia resuelto no rescindir los
sus súbditos americanos.» acuerdos. Al dia siguiente, el gobernador


El ministerio inglés temia naturalmente Bernard disolvió la Cámara de 'los represen-
toda medida que tuviese por objeto la unifica- tantes.
cion entre las colonias, y por lo tanto, Lord En las demás' colonias no se hizo tal'n-
Hillsborough, nombrado 4ltimamente secre- , poco aprecio de las intimaciones del minis-
tario de aquellas, se dirigió al gobernador terio, y cuando el gobernador Sharpe tras-
Bernard, recomendándole influyese en la Cá- ladó la comunicacion de Lord Hillsborough
mara de los representantes para que se reti- á la Asamblea de Maryland, esta contestó


, rara la citada circular, declarando que este atrevidamente con las siguientes palabras:
documento no merecia la aprobacion de la «No podemos menos de reconocer que la
Asamblea. En caso de 'una negativa, el go- I medida adoptada llor los ministros de Su
hernaclor debia disolver aquella. El secretario Magestad tiene por único objeto privarnos
eemitió tambien una circular con las mismas de la libertad de comunicarnos con las colo-
instrucciones á los demás gobernadores rea- nias y de unir nuestras súplicas para ele-
les, esp!'eSándose de este modo-: « S. M. con- varIas al rey. Profesamos el mas profundo y
sidera que esta medida es por demás pe- leal afecto á nuestro soberano, y reconoce-
ligrosa y hostil, y que tiende á escitar los remos siempre la autoridad constitucional
¡lnimos de los leales súbditos de las colonias, del Parlamento Británico, pero nunca deja-
por cuya razon , es el deseo de nuestro sobe- remos de hacer lo que creamos justo, sin
rano interpongais vuestra influencia para que nos intimiden algunas pomposas pala-
destruir todos los planes encaminados á tur- bras.» Las Asambleas de Nueva-York, De-
bar la paz y el órden público, siend.o' preciso laware, Virginia y Georgia, espresaron los
aconsejeis á la Asamblea de esa provincia mismos sentimientos en lenguaje mas ó me-
no tome en consideracion la circular última- nos resuelto, y en su consecuencia, y con
mente redactada por creerla improcedente y arreglo á las instrucciones recibidas del
atentatoria contra la tranquilidad de las co- gobierno inglés, fueron disueltas por los
lonias.» Cuando Bernard trasladó dicha co- gobernadores reales.
municacion. á la nueva Asamblea, esta roa- La llegada de los oficiales, últimame:r;tte
nifesw que la circular se habia pasado ya nombrados para recaudar los derechos de
prévios los trámites legales, y que por lo Aduanas, no fué seguramente muy á pró-
tanto no le era dahle acceder á sus deseos, en posito para calmar la escitacion pública, y
atencioná que, « el votar un acuerdo desa- antes bien, por el contrario, era evidente
probando la medida adoptada por la Asam- que de un momento á otro podrian ocurrir
blea anterior, era lo mismo que negar el de- disturbios, como efectivamente sucedió de
recho que tiene todo súbdito para elevar sus i allí á poco. En el mes de junio de 1768 fué
quejas al rey, y que si los voros de la Cámara apresada la balandra Libertad, perteneciente
habian de sufrir· la presion del ministerio, á Hancock, por haberla sorprendido hacien-
debian considerarse las colonias privadas do el contrabando, pero antes de proceder á
completamente de su libertad de acciono La la captura, los oficiales, que temían encon-
Asamblea manifestó, además, que por una trar resistencia, solicitaron el auxilio del co-


TOMO ). 3ü




282 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


mandante de un buque de guerra que estaba elevaron al gobernador, rogándole que inter-
en el puerto, y de este modo obligaron á la pusiera su autoridad para evitar en lo suce-
b:bertad á ponerse al alcance de los cañones. sivo semejantes abusos, demuestra á qué
A consecuencia de esto estalló inmediata- estado de alarma, inquietud y hasta deses-
mente un motin; reunióse la multitud, y des- peracion se hallaban reducidos. Entre otraR
pues de apoderarse de los oficiales, que por cosas manifestaron, que mientras esperaban
fortuna pudieron escapar con vida, asalta- una contestacion á las peticiones dirigidas al
ron sus casas y arrastraron su bote por toda rey, se veian invadidos por una fuerza ar-
Ia ciudad, despues de lo cual le prendieron mada que arrestaba muchas personas, con-
fuego. No pudiendo el gobernador proteger á trariamente á 10 prevenido en una órden
los oficiales, aconsejóles que saliesen de Bos- espresa del Parlamento; que se les habia '
ton, lo cual hicieron embarcándose en el amenázado de una manera insultante, pro-
Rmnney, buque de guerra que los condujo pia tan solo de gente bárbara, y que á causa,
al castillo Guillermo. Habiéndose reunido en fin, de haberse entorpecido su navegacion,
luego un comité para entender en este asun- parecia que la ciudad se hallaba en e~tado
to,' declaró se , que aunque las circunstancias de sitio. Dicha solicitud terminaba con estas
extraordinarias que. concurrieron en el apre- palabras: «Luchar contra la madre patria,
samiento de la balandra podian en cierto mo- es en nuestro concepto recurrir al último ex-
do atenuar la criminalidad de los trastorna- ,tremo, pero rendirnos y renunciar á los de-
dores, procedia no obstante que el gobernador rechos que aseguran nuestras vidas y hacien-
se apoderase de sus personas para formarles das, sin oponer resistencia, es una cosa tan
causí\.Este dictámen fué aprobado por el humillante que ni siquiera debemos pensar
Consejo, pero á causa de haberse disuelto la en ella (*).
Asamblea. no se tomó en consideracion en la Habiéndose recibido en Boston la noticia
Cámara, y dejaron de seguirse los pro ce di- de que iban á llegar dos regimientos proce-
mientos. dentes de Halifax, de cuya nueva fué portador


La escitacion del pueblo de Boston se acre- un oficial que envió el general Gage desde
centó en gran manera poco tiempo despues Nueva-York, con encargo al mismo tiempo
con motivo de haber enviado los oficiales I de que buscase alojamiento para las tropas,


del Romney una ronda de matrícula reuniéronse el 12 de setiembre en ses ion pú-
i758. 1 'd . . bl' 1 .. 1 1 l' dI' d l que se apoc ero e varIOS marmeros, lea os prmClpa es la )Iiantes e a cm ac
hijos de la ciudad, contraviniendo así directa- y se instó al gobernador para que con
. ' 1768.


mente á lo prevemdo en una órden del Par- la mayor urgencia convocara un nue-
lamento, en la cual se espresaba: «Que nin- vo Congreso. Bernard, siguiendo las instruc-
gun marinero ó individuo que estuviese ciones que recibiera, rehusó hacerlo, por
sirviendo en un crucero ó buque mercante cuya razon acordóse organizar una Junta
de América, así como tampoco los que se en- bajo el pretesto de que se' temia una guerra
contraran en tierra, podria ser cogido por con Francia, y reunida que fué aquella, se
ningun oficial ú oficiales de los buques de aconsejó á todos, de una manera harto sig-
guerra de S. M.» nificativa, que se proveyesen de armas de


(') lhsloria civil y pohlwa de los Estaaos-Umdos, por PIt-Los notables de Boston se reunieron á con-¡I , A , , , ' •
secuencia de aquel hecho, y la .solicitud que kin, vol. I, pág. 229.




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS, 283


fuego lo mas pronto posible, consagrándose
un dia á la oracion y al ayuno. A consecuen-
cia de esta medida, reuniéronse el 22 de se-
tiembre los delegados de mas de cien pueblos,
y pidieron tambien al gobernador que se con-
vocara el Congreso general, pero Bernard,
no solo se negó. rotundamente, sino que ca-
lificó de sediciosa la reunion que habian teni-
do. En vista de aquella respuesta, la Junta,
despues de estar cuatro dias en sesion per-
manente, acordó prescindir de la autoridad
del gobernador y elevar una peticion al rey
para sincerarse del cargo que acababa de ha-
cérseles. «De este modo, dice Mr. Hildrdh,


y las calles cuajadas de centinelas que pro-
vocaban á los transeuntes. ¿ Cómo estrañar,
pues, que el pueblo se resintiera de aquellos


. insultos y que tratase de oponer una enérgi-
ca y obstinada resistencia?


Al abrirse el nuevo Parlamento, produjé-
ronse en ambas Cámaras los documentos re-
lativos á las colonias, y en particular los que
se "referian á los últimos procedimientos se-
guidos en Boston. Fuertemente sobreescita-
dos contra los colonos de América, y casi
considerándolos como esclavos que no tienen
derecho para oponerse á órdenes superiores,
las dos Cámaras del Parlamento elevaron


empezaron á organizarse esas Juntas popu-, una esposicion al rey, recomendando la adop-
lares que á los pocos años debian asumir to- cion de vigorosas medidas para que se
da la autoridad política de las colonias (*).» prestase una obediencia pasiva, y aun 1769.


Al poco tiempo llegaron las tropas de Ha- llegaron á suplicar al monarca que diera ór-
lifax, pero el Consejo rehusó adoptar medi- den para que el gobernador de MassachuseLts
das para que se les facilitase alojamiento, y practicara averiguaciones, é informase quié-
aun se temió que el pueblo se opusiera al des- nes eran la s personas acusauas del crimen
embarque de los soldados. A causa de esto, de traicion desde el año 1767, con objeto de
apuntáronse á la ciudad los cañones de los' enviarlas á Inglaterra para que se les fo1'-
buques, y protegidas así, saltaron las tropas mase causa. Esta, proposicion, como es üicil
1:t tierra y penetraron en Boston con bayone- suponer, resintió en gran manera á los co-
ta calada y seguidas de numerosa art,illería. lonos.
Los habitantes no quisieron alojar á los sol- La legislatura de Massachusetts no se
dados, pero uno de los regimientos se acuar~ hallaba reunida cuando se tuvo conocimiento
teló provisionalmente en Faneuil Hall, mien- en América de la citada esposicio~ ; pero la
tras que el otro levantaba sus tiendas á poca Cámara baja de Virginia, que comenzó á
distancia de allí. Al otro dia dispuso el go- celebrar sus sesiones poco despues, se apre-
bernador que una parte de las tropas ocupa- suró á tomar aquel documento en considera-
ra la Casa de la Ciudad, dejando solo libre la cion, y se dictaron varios acuerdos declaran-


_ cámara del ConseJo, y que se estableciese á do, que solamente los representantes de la
la puerta una guardia con dos piezas de ar- colonia podian crear impuestos, y que el rey
tillería. Precisamente era aq llel dia domirigo no tenia derecho para exigir la estradicion
y por cierto que nunca se viera otro semejan- de ningun criminal de la colonia. La Asam-
te en Boston, pues hubiérase dicho que la blea resolvió asimismo elevar unít esposicioll
ciudad se hallaba sitiada, porque todos los al rey, manifestando en términos dignos y
edificios públicos estahan llenos de soldados, respetuosos, que la Cámara baja de Virginia


opinaba que eran fundadas las quejas de los (') Historia de los Estados-Unidos, por Hiltlreth, yol. JI,
pág.5í7. colonos. Cuando el gobernador Lord Bot&-




~ HISTORrA DE LOS CAP. XI.


tour tuvo nDticia de esto, disolvió .inmediata- j y el verse red~cido el pueb~o al ~ayor estado
mente la Asamblea, pero la corrIente de la de desesperaclOn, . nos oblIgan a formar con
oposicion era demasiado fuerte para que pu-
diera resistirse, pues habiéndose reunido los
miembros de aquella en una casa particular,
eligieron como orador á Peyton Randolph,
y dictaron varias. medidas para que no se
importasen los géneros británicos. Las de-
más colonias siguieron este ejemplo, y de a,llí
á poco dejaron de recibirse todos los artícu-
los ingleses que por la via de Boston llegaban
á Salem, Nueva-York y Connecticut.


El 31 de mayo se reunió en Boston el Con-
greso general, y habiendo declarado sus
miembros que era impropio celebrar sesiones
en medio de la fuerza armada, recurrieron al
gobernador, pidiéndole mandara retirar las
tropas; pero como éste manifestase que no
tenia suficiente autol'idad sobre aquellas, re-
solvió la Cámara suspender sus tareas por


entonces. En 13 de junio dispuso el
1769.


gobernador que la Asamblea se reu-
niese en Cambridge . cuando volviera á cele-
brar sus sesiones; mas habiendo sabido
aquella que Bernard se disponia á marchar
á Inglaterra, votó unánimemente una pe-
ticion solicitando se destituyese á dicha au-
toridad, con tanto mas motivo, cuanto que
acababa d~ exigir á la colonia, no solo que
reintegrase los gastos ocurridos para alojar
á las tropas·, sino tambien que preparara
fondos para este objeto en lo sucesivo. La so-
licitud ó peticion redactada por la Cámara
estaba concebida en estos términos: «Los
decretos relativos al impuesto, la espectativa
de que llegará de un momento á otro la fuer-
za armada á fin de ponerlos en ejecucion, y
el temor de que se obligue á los habitantes á
facilitar alojamientos, son suficientes moti-
vos para que sea general el descontento en
esta colonia. El haberse disuelto el Congreso,
negándose el gobernador á convocar otro,


la mayor urgencia los comités necesarios
para adoptar los medios oportunos á fin de
restablecer el órden y la tranquilidad, ele-
vando despues nuestras quejas al trono para
que el monarca interponga su influencia en
favor de nuestros derechos. El establecimien-
to de un ejército permanente en la colonia,
en tiempo de paz, no solo es una violacion
de aquellos, sino tamlJien una medida con-
traria á la Constitucion Británica, y el enviar
fuerza armada bajo el pretesto de prestar au-
xilio á la autoridad civil, es altamente peli-
groso para el pueblo, á la par que improce-
dente é inconstitucional. y,


El 12 de julio, habiendo convocado el go-
bernador á los miembros de la Cámara para
que manifestaran terminantemente si. que-
rian ó no facilitar alojamientos á las tropas,
contestaron aquellos lo siguiente: «De todos
los impuestos, incluso el del sello, este es
uno de los mas injustos, y por lo tanto
V. E. nos permitirá le manifestemos cla-
ramente, que tanto por nuestra honra y deco-
ro, C0l)10 por respeto á nuestros representan-
tes, no podemos ni debemos acceder á las
exigencias que se nos imponen.» En vista de
esta declarl1cion, el gobernador prorogó el
Congreso hasta el 10 de enero, y marchó á
Inglaterra á principios de agosto. La direc-
cion de los negocios quedó encomendada al
teniente gobernador Hutchinson, y en tanto
Bernard, á pesar de su impopularidad en.
Massachusetts, adquirió un título al llegar á
su'pais en recompensa del celo con que sirvió
al ministerio.


. Puede fácilmente suponerse que Virginia
y Massachusetts no fueron las únicas colonias
que se opusieron á las medidas del ministerio
inglés, pues antes bien por el contrario to-
das las demás imitaron el ejemplo, convinien.




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 285


do en que debian defender sus derechos á todo sultado de aquella reuníon filé resolver que~
trance. Con este motivo empezaTOn á formar- escepto algunos artículos insignificantes , no
se dos partidos, el primero llamado de los se importarian mas géneros de la Gran Bre-
Tories, compuesto de los partidarios de la taña hasta tanto que se suprimieran . los im-
madre patria, y el segundo conocido con el puestos. Además de esto, nombró se un comité
nombre de los Whigs, los cuales se oponian para que obtuviera de todos los habitantes una
:1 los impuestos decretados por el Parlamen- fianza por escrito, mediante la cual se obliga-
too Solo Nueva-York pareció que contempo- sen aquellos á no comprar géneros importa-
rizaba, y no hicieron demostraciones de esta dos del estranjero, y un segundo comité se
especie. Ya hacia dos años que no se habia . encargó de publicar cuáles eran los carga-
reunido ninguna Asamblea, pero al fin, los I mentos de los buques que llegaban de la Gran
hombres de ideas moderadas, que estaban Bretaña, dando á conocer los nombres de los
por los medios conciliatorios, consiguieron, á
costa de grandes esfuerzos, obtener una ma-
yoría en la nueva Asamblea convocada en el
mes de setiembre. Los mas ardientes patrio-
tas se mostraron en estremo resentidos por-
que aquella cedió en la cuestion de suminis-
trar alojamiento á las tropas, y Alejandro
M' Dougall, uno de los Hijos de la Libertad,
censuró su conducta de un modo tan ofensi-
vo, que la Asamblea le mandó arrestar.


Habiendo llegado á ser evidente que la
creacíon del nuevo impuesto ocasionaba gran-
dés pérdidas, Lord Hillsborough dirigió una
circulará los gobernadores de las colonias,
anunciándoles que el ministerio pensaba des-
estimar todas las cláusulas del decreto de
Townshend por las cuales se fijaban derechos
sobre los géneros británicos, contrariamente
á los verdaderos principios del comercio. Sin
embargo, como no se suprimia el derecho so-
bre el té y seguia proclamándose el derecho
del Parlamento respecto á las contribuciones,
aquella noticia no produjo un efecto favora-
ble. Los comerciantes reunidos en Boston
algun tiempo despues, declararon que el ha-
berse desestimado solo una parte del decreto
seria con el fin de apaciguar los ánimos de
los fabricantes ingleses, impidiendo que se
retiraran del comercio los de las colonias, lo
eual empeoraria la situacion de aquel. El re-


consignatarios.
La política vacilante del gabinete inglés


empezaba ya á llamar la atencion por su va-
riable conducta en lo tocante á sus proyectos
sobre América. El Parlamento estaba, á no
dudarlo, resuelto á obtener una renta de los
colonos, pero tan pronto se decidia á poner en
ejecucion los nuevos decretos como optaba
por suprimirlos; y así, haciendo y deshacien-
do , amenazando y retractándose, dejaba pa-
sar los di as sin tomar una determinacion. De-
seosos los minist.ros de establecer la supre-
macia del. Parlamento , pero temiendo á la vez
provocar una vigorosa oposicion por parte de
las colonias, trataron de dictar algunas leyes
que pudieran satisfacer los deseos del gobier-
no sin escitar la resistencia de los colonos, J'
si el ministerio inglés se hubiera mostrado
entonces bastante magnánimo y generoso
para ceder en la cuestion relativa á la crea-
cion de impuestos, es indudahle que este
asunto se hubiera arreglado á satisfaccion de
ambas partes. Por otro lado: si Inglaterra
pensaba sériamente emplear la fuerza, nada
podia ser tan desacertado é inútil como hacer
concesiones parciales, recurriendo luego á
medios estremos, buenos tan solo para irritar
los ánimos y provocar la desobediencia.


Es muy posible que entonces se hubieran
podido arreglar amistosamente las diferencias




285 TlISTORIA DE LOS CAP. XI.


entre Inglaterra y las colonias, pero ninguna rigiendo una lluvia de insultos á los hombres
de las dos partes queria ceder, y los ame- del piquete, los apedreó despues, estrechán-
ricanos iban mostrándose, cada vez menos dolos al fin como en un círculo de hierro. En-
dispuestos á someterse y á depender de un tonces los soldados cargaron sus mosquetes,
gobierno que se hallaba á 3,000 millas de dis- pero en aquel momento acercóse un robusto
tancia. Además de esto, comenzaron á refie- mulato, llamado Attucks, á la cabeza de un
xionar detenidamente acerca de los derechos grupo de marineros, y oscitando á la multitud
del hombre, y las discusiones que sobre este á que esterminase á los soldados, esclamó:
punto se suscitaron fueron suficientes para «¡A ellos! ¡á ellos! no temais nada, porque no
hacerles conocer el valor de la libertad, con- se atreverán á hacer fuego; ¡vamos, matarlos
venciéndoles al mismo tiempo de que sus pro- de una vez!» Apenas acababa de pronunciar
piedades y sus bienes no estaban seguros estas palabras, y viendo que Preston se diri-
mientras se hallasen á discrecion del Parla- gia hácia él, Attucks le descargó un golpe,
mento británico, donde no tenian represen- pero el capitan lo paró con su espada, si bien
tacion alguna. Por este motivo resolvieron no pudo evitar que el mulato se apoderase de
los colonos, no solo oponerse á toda medida la bayoneta de un soldado, con el cual co-
encaminada á crear un impuesto, sino tam- menzó á luchar á brazo partidó. Entonces los
bien á estar alerta sobre este punto en lo su- I demás hombres del piquete gritaron á su
cesivo. compañero que disparase su arma, lo cual


La presencia de las tropas en Boston era hizo al fin aquel, desasiéndose del mulato,
un continuo orígen de irritacion y enqjosas á quien dejó muerto de un tiro. Oinco sold~­
cuestiones, pues los soldados miraban al pue- dos hicieron fuego inmediatamente, y mata-
blo como gente turbulenta y sediciosa, y este r0n tres hombres, hiriendo mas ó menos
último consideraba á los soldados como ins- gravemente á otros cuantos, siendo esto bas-
trumentos de tiranía y opresion. Mútuos in- tante para que se retirase la multitud.
sultos y frecuentes provocaciones fueron el El tumulto llegó á ser espantoso; poco des-
resultado de todo esto, hasta que por último, pues cundió la alarma por toda la ciudad, las
el dia 5 de marzo, estalló un motin que tuvo campanas tocaron á rebato, mientras se oiael
graves consecuenCIas. redoble de los tambores, y bien pronto oyé-


Un grupo del pueblo, que, segun parece, ronse los gritos de «¡Los soldados atacan al
habia sido derrotado pocos dias antes por al- pueblo!».y IQ.iles de ci~dadanos corrieron á
guna tropa con quien se batió, resolvió ar- las armas en todas direcciones, en tanto que
marse de palos y azadas y fué luego á insultar algunos habitantes se dirigian presurosos á
groseramente á los soldados, á los cuales cos- dar parte al teniente gobernador, quien fué
tó trabajo con~ener, para evitar que cayesen inmediatamente á ver á Preston y le repren-
sobre la multitud. La confusion llegó á ser es- dió severamente por haber permitido hacer
pantosa: un centinela dela aduana, temiendo fuego sin una órden espresa. «¡ A la Oasa de
sin duda por su vida, llamó en su auxilio á la la Ciudad! ¡A la Casa de la Ciudad!» gritaron
guardia, é inmediatamente presentóse un pi- I algunos; y tal era la furia del populacho, que
quete de ocho hombres, que enviaba el capi- el gobernador Hutchinsorituvo que retrocr-
tan Preston, lo cuaHué·suficiente para que se del' ante él, retirándose á la cámara del Oon-
aumentara la furia del populacho, que, di- sejo. El pueblo exigió entonces que diese ór-




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 287


den para que se retirasen las tropas á S\lS palabras: «Me afecta profundamente el reco-
cuarteles, mas. el gobernador contestó que nocer que la ·mayor parte de la culpa recae
no pocha hacerlo, que sentia mucho lo que sobre~os habitantes de la ciudad en general.»
acababa de suceder, y que tomaria las mas Por su parte Adams, al hablar en su diario
rigurosas medidas para castigar á los culpa- sobre este asunto, se espresaba en estos tér-
'bIes, si el pueblo se volvia tranquilo á sus minos: «Quince guineas fué todo lo que re-
casas. Al oir esto, todos se retiraron pacífi- cibí por haber trabajado quince dias en la
camente, las tropas volvieron á sus cuarte- mas fastidiosa causa que jamás he visto, es-
les, y se espidió una órden de arresto contra poniéndome á perder una popularidad adqui-
Preston, que fué conducido á la cárcel ínterin rida á costa de grandes esfuerzos, y siendo
se instruia la causa. objeto de las murmuraciones y hasta de las


A la mañana siguiente, el pueblo volvió á sospechas del pueblo, que tarda mucho en
insistir para que se retiraran las tropas, for- olvidar sus resentimientos. Aunque fueron
mándose un comité, que, presidido por Sa- muchos los que criticaron mi conducta, me
muel Adams, fué á ver al gobernador y al co- cabe el consuelo de haber obrado en aquella
mandante real para manifestarles, que si las ocas ion con la mas estricta imparcialidad ~
tropas no salian de Boston era de temer es- llevando la causa á un feliz resultado.»
tallase de un momento á otro un espantoso Entretanto, segun lo dispuesto por Hut-
motin. Despues de muchas vacilaciones por chinson, reunióse la Asamblea en Cambrid-
parte de Hutchinson y el coronel Dalrymple, ge, donde protestó contra la medida del go-
á quienes no gustaba adoptar semejante me- bernador, declarando que era una violacion
elida, retiráronse al fin los soldados al casti- de sus derechos, y acordálldose al mismo
110 Guillermo .. La matanza de Bastan, co-
mo se llamó despues, causó una profunda
escitacion en el pueblo, que celebró luego con
gran pompa los funerales de las víctimas, re-
solviendo conmemorar el aniversario en lo
sucesivo, para recordar la época en que se
vertió la primera sangre á consecuencia de
la lucha con Inglaterra.


Honra mucho á los patriotas Juan Adams
y Josías Quincy su determinacion de formar


, parte del consejo de guerra que juzgó al ca-
pitan Preston y á los soldados en el mes de


tiempo que seria preciso introducir un cam-
bio radical en la direceion de los negocios
públicos á fin de disminuir las vejaciones que
es~aba sufriendo el pueblo. El Congreso ge-
neral suspendió luego sus sesiones hasta el
mes de noviembre, habiendo resuelto entre
otras cosas promover la industria y proteger
las fábricas del pais. Además de esto, nom-
bró un comité que se encargase como corres-
ponsal de comunicarse con los agentes de la
Gran Bretaña y de las colonias (*). El acuer-
do de la Asamblea de Massachusetts relativo


1. 770; . octubre, y es igualmente digmt de á impedir el uso de los géneros estranjeros~
alabanza la conducta observada por (') Segun Mr. Hildreth, las esportaciones á la Gran Bre-


los jueces. Empleáronse seis dias consecuti- taña, de Nueva Inglaterra, Nueva-York', Pennsylvania, Vir-
VOS en los procedimientos, y al fin Preston ginia, l\faryland, Carolina y Georgia, representaron durante


el año 1770 un valor de libras esterlinas 1.014,725,=duros
y seis de los soldados fueron absueltos, cas- 4.493,150. Las importaciones de la Gran Bretara para las
tigándose ligeramenta á otros dos, convictos mismas provincias durante el referido año, -representaban la
del crimen que. se les l'mplltab D' I suma de libras esterlinas 1925,570,=duros 8.549,749. La di-


a. !Cese que I f . d l' .
. , erenCla e as ImportacIOnes, se pagaba con los beneficios


el Juez llego hasta pronunciar las siguientes, del comercio con España, Portugal y las Indias Orientales.




288 HISTORIA DE LOS CAP. XL


se adoptó á consecuencia de una resolucion por lo cual no necesitaba depender de la Cá-
de los comerciantes de Boston por la cual mara. Esto, como es fácil conocer, 2


. . . '177 .
adoptaban el plan seguido. durante algun renovaba la primitiva cuestlOn, y ex-
tiempo en Nueva-York y Philadelphia, de im- citó en alto grado la cólera de los miembros
portar todos los artículos usuales del comer- del Congreso, los cuales manifestaron al go-
cio, escepto el té, el cual no debia recibirse bernador, que consideraban aquella medida
en el pais sino por medio del contrabando. como una violacion de la Carta. Hutchinson


Lord North, que acababa de ser nomb.rado rebatió sus razones en un estenso escrito que
primer ministro precisamente en la misma les dirigió luego, y para acordar lo que debia
noche de la matanza de Boston, presentó un contestarse á éste, celebró se una sesion en
proyecto para que se derogara en todas sus I el mes de octubre, despues de cerrado el
partes el decreto de Townshend, excepto sin Congreso. La respuesta á Ilutchinson, fun-
emba~go el derecho sobre el té, que seguiria dada en los usuales argumentos, se redactó
rigiendo con objeto de demostrar siempre, que primeramente por Samuel Adams, y se su-
el gabinete estaba autorizado para crear im- pone que luego la revisó el mismo Juan


puestos. El ministerio supuso, aun- Adams, quien, haciendo gala de sus conoci-
1770. t d t . t . . t . l' d 1 que no muy acer ,a amen e, que co- mlen os como JurlS a Y sm sa Irse e ter-
mo los americanos saldrian despues de todo reno constitucional, formó uno de los mas
gananciosos en el arreglo, comprando su té notables documentos de Estado que se cono-
nueve peniques por libra mas barato de lo cieron durante la época de la revoluciono Este


documento se remitió á las diversas coloniaS,
y Franklin hizo 'que se publicara en ~ ... óndres
con un prefacio escrito por su elegante plu-
ma (*).


Lo que ocurrió algun tiempo despues con
la goleta Gaspé, buque que se habia enviado
para cobrar los impuestos, prueba cuanta era


( ') Hutchinson dice que le alarmó mucho el imprevisto
y repentino cambio en la marcha de los negocios, y que em-
pezó á .tener dudas respecto á su conducta en aquella oca-
sion. pues evitó tomar parte cn la disputa que seoriginú
acerca de la autoridad del Parlamento, por tener motivos
para creer que el gobierno inglés esperaba que las colonias


que se vendia en In,glaterra, cederiangusto-
sos, pudiendo de este modo darse por termi-
nada la contienda. Pownall, no obstante que
conocia mejor á sus paisanos, aseguró que
no quedarian satisfechos con aquello, puesto
que ni aun la derogacion de los decretos re-
lativos al impuesto era ya en su concepto
suficiente para calmarlos . .:Los americanos,
observÓ, reconocen que en cambio de su bue-
na conducta y leal proceder, han recibido prue-
bas de enemistad, habiéndoseles rehusado el
ejercicio de los derechos de que deben disfru-
tar como hombres libres. En este concepto, volverian á someterse como en un principio sin discutl!"
ya no solicitarán el apoyo de la Cámara ni puntos de derecho. Sabia además que se habia trabajado


mucho para persuadir al pueblo inglés, así como tambien á
recurrirán al Parlamento para que les libre los ministros, de que tal era el deseo de los americanos, y
de las vejaciones que sufren.» que las sospechas que abúgaban algunos de que no era así,


En el año 1771 no ocurrió ningun hecho I carecian de fundamento y pro~enian solo.de los manejos de
. . . I los gobernadores y otros ofiCiales de la Corona en las colo-


notable en las colonlas. Hutchlnson fue nom- nias que obraban con siniestras miras Pero acababa de to-
brado gobernador de l\Iassachusetts en la marse una medida que, llevada á efecto, impedíría la sumi-
primavera de dicho año. y al reunirse la sion de las colonias. acelerando su separacion del reino,.


,.., .'. . I por declararse ·independientes del Parlamento, único lazo Asambl~a en 1 ~ '~: mamfesto ~quel que en que pudíera retenerlas unitlas.-Ilistwi<i de MassathuulLs,
lo suceSIVO perCIbIrla su sueldo de la Corona, , pág. :no.




CAP. XI. ESTADOS-1.1:-nDOS.


la animosidad de los colonos. El Gaspé habia do de Hutchinson, quien le dijo entre otras
desplegado mucha actividad para hacer cum- cosas, que era un horno trÚf,m litera¡'um,
plir las órdenes relativas á los impuestos, y sarcasmo que ofendió muchísimo al filósofo.
como era además un continuo obstáculo para La peticion elevada al rey para destituir á
los barcos empleados en la bahía de Narra- dicho gobernador se calificó de injuriosa
ganset, se resolvió destruir el buque tan é improcedente, y Franklin fué depuesto de
pronto como se presentase una ocasion favo- su cargo de Administrador de Correos (*).
rabIe, lo cual sucedió bien pronto, pues ha- La C~imara baja de Virginia, estimulada por
biéndose encallado el Gaspé en un banco de el celo de hombres como Enrique Jef'ferson,
arena, una partida de hombres que salió de Ricardo Enrique Lee y otros, habia secun-
Providencia, le pegó fuego. Aun cuando se dado vigorosamente las medidas adoptadas
llegó á prometer una recompensa de seis- por el Congreso general de Massachus2tts,
cientas libraS' al que descubriese á los crimi- á cuyo fin nombró un comité encargado de
nales y un completo perdon á cualquiera de averiguar cuáles eran los actos del Parla-
los cómplices, no se pudo saber nada, lo que '1 mento ó del ministerio que pudieran afectar
demuestra harto significativamente que era, los derechos de los colonos. Lord Dunmore,
una cosa ya resuelta entre los colonos opo- que era entonces el gobernador, disolvió ll1
nerse á las medidas de la política inglesa. Cámara, pero esto no evitó la formacion de


La impopularidad de Hutchinson se au- un comité, que remitió una carta-circular á
mentó á causa de un incidente que ocurrió los oradores de las diversas Asambleas de las
por ent.onces. Franklin , que era en aquella colonias. New-Hampshire, Rhode-Island,
época agente de Massachusetts, adquirió, no Connecticut, Pennsylvania y Mar,ylancl si-
sabemos cómo, ciertas cartas de dicho go- guieron el ejemplo, nombrando otros comités,
bernadoI' y de Oliverio , escritas á un miem- con lo cual se daban los primeros pasos para
hro del Parlamento, muerto hacia poco, en conseguir la union política de las colonias.
cuyas cartas hablaba Hutchinson con harta La injusticia é insultos inferidos á Fran-
ligereza del carácter y conducta de los jefes k1in, la medida adoptada para declarar al
de partido en las colonias, y de la necesidad gobernador y los jueces independientes de
de adoptar enérgicas medidas para impedir la provinciD, asignándoles la Corona sus
el progreso de lo que se llamaban las liber- respectivos sueldos, la irritante política se-
tades inglesas. Franklin envió estas cartas á guida por el ministerio inglés, la creciente
lVIassachusetts, con el espreso encargo de escitacion del pueblo, aumentada por las 1'eu-
que no se copiaran ó publicasen, pero cuando -'-------'-------------


(') El Dr. Hosaek, en su Memoria IJiográfica de Ilugo algun tiempo despues se supo el contenido de
11 Williamson. leida ante la Sociedad Histórica de Nueva-York, e as, por haber salido al fin á luz, fué tre-


en noviembre de 1819, asegura que el Dr. WiIliamson fué
mendo el efecto que causaron en el público, y quien obtuvo aquellas cartas, merced á su atrevimiento y


el Congreso general elevó una peti- destreza, enviándolas despucs á Franklin ; pero MI'. Sparks
1773. . lId" no está conforme con este aserto; pues segun su parecer, el


clOn a rey en e mes o JunIO, para Dr. Williamsonno podia haberse apoderado de las carlas, las
que se destituyera inmediatamente á Hut- cuales, á su juicro, no se sabe. cómo cayeron en manos de
chinson. En el verano del año siguiente, Franklin. Ello es que este último no divulgó nunca el secreto.


El que quiera enterarse mas de este asunto puede consultar
Franklin fué interpelado violentamente ante los Escritos de Fl'anklin • vol. IV, pág. 441, así como tambien
el Consejo privado por \Vedderburne, aboga- la obra de Bancroft, vol. VI, págs. 43.'5, 400-500.


TOMO J. 37




290 HISTORIA DE LOS CAP. lO.


niones populares, todo, en fin , inducia á los cargamento. Sin embargo, estos dos últimos
americanos á recurrir á los medios estremos. rehusaron hacerlo como no recibiesen órde-
El empeño de obligar á las colonias á tomar nes de Inglaterra, cuya respuesta indignó á
cargamentos de té aceleró la crísis. Este ar- los miembros de la junta. Como se esperaba
tículo se habia acumulado en grandes canti- muy pronto la llegada de los buques, cele-
dades en los almacenes de Inglaterra, y segun bróse otra sesion el dia 18 de noviembre, y
. ya hemos dicho antes, esperábase que, supri- se intimó por últim.a vez á los consignatarios
mido el derecho de esportacion , no se opon- á que no tomasen· el té ; pero habiéndose ne-
drian los colonos al odioso imp'uesto de tres gado estos á semejante peticion, no se les
peniques por libra, puesto que aun así com- volvió á decir una palabra. La noche antes,
praban el té tres peniques mas barato que en habiendo sido asaltada ;por la multitud la
Inglaterra. Mas al calcular de este modo los casa de Clarke, uno de los consignatarios,
ingleses no contaron con la huéspeda, pues estos solicitaron ponerse bajo -la proteccion
los colonos resolvieron unánimemente, no del gobernador y Oonsejo, pero Bowdoin,
solo no usar el té, sino impedir que se des- presidente de la Cámara, manifestó que no
embal'case en América. queria intervenir en la cuestion ni salír res-


En 2 de octubre hubo una sesion pública p0nsable de los artículos confiados á su cus-
en Philadelphia, y se redactó una todia. Entre tanto, llegó el primer carga-


1773. protesta contra los impuestos del mento de té, Y habiéndose convocado una
Parlamento, acordándose además, «que todo junta el 29 de noviembre en Faneuil Hall.
aquel que ayudara á desembarcar té, ó lo resolvióse amarrar el buque en cierto embal'~
recibiera ó lo pusiese á la venta, seria decl~- cadero, nombrando una guardia de veinte y
rado enemigo de su país.» Los que se suponia cinco voluntarios para que lo vigilase, é inti-
que eran consignatarios del cargamento que mando al capitan que no descargara siquerüt
se esperaba, fueron vigilados por un comité, evitar un peligro. Como quiera que· al clia si-
pero uno de ellos prometió no tomar aquel guiente se reuniera otra veila multitud, el
artículo, y otro que rehusó hacerlo, tuvo que gobernador declaró que semejante manifes-
sufrir una silba del pueblo. tacion era ilegal y que por lo tanto mandaría


EJl Boston se escribió un anónimo á los dispersar el pueblo; mas no se hizo aprecio de
que se sospechaba eran consignatarios de té, sus palabras, pues Hancockhizo presente que


citándoles para cierto dia y hora bajo no podia exigírseles ninguna cosa contraria
1773. el Arbol de la Libertad~ c~n objeto de á la libertad. Los consignatarios espusieron
que renunciasen á sus comisiones. El dia 3 que si se les dejaba descargar el té, lo guar-
de noviembre reuniéronse algunos centena- darian en los sótanos hasta recibir nuevas
res de personas que deseaban ver el resultado; órdenes de Inglaterra, pero el pueblo pidió
mas como era de esperar, aquellos no hicie- que los buques se volviesen inmediatamente
ron aprecio del aviso, por cuya razon, dos con su cargamento, y por su parte los em-
~ias despues, celebró se en la Casa de la Ciu- pleados de la Aduana rehusaron facilitar la
dad una sesion presidida por Hancock , y se oportuna certificacion sin que se descargaran
envió un comité á los consignatarios, entre los géneros. De este modo se iba pasando el
los cuales habia dos hijos del gobernador, tiempo, hasta que en el mes de diciembre
para aconsejarles que no tomasen ningun llegaron otros dos buques, cuya circunstan-




.CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 291


cia indujo á la gran masa del pueblo, can- serán el orígen de la lucha mas espantosa
sada de tantas dila.ciones, á obrar pronta- que ha presenciado este pais.» (*) Al pro-
mente. nunciar estas palabras Josías dirigió al pue-


El dia 16 de diciembre se celebró otra se- blo la siguiente pregunta: «¿ Persistís en
sion en la Casa de la Ciudad, y habiéndose vuestra resolucion de no permitir que se des-
enviado á buscar al dueño de los buques acon- embarque el té?» Una aclamacion inmensa,
sejósele que pidiera al colector la corres pon- fué la contestacion , y como ya iba oscure-
diente certificacion para que se pudiesen mar- ciendo, el pueblo pidió. luces poseido del ma-
char aquellos, mas el oficial encargado dijo yor entusiasmo. Entonces oyóse uria voz
que no podía espedirla. No siendo posible con- que gritó: «¡ Vamos á tomar el té á la Bahía
seguir nada por esta parte, dirigióse el inte- de Boston! ¡Hurra por Griffin!» Eran las seis
resada á ver al gobernador, que se hallaba en de la tarde, hacia un tiempo magnífico, y el
su casa de campo de Milton, situada á pocas populacho se dirigió en tropel apresurada-
millas de la ciudad, pero volvió por la tarde mente hácia el puerto, ansioso de ver 10 que
con una negativa. Hallábanse los tres buques iba á pasar. Cincuenta hombres disfra~ados
amarrados uno junto á otro en el muelle de de Mohawks precedian á la multitud, yal
Griffin, cuando Josías Quincy arengó á la llegar al sitio donde estalJan los buques, sal-
multitud, para dirigirla en tono solemne y con taran á bordo, y apoderándose de trescientas
su ardiente elocuencia las siguientes palabras: cuarenta cajas de té, las vaciaron en el mar
«El espíritu que domina en esta ciudad debe ante la multitud que contemplaba aquella es-
inducirnos á obrar desde luego sin mas vaci- -cena silenciosa~ente. En esta operacíon se
laciones, y los sucesos de este dia sf~rán el emplearon dos ó tres horas, pero se tuvo cui-
preludio de otros de mas importancia que dado de no maltratar ninguna otra cosa, y
pueden conducirnos al puerto de salvacion. cuando el té huho desaparecido completa-
Mirad siempre al fin, y advertid, que todo mente entre las olas, retiróse el pueblo tran-
aquel que suponga que las pruebas por que quilamcntc á sus casas (H). Es digno de no-
teneis que pasar hoy terminarán con acla- tal', que ni la tripulacion de los buques, ni
maciones y gritos de triunfo, abriga una loca la tropa, intervino para impedir la destruc-
esperanza. Debemos ignorar la importancia cion del té, mas es probable se debiera esto
y valor del objeto por que luchamos; debemos á que ninguno sentia ver desaparecer de una
ignorar tambien cuál es la fuerza de aquellos vez la causa principal de la disension. Díce-
que se han unido contra nosotros; debemos se que el almirante Montague estaba en la
ser ciegos ante la malicia é insacia;ble saña tarde del 16 en casa de un amigo suyo, y al
de nuestros enemigos públicos y privados, y ver llegar al populacho que venia del puerto~
no debeis esptlrar, en fin, que termine la lu- salió al balcon y dijo: «¡Muy bien, mucha-
cha sin los mas graves conflictos, ni lisonjea- chos; supongo que os habreis divertido en
ros tampoco de que las reuniones populares, grande en vuestra partida de campo, pero
las arengas y las vanas aclamaGiones serán· advertid que aun os falta pagar el gasto!»-
suficientes para vencer á nuestros enemigos. «¡ Oh, no importá, caballero! replicó Pitt,
Consideremos desde luego cuál podrá ser el
resultado de la contienda; reflexionemos an- (') Memoria de la vida de Josías Qttincy, pág. 266.


( ") Véase Jo que dice Bancroft acerca de la famosa espe-
tes de adoptar esas enérgicas medidas que dicion del té en Boston.




292 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


uno de los jefes del pueblo, bajad si quereis, diciem~~e', pues habiénd?se recibido 1773.
y arreglaremos la cuenta en dos minutos 1» ya notiCIaS de la destrucclOn del té en
Al oir esto el almirante cerró prudentemen- Boston, el capitan juzgó prudente' no desem·
te la ventana, y la multitud continuó su cami- barcar su cftrgamento, y se hizo de nuevo ;:í
no sin hacer ninguna demostracion (*). Los la vela para Inglaterra. El buque destinado ü
consignatarios de té en Nueva-York renun- Charleston llegó á esta ciudad el mismo dia
ciaron, el 25 de noviembre, á recibir dicho que el de Nueva-York arribó á su


d . . d" . 1774.. articulo, merced á las a vertencIas é m lCa- destmo, pero aun cuando se desem-
ciones que les hizo la Junta popular. barcó el cargamento de té, túvose buen cui-


1773. A . d t 1 b d d d 1 't h d ' consecuenCIa e es o, e go erna- a o e poner o en so anos úme os para
dor Tryon expidió órdenes 'para que se lle- que se echase á perder.
vara el té á los cuarteles, pero á causa del Llegados á este punto, y antes de seguir
tiempo no llegó el buque que se esperaba has- adelante en la narracion de los sucesos, será
ta el mes de abril del año siguiente, y enton- oportuno llamar la atencion de nuestros lec.-
ces los pilotos, obrando con arreglo á las tores sobre ciertos hechos que hemos omitido
instrucciones de un comité de vigilancia, por no interrumpir la interesante historia de
rehusaron entrar en el puerto hasta asegu- los dias antirevolucionarios.
rarse que no habia té á bordo. Habiéndose Habiéndose concluido la paz con los indios
descubierto sin embargo 'que se llevaban diez en el noroeste, se dió un gran impulso á la
y ocho cajas, arrojáronse al agua, y despues emigracion, pero el egoísmo y la inmoralidad
de obligar al capitan á levar anclas, le hicie- • en las costumbres fueron causa de que se co~
ron emprender la vuelta á Inglaterra. I metiesen grandes injusticias con los indios,
~l buque destinado á Philadelphia se de- siendo el resultado de esto una reñida con-


tuvo á cuatro millas de la ciudad el dia 25 de tienda entre aquellos y los blancos. Los co-
lonos mas atrevidos, fueron avanzando .y es-


(') (1 Anoche, dice Juan Adams en su diario, se arrojaron tableciéndose en las tierras de los indios, sin
al mar tres cargamentos de té , Y esta mañana ha salido un
buque de guerra. Semejante resolucion es de gran importan-
cia, y yo no p',leao menos de admirar ese último esfuerzo
de los patriotas, que es á la vez digno, magestuoso y su-
blime. p pueblo no debiera nunca alzarse sino para hacer
alguna cosa notable y digna de ser recordada. La determi-
nacion de destruir el té es en si tan atrevida, tan enérgica,
tan intrépida é inflexible, y debe producir tan importantes
consecuencias, que no puedo menos de considerarla corno
un hecho que formará época en la historia ...... Esto, sin
embargo, no ha sido mas que un ataque á la propiedad:
mas tarde podrá adoptarse otra resolucion cuyo resultado
sea la pérdida de muchas viclas, pues no pocas personas de-
searian ver flotar tantos cadáveres como cajas de té, aunque
yo opino que no se necesitarian tantas vidas para destruir
la causa y origen de todas nuestras~alamidades. La deplo-
rable complacencia con que HutchiJ?son , los consignatarios
de té y los empleados de aduanas han contemplado la mi-


tener derecho alguno para ello, y agraviados
los indígenas por semejantes usurpaciones,
con tanto mas motivo cuanto que conocian
que la razon estaba de su parte, dirigieron
varias reclamaciones á los gobiernos locales,
pero estas no fueron atendidas. Al fin,el dia
6 de mayo, presentóse en el fuerte 1.768.
Pitt una diputacion de las Seis Na-'
ciones y entregó una peticion que fué dirigi-
da acto continuo á la Asamblea de Virginia,
cuyo presidente, despues de examinado dicho
documento, emitió el siguiente dictámen:
«Unos cuantos hombres, sin consideracion


seria y apuros del pueblo y sus constantes esfuerzos para á las leyes naturales de la justicia, olvidan-
conseguir que el té fuese devuelto á Lóndres, resolviéndose . ' d . t
al fin á destruirlo, es una cosa l[ue asombra. Es triste pen-j do sus deberes háCla la socwda y sm ener
sal' que haya personas tan endurecidas y llpaticas. en cuenta las disposiciones reales, se han atre-




C_~P. Xl. ESTADOS -l:NIDOS. 2)3


vido á establecerse en las tierras que se. ha-I compras y v:ntas ~e biene~. Tryon, ?~~ando
llan cerca de Redstone, Oreek y Oheat RIVer, con arreglo a svs InstruccIOnes, espldIO una
que son propiedad de los indios, y á pesar de circular encamiJl-ada á reprimir los abusos;
las repetidas advertencias que se les han he- pero' como, ya por malicia ó negligencia, se
eho para que comprendan lo peligroso que es limitó á tomar aquella medida sin llevar á
infringir las leyes, siguen aun ocupando un cabo reforma alguna, su conducta sirvió
terreno q ne no es suyo, á despecho de las ór- mas bien para sancionar aquellos que para
denes y de la autoridad del gobierno.» El ga- reprimirlos, aumentándose así el desconten-
binete inglés se vió por último obligado á in- to general. Además de esto, permitióse, sin
tervenir en este asunto, y habiendo ordenado que se tratara de remediar el mal, que cierto
á Sir Guillermo Johnson que comprase á las número de Sheriffs y de recaudadores dE'
Seis Naciones las tierras ya ocupadas, y ~l- impuestos continuaran en descubierto con el
gunas mas si era posible, celebróse en el fuer- tesoro de la provincia, por no haber satisfe-
te Stanwix un tratado segun el cual se conce- cho las cantidades recogidas en años anterio-
dió una gran estension del terreno que se halla res, resultando de aquí un grave pCljuicio
hácia el Ohio, si bien declararon los indios, para los contribuyentes. Poco á poco fué
que los blancos habian obrado de mala f'e formándose una sociedad compuesta de un
para ensanchar su territorio. gra~ número de colonos pobres, que admiti-


La Oarolina del Norte, usando el lenguaje dos como miembros de aquella con el nom-
de MI'. GI'ahame, habia sido teatro durante bre de Reguladores, acordaron y juraron
algun tiempo de frecuentes desórdenes, que no pagar impuesto alguno hasta tanto que
al fin produjeron una insurreccion tan com- se aboliesen todos los exorbitantes dere-
pletamente ajena al movimiento general que chos que venían satisfaciéndose, y se casti-
dominaba en América, que poco despues se gara á los dilapiladores. El descontento se
formó un partido realista de los mas fuertes aumentó por haber votado la Asamblea una
que jamás se conocieran, el cual, disistien- considerable cantidad destinada á construir
do de las opiniones de sus paisanos en ge- un palacio para el gobernador, en prueba de
neral, favoreció las pretensiones de la Gran gratitud pública por la· supresion del im-
Bretaña. A decir verdad, la corrupcion ó puesto del sello; siendo las quejas tanto mas
ineptitud de los funcionarios del gobierno fundadas cuanto que para dicho objeto se
inglés fué la que produjo los males que hubo decretó el pago de nuevos derechos, precisa-
que lamentar mas tarde. Ya hemos dicho mente cuando el Parlamento impuso otros
cuáles eran los abusos de la administracion sobre el té, el cristal, el papel y las pin-
de aquella provincia, abusos que se esperaba turas. Tryon consiguió á duras penas calmar
desaparecerian al ·n"ombrar gobernador á á los Reguladores haciéndoles promesas que
Tryon, si bien quedó defraudada esta es- I no se cumplieron. Fanning, uno de los re-
peranza. Una de las exacciones mas irritan- caudadores de hipotecas, acusado de malver-
tes consistia en los exorbitantes derechos sacion de fondos, fué encausado poco des-
exigidos por los empleados públicos en toda pues, y los jueces reales no le sentenciaron
clase de procedimientos, y en particular en mas que á pagar la multa de un penique,
la formacion de las escrituras y documentos aun cuando se probó que era culpable; sen-
exigidos por la ley para la validez de las tencia mas insultante para el pueblo que si




29t. HISTORIA DE LOS CAP. XI.


se hubiera cometido la
verle por completo.


injusticia de absol- entre los habitantes mas respetables de la
Carolina del Norte, lo cual debió á la ac-


Este hecho y otros semejantes dieron mas
vida á la asociacion de los Reguladores, <que,
cegados por la cólera y la ignprancia, pront.o
llegaron á ser instrumento de sus jefes, al-
gunos de los cuales eran locos é imbéciles.
Uno de estos, llamado Few, cuya vida ter-
minó luego en un cadalso, declaraba que
habia recibido del cielo la mision de librar
~.í todo el mundo de la tiranía, debiendo em":'
pezar su obra en la Carolina del Norte.
Despues de cometer varios abusos, los Regu-
ladores se reunieron al fin, en número de dos
mil hombres, y manifestaron que su inten-
cion era abolir los tribunales de justicia, es-
terminar á todos los funcionarios públicos y
suprimir el gobierno de la provincia: plan de
tendencias democráticas, que sus autores,
merced á su ignorancia, creyeron podrian
llevar á cabo. Toda la parte sensata de la
poblacion comprendió entonces que era pre-
eiso ponerse en guardia contra la loeura
furiosa de los trastornadores, y viéndose
tambien rrryon en la neeesidad de oponerles
una vigorosa resistencia, reunió once mil
hombres de la milicia provincial para repri-
mir los abusos de aquella horda de furiosos


y castigarlos de una vez. El dia 16
i 771.. de mayo dióse una batalla en Alman-
see, en la que quedaron completamente der-
rótados los Reguladores, los cuales tuvie-
ron una pérdida de trescientos muertos y
setenta heridos, habiéndose condenado á
muerte á doce prisioneros acusados del de-
lito de alta traiciono Algunos de los fugitivos
que lograron salir de la provincia se so-
metieron luego al gobierno bajo un jura-
mento solemne.


Aunque Tryon habia disuelto una Asam-
blea porque secundó las resoluciones de Vir-
ginia en 1769, no dejaba de ser popular


tividad que siempre empleara para evitar
cuestiones con la Cámara y al celo con que
se opuso .á una proposicion de Lord CárIos
Montague, gobernador de la Carolina del
Sud, quien queria establecer ciertos límites
poco favorables para la provincia del Norte.
Poco despues de haber reprimido la insur-
reccion de los Reguladores, Tryonfué tras-
ladado al gobierno de Nueva-York, sucedién-
dole en el puesto que dejaba vacante en la
CiJ,rolina del Norte un t~l Josías Martin, hom-
bre fátuo, mezquino é insolente, que trató
de rebajar á su predecesor, defendiendo á
todos aquellos que se declaraban partidarios
de los Reguladores, y recomendándose él
mismo al ministerio británico por las con-
tinuas disputas que provocó con la Asam-
blea (*).


A pesar de la activa hostilidad de los in-
dios, no faltaban hombres atrevidos en las
fronteras que persistieron en explorar mas
y mas lejos las inhabitadas regiones de la
parte del Oeste. Daniel Boone fué uno de
ellos, y eomo hombre aeostumbrado á la
vida de los bosques, era muy á próposito
para el easo. Sedueido por las deseripciones
de un mereacier llamado Juan Pinley, que
habia visto de paso la tierra prometida,
Boone proyectó una espedieion en compañía
de aquel, de Juan Stllart y otros tres com-
pañeros, todos los cuales, una vez reunidos,
avanzaron hasta una dist.ancia de doscientas
millas hácia el Oeste. Al llegar á


< t t ' 1 d' 1769. Oler o pun o separaronse os espe 1-
cionarios y Boone y Stuart prosiguieron jun-
tos su escursion hasta que en el mes de
mayo acertaron á descubrir desde una eleva-
da eminencia la fértil llanura de Kenfucky,


('1 J/istoria de los Estados Unidos, por Grahame, vol. Il,
pág. 465. '




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 295


baIlada por las aguas de un magnífico rio.
Apenas se pusieron á contemplar el esplén-
dida panorama que se desarro}laba ante su
vista, fueron sorprendidos por una partida
de indios, de cuyas manos pudieron al fin
escaparse. Durante un año, Boone y Stuart
fueron los únicos pobladores deaquella tierra
prohibida de Kentucky, y aun cuando siem-
pre'habian conseguido eludir la persecucion
de los indios, marcháronse al fin y volvieron
poco despues con la intencion de establecer
una colonia, mas tuvieron que abandonar su
empresa, porque los indios los rechazaron del


territorio. Al fin, pasado algun tiem-
1773. l' t t 'l 1 1 po,conc uyose un ra ac o, por ecua
se cedian algunas tierras situadas al Sur de
Kentucky, y entonces Boone se puso de
nuevo en camino á la cabeza de una pequeña
espedicion, y abrió un camino que llegaba
hasta las orillas del rio Kentucky, donde, á


I


principios de 1775, se echaron los primeros
cimientos de Boonesborough.


La vida de Daniel Boone merece que di-
gamos sobre ella algunas palabras. Durante
la revolucion fué hecho pri~ionero por los in-
dios, pero llegó á captarse de tal modo la
simpatía de aquellos salvajes, que le adopta-
ron como individuo de la tribu, considerán-
dole como un bmvo guerrero. Sin embargo,
habiendo sabido Boone que acababa de or-
ganizarse un cuerpo de tropas inglesas y de
indios para invadir el Kentucky y destruir
íi Boonesborough, emprendió repentinamente
la fuga, sin lleva'r apenas ningun alimento
consigo, y recorriendo en el espacio de seis
dias la distancia de ciento cincuenta millas á
través de los bosques y desiertos, llegó á tiem-
po para dar á sus conciudadanos ciertas noti-
cias importantes que les hicieron desistir del
proyectado ataque. Al terminarse la guerra,


.Boone se estableció como arrendatario; mas,
por su desgracia, las tierras descubiertas por


él habian sido otorgadas á cierto especulador,
sin que lo supiese, viéndose por lo tanto pre-
cisado á retirarse con el mayor disgusto mas
allá del Mississippí y á buscar un refugio en
las orillas del Misouri, último baluarte de la
civilizacion, donde pudo al fin repo~ar tran-
quilamente. Sus conciuda4anos, agradecidos~
condl~eron mas tarde sus restos mortales [i
Kentucky para enterrarlos con los de su es-
posa en un mismo sepulcro.


Durante el período de su controversia con
la Gran Bretaña, dice Mr. Grahame , Amé-
rica fué engrandeciéndose, tanto física como
moralmente, á consecuencia de la emigracion
Europea, ofreciendo entonces sus territorios
curiosas variedades de la especie humana,
con toda la diversidad de gustos y costum-
bres que era consiguiente.' Aquellos rudos
colonos, cansados de la tranquilidad y del
reposo, habian ido acostumbrándose á las
aventuras y á los peligros, á dejar el silencio
y la soledad de los bosques, á buscar el refi-
namiento de In, vida culta, y á formar, en fin~
una sociedn,cl floreciente y populosn, donde la
desenfrenada libertn,cl de los primitivos tiem-
pos se redujo al dominio de una prudente
legislacion y de la mas austera moral que
jamás se conociera. No se nos ha trasmitido
una noticia cierta acerca de las causas que
produjeron la emigri:teion de Europa á Amé-
rica en aquelln, época, y lo único que podemos
asegurar, es que fué muy considerable. Du-
rante los años de 1771 y 1772, el número dE'
emigrantes, solo del Norte de Irlanda, ascen-
dió á 17,350, la máyor parte de los cuales~
que eran fabricantes ó arrendatarios, hicie-
ron el viaje á sus espensas, vendiendo antes
los bienes que poseian. En la primera quin-
cena del mes de agosto de 1773, llegaron á
Philadelphia 3,500 emigrantes de Irlanda, J"
en el mismo documento que nos da esta no-
ticia, aparece que todos los meses arribaban




296 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


buques llenos de gente que venia de Holanda, Inglaterra mismo, muchas personas critica-
Alemania y especiaJmente de las tierras al- ron la conducta de su gobierno, declarando
t8,8 de Escocia. En el otoño de 1773 presen- que aun era peor para un pueblo producir
táronse en las Carolinas unos 700 pobladores criminales, que reunirse con ellos casual é
irlandeses, y antes de terminarse la estacion, involuntariamente.
hiciéronse á la vela en Bretaña diez búques En aquel mismo año, el gobernador Sir
completamente llenos de montañeses de Es- .Jaime Wright, celebró en Georgia una confe-
cocia, que deseaban establecerse en los esta- rénéia con una numerosa diputacion de los
dos de América. Como la mayor parte de los jefes de las tribus de los Creeks, quienes ce-
emigrantes, y en particular los de Irlanda y dieron voluntariamente al rey de la Gran
Escocia, eran personas descontentas por su Bretaña varios millones de acres de tierras
situacion 6 por el tratamiento que recibie- muy buenas en la parte mas fértil y salubre
ran en Europa, su ingreso en la poblacion de del pais, las cuales otorgaban para el pago
las colonias, como es fácil comprender, no de las deudas contraidas con los mercaderes
disminuyó ni contrarestó los sentimientos europeos que habian traficado con ellos. En-
hostiles que se abrigaban hácia la Gran Bre- tre tanto ocurria una escena muy distinta
taña, y que iban adquiriendo mas fuerza cada en Virginia, donde, á consecuencia de una
dia. Y sin embargo, todas esas personas, série de recíprocas ofi:msas, acababa de esta-
especialmente los escoceses, mostrábanse llar una guerra con los indios del Ohio, en
por lo general opuestos á que se rechazara la la que los colonos europeos, quienes se supo-
autoridad de Inglaterra, pues su patriótico ne serian los agresores, merecieron que se
afecto, enardecido al verse tan lejos de su les tachase de ser mas feroces que S11S salva-
pais, prevaleció sobre sus prudentes convic- jes antagonistas por las terribles represalias
ciones. :;\Iras de una vez, durante la última que ejercieron en su sangrienta venganza. El
lucha, los intereses de la Gran Bretaña fue- gobierno de Virginia destacó al fin un cuerpo
ron favorecidos y apoyados por aquellos mis- considerable de milicias al mando del coro-
mas que en otro tiempo se vieran en la preci- nel Lewis, quien marchó al encuentro del
sion de huir de su pais para evitar la miseria enemigo, y despues de un encarnizado com-
y las penalidades. Entre varios de los emi- bate, en el que las tropas coloniales recha-
grantes que seguramente no tenian mucho zaron á los indios, no sin gran dificultad y
amor á su patria, contábaIlse no pocos bribo- sin perder algunos centenares de hombres,
nes , á quienes se envió por lo general á las ajustóse por último la paz (*).
colonias donde se cultivaba el tabaco, cosa Refiriéndonos á lo que en su obra dice
que sin duda no agradó á todos, puesto que MI'. Grahame, creemos oportuno transcribir
algunos se volvieron á Inglaterra, si bien la aquí el discurso de Logan, uno de los jefes
mayor parte permaneció en América, donde indios que mas sufrieron á consecuencia de
se acostumbró al fin al trabajo y á observar la matanza que hicieron los blancos en sus
una conducta arreglada. Todos los america- enemigos. Dicho discurso se dirigió al gene-
nos instruidos y los colonos ricos, propieta- ral Gibson, quien lo trasladó luego á Lord
rios de esclavos, censuraron enérgicamente Dunmore, gobernador de Virginia. Hélo
la costumbre que iba tomando la Gran Bre- (') Historia de los Estados·Unidos, por Grahame, vol. Il,
taña de enviarles gente perdida, y hasta en pág 481.




CAP. Xl. ESTADos-maDOS. 297


, aquí: «Apelo al testimonio de los blancos tos. \Vhitfield murió en Massachusetts en
para que digan si hay alguno entre ellos que 1770, pero las opiniones que con tan ardien-
al entrar hambriento en la cabaña de Logan te celo profesara fueron adoptadas en general
no encontrase siempre satisfecho su apetito; por toda la colonia, en tanto que la secta de
si hay alguno que, presentándose desnudo, no los Metodistas, que nunca tuvo mucha acep-
fuera vestido por niÍ. Durante la última guer- tacion en América, dejaba su puesto á los
ra, tan prolongada y sangrienta, Logan per- Universalistas, que empezaban á darse, á
maneció tranquilo en su cabaña, haciendo conocer entonces y que debian producir un
votos por la paz, y tal era mi amor hácia los cambio en el pueblo de Nueva-Inglaterra. Sin
blancos, que al pasar junto á mí me señala- embargo, «la lucha armada, con la madre pa-
ban los mios esclamando : i Logan es el ami- tria, segun dice Mr. Hildreth, y las ardien-
go de los hombres blancos! Hasta pensé vivir tes pasiones escitadas por la revolucion, im-
con vosotros, pero me lo impidieron las inju- pidieron el desarrollo intelectual del pueblo,
rias de un solo hombre. En la primavera que en cambio adquirió grandes conocimien-
última, el capitan Cresap, con la mayor san- tos en la guerra y en la política. Por eso
gre fria, y sin que nadie le provocara, mató encontraremos muchos hombres de Estado y
á todos los amigos de Logan, sin perdonar muchos guerreros, pero pocos filósofos, por-
siquiera á mis mujeres y á mis hijos. Yo no que estos solo se producen en tiempos de
habia teñido antes mis manos en sangre hu- paz.» (*)
mana, pero ante semejante acto abrasóme El colegio de Rhode Island, conocjdo ahora


i;..v,:,


la sed de la venganza: la busqué, y he ma- con el nombre de Universidad de Brown, es-
tado á muchos de los vuestros, gozándome al tablecido primitivamente en \Varren en 1764,
verlos caer sin vida á mis piés! Me felicito se trasladó á Providencia en 1770.
porque hayais ajustado la paz con mi pais, El colegio de Rutger y el de Dartmouth,
pero no creais que mi alegría es debida al creados, el primero en 1770 y el segundo
temor, porque Logan no lo conoció nunca, ni en 1771, llegaron á organizar nueve colegios
volverá jamás la espalda para salvar su vida. mas, de los cuales se enorgullecian las colo-
i,Hay acaso alguien que llorara despues á nias en la época de la Revolucion. Tres de
Logan? ¡No; ninguno!» aquellos estaban dirigidos por los Episcopa-


La guerra y la política habian ocupado la les, tres por los Congregacionistas, y los res-
atencion pública desde treinta años antes, es tantes por los Presbiterianos, los Holandeses
decir, desde que se verificó la Gran Reforma, reformados y los Baptistas.
yel severo Puritanismo iba desapareoiendo (') Historia de los Estados-Unidos, por Hildreth, vol. 1I.
ante el progreso de otras ideas y sentimien- pág. 579.


f"


• /,~, .' ,'< ('?<:~;"
\ ...


TOMO J. 38




CAPÍTULO XII.
1774-1775.


AMÉRICA SE RESISTE A LA AGRESION.-LA CRisIS.


La lucha se hace inevitable.- Ignorancia de Inglaterra a~rca del esplritu y energía de los americanos.- En()jo del minis-
terio por los acontecimientos de Boston. - El mensaje del rey.- Orden para cerrar el puerto de Boston al comercio
y cast.igar al pueblo.- [JiU para regular el gobierno de Massachusetts.- Se adoptan otras medidas coercitivas.-
Oposicion de Chatam y Burke.-Gage, gobernador de Massachusetts.-Opiniones de una Junta de Boston.- Observa-
ciones de Quinc)" acerca del bill del puerto. - Momento crítico en Boston. - Conducta de la Cámara baja de Virginia.-
Política y opiniones de Wa.shington.- Se recomienda la formacion del Congresó general.-Conducta de las demás
colonias. - Prevenciones de la Asamblea al pueblo. - Se nombran delegados para el Congreso general. - Se cierra el
puerto de Boston en 1.° de junio.- La liga.- Noble conducta del .pueblo de Salem y Marblehead.- Dia de ayuno en
Virginia.- Se adoptan nuevas medidas coercitivas. - Se aumentan las fuerzas en Boston.- Gage fortifica á Boston
Xeck.- Efecto de ciertos rumores sobre el pueblo.- La Junta de Suffolk. - Sesion del primer Congreso Continental.-
Hombres ilustres.-Discursos de Henry y de Lee.- Los derechos coloniales.-Medidas tomadas por el Congreso.-
Asociacion Americana.- Esposiciones.- Documentos presentados por el Congreso.- Conducta de l\fassachusetts.-;-
Preparativos de guerra. - Se aprneban los. procedimientos del Congreso,- Política de Lord North, - Una fanfarronada.
- Los sentimientos del rey. - Elocuente discurso de Chatam. - Política del Parlamento.- Plan conciliatorio de
North.-Planes de Burke y H:;¡rtley. -Politica de Gage.-Su poder en Boston y su conducta temeraria.-llatalla de
Lexington.- Apéndice al capitulo XII.- Asociacion formada por ochenta y nueve miembros de la Cámara baja.
-Proclama dirigida al pueblo de la Gran Bretaña.- Proclama á los habitantes de las colonias Anglo-americanas.-
Peticion al rey.


La reso.lucio.n to.mada po.r el pueblo de Bo.s- le informara acerca del verdadero. estado de
ton respecto. á lo.s buques cargado.s de té, fué las cosas en América,y so.lo. sentia no. haber
á no dudarlo, una de las mas atrevidas, y se- atendido. antes á las reclamacio.nes que se le
gun ya se dijo., el resultado. inmediato. debia hicieran para que se acatase sin restricciones
ser una co.lisio.n co.n la madre patria, po.r lo. el principio. de auto.ridad. Eldia 4 de febrero.
cual se entablaro.n despues acaloradas discu- co.nsultó el monarca con el comandante. en
sio.nes so.bre derecho.s y privilegio.s, pregun- jefe americano. que acababa de llegar de Nue-
tándo.se to.do.s cuáles serian las co.nsecuencias va-York, y entre o.tras cosas díjole este últi-
en el caso de tener que apelar á la fuerza. El mo: «Deseo. vo.lver inmediatamente si se han
espíritu de lo.s co.lono.s se hallaba escitado. de adoptar medidas co.ercitivas, po.rque eso.s
en gran manera, mo.strándo.se resueltos á re- co.lo.no.s que ahora serian leo.nes, tomando. la
sistir co.n todas sus fuerzas á las medidas que iniciativa, se amansarán si o.bramo.s desde -
ado.ptara el go.bierno. inglés, sin que les ate- luego resueltamente. Yo. creo. que enviando.
mo.rizase la idea de verter su sangre tratán- cuatro regimiento.s á Bo.sto.n habria bastante
do.se de la defensa de sus derecho.s. Po.r su I para evitar cualquier desórden.» ¡ Qué poco.
parte el rey no. tenia á su lado ninguno. que co.no.cian y apreciaban Jo.rge III y su co.nse-




CAP. XlI HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 299


jero el espíritu y energía de los americanos! pecto á la Corona y al Parlamento de la Gran
Cuando á principios de marzo se recibie- Bretaña.» El 14 de marzo presentóse á la


ron en Inglaterra las noticias de lo que aca- aprobacion un bill por el cual se destituia á
baba de ocurrir en Bastan, el ministerio se los recaudadores de la aduana de S. M. en la
indignó altamente, y dedujo en conclusion ciudad de Bastan, prohibiéndose al mismo
que era preciso tomar las mas enérgicas me- tiempo el embarque y desembarque de géne-
didas para someter á los rebeldes colonos. El ros y mercancías en el puerto.
gabinete resolvió castigar á la ciudad suma- La propuesta de Lord Nor~h no encontró
riamente, creyéndose que esto seria bastante mucha oposicion, pues los mas ardientes de-
para intimidar á las- demás colonias antes fensores de las colonias no . podían justificar
de que se atreviesen á oponer resistencia á la la violencia cometida por los habitantes de
autoridad. El dia 7 de marzo Lord North Bastan al destruir el té, Y hasta Barré y


presentó un mensaje del rey á las dos Conway votaron en favor del' bill J que últi-
t 774:. C ' lId . 1 . amaras, en e cua se eCIa o Sl- mamente fué aprobado, á pesar de haberse
guiente: «En vista de los ilegales procedi- opuesto Burke y algunos otros. Tambien va-
miento s que se vienen observando de algun rios Pares protestaron contra aquella medi-
tiempo á esta parte en la América del Norte, da; mas al fin la Cámara de los Lores la
y teniendo en cuenta muy particularmente la aprobó definitivamente, y el 31 de marzo fué
violencia y escesos á que se ha entregado la sancionada por el rey.
ciudad de Boston, con la manifiesta intencion Poco despues, los enojados ministros pre-
de entorpecer el comercio de. este l~eino y con sentaron otro billJ cuyo objeto, al parecer, era
otros fines subversivos, se ha creido pruden- reorganizar el gobierno de Massachu-
t t t t 1 P 1 t tt B l·d d . t 774:. e some er es e asun o a ar amen o, para se s- ay, pero que en rea 1 a eqm-
que tomándolo sériamente en consideracion, valia á una completa derogacíon de la Carta.
dicte las medidas que crea mas necesarias, Segun dicho billJ autorizábase al gobernador
á fin de que se respeten las leyes y se reco- real para nombrar todas las autoridades y
nazca la autoridad de la Corona y del'Parla- funcionarios públicos, incluso los jueces, con-
mento de la Gran Bretaña sobre las colonias.» trariamente á 10 que venia practicándose;
Al presentar este documento observó su seño- y considerando que las juntas populares eran
ría : «Que la escesiva tolerancia y considera- un foco de oposicion al gobierno, se prohibie-
ciones del gobernador eran harto conocidas, ron por completo, escepto en los casos de que
y que la ciudad, con motivo de las últimas se tratara. de elegir repr@sentantes. Un tercer
ocurrencias, habia dado lugar á que se adop- bill J que tenia por objeto la imparcial admi-
tasen las medidas que se creyesen oportunas nistracion de justicia, preveniaque para los
á fin de castigar la criminal conducta del pue- casos como el del capitari Prestan, «toda per-
blo, á lo cual coadyuvaria el Parlamento para sana acusada de asesinato ó de otro crimen
vindicar el honor de la Corona, tan injusta y cualquiera, podria ser enviada por el gober-
osadamente atacado.» Al tomar en considera- nador á otra colonia ó á la Gran Bretaña
cion el mensaje del rey, la Cámara resolvió para que se la juzgase.» Barré, Conway,
contestar: «que haria cumplir las leyes por Johnstone, Burke, Fox y otros, se opu-
cuantos medios estuviesen á su alcance, as~ sieron á estos bills J y refiriéndose al tercero,
gurando la dependencia de las colo nias re8- Burke dirigió á la Cámara las siguientes pala-




300 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


bras con su acostumbrada energía: «¿ Oreeis el acuartelamiento de tropas en América, y
acaso que semejante ley pueda servir para con este motivo Lord Ohatham, que á causa
proteger al soldado, cuyas manos se tiñen en de su delicada salud no podia tomar mucha
la sangre de sus conciudadanos ~ Yo no lo parte en los debates, combatió la política del
creo así. Yen todo caso, ¿quién habiade ~je- ministerio con su acostumbrada animacion.
cutarla? Muy osado debe ser el que se atre- Hé aquí su discurso: «No puedo menos de
va á ello, pues si el pueblo se halla exasperado condenar la turbulenta y sediciosa conducta
de tal modo 'que sea peligroso juzgar al cul- de los americanos, sobre todo en lo tocante
pable á su presencia, el gobernador, que lo á las ocurrencias de Boston; pero advertid,
arranca de sus manos, debe prevenirse contra señores, que los medios empleados para ha-
las consecuencias de semejante medida. El cerles comprender sus deberes son tan dia-
pueblo no se someterá á esa ley: si lo hicie- metralmente opuestos á los principios de
se, no seria digno descendiente de la Gran una sabia política, que no pueden menos de
Bretaña. Habeis cambiado vuestros papeles, causarme ·asombro y estrañeza. Habeis en-
y convirtiéndoos en agresores, inferís al pue- vuelto al culpable y al inocente en una mis-
blo americano el último de los ultrajes, so- ma causa, y .quereis castigar á toda la
metiéndole á una ley semejante. En vez de ciudad por el crímen de unos cuantos per-
enviar el ramo de olivo, es decir, en vez de turbadores .del órden. Siempre ha sido mi
derogar ·vuestras últimas leyes, tan inútiles opinion, y lo será hasta que baje al sepulcro,
para vosotros como opresoras para ellos, pre- que este pais no tiene derecho alguno, ni
sentais desnuda la hoja de la espada. Pedid ante Dios ni ante los hombres, para crear
á las colonias el auxilio que necesitais, en la impuestos en América, porque esto es con-
forma constitucional, y ellas accederán á trario á todos los principios de la justicia y
vuestros deseos con mas liberalidad de lo que de la política, y contrario tambien á ese
pudierais esperar, pues fácil es recordar, aun inalterable derecho engendrado en la Oons-
cuando no fuese mas que ppr los periódicos, titucion británica como una ley fundamental,
el celo y abnegacion con que siempre contri- segun la que, no se puede despojar á ningun
lJUyeron á remediar las necesidades del Esta- hombre, sin su consentimiento, de lo que ha
do. ¿ Qué locura, qué estravío es el que os ganado honradamente.»
domina al tratar de obtener.por fuerza lo que Burke se levantó tambien para dejar oir
mas facilmente conseguiriais por la persua- su elocuente palabra conira las medidas del
sion? Respetad la virtud inglesa de ese pue- ministerio, pero toda oposicion fué inútil,
blo que tanto se asemeja á vosotros, no si- porque los amigos de aquel formaron la in-
gais ejerciendo vuesira opresora autoridad, mensa mayoría.
y recordad sobre todo que la primera me- Oon objeto sin duda de prevenirse en el
dida para inducirle á que contribuya á pres- caso de que las colonias se aventurasen á
taros auxilios, es reconciliarle con vues- recurrir á los estremos, espidióse luego un
tro gobierno.» A pesar de la oposicion que decreto, encaminado á captarse la buena vo-
se hizo, el bill fué aprobado por cuatro vo- luntad de los canadenses. Segun aquel, con-
tos contra uno. cedíanse á los católicos romanos los mismos


Poco despues presentóse tambien á la apro- I privilegios que á los protestantes; confirmá-
hacion un cuarto bill, ~or el cual se disponía I base al clero de aquellos en la posesion de sus




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS, 301


estensas propiedades; permitía~eles que su hasta tanto que se anulase el decreto, podia
administracion de justicia se rigiera por la contarse como seguro que la América del
antigua ley francesa; creábase un Consejo Norte se salvaria con sus libertades. Tam-
legislativo que se nombraria por la Corona, bien J osías Quincy en sus célebres «Observa-
y se ensanchaban, en fin, los límites de la ciones sobre el bilt del puerto,» publicadas


- provincia por la parte del Sur hasta las ori- precisamente en aquella época, emitió su
Has del Ohio. A estas prudentes medidas se opinion en estos términos con ardiente elo-
debió sin duda que los canadenses dejaran cuencia: «¿ Cuál es la causa de haberse adop-
de tomar parte en la tenaz resistencia que tado tan injusta y estraordinaria medida?
las demás colonias organizaron contra In- ¿ Qué es lo que ha hecho la ciudad de Bos-
. glaterra. ton? ¿ Qué incalificable crímen han cometido


Aun cuando el general Gage era ya co- sus habitantes, que justifique 'la aprobacion
mandante en jefe de las tropas reales, se le de ese decreto que lleva consigo un cúmulo
nombró además gobernador de Massachu- de miserias y penalidades para nuestro pais?
setts en reemplazo de Hutchinson, lo cual Los castigos que recaen sobre todo un pue-
demostraba con harta evidencia que el mi- blo deben ser sancionados por la suprema
nisterio estaba dispuesto á usar de la fuerza sabiduría del Todopoderoso si se han de su-
si fuese necesario. Gage, llegó á Boston el frir con paciencia y sin oposicion. La ven-


13 de mayo, y aunque la órden de cer- ganza que se quiere tomar de nosotros recae
1774. . h b' 'b'd l' d' . b 1 rar el puerto se a la reCl loen a m lstlntamente so re os que se reconocen
ciudad algunos di as antes, y á pesar de la inocentes y los que se suponen culpables, y
escitacion del pueblo, dispensáronse al go- á fe que el crimen debe ser espantoso cuando
bernador las mas atentas consideraciones, y se trata de imponer tan terrible expiacion!
se le hicieron todos los honores debidos á su Admitamos por un momento que los habitan-
rango y carácter oficial. Pero pronto se pu- tes de Boston eran verdaderamente culpa-
do observar que ni la& autorizaciones de que bIes, pero aun así, advertid que á los ma-
venia revestido, ni el aparato de la fuerza mi- yores criminales no se les castiga sino
litar intimidaba en lo mas mínimo al pue- despues de haber sido juzgados ante un tri-
blo. Como quiera que Hutchinson habia burial compuesto de jueces imparciales. Muy
disuelto el Congreso general antes de su lejos de esto, ved que se acusa á todo un
marcha, celebró se una reunion en la casa pueblo, que se le persigue sin que sepamos
de la ciudad de Boston al dia siguiente de por quién, que se le juzga sin que sepamos
la llegada de Gage, y habiendo asistido una cuándo, que se le encuentra culpable no sabe-
numerosa concurrencia, tratóse sobre el bill mos cómo, y que se le sentencia, en fin, de
que disponia se cerrase el puerto, emitién- una manera que no tiene ejemplo en los fas-
dose el siguiente dictámen:. «La injusticia tos de nuestra historia, que no le tendrá talll-
y la crueldad de esta medida escede á todo poco en las futuras generaciones! (*)
cuanto pudiera esperarse, y por lo tanto la Fácil es comprender que la situacion de
someteremos á la censura de otros, apelando los habitantes de Boston llegó á ser en es-
á Dios y al mundo.» Declaróse tambien que (') Véase Nemori . .!s de la vida de Josias Qttincy, pág, 376,
si las demás colonias se resolvian á no im- Las Observaciones, que constituyen la principal obra de Mr,
portar ni recibir géneros de la Gran Bretaña Quincy, se encuentran en la Memoria y son dignas de leerse.




302 HISTORIA DE LOS


tremo crítica. Aquellos que habian dado el lugar á una ,guerra civil con todas sus funes-
primer paso para comenzar la lucha, ¿ se tas consecuencias. Asimismo debemos pedir
verian luego abandonados por los conciuda- al Todopoderoso que fortalezca nuestro co-
danos, ó vendrian estos á unir sus esfuerzos razon y nuestro espíritu, para oponernos,
en defensa de la causa comun? Los hijos de por los medios legales, á todas aquellas me-
Boston pusieron en juego todos los medios di das que tengan por objeto atacar los fueros
posibles para atraerse las simpatías de los de las colonias americanas, suplicándole á
demás colonos. El bill relativo al puerto, im- la vez, que inspire al monarca y á su Parla-
preso en un papel con orla negra y adorna- mento la sabiduría, moderacion y justicia
uo con una cabeza de muerto ydos huesos con que necesitan proceder, para librar á este
cruzados, se paseó por todos los puntos de pueblo de los peligros que acarrearian su
la ciudad, entre los gritos de cruel~ bárbaro ruina si se persistiese en llevar á cabo las
é inhumano ~ despues de lo cual se quemó medidas últimamente adoptadas. En su con-
solemnemente por el populacho reunido. Ac- secuencia, ordenamos que los miembros de
to continuo se enviaron agentes á las demás esta Cámara se reunan á las diez de la ma-
colonias para invitarlas á tomar parte en la ñana de dicho dia 1.0 de junio, á fin de ir
causa comun,· y numerosos sacerdotes esci- á la iglesia de esta ciudad con el mencio-
taron á todos desde el púlpito á que opusie- nado objeto, acompañados del Reverendo
ran una tenaz resistencia, en tanto que los Mr. Price, quien deberá pronunciar un ser-
periódicos hacian un llamamiento al valor de mon adecuado á las circunstancias.» Al tener
los habitantes por medio de elocuentes artí- conocimiento de este hecho, el gobernadoi'
culos. La noticia del ultraje que se acababa Dunmorc disolvió la Asamblea al dia siguien-
de inferir á Boston produjo en todas las colo- te, pero sus miembros se reunieron luego en
nias un sentimiento ge~eral de indignacion. un sitio á propósito, formaron un comité


Hallábase reunida la Cámara baja de Vir- de vigilancia y resolvieron proponer con la
ginia, cuandD se recibió la órden que disponia mayor urgencia la organizacion de un Con-
se cerrase el puerto de Boston, y enterada de greso general (*). \Vashington estaba en su
ella la Asamblea, emitió el siguiente dictámen puesto, como miembro de la Cámara, y tomó
en 24 de mayo de 1774: «Hondamente im- una parte activa en los procedimientos de
presionada esta Cámara ante la espectativa aquella, aun cuando mantenia Íntimas rela-
de los grandes peligros que amenazan á la ciones con el gobernador Dunmore, cuya
América Británica, por la hostil invasion de ' amistad no fué un obstáculo para que se in-
la ciudad de Boston en nuestra colonia her- teresara en la palpitanb cuestion del mo-
mana de Massachusetts-Bay, cuyo puerto
debe cerrarse al comercio el dia 1.0 de junio
próximo, despues de ser ocupado por la
fuerza armada, creemos de todo punto nece-
sario consagrar dicho dia al ayuno y al rezo,
para implorar humildemente la intercesion
de la Divina Providencia, á fin de que apar-
te de nosotros las terribles calamidades que
amenazan destruir nuestros derechos, dando


mento, disponiéndose á obrar en~rgicamente,
en union de sus conciudadanos, para resistir
la tiránica política del Parlamento. En una
carta que escribió \Vashington á sus amigos
decia lo siguiente: «Entre las colonias y la
Gran.Bretaña debe haber una línea divisoría,
y si bien yo no me atreveré á decir en qué
forma debe establecerse, reconozco, sin em-
n Véase el apémlice 1, al fin del presente capítulo.




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 3(G


bargo, que es de todo punto preciso consignar El Congreso general se reunió el 25 de
cuáles son nuestros derechos. Yo hubiera mayo, no sin prever las graves difi-
deseado dejar esta cuestion para que la re- cultades con que tendria que luchar, t774.
solviese nuestra posteridad, pero, llegada la y en efecto confirmáronse sus pronósticos
crisis, se hace preciso obrar desde luego, ó con el primer acto oficial del general Gage,
someternos á cuantas condiciones se nos im- quien, abusando de su autoridad y contra lo
pongan, corriendo el riesgo de vernos redu- prevenido en la Carta, no quiso admitir trece
cidos á esclavos.» consejeros de los veinte y ocho que acababan


El dia 1.0 de agosto reuniéronse en \Vi- de elegirse. Sin embargo, los representantes
lliamsburg los delegados de diversas colo- del pueblo, lejos de desanimarse, persevera-
nias, y despues de estar seis dias en sesion ron en su obra, sin hacer tampoco aprecio
permanente, designaron á \Vashington, de la medida ofensiva que tomó luego el go-
Randolph, Renry y otros para representar bernador, disponiendo que la Asamblea se
á Virginia en el Congreso general. reuniera mas tarde en Salem. Los miem-


En todas las colonias donde se tuvo cono- bros de la Cámara acordaron recomendar á
cimiento de la órden que mandaba cerrar el los ciudadanos de Boston , que se mostraran
puerto de Boston ,manifestóse desde luego firmes y tuviesen paciencia; al pueblo de la
una resuelta oposicion, y se votaron socorros provincia, que ayudara en lo posible á sus
para los ciudadanos que se hallaran en apu- hermanos, y á todos en general, que se abstu-
ro. En Nueva-York hubo una reñida con- viesen de usar géner?s británicos y todos los
tienda entre los amigos del gobierno y los artículos que pagaran derecho, calculando
Hijos de la Libertad, mas .al fin predominó que este era el medio mas eficaz para que
la influencia de estos patrióticos ciudadanos Reunion de los miembros de la Cámara baja
que en diversas ocasiones habian demostrado de Virginia y otros de Williamsburg. . .
cuánta era su actividad y su celo para opo- Comité de Baltimore.. . . ..... .


Sesion en la Casa de la Ciudad de Norwich
nerse á las medidas del ministerio inglés. Así (Connecticut).. . . . . . . . . . .
mismo se remitieron al comité de Boston, Reunion en Newark (Nueva-Jersey). . . .
desde Connecticut, Pennsylvania , las Caro- Sesion de la Cámara dc reprcscntantes de
l· l" d Ivlassachusetts.. . . . . . . . . . . mas y otras co onlas, varlOS acuer os por Reunion en Newcastle (Delaware).. . ..
los cuales se ofrecia apoyo y auxilio, decla- Comité Corresponsal de Portsmouth (New-
rando que la causa de Boston era la causa de Hampshire).. ......... .


Reunion general de la provincia, en Charles-
todo el pais (*). ton. . . . . . . . . . . . . . .


Reunion del distrito en Wilmington. . . .


Mayo 27
id. 31


Junio. 6
id. 11


id. 17
id. 29


Julio. 6


id. 6,7 Y 8
id. 21


(') En un luminoso artíeulo que con el título de El Con- " Comparando entre sí estas fechas, se comprenderá cuán
greso de 1774, publicó la Revista de Nueva-York. en el mes· poderoso era el instinto de union que en aquella época pre-
dc abril de 1839, se encuentra un resumen, tomado de los dominaba en el país; y que pronto adoptaron las colonias la
Archivos Americanos, en el cual se espresan las primitivas idea de combinarse, que rué la que 0RuSO el obstáculo mas
fechas en que las Juntas pUblicas de cada colonia discutie- directo á la política del ministerio inglés, cuyo objeto era
ron por primera vez el proyecto de formar un Congreso ge- aislar las colonias para que no se resistiesen á la vez. Al
nera!. Hélo' aquÍ: mirar esas fechas debe recordarse tambien que el movi~ien.
• Sesion en la Casa de la Ciudad de Providen-


cia (Rhode Island). . . . . .
Reunion del comité de Philadelphia.
Reunion del comité de Nueva-York.


Año 1774. to colonial, en algunos casos, no se relacionaba con el de


Mayo.
id.
id.


épocas anteriores. En Virginia se pensó en la formacion de
17 un Congreso general dos dias antes de tener conocimiento
21 de la adopcion de esta medida, y aun se anticiparon mas
23 Philadelphia y Nueva·York»




~ ...
304 HISTORIA DE LOS CAP. XI[.


comprendiera el gobierno inglés cuán fuerte
era la oposicion á las medidas opresoras y
arbitrarias adoptadas últimamente por el
ministeri~. Los miembros' de la Cámara pi-
dieron tambien al gobernador que señalase
un dia para consagrarlo al culto y rezo, mas
como aquella autoridad se negase á ello, los
peticionarios fijaron uno para este objeto.
La mas importante medida que se adoptó
luego, durante aquel crítico período, filé
nombrar un comité numeroso para que eli-
giera cinco miembros de la Cámara, que
deberían ser delegados del Congreso general
del continente, dando despues conocimiento
de esta resolucion á todas las demás coloniaS'
é invitándolas á que imitasen el ejemplo. El
preámbulo del acuerdo que se dictó para
nombrar los delegados del Congreso general,
y que fué aprobado por 116 votos contra 12,
esponia concisamente los motivos que indu-
jeron á la Cámara á. tomar tan importante
medida. Este documento decia lo siguiente:


«Profundamente afectada la Cámara por
las sensibles diferencias que han subsistido
desde hace mucho tiempo entre la Gran
Bretaña y las colonias americanas, y des-
pues de examinar detenidamente nuestra ac-
tual situacion, somos de parecer que se hace
necesaria y urgente una reunion de comités
de las diversas colonias á fin de tratar sobre
el estado actual del pais y las calamidades
que nos' amenazan á causa de los actos del
Parlamento. Debemos tambien deliberar y
resolver qué medidas conviene adoptar para
que se conserven y respeten nuestros dere-
chos y libertades, tanto civiles como religio-
sas, y para que se restablezca como lo desean
todps los buenos, la union y armonía entre
la Gran Bretaña y América.» (*)


(') El profesor Smyth, en sus bien escritas Lecturas sobre
la historia moderna, espone cuáles fueron en su concepto las
causas que motivaron la guerra 'Y la persecucion contra las


Tomás Cushing, Samuel Adams, Roberto
Treat Paine, Jaime Bowdoin y Juan Adams,
que fueron elegidos delegados por parte de
Massachusetts, debian reunirse en Phila-
delphia el l. o de setiembre con los que nom-
brasen las demás colonias. El general Gage
llegó á tener conocimiento de lo que pasaba,
y por lo tanto, envió á su secretario para que
disolviese la Cámara; mas este oficial, ha-
llando cerrada la puerta, leyó la órden del
gobernador en alta voz en la escalera que
conducia al salon y se retiró. Aquella fué la
última sesion de la Asamblea que se celebró
bajo la autoridad real, pero por esta vez
los miembros continuaron reunidos hasta
que acabaron de tratar sobre los asuntos del
dia.


ElLo de junio, dia señalado para cerrar
el puerto de Boston, todos dejaron su trabajo
á las doce del dia y desde aquel momento se
prohibió la entrada de los buques en la radá.
Como este puerto dependia enteramente del
comercio, la medida ministerial privó al mo-
mento á muchos ciudadanos de sus medios
de subsistencia, pero los hijos de Boston su-
frieron sus padecimientos con inflexible en-
tereza. El convenio celebrado anteriormente
entre los colonos para no importar ni admitir
géneros, se confirmó de nuevo,'y todos los
habitantes formaron entre sí una Lzqa so-
lenme. Entonces el general Gage publicó una
proclama manifestando que aquel acto era ile-
gal y hasta sedicioso, pero no pudo impedir
los procedimientos que fueron siguiéndose.
colonias americanas. IIélas aqui : - 1.' Una deplorable igno-
rancia ó falta de aplicacion de los grandes principios de la
economia política; - 2." Una mal entendida mezquindad y
egoismo en las cuestiones de dinero y en la creacion de
impuestos; - 3: Un esceso de presuncion y orgullo nacio-
nal; -4: Los exagerados principios de gobierno, y 5.° Cierta
vulgaridad al tratar los asuntos políticos. Estas causas, dice
Smyth, produjeron, á no dudarlo, la destruccion del imperio -
británico en América. Lectura sobre la historia moderna,
pág. 558.




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS.


De todas partes empezaron á recibirse fe- dos por el Parlamento, y en cumplimiento
licitaciones .Y pruebas de simpatía de los de lo dispuesto en uno de "ellos, formóse acto
demás colonos que ofrecieron enviar recursos contin,uo una lista de los nuevos funcionarios
necesarios para aliviar los apuros y mi seria nombrados por el gobernador, personas to-
de sus hermanos, y si el gobierno inglés, das muy mal consideradas en la provincia.
cuya política consistia en fomentar una coli- Para aumentar la ansiedad general que ya
sion entre las diferentes colonias por cuestion empezaba á dominar á todos, se dispuso asi-
de intereses, se vanagloriaba de que los ha- mismo que pasara á la provincia una consi-
bitantes de Salem se regocijarian' secreta- de rabIe fuerza militar que debia acuartelarse
mente por la medida tomada respecto á en cumplimiento de una órden dirigida por
Boston, gracias á la cual podrian enrique- el Parlamento al gobernador. «De este modo,
cerso, llevóse en esto un completo chasco. segun dice Bradford, la Carta, que otorga-
Los habitantes de aquel puerto dirigieron ba á los colonos los derechos y privilegios,
una esposicion al general Gage en términos merced á los cuales siempre se libraron' de
muy honrosos para su patriotismo y simpa- una tiranía sistemática, fué violada sin mi-
tía. lIé aquí su contenido: «Al cerrar el ramiento alguno por la arbitraria voluntad
puerto de Boston, creen algunos que las ven- de un ministerio favorito.» En lo sucesivo
tajas y beneficios del comercio serán todas los colonos iban á ser enteramente gober-
para nosotros, pero nuestro puerto, por su nados por estranjeros, por personas en quien
posicion y naturaleza, no nos permite ser no tenian confianza alguna, y aquellos mer-
rivales de nuestra colonia hermana en este cenarios debian sofocar las murmuraciones,
punto, y aun cuando no fuera así, seria hijas de la opresion, ahogando los esfuerzo:'>
mostrarnos insensibles á toda idea do justicia, . de un generoso patriotismo que nunca pn-
á todo sentimiento de humanidad, si pensá- ¡ dieron avasallar las amenazas del ministe-
ramos apoderarnos de ajenas riquezas para I rio. Los inteligentes ciudadanos que forma-
levantarnos sobre las ruinas de nuestros 'ban parte de los comités, y otras personas
desgraciados compañeros!» Los habitantes que se distinguian por su actividad y firme-
de Marblehead ofrecieron tambien generosa- za ,'se vieron amenazadas por los serviles
mente ti los comerciantes de Boston el libre instrumentos del despotismo, que las desig-
uso de los muelles y sus almacenes, ysu ayu- naron como víctimas para apaciguar la mas
da personal para el embarque y desembarque tiránica de las opresiones. Pero felizmente
de sus géneros. En Virginia se olJservó el para los colonos, y aca,so tambien para la
ayuno el dia l. o de junio con las debidas posteridad, ni perdieron su firmeza ni se in-
solemnidades, y \Yashington hace notar en timidaron ante las amenazas; y con la con-
su diario, que él cun1plió puntualmente con ¡ ciencia de lajusticia de su causa, resolvieron
todos los preceptos religiosos. En la mayor intentarlo y arriesgarlo todo para poner en
parte de las ciudades so hicieron manifesta- salvo sus derechos y libertades. El pueblo pa-
ciones de público sentimiento, y en Philade1- reció comprender instintivamente que el re-
phia, sobre todo, sintióse la poblacion domi- sultado final debia ser una lucha encarniza-
nada por la mas profunda tristeza. da , pues, segun dice Botta, no se oia por do


Al terminarse el verano recibiéronse en I quier mas que el choque de las armas, el so-
Boston el segundo'y tercer decreto espedi- nido de los añafiles y el redoble de los tamho-


TOMO l.


l. '4'.




HISTORIA DE LOS CAP. XII.


res, notándose entre la multitud el deseo de guarnicion en caso de que no se les devolvie-
aprender el ejercicio de las armas y las evo- se la pólvora. La presencia del pueblo en Oam-
luciones militares. Jóvenes y viejos, grandes bridge indujo, sin embargo, á varios hom-
y pequeños, y hasta el bello sexo, compla- bres respetables á presentar la dimision de
cíanse en aquellas marciales escenas, los su cargo de consejeros en el último Parla-
unos por su afan de instruirse, las otras pa- mento, declarando que no querian tomar
ra animar á sus compañeros. Hacer balas y parte alguna en la ejecucion de las injustas
cartuchos llegó á ser la ocupacion diaria y peligrosas medidas del ministerio. Antes
de todos, siendo fácil prever el principio de de que se calmara la agitacion causada por
la guerra á la vista de aquellos imponentes este movimiento, circulóse por toda la pro-
preparativos. Las tropas del general Gage, vincia, acaso intencionadamente, el rumor
acuarteladas en la ciudad de Boston, recibie- de que la guarnicion de Boston habia roto el
ron luego un considerable refuerzo de varios fuego, y en pocas horas dirigiéronse á di-
-regimientos procedentes de Irlanda, de Nue- clla ciudad mas de treinta mil hombres ar-
va-York, de Halifax y de Quebec, los cuales mados. Al ver que la noticia era inexacta,
llegaban sin duda para sofocar la próxima retiráronse todos tranquilamente, pero este
insurrecciono Los habitantes contemplaban hecho era harto significativo de por si para
todo aquello dominados por la cólera, que se hacer comprender al general Gage que el
aumentó mas tarde con motivo de haber dis- pueblo no vacilaria en recurrir á las armas,
puesto el general que se estableciese una cuando lo creyese necesario, para defender
guardia en Boston Neck, bajo el pretesto de sus vidas y propiedades.
evitar que desertasen los soldados, pero en El gobernador se hallaba materialmente
realidad para intimidar á los habitantes, im- bloqueado en Boston, sin tener apenas ni
pidiéndoles que transportasen armas de la sombra de autoridad, pues una Junta popu-
ciudad al campo con la misma libertad que lar era la que realmente administraba la
antes. Diariamente ocurrian cuestiones en- provincia. Los jurados se negaron á servir
tre los ciudadanos y los soldados; los rumo- bajo un sistema que consideraban' como una
res populares circulaban con rapidez, escu- violacion de la Oarta, y los jueces empeora-
chándose ávidamente, y el pueblo parecia ron el asunto al qüerer sentenciar las cansas
siempre dispuesto á pronunciarse en abierta sin la cooperacion de los primeros. Esto, co-
rebelion. Por último, Gage resolvió fortifi- mo es fácil de comprender, irritaba al pue-
cal' á Boston Neck, medida que acabó de I blo, que declaró enérgicamente, quena re-
exasperar al pueblo, y como si esto no fuera conoceria ningun tribunal que no dependiese
bastante, envió un destacamento á Oharles- de las antiguas leyes del país, y tanto por
ton para que se apoderara de cierta cantidad esto como por otras cuestiones ibase agra-
de pólvora que habia en los almacenes de vando diariamente el resentimiento de los
aquel punto. Al saber esto, los habitantes de colonos, que debia ser el preludio de una en-
las comarcas vecinas corrieron á las armas, carnizada y sangrienta guerra civil!
acordando antes reunirse iodos en Oambrid- A principios de setiembre, y á pesar de la
ge, donde los jefes populares pudieron á du- órden del Parlamento y de la circular del ga-
ras penas conseguir que la multitud no mar- bierno que prohibia las reuniones públicas,
chara directamente á Boston para atacar la el condado de Suffolk, del que era Boston la




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. :307


capital, eligió sus delegados á fin de que
acordasen qué política convendria adoptar en
semejante estado de cosas. Con un atrevi-
miento y osadía de que nunca dieran ejem-
plo las Asambleas anteriores, los delegados
espidieron varios acuerdos declarando que
constitucionalmente no se consideraban obli-
gados á prestar obedie~cia á las últimas ór-
denes del Parlamento británico, que el go-
bierno de la provincia quedaba disuelto de
hecho, y que todos aquellos que se atrevie-
sen á desempeñar funciones oficiales rigién-
dose por los últimos decretos serian declara-
dos enemigos de su pais. Hecho esto, enviaron
una copia de sus resoluciones al gobernador,
j.untamente con la carta que dirigian al Con-
greso Continental, que ya habia dado prin-
cipio á sus sesiones.


Este ilustre cuerpo de patriotas se reunió
el 5 de setiembre en Philadelphia, donde
se presentaron cincuenta y tres delegados de
doce colonias, no hallándose entre ellos el
que debia representar á Georgia (*). Los de-
legados fueron elegidos en general por las
respectivas legislaturas, pero en algunos ca-
sos observóse otro sistema, pues mientras
que en Nueva-Jersey y Maryland se hicieron
las elecciones por un comité compuesto de
individuos de los diversos condados, en J\ue-
va-York, donde el partido realista era muy
fuerte y donde es probable no se hubiera
autorizado la designacion de los miembros
que habian de representar á la colonia en el
Congreso, el pueblo mismo se reunió en
aquellos puntos en donde predominaba el
espíritu de oposicion y nombró sus diputa-
dos, que fueron admitidos al momento. Los
representantes de las diversas colonias se
hallaban revestidos de varios poderes, que se
espresaban en las instrucciones de cada uno.


(') Los delegados de la Carolina del Norte no llegaron
hasta el t4 de setiembre.


El venerable Peyton Randolph, de Vir-
ginia, fué elegido presidente, y Cárlos
Thompson, de Philadelphia, secretario; y
como luego se suscitase una cuestion de
delicadeza en cuanto á la .IJlanera de pro-
ceder del Congreso y al modo de votar, etc.,
promovióse . un ligero debate y se resol-
vió al fin prudentemente que cada colonia
tendria solo un voto, cualquiera que fuese
el número de delegados presentes. Toma-
da esta resolucion, el Congreso emprendió
sus tareas.


«En aquella épo~a, dice Mr. \Viri, se reu-
nieron por la primera vez los hombres mas
eminentes de las diversas colonias, que solo se
conocian entre sí por su respectiva fama y ce-
lebridad. La primera sesion fué solemne, pues
el asunto de que iban á tratar aquellos hom-
bres era de la mayor importancia, puesto que
se trataba nada menos que de la libertad de
tres millones de hombres y de la posteridad de
todo un pueblo. No es de estrañar, pues, que
para organizar el Congreso se procediese con
la mayor cautela y prudencia, que fuera
grande la ansiedad con que se miraban entre
sí los miembros y que todos sintiesen repug-
nancia de ser los primeros en comenzar tan
peligrosa empresa. Sin embargo, en medio del
silencio que reinó al principio de la sesion, y
que ya se iba haciendo embarazoso, levantó-
se lentamente MI'. Henry, como agobiado
bajo el peso de la tarea que iba á emprender,
y despues de haber pronunciado un brillante
y conmbvedor exordio, en el que declaraba no
hallarse con suficientes fuerzas para llevar á
cabo su cometido, filé estendiéndose gradual-
mente al recitar la historia y la situacion de
las colonias, y elevándose luego con la gran-
deza del asunto, con la majestad del acto que
reunia á tantos hombres ilustres, terminó un
discurso que mas que el de un mortal pare-
cia ....... Entonces sentóse entre los murmu-




HISTORIA DE LOS CAP. XII.


llos de admiracíon y los aplausos de la con-
currencia, y así como antes se le proclamaba
el mas grande orador de Virginia, reconoció-
sele entonces por todos como el primero de
América (*). Iticardo Henry se levantó en
seguida para pronunciar otro discurso no
menos brillante y si cabe mas elocuente, como
discurso clásico. Todos los concurrentes se
sintieron entonces poseidos del ardiente amor
que siempre profesaran á las libertades del
pais, produciendo esto una mútua simpatía
tan ventajosa para la causa que abrazaban
como temible para sus enemigos; pero solo
en los debates fué donde aquellos grandes
oradores sobrepujaron á los demás miembros,
pues cuando luego fué preciso tratar sobre
asuntos que requerian la mas profunda dis-
crecion y sano juicio, Henry y' Lee encon-
traron dignos rivales que acaso eran superio-
res á ellos.


A fin de que fuesen mas solemnes los actos
del Congreso, acordóse al dia siguiente que al
abrirse las sesiones se rezara el oficio divino,
.Y Samuel Adams fué uno de los primeros que
aplaudió la medida, proponiéndose luego que
el Reverendo J acobo Duché, rector de la igle-
sia de Philadelphia, fuese invitado para el
acto. Duché no tuvo inconveniente en acep-
tar, y ofició luego segun el rito de la Iglesia
Episcopal, viéndose entre los concurrentes
;Í, \Vashington, que oró con la mayor de-
VOClOn.


Esta escena se halla tan gráficamente des-
crita en una carta escrita por Juan Adams á
;,;u esposa en 16 de setiembre de 1774, que
no podemos menos de transcribirla en obse-
(luio de nuestros lectores. Despues (le decir
que MI'. Duché apareció vestido de pontifical,
Adams se espresa en estos términos: «Cuan-
do hubo recitado varias oraciones, aquel san-
io varon leyó el Salmo 3;:). Ya rec:ordareis


(') Villa' de Palricio !Teney, pág. BL


que est.o fué al dia siguiente de circularse el
siniestro rumor de que se habia roto el fueg?
en Boston. Nunca he visto escena sem~iante
ni mas imponente, y no parecia sino que el
Salmo se habia escrito espresamente para
aquella ocasiono Despues.del acto, MI'. Duché
recitó otras oraciones que nadie esperaba y
que cautivaron á todos, pues el mismo Doc-
tor Cooper, aunque es Episcopal, no oró nun-
ca con tanto fervor. El efecto producido en
la Asamblea no podia ser mas sublime y pro-
fundo, y yo os ruego que leais tambien el
Salmo de que os hablo. NIr. Duché es uno de
los hombres mas ingeniosos y amables que
conozco y uno de los primeros oradores del
continente, sin dejar de ser por eso un amigo
celoso de las libertades de su pais.» (*)


. Como el Congreso habia resuelto celebrar
sus sesiones á puerta cerrada, no nos es po-
sible trascribir los elocuentes discursos que
pronunciaron varios de sus miembros, y pór
lo tanto solo podemos hablar de sus actos.
Por eso nos limitaremos á decir, que se nom-
bró un comité compuesto de dos individuos
de cada una de las colonias, para' que exami-
nase cuáles eran los derechos de aquellas y
en qué casos se habian violado, así como
tambien qué medios conventlria adoptar para
su restablecimiento. Acto continuo acordóse,
por unanimidad, publicar una Declaraci~n
de los derechos coloniales, CU)'O documento,
que nos parece digno de figurar aquí, estaba
redactado del modo sig'uiente :


G


«( Considerando que desde la última guerra
él Parlamento Británico, al proclamar su do-
minio absoluto sobre el pueblo de América,
ha tenido á bien decretar varios impuestos


(') Unos tres años despues, cuando los ingleses estahan
en posesion de Philadelphia ,Duehé, venciendo su timidez,
escrilJi{) una earta á Washington, escil:índole á que aln,'azase
la causa de la independencia. Esto fué el motivo de que mar-
chase de América, á donde volvió, sin embargo, en '/',00.




CAP, XII. ESTADOS-UNIDOS. 309


con la intencion manifiesta de obtener una
renta, proyectando luego la creacion de otros
que deben pagarse en estas colonias, para lo
cual estableció una junta de comisionados,
cuya autoridad es inconstitucional, y esten-
dió la jurisdiccion de los tribunales del Almi-
rantazgo, no solo para, recaudar dichos im-
puestos, sino tambien para mlÍender en las
causas de cada colonia:


»Considerando que con arreglo á otras ór-
denes, se ha dispuesto que los jueces que
antes cobraban sus sueldos de las colonias,
los perciban en lo sucesivo de la Corona, or-
denando al mismo tiempo que se mantenga
en aquellas en tiempo de paz un ejército per-
manente; y teniendo en cuenta, que el Par-
lamento, en vista de un acta estendida en
tiempo de Enrique VII, ha dispuesto que los
colonos sean trasportados á Inglaterra para
juzgarlos cuando cometieren algun crimen de
alta traicion :


»Considerando que en la última ses ion del
Parlamento se presentaron tres decretos: uno
para suspender por un tiempo dado el embar-
(Iue y desembarque de toda clase de géneros
y mercancías en el muelle de Boston; otro
para regular el gobierno de la provincia de
l\Iassachusetts-Bay en Nueva-Inglaterra, y
otro en fin para la imparcial administracion
de justicia en todos los casos sin escepcion
alguna; todos cuyos decretos son improceden-
tes, injustos, inconstitucionales y atentato-
rios contri:\. los derechos de los americanos:


»Considerando que las Asambleas han sido
disueltas con frecuencia cuando se reunian
para tratar sobre los asuntos del pais, con-
trariamente á los derechos del pueblo; y te-
niendo en cuenta que las humildes, razonables
y justas peticiones que elevaron á la Corona
se han mirado con la mayor indiferencia por
los ministros de S. M.; las colonias de New-
Hampshire, ;YIassachusetts-Bay, Rhode Is-


land, Providence, Connecticut, Nueva-York,
Nueva-Jersey, Pennsylvania ,Newcastle,
Kent, Sussex, Delaware, Maryland, Virgi-
nia y las Carolinas, justamente alarmadas
por los arbitrarios procedimientos del Parla-
mento, han resuelto nombrar diputados para
el Congreso general que h,a de celebrarse en
Philadelphia, con objeto de adoptar las me-
didas oportunas para que su religion, sus le-
yes y libertades no sean subvertidas. Dichos
diputados, que representan á las menciona-
das colonias, despues de tomar en considera-
cion los citados puntos, creen obrar del mis-
mo modo que lo hicieron sus antecesores en
casos análogos para vindicar sus privilegios
.Y libertades, y declaran: que los habitantes
de las colonias inglesas del Norte de Améri-
ca, por las inmutables leyes de la naturaleza,
por los principios de la Constitucion' inglesa,
y por las diversas Cartas que les fueron otor-
gadas, tienen los siguientes derechos, y deben
consIgnar:


l. o »Que son dueños de sus vidas, hacien-
das y libertades, y que ningun soberano, sea
el que fuere, puede disponer de aquellas sin
su consentimiento.


2.° »Que á nuestros antecesores, que fue-
ron los primeros que poblaron estas colonias,
se les concedió, al emigrar de la madre patria~
todos los privilegios, libertades é inmunida-
des de que gozan los súbditos hijos de la Gran
Bretaña.


3. o »Que despues de la emigracion no han
perdido ninguno de los mencionados privile-
gios ni dado lugar á que se los despoje de
ellos, pudiendo por lo tanto trasmitirlos á
~us descendientes para que continúen en el
goce de los mismos.


4.° »Que la fundacion ele la libertad ingle-
sa, así como la de todos los gobiernos libres,
autoriza al pueblo para tomar parte en las
Asambleas legislativas, y como los colonos




310 !:lISTORIA DE LOS CAP. XI!.


ingleses no están representados en el Parla- de un Consejo nombrado por la Corona, es
mento británico, ni pueden estarlo tampoco inconstitucional, peligroso y atentatorio con-
por motivos de localidad y otras circunstan- tra la legislacion americana.
nias, tienen derecho para legislar libremente »En confirmacion de lo dicho, los infrascri-
en sus respectiv:as provincias, sobre todo en tos diputados esponen, declaran é insisten en
lo tocante á sus impuestos y política interior. que tales son sus derechos, privilegios y li-
Pero teniendo en cuenta los intereses de am- bertades, de que no se les puede despojar le-
bos paises, nos someteremos á todas aquellas galmente, ni alterándolos ni modificándolos
órdenes del Parlamento británico que tengan en ningun sentido, sin 'su consentimiento. En
por objeto regular nuestro comercio esterior
para favorecer el de todo el reino, excluyen-
do sin embargo toda idea de impuesto enca-
minada á obtener una renta de los súbditos
de América, sin su consentimiento.


5. o »Que las respectivas colonias deben re-
girse por la ley inglesa, disfrutando además
el inestimable privilegio de que los habitantes
sean juzgados por sus propios tribunales.


6. o »Que deben gobernarse por los estatu-
tos ingleses que se formaron al principio de
l~ colonizacion, y que segun demuestra la
esperiencia, son aplicables á su localidad y á
sus circunstancias.


7. o »Que las colonias de S. M. deben dis-
frutar de todos los privilegios é inmunidades


f
con~edidos y confirmadas por las Cartas rea-
les, así como tambien por sus diversos Códigos
. de leyes provinciales.


8. o »Que están autorizados para reunirse
pacíficamente á fin de tratar sobre los asun-
tos de la colonia, siendo por lo tanto ilegal
toda persecucion ó prohibicíon que lo impida.


9. o »Que el mantener un ejército perma-
nente en estas colonias, en tiempo de paz,
sin el consentimiento de la legislatura res-
pectiva es contrario á la ley.


10. »Es indispensable y necesario para
to~o buen gobierno, que con arreglo á lo dis-
puesto en la Constitucion inglesa, los diver-
sos ramos constituyentes de la legislatura no
dependan unos de otros, y por lo tanto, el
€jercicio del poder en las colonias por medio


el curso de nuestras investigaciones hemos
visto que muchas veces se han violado é in-
fringido los mencionados derechos, pero ani-
mados del ardiente deseo de que se restablez-
ca la mútua amistad y armonía entre las
colonias y la Gran Bretaña, pasaremos por
alto esta circunstancia para consignar cuáles
son los actos y medidas adoptados desde la
ultima guerra que rlilvelan evidentemente el
proyecto de esclavizar á .L)..mérica.


»Los decretos del Parlamento, que citamos
á continuacion, son otras tantas infracciones
de los derechos de los colonos, y su deroga-
cion es absolutamente necesaria para resta-
blecer la armonía y buena inteligencia entre
la Gran Bretaña y América. Además del de-
dreto por el cual se crean impuestos con la
intencion manifiesta de obtener una renta en
América, confiriendo nuevas atribuciones á
los tribunales del Almirantazgo y disponien-
do que los súbditos de América no sean juz-
gados por sus respectivos tribunales, debemos
declarar que tambien los siguientes son aten-
tatorios contra los derechos de los súbditos de
América:


1. o »El que tiene por objeto la conserva-
cion de los docks, almacenes y buques de
S. M., cuyo decreto es una nueva ofEmsa para
América, pues tambien dispone que los súb-
ditos, en vez de ser jtizgados constitucional-
mente por sus propios tribunales, puedan ser
trasladados á otros puntos, dentro del reino.


2. o » Los tres decietos presentados en la




CAP. XI! ESTADOS· UNIDOS. 311


última sesion del Parlamento que tienen por
objeto cerrar al comercio el puerto de Bos-
ton, modificar la Carta y el gobierno de Mas-
~achusetts-Bay y reorganizar la administra-
cion de justicia, etc.


3. o »El decreto presentado en la última
sesion por el cual se establece la rcligion cató-
lica romana en la provincia de Quebec, dero-
gando las equitativas leyes inglesas para
erigir un gobierno tiránico y peligroso para
las vecinas colonias británicas que vertieron
su sangre y gastaron sus tesoros en la con-
quista del Canadá.


4. o »El decreto que dispone se facilite
alojamiento á los oficiales y soldados que estén
al servicio de S. M. en la América del Norte.
Conservar un ejército permanente en las di-
versas colonias, en tiempo de .paz, sin el con-
sentimiento de la legislatura respectiva, es
contrario á la ley.


»Los americanos no pueden someterse á tan
gravosas disposiciones, pero en la esperanza
de que sus conciudadanos de la Gran Bretaña
tendrán á bien revisar de nuevo esos decre-
tos '. para que, convenciéndose de la justicia
de nuestra causa, consientan en que volva-
mos á esa primitiva situacion en la que am-
bos paises eran ricos y felices, hemos resuelto
no adoptar por ahora mas que las siguientes
pacíficas medidas: l. o Formar una asocia-
cion para que no se importen géneros ni mer-
cancías ; 2. 0 Dirigir un manifiesto al pueblo
de la Gran Bretaña y otro al de América, y
3. o Elevar una leal esposicion á S. M.»


El Congreso dispuso en efecto la celebra-
cion de un convenio por el cual se cortaban
las relaciones comerciales con Inglaterra, re-
comendando al mismo tiempo eficazmente á
todos los colonos que no faltasen á esta dis-
posiciono Tambien se acordó que se publica-
sen los nombres de todas las personas que no
se adhiriesen al proyecto, á fin de que se las


declarase enemigas de su pais; y siguiendo
las instrucciones de muchos constituyentes,
proclamóse como perjudicial y ofensivo para
los intereses de América el comercio de es-
clavos.


El manifiesto al pueblo de la Gran Breta-
ña fué redactado por Juan Jay y escitójusta-
mente la admiracion de todos por la dignidad
y energía con que estaba escrito. Ricardo
Enrique Lee redactó el manifiesto á los habi-
tantes de la América británica, en-


'd P t .. H dI'" 1774. cargan ose a rlClO enry e a petl-
cion al rey; pero su minuta no satisfizo, y
Dickinson estendió otra que fué aprobada por
el Congreso. Dickinson redactó tambien¡ el
manifiesto para los habitantes del Canadá,
pero por ciertas razones que ya indicamos,
no produjo efecto alguno ni fué suficiente para
inducir á los habitantes de aquella colonia á
que tomasen parte en el Congreso Conti-
nental.


En vez de dar un estracto de estos notables
documentos, preferimos que el lector pueda
juzgarlos por sí mismo examinándolos deteni-
damente, y por esto van insertos en el Apén ..
dice del presente capítulo.


Mr. Curtis observa acertadamente que~
por las relaciones que mediaron entre el pri-
mer CongTeso y las colonias que lo instituye-
ron, no puede decirse que tuviera el carácter
de gobierno, toda vez que sus miembros' no
fueron elegidos con el propósito de promover
una revolucio;n. Aquella Asamblea se esta-
bleció por un mútuo convenio de las colonias.
que teniendo graves motivos de queja contra
el gobierno de la madre patria, consideraron
que era tan esencial como necesario para sus
intereses formar causa comun entre sí á fin
de obtener la debida justicia. Los colonos, en
general, no tenian intencion de proclamarse
independientes de la Gran Bretaña, pues to-
dos sus procédimientos desde el principio de




3-12 HISTORIA DE ¡LOS CAP, XII,


la contienda hasta la eleccion de los delega- tu de deferencia y justicia que por lo general
dos del primer Congreso, prueban ~ como ya siempre asegura el éxito.» Cuantas diferen-
hemos visto, que solo deseaban el restableci- cias pudieran suscitarse entre los miembros,
miento de sus derechos, considerados por no fueron conocidas del público, que confió
todos como el principio de la Constitucion ciegamente en la sabiduría y patriotismo de
británica. Y aunque' este Congreso no trató los representantes del país allí reunidos
de ejercer las funciones de gobierno, ni se para acordar lo que debia hacerse á fin de
propuso tampoco apelar á la revolucion para resolver tan grave crísis.
remediar los males de los colonos, constitu- A fines·del mes de octubre, y despues de
yóse, sin embargo, en guardian de los privi- haber estado reunido por espacio de cincuen-
legios y libertades de América, y en este sen- ta y tln dias, el Congreso suspendió sus sesio-
tido, espuso cuáles eran las quejas y cuáles nes hasta el mes de mayo próximo, halJién-
las medidas que se debian adoptar para obte- dose discutido estensamente todos los puntos
ner el restablecimiento de sus derechos. Aun- mas importantes. Los documentos re-


d'd f d' t d 1 C f' 1774.. qu~ dichas me 1 as no uesen lrectamen e actados por aque ongreso ueron
revolucionarias, tenian sin embargo cierta reputados como ~erdaderas obras maestras
t9ndencia á serlo (*). de sabia política y de indisputable veraci-


No debe suponerse que no se hiciera oposi- dad (*). Nada podemos decir acerca de la
r,ion á las medidas adoptadas por el Congre-parte que tomó \Vashington en los debates,
so, pues antes bien por el contrario, hubo mas no h-ay duda que ejerció una poderosa
muchos hombres influyentes y pode~'osos que influencia, pues se dice que poco despues de
tuvieron sus dudas acerca de la legalidad de la vuelta de los miembros del Congreso, y
los procedimientos que venlan siguiéndose y habiéndose preguntado á Patricio Henry cuál
temian al mismo tiempo romper abiertamente era en su concepto el hombre mas notable,
con la madre patria. Con este motivo dice éste contestó: «Si hablais. de elocuen~ia,
.Mr. Guizot: «Allí se encontraron hombres Mr. ,Rutledge, de la Carolina del Sur, es
de opiniones muy distintas, pues mientras seguramente el primer orador; pero tratán-
nnos profesaban el mayor respeto y afecto á dose de un juicio sólido y de profundos cono-
la madre patria, sentían se otros arrastrados cimientos, el coronel \Vashington es sm
por su amor á la nacion americana, que gra- disputa el primer hombre. »
dualmente iba engrandeciéndose á sus ojos;


1*) Merece citarse aqui el elogio que hace Lord Chatam
los primeros mostrábanse inquietos y enojo- de los mencionados documentos, Dice asi: • Cuando hayais
SOS, los segundos atrevidos y confiados, pero examinado los documentos que nos remiten de América,


cuando veais cuanta es la dignidad, la firmeza y la sabidu-
¡í, todos dominaba el mismo sentimiento de ria con que se ha conducido ese pueblo, no podreis menos de
dignidad, dando esto lugar á una mezcla de respetar su causa. La historia, señores, fué siempre mi es-
encontradas ideas que no ocasionó, sin em- tudio favorito, yen los cé.lebres es~ri~os de la anti.giiedatl


. . . . I he admirado con frecuencia el patnotlsmo de Grecia y de
bargo, nmguna dlvlslOn entre aquellos hom- : noma, pero debo confesar que en aquellos Estados duellos
bres. Antes por el contrario, respetábanse del mundo, ni el Senado ni el pueblo obraron con mas acier-


. t t d' t' 1 t d 1 to tratándose de una crisis dificultosa, quc los delegados de mu namen e, y lSCU mn e gran asun o e América reunidos en el Congreso general ,le Philadelphía,
I)ais con la mayor integridad, con ese espíri- l'arécerne quc comprendereis ahora que vuestros proyectos


para avasallar' a semejantes hombres y tiranizar á esa pode·
\') !lisloria de la Constitucion, por Curtis, vol. I pags. n-20. rosa nacían, serán completamente inútiles .•




CAP. XJI. ESTADOS-UNIDOS. :;1:;


Entre ittnto los asuntos de Massac1msctts Botta (') describe con notahle exaditwl
ihan complicéindose eada vez mas. El gene- la sit.nacion de Boston durante aqu31 períü-
ral Gage espichó órdenes en el mes de agosto do. La, guarnieion era formida,hle, las fOl'ti-
para que se reuniera, el Oongreso en Salem ficaciones imponentes. y poca esperanza
el5 de octuhre. pero alarmado ante el aspec- queelaba al pueblo de eludir la rlominacion
to de los negocios. creyó prudente dar una británica. pues ni aun ienian el lllctlio de
contra-árden susp'mdiendo la reunion de la huir por el ma,l', toda vez (1 ne el puerto


Cámara,. Los representa,ntes se re- se halla,ba, bloquea,do por una escuadra. Es-
1774. . . b 'l· 1 d t . . 1 Id 1 umeron sm em· argo en numero (e trec 1¡1 os pues en.re una llTlta( a so a( es-
noventa el dia prefijado ~ .v despues de ha- : ca. los ha,bitant.es de Boston se vieron es-
her declarndo que em ilegal la medida del' puestos á todos los insultos .Y ultrajes que
gobernador, quien no se presentó, reso]vie- • de aquella podian espera,rse, .y la eiudad ha-
ron formar un Congreso provincial que dC'- i bia llegado á ser para ellos una prision guar-
hia reunirse cn Ooncord. Hancork fué Ale- dada por los jefes británicos. Esto solo bas-
gido presidente. y se envió una manifestacíon taba para impedir las opera(:iones milit.ares
ti, Gage reprobando sus últimas medida,s é proyectadas por los americanos, pero no de-
invitándole á que desistiera de fortificar á jaron de proponerse varios medios pal'a salir
Boston Neck. El gobernador contestó_ qUA de tan embarazosa situacion) los cuales si no
solo hacia, lo que era necesario para la prueban gran prudencia, demuestran al me-
seguridad de 111s tropas ~ advirtiendo además nos una obstinacion poco comun. Algunos
tí, los miembros do la Cámara que era i10- fueron de parecer que todos los habitantes
gal su modo de proceder. Estos. sin em- abandonasen la ciudad y se refugiaran en
bargo, sin hacer aprecio de semejante indi- otros puntos donde se le8 socorriera, pero
cacion. resolvieron organizar un comit.é este designio era del todo impra,cticable, pues-
que debia formar un plan para 111 defensa to que dependia del general Gage impedir Sil
rle la provincia: espidieron órdenes pam ~jecucion. Otros recomendaron que se eva-
alistar á cierto número de ciudadanos <}lW luasen las casas y los efectos.pertenecient.es ti,
pudieran empuñar las armas en un momen- los habitantes, que se pegara fuego á la cin-
to dado. y se nombraron tres generales. dad y que se exigiese luego el reembolso al
Preble, \Vard y Pomeroy p:1ra mallllar , tesoro público; pero este proyecto pareció á
aquella perlueña, milicia que iha á entrar en ' todos muy dificil, sino imposible, de ejecutar.
act.ivo servicio. Algunas semanas despues. se ';\1uchos habitantes, sin embargo. salieron
dispuso organizar un cuerpo de 12~OOO hom- de Bastan secretamente, retirándose al inte-
bres y equipados conveniAntemente. nom- rior del pais; unos, disgustados por aquella
brando generales á Thomas .Y á Heath. no especie de cautividad, otros temiendo las pró-
:-:;in invitar ant.es á las colonias de New- ximas hostilidades, y no pocos fina,lmente.
Hampshire. Rhode Island .Y Oonnecticut Ü por eludir un interrogatorio acerca de los ac-
que prestasen su cooperacion. «Los sucesos tos del pueblo, mas un considerable número
de aquella época, dice Ramsay, podrán tras- de ciudadanos prefirió permanecer resuelta-
mitirse á la posteridad, pero la agitacion del mente en su puesto y arrostrar todas las
pueblo no es fácil sea descrita sino por aque-
]]08 que la pre:-:enClaron.»


TOMO ).


(') Ilis/.nria ¡JI' 1'1 Gllt1TO de lo lndrpendmcia, Y01. J, p. 2it.
,


40




314 HISTORIA DE LOS CAP, XII.
consecuencias. Los soldados de la guarni-
cion, cansados de su largo destierro, desea-
ban acabar de una vez y espulsar á los re-
beldes, que interceptaban sus víveres y á los
cuales despreciaban en alto grado, y por su
parte, los habitantes de Massachusetts in-
dignábanse al pensar que la tropa les creía
cobardes, por lo cual ansiaban probar lo con-
trario, tomando una ruidosa venganza,


Cuando se hicieron públicas las medidas
tomadas por el Congreso, todos las aproba-
ron calurosamente, y cada cual empezó á
prepararse para lo que pudiera suceder, re-
suelto á no ceder ni en el último estremo. La
Asamblea de Nueva-York, enteramente so-
metida á la influencia realista, no quiso san-
cionar las resoluciones y actos del Congreso,
y en otras colonias se interpret;uon mas ó
menos favorablemente, pero á pesar de estas
diferencias, el pueblo se mostraba por lo g~­
neral muy resuelto. En una carta que escri-
bió Warren á Quincy, le decia: «La idea
dominante de los americanos es conservar
la libertad aunque sea á costa de su vida: su
resolucion no es el resultado de una loca te-
meridad, sino el de una firme -conviccion, y
yo estoy per~uadido de que en ningun pueblo
de los que existe~ sobre la faz de la tierra
se difundió nunca tan universalmente el espí-
ritu de libertad como en la América del Nor-
te.» (*)


Completamente engañado por las repre-
sentaciones de los Tories, el ministerio inglés
supuso que las medidas coercitivas bastarian
para someter á los americanos, siempre que
se persistiera en ellas, impidiendo toda union
1774. y concierto entre los colop.os. Averi-


guóse que la parte aristocrática de los
habitantes, que era tambien la mas rica, fa-


(') Véanse las Jlc.lu/'ias Ite la vida de Jusías QUincy, pá-
gina 205,


vorecía decididamente á Inglaterra, y se cre-
yó, no sin motivo, que toda la influencia de
la numerosa secta de los Cuákeros, que co-
mo sabemos, eran opuestos á verter sangre,
así como tambien la del clero episcopal, se
declararian en favor de la madre patria, pro-
nunciándose en contra de las varias medidas
adoptadas por el Congreso americano. Pero
lo que parece mas estraño de todo, es que los
que estaban en el poder en Inglaterra mos-
trábanse dispuestos á dar crédito á los hom-
bres fanfarrones que hablaban de la cobardía
de los americanos. i Algunos se jactaban de
que con muy pocos regimientos irian de un
estremo á otro de América, y que al romper-
se el fuego se dispersaria el pueblo para sal-
var sus vidas! Difícil es decir, qué es de
estrañar mas, si el excesivo orgullo, ó la
profunda ignorancia de aq ueUos que de tal
modo pensaran, induciendo al gobierno á
participar de sus ideas.


En Inglaterra predominaba el deseo de so-
meter á los colonos; los sentimientos del rey
eran bien conocidos, y el ministerio contaba
con una gran mayoría en el Parlamento.
A principios de noviembre, llegó á In-
1 t · J' Q' , 1. 774. g a erra OSlas umcy, qUIen em-


prendió el viaje no solo para restablecer su
salud, sino tambien porque estaba animado
del mas ardiente deseo de hacer algo por su .
pais. Poco. despues de su llegada, tuvo una
entrevista con Lord North y Lord Dartmouth
á instancia de estos, y el primero, en una
conversacion que tuvo con Quincy el dia 19
de noviembre para tratar sobre la cuestion
americana, le manifestó que estaba resuelto
á someter á las colonias á su autoridad, aña-
diendo además: «Debemos hacer todo lo po-
sible para conservar nuestra autoridad en las
colonias británicas, y nadie nos puede vitu-
perar si para conseguirlo empleamos cuan-
tos medios estén á nuestro alcance. Nosotros




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 315


no juzgamos riada imposible porque sea difí-
cil, y es preciso realizar nuestra idea de un
modo ú otro, antes de convenir en que nuestro
proyecto sea impracticable.» Este lenguaje
del ministro así como tambien otras noticias
que adquirió Quincy de varias personas, le
convencieron de que no podria esperarse nin-
guna concesion y que á los americanos no les
quedaba mas medio que apelar á la resistencia
por medio de las armas. Quincy comunicó á.
sus amigos de América sus opiniones sobre
este punto, y en una carta dirigida á José
Reed en 17 de diciembre de 1774 decia lo si-
guiente: «No puedo menos de confesar que
abrigo la ínti:q¡.a conviccion de que mis con-
ciudadanos se verán precisados á sellar con
sangre su\ amor á la libertad. Esto es verda-
deramente doloroso; pero ¿ acaso no ha sido
este siempre el destino de la humanidad? ¿No
han sido la sangre y los tesoros el precio:de la
libertad civil en todas las épocas y edades?
1,Pueden acaso esperar los americanos que se
inviertan las leyes de nuestra naturaleza y que
se cumpla el mas ardiente de sus votos sin
pasar antes por las mas rudas pruebas ?}) (*)
El dia 26 de abril de 1775, Y cuando el bu-
que en que volvia Quincy á su pais avistaba


. ya la costa, falleció aquel ardiente patriota
á la edad de 31 años. Pocas horasdespues
de su muerte, penetró el buque en el puerto
de Gloucester y se entregaron los restos mor-
tales del finado á su desolada familia.


El Parlamento se reunió á fines del mes
de noviembre, y con este motivo el rey cen-
suró enérgicamente la rebelde conducta de
.Massachusetts y otras colonias, anuncian-
do que estaba resuelto á conservar la supre-
ma autoridad del Parlamento en todos sus


un acalorado debate, pero al fin se aprobó
por una gran mayoría. Otro tanto sucedió en
la Cámara de los Lores.


El Parlamento volvió á reunirse en 20 de
enero de 1775 , Y el mismo dia, Lord Cha-
tam , presentó en la Cámara de los Lores
una proposicion para que se elevase á S. M.
una atenta y humilde solicitud suplicando
que, con objeto de evitar los peligrosos dis-
turbios de América, mitigando la fermenta-
cion y las animosidades, y á fin de im-
pedir entre tanto una fatal catástrofe i 775.
en Boston, en cuya ciudad aumentaba diaria-
mente la irritacion, por tener la fuerza arma-
da cOñstantemente á su vista, se dignase es-
pedir las órdenes oportunas al general Gage
para que se retirara el ejército de Boston tan
pronto como lo permitiesen la estaciony otras
circunstancias indispensables. Lord Chatam
apoyó su proposicion con todo el fuego y
elocuencia en él acostumbrados, demostran-
do cuan patrióticos eran sus sentimientos y
constantes sus opiniones en la política que
siempre observara con América. Damos á
continuacion un estracto de su noble discur-
so , cuya lectura puede aun ser provechosa.
« Señores, esos documentos de América,
que por primera vez presenta ahora el go-
bierno á vuestra vista, han estado segun
yo entiendo, cinco ó seis semanas en el
bolsillo del ministro, y esto, cuando el desti-
no de ese pais se halla aun pendiente del
grave asunto que vamos á tomar en consi-
deracion. Señores, no es mi ánimo examinar
ninguno de esos papeles, pues harto conozco
su contenido y sé tambien que ninguno ele
los miembros de esta Cámara lo ignora,
razon por la cual no debemos retardar el


dominios. La contestacion al discurso del debate, sino entrar en él inmediatamente,
monarca propuesta por los Comunes, produjo aprovechando el momento de verificar una


(') Véase la Memoria de la vida de Josias QUil1C,!!, p. 2.'33.
reconciliacion. Los americanos, sin embargo;
no consienten ni consentirán en ella hasta




HISTOHIA DI< LOS CAl'. XI!.


que se retil'en las trupas, porque su presen- yo y nadie tiene uerecho pál'átocal' ú, ello.})
cia es una irritaclon continua para el pueblo, Despues de manifestar que los americano~
un obstáculo l)erpétuo para que renazca la habian sido engañados lastimosamente al
confianza y se promueva una reconcilia- observar con ellos una política tan opuesta
(.~lon, que es ]0 mas urgente por ahora, á la que espAraban, Lord Chatham continuó
pues dentro ele poco seria demasiado tarde. de este lllodo : ( ¿ Cómo se ha conducido ese
Yo ignoto quién adoptó las actuales medidas pueblo al verse rodeado de tantas vejaciones'{
y (luién aconseja que S8 persevere en ellas, Con una. paciencia sin ejemplar; con la lllas
pero debo decir que quien las propone in- profunda. sabiduría. Ellos eligieron sus dele-
curre en una grave responsabilidad. Dema- gados para el libre sufragio, pero esto lo hi-
siado sé que ninguno se reconocerá como cieron de una maneea franca y leal, sin
el autor, y que todos procurarán evitar se apelar á subterfugios, y los representantes Sf~
les haga este cargo; mas alguno será el han conducido con la mayor nobleza. Por su
line haya inclinado en este sentido el ánimo escesiya prudencia, por su notable modera-
del monarca, que si persiste en guiarse por cíon, por su dignidad, por sus sublimes sen-
tan malos consejeros, lo perderá todo. Cierto timientos y sencillez de lenguaje, por todo,
es qq.e podrá l~ev~r una cor.ona, mas si e~ I en fin, ~e h~ distingui~o el ~ongreso dePhi-
ésta falta la prmmpal de sus Joyas, poco sera ladelphla. Ese pueblo mstI'ludo habla alto, e~
su valor. ¿ Qué mas puedo decir? No es mi verdad, pero lo hace así porque no debe usar
ánimo asegurar (lue se haj'a hecho traicion el lenguaje de los esclavos. No os piden como
al rey, pero sí afirmo que la nacion esüí un favor que derogueis vuestras leyes, sine)
arruinada. ¿ En qué se fundan nuestras 1"8- que os lo reclaman como un derecho, dicién-
clamaeioncs sobl."e América? 1) Con (llH~ dere- doos que no se someterán á ellas, corno yo
ello insistimos en llevar á cabo esas injustas os lo digo ü mi vez. La ruina del ministerio
medidas contra un pueblo tan leal y respeta- es inminente si no adopta pronto una medida
1)1e ? Ellos dicen que no teneis derecho para para evitarla, y por lo tanto, señores, yo ü:~
~ometerlos á un impuesto. y tienen razon ac.onsejo que derogueis vuestras leyes, pero
sobrada, porque aquel es inseparable de la advertid que todavía no es esto bastante; es
representacion. Apenas hay hombre en este preciso (iue termineis la obra, declarando
paiR, por precario qt1\) sea su estado, que no I que no hay derecho para sujetar á las colo-
se crea legislador (le las colonias hritánicas. I ni as á un impuesto, único medio de conse-
y la frase, nuestros sú.bditos americanos, se I guir que vuelvan :i tener confianza en vos-
pronuncia continuamente hasta por la clase otros.)
Ulas Ínfima del puebl.o. Pero la propiedad. Aquel elocuente abogado do lajusticia y de
señOl'e:". es del único y esdusivo dominio del la verdad terminó su discurso con estas pala-
(1 ne la posee; nadie puede ni debe toear [Í, bras: « Profundamente impresionado, seño-
ella, porque es una unidad, llll punto matc- res, ante la urgencia de tomar una medida
mátieo. un átomo intangible para todos, decisiva en esta deplorable situacion . y aun-
menos para el propietario; el contacto de un que afligido por una cruel dolencia, me he
estrarlo contamina toda la masa y la des- arrastrado hasta esta Cámara para aconse-
truye. y en una palabra. tocIo cuanto tieno jaros segun mi esperiencia. Mi consejo e~
un homhre es nh<.:olnta ," t'srlllsivamentc SIl- que supliqueis ti S. ~I. que mande ret.irar




CAP. XII. ESTADOS-Ul-nDOS. 317
, .


inmediatamente sus tropas, porque esto es lo Camden y otros varios nobles apoyaron ¿i
mejor que se puede hacer en los momentos Lord Chatham, pero el ministerio obtuvo una
actuales. Así se convencerán las colonias inmensa mayoría, y en la Cámara de los
americanas de que vuestro objeto es juzgar, Comunes se pasaron á una comision los do-
su causa con arreglo á las leyes de la liber- ! cumentos procedentes de América ~ entre lo:s
tad y no por los códigos de la sangre. ;¡ Cómo. cuales se hallaba la -peticion dirigida al rey
quereis que la América confíe 0n vosotros. por el Congreso Continental. Franklin, Lee


I
cuando ve dirigirse contra su pecho las bayo- : y Bollan, que eran agentes de las colonias,
netas de vuestros soldados '~ Razon tiene para dirigieron una solicitud á la Cámara en 20
creer que dese~ü su muerte ó su esclavitud. de enero, manifestando que el Congreso les
Al llegar á este punto, no puedo menos de habia encargado presentaran una esposicion
apelar ri. vuestro recto juicio, para que hagais al Parlamento y que deseaban ser oidos
justicia, y debo advertiros que no cejaré en : para dar una esplicacion, pero la Cámara no
mi empeño hasta tanto que mis dolencias me i quiso acceder á esta solicitud. y el ministe-


I
postren en el lecho del dolor. Scílores. no "l· rio rechazó las reclamaciones de ArnéricH,
hay tiempo que perder; el horizonte esüi , alegando que se queja.ban de supuestas v~ja­
preñado de amenazas, y quizri.s en estos mo- ' ciones.
mentos en que estoy hablando haya estallado' A principios de febrero, Lonl Chatham prc-
ya el trueno sobre millones de habitantes. La " sentó otro bill con objeto de arreglar


"l d'~ . . d' d 1775. primera gota ele sangre causarú una profun- . "as llerenClas, sm ojal' e reconocer
da herida muy dificil de cicatriíml' , una he- la suprema autoridad de la Gran Bretaíla so-
rida de esa~, que se Jilatan, que uotToen y
que acaban por apoderarse de todo el cuerpo.
Siendo así, señores, pongamos manos "á la
obra de una vez, ,y obremos como lo exigen
las circunstancias. No quisiera que pensarais
que trato de estimular á los americanos para
que traspasen los límites Je lo prudente y de
lo justo, pues bien sahms que reprueLo y he
reprobado siempre la violencia y los escesos;
pero tratándose de los derechos de que dehen
gozar las colonias con arreglo <i, las leyes
fundamentales de la Constitucion inglesa, me
declaro desde luego americano, y como tal,
trataré siempre de revillllicar esos derechos,
oponiéndome enérgicamente á todos aquellos
que traten de usurparlos.»


Josías Quincy, que estaba en la galería de
la Cümara cuando se pronunció este discur-
so, lo elogia altamente, manifestando que
los americanos deben estarle agradecidm; por
la nobleza con que defendió su causa. Lord


bre hts colonias. Aunque por dicho bill so
prodanmba la suprema a'uton'dad del Pal'ln-
mento sobre América en todos los casos Illf'-
nos en el de crear impuestos, se desesti1lui
por un voto ó dos, contra uno, sin que se 11-
dispensasen los honores de una segunda le(~­
tura. Lord Ohatham, segun dice Pitkin, habia
ensefíado el bill á Fninklin antes de presen-
tarlo ü la Cámara de los Lores. pero este úl-
timo no tuvo tiempo de hacer en él ciertas
alteraciones que indic.ó. Franklin se pres~nt()
sin embargo para asistir al debate á ruego:s
de Lord Chatham, }' Dartmouth quiso poner
el bill sobre el tapete, pero Lord Sandwich
se opuso á que se recibiera, alegando que d('-
bia desestimarse sin discusion alguna, por-
que mas bien parecia la obl'a de un america-
no, que no la de un Par de la Cámara Dritú-
nici.t. Al decir esto, lttnzó el noble Lord UlM
mirada á Franklin, (Iue se hallaba presente,
J' añadiú: «7\íe pareee conocer á la persona




318 HISTORIA DE LOS CAP. XII.
.


que ha redactado ese escrito, y por cierto Bretaña, Irlanda y la India inglesa, y prohi-
que es el mayor enemigo que pudiera tener biendo que se establecieran pesquerías en los
este pais.» A esto contestó Chatam que él bancos de Terranova y otros puntos, por un
solo era el autor, y que se creia obligado á tiempo limitado. Estas restricciones se esten-
declararlo así, por lo mismo que sus compa- dieron tambien á todas las colonias represen-
ñeros de la Cámara formaban tan pobre opi- tadas en el Congreso de Philadelphia, escepto
nion de su obra, no siendo justo que ninguilO Nueva-York y la Carolina del Norte. La mi-
sufriese la censura que él solo merecia. Ade- noríase opuso en ambas Cámaras á dichos
más de esto, manifestó sin el menor escrú- bills, alegando que eran injustos porque con
pulo que si él fuera el primer ministro de la ellos se castigaba lo mismo al inocente que al
nacion y estuviese encargado de arreglar la culpable, y que los consideraba contrarios á
cuestion del momento, no tendria reparo al- la política que debia seguir la Gran Bretaña.
guno en solicitar el auxilio de una persona Díjose tambien que si los .colonos, especial-
tan entendida en los negocios de América mente los de Nueva-Inglaterra, se veian pri-
como el caballero á quien se habia aludido de vados de su comercio con el estranjero y de
una manera tan injuriosa, sin tener en cuen- sus pesquerías, no les seria posible pagar las
ta que toda la Europa le apreciaba por sus considerables cantidades que adeudaoan á
profundos conocimientos y sabiduría, no solo los comerciantes británicos; pero todos los
porque hacia honor á la nacion inglesa, sino argumentos, aun cuando se reconocieronjus-
tambien al género humano (*). tos, fueron completamente inútiles contra las


Al poco tiempo presentóse al rey un infor- medidas propuestas por el ministro. En lá
me relativo á los asuntos de América, en el Gran Bretaña predominaba la idea de que el
cual declaraba el Parlamento que, atendido pueblo de Nueva-Inglaterra dependía comple-
ü que la provincia de Massachusetts-Bay se· tamente de las pesquerías, y que faltándole
habia pronunciado en abierta rebelion, era los medios de subsistencia, no podria menos
preciso adoptar las medidas oportunas para de someterse y prestar obediencia (*).
restablecer la autoridad de la suprema legis- Lord North, que despues de todo era un
latura. Los ministros prometian solemne- hombre amable y amante de la paz, se aven-
mente al monarca estar á su lado, aunque turó á proponer un plan de reconciliaeion,
fuer~ á costa de sus vidas y haciendas, para que en su conjunto no diferia mucho del pre-
hacer frente ~í los rebeldes súbditos de las co- sentado antes por Chatam. Disponía- .
1 . '1 d 1 b d 1775. omas. A pesar de la elocuente oposicion que se en e , que cuan o e go erna 01',
se hizo contra el proyecto, aprobóse por una Consejo y Asamblea, ó Congreso general de
gran mayoría, así como tambien por el mo- cualquiera de las colonias de S. M. en Amé-
narca, que sancionó en un .todo la política rica, propusiera facilitar algun auxilio con
observada con América. El dia 10 de febrero arreglo á sus condiciones y circunstancias
Lord North presentó un bill restringiendo el para contribuir á la defensa comun, ofrecien-
comercio de Massachusetts, New-Hampshi- do al mismo tiempo encargarse del sosteni-
re, Rhode Island y Connecticut á la Gran


(lO) Historia civil y política de los Estados-Unidos, vol. 1,
púg.312.


(') No deja de ser interesante el exámen de las Indicacio-
nES acerca de los medios q1¿e probablemente producirian una
unían duradera entre la Gran Brelaíw '!J las colonias. Véase
la Autobiografia de Franklin. Pág¡;. 283-94; 325, etc.




GAP. Xli, ESTADOS-UNIDOS, iH9


miento del gobierno civil y de la adminis- Entre tanto los americanos no perdian el
tracion de justicia de la citada colonia, se tiempo. El Congreso provincial de Massachu-
admitiera la propuesta, prévia la aprobacion setts se reunió elLo de febrero de 1775 en
de S. M. y de las dos Cámaras del Parlamen- Cambridge, y á los quince días suspendió las
too A la colonia que se hallare- en este caso sesiones para reanudarlas luego en Concord.
no se la impondria contribucion alguna ó im- Una vez allí, procedió con la mayor energía
,puesto, y sí solo los derechos que se fijaran á tomar las médidas convenientes para hacer
para la regularizacion del comercio. Este pro- una vigorosa resistencia, y al efecto


d 1 "t 't' 1 't 1 '1'" d 1775. yecto e mmlS ,ro esC! o a mayor sorpresa, y eSCI aron á a mI lCla a que no escan-
habiéndole indicado algunos que aquello era sara hasta ponerse al corriente de la discipli-
lo mismo que declararse contrario á la políti- na militar; recomendóse asimismo la cons-
ca del gabinete, Lord North contestó, que en truccion de armas de fuego y bayonetas, y se
realidad él no concedia nada, y que con su encargó eficazmente al pueblo que no facilita-
proyecto esperaba tan solo dividir las colonias ra á las tropas de Boston ninguna cosa que
é impedir su oposicion unida, Prévia esta es- fuera necesaria para la guerra Lajunta de sal-
plicacion, adoptóse el proyecto, pero como es vacion resolvió por su parte comprar pólvo-
fácil de suponer, no produjo ninguno ~e los ra, cañones y otros efectos indispensables, que
resultados que apetecian los ministros, La debian depositarse en \Vorcester y Concord.
aprobacion del proyecto conciliatorio de Lord El general Gage no permaneció impasible
North np impidió que MI'. Burke y Mr. Hart-ante aquellos actos, pues habiendo sabido
ley presentaran tambien á la Cámara sl;ls que los colonos tenian en Salem algunos al-
respectivas proposiciones; la del promero de macenes militares, .i uzgó prudente enviar
aquellos señores, fundada en el principio de al coronel Leslie' con un destacamento de
la conveniencia, peclia que se permitiese á las soldados para que se apoderase de ellos,
colonias crear sus propios impuestos por me- Esto sucedia el domingo 26 de febrero, y ha-
dio de sus Asambleas segun la antigua cos- bien do desembarcado las tropas en Marble-
tumbre, pero desestimándose á la vez ~odas head, marcharon á, Salem; pero como no
las medidas del Parlamento que tuviesen por encontrasen allí nada, prosiguieron su ca-
objeto imponer contribuciones en América. mino hácia Danvers, á donde acababan de
Mr. Hartley propuso que á instancia de am- trasladarse los efectos militares. Al llegar el
bas Cámaras exigiera el secretario de Estado destacamento á dicho punto, los colonos le
un impuesto de las colonias para los gastos disputaron el paso, pero gracias á la pru-
generales del pais, permitiendo que las Asam- dente intervencion de Bernard, miembro del
bleas fijasen la suma y la aplicacion de ella. Congreso de Salem, no se vertió sangre, si
Estas proposiciones, aunque apoyadas por la bien este hecho sirvió para aumentar la ac-
elocuencia y talento de Mr~ Burke, fueron tividad del pueblo, el cual estaba convencido
desechadas por las mayorías de siempre (*), de que á cada momento habria encuentros de


esta especie.
(') Burke, que era agente de Xueva-York, presentó al fin La Junta de Virginia se reuiüó en Rich-


de la sesioll una enérgica solicitud de la Asamblea general mon el 20 de marzo, siendo \Vashington uno
ue aquella !301onia, la cual desagradó altamente á los minis- d' de los dele~:rados, y todos los proyectos se lS-tros Lord North consiguió que no se tomara en considera- v
cion por la Cámara. cutieron y aprobaron con la mayor activi-




HISTOIHA DE LOS CAP. Xli.


dafl. Patricio Henry propuso, entre otras co- : tamente y con la ma,yor urgencia á Uoncord.
~a,,~ que se armase y disciplinara la milicia: La espedicion Re embarcó en Charles River.
(le la (;oloni~. pero muchos de los miembros i tomó tierra en Phipp. Y avanzó luego hác·ia
.Y homhres notables de VIrginia, estrañando el punto de su destino; pero algunos amigos


. ~emejante proposicion, se opusieron á ella, de los americanos que tenian conocimiento
('n la esperanza (le que aun podria consoguir- del pro'yecto antes de embarcarse las tropas.
se que las colonias se reconciliaran con la ma- despacharon inmediatamente mensajeros en .
(lre patria. lIenr,!', sin embargo, apelando it ! todas direcciones para puhlicar la noticia.
"n impetuosa elocuencia, rehatió cuantos a1'- . El toque de laR campanas y los tiros de mos-
gumentos se le hicieron, pronunciando estas! quete dieron á conocer á las tropas que ;i
palabras: «¡Ya no queda eRperanza alguna! i pesar del sigilo con que salieran de Boston
¡ es preciso luchar! Lo repito. señores; no I habian sido descuhiertos. y que iba cundien-
{{ueda mas medio que la lucha; solo dehemos ' do la alarma por el pais ¡pero continuaron
apelar;l, Dios y á las armas!» La proposicion I su marcha, llegando á Lexington el 19 de
de lIenry fué aprohada hasta por el mismo abril '(mtre cuatro y cinco de la mañana. En
WaRhington. que no confiaba ya en ningun aquel punto hallábanse reunidos cerca del
nrre\!:lo. v la Junta terminó su ses ion acOl'- camino unos 70 hombres de la milicia ciu-


u .i


dando que se favoreciese la industria del pais . dadana ~ mas no juzgándose con suficientcR
y se protegieran las fábricas. Poco despues fuerzas. no trataron de resistirse, yenton-
\Vashington escribió una carta á su hermano ces el mayor Pitcairn, que avanzaba con la
manifestándole que estaba resuelto ;i consa- iIlfantería ligera ~ adelantó hácia ellos gri-
grar su vida y su fortnna á la causa del pais: tando: « i Dispersaos. rebeldes! j dispersaos .v


Poco satisfecho Gage con el mal 1'esult<1(10 arrojad las armas !) Como quiera que los co-
/Iue ohtu \'0 anteriormente su proyecto de lonos tardasen en obedecer, el mayor Pit-
apoderarse de los efectos militares de los eo- cairn, dando algunos pasos mas, d,escargó
lonos, determinó organizar una pequeña es- su pistola y desenvainó la espada en tanto
pedirion, e8perando que esta vez no queda- que .sus homhres rompian el fuego. Varios
rian frustradas sus esperanzas. Habiendo sa- americanos cayeron y los demás se dispersa-
bielo que los americanos tenian reunida una. ron; mas observando los fugitivos que los
}Jorcion de efectos militares pn Concord~ pun- : soldados les seguian tirando~ algunos de ellos
tQ situado ,1 diez .Y seis millás de Boston, en- hicieron tambien fuego. Esta vez quedaron
vió un fuerte destacamento ele tropas para ocho americanos tendidos en el campo de ha-
IIue se apoderara de los almacenes, é hizo talla.
todo lo posible para guardar el secreto; pero Terminada esta refriega, llegó el resto de
los colonos estaban siempre alerta, .v como ! las tropas británicas al mando del teniente
llegase ri su conocimiento la noticia, la cir- : coronel Smith, y entonces dirigióse todo el
cnlaron inmediatamente. A las once de la no- : cuerpo de ejército hácia Concord , donde en-
che del 18 de abril, Gago destacó 800 grana- eontró una fuerza do milicia, que, al ver á
deros y soldados de infantería ligera, que era los ingleses, se retiró de un puente que esta-
! 775. la flor del ejército, al mando del te- ' ba ocupando. Las tropas reales entrartln lue-


niente coronel Smith y del mayor Pit- i go en la ciudad, destruyeron dos piezas de
cairn , ol'den;i,nrlolep. que se dirigieran seere- ' artillería..y cierto número de ruedas .. y al'-




CAP. XII. ESTADOS-U!\IDOS. 321


rojaron en el rio quinientas libras de balas,
único material de guerra que encontraron
allí.


Mientras eL cuerpo principal de las tropas
se oéúpaba en estas operaciones, la infantería
ligera se habia quedado guardando el puente,
en tanto que los colonos iban á buscar refuer-
zos. Estos no tardaron en llegar á la cabeza
del mayor Buttrick, de Concord , el cual or-
denó á sus hombres que avanzasen; pero no
sabiendo lo que acababa de suceder en Le-
xington, recomendóles que no hicieran fuego
hasta que acometiese la tropa. Esto no se
hizo aguardar mucho, pues como avanzara
la milicia, los soldados })jcjeron una descaJ'-
ga, que fué contestada inmediatamente por
sus enemigos, siguiéndose una escaramuza
en la que hubo varios muertos por ambas
partes ..


Habiéndose conseguido el objeto de la espe-
dicion, las tropas empezaron á retirarse; pero
se habia vertido sangre, y no se queria que
los agresores escapasen impunemente. La
alarma iba estendiéndose por el pais, y
de todas partes acudian hombres armados
que hostilizaron á las tropas en su retirada
con incesantes descargas de mosquetería; mas
habiendo sabido el general Gage que todos
los colonos corrian á las armas, destacó 900
hombres mas con dos piezas de artillería al
mando de Lord Percy para que protegieran al
primer cuerpo de ejército. Gordon nos dice
que aquella tropa salió de Boston al compás
de cierta música que era una burla hácia los
colonos rebeldes.


Lord Percy, encontró al coronel Smith con
sus tropas en Lexington bastante apura-
do, pero como llevaba artillería, pudo tener
en jaque á los americanos. Sin embargo,


• TOMO 1.


no habia tiempo que perder, porque de to-
dos puntos íbase presentando la milicia ciu-
dadana de tal modo, que cuaúdo las tropas
emprendieron la marcha se renovó el ata-
que, y Lord Percy continuó la retirada bajo
el fuego incesante del enemigo, al que man-
tuvo sin embargo á una distancia respetuosa,
gracias á las piezas de montaña y á las des-
cargas de fusilería. Los colonos noestahan
mandados por ningun jefe, y por lo mismo
corrian de un punto á otro, situándose con-
venientemente para hacer fuego sobre la tro-
pa sin esponerse tanto. Hubo muchos que
cansados de la persecucion, se retiraron al fin,
peTO enm sustituidos por oh'os c'lJ n2ornento~
de manera que aunque no tomaban parte en
la refriega mas que unos 500 hombres, conti-
nuábase la lucha sin tregua ni descanso has-
ta que las tropas en estremo fatigadas, lle-
garon al anochecer á Bunker's Hill sin llevar
apenas cartuchos, á pesar de que por la ma-
llana sacaron una gran cantidad (*). La,
pérdida de las tropas británicas en aquella
desgraciada espedicion fué de 65 muertos,
180 heridos y 28 prisioneros. Los americanos
tuvieron 50 de los primeros y 34 de los se-
gundos.


Con razon podi a decir \Vashington en una
carta que escribió luego, que las tropas bri-
tánicas no tuvieron mas remedio que retroce-
der ante el pueblo de Massachusetts. Hé aquí
el párrafo de dicha carta: « Si la retirada no
se hubiera hecho tan aceleradamente, y Dios
sabe que no pudo ser mas precipitada, las
tropas reales habrian tenido que rendirse
para no ser completamente destruidas. »


(') Véase la Historia de los Eslados·Unidcs, de Lardnn°,
vol. 1, página 124 .




APÉNDICE AL CAPÍTULO XII.


ASOCIACION
...


FORMADA POR OCHENTA Y NUEVE MIEMBROS DE LA ÚLTIMA CAMARA BAJA.


Los infrascritos, muy humildes y leales súbditos del mo-
narca de la Gran Bretaña y representantes del buen pueblo
de este pais, á V. M. reEpetuosamente esponen : Que habién-
doseles prohibido por este gobierno reunirse en Asamblea
segun la forma legislativa, con el objeto de examinar y dis-
cutir todos los asuntos relativos á la mejor administracion
ele las colonias, Ee han visto en la dura necesidad de formar
una asociacion , por ser este el único medio que les queda
para proponer é indicar á este pueblo todas aquellas medi-
das que en nuestro concepto son mas convenientes para
conservar los privilegios y libertades que la pesada mano
del poder quiere arrebatar á los hijos de la América del
l·;orte. Con el mas profundo sentimiento vemos que las re-
clamaciones hechas á la Gran Bretaña pa~a que se respeten
nuestros antiguos derechos, no solo han dejado de ser aten-
didas , sino que por el contrario parece haberse formado el
proyecto de reducir á la esclavitud á los habitantes de la
América Británica, sometiéndoles al pago de contribuciones
impuestas sin el consentimiento del pueblo ó de sus represen-
tantes. En confirmacion delo dicho, encontramos un decreto
uel Parlamento publicado últimamente, que tiene por obje-
lo cerrar al comercio el puerto de Boston, en nuestra colonia
hermana de Massachusetts-Bay, hasta que el pueblo se so-
meta á esos impucstos inconstitucionales cuyo decreto por
dcmás violento y arbitrario, porque despoja á los colonos de
su propiedad, es un atentado peligroso para destruir las li-
bertadcs y los derechos de toda la América del Nortc. Tam-
IJien es nuestra opinion que como el Parlamento ha fijado
ciertos derechos sobre el té que se importa en América, con
el objcto evidente de obtener una renta sin el consentimien-


to del pueblo, no deben usar dicho artículo las personas q1.!e
aprecien en algo las libertades constitucionales del pais; y
como quiera qu~ la Compañia de las Indias, conduciéndose
con muy poca generosidad, ha intentado arruiJlar á las colo-
nias, enviando muchos buques cargados de té, con la inten-
cion sin duda dc fijar un precedente en favor del impuesto
arbitrario, hemos creido prudente recomendar con la mayor
eficacia á nuestros conciudadanos que no tomen de la India
Oriental otros géneros que el salitre y las drogas, hasta tanto
que se supriman los citados impuestos. Tambien es nuestro
parecer que el atacar á una de nuestras cC110nias hermanas
para obligarla al pago de un impuesto forzoso, es lo mismo
que atacará toda la América Británica, y csto ocasionará la
ruina de todos, si no se adoptan las mas prudentes y sabias
medidas para provenir los malcs y funestas consccucncias
que se pudieran segui!'. Con este objeto se recomendó al
comité corresponsal quc se pusiera en comunicacion con
todas las colonias, á fin de que cada una de estas nombrase
diputados que la rcpresentara en el Oongreso general, donde
debia deliberarse en determinadas épocas del año acer~a de
los intereses de América. La situacion de los comerciantes
y fabricantes de la Gran Bretaña nos induce á no decir mas
sobre este punto, confiando firmemente que el principio in-
constitucional de crear impuestos sin el consentimiento de
las colonias, no será observado, ni nos obligará tampoco á
pagar contra nuestra voluntad, y á suspender nuestras re·
laciones comerciales con la Gran Bretaña. Con este motivo
tienen el honor de reconocerse sus mas respetuosos y aten-
tos servidores los últimos representantes de Virginia.


27 de mayo de 1774.




CAP. XII. HISTOIlIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 323


MANIFIESTO AL PUEBLO DE LA GRAN BRET AÑA.


Cuando una na~ion llega ~ cierto grado de ¡ oprimido, sino engañado, y .en tal caso, 'es
grandeza por la Vla de sus hbertades, y des- ' nuestro deber, tanto por el mterés comun,
pues de alcanzar toda la gloria, el heroismo como por el bienestar del imperio británico,
y la magnificencia que sea dable obtener á dirigirnos á vosotros para tratar sobre tan
los humanos, se humilla hasta el punto de importante asunto. Sabed pues ~ que insisti-
forjar cadenas' para sus hijos y sus compa- mos en creer que somos y debemos ser tan
triotas, yen vez de conservar su libertad, se libres como nuestros hermanos los súbditos
pronuncia en favor de la esclavitud y de la I de la Gran Bretañ,a, y que ningun poder so-
opresion, hay suficie~te motivo p~ra cree:o I bre la tier~a tien~ derecho para des~ojarnos
que ese pueblo ha dejado .de ser vlrtuoso o de la propIedad sm nuestro consentrmiento.
ha incurrido en un lamentable abandono. Sabed además, que nosotros reclamamos to-


En casi ;todas las edades, en repetidos con- ?os los beneficios de que gozan esos súbditos
flictos y en sangrientas guerras, tanto civi- segun la Constitucion inglesa; que no debe-
les como estranjeras, así contra poderosas mos consentir, por ser contrario á la liber-
naciones como contra ocultos y poderosos tad, que se condene á un hombre sin oirle,
enemigos, los habitantes de vuestra isla, ni se le castigue por supuestas ofensas sin
vuestros grandes y gloriosos antecesores, permitirle que se defienda; que en nuestro
mantuvieron su independencia, trasmitien- I concepto, la legislatura inglesa no está au-
do sus derechos y libertades á vosotros que torizada constitucionalmente para establecer
sois su posteridad. una religion plagada de dogmas impíos y


No estrañeis, pues, que nosotros que so- sanguinarios, ni para exigir una forma ar-
mos déscendientes de aquellos que participa- biharia de gobierno en ningun punto del glo-
ron de todos los privilegios y libertades de bo, y que todos estos derechos, que nos son
que justamente os vanagloriais, los cuales tan sagrados como á vosotros, han sido vio-
hemos trasmitido á nuestros hijos, confian- lados repetidas veces.
do en la buena fe del gobierno y en las so- ¿ No son acaso los hijos de la Gran Breta-
lemnes promesas de los monarcas británi- ña dueños de su propiedad? ¿ Pue~e alguno
cos, no estrañeis que rehusemos someternos despojarles de ella sin su consentimiento?
á hombres que no fundan sus reclamaciones ¿ Permitirán por ventura que cualquier hom-
en los principios de la razon, y que insisten bre disponga de ella arbitrariamente? Bien
en ellas en la creencia de que teniendo en su sabeis que no. ¿Por qué entonces los propie-
poder nuestras vidas y propiedades, pueden tarios de América han de ser menos dueños
esclavizamos fácilmente. La causa de Amé- de lo que poseen que lo sois vosotros en ese
rica, que es ahora objeto de la atencion uni- país? ¿Por qüé hemos de someternos á vues-
versal, ha llegado á ser en estremo grave, iro Parlamento ó á cualquier otro Consejo
pues este desgraciado pais, no solo se ve del mundo que no sea de nuestra eleccion?




324 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


El que estemos separados por el mar, es aca- beneficios. Habeis sido completamente los so-
so suficiente motivo para que haya dispari- beranos del mar; designasteis los puertos y
dad en nuestros derechos, ó hay razon algu- naciones á donde podriamos llevar nuestras
na para que los súbditos ingleses, que viven mercancías, ,no permitiéndonos hacer el co-
~t tres mil millas de distancia del palacio real, mercio en otros puntos, y aunque algunas
tengan menos libertad que aquellos que se de estas prohibiciones eran harto gravosas,
hallan solo á trescientas? no nos hemos quejado nunca, pues al con-


La razon no puede menos de indignarse sideraros como una nacion hermana á la que
ante semejantes distinciones que no com- estábamos anidos por los mas estrechos la-
prenden los hombres libres. Y sin em- zos, nos juzgábamos felices por ser el ins-
bargo, por quiméricas é injustas que aque- trumento de vuestra prosperidad y vuestra
Has sean, el Parlamento afirma que puede grandeza. "
dominarnos en todos los casos, sin escep- A vosotros apelamos para que deis testi-
cion alguna, con nuestro consentimiento ó monio de nuestra lealtad y afecto hácia los
sin él; que puede despojarnos de nuestra pro- intereses comunes de todo el reino. ¿ No pu-
piedad como y cuando le plazca, que le somos simos á vuestra disposicion en la última guer-
deudores de todo cuanto poseemos, y que no ra todas las fuerzas de este vasto continente
podemos conservar nada sin su permiso. Se-, para que ayudasen á vuestras tropas á recha-
mejantes declaraciones son otras tantas he- zar al enemigo comun? ¿ No abandonamos
rejías en la política inglesa, y por lo tanto, nuestras playas para ir á buscar las enferme-
el Parlamento no puede despojarnos de nues- dades ó la muerte, á fin de que coronase la
tra propiedad; así como al Papa no le es da- victoria el éxito de vuestras armas en paises
.10 desp~jar al rey de la corona que las leyes extranjeros? ¿ No nos disteis gracias por
de la tierra y la voz del pueblo han colocado nuestro celo reembolsándonos considerables
en sus SIenes. cantidades que confesasteis os habíamos ade-


Al terminar la última guerra, que fué glo- lantado algunas veces á costa de grandes sa-
ríosa, gracias á las acertadas disposiciones crificios?
y al talento de un ministro, á cuyos esfuer- ¿ A qué causas, pues, debemos atribuir el
zas debe la Gran Bretaña su salvacion y su repentino cambio de la madre pa tria', y ese
celebridad, al terminarse esa guerra, repe- proyecto de esclavizarnos que se viene pre-
timos, :i la que sucedió una paz poco venta- parando desde la celebracion de la paz?
josa firmada bajo los auspicios de un mini s- Antes que nos hubiésemos recobrado de las
tro cuyos principios y familia eran opuestos inmensas pérdidas y gastos que nos ocasionó
á la causa protestante y á la libertad, se for- la guerra, intenwse sacar todo el dinero de
mó bajo su inflencia el proyecto de esclavizar este pais , creando el odioso impuesto del se-
á los súbditos de América, proyecto en que 110. Las pinturas, el cristal y varios objetos
se viene insistiendo con singular pertinacia que no nos permitiais comprar á otras nacio-
para ponerlo en ejecucion. nes, quedaron sujetos al pago de ciertos de-


Antes de esta época, os contentabais con rechos, y como si esto no bastara, nos pro-
la riqueza que os producia nuestro comercio, hibisteis que esportáramos vino al estranjero,
el cual restringisteis de la manera mas con- sin satisfacer una contribucion impuesta por
veniente para que se aumentaran vuestros vuestro Parlamento. Este y otros muchos im-




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 325


puestos fueron decretados injusta é incons-
titucionalmente con el espreso objeto de ob-
tener una renta; y á fin de acallar las quejas
y murmuraciones, prevínose de antemano
que se adoptaba aquella medida para la pro-
teccion y defensa de las colonias. Sin embar-
go, semejantes exacciones no se justifican
por una pretendida necesidad de protejernos
y defendernos, tanto mas cuanto que son la
obra de los cortesanos y favoritos del minis-
terio, que enemigos por lo general de Amé-
rica, tratan con sus consejos y representa-
ciones parciales de embrollar los asuntos de
las colonias. Tratándose del sostenimiento
del gobierno de estas, siempre estamos y he-
mos estado dispuestos á contribuir, y cuando
las exigencias del Estado lo requieran, faci-
litaremos, como hasta. aquí, hombres y dine-
ro hasta donde lo permitan nuestros alcan-
ces. Para vigorizar la injusta medida de
someternos á un impuesto, se ha destruido
la valla que la sabiduría de nuestros ante-
cesores habia opuesto cuidadosamente al po-
der arbitrario,despojándonos del inestimable
privilegio de tener nuestros jurados para j uz-
gar las causas en que peligra la propiedad
ó la vida. Habíase dispuesto que cuando en
las colonias se cometiesen delitos, infringien-
do órdenes y disposiciones particulares que
imponen ciertos derechos y restricciones en
el comercio, el acusador entablase su deman-
da ante los tribunales del Almirantazgo, por
cuyo medio perdia el súbdito]a ventaja de
que le juzgase uno de nuestros imparciales
jurados, viéndose en la dura precision de
someterse al juicio de un hombre solo, y á
sujetarse á una ley que exime al acusador
de justificar su acusacion y obliga al acusa-
do á probar su inocencia ó sufrir el castigo.
Para dar á este enjuiciamiento mas impor-
tancia, y como s.i se tratara de proteger á
los falsos acusadores, se dispuso además que


un certificado del juez en que se declarara
que habia razones para creer ,en el delito,
bastaba para eximir á los primeros de satis-
facer daños y perjuicios.


Segan nuestras leyes, los delitos que se
cometen en los dominios británicos donde
hay establecidos tribunales de justicia, ad-
ministrándose esta regularmente, deben juz-
garse en ellos por el jurado respectivo. De
este modo, y conociendo á los acusadores y
á los testigos, puede averiguarse fácilmente
el grado de certeza de las declaraciones.


En todas estas colonias se administra la
justicia regular é imparcialmente, y sin
embargo, segun lo prevenido en varios de-
cretos del Parlamento, los culpables así como
los testigos deben ser conducidos á Inglater-
ra para que se les juzgue por un tribunal
compuesto de personas estrañas, quedando
sujetos á las desventajas que resultan de la
falta de amigos, testigos y dinero.


Cuando se vió que el proyecto de fijar de-
rechos sobre el té que se esportaba á América
con objeto de crear una renta, llegó á no
producir nada por haber c~sado nosotros de
tomar ese artículo, el ministro concertó un
plan con la Compañía de las Indias Orienta-
les, en virtud del cual esta última debia
transportar té á las colonias para venderlo.
Persuadidos del peligro que ofrecia esta
medida y de lo perjudicial que iba á ser
permitir qU!3 se estableciera semejante im-
puesto, adoptáronse desde luego varios me-
dios para eludir el golpe. El pueblo de
Boston, gobernado entonces por un hombre
á quien, así como á Sir Francisco Bernard,
considera la América como su mayor enemi-
go, se vió en un grave apuro, y mientras que
en la ciudad se deliberaba sobre lo que habria
de hacerse en aquel importante a.sunto, el té
fué destruido. Aun suponiendo que al hacer
esto se cometió un clesman J que los propie-


~. 1.'


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326 mSTORIA DE LOS CAP. XII.


tarios del té tenian derecho á reclamar dañoo gos ministeriales, que sejustitiquen, no solo
y perjuicios ,. abiertos estaban los tribunales por condenar á hombres sin escuchar su
y en ollos se hallaban los presidentes nom- defensa, sino tambien por castigar 10 mismo
brados por la Corona, pero la Compañía de al inocente que al culpable, envolviendo en
las Indias no creyó oportuno entablar un la ruina' y la desolacion á treinta mil almas,
pleito ni aun quiso pedir una satisfaccion á que al fin son vuestros amigos y hermanos,
las personas en particular y al pueblo en para castigar el delito de treinta ó cuarenta
general. El ministerio, segun parece, tomó personas.
la cuestion por suya, y entonces el gran Seria algun consuelo para nosotros que el
Consejo de la nacion descendió á mezclarse catálogo de las opresiones concluyera aquí:
en una disputa sobre la propiedad privada. por mas que nos sea doloroso, nos vemos en
Produjéronse luego varias cartas y docu- la preoision de recordaros que confiando en
mentos sin formalizar, y al tratarse de juzgar la buena fé del gobierno y en la Carta Real
el delito, ni se llamó á las personas que ha- del soberano británico, los abuelos de los
bian destruido el té , ni se pidieron esplica- actuales habitantes de Massachusetts-Bay
ciones al pueblo de Boston para averiguar si dejaron sus prímitivas -viviendas para esta-
eran justas las quejas. El ministerio, que blecer esta grande y floreciente colonia. Sin
estaba enojado por no haber podido realizar que hayamos dado lugar á que se nos despoje
antes uno de sus proyectos, determ;.'ló en- de nuestros privilegios, sin oirnos, sin juz-
tonces dejar los pequeños medios para recur- ! garnos y sin el menor motivo, en fin , un
rir á la fuerza y á la violencia, y al efecto I uecreto del Parlamento viene á derogar esta
una flota bloqueó el puerto de Boston y se Carta; á violar nuestras libertades y Consti-
introdujo un ejército en la ciudad. Como si tucion y á cambiar nuestra forma de gobier-
esto no bastara, se su'spendió el comercio y no, y todo esto porque en una de sus ciudades
miles de personas se vieron reducidas á se apoderaron' algunos colonos de ciertos
mendigar su subsistencia ,- hasta que se 80- géneros que, segun se dijo, eran propiedad de
metiesen al yugo que queria imponérseles, una Compañía, y porque, en una palabra r
consintiendo en ser esclavos al reconocer la opinaron los ministros que era preciso adop-
omnipotencia del Parlamento. tal' aquellas medidas para que hubiese su-


i En vuestra nacíon no hay ya justicia ni bordinacion y se prestase obediencia á sus
humanidad! i Oonsultad vuestra historia, mandatos.
examinad vuestros recuerdos, registrad los Ni son estos tampoco los únicos graváme-
anales de los muchos reinos y estados que os nes que nos aqu~ian: hombres disolutos,
rodean donue rige un sistema arbitrario, y ineptos y de mala fé han sido -varias veces
mostrad un solo ejemplo de que ·se condene á nuestros gobernadores; muchas legis1atllra:s
hombres por crímenes que se les imputan, se vieron obligadas á suspender sus sesiones
sin escuchar antes su defensa, sin juzgarles por defender los derechos de los súbditos
por un tribunal, y con arreglo á las leyes británicos; personas inútiles é ignorantes
del pais! Si es dificil conciliar estos procedi- ascenuieron á los puestos mas elevados de la
mientos con el genio y carácter de vuestras . magistratura,. ó desempeñaron otros cargos
leyes- y Constitucion, mucha mas árdua será de no poca importancia, y á todo esto, en nn r
la tarea cuando exijamos á nuestros enemi .... podemos añadir las restricciones del comer-




CAP XlI. ESTADOS-UNIDOS. 327


cio y diversos vejamenes cuyo recuerdo se
l)ierde ante la presion de mas dolorosas cala-
miJades. Ahora ved cuál ha sido la marcha
del plan formado por el ministerio para es-


islas de sangre, y que ha sembrado la impie-
dad, la corrupcion, la tiranía y el despotis-
mo por todas las partes del mundo.


Siendo este el verdadero estado de las
clavizarnos. cosas y la exacta esposicion de los hechos,


Convencidos los ministros de que las duras permitid nos deciros cuál puede ser el resul-
medidas que adoptaban ocasionarian en las tado.
colonias el mayor descontento y que todos Admitid que el ministerio, merced al po-
harian una fuerte oposicion , aprobó se una derío de la Gran Bretaña y al auxilio de los
órden cuyo objeto era proteger y librar del católicos romanos del Canadá, consiga esta-
castigo á todos aquellos que se dedicaran á blecer el impuesto, reduciéndonos á un com-
favorecer las opresoras disposiciones del go- pleto estado de humillacion y esclavitud;
bierno, aunque cometiesen algun delito, y semejante empresa aumentaria seguramente
además de esto, se publicó un decreto por el vuestra deuda nacional, y presumimos tam-
cual se daba mas estension al dominio del bien que vuestro comercio disminuiria un
Canadá, modificando su gobierno de tal poco; pero en fin, supongamos que conse-
modo, que quedara independiente del nues- guís vuestro objeto y obteneis,una victoria.
tro, tanto por su religion como por sus privi- i Cuál será entonces vuestra situacion? i Qué
legios, lo cual hace que esa colonia sea ahora ventajas ó qué laureles podreis alcanzar con
peligrosa para las demás, porque puede ser semejante conquista?
un instrumento para reducirlas al estado de ¿ Acaso no podria un ministro esclavizaros
esclavitud. con las mismas armas? Puede suponerse


Este em evidentemente el objeto del de- que dejarais de pagar, pero tened presente
creto, yen este caso, no podemos menos de que los impuestos de América, la riqueza,
quejarnos de él por ser sumamente peligroso los hombres y en particular los católicos
para nuestras libertades y tranquilidad y á romanos de este vasto continente, se halla-
la vez hostil para la América Británica. rian entonces en poder de vuestros enemigos,
Además de esto, no podemos menos de deplo- y no podeis esperar que despues de habernos
rar la triste condicion á que se ven reduci- convertido en esclavos, no aprovecharan
dos, á consecuencia de aquel decreto, muchos muchos de los nuestros la oportunidad de
pobladores ingleses que confiando en sus reduciros á un estado semejante.
derechos, compraron fincas en el Canadá. No creais que esto es una vana quimera.
Esos pobladores son ahora súbditos de un Advertid que en menos de medio siglo los
gobierno arbitrario, no pueden recurrir á sus censos reservados para la Corona, de las
jurados para el castigo de ciertos delitos, y numerosas concesiones de este vasto conti-
cuando se ven reducidos á prision , no les es nente, producirán una fuente de riqueza para
posible reclamar tampoco el beneficio del, las arcas reales; y.si á esto se añade la au-
Habeas Corptts, ese gran baluarte de la li- torizacion de crear á placer impuestos sobre
bertad inglesa. Ni menos podemos compren- América, la Corona no necesitará vuestras
der que un Parlamento británico consintiera rentas y poseerá mas tesoros de los necesa-
nunca en introducir en aquel pais una reli- rios para comprar los restos de libertad que
gion por cuya causa se han cubierto estas i aun quedan en esa isla. En una palabra,


I




328 HISTORIA DE LO~ CAP. 11.


tened cuidado de no caer en el mismo lazo intereses, parécenos oportuno anticiparos
que se 'prepara para nosotros. cuáles serán llis consecuencias.


Creemos que aun hay mucha virtud, mu- Al suprimir el comercio de Boston, el mi-
cha justicia y espíritu público en la nacion nisterio ha tratado de some~rnos á sus me-
inglesú" y á esos sentimientos ap-elamosdes- . didas, y lo mismo os puede suceder á vosotros.
de luego. Os han dicho que somos sediciosos Procuraremos, sin embargo, vivir sin el trá-
y turbulentos y que deseamos la indepen- fico, recurriendo para nuestra subsistencia á
dencia, mas creed que esos no son hechos, la fertilidad de nuestros campos que nos pro-
sino calumnias. Dejadnos ser tan libres como ducirán seguramente lo necesario; y sus-
vosotros, y estad seguros que una mútua pendida ya nuestra importacion de la Gran
un ion será nuestra mayor gloria y felicidad, Bretaña é Irlanda, en menos de un año su-
que siempre estaremos dispuestos á contri- primiremos tambien nuestras esportaciones á
buir hasta donde lo permitan nuestras fuerzas, ese reino y á las Indias, si no se nos libra de
al bienestar y prosperidad del reino, y que tan pesados gravámenes.
vuestros enemigos serán los nuestros, y co- Con el mayor sentimiento, pero atendiendo
munes los intereses. Pero si llegais á consen- sobre todo á nuestra propia conservacion, nos
tir que vuestros ministros se burlen desapia- vemos precisados.á tomar medidas perjudi-
dadamente de los derechos de la humanidad, ciales, por sus consecuencias, á muchos súb-
si ni la voz de la justicia y de la razon, ni las ditos de la Gran Bretal1a y de Irlanda; mas
leyes de los hombres, ni los principios cons- esperamos que la magnanimidad y justicia
titucionales son suficientes para retraeros de de la nacion británica servirán de guia para
verter sangre humana en una causa tan im- formar un Parlamento, cuya independencia
pía, deber nuestro es advertiros que nunca y leal proceder pongan á slJ,lvo los derechos
nos someteremos como esclavos á ningun go- y privilegios de todo el reino, desentendién-
bierno ni á ninguna nacion del mundo. dose de pérfidos ministros y malos conseje-


Volvednos á la situacion que ocupábamos ros. Solo así puede restablecerse entre los
al terminarse la última guerra, y reinará en- habitantes de los reinos de S. M. y de estos
tre nosotros la primitiva armonía. territorios esa armonía, amistad y fraternal


Pero si persistís en seguir mostrando la afecto tan ardientemente deseados por los
misma indiferencia de antes hácia nuestros fieles hijos de América.


MANIFIESTO Á LOS HABITANTES DE LAS DIVERSAS COLONIAS ANGLO-nERIClNAS.


Nos, los delegados elegidos por el buen consecuencia, os serán comunicados nuestros
pueblo de estas colonias para reunirnos en acuerdos; pero como la situacion de los ne-
Philadelphia en el mes de setiembre, con el gocios públicos va siendo cada vez mas alar-
objeto indicado por nuestros respectivos cons- mante, y como pudiera satisfaceros mas que
tituyentes., hemos inaugurado nuestras sesio- os demos cuenta colectivamente de las reso-
nes tomando en consideracion los importantes luciones tomadas por los representantes de
asuntos recomendados al Congreso. En su esta gran parte' de América, despues de una




CAP. XII. ESTADOS-U:-IIDOS. 32G


detenida y libre discusion, creemos oportuno
dirigiros el presente manifiesto.


Siempre que un pueblo se opone á las ór-
denes de su gobierno, es un deber sagrado
examinar juiciosa é imparcialmente qué me-
didas dieron lugar á semejante oposicion, ó
qué causas la provocaron ó de qué modo pue-
den justificarse, á fin de que, ni el afec,to por
una parte ni el resentimiento por la otra pue-
dan torcer la opinion é impedir que el juicio
público se guie por los sólidos principios de
la sabiduría y de la justicia.


Penetrados de esta verdad, nos hemos
apresurado á tomar en consideracion y exa-
minar tranquila y detenidamente todas esas
medidas adoptadas por el poder ejecutivo de
la Gran Bretaña, que acaban de sembrar la
alarma y el descontento en América, y con
la misma atencion hemos juzgado la conduc-
ta de las colonias. Terminada nuestra tarea,
nos vemos on la dura alternativa de guardar
silencio, perjudicando al inocente, ó de emitir
nuestra opinion en voz alta para censurar á
los que respetamos: obligados á elegir entre
estos dos estremós, preferimos hacer lo que
nos dicta la honradez, atendiendo sobre todo
al bienestar de nuestro pais.


o Poco despues de terminarse la última guer~
ra, empezó á notar se un. cambio muy notable
en el trato que hasta entonces se observara
con estas colonias. Por una ley publicada en
el cuarto año' de este reinado, disponiendo
que se regulara de p.uevo el comercio entre
la Gran Bretaña y los dominios de América,
y que se fijara un impuesto sobre estos á fin
de sufragar los gastos que ocasionase la de-
fEmsa y proteccion de los mismos, los Comu-
nes concedieron al rey ciertas prerogativas
para que creara varias contribuciones y de-
rechos en estas colonias. Y para poner en
ejecucion la medida, se dispuso asimismo
que se impusieran varias penas y se secues-


TOMO l.


trasen los bienes de aquellos que no obedecie-
sen á lo mandado, estableciendo además una
notable diferencia entre los súbditos ingleses
y los de América, puesto que á los primeros
se les debia formar causa on un tribunal de
\Vestminster ó de Escocia, y á los segundos
en el que eligiera el demandante.


Los habitantes de estas colonias, que con-
fiaban en la justicia de la Gran Bretaña,
apenas habian tenido tiempo para tomar en
consideracion este decreto, cuando en el año
siguiente, se publicó otro titulado la Le.y del
Sello, que llamó en gran manera la atencion,
porque con él se establecia resueltarnente o]
impuesto, confiriendo nuevas atribuciones á
los tribunales del Almirantazgo á fin de que
pudieran intervenir en los asuntos interiores
d-el pais y cuidasen de poner en ejecucion las
órdenes del gobierno.


En el mismo año se creó otro impuesto
fijando varios derechos de aduanas, .y si bien
es cierto que al siguiente se suspendió la Ley
Jel Sello, hlzoseconsignar que no se tomaba
semejante medida por fundarse aquella en un
principio erróneo, sino porque el ponerla en
ejecucion ofreceria muchos inconvenientes,
ocasionando graves perjuicios á los intereses
comerciales de la Gran Bretaña.


En el mismo año salió otro decreto en el
cun.l se declaraba: «que segun los estaüdos,
S. lVI. tenia absoluto dominio sobre las colo-
nias sin escepcion alguna, y poco despues se
presentó otro á la aprobacion, por el cual se
ordenaba el pago de ciertos derechos en los
dominios de América.


En el año de 1767, espidióse un tercer de-
creto por el cua.l se autorizaba á S. 11. para
que los derechos de las aduanas y otros se
percibiesen y administrasen por ciertos co-
misionados, á cuyo efecto creó el rey una
costosa Junta, que no tenia mas objeto que po-
ner en ejecucion las diversas leyes relativas


42




330 HISTORIA DE LOS CAP. XII.
á lps impuestos y al comercio de América.


Despues de anularse la Ley del Sello, vol-
vimos á dispensar nuestro antiguo afecto á la
Illíidre patria, .Y ansiando evitar toda cuestion
con ella, porque esperábamos que se modifi-
casen sus medidas respecto á nosotros '. no
hicimos objecion alguna á sus últimas dispo-
SlClones.


Pero el gobierno, atribuyendo á causas in-
significantes una conducta hija tan solo de
nuestra generosidad, se propuso en dicho año
probar ~e núevo de una manera mas atrevid-a
la paciencia de América.


Por im decreto segun el que se fijaban
ciertos derechos sobre el crisíal, papel, etc.,
los Comunes de la Gran Bretaña insistieron
de nuevo en que se pagasen aquellos en estas
colonias, con el espreso fin de obtener una ren-
ta para sufragar los gastos de la administra-
cion de justicia, atender al sostenimiento del
gobierno civil y defender los dominios del
rey en este continente.


A este decreto, que tendia como es fácil
conocer, á turbar la tranquilidad universal
que entonces reinaba en las colonias '. el Par-
lamento añadió otro no menos esf,raordinario,
por el cual se dispuso, que aun despues de
celebrada la paz, se estableciese en las colo-
nias un ejército permanente; y únicamente
por respeto. á la madre patria, no solo se
toleró semejante medida, sino que las legis-
laturas provinciales atendieron muchas veces
al abastecimiento de las tropas.


Los decretos del año 1767 fueron causa de
que renaciera el descontento que ya habia
desaparecido con la anulacion de. la Le"y del
Sello, y cuando el pueblo empezaba á concebir
justos temores, vino otra ley disponiendo la
creacion de los tribunales del Almirantazgo
con el objeto de hacer que se cumplieran las
órdenes del Parlamento británico, que se
proponia obtener una renta en América. El


objeto de todas esas medidas, es privarnos
que formemos parte de las Asambleas, supri-
mir el derecho de propiedad para despojar de
sus bienes á los colonos sin su consentimien-
to, y quitarnos en fin el privilegio que tene-
mos para que nos juzguen nuestros jurados,
á los que deben sustituir los nuevos tribunales
del Almirantazgo, presididos por un solo juez
que depende siempre de la Corona.


Vemos, pues, que todos esos decretos J
otros que no citamos, comparados entre sí,
forman un sistema cuyo fin manifiesto es
subyugar estas colonias, que no están ni pue-
den estar/representadas e.n la Cámara de los
Comunes por razones de localidad, á la au-
toridad ilimitada del Parlamento, violando
así nuestros derechos y libertades, sin tener
en cuentajustas y repetidas súplicas.


Esta conducta aparece tanto mas estraña é
injustificable si se considera cuál ha sido el
proceder de las colonias. Desde su estableci-
miento, nunca pudieron acusarla sus mas
implacables enemigos de ser desleales ó deso-
bedientes á la madre patria; en las guerras
que se han ido sucediendo, siempre contri-
buyeron con su auxilio, prestando todos los
servicios que exigiera el pais, lo cual es su:-
bido de todos, y finalmente sus esfuerzos, su
fidelidad y sacrificios durante la última lu-
cha, merecieron que el monarca les manifes-
tase su satisfaccion. Las quejas de aquellos
que se muestránmas hostiles á la libertad de
América se dirigen prin.cipalmente contra la
provincia de Massachusetts-Bay; pero por
las siguientes declaraciones de una persona
cuyo testimonio no puede ponerse en duda,
facil es ver que dichas quejas no tienen fun-
damento alguno. Al dirigirse á las dos Cáma-
ras de la Asamblea en 24 de abril de 1762,
el gobernador Bernard pronunció en su dis-
curso las siguientes l)alabras : « Debo decla-
raros que os estoy reconocido por vuestra




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 33t


actividad y celo en el cumplimiento de las deferencia hicieron todo lo posible para evi-
órdenes del monarca, y esto me complace tar que se suscitasen nuevas disputas . .:La
tanto mas, cuanto que no obrasteis bajo nin- Cámara, decia el gobernador, se mostró dis-
guna influencia y sí solo con el deseo de He- puesta desde el primer dia á evitar toda con-
nar vuestros deberes, tanto como miembros troversia conmigo, conduciéndose en todo
de la nacion en general, como de la provincia tan bien como yo pudiera desear, escepto en
en particular.» lo de dirigirse al re.y, empleando un agente


En otro discurso que pronunció en 27 de particular. Esto es- lo único que me induce
mayo del mismo año decia: ~Cualesquiera á poner en conocimiento del gobierno seme-
que sea el éxito de la guerra, no es poca sa- jante innovacion, pero en todo lo demás no
tisfaccion ·para nosotros que esta provincia puedo menos de hablar en favor de los actos
hava contribuido con todas sus fuerzas á su de la Cámara.


01


sostenimiento. Todo cuanto se pidió fué con- »Los miembros de esta han obrado en to-
cedido inmediatamente, y puedo aseguraros do con la mayor moderacion, evitando las
que nunca se organizaron regimientos con i disputas y haciendo todo lo posible por no
tanta actividad, ni se lanzaron tan pronto all dar lugar á nuevos altercados.
campo de batalla. El pueblo parece hallarse »Haré de esta carta el uso mas convemen-
animado del mejor espíritu para contribuir en te para restablecer la paz y la tranquilidad
todo lo posible al mejor servicio del rey.» en esta provincia!, para lo cual se -han dado


rral fué la conducta del pueblo de Massa- ya muchos pasos por la Cámara de sus re:-
chusetts-Bay durante la última guerra. Por presentantes.»
lo que hace á su proceder antes de dicha épo- La indicacion de b provincia de Massa-
ca, debe tenerse presente en la Gran Breta- chusetts-Bay, contenida en estas cartas, tie-
ña, que no solo cumplió siempre con las ne mucha mas fuerza si se considera que
órdenes del rey, sino que, merced á sus vigo- aquellas fueron escritas algunos meses des-


I
rosos esf~erzos, se apoderó de Scotia en 1710 I pues de la alarma qu.e cundió en las col~nias
y de LOUlsbourg en 1745. por los decretos publIcados el año anterIOr.


Terminadas las cuestiones esteriores , así Al llegar aquí parécenos oportuno adver-
como tambien los disturbios á que dió lugar tir que en uno de aquellos se indicaba que
la Ley del Sello, la Asamblea de !fassachu- b interveÍlCion\del Parlamento era necesa-
setts-Bay dirigió una atenta esposicion al ria para que se atendiera á los gastos que
monarca dándole las mas espresivas gracias ocasionase la administracion de justicia, el
por su bondad, y poco despues espidió un sostenimiento del gobierno civil y la defensa
bill para que se otorgara una compensacion de los dominios del rey en América.
á los que salieron perjudicados por aquel En cuanto á los dos primeros artículos,
decreto. cada una de las colonias habia facilitado los


Esta circunstancia y los estractos de las. recursos que las r@spectivas Asambleas juz-
cartas que dirigió el gobernador Bernard en garon necesarios, segun sus circunstancias,


, 1768 al conde de Shelburne, secretario de y por lo que hace al tercero, sabido es de to-
Estado, demuestran con qué buena volun- dos, aun de aquellos que menos conocen los
tad y afecto trataron los colonos de olvidar asuntos de América, que las colonias se de-
Jas últimas cuestiones y con qué respetuosa fendian por sí mismas sin necesidad de la




332 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


Gran Bretaña, y que cuando se crearon los
impuestos ya citados, pesaban aun sobre
aquellas, considerables deudas, contraidas
en la guerra anterior. Tan lejos estaban de
ahorrar dinero cuando el monarca les pidió
constitucionalmente un auxilio, que durante
la guerra el mismo Parlamento les reinte-
gró varias cantidades que habian facilitado,
mas bien por su celo, que porque pudieran
hacerlo buenamente.


Los decretos del Parlamento de que ya
hemos hablado,. no solo eran gravosos, sino
que tambien la conducta del gobierno fué
injuriosa é irritante para este pais.


Por una órden del rey, la autoridad del
comandante en jefe y la de los brigadieres
generales llegó á ser suprema en todos los
gobiernos civiles de América, aun en tiem-
pos de paz, y de este motlo, los menciona-
dos oficiales se hallaban revestidos de un po-
der ilimitado que no reconoce la Constitucion
de estas colonias.


Se envió un considerable cuerpo de tropas
y varios buques de guerra para que contri-
buyesen á sacar el dinero á los colonos si,n
su consentimiento.


Se crearon destinos costosos é innecesarios,
y se ha ·introducido la corrupcion maliciosa-
mente para provocar disensiones en el pais.


Se dispuso que los jueces de los tribuna-
les del Almirantazgo pudieran cobrar sus
sueldos de las cantidades recaudadas por mul-
tas, condenas, etc.


Los comisionados de las aduanas queda-
ban autorizados para allanar las casas sin la
autoridad de ningun magistrado y sin la de-
bida informacion.


Los jueces de los tribuales comunes se con-
sideraron dependientes de la Corona para el
cobro de sus haberes; en Rhode Island se ha
establecido un tribunal para que se envíe á
Inglaterra á los delincuentes; se han dese-


chado las peticiones de los representantes
del pueblo con harta frecuencia, y repetidas
veces se han disuelto las Asambleas arbi-
trariamente.


Bastará que citemos algunos casos para
que se vea en qué razones de justicia se fun-
daban tales resoluciones.


Como quiéra que la tranquilidad de las co-
lonias se habia turbado, segun ya hemos
dicho, á consecuencia de los decretos publi-
cados en 1767, el conde de Hilisborough, se-
cretario de Estado, escribió una carta al go-
bernador Bernard en 22 de abril de 1768
censurando la atrevida conducta de la Cáma-
ra de los representantes, que acababa de di-
rigirse á las demás colonias, pa~a que se
hiciera una manifestacion contra los actos
del Parlamento. La carta decia además 'que
S. M. consideraba aquella medida improce-
dente, y propia tan solo para escitar la opo-
sicion contra la autoridad constituida, y que
el rey deseaba, que tan pronto como se re-
uniese otra vez' el Congreso general, en el
tiempo prefijado por la Carta, se indicase á
la Cámara de los representantes, en nombre
de S. M., que debian rescindirse los acuerdos
que motivaron la carta-circular, declarando
al mismo tiempo, que se desaprobaba seme-
jante medida. ,


• Si la Asamblea rehusaba satisfacer los de-
seos del rey, debia disolverse la Cámara in-
mediatamente.


Presentada la carta ante la Cámara, y
habiéndose negado los miembros á que se
rescindiera ningun acuerdo, la Asamblea fué
disuelta en el acto. A todos los gobernado-
res de las demás colonias se les envió una
carta. semejante para que hicieran gestiones
en las respectivas Cámaras á fin de conse-
guir el objeto indicado, pero no habiendo
obtenido mas que negativas, se disolvieron
las Asambleas.




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 333


La hostil é injustificable invasion de la
ciudad de Boston vino poco despues á col-
mar la medida de los sucesos ocurridos en
aquel año, y decimos injustificable, porque
tanto aquella provincia como las demás co-
lonias hubieran permitido que se pusieran
en ejecucion los decretos que tan unánime-
mente reprobaban, solo por evitar una con-
tienda con la madre patria.


Resuelto el gobierno á subyugar el espíritu
de libertad que los ministros hubieran de-
seado tener, hicieron cierta combinacion con
la Compañía de las Indias Orientales para
enviar á este continente grandes cantidades
de té, artículo sobre el c1).al se habia fijado
un derecho, én virtud de cierta órden que
era un ataque á las libertades de America, y
que por lo tanto, no quisieron importar los
habitantes. El cargamento enviado á la Ca-
rolina del Sur se almacenó y no se permitió
la venta; los de Philadelphia y Kueva-York
no se, llegaron á desembarcar, y el de Boston
se destruyó porque el gobernador Hutchinson
no quiso que volviese el género á Inglaterra.


, Al recibirse noticia de esto en la Gran Bre-
taña, se exasperaron los ánimos, y habién-
dose resuelto castigar semejante desacato,
los ministros aprobaron en la última sesion
del Parlamento un bill que disponia se cer-
rase al comercio el puerto de Boston, que se
perdonara á los asésinos de lVIassachusetts-
I3ay y que se cambiase b Carta de esta
colonia. Para asegurar la ejecucion de estas
medidas, un ejército y una flota invadieron
de nuevo la provincia.


Estas ultrajantes medidas se esplican por
si mismas, pues aunque se diga que la pro-
vincia oe lVIassachusetts-Bay se ha escedido
por su falta do respeto á la Gran Bretaña,
la verdad es que la conducta del pueblo en
las demás colonias ha sido igual en lo to-
cante á oponerse á la autoridad del' Parla-


mento, y, sin embargo, ningun paso se ha
dado contra ellas. T'iÍn artificioso proceder
oculta ,varios designios, pues' á no dudarlo
se. espera que la provincia de lVIassachusetts-
Bay se deje llevar de alguna violencia que
desagrade á las demás colonias, ó que dé
motivo para que el pueblo de la Gran Breta-
ña apruebe la meditada venganza de un
imprudente y exasperado ministro. Si en
razon al carácter pacífico de aquella provin-
cia, saliese mal este plan, espérase que, inti-
midadas las demás colonias, se irán separan-
do unas de otras para no sufrir en la causa
comun, y que una vez desunidas, será fácil
sOIneterlas á todas.
. Para conseguir este objeto se ha adoptado
tambien otra medida. En la sesion del Par-
lamento que ya indicamos se aprobó un de-
creto para cambiar el gobierno de Quebec,
disponiéndose además. que se estableciese de
hecho la religionCatólico romana, que antes
era tolerada solamente segun el tratado de
paz, por cuyo medio se despojaba al pueblo
oel derecho de tomar parte en la Asamblea,
y de tener Jurados, aboliéndose asimismo
las leyes inglesas y sustituyéndolas con las
francesas, contrariamente á lo prometido
por S. M. á los muchos súbditos ingleses que
se establecieron en la citada provincia. Segun
dicho decreto, ensanchábase igualmente el
territorio del Canadá, de tal modo, que llegó
á comprender vastas regiones que lindaban
al norte y oeste con los límites de otras colo-
nias. Los autores de esta arbitraria disposi-
cion se vanagloriaban de que, careciendo de
libertad los habitantes de aquella provincia
y yiéndose provocados por los de otra reli-
gion, serian instrumentos propios para opri-
mi~ á los que no reconocieran su gobierno y
sus leyes.


De la esposicion de los hechos que acaba-
mos de citar, es evidente, sin que quepa la




334 HISTORIA DE LOS CAP. XI[.


menor duda, que se ha resuelto destruir la nos reconciliemos de 'la mejor buena fé con
libertad de las colonias sometiéndolas á un nuestros conciudadanos de allende el Atlán-
gobierno despótico. I tico. Deploramos profundamente la urgente


En esta desgraciada época es cuando· se necesidad que nos obliga á interrumpir el
nos ha autorizado para reunirnos á fin de comercio en perjuicio de la madre patria;
deliberar acerca de lo que convendria hacer mas ~speramos no se crea que al tomar esta
para el bienestar del pais. Hemos aceptado medida abrigamos dañinas intenciones, pues
la mision con desconfianza, pero hemos tra- basta reflexionar que nos vemos en una si-
tado de llevarla á cabo con la mayor integri- tuacion violenta .y que luchamos por esa li-
dad, y aunque el estado de estas colonias bertad tan sagrada siempre para nuestros
justificaria ciertamente otras medidas que las antecesores.
que hemos tomado, poderosas razones nos El pueblo de Inglaterra tendrá bien pronto
inducen á preferir las que acaban de adop- ocasion de manifestar cuáles son sus senti-
tarse. En primer lugar, atendiendo al carác- mientos respecto á nuestra causa. Deposita-
ter de estas colonias, y aun cuando se hallen mos la mas completa confianza en su gene-
en la actualidad rodeadas de "peligros y alar- rosidad y recto ~\licio, y al-rec01'd.a-r l'a'i1>ad.o~
madas justamente, nos ha parecido oportuno.· sucesos, no podemos creer que esos habitan-
proceder de una manera noble y leal, y por tes defensores de la verdadera religion y de
eso hemos resuelto dirigir á S. M. las peti- los derechos de la humanidad, se declaren
ciones de sus fieles y oprimidos súbditos de contra sus afectuosos hermanos, los protes-
América:. Mirando despues con el mas tierno tantes de las colonias, para favorecer á sús
afecto, tan universal entre nuestros conciu- secretos enemigos, cuyas intrigas han tenido
dadanos , al pueblo de la Gran Bretaña, á por objeto durante muchos años minar los
quien debemos nuestro orígen , no podiamos cimientos de la libertad civil y religiosa.
menos de regular nuestra conducta en la es- Una de las razones que nos han inducido
peranza de que, los colonos so:p. igualmente á formar oposicion interrumpiendo el comer-
queridos de esos habitantes. Entre estas pro- cio, es el" creer que este medio será el mas
vincias y ese reino hay un lazo social que no eficaz si se persiste en él con perseverancia,
deseamos romper y que tampoco puede des- y ahora. debemos advertiros que vuestra sal-
hacerse hasta que la madre patria se muestre vacion y la de vuestra posteridad depende
completamente hostil, ó persista en llevar á solo de vosotros mismos. Al tocar los incon-
cabo las medidas destructoras que se van venientes que os ocasionará la suspension del
poniendo en ejecucion en estas colonias, que comercio, podreis comprender tambien cuán-
una vez reducidas al último estremo , se ve- tas vejacioi1es tendreis que sufrir vosotros y
rian en la precision de renunciar á toda clase vuestros descendientes si os hallais sujetos á
de consideraciones para atender á su propia una autoridad arbitraria. No debeis olvidar
conservacion. A pesar del violento impulso la honra de vuestro pais, que será mas ó
que se ha dado á las disposiciones del go· menos apreciado en el mundo segun vuestra
bierno, no hemos llegado aun al último estre- conducta, y conviene reflexioneis detenida-
moni deseamos tampoco acelerar un fatal mente, que si la pacífica oposicion recomen'"
desenlace, y por esto mismo hemos elegido dada por nosotros llegase á ser inútil y no
un sistema de oposicion que no impide que produjera efecto alguno, os vereis reducidos




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 335


inevitablemente á escoger entre una peligro-\ contra estas colonias son de tal naturaleza~
sa lucha ó una infamante humillacion. . que no estará de mas pI'eparaI'os á presenciar
I~as consecuencias, pues, que pudieran tristes y dolorosos acontecimientos: Ante


originarse de semejante estado de cosas, todas las cosas os rogamos encarecidamente,
deben induciros á usar de toda vuestra acti- con espíritu tranquilo y firme corazon , que
vidad y energía para que se adopten las os humilleis ante la Divina Providencia
pacíficas medidas necesarias para nuestra implorando el favor del cielo, como nosotros
salvacion; pero nos creemos en el deber de pedimos ardientemente al Todopoderoso que
advertiros que los proyectos que se agitan os tenga bajo su proteccion.


PETICION DEL CONGRESO AL REY.


SEÑOR:
Los esponentes, muy leales y fieles súbdi-


tos de V. M., habitantes de las colonias de
New-Hampshire, Massachusetts-Bay, Rho-
de Island, Providencia, Connecticut, N ue-


de V. M. en la América del Norte, filé nom-
brado en tiempo de paz gobernador de una
colonia.


Los sueldos de los oficiales se han aumen-
tado considerablemente, creándose además


va-York, Nueva-Jersey, Pennsylvania, los nuevos cargos tan opresivos como costosos.
Condados de New-Castle, Kent y Sussex en Los jueces de los tribunales del Almiran-
Delaware, Maryland, Virginia y las Caroli-
nas; en nuestro nombre y en el de los colonos
(1ue nos han elegido para que los represente-
mos en el Congreso general, á V. M. rogamos
humildemente se digne aceptar la súplica que
tenemos el honor de presentar ante el trono,
ü fin de esponerle nuestras quejas.


En estas colonias se ha mantenido un ejér-
cito permanente desde la conclusion de la
guerra, sin el consentimiento de nuestras
Asambleas, y este ejército, así como tambien
la considerable escuadra que le acompañó,
Tenia por objeto asegurar la recaudacion de
los impuestos.


La autoridad del comandante en jefe, así
como tambien la del brigadier general, ha
llegado á ser suprema, aun en tiempo de
paz, en todos los gobiernos civiles de Amé-
rIca.


El comandante en jefe de las fuerzas


tazgo han sido autorizados para p3rcibir sus
sueldos de los fondos que ingresaran por cuen-
ta de condenas y multas cte.


Se han conferido poderes á los oficiales de
aduanas para que puedan allanar las casas,
sin la intervencion de un magistrado y sin la
debida informacíon.


Se ha dispuesto que los jueces de los tribu-
nales comunes dependan enteramente de la
Corona, y perciban de ella sus sueldos como
tales funcionarios.


Se ha concedido á los consejeros el privile-
gio de ejercer la autoridad legislativa durante
la clausura de las Asambleas.


Las humildes peticiones elevadas por los
representantes del pueblo no han sido aten-
didas.


Se ha despojado de sus cargos á los agen-
tes del pueblo, dándose órden á los goberna-
dores para que no satisfacieran sus sueldos.




33n HISTORIA DE LOS CAP. XII.


Las Asambleas han sido disueltas injurio- provincias; segun otro publicado despues~
samente con mucha frecuencia. ensanchábanse los límites de Quebec, abo-


Se lían introducido en el comercio muchas licndo las leyes inglesas, que se sustituyeron
restricciones tan opresivas como inútiles. con las francesas, estableciéndose además un


Por varios decretos del' Parlamento publi- gobierno absoluto y la religion católica roma-
cados en el 4. o, 5. o, 6.0 , 7. o Y 8.0 años del rei- na; y finalmente, un quinto decreto disponia
nado de V. M. , se crearon impuestos sobre que se facilitasen alojamientos á los oficiales
las colonias con el espreso fin de obtener y soldados que estuvieran al servicio de S. M.
una renta; la autoridad de los tribunales del en la América del Norte.
Almirantazgo se estendió mas allá de sus Para un soberano de quien se gloria la
primitivos límites, por cuyo medio se nos Gran Bretaña,· basta la enumeracion de estos
despojaba de la propiedad sin nuestro con sen- actos para justificar la medida tomada por los


.timiento; aboliéronse los jurados en muchos leales súbditos de V. M., que acuden presu-
casos civiles;' hiciéronse enormes seCl1estros ' rosos ti los piés del trono pidiendo clemencia
por las mas pequeñas faltas, y se exigieron, y proteccion.
en fin, grandes fianzas en los casos de proce- Al gravoso sistema adoptado para admi-
dimiento contra los propietarios antes de per- nistrar á las colonias desde la última guerra~
mitirles defender se derecho. se deben todos los conflictos, temores, peli-


Ambas Cámaras del Parlamento han re- gros y alarmas que afligen á los fieles súb-
suelto que los colonos sean juzgados en Ingla- di'tos de V. M., pues ni aun nuestros mas
terra, por delitos cometidos en América, implacables enemigos podrán decir q~e h~­
fundándose para ello en un estatuto que se biera nunca hasta ahora diferencias entre la
aprobó en el reinado de Enrique VIII, el Gran Bretaña y las colonias.
cual se ha querido poner en ejecucion.


Por una órden espedida en el XII año del
reinado de V. M. se dispuso, que las perso-
nas acusadas de algun delito fuera del reino,
pudieran ser juzgadas en cualquier provin-
cia ó condado de aquel, y haciéndose la regla
general, los habitantes de estas colonias pue-
den en semejantes casos verse privados de sus
jueces ordinarios.


En la última sesion del Parlamento se
aprobó un decreto, por el cual se cerraba al
comercio el puerto de Boston; otro autorizan-
do al gobernador de Massachusetts-Bay para
que las personas acusadas de asesinato en di-
cha provincia pudieran ser enviadas á otra
colonia, y aun á la Gran Bretaña para ser
juzgadas, con lo cual podian los delincuentes
eludir el castigo. Por un tercer decreto mo-


I dificábase la Carta del gobierno de dichas


Si esas diferencias procedieran de nosotros,
por un injusto impulso de ambicion ó por
mañosas intrigas de personas turbulentas,
mereceriamos las injuriosas calificaciones que
de nosotros han hecho aquellos á quienes re-
verenCiamos; pero lejos de introducir una
innovacion, nos hemos opuesto á ella, y no
puede acusársenos de ninguna falta como no
sea la de habernos resentido por las ofensas
que se nos infirieron. .


Si el supremo Criador hubiese dispuesto
que naciéramos en una tierra de esclavos, la
ignorancia y la costumbre no nos hubieran
permitido apreciar bien nuestra triste condi-
cion; pero, gracias á su inagotable bondad,
hemos nacido libres y disfrutado siempre
nuestro derecho bajo los auspicios de los rea-
les antecesores de V. M., cuya familia ocupó
el trono para proteger á una gran nacíon .r




CAP. XII. ESTADos-maDOS. 337 .


librarla del despotismo de un supersticioso é jarnos de la propiedad sin nuestro consenti-
inexorable tirano. No dudamos que V. M. se miento y bajo el pretesto de que era preciso
felicita de que la posesion de su corona se atender á los gastos que ocasionara la admi-
deba á la libertad de su pueblo, y por lo tan- nistracion de justicia, el sostenimiento del
to debemos creer que nuestro rey, en su pro- gobierno civil y la· defensa, proteccion y se-
funda sabiduría, aprobará que sus leales súb- guridad de las colonias. Pero debemos hacer
ditos traten de guardar cuidadosamente lo presente á V. M. que los fondos necesarioR
que les concedió la Divina Providencia, con para sufragar los dos primeros artículos so
lo cual se cumplirá el pacto, merced al que facilitan y han facilitado siempre por las le-
se elevó la ilustre casa de Brunswick á la gislaturas de las diversas colonias con arre-
dignidad imperial. glo á sus respectivas circunstancias; y por lo


El temor de vernos reducidos á esclavos que hace á la defensa, proteccion y seguridad
despues de haber sido ingleses libres, y el de aquellas, si la milicia está bien organiza-
pensar cuántas calamidades .y miserias ame- da, como así lo deseamos, será suficiente, á
nazan, así á nosotros, como á nuestra poste- lo menos en tiempo de paz. En caso de guer-
ridad, nos inspira sentimientos que no pode- ra, vuestras leales colonias estarán siempre
mos describir ni tampoco debemos ocultar. dispuestas como hasta aquí á demostrar su
Si al sentir como hombres y pensar como afecto y lealtad, facilitando hombres y socor-
súbditos, guardáramos silencio, seriamos ros, cuando se les exija de una manera cons-
desleales; pero al dirigirnos á V. l\f. hacemos titucional.
todo lo posible para llamar su atencion sobre El respeto y sincero afecto que profesamos
grandes asuntos, como son, la tranquilidad al monarca, á su familia y al gobierno, no
del gobierno y el bienestar de vuestro pueblo. cede en nada al do los Rúbditos de V. M. , Y


El deseo de cumplir con nuestros deberes apreciamos en tanto como ellos el privilegio
hácia el rey y atender á nuestra propia con- de poder manifestarlo así al honorable prín-
servacion, que son las primeras obligaciones cipe que rige los destinos de la nacion.
del hombre y de la sociedad, nos impulsan á Si se nos hubiera permitido disfi'utar en
recurrir á V. M., persuadidos de que reinan- paz la herencia de nuestros abuelos, estaria-
do en un pais de hombres libres, no le será mos ahora pacíficamente consagrados á nnes-
desagradable oir el lenguaje de la libertad. tras tareas, y haciendo todo lo posible pam
Mas bien creemOR que su real indignacion probar nuestro sincero afecto á V. M. y nues-
caerá sobre algunos hombres peligrosos que, tra veneracion al pueblo á quien debemos el
interponiéndose osadamente entre la persona origen; pero aunque nos hallemos actualmen-
del monarca y sus fieles súbditos, han abu- te espuestos á graves disensiones con la na-
sado durante muchos años de la autoridad de cion en quien siempre hemos confiado, al
su rey, y despues de poner en mal lugar á tomar la iniciativa en los asuntos mas im-
los súbditos americanos, han proyectado la portantes, no dudamos que la pureza de nues-
mas irritante opresion, obligándonos, en tras intenciones y la integridad de nuestra
fuerza de sus repetidas injurias, á molestar conducta nos j ustiíicarán ante ese gran tri-
la atencion de V. :LVI. con nuestras quejas. bunal ante el que toda la humanidad debe


Nosotros no tenemos representacion algu- someterse á juicio.
na, y tanto es así, que se ha intentado despo- Solo pedimos paz y libertad, no que se dis-


TO.\IO l. 43




338 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XII.


minuya la prerogativa ni que se nos conce- Permitidnos, pues, Señor, que elevemos
dan tampoco nuevos derechos ó privilegios. nuestra voz hasta el trono, en nombre del
Por lo demás, siempre acataremos con el leal pueblo de América y en el de las leyes
mas profundo respeto la régia autoridad, del Altísimo, á cuya pura religion están fal-
conservando cuidadosamente nuestras bue- tando nuestros enemigos. Aun cuando solo
nas relaciones con el pueblo de la Gran Bre- sea por vuestra gloria, que se realzará con
taña. la felicidad de vuestros súbditos; por los in-


Reconociendo nuestros deberes hácia V. M. tereses de vuestra familia y por la salvacion
y sincero afecto á la madre patria, pero fuer- y bienestar de vuestros reinos y dominios,
tes con nuestro derecho y deseando pro- amenazados de inminentes peligros y doloro-
bar nuestra lealtad, presentamos esta peti- sas calamidades, rogamos á V. M. atienda
cion en la esperanza de que se nos alivie de la súplica de aquellos que aunque viviendo
los gravámenes que pesan sobre nosotros á en un pais lejano, están enlazados íntima-
consecuencia de las medidas adoptadas desde mente con ese pueblo por las leyes, por la
la conclusion ele la última guerra con objeto sangre y por su lealtad. Abrigamos la con-
de crear una renta en América. De la mag- fianza de que nuestro soberano no permitirá
nanimidad y justicia de V. M. y del Parla- que se disuelvan los lazos que hasta ahora
mento esperamos que será atendida la sú- nos unieron, para conseguir proyectos que
plica de los que suscriben, asegurando, en si llegaran á realizarse seria á costa de
cambio, que en cuanto hayan desaparecido grandes calamidades.
las causas del malestar que nos aflige, pro- En vista de lo espuesto, rogamos á V. M.
baremos con nuestra futura conducta que ciue interponga su régia autoridad para que
somos dignos de las consideraciones á que se atienda á nuestras quejas, esperando
estábamos acostumbrados en dias mas feli-' que esta peticion sea favorablemente contes-
ces. Apelando al testimonio de aquel Ser que tada.
juzga imparcialmente á sus criaturas, ase-
guramos de una manera solemne que nues-
tros Consejos, al proceder como lo hacen, no
tienen mas objeto que impedir las funestas
consecuencias de un grave trastorno.


u


Que V. M. disfrute largos años de felici-
dad en un próspero y glorioso reinado, así
como tambien todos vuestros descendientes,
es y será siempre nuestro mas ardiente y
sincero deseo.




CAPíTULO XIII.


1775.


ÚLTIMO AÑO DE LA DEPENDENCIA COLONIAL.


Consecuencias de la batalla de Lexington.- Stark y Putnam.- Opiniones de Washington;- Conducta del Congreso de
Massachusetts.-Leva de tropas.- Sitio de Boston.- El capitan gcneral vVard.- Ethan Allen.-Toma de Ticonderoga
y de Crown Point.- Segundo Congreso contincntal.- Dificultaues y obstáculos con que luchó.- Su politica.- El
Congreso autoriza una emision de tres millones de duros en papel moneda.- Congreso provincial de Nueva-York.-
Nombramiento de un comandante en jefe.- Washington es elegido unánimemente para este cargo.- Discurso que
pronunció al aceptar.-Renuncia a su sueldo.-Nombramiento de cuatro mayores y ocho brigadieres generales.-
\Vashington empieza á desempeñar sus funciones.- Llegada de refuerzos á Boston.- Gage propone activas medidas.-
Breed's Hill es fortificado por equivocacion.- Se trata de desalojar á los Americanos.- Batalla de Bunker HilI.- Gran
matanza de las tropas reales.- Importancia de esta batalla.- Muerte de Warren. - Washington encuentra el ejército
careciendo de todo.-Se hacen vigorosos esfuerzos para organizar y disciplinar el ejército.-Nueva emision de papel
moneda por el Congreso. -Los inelios y discurso que se les dirigió.- Política del coronel Guy. - .Tohnson.- Georgia se
une á otras colonias.- Los elelegaelos.- Las Trece Colonias Unidas.-llisgustos de Washington.- Necesidad de un
ejército regular.- Correspondencia del general Gage.-Muchos colonos no se muestran dispuestos á separarse de la
madre patria.-Declaracion de la indepeudencia de IIIecklenlJUrg.- Espeelicion al Canaelá.- Toma dc lIIontreal.- Asal-
to ele Quebec. -lIIuerle ele l\fontgomery.- Los americanos son arrojados del Canadá. - \\ ashington conferencia con et
Congreso acerca de las tropas.-El Consejo de guerra se opone al deseo ele \Vashillgton de atacar á Boston.-Vltrajes
inferidos por la escuadra.-Apéndice al capitulo Xlll.- Declaracion manifestando las causas y necesidad de que las
colonias tomasen las armas.-Segunda pcticion al rey.


No nos es posible describir la violenta in- tenia ya sesenta años, dejó acto continuo su
dignacion que se apod.eró de todas las colo- arado en medio del campo al recibir la no-
nias al recibir las noticias relativas á la ba- ticia, y sin pasar siquiera por su casa, diri-


talla de Lexington. Habíase vertido gióse inmediatamente á buscar á sus com-
1775.


sangre entre hermanos, y esto cla- . pañeros. Con motivo de haber intentado Lord
maba venganza. De todas partes acudieron Dunmore imitar la conducta de Gage en lo
inmediatamente numerosos voluntarios, que de apoderarse de ciertos almacenes militares,
fueron á recorrer el lugar de la accion, y á toda la Virginia se habia levantado en masa,
los pocos dias la ciudad de Boston fué sitia- y solo la prudencia del gobernador impidió
da por el ultrajado Illleblo. Stark, de New- que se vertiera sangre. En Nueva-York, en
Hampshirc, se puso en camino, diez minutos Philadelphia y toda la parte del Sur el espí-
Jespues de tener conocimiento del suceso, ritu del pueblo era el mismo que el de los
para ir á reunirse con los demás patriotas, ciudadanos de lVIassachusetts, y todos esta-
é Israel Putnam, de Connecticut, que se ocu- ban unánimes en reconocer que una vez des-
paba pacíficamente en labrar la tierra y que envainado el acero, con él debia resolverse




HISTORIA DE LOS CAP. XII.


la lucha. «Es muy doloroso, decia "\Vashing- de Green Mountain (Montaña Verde) que no
ton en una carta que escribió á Fairfax, ha- llegaban á tres mil hombres, dirigióse á
blándole sobre la batalla de Lexington, pen- Castleton el 2 de mayo, donde se le incor-
sal' en la lucha fratricida que ha presenciado poró Benedicto Arnold, que tambien se habia
nuestro pais, tanto mas si se reflexiona que propuesto el mismo objeto. Arnold tenia el
las tranquilas llanuras de América han de nombramiento de coronel de Massachusetts,
verse en lo sucesivo cubiertas de sangre ó ha- y reclamaba el mando, pero se le rehusó 1'0-
hitadas por esclavos. i Triste alternativa! tunda mente , y vióse por lo tanto en la pre-
Pero, ¿puede un hombre virtuoso vacilar cision de servir como voluntario ó retirarse.
en la eleccion?» La partida llegó á Shoreham, frente á Ti-


El Congreso de Massachusetts, que cele- conderoga, en la noche del 9 de mayo, y como
hraba sus sesiones en aquella ocasion ,tomó nadie en el fuerte podia sospechar un ata-
inmediatamente sus medidas par~ poner en que, hallábase completamente desprevenida
conocimiento de Inglaterra que la agresion la guarniciono Allen y Arnold, guiados por
habia partido de las tropas británicas, espo- un muchacho llamado Natan Beman, cru-
niendo asimismo al monarca «que apelaban
al cielo para la justicia de su causa, y que pico y una larga espada al costado, al cual seguian una por-
todos estaban resueltos á morir ó ser libres.» cion de muchachos que daban gritos y silbidos, sin que él


pareciese hacer caso de aquel alboroto. Parecióme despues
El pueblo se apoderó prontamente de los que el hombre se detenia á la puerta de mi casa, y ya no vi
fuertes, almacenes y arsenales, reuniéronse mas, pero el eorazon me dijo que era Ethan Allen. Entonces
tropas y se hizo una nueva emision de papel cerré la ventana y volví á sentarme ante mi botella, persua-


dido de que habia llegado la hora de la venganza; No habia
moneda. La ciudad de Boston fué sitiada lue- medio de escapar: á los pocos minutos entró mi escribiente
go por una fuerza de veinte mil hombres, los
cuales formaron una línea que se estendia
desde Roxbury hasta el rio Mystic, y Arte-
mas vVard fué nombrado capitan general de
los tropas procedentes de las colonias veci-
nas, que se hallaban resueltas á defender á
Massachusetts en su conflicto.


Algunos hombres atrevidos para quienes
era evidente la proximidad de la guerra, ha-
bian formado un plan para apoderarse de
Ticoncleroga y Crown Point, y uno de ellos,
Ethan Allen (*), reuniendo á los habitantes


(') Cuéntase una anécdota ocurrida con el héroe de Ver-
mnnt cuando éste se hallaba prisionero bajo palabra en
Nue\'a-York. Rivington, impresor del rey, habia dicho cosas
muy ofensivas contra los \Vhigs en su GaceLa, y al leerlas
.\llen , juró que daria cuenta del autor la primera vez que lo
encontrase. Hé aquí como refiere el mismo Rivington la
historia: (C Hallábame un dia sentado á la mesa des pues de
comer, con una ¡,oteHa de :Madera delante de m!, cuando me
pareeió oir un ruido desusado en la calle; acerquémc á la
nmtéllla y vi un homhre muy alto con un gran somhrero de


.Mr. Staples con el semblante pálido y me dijo:-:Maestro,
iya está ahi! - Ya lo sé, repuse yo.-Ha entrado en el recibi-
miento, preguntándome si vive aquí Jaime nivington , y que
si estaba en casa; yo le he contestado que iba á verlo, y he
venido á preguntaros, maestro, qué dehemos hacer en este
caso. Quedéme perplejo un momento, pero lanzando de
pronto una mirada á la botella, tomé una resolucíon .y con-
testé: - Decidle que suba, pues si este rico Madera no le
dulcifica, debe ser mas duro que el diamante. Hubo un mo-
mento de pausa, y á poco oi rebotar en los escalones la
larga espada de mi hombre, quien entrando en la hahitacion
me dij o: - ¿ Os llamais J Ilime ni vington ? - Sí señor, y tengo
en mucho conocer al coronel Ethan Allen.-Caballero, he
venido ..... -Ni una palabra mas, mi querido coronel, hasta
que hayais tomado un vasito de Madcra añejo.- Pero, caba·
llero, no creo oporluno ..... -No digais nada mas, coronel;
prohad antes este vino, que ha estado en un tonel por espa-
cio de dicz años, y ya saheis que el vino rancio es el mejor.
El coronel tomó entonces el vaso, apuró el contenido, caso
tañeteó la lengua, y haciendo con la cabeza un movimiento
de aprohacion, repitió :-Caballero, he venido ....• -No empe·
ceis hasta haber tomado otro vasito, y entonces, mi querido
coronel, hablaremos de antiguos negocios y de varias estra-
ñas aventuras que os quiero contar. El desenlace de nuestro
encuentro fué apurar dos botellas de Madera, despues de lo
cual nos separamos los mejores amigos del mundo.» E/han
Allen y los héroes de la Montaí'ta verde, por Depuy, pág. 262.




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 341


zaron el rio durante la noche con solo ochen- dolph, y secretario Cárlos Thomson; pero
ta y tres hombres, pues Jos demás no pudie- como el primero tenia que ausentarse


. 1 l' lt d b t f 'd V· .. FI k ' 1 i775. ron segmr es por laa e o as, y ueron a e uglma , ancoc ocupo su u-
situarse bajo las mismas murallas del fuerte, gar. La crisis habia llegado á su apogeo, y
donde su posicion llegó á ser muy critica por- por lo tanto la situacion del Congreso era
que la aurora comenzaba á despuntar, y si no sumamente delicada y difícil, porque, empe-
se sorprendia de una vez á la guarnicion, zada la guerra, hacíase preciso continuarla
veíanse en inminente riesgo de ser cogidos. con vigor. En el primer Congreso, como siem-
Ethan ABen no vaciló un momento, y reu- pre sucede en estos casos, todos se mostraron
niendo á sus hombres, esplícoles brevemente muy entusiasmados, pues entonces la guerra
el caso, lanzándose luego seguido de Arnold era solo probable; pero en el segundo, aun-
.Y su gente á la puerta principal. El centine- que poseidos de los mismos sentimientos, po-
la disparó su arma y se metió en el fuerte díase esperar que algunos se resfriaran al
dando la voz de alarma, pero los americanos pensar en las vicisitudes de las conmociones
penetraron al mismo tiempo detrás de él é populares, siempre mas fáciles de escitar que
hicieron prisioneros á los soldados ingleses, de sostener. Creyendo muchos que las cosas
que en aquel momento saltaban de sus ca- no llegarian al último estremo y que las pe-
mas. Entre tanto Allen, seguido si!3mpre de ticiones enviadas á Inglaterra inducirian al
su guia, subió al cuarto del comandante De- gobierno á condescender con los deseos de
laplace, que estaba tambien acostado, y lla- los americanos, ó bien que estos llegarian á
mando á la puerta con el pomo de su espada, tranquilizarse durante este tiempo, permane-
ordenóle con voz estentórea que. se presenta- cieron quietos. Pero era probable que al ver
se si queria evitar que muriera la guarniciono que no habia medio alguno de reconciliacion,
Delaplace apareció entonces en el dintel de y que se hacia inevitable la guerra con el rey,
la puerta medio desnudo, seguido de su mu- á quien querian permanecer fieles, se retira-
jer, y mirando con asombro á su interlocu- rian para unirse con las fuerzas reales en
tor, esclamó: <lQuién os autoriza para obrar contra de los autores de la revoluciono Tam-
así? El Gran Jehovah y el Congreso conti- bien podia suceder que muchos partidarios
nental, replicó Allen blandiendo su espada.» de la libertad que confiaban en el resultado
Viendo que no habia medio de oponerse, De- de las peticiones, se desanimasen ante la
laplace se rindió, y dos dias despues Crown perspectiva de grandes pérdidas é inminen-
Point fué tambien sorprendido y tomado, tes peligros, con tanta mas razon cuanto que
habiendo caido en poder de los americanos la lucha ofrecia ser tan larga como san-
mas de doscientas piezas de artillería y una grienta. Ni podia tampoco esperarse que una
gran cantidad de pólvora, que hacia enton- poblacion hasta entonces pacífica, y dedica-
ces mucha falta. Con estos atrevidos golpes da siempre á la agricultura y al comercio,
de mano posesionáronse los colonos de los aprendiera de una vez el arte de la guerra,
lagos Jorge y Camplain, y quedó espedito el consagrándose á él constantemente y sin re-
camino del Canadá. serva alguna. Mucho mas fácil era suponer


El dia 10 de mayo se reunió en Philadel- que una vez pasado el primer entusiasmo de
phia el segundo Congreso continental, y de los colonos, y al recordar la vida tranquila
nuevo fué elegido presidente Peiton Ran-.'y pacífica de otros tiempos, depondrian su




342 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


cólera para implorar la clemencia del con- armas, etc., y para atender á los gastos que
quistador, y por todas estas razones era em- ocasionasen estas medidas, votóse una emi-
presa no poco difícil para el Congreso tomar sion de papel moneda que se inscribió con el
las mas oportunas medidas á fin de conser- nombre de, LAS COLONIAS UNIDAS. La Junta
val' el celo y la energía del pueblo, esforzán- de Massachusetts habia pedido al Congreso
dose para que sus procedimientos tuvieran que se encargase de las fuerzas que se halla-
la misma influencia que antes en la opinion ban delante de Boston, yen su consecuencia,
pública. Hacíase preciso establecer una bue- se acordó organizar diez compañías de tira-
na disciplina, buscar dinero, proveerse de dores en Pennsylvania, Maryland y Virgi-
armas y pertrechos militares y atender so- nia, que debian pagarse de los fondos públi-
bre todo al socorro de los que lo necesitasen. coso Nombráronse igualmente comités para
Tambien era urgente entenderse con las tri- que propusiesen los medios :mas convenien-
bus indias, pues podia suceder que los ingle- tes á la defensa del pais, y tal confianza se
ses les hicieran ofertas mucho mas ventajo- tenia en los conocimientos de Washington y
sas que las de las colonias para tomar parte su pericia, que se le nombró presidente de
en la guerra contra América (*). aquellos, cargo que aceptó gustoso, pues si


Deseando demostrar que se adoptaban to- bien era su mas sincero deseo arreglar amis-
dos los medios posibles de conciliacion ,Dic- tosamente la disputa con la mndre patria,
kinson propuso que se elevase al rey una preveia que al fin iba á ser inevitable apelar
respetuosa solicitud, que fué luego aprobada, á las armas, y siendo así, parecíale con ve-
aunque no sin que se opusieran enérgica- niente prepararse á una vigorosa resistencia~
mente á ello los representantes de Nueva- Hácia fines de abril, el pueblo de Nueva-
Inglaterra. Tambien se redactaron varios York S2 reunió en Junta y nombró delega-
manifiestos al pueblo de la Gran Bretaña, al dos para que le representase en el Congreso,
de Irlanda y al del Canadá, y se ,señaló un al cual consultó poco despues acerca de la
dia para la oracion y el ayuno. Estos docu- conducta que deberia observarse con las tro-
mentos, dice Pitkin, revelaban el mismo ar- pas que se esperaban de Inglaterra. El Oon-
diente deseo de libertad, la misma dignidad
de sentimientos y la misma energía que los
formados por el primer Congreso, sin dejar
de ser su estilo menos atrevido, elocuente y
afectuoso.


En vista de la urgencia del caso, el Con-
greso resolvió hacer uso de toda su autori-
dad, y acordó al efecto unánimemente, que
se pusieran las éolonias en estado de defensa
y se procediese desde luego á reunir tropas,
á construir fuertes en varios puntos, á buscar


(') Véase la !listoría de la Conslilucion, por Curtis, yol. 1,
pág. 30, donde se detalla perfectamente la situacion del se-
gundo Gongreso continental, y la formacion y carácter elel
goJ.¡ierno revolucionario.


greso, en vista de las circunstancias, acon-
sejó al pueblo que vigilara y fuese activo,
recomendándole eficazmente que en caso ne-
cesario rechazase la fuerza con la fuerza.
Tambien se resolvió trasladar los
1 '1" 't' 1775; a macenes mI ltares a un SI 10 segu-


ro, y atender á la seguridad de las mujeres
y niños cuando lo reqUIriese el caso.


El nombramiento de un jefe para el ejér-
cito continental era una de las cosas mas
difíciles y delicadas que tenia que resolver el
Congreso. Contábanse muchos hombres de
nota que podian con razon aspirar á tan
distinguido honor y por lo mismo no falta-
ban envidias y ambiciones difíciles de satis-




CAP. XIII. ESTADOS-t:"NlDOS.


facer, con tanta mas razon cuanto que era tamente sus dudas respecto'á su dísposicion
de la mayor importancia elegir un hombre y pericia, y advirtiendo á todos los circuns-
aceptable para todas las colonias. El asunto tantes que no se creía suficientemente apto
se debatió entre los miembros del Oongreso para desempeñar el cargo que le confiaban,
con la mayor ansiedad, puesto que, como ya manifestó que renunciaba desde luego á sus
hemos dicho, se trataba de un punto del ma- honorarios. Hé aquí las palabras que pro-
yor interés, y si bien desde un principio nuncíó con este motivo: «Oomo el deseo de
pareció á todos que \Vashington seria la per- aumentar mis bienes, hubiera podido indu-
sona mas aceptable, como habia otros 11om- cirme á aceptar este importante cargo, aun
bres mas antiguos en la carrera militar, tal á costa de mi felicidad doméstica, no deseo
como el general \Vard, que se hallaba en- aprovecharme de mi sueldo, y lo único que
tonces delante de Boston, ocurrió la duda de haré es formar una cuenta exacta de los
si seria bien recibido el nombramiento. Por gastos que ocurran, los cuales no dudo me
otra parte, la importancia de Virginia en la I abonará el Oongreso. Esto es todo cuanto
lucha con la madre patria, y la necesidad deseo.» r"
de hacer todo lo posible para que se conser- El día 20 de junio \Vashington recibió su
vase el ardiente patriotismo de la poderosa nombramiento (*) y los miembros del Oon-
aristocracia de aquella colonia, exigia en cier- greso se comprometieron unánimemente á
to modo que se nombrase un jefe de Virgi- prestarle toda clase de auxilios, ofreciéndole
nía. A pesar de todo esto, el dia 15 de junio, sus vidas y fortunas en favor de la causa de la
\Vashington fué propuesto por Johnson, de ¡libertad. Poco despues fueron nom-
Maryland, y entonces se le eligió jefe por brados cuatro mayores generales que 1775.
unanimidad (*). Nosotros, que podemos re- eran Artemas \Vard, Israel Putnam, Felipe
troceder en la marcha de la historia, vemos Schuyler y Oárlos Lee, y además ocho bri-
ahora claramente que \Vashington era el gadieres generales, cuyos nombres son los
hombre, sino el único hombre mas compe- (') El nombramiento de Washington estaba redactado del
tente para el desempeño de su cometido, lo modo siguientc: «Depositando toda nuestra confianza en
cual no es de estrañar si se atiende á que vuestro patriotismo, valor, conducta y fidelidad, hemos te-


f · 1 nido á bien por la presente nombraros general y comandan-toda su carrera ué SIempre a mas á propósi-
te en jefe del ejército ele las Colonias ('nielas y ele todas las


to para ocupar semejante puesto; y aun de- fuerzas reunidas Ó que se reunan, asi como tambien de los
bemos creer que Dios favoreció la causa de voluntarios que ofrezcan sus servicios en defensa de la li-


bertad americana. Por tanto, quedais revestido de los sufi-
nuestro pais al enviarnos un hombre como


cientes poderes y autoridad para obrar como os pareciere
aquel para conducir el ~jército y obtener un mas oportuno, en Lien del pais; yen su consecuencia man-
éxito feliz en la revolucion americana. damos á todos los oficiales y soldados que se hallen bajo


Al ciia siguiente \Vashington clió gracias
tí la Oámara por el señalado honor que le
acababan de dispensar, y espresando modes-


(') ~lr. Curtis ha escrito sobre este punto una larga é
interesante nota que concluye as!: (1 No hay duela que Was-
hington fué elegido comandante en jefe por su indisputable
ménto, y no por un compromiso de otra especie.» Elisloria
de la Cons!iluc'ioll, vol. 1, pág. H.


vuestras órdenes que sean obedientes y activos en el cum-
plimiento de sus deberes. A.simismo os encargamos seais
cuidadoso en el desempeño de vuestras funciones, que es-
tablezcais una rigurosa disciplina en el pjército, y que los sol-
da.dos se ejerciten constantemente. Por lo demás, regulareis
vuestra conducta en todos los casos con arreglo :í la disci-
plina militar, cumpliendo puntualmente las órdenes que ele
ver. en cuando recibireis de este Congreso, ó de otro cual-
quiera de las Colonias ('nidas. Este nombramiento es válido
hasla que sea revocado por uno de aquellos cuerp~


. Firmado, Juan Hancock. Presidefli€.




344 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


siguientes: 8eth Pomeroy, Ricardo Montgo- contenerse, esclamó con acento de burla:
mery, David W ooster, Guillermo Heath, José «i Cómo! diez mil paisanos tienen acorrala-
Spencer, Juan Thomas, Juan 8ullivan y Na- das á las tropas del rey! ¡Muy bien; vamos
thaniel Greene. Por recomendacion de \Vas- á entrar y pronto abriremos paso!» El dia 12
hington, agregóse á estos Horacio Gates, en de junio publicó Gage la ley marcial en toda
clase de ayudante general, con el rango de la provincia, ofreciendo perdonar á todos los
brigadier. Como Gates y Lee eran estranje- que entregaran las armas menos á Juan Han-
ros, el Congreso no les hubiera nombrado cock y 8amuel Adams, cuyas faltas, segun
para aquellos elevados puestos, á no haberlo dijo, eran demasiado graves para que no se
pedido Washington, quien por cierto debió les aplicase el condigno castigo. Por su par-
arrepentirse despues porque desgraciadamen- te las colonias, que contaban ya con diez y
te aquellos dos hombres fueron mas tarde seis mil hombres de tropas, creyeron nece-
un motivo de disgusto para el comandante sario y urgente tomar alguna medida decisi-
en jefe. va, y en su consecuencia, y habiéndose recibi-


Deseando \Vashington tomar prc~lto pose- do la noticia de que Gage trataba de tomar la
sion de su cargo, salió de Philadelphia el ofensiva, envióse al coronel Prescott con mil
dia 21 de junio, y recibiendo á su paso las hombres y dos piezas de artillería para que
mas cordiales pruebas de confianza (*), y cortase la comunicacion en el pais y se po-
despues de adquirir en Nueva-York noticias sesionara de Bunker's Hill, elevada eminen-
de la batalla de Bunker's Hill, llegó el 2 de cia, situada al estremoNorte de Charlestown.
julio al cuartel general situado en Cambrid-


I
Sin cmbargo, por un error involuntario, la


ge. Inútil es decir que el ejército lo recibió: espcdicion dejó atrás á Bunker's Hill, yem-
con el mayor entusiasmo. pezó las operaciones en Breed's Hill, punto


Poco antes de esto, hácia fines del mes de que .se hallaba al sur de la península, domi-
mayo, el general Gage habia recibido con- nando la ciudad de Boston, y una vez allí,
siderables refuerzos de tropas al mando de y bajo las órdenes del ingeniero, coronel
Burgoyne, Clinton y Howe. Dice MI'. Ir- Gridley, se comenzaron los trabajos con la
ving que al entrar los buques en el puerto, mayor actividad, aprovechando la oscuri-
y como viesen los jefes el campamento de los dad de la noche, con tan buen éxito, que al
rebeldes, que en número de diez mil hombres romper el dia habíase construido un fuerte
sitiaban una ciudad donde habia cinco mil reducto en la cima de la colina, donde se
soldados de guarnicion, Burgoyne, sin poder


(') Al llegar Washington á Nucva-York, :VIr. Livingston,
presiuente del Congreso, le dirigió un discurso congratula-
torio. cuya última parte es digna de citar porque encierra
una significativa indirecta, respccto á lo de conceder pode-
res militares á cualquier hombre. IIélo aquí: Confiando en
vos, señor, y en los dignos generales que se hallan á vues-
tras órdenes, abrigamos la fundada esperanza de que se ob-
tenga un éxito feliz en la gloriosa lucha por la libertad ue
América Tambien creemos que cuando haya terminado la
contienua podrá hacerse un arreglo con nncstr'l maclre pa-
tria y que entonces os apresurareis á resignar el importante
mando que os han confiado, volviendo á ser otra vez nnestro
digno conciudadano.


acabó de formar luego una trinchera.
El general británico no pudo menos de


asombrarse al ver que los americanos se ha-
bian ah'evido á ocupar la colina, atrinche-
rándose en ella, y acto continuo rompió el
fuego desde los buques y las baterías de Bos-
ton; pero los provinciales, aunque al- 1.775.
go intimidados por la muerte de uno
de sus compañeros que se habia salido fuera
de la línea de defensa, continuaron su traba-
jo sin hacer aprecio dcl fuego de los ingleses.




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CAP. XIIT. ESTADOS-U::,.¡¡nos. i:H5


A medio dia los colonos habian terminado daban ansiosos el resultado del combate. Los
una de las obras avanzadas, que estendién- americanos no desperdioiaronni un solo ti-
dose por la pendiente de la colina, llegaba ro, pues dejaron que se acercase el enemigo
hasta cerca del agua, siendo evidente que si á la distancia de treinta ó cuarenta pasos y
los americanos conseguian armar de cañones entonces rompieron un fuego terrible contra
el reducto, dominarian el puerto, impidien- los sitiadores. La mortandad fué espantosa;
do que Boston pudiera sostenerse mas tiem- las tropas regulares retrocedieron en desór-
po. El general Gage resolvió por lo tanto, den, pero ol)edeciendo las órdenes de sus ofi-
desalojar á los americanos de una vez, y en ciales, cuya cólera era indescriptible al ver
su consecuencia dispuso que las fuerzas des- aquel principio de derrota, avanzaron de nue-
embarcaran en frente de las ol)ras y subiesen vo, mas segunda vez tuvieron que retroceder
por la colina, sin que se le ocurriese que los Lajo elfuego graneado de sus enemigos. En-
colonos podrian resistir á las tropas vetera- tónces el general Gago dió órden para que
nas. Tres mil hombres del ejército hritánico, se incendiara Oharleston, y Olinton avanzó
conducidos por los generales IIowo y Pigot tambien desde Boston para prestar auxilio,
se encargaron de arrojar al enemigo de aque- pero costó mucho trabajo reunir las tropas
11a posicion; y aunque la empresa no parecia y conducirlas de nuevo á la colina. El es-
difícil por hallarse las tropas provinciales truendo de la artillería de los buques y de la
muy cansadas por la fatiga de la noche an- ciudad, el silbido de las bombas, el fragor
terior, faltos de víveres y sofocados por una do las descargas, los alaridos de los comba-
ardiente temperatura, sostuvieron sin embar- tientes y las densas nubes de humo que os-
go el ataque de los vigorosos soldados que cmecian la luz del sol, contribuian á formar
marchaban contra ellos, demostrando que so un tremendo espectáculo. Las municiones de
hallaban dislmestos [í, morir por la causa de los americanos se hallaban casi concluidas,
lá libertad. Poco antes de comenzar la accion, y como las tropas inglesas acababan de 11e-
llegó Stark al lugar del combate con dos regi- gar con mas cañones, consiguieron destrozar


'miento s 9.e New-Hampshire y tomó posicion la obra avanzada con ayuda del incesante
á la izquierda de las obras avanzadas, prote- fuego de las baterías. Al yer esto el capitan
giéndose bajo una especie de parapeto que ill1- Prescott dispuso la retirada, pero los provin-
provisó en el acto, arrancando los rails del ciales siguieron aun resistiéndose contra los
camino, con los cuales formó unas paralelas, sitiadores, que atacaron el reducto por tres



cuyos huecos rellenó con sacos de heno. puntos á la vez, si bion murieron muchos


Serian las tres de la tarde cuando las tro- antes de conseguir apoderarse de la posiciono
pas británicas avanzaron al asalto en dos lí- Entre tanto la infantería ligera de los ingle-
neas, entre las cuales iba la artillería con ses trataba de posesionarse de la izquierda
cierta lentitud, para que pudiesen jugar las de la colina para cortar la retirada á los
piezas. Los cañones de los buques y de las americanos, pero allí encontraron otro obs-
baterías de la ciudad protegian la marcha de mculo con el cual no contaban, pues los pro-
los soldados, que contaban como segura la vinciales al mando del veterano Stark, que
victoria. Todas las colinas de las cercanías habian reservado sus tiros esperando se
de Boston y los campanarios de las iglesias acercase el enemigo, rompieron entonces el
estaban cubiertas de espectadores que agnar- fuego con tal acierto, que introdujeron el


TOMO J. 4i


.,




::146 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


desórden en las filas de la infantería. El com- con las disciplinadas tropas de Europa, sin
bate fué encarnizado por ambas partes, mas cederles en nada la ventaja (*).
las tropas regulares no consiguieron que re- Entre los diversos oficiales distinguidos
trocediesen los americanos, hasta que estos, que perecieron en la defensa del redudo, la
observando que sus compañeros abandona- pérdida mas sensible para los americanos
ban la colina, retiráronse disputando el ter- fué la del general \Varren, quien pocos dias
reno palmo á palmo y bajo el fuego de las antes habia sido nombrádo mayor general
baterías, que por fortuna no les causó mu- cuando desémpeñaba el cargo de presidente
cho daño. Poco despues hallábanse atrinche- del Congreso de ~assachusetts y de la Junta
radas de nuevo en Prospect Hill, donde ya de salvacion. Al recibir la noticia del proyec-
no fueron perseguidos por las tropas inglesas tado ataque á Bunker's Hill, Warren dejó
que permanecieron en posesion del reducto, su puesto del Congreso y corrió al lugar de
la que tan cara les habia costado. la accion, penetrando luego en el reducto,
. Nos hemos estendido un poco sobre los he- donde el bravo coronel Prescott le ofreció al


ehos que acabamos de referir, pero esto es momento el mando, que él rehusó, diciendo:
porque ningun otro encuentro fué de tanta « He venido para aprender el arte de la guer-
imporb,ncia como este en sus efectos, tanto ra alIado de un militar entendido, pero no
para los americanos como para los ingleses. para dictar órdenes.» Cuando sus eonciuda-
Las tropas británicas habian quedado dueñas danos se vieron en la precision de retirarse,
del campo, pero aquella victoria era mas él fué el último que abandonó el reducto, y á
desastrosa y humillante para ellas que una los pocos momentos recibió en la cabeza lÍn
derrota, pues á pesar de ir conducidas por balazo que le dejó muerto en el sitio. Su pér-
ospo1'tos oficiales, fueron rechazadas varias elida se consideró como una calamidad y pro-
veces por un enemigo inferior en número, dujo la mas profunda impresion en toda la
indisciplinado y que contaba solo para su América, porque ningun hombre de su edad
defensa con un reducto construido en una era tan querido y respetado como José War-
noche. Además de esto debe tenerse en cuen- ren, el intrépido y generoso mártir ~e Bun-
ta que las bajas de las tropas de la Gran ker's Hill (**).
Bretaüa fueron tan considerables como si se ,
hubiesen hatido con veteranos, pues segun
se vió luego, tuvieron mil cincuenta y cua-
tro muertos y heridos, de los dos mil hom-
hres que entraron en accion, entre los cuales
contábanse muchos oficiales. La pérdida de
los americanos no es cedió de cuatrocientos
cincuenta hombres y con razon puede decirse
que esta derrota, si tal ha de llamarse; tuvo
las consecuencias de un triunfo, pues inspiró
confianza á los colonos, haciendo compren-
der á los ingleses que no debian confiar d~­
masiado en la vicioria. Los americanos aca-
baban de probar que podian medir sus armas


n Vida de Washington, por Ining, yol. J, pág. 482.
C') ((\Varrell fué, corno se ha dicho, el mártir de aquel (lia


glorioso, y su muerte se consideró como una calamidad para
la causa y la nacion. Puede uccirsc que se hallaba en la pri-
mayera de la Yida, pues solo contaba trein ta y cinco años
de edad, hallándose dotado de un carácter por demás atre-
yido y emprendedor muy á propósito para mandar á los
hombres y comunicarles sus nobles y heróicos sentimientos.
Como orador podia figurar en primer término por su pro-
funda elocuencia y su gracia en el decir. Su aspecto era el
de un bizarro militar" sin dejar de tener por eso la cortesia
y modales del mas cumplido caballero. Su sangre no se der-
ramó en yano, pues inspiró á todos el deseo de la venganza,
y su nombre llegó á ser el santo y seña en los momentos de
peligro.u El intrépido Putnam se encontró tambien en lo mas
recio de la pelea, pero estaba sin duda destinado á prestar
nuevos servicios á su pais. Véase la Vida de José Wal'ren,
por Everett, pág. 53.


,J




CAP. XIII. ESTADOS-ONIDOS. 3i7


Apenas se encargó \Vashington del mando llegaron al campamento varias compañías de
del ejército, creyó de su deber averiguar an- tiradores que formaban un total de mil cua-


tes de todo cuáles eran sus fuerzas y trocientos hombres, procedentes de Pennsvl-
1775. posicion, y si bien pudo convencerse vania, Maryland y Virginia. Daniel M~r­
de que habia muy buenos elementos para for- gan, natural de Nueva-Jersey, que se hizo
mar un ejército, encontró tambien que ca- luego célebre en la guerra, mandaba una de
recian de armas, municiones y almaceneR aquellas compañías, cuyo refuerzo fué muy
militares. Por lo que toca á los hombres, conveniente para el ejército.
hallábanse todos animados del mejor espíritu Las tropas del ejército americano, que
y dispuestos á seguir á su jefe en las mas llegaron entonces á componer catorce mil
desesperadas empresas, mas por desgracia hombres, fueron situándose desde luego con-
todos el10s no conocian la subordinacion, y venientemente en las alturas que hayal re-
eran completamente estraños á la disciplina dedor de Boston, formando una línea de doce
militar. El espíritu de libertad que los ha- millas de estension, que se estendia des-
bia reunido se revelaba en todos sus actos, de Roxbury hasta el rio )"'Iystic, en tanto
y decimos esto porque en la provincia de : que las tropas británicas ocupaban Bunker's,
Massachusetts los oficiales fueron elegidos Breed's Hill y Boston Neck, posicion nada
por los soldados, en tanto que el Congre- conveniente, porque los que tenian que salir
so nombraba por su parte otros, dando de Boston arriesgaban sus vidas para ir á
con esto lugar tí que hubiera muchos en- buscar los necesarios medios de subsistencia.
vidiosos ydescontentos. Casi todas las opera- El general Gage contaba con unos once mil


, ciones se retardaron por falta de ingenieros, hom bres admirablemente equipados, si bien
pero el comandante en jefe no perdonó es- I carecian de provisiones, por lo eual no se
fuerzo alguno para arreglarse sin ellos y al atrevia el jefe á tomar la ofensiva á fin de sa-
efecto formó brigadas de soldados, acostum- lir de aquella situacion. \Vashington por su
brándoles á la obediencia, y pidió al Congre- parte estaba resuelto á no abandonar las po-
so que nombrase un comisario general, en lo siciones que habian tomado las tropas con-
cual no se habia pensado. Muchos de los tinentales, porque á su juicio, los ingleses
hombres mas activos se ocuparon constante- debian arriesgar una batalla ó evacuar la
mente en el manejo de la artillería, y tal fué ciudad. Entre tanto el Congreso se ocupaba
el éxito de sus esfuerzos que al poco tiempo activamente en adoptar las medidas necesa-
quedó el ejército organizado y dispuesto para rias para el bienestar público. Hácia fines
entrar en servicio. del mes de junio se votó una emision de tres


El dia 24 de julio fué nombrado comisario millones de duros en letras de crédito para
general del ejército americano José Trum- pagar al ejército, y á principios de julio se
bull; José Reed, miembro de la Cámara de acordó redactar una Declaracion, en que se
Philadelphia, pasó á desempeñar el cargo de manifestase las causas y la necesidad de que
secretario del comandante en jefe, y por lo las colonias apelaran á las armas. El estilo
tanto Roberto H. Harrison fué elegido por digno y enérgico de este documento merece
Washington para el desempeño de este úl- la atencion del lector , á quien aconsejamos
timo honroso cargo, que desempeñó por es- lea en el Apéndice de este capítulo (*). En lo
pacio de varios años. Poco despues de esto, (') Véase el Apéndice 1, al fin del presente capitulo.




318 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


tocante á dirigir una peticion al rey, hubo
encontradas opiniones, pero al fin en 8


de julio se aprobó la medida, y esta
t 775. f '1 . lt' . t t ' ue a u lma vez que se m en o una
reconcilia.cion (*).


Tambien se redactó un manifiesto para los
habitantes de la Gran Bretaña, en el cual
despues de suplicarles como amigos y her-
manos que no sancionasen la tiránica políti-
ca del gobierno hácia América, rechazábase
ül cargo que les imputaba el gobierno al de-
cirles que querian proclamarse independien-
tes. Hé aquí cómo terminaba este documen-
iD: «Se nos acusa de querer proclamarnos
independientes, pero ¿ quién podrá apoyar
esta acusacion? Ko se debe juzgar por lo que
alegan los ministros, sino por nuestras accio-
nes. Despues de abusar de nosotros, inju-
riándonos y despreciándonos, ¿ qué medidas
podiamos tomar para obtener una repara-
cion? Hemos elevado respetuosas esposi-
ciones al trono, y apelado á 'úuestra justi-
cia; poro, ¿ cuál ha sido el res uItado? La
clemencia del soberano no se estiende hasta


manifiesto al pueblo de Irlanda y una carta
á la Asamblea de Jamaica, documentos que
hubieran bastado por sí solos para convencer
al ministerio inglés, de que los colonos sa-
bian usar la pluma tan bien como la espada.


Persuadido el Congreso de lo importante
que era contar con el auxilio, ó al menos la
neutralidad de los indios, nombró tres jun-
tas para que entendiesen en este importante
asunto, y desde entonces comenzó á fijarse
la atencion de todos en los hombres rojos .Y
en sus particularidades. Mientras el Congre-
so celebraba sus sesiones, se organizó tam-
lJÍen la primera línea de postas que debia re-
correr los Estados-Unidos para establecer la
comunicacion, habiéndose nombrado por
unanimidad á Benjamin Franklin adminis-
trador general, con atribuciones para tomar
cuantos dependientes juzgase necesarios pa-
ra conducir la correspondencia desde Fal-
mouth, en Nueva-Inglaterra, hasta SavalÍ-
nah, en Georgia.


El Dr. Benjamin Church fué nombrado di-
rector de un hospital militar, pero p~os


nosotros; nuestras solicitudes se desprecian, meses despues, segun dice Holmes en sus
I


nuestras súplicas son contestadas con insul- Anales, se le acusó de traicion por man-
tos, y al ver que el rey solo responde con tener una correspondencia ilícita con los
el silencio á nuestras quejas, nos queda ingleses deBoston,yen su consecueIÍciafué
la triste duda de si dejará de auxiliarnos juzgado y se le desterró; Algun tiempo des-
por falta de voluntad ó porque no esté al pues, permitiósele sin embargo que se mar-
alcance de su mano. Y aun despues de todo, chara con su familia á las Indias orientales,
¿qué medidas hemos tomado que revelen el mas el buque naufragó, pereciendo todos los
deseo de proclamarnos independientes? ¿He- pasaJeros.
mos pedido acaso auxilio á las potencias es- Atendida la crítica y alarmante situacion
tra?~jeras, que eran rivales de vuestra gran- de las colonias, recomendó el Congreso que
de~a? Cuando vuestras tropas eran escasas. el dia 20 de julio todos los habitantes de
en número y se hallaban sin defensa, ~ nos I aquellas observaran un riguroso ayuno, con-
hemos aprovechado de su situacion para ar- sagránelose á la oracion, cuya órelen se cum-
rojarlas ele nuestras ciudades?» Además de plió fielment.e, siendo aquella la primera vez,
este documento se estendieron otros dos; un segun dice Holmes, que se verificó semejan-


te acto á la vez en todas las colonias desde
( ') y éase el A péndiee II, 31 fin del presente capítulo. el establecimiento de estas. Cuando llegó




CAP. XIII" EST.\DOS-UNIDOS. 349


dicha órden al ejército, Lee criticó aquella hermanos, disfrutando completa paz y tran-
medida, pero \Vashington ordenó que se ob- quilidad. Tambien se convino que los cam-
servase fielmente, y en su consecuencia sus- pos, las casas, los bienes y las posesiones
pendiéronselos trabajos, y todos los oficiales que adquiriesen nuestros padres se conside-
y soldados asistieron al oficio divino. rarian como una propiedad absoluta con de-


El gobierno británico, que nohabia po- recho á trasmitirla á sus hijos. ¡Hermanos
dido conseguir que los canadenses tomaran y amigos, prestad atencion! Ahora os di re-
las armas contra los americanos, tampoco mos por qué razon se han indispuesto los
f'ué muy feliz en sus negociaciones con los consejeros del rey Jorge con los habitantes
indios, á los cuales no convencieron sin du- de las colonias de América. Muchos de los
da las razones del ministerio inglés, y aLln primeros persuadieron al monarca para que
puede decirse que se hallaban mas dispuestos faltase á la promesa que nos habia hecho, é
ü escuchar á los colonos. El Oongreso pro- induciéndole luego á que formase una liga
pagó el rumor de que los ingleses habían to- contra nosotros, han conseguido romper los
mado las armas para esclavizar, no solo á lazos que nos unian con aquel pais, y que
los hijos de América, sino tambien á los hasta aquí habian sido indisolubles desde el
indios, y que si estos tomaban parte con- establecimiento de nuestros antecesores en
tra los colonos se verian reducidos muy estas colonias. Ahora nos dicen esos hom-
pronto al estado de esclavitud. Oreyóse que bres que tomarán lo que quieran de nuestros
semejantes argumentos inducirian á los sal- bolsillos, como si fuese suyo propio; que nos
~
vajes . á permanecer neutrales, y de este despojarán de nuestras cartas ó Oonstitu-
modo los colonos se verian libres de un cne- cion escrita, que ya sabeis amamos mas que
migo muy peligroso. A fin de asegurar el nuestra propia vida, y finalmente, que todas
éxito, juzgóse oportuno celebrar una confe- las plantaciones, casas y bienes podrán ser
Tencia con las Seis Kaciones, reunidas en suyas cuando ellos quieran y sin nuestro
consejo en Philadelphia, y á continuacion consentimiento. "Tambien nos dicen que los
reproducimos el discurso que se dirigió á los buques de estas colonias deberán ir á tal ó
jefes de las tribus, porque es harto curioso, cual isla para traficar, y no á la quc
y espone qué razones se adujeron para gran- queramos, y en el caso de no cumplirse
jearse las simpatías .y apoyo de los indios: estas órdenes, se cerrarán nuestros puertos.
«¡Hermanos jefes y valientes guerreros! Kos- ¡Hermanos, vivimos con vosotros en el mis-
otros somos los delegados de las Doce' Pro- mo pais, y siendo habitantes de la misma
vincias Unidas, roprosont'arlas en el Oongre- tierra, deseamos sentarnos con vosotros
so general de Philadelphia: ¡ Hermanos y bajo el árbol de la paz, que debemos con-
amigos, escuchad! Ouando nuestros padres servar cuidadosamente, hasta que sus gran-
cruzaron el gran lago para venir á este pais, des hojas y floridas ramas lleguen al azulado
<31 rey de Inglaterra les hizo una promesa, cielo, iluminadas por los rayos del sol! Para
asegurándoles que ellos y sus h~jos serian el caso de que ocurriese entre nosotros algo
tambien hijos suyos, y que si querian dejar desagradable, debemos adoptar desde luego
su tierra natal para venir á establecerse aquí, medidas á fin de hacer un arreglo amis-
l)ara traficar con sus amigos del otro lado toso, y por ahora nos parece oportuno, aten-
del agua, serian siempre considerados como dida nuestra situacÍon, que nos comuni-




350 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


quemos diariamente para que se sepa qué
debemos esperar unos y otros.:»


Preparóse un discurso semejante para las
demás tribus indias, y se creyó que podria
contarse con su neutralidad, pero sentimos
decir, que ~erced á la influencia del coronel
Guy J ohnson, intendente general del rey,
las Seis Naciones, que profesaban una intima
amistad á la familia de aquel, ofrecieron su
auxilio al general Carleton en Montreal,
contra los americanos. Esto, dice Holmes,
fué el origen de la guerra india.


A principios de julio, Georgia tomó parte
en la oposicion que se hacia al Parlamento
británico, y habiendo elegido diputados para
que la representasen en el Congreso, la confe-
deracion tomó despues el título de Las Trece


Provincias Unidas. El plan propuesto
1.775. por Lord Noth para celebrar una re-
conciliacion , fué discutido en el Congreso;
pero examinado detenidamente y viéndose
que no era satisfactorio ni precisaba bien la
cuestion, se desechó por unanimidad. En
agosto el Congreso suspendió sus tareas para
reanudarlas en setiembre, en cuyo mes se
presentaron los delegados de Georgia á ocu-
par sus puestos.


La posicion de \Vashington no era segu-
ramente de las mas envidiables, pues muchos
miembros del Congreso no estaban conformes
con que la autoridad militar residiese en una
sola persona, y no pocos temian que el ejer-
cicio del poder pudiese tentar, aun al gran
héroe y patriota, á cometer algun abuso.
Un ejército permanente, era un espectro ter-
rible para los mas, y no sin gran dificultad
consiguió \Vashington convencer á muchos
de que la causa era desesperada, á menos que
pudiera contarse con suficientes fuerzas para
servir todo el tiempo que durase la guer-
ra (:Ir). Por mas que Washington se ,resin-


( • ) «El error de alistar hombres solo por un año rué de.


tiera dolorosamente por las indignas sospe-
chas que se concibieron de él, no dejó de
seguir la misma línea de conducta que desde
luego se trazara, y que en su concepto era la
única para alcanzar un buen resultado. El
Congreso solo podia sancionar sus medidas
y auxiliarle en sus esfuerzos, pero el trabajo
de combinar, organizar y establecer un buen
sistema militar recaia todo sobre él. Por esta
razon estuvo en continua correspondencia
durante la guerra, y sus cartas fueron leidas
por la Cámara en plena sesion, habiéndose
aprobado por aquella cuantas medidas y re-
soluciones importantes propuso. De este
modo Washington llegó á ser el punto cén-
trico de aquella inmensa y complicada máqui-
na que él dirigia cuidadosamente, haciendo
los mayores esfuerzos para impedir su des-
truccion. La distancia que le separaba del
Congreso, los lentos procedimientos de la
Cámara y el largo tiempo que trascurria
antes que supiera el resultado de las delibe-
raciones, contribuia muchas veces á que va-
cilara y se inquietase; pero merced á su
prevision y á que muchas veces anticipaba
los hechos en sus comunicaciones, consiguió
vencer ciertas dificultades en cuanto era po-


bido al carácter del gobierno, á la opinion y preocupaciones
que predominaban en el Congreso y á las equivocadas ideas
de muchos miembros, segun los cuales, aunque se habia
desenvainado la espada, no debia perderEe la esperanza de
llevar á cabo un arreglo con el ministerio inglés, d€1 cual
podria obtenerse una justa reparacion, restableciéndose así
las buenas relaciones entre las colonias y la madre patria,
bajo una base constitucional. Washington, sin embargo, no
pensó asi desde un principio, ni opinó que fuera posible un
arreglo, sobrc todo en vista de las medidas adoptadas des-
pues de la batalla de Bunker's Hill. En la época de quc ha-
blamos no se procedió de la manera que deseaba Washing-
ton, teniendo en cuenta el estado de los negocios antes de
que se resolviera la Declaracion de la independencia, y si re-
flexionamos atentamente sobre el objeto que se proponia el
Congreso y la naturaleza de sus poderes, podremos venir en
conocimiento de cómo se incurrió en el error de no organizar
el ejército de una manera mas permanente ••• Historia de la
Constitucion, por Curtis, vol. r, pág, 61.


,




CAP. XIII. ESTADOS-UNIDOS. 3;:;1


sibIe (*). Además de esto, el jefe se veia pueblo libre es tan honroso como lo pueda
precisado á mantener una numerosa corres- ser el vuestro, y toda persona verdadera-
pondencia con varios cuerpos é instituciones mente magnánima y de nobles ideas no po-
de las colonias, cuyo celo era preciso estimu- drá menos de respetarlo.»
lar cuanto fuese posible, para que, conser- Poco despues fué llamado el general Gage
vando su ardiente patriotismo, facilitaran los á Inglaterra, aparentemente con el objeto de
auxilios que se pidiesen. informar á S. M. acerca de los asuntos de .


A principios de agosto de 1775, habiendo las colonias y proponer las medidas que se
llegado á conocimiento de \Vashington que juzgasen necesarias para el mejor servicio,
los prisioneros cogidos por los ingleses en y á consecuencia de esto, sustituyóle en el
Bunker's Hill eran tratados con severidad y mando el general Howe, hermano de Lord
dureza y de una manera impropia de perso- Howe, que habia muerto delante de Ticon-
nas civilizadas, juzgó prudente escribir al deroga, y cuyo recuerdo era muy grato para
general Gage sobre este punto. Ambos jefes los americanos.
habian servido juntos como ayudantes del Aunque no habia diferencia de opinion
general Braddock, peleando uno al lado de entre los colonos en cuanto á la necesidad de
otro en la sangrienta batalla de Monongahe- defender sus derechos y libertades, y aunque
la , y desde aquella época habian mantenido tampoco vaciló el pueblo en posesionarse de
una amistosa correspondencia, lo cual como los edificios públicos para asumir la autoridad
vemos no impedia que entonces se hallasen del gobierno, habia sin· embargo muchas
en opuestos bandos defendiendo opiniones y personas que no estaban resueltas aun á pro-
principios diametralmente opuestos. Gage clamarse indepéndientes, separándose por
negó que se maltratara á los prisioneros, completo de la madre patria. Esto se
h 11 1 d d 1 ' 1 b' d' b' P··1· 1.775. a) an( o e un mo o a go msu tante acerca pro o, como ICe muy len lt un, no
·de los rebeldes, cuyas vidas, segun dijo, de- solo por las declaraciones del Congreso, sino
bian terminar en el cadalso con arreglo á las tambien por las de las Asambleas coloniales
leyes del pais. Washington se vió en cierto y las Juntas que funcionaron durante el año.
modo obligado á ejercer las represalias con En el mes de agosto, el Dr. Franklin presentó
los prisioneros que tenia, pero bien pronto á la Junta de la Carolina del Norte un pro-
trató de dulcificar su situacion y con noble yedo de confederacion, sometido al Congreso
generosidad les dejó libres bajo palabra, en el mes anterior, en cuyo documento se deela-
la esperanza de que semejante conducta daria raba: «que en aquellos momentos no era pro-
á conocer á todos que los americanos eran tan cedente se uniesen las colonias; que convenia
nobles como valientes. Su contestacion á la mejor proponer los medios mas oportunos
carta de Gage fué tan digna como enérgica; para que se reconciliase el pais con la madre
hé aquí un párrafo de ella: «Aparentais patria, y que no debia formarse asociacion
despreciar, caballero, á todos los que no alguna hasta llegar al último estremo.» En
participan de vuestras opiniones ni han ob- el mes de setiembre la misma Junta dirigió
tenido su grado donde vos, pero debo deciros á los habitantes de la Gran Bretaña un ma-
que el que se adquiere por la eleccion de un nifiesto bastante enérgico, en que se decia lo


siguiente: «Invocando al T~dopoderoso, que
(') Vida de Washington, por Spnrk, pág. 139, conoce nuestras mas secretas intenciones,




3:J2 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


declaramos que nuestro mas ardiente deseo: la continua série de procedimientos arbitra-
es volver á estar en la misma situacion en rios, seguidos por malas administraciones,
que nos hallábamos antes del año 1763, yen afligidos por el temor de que estallasen in-
vista de las medidas opresoras adoptadas por surrecciones, y no pudiendo menos de afec-
la Gran Bretaña y en atencion á la justicia i tarnos el ver que las tropas británicas co-
de nuestras reclamaciones, esperamos que! menzaban las hostilidades contra este con-
algun dia interpondreis vuestra influencia tinen te, nos hemos asociado para tomar las
para al~jar las causas de nuestras quejas.» armas, y defender nuestra libertad, nuestra


Mientras que la Junta de Virginia, que vida y propiedades. Solo deseamos seguir
se reunió el 18 de julio. procedia á disfmtando de nuestros inapreciables dere-


1775. poner dicha coloni~ en ~stado de de- chos, y nada ambicionamos tan ardiente-
fensa, redactó una declaracion dando las mente como celebrar una reconciliacion con
razones oportunas para justificar aquella la madre patria, basada en los principios
medida. Hé aquí un párrafo de este docu- constitucionales. Penetrados de la justicia de
mento: «Tenemos fé en S. ::vr. y le respefa- nuestra causa y de la pureza de nuestras
mas y defenderemos en tanto que su gobier- intenciones, confiaremos en el soberano, á
no proceda con arreglo á las leyes y bien quien profesamos el mas profundo afecto,
conocidos· principios de la Constitucion: pro- pero ante todo preferimos la muerte ti, la
curaremos, en cuanto lo permitan nuestros esclavitud.»
alcances y por todos los medios posibles, Aunque la Asamblea de Pennsylvania ma-
reanudar los lazos de amistad que por tanto nifestó á sus delegados en el Congreso, en
tiempo y tan felizmente subsistieron entre el mes de noviembre, que las medidas opre-
nuestros conciudadanos de la Gran Bretaña soras del Parlamento británico V del !:!'obier-
.~ L . .'


Y los habitantes de América; y si por una no habian dado lugar á que se opusiera
parte estamos resueltos á defender nuestras resistencia por medio de las armas, comuni-
vidas y propiedades, manteniendo nuestros cóles además instrucciones, encargándoles
justos derechos y privilegios, aunque sea á que rechazasen toda propuesta que tuviese"
costa de la vida, tambien por la otra hemos por ol~jeto una separacion de la madre patria
determinado mandar que se retiren las fuer- ó un cambio de gobierno.
zas reunidas en estas colonias tan pronto Los delegados de .Maryland recibieron
como desaparezcan los peligros y vuelva este igualmente instrucciones para no apoyar sin
pais á su primitivo estado de paz y tranqui- prévio conocimiento y aprobacion de la Junta
lidad.» de la provincia ninguna proposicion por la


En la esposicion dirigida al nuevo gober- cual se declarase á las colonias independien-
nador, Lord Guillermo Campbell, por la tes de la Gran Bretaña, á menos que una
Junta de la Carolina del Sur, espresábansc mayoría juzgase absolutamente necesaria
sus miembros del modo siguiente: «Decla- esa medida para conservar las libertades del
ramos que ni el deseo de introducir innova- pais. Habiendo dirigido el gobernador de
ciones, ni el de alterar la Constitucion del Nueva-Jersey una circular á ~a Asamblea,
gobierno, ni tampoco el de proclamarnos in- manifestando: «que muchas personas empe-
dependientes, ha tenido la menor influencia zaban á declararse abiertamente en favor de
Bn nuestros Consejos; pero, alarmados ante la independencia, y que en varios periódicos




CAP. XlII. ESTADOS-UNIDOS. 3;)3


se ridicularizaba el temor del pueblo, que no una gran parte de los habitantes se mostra-
se atrevia á imitar el ejemplo,» la Cámara ban mas opuestos al Parlamento y abriga-
contestó lo siguiente : «Nada deseamos tanto ban un deseo mas ardiente de libertad, que lo
como reconciliarnos con la madre patria con que la Junta hubiera deseado. Esto


t 't ' al N d tI' d 1 d' 1. 7'75. arreglo á los principios con s 1 uClOn es. o se emues ra por o ocurrl o e la
sabemos qué personas serán las que desean 21 de mayo con los ciudadanos del condado
que se proclame la independencia, ni apro- de Mecklenburgo, los cuales llegaron hasta
bamos tampoco que se pongan medios para el punto de tomar las medidas necesarias
obtenerla, pues á mas de haber dado á co- para que se declarase formalmente la in de-
nocer que somos enemigos de semejante pendencia, cosa que no habia sucedido en
idea, hemos manifestado tantas veces nues- ningun otro punto, y que el Congreso con-
tras opiniones sobre este punto, que nos tinental no se hallaba aun dispuesto i:Í san-
creemos libres de toda sospecha.» cionar. Los acuerdos que se formularon en


La Junta provincial de K ueva-Y ork de- aquel condado son dignos de citarse, y no
claró en el mes de diciembre, «que la situa- ca}Je duda que fueron dictados por el comité
cion turbulenta de aquella colonia no reco- del Congreso" el cual se encargó en el año
nocia por causa la falta de afecto al rey, ni siguiente de proclamar cn todas las colonias
el deseo de procl~marse independiente, ni el la Declaracion de la Independencia.
espíritu de oposicion á la antigua forma del Hé aquí los acuerdos:
gobierno establecido, sino las medidas opre- «1. o Todo aquel que directa ó indirecta-
soras del Parlamento británico, que tenian mente apoye ó favorezca en cualquier forma
por objeto esclavizar á las colonias, y los ó manera las peligrosas medidas adoptadas
hostiles proyectos del ministerio para poner- por la Gran Bretaña, que tienen por objeto
las en ejecucion.» Al establecer un nuevo despojarnos de nuestros derechos, será de-
.gobierno, el pueblo de New-lIampshire, en clarado enemigo de este condado y de toda
el mes de enero de 1776, hizo la siguiente la América.
declaracion: «Nos vemos en la precision de »2. 0 Nos, los ciudadanos del condado de
establecer un nuevo gobierno, que deberá Mecklenburgo, declaramos por lo tanto di-
continuar mientras dure nuestra enojosa sueltos los lazos que nos unian con la madre
contienda con la madre patria; pero decla- patria, considerándonos además libres de
ramos, que lejos de querernos procla~ar in- toda intervencion con la Corona británica,
dependientes de ella, siempre nos hemos en consecuencia de lo cual no reconocemos
conceptuado dichosos por hallarnos bajo su relaciones ni contrato alguno con aquella
proteccion , mientras se nos permitia gozar nacíon, que ha querido despojarnos de nues-
de nuestros privilegios y derechos constitu- tros derechos y libertades de una manera
cionales. Por esto nos regocijará en estremo indigna, derramando luego en Lexington la
celebrar una reconciliacion de la manera que sangre de los patriotas americanos.
proponga el Congreso continental, en cuya »3. o En consecuencia de lo espuesto, nos
providencia y sabiduría confiamos.» declaramos libres é independientes, sin re-


A pesar de lo que hemos dicho respecto á conocer otro soberano que una asociacion
las opiniones que predominaban en la Caro- que nos gobierne, ni mas autoridad que la
lina del Norte, es un hecho J;econocido que del Congreso general, cuyo sostenimiento


TOMO l.




HlSTOlllA DE LOS CAP. XIlf.


mantenuremos, prometiendo cooperar para secuencia de esto, orgamzaronse dos espe-
ello con nuestras vidas y nuestras fortunas. diciones, una que salió por el lago Oham-


»4. o No reconociendo la existencia de nin- plain, al mando del general Schuyler, y la
guna ley ni autoridad civil ó militar dentro otra nor el rio Kennebeck á las órdenes de
de este condado, adoptaremos de consuno Arnold. El general Lee marchó tambien con
para 10 sucesivo las primitivas leyes que nos mil doscientos voluntarios de Connecticut,
rigieron, y por lo tanto nunca podrá consi- para presentarse en Nueva-York y fortificar
derarse que la Gran Bretaña tenga aquí de- con ayuda de los habitantes la ciudad y las
rechos , privilegios, inmunidades ni autori- tierras altas del rio Iludson.
dad alguna. A fin de llevar á cabo el plan indicado,


»5. o Todo oficial militar de los que exis- que tenia por objeto conservar la frontera
ten en el condado podrá seguir desempe- del Norte, apoderándose del Canadá, los ge-
ñando sus funciones mientras se sujete á los I nerales Sclmyler y Montgomery con dos re-
presentes acuerdos, y todo miembro de este gimientos de la milicia de N ueva-York y al-
comité podrá desempeñar un cargo civil, gunos voluntarios de Nueva-Inglaterra, que
aunque fuere el de Juez de paz, siendo en componian entre todos un total de dos mil
este caso su deber formar los procesos y sen-
tenciar con arreglo á nuestras leyes, que-
dando asimismo obligado á conservar la paz,
union y armonía, y hacer todos los esfuer-
zos posibles para que se propague el amor
al pais y á la libertad de América, hasta
tanto que se organice y establezca un go-
bierno general en esta provincia.»


Despues de la toma de Ticonderoga y de
Crown Point, tanto Allen como Arnold, es-
citaron repetidas veces al Congreso á que les
permitiera avanzar hasta el Canadá, donde


hombres, se dirigieron hácia Ticonderoga,
que estaba en poder de los .;tmericanos desde
que se posesionaron de ella los coroneles Ar-
nold y Allen.


El brio'adier (reneral Monto'Omerv recibió ü b ü J
órden de avanzar con las tropas que se ha-
llasen dispuestas y poner sitio á San Juan,
primer fuerte británico del Canadá, que se
hallaba á unas ciento cincuenta millas del
fuerte Ticonderoga, y poco despues siguióle.
el general Schuyler, quien al 11egar á la isla
de las Nueces, á doce millas al Sud de San


las fuerzas británicas eran muy escasas, por Juan, remitió cartas circulares á los cana-
lo cual seria fácil apoderarse de las fuertes denses, exhortündoles á que defendieran sus
posiciones de aquella provincia. Esta medi- libertades y declarando que los americanos
da no mereció al principio la aprobacion de entraban en su pais como amigos .y protecto-
nadie porque equivalia á salirse de la línea res, y no como adversarios. La noticia que'
de resistencia señalada ya, empezando una I recibieron dichos jefes acerca de la situacion
guerra agresiva; pero como llegaron á ser de San Juan, les obligaba á permanecer
evidentes los designios de la Gran Bretaña donde se hallaban hasta que llegasen tropas
de reclueir á las colonias á la obediencia'por y artillería, y por esto el general Schuyler
medio de la fuerza armada, la lucha tomaba regresó á Albania para apresurar la marcha
ya otro carácter, y el Congreso deseó á su de aquellas; pero habiendo enfermado, y no
vez aprobar el proyecto de un ataque al Ca- pudiendo incorporarse de nuevo con el ejér-
nadá, por considerarlo una medida defensiva I cito, encargóse Montgomery del mando de
segun dijo el mismo \Vashington. A con- todas las fuerzas. Apenas se hubieron reci-




CAP. XIII. E!'TA DOS-C;>;IDOS.


lJido los refuerzos, se atacó el fuerte de San
.J uan, mas como se careciese de artillería y
munieiones, no fué posible adelantar el sitio.


El coronel Allen, el héroe.de Ticonderoga,
(Iue servia ,1 las órdenes de :\lontgomery, fué
enviado con ochenta hombros para apode-
rarse de una partida de indios hostiles, y al
volver de la espedicion encontróse con el ma-
yor Brown, el cual acompañado do algunos
hombres, hahia ido á dar una vuelta por el
pais para observar las disposiciones del pue-
hlo é inducirle á que tomase parte en favor
de la causa americana. L na vez reunidos,
~Allen y Brown acordaron drrigirse á Mon-
t1'eal, dividiéndose antes en dos partidas que
debian asaltar á la vez la ciudad por dos pun-
tos distintos; y en su consecuencia Allen
cruzó el r.io' durante la n09he, segun se ha-
bia dispuesto, pero por circunstancias que
ignoramos, Brown y los suyos no pudieron
reunirse luego con ~ sus compañeros. En vez
de volverse, el intrépido Allen resolvió man-
tenerse firme; pero llegada que fué la maña-
na, el general inglés Car1eton, á la caheza
{le varias tropas regulares y de milicia, .ata-
có á los americanos, y aunque Allen se batió
(lesesperadamente con sus ochenta hombres,
tuvo al fin que rendirse, y él Y sus bravos
compañeros fueron cargados de cadenas .Y
enviados :i Inglaterra. Despues de sufrir
grandes trahajos y fatigas, el intl~épido coro-
nel Allen regresó de nuevo á la costa de Amé-
rica y estuvo prisionero en Nueva-York,
donde no obtuvo la libertad sino despues de
la victoria de 8aratoga, en el mes de mayo
de 1778.


El dia 13 de octubre se tomó un pequeño
fuerte en Chamblet, siendo el fruto de la vic-
toria varios cañones y unos ciento veinte
barriles de pólvora, que sirvieron perfecta-
mente al general Montgomery para marchar
contra. San Juan. A pesar del continuado


fuego dél enemigo, los amerieanos ('onsigllie-
ron levantar una batería eerca de dicho fuer-
te, haciendo todos los preparativos para dar
el asalto si fuera neeesario.


Habiendo llegado ii conocimiento del gene-
ral Carleton cuül era la situacion do San
Juan, reunió cierto número de fuerzas para
que fuesen en su soeorro, y apostando al
coronel M. Lean con un reg'imiento escocés


G


en la embocadura del 80re] , trató de cruzar
luego el Longueil con objeto de marchar in-
mediatamente á socorrer el fuerte; pero el
coronel \Varner; que se hallaba estacionado
en este último punto con trescientos monta-
ñeses y una pequel'ía pieza de artillería, rom-
pió un fuego tan ce'rtero contra los hotes,
que los ingleses se vieron precisado:" volver á
Montreal.


Al recibirse en esta plaza noticia de lo que
acababa de suceder, se envió un parte al ma-
yor Preston , jefe de la güarnicion del fuorte
sitiado, para que se rindiera, .Y en vista de
esto, y como por otra parte una inútil re-
sistencia solo hubiera ocasionado la pérdida
de algunas vidas, se entregó el fuerte San
.Juan en 3 de noviembre, tomando posesion
de él las tropas americanas.


El general Carleton abandonó entonces Ú.
Montreal á su suerte, .Y s'e escapó durante la
noche por el rio en una pequeña canoa, en
tanto que el general Montgomery, despues
de permitir á los habitantes que se rigieran
por sus leyes, concediéndoles el libre ejerci-
cio de su religion .Y el privilegio de gober-
narse por sí mismos, hizo su entrada en la
cil,ldad. Su benévola conducta indujo á mu-
chos á unirse á su bandera, pero en cambio
varios soldados de su ejército desertaron por
serIes muy perjudicial el clima, y hubo tam-
bien muchos que se volvieron á' sus casas
por haber cumplido el tiempo de su empeño
en el servicio.




3.)6' IllSTORfA DE LOS CAP. XIII.


Con el resto de su ejército, que ascendia á
unos trescientos hombres, Montgomery em-
prendió la marcha hácia Quebec, en la es-
peranza de encontrar el destacamento de
tropas que mandadas por Arnold J debian
haber penetrado por el Maine.


Arnold habia empezado su marcha á me-
diados de setiembre á la cabeza de mil
hombres, y despues de luchar con increibles
fatigas y trabajos, llegó al fin á Point-Leví,
frente á Quebec, el dia 9 dEl noviembre. En
la noche del 13 cruzó el Saint Lawrence,
trepó por el precipicio escalado algun tiempo
antes por Wolfe, y formando su pequeño
ejército, reducido ya á setecientos hombres á
consecuencia de las pérdidas que habia tenido
cerca de las memorables llanuras de Abra-
ham, se puso en marcha hácia Quebec con
la esperanza de sorprenderlo. Sin embargo,
convencido por un cañonazo que dispararon
desde las murallas de que la guarnicion esta-


ba alerta y dispuesta á recibirle, vióse
1. 775. 1 ., d t' 1 en a preclslOn e re lrarse, y e 18
se dirigió á Point Trembles para esperar allí
á Montgomery.


El dia 13 de octubre, Arnold entregó á un
indio á quien encontró, una carta para el
general Schuyler, en la cual le daba noticia
de sus progresos, pero el salvaje llevó la misi-
va al general Carleton, y esta, á no dudarlo~
fué la causa de que se frustrara la emp'resa.
El jefe inglés, que burló la vigilancia de los
americanos, habia procedido á poner inme-
diatamente á Quebec en estado de defensa
para resistir el ataque de los invasores.


Montgomery llegó el l. o de diciembre,
y se encargó acto continuo del mando de las
fuerzas, que ascendian solo á nuevecientos
hombres, y despues de vestir á las medio
desnudas tropas de Arnold con el equipo que
traia, todas ellas se dirigieron sobre Quebec.
Durante el camino viéronse espuestos á todos


los rigores del invierno, pues el viento azo-
taba sus rostros, hallábase la tierra cubierta
de espesas capas de hielo, y el frio era de
todo punto insoportable. En aquella cruda
estacion fué cuando las tropas americanas
comenzaron el sitio de Quebec, provistas tan
solo de unos cuantos cañones, que se monta-
ron sobre c~reñas de hielo, y que no produ-
jeron efecto alguno en las sólidas murallas
de la 111aza. Durante tres semanas continuó
el ejército sitiador sufhendo los rigores del
frio, pero al fin de este tiempo declaróse en
el campamento la viruela; muchos se mar-
charon por haber terminado el tiempo de su
servicio, el descontento empezó á ser gene-
ral, y Montgomery comprendió que solo in-
tentando un vigoroso esfuerzo podria evitar
que la espedicion se perdiese por .completo.
En su consecuencia, este jefe resolvió aven-
turar un asalto des~sperado, y dispuso que
un cuerpo de tropas simulase un ataque á la
ciudad desde las llanuras de Abraham, en
tanto que él y Arnold, á la cabeza de sus res-
pectivas divisiones ~ asaltarian la ciudad baJa
por dos puntos á la vez para apoderarse de
la ciudadela.


En la mañana del último dia del año, en
que el frio era vivísimo y caia la nieve en
espesos copos, fué cuando Montgo-


. 1 f t d t d' 1775. mery, a ren e e sus ropas e N ue-
va-York, atravesando el estrecho sendero que
se encuentra al pié ele los precipicios de la
ensenada de "vVolfe, se dirigió resueltamente
sobre Quebec. A la entrada de dicho sendero,
.Y bajo la elevada roca de Cabo Diamante,
hallábase una pequeña batería cuyos cañones
apuntaban hácia el camino, y que estaba
mandada por el capitan Barnsfare, quien
tenia á sus órdenes varios marinos y un des-
tacamento de milicias del Canadá. Al acer-
carse Montgomery por una senda cubierta
de trozos de hielo, encontró una especie de




... ~.


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CAP. XIII. ESTADOS-UNIDOS. 357


estacada que le estorbaba el paso, pero
abriéndose camino con sus propias manos,
esdamó dirigiéndose á sus tropas: «¡Hijos de
Nueva-York, no temais marchar por donde
vuestro general os conduzca!» Así diciendo,
]anzóse sobre la batería, pero el vigilante
capitan Barnsfare, que aguardaba el ataque
á pié firme, malidó romper el fuego cúando
los sitiadores estuvieron á pocos pasos, y una
mortífera lluvia de balas barrió todo el ter-
reno, dejando muerto en el acto al intrépido
Montgomery así como tambien á los capi-
tanes Cheesman y Mr. Pherson, y otros
valientes. Aterrados ante aquel fatal y san-
griento desenláce, los americanos huyeron
en desórden.


Entre tanto Arnold avanzaba por el lado
opuesto resueltamente para comenzar un ata-
que desesperado, pero al asaltar la primera
empalizada, fué herido gravemente en una
pierna y tuvo que retirarse del lugar del com-
bate. «Dichoso él, dice Mr. Irving, si hu-
biese perecido en aquel momento; dichoso si


.


hubiera encontrado bajo las murallas de roca
de Quebec la tumba que correspondia á tan


. intrépido patriota, porqlle al menos aquellas
murallas serian otros tantos monumentos
qne recordaran su gloria, y su nombre, así
como el de Montgomery, habria aumentado
el tesoro de los queridos, aunque tristes re-
9uerdos de su pais, que entonces no tendria
que registrar 10 única negra mancha que
empaña la brillante página de su historia re-
volucionaria. »


Al ret.irarse Arnold á causa de su herida,
ocupó inmediatamente su puesto el capitan
Morgan, quien haciendo avanzar ásus hom-
l)res, tomó la primera empalizada y llegó
hasta la segunda, que tambien cayó en poder
de los americanos despues de un reñido com-
bate; pero en aquel instante llegó un refuerzo
que enviaba Carleton al saber la muerte de


Montgomery, y cercando la retaguardia de
Morgan, compuesta de cuatrocientos veinte
y seis hombres, la obligaron á rendirse. De
este modo ninguna de las dos partidas pudo
alcanzar el principal punto de ataque, que
era Prescott Gate, donde se hallaba el gober-
nador resuelto á defenderse hasta el último
estremo.


Los ingleses no conocian aun todos los re-
sultados del combate, y tan pronto como se
retiraron los sitiadores, salieron de la plaza
y sacaron.de entre la nieve trece cadáveres,
uno de los cuales se sospechó seria el del
jefe, si bien no se pudo salir de dudas hasta
que un oficial de la division de Arnold iden-
tificó su persona con tanta admiracion como
profundo seIltimiento. Montgomery, hijo de
una ilustre familia del norte de Irlanda, ha-
bia servido á las órdenes de \Volfe, pero como
contrajera despues un enlace en América~
abra,zó con entusiasmo la causa de su pais
adoptivo. Su carácter caballeresco, unido á,
sus virtudes privadas, le granjearon la esti-
macion y aprecio de todos, haciéndole ocu-
par un lugar preferente entre los bravos jefes
que cayeron bajo las murallas de Quebec (*) .


Arnold se encargó entonces del mando de
las fuerzas, y trató de mantenerse firme,
pero el estado de sus tropas, que se hallaban
muy desanimadas, solo le permitió bloquear
la plaza á la distancia de tres millas; y en


C) Muerto Montgomery, olvidáronse 103 resentimientos
qne se tenian contra él, y se le enterró pomposamente por
órden del general Carleton , mientras que en el Parlamento
se hizo su elogio por hombres como Chatham, Burke y Bar-
ré. Sus restos mortales fueron trasladados en 1818 á Nueva-
York. donde el Congreso dispuso se erigiera un monumento
á su memoria con una inscripcion donde se espresaran sus
relevantes cualidades, citándose sus señalados é importan-
tes servicios y ensalzando su patriotismo, su constancia,
su bravura y su arrojo en los peligros. Poco despues. á con-
secuencia de lo dispuesto, elevóse un monumento de már-
mol hlanco con divisas y emblemas frente á la capilla de
San Pablo, en Nueva-York. j Ojalá que su nomhre no sea
nunca olvidado!




HtSTOHIA DE LOS CAP. XII!.


abril de 177ú fué reemplazado 1101' el gene- sistencia del ejército. La mayor parte de las
ral \Vooster, que trajo consigo un refuerzo, tropas, por otro lado, se amotinará induda-
é hizo, aunque inútilmente, varias tentativas blemente si no se les paga lo que se debe.»
para adelantar. A principios de mayo llega- El Congreso atendió á la justa demanda del
ron de Inglaterra varios buques con tropas comandante- en jefe, y hácia mediados de]
.Y víveres, y entonces los americanos se vie- mes de octubre nombróse un comité com-
ron en la precision de levantar el sitio y re- puesto de Franklin, Lynch y HaITison, que
tirarse á }lontreal (*). Desde entonces .fue- se dirigió luego á Cambridge para verse con
ron rechazados en todos los puntos por las ·los delegados de las colonias de Nueva-Ingla-
superiores fuerzas británicas, y abatidos, terra y tomar las medidas necesarias en
dispersos, padeciendo el hambre y la sed, sin aquel apurado caso. Segun la recomendacion
ropas con que cubrir sus miembros, llenos de \Vashingion, autorizóse la organizacion
ele miseria y careciendo en fin de medios de de veinte y seis regimientos, que formarian
subsistencia, viéronse por último precisados un total de veinte mil hombres, pues s~ 8U-
ti evacuar toda la provincia el dia 18 de ju- puso que en las cuatro colonias de Nueva-
nio. El general Gates recihió los restos de Inglaterra podrian reunirse treinta y dos mil,
ilquella fuerza en Crown Point, y en tiem- i que sirvieran durante el año, tiempo máxi-
po oportuno consiguió contener los progresos mo por el que el Congreso queria engan-
de Bllrgoyne, segun manifestaremos en otro chal' á las tropas. Segun ya hemos dicho
capítulo. antes, este método de alistamiento era un


Hácia fines de setiembre, \Vashington se error fatal, cuyas consecuencias se sintieron
creyó obligado á escribir al Congreso para durante toda la guerra. La discrecion.y la
lIarle cuenta de la situacion que ocupaba de- prudencia de \Vashington tuvieron que' su-
lante de Boston. Hé aquí cómo se espresaba: . fi'ir rudas pruebas antes de que consiguiese
«Me causa profundo sentimiento verme pre- ! llovar á cabo la difícil tarea de organizar el
cisado á llamar la atencion del" Congreso so- ! ~jército segun el plan que él se habia pro-.
bre el estado del ejército, en términos que se : puesto. .
pueda creer que este servicio se descuida. i Además de las tropas de que hemos ha-
Pero mi situacion es sumamente precaria, .. blado, el Congreso hizo un contrato para
pues veo que se acerca el invierno, que las i que se aumentase su número con varios re-
tropas están medio desnudas, que el tiempo gimientos de las colonias del Sur y tambien
de su servicio terminará dentro de pocas se- de Pennsylvania, ~ueva-Jersey y Nueva-
manas y en,fin, que todavía no se ha tomado York; y finalmente publicó una proclama
medida alguna para atender conveniente- en la que' se manifestaba que se adoptarian
mente á tan urgentes necesidades. Además severas medidas contra los que favoreciesen
de esto, la caja está totalmente exhausta, el la autoridad real en perjuicio de los ameri-
habilitado no tiene un cuarto, yel comisario canos.
general me asegura que ha usado de todo su La absoluta carencia de pólvora en el cam-
crédito para atender hasta ahora á la sub- pamento y las grandes dificultades que ofre-


cia adquirir municiones, colocaron á Was-
hinbO'ton en una situacion muy crítica, pues n Véase la lJisloria de la América británica, por ~{ur-


ray, vol. 1, pág. 181. si entonces el general Howe hubiera activa-




CAL'. Xlll. ESTADOS-Ui'nDOS.


do sus medidas para atacar á los america- Consejo se opuso resueltamente al ataque, y
nos, desordenados en aquellos dias por el el jefe se vió precisado á ceder, aunque de
movimiento de las tropas que se iban y de muy mala gana, segun se desprende de cier-
los nuevos reclutas que llegaban, es casi se- ta carta que escribió entonces, en la cual se
guro que los ingleses habrian obtenido una espresaba de este modo: «Si yo hubiera pre-
completa vidoria, introduciendo la muerte visto las dificultades en que nos hemos visto
.Y la desolacion en el ejército de \Vashing- luego, y si hubiese sabido cuánta era la des-
ton (*). Pero afortunadamente el general animacion de nuestros adversarios, todos
británico permaneció tranquilo, y despues los generales del mundo no habrian podido
de cierto tiempo fueron desvaneciéndose los convencerme n~ inducirme á qlle dilatase por
temores del jefe americano. mas tiempo el ataque á la ciudad.»


La opinion del Congreso y de algunas otras Al mes siguiente \Vashington escribió una
personas era que -Washington debia hacer carta á José Reed, en la que, hablándole de
nlgo mas que sitiar á Boston; hubo no pocas las duras pruebas y disgustos por que habia
murmuraciones censura~ldo la inactividad I tenido que pasar durante varios meses, se
de las tropas, y pareció estraño que \Vas- espresaba Je este modo: «Conozco cuál es
hington no atacase la ciudad. Su propio im- mi triste situacion; no ignoro que se espera
pulso, sin embargo, le aconsejaba hacerlo mucho de mí; sé que sin hombres, sin ar-
así, y en su consecuepcia, á' principios de mas, sin municiones y sin nada de lo que se
enero de 1776 reunió un Consejo de guerra necesita para las tropas, muy poco es lo
para que se decidiera soke este punto. El que se puede hacer, y no se me oculta, en


(') Las tropas de Connecticut rcsolvieron marcharse jun- fin, que será difícil justificarme ante el
tas cl~ando iba á espirar el tiempo de servicio, lo cual hu- mundo, sin manifestar en pel:iuicio de la
uiera cau~ado una sensib~e baja en el ejército.y~ .muy d{~bil I causa que defiendo, cuantq,s son mis nece-
de por SI. Tan estraordmana conducla reslIltlO mucho á I • " • • •• .
Washington, quien á pesar de sus esfuerzos no pudo con- I sIdades .Y cuan crItIca nll posWlOn, cosa que
seguir que liichas tropas permaneciesen on el campamento estoy resuelto á no hacer, á nlenos que no
mas de diez dias, para dar lugar á que llegase la nueva 11 ' .. t d ' d "t 11 egue a COnOClm18n o e to os por meVl a) 8f;
milicia. Con tal motivo, Washington escribió al goberna-
dor Trumlmll, y este último. segun dice :MI'. Sparks,' con- circunstancias. J\1i situacion es á veces tan
testó del modo siguiente: "Es muy dificil defender la liber- precaria, que si no consultase el bien públi-
tad, desempeñDr el gobierno y mantpIler la subordinacion, l' '1' d d


co, .Y sí so o· llll tranqm I a - , hace tiempo impidiendo al mismo tiempo que se lleven á cabo las ope- ~
raciones de alistamiento y leva de tropas. Los hijos de Nue- que haLria abandonado el puesto. Lejos de
va-Inglaterra ansian la libertad, pero creen que su enganche tener un ejército de veinte nlÍl honlbres lJien
mI el servicio es puramente voluntario, y por lo tanto, cuan-


armados, solo cuento con la mitad de ese do termina el plazo por que se alistaron, se creen libres de
todo compromiso. Esto es lo que sucedió en la pasada guerra, número á consecuencia de las bajas por en-
y temo que ocurra lo mismo con los soldados de las demás fermedades, y aun esos ni están bien ar-
colonias, pues en mi concepto, tal es el carácter y espiritu


mados ni vestidos como debieran. En una de nuestro pueulo . ., MI'. In'ing dice con este motivo, que
los hombres de Connecticut éneontraron tan pocas sim- palabra, me he visto tan apurado, que he te-
patias en el camino cuando regresaban á sus casas, que nido que hacer todos los esfuerzos imagina-
apenas hallaron quien les diera de ~omer, y que cuando
estuvieron en presencia de sus mujeres, éstas les repren- bIes para ocultar á los oficiales lo que pasa.~
~.ieron tan amargamente, q~e lOS. recluta~ juzgaron prefe- I Por fortuna para la causa que defendía y á,
Ilble hacer frente al enemIgo ya los callones británicos 'd ·YP l' t


. " . ' I que consagrara su VI a YVas unO' on no se que 011' las duras reCrlmmaClOnes de las matronas de COIl- <. 'o
necticut. dejó vencer por las dificultades.Y obstáculos,




360 mSTOP.IA DE LOS CAP. XIII .


.Y tuvo siempre una ciega confianza en la quedaron totalmente destruidas y l\ewport y
proteccion de la Divina Providencia. Rhode Island, que se vieron amenazadas


Habiendo resuelto el Consejo provincial luego, tuvieron que contemporizar con el
que los Tories que se ausentaran no se lle- enemigo, facilitándole una remesa de víve-
vasen sus efectos, los habitantes de Fal- res (*).
mouth, al norte de Massachusetts, ahora Atentados de esta naturaleza no podian
Portland , en el Maine, se opusieron á que menos de exasperar á los colonos, y no pasó
se cargara un buque, cuya medida dió lugar mucho tiemp~ sin que proyectaran empren-
á que se decretara la destruccion de la ciudad der espediciones en el mar contra las fuerzas
para que sirviese de ejemplar castigo. Con británicas. Al efectodispusiéronse varios
este objeto el almirante Greaves envió con b~ques, y el Congreso provincial de Massa-
varios buques de guerra al capitan Mowat, chusetts aprobó, en 10 de noviembre, una
quien llegando el 17 de octubre á Falmouth, ley por la cual se concedia autorizacion para
comunicó á los habitantes que les daba dos ejercer represalias contra los buques de la
horas de término para que se pusieran en Gran Bretaña, y además de esto, instituyó se


salvo. Habiéndose pedido esplicacio- un tribunal de marina por las autoridades
1775. nes al capitan sobre aquella estraor- provinciales. Las colonias del Sur imitaron
dinaria intimacion , contestó que tenia órden el ejemplo, y bien pronto estuvieron en esta-
para incendiar todos los puertos comprendi- do de hacerse al mar cinco ó seis buques
dos entre Boston y Halifax , y que suponia armados, que \Vashington ocupó desde luego
que el de Nueva-York estaba ya reducido á para impedir, en cuanto fuese posible, que
cenizas. El capitan añadió que no podía clu- Boston recibiera socorros por mar. Hiciéron-
clir aquellas órdenes sino con la condicion de se á poco varias capturas, y entre ellas una
que los habitantes hiciese~ entrega de sus muy importante, debida al capitan Manly,
armas y municiones y de cuatro personas que en 29 de noviembre se apoderó ele varias
principales de la ciudad, que quedarian en municiones de guerra, muy convenientes
rehenes para garantir que la poblacion no entonces para el ejército americano. Pero
haría armas contra la Gran Bretaña. En el estas empresas no daban en general muy
caso de negarse á estas condiciones, aseguró buen resultado, pues la mayoría de los ofi-
el capitan que en el término de tres horas ciales era incompetente para aquel servicio
reduciria la ciudad á cenizas. No sabiendo y los hombres de la tripulacion se mostraban
qué hacer ante aquella imprevista intima- muchas veces dispuestos á insubordinarse,
cion, los habitantes pidieron y consiguieron por manera que todo aquello entorpecia mas
al fin que se alargara el plazo hasta la bien que auxiliaba las operaciones del jefe
mañana siguiente, y entre tanto ocupáronse americano. Debemos consignar aquí que,
en trasladar sus familias y efectos. Al otro hácia mediados de diciembre, el Congreso
dia, el capitan Mowat comenzó el bombar- resolvió montar trece buques de diferentes
deo con inusitada furia, y muchos habitantes tamaños y capacidad, los cuales fueron la ba-
que se habian subido á las alturas, fueron se de esa magnífica escuadra cuyas brillantes
espectadores de un terrible incendio que re- hazañas tendremos que referir despues en
dujo á muchas personas á la miseria .y á la los siguientes capítulos de esta historia.
desesperacion. Mas de cuatrocientas casas (') Anales de Holmes.




APÉNDICE AL CAPÍTULO XIII.


DECLARACION MANIFESTANDO LAS CAUSAS QUE OBLIGAN A LAS COLONIAS


A TOMAR LAS ARMAS. (1)


«Si á los hombres dotados de un recto jui- toda costa sus fines sin consideracion á b·
cio les fuera posible creer que el Divino autor justicia, á las leyes y al derecho, ha in-
de nuestra existencia desea que uná parte tentado llevar á cabo el cruel proyecto de
de la raza humana ejerza absoluto dominio esclavizar á estas colonias por medio de la
sobre todos los demás séres vivientes, y que violencia, lo cual nos ha obligado á recurrir
en su infinita bondad y sabiduría designa á á las armas, despues de apelar en vano á los
los que deben sufrir una dominacion que no medios conciliatorios. Y ya que esa Asamblea
debe resistirse por muy opresora que sea, los se muestra tan tenaz en su ciego afan de ad-
habitantes de estas colonias podrian pedir al qnirir un dominio ilimitado, sin consideracio-
Parlamento de la Gran Bretaña que les pro- nes á la razon y á la justicia, nosotros nos-
base de un modo ú otro que se hallaba creemos obligados, por respeto al mundo, á
revestido de tan temible autoridad. Pero por dar esplicaciones acerca de nuestra justa,
la reverencia y respeto que debemos á nues- causa.
tro Criador, por los principios de la humani- »Nuestros abuelos, habitantes de la Isla dc
dad y por lo que dicta el sentido comun, la Gran Bretaña, dejaron su pais natal para
deben convencerse todos aquellos que 1'e- trasladarse á estas regiones á vivir bajo el
flexionen sobre este punto, que el gobierno amparo de la libertad civil y religiosa, y á
se instituyó para atender al bienestar del costa de su sangre, arriesgando sus escasos
género humano, y que no debe tener otro bienes para no ser gravosos al pais que aca-
objeto. La Legislatura de la Gran Bretaña, baban de abandonar, y despues de infinitos
sin embargo, estimulada por la desordenada trabajos y contratiempos, consiguieron al
ambicion , no solo de adquirir un poder in- fin, establecerse en las distantes é inhospi-
justificable, sino tambien contrario á la Cons- talarias selvas de América, pobladas enton-
titucion de ese reino, y ansiando obtener á ces por numerosas tribu~ de salvajes guerre-


ros. Luego se formaron sociedades, gobiernos
í') Aprobada en G de julio cle17~5. y legislaturas, en virtud de las Cartas con-


TOMO l. 4B




362 IIlSTORlA LE LOS CAP. XIII.


cedidas por la Corona, y desde entonces puede quedar la menor eluela acerca ele la
establecióse una amistosa relacion entre las política que estcín resueltos á seguir. El mi-
colonias y el reino al cual debian su origen. 'nisterio, por lo visto, ha determinaJo inter-
Bien pronto los mútuos beneficios de esta venir en los bienes de los colonos sin su
union llegaron á ser tan estraordinarios, que consentimiento, por mas que siempre haya-
escitaron el mayor asombro, y es universal- mos tenido el osclusivo derecho de disponer
mente sabido que el admirable aumento de de nuestras propiedades; se han formado
riq ueZ<1, en el reino y los adelantos on la estatutos para estender la j urisdiccion de los
navegacion y el comercio, se debieron al es- tribunales del Almirantazgo mas allá de
tablecimiento de las colonias. El ministro sus primitivos límites, despojándonos así del
que tan sabiamente y con tanto éxito dirigia inestimable privilegio de recurrir á nuestros
los negocios de la Gran Bretaña durante la jurados; se ha suspendido la legislatura de
última guerra, declaró públicamente que una de las colonias, introduciéndose restric-
aquellas le ayudaron á conseguir un triunfo ciones que perjudican á nuestro comercio;
sobre los enemigos. Terminada la lucha, el se ha alterado fundamentalmente la for-
soberano tuvo á bien eamhiar de consejeros, ma de gobierno establecida por la Carta
y desde aquel momento los asuntos del impe- que la Corona y la legislatura otorgaron de
río británico comenzaron á embrollarse, y una manera solemne; se ha erigido en una
la nacion fué descendiendo de la gloriosa provincia vecina, conquistada por las armas
altura á que se habia elevado por el talento de la Gran Bretaña y de América, un go-
.Y sabiduría de un solo hombre, para verse bierno despótico .y peligroso para nuestra:
agitada luego por las funestas convulsiones propia existencia, y se ha dispuesto, en fin,
que conmueven al pais hasta en sus últimos que las colonias acuartelen tropas en tiempo
confines. Viendo luego el ministerio que los de completa paz. Asimismo ha determinado
bravos hijos de la Gran Bretaña, aunque fre- el Parlamento, que los colonos acusados de
cuentemente derrotados, continuaban siem- ciertos delitos sean conducidos á Inglaterra
pre la lucha, tuvo la desgraciada ocurrencia para que se les juzgue.
de concluir una paz poco ventajosa, para so- »¿Pero á qué enumerar en detalle todas
meter luego á sus leales amigos. esas vejaciones? Diremos, en una palabra,


»La pacificay¡respetuosa conducta observa- que el Parlamento acaba de aprobar un esta-
da por las colonias desde su establecimiento, tuto por el cual declara, que tiene derecho
los útiles é importantes s3rvicios prestados para dictarnos leyes en todos los casos sin
(lurante la guerra, no han podido salvarlas escepcion alguna. ¿ Cómo podremos eludir tan
de injustas y premeditadas innovaciones, por ilimitada autoridad? Ni uno solo de los hom-
lllas que haga muy poco tiempo que el rey y bres que la ejercen ha sido elegido por nos-
el Parlamento reconocieran con cuanto celo otros, ni se halla sujeto á nuestra influencia,
.Y buena voluntad servian al pais. Muy lejos sino que, por el contrario, está fuera del
de eso, las Cámaras resolvieron adoptar un alcance de nuestras leyes, y las rentas de
pernicioso proyecto, y arrogándose nuevas América solo servirán para disminuir los
ittribuciones, han dado tales pruebas en el pesados gastos de la madre patria, aumen-
trascurso de once añós, del uso que pensaban tando en proporcion los nuestros. Nosotros
hacer de sus nuevas autorizacione'l, que no vimos bien pronto que con tan despóticas




CAP. XIII. ESTADOS-VNlDOS.


medidas no tardaria en amenazarnos la mi- por asociaciones que formaron los súbditos
seria, y durante diez años consecutivos de S. ~L en diversas colonias, y que por lo
hemos elevado incesantemente repetidas sú- tanto rogaban á S. M. se dignase dictar las
plicas al trono, alegando plausibles razones mas enérgicas medidas para que se prestara
y haciendo ver la justicia de nuestra causa; la debida obediencia á las leyes y autoridad
pero desgraciadamente todo ha sido inútil. de la suprema legislatura. Poco despues


»Persuadido el gobierno ele que considera- se suspendieron, en virtud de un decreto del
riamos esas medidas como deben considerar- Parlamento, las mútuas relaciones comer-
las los hombres libres, nos envió escuadras ciales de todas las colonias, así como tambien
y ejércitos para llevarlas á cabo, y entonces las que mantenían con los paises estr<1l~el'os,
fué cuando se escitó la indignaeion de los y por una órden posterior se despojó á va- ,
americanos, pero era la indignacion de un rias de aquellas de sus pesquerías en las
pueblo virtuoso y leal. Acto continuo reu- , costas, viéndose así privadas de su principal
nióse en PhilaLlelphia , el dia 5 de setiembre elemento de subsistencia. A fin de poner en
último, un Congreso de delegados de las co- ejecucion todas estas injustas y arbitrarias
lonias unidas, y resolvimos elevar otra hu- medidas, se enviaron inmediatamente consi-
milde esposicion al rey, dirigiendo á la vez derables refuerzos de tropas al general Gago.
un manifiesto á. nuestros hermanos los súb- )Inútiles fueron todas las tentativas, todos
ditos de la Gran Bretaña. Hemos recurrido los argumentos y elocuencia de los distin-
ri, todos los medios conciliatorios y respetuo- guidos Pares é ilustres Comunes que noble-
sas medidas que era dable adoptar; hemos mente defendieron nuestra justa causa, tra-
interrumpido nuestro comercio con la madre 'tando de contener, ó al menos de mitigar, la
patria, para demostrar que nuestro amor á insensata furia de nuestros enemigos; é
la libertad es superior al que pueda inspi- inútil tambien fué la intervencion de Lón-


. ramos nacion alguna, y ya nos lisonjeába- dres, de Eristol y otras muchas importantes
mos quecon esto terminaria la lucha, cuando ciudades que abogaron en nuestro favor.
recientes sucesos han venido á probarnos »El Parlamento proyectó un plan insidio-
cuan inútil era esperar moderacion en nues- so, cuyo fin era imponer una contribucion
tros enemigos. perpétua á los colonos, pero de tal modo, que


»En el discurso pronunciado por el rey no supieran aquellos qué cantidad seria ne-
se estamparon varias frases amenazadoras, cesaria para salvar sus vidas y propiedades;
y por lo que toca á nuestra peticion, aunque y para asegurar el éxito, se nos exigen con
se nos dijo que era digna y comedida y la punta de las bayonetas las desconocidas
que S . .YI. habia tenido á bien recibirla bené- sumas que puedan satisfacer la rapacidad
volamente, prometiendo pasarla á la Cáma- ministerial, dejándonos solo el miserable
ra, sabemos que luego fuá relegada al olvido consuelo ele elegir el medio que nos parezca
con otros muchos documentos procedentes de mas conveniente para pagar el impuesto.
América. En la esposicion que elevaron los ¿ Qué condiciones mas duras y humillantes
Lores y los Comunes en el mes de febrero, podria dictar el desapiadado conquistador [Í,
decíase que acababa de estallar una revolu- sus vencidos enemigos? Aceptarlas, seria en
cion en la provincia de Massachusetts-Bay, nuestro concepto merecerlas.
que los motores de ella habian sido instigados ) Poco despues de haber llegado al conti-




01i4 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


nente la noticia de lo que se proyectaba, el
general Gage, que durante el último año se
posesionó de la ciudad de Boston en la pro-
vincia de Massachusetts-Bay y que aun se-
guia ocupándola el dia 19 de abril con una
buena guarnicion, envió desde aquel punto
un cuerpo de su ejército, que atacó sin mo-
tivo alguno ti los habitantes de dicha provin-
cia, en la ciudad de Lexington, segun apa-
rece del testimonio de muchas personas y de


. varios oficiales y soldados, los cuales asegu-
ran que murieron ocho colonos, quedando
heridos otros varios. Despues de esto las tro-
pas se dirigieron en son de guerra ti Con-
cord, donde tambien mataron ó hirieron á
varios habitantes, viéndose al fin precisados
á retirarse porque todo el pueblo se reunió
instantáneamente para rechazar tan cruel
agresion. Comenzadas así las hostilidades
por las tropas británicas, se han continuado
desde entonces sin ninguna clase de consi-
deracion ni miramiento, y los habitantes de'
Boston, detenidos en la ciudad por su gene-
ral y go hernador, se han visto precisados á
celebrar con dicha autoridad un convenio en
virtud del cual se estipuló, que depositando
sus armas, quedarian en libertad para mar-
charse, llevándose sus efectos. En su conse-
cuencia los mencionados habitantes hicieron
entrega de sus armas; pero violando las le-
'yes del honor, .Y faltando al cumplimiento de
lo tratado, que aun entre las naciones salva-
jes es una cosa sagrada, el gobernador dis-
puso que en lugar de depositar las armas, se
entregasen á los soldados, y detuvo luego á
la mayor parte ue los habitantes en la ciu-
dad, exigiendo que los pocos que tenian per-
miso para retirarse dejaran sus efectos de
mas valor.


»Y á causa de esta perfidia, las mujeres se
vieron separauas de sus esposos, los hijos de
sus padres, los ancianos de sus amigos, y de


este modo todos aquellos que estaban acos-
tumbrados á disfrutar de la comodidad, sino
del lujo, se ven ahora reducidos á la mas de-
plorable miseria.


»No contento con esto el general, publicó
con fecha 12 dejunio una proclama en la que
des pues de estampar las mas groseras calum-
nias contra el buen pueblo de estas colonias,
declaraba que todos sin escepcion alguna
eran rebeldes y traidores al oponerse á la eje-
cucion de la ley, por lo que se veia en la pre-
cision de publicar el estado de sitio. Despues
de esto sus tropas han acuchillado á nuestros
paisanos, quemando la ciudad de Charleston
y una porcion de casas; nuestros buques y
navíos son apresados, interceptadas las re-
mesas de víveres, y abusando indignamente
de su autoridad, no parece sino que el go-
bernador se ha propuesto sembrar en derre-
dor suyo la desolacion y la muerte.


»Posteriormente hemos recibido noticias
(te que el general Carleton, gobernador del
Canadá, está instigando al pueblo de aque-
llas provincias y á los indios para que nos
declaren la guerra, y tenemos tambien so-
brados motivos para creer que se trata de es-
citar contra nosotros peligrosas enemistades.
En una palabra, la mayor parte de estas co-
lonias están persuadidas de que al ser el
blanco de la venganza del gobierno, tendrán
que sufhr las dolorosas calamidades que re-
sultan de la guerra, la desolacion y el ham-
bre; pero viéndonos en la dura alternativa
de elegir entre someternos á la tiranía de ir-
ritados ministros ó resistirnos por la fuerza
de las armas, elegimos sin vacilar lo último.
Hemos pesado bien las consecuencias de esta.
lucha, y no viendo cosa mas terrible que la
esclavitud voluntaria, el honor, la justicia y
la humanidad nos obligan á defender esas
libertades que nos legaron nuestros nobles
antecesores y que nuestra inocente posteri-




CAP XlII. ESTADOS-UNIDOS.


dad tiene derecho á disfrutar. No podemos cida. Aun no ha llegado el caso de recurnr
-consentir que se nos acuse de haber obrado á esa desesperada medida, ni de impetrar
con bajeza y de haber trasmitido á las futu- tampoco el auxilio de otra nacion. Nosotros
ras generaciones el padron de ignominia no hemos reunido ejércitos con la ambiciosa
que indudablemente recaeria sobre nosotros mira de separarnos de la Gran Bretaña ni
si nos humilláramos servilmente en las ac- de proclamarnos independientes; no combati-
tuales circunstancias.


»Nuestra causa es justa, nuestra union
perfecta, grandes nuestros recursos interio-
res, y en caso necesario. aun podriamos so-
licitar el auxilio del estranjero. Para nos-
otros es una prueba del favor del cielo el que
la Providencia no haya permitido que llegase
el momento de la lucha hasta que fuésemos
fuertes y tuviéramos suficientes medios para
defendernos. Con el corazon fortalecido por
estas ideas, debemos declarar solemnemente
ante Dios y ante el mundo, que empleare-
mos con toda nuestra energía esos medios
que el Criador ha puesto ~i nuestro alcanc8,
y que, arrostrando toda clase de consecuen-
cias, obraremos con la mayor firmeza y per-
severancia para conservar nuestras liberta-
-des, prefiriendo siempre morir libres, á vivir
esclavos.


»A menos que estas ideas sean contrarias
á las de nuestros conciudadanos en cualquier
punto del imperio, nosotros les ofrecemos no
interrumpir la uníon y buena armonía que
por tanto tiempo y tan felizmente subsistió
entre nosotros, y que ansiamos ver restable- I


mos para adquirir gloria ni para conquistar,
pero ofrecemos al mundo el estraño espectá-
culo de un pueblo atacado sin dar lugar á
ello y sin que se tenga de él motivo alguno
de queja. Nuestros enemigos hacen alarde de
sus privilegios y civilizacion, mas esto no
obsta para que nos den á elegir entre el ser-
vilismo ó la muerte.


»Para defender la libertad, que es un dere-
cho que adquirimos al nacer y del cual siem-
pre hemos disfrutado, y para proteger nues-
tras propiedades, obtenidas únicamente por
la industria de nuestros abuelos y la nuestra,
hemos resuelto empuñar las armas, que no
abandonaremos hasta que cesen las hostili-
dades por parte de los agresores y desapa-
rezca todo temor de que se renueven.


»Deposibndo nuestra confianza en la bon-
dad del supremo Juez del Universo, debemos
implorar humildemente que nos proteja en
este grave conflicto, haciendo que nuestros
adversarios se inclinen á una reconciliacion
razonable, para librar al pais de los horrores
de la guerra civil.»


SEGUNDA PETIOION AL REY.


«SE~OR:
»L05 esponentes, muy humildes y leales


súbditos de las colonias de New-Hampshi-
re, Massachusetts-Bay, Rhode-Island, Pro:-
videncia, Connecticut, Nueva-York, Nueva-
Jersey, Pennsylvania, los condados de
New-Castle, Kent, y Sussex, Delaware,


lVIaryland, Virginia y las Carolinas, en
nuestro nombre y en el de los habitantes
de estas colonias que nos han designado
para que las representásemos en el Con-
greso general, tenemos el honor de elevar
á V. M. la presente solicitud, para que se
digne fijar en ella su real atencion.




\


3üG HISTORIA DE LOS CAP. XIII


}>La union entre nuestra madre patria y
estas colonias, instituida por un gobierno
justo y pacífico, ha producido beneficios tan
notables é importantes y tal aumento de ri-
queza, que ha escitado la envidia de otras
naciones ver á la Gran Bretaña elevarse á
una altura la mas estraordinaria que se ha
conocido en el mundo.


»Observando sus rivales que no era pro-
bable que se turbase tan feliz union por me-
dio de las disensiones civiles, y compren-
diendo cuáles serian las consecuencias de
aquella, trataron de oponerse al rápido pro-
greso de las colonias, contrarestando en lo
posible los medios (Iue tenian de hacerse
110derosas.


»En presencia de esto, todos los que se
interesaban por la Gran. Bretaña y por es-
tas colonias abrigaron fundadas esperan-
zas de que se aumentase la fuerza de aque-
llas, ensanchando los dominios de la Corona,
á fin de alejar todo lo mas posible al ene-
migo comun. Al terminarse la última guer-
ra, una ele las mas gloriosas que hayan
llevado á cabo las armas británicas, vues-
tros leales colonos, que contribuyeron á
su feliz éxito con tan poderosos esfuerzos,
que merecieron la aprobacion de V. M., del
último rey y del Parlamento, no dudaron
que se les permitiria disfrutar, como el resto
del imperio, de los beneficios de la paz y de
los emolumentos de la victoria.


»Mientras que en los periódicos y en las
actas de la augusta legislatura se hacia
mencion de los méritos contraidos y servi-
cios prestados por las colonias, supieron es-
tas que el Parlamento, &in que mediara mo-
tivo ni razon para ello, proyectaba un nuevo
sistema para administrarlas, lo cual intro-
dujo la alarma en los ánimos porque todos
los habitant~s de este pais pudieron prever
entonces que les amenazaba un grave peligro.


»La ansiedad de todos ni aun pudo miti-
garse con el consuelo de que el nuevo sis-
tema de gobierno tuviese poe objeto mejorar
la situacion del pais, pues so comprendió
desde luego que sus resultados serian per-
judiciales para el comercio y prosperidad
del imperio británico.


»Renunciamos á describir aquí las nume-
rosas intrigas, las locas pretensiones y los
errores inconcebibles en que han incurrido
los ministros de V. ~I. por querer llevar á
cabo, desde hace algunos años, un plan po-
lítico tan desacertado como contrario á nues-
teas leY0E¡, y que ha dado márgen á las
sensibles diferencias que existen ahora entre
la Gran Bretaña y las colonias.


»Al resolver los ministros de V. lVI. llevar
á cabo las medidas proyectadas, y habiendo
roto por su parto las hostilidades, nos han
obligado á que tomemos las armas para de-
fender nuestros derechos y privilegios; pero
cuando estos fieles colonos consideran con-
tra quién tienen que oponerse en la pre-
sente lucha y cuáles pueden ser las con se- .
cuencias de ella, auméntase naturalmente
su afliccion.


»Sabiendo con qué violencia se despiertan
los resentimientos y las animosidades en las
discordias civiles, y cómo se inflaman las
pasiones, nos hemos ere ido obligados, por
consideraciones á V . .iVI., á nuestros conciu-
dadanos y á nosotros mismos, á usar de
cuap.tos medios se hallen á nuestro alcance
para evitar la efusion de sangre y las nu-
merosas calamidades que amenazan al im-
perio británico.


»Por eso nos ha parecido oportun"o diri-
girnos á V. M. para suplicarle respetuosa-
mente se digne fijar su real atencion en
nuestra solicitud con su acostumbrada be-
nevolencia. Si V. M. pudiera comprender
qué sentimientos agitan los corazones de




CAP. XII!. ESTADOS-UNIDOS. 307
sus leales súlxlitos, seguros estamos qne no
dudaria de nuestr¡1 loaltad y afecto y de la
pureza de nuestras intenciones. Sin faltar
al respeto que debemos á nuestro rey, pero
atendiendo tambien á nuestra propia con-
servacion , debemos usar este lenguaje para
desenmascarar á los pérfidos enemigos, que
abusando de vuestra real confianza y auto-
ridad, se proponen llevar ~í, cabo nuestra des-
truccion.


»Unidos á V. M. y á su familia y gobierno
por todo el afecto que nos inspira nuestra
lealtad; enlazados con la Gran Bretaña por
los mas poderosos vínculos sociales, y de-
plorando sínceramente todo acontecimien-
to que tienda á debilitarlos, aseguramos
á V. M. que no solo es nuestro deseo que no
se interrumpa entre el reino y las colonias
la primitiva armonía, sino que ansiamos
que esta se restablezca bajo las mas sólidas
bases. De este modo se perpetuará la feliz
union de ambos paises hasta las futuras ge-
neraciones, y el nombre de V . .:\1. podrá
trasmitirse á la posteridad rodeado de la
'~ureola de gloria que alcanzaron tambien


nacion, nos inducen á obrar así, y cuando
desaparezca la inquietud que ahora oprime
nuestros corazones, llenos del mas profundo
sentimiento, V. :VI. hallará siempre dispues-
tos, como lo han estado siempre, á los lea-
les súbditos de estas colonias á sacrificar sus
vidas y sus fortunas para mantener los de-
rechos y los intereses del monarca y de la
madre patria.


»Por lo tanto, suplicamos humildemente
á V. M. que interponga su real influencia
para que desaparezcan las causas de nuestra
afliccion y temores, y pueda restablecerse la
paz en todos estos dominios por los medios
que la profunda sabiduría de V. 1\1. crea
mas oportunos para que sea dable celebrar
una feliz y permanente reconciliacion entre
la Gran Bretaña y estas colonias.


»Esperamos al propio tiempo de su reco-
nocida bondad, se digne adoptar las medidas
mas oportunas para que se deroguen los de-
cretos á que se deben principalmente las ve-
jaciones (lue aquejan á esto::; leales súbditos,
con lo cual podrán salvarse de la destruccion
ó de la muerte las fieles colonias de V. M.


esos ilustres personajes que consiguieron »8ean los que fueren los medios que V. M.
con sus virtudes y talento salvar al pais de adopte para conciliar los intereses del pue-
graves peligros y contribuir á su felicidad, blo americano, estamos convencidos de que
erigiendo de este modo el mas noble y dura- no tardará en presentarse una oportunidad
de ro monumento de su imperecedera fama. para dar ti nuestro monarca las mas satisfac-


»Permítasenos tambien asegurar á V. M. torias pruebas de nuestro síncero aprecio'y
que á pesar de los padecimientos de estos I profundo respeto, así como tambien de que
leales colo~os durante el curso de la pre-I s~guimos siendo siempre los mas leales se1'-
sente cont18nda, resp~tamos y queremos' vldores de nuestro rey.
demasiado al reino á quien debemos nues- »Que V. M. pueda disfrutar un largo y
tro origen, para desear una reconciliacion próspero reinado, y que á vuestros descen-
que en manera alguna pueda ser incom- dientes les sea dable gobernar gloriosamente
patible con su dignidad y su conveniencia. esos dominios, haciendo la felicidad de sus
El honor y el deber, tanto como la incli-¡ súbditos, es nuestro mas ardiente deseo.»




CAPÍTULO XIV.
'1775 -1776.


NACIMIENTO DE LA REPÚBLICA.


Política del Parlamento.- Se desecha la peticion al rey.- Debates en el Parlamento.-Mereenarios estranjeros.-Decreto
prohibiendo el comercio con las colonias.-El sentido comun de Paine.-Actos de Dunmore en el Sur.-Bombardeo
de Norfolk.~Proyecto de Conolly con los indios. -Estado de los ánimos en Nueva-York.-La imprenta de Rivingston es
destruida.- Plan de los ingleses para apoderarse del Hudson.- Lec en Nueva-York. - Predomina la influencia de los
Tories.-La familia de .Johnson.-Su condllcta.-Escena en el campamento.- 'Washington y las chaquetas redondas.-
Singular aspecto de los negocios.- Sumision ó independencia - Washington delante de Boston.- Escasez de provisio-
nes en la ciudad.- Informe de Botta acerca dela ocupacion de las alturas de Dorchester y la evacuacion de Boston.-
El Congreso da gracias á \Vashington. - Las tropas británicas se cmbarcan para Ilalifax - Putnam es enviad;) á Nue·
va-York y Lee al Sur.-Washington rcune al Congreso.-Conspiraeiones de los Tories.-Se intent:tapoderarse de
Washington y enviarle al enemigo.- Disposiciones respecto' á los gobiernos coloniales.- Se nombra á Drayton juez
del Gran jurado.- Clinton ataca á Charleston.- Conducta heróica del sargento .Jasper.- Se juzga necesaria la decla-
racion de la independencia. - Instrucciones á los delegados de varias eolonia8.- Procedimientos y debates en el COll"
greso.- Declaraeion de la independencia.-lmportancia de esta medida. - Un dia de jubileo.- Fuerza moral de la si-
tuacioll de nuestros padres.-Apéndice al capitulo xl\'.-Minuta de la declaracion de la indcpcndencia.-Estracto del
(1i8CUrso pronunciado por .Juan Quincy Adams, el 4 de .Julio de \/,31.


Los americanos esperaban con la mayor La peticion al rey, en la cual fundaban al-
ansiedadla reunion del Parlamento, que de- gunos todas sus esperanzas, fué desechada
bia verificarse en el mes de octubre de 1775, sin contemplacion alguna, y en el discurso
porque de la política que observara dependia que pronunció Jorge III en la apertura del
materialmente la clase de oposicion que los Parlamento, no solo acusó á los colonos de


colonos pensaban hacer contra sus revoltosos, hostiles y rebeldes, sino que de-
1775.


anteriores actos. Si el Parlamento cIaró que la guerra empezada por ellos. no
creia oportuno acceder á las concesiones que tenia mas objeto que erigirse en imperio in-
las colonias reclamaban de derecho, era muy dependiente. Para impedir esto, segun dijo
posible que se arreglasen amistosamente las al Parlamento, era necesario adoptar las mas
diferencias .'1 cuestiones, ya de suyo bastan- rigurosas y enérgicas medidas, y que con
te graves; pero si por el contrario persistia este fin habia aumentado sus fuerzas navales
aquel cuerpo en su actitud ofensiva, empe- y su ejército, solicitando al mismo tiempo el
ñándose en apelar á la fuerza para dominar auxilio de tropas estranjeras. El monarca
á los americanos, hacíase preciso resistirse añadió, que pensaba autorizar á ciertas per-
con las armas,.y el pueblo tendeia que pre- sonas para que se entendiesen con las colo-
pararse á sostener una encarnizada y san- I nias, dispuestas á volver á la obediencia y
grienta lucha. ! para conceder perdon á quien lo mereciese.




CAP. XIV. HISTORT.\ DE LOS ESTADOS-n"mos.


El debate que se suscitó antes de contestar sado el Congreso en prodamar la indepen-
al discurso de la Corona fué por demás aca- dencia, como así era cierto; pero el ministro
lorado, y á consecuencia de sus opuestas manifestó tener en su poses ion ciertas cartas
opiniones, hicieron dimision de sus respecti- interceptadas á .Juan Adams en las cuales
vos cargos, pasándose á la oposicion, el ge- se espresaba lo contrario. El duque de Rich-
neral Conway y el duque de Grafton, Lord mond pidió que se tomara en consideracion
Chatham no pudo defender la causa de los la solicitud del Congreso, á fin de que pudie-
americanos á causa del mal estado de su sa- ra servir de base para un arreglo futuro, pero
lud, pero no faltaron otros que se declararon fué desechada su propuesta, así como tam-
resueltamente en contra del proyecto de so- bien la de Burke, que en 16 de noviembre
meter por la fuerza á las colonias. Camden, presentó en la Cámara de los Comunes un
Shelburne, Richmond, Barré y algunos mas bill para que se derogasen los últimos decre-
hicieron todo lo posible para impedir la ac- tos, concediendo una amnistía general. Hart-
cion del ministerio, pero Lord North fué apo- ley, que poco despues intentó tambien una
yado por una inmensa mayoría en ambas cosa semejante, no obtuvo mejor resultado.
Cámaras, el rey se obstinó en seguir la polí- Hácia fines de diciembre, el ministerio pre-
tica empezada y se adoptaron al fin medidas sentó al Parlamento un decreto prohibiendo
en estremo opresoras (*). Decretóse inme- todo comercio con las colonias y autori-
diatamente la ocupacion de América por un zando la captura, no solo de los buques
cuerpo de ejército de veinte y cinco mil hom- americanos con sus cargamentos, sino tam-
bres, y como se viera que no era fácil alistar bien la ele aquellos que se sorprendieran tra-
tropas en Inglaterra, se pensó en los mer- ficando en cualquier puerto de las colonias.
cenarios estranjeros, resolviéndose por últi- lo mismo enteramente que si se tratara de
mo enganchar unos diez y ocho mil hombres, apoderarse de buques enomigos. Disponíase
.procedentes la mayor parte de Rosse-Cassel asimismo que las presas fueran propiedad
y Brunswick, á precios exorbitantes. No del que las hiciese, y que los hombres de las
dejó de esponerse en el Parlamento cuán tripulaciones se consideraran, no como pri-
odioso era emplear aquella gente contra los sioneros, sino como esclavos. La cláusula
americanos, pues ninguna medida podia I mas estraordinaria de aquel decreto, segun


i
ofender mas el amor propio de los que lucha- dice Pitkin, era la que disponia que todo
ban por defender sus derechos y libertades; comandante inglés que capturase un buque,
pero nada bastó á impedir la ejecucion de podria trasladar á bordo del suyo, ó de otro
este plan, y bien pronto se organizó una fuer- cualquiera, á la tripulacion y demás perso-
za de cuarenta ó cincuenta mil hombres para nas que encontrase, inscribiendo luego sus
someter á las colonias. nombres en el registro del mismo para que


Ricardo Penn, á quien se encargara pre- se las considerara sujetas al servicio de S. :M.,
sentar la peticion al rey, fué interrogado en lo mismo que si lo hubieran solicitado vo-
la Cámara de los Lores, y al emitir su opi- luntariamente. Por este medio los ameri-
nion, dijo que hasta entonces no habia pen- canos se verian precisados frecuentemente á


luchar unos contra otros, pero esta cláusula
( ') El cstracto de los debates del Parlamento cn aquclla


escitó la indibo'nacion de muchos miembros época se encontrará en los Anales de Holmes, vol. JI, pági-
na 227. de ambas Cámaras, quienes reprobándola al-


TOMO lo 47




370 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


tamonto, manifestaron que aquella manera resueltos á defender á todo trance sus privi-
de tratar á los prisioneros, no solo era injus- legios y libertades.
ta, sino que revelaba un refinamiento de El haber dispuesto que se organizase una
crueldad, desconocido aun entre las naciones banda de mercenarios estranjeros para que
mas salvajes. Entre otras cosas, díjose que entrasen en América á sangre y fuego, era
ningun hombre podia ser despojado de sus llevar las cosas demasiado lejos, pues esta
bienes, obligándole luego á servir al Estado medida indicaba claramente que Inglaterra
como un ciudadano; que semejante arbitra- no se detendria hasta dominar completamen-
riedad era injusta hasta en los casos de te á los colonos, y todos aquellos que aman-
guerra ó rebelion, y que actos de semejante tes de la paz y temiendo los horrores de la
naturaleza solo se practicaban entre los pi- guerra abrigaban esperanzas de que se ve-
ratas y enemigos de la sociedad. En la pro- rificase una reconciliacion, pudieron con-
testa que presentaron algunos Lores manifes- vencerse al fin, que era llegado el tiempo do
taron quo esto era obrar con el refinamiento obrar y que los americanos debian comprar
mas cruel, y que la pena podia considerarse I sus libertades á costa de una larga y san-
peor que la muerte, porque los infelices que grienta guerra.
cayeran prisioneros en aquella guerra de ra- En tanto que los hombres pensadores re-
piña se verian obligados á luchar, no solo flexionaban detenidamente sobre este impor-
contra sus familias, parientes y amigos, sino tante asunto, reconociendo la necesidad de
tambien contra su pais y sus conciudadanos. proclamar la independencia, apareció el fo-
El ministerio contestó por su parte, que el lleto de Tomás Paine, titulado el Sentido
tratar así á los prisioneros americanos, mas cmnun. Paine, aunque inglés, era un ar-
bien debia considerarse como una gracia ó diente repuhlicano, y calculó que el estilo y
un favor que como una injusticia ó cruel- asunto de su publicacion podria despertar
dad ("'). las pasiones y enérgicos sentimientos de los


En vista de estas medidas del Parlamento, que leyesen su escrito. En dicho folleto se
era evidente que la crísis habia llegado á su tomaron por asunto varios pasajes de la
apogeo, cuando el pueblo americano fhé con- Escritura, y para todos aquellos colonos
vocado para que eligiera entre someterse á que hubieran estudiado ó leido la historia de
la madre patria y á sus injustas demandas, ~ los judíos, segun la refiere el antiguo Testa-
como un niño miedoso, ó resistirse á la agre- mento, presentábanse los reyes bajo un ca-
sion, en su calidad de hombres libres y des- rácter odioso. La locura de aquel pueblo que
cendientes de ilustres antecesores. Era He- se rebelaba contra un gobierno instituido por
gada la época en que todos debian retroceder el mismo Dios, y la opresion á que se vió
vergonzosamente en la senda que venian si- luego sujeto por los reyes que entraron suee-
guiendo ó resolverse á marchar hácia delan- sivamonte á gobernar, ofrecia un tema esce-
te, sosteniendo sus derechos aunque fuera lente para preparar á los colonos en favor de
á riesgo de la vida. Felizmente para nos- las instituciones republicanas, predisponién-
otros, aquellos hombres, nuestros padres, le- dolos contra el sistema monárquico. Poníase
jos de abatirse, mostráronse tranquilamente I en ridículo la sucesion heredita~ia; probába-


(') Historia civil y política de los Estados-Unidos, por I se de tal modo el absurdo de sUjetar un gran
Pilkin, vol. 1, pág. 357. continente á una pequeña isla situada al otro




CAP. XIV. ESTADOS-FNlDCS. 371


lado del globo, que los colonos no pudieron do luego noticia de ciertas cartas que escl'l-
menos de sentir su honor y su orgullo inte- biera á Inglaterra, esto dió márgen á que
resados en renunciar al gobierno de la Gran ocurriesen varias escenas semejantes á las
Bretaña, tanto mas cuanto que la necesidad que tuvieron lugar con Hutchinson y Olive-
y las ventajas de proclamar la independen- rio, en Boston.
cia se demostraban palpablemente. Nada po- En tal estado de confusion , el gobernador
dia ser mas á propósito que el citado folleto juzgó oportuno fortificar su palacio con arti-
para aquellos hombres libres que acababan llería, organizando una guardia de marinos
de recibir una prueba convincente de que la para que lo custodiase. Por aquella época
Gran Bretaña, des pues de retirarles su pro- precisamente llegó la proposicion conciliato-
teccion, queria declararles la guerra, encar- ria de Lord North, y á no haber ido ya las
gando á una banda de mercenarios que los cosas tan lejos, es muy probable que el
sometiera, sin condiciones, á una autoridad pueblo la hubiese tomado en consideracion,
ilimitada. Los colonos, amantes de su liber- sobre todo en vista de los argumentos de
tad, hallábanse dispuestos á sufrir toda clase Dunmore, quien manifestó que las colonias
de contratiempos con tal de conservarla, y debian ver en aquella propuesta una amo-
por esto no es de estrañar que la inmensa nestacion de la Gran Bretaña para que· se
mayoría aprobase y aun deseara la completa contribuyese á prestarla algun auxilio en
separacion de la madre patria. sus necesidades, y que harto demostraba


Los actos de Lord Dunmore, en el Sur, su condescendencia y su generosidad al no
provocaron una gran oposicion, y si bien la exigir una suma determinada, contentándo-
mayor parte de los gobernadores no tomaron se con lo que buenamente pudiesen facilitar
medida alguna en medio de la escitacion po- las colonias. Esto no dejaba de ser una pro-
pular, el de Virginia quiso hacer algo en posicion razonable, pero el descontento era
"favor de la causa del ministerio, lo cual tan general que no se pudo conseguir nada,
bastó para provocar la ira de los habitantes aun cuando el gobernador convocó la Asam-
de aquella colonia, á quienes se amenazaba blea en el mes de mayo para que tomara en
con dar libertad á los esclavos, incendiando consideracion la citada propuesta. Lo prime-
luego á \Villiamsburg. El pueblo se reunió ro que hizo la Cámara al reunirse, fué averi-
con frecuencia para deliberar, y algunos to- , guar en qué estado se hallaban los almacenes
maron las armas para obligar al gobernador militares, y no tardó en llegar á su conoci-
á que entregase la pólvora y los fondos pú- miento, que como varios hombres del pueblo
blicos. intentaran apoderarse de ellos, habían se co-


Lord Dunmore se intimidó tanto ante locado algunos cañones, con los cuales se hizo
aquellas enérgicas demostraciones por parte fuego sobre los que trataron por segunda vez
del pueblo, que envió á su familia á bordo de llevar á cabo el proyecto. Esta circuns-
de un buque de guerra y publicó una pro- tancia,con otras de semejante naturaleza,
clama en la que declaró que los instigado- escitó de tal modo la cólera de los colonos,
res del tumulto debian considerarse como que tan pronto como se terminaron las sesio-
traidores, y que el pueblo era revoluciona- nes retiró se el gobernador á bordo de un
rio, etc. Los colonos por su parte no dejaron buque de guerra, manifestando á la Asam-
de hacerle recriminaciones, y habiendo teni- blea, que no se creia seguro en su gobierno,




372 HISTORIA DE LOS CA P. XIV.


lo cual fué causa de que se suscitase una quemando y saqueando á diestro y siniestro,
disputa que terminó negándose rotunda- hasta que al fin tuvo que refugiarse con su
mente Dunmore á permanecer en \Villiams- gente en la Florida y en las Bermudas.
burg, á pesar de que la Asamblea le daba Entre tanto, un tal Conolly, agente en
toda clase de seguridades. El gobernador otro tiempo de Dunmore en la Virginia de]
manifestó que los miembros de la Cámara Norte, hombre intrépido y á la vez de gran-
podrian pasar á bordo para tratar con él, des disposiciones, proyectaba un plan de
pero no habiendo aceptado aquellos Ja propo- bastante importancia en favor de la causa
sicion, cesó con esto toda correspondencia real. La primera parte de aquel, segun se
amistosa entre ambas partes. decia, era formar una liga con los indios


Privado así Lord Dunmore de su gobier- del Ohio, y habiendo participado su idea
no, intentó en el otoño de 1775 reducir por á Lord Dunmore, quien la aprobó comple-
Ja fuerza á los que ya no podia gobernar, tamente, Conolly se ausentó para llevar á
y habiéndosele agregado varios partidarios cabo su designio; á su regreso fué á ver
de la causa británica, q11c no gozaban de al general Gage, que estaba en Boston, y
muy buena reputacion en su pais, y una despues de esto se dispuso á terminar su
multitud de esclavos negros, pudo con ayu- empresa. Rs de presumir que el plan era
da de estos y con los buques que tenia á volver al Ohio, solicitar la ayuda de los
su disposicion, comenzar una Jspecie de indios y unirse luego con Lord Dunmore
guerra depredatoria que exasperó á los co- en Alejandría; mas el proyecto fracasó re-


o lonos aunque sin someterlos. Des- pentinamente, porque Conolly fué arrestadó
1775. . pues de hacer algunas escurSlOnes en Fredericton, en Maryland, desde donde
por tierra proclamando la libertad de los juntamente con sus amigos, fué enviado á
esclavos, el gobernador fijó al fin su resi- PhiladeJphia en clase de prisionero en el
dencia en Norfolk, ciudad marítima de al- mes de noviembre.
guna importancia, donde el pueblo era mas El gobernador Martin y los realistas de la
adicto á Inglaterra que en otros puntos. Sin Carolina del Norte se mostraron muy celo-
embargo, habiéndose organizado una con- sos en favor de la causa que defendian, pero
siderable fuerza contra Dunmore, y corno I no consiguieron absolutamente nada, por la
éste dejándose arrastrar por su natural mucha actividad que desplegaron sus ad-
impetuosidad obrase con mas valor que versarios. Ni el general Clinton, que habia
prudencia, fué enteramente derrotado y se ido á la Carolina para tratar de hacer algo •.
vió en la precision de refugiarse en el mes ni el gobernador \Vright, en Georgia, fueron
de diciembre en sus buques. El dia l. o de tampoco mas felices en su empresa, y el
enero de 1776, Dunmore, que acahaba de último tuvo al fin que retirarse á un buque
recibir algun refuerzo con la llegada de un de guerra que se hallaba en el rio.
buque de guerra de Liverpool, bombardeó á Por muchos motivos, debidos principal-
Norfolk, la mayor y mas rica ciudad de mente á su posicion y relaciones, Nueva-
Virginia, causándole una pérdida de tres- Y ork se mostraba mas dispuesta á recono-
cientas mil libras esterlinas. Durante el cer la autoridad de la madre patria que á
verano el gobernador continuó sus desgra- unirse con las demás colonias en defensa de
ciadas escurSlOnes á lo largo de los rios, sus derechos y libertades.




CAP. XIV. ESTADOS·Ul'>IDOS. 373


El gobernador rrryon, que habia juzgado apoderarse de Nueva-York. Inmediatamen-
oportuno trasladarse á bordo del Asia, man- te se tomaron medidas para deshacer aquel
tenia una constante correspondencia con los proyecto, pero luego se vió que Clinton so-
realistas de la ciudad, mostrándose muy lo se habia propuesto dirigirse á la Carolina
activo para deshacer los planes de los pocos del Norte.
patTiotas que anhelaban la independencia. A principios de 1776, Y como se creyera


La Gaceta de Rívingston, periódico que la Junta de Sal vacíon se mostraba alg'O 1775.,' ~
del gobIerno, molestaba no poco á indiferente, dióse órden al general Lee de


los enemigos de la Corona por su sutileza encargarse del mando de las tropas enviadaR
y perspicacia, llegando verdaderamente á de Connecticut para sostener la autoridad
ser ofensivo á los patriotas. Esto no podia del Congreso, previniéndole al mis-
t 1 ' d 1 t' "d' 1776. o erarse, y en su consecuenCia, cuan o a mo lempo que lmpl lera, en cuanto
Junta de Salvacion se negó en el mes de no- . fuese posible, las maquinaciones de Tryon
viembre á tomar parte en este asunto, el y de los realistas. Sir Enrique Clinton se
capitan Sears manifestó que él se encar- acercó á Nueva-York al dirigirse á la Ca-
garia del negocio, y al efecto, poniéndose al rolina, y al saberlo Lee envió un men-
frente de un piquete de caballería de Con- saje al buque de guerra en que iba la espe-
neqticut, dirigióse á las oficinas de Rivings- dicion, manifestando que si alguno llegaba
ton y entre los gritos del populacho rompió á propasarse en lo mas mínimo, ahorcaria
las prensas y las máquinas. Esto se consi- sin contemplacion alguna á un centenar de
deró por todos como una violencia injustifi- realistas, amenaza que por lo demás era'
cable, y en el primer Congreso provincial muy capaz de llevar á caho.
quejáronse muchos fundadamente por aquel Pero no era solo en la ciudad ue Nueva-
abuso. York ni en sus alrededores donde se mos-


En el mes de octubre el Congreso recibió traba formidable el partido de los realistas,
una carta escrita por algunas personas de pues tambicn poseian una fuerza numerosa
mucho crédito en Lóndres, en la que se en el condado de Tryon, esa parte de la
manifestaba que el plan del gobierno britá- provincia que se halla al Oeste del rio Scho-
nico era posesionarse de Nueva-York y del harie, donde la familia de Johnson ejercia
Hudson á fin de establecer así una comuni- una gran influencia. Hallábanse allí celosos
cacion entre dichos puntos y el Canadá; \Vhigs, pero tambien muchos Tories, y pOI'
distraer y dividir las fuerzas de las colonias lo tanto el general 8chuyler creyó oportuno
con las escursiones de los indios, y reducir. enviar un destacamento desde Albania en el
en fin al pais [t una completa sujeeion. Es- mes de enero, para desarmar á los John-
tos informes no dejaron de escitar cierta sons y á los Highlanders. Guy Jolmson ha-
alarma, sobre todo por lo que se referia al bia ido al Canadá y reclutaba la mayor par-
Hudson, que importaba mucho conservar; te de los Mohawks para que sirviesen la
y cuando se supo á fin de año que se hacian causa de la Gran Bretaña, y aun cuando
grandes preparativos en el puerto de Bos- Sir Juan habia dado palabra de no hacer
ton para alguna espedicion secreta, \Vas- armas contra América, cuando en el mes de
hington dedujo al momento que el plan de mayo se trató de arrestarle por sospechas,
Sir Enrique Clinton, jefe de aquella, seria huyó al Canadá, organizando antes dos b~-




374 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


tallones de tropas, con los cuales llegó á ser do para la cita, y allí encontraron á un caba-
bien pronto el terror de las fronteras de llero de bastante edad y cojo, que parecia
Nueva-York. Brant, el famoso jefe indio, un oficial francés, quien les dijo que el rey
era secretario de Guy Johnson y se m?stró I de Francia estaba muy satisfecho de la con-
muy activo contra los americanos. ducta que venianobservando los americanos,


En vista de la conducta de Lord Dunmore que les deseaba el mejor éxito, y que cuan-
en Virginia, de que ya hemos hablado ante- do fuese necesario, no tendria inconveniente
riormente, se supuso que Monte Vernon en probarles su amistad de una manera mas
seria atacado bien pronto, y por lo tanto I franca. El comité quiso entonces saber quién
vVashington, temiendo que se realizasen sus le autorizaba para dar semejantes segurida-
dudas, envió á decir á su señora que fuera á des, pero entonces el oficial inválido acercó
reunirse con él en el campamento delante de su mano al cuello y contestó: «Caballeros,
Boston, y su presencia alegró mucho al co- me importa mucho salvar mi cabeza.» Ha-
mandante en jefe, quien como siempre, cui- biéndole preguntado qué clase de pruebas de
daba de que se recitasen las oraciones de la ' amistad podian esperar del rey de Francia,
mañana y de la tarde, asistiendo puntual- repuso:« Sellores, si necesitais armas y mu-
mente á la iglesia. MI'. Irving hizo un bos- niciones las tendreis, y si os hace falta dine-
quejo muy exacto de la clase de vida que ro contad desde luego con el.» El comité
llevaban todos en aquel campamento, y así observó entonces que semejantes ofrecimien-
mismo nos habla de una reyerta ocurrida tos eran de la mayor importancia y que
entre los llamados chaquetas redondas y era conveniente saber qué autoridad los .
algunos tiradores, reyerta que terminó \Vas- , hacia; mas el desconocido contestó como la
hington cogiendo á dos de estos últimos por primera vez, que no queria esponer su ca-
el cuello y arrojándolos de sí con violencia, beza, y ya no se pudo obtener otra respuesta
en vez de dirigirles una reprimenda. Esto de él. Despues de esto desapareció el estran-
acto de vigor nos hace oonocer mas á fondo gero de Philadelphia y no se le volvió á ver
cuál era el carácter del jefe y de qué mane- mas (*).
ra tan espedita zanjaba esta clase de cues- El Dr. Holmes, en sus bien escritos Ana-
tiones (*). les Americanos, hace una reseña del año


En el mes de noviembre del mismo año 1775 y se espresa de este modo: «Durante
se dió parte al Congreso de que en Philadel- este año, en que tuvieron lugar tantos acon-
phia habia un estranjero que deseaba ha- tecimientos, no faltó materia para entregar-
cerles cierta confidencia, y aunque al prin- se á interesantes y útiles reflexiones acerca
cipio no se hizo aprecio del aviso, como vol- de la impotencia de las pasiones humanas
viera á instar repetidas veces la persona cuando se oponen á las inmutables leyes de
desconocida, nombró se un comité compues- la justicia y á los decretos de la Providencia.
to de Juan Jay, el Dr. Franklin y Tomás Al principiar el año, Lord Chatham, entre
Jefferson, para que averiguase de qué se otros patriotas y hombres de Estado de la
trataba. En su consecuencia estos señores se Gran Bretaña, despues de manifestar cuánta
dirigieron á Carpenter Hall, punto señala- era la importancia de la cuestion americana,


(') Véase la Vida de Washington por Irving, vol. lI, p. 124. (' J VIda de Juan lay, escrita por su hijo, vol. 1 pág. 39.




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 3i:)
pronosticando cuál seria su resultado, habló bia introducido ya mucho tiempo antes; ;¡
largamente acerca de los conflictos y calami- otros muchos, manifestando que solo querian
dades que podian esperarse para la nacion á llegar á cierto punto, empleaban medios que
consecuencia de la lucha que provocada por debian conducirles á lo contrario. Semejante
los ministros, iba á empezar bien pronto. «Yo estado- de cosas no podia prolongarse mucho
sé, dijo Lord Chatham, que ninguno querrá tiempo, y bien pronto, comprendiéndose que
confesar que aconsejó semejantes medidas al no habia otra alternativa que la s'Urnision
monarca, y que todos se cuidarán de recha- ó la independencia) la opinion pública se
zar este cargo; mas preciso es convenir que pronunció resueltamente en favor de esta úl-
la idea procede de alguien, y que si el rey con- tima, tanto mas, cuanto que este era en efec-
tinúa dando oidos á semejantes consejeros, to el único recurso que quedaba. Cierto es
se verá en un conflicto. Cierto es que S. M. que se contaban en América muchas perso-
podrá llevar la corona, pero si falta en ella nas dignas que no podian avcnirse fácilmen-
una de sus mejores joyas, perderá todo su te con la idea de separarse por completo de
valor. La primera gota de sangre causará
una herida que no será fácil cicatrizar aun
cuando pase mucho tiempo.» Los ministros
persistieron en sus medidas; vertióse la san-
gre, causando, como dijo el célebre orador,
una peligrosa herida, y se perdió la joya de
América (*).


La situacion de América en aquella época
y la crisis por que estaba atravesando, ofrecia
al mundo un estrafío espectáculo. El pueblo
solo reconocia á un gobierno local que el mo-
narca denunciaba como usurpador, y las
colonias habian levantado un ejército para
luchar contra las tropas reales, invadiendo
al fin el territorio del rey de Inglaterra. Los
hombres que se oponian á las medidas del
'fobierno ino1és merecieron el nombre de b o


una nacion con la cual estuvieron siempre
íntimamente enlazadas; pero viendo la espa-
da desnuda y dispuesta á herirles, y á los
habitantes de las diversas colonias prontos á
coaligarse, temieron por otra parte que des-
pues de un período de espantosa anarquía,
llegara algun César ó Cronnvellpara ar-
rancarles sus libertades y reinar luego sobre
ellos despóticamente. Asi mismo dudaron de
la constancia de sus conciudanos para llevar
á cabo el proyecto de declararse indepen-
dientes, y ocurrióles tambien la duda de si
serian mas felices en el caso de conseguir su
objeto. Algunos hombres respetables, de pu-
ros sentimientos, l)ero cuyas almas no eran
de ese temple que se requiere para las revo-
luciones, so alarmaron en. estremo por los


rebeldes; en los tribunales administrábase atrevidos proyectos de sus compafíeros, mas
aun justicia en nombre del soberano, y se no desconocian que se contaban muy pocos
hacian votos por la conservacion y bienestar dispuestos á someterse sin condiciones y sin
de un príncipe cuya autoridad era ignorada 0l)oner resistencia alguna. Muchos colonos
hasta el punto de pronunciarse en abierta temian el poder de Inglaterra; otros, movi-
lucha contra él. Una parte de los colonos I dos por el interés ó por la esperanza de ob-
pretendia que solo era su deseo restablecer tener favores del gobierno real, no quisieron
el gobierno real en su primitiva forma, tomar parte en la causa comun, y no pocos
siendo así que el sistema republicano se ha- . naturales de Inglaterra que hacia un corto


(') Anales de Holmes, vol. 11, pág. 236.
tiempo se hallaban establecidos en América


. y que por lo tanto se inclinaban mas en fa-




376 lllSTORlA DE LOS C,\P. XIV.


vor de la madre patria, se opusieron por su conderoga y Crown Point, organizó se una
parte á "las medidas del Congreso; mas á pe- poderosa artillería.
sar de todo, la gran masa del pueblo, que Los americanos, dice Botta (*) en su flo-
anhelaba la independencia, se mostró uná- rido estilo, á fin de llamar la atencion del
nime en romper los lazos de union eon la enemigo en otro punto, construyeron fuertes
Gran Bretaña, y cuando al fin pudo apre- baterías en Cobb's Hill, Lechmere's, Point.
ciarse el valor de las libertades, fué ya im- Phipp's Farm y Lamb's Dam, cerca de
posible contener á los americanos que esta- Roxbury, y despues rompieron un fuego tan
han dispuestos á emplear todos los medios terrible en ]a noche del 2 de marzo, que las
necesarios para conseguir tan glorioso re- bomhas caian á cada instante dentro de la
sultado. ciudad. La guarnicion se ocupaba incesante-


Entre tanto \Vashington esperaba impa- mente en apagar el fuego de las casas que
ciente delante de Boston, y aunque su ma- ardian, y entre tanto preparáronse los ame-
yor deseo habia sido tomar alguna medida. ricanos con ardor á tomar posesion de las
activa, no pudo hacerlo porque se lo impi- I alturas, auxiliados por varias compañías de


dieron varias circunstancias. El Con- milicia que ihan llegando sucesivamente para
1776. l' l" 1 d 1 greso, por su parte, temiendo que e reforzar el ejércIto. E Iglóse a noche e
gefe vacilara en dar el asalto , por los da- 4 ele marzo para la marcha de la espedicion,
110s y peljuicios que pudieran sufrir las pro- cuyos gefes esperaban que el recuerdo de los
piedades que tenian muchos compatriotas en sucesos ocurridos el dia 5 del mismo mes
Boston, manifestó á \Vashington que no se del año 1770, en que se vertió en Boston la'
Jejara influir por ninguna clase de conside- primera sangre de aquellos ciudadanos, es-
raciones y que obrase del modo que jllzga- citaria ]a sed de venganza de los que SA
ra mas oportuno. Em muy importante por mostraban tan resueltos á combatir contra el
toelos conceptos el desalojar al enemigo, y el enemIgo comun.
gefe abrigaba la esperanza de que le fuera En la tarde del 4, hallándose todo ya dis-
posible tomar la ciudad por asalto. puesto, los americanos emprendieron la mar-


Sabíase con seguridad que escaseaban las cha en el mayor silencio hácia la península
provisiones en TI oston, y por ]0 tanto \Vas- de Dorchester, siéndoles propicia la oscuri-
hington, segun hemos dicho antes, convocó dad de la noche y favorable el viento, que
un consejo de guerm y propuso que se diera impedia pudiese llegar hasta el enemigo el
el asalto sin mas dilacion, pero aquel no rumor de sus pasos, bien que por otra parte
aprobó la medida, y espuso que seria mas las baterías de Phipp's Farm y las de Rox-
conveniente obligar al enemigo á que eva- bury atronaban el espacio con sus disparos.
euase la ciudad, ocupando las alturas de Ochocientos hombres componian la van-
Dorchester que dominaban completamente á guardia, á la que seguian varios carros car-
Boston. Washington consintió en ello con gados de herramientas para construir trin-
su acostumbrada prudencia y habiéndose re- cheras y mil doscientos zapadores al mando
suelto llevar á cabo esta medida hiciéronse del general Thomas. En la retaguardia iban
los preparativos necesarios bajo la direccion
de los generales Ward, Thomas y Spencer, (') !lislaria de la guerra d.6 la Independencia, por Botta.
y con ayuda de los cañones cogidos en Ti- vol. ÍI. pág. :16.




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 3/7


trescientas carretas llenas de faginas y ga-.
biones destinados á cubrir el flanco de las
tropas en el paso ~el istmo de Dorchester,
que era muy bajo y por lo tanto podia ser
barrido por la artillería de los buques in-
gleses.


rrodo salió á pedir de boca, pues no solo
llegaron los americanos á las alturas sin
ser molestados, sino que tampoco fueron
vistos por el enemigo.


Acto continuo pusiéronse á trabajar con
tan prodigiosa actividad, que á las diez de la
noche habian construido ya dos fuertes bas-
tante capaces para resguardarse de las des-
cargas del enemigo, uno situado en la altura
mas próxima á la ciudad, y el otro en la
que mira hácia Castle Island (Isla del Casti-
llo.) Al fin apareció el dia, lo cual no impi-
dió á los provinciales continuar sus traba-
jos, tanto mas cuanto que la guarnicion no
se movia; pero cuando se disipó por comple-
to la niebla de la mañana, los ingleses divi-
saron llenos de asombro las nuevas fortifica-
ciones de los americanos.


Al examinarlas el almirante británico,
declaró que si no se desalojaba al enemigo
de aquella posicion, los buques no podrian
permanecer en el puerto sin esponerse á
una destruccion completa, y que la misma
ciudad corria el riesgo de quedar reducida
~i cenizas, con tanta mas razon cuanto que
las comunicaciones entre las tropas que
guardaban el istmo de Boston y las de la"
ciudad iban á ser sumamente difíciles y peli-
grosas. La artillería de los americanos po-
dria barrer todo el terreno por donde tuvie-
ran que retirarse los ingleses, y de este modo
no quedaba mas alternativa que desalojar á
los colonos de su posicion, ó evacuar de una
vez la ciudad.


El general Howe se decidió por el ata-
que, tomando en consecuencia las oportu-


TOMO l.


nas disposiciones, JT entretanto \Vashing-
ton se preparó á rechazarlo al ver los
preparativos del enemigo. Al efecto, per-
feccionáronse los atrincheramientos con la
mayor actividad, reunióse toda la milicia
de las poblaciones vecinas, y se convino
en las señales que debian hacerse desde las
eminencias que forman una especie de cin-
tura que rodea la playa de Boston, desde
Roxbury hast.a el Rio Mistyc. De este modo
podrian los americanos trasmitirse las ór-
denes con rapidez d(~ un punto á otro.


Washington exhortó á sus soldados á que
no olvidasen la jornada del 5 de marzo, y
no queriendo limitarse á la defensiva, tomó
sus medidas para caer él mismo sobre el
enemigo, si durante ó despues de la bata-
lla se presentaba una ocas ion favorable pa-
ra ello. Si los sitiados, como él esperaba,
sufrian una completa derrota en el asalto
de Dorchester, era su intencion embarcar
en Cambridge cuatro mil hombres escogidos,
quienes, cruzando rápidamente el brazo de
mar, podrian aprovecharse del tumulto y
la confusion para apoderarse de la ciudad.
El general Sullivan mandaba la primera
division, el general Greene la segunda, y
todos esperaban un ataque como el de Char-
leston y una batalla semejante á la de
Breed's Hill. El general Howe mandó pre-
parar las escalas para asaltar la fortifica~
cion de los americanos, disponiendo al mis-
mo tiempo que Lord Percy se embarcase
con un considerable cuerpo de ejército para
ir á ocupar la punta opuesta á Castle Is-
land, y entretanto los provinciales, esci-
tados por el recuerdo de la batalla de Breed's
Hill y por las repetidas exhortaciones de
sus jefes, esperaron al enemigo, no solO'
sin temor, sino con deseo de llegar á las·
manos. Desgraciadamente comenzó á soplar
el viento con tal violencia que se hizo im-


48




378 HISTORIA DE LOS CAP, XIV,


posible el paso para las tropas, por cUJo secretarios de Estado, previniéndole que
motivo vióse obligado el general Howe á evacuase la ciudad y se estableciera en Nue-
dif8rir hasta la mañana siguiente el ata- va-Yorle
que, que tampoco pudo realizarse, porque La falta de suficiente número de' buques
durante la noche estalló una furiosa tem- no permitió al general dar cumplimiento á
pestad que agitó el mar en estremo, y á dicha órden, mas teniendo en cuenta todas
esto vino á unirse una copiosa lluvia que las consideraciones citadas, los generales
poniendo el colmo á los obstáculos, obligó ingleses resolvieron abandonar de una vez
al general inglés á permanecer estacionario. á Boston.


Los americanos, no obstante, se aprove- Esta retirada sin embargo ofrecia gran-
charon de aquella dilacion para construir des dificultades, pues los ciento cincuenta
un tercer reducio y completar las demás trasportes con que se contaba, entre gran-
obras, en tanto que el coronel Mifflin pre- des y pequeños, no eran por cierto suficien-
paraba un gran número de barriles llenos tes para acomodar á los diez mil hombres de
de piedras y arena para arrojarlos sobre el la guarnicion y á los muchos habitantes
enemigo é introducir en sus filas la confu- qUé por haber favorecido la causa real no
sion cuando principiara el asalto. se verian muy seguros permaneciendo en


Los ingleses, que habian observado cuida- Boston. El pasaje ora largo y difícil; con
dosamente todas aquellas operaciones, se I aquellas tropas debilitadas no debia pen-
persuadieron de que su empresa ofrecia di- sarse en hacer un desembarco en las costas,
ficultades casi insuperables, reflexionando y siendo tambien peligroso acercarse á N uo-
al propio tiempo que el ser rechazados ú va-York" aunque esta ciudad se hallase ab-
obtener una victoria tan cara y ·sangrienta solutamente indefensa por la parte del mar,
como la do Breed's Hill, les espondria á un pareció á todos lo mas oportuno dirigirse
conflicto demasiado grave para los intere- al puerto de Halifax, si bien la falta de vi-
ses de Inglaterra en América. Aun en el veres y lo desfavorable de la estacion difi-
caso de obtener la victoria, debia tenerse cuItaba tambien este viaje peligroso en todo
en cuenta que la guarnicion no era suficien- tiempo.
temente numerosa para custodiar la penín- Los vientos que entonces reinaban, so-
sula de Dorchester, al mismo tiempo que pIando del Noroeste, podian arrojar á la
la de Charles ton y la ciudad de Boston. La flota hácia las Indias orientales, para cuyo
batalla y la victoria eran mas bien necesa- viaje no se contaba con suficientes víveres
rias para salvar la reputacion de las armas en los buques, y por otra parte, el territo-
reales que para decidir la cuestion del mo· rio de Halifax era un pais estéril, de donde
mento, y por lo tanto las ventajas no podían seguramon~e no se podrian sacar recursos,
compensar los peligros. Además de esto, el toda vez que la evacuacion de Boston y la
puerto de Boston distaba mucho de tener retirada á Halifax eran sucesos no pre-
la suficiente capacidad para las futuras ope- vistos por nadie. Por su parte las tropas
raciones del ejército que se esperaba de In- mostrábanse desanimadas al verse en la pre-
glaterra, y tanto es así, que el general cision de marchar al Nortc"en vez de perma-
Howe había recibido poco tiempo antes ins- necer en las provincias del centro ó dirigirse
trucciones de Lord Dartmouth, uno de los á las del Sur; pero á sus generales no les




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 37U


quedaba ya donde elegir, y corno los ame- radamente aquella ciudad tan querida para.
ricanos podian oponer con sus cañones un ellos, donde por tanto tiempo disfrutaran
grave obstáculo al embarque de las tropas una envidiable felicidad; los padres que ar-
británicas, el general Howe deliberó acerca rastraban pesados fardos, las madres que
de los medios de obviar aquel inconveniente. corrian presurosas hácia los buques con sus
Al efecto reunió á los notables de Boston hijos en sus b\'azos, las últimas y tiernas
y les manifestó que no necesitando ya el rey despedidas de los que se iban, la vista de los
conservar la ciudad, estaba resuelto ü eva- enfermos, de los heridos y de los ancianos,
cuarla si \Vashington no se oponia á su todo, en fin, contribuia á inspirar la compa-
marcha. Dicho esto, enseñóles el combustible sion de cuantos presenciaron aquella escena
que acababa de reunir para pegar fuego á la
ciudad en un momento dado si los provin-
ciales no le dejaban marchar tranquilo; y
al propio tiempo aconsejó 1:í todos que refle-
xionasen sobre los peligros que resultarian
si se daba una batalla dentro de la ciudad,
asegurándoles que su intencion era retirar-
se pacifieamente si no le molestaban los
americanos. Dadas estas csplicaciones, el
general invitó á los notables á que se avis-
tamn r,on \Vashington para manifestarle lo
que acababan de oir.


Los notables se presentaron inmediata-
mente al general americano para darle


. cuenta de la situacion de la ciudad, y á
lo que parece \Vashington consintió en las
condiciones pedidas, mas no podemos decir
cuáles serian los artículos de la tregua por-
que no se escribieron, aun cuando se dijo
que uno de ellos era, que los sitiadores de-
jasen sus municiones de guerra, cosa que,
sin embargo, no se puede asegurar. Lo cierto
es que las municiones se r18jaron, mas ignó-


. rase si fué por convenio ó por necesidad. Los
americanos permanecieron impasibles con-
templando la retirada d81 ejército inglés,
pero la ciudad ofrecia un aspecto melancó-
lico, y á pesar de las órdenes del general
Howe, no pudo evitarse que reinara una
gran confusion y tumulto. Mil quinientos
realistas con sus familias y llevando sus
efectos de mas valor abandonaron apresu-


desgarradora.
La posesion de los carros y animales de


carga dió tambien origen á interminables
disputas entre los habitantes á quienes per-
tenecian y los soldados que se empeñaban
en guardarlos para sí, y como si esto no
fuera bastante, despertóse l'a animosidad en-
tre los soldados de la guarnicion y los de
la flota, qnienes se acusaron mútuamente
de su desgracia, conviniendo al fin todos en
achacar aquellos contratiempos á la ingrati-
tud de su pais que parecia haberlos aban-
donado en aquellas remotas playas para que
fuesen víctimas de la miseria y ele los peli-
gros. En cierto modo habia razon para que-
jarse, pues desde el mes de octubre, el ge-
neral Howe no habia recibido de Inglaterra
ninguna noticia ó comunicacion que hiciera
conocer las intenciones del gobierno.


Mientras que ocurrian las escenas de que
acabamos de hablar, una partida de soldados
y marineros, aprovech[indose de la con fu-
síon, saqueó una porcion de tiendas y casas~
destruyendo todo Jo que no se pudieron lle-
val', y bien pronto toda la ciudad querló (le-
vastada, temiéndose á cada momento que
las llamas consumarian al fin su total des-
truccion.


El 15 de marzo el general Howe publicó
una proclama prohibiendo que ningun habi-
tante saliera de su casa antes de las once
ele la mañana, á fin de que no se interrum




380 IIISTOllIA DE LOS


PI era el embarque de las tropas que iba á; y faltando el combustible, cogiéronse los
tener lugar aquel mismo dia, perq el vie.p.to bancos de l~s iglesias para hacer ieña y 'el
que se levantó impidió la marcha, y á fin de pueblO" llegó á demoler las casas deshabita-
pasar el tiempo volvieron á entretenerse los das para utilizar la madera. Los ingleses
soldados en el saqueo. Entre tanto los ame- dejaron mucha artillería y municioiws, pues
ricanos habian construido un reducto sobre se recogieron doscientos cincuenta cañones
la punta de Nook' s Hill en la península de de diferentes calibres en Boston, Castle 1s-
Dorchester, y habiéndola guarnecido bien -land.y en los atrinchera;mientos de Bunker's
con su artillería, dominaron por completo I-Illl y N eck, á pesar de que al retirarse in-o
el istmo de Boston y toda la parte Sur de tentaron destruir ó clavar varias piezas,
la cimlad, pudiendo asegurarse que si 11e- arrojando luego otras .. al mar, que fueron
gaban á ocupar Noddle' s Island, estable- recobradas. Tambien se encontraron cuatro
ciendo tambien baterías, les seria fácil harrer morteros, una gran cantidad de carbon y
todo el puerto y oponerse, en caso necesario, I ciento cincuenta caballos.
al embarque de la guarniciono Toda dilacion! El Congreso acordó· unánimemente dar un


. l.
podia ser peligrosa, y por lo tanto, las tro- I voto de gracias al comandante en jefe y dis-
pas británicas y los realistas empezaron á ; puso que se acuñase una medalla de oro
embarcarse el17 de marzo á las cuatro de la 1 conmemorativa de la evacuacion de Boston
madrugada, y. seis horas.dospues hallábanse que recordase al mismo tiempo la valerosa
todos á hordo. Los buques iban sobrécar- conducta de \Vashington y el aprecio del
gados de hombres y bagajes, J como esca- público. Las tropas británic!1s se embarcáron
seasen las provisiones, la confusion llegó para HaJirax, pero f.Lo sabiendo el jefe ame-
á ser mucho mayor. Apenas acababa .de ricano cuándo se ata caria á Nueva-York,
salir de la ciudad la retaguardia de los in- envió á dicha .ciudad el cuerpo prim'ipal de
gleses cuando \Vashington entró por el otro ejército, dejando al general Ward de guarni-
lado con banderas desplegadas, á t.ambor cion en Boston con cinco regimientos. Algu-
batiente .Y con el' aspecto del que acaba de nas semanas despues de la marcha de Howe,
obtener una victoria, siendo recibido por los llegaron á Boston varios buques ingleseR, j
habitantes con todas las demostraciones de como no sabian que la ciudad se hallaba en
gratitud y respeto que debian á su liberta-
dor. La alegría de los habitantes fué tanto
mayor cuanto mas largos y crueles ·habian
sído sus padecimientos, puesto que por espa-
cio de diez y seis meses tuvieron muchos que
sufrir el hambre, la sed, el frio y los ultra-
jes de una insolente soldadesca que los tra-
taba como rebeldes.


Los artículos de primera necesidad habian
alcanzado un precio exorbitante, y tanto es
así . que muchos se daba!! por contentos
cuando podian adquirir carne de caballo (*),


(' ) Los comestihles llegaron á estar tan caros en Boston


poder de los americanos, estos pudieron cap-
turar tres trasportes con doscientos cincuen-
ta soldados, que quedaron detenidos como.
prisioneros de guerra. En uno de los buques
se hallaron mil quinientos barrilles de pól-
vora con otras municiones, presa muy con-
veniente para el ejército en aquella ocasiono


que una libra de pescado costaba doce shillings; un ganso
ocho y cuatro peniques, un pavo doce y seis peniques, y un
pato cuatro, y así por el estilo. Los vegetales y tambien las
frutas alcanzaron asimismo un precio fabuloso. pues solo
un tOllel de manzanas costaba treinta y cinco shillings. La
leña guardaba la misma proporcion y últimamente no podia
encontl'lll'se <Í ningun p·récio.






" • ~ 't. •
..






CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 381


Habiendo dispuesto el Congreso que mar- Por eso se habia dispuesto con la mayor pru-
chase Lee al depa"rtamento del Sur, \Vas- dencia que la autoridad civil de cada colonia
hington ordenó al general Putnam que vigilase á los rrories, y las Juntas, Asam-
se encargase del mando de las tropas en bleas y Comités qúedaron autorizados para
N ueva-York, y el mismo llegó á esta ciudad emplear en dicho servicio, cuando lo juzga-
el 13 de abril, trasladándose en mayo á Phi- sen oportuno, una parte de la milicia del ejér-
ladelphia á·fin de avistarse con el Congreso cito continental. En Nueva-York yen Long
y concertar el plan de campaña. Parece que Islanrl fueron detenidos muchos Tories, en-
al jefe americano no le satisfizo mucho aque- carcelados otros, y desarmados algunos por
lla visita, con tanta. mas razon cuanto que haberse descubierto afortunadamente una
le disgustaron las diferencias que entonces vasta conspiracion. Los agentes del goberna-
habia en el Congreso, mas perjudiciales en dor Tryon se ocupaban en alistar hombres
aquella ocasion, que pudieran serlo en situa- en el campamento americano, ofreciéndoles


. ciones normales. Despues de haber manifes- grandes recompensas, y tal maña se dieron,
tado su conviccion de que, proclamar la que lograron sobornar algunos individuos de
independencia era el único medio de salva- la guardia elel general, de los cuales


. 1776.
cion para los colonos, y habiendo obtenido uno fué juzgado y e,¡eclttado despues
un voto para que se reforzase el ejército de de probada su culpabilidad. Una parte del
Nneva-York con trece mil oehocientos hom- complot consistia en apoderarse de \Vashing-
bres de milicia de las colonias, y otros die~ ton y ponerle á disposicion del enemigo (*).
mil procedentes de Pensylvania, Maryland El año anterior al en que tuvieron lugar
y Delaware para organizar una columna estos sucesos, New-Hampshire habia pedido
volante, \Vashington volvió á Nueva-York consejo para stLber qué forma de gobierno
para esperar allí la flota británica y resolver dobia adoptarse en aquella provincia, y el
entonces la conducta que debia observarse. Congreso recomendó que se sometiese la eues-


MI'. Sparks nos habla de algunas conspi- tion al pueblo, .y que se estableciera el go-
raciones de los Tories, dentro y fuera de bierno mas conveniente para todos. hasta
Nueva-York, de las cuales era el alma el tanto que se zanjaran las diferencias con la
gobernador rrryon. \Vashington obtuvo del madre patria. Lo mismo se recomendó á Vil'-
Congreso, despues de insistir muchas veces, ginia y la Carolina del Sur, cuyas colonias
que se nombrase un comitésecreto para eXil- óbraron con arreglo á lo dispuesto, dando un
minar las persqnas sospechosas, medida algo grande impulso Ú, la cuestion de independen-
peligrosa y de grave responsabilidad para cia (lue en aquellos momentos ocupaba la
cualquier hombre, pero que era preciso lle- atencion de todos. El dia 10 de mayo el Con-
val' á cabo en aquellas circunstancias. Los greso acordó unánimemente recomendar á
Tories se veían precisados á declararse en las respectivas Asambleas y Juntas de las
uno ó en otro sentido en la cuestion del mo- Colonias Unidas, donde no huhiera un go-
ment.o; era muy probable que se suscitaran
enemistades, pero no podia consentirse que
aquellos que aparentaban permanecer neu-
trales estuviesen auxiliando de una manel'a
encubierta á los eneIl1lgos de los patriotas.'


bierno conveniente para dirigir los negocios,
tI ue se estableciera otro , que en concepto de


(.) Vida de Washington, por Spark, pág. 169. Véase tam-
bien la relaeion de Mr. Irving sobre este asunto, que ofrp,ce
mas detalles. Vida df Washington, vol. 11, pág. 2V2 á 46.




3R2 HlSTOIHA DE LOS CAP. XIV.


los representantes del pueblo satisfaciese á gan á que se cumpla el decreto del Altísimo,
los colonos en particular y á la América en tanto mas cuanto que la América debe pre-
general. En el preámbulo de esta resolucion venirse contra los pérfidos designios de sus
adoptada cinco dias despucs por el Congreso, enemigos, que envidian ya su prosperidad y
se declaró ente e otras cosas, que era contra- su grandeza. El negarnos ti, contribuir con
rio á la razon y á la conciencia que los co- todas nuestras fuerzas para llevar á cabo la
lonos prestasen el juramento requerido por grande obra, es lo mismo que si rehusáramos
el gobierno de la Gran Bretaña, y que se ha- ser un pueblo grande, libre y feliz. Y ahora
cia además preciso no reconocer en lo suce- que estais en la alternativa de elegir entre la
sivo la autoridad del monarca, puesto que felicidad ó la miseria, yo ruego al Supremo
debia ejercerse en adelante por el pueblo de Arbitro de los destinos del hombre que os
las colonias, que se cuidaria de mantener la ilumine al emitir vuestra resolucion para que
paz y el buen órden, atendiendo á la defensa obreis conforme á su divina, voluntad, que se
de sus vidas y libertades contra la hostil in- revela en la proteccion dispensada á los ame-
vasion y crueles depredaciones (le sus ene- ricanos que han vertido ya su sangre en el
llUgOS. altar de las libertades. »


La disposieion del Congreso se llevó á efec- Al fin, despues de mucho retraso, lleg'ó á
to bien pronto, y cumo ya hacia algun tiem- Cape Fear en el mes de ma,yo la escuadrilla
po que el pueblo estaha virtualmente en el al mando de Sir Pedro Parker, y entonces
poder, el cambio se hizo sin gran dificultad. Sir Enrique Clinton, que estaha aguardando
J mm Rutledge fué elegido gobernador de la i con impaciencia, tomó inmediatamente el
Carolina del Sur, y Patricio IIenry de Virgi- ~ manilo de las tropas, pero como no se podia
nía, yen la primera de dichas colonias se hacer nada en la Carolina del Korte, resol-
nombró jefe de justicia á Enrique Drayton. vióse á intentar ult ataque decisivo sobre
Este entemlido jurista y ardiente patriota Charles ton. Afortunadamente, por unas car-
entregó al Gran Jurado en abril de 1776 tas que se interceptaron al gobernador Eden,
un informe que terminaba con las siguientes el Congreso tuvo noticia del proyectado ata-
palabras; «Creo de mi deber declarar que en que.y se despachó acto continuo al general
mi concepto los americanos no pueden sal- Lee para que se encargase de la, defensa de
varse sino por el favor del Todopoderoso, por dicho punto y del departítmento del Sur. A pe-
su propia virtud.y por su prudencia, no pe1'- nas empezó á cundir la alarma, elirigiéronse
mitiendo que les injurien sus enemigos. Los varios regimientos á la ciudad, que de


1776.
continuados insultos que recibimos y las sos- este modo pudo contar con unít guar-
pechas de que somos víctimas, y que aumen- nicion de seis mil hombres, los cuales, ayu-
tarán diariamente, son suficientes para de- dados por los habitantes y los esclavos ne-
mostrar que nunca podrá llevarse á cabo una gros, trahajaron sin descanso para completar
verdadera reconciliacion entre la Gran Bre- las fortificaciones. Bloqueáronse todos los
taña y América, mientras la segunda se halle caminos que conducian al mar, se levantaron
sometida á la primera. El rrodopoderoso creó barricadas en las calles y se formaron atrin-
la América para que fuese independiente de cheramientos, adoptándose cuantos medios
la Gran Bretaña, y no dehemos ser cierta- eran posibles para oponerse á la marcha elel
mente nosotros lo;;; instrumentos que se opon- enemigo. El dia 4 de junio se presentó en el




CAP XIV. ESTADOS-UNIDOS.


puerto de Charleston la flota hritánica, que
despues de pasar la barra, ancló á unas tres
millas de la isla de Sullivan, y entonces el
general Clinton envió una intimacion á los
habitantes, amenazándoles con la venganza
de su irritado gobierno si no se entregaban, y
ofreciendo al mismo tiempo una completa
amnistía á los que depusieran las armas. La
proposicion fué desechada, como es de supo-
ner, y Clinton no tuvo mas remedio que pro-
ceder al ataque.


La entrada del puerto se hallaba protegida
por un fuerte á medio construir, situado en
la isla de Sullivan, el cual so habia fortifica-
do lo mejor posible, armándole con treinta y
seis cañones de gran calibre, y otros veinte
y seis mas pequeños. Este fuerte estaba cons-
truido con palmetto, especie de madera es_O
ponjosa que amortiguaba los efectos de las
balas de cañon, .Y lo defendia el coronel
Moultrie á la cabeza de unos trescientos cin-
cuenta individuos de tropa y alguna milicia.
Apoderarse de aquel fuerte, fué naturalmen-
te el primer objeto del jefe británico, y á este


. fin desembarcó un considerable' cuerpo de
tropas en Long Island, punto separado tan
solo de la isla de Sullivan por un estrecho
canal, vadeable con frecuenci~ dando las
órdenes para que se cruzase este último mien-
tras que la flota comenzaba el cañoneo. Al
principio costó no poco el hacer atravesar de
nuevo á los buques la barra, y para ello fué
preciso quitar los cañones, pero al fin el dia
28 de junio pudo formarse en línea toda In
flota, que hizo un fuego terrible contra el fuer-
te. Tres de los buques, el B'sfin.r;e, el Acteon
y la Sirena, recibieron órden para ir á tomar
posicion hácia el Oeste, desde donde se podia
enfilar la parto mas débil de las obras, in-
terceptando al mismo tiempo los socorros que
podian llegar de la ciudad. A salir bien esta
maniobra, hubiera sido imposible conservar


el fuorte, pero felizmente para los americanos
los tres buques encallaron en un banco de
arena llamado Middle Ground, y aunque dos
de ellos consiguieron ponerse á flote con gran
dificultad, uno se quemó al otro dia. Este
afortunado accidente animó á los valientes
americanos, aunque en su mayor parte eran
reclutas y se hallaban durante algunas ho-
ras espuestos al fuego de los ingleses, pues
entre una lluvia de bombas y de balas per-
manecieron tranquilos junto á sus piezas
hasta que se acabaron las municiones.


'YIerece especial mencion la heróica con-
ducta del sargento Jasper, quien al ver que
una bala acababa de tronchar el asta de la
bandera que ondeaba sobre él y sus compa-
ñeros, lanzó se á coger el atacador de un ca-
ñon, y subiendo al parapeto, izó de nuevo la
bandera en medio de una granizada de balas.
¡ Gloria al intrépido sargento y á los valien-
tes que estaban á su lado!


El continuado y certero fuego de los
americanos 01Jligó ti los buques ingleses á de-
sistir de su proyecto, tanto mas cuanto que
el Br'istol, de cincuenta cañones, se incendió
dos veces y murIó su capitan, en tanto que
Lord Campbell, el ex-gobernador, que servia
como yoluntario, cayó tambien mortalmente
herido. Las tropas intentaron atravesar el
canal para atacar el fuerte por el flanco, mas
no pudieron conseguirlo á causa de su mucha
profundidad, ocasionada por los vientos que
soplaban del Este. El ataque de los buques
habia fracasado tambien, y de este modo los
americanos consiguieron introducir socorros
y municiones en el fuerte. El combate habia
durado desde las 'oncede la mañana hasta
las nueve de la noche, hora en que los ingle-
ses, viendo que habia ,fracasado su plan y
que era por demás obstinada la defensa de
los americanos, tuvieron por conveniente re-
tirarse del lugar de la acciono Al dia siguien-




384 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


te la escuadrilla se hizo á la vela para irá
reunirse con las fuerzas británicas que se ha-
llaban en la bahía de Nueva-York.


Ya se habian dado los primeros pasos en
todo el pais para proclamar la independen-
cia, y diariamente se reconocia mas y mas
cuan necesario era tomar una medida. deci-
siva para hacer triunfar la causa de los
americanos. El dia 22 de abril, la Junta de
la Carolina del Norte' autorizó á sus delega-o
dos en el Congreso para que, en union con
las demás colonias, proclamasen la indepen-
dencia. Segun Pitkin, esto fué el primer
acto público que tuvo por objeto adoptar se-
mejante medida.
~l dia 15 de mayo, segun dice el mismo


historiador, la Junta de Virginia fué aun
mas lejos, pues por. un voto unánime encargó
á sus delegados en el Congreso, que propu-
sieran la independencia de las Colonias Uni-
das, declarándolas libres de toda alianza con
la Corona ó el Parlamento de la Gran Bre-
taña. Prevínoles además que convendria
tomar desrle luego las medidas necesarias
para que se confederasen las colonias de la
manera mas conveniente, y con la condicion
de que las respectivas legislaturas quedaran
autorizadas para formar un gobierno que se
cuidara de la direccion de los negocios públi-
cos. Al propio tiempo so nombró un comité
que se encargase de redactar una declaracion
de los derechos de las colonias, proponiendo
á la vez en qué forma debia organizarse
una administracion para mantener la paz
y el órden en el pais, .conservando las li-
bertades del pueblo.


El dia 10 de mayo la Asamblea general de
Massachusetts dispuso que el pueblo de di-
cha colonia diese sus instrucciones acerca de
la independencia á los nuevos representantes
que iban á ser nombrados en la próxima
eleccion, y á consecuencia de esto, los ha-


bitantes de Boston autorizaron á sus dele-
gados el dia 23 de mayo para que manifesta-
sen en el Congreso, que en el caso de creer
este. necesario para las Colonias Unidas la
procIamacion de la independencia podria
contar con los habitantes de Boston, que les
auxiliarian con sus vidas y fortunas hasta
obtener lo que se deseaba.


La Asamblea de Rhode Island, durante
las sesiones que celebró en el mes de mayo,
no solo acordó no reconocer en lo sucesivo
alianza alguna con la Gran Bretaña, sino
que dió instrucciones á sus delegados en el
Congreso para que se adhiriesen á las demás
colonias en lo relativo á la adopcion de las
medidas necesarias para que se confederasen
las colonias, á fin de resistir al enemigo,
defendiendo los derechos y libertades tanto
civiles como religiosas. La Asamblea de
Rhode Island !r1anifestó además que no ten-
dria inconveniente en celebrar tratados con
cualquier príncipe, Estado, ó potencia, ó en
recurrir á otros medios que se creyesen con-
ducentes, por los delegados de las Colonias
Unidas para llevar á cabo la realizacion del
proyecto, conservando la primitiva forma
de gobierno en lo tocante á la política inte-
rior y á la direccion de los negocios.


Ricardo Enrique Lee, delegado de Virgi-
nia, fué de los primeros que suscitaron en
el Congreso la cuestion de la independencia,
pues el 7 de junio de 1776 sometió á la
aprobacion de la Cámara una proposicion en
que se declaraba que las Colonias Unidas
eran y debian ser estados independientes,
considerándose libres de toda alianza con la
Gran Bretaña, y debiendo suprimirse las
relaciones políticas con la Corona. Esta pro-
posicion no se examinó hasta el dia siguien-
te, en que se sometió al debate, siendo de
advertir, que como era aquella la cuestion de
mas importancia que nunca se presentara




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 385


en el Congreso, se discutió con la mayor
energía y elocuencia.


Mr. Lee, autor de la proposicion, y Mis-
ter Juan Adams se distinguieron particu-
larmente en apoyarla, y Mr. Juan, Dickinson
en combatirla, pero el dia 10 fué aprobada
por la mayoría en el comité. Los delegados
de Pennsylvania y Maryland habian recibido
instrucciones para oponerse á ella, pero los
de las demás colonias ignoraban aun lo que
debian hacer, y para dar tiempo á que se
reuniesen mayor número de votos, acordóse
no resolver hasta elLo de julio. Entre tanto
se formó un comité compuesto de MI'. Jeffer-
son~ Juan Adams, Dr. Franklin, Mr. Sher-


El dia 21 del rmsmo mes la Junta de
Nueva-Jersey eligió nuevos delegados que
representasen á la colonia en el Congreso
general, encargándoles que apoyasen el voto
de las Colonias Unidas siempre que lo juz-
gasen necesario para mantener los justos
derechos de América y la independencia del
pals.


La Asamblea de Pennsylvania autorizó
igualmente á sus delegados en el Congreso
para que en union con los demás, apoyasen
los proyectos de las Colonias Unidas y cele-
braran con l?s reinos ó estados estranjeros
los tratados que se creyesen necesarios para
conservar la libertad, poniendo á salvo los


man, y R. R. Livingston, para que redac- intereses de América, y reservando solo para
tase la declaracion de la independencia, y el pueblo el esclusivo derecho de regular' el
en este intervalo se dieron los pasos necesa- gobierno de la colonia y su política interior.
rios á fin de obtenor el asentimiento de las ti.. Hacer la felicidad de este pais, decia la
demás colonias. Asamblea, ha sido siempre desde el princi-


El dia 8 de junio los delegados de Nueva- pio de esta fatal controversia, nuestro primer
York escribieron á la Junta de aquella co- deseo; reconciliarnos con la Gran Bretaña
lonia para que manifestase su parecer en la el segundo, y hemos pedido á Dios fervoro-
cuestion de la independencia, que debia tra- samente que nos concediese la realizacion
tarse muy pronto en el Congreso, mas de ambos; pero si hemos de renunciar á una
aquella contestó que no se creia suficiente- cosa ú otra, confiamos que el Supremo Ha-
mente autorizada para resolver sobre este cedor no nos condenará al llegar al pié de
punto, y que por lo tanto, el pueblo que iba su trono por haber elegido lo que nos acon-
á elegir muy pronto la nt¡eva Junta espon- sejaba ese instinto de propia conservacion
dria su parecer. que Dios en su infinita sabiduría ha concedi-


El dia 15 de junio los representantes de do á todas sus criaturas.» Como la Asamblea
New-Hampshire encargaron unánimemente I de Pennsylvania no autorizaba terminante-
á sus delegados que emitiesen un voto favo- mente á sus delegados. para que apoyasen la
rabIe. proclamacion de la independencia, juzgóse


El dia 14 de junio se convocó en Connec- oportuno escuchar el parecer del pueblo de
ticut una Asamblea especial, y los delegados dicha colonia antes de que se resolviese la
de aquella colonia recibieron tambitm ins- gran cuestion, y con este objeto se reunió
trucciones para aprobar la Declaracion de la una junta compuesta de comités elegidos por
independencia así como tambien las medidas cada condado, los cuales debian conferenciar
que se adoptaran á fin de contraer alianzas en Philadelphia el dia 24 de julio. Los
con el estranjero, promoviendo la confedera- miembros de esta junta emitieron un acuerdo
cion de las colonias. en el que, así como los representantes del


TOMO I. 49




38G HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


pueblo de Pennsylvania, espresaban su de-
seo de proclamar á las Colonias Unidas, es-
tados independientes, esponiendo al mismo
tiempo que no tomaban esta medida por
ambicion ó por la impaciencia de arrogarse
poder alguno, sino porque no era dable to-
lerar los abusos del rey y del Parlamen-
to, y porque en su concepto no les quedaba
otro medio para conservar sus libertades y
trasmitirlas á su posteridad.


Aunque los delegados de Maryland se ha-
llaban tambien dispuestos por su parte á
favorecer el proyecto, sus instrucciones no
les permitian obrar desde luego, pero merced
á su infiúencia, celebróse otra Junta en dicha
colonia, y el 28 de junio los miembros de
aquella, siguiendo el ejemplo de los de
Pennsylvania, autorizaron á sus delegados
para que juntamente con las otras colonias
votasen en favor de la declaracion de la in-
dependencia, aprobando cuantas medidas se
juzgasen necesarias para conservar la liber-
tad de América. Estas nuevas instrucciones
se enviaron inmediatamente á Philadelphia,
siendo presentadas al Congreso el l. o de ju-
lío, en cuyo dia se resolvió al fin la impor-
tante cuestion que venia debatiéndose, y to-


das las colonias, escepto Pennsylvania y
Delaware, aprobaron la proclamacion de la
independencia (*).


El comité encargado de redactar la decla-
racion,! la presentó al Congreso tan pronto
como Tomás Jefferson la hubo escrito, y
despues de discutirse y modificarse en varios
puntos, fué aprobada por todas las colonias
en 4 dejulio, en cuya fecha se publicó.
El C d·' 1 '1776. ongreso lSpUSO uego que se
sacara una copia de aquel documento, que
. firmaron el dia 2 de agosto todos los miem-
bros presentes (**) y algunas otras personas
que no formaban parte de dicho cuerpo. El
número de firmantes ascendia á cincuenta y
seis, y aunque este documento es conocido
de todos los verdaderos americanos, su im-
portanciatcon nuestra historia y el progreso
de aquella nacion nos imponen el deber de
reproducirlo. Es como sigue:


(') Historia civil y política de los Estados Unidos, por Pitkin,
vol. 1, pág. 36'1.


("¡ Mr. Dickinson fué el único miembro presente que no
firmó la Declaracion. El que quiera leer el discurso que di-
cho señor pronunció en contra, y el de Mr. R. H. Lee, en
pro, lo encontrará en la Historia de la guerra de la inde-
pendencia, por Botta, vol. I1, pág. 87.


DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA.


Declaracion unánime de trece Estados mundo qué causas le obligaron á proclamar-
unidos de América en el Congreso reunido. se independiente.


«Cuando en el curso de los acontecimien- »Para nosotros son verdades incontesta-
tos humanos se vé un pueblo en la precision bIes, que todos los hombres nacen iguales; que
de disolver los lazos políticos que le unian á todos les ha concedido el Criador ciertos de-
con otros, para ejercer por si sqlo los poderes rechos de que nadie les puede despojar; que
de que debe hacer uso por el derecho que le para proteger estos se Ínstituyeron con el be-
conceden las leyes de la naturaleza y del neplácito y consentimiento de los hombres,
mismo Dios, un sentimiento de respeto y de los gobiernos que debian regirlos, y que cuan-
dignidad le impone el deber de manifestar al do uno de aquellos llega á ser pC1:judicial,




CAP. XIV. ESTADos-u:-¡mos. 387


por no defender como debe las libertades de
un pueblo, cuidándose de su felicidad, este
tiene derecho para modificarlo ó abolirlo, for-
mando otro, fundado en tales principios y
organizado de tal modo, que pueda contri-
buir al público bienestar. La prudencia
aconseja ciertamente que no se cambien por
pequeñas causas los gobiernos que cuenten
mucho tiempo de existencia, pues la espe-
riencia ha demostrado que los hombres pre-
fieren sufrir, mientras sus males sean tole-
rabIes, mas bien que alterar las leyes á que
están acostumbrados; pero cuando una larga
série de abusos y usurpaciones, cometidos
invariablemente con el mismo objeto, revela
el designio de oprimir á un pueblo despóti-
camente, este está autorizado y se halla en
el deber de separarse del gobierno que tal
haga, buscando nuevas garantías para su fu-
tura dicha .y tranquilidad. Estas colonias han
sufrido con paciencia mucho tiempo, mas ha
llegado el caso en que se ven precisadas á
modificar su primitivo sistema de gobierno.
El rey actual de la Gran Bretaña nos ha in-
. ferido repetidos agravios, cometiendo usur-
paciones cuyo único objeto era establecer una
tiranía absoluta sobre estos Estados, y en
prueba de lo dicho sometemos á la opinion
pública los hechos que han dado lugar á, nues-
tras repetidas quejas.


»Elmonarca ha rehusado en primer lugar
aprobar leyes que eran muy convenientes y
necesarias para el bien público.


»Ha prohibido á sus gobernadores autori-
zar otras de la mayor importancia, dispo-
niendo se dejaran en suspenso hasta recibir
la sancion de la Corona, despues de lo cual
se descuidó por completo su promulgacion.


»Se ha negado á prestar su aprobacion á
ciertas disposiciones que tenian por objeto
poblar graneles distritos, exigiendo que el
pueblo desistiera antes del derecho de estar


representado en la legislatura, derecho tan
apreciable para nosotros como peligroso cuan-
do se halla á disposicion de un tirano.


»Ha dispuesto que los cuerpos legislativos
celehraran sus sesiones en puntos donde no
acostumbraban á reunirse, distantes de su
residencia, todo con el único objeto de moles-
tar á los miembros de las Cámaras, para que
accediesen á los deseos de los gohernadores.


»Ha disuelto repetidas veces las Cámaras
de los representantes por haberse opuesto es-
tas con la mayor energía y firmeza á que se
violasen los derechos del pueblo.


»Despues de la disolucion ha prohibido que
se formasen nuevas Asambleas, quedando
por lo tanto el pueblo sin sus legisladores y
espuesto á todos los peligros de una inva-
sion ó de las conmociones populares.


»Ha impedido al acrecentamiento de la po-
blacion de estos Estados, alterando las leyes
que regian para la naturalizacion de los es-
t.ranjeros, negándose á dictar otras para que
se propagase la inmigracion.


»Ha entorpecido la administracion de jus-
ticia, rehusando aproDar ciertas leyes para
establecer la autoridad judicial.


»Ha dispuesto que los jueces dependieran
únicamente de la Corona, tanto por lo que
toca á la provision de destinos como al pago
de los sueldos.


»Ha creado una infinidad de CMgos nue-
vos, enviando á estas colonias numerosos
oficiales que solo sirven para esquilmar al
pueblo.


»Ha dispuesto que en tiempos de paz se
mantuvieran en el pais ejércitos permanen-
tes, sin el consentimiento de las respectivas
legislaturas.


»Ha intentado anteponer la autoridad mi-
litar á la civil, declarando á la primera inde-
pendiente.


»Ha tratado de someternos á una jurisdic-




388 I1ISTORJA DE LOS CAP. XIV.


cion estraña á nuestras Constituciones, y
desconocida por nuestras leyes, aprobando
las siguientes medidas:


»El acuartelamiento de un considerable
número de tropas.


»1..a proteccion á los criminales que come-
tiesen delitos en estas colonias, dispensándo-


de que apenas se hallará ejemplo en las
edades mas bárbaras, y que son indignas
de una mlcion civilizada.


»Ha obligado á nuestros conciudadanos
cogidos prisioneros en alta mar, á que hi-
ciesen armas contra su pais , convirtiéndo-
los así en ejecutores de sus amigos y her-


les de ser juzgados por nosotros. manos.
»1..a prohibicion de comerciar con todas las »Ha provocado disensiones intestinas, tra-


partes del mundo. ' tan do luego de armar contra nosotros á los
»1..a imposicion de contribuciones sin nues- indios, que como es notorio, no tienen


tro consentimiento. mas objeto al guerrear que la destruccion
»La prohibicion en muchos casos de que completa de sus enemigos.


nos juzguen nuestros jurados, disponiendo al »Al· dictarse tan opresoras medidas, he-
mismo tiempo seamos conducidos á puntos mos recurrido humildemente al trono su-
lejanos para que se nos forme causa por su- plicando se atendiese á las justas quejas
puestos crímenes. de este pueblo, pero nuestras repetidas so-


»1..a abolicion de las leyes inglesas, en licitudes fueron siempre contestadas con
una provincia vecina, donde se estableció nuevos agravios. Un príncipe que por su
un gobierno arbitrario, ensanchando los lí- carácter y sus actos revela el deseo de cons-
mites de aquella con el objeto de que pu- tituirse en tirano, no debe ser el jefe de
diese dominar de una manera absoluta á es- un pueblo libre. .
tas colonias. »Guardando las mayores consideraciones


»1..a supresion de nuestras cartas y la á nuestros hermanos de la Gran Bretaña,
anulacion de nuestras mas beneficiosas 1e- les hemos advertido varias veces que su
yes, despues de alterar fundamentalmente Parlamento queria obtener un injustificable
la forma de nuestros gobiernos. dominio sobre nosotros, recordándoles al


» y por último la suspension de nuestras propio tiempo las circunstancias que con-
legislaturas, declarando al Parlamento au- currieron ~n nuestra emigracion á este pais.
torizado para dictarnos leyes en todos los I Hemos apelado á la rectitud y magnanimi-
casos sin escepcion alguna. dad de esos habitantes, conjurándoles en


»El monarca ha renunciado á gobernar nombre de nuestra mútua amistad á que
en este pais, retirándonos su proteccion para desaprollaran esas usurpaciones que iban á
declararnos luego la guerra. interrumpir inevitablemente la buena a1'-


»Ha entorpecido la navegacion en nues- monía en que siempre hemos vivido; pero
tros mares, y asolado nuestras costas, in- ellos tambien se han hecho sordos á la voz
cendiando las poblaciones y causando la de la justicia, y por lo tanto debemos in-
muerte de muchos habitantes. sistir en una separacion que ya es de todo


»Actualmente nos envia un numeroso punto necesaria, considerándolos en adelan-
ejército de mercenarios estranjeros para te como á los demás hombres, enemigos en
completar la obra de destruccion y tiranía la guerra, amigos en la paz.
empezada ya, con una crueldad y perfidia »En vista de lo manifestado, Nos, los re-




CAP. XIV. ESTADOS-UNiDOS. 389


presentantes de los Estados-Unidos de Amé- las generaciones venideras celebrarán tan
rica, reunidos en el Congreso general, ape- fausto aniversario. Ese dia debe conmemo-
lando al Supremo Juez del universo, que rarso, porque os el dia en que triunfaron nues-
conoce la rectitud de nuestras intenciones, tras libertades, y es muy justo que se solem-
y en nombre y con la autorizacion del buen nice con la mayor pompa, y que durante él
pueblo de estas colonias, declaramos solem- haya gran parada, juegos, carreras, repique
nemente que las Colonias Unidas son y de- de campanas, fuegos artificiales é ilumina-
ben ser Estados Libres é Independientes y ciones desde un estremo á otro de este conti-
que por lo tanto no están sujetas por com- nente. Creereis que digo esto en un acceso
promiso alguno á la Corona británica, de- de entusiasmo, pero no es así, pues no se
biendo en su consecuencia disolverse los me oculta cuánta sangre y cuántos tesoros
lazos políticos que con ella nos unian. Con- nos costará mantener esta Declaracion y
siderándonos pues Estados Libres é Inde- defender nuestros Estados. Sin embargo, á
pendientes, tenemos derecho para hacer la través de ese horizonte cargado de tempes-
guerra, firmar la paz, contraer alianzas, tades creo divisar una aureola de gloria y
establecer el comercio y tomar parte en, estoy convencido de que el éxito compensará
todos esos actos á que nos da derecho nues- nuestros esfuerzos para obtener el fin.» To-
tra cualidad de hombres libres. dos los años se celebra en efecto el jubi-


»En confirmacion de lo dicho, y confian- leo, pero no e12, sino el 4 de julio, que es
do en la proteccion de Dios, ofrecemos mú- el dia en que nuestros padres publicaron la
tuamente nuestras vidas y haciendas para Declaracion de la independencia, jurando so-
el mantenimiento de la presente Declara- lemnemente que en uso de nuestro derecho
ClOno » somos y seremos hasta la muerte UN PUE-


BLO LIBRE É INDEPENDIENTE (*).
«Esto es lo que nuestros padres, guiados »Era de todo punto evidente, como hace


por el Dios que juzga en la tierra y pe- notar el filosófico MI'. Guizot, que habia lle-
netrados de la sagrada mision que se nos gado el dia en que el pueblo debia defenderse
confiara para conservar las libertades á sus á sí mismo por la fuerza, no hallando ya en
hijos, se atrevieron á decir .y hacer. «Pro- el órden establecido ni seguridad ni protec-
clamar la libertad por toda la tierra y para cion. Semejante momento es temible porque
todos los habitantes, es el significativo tes- son desconocidos los sucesos que han de ocur-
to . de la Escritura, inscrito en la campana 1 rir, y no hay humana sagacidad que pueda
de la torre de la Casa de la Ciudad de Phi-I preverlos, ni gobierno á quien le sea dable
ladelphia, campana que repicó alegremente reprimirlos; pero ese momento viene sin em-
el dia 4 de julio de 1776, y ha continuado y bargo algunas veces como guiado por la ma-
continuará haciéndolo un año tras otro por no de Dios. Si al llegar dejara de efectuarse
la gracia de Dios hasta la consumacion de los la lucha, si los hombres no se penetrasen de
siglos.» 'Juan Adams, el mas elocuente abo- los deberes y sacrificios que á veces les im-
gado que favoreció la DeclaracÍon, se espre- pone la sociedad, hace ya mucho tiempo que
sa del modo siguiente al hablar de este asun- la raza humana, sometida á un vergonzoso
too «El dia 2 de julio será el mas memorable
en la historia de América, y yo opino que (') Véase el apéndice II al fin del presente capítulo.




390 HISTORIA DE LOS ESTADOS-U:-¡mos. CAP. XIV.


yugo, habria perdido todo sentimiento de de-I súbditos y su soberano reconocido, y era
coro y dignidad. muy importante que la posicion de nuestros


:.Piensen lo que quieran algunos acerca de padres conservase toda la fuerza moral de
si hemos obrado ó no acertadamente al dar que debian gozar al proclamarse pueblo libre
semejante paso, es en nuestro concepto indu- é independiente, resuelto á esponer sus bie-
dable que la Declaracionde la independencia nes y sus vidas en defensa de las libertades
se hacia, no solamente necesaria, sino tam- á que tenian derecho desde el momento en
bien conveniente (*). Los principios de jus- que nacieron. Por muy oscuro que se presen-
ticia y de una sana política exigian que la tara el porvenir y por muy incierto que pa-
guerra dejara ~de ser una lucha entre los reciese el éxito, nosotros no dudamos que la


r) Mr. Curtis manifestó que la Declaracion dc la in\le-
pendencia debia ser para siempre un monumento impere-
cedero debido á la elocuencia de Jefferson y á su talento
para escitar las pasiones. Véase la interesante nota que
acerca de la Declaracion se encuentra en la Historia de la
Constilucion, por Curtis, vol. 1, págs. 81 á 88.


Declaracion de la independencia fuese de todo
punto necesaria, y así como los que son ver-
daderamente amantes de su patria, bendeci-
mos á Dios por haber permitido que se rea-
lizara el importante proyecto á que debemos
nuestras libertades.»


.~.f .~I









APÉNDICE AL CAPÍTULO XIV.


DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA.


MI'. Jefferson ha conservado una copia de la minuta original tal como la presentó.al Comité y con las cor-
recciones hecha" por el Congreso, cuya minuta pulJlicó en su correspondencia, de donde la hemos estractado
nosotros.


MINL'TA OnlGIXAL. CORRECCIONES HECHAS POR EL CONGRESO.


Dcclaracioll de los representantes de los Estados-Cnidos Declaracion de los representantes de los Estados-Unidos
de América en el Congreso general reunido. de América en el Congreso reunido.


Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se
vé un pueblo en la preeision de disolver los lazos politieos
que le unian eon otro para ejercer por sí solo los poderes
de que debe hacer uso por el derecho que le conceden las
leyes de la naturaleza y dcl mismo Dios, un sentimifmto de
respeto y dc dignidad le impone el deber de manifestar al
mundo qué causas le obligaron á proclamarse indepen-
diente.


Para nosotros son verdades incontestables que todos los
hom'brcs nacen iguales; q¡f'e á todos les ha concedido el
Criador dcrechos inherentes de que nadie Ics puede despo-
jar; que para proteger estas se instituyeron con el beneplá-
eito y consentimiento de los bombres, los gobiernos que
debian regirlos, y que cuando uno lit; aquellos llega á ser
perjudicial por no defender como debe las libertades de un
pueblo, cuidándose de su felicidad, éstc tiene derecho para
modificarlo ó aholirlo, formando otro, fundado en tales prin-
cipios y organizado de tal manera, que pueda contribuir
al público bienestar. La prudencia aconseja eiertamente
{Iue no se cambien por pequeiías eallsas los gobiernos quc
cuentan mucho tiempo de existencia, pues la esperiencia
ha demostrado que los hombrcs prefieren sufrir, mien-
tras sus males sean tolerables, mas bien que aHerar las
leyes á que estaban acostumbrados; pero cuando una larga
série de abusos y usurpaciones que se empezaron á cometer
en una época dada invariablemente con el mismo objeto,
revela el designio de oprimir a un pueblo despóticamente,
este cstá autorizado y se halIa en el deber de separarse del


Aprobado.


Para nosotros son verdades ineontestables que todos los
hombres nacen iguales; que á todos les ha coneedido el
Criador ciertos derechos inherentes de que nadie les pue(lr~
despojar; que para protejer estos se instituyel'On con el be-
neplácito y consentimiento de los hombres, los gobiernos
que debian regirlos, y que cuando uno de aquellos lIega á
ser perjudicial por no defender como debe las libertades de
un pueblo, cuidándose de su felicidad, este tiene de¡'ceho
para modiIkarlo ó abolirlo, formando otro, fundado en tales
principios y organizado ele tal manera, que pueda contribuir
al público bienestar. La prudencia aconseja ciertamente que
no se cambien por pequeiías causas los gobiernos quc
cuentan con mucho tiempo de existencia, pucs la esperien-
cia ha demostrado que los hombres prefieren sufrir, mien-
tras sus males sean tolerables, mas bien que aHcrar las
leyes ú que estaban acostumbrados; pero cuando una larga
série de abusos y usurpaciones cometidos invariablemente
eon el mismo ohjeto, revela el designio de oprimir á un
pueblo despóticamente, este está autorizado y se halla en
el deber de separarse (Id gobierno que tal haga, buscando




392 IIISTOIUA DE LOS CAP. XIV.


gobierno que tal haga, lJUscandó nuevas garantias para su
futura dicha y tranquilidad. Estas colonias han sufrido con
paciencia mucho tiempo, mas ha llegado el caso en que se
ven pre(:isadas á destruir su primitivo sistema de gobierno.
El rey actual de la Gran Bretaña nos ha inferido constante-
mente varios agravios, cometiendo usurpaciones entre las
cuales no aparece ningun hecho contradictorio que demuesl1'c
que no tengan el mismo objeto reconociéndose claramente que
el fin que se propone es establecer una tirania absoluta en
estos estados, y en prueha de lo dicho sometemos á la opi-
Ilioll públi,:a los hechos que han dad0 lugar á nuestras
qnejns, y de cuya veracidad respondemos con mtestra pala-
bra y rmestro honor intachable.


El monarca ha rehusado en primer lugar aprobar leyes
que erall muy convenientes y necesarias para el bien pú-
blico.


Ha prohihido á sus gobernadores autorizar otras de la
mayor importancia, disponiendo se dejaran en suspenso
h<1sta reeibir la sanciol1 de la Corona, clespues de lo eual se
descuidó por ('ompleto su promulgaeion.


Se ha negado á prestar Sl.l :~robaeion á eiertas disposi-
ciones que tenian por objet~.,.~lar grandes distritos, exi-
giendo que el pueblo desistiera. antes del derecho de estar
representado en la legislatura, derecho tan apreciable para
nosotros como peligroso cuando se halla á disposicion de
un tirano.


Ha dispuesto que los cuerpos legislativos celehraran sus
sesiones en puntos don(!e no acostumbrahan á reunirse,
distantes de su residencia, todo con el único objeto de
molestar á los miembros de las Cámaras par" que aceedie-
sen ú Jos deseos de los gobel'llallores.


Ha disuelto r<,pditlas H~ces y continuamente las Cámaras
(le los representantes, por haberse opuesto estas con la
mayor energía)' firmeza á que se violasen los derechos del
puehlo.


Despues de la disolucion, ha prohibido que se formasen
nuevas "\samLlIcas, quedando por lo tanto el pueblo sin sus
If'gislndm'es y espucsto ú todos los peligros de una invasion
ó de las comuoeiones populares.


Ha impedido el acrecentamiento de la pohlacion de estos
Estados, alterando las leyes que regiall para la natnraliza-
cion de los estranj(TOS, J1(~gútldose á dictar otras para que
se propag-ase la inllligraciou.


Ha permitido que cese la rtdministracion de justicia en al-
gunos de estos listados. rellUsal1Llo aprobar ciertas leyt's para
estahlecer la autoridad judicial. .


Ha dispuesto que nuestros jueces dependieran únieamente
de la Corona, tanto por lo que toca á lrt provbion de desti-
nos corno al pago de los sueldos.


Ha creado una intlnidad de cargos nuevos, por su propia
autoridad, enviando á estas colonias numerosos oficiales
que solo sirven pam esquilmar al puehlo.


JIa dispuesto que pn tiempos de paz se mantuvieran en el
pais ejércitos permanentes 1) buques de guerra s~n el con-
sentimiento de las respecti\'as legislaturas.


JIa intentado anteponer la autoridrtd militar á la civil, de-
clarando la primera iildependie.nte.


nuevas garantias para su futura dicha y traIllluílidad. Estas
colonias han sufrido con paeiencia mucho tiempo, mas ha
llegado el caso en que se ven precisadas á modificar su
primitivo sistema de gobiel'Ilo. El rey actual de la Gran
Bretaña nos ha inferido repetidos agravios, cometiendo
usurpaciones cuyo único objeto era estahleeer una tirania
absoluta sobre estos pstados, y pn prueha de lo dicho some-
temos á la opinioll públiea los hechos que han dado lugar á
nuestras ¡'cpel1das quejas.


Aprobado.


Aprobado.


Aprobado.


Aprobado.


Ha disuelto repetidas veces las Cámaras ele los represen-
tantes, por haberse opuesto estas con la mayor energia y
firmeza á que se violasen los derechos del pueblo.


Aprobado.


Aprobado.


Ha entorpecido la administraeion de justieia, rehusando
aprobar ciertas leyes para establecer la autoridad judicial.


na dispuesto que los jueces dependieran únicamente de
la Corona, tanto por lo que t()(~a á la provision de destinos
corno al pago de los sueldos.


Ha creado una infinidad de cargos nuevos, enviando á
estas colonias numerosos oficiales que solo sirven para es-
quilmar al pueblo.


I!a dispuesto que en tiempos de paz se mantuvieran en el
pais ejércitos permanelltes sin el consentimiento de las
respectivas legislaturas.


Aprobado.




CAP. XIV. EST.\DOS-t:NlDOS. J\l3


Hrt tmtado de S011lClerllm; II l\lm jurisdicciull estraiía á
nuestras Constiluciunes y desconocida por nupstras lpyes,
aprobando las siguientps medidas: el rtcuartelamiento de
un cOllsidemble número de trupas ; la proteccion á los cri-
minales que cometiesen delitos en estas colonias, clispell-
sándoles el ser juzgados por nosotros; la prohibieioll de
comercirtl' con todas las [lartps dd mundo; la imposicion de
I:ontribuciones sin nuestro consentimiento; la prohibieion
,le que nos juzguen nuestros jurados, disponiendo al mismo
tiernpo seamos conducidos á puntos lejanos prtrll que se nos
forme crtusa por supuestos crimenes; la al>oli('ioll ,le las
lpyes inglesas en una proyincia I"Pcina, donde se estableció
'm gubierno arbitrariu, ensanchando los límites de aquella
con el ohjeto de quc pudiese dominar de una manera al.Jso-
luta á estos Estados; la supresion de nuestras cartas y la
anulacion ,le nuestras mas beneliciosas leyes, despues <1(;
alterar fumlamclltalmcnte la forma de nuestros gobiernos;
y por último, la suspension de nuestras legislaturas, decla-
mndo' al l'arlalllclllo autorizado para dietarnos leyes el!
todos lUB easos sin (,S'~PI)('ioll alguna,


El monarea ha rennlleiado a ¡'einar en este lmis, lla-
mando á sus gobernadores, y ¡'e tirándonos su alianza y pro-
teccion.


JIa elltorpeeido la navegaCÍol1 en lluestros mares y asola-
L10 nuestras costas, incemliando las poblaciones y causando
la muerte de muchos habitantes.


Ha tratado de someternos á una jurisdicciun cslraüa it
nuestras Constituciones y deseonoeida por nuestras lcyes,
aprobando las siguientes medidas: el acuartelamiento d,'
un considerable número de tropas; la proteccion á los cri-
minales que cometicren rlelitos en estas colonias, dispen-
sándoles el ser juzgallos por nosotros; la prohil.Jicion (le
comerciar con tOllas las partes elel munLlo; la imposic.ioJ1 elE'
contribuc'ionRs sill nuestro consentimiento; la prohibicion
en muchos casos de que nos juzguen lluestros jurados, dispo-
niendo al mislllo tiempo seamos conducidos á puntos l"jano;.;
para que se nos fOl'me causa por supnestos crímenes; la abo-
¡¡cion dc las leyes illglesas en una proyincia vecina, domlL-
se eslable,:iú un gobierno arbitrario, ensanchando los limi-
tes de aquella con el objeto de que pUlli(~s," dominar de IlI);l
mallera absoluta á estas coloJiias ; la supresion tic llllestras
cartas y la anulaeion de nuestras mas beneficiosas leyes,
des pues de alterar fundamentalmcntc la forma de nuestro"
gobiernos; y por último, la suspension de nuestras l(~gisla­
tlll'aS, declarando al Parlamento autorizado para llieln rIlm:
leyes en todos los casos sin escepcion alguna.


El monarca ha rellllllciado á [jobel'nw' en este pais, )'('Ii-
)'úntlnllos su pro/cceian l)(tr(t declctl'w·;w.~ /I/P[jo lo r/IIC/"¡'(I.


Aprobado.


Aetllalmellte nos envia un numeroso ejército Lle meree- A<.:tnalmcllte nos ell\'ia un numeroso pjél'dto de mel'l'ella-
lIarios cslranjcros para completar la obra L1e deslruecioll rios estralljcros para completar la olJra de dcstruccion ~­
~ tirania efllpc~at1a ya con una l'I'\lI;lLlad y pcrliil ia indignas tiranía empezada ya con una cr\.ucdml y perfidia, de que ape-
de una nacion ei\·ili~ada. nasse hallará ejemplo en llls ,edades mas bá¡'baras, y '/IIt' 8nn


Ha obligado á llllPstnlS conciudadanos, cuSidus prisiuJle-
l'us en ¡¡!ta mar, á que hiciesen armas conlra su pais, CUll-


. \'irtiéndolos asi pn Pj(~(~\Jtores de sus amigos y hermanos.
Ha tratado ,le armar contra nosotros a los indios, que,
(~omo es notorio, no tieIlPn mas olJjeto al guerrear 'pHé la
destruceion eompleta de sus enemigos.


Ha pl'O))1ol"i,lo la insurreecion y las t.miciones cnUT nues-
t.ros cOJlciudadanos, á los cuales confiscó .llH~g() sus bienes.


lla 1)l'O\"Clc:ulo UIW guerra cruel y sangrienta, violando.
los J1WS sngral.los dpreclws de la vida y de la liJ¡ert¡¡d enlre
habitantes llc un pueblo lpjano que nunea le ofenllicnm, ':i
:"t quiPHcs cautivó para convertirlos ILlPgo en esclavos, ,'s-
poniéndolos á sufrir lllJa muerte Jlliserablc. Esla guerra de
piratas, oprobio lId poder constituido, es la que prosigue
el rey CmSTIA:'W de la Gl'auBl'etaüa, que, resuelto á conser-
var ese mercado donde se cOlllpran y venden los HOMBRES,
ha faltado it sus promesas al opollPrse a euantas mcdillas
tuvicron por objeto suprimir aquel eomel'"io infame. Y para
'Iue nacla faltasc á cst.e cúmulo ,le l1Orl'Ore8, ahora quie-
n~ PI IIlonarca armar contra nosotros á ¡,s,; mismo pue-
blo, á Jin de quo compre la lihertad de que alltes le depoja-
ra, matanrjo á sus amigos y hermanos. De este) mOllo y
atentando contra las VIDAS de pacíficos halJit<1J1tes, tl'ata
dl) reparar los crímenes cometirloR cont)'u las LIBERTADES
en otra époea.


TOMO l.


illLlignus Ile HIJa nacion "iyi lizada.


Aprobado .


Ha provocado disensiones intestinas, tmtanLlu lll"gu dc'
arIIlnr contra nosotros á los indios, que como es notorio, no
tienen mas objeto al guerrear que In d('struccioll cOllll'letn
de sus ellenljgos.


Aprobado.


Aprobado.


50




394 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.
Al dictarse tan opresoras mE'didas, hemos recurrido hu-


mildemente al. trOlla, suplicando se atendiese á las justas
quejas de este puehlo, pero nuestras repetidas solicitudes
fueron siempre contestadas con nuevos agravios.


Un principe que por su carácter, revela el deseo de cons-
tituirse en tirano, no debe ser el jefe de un pueblo que
quie¡'e la libe¡'lad. Las futuras yeneraciones podrán apenas
cree¡' que un homb¡'e tuviese el atre/,imiento de fundm', en
el cOI'Io espacio de doce años, un sistema de opresora li-
¡'ania sobre un pueblo que se contituyó bajo los principios de
la libe¡'lad,


Guardando las mayores consideraciones á nuestros her-
manos de la Gran Bretaña, les hemos advertido varias ve-
ces que su Parlamento tralaba de estender su jurisdiccion á
estos Es/ados, recordándoles al mismo tiempo las circuns-
tancias que concurrieron en nuestra emigracion á este pais.
Todo lo hernos hecho á espensas de nuestra sanfP'e 11 teso-
I'OS, sin el auxilio de la I'iqueza y el podm' de llt G/'(m
BI'etwl a, y si I¡ien es cierto -que al constituil' nuestl'a,8 di-
versas formas de gobie¡'no, adoptamos un rey cOrllun pura
[leJ'pet/lctt' los vinc/llos ele unian y amistad con ese rl'ino,
no lo rs menos que nuesll'a Constitucion no p'1'c¡'enia que nos
sometih'amos al Pa1'lamento, ni era tampoco nuestra 'in-
tencwn hacerlo. Hemos apelado á la rectitud y rnagnaui-
midad de sus habitantes, osi como á nuestra mútua amistad
para que desaprobaran esas usurpaciones que pod1'ian in-
terrumpir la buena arrnouía en que siempre hemos vivido;
pero ellos tambip.l1 se han hecho sordos á la voz de la justi-
cia , }JW>S cuando, con w'i'eylo á 811S li'yes, h((n tenido OC((-
siones Jlw'a sepw'w' de sus consp,jos ú los que inte¡'¡'um-
pieton á nu('sl/'a W'll/01úa, les }w/'11/itiel'on ser¡uil' en el }Jodel>
por SH lib¡'c e/cecian, Y como si no ba8tm'a con eso, con-
sienten que el jefe del Esta?o envie contra nosotros no solo
homb¡'es por cllyas venas cü'cula la núsma sangt'e, sino tam-
bien mercenal'ios es/¡'anjel'os que tienen la mision de des-
tl'ltirnos. Estos hechos han dado el golpe de gN(cia ú nue8fI'o
((fcetaoso cm>iño, y aho/'(( la dignidad y el dl'coro nos ouli-
yan á I'enunci(//' pm'a siempl'e á esos hCi'11WI'OS desnatw'ali-
:adoS'. T,'ata/'cmos en lo sucesivo de ol!'irlm' la (f/lIi¡,(ad de
01/'0 tiem}Jo, couside;'lÍndolos como á los demlÍs "omb¡>es,
amigos en la paz, enemiijos en la guerra., Jim/os, huuié"In/ws
podido se!' un fV(n¡ pueblo, pe/'o ya qUA á ellos no les im}Jul-
sa el (1))101' tÍ las libel'/acles, de.jtimosles sl'guil' su camino,
míen/I'as noso/I'OS '/1/archwllos pOI> el (jltC conducl' á la glo¡'ia
y á la {elicidad.


En vista de lo mfinif<:stado, :\os los representantes de los
Estados-Unidos de América, reunidos en el Congreso gene-
ral, en nomhre y con la autorizacion del buen pueblo de
AstOS ERtados, rechazamos y renunciamos toda alianza y
Hujeciou á los r~yes de la Gran Bretaña y á cuantos re-
clamaron en su nomhre, y por lo tanto sll}Jrimimos y
disoh'emos las relaciones que puedan haber existido con
el pueblo y el Parlamento dc la Gran Bretaña, declarando
por último á estas colonias Estados libres é independien-
tes. En calidad de tales, tenemos derccho para hacer la
guerra, firmar la paz, contraer alianzas, estahlf'cer el co-


Aprobado.


Un prineipe que por su carácter y sus actos revela el de-
seo de constituirse en tirano, no debe ser el jefe de un puc-
hlolibre.


Guardando las mayores cOllsideraciones á nuestros her-
manos de la Gran Bretaña, les hemos advertido varias veces
que su Parlamento queria obtener un injustificable domini(.
sobre nosotros, recordándoles al propio tiempo las circuns-
tancias que concurrieron en nuestra emigracion á este pais,
Hemos apelado á la rectitud y magnanimidad de esos hahi-
tantes, conjurándoles en nombre de nuestra mútua amistad
á que Ilesaproharan esas usurpaciones que iban á inter-
rumpir inevilablemente la buena armonia en que siempre he-
mos vivido; pero ellos tambien se han hecho sordos á lH
voz de la justicia, y por lo tanto debemos insistir en una
separaeion que ya es de todo punto necesaria, considerán-
dolos en adelante como á los demás hombres, enemigos ell
la guerra, amigos en la paz,


En \'ista de lo manifestado, Nos los representantes de los
Estados-Vnidos de Amériea, reunidos en el Congreso gelH'-
ral, apelando al Supl>erno Juez del universo, que conOce la
rectitud de nuest¡>aR intenciones, y en nomhre y con la
autorizacion del buen puehlo de e,stas Colonias, dec/w'a-
mos solemnemente, que las Colonias Unidas son 1J deben
se/' Estados lib¡'es ~ independ'ientes, y que por lo tanto no
están sujetaos pm' compromiso alguno á la Cm'ona británi-
ca, debiendo en BU consecuencia disolve/'se los lazos po-
Uticos que con ella nos unian, Considerándonos, pues,
Estados libres é indppendientes, tenemos derecho para ha-




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS.


mercio y tomar parte en todos esos actos á que nos auto- cel; la guel"l"a, firmar la paz, contraer alianzas, estllblccer el
riza nuestra condicion de hombres libres. comercio y tomar parte en todos esos actos á que nos ¡1ft


derecho nuestra calidad de homhres libres.
En confirmacion de lo dicho, ofrecemos mútuamente nues- En confirmacion de lo ,dicho, y confiando en la pl'oteccion


tras "idas y haciendas para el mantenimiento de la presente de Dios, ofrecemos mútnamente nuestras vidas y hacif'ndaf'
Oedaracion. para el mantenimiento de la presente Declaracion.


Las palabras suprimidas en la minuta original, así como las que luego añadió el Congreso, se ituU('an .con letra bas-
tanlilla. !Té aquí los nombres de los miembros que firmaron ia Declaracion de la itidependencia.


.Juan Hancock, PRESIDENTE.


New-Hampshire.
,Iosias Dartlett.
¡;Ilillermo Whipple.


:\Iateo ThornLoll.


Massachusetts-Bay.
~amuel A<lams. Roberto Treat l'a.ine.
,lllan Adams. Elbridge Gerry.


Rhode Island, eto.
Estéfano Hopkins.


Hogerio Sherman.
Samuel Huntington,
Guillermo 'Villiams.
Oli\'('rio Wolcott.


Cesar Ro¡)npy.
TornAs M'Rean.


Guillermo Ellery.


Connecticut.
.Jorge Taylor.
.Jaime Wilson.
.Jorge Ross.


Delaware.
.Jorg0 Reed.


Nueva-York.
¡~uillermo Floyd. Francisco Lewis.
F('lipe Livingston. Lewis Morris.


Nueva-Jersey.
Ricardo ~toC'kton. .Juan 'Vitherspoon.


Franciseo Hopkinson.·
Abraham Clark.


Juan lIart,


Pennsylvania:
Ruherto Monis.
Delljamin Rush ..
Benjamin Franklin.
Juan Mortoll.
Jorge Clynwr.


Jaillle Slllith.
Tomás ::-ielsoll.
Francisco Lightfoot Lee.
Cartel' Braxton.


Carolina. del Norte.
Guillermo Honper.
.José H ughes.


Samucl Chase.
Guillermo Paca.


.TlJl'ge Wythe.
Hicardo Henry Lee.


Eduardo Rlltle(tge.
Tornás lIeywanl.


HuttOH Gwinnett.
.Jorge Waltoll.


.Juan I'elllt.


Maryland.
Tomás Stone.
Cárlos CarroU de Carrollton.


Virginia.
Tomás Jefferson .
Benjamín lIa.rrison.


Carolina del Sur.
Tomás Lynch.
:\.rturo ::\li<ldleton.


Georgia.
Lyman Hall.


ESTRACTO DEL DISCURSO PRONUNCIADO EL 4 DE JULIO DE 1831,
POR JUAN QUINCY ADAMS.


La dependencia ú que e~t8l.Jan sujetas las colonias cuando I
d Parlamento hritánico declaró que hmia derecho para
,lietarJes leyes en todos los casos sin escepcion, proyectan- I
,lo al mismo tiempo crear ciertos impuestos, era una de-
pendencia fundada tan solo en pergaminos y proclamas no
sancionados por las leyes de la naturaleza. y que reprobaba


ceLlie\'oll á la deelaracion de que « Las Culonias l'niLlas, SOIl
)))' <I"bml ser por derecho Estados independientes, y cIue pUl'
)10 t.anto han (lf~ e.onsiderarse libres (le eOlIlpromiso algullo
>lc.on la Corona I3ritániea, debit>w!o suprimirse por completo
»)toda elase de relaciones con la Gran Bretaña.))


Las colonias se habian unido antes de la Dcclaraeion y
la sana razono Las colonias se sometieron, sin emhargo, á, tamhien antes de que comenzase la guerra. En dicha Deela-
ella en tanto que se les perIllitiú disfrutar de los derechos rac.ion se espuso que la.s Colonias Unidas eran Estados
que les correspondian eomo á súbditos ingleses, pero como
la medida adoptada por el Parlamento para sujetarles á un
impuesto sin tener represelltacion alguna, era una violaeion
(lirecta de sns derechos, los actos (le aquel cuerpo se (liscu-
t.ieron primero con razones y se resistieron luego con la


libres é independientes, pero IlO·qtW lo fuesen cada una dt>
aquellas hallúndose separada de las demás. En la Constitu-
eion de Massadmsetts se consigna que la entidad política
está formada por una asociaeion voluntaria de individuos,
cuyo Jll'il]('ipal objdo es euidar que el pueblo sea gobernado


fuerza. Diez años de controH'rsia y uno de guerra civil pre-. por ciertas leyes que produzcan el bienestar y la felicidad




HISTOHIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XI\'.


de todos. El cuerpo político de los Estados-Unidos se formó
del mismo IIlodo, 1'01' la elpecion yoluntaria del pueblo de
las Colonias Unidas, y en la Deelaracion de la indepC'nden-
"ia aprobada por todos, se manifestó que aquellas emB y
dehian ser por su derecho, Estados libres é independientes.
Desde el momento en que se hizo esta manifestaeion, nin-
gUll I~stado podia ya separarse de los demás sin faltar it una
prolltesa soleIllne, puesto que las citadas colonias se hahian
"OIIlI'l'ometido por un sagrado juramento á pertenecer unas
'1 otras por un tiPlllpO ilimitado. Las colOllias no se procla-
¡liaron Estados soberanos, como lo prueha elllo encontrarse
dieha palabra en la Declaraeion; y muy lejos estaba del
;ÚtiIllO de los que la adoptaron, constituir un gobierno' des-
pótico ó absoluto. Las colonias son Estados unidos, libres é
illtlppendientes, y cada tina de estas cuali(lades es ignal-
JllC'nte esencial para su existencia.


Enla historia del TIllll1do, pste ha sido el lIrimel' ejemplo
dI' que una nacion se constituya por sí lllisma, ]1¡'oelaman-
do por todas partes los principios bajo los cuales se asocia-
I,a, derivados de las leyes de la naturaleza. Se ha olJjctado
Y81'Í:tS vcces que se hieierou muchas alJstraccioncs, pero
"~k ,'ra prpcisamenlc su ear!lctpr esencial. llllPS en aque-
llas >,,' ('ifraba la juslicia de su cansa. Sin esas abslraccio-
nes, nuC'st¡'a revolucion no hubiera pasado de ser una rebe-
1 ion armada, llevada á cabo COIl fdicitlad. Seguramente que
nos daremos por cOlltelltos si conseguimos contestar á
otms ohjecioues tal! satisfactoriamente corno á esta, no ya
por 1" tocaute á la Declaracion de la inde]1f'ndrmcia, sino
por lo fJ\IP rf'specta á la conclucta (lel pueblo quc la ]11'0-
daml,.


La lkl'lara,'ioll (lf~ la imlepentlcllcia IlO tm-o por olJjeto
l'J'tlclalllur Ulla lillf,l'tnd líuenuncute adquirida, ni establecer
"ieda forma de gobierno, pues PI jJueblo de las colonias ya
"ra lih!'e, y su sistema de administracion di,-erso. Todas
aquellas podian considerarse como colonias de una monar-
'Inia. sÍfmdo el n~y <1r' la Gran Drctaila su comun solJerano.
Las adlllillistraciones illteriorcs erau muy diversas en la
lúrma, y los gobie!'nos de los ¡Jropidal'ios asemejitlmnse ú
1I101l:ll'Cjllias hereditarias pnllliniatura. El de la proviueia de
:.\1¡1~"¡1t'hnsfltts-Uay SI' pareef; mucho nI d(~ la llwllrc patria,
,,~i el"11" Ins ti" C(II1necticut r TIhudc Islnn<l, j'f'n'lan cierta"


tendencins democráticas; y dclmislllo modo que los JJI'a~'os
guerreros de la Gran Bretaña descubrieron durante el tras-
curso de la última guerra que las fragatas de los Estados-
Unidos eran buques de linea disfrazados, así los ministros
de Jorge III notaron con el mayor asomlJro, cuando se en-
tabló la lucha entre su pais y el nuestro, que las Colonias
Unidas americanas eran vereladeras repúblicas. El espiritu
(11'1 pueblo en todo el pais podia en efecto considerarse
como republicano, y si antes no se observó cllún absurclo
era que homhres cOllstituidos así reconocieran por jefe á
una testa coronada, fue porque hasta entonces rara vez se
hahia presentado el monnrca en escena.


La Declaracion de la indepeJl(lencia anuncialJa la separa-
cion de las trece Colonias Lnidas del resto del Imperio bri-
tánico, y' por lo tanto aquel pueblo ]Jodia ya considera¡'se
como una nacion independiente, asi como talllllÍen el de las
(Iemás colonias, desde el momento en que se declaró liure


,


por boca ele sus representantes. Federico I de Brancleburgo
se prodamó rey de Prusia ciñéndose él mismo la COrO{]:.L
del mismo modo que ~apoleon Bonaparte se coronó con hl
(le Lombardia, titulándose rey de Itéllia. La Deelaracion dc
la independencia fué la corona con que el pueblo de la
América-Gnida, levantándose como Ull gigante, ornó sus
sienes, resuelto á que nadie le de;.;pojara de ella mientras
d gloho esté hahita(lo por sé,res humanos, y orgulloso dc'
conser\'ar ese recuerdo de impcl'eee(lcra gloria.


La Declara(~ion de la independencia consignaba cuáles
eralllos derechos y reconocia los deheres de Ull pllelJlo in-o
dependiente, asi como las lcycs (It, lns demás naciones, de
la manera que se practican y obscrnlll entre los prínci-
pes tTistiallos. Se consideró que la paz ,'1'[\ PI estado BOI'-
mal de los pueblos, y pOlo eso la Confetleracion 1m tratado
de conscr\'arla con todos los paises menos cou la Gran Bre-
taña. En ninguna colonia se han camhiado las leyes ni in-
troducido alteraciones en la a(lministracion interior, no
lmcién(]osf; sino aquello que cxigia nuestra separacion de
la madre patria. La lcgisla~ion municipal, los estatulos para
regular los d(,l'p(~hos é intereses illdividnal¡;s, tocio eonti-
nuó del mismo modo, y así cada ('olonia srpara(ln. transfor-
mó"e cn un Estallo (le la en ion con su propio go!Jieruo
(·oll"titllid".




· ' ,',"
) \


'r., _






LIBRO TERCERO.
DESDE LA DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA


HASTA EL TRA'1'ADO DE PAZ.


1776 á 1783.
---..,.,.., ~=~,oc",,--<,~.,...--


CAPÍTULO PRIMERO.
1776.


SUCESOS DE LA GUERRA DURANTE EL AÑO 1776.


Se llutiliea al ejército la Deelaracion di! la indelwu<li'llcia.-Cúmo se reeiIJiú en Xueva-York.-Situacioll de los rea-
lislas.-Politica obselTarla por el CongL'e~o.-Mcdi<.las adopta(las.-Se proyecta la defensa rle Xlleva-York.-
Llega(la de las flLerzas británicas al lllalllla (lel general Howe.-Proelama de los comisionados ingleses.-
Sincel'Ídml de Howe.-Ejéreito alllericftl10 y sus operaciones en el C:lI1adá.- Vigorosos esfuel'zos de Carletoll.
-ComlJate Ilaxal en el Lago Champlain.-Situa(~ioll de vYashington en Nucva-York.-L:1s fllf~rzas de Howe.-
Empresas del capitan Talhot.- Batalla de I"ong-Islal1l1.-.Sns fatalps resultados.-Retirada ele Brooklyn.-Carn-
parnento en las altllras de lIarlem.-Carta de \Vashington al CongL·eso.-Ho\ve renueva sus esfncrzus.-Espp_
11ieion de Hall' ~. 8n llLuerte.-l'Jan de operaciones de HO\\'l'.-CumluclJ, rcprcnsilllt) de la milicia.-\Vashing-
ton eL! peligl'o.-Hclirada de KlIenl-York.-Crlln incendio en estft ciudacl.-Enfel'llledades el! el (·aTtL]Jamelltu.
d<"sercioncs, cle.-Carta de \YashillgtoH nI Congl't'sll nccrea de la illsuIleiPILeia de sus tmpas.-Se resuelyl'
reorganizar d ejéreito.- Howe cambia de plan.- Retirada de \Vashingtofl.-llatalla de \\'lJite Plains (Llanuras
Blancas).-Pérdida del fuerte \Vashinglon.-Proclama (le Howl'.- \';'ashingtoll contillúa rPlirandose.- Los ej('r-
eitos sr aproximan.-Lee eae prisionem ¡)r gurrra.- Lúgllln'e aspecto de los negoeios.-Movimiento ele los
inglE,ses en Hholle-lsland.-Algunos es~ritorcs eenSlll'an 1ft conductft dí' Howe.-¡>¡oIJleza de \Yashington.-
.\p(·ndiec al capitulo l.-OhSf'L'I"al'io][t·s (It·l juez Dra)·toll acerca (le la deelaracioLl de Lnrr! JImn'.


\Vashington habia previsto muy antici- \Vashington que á las seis de la tarde se le-
padamente que la contienda entre la Gran .rese la Declaracion de la independencia á
Bretaña y los Estados-Unidos se termina- cada una de las brigadas del ejército, y en


ría al fin recurriendo á las armas, y la órden del dia, que publicó con este obje-
1.776.


fácil es comprender por lo tanto que tó, decíase lo siguiente: «El general espera
la Declaracion de la independencia le colmó que este importante suceso servirá de nuevo
Je satisfaccion, puesto que merced á ella, la incentivo á todos los oficiales y soldados pa-
marcha de los negocios df\jaba de tener ese ra conducirse con lealtad y valor, puesto
carácter anómalo que enforpecia la realiza- que la paz y libertad del pais dependen aho-
cion de ciertos planes concebidos por el jefe ra solo del éxito de nuestras armas , y que
americano para mantener los derechos y li- vuestro jefe tiene ámplios poderes para re-
bertacles de su pais. El dia 9 de julio dispuso compensar el mérito y otorgar todos los ho-




398 HISTORIA DE LOS CAP. 1.


nores que puede conceder un pais libre.» Unidas estuviesen al amparo de sus leyes,
El pueblo de Nueva-York no solo se en- debian reconocer estas considerándose como


tregó á las acostumbradas demoshaciones hijos de la citada colonia, observándose la,
ele alegría, sino que, calculando que la es- misma regla con aquellos que no siendo na-
tátua de plomo de S. M. Jorge III, que turales del pais, se hallasen en él tcmpo-
se elevaba en Bowling Green, no hacia allí ralmente.» Asimismo se declaró «que las
muy buen efecto, derribáronla y la fundie- personas que reconociéndose aliadas de las
ron luego para convertirla en balas. En to- Colonias Unidas, promoviesen la guerra en
dos los puntos de la provincia causó alegría cualquiera de aquellas ó se declararan en fa-
la Declaracion, y en prueba de ello hicié- vor del rey de la Gran Bretaña ú otros ene-
ron se procesiones, se repicaron las campa- migos, prestándoles algun apoyo, se consi...:
nas, ~ubo fuegos artificiales y se demostróderarian culpables de traicion al pais.»
por todos los medios posibles la aprobacion Por motivos de política y prudencia no
popular. se queria recurrir á los estremos con aque-


Los negocios habian llegado ya á una si- I llos que tenian á su cargo los gobiernos po-
tuacion tan crítica, que era de todo punto pulares, mas no obstante algunos deseaban
necesario que cada uno se pronunciase en que se adoptasen de una vez sérias medidas
un sentido ú otro, y que el pueblo, dejando á para despejar la situacion, y reconociéndose
un lado sus vacilaciones, eligiese entre unir- por todos lo urgente que era consignar las
se á los que proclamaron la independencia condiciones bajo las cuales se confederaban
ó pasarse al ejército del rey ó del partido in- los Estados, el Congreso dió inmediatumen-
vasor, que intentaba someter sin condicio- te los pasos necesarios para resolver sobre
nes á sus conciudadanos. Sin que sea nues- este asunto. A prilwipios de julio de 1775 el
tro ánimo discutir aquí los actos y conducta Dr. Franklin sometió á la aprobacion de la
de los realistas en América, es lo cierto que Cámara ciertos artículos de confederacíon
bajo el pretesto de un celo patriótico se co- entre las Colonias, mas, segun parece, aquel
metieron con ellos indignidades odiosas po- proyecto no llegó siquiera á discutirse, pues
niéndolos muchas veces en ridículo, y no es el dia 7 de junio se nombró un comité com-
de estrañar, por consiguiente, que esto esci- puesto de un miembro de cada colonia para
tase en el mas alto grado de deseo de la ven- que redactase y propusiera una forma de
ganza, como lo probaremos en el curso de confederacion. El proyecto del comité, for-
nuestra historia. Al mismo tiempo es evi- mado el 2 de julio, ocho dias despues de la
(lente que el Congreso y los diversos gobier- Declaracion de la independencia, se discutió
nos se veian precisados á insistir en que se diariamente hasta el 20 de agosto, dia en
llevase á cabo la alianza de todos sin distin- que se presentó otra nueva minuta, y se sus-
cion, por lo cual los que no accedieran ó pendió por fin el debate hasta abril del año
se adhiriesen al enemigo se hallaban espues- siguiente, porque aquel asunto era por demás
tos á la confiscacion de sus bienes, á la pri- espinoso y de difícil resolucion, atendido á
sion, al destierro y finalmente á la muerte. que se trataba de conciliar grandes y diver-


. A~tes de la Declaracion de la independencia sos intereses y cuestiones de grave trascen-
el Congreso declaró: «que todas las personas dencia.
que viviendo en cualquiera ele las Colonias \Vashington se hallaba justamente inquie-


I




CAP. 1. ESTADOS-UNIDOS.


to acerca del estado y medios de defensa de
la ciudad de Nueva-York, pues su impor-
tancia bajo todos conceptos, la influencia de
los Tories, la casi certidumbre de que el co-
mandante inglés estableceria allí su centro
de operaciones contra los americanos y otras
circunstancias importantes, hacian' necesa-
rio tomar las mas activas medidas. En su
consecuencia y bajo la direccion de Putnam,
obstruyóse el Hudson y otros rios, y se cons-
truyeron apresuradamente algunos fuertes y
baterías, pero el comandante en jefe vió que
no era nada fácil poner á toda la ciudad en
un verdadero estado de defensa.


A fines del mes de junio, el general Ho-
we, que no encontró suficientemente cómo-
do el cuartel general de Ha1ifax, llegó á
Nueva-York y desembarcó sus tropas en la


isla de Staten, punto que \Vashing-
1776. t ' '. El


. on no creyo convemente ocupar.
jefe británico fué recibido con la mayor ale-
gria por los Tories, y Tryon le aconsejó que
pusiera en juego todos los medios posibles
para reunir el partido realista.


El dia 12 de julio, llegó de Inglaterra el
almirante Lord Howe con numerosos refuer-
zos, y él Y su hermano quedaron autoriza-
dos para trat.ar sobre la paz y entenderse
con las personas que desearan aliarse de
nuevo, poniéndose bajo la proteccion del rey.
El almirante dispuso que se enviase á tierra
una carta-circular dirigida al último gober-
nador de Massachusetts, en la que se ofre-
cia perdonar á todos cuantos se sometieran,
encargando al mismo tiempo que se diese la
mayor puhlicidad posible á esta disposicion.
\Vashington remitió inmediatamente la car-
ta al Congreso, el cual dispuso en 19 de j u-
lio que se publicara aquel documento en to-
dos los periódicos, «á fin de que el buen
pueblo de los Estados-Unidos pudiera tener
conocimiento de la insidiosa conducta de la


corte de la Gran Bretaña y para que los po-
cos que aun creian en la justicia .y modera-
cion del rey se convencieran al fin de que
solo el valor del pueblo podria salvar sus li-
bertades. »


Es indudable que Lord Howe anhelaba
sínceramente la paz, y la prueba es que di-
rigió una nota al Dr. Franklin, á quien co-
nocia personalmente, manifestándole que su
mayor deseo era que se arreglasen amisto-
samente las diferencias entre los america-
nos y la madre patria. Franklin le contestó
cort.esmente, lament.ándose de haber cruza-
do inútilmente el Atlántico con objeto de ir
á Inglaterra para arreglar la cuestion, y en-
tre otras cosas le decia: «Es imposible que
pensemos en someternos á un gobierno que
con la mas indigna é inconcebible crueldad
ha quemado nuestras indefensas ciudades
en medio del invierno, escitando luego á los
salvajes á que degüellen á nuestros pacífi-
cos ciudadanos y á los esclavos á que asesi-
nen á sus dueños; y que no contento con esto
nos envia ahora una banda de mercenarios
estranjeros para que inunden en sangre
nuestro pais. Durante mucho tiempo he tra-
bajado con el mayor celo para evitar un cho-
que con la Gran Bretaña porque sabia que
cuando esto llegase á suceder, no podria es-
perarse ya que volviera á existir esa perfec-
ta un ion que constituia la fuerza y la impor-
tancia de ambos paises. Ya sé que vuestro
principal objeto al venir aquí era promover
una reconciliacion, y por lo mismo creo que
al ver que eso es imposible con ninguna cla-
se de condiciones, depondreis ese odioso car-
go para desempeñar otro mas honroso.»


Viendo los comisionados que por esta par-
te no conseguían nada, trataron de ponerse
en comunicacion con "\Vashington, á cuyo
fin le escribieron una carta, pero como no
estaban dispuestos á reconocer su posicion




400 HISTORIA DE LOS CAP. l.


oficial, ocurrióles la duda de cómo pondrian
el sobre, pues sabian que el comandante en
jefe no toleraba nunca la mas pequeña falta
en punto á cuestiones de etiqueta, tratándose
de asuntos oficiales ó del servicio. Los comi-
sionados, deseando al fin obviar la dificultad,
escribieron en el sobre de la carta, á Jorge
Washúígton, etc. etc., y la entregaron al
ayudante general Patterson para que la lle-
vase á su destino. El portador fué introdu-
cido ante el jefe americano, á quien dió el
tratamiento de Excelencia, y este último le
recibió con la mayor política, pero al mismo
tiempo con mucha dignidad. El ayudante,
(lespues de manifestar cuünto le disgustaba
que hubiesen ocurrido dudas sobre el modo
de poner el sobro á la carta de que era por-
tador, aseguró á \Vashington que sus jefes
no dejaban de reconocer su categoría, que
no habia sido su intencion rebajar en lo mas
mínimo su rango, y que esperaban por lo
tanto que no llevaria á mal los et ceteras,
toda vez que se usaban entre los emba-
jadores cuando no estaban perfectamente
convenidas las reglas de etiqueta.


\Vashington contestó que al escribir una
carta dirigida á cualquier persona revestida
de carácter oficial, debia especificarse este
en el sobre, á fin de que pudiera distinguir-
se de una carta privada; que era verdad que
los et ceteras podian indicarlo todo, así co-
mo tambien podian significar otra cualquier
cosa, y que por su parte no consentiria nun-
ca en recibir una carta que tratase de asun-
tos del servicio, á menos que se especificara
en el sobre su rango oficial. Entonces Pat-
terson, mudando de conversacion, habló do
los prisioneros de guerra; elogip con pom-
posas palabras la bondad y clemencia del
rey, que habia elegido como comisionados al
almirante y al general Howe; afirmó que
su mayor deseo era arreglar las diferenci~s


suscitadas entre ambos pueblos, y acabó por
último diciendo que esperaba que el general
consideraria aquella visita como el primer
paso para obtener el fin apetecido.\Vashing-
ton repuso que no estaba autorizado para
negociar; que segun era sabido los comisio-
nados solo tenian el encargo de conceder
perdones; que como América no habia co-
metido falta alguna, no los necesitaba y
que su único objeto era defender su dere-
cho. Patterson, observando entonces que
aquel punto ofrecia un vasto campo para la
discusion , dió las mas espresivas gracias al
comandante en jefe por haberle dispensado
de la ceremonia de vendarle los ojos al pe-
netrar en el campamento americano, á lo
cual contestó aquel invitándole á que almor-
zase en su compañía para presentarle á los
demás oficiales. Despues de muchos cumpli-
dos y corteses frases, Patterson manifestó su
pesar de que interrumpiesen su negociacion
el cumplimiento de ciertas formalidades, y
despidiéndose de \Yashington y de los de-
más oficiales se retiró. Como esta conferen-
cia no tuvo resultado alguno, todos volvie-
ron á pensar en las hostilidades. El Congreso
reconoció que seria vergonzoso desistir de la
resolucion que acababa de tomarse respecto
á la proclamacion de la independencia, pero
temiendo por otra parte que las proposicio-
nes de Inglaterra ocultasen algun secreto
designio, dispuso que se escribiera é impri-
miese al pié de la letra la conferencia cele-
brada entre el comandante en jefe y el ayu-
dante general inglés.


Segun ya hemos dicho en otrQ' capítulo,
el ejército americano se habia retirado del
Canadá luchando con las mayores fatigas y
padecirpientos, y como es natural, su situa-
cion inspiraba serios temores al Congreso.
El general Schuyler mandal1a la division
dell'lorte, teniendo su cuartel general en AI-




CAP. I. ESTADOS-UNIDOS. 401


bania y Gates á quien se habia concedido el el lago las velas de cinco grandes buques
grado de brigadier general, era jefe de las que, procedentes de la Gran Bretaña, se ha-
fuerzas del Canadá. Habíase votado mí au- bian traido por tierra desde Montreal á San
mento de seis mil hombres con la esperanza Juan, y poco des pues llegó un gran número
ele que este último jefe se recuperara en par- de cañoneras de St. Lawrence, que fueron
te de las sensibles pérdidas sufridas el año conducidas luego por el Sorel hasta muy
anterior, pero como á consecuencia de esta cerca del fuerte Chambly. Esta formidable
medida se resintiera Schuyler, el Congreso flotilla, que se formó como por magia se
dispuso que ambos generales obrasen de con- componia de unos treinta buques con sete-


- suno, lo cual no impidió que el último jefe cientos hombres de tripulacion.
presentara su dimision, que no fué aceptada Hácia mediados de agosto los americanos
porque la Cámara manifestó estaba perfec- consiguieron reunir una pequeña escuadra
tamente satisfecha de su patriotismo .y con- que se aumentó luego con diez y seis buques
ducta. (Jomo no era y[\, posible conservar de diverso porte y tamaño, cuyo mando se
á Crown-Point, las tropas americanas se confió al intrépido Arnold, quien siempre
dirigieron sobre Ticonderoga; pero las enfer- est,aba dispuesto á pelear. En vista de la
medades y la fatiga del camino hicieron es- urgencia del caso y no pudiendo pasar por
tragos en aquellas hasta el punto de que, otro punto fué preciso formar la tripulacion
de los seis mil hombres que llegaron al de estos buques con soldados del ejército.
fuerte solo la mitad se hallaban en estado Arnold, que reconocia la superioridad de
ele servicio. las fuerzas británicas, se apostó prudente-


Las fuerzas del general Carleton, incluso mente en un punto situado entre la isla de
los mercenarios alemanes ascendian á trece \Valcour y la playa, de modo que no pudie-
mil hombres, mu.y bien equipados, y que se ra rodearle el enemigo ni atacarle sino de
mostraban ansiosos por perseguir á las debi- frente. En la mañana del once de octubre
litadas tropas americanas. En su bien diri- aparecieron al fin los ingleses conducidos
gida retirada del Canadá, el general Sulli- por el capitan Pringle, que mandaba el In-
van se habia apoderado de todos los botes flexible á las órdenes de Sir Guy Carlcton,
que encontrara en el lago, y por consi- quienes dando la vuelta á la punta de la isla,
guiente el general británico no pudo avan- empeñaron bien pronto con los americanos
zar contra Sil enemigo, pues las orillas del un desesperado combate que duró por espa-
lago Champlain estaban cubiertas de espesí- cio de cuatro horas. Arnold, que se hallaba
simos bosques, .Y no quedando mas camino á hordo de la galera Congreso, apuntaha los
que por el agua, era preciso esperar á que cañones con su 'propia mano, animando á
llegasen barcos. Por ambas partes se hicie- :;1US hombres, poseido como siempre del ma-
ron vigorosos preparativos antes de comen- yor entusiasmo, y aunque veia caer muertos·
zar la lucha, pero Carleton tenia la ventaja, en derredor suyo á los valientes patriotas,
.Y además sus hombres trabajaban con el y aún cuando su buque estaba acribillado á
mayor celo y actividad, esperando triunfar balazos, roto el palo mayor y destruidos los
muy pronto de los americanos, para com- aparejos, continuó sin embargo peleando
partir la gloria de haber terminado con buen hasta la noche, hora en que aun no se habia
éxito la guerra. Bien pronto aparecieron en decidido el éxito del combate. Uno de los bu-
TO~]O !. 51




402 HISTORIA DE LOS CA!', J.


ques americanos se habia inccndindo, otro I to unos noventa hom],i"8S pOI' cada parte (*).
SR habia ido á pique y los demás se hallaban Oarleton se presentó cn Orown-Point el
llenos de averías; y como renovar el comba- dia 15 de octubre, J' al verle llegar las tropas
te hubiera sido una imprudencia, Amold y americanas estacionadas allí pegaron fuego
sus oficiales, des pues de consultarse deteni- á las casas, y se retiraron á rriconderoga.
damente resolvieron retroceder á Orown- donde los generales Schuyler .Y Gates se ha-
Point, cosa mas fácil de resolver que de lIaban dispuestos á defender la, plaza hasta el
ejecutar, porque el jefe británico habia último estremo. Carleton tomó posesion de
dispuesto sus buques en línea desde la Orown-Point, y se propuso atacar á Ticon-
isla hasta la playa, para impedir la retirada deroga, pero despues de examinar las obras.
del enemigo, hasta que llegando el día si- y reflexionando que la estacion se hallaba
guiente pudiera atacarlo de nuevo. Pero pre- mUJ' avanzada, retiró se con su ejército para
cisamente aquella noche fué sumamente os- establecer sus cuarteles de invierno en el
cura; soplaba una fuerte hrisa del Norte, y 80re1.
tan pronto como los marinos ingleses se rc- Vemos pues que una parte del plan delos
tiraron á descansar de sus fatigas, los bar- ingleses, que consistia principalmente en que
cos americanos izaron sus velas y lograron avanzara Oarleton para unirse con las fuer-
deslizarse entre los buques enemigos, con zas de Nueva-York, acababa de fracasar por
tan buena suerte que al amanecer se halla- completo; y como por otra parte, no se temia
ban ya á diez millas de distancia de los in- • ~'a peligro alguno en el norte, dejóse una
gleses. : corta guarnicion en rriconderoga, .Y la ma'"


A la mañana si~ui~nte ~arleton ~i? órden ; yor pa~'te de la~ trOp¡,lS marcharon en el mes
para que se pcrslgUlera a los fugItIvos, y! (le nOYlembre a las ordenes de Gates, para
aunque durante el dia les fué contrario el vien-I reunirse con el comandante en jefe.
to, pocas horas despues consiguieron avis-· Hemos dicho ya en qué estado se hallaban
tarlos aproximándose mucho á ellos. Al- los asuntos en el norte, y por lo tanto tras-
gunos de los barcos americanos continuaron ladaremos al lector á Nueva-York, donde era
su fuga, consiguiendo al fin escaparse, pero muy crítica la sitnacion de los negocios pú-
el resto de la escuadrilla que se componia blicos.
solo de la galera de Arnold y de 1 vVashiny_ Motivos tenia \Vashington para estar in-
Ion, fué atacado con inusitada furia. El últi _ quieto sobre su posicion, pues veia acercarse
mo de estos huques tuvo que rendirse, pero el momento de la lucha, y cuando el general
Arnold continuó peleando hasta que la es- Howe desembarcó en la isla de 8taten, el
cuadra enemiga rodeó su barco convertido jefe americano solo contaba con diez mil hom-
materialmente en una criba. El jefe ameri - bres, de los cuales muchos estaban inútiles
cano se dirigió entonces hácia la playa, saltó por causa de las enfermedades. Cierto es que
á. tierra desplles de pegar fuego al Congreso luego se le incorporaron algunos regimien-
.Y huyó con sus homlH'es á través de los bos- tos procedentes de otros Estados, pe-


d O ' , . , i' t· i 776. ques e ,rown-Pomt, escapando casi mila- ro aun aSl, segun manlles o en una
grosamente de una emboscada india. Los carta dirigida el ~ de agosto al Oongreso, el
.americanos habian perdido once barcos, y los
ingleses dos ó tres lanchas, habiendo muer- (') Historia naval de Cooper, vol. 1, pág, 7;,.




CAP. l. ESTADOS-UNIDOS.


total de sus fuerzas no pasaba de dioz y siete o'tros, dehienelo recordar que las provincias
mil hombres, de los cuales tres mil estaban se han nnido para oponerse al enemigo co-
enfermos. A pesar de aquel triste estado de mun, y para que desaparezca toda clase de
cosas, Washington abrigaba la esperanza de distinciones entre los hijos de América. Con-
que el enemigo no obtendria muchas ventajas, quistar gloria para este pais, defendiendo
sino á costa de grandes sacrificios, con tanto sus libertades, debe ser nuestro único obje-
mas motivo cuanto que poco tiempo despues to, y el mejor soldado y . mejor patriota será
llegaron refuerzos, con los cuales ascendió ya aquel que contribuya mas á tan honroso fin,
el ejército á veinte y siete mil hombres, si cualquiera que sea su grado y la peovincia
bien todos ellos se hallaban en un estado asaz de donde proceda. Así pues, que desaparezca
miserable y muy mal disciplinados. Además desde hoy en esta noble lucha toda distincion
(le esto las rencillas y cuestiones particula- de naciones, paises y provincias, sin que na-
reB que se suscitaron entre unos y oteo s , die piense mas que en probar su valor contra
eontribuyeron á empeorar la situacion. Los el enemigo, y su amistad al hermano. Si des-
aristocráticos hijos del Sur, así eomo los pues de oir mis palabras hubiese algunos ofi-
hombres de otros Estados, miraban con cier- i ciales ó soldados que persistiesen aun en su


. I


ta indiferencia, y se daban importancia con! inicuo proceder, mostrándose indiferentes á
los rudos colonos de N ueva-Inglaterra, .y es- I los principios de dignidad y al amor á su
tos en cambio no dejaban de criticar harto pais, yo les aseguro, pues eRtoy suficiente-
severamente el orgullo é insolentes modales mente autorizado por el CongTeso, que cas-
de sus paisanos (*). 'Washington se vió I tigaré severamente á los culpables,' espul-
al fin precisado á intervenir en el asunto I sándolos despues del ejército.»
para indicar cuantos perjuicios resultarian I Las tropas británicas, que el general
tle aquellas desgraciadas disensiones, y aquí Howe tenia á sus órdenes, formaban un to-
parécenos oportuno citar sus palabras: «He tal de veinte y cuatro mil á veinte y cinco
sabido con el mas profundo sentimiento mil hombres, provistos de todo lo necesario.
tiue se han suscitado diferencias entre las bien disciplinados y persuadidos de que iban
tropas de las diversas provincias, y que á obtener una fácil victoria sobre los rebel-
se han pronunciado palabras, propias tan des. Auxiliados tambien por una numerosa
solo para irritar los ánimos, perjudicando flota, era do esperar que una sola batalla
la noble causa que estamos llamados á de- bastaria para destruir á los americanos, pero
fender con nuestros brazos y corazones. el jefe inglés y los que le enviaron á Améri-
Los oficiales y soldados deben t.ener muy pre- ca, no sabian que los hombres que luchan en
sente que de ningun modo pueden auxiliar defensa de su libertad, son invencibles por
mejor á nuestros enemigos que dividiéndose su constancia, su celo y energía .
.Y disputando entre sí~ puesto que el honor del Y con este motivo creemos oportuno re-
ejército, y la salvacion de nuestro pais, de- producir aquí una ó dos páginas de la admi-
pende solo de la buena armonía entre unos y rabIe obrita de MI'. Tuckerman, en las que
-----~---- se bosqueja gráficamente la vida y hechos
n Un oficial americano escribió á un amigo suyo tli- de uno de nuestros primeros héroes de la


('iéndole que en su opinion las tropas de Pennsylvania y d t
escuadra. «El hermoso puerto e es a gran Nueva-Inglaterra S8 hállaban tan dispuestas á luchar en-


tre sí como contra el enemigo. metrópoli, ofrecia entonces un aspecto por


,


.- ...... ~. - ~


-/ r"lt'
/




HISTORIA DE LOS CAP. I.


demás interesante. Anclada en las aguas de
la isla de Staten aparecia la flota británica
al mando de Lord Howe, y aun desde lejos
hubiera sido fácil á un observador atento di-
visar claramente los complicados aparejos de
aquellos magníficos buques de guerra, cuyos
macizos cascos y brillantes cañones, proyec-
taban su negra silueta sobre las tranquilas
ondas donde iban á reflejarse, ya los rayos
del sol ó la pálida luz del astro de la noche.


»En las alturas de Brooklyn, en la isla de
y ork, y en Paulus Hook,· elevábanse las ba-
terías de los americanos, pero aq ueUa hahía,
tan animada actualmente, donde pululan un
sin fin de vapores, y se ve siempre un bos-
que de mástiles, era en aquella época muy
solitaria, y no ofrecia á los beligerantes una
posicion muy ventajosa. El silencio que allí
reinaba, las densas nubes qué de vez en cuan-
do oscurecian las cristalinas aguas agitadas
con frecuencia por repentinas brisas, todo en
fin contribuia á formar un paisaje propio tan
solo para infundir tristeza á un ohservador.


»Era evidente que ninguna de las partes
contrarias habia resuelto aun como romper
las hostilidades, pues conociendo segura-
mente cuan importante era salir airosos en
el primer a taque, ninguno q ueria esponerse
á una maniobra aventurada. Por otra parte,
los americanos necesitaban asegurarse de
qne sus tropas se hallaban dispuestas á lu-
char con sus formidables enemigos, y era
tambien preciso que se disipara la especie de
vaga inquietud que, pudiera haberles inspira-
do la presencia de aquellas máquinas des-
tructoras, de donde en breve iban á salir
torrentes de fuego, de aquellos buques cu-
biertos de picas y lmyonetas, cuyos negros
costados contrastaban vivamente con los
uniformes rojos de la tropa, agrupada en
pelotones junto á las piezas como si esperara
ansiosa el momento de hacer jugar su des-


tructora artillería. Para un hombre valiente
aquella inaccion era por demás fastidiosa.
y sin duda por esto, el capitan Talbot, que
habia obtenido se le confiara la direccion de
un brulote, aprovechando un viento favora-
ble, subió por el Hudson y rué á tomar una
posicion mas favorable á sus intentos, cerca
del fuerte \Vashington , á quince millas del
punto en que se hallaba antes.


»Por espacio de tres dias el capitan estuvo
allí aguardando una oportunidad para obrar
y á fé que no podia haber elegido un sitio
mas poético que aquel. Por un lado íbanse
elevando gradualmente las orillas del rio
cubiertas en toda su longuitud de magnífi-
cos cedros, cuya densa sombra anunciaba la
proximidad de la primavera; en tanto que
por el otro destacábanse como otras tantas
fortificaciones naturales una infinidad de al-
tísimas rocas grises semejantes á las empa-
lizadas que hubiera podido levantar un ejM-
cito. Desde aquel sitio no podia verse morada
alguna; el murmullo del agua confundíase
con el del viento, y la dulce tranquilidad de
aquel paisaje, no revelaba seguramente los
mortales preparativos de la sangrienta esce-
na que acaso iba á ocurrir bien pronto.
Pocas horas despues de haber anclado el
brulote del capitan Talbot, conoció éste cuan
acertada habia sido su eleccion, pues tres de
los buques ingleses, con objeto de protejer
la izquierda de su ejército en caso de nece-
sidad, acababan de abandonar el puerto para
ir á ocupar un punto situado e-ntre la em-
bocadura del Hudson y el brulote. En su
consecuencia, y habiéndose dado órdenes á la
tripulacion para que se preparase á un ataque
nocturno, reunióse una buena cantidad de
combustible, trementina y pólvora, y un
hombre de la tripulacion se comprometió á
echarse sobre cubierta con una mecha encen-
dida para pegar fuego en un momento dado.




CAP. 1 ESTADOS-UNIDOS. 405


»A las dos de la mañana, y en el mayor
silencio, dirigióse el capitan rralbot con su
gente en busca de los buques ingleses. El
primero de aqu~llos era el Asia, de sesenta
y cuatro cañones, y tan pronto como la tri-
pulacion de éste divisó á su enemigo, sin
temer peligro alguno y sin dar apenas tiem-
po á los que dirigian el brulote para lanzar
los garfios al buque inglés, rompió éste el
fuego, siguiéndose entonces una escena difí-
cil de describir. El profundo silencio que
reinaba en aquellos sitios fué interrumpido
repentinamente por el estruendo del cañon,
por los lamentos de los heridos y por los
gritos de cólera de los ingleses, y en un
instante, á las densas tinieblas de la noche
sucedió un resplandor inmenso que permitió
ver el fuerte, los campos y las aguas, tan
distintamente como si fueran las doce del
dia, divisándose tambien los gigantescos
buques de guerra que se apresuraban á ir
en socorro del Asia, para apagar las llamas
del naciente incendio, lanzando al mismo
tiempo una lluvia de balas sobre· el bote


. donde se habia refugiado el autor de aquel
desastre con sus bravos compañeros. Aun-
que todo aquel espacio se hallaba verdadera-
mente iluminado por una lluvia de fuego,
solo dos balas tocaron en la barca en que
se apiñaban los fugitivos, y en la cual habia
entrado el último el capita,n Talbot, que
quiso antes asegurarse del éxito de su em-
presa. El hombre que dió fuego á la mecha,
habia saltado el primero en dicha barca
donde fué recogido por sus camaradas por-
que se hallaba en un estado lamentable.
TOlla su ropa estaba consumida, tenia la
piel abrasada desde la cabeza á los piés y
habia perdido completamente la vista.


»Viéndole en tan triste estado, sus com-
pañeros despues de desembarcar le conduje-
ron cuidadosamente á través de los solitarios


bosques hasta llegar á un pequeño caserío,
pero al ver al herido, los muchachos que
allí se encontraban comenzaron á dar tales
gritos que en ninguna parte quisieron abrir
la puerta, hasta que al fin una pobre y ancia-
na viuda ofreció hospitalidad á los marinos:
facilitando una manta para que se recostase
aquel pobre hombre. Por fortuna, algunas
horas despues, pasaron por allí dos ofi-
ciales americanos, el general Knox y el
Dr. Eustis, y habiendo tenido conocimiento
del hecho, acercáro~se á visitar á su paisa-
no. El doctor consiguió bien pronto mitigar
las dolencias del herido,. el cual, aunque
privado algun tiempo de la vista, pudo tras-
ladarse pronto á Hackensack para terminar
su convalescencia. Entretanto el AS1·a, con-
siguió á costa de grandes esfuerzos salir de
la peligrosa situacion en que se hallaba,
pero aquella atrevida empresa de que estuvo
á punto de ser víctima, alarmó tanto á los
ingleses y de tal modo les hizo percler sn
confianza, que levaron anclas inmediata-
mente y fueron á reunirse con el resto de la
escuadra. Aquel suceso reanimó las esperan-
zas de los americanos así como hizo concebir
inquietudes á los ingleses, y tal fué su in-
fluencia, que el Congreso resolvió el día 10
de odubre siguiente dar un voto de gracias
al capitan Talbot, recomendándole especial-
mente al comandante en jefe, despues de
haberle concedido el grado de Mayor. Hé
aquí en que forma se dictó el acuerdo:


«Diez de octubre de 1777.-Hemos resuel-
to que el capitan Silas Talbot, del Estado de
Rhode-Island, sea promovido al grado de ma-
yor del ejército de los Estados-Unidos, en
consideracion á su mérito y servicios que
prestó en una atrevida empresa que tenia por
objeto incendiar uno de los buques .enemigos.
Al mismo tiempo deseamos que se le reco-
miende al general vVashington, para que lo




¡OH lIISTORIA DE LOS CAP. 1.


destine cOllvenientemente segun Sll nuevo ~ diez mil hombres, con cuarenta piezas de
grado (*).» artillería, desembarcaron en Long-Island


Como \Vashington esperaba que el ataque el dia 26 de agosto é hicieron sus prepa-
se haria por la parte de Rhode-Island, tomó rativos para dar un vigo~oso asalto. En
sus medidas en consecuencia, y por su parte frente del centro de las alturas se hallaba el
el general Greene, que habia estudiado cuida- general De Reister, con las tropas de Reese;
<losamente el terreno, mandó levantar á toda el ala izquierda, al mando del general Grant.
prisa algunas fortificaciones desde la bahía debia atacar el camino bajo, y entretanto el
de Wallabout, al Norte, hasta Gowanus- general Clinton, apoyado por el Conde
Cove, al Sur, .y nueve mil hombres á las Percy y el general Cornwallis, avanzaria á
órdenes del general Sullivan, se acamparon la cabeza del ala derecha hácia el camino
despues en Brooklyn. A unas dos millas y . de Jamaica que se hallaba muy mal custo-
media, en frente de los atrincheramientos y I diado, con el objeto de atacar á los america-
reductos, habia unas íl,lturas cubiertas de i nos, colocarlos entre dos fuegos y cortarles
espeso bosque, que estcndiéndose desde el toda retirada. Aquel hábil plan de opera-
Sudoeste al Noroeste, formaban {t través de ciones salió demasiado bien por desgracia
la isla una barrera natural, cruzada por tres de los patriotas. A eso de las nueve de la
eaminos; uno á la izquierda que conducia noche del dia 26, la division de Clinton,
desde Bedford y Bedford-Hills, al pueblo de guiada por un Tory de Long-Island, atrave-
Jamaica; otro central que iba á parar á . só el estrecho sendero que hay éerca del
Flatbush y el último, situado á la dere-: pueblo de ~e,v-Lots, llamado Shoemaker' s'
dta, que desembocaba por Gowanus-Cove Bridge (Puente elel Zapatero), donde segun
en Narrows y Gravesend-Ba,Y. Por des- se dijo, un solo regimiento hubiera bastado
gracia, el general Grccnc, se vió atacado para impedir que pasasen los ingleses, y ha-
en el mes de agosto por una violenta fiebre, biéndose sabido por un prisionero que el ca-
razon por la que recayó el mando en el ge- mino de Jamaica no estaba guardado, apre-
neral Putnam, cuya falta de conocimientos, suráronse los ingleses á tomar posesion de
<lel terreno fué causa de que no dejase su-! él, así como tambien de Bedford. Por su
ticientemente protegido el camino ele Ja- parte el general Sullivan ignoraba comple-
maica, dando esto lugar ¿:í, que el jefe inglés tamente que Clinton hubiese salido de Flat-
hallase una ocasion propicia para atacar á lands.
los americanos de frente y por la retaguar- El general Grant, aquel fanütrron que
tiia al mismo tiempo. A causa de la confu- en la Cámara de los Comunes habia dicho
:-.ion y falta de disciplina, no se cumplieron que los americanos no podrian pelear, avan·
con exactitud las órdenes que se habian dado zó por su parte á media noche por el camino
para guardar los caminos, y á esto se debió I bajo, y de este modo pudo aproximarse á las
principaln~ente que los ingleses obtuvieran i tropas mandadas por el ge~eral Stirl.ing,
una ventaja que acaso de otro modo no hn- . mientras que al romper el dla, De ReIster
hiesen conseguido. i atacaba á las tropas americanas que á las


Las tropas británicas, en número de I órdenes del coronel Hand, se hallaban apos-
tadas en la cresta de las colinas. Al mismo ( ') Vida de Sitas Talbo!, Comodoro de la escuadra de los
l~slado$·Unido$, por Enrique Tuckf'rman, págs. 22-30. tiempo uno de los buques seguia cañoncan-




CAP.!. ESTA DOS-UNIDOS.


do el fuerte de Red-Rook, evidentemente con una desesperada y sangrienta lucha en la
la intencion de distraer al enemigo para que que perecieron mas de doscientos cincuenta
no notase lo que estaba pasando en la iz- hombres, y si bien una parte de las tropas
quierda; pero tan pronto como se notaron consiguió efectuar su retirada á través de
las señales que hacia Clinton con sus dis- Gowanus-Creek, Lord Stirling quedó prisio-
paros, dicho buque avanzó rápidamente para nero. \Vashington que habia presenciado el
tomar parte en el ataque,y forzando los ataque desde una colina cercana, elevó sus
pasos sin mucha dificultad, sorprendió á los manos al cielo escJamando con acento de an-
americanos con sus andanadas. gustia: «¡Dios mio! j Dios mio! cuántos va-


Entonces Clinton, marchando con la lientes pierde en este dia mi ejército !»
mayor rapidez á través de Bcdford, cayó La victoria de los ingleses fué completa,
sobre el flanco izquierdo de las tropas ame- sin que perdieran mas de cuatrocientos hom-
ricanas, que cogidas así entre dos fuegos bres, en tanto que los americanos, entre
tuvieron que rendirse la mayor parte. Los muertos, heridos y prisioneros, tuvieron lo
patriotas, no obstantq, lucharon por algun menos dos mil bajas (*). \Vashington espe-
tiempo con la mayor bravura, ó mejor dicho raba ql18 el enemigo procederia inmediata-
con el valor de la desesperacion; unos se mente á destruir las fortificaciones, y caso
vieron cercados por la caballería; otros fue- de haberlo hecho así, es probable que el rr-
ron víctimas de las bayonetas de los solda- sultado hubiese sido desastroso; pero el jefe
dos de Rese, y no pocos, en fin, vendieron británico, conteniendo el ardor de sus tro-
caras sus vidas defendiéndose entre las rocas pas, y acampando delante de las líneas ame-
ó entre los é:írboles. Puede decirse que aque- ricanas, hizo sus preparativos para 'regula-
Ha fué una escena de espantosa carnicería, rizar los aproches. Ya sea que el general
donde por algunas horas no se oyó mas que Howe temiese las consecuencias de atacar


'.el estruendo de las armas, el rudo galopar á una gente desesperada, ó bien porque supu-
de los caballos, el estampido de los cañones. siera que con el auxilio de los buques no po-
y la fusilería, y el siniestro toque de los cla- I dria escaparse el enemigo, ello es que prefi-
rines. Algunos americanos pudieron á costa rió suspender por entonces la lucha paru
de heróicos esfuerzos atravesar peleando las abrir trincheras. Por espacio de dos dia:"
líneas del enemigo y otros pudieron refu- estuvo lloviendo incesantemente, y si enton-
giarse en las colinas; pero como ya hemos i ces los huques ingleses hubieran avanzado
dicho antes, la mayor parte fueron muertos I por East-Riyer, (rio oriental) estacionándo-
ó prisioneros, hallitndose entre estos últimos. se luego entre Brooklyn y Nueva-York, es


. l '
el general Sullivan. I probable que no se hubiese salvado el cam-


El cuerpo de ejército que mandaba Stir- • pamento, mas por fortuna un fuerte Noroes-
I


ling se sostuvo contra las fuerzas de Grant, : te impidió á los ingleses hecedo así. Los
<quien aguardaba la señal de Clinton pa.ra : momentos eran preciosos, pues un repenti-
rigorizar el ataque. Conociendo en que peli- i no cambio de viento cortaria toda retirada.
gro se hallaba, Stirling quiso retirarse al . tanto mas cuanto que Clinton se preparaba
campamento, pero habiéndole salido al en- -- --------------------. ---- --
cuentro.Cornwallis .Y SUS granaderos, no pu-
do conseguir su objeto. Siguióse entonces


(') ~[arshall discute muy hábilmente acerca de la j)f'l'i-
cía de \Vashingtoll en lo tocante á la defensa de Long-T~­
Jand. Vl'as." lél Vida de Wasllington, yol. 1. púgs. n2-!H-




40R HISTORIA DE LOS CAP. I


ti enviar parte de su ejército á través de
Sound, para amenazar á Nueva-York, y en
su consecuen(:ia, \Vashington reunio el con-
sejo de guerra, en el cual se resolvió retirar-
se de una vez con las tropas, fijándose pa-
ra el embarque la hora de las ocho de la
no~he del 29 de agosto. Habíanse hecho
todos los preparativos necesarios y las tro-
pas se hallaban dispuestas á marchar, pero
la fuerza del viento por una parte, y el re-
flujo de la marea por otra, retrasó la mar-
cha algunas horas, pareciendo que todo se
conjuraba para frustrar la empresa. En
aquellos momentos el enemigo trabajaba tan
activamente en los aproches, y hallábase ya
tan cerca, que se oian distintamente los gol-
pes de los picos y azadas, si bien este ruido
convenia mucho para que no se oyese el mo-
vimiento de los americanos que marchaban
con el mas profundo silencio. A eso de las
dos de la mañana, estendióse por la atmós-
fera, envolviendo enteramente á .Long-Is-
hmel, una densa niebla que impedia distin-
guir los objetos', y como quiera que tambien
cambiase el viento, los soldados se lanzaron
¿i los botes'y consiguieron trasladarse á la
opuesta orilla. Todo se hizo con tan buena
fortuna que la mayor :parte de la artillería,
juntamente con los caballos, las provisiones
y otros muchos efectos, fueron trasladados
á ¡{ueva-York sin contratiempo alguno.
\Vashington que por espacio de cuarenta'y
ocho horas no se habia apeado del caballo
ni cerrado los ojos, por mas instancias que
se le hicieron, rehusó entrar en el bote has-
ta que estuvieran embarcadas todas las tro-
pas y él fLlé el último que atravesó el rio (*) .


(') ?\fr. IrI'ing, al hablar de este he~h:J espliea de quc
modo se consiguió que la retirada (le 'W'<lshington y sus tro-
p:ts no llcg:tse á conoeimíento de los illgleses hflsta la ma-
,Iflna siguiente. Véase la "irln de Wa~/¡ington vúl. n. pá-
ginas 334-333.


Despues de haber dejado una fuerza con-
siderable en Nueva-Yorck, \Vashington se
acampó con el cuerpo principal de ejército
en las alturas de Harlem, al estremo N 01'-
te de la isla, disponiendo tambien todo lo
conveniente para retirarse al condado de
\Vestchester si llegara á ser necesario. Los
ingleses se habian posesionado ya de Long-
Island; hallábanse los buques de guerra
anclados á un tiro de cañon de la ciudad, y
Howe seguía haciendo sus preparativos pa-
ra continuar el ataque contra las derrotadas
tropas americanas.


Profundamente disgustado el comandante
en jefe, dirigió al Presidente del Congreso
en 2 de setiembre la siguiente carta: «Nues-
tra situacion es verdaderamente desesperada:
la derrota del 27 ha desaminado mucho á
nuestras tropas, inspirándoles tanto temor
como inquietud. La milicia, en vez de sacar
fuerzas de flaqueza para oponer una vigoro:...
sa resistencia á fin de reparar nuestras pér
didas, se muestra intratable é impaciente por
volver á sus casas, J' muchos hombres se
han marchado ya, habiendo llegado el caso
de que se vayan á un tiempo compañías en-
teras, y hasta regimientos. Esta sola cir-
cunstancia, independientemente de otras,
cuando hay que luchar con un enemigo for-
midable que cuenta con fuerzas superiores,
es ya de por sí bastante enojosa; pero cuan-
do este ejemplo es causa de que se desmora-
lize el resto de las tropas que carecen de dis-
ciplina y de la necesaria subordinacion, sin
la cual no puede sacarse el menor partido de
un ejército, nuestra situacion se hace mucho
mas alarmante, y con el mas profundo senti-
miento debo confesar, que no tengo la menor
confianza en la generalidad de las tropas. »


Howc, que suponía, no sin razon, que la
derrota de los americanos en Long-Island,
les causaria una impresion profunda, envió




CAP.!. ESTADOS-Ul"IDOS.


á Philadelphia al general Sullivan ,quien recia mas prudente que buscar inevitables
como hemos dicho fué hecho prisionero, para derrotas ó victorias imposibles. Hasta: que
ofrecer al Congreso la renovacion de un tra- ocurrió el desastre de Long-Island, lisonjeá-
tado de paz, encargándole al propio tiempo banselos americanos de que el éxito favorece-
manifestase que deseaba conferenciar pri- ria constantemente sus armas, y aquel esceso
vadamente y como caballero con algunos de confianza hizo que fuese mas amargo su
miembros de la Cámara, toda vez que nO le desengaño. Al principio creyeron que el va-
era posible reconocer su posicion oficial. Des- 101' sin la disciplina lo haria todo, mas luego
pues de haber deliberado largamente el Con- se convencieron de que se necesitaban ambas
greso sobre este punto, resolvió enviar un cosas, y esto desanimó á la milicia, indu-
comité para que se avistara con los Howes; ciéndola á volver á sus casas, abandonando
.Y en cumplimiento de esta disposicion Fran- sus banderas por compañías .Y hasta por re-
klin, Juan Adams, y Eduardo Rutledge mar- gimientos.
charon como diputados á la isla de Staten Habiendo terminado Howe sus aproches ü
para oir á Lord- Howe. La conferencia se Nueva-York, era lo mas importante para
celebró el 11 de setiembre, pero el resultado vVashington averiguar cuáles serian los
fué el mismo que se esperaba, porque los je- planes del enemigo, á fin do contrarestar-
fes británicos no tenian autorizacion para los en lo posible, y en su consecuencia, en"
hacer cosa alguna, no mediando la sumision cargó al bravo coronel Knowlton que esco-
á la Corona y por su parte los delegados del giera un hombre á propósito para el objeto.
Congreso no podian ni querian aceptar con- Knowlton llamó á sus oficiales, y habiéndo-
diciones por las cuales dejara de reconocer- les manifestado lo que deseaba el general,
se la independencia de los Estados-Unidos. ofreció se inmediatamente á prestar sus ser-


No habiéndose conseguido nada con las vicios un tal Nathan Hale, natural de Con-
, negociaciones, hacíase preciso prepararse de necticut, educado en el colegio de Yale, jóven
nuevo á las hostilidades, pero el estado de de finos modales y poseido sobre todo del
los negocios era tan crítico, que acaso ningu- mas ardiente entiIsiasmo por la causa de su
no, escepto \Vashington, se hubiera atrevi- pais. Despues de la batalla de Lexington ha-
do á seguir adelante con la empresa en vista bia obtenido una comision en el ejército, yal
¡le las numerosas dificultades y obstáculos desempeñarla, dió pruebas de que l)odria sel'
que por todas partes le rodeaban. El carác- I un escelente oficial. Sin hacer aprecio de
ter de la lucha era tal, que apenas podia sos- las observaciones de sus amigos, Hale acep-
t~nerse esta sin llevar á cabo alguno de esos tó sin vacilar la' peligrosa mision de que
hrillantes hechos de armas que son necesa- le 'encargó vVashington, .Y hácia mediados
rios para reanimar el espíritu público, es- de setiembre dirigióse á Long-Island, atra-
citando el entusiasmo del pais; y con sus vesó el campamento del enemigo y obtuyo
desorganizadas fuerzas no podia esperar los informes que se necesitaban; pero cuan-
\Vashington vencer al enemigo en una bata- do trataba de volver, cogiéronle prisionero y
lla decisiva. Lo único á que podia aspirar le enviaron á Sir Guillermo Howe. Hale
era á entorpecer la marcha de los ingleses, confesó á lo que iba sin el menor escrúpulo,
cortando las comunicaciones y haciendo lo y reconocido como espía, dióse órden el 21
posible para que no adelantasen, lo cual pa- de setiembre para que le ahorcaran á la ma-


TOMO l. 32




110 HISTORIA DE LOS CAP. !.


ñana siguienie. El preboste Cunningham cia, pero iodo fué en vano, pues sus es-
trató al acusado con la mayor brutalidad y fuerzos no bastaron para evitar la ignomi-
dureza, pues le negó el auxilio de un sacer- ni osa fuga de su tropa. En un transporte
dote, y hasta el uso de la Biblia, destru- de indignacion y de cólera, Washington ar-
yendo despues las sentidas cartas que escri- rojó su sombrero al suelo es clamando : «i Es-
biera á su madre y hermana antes de morir. tos son los hombres que me dan para que
El preboste se escusó de esta última crueldad defienda las libertades de América!:» Así
alegando que no queria que supieran los re- diciendo apuntó sus pistolas á varios de lo:,:


beldes que uno de los suyos tenia fugitivos, y sacando luego su espada para
i 776. ti D . d . . i lId tanta rmeza. esconoCl o y SIn aml- con ener á os que pasaban á su a o, acer-
gos, eljóven Hale sufrió la muerte valerosa- cóse tanto al enemigo que fácilmente se le
mente, y sus últimas palabras fueron: «Solo hubiera podido coger prisionero, pero uno
siento no tener mas que una vida para sa- de sus ayudantes de campo se apoderó en-
crificarla por mi pais (*). tonces de las riendas del caballo del jefe y


Pronto se supo cuál era el plan formado le hizo abandonar aquel sitio peligroso. Ac-
por el general Howe ~ quien no creyendo con- tos como aquel eran suficientes para dar á
veniente hombardear á Nueva-York, l)or en- conocer hasta qué punto se escitaba la ve-
contrarse allí muchos de sus partidarios, hemencia de \Vashington en los momentos
envió varios buques por los rios del Norte y mas críticos (*).
Oriente, y dió órden para que protegidos Diéronse entonces inmediatamente órde-
por el fuego de los cañones, desembarcasen I nes para evacuar la ciudad de Nuevij,-York
sus tropas el dia 15 en Kip's Bay, á unas de una vez, ,y como la retirada se hizo apre-
tres millas de distancia de la ciudad. En suradamente, esto ocasionó algunas pérdi-
aquel punto se habian hecho algunas obras das, porque hubo que abandonar al enemigo
para resistir al enemigo hasta que llegasen toda la artillería pesada y una consIderable
nuevos socorros, mas apenas saltaron en cantidad de municiones y otros efectos de
tierra los ingleses, sintiéronse sobrecogidas guerra. A no haber sido porque los ingleses
(le un pánico las tropas allí apostadas y tuvieron que detenerse en Murray Hill hasta
huyeron apresuradamente, comunicando su
terror á las dos brigadas de Connccticut,
que ti las órdenes de Parson y Felow aca-
bahan de llegar hacia poco, por haberse
recibido la notieia del proyectado desem-
barque.


Precisamente en aq llel crítico momento
llegaba \Vashington rüpidamente, y al ver
el vergonzoso desórdcn y confusion de su
O'ente, trató de reunir á la aterrada mili-~


que llegasen nuevos refuerzos, es casi seguro
que todas las tropas americanas á las ór-
denes de Putnam habrian sido completa-
mente derrotadas por el enemigo. Bien puede
decirse que esta circunstancia, segun mani-


1') Segun .Mr. ItTing, el general Greene escribió á Ull
amigo suyo, diciéndole lo siguiente: « Por la Ycrgoilzosa
conducta de la milicia, ql\~ huyó tan pronto como aparecie-
ron las avanzadas del enemigo, tuvimos que efectuar un~l
miserable retiraua ue Nueva-York. Las brigadas de Felow y
de Parson se pronunciaron en precipitada fuga delante ue
cincuenta hombres, dejando á S. E. en el campo á unas


(') Véase la interesante obrita titulaua, Vida del copilan ochenta varas del enemigo. Encolerizado nuestro jefe antr.'
N alhan Hale, el mártir de la revolttcion americana, por el villano proceder de sus tropas, solo pensó entonces en
\\'. Stewart, pág. 230. buscar la muerte.))




CA.P. 1. ESTADOS-UNIDOS. III


festó tambien el coronel Grayson, f'ué la que
salvó al ejército americano.


Las tropas reales entraron inmediatamen-
te en la ciudad, donde fueron recibidas por
Jos Tories con el mayor entusiasmo. El re·
sentimiento entre los dos partidos contrarios
que luchaban en Nueva-York habia llegado
ya á su colmo, y prueba de ello fué el su-
ceso ocurrido algunas noches despues. El
21 de setiembre, precisamente el dia en que
Hale llegó á Nueva-York, estalló en la ciu-
dad á las altas horas de la noche, un terri-
ble incendio que á causa de la fuerza del
viento, se propagó en breves instantes con
¡\larmante rapidez. Mas de mil edificios, in-
cluso la iglesia de Trinidad (*), fueron pasto
(le las llamas, y á no ser por los esfuerzos de
los soldados y marineros, es muy probable
(Iue toda la ciudad habria sido destruida. Al
comentar este suceso, díjose que los hijos de
la libertad eran los incendiarios y que ha-
bian hecho aquello con el fin de obligar al
(~ército á que se retirase. I-,os soldados in-
glesesarrojaron á las llamas á varias perso-
'nas que se sospechó eran culpables.


Pocos dias despues Washington tuvo la
satisfaccion de ver conducirse valerosamente
;i las mismas tropas que de una manera tan
vergonzosa habian abandonado el campa-
mento de Kip' s Bay, pues en una 'escara-
muza ocurrida el dia 16, d~spues de haberse
posesionado los ingleses de Nueva-York, un
destacamento al mando del coronel Knowl-
ton, apoyado por las tropas del mayor
Leitch, encontró al enemigo.y lo rechazó
con sin igual denuedo, costando no poco tra-
hajo obligar á los americanos á que suspen-
dieran la lucha. Esta victoria costó sin
embargo muy cara, pues tanto el mayor
Leitch como el coronel KnowIton quedaron


(') Véase la lJisforia de la iglesia de Trinidad, por el
JJr. Berrian, págs. 141-115.


mortalmente heridos. Al hablar de este úl-
timo, dijo \Vashington: «que era un hombre
que hubiera honrado á cualquier pais.» Este
encuentro influyó favorablemente en el ~jér­
cito americano.


Como V.,T ashington se hallaba perfecta-
mente atrincherado en las alturas de Har-
lem, el general Howe no creyó prudente
atacarle .y permaneció quieto en las llanuras
por espacio de tres semanas (*). Sin embar-
go, en el campamento americano comen-
zaron á reinar bien pronto las enfermedades,
y como se carecia de un hospital á propósito,
los soldados se veian en la precision de
acomodarse lo mejor posible en los pajares,
en los establos y hasta en las orillas del ca-
mino. Tanto por esto como por otras
. t' l' '. 1 t776. Clrcuns anClaS, llCIerOnSe a poco


tiempo muy frecuentes las deserciones, no-
üindose una escandalosa tendencia á deso-
bedecer las órdenes de los jefes y á cometer
varios escesos. No es estraño pues que el
comandante en jefe se mostrase sumamente
inquieto por el porvenir, con tanta mas
razon cuanto que el ejército, alistado por un
año, se hallaba en vísperas de cumplir el
tiempo de servicio, lo cual hizo reflexionar
de nuevo á \Vashington sobre aquel fatal
sistema de enganches, gracias al que las
veteranas tropas del onemigo solo tenian
que luchar con una milicia bisoña.


Robando algunos momentos á las horas
que dedicaba al sueño, \Vashington escribió
en la noche del 24 de setiembre una enérgi-
ca y admirable carta al presidente del Con-
greso, demostrando de una manera con-
cluyente la insuficiencia, la confusion y los


(') El dia H) de setiembre, los hermanos Howe dirigieron
un Manifiesto al pueblo, cuyo documento, con las observa-
ciones que de él hizo el Juez Drayton, de la Carolina del Sur,
se encontrará en el Apéndice que hayal final del presente
c~pítulo.


./ '.


",




'tE! HISTORIA DE LOS CAP. [.


contratiempos que acarreaba la mal enten-
dida organizacion del ejército. Despues de
indicar el único remedio que podia aplicar-
se, el jefe terminaba su cartá con estas
palabras: «No hay en el mundo situacion
mas miserable que la de un hombre que
como yo se halla encargado de un ejército
compuesto de tropas indisciptinadas y que
carecen de todo lo necesario. Las dificultades
de que me he visto rodeado desde que me
hallo en el servicio; los disgustos que con-
tinuamente he recibido por ver frustradas
todas mis esperanzas y deseos; el deplorable
estado de los asuntos, que me hacen siem-
pre temer que el Congreso censure mi con-
aueta, y por último, la imposibilidad de
dirigir un ejército compuesto de elementos
tan heterogéneos, es mas de lo que se ne-
cesita para persuadirme íntimamente de que
á menos que se cambie nuestro sistema mi-
litar, no me será dable llevar á cabo las
operaciones á satisfaccion del público, que
('S la única recompensa que he deseado desde
nn prmClplO.»


Las indicaciones de \Vashington produ-
jeron al fin el resultado que éste deseaba,
porque despues de leida su carta, se acordó
reorganizar al ejército de una manera per-
manente. En su consecuencia, decretóse la
tormacion de ochenta y ocho batallones, que
facilitarian los diversos Estados segun sus
alcances, .Y se aumentó la paga de los oficia-
les (*). Los individuos que se engancharan
por todo el tiempo de la guerra debian re-
cibir un premio de veinte duros. y cien acres
de tierra, incluso el uniforme completo mien-
tras estuviesen en el servicio; y á los que


(') La l'olon io. de Ncw-Hampshirc dcbia organizar tres
jlatalJones, }Iassachusetts quiuee, Rhode Island dos, Con-
necticut ocho, Nueya-York cuatro, yotros tantos Nueva-Jer-


solo se alistaran por tres años se les daria
lo mismo, menos la tierra. La paga de los
oficiales aumentaria en proporcion al grado
de cada cual (*). Los Estados debian enviar
sus comisionados al ejército para que acor-
dasen con el comandante en jefe el nom-
bramiento de los oficiales, mas como esto
podria ocasionar algun retraso, autorizó se á
Washington para que llenara las vacantes.


A pesar de hallarse ocupado en la árdua
tarea de reorganizar el ejército, el jefe ame-
ricano no perdia de vista al poderoso ene-
migo que se hallaba cerca de su campamento,
é inquietándole mucho la inaccion de Howe,
cuyas tropas no carecian absolutamente de
nada, Washington se mostraba ansioso por
averiguar qué movimiento emprenderia el
jefe inglés. Howe, que habia cambiado su
plan de campaña, envió algunos buques de
guerra, que subiendo por el Hudson, á pesar
de las baterías americanas, consiguieron"
forzar el paso, interceptando luego las co-
municaciones é impidiendo que Washington
pudiese recibir socorros por el rio. Hecho
esto y despues de haber dejado parte de sus
fuerzas para cubrir á Nueva-York, Howe
condujo el resto de su ejército á Pell's Point,
en Long Island Sound, á fin de tomar po~
sicion en las cercanas alturas de New-Roche-
11e, (Nueva-Rochela) y habiendo recibido
allí un considerable refuerzo de tropas de
Hesse á las órdenes del general Knyphau-
sen, amenazó la retaguardia de \Vashington
con objeto de cortar toda comunicacion por
tieua ó mar, obligándole á que aceptase la
batalla. En vista de este movimiento, reu-
nióse el consejo de guerra, y para destruir
dicho plan, acordóse evacuar la isla de York
Y conducir las tropas al interior. Convenid{)s


sey; Pennsylvania doce, Delaw31'e uno, l\Iaryland ocho, y¡r-¡I (') A Ull coronel se le concedian quinientos acres de tier-
gil.li¡¡ quince: la C~rolina dclNorlf' l1uen', 1:.1 C~l'olina del Sur ra, á un mayor cuatrocientos, á un capitan trescientos, á un
S(,IS, y lino Geor';:(Ia. tenientE' doscientos, y ciento cincuenta á un IIlférez.




CAP.!. ESTADOS- UNIDOS. 413


todos en esta medida~ discutió se luego si se- su campamento, y habiendo observado en-
ria conveniente dejar una guarnicion en el tonces Howe que una parte de las fuerzas
fuerte Washington, cosa que á la verdad no enemigas ocupaban á Chatterton's Hill, dió
se creyó muy útil, toda vez que los ingleses órden para que se les desalojara de aquella
eran dueños del rio. \Vashlngton y Lee se posicion, lo cual pudo conseguirse despues
opusieron á ello ,pero Greene insistió en de un breve pero reñido combate, en el que
que el fuerte se hallaba en estado de soste- fueron poco mas ó menos iguales las pérdi-
ner cualquier ataque del enemigo, y como didas por ambas partes. Entretanto el co-
además se supuso que los sitiados podrian mandante en jefe se situó en las cercanas
escapar en caso necesarIO, sm mas que cru- alturas de North-Castle, donde Howe no
zar el rio, resolvióse dejar en el fuerte una juzgó prudente atacarle, aun cuando recibió
guarnicíon de tres mil hombres á las órdenes refuerzos á los dos ó tres días.
del coronel Magaw. El Congreso por su El general inglés cambió entonces de nue-
parte, dijo al emitir su opinion: «que seria vo su plan, y al ver que \Vashington, obran-
conveniente conservar el fuerte V-l ashington do con la mayor prudencia, no parecía dis-
todo.el tiempo posible.» puesto á empeñar la batalla, trasladó su


Viéndose el jefe americano en la necesi- ejército hácia el Hudson y Kingsbridge,
dad de retirarse ante el enemigo, lo hizo del visto lo cual por el comandante en jefe y
mejor modo que pudo, pues esta operacion, conociendo que el plan del enemigo era asal-
ya de suyo muy trabajosa, ofrecia grandes tal' el fuerte \Vashington, atravesando lue-
inconvenientes por la dificultad en los medios go el Hudson para llevar la guerra á Nue-
de transporte. Por esta razon Washington va-Jersey y acercarse acaso á Philadelphia,
se trasladó primeramente á \Vhite Plains, tomó sus medidas para oponerse á este pro-
(Llanuras blancas) guardando una línea pa- yecto en lo posible. En su consecuencia dejó
ralela con el ejército inglés, del que le sepa- al general Lee donde se hallaba con cuu-
raba el rio Bronx. El dia 26 de octubre los tro mil hombres, incluso la milicia de Nue-
americanos se acamparon en la parte orien- va-Inglaterra, que iba ya á concluir su
tal de dicho rio, que de este modo protegia tiempo de servicio, y enseguida dispuso
su flanco derecho, y acto continuo "\Yashing- que todas las fuerzas que se hallasen al
ton apostó un cuerpo de seiscientos hombres Oeste del Hudson hicieran un. rodeo á fin
en la colina Chatterton á las órdenes del de cruzar luego por King's Ferry, á la en-
general M' Dougall. Practicado este movi- trada de Highlands, punto opuesto al en
miento, siguiéronse frecuentes escaramuzas, que se hallaban los buques del enemigo.
y si bien es cierto que los ingleses obtuvie- Acto continuo examinó aquellas fuertes po-
ron al fin la ventaja, no lo es menos que siciones, dió órden para que se construye-
aquellas fueron provechosas para los ameri- sen nuevas obras, y cruzando el rio reunió-
canos en cierto modo, porque se acostumbra- se despues con sus tropas en Hackensack.
ron á presentarse ante el enBmigo sin temor. Entretanto Howe habia embestido ya el
El dia 28 vióse avanzar al ejército inglés, fuerte "\Yashington , resolviendo dar el asal-
desplegándose en órden de batalla por los to por cuatro puntos distintos á la vez . Ya
costados de las colinas que se hallaban frente hemos dicho que el jefe americano no creyó
á las líneas de Washington, á dos millas de nunca prudente defender aquel puesto, pero




HISTORIA DE LOS CAP, 1,


t'ra demasiado tarde para evacuarlo, pues
las tropas no podian salir hallándose com-
pletamente cercadas por el enemigo. Había-
se intimado ya la rendicion al coronel Ma-
gaw, mas éste contestó que tenia intencion
¡le defender el fuerte hasta el último estre-
mo. La noche antes del ataque y cuando
eruzaba Washington el rio para ir á ins-
peccionar un puesto, encontróse á los ge-
llenerales Greene y Putnam, los cuales le
aseguraron que acababan de ver la guar-
llicion del fuerte y que esta se hallaba muy
lJien dispuesta á defenderse hasta el último
trance. En las primeras horas de la maña-
na del dia siguiente, 16 de noviembre, los
ingleses asaltaron el fuerte, y el coronel
~Iagaw, cumpliendo su palabra, se defen-
¡lió con tal bravura que los sitiadores per-
dieron unos cuatrocientos hombres antes de
apoderarse de las obras avanzadas, pero
cuando se aproximaron á cien varas del
fnerte, Magaw no pudo ya conseguir que
sus soldados conservasen las líneas de de-
fensa, resultando de aquí que toda la guar-
nicion, compuesta de unos tres mil hom-
hres, así como tambien la artillería, cayeron
en poder del enemigo. \Vashington, rodea-
do de varios de sus oficiales, segun dice
-:\lr. Irving, fué espectador ansioso de aq ue-
lla batalla desde la orilla opuesta del Hud-
son, y si bien las colinas y los bosques
intermedios le impidieron ver todo cuanto
pasaba, el estampido del cañon, el estruen-
do de la fusilería y las densas columnas de
humo que se elevaban sobre las copas de
los árboles diéronle á conocer cuán encar-
nizada era la lucha, y por un momento abri-
gó la esperanza de que la victoria se decla-
raria en favor de los suyos. Washington
pudo observar distintamente el combate por
la parte del Sur con la a,Yuda de un teles-
copio y le satisfizo en estremo la conducta


de Cadwaladm', que con fuerzas inferiores
defEmdia su posicion; pero cuando le vió lue-
go atacado por el flanco, rota. su línea y las
tropas retirándose al fuerte, dominadas por
la superioridad numérica de ·los enemigos,
todo lo dió por perdido. La última parte del
espectáculo fué la peor para el comandante
en jefe, pues distinguió con toda claridad
que los soldados de Heese acuchillaban á los
americanos. Dícese que aquella escena le im-
presionó tanto que se puso á llorar como un
niño.


La rendicion del fuerte \Vashington hacia
imposible la defens3, del fuerte Lee, y por
lo tanto dióse órden para evacuarlo inme-
diatamente, sacando todas las armas y mu-
niciones, mas antes de que esto pudiera
efectuarse, desembarcó Lord Cornwallis por
la, parte de Jersey, con el propósito de en-
cerrar á la guarnicion entre los rios Hudson
,Y Hackensack , y por consiguiente fué pre-<
ciso apresurar la retirada, abandonando los
cañones y demás efectos de guerra.


\Vashington estaba perfectamente conven-
cido de que no podria disputar el paso del
rio y por lo tanto solo se resistió un corto
tiempo para dar lugar á que se trasladasen
los bagajes y municiones, despues de lo cual
cruzó el Passaic y fué á tomar posicion en
:\ewark, donde estuvo varios dias pidiendo
refuerzos á todas partes, en tanto que el ge-
neral Lee, que se hallaba en North Castle
con fuerzas considerables, recibió órden de
ir á reunirse con el comandante en jefe lo
mas pronto posible.


Triste era la situacion de Washington en
aquellos momentos. Con un ejército reduci-
do á tres mil hombres, abatidos y desanima-
dos, que careciendo de todo lo mas preciso,
no tenian siquiera tiendas de campaña para
resguardarse de las nieves del invierno, que
:ya se acercaba, y hallándose además en me-




CAP. J. ESTADOS-Ul'iIDOS.


dio de una poblacion que si no hostil, se
mostraba muy indiferente, necesitábase la
resignacion y valor que pocos hombres po-
seen para luchar de este modo con la adver-
sidád. El ejército inglés, compuesto de unos
veinte mil hombres de tropas veteranas, se
hallaba en un estado brillante, y como es
natural, pensaba obtener una fácil victoria
sobre el resto de las fuerzas de \Vashington.
El jefe británico contaba además con un po-
deroso elemento, como es la caballería, en
tanto que los americanos solo podian dispo-
ner de una escasa milicia montada que ha-
bia venido de Connecticut á las órdenes del
mayor Shelden. Su artillería no era tampo-
co mucho mejor; la milicia de Nueva-Jersey,
compuesta de unos mil hombres, no servia
para nada; el tiempo de servicio de las pocas
tropas regulares iba á espirar con el año, y
bien podia temerse, en vista de estas circuns-
tancias, que dentro de poco no habria ejér-
cito alguno.


La mas profunda consternacion pareci::t
h::tberse apoderado de los Estados vecinos,


, pues cada uno de ellos, temiendo por sí mis-
mo, rehusaba lwestar socorro á los demás.
A un quedaban algunos regimientos de tro-
pas regulares en las fronteras del Canadá,
mas era preciso conservarlas en aquel pun-
to para contener el progreso del enemi-
go, prescindiendo de que el tiempo de su
servicio iba á concluir muy pronto. Añadía-
se á todo esto el inminente peligro de las se-
diciones por parb de los descontentos, que
ya en varios puntos hacian lo posible en fa-
vor de la causa de la Gran Bretaña; y t.an-
to es así, que habiéndose sabido que en el
condado de Monmouth, en la provincia de
Nueva-Jersey, iba á estallar una insurrec-
cion, vióse precisado Washington á desta-
car una parte de su mermadas fuerzas para
contener á los trastornadores. La presencia


del victorioso ejército inglés, por otra parte.
disipó el terror que en un principio inspi-
raran los patriotas á los realistas, los cua-
les se abandonaron sin reserva al resenti-
miento que les animaba contra sus enemigos.


En aquel triste estado de cosas, los co-
misionados ingleses resolvieron dirigirse al
pueblo por segunda vez, de una manera mas
enérgica. y al efecto el 30 de noviem-
b .' 1 1 1 1. 776. . re Cl1'CU aron una proc ama en a
cual se ordenaba que volvieran á sus casa:;:,
todos aquellos que hacian armas contra el
gobierno de S. M., y que las personas que
se ocupasen en reunir tropas, armar buque:;
ó molestar á los súbditos del rey, dejaran
de ejecutar semejantes actos, que no podia
autorizar el poder usurpado. Al mismo tiem-
po los comisionados prometieron, «que todo
aquel que en el término de sesenta días, á
contar desde la fecha de la proclama, 'se
presentase á cualquier gobernador ó al co-
mandante en jefe del ejército británico en
América, ó á un oficial, jefe de un puesto.
para obtener el beneficio que se ofrecia, so-
metiéndose ~¡, obedecer á S. M. y no hacer
armas contra el gobierno, se le perdonaria
por completo el crímen de traicion.»


Al ver que Lord Cornwallis avanzaba,
\Vashington abandonó á Newark y se reti-
ró á Brunswick, pequeño pueblo de Raritan.
y mientras se hallaba allí espiró el tiempo
de servicio de las tropas de lVIaryland y Jer-
sey, sin que bastaran las observaciones df'l
comandante en jefe para inducirlas á que-
darse. Como el general británico continuaba
avanzando, \Vashington no tuvo mas reme-
dio que proseguir su retirada. «El dia 7 de
diciembre, dice Steadman, nuestro ejército
salió de Brunswick á las cuatro de la ma-
ñana y llegó á Princeton á la misma hora
por la tarde, desde cuyo punto partió Was-
hingion con la brigada Stirling una hora




Hü HISTORIA DE LOS .CAP, 1.


antes que llegara el jefe británico. Este" úl~ 'el resto de las tropas; pero aquel.oficial, á
timo descansÓ en Princeton diez y siete ho- pesar de lo crítico de las circunsümcias y de
ras, y habiéndose puesto en marcha á las las apremiantes órdenes de \Vashington , no
nueve de la mañana del 8, llegó á Tren- se dió prisa alguna á obedecer. Deseoso sin
ton á las cuatro de la tarde,precisaÍnente duda de mandar separadamente y de no so-
cuando el último bote del general \Vashillg- meterse á una autoridad superior, no'empren-
ton cruzaba el rio, como si se hubiera cal- dió la marcha hasta e14 de diciembre, y en-
(mIado con toda exactitud cu~J era el tiempo tonces avanzó lentamente hacia el Sur, á la
necesario para dejar escapar al enemigo. cabeza de sus tres mil hombres, movimiento


lIabiendo llegado á Ti'enton un refuerzo que fué fatal para su propia persona, porque
,le unos dos mil hombres procedentes de le costó perder la libertad, segun vamos á
Pennsylvania, que pudieron reunirse mer- ver. Al llegar á Baskingridge, en el condado
ced'á los esfuerzos del general Miffln en Phi- de Morris, el dia 13 de diciembre, separóse
ladelph{a, tuvo intenciones \Vashington de de 'sus tropas á cierta distancia para descan-
atacar al enemigo; mas como llegara á sal' un rato, sin tomar antes la precaucion
su conocimiento que Cornwallis acababa de de poner centinelas, reprensible descuido
recibir tambien refuerzos, desistió de su idea, que dió lugar á que el coronel Harcourt, que
.Y el 8 de diciembre interpuso el Delawaré con un destacamento de caballería ligera te-
entre sus tropas y los ingleses, cuidando nia órden de observar los movimientos de la
muy particularmente de recoger á su paso division de Lee, pudiera acercarse á éste,
cuantos botes encontrÓ por el rio y ocupar guiado por un Tory, y haciéndole prisionero,
todos los puntos por donde era probable que le enviara acto continuo á Kueva-York, don-
intentara pasar el ejército británico, con lo de estuvo incomunicado por algun tiempo.
cual·desaparecia el peligro de un ataque in- . considerándosele, no como prisionero de
mediato. Poco déspues llegaron los ingleses, guerra, sino como desertor del ejército bri-
y como pareciese que trataban de pasar el tánico (*).
rio, estableciéronse destacamentos para opo- La captura del general Lee se consideró
nerse á· ello ,pero luego se vió que habian como una gran desgracia por los americanos.
desistido de su empeño. En aquella situacion, pues en aquella época habíase granjeado el
y mientras esperaba \Vashington con la ma- aprecio y confianza del ejército y del pais:
yor ansiedad que llegasen refuerzos, destacó mas los ingleses. por su parte, se alegraron
algunas partidas para hostigar al enemigo. tanto como si hubiesen obtenido una victo-


El dia 12 de diciembre el Congreso juzgó ria, pues dijeron que tenian'ya en su poder
prudente trasladarse á BaltiÍnore, donde se al paladin americano (H).
propuso esperar algun tiempo hasta ver qué
giro tomaban los negocios.


Cuando el comandante en jefe se retiraba
por Jersey, envió un mensaje al general
Lee, que se habia quedado con una division
del ejército en North-Castle, encargándole
eficazmente que' se pusiera en marcha á toda
prisa hácia Delaware, á fin de reunirse con


(') La relacion exacta dc este hecho, en la que se'indica
cual em el propósito de Lee al eOl1ducirse de aquel modo.
se eneontrará en la Vida de Washington, por Ining, \'01. 11.
pág. 24.3.


(") Como Lee Pl'a superior en graduacion á todos los
prisionel'os que tenian los americanos, no podia canjear-
se; mas deseando cont'ilial"lo todo, ofreciéronse en cambio
de aquel jefe seis oficiales subalternos, lo cual no acepta-
ron los ingleses, El Con¡n"'so se enojú mucho al saber qltr'




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CAP. I. ESTADOS-UNIDOS. 417


El general Sullivan, que en 4 Je setiem-
bre habia siJo canjeado por el general Pres-
cott, así como Lord Stirling lo fué por el
general ~1'Donald, sucedió en el mando á
Lee, y poniéndose inmediatamente en mar-
cha, cruzó en 20 de diciembre el Delaware
por Philipsburg, y se reunió con el coman-
dante en jefe, preeisamente cuando llegaba
el general G~tes al campamento con una
parte del ejército del Canad¡L Sin embargo,
aun cuando se habian reunido tOfIaS estas
tropas y alguna milicia de Pennsylvaniu,
las fuerzas de \Vashington no escedian de
siete mil hombres, debiéndose esto á q ne si
bien eran muchos los que venian, no eran
pocos los que se iban diariamente, dejando
en su lugar tropas bisoñas, mal equipadas
y abatidas por sus anteriores derrotas.


El general Howe, con un ejército de vein-
te y siete mil hombres, perfectamente arma-
Jos, bien provistos de todo ]0 necesario "}
engreídos con sus victorias, permanecia en
la orílla opuestft del Delaware, estendiénclose
desde Brunswick á Philftclelphüt, y dispues-
to, segun se creia, á pasar el rio tan pronto
como este se helera con los frios del invier-
no. Aquella situacion era muy triste para'los
americanos, que comenzaban á perder toda
clase de esperanzas, con tanto mas motivo,
cuanto que el general Clinton, scguido de
dos brigadas de tropas inglesas y otras dos
de soldados de Heesc, y escoltado por una
escuadrilla de buques de guerra ti las órde-
nes de Sir Pcdro Pal'ker, acababa de ponerse
en marcha para apoderarse de Rhode-Island.


Leo sel'i:, tratado como un desertor, por haber servido an-
tes de la guerra en el ejército británico, y á consecuencia
de esto publicó una proclama amenazando tratar á los pri-
sioneros quc tuviera en su poder elel mismo modo que los
inglt~sfJs tr,ll.ilsen á los americanos, y especialmente al ¡.!;e-
neral Lec. De csto resultó, que los prisioneros ele ambas
pades tuvieron que sufrir mucho, sobre todo pOI' no haber
f[uerillo los ingleses someter á Lee á un consejo de gllerw.


TOMO l.


Los amoricanos, que no podian oponer re-
sistencia alguna, se retiraron al acercarse
Clinton, y de este modo, el mismo dia que
\Vashington cruzaba el Delaware, el general
inglés se posesionaba de Rhoele-Island sin la
menor oposicion. Aquella fué una pérdida
muy sensible tanto por la situacion de la pro-
vincia como porque la escuadrilla americana
al mando del comodoro Hopkins, se víó en la
precísion de retirarse al rio Provjclencia~ con-
tinuando allí bloqueada y sin poder· hacer
cosa alguna por mucho tiempo. Los ingleses
solo cogieron dos cañones y unos cuantos
prisioneros, pero la conquista ue Rhode-Is-
la,nd les sirvió de mucho para sus ulteriores
operaciones, pues uesde esta provincia po-
dían hostilizar á Jilassachusetts, y además de
esto, los refuerzos qne "el general Lincoln ha-
bia reunido con el fin de enviarlos ti \Vas-
hington, tuvieron que detenerse en aquel
punto para observar las operaciones del ge-
neral Clinton. Hasta el estado de Connectí-
cut se alarmó de tal modo, que retuvo las
tropas que pensaba enviar al comandante en
jefe.


El general Ho"\ve, segun observa un escri-
tor inglés, fué censurado severamente pOI'
no activar la persecucion elel ejército ameri-
cano, cercando ti \Vashington antes de que
se refu;,!'Íase en el Dehwmre. Acaso no sea


v


justa esta censura, pero es indudable que la
lentitud de los movimientos del ejército in-
glés, fué la salvacion de los americanos. La
conducta de Howe reveló mas bien prudencia
que impetuosidad, pero rlurante la guerra
obtuvo tan buen éxito como cnalq niera otro
general británico, y no se espuso ti ninguno
de esos desastres ele que fueron víctimas va-
rios de sus compañeros.


Como quiera que sea, no puede ponerse en
duda (1110 \Vashington, en su retirada por
Jersey, dió pruelJas no solo de ser nn buen


53




Hll;l'úlllA DI!: LúS ~:';TAlJl)::!-UNlDOS.


general, sino tambien un noble y valeroso el carácter de Washington el mas á propósi-
patriota. Sensible fué que tuviera que pasar to para sufrirlas, ellas le sirvieron para ad-
por tantas pruebas y humillaciones y que se quirir la instruccion y la sabiduría, y ningun
viese obligado á luchar con tantos contra- hombre de su época alcanzó nunca tanta in-
tiempos y dificultades para llevar á cabo su fiuencia ni dió tales pruebas de nohleza, in-
elevada mision; pero Dios no nos sujeta á tegriclad'y decision de carácter .
.ciertas pruebas sin algun designio, y Hiendo'


-:-- .. ~.




APÉNDICE AL CAPÍTULO l.


Co"'uniea .... ioll Ú S~. EK Hi<oarfl", Vizl'ullde How" .. \Imimnl,', y al caballero (~uillerm() Howp, genera.\ flpl t'jércit()
.l." S .. \'1. B. ('11 América .


. \hlt S~~Ñt)H .\\10: f[nmu~ I'eeibido aqlli el mani{iesLo '1 lit'
tm'iel'OJ1 Ú hien publicar en Nucva-York, y nos ha causado
t.:mta sorpr(,sa "OUlO disgusto. El honor y n,conoeido talento
,le VV. EE. contrastan perfectamente con el contenido de
('se Ilocumento, y como sient.o infinito que de tal modo se
pl'llstit.lLj'an vuestros nombres, no puedo menos de hacer al-
gunas olJs~rYaeiolles it VV. EE. sobrc un asullto qll~, per-
judicando á su reputa"ioll, aOigc á todas las alm:u; g~nero­
"as. Empezaré por reproducir ,,1 m~nif1esto.


H1(;A111>0, VIZCO:"lDE HOWE, del )'ei.no ell' IJ'landa, y el calm-
l/el'O GUILLERMO HOWE ,general del ejb'cito de S. M, en
América; CO:lHSIONADOS (lml)(¡8 del rp!I pm,(t restablpr(')' 111. ¡U(:,
en Sl/.~ ('oZo¡¡i(ls ,[" lu .1rnh'ica del Norte, de., "te.


",J:A~IFTESTO.


.\unque el Congreso, á (íuien los estraviados HlllPJ'iuw08
permit¡;n oponerse al restahlecinlÍfluto del gobierno Consti-
t.ucional de eRtas provincias, ha ]'eeha7.aclo todos los meclios
.Ie reconciliacion, para llevar á cabo sn estravagante e
inadmisible propósito de proclamar la indepelHlencia, los
comisionados del rey creen oportuno hacer presente que
desean conferenciar con los afect.uosos súbditos ¡le S. M. á
Hn de que se adopten las medidas necesarias para devolver
~l este pais la tranquilidad pública, estableciéndose una
union permanente con todas las colonias que deben formar
parte del imperio británico. Como quiera que S, M. haya te-
nido á bien disponer se revisen todas las instrucciones
¡ladas á sus gobernadores, especialmente las que restl'Íngen
la libre legislacion de alguna de sus colonias, así como tam-
bien todos los decretm; por los cuales pudieron creerse per-
judicados sus súbditos, recomendamos con la mayor efica-
cia á estos habitantes que reOexionen detenidamente acerca
de su actual situacion para que jU7.gtlen si les será preferi-


ble sact'iticar sus vidas 8nla illjusta cansa que defienden, á
contracr UIla alianza que asegurará la paz y el goce de su>,
lihflrtades bajo los verdaderos principios de la Constitlldoll.


Darlo f'11 :'l/neva-York á '19 de setiembre dfl '17iG.


[>,,1' úrdflll de SS. E~:.
STRAGHEY.


HOWE,


W. Howl':.


y a llll l' a , sin detenerme en las obscn;acioll"~ f¡lLe llUfli(~­
l'an hacerse al ver que no figuran á la caheza del manifiesto
los títulos militares de Lord HOWA, qUfl (~jflree un mando
hóstil para América, cuya intencionada omision tiene sin
(luda por objeto disipar temores para qllfl los ignorantes
crean qUE' S. S. deben considerarse como unos meros comi-
,;iona¡!m; '1(1(, se proponen solo restahlfl('f'r la paz, sin intimi-
dar á nache; y sin que sea, por último, mi ánimo ofender eH
lo lilas minimo vuestra tlelic:ulflza, mis ohs~rvacionfls se li-
mita]'án á los principales puntos del manifiesto, que siento
mucho decir, no son dignos de vuesb'o r8cto juicio y elevarlo
earáeter.


Vuestras Escclencias creen conveniente declarar que ele-
8e(ln 1'establecer la. tl'anqnilidad }Júhlica; ¡; pero es acaso el
objeto de esa oferta proporcionarnos ventajas ó beneficios'?
¿ S~ trata de permitir que siga librementl' su curso nuestro
natural progreso'? ¿ Se quierfl por ventura confirmarnos en
nuestros derechos pOl' la lfly de la naturaleza? i ~o ! El obje-
to es cubrirnos de ignominia, destruir la savia de la planta
que ha de hacer germinar nuestras libertades, y privarnos,
en fin, de flsa igualdad natural" con d resto de la humani-
dad, estableciendo qUfl cada Estado sea llna parte del im-
perio británico. En una palabra, VV. EE. invitan á los
hombres de sano juicio á que cambien su independencia
por un sprvilismo peligroso, Pero cuando recordamos qne




420 IIISTORIA DE LOS CAP. I.
d rey de la Gran Bretaña deelaró hallarR" firm"mente re-
suelto á no permitir que se debilitara en lo mas minimo la
suprema autoridad de su l"gislatura sobre todos los domi-
nioR de la Corona; al reflexionar que sus venales minis-
tros y cortesanos. aborrecidos por la nacion inglesa, parti-
eipaLan de las mismas ideas, y al pensaL' en fin que por
espacio LI" diez años ha sido la América víctima de repetidas
injusticias y ahuRos, no puerlo menos de estraüar que Vues·
tr8S Eseplencias se muestren al parecer tan indiferentes á
todo sentimiento de dignidad y decoro, al creer que nos
Bometercmos para obtpner la paz, Me admira tambicn que
condeseendais cn rebajaros, aeonsejánLlollos que nos fie-
mos de un gobierno en el cual no podemos, como sabeis
muy bien, depositar nuestra confianza; un gobierno q\W
como no ignorais, se ha mostrado y se mostrará s;empre
envidioso d" nuestra prosperidad y natural progreso; un
gobierno que eomo conoceis, se halla enteramente enlre-
gario á la eorrupeion. No lleveis á mal que os diga que el
habe/'os avenido á prestar vuestro apoyo á semejante pro-
posicion, da motivos para que se dude de vuestra inte-
gridad.


El manifiesto dice: que el ¡'ey ha tenido á búm l'cvisw' las
instJ'ucciones dadas á sus gobe¡'nadores, etc., asi como tam-
bien los dcm'etos pOI' los que puedan creerse petjudicados los
8;¡bditos de S. M, Pero ¿ qué tenemos eon esto? Vuestras
Escclencias no han dicho al pueblo que podrá tomar parte
en la revision, ni tampoco quiénes han de ser los encarga-
dos (!e hacerla, y aun euando así fuese, no adelantariamos
nada, porque no podeis compromete1'os á que se derogue
decreto ni órd"ll alguna, pw,ticularmente aquellos por los
cuales pueda cl'eel'se Jle1judicado el Jlu<!'Jlo. Y siendo asi, ¿por
qué se estampa esa última frase? Si se trata de derogar,
¿ por qué no lo deC'is de una vez? Es evidente que os halleis
envueltos en un dilema, y que no estando acostumbrados


1'eis que desde la ereacioll del impuesto del sello todos los
ha}Jitantes han rellexiolHdo sobre su deplorable situa-
cíon '? ¿ Podreis creer que la publicacion de los injustos
decretos que se siguieron des pues , y que han dado al fin
lugar á que estalle la guerra entre ambos paises y á que
nos enconll'eis (t/'mado8 conl1'a ;'osOtl'OS, resueltos á morir
ó ser independientes, no nos h:tbrá inducido á refiexio-
nar con la mayor deteneion? j Bien podreis conocer que
precisamente á consecuencia de esas reflexiones estamos
dispuestos il sa(~Tificat, nuestras vidas antes que ceder de
nuestro derecho! Al dirigiros á todo un pueblo debeis me-
dir bien vuestras palabras, aun cuando no sea IIlas que pa-
ra dejar á cubierto vuestra propia reputaeion.


Os ha parecido conveniente calificar nuestra causa de
injusta, y es por cierto muy estraño que bajo vuestra firma
se diga una cosa semejante, puesto que como sabeis, hay
muehos hombres de recolloeida rectitud en Europa que no
opinan de este modo, ¿ Tendreis acaso la presuncion de
contradeeir á miles de personas que cuando menos pueden
tener tan buen criterio como vosotros para juzgar sobre
este punto?


Decís tambien que nuestra causa es precaI'ia, pero pe\'-
mitidme contestaros que todos los asuntos de los hombres
son preearios, como lo son tambien los de la guerra, Sin
emhargo, si VV, EE. quieren decir con eso que no nos
será posible defender la causa que sostenemos, yo pre-
guntaré á mi vez al general I-Iowe, ¿qué progresos hizo
con su ejéreito durante su permanencia en Boston, y
qué brillantes vietorias é importantes conquistas ha lle-
vado á cabo desde que se h311a en la isla de Staten? El
elogio


duo fulmina belli
Scipiadas


no se puede aplicar seguramente á VV, EE, y el hecho
á semejantes subterfugios, no acerteis á salir del paso, por· de armas llevado á cabo ante las lineas de Long-Is-
que vuestras instruceiones no os permiten obrar con fran-
queza y legalidad. De otro modo, vueslro honor y delicadeza
os hubieran impulsado seguramente á dar terminantes es·
plicaeioncs sobre este punto, A pesar de lo que se dice
sobre la revision de las instrucciones y decretos, vemos
claramente que se prepara una emboscada para nuestras
libertades, pues en el manifiesto se ha tenido buen euidado
de no decir cuáles serian las personas encargadas de la
revision ni de ofrecer nada respecto á derogar ó suprimir,
Esto se parece al plan de deelaracion del rey Jacobo Il,
des pues que abdicó, sobre el cual dió esplieaeiolles confi-
denciales el se "retario d" Estado, conde de l\fclford á Lord
OU\l(lee. El primero escribia al segundo lo siguiente: (Ape-
sal' de lo que se ha prometido en la Dcclaracion acerca
de indemniza cione~ é inrbtfacncia,s, las ';osas se han arregla·
do de modo que el rey podd¡, buenamente faltal' á su prome-
sa cuando guste.)) Vuestras Escelencias han hecho tambien
1m arreglo, de mor!o que es inútil h~blar mas sobre este
punto,


Se recontienda á todo~ lo> ha'¡itantes ql!e reflexi()nen deteni-
damen"te sobre su situ:tcion actual. ¿ Es posible que hagais
form't!mente esh ra,~o~n ~ndacion ? ¿ Es posible que igno-


land, así como la vietoria que obtuvo sobre una avan-
zada de tres mil hombres, no reflejan mucha gloria
sobre un cuerpo de ej(~reito cOlIlpuesto de doce mil vetera-
nos, ~i tumpoco puede lisonjearos nlll(~ho la accion de la
isla de Nueva-York ocurrida e115 Lle setiembre, en la que
pO(~O mas de ochocientos americanos, atacando tres com-
paüias de infantería ligera, apoyadas por dos regimientos,
les obligaron á retirarse de eolina en colina hasta vuestras
lineas, llevándose tres cañones como trofeo de la vietoria
y cuando el 2 de octubre el general "\VashingtoIl cubrió con
un destacamento las alturas de Harlaem, para proteger á
los habitantes mientms se llevaban sus efectos, el ejército
británico, que marchaba en órden de batalla no muy lejos de
nosotros, no disparó un solo tiro para oponerse á nuestras
operaciones, y esto prueba que les inspiraban respeto las
tropas americana:s, En una palabra, creo que con algun
fundamento puedo decir, que estos hechos no demuestran
que nuestra causa sea tan precaria COlllO vosotros creeis,
y por lo tanto permitidme recomendaros, que l'ejlexioneis
sél"iamente sobre vuestra situacion actu(ll, y que abandoneis
la injusta causa en que o~ hal/.ais comp¡'ometidos, con lo cual
vuestra conducta no será censurada por la posteridad.




CAP. 1. ESTADOS-U!\"IDOS. 4-21


Vuestras Escelencias escitan á todos los habitantes á con·
traer una alianza qlle asegurará la paz; pero eso es lo mismo
que si mandarais á un cuerpo de tropas avanzar al asalto
antes de ponerle en úrden de batalla. Permitidme deciros
que la proteccion debe pl'~ced~r á la alianza, pues la últi-
ma se fnnda en los beneficios de la primera, y á fé que las
operaciones de los ejércitos de mar y tierra que se hallan
hajo vuestras óruenes no demuestran seguramente que
"uestro rey sea nUf~stro protoctor. Así puos, la alianza de
América con el monarca de la Gran Bretaiía está lIllOra
completamente fuel'a de cuestiono


Tratais de halagar á los habitantes diciéndoles, que se
les asegw'al'á el W¡¡'e goce de 8US libel'lades bajo I08vel'da-
deros principios de la Conslítucion. ¿ Quereis decirnos
dónde se encontrariln esos principios que en nuestro con-
cepto no pueden hallarse en el gobierno británico '/ ¡, No
sabemos acaso que la rnayol'h uc las dos Cámaras dcl Par-
lamento está absolutamente sometiua á la direceion dcl
monarca? Ellos hacen y suprimen leyes, admiten ó recha-
zan proposiciones, votan cmlti,Jades hasta sin li¡ni/w' la
.suma y segun el antojo del ministerio, y VV. EE. que
son hombres de honor, no se at¡'everán á nega¡', estas cosas.
¿ Quereis pues decirnos si en donde hay semejante de-
pendencia pueden existir los verdaderos principios de la
Constitucion ? En la historia del presente reinauo, la Euro-
pa entera prestaria SIl testimonio contra vosotros. Hace
mucho tiempo que se ha prescindido de esos principios
pues de otro modo no huhiéramos visto la uimision de Leg-
ge, virtuoso Canciller del Exchiquier, porque no quiso aban-
donar su asicnto en el Pclrlamellto á instigacion del último
príncipe de G:lles, ni tampoco habriamos presenciado la
matanza en los campos de San Jorge, por la cual so dioron
á los asesinos las Reales gracias; ni menos se hubiesen
elevado tantas quejas al trono, ni derrochado los tesoros
con la estravagancia ¡le un Caligula ó un Neron, ni seria
tan ruinosa la situacion de la Gran Bretaña, ni estariais, en
fin, en guerra con América por la mas injusta di! la~ cansas.
y despues de todo csto, ¿ os atrevereis todayia á hablarnos
sériamente de seglU'idad bajo los veruaderos principios do
la Constitucion? El Lord mayor de Lóndres es citó pública-
mente á Lord North y á los Lores del Almirantazgo á que
concediesen licencia ú los buques para comerciar en todos
los puntos de América, contrariamente á lo que se previno
en un decreto del ParlamenLo espedido en el mes de di-
ciembre último. y en vista de esto, ¡, no tienen escrúpu-
lo VV. EE. de hablarnos d~ seglU'idad bajo los verdadel'os
principios de let Constitucion?


Decis en el manifiesto: q,te el ¡'ey ha tenido á bien di,~po­
nel' se revisen las instrucciones y uecroLos. Si en efecto se
trata ue url:l reconciliacioll, ¿ pDr qué se insulh á los habi-
tantes? Era obligacion del rey haber Ol'denéldo, no solo una
I'evision, sino una modi,ficacion de sus instrucciones, reco-
mendando al prDpio tiem¡JJ que se aluüasen los decretos
cuando 01 pueblo se quejó pOi' pl'i;J¡era VeZ de) ellos. Pero en
vez de esto, hizose criminalmente sordo á los clamores de
sus súbditos, y para imp::medcs silencio, quemó sus ciu-
dades, restringió su co:nercio, apresó su~ buques Oé~OlS io-


nándolcs enormes gastos, tiñó su espGda en la sangre de
este pueblo, y escitó en fin contra nosotros á sus ALIADOS
los salvajes indios. j Y ahora decís á ese pueblo agraviado
l]1/.e el ¡'e y ha tenido á bien OI'denw' una revision! j Sus favo-
res son verdaderos insultos!


Vuestras Es,;eleneias, además de ejercer mandos mili-
tares como son los de Almirante y General, son tambien co-
misionados ]Jw'a restablece/' la pa", ¿ Xo os parece impropio
este título? ¿ No deberiamos lcer ¡¡I'anía en vez de paz? Os
hallais en situacion de ejercerla, y vuestro propio lenguaje
no revcla otro designio. Sois comisionados para el impor-
tante olljeto dc restablecer la paz, tcneis autorizacion para
negocivxla, y halJeis condescendido en ser '1/11'1'08 instru-
mentos, para proponer una humillante reconciliaeion entre
la América y la Gran Bretaña. ¿ QUÉ PODREIS HACElt PARA
DEGRADAROS AUN MAS Á LOS OJOS DEL MUNDO? Es <'yiden-
te que el rey no tiene un solo pensamiento generoso res-
pecto á este pais, ni trata tampoco de hacer concesiones
con arreglo á los veruadcros principios de la Constitucion,
pues de lo contrario se os hubiera revestido seguramente
de las debidas autorizaciones. ¿ Podemos tenor alguna con-
fianza en semejante príndpe? Su objeto es dividirnos, 110
ofrecernos una reparacion, y por lo tanto vuostro Manifiesto
no es sino una continuacion del plan conciliatorio de Lord
North.


Cuando reeoruamos que Lord ~orth declaró el 20 de fe-
brero de 1775 que su famoso plan conciliatorio tenia mas
bien por objeto ,"ompm" un eslabon de la cadena que os unia
con América, que dar satisfaccion al pueblo, y que no se
podia bajo ningnn concepto desistir del derecho de crear
impuestos en todos los dominios británicos; cuando repa-
samos el discurso que dirigió al rey y al Parlamento en el
mes de noviembre, la contestacion de los Comunes en 7 de
diciembre de 1774, la petidon de la Cámara hecha en 9 de
febrero de 1775 y la Real contestacioll y el discurso del
Trono al abrirse el Parlamento en 26 de octubre de 1775,
todos cuyos documentos revelan el determinado propósito
de mantener la S1¡prema autOl'idad de aquella Legislatura
sobre tocios los dominios de la Corona, ó en otras palahras,
el de somete¡'nos An torlos los casos sin cscppcion alguna;
cua.ndo Gonsideramos todas estas cosas, repito, no debe que-
dar la menor duda respecto á las intenciones de vuestro
rey, ni tampoco puede uno engañarse sobre lo que quereis
significar con los verdaderos pI'incipios de la Constitucion.
~o nos dejaremos, pues, seducir por vuestras palabras,
puesto que eonfesais, y nosotros ya lo sabiamos, que como
comisionauos no teneis autorizac.ion para negociar ni resol-
ver nada.


y si plausibles eran las razones que tUYO América para. no
uejarse subyugar, con mucha mas razon se opondria ahora
tratándose de un gohierno que ha llegado á se)' despótico. Y
sabiendo que este pais, solo despnes de sufrir repetidos
agravios y de scr víctima de continuos abusos, se ha decla-
rado al fin independiente, ¿ no pensaron VV. EE. en nues-
Ira honor ultrajado cuando, á la cabeza de sus ejércitos.
nos propusieron la sumision y la paz? ¿ No sentistois algo
rebaj ada vuestra dignidad cuando bajo el pretesto de ofl'ece1'




HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


."'yw'idades, segun los v(~rdadel'0S principios de la Constitu-
"ion, )'econwndaúais á los habitantes que rescindiesen sus
aeuel'dos, para DECLARAR POR SUS PROPlAS BOCAS que eran
,,1 pueblo mas despreciable del mundo, indigno del aprecio
,le las demás naciones, que ya no podrian dispensarle Sl1
,~onfianza ni dar crédito alguno á sus ¡¡laS solemnes declarrt-
rionesí' ¿ Cómo podiais esperar que nos 8ometiésemo.~ á un
~()hiel'Ilo abandonado á la corrupcion, perditlo á todo senti-
miento de justicia, y al que ya no falta apenas nada para
ser absolutamente despótico'? A un gobierno que siempre
ha mirado con celosa envidia nuestra elevacioll y que se
IIlUf'stra ansioso po]' )'pprimir mtPstl'o natural PI'ogl'eso:> i. No


os l·ep¡¡,gnah(l. invitar á hombres arruinados por vuestro bo'/'(-
dadoso amo, á que desistiesen de Sil honrmm iJ1(lependen-
cia para besar su mano conNnuamenlp- teñida en la "angre
de un amigo, de un hermano ó tle un padre?


Que VV. EE. ]'ef/exionen sérirtmente sob]'!' ¡a. injusta causa
que defienden, y que el nOTnhl'P- de Howe pueda figurar dig-
namente nI laflo de los Millbol'oug-h y Effingham, son los
des 80S ne


Charleston, octubre. 22, l7ill.


UN CAROLINO.


(EL .TOEZ DRAYTON.)




CAPÍTULO 11.
1776-1777.


PROGRESO DE LA GUER.RA.


Cumité de relaciones estréllljeras. - C:Clrta de Frallklill á Ilumas. - Ilealle p.n Parí:5. - CDllúHiollados ell Francia y ("11 otru:,
paises.-Pmgreso (le las negoeiaciollc;s.-Sitllacion del Cuugl·eso.-Cll·ta de '\Va~hillgt()lI aL Presidente del Congreso.
-Accion Llel Parlament'J.-Plan9s (Le ""':~slüngton para r2sarcirse de las pérdidas IlP Nn!~va-.Tersey. -'-Sorpresa y
eaptura de las tropas (le Hesse ell T1'enlon. - Conseeuenci::ts dc cslc SUU(,so. - ~I()vimiellll) de Corllwallis. -Hctirad ..
de '\Vashingtlln y ataque de Prineeton.-Muerte deL generaL ""IHeer.-Proclama de "·:\s[¡inglon. -Elogio d(! Hotta.-
Esecsos de la guerra.-Su efecto en el pueblo.- Escesos por parte de los americanos.- Padeeimientos de Los prisio-
npros en Nue\·a-York.-lnoeulacion del ejército. - Tentativa de Heath sODre Nueva-York. -Ataque de los ingleses lo
PuekskilL y nanDury. - }Iuerte deÍ general '\Vooster.- Victoria de los americanos en Sag Harbor. -Inaccion de How('.
-Disposicioncs de Washington para encontrarlC'.- Washington avanza hácia llEddlebrook. - Howl' intenta sorprcll-
derle.- Los ingleses evacuan á Nueva-.Terscy.-Grandes preparativos en Nueva-York para una espndicion marítima.
-Primer.t entrevista de Washington con Lafayelte.-Captura del general Prcscott.-LH nota IJritánica penetra CII
Chesapnakl).- Washington rpsnelvc dcfender á PhiLa(lelp]¡i'I.-Batalla de Brandywine.- SUl"presa dc \VayIlP. -S,,
conficren Iluevos podercs á ·Washington. -.\ctividad ele Hamiltoll.-Se abandona il Philatlelphia. -Batalla de Gcr-
nmntown.-ODstl"llCcion elel Delaware.-l·;sfuerzos de los ingleses para fac¡lit:lr la rl'iYegacion.-Se rdmsa h,
proposicion de Howe para dar La hatalla,- Estado d(: les ej(~reitlJs.-Aproxirnacioll ,lel invieruo.-Apóndice al Capi-
tulo JI.-Carta del generaL Ihlhertson y co])test:1(:i011 ,lel gohemadol" Livingstoll.-.lllHII ,by y t'l (;rall .Tul"ado.


No se ocultaba á la .sagacidad de los hom- I España, para averiguar en qué disposicion
bres que ejercian una preponderan:te influen- l se hallaban respecto ü los asuntos de Amé-
cia en el Congreso, que la Declaracion de la rica. Poco despues el Dr .. Franklin escri-
independencia exigiria necesariamente un bió á un caballero de Holanda, llamado
llamamiento á las naciones de E uropa para Dumas, para saber si los americanos po-
imp8trar su auxilio. En su consecuencia á drian esperar por aquelht parte algun auxi-
fines de 1775 se formó un Comité compuesto lío en la lucha comenzada con üi. madre pa-
de MI'. Httrrison, Dr. Franklin, MI'. John- tria. Franklin decia entro otras cosas lo
son, MI'. Dickinson y l\Jr. Jay con el único
objeto de que se pusieran en secreta corres-
pondencia eon los amigos de América que
se hallaran en la Gran Bretaña, en Irlanda
y en otros países del mundo. El fin principal
que so proponia el Comité era sondear indi-
rectamente algunas de las principales poten-
cias de Europa, principalmente Francia y


siguiente: «A fin de que os sea posible con-.
testar á ciertas preguntas que probablemen-
te os dirigirán respecto á nuestra actual si-
tuacion, debo deciros que todo el continente
está perfectamente unido, siendo aquí muy
poco numeroso el partido ministerial; que
teniamos en pié de guerra en la última cam-
paña un ejército de cerca de veinte mil hom-




424 HISTORTA DE LOS CAP, n,


br2s, con los cuales no solo pudimos blo- aquellas, quo por lo tanto redundaria en fa-
quoar el ~jército del roy en Boston, sino VOl' de ambos paises un continuo comercio,
enviar tambion considerables refuerzos par¡¡, yen fin, que por esta razon se habian espe-
invadir el Canadá donde obtuvimos el me- dido ya las oportunas órdenes á fin de quo
jor éxito, segun podreis ver por los diarios todos los puertos estuviesen abiertos igual-
que adjuntos incluyo. Tonemos fundados mente para América y la Gran Bretaña.
motivos para creer que dentro de poco toda Vergennes' añadió que, atendida la buena in-
la provincia estará en nuestro poder, pues teligencia entre los gabinetes de Versailles y
pensamos aumentar nuestras fuerzas en el Lóndrcs, no se podria autorizar públicamen-
año próximo, y de esperar es que con la te el embarque de efectos de guerra, pero
ayuda de una bien disciplinada milicia nos que no se pondrian impedimentos para efec-
será posible dofcnder nuestras costas, á pe- tu arlo , toda vez que en las Aduanas no es-
sar de su gran estension, tanto mas cuanto taban aun en el secreto de esto asunto. El
que tenemos formada una pequeña escua- ministro aseguró que los americanos podian
drilla de 'buques de guerra fluO además de considerarse enteramente libres para comer-
proteger el comercio, han conseguido ya ciar con el reino do Francia así como lo
capturar varios cruceros y transportes del hacian las demás naciones del mundo; que él
enemigo.» les dispensaria su proteccion en cualquiera


Reconociéndose que Francia favoreeeria dificultad que ocurriese, así en política como
cuantas medidas tuvieran por objeto dismi- en otro asunto, y que se podria contar con
nuir la snperioriclad de Inglaterra, en ma- él cWmclo hubiesc que arreglar alguna cues'"
yo de 1776, se envió á MI'. Silas Deane (¡ tion. Respecto á la independencia do las co-
París en clase de agente comercial y polí- lonias, Vergennes no quiso decir nada, por


tico. Deane llevaba el encargo de ma- considerar aquel suceso demasiado lejano é
1. 776. '(' t A' ' 't b "t 1 b t t nlles .ar que ~'1merlCa neceSI a a ar- mClOr o para reso ver so re es e pun o.
mas y vestuario para veinte y cinco mil En junio de 1776, inmediatamente des-
hombres, así como tambien municiones y pues de haberse resuelto la cuestion de la
artillería; y al mismo tiempo se le reco- independencia, el Congreso dispuso se for-
mondó tratase de inquirir si el ministro mase un Comité compuesto de :VII'. Dickin-
francés apoyaria una alianza en el caso de son, el Dr. Franklin, Juan Adams, Mr.
que las colonias consiguiesen mantener su Harrison y Roberto ::Vloreis para organizar
independencia. un plan de tratados con las potencias es-


Deane llegó á París á principios de julio tranjeras. El dia 10 de julio presentó dicho
y se consagró con el mayor celo á llevar á Comité uno que despnes de modificado y
cabo su misiono Habiendo sido presentado corregido, se aprobó al fin en 17 de setiem-
al ministro francés conde de Vergennes, ma- bre, y acto continuo el Congreso nombró co-
nifestóle su objeto, y fué favorablemente reci- misionados el Franklin, Deane y Jefferson
bido en la corte. Vergennes dijo á MI'. Dea- para que marchasen á Francia. Como quie-
ne que era bien conocida la importancia del ra que á este último no le fuese posible sa-
comercio americano, que ningun pais como lir de América, se nombró en su lugar ti
Prancia podria surtir tan bien á las colo- MI'. Arturo Lee, que se hallaba entonces en
nias , recibiendo en cambio los procluctos de Lónc1res, y so dieron instrucciones especia-




CAP. JI. ESTADOS-UNIDOS.


les á los comisionados para el desempeño de indicó que como la cuestion de la indepúnden-
su cometido. cia era aun muy dudosa, Francia no estaba


«Es muy probable, decia el Congreso á
sus agentes, que Francia haga lo posible
para evitar que América sea vencida en la
presente lucha, pero como la dificultad de
obtener informes exactos acerca de nuestra
verdadera situacion puede dar lugar á que
se crea que podemos sostener la guerra por
algun tiempo sin auxilio alguno, conven-
dria obtengais una inmediata y esplícita de-
claracion de Francia en nuestro favor, ale-
gando que una nueva union con la Gran
Bretaña podria ser la consecuencia de su
retraso. Si España no se inclinase en favor
de nuestra causa por temor de que peligren
sus dominios en la América del Sur, que-
dais autorizados para dar toda clase de se-
guridades de que los Estados-Unidos no
perjudicarán á ese reino en la tranquila po-
sesion de sus territorios.


»Además de esto, solici tarei s del go bier-
no de Francia una pronta remesa de vein-
te ó treinta mil mosquetes y bayonetas, así
como tambien una buena cantidad de mu-
niciones y piezas de artillería, que deberán
enviarse por un convoy. Los Estados-Unidos
se comprometen al pago de todos esos efec-
tos y á indemnizar á Francia los gastos del
porte y conduccion.


»Convendrá obtener lo mas pronto posi-
ble el público reconocimiento de la inde-
pendencia de estos Estados por el gabinete
francés. »


Los comisionados recibieron en el mes de
octubre instrucciones para adquirir en di-
cha nacion, por cuenta de los Estados-Uni-
dos, ocho buques de guerra que deberian
enviarse lo mas pronto posible. En diciem-
bre llegaron á París el Dr. Franklin y Mis-


dispuesta á reconocerla por entonces, ni á,
favorecer abiertamente la causa de los ame-
ricanos. Era evidente que habia grande em-
peño en apoyar á estos, pero no lo era me-
nos que se queria proceder con la mayor
prudencia y cautela, y que Francia desea-
ha obtener ventajas proporcionadas á los
servicios que prestara.


Como quiera que la campaña de 1776 fue-
se desfavorable para las armas americanas,
el Congreso resolvió al terminar dicho año
poner en juego todos los medios posibles
para obtener el auxilio del estranjero y en
su consecuencia nombró un Comité con este
propósito. El proyecto que presentó aquel
dió lugar á muchos debates, y algunos de
los miembros se mostraron dispuestos á ha-
cer grandes sacrificios para conseguir el
apoyo de Francia, aunque para ello fuera
necesario ofrecer á dicha nacíon el mismo
monopolio en el comercio que ejercia antes
la Gran BretaI1a.


En 30· de diciembre el Congreso acordó
enviar comisionados á las Córtes de Viena,
España y Prusia, así como tambien al Gran
Duque de Toscana. A estos comisio-


d 1 b . 1776. na 08 se es encarga a en sus ms-
trucciones, asegurasen que América estaba
resuelta á mantener su independencia á des-
pecho de las insidiosas sugestiones de la
Gran Bretaña, y asimismo se les reco-
mendó emplearan cuantos medios estuvie-
sen á su alcance para obtener el aux!lio
del emperador de Alemania y de los royos
de Francia, Espafía y Prusia, haciendo lo
posible para inducir á estas naciones á que
no permitieran el envío de tropas estran-
jeras á América con fines hostiles para la


ter Lee, quienes se pusieron en comunica- causa de la independencia.
ClOn con el ministro francés, el cual les A fin de inducir á Francia á que toma-


TOMO I. '-04




lIISTORH DE LOS CAl'. !J.


se parte en la guerra, los enviados ame-
ricanos recibieron una autorizacíon para
estipular que todo comercio entre los Esta-
dos-Unidos y las islas del Oeste de la India
se haría en buques franceses ó americanos;
y asimismo se les encargó asegurasen al
rey de Francia, que si por sus comunes
esfuerzos, se conseguia que los ingleses no
tuvieran inte-rvencion ni parte en las pes-
querías de América, para lo cual era pre-
ciso apoderarse de las islas de Terranova,
Oabo Breton y Nova-Scotia, el producto de
aquellas se dividiria igualmente entre am-
bos paises sín que tuvieran participacion
alguna las demás naciones. Además de
esto, la mitad de Terranova perteneceria á
Francia, y la otra mitad con Oabo Breton y
~ova-Scotia á los Estados-Unidos. En el
caso de que estas proposiciones no fuesen
suficientes para inducir á Francia á tomar
parte en la guerra, y si los comisionados lle-
gaban á convencerse de que la franca coope-
racion de aquella potencia no podia obtenerse
de otro modo, autorizábaseles para asegu-
rar á S. M. Oristianísima que todas las is-
las de la India que se tomasen durante el
curso de la guerra se le cederian en abso-
luta propiedad, comprometiéndose los Es-
tados-Unidos á facilitar los auxilios nece-
sarios en lo tocante á buques ele guerra y
víveres. A los comisionados de Espaüa se
les encargó que se hiciesen proposiciones
semejantes. Guillermo Lee fué designado
para ir á "Viena y Berlin; Ralfo Izard mar-
chó para avistarse con el duque de Tosca-
na, y el Dr. Franklin se dirigió á España,
¡londe fué luego reemplazado por Arturo
Lee.


La corte de Francia no queria separarse
de la línea de conducta adoptada, y espe-
raba que los sucesos demostrasen eviden-
temente que los americanos estaban resuel-


tos á mantener su independencia. Aquel1a
nacion no queria prestar su apoyo sino de
una manera embozada hasta estar de todo
punto convencida de la imposibilidad de una
reconciliacíon; pero se permitió secretamen-
te á los comisionados americanos que fleta-
sen varios buques de los puertos de Francia
para perseguir á los ingleses, y hasta se lle-
varon á dicha nacion y se vendieron algu-
nas presas cogidas al enemigo. Lord Stor-
mont, ministro inglés, se quejó de la política
observada por el gabinete francés, pero su
reclamacion no dió mas resultado que algu-
nas contestaciones diplomáticas asegurán-
dose que no volveria á suceder semejante
cosa, contestaciones que se apreciaban en
lo que valian, y que ninguno ignoraba que
eran completamente inútiles. Las negocia-
ciones siguieron su curso lentamente, como
es fácil comprender, y entre tanto los comi-
sionados se ocuparon con el mayor celo en
acallar los falsos rumores diestramente cir-
culados por los comisarios ingleses respecto
á la situacion de los asuntos de América.


Dejaremos de hablar aquí de las relacio-
nes estranjeras con los Estados-Unidos, pa-
ra reanndar nuestra interrumpida narr~­
cion (*).


Ya se recordará que el Congreso juzgó
prudente retirarse á Baltimore cuando se
supo que se aproximaba el ejército británico
y que Philadelphia caeria inmediatamente
en su poder. Aquellos pocos patriotas no obs-
tante mostraron la mayor firmeza en medio
de las rudas pruebas por que tuvieron que
pasar, y su energía no les abandonó, ni
tampoco se humillaron ni abatieron. Muy
lejos de esto, resolvieron tomar las mas acti-
vas medidas en pro de la gran causa de la
libertad, y acaso· ningun hombre del país


( ') En la obra de Pitkin, vol. J, págs. ~181-H;) se halila
lIlas detalladamente sobre esle punto.




\


• ;AP.II. ESTADOS-UNIDOS • 4~7


hubiera intentado el paso que ellos dieron, á
no ser el mismo \Vashington.


No se le ocultaba al comandante en jefe
'iue las amargas lecciones de la esperiencia
habian hecho comprender suficientemente al
Congreso que era preciso organizar de una
manera estable el servicio militar si se que-
ria salvar la causa de América. En esta per-
suasion , dirigió el 20 de diciembre una me-
morable carta al presidente del Congreso, en
la cual con notable firmeza y energía le ma-
nifestó claramente sus opiniones: «Mis sen-
timientos como militar y como hombre mo
han obligado á decir que ninguno tuvo mlll-
ca que luchar con tantos contratiempos co-
mo yo, é inútil es afíadir que el sistema de
n,list.amientos y la mal entendida organiza-
cían de la milicia han sido el origen de to-
das nuestras desgracias y de la sensible acu-
mulacion de la deuda. Estamos viendo que
el enemigo aumenta diariamente sus fuerzas
con los descontent.os, y esas fuerzas, cual
otra bola de nieve que al rodar recoge nuevas
partículas, irá acrecentándose á menos que
se adopten enérgicas medidas para contener
el progreso de las armas del enemigo. La
milicia podria servir por el pronto, pero
dentro de muy poco tiempo no debemos ya
contar con ella porque se irá para no volver.
Ejemplo de esto tenemos en Nueva-Jersey,
en Pennsylvania. ¿ Qué salvó á Philadelphia
sino el rio Delaware? ¿ Puede haber nada
mas perjudicial que el sistema de dar' diez
duros de premio á los individuos de la mili-
cia que se enganchan para servir seis sema-
nas, que vienen sin que sepais cómo, que se
van sin que sepais cuándo, que consumen
vuestras provisiones, dejan exhaustos vues-
tros almacenes, y se marchan luego en el
momento mas crítico? Esos son los hombres
que tengo á mis órdenes desde diezdias á
esta parte; esa es la base de que depende


vuestra causa hasta que tengais un ejército
permanente bastante numeroso para oponer-
se al enemigo.» \Vashington afíadia á esto
que en su concepto no eran suficiente~ para
continuar la guerra los ochenta y ocho bata-
llones que se habia dispuesto organizar, .Y
llespues de insistir en que era preciso au·
mentar el número, terminaba su carta con
ostas palabras: «Podrá creerse que me salgo
de la línea que me imponen mis deberes .Y
que adopto y aconsejo medidas con harta li-
jereza, pero mi carácter, mi situacion y el
haber consagrado mi vida á la causa de la
libertad, creo que es suficiente escusa para
que se me dispense.»


Hondamente impresionado el Congreso
ante aquellas importantes observaciones y
hallándose lejos del teatro de la guerra, re-
solvió salir prontamente de apuros confi-
riendo ilimitados poderes á \Vashington y
nombrándole de hecho DICTADOR militar.
Despuos de haber declarado el Congreso
que el inj usto, pero determinado propósito
que mostraba la Gran Bretaña, de eschwi-
zar los Estados libres, habia puesto los
asuntos en tal situacion que la existencia
de la libertad cisil dependia ya solo del
oportuno ejercicio de los poderes militares,
dictó el siguiente acuerdo: ~ El general
\Vashington quedará desde ahora revestido
de ümplios poderes para organizar y re-
unir, de la manera mas espedita, en los
Estados-Unidos, diez y seis batallones de
infantería además de los que se votaron ya
por el Congreso. Tambien podrá nombrar los
oficiales que juzgue necesarios, equipar tres
mil hombres para caballería ligera, tres
regimientos de artillería y un cuerpo de
ingenieros, señalando á todos la paga que
en su concepto fuere de dar. Asimismo se
le autoriza para que recurra á cualquiera
de los Estados á fin de que se le provea




42R HISTORIA DE LOS CAP. II.


de la milicia que crea necesaria, pudiendo
igualmente establecer almacenes donde sea
conveniente, nombrar ó suprimir oficiales
hasta la categoría de brigadier general, to-
mar en donde quiera que se halle cuanto
le haga falta para el ~jército, y prender ó
desterrar á todos aquellos que rehusen tomar
parte en la concurrencia continental, ó que
no favorezcan la causa americana, enviando
ti, los culpables á los Estados de donde sean
naturales para que se les juzgue por el de-
lito en que hubieren incunido.»


Estos poderes extraordinarios se confirie-
ron á \Vashington por el término de seis
meses, á menos que el Congreso no tuviese
ti, bien retirarlos antes de espirar dicho plazo.
Al notificar al Congreso que quedaba ente-
rado de aquella medida, el comandante en
jefe aseguró que haria cuanto le fuese posi-
ble para usar debidamente de las autoriza-
ciones que se le coneedian y que eran para


él la mayor prueba de distincion.
1. 776. c" ". f' d " "~ h"


«.,:')1 mJS es uerzos, eCHt vvas mg-
ton, no se viesen coronados con el feliz
éxito que yo deseo, confío que se achacará
la falta á la verdadera causa, es decir, á
la aflictiva situacion de nuestros negocios
y á las dificultades con que tengo que lu-
char, pero nunca á la falta de celo por mi
pais y sus intereses, que siempre he de-
fendido y defenderé á todo trance.» En efec-
to, el comandante en jefe hizo uso de los
poderes que se le acababan de conceder con
toda la prudencia, sagacidad y espíritu pa-
triótico que siempre le distinguieron.


Entretanto, en Inglaterra, las mayorías
de ambas Cámaras del Parlamento apoya-
ron al ministerio en todas las violentas me-
didas que adoptaba, y aunque un pequeño
grupo, en el cual figuraban hombres de dis-
tinguido talento, que temblaban por la liber-
tad de la Gran Bretaña si se persistia en


proceder contra los colonos, se opuso á los
proyectos del gabinete, la gran masa del
pU8blo optaba por la guerra, con tanta mas
razon, cuanto que la desgraciada campaña
de los americanos en 1776 indujo á muchos
á creer que aquella se acabaria muy pronto.


Pero en medio de su popularidad, pronto
empezaron á multiplicarse los apuros del
ministerio, pues á consecuencia de las hos-
tilidades con las provincias americanas, las
Islas de la India inglesa empezaron á esperi-
mentar una gran escasez en los artículos de
primera necesidad. Por aquella época tam-
bien y cuando la flota se disponia para ha-
cerse á la vela para volver á Inglaterra,
descubrióse que los negros de Jamaica me-
ditaban una insurreccion, y como á conse-
cuencia de las levas que se hicieron para el
ejército de América, era muy escasa la
guarnicion de aquellas islas, los buques de
guerra tuvieron que retrasar su marcha á
fin de reprimir el movimiento. Gracias á
esto, tuvieron tiempo los americanos para
armar en corso algunos de sus barcos, y
como á causa de una tempestad se dispersa,..
ron muchos de los buques de la flota inglesa,
que acababa de hacerse á la vela, muchos
de aquellos cayeron en poder de los cruceros,
que como ya hemos dicho antes, estaban au-
torizados para ir á vender sus presas en los
puertos de Francia.


La hostil conducta de esta nacion empezó
á sCl~ tan manifiesta que el gabinete inglés
no pudo menos do protestar contra ella,
pero se contestó á sus observaciones como
se acostumbra en tales casos, y continuó el
tráfico de las presas hechas á los buques de
la Gran Bretaña, aunque con alguna mas
reserva, siendo evidente que tanto Francia
como España hacian sus preparativos de
guerra. El ministro inglés no pudo menos de
comprender que se preparaba la tormenta, y




CAP. II. ESTADOS-L"l\IDOS. 429


á fin de conjurarla dispuso entre otras cosas aprobacion y fueron sancionados por el Par-
aumentar su escuadra con diez y seis buques lamento.
mas. Siendo muy alarmante el estado de los


El dia 21 de octubre se abrió el Parla- negocios en América, era por demás urgente
mento, y en el discurso de la Corona mani- hacer algo para reanimar el espíritu público
festó S. M. que le hubiera complacido en sumamente abatido por la retirada de \Vas-
€stremo asegurar que habian terminado los hington, quien se consagró con el mayor
disturbios de las rebeldes colonias y que el celo á conseguir este fin. Cuando los ame-
pueblo de América, reconociendo sus errores, ricanos cruzaron el Delaware, aproximábase
€staba dispuesto á prestar obediencia; pero el invierno, y como el general brit~i,nico no
que los jefes eran tan tenaces que habian re- pensaba continuar sus operaciones durante
nunciado abiertamente á continuar sus rela- aquella inclemente estacion, tanto mas,
ciones con la madre patria, rechazando toda cuanto que esperaba aniquilar fácilmente á
proposicion conciliatoria. El rey añadió que los enemigos, acantonó sus tropas mas bien
si no se dominaba la rebelion podrían seguir- con el objeto de que estuviesen preparadas á
se perjuicios, no solo al comercio dela Gran la marcha, que con el fin de batirse con un
Bretaña, sino al sistema general de Europa; enemigo fugitivo. Como no temia ataque
que la conducta de los colonos convenceria á alguno, no pensó en distribuir conveniente-
todo el mundo de cuan necesarias. eran las mente sus tropas para que se prestasen
medidas adoptadas, y que si bien el éxito obte- mútuo apoyo en caso de necesidad, y así es
nido por las armas inglesas prometia los mas que estacionó un destacamento de unos mil
felices resultados, hacíase preciso preparar- quinientos hombres de las tropas de Hesse
se inmediatamente para otra nueva campa- en Trenton, al mando del coronel Hahl, otros
ña. El "monarca añadió, que aunque espera- dos mil en Dordentown, mas allá del rio, á
ba continuase la tranquilidad de Europa, se- las órdenes del conde Donop, y el resto del
ria oportuno aumentar los medios de defensa. ejército se acuarteló entre el Hackensack y


La contestacion al discurso de la Corona el Delaware. Seguramente que á juzgar por
se hizo en la forma acostumbrada, pero en las apariencias, no tenia Howe motivo algu-
ambas Cümaras del Parlamento se presen- no para temer nada de los americanos, sobre
taran enmiendas; en la de los Comunes por todo contando con una fuerza numerosa,
Lord Juan Cavendish, y en la de los Lores bien disciplinada y engreida con la victoria,
por el marqués de Rockinghmn. Despues de lo cual le autorizaba á despreciar el déhil y
un animado clelJate, se desechó al fin la reducido ejército de \Vashington. Es de pre-
enmienda en la Cámara de los Comunes por sumir que á Howe no le ocurrió nunca que
doscientos cuarenta y dos votos contra ochen- el comandante en jefe se aventurara Lí, tomar
ta y siete, y en la de los Lores por noventa y la ofensiva, pero \Vashington, con las fuer~
uno contra vente y seis. Durante las sesiones zas que tenia á sus órdenes resolvió antici-
del Parlamento se hicieron algunos esfuer- parse á los movimientos del general inglés
zas para adoptar medidas conciliatorias, pero y dar un golpe que demostrara al enemigo,
era tan poderosa la influencia del ministerio, así como tambien á toda la América, que la
que no se consiguió absolutamente nada, y causa de la independencia no era de ningmi
los pro'yectos de los ministros recibieron la modo desesperada.




T1T:';TOIlLI. DE LOS 1:.\1'. Ir.


Washington formó pues sus tropas en: objetos; el camino iba siendo cada vez mus
tres divisiones y acompañado de Greena;j resbaladizo y la nieve azotaba el rostro de
SulJivan se propuso cruzar el Delaware por los especlicionarios. Conociendo que seria
Me Konkey' s-Forry, á nueve millas de muy tarde cuando se llegara á Trenton, no
Trenton, para caer sobre las tropas de HesEe se pensó ya en sorprender aquel punto, pero
que se hallaban en aquella ciudad. La se- no quedando mas alternativa que seguir
gunda division, á las órdenes del general adelante, Washington continuó su marcha
Ewing, flebia interceptar el paso de un por el camino alto, en tanto que Sullivan se
puente por Assumpink, con el objeto de dirigia por el bajo, y á eso de las ocho de
cortar la retirada al enemigo, y entretanto la mañana, ambos jefes encontraron las
la tercera, mandada por el general Cadwa- avanzadas del enemigo, que haciendo fuego
Hader, cruzaria por mas abajo, desde Bristol protegidos por las casas, retrocedieron hasta
á Burlington. Si este plan se hubiera ejecu- la ciudad y dieron la voz de alarma. Los
tado en todas sus partes de la manera in- americanos les seguian tan de cerca que
dicada, habríase conseguido seguramente pudieron levantar una batería á la entrada
i:tporlerarse ele toda la línea de los acantona- de la calle principal antes que las asombra-
miento s ingleses, mas por una série de obs- das tropas de Hesse pensaran oponer resis-
táculos con que no se contaba, el resultado tencia.
no fué completamente satisfactorio. La situacion de \Vashington pudo haber


Eligióse para la espedicion el dia de Kavi- llegado á ser verdaderamente crítica, puer-:
(lad, porque seria muy probable que las Rahl habia recibido un aviso de Grant.
tropas del enemigo estuvieran do fiesta, y participándole el proyectado ataque y cuán-
por lo tanto, alRjadas de sus puestos. La do debia empezar, lo cual obligó á este jefe
noche era intensamente fria; el Delaware á mantenerse alerta. Al anochecer del 2.5.
estaba cuajado de masas de hielo flotante y un destacamento de americanos hizo fuego


. el viento que soplaba iba haciéndose cada contra un piquete y se retiró al momen-
vez mas insoportable; pero los soldados, ü to, (*) pero como no ocurriese nada despues.
(iuienes animaba. la indignacion por el ultra- RaJll supuso que los enemigos habian desis-
ge inferido al pueblo de Nueva-Jersey y por tirIo del ataque; y viendo que la noche era
los insultos de los Tories, se hallaban clis- muy fria y tempestuosa, permitió á sus 801-
puestos tt vencer ó morir por su patria .y por dados que se retirasen á sus cuarteles. En
su liberÜtd. aquel momento precisamente cruzaba '\Vas-


\Vashington pensó q ne su division podria hington el Delaware.
pasar á media noche, pero hacia tan mal Dícese que en la mañana en que tuvo lu-
tiempo, hallábase tan obstruido el rio y gar la sorpresa, RahI, que habia estado de
ocasionó bnto retraso trasportar la artille- broma toda la noche, se hanaba aun jugan-
ría, que ya eran las cuatro de la madru- do á los naipes, cuando le sorprendió el re-
gada cuando el cuerpo de ejército comenzó
á marchar en buen órden por la opuesta (') GOI'don (vol. II, pág. 153) nus dice que el capitan
orina. La oscuridad de aquella mañana de Washington mandaba una partida de esploradores com-


puesta di1 UllOS cincuenta hombres, y que él fué quien
invierno aumentaba en intensidat.l á causa hizo fuego á los ingleses, sin s:tbf'f que avanzaban las
de una densa niebla que envolvia todos los fuerzas dp] comandante en jefe.




GAP. JI. EtiT ADOS-l· ~ IDOS.


doble de los tamhores americanos y las des- partes, fué completamente satisfactorio el
cargas de mosquetería. Comprendiendo lo resultado, tanto Jlorque la dirigió el mismo
Ilue pasaha, dirigióse apresuradamente al ¡ comandante en jefe, como por el buen· efecio
cuartel, montó á caballo, se puso al frente: que causó en el puehlo, á quien dejaron ya
de las tropas y trató de remediar su fatal do inspirar temor las tropas de Hesse. Lo~
descuido, pero todo fué en vano, pues á los prisioneros fueron revistados en las calles de
pocos ·momentos cayó herido mortalmente y Philadelphia para probar la realidad de la
sus soldados le transportaron en sitio segu- vidoria, que negaban los amigos del gobier-
ro. Entonces comenzó á cundir el desórden no británico; renacieron las esperanzas dr
entre las tropas de I-Iesse, que trataron de los americanos, que vieron en aquel suceso
huir por el camino de Princeton, donde les una prueba de que sus enemigos no eran in-
interceptó el paso un cuerpo de mil hombres, vencibles,· y esto hastó para convencerlef'!
(Iue situados allí prudentemente con aquel que la unjon, el valor y la perseverancia
objeto, las obligaron á rendirse 1;' discrecion. asegurarian el éxito. Los ingleses por su
Seis cañones, una considerable cantidad do parte· se I}ersuadieron de que tenian qm'
;umas y cuatro banderas fueron los tro- luchar con un hombre no monos atrevido
feos de la victoria de \N ashington, que en
aquel momento de triunfo no olvidó sin em-
bargo los deberes de la humanidad, puesto
!lue acompañado de Greene fué á visitar
al jofe moribundo y dulcificó· sus últimos
momentos con esas palabras de generosa
simpatía que un hombre valeroso debo di-
rigir á otro aunque defienda una causa
opuesta.


Las divisiones al mando de Ewing y
Cadwallader no consiguieron cruzar el rio
por la acumulacion del hielo flotante y la
imposibilidad de desemharcar la artillería; ti
no ser por esto, el cuerpo de caballería lige-
ra que huyó de Trenton huhiera sido cogi-
do, y del mismo modo Cadwalladcr habria
prestado un gran servicio á Burlington.


En este ataque los americanos perdieron
solo cuatro ó cinco hombres, dos de los cua-
les murieron helados, lo cual prueba cuanta
era la intensidad del frio durante aquella


noche. En la tarde del 26 de diciem-
1776. 1 "\lT h· t 1'" 1 )re n' as mg on YO ViO a cruzar e
Delawure, llevando sus prisioneros y las ar-
mas y artillería que cogiera al enemigo.
Aunque la empresa no salió bien 8n todas


que prudente, cuya energía y constancia
no era fácil doblegar, y que tan pronto es-
taba dispuesto á retirarse cuando lo juzgaha
oportuno, como marchar sobre el enemigo
buscando la ocasion de convertir una del'-
rota en victoria (*).


Aunque el general Cadwalladrr no pudo
atravesar el Dela\vare en tiempo oportuno.
creyendo no obstante que \Vashington se ha-
llaba aun en la parte de Jersey, cruzó elrio
el dia 27 á unas dos millas de Bristol, con
mil quinientos hom1)1'es, y a un cuando lo
dijQron luego que el comandante en jefe aca-
baba de marchar á PennsJlvania, él conti-
nuó hácia Bur1ington, y al dia siguiente
encaminó se á Bordentown, de cuyo punto se
retiró el enemigo apresuradamente apenas
le vió aproximarse. El espíritu del pueblo se
hal)ia reanimado en Pennsylvunia, y una
numerosa milicia se puso de nuevo á las ór ...
denes de \Vashington, quien volviendo ~t cru-


(') Hácia fines de año, 01 Congreso recomendó eficaz-
mente la obseryancia de un dia de ayuno, para rogar al
Todopoderoso que perdonase los pecados úel pueblo y pro-
tegiera al ejército mncricano. (V('anse los Anales tIe 1101-
mes. yo1. 11, pág. 2;-:';-:'.)




4:32 HISTORIA DE LOS CAP. 11.


zar el Delaware el dia 29, marchó sobre
Trenton , donde á prinCIpIOS de enero de
1777 se encontró á la cabeza de cinco mil
hombres.


Pero ya habia cundido la alarma en todo
el ejército británico y un considerable cuer-
po de tropas, al mando del general Grant se
dirigió inmediatamente á Princeton, en tanto
que Lord Cornwallis, que se disponia á
marchar á Inglaterra, recibió órden para
encargarse de nuevo del mando y dirigirse
inmediatamente á Trenton juntamente con
Grant. Al aproxüi.larse aquellas fuerzas,
trasladóse vVashington á Assumpink-Creek,
situündose luego en un terrenQ elevado fren-
te á un riachuelo (*). Las tropas británicas
avanzaron en la tarde del 2 de enero, y es-
tuvieron cañoneándose con el enemigo hasta
la noche; pues Cornwallis, á quien sus ofi-
ciales instab::tll para que atacase inmediata-
mente, creyó mas oportuno aguardar hasta
la mañana, no dudando que así alcanzaria
fácilmente la victoria.


Aquel fué un crítico momento para \Vas-
hington y sus tropas: esperar el ataque
hubiera sido una temeridad; intentar huir
atravesando el Delaware era aun mas peli-
groso, y httbiéndose convocado el consejo de
guerra á fin de tomar un partido ú otro,
adoptó se el atrevido plan de seguir la reta-
guardia de los ingleses, caer sobre sus alma-
cenes de Brunswick y mftrchar luego desde
Philadelphia á las montañas del interior de
Nueva-Jersey. No poclia perderse tiempo en
la ejecucion de esto plan, y por lo tanto en-
viáronse los bagajes por el rio Burlington,


(*) Al haLlar i\Iarshall de lo importante quc era para
-Washington obtener noticias secretas acerca (le los pla-
nes de Cornwallis, lüce que en aquel (~rítico momento
Mr. Roberto Morris, valiéll(lose (le su crédito particular, fa-
cilitó quinientas libras al comalHlante en jefe, qnien las em-
pleó en el objeto indicado, por no ser posible conseguirlo
tie otro modo. (l'ida de Washington, vol. 1, pág. 130.)


mantuviéronso encendidas las hogueras, las
patrullas hicieron su ronda ordinaria y para
me;jor engañar al enemigo, marcharon al-
gunos hombres á trabajar en las trincheras
de modo que los oyesen los centinelas. A eso
de media noche, el ejército abandonó en el
mayor silencio el campamento y se puso en
marcha con direccion á Princeton dando un
rodeo por Allentown.


Aunque ora aquolla la peor estacion del
año, el tiempo favoreció I"Í los americanos~
quienes temieron en un principio que el es-
tado de los caminos no les permitiria hacer
una marcha rápida; pero felizmente hubo un
repentino cambio en la atmósfera, sopló un
viento fuerte y seco que endureció la tierra,
y entonces los soldados, persuadidos de que
la Providencia les favorecia una vez mas,
emprendieron la marcha alegremente.


Cormvallis habia dejado tres regimientos
en Princcton al mando del coronel Ma,,'-
hood , y como éste recibiera la órden de
avanzar el 3 de enero, resultó de aquí que
al amanecer de dicho dia se avistaron los
ingleses y las tropas continentales, con las
que trabaron inmediatamente la lucha. Apos-
tados los americanos detrás de un vallado,
hicieron un fuego muy nutrido sobre sus
contrarios, pero estos calando bayoneta ata-
caron luego con tal impetuosidad, que obli-
garon I"Í sus enemigos á huir precipitadamon-
te abandonando su posiciono Perseguidos ;r
perseguidores se detuvieron sin embargo de
pronto, al ver que se aproximaban las fuor-
zas mandadas por \Vashington, el cual vien-
do lo que sucedia, corrió presuroso á reunir
sus desordenadas tropas, siendo aquella qui-
zás la ocasion en que estuvo mas espuesta
su vida. Ingleses y americanos se formaron
bien pronto en órden de batalla preparándo-
se á continuar el fuego, en tanto que \Vas-
hington, que so dejaba llevar de su ardor, se




CAP. U. EST ADOS- UXIDOS.


vió por algunos momentos en inminente pe-
ligro, sirviendo de blanco á las balas enemi-
gas. Dios sin embargo quiso conservarle la
vida para servir á su pais, y viéndose ileso
animó á su gente para que se lanzara al ata-
que, pero Mawhood, que estaba herido y
que veia llegar nuevos refuerzos del enemi-
go, abandonó el campo dejando allí su arti-
llería, y continuó precipitadamente su mar-
cha para reuirse con Cornwallis.


Entonces \Vushington avanzó hácia Prin-
ceton, dispersó á un regimiento británico
que encontró al paso é hizo varios prisione-
ros en la ciudad. La pérdida de los ingleses
fué de cien muertos y trescientos prisione-
ros, mientras que los americanos solo tuvie-
ron treinta bajas incluso varios oficiales; la
pérdida mas sensible fuéla del general Mer-
cer, valiente y entBndido militar, que herido
mortalmente espiró el 12 de enero, siendo
aquella muerte profundamente sentida por
sus paIsanos.


Llegada la mafíana descubrió Cornwa-
llis con el mas profundo disgusto que \Vas-
hington se le habia escapado de entre las
manos y por algun tiempo estuvo perplejo
sin saber hácia qué punto se habria dirigido
el jefe americano; pero bien pronto el es-
truendo del cafíon que se oia hácia la parte
(le Princeton le hizo comprender lo que aca-
baba de pasar, y justamente alarmado y te-
miendo cayesen en poder del enemigo los
almacenes de Brunswick, marchó inmedia-
tamente para evitar aquel contratiempo. Ya
hemos dicho que el objeto de los americarios
era dirigirse á marchas forzadas á Bruns-
wick, ~ donde estaban depositados todos los
bagajes del ejército inglés; pero la fatiga de
las tropas, que no habian comido ni descan-
sado en dos dias y dos noches, impidió que
se llevase á cabo este plan. En su consecuen-
cla, el general \Vashington continuó niar-


TOMO r.


chando hácia Morristown, y aunque Corn-
wallis le iba picando la retaguardia, los
americanos cruzaron el rio Millstone, rom-
pieron luego el puente de Kingston y evita-
ron con esto la persecucion. Ambos ejércitos
se hallaban tan fatigados que ni el uno pu-
do continuar su marcha ni el otro su retira-
da, por cuyo motivo el general \Vashington
tomó posicion en Morristown en tanto que
Cornwallis se dirigió luego á Brunswick,
donde encontró á todos muy alarmados y
dispuestos á trasladar los bagajes .y defen-
der la plaza.


\Vashington se acuarteló en l\:Iorristown,
situándose entre unas colinas donde era di-
fícil atacarle y desde las cuales podia reti-
rarse facilmente, cruzando el Dela,vare en
caso necesario. U na vez hecho esto, dis-
puso qne sus tropas descansaran un po-
co, recorrió luego la parte Este y Oeste de
Jersey, estendió su ejército por el Rari-
tan, y lJenetrando en el condado de Essex
se hizo dueí"ío de la orilla opuesta á la isla
de Staten. Aunque \Vashington no dispo-
nia mas que de un pequeí"ío ejército, fueron
tan acertados sus movimientos que pudo con-
trarestar el progreso de los ingleses é Impe-
dir sus conquistas en Jersey. Brunswick y
Amboy eran los únicos puntos que aun con-
servaba el enemigo en su poder, pero no sin
verse continuamente hostilizados por los des-
tacamentos americanos, que moviéndose en
todas direcciones con incansable actividad,
sorprendian á menudo las avanzadas britá-
nicas teniéndolas en continua alarma, gra-
cias á su destructor sistema de guerrear (lo).


(') Véase el apéndiee primero al final (Id presente capi-
tulo , !lol1llc se reproduce una carta del general nobcrtson
al gobernador Livingston, de Xucva-Jersey, y la (~()ntes­
taeion dc este último, tlocurnelltos ambos ¡le! mayor interés
y que dan á conoeer la situacion de los negocios á princi-
pios tle 177i.


55




434 HISTORIA DE LOS CAP. n.


Ya hemos dicho que el dia último de no-
viembre el general Howe publicó una procla-
ma invitando al pueblo á que se sometiese al
gobierno británico, y prometiéndole protec-
cion tanto para las personas como para las
propiedades; y ahora debemos añadir que
muchos americanos, entre ellos José Gallo-
way, que era miembro del Congreso de
Pennsylvania en 1774, abandonaron su pais
para unirse á los ingleses. El 25 de enero
de 1777, antes de terminarse los sesenta dias
prefijados por Howe, y en virtud de los pO-:
(leres estraordinarios que se le habian confe-
rido, \Vashington circuló otra proclama en
la cual disponia que todos aquellos que hu-
biesen aceptado la proposicion de los comi-
sionados británicos, pero que sin embargo
desearan mas bien aliarse con los Estados-
Unidos, deberian presentarse en los cuarte-
les del ejército continental para prestar el
dehido juramento, quedando en libertad de
retirarse con sus familias los que prefiriesen
la proteccion de la Gran Bretaña á las liberta-
des y felicidad de su pais. \Vashington aña-
dia que aquellos que no cumplieran con esta
órden en el término de un mes, á contar des-
de la fecha de la proclama, serian conside-
rados como partidarios del rey de la Gran
Bretaña, tratándoseles por lo tanto como
enemigos de los Estados de América (*).


La proclama de \Vashington fué á no du-
darlo asaz oportuna y produjo muy buen efec-
to. Intimidados por el mal aspecto que iban
tomando los asuntos en América, cuando
\Vashington se retiró á Pennsylvania, un


V') :MI'. Curtis observa que la legislatura de Nueva-Jer-
sey se mostró dispuesta á quejarse de esta medida ¡le
'Vashington que calificó como una violencia de sus dere-
chos y soberanía. ('no de los delegados elel Congreso de di-
eha colonia llegó hasta el punto de declarar que semejante
mc¡lida era improccdente. Este es un curioso ejemplo de la
celosa envidia que inspiraba la autoridad del gobierno fe-
flprnl.


gran número de habitantes de Jersey, consi-
derando su causa perdida, juzgaron pruden~e
someterse á la autoridad británica, pero lue-
go se vieron completamente chasqueados por-
que en vez de proteccion solo recibieron
insultos de una licenciosa é insolente solda-
desca. Entonces sus pasiones se exasperaron,
sintieron renacer en sus pechos la sed de la
venganza, y se prepararon á tomarla de las
tropas británicas, para lo cual resolvieron
unirse á la bandera de s u pais con mas re-
solucion y energía de la que nunca sintieron
hasta entonces.


Considerando cuál habia sido el resultado
de las operaciones de \Vashington en la
campaña, hacíase evidente que durante ella
desplegó una energía sin ejemplo, dando
pruebas de ser un consumado general, y
esto produjo el mas favorable efecto en todo
el pais. «Tanarriesgadas y admirables em-
presas, segun dice Botta, coronaron de gl~
ria al capitan general de los Estados-Unidos
y todas las naciones participaron del· asom-
~ro de los americanos, aplaudiendo igual-
mente la prudencia, la constancia y la no-
ble intrepidez del general Washington. Un
grito unánime le proclamó como el salvador
de su pais; todos le compararon con los mas
célebres guerreros ele la antigüedad; todos le
proclamaron como el FABIO DE AMÉRICA; su
nombre estaba en boca de todos; los mas
distinguidos escritores le ensalzaron á porfía,
y los mas ilustres personajes de Europa lo
elogiaron con entusiasmo. El general ameri-
cano no necesitaba ya una causa que defen-
der, ni ocasion para adquirir gloria, ni génio
para elevarse, ni la fama que merecian sus
triunfos, ni una generacion de hombres que
le rindiese homenaje (*).


Una de las mas tristes consecuencias de
(') Hist01'ia de la guerra de la Independencia, por Botta,


vol. 11, pág. 227.





CAP. n. ESTADos-m,aDOS.


la guerra es que esta: da lugar generalmente
á que se cometan deplorables escesos y vio-
laciones sin número, hijas de las mas bruta-
les pasiones. Cuando el ejército real entró en
Jerseys, los habitantes permanecian siempre
dentro de sus casas, donde recibian muchas
veces las proclamas de los comisionados;
pero esto no impidió que muchos fuesen víc-
timas del saqueo y de los insultos, viendo
con frecuencia destruidas sus propiedades
sin distincion de personas. Los habitantes
enseñaban sus cartas de seguridad, pero los
soldados de Resse no sabian ni querian
leerlas, y por su parte los ingleses creíanse
con derecho á participar del botin. El gene-
ral Reister se constituyó en jefe de los que
se dedicaban al saqueo, y él mismo puso á
venta pública la casa en que vivia en Nueva-
York, aun cuando no era propiedad suya,
sino de una persona respetable que se la
cedió temporalmente. Los bienes de los qu~
estaban prisioneros fueron vendidos en pú-
blica'subasta; los oficiales ingleses hicieron
propiedad suya los carruajes de las personas
mas acomodadas, y aun cuando aumentaban
~as murmuraciones por los escandalosos abu-
sos de la soldadesca, permitiase vergonzosa-
mente que continuara el pillaje. No se miraba
ni la edad ni el sexo; hombres, mujeres y
niños quedaron materialmente en camisa sin
tener nada con que cubrirse, ni una manta
siquiera para resguardarse del riguroso frio
de aquel invierno; todos los muebles se des-
trozaron y quemaron; hiciéronse pedazos las
puertas y ventanas, y en una palabra, las
casas quedaron inhabitables y sin provisio-
nes, pues los soldados se llevaron los caba-
llos, las vacas, las gallinas y todo en fin
cuanto les cayó bajo las manos. El cuerpo
de ejército que se hallaba cerca de Penny-
town cometió semejantes depr0daciones y
abusos, y entre ellos citase el de diez .Y seis


jóvenes que huyeron á los bosques para no
ser víctimas de la brutalidad de los soldados,
los cuales se apoderaron luego de ellas para
llevar á cabo sus infames designios.


Todos estos horrores dieron lugar á que
se elevaran quejas en todos los puntos de
América, quejas que hallaron eco hasta en
Europa, principalmente entre los franceses,
quienes prescindiendo de que fuesen partida-
rios de América y enemigos de Inglaterra,
se distinguian siempre por sus sentimientos
humanitarios. En todas partes se alzó un
grito unánime para acusar al gobierno inglés
de haber resucitado en el Nuevo Mundo el
vandalismo de los godos y la barbarie de las
hordas del Norte, pero todo aquello fué se-
guramente mas fatal para los autores que
para las víctimas, pues los pocos amigos que
aun conservaba Inglaterra convirtiéronse en
enemigos sedientos de venganza.


Todos los ciudadanos sin distincion de
clases corrieron á las armas 'con rabiosa
furia para arrojar de su territorio á los que
ellos llamaban infames ladrones, y de aquí
resultó que los escesos del ejército real fueron
á no dudarlo mas perjudiciales para la causa,
de los ingleses que los esfuerzos de \Vas-
hington ó las resoluciones del Congreso. Si
el general Rowe y los que estaban bajo sus
órdenes hubieran observado la misma con-
ducta que Carleton en el Canadá, tratando
bondadosamente y de una manera caballe-
rosa tanto á los prisioneros como al pueblo
en general, es muy probable que todos aque-
llos que solo para atender á su propia de-
fensa se habian alistado bajo las banderas
de \Vashington habrian permanecido, cuan-
do menos neutrales, caso de no tomar las
armas en fasor del rey.


Un sentimiento de justicia nos obliga á
consignar aquí que no fueron solo los sol-
dados ingleses los que cometieron escesos de




1BG HISTORIA DE LOS CAP. II.


toda especie. El afan del pillaje y del saqueo
contaminó tambien á los americanos, quie-
nes asaltaron las casas de los pobres habi-
tantes de Nueva-Jersey bajo el pretesto de
que pertenecian á los realistas, llegando el
caso de que los mismos oficiales diesen el
ejemplo á sus soldados. De aquí resultó que
las víctimas eran saqueadas por las tropas
de Hesse y los ingleses, que les acusaban de
ser rebeldes al rey, en tanto que por otra
parte hacian lo mismo los americanos, fun-
dándose en que eran adictos al monarca. Pero
aquellos escesos llegaron á escitar tanto la
indignacion pública, quc \Vashington, que
deploraba hondamente semejantes actos, se
vió precisado á publicar una proclama im-
poniendo las mas severas penas á los per-
petradores de tales enormidades (*).


A fin de que se tenga una idea de los su-
frimientos y penalidades á que se hallaban
sujetos los prisioneros durante aquella guer-
ra, reproducimos aquí un párrafo de la
Historia de Gordon, obra de indisputable


mérito. «En el mes de enero, dice
1.777. Gordon (**), el general Howe mandó
poner en libertad á los prisioneros que tenia
en Nueva-York, y por ellos se supo cuanto
padecieron durante su cautividad. La guar-
lllClOn del fuerte \Vashington capituló en
16 de noviembre, entregándose al general
IIowe, con la condicion que se considerase
á los soldados como prisioneros de guerra y


(') El! la ól'llen general, publicada entonces, se decia lo
,,;iguiente: "El general prohibe de la manera mas terminan-
te tanto ú la milicia como á las tropas continentales que se
permitan saquear las easas de los habitantes bajo el espe-
cioso l}1'etcsto de que son Tories. Deber nuestro es proteger
y auxiliar :'t los que se hallan perseguidos, en vez de aumen-
tar sus miserias. Aquel que en lo sucesivo infringiera la
presente úrden será castigado sel'eramente, y para que esto
llegue á conocimiento de todos, d cOlllalHlauto do oada cli-
YÍsion se proveerá de una copia de esta órclen para que se
circulen inmediatamente otras á las tropas.


(") Histoi'ia de la Revolucion ame¡'icána, yol. n, páginas
li:I-5.


que los oficiales conservaran sus armas y
bagajes, cuyos artículos se firmaron y pu-
blicaron luego en los periódicos de Nueva-
York. Poco despues el Mayor Otho Holland
\Villiams del regimiento de tiradores de
Rawlings cayó prisionero en un encuentro y
pronto pudo conocer por la altanería de los
oficiales y la insolencia de la soldadesca del
ejército británico que no se le trataria muy
bien, pues á muchos oficiales americanos les
robaron los bagajes, las espadas y los sombre-
ros y se les insultó groseramente. Al tercer
dia de hallarse preso, el Mayor fué enviado
con tres de sus compañeros á bordo de]
Baltic-Aferchant, especie de hospital ambu-
lante que se hallaba entonces' en el Sound,
donde apenas hubiera tenido que comer á no
ser porque un marinero, compadecido de su
desgracia, le cedió parte de su raciono A los
cuatro dias el Mayor y sus tres compañeros
llamados ~awlings, Hanson y M' Intiré, que
por cierto estaban heridos, fueron llevados
en un carro á la ciudad de Nueva-York,
donde se les paseó por las calles para que
sirviesen de escarnio, conduciéndolos luego
á una especie de establo lleno de inmundicia
situado en Hampden Hall, cerca de Bride~
well, donde al fin se les permitió descansar
de las fatigas que venian sufriendo diaria-
mente. El Mayor y sus compañeros recibie-
ron en la noche de aquel dia algun<os víveres.
pero tan escasos y de tan mala calidad que
apenas se podian comer, y poco despues su-
pieron que la racion diaria de cada uno se
compondria de seis onzas de tocino, una
libra de bizcocho y una corta cantidad de
caruon á la semana, aun cuando el frio era
muy riguroso, lo cual aumentaba los pade-
cimientos de los desgraciados cautivos. Los
oficiales se veian insultados con frecuencia,
y hasta llegó el caso de que les pegaran por
tratar de socorrer á sus compañeros. Al




CAP. 11. ESTADOS-UNIDOS. 437


cabo de tres semanas el Mayor pudo ya an-
dar y fué testigo de la estremada miseria de
sus conciudadanos, muchos de los cuales, no
pudiendo sufrir tan riguroso tratamiento,
hallaron en la muerte el. fin de sus penalida-
des. No era fácil averiguar cuántos perecian,
pero segun sus observaciones y lo que oyó
decir á varios oficiales, opinó el Mayor que


. .


en muy pocas semanas murIeron unos qUI-
nientos prisioneros en la ciudad de Nueva-
York, debiéndose principalmente esta espan-
tosa mortandad á la falta de víveres y al
escesivo frio. Cuando el comisario del rey
manifestó á varios onciales americanos que
el general Howe tenia intencion de ponerlos
en libertad bajo palabra, todos se apresura-
ron á manifestar que aquel era su mayor
deseo y firmaron una solicitud pidiéndolo,
pues no se les ocultaba cuál seria el resul-
tado de permanecer mas tiempo en aquella
situacion. En prueba de ello baste decir
que al poco tiompo murieron muchos de los
que se habian ido, y por esto sin duda todos
los oficiales fueron enviados en el mes de
enero á Long-Island, bajo palabra, á fin de
mejorar su triste condiciono


En cierta iglesia, donde se haoian encer-
rado algunos prisioneros, encontráronse un
dia siete cadáveres, debiéndose esto sin duda
á que el alimento que se daba á los pobres
cautivos no era suficiente para conservar la
vida, pues ni aun el pan se podia comer por
su mala calidad. En medio de tantos sufri-
mientos fué admirable la firmeza de aquellos
prisioneros, pues preferian la muerte mas
bien que alistarse en el ejército < británico.
Despues de la victoria obtenida por \Vas-
hington en Jerseys, cesó algun tanto la
malevolencia y crueldad de los realistas, y
se dispuso canjear los prisioneros que aun
existian, pero muchos de ellos cayeron muer-
tos en las calles cuando se dirigian á los


buques. El general Washington escribió al
general Howe á principios del mes de abril,
diciéndole lo siguiente: « El cruel tratamien-
to que habeis dado á vuestros prisioneros
no puede justificarse en manera alguna á
juzgar por el testimonio de los que obtuvie-
ron la libertad. Su aspecto solo, revelaba
cuantos habian sido sus padecimientos, y ya
que no esto, la muerte de muchos bastaria
para corroborar mi aserto.:»


Dejaremos aquí la narracion de estos de-
talles de las miserias de la guerra para ha-
blar de otros acontecimientos ocurridos du-
rante aquel año de penosas pruebas.


A principios de 1777 dispuso \Vashington
que se vacunara á todo el ejército, pues la
viruela habia causado grandes .estragos en-
tre las tropas, cuya operacion se hizo con
el mayor secreto y lo mas cuidadosamente
posible, ordenándose luego á los médicos del
hospital de Philadelphia que inoculasen á
cuantos soldados pasaran por allí para reu-
nirse con el ejército. En todos los puntos
donde habia tropas se tomaron las mismas
precauciones, y de este modo se libró al ejér-
cito ele una epidemia que á no dudarlo hu-
biera influido materialmente en el éxito de
la próxima campaña. Semejante medida fué
tambien un beneficio para toda la poblacion
porq ue se hizo general la operacion de la
vacuna, y poco á poco la enfermedad vario-
losa desapareció casi por completo.


En la esperanza de que podria hacerse al-
go en N ueva-York, \Vashington mandó al
general Heath, que se hallaba en Highlands,
que se dirigiese hácia la ciudad con un nu-
meroso cuerpo de ejército. IIízolo así Heath,
y presentándose ante el fuerte Independencia
intimó orgullosamente á la guarnicion á que
se rindiese, amenazándola con pomposas
frases; pero el enemigo no se intimidó por
esto, y el jefe americano tuvo que retirarse


'.::-.




438 HISTORIA DE LOS CAP. lI.


al cabo de unos dias sin hacer nada, y es-
poniéndose al ridículo por no haber acom-
pañado con hechos sus palabras (*).


En vista de los planes probables de Howe.
para la campaña próxima, Washington no
sabia qué medidas tomar para hacer frente
á su enemigo con alguna probabilidad de
éxito, pues sus fuerzas se hallaban muy re-
ducidas; el pernicioso sistema de alistamien-
tos iba produciendo siempre efectos desas-
trosos. y aun no podian dar su resultado las
resoluciones tomadas por el Congreso res-
pecto á la nueva organizacion del ejército.
La enojosa cuestion de los grados y la elec-
cion de oficiales, así como las rudas pruebas
por que habia que pasar por ser entonces el
servicio muy penoso, puesto que las tropas
tenian que sufrir con frecuencia el hambre
y el frio, hacia muy difícil llenar las bajas
que iban ocurriendo. Por estas razones el
comandante en jefe recomendó diariamente
con la mayor eficacia á los Estados que apre-
surasen el alistamiento cuanto les fuese po-
sible á fin de hallarse preparado cuando se
rompieran las hostilidades á principios de
la primavera (**).


En tanto que le llegaban refuerzos de In-
glaterra, Ho"\ve envió una espedicion á Peeks-
kill para que se apoderase de los almacenes
militares de los amerieanos , y mucho sen-
timos que decir que á causa de la corta fuer-
za que guardaba aquel punto y de lo impre-
visto del ataque consiguieron los enemigos


7 su objeto. Poco despues, á fines de
17 7. '1 .


abr1 , dIrigióse una segunda espe-
dicion, compuesta de dos mil hombres, al
mando elel gobernador rrryon, á la frontera


(*) Vida de Washingtun, pr,r Irving, vol. 11, pág. ;;14.
(*"') En febrero de este ai'ío resolvió el Congreso que la


bandera de los trece Estados-Clli(los se compusiese de treo
ce tiras de tela encarnada y blanca alternu(las putre sí, y
que la union se figurase con trece cstrt'llas blancas cn cam-
po azul, representando una llueva constelacion.


de Connecticut , y cayó sobre Dambury con
el objeto de destruir otros almacenes que
tenia allí el ejército americano. La milicia
de aquel Estado se batió valerosamente con
el enemigo, mas no pudo impedir que este
consiguiese su objeto y se apoderara de to-
dos los efectos militares, entre los que habia
mas de mil tiendas de campaña muy nece-
sarias entonces para los americanos. El bra-
vo general \Vooster tomó tambien parte en
la lucha aunque tenia ya setenta y siete
años, pero cayó mortalmente herido para no
volverse á levantar. Arnold que se ha-
llaba cerca del lugar del combate, si situó
luego en Ridgefield para disputar el paso á
los ingleses, pero tuvo que ceder ante estos
despues de un reñido combate en el cual que-
dó heriao. Las tropas británicas llegaron á
poco á Nueva-York, no sin haber quemado
y destruido con una especie de salvaje fre-
nesí todo cuanto encontraron al paso.


Deseando tambien los americanos probar
suerte en aquella clase de espediciones,
proyectó se en Connecticut un atrevido plan
que tenia por 'objeto tomar la revancha del
enemigo en Long- Island, á consecuencia
de haberse averiguado que los ingleses ha-
bian reunido en Sagg Harbor considerables
cantidades de forraje, grano y otros varios
artículos necesarios para las tropas. Aquel
punto, segun se dijo, solo estaba defen-
dido por un destacamento de infantería y un
bergantin de doce cañones, pues los ingleses
se creian suficientemente protegidos con los
demás buques de guerra que cruzaban el
Sound, no creyendo por otra parte posible
que el enemigo se atreviese á intentar nada
sobre Long-Island. Pero á los americanos
no les intimidaban los obstáculos, y habien-
do resuelto sorprender á Sagg Harbar, el
coronel Meigs, uno de los mas intrépidos
compañeros de Arnold en la espedicion del




CAP. II. ESTADOS-UNtUOS. 439


Canadá, cruzó el Sound con tanta rapidez De este modo, si el general Howe mar-
como destreza y llegó antes de romper el chaba sobre Philadelphia, encontraria de
día al sitio donde estaban situados los al- frente todas las fuerzas reunidas en Nueva-
macenes. A pesar de la resistencia de la
guarnicion y las tripulaciones de los buques,
Meigs quemó una docena de estos que se ha-
llaban en el muelle, destruyendo todo cuan-
to encontró al paso. Conseguido el objeto de
la espedicion, el coronel volvió sin esperi-
mentar pérdida alguna á Guilford, en Con-
necticut, llevando consigo muchos prisione-
ros. Los americanos dieron pruebas de su
humanidad en aquella espedicion, pues se
abstuvieron del saqueo y aun permitieron á
los prisioneros que conservaran cuanto les
pertenecia. El Congreso regaló con este mo-
tivo una espada al coronel Meigs, dándole
públicamente gracias, así como tambien á
sus bravos compañeros por el servicio que
acababan de prestar.


Parece que los planes del general Howe
para empezar la campaña estaban perfecta-
mente calculados, y de haber tenido suficien-
tes tropas y obrado con prontitud y vigor, es
muy probable que habria obtenido un éxito
completo; pero Howe no contaba con bas-
tantes refuerzos, y aunque ya entraba la
primavera, permaneció en una inesplicable
inaccion. Esta circunstancia favoreció á
\Vashington, que poco á poco iba llenando
las 11ajas; mas no habiendo conseguido pe-
netrar los designios de Howe, ocupábase así-
duamente en adquirir noticias á fin de ave-
riguar qué punto atacaría primeramente el
general británico. En aquella incertidumbre
\Vashington tomó las medidas que le pare-
cieron mas oportunas, disponiendo que las
tropas procedentes de las provincias del
Norte se estacionaran en Ticonderoga y
Peekskill y que las del Sur ocupasen á
Nueva-Jesey, dejando luego algunas fuer-
zas para proteger la parte del Oeste.


Jersey, sin contar las acampadas en Peeks-
kill, que podrian atacar al enemigo por el
flanco derecho; si por el contrario se enca-
minaba hácia Albania, las mismas tropas
podrian defender los pasos, en tanto que las
de Nueva-Jersey, situadas en las orillas del
Hudson, atacaban el flanco izquierdo. Dado
el caso de que las fuerzas inglesas del Cana-
dá llegasen por mar para reunirse con las
del general Howe en las playas de Nueva-
Jersey, las tropas de Peekskill debian unirse
inmediatamente con las que ocupaban dicha
provincia, componiendo así un formidable
ejército para la defensa de Philadelphia. Por
último, si el ejército del Canadá atacaba á
Ticonderoga, las tropas de Peekskill podrían
socorrer á las que estuviesen encargadas de
la defensa de la fortaleza; mas como era
muy importante para los Estados-Unidos
conservar á Philadelphia, el Congreso dis-
puso la formacion de un campamento en la
orilla oeste del Delaware con el doble objeto
de recibir allí las tropas que llegasen de di-
ferentes puntos y mantener una reserva por
si acaso llegaba á necesitarse. En aquel
punto debian reunirse tambien todos los
reclutas de Pennsylvania, reforzados por
varios regimientos de tropas continentales.
Arnold que se hallaba entonces en Philadel-
phia, fué nombrado jefe del citado campa-
mento.


Habiendo recibido \Vashington una reme-
sa de veinte y cuatro mil mosquetes 7 17 7.
que se acababan de traer de Francia,
abandonó á Morristown, y hácia fines de
mayo ocupó una fuerte posicion en Middle-
brook, á nueve millas de Nueva-Brunswick.
El dia 13 de junio el general Howe salió
de este último punto ostentiblemente con la




440 HISTORIA DE LOS CAP. n.


intencion de atacar á Philadelphia, pero en
realidad para arrojar á \Vashington de su
posicion, provocando una batalla general
que el comandante en jefe queria eludir á
todo trance. Al cabo de seis dias y como
viese Howe que no conseguia su propósito,
hizo un movimiento retrógado hácia Amboy,
que obligó á \Vashington á retirarse á Quib-
bletown, y aunque el general inglés trató
de cortarle el paso, el jefe americano se
dirigió de nuevo á Middlebrook burlando sus
esperanzas. Entonces Howe, viendo que no
conseguia nada, dirigióse á la isla de Staten,
evacuando á Jerseys.


Washington no acertaba á comprender
qué se propondrian los ingleses con sus di-
versos movimientos, pues era sabido que
Burgoyne, jefe de las fuerzas del Canadá,
avanzaba sobre Ticonderoga, mientras que
en Nueva-York se hacian preparativos para
una espedicion marítima que lo mismo po-
dria ser para marchar sobre Philadelphia
que para atacar á Nueva-Inglaterra con el
objeto de auxiliar á Burgoyne. Era tambien
probable que el fin de todas aquellas medidas
fuera subir por el Hudson y unirse con Bur-
goyne. De todos modos Washington deter-
minó marehar lentamente para acudir allí
donde fuera mas necesaria su presencia,
pero cuando en el mes de julio se hizo á la
vela la flota inglesa, retrocedió has ta el
Delaware preparándose á defender á Phila-
delphia.


Durante aquella suspension de hostilidades
\Vashington pasó unos cuantos dias en Phi-
ladelphia conferenciando con el Congreso, y
allí fué donde vió por la primera vez al noble
y generoso marqués de Lafayette. Los lími-
i777. tes de nuestra historia no nos permi-


ten entrar en detalles sobre las ro-
mánticas aventuras de aquel personaje; baste
saber que á la edad de diez y nueve años,


entusiasmado por la causa de América,
abandonó á su jóven esposa, á quien amaba
tiernamente, y á despecho de la prohibicion
del ministerio francés, que no queria auxi-
liar abiertamente á los americanos, compró
un buque, y eligiendo unos cuantos compa-
ñeros, llegó al poco tiempo á América, donde
presentó sus credenciales al Comité de Ne-
gocios Estranjeros. Al principio y como eran
muchos los que deseaban obtener un puesto
en el ejército, no obtuvo una contestacion
satisfactoria; mas al manifestar que deseaba
servir como voluntário sin paga alguna, ac-
cedióse á sus demandas y se le confirió el
grado de mayor general antes que hubiese
cumplido veinte años (*). Parece ser que
Washington esperimentó desde luego una
irresistible simpatía por el jóven patriota, y
10 mismo sucedió á Lafayette respecto al
grave comandante en jefe, á quien consagró
el mas síncero afecto. \Vashington invitó al
marqués á que se considerase como en su
propio pais, y bien puede decirse que desde
aquel momento quedaron unidQs aquellos dos
hombres por Jos lazos de una amistad in-
disoluble, que duró mientras vivieron y que
se conservará siempre en la memoria de los
hombres.


Al llegar aquí es muy justo recordemos
al lector qu~ tambien otros hombres ilus-
tres llegaron del antiguo mundo para auxi-
liar á nuestros padres en su lucha por la
causa de la libertad. Kosciusko, Pulaski,


C) El acuerdo llel Congreso, emitido en 31 de julio de
'1777, estaba concebido en estos términos:


«Como quiera que el marqués de Lafayette, impulsado pOt'
su amor á la ~ausa de la libertad, por la que luchan los
Estados-Unidos, haya resuelto abandonar su familia y rela-
ciones para venir aqui á sus propias espensas á ofrecer sus
servi~ios, sin ambicionar recompensa alguna, y arriesgando
su vida: ,,},cordamos que sean aceptados sus servicios y
que en cOl1sirleracion á su celo é ilustre familia se le confia-
ra el grado de Mayor general en el ejército de los Estaclos-
Unidos.»)




CA P. JI. ESTADOS-Ul\IDOS. 441


De Kalb, Steuben y otros, son seguramen-
te dignos de que citemos sus nombres.


El dia 10 de julio, merced á un atrevido
movi'miento, hizose una importante captura
(lue sirvió para rescatar á Lee. El general
Prescott, que mandaba las tropas inglesas
de Rhode-Island, hallándose perfectamente
provisto de buques ele guerra y con fuer-
zas muy superiores en número El las que
pudieran reunir los americanos, cometió la
imprudencia de descuidar por completo la
guardia del punto que estaba encargado de
defender. Deseando rescatar al general Lee,
proyectóse un plan para sorprender al ge-
neral Prescott en sus cuarteles y cogerle pri-
sionero, yen su consecuencia el teniente coro-
nel Barton, á la cabeza de cuarenta hombres
resueltos de la milicia, que conocia~ perfec-
tamente aquellos sitios, se embarcó en unos
botes, recorrió una distancia de diez millas
evitanuo con la mayor destreza los buques
(lel enemigo, y fué ü desembarcar en la cos-
ta de Rhode-Island, entre Newport .Y Bristol
Ferry. Desde aquel punto dirigióse acelera-
~lamente y con el mayor sigilo al alojamiento
uel general Prescott, y apoderándose de los
asombrados centinelas quo guardaban la
puerta, un ayudante de campo subió á la
habitacion del general y le arrestó sin dar-
le tiempo ni aun para vestirse, conducién-
dole luego con ayuda de sus compañeros
al sitio donde acababan de desembarcar los
atrevidos espedicionarios. Aquel suceso cau-
só tanta satisfaccion tÍ, los americanos como
rabia al general Prescott, quien ya habia
sido canjeado anteriormente cuando cayó
prisionero en el Canadü. Además de esto
habia cometido una grave falta poniendo á
precio la cabeza del general Arnold como si
fuese la de un asesino, insulto que aquel
<levolvió, ofreciendo una cantidad menor por
la de su enemigo. El Congreso dió pública-


TO)IO J.


mente gracias al teniente coronel Barton y
le regaló una espada ,y por su parte el go-
neral Howe que hasta entonces habia rehu-
sado canjear á Lee con ninguna condicion,
mudó bien pronto de parecer, y aquel oficial
pudo volver á ocupar su puesto en cambio de
Prescott.


\Vashington recibió noticias muy contra-
(Ectorias acerca del rumbo que habia tomado
la flota de Howe. Unos dijeron que volvia al
Hudson, otros que entraba en el Delaware,
y no faltó por último quien asegurase que se
dirigia hácia Charleston. Al fin, pasado al-
gun tiempo y á fines del mes de agosto
averiguó se que los ingleses habian entrado
en Chesapeake y que las tropas des-
embarcaban á la entrada del rio Elk 1777.
con la intencion de marchar directamente
sobre Philadelphia.


La distancia entre esta ciudad y el punto
de desembarque podia recorrerse en muy
pocos dias, pues no cruzaban el camino gran-
des rios ni habia ninguna fuerte posicion
de que pudieran apoderarse los americanos.
Al desembarcar el general Howe circuló una
proclama prometiendo perdonar y proteger á
cuantos se sometiesen, pero como el ejército
americano estaba cerca, no produjo aquella
mucho efecto.


\Vashington conocia perfectamente cuál
era el carácter de la lucha en que se hallaba
comprometido, y comprendiendo cuánta era
la inferioridad de su indisciplinado ejército,
compararlo con las tropas veteranas de Sir
Guillermo Howe, deseaba evitar una batalla
decisiva; pero persuadido tambien del efecto
que produciria en el ánimo del pueblo la to-
ma de Philaclelphia, resolvió hacer todos los
esfuerzos imaginables á fin de oponerse en
lo posible á los planes del ejército real. En
su consecuencia dirigióse al punto donde se
hallaba el general Howe, quien por falta de




442 HI:lTORIA DE LOS CAP. H.


caballos, muchos de los cuales habian pere-
cido en el viaje, no podia salir de Elk hasta
el 3 de setiembre, y cuando vió que avanza-
ba el ejército inglés, cruzó el Brandywine,
pequeño riachuelo que desemboca en el De-
laware, y fué á situarse con el grueso de sus
fuerzas frente á Ohad's Ford, por donde era
probable que intentara pasar el ejército bri-
tánico. Hecho esto envió al general Sullivan
con un destacamento para que vigilara al
enemigo y dispuso asimismo que el general
Maxwell fuera con mil hombres de infante-
ría ligera á ocupar las alturas que se halla-
ban al otro lado del Brandywine, á fin de
escaramucear con los ingleses y retardar
sn marcha.


En la mañana del 11 de setiembre, el ejér-
cito británico avanzó en dos columnas; la
(lerecha al mando del general Knyphausen
se dirigió directamente á Chad's Ford, mien-
tras que la izquierda á las órdenes de Lord
Cornwallis, acompañado por el comandante
en jefe y los generales Grey, Grant y Ag-
new, marchó dando un rodeo á un punto lla-
mado Forks, donde se unen los dos brazos
del Brandywine, con el objeto de alcanzar la
retaguardia de los americanos. El general
Knyphausen se encontró bien pronto con la
infantería ligera del general Maxwell; si-
guióse una corta escaramuza en la que obli-
gó á su enemigo á retirarse, atravesando un
riachuelo, para protegerse con sus baterías,
.Y habiendo dispuesto luego que se colocaran
algunas piezas en los puntos mas ventajo-
::lOS, comenzó el cañoneo con los ameri-
canos.


Entre tanto el ala izquierda de los ingle-
ses cruzó los vados que hay mas allá de
Forks, movimiento del que tuvo noticia bien
pronto el general \Vashington, si bien los
informes que recibió de sus inespertos esplo-
radores eran tan confusos .Y contradictorios


que entorpecieron mucho sus operaciones.
Despues de atravesar los vados, Lord Corn-
wallis tomó el camino de Dilworth, donde el
general Sullivan, á quien se habia encargado
guardar aquel punto, ocupaba las alturas que
se hallan mas allá de la iglesia de Birmin-
gham, con su ala izquierda estendida hasta
el Brandywine, su artillería oportunamente
colocada.y protegido por los bosques su flan-
co derecho. A eso de las cuatro de la tarde
Lord Cornwallis formó su ,línea de batalla
dando principio al ataque, y aunque por al-
gun tiempo se sostuvieron los americanos
con la mayor intrepidez, viéronse obligados
al fin á retirarse. Al percibir Washington
que se habia roto el fuego en aquella direc-
cion, envió una brigada para apoyar á Su-
llivan, á las órdenes del general Greene,
mas aunque éste recorrió cuatro millas en
cuarenta y dos minutos, al llegar al sitio del
combate, vió que la derrotada clivision de Su:..
llivan se dispersaba en todos sentidos. Enton-
ces cubrió la retirada del mejor modo posi-
hle j .y encontrando una posicion ventajosa
renovó la lucha y pudo así evitar que se per-
siguiera á los vencidos.


Tan pronto como Knyphausen oyó las
descargas ele la division de Cornwallis, for-
zó el paso de Chad's Ford .Y atacando á las
tropas que allí habia, obligólas á retirarse
con la mayor prccipibcion y desórden, en
tanto que ,Vashington .Y el cuerpo de ejér-
cito que iba á sus órdenes se retiraba con
su artillería y bagajes á Ohester, donde se
detuvo á ocho millas del ejército británico
hasta la mañana siguiente en que se dirigió
á Philadelphia.


La batalla de Brandywine ocasionó gran-
des pérdidas á los americanos, pues tuvieron
trescientos muertos, seiscientos heridos y
cuatrocientos prisioneros, mientras que las
bajas de los ingleses no escedieron de seis-




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS. H3


cientos hombres entre muertos y heridos. La-
fayette recibió un balazo en una pierna que
le imposibilitó por espacio de dos meses; el
conde Pulaski se batió tambien con la mavor


v


bravura, por lo cual le fué conferido el gra-
do de brigadier general, confiündole el man-
do de la caballería, y habiéndose dispuesto
abrir una informacion acerca de la conducta
de Sullivan, nada resultó deshonroso para él.


Al dia siguiente de la batalla, Howe envió
á vVilmingtonnn destacamento que despues
de arrestar á .MI'. 1\1' Kenley, gobernador del
estado de Dela ware, que se hallaba en ca-
ma, se apoderó de una chalupa que habia
en el rio, cargada de los mas ricos efectos
de algunos habitantes de aquel punto.


Despnes de permitir á su ejército que des-
cansase un dia, ,,¡ ashington volvió á cru-
zar el Schuylkill, marchando luego por el
camino de Lancaster con la intencion de
encontrar al enemigo y renovar la lucha.
Sir Guillermo IIowe habia pasado la noche
del 11 de setiembre en el campo de batalla
y á los dos dias avanzó hácia Chester, si-
tuündose convenientemente en 'Vilmington,
¡j, donde se condujo tambien á los heridos. El
dia 15 el ejército americano, tratando,de al-
canzar el ala izquierda, de los ingleses, llegó
á \Varren por el camino de Lancaster, pun-
to situado á tres millas de Philadelphia, mas
habiendo recibido allí noticia de que I-Iowe
se aproximaba con dos columnas, resolvió
\Vashington salirle al encuentro y empeñar
la acciono


Ambos ejércitos se prepararon á la lucha,
y ya las avanzadas habian empezado á esca-
ramucear, cuando les saparó una copiosa
lluvia que hizo absolutamente necesaria la
retirada de los americanos, tanto mas cuan-
to que sus armas se hallaban en muy mal
uso, pues las cartucheras de algunos, cons-
truidas apresuradamente, no resguardaban


del agua las municiones, y muchos soldados
carecian de bayonetas. Suspendióse pues la
batalla y el t::jército continuó retirándose du-
rante todo el dia y una gran parte de la no-
che, sufriendo una incesante lluvia que puso
en muy mal estado los caminos. Algunas
horas antes de amanecer detuviéronse las
tropas en Yellow Springs, donde se observó
con la mayor inquietud que á causa del agua
no podia dispararse ningun mosquete ni ha-
cerse uso tampoco de las municiones, por
cuyo motivo se retiró el ejército á 'Varwick,
situado al sur de French Creek, á fin de bus-
car algunas armas y pólvora para disputar
el paso del Schuylkill.


El general 'Yayne se habia a}losü\do Ü
la cabeza de un destacamento de quinientos
hombres á la izquierda del ejército inglés,
con objeto de hostigar18 en su marcha, mas
habiéndose tenido noticia de esto, el general
Grey sorprendió á su enemigo en la tarde
del 20 de setiembre con tan buena


1777.
slwrte que clespues de haber matado
ó herido solo con un ataque:i la llétyoneta
unos trescientos hombres, cogió cerca de
cien 'prisioneros y se hizo el uellO de todos los
bagajes de los americanos. Grey no tuvo
mas que cuatro muertos y tres heridos. Ha-
biéndose censurado á \Vayne por este des-
calabro, pidió presentarse ante un consejo
de guerra, en el cual se vindicó honrosa-
mente.


Comprendiendo que era. mu'y urgente
abandonar en el acto á Philadclphia, el Con-
greso hizo trasladar los almacenes milita-
res, mas no dejó de ejercer su autorida(1
hasta el último momento, y lejos de retirar
su confianza á 'Vashington, conccdiéronsele
mas ámplios poderes que antes, antorizán-
dole entre otras cosas para que se apode-
rase de todas las provisiones necesaria~ al
alimento del t::jército, que deberian pagarse




444 HISTORIA DE LOS CAP. H.


por medio de certificados, y asimismo para el Delaware, donde llegó el 8 de octubre.
que juzgara ante un consejo de guerra á Tan pronto como el general Howe hubo to-
cuantos prestaran auxilio á los ingleses, su- mado posesion de Philadelphia dispuso que
ministrándoles armas, víveres ó municio- se practicaran algunos trabajos para despe-
nes. Tambien se exigió á los ciudadanos de jar la corriente del rio á fin de ponerse en
Philadelphia, antes que este Estado cayese comunicacion con la flota.
en poder del enemigo, que facilitaran un I Los americanos, que trabajaron activa-
surtido de mantas ~ zapatos y ropa blanca, mente para obstruir la navegacion del De-
muy necesaria entonces para el ejército. Era laware, habian interceptado el paso del ca-
muy sensible verse en la precision de tomar nal arrojando en este, un poco mas abajo
semejante medida, mas no podia pasarse por del sitio por donde el Schuylkill desemboca
otro punto, y Alejandro Hamilton, enton- en el Delaware, una porcion de grandes vi-
ces teniente canon el , se encargó de aquella' gas, que unidas entre sí por fuertes chapas
difícil y delicada mision, que inútil es decir, de hierro, se cruzaban desde una á otra ori-
desempeñó con la energía y prudencia posi- lla del canal. Aquel punto se hallaba domi-
bIes en semejantes circunstancias (*). nado por varias fortificaciones levantadas en


En la tarde del 18 de setiembre, el Con- ,las isletas, así como tambien por algunas
greso abandonó á Philadelphia por segunda
vez, dirigiéndose primero á Lancaster y lue-
go á Yorktown en cuyo punto permaneció
por espacio de ocho meses, hasta que el
ejército hritánico evacuó á Philadelphia. En
la tarde del 22 de setiembre, Sir Guillermo
Howe, contrariamente á lo que esperaba el
jefe americano, atravesó el Schuylkill por
Fatland y Gordon's Ford, y despues de
acamparse con el grueso de su ejército en
Germantown, imeblo situado á siete millas
de Philadclphia, púsose en marcha el 26 con
un destacamento de sus tropas y tomó tran-
quilamente posesion de la ciudad, donde fué
recibido cordialmente por los cuákeros y los
realistas.


Al recibir noticias Lord Howe del buen
éxito que habia obtenido en: Brand.Ywine el
ejército real ü las órdenes de su hermano,
abandonó el Chesapeake é hizo rumbo hácia


haterías flotantes.
Como quiera que los destacamentos em-


pleados en aquellos trabajos disminuian al-
gun tanto el número de tropas del ejército
real, "Washington que estaba acampado en
Skippack Creek, al norte de Schuylkill, á
unas diez y siete millas de Germantown, pro-
yectó entonces un ataque sobre este punto.
Germantown se componia solamente de una
calle de dos millas de largo, y la línea del
campamento inglés dividia al pueblo casi en
ángulos rectos, hallándose á la izquierda
cubierta por el Schuylkill. El jefe america-"
no que habia recibido un refuerzo de tropas
de quinientos hombres de Peekskill y mil de
la milicia de Virginia, marchó sobre Skip-
pack Creek en la tarde del 3 dc octubre,'y
al amanecer del dia siguiente atacó al ejér-
cito real. Despues de un corto combate en-
contróse con las avanzadas que habia á la
entrada del pueblo, y dividiendo entonces


(*) No dudamos que ellcctor yera con clmayor interés SU ejército en cinco columnas, prosiguió la
el infonllfl presentado al Gl'.an Jurado flIl aquella época por 1 1 lIt . t 1 M . .. . uc la, mas e emen e corone .1. usO'rave .
. Iuan !ay, Jefe de JustICia dd Estado de ~llenl-York, cuyo ". b .
documento se hallará en el Apéndice que hayal finalllel I del regImlento numero cuarenta, que habla
pI'Psente. capitulo. conservado consigo cinco compañías, lanzó-





CAP. Ir. ESTADOS-l:);IDOS.


-se á una gran casa de piedra del pueblo, per-
teneciente á MI'. Chew, y una vez dueño de
aquella posicion contuvo por mucho tiempo
á la mitad del ejército de \Vashington. En
vez de rodear la casa con suficientes fuer-
zas, avanzando luego rápidamente con las
demás tropas, entretuviéronse los america-
nos en atacar aquel punto que los ingleses
defendian ohstinadamente, cuya dilacion fué
causa de que se dejara pasar el momento
crítico, dando lugar 11 las tropas reales á
que se reuniesen y se prepararan para el
ataque ó la defensa. El general Grew llegó
hien pronto en auxilio del coronel Musgra-
ve, y el combate se generalizó, mas al fin


Pero aunque el ejército inglés habia conse-
guido rechazar á los americanos, no por eso
era su situacion muy desahogada, ni tam-
poco podria sostenerse en Pennsylvania fá-
cilmente á menos que se abriera la navega-
cion del Delaware á fin de establecer las
comunicaciones entre la flota y el ejército.
La parte superior del canal se hallaba pro-
tegida por el fuerte Mifflin, construido en
una isla pantanosa del Delaware llamada
Mud Island, que se formaba de una acumu-
lacion de arena y plantas vegetales, y por
un reducto conocido con el nombre de Red
Bank, situado hácia la parte de Jersey.
A corta distancia de Mud Island y casi for-


los americanos comenzaron ~í, ceder retirán- mando una misma línea con ella, se encuen-
dose con todu, su artillería. Como aquella tran otras dos llamadas Province J' Hog, .Y
mañana era muy nebulosa los americanos no entre estas y un banco del rio estendíasc
pudieron combinar y conducir bien las opc- un estrecho canal suficientemente profundo
raciones, pero aquella circunstancia misma para que calasen buques de mediano porte.
les favoreció para efectuar su retirada, ocul- Ahora bien, apoderarse de los fuertes Mifflin
tando sus movimientos al enemigo. y Red Banky abrir la navegacion del Delawa-


En este encuentro los ingleses perdieron re era, lo mas esencial é importante para
seiscientos hombres entre heridos y muertos, ocupar á Philadelphia, y á fin de facilitar
siendo de estos últimos el brigadier general las operaciones, Howe se trasladó el 19 de
Agnew y el coronel Bird, oficiales de distin- octubre con su ejército desde Germantown (¡
guida reputacion. Los americanos tuvieron las inmediaciones de aquel Estado, donde se
poco mas ó menos las mismas bajas, pero el acampó convenientemente.
enemigo les cogió además cuatrocientos pri- Hecho esto, dió órelen al conele Donop, ofi··
sioneros. Despues de la batalla, en la que se cial aleman, para que con mil dosciento:'>
nos olvidaba decir pereció tambien el gene- hombres de las tropas de Hesse ma,rchara á
raI Nash de la Carolina del Norte, Was- tomar el fuerte Red Bank. Esta fuerza cruzó
hington volvió 11 su campamento de Skippack el Delaware por Philadelphia en la tarde del
Creck (*). 21 de octubre, y 11 la mañana siguiente llegó


(') Al recordar MI'. Sparks esta batalla, habla del bUCl~ al punto de su destino. El conde Donop inti-
efedo (I11e eausó en la opinioIl del eonde dc Vergennes, nló la rendicion del fuerte, pero el coronel
quien manifestó á los comisionados americanos en Paris, Greene, de Rhode-Island, jefe del reductü~
«que le admiraba (Ille el general 'Washington se hubiera
atr¡-;vit!o a presentar la batalla al general IIowe, y que con- contestó que la defenderia hasta el último
seguir esto de un ejéreito organizado en un año prometia estremo, por lo cual dispuso Donop que sus
mucho.») Tnnto por esta como por otras circunstancias, es tropas se lanzasen inmediatamente al asalto,
evidente que el gobierno francés se informaba acerca de los
movimientos militares de V¡'Tashington, y no hay duda que ra para decidir al gobierno de aquella llacion á fa\'orecer h
la mpuh('ion (¡p) com~nd:lllt8 en jefe influyó en gran mnne- causa amerir'ana.




446 HISTOl\L\ DE LOS CAP.l!.


arrostrando el fuego de la gmtrnicion, de los
buques de guerra americanos y de las bate-
rías flotantes del rio. Al poco tiempo el conde
Donop se hizo dueño de una de las obras
avanzadas, mas no pudo conseguir otra cosa,
pues cayó mortalmente herido, así como
tambien su segundo, y despues de un deses-
perado combate que les ocasionó grandes pér-
didas, los sitiadores tuvieron que abandonar
el campo. El conde quedó prisionero y de
allí á poco falleció de sus heridas.


Pero no fué esto todo: la flota que habia
cooperado en el ataque fué igualmente des-
graciada. Los buques de guerra Augusta,
Roebuck, Lü:er1JOol, Pearl y lvIerlin, que
habian aprovechado la marea para acercarse
al fuerte y vigorizar el ataque, vieron á
su vuelta que las obstrucciones del rio ha-
bian alterado el curso de las aguas, que de-
jaron en descubierto bancos que antes no
existían, de lo cual resultó que la Augustc& y
el 111erlin quedaron encallados, sin que fuera,
posible sacarlos ~\ flote ~t pesar de los grandes
esfuerzos de la tripulacion. Cuando vieron
los americanos por la mañana lo que habia
pasado, rompieron el fuego sobre los buques
.Y enviaron luego brulotes para inCendiarlos,
cuyo ol~jeto no tardó en conseguirse, pues las
llamas envolvieron inmediatamente el Au-
.r;usta, y con gran dificultad pudo salvarse la
tripulacion, si hien perecieron el segundo,
el capellan y un cabo de cañon. El j}ferlin
quedó abandonado y fué luego destruido.


A pesar de estos contratiempos lleváronse
á cabo con la mayor actividad las operacio-
nes necesarias para apoderarse de los fuertes
del rio. Se levantaron desde luego baterías


• u


frente á Mud-Island, mas á causa de la difi-
cultad de construir obras en terrenos panta-
nosos y de transportar la artillería pesada,
empleó se mucho tiempo antes ele conseguir
que se hallasen aquellas en estado de fun-


cionar. Los ingleses se apoderaron tambien
de Province Island, en cuyo punto aunque
se hallaha casi inundado, se construyeron
tambien algunas obras.


El dia 15 de noviembre estaba todo prepa-
rado para atacar vigorosamente el fuerte
.Mif'flin, y el V(qUante, buque armado con
cañones de grueso calibre, cruzó el estrecho
entre las islas Hog y Province á fin de ir á
situarse frente á la parte mas débil del fuer-
te. El Isis, el Somerset, el Roebuck y otras
varias fragatas se dirigieron por el canal
principal para situarse tambien convemientc-
mente.


La corta guarnicion del fuerte Mif'flin que
no escedia de trescientos hombres, habia he-
cho todos los esfuerzos posibles para oponer-
se y retardar las operaciones de la flota
britctnica, y del ejército, y en aquella deses-
perada crísis no les abandonó el valor á Jos
americanos. Al poco tiempo empezó un terri-
ble cañoneo contra el fuerte, tanto por la
batería de los ingleses como por los callones
de los buques, que aunque contestado vigo-
rosamente por las baterías flotantes de los
americanos, no impidió que á las pocas ho-
ras quedase el fuerte demolido.y desmonta-
dos sus caI1oncs. Viendo la guarnicion que
ya no se podia sostener retiróse en ,sus bu-
qnes durante la noche, y á los dos clias el
fuerte Red Bank cayó tambien en porler de
los ingleses, por haberle abandonado su
guarnicion al ver qne se aproximaba Lord
CormvaJ1is.


Como los barcos americanos se encontra-
ban ya sin apoyo, retirándose por la parte
de Jersey, cruzaron las baterías por Phila-
delphia durante la noche y consiguieron es-
caparse la mayor parte de ellos, pero fueron
luego destruidos. De este modo quedó abier-
ta la navegacion del Delaware, establecién-
dose las comunicaciones entre la flota y el






ESTADOS-l':-;lDOS. -147


ejército, pero la defensa del no habia sido diciembre. En aquella fecha eran poco mas
tan obstinada que se empleó mucho tiempo ó menos iguales en número las fuerzas de
en despejarlo. ambos ejércitos, cada uno de los cuales con-


Habiendo recibido \Vashington un refuer- taria con unos catorce mil hombres, mas el
zo del ejército del ~orte, despues de haberse general "\Vashington resolvió abandonar á
terminado la campaña en aquel punto, aban- \Vhite 1\1arsh y fué á tomar cuarteles de in-
donó su campamento de Skippack Creek, y vierno en Valley Porge, á unas veinte millas
aproximándose á los ingleses, ocupó una de Philadelphia.
ventajosa posicion en "\Vhite Marsh, á ca- Cuando la campaña era mas activa, los
torce millas de Philadelphia. Allí tenia de ingleses contaban con mayor número de tro-
frente un estenso valle bañado por un ria- pas, y aunque á principios de diciembre
chuelo y su derecha se hallaba protegida por fuesen iguales las fuerzas de ambos ejércitos,
una espesa estacada de troncos de árboles habia sin embargo una gran diferencia en
cortados en punta. las circunstancias de cada uno. La gente del


Creyendo Sir Guillermo Howe que anima- general Howe se componia de veteranos
do \Vashington con los refuerzos que aca- acostumbrados á la mas exacta, disciplina y
baba de recibir probaria suerte en una subordinacion, armados perfectamente y bien
batalla á fin de recobrar ]a capital de Penn- provistos de cuanto necesitaban, pero los
sylvania, ó bien que le seria posible atacarle hombres de "\Vashington eran bisoños en su
ventajosamente en su posicion, salió de di- mayor parte, que además de no conocer la
cho estado en la tarde del 4 de diciembre, y disciplina no tenian buenas armas ni CODO-
<i la mañana siguiente S8 situó en Chestnut cimiento alguno del arte de la guerra. Por
Hill, frente al ala derecha del ejército ame- esta razon los americanos no poclian hacer
ricano. Durante los dos dias siguientes el frente á las tropas reales, y así es que \Vas-
general IIowc hizo varios movimientos, pa- hington se vió siempre precisado á ocupar
sando por delante del campamento enemi- fuertes posiciones, observando la mayor pru-
go, y aun hubo algunas escaramuzas; pero dencia en todos sus movimientos, lo cnal no
"\Vashington no quiso salir de sus líneas, y . impidió que fuese batido en Brandywine y
no juzgando prudente el general inglés ata- rechazado en Germantown, si bien el gene-
carIe en aquella posicion, ni viendo prolJa- i 1'al Ho\ve no oMuvo en la campaüa mas 1'e-
bilidades ele emper1ar una batalla decisiva, sultado que posesionarse de Philallelphia para
volvióse con su ejército á Philadelphia e18 de establecer allí buenos cuarteles ele invierno.




APÉNDICE AL CAPÍTULO 11.


CARTA DEL MAYOR GENERAL ROBERTSON A S. E. EL GOBERNADOR DE LIVINGSTON.


Nueva-York 4 de enero de '1777.


:Muy Sr. mio: Ocupado dii\l'bmente en aliviar las penas
y disgustos de muchas personas sin poner en peligro
lluestra propia segnriclall, lile veo interrumpido á cada
IlLOrnento por las infinitas reclamaciones á que ha da,lo
lugar la notici.:t de que deben ser juzgados en Jersey
los oficiales del rey que cayeron prisioneros cn 27 de
noviembre, asi como tambien MI' .. Tuan Browne, acusados
todos de alta traidon, y quc en breve serán ahorcados
MI'. Iliff Y otro prisionero cuyo nombre no recuerdo.


Aunque yo no estoy autorizado para hacer nada en
"ste asunto, desearia evitar esccnas dolorosas, y esto jus-
t ifica que amistosamente me tome la libertad de rogaros
que interpongais vucstra influcncia á fin ele evitar se
:lLlopten m;)dicla" que inspirando actos de venganza cn
vuestros c()ntrarios, nos harian odiosos á nuestros mis-


CONTESTAClON DEL GOBERN.\DOH LIVI"GSTON.


Enero 7 de '1777.
}Iuy Sr. mio: He recibido vuestra earta LIP 4 del actual.


y contesto á ella informando acerca de "arios oficiales al
sen'icio df'l rey cogidos prisioncros cn la isla de Statcn, y
LIt; un tal BroWIW, que se titula diputado comisDrio, así co-
mo tambien de Iliff y otro prisionero (supongo que será
Juan :VIee) quc han sido ahorcados últimamente.


Buskirk, Earl y Ilammel, que son segun presumo los ofi-
chles de que me hablais, y el citado Browne me fueron
enviados po\' el general Dickinson, que los cogió prisione-
ros en la isla de Staten. Viendo que todos ellos eran súbdi-
tos de aquel Estado, contra el eual habían incurrido en el
delito Lle traieiol1, la .Junta de Seguridad resolvió enviarlos
á la cárcel ele Trenton, y entonces yo manifesté al gcneral
\Vashinglon que si queria eOllsidr'rar á los tres primeros,


lIlOS amigos. que eran ollcülles británicos, como prisioneros de guerra,
No necesito deciros cuáles sel'Ían las cmeles con8e- no dudaba que la citarla Junta qucdaria satisfecha. El gc-


euencias de semejante proceder, y esperando que aten- Ileral \Vashington me contestó (¡ue ('staba (~ollf(jrme, y pOI'
,lercis á mi recomendncion, me ofrezco como siempre lo tanto esos olicinlcs estim á su disposieioll hasta que el
\ ,lestro 11\I1IlildL~ S. S.


JAD1E HOBERT50X.


P. D. En el IllOIlLCllto (le recibir la noticia de que os
hablo, llega á lllis oidos un grito lit; lIluerte; yo eslaba
firmando las cOllllll1ieaeiones para que FeIl y d eoron€l
Heynold fuesen puestos en liberlad bajo palabra, y aun
('uando se me ha dieho que se les condenaba á la últi-
ma pena, no puedo creL~r que se lleve á cabo tan cruel
meelid, .. donde es respetada vuestra autoridad y ejerceis
un dominio absoluto.


Al caballero GVILLEmlO LIVIKGSTO:\, etc., ete.


eOlll'isario disponga de ellos. ~Ic han die/lO que Browlle co-
metió varios robos antes de marcltarse á la .isla de Staten,
y al unirse ahora á Jos enemigos de su pais, incurriú "n un
nuevo delito que no hará oh'idar seguramente los anterio-
res. Sin emlmrgo, si el general \Vashingtoll quiere conside-
rarlo tarnhit;ll eOllLo prisiouero ,le guerra, )'0 no me llPondr()
á ello.


Iliff sufrió la pena tILe lllllcrte ,leSjlllPS de juzgado y reco-
noeÍllo culpable del dclito ele alistar reclutas ]Jara el ejército
inglés, eon los cuales se le cogió cuando se dirigia i,la ¡sIn
ele Staten. Mee, que era compDiiero suyo, fné acusado riel
mismo crimcn.




CAl', Ir. IIlSTORU DE LOS ESTADos-eXlDOS.


Si estos hedJO:'; puLlil't'cm indu,~¡l'Os it tl'atar lllas seyera-
mente á los que lus azares de la guerra han puesto en
\'IIPstro poder, me permitil'eis os diga que no (;8 ese el mo-
do de huscar paliati\-os contra los aetos de inhumanidad.
.\ilucho siento que lleguen con tallta frf'euenria á Yllestros
'lidos gritos de muerte; yo creo que los que exhalan los
infelices prisioneros que teneis en las cárceles de ~ueya­
York, y á quienes s," d,'ja Iwreer-l' indiferentemente, tratán-
,lulos de una manpr>l ente!, son loS que mas deben moles-
taros.


COIJ tOsto moti"o me ofrezco Y¡IeSt.I'O afeetisimo S, S.


.\] eallallero .JABlE HOBEHTSOX, ctc., etc.


Glegrarse del camhio, eOJl\'iniemlo en que todGS las ",llarni-
dades resultantes de esta guerra seráu compensadas por lo>;
JUuellos lJenefkios que debeis á vuestra gloriosa re\,(llu-
don, en la qne hemos recibido tantas pruehas del fa"OI' de
la Divina Providencia, que no eci dable du¡]ar que ¡]pje de
Jle,'arse á cabo felizmente.


Esa revolllcioll RP Plllpezú y se ha seguido tle una mane-
ra tan singular, y basta diré tan milagrosa, que cuundo las
fnturas generaciones lean su hisloria, podrán acaso consi-
l]crarla como un fábula. Lo que entre otra~ cosas puede pa-
ree"r lilas increible, es que en un siglo ilustrado, en un
pueblo cristiano que se distingue por Sil ciYilizacioll, en un
pais tall célehre por sus sentimientos humanitarios y su
amor á la libertad y á la justicia, como lo era la InghltPl'I'a


l). 1). Suponeis que "jerzo Ulla autoridad que no deseo en otro tiempo, se haya presentado un prillcipe que solo
lIi he amhi"iouat!o Ilunca, y 110 conoz('o tampoco á ningun por la int1lwlleia (le la eorrupcion haya querido l'f'dueÍl' á la
hombre de este Estadu que tellga dominio sO]Jre nadie. En esclayitud á tres millones de sus lllas leales y respetuosos
eso precisamente consiste nuestra dicha y DlH-;stra sup¡-;rio- súbditos, alegando un derecho que solo pertenece á Dios,
l'idad sobl'e el tiránico sistema de que llOS llf'lllOS libertado. Lo qU(~~ aUtl parEce mas imposible, por mas que sea eierto,
En :-\uf'ya-.Tet'sey, cabilllero, solo las lf'yps domiY/!Ol. es que esp jlritleÍ)le y su pueblo se hayan hecho ~ol't]()S á


1 ~ F O lDI E J) E L .1 C E Z .lA y .


1n(vl'''''' cilll'l?[jado ]JOI' Juall .la!!, jc¡i! de JI!sticia del E,tado
tic Nuev<!-l'ol'h, <!i G¡'W¡ /1/I'ado del Sll}JI'Cll¡Q IhúwUlI de
KingstviI, en el condado de F/skl' en [) de sl'liemúl'e de 1777 ('¡.


St:5i'OHE>l :-Me eOlllplazco en daros mi mas eUIllplida en-
hurahuena por la inauguracion de ese gobierno libre, tran-
,(uilo y pacífico que ahora empie.za á funcionar, sustituyen-
do á ese pel'Íodo (]e anarquia, confusion y licencia, debido
ú la dominacíon arhitraria y violenta que d rcy ele la Gran
Bretaiia trataba de f'jercer en lus Estados de AlllPriea.
TamIJien me congl'atulo al ohservar que los primeros frutos
,le vuestra escdente Constitucion empiezan ya á recogerse
en una parte de este Estado, cuyos habitantes se han dis-
tinguido suficientemente para merecer tal recompensa.


Este es UIlO lle aquellos casos en que la Divina Providen-
cia se ha servido de la tirania de los principes como un
instrumento para romper las cadenas de sus súhditos, ha-
"ien!lo qne .los mas pérJidos designios produzcan las me-
jures consecuencias para aquellos que dellian fiel' víctimas
del (lPspotisltlo.


El infatuado monarca de la (~rall Bretaiia, olvi(lalldo "ill
duda que los reyes (lel)('n ser los padres y no los tiranos de
su pueblo, tl"struyú vuestras primitivas Constituciones,
dando lugar á que sobre las ruinas dc aquellas se organiza-
se 1111 sistema ele gobierno mas eom'eniente; y al querer
'¡olllin(/;I'08 en todos los easos sin escepcion rtlgtma, os ha
ubligado felizmente á lledararos tibl'e-'I é independientes de
sn autoridad.


Aquel que compare vuestro estado actual eOI1 vues-
Ira primitiva COlIstitllcion, tendrá suficiente motivo para


(') Ad\~ertencia.-Rl presente informe se elltregú cuando la Asam·-
),Iea y el Senado se estaban reuniendo á fin de organizar el gobier-
no con arreglo á la Constilllcion. tas personas mas respetables del
('andado tomaron parle en las sesiones.


TOMO.J.


las ltulllil,](-;s súplicas y petieiones de todo UII pupIJlo, re-
solviendo llevar ú cabo por la violencia y la fuerza (lpsig-
nios que rechazaban los principios (le lllllllallidad, el" gra-
titut! y sana política; (lesignios que se hubieran calificado
de exe(~rables aunque fuéramos salyajes y ellemigos, y no
hombres que se consideran hermanos por la nacionalidad,
y que bajo la misma bandera han peleado ¡,n los campos de
batalla en apartados climas. ¿;Xo es yerdaderamente admi-
rable que trece colO/lias, objeto de tan pérfidos designios,
di¡'ididas por sus varios gobiernos y diví'rsidad de costum-
I))'('s, se cOIl\'irlú'sPIl r1P pronto en un pueblo, y aunque sin
fondos, sin armas, sin tropas disciplimHlas y ti la faz de
;;ns ellemigtls resolviesen unánimemente prodamarse li-
bres de la dominaeion de la Gran Brctaiia, rech~zan(lo la
fuerza con la fuerza y encumendando su cansa á la justicia
del A.ltisimo '1 ¿ ~o es asomhroso que á pesal' de estas difi-
cultades hayan conseguido organizar ejércitos, buscar fon-
dos, sostenel' el comercio, hacerse ricos e01l los d(;spojos
de sus enemigos y desafiar it los ejércitos ingleses, á los
mercenarios de Alemania y á los sal"ajes del desierto! PPI'O
por muy increibles que parezcan estas eosas no por eso
df'jan ele spr lIlla verelad, y siempre pPllSarE'mOS que los
notables sucesos merced á los cuales fueron rechazados
nuestros enemigos para librarnos del yugo de la (~ran Rre-
talla, son otras tantas pruebas (le la intPl'('esioll de la Divi-
na Prm'idencia,)' en vez de enorgullecernos con 11tH's1ras
proezas y lluestros triunfos, sentiremos hrotar Pll Illl('stro~
pechos una llama de gratitud y de piedad bastante podero-
sa ¡tara sofocar el resto de nuestros vicios P illlllorali(lad,


¡Alabado sea Dios! Ya no volverá el tiempo en que el prín-
cipe de un pais situado en otra parte del globo IIOS imponga
obediencia y vasallaje. Ya no será necesario su consenti-
miento para decretar las leyes npcesal'ias i1 vuestro bienes-
tar, ni estareis sujetos en lo sucesivo al dominio de unos
cuantos hombres que se opondrian á vuestra feliddad
cuando esta fuese 11n ollstac\llo para las ambiciosas miras
de un monarca.


57







450 HISTORIA DE LOS ESTADos-mUDOS. CAP. H.


América es el primer pueblo á quien d cielo ha favorecido
proporcionándole una ocas ion para elegir la forma de go-
¡lierno que ha de regirle; todas las demás Constituciones
han derivado su origen de la violencia ó de circunstancias
accidentales, hallándose por lo tallto mas lejos de esa
perfeccion á que nosotros queremos aproximarnos, guiados
por la razon y la esperiencia.


.'\0 podemos decir hasta qué punto habria aprovechado el
puehlo de este Estado la oportunidad que acaba de presen-
társele, pero si diremos que su Constitucion ha satisfecho
ú todos y ha sido aprobada en todas partes. Seria una agra-
dable larea examinarla é investigar sus principios, viendo
qué relacion tiene en sus diversas partes, mas esto es un
trabajo d~masiado ímprobo en la presente oeasion. Debo
pUl' lo tanto limitarme a observaciones generales, y entre
las que naturalmente se desprenden al reflexionar sobre
este asunto, una (le las mas óbvias es que se respetan en el
lJlas alto grado los derechos de la naturaleza humana, que
deben siempre ser inviolables ellla sociedad; y que se ha
procedido eOIl tolla prudencia en el ejercicio de los pmleres
legislativo, ejecutivo y judieial, no quedando duda por lo
tanto de que nueslra Constitucion será permanente. Asi
pues, mientras tengais sabidllria para discernir y virtud su-
ficiente para designar los hombres que han de ocupar los
puestos del Estado, sereis felices en vuestro pais y respeta-
dos en todas partes. Vuestra vida, vuestras libertades y
vnesll'Os bielles se hallarán solo á disposieion del Criador y
de vosotros mismos; no os dominará otro porler que el que
yosotros reeollozcais, ni otras leycs sino aquellas que se
dietcn eon vuestro consentimiento.


Todos podrán n~lldir (~ult() á su Criador en la forma que
les dide 81\ Gonciencia; á Iladie se le obligará á profesar de-
terminadas opiniones, ni se dará tampoco la preferencia á
llna secta en perjuieio de la otra, si )Jien la COllstitucion
consigna sabiamente que la lihertaLl de conciencia no cseu-
sa los actos licenciosos ni justifica tampoco las prácticas
que ¡HIedan turbar la paz y seguridad del Estado.


Pero recordad que aunque la COllslitucion formarla por


scr una obra completa digna de admiracion. Procurad que
la virtud, el honor y el amor á las libertades sean el alma y
la base de aquella Constitucion y ella contribuirá al bienes-
tar de esta y las futuras generaciones, pues solo el vicio y
la ignorancia podrian destruirla. Cada miembro de este Es-
tado debe leer y estudiar asiduamente la Constitucion de su
pais, enseñando á sus hijos á ser libres, pues conociendo
sus derechos, antes sabrán cuándo se infringen y podrán
prepararse á defenderlos.


Este es, señores, el primer tribunal que se establece bajo
nuestra ConstituCÍon, y espero que sus procedimientos me-
recerán la apro!Jaeion (le los amigos sin dar lugar á la cen-
sura de los enemigos.


Conviene observar que toda persona de este Estado, por
elevada ó por humilde que sea su situacion, tiene derecho ú
ser protegida con arreglo á las leyes de este país, y si esas
leyes son sahias y Sic) cumplen eonveníentemente, la inocen-
cia sera defendida, castigada la opresion y reprimido el
vicio. Así pues, es un deJJer comun y está en el interés de
todos, particularmente en los encargados de la administra-
eion de justicia, unirse a fin de desterrar la licencia, defen-
der las leyes, y por lo tanto difundir lus beneficios dc la
paz, que son, la seguridad, el órllen púlJlico y el buen go_
bierno, entre todas las clftses que componen nuestra so-
cicdad.


Supongo que será inútil recordaros quc ni el favor, ni el
resfmtimiento, ni otras consideraciones per80nales debell
influir para nada en yucstra conducta. La calma, la ¡mIden-
cia, la moderacion y el firme empeño de que cada UIlO cum-
pla con sus deberes, SOlI los principios que L1eJJen regiros.


Debeis observar que todos Jos delitos que se cometan en
este condado contra la paz y el úrclen púhlico, son los que
deben llamar preferentemente vuestra atencion.


Tambien cuidareis muy particularmente de la falsifieacion
de las letras de crédito, emitidas ya, por cste Congreso ge-
neral ó por cualquiera de los otros Estados americanos.
Esos delitos no SOl[ me'llOs criminales en sí mismos que
perjudiciales para el interés de esa gran causa de la cual


vosotros Sf'a una prueba de YUe8tra sahidllría, C'speriencia depende esencialmente la fplit,¡(latl (le América.
y patriotismo, aun podrá perfeeciunarse hastG que llegue a I




CAPÍTULO 111.
1777.


CAMPAÑA EN EL NORTE DURANTE 1777.


Burgoyne sustituye en el mallllo á Carlcton.-Los indios empleados por el gobierno británieo.-Diseurso dirigido por
Burgoyne á los indios.- Su pomposa proclama."--Saint Clait' en Tieonderoga.-Los illgleses oeupan á Sugar Hill.-
Saint Clair resuelve retirarse y es perseguido por los inglcses.-Graves pérdidas ele los mneri<:anos.- Consternaeion
en las colonias á COllf\e<~uencia de la victoria alcanzaela por Burgoyne. - Yigorosos esfuerzos de Sehuyler para conte-
ner el progreso de aquel jefe. - Proeedimientos del Congreso.- Carta de \Vashing-ton.-Se envian refuerzos al :-.Iorte.
-Se oponen varios olJstúeulos ú la marcha de Burgoyne.-Se proyecta una espedieioIl contra Bcnuington.-Langdoll.
-Stark en cl manelo.-Di'rrota de Daum.- Sainl Lcger en el :Mohawk.-Ataque del fuerte Stan",ix.-Batalla cerea dn
Oriskany.-l\Iuerte de Herkimer.-Estratagema de Arnold.-Veleida<l de los indios.-Retirada de los ingleses.--Gates
sustituye á Schuylcr.-Sentimiento de este último.-Corresponllencia de Gates con Burgoyne.-:Muertc de Miss
'ftlc-Crea.-Aumentan los a[Juros do Durgoyne.-Atraviesa el Hudson.-La batalla de Stillwater.-Los alllericanos ob-
tienen la vontaja.-Crisis.-Segumla batalla.-Lucha cncarnizaela.-Muerto do Frasp.r.- H('roisl11O de Lady Aekland.
-Bnrgoyno trata ([e retirarse y no lo consigue.-Capitulaeioll.-Clinton en el Hudson.-Vanelalismo de Vaughan.-
Observaciones de ¡¡ottn.-Amabilidad de los americanos.-El Congreso rehusa pennitil' que se embarql\en las tropas
inglesas.-.\pé11l1ice al Capitulo lTT.- Proclama <le Durgoyne.-Eslraclo de la correspondencia cntl'f~ Gates y Dllr-
goyne.


:VIíentras que \Vashington se hallaba ocu- I de la' obstinada resistencia que hicieron
pado segun ya hemos dicho en defender la sus tropas á las órdenes de Arnold. La
causa de la libertad en Nueva-Jersey y Penn- aproximacion del invierno imp~dió que aquel
sylvania, continuaba la campaña en ell\or- entendido oficial continuara las operaciones,
te con no menos vigor que brillante éxito. y por lo tanto reanudamos nuestra historia
Ya hemos dicho que el plan del jefe inglés con el principio de la campaña de 1777.
era abrir un paso entre el Huelson y el El general Burgoyne, que era un hombre
Canadá á fin de separar los Estados del Es- tan ambicioso como emprendedor, habia can-
te del resto de la Confederacion, plan que seguido obtener el mando de las fuerzas in-
de haberse llevado á efecto habria porjudica- glesas en el Canadá, á pesar de que Carle-
do gravemente á los americanos. Asimismo ton, habiendo dado pruebas de su destreza
hemos dado cuenta de la espedicion al Ca- y pericia militar durante la campaña del año
nadá en 1776, de cuyo punto tuvieron que anterior, tenia derecho para continuar en
retirarse al fin los americanos; tambien se el mando. Burgoyne, que fué á visitar la In-
recordarán los vigorosos esfuerzos de Carle- glaterra durante el invierno, concertó con
ton para avanzar hácia el Sur, y por último I el ministro un plan de campaña, calculando


I




45:! I1ISTORU n~: LOS C.\P. IlI.
las fuerzas que necesitaria para alcanzar un
buen resultado y accediendo (1 sus deman-
das, se dispuso que le acompañaran varios
distinguidos oficiales, como los gtmerales
Philips, Fraser , Powcl, Hamilton, Reide-
sel Specht, juntamente con un magnífico
tren de artillería y mas de siete mil hombres
de tropas veteranas perfectamente equipadas
y disciplinadas. Además de esta fuerza con-
taba con un número considerable de cana-
denses é indios. El emplear á los salvajes fué
una cosa resuelta ya por el gobierno inglés
desde el rompimiento de las hostilidades, y
aunque algunas veces se ha puesto esto en
duda, puede probarse claramente por las
cartas de Lord Dartmouth al coronel J ohn-
son con fecha 5 y 24 de julio de 1775. «Es
la voluntad del rey, decia el secretario, que
no perdais tiempo en adoptar las medidas
necesarias para inducir á las Seis Naciones
á empuñar el hacha contra los rebeldes súbdi-
tos de S. -:\1. en América, invitándoles á que
sirvan al monarca conforme á las indicacio-
nes del general Gage, á quien se dirige esta
carta juntamente con un abundante surti-
do ele géneros para hacer regalos á los in-
dios (*).» El general Carleton recibió el en-
cargo de emplear toda su influencia para
llamar al campamento á un gran número
de aquellos y ohtuvo en sü empresa el mejor
resultado.


Despues de mandar al coronel Saint-Leger
(Iue con un cuerpo de infantería ligem .Y al-
gunos indios marchase hácia el lago Os\ve-
go y el rio Mohawk, para reconocer dichos
puntos, volviendo luego á unirse con él cuan-
(lo avanzara por el Hudson , el general Bur-


(') VéasE' el interesante escrito del Juez CamplJellleido
ante la Sociedad /¡i,9tÚl'ÍC(( de !Xuel'((- Y OJ·/.¿ en 7 de octubre ele
181,), en el cual se hailla (le las diligencias practicadas por
el gobipl'110 inglés para ocupar á los 'il1lli()s en IR guerra de
la revolueiull.


goyne salió ele San Juan el16 de junio y pre-
cedido de su escuadra subió por el


1777. lago Champlain, desembarcando lue-
go en Crown Point, donde acampó mucho
antes de lo que so esperaba.


Allí fué donde Burgoyne invitó á los in-
dios á un simulacro, dirigiéndoles un dis-
curso á propósito para inflamar su celo y
contener al mismo tiempo sus bárbaros es-
cesos. Hé aquí algunas Je sus palabras:
(Moderad vuestro impetuoso valor; herid á
los enemigos comunes de la Gran Bretaña
y América, perturbadores Jel órden público,
de la paz y la felicidad; destructores del co-
mcrció, parricidas del Estado,» Burgoyne
Gllsalzó la perseverancia y constancia de los
indios y su resignacion en los sufrimientos,
y lisonjeó su amor propio diciéndoles que
en aquel punto podian servir de modelo para
su ejército. Titulándoles luego aliados del
rey, aconscjólcsque regulasen Sll Ristema
de guerrear con el de sus hermanos civiliza-
dos, y les dijo : «Yo os prohibo terminante-
mente que vertais sangre no siendo en el
combate; los ancianos, las mujeres y los ni-
ños deben ser objetos sagrados para voso-
tros aun en tiempo de guerra, y si bien se
os pagará los prisioneros que cojais, no os
puedo permitir que codeis la piel del crúneo
ele vuestras víctimas. Sin embargo, respe-
tando hasta cierto pUllto vuestras costum-
bres, podreis hacerlo con 10s muertos, pero
de ningun modo con los heridos y morihun-
dos.» Los indios prometieron como siempre
todo cuanto se les exigió, mas nadie podia
fiarse de sus promcsas, y el hecho de escitar
contra los americanos la salvaje furia de sus
confederados los indios, fué para los ingle-
ses una mancha que nunca podrán 1Jorrar.


Habiendo avanzado Burgoyne el 2 de julio
hasta rriconderoga, circuló una pomposa
proclama dirigida al pueblo del país, en la




C.\I'. JI!. ES1'ADOS-exrDOS.


que amenazaba con terribles penas ~i los que estos pilares se rellenaron con balsas fuer-
persistiesen en la rebelion, ofreciendo al mis- temente unidas entre sí y á los pilares por
mo tiempo proteger y apoyar á los que se so- medio de cadenas de hierro: el puente, que
metiesen. Esta proclama hecha por un hom- tenia doce pié s ele anchura, se hallaba defen-
bre de grandes pretensiones literarias, es un dido en la, parte que ela al lago Champlain
documento precioso, por cuya razon lo repro- por un botalon formado de grandes vigas
elucimos en el Apéndice del presente capítulo, enlazadas entre sí por dobles cadenas ele
así como tamhien una de esas ingeniosas y hierro ele pulgada y media de espesor.
satíricas respuestas á que dió lugar. Segura- 1.:7n poco mas allá de Ticonderoga el canal
mente no era muy oportuno aquel documen- se ensancha, y en la parte Sudeste recibe
to, pues los americanos son el último pueblo una gran cantidad de agua de úna corriente
del mundo á quien puedan atemorizar ó que en aquel sitio se llama South River,
seducir las palabras retumbantes. aunque un poco mas allá se le da el nombre


La guarnicion de Ticonderoga era muy de \Vood Creek. De la parte del Sudeste
escasa de resultas de haber ido á reunirse vienen las aguas del lago Jorge, y en el
con el comandante en jefe la mayor parto ángulo formado por la confluencia de esas
de las fuerzas de] Norte, así es que el gene-
ral Saint Clait', comandante de la plaza, solo
contaba con dos mil hombres, cuando nece-
sitaba lo menos diez mil para defenderla
contra mi fuerte ejército. Frente á Ticonde-
roga en la parto oriental del canal, que tiene
en aquel sitio de trescientas ü cuatrocientas
varas de anchura, se encuentra una elevada
colina circular llamada :Vlonte Independen-
cia, que habia sido ocupada por los america-
nos cuando abandonaron á CrO\vn Point, y
que se hallaba entonces muy bien defendida.
En la cúspide de dicha colina, que es plana,
habíase erigido un fuerte provisto de sufi-
ciente artillería, y cerca del pié de la mon-
taña, que se es tiende hasta la orilla del
agua, enconh¡ibanse varios atrincheramien-
tos montados por cañones de grueso calibre,
hallándose las obras bajas protegidas por
una batería colocada á cierta altura.


Merced á sus prodigiosos esfuerzos los ame-
ricanos habian establecido una comunicacion
entre los dos citados puntos por medio de un
puente de madera sostenido por veinte y dos
pilares de roble colocados á igual distancia
uno de otro. Los espacios que habia entre


dos corrientes elévase una escabrosa eminen-
cia denominada Sugar Hill, que domina á
Ticonderoga y al Monte Independencia.


Los americanos habian examinado ya
dic.ha colina, mas comprendiendo el general
Saint Clair, que las fuerzas que tenia (¡
sus órdenes no eran suficientes para ocupar
las estensas obras de Ticonderoga, y lison-
jeándose por otra parte de que los ingleses no
se atreverian á subir por el Monte Indepen-
dencia en vista de las dificultades que ofre-
cia la ascension, no pensó en ocupar á Sugar
Hill.


Al aparecer la vanguardia del ejército de
Burgoyne, Saint Clair ignoraba cuán nume-
rosas eran las fuerzas de aquel jefe, pues no
tenia noticia de que Europa hubiera enviado
grandes refuerzos, y por lo tanto supuso
que no seria dificil rechazar un asalto. LOf;
ingleses sin embargo se acamparon con
fuerzas considerables á cuatro millas de los
fueries y la flota ancló un poco mas allá del
alcance de los carlones. Despues de una
corta resistencia, Burgoyne se apoderó de
Mount Hope (Monte Esperanza), punto muy
importante, que situado al Sur de Ticonde-




45~ HISTORIA DE LOS CAP.III.


raga, dominaba las líneas del fuerte así
como tambien el canal que conduce al lago
Jorge, y estendió luego sus troptts de modo
que pudiera embestir el fuerte por la parte del
Oeste. La division alemana á las órdenes del
general Reidesel ocupó la orilla oriental del
canal, enviando luego un destacamento que
debia situarse junto al riachuelo que corre
desde el Monte Independencia; y entre tanto
Burgoyne, al saber que Sugar Hill dominaba
completamente la fortaleza, resolvió apode-
rarse de aquel punto de una vez, y despues
ele grandes trabajos durante cinco dias consi-
guió al fin subir los cañones. Desde entonces
se dióti la colina el nombre de l\Iount De-
fiance (Monte del desafío), porque ya los in-
gleses podian retar á sus enemigos al ocupar
tan ventajosa posiciono


Los sitiadores no pudieron oponerse á los
movimientos ue sus contrarios, y tanto es
así que Saint Clair se vió pronto casi del
todo cercado, pues solo quedaba libre el es-
pacio comprendido entre la corriente de Mon-
te Independencia y South River, y aun aquel
iba á ser ocupado al dia siguiente.


En semejantes circunstancias hacíase pre-


rough, en tanto que las guarniciones de Ti-
conderoga y Monte Independencia marcha-
ron por tierra al mismo punto atravesando
Castleton. Las tropas recibieron órden do
marchar en el mayor silencio, encargándoles
particularmente que no prendiesen fuego á
nada, poro no so hizo aprecio ue aquella re-
comendacion, y antes que la retaguardia se
pusiese en movimiento, viósc arder la casa
que en Monte Independencia habia ocupado
el general Fermoy. Aquello sirvió do señal
á los ingleses que penetrando inmediatamente
en las' obras, rompieron el fuego sobre la re-
taguardia del fugitivo ejército aunque sin re-
sultado alguno.


Los americanos se dirigieron algo desor-
denadamente ::1, Hubbardton, desde cuyo pun-
to el grueso de las fuerzas al mando de Saint
Clair continuó su marcha hácia Castlcton;
pero los ingleses no se descuidaban, pues ol
general Fraser, á la cabeza de un fuerte des:
tacamento de granaderos de infantería ligera,
se lanzó á la persecucion del enemigo si-
guiendo la orilla derecha de vVood Creek.
El general Reidesel marchaba de-
t ' " d t . 1 t d i 777. ras rapl amen e con as ropas e


ciso que la guarnicion se resolviese en el Brunswick, ya para apoyar á los ingleses ú
acto, ya á defender la plaza á todo trance ó operar separadamente, segun lo exigiese el
á evacuarla inmediatamente, y en su conse- caso, y entretanto Burgoyne resolvió pcr-
cuencia Saint Clair convocó un consejo de seguir al enemigo por mar. Pero era nece-
guerra en el (IlIe se acordó por unanimidad sario destruir las obras del puente construido
abandonar los fuertes, para lo cual se adop- delante de Ticonderoga y en su consecuen-
taron las oportunas medidas. Como los in- cia una brigada de marineros y peones co-
gIeses dominaban la comunicacion con el menzaron la operacion con tal actividad que
lago Jorge, la guarnicion solo porlria esca- en menos tiempo del que se necesita para
parse rOl' South River, y por lo tanto describir aquellas obras que habian costado
transportáronse á doscientos botes los in- tantos trahajos y gastos, todas quedaron COl1l-
válidos, el hospital y el mayor número de pletamente demolidas. Desp~jado así el paso,
municiones posibles. El regimiento del coro- los huqnos de Burgoyne penetraron inme-
nel Long recibió órclen de escoltar equel con- cliatamente en vVood Creek y comenzaron
yoy, que se puso en marcha en la noche del á perseguir al enemigo con la maJar rapi-
5 al 6 de julio con direccion á Skeenesbo- dez. rranto por tierra como por mar hubo




CAP. lII. ESTADOS-UNIDOS. 455


entonces un gran movimiento; á las tres
de la tarde la vanguardia de la escuadrilla
británica, compuesta de cañoneras, atacó á
las galeras americanas cerca de Skeenesbo-
rough Falls, y entretanto tres regimientos
(lue habian desembarcado en South Bay
atravesaron rápidamente una montaña á fin
de rechazar al enemigo hasta \Vood Oreek,
destruir sus obras en Skeenesborongh y cor-
tarle la retirada por Fort Anne. Los ameri-
canos, sin embargo, evitaron aquel golpe
merced á la rapidez de la fuga: las fragatas
inglesas que se habian unido con la van-
guardia cayeron sobre las galeras enemi-
gas, que viéndose ya cercadas por las caño-
neras, apenas tenian por donde escapar.
Dos de ellas se rindieron, otras tres se incen-
diaron, y entonces los americanos, perdida
completament\:l la esperanza de hacer frente
á sus enemigos, huyeron en direccion al
fuerte Anne por la parte de \Vood Oreek,
no sin haber perdido todos sus bagajes y una
considerable cantidad de municiones de que
se apoderaron los ingleses.


La persecucion por tierra no habia sido
menos feliz. En la mañana del 7 de julio los
ingleses alcanzaron la retaguardia america-
na que contrariamente á las órdenes ue
Saint Olair, se habia apostado en los alrede-
dores de Hubbardton. Las tropas do Fraser
no eran mucho mas numerosas quo las del
enemigo, pero sabiendo aquel general que
Reic1esel venia cletrás, dispuso que se diera
el ataque inmediatamente, y aunque \Yar-
ner opuso una vigorosa resistencia, vióse
luego precisado á retroceder porque una
gran parte de su milicia emprendió la reti-
rada al ver que avanzaban las tropas de Rei-
desel con sns banderas desplegadas y á
tam}Jor hatiente para reforzar la línea del
enemigo. Entonces Fraser dió órden para
que se atacara á la bayoneta, lo cual se hizo


tan impetuosamente, que los aniericanos
huyeron á la desbandada, sufriendo grandes
pérdidas. Saint Olair quiso todavia resistirse,
pero la desordenada milicia rehusó volver al
combate y no hubo mas remedio que reunir
los restos del ejército y retirarse hácia el
fuerte Eduardo para unirse con Schuyler.


Burgoyney que no querü~ perder las venta-
jas que acababa de oMener, envió un regi-
miento para que se apoderase del fuerte
Anne, defendido por una escasa fuerza al
mando del coronel Long. Este oficial situó
convenientemente sus tropas en un estre-
cho barranco que tenian que atravesar los
sitiadores, y llegado el momento rompió un
fuego tan nutrido por el frente y por el flan-
co, que los regimientos ingleses pudieron
difícilmente retirarse en una colina cercana,
donde los americanos los atacaron con tal
vigor, que á no ser por la falta de municio-
nes los, hubieran derrotado completamente.
No siendo posible continuar la lucha, pro-
nunciál'onse en retirada las tropas de Long.
y despues elc incendiar el fuerte, marcharon
á reunirse con el resto del ejército.


Segun dice Botta (*), difícil seria descri-
bir el terror y la consternacion que produjo
la victoria de Ticonderoga en las provincias
americanas, así como la alegría y entusias-
mo que escitó (m Inglaterra. La no-
t " 1 1 1 l' 1 1777. ,lOta (e aque suceso se ce e Jro en a
córte con públicos regocijos y fué un moti-
YO de alegría para todos los que desea-
ban someter á la América sin condiciones.
Hubo algunos que anunciaron que se termi-
naria muy en breve tan gloriosa guerra.
declarando que era imposible que los rebel-
des se recobrasen de sus últimas pérdidas
tanto en hombres como en armas y sobre
todo que sintieran renacer su valor y entu-
, (") Ilislol'ia de la guer1'a de la Independencia, vol. II,


pág. 280.




456 HISTORU DE LOS CAP. I1J.


siasmo, 'que siempre en la guerra contribuye
á obtener la victoria. No faltó tampoco quien
acusara nuevamente de cobardes á los ame-
ricanos, y aun sus propios amigos dejaron
de profesarles el mismo aprecio .'1 considera-
cion, inclinándose á creer que los colonos no
eran dignos de defender aquella libertad de
que tanto se vanagloriaban. Pero debemos
observar aquí que la victoria obtenida por
los ingleses no desanimó al pueblo, sino que
antes bien por ,el contrario le hizo persistir
con mas resolucion en sostener la causa de
la libertad aunque fuera á costa de la vida.


Oiertamente que la campaña empezada
por Burgoyne dió en un principio muy bue-
nos resultados, y si aquel general hubiera
podido continuar adelante, es muy posible
(lue el éxito hubiera coronado sus esfuerzos;
pero aun quedaban por recorrer diez y seis
millas de bosque, lo cual obligaba á Bur-
goyne á detenerse hasta que llegasen los ba-
gajes, y esto dió tiempo al general Schuyler,
jefe de las tropas americanas, para tomar
las medidas mas oportunas á fin de conte-
ner el progreso del enemigo. En un momen-
to se abrieron trincheras, se rompieron los
puentes .Y se obstruyeron los caminos cu-
briéndolos con grandes troncos de árboles
que con sus ramas presentaban una barre-
ra insuperable. No contento con estas pre-
cauciones, dispuso Schuyler que se tras-
portara el ganado á los puntos mas distan-
tes y que se llevaran al fuerte Eduardo
todos los bagajes que habia en el fuerte Jor-
ge, á fin de que nada cayese en poder del
ejército británico. Hecho esto, dió asimismo
órden para que todos los regimientos de tro-
pás regulares que se hallasen en los Estados
mas próximos se reuniesen á él inmediata-
mente, así como tambien la milicia de Nue-
va-Inglaterra y Nueva-York, incluso los re-
clutas que hubiera en el fuerte Eduardo y


en la ciudad de Albania. La gran influencia
que ejercia Schuyler en los habitantes pro-
dujo en aquella ocaslon muy buen resultado,
y habiendo resuelto atacar con sus tropas el
flanco izquierdo del enemigo para retardarle
en su marcha , envió al coronel \Varner
con su regimiento al Estado de Vermont,
encargándole que reuniese la milicia del pais,
.Y emprendiera una escursion hácia la parte de
Ticonderoga. En un palabra, Schuyler hizo
buenamente todo lo que podia hacerse en se-
mejantes circunstancias, y no seria exage-
rar si dijéramos en honor de aquel jefe, que
las medidas que adoptó prepararon el cami-
no para obtener la victoria que luego alcan-
zaron en Saratoga las armas americanas.


\Vashington, que así como el Congreso, su-
ponia que las tropas de Schuyler eran supe-
riores en número á las ingles8;s , se disgustó
mucho al tener noti-cia de las derrotas sufri-
das por los americanos en el Norte; pero es_o
peró á tener noticias exactas antes de juz-
gar la conducta de Saint Clair. Cuando este
oficial se reunió con Schuyler, las fuerzas de
ambos no escedian de cuatro mil cuatrocien-
tos hombres, de los cuales la mitad eran in-
dividuos de la milicia, hallándose todos mu,y
mal equipados y armados y no poco abatidos
por sus recientes derrotas. Por esto fué muy
poco generoso y hasta injusto el proponer la
sustitucion de los oficiales del ejercito del Nor-
te; pues habiéndose abierto una informacion
por órden del Congreso, declaróse intacha-
ble la conducta de Schuyler y sus oficiales,
y aquel general, tan entendido militar como
celoso patriota, permaneció en su puesto en
el departamento mencionado (*).


('<lo) Al.ps(;dl¡ir '.Yashington al general Schuyler, presagiá-
bale que pronto halJria un cambio en la marcha ue los nego-
cios y se espresaba en estos t~rlllitlos. (,Aunque nuestros
asuntos han tomado mal aspecto en estos últimos dias, es-
pero que esto cambiará muy pronto, y confio en que el
ejéreito del general Burgoyne sufrirá aigull choque que COI1-




CAP, IIl, ESTADOS-l1NIDOS, i-:J7


El comandante en jefe hizo cuanto le fué encontró tantos impedimentos para salvar
posible para enviar inmediatamento rofuer- aquel considerablo espacio, que se juzgó im-
zas al (~jército de Schuyler así como tambien posible llegar á las orillas del Hudson, cerca
¿trmas y municiones. Estas últimas se espi- del fuerte Eduardo, hasta el 30 de julio. Los
dieron desde Massachusetts; y el general Lin- americanos, bien porque no contasen con
coln, hombre de grande influencia en Nueva- suficientes fuerzas parct oponerse al enemi-
Inglaterra, se puso en marcha acto continuo go, hien porque el fuerte Eduardo no era
con objeto de alistar alguna milicia, seguiclo mas que una ruina difícil ele defender, ó ya
de Arnolcl, cuyo colo por la patria era el en fin porqlle temiesen que el coronel Saint
mas á propósito para escitar el entusiasmo Leger podda bajar despues de la toma del
de los que se hallaran en estado de empuñar fuerte Stanwix por la orilla izquierda Jel
las armas. El coronel Morgan, intrépido ofi- }foha\vk, á fin de cortarles la retirada, re-
cial de quien ya hemos hablado, recibió tam- solvieron retirarso á Stillwater donde se
bien órden de marchar con su caballería atrincheraron nuevamente. Asimismo eva-
ligera y todas aquellas medidas, quo se con- cuaron el fuerte Jorge no sin quemar antes
eibieron con prudencia y se ejecutaron con en el lago los botes que allí tenian y obs-
prontitud produjeron felizmente el mejor re- huir lo mas posible el camino que conducia
sultado, pues comenzó á reanimarse el aba- al fuerte Eduardo (*). Burgoyne hubiera po-
tido espíritu de los hijos do América y el dido llegar mucho antes al fuerte Eduardo
ejército fué aumentando diariamente. por el lago Jorgo, pero juzgó mas


't 1 1 1 B . t . '1 f " i 777 . En este 111 erva o e genera urgoyne se oonve11len e perseglllr a os ngItlvos
ocupó activamente en abrir un paso desde el americanos á pesar de los obstáculos que
fuerte Afine al.fuerte Eduardo, mas á pesar presentaba el camino, en vez do hacer un
de los trabajos que so practicaban por todo movimiento retrógrado que poc1ria desani-
el ejército adelantábase muy poco, tan for- mar á las tropas.
midables' eran los obstáculos que tanto la Al llegar al fuerte Eduar(10 el general
l1n,turaleza como el arte oponian ¿í la ter- Burgoynú vió que le era preciso detenerse
minacion de la obra. Ademi.is de yerse en la do nuevo, pues mnchos de sus carros quC'
precision de apartar los árboles ca idos con por haberse construido apresuradamente es-
(lue los americanos obstruyeron el paso, los taban ya inscnibles, tuvieron que recompo-
ingleses tuvieron que construir nada menos nerse, y solo habia llegado una tercera
que cuarenta puentes y componer otros mu- , parte de los cahallos que se compraron en el
ehos. En una palabra, el ejército brit.ánico : Canadá, no siendo posible eehar mano de


otros porque el general Schuylúl' se cuidó
\'iel'la en (jpl'l'ota sus primeras victorias, Segull vuestros in- t' 1 t d t t t 1 1
. " ' 111U v 1)U,l' lCll armen ,e e raSIJOl'nr O( o e Im'mes, pareCE) que slgue una 1mea de conducta la mas fa- .;
\'oral/le para 110sotros, cual es la de (li\'i<li]' 511;'; fuerzas, eosa , ganado que habia en aquella parte (lel pais.
<!,IW Jlone en gran peligro sn pié,rcito ,(:freci¡',]H!onos la,oca- i Los botes para cruzar el Hudson, las mu-
slon de atacarle con ventaja, SI pudlPrnmos consegUIr All-
contrarn08 eon lIna de sus divisiones aunque no fuera mas
(Iue lit: quillielltos ó seiscientos hombres y obtener sobrA (') El desinteresall/) patl'illtism,) del general Sdl1lylcr
ellos la victoria, esto influiria provechosamente en el áni- se rpvela en la ór¡[Pll que diú ft su CSpO~it para (¡Ilf' ¡H'gase fue-
mo del pU(~blo, que olvi(lan(lo sus pitsadas desgradas, no go por Sll propia mano á SUR ['i('os ¡'~ iumensos campos Lli'
vacilaria y;l en empuiíar las arm1S para prestarnos su po- trigo, CII yo ellt'argo hizo tambien á sus amigos, rJl'efil'ien-
deroso auxilio,) do esto á que c<1yeran (,Jl poder del enellligo,


TOMOI. ~




Hli;TOlUA DE LO"; C.\I'. lIf.


niciones , los bagajes, la artillería y todo en ahora añadiremos que como la alarma iba
fin era preciso traerlo del lago Jorge, y aun- cundiendo, los Estados de Nueva Inglaterra
que solo distaba este nueve ó diez millas del hicieron un vigoroso esfuerzo para rechaza1'
fuerte Eduardo, tal era el estado de los ca- el ataque del enemigo. Juan Langdon, co-
minos á causa de las grandes lluvias pro- merciante de Portsmouth y orador de la
pias de la estacion que parecia imposible se Asamblea de New-Hampshire, reanimó los
pudiera trasportar efecto alguno. El general abatidos ánimos de sus compañeros hacién-
Burgoyne habia reunido unos cien buoyes, doles comprender que era necesario defender
pero á veces hacíase necesario emplear diez las fronteras, y escitado por su ardiente pa-
f) doce para conducir un solo bote, de tal triotismo, dirigióles estas palabras: « Tengo
modo que el dia 15 de agosto solo se habian tres mil duros en dinero efectivo y aun podré
llevado al Hudson doce botes y provisiones reunir otros tres mil; poseo sesonta barriles de
jpara cuatro dias. Las cosas empezaron á ron que pueden ser vendidos á buen precio, ¿'
tomar mal aspecto, y como cuanto mas se todo esto lo pongo á disposicion del Estado .
. aJejaba de los lagos, mayores eran las difi- Si con ese auxilio conseguimos defender
.cuItades para obtener víveres, Burgoyne vió nuestras casas .Y familias, luego podrán re-
claramente que debia buscar en otra parte munerarme; pero sirio, doy por bien perdidos
el alimento para su ejército. mis bienes. Nuestro viejo amigo Stark, que


El comandante inglés no ignoraba que los tan noble y valerosamente sostuvo el honor
ümericanos tenian en Bennington, punto de nuestro Estado en Bunker Hill, podrü.
situado á veinte y cuatro millas del Hudson, I encargarse de la empresa que tiene por oqje-
considerables almacenes, mucho ganado y to detener á Durgoyne en su marcha.» Esk
yehíeulos de varias clases, y convenci(lo do generoso hijo de New-IIampshire, resentido
que los Tories que allí hubiera le auxiliarian por cierta medida que tomara el Congreso
en sus esfuerzos á fin de obtener los víveres algun tiempo antes, habia renunciado á .~u
que tanto necesitaba, destacó al coronel cargo, 1)ero en aquella ocasion el Estado
Baum con una fuerza de seiscientos á ocho- I aceptó gustoso sus servicios permitiéndolp
eientos dragones de Heidesel, dándole órden que 'obrara independientemente contra el
para atacar I"Í Bennington. Hé aquí las' ins- enemigo, y Stark por su parte reunió bien
trucciones que llevaba este jefe: «Tratar do pronto, merced <i su popularidad, una nume-
conquistarse el afecto del pais á fin de des- rosa milicia que se puso inmediatament(~
concertar los planes del enemigo :f hacer icl sus órdenes.
todo lo posihle para obtener una gran canti- Poco despues marchó Stark á Manchester.
dad de ganado, caballos y caITOs.» Baulll se poblacion situada á veinte millas al Norü'
puso en marcha el dia 13 de agosto á la de Bennington, donde ya estaba apostado
cabeza do aquella espedicion, que debia ser con sus tropas el coronel \Varner. 1.777,
tan desgraciarla para él y que seguramente Stark encontró allí al general Lin-
rué la quo (lestru.yó los planes ¿' propósitos coln, enviado por Schuyler á fin do que Sl'
de Burgo'yne. condujera á la milicia á la orilla, oeste drl


Ya hemos dicho cuantct fué la consterna- Hlldson, cosa á que Stark no quiso acceder
eion de algunos cuando el jefe inglés comen- y por lo cual el Congreso espidió contra él
zú ;i marchar en h'illnfo á t.ravés del pais, y en ]!) de agosto un voto de censura. Pero




CAP, 11[, EST.\ DOS-V:\' IDOR,


Stark no sabia nad.a de esto, y como su con-
ducta era evidentemente la mas acertada, la
victoria que obtuvo dos dias antes de que se
emitiese dicho voto, le colmó de satisfaccion
al saber que el comandante en jefe aprobaba
su plan de hostilizar la retaguardia de los
ingleses, asegurando que el triunfo conse-
guido en Bennington paralizaba todas las
operaciones de Burgoyne.


Stark llegó á Bennington en el mismo dia
que emprendió la marcha Baum. Las tropas
alemanas que al principio pudieron marchar
regularmente, se vieron bien pronto deteni-
(las por el mal estado de los caminos y la
inclemencia del tiempo, y tan pronto como
supo Stark que se aproximaban, despachó
1In espreso ü \Yamer, encargámlole se reu-
niese con él inmediatainente. Hecho esto y
clespues de haber destacado al coronel Gregg
para que vigilase los movimientos del ene-
migo, púsose en marcha con objeto de salir
al encuentro de Baum, quien viendo que
todo el pais se levantaba contra él, hizo aHo
.Y se atrincheró en una fuerte posicion mas


. allá de \Vollamsac River. Desde este punto
envió un parte á Burgoyne manifestándole
lo que ocurria, .Y entonces el general bri-
tünico destacó acto continuo al teniente co-
l'one1 Breymun con un considerable refuerzo
para que auxiliase ;:i Baum.


Durante todo el día 15 de agosto llovió
(le tal manera que no fué posible efectuar
movimiento alguno (*); pero los ingleses y


(') Es digna de referirse ulla ~lIéc,lota que se relacionfl
,'on esta batallH, Con los refuerzos procedentes del condado
,le Berkshirp, llegó un sHecl'llote acompaí'ü\(!o de una porcion
de sus feligreses, resuelto á hatil's(: contra los enemigos
de su pais, y al amanecer del 'IG ,lirigiú al jeff: ,le las tropas
las siguif'lltes palabras: «Nosotros somos hijos del pueblo


alemanes continuaron trabajando en sus
atrincheramientos, en los cuales montaron
dos cañones. El dia siguiente amaneció des-
pejado: aprovechando las primeras horas de
la mañana Stark destacó dos columnas para
que destruyesen las trincheras enemigas, y
al oir que se habia roto el fuego, lanzóse él
mismo á caballo seguido del resto de sus
tropas. Al ver que las columnas de los in-
gleses se iban formando en la falda de la
colina esc1amó Stark dirigiéndose á su
gente: « i Compañeros, allí teneis las casacas
coloradas; hoy debemos vencer ó morir!» La
milicia contestó ti este llamamiento con UlI
grito de entusiasmo y á poco empezó la ba-
talla, que segun dijo Stark en su parte oficial.
duró dos horas y fué la mas encarnizada que
él habia visto. Los indios huyeron desde el
principio de la accion; los Tories se vieron
rechazados hasta el otro lado del rio, y aun-
que los alemanes se batieron valerosamente,
viéronse al fin precisados á abandonar sus
trincheras y huyeron dejando en el campo
su artillería y bagajes .


En aquel momento acercábase Breyman
con sus tropas, y al oir el fuego redobló el
paso para ir en auxilio de sus compaI1eros.
Si hubiera llegado una ó dos horas antes, es
muy probable que hubiese sido otTo el desen-
lace de la lucha, pero la lluvia y los caminos
habian retrasado la marcha de Breyman,
quien solo pudo ya reunir á los fugitivos y
conducirlos de nuevo al lugar de la acciono
Las tropas de Stark, que se ocupaban en
apoderarse del botin, fueron sorprendidas de
improviso, y acaso la victoria se hubiera
convertido en una derrota si no acierta á


,le Derkshire, y como, aunque llamados varias vecf'S á pe- repuso el saeenlote.»-«Pues bien, continuó Stark, si nwl-
lear, nunca se nos ha eonducido ante el enemigo, es.tamos ye á brillar el sol y no satisfago vuestro deseo, no os pediró
resueltos á no ofreceros mas nuestra ayuda si no se nos que volvais otra vez,») El cielo se despejú al poco tiempo y
deja combatir.») Entonces el general Stark le preguntó:- los hombres de Derkshire tomaron parte en la accion con su
• ¡. Descais marchar ahor~, que está oscuro y llup.ve ?')-« No, intn'!pido jc!'",




IlISTORIA DE LOS CAP. 1Il.


llegar en aquel crítico momento la columna con una destreza y vaJor dignos de cualquier
del general Warner. La batalla continuó ejército de Europa, y á no ser por la falta de
pues hasta el anochecer, hora en que domi- disciplina, facil le hubiera sido al general
nados los alemanes por la superioridad del contener el afan con que su gente trataba de
número, abandonaron el campo dispersándo- apoderarse del botin despues de obtenida la
se en todas direcciones. El intrépido coronel victoria. Sin embargo, el hecho de haber
Baum fué muerto en lo mas recio de la pe- vuelto á reunir sus tropas para salir al en-
lea, y los ingleses perdieron de ochocientos cuentro de los refuerzos que llegaban y ven-
á novecientos hombres entre muertos y pri- cer por segunda vez al enemigo, revela por sí
sioneros. Las bajas de los americanos no es- solo conocimientos y recursos que no siem-
cedieron de treinta muertos y cuarenta he- pre se tienen en el arte de la guerra.
ridos. En una palabra, seria muy injusto ·no re-


Es muy digna de elogio, segun dice conocer el mérito de un hombre que en aque-
}fr. Everett, la conducta de los que ganaron Ha ocasion convirtió á hombres del pueblo en
la batalla de Bennington, tanto de los ofi- buenos oficiales y soldados infundiéndoles
oiales como de los subalternos, quienes á valor en la pelea. Su popularidad fué sufi-
pesar de pertenecer á la milicia, ofrecieron ciente para reunir á la milicia, y á su reso-
un ejemplo admirable de su valor, haciendo lucion debió obtener un mando independien-
cuanto pudiera esperarse de tropas veteranas te, que por fortuna produjo los mas felices
.Y aguerridas. La intrepidez y resolucion con resultados. l\Ierced á su energía, no se dejó
(lue se defendieron las líneas de Bunker influir por el general Lincoln, que le manda':'
Hill. donde solo había reclutas q ne tenian ba dirigirse con sus tropas al H udson , y á
(lue luchar con soldados aguerridos, es un fe que son hicn pocos los hombres que en
hecho digno de aumiracion; pero no lo es aquella ocasion tan crítica no hubieran pre-
menos que en Bennington se lanzaron al ferido reunirse con el grueso de las fuerzas
ataque con la mayor intrepidez desafiando para no contraer particularmente una grave
las balas enemigas los hombres de New- responsabilidad. Habiendo resuelto obrar por
Hampshirc, Vermont y Massachusetts, mu- sí solo, lleyó á cabo su mision con la firme-


" ellOS de los cuales acalJaban de dejar el arado za de un hombre resuelto ¡:í cumplir con su
y no habian yisto en su vida un campo de deber; envió una corta fuerza para. vigilar
hatalla. los movimientos d~l enemigo, avanzó luego


Afortunadamente para el éxito de esta, ; á su encuentro, escogió con el mayor acierto
Stark fuó eficazmente secundado por los ofi- ' Hna buena posicion y dirigió al fin la bata-
ciales que estaban á sus órdenes, y se cum- lla como el mas consumado general.
plieron con la maJ'or exactitud cllanbs dis- Las consecuencias de esta victoria fueron
posiciones tomara antes de la acciono Rl de la mayor importancia. pues se reanimó
general manifestaba en su parte que los co- el abatido espíritu del pueblo, csoitándole
rono1es \Varnel' y Herriek se habian hecho ¿í, batirse con sus enemigos, y se confir-
.. wrcedores ¿t sus elogios .r que estftba muy maron tambien los pronósticos de \Vashing-
satisfecho de los servicios que le prestaran ton de que ya hemos hablado anterior-
durante la batalla. Es indudable que los mente. Los planes de Burgoyne quedaron
mnerieanos se hatieron en aquella ocas ion frustrados, y en vez de pensar ya en hacor




CAP. III. ESTADOS-t'NIDOS. 461


escursiones para alarmar á los habitantes y
obtener víveres, vióse precisado á variar de
táctica, en tanto que la milicia acudia pre-
surosa á ponerse bajo las órdenes de Gates.
De este modo bien pronto se vió en peligro
la retaguardia del general inglés, y Stark,
resuelto á llevar á cabo su plan, tomó sus dis·
posiciones á fin de situarse de modo que pu-
diera cercar á Burgoyne, lo cual sucedió en
efecto poco despues.


La derrota de Bennington no fué sin em-
bargo el último descalabro que sufrieron los
ingleses. Ya hemos dicho anteriormente que
Burgoyne habia destacado al coronel Saint
Leger con un cuerpo de tropas regulares,
compuesto de canaelenses realistas é indios
para que marchando por el Oswego recor-
riesen la parte superior del rio Mohawk y
fueran~á reunirse con él en Albania. El dia
2 ele agosto, Saint Leger se aproximó al
fuerte Stanwix, situado en una eminencia
cerca de la corriente del rio, y cuya guarni-
cion se componia de unos seiscientos hom-
hres á las órdenes del coronel Gansewoort.


Al dia siguiente Saint Leger rodeó la
1.~77 plaza con un cuerpo de ejército de
mil seiscientos á mil setecientos hombres, la
mitad de los cuales eran indios y los demás
ingleses, alemanes y canadenses, mas al in-
timar la rendicion Gansewoürt contestó que
se defenderia hasta el último estremo.


El general Herkimer tuvo noticia ele que
Saint Leger se acercaba al fuerte, y como
era jefe de la milicia elel condado de Tryon,
reunió unos setecientos hombres y se puso
en marcha para auxiliar á sus compafíeros,
cuidando antes de enviar un mensajero que
tuvo la fortuna de penetrar en el fuerte, y
anunció que IIcrkimer se hallaba solo iÍ ocho
millas de distancia é iha á fi)rzar el paso
para reunirse con la guarniciono En vista de
esto, Ganse\voort resolyió por su parte coarl-


yuvar al plan y dispuso al efecto que el co-
ronel Willet hiciera una salida á la cabeza de
doscientos hombres.


Habiendo llegado á noticia de Saint Leger
que se acercaba Herkimer, mandó á los in-
dios que se emboscaran cerca de Oriskani,
en un punto por donde debia pasar el enemi-
go. Herkimer cayó en el lazo; cuando me-
nos pensaba en la presencia de los indios
oyó resonar una nutrida descarga y despue~
el grito de guerra de los salvajes, que caye-
ron sobre la milicia con la velocidad del
rayo. Aunque desconcertados al pronto por
lo imprevisto del ataque, los americanos se
defendieron con ,,":alor, si bien se siguió una
escena de confusion y espantosa carnicería.
Las tropas reales y la milicia se aproxima-
ron tanto que no pudiendo disparar sus ar-
mas, recurrieron á los cuchillos y pufíales.
Algunos de los americanos huyeron al pri-
mer ataque; otros escaparon despues, y
mas de ciento se situaron en una eminencia
donde se defendieron valerosamente hasta
que halJiendo hecho una salida la guarni-
cion del fuerte, vióronse obligados los ingle-
ses á defenderse en vez de atacar. Al hacer
su salida el coronel "\Villet mató mucha
gente al enemigo, apoderó se de sus provisio-
nes y. se volvió al fuerte sin perder un solo
hombre. En aquella accion murieron cuatro-
cientos americanos y entre ellos el hravo
general Herkimer. Saint Leger, imitando el
estilo pomposo de Burgoyne, intimó de nue-
vo al fuerte que se rindiera, pero el coronel
Gansewoort se negó rotundamente á ello.


El coronel "\Villet acompal1ado del tenien-
te Stockwell atravesó entonces el campa-
mento británico, evitando cuidadosamente
el encuentro con las patrullas y los indios,
y ambos recorrieron luego cincuenta millas
cruzando á través de espesos bosques y pe-
ligrosos barrancos para ir á informar al




HI,;T ORlA DE LOS CAP. lIT.


general Schuyler de la situacion del fuerte
que necesitaba inmediatamente algun socor-
ro. El general accedió á enviar los hombres
de que buenamente podia disponer, y Arnold
que estaba siempre dispuesto para seme-
jantes espediciones, se encargó de conducir
las tropas que le dieran, poniendo en prác-
tica una ingeniosa estratagema que bien
puede decirse facilitó el éxito de la empresa.
E:ntre los prisioneros Tories habia un tal
Yost Cuyler que habia sido condenado á
muerte, pero á quien Arnold ofreció perdo-
nar con tal que obedeciera ciegamente cuan-
tas órdenes le diese para llevar ti, cabo su
plan. Convenidos en esto, Cuyler se hizo va-
rios agujeros en la levita, figurando que eran
balazos, y despues lanzóse sin aliento entre
los aliados indios de Saint Leger, diciéndo-
les que acababa de escapar de una batalla
con los americanos, quienes avanzaban con
la mayor celeridad. Así diciendo, Yost Cuy-
ler señalaba su levita para probar su aserto,
.Y un jefe indio que estaba tambien en el
complot confirmó la noticia en tanto que
llegallan otros fugitivos anunciando que el
(>jército de Burgoyne habia sido completa-
mente derrotado. Todo esto causó una pro-
funda impresion en los indios.


El fuerte Stanwix, ó por otro nombre
Schuyler, estaba mejor construido y se defen-
dió con mas valor de lo que Saint Lege:J:' espe-
raba, de modo que no consiguió nada con su
escasa artillería. Los indios que preferian
la matanza y el saqueo á sitiar fortalezas
se mostraban muy descontentos, sobre todo
ti consecuencia de las pérdidas que esperi-
mentaran en los encuentros con Herkimer
y \Villet. Ellos habian esperado presenciar
el triunfo de los ingleses y compartir con
ellos el botin; no les gustaba trabajar mu-
cho si era pequeña la recompensa, y cuando
supieron que se aproximaba un fuerte des-


tacamento de americanos, resolvieron bus-
car su salvacion en la fuga. Saint Legel'
apeló á toda clase de argumentos para de-
tenerlos, pero fué completamente inútil;
parte ele los indios se marcharon inmedia-
tamente y los demás aseguraron que se-
guirian á sus compañeros si se continuaba
el sitio. En su consecuencia el 22 de agosto
Saint Leger levantó aquel, efectuando al
momento su retirada, pero dejó abandona-
das las tiendas de campaña, la artillería y
una gran parte de los bagajes y municiones.
de que se apoderó lueg'o la guarnicion, hos-
tilizando al enemigo en su retirada. Pero
las tropas inglesas se vieron mas en peligro
por la furia de sus aliados los indios que
por la persecucion de los americanos; pues
durante la marcha aquellos robaron ti los
oficiales sus bagajes y ti los soldados sus
municiones, y no contentos con esto, asesi-
naron luego con sus bayonetas á todos aque.::.
llos que por temor a] cansancio se vieron
separados del grueso de las tropas. La con-
fusion, el temor y sufrimientos de los fugi-
tivos no terminó hasta que las tropas reales
llegaron al lago en el camino de Montreal.


Arnold avistió el fuerte Schuyler dos días
despues de la retirada de los sitiadores, pero
viendo que ya no se necesitaban sus servi-
cios, volvióse bien pronto al campamento.
La acertada defensa del fuerte Stanwix ü
Schuyler contribuyó poderosamente con ]a
derrota de las tropas reales en Bennington.
á reanimar los espíritus, escitando la activi-
dad de los americanos. Los realistas comen-
zaron tí intimidarse; los mas valientes duda-
ron ya del éxito de las armas reales y la
gran masa del pueblo se convenció de que solo
con la perseverancia se podria vencer aquel
ejército que poco tiempo antes habia apare-
cido destruyendo cuantos obstáculos se opo-
nían ti su paso por el camino de la victoria.




C.\1', 1Il. ESTADOS-U!'\IDOS. 4133


Antes que estos importantes acontecimien-
tos hubieran cambiado materialmente el as-
pecto de los negocios, el Congreso habia
tomado una medida tan inconveniente como
injusta respecto á uno de los mas bravos y
patrióticos oficiales del ejército americano.


Por ciertas causas que no citamos, los
miembros del Congreso de Nueva-Inglaterra
estaban muy resentidos contra el general
Schuyler, y las primeras victorias de Bur-
goyne al principio de la campaña levanta-
ron un clamor contra el comandante en jefe


del ejército del Norte. La influencia
1.777.


de los enemigos de Schuyler, por una
parte, y las reiteradas instancias de Gates
para que le dieran aquel mando, por otra~
indujeron al Congreso á votar la sust~tucion
de Schuyler, cuya medida se decretó el dia 4
de agosto. Esto sucedió precisamente cuando
era indudahle que Burgoyne no podria ya
seguir adelante en su empresa, y atendida
esta circunstancia Schuyler sintió doble-
mente, como debe suceder [í todo hombre
honrado, que se le despojase del mando en


. aquel momento crítico. Hablando á \Vas-
hington sobre este particular escribíale lo si-
guiente: «Es muy penoso para mí verme
privado del mando en el momento en que
¡waso muy pronto nos encontrariamos frente
ü frente uel enemigo; en ando se ofrece una
opol'ümidad para dar una hatalla campal, y
enando en' fin se presenta una ocasion en
que pudiera probar al Congreso que no soy
lo que él ha creido al despojarme de mi
cargo.» Segun Marshall, semejante medida
fué severa é injusta respecto á su persona,
pero acaso prudente y acertada respecto á
"\.mérica. La frontera que se encuentra hácia
lOR lagos (bhin. defenderse por las tropas de
~ueva-Inglaterra, y por muy infundadas que
fuesen sus preocupaciones contra dicho jefe,
hadase preciso consultar la opinion de estas.


Gates,que llegó el 19 de agosto, encontró
todo dispuesto y corriente para continuar
la campaña con buen éxito. Acababan de
llegar tropas de refresco, y como quiera que
ya se hubiese concluido la siega, en todas
partes acudía gente para engrosar las filas
del ejército. Haciéndose Schuyler superior á
toda clase de consideraciones personales, re-
cibió á Gates con esa 'finura y cortesía pe-
culiar á los caballeros de la antigua escuela.
c~ .


y le dijo: dIe hecho todo cuanto era posiblE'
en semejantes circunstancias para inspirar
confianza á los soldados de nuestro ejército.
y me lisonjeo de haberlo conseguido en par-
te; pero se nie niega la palma de la victoria.
y se os elige á vos, general, para que
recojais los frutos de mis trabajos. No dejaré
sin embargo de secundar vuestras miras .r
podeis estar seguro que en bien de mi pátria
obedeceré todas vuestras órdenes.»


Poco dcspues Gates tomó poses ion del
mando y tuvo una breve aunque poco agra-
dalJle correspondencia con Bur¿'oyne. El
dia 30 de agosto el general inglés se quejó
de los malos tratamientos que recibian los
realistas que cayeron prisioneros en Ben-
nington, manifestando que se veria en la
precision de ejercer represalias; y ~i esto
contestó Gates el 2 de setiembre haciendo
recriminaciones á Bnrgoyne por las atroci-
dades cometidas por los indios que acompa-
fíaban al ejército inglés y especialmente al
coronel Saint Leger. En efecto, uno de los
salvajes que iban al servicio del ejército in-
glés cometió un acto de ferocidad que 1)01'
m~s que fuese un caso aislado, cansó nna
impresion profunda en el ánimo del pueblo.
y habiéndose publicado cn casi todos los
periódicos del país, es citó en el mas alto
grado la indignacion popular.


Una jóven señorita llamada Mc'Crea, tan
distinguida. por sus virtudes y hermosura




HISTORIA DE LOS CAP. Uf.


como por su gentileza y talento .y que estaba cido ti sus propios recursos, no por eso quiso
prometida á un ofici3J inglés, fué arrebatada abandonar la árdua empresa en que se habia
por los salvajes el dia 27 de julio hallándose empeñado, sino que en la esperanza de reci-
en casa de sus padres cerca del fuerte bir noticia de la llegada de Clinton, de Nueva-
Eduardo. Los indios condujeron á su víctima York, lisonjeábase de poder llevar á cabo
;i, los bosques con otras varias personas de el gran objeto de la campaña. Sin embargo,
ambos sexos, y una vez allí las asesinaron á fin de que no faltase la subsistencia á su
bürbaramente despues de practicada su ejército, vióse precisado á emprender de
operacion favorita de· cortar la piel del crá- nuevo la penosa tarea de trasportar los víve-
neo. De este modo la desgraciada Mc' Crea, res desde el fuerte Jorge, lo cual hizo con
en vez de ser conducida al altar del himeneo, perseverante constancia. Habiendo logrado
recibió una muerte cruel é inhumana por la á costa de inauditos esfuerzos reunir provi-
misma mano de aquellos que se titularon siones para treinta dias y despues que hubo
compañeros de armas del hombre con quien construido un puente de barcas sobre el
iba ¿\, desposarse. Esta es la version mas ge- Hudson, en vez del de balsas que se habia
neral, pero otros dicen que temiendo el novio llevado la corriente, cruzó el rio del 13 al 14:
tlue el padre se opusiera á su enlace, ofreció de setiembre y se acampó en las alturas de
una gran recompensa á dos indios para que Saratoga, ~í veinte millas del fuerte Eduardo
la condujeran á un sitio seguro; que estos en I y treinta y siete de Albania~ cuyo movimien-
consecuencia la escoltaron á través de Jos to le fué fatal segun veremos.
hosques, pero poco antes de entregarla ti su Gates, que tenia ya reunidas todas las
futuro esposo comenzaron á disputar acerca tropas continentales destinadas al departa-
de la parte de recompensa que le tocaria ti mento del Norte y (lue acababa de recibir
cada cual, y entonces uno de los indios, considerables refuerzos de milicia, abandonó
trasportado de furor, hundió su sangriento la fuerte posicion que Schuyler habia toma-
t01nahawk en el pecho de lajóven, que cayó do en la confluencia del :Ylohawk con el
muerta á sus piés (*). No es estraño pues Huelson, recorrió diez y seis millas en direc-
Ilue el pueblo estuviera resentido contra cion al enemigo, y por consejo del intrépido
;tqucllos que so degradaban hasta el punto Kosciusko, establecióse un campamento en
de admitir semejantes aliados; y el efedo las alturas de Dehmus, cerca de Stillwater.
(tuo causaran las afroci<lades cometidas por
los salvajes fué mucho mas peljudicial para
los ingleses que beneficiosos hubieran podido
ser sus auxilios en la guerra.


,>


Aunque Burgoyne, derrotado en su espe-
dicion contra Bennington y sin poder contar
ya con el apoyo de Saint Leger, se vió red u-


(') En la interesante olmt titttla(la: Pietorial Fielcl Book
of the Revolution, escrita por Mr. Lossing, se en('uentmn
'·arias páginas muy interesantes en las que se l'eflere la his-
toria de Miss Me' Crea, segun la cual apan,ee qu~ aquella
señorita murió de un balazo cuandu los :lmerieUllos pel'se-
guian á los indios que la arrebataban, pags. UlJ-tOO. vol l.


Ambos ejércitos solo estaban separados en-
tonces por una distancia de doce millas.
pero los puentes construidos en aquel espacio
estaban rotos, no se podia transitar por los
caminos y además hallábase cubierto todo
aquel pais de hosques, por cuya razon fué
muy lenta In, marcha del ejército inglés que
llevaba consigo un gran tren de artillería y
numerosos wagones.


En la tarde del 17, Burgoyne acampó á
cuatro millas del ejército americano, ocu-
pándos2 durante todo el dia siguiente en




~'.'


CAP. 111. ESTADOS-UNIDOS.


componer los puentes 1 lo cual no consiguió
sin algunas pérdidas porque ocurrieron va-
rias escaramuzas entre ingleses y america-
nos. A eso del medio dia del 19 de setiembre,
Burgoyne se puso á la cabeza del ala derecha
de su ejército y ava?zó, atravesando los
bosques, hácia la derecha del campamen-
to enemigo. El general Fraser y el coronel
Breyman, con los granaderos y la infante-
ría ligera, cubrian su flanco derecho, y los
indios y canadenses marchaban de frente,
en tanto que el ala izquierda con la artille-
ría, á las órdenes de los generales Philips y
Reidesel se dirigia por el camino principal
y la orilla del rio.


Parece ser que la intencion de Gatesha-
bia sido mantenerse á la defensiva dentro sus


_ líneas, pero el ardor de las tropas y la im-
petuosa osadía de Arnold le indujeron á des-


que, y sus tropas avanzaron con bayoneta
calada, rechazando al principio á los ame-
ricanos, que luego volvieron al combate con
desesperada furia. Los cañones ingleses fue-
ron tomados y vueltos á tomar varias ve-
ces; los tiradores americanos treparon á los
árboles, desde donde hicieron fuego sobre
los oficiales del enemigo, el mismo Burgoy-
ne se vió muy apurado para escapar, y la
lucha solo terminó con el dia.. Los america-
nos se retiraron á su campamento y los in-
gleses permanecieron toda la noche sobre
las armas en el campo de batalla.


En esta accion, en la que cada partido
contaba con unos tres mil hombres, los in-
gleses perdieron sobre quinientos entre muer-
tos y heridos, y cuatrocientos los america-
nos. La noche separó á los combatientes:
cada uno de los opuestos bandos proclamó


tacar á Margan con sus tiradores, los cuales la victoria, y ambos creian que con una
(lespues de una reñida escaramuza rechaza- parte sola de sus fuerzas habian batido á
ron ti los canadenses y ::i los indios. Entre- todo el ejército enemigo; pero aunque es lo
tanto Fraser iba avanzando üm acelerada- cierto que ni de uno ni de otro lado hubo
mente como se lo permitia el terreno, para derrota, era evidento clne los americanos
acercarse á la izquierda de los americanos, habian obtenido la ventaja, puesto que Bur-
cuando de pronto se encontró al general Ar- goyne no consiguió desalojar al enemigo,
nold, que habia concebido el mismo plan. ante el cual tuvo que detener su marcha.
Este último, con su acostumbrado valor, El general inglés reflexionó entonces que la
condujo á sus hombres al ataque, lanzando comunicacion con los lagos estaba cortada
su grito de guerra, pero como fuese recha- y que sus recursos le iban faltando diaria-
zado por Fraser, reunió se á un refuerzo que mente, en tanto que los americanos tenian
llegaba y amenazó separar la division de la misma facilidad de adquirir víveres y se
Fraser del grueso del ejército. Este jefe sin aumentaban diariamente sus fuerzas con la
embargo evitó el golpe, haciendo entrar en llegada de nuevas tropas de refresco. En se-
accion nuevos regimientos, en tanto que mejantes circunstancias, pelear sin obtener
Philips enviaba cuatro piezas do artillería una victoria decisiva era para los ingleso:"
para resguardar el punto mas débil. De este casi equivalente á una derrota; batirse sin
modo suspendióse la lucha por algun tiem- ser vencidos era para los americanos tan
po , pero á eso de las tres de la tarde se re- ' útil casi como un triunfo, y en presencia de
novó con inusitada furia. La artillería in- I esta alternativa, Burgoyne no tenia mas
glesa tronó sobre el enemigo, mas no causó remedio que dar la batalla, noticia que se
mucho efecto á causa de la espesura del bos- recibió con la mayor alegría en los Estados-


TOl\IO 1.




4.QG HISTORIA DE LOS CAP. m.


Unidos, que confiaron anticipadamente en Los límites de nuestra historia no nos per-
que el ej~rcito inglés seria completamente miten estendernos en detalles que por otra
derrotado. En su consecuencia escitóse á la parte no son muy importantes; baste decir
milicia á que contribuyera á la obra tan fe- que ambos ejércitos se batieron con valor,
lizmente comenzada,y así el ~jército del ge- haciendo todos los esfuerzos posibles para
neral Gates, que escedia muy poco de siete obtener la victoria. La batalla se prolongó
mil hombres, se aumentó poco despues con- durante todo el dia con inusitada furia, y
siderablemente. Arnold, semejante al espíritu de la guerra


Viendo Burgoyne cuán crítica era su si- ó al ángel del esterminio, se halló siempre
tuacion y que no le quedaba mas alternativa en, todas partes escitando á sus hombres á
que batirse ó perecer de hambre, prefirió lo la pelea. El intrépido general Fraser' cayó
primero, como era natural, tanto mas cuan- mortalmente herido, y dominado al fin Bur-
to que no le era ya posible sostenerse sino goyne por el número de sus enemigos, aco-
cinco dias, es decir, desde el 7 al 12 de octu- sado por todas partes, retiró se por último á


bre, siendo por lo tanto de todo pun- su campamento con gran dificultad, abando-
1777. . t . d Id"" d t . 1 d 1 o precIso al' un go pe eClSIVO, Ulll- nan o su ma erla e guerra y a mayor par-
co medio que en su concepto le quedaba para te de su artillería. El teniente coronel Brey-
salir de su angustiosa situacion. No atre- man perdió la vida, y los mayores \Villiams
viéndose á sacar de las líneas mas de qui- y Ackland, el último de los cuales estaba
nientos hombres de tropas regulares, des- herido, cayeron prisioneros. (*) Los ameri-
tacólos el dia 7, tanto para proteger una
partida de forrajeadores como para ver sí
conseguirían dar la vuelta por el ala izquier-
da de los americanos, que desde la primera
hatalla se habia reforzado considerablemen-
te. Despues de una .ligera escaramuza co-
menzó un combate formal á eso de las dos
de la tarde. El ala derecha de los ingleses
marchaha á las órdenes del conde Balcar-
ras; la izquierda á las del mayor Ackland,
y la artillería á las del mayor Williams, en
tanto que los generales Philips y Reidesel
mandaban el centro. El general Fraser se
encargó de quinientos hombres escogidos
que debian caer sobre el flanco izquierdo
de los americanos en el momento mas crí-
tico. Gates que comprendió aquel desig-
nio, dispuso que Morgan con sus tiradores
y otras tropas tres veces superiores en nú-
mero á las de Fraser marchasen contra esto
oflcial mientras que una considerable fuer-
za atacaba el ala izquierda de los ingleses.


(') Es digno de mene ion lo que dice Tachcr en su Diariu
Jfilitrti' al hablar de la llolJle esposa del mGyor Acklantl. «Es-
tG heróica seiíora, impulsada pOtO su afecto conyugal, resol-
vió seguir la suerte de S\I esposo durante toda la campaña.
Acostumbrada á esa vida dc comodidades de que solo pue-
den disfrutar las personas favorecidas por la fortuna, S\I
delicada naturaleza apenas. podia soportar las infinitas
privaciones y fatigas á que se vió espuesta durante toda la
campaiía, pues á pesar de que ilJa en un pequeño vehículo
de dos ruedas tirado por un solo cahallo, los caminos eran
las mas de las veces impracticables. Poco despues de reci-
bir la sf~nsilJle noticia dc que su esposo se hallaba herido y
prisionero, clió pruebas de su ternura al resolver ir á visi-
tarle á nuestro campflmento para eonsolarle y mitigar sus
padecimientos. Con este fin obtuvo una carta del generGl
Durgoyne para el general Gates, y tomando un bote, dirigióse
con algunos de sus criados al campamento enemigo, donde
llegó por la noche sufriendo mucho á CGusa de la humedad
y el frio. El centinela detuvo el bote en cumplimiento de su
deber hasta que llegó el oficial ele guardia, mayor Dearborn,
quien permitió á Lady Acklaml y á ;;us sel'\"idon~s que (1"s-
emlJarearall, ofreeieudo ¡le paso á la esposa del general in-
glés cuantas comodidades le era posilJle dispensar en se-
mejantf's circunstancias. Cuando á la maiíGlla siguientl'
supo el goneral Gates cuál era la tristf' situacjon de Lady
Ackland, nombró al momento una escolta para que la
acompaüase, tratándola él mismo (~on el afecto de un pa-
riente ~'disponiendo que se la llis]lenSRrml todas la consi-
deraciones que merecia por su rango, sexo, caráder y cir-




CAP. 1II. ESt'ADOS-UNIDOS. 4ü7


canos, cuyas pérdidas eran comparativa- vieron alejarse sus restos mortales con pro-
mente insignificantes, estuvieron toda la funda pena, en tanto que la artillería ame-
noche sobre las armas, á cosa de media mi- ricana continuaba sus disparos desde el re-
lla de las líneas inglesas, con la intencion dueto. Al llegar á la cima de la colina
de renovar el ataque á la mañana siguiente. detúvose la procesion, y el capellan, sin


Durante la noche Burgoyne se alejó con hacer aprecio de las balas que levantaban
el mayor sigilo de una posicion que ya no la tierra á sus mismos piés, rezó con la
podia sostener, trasladando todo su ejército mayor calma y serenidad el oficio de di-
á otra situada en las alturas de la derecha funtos.
del rio, donde podria defenderse mucho me- Terminada esta piadosa ceremonia, todo
jor. Mientras se practicaba este movimien- el ejército se puso en movimiento. Los en-
to fué conducido el general Fraser, ya mo- fermos y heridos quedaron abandonados á
ribundo, á una casa ocupada por la baronesa la merced de los americanos, que los tra-
Reielesel, que en medio del estruendo de la taran con gran humanidad, y durante toda
artillería estaba esperando la llegada de su aquella noche, á pesar de la lluvia, el bar-
esposo y de los generales Burgoyne, Philips ro y el mal estado de los caminos, el ejér-
y Fmser para comer. Poco despues condu- cito inglés fué avanzando lentamente hasta
jeron al mismo sitio á otros oficiales heridos las seis de la mañana, en que hizo alto. Los
y á poco las habitaciones de la baronesa, soldados, que estaban rendidos, no pudie-
quedaron convertidas en un hospital ele san- ron resistir al sueño y otro tanto sucedió
gre. Durante la noche oyóse á Fraser es- ti los oficiales, mientras que las señoras
clamar con frecuencia: «¡Oh fatal ambician! que seguian á las tropas sufrieron las mis-
i PolJre general Burgoyne! i Pobre esposa '1 mas privaciones con sin igual entereza. A fin
mia! El moribundo manifestó deseos de que de cubrir mejor la retirada, Burgoyn8 dió


. le enterrasen á las seis de la tarde del dia órden para que se destruyera el puente de
siguiente en el gran reducto, y al fin espi- Fishkill Creek, disponiendo al mismo tiem-
ró á eso de las ocho de la mañana. Aun- po que se incendiara la casa y molinos del
que se habia rcsue]to la retirada y era muy general Schuyler, cuyas operaciones impi-
peligrosa toda elilacion, el general inglés dieron quc el ejército llegara á Sara toga , á
no pudo menos de detenerse algunas horas seis millas ele distancia ele aquel punto,
á fin de cumplir con la última voluntad de hasta la tarde del dia siguiente.
su intrépido compañero de armas, de modo Burgoyne estaba ya convencido de que no
que el dia se pasó escaramuceando con el era posible continuar la ofensiva y por lo
enemigo y haciendo preparativos para la tanto no pensó ya mas que en facilitar la
marcha. A las seis de la tarde envolvióse retirada al fuerte Jorge. En su con-


o o, 1 1777.
en una sábana el cuerpo del difunto gene- secuenCIa envIaronse a gunos opera-
ral, y todos los demás jefes formaron el rios con una fuerte escolta para componer
acompañamiento del entierro en fúnebre pro- los puentes y abrir los caminos, pero bien
cesion, á la vista de ambos ~jércitos. Los pronto se vieron obligados á retirarse preci-
soldados ingleses, que adoraban á Fraser, pitadamente (*). Conociendo el general in-
-------------------~----~---------
cunstallcias. Poco despucs se pliSO en marcha para Albania, ( ') l\farshall y Gor(!on consignan un hecho que demues-
donde encontró á su esposo herido.» tra en qué peligro se vieron los americanos en la víspera




HISTORIA DE LOS CAP. 1Il.


glés que su situacion iba siendo mas crí-
tica á cada momento, intentó una retirada
por la noche á fin de dirigirse al fuerte
Eduardo, pero aun este movimiento retró-
grado no pudo llevarse á cabo, porque
mientras el ejército hacia sus preparativos
de marcha, recibióse noticia de que los ame-
ricanos se habian posesionado ya del fuer-
te y se hallaban bien provistos de artille-
ría. Ya no quedaba punto por donde escapar;
los repetidos encuentros y las escaramuzas
tenian fatigado al ejército británico, que
empezaba tambien á carecer de víveres, sin
que hubiese medios de procurárselos; mas
á pesar de todo, los hombres sobrellevaron
valerosamente sus trabajos, mientras que
el bello sexo dió asimismo pruebas de una
energía varonil. Hé aquí lo que dice la ba-
ronesa Reidesel en su interesante historia
de aquella época: «El enemigo comenzó á
cañonear de una manera furiosa la casa
donde yo me habia refugiado con mis hi-
jos, creyendo que todos los generales se
hallaban en ella. i Ay de mí! allí no ha-


misma de obtener una victoria. Segun parece, Gates recibió
la noticia de que el grueso de las tropas del ejército de Bur-
goyne se habia puesto en marcha para el fuerte Eduardoy que
solo quedaba en el clllIlpamento inglés una retaguardia que
debía luego retirarse :1ccleradamente aha\l(!rmanno los ba-
gajes. En vista dB esto, el general americano dispuso qUB pI
g.mt~ral ::\ixon atacara dicho compamento dentro de media
hora, y al ('[Bdo estc jefe á la cabeza <lB la hrigada lilas
aguerrida, C'TUZÚ por Saratoga C¡'eek, punto donde sin sa-
berlo los amerie'mos, habia formado Durgoyne una línea de-
trils dt~ la espesura del bosque para apoyar á la artilleri~
cuaIH!o se emprendiera el ataque. El general Glover iba á
~eguir eon sus fuerzas al general Nixon, euando al entrar en
el agua, Yió que cruzaba un sold~clo inglés, á quien llamó é
interrogú. Este soldado, que era un desertor, dió la impor-
tarde noti/:ia de que todo el ejército hritánico se hallaua en
su campamento, y entouces despues ele ordena.!" á Nixon ele
que se detuviese, dióse parte de aquella nove(!ad á Gates,
quien espidió una contra-órllen llamando il sus tropas, que
uo consiguieron retirarse sin que la artilleria del enemigo
les ocasionara algunas pérdidas. El general \Vilkinson con-
firma en sus menlOrias este hecho, refiriéndolo con sus
menores rletalles. Véase la HisiMia de In ¡'cuolucion Ameri-
C(llla ]>01" Gorr!nn. vol. II, pág. 213'1.


bia mas que heridos y mujeres y al fin tu-
vimos que bajarnos á la cueva, donde per-
manecí con mis niños todo el dia .y gran
parte de la noche sin poder cerrar los ojos.
Once balas de cañon atravesaron la casa,
y una de ellas se llevó la pierna de un po'
bre soldado que se hallaba tendido en una
mesa para que le practicaran la amputa-
cion de la otra. Sus compañeros le aban-
donaron, y cuando volvimos á prestarle
algun auxilio, hallábasc acurrucado en un
rincon del cuarto mas muerto que vivo'y
sm alentar apenas. Mis reflexiones acerca
del peligro en que se hallaba mi esposo y
la presencia de mis hijos fué lo único que
pudo sostenerme en aquel apurado trance.»
La cueva estaba llena de mujeres aterra-
das y de oficiales heridos, á quienes la ba-
ronesa atendió con el mayor celo, priván-
dose de su propio alimento para dárselo á
los mas necesitados. Cierto dia fueron á
verla su esposo y el general Philips con
inminente riesgo de sus vidas, y al reti-
rarse, dijo el último: «Aunque me dieran
diez mil guineas no volveria á esta casa.
porque salgo con el corazon destrozado.»
Aquella triste situacion continuó aun por
espacio de algunos dias, hasta que la ba-
ronesa recibió la agradable noticia de ha-
ber cesado las hostilidades.


En la mañana del 14 de octubre Burgo;r-
ne envió el siguiente mensaje al comandante
americano: « Despues de haberos vencido
dos veces, el teniente general Burgoyne ha
esperado dos di as en la posicion que ahora
ocupa, resuelto á presentaros por tercera vez
la batalla contra todas las fuerzas que tuvie-
rais á vuestra disposicion. No se le oculta al
general la superioridad numérica de vues-
tras tropas y la situacion que ocupan, no
solo con el objeto de impedir que nos lleguen
víveres, sino para que nuestra retirada se





CAP. U!. ESTADOS-UNIDOS. 469
convierta en una escena de sangrienta car-
nicería; y en este caso, impulsad~ por un
sentimiento humanitario, créese en el deber
de salvar las vidas de muchos valientes bajo
honrosas condiciones, con arreglo á los pre-
cedentes y principios establecidos en la guer-
ra. Si el Mayor general Gates se inclinase
tí tratar sobre este punto, el general Dur-
goyne le propondria una suspension de ar-
mas durante el tiempo necesario para fijar
las condiciones á que en el último estremo
se sometería él y su ejército.» Empleáronse
dos dias' para discutir y arreglar las condi-
ciones con que debia efectuarse la rendicion,
yen la mañana del 17 de octubre se convino
formalmente en capitular. Gates quiso en un
principio que á todos los enemigos se les
considerase como prisioneros de guerra, pero
sabiendo que Olinton hacia grandes esf'uer-
zos en el Hudson con el fin de auxiliar á


A princIpios de octubre, cuando la situa-
cion de Burgoyne iba siendo cada vez mas
crítica, hallábase Olinton en Nueva-York
esperando ansioso la llegada de tropas á fin
de dirigirse al Hudson para auxiliar al ge-
neral inglés. Por fortuna para la causa
americana, los buques emplearon tres me-
ses en el viaje, y á su arribo, Olinton hizo
su's preparativos para atacUl> los fuertes Olin-
ton y Montgomery, situados en Highlands.
poniéndose á la cabeza de tres mil hombres
y seguido de los buques de guerra á las ór-
denes del comodoro Hotham.


Estos fuertes estaban situados en una emi-
nencia de difícil acceso en la parte oriental
del rio, á unas cincuenta millas de Nueva-
York, y les separaba un riachuelo que ba-
jando por las colinas, iba á desaguar en el
Hudson. Precisamente en aquel punto ha-
bíase interceptado el paso por medio de gran-


Burgoyne, no creyó conveniente mostrarse
demasiado tenaz en aquel punto. Las condi- 111e·mm>ict8 los porlllPnorps (lp la primera entrevista que tU\'U


lugar entre el vencedor y el yencido: hélos aquí. (,El gene-
ciones eran en resúmen las siguientes: que ral Durgoyne deseaba ser presentado al gellc:ral Gates, yal
el ejército saldria del campamento con todos efecto cruzamos por Fishkill, dirigiéndollos á caballo al


cuartpl g(enel'al. El genpl'al DUl'gOylW iha en primer términ"
. los honores de la guerra para dirigirse á con sn ayudante general Kingston y sus ayudantes de cam-


un punto fijo, donde se deberian' depositar po el capitan Lord Petersharn y el teniente Wilford, á los
las armas y demás efectos de guerra, facili- cuaJes seguian el .Mayor general Philips, el baron Reidescl


y los dpmás oficiales generales y séquito correspondiente
tándose luego un buque para que los ingle- á su rango. El general Gates, á quien se habia anunciadu
ses se trasladasen á Europa desde Boston, aquella visita, recibió a la entrada de su campamento il


1 d·· d 1 . ,Burgoyne, que lueia un rieo uniforme real, en tanto que su Pero con a con lClOn e que no vo vwran a contrario solo llevaba una casaca azul. Cuando se hulJÍeroll
servir en América durante aquella guerra. aproximado á la distancia de media vara hicieron alto, y ha-
El e;jército no podria dividirse; permitíase biendo yo nombrado entonces á todos los caballeros, el ge-


neral inglés snlutlú (:Ol'tesmente y dijo con la mayor fi-ti los oficiales conservar sus eSI)adas, v á
J llura: «La fortuna de la guerra, general Gates, me ha 1Ie-


todos en general sus bienes particulares, sin cho vuestro prisionero.» A lo cual el vencedor replicó salu-
que se autorizara á nadie para practicar re- rlawlo á su vez con politica:-(Siempre estaré dispuesto ú


reconocer que no ha sido por ninguna faltr, d(~ Vuestra Ex-
gistros de ninguna espocie. Todos los par- cclencia." Entonces se adelantó el general Philips, y salu-
ticulares, fueran del país que fuesen, que dando á Gates, estrecháronse ambos las manos cUllla fa-
iban con el ejército quedaban comprendi- miliaridad de antiguos amigos. El lJaron Reidescl r otros


oficiales fueron presentados luego. El Doctor Ramsay dice
dos en las condiciones de la capitulacion, tambien en su llisloria de la l'evolucion americana, pág. 008,
siendo una ele aquellas que los canadenses que la conducta del general Durgoyne en su entrevista con
volvieran á su pais (1<). . el general Gates fué sumamente digna, y el historiador .no


I sabe qué admirar mas, si la magnanimidad del general nc-C) 'Vilkinson. que era fl~'lH¡atlte general, refiere en sus torioso ó el valor del general vencido.




470 HISTORIA DE LOS CAP. llI.


des vigas que se cruzaban entre una yotra causándole graves pérdidas. Clinton sin em-
orilla, sujetas por una inmensa cadena de bargo se acercó á los fuertes sin ser descu-
hierro, y contra esta fuerte barrera apoyá- bierto, mas al poco rato encontró una patru-
banse una fragata y varias galeras coloca- lla que se dispersó inmediatamente para dar
das de modo que pudieran romper un nutrido la voz de alarma. Ambos fuertes fueron ata-
fuego sobre cualquier buque que intentara cados al mismo tiempo: el de Montgomery
forzar el paso. Este era en verdad un obs- cayó bien pronto· en poder de los ingleses,
táculo insuperable para los buques ingleses pero casi toda la guarnicion se escapó, apro-
que tenian que atravesar por allí para diri- vechanclo la oscuridad y gracias á su gran
girsé á Albania. El fuerte Independencia se conocimiento del terreno. El fuerte Clinton,
hallaba á cinco millas mas allá de aquel sitio aunque se resistió obstinadamente, quedó al
en una eminencia situada en la parte opues- fin destruido. y la mayor parte de sus defen-
ta del rio, y el fuerte Constitucion una milla sores fueron muertos ó quedaron prisioneros.
mas lejos, en una isla cerca de la orilla orien- Tan: pronto como Putnam oyó elfuego, quiso
tal. Peekskill, cuartel general del jefe que enviar un refuerzo á la guarnición, mas no
mandaba en el Hudson desde Kins Bridge pudo conseguirlo. En aquel combate perdie-
hasta Albania, estaba un poco mas arriba del ron lds ingleses unos ciento cincuenta hom-
fuerte Independencia, en el mismo lado. El bres y los americanos el doble de este número.
general Putnam era jefe de ambos puntos. . Viendo los americanos que los buques de


El dia5 de octubre Clinton desembarcó en guerra que allí se hallaban no podrianes-
Verplank's Point, algo mas abajo de Peeks- capar, les pegaron fuego para impedir qué
kill, en el mismo rio, y al saber Putnam que cayesen en poder del enemigo, y las llamas,
el enemigo trataba de apoderarse del fuerte segun dice Steclman, apoderándose de las ve-
Independencia, atravesando por Highlands las que estaban·desplegadas, las convirtieron
en direccion á Albania,retiróse á ¡as altqras bien pronto en magníficas pirámides de fue-
con su retaguardia, y sin sospechar cuál go, cuyo reflejo iluminaba así las aguas co-
seria el verdadero punto de. ataque, descüidó mo la faldacle.la montaña opuesta, en tanto
reforzar las guarniciones de los fuertes. que los cáñones, clescargánelose al contacto


La :flota británica habia avanzado por el del elemento a1Jrasador, atronaban el espacio
rio á fin de ocultar en lo posible el desem-· con su ronco estampido. Aquella sublime é
barque ele las tropas, y en la tarde del dia imponente escena terminó al fin con una ter-
en que Clinton llegó á Verplank's Point, rible esplosion, y luego todo volvió á quedar
embarcóse este jefe con mas de dos mil hom- en la mas densa oscuridad. Al romper el dia,
bres, dejando á los demás para que guarda- la :flotase puso á trabajar activamente para
sen aquel punto. A la mañana siguiente el ge- destruir los obstáculos que interceptaban el
neral volvió á desembarcar en StonyPoint, y paso del rio, .Y poco despues vióseprecisado
se puso inmediatamente en marcha por las á rendirse el fuerte Constitución, quedando
montañas, en direccion á los fuertes, á pe- así espedito el camino que conducia á Alba-
sar de que los caminos eran muy malos y nia. Los ingleses destruyeron todo. cuanto
peligrosa la empresa, puesto que un corto cayó en su poder y luego se embarcaron con
destacamento convenientemente situado lm- direccion á Esopo, bonito pueblo que sin la
biera podido facilmente detener su marcha menor consideracion redujeron á cenizas. El




CAP. III. ESTADOS-UNIDOS. 471


porque, en ve~ de aquel inútil vandalismo, Tal fué, dice Botta (*), la desgraciada
no avanzaron los ingleses hasta Albania pa- suerte de la espedicion inglesa en las orillas
ra atacar la retaguardia de Gates, fué un elel Hudson. Habíase emprendido con gran
problema que nadie acertó á resolver, pues confianza en el éxito, pero los obstáculos
si lo hubieran hecho, así es muy probable fueron tan formidables, que aquellos que en
que Burgoyne habria salido de su apurada un principio esperaban obtener los resulta-
situacion. dos mas brillantes fueron las primeras víc-


Todos estos desmanes cometidos precisa- timas, en tanto que los que concibieron
mente cuando Gates guardaba las mayores temor encontráronse luego con grandes ven-
consideraciones con Burgoyne y su ejército, tajas. No hay duda que si el plan se combinó
aumentaron el resentimiento y encono de los hábilmente, como así creemos, no se pro ce-
americanos, cuyo comandante en jefe escri- dió cuando menos con prudencia para lle-
bió al general inglés Vaughan, una enér- varIo á cabo, pues debe tenerse presente que
gica carta que terminaba de este modo: «¿ Es el éxito dependió por completo de los comu-
así cómo los generales del rey esperan en- nes esfuerzos de los generales que mandaban
contrar partidarios de la causa real? Sus en los lagos y de los que dirigian las ope-
crueldades producen un efecto contrario, raciones en el Estado de l\ueva-York. Pero
pues la Independencia se fund~ en el disgus- lejos de obrar de concierto, cuando el uno
to general del pueblo. La fortuna de la guer- avanzaba, el otro retrocedia; al obtener Car-
ra ha puesto en mi poder generales mas leton el mando de los lagos, Howe, en vez
antiguos y entendidos que Vaughan, y si de subir por el Hudson hácia Albania,
éste llegara algun dia á encontrarse en la si- marchó con sus tropas á Nueva-Jersey,
tuacion de ellos, entonces no habria poder avanzando luego sobre el Delaware, y cuando
humano que pudiera salvarle de la justa ven- mas tarde entró Burgoyne triunfante en Ti-
ganza de un pueblo ofendido.» conderoga, embarcóse Howe para llevar á


Cuando el ejército inglés abandonó á Ti- cabo su espedicion contra Philadelphia, sien-
con deroga , componías e tan solo de unos diez do el resultado de todo esto que el ejército
mil hombres sin contar los indios, pero por del Canadá se viese privado del auxilio que
los incidentes de la guerra quedó se reduci- esperaba de Nueva-York.
do á unos seis mil cuando tuvo lugar la ren- Inmediatamente despues de la victoria do
dicion. El general Gates contaba entonces Saratoga, Gates, cuyo deber era comunicar
con nueve mil hombres de tropas continen- la noticia al comandante en jefe, descuidó
tales y cuatro mil de la milicia, disponien- esta formalidad y envió á su ayudante de
do además de un magnífico tren de artillería campo vVilkinson para comunicar al Con-
compuesto do cuarenta piezas de distintos greso tan fausta nueva. Al ser introducido
calibres, y de todas las armas y bagajes de en la Cámara, el enviado pronunció estas
las tropas. No siéndoles posible consen'ar palabras: « Todo el ejército británico ha ren-
los fuertes de los lagos, los ingleses destru- dido las armas en Saratoga; el nuestro espe-
.reron las obras de Ticonderoga y sus a1re- ra vuestras órdenes lleno de valor y de con-
dedores, y clespues de arrojar la artillería fianza, y vuestra s11bidurÍ11 resolverá si el
pesada al agua, retiráronse á la isla ele las
Nuec8s y á 111 ele San Juan.


(') Histo1"Íct de la gue}'l'(t de la Independencic(, por BoUa,
yol. II, pág. 32!).


· -




i72 HISTORIA DE LOS CAP. llI.


pais necesita aun de nuestros servicios.» El
Congreso aprobó un voto de gracias al ge-
neral Gates y á su ejército, y \Vilkinson
fué nombrado en el acto brigadier general,
disponiéndose además de esto que se rega-
lara al jefe americano una medalla de oro
'Iue se acuñaria espresamente en con memo-
racion de tan gloriosa victoria. En un lado
,le aquella hallábase el busto del general
con estas palabras al rededor: HORACIO GA-
TES, DuCI STRENUO: y en el centro, Cornitia
Americana,. en el reverso representábase á
Durgoyne entregando su espada, y en último
término los dos éjércitos de Inglaterra y
América; en la parte superior leían se estas
palabras, Salus regionurn septent¡"ion, y al
pié: Hoste ad Saratogam in deditione accepto.
Die XVII Oet. MDCCLXXVII.


La bondad y consideraciones con que los
ümericanos trataron á los vencidos es digna
del mayor elogio. Los enfermos y los heri-
dos fueron cuidados con el mayor esmero é
hízose todo lo posible para que los oficiales
ingleses y las trol)as reconocieran que los
yencedores eran tan generosos como bravos.
El general Schuyler se hizo notable sobre
todos por su magnanimidad, y tanto es así,
(iue la baronesa Reidesel hace en su diario
los mayores elogios de la finura y cortesía
con que la trató á ella misma así como á los
demás. «Algunos dias dcspues de esto, dice
la baronesa, llegamos á Albania, aunque no
como vencedores, segun esperábamos, y allí
fuimos recibidos por el buen gene'ral Schuy-
ler, SM esposa é hijas, que nos trataron como
amig'os, dispensándonos las mayores atencio-
nes, así como tambien al general Bllrgoyne,
que poco tiempo antes habia hecho quemar
la magnífica casa del general americano. En
una palabra,. condujéronse como personas
generosas que estaban dispuestas á olvidar
nuestras t"17;}u¡"ias en presencia de Jnlestras


desgracías. El general Burgoyne quedó ad-
mirado de la nobleza de Schuyler y le dijo;
«Os mostrais muy bondadoso conmigo cuan-
do tanto daño os he hecho.»-«Esos son los
percances de la guerra, replicó aquel hombre
valeroso, no hablemos mas de ello.»


Burgoyne marchó luego á Boston y se le
trató muy bien, pero al poco tiempo sllsci-
táronse varias dificultades porque el Congre-
so no se conformaba con la perspectiva de
que los soldados ingleses se marchasen á
Inglaterra para que luego yiniesen otros; y
así es que aprovechándose de varios pretes-
tos mas ó menos fundados, rehusó por últi-
mo consentir en el embarque de las tro-
pas (*). No nos toca á nosotros decidir, dice
un notable historiador, sobre si eran funda-
dos ó no 16s temores del Congreso, y nos
abstendremos tanto de condenar la impru-
dencia de Burgoyne como de ensalzar la
prudencia ó desconfianza del Congreso, por":
que es lo cierto que en aquellas disensiones
civiles y personales resentimientos, las apa-
riencias se convertian á veces en realidades
y la probabilidad en demostración. Por esto,
en aquella época, los americanos se quejaban
amargamente de la perfidia de los ingleses,
y estos de la mala fé de sus contrarios (oH).


C) Véase la Vida de Washillgton, por Marshall, yol. l.
págs. 230-232.


(") Al hablar de este asunto U11 (;seritor i11glés se espre-
sa en los siguientes ténlli11os: (,Las tropas quedaro11 (letc-
nidas en J\1assaehuseHs y fueron luego enviadas al interior
de Virginia, no halJióndose c011ee(li(lo á nadie la li[Jertad
sino por el canje. El objeto del Congreso era eyidentemente'
retener prisioneros á cinco mil hombres para que no toma-
ran parte eH la guerra, ¡!pro los nl(~(lios que se emplearOll
para llevar á callo este propósito fueron deshonrosos y re-
bajaron la dignidad del Congreso. La h011radez es la mejol'
política, tanto para las naciones como para los hombres, y la
conducta de los americanos en aquella ocas ion ,mas hien
fué la de unos mezquillos traficantes que la de un puehlo
noble y poderoso. Algunos de los motivos qlW se alegaron
para justificar semejante medida eran falsl)s y otros care-
eian de fundamento, teniendo todos pOl' objeto perjudicar el
buen nombre y l'epubcion de los ingleses. A cualquier hom-
1)re le es muy fáeil acusar á su vecino de malas intenciones,
si tiene algun interes en llcsh0l1l'i.rle.')




APÉNDICE AL CAPÍTULO III.


PROCLAMA DE BURGOYNE.


El caballero Juan IJUi'yoync, teni~nte geneNt! de lo,'! ('Jb'ci-
tos de .';, .11. en .1m,;)'ica, COt'onel dell'cg¿m¿ellto de diYlr/OtU'8
de la Reina, gobcrnmlol' del (nel'te Gllillemw en ln RI'el,arw
del No!'te, ¡'''prt'seI1W)'lte tle los COlJwlles de 1I1ylatCl'!'n, !J ji'(e
del ,'j';I'cilo y ¡Iota empleados en Irt esperlicion del Cana-
dá, elc., etc,


Las fucrzas con liadas a mi mando deben ohrar dc con-
cierto yen (Iefensa dcl mismo pl'inripio con los numerosos
(Üf~r('it()s y flotas que ya operan en to(los los plintos de Amé-
rica, á fin d(~ allxiliarmc cn la mision qne vengo á desem-
peñar, administrando la debida .. justicia y concediendo per-
dones cn nomhre del rcy, cuando se solicitare esta gracia,


La causa que ahonl defienden las armas inglesas afecta
á los mas grandes intereses, y los servidores de la Corona,
llamados al principio con el solo objeto de restablecer los
derechos (I() la Constitucion, se ocupan ahora, en nombre de
su pais y cOllfürtlw á lo (tispuesto por el soherano, en el ar-
rf~gl() de otras cuestiones relacionadas con los privilegios
generales de la humanidad, Apelamos al buen criterio de la
parte sensata del púhlico, y sobre todo á la opinion de los
muchos que sufren en las provincias, para qne se nos dig:\
si la actual rebclion no se funda en el sistema mas comple-
to de tiranía, que Díos ha permitido para castigar á una ge-
ncraeíon, que con tenaz insistencia lucha para defe\1(ler
una causa injusta.


Las prísiones arbitrarias, la confiscacíon de los hienes,
los tormentos ([ue sc hacen sufl'Ír á varias víctimas, SOIl
otras tantas enormidades palpablcs que se cometen á cada
paso por las .\samlJleas y Comités, que aun se atreven á
proclamarse amigos de la lihertad, y de todos estos abusos
son víctimas los súbditos mas paciflcos, sin distincion (](;
edad ni sexo, por el solo crimcn, ó á veces por la sospecha,
(le haberse adherido al gobierno que reconocieron desde un
principio, y con el cual le ligan los m~s s:tgrados lazos
Para consumar estos indignos actos, se profana la religion
y se tolera la inmoralidad; las conciencias d" los hombres


TO~!O 1.


se ponen á prcc.io, y á muchos se les obliga no solo á em-
puiíar las armas, sino tambien ít favorecer una usurpacioll
que aborrecen.


Animado por cstas consideraciones y halliuH!omc á la
cabeza d" un poderoso ejército, lll()(!elo de valor y díscipli-
na, resuelto á castigar cuando fuere necesario, ó á conce-
der perdoncs si S8 solieitaren, invito por la presente á todas
las personas que se hallen donde llegue mi ejército, á que
ohserven una conducta que justifique la proteccion que de-
seo dispensarles. El objeto que me propongo es aten(ler ú.
la segurida(1 de torios, no cometer depredaciones en el
pais, y á cuantos quier:m eontribuit' á la glol'Ío:::a obra
de libertar á sus conciudadallos, que se hallan en las
prisiones, restablccicndo d gobierno legal ([He ha de ]'()-
portar tantos lJeneficios, yo les ofrezco mi apo~'o, y Pllcon-
traré medios para auxiliarles en Sil 8mpresa, Los Imltitante,.:
pacíflcos, los in(lustriH les, los ancianos, todos en fin ha-
llarán cn mí prote~cion con tal que permaIl;;zcan tranquilo,.:
pn sus CHsas, que no permitan que se les traslade su gana-
do y quc se destruyan sus campos, que no rompan los
puentes ni pllstruyan los caminos, ni cometan por último
directa {¡ indirectamente ninguII otro HctO que entorpezca
las operaciones dd ej{~rcito del rey para favorecer al fmn-
nligo.


Cuantos vivercs S8 traigan á mi campam8nto serim paga-
dos á un prpeio razonable y en moneda contante.


Confio 811 que no será desatendida esta invitacion con
que mi seiío!' os prueba su dem8neia, y al dirigirmc ú YOS-
otros, quisiera poder espresarme en térmillos mas persua-
sivos. Sentiré sobre todo quc el pueblo mirc con indiferen-
eia la presente, al retlexionar que se halla mu y distante de
mi campamento, pues debo allvertir que me basta destaear
las fuerzas indias, considcrahlementc numerosas, para que
se apoderen de los rchelrl8s cllmnigos de la Gran Bretaña y
América.


Si á pesar de mis exhortaciones y buenos deseos, con-
tinuat'an mostrálhlose hostiles aquellos á quienes me di-


60




474 HISTORIA DI<: LOS CAP. IIl.
\'iju, me creeré dispensado ti lus ojus de Dios y de los
hombres al aplicar el castigo á que se hace acreedor un
pueblo de renegados. Los mensajeros de la justicia no tar-
darían en llegar, y entonces, la devastacion, el hambre y to-
<los los horrores de la guerra serán la justa expíacion de su
delito.


,TeAN DURGOYXE.


En cl campamento de Ticonderoga á 2 de j ulío de 1777.
Por órden de S. E. el teniente general,


ROBERTO KINGSTON, secretario.


.11 culwllel'o J¡¡(m Bw'goyne, teniente genel'al de los ejéi'¡yi-
tos lIe S. M. en Amél'ica, COI'onel del regimiento de dragones
de la Rei nrt, [J()/¡el'nador del fUC1'te (}llillC1'nlO en la Breta-
ña del XOI'le, ¡'ep¡'esentante de los Comunes de Infllate1'l'a, y
¡('f(' del ejército y flota empleados en la espedicion dd Cana-
dá, etc., etc.


Muy alto, muy pulieruso y sublime general:
Cuando las fuerzas que se hallan á vuestras órdenes lle-


garon á Quebec á fin (le operar de concierto en defensa del
mismo principio con los numerosos ejércitos y flotas que ya
\'ecorren todos los puntos de América, á fin de auxiliaros en
la mision de administrar justicia y otorgar perdones en
nombre de vuestro rey, nosotros los reptiles de América no
pudimos menos de esperimcntar el mayor asombro; pero
¿con qué palabras espresariamos nuestro temor al saber que
el coronel del regimiento de dragones de la Reina avanzaba
hácia Ticonderoga ? Las montañas se conmovieron á vues-
ü'o paso, los árboles del bosque inclinaron sus elevadas
eopas como si quisieran saludaros; agitáronse las aguas dc
los lagos ante vuestra presencia, y las poderosas cataratas
detu\'Íeron su furiosa corriente en el momento de aproxi-
maros. Juzgad, pues, ¡ oh inefable gobernador del fuerte
Guillermo en la Bretaña del Norte! cuál seria nuestro ter-
mI', cuán grande el desaliento que se apoderó de los mise-
rables habitantes de este continente de América. Ya no
veiamos ante nosotms mas que la oscuridad y el vacio, has-
ta que, semejante al sol que aparece en el horizonte, vino
vuestra elegante, sublime é irresistible proclama á brindar-
nos con mercedes pam salir de la misena.


:-\080tros creimos néciamente, ciegos como estábamos,
que las flotas y ejércitos de vuestro gracioso Señor venian
para aniquilarnos y destruir nuestras libertades, peru ahora
vemos con alegria (porque, ¿ quién puede dudar de lo que
(lecis?) que no se trata de otra cosa sino de restablecer los
derechos de la Constitucion.


¿ Y cs para esto, ¡ oh sublime teniente general! para lo
{Iue habeis cruzado el anchuroso Atlántico, atravesando
despues á costa de mil fatigas estensos desiertos é impene-
trables bosques? ¿Y será posible que nos mostremos ingra-
tos á tantos beneficios, cuando para restablecer los derechos
de la Constitucion, habeis solicitado el apoyo de los salvajes
que mutilan á nuestras mujeres y niños despues de asolar
nuestro .pais? Los indios han hecho todo esto con su acos-
tumbrada habilidad y clemencia, ¡ y aun nos mostramos in-
sensibles al favor y no agradecemos tanta bondad!


Nuestro Congreso ha declarado la lndependcncia, y Ilues·
tras Asambleas, como Y. A. observa justamente, han ill-
currido en el delito de aprisionar á los amigos de ese
poder con el cual están en guerra, obligando á otros que 110
querian batirse á que contrihuyeran con alguna cosa para
atender á los gastos que ocasionaba al pais, lo que se llama
una defensa necesaria. Si seguimos obstinándonos en sel'
ingratos, ¿ qué podemos esperar sino que cn vuestra cólera
lanceis contra nosotros á ese considerable número de indios
para que nos destruya, ó lo que es aun peor, que retireis
vuestras flotas y ejércitos, dejándonos sumidos en la mise-
ria, sin completar la henévola mision que habeis comenzado~


Nos sometemos, nos sometemos, muy poderoso coronel
del regimiento de dragoncs de la Reina y gobernador del
fuerte Guillermo; nosotros ofrecemos nuestras cabezas al
cuchillo de los indios y el pecho á las bayonetas de vuestroR
soldados. ¿ Quién podria resistir á tanta elocuencia? ¿quién
dominar el terror que inspira vuestro poderoso ejército? Os
damos las mas espresivas gracias por la invitacion que nos
haceis en nombre de la clemencia de vuestro rey. La sangre
de las victimas, los gritos de las vírgenes violadas y de las
inocentes criaturas, y los continuos lamentos de los que
gimen en las prisiones y calabozos de Nueva-York, SOIl
cosas de que no nos acordaremos mientras resuene ell
nuestros oidos vuestra sublime proclama. ¡Perdonadnos.
querida patria; perdonadnos, querida posteridad; perdonad·
nos, ¡ oh, vosotros, los que observais con ánsia nuestra
conducta en esta importante lu~ha, si nos veis ceder ante la
persuasiva elocuencia del mas elegante coronel del regi-
miento de dragones de S. ~I.!


Permitid pues, magnánimo teniente gelleral, permitid
que estrechemos la mano de esos rcstauradores de los de-
rechos constitucionales, de esos indios que se hallan á
vuestras órdenes. No consintais que los mensajeros de la
justicia nos esperen en el campo y que la devastaeíon y los
horrores de la guerra nos obliguen á someternos á un prill-
cipe que por su real voluntad nos privaria de los beneficios
dc la vida con su acostumbrada clemencia.


Somos pacíficos, somos industriosos, somos tímirlos. y
permaneceremos tranquilos en nuestras casas, cuidando dr-
no 'trasladar nuestros ganados ni cosechas á fin de que, Ú
la cabeza de vnestro valiente y disciplinado ejército, vengais
á encargaros de todo.


Contemplad nuestras' esposas é hijas, nuestros ganados y
nuestros bienes; ¿ no están acaso á la disposicion de vues-
tro señor y rey, así como á la de su teniente general, miem-
bro de la Cámara de los Comunes y gobernador del fuerte
Guillermo'?


Saratoga á 10 de julio de 1777.


A. B.
C. D.




E. F. ETC. ETC. ETC.


ESTRAero DE LA CORRESPONDENCIA DE GATES y BURGOfNE.
El general Burgoyne se habia quejado del duro trato que


sufrian .los prisioneros cogidos en Bennington, y solicitó
que se permitiera á un cirujano de su ejército visitar á los




CAP. III. ESTADOS-UNIDOS ..


heridos y facilitar!f>s cnanto pudieran necesitar. En la carta
que escriLiú eon este motivo decia lo siguiente: «Mi deber
y mis principios me hacen enemigo de los americanos que
han tomado las armas, pero quiero serlo generoso, porque
no tengo el menor resentimiento contra aquellos que no le
provocan, faltando á los deberes que debe imponerse todo
caballero.)) En eontestaeion á esta carta, el general Gates,
que acababa de encargarse del mando del ejército, se espre-
s6 en estos términos: «Que los salvajes de América corten la
piel del craneo a los prisioneros que cogen, no tiene nada de
estraño; pero que el famoso teniente general Rurgoyne, que
á las cualidades de un cumplido caballero reune las de un
valiente militar, haya enganchado á los indios para que mu-
tilen á los descendientes de los europeos, fijando además
1111 premio por cada piel de cráneo, es mas de lo que podrá
creerse en Europa hasta que los periódicos confirmen au-
ténticamente este hecho increible.


)) Miss Mc' Crea, jóven tan apreciable por su hermosura
como pOl' sus virtudes, y prometida de un oncial dc vuestro
ejército,fué arrebatada con otras mujeres y niños de una
casa cercana al fuerte Eduardo y conducida á los bosques,
donde la asesinaron de una manera horrible. Y lo mas triste
os que este hecho ocurrió precisamente cuando la desgra-
ciada Miss Me' Crea se hallaba vestida con su traje de despo-
sada, esperando á su futuro esposo. Mas de cien prisioneros,
entre hombres, mujeres y niños, han perecido á manos de
esos miserables a quienes, segun se dice, habeis pagado el
precio de la sangre.»)


A esto replicó el general Burgoyne: « He vacilado, caballe-
ro, en contestar a los primeros párrafos de yuestra carta
porque no quiero ¡Jescender á justificarme de las viles ca-
lumnias que desde el principio de la lucha vienen siendo
la base de la política americana, si bien no influyen para
nada en la opinion del mundo. Por esta vez, sin embargo,
faltaré á lo que me habia propuesto, no sea qile mt silencio
"e.interprete como la confirmacion de lo que alegais, y sirva
esto de precedente para que las tropas americanas cometan
nuevas atrocidades.


)) Por este motivo, y solo por esto, condesciendo á mani-
festaros, que no quisiera reconocerme culpable de los actos
qlle me imputai::;, allnque me dieran todo el continente de


A mérica y se. hallaran en él las riquezas del mundo y 1'1
mismo paraiso.


») Es el caso que los tratados que celeLré con las tribus in-
dias dUfante el año último y el actual, son conocidos de
todos y se han visto y examinado detenidamente por perso-
nas irnpareiales. Para probaros cuán inexacto es vuestro
aserto de que yo pusiera á precio las pieles de eráneo, bas-
tame deciros que en el gran Consejo celeLrado en mayo, un"
de las primeras cosas que previne a los indios, á fin de evi-
tar sus erueldades, fué que recibirian el precio de sus pri-
sioneros, imponiéndoles al mismo tiempo la condicion de
respetar las vidas de aquellos, bajo la mas estrecha res-
ponsabilidad, lo cual ofrecieron cumplir de una manera so-
lemne.


»)Respecto á Miss Me'Crea, no necesitabais dar á esta an~u­
tura un trágico colorido para que yo lamentara su muel'tt'
tanto como el mas sincero de sus amigos, pero el hecho no
fué premeditado, segun dais á entender. Es el caso, que dos
jefes que se proponian conducir a esa señorita á un sitio
seguro, mas no con ánimo de violentarla, comenzaron á
disputar sobre quién seria su guardian, é impulsado enton-
ces uno de ellos por un arranque de salvaje cólera, hundiú
su cuchillo en el pedlO de la jóven, que cayó muerta á SUf'
piés. Al tener noticia de este suceso, obligué á los indios i\
que me entregaran al asesino, y aunque haberle castigado
con arreglo á nuestras leyes habria sido acaso improceden-
te, hallábame resuelto á condenarle á una muerte ignominio-
sa, pero reflexioné luego que atendidas las circunstancias,
conceder el perdon bajo las condiciones que yo impuse y se
aceptaron, seria mas eficaz que la ejecueion para evitar en
lo sucesivo semejantes crimenes.


») Prescindienrlo del caso citado, lo que os han dicho acer-
ca de la crueldad de los indios es falso.


))Segun parece, me amenazais con las publicaciones Ruru_
peas, pero esas amenazas, así como las demás que pudierai>,
hacerme, me importan muy poco. Sin embargo, si los cargos
que me haceis se han tomado de algun diario de América ó
se trata de darles publicidad, yo os ruego como á caballero
que en el caso de suceder aSi, tengais J::t bondad dn iusertar
tambien mi contestacion.))


---~-




CAPÍTULO IV.
1777-1778.


PROGRESO DE LA GUERRA DESDE 1777 á 1778.


Consecuencias de la victoria de Saratoga.-Heunioll del Parlamento.-Proyeclo de confederacion.-Medidas adoptad}ls.
-Carta circular del Congreso.-Cuarteles de invierno en Valley Forge.-Padeeimientos del ejército.-Tristes deta-
lles.-Causas á que se lleliió la falta de viveres para el ejército.-Apuros de los oílciales.- Washington propone el
sistema de media paga.-Disgustos de vVashinglon.-Se atenta contra su reputaeion.-Anóllimos.-Carta de Was-
hingtou á Laurens.-Junta militar.- ~sertos de Gates y Mifflin.-Confesion de Conway.-ConductD. magnimima df'
\Vashington.-Politica del ministerio francés.-Negoeiaeiones ¡liplomáticas.-Efedos que produjo en Francia la vic-
toria ¡le Saratoga.-Proyeetos eondliatorios de Lord North.-Francia rosuelve obrar con decisiol1.- Tratado C01l
Francia.-Se notifica al gabinete illglés.-Beaumarehais intervieue en los asuntos de América.-l'lanes conciliato--
rios.-Regocijos con motivo del tratado COIl Fraueia.-El Congreso dirige un manifiesto ú los habitantes de los Esta-
dos-Uuidos.-Comisionados reales. - Se intenta una negoeiaeion.-.P.espuesta del Congreso. -Observaciones lk
Botta respecto á la politiea observada por los anlPricanos.-Espediciones de los ingleses.-Lafayettc cm Darre'l1lIill ..
-Apéndiee al capítulo IY.-Artil:lllos de la eonfederacioll.- Invento destruetol'.


La victoria de Saratoga probó que los Chatham, agobiado entonces por los acha-
americanos habian comenzado la lucha con ques de la edad y los padecimientos, presen-
Inglaterra resueltos á declararse indepen- tó una enmienda introduciendo una cláusula
dientes. Los reveses y contratiempos no les por la cual se recomendaba á S. M. que ce-
desanimaron, y lejos de intimidarse, veíase saran las hostilidades .y se verificase unü re-
que el pueblo queria á toda costa defender conciliaciQn ri fin de devolver la paz y tran-
sus derechos y libertades. Y cuando merced quiJidad á los americanos, la fherza y el
á una série de favorables circunstancias ob- bienestar á Inglaterra, y una pro~peridad
tuvieron una gran vicioria, natural era que permanente á los dos paises. En su discur-
persistiesen en su empeI10 y que pensaran so censuró severamente que se hubiera ad-


en contraer con las potencias es- miticlo á los indios como auxiliares en la
1777.


tranjeras, alianzas que conVlllICran guerra, si hien es cierto que hajo su admi-
á su dignidad é importancia como puelJlo Ji- . nistracion se hizo 10 mismo. La enmienda
brc é independiente. I de Chatham, así como los demás proyectos


El Parlamento se reumó segun costum- I que teman por objeto una reconclhaClOl1,
hre en noviembre de dicho aI1o, y no se apro- fué desechada, pues el ministerio obtuvo Ul1i1
hó el proyecto de contestacion al discurso de gran mayoría, tanta era la confian~a que se
la Corona sin una viva oposicion. En la Cá- tenia en el buen éxito de la espedicion de
mara de los Comunes el célelJre conde de Durgoyne.




CAP. IV. HISTORIA DE LOS ESTADOS-Ul\"IDOS. 1·77


El dia 3 de diciembre se recibió en Ingla- cia ue los Estados-Unidos, se remiten co-
terra la noticia ue la victoria de Saratoga, pias auténticas de los artículos para que
que causó el mayor asombro y desaliento, las examinen y tomen en consideracion las
dando lugar á que Lord North y elministe- respectivas legislaturas. Este asunto tan
rio se viesen inmediatamente atacados por importante se ha discutido detenidamente
la oposicion. Profundamente disgustado el porque ofrecia muchas dificultades, razon
gabinete, espuso que habia hecho todo cuan- por la cual no ha sido posible, á pesar de
to era posible para asegurar el resultado, y nuestros continuos trabajos y desvelos, dar-
achacó á la torpeza de los jefes cn Améri- lo antes á luz.
ca el mal éxito de la campaña. Habiendo «Formar una union permanente, confor-
obtenido despues que se suspendieran las me con el parecer y deseos de los delega-
sesiones, el ministerio dispuso que se cer- dos de tantos Estados, que difieren en sus
rara el Parlamento hasta el dia 20 de ene- costumbres, en el comercio y en su polí-
ro. de 1778. tica interior, era un trabajo que solo con


En otrO capítulo hemos hablado ya de las el tiempo y la refiexion podia llevarse á ca-
medidas que se tomaron para consolidar la bo. Apenas debiera esperarse que fuese po-
uníon de las diversas colonias á fin de que le sible formar un plan, que siendo esencial
fuese dable al Congreso obrar con mas efica- para nuestra uníon, se avíniese á la vez
cia; y no ca bia d uua q ne era preciso hacer perfectamente con las ideas y miras polí-
algo porque aquel no tenia autorizacion su- ticas de cada Estado en particular. Permi-
ficiente ni mas derechos que los que qui- tasenos observar que despues de minuciosas
sieron reconocer los Estados. Como gobierno, investigaciones y de un detenido exámen,
el Congreso no tenia suficientes atribucio- nos hemos convencido de que el plan pro-
nes para hacer lo que ue él se esperaba, y puesto es el mejor que podia adaptarse á las
era preciso corregir varios defectos inhe- circunstancias de todos, y por lo tanto, re-
rentes á todo gobierno revolucionario, res- comendamos eficazmente esos artículos para
iableciendo la autoridad ejecutiva sobre el que los tomen desapasionadamente en con-
lmcblo de todo el pais. sideracion las, legislaturas de los Estados.


A principios de octubre la aproximacion Al hacer este trabajo téngase sin embargo
del ejército inglés habia obligado al Con- presente lo difícil que es combinar en un sis-
greso á retirarse á York Town, y enton- tema general los diversos sentimientos é in-
ces fué cuando se discutieron detenidamente tereses de un pueblo dividido en tantos Es-
todos los dias, los artículos de la Confede- tados soberanos é independientes, sin echar
rae ion , hasta mediados de noviembre, en en olvido lo absolutamente necesario que es


cuya época se resolvió remitir copia unir nuestros Cons~jos y todas nuestras fuer-
1777. .


á los diversos Estados con una ca1'- zas para atender al mantenimiento y defen-
ta circular en que se recomendaba eficaz- sa de la libertad. Examínense esos artículos
mente ~i h"s legislaturas que los adoptasen. con la imparcialidad que debe haber entre lea-
Hé aquí lo que se decia en la citada car- les conciudadanos que se ven rodeados por los
ta: «Habiendo acordado el Congreso un mismos peligros, que luchan por la misma
plan de confederacion para el mantenimien- causa y que se interesan en verse unidos
to de la libertad, soberanía é inclependen- , por los lazos de una fraternidad indisoluble.




478 I1ISTORIA DE LOS CAP. IV.


» y por último consúltese el parecer de sa- confederacion y union perpétua de los Es-
bios y patrióticos legisladores, quienes pres- tados-Unidos, que se discutirá por últi-
cindiendo de sus intereses particulares, se ma vez en el Congreso el 10 de marzo
interesarán seguramente por la prosperidad de 1788.»
(lel pais, haciéndose superiores á sus afectos \Vashington, que nunca dejó de tener gran-
locales cuando sean incompatibles con el des simpatías con el pueblo, hacia muy poco
bienestar, la felicidad y la gloria de la con- uso de los ilimitados poderes que le confirie-
federacion general. ra el Congreso, y fué muy duro para él ver~


» Razon tenemos para sentir que haya se obligado á recurrir algunas veces á la
trascurrido tanto tiempo antes de confec- fuerza cuando queria obtener víveres para el
cionar este plan, y no nos pesa menos el ejército. El comandante en jefe no podia me-
que aun falte mucho, antes de que quede nos de reconocer cuánta era su responsabili-
aprobado, tanto mas cuanto que es de la dad, pero nunca dejó de mostrar firmeza y
mayor urgencia dar por terminado este resolucion á la vez que una gran pruden-
asunto. cia (*).


» Este plan tiene por objeto confundir á En un Consejo que celebraron los oficiales
nuestros enemigos, desterrar las viciosas á fin de elegir el punto mas conveniente pa-
prácticas de los descontentos, fortalecer á ra tomar cuarteles de invierno, hubo en-
los amigos y apoyar el crédito público, de- contradas opiniones, y al fin, obligado \Vas-
volviendo al dinero su verdadero valor á fin hington á resolver la cuestion por sí mismo,
de sostener las flotas y ejércitos del pais, acordó fljarse en Valley Forge, profundo y
dando mas autoridadé importancia á nnes- escabroso valle que se halla á veinte millas
tros consejos para que se respeten debida- de Philadelphia y cuyo límite por una parte
mente nuestros actos. es el Schuylkill y por· la otra una línea de


»En una palabra, la adopcion de esta sa- elevadas colinas. Los soldados estaban tan
ludable medida no puede diferirse por mas mal vestidos, que 11 fin de no esponerles á
tiempo porque es esencial para nuestra pro- los rigorés del invierno en simples' tiendas
pia existencia como pueblo libre, puesto que de campaña, resolvióse construir cierto nú-
sin ella pronto perderiamos la independen- mero de barracas con marleros y cal á fln
cia y la libertad , esos beneficios inaprecia- de que se resguardasen mejor de .la intempe-
bIes que por la justicia de nuestra causa y
el favor del Todopoderoso, que visiblemen- (') En el mes dA diciembre de 1777 fué cuando Mister
te nos protege, tenemos derecho á esperar
siempre que usemos con prudencia de los
medios que se hallan á nuestro alcance. El
Congreso recomienda en cDnclusion, que si
no estuviese reunid~ la legislatura de cual-
quier Estado, deberá proceder la autoridad
~jecutiva al exámen de los cit~dos artí?ulos,
y asimismo convendrá que las respectivas
legislaturas autoricen debidamente á sus de-
legados para que aprueben el proyecto de


Bushnell, inventor del torpedo americano y otras máqui-
llas sub-marinas, hizo en el Delaware la prueba de otra
nueva que alarmó no poco á los ingleses. Este nuevo in:"
vento cOllsistia en una série de barricas cargadas de pól-
vora, que hacian csplosion al ponerse en contacto con
cualquier cosa. El hielo impidió que saliese bien el pri-
mer ensayo, pero como quiera que se volase un barco y
reventaran algunas barrieas , los ingleses que estaban en
Philadelphia, no acertando á comprender qué objetos pe-
ligrosos podria haber en el agua, hicieron fuego a todo
cuanto vieron durante la marea. Véase lo que sobre esto
dice MI'. Hopkinson en el apénllice JI, al final del presente'
capítulo.




CAP. l\". ~:STADOS-U1'\IDOS. 4i'l


rie (*). El ejército se puso pues en marcha
h ácia Valley Forge á mediados de diciem-


bre, mas durante el trayecto algunos
1777. . d f'


soldados murIeron e 1'10; otros que
iban sin zapatos tenian los piés tan llaga-
dos que dejaban por todo el camino huellas
de sangre, y solo dcspues de penosos esfuer-
zos llegaron al fin las tropas al punto de su
destino. Acto continuo comenzaron á cons-
truir sus habitaciones segun el plan que se
les indicó, y al poco tiempo quedaron termi-
nadas las barracas en las que pudieron aco-
modarse los soldados con alguna comodidad.


Es imposible sin embargo espresar con
palabras cuántos fueron los padecimientos
del ejército en Valley Forge, pero baste de-
cir que allí no había apenas nada de lo mas
necesario para la vida. La mayor parte de
los soldados estaban medio desnudos; algu-
nos solo tenian una camisa, otros media, y
casi todos carecian de ella absolutamente.
Muchos de aquellos valientes andaban con
los piés desnudos sobre la nieve por no te-
ner zapatos, y aunque eran muchos los en-


fermos á causa del rIgor del ibo y la des-
nudez , los oficiales se vieron precisados á
dispensarlos del servicio, permitiéndoles per-
manecer en las barracas ó alojándolos en
las casas de algunos labradores. De este mo-
do al cabo de poco tiempo quedaron tres mil
hombres inútiles para el servicio, lo cual no
es de estrañar porque en las barracas no ha-
bia siquiera paja, y los soldados, rendidos de
fatiga, debilitados por el hambre y el frio
tenian que acostarse sobre la dura y húme-
da tierra. Esta circunstancia unida á otras
de que ya hemos hablado aumentó las en-
fermedades; los hospitales se llenaban tan
pronto como los desocupaba la muerte, y el
mal iba agravándose por momentos porque
la administracion no era menos defectuosa
que la organizacion del campamento. Las
malas condiciones del local en que se esta-
blecieron los hospitales; la falta de movilia-
rio y enseres de toda clase y la multituo. de
enfermos que se iba acumulando produjeron
bien pronto el resultado que era de esperar,
pues se declaró una especie de fiebre que ar-
rebataba diariamente tanto á los mas débiles


(*) Aunque no es agradable recordarlo, consignaremos como á los mas vigorosos defensores de la
aquí que la legislatura de Pennsylvania, disgustada por la t .
pérdida de Philadelphia, llegó á quejarse de que vVashington , pa na.
se retirara á cuarteles de invierno, lo cual dió lugar á que i No era posible remediar aquella triste si-
el comandante en jefe, resentido sin duda por la obser- I tuacion con simples cambios, pues ni habia
vacían, se espresara con alguna claridad al hablar á la Cá-


ropa blanca, ni un alimento saludable, ni mara sobre este asunto. Hé aquí sus palabras: «Hay al-
gunos señores que sin saber si el ejército iria ó no á nada 'en fin de lo mas necesario; hasta las
cuarteles de invierno, reprobaban la medida cual si cre-
yeran que los soldados son de piedra y por lo tanto in-
sensibles á la nieve y al frio; y no deja de estrañarmc
que haya quien crea que con un ejército muy inferior al
del enemigo seria posible cercar á éste, que se halla per_
fectamente acuartelado en Philadelphia, á fin !;le evitar
las depredaciones que se cometen en Pennsylvania y Nue-
va-Jersey ....... Yo aseguro á esos señores que es mucho
mas fácil y cómodo hacer observaciones en un gabinete,
al lado de un buen fuego, que ocupar una escabrosa co-
lina y dormir sobre la nieve sin ropa ni mantas; pero
aunque otros no se acuerden de los pobres soldados, ni
sientan nada por ellos, yo deploro superabundantemente
su situacion y me compadezco de sus miserias, que por
desgracia no está en mi mano aliviar como quisiera.\)


medicinas, de que se llegaba á carecer varias
veces, eran de la peor calidad y con frecuen-
cia adulteradas por la vergonzosa avaricia
de los contratistas, de esos miserables espe-
culadores denominados los artesanos de la es-
casez J que siempre han preferido el dinero á
la vida del soldado. De aquí que el hospital
americano se pareciese mas bien á una cá-
mara mortuoria que á un refugio para los
enfermos, y lejos de restablecerse allí la sa-
lud, convertíase en mortal la enfermedad




T1TSTOnIA DE LOS CAP. IV.


mas sen::illa. Aquel antro pestilente comen- habia en el campamento, apenas se habian
zó á sel'el t9rror del ejército, y los soldados podido reunir cinco mil para entrar en ser-
preferian perecer de frio al aire lihre, que ser VIClO.
enterrados en vida en medio de los muertos. Al lector le habrá sorprendido seguramen-
Fuera aquello efecto de la inevitable necesi- te que el ejército pudiera carecer de víveres
dad ó de la Dvaricia de los hombres, es lo en un pais donde abundan toda clase de pro-
cierto que murieron miserablemente muchos visiones, mas unas cuantas palabras basta-
valerosos soldados que con un poco mas de rán para esplicar este hecho. Al empezarse
esmero habrian podido vivir para defender á la guerra habíase conferido el cargo de co-
su patria. misario general al coronel Trumbull, de


Nada p.odia igualar ciertamente á los pa- Connecticut, un caballero que á pesar de sus
decimientos que tuvo que sufrir el ejército recomendables circunstancias para tan im-
americano durante todo aquel crudo invier- portante cargo, no pudo evitar que á causa
no, pero fué admirable la resolucion y so- I de la dificultad de arreglar aquel complicado
brehumana firmeza que demostraron en! departamento, se produjeran repetidas que-
aquella ocasiono Es verdad que, seducidos al- jas sobre la falta de provisiones. El Congre-
gunos por los realistas, desertaron de sus so tomó en consideracion este asunto, pero
banderas, pasándose al ejército inglés que es- el remedio aplicado solo sirvió para agravar
taba en Philadel phia, pero todos ellos eran el mal, y el sistema no pudo perfeccionarse
en su mayor parte europeos que habian en- hasta mediados del verano, en cuya época,
traclo en el servicio continental. Los ver- no conformándose el coronel Trumbull cón
daderos americanos, escitados por su pa- el arreglo introducido en el servicio, presen-
triotismo y su profunda veneracion h¿tcia tó la dimision de su cargo. Segun el nuevo
\Vashington, dieron pruebas de una inven- plan, disponíase entre otras cosas que se pu-
cible perseverancia, prefiriendo sufrir todos sieran á la cabeza del departamento varios
los rigores del hambre y del frio, que faltar oficiales subalternos nombrados por el Con-
en aquella hora de peligro á la fe que habian greso, con la condicion de que los cargos que
jurado á su pais. Si Ho-:ve hubiem tenido un aqucllos ocupasen serian inamovibles, lo
canicier bastante emprendedor para atacar cual se hizo contra el parecer del coman-
al enemigo en aquella época, las consecuen- dante en jefe, siendo esto tambien]a cansa
cias habrian sido desastrosas, pues sin alma- dc que el coronel Trumbull abandonase el
cenes militares y sin víveres, ¿cómo hubieran ejército. El Congreso sin embargo persis-
podido los patriotas defender sus atrinchera- tió en seguir adelante con el nuevo sis-
mientos? Además, formar el campamento en tema, y no tardaron en sentirse sus con-
mitad dc aquella estacion rigurosa, era cosa secuencias. En todos los distritos militares
absolutamente imposible para ellos, y en del continente produjéronse repetidas qUEdas
prueba de esto baste elecir que en l. o ele fe- por la falta de víveres; los ejércitos tu-
brero de 1778 habia cuatro mil hombres vieron que suspender con frecuencia sus
completamente inútiles para toda clase de marchas por este motivo, y habiéndose he-
servicio, por estar desnudos, no siendo mu- cho por último representaciones al coman-
cho mAjor la situacion de los demás. En una Liante en jefe y al Congreso, éste autori-
palabra, de los once ó doce mil hombres que z6 á \Vashington para que se apoderase rle




ESTADOS-UNIDOS. iHt


cuantos víveres se encontraran en setenta prodigiosamente, que los oficiales, lejos de
millas á la redonda, pagándolos en dinero poder vivir conforme lo exigia su rango, ape-
ó en certificados. Esta violenta medida pro- nas tenían con que atender á su subsistencia.
dujo aun peor efecto, porque el gobierno no Algunos de ellos no contaban ya con recur-
pudo hacerse con fondos para recoger los sos; otros habian contraido considerables
eertificados cuando se presentasen al cobro, deudas,.y era evidente que á menos que se
mientras que los víveres que se llevaban á tomase alguna medida para impedirlo, el
Philadelphia se pagaban en moneda contan- ejército se veria bien pronto póvado de sus
te y á muy buen precio. La tentacion era mejores y mas entendidos oficiales.
demasiado grande para resistir á ella, y tal \Vashington no perdonó esfuerzo alguno
fué la destreza y cautela de los habitantes para remediar el mal, y despues de eseitar
pam eludir las leyes, que á pesar de la vi- amistosamente á sus oficiales á que tuviesen
gilancia ejercida por las tropas en todas las un poco de paciencia, recomendó al Congre-
líneas, eran muchos los que conseguian lle- so con la mayor eficacia que adoptase las me-
val' abundantes provisiones al ejército in- didas mas oportunas para arreglar aquella
glés que estaba en Philadelphia. Escitado cuestion (*). El comandante en jefe propuso
\Vashington por el Congreso, publicó una entre otras cosas queterminacla la guerra, se
proclama disponiendo que todos los 1abra- asegurase á los oficiales, bien como sueldo
dores que vivieran en un radio de setenta í~jo para toda la vida, ó por un tiempo limi-
millas desde Valley Forge, suministrasen tado, la mitad de la paga que disfrutaban en
la mitad del grano que tuvieran el l. o de activo servicio, y alegando que en este punto
febrero, y el resto el 1. n de mal'ZO, bajo la no obraba por interés personal, dijo entre
pena de perderlo todo si no cumplían con la otras cosas que era fácil hablar de patriotis-
órden. .Muchos labradores y arrendatarios mo y citar qjemplos en la historia antigua
Ilefendieron sus graneros .y su ganado con de hombres que habian llevado a cabo gran-
las armas en la mano, yen algunos casos des empresas desinteresadamente; pero que
qll~~l~ron lo que no podian s~lva~. . I el contar con los sacrificios indivi~uales para


1, aCllmente S8 comprendera cuan profundo· sostener una prolongada y sangrIenta guer-
era el disgusto de \Vashington al pensar en ra era forjarse una ilusion; que el amor al
las mü;erias del ejército, pero nada le condolia pais hahia hecho grandes cosas desde el prin-
tanto como ver cuan perniciosos ejemplos se cipio de la revolucion, pero que si se queria
daba á sus soldados, pues los oficiales decla- terminar esta felizmente, hacíase necesario
raban ahiortamentc'\ que no querian conti- el incentivo del interés y la esperanza de una
nuar en el servico~ y muchos de ellos, aban- recompensa.
donando el ejército ~ se habian· vuelto ya á El Congreso se mostró al principio muy
sus casas. Este contratiempo se debió prin- poco dispuesto á prestar su aprobacion á las
cipalmente á que el papel moneda iba per- proposiciones del comandante en jefe. bien
diendo su valor a consecuencia del escesivo porquo las jUí,:gara demasiado estraordina-
número de certificados que se espidieran, en rias, ó porque creyese que aquello seria una
tanto que el precio de todos los artículos de carga muy pesada para el Estado, ó ya en
consumo, tanto por esta razon como por las fin porque pensara que las concesiones de
dificultades del comercio, aumentaba tan lO) Yida de Washington, por Sparks, págs. 25iHl:J.


TOMO I. 61




HISTORIA DE LOS CAP. IV.


tierras á los oficiales y soldados debian sa- de Saratoga habia coronado de gloria al ge-
tisfacer los deseos de hombres de reconocida neral Gates eclipsando el celo patriótico de
moderacion. Sin embargo, en la primavera \Vashington, tanto porque era la primera
de 1778, som8tiéndose el Congreso á lo que obtenida sobre el enemigo, cuanto porque
le parecia ya una necesidad, dispuso q ne se esta victoria influyó poderosamente en el
satisfaciese media paga á los oficiales por porvenir de los Estados-Unidos. No es es-
tada la vida, reservándose no obstante el de- traño pues que los hombres envidiosos hi-
recho de fijar este sueldo solo por seis años ciesen odiosas comparaciones entre el hé-
cuando lo juzgare oportuno. Poco tiempo roe de Saratoga y el comandante en jefe, ni
despues de haberse adoptado tal resolucion, es de admirar tampoco que \Vashington
volvióse á discutir el mismo punto y se acor- fuese el blanco de las intrigas de los descon-
dó por último que la media paga á los oficia- tentos que en la virtud y nobleza de aquel
les se concedería solo por siete años, á contar hombre generoso encontraban un obstáculo
desde la terminacion de la guerra. Estas me- invencible para satisfacer sus ambiciosas
didas, aunque muy oportunas, no se llevaron miras.
á rabo sino despues de mucho tiempo, por Hasta llegó el caso de que se atentase con-
lo cual no produjeron inmediatos resultados, tra la reputacion de \Vashington, yel com-
con tanto mas motivo. cuanto que doscientos plot que se formó con este objeto recibió el
oficiales de verdadero mérito se habian reti- nombre de la Cábala de Conway, en la cual
rada del servicio, viniendo esto á probar que tomaron parte el general Gates y el general
cuando se tarda en conceder un beneficio, I Mifflin, por parte del ejército, y Samuel
este pierde la mayor parte de su valor y deja I Adams y otros miombros del Congreso.
(le apreciarse por las personas que debian Gates.y ~1ifflin, resentidos por no sabemos
disfrutar de él. qué, estaban indispuestos con \Vasbington,


Parecia natural que teniendo \Vashing'ton y Conway, hombre de carácter intrigante.
tantas cosas á que atender en su difícil si- hallábase disgustado porque no se le conce-
tuacion, despues de haber esperimentado dió el destino de inspector general. Adams y
graves disgustos, no tendria ya que sufrir otros miembros de la Cümara de N ueva-
nuevas pruebas, pero á \Vashington le suce- Inglaterra habian llevado siempre íi mal que
dió lo que sucede siempre á todo hombre se nombrase á \Vashington comandante en
grande y de nobles sentimientos cnando tiene jefe, y al tener noticia del éxito obtenido por
que luchar con una sociedad envidiosa y ma- el ejército dei Norte sin la intervencion de
ligna. En rigor podia decirse que los hechos \Vashington, los desccmtentos no vacilaron
de armas del comandante en jefe y sus ope- ya en demostrar su disgusto y entonces co-
raciones militares no habian sido en apa- menzaron á circular los anónimos en que se
rieneia muy felices, puesto que siempre se atrilmia el mal éxito de la campaña á la in-
vió obligado á retirarse ante un poderoso capacidad de \Vashington, haciendo insinua-
enemigo, en tanto que Nueva-York y Phila- ciones y produciendo quejas contra el co-
delphia caian en poder de los ingleses, sin mandante en jefe.
(lue se hubiese hecho nada notable durante No se le ocultaba á \Vashington que sus
toda la guerra bajo la direccion inmediata enemigos trataban de hacerle daI1o, pero no
de \Vashingion. Por otra parte, la victoria quiso dar paso alguno hasta dcspues de ob-




CAl'. IV. ESTADOS-t:XIDOS. 483


tenida la victoria de Saratoga. Al dirigirse
\Vilkinson al Congreso para comunicarle la
noticia de aquel acontecimiento, divulgó el
contenido de la carta que escribiera Conway
<l Gates, que despues llegó á conocimiento
,le \Vashington por conducto de Lord Stir-
ling, y entonces se siguió una corresponden-
cia que es digna de leerse porque demuestra
de una manera algo trasparente cuánta era
la dignidad y rectitud del padre de la patria
y cuánta la confianza y veneracion que ins-
piraba á su pais.


.MI'. Laurens, presidente del Congreso,
recibió primeramente uno de los anónimos
de que hemos hablado, y poco despues se
remitió otro á Patricio Henry, gobernador
de Virginia, pero ambos señores enviaron
las cartas directamente á \Vashington. Re-
producimos la dirigida á Henry porque da
á conocer de qué modo se trataba de perjudi-
('al' la reputacion del comandante en jefe.


« Yorktown, 12 de enero ele 1778.
»j\Iuy SE~OR MIO: XO tuve el gusto de co-


noceros hasta el momento en que un peligro
comun amenazaba á nuestro pais, y recuerdo
con placer cuánta influencia tuvieron vues-
tras palabras en la opinion de todos al prin-
cipio de nuestra controversia con la madre
patria. Primeramente nos enseñasteis á sa-
cudir el yugo de la Corona y á eludir su do-
minacion proclamando nuestras libertades, y
por ese medio hemos evitado la ruina de todo
un pueblo. La independencia de América es la
primavera de esa libertad de pensar y obrar
que sucedió á la destruccion de los cetros de
los reyes y á la dominacion de la Gran Bre-
taña.


»Pero, caballero, no hemos hecho mas que
atravesar el Mar Rojo; ante nosotros se es-
tiende ahora un inmenso desierto, y si no se
presentan un Moisés ó un Josué para pres-


tarnos su apoyo, pereceremos antes de llegar
á la tierra prometida, aun cuando no tenga-
mos ahora nada que temer de nuestros ene-
migos. Cierto es que el general Howe ha
tomado á Philadelphia, pero solo ha conse-
guido con esto cambiar de prision porque se
halla cercado por todas partes. Aunque la
América solo puede ser clestruida por sí
misma, busca proteccion en sus Consejos y
en su ejército; mas ¡ay! i íÍ, qué han quedado
reducidos estos! Su representacion en el
Congreso reside solo en veinte y un miem-
bros, de los cuales faltan ya los Adams, los
\Vilson y los Henry y el ejército no tiene ya
mas jefe que un Mayor general que no co-
noce ó descuida por completo la disciplina.
En los departamentos militares predomina el
abandono y la ignorancia, y en nuestros
hospitales se encuentran seis mil enfermos
que carecen de todo lo mas necesario, hasta
el punto de que en un mes perecen allí mas
hombres de los que se han perdido durante
toda la campaña.


»El papel moneda va perdiendo su valor
sin que se tomen medidas para evitarlo; el
pais está entretenido con las tentativas de
Don Quijote para regular el precio de 10R
víveres; bien pronto comenzarán á sentirse
los efectos del hambre; el pueblo está abatido
porque todos reconocen la causa de nuestras
desgracias, y por último, son muchos los que
se pasan al general Howe y no pocos los que
tratan de imitarlos á fin de sustraerse á las
calamidades que amenazan al pais. Pero,
¿ es desesperada nuestra situacion? De nin-
gun modo. 1'enemos sabiduría, fuerza y
virtud suficiente para salvarnos si nos resol-
vemos ~i obrar, pues el ejército del Norte nos
ha demostrado lo que los americanos son
capaces de hacer tenienclo un buen general
á su cabeza. El espíritu de las tropas del
Sur no es en nada inferior al de las del




HISTORIA DE LOS <.:AP. IV.


Norte, y un Gates, un Lee ó un Conway
las convertiria bien pronto en una fuerza
irresistible. El último de los citados oficiales
aceptó el cargo de inspector general de nues-
tro ejército á fin de reformar ciertos abusos,
pero este no es suficiente paliativo. En una
carta que dirigió Conway á uno de sus ami-
gos, le decia lo siguiente: «Si no fuera por-
que el Todopoderoso ha dispuesto que la
América sea libre, los ..... malos consejeros,
hahrian arruinado al pais hace mucho tiem-
po.» Podeis confiar en que son ciertos los
hechos que se citan en esta carta, cuyo autol'
es uno de vuestros amigos de Philadelphia.
Si por la escritura reconoceis el nombre,
guardad el secreto, y aun será conveniente
que quemeis esta carta, si bien seria oportu-
no publicar algunos de los hechos de que
habla, á fin de ilustrar al pais sobre nuestra
verdadera situacion. Confío en vuestra pru-
dencia .Y os ofrezco sinceramente mi amistad
y mis servicios en favor de nuestra querida
independencia.


V uestro afectísimo.»


»A. S. E. Pai1'iáo Henry.»


En contestacion á la carta de -;VIro Lau-
rens, que incluia el anónimo recibido, \Vas-
hington escribió con fecha Bl de enero lo


qne sigue: «~o sé cómo espresaros
1778.


cuánto agradezco vuestra amistad y
buenos deseos al darme cuenta de un hecho
que es del mayor interés para mí. Ko se me
ocultaba qrie desde algun tiempo algunos
de mis enemigos atentaran contra mi re-
putacion, pero como tengo el (;onvenci-
miento de haber hecho todo cuanto me ha


.sido posible en la importante mision que me
fué confiada, esto no podia inquietarme mu-
cho. Lo que sí sentiria profundamente es
que se suscitara una cuestion cuyas peligro-


sas consecuencias pudieran dar lugar á di-
sensiones intestinas. fatales para la causa
comun.


»Como no tengo mas objeto que atender
al bien público y no ambicioné honores de
que no me crea merecedor mi pais, desearia
que se abriese una informacion para exami-
nar los actos de mi conducta que crean re-
prensibles mis enemigos. En el anónimo
que habeis recibido se hacen contra mí car-
gos muy graves, y por lo mismo quiero pre-
sentarlo al Congreso, porque el ocultarlo o~
podria perjudicar, toda vez que no sabemos
quién ni cuántas personas se hallan entera-
das del contl~nido.


»Mis enemigos son' muy poco generosos
al aprovecharse de la ventaja que tienen
sobre mí, porque saben cuán delicada es mi
posicion y qué motivos de política me impi-
den hacer una defensa con la cual podria
combatir RUS insidiosos ataques. Ellos saben
tIue no puedo refutar sus cargofl por injurio-
sos que sean sin descubrir secretos que es
muy importante ocultar por ahora. Pero,
¿qué derecho tengo yo para eludir la censura
cuando se hallan sujetos á ella cuantos ocu-
pan' un cargo elevado? Hombres de mérito y
talento con los cuales no tengo pretensione~
de rivali~ar han tenido siempre que sufrirla.
pero mi corazon me dice que siempre obré
elel mejor modo que lo permitieron las cir-
cunstancias; podrá ser que me ha.ya equivo-
cado frecuentemente en la eleccion de los
medios, 'J' en este caso solo se me puede im-
putar el haber cometido un error.»


Era evidente, á juzgar por la conducta que
desde algun tiempo antes venia observando
el Congreso, que en este iba formándose un
partido considerable que trabajaba para des-
prestigiar á vVashington. La creacion de una
nueva Junta de Guerra, de la que eran
miembros Gates y Mifftin, así como el ha_




CAP, 1\', ESTADOS-UNIDOS. 4H5


herse proyectado una espedicion al Canadá, tado (*). En cuanto á Conway, sus ambi-
todo sin consultar á \Vashington, eran claroR ciosaR miras y poca escrupulosa conducta
indicios de que se queria disgustar al co- fueron causa de qtte terminara pronto su
mandante en jefe para obligarle á presentar carrera, pues habiendo perdido su populari-
la dimision de RU cargo (*). Pero á \Vas- dad en el ejército, hizo dimision de su cargo
hington no le hacian mella semejantes intri- de Inspector general, y á fines de febrero
gas, y Lafayette, cuya amistad y veneracion quedó herido en un duelo que tuvo con el
por aquel hombre que le llamaba su amigo general Cadwalader. Suponiendo que
no reconocia límites, se negó por su parte RU herida era mortal, aun cuando 1778.
abiertamente á, favorecer la Cábala, cuando despues se restableció, y bajo la influencia
los enemigos del comandante en jefe le invi- de un repentino remordimiento, escribió á
taro n <i ello halagando su amor propio. Con, Washington en los siguientes términos:
este motivo el jóven marqués escribió á Was- «Aun me quedan fuerzas para sostener la
hington lo que sigue: «He unido mi destino pluma durante algunos minutos y aprovecho
nI vnestro, y os defenderé no solo con mi esta oeasion para espresaros mi profundo
espada, sino eon cuantos medios se hallen á sentimiento por haber hecho, escrito ó dicho
mi alcance,» Por lo que toca al E;jército, bas- cualquiera cosa que pueda ser desagradablr
ta decir que mostró la mas profllllda indig- para V. E. Aunque pronto habré dejado de
nacion al tener conocimiento de las audaces existir, un sentimiento de justicia y de sin-
ümtativas de algunos homhres intrigantes. ceridad me impele á declararos mi opinion.
('ontra su querido jefe. Sois á mis ojos el hombre grande y generoso,


Gates y Mifflin manifestaban en ciertas y ojalá que disfruteis por mucho tiempo el
cartas producidas por Gordon, que ellos no amor, la veneracion y el aprecio de este
habian tomado parte alguna en el plan que pueblo cuyas libertades habeis consolidado
tuvo por objeto destituir á \Vashington, y con vuestras virtudes.»
(Jonwa,r por su parte quiso probar lo mis - Supérfluo parecerá acaso llamar la aten-
1110; pero puede considerarse como seguro cion sobre este hecho, pero seguros estamos
Ilue los dOR primeros sabian cuánto pasaba que ninguno qüe examine aquella parte de la
y que se proponian aprovecharse del resul-


(') Poeo ¡fpspUf'S de haberse rendido DUl'goyno, PI !!I'IH'-
(') Al contestar \Yashington á ciertas insinuaciones que mI Gates tuvo una <:'ntrevísta pri"ada con Morgml, y Pll <:,11"


,,<:, 11' Ilaf'ian, pS('.l'ilJió á uu amigo suyo lo siguieute: "Pupilo le manifestó (~onfidencialmentc que la mayO!' parte tlell'j(l'-
n~cgllt'aI'clS que nadie me ha oido deeir una sola palabra cito estaba muy descolltento de la conduda (h, 'IVashingtoll.
accrea ¡l(~ resignar el mando, pues profeso ahora los mismo;; , que Ja reputaeion de a(IUel jefe iba decayendo de dia en dia
principios que el día en que entré á formar parte de la opo- y que muchos oficiales de reeolll)('ido m('rito se hallaban
"icion ('ontra lo,; proyectos arbitrarios de la Gran Dretaiia. díspU(~stos á resignar e! mando si no se introdueia Ull cam-
Xo ¡liojaJ't~ tampoco (le prestar mis sen'ieios mie!ltl'::lS el pais bio. Comprendiendo el corone! l\Iorgan las inteneionf's ,I¡-
Jo,; jllzgllP Tw('esarios t'n In presente lucha, y todos esos ru- Gates, contestú al momento animad() de ulla noble in,ligna-
1ll0\'1'~ los pl'llpalan mis enemigus llnl'f\ conseguir que se cion: "Caballero, no os pediré mas que un fayor, y i'S (jll('
\'eriliqlll' 1111 (':llllhio. He dicho, y lo diré siempre, quc ningun Ilutl(~a yolvais á habla1'<1lO sobre ese odioso asunto, pue~
"fiei'll ,le los Estados-l'nidos volveria á disfrutar dI, la ,'ida por mi parte no sef\'iré sino á las órdenes dd general "'as-
dorn{~sti"a ('on mas gusto qm) yo. No pienso aIJan10nar la hington.ll Desde aquel dia Gates trató á Morgan con IllaJ'ca(hl
¡'ausa qne defiendo, pero tan prcmtr; como ,,1 ¡mis, no mis frial¡lad, y al dar el parte olleial de la rendieion ele BurgoYIl!'
f'!lemigos, me indique que debo resignar el mando, lo haré no dijo una palabra del corünel, aun cLlando los ser,'ieios ,1<'
('on la misma satisfaeeion eon q\le 1"1 eansflll" i'flminnnt" se I éste eran bien conoeidos tanto del ejército eomo del Imis.
Plltl' 19:\ nI rpposo.» Fir/o1 del gpl1C1'a{ J101'{la)1., por Grahalll, págs,172-17.l.




486 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


historia de nuestro pais, dejará de esperi- América; escudándose siempre con su razon
mentar un sentimiento de profundo respeto de Estado, cosa muy conveniente en aquella
y admiracion ante la magnanimidad y la ocasion, entretenia al gabinete inglés con
nobleza de alma de que dió pruebas \Vas- protestas de amistad, mientras que por otra
hington en medio de las rudas pruebas por parte facilitaba secretamente socorros á los
que tuvo que pasar. i Pluguiera al cielo que americanos, inflamando su valor y asegu-
siguieran siempre su ejemplo todos aquellos rándoles continuamente que les prestaria su
que se precian de ser conciudadanos de 'Vas- apoyo. De este modo, en vez de inclinarse de
hington! (*) una manera franca en favor de uno ú otro,


Segun hemos indicado ya al hablar de las esperó tranquilamente para ver qué giro tú-
relaciones estranjeras de los Estados-Unidos, maban los asuntos.
Prancia solo esperaba tener la seguridad de
que América sostendria la lucha contra la
madre patria para declararse abiertamente


aliada de la nueva república. Aunque
1777. l' 1 l' t os amencanos no se la )Ian mos ,ra-
do nunca dispuestos á ceder á las pretensio-
nes de Inglaterra, el resultado no era aun
seguro, pues podria suceder que las colonias
se adhiriesen á un arreglo con la madre pa-
tria sin que se la redujese á ello por la fuer-
za de las armas, yel ministerio francés temía
que tan pronto c.omo su nacion se uniera á
los americanos, concediese Inglaterra todo
cuanto aquellos pedian, celebrando inmedia-
tamente la paz, en cuyo caso tendria Pran-
cia que luchar luego con dos poderosos ene-
migos. Por esta razon adoptó una prudente
110lítica, Y no dejó de observar un momento
el progreso de la lucha entre Inglaterra y


e) :\11'. Irving refiere la siguiente anócdota quc le faci-
litó el Juez Jay: "Poco antes de la muerte de Juan A(lams,
"stalJa yo conversando eon mi padre acerca de la revolu-
('ioll amcricana, cuando aquel eselamó de pl'Onto: «¡Ay, Gni-
ll!ermo, la historia de aquella revo1ucion no se sabrá nunca,
ni la salJ¡.~ ahora nadie mas que Juan Adams y yo'») SOl'preu-
dido ni oir esto, preguutéle á (1 uó se referia, y repuso: «Ha-


Los agentes del Congreso no dejaron sin
embargo de. gestionar con insistencia para
que el gabinete de Versailles tomase una de-
terminacion, pero el ministerio, observando
su sistema de espectativa, alegó diversas
escusas para no obrar desde luego, Primera-
mente espuso que la flota que se esperaba de
Terranova con excelentes marinos no habia
llegado aun; luego dijo que ]as galeras de
España se hallaban aun en el mar, y por úl--
timo inventó otros pretestos mas ó menos
verosímiles. De este modo, avanzando ó retro-
cediendo alternativamente, sin dar á conocer
nunca sus intenciones, Francia tenia á los
americanos en continua incertidumbre hasta
que, perdida la paciencia, resolvieron por
último los comisionados salir de una vez de
tan embarazosa situacion. Al efecto, á me-
diados de agosto, elevaron una enérgica ex-
posicion manifestando claramente que era
muy posible que encontrándose América sin
apoyo, tuviese al fin que conformarse con las
concesiones de Inglaterra, en cuyo paso per-
deria Francia todas las ventajas que debia
obtener, perdiendo aquella nacion sus ricas


1,10 de los procedimientos del antiguo Congreso, de aquellos colonias.
Esta exposicion sin embargo no produjo


\1n08 cuantos llOrnhl'p:,; que hicieron lo posible para despres-
tigiar á ese hombre generoso." Como el antiguo Congreso el resultado apetecido, y de nuevo se hicie-


procedimientos en quc desde el principio hasta el fiu hubo


celebraba sus sesiones á puerta cerrada, no pudieron saber- ron indicaciones á Inglaterra para que reco-
:;e todos los asuntos que la Cámara dis(~lltia; á no haber . '. . dA"
sido así, seguros estamos que na(]ie Imuiera lratado de in- nOCIese la IndependencIa e menca, asegu-
disponer á Washington con el ejército y el puehlo. I rándola que con esto podria obtener cuantas




CAP. IV. ESTADos-m,nDOS. 487


ventajas desease. Tambien se expuso que si
el ministerio inglés se habia aprovechado de
la ocasion, dependia esclusivamente de él
estipular un arreglo tan conveniente para su
prosperidad, que en vano buscaria otra cosa
que proporcionara mejores resultados. Pero
el gobierno británico, enorgullecido con las
primeras victorias de Burgoyne .Y en la per-
suasion de obtener la victoria, rehusó acep-
tar arreglo alguno, rechazando con desden
cuantas proposiciones se le hicieron. La ce-
guedad de los ministros ingleses era tal que
por ningun estilo quisieron contraer una
alianza con América, creyendo que al tratar-
la como enemiga la someterian por completo
sin condiciones.


La victoria de Sara toga hizo q ne mudasen
de aspecto los negocios de América en Eu-
ropa y que se fijara mas la atencion en los
intereses de los Estados-Unidos. El mismo


contribucion ó impuesto que el que se juzga-
ra oportuno crear sobre el comercio, pero que
el producto líquido se aplicaria para el uso
de las colonias del mismo modo que se prac-
ticaba con el importe de otros derechos re-
raudados por disposicion de las respectivas
legislaturas. El seg'undo 7Jill disponia


L 1 u •• 1 1 '1777.
se nom )rasen comlSlOnal os })or a
Corona, autorizándoles para tratar con las
autoridades constituidas de América, pero
sin estipular nada hasta que se recibiese la
aprobacion del Parlamento. Además de esto
confiriéronse poderes á dichos comisionados
para proclamar la cesacion de hostilidades,
dejando en suspenso la ejecucion de los de-
cretos relativos á las colonias, aprobados
desde el 10 de febrero de 1763; conceder in-
dultos á las personas que lo solicitasen y
nombrar en fin un gobernador en cualquiera
de las colonias donde S. M. hubiera teni-


mensajero que llevó á Inglaterra las noticias do hasta entonces este derecho. Las citadas
relativas á la rendicion de Burg'oyne fué el


u ~


portador de los despachos en los cuales se
notificaba que disgustados los americanos


'por las dilaciones de Francia y por no haber
recibido socorro alguno en medio de sus re-
veses, deseaban hacer un arreglo con Ingla-
terra y celebrar.un tratado de comercio con
tal que aquella nacíon reconociese su inde-
pendencia. A fin de dar mas fuerza Iot esta
:mgestion, añadíase que los colonos se ale-
grarian mucho de reconeiliarse con la madre
patriít, toda vez que de lo contrario no les
quedaba otro recurso que echarse en brazos
de la implacable enemiga de Inglaterra.


En aquel estado de cosas, deseando el mi-
nisterio inglés arreglar si era posible sus di-
ferencias con América antes de romper las
hostilidades con Francia, presentó dos bills
en la Cámara de los Comunes: el primero
declarando que el Parlamento no impondria
en ninguna de las colonias de América mas


medidas debian regir hasta el l. o de junio
de 1779.


Tan pronto como Lord North hubo })1'e-
sentado sus bills conciliatorios J Francia
comprendió que era llegado el momento de
obrar con' decision (""), y en su consecuencia,
M. Gerard, representante de aquella, mani-
festó ü los comisionados americanos en 16 de
diciembre, «que despues ele un detenido .Y
maduro exámen de las proposiciones hechas
algun tiempo antes, s. ~1. habia resuelto no


e) Conviene consignar a(lui, que como antes do reeo-
nocer Francia la independencia de los Estados-Lllidos. 1('
era preciso mantener una (~()rrp.spondencia reservada con
los agentes americanos, el gobierno nombró eomisionu(ln
suyo á !VI. Beaumarchais, el cual á lo quo parece (les{~aha
mas hien servirse á sí mismo que á los anlP.riCllllos. En las
cuentas que esto agente presentó al Congreso hizo figurar
en el oargu los auxilios gratuitos concedidos por la corto de
Francia, y no contento eOll esto, retuv() ('ll su pode!' un
millon de libras del subsidio que asignaba el rey de aquella
nacioll. Estos hechos, dignos de la invf'stigaeioll dcllector,
se refieren detalladamente en la BistOJ'ia civil 1J }lolitica de
108 Est((dos-Unidos, por Pitkin, yol. J, pág. 1G2.




4R8 HISTORIA DE LOS CAP, l\",


solo reconocer la independencia de los Esta- el comercio entre los súbditos de S. NI. y los
dos-Unidos, celebrando un tratado de comer- Estados-Unidos de América, á fin de que se
cio y alianza, sino tambien apoyarla por observen en este punto los usos establecidos
cuantos medios estuviesen á su alcance; que en el comercio de las naciones y las reglas
tal vez esto obligaria al monarca á emprender que pueden considerarse como subsistentes
una costosa guerra, de cuyos gastos sin em- entre las Coronas de Prancia y la Gran Bre-
hargo no era su ánimo reembolsarse, y final- taña.
mente que los americanos deb~an entender »En esta esperanza, el embajador que sus-
que no se adoptaba semejante resolucion solo cribe cree supérfiuo 'notificar al ministerio
eon el objeto de servirles, puesto que pres- británico, que habiendo resuelto el rey su
cindiendo de su real afecto hácia ellos, F'ran- señor proteger la libertad legal del comercio
cia tenia interés en disminuir el poderío de de sus súbditos, manteniendo el honor de su
Inglaterra separándola de las colonias.» El bandera, ha tomado en consecuencia medi-
'/lía 6 de febrero de 1778 firmóse un tratado das provisionales de acuerdo con los Estados-
ele comercio por F'ranklin, Deane y Lee en Unidos del Norte de América.»
nombre de los Estados-Unidos, y por M. Ge- Claro es que semejante comunicacion es-


rard en el de Francia, y al propio taba redactada ele modo que sublevase el espí-
1778. , ...


tiempo se celebro otro de alIaDím de- ritu público en la Gran Bretaña provocando
fensiva para el caso de que estallase la guer- al rey y Lí su pueblo á buscar una satisfac-
ra á consecuencia de este acto. El objeto de cion en la guerra. Si la citada comunicacion.
dich a alianza era, «mantener la libertad, como dice Botta, estaba escrita en término's
soberanía é independencia absoluta é ilimi-
tada de los Estados-Uni/los, así en materias
de .Q:ohierno como de comercio.»
,~


En el mes de marzo el embajador francés
comunicó oficialmente la noticia de este tra-
tado al gabinete de Lóndres, valiéndose para
ello de términos muy diplomáticos, aunque
no exentos de cierto estilo sarcástico. Repro-
ducimos aquí la última parte de este docu-
mento para que se comprenda de qué modo
los hombres pueden decir una cosa mientras
piensan otra.


«Al comunicar esta noticia al gabinete de
Lóndres, el rey está firmemente pCfsuaaido
(!c que ella será una prueba de sus constan-
tes y sínceros deseos de mantener la paz, y
por lo mismo conna en que S. M. Británica,
animada de los mismos sentimientos, hará
lo posible para que no se interrumpa la
buena armonía, tomando al efecto las mas
cnraccs medidas para que no se entorpezca


embozados, muy usuales en la corresponden-
cia de los príncipes, no por eso dejaba de ser
una de aquellas que ni se olvidan ni se per-
donan.


Las copias de los planes conciliatorios de
Lort North se recibieron en América hücia
mediados de abril, .y el gobernador Tryon
mandó ünprimirlos á fin de enviar ejempla-
res á "vVashingtol1, recomendándole


, 1 t d . 1778. se Clrcu asen para (]ue o os tuvwran
conocimiento ele las favorables disposiciones
que animaban á la Gran Bretaña respec-
to á las colonias de América. \Vashingtou
remitió inmediatamente las copias al Con-
greso.


Si el ministerio inglés hubiese hecho aque-
llas proposiciones al principio de la guerra.
seguro es que se habrian aceptado con gusto,
pero la situacion de los negocios en 177B
habia variado mucho desde tres á cuatro
años antes, y una vez resueltos los ame rica-




CAP. IV. ESTADOS-t:l\lDOS.


nos á proclamar la Independencia, q uerian
mantenerla ü toda costa. \Vashington mani-
festó enérgicamente que nada era posible
hacer sin aquella, y que una paz con otras
condiciones no podria menos de dar por re-
8ultado la guerra. El Congreso por su parte
opinaba del mismo modo, y el 22 de abril
resolvió por unanimidad no aceptar las pro-
posiciones del ministerio inglés, disponiendo
al mismo tiempo que se circulasen por todo
el pais los bilis que daban cuenta de sus
procedimientos. Debemos consignar aquí que
esta resolucion del Congreso se tomó diez
dias antes de haberse sahido que Francia
eelebraba un tratado con los Estados-Unidos.


La noticia de este fausto acontecimiento
no se reciJJió en el Congreso hasta el dia 2
de mayo, é inmediatamente ratificáronse los
tratados y se organizaron regocijos públicos
en todo el pais (*). En cumplimiento de las
órdenes que dió el comandante en jefe el
dia 6, el ejército que se hallaba en el cam-
pamento de Valley Forge dedicó un dia ü los
ejercicios religiosos 11a1'a dar gracias por el
fausto suceso; y participando todos de la
general alegría, celebraron una ceremonia
que terminó con juegos, música, bríndis pa-
trióticos, etc. Pocos dias despues el Congre-
so redactó un manifiesto para los habitantes
de los Estados-Unidos, documento de consi-
derable interés, que aunque escrito en un
estilo algo pomposo, se juzgó produciria muy
buen efecto, por lo cual el Congreso reco-


mendó tambien que se leyera en todas las
iglesias por los diversos ministros del altar.
Hé aquí uno ó dos párrafos de dicho mani-
fiesto que reproducimos para que el lector
pueda formar una idea del estilo. «El altivo
príncipe que nos rechazó de su lado con el
mayor desprecio y el Parlamento que quiso
subyugarnos descienden ahora á proponer-
nos una reconciliacion, sin recordar que al
obtener al principio la victoria, arrojaron la
máscara, dando á conocer su despotismo.
Kuestros enemigos han sacrificado en vano
la sangre y los tesoros de sus súbditos á fin
de obtener sus execrables intentos, y ahora
intenütn seduciros con falaces esperanzas ele
paz, hasta que hayan reunido nuevos ejérci-
tos para llevar á cabo sus nefandos fines. Si
no es así, ¿ por qué ponen en j nego todos los
medios posibles para hacer una leva en sus
diversas islas '? ¿ Por qué tratan de catequizar
á los pequeños tiranos de Europa para que
les vendan sus esclavos? ¿ Por qué continúan
escitancIo la cólera ele los salvajes contra
vosotros? Bien podreis comprender que este
no es el modo de conciliarse el afecto ele
América, y por lo tanto no os hagais ilu-
siones, pues aun nos veremos envueltos en
una sangrienta lucha. Las alianzas estran-
jeras pueden asegurar vuestra independen-
cia, pero no librar ü vuestro pais de la deso-
lacjon, ü los habitantes d.el saqueo, á vuestras
esposas é hijos de los abusos de la soldadesca!
Cuando nuestros enemigos vean que no
pueden llevar ü cabo· sus ambiciosas miras,


(') En los acontecimientos nacionales, la aLcncion púlJli- tratarán de obtener una ruidosa venganza,
ca se nja generalmente en los ejércitos y las flotas, y el
pueblo nunca deja de rendir homenaje al hábil general 'f al Y antes que esto suceda, j corred á las armas,
esperto almirante, pero tambien debiera hacerse lo mismo preparaos ü la batalla! que es muy justo
[;cm el hombre de Estado que desde una posicion ele\'ada tambien que vosotros obtengais una repara-
dicta las medidas que han de producir el bienestar y la
tranqu!lidad de los imperios. El conde de Vergennes se hizo cion de los que han tratado de destruiros.
acreedor á esta gloria, pues como ministro de S. ~r. Cristia- Nuestros enemigos han colmado la medida
nísima dirigió las conferencias que terminaron: con aque- de sus abusos, 'aun ue nlucho se ha hecho,
!los tratados. IIistoria de la Revolucion Amel'icana, por Ram- J q
say, pág. 379. I mucho falta aun que hacer, porque no debéis


TOMO.r. 62




490 HISTOlII A DE LOS CAP. lV.


esperar la paz hasta que no se haya espul-
sado á nuestros adversarios del último rincon
de América. Arrojadles pues de esta tierra


. prometida y prestad auxilio á todos vues-
tros hermanos del continente, que como
vosotros, están sedientos de libertad. ¿ Y qué
habrá ahora que pueda oponerse á que la
obtengamos? » .


A principios de junio llegaron á Philadel-
phia el conde de Carlisle y Mrs. Eden y
Johnstone, que iban en clase de comisiona-
dos reales- para continuar las negociaciones
que tenian por objeto verificar la reconcilia-


. cion propuesta por Lord North. Sir Enriqne
Clinton, que habia reemplazado á Howe
como comandante en jefe, pidió un pasaporte
para. el doctor Ferguson, secretario de los
comisionados, que queria pasar á Yorktown
á fin de entregar ciertos papeles al Congreso,
pero no creyéndose \Vashington suficiente-
mente autorizado para ello, pidió instruccio-
nes al Congreso, que se negó á conceder el
pasaporte. Entonces los comisionados. á
quienes impacientu,ba aquella dilacion, re-
mitieron los papeles al Congreso por el con-
ducto ordinario (*).


En la carta que escribieron los comisiona-
dos ofrecian consentir en que cesaran inme-
diatamente las hostilidades; conviniéronse
en que no permanecieran las fuerzas milita-
res en las colonias sin el consentimiento del
Congreso, y desistieron por último del dere-
cho de crear impuestos, ofreciendo buscar
los medios de representar al pais en el Par-
lamento. rrambien se avenian á realizar el
papel moneda que se hallase entonces en cir-


e) Impulsarlo Lafay,·ttl' por su enérgico earáetcr. ('l1YiÓ
nn cartel de desafio al eOlllle dp C"rlisk. que a Sil juicio
habia atacado el honor de Francia ('11 las (,()Illunicaciones
l'etIal'taclas por los (~oHlisi()Il:l(los del Cong¡'eso. Nos alegra-
mos jlotlf'r (¡pc'il' 'lue Carlislc relmsú Ilrreglar las diferen-
('ias clltre Tnghllerr3 y Fr<l11ciG ]1UI' aqm'¡ metIio tGn IJúr-
haro.


cl:llacion. En una palabra, escepto el reco-
nocimiento de la independencia, hacían se á
los colonos todas las proposiciones que pu-
dieran exigirse para celebrar una alianza .
Pero si los americanos rehusaron cuando
solo contaban con sus propias fuerzas, mu-
cho menos aceptarian teniendo el apoyo de
Francia,. y así es que 1101' órden del Con-
greso, el presidente escribió á los comisio-
nados lo que sigue: «He recibido la carta
Je VV. EE. de fecha 9 del corriente, quc
presenté acto continuo al Congreso, y po-
deis creer que solo el vehemente deseo de
evitar la efusion de sangre ha inducido á
sus miembros á leer ese papel, que contie-
ne espresiones tan poco respetuosas para
S. lVI. Cristianísima, el generoso aliado de
estos Estados, y en el que se hacen pro-
posiciones tan humillantes para el honor
de una nacion independiente. Los decretof'
del Parlamento británico, la comision d·c
que os ha encargado el monarca y vuestra
misiva suponen que estos Estados se hallan
sujetos á la Corona de la Gran Bretaña, re-
velando una ideu, de dependencia que es .de
todo punto inadmisible. Se me ha encarga-
do manifieste ú VV. EE. que el Congreso
se inclina á la paz á pesar de las injustas
reclamaciones que fueron origen de la guer-
ra, y por lo tanto S8 tomará en considera-
cion un tratado de alianza}' de comercio, que
se avenga con los ya subsistentes, cuando el
rey de la Gran Bretaña dé pruebas de su
sinceridad, siendo la primera de aquellas el
reconocimiento de estos Estados ó la retira-
da de las flotas y ejércitos.)


Los comisionados británicos permanecie-
ron algunos meses en el pais (*) poniendo


(') Los comisiunados pulJliearou su último manifiesto
y proelanHt el 3 de oet11 Ilrc y el tu, il la CUGl contestó d
Congreso con 11Wl declaratoria. lllas no llallicndo consp-
guiclo su objeto, plIllJllrCÚronse ]loco tlesp11Ps para Ingl:1-
hérra. Thac.lwr dice en su lJi(ll'i" Jlililm' ljlle el goherna-




CAP. IV. ES·fADOS-UNIDOS. 4(jI
en juego todos los medios posibles para lle- se la amistad .Y armonía, y cualquiera que
val' á cabo su mision, mas no les fué posible reflexione atentamente sobre la prolongada
conseguir nada, y al fin se volvieron desen- série de acontecimientos de que hemos he-


gañados á Inglaterra. Así pues los cho mencion, reconocerá que los america-
1.778.. '1 amerIcanos, como dICe un e ocuente nos se mostraron siempre dispuestos á no
historiador, manteniéndose firmes en su re- variar de resolucion en tanto que los ingle-
solucion, prefirieron confiar su destino á la ses observaban á cada paso una conducta
suerte, como ya lo habian hecho antes, fu n- incierta y vacilante. No es por lo tanto de
dando sus esperanzas en Francia, mas bien estrañar que los primeros encontrasen nue-
que someterse al yugo de la Gran Bretaña, vos amigos y que los segundos no solo per-
y'abandonaron toda idea de paz para pensar dieran los suyos, sino que se crearan enemis-
solo en la guerra. Tal fué el resultado de las tades en el mismo momento en que podian
tentativas que se hicieron para llevar á cabo hacer menos daño y obtener mas ventajas.
un arreglo, y así se perdieron las últimas Las resoluciones enérgicas evitan con fre-
esperanzas que abrigaba la Gran Bretaña de cuencia el peligro; la vacilacion y la duda
terminar felizmente su negociacion. Al no le agravan.
consentir en concesiones de ninguna especie Merced á la posicion que ocupaba \Yas-
sino cuando no era tiempo oportuno para hington y á su aetividad durante el invierno
ello, los ingleses justificaron en cierto modo y la primavera, el ejército inglés comenza-
la negativa de los americanos. No puede ba á verse muy estrechado en Philadelphia,
afirmarse seguramente que los ofrecimien- donde se iba acabando el forraje y las pro-
tos por parte de Inglaterra no fueran un ar- visiones. Es cierto que una parte del pueblo
titicio para dividir el pueblo, impedir la de Pennsylvania favorecia la causa del rey
alianza con Francia y tener luego al pais á y que muchos llevalJan víveres á Philadel-


. su discrecion; pero es lo cierto que despues phia, donde se les pagaba en oro ó plata,
de tantas animosidades, de tan sangrientas mientras que el ejército de Valley Forge solo
hatallas y de tan innumerables escesos de podia abonar sus compras en papel moneda
todo género, no podia vituperarse (í, los de valor dudoso; pero no era tan fácil llegar
americanos. por creer que los ministros in- á Philadelphia, pues las partidas de ameri-
gleses tratasen de engañarles. La herida canos interceptaban con frecuencia á los
era pues incurable; segun la opinion uni- especuladores, apoclerábanse de los víveres
versalmen te admitida, no podia restablecer- sin pagarlos, y no pocas veces añadüm á


esto el castigo corpora1. En su consecuencia
dor ,Tollllstol1e, uno d(, los comisionados, ofreció con el las prinleras operaciones de los ingleses en
mayor descaro ulla recnlll]l(:nsa á :\11'. Beee[, miemlJl"() del
Congreso. En ulla eonf"rencia que tuvo aquel en Philadel- la campaña de 1778 tuvieron por objeto bus-
pllia ('on la seiíOl·a (le 1\11'. Ferguson, cuyo esposo era rea-
lista, manifestó (In e si MI'. Reee! qucria interesarse para
"Ilnseguir el ohjeto de la comisioll, se le daria un e/estill()
('/1 l((s cnl(mi(ls en 'Iwmh¡'c de S. JI. Brilúnica U die: milli-
h,'{lS en mann. La antedieha seiíora solicitú una entrevista
de MI' Reed, y le hizo la propuesta, pero al oirla contestó
'\qlld: « Quo no valia bastante para que le comprasen, pero
que ann asi, el ·rey do la Gran Brclaiíi no era bastante
rico para hacerlo:.'


cal' víveres para el ejército. Hácia mediados
de marzo, un fuerte destacamento al mando
del teniente coronel Mawhood hizo una es-
cursion de seis á siete di as á Nueva-
J 1, d 1 1778, . ersey y rea lzan o a amenaza que
algun tiempo antes hicieran los comisiona-
dos ingleses, de que se aumentarian los hor-




492 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


rores de la guerra, los soldados acuchillaron
á sangre fria á cincuenta ó sesenta indivi-
duos de la milicia y se volvieron á Philadel-
phia con muy escasas pérdidas. En la ma-
ñana del 4 de mayo presentóse de nuevo
repentinamente en Crooked Billet, á unas
diez y siete millas de Philadelphia, una par-
te de las fuerzas británicas, pero los ameri-
canos pudieron escaparse con sus bagajes.
El 7 de mayo los ingleses emprendieron otra
cspedicion contra las galeras y varios bu-
ques que habian huido por el Delaware des-
pues de la rendicion de Mud Island, y des-
truyeron unos treinta ó cuarenta y algunos
almacenes militares. La indisputable supe-
rioridad de la marina inglesa y la circuns-
tancia de ,dominar el Delaware, facilitaba
los medios de marchar con una fuerza con-
siderable sobre cualquier punto, mientras
que los movimientos de la milicia, única
tropa de que podia disponer el Congreso pa-
ra rechazar las escursiones y guardar los
caminos de Philadelphia, eran por lo regu-
lar tardíos é ineficaces. Por esta razon los
ingleses llevaban á cabo sus espediciones,
retirándose luego al campamento antes de
que se pudiese reunir suficiente fuerza para
interrumpir su marcha.


Terminaremos el presente capítulo refi-
riendo un brillanto hecho de armas del vale-
roso Lafayette. Seguro \Yashington de que
los ingleses se disponian á evacuar á Phila-
delphia, mandó á Lafayette que cruzara el
Schuylkill y se apostase en Barren Hill, á
unilS doce millas frente al ejército estacio-
nado en Valley Forge, disponwndo además
que varios piquetes y patrullas recorrieran


, los caminos por donde era probable se acer-
cara el enemigo. A unas dos millas del pun-
to ocupado por Lafayette encontrábase \Vhi-
temarsh, donde confluian varias sendas que
el marqués dispuso se ocuparan por la mi-


licia, la cual no cumplió dicha órden. Un
cuáquero á quien Lafayette encargó busca-
se alojamientos para la noche, supuso que
aquel jefe pensaba quedarse allí, 'yen tal
persuasion, dió conocimiento de ello al ene-
migo, el cual habiendo sabido por sus es-
pias qué posicion ocupaba el marqués, resol-
vió sorprenderle de improviso. Al efecto en
la noche del 19 de mayo salió de Philadel-
phia el general Grant á la cabeza de siete
mil hombres, provistos de alguna artillería,
tomó el camino de Frankfort y cruzando
luego el pais por York y \Vhitemarsh, pe-
netró á la mañana siguiente en el camino en
que se hallaba el marqués, aproximándose
á una ó dos millas de su retaguardia esta-
cionada en Plymouth. Este punto tlistante
una milla y cuarto de Matson's Ford y dos
de Barren Hill, era el único paraje por don-
de podia verificar su retirada el marqués.
Como avanzaban otras tropas para coger do
frente á Lafayette y apoyar al general Grant,
éste en vez de apresurarse á ocupar el vado,
marchó hácia su enemigo por el camino
principal, dando lugar con esto á que llega-
se á conocimiento de aquel que los ingleses
iban á caer tambien sobre su retaguardia.
Felizmente, el marqués tuvo en aquel mo-
mento una feliz inspiracion, pues dirigién-
dose por el camino que conduce desde Bar-
ren Hill á Matson' s Ford, efectuó casi por
completo su retirada antes que el enemigo
reconociese su error. Entonces las fuerzas
británicas redoblaron el paso para alcanzar
á la retaguardia, pero el movimiento de los
americanos fué tan oportuno y se hizo en
tan buen órden, que consiguieron atravesar
el rio y formarse antes de que sus persegui-
dores llegaran cerca del vado. El ejército
americano supo bien pronto en qué peligro
se hallaba el marqués, y poseido de la mayor
inquietud, hizo algunos disparos de artille-


~




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 493


ría esperando intimidar con ellos al enemi- tamente á Matson's Ford para cortar aquel
go, lo que es posible sucediera porque los paso, es seguro que el marqués, con su es-
ingleses, despues de haber cruzado el rio el cogido cuerpo de tropas, habria tenido que
marqués, se retiraron precipitadamente há- rendirse·para no ser destruido, y semejante


. cia Philadelphia, creyendo que iban á ser pérdida no podia menos de ser muy grave
a, tacados y perseguidos por todo el ejército. y trascendental para el ejército americano.
Si el general Grant hubiera marchado direc-


...... ;




APÉNDICE AL CAPÍTULO IV.


ARTíCULOS DE LA CONFEDERACION.


Nos, los· ir/trascritos, delegados de los diversos Estados
'lite se citan á c()ntinuacían, á todos cuantos los presentes vie-
I'en, hacemos sabel';


Que los delegados de los Estados-Unidos de Améri(~a, en
el Congreso rfmnillo el dia '13 de noviemlJre Ilel ailO de ~ues­
lro Señor, de '1777, segundo de la inrlependencia amerieana,
hemos convtmido en los siguientes articulo s , para la Con-
t'erleraeion y Ullioll perpétun entre los Estados de :S-ew-
Halllpshire, Massachusetts-Bay, Rhode-Island y Providence,
Conneeticut, Nueva-York, Nueva-Jersey, Pennsylvania, De-
laware, MarylanLl, Virginia, las Carolinas rl!'l Nurte y del
::;ur y Georgia.


.\rt!eulo l. o El titulo rle esta COllfedcracion será: E8tacla8
¡:¡¡idos de .lmérico.


.\rt. 2." Cada Estado conservará su solJerania, libertad 1\
inllepemleneia y torlos los derechos tlUC no correspondan
,'sclusin\mente al Congreso reunido.


Art. ;Lo Los Estarlos (lue se citan forman una alianza
amistosa entre si para atender á la defensa comun de sus
libertades y á promover cl bienestar en general, comprome-
tiéndose asimismo a prestarse mútuo apoyo cOlltra los (lue
10s atacaran ú declarascn guerra por motivos de reli¡:rion,
soberania, comercio ú otra pretensioll cnalquiera.


.\rt. 4.' A fin de perpetuar la mútua amistad y las rela-
('iones comerciales entre el pueLlo de los di,"ersos Estatlt\s
de la L: oion. los habitantes libr0S de aquellos, escepto los
n¡galJUllrlos y perseguidos por la justicia, tl'lIdrim Ilerecho
ú todos los privilegios ú inlllunidades que les correspondan
como ciudadanos libres, tlelJienrlo disfrutar Ile ellos allT¡
euando se traslalh;ll I]¡; nn Estallo ú otro, pero sujetos á las
mismas restrieciones y deberes de los halJitantes Ilel punto
donde sr; llirigierall, Cf>n tal que aquellas no se opongan á
!lile el interesarlo traslade sus bienes y propietlnrlr,s de uno
ú otro punto, en cuyo caso no deben quedar estos últimos
sujetos al pago de ningun impuesto.


Toda persona (lll(~ aellsada de traieion ó de otro crimen
eualquiera, huyera de un Estado para Evitar la persecucion
de la justieia y se la encontrara en otl"O, será enviada á
peticion del gobernador ú de la autoridad C'jecutiva al punto
de dondc se fugó para que se la juzgue por el tribunal res-
pectivo; deLiendo tenerse presente que en cada Estado se-


rim válido,> los actos y prol'ellilllif'lltos judiciales cuya tra-
mitaeion se haya seguido en cualquiera otro Estado de la
Union.


Art. 5.° Para la mejor adrninistra<.:ÍoIl de los intereses
generales de los Estados-Unidos, se nombrarán annalmente


. dele¡.lados en la forma que disponga la legislatura ue cada
Esta(!o al reunirse el Congreso en el primer lunes del mes
de noviemhre. ,le carla aiín, r!'servándose no obstante cada
uno (le aquellos el derecho de cambiar sus representantel'
en cualquiera época cuando lo juzgare eonveniente.


NinglLll Estado 'estará representado en el Congreso por
menos de dos individuos ni por mas de siete; naLlie podrú
ser ddegado por mas ele tres años en un plazo de seis, y al
que Ileselllpeñe dicho cargo no le será permitido 'acepta!"
destino alguno por el cual pe¡·c.iba sueldo ó emolumentos d('
cualquiera clase.


En las diversas y determinadas cuestiones que se discu-
tan en el Congreso, cada Estado tendrá un voto.


Elllos debates del Congreso todos podrán usar libremente
de la palabra, y los miembros serán inviolables en sus per-
sonas durante la legislatura, escepto cuando incurrieren
en elllelito de traicion ó se constituyeran en perturlJadorcs
del orden púhli(,o.


Art. G. o Sin el consentimiento <lf'l Congreso reunido, nin-
gun Estado enviará ni recibirá emlJaja(las, lIi celehrará con-
fen;ncias, aliam;as ú tratados con ningun re.y, príncipe i<
Estallo. Los que r1esenlIH~iíaren algun cargo de conflanza ú
l"t'sponsalJilidad no deberán a¡:eptal' tampoco ningllll lH'8-
sente, emolumento ú recompensa ele cualquiera de los mo-
narcas rle las naciones estranjé;ras, ni se cOllccLlerá por los
EstaLlos ningun titlllo lle) nobleza.


Cuando dos ó mas Estados quieran eonfederarse ó formal'
una alianza entte sí, no porlrán hacerlo sin el cOl1s(,nti-
miento (Id CongTeso rr;unido, i" especifleanrlo antes clara-
mente el olJjeto que se proponen y euánto tiempo delJerá
durar su contrato.


:\ingun Estado podrú erellr impuestos Ú Ilen;.chos que
af(;den á las disposiciones adoptadas por el Congreso !'flll-
nido respecto a los tratados celebrados con cualquier rey.
príncipe ú nadan, ó que se hulliescn propuesto lJOI" Llicho
Congreso á las cortes Lle Francia y España.


En tielllpd (le paz ningun Estallo podrá tener en pié de




CAP. IV. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


guerra mas buques ni tropas que las que el Cong 'eso reuni-
do juzgara necesarios para proteger el comercio de tal ó
cual Estado ó para la defensa de los fuertes; pero si tendrá
la obligacion de mantener un cuerpo (le milkia bien (lis(~i­
plinada y equipada, con almacenes militares suficientemen-
te provisto:> y el debido número de piezas de montaña,
tiendas, armas, municiones y demás efectos requeridos pa-
ra el tren de campa Ita.


Sin el consentimiento del Congreso reunido ningun Esta-
do emprenderá la g\H~rra, á menos (¡ue sea pal'a contener
una invasioll de los enemigos ú un ataquc de cualquier tri-
bu india y sea f;l peligro tan inminente qllf' no rté lugar á
quc se consulte al Congreso reunido. Tampoco podrá nin-
gun Estado conceder patentes á sus buques de guerra para
que hagan presas sino despues que el Congreso reunido
haya declarado la guerra, y en tal caso solo se usará de tal
priyilegio Imjo las condiciones establecidas por aquel cuer-
po, á no ser que se trate de una itwasion de piratas, pues
entonces se armarán los buques de guerra hasta que haya
desaparecirto el peligro ó hasta que el Congteso determine
otra cosa.


Art. 7.° Cuando por un Estado se prOCE'da á la lE'ya de
tropflS para aten(1el' á lr\ defensa eomun, serán nombrados
por la legislatura respeetil-a todos los oficiales desde el gra-
do de coronel para ahajo, quedando asimismo autorizada
aquella para cuhrir las vacantes que ocurran.


Art. 8." Todos los gastos de la guerra y (lemás que se
originasen para el bienestar público y se aprobaran por el
Congreso reunido, se abonarán del Tesoro comun que ha
(le formars!' por los rlil'ersos Esbdos en proporrion al valor
jle las tienas de cada cual y á lo que produzcan las fincas y
demás aprovechamientos, segun lo eslime pI Congrpso, pré-
yia la correspondiente inspeccioll.


Las respectivas cuotas se fijarán y recamlal'án hajo la Lli-
!'eccion de las legislaturas de los diversos Estados, dentro
del tiempo que sc¡talare el Congl'eso reunido.


Art. !J.o Solo los Estados-L:nielos que constituyen el Con-
greso tendrán el derecho eS('lusinJ de rcsoln'r las cuestio-
nes re]¡üivas á la paz ú la gUC'rra, escf'pto en los ('-aSJS (!ue
('ita el articulo G."; r á ellos tambien corresponde elH'iar Ó
¡,('cihir embajadores, y celebrar tratados y alian~ns, con tal
que_ no restrinjan el privilpgiu qlw tienen los réspectiyOS Es-
tados para ere"r impuestos y derechos, ni que se opongan
tampoco á la esportacion ó importacion de géneros del co-
mercio. El Congreso ps asimismo el único autorizado p~ra
p5tall1pcer reglas por las cuales llllP(la rpsol\'prse qué cap-
turas son lHgales y e<llno ¡]pllerán repartirse los benelicios.
() igualmente se lc autoriza para conceder patentes y nom-
brar los tribunales que han rl(~ juzgar á los piratas )' c!pmns
,lclincuentes, pero con la eondicion de que ningun miemllro
(Ip[ Congreso Sf'a llomhrado juez de cualquiera de aquellos.


Ei Congrpso rellnido será la última autoridad á quien se
deha apdar cuaIl(lo oculTieran disputas ó diferencias entre
dos ó mas Esta(los r8SpE'eto á cuesÚon de limites, jurisdic-
"ion ú otro asunto cualquiera, y f'n este caso se procerlern
riel modo siguiclltP; Cuando la autoridad legislatil'a ó cjecu-
ti"<1, Ó el ag"ntp 1('~[1I de uno de los Estados -cn que Se' ha


suscitado la controversia, presente una petieion al Cong/'e-
so en la que se manifieste el asunto de que se trata, solici-
tando que se le oiga, se dará conocimiento de esto al utro
Estado, fijálHlose el dia en que deban presentarse amb<1s
partes por si ó por medio de agentes autorizados, los cuales
podrán, prévio el oportuno ,consentimiento, nombrar los
jueces que deban constituir el tribunal que resuelya la cués-
tion, En el caso de no haher avenencia, el Congreso nom-
brará tres personas ae cada uno de los Estados-Unidos, y en
la lista de sus nombres. las partes interesadas irán taehan-
do uno u uno alternatiyamente hasta que el número qued('
reducido á trece individuos, entre los cuales se echar;lIl
suertes para que no menos de siete ni mas (le llUeyE'. segull
lo disponga el Congreso, sean los comisionados ú juec('~
que resuelyan definitivamente el pleito. En el ca,;u dl' l¡UI'
una de las parte" dejara de presentarse el dia prelljado, Sill
alegar razones que en concepto del Congreso justifiquen In
falta, este llrocedertt eomo ya se ha dicho á nomhrar tre~
personas de eada Estado, y des pues de cumplir con los re-
quisitos (~itados anteriormente, se constituir'á en la forlll:l
ya prescrita el trilmllnl, cuya sentencia será def1nitiva, aUII
cuando alguna de las partes interesadas rehusf' someters('
tI la Hlltori(lad de aquel ú quiera apelar del fallo. En to']"
easo el juicio ó sentencia y dpmás procl'dimientos á que'
hubiera dado lugar la reclamacion, se remitirán al Congre-
so á lin de que éste los archive con las actas para la seguri-
dad de las partes interesadas y efectos á que hubiere lugar.


Todas las diferencias que se suscitaren entre dos ó mas
Estados acerca de los derechos de propiedad sobre las tier-
ras ele sus rcspecti,'as jurisdicciones, serán resueltas por el
Cnngrf'RO (11'1 Illismo modo, y hajo los mism'~'s procedimien-
tos, si es posiblf', que las esta blecidas anteriorntellt(~ para la
resolucion de las CUC'StiOllE'S sohre propiedad territorial.


Al Congreso reunido corresporllh~ eselnSi\'flmente el (len'-
dLO de acuñar moneda, fijal1!lo el valor y aleaeion (le 1"
misma, ya por su propia autoridad ú por la de los respecti-
YOS Estados, estableciendo igualmente cuáles hayan de se/'
hts pesa.s y medi(las que debcn regir cn los Estados-Vnidos.
I)el mismo modo queda autoriza(lo para regular el comercio,
resolH'l' las cuestiones eOIl los indios de la manera nws
cOllyeniente para que llO se perjudique ningun Estado; or-
ganizar el sen'icio de postas y r:orrnos Clnn hayan de eircu-
lar por todo el pais, fijar el derE'cho ele timbre que sc j uzgUf'
necesario para el sostE'nimiento de las oficinas ~' nombrar
el1 tlll los oficiales del ejército )- de la armada al selTiciu de
los Estados-Vnidos.


Se autoriza al Congreso para que nombre un Comitü , que
se denominará Comité de los Estados, compuesto !le un re-
presentante de calla lUlO de aquellos, y asimismo procederil
ií la form<1cion rte las juntas y IloIllllramiento (le los 8mplea-
(los civiles que en sn cmwepto fueren necesarios para la mp"
jor administracion de los negocios públicos. El Congreso CUI-
dará igualmente de a"eriguar cmiles "can las sumas necesa-
rias para atender á los gastos del pais, y se le autoriza
tambiel1 para contraer empréstitos, emitir letras dE' credito,
organizar una escuadra _ fijar el número de hombrf's (le que
ha llf' componerse el ejército y redmnal' por último á cada




400 HISTORIA DE LOS CAP. IV.
Estado el contingente (lue le corresponda, segun el numero
de habitantes blancos que en él hubiera. Las respectivas
legislaturas de los Estados nombrarán oficiales para los re-
gimientos, y organizados estos, se les armará y equipará
convenientemente á espensas de los Estados-Unidos, des-
pues de lo cual mareharán dichas fuerzas al punto que de-
signe el Congreso y dentro del tiempo que cl mismo prefija-:
ra; pero si, atendidas las circunstancias, juzgase oportuno
aquel cuerpo que tal ó cual Estado no facilite refuerzos ó
que suministre por el contrario un contingente mayor del
'lue se le hulJiera señalado en otras ocasiones, deberá cum-
plirse la órden á menos que la legislatura respectiva reco-
nozca que no puede llevarsc á efecto.


E! éongreso reunido no podrá declarar la guerra ni facili-
tar patentes en tiempo de paz, ni celebrar tratados ó alian-
zas, ni acuñar moneda, ni emitir letras de crédito, ni hacer
empréstitos, ni apropiarse cantidad alguna, ni fijar el nu-
mero de buques de guerra que han de construirse ó com-
prarse, asi como tampoco el número de hmnlJres [le que
(leba componerse el ejéreito; ni nombrar en fin un coman-
,lante en jefe del ejército ó armada, á menos que aprueben
¡~stas medidas nueve Estados de la Union. En los demás
asuntos no se tomará tampoco rcsolucion alguna si no se
vota favorablemente por:una mayoría en el Congreso reunido.


El Congreso de los Estados podrá suspender sus sesiones
. hasta cualquier época del año cun tal que la suspension no
esceda del plazo de seis meses; pero debe publicar men-
sualmente el diario de sus sesiones, reservándose sin em-
bargo el derecho de no dar cuenta de todo lo referente a
tratados, alianzas ú operaciones militares y demás asuntos
solJre los cuales jllzgara oportullo guanlar ";PC"rAto. En el
dta[lo diario (lelJPrim (;onsignHrse tambien [os votos en pro
yen contra ele los representantes de cada Estado, siempre
'lue lo exigiere cualquiera de aquellos.


Art. 10. El Comité de los Estados podrá hacer uso de los
poderes con que estimare eonveniente revestirle el Congre-
so reunido, prévio el consentimiento ele nueve Estados, con
tal que no se le conceda autorizacion alguna para el ejerci-
(]io (le la cual, segun los artículos de la Confe[leraeion , sea
necesaria la votacion unánime.


Art. 11. Si el Canadá quiere entrar en la Confederaeioll,
sujetándose á las medidas adoptadas por los Estados-Unidos,
se le admitirá en aquella, concediéndole las mismas venta-
jas y benefidos que á los demás, pero no se admitirá á otra
colonia sin la aprobacion de nueve Estados.


Art. 12. Todas las letras de crédito que se emitan, así
como los empréstitos que se hieieren ó deudas que se con-
traigan, prévia la autorizacion del Congreso, serán de euen-
ta y cargo de los Estados-Unidos, que ofrecen solemnemente
efectuar los pagos en la forma que se estipulare.


Art. 13. Cada Estado deberá conformarse con los acuer-
dos que adopte cl Congreso reuni(lo en todas las cuestiones
que se sometan a su exámen, y se cumplirán fielmente los
artículos de esta Confederacion, en la cual no podrán intro-
ducirse alteraciones á menos que estas se propongan por el
Congreso de los Estados-Unidos y se confirmen luego por la
legislatura respectiva de cada uno de aquellos.


y contando con el beneplácito de las legislaturas que re·
presentamos en el Congreso, las cuales nos autorizan para
aprobar y ratificar los presentes artículos de Confederacion
y union perpétua, sa7¡ed, que ~os los infrascritos delegados,
en virtud de los poderes que se nos confirieron y en nom-
bre de nuestros constituyentes, hemos resuelto confirmar
los citados artieulos, ofreciendo solemnemente que nuestras
respectivas ligislaturas prestarán su conformidad á las re-
soluciones adoptadas por el Congreso reunido en todo cuan-
to se refiera a la Confederaeion, asi como tambien de que se
observarán constantemente las presentes disposiciones por
los Estados que representamos.


En fe de lo cual hemos prestado el correspondiente jura-
mento. Dado en Philadelphia, en el Estado de Pennsylvania,
el día nueve de julio del año ele nuestro Señor de mil sete-
cientos setenta y ocho, tercero de la Independencia de Amé-
rica.


New -Hampshire.
J asías Dartlettt. Juan Wentworth.


Massachusetts-Bay.
Juan Hancock.
Samuel Adams.
EIlJridge Gerry.


Francisco Dana.
Jaime Lovell.
Samuel Holten.


Rhode-Island.
Guillermo Ellery. Juan Collins .
Enrique Marchant.


Connectit,ut.
Hogerio Sherman. Tito Hosmer.
Samuel Huntington. Andrés Adams.
Oliverio 'Xfoleott.


Jaime Duane.
Francisco Lewis.


Juan 'Xfitherspoon.


Roberto .Morris.
Daniel Roberdeau.
Jonás Bayard Smit.


Tom:ís ~I'Kean.
Juan Dickin·son.


Juan Hanson.


Rieardo Enrique Lee.
Juan Banister.
Tomás Adams.


Nueva-York.
Guillermo Duer.
GolJernador Monis.


New-Jersey.
¡';-atan Scudder.


Pennsylvania.
Guillermo Clingan.
José Reed.


Delaware.
Nicolás Van Dyke.


Maryland.
Daniel Carrull.


Virginia.
.luan Harvie.
Francisco Lightfoot Lec.


Carolina del Norte.
Juan Penn.
Constable Harnett.


.luan 'Xfilliams.


Carolina del Sur.
Enrique Laure11s.
Guillermo Enrique Drayton.
Juan Matthews.


Ricardo Hutson.
Tomas Heyward.


Georgla.
. luan \Valton.
Ectuarclo TeIfair.


Ell. Langworthy .




,.


CAPÍTULO V.
1778.


CONCLUSION DE LA CAMPAÑA DE f77S.


:;,1' Enrirjue Clinton evacua á Philadelphia.-Fuerzas inglesas yamericanas.-Opinion del consejo de guel'ra.-Medidas
que se tornaron para impedir la marcha de los ingleses.- \Vashington persigue á Clinton y resuelve atacar al enemi-
go.-Batalla (le Montmouth.-Conducta dB Lee.-Resultado de la batalla.-Causa del general Lee y su scntencia.-
Incidente de la vida de Lee.-Llegada dBla escuadra francesa.-Se hace á la vela para ~ueva-York y se dirige luego
á Rhode-lsland.-Operaeiones en Rhode-Island.-Movimiento de D'Estaing.-Combate naval.-D'Estaing resuelve
marchar á Bostol1.-Sullivan se ve precisado á retirarse.-Cartas de Washington.-Espcdicion (le los ingleses.-Des-
truccion ¡le Bedford y otras ciudades.-Ei Congreso recibe al embajador francés.-Observaciones (le Botta.-Los
ingleses resuelven usar de severidad en la guerra.-Destruecion de Wyoming.-El regimiento de Baylor, es acu-
ehillado.-La legion de Pulaski es destrozada.- Observaciones de MI'. Sparks sobre la política de los ingleses.-El
Congreso recomienda las represalias.-Byron y la flota inglesa.-D'Estaing marcha á las Indias.-Las tropas ingle-
sas se dirigen al Sur.-El ejército toma cuarteles de invierno.-Disensiones en el Congl'eso.-Carta de Washingto1\
á HarÍ'ison.-Represalias contra los indios.-Espedicion del coronel Clarke.- Washington marcha á Philadelphia.-
Plan de campaña para el año siguiente.-La guerra en el Sur.-Campbell se apodera de Savannah.-Su política . ...:..
Steubcn se dedica á disciplinar las tropas.-Opcraciones navales.-Hazañas de Biddle, .Tones, Barry y Talbot.-Sp
aprupban los art¡I'lllos de la Confederacion.


. Como era probable que pronto llegara una
escuadra francesa á las costas de los Esta-
dos-Unidos, ordenóse á Sir Enrique Clin-
ton que evacuase Philadelphia á la mayor
hrevedad, recomendándole al propio tiem-
po enviase una parte de sus fuerzas á las
posesiones francesas de la India occidental
y las demás á Nueva-York. En su conse-
cuencia, Clinton embarcó parte de sus tro-
pas, y haciendo los preparativos necesa-
rios para atravesar por Nueva-Jersey con
el grueso de las fuerzas, abandonó el 18


de junio á Philadelphia, en tanto
1.778.


que Arnold marchaba con un pe-
queño destacamento á encargarse del man-
do en aquel punto. A los pocos di as volvió
el Congreso á dicha ciudad para reanudar
sus tareas.


TOMO J.


En aquella época el ~jército inglés que
ocupaba á Nueva-York, Philadelphia y
Rhode-Island, se compon~a de treinta mil
hombres, mientras que el de \Vashington
no pasaba de.1a mitad, siendo probable que
no pudiera elevarse á mas de veinte mil
hombres. Aun cuando el consejo de guerra,
suponia que las fuerzas inglesas eran mu-
cho mas inferiores, no se creyó oportuno
tomar la ofensiva, y á escepcion de \Vas-
hington y otros dos ó tres oficiales, la ma-
yoría optó por no atacar al enemigo ni dar
una batalla decisiva. Lee, que acababa de
ser canjeado, llegó hasta el punto de decir
que seria criminal arriesgar una accion con
un enemigo tan superior en disciplina, y
como otros muchos oficiales opinaran del
mismo mod,o, Washington tuvo que reslg-


m




4,98 HISTORIA DE LOS CAP. V.


narse, pues aunque él estaba por la bata-
lla, no queria obrar contra las opiniones de
su Consejo en asuntos de tanta importancia.


Antes de esto, VtT ashington habia desta-
cado al general Maxwell con la brigada de
Jersey, dándole órden de marchar al De-
laware á prestar su auxilio al general Dic-
kinson, que se ocupaba en reunir la milicia,
á fin de romper los puentes, cortar los ár-
boles con objeto de interceptar los caminos
y hostilizar á las tropas inglesas en su re-
tirada.


De los dos caminos que 'conducian desde
Philadelphia á Nueva-York, tanto el de la
orilla oriental del Delaware como el de la.
occidental iban á terminar en Trenton, y
como el ejército inglés no se viera moles-
tado por los americanos, cruzó el rio por
Gloucester Point, tomando luego el último
de los citados caminos.


Comprendiendo Sir Enrique Clinton que
tenia que atravesar un pais que le era hostil,
tuvo la prudencia de llevar consigo un gran
número de bagajes y de víveres; pero pre-
cisamente esto entorpeció la marcha del ejér-
cito que dirigiéndose lentamente por Had-
donfieldy Mount Holly, no llegó á Cross-
wicks y á Allentown hasta el 24 de junio,
habiendo tardado siete dias. en recorrer
menos de cuarenta millas. Aquella lentitud
hacia creer á los americanos que Sir En-
rique Clinton estaba dispuesto para el ata-
que, razon por la que el general ~Iaxwell,
que se hallaba apostado en Mount HoIly,
se retiró al aproximarse los ingleses, y ni
este jefe ni Dickinson tuvieron por conve-
niente molestarle.


Como el ejército inglés se hallaba á cor-
ta distancia del Delaware, \Vashington que
habia salido de Valley Forge el mismo día
en que Sir Clinton evacuó á Philadelphia,
creyó necesario dar un rodeo y cruzar el


rio por Coryell's Ferry, cuyo movimiento
practicó eldia 22 de junio, situán-


1,778. dose luego en Hopewell, donde es-
tuvo todo el dia 23.


Dos caminos conducian desde Allentown
á N ueva-York: uno que por South Amboy
iba á desembocar en el Hudson, y el otro
que tomaba la direccion de Monmouth y
Sandy Hook. El primero de dichos cami-
nos era algo mas corto, pero como cruzaba
por aquel punto el rio Raritan, podia ser
difícil y peligroso, atravesarlo en presencia
del enemigo, por cuya razon Sir Enrique
Clinton resolvió dirigirse por Sandy Hook,
evitando así un obstáculo.


Washington volvió á pedir parecer al con-
sejo de guerra cuando se hallaba en Hope-
well, y como Lee persistiera en la opinion
emitida anteriormente, opinion de que par-
ticiparon los demás oficiales, el comandan-
te en jefe creyendo ya comprometida la
reputacion del ejército y sabiendo además
que el pais esperaba que se atacase al ene-
migo, resolvió obrar segun le pareciese me-
jor y por su propia cuenta. \Vashington,
aunque prudente, no dejaba de ser empren-
dedor y no podia persuadirse que las proba-
bilidades de éxito fuesen tan inciertas como
querian suponerlo Lee y otros al anunciar
que serian fatales las consecuencias de un
ataque. El plan de los oficiales consistia
principalmente en reforzar con mil quinien- .
tos hombres el cuerpo de ejército que se ha-
llaba cerca del flanco izquim'do del enemigo,
á fin de aprovechar las ventajas parciales
que podian obtenerse y para que fuese maS'
fácil obrar segun lo exigiesen las circuns-
tancias.


Al recibir noticia \Vashington de que Sil'
Enrique Clinton marchaba hácia Montmouth
Court-House, destacó al general vVayne con
mil hombres, y dispuso que el generl Lafa-




."" t


.;






CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 4lJlJ


yette se encargase del mando de aquellas primero que abandone el campo de batalla.»
fuerza,s con órden de a,provi?ch&r J& primer&
oportunidad y atacar la retaguardia del ene-
migo. Advertiremos de paso que el mando
de aquellas tropas se habia ofrecido -prime-
ramente al general Lee el cual no quiso
aceptarlo. Todo el ~lército siguió á una dis-
tancia conveniente al cuerpo avanzado, á fin
de auxiliarle en caso necesario, y llegó á
Cranberry á la mañana siguiente, en tanto
que Clinton, conociendo que se aproxima-
ban los americanos, situó á sus granaderos,
infantería ligera y cazadores en la retaguar-
dia, <lisponiendo que los bagajes se coloca-
ran al frente. Washington reforzó luego el
cuerpo avanzado con dos brigadas mas y
dispuso que el general Lee, que por razones
que no sabemos habia muda<lo de parecer,
se encargase <lel mando de las tropas por
haberlo solicitado así. A la mañana siguien-
te, 28dejunio, envióse una órden á Lee para
que siguiera avanzando y atacase al enemi-
go, á menos que hubiera poderosas razones
para lo contrario, pero cuando el coman-
dante en jefe hubo recorrido cinco millas
con objeto <le auxiliar á su avanzada, vió
que esta, compuesta entonces de cinco mil
hombres, se retiraba por órden de Lee sin
que hubiera mediado encuentro alguno y sin
razon fundada para ello. Admirado Was-
hington al ver que no se le obedecia, dirigióse
á Lee preguntándole qué significaba aquello,
y como aquel jefe contestase de una manera
algo brusca y poco comedida (1<), dióse ór-
den á los batallones del coronel Stewart y del
teniente coronel Ramsay <le formar en un ter-
reno que pareció conveniente para tenerenja-
que al enemigo, y pregunta<lo Lee que si que-
ria encargarse del mando, accedió inmedia-
tamente diciendo á Washington: «Vuestras
órdenes serán obedecidas, y no seré yo el


C) Véase la l'ida de Washington por Irving, vol. i, p. 318.


Poco . dl?spul?s OOmAn7.Ó un vivo o&ñoneo
entre los ingleses y americanos y un fuego
muy nutrido entre las avanzadas inglesas y
los dos batallones que destacara Washing-
ton, los cuales permanecieron en el terreno
hasta que el general Lee, que en efecto fué
el último en retirarse, volvió á la cabeza de
la retaguardia.


El ataque á los ingleses dió tiempo á que
el ala izquierda del ejército americano se si-
tuara en el bosque y en la eminencia á don-
de se dirigia Lee, y una vez en aquel punto
Lord Stirling, jefe de las fuerzas, consiguió
contener la marcha de las tropas británicas
con el auxilio de alguna infantería. El ge-
neral Greene tomó entonces una posicion
muy ventajosa á la izquierda de Lord Stir-
ling (*), de modo que cuando los ingleses
intentaron dar la vuelta por el flanco iz-
quierdo del enemigo, fueron rechazados
enérgicamente, y lo mismo le sucedió al
dirigirse hácia la derecha, porque la arti-
llería de Lord Greene les cerró igualmente
el paso. Entretanto Wayne avanzó con un
cuerpo de tropas é hizo un fuego tan cer-
tero contra los ingleses, que estos se vie-
ron precisados á emprender la retirada· y
fueron á ocupar la posicion abandonada an-
tes por Lee. Entonces \Vashington resolvió
atacarles inme<liatamente y dió órden al ge-
neral Poor para que se moviese hácia la
derecha, en tanto que el general \Voodford
lo hacia hácia la izquierda, mas no pudie-
ron ponerse al alcance del enemigo hasta
llegada la noche, por lo cual fuéles preciso
permanecer en el sitio donde habian llegado


(*) Al hablar Lafayette de esta batalla dice lo siguien-
te: «Nunca demostró Washington tanta actividau como en
aquella accion, y bien puede decirse que su presencia so-
lo contuvo la retirada del enemigo, y que sus disposicio-
nes decidieron la vietoria. Su aspecto al presentarse á ca-
ballo, su valor y serenidad escita ron el entusiasmo de las
tropas.))




500 HISTORIA DE LOS CAl'. V.


para dar el ataque á la mañana siguien- ta en el ataque, gracias á la cual se habia
te (*). El general \Vashington, á pesar de obtenido la importante victoria de Monmouth
la gran actividad que desplegara durante sobre el ejército inglés al mando del general
todo el dia, esponíéndose á los mayores pe- Sir Enrique Clinton.»
ligros, se embozó en su capa y pasó toda la Es probable que Washington no tuviese
noche debajo de un árbol con la esperanza iI}.tencion de hacer un cargo á Lee por la
de renovar la accion tan pronto como se di- conducta que observó en el campo de ba-
siparan las tinieblas. talla, pero este jefe no habia olvidado las


Sin embargo, los ingleses se alejaron du- espresiones que le habían sido dirigidas por
rante la noche tan silenciosamente que el Washington y le escribió dos cartas tan
general Poor no oyó la menor cosa, aun. ofensivas que se le hizo comparecer ante
cuando se hallaba muy cerca de ellos. E11 un consejo de guerra, á instancia suya.
enemigo dejó tras sí cuatro oficiales y cua- para responder de su conducta. Hé aquí 10:-
renta soldados tan mal heridos, que no fué cargos que se le hicieron: l. o Por desobede-
posible trasladarlos á otra parte, y luego se cer las órdenes superiores, no atacando al
supo que los ingleses habian continuado su, enemigo el dia 28 de junio, segun se le pre-
marcha sin mas interrupcion hasta llegar á ¡ viniera; 2. 0 por la conducta que observó en
las cercanías de Sandy Hook. \Vashington ' el mismo dia al retirarse desordenada y ver-
no creyó oportuno perseguir al ejército real gonzosamente ante el enemigo sin necesidad
y poco despues condujo á sus tropas á las de ello ("'); 3. o por su falta de l'espeto en las
orillas del Hudson. Los americanos perdieron dos cartas que dirigió al comandante en jefe:
en aquella accion doscientos cincuenta hom- Despues de una en~josa declaracion ante
bres entre muertos y heridos, y los ingleses el tribunal, del que era Presidente Lord
treseientos cincuenta incluso los prisioneros. Stirling, Lee rué reconocido culpable yse le
En realidad no puede decirse que la victoria condenó á -privarle de todo cargo en el ejér-
se declarara en favor de los americanos, mas cito por el término de un año, sentencia que
á pesar de esto el resultado fué satisfactorio, el Congreso aprobó despues de algunas vaci-
pues aquellos se batieron valerosamente, y laciones. Lee J profundamente disgustado,
á no ser por la estraña conducta del general abandonó el ejército para no ingresar mas
Lee, hubiérase obtenido á no dudarlo un en él, Y murió al fin en Philadelphia el 2 de
triunfo completo. octubre de 1782, despues de una vida en que


Nueve dias despues de la batalla, el Con- se distinguió tanto por sus locuras é inmo-
greso resolvió por unanimidad: «que se die- ralidad, como por sus grandes conocimien-
sen las gracias al general Washington por tos militares (**).
la actividad con que abandonó el campamen- (') Al hablar cl Jucz !\Iarshall de la defensa quc hizo Lee
to de Valley Forge para perseguir al enemi- ante el tribunal, dice lo siguiente: « Este jefe alegó par"
go; por sus acertadas disposiciones al formar justificar su rctirada una infinidad de razones que sino ab-


solutamente plausibles, hacen aparecer el caso tan cuestio-
la línea de lJatalla, .Y por su valerosa condüc- nable que es muy posible que nunca sc hubiera tratado <lo


abrir una informacion si Lee en vez de esplicarse no hubiera
(*) Para que pueda formarse una idea de cuan inten- ultrajado al comandante en jefe.))


so era el calor de _aquel dia, basta decir que perecieron (")!\Ir. Sparks hace mencion de un curioso incidente de
sofocados cincuenta y nueve ingleses, así como tambien la vida dcl gcneral Lce. Cuando el ejército se hallaba en
"Lgunos americanos. Valley Forge, recibiósc órden del Congreso, para que Was-




CAP. V. E"l'ADOS-l'NIDOS. WI


A principios de julio, precisamente cuan- barra por Sandy Hook, y como rehusasen pt~­
do el ejército inglés llegaba á Nueva-York, netrar en el canal, vióse D'Estaing en la
apareció en las costas de Virginia la escua- precision de dirigirse hácia los cabos del
dra francesa al mando del conde D'Estaing, Delaware, y una vez allí, variando el rum-
que á pesar de haberse hecho á la vela en bo, encaminóse directamente á Rhode-Is-
Tolon el 13 de abril, no pudo llegar antes land, á donde arribó el día 29 con la inten-
por serIe los vientos contrarios. Esperábase cío n de dar un ataque, en el cual debia
confiadamente que el conde D'Estaing en- auxiliarle el general Sullivan con un cuerpo
contraria aun á los ingleses en Philadel-, de tropas del ejército de \Vashington y al-
phia; y de suceder así, es seguro que aque- I gunas fuerzas de Nueva-Inglaterra.
llos no hubieran podido escaparse, viéndose: Hacia algun tiempo que los americanos
cogidos entre los franceses por mar y los estaban preparándose para apoderarse de
americanos por tierra. Al saber que las tro- : Rhode-Island, bajo la direccion de Sullivan,
pas británicas habian evacuado Philadelphia, I encargado de inspeccionar las operaciones;
el conde D'Estaing se dirigió hácia el Nor- I mas como quiera que las medidas tomadas
te, presentándose el 11 de julio en las Ín- por éste llegasen á conocimiento del general
mediaciones de Sandy Hook, donde Lord I Pigot, comandante de la isla, este jefe dis-
Howe, cuya flota ascendia solo á seis lm- : puso que se hiciera una escnrsion á Provi-
ques de línea, algunas fragatas y otros bar- : dencia por dos distintos cuerpos de tropas,
cos menores, y que ya estaba informado de uno al mando del coronel Campbell y otro á
la llegada del conde, ocupábase en distribuir las órdenes de Eyre. El resultado de aquella
convenientemente sus fuerzas para atender i fué apoderarse los ingleses de algunos alma-
á la defem;a de K ueva-York. Poco tiempo: cenes militares, varias galeras y bergantines
despues, presentáronse á la vista los buques' armados J' mas de cien botes que se desti-
franceses, mas no siéndoles favorable el naban á una espedicion. Estas pérdidas re-
viento, viraron de bordo el 22 de julio, y ,tardaron los preparativos del general Sulli-
entonces se creyó que atacarían inmediata- ¡ van, y pasaron bastantes días, despues de
mente á la flota británica por otro punto. la llegada de la flota francesa, antes que los
Sin embargo, los pilotos franceses opinaron a,mericanos se hallasen en disposicion de coo-
unánimemente que no podrian atravesar la peral' con su auxilio.


Rhode-Island se divide en dos partes uni-
hington tomase el juramento de los oficiales generaleRo d


as entre sí por un istmo v se encuentran Estos se hallaban en derredor del comandante en jefe, te- .;
niendo la Biblia segun era costumbre, pero cn el momento á su alrededor varias isletas. Hácia la parte
de ir á prestar juramcnto Lee apartó su mano dOR veces oeste del istmo, se halla N ewport, que es la
scguidas, cuya accion pareció á todos tan estraña que los
demás oficiales no pudieron menos de sonreírse. Al pregun- ciudad principal de la isla, y poco mas allá
tal' Washington qué significaba aquello, contestó Lee: «Tra- hay otra llamada Connanicut, situada entre
tándose del rey .Jorge 1 me dispenso dc contraer alianza con Rhode-Island y la tierra firme. La ciudad tie-
él, Y tengo algunos escrúpulos de hacerlo respecto al prín-
cipe de Gales.)) Tan estraña respuesta escitó una carcajada
general y por algun tiempo se interrumpió la ceremonia,
mas luego Lee prestó el juramento como los demás. La
conducta que observó luego aquel jefe en Monmouth dió ln-
·gar á que se sospechase de su patriotismo, pero acaso 110
fnera todo aquello mas que una de sus escentricidades.


ne tres entradas: una por el oriente conocida
con el nombre de Seakonet Passage, otra por
el oeste que se llama el Canal principal, y
la última en fin por Connanicut, que se de-
nomina Narraganset Passage.




5112 IIISTORIA DE LOS CAP. V.


La guarnicion inglesa al mando del gene-
ral Pigot se componía de seis mil hombres,
de los cuales el cuerpo principal se hallaba
en Newport; tres regimientos en Connanicut,
y el istmo estaba defendido por una cadena
de reductos, mientras que en cada una de
las entradas por mar habíanse situado va-
rias fragatas y galeras que se destruyeron
luego al presentarse el conde D'Estaing á
fin de que no cayeran en su poder. El coman-
dante francés situó convenientemente algu-
nos buques de guerra en Seakonet y Narra-
ganset, en tanto que cerraba el paso del canal
anclando su flota en la embocadura, y en
esta situacion permaneció hasta el 8 de agos-
to, en que los americanos, hallándose ya
dispuestos á cooperar con su auxilio, diri-
gióse el conde hácia el puerto sufriendo al
pasar el fuego de algunas baterías, y ancló
luego entre Newport y Connanicut.


Al presentarse la escuadra francesa en
Rhode-Island, envióse inmediatamente un
parte á Nueva-York, y entonces Lord Howe,
cuya flota se habia aumentado con ocho bu-
ques de línea de cincuenta cañones, cuatro
fragatas, tres brulotes y cierto número de
barcos mas pequeños, se hizo á la vela hácia
Rhode-Island, des pues de haberse detenido
tres ó cuatro dias por ser los vientos contra-
rios. El jefe inglés llegó el 9 de agosto al
punto de su destino, y ancló en Pointjudith
á poca distancia de la entrada del canal prin-
cipal.


Habiendo cambiado el viento en la maña-
na del lO, resolvió el conde D'Es,taing ha-
cerse á la vela para ir á probar la pericia de
Lord Howe en el Océano (*); yen su con-
secuencia, abandonando la importante posi-
cion en la qué tanto podia ayudar á los ame-


(') Véase la "Viclrr de Jurrn Sullivan, por Peabody, pág. 98,
en la cual se discute la conducta del conde D'Estaing, y las
<::onsecw:lleias de ella.


ricanos, dirigióse al mar en busca de la flota
británica. Al ver Lord Howe cuán formida-
ble era el enemigo que avanzaba contra él
y no siéndole favorable el viento,
, . . 1778.
evItó el encuentro mamobrando con
gran destreza á fin de obtener aquella venta-
ja para sí, lo cual dió lugar á un combate
que duró hasta la noche sin que ninguno de
los dos jefes enemigos pudiera conseguir su
objeto. Al dia siguiente, cuando ya se iba á
comenzar la lucha de una manera formal,
viéronse separadas las flotas por una furiosa
tormenta, que dispersando los buques les
causó grandes averías. Despues de esto hubo
algunos combates parciales entre los barcos
menores de una y otra parte, mas como ni
ingleses ni franceses pudieron conseguir la
menor ventaja, Lord Howe se volvió á Nue-
va-York, y el conde D'Estaing á Newport á
fin de reparar sus averías.


Cuando el comandante francés fué á bus_o
car á Lord Howe desde Rhode-Island, el ejér-
cito de Sullivan, compuesto de diez mil hom-
bres, la mayor parte de ellos de la milicia,
se hallaba ya dispuesto á comenzar las ope-
raciones, pero luego se propuso no romper
las hostilidades hasta que volvieran los fran-
ceses, á fin de no ofender al conde D'Estaing.
que habia demostrado ya ciert.o enojo por
cuestiones de forma y ceremonia. Sin embar-
go, como al ejército americano no le era
posible permanecer mucho tiempo reunido,
desechóse luego la proposicion y se acordó
activar las operaciones.


Entretant.o el general Pigot mandaba re-
t.irar sus tropas de Connanicut, á fin de
concentrar sus fuerzas en las cercanías de
Newport, donde ocupaba un campamento
atrincherado; mientras que el ejércit.o ame-
ricano ,trasladándose desde la tierra firme
al norte de la isla tomaba posesion de una
fortificacion que los ingleses habian abando-




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 503


nado, y marcharon luego hácia Newport
para sitiar el campamento enemigo.


Pero el 12 de agosto, antes que Sullivan
pudiera comenzar las operaciones, su ejérci-
to se vió envuelto por el mismo huracan y la
furiosa tormenta que dispersara los buques
de las escuadras enemigas, y que tambien
causó esta vez grandes estragos, pues las
tiendas de campaña de las tropas quedaron
completamente inservibles y se inutilizaron
las municiones, no siendo posible hacer uso
por el pronto de las armas de fuego. Los sol-
dados, que no tenian donde resguardarse,
padecieron mucho, y algunos fueron vícti-
mas de aquella tempestad que duró tres
dias; mas al fin avanzó el ejército americano
hácia las líneas británicas y comenzó el sitio.
Sin embargo, la ausencia de la flota fué
causa de que el general Sullivan se encon-
trase en una situacion muy crítica porque los
ingleses que se hallaban en Newport podian
recibir refuerzos fácilmente, y si bien se pre-
sentó en la isla D'Estaing el dia 20, la ale-
gría de los americanos fué de corta dura-


. cion, por haber anunciado el comandante
francés que en cumplimiento de una órden
escrita y conforme con el parecer de sus ofi-
ciales, se haria á la vela inmediatamente
para Boston. El conde manifestó que con ar-
reglo á sus instrucciones debia refugiarse en
aquel puerto en caso de algun desastre ó de
encontrarse la flota británica con fuerzas su-
periores, y que hallándose sus buques ave-
riados y como por otra parte se esperaba la
llegada del almirante B'yron con refuerzos de
Inglaterra, esto constituia, segun la oficia-
lidad, el caso previsto en las instrucciones,
por lo :cual érale preciso hacerse á la vela
para Boston.


Convencidos de que con la marcha del co-
mandante francés fracasaria por completo la
empresa, tanto Greene como Lafayette ro-


garon á D'Estaing en una entrevista parti-
cular que tuvieron con él, que no persistiera
en su resolucion, abandonando los intereses
de la causa comun. Representáronle cuánta
era la importancia de la empresa comenzada
así para Francia como para América, y le
dijeron entre otras cosas que todas las ope-
raciones se hallaban tan adelantadas que
podria contarse desde luego con la victoria;
que no debia abandonarse el proyecto porque
de este modo iban á, disgustarse los america-
nos, quienes contando con la cooperacion de
la flota francesa, habian hecho esfuerzos
increibles á fin de asegurar el éxito; que
abandonar la causa en tan crítico momento
seria lo mismo que facilitar un triunfo á los
enemigos, los cuales criticarían así la alianza
de los franceses, y finalmente que el mal éxi-
to obtenido en el Delaware, en Sandy Hook
'yen Newport no podia menos de producir
una gran irritacion en los ánimos. Greene y
Lafayette añadieron que con una flota ave-
riada seria muy difícil atravesar los bancos
de Nantucket, y que por esto convendria
mejor hacer las reparaciones en Newport,
donde además encontraria la escuadra mas
ventajas que en Boston para combatir al
enemigo. Pero todo fué en vano, pues D'Es-
taing á pesar de una protesta que se entregó
al conde, firmada por todos los oficiales es-
cepto Lafayeite, se hizo á la vela el
. . d· d 1778. dla 22 de agosto y tres las espues


ancló en el puerto de Boston.
Segun dice Gordon, el general Sullivan


se disgustó tanto con la marcha de la flota
francesa, que olvidando por un momento la
prudencia que debe observarse en cuestiones
de política, escribió en la órden del dia lo
siguiente: «El general no puede lUenos de
lamentar la repentina é imprevista marcha
de la flota francesa, pues ve en esto la in-
tencion de disgustar á los que contaban con




IJISTORIA DE LOS CAP. v.


el auxilio de Francia, por mas que no deba
suponerse que semejante medida pone en
peligro al ejército ó parte de él. Este hecho
probará sin :embargo que América es capaz
de obrar por sí sola, sin mas apoyo que el
de sus armas y aun cuando no la ayuden
los aliados.» Dos dias despues, el general
Sullivan trató de dulcificar en una segunda
órden el contenido de la primera, declarando
que no habia sido su intencion decir que la
flota francesa se hubiera marchado con nin-
gun fin particular, y que no era tampoco su
ánimo hacer interpretaciones que perjudica-
sen á nadie. Cuando D'Estaing llegó á Bos-
ton, es decir, el dia 26, escribió al Congreso
manifestando cuántos eran los apuros de la
flota, tanto por falta de agua como de pro-
visiones, que la carencia de estos dos artí-
culos iba siendo cada vez mas grave; que le
era preciso atender á la conservacion de la
escuadra, y que no podia por lo tanto seguir
ocupándose en buscar medios de adquirir
víveres. Además de esto justificó su presen-
cia en Boston por el mal estado de sus bu-
ques, porque tal habia sido el parecer de sus
oficiales y porque ignoraba en fin dónde se
hallaria la flota de Lord Howe y con qué
fuerzas contaba esta. Tambien espresó su
disgusto por la protesta que presentó Greene.


Acaso no ora razonable censurar al conde
por haberse marchado á Boston, puesto que
todos sus oficiales habian insistido en que se
adoptase aquella medida; pero debe tenerse
en cuenta que si hubiera vuelto á Newport,
es mas que probable que habria capitulado
la guarnicion antes de que pudiera socorrer-
la el general Howe. No faltó quien dijera
con este motivo: «que al marcharse la flota
á Boston equivalia. á una fuga vergonzosa.
con la cual se acababa de perder la ocasion
mas favorable que nunca se presentara de
obtener una victoria;» y se produjeron infi-


nitas quejas contra los franceses. Las cartas
que en aquellos dias se recibieron en Boston
estaban llenas de inventivas cuyo objeto era
indisponer á los habitantes con el conde
D'Estaing y toda su oficialidad, y fueron ne-
cesarios los buenos oficios de la parte mas
sensata de la poblacion para evitar cuestio-
nes desagradables. Mas de doscientos volun-
tarios abandonaron el campamento en menos
de veinte y cuatro horas, cuyo ejemplo fué
imitado por varios individuos de la milicia.
de tal modo que al cabo de tres dias el ejér-
cito de Sullivan disminuyó hasta el punto
de no ser ya sus fuerzas mas numerosas q ne
las del enemigo.


En aquel estado de cosas, Sullivan resol-
vió el 26 de agosto levantar el sitio y reti-
rarse al norte de la isla, antes de abandonar
por completo la espedicion. El dia 29 púsose
en marcha con todo el ejército, y aunque
perseguido de cerca por los ingleses y las'
tropas de Hesse, alcanzó su vanguardia sin
esperimentar pérdidas; pero como quiera que
el enemigo recibiera refuerzos, trabóse una
reñida batalla en los alrededores de Quaker
Hill, en la cual hubo considerables .pérdidas
por ambas partes, si bien al fin consiguie-
ron los americanos rechazar á los ingleses
con admirable valor. Durante la noche del
30 las tropas de Sullivan alcanzaron la tier-
ra firme atravesando los pasos de Bristol y
Howland's Ferry.


Tal fué el resultado de una espedicion,
emprendida no solo con grandes probabilida-
des de éxito, sino tambien con todos los ele-
mentos necesarios para obtener un brillante
resultado. El general Sullivan se retiró con
mucha oportunidad, pues al dia siguiente
llegó Clinton con cuatro mil hombres y una
escuadrilla para socorrer á Newport, y si
los vientos le hubieran favorecido mas, ó si
Sullivan no hubiese apresurado su retirada.




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS.


seguro es, que asaltada la isla por un enemi- los buques en la última tempestad, version
go de fuerzas muy superiores é interceptado que en mi concepto es la que debe propa-
el paso por los buques ingleses se habria garse. Como estas razones os llamarán la
visto el jefe americano en una situacion des- atencion, debo recomendaros que useis de
esperada. El Congreso dió gracias á Sulli- toda vuestra influencia á fin de apaciguar
van por su prudencia y acierto. los ánimos para que las personas que deben


Washington, que preveia cuán tristes con- prestar auxilios á la flota no dejen de hacer-
secuep.cias podrian resultar del descontento 110. Dober nuestro es sobrellevar con pacien-
general, puso en juego toda su influencia cia las desgracias y contratiempos, evitando
para calmar los ánimos de unos y otros y no que las animosidades perjudiquen á nuestros
dejó de ayudarle en la tarea el valeroso La- intereses y al bien público.»
fayette, que como siempre era muy querido En la carta escrita al general Sullivan.
por americanos y franceses. El marqués espresábase \Vashington de este modo: «Las
debia interesarse por su rey y por su patria, desavenencias ocurridas entre nuestro ejér-
pero era tan amante de América y tan fiel cito y la flota me han inquietado mucho,
amigo del comandante en jefe, que no vaciló pues todo el continente confia en nuestra
un momento en secundar sus miras, pro- mútua cordialidad y conviene conservar esta
poniendo medidas conciliatorias con el mayor mientras sea compatible con nuestro honor
afecto. y política. Las primeras impresiones son las


\Vashington escribió tambien al general
Heath, que mandaba en Boston, y á los ge-
nerales Sullivan y Greene, jefes de Rhode-
Island. En la carta dirigida al primero ma-
nifestábale sus ten~lOres diciéndole entre otras


. cosas: 4- que la marcha de la flota francesa
de Rhode-Island, en momento tan crítico,
no solo haria perder la confianza del pueblo
en sus nuevos aliados, sino que produciria
tambien resentimientos que pudieran perjudi-
car á la flota si llegaba esta á verse privada
<lel auxilio que exigian :los verdaderos inte-
reses de América; y que por esta razon era
muy conveniente combatir los malos efectos
que causam aquella medida, justificándola
favorablemente, ti fin de que la flota francesa
continuara prestando sus servicios lo mas
pronto posible.» \Vashington añadia además
lo que sigue: «La marcha de la flota de
Rhode-Islandno se ha anunciado aquí pú-
blicamente, pero cuando esto suceda, yo
alegaré que esa medida se hizo necesaria
á consecuencia de las averías sufridas por


TOMO l.


que se conservan por mas tiempo, y por
ellas juzgarán los franceses cuál es nuestro
carácter nacional; pero prescindiendo de
esto, al tratar con ellos, debemos tener pre-
sente que son un pueblo ya viejo en la guer-
ra, muy rígidos en la etiqueta militar y
siempre dispuestos á enardecerse por la me-
nor cosa. Permitidme, pues, recomendaros
muy particularmente que conserveis la ar-
monía y buena inteligencia, tratando de
dulcificar los resentimientos que abrigascn
los oficiales; y no olvideis que es de la mayor
importancia igualmente que los soldados y
el pueblo no se enteren de este asunto, ó si
lo saben ya, poner en juego cuantos medios
sean posihles para evitar desagradables con-
secuenCias. »


\VashingtoIl dijo al general Greene lo que
sigue: «~o tengo ahora tiempo ue hacerme
cargo de los argumentos y razones que se
alegaron contra el conue D'Estaing cuando
abandonó á Newport para uirigirse á Bos-
ton; pero hiciera bien ó mal, ello es. que




HISTORIA DE LOS CAl', y,


-ese contratiempo ha defraudado nuestras
esperanzas, dando acaso lugar como yo te-
mo á que se susciten disensiones y empie-
ce á reinar la desconfianza con nuestros
aliados, lo cual solo puede evitarse adop-
tando las mas prudentes y eficaces medidas
para acallar los resentimientos que pue-
-dan haberse producido ya. Mucho con-
fio en vuestro carácter é influencia para
que desaparezcan las animosidades entre
los oficiales americanos y franceses que so
hallan á nuestro servicio, y espero hagais
todo lo posible para evitar se publique la
protesta suscrita por los primeros. Recono-
-ciendo el Congreso cuán perjudicial seria
'que conociese el mundo nuestras deferen-
cias, ha dictado un acuerdo sobre este pun-
to, pero como conozco que comprendereis
cuáles son mis intenciones, inútil me pa-
rece hablaros mas sobre este asunto: solo os
ruego muy particularmente que oviteis toda
clase de cuestiones entre nuestros oficiales
.Y los franceses á fin de que no so interrum-
pa la buena armonía que debe reinar entre
unos y otros.:»


\Vashington aprovechó tambien la prime-
ra oportunidad para reanudar su correspon-
dencia con el conde D'Estaing, á quien es-
cribió una carta en la que sin hablarle de
las desavenencias ocurridas, empleó el len-
guaje mas ti proposito para mitigar el resen-
timiento que pudiese tener el comandante
francés (*). A los pocos dias de hallarse on
correspondencia el conde y \Vashington, la
irritacion del primero, que podia dar lugar
ü graves consecuencias, se convirtió en afec-
to, si bien la mala voluntad de alguna parte
del pueblo fué causa de que ocurriesen algu-
nos graves conflictos entre los marineros
franceses y americanos.


~") Yt'asc la ridu d,' n-ashingloll por Ir"illg'" yül. IlI. pá-
gil\:l 'tn!),


Al saber Sir Enrique Clinton que el ge-
neral Sullivan se habia retirado de Rhode-
Island, salió inmediatamente de Nueva-
York y á fin de quo no se frustrase del todo
la espedicion que proyectaba, dispuso un
ataque contra Nueva-Lóndres. Sin embargo,
como el invierno no era la estacion mas fa-
vorable para la empresa, encargó el Il,lando
de las tropas que iban en los transportes al
general Grey, dándole órdenes para que
marchase contra Buzzard's Bay, y hecho
esto Clinton volvió á Nueva-York. En cum-
plimiento de lo mandado Grey se hizo á la
vela con direccion al rio Acushnet, donde
desembarcó el dia 5 de setiembre, y despue~
de destruir mas de setenta barcos que en-
contró al paso, quemó una gran parte de
los pueblos de Bedforcl y Fairhaven, situa-
dos uno al oeste y otro al oriente, apoderán-
dose además de una gran cantidad de efec-
tos militares, municiones v mercancías. El


, u


general Grey habia desembarcado á las seis
de la tarde y tan rápidos fueron sus movi-
mientos que antes de las doce del dia si-
guiente habíase llevado á cabo la obra de
destruccion y se hanaban ya embarcadas to-
clas las tropas. Hecho esto el jefe inglés mar-
chó á la isla llamada .:vlartha' s Yineyard, ,Y
una vez allí quemó varios buques, destruyú
una salina, y obligando á los habitantes á
que rindiesen las armas, impúsoles la con-
dicion de entregarle un considerable número
de carneros y vacas Cine fueron un gran a~i­
yio para los ingleses que se hallaban en
~ueva-York.


Entretanto el Congreso, que habia vuelto
á Philadelphia, aprovechó aquella oportuni-
dad para recibir el 6 de agosto, públicamen-
te y con la~ debidas ceremonias, á MI'. Ge-
rard, ministro pleni potenciarío del rey do
Francia, quíen entregó sus credenciales,
pronunciando luego un lisonjero discnrso,




CAP, 11, EST ADOS-UNIDOS,


(lue fué contestado por .;vIr. Laurens en nom- I de las sangrientas pagmas de Jos anales:
bre del Congreso y de los Estados-Unidos. americanos, y reproducimos aquí sus detalles
Esto justifica las palabras del elocuente his- con las mismas palabras con que se espresa
tor¡ador italiano cuando dijo: «-que un mo- el Dr. Thacher en su Diario Militar.
narca estendia su mano poderosa para pro- En un punto situado en el brazo oriental
teger á una república contra los ataques de del rio Susquehannah existia en aquella
otro rey.» Vemos pues que la nacion fran- época una floreciente colonia llamada \Vyo-
cesa iba á prestar su apoyo á un pueblo in- ming, compuesta de ocho pueblecillos con
glés amenazado por su mismo soberano, y unas mil familias; y tal fué el celo con que
de este modo, las potencias europeas que abrazaron la causa de América, que reunie-
hasta entonces no conocieran en América ron voluntariamente unos mil soldados para
mas pueblos libres que los de los salvajes el ejército continental. El clima y fertilidad
y de los bárbaros, considerando súbditos ¿t del territorio eran los mas á propósito para
los demás, comenzaron á reconocer la in- el producto de granos, cáñamo, frutos, etc.,
dependencia y soberanía de una nacion civi- y los habitantes de aquella tierra de promi-
lizada, mostrándose dispuestas á celebrar sion podrian haber podido disfrutar de la fe-
tratados ó alianzas como con los demás licidad que resulta de la armonía y del mas
paises. Seguramente que desde el descubri- I puro afecto, si por desgracia no se hubieran
miento de la ,América por Colon no habian dejado arrastrar por el turbulento espíritu
presenciado los hombres un: suceso tan im- de partido, dividiéndose en dos bandos que
portante ni tan digno de llamar la aten- se denominaron \Vhigs y Tories. Al suceder
cion, tanto mas cuanto que era el fruto del esto suscitáronse ódios y animosidades sin
amor á la libertad y del deseo de proclamar cuento, que destruyeron los sagrados lazos
la independencia. j Tales fueron los resulta- de la familia y de la amistad, y muchos de
"(tos que produjeron, una ciega obstinacion, los mas activos habitantes, obrando por ma-
e) quiz:is un orgullo necesario por una parte, licia ó por venganza, abandonaron sus plan-
y el deseo de venganza 'por la otra! taciones, sus vecinos y sus amigos para


Al llegar aquí parécenos oportuno consig- aliarse con los salvajes, á quienes instigaron
nar, que en 14 de setiembre fué nom- y prestaron auxilio en el bárbaro acto de ma-


1778. d ID F k . h' bra o e r. ran '1m por el Congre- tal' á sus ermanos y :mugos.
so, ministro plenipotenciario en Prancia. Al saber los habitantes que se tramaba un


A consecuencia del mal resultado que ob- complot contra :ellos y conociendo cuán pe-
tuvieron los comisionados reales en Améri- ligrosa era su situacion, levantaron algu-
ca, mostráronse dispuestos los oficiales y nas trincheras y reductos para defenderse de
soldados ingleses á tratar á los americanos sus enemigos, que se presentaron á la vista
como á rebeldes incorregibles é indignos de el l. o de julio, en número de mil


t'd' . d D' . t h b t T' , 1.778. ser so me 1 os a un consejo e guerra. u- SeIscren os om res en re orles, In-
rante el curso del año ocurrieron varios dios é ingleses. El jefe de aquella turba era
ejemplos de esto, cuyas consecuencias, har- el coronel Juan Eutler, tory refugiado, ti
to deplorables, solo sirvieron para agrayar quien acompañaban otros no menos inhuma-
los horrores de la lucha. La dolorosa his- nos y crueles que los mismos indios. A fin
toria de Wyoming servirá para ilustrar una de engañar á los habitantes de la colonia, el




HISTORIA DE LOS CAP. v.


enemigo envió varios mensajeros para decir
que no tenian intencion de hacer á nadie
daño, y el traidor Butler declaró por su par-
te que no causaria á ninguno la menor mo-
lestia. Sin embargo, los habitantes desconfia-
ron de semejantes palabras, y los que se
encontraban en estado de empuñar las armas
se pusieron inmediatamente á las órdenes
del coronel Zebulon Butler, primo del jefe de
los salvajes, quien dispuso que las mujeres
y los niños se refugiasen en los fuertes. Po-
co despues aproximóse el enemigo, y bajo
el pretesto de que deseaba cclebrar una con-
ferencia l propuso que el coronel Zebulon
Butler se alejase á cierta distancia del fuerte
pára dicho objeto, á lo cual se avino aquel
jefe, llevando consigo no obstante para ma-
yor seguridad cuatrocientos hombres arma-
dos. Pero esto no impidió que el coronel fuese
víctima de la perfidia, pues apenas se hubo
al~jado un poco del fuerte; rodeáronle los ene-
migos por todas partes, y aun cuando los
('olonos se defendieron con sin igual bravu-
ra, vióse precisado el jefe á huir con unos
veinte hombres solamente. Entonces el ene-
migo embistió el fuerte, y despues de caño-
nearlo durante todo el dia, los salvajes en-
viaron como parlamentario para intimar la
rendicion á uno de los suyos, el cual, triste
es decirlo, llevaba consigo ciento noventa y
seis pieles de cr~ineo arrancadas á los que
acababan de morir. El coronel Dennison,
encargado de la defensa del fuerte, se resis-
tió hasta que vió caer á la mayor parte de
sus hombres, y cuando provisto de una b~n­
dera, como parlamentario, fué á preguntar
con (1 ué condiciones podria entregarse la
guarnicion, el feroz coronel Butler no le con-
testó mas que estas dos palabras: con el
hadul. Entonces Dennison resolvió rendirse


Bulter llevó á cabo su amenaza con sin igual
rigor, y despues de escoger unos cuantos
prisioneros, mandó encerrar á los demás,
incluso mujeres y niños, en varias casas y
barracas á las que pegó fuego inmediata-
mente. En otro fuerte que habia á poca dis-
tancia hallábanse seten ta soldados del ejér-
cito continental, los cuales al rendirse sin
condiciones fueron acuchillados bárbaramen-
te, despues de haber incendiado las casas
donde se hallaban encerradas las mujeres
con sus hijos.


Terminada esta trágica escena, los infa-
mes autores de aquel espantoso crímen pe-
netraron á sangre y fuego en la colonia
sin perdonar mas que las casas de los To-
ries, llegando su crueldad hasta el punto de
matar algun ganado y cortar la lengua de
varios animales solo para satisfacer sus san-
guinarios instintos. Aquellos caribes ator-
mentaron á uno de sus prisioneros llamadó
el capitan Badlock, rodeándole con un cír-
culo de fuego, en tanto que dos de sus com-
pañeros, los capitanes Ranson y Durkee
eran arrojados en una hoguera y atormen-
tados hasta que exhalaron el último aliento.
Un tal Partí al Terry, hijo de un caballero
respetable, que se habia unido con los in-
dios, envió á decir varias veces á su padre
que esperaba lavarse las manos con sn san-
gre, y en efecto, aquel mónstruo mató con
sus mismas manos al autor de sus di as y le
cortó la cabeza despues de asesinar á su ma-
dre, ü sus hermanos y hermanas con el ob-
jeto de quitarles la piel del cráneo! Tomás
Teuy, digno compañero de aquel mónstruo de
ferocidad, degolló tambien á su propia madre,
ti su cuñado, á sus hermanas y ti sus hijos,
sin querer detenerse hasta que hubo ester-
minado á toda la familia! Solo unas cuantas


íÍ discrecion esperando obtener alguna gra- personas, la mayor parte mujeres y niños,
cia, pero se equivocó grandemcnte, pues pudieron escaparse de aquella espontosa ma-




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 500


tanza, dispersándose por los bosques, faltos I varon los ingleses en aquella época, no podia
de alimento y sin tener apenas con que cu- ser mas desacertada, pues contando en el
brir sus miembros. Difícil seria encontrar pais con muchos amigos que tenian interés
un ejemplo de semejante iniquidad: los gri- en conservar, quemaron y destruyeron ciu-
tos de las viudas, de los niños y de los an- dades y pueblos, saqueando á los habitantes
cianos clamaban venganza al cielo, y el sin distincion, con ayuda de los indios, de-
nombre del coronel Juan Butler quedó infa- jando tras sí sangrientas huellas y sem-
mado para siempre por su villana y misera- brando por todas partes la desolacion y la
ble traicion, merced á la cual se apoderó del muerte. El ministerio aprobó todas aquellas
coronel Zebulon Butler, respetable oucial que atrocidades, lisonjeándose de que el pueblo
debió ser sagrado para él cuando llevaba la se someteria al fin cansado de tantos sufri-
bandera de parlamentario. mientos, pero el resultado fué enteramente


Habiendo sabido que Clinton proyectaba opuesto porq ne todos sabian cuáles eran sus
un ataque sobre Boston, \Vashington esta- derechos, y aun cuando abrigaran senti-
bleció su cuartel principal en Fredericksburg mientos humanitarios, era natural que se
á treinta millas de \Vest Point,en las cer- inflamasen sus pasiones y que los que en un
canías de Connecticut, pero la vuelta de la principio se mostraban pacíficos pensaran
flota británica y las tropas á Nueva-York luego en las represalias. Seguramente que el
demostró claramente que no era aquella la gabinete británico no hubiera podido elegir
intencion del enemigo. Entretanto Clinton, ningun medio mas eficaz para obligar al
lejos de permanecer ocioso, envió á Nueva- pueblo americano á persistir en una vigoro-
Jersey varias partidas de esploradores, los sa oposicion (*).»
cuales se ensañaron en los enemigos que Alarmado el Congreso con la conducta
hallaron al paso eón la misma sangrienta que venian observando los ingleses, dictó el


. ferocidad de que hemos hablado antes. El re- HO de octubre un acuerdo que terminaba con
gimiento del coronel Baylor, que se hallaba las palabras siguientes: «Nos, el Congreso
á fines de setiembre ocupando una posicion de los Estados-Unidos de América, declara-
cerca de Tappan , á fin de vigilar al enemi- mos solemnemente que si nuestros enemigos
go, fué atacado durante la noche por los in- persisten en observar tan bárbara conducta,
gleses, que hicieron una horrible matanza tomaremos una venganza ejemplar que sir-


acuchillando á casi todos los solda- va de saludable escarmiento. Apelamos al
1.778. ,


dos. Un cuerpo de caballerla que se ~odopoderoso, que conoce la rectitud de
hallaba á las órdenes de Pulaski en Egg nuestras intenciones, y ante su sagrada pre-
Harbor, fué sorprendido igualmente hácia sencia juraremos, que aunque no impulsa-
mediados de octubre, y se cometieron actos dos por la cólera ó el deseo de venganza,
de crueldad que no solo escitaron el deseo estamos resueltos á llevar á cabo nuestra
de obtener una venganza, sino que eran im- resolucion.»
propios de hombres civilizados. Al hablar El almirante Byron , que habia sustituido
NIr. Sparks de la conducta y crueldad de los á Lord Howe en el mando de la escuadra,
espedicionarios ingleses, hace las siguientes llegó á N ueva-York á mediados de setiem-
Dbservaciones, que son dignas de fijar en
ellas la atencion. «La conducta que obser- (") Yida de Wu.shington, pág. 282.




HISTORIA DE LOS CAP. V.


bre, Fero hallándose sus buques en muy hácia la parte oeste del rio porque en aquel
mal estado á causa de las tempestades que punto era mas fácil adquirir los víveres ne-


le sorprendieron durante la travesía, cesarios para abastecer al ejército. Este se
1778. .


tuvo que ocuparse prImeramente en alojó en barracas como en el invierno ante-
reparar sus averías, y no pudo hacerse á rior, pero gracias al auxilio de los franceses
la vela hasta el 18 de octubre, dia en que se esta vez se hallaban mejor equipados los de-
flirigió á Boston en busca del conde de D'Es- fensores de América.
taing. Pero el almirante inglés no era hom- Las disensiones que por entonces se sus-
bre de suerte, pues apenas llegó á la bahía citaron en el Congreso, debidas principal-
(le Bastan, es decir elLo de noviembre, mente á que los hombres mas distinguidos
sorprendióle una violenta tempestad que ar- que eran miembros de aquel cuerpo, se ha-
rastrando los buques al mar, le obligó á re- bian retirado dejando en su lugar otros de
fugiarse en Rhode-Island. Entretanto D'Es- poco valer é influencia, fueron para Was-
taing aprovechó aquella oportunidad para hington un motivo de grave disgusto. Al
hacerse á la vela el 3 de noviembre con abrirse las sesiones no solia haber presentes
rumho á la India occidental, y el mismo mas que veinte ó treinta miembros; los re-
dia salió tambien en direccion al mismo presentantes de la mayor parte de los Es-
punto el general Grant con seis buques de tados dejaron de asistir á las sesiones con
línea al mando del comodoro Ilotham, lle- mucha frecuencia, y no faltaron en fin des-
vando á hordo seis mil hombres del ejército. contentos que hallaron bastante motivo para
ingléR. De allí á poco otros dos mil hom-! criticar la insuficiencia y falta de energía deí
bres de tropas británicas á las órdenes del Congreso. Afligido \Vashington por todas
teniente coronel Oampbell so emb.arcaron estas cosas y hajo la impresion dol mas pro-
con objeto de invadir los Estados del Sur, fundo disgusto, escribió- á su amigo


'}' d 1 d P k E B . . H' d V' .. 1778. aUXl la os por e como oro ar ero ~ n enJamm arrIson, e IrgmIa, con
~neva-York quedaban no obstante suficien- fecha 18 de diciembre, una carta concebida
tes fuerzas para la defensa de la ciudad.


'Terminada la campaña en el norte y en
los Estados del centro, \VaRhington se re-
tiró con sus tropas 1:1, cuarteles de invierno,
situando á la mayor parte de ellas en am-
bas orillas del Hudson, cerca de Middle-
hrook, \Vest Point y Danlmry, y la arti-
llería en Pluckemin. De este modo formóse
una línea de acantonamientos al derredor de
N ueva-York, desde Long-Island Sound has-
ta el Delaware, dispuestos de tal modo que
podian refo-rzarse unos á otros en caso ne-
cesario. El general PllhÍam mandaba en
Danbury, Mc Dougall en Highlands y Lin-
coln se encargó del departamento del Sur.
La mayor parte de las tropas se hallaban


en estos términos:
«Para mí es tan claro como la luz del dia


que América nunca necesitó tanto como aho-
ra de la sabiduría, patriotismo y comunes
esfuerzos de sus hijos; y es por cierto muy
sensible que los diversos Estados, ocupán-
dose tan solo de sus asuntos locales, reten-
ganjunto á sí á los hombres mas entendidos.
que dehian asiRtir al Consejo general para el
bien del pais. En una palabra, yo creo que
nuestro sistema político puede compararse
con el mecanismo de un reloj, y sacaremos-
una leccion provechosa al reflexionar que
de nada sirve tener en órden las ruedas
pequeñas si se descuidan las grandes, que
son el apoyo y primer móvil de las demás.




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 511


»No es á mí á quien toca decir ahora
en qué consiste lo que sucede, mas como
nadie puede criticarme por querer bien á
mi patria, anticiparé la opinion de que ca-
da Estado, no solamente debe elegir, sino
tambien obligar á sus representantes á que
asistan al Congreso, proponiéndose prime-
ramente hacer una investigacion acerca de
las causas que han producido tan desagra-
(lables efectos para el ejército"j' en el pais,
y cuidando por último de corregir los abu-
sos públicos. De no hacer esto, no se ne-
cesita en mi concepto ser adivino para pre-
{lecir cuáles serán las consecuencias de la
~l,dministracion actual, y de que poco ser-
virán las Constituciones y las leyes que es-
tán confeccionando los diversos Estados sin
la cooperacion de los hombres mas enten-
didos del pais. Así pues, si todo se descuida
.Y seguimos por esta senda, naufragaremos
hien pronto, llevando con nosotros el re-
mordimiento de habernos perdido por nues-
tra propia locura y abandono, ó acaso por
el deseo de vivir tranquilos hasta el fin de
-BSa gran revolucion en la cual dehen tomar
parte los hombres mas ilustres é impor-
tantes de América.


»Muy de temer es, amigo mio, que los
diversos Estados no tengan una idea exacta
flel peligro que nos amenaza, pues muchas
personas, alejadas del lugar de la accion
.Y oJemlo solo las noticias que mas halagan
sus deseos, creen que la lucha se ha ter-
minado, y que organizar el gobierno y la
marcha de la política es lo único que faJ-
ta por hacer. Al decir esto, yo no me re-
fiero á ningun Rstado en particular ni es
mi ánimo tampoco hacer observaciones á
ninguno de ellos; pero el público cree, (y
si lo cree, pudiera tener razon) que los Es-
tados no se hallan representados ahora con-
venientemente, y que se descuidan y dirigen


mal los asuntos del pais , ya por la falta
de aptitud de los miembros del Congreso ó
bien á causa del desacuerdo que reina en-
tre ellos por atender solo á sus miras par-
ticulares. Si es así, debemos lamentar este
contratiempo, ahora mas que nunca, por-
que ya hemos ido muy adelante, y segun
la opinion de muchos, nos vamos acercan-
do al período feliz, rawn 1)01' la que Eu-
ropa tiene fija la vista sobre nosotros,
y acaso muchos espías políti cos nos vigi-
lan de cerca para descubrir cuál es nuestra
situacion y hacer públicas nuestras debilida-
des y apuros.»


La sangrienta catástrofe de \Vyoming, de
t!ue hemos hablado anteriormente, excitó no
solo la mas profunda compasion hácia las
víctimas, sino tambien el deseo de castigar
severamente á los s~llvajes invasores; yen
su consecuencia el coronel Hartley salió
cierto dia con aquel objeto, seguido de su
regimiento y dos compañías de la milicia.
Este jefe marchó contra los indios, destru-
yó algunos de sus pueblos é hizo varios 11l'i-
sioneros , pero tuvo que retirarse bien pron-
to porque el enemigo comenzó á perseguirle
atacándole vigorosamente, si bien Hartley
pudo rechazar al fin á sus contrarios sufrien-
do algunas pérJidas. Para atender á la de-
fensa de la frontera occidental, salió el cuar-
to regimiento de Pennsylvania con algunos
tiradores de Morgan, á las órdenes del te-
niente coronel Guillermo nutler, y despues
de una difícil y fatigosa marcha á través de
elevadas montañas y profundos rios, la es-
pedicion llegó á los pueblos indios de Unadi-
na y Anaquaqua, cerca de las corrientes del
Susquehannah, en los cuales se encontró
una considerable cantidad de trigo para las
provisiones de invierno. Butler hizo destruir
los pueblos y el grano, obligó á los salvajes
á retirarse á una gran distancia hácia el in-




512 IIISTORIA DE LOS CAP. V.


ferior y de este modo sus incursiones no fue-
ron ya tan peligrosas para la frontera.


Pero en la mañana del 11 de noviembre,
quinientos indios mandados por Brant y dos-
cientos soldados á las órdenes de \Valter But-
ler, penetraron de improviso en la colonia
de Cherry Valley , y segun parece, por cul-
pa del coronel Alden, comandante del fuerte
que allí habia, el cual hubiera podido resistir
el ataque ejerciendo un poco mas de vigilan-
cia, obtuvieron los invasores una completa
victoria, haciendo en sus enemigos una es-
pantosa matanza. Allí se cometieron actos
de crueldad que la pluma se resiste á descri-
bir, y bien pronto quedó asolada toda la co-
lonia. El juez Campbell, que refiere mas
exacta y detalladamente pormenores que los
límites de nuestra historia no nos permiten
reproducir, cita entre otros, un caso de
salvaje ferocidad que nos parece oportuno
consignar aquí. «Una señorita que aunque
no adornada de los atractivos de la hermo-
sura, distinguíase por sus virtudes y su ca-
ridad cristiana, huyó de su casa y fué á es-
conderse detrás de un monton de madera,
hasta donde la persiguió un indio que al
acercarse limpió tranquilamente su san-
griento cuchillo, y despues de envainarlo,
cogió á su víctima por un brazo sin aten-
der á sus lcígrimas y súplicas. En aquel
momento presentóse un tal Pedro Smith
que habia servido últimamente como criado
á la familia de MI'. \Vell padre de aquella,
y queriendo librar de la muerte á la desgra-
ciadajóven, dijo al indio que era su hermana;
pero el salvaje desenvainó su cuchillo por toda
contestacion, y amenazando con él á Smith,
hizo luego un rápido movimiento y de un
solo golpe atravesó ~on su arma el cora-
zon de la jóven. Debe observarse que la fa-
milia de la víctima habia permanecido siem-
pre neutral sin querer pronunciarse en favor


de uno ni de otro partido, y el mismo coro-
nel Juan Butler, en una conversacion que
tuvo acerca de aquella familia: dijo estas
palabras: «Hubiera hecho cualquier sacrifl-
cio por evitar una desgracia á esa buena
gente, y Dios sabe por qué mi hijo no lo ha
impedido. »


Mientras que en los alrededores de Penn-
sylvania y Nueva-York aumentaban diaria-
mente los horrores de una guerra salvaje,
preparábase la misma calamidad para Vir-
ginia, mas pudo evitarse no obstante, gra-
cias al valor y perseverante actividad del
coronel Jorge Rogers Clarke, quien á la ca-
beza de alguna milicia logró penetrar en las
colonias del Mississippí y apoderarse de la
ciudad de Kaskaskias, perteneciente al Cana-
dá, que juntamente con esta provincia habia
sido cedida á los ingleses cuando se celebró la
paz en 1763. Al llegar Clarke á Kaskaskias
con un puñado de hombres, vióse rodeado
por numerosas y feroces tribus, pero su va-
lor y conocimientos militares le hicieron sa-
lir airoso de tan crítica situacion, demos-
trando de una manera admirable cuantas
diflcultades puede vencer un hombre ac-
tivo y ele carácter emprendedor. Formó sus
planes con el mayor acierto; ejecutólos con
prontitud, y sin embargo de ser la peor es-
tacion del año, atacó repentinamente á los
indios en sus pueblos y consiguió dominar
el impetu de sus guerreros.


Al tomar á Kaskaskias, Clarke hizo pri-
sionero á Rocheblave, gobernador de aquel
punto, apoderándose de todas sus instruc-
ciones escritas que daban á conocer el plan
de campaña para Quebec, Detroit y Michili-
mackinac, papeles que daban importantes
noticias acerca de los proyectos del coronel
Hamilton, gobernador de Detroit , el cual in-
tentaba atacar vigorosamente las frontera8
de Virginia. De este modo supo Clarke que




CAP. V. ESTADOS-UNmo~.


confiando Hamilton en la impunidad y en lo
clifícil que era acercarse á él, acababa de des-
tacar á todos sus indios á la frontera, y se
hallaba entonces tranquilo en San Vicente
sin mas guardia que unos ochenta soldados
y tres piezas de artillería. Aunque Clarke
solo podia disponer de unos cienta treinta
hombres, resolvió aprovecharse de la situa-
cion en que se encontraba Hamilton para
atacarle, y calculando que aquel era el único
medio de salvarse á sí mismo y desconcer-
tar los planes de su enemigo, dispuso que á
principios de febrero de 1779 saliese una ga-
lera armada de cuatro pedreros con cincuen-
ta soldados para situarse en Wabash, punto
que se encuentra á pocas millas de San Vi-
cente, á fin de cortar el paso por aquel sitio.
Hecho esto, Clarke emprendió la marcha con
su escasa tropa, y para atravesar el pais que
se encuentra entre Kaskaskias y San Vicen-
te empleó diez y seis di as , durante los cua-
les sufrió increibles fatigas, pues tuvo que
eruzar espesos bosques y un espacio de cin-
eo millas cubierto de pantanos y lagunas,


. cuyas aguas llegaban á veces hasta el pecho
de los espedicionarios. Despues de vencer
inmensas dificultades llegó al fin al punto
de su destino y cayó de improviso sobre
San Vicente, cuyos habitantes se sometieron
sin resistencia. Hamilton se defendió al prin-
cipio en el fuerte ,pero al dia siguiente rin-
dióse con su guarnicion como prisionero de
guerra. Por su actividad en escitar la saña
de los indios y por las muchas enormidades
que les permitió cometer, Hamilton se habia
hecho tan odioso, que el Consejo ejecutivo
de Virginia le arrojó en una prision con al-
gunos de sus agentes, cargándolos á todos de
cadenas.


El servicio prestado por Clarke fué muy
beneficioso para sus conciudadanos, pues no
solo desconcertó los planes de Hamilton, sino


TOMO J.


que libró á la frontera occidental de Virginia
de las incursiones de los salvajes, cuyo ar-
dor se resfrió entonces al reflexionar que en
aquella lucha no era probable salieran muy
gananciosos.


Por ventajosa que fuese la alianza france-
sa para la causa de los Estados-Unidos en
general, no dejó sin embargo de producir
desagradables consecuencias. Tanto las em-
presas públicas como las privadas se parali-
zaron; comenzó á reinar la mayor indiferen-
cia en todas las operaciones; los americanos.
considerando que ya estaba asegurada su
causa, y fatigados de tan prolongada lucha
reflexionaron entonces detenidamente acerca
ele los sacrificios que les exigirian sus alia-
dos, y por último el reclutamiento de tropas
se hizo con una deplorable lentitud, esperi-
mentándose las mayores dificultades para
proveer el ejército de todo lo necesario. Las
numerosas emisiones de papel moneda pro-
dujeron funestas consecuencias; los esfuer-
zos que se hacian para sostener los valores
fueron completamente inútiles, pues un l:5010
duro en caja valía mas que ocho ó veinte
en billetes de las colonias, y los apuros se
aumentaron aun mas á consecuencia de la
inmensa cantidad de billetes falsos que cir-
cularon los Tories. De aquí que los precios de
toda clase de art.ículos se elevaran de una
manera fabulosa, y esto abrió ancho campo
á las operaciones de los especuladores y con-
tratistas, que se enriquecieron fácilmente á
costa de la miseria de su pais. Nadie sufrió
mas que el ejército con semejante estado de
cosas, pues todo se puso tan caro que en la
Carolina un solo par de zapatos costaba se-
tecientos duros en papel, y la paga de la ofi-
cialidad era apenas suficiente para atender
á sus primeras necesidades. Al hablar de
aquellos infames especuladores, dijo Was-
hington una vez: «Permita Dios que esos mi-


65




HISTORIA DE LOS CAP. v.


serables se vean colgados de una horca tan
elevada como la que se preparó para Haman,
pues ningun ca.stigo es bastante en mi con-
cepto para el hombre que hace una fortuna
sobre la. ruina de su pais.» Durante todo
aquel año no se hizo absolutamente nada,
pues si bien los ingleses no adelantaron un
paso, los franceses y americanos no consi-
gui!3ron tampoco espulsar al enemigo del ter-
ritorio que ocupaban.


Poco antes de Navidad, el comandante en
jefe marchó á Philadelphia á fin de conferen-
ciar con el Congreso acerca del plan de cam-
paña para el año próximo, importante servi-
cio en el cual se emplearon cinco semanas,
acordándose al fin que á consecuencia del
estado precario de la hacienda y situacion
aflictiva del pais, se estaria por el pronto ü
la defensIva, escepto en los casos en que fue-
ra necesario castigar á los salvajes que hos-
tilizaban las fronteras.


unos ochocientos americanos, se situó con-
venientemente á fin de defender la plaz.a;
pero un esclavo negro indicó á Campbell un
paso secreto por el cual podria llegar hasta
la retaguardia de los americanos, y valién-
dose de este ardid, el jefe inglés atacó al ene-
migo por dos partes á un tiempo, y obtuvo
de este modo una completa victoria. En
aquel combate murieron mas de cien ameri-
canos, quedando prisioneros de cuatrocien-
tos á quinientos, y en el espacio de pocas
horas los ingleses se apoderaron del fuerte,
de las municiones, de todos los efectos mili-
tares, de los barcos que habia en el río y de
la capital de Georgia. El resto de las fuerzas
americanas huyó por el Savannah y pudo
refugiarse en la Oarolina de Sur.


Dueños los ingleses de Savannah no tardó
en rendirse el fuerte Sunbury, y el general
Prevost, de la Florida Oriental, se encargó
entonces del mando de las fuerias combina:"


Entretanto los ingleses cuyas tentativas I das de Nueva-York y San Agustin, dispo-
habian fracasado en el Norte, resolvieron niendo que antes de su llegada se circulase
continuar sus operaciones ofensivas en el una proclama á fin de escitar á los habitan-
Sur, y siendo Georgia uno de los Estados tes á que se sometiesen, en cambio de 10
mas débiles de la Un ion , en el cual por otra cual se les prometia proteccion si querian
parte abundaban las provisiones, se creyó empuñar las armas en favor de la causa real.
oportuno atacar primeramente dicho punto. El coronel Campbell dió pruebas en aquella
Segun ya hemos dicho, el coronel Campbell ooasion de ser un profundo y sagaz político.
se habia hecho á la vela en Nueva-York con pues con escasos medios hizo en muy poco


direccion al Sur á fines de noviem- I tiempo mucho mas que todos los demás on-
1778. bre, y unas tres semenas despues 1 ciales generales que le precedieran en favor
desembarcó cerca de la embocadura del rio de los intereses de la Gran Bretaña. No solo
Savannah. Desde aquel punto continuó su dominó la oposicion, sino que por el pronto
marcha por una estrecha senda de unas hizo desaparecer todas las tendencias repu-
seiscientas varas de longitud, y aunque una blicanas, preparando el camino para el res-
peq ueña partida de americanos salió á dis- tahlecimiento de la legislatura real. En una
putarle el paso, el coronel consiguió recha- palabra, puede decirse que aquel fué el único
zarlos fácilmente y siguió adelante sin en- Estado de la Union en el que, desde la De-
contrar por el pronto ningun otro obstáculo. clamcion de la independencia, funcionó la
El general Roberto Howe, á quien habia legislatura bajo la autoridad de la Coro-
sido encomendada la defensa de Georgia con na. La prudencia y moderacion del coronel




CAP. Y. ESTADOS-UNIDOS.


Oampbell merecieron el aprecio de todos, La alianza francesa celebrada en 1778
pues contrastaban singularmente con la con- produjo un cambio Il;otable en la marcha de
ducta de la mayor parle de los oficiales in- los asuntos públicos, y habiendo fijado el
gleses que sirvieron en América. Oongreso su atencion en la cuestion naval,


Merced á los perseverantes esfuerzos del dispuso que se construyeran nuevos buques
baron Steuben, que habia servido á las ór- I y se compraran otros, cuya medida ofreció
denes de Federico el Grande, se introdujo al una ocasion para que se probasen el valor
fin en el ejército americano una disciplina y destreza de nuestros primeros oficiales de
severa y sistemática, pues habiéndose nom- marina cuando tuvieron que: luchar con
brado á dicho oficial inspector general, en una escuadra que generalmente se consiJe-
lugar de Oonway, escribió una obra de tác- raba como invencible. A principios
tíca que vió luego la luz pública y se adoptó de dicho año el capitan Biddle, que 1778
para el ejército. Tambien se hizo una im- mandaba el Randolph) fragata de treinta .r
portante reforma en el departamento de seis cañones, tuvo un encuentro con el Yal'-
sanidad, que consistió principalmente en moutk, buque de sesenta y cuatro, pertene-
encargar á diferentes oficiales de la direc- ciente á S. lVI., pero despues de un combate
cion de los hospitales militares, cambio que de veinte minutos se voló hl, primera y cl
se debió principalmente á los esfuerzos del capitan Biddle pereció con toda su tripula-
Dr. Rush. cion, escepto cuatro hombres que se encon-


En aquella época las operaciones navales traro n cuatro dias despues flotando sobre'
de los Estados-Unidos no daban tan buenos los restos del buque. El célebre Pablo Jones
é importantes resultados como los que obte- apareció en las costas de Inglaterra en aquel
nia \Vashington al frente de su ejército, y mismo año, y su nombre llegó á ser el terror
esto se esplica teniendo en cuenta que el de todos por las atrevidas y arriesgadas


'número de buques era muy escaso y que la empresas que llevó á cabo (*). El capitan
superioridad de la escuadra inglesa hacia Barry, de la costa de Maine, se condujo
imposible luchar en el Occéano con tan po- valerosamente en un combate conira do!'
deroso enemigo. Sin embargo, segun dice huq ues ingleses con los cuales sostuvo la
::\11'. Oooper en su Historia naval, la escua- lucha por espacio de siete horas, logramlo al
dra americana fué por todos estilos un eficaz fin escaparse sano y salvo. El capitan' Tal-
agente para defender la causa del pais, yen bot, de una de cuyas empresas ya hemos
prueba de ello baste saber que en 17761 hablado anteriormente, se distinguió asi-
los cruceros americanos se apoderaron de mismo en el mes de octubre al atacar á un
trescientos buques ingleses, mientras que buque inglés que se hallaba á la vista de
en 1777, á pesar de que Inglaterra tenia se- Rhode-Island. Hé aquí cómo sucedió el he-
tenta buques de guerra en las costas de Amé- cho: segun parece, el bergantin P(r¡ot se
rica, perdió cuatrocientos sesenta y siete hallaba apostado en la embocadura del rio
mercantes, algunos de ellos de gran valor. Seconset á fin de interceptar el paso, entor-
Por otra parte, téngase presente que los pecer el comercio é impedir que aquella colo-
americanos sufrieron muchos desastres, y
no pocos de sus cruceros cayeron en poder I (') Véase la Ilis(ol'ia 1H1t-«¡, !l0r Cooper, yol. r, púgina;;
del enemigo. 87-90.




lIISTORL\ DE LOS ESTADOS-UNIDOS. G,\P. v.


nia recibiese víveres y refuerzos, y deseando
Talbot librar á Rhode-Island de tan enojoso
enemigo, obtuvo permiso del general Sulli-
van para intentarlo. Con su acostumbrada.



energía dispuso el plan de ataque, y el mejor
éxito coronó sus esfuerzos, pues el Pigot
quedó apresado y el capitan Talbot fué lle-
vado en triunfo con sus valerosos compañe-
ros. En el siguiente mes de noviembre el
presidente del Congreso escribió una carta
;Í, rralbot dándole gracias por su servicio y
enyiándole el nombramiento de teniente co-
ronel en el ejército de los Estados-Unidos (*).


Concluiremos este capítulo recordando que
:se adoptaron los artículos de la Confedera-
(·ion , que segnn ya hemos dicho, fueron so-


metidos á las diversas Legislaturas en el mes;
de noviembre de 1777 (*). Los Estados mas
pequeños, como Rhode-Island, Delaware r
Nueva-Jersey y Maryland vacilaron algun
tiempo antes de adoptar los artículos, prin-
cipalmente á causa de no haberse resuelto
definitivamente á quién p3rteneceria el ter-
reno occidental de los Estados-Unidos; mas
al fin, dejándose llevar de ese noble espíritu
de patriotismo y confianza en la integridad
de los grandes Estados, ratificaron los artí-
culos de la Confederacion, y el gobierno
quedó organizado con arreglo á estos en el
mes de marzo de 1781.


(') El que quiera examinar un notable escrito acerca dE'
la naturaleza y poderes de la Confederacion y del elevado
espiritu dR patriotismo que indujo á todos á la adopcion de
sus articulo s , puede consultar la Hi8tOi'ia de la COl1slitucion,


(') Véa~c la l'ida del comodm'o Talbot, por Mr. Tllr'k('r- por Curtis , y tambien la Hislm'ia civil y política de los Estll-
Jnal1, págs. 52-64. dos-Unidos, por Pitkin.


FIN DEL TOMO PRIMERO.




íNDICE DEL TOMO PRIMERO,


LIBRO PRIMERO.


Desde el descubrimiento de América, hasta el advenimiento de Guillermo III
al trono de Inglaterra.


CAPÍTULO pnnmno.
1492-1609.


PRIMITiVOS VIAJES Y DESCUBRIMIENTOS.


Pagina.


Viajes de los hombres del Norte.-Vinlandia.- Cuáles
eran los conocimientos que se tenian sobre esta
materia en el siglo xv. - Cristóbal Colon. - Primeros
alios de su vida, su génio, sus trabajos y el éxito que
tuvieron. - Descubrimiento de la América. - Origen
de este nombre.-Américo Vespucci.- Viajes de
Sebastian Cabot.- Cortereal. - Pone e de Leon.-
Verrazzani.-Cartier.- Robertval.-De Soto.- Ri-
bault, Melendez, De Gourges.-Champlain.-Cana-
dá, Acadia, Nueva-Francia. . . .


CAPÍTULO 11.


1492-1600.


Los ABORÍGENES DE AMÉRICA.


Origen de la palabra indio.-Razas anteriores. -An-
tigüedades americanas.-Caractéres generales de
las tribus indias.-Carta de Colon.-Usos y cos-
tumbres.-Gobierno, leyes, jefes y sacerdotes.-


7


Ley del Talion.-La guerra como ocupacion pre-
ferente de los indios.-Sus mujcres.-Número de
habitantes.-Cuáles eran los dialectos que habla-
ban.-Memoria de MI'. Schoolcraft.-Insinuaciones
proféticas.-Cómo consideraban los europeos los
derechos de los indios.-Fallo del Tribunal Supre-
mo.-Origen de las dificultades que surgieron. . 20


TOMO l.


CAPÍTULO IlI.
1553-1606.


TENTATIVAS DE COLONIZACION LLEVADAS Á CABO POR
LOS INGLESES.


Página.·
Empresas de los ingleses.-Willoughbi y Chanceller._---


Reinado de Isabel. - Frobisher.-Drake. - Sir IIum-
phrey.-Sir Walter Raleigh.-Carta de Amidas y
Barlow.-RoanokE'.-V1RGINIA.-LanE', gobernador.
Hariot.-lIostilídades de los indios.-Abandono de
la colonia.-Mándanse nuevos colonos.- '\Vhite,
gobernador.-Virginia Dare.-Agitaciones políticas
en Inglaterra.-Piérdese totalmente la colonia.-
Traspaso de la patente de Raleigh. - Gosnold.-
Jacobo I.-Flakluyt. - Pring.- Wcymouth.-Com-
paliía de Lóndres.-Compaiíia de Plymouth.-Carta
constitucional.-Instrucciones e~pedidas por el rey. 21


CAPÍTULO IV.
1606-1625.


COLONIZACION DE LA VIRGINIA.


La compañia lle Lóndres.-Miembros del Consejo y cmi-
grantes.- Disensiones. - Entrada en la bahía de
Chesapeake.- Jamestown.-John Smilh.-Su alta
valía para la colonia.-Enfermedades.- Smith se
lleva la primacia.-Esploraciones.-Smith cae prí-
sionero.-Sálvale Pocahontas.-Nucvos arribos.-
Smith esplora el Chesapeake.-Eligenle presidente
del Consejo.-Nueva caJ'la.-Lord Delaware, capi-
tan general de la colonia. -Carácter delos emigran-
tes.-Smitil rrgresa á Inglaterra.-El Slal'ving-time,


66




11. ' ÍNDICE.
Página.


Ó época de hambre y miseria.- Oportuna llegada
de Gates, Somers y Lord IJclaware - Vuelven me-
jores dias.- Sir Dalc.- Ampliacion de las conce-
siones otorgadas. -Casamiento de Pocal1ontas.-
Derechos de la prop i edad pri vada.- A rgall. - Y eard-
ly.-Primera asamblea colonial.- Introduccion de
la esc1a\'itud.- Tabaco, algodon, etc.-La colonia
no deja beneficios a la compaiíia.-lIatanza de los
colonos por los indios.- Represalias.- Disolucion


Pagina.
de Eoston.-Organizacion de iglesias.-Duras prue-
bas. - Base teocratica del gobierno.- Posicion é
influencia de los ministros de la rcligion ..


CAPÍTULO VII.


1631-1640.


ADELANTOS DE LAS COLONIAS DE NUEVA-INGLATERRA.


57


de la eompaiiia.-Muerte de Jacobo n. . 10 Emigracion en lG32.-Disposiciones sobre el modo de


CAPÍTULO V.
. 1609-1640.


COLONIA DE JlíUEVA-IlOLANDA (NEW-NETHERLA"D).


Enrique Hudson.-Entra al sefYieio de 1I0Ianda.-Des-
Gubre y espIrll'a el rio que lleva su nombre. - Su
comportamiento eon los indígenas. - Su suerte.
- Compaiiia holandesa de la India Oriental.- Es-
ploraciones de Bloek.-Nueya-Holanda.- Los 'Va-
lloons.- Compra de la isla de l\Ianhatlan.- Tiene
esta compra por prineipal objeto el comercio.-
Plan de eolonizacion.-Los patronos y sus com-
pras.- SwaanenrlaeL-Dificllltades de este proyec-
tO.-Destitueion de Minuit.- Yan Twiller, goberna-
dor. -Contestaciones eonlos ingleses.-Tentativas
de eolonizacion en el Delaware por los suecos.-
Cuál fué su resultado.


CAPÍTULO VI.
1620-1631.


FUNDACION DE NUEVA-INGLATERRA.


Interés é importancia que ofrece la historia de Nueva-
Inglaterra.- La Reforma.- Sus efectos. - La Refor-
ma inglesa.-Sus progresos bajo los reinados de
Enrique VIII, Eduardo VI, Maria é Isabel. -J aeobo I.
-Suedueadon y comportamiento.-Puntos de disi-
denda entre los puritanos y la Iglesia de Inglaterra.
-Cuales eran los sentimientos que abrigaba el rey
respecto al partido puritano.- Discusiones intes-
tinas. - Los Crownistas ó independientes. - Los
ancianos Brewster y Robinson.-Emigracion a Ho-
landa.-Disputas enArnsterdam.-Traslacion a Ley-
den.-Razones que Les hacian desear á los purita-
nos abandonar la Holanda. -Resllélvense a colo-
nizar América. - Ilácense a la vela. - Viaje tem-
pestuoso.-Arrihan a la costa, cerca del Cabo-Codo
-Contrato social.-Peiíon de Plymouth.-Padeci-
mientos -durante el invierno.- Relaciones con los
indios.- Sus temores ó aprensiones. - Estableci-
miento de una colonia en 'Yissagusset.- Estado de
la colonia en 1630.-Colonia de la bahía de Massa-
ehusetts. -Cuestion de religion. - Traspaso de la
carta y compañía. -Nueva-Inglaterra.-Fundacion


52


levantar impuestos.-Arribos en 1G33.-Derechos
de los hombres libres, eon arreglo a la earta.-
Dudley, gobernado r.- Adelantos de la colonia en
los cuatro aiíos que la administró 'Vinthwp. -Real
comision COlOlli,,1.- Alarma en lIIassachusetts.-
Medidas qqe se tomaron.-Caso de Roger Williams.
-Sus sentimicntos y caraeter.-Hefú;;;iase en Pro-
videncia.-Herejias de Mistress Hutchinson.-Con-
dueta de Vano.- Muerte desgraciada de Mistress
Ilutchinson.-Colonias en el Connecticut.- Guorra
con los Peqnotls.-Su origen y resultados.-Ester-
minio de la tribu do los Pcquods.-Emigradon oca-
sionada por discusiones religiosas.-Costa del Mai-
l1e.-Nueyu-Escocia en el CDnadá.-Progresos de
la colonia on fuerza y estension.- Costo aproxima-
do de la colonizacioll hasta 1640. . . . . .. 72


CAPÍTULO VIII.


1625-1660.


ADELA:\'TOS DE LA VIRGINIA.


Wyats, gubernador de la Virginia.-yeardley.-West.
-Carta dirígida al rcy.-Harvey, gobernador. - Ro-
vision de las leyes.-Varios reglamentos.-Division
en condados.-Cclos del Marylantl.-Quejas contra
Harvey.-Sll partiua á Inglaterra.-Hegresa á la Vir-
ginia. ~ Administraeion de lIarvey.- A dministra-
cion de 'V"yats.-Sir William Br;rkeley.-Su carac-
ter.-Segunda revision de las loyes.-Esfuerzos de
los comisionados parlamentarios.-Sostiénese fir-
me la colonia en sllleaItad.-Guerra con los indios.
-Independencia de la Virginia. - Compélese á la
Virginia á prestar obediencia al Parlamento.-Ben-
net, Diggs y Matthews, gobernadores.-Reeleccion
de Sir 'Yilliam Berkoley.-Anhelo por ver restau-
rada la monarquía. -Principios de libertad popular. 8il


CAP ÍTULO IX.
1632 -1660.


OnÍGEN y PROGRESOS DE lIlJ"RYLAND.


Particularidades notables en el origen de Maryland.~
George Calvert y Lord Baltimore.- Su caracter.-
La caI'ta.-Sus ventajas.-Limites de la colonia.-




~~ ~
Página. Página.


Oposicioll de Clayborne -Leonard Calvert, jefe de· Gorton.-Mu.erte de Miantonimoh.-Simpatías co-;=--
la espedicion -Primeroscolonos.-Aldeade Sainte· el partido parlamentario.-Resistencia á la inter-
Mary.-Recelos de lIIassaehusetts.-Nucvos esfuer- vencion.- Viaje de Roger Williarns á Inglaterra.-
zos de ClaylJorne para perjudicar á la colonia.- Obtiene una cw·¡a.-Plantaciones deProvidencia.-
Desembolsos de Lord Dallimore en la colonizacion. Espiritu intolerante del partido teocril.tico.-Prime_
-Primera asamblea colonial.-Sus aetos.-Debate ra ejecucion por brujeria.-Muerte de Winthrop.-
acel'ca de la iniciativa en materia de legislacion.- Levantamiento dI' los cuáqueros. -Persecucion.-
Segunda y tercera asambleas.-Primeros estatutos Ejecucion de los cuáqueros.-Vindicacion de los
que se promnlgaron.-Pulitica de Lord Ualtimore. magistrados.-Fin de las disensiones.-Eliot y sus
-Ley de tolerancia.- Sus lirnites.-Insurreccion trabajos.-Prosperidad de las colonias.-Adelan-


tos en la moral, en la vida social, en la educa-de Ingle y Clayburne.-Pulilica contemporizadora
del Lord propietario.-i\Iaryland reclamada por va-
rias partes interesadas. - Debates á que dieron
lugar estas pretensiones.- Slone y su suerte.-Des-
órdenes h¡'jo el gobierno de Fendal, y su resultado.
-Philip Calvert, gobernaelor.-Pohlacion y progre·


cion, etc., etc.. • . . . . 102


sos de Maryland en 1660.. . . .


CAPÍTULO X.


1638-1685.


NUEVA-HoLANDA, NUEYA-YORK y NUEVA-JERSEY.


Kieft, gobernador de Nueva-lIolantla.-Su administra-
cion.- USl\rpaciones del pueblo de COllllectÍl;ut.-
Tentativas en el Delaware.-Guerra india.-Funes-
tosresultar!os que produee.-Estado apurado de la
colonia.-Petrus Stuyvesant, gobernador.-.l\1uerte
de Kiert en un naurr~gio.-Esfuerzos de Stuyvesant
para allanar IJs dificultadcs.-Convcllcioll de los
delegados.-Disuélvcla el gohernaclor.-Sométense
los suecos.-Debates con la colonia de Marylantl.-
Obstinacion ele Nueva-Iugl~ lerra. -Espedicion con-
tra Nueva-Amsterliam.-Su surnision á los ingle-
ses.- Nueva-York.-Albany.- H.iberas del Dclawa·
re.-Nueva-.Tcrsey.- Su origen.- Carteret, goher~
nador.- Oisputas.- Disposidones que se adoptan
en Nueva-Yol'k.-At1q1l8 de los holandeses.-An-
dros, gobernador.- Tentativa contra el Connecti-
cut.- Jersey Oriental y Occidental.-Los cuáque-


87


ros. - Los presbiterianos ele Escocia. - Medidas
arbitrarias.-Libertades y privilegios otorgarlos por
carta ú códula á Nueva-York.-At!"enimiento ele
.Tacobo II al trono de Inglaterra. . . • . . . . 02


CAPÍT ULO XI.
1640-1660.


NUlWA-I:\'GLATERRA DURANTE LA REPÚBLICA.


Condi('Íon ele las colonias de Nueva-Inglaterra en HI40.
-Fundamentos ó recopilacion de fueros.- Sus dis-
posiciones.-A nexion del Nuevo-I1ampshire.- Ar-
ticulos de la Confederacion de 1:1s Colonias Unielas
de Nueva-Inglaterra.-Disensiones religiosas en
Massachusetts.-Secta anabaptista. -I1erejia de


CA PÍTULO XII.


1660-1688.


NUEVA-INGLATERRA DURANTE LOS REINADOS DE CÁRLOS 11
Y heOBO 11.


Rcstauracion dc Cárlos Jl.-Resolueion que adoptaron
los ~olonos.-Declaraeion de sus clerechos.-Difi-
cultades interiores, y pruebas á que se ven sujetos.
-Decíelese la mayoría á oponer:3e á la real su-
prernacia.-Consecllencias de la Restauracion en
Inglaterra. - Comision de Massachusetts.- Res-
puesta del rey.-Mision de \Vinthrop y Clarkc, por
Connecticut y nhode-Tsland.-Carta ó cédula de
Connccticut. -Sus bases.-Carta de Hhode-Island.
-Tolc;rancia con ~rreglo á las leyes de Hhode-
Islancl -Contestacion de .Massachusetts á las re-
c1amaeiolles del rcy.-Em·íanse eomisionados.-
Su proceder, y mal éxito de su comision.-Intima-
ciones del rey.-Cuáles eran probablemente sus
inteneiones.-Guerra de Philip. -Espantosos por-
menores de clla.-Muerte de Philip.-Sus resulta-
dos.-Ajl1stase la paz.-Nuevo-Hampshire.-Ran-
dolph, recaudador de los reales derechos. - De-
c1árase la eonfiscacion de la carta.-Nómbrase
gobernador á Andros.-Conneclicut.-Salva este
su earta.-Revolucion de Inglaterra en -1688.


CAPÍTüLO XILI.


1660-1688.


VIRGINIA y MARYLAND.


'Cambios que sobrevinieron en la Virginia con el tras-
curso de los años.-Causas de estos camI.Jios.-
Clases de colonos -Predomina la aristocracia.-
Decreto sobre navegacion. -Intúlerancia del parti·
do dominante - Descontento popular. -Culpepper
y Arlington.- Solicitase una cal'ta.- Causas que
produjeron la reI.Jelion de Bacon.-Comportamien-
to deDerkeley. -Progresos de lacontienda.-Triun·


114,




IV. INDICl'~.
Página.


fo de Bacon.-Su repentina muerte.-Sangrienta
venganza del gobernador.-Leyes de Bacon.-Pa-
decimientos de la colonia bajo el gobierno de Cul-
pepper y de Lord Howard de Effingham. - Negocios
públicos de Maryland. - Prosperidad general.-
Esfuerzos para el establecimiento de la Iglesia.':"
Insurreccion promovida por Fendal.-Jacobo II no
favorece á los propietarios.-Tlecreto espedido con-
tra la carla.-Destronamiento de Jacobo Ir. - Revo-
lucion inglesa de 1688.. . .


CAPÍTULO XIV.
1630-1690.


ORÍGEN Y PROGRESO DE LAS CAROLINAS.


La patente de I1eath en 16ilO.-Colonizacion en 1000.-
Los propietarios.-Disposiciones de la carta.-Me-
didas adoptadas respecto á los pobladores.-Al-
bermale-Clarendon. - Segunda carta. - Predicacio-
nes de Jorge Fox.-El gmn Modelo de Juan Locke.
-Bosquejo de su plan.-Emigrantes en tiempo de
Saylc. - Intrigas de los espaiioles. - Emigracion
bajo el Gobierno de Yeamans.-Descontento de los
propietarios.-Aumcnto de poblacion. -Asuntos de
la Carolina del Norte. - Disturbios.- Sothel. -Los
filibusteros fa vorecidos por los Carolinos. - J acobo 1


124


y el Qua lVa¡"ranto.-Nucvos disturbios en la
Carolina del Sur.-Progresos .de las Carolinas del
~orte y del Sur.. . . . . . . . . . . . . . 132


CAPÍTULOXY.
1661--1688.


PEKN Y PENNSYLVANIA.


'Villiam Penn.-Su educacion y pronta carrera.-Cua-


Pá~lna.
lidades de su carácter.-Pennsylvania.-Condicio-
rres de la carta.-Pobladores.-Proposiciones á los
emigrantes.-Conducta observada con los indios.
- Viveres.-ReclamaciondelDuquede York.- Viaje
de Penn á Nueva-York.-Reunion de los hombres
libres. - Disposiciones adoptadas. - El Código de las
leyes. -Cuestion de límites. -Entrevista con los in-
dios.-bomercio con los indigenas.-Fundacion de
Philadelphia.-Sesion del Cuerpo legislativo y sus
actos.-Prosperidad de la colonia.-Penn vuelve á
Inglaterra y se hacefavorito de Jacobo H.-Disgus-
tos y cuestiones con los colonos y su resultado.-
La prensa de imprimir.- Escuela pública - Los
bajos condados de Delaware.- Destitueion de Penn. 139


CA PÍTULO XVI.


1626-1689.


EMPRESAS DE LOS FR:~NCESES EN LAS COLONIAS.


Nueva-Francia.-Misioneros Franciscanos y Jesuitas.
-Sus esploraciones en el Este y Oeste.-Informe
de Charlevoix- .Guerra con las Cinco ~aciones.­
Tregua.-Trabajos de los Jesuitas.-Nueva Guerra.
-Disolucion de la compañia de ~ueva-Francia.­
Marquette yel Mississippí.-La Salle.-Viaje á la
embocadura del Mississippi.-Louisiana.-La Salle
marcha á Francia.-Espedicion y fatales resulta-
dos.-Asuntos del Canadá.-De la Barre y Denon-
ville.-Guerra con las Cinco Naciones.-Proyectos
de colonizacion de los franceses.-Contraste con
las colonias inglesas.-Subida al trono de Guiller-
mo III Y guerra que se siguió .. 146


LIBRO SEGUNDO.
Desde el advenimiento de Guillermo III al trono de Inglaterra, hasta la declaracion


de la independencia.


1689 á 1776.
CA PÍTULO PHIMERO.


1689-1697.


NUEVA-INGL,\TERRA y :\"UEvA-Yom;:.-PmMERA GUERRA


INTERCOLONIAL.


Página.
Subida de Guillermo III al trono, y sus importantes re-


sultados.-Guerra con Francia.-Guerra intercolo·
niaI.-Arresto de Amlros en Doston.-Conducta


PagIna.
observada por el ;\[assachuseUs, Virginia, Jl.lary-
land y Nueva-York, con motivo del advenimiento
de Guillermo IlI.-Revolucion protestante en Mary-
land.-Jacobo Leisler y su trágico fin.-Principio
de la guerra.-Ataque á Dover.-Frontenac, gober-
pador del Canadá. -Destruccion de Schenectady.
-Espedieion contra Salmon Falls.-Relacion de un
prisionero.-Proyecto para la conquista del Cana-
(liJ.-Papel moneda.-Trúgieos acontecimientos en




ÍNDICE V.
Página. P,1gloa.


Nueva-York yMassachusetts.-Nueva carta de Mas- 11 auor Clarke y la asamblea.-Collspiracio11 de los
sachusetts.-La Brujería.-Errólleas creellcías.- negros en Nueva-York.-Clinton, gobernador.-
Estraña historía.-Guerra en la frontera.-Desas- Ataques contra los franceses y los indios.-Asun-
tres en Oyster River, en el fuerte de Pemaquid y tos de Nueva-Jersey.-Disturbios en Pennsylvania.
en Haverhill.-Mrs. Dustin.- l:ltima guerra.-La 'Villiam Penn en América.-Esfuerzos para orga-
paz de R.yswick. . . . _ . . .


CAPÍTULO n.


1696-1748.


NUEVA-INGLATERRA: SEGUNDA Y TERCERA GUERRA


INTERCOLONIAL.


La Junta de Comercio y de las Colonias.-Lord Bella-
mont, gobernador del Massachusetts. -Su popula-
ridad. -Muerte de Bcllamont.-Dudley.-Polémica.
- Segunda guerra intercolonial. - Preparativos.-
Los indios y Rouville.-Matanza en Deerfield y Ha-
verhill.-Espedicíon contra el Canadá.-Toma de
Allnapolis.-Espedicíon de Walker.-Prorecto de
un ataque combinado.-Su mal éxito.-Parecer de
los colonos.-Resultados de la paz de Utreeht.-
Cuestion de crédito.-Banco público.-El coronel
Shute, nombrado gobernador. -Disputas.-Estin-
cíon de la pirateria.- La viruela y su inoculacioll.
-Burnet, gobernador.- Cuestiones sobre sucldo.-
Reclamacion al rey.-Couducta de la Junta de Co-
mercio.-Belcher, sucesor de Burnet.-Los colo-
nos victoriosos en la cuestion del slleldo.-Dis-
turbios en la [rontera.-Los indios de Rasles y
Norridgewock.- Lovewell. - Revancha.-Periódieo
en Boston.-Franklin.-Destitucion de Beleher.-
Nombramiento de Shirley.-Un gobernador popu-
lar.-Arreglo de la eucstion de límites relativa á
New-I1ampshire, Maine y Rhode-Island.-Tercera
guerra iutercolonial. - Toma de Louisbourg. - Tra-


155


tado de Aix-Ia-Chapelle. . . . . • . . . . . 169


CA PÍTCLO III.


1691-1748.


NUIWA-YORK, ~UEVA-.TERSEY y PENNSYLVA~IA.


Los partidos en Nlleva-York.-Administracion de Flet-
cher. -Schuyler y los indios. -Actos de Fletcher
en la cnestion religiosa.-Sus esfuerzos en Penn-
sylvania y Connecticut.-Cartadel reverendo Miller
al obispo de Lóndres.-Atrocidades de los indios.
-Lord llellamont, gobernador.-Su administra-
cion.-Lord Cornbury.-Su carácter y actos.-EI
gobernador Lovelace. - Su muerte. - Espedicion
contra el Canadá.-Arreglo postal.-Hunter.-Emi-
grantes alemanes.- Nombramiento de Burnct.-
Esfuerzos contra los franceses. -Cosby, goberna-
dor.-Causa de Zenger.-Cuestiones elltre el gober-


nizar el Gobierno.-La Carta de los Privilegios.-
Vuelta de Penn á Inglaterra.. - Su carta. - Destitu-
cíon de Evans.-Goakinn, gobernador.-Le sucede
William Keith.-Cuestiones acerca de la soberanía
de la provincia.-El gobernador Thomas y la con-
troversia entre los propietarios y la asamblea sobre
la cuestion de impuestos.. . . . . . . . . . 'líll


CAP ÍTULO IV.


1690-1748.


VIRGINIA, !lfAnYLAND y LAS CAROLINAS.


EIgobernadorNicholson.-El comisario Blair.-Colegio
de Guillermo y l\faria.-Administracion de Andros.
-Fundacion de Williamsburg.-Facultades del g(-
bernador. -Espíritu de libertad.-EI empleo de go-
bernador convertido en beneficio simple. -Adminis-
tracion de Spotsw06d. - Sus actos. - Administracion
de Goueh.-Progreso deVirginia.-Negoeios de Ma-
ryland.-El Comisario Bray.-Sociedad para la pl'll-
pagacion del Evangelio.-Persecucioll de los cató-
licos romanos. - Lord Baltimore se convierte al
protestantismo. -Cuestion (le limites entre Mary-
land y Pennsylvallia.- Progreso de Maryland.-
Asuntos ue la Carolina. -El gobernador Ludwell.-
Partidos. -Derogacion del Gran Modelo.- Visita y
trabajos deArchdale.-Introduccion del arroz. -Los
diRidentes pierden sus privilegios.-AIl_ulacion del
acta. - Se establece por la ley la Iglesia anglicana.
-Descripcion acerca del Estado de la Carolina del
Norte, por Bancroft. -Guerra con los Tuscaroras.-
Ataque de SanAgustin.-Moore es censurado -Emi-
sion de papel moneda.-Guerra con los Yemas-
seos, y otros indios.-Triunro de Craven.-Pérdida
y deudas.-Bevolucion de la Carolina del Sur.-La
corona se encargade la administraeion.-Los pro-
pietarios venden el territorio al rey.-Tratauo dc
paz y amistad con los Cherokees.-Ernigracioll dp
suizos.-Prosperiuad de la coloniG.


CAPÍTULO V.
1732-1754.


FUNDACION y PROGRE~O DE GEOnGIA.


Origen de Georgia.-Jaime Eduardo Oglethorpe.-SlI
carácter y sus méritos.-OLjeto de la colonia.-
Error de juicio al principio.-Oglethorpe al frente




VJ. ÍNDICE.
Pagina.


de la colonia.-Fundacion de SClvannah.-Emigra-
cionde luteranos deSal~burgo.-l\[uravos. -Judíos.
-Montailescs.-Carlos y .Juan \Vesleyen Geurgia.-
Descontento de algunos colonos.-Se desea la es-
clavitull.- CU:J.nuo se illtroLlujo. - Pretensiones de
España sobre territorio.-Planes dc Oglethorpe.-
Resiste las pretensiones españolas.-Ataque in-
fructuoso de San Agustin. - \<:spedicion española
contra Geurgia y Carolina.-Proceso de Oglethorpe.
-Cargl)s que se le dirig-Jn.-Su completa vindica-
cion.-Wldlleld en Alllérica.-La gran reforma.-
Cambios en el gr)biernu.-Lcnto progt'eso de Geor-
gia.-Coste de la colonia. -~omIJramiento de go-
IJernador 1'ea1.- Hospitalidad del pueblo.- Valor
desconocido del territorio. .


CAPÍTULO VI.
1698-1753.


COLO:-1IZAcro:-< y PROGHESO DE LomSIANA.


Lemoine D'Iberville, jefe de los colonos.-El1trada en
el Mississippi.- ImportanCia del moviluicmto.- En-
vidia de lus ingleses y buques que enviaron -Bien-
ville.- 1)' IberYille se encarga de varios proyectos
del Gobierno-Subida del l\lis,;issippi -Pér.liLlas
por enfermedades -lIIllerte de ü'Iberville.-Colo-
nia en M<llúLt.-Cumlid)n ,le los colonos.-Su pro-
greso.-Collcesioll il Crozat. -C:lllillac, gobernador.
-Mal est:1d,) de la colonia. - La famosa Compañia
dell\lississip;li.-.Tuan Law -Sus proyectos finan-
cieros y su re$ultaclo en Francia - Fundacion de
Nueva-Orleans.-Gucna con E~paña. - Eslableci-
miento militar y eclesiáslico.- Poblacion en n27.
-Matanza por 1m; indios Nüchcz. - RJvancha de
los fr::mceses.-Guerra con los ChiGkasaws -Difi-
cultadr's para dominar á esta tribu guerrera.-
Bienville abandona la Lonisiarm. - Administracion
ddMarqués de Vaudreuill.-Kerlerec es nombrado
gobernador ..


CAPÍTULO VII.
1700-1750.


SITUAC[O:-¡ G[<;:\,ERAL DE LAS COLO:-1IAS.


Breve ojeada sohre la situaeion de las colonias -Pobla-
cion de Vil'ginia.-Costumbrcs, progreso y comer-
cio.-E~poskion á la .Junta de Comeroío.-QIJejas
de los h:\bihntes de Virginia respecto á la conducta
de los ofldalcs reales -Poblacion de IIIassachu-
setts -Comercio, etc - COll11edicut y TIhode-Is-
lJ.nd -jIili :ia.- F'nn'li0iunes de hierm.-Trabajos
en las minas. - Progrf'so de New-Ilampshire. - Ter-
remoto en Nnem-Inglaterra. - Religioll de esta co-
lonia.-Sus adelantos.-l\Iodo de vivir, modas, elc.


202


209


P¡igioa.
-Discusion acerca de las intenciones de los col~---­
nos respecto á la independencia. -Poblacion y pro-
greso de Maryland.-Comercio de las Carolinas.
- Huracan. -'La fieIJra ama rilIa. - N ueva-York. - El
té.-Contrabando. -Costumbres y vida social en
Nueva-York.-Albania y su pueblo. -Nueva-Jersey.
-Pennsylvania y su comercio comparado con el de
Nueva-York.-Importancia de este breve bosquejo
de las colonias.- Proximidad de la lucha final cntre
los ingleses y franceses en América.


CAPÍTULO VIII.
1749-1755.


CUARTA GU~~RRA INTERCOLONJAL.


Proyectos y reclamaciones de los franceses.-Protes-
ta de los ingleses.-La Compartía del Ohio.-Su
política y esfuerzos.-Jorge Washington.-Su ju-
ventud -Muerte de su padre.-La madre de\Vash-
ingtun recibe un nombramiento de guardia marina
para su hijo.-Método de villa de éste y sus C08-
tumIJr·eR.-Su actividad y energía. -Acepta el cargo
de agrimensor.-Nombramiento militar.-Mala sa-
lud lle Laurencio y su muerte.-EI gobernador Din.
widdie nombra á Jorge vVaEl!ington pam que vaya
á ent~nderse con los franceses en el Ohio. - Su mi-
sioll y resultados de clla.-Su vuelta -Su diario.
-Es nombrado teniente curonel.-Sus hechos de
armas. - La cuestion de Jut11onvillc. -La guarlJicion
del f~el'te Necesidad se ve precisada á capitular.-
La Asamblea da las gradas á \Vashington.-Heu-
nion de los gobernadores en Albania.-Proyecto
de union y conl'ederadon.-No es admltillo favo-
rablemente. - Llamamiento de tropas.-La fuerza
de Dieskau. -Braddock es nombrado comandante
en jefe.-Se ellíprenden varias especliciones.-Ca-
ráeter de Braddock y su conclllcta.-Auxilio de
Franklin.-SIl conversaeion conUraddock.-\Vash-
ington desempeña las funciones de ayudante de
campo.-Braddock rechaza sus consejos.-Esplén-
di,lo espect{¡culo -Las tropas caen en una embos-
cada de los indios y fmnceses y son destrozadas.
-l\luerte de Brarldock. - \Vashington se salva.-
Pánico del ejército. -Las tropas británicas des-


215


prestigiadas. 2~2


CAPÍTULO IX.
1755-1763.


Pl\OGl\ESO y CONCLUSlON DE LA GUERRA.


Espedicion á la Bahia de Fundy.-Acadia y los france-
ses neutrales. - Su espatriadon. -Espcdicion de
Shirley contra elOswego.-Guillermo Johnson.-




i;-'¡DlCE VII.
Pagina.


Influencia con los indios.-Hondrick.-Batalla del
lago Jorge.- Muerte de Dieskau. - El fuerte WilJiam
lIenry.- Los indios en la frontera. -Accion en Penn-
sylva'nia y Virginia. - Washington es nombrado
coronel.-Campaña de 1753.-DeclaraCion de guer-
ra por los ingleses.- El jefe Loudon.-Bradstreet
en Oswego -Molltcalm se apodera de este último
punto.-Su actividad y pericia.-Morosidad de Lou-
don.-Proyectos p~ra 175i.-Loudon marcha con-
b'a Louisbourg.-Montcalm asalta el fuerte William
Henry.-Matanza de las tropas por los indios des-
pues de la rendicion.-Gran alarma en las colo-
llias.-Quejas y descontento general.-Pilt, primer
ministro.-Su enérgica politica.-Ataque á Louis-
hourg, - Tomadoln plaza.-EspediciondeAbercrom-
hie contra Ticonderoga.-Muerte de Lord Howe.-
Ahercrombio es destituido y le reemplaza Amherst.
-Bradstreet marcha contra el fuerte Frontenac.-
Forhes se apodera del fuerte DUCjuesne.-PJan de
campaiía d017:íG.-So rosuelve la conquista del Ca·
nadá.-Espedicion de Amherst y toma de Ticonde-
roga.-Prídeaux y Johnston toman á Niágara.-
Ataque de Quobec.-Muerte de Wolfe y de 1I10nt-
calmo -Rcndi~íon d()J Canaoá - Casamiento de
'Washington. -Es nombrado miembro de la Cámara
de los Comunes.-Las colonias celebran alegre-
mente la victoria obtcnida sobre los franceses.-
(~uerra de los Cherokees en el Sur. -Su progreso y
su lin.- Otis . ...; Su elocuencia. - Lucha entre los
franceses ó ingleses en las Indias Orientnles.~La
pazde Pnris - Los ingleses quedan dueños del oon-
tinente.-Disturbios con los indios,-La conspira-
cion nc Plll1tiac.-Fin de la lucha. 234


CAPÍTULO X.


1764-1766.


INGLATERnA PROVOCA LA CONTIENDA.


I'rogrp.so de las colonias.-Su riqueza y adelantos.-
La llama de la libertad. -Cómo empezó la discordia
y causas que la produjeron.-Observaciones filosó-
ficas do MI'. Guizot,-Politica del Gobierno inglés.
-Autoridad del Parlamento sohre Ins colonÍJs.-
Opinion do Mr. ,;Villpole respecto á los impuestos.
-Plan de Jorge Grenville.-Cómo llegó á conoci-
miento delos americanos.-Resolllcion delCongre·
sooe Massachusetts.-Instrucciolles á Jos agentes
en Inglaterra. - El folleto de Olis. - Conducta de L1S
otras colonias. -Razones que tuvo Grenville para
no acelerar la aprobacion de la ley del selJo.-Opi-
niou de los colo.nos sobre este punto. -Ignorancia
de Inglaterra acerca de la situacion de América.-
Pregunta ne Townshend.-Elocuente contestacion
del coronel Barré.-Aprobaoion del bill.-Carta de


Página.
Franklin á Th.ompson.-Patricio Henry y la Asam-
blea de Virginia.~Debate violento.-El discurso de
Henry.-Manifestaciones populares en \'arias colo-
nias.- Reunion del Congreso colonial en Nueva-
York.-Sus actos.-Motin en Nueva-York.-Los hi-
jos de la libcrlad.":'Carnbio del ministerio inglés.-
Parlamento de 1700.-Discurso de Pilt.-Discurso
de Grenville.- Elocuente contestacion de Pitt.-
Franklin en la Cámara de los Comunes.-Anulacion
de la ley del sello. -Opiniones de Camden. -Apro-
bacion del rey. -Alegria general en Ingbterra y su
resultado.-Apéndice al capitulo X.- Carla de Frau·
klin á W. Alcxander.-Ley del sello ..


CAPÍTULO XI.
1766-1774.


PnOGnESO DE LA CONTIE:\DA.


Se rocibe en América con alegria b noticia relativa á
la supresion del impuesto del sello - La carta cir-
cular de Conway.-Politica ofensiva del goberna-
dor Bernard. -Cambio do opiniones en América.-
Hombres de Estado y oradores eminentes del dia.-
Pondleton, llIand, Wythe, R. H. Lee y Jefferson en
Virginia.-S. Adams, lIancock, Cushing, Bowdoin,
Quincyy Paine en l\1assachusetts.-Rutledge, Gads-
den, Laurens y Rmnsay en la Carolina del Sur.-
Cambio on el ministerio inglés.-Grenville escita á
Townshend á que imponga la contril.mcion en Amé-
rica.-Su proy8cto.-Obscrvaoiones de Mr. Guizot.
-Cartas deun arrendatario.-Congreso general en
Massachusetts. - Peticion al rey. - El ministerio
teme la union de los americanos. - Política de Ber-
nard.-Espíritu de la Asamblea.-La balandra Li-
bel'tacl.-Escitacionde Boston.-Junta púlJli"a ysus
actos.-Llegada de las tropas.-Itldignacion do los
habitantes de Boston.-El Con groso general se nie-
ga á celebr.)r sus sesiones en medio de la fuerza
armada.-Continúan las disputa s con Bernard.-
Conducta observada por las otras colonias,-Pro-
posicion para suprirnir los derechos en ciertos arti-
culos. -Politica vacilante del ministerio inglés. -La
matanza do 13oston.- Causa de Preslon y los solda-
dos.-Noble conducta de Quincy Adams.-Propo-
siciones de Lord North.-Opinion de Pownall.-El
gobernador y los jueces de Massachuselts perciben
sus sueldos de la Corona.-Resentimiento del pue-
blo por esta medida.-El Gaspé.-Cartas de Hut-
chinson y oscitacion que produjeron. - Franklin
interviene en el asunto.-Conducta de Virginia.-
La crisis.- Se resuelve quo no se desembarque el
té.-Lo que se hizo en Boston y en las demás colo-
nias.-Progresa la colonizacion en el Noroeste.-
Insurreccion en la Carolina dclNorte.-DanieJ Boo-


\ .,


. ..,.,. .....




VIII. iNDlCE.


PagIDa.
no y sus aventureros.-Emigracion á AmérIca.-
Guerra con los indios del Ohio.-Discurso de Ló-
gan.-Sectas religiosas y su inlluencia.-Colegios
en América .•


CAPÍTULO XII.
1774-1775.


. \.MÉRICA SE RESISTE Á LA ARGESION.-LA cnÍSIS.


Lnlucha Sil hace inevitable.-Ignorancia de Inglaterra
acerca del espíritu y cnorgía de los americanos.-
Enojo del ministerio por los acontecimientos de
Roston.-El mensaje del rey.-Órden para cerrar
el puerto de Boston al comercio y castigar al pue-
hlo.-Bill para regular el gobierno de Massachu-
setts.-Se adoptan otras medidas coercitivas.-
Oposicion de ChatflTn y Burke.-Gage, gobernador
<le Massachusetts. - Opiniones de una Junta de
Tloston.-Observaciones de Quincy acerca del bill
deL puerto. - Momento critico en Boston.- Conducta
t.lc la Cámara baja de Virginia.-Política y opinio-
ncs de \Vashington.-Se recomienda la formacion
del Congreso general.-Conducta de las demás co-
lonias.-Prevenciones de la AsambLea al pueblo.-
Se nombran delegados para el Congreso general.-
Se cierra fll puerto de Boston en 1.0 de junio.-La
liga.-Noble conducta del pueblo de Salem y Mar-
blehead.-Dia de ayuno en Virginia.-Se adoptan
nuevas medidas coercitivas. - Se aumentan las
fuerzas en Boston.-Gagefortifica á Boston Neck.
-Efecto de ciertos rumores sobre el pueblo.-La
.TuntadeSuffolk.-Sesion del primer Congreso Con-
tinental.-Hombres iluslrcs.-Discursos de Henry
y de Lee.-Los derechos coloniales.-Medidas to-
madas por e~ Congreso.-Asociacion Americana.-
Esposiciones. - Documcn tos prcsentados por el
Con greso. - Conducta de l\f assachusetts. - Prepara-
tivos de guerra.-Se aprueban los procedimientos
,Iel Congreso.-Política de Lord North.-Una fan-
farronada.-Los sentimientos del rey.-Elocuente
discurso de Chatam.-Política del Parlamento.-
Plan conciliatorio de North.-Planes de Burke y
Hartley.-Politica de Gage.-Su poder en Bostan y
su conducta temeraria.-Batalla de Lexington.-
Apéndice al capitulo XII.-Asociacion formada por
ochenta y nueve miembros de la Cámara baja.-
Proclama dirigida al pueblo de la Gran Bretaña.-
Proclama á los habitantes de las colonias Anglo-
americanas. -Peticion al rey. • . .


CAPÍTULO XIII.
1775.


l!LTIMO AÑO DE LA INDEPENDENCIA COLONIAL.


Consecuencias de la batalla de Lexington. -Stark y
Putnarp. - OpiI~iones de Washington.- Conducta


273


2[)8


pügina.
del Congreso deMassachusetts.-Leva de tropas.-
Sitio dc Doston. -El capitan general Ward.-Ethan
Allen.-Toma de Ticonddoga y de Crown Point.-
Segundo Congreso continental.-Dificultades y obs·
táculos con que luchú.-Su política.-El Congreso
autoriza una emision de tres millones !le duros en
papel moneda. - Congreso provincial de Nueva-
York.-Nombramiento de un comandante en jefe .
- \Vashington es elegido unánimemente para este
cargo.-Discurso que pronunció al aceptar.-Re-
nuncia á su sueldo.-Nombramiento de cuatro ma-
yores y ocho brigadieres generales.-\Vashington
empieza á desempeñar sus funciones. -Llegada de
refuerzos á Boston. -Gage propone activas medi-
das.-Breed's Hill es fortificado por equivocacion.
-Se trata de desalojar á los americanos. -Batalla
de Bunker Hill.-Gran matanza de las tropas reales .
-Importancia de esta batalla.-l\I.uerte deWarren.
\Vashington encuentra el ejército careciendo de
toclo.-Se hacen vigorosos esfuerzos para organi·
zar y disciplinar el ejército. -Nueva emision de
papel moneda por cl Congreso.-Los indios y dis-
curso que se les dirigió. - Politica del coronel Guy.
-Johnson.-Georgia se une á otras colonias.-Los
delegados.-Las Trece Colonias Unidas.-Disgus-
tos ele Washington.-Necesidad de un ejército
regular.-Correspoudencia del general Gage.-Mu-
chos colonos no se muestran dispuestos á separar-
se de la madre patria. -Declaracion de la indepen-
dencia de Mecklenburg.-Espedicion al Canadá.-
Toma ele Montreal. - Asalto de Qucbec. - Muerte. de
~lolltgomery.-Los americanos son arrojados del
Canadá. - Washington conferencia con el Congreso
acerca de las tropas.-ElConsejo de guerra se opo·
ne al deseo de \Vashington de atacar á Boston.-
Ultrajes inferidos por la escuadra.- A.péndice al
capitulo XIII. -Declaracion manifestando las cau-
sas y necesidad de que las colonias tomascn las
armas.~Segunda peticion al rey. . i{3~


CAPÍTULO XIV.


1775 -1776.


XACIMIE¡"¡TO DE LA REPÚllLICA.


politica dcl Parlamento.-Se desecha la peticion al rey.
-Debates en ell'arlamento.-Mercenarios estran-
jeros. -Decreto prohibiendo el comercio con las co-
lonias. - El sentido cornun de Paine. - Actos de Dun-
moreen el Sur.-Bomhardeo de Norfork.-Proyecto
de ConolIy con los indios.-Estado de los ánimos
en Nucva-York.-La imprenta de Rivingston es des-
truida.-Plall de los ingleses para apoderarse del
Hudson.-Lee en Nueva-Yürk.-Predomina la in-
fluencia tle los Torics.-La familia de Johnson.-




íNDICE. IX.


Página.


Su conducta.-Escena en el campamento.- 'Vash-
inglon y las chaquetas redondas.-Singular aspecto
de los negocios. - Surnision ó independencia.-
Washington delante de Boston.-Escasez de provi-
siones en la ciudad.-Informe de EoUa acerca de
la ocupacion de las alturas de Dorchester y la cva-
cuacion de Boston. -El Congreso da gracias á 'Vasb-
ington.-Las tropas británicas se embarcan para
Halifax.-Putnam es enviado á Nueva-York y Lee
al Sur.-Washington reune al Congreso.-Conspi-
raciones de los Tories.-Se intcnta apoderarse de
Washington y enviarle al enemigo.-Disposiciones
respecto á los gobiernos coloniales.-Se nombra á


Página.
Drayton juez tIel Gran jurado.-Clinton ataca á
Charleston. - Conducta heróiea del sargento .las-
pero -Se jU7,ga necesaria la declaracion de la inde-
pendencia.-Instruéciones á los delegados de va-
rias colonias.-Procedimientos y debates en el
Congreso. -Declaracion de la independencia. - ]m-
portancia de esta medida.-Un dia de jubileo.-
Fuerza moral de la situacion de nuestros padres.
-Apéndice al capitulo XIV.-.Minuta de la declara-
cion de la independencia. -Estracto del discurso
pronunciado por Juan QUillCY Adams, el.~ de julio
de 1831.. . 004


LIBRO TERCERO.
Desde la declaracion de la independencia hasta el tratado de paz.


1776 á 1783.
CAPÍTULO PRIMERO.


1776.
SUCESOS DE LA GUERRA DURANTE EL AÑO 1776.


Página.


Se notifica al ejército la declaracion de la independen-
cia.-Cómo se recibió en Nueva-York.-Siluacion
de los realistas. -Politica observada por el Con-
greso. -Medidas adoptad as. - Se proyecta la defen-
sa de Nueva-York. -Llegada de las fuerzas británi-
cas al mando del generallIowe.-Proclama de Jos
comisionados ingleses. - Sill(~eridad de Howe.-
Ejército americano y sus operaciones en el Canadá.
- Vigorosos esfllerzos de Carleton.-Combate na·
val en el Lago Champlain.-Situadon de 'Vashing-
ton en Nueva-York.-Las fuerzas de Howe.-Em-
presas del capitan Talbot.-Batalla de Long-Island.
-Sus fatales resultados.-Retiraua de Brooklyn.-
Campamento en las altlll'as de Harlem.-Carta de
Washington al Congreso.-ijowe rellueva sus es-
fuerzos.-Espedidon de Hale y su muerte.-Plan
de operaciones de lIowe. - Conduela reprensible ele
la milicia. - 'Vashington en peligro.-Retirada de
Nueva-York.-Gran incendio en esta ciudad.-En-
fermedades en el campamento, deserciones, ete.-
Carta de '\Vashinglon al Congreso acerca de la in-
suficiencia de sus tropas.-Se l'(~suelve reorgani-
zar el ejército. -Howe camlJia de plan.-Retirada
de Washington.-Batalla de White Plaills (Llanu-
ras Blancas).-Pérdida del fuérte Washington.-
Proclama de lIowe. - Washington continúa retirim-
dose.-Los ejércitos se aproximan.-Lee cae pri~io.
nero de guerra. -Lúgubre aspecto de los negocios.
-Movimiento de los ingleses en Rhode-Island.-
Algunos escritores censuran la conducta de Howe.
-Nobleza de '\Vashington.-Apéndice al capítulo I.
-Observaciones del juez Drayton acerra de la de-
claracion de Lord HOIYe. 397


TOMO l.


CAP ÍTlJLO n.
1776-1777.


PROGRESO DE LA GUERRA.


Pagina.
Comité de relaciones estranjeras.-Carta de Frankliná


Dumas.-Deane en París.-Comisionados en Fran-
cia y en otros paises. -Progreso de las negociacio-
nes, -Situacion del Congreso. -Carta de Washing-
ton al Presidente del Congreso. -Accion del Parla-
mento.-Planes de 'Vashington para resarcirse de
las pérdidas de Nueva-Jersey.-Sorpresa y c:Jptu-
ra de las tropas dp Hesse en Trenton.-Consecuen-
cias de estc sueeso.-Movimicnto de Cornwallis.-
Retirada de Washington y ataque de Princeton:-
Muerte del general l\Iercer.-Proelama de 'Yash-
ington.-Elogio de BoUa. -Escesos de la guerra.-
Su efecto en el pueblo.-Escesos por parte de los
amerir~anos. -Paclecimientos ele los prisionICros en
Nueva-York.-Inoculacioll del ejército.-Tentativa
de Heath sobre Nueva-York.-Ataque de los ingle-
ses á Peck:okill y Danlmry.-Muerte del general
Wooster.- Victoria de los americanos en Sag Har-
bor.-]n3ccion de IIowe.-Disposiciones de 'Yash-
ington para encontrarle. - 'Yashington avanza hil·
cia :\1:iddlebrook. - Howe intenta sorprenderle.-
Los ingleses evacuan il Nueva-Jersey.-Grandcs
preparativos en Nueva-York para una espedicioll
ll1aritirna.-Primera entrevista de Washington con
Lafayette.- Captura del general Preseott. - La flot'l
británica penetra en Chesapeake. - V\' ashingtoll
resuelve defender á Philadelphia. -Batalla de Bran-
dywine.-Sorpresa de '\Vayne.-~e confieren nuc-
vos poderes á Washington.-Actividad de Hamil-
ton.-Seabandona á Pbiladelphia.-Batalla de Ger-
mantown. - Obstruccion del Delaware. -Esfuerzos
de los ingleses para facilitar la navegacion.-Se
rehusa la proposicion de Howe para dar la batalla.


67







,O"


x. ÍNDICE.


~
-Estado de los ejércitos.- Aproximacion del in-
,·i~rno.-,Apéndice al capitulo n.-Carta del general
Robertson y contestacion del gobernador Lidngs-
ton.-Juan Jay y el Gran Jurado. 423


CAPÍTU LO III.
1777.


CAMPAÑA EN EL NORTE DURANl'll:1777.
Burgoyne sustituye en el mando a Carleton.-Los in-


dios empleados por el Gobierno británico. - Discur-
so dirigido por Burgoyne á los indios . ..I..Supomposa
proclama. - Saint Clairen Ticondetoga.,~Lo¡¡jngle­
ses ocupan a Sugar Hill.-Saint Clair resuelve reti-
rarse yes perseguido por los ingleses. -Graves
pérdidas de los americanos.-Consternacion en las
colonias á consecuencia de la victoria alcanzada
por Burgoyne.- Vigorosos esfuerzos de Schuyler
para contener el progreso de aquel jefe.-Procedi-
mien tos del Congreso. - Carta de Washington. - Se
envian refuerzos al Norte.-Se oponen varios obs-
táculos á lamarcha deBurgoyne.-Se proyecta una
€sp~dicion contra Bennington. -Langdon. -Stark
en el mandO.-Derrota de Baum.-Saint Leger en
el Mohawk.-Ataque del fuerte Stanwix.-Batalla
cerca de Oriskany.-Muerte de Herkimer.-Estra-
tagema de Arnold. - Veleidad de los indios. - Reti-
rada de los ingleses.-Gates sustituye a Schuyler.
-Sentimiento de este último.-Correspondencia de
Gates con Burgoyne.-Muertc de Miss Mc-Crea.-
Aumentan los apuros de Burgoyne.-Atraviesa el
Hudson. -La batalla de Still\\'ater. -Los america-
nos obtienen la ventaja.-Crísis.-Segunda batalla.
-Lucha encarnizada.-Muerte de Fraser.-Herois-
mo de Lady Ackland.-Burgoyne trata de retirarse
y no lo consigue. - Capitulacion. - Clinton en el
Hudson.- Vandalismo de Vaughan.-Observaciones
de BoUa.-Amabilidad de los americanos.-El Con-
greso rehusa permitir que se embarquen las tro-
pas inglesas. -Apéndice al capitulo III. -Proclama
de Burgoyne.-Estracto de la correspondencia en-
tre Gates y Burgoyne. . 431


CAPÍTULO IV.
1777-1778.


PRQGRESO DE L\ GUERRA DESDE 1777 Á 1778.


Consecuencias de la victoria de Saratoga. -Heunion
del Parlamento.-Proyeeto de confederacion.-Me-
didasadoptadas.- Carta-circular del Congreso.-
Cuarteles de invierno en Valley Forge.-l'adeci-
mientos del ejército.-Tristes detalles.-Causfls a
que se debió la falta de viveres para el ejército.-
Apuros de los oficiales.- 'Washington propone el
sistema demedia paga.-Disgustos de 'Vashington.
-Se alenta contra su repllt:lcion. -Anónimos.-
Carta de 'Washing'ton á Laurcns.-.Junta militar.,":,


Página.


Asertos de Gates y Mifllin.-Confesibn de Conway.
-Conducta magnanica de Washington. - Política
del ministerio francés.-Negociaciones diplomati-
cas.-Efectos que produjo en Franciala victoria de
Saratoga. -Proyectos conciliatorios de Lord North.
- Francia resuelve obrar con deeision. - Tratado
con Francia.-Se notifica al Gabinete inglés.-
Ileaumarchais interviene en los asuntos de Améri-
ca. - Planes conciliatorios.-Regocijos con motivo
del tratado con Francia. - El Congreso dirige un
manifiesto á los habitantes de los Estados-Unidos.
-Comisionados reales.-Se intenta una negocia-
cion. - Respuesta del Congreso. - Observaciones
de .Botta respecto ~ Ía, politica obserrada por los
americanos.-EspediéJ(,nes de los ingleses.-Lafa-
yette en Barren Hill.:-Apéndice al capitulo IV.-
Articulos dela Confederaciort . ...:lnvento destructor. 476


CAPÍTULO V.
1778.


CONCLUSION DE LA CAllPAÑA DE 1íí¡{.


Sir Enrique Clinton evacua á Philadelphia.-Fuerzas
inglesas y americanas.-Opinion del consejo de
guerra.-Medidas que se tomaron para impedir la
marcha de los ingleses.-Washington persigue á
Clinton y resnelve atacar al enemigo.-Batnlla de
Montmouth. -Conducta de Le0.- Resultado de la
batalla.-Causa del general Lee y su sellteucia.-
Incidente de la vida de Lee.-Llegada de la escua-
dra fl'ancesa.-Se hace á la vcla para Nueva-Yorl,
y se dirige luego a Rhode-Island.-Operaciones en
Rhode-Island.-Movimiento de D'Estaing.--Com-
hate naval.-D'Estaingresuelve marchar á Boston.
-Sullivan se ve precisado á retirarse.-Cartas de
'Vashington. -Espedieion de los ingleses. -Des-
truccion de Bedford y otras ciudades. - El Congreso
recibe al embajador francés,-Observaciones de
Botta'.-Los ingleses resuelven usar de severidad
en la guerra.-Destruccion de Wyomillg.-El regi-
miento de Baylor es acuchillado.-Lalegion de Pu-
laski es destrozada.-Observaciones de Mr. Sparks
sobre la politica de los ingleses. -El Congreso re-
comienda las represalias. -Byron y la flota ingle-
sa.-D'Estaing marcha a las Indias.-Las tropas
inglesas se dirigen al Sur.-EI ejército toma cuar-
teles de invierno. -Disensiones en el Congrego.-
Carta de Washington á Harrison. - Represalias con-
tra los indios.-Espedicion del coronel Clarke.-
Washington marcha áPhiladelphia.-Plan de cam-
paña para cl año siguiente.-La guerra en el Sur.
-Campbell se apodera de Savannah.-Sll politica.
-Steuben se dedica a disciplinarlas tropas.-Ope-
raciones navales. -Hazalias de Biddle, Jemes, Bar-
ry y Talbot.-Se aprueban los articulo s de la Con-
federacion .. 479


FU, DEL Í~DICE DEL TOMO PRDIEI\O.




PAUTA
PARA LA COLOCACION DE LAS LÁMINAS.


TOMO PRIMERO.


LÁMINAS.


Portada .•


Smith salvado por Pocahonta5.


Los Puritanos ingleses huyendo hácia América ..


Tratado de Guillermo Penn con los indios.


Muerte del general Wolf.


Batalla de Monte Bunker.


Muerte del general Nlontgomery ..


El general Putnam.. . . . •


Declaracion de la Independencia.


. . .


. . .


Fac-sfmile de las firmas que figuran en la Declaracion de la Independencia ..


'Washington atravesando el Delaware ..


Batalla de Monmouth. . .


PAGINAS.


'2


42


62


244,


34~


:381


:391


:m6
417




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HISTORIA
DE


LOS ESTADOS-UNIDOS.


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Es propiedad de los editores,




...


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.. ", HISTORIA
DE


";LOSESTADOS-UNIDOS
DESDE SU PRIMER PERIODO HASTA LA ADMINISTRACION DE JACOBO BUCHANAN;


POR


. J. A.SPENCERJ
CONTINUADA HASTA NUESTROS DIAS POR HORACIO GREELEY;


TUD11CCION DII\ICTA DEL INGLÉS
POR


D, ENRIQUE LEOPOLDO DE VERNEUILL


TOMO 11.


BARCELONA.


MONTANER y SIMON, EDITORES,
RAMBLA Y PLAZA DE CATALUÑA, NÚMS. 18 T 20.


1810 •




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LIBRO TERCERO.
(CO:\'TINUACIO:\').


DESDE:LA DECLARACION DE LA INDt:::.PENDENCIA


HASTA EL TRATADO DE PAZ.


1776 á '1783.
--~,-==c~~---


CAPÍTULO VI.
1779.


SUCESOS DE LA GUERRA DURANTE 1779.


El ,{t·lJ.eral Lillc.,lI¡ l'~ el ~ul'.- La;; ruel'za~ ill"le::;as.- Lus Toril''; en la Carolina del SU1'.-1 '11ft hurda .le (¡amliduo;.-l'it:kcn"
lo" derruta.-Opcrat,iolle,; de Lincoln.-l'revost hace ulla irrupcioll Pl} la Carolina (le! SllI' y 0::; perseguido por Lincoln.
- ¡¡etira(la de Pre\'ost.-Batalla de StOlIl~ Fcrry.-Los ingleses i!watlell la Carolilla del Sur.- El. general Matthews eJl
ril'ginia.-Se reloja el vigor nacional.- La tll'igada (le :-\'uem-Jer"ey rehusa emprenncr la' marcha.- 'Va,;hillgtoll
sufl'c lllHl rUtla prueba.- Los ingleses SI) apoderan de Stolly POillt.- Tryoll invatle it COlll1l)ctieut.-Brillallt() haZaIJ8
de \Ynyne.-Stony Point PS tomado por asalto.-Ataquc al fuerte Lafayette.-Éspedicion t:ontra los inglesps en Pc-
11Obscot.-Lee ataca á Paulus Hook.-Bostluejo tlela "i(la .lc 'Vashington en \Vest Point.-Politiea ohscl'Yada por' pi
COllgj'e~o respecto :í los indios.-~ecf'sit!ad de castigarlos seYeralllellte.-Sullivan en el /Ilul1llo.-0rdenes de "'asilill-
I nn.- Los franceses t~1I la [ndia.- D'Est<1illg y Lincoln nt<lC<l1l :í Savan nah.- Est1'<ltagema ele \Vhitc.- Espafía tO!ll<1
pnrtf1 Cilla alial17,a.-l'ablo .Tnnes.-Sll famoso eOIl1IJatt' 1I:tI·al.-El ejército americano se mtil'il il cuartelcs tle illl"i0l'-
111).- 'Vashington no pllf1th~ continuar lns npl'l':lI'ionps.-.\ 18'l\nas nl!sflrl"a('ioncs ace1'(,[\ de ac¡ui'l pe!'Íotln.- Ap'\lllli('t·
:1.1 eapitlllo YI.-El papel fllOlIpt\a.


El general Lincoln, nombrado en lugar del Purysburg en el Savannah, á donde lJegó
rlerrotado Roberto Howe para encargarse del el R de enero. Las fuerzas gUG ~nia á sns r)r-
dnpartamento del Sur, llegó á Charleston á denes no pasaban de tres á ctÍatro mil
fines de 1778.y comenzó Ü dcsempeI1ar con la hornlJres, muchos de ellos reclutas ó t 779.
mayor actividad los deberes de su nuevo car- pertenecientes á la milicia, para quienes era
go, pues vió que las tropas no solo carecian completamente estraña la disciplina .Y snlJor-
de disciplina sino que estaban equipadas mi- dinacion de un campamento.
serablemcnte. La Carolina del Norte, cum- El ejército del general Prevost era algo
pliendo con la recomendacion del Congreso, mas numeroso y superior en la, clase de tro-
habia destacado dos mil hombres á las órde- pa, mas con todas estas ventajas aquel jefe
Hes de los generales Ashe y Rutherford para no podia avanzar fácilmente hácia la Caro-
CIne se reunieran con Lincoln, que al recibir lina del Sur, porque el rio Savannah se 8S-
b noticia de la derrota de los americanos en tendia entre los dos ejércitos,'" y aunque
(}eorgia, establociá su cuartel principal en su canal no es ancho, ofrece el ohst::iculo de


TOMO !l.




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que en un espacio de cien millas, desde su zó al eneIl!igo el dia 14 de febrero, .Y en un
embocadura,' corre por un pais pantanoso encuentrÜ'que duró tres cuartos de hora le
inundándolo con mucha frecuencia,- Solo 'Se' derr<JtQ·oompletamcntc, matando cuarentít
puede pasar á través de lQS pantanos por hombres incluso el coronel Bo,}'d, á quien los
un.as sendas muy estrechas, pero era dificil ingleses habian comisionado secretamente
para un ejército penetrar~en ellas y por esta para que reuniera aquella fuerza. El coronel
razon el general Prevúst no podia entrar en Pickens tuvo por su parte nueve muertos 'j'
la Oarolina del Sur, ni al general Lincoln . varios' heridos, pero consiguió dispersar
le era dable intentar nada contra los ingle- completamente á los Tories, pues unos hu-
ses, por mas que su línea se estendiera desde yeron á la Oarolina del Norte y otros mu-
Savannah á Augusta. chos volvieron á sus respectivos Estados pa-


Las costas de Georgia y de la Oarolina ra pedir á su gobierno que les indultase.
del Sur, que son muy irregulares y están Oomo estos últimos eran súbditos de la Oa-
cubiertas de islas, se, hallan cortuclas en rolina, se les juzgó sumariamente, y setenta
muchos puntos por 1)1'azos de mar. El gene-


I


fueron condenados á la última pena; pero
ral Prevost destacó al mayor Gardener con no se ejecutó la sentencia sino con cinco de
doscientos hombres para que tomase pose- : los mas culpables.
sion de la isla Port ROJal, pero aquel se vió Corno los ingleses habian cstendido sus lí-
atacado á poco por el general Moultrie, que neas íi lo largo del rio, el general Lincoln
le obligó á retirarse á principios de febrero estableció su campamento en Black Swamp.
despues de haber sufrido algunas pérdidas. hácia el· Norte, casi enfrente de Augusta,
A consecuencia de esto el general Prevost y á fin de aprovechar cuantas ventajas se
desistió por algun tiempo de intentar nada. ofrecian para cruzar el rio y con la idea ele'
contra la Carolina del Sur. estrechar á los ingleses en la costa de Geor-


Limitando por entonces sus operaciones á gia, dispuso que el general Ashe fuese ¡¡
Georgia, los ingleses trataron de aumentar ocupar las partes mas elevadas del territo-
sus fuerzas con algunos Tories de la Oaroli- rio. Este oficial emprendió la marcha el 10
na, y al poco tiempo alistaron unos setecien- de febrero con mil quinientos hombres de la
tos hombres, que al mando del coronel Boyd, milicia de la Carolina del Norte y una parte
el'uzaron la frontera de la Oarolina del Sur de In, de Georgia, y el 13 por la tarde llegó al
.Y fueron á reunirse con los ingleses en Au- campamento del general \Villiamson, situado
gusta. Su marcha se señaló por un pillaje frente á Augusta; pero aquella misma no-
tan escandaloso que lllas bien parecian una che el coronel Campbell se retiró tan pl'e-
horda de bandidos que un cuerpo de tropas cipitadamente de dicha poblacion, que á laR
alistadas hajo la autoridad 1'eal, pe1'O 11a- ocho de la mañana del dia siguiente habíase
biendo llegado esta noticia á oidos del coronel alejado á una distancia de catorce millas. Tall
Pickens (tomamos este elato de Gordon,) precipitado movimiento se debió sin duda á
reunió la milicia del distrito de Ninety Six I una falsa noticia respecto á las fuerzas que


I


(noventa .Y seis), y despues de dejar una • mandaba Ashe ó Lt la llegada Lle ü-opas de
guardia conveniente en el fuerte Oherokee, Charleston, lo cual indujo á Oampbell á re-
se puso en persecucion de los Tories á la ca- tirarse acto continuo para evitar que el


• beza de trescientos hombres. Pickens alcan- enemIgo le cortara el paso. Al saber ORto




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C.\Po V!. E";TADOS-l!NIDOS. ,
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Lincoln escribió al general Ashe en 16 de mento de unos novecientos hombres y al-
febrero, manifestándole que si el ,enemigo gunos caballos.
no ocupaba la parte elevada del pais, era Al ver presentarse á la infantería inglesa~
de la mayor importancia seguirle, á menos Ashe dijo á Elbert, jefe de las tropas COllti-
que los ingleses llegaran á incorporarse con nentales: «Caballero, me parece conveniente
otro cuerpo de tropas antes que él se reuniese que avanceis al encuentro del enemigo.» En-
con su retaguardia. El dia 22 Lincoln di- i tonces Elbert dió la órden é hizo adelantar i.Í
rigió á dicho jefe la siguiente órden: «Creo su gente á la distancia de treinta varas de los
que Brial' Creek será una huena posicion ingleses, sobreloscuales~rompióunfuegomu;y
para nosotros, á menos que alguna circunsd nutrido que duró quince minutos. Ashe con
tancia particular nos impida ocuparla, y por la milicia de la Carolina del Norte permane-
lo tanto tan pronto como llegueis á dicho ció á cierta distancia sin tomar parte en la
punto iré á buscaros á rrwo Sisters. (Dos accion, y cuando quiso ir en auxilio de las
Hermanas) á la hora que me indiqueis.» tropas continentales, sintiéronse sus soldados
En cumplimiento de esta órden Ashe cruzó sobrecogidos de tal pá,nico que huyeron des-
el 8avannah á la cabeza de unos mil dos- ordenadamente sin disparar un solo tiro. Las
cientos hombres de infantería y doscientos tropas regulares de Gcorgia, que se vieron
caballos que llegaron en Lt mar1ana del S[t- entonces sin apoyo y rodeadas por un gran
hado 27 al puente mas bajo de Briar Creek. número ele enemigos. emprendieron tambien
donde los generales Brian y Elbert se acal1l- la fuga. siendo inútiles cuantos esfuerzos
paro n al otro dia en un sitio conveniente, hizo para reunirlos el general Elbel"t, que
mientras que Asho iba á lmscar ü Lincoln. con otros muchos ele los SllyOS cayó prisio-
El dia 2 de marzo, el oficial de guardia nero. En aquella accioll murieron cieu:o
anunció que algunas partidas de esplora- cincuenta americanos y cayeron prisioneros
dores acababan de reconocer las huellas de] ciento sesenta y dos: ninguno pudo esra-
enemigo y las señales de los cascos de sus parse sino cruzando el rio, pero al hacerlo
caballos y en sn consecuencia d gencral ahogüronse muchos, y (le los que consiguie-
Ashe volvió al campamento aquella misma ron salvarse, h mayor parte se marcharoll
noche. El día 3, á eso de las tres de la á sus casas para no tomar parte ya en la
tarde, recilJióse la notieia de que acaba- guerra. Do los fugitivos solo unos cnatro-
han de presentarse (1 uinientos ingleses de (Oientos cineuenta hombres se rennieron de
tropas regulares en el emllarcadcro, y nuovo en el campamento americano. Este
h~ra y media despues, habiendo vuelto percancc hizo perder al general Lineoln una
yarios ginetes americanos de escaramucear
ron. el enemigo, se dió órclen ü las tropas
para formar en columna. Al poco tiempo
apareció la infantería ligera al mando d,·l
teniente coronel Prevost ~ quien despues de
dar un rodeo de cincuenta millas para cru-
zar por Brial' Crosk por mas allá del cam-
pamento de Aslte, cayó de improviso soíJl'e
la retaguardia de aquel con un destaca-


cuarta parte ele SUR fuerzas, asegurando ti
los in:.!'leses la l)osesion de Geonóa y facili-


u L ~


t1indoles la eomunicacion con los indios y los
Tories de las Carolinas del Norte y del Sur.


El puehlo (le la Carolina del Sur, lejoR de
pensar en someterRe á la autoridad bl'itüni-
ea, hacia cada vez mayores esfuerzos para
defendei' su lihertad. Juan Rutledgc fuó cle~
gido gobernador: suministróse nn coniingen-




11 ISTOnIA DE LOS C.\I'.YI.


te ,le mil hombres, y el di<l 2:3 de abril el que se hallaba en el campo no dió prueba
general Lincoln marchó al Savannah con el alguna de valor ni defendió el paso como
/~lwrpo principal de su ejército, cU,yo movi- debiera, y In milicia del Estado no quiso
miento se hizo principalmente para proteger tomar las arnULS como se esperaba, de ma-
la legislatura de Georgia que dehia reunirse nera que las fuerzas de .:\Ioultrie disminuye-
en Augusta el dia 1.0 de mavo. : ron de una manera alarmante, sobre todo


v v


Por aquellos dias tuvo el rio una crecida: I por la desercion de una gran parte de SIlS
las aguas cubrieron los pantanos, y los ria- soldados.
chuelos se desbordaron inundando las tier- Apenas hubieron pasado los ingleses el
ras, por lo cual se creyó que una escasa rio, envió se un mensajero á Lincoln, que
fuerza d(~ milicia seria suficiente para de- entonces se hallaba enfrente de Augusta,
tender el pais con.tra un ejército invasor. En dándole cuenta de lo que pasaba. Lincoln
esta persuasion ,el generaJ Lincoln d~jó solo, : comprendió que Prevost queria alejarle de la
para proteger los distritos bajos, doscientos; parte elevada del rio, y resolvió seguir ade-
hombres de tropas continentales mandadas i lante con su plan, obligando al general in-
por M'lntosh bajo las inmediatas órdenes I glés á que se volviese para atender á la de-
(lel general Moultrie, el cual se habia distin- I fema de Georo'ia. pero interinamente envi(,


L) n,
guido por su valerosa defensa ele la isla de . á MOllltrie un refuerzo de trescientos hom-
Sullivan en el año de 1770. Esperábasc que: bres de inümteria ligera, .Y cruzando el rio
~i se intentaba una invasion en la parte baja: por Augusta, encaminóse hacia Savann~h.
de la Carolina del Sur durante la ausencia de , \Tiendo el general Lincoln que Preyos!
Lincoln, 1<1 milicia tomaria al momento las avanzaha siempre, sin duda con la intencion
armas en defensa del pais. ,de atacar á Charleston, volvió ri cruzar el


En vez de dirigirse hácia el río ¡i fin de
encontrar n,l general Lillcoln en el interior,
el general Preyost calculó (ILle hacer una
irrupcion en la Carolina del Sur seria 01
m~jor medio ele estorbar los planes del jefe
americano, y por lo tanto, el 29 de abril,
euamlo Linooln hahia avanzado ya mucho
en la (lireecion de A.ll~!"llsta, el Q'oneral Pre-


u ~j


vost tt la cabeza de dos mil quinientos 110m-
hres y un considerable número de aliados
indios, atravesó de improviso el rio, cerca de
Pur,Ysburg. Elcoronel M'Intosh que se habia
situado en aquel punt.o con un pequeño des-
tacamento, marchó á reunirse con el general


Moultríe, el cual se hallaba en Elank
1779.


Swamp, pero como continuase avan-
zando rápidamente el general Prevost, Moul-
trie tUYO que retirarse apresuradamente des-
trllyenoo los puentes á sn paso. La milicia


Savannah y comenzó á perseguirle, pues
MOl1ltrie no contaba con suficientes fuerza¡;
para, oponerse á su paso, .r como los invaso-
res iban sembrando á su paso la desolacion,
cundía el pánico por todas partes. Entretan-
to hacíanse preparativos en Charleston para
defender la poblaeion; (luemáronse las casas
de los arrabales; se enviaron fÍ buscar }tr-
boles cortados ,¡ las cercanías de los rios
Ashley y Coope!', [i fin de construir obras
defensivas y se montaron en fin algunos ca-
ñones. Aunque no se cre,yó (lne la ciudad se-
rii:~ atacada por tierra hiciéronse sin embargo
grandes preparativos paTa fortificarla por
todos puntos, y se reunió en Char1cston una
fuerza de tres mil hombres para rechazar el
proyectado ataque.


El dia 11 de mayo un destacamento de las
tropas (le Pro\'ost cruzó el embarcadero del




;,


1'io Ashle,y .Y se presentó poco despues de- coln, y acampó eerca de ellas, Je tal modo.
Jante ue Charleston, mas el goherna(lor Rut- que los dos ejércitos se hallaban solo i.i trein-
ledge, ueseando gana.r tiempo porque sabia
(iue Lincoln iha avanzando hácia la ciudad,
('nvió llnos parlamentarios al enemigo, en-
(~a,rgi.inJoles «que propusiesen la neutralidad
durante la guerra entre la Gran Bretafía y


\ . \mérica, hasta tanto q uo por el tratado de
paz entre ambas potencias se resolviese si
Charleston debia pertenecer á la primera ó á
la segunda.» Pr(wost no accedió como es de
:-;nponer ::i esta proposicion, .Y repuso que
estando eon las armas en la mano (lebian
l'endirse como I)risioneros de guerra. El go-
bernador .rehusó como era natural, .Y ya se
esperaba el asalto, pero durante la noche
Prevost juzgó oportuno retirarse por haber
"abido que el general Lincoln se iba aproxi-
mando rápid¡trnente ¡i su retügual'Clia, .Y no
lc' seria posible ya conseguir :'Hl objeto.


Al vol ver ¡í, Sa vannah, Preyost no (1 ni so
tomar el mismo camino tille antes recorriera~
porque lit nllmeros¡1, guamicion de Charles-
ton podria marchar sobre sn rctilguardia y
Llncoln se hallaba cerea con su ejército .. \sí
¡mes, despues de pasar por Ashley FClTy,
tomó la iz(}uier(la. dirigiéndose luego IHicia
h1 costa, que almndanclo en islas y bril1án-
dose Cruzada por un brazo de mar hasta la
(~mbocadurn, del SavannalLle ofrecia, merced
;¡. la superioridad de la eseudn\' hritánica, el
medio mas üicil de yoln'r con todos sus ba-
gajes :1 Georgia. En su eom;ecuencia dirigió-
se primero ti la isla de San Jacobo y luego
;i la de San .Juan, donde aguardó la llegrula


ta millas de Charleston, y permanecieron en
sus respectivas posiciones hasta el 20 de ju-
nio, en que mil doscientos americanos ataca-
ron á setecientos ingleses, los cuales acupa-
han nna ventajosa posicion en Stono
1-- L 1 t 11 f ' - . 1779 . 1 err,)'. a Ja a (l" que ne muy reIll-
da, duró una hora, y si las tropas que man-
daba MOllltrie hubieran podido llevar á cabo
su plan, pasando oportunamente á la isla
Jacobo, no hay duda que la victoria se hu-
hiera declarado en fasor de los americanos;
pero Lineoln juzgó lllas prudente retirarse
con sus tropas en buen órden. En aquella
a('eion quedaron fuera de combate por partE'
de los ingleses trece oficiales y ciento diez "J'
seis inviduos de tropa entre muertos y heri-
(los, y los americanos tuvieron veinte y cua-
tro lmjas en la clase de los primeros, y ('in-
cuenta, y cinco en la (le los segundos.


Tres elias despues de la batalla las tropas
inglesas eyacuaron á Stono Ferr.r, y mar-
chando á lo largo de la costa de isla en isla.
llegaron á Beaufort, en Port HoyaL donde el
general Prevost dejó una guarnicion al man-
do del teniente coronel }Iaitland.


El calor que en las provincias del Sur im·
pide durante el verano toda clase de ope-
raciones militares, así como el frio en el
invierno, lwbia llegado ü ser Ilemasiado in-
tenso para qne se pudiera, continuar la lucha
por el momento, :i por esta razon los oficia-
les de ambos ejércitos solo pensaron el) li-
brar :i sus tropas de las fiebres de la estaciol1.


(le una remesa de víveres qne dehian enviar- ,1 fin de que se conservasen en buen estado
le de Nueva-York. ~Ierced ü una nULl'cha para la próxima emllpafín que se esperaba
forzada, el general Lincoln lmdo llegar ¡i empezaria en el mes de octubre. La milicia
Dorchester, no lejos de Charlcston. 1\,ntos 1\,mericana se dispersó dejando al general Lin-
que el general Prevost saliese de Ashley coln con solo ochocientos homhres, los euales
Ferr'y, .Y cuando las tropas inglesas se pusie- le siguieron á Sheldon , punto muy sano quP
J'on en marcha h:ícia la costa: siguiólas Lin- se halla en las cercanías de Beallfort.


TOMO H,




ti HISTORIA DE LOS CAP. VI.


Tan grande fué la alarma que cundió por
los Estados del Sur, que el general Washing-
ton, á pesar de hallarse muy mermado su
ejército, envió al escuadron de caballería de
Bland, á las órdenes del teniente coronel
Washington, con alguna milicia para re-
forzar las tropas del general Linco]n.


La escursion del general Prevost á la Ca-
rolina del Sur no acreditó mucho al ejército
británico ni favoreció tampoco á la causa
real, aunque ocasionara muchas pérdidas á
los· habitantes de la provincia, pues las tro-
pas inglesas señalaron su paso con el saqueo,
sembrando por· todas partes la desolacion ó
la muerte. Pequeñas partidas de soldados en-
traban en las casas para apoderarse del di-
nero, de las alhajas y de cuanto les venia á
las manos, complaciéndose á veces en des-
truir lo que no podian llevarse, en tanto que
los esclavos, que son muy numerosos en la
Carolina del Sur, presentándose al ejército
inglés y con la esperanza de obtener la li-
hertad, revelaban en qué punto habian es-
condido sus amos los objetos de mas valor.
Muchos de aquellos miserables fueron em-
barcados luego para ser vendidos en la isla
Oriental; algunos murieron en el campamen-
to, presa de la fiebre, y otros en fin, temerosos
de volver á sus casas, perecieron lastimosa-
mente en los bosques. Caleúlase que la Caro-
lina del Sur perdió en aquella ocasion cuatro
mil esclavos. Muchos hahitantes, á fin de
librarse de la rapiña y de los escesos que
cometieron sus enemigos, aparentaron favo-
recer la cansa real, y este fué el motivo de
(lue se indispusieran con aquellos que se ha-
bian consagrado á la defensa de su pais.


Durante los años 1779 y 1780 no se hizo
nada notable por los ingleses ni america-
nos: los últimos no se sentian bastante
fuedes sino para estar á la defensiva y los
primeros, observando una política de la que


ya hemos hablado anteriormente, ocupá-
ron se en espediciones y empresas que te-
nian por principal objeto aumentar las ve-
jaciones del pueblo.


Sir Jorge ColIyer, que habia reemplazado
al almirante Gambier en el mando de las
fuerzas navales en América, concertó un
plan con Sir Enrique Clinton que tenia poI'
objeto entorpecer el comercio de Chesapeake
y destruir los almacenes que allí hubiera.
Al efecto destacó Clinton mil ochocientos
hombres al mando del general Matthews,
y él mismo condujo los transportes en que
se embarcaron las tropas. Esta flotilla se
hizo á la vela en Sandy Hook el 5 de mayo
y llegó á los cabos de Virginia el 8. En
la parte baja de Virginia se encuentran tan-
tas y tan profundas ensenadas y rios, que
aquellos que sean dueños de las aguas pue-
den fácilmente trasladarse de un punto á
otro, lo cual es una gran ventaja sobre los
que no disponen de este medio de comuni-
caClOn.


La flota ancló en Hampton Road, esten-
sa sábana de agua formada por la confluen-
cia de los ríos Jacobo, Nansemond y Eli-
zabeth ~ y en la mañana del 10 penetró en
este último río, obligando á las fuerzas
americanas que allí habia á emprender la
fuga, pues conocieron que no podían resistir
tan formidable ataque. Las tropas inglesas
desembarcaron entonces sin oposicion , y
habiendo establecido el general Matthews
su cuartel general en Portsmouth, envió á
Norfolk, Gosport, Kemp's Landing y Suf:-
folk varias partidas de tropa que se apode-
raron de muchos almacenes militares y de
unos cien barcos con ricos cargamentos (*).


(') ILluignatios antc semejante vandalismo, quc con-
vertia en pocos dias á un pais rico en un monton de rtri-
nas, csclamaroll los Virginios: 6 qué clase de guel'l'a es es-
ta? A lo cual contestaron los ingleses: Se nos ha mandado
tl'ata!' del mismo modo á cuant08 se nieguen á obp.drcer al
Re!!.




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 7


Las pérdidas que esperimentaron los par- neral en el ejército. En mayo de 1779 se es-
ticulares y el público en general fueron de pidió una órden para que la brigada de Jer-
la mayor consideracion, sin que pudie~an sey marchase por regimientos á reunirse con
producir ningun beneficio á la causa real, el ejército de Occidente, pero en contestacion
y el general Matthews, satisfecho el objeto de á esta órden recibióse una carta del general
la espedicion, volvió á N ueva-York antes de Maxwell manifestando que los oficiales del
t~rminarse el mes. primer regimiento acababan de presentar á


La equivocada opinion de que con la alian- su coronel una esposicion dirigida á la legis-
za fráncesa quedaba asegurada la indepen- latura de Nueva-Jersey, en la que se decla-
dencia de los Estados-Unidos y que la Gran raba que á menos que se atendiese á sus re-
Bretaña abandonaria inmediatamente la lu- clamaciones respecto á la paga, presentarian
cha desesperando vencer, dió lugar á que la dimision de sus cargos en el término de
no se continuaran con la misma actividad tres dias. \Vashington, que profesaba un
de antes los preparativos para la guerra. profundo afecto al ejército y conocia sus vir-
Washington puso en juego todos los medios tudes, sus padecimientos y cuánta era la
posibles para desterrar semejante error, y justicia de sus quejas, comprendió al mo-
en su correspondencia con el Congreso, los mento cuán funestas consecuencias resulta-
gobernadores de los Estados y otras perso- rian de la resolucion que acababan de tomal"
nas de influencia, combatió la opinion ge- I los oficiales.
neral, haciendo ver que lejos de confiar en En vista de esto y despues de reflexionar
una próxima paz, debian proseguirse con la detenidamente, Washington escribió una
mayor actividad los preparativos de guerra. carta al general Maxwell para que la ense-
Asimismo recomendó que se fuesen reunien- ñase á los oficiales, en la cual, hablándolef'.
do las fuerzas del ejército á fin de que los como amigo y como jefe, hacia un llama-
reclutas se hallasen en los cuarteles gene- miento á su pundonor y patriotismo. Hé aquí
rales en l. o de enero; pero tal era la aber- el contenido de la misiva:
rae ion pública, que á pesar de las observacio- «Nada me ha sido tan doloroso durante
nes de Washington, llegó el 23 de enero de toda la guerra como la medida que han to-
1779 antes que el Congreso pensara en auto- mado los oficiales del primer regimiento de
rizar al comandante en jefe para proceder al Nueva-Jersey al presentar la esposicion de
alistamiento de las tropas, y hasta el 9 de que me hablais, y no puedo menos de ca-
marzo siguiente no se reclamaron á los di- lificarla de un paso imprudente que acaso
versos Estados sus respectivos contingentes. condenarian tambien los mismos interesados


Así pues, cuando los ejércitos debian es- si reflexionaran un poco. Comprendo cuántas
tar ya en el campamento, no se habia hecho son las contrariedades que sufren los oficia-
mas que autorizar la leva de tropas despues les del ejército, y espero que esos señores
de un sensible y perjudicial retraso. me harán la justicia de creer que son in-


Tan extraordinaria llegó á ser la baja del cesantes mis esfuerzos para procurarles al-
papel moneda, que la paga de un oficial no gun alivio; pero deben conocer sin embargo
bastaba ya para satisfacer sus necesida- que satisfacer sus deseos es mas difícil de
des (*), lo cual produjo un descontento ge- de papel moneda se esplica en el Apéndice primero que


(*) Este importante punto que trata de las emisiones hayal final del presente capítulo.




r


HISTOHl.\ DE LO'; C,II',I'[.


lo que parece. 1\ uestros recursos han sido
hasta aquí muy escasos, pues el estado de
la Hacienda entorpece la marcha de los ne-
gocios, .Y aunque para todo hay remedio,
(lebe tenerse en cuenta que esto no es obra
de un momento. Al gobierno no se le oculta
cuál es el mérito de los oficiales y cuántos
sacrificios hacen, y desea para ellos una
compensacion, pero no es necesario obser-
var mucho para convencernos de que los
medios de que ahora dispone son, muy li-
mitados.


discernimiento J' unen critel'io se atreveria iÍ
ello. Y aun cuando algunos quisieran dal'
semejante paso aisladamente, ¿ no sentirian
luego haberse puesto en evidencia ante el
resto del ejército bajo un punto de vista tan
mezquino? Y dado el caso de que los demá:-;
siguieran su ejemplo, ¿ cómo se consolarian
luego de haber causado la ruina y la des-
gracia de nuestro país? Seguramente nu
podrian menos de recordar que por su culpn
habia recaído un padron de ignominia sobrE'
todo el ejército .Y que el carácter de un ofi-


»Algunos Estados han procedido de la cial americano seria entonces tan despl'ecia-
numera mas generosa que les era posible,
.Y si otros no pudieron imitarles, debe ser
seguramente por alguna causa particular
que á no dudarlo desaparecerá con el tiem-
po. La paciencia JT perseverancia del ejército
lm todas ocasiones son cualidades que no
pueden menos de honrarle, tanto en el pais
('omo fuera, y esto siempre me inspiró una
ciega confianza en sus virtudes, lo cual me
ha consolado en medio de los disgustos y
reveses de fortuna á que tanto yo como los
(lemás nos debiamos ver espnestos en la
presente lucha.


»Ahora que estamos á punto de llegar al
nn que nos proponiamos, de tal modo q ne
no pueden defraudarse nuestras esperanzas


ble como glorioso es ahora.
»Confieso que las apariencias no son fa-


vorables en este caso, pero ti mi ver suponen
mas de lo que en efecto hay. Los oficiale~
de Jersey se distinguieron siempre COlllO
(:iudaclanos y como soldados y JO confío qw'
ninguno de ellos es capaz de hacer cosa al-
guna que pueda, ser una mancha para Sil
intachable reputacion. Esos calmIleros no
tratan sériamen te de hacer lo que dicen; hall
elegido mal los medios de llegar i1, un Lueu
fin, pero yo me lisonjeo de que si reflexionall
un poco rellUllcianin ;1 dar un paso tan im-
propIO.


»Al empezarse la campaüa, precisamelltl'
en el momento de recibir órdenes de marelw


;1, menos que abandonáramos de una manera para un importante servicio J' cuando Sil
vergonzosa nuestros intereses, un cambio de honor, sus deberes al pais .r ú sí mismos .\
conduda podria producir un cambio de prill- su consiclel'acion milital' les imponen grave~
cipios y acaso el olvido de lo que nos debe- obligaciones que cumplir, no es de creer qlW
mos á nosotros mismos y al pais. Si'yo esos oficiales persistan en semejante idea.
creyera que tal cosa podia suceder seria in- pues se ofenderia su delicadeza solo al pensar
decible mi disgusto y mi pena, consiclerán- que pudiera creerse que trataban de dicüu'
(lome herido en mi honor, que aprecio tanto órdenes á su pais, aprovechándose del apur(1
como el de todo el ejército. Pero esto me del momento.
parece imposible: cualquier cuerpo de nues- »La declaracion que han hecho al Estado
tras tropas que pensara sentar tal prececlen- en tan critico momento, al manifestar que (í
te, pesaria muy bien antes las consecuencias, menos que se Mienda á sus reclamaciones el/
y estoy segnro que ningun oficial de algun el térndno de tres dias }Jloesentarán la dimi-




CAP. IV . ESTADOS-Ut\IDOS.


. 'iion de SHS cargos, no puede seguramente I ,)'01' gusto y que amamos á nue:stro pais;
inducir á creer otra cosa de lo que digo. pero cuando este olvida todo sentimiento de


»Espero pues que participareis HU opi- virtud'y de j llsticia y no recompensa delJida-
nion á esos cahalleros, tratando de hacerles mente tí sus servidores, deber de ellos es
-comprender su error, pues el servicio que retirarse del sei'vieio.»
delJc prestar su regimiento no admite la El terreno en que se colocaban los oficia-
lllenor dilacion, puesto que las tropas deben les con esta justificacion exigia que se adop-
ponerse en marcha en la maüana del lunes tasen eficaces medidas, pero al mismo tiem-
~~on direccion al campamento. Yo confío cie- po no era posible acceder á su demanda • .Y
gamente en que no se dejará de ohedecer por lo tanto \Vashington limitóse ti contes-
t~sta órden.» tal' á los oficiales por conducto del general


Al tener conocimiento de la carta, los :Jfaxwell,« que mientras cumpliesen con :su
oficiales no desistieron de sus reclamaciones, deber no olvidaria sus servicios. ~> Entonces
pero continuaron en el servicio, si bien es- la legislatura de Nueva-Jersey trató de adol.J-
pusieron en una manifestacion dirigida al tal' algunas medidas en beneficio de las tro-
wmandante en jefe, «que sentian darle un pas, lo cual bastó para que los oficiales re-
motivo de disgusto, pero que las solicitudes tirasen su esposicion y .continuaran en SUs
elevadas [t la legislatura no habian sido aten- puestos.
didas.» Hé aquí cómo terminalJa dicho es- OlYidada~ las dificultades (ille podl'ian l'e-
erito: snltar de la resolucion adoptada 1)01' los ofi-


«La razon 'y la esperiencia nos inducen ciales de Jersey, merced al tacto y prudencia
¡t no confiar en el Congreso. Entre nosotros de \Yashington, aprovechó éste la ocasion
son muy pocos los que poseen fortuna,.r mn- para escitar al Congreso á que atendiese ú
ehos los que teniendo familia son víctimas las reclamaciones de los oficiales del ejército,
de la ingratitud de su pais. ¿ Hemos pues de haciendo presente que la miseria de alguno:,
sufrir todos los contratiempos, las fatigas y llegaba á tal 'punto que peclian se 1es'concc-
peligros de una vida militar mientras que diese aunque no fuera mas que el equipo de
nuestras mujeres é hijos carecen de lo mas los soldados. A esto aüadia \Yashington:
necesario, sin que haya esperanzt~ de una « Yo no he accedido ü esta demanda porq Ut'
recompensa, y cuando nuestra paga es sola- conozco que el deber y el honor les sostendl'ú
mente nominal? Seguros estamos de que hasta cierto punto, pero no dudo llue el C011-
,r. K no desea una cosa como esta. greso, teniendo cn cuenta la justicia de la


»Sentimos infinito penseis que tratamos rcclamacion, me dispensará por insistir en
lle desobedecer vuestras órdenes, porque es
nuestra intencion, .Y siempre lo ha sido, mar-
Dhar con el regimiento y cumplir con nues-
tro deber hasta tanto que la legislatura nom-
hrase los' oficiales q ne habian de reempla-
zarnos.


»Aseguramos Ü V. E. que siempre hemos
¡tpreciado su valor.Y sus virtudes, que siem-
pre hemos cumplido sus órdenes con el ma-


q ne sea atendida.»
Los miembros del CongTeso, por otra par-


te, no estaban acordes respecto ü la Ol'gani-
zacion de la milicia, pues mientras unos,
conformándose con el parecer del comandan-
te enjefe, optaban por un ejército permanen-
te, otros, temiendo que con esto peligraraIl
luego sus libertades, preferian que se hicie-
ran alistamientos cortos pOl' períodos que no




10 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


escedieran de un año. A causa del diferente cultades conservar el órden y Jisciplina con
aspecto que iban tomando los negocios pú- un ejército como el de Washington aun estan-
blicos y por el frecuente cambio de los miem- do bien alimentado, pagado y vestido, mucho
bros que componian la legislatura nacional, mayores eran aquellas no suministrándole
tan pronto predominaba una opinion como lo preciso para atender á las primeras nece-
otra, y sentimos decir que los esfuerzos de sidades de la vida. En medio de estas graves
Washington no fueran suficientes para que dificultades, no solo consiguió \Vashington
se adoptase desde luego una sabia y pruden- conservar el ejército, síno que se condujo
te política. con tnJ prudencia que mereció tanto la apro-


En aquella época no solo estaba mal equi- bacion de aquel como del pueblo.
pado el ejército americano, sino que tambien Nada importante podia intentarse con un
carecia del alimento suficiente, en razon á ejército tan desprovisto de todo y tan escaso
que en los años de 1779 y 1780 fueron las co- en fuerzas, pues no escedia ele trece mil
sechas muy pobres. Los trabajos ele la agri- hombrés, en tanto que los ingleses, perfec-
cultura se habían interrumpido con frecuen- tamente fortificados en Nueva-York y Rho-
cia para atender á la guerra; el valor del de-Island, contaban con diez y seis ó diez .Y
papel moneda habia bajado tanto que no siete mil, apoyados por una porlerosa flota
bastaba para pagar los productos de la tier- que dominando las costas'y los ríos facilitaba
ra, y tales oran los apuros del ejército, que el medio de concentrar las fuerzas en cual-
Washington se vió en la precision de llamar quier punto dado, antes que los americanos
á las primeras autoridades de los condados pudiesen evitarlo.
para que cuidasen de facilitar víveres en Esta disparidad se notaba mas particular-
cierto número de dias. En algunas ocasio- mente en las cercanías del Hudson : las divi-
nes fué necesario enviar destacamentos pa- siones de amhos ejércitos estaban con fre-
ra que exigieran las provisiones con la punta cuencia apostadas en cada una de las orillas
de la bayoneta, pero al fin no se pudo recur- de aquel magnífico rio, .Y mientras que los
rir á este espediente porque al pueblo no le ingleses podian cruzar directamente á .fin de
era dable facilitar mas auxilios, y además unir sus fuerzas para cualquiera empresa, ~i
estas violencias no solo perjudicaban á la los americanos no les era posible hacer lo
moral y disciplina del ejército sino que pre- mismo sin dar un gran rodeo para evitar el
Jisponian el ánimo de los ciudadanos. El encuentro del enemigo.
auxilio que hasta entonces prestaran al co- Conservar á \Vest Point y sus dependen-
mandante en jefe , era debido al buen trata- cias debia ser el primer objeto de \Vashing-
miento que recibian de sus conciudadanos, ton, y á fin de conseguirlo, fuéle preciso ne-
comparado con el de los ingleses, y por lo garse á la peticion de los estados vecinos que
tanto Washington, á quien el pueblo miró solicitaban se les enviara grandes destaca-
hasta entonces como su protector, se veia mento s de tropas del ejército continental pa-
ahora en la dura alternativa de licenciar sus ra la defensa ele sus respectivos territorios.
tropas ó sostenerlas por medios violentos. El \Vashington sabia muy bien que subdivi-
ejército le pedia víveres, los habitantes pro- diendo sus fuerzas en pequeñas partes, cor-
teccion, y atender á estas dos cosas, era pun- ria el riesgo de que las destruyese el enemigo
to menos que imposible, pues si ofrecia difi- fácilmente.




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 11


El dia l. o de junio, Clinton hizo un movi-
miento hácia la parte superior del Hudson
con el objeto de atacar las obras de los ame-
ricanosen Stony Point, situado frente á Ver-
l)lanck's Point. Dicha disposicion era muy
fuerte, pero aun no estaban concluidos los
trabajos, y por esta razon tuvieron que aban-
donarla los americanos, siéndoles además
imposible defender el fuerte LaJayette, cuya
guarnicion tuvo que rendirse como prisionera
de guerra cuando Clinton atacó dicho fuerte.
Acto continuo se mandó concluir las fortifi-
caciones de ambos puntos, poniéndolos en
estado de defensa. Viendo Clinton que \Vas-
hington estaba alerta y que era inútil em-
prender nada contra West Point, volvió á
Nueva-York y se dispuso á obedecor las ins-
trucciones que habia recibido para llovar la
destruccion á las ciudades marítimas de
Connecticut como se hiciera anteson Virgi-
nia. Sir Jorge Co11yer, con el necesario nú-
mero de buques de guerra y transportes, y
el gobernador Tryon á la cabeza de dos mil
seiscientos hombres dirigidos por el general
Garth, que mandaba como segundo jefe de
las fuerzas de tierra, fueron los encargados
de aquella espedicion, y mientras hacian los
preparativos de marcha, circulóse entre los
habitantes de Connecticut un manifiesto con
fecha 4 de julio, en el cual se les invitaba
<t que aceptasen la alianza, prometiéndoles
en cambio proteccion para sus personas .Y
hienes, pero amenazando á los que no se
sometieran. Este manifiesto era inoportuno
é inconveniente, porque en vez de dejar á los
habitantes la libertad de eleccion despues de
consultarse entre sí, empleábanse amenazas
antes que el pueblo tuviera el tiempo de pen-
sar lo que le convendria.


Las tropas ¡desembarcaron el lunes 5 de
julio; las que mandaba Tryon en East Haven
y las que estaban á las órdenes de Garth en


West Raven. Estas últimas marcharon á
New-Haven, á donde llegaron entre doce .Y
una despues de haberse visto muy hostiga-
das en el camino por la milicia, pero las
tropas se apodcraron luego de la ciudad,
cuyos habitantes, salvo algunas escepciones,
fueron saqueados por la soldadesca. Tanto á
los vVhigs como á los Tories les quitaron sus
joyas, su dinero y demás efectos de valor, y
los invasores destruyeron hasta los muebles
que no pudieron llevarse, haciendo lo propio
con todos los géneros de la India que allí
encontraron. En medio de aquella escena de
confusion cometiéronse toda clase de abusos,
pero como la milicia empezaba á reunir con-
siderables fuerzas, retiráronse repentina-
mente las tropas á la mañana siguiente y
tan embriagadas iban, que no pensaron si-
quiera en quemar una sola casa, si bien
despues pegaron fuego á unos cuantos alma-
cenes en el muelle. En East Haven, donde
mandaba Tryon en persona, los invasores
quemaron varias casas y mataron el ganado;
mas llegada la tarde, era tan numerosa la
milicia, que Tryon se vió precisado á re-
tirarse, y seguido de la flota marchó por
la noche en direecion á Fairfield. Las tropas
desembarcaron en este punto á las tres de
la tarde del miércoles, pero como la milicia
habia tenido algun tiempo para reunirse, el
gobernador Tryon envió un parlamentario á
vVhiting, jefe de aquella, dándole una hora
de tiempo para que contestara al manifiesto
si queria salvar la ciudad. El coronel replicó
lo siguiente en nombre de los habitantes:
«Las llamas han precedido á vuestro men-
sajero, y nosotros nos resistiremos mientras
sea posible á la injustificable invasion de
nuestros enemigos;» fechado en 7 de julio á
la puesta del sol. Durante aquella noche y
la maüana siguiente los ingleses saquearon
la ciudad, reduciéndola luego á cenizas, y




b


l:l 1.II»TOHlA DE LO»


dl~~pues (pwmaron otro~ varioR edificios de soldado desobedeció este mandato, y como
importancia que se encontraban en el espacio persistiese en cargar su arma á pesar de ha-
de (los millas á la redonda limitado por bérsele dado la órden por segunda vez, un
(Jrcen-farms. Hecho esto y como la milicia oficial le atravesó con su espada de parte ~¡
empezase á reunir mas fuerzas que en New- parte~ pues era indispensable la qbediencia
Haven, los ingleses cruzaron por Sound en en tan crítico momento, porque un solo tiro
rlireccion á la playa (le Long-Island, .Y una hubiera bastado para convertir la victoria
vez en aquel punto, se embarcaron para en una derrota ó en una espantosa carniee-
Fa,irfield. El número de muertos .y heridos ría. Combinado el plan, ciento cincuenta
;t consecuencia de aquellas escursiones fué voluntarios á las órdenes del teniente ('01'0-
muy consiJerable, pero la lista de los edificios nel Fleury, oficial francés. formaron la van-
y casas destruidas por el incendio es una guardia de la columna derecha y otros ciell
eo:o;a fIue aterra; héla aquí: en l\orwalk al mando del mayor Stuart compusieron ]1\
(los templos. ochenta casas de particulares, de la columna iZ(luierda, 11recediendo á cada
ochenta y siete graneros, veinte y dos alma- una de ellas una avanzada de veinte hombres
('ones, diez y siete hendas, cuatro molinos escogidos al Inando de los tenientes GibbOlI
.Y cinco buques; en Fairfield. dos iglesias, y Knox, que no tenian mas encargo qlw
o('henta y dos casas, cincuenta y einco paja- , allanar el camino para el paso de los solda-
\'eS Ó graneros, (luince almacenes y (luince dos. A eso de las doce y cuarto avanzaron
tiendas, .Y últimamente en Green-farms un al asalto las columnas, y tal fué la impe-
templo, quince casas, once graneros y varios tuosidad de las tropas, que ápésar del terrible
almacenes aclenuts de los que so quemaron é incesante fuego de mosquetería y de los
(~n New-Haven y East Haven (*). cafíonazos qne disparaba el enemigo, forza-


Mientras que los ingleses se ocupaban en ron el paso á bayonetazos venciendo cuan-
üm funestas espediciones, \Vashington, c1es- tos obstliculos se opusieron de tal modo qllí-'
pues de reconocer personalmente á Stony ambas columnas se encontraron casi nl mis-
Point, resolvió intentar un atrevido golpe mo tiempo en el centro de las obras del ene-
para tomarlo por asalto y al efecto confió migo. El coronel Fleury rué el'primero qm'
d mando de una espedicion á un intrépido, penetró en el fuerte y se apoderó del estan-
oficial á quien se habia dado el estrafío so- darte británico en tanto que el mayor Posey
hl'enombre de .JIad Anthon.y \Ya.rne. Este gritaba: ¡El jtterte es nuestro!
jefe, ti la cabeza de su destacamento com- Terminado el combate, el general \Vayl1e
puesto de mil doscientos hombres de infante-


I
' escribió al comandante en jefe dándole cuen-


ria ligera, anduyo catorce millas, y lleg'ando ta de la valerosa conducta de los oficiales ,"
;i las inmediaciones del fuerte á las once de soldados, haciendo particular mencion del
la noche del 16 de julio, hizo sus preparati-¡ teniente coronel Flenry, del mayor Stuart.
vos para el asalto, y dispuso que toda sn elel coronel Butler y de otros varios por Sll
tropa avanzara en silencio con los mosquete~ arrojo é intrepidez. El teniente coronel Hay
llescargaclos y la bayoneta calada. Solo un : fué herido en lo mas recio de la pelea y el


mismo \Vayne quedó contuso, pero pudo en-
e) IIlsto";II dl~ 1" n",'O!I/!,; 1/1 ww¡'i('((tlrr, por Gordon, trar en el fuerte con auxilio de sus ayudan-


vol. TI, págs. 13)-~l'l. tes y al frente de sus tropas. Como á los ver-




f \P. Vr. E:"T.\ DOS-CXIlJOS. 1,' "


darleros hravos les gusta siempre distinguirse
por observar estrictamente las leyes de la
generosidad con los vencielos. las tropas
americanas trataron :i sus prisioneros con
nna bondad qlle contrastaha con la condncta
fIue observaran los ingleses 0n ocasiones se-
mejantes, puesto que ningnn prisionero tuvo
d menor motivo de queja despues de la ren-


número diez .y siete. Al tone\" conOl"nnwnto
de este hecho el Oongreso dispuso que se
acuüara una medalla de oro conmemorativil
de la aceion para el general \Vayne~ y otras
(los de plat;1 p3r;1 el coronel Fleury y el
mayor Stual't. Los tenientes Gibbon y Knox


u '.'


recibieron el nomhramiento de capitancf' y
se mandó repartir entre los soldados el va-


dicion. En. prueba de esto basta (lecir que 101' del hotin de la manera que jnzgase mai"
los ingleses solo perdieron ciento cincuenta oportuna el comandante en jefe (*).
hombres entre muertos y heridos, en tanto Apoderarse del fuerte Lafayette fi)rllH1,ha
liue las tropas continentales tm'ieron quince tambien parte del plan, y en su consecuen-
(le los prImeros y oehenta y tres de los se- cia pusiéronse en marcha con este ol!jeto
gnndos, si bien hicieron quinientos cuaren- dos brigadas al mando del general }l' Don-
ta prisioneros, entre los cuales se encontraba gall, quien tenia la órden de atacar tan
d coronel Johnson y otros varios oficiales. pronto como supiera que el general \Vayn('
Es de notar que de los veinte hombres que era elneño de Stony Point; pero aquel jefe no
formaban la avanzada al mando del teniente avanzó oportunamente, y esto fué causa dE>
Hibbon , diez y siete fueron muertós (¡ he- qne la guarnicion del fnerte Lafayehe, (1(,
rielos,


En la C¡\'l'ta qne escribió \Vashington al
('ol1gTeso dándole cuenta de este hecho de
;1,rmas, ensalzó la conelucta (le todos los ofi-
(·iales y soldados, pero particularmente la ele
;triuellos que mas arriesgaron su "ida en la
acciono Al hablar de los tenientes Gihbon y
Knox, jefes de la avanzada, (lecia que ha-
bian hecho todo cuanto era humanamente
posible, y respecto al general \Vayne expre-
sáhase en los siguientes términos: «La con-
dnda qne ha observado en tan árdua em-
presa merece en alto grado la aprolJacion
del Oongreso . porque clespues ele aprobar el
plan recomendado por mí, lo lleyó á cabo de
un modo (lue honra tanto ti su pericia co-
mo á S11 valor, y prueba de ello es (p1e en
el momento crítico del asalto y á pesar de
sentirse herido de un balazo, continuó al
frente de sus tropas con heróica firmeza.»
Washington anunciaba además que se ha-
bian cogido dos banderas pertenecientes á la
guarnicion y dos estandartes al regimiento


TOMO 11.


cuya cllstorlia estaba encargado el corOlw]
\V obster, tuviera tiempo para prepa,rarse [1
la defensa. \Yayne hizo jugar la ¡ntillerÍH
de Stony Point contra los buques ingleses.
obligándoles á que se pusieran fuera del al-
cance de los caüones, y tambien mandó rOlll-
per el fuego contra Verplanck's Point, ma:-:
la disÜmcia era tan grande, que las balas no
causaron apenas daño en las obras. Pcrdid¡t
la oportunidad ele asaltar el fuerte Lafayette.
cambió se el plan de operaciones; el destaca-
mento de 'M' Dougall fué confiarlo al general
HO'we .Y se le dió órden para que marchara
con algunas piezas de artillería para hatir on
hrecha las fortificaciones, pero antes de qlH'
este jefe hubiera podido romper el fuego con-
tra la plazft juzgó oportuno retirarse.


Al saber Olinton lo que acahftba de suce-
der desistió inmediatamente de su proyecto
contra Nueva-Lóndres y la costa de Uonne('-
ticut; hizo venir sus transportes desde Sound:


(") Vi(lI'i" ]fili {(u , d" Thadwl', pilgS. 17t'-17k.




1\ Hli;TOIlL\ n~; LO": C\l'. n.


movió su ejército en direccion á Dobb"s Fer- peraban refuerzos-para dar el asalto, euando
ry; destacó un cuerpo de tropas para que habiendo sabido Lovell que Sir Jorge ColI-
fueran en auxilio del coronel "\Vebster, y po- yer acababa de penetrar en la había llevan-
co despues se puso él mismo en marcha con do considerables refuerzos, mandó á SUi'
fuerzas considerables en la esperanza de que tropas se embarcasen silenciosamente duran-
\Vashington abandonaria sus fuertes posi- te la noche, .Y pudo retirarse sin que lo no-
ciones .r arriesgaria una batalla para dispu- tara la guarnicion que ya esperaba el asalto.
tarle la posesion de Stony Point. Pero ha- Al acercarse la flota inglesa, los amcrica-
hiendo fracasado la empresa contra el fuerte nos, despues de apal'entar que iban á resis-
Lafayette, era ya muy poco importante apo- tirse, emprendieron la fuga, pero entonce:-:
derarse de aquel último punto, y por esta los ingleses comenzaron á perseguirlos COIl
eazon, despues de destruidas las fortificacio- tal insistencia y buena suerte, que el vVaI'..,
nes, los americanos evacuaron dicha plaza. ren, hermosa fragata de treinta y dos eu-
Entonces los ingleses se posesionaron illme- llones, y otros catorce lmques menores fueron
diatamente de Stony Point; renoyáronse las apresados ó echados á pique. Los tr'anspor-


I
fortificaciones, se puso una fuerte guarni- ! tes huyeron en la mayor confusion y las
cion, y viendo Clinton que no era fácil des- I tropas que iban en ellos los. quemaron des-
alojar El '\Vashington de Highlands, yolvió pues de desembarcar en una playa desierta.
inmediatamente [i Nueva-YorlL Los pobres fugitivos, que carecian de provi-


Un destacamento inglés procedente de siones, tuvieron que recorrer lo menos cien
1I alifa x , mandado por el coronel ~iaclean, millas á través de inmensos ,lesiertos.r mll-
intentó en el mes de junio establecer un ehos de ellos perecieron antes de llegar á Sil
puesto militar en Penobscot, en la parte pais. Despues de obtener tan señalada vieto-
oriental de Massachusetts, lo cual dió lugar riaSir Jorge Ool1yer se hizo á la vela par<l
;t que el pueblo de Boston proJ'ectara una Nueva-York, donde resignó el mando do la


espedicion contra los invasores. Al flota en el almirante Arlmtlmot (Ille acaballa
t779. t' t ' . 'd 11 ' 1]1 1 lIt 1 1 e ec o reumose un conS1 era) e nu- (e egar (e ng a .crra con a gUllOS mqlles,
mero dc buques, llevando á bordo tres () provisiones y refuerzos para el ejército.
cuatro mil hombres de milicia á las órdenes En revancha de la última derrota suthda
(lel general Lovell, y el 25 de julio apare- . por los americanos, el Mayor Enrique Le('
eió en Peno1Jscot-Bay la flota americana, : llevó ¡í callo un hrillante hecho de armas,
pero tant.o por la posicioll de algunos be1'- : sorprendiendo el puesto milital' de los ingle-
gantines de guerra ingleses como por la es· ! ses, situado en Paulus Hook, enteramente
cabrosidad de la costa, las tropas no pu- ~ á la vista de la guarnicion de Nueva-York.
dieron desembarcar hasta el 28. Entretanto I Washington favoreció el proyecto.r Lee, an-
Maclean procedió con tal actividad que lJÍen sioso de gloria, lo puso en ejecucion sin ma:-:
pronto tuvo preparadas sus fortificaciones:r fuerza que trescientos hombres, que po-
obras de defensa, mientras que Lovell le- niéndose en marcha el 18 de agosto, se apo-
vantaba una batería á ciento 'cincuenta ya- deraron luego del puesto militar, aprovc-
ras de distancia de aquellas. Por espacio de chanclo la oscuridad de la noche, y cogieron
'luince dias estuvieron cañoneándose ingle- cient.o sesenta prisioneros incluso varios ·ofi-
ses .Y americanos, y estos últimos solo es- oiales. Lee no quiso detenerse pa,ra destruil'




CAl'. VI. E";TADOS-U!>lIUOS, l!í


las barracas ni la artillería, y una vez con- ¡ plato principal que divide la mesa. Ultima-
seguido su objeto, se retiró con su gente sin mente nuestro buen hombre ha, tenido la ad-
pérdida de tiempo. \Vashington elogió en mirable sagacidad de descubrir que con la:-:
.tlto grado el valor y arrojo de Lee y sus com- manzanas sé hacen buenos pasteles, y la
pañeros, y el Congreso dispuso que se le re- cuestion es ahora saber si en la violencia dr
f;ompensara con una medalla de oro. sus esfuerzos, nos dará, uno de aquellos en


Al referir los acontecimientos de la guerra vez de dos de carne. Si las señoras se dan po1'
dando solo se ven esconas do sangre y de contentas con tales manjares, (!ue se oomo-
horror, rara vez encontrarán los lectores de rán, no en platos de estaño como otras Ye-
la historitL algun detalle ameno de la, vida
ele esos hombres Cll}'OS nombres y hechos de
armas llegan á ser conocidos de todo el mun-
do. y por esta misma razon nos alegramos
tener la oportunidad de reproducir una carta
que dirigió \Vashington al Dr. Juan Co-
ehran, eiruja,no general del ejército, en la
cual el grave y digno comandante en jefe


ces, sino de hierro, me alegraré murho SI'
dignen acompai'íarme.»


La o nonducta observada por el Congreso
con los indios desde el principio de la lucha
con la madre patria fué seguramente muy
oportuna y liberal, pues se trató de persua-
dirles ti que permaneciesen neutrales, .Y PO)'
algun tiempo se esperó que los horrores de


demostró que no le disgustaba U~l poco de i una guerra salvaje no irían á ensangrentar
agradable broma i1Hn en medio de los impor- ' mas la terrible lucha que emprendia el pue-
tantes .Y trascendentales asuntos que dis- • hlo en defensa de sus lihertades; pero bien


traian toda su atencion. Esta cartet ' pronto desapareció hasta la última esperan-
t779.


está fechada en \Yest Point en lG za de conseguir este fin. La influencia de los
de agosto y su contenido es como sigue: ingleses y sus brillantes promesas ofrecian


« Querido Doctor: deseo im'itar á comer i demasiado incentivo <1 los indios para resis-
IIlañana conmigo tí l\Irs. Cochran y Mrs. Li-¡ tirse, tanto mas, cuanto que en vez de per-


o vingston ; ¿ no estaré acaso suficientemente I manecer ociosos, proporcionábaseles elme(lio
autorizado para comunicarles tan fausta no- de tomar parte en el pillaje y en el saqueo
ticia? Inútil me p~rece deeiros que mi mesa en beneficio propio. Ya hemos referido en
es bastante grande para admitir á las seño- otras páginas de esta historia las numerosas
ras, y de ello tuvieron una prueba ayer mis- atrocidades cometidas por ·los indios y los
lilO. Deciros lo que en mi caStt se come es
una cosa muy esencial .y este será el asunto
de mi carta. ,


»Desde nuestra negada :i esta hermosa
tierra siempre hemos tenido un jamon á un
estremo de la mesa, un gran pedazo de ros-
heef al otro 'y una fuente de habas ó guisan-
tes casi imperceptibles en el centro. Cuando
al cocinero se le pone en la cabeza lucirse,
lo cual presumo que sucederá mañana, nos
presenta dos pasteles de carne ó dos fuentes
de cangrejos colocadas una á cada lado del


Tories, especialmente en las fronteras, y aho-
ra añadiremos que reprimir sus desmanes
imponiéndoles el castigo que merecieran pOI'
sus delitos, fué la primera cosa en que re;:;ol-
vió ocuparse \Vashington.


Los hijos de las Seis Kaciones, á escep-
cion de algunos Oneidas, se habian pronun-
ciado en favor de los Tories para tomar partf'
en las crueldades cometidas en Wyoming.
y \Vashington, que conocia á los indios per-
fectamente, resolvió darles la única leccion
que podian sentir y no olvidar. Al efecto




IlISTORL\ DE LOS (;,\1', \1.


tlispuso que se reunieran en \V,yoming' tres
mil hombres á las órdenes del general Su-


llivan, los cuales debian dirigirse al
1779. .. ,


territorIO de los Senecas, y reunién-
dose allí con otro cuerpo de tropas proce-
dentes del rio lVIohawk, continuaron luego
su marcha en direccion al pais de los indios.
Hacíase necesario, á fin de que la espedicion
no fuera, inútil proceder con la ma'yor seve-
l'illad, .Y por lo tanto no debe estrañarse
t1 ue 'Vashington mandara á Sullivan des-
tacar algunas partidas encargándolas «que
itSolaran todo el territorio, pero de tal ma-
llera que quedase completamente destruido.»
Era de todo punto preciso hc1cerlo así antes
de admitir proposiciones de paz.


«Debe reconocerse sin embargo, como
tlice muy bien lVIr. Peabody, que órdenes
como aq LleUa sttlian mu'y rara Vez de la plu-
ma de 'Vashington, á yuien no se le ocultaba
que las gracias que se conceden en la guerra
son bastante crueles aunque se dulcifiquen
con toda la bondad .Y consideraciones que
saben dispensar los hombres de nuestra épo-
ea. Pero es preciso convenir que se hacian
harto acreedores á un severo castigo aquellos
que asolando florecientes colonias, lo des-
truian todo hasta el punto de que al surcar
luego el arado aquella tierra, tan fértil en
oho tiempo, no era .ya posible encontrar el
llwnor vestigio de su primitiva vegetacion.
);0 se lmede pensar en esas escenas sin
sentir una emocion tan dolorosa.Y profunda
como las que hacen espel'imentar las negras
(~alamidades de la guerra, de las cuales se
aparta la vista con horror.


»Tampoco debe olvidarse que se trataba
(lE' castigar á un enemigo que marcaba siem-
pre sus huellas con sangre y de cuya fero-
cidad no podian librarse ni el tierno niño
ni la indefensa madre. Ya hemos hablado
de la,; cl'urldad.es cometidas en \Vyoming ;r


Ohen,)' Valle)', y estos hechos pudieron con-
vencer á todos de que para resguardarse dt~
semejantes enemigos, era preciso arrojarlos
de sus guaridas, de donde no salian nunca
sino para sembrar la desolacion'y la muerte,
obedeciendo con esto á los impulsos de su sal-
vaje instinto. La responsabilidad de las me-
didas que se adoptaron contra los indios debp
recaer seguramente en a(iuellos que les esci-
taron á tomar parte en la lucha, conociendo
cuáles serian las consecuencias de ella. Part~
comprender cuán necesario seria dar seme-
jante paso basta saber que concibió el pro-
yecto y espiclió las órdenes para ejecutarlo el
mismo Washington , es decir, el hombre ú
quien mas repugnaba un.actode crueldad ("').


El lenguaje del juez 1\1arc11 respecto ü
este asunto es mu'y semejante :/ lmcde inte-
resar al lector. Es como sigue: «Se ha cen-
surado en cierto modo la conducta de los que
devastan el pais, pero esto es dehido llla~
bien que á la reflexion, al sentimiento de
humanidad que condena todo aquello quP
solo sirve para agraval" las miserias, de In
guerra. La Gran Bl'etaüa poseia ventaja:-;
IIue influ.Yendo en los intlios les indt00 <:i
estar en continua guerta con los Estados-
Unidos. Su natural ferocidád acreció en vio-
lencia por su continuo trato con los hOlllbre:-;
blancos que fueron ,1, vivil' entre ellos paril
escitar su saüa, y hubo motivo para creer
que podrian evitarse honibles escenas com(¡
las de \V yOllling, inhabilitando á los salvaje:-;
para perpetrar semejantes crueldades. l\in-
gun medio tenian á su alcance los Estados-
Unidos que fuera mas eficaz para conseguí l'
el objeto, que alejar á los indios cU'ya hosti-
lidad solo lJodia combatirse por el terror,."
cuyos resentimientos solo 01'<1 dahle mitigal'
atemorizándolos (**).


('i ricia (Id :JI]JI('¡'((/ Sullil'(w, 1'''S'. '12K,
(") Yi<la di' \\Ta~hi\lg'(¡'lll I'P!' -Yléll'Slt¡,\I, \',,1. 1, l':',g, :l2:L




E~T .\IJU~-líSII'()~. 17


El dia 11 de agosto llegó el ejército al I (lue volviendo luego há¡;ia, la izquierda se
punto de confluencia dol Tioga con el Sus- : aproximase p01' detrás al parapeto, en tan-
~luehanna, é inmediatamente comenzó la to que Hand, secundado por la artillería,
obra de destruccion. Los indios resolvieron atacaria de frenLe. Estas órdenes se


1 t 11 1 i' ,1 "t 1 t' 1 1779. Itrriesgar una Ja a a en (OlenSa ue su pals, oJecu aro n con a mayor pron ltu( :
,Y ¡{irigidos por Brant, eligieron un terreno mientras que Ja artilleriajugaba por el Ú'eu-
{)onveniente á una milla de Newtown, donde te, lanzóse POOl' á la colina, se apoderó de
se reunieron en número de ochocientos hom- dla despues do un reüido combate con los
In-es, sin contar doscientos blancos que se indios,.y avanzando luego rápidamente e11
incorporaron luego, con lo cual, segun el persecucion elel enemigo, alcanzó al fin la ei-
general Sullivan, aq ueUas fuerzas tLscendian ma, visto lo cual por los salvajes .Y cOliocien-
:1, mil setecientos 11om,ures. Los indios cons- do que iban ti verse rodeados, abandonaron
truj'eron un pantpeto de media milla de lon- su obra defensiva couJa mayor precipitacion.
gitud sobre una 11equeüa eminencia, de modo Esta vidoria costó á los americanos trein-
que su flanco derecho (luedase protegido por ta hombres, y si bien la pérdida, de los indio:-;
el río .Y no pudiera atacárseles sino por el f'ué asimismo insignificante, intimidáromw
otro ó de frente. En el flanco izquierdo habia de tal modo que no pensaron ya en resistü'-
una eminencia casi paralela ü la corriente :-:;e'y siguieron retirándose delante de Sulli-
(lel rio, y un poco mas allá otra que se corria Yan. Este jefe penetró en el corazon del país
en la direccion de la retagllardin del ejército segui(lo de sus tropas, que destruían todo
americano. El terreno estaba cubierto de cuanto encontraban al paso; casas, callillos.
troncos de árboles que se plantaron de modo cosechas, jardines .Y frutos todo sufr'ió la
que ocultaran las obras .Y se pudiese creer misma suerte, .Y una vez cumplidas puntual-
lIue crpcian allí al acaso; y como el camino mellte las órdenes que recibiera, Sullivau
~léspues de eruzar un profundo lJarranco al volvió ¡:i Gaston, en Penns.rlvania, á princi-
pié de la colina, se estendia, á la derecha pios de octuhre. El Congreso dictó un acuel'-
tormando una línea paralela con la obra de- do aprobando la conducta de Sullivall y su
fensiva de los indios, todo el flanco elel ejér- ejército.
cito americano quedaba espuesto al fuego de Consignaremos aquí que durante elmis-'
Ilquellos si avanzaba antes de descubrir su mo arlo se llevaron ít cabo otras espedicione:-;
posiciono Además de esto, estacionáronse en contra los indios. En el mes de a1n'il el coro-
¡lmbas colinas varias partidas de indios para nel Van Schaick se puso en uutrclm desde
<mer sobre el flaneo derecho y la retaguardia el fuerte Schuyler seguido de cincuenta .Y


, (le Sulli\'an tan pronto como comenzara la cinco hombres y quemó los pueblecillos dl'
acciono :; Onondaga, compuelltu de unas cincuenta ca-


Pero habiendo sabid'o todo esto los ameri- sas,'y clespues de apoderarse de una consi-
{:anos antes de la tarde elel dia .20 de agosto, i dera1Jle cantidad de provisiones, mató doc('
trabóse una escaramuza sin arriesgar un: indios é hizo treinta .Y cuatro prisioneros llin
¡\taque general, J" mientras avanzaba el ¡ perder un solo hombre. En el mes de agosto.
grueso de las tropas, ordenó Sullivan al ge- I mientras que el general Sullivall asolaba el
neral POOl' que tomase posesion de la coli- ¡ territorio de Susquebanna, otra espedicioll
na qne He encontraba á su retaguardia y i al mando del eoronel Bl'oelhead, mal'clió des-




18 HISTORIA DE LOS CAl', \'1.


(le Pittsburg en direccion á Alleghany, y ha-
biendo recorrido unas doscientas millas des-
truyó los pueblos y campos que encontró al
paso, pues allí tampoco pudieron resistir los
indios el ataque de los invasores, toda vez
que despues de una inútil escaramuza huye-
ron prl~cipitadamente para esconderse en los
bosques.


A.unque estas represalias no aseguraban
del todo la frontera, produjeron no obstante
buen resultado, porque los salvajes se inti-
midaron y sus escursiones no fueron ya ni
tan peligrosas ni tan frecuentes.


Ya hemos dicho anteriormente que el con-
de D'Estaing se hizo á la vela para la India
Occidental en el mes de noviembre de 1778
con objeto de atacar las islas británicas. Do-
minica habia caido ya en poder ele los fran-
ceses, en tanto que los ingleses acababan de
tomar á Santa Lucía. D'Estaing ocupó lue-
go á San Vicente y á Granada, y despues
de un encarnizado combate con la flota in-
glesa, en el cual sin embargo no se decidió
la victoria por una ni otra parte, disponíase
á marchar cuando el gobernador Rutledge,
(,1 general Lincoln y el cónsul francl~s insis-
tieron de tal modo para que fuera á p~estar
<tuxilio á las fuerzas americanas en Geor-
gia, que se hizo inmediatamente á la vela
para, el cabo San Francisco en Santo Domin-
go y llegó }1. Savannah el1.o de setiembre con
veinte y dos huques de línea y otros barcos
menores. Poco despues cayeron en su poder
el Esperimento, buque de cincuenta cañones.
y otros mas pequeños.


Al tener conocimiento de la llegada D'Es-
taing, el general Lincoln marchó á Zubly's
Ferry, en el Savannah, seguido de mil hom-
bres, pero le fué mas difícil de lo que creyó
en un principio cruzar el rio y los panta-
nos. Sin embargo, en la tarde del 13 de se-
tiembre negó á la ori1la Sur y acampó en


las alturas de Ebenezer, á veinte y tres mi-
I


llas de Savannah, donde fué á incorporársel(·
el coronel 1\'1'lntosh. con su destacamento
procedente de Augusta. Poco clespues lleg(,
la legion Pulaski. En el mismo día en que
Lincoln pasaba por Zubly's Ferry, D'Es-
taing desembarcó tres mil hombres en Beau-
lieu, y el 16 de setiembre los ejércitos com- .
binados reunieron sus fuerzas delante un
Savannah, punto donde tenia su cuartel ge-
neral Prevost, jefe de las tropas inglesas en
las provincias del Sur. Como no creJ'ese qlW
pudiera haber por el pronto peligro alguno.
Prevost habia disminuido su guarnicion pa-
ra establecer algunos puestos avanzados en
Georgia, y no tenia tampoco á su lado al
coronel .Maitland, que con un fnerte desta-
camento se hallaba en Beaufort, en la isIn
de Puerto Real (Carolina del Sur), pero
cuando vió aparecer la flota francesa, lla-
mó inmediatamente Ü, todas sus tropas, .yan-'
tes que los franceses desembarcaran ó pudie-
sen los americanos cruzar el rio, halJíans('
reunido en Savannah todos los destacamen-
tos ingleses que componian un t.otal de cerca
de dos mil hombres.


1 )'Estaing habia intimado .ya icl. Pl'evost
que se rindiera en nombre del rey de Fran-
cia. pero deseando aquel oficial ganar tiem-
po, pidió al ejército francés una suspensioll
de hostilidades por veinte y cuatro horas.
durante las cuales trabajó activamente en
fortificar sus obras de defensa, dando lu-
gar [t que llegase el coronel Maitland con
el destacamento de Beaufort. Entonces, ha-
biendo anunciado Prevost que estaba re-
suelto á defender la plaza hasta el último
trance, los ejércitos combinados resolvieron
sitiar la ciudad é hicieron sus preparativos
al efecto. Empleál'onse varios dias en des-
embarcar los cañones de grueso calibre ¿-
demás efectos de guerra; el 23 de setiem-




C.\ [' \' 1. E,;T .\DOS-t:l\UJüS. 1 !l


bre los sitiadores eomenzaron los trabajos los que atacaban de frente. El conde PuluHki,
(le sitio, y si bien el l. o de octubre habian á la cabeza de doscientos ginetes, atravesó
¡wanzado ya tresc~elltas varas dentro de las por entre las baterías en direccioll á la riu-
obras de los ingleses, y aun euando varias dad ~i fin dc cargar á la guarnicion por la
haterías y nuevo morteros hicieron fuego in- retaguardia, pero cayó mortalmente herido
(:esantemente sobre el fuerte, no se consi- y quedó destrozado el escuadron que manda-
guió causar much9 daño en las fOl'tificaclO- ba, mientras que los franceses 3' amerieanos,
Hes del enemigo. despues de sufrir un fuego mortífero por es-


La sitl.lacion comenzó á ser bastante críti- pacio de cincuenta y cinco minutos, empren-
ea para D'Estaing, pues habia empleado en dieron apresuradamente la l'etirada. Los
el sitio mas tiempo del que creyera necesario franceses perdieron entre muertos y heridos
para espulsar á los ingleses de aquella pro- setecientos hombres, los americanos mas de
vincia. Las islas francesas de la India se ha- doscientos, siendo en cambio muy pocas las
llaban en peligro durante su ausencia; acer- bajas de los ingleses, que se batian protegi-
cábase la estacion teml)estuosa; podia llegar dos por sus fortificaciones.
de un momento á otro una escuadra inglesa Despues de aquella derrota y no quedando
superior á la suya, y por último, sus oficia- ya esperanzas de apoderarse de la ciudad, el
les le hicieron observaciones sobre la incon- conde D'Estaing hizo retirar su artillería y
veniencia de permanecer mas tiempo en Sa- ambos ejércitos abandonaron el campo en la
yannah. Continuando los aproche:-; algunos tarde del 18 de octubre. D'Estaing no se ale-
di as mas, era probable que los sitiadores se jó mas de dos millas y permaneció en el mis-
hiciesen dueños de la plaza, pero D'Estaing I mo sitio que ocupaba el dia anterior con el
no podia disponer de aquel tiempo, y por lo objeto de cubrir la retaguardia dd general
tanto no quedaba mas alternativa que levan- Lincoln en caso de que saliera ü perseguirla
tui' el sitio ó bombardear la plaza. El coman- la guarniciono Los americanos yolvieron íi
dante francés resolvió lo último, y al efecto, cruzar el Savannah por Zubly's Ferr'y panl
en la mañana del 9 de octubre, rompió el fue- ir á tomar po sic ion en la Carolina del Sur:
~o la artillería y comenzaron á llover bombaB la milicia volvió á sus casas y los franceses
:'iobre la plaza. Tres mil franceses y mil qui- se embarcaron inmediatamente con toda su
nientos americanos, conducidos por D'Es- artillería, municiones y bagajes; mas apenas
taing y Lincoln, avanzaron en tres columnas estuvieron las tropas á hordo. estalló una
al asalto, pero la guarnicion estaba muy tempestad tan violenta que todos los buques
bien preparada para recibirlos, y como las de la flota se dispersaron 1 y de los siete quP
fortificaeiones eran muy buenas. los sitiado- por órden del almirante debian ir á Hamp-
res encontraron una tenaz resistencia, si t.on Road y Chesapeake-Bay solo uno lleg('¡
hien siguieron avanzando hasta llegar al pa- al punto de su destino (*}
rapeto á pesar del fuego destructor, de las


(.) Tal fué el resn]üulo de la campaña del conde J)'E~-
haterías. Los franceses y ameL'icanos se lan- taing" en las costas de la América del Xorle, cflmpaiia el!
;.:aron á porfía á un reducto para plant.ar su que los aliados cifraran las mas brillantes esperauza'i. Dc,,-
bandera, pero murieron nluchos al querer pues de haber fracasado la espedieion contra los ingleses el!


el Delawarc, el jefe francés abandonó dos veces á Ncwport
forzar el paso por las obras, en tanto (lue el PLl el momento mas crítico; y finalmente hajo las murallas di'
fllego de las baterías diezmaba las filas de Savmmah se mostró demasifldo circunspecto, pues retrllsall-




20 nIiSTOHIA DE LO;'; 1: IJ', "].


Con la llegada de los franceses que iban
;í tomar parte en el sitio de Savannah espe-
raban Jos americanos obtener un éxito bri-
lIante, pero la derrota de las fuerzas combi,:"


se llevó i:l cabo con tal destreza, que to<1o:--
los prisioneros fueron eonducidos al puesto
americano de Sllnlml'v. distante veinte \'


v "' •


cinco millas.
nadas c:ausó una profunfb, desesperacion á En junio de 1779, España, desplles de va-
las provinc:ias del Sur. donde la cansa de la cilar mucho, se unió con Francia para tomm'
in(lependencia parecia entonces lllas dese s- parte en la guerra contra la Gran Bretaña ,Y
peradn, que nunca. Su papel llloneda bajó se hicieron estl'aordinarios esfuerzos para
mucho mas y al mismo tiempo se reanima- contrarestar el inmenso poder de la escuaclrH
ron las esperanzas de los Tories y otros ene- inglesa. El Congreso se vió ent.onces muy
migos de las libertades del pais. El general apurado para arreglar las diversas cucstio-
Lincoln pidió auxilios al Congreso, y este nes que se ;-;uscit.aron con motivo de e:-;ta
('mpleó cuantos medios estaban á su alcance nueva alianza, pues el embajador francés, ell
para facilitar el socorro necesario. cambio del auxilio de su nacion y de España.


Durante el sitio de Savannah el coronel queria obtener para est.a última la coneesioll
Juan \Vhite, de Georgia, llevó á cabo una de las 'Floridas y el es elusivo derecho de na-
empresa tan atrevida como ingeniosa que vegar por el Mississippí, tratando al mismo
vamos [Í, referir. Antes ele la llegada de la , tiempo de iwlucir al Congreso á flue cediera
escuadra ti'aneesa al Savannah. habíase I á Francia las pesquerías de Terranova. Asi-
rLpostado un capitan inglés con cient.o onre mismo manifestó que seria esperar mucho
hombres cerca del rio Ogeeche y á in media- del orgullo de la Gran Bretaña que recono":
ciones del mismo sitio donde habia cinco ciese la independencia de sus rebeldes colo-
huques de guerra ingleses, tripulados por nias, y que los americanos, así como los
cuarenta marineros. A las altas horas de la suizos .Y los holandeses, debian contentarse
noche del 30 de setiembre \Vhite, ti quien con la tácita admision de aquella. Esta¡.;
acompañaban solo seis voluntarios, incluso condiciones tan poco razonables qne per-
sU propio criado, encendió cierto número de judicaban el interés de diversos Estados
hogueras en diferentes puntos como para ha- dieron lugar á una grave y enojosa di seu-
ror creer que habia allí un gran campamen- sion, pues lo que uno estaba dispuesto ;Í
too y despues de valerse de otros artificio¡.; I conceder. el otro no queria dar. l\Iassachu-
para que la ilusion fuese mas completa, di- setts no se conformaba con desprenderse d ..
rigióse al capitan .Y le intimó la rendicion. las pesquerías de] Norte, y Virginia exigia
Creyendo este oficial que iba á verse atacado la libre navegacion del Mississippí, siendo
por fuerzas superiores y que solo somet.ién- el resultado de estas diferencias entregar la
(lose podria salvarso á sí y á sus hombres, Florida á España y dejar la cuestion en sus-
no hizo resistencia alguna y la estratagema penso con respecto á los demás puntos. I~os
do al principio'" ataque, preeipitóse luego en un asalto que
di" por n'Hnltado una completa derrota, Debe sin embargo,
tf'IlCl'''C pl'escnte que aUtH{Ue del auxilio D'Estaing no se
• ,htal'j.,ran los graneles resultados que se esper'ubun, eon-
tribnyú sin em]¡argo á favorecer la causa de Am(,¡'icn tles-
Imratantlo los planes tIc los ingleses, puesto que los obligó
á .~vat:uar á nhodf~-Is]and é impidientlü la espetlicion de
ClintnJl <'onlra ('] Sur,


americanos, sin embargo, se mantuvieron
inflexibles en que la guerra se continuase
hasta que quedara formalmente ,reconocida
su independencia (-1<).


(") Vease la Tlisturtn civil y políticn de /0,\' Es/ar/nR-rlli-
dos, por Pitkin, vol. r, págs, 7H-S7 .•




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS, 21


Ya hemos hablado en otro capítulo del
famoso Pablo Jones y de sus hazañas, y
ahora para completar la historia de este año
recordaremos un combate naval en el cual
tomó parte, .Y que fué uno de los mas obsti.-
nados .Y sangrientos que haya presenciado
el mundo. Sin que sepamos por qué medios,
.Jones habia obtenido en Francia un buque
de cuarenta cañones llamado el Bonhomrne
Richard, cuya dotacion se componia de
trescientos setenta y cinco hombres. Otros
tres buques, la Alianza de treinta y seis ca-
ñones, el Pallas de treinta .Y dos, .Y la Ven-
/¡anza de doce, formaban parte de la escua-


(lrilla que mandaba Jones en clase de
i 779. d A fi l' l' J como oro. nes ( e JU 10, ones se
hizo á la vela en Lorient con rumbo á las
costas orientales de Irlanda, presentándose
al poco tiempo en Kerry, .Y desde allí conti-
nuó navegando hasta avistar á Frith Forth,
desde donde enderezó el rumbo en 10 de se-
tiembre hácia Flamborough Read. El dia 23,
al llegar i1 este último punto, di visó la flotilla
del Báltico, remolcada por los lJuq ues Con-
desa de Scarbm'ough, capitan Piercy, y el
Serapis, capitan Pearson, á quien ;ya habian
avisado losbailíos de la ciudad , que estaba
en la costa la escuadra al mando de Jones.
Entre doce .Y una presentóse éste á la vista
Ile los buques ingleses, .Y entonces el Serapis
maniobró á fin de interponerse entre aque-
llos y el enemigo, lo cual pudo conseguir al
poco tiempo. Viendo el capitan Pearson que
las fuerzas de Jones constaban de tres !.!Tan-


'->


(les buques (faltaba entonces el bergantin)
hizo señas á la Condesa de Scarborough para
que fuera á reunirse con él, lo cual hizo á
eso de las cinco y media, y poco despues de
las siete, hallándose ya el Bonhomme Ri-
chard á un tiro de mosquete del Serapis, co-
menzó el combate, que se sostuvo con igual
encarnizamiento por ambas partes.


TOMO 11,


El capitan Pearson tenia con el Serapis
una notable superioridad sobre el Bonhomme
Richard, Y obtuvo ventaja en la posicion sin
que su enemigo pudiera impedirlo por mas
esfuerzos que hizo. Jones, á :fin de contra-
restar ~sta superioridad, trató de colocar su
buque de través á los escobenes del otro, .Y
aunque no consiguió su objeto, sin embargo,
como el beauprés del Sera pis se corria en-
tre su popa y mástil de mesana, aprovechó
esta oportunidad para acercarse en lo posible
á su enemigo, ]0 cual consiguió al fin, de tal
modo que se tocaban las bocas de los cañone¡:,
de ambos buques. En esta po sic ion renovóse
el combate que duró dos horas, pero antes
de comenzar, el Bonhornme Richard habia
recibido ya muchos balazos á flor de agua y
estaba averiado de tal manera que no pudo
disparar sino ocho andanadas.


En el combate que siguió luego, Jones solo
hizo uso de tres pedreros de á nueve, cuyo
fuego fué secundado por parte de sus hom-
bres, en tanto que los demás arrojaron tal
cantidad de materias inflamables en la cu-
bierta y en todas las partes del Serapis, que
este se incendió diez ó doce veces seguidas
en varios puntos, costando mucho trabajo
apagar el fuego. A eso de las nueve y media
ocurrió casualmente en el Serapis una esplo-
sion de pólvora que produjo un nuevo incen-
dio, cuyas llamas comunicándose á la popa
obligaron á los oficiales .Y marineros á refu-
giarse junto al palo mayor .Y de este modo
no se pudo hacer uso de los cañones durante
el resto de la acciono Entre tanto la Alianza
barria con sus andanadas la cubierta del
Serapis de proa á popa matando é hiriendo
á muchos de sus hombres, mas cuando em-
pezó á reinar la oscuridad. como se hallaban
tan próximos el Serapis .Y el Bonhomme
Richard, las andanadas de la AUanza mata-
ron á once hombres de aquel último buque é


4,




HISTOIU.\ DE LOS CAl'. VI.


hirieron mortalmente á un oficial. Sin em- retiró á cuarteles de invierno. Estos se ha-
bargo, viendo el capitan Pearson que no le bian elegido convenientemente á fin de no
era posible continuar el combate con proba- carecer de madera, agua y víveres; y con
hilidades de éxito amainó las velas, despues objeto de protejer lo mejor posible el pais,
de asegurar, gracias á su esforzado valor, la formáronse del ejército dos grandes divisio-
retirada de la flotilla. El Sempis era un buque nes, la del Norte, á las órdenes del general
muy superior al Bonlwrnme R1'c!tal'd, pues Heath, se situó de modo que pudiera sooor-
no solo se habia construido por un escelente rer á \Vest Point con toda aquella parte del
modelo, sino q ne constaba de cuarenta y pais, y la otra se retiró á .Morristown en N ue-
Guatro cañones, por lo cual el número de va-Jersey. En esta posicion, la mas á 131'0-
muertos y heridos de una y otra parte fué pósito en concepto de todos para atender á la
necesariamente muy considerable. Ambos seguridad del territorio por el Sur de Kueva-
huques sufi'ieron mucho, mas el Bon/wmme York, Washington con la division princil)[d
Richard estaba hecho una criba; tenia ya del ejército americano se propuso pasar el
en la bodega siete piés de agua, q ne iba su- invierno (*).
hiendo cada vez mas, y por esta razon fué El invierno de 1779 {'ué sumamente rl-
necesario trasladar los heridos, mientras que guroso: los ingleses que estaban en Nue-
d teniente del Pallas permanecia á bordo con Ya-Y orle y la isla de Staten no po(lian 'ya
algunos hombres para hacer jugar las bom- contar con las ventajas que disfrutaran en
has en tanto (Ine se preparaban los botes dc otro tiempo, pues con mucha frecuencia ca-
auxilio. El 25 de setiembre, el agua llegó á recian de víveres y otros artículos que su:"
la cubierta y se hundió el buque, mas sin oca- ministraba el pais. Para empeorar su situa-
~ionar ninguna desgracia. Solo nos resta cion \Vashington dispuso sus tropas de modo
Ilecir que la Condesa de Scarbo1'ou,r¡h estuvo (lue pudieran interrumpirse la comunicacion
batiéndose con el Pallas por espacio de dos entre la guarnicion inglesa y los hahitante~
horas, hasta que el capitan Piercy se vió en que llevaban socorros, y esto ocasionó vario~
la precision de amainar (*). El comodoro encuentros en que siempre morian algunos .
. Jones con los restos de su escuadra volante Si Washington se hubiera visto apoyado co-
enderezó el rumbo hácia Holanda y ancló en mo deseaba, es muy posible que hubies(~
Textll el dia 23 de octubre. Pablo Jones cal- intentado alguna empresa, aprovechando rl
culaha que el valor de las presas que hizo
(~on el Bonhomme Richard durante su viaje
no hajaban de 40,000 libras esterlinas.


\Vashington habia contado hasta cierto
punto con el auxilio del comandante fi'ancés,
para combinar un ataque contra Nueva-York,
pero el mal éxito de las operaciones en el Sur
(lefraudó las esperanzas que le hiciera conce-
hir la iclea de la llegada de la flota' francesa,
y hácia fines de diciembre \Vashington se


C) Lus ,l<'talles ,le pste célebre comlmÍl, sr enr-ontl'.1t'ún,
1'11 la Hi,~tol'ia n '!Val ,le C00l'f'l', vnl. T, pági". \lR-1H.


momento en que las fuerzas inglesas eran


(') "Las operaciones ,lel enemigo e11 esta campniía, df'-
cia Washington e:>cribieIlllo á Lafayette, que estaha eH
Francia, se han re,lucido á la construccion d(~ algulu,~
obras defensi,'as, á estahlecer un puesto militar en Killg'~
Ferry é incendiar las indefensas ciudades dt' Xew-Hal'CIJ.
Fail'field y NOl'walk en el Soun,l, donde nnda podia oponer-
se á los invasores mas que las súpliem; de las mujeres y lo"
niños, que fueron inútiles. Des¡mes de esas notables hazaiías
no se han separado nunca de sus fortificaciones. El cómo s,'
ha de llevar a cabo la conquista lIe .\mériea, obsernllllt¡,
semejante conducta, no es cosa que fácilmente se pueda
comprender, pues esto es demasiado profuÍldo para ulla
intcligPllcia vulgar y a\\n para los políticos rutinarios,·,




CAl'. \'l. t:STAn08-rXIDOS.


muy poco numer-os<tS <Í eonscl:uencia oel ri- brado cl'iterio para no alarmarse ante aquel
gOl' del invierno; pero nO' podia emprender estado de cosas, y viendo cuanta era. la es-
nada en gran escala, pues su ejército no i tension del mal, no perdonaron medio algu-
solo era inferior en número al de los ene- no para buscar un eficaz remedio. Recurrie-
migos, sino que carecia de los víveres ne- i ron primero á las exhortaciones, evocando el
cosarios y especialmente de un buen equipo I recuerdo de pasadas glorias; hicieron 1)1'(-'-
para proseguir las operaciones durante el . sente la necesida d de no indisponerse con 101'
invierno. I aliados, y hablaron en fin de los 11cligro::i


La historia de ~ülllellos tiempot'l, en que que aun amenazaban al pais por las intriga:--
1an rudas pruebas tuvieron que sufrir al:- de Inglaterra, pero todo fué inútil porque el
gunos hombres, seria en cierto modo in- pueblo, dejándose dominar 1101' la apatía y
t'ompleta si nos limitáramos á la sencilla la indiferencia, deseaba abandonar ü la ca-
narracion de los sucesos. Las operaciones
militares de la época constituyen solo una
parte que no debe ignorar ninguno de aque-
llos qne quiera saber la verdad de lahisto-
ria, formando un juicio exacto de los amar-


sualidad sus mas queridos intereses, sin qUf'
nada al parecer fuera suficiente para exeitm'
su valor, energía y actividad.


El reclutamiento de las tropas iba hacién-
dose con la mayor pesadez.y lentitud, y 101:'


gos contratiempos con que tuvieron fIne soldados que estaban á las órdenes de \Yas-
lnchar nuestros padres hasta dejar asegu- hington, linos por(lue habia terminado el
rada Sil independencia. ~ Ilnca mas oportu- tiempo de su enganche y otros por estar can-
namente que ahora podriamos hacer algunas sados del serYicio, desertaron dr sus bandera~
observaciones sobre puntos ele que no hemos y se volvieron ü sus casas. ¿ Y cómo podrian
tratado aun al referir la historia de la re\'o- llenarse estas bajas cuando apenas se en con-
Jucion americana. traba quien quisiera contratarse por tl'C~


Ya lIemos hablado anteriormente acerca arlos ó hasta el fin de la guerra, segun 10
de la reaccion que se veriticó en el ,inimo . acordado últimamente por el Congreso'~ En-
(lel públieo ti consecuencia de la alianza I ganches por menos tiempo no servian de na-
francesa. Al pl'incipio no tuvo límites el da en aquellas circunstancias, ni se debia
(¡ntusiasmo del pueblo, y todos se mostra- esperar resultado alguno de semejante 1'e-
ron dispuestos ü no 'perdonar sacrificio al- curso, y por otra parte, hacer una quinta
g'uno en favor de la cansa (lel pais, pero co- obligando á los ciudadanos á ingresar en la~
1110 la lucha se prolongaba, como no se veia filas, se juzs'ó que era una medida dellla~;ia­
nI fin de la guerra, comenzó el resfriarse el do peligrosa en aquella ocasiono El ejército
.tl'dor de muchos y se estinguió S11 entusias- parecia tamhien estar sumido en una espe-
IllO. Despues, clU1n(10 Burgoyne se rindió al cíe de letargo, y no fué poca fortuna que los
11n y se cclehró b alianza con los franeeses, ingleses tuvieran el defecto de ser poco em-
creyóse en general que la guerra habia con- prendedores.
duido yirtualmente, y que Francia termi- ¿ Qué estraño pues que predominase In
naria la. lucha con Inglaterra en tanto que languidez y la apatía en la campaña de>
América se dedicaba ií recoger el fruto de la aquel año? ¿ Cómo estrañar que \Vashing-
victoria. ton se diera por muy contento con eyitar


\Vashington y sns compañeros tenian so- Hna batalla en vez de conducir su ejéreito




HISTOIUA DI!: LOS CAP. VI.


~i Nueva-York para realizar su mas ardien-
te deseo?


Pero no era solo la apatía y la indiferen-
cia lo que entonces predominaba. Aquella
gente que luchaba por obtener la libertad
esperimentó pronto una ardiente sed de ri-
quezas sin que le importaran los medios de
adquirirla fueran los que fuesen, y no se
perdonó ninguna clase de abuso para satis-
facer tan devoradora pasion. Como sucede
con frecuencia en tiempo de revoluciones,
acababa de surgir de entre aquella sociedad
una raza de hombres que solo trataron de
engrandecerse á costa de la miseria pública.
Ser independientes ó no serlo, ser libres ó
esclavos, todo era igual para ellos con tal
que pudieran enriquecerse sobre el Estado.
En tanto que los buenos ciudadanos gasta-
ban su vida en el campamento, cumpliendo
con los mas árduos deberes; mientras que
consagraban á su patria su tiempo, sus ri-
q uezas .y hasta su misma existencia, áque-
llos insaciables ladrones ocupábanse tan solo
en esplotar la riqueza pública y las fortunas
privadas. Todos los contratos particulares
llegaron á ser el blanco de la usura y de in-
fames especulaciones; cometiéronse repeti-
dos fhtudes cuando se trataba de suminis-
trar víveres al ejército; el Estado pagó con
frecuencia lo que nunca obtenia, y todos
aquellos que se hacian culpables de seme-
jantes ahusos vendümse como amigos de
su patria haciendo gala de su celo con refi-
nada hipocresía. Aquellos miserables, que
al parecer hallábanse animados del mas ar-
diente patriotismo, eran en estremo peligro-
sos, pues á los ciudadanos eminentes ó que
desempeñaban algun cargo público los de-
nunciaban como Tories ó realistas vendidos
á Inglaierra, cuando rehusaban asociarse á
sus rapiñas, como si creyesen que el primer
deher de los que gobernaban en aquella épo-


ca la república, era llenar los cofres de hi-
pócritas y miserables patriotas. Y no es de
estrañar que se alabasen á sí mismos porque
no existió nunca ladron alguno que no haya-
sido un pillo y un tramposo, pero lo que sí
es de admirar y apenas se concibe, es que
semejantes hombres encontraran cómplices
y personas que se dejasen engañar. Aquella
peste pública que iba cundiendo diariamente
llegó á gangrenar hasta el corazon del Es-
tado; los buenos guardaron silencio, los in-
fames se engrandecieron sin igual descaro,
y todo presagiaba en fin una próxima ruina
que hizo concebir esperanzas á Inglaterra.


1'riste es recordar estas cosas; triste es
pensar que la corrupcion, la inmoralidad
y la mala fe reinaran despóticamente en '
aquella época. La pobreza del gobierno y la
necesidad de adquirir fondos para salir ade-
lante fueron causa de que se hicieran enor-
mes emisiones de papel moneda, que llegó
bien pronto á perdcr casi todo su valor, pues
los ingleses con maligna crueldad introdu-
jeron en la circulacion un considerable nú-
mero de billetes falsos. El valor del metálico
aumentó de dia en dia; la integridad y la
buena fe se relajaron; violáronse con fre-
cuencia los contratos, y el gobierno, toman-
do parte .en estos fraudes pecuniarios, se vió
en la precision de tolerar los abusos de sus
agentes y amigos. Hubo muchos qne no tu-
vieron el menor escrúpulo en obligar á sus
acreedores á que recibiesen el papel conti-
nental por el valor que representaba y si
bien algunos se resistieron al principio á
cometer semejante bajeza, como el mal se
propaga mas fácilmente q ne el bien, mu-
chos ciudadanos imitaron el ejemplo y el
contagio llegó á ser general. El mismo Was-
hington fué víctima de esta villanía con que
le pagaron algunos á quienes habia socorri-
do generosamente en otro tiempo.




CAP.\'[. ESTADOS-UNIDOS.


y como si esto no bastara, entre las mi-
serias de aquel tiempo surgió otra nueva ca-
lamidad: algunos hombres intrigantes se de-
·dicaron á inventar y propagar noticias mas
ó menos favorables á sus planes, y con las
cuales especularon sobre el papel, haciendo
que el valor de este subiera ó bajara para
utilizarse en la compra ó en la venta, y de
esto resultó que los que se dedicaban á las
artes ó á las operaciones del comercio lo
alJandonaron todo para dedicarse á negociar
en el papel. Enriqueciéronse los hombres
mas bajos de la sociedad; los mas aprecia-
bles y virtuosos se vieron bien pronto sumi-
dos en la miseria y la indigencia; la hacien-
da del Estado y las fortunas particulares
sufrieron un gran trastorno, y como conse-
cuencia de tan insaciable avaricia, el conta-
gio de aq uelht vil pasion atacó á la misma
virtud. Los intereses privados hir,ieron que
se olvidase el interés público; muchos mas de
lo que pudiera creerse consideraron el amor
á la pntria como una mera ilusion; nadie
quiso alistarse sin que se le satisfaciera un
premio exorbitante; ninguno se avino á ce-
lebrar contratas sin que le produjeran enor-


tos y virtuosos que luchaban por la lihertad
de su pais, pero sentimos decir que no fu{~
así, y que la sed del oro, la mala fe y las
violencias no fueron las únicas calamida-
des de aquella época. El espíritu de partido
comenzó á dominar al pueblo de tal modo
que hasta los mismos miembros del Con-
greso descuidaron los graves deberes de sus
respectivos cargos para entablar entre sí
mezquinas disputas y hacerse mútuamente
la guerra dirigiéndose recriminaciones ya
sobre la cuestion de Prancia ó sobre la
alianza con una ú otra nacion. La simien-
te de la discordia germinó rápidamente en
el Congreso y el fruto maduró poco des-
pues de la vuelta de Silas Deane, que llegó
á los Estados-Unidos con la flota del con-
de D'Estaing (*). No discutiremos aquí acero
ca de los méritos de la euestion que se sus-
citó entre los favorecedores y los contrarios
de Silas, porque solo es nuestro ánimo dar
á conocer cómo predominaha entonces el es-
píritu de partido y qué funestas consecuen-
cias produjo en el Congreso. El lector qUl'
tenga interés en estudiar este asunto dcte-


mes beneficios; y todos en fin, rehusaban (*) Mr. Elkanalt Watson escribi::t en 1781 lo que sigue:
aceptar un cargo ó destino sin la seguridad A mi vuelta ele Bmselns, fui á ver al una vez célebre 8i-


las Deane, que se hallaba en Ghent. Era miembro del pri-
de que se le asignaria un crecido sueldo, per- me)' Congreso, llOmbrfl intrigHntfl y agente secreto en la
mitiéndole hacer operaciones ilícitas. El des- corte de Francia, pero se habia desacreditado tanto el!
órden'y la depravacion llegaron á tal estremo, psta lIacion como en América. CIlHIUlo yo le \'í habiaR('


espatriado volnntariamente; era misántropo, nll\y ami,,'"
que acaso nunca se confinuó nlas deplora- de sacar dinero y mortalmente hostil á su patria. Esjll'l'-
blemente aquel antiguo adagio de que, No "úlJase de una manera tan cnérgica y llu)]'daz al ¡labIal' dé'


los asuntos de l\meriea, y revelaban sus palahras tant" hay. ))Ul1tO de rnarada en el camino de la
r . "'dio, que al \"oll'('r ir París ('l't'íme obligado á cornuniear


c01'rnpcion (*). al DI'. Franklin mi eon"iceion de que debia coni'itlerar-
Pudiera creerse por lo que ya hemos di- se á MI'. lleane como un enemigo tanto de F"allcia CollW


de América, á lo cual !U8 contestó aquel que ya le habiall
cho cIue no era posible añadir ninguna otra


u hablado en este sentido, pero qne I1U1]('a quiso creer qUé'
cosa al catálogo de los males .r miserias;:i fuese wrdad, ~lr. 'Yatson estradó en una nota una ('arta
que se vieron espuestos los hOnl1Jl'es sensa- dc Juan Trumlmll, antor (le Me Finyal, algunas obser"a-


ciones sobre la vindicacion de MI'. Deanl', por las que SI"
8splica en parte que motin,s tenia este para ohral' asi cn


(') Véase la IlislOl'ia de la gU~I'¡'(I dI! la indl'}Jf'iU1rncia, ciertas ocasiones. Vease la ohra }[om/Ii'i's y (;}Jocas de la
por Hotta, voL 1II, págs. 76-~1. ,'evolucion, págs. 1:30 y 10'1.




21\ lIlST()f\L\ m: LOS ESTADOS-l'"mos.


llidaf1lcnte, lo enconü¡],rá :suficientemente contratiempos, .Y pOi' (iué 10:-; verdadero!'
(~sp1icado con los documentos necesarios en amantes de su pais y de sus libertades tu-
Ja obr;t de Pitkin titulada: Histm'ict civil y vieron que lamentar con frec:uencia la in-
por!tica de los Estados- Unidos. moralidad y vicios. de aq ueUa época, dese s-


Con este ligero bosquejo sobre el estado perando casi de obtener su independencia.
de los negoeios públicos en aquella época i Loado sea Dios por habeL' pel'lllÍtido fue-
el hombre estudioso (lue desea conocer la ran constantes hasta el fin! ¡ Loa(lo sea Dios
historia, comprenderá lor qué \Vashington porque Irs prrmitió 11e\,(1,1' <t ~aho Sil pro-
hl1110 d/; lue}¡ar (~on tantas difkulta(les y yedo!






-


APÉNDICE AL CAPÍTULO VI.


CIRCULACION DEL PAPEL CONTINENTAL.


En cl IIHHlel'llt> sistema de hacer la gU('I'l'U, el dinero 110
,'S nWllOS csenei~l que ul valor en el campo de Imtallll,
,"¡ la sabiduría cn el ¡(a/Jinete, pues ya es cosa notoria
<[ue la bolsa mas repleta decide del destino (le las nacio-
nes con tanta frecuencia como la espada mUH larga. Las
I'enlas crearlas por la Gran Bretaña sirvieron no pocas
veces para eonteller los impetuosos arranques de los fun-
da(lorcs del imperio americano, cuando luehahan por su
libertad sill medios seguros de defensa; y encontrar un
reme(lio Ú este llIal rué una de hu, eosas en que sc fijó
I'rdercntemeutc la ateneion de los mas sabios poJitieos.
I~l 01'0 Y la plata, segun cra sahido, solo teniun una existen-
"ia fictieia en el ]lais, y no hahia eantidades sufir,ientes para
atcnder á los gastos de la guerra, ni era dable traer me-
tálico del estrallj~l'O, porque se habian cerrado las vias
,11' cOlUullieaeioll en el comercio, por haher resuelto vo-
luntariamente el Congreso suspenderlo. Corno Amériea no
habia pagarlo nUllca impue~toH de ulla manera (lirf'eta ni
tenia gobiernos establecidos, y como luchaba en fin con-
tra 'lo que rué luego una autoridad ilegal, no podia im-
poner inmediatamente una contribucion, con tanta mas
ra¡¡;on cuanto que si se luchaba para no pagar aquella,
"rcar impuestos adccuados á las exigencias de la guerra
pan~eia inconveniente aun emmdo hubiera sido practica-
hle. El úni.:o medio que quedaba pues era emitir letras
,le crédito, representando un valor que deberia lucgo sa-
tisfacerse ell oro ú plata. Hahiase adoptado esta eostumhre
df'sde el establecimiento de las colonias, y observando las
debidas restri('ciollCS, siempre n~snltú ser muy vcntajosa
,_cmejantA medida .. \si pues, cuando en junio de '17i3 se
I·esol\'ió.ol'ganizar un ej¡;rcito. acordóse acto continuo emi-
tir letras de nédito por valor de dos millones de duros.
"1 cuya >iuma se aiiadió otro millon en 25 del mes si-
;.('uientc. El pago de esta cantidad debia cubrirse por las
diversas colonias confedcradas y se dispuso que eada
'lIla de ellas satisfaciese la cuota que le correspondiera
,,11 cuatro plazos anuales á empezar desde el dia último
de noviemhre de '177\1, en euya fecha se esperaba que
ya estaria terminada la lucha. Habiendo heeho el Con-
greso el 20 de noviembre de '1775 un cálculo aproximado


se satisfariau ('11 la Illisma ful'llla que la,; otl''''' (',"ltid3-
des, es deeir, en plazos anuales, á eontal' r1c~de PI lJI('~
de noviembre de 177!l, resolvi6ndose al misllIo tiPIII]'"
que eada colonia abOllase la cuota que estuyiel'a ('11 j'f'-
lacion con el respectivo número de hah,itanles. E"tt' l';d-
culo SR hizo en la creencia de que antes del dia lO d,'
junio de '177G se llevaría á eaho un arreglo, y por lo lcll.-
to todos los eontratos que entonces se hicíel'lHl para reu-
nir hombres y dinero se sujetaron á un plazo fijo. r ,..,.
fundaban en la Hupllesta prohabilidad de una recOTlf'ilia-
(·ion. A principios de 177G el Congreso tuvo notiria de qu ..
la GralL Dl'etalla aeahaba (le Pllganchar diez 'ji f'eis mi I
lller(~enarim' I~stntnjeros con el fin de someter it la Am':'-
riea, y entonces se hizo necesario continuar la def'>II",,
hasta el dia '10 de julio próximo, por cuya raZOll en 17
de felJrero de t 77!i se cmitieron euatro milloncs dE' ,lu-
ros, y el!l de mayo y 22 de julio siguientl''' otros dil'z ('OlO
las mismas eondil'iones. Tal era la animacion que rei-
naha ~n aquella époea que todo el papel que se ::mitiú
representando un total de veinte millones dc durus. ('il'-
elllú durante algunos meses sin f'sperimentar ninguna lla-
ja, y graeias á esto se pudo atender á los gastos ¡J,·I
pais y al scrvicio público con la misma Sllll1a de oro y
plata que antes habia. Durante mucho tiempo los Esta-
dos-Unidos, aun cuando no tenian fondos para rpalizarlo.
obtuvieron tanto beneficio de este papel, creado po!' ell, ,,"
mismos, como si se les hubiera dado la misma calltid~d
8ll111etálico, y mientras qnp el ministerio inglés "8 r('\'oll'i"
en todos sentidos y apelaba á todos los Illf'diof< pal'"
crear impuestos á fin de adquirir rccursos. el C(lllt(re~"
los encontraba con un papel de ningun valor intrinsec', •.


Pero hahiéndose declarado la independencia fOil f'l segUlI-
do allo de la guerra, y no siendo ya el mismo el olJjl'tn COll
que se empuüaron las armas en un principio. era e\'idr-nt".
no solo que se neeesitaba mas dinero, sino que las Il'tras (],o
crédito se multiplicarian en la eirculacion, bajando por 1,.
tanto su valor. En su consecueneia, acordóse en:~ de oetu-
bre de 1776 contraer un cmpré;;tito de eineo millone;: dt'
duros, y en el mes siguiente estableciúse ulla loteria para
obtener mayores sumas; pero los gastos de la guerra enl!!


,le los gastos oeurridos y que pudieran ocurrir para 80S- tan eX<'Jrbitantes, que aun cuando se recogieron grande:,;
tener la guerra hasta el 10 de junio de 177G, acordóse! cantidades de metálico no hubo bastante para enbrir ~\qu('­
"mitir de IHleyO una suma de tres millones de duros que Hos. Los hombres del gobierno de Am<"ricfl erf'y"ron ~)U1',




28 HISTORIA DE LOS CAP. VI.
prematuro crear un im¡llwsto, y por lo tanto y atendida la
l'acili,lad de [ulquirir auxilioR haciendo letras de crédito, y
la buena volunta,l eOIl que las aceptaba el pueblo, recurrió se
de nuevo a las emisiones y el Congreso aumentó la cantidad
de papel mas allá de los limites de la prllllencia, siendo la
inf:vitable consecuencia de esto una baja notable en el valor
de los hilletes. Esto no se notó en un principio, pero bien
pronto debian tocarse los resultados, por mas que gracias
al edo del pueblo, interesado en las oper:Aciones mereanti-
les, pu<l ieran llevarse á cabo las campañas de t 77/i Y t 777
~in que á nada afeetase la h;ja del papel puesto en eircula-
"ion. ~fas d Congreso comprendiú que no se podia seguir
a"i, y por lo tanto, el 22 de noviembre de '1777 recomendó á
los diversos Estados que crearan impuestos á fin de recoger
la suma de cinco millones de duros que se necesitaban para
la campaÑa de 1778 .. '-ntes de esto hahiase acordado pedir it
préstamo considerables sumas, y para estimular á los pres-
tamistas, se convino en abonar los intereses con letras de
.:ambio pagaderas en Francia; pero ni este medio ni la crea-
ción de impuestos obtuvieron buen éxito en dive¡'sos Esta-
,los, y en la imposihiliLlad de encontrar dinero suficiente,
n~solvióse hacer nuevas emisiones, aun cuando el valor de
lc's billetes decreda á medida que aumentaha cl número
de aquellos. Entollees el Congreso, deseando evitar esto y
I'pllllir un fondo para realizar el papd que circulaha, aIH'r-
,:ihiú á los Estados en L" de enel'O de '1nu á fin de que satis-
I'aciesen al tesoro eontillental sus respecth'as cuotas de
,'inco millones de duros, destinat!os al servició de aquel
allo, y la de seis millones anualcs pagaderos desde '1779, con
los euales üehia realizarse el papel y satisfacer los débitos.


.\demás de los quince millones, cuyo pago se exigia para
'1.0 de ellero ,le '1779, se dispuso que los Estados satisfacie-
sen en 21 de mayo siguiente sus respectivas cuotas <1" cua-
l'cnta y eiiH~O millones de duros, y deseando cl Congreso
,;ontener la baja del papel, creó impuestos considerahles pro-
porcionados á las exigencias del público y á la disminueion
del valor de los hilletes. Estos medios no bastaron sin em-
hargo para obtener el resultado apetecido, pues á causa de
la lluctuaeion de los valores era imposible hacer un cálculo
exacto, porque una suma pedida tal ó cual dia y que hubiera
hastado en el acto para satisfacer las exigencias del servicio
público, era insulleiente cuando ingresaha mas tarde en el
tesoro. La depreciacion pmpezó en distintos periodos y di-
versos Estat!os, pero se hizo general háeia mediados del
alio 1777, aumentando progresivamente durante los tres ó
nlatro que siguieron. Poco tlespues, la circulacion del papel
IlPgú it ser pardaL pero (londe le habia h;:¡jó en la propor-
eion de ciento cincuenta por uno; en algunos puntos se ad-
mitió aun durante los cuatro ó cinco primeros meses <le '1781,
mas en esta última ép()(~a mudlOs llO le querian ú ningull
precio, y los que lo aceptaban exigian una rebaja de varios
cientos por uno.


Esto dió lugar á infinitas quejas, y para aeallarlas se dis-
puso en el mes de octubre de 1779 que no se emitiera mas
I-illrna que la precisa para componer doscientos millones de
duros con el metálico que ya 1mbiera en circulacion, resol-


su parte mas cantidad (lue la estridamente necesaria para
atender a las exigenciflS públiens, hasta tanto que se reei-
bieran auxilios de los diversos Estados. Esto se puso en co-
noeimiento de los representantes por medio de una circular
en la cual se encargó eficazmente á los Estados que no de-
jasen de suministrar los oportunos auxilios destin:Hlos á
cubrir los gastos de la confederacion, si querian evitar los
males sin cuento que resultarian de su descuido. En dicha
eireular indieóse la posibilidad de realizar todas las letra,,;
del Congreso á la par con oro ó plata, y se rechazó la supo-
sieion de que los Estados pudieran nunca desacrc(litarse
por faltar á sus compromisos. Semejantes declaraeionel-i en
favor de la circulaeion del papel moneda indujeron á mu-
chos á tener confianza en]o que debia arruinarks, y el mis-
mo Congreso se viú en la precision de adoptar en DRO la
medida que rechazara en el ailo anterior.


Poco des pues de la publicacion de su drcular y á .. ansa
(le no haber cumplido los Estados con sus compromisos,
se viú obligado el Congreso a emiti¡' una cantidad quc adi-
cionada á las anteriores emisiones, compuso el total de
doscientos millones ,le duros, y á esta inmensa suma alia-
diase el papel de los ,liversos Estados, que ascendía tam-
bien á muchos millones y que vino luego á mezclarse COH
los hilletes continentales, siendo esta la causa de la depre-
eiadoll, Lo que antes valia poco, valia cntollces mello s ; hien
pronto se gastú to,lo, y á peRal' de esto, á consecuencia de
la h~ja, no fué posible satisfacer las necesi,lades del ejérci-
to. La fuente que por espacio de cinco años habia facilitado.
recursos al Congreso para que su ejército continuase la
campaña se habia agotado ya, y el general \Vashington SI'
vió reducido por algun tiempo a la alternativa de desbandar
sus tropas ú mantenerlas recurriendo á la fuerza armada.
El comandante en jefe prelirió lo último, y los habitante,,;
de Nueva-York y Xueva-Jcrsey se someti"ron paeiflcampllte
á esta violencia porque comprendieron que era np(·psaria.


POé'O ,l''',pnps se exigió á los Estados, con cl caráckr d,~
impuesto esppcial, que suministrasen en vez de metálico,
dete¡'minadas eantitlades de vaea, tocino, harina y otl'OS
al'tieulos de consumo para el ejército; pero corno la espe-
riencia demostrara que este nuevo medio era á la vez in-
conveniente y costoso, se desistió de él al pocn tiempo. Por
entonccs resolvió el Congreso recurrir á otro espe,liclltp,
cual fué el de f;llútir una nueva clase de papel moneda hajo
la garantia de los diversos Estados, debiendo realizarse lo,;
hilletes antiguos eon el producto de ciertos impuestos, pero
abonando solo un duro de la nueva emision por cada veinh,
de las anteriores, de modo que cuando estuviese amortiza-
do cl papel que representaha los doscientos millones, y {fu,'
debia quemarse luego, solo quedarian en circuladoll diez
miJlonp". Los nucvos billetes serian pagadp.roRell el término
de seis aÑos "on un interés de cinco por ciento, que se sa-
tisfaria tambien en metálico, al cumplir dicho plazo, ó hien
por anualidades en letras de cambio contra los comisiona-
dos americanos cn Europa, si asi lo preferia el acreedor,


Llevando a cabo estas medidas se esperaba amortizar el
papel antiguo, reducir la cireulacion de aquel á un tipo fijo,


viéndose al mismo tiempo que el Congreso no facilitara por, faciliLar á los Estados Jos medios de atender á SIIS neccsi-







CAP. \'1. E"TADOS-t:l'\IDOS. :!!I


dades y pr(fp,-I]'\:!onal' pul' último a! C(lll~r,'~u ~(ltit-jt~llh-~ di-
llt'rO para cuhrir los gastos de la gnerra. Qllf~ St~ habrian
"btpni([o estos buenos re"ultad()~ (;11 el ('aso de halJersc
puesto en ejeeueion el plan del CUllgrl'so, ('S una "osa IlLUy
"llestionablf', y sol" direttlus aquí, que ¡\ cansa de las con-
descendencias de lus Estados, ,,1 ensayo n,) se hizo hien y
.. [ nue"o papcl sin'ir'> dc muy poco. Por aquel tiempo hahia
d('caido ya ,,1 f'lltllsia~lllo popular, l'erdit:mdosc á la ,'ez la
"onflallz'l (111'; alltes se' tenia en los eontratos púhlin,s, jm,""
la eSjJerif'lllOia prob,', que el nl'dito es una ('osa demasiado
dl'lil'ada para jugar COII ella y que solo puede sostenerse
"onla honradez ~. la lHllllualid::ul. lIabit"!IH.lose frustrado lus
di"ersos ll1edios <1(lu]1t<1(105 pnr d Congr,'so l'm'a adquirir
fOlH.lOS, siguiús(J Hna lOrisis muy illteresaHtc por cierto para
lo" suee~os de la rt~,·olLLdulI. Ya hahlort.'lllu~ de eslu al re-
led¡- IOH h("'hos "clll'!'i""s Pll lí81, Y por ahora te¡-millnre-
1110S I'::-ite asunto ('.nl1 algun:l~ obsel'\.-acioncs [J.(~f'l'(·a de lfls
letms de er,~(]ito continentales que filé la causa primitiya ,le
hailt;!'se <ledanlllo la indepellllcneia de .\.m(c¡-iea.


Huhiera sido imposible Iwe,,¡- la gnt'rra sin dinero, lmes
"i bien es cierto que habia snfleiente entusiasmo en Améri-
"a para qlle SIlS hijos R(; lanzasen al campo de hatalh en
1111 n (lI11ero IHllCllO lilas ('ollsid,'t'abl';r¡ue el ¡le las tropas II1W
plldi<'l'a pl't.'~(~lltal' fDglatptTil, n[) Jo ,--.s Jneuns que .'sto lnis-
111" ('S lo (Jlj() to,los lmlall'lIl de ",·iviI·. ~(( priJleipal cspc-
nwza se flllldaba ('Jl ol,sen~ar ill,'ariaIJlt:tlt('llte un sisleJtta
d(~ gncl'l'illa. Ú fin de f;Jtigar al Pllellligo, jH'L'll lus C'tHltillUOS
I'sl'ucrz.os (IlH~ 1I('11I'1l h;l(?cl's(~ p:ll'a est8 ('la:sn dI? dl·fells:, 110
p'Hli:ltI f'sllf'rarse de Hin¡:mn mud., <l,' la in, pPluosidad (/f' la
Illdicia, por estn St~ hjz.t) )u:('(~~al'jo ol'ganizal' 1111 ejél'eito
I"('glllar y IH'rnwIH'ntp .. \ltlHI((" ,,1 "llt((~ia~tIlO ,le itllll<'lla
t"por-a era sut1{,ll'I!fP p:tt';t. IflHl}11) :-':t' penSill':l.. 1'11 1'1 dinero.
dcIH;1ilOS l'el'Ol1oc.I'l' sin lllllhal'g'o (llU~ sin tt'llel~ cllnntlo lue-
IIIIS ~I<l pn:cisu /lar.! lltilllt.'lIf'l' Ú las tt'tJpas '!ll el campalllell-
jo "1Iill'1l1i,'1' ('j,"I"'ito se balJl'ia dis)wrsatl.t.
L~ Íltlll:lsiililitla,l en I[II<J se IJallaltHlt 1",; al11(,"i""l1\1S ti"


:I<lquiril' oru ú plallt fuó ulla de las cosas que segunulleuk
indujeron it los ingleses it resoh'er la cuestioll ('O n la IJllllt:.t
de la esp:l(la. Ln que eonocieron que 110 podia haeerse por
los medios onlinarios, se llevó á cabo por los cstraordina-
I"ios, r :l:>¡ plles, COIl Hn papd que no tenia valor intrinsecu
;dp'lltlu ~e (FlI','iillt pagar tudtlS !;:¡S Cllsas y lus {,1'8l'iclos
ga:~tu~ de ('illl'O e;"lllll':lii:lso j)(lhí¡¡...;\..: e,sto e11 ciertn Il1o¡lo Ú 1:1.
"'"lfi:lllza <jIW sieJtlI)f(' reinar", hij:t rlt' la hUlIl',ulez y ti" 1"
IHlena fe, ~. s.,hl"<; tutlo it la ex:u:titud )'l'ltlltuali(lad ('011 llUU
~if-~llll't'l~ sr ,ouluplicrau 10:-; CClIllp!'C1}}1isos del g:~hit:l'lltl, pltC's
¡/('sdf' "ll('~'a-Y'H'k it r;"or¡>ia lIO habia ha.lti"o nunea un solo
<'j<'IIIJllo d(' 'I\ll' S'~ ablls~\I'a d,' la 1"<:' pública tt'fltillHlose ék
('lIP~ti()lil's ,11' din(~l'(). 1..(1:-:> llLlIehos ~'astos {t (PH·~ PL';\ pre,oiso
ntplldtll' y la (l~(.'asez de oru y plata hi(,iel'UII peceisu (Inútil'
lptl'os ,le cr(!,lito que Sf! d,',;c·'tIllar,'1t llleg<l Hnifnn¡H'Il1,-nt"
'i cun la mayut' lllllltuali(la([; r ett vista de esto, tudas las l(~­
tt'as del COllgl'(,so puestas en cil't'ulacloLL s¡; l'el'iLit~l'UH favu-
mltlemente y con la lItayor ('onfi:ulz',. ,·.,n tanta Ilta,.; razon
"II'\tltO 'lnf' ('ea gl"atHk ,,1 t;tttllsiasllto ,Id púltlieo. QIlt! d,;lúa
d,·r,:ltl!t;rs,; la amenazacla libertad de .\tmCrica, y qne para
(,JI:) :-3(1 Ila(·j:l t'sen·;ialrllf:llte n('L::eS~tri:J ~l('l'l-'ditar :--;u pa}lf-'l~


TOMO JI.


üra 0püli¡lll al'ntigad<1 ya C'll la HU.'llt(, t!t- 1(1'-. 1, ¡ll(!;td~ll~l\~.
]lor lo tanto considerúhas(' 1ltt jJlllttO d,) honor, y ha,.;ta 1111
debet', aceptar las letras por todo el valor (lile repr~'"elltn­
ban. Tan poco intet'és se tenia eH la gan::tucia l'luticnlar.
'lile lOA \Vhii.(s prderian eSpOHet's(':l todus lus azares in))('-
rf'tllps á las letL'as de cr,'·rlito. mas lJien que perjudicar :, 1: •
causa de su pais, rlesvirtuallllo el v .. lor de su papel. Per"
todas las lOosas 1l1lttlall,lS tit,tlell sn limite: mientras (!Ll<' .,1
ct'l,tlito iba sosteniéllclosl~ gl'¡¡cias Ú la cOllflanza del púllli,'"
Y del patriotismo, dismin\tia el ,·,,101' del pal'd l'Pglllt ilta illl-
mentando la cantid,ul ,le e~te, ~iendl) las repetidas l'lllisio-
Ht'''; la lOausa pl'inei pal de la depreciaciuu, jJues llltl,,, olea,-
"nrias que afeet<1rol1 al el"Jditn riel mismo. Por lIua parto' 11"
enemigos de .\mérica falsitkat'on ingeniosamente ó iuh'<l-
tlnjeroll en la eircula(~ion tle los Estatl()~-l:nitlos ulla iufini-
dad de lJilldes y letras de cré,lito; y P'll' <ttra d CUllgrt's"
asignú Ú sus :Jgeutcs públicos lllW comisiotl sobre d va 101'
éle sus eompl'as, dando COIt estu lugar á ([ue aqudlo,.:, ('11
vez de ha~cr lodu lu posible p"r ('<tlujlt·at· Ú ¡mju precio, ,.:,.
jntel'psaran eH pagarlo tollo JItas cal'O. T[ll1 gra\"es ppl'jl1icit1:-'
resultaban de selUf'jante nwdicla. Ilue f'l sislpll1<1 íng1l!s d,'
suministrar viveres al ejército por contrata no podia ya ltle-
recer la aprobacion del Congreso, y mientras que ",::;ta ~
otras causas f'lllpeoralmn la sitllacÍoll, ihase pen.licmlo 1"
confiauza del públieo y se .. "tinguia ]lor momentos aq\l('1
aL'diente patriutislno pUJo el (-1ll1~ :-,,~ desprecialJan Jos ¡utere-
S('S '-'11 otl'a ('po('a ,\lit 'l'lUI'. P.\!'.l t~\'jti\l' (.) rt.11al'd~ll' cU:lJldll
!llenoS la tl(,pl~cci~l!,jon di) ~IL ]I;lpl'l llli 11l('Ila. el CUllbl't':--:c I
ti'ató de 1Ilanteller su crl'ditu por m,-dius 'i\le perj'uli"""d,,
Ú 1" moral del pueblo, no pl'Udlljr-run d rcslL!ta(lu HlwtC'citl, •.
.\si ¡¡<Ir l'jcllljJlu rC(·'ttHf'lld¡'.sc Ú I.,~ E~t;lIILl~ que l,i"i,"""1
11na ley l'ilt'i1. r0gul:ll' <'l ¡tl'eci<J d,' las faIJl'it"lI'i(Hlt,~ y d,' I<HI"
da,;e de artículos de lujo'" de: comudidacl, y otr" jlam eUl1-
flscar y Yt.~lId~l' ]os bielles de Lus Turit_:ls, l"ollyirlit'lldu 1'11
Jlapl'l lAS c:tllti,I:\.dcs 'jUt' Sl' UIJtll"i"l'ilLt de la H!ul;l .. \tlcltli"
,ID (;sto, (;OtltO mucltos de I<ls (file 110 i11Il'ol",l><1n la l't'yolu-
cioll se llegaron absolutamente ú tUlllar las letras tle ('I'''~''i­
to, aUll Ú .lH·ül(~ipid <le la gUPl'l'(t, enalldu su valul' real ~'
nominal era el mismo, el Congrt'so a /in de cOlltr'lI'estal' 1""
ll1<1quinaeiones de sus enemigos. recomendó ú los E~tHtl",
dictase una ley para que el jlapclltlone<la se aC~';l'tal'<\ eU)I'()
dint'I'u eurl'iellt~\ eH (~l P~\g'l) de dt:lLda:-:; !J')/UI ¡irte aUll ('uilndll
se J¡nhi{)~(~ estipulad!) l'píntl l 8'l';l)' en Ol'O Ó pl;\ti\. Cll1\ 1·1
mislllo fitl el ClJtlgt'l~S() displtso "'[("llIftS 'jlH~ cada 1111" d" 1""
Estado,.: dictara ((lIa lüy onll'tlHllllo (lIU', " todu aquel (jlle pi-
diera Ú l'c~L".i/)il'sc PIl IJI't), plata Ú (111 t'spt~eit--'s llla:s e i.llllidiHI
de la r("pl'{l~('nt}l(l:1 i~ll las letras . .., 1,1 1111(\ ofl'Cctt11'n Y('lldf'l' :11'-
tienlos pagau,ln 1'11 Htf'tálieo~' rehusara ¡¡""[ltar papel, ;-;/'1'i"
('utt,;i(l(~'rat[o l'OltlU enemigo de [as lil,,!l'ta(les lll-; los Estnd",,-
t~lLid()s y ~(l ]t~ det~()IHi~ariall lu..,; \-,[(,{otllS Illle figl1]'a~('ll ('It 1;1
Yf-~nLLJ) Las tf'yps (i1H~ 1Uf'go lticil'1'UIl lll:-' E~tad(l':-; para rt'gll-
lar los {ln;c'Íos de toda ('I"sl' dI' articulos 110 ]ludieron poner-
se ett "jeeuL'iun en \·i,.:la de las dificultades (¡ue "e lJl'('SCIl-
t"I'(l1I al 11('\"[\I'la:3 al t('1Ten!) dela pritcliL'a, pues si hi"tl 1""
olJsen'aroJl UIlOS ('.nanto;; venla,le1'os p<1triotas que Sr' h" I l:i-
han di"l'ul'stos á saeriflcarlo torio por t'l allltlr Ú SlI pt! is \
({ne i;nplicitaJjl(~lIttl ulH~(let'iHll C{Ulllll_1 H¡;lwlillJ<Jll lu~ IHIJll-




;;0 HlSTOHIA IJJ;; LOS ESTADOS-l1:"1WOS. CAl'. VI.
!>res lid gulJicrllu, Lubu en ealllJJiu otros que ni hicieron
aprccio de ellas ni hubo merEo dc hacérselas cumplir. Por lo
,leLHús estas leYt's, lilas hien que otra cosa, causaron un per-
jllieiu que hubiera sido muchu mayor á no haberse resuelto
la sUl'resion de aquellas, porque á los hombres no les gusta
hacer sacrificios sin esperanza ele obtener el fruto de ellos.


La cOLlfiscfleion y venta tle los bienes de los Tories produ-
ju Illur poco para el tesoro púhlico, pues las ventas se hi-
,'ieron generalmente á crédito 'f por la progresiva deprecia-
eion, lo qlW era caro al hacerse la eompra, era muy barato
al veriticarse el ll<lgo. Al terminarse la guerra, vi"se por
,)trn parte cuan malos resultados se obtenian de las diversas
""res que élietaron los Estados anteriormente, sobre todo In
,[ue rlispollia que las letras se considerasen como dinero
corriente, tratándose de satisfacer deudas contraidas con la
"oLlllicion de pagar en oro {¡ plata.


Cnando se adoptó primeramente esta medida cra injusta,
p(l["r[He en aqudla {'poca el 1'alor de las letras se cotizaha á
la par con el oro ú la pluta, pero cuando mas adelante em-
pczú ú hajar el valoL' (lel papel el caso era distinto, resul-
t.anllu que ciertas leyes, inocentes en un principio, se C011-
H>L'tÜlIl QIl illj ustas é inconvenientes.


L()s hombres tic pllu(l a1'anzada que se habian rdinuln de
la "ida acti\'a pnL'a disfrutar (lel fruto de su trahajo "ieron
"it'1l pwnto :!gotnrsc sus recursos sin (jlLeclarles apenas lo
necesariu para atenti('l' il bU SLLhsistencia i la pol)l'(~. "iuda
'lue en (llL'u tielll[lo yil'ia cÚlllotlamcnte con el legado de su
difnllto ('SI"'>"), \'iC,,;e rCllucida á la mayor escasez porque
las lryes la obligaban il reeihir ULl shillinlts cuando se la de-
"ia llll:! lilml estcrlina i la cándida niiía que hahia nacido
"on un indisputable dt're(:lto it (lisfrntar de un estenso pa-
trimonio, fué legalmente despojarla de todo menos de sus
,>ncalltos y yirtudes: elltuérfano desvalido, en vez de reci-
hir (le su apoderado una cantidad suficiente para establc-
"er~I', tm'o {IHe ('edE,r tle sus derechos, yen muchos casos
los abonos de una larga vida de contilLllO trallajo quedaron
re(ltl('i(l"s it lLna iusiguificnllte suma. Pocas personas pudie-
ron escapar de estas calamidades, trasladando á otra parte
~us bielJes" huyendo del punto donde se hallaban sus aeree-
<lo\'e", pcro debemos consignar que los rmllps que resulta-
t'U1l de las lli\'el'sas medidas fldopta(las por el Congreso y los
Estatlo" rcspecto nll'apé'l lHouella, fllel'OllllltlS bien hijos de
In i~nol'ancia {¡ue del deseo de perjudicar á nadie.


\lasta el aüo'¡ ,tlO, cuandu las letras se cotizaban it ra-
ZOtL dc ellarenta pOi' uno, se creyó po!' los hOlll bres (le go-
I,iel'llo ~'hasta po!' la lllayol'Ía (lel puehlo de América que
lodo el papel pUf'stn en ('irculacion se reduciria luego,
"l'reeiándolo por el valur que representase, cuando se
,lest'ontara por oro y plata i pero t3rlto en este como en
[os demás asuntos de gobieruo los americanos pl'Oce-
,lieron 1.IesacertaLlamente por ignorancia, si bien los ma-
yllL'l':; perjuicios re¡;nyüron siempre eH las uegociacioncs
'lue se relaciunahan con el dinero.


Taks fueron lps males que resultaron del pappl mone-
da, líl:iS no uhstante tlel.'cmus convenir que este produjo
111\ ~T"rl J¡":;"f],,i.-, :'. "".¡r-l,()~ y quP fnf. etl tlldos tiempos


el auxilio del pobre, CUélUUO era eurrientu pagábanse pun-
tualmeute toda clase de trahajos, y rn los p['imt~l<)s alws
de la guerra á nadie le faltó ocupacion y á ningun elll-
picado dejaron de gratifieársele sus servicios, dehicml"
olJsel'yar que aquella clase de gente que vivia de su trabaj"
diario no tuvo que sufrir las consect\('neias de la deprc-
ciaeion, pues como gastahan su dinero tan pronto como
lo recihian, no perdian nada en el callLhio, (~n tanto 'ltll'
Ú los ricos y personas acomodadas sllcediales lo (~·()ntnr­
rio. Seguramente que ninguna ley agraria tUYO 111Il1Ca tall-
ta aplicacion como el papel continental. Los pohres se hi-
cieron ricos y estos llegaron it ser po]¡resi'los prestamistn'"
y todos aquellos que por sus circunstancias tpuian ert'-
dito s3lieron mtly perjudicados, plWS cuando aquel h,,-
jaba sufrian la misma suerte sus capitales, mientras qU('
las personas activas é inclustriosas se iLldemnizaban igu:l-
lando el pre('io de sus SC1Ticios con el precio cOl'l'ienl,'
(le! papel. La esperiencia que se atlqniriú t'1l :!rjllella ép"-
ea sirvió para inculcar ell los jóvenes lecciones sal1Hla-
bies, haciéndoles comprender lo inconveniente que et'H
contar con los bienes patel'nnles, y la necesidad por 1"
tanto de tl'al)ajar para si. .\ los que tenian rleudas .\ra-
les fácil flatisfacerlas si contaban con alguna propiedad
de cualquiera clase; todos los {'j'e<:to~ qlLc sc lle,'al,an tI
venel('r it la plaza encont1':1I)3n comprador :tl mOllleLlto ~i
eran de <I[g-ulla utilidad i con un cerd" ti dos pagúbasc un
esclayo; con un poco ele ganado cOlllprúlmse una casa có-
moda, y un buen calJallo satisfacia el precio de una plall'-
taeioIl. Para el pobre y el deudor realizáronse los StlCILO~
de la edad (le oro, pero desgraeiadamentp lo [pIe pstus
ganalJan lo perdian los oh'os. Los males de la deprecia-
cion no terminaron con la guerra, puesto que sc' han tras-
mitido hasta nuestro tiempo i y no S" en'a (lue rl vers('
privados lllucllOS legislativ:nllf'nte tIc sus lJielleS fuese el
mayor de los perjuicios ocasion:\(los por la drprcciaci"ll
del papel, pues la iniquidad de las leres estL'avi() fl lLIUdlllS
ciudadanos haciéJl(lolp.s perder su amor á la justicin.


El carácter de las obligaciones cambió de tal modo qu,'
el hombre mas honrado, sujetitnllose ti los principios qU('
venian obsenándosc, dejaba de pagar pllntnalllLl,ute su~
(leudas i y las leyes que el g'olJierno dictara para (lue na-
die fAltase tI la honradez en las operaciones comerciale"
se desatendierun por cumpleto. La \~erdlld, f'l honor y 1:,
justicia fuerou atropelladas por la illiquitlad legal, y aUIl
no han recobrarlo su primiti\'O vigo\'. El tiemJlo y la ilLtlustrill
han reparado en gran manera la pérdida de los Ilienes (jUI'
los ciudadanos defendieron durante ll-l guerra, mas no hall
eonseguido borrar del tollo aquellos principios, ni es d,'
esperar que asi suceda hasta que' se produzca una nUP\':r
generaeion que ignore las iniquida(les de sus padres.


Tal es el lenguaje con 4ue se espresalm el DI'. Dayid
Ramsay, aquel exeelente patriota, hace setenta años. r\1I
hemos alterado una sola palal)!';) éle lo que cseribió, y
recomendamos sus observaciones á la consitlf'racion dI'
aquellos il qnienes gusta lf'er la historia t1P. su patria ~'
aprovecharse de ella.







CAPÍTULO VII.
t 780.


LA CAMPAÑA DE 1780.


~i,· E'¡!'Íl¡uC Clilll'JO marcha al Sur.-Tola¡ d,· Sll~ rI\Pi'za~.-Sitjo de Char!t;stull.-LiJlculn se v,~ pf<e"ic;,du :\ 1·C:Jldir~c.­
Medidas ,le Cliniun.-Adivillall de Corllwallis.-EI coronel Bufonl cs ,lelTotadu por Tarldun.- Proclml1él de Cli l,tOIl.
- Cornwallis eJl d mamlo.-Sus planes.-Estallo de los asnnto~ 1'11 el Sur.-Empresas de SmnjJter.-EI jlue}¡h.
"llIpi(~za:, cobrar iutinlO.-El Congreso eonfia:í. Gates el mando en el Snr.-Sus operaciolles.-La batalla de C:lmden.
- l)¡orl'üta y fuga de Gates.-Lé reemplaza Greelle.-Conducta ¡le Corllwallis.-Derrota de FergusoJl en ¡{jllg's Moun-
t .. in ('.Ionta!i". dd rcy).-Los guen'iIleros de Sunipter.-Las seiie/i'it(ls j'e[¡eldcs.-Patriotismo de las mujeres de ilqu,·n<l
(·P(lCiI.- LUf'¡ Stirling ataca ú los ingleses en la isla de Statcll.- COl1l11leta do los oficiales ele Jersoy.- 0pcl'acionc:;
de' [\1I)11]¡¡¡n~cll.-Lar¡¡ycllc Hlcl\'O Ú .\Illl~riea.-Se esperan refuerzos de Frallcia.--LontitUil clpl Congreso y los E~ta­
d(¡s par.J sluuilll;-;tl';ll' ::--IlS (;ulltjngentc~s.-Cart~l de \VashiLlgtull nI CongL'eso,-Pntriotislno de los ciudadanos de Phi-
l:iddpllia.-.\pul'os lle \Vashingloll.-L!'·~g-;lI]¡' ¡le la nota [I'illl<'e~a.-Disgllst() dd com::llli.lante e'll jefe.-El traillol'
[;EXEDlCTO .\ l1XOLD.- Cansas ¡¡¡w 1 .. illilllje¡'on Ó .scrlo.-.\lldr¿,.- Captul'il ,10 .\mlré.- Fuga de An1OId.- Se Ll"'S~IlI)l'"
S\l tl'aieiol1.- Cans;( y ('omlcnC1 ,le Ancll'é.-Sll i'j<:l'Il<'lilll re[l'rida por d nI'. T]we¡'ol'.- \\'ashingt'.'ll r('el')IUi'" [;1 111-
t!·l·v.~n('i\)ll de la Pruvjdcl1cia.-Cnnrlc'L.'s de indf'l'llt\.-.\pl·l1di('c~ al e;¡pítnlo YIJ,-XalTiH'icl!1 "r' ]¡I"::' a\'('lItlll':-I~ dl'l
s.lrg('lJtfl C:1flII11'í'. PC'l' Lf'(',


Hahiéndose marchado D'Estaing con su
flota, segun ya hemos dicho anteriormente,
resolvió Sir Enrique Clinton emprender de
nuevo las operaciones en el Sur, y confian-
do al general Kniphausen el mando de N ue-
va-York, embarcóse á fines de diciembre
de 1779 para Savannah, con siete ú ocho
mil hombres, un cuerpo de caballería y COll-
siderable cantidad de víveres. Sin embargo,
poco despues de haberse hecho á la vela es-
tallaron fuertes tempestades que dispersaron
la flota ele Clinton, averiándola de tal modo
que uno de los buques se fué á pique, otro
cayó en pocler de los americanos y perecie-


ron casi todos los caballos. Hasta el
1780. 31 1 d' . ( e enero no pu 18ron reUnIrse en
Tybee, en Georgia, los restos de la espe-.
dicion. j


El jefe inglés esperR.])ct, que podria ataccu'
la capital de la Carolina del Sur antes de


. que hubiese ticmpo de preparar la defensa .
pero como Clinton tuvo que detenerse en la
costa de Georgia para reparar sus averías,
los carolinos tuvieron tiempo de tomar las
oportunas medidas contra el ataque que les
amena.zaba. El general Lincoln y el gober-
nador Rutledge hicieron todo cuanto les fu(·
posible para poner la ciudad en estado de tle-
fensa, pero tuvieron que luchar con tantas
dificultades, tales como la falta de tropas,
la poca voluntad de la milicia, el temor á la
viruela que afiigia entonces á Charleston y
la falta de fondos y refuerzos que debia ma:n-
dar el Congreso, que vieron era imposihle
impedir la llegada de los ingleses. A pesar
de todo esto pusiéronse á trabajar seiscien-




!IISTOI!! \ DE Ln" CAP. VII.


tos negl'os dit'igidos por ingenieros france- i mar y tierra. Como habian perecido en el
ses, por cuyo medio se levantaron fortifica- viaje todos los caballos traidos de N ueva-
(~iones casi formidables, y si Lincoln hubie- York, el teniente coronel Tarleton, oficial
I'a podido disponer de los nueve mil hombres de caballería que adquirió mm reputacion,
(l ue se le prometieran, en vez de verse re- . no muy envidiable por cierto, marchó ti
flucido á los tres mil que mandaba, es indu- Port Royal Island (Isla de Puerto Real),
dable que habria defendido á Charleston re- donde ya por fuerza, ó bien pagando, tuvo la
~istiendo el ataque de los ingleses. suerte de reunir un considerable número de


El clia 11 de febrero Clinton desembarcó caballos para sus dragones, y de este modo.
('n la isla de Juan. á treinta millas al sur hácia fines de marzo. hallábase pre-
1 ('1 1 t . t h' 1 t d . 1 't' 1-7S0. I e I lar es on, y S1 en once s ubtera mar- paralo o o para comenzar e S110


dU1.do rápidamente so bre la ciudad, de creer de Charleston, no estando los ingleses sepa-
HS que habria entrado en ella sin encon- rados de la ciudad mas que pOI- el rio Ashley.
tear mucha oposicion; pero recordando sin En la noche del l. o de abril Clinton se
linda cómo fué rechazado en l77G, proce- acercó á ochocientas varas de las obras de
liió entonces con la mayor prudencia. Así los americanos. Las fortificaciones dc Char-
pues, encaminó so por las islas de San Juan leston se habian construido bajo la direccion
y San Jacobo, mientras (llle parte de su fio- de Mr. Laumoy~ ingeniero francés de 1'eco-~a avanzaba para bloquear el puerto, envió I nocida fama, y aunque no ti propósito para
;i buscar refuerzos á N ueva-York, dispuso resistir un sitio regular, no oran de ningun
,[ue el general Prevost se uniese á él con modo despreciables, 1)01' lo cual el jefe inglé~
mil cien hombres procedentes de Savannah, dispuso se hicieran los aproches en debid¡t.
y no descuidó en fin nada absolutamente forma. Entretanto la guarnicion recibió un
para asegurar el éxito. refuerzo de setecientos hombres de las tro-


Entretanto el gobernador Rutledge, des- pas continentales, al mando del general
plWS de reunir una especie de consejo á fin \Voodford, con lo cual llegó á componer:·w
de consultar lo que debia hacerse, fué re- la guarnicion de poco mas de dos mil hOll1-
vestido de la autoridad necesaria para ha- bres de tropas regulares, mil de la milicia
cer todo aquello que juzgara conveniente en de la Carolina del Norte y los ciudadanos d,'
favor de] bien público, escepto castigar con Char]eston. El gobernador Rutledge hizo los
la pena de muerte á ningun ciudadano sin
formarle la debida causa. Una vez que la
.\samblea hubo delegado en el gobernador
estos poderes hasta su próxima sesion, sus-
pendió sus tareas, y Rutledge hizo enton-
ces cuanto le fué posible para salir airoso
del apuro, si hien no 10 consiguió mas que
en parte.
. ~Iientras que los americanos tomaban es-


tas disposiciones, Clinton mandaba erigir
fuertes, estableciendo almacenes en diversos
puntos y las (lebidas comunicaciones entre


ma,yores esfuerzos para alistar á toda la níi-
licia prO\'incial, mas no consiguió reunir sin'l
doscientos hombres.


El dia ü, aprovechándose el almirante Al'-
buthnot de un fuerte viento del Sur, pas(,
por delante del fuerte Moultrie y ancló lue-
go al alcance de los cañones de Chal'leston,
despues de haber sufrido un nutrido fuego
que averió algo los buques, matando ó hi-
riendo á veinte y siete hombres. ~erminaf1a
la primera paralela y habiendo formado en-
tre los dos rios una línea oblicua de seiscicn-




CAí·. Vlf. ¡';S'L\DOS-CNIDOS,


tas á mil varas distante de las ohras de los viéndose así la ciudad cOlllplet{:tmente 1'0-
illllericanos, Clinton dispuso que se monta- deada, perdiéronse las última::; esperanzaí'
l'an los cañones en batel'ía, }' reuniéndose de recibir refuerzos, .r la guarnicion.r los
lnego con el almirante, intimó la rendicion habitantes que(laron abandonados ti sus
al general Lincoln. La contt'::;taeioll de éste. propio::; recur::;os. Fatigadas las tro- '
"1 fl f 1 ' , t' 't t 1 . t780 tan moe esta como Irme, ué a slg'Ulen e: pas por sus mcesan ,esra JaJos no


«Ya hace sesenta días que se conocen vues- pudieron defender las líneas; quedaron des-
tras intenciones hostiles contra esta ciu- montados muchos cañones, agotál'onse casi
dad, .Y en ese tiempo 'ya huhiéramos podido del todo las municiones .r no tardó en succ-
flbandonarIa si el deber y la dignidad no nos der lo mismo con los víveres. Entretant.o los
indujeran á defendernos hasÍi:l el último sitiadores se aproximaron ma:-; .Y mas ;:i las
ti'ance.» obras defensivas de la ciudad; acercálmse el


La única comunicacion que tenían los momento del asalto, muy peligroso para b
ilmeri~;anos con el campo estaba protegida guarnicion y los habitantes, y al "el' cuán
por dos regimientos <le caballería á las órde- críticas eran las circunstaneias, el genoral
nes del general IIuger y del coronel \Vas- Lincoln reunió un consejo de guerra, el cual
hington. estacionados en :\fonk's Corner, I acordó que se eapitulase, proponiendo en-
ruede posicion ti la qne SOlTút de defensa un I tregar la ciudad .Y guarnicion con tal que In
arrecife; y siendo muy importante aporlerar- milicia y los ciuc1adanos armados no so con-
se de aquel punto, Clinton destacó con este siderasen como prisioneros ele guena y se k:-;
ubjeto al teniente coronel \Vehster, uno de , permitiera volver á sus casas :sin lllolestal-
sus mejores oficiales, disponiendo le acom- i les. Los ingleses sin embargo no aceptaroll
parlasen Ferguson y Tarleton. Conducidos semejantes condiciones, y en su ('onsecuen-
por un negro, á quien habian capturado á cia rompiéronse de nuevo las hostilidade:-i y
las tres de la mañana 'del 14: (le alJril, los se hicieron preparativos para dar 81 asalto
ingleses cayeron repentinamente sobre los I inmediatamente, pero entonees los ciudada-
americanos, causando en ellos tal destrozo, ! nos que antes se opusieran á la retirada d('
(iue difícilmente pudieron eseapar IIuger y ~ las tropas pidieron á voces la rendicion, .Y
Washington á favor de la oscuridad, despues en tan apurado caso, el general Linco]n
de dejar en poder del enemigo cuatrocientos, ofreció al fin entregar la plaza con las COll-
e¡tJ¡üllos muy buenos } una considerable i diciones que impusiera Clinton en un prill-
(~antidad de armas .Y pertrechos militares. I cipio. ~\.ceptada ü:t oferta, finnóse la capitu-
Ue este modo los defensores de Uharleston I lacion el dia 12 de maJo.
:o:e vieron completamente cercados mientras Segun lo estipulado en esta, la ciudad COl!
lille el enemigo recorria todos los alrededo- :-iUS fortificaciones, los harcos, la artillerín
res del pais. y todos los almacenes militares delJÍan S81'


Evacuar pues hL ciudad era punto menos: entregados tal como se hallasen, y la gual'-
(1 ue imposible, .y en su consecuencia, el 20 ! nicion, compuesta de las tropas continentü-
de ,abril ofL'eció Lincoln capitular bajo eier-! les, milicia, marin.eros y ciudadanos qu\'


I
tas condiciones que fuerondesecllaLlas por i habian hecho armas durante el sitio, serian
Clinton. El dia 7 de mayo rindiós8 el fuer- , considerados como prisioneros de guerr¡l.
t(~ Moultrie sin disparar un solo tiro, J- i debiendo además salir de la ciudad para de-




:v. HISTORIA DE LOS CAl'. YlI.


positar SUS armas en frente de las obras de I llas medidas tanto civiles como militares
defensa. Permitíaseles no obstante que con- que juzgó oportunas para el restablecimien-
servasen sus banderas y no se les exigia que to del órden público, tomando luego sus dis-
tocaran la marcha inglesa, pero imponíase posiciones para recobrar el resto de la pro-
la condicion de que las tropas continentales vincia. Resuelto á llevar ¿i, cabo sus planes
.Y los marineros fueran conducidos al punto antes que su gente se resfriara ó que el ene-
¡lue se designara, donde debian permanecer migo recobrase el ánimo, proyectó tres espe-
hasta que se hiciera un canje de prisione- diciones: una hácia el rio Savannah en Oeo1'-
¡'os; la milicia podria volver á sus casas bajo gia; otra á Ninety-Six, mas allá de Saluda.
palabra; concedíase á los oficiales la gracia I ambas con el objeto de reunir á los realistas .
• le conservar sus armas, bagajes y criados, muy numerosos en aquellos puntos, y la ter-
.y aun se les permitia vender sus caballos cera por último estaba destinada á recorrer
con tal que no los sacasen de Charleston, el pais entre Cooper y Santee á fin de dis-
prohibiéndose por último molestar á los persar un cuerpo de republicanos que, con-
ciudadanos ó particulares. Además de esto ducidos por el coronel Buford, se iban reti-
se puso un buque á disposicion de Lincoln rando á marchas forzadas hácia la Carolina
para que enviara sus despachos ü Phila- del Korte. Las tres espediciones dieron el
delphia. mejor resultado, pues todos los habitantes


De este modo, clespues ele un sitio de cua- salieron al encuentro de las tropas reales.
rcnta dias, la capital ele la Carolina del Sur declarando que deseaban contraer la anti-
cayó al fin en poder de los ingleses. Siete gua alianza, en prueba de lo cual ofrecian
genera]es, diez regimientos continentales y defender la causa real con las armas en la
tres batallones de artillería, componiendo en mano. Hasta llegó el ca,so de que muchos
todo un total de cinco mil hombres, todos habitantes ele Charleston, escitados por las
prisioneros de guerra, dieron señalada im-
porbincia ci esta victoria; y si R, esto añadi-
mos cuatrocientas piezas de artillería ele to-
dos calibres, una gran cantidad de pólvora
y gran número de balas y bombas, así como
tambien tres grandes fragatas americanas y
(los buques franceses, todo 10 cual quedó en
poder del vencedor, veremos que no fuó es-
casa la importancia de la conquista. Censu-
róse mucho al general Lincoln por aquel
triste resultado, pero creemos que injusta-
mente, pues bajo semejantes circunstancias
no pudo hacer mas de lo que hizo. Si hubie-
ra recibido auxilios oportunamente, es in-
¡lndable que las cosas hubieran pasado de
otro modo.


Apenas hubo tomado Clinton posesion de
Charleston, apresuróse R, dictar todas aque-


proclamas del general ingl(~s, manifestasen
el mayor deseo ele com lJatir bajo sus bande-
ras. Lord Cormyallis, despues de haber bar-
rido las dos orillas del Cooper y atravesado
el Santee, se hizo dueño de Georgetown, y
tal era el afecto, ya real ó fingido, que de-
mostraban los habitantes hácia el rey, tal
su terror ó el deseo tIe congraciarse con 101'
vencedores, que no contentos con presen-
tarse en todos los puntos para ofrecer sus
servicios en favor del gobierno real, lleva-
ron tras sí como prisioneros á los amigos
de la lilJertad, tí quienes antes obedecian~'
llamaban entonces sus opresores.


Entretanto el coronel Bllford continua-ba
su retirada aceleradamente y parecia casi
imposible que se le pudiera alcanzar, mas
á pesar de esto, Tarleton ofreció intentarlo




C.\P. VI!. ESTADOS-UNIDOS.


prometiendo conseguir su objeto. Entonces frase el cuartel de Tadeton llegó á ser muy
Cornwallis puso á sus órdenes un fuerte des- significativa para recordar el modo de guer-
tacamento do caballería y unos ochocientos real' en aquella época. Todo cayó en poder
hombres de infantería ligera, y tan rápida ele los ingleses, y acto continuo rrarleton
fué la marcha, que el 28 de mayo llegó volvió á Camelen para reunirse con Corn-
Tarleton á Camden, donde supo que Buford wallis quien ensalzó su actividad y denuedo,
habia salido de dicho punto el dia anterior dándole las mas espresivas gracias por el
é iba retirándose con la mayor celeridad á I servicio que acababa de prestar.
fin de reunirse con otro cuerpo de tropas que I A fin de asegurar la completa sumisioll
marchaba desde la Carolina del 'Norte. Co-: de aquella parte del pais, estacionáronsc
nociendo Tarleton cuán importante, era im- cuerpos de hopas en varios puntos y se
pedir se reuniesen aquellos dos cuerpos de adoptaron rriedidas para reorganizar la ad-
tropas y á pesar del cansancio de los hom- ministracion civil del Estado; y tan conven-
bres y de los caballos, muchos de los cuales cido estaba Clinton de la su misio n del pais
habian perecido de fatiga, redobló el paso, y y de los habitantes, ó de su imposibilidad de
al fin despues de una marcha de cincuenta resistirse, que en 3 de junio publicó una pro-
y cinco horas, durante las cuales recorrió clama, en la cual despues de es poner que to-
ciento cincuenta millas, alcanzó al enemigo dos debian tomar una parte activa para apo-
en un sitio llamado \Vaxhaws. Tarleton in- yar al gobierno del rey, librando así al país
timó á los americanos á que depusieran las de la anarquía que hasta entonces reinara,
~irmas, pero estos respondieron g ue estaban concedía entera libertad á todos los prisio-
dispuestos á defenderse, y el coronel Du- neros, escepto á los cogidos en Charleston y
ford, formando en órden de batalla sus tro- el fuerte Moultrie, devolviéndoles todos los
pas, compuestas de cuatrocientos hombres derechos ele ciudadanos. Hecho esto, declarú
de 'Virginia y un destacamento de caballos, que los que no aceptasen la alianza serian
estendióse en una línea y dispm;o que su ar- considerados como enemigos y rebeldes.
tillería y bagajes continuasen marchando á Esta proclama era tan injusta como in-
la retaguardia; luego mandó á su gente conveniente, pues suponíase en ella que los
Llue no hiciera fuego hasta que la, caballería habitantes de aquellas provincias eran rebel-
inglesa se hallara á veinte pasos de distan- des sometidos á quienes por un aeto de cle-
cia. TarJeton no quiso perder tiempo en ha- mencia se les restituian sus privilegios y de-
I:er preparativos, sino que, cargando inme- 1'echos de' ciudadanos, no advirtiéndose de
diatamente á los americanos, quienes solo que por espacio de muchos años fueron in-
opusieron una débil resistencia, hízolos re- dependientes y que solo la suerte de la guer-
trocecler y los persiguió vigorosamente, 11a- 1'a pudo darles el car~icter de patriotas ó rn-
ciendo en ellos una espantosa carnicería. La beldes. Debió haberse previsto claramente
victoria fué completa; todos los que no que- que semejante proclama solo iba á servir pa-
daron muertos en el campo, cayeron heridos ra dispertar los sentimientos y alejar el afec-
ó prisioneros, y tal era la rabia de los ven- to <le aquellos á quienes iba dirigida, y no se
cedores, que mataron á muchos ele los que tomó en cuenta que muchos colonos se ha-
ofrecian rendirse. Los americanos recorda- bian sometido solo con la secreta esperanza
han luego al[uel comhate con horror, y la de verse lihres del penoso servicio que hasta




HISTORIA DE LOS (;Al', \ fl,


entonces vinieran desempeñando, ó á fin de del rel~oso, no le fué posible poner inmedia-
atender }1 sus negocios particulares, disfru- tamente en ejecucion su proyecto, pues el


tando completa tranquilidad. Pero calor sofocante de la estacion, la carencia de
1780. 1 . 1 1 l' . '1 '1' 1 l" '1 a CIt'1l a proc ama e ISlpO as 1 USlO- a macenes y a lmposlbl idad de mantener (t
nes de los que así pensaron, haciéndoles com- su ejército en el campo antes de la siega, 1('
prender su verdadera situacion; ellos desea- obligaron á permanecer tranquilo, si bien
han la neutralidad y la paz, y negábase~es no perdió el tiempo en el intervalo. Lord
¡tmbas cosas, puesto que si no se alistaban Cornwallis distribuyó sus tropas en la Ca1'o-
hajo las banderas ele su pais, debian for- lina elel Sur y en Georgia del modo mas con-
mar parte de la milicia como súbditos bri- veniente para proceder al alistamiento ele lo:,
tánicos })ara servir la causa real. Los co- jóvenes tí quienes se pudiera inducir á que :-('
lonos sllspiraban por la paz, mas al ver alistasen bajo la handera real; dispuso (1tH'
que crít preciso combatir en favor ele una se formasen compañí[ls (le milicia ,y manÜJY()
parte ó de otra, prefirieron hacerlo por la una correspondencia con aquellos habitante:,
libertad, pareciéndoles q ne tanto derecho te- de la Oarolina del ~orte que eran afectos ;Í
nian ellos, á faltar á las promesas de alian- la causa brittínica, manifestándoles que SI'
za que Clinton les impnso, como tenia éste hallaha precisado ü retrasar la cspedicion <Í
para trasformarlos ele prisioneros en súb- su pais, por lo ('ualles uconsejalJa it que e:-:-
llitos briüinicos sin su consentimiento. perasrn la epoca de la siega .Y permanecieran


Restablecida en concepto de Olinton la tranquilos hasta que el ejército real fuera ¡¡
tranquilidad en el Sur, dejó ti Lord Corn- prestarles ~l,pO'yO. Deseosos no obstante lo:,
wallis en la Carolina y Georgia con unos partidarios de la causa del monarca de dp-
('natro mil hombw'\s, y se embarcó el 4 de mostrar cuánto era su celo y en la esperanza
Junio para Nlleya-York, proponiéndose 11e- de salir victoriosos, despreciaron el consejo
val' la guerra á los Estados vecinos, mas de Cornwallis .Y (lnisieron promover una
habiendo recibido noticias del ?\orte anun- insurrec('ion (lllO fn0 Yigorosamente reprimi-
ciando que los americ'anos recibirian tal vez da. Sin embargo, un cuerpo de aqueIIos par-
algunos socorros de los franceses, parecióle tidítrios compuesto de ochocientos hombres.
mas oportuno volver con la mayor parte de ,í las órdenes del coronel Br,Yan, consigui,')
sn ~jército á :'\uent-York. marchar por 'Y<:ulkin y llegar á uu puesto.


Dcspurs de la rendicion de Charleston y h inglés situado en Cheraws, despucs de ]"
('ompleta denota lIe todos los destacamentos cual volvió ü Call1clcn.
¡unericanos fiue habia en aquellos puntos, Jlientras que Cormvallis llevaba á ea11< I


I


siguió se por espacio de seis semanas una des- I los planes de sus superiores, suponiendo
usada tranqnilid¡1d; yen vista ele esto, Lor(l equivocadamente (lue los insultos, los
Cornwallis, siempre celoso por la causa de nltrajes y el despotismo de los mili- 1780.
su soberano é imaginándose que la Carolina
(lel s"ur y Georgia se habian anexionado al
imperio británico por afecto y no en apa-
l'iencia, meditó un ataque contra la Carolina
(le1 Norte. Sin embargo, á pesar de la impa-
riencia (le ¡l/Fu">l a,ctivo oficiítl, poco amante


tares atemorizal'ian el los americanos. esto:,
por su parte no permanecian ociosos.


El gobernador Hutledge trabajaba activa-
mente; la Carolina del Norte organizó Hn
considerable número de milicia; el Congresu
dispuso qlle un destacamento del (~jprcitn




CAP. VII. Ef;TADOS-UNIDOf;. 37


principal marchase al Sur, y gran número
üe habitantes arrepentidos de haberse mos-
trado apáticos durante el sitio de Charles-
ton, resolvieron tomar las armas para resis-
tirse y espulsar á los invasores.


La altivez de los oficiales ingleses y la
insolente tiranía de estos y de los Tories
escitaron el deseo de venganza. Triste es en
verdad la pintura que hace un conocido es-
critor acerca de la situacion de los Estados
(lel Sur en aquella época. Héla aquí: «Ani-
mados de vengativos y rencorosos senti-
mientos, hijos de las mas sanguinarias pa-
siones, el hermano hacia la guerra á su
hermano, el padre al hijo y el vecino al ve-
cino; y ni en medio de la oscuridad de la
noche, ni en el hogar doméstico, ni en la pro-
fundidad de los bosques. ni oculto entre los
pantanos, podia nadie encontrar seguridad.
Como los sitios mas secretos y retirados
eran conocidos de unos y otros, lejos de ofre-


pando del espíritu de deshuccion que á todos
parecia animar, los esclavos, muy numero-
sos en ciertas partes, se rebelaron contra sus
amos, y apoderándose de la primera arma
que encontraban, ya fuese el cuchillo ó el
hacha, quitábanles la vida; y para q ne nada
faltase en aquellas escenas de horror, llsá-
base tambien con frecuencia el veneno. Hu-
ho familias enteras quo fueron estranguladas
por sus esclavos, en tanto que otras perecie-
ron consumidas por el fuego en medio del
silencio de la noche. Estas inclinaciones per-
versas, inflamadas por el ardor de las pasio-
nes del Sur, llegaron á un grado desconocido
en las poblaciones mas cálidas del Norte.»


Tal era el estado de cosas en el Sur cuan-
do se entabló nuevamente la lucha, y aunque
pudiéramos citar numerosos ejemplos del
salvaje y desapiadado eSllíritu que dominaba
á los dos partidos, no podemos entrar aquí
en mas detalles, y nos limitaremos á referir


cer un asilo, convertianse á veces en teatro solamente los hechos particulares de la ]0-
(le las mas espantosas crueldades. El asesino calidad.
en su escondite y el guerrero en las embos- El coronel Sumpter, aquel distinguido pa-
('adas, entregábanse diariamente á toda clase triota de quien hemos hablado, fué el primero
de actos de violencia, vertiendo sin compa- que empuñó las armas con algun éxito,
8ion la sangre de sus semejantes, y á tal puesto que el 12 de julio derrotó un regi-
punto llegaron las cosas que el viajar era miento de tropas reales en \Villiamson, des-
casi tan peligroso como tomar parte en una pues de ]0 cual reunróse una partida de
batalla. Hasta los mismos estranjeros de seiscientos hombres que aunque tuvieron
quicnes nada se sabia y que á veces viaja- que fiarse á la casnalidad para buscar vÍYe-
¡jan pacífIcamente, eran asesinados en medio res y armas, hostiJizaron al enemigo en
de un camino ó de un paseo, y hubo distri- todas direcciones. Tan escasos eran los re-
tos enteros del pais donde reinaba continua- cursos con que contaban estos patriotas que
mente una guerra tan encarnizada como la algunas veces encontraban al enemigo sin
(le los indios en las fronteras, en prueba de llevar municiones mas que para tres !loscar-
lo cual hasta saber que en todas horas del gas, pero sus frecuentes escaramuzas con
riia llevaban armas los habitantes ya para los ingleses les facilitaron bien pronto m08-
el ataque ó la defensa. Aquel período so se- quetes y cartuchos, y una vez provistos de lo
ñaló- con otra especie de matanza que no necesario, el coronel Sumpter resolvió atacar
dejaba de dar un carácter mas sombrío á algunos de los puestos mas fuertes del ene-
la época de que vamos hablando. Partici- migo. El primero á donde se dirigió fué ~í


TOMO lI. f¡




fIl";TuHL\ UE LO", L\I'. \·1[.


ltocky Mount, mas habiendo :-;ido rechazado precisado á reunir de lluevo t.odas sus fue!'_
de este punto, cayó luego sobre Hanging zas para formar gl'andes CU81'pOS de ejército.
Rock (Roca pendiente) y consiguió destrozar ·Washington deseaba que el general Grel'-
un regimiento inglés que allí habia. ne, oficial de reconocido talento, marchara


Tambien Francisco Marion, hombre que á encargarse del mando en el ~ur, pe1'O L;
llwreció el aprecio de todos sus compatriotas, brillante reputacion adquirida por el general
demostró la mayor actividad y sus empresas Gates en la campaI1a del Xorte en ] 777, in-
ohtuyieron tUl feliz éxito, sirviendo de mu- dujo al Congreso á nombrar ¿i este jefe en ]:;
eho ü la cansa de la libertad, por mas que de junio para que ocupase dicho puesto:
:-;us hechos de armas tuvieran cierto colorido esperándose confiadamente que recogeria
llovelesco (*). El ZorJ'O de los pantanos y nuevos laureles al dirigir las operaeionp:-;
el Gallo j'e¡¡idor, sobrenombres que se dieron militares en la Carolinn.
it ÑIarion y á Sumpter, conocian tan bien el El 25 de julio Gates se incorpOl'ó al ejél'C'i-
pais que era muy difícil perseguirlos, y mer- to en Deep River, en tanto qne De K(11).
ced á esta circunstaneia disminuíase el nú- siguiendo las indicaciones de las persona:-;
mero de los inglHses en tanto que recobraban eonor(,doras del pais, abandonó el camino
rl valor los americanos inspirándoles eon- recto que conducía á Camelen ~{ fIn de COlJ-
fianza el porvenÍl·. dueir sus tropas por un terreno mas llano .'"


Entretanto hahian salido de Maryland estableeer almacenes y hospitales en los PUll-
para ir en defensa de la Carolina algunas tos que se juzgaran mas eonvenientes. Gate:--
Ü'opas regulares al mando del haron de no obstante prefirió seguir la línea recta eÍt
KallJ, pero atendido el sofoeante calor de la direccion al campamento inglés~ auwlue el
I'stacion .Y siendo muy difícil encontrar ví- pais que tenia que atravesar era tan estél'il
veres, fuéles preciso marehar con mucha que apenas producia alimentos sufieientr:--
lentitud. á cuya circunstancia debióse sin ~i sus hahitantes. El.2T de julio se puso Gate:-:
duda qne pudiera ineorporarse con dicho en mareha con su t:;jéreito, mas pronto tuvo
('uerpo la milicia de Virginia y las tropas que luehar con los obsiáenlos y pl'ivacione:-:
d(' la Carolina del Norte, mandadas por el que evitara prudentemente De Kalh, pue:-:
general Caswell. El pueblo por lo general las tropas no contaban con mas alimento
eomenzaha ¡i rrcohrarse del mal efecto que que algun ganado escuálido (Iue se ellcontrt\-
le cansara, la toma (le Charleston y las seye- ha por casualidad en los 1Josques;y aun esto
ras meflidas (le los ingleses, y no pasó mu- no siempre. El trigo yel eenteno


1780.
cllo tiempo sin que descubriera Cornwallis escaseahan de tal modo que los 801-
que las pasadas victorias eran inútiles y que dados no comian á yeces mas que grano
aun faltaba terminar la grande obra <le so- verde y alguna fruta sin madurar on vez
meter al pueblo. En su consecuencia vióse de pan, y este insufieiente alimento, j UIl-


tamente con el intenso ealor .r la insalu-
(') Parece que Marion fué protagonista de una intere- bridad del clima, l)l'oduJ' ero n enfermedade:--;;"nte anl",dota en la qne se refiere que halJiéllllole ido a
\·i~il'll· Ull jl'm'/) (lfic'ial iuglés, éste quedó cOI1Yclleido, segun que habrian diezmado al ejército si el ge-
l .. qUI' yi(¡ y OY'·" ,lf' que homht'es que comian patatas)" be- neral Gates no hn1Jiese conseguido al fin
"ian a;':tU¡ 1"'1' la "'''Il:-:a tlt' la lihertall no el'an faciles ti!' con-
'I'ti,t",". \"6a~t' "1 lti~tl'ria "egullla refi,'re :\11', Silllms en su salir de aquella inhospitalaria region, (londl'
\"¡,l" ,l,'¡ :I")1Cr,) 1[(,;:,.", pú,,>'.líli-RO. solo se veian pinos, desiertos, colinas y paIl-




, .\ P. \"tr. E';TADOS-L':\IIJOS.


1.1nOS. Gate~ llegó tÍ Clermont, en Huglely's unas trece millas, el jefe inglét' ::,;e dirigi(,
.:\li11:,.; en 13 de agosto, en cuya fecha contaba al campamento americano ü la eahezn. di'
(·on una fuerza de unos Cll1\.tro mil hombres. sus tropas.


Cuando esturo en las fronteras del Esta- A eso de las dos de la mai'ían¡l del 16 tIr'
(lo, (}1\.t~'f' pnhl.icó una proelan~a. ill\·.it~nd~ c'i I agosto encontr<ironse de i~l~ro~iso en ~l
los patrIOtas, a que, «se reUl1lesen mmecha- i bosque las avanzadas de lo~ eJel"Cltos enerl1l-
tamente 6. fin tle lilmt.1'se ci sí mismos y al I gas é inmediatamente comenzó el fuego, pero
pais (le la opresion de un gobierno que les como quiera que algunos ginete~ de la ca1m-
habia sido illlpue~to por un miserahle con- lIería de los americanos quedasen heridos
(llüstadol',» y hecho esto, prometió l)e!'donar en la primera descarga, huyeron 10:-; demá¡;;
;t todos aquellos ú quienes los ingleses ar- desordenarlamente, rompieron la línea elel
¡'anearan el juramento de alin,nza, escepto regimiento de MaI'yland, qne ib1\. <i la cahczü
sin embargo los que hubiesen cometido al- de la columna, y sembraron la confnsion en
gun abuso cont.ra sus conciudadanos. Esta el resto de las tropas. A consecuencia dc'
proclama, produjo muy buen resultado, pues esto y de la oscuridad de la noche~ cundió el
machos actl<lieron al llamamiento, y hasta pánico en las filas de la milicia, pero se
I'ompañía:-; enteras que seryian la causa del hicieron algunos prisioneros por ambas par-
rey, desertaron pLtl'rt presentarse ü Gates. tes y clesde J,(lucl momento los respectivo::-


Lord Ra\v'Clon ~ jeí() de las tropas inglesas generales pudieron apreálr mnjOl' la sitlla-
en las fronteras de Carolina, se habia con- cion que ocupaban.
centrado en ('¿lll1t1en, y apenas supo que se Yiendo C'ornwallis tIue la Yentc0~t e:-;tahu
aeerca1Jí1Jl los alllericanos, aYÍsó inmediata- de su parte, 1\.guanló con impaciencia la luz
mente iÍ Uornwüllis para (llH: se reuniese del dia para continuar la hatalla con sus (lis-
con él, lllas como todo el pais paeecia levan- ciplinac1as tropas, y llegado el momento.
tarse en masa J atendido que Call1elen no ambos ejércitos se prepararon ¡i la lllclw.
\'ra un punto iÍ propósito para sosltmerse, el Co1'nwa11is formó á su tropa en dos divisio-
jefeinglés jnzgó oportuno cmprender la re- nes, Ulla á las órdenes del coronel \Yehstel'
tirada ó dar un golpe decisivo. Retirarse ¡J, y la otra ú las de Lord Ra\vdon~ en tanto
Charleston era lo mismo que dar la señal que por parte de los americanos se encarga-
para que toda la, Carolina del Sur y Oeor- 1m el general Gist de la brigada de Mar,Y-
gia empnllLll'i:1.ll Ins armas, .Y entonces ha- land, formando el ala derecha; la milicia. de
l'Íase preeiso abaudowlf lof' allllfLccnes y la la Carolina del Norte ocupaba el ccntro .Y la
mayor parte de las dos provincias, escepto milieia de Virginia, con la infemtería ligera.
Chadeston y SaYiumah. Las consecuencias formó el ala iZ(luierda á las órdenes do Dr
de semejante mo\'imirnto lmhicran sido casi Kalb. Grdes resolvió presentarse allí tloude
tan fatales como una (le nota . y por 10 tanto fuera mas necesario su auxilio.
Cornwallis, aun ere.Yenclo q ne las fuerzas Al rayar el dia, COl'n wallis lllan(ló al co-
americana.s fueran mas numerosas de lo que. ronel ,Vebster que con el ala derecha de los


I


en realidad eran, resohió arriesgar una ba- ! ingleses atacase á los americanos .• \.1 anUl-
tnlla. Al efecto, el dia 15 de agosto, á la • zar aquel oficial fué sorprendido por la (les-
misma hora en que el gene~al (~at.es s~ ponia 1I c.a~ga de :mos cuantos voluntarios de la mi-
en marcha desde H lll:dely~s Mllls. (hstante I hCla qlle 1 han de avanzada. pero los soltladol"




40 HISTORIA DE LOS CAP. "IL


ingleses se lanzaron impetuosamente sobré
la línea de los americanos, y enton-


1780. .
ces estos huyeron arrojando sus ar-


mas, sin que bastasen los esfuerzos de los
oficiales para reunirlos de nuevo. Una gran
parte de la division del centro, compuesta de
la milicia de la Oarolina del Norte, imitó el
ejemplo de la de Virginia y hubo muchos
que ni siquiera dispararon un tiro. Tarleton
persiguió con su gente á los fugitivos y
logró cortarles la retirada, mientras que Ga-
tes seguido de sus oficiales hacia inútiles es-
fuerzos para reunir sus dispersas fuerzas.
Desesperado el general americano, dirigióse
apresuradamente seguido de algunos amigos
á Oharlotte, pueblo situado á ocho millas del
campo de batalla.


El baron De Kalb, quo iba á la cabeza de
las tropas continentales, vióse pues abando-
nado por la milicia que constituia el centro
y ala izquierda del ejército; pero aun cuando
quedó espuesto al ataque de todas las fuer-
zas enemigas, en vez de imitar el ejemplo
de sus hermanos de armas, se condujo con
la mayor intrepidez, y sus soldados se defEm-
dieron como hombres. Lord Rawdon le ata-
có en el mismo momento en que el coronel
Webster desbarataba el ala izquierda, pero
los americanos se resistieron vigorosamente
y la lucha prosiguió durante algun tiempo
con la mayor obstinacion por amhas partes.


La reserva americana cubrió entonces la
izquierda de la division de Do Kalb, pero
como quedaba descubierto un flanco por la
huida de la milicia, el coronel \Vebster,
desp'ues de destacar algunos caballos é in-
fantería ligera en persecucion de los fugiti-
vos, atacó con el resto de sus fuerzas de
frente y de flanco á la division enemiga.
Entonces vióse á los americanos luchar des-
esperadamente con' los ingleses, mas á po-
co llegó Oornwallis con todas sus fuerzas,


Y los primeros, obligados á ceder el cam-
po, huyeron desordenadamente. El bravo
De Kalb cayó acribillado de heridas al dar
una brillante carga á la cabeza do sus tro-
pas, y su ayudante de campo, el teniente
coronel du Buisson, que se habia lanzado á
socorrer á su jefe, esponiendo generosa-
mente su vida para salvarle, recibió tam-
bien varias heridas .y quedó prisionero. De
Kalb fué tratado con el mayor esmero pOI'
el enemigo victorioso, mas aquel intrépido
oficial murió á las pocas horas. El Congre-
so dispuso luego que so erigiese un monu-
mento á su memoria (*).


Esta victoria decisiva costó á los ingle-
ses poco menos de cien muertos y doscientos
cincuenta heridos, mas los americanos tu-
vieron por su parte novecientas bajas, sin
contar unos mil prisioneros. Todos sus ba-
gajes y artillería cayeron en poder de los
vencedores, y de este modo el ejército del
Sur quedó completamente destrozado, es-
cepto el destacamento que mandaba Sump-
ter. Esto jefe habia interceptado un convoy
en \Vateree y cogido doscientos prisione-
ros, mas al saber el desastroso desenlace
de la batalla de Camden, retiróse apresura-
damente. Despues de recorrer algunas millas
y creyéndose .ya fuera de peligro, Sumpter se'
detuvo para dar alg'unas horas de descanso
á sus tropas rendidas de fatiga y de sueño,
pero Tarlcton, quc perseguia ansioso i1:1 ene-
migo, se presentó de improviso en el campa-
mento de Sumpter, y dispersando á los
americanos despues de matarles tres ó cuatro-
cientos hombres, se apoderó de los prisione-
ros que llevaban. Solo unos cuantos de los
ve ncidos entre los cuales iba s u jefe, tuvieron
la suerte de refugiarse en los bosques.


Profundamente afligido Gates rdiróse con
(*) Véase la obra de Lussing, titulada Pirloriul rield


Book of the fll>l'OI,¡lioil. Y,)!. lf. p'l'i', Wl7-i,




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS. 41


el resto de su ejército á Salisbury, desde
donde marchó á Hillsborough, haciendo to-
dos los esfuerzos imaginables para tomar la
revancha del terrible golpe que acababa de
recibir; y habiendo reunido despues una es-
casa fuerza, avanzó de nuevo en el mes de
noviembre hácia Salisbury. Para colmo de
desgracias, el Congreso olvidó ó no quiso
tener presente los méritos contraidos en otro
tiempo por el vencedor de Sara toga , .r el 5
ele octubre dispuso se abriese una informa-
cion respecto de su conducta, previniendo
al mismo tiempo á \Vashington que nom-
brase otro jefe en su lugar. En su conse-
cuencia y por acuerdo del Congreso de
:30 de octubre, designóse para sustituir á
Gates al general Greene, quien tomó pose-
sion de su cargo el dia 2 de diciembre. Ga-
tes abandonó el ejercito para no volver á
servir mas en él, pues no solo estaba pro-
fundamente disgustado por su desgraciada
derrota, sino tambien por la pérdida de su
único hijo, que solo contaba unos diez y
nueve años de edad. \Vashington~ siempre
btíeno y generoso, le escribió una afectuo-
sa carta, dándole el pésame por su doble
desgracia, Ji la legislatura de Virginia dic-
tó un acuerdo en el cual se manifestaba,
«que nunca se olvidarian sus gloriosos ser-
vicios aun cuando hubiera sufrido un revés
de fortuna.»


Despues de la batalla de Camden no le
fué posible á CornwaJlis ir en busca de nue-
vas victorias con su acostumbrada activi-
dad, pues su escaso ejército habia dismi-
nuido tanto á causa de las enfermedades
como de la guerra, y no teniendo además
suficientes provisiones, desistió de perse-
guir al enemigo por no creer tampoco opor-
tuno abandonar la Carolina antes de haber
suprimido el espíritu de resistencia á su au-
toridad, que iba estend.iénaose por toda la


provincia. A fin de someter completamente
al Estado, parecióle conveniente adoptar
las mas severas medidas, porque conside-
raba á la provincia como un pais conquis-
tado sin condiciones, suponiendo que sus ha-
bitantes debian respetar la alianza con su
antiguo soberano y cumplir con los deberes
que aquella le impusiera, si no querian su-
frir el condigno castigo. Cornwallis olvidó
sin duda ó aparentó olvidar que muchos de
los habitantes eran prisioneros de guerra ba-
jo palabra; que sin pedirlo se les habia dis-
pensado de ella, y por último, que solo me-
diante una proclama se les declaró súbditos
británicos en vez de prisioneros.


Suponiendo pues que todo el pais estaba
posternado á sus piés, dirigió la siguiente
carta al comandante de la guarnicion in-
glesa en Ninet.Y Six: «He dado órdenes para
que todos los habitantes de esta provincia~
que á pesar de haberse sometido anterior-
mente han tomado parte en esta rebelion,
sean castigados con la ma'yor severidad,
aprisionándolos y confiscando ó destruyendo
todos sus bienes. rrambien he dispuesto que
se conceda una compensacion por parte de
estos Estados á todos aquellos que hayan su-
frido por causa de los rebeldes, y he


1 d .. t .. f780. mane a o aSImIsmo ermmantemen-
te que los individuos de la milicia que
despues de combatir á nuestro lado, se pa-
saron al enemigo, sean ahorcados inmedia-
tamente. Es mi deseo que adopteis las mas
rigurosas medidas para castigar á los re-
beldes en el distrito de vuestro mando y
espero que obedezcais estrictamente las ór-
denes que os transmito en esta carta res-
pecto á los habitantes del pais.» Todos los
comandantes de los demás puestos milita-
res recibieron misivas semejantes.


En cualquiera otra época, enviar órdene~
como esta á oficiales, dotados por lo regular




IlISTO!\l -\ DE LOS <:\1'" '"l!.


de pocos conocimientos y prudencia, no hu- oficial de mucho mérito, con un pequeño des-
hi~ra podido menos de producir malos efec- tacamento, al distrito de Ninety Six, con ob-
tos, pero en aquellas circunstancias en que jeto de atraer á su partido á los realistas que
estaban irritadas todas las malignas pasio- allí hubiese, y esperaba del citado Fergnson
nes del corazon humano, las consecuencias los mas importantes servicios.
fueron lamentables. Ejecutáronse al pié de El Mayor cumplió su cometido con el 11lC1-
la letra las órdenes recibidas: numerosas yor celo, y despues de reunir un considel'a-
personas sufrieron la pena de muerte; otras ble número de realistas, cometió infinita:--
fueron arrojadas en una prision despues de depredaciones con los amigos de la inclepen-
<'onfiscar Ó destruir sus bienes; por todo el dencia en aquella localidad, mas no conten-
pais se vertió la sangre en medio de los to con esto y en la esperanza de cortar d
mayores horrores; las mujeres y los niños paso al coronel Clarke, que se retiraba des-
(Iueelaron sin amparo y sin hogar, y al fin pum; de intentar un ataque sobre "\llgllsta.
tantas calamidades y miserias escitaron la en Georgia, Ferguson resolvió permanecer
('ólera del pueblo y el deseo de venganza. cerca de las montañas mas tiempo del nece-


Prescindiendo de la injusticia de semejan- sario. A esta circunstancia sin embargo, de-
tes medidas, nada podia ser mas inconve- hió su pcrdicion. Los rudos montañeses de
niente é inoportuno que la condnda obscr- Virg'inia y de la Carolina del Norte resoh'ie-
vada por Cornwallis, puesto que levantó al ron cortar la retirada el Ferguson, .Y en su
pueblo induciéndole á obrar de una manera consecuencia reuniéronse voluntariamente.
l~nérgica. La manera de proceder de 001'11- nombraron sus jefes, y sin órden ni concier""
wallis no pudo ser mas imprudeüte, pues to pusiéronse en marcha seguidos de otras
:-;in escusa ninguna y solo por motivos ele partidas (Je los alrededores que iban agre-
política, hubo personas á quienes arrestó ha- gándose sucesivamente. Cada hombre 11m'a-
llándose en su mismo lecho y que fU(~ron ba su manta, su saco y su rifle, y aquella
embarcatlas luego para San Agustin á pesar i banda se puso en busca del enemigo e(lui-
de sus súplicás y observaciones. pada del mismo modo que si tratara de ir :i


El dia 8 de setiembre salió Co1'11wallis de cazar fieras al bosque. Por la noche
Camden, y hácia fines de mes llegó á Char- dormian sobre la dura tierra sin mas 1780.
10Ue (Carolina del ~orte), de cuyo punto se ¡ luz que la del estrellado cielo; apagaban SIL
¡\,poderó despl1es de una corta resistencia sed en los alToyos, aliment<:ihanse de la ca-
por 11arte de la caballería voluntaria al man- za, y su número llegó al fin ú ser tan formi-
110 del coronel Davie. Annque en Charlotte dahle, y tan rápida era su marcha, que no
se notaban síiltomas de oposicion, el jefe in- parecia felcil se les escapara su presa. Cuan-
glés siguió avanzando hácia Salishury y 01'- do 11egn,ron [í Gilbertown á principios de 0('-
denó á su milicia que cruzara el Yadkin, tubre, componías e ya su fuerza de tJ'€S mil
mas allí se vió detenido repentinamente en I hombres.
:--u victoriosa marcha por un imprevisto de- I Ferguson trató de retirarse, pero como 10:--
sastre. Cornwallis, que hacia los mayores I americanos csiaban resueltos á no d~jarle es-
nsfuerzos para reunir á los habitantes del capar, eligieron mil tiradores de 10s mas
país ít fin de organizar con ellos una milicia I esperimentados, que montaron á cahallo pa-
ll¡:desa, hn,hia enviado al Mayor Fergusoll, ' ra lanzarse en persecucion del enemigo. 1.0:-:




1:.\['. 1"11.


1l1011tañeses lllan:haban con tal rapillez, que acto, üespues de lo euül aquellos rudus .Y
la retirada se hizo imposible, y compren- yalerosos guerreros se volvieron ci sus casal-i
lliendo entonces Ferguson que le alcanzarian relebrando la victoria.
inevitablemento, tomó posicion en King's La denota del destacamento do Fel'gu-
}Iountain , en los,confines ele las Carolinas son, del que tanto se esperaba, fué un gol-
(lel Norte y Sur, y esperó el ataque. pe desgraciado para Cornwallis, porque des-


El dia 7 de octubre presentáronse los ame- concertanoo sus planes, le impidió con ti-
l'icanos ante el enemigo mandüclos por el co- nuar su marcha hácia el J\ol'Íe. El 14 de
1'01le1 Campbell, si bien la autoridad de éste octubre, Jia en que recibió noticias segu-
t:l'a solamente nominal, porque allí nadie en- ras de la muerte del Mayor Ferguson, .r
tendia de órdenes ni de subordinacion y dis- hallándose el ejército en disposicion i 780.
(~ip1ina. Los montañeses no obstante se de ponerse en marcha, el jefe inglés
cOlwinieron en dividir sus fuerzas á fin de abandonó ü Clmrlotte con el fin de il'se re-
atacar i.l Ferguson por distintos puntos á la tirando por In Carolina del Sur, mas ell
yez , y los diversos destacamentos. condu- este movimiento retrógrado las tropas Sll-
eidos por los coroneles Claveland, Shelb}', frieron mucho, pues ,,1 consecuencia de ha·
~e\'ier .Y \Villiams, marchnron resucltmnen- ber estado lloviendo varios dias seguidos,
te ¡tI ¡¡taque. El primero de estos jefe:-, tjlle hallábanse los caminos intransitahles y los
iha al frente de los denuls ~ dirigió ü sns soldados tenian que aeampar por la noche
hombres las siguientes palaln'as: «i 'Valientes en los bosques, sufriendo toda clase de mo-
('ompañeros; cy<t hemos batido ü los rrories lestias. Los realistas que ihan con el ('jérci-
.r aun podremos vencerlos! Cuando empie- to, fueron de mucha utilidad, mas no se re·
ee la pelen no espereis órdenes de mí; todo. compensaron sus servicios dehidamente, y
lo que puedo hacer es daros el ejemplo; ! disgusindos muchos de ellos por ellenguajt'
imitadme, Que cada homlll'e se considere altanero.r hasta por los malos tratamientos
eomo un oficial J' obre segnn le dicte su de los oficiales, ahandonaron i.l su suerte;í
l:onciencia, pero si os rechazan ~ lejos de los ingleses. Al fin las tropas atnwesal'on el
huir, renoyad el combate. Si alguno tiene
miedo, no solo puede retirarse, sino que
se le ruega lo haga al momento.»


El ataque COlllenz(¡ inmediatamente, y los


CaÍív,vba v lmdieron neo'ar ü \VvIlllsborouo'h
J ",j "


el 29 de octubre.
Sumpter, que hahia conseguido reunír


otra vez una lJanda de atrevidos padidal'ios.
ltlonbileses, apostándose cletrüs de las 1'0- continuó hostilizando ü los ingleses de vario:-i
('as y entre los iirboles, hicieron un nutri- modos, ya sorprendiendo sus puestos mili-
do fuego contra el enemigo, y si bien este tares, ya interceptando diariamente algull
rechazó yarias yeces ü sus adyel'sal'Íos, los convoy, ele tal manera clue les tenia SiClllpl'l'
¿llllel'icanos volvieron con la mayor obsti- i en continua alarma. El Mayor \Yem,rss le
naeion al ataque. Despues de una hora de r atacó en Broad River el 12 de noyiembre,
obstinada lucha, Ferguson cayó al fin mol'- : pero rué derrotado, .r otro tanto le sucedió tí
talmente herido, y esto bastó para que su;;.: ! rrarleton, que ocho dias despues cayó impc-
tropas arrojasen las armas huyrn(lo preci- tuosamente sohre Sumptel' en Blackstock
pit.adamente, pero diez de los Tories que ca- Hill. En esta última accion los ingleses su-
."r¡,on pri<.:ionrros. fneron ahOlTfl(los rn el frieron considerables pérdidas. y ('1 jefo amc-




·i4 HISTORIA DE LOS CAP, VII,'


.. icano quedó herido é inutilizado por algunos meter ninguna gran empresa á causa de la
meses. falta de víveres para las tropas, no por esto


Al terminar la relacion de la campaña del permaneció ocioso, y suponiendo que el pues-
Sur en 1780, no olvidaremos hacer mencion to militar de la isla de Staten podria ser ata-
honorífica de las heróicas madres, esposas é cado con probabilidades de éxito, destacó
hijas de aquellos Estados. Las mujeres de la el 14 de' enero á Lord Stirling, con-
e 1" 1 'b d l fi' d lId 1 }" i 780. ·aro ma que se vanag orla an e que se as an o e e man o (e una espet IClOn
llamase señoras JAebeldes, no querian asistir compuesta de dos mil quinientos hombres.
;t las diversiones públicas; complacíanse en El jefe inglés no obstante estaba alerta ¿-
honrar á sus conciudadanos, en consolar á despues de dar la voy, de alarma á fin de que
los heridos y visitar á los enfermos. Las se reuniesen todas las fuerzas disponibles,
hermanas escitaban á sus hermanos á lu- envió un parte á Nueva-York pidiendo auxi-
chal' por la libertad; la madre buscaba ar- lio. Despues de algunas ligeras escaramuzas
mas para su hijo, la esposa para su marido, y como vieran los americanos que no po-
y sus palabras de despedida eran siempre drian obtener resultado alguno, con tanta
las siguientes: «Preferid la prision á la in- mas razon cuanto que de un momento á otro
famia y la muerte al servilismo.» debian llegar refuerzos de Nueva-York, em-


En todo el pais desplegaron las mujeres prendieron la retirada, que se efectuó sin
igual celo y "actividad, especialmente en lo sufrir pérdidas considerarJles, pero á causa
tocante ü proporcionar ropa ü los soldados. del rigor de la estacion y la falta de ropa de
En Philadelphia se formó una sociedad di- abrigo, padecieron mucho algunos soldados;
rigida por Marta '\Vashington, mujer del co- El valor del papel moneda iba bajando
mandante en jefe, señora tan prudente en cada vez mas, resultando de esto no pocos
su vida privada como lo era su esposo en contratiempos y apuros que llegaron ü su
los asuntos públicos; y cu,ras relevantes cua- colmo en 1780. Los oficiales del regimiento
lidades y caritativos sentimientos corrian de Jersey se quejaron enérgicamente ü la le-
parejas con su patriotismo. 1'1rs. \Vashin~on gislatura de su Estado por la deplorable si-
Mrs. Reed y 1'1rs. Bache, hija del Dr. Fran- tuacion á que se veian reducidos, llegando
klin, con otras señoritas que habian formado hasta clpunto de declarar que, «á menos
la sociedad, se suscribieron por considera- que se pusiese un pronto remedio, era ine-
bIes sumas para socorrer ü los que lo nece- vitable la completa disolucion del cuerpo.»
sitaran, y agotados sus recursos, usaron de Los soldados estaban tambien muy descon-
toda su influencia y fueron de casa en casa tentos á causa de las continuas privaciones
en busca de nuevos auxilios. que sufrian, y fué necesaria toda la influen-


Puesto que á fin de continuar sin inter- cia de \Vashington para impedir que no se
rupcíon alguna el hilo de nuestra historia, marchasen los oficiales y no se amotinasen
hemos hablado de las operaciones en el Sur las tropas.
á :fines de 1780, pasemos ahora á los Esta- Inducido probablemente por la noticia de
dos del Norte, donde durante dicho año este hecho y suponiendo que seria fácil esci-
ocurrieron sucesos de momentánea impor- tal' á las tropas americanas á que desertasen
tancia. de sus banderas y á que el pueblo abando-


. Aunque no le era dable á Washington aco- nara la causa de la libertad, el general




CA!'. \"11. E,,;T A DOS-U:",ll DOS.


Kn'yphausen salió de la isla, de Staten á I la mayor eficacia que enviasen hombre¡.; y di-
principios de junio ,í. la cabeza de nero, y ,Yashington recurrió ~í. su pluma


1780. cinco mil hombres, y pasando por Eli- con huenDs resultados para obtener alguno~
zabethtown, detúvose en Connecticut Farms, ' otros auxilios con que atender tí. las urgen-
.londe los ingleses mataron ü ~Irs. Caldwell, I cias .Y necesidades del momento. A pesar 110
esposa del ministro presbiteriano, despues que las resoluciones del Congreso se enm-
ele lo cual destruj'eron el pueblo y se reti- plieron con lentitud, no dejaron los Estados
raron al ver que se iba reuniendo la milicia de facilitar sus contingentes, y sn esperaba
al mando del general ~Iax\Yel1. Hubo sin que pronto estarian las tropas displlesü\.s ¡¡
(~mbargo algunas escaramuz:as, especial- entrar en servicio.
mente en Springfield, mas el enemigo con-! \Vashington, sin embargo, con esa pers-
1 inuó su retirada á la isla do St.aten sin mas: pioacia (!ue le distinguia y previendo (IUO si
c'ontratiompo. El objeto de aquella espedi- 1 predominallan los sistemas del Estado, po-
c'ion no se comprendió claramente, pues tan- I drian perjudiear á la eallsa nacional. eseri-
to podia ser para llamar la atencion de I hió á un miembro del Congreso diciéndole
\Vashington hácia aquel punto y atacar ü 1


I
entre otras cosas lo que signe: «A meno~


IIighIands, como para apodorarse de los al- (lne el Congreso obre mas resueltamente~ J
lIlacones militares de ~Iorristown. El co- si los tliversos Estados no le revisten de los
mandante en jefe no obstante se preparó pa- suficientes poderes 11ara llevar Ij, eabo los
1'a cualquiera eventua1idad, resolvi.endo no I grandes ohjetos (le la, guerr;t, ind ncielldó ú
perder de vista los movimientos de Clinton.'! unos y otros el proceder con mas energía qnr


Los primeros meses del año se pasaron I hasta aquí, nuestra causa est¿l perdida. pues
('n aquellas insignificantes operaciones, y si ya no es posible eontinna!' bajo el mismo pié
llien los desastres del Sur no (lcsanimaron á . fine ante~. Por no adoptar oportunamentr
los Estados del Norte, li\, debilidad é insufi- I ciertas medidas, ó por el retraso eOll que se
(·iencia del gobierno .y h\, llepreciacion del llevan Il efceto, incurrimos en gastos rnOI'-
papel moneda obligaron Il \Vashington ü mes sin obtener el mas minimo beneficio.
mantenerse ti la defensiva y ¡í, no intentar ~Iientras un Estado cumplimenta una órden
('osa alguna. (hü Congreso, otro la olvida, un tercero la


II:ícia fines de agosto llegó Lafayette ü ejecuta ¡i medias y todos ellos difieren rn In
Boston, lH'ocellente de Frt1l1Cia, trayendo la I forma, en el método ó en .la a}11ieaeion (le
agradahle noticia de (Ille podían esperarse • los medios; y mientras se proceda dn ('~te
socorros que iban;í. llegar muy pronto ií la • modo, sin aplicar nn sistema constante, no
(:oSÜt de los Estaclos-Lnidos (*). Esto sirvió i podremos sacar la menor ventaja ni de llllCS-
para (Ille por algnn iil~mpo despel'tarnn los' (ros reeursos ni de los esfuerzos (llw haga-
americano:;; lid letargo i'n que se hallallan I mos. Esto, amigo mio, es hablal' claramente
sumi(los; picli()se ¡i los diw~l'sOS l'~stados con ~ <i un miemhro del Congreso, pero mi lon-
-.-_. ---~.~-------~---


(") EI'a tan i.!T:índr' f'l <,ntu~ia~nl" d,~ Laf:lydtc por Sil 'IlS f(\!i'rid,),; ,ullr'rir'allfl', pUf'>' S. ~1. lll) p"dri" IH'f'"rk 1:1
¡¡ais adoptivo, IjlH) I'l ¡Jl'im"l' minislro fr,ulCC,s. ,,,n1(lf' ll<' d"nl:uul:J.').\Io "Ol¡ti'lIto pI mar,!!";,, pon r,nvi11I'púhli":lIIIl)II(í'
M:aul'npaR, tlijo nl1 tlia jl'úll¡can)(~ntl~ ('In ¡.J Cnns('jo: ((Es Hna sn(~qrros ú sn pateirt a.d()pti\~a. ga~tab:l genf'1'Of':lnlt'nt11 (',011-
rorllttla 1'11''', d r"y r¡lw {¡ L'lf.'F'tt' !lU ,,'o 1" anl.(\j(~ dCS[Mjar "i,l.:rahl<,s sumas lit: Sil fortut1:J partielllal' p,n'a COlll[W'lI' f'~­
á Vt'1'3:tinf~S d(~ su Innchl:1je y allnrn~ls p:lr:t (ln\'iill':-:("'-l¡)~ {¡ padas y asignar sueldo:.:: ú lelS C{llP sl'l'"inn l~:-\j(, ~n~ (·l}·dc'lIt\~.


TO~10 11. 'i




HISTOllL\ DE LOS e.\I'. VIL


guaje, á ht peU' que amistoso, es el de la fijar su atencion en tun noble tarea, nuestros
verdad, e14 el resultado de maduras reflexio- padres no atendieron solo ri las ventajas y
nes y de una continua observacion. Yo veo beneficios que redundarían para su l)atria.
una cabeza que vacila'y que no sabe dirigir sino que quisieron demostrar tambien, tanto
(~omo debiera; veo un ejército que se subdi- en el pais como fuera, que despreciaban el
vide en trece partes, .Y veo en fin que en vez peligro y que tenian plena confianza en ('1
,[e considerarse al Congreso como el poder huen éxito de su causa. rrales fueron la:;
:-iupremo de los Estados-Unidos, cada cual consideraciones que indujeron á la legisla-
~e juzga solo dependiente de su respectivo tnra de Massachusets tí decretar la incor-
Estado. En una palabra, la autoridad del poracion de la Academia americana de artes
(~ongreso se va debilitando de tal modo que y ciencias, cuyos estatutos correspondian lÍ.
pronto d~jará de inspirar el respeto que se la imporümcia de la institucion. Su objeto
le debe como al gran cuerpo representante era principalmente .facilitar y promover ('1
(le América, y yo tomo las consecuencias estudio de las antigüedades y de la histori<l
(lUl' de ello puedan resultar.)) natural de América; averiguar qué aplica-


En medio de tantos contratiempos obtenía- cion tenian sus productos natiyos; hacer deR-
se algun alivio con los recursos particulares. cubrimientos en la medicina, investigaciones
Cuando el Congreso no pudo disponer do di- en las matemáticas, esperimentos en la físi-
nero ni de crédito, los ciudadanos de Phila- ca y observaciones en la astronomía. No se
delphüt formaron una sociedad con el objeto descuidó taml)oco el estudio de la metereolo-
,le RUCOlTCr á los pobres soldados, yen pocos 'gía, de la geografía, de la agricultura, de
dias recogiéronse por suscricion trescientos las artes, de la fabricacion y del comercio,.r
lUil duros, que fueron un gran beneficio en en nna palabra, la Academia se propuso
¡\qnellas apnradas circunstancias ... '\ pesar cultivar todos los ramos del saber humano
de esto, escaseahan mucho las camisas para (lue segun el propio lenguaje de aquella.
la tropa, y 'Washington, despues de espre- «pudieran ser úJiles parü el progreso, lo~
~al' su sentimiento por ello, manifestó que intereses, el honor y la felicidad de un pue-
nsperuba que los soldados "j" oficiales no se blo libre, independiente y virtuoso.»
yerian en aquella triste situacion cuando sc El verano estaba muy adehtntado, y no
!'t)nnirl'an con sus aliados los franceses. . sabiendo aun 'Vashington de qué fuerzas


«), HulJiera nadie imaginado, como dico I podria disponer para comenzar las operucio-
llluy bien Botta, (IUO en el mismo momonto ! nes, escrihió una carta al Congreso manifc:,,-
en que un ojército victorioso amenazaba aun 1 tando sus dudas. lIé aquí su contenido: «lb
la existencia de la repúhlica no so contenta- '¡llegadO la estacion en que debe arribar de Ull
:-ion nuestros padres con ofrecer su sangre y momento á otro la flota, y sin embargo nu ~U8 tesoros para defenderla? En medio de] I me es posible aun formar mis planes para
estruendo de las armas dedicáronse á pro- I cooperar con aquella, .r si ahora llegara por
mover el estudio de la fil9sofía, de las cien-I otra parte el socorro de nuestros aliad08, nw
eias y de lns artes, reflexionando que sin el I veria en la mas emharazosa situacion que
auxilio de estas lnces la guerra tiende direc- nadie se puede figurar. Tan pronto como sr'
tame~te al barbarismo y no se puede disfru-I al)l'~ximen á nues~r~ costa el general y el
tal' i'ICmrn'(' ele las dulzuras de la paz. Al alnurante me pe(hran el plan de las opera-




E::iTA DO::i-t;:-; IDOS °


eioncs que han de emprcnderse, pues en rea~ nmericauo en Moni~town, tlespues de lo eual
lidad debe haber uno formado, pero en el caso marcharian todas las fuerzas unidas solm'
presente ni aun puedo conjeturar lo que dicha ciudad. Esto sin embargo no se llevó
haremos. Estas ronsideraciones me induje- ü efecto por haber llegado el almirante Gra-
ron ayer á escribir al Comité (*) manifes- yes tí, reforzar la escuadra inglesa que estaha
tándole 10 indispensable que era dirigirse de en Nueva-York, lo cllal privaba ti los france-
lluevo iÍ los Estados á fin de que informen. ses de la superioridad numérica tan esen-
inmediatamente acerra de las medidas por ¡ cial para llevar <i cabo el plan propuesto.
dIos tomadas y el resultado obtenido. El 1 Entre tanto los ingleses hahian resuelto
interés de los Estados, la honra ':f reputacion . atacar al enemigo en l\fe\vport, y al cfcdo
de nuestros consejos, la justicia y gratitud embarcó Clinton llnosocho mil hombres es-
fIue dehemos ü los que sc aliaron con nos- cogidos }Jara (1UC cooperasen con la flota
otros, exigen que sin la menor dilacion se les al atacar <i las tropa~ fraucesas q ne habia en
eomunique lo que podremos hacer. Esto es Hhode-I::iland, pero temiendo el jefe il1glé~
un punto sobre el cual debe resolverse in- que entre tanto "\Vashington cayeta solm'
mediatamente, pOH1l1e de pI dependen todas Nueva-York, no quiso pasar de Huntington
nuestras futmtts operaciones. Yo no lmedo Bay, en Long-Island, .y se volvió inmedia-
determinal' nada por temor de (Iue la flota y lamente ¡i la ciudad. La flota francesa so vió
,,1 ejército sllfrnn contratiempos que es preci- entonces bloqueada:; no le fué por lo tanto
~o evitar en lo posible, .Y por lo tanto me 'leo posible prestar auxilio alguno ti los mllerica-
obligado á suspender mi l'esolucion por lllas nos, mas abl'igübanse espetanzas de que lk·-
flue esto nos peljndiqne.» garan pronto nLrios hUlluCS de las Indias nI


El dia 10 de julio llegó ¡t ~e\Yport la es- ll1amlo del cOl1l1n de Ctuichen, con cuyo 1'('-
(Ouadra francesa mal1l1rtda por el cGtlmllero de fuerzo serian numéricamente superiores la~
Tcrnay y el ejército {t las órdenes del conde fuerzas <le los üliados y podl'ian ya atacar tÍ


de Hocharnheau, cnyüs fuerzas se pu- :\ueva-YOl'k. Cuando mas se confiaha en 1'e-
1780. ° '1° ° ° '1 YF hO °bo 1° 1 °1° } ° tO SlOron a ( IS}1os1("lOn (e H' as mgton, I el Ir ( le 10 aUXl 10 y se laClan preparn lYO~
ordenándose á }a,s tropas aliadas que diesen ~ lmm obrar de concierto con los francese~.
la prefO"rencia tí los americanos tí fin de evi- recibió se la noticia de que el conde de Gui-
tal' las enqjosas cuestiones que pudieran sus- (;hen acababa de hacerse ri la vela para F1'an-
citarse entre Ulln )' otra parte. _\rreglado ('ia, lo cual fué un motivo de grave disgusto
,~stc punto y siendo el mayor dcseo de "\Ya- para los ümericanos.
~hington atacar ~i ~ueva-York con las fller- Sin cm bargo, resuelto \Vashington á llc~­
zas combinadas, proyeetó un plan del que yar ú ca130 su plan y atacar {~ l\ueva-Yol'k
,lió cucnta ti Lafa,yette lktra que lo pusiese ü la primera oportunidad fayornhle, se IHl-
en conocimiento del gefc francés, siendo la
lmse de aquel que ú principios ele agosto sr
reunicmn las tropas francesas con el (~jército


(') UIl (>lTllit,~ dd Congn,su, (It'J (Jlle cm mipl!IlJl'o <'l gt~­
Ileral Sdlllylf'f, empleó dos ,0) tI'"s mes,·s en ¡¡CIUcHa époea
1'11 adoptar medidas para fa,~ilitRl" Jos anxili/)~ ql1e con tanta
lIrg01H'ia SP nCI,~csitahan.


so e11 comunicacion con los jefes aliados o\"
(~elebró con ellos Ulla conferencia en IIart-
farel rl dia ~l de setiembre. La, llegada del
almirante llodne,)' ü ht costa de AmériC'H
1)OCO tiempo despues, con una flota com-
puesta de once buques ele línea, dcsconcer-


: tú de nuevo todos los planes de los aliados.




'tí-! IUSTOIHA DE LO" GM', VII.


y 'Va~hington VlO con profundo sentimien-' da llevarse ü cabo sin un ejército permu-
to que iban frustrándose todos sus pro'yec- nente, q ne este pueda suLsistir con los au-
tos en la campaña de 1780, con la cual ha- xilios que faciliten los Estados, y que el
hia esperado terminar felizmente la guerra. impuesto solo hastará para satisfacer nues-
Esto le indujo á escribir á un amigo en los tras necesidades, es en mi concepto un ab-
siguientes términos: « Estamos terminando Burdo.»
una campaña en que nada se ha hecho ab- ! Mientras que \Vashington y nuestros pa-
;:-;olutamente aun cuando al principio pareció trióticos padres luchaban con aquellos con-
jlue seria posible obtener resultados muy tratiempos y duras pruebas, vino á Sembl'al'


favorables. Yo confiaba, aunque en I el espanto y el asombro en todo el pais la
t780. , 1 fi I t" d 1 1 1 l' t 'd' 1 vano, que se presentarla a n una ¡ no lcm . e la Jerse ( esen J1e1' o prov1 encIa-
uportunidad para terminar de una vez mis i mente un vasto plan de conspiracion qUf'
;:-;ervicios en el ejército y volver ~i la vida ¡ en el caso de haherse realizado hubiera po-
doméstica, mas esto no es posible por aho- I elido ser fatal á la t:ausa de la lihertad. Bg-
ra. La favorable disposicion de España, los ~EDICTO ARNOLD fué el hombre que se vendió
prometidos socorros de Francia, las fuerzaR nI enemigo, y Rohre Benedicto Arnold 1'e-
comhinadas de la India Occidental, la de· cayó para Riempre un eterno padron de in-o
daracion de Rusia ~ aceptada por otras po- ü\mia é ignominia (*),
lOncias de Europa, humillando el orgullo na- Arnold, era muy aproC'iado OH el pais.
val de la Gran BretaI1a; la supetioridau de metecia la confianza de todos, y por su in-
Francia y Espai'ía por mar en Europa, las trepidez y valor temerario era tambien 111U>'
l'eclamaciones de Irlanda y por último los conocido entre los oficiales ele América. Su
(listurbios de Inglaterra, formaban un con- romántica espedicion al Canadá, su com-
junto no muy susceptible de dorados sue- lmte nayal j~n el lago Champlain, y espe-
Llos, haciéndome creer no estabct lejos la cialmente su última hazaüa en Belullus's
hOl'a de la lihertad, pues por mas que la lIeights le hahian cuhierto do g]ol'ia, pero
Gran Bretaüa se huhiese resistido, .ya no es- inhabilitado para el sClTicio activo it COll-
taria en su poder continuar la lucha. i Pero secuencia ele una herida q ne recibiera en S1l
,l'y! esas halagüeñas ilusiones acaban de des- último comhate, habíasele nombrado coman-
vanecerse y no veo ante nosotros mas que ca- dante de las tropas en Philadelphia, dond('
lamidades. Hemos estado la mitad del tiempo siendo uno de los jefes de la ciudad, había-
sin provisiones, y aun es probable que siga- . se esbblecitl0 en 111 casa de Penn, queamui:'-
mos así j no tenemos almacenes militares ni hló con espléndida magnificencia. Halagada
dinero para comprarlos; hemos vivido con por aquella ostentacion de riqueza ~ y sedu-
J'Ccursos de que ya no podemos echar ma- cida por el brillo de su posicion, Miss Ship-
no, J' en una palabra, la historia ele la guer- pen, una jóven señorita de diez .r ocho mioi".
I'a es una historia de falsas esperanzas, J' hija de 1\11'. Eduardo Shippen, de Philadel-
es en vano mirar atrás ni tampoco debemoR phia, escuchó las amorosas protestas de Ar-
haeedo. Nuestra causa no es desesperada
si existe la virtud en el pueblo y hay sa-
l)idllría en nuestros hombres de gobierno.
pero suponer que, esta gran revolucion pUB-


(*) Al confeccionar llucstra llarracion, hemos consulta-
do cuidadosalllente la Vida 11 tmiciml de Belledicto AI'nold,
por Mr, Spal'k, vol. 1II, de la libreria de la Biografía Alll~­
ricana.




CAP. VII. ESTAIlOS-l:NIDOS.


llold, Y despues de unas relaeiones que du-
raron muy poco tiempo, aceptóle por esposo.
La munificencia de Arnold, su mesa, sus bai-
les, sus conciertos y sus banquetes hubie-
ran agotado una fortuna mucho mayor que
la suya, y no pudiendo costear tantas estra-
vagancias, tuvo que dedicarse al comcrcio y
Ji la piratería. Pero sus especulaeiones fue-
ron desgraciadas: acumuláronse sus deudas,
sus acreedores le atormentaron sin cesar, .Y


cuanto me sea posible oportunidades, para.
que recobreis el aprecio y la estimacion d(~
vucstro pais.» El rubor debió abrasar la¡;;
mejillas de Arnold en aquellos momentos
en (iue ya pensaba ser traidor á la causa de
su patria.


Para un hombre de violentas pasiones
como Arnold, rebajado á los ojos de sus COlll-
paI1eros pOI' fundadas sospechas de faltar <Í
su honradez .Y dignidad, acosado de deudas


aunque su orgullosa arrogancia se revolvie- .r sin medios para arreglar sus asuntos y
se contra semejantes-contratiempos, no quiso proseguir con sus viciosas estravagancias,
disminuir en nada su régia ostentacion, y debia ser m u'y poderosa la tentacion. La
hu1)0 de recurrir á ciertos medios que le dOs-¡ venganza estaba en su mano, el oro le brin-
acreditaban en el mas alto grado como ofi- I daba con una perspectiva de plaeeres, las
eial y como hombre (k). El presidente y arcas de Inglaterra se abririan para él y su
Oons~jo de Pennsylvania presentaron contra traícion se pagaria seguramente á un elent-
Arnold graves acusaciones que fueron tras- do precio. Arnold no pudo resistir: comnnicú
mitidas á un tribunal, .Y este le sentenció á I sus culpables intenciones en una carta dirigi-
ser reprendido públicamente por el coman- da al coronel Robillson, que inmediabmenü'
<lante en jefe, que con enérgica dignidad:r bs trasladó á Sir Enrique Clinton ~:r pOl'
delicadeza cumplió este enojoso encargo. Hé espacio ele un año, antes de que se conSll-
aquí algunas de sus palabras. «Nuestro se1'- mara la traicion, A1'nold mantuyo una cor-
vicio es el mas exigente y severo de todos. l'espondencia secreta con el 1\la;)'o1' ~\.ndré.
púes aun la sombra de una falta hasta pa- ayudante general del ~ié1'cito inglés. Debe
ra empaI1ar el lustre de la mas acrisolada advertirse (lue ambos se firmaban con 10:-;
gloria. La mas mínima inadvertencia puede nombres supuestos de Gustavo .Y Anderson.
robarnos el favor·público, tan difícil de ad- Además de una considerable suma de di-
quirir, y yo os reprendo ahora por haber olvi- nero, prometióse á Arnold un grado en el
dado que á medida que os haciais formidable ejército inglés igual al que ya tenia, Ji él en
para nuestros enemigos, debisteis guardar camhio ofreció prestar á la Gran Bretml<1
la conveniente mocleracion y consideraciones <lIgun señalado servicio. 1\ada podia ser tall


hácia vuestros compatriotas. Mostrad importante como entregar ti 'Vest Point al
1780. de nuevo esas nobles cualidades que enemigo, y Arnold se convino en hacerlo: si
os han colocado en la lista de nuestros mas lo hulJiese logratlo, esto halJria sido un gol-
valerosos jefes, .Y yo mismo os facilitaré en pe mortal para la libertad de América. Apa-


(,.) <,Me inclillO {t C1'eel' que Al'llolL! rué uu pieal'o ('Oll-
!'umado desde su primera juycutwl hasta que murió. y no
me parece que profcsara un ,"cl'dndero afecto it In causa
tIe los 'Vhigs. Se hatió COTllO un simple aventurero, mas
que por otra cosa, por el deHeo de lucrarse apodcrállllosc
(Iel botin del enemigo.,)
Amel·icano.~ Hei!lista~, de Sabinu, p~g. '131..


rentando que le disgustaba seguir viviendo
en Philadelpia, Arnold alegó que deseahn
entrar de nuevo en el servicio activo, y en 811
consecuencia obtuvo el mando de Vlest Point
y de todas las fuerzas acantonadas en fHluel


I distrito. A principios de agosto llegó al pun-




IIlSTOUL\ HE LOS r:AI'. nr.


to (le su destino y desde entonces espió el me por un tl'nje de ciudadano, sobre el tlW 1
momento de llevar á cabo su traicion, (l'lC se puso un gaban oscuro, y acompañado de
('onsistia no solo en entregar la fortaleza al Smith, púsose en marcha antes de ocultarsp
fmemigo sino tambien en repartir las fuerzas el sol, cruzó el rio entre King's Ferry y
por los a1rededorcs~ de modo que Clinton Verplanck's Point, y como ya estaba oscuro.
pudiera caer sobre enas por sorpresa y cor- dirigióse por 01 camino que conduce á Nueva-
tarles la retirada. y orl\. En todos los puntos avanzados detu-


La ausencia del comandante en jefe, que viéronles los centinelas, y el pase de Andr(o
hahia ido á IIartford para conferenciar con fué escrupulosamente examinado por el capi-
los ofieiales franceses, pareció la ocas ion mas tan BOj'el, quien le dirigió numerosas pro-
propicia para llevar á efedo el plan, y en guntas, mas al fin, con gran satisfaccion el(O
su consecuencia el BuUí'e, corbeta d(~ guerra ,trnold, "iósc ()ste libre, si hien se le aC01I-
que esperaba en el Huelson, ancló en Ha- sejó no continuara S11 camino hasta el dja
\"erstraw Bay, [í, unas seis millas mas ahajo siguiente si queria evitar Un encuentro con
de King's Ferry, y el Mayor André desem- los merodeadores que infestaban el terreno
harcó para avistarse con Arnold y acordar neutral. Al oir esto, espuso Smith qnc seria
las medidas que debia.n adop~.arsc. Aquell~s ¡mas eonv:'uiente pasar la n.~che Ü .do~(lco
dos hombres se rOllmeron a eso ele media I estaban. ;t )0 cual no aeeedw Andre :-51110
noche y estuvieron conferenciando algunas despllcs de repetidas instancias. El primer(,
hOl'M, hasta (Iue André, instado por Arnold : declaró luego que An(lré habiapasado lil
,i que le acompañase hasta la casa de Joshua noche muy inquieto y desazonado. Al roni-
Ir. Smith, accedió aunque con repugnancia, per el dia pusiéronse de nuevo en marcha, y
y montando en un caballo (lile le trajo su entonc.es el jóven oficial, considerándose .Y"
l'riado, atravesó con su compar1ero las líneas fuera de peligro, recobró su finimo, detúyos('
:mwricanas sin detenerse hasta llegar tí la i un momento para almorzar, (lespidióse llc 811
casa lle Smith, donde se pasó toda la maña- I compar1ero y continuó su \"jnje solo háej¡¡
na completando el plan de la traiciono Arnolcl ~ueva-York.
nntregó Ü su cómplice una nota exacta de las A eso de las diez de la maüana del 2~{ dI'
fuerzas que hahia en 'Vpst Point, dióle asi- setiembre, cuando André atravesalJa el te1'-
mismo un pase para la. ynelta con el nombre ¡'eno Jleut¡'al, que em un espacio que COl1l-
tle ~\lHle1'8on, y luego se mürchó tí, su cuar- prendia lllHtS treillÜt millas de estension ¡¡ Jo
tl~l woneral d(~ Rohinson, situado frente 1i largo del II \l(l son , entre las líneas amcrica-
\Vest Point. nas y las inglesas l y hallándose solo t1 media


Entre tanto André, mu'y inquieto por la milla de Tarrj'town, pl'esentáronsele de ill1-
:--:ituacion en que se habia colocn,clo, deseaba proyiso tres individuos armados de la milieúl.
\"olver enanto antes á hordo del Buitre l pero quienes deteniendo ú, su caballo por la brid:1
(Oste buqne tnvo que alejarse un poco algunas )e prr'guntaroll ¡i, dónde iba. Creyéndose enU('
horas antes, porque el enemigo le hacia fuego amigos Anuré, contestó:-«Supongo que sois
tle;;de la orilla, y por lo tanto Anclré no en- (le la partida,-¿ Qué partida? preguntar01I
(Oontró el bote que debía conducirle á bordo. los hombres.-La de alhi abajo, replicó An-
No (]uedaba pues otra alternativa quo volver dré.» Habiéndole contestado afirmativamente.
por tiel'i'H, y hnJ)iendo sustituido sn unifor- André sr dió it conocer como oficial inglés y




C.\l'. VII. ESTADOS-U;";W08. ;'1


dijo estar enciugado de un serVlClO de la ¡ te en jefe, quien, ti su juicio, debía hallart'(~
mayor urgencia; pero comprendiendo al mo- 1 por el camino de Hartford. Por la tarde 11(,-
mento en la torpeza que acababa de incurrir, gó de \Vhite Plains el Mayor Tallmadg(',
enseiió el pase de Arnold é insistió para qur segundo comandante, .Y mudo de asombro al
no le detuvieran un momento mas. Aquellos oir la noticia., rogó á Jamcson con la mayor
tres hombres llamados .r uan Paulding, David insistencia que detuviera al prisionero, á 10
Williams é Isaac Van \Vart, rehusaron ac- cual accedió el coronel aunque de mala gana.
(~eder lila demanda, .Y obligando al oficial á mas empeñó se en envia.r su carta á Amold.
bajar del caballo lleváronle á unos matorrales proporcionando así á éste un medio para elll-
para proceder al registro de su persona,'y dir el castigo que merecia su crímen!
habiéndole quitado las botas'y los calcetines, Persuadido André de que los papeles qw'
encontraron entre la suela de aquellas los se le encontraran habian sido enviados ¡[.
papeles escritos por Arnold respecto á \resl vVashington,.v conociendo ademús que seria
Point, sus medios de defensa, el número de inútil ocultar por mas tiempo la verdad, es-
tropas, etc. André ofreció á los tres hombres crihió una carta con fecha 24 de setiemlm'
grandes sumas de dinero si querian dejarle dirigida al comandante en jefe, revelando su
libre, pero afortunadamente para la causa de nombre.y su rango y cuidándose Illenos d(·
nuestro pais, rechazaron las brillantes ofer- su seguridad personal que de probar que uo
ras de André, que pocas horas despues fué era un impostor ó un espía, trató de refuta!'
(\ntregado al teniente coronol Jameson, jefe todos los cargos que recaian sohre él.
del puesto militar de North Castle (*). Afirmó pues que su intencion habia 1780.


Asombrado el oficial al ver los papeles~ sido conferenciar con una persona en terre-
pareció perder su natural sagacidad y pru- no neutral, y que sin saberlo se illtrodujo el!
Jcncia, .Y por mas que tu viera ante los ojos las líneas de los amer·icanos.
una prueba palpable de la infamia de Ar- Entretanto \Vashington llegó ti Fishkill.
nold, Jameson escribió una nota:; resolvió á diez .Y ocho millas del cuartel general de
pnviar al prisionero inmediatamente al mis- Arnold, en la tardo del 2l de setiembre, .'
mo traidor. Al mismo tiempo, sin embargo, quiso continuar su marcha sin deteners('
ocurrióle felizmente despachar un mensajero hasta \Vest Point, pero M. De la LuzerIll~
para que entregara los papeles al comandan- insistió para que pasara allí la noche, .Y ha-


( ') ~;¡ día a tic lIo\'ipll1bro so didé> el siguicn [(' acuerdo:
,J';I CongTe~o Ita formado ellllns alto concepto de la virtuosa
y patriótica oonduda de Juan Pauldillg, David \\Tílliams ó
Isaat: Van \Vart, y en testimouio (le ello, OI'dena que eada
nuo de ellos reciha nnualmcnLe durante su \'i(b (lf>scientos
cllll'os en especie, ó Sil nllor en moneda del país; l' asimis-
mo ha tenido á Lien lli,;ponpl' que la Junta de guel'ra mande
acuitar para cada lIrtu de los interesados una medalla de
plata. En uno de los lados de esta habrll un cseudo con la
inseripcion FIDELIIUO, y en e.l otro la siguien~e di\·isa:
VIl'ICIT AMOH PATTI\.l', y cuando estén concluidas se elltre-
garilll al comandante en jefe, que debe presentarlas á los
agraciados juntamente con una copia de esta resoludon.
.Iándoles gracias en nombre del Congreso por su fidelidad y
,,1 eminente servicio que han prestado al pais.')


biéndolo hecho así, púsose en camino con Sil
escolta en la mallana del 25 Y envió antes HU
mensajero parn, que anunciase quo almorza-
ria con Arnold en Robinson's House. Al
Ilegal' \Vashingtoll casi en frente ¡i \VeSi
Point .Y como lanzase su caballo 1101' UlW
vereda, recordóle Lafuyette que no debía se-
guir aquel camino, puesto que 1\1rs. Arno]d
los estaba esperando seguramente para al-
morzar, ti lo cual replicó el comanJante eH
jefe sonriéndose :-« i Ah ! ya sé que vosotros
los jóvenes estais todos enamorados do la SC~ _ /.;::-:.-;;--.
/'.-"'''''~,; \. i ("\..(1-1 -~',


, • .(¡ ~'-
/.'\ l..-' / :,.,


, "--. {:::
¡
\ ~.




IIISTORlA DP; LOS 1:.\1'. ,"l!.


llora de Arnold y que deseais verla lo mas de muy buen etecto entre las montañas.» En
pronto posible. Id pues á almorzar con ella esto,.y como se acercase el bote á la orilla sin
.Y decidla que no me espere, porqu.e voy á que se oyera nada ni se encontrase á nadie
examinar los reductos de esta orilla del rio para recibirlos, esclamó \Vashington:-« ¡Cá-
.Y volveré dentro de poco.» Sus oficiales sin' mo! ¿ no piensan acaso saludarnos '?» Al des-
embargo no quisieron abandonarle, pero en- embarcar vióse bajar de la colina á un ofi-
"iaron dos ayudantes de campo ::í fin de anun- cial que con alguna cortedad se escusó por
(·jar cuál era la causa del retraso. no estar preparado para recibir á tan distin-
~\.l saber que \Yashington y su escoltn, tar- guidos huéspedes.-«¿Oómo es esto, caballero.


(larian aun algun tiempo, Arnold y su fami- dijo Washington: ¿No está aquí el general
lin, se pusieron [t almorzar con los ayuclan- , Arnold ?-~o, seli.or, repuso el oficial, hace
tes, y mientras estaban ti la mesa entró de (los dias que no viene'y no hemos sabido nada
pronto el teniente Allen ü entregar la carta de él en este tiempo.-Esto es muy estraño.
de J ameson, en la cual anunciaba éste la replicó el com andante en jefe; nos han dicho
captura de Amlré. Por un poderoso esf'uer- (Iue acababa de cruzar el rio y que le encon-
zo y merced á su práctica en el arte de disi- trariamos aquí, pero de todos modos nues-
mular, Arnold leyó la carta sin inmutarse; tra visita no será inútil. pues 'ya que hemoi'
levantóse luego con alguna precipitaeion~ yenido, aUl1l1'lC inesperadamente, dar0mos
dijo iÍ sus convida(los (Iue su presencia era una \'uelta, pnra \'<'1' cómo está esto.» Em-
necesaria on \Vest Point, y subiendo acto pleüronse unas dos horas en examinar las
eontinuo tí, la habitacíon ele su esposa, la fortificaciones, y lnego \Vashington seguidó
mandó llamar. En pocas palabras manifes- de sns oficia10s, volvió poco despues á Ro-
tólo que se veia en la precision de huir para hinson's House.
saJyar sn "ida, y abandominclola desmayadn Hnmilton, (ine se habia quedado atrás_
(m el suelo, lanzóse apresmadamento hú('üt oncontTó ti \Vashington clhmdo ésto volvia.
la orilla (lel rio, entró en una barca ele seis y SIll1HUm~llÜ~ ngitado, entJ'ególe los papclei'
remos, e;;;timuló á los hombres ofreciéndoles (Iue ncababa (le traer el mensajero de Jame-
para beber, agitó su pali.uelo al pasar por son juntamente con la carta de André.
Verplanck's Point, y bien pronto vióse en .\llnquo a;;;omhrado al saber la infame trai-
salvo ti hordo del Buitre. cíon de Arnold, \Vashington no perdió ni un


Poco (kspues (le la fnga de .\l'l101d, \Vas- solo momento In sel'cmiclad , .y limitündose ¡i,
hington llegó al cuartel general de Robinson'~ deei!' ü Laf¡l'yC'tte:- «¿ De quién nos filtremos
House. y hahiéndosele (licllO que el primero ahora?» gnanló el mas pl'Ofnnclo secreto acel'-
habia cruzado el rio, resolvió almorzar ca de aquel asunto. Hamilton fué enviado ü
aprcsurtHlamentc [i fin de alcanzar á Arnold Verplanck's Point, pero demasiado tarde
si era posible. Al atravesar el rio, desde para impedir la fllga de ~\..rnold, cuya esposiI
el cual podia contemplarse el magestuoso se hallaba tan clesconsolada, que vrnshing-
panorama de Highlands, dUo \Vashington ton y sus oficiales la prodigaron toda cJas('
ti los de su escolta :-«Despues ele todo, ca- de atenciones. Poco despues recibióse una
balleros, me alegro que el general Arnold carta que Arnold le había escrito á bordo del
se ha.Yit adelantado ti nosotros, porque nos Buitre, pidiendo protcccion para su mujer y
}¡ílfc't el sallldo~ y el estruendo del cmion será su hijo .Y ítSegur~ndo que ella era inocente y




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS.


no tenia la menor participacion en su cri- gido á su vuelta, precisamente cuando pa-
men (*). Beverly escribió tambien otra carta saba junto á las avanzadas del enemigo. ¿Os
á Washington declarando que André estaba I acordais del desenlace de la historia ?-Sí,
ha:jo la pro~eccion ~e una. bandera y debia ser I repuso André , fué ahorcad~ como espía,
puesto en libertad mmedIatamcnte. pero seguramente no suponeIs que yo esté


El comandante en jefe tomó inmediata- I en el mismo caso.-Sí, precisamente el mis-
mente sus medidas para estorbar los proyec- mo, y vuestra suerte sérá la misma. André
tos que pudiera tener Clinton, y aunque era trató de hacer algunas observaciones, pero
imposible saber por el momento cuántas per- era evidente que estaba mas turbado é in-
sonas estarian complicadas en la traicion de quieto que nunca.»
Arnold, no retiró su confianza ¡:l ninguno de Al dia siguiente el comandante en jefe


los oficiales, juzgándoles por el con- reunió un cons~jo de guerra para formar
1. 780. t . . d t t ' ;\ 1 ' , . 1 1 . rarlO mcapaces e omar pare en causa a rl.nc re 8 Imponer e e castlgo que
tan negro crimen. En honra de los ameri- mereciera; el general Greene fué nombrado
canos, permitasenos recordar que ninguna presidente de aquel, y Lafayette, Steuben
persona absolutamente fué cómplice en la in- y otros, vocales. Al proceder al interrogato-
famia cometida por Benedicto Arnold. rio, el acusado declaró cándidamente todo lo


,:l.ndré llegó el 26 á Robinson's House cus-
todiado por el ~Iayor Tallmadge; el 28 fué
trasladado por el rio li Stony Point, y desde
allí pasó [t rrappan con una escolta de caba-
llería. Durante el camino, Anclré , como era
natnral, quiso saber Jo qne opinaba Tall-
madge acerca de su captura. Hé aquí lo que
decía el Mayor en una carta muy interesan-
te copiada por MI'. Spark's: «Cuando yo no
pude eludir las importunas preguntas del
prisionero le dije :-«Estando yo en el co-
legio de Yale, tenia un compañero á quien
queria mucho, que se llamaba Natan Hale,
el cual ingresó en el ejército en 1775. Poco
c1espues de la ¡mtalla de Long-Island, el ge-
neral Washington necesitó una persona que
tomase ciertos informes respecto á la fuerza,
posicion y movimientos del enemigo, .Y ha-
hiéndose brindado el capitan Hale á prestar
este servicio, marchó [i Brooklyn y fué co-


(') Mrs. Spark's opina (¡lle nada vino á probar que la se-
flora de Arnolrl conociese los planes y proyp<:tos dA su es-
poso; pero Mr. Davis en sus .lIemol"ias de Aw'on BW'I·, vo!. l,
pág. 219, asegura que aquella senora no solo era participe
de los crímenes ,le A l'llold, si no que ]ro incitó á vender por
oro á su pais.


TOMO lI.


(ine ya espusiera antes en la carta que diri-
gió á \Vashington, y sin ocultar nada de lo
que le concernia, solo trató de evitar que re-
cayese en otro la menor culpabilidad. Reco-
noció cuanto era necesario para condenarle.
y entonces el Consejo, sin apelar á la decla-
racion elc testigos .y considerando que el acu-
sado se habia introducido en las líneas con
un disfraz, espuso que en su opinion Anclr~
era un espía y como tal debia sufrir la pe-
na de muerte.


Washington comunicó el resultado á Sir
Enrique Clinton, y André obtuvo permiso
para escribir una carta al general inglés ,1,
fin de hablarle de sus asuntos personales.
\Vashington propuso luego el canje entre
André y el traidor Arnold, deseando que
este último fuese ahorcado en vez de su cóm-
plice, mas á pesar de que el verdadero cul-
puble era despreciado por sus nuevos com-
pañeros, Clinton no consintió en entregarle
ü la venganza de sus conciudadanos (*). Sin


(') El Mayor Lee refiere en sus MemO/'ias las romántica"
avcntmas del sargento Champt', pero Mr. Spark's dice qm'
se ha cometido un errol' al suponer que CI18mpe fues(' ('[




HISTORIA DE LOS C.\P, VII.


embargo, como querían mucho á André,
entabló una correspondencia con el coman-
nante en jefe americano, apelando á todos
los principios de justicia, política y lmmani-
nad en favor de su protegido, mas al ver
que sus cartas no producian efecto, dispuso
({ue el general Robertson y otros dos caballe-
ros pasasen el l. o de octubre para conferon-
(~iar con \Yashington ó cualquier oficial
(!ue éste designase. RoLertson se avistó con
el general Greene en Dobb's Ferry y alegó
infinidad de razones para demostrar que An-
tiré no era un espía ni se le debia condenar
como á tal, pero ni las observaciones ni las
amenazas prodt~eron resultado alguno, y
aun cuando el oficial inglés presentó luego
Hna carta de Arnold, ofensiva en estromo,
en nada favoreció la causa del prisionero, y
a.l fin terminóse la. conferencia sin que á lo:;;
('omisionados ingleses les fuera posible obte-
ner lo mas mínimo en beneficio de aquel.


La ejecucion debía tener lugar á las cinco
de la tarde del dia l. o de octubre. mas ha-
biéndose prolongado la conferencia con Ro-
bertson demasiado tiempo, se suspendió has-
1. 780. ta el dia siguiente á las doce. André


observó que debian fusilarle como
militar, pero no se quiso acceder á su poti-
eion porque el Consejo manifestó que segun
las leyes de la guerra debia consider[ll'sele
nomo un espía.


Para terminar la, descl'ipcion do tan trá-
gica escena usaremos las palabras del Doctor
Thacher (*), que refiere con la mayor exac-
titud los detalles de la ejeeucion del desgra-
('iado Mayor André.
(mcargado de coger a Arnolu pal'a salvar á .\Illlt'e, toua vC'r:
I¡UC el sargento'no rué á 'Xuem-Yol'k sino diez r ocho dias
de"pllcs de la ejecucion. L!\ historia de las aventuras de
Clt:unpe ~ill embargo es demasiado interC':o;antc para que
la (Imitamos, y f'lleetor la encontrara en el apéndice al fin
,1.-1 [ll','Sl'llt,; l'ul'itulu.


( • J Hi,"J."jll lf¡1;frl;' d" Th{(I~h!)j· .. pilg~. ~26-28.


«2 de octubre.-El Mayor André no SI:'
cuenta ya entre los vivos: acabo de presen-
ciar sus últimos momentos que han dado lu-
gar á una escena trágica y conmovedora.
Durante su prision y la instruccion de la
causa dió constantes pruebas de esos ele-
vados sentimientos que revelan dignidad ,r
grandeza de alma. No se le ha oido ni un sus-
piro ni una queja, y se mostró continuamen-
te agradecido á las consideraciones que con
él se tuvieron. Oíasele hablar á menudo y
muy afectuosamente de una llladre'y dos her-
manas que ha dejado en Inglaterra, y en su
carta á Sir Enrique Clinton recomienda con
la mayor eficacia que no las olviden.


»El oficial de guardia que estuvo constan-
tcmente en la habitacion del acusado, refiere
que al anunciarle por la mañana que era lle-
gada la hora de la ejecucion, no perdió ni un
momento la serenidad, ,y mientras todos los
presentes estaban silenciosos y tri:-;tes, mos-
trábase él tranquilo y digno. Al ver á su cria-
do entrar con la.s lágrimas en los ojos, escla-
mó: «.¡Dejadme ha:-;ta que po«lais presentaros
ante mí como un hombre! «Al poco rato en-
viáronle el almuerzo de la mesa del general
\Vashington, segun se habia hecho diaria-
mente; comió como de costumbre, y despues
de ateitarse y vestirse, puso su sombrero so-
bre la mesa y dijo políticamcnte al oficial de
guardia: «Caballero estoy dispuesto á segui-
ros cuando gusteis.» Llegada la hora fatal.
formó:-;e un fuerte destacamento de tropas
que se veia rodeado por una multitud inmen-
sa; casi todos nuestros generales y oficiales.
escepto \Vashington y su Estado Mayor, se'
hallaban allí á caballo; en todos los sem-
blantes se revelaha la mayor tristeza, y la
escena era verdaderamente lúgubre. Yo es-
taba tan cerca del reo durante la fúnebre
marcha al sitio fatal., que pude observal'
todas .las emociones y detalles de aquella




CAP. VII. ESTADOS-U!\JDOS.


tr'agedm. El Mayor André salió de la ca-
sa en que estuvo prisionero entre dos ó
tres oficiales subalternos, cogidos del brazo,
yen aquel momento, aunque todas las mi-
l'adas de la multitud se fijaron ansiosas en
('1, hÍzose superior al temor que pudiera ins-
pirarle la muerte, y se presentó con esa dig-
nidad que distingue á un caballero. Su ma-
.yor deseo habia sido morir fusilado, por ser
este el género de muerte mas conforme con
las ideas y sentimientos de un militar, y co-
mo abrigaba la esperanza de obtener esta
gracia, hizo un movimiento involuntario al
encontrarse repentinamente ante los descar-
nados brazos de la horca.-«¿Qué teneis, ca-
balleroh le dijo uno de los oficiales que iba á
su lado. Al oir la pregunta, recobró se An-
rIré y contes tó;- « Ya estoy preparado <Í, la
muerte, pero no me gusta morir así.» .:\lien-
tras estuvo esperando al lado de la horca,
parecióme observar que temblaba; colocó su
pió sobre una piedm haciéndola rodar ü cier-
ta distancia, é hizo un movimiento con el
cuello como si intentara tragar algo. Sin em-
bargo, tan pronto como viú que todo estaba.
llispuesto,lanzóse rápidamente al tablado y
hubiérase dicho que se estremecia, pero le-
vantando al momento la cabeza, dijo con voz
segura.-«No será mas que I1n dolor momen-
tAneo.» Entonces sacó dos pañuelos blancos
ciel holsillo: con uno de ellos el preboste le
¿ltó ligeramente los brazos, y ton el otro, el
mismo André, despues de quitarse el som-
hrero y la lm·ita, se vendó los ojos con mano
firme, lo cual enterneció los corazones é hizo
asomar las lá,grimas no solo á los qjos de su
criado, sino tambien de tocIos los espectado-
res. Una vez suelta la cuerda, André se
ajustó al cuello el nudo corredizo, sin el au-
xilio del torpe ejecutor, y al manifestarle en
aquel momento el coronel Seammel que po-
dja hablar si lo deseaba, el reo apartó un ins-


tante el pañuelo de sus ojos'y dijo: «Lo único
que deseo es que atestigueis que muero como
un valiente.» Al pronunciar estas palabras
corrióse la plancha que sostenia á André, el
cual quedó suspendido en el espacio .y murió
instantáneamente. Los restos mortales del
oficial inglés, que yestia su uniforme real.
fueron colocados en un ataud ordinario que
se enterró al pié de la horca, cuyo sitio fue-
ron luego á regar con sus lá,grimas miles ek
personas (*).»


Durante el resto de la campaña nada im-
portante se llevó á cabo en el l'Iorte, como
no sea un brillante hecho de armas que s('
debió al Mayor Tallmadge. Habien-
do sabido en 21 de noviembre que los 1780.
ingleses tenian un gran depósito de forraje
en Coram, (Long-Island,) custodiado pOl'
una escasa guarnicion del fuerte San Jorge.
cruzó el Sound, por un punto que tenia ma~
de veinte millas de ancho, y con solos ciel!
hombres sorprendió el fuerte, hizo prisione-
ra la guarnicion, que constaba de cincuenta.


(*) En 1I1la ('arta que ,'~cl'ibió luego Washington . reD-
riéJl(lose ü esto aSllnto, esprositbase en los signientc'" tér-
minos: ". En 11 inglln easo descl,' el prin('ipio d,' la guerra
se Ita prob¡ulo como ahora la intereesion tl,· la Diyina Pro-
Yidencia, á la que clelJCmos segnramente flU" no haya cai-
do cn manos del ~nemigo \Yest Point eon toda su guar-
uicion. No sé hastil qué punto pensaba Arnold cm'olvel'ml'
en esta cat:\strofe, pero me inclino á creer '1111' no f!n,
para él lo mas importante entrt'gar la pInza ~. lns tW]la»
,¡ue la Ile[I~lIdia11. l'na eomhimwioll lit' circllllstall(~ias ">'-
traot·dinal'inR y la virtlltl de tl'es miliciano", jlllsi"}"'lI CII
Itllestru pndpl" al ayudante gellPrHI ingl'·'R con In pl"lll'ba
palpalJlp de la traicion dí' Arl1oltl, y á !lO hahel' sido por
la illcoll("{·bible illlprudel1cia del cOl·mlel ,Jallt"son, (PW aL
parp,'el' Si' aturdió y no supo lo que sp hada. I'S illdudn-
ble que el traidor habria caido ell I1U(,5t1'O po(ler. Amlr¡"
expió su falta ,·on el valor fllW pra de espel'ar (It; un ClIlll-
plido cabullel"ll y n¡]erllso olidal, pero mucho me engaiJo Ri
.\.r11ohl 110 sufre ahora tocios los tormento~ del infi0rtlo.
Sill ¡embargo, es un llOmbre sin sentimiento", y por algu-
nos rasgos de su earaeter de que me ha 11 ltablado últi-
mamente, me inelino ú creer que se ha emlm'c .. iLlu tanto
en el crimen quc no tien" honur ni vergi"len7.a, ~. que m;t'Il-
tras se halle "11 disposieion de) continuar en su vida .liRi-
pada, no pPlletrar:í. en ~u corazon ,,1 rf'tnol',limif'ntn .. '




HISTOI:\IA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. VII.


quemó los almacenes en Coram, y evitando
el encuentro de los cruceros ingleses, atra-
vesó de nuevo el Sound sin perder un solo
hombre. Por otra parte, el Mayor Carleton
se puso en marcha á fines de octubre á la
cabeza de mil hombres, entre europeos, in-
dios y realistas, y dirigiéndose al Norte del
estado de N ueva-York, se apoderó de los
fuertes Ana y Jorge con sus respectivas
guarniciones. Al mismo tiempo Sir Juan
Johnson seguido de otras fuerzas semejan-
tes se presentó en el Mohawk, donde tuvo
con el enemigo algunas escaramuzas, pero
ambas espediciones se vieron al fin precisa-
das á retirarse .Y devastaron todo el país que
iban atravesando.


Al aproximarse la estacion del frio, los
dos ejércitos se retiraron á cuarteles de in-
vierno. El general Washington situó á las
fuerzas de Pennsylvania cerca de Morris-
town , á las de Jersey en las inmediaciones
de Pompton, en los confines de Nueva-York
y Nueva-Jersey; las tropas de Nueva-Ingla-
terra se estacionaron en West Point y sus al-
rededores, ocupando ambos lados de North
River, .y finalmente las tropas de Nueva-
York permanecieron en Albania á donde fue-
ron enviadas para oponerse it la incursion
de Carleton y Johnson. El ejército francés se
quedó en Newport, escepto la legion del du-
que de Lauzun que se acantonó en Lebanon.
(Connecticut).


--,._------~---- -




APÉNDICE AL CAPÍTULO VII.


AVENTURAS DEL SARGENTO CHAMPE.


POR EL MAYOR LEE.


Informado \Vashington de que otros oficiales americanos
conspiraban como Arnold contra su pais, resolvió averiguar
si esto era exacto, y en su consecuencia encargó all\'layor
1.ee eligiera un hombre que, fingiéndose desertor, marchara
á Nueva-York á l1n de saber la verdad en un asunto tan im-
portante para los intereses de la patria y la vindicacion del
pjército. Felizmente Lee contaba entre sus tropas un llOlIl-
hre á propósito, y dcspues de celebrar una enlre\-ista con el
bravo sargento y vencer sus escrúpulos para cumplir tan
cstraordinaria mision, Champe se convino al!ln en desem-
peñarla.


Arreglado el primer punto. el ~aror y el sargclllo trataron
acerca de los medios de quc se valdria este último para [le-
sertal', porque ambos sabian muy hien quc cruzar entre las
números as patrullas de caballería é ínfantl'l'ia que vigilaban
conlínuamellte, cra en es tremo dificil, tanto mas cuallto que
algunas partidas recorriall el sitio llamado Libcrty-polc, y
varios cnerpos irregulares llegaban 4 veces hasta Paulus
Flook con la csperanza de coger algun bolin. Por grandes
que fuesen las dificultades, nad[l podia hacer en esto cll\'la-
yor Lee sin dar á conocer que patrocinaba la desercion, lo
cual equivalía á descubrir el secreto, comprometiendo á la
yez la vida de Champe si llegaba á saberlo el enemigo; y
por lo tanto el sargento qued[lba abandonado á sus propios
recursos, cOllviniéIHluse no obstante en que sí su f[llta se no·


tanto que Lee, satisfecho por la actividad Cüll que se llevablt
á cabo la primera parte de la cmpresa, se retiró a uescan-
sal'. ¡Vano intento! ¡Bien pronto habia de turbar su reposo la
noticia de la fuga de Champe!


Al cabo de medía hora, cl capitan Carnes, que era el ofi-
cial de guardia, se presentó al Mayor Lee, y revelando cierta
agitacíon, dijole que un individuo de la patrulla acababa de
encontrar á un dragon, que en yez de detenerse al dar la voz
d() alto, hal.>iameticlo espuelas á su caballo sin dar coutestu-
cíon alguna, y que ptle ihan persiguiendo. Qucjósc el1\1a-
yor Lee de-. aquella illterrupcion, y manifestando que estaba
muy cansnllo, con tes tú como si no entendiera lo que acaha.
ban de decirle, im-itando al capitan á que repitiesc sus pala-
bras. « ¿ Y quién puedc ser ese hombre á (púen persiguen'l
pregunto el Mayor, será acaso algna paisano_))-"XO, replicl'
el capitan, la patrulla yió claramente qlle era un dl'agolJ.
aunque no sé l'i del enellligo Ó de los nueslro>;.)) El Mayor
ridiculizó csta opinion, manifestando que semejante e08a !lO
era probahle, atendillu que durante toda la guerra no hahía
desertado ni un solo individuo de aquel cuerpo; pero esto no
convenció al capitan Carnes, que como otros muchus, dps-
confiaba de tollo des (le la traicioll de Amold, yen SlI COIlSC-
cllellcía fué imnt)diatamente á pasar revista al cscuadroll.
que acababa !le fOl'll11H-S(; por úrdell suya. El capitan volvi¡'.
ú los pocus momentos diciendo que el desertor l'1'a na(ü,


taba antes de la marruna, se cuidaría t(óe (le retnntar la pel'-¡ menos que. el sarg.:nto mayor que se habia i[lo COll su caba-
secucion tanto como fuese posible. Despues de dar al sar- llo y su equipo, y ailadió, muy afectado al parecer por la
gento tres guineas, deseándole buena suerte, el :Mayor le I falt·.\ de un soldado á quip,n se queria tanto, que acabaha c!l'
l'eeomel1l1ú que marchase sin tardanza ~- que cOlllunicara 8U encargar la persecllcion a un destacamento, y que solo es-
llegada á :\uem-York tan pronto como le fuese posible. En- I peraba lIHa órden escrita lIell\Iayor para 1>01lcl'"e en mar-
tonces Champe sacando su reloj, lo confrontó eon el del eha.
Mayor, recordando á este último lo importante que era re-
tardar la persecucion que en su concepto iba á tcner lugar
aquella misma nodw, y que potIria serIe fatal, pues le era
preciso dar muchos rodeos á l1n de evitar el encuentro de
las patrullas_ En aquel momento eran cerca de las once:
Champe volvió al campamento, cogió su capa y su mochila,
y sacando el caballo de la cuadra, se puso en marcha, en


Lee interrumpió al capitan para hacerle varias ohsen-a-
ciones acerca de la irreprensible conducta del sargento, lle-
gando llrlsta sllponer que, lejos de desertar, se habria tomad"
la liberlad de ir á dar un paseo, signiellllo el ejemplo di,
otros oficiales que lo tomaban por costumbre, eontraria-
mente á lo dispuestu por la ordenanza y la disciplina.


lle este modo se pudo ganar algun tieml"), pero COIIIO !le-




IHSTOHU DE LOS CAP. VI!.


g:H'U ,,1 :wi"o de que ya estaba dispuesto :í. marelHu' el des-
taca mento , el Mayor Lee, recurriendo á otro espediente,
Illallifestó al eapitan Carue» que le necesitaba para un 8er-
\'i('io "spe"ial de la mayor urgencia, y que encargara por lo
tanto la perseeueion á COl'11et Mi,ldleton. El Mayor tomó es-
las ,lisposiciones, primerament0 para seguir ganando tiem-
po y en segun(lo lugar porque cOllociendo el carácter bon-
dadoso rle! nuevo oficial, esperaba que protegeria it Champe
,'n caso de que fuera cogi.lo. A los diez minutos, presentóse
.\liddleton á re"ibir la ónlcn que le entregó el Mayor conce-
bida en estus t"~l'lllinos: « Perseguid, hasta donde pudais
1 1<1 cel'lo con RPgllridad, al sargento Champe, quien segull se
s,)specha ha lksertado para pasarse al enemigo, tomando el
camino que conduce á Paulus Hook. Traedle vivo á fin de
'ltlP ,;(~ le pueda castigar en presencia rIel ej{)rcito, pero ma-
t,,(\le si se resiste ó trata de escapar.))


Al entregar esta ónlen ÍI ~lirldleton, el ~Iayor le detuyo
:dgunos minutos mas á fin lle indicarle qué eamino debia
";('gllil', y (I .. spnes tic habel'le reeomen(lado pllcazmente que
tnvinra cuidatlo de no caer en manos (lel enemigo por un
,'seeso de eelo en la persecucion, despidió se de él deseán-
dole lmena suerte. Poco despues de haberse marchado
Champ0, hahia llovido un poco, y merced ú esta circunstan-
"ia, los pcrsegnirlnrps pudienlIl sI'guir las huellns del fugi-
li\'l) , pups tanto ofieial .. s como soldados conocian la forma
,11' los caseos dl' los cahallos de tal llHlIlo que 110 f'l'a posible
,·ngaiían.:p n.


Cuando i\li.ldlf'ton 50 puso en marcha. era f)(WO TIlas de
mp(lia nOl'flC, ele modo que Champe no llevaha mas de una
hora de ventaja, lo cual no dejó de inquietar á Lee, tanto
pnrque esto podria p(~rjudicar al aprpciahle sargento como
porque acaso tuviera que rf'trasarse á Hn de evitar el en-
nICntro de los que ihan á su alcance. Durante la noche los
p"rscgnidol'I's tuvieron que detenerse varias yeces á fin de
I'egistrllr el camino y no perder de yista la seiíal de las pi-
sadas del caballo del fugitivo, mas al romper el clia, l\fiddle-
ton continuó su marcha rápidamente, y subiendo por una
,'ll1inencia antes de llegar :í. un sitio llamado los Tres Picho-
nes, que se halla al Norte del puehlo de Berien, divisó así
,'omo los homhl'es de su destacamento, al sal'gento Champe,
d"l (~nal no les separaha mas de media milla. Dotado de esa
s:lgac.irla(l qne .¡istingue :'t los i[Hlios, Champe (les(~lIbriú en
.,¡ mismo mOltlPtlto á sus W'rseguidores y entonces metien-
do espuela :í. sn caballo, resolvió hacerles ppnler la pista.
~lidLllptoll por sn parte se bnzó al galope seguido de los
snyos, y como conoeia perfectamente el país y recordase
1:1 existencia dn un atajo que á través de los bosques con-
t1tll'ia á Ull puente que hay mas allá de Ilergen, dirigióse á
él sin vacilar. Una vez llegado dividió sus fuerzas; ordenando
,'t 1\n sargellto que cou algunos dragones se posesionara de
aquel punto, en tanto que él iha en seguimiento de Champe,
seguro de que éste no podria ('scapar al verse cogido de
fl'pntt" y por la espalda. Pero Champe, que conocia tamhien


( ') Todas las herraduras de los caballos tenian la misma forma,
)' en las delantel'us se ponia siempre una señal particular, que co-
nocida de todos los gineted, indicaba con seguridad el paso dc
nuestros dragones. lo cual era lt veces muy útil.


el atajo y que le hubiera seguido á no estar ~eguro que pOI'
allí iban siempre las patrullas y destacamentos cuando vol-
vian de eHear:Ullueear con el enemigo, prefirió el bosque al
camino. En su consecuencia apart(¡sf~ (le este ultimo todo le,
mas posible, y pnrsu:ulido de que MirlrllE'ton adivinaria sus
inteuciones, desistió dc ir ti Paulus Hook, pareciéndoln mas
com·eniente refugiarse en una de las galeras inglesas que
se hallaban it po('as millas al oeste de Bel'gen,


:\.1 entrar en Ilergen, Champe tomó la derecha y dando
vueltas y revueltas á fin de hacer perder la pista á sus pe\'-
seguitlures, atravesó el pueblo y tomó luego la direccion de
Elizabetho",n Point. El sargento de :lIidrUeton ganó elllllen-
te, donrle se ocultó 10 mejor posilJle á fin ele lanzarse sobre
Champe cUalltl() éste se presentara, en tanto que el jde de
la tropa, siguiendo su camino por Bergen, pronto llegó don-
dc acababa dc elllbosearse f'l resto (1" sus sol(lados, y pudo
('OllvenCel'se entonces de que Champe se le hahia escajladu
ele las manos. Entonces volvió á recorrer el camino á fin d(~
preguntar ú los habitantps tic Rergen si habian visto pasal'
por la mañana á un ch'agon, mas aunque le contestaron afir-
mativamente, no p\Hlo averiguar qué camino seguia. Sin per-
der po)' e~to las esperanzas, Middlelon dispuso que sus hom-
bres se .Iiseminaran en todas direcciones á Hn dc seguir 1m,
hnelIa,; df~ CllalllJll', y hahiendo desruhierto al caho de poco
tiempo algullos dragones qué caminu siguiera el fugitivo al
salir ,Id lm"hlo, 1'(~lI()v,')se la pe¡'seC'ucion activamente, con-
siguihlLlose al fin deficubrit' de nuevo el sargento. Este sin
emhargo, sospcchando lo que iba á sucedt"l', no se hahia des-
cuitla.lo en tomar sus medidas: arroj61a maleta que contenia
Sll,; ropas, así como la ,·aina de la espada qtlf' podia servirll'
(le estorbo pal'a nadar, y viendo que á causa de su momen-
tánea detcucion \lO se hallahan sus perseguidores mas que:1
tres él ctlatrocientas varas ele distancia, lanzóse de su caballo.
atravesó I'l pantano en direccion al rio y se tiró al agua pi-
díemlo auxilio. Los humbres de la tl'ipulacion de la galera hi-
cieron fuego sobre el callano y euviat'oll \ln hote para recoger
al sargento, que suhiú ti bordo para ser cO!l(lucido lllego á
Xueva-York con una carta del c:lpitan der barco que daba
cuenta del hecho.


El cahallo con el equipo del sargento y la vaina de su es-
palla fue['on recogidos por ~liddleton, que en vista del mal
éxito de su elllpresa jnzgú conveniente retirarse.


A eso de las tl"'S d(~ la tarde llegó al eamparnento :.\fi¡Jdle-
ton con su tropa y k,s soldados al vel' el caballo, tan conoci-
do de ellos, sin su ginete, pl'Ol'umpieroll en eselamaeiones
gritando que el traidor habia llluerto.


.\.larmado Lec al oir aquellas yoees, salió de sÍl tienda y al
yer que los dragones de ~[iddleton conllucian el caballo d.·
Champe, rornenzú á reprocharse la muerte del intrépido
sargento, pe1'tJ rlisimlllantlo su angustia, acercóse á Middle-
ton y no pudo menos de tranquilizarse, pues comprendi,.,
por el gesto dd oficial y de su gente cuál fnera el resultado.
En efedo, Midllletoll refiriú In que acababa de suceder eH
sus nlf'll()n~S detalles, aiíadiendo que Champe se hahia es-
caparlo á pesar de los esflH'rzos que hicieron sus persegui-
dores para cogerle.


La angustia que al principio csperimentara Lec se convil'-




CAP. VII. EST ADOS-UNIDOS.


tió en alegria y satisfaecion al sabe¡- qm' el ~"l'g"llltl sano r ' muy sati"fel'.ho y complacido, tanto pOI' la de"l'¡-"ion dI'
salvo se hallaria ya entre el enemigo considerado como un Champc como al sabcr que otros pensaban imitar su ClIll-
verdadero desertor, puesto que no habia motivo alguno para
que se dudase de su sinceridad.


El :Mayor dió conoeimiento de este hecho al eoman,lalltr'
en jefe, a quien no dejnl'On de afectar los apuros dd "nrgen-
to, felicitandose sill Plllbargo del bucn {xito de la empresa.


Cuatro dias despucs de la fuga de Champe, Lec recihió
una carta suya sin firma escrita el dia alltps, en la L'\wl ma-
nifestaba lo sucedido despues de hallarse it bordo ¡le la ga-
lera donde lo recibieron hOIHladosamente.


Tan pronto como llegó á la ciudad, Chnmpe fué preselllmlo
al comandante de Xneva-York, á quien presentó la carta es-
erita por el capitan de la galera, Habiéndule preg-untado tt
qué cuerpo perteneeia y otras ,'arias cosas, se le envió con
1m ordenanza alll)'udante general, quien al ver que era HU
,,;argento mayor de caballería, cuerpo notable por su fideli-
dad, comenzó á interrogarle á su vez. Champe contestó que
tal el'a el espíritu de insubonlinacion (lue predolllillaha
entre las tropas americanas, a consecuencia de 1ft traiciol1
de Arnold, que no dudaba que si se aprovechaLa la oportu-
nidad no solo disminuirian las fuerzils de "'llshington, sino
que bien pronto se vcría abanllonat!o ,le su,> mcjores sulda-
,los. El sargento aiwdió que sus obsen'aciuncs y el descon-
tento (Iue empezaba á reinar en el cuerpu á que pertenecia
(,rall una prucLa segura de la verdad de su asertlJ. Cuando
hubo concluido (le hahlar, anotósc en UI! 1'l'gistl'O, segun es
eostumLre entre los ingleses, la t1Iiacion y selías particula-
I'es de Champe, yen seguida le en\'Íaron al eomam!ante en
jefe con una carta del aplIlante general. Sir Enrique Clinton
tratú hOIHladosamente al sargento; e"tm'u con fereneiaudo
con él mas de Ulla hora )' le preguntó, entre otras ,'osas, a
t(u{ se debia el descontento del ejército, si se sospecha]Ja
que huhiese otros ofici¡¡les de lIofa cumpliea,lus en la CUllS-
piracion de Arnoltl y qlti(~lles ('mn ; Hi ,,'ashillFton gozn lJa de
la misma popularidad que antes; cuál era la situacion de
André, qué se opinaba acerca de su suerle, y por último H!
se creia que 'Vashington iba á tratarle eOlllo á Ull espía, A
estas diversas preguntas, algunas de las cuales üníll emha-
!'azosas, Champe contestó evasivarnente, dando á entender
sin embargo que si se adoptaban medidas para esitar la
tlesercion, las rnejoreH tropas de los americallos, tanto iu-
fantes como caballos, abandonarian l,ien pronto sus ]¡allde-
ras. Respecto a la suerte de André, Cl);)mpe dijo qlll' igno-
raba cua¡ seria, si bien ell'jércitu de,",ealla nI parecer que se
le l)erdonase, y que en su opinioll esto dependia mas lIien
.lel Congreso que ,l(~ la voluntad clP 'Yashiuf!'toll.


Despues de esta larga couyersaeion, Sir Enriq (le Clilltoll
tlió á Champe un par de guilleas y le !'Ileargú que se pre-
sentara al general Arnold, el cual cstaha ocupado en orga-
nizar una legion americana para el sen-ieio ,]¡o S. :\r. Ante"
,le que se marl'hase el sargento sill emlJargo, Clintou n1<1n-
tló á uno de sus ayud8ntes que escribiera á Arnold en
nombre de Champe, llIanifestando quién era éste y las noti-
cias que hallia dado respecto al ejército, hecho lo eual s,'
f'ntregó la carta al ordenanza (lue hahia tI" acompalíar fl
Champe para que la llevase á su destinn. Arnold qucdú


dueta, hizole numerosas preguntas, y le designó para cuar-
tel el que ocupaban lus reclutas y sargentos.


Arnuld propuso tamlJien á Champe que formara parte ti"
su lC'gion con eL mismo grado que tenia en el ejército rehel-
tle, ofreciendo asirui:mlO adelantarle cuando se hiciese
acreedor it ello, pero Champe rnauifestú que deseaha reti-
rnrse del sen'icio, porque estaba seguro que en ('flRO ti"
caer prisionero, le ahorcarian sin remedio, y que por 1"
tantu esperaba se le dispeusHse de aceptar el ofrecimiento.
Gua vez en el cuartel, Champe pensó en d medio ue ('11lre-
gar las cartas que lle,'aba, lo cual no podria h¡wl'I'llHsta la
noche siguiente, pues {rale preeiso buscar á uno de los dos
incóy¡¡itos á quien iba reeomentlado. El primcro á quien se
dirig-iú, reeibióle con las mayores ateneÍones, y ltabientlll
leido la carta que le entregara el sargento, le aseguró ¡¡ut"
podia contar con su eficaz cooperacion para todo cuanto ne-
cesitara y dependiese de él. Champe dijo entouces que 1'1
general hnhia rcsuelto enviarle ti Nueva-York ¡Joj'(lue ('1':'
muy urgente hacer ciertas [l\'eríguaciones, y el descolloeido
despues de ofrecer sus servicios, comprometiéndose ti CII-
vial' las cartas del sargento al Mayor Lee, fijó una hora á la
lualiaUR siguiente pnl'a verse de nl1e,TO con su asocindo.


Lee notificó al general lo que decia Champe en su eart:l,
y reeibió en call1bio una comunieacion para el último en la
([n e se le eJll'al'galta (¡ue tl"rmillase eUtInto autes su cometi-
do jlorque iba á deci(lirsf~ j)l'Onto de la stlf'rte de AmLrl', y
\lna vez pronunciada la selltelleia no era posible demC>l'ar la
ejecucion, cualquiera que fupse. El mismo mensajero quc'
llevó la earta de Champe, yoldó ('on la órtl"1l del general.
Cinco tlias PstllVO el sargento en Xueva-York antes de \'er it
la persona á quien únieamente debia confiarse la ('omi"ioll
contra Arnole!, y la cUdl ofreció ayudar en tu do lo posible ú
ChamlW, prometiendo lnlscar alguna otra persona de con-
fianza que era de todo punto llecps¡u'io. Poco (lesl'ues Le('
volvió it reeiLir lloticias dd sargento, quien le manifestaba
entre otras cosas que en la malíana tlel dia último tIe se-
tiemhre se habia alistado en clase de sargento efe recluta>:
al servic.io de Arnold, medida que, aunque le repugnaba, no
podia prescindir de ella, toda vez que asi le era fácil entrar
y salir en casa de .\I'nnld, eosa indispensahle para llevar iI
cabo la difíeil empresa '!ll(; le fuera eonfiada, Champe aña-
,lia que tenia que luelmr COIl numerosas tlilicultades y qUt'
no eran muy halagüeñas >,us esperanzas tle obtener un éxitu
feliz. Ch:nulw terminaha su carta diciendo que no tenia lIloti-
''os para creer estm'iese nadie complicado en la traicion d,'
Arnold; que este rumor tUYO su origen en el eamparncllto
enemigo, )' que de todos modos esperaba aclarar pronto pst.,
punto satisfaeloriamente. EL placer quo causara á Lee la pri-
mera parte de esta earta se aminoró al saLer cuantas dificul-
tades se presentaball para la eaptura de Arllold, puos de este,
dependia la salv3.cion dI' A ndré. Sir Enrique Clinton, por "11
parte, moslrábase muy (leseoso (le salvar á su querido ayll-
(Iante de CHmp'), y se esporal);) que el exámen de los testigo"
y la defensa del prisionero retardaria la resolueion del trilJU-
nal ya r"lJnido, dando así tiempo á Champe para que lIi'Val'a




HISTORIA DE LOS CAP. YIl.


it cabo su misiono Pero una circunstancia imprevista echó
por tierra estos plancs. El digno y pundonoroso André, reco-
nociendo Sil falta, no quiso defenderse, y al confesarse cul-
pable, no hubo lugar al exámcn de los testigos, por cuya
razon, al dia siguiente 2 de octubre, rcunióse de nuevo el
tribunal quc declarando que AIHlré era un cspía, condenó-
le á sufrir la pena de muerte.


Al dia siguiente se ejecutó la sentencia en la forma acos-
tumbrada, sin que cl comandante en jefe juzgara ya opor-
tuno retardarla par mm; tiempo, tanto por las pocas seguri-
,lades que diera Champe de llevar á cabo su cometi(lo, y
por sospcchar aun que hubiese otros oficiales comprometi-
,los cn la tmicion de Arnold, como por consideraciones á la
<lpinion pública.


Además dc esto, ni al Congreso ni á la nacion se le hu-
biera podido esplicar el motivo por que se dilataba la ejecu-
eion, pues se corria cl riesgo de escitar sospcchas y alar-
ma; ni era eonveniente tampoco que André estuviese en el
scereto, pues seguramente hubiese ereido que Sir Enrique
Clinton hacia esfuerzos para salvarle, y esto equivalia á
darle una espcranza euya realizaeion dependia tan solo de
una cosa insegura. La ejeeueion de An(lré impidió que la
empresa confiada á Champe obtuviera en todas sus partes
el resulta(lo apeteeido.


'Vashington ordenó al ~Iayor Lee que eOllluuieal'a al sar-
gento lo sueedido, eneargándole de paso que tratara de
cult1plimentar las clemás instrucciones, no apresurándose
JIlueho si por ello habia (le comprometerse el éxito.


I'oeo Llespues reeibióse la eontestal:ion de Champe, quien
deploraba lo sucedido, manifestando eándiclamente que la
esperanza de facilitar á Washington el medio ele sah'ar la
yida de A11l1ré, á quien todos eompadeeian en el eampa-
mento americano, eea lo únieo que pudo indueirle á enear-
garse de. la eomision que Llesempeüaba. Con la earta iban
adjuntos algunos doeumentos que probaban la illoeeneia
de las personas á quienes se acusara de traieion, cuyos do-
cumentos, completamente satisfaetorios, revelaban el eelo
y aetividad de Champe. Al dia siguiente Lee entregó estos
papeles al comandante en jefe, quien despucs de examinar-
los desll10stró su satisfaeeion, porque era evidente la ino-
cenda tle los acusados y no habia ya motivo para desconfia['
de ninguno <le los o1ieiales riel ejéreito. Nada quedaba pues
que haeer sino apollprarse de Amold, y habiendo 11jado
Clmmpe toda su atelleion sobre este punto" remitió enW de
oetllbre una nota al Mayor Lee, dándole cuenta (le las dili-
gencias practicadas asi como tambien de los detalles de su
plan, que fué sometido al exámen de 'Vashington, eon una
petieion del sargento en la que solieitaba se le enviasen al-
gunas guineas. La carta del general eserita del mismo dia
20 de octubr'e, revela cuánta importanda daba á este asun-
to, y qué resuelto estaba á-que Arnold le fuese entrega-
(!o vivo.


El Mayor Lee eseribió _á Champe dieiéndole que las re-
compensas que habia prometido á sus asoeiados serian sa-
tisfechas puntualmente cuando entregaran á Arnold; que
interinamente se enviarian cortas cantidades para los. gas-
tos imprevistos, pues pudiera infullllir sospeehas si se le


encontraba mucho dinero; que por el momento se le remi-
tian cineo guineas, y por último, que contase eon mas
euando fuese absolutamente neeesario.


Diez dias transeurrieron antes que Champe tomase todas
sus medidas, yal eabo de este tiempo, Lee reeibió la últi-
ma carta de aquel, en la eual lc indieaba que á la tereera
noehe siguiente enviara un destaeamento de dragones á
Hoboken, en euyo punto esperaba entregar á Arnold al ofi-
cial. Como Champe se hahia alistado en la legion americana
que estaba organizan(lo Arnold, pudo fáeilmente obserVa!'
el métoJo de vida del general, y así descubrió que acos-
tumbraba retirarse á su easa á las doee de la nochc, y que
antes de irse á la cama, solia dar una vuelta por el jardin.
En este momento era euando los eonjurados debian apode-
rarse ele él poniéndole inmediatamente una mordaza.


Junto á la easa de Arnold, en la cual se pensaba cogerle,
habia varias empalizadas que Champe arrancó, voh-iendo á
eoloearlas euidadosamente, pues su objeto era dejar cspe-
(lito el paso á una alameda contigua, donde el sargento,
eon ayuda de uno de sus asociados, debia apoderarse de
Arnold, mientras el otro esperaba eon un bote en uno ele los
embarca(leros del Huelson para eondueir al prisionero.


El plan de Champe y su compaiíero éra llevar sujeto il
.\t'nold por las calles mas retiradas hasta llegar al bote,
eonviniéndose ambos en decir que aquel era un borracho,
si eneontraban algun importuno que les hieiera preguntas.


Una vez llegados al embareadero, quedaban vencidas to-
das las difieultades, pues no ofreeia peligro ni obstáculo.
alguno el atravesar hasta la orilla de Jersey. Tan pronto co-
mo Lee tuvo eonoeimientn de estos detalles eomunieólcs al
eomandante en jefe, quien muy satisfecho, dió órden al
Mayor para que saliese al eneuentro de Champe, teniendo
el mayal' euielado de no maltratar á Amold. En el dia prefi-
jada, Lee salió por la noche del eampamento eon un desta-
eamellto de dragones, llev:llll10 preparados tres ealJallos:
uno para Arnold, otro para Champe y el tereero para Sil
asociado, sin dudar un momento del Luen éxito de la em-
'presa. La pequeüa partida llegó á Hoboken á eso de la me.-
dia noche, y parte de ella se oeultú en el vecino bosque, en
tanto que Lee se situaba con tres dragones cerea de la orilla
riel rio. Sin emhargo, pasó una hora y pasó otra sin que
apareeiese ningnn bote, y viendo al 11n que iba á romper el
(li8, el Mayor resolvió volverse eon los suyos al campamen-
to á fin de manifestar lo r{ue ()('urria al comandante eH jefe.
'Vashington, que en vista ele las medidas que adoptara su
emisario, no dudaba del éxito de la empresa y ereia vel'
realizado sn mas ardiente deseo, no pudo menos de dar il,
conoeer su pena y su disgusto al pensar sohre to(lo qlll'
acaso su fiel sargento habria sido descubierto al nevar á
caho la última parte de HU difieil empresa.


,\ los po,~os dias reeibió Lee un anónimo lId compai'íel'O
de Champe, alluneiando que el dia antes do la HOellO prefi-
jada para la cjeeucion del plan, .\rnold habia trasladarlo sus
cuarteles á otro punto de la ciudad, il. fin de inspecciona]'
el embanlue de las tropas que se preparahan al parecer pa-
ra una espedieion que debia dirigir el mismo Arnold; y que
la legion americana, compuesta en su mayor parte do de-




ESTADos-e;".! llUS. HI


sertores h:ll,ia siuo cUlltllli:ida :" 1",; tl·all¡.;purlr,~ Ú tln de
,~\"itar que se escapara alguno de ellos, Así fné como Juan
ChalUpe, ell vez de cruzar PI lIudson a'll1e1la llodH', quedó
,I"positauo á JWI'UO de un h\Hlne de lallota hasta que las tt·o-
pas, al mando de .\rI101tl, df's.>lllhal'ctt.l'oll en Yil'ginia. El
buen sargento no pmlo ya escaparse de! !'.i,~['('.ito ing]{~s
hasta que tuvo lug'ar la eoneentraeion de las tropas de Lord
':ornwallis en PeterslJlll'g, (kslle cuyo punto huyó a la Ca-
!'Olina 11811\'ortl', I'Pl'In:ulcciú algun tiempo en el e~tnd() ,le
Sama y pndo [,1 fln rennirs,~ ('on el f'jército americano, poeo
despues de haber c.ruza,lo 0stf' el Cong-aree en perseeueion
,le Lord Rawdoll.


110 :l(l(~lllás 1:1 tllayol' ndlllit'<I("iíJlt su alrt·yjlta )' art'i(·~.8';lIl<I
empresa.


Champe rué presentado al genl.'ral Greene, quiell eum pliú
jluutnalmente las promesas que le hiciera el eOlllaudanl('
en jd!', dando despues al sargento un buen eallallo y dine-
ro para que marchal'a á "el' al general Washington, quien
satisfizo lodos los deseos de Champe y le declaró libre del
servicio ('), para evitar que muriese ahorcado, si por \lll~
de las ,,[('isitndes .10 la g-U!'lT8 Ilrg-alw Ú ea('r Pn poder rl<'l
enemigo.


----------- ._-----._--


(') Cuando el general Washington ftltÍ llamado por el presiden-
te Adams para ponerse al frente del ejército que se preparaba á
lIefenller el país contra los franceses, previno al teniente coronel


La aparieiol1 d,~ CllllIllP(~ pan",') (,1 mayo\' n 5001111"0 Ú sus
o:ompai'leros, tanto mas enanto que \'ieron que el antiguo
Ifayor Lee, entonces tell iente coronel, le recibia c.onlial-


Lee que averiguara dónde estaba Champe, pues deseaba encargar-
le lIel manllo de una compañía. Lee envió un mensajero al con-


mente y con ellllayoj' afe'eto, Sin emhargo, pronto s,> supo dado de L,¡ndres, donde se habia establecido Champe despues de
la historia ,le Champe, y entonces aumenlóse el aprecio y I retirarse del servicio, mas allí se supo que el brayo sargento aca-
~'ariño 'lnp, si~n1prf' inspirftl'ft :'t nl1r'ialfls y ~ol(h"1I1os. (':lllsau- I baba df" tr8sladar8~ á kentuchy. donde murió po,:,o despup.s.


'fOMO H.




CAPÍTULO VIII.
178-1.


EL A~O DECISIVO DE LA GUERRA,


La neulraiillall armada.- Inglaterra declara la gucrra ú Holanda. - Luelm de las plltellcias eUl'opeas.- Sitwwion apurllt/;'
de los negocios.-Rol.l€rto MOl'l'is.- Empréstito estranjero.-lIfotin de las tropas (k Pelll1sylvania.-ImitQI1 el f'j{,lfll,I(,
las tropas ele Nueva-Jersey.-Aplicacion uel castigo.-Arnold ell VÜ·ginia.-I'royecto para apoderarse de su personn.
-l'llillips se une con Arnold. - Lafayette eu el manLlo.- Greene en la Carolina. - Su politica. - Las fuerzas de 1\101'-
gall.- Batalla de Cowpens.- Brillante victorill.- Rctirada de Morgan.- Anécdota.- Greellc se ellcarga del manuo.-
Su célebre retiradQ. - Batalla de Guildronl Cout"t IIollse. - Greene pcrsiguc á Cornwallis. - Rawdon se ellcnrga <irl
mando. - Batalla de Hobkirk's Hill.'- Victoria de los americallos (;Olltra los ingleses. - RawLloll sc retira ú Monk's
Caruer. - Operacioues en Georgia ú las órdenes de l'iekens y Lee. - Grcelle marcha coutm ~inety-Six. - Hawdon h·
obliga á retirarse. - Crueldad ele Ra\\'doll. - El ca10r. - Batalla (le Eutaw Springs. - Terminacion (le la guerra en lé,
Carolina Llcl Sur.- Cornwallis en Yirgillin.- Lafayettp se cnear¡,¡a ,]PJ mando de las tropa,; nmericnnas.-rvrovirniento~
de Cornwallis. - Actividad de Lafayette. - COnl",allis se atrinchera en Yorktown. - La ilota francesa. - 'Vashingtolt
proyecta un ataque eoutra ~ueYa-York.-Error de Clinton.-La ca~ta de \Vashillgton.-Cornwallis es sitiado.-Es¡w-
dicion de Arnold á Connecticut. - El sitio de Yorktown. - Rentlici/lll d" Cornwn nis. - Alegría de los americ;:¡llos;-
I.afnydte vuelve á Franeia.- Laurens sale de la torre de LÓIHlres.


No se creia probable que la guerra con los
Estados-Unidos fuese precusora de otros ma-
les para Inglaterra, pero los acontecimien-
tos probaron lo contrario, y tales proporcio-
nes adquirió la lucha, que se estendió á la
India Occidental, á la roca de Gibraltar .Y
aun á las mismas orillas del Ganges. Enor-
gullecida Inglaterra con su inmenso poder
marítimo, no solo se arrogó, sino que ejerció
con la mas rigurosa soveridad el derecho de
dar caza á todos los buques y apoderarse de
los cargamentos del enemigo donde quiera
que lo encontrase en el mar. La Holanda y
otras potencias neutrales, que se dedicaban
especialmente al comercio, no pudieron me-
nos de llevar á mal la intervencion de la
marina de guerra inglesa, y como los holan-
deses, sin hacer aprecio de las amenazas de
In Gran Bretaña~ enviaban continuamente á


los puertoiS de Francia buques cargados de
efectos militares, llegó el caso de que una
vez los ingleses atacaran ti un convoyen el
Mediterráneo, cuyo insulto fué causa de que
Holanda tomara parte en la guerra contra
Inglaterra.


Deseando las potencias del Norte rechazar
las insolentes exigencias de Inglaterra, for-
maron una Confederacion conocida con el
nombre de Neutralidad armada, á cuya ca-
beza se puso Catalina II de Rusia juntamen-
te con Suecia y Dinamarca. Esta Confede-
racion, fundándose en el principio de que
siendo los buques libres tambien lo son lo~
ca):r¡amentos, sentó como ba,se, que los ba1'-
cos neutrales debian navegar libremente de
un puerto á otro y por las costas de las po-
tencias beligerantes; que todos los efecto;;
pertenecientes á los súbditos de aquellap, l1U




CAP. VllT. H1STOIUA DE LOS EST,\DOS-t:NIDOS.


podian tocarse estando en los buques neutra-
les, escepto no ohstante los géneros de con-
trabando, y que no se consideraria bloqueado
ningun puerto á menos que hubiera en él
fuerzas suficientes para efectuar el bloqueo.
Habiéndose invitado·á las demás potencias á
(Iue se unieran á la Confederacion, Francia
.Y España aceptaron desde luego; Portugal
vaciló y al fin no se convino, y las Provin-
cias Unidas tardaron algun tiempo en con-
testar. Entretanto Enrique Laurens fué co-
gido prisionero al dirigirse á Holanda ü
negociar un empréstito para los Estados-
Unidos, y habiendo llegado sus papeles :i
manos del ministro inglés, quien supo así,
que Holanda y América estaban en vias do
celebrar un trata(lo, Inglaterra resolvió, al
terminarse el año 1780, declarar la guerra á
los Estados Generales, y sin amigos ni alia-
Ilos, preparóse á luchar con los adversarios
que tenia en todos los puntos del globo.


Los límites de nuestra historia no nos per-
miten referir los detalles de la gigantesca lu-
cha entre las potencias heligerantes, ni es
por 'otra parto necesario que lo hagamos. Sus
hazañas fueron asombrosas, y se dieron
grandes combates navales en los que tan
pronto favorecia la vidoria á unos como
<l otros. Los aliados y los ingleses, alterna-
tivamente conquistadores y conquistados,
apresaron numero;;;os buques, si bien puede
decirse que los ingleses lle,'al'on en 10 gene-
ral la mejor parte. Algunas de las islas de
la India Occidental cambiaron de dueño c1u-
raJ;lte la guerra: el Pensacola fué tomado
por los españoles, que descIe allí estenc1ieron
sus conquistas sobre toda la Florida, y entre
tanto Francia é Inglatelra no se olvidaban
tle América. La primera de dichas potencias,
11dernás de las fuerzas que allí contaba al
mando de Rochambeau, resolvió enviar una
numerosa flota á las órdenes del conde de


<1rasse~ que despues de prestar ciertos.servi-
cios en la India Occidental, debia presentarse
en la costa de los Estados-Unidos á cooperar
con Rocham beau y V\T ashingion, medida
(Iue tuvo una gran importancia para la causa
de América. Los ingleses por su parte no
perdonaron sacrificio alguno para reforzar
prontamente sus ~jércitos de mar y tierra,
en la esperanza no solo de conservar sus
primitivas conquisbs, sino de estender sus
dominios.


El estado de los a~mntos en aquella época
era el la verdad el mas á propósito para que
concibieran esperanzas los enemigos de la
libertad, alarmando al mismo tiempo á los
defensores de la patria. Los esfuerzos hechos
en el año anterior y el buen éxito de las ope-
raciones en el Sur reanimaron en cierto mo-
(10 el espíritn púhlico, pero como quiera que
no se hubiese establecido un sistema l)erma-
nente para atender á todas las necesidacle~
(101 ejército, hallábase el pais poco menos que
al borde de un abismo.


La situacíon (lel Congreso no podia ser
mas apurada. Del éxito de la lucha dependia
entonces la existencia del pais, en cuyo seno
se hallaba ya un enemigo poderoso que no
era posible desalojar sin emprender grandes
operaciones militares, pero para esto, ni se
contaba con un ejército ni con dinero. Las
letras de crédito habian perdido ya todo su
valor, y los mismos hombres elel gobierno
tuvieron que confesarlo así ó darlo á conocer
por sus propios actos, pues no quisieron re-
cihir el papel para el pago de los impues-
tos (*). Sin dinero de alguna clase no era


(*) "En aquella época y por convenio tácito dejó dI'
circular 1.;1 papel continental, que semejante it nl1 ancian"
que espira agobiado por los años y los arltaques, qued"
entGrrauo para siempre en las carteras de los últimos posec-
dores. Segun la escala de la depreciacion, la guerra St-
sostuvo durante cinco aiíos por poco mas de un millon
U" Iihras psterlinaR, y doscient.os millones de ,111r08 eJl pa-




1l1STOflIA D~; LO:'; c.\I', \'lJ1.


posible levantar ni mantener un ejército, pe- tantes fondos. rrambien hizo valer su crédi-
eo cuanto mas grande era el apuro, mayores to, que era mucho, puesto que llegó el caso
fueron los esfuerzos y sacrificios de aquel pu- de hallarse en circulacion letras de crédito
Ilado de esforzados patriotas, pues sin desa- firmadas por él solo, que representaban un
nimarse enviaron agentes para contraer un valor de quinientos ochenta y un mil duros.
empréstito en Francia, EspaIla, Holanda, Mientras que América encontraba así al-
.r aun cuando conociesen que la medida era gun alivio en sus apuros, merced al celo y
inoportuna y que no tenian fuerza suficiente eminentes servicios de uno de sus hijos, ha-
para hacerse obedecer en caso de negativa, bia otro hombre que, aunque fuera del pais.
recurrieron á la creacion de impuestos. No- no trabajaba menos en favor de sus com-
tando que habia mucho desórden .Y despil- patriotas.
farro en el manejo de caudales, resolvieron, Franklin, que hahia sido 1101111H'ado en el
introducir una rigurosa reforma y la mas I mes de setiembre de 1778 ministro plenipo-
ostricta economía en este ramo, y en con se- tenciario de la corte de Francia, obtuvo de
cuencia nombraron tesorero á Roberto Mor- Luis XVI un aonativo de seis millones de li-
ris, de Philadelphia, hombre cuya moralidad, bras, además de otras cuatro que se le pres-
ardiente patriotismo y grandes conooimien-I taran antes; y como quiera que Holanda re-
tos financieros le hacian la persona mas á husase facilitar dinero a~ los Estados-Unidos
propósito para tan importante cargo. Por me- por su propio crédito, el monarca francés
dio del Banco de la Amb'ica del Norte, que prestó su fianza á los Estados Generales, qlU'
estableció durante el curso del año, prévia con semejante garantía prestaron al Cou-
la aprobacion del Congreso, consiguió poner greso la suma de diez millones de libras (*).
en cil'culacion los fondos de las personas mas EspaIla no quiso facilitar dinero (i los Esta-
ricas, .Y l)restando en nombre del gobierno, dos-Unidos á menos que estos l'Cnunciaran ti
á la vez que activaba el pago de las contri- la navegacion del l\Iississippí, proposicion
bnciones no satisfechas aun, pudo reunir baS-¡ que fué rechazada sin yacila!'. A todos cuan-


tos suministraron auxilios se les pagó 1'01'
lwl se realizaron pOI' cineo millones efecth'os. En otros el tesorero con la mas estricta puntualidad,
paises, semejantes medidas hubieran producido insurrec- d t 1 d lIt . , e a mo o que gl'ac ua men e ('omenzo a
"iunes puplllal'es, pero en los Estados-Unidos nu ocasio-
lIaroll d mellor tlllllnltn, pncs si hien m; ciertu que en renacer la confianza púhlica allí donde antes
algllllns ,'asus se abnsó ,le la IJm'!1[\ fé~ del público, tam- se habia perdido por completo, .Y el 6rden .Y
IIi"n lu es ¡¡ne s(' hizo mucho bien. Por una parte 110 [Uf)
posihle evitar los llUlle,; resultantes de la bnja de los vn- la economía ;;:;ustitn,p')l'on al dcsórden.r al
lorps, y por otm el (lesellento de l[\s letras de crédito por despilfarro.
Sil valor nominal, PU YPZ de remediar los apuros de mll- Antes de que hubiese lnejorado la cosa pú-
dlOS, los aumentó porque se vieron oblig'ados á pagar un
impuesto exorhitante, Sin embargo, todas estas circuns- blica á consecuencia de las medidas adopta-
tancias sirvieron para probar de Ulla manera e\'idente que das, ocurrió un hecho que pudo tener funcs-
América estaba resuelta á sacudir el yugo de la Gran Bre- t . El d' 1 o 1 d 1 '"'8-1


. ,as consecuenCIas." la. (e enero· e I
taña. El pueblo Yió que la Ilecesillad obligaba á sus hom- '
ltres de gobierno á obrar dd modo qne lo ltaci:m, r eon- unos mil trescientos homhres de las tropas de
\'encillos de que su principal ohjeto era el hien del pais, Pennsylvania rehusaron prestar obediencia
:-;omctiúsc pacíficamente á unas disposiciones que bajo á sus oficiales .),' cometieron varios abusos
otras circunstancias hubieran costado la vida y la fortu-
Ila l. Il)s (¡'"e las dictaron.» lIislM'ia de la Rm'olucion.A:me-
I'¡"flno, por nflnlSflY', vol. Il, pilg, :\·19,


------------ --------


(*) Virla, de f'mnl;lin, por Spark'il, l':ig,~M,




C.U'. Vlll. ESTSIJOS-DNlf)()S.


alegando que no se les pagalJa, que carecian ventajosas ofertas á los solJados Je Pennsyl-
de todo lo mas necesario'y que solo se ha- vania, mas estos las rehusaron con indigna-
hian alistado por tres años. Los oficiales les cion diciendo que ellos no querian ser traido-
manifestaron que segun su contrato delJian . res ¿i :m patria como Arnold. No contento;-;
servir hasta ht terminacion de la guerra, pe- , con esto, cogieron á los emisarios de Clinton,
ro los soldados sostuvieron lo contrario di- I que fueron ahorcados poco despues.
f~iemlo que ellos solo se engandlaron por el \Vashington esperimentó la maJor inquie-
tiempo indicado, 'ya concluyese ó no la guer- tud al tener conocimiento de la insurreccioll
ra. Resueltos entonces los amotinados ü que de las tropas de Peimsylvania: no ignoraba
se atendiese á sus reclamaciones, apoclerü- que tenian gl'aves motivos para estar cles-
mnse de seis piezas de artillería y marcha- contentos y era su intencion proceder con la
ron hácia Princeton , donde les salió al cn- mayor prudencia con hombres que se veian
cuentro el general \Vayne, quien deseando reducidos al último estremo, pero como hu-
imponer íÍ los revoltosos, apuntó con sus pis- hiera sido sumamente peligroso permitir ¿)
tolas á los que tenia mas próximos. Pero en otros qlle siguieran el ejemplo, el coman-
el mismo momento algunos de los mas atre- dante en gefe creyó oportuno tomar cierta;-;
vidos dirigiéndole al pecho la punta de sus medidas y al efecto eligió un .cuerpo de tro-
bayonetas, esclamal'on: «jOS respetamos, ge- pas de Highlands, en las que tenia plena
neral, .Y os queremos ele todo corazon, pero confianza~ por si llegaba á ocurrir otro tras-
sois hombre muerto si clisparais vuestras ar- torno. La precallcion no pudo ser mas opor-
mas! No creais que es nuestra intencion pa- tuna, pues el 20 de enero una parte de lu
sarnos al enemigo; por el contrario ~ si se
presentase ahora, nos veriais comhatir á vues-
tras órdenes con la misma resollleion de siem-
pre, pero nosotros queremos que se nos atien-
da y que no se juegue mas con hombres que
se ven reducidos al último eshemo.» Merced
,¡i, la prudente intervencion del general \Vay-
ne, los revoltosos hicieron por escrito sus
reclamaciones, .Y tomadas estas en conside-
racion, dióse la licencia á los que se habian
enganchado por tres años, pagándoles sus
atrasos, .Y se aseguró la puntualidad en el
cobro á los que quisieran continuar en el ser-
ViCIO.


Un comité del Congreso con el cllal iba el
presidente de Pennsylvania marchó luego ~¡
Princeton para verse con los revoltosos, Jr
habiéndoles hecho proposiciones ventajosas,
entregaron todos las armas. En la esperan-
za de aprovecharse de aquel motin, el co-


hrigada de Nueva-Jerse'y se insurreccionó
haciendo las mismas reclamacicues que las
tropas dt' Penns.rlvania .r se puso en marcha
con direccion á Chatham. \Vashington des-
tacó inmediatamente al general Hoowe con-
tra los revoltosos, ordenándole que procedie-
se con la ma'yor energía á menos que los
soldados se sometieran sin condiciones y vol-
vieran á cumplir con su deber. Estas órdenes
se ejecutaron :11 momento; HoO'\ve sorprendió
á los amotinados, que se entregaron sin resis-
tencia; se fusiló á dos de los principales ca-
hecillas, y de este modo se cortó de raíz el
espíntu de rebelion.


El estado de los negocios en el Norte no
era el mas ü proposito para que el comandan-
te in()'lés abriO'ara eSI)eranzas de conseg'uü' b b
allí nada, .Y por lo tanto parecióle mas con-
veniente continuar las operaciones en el Sur,
donde las armas británicas solían obtenor


mandante inglés envió emisarios para hacer mas ventajas.




HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


Hácia mediados de enero, hallándose la
flota inglesa en Long-Island, fué sorprendida
por una violenta tempestad que averió sus
buques de tal modo, que no pudieron por el
pronto continuar su marcha, y aprovechan-
do esta oportunidad, Destouches, nombrado
almirante por muerte del caballero de Ternay,
resolvió enviar alguna fuerza á la bahía de
Chesapeake en persecucion de Arnold, que
acababa de entrar en Virginia dirigiendo una
espedicion. Los buques de Destouches se vie-
ron precisados no obstante á volver á Ne,v-
port sin haber conseguido mas que capturar
al Róm1l1o, buque de cincuenta cañones, pe-
ro empeñado vVashington en perseguir al
traidor Arnold, presentóse en Newport el 6
(le marzo, donde tuvo una conferencia con


James River, á ciento cuarenta millas de los
cabos y á veinte .Y cinco de Rich-


d 't 1 1 V· " St be 1781. mon , cap1 a (e lrgmla. en·n
que era gefe de aquel Estado no pudo hacer
mas que apresurar la traslacion de alguno~
almacenes militares que habia en Petersburg;
¿í, otro sitio mas seguro, en tanto que algunas
tropas regulares y parte de la milicia salie-
ron al encuentro de Arnold, aunque sin con-
seguir detenerle en su marcha. El baron
Stcuben hizo todo lo posible por sacar de
Richmond el material de guerra y pudo al fin
conseguir trasladar una l)arte por el rio y el
resto por \Vest Ham.


Al dia siguiente de haber desembarcado en
\Vestover, penetró Arnold en Richmond sin
gran dificultad, y deteniéndose en dicho


los gefes franceses, en la cual se acordó que punto con quinientos hombres, envió á \Vest
toda la flota se haria á la vela inmediata- Ham al teniente coronel Simcoe, el cual des-
mente para Chesapeake con un considerable
cuerpo de tropas. Imprevistas circunstancias
impidieron sin embargo que los buques pu-
dieran marchar antes del dia 8, mas entre-
tanto se comuÍlicó un aviso á las fuerzas de
Virginia para que cooperasen con sus alia-
dos. Washington abrigaba fundadas espe-
ranzas de coger á Arnold y encargó á Lafa-
yette que no le concediese cuartel á fin de
poder castigar sus crímenes; mas el haberse
retrasado la marcha de la flota fué causa de
(Iue no pudiera llevarse ¡í, cabo el plan de
"Washington. Entretanto el almirante Ar-
huthnot, que acababa de reparar sus averias~
persiguió y alcanzó el 16 de marzo 1:1, la flota
francesa en los cabos de Virginia, siguién-
dose un reñido combate, en el cual ambas
partes proclamaron la victoria, si bien es lo
cierto que los franeeses, no pudiendo llevar
á cabo su espedicion, se volvieron á Newport.
Deseando Arnold dar una prueba de celo en
perseguir a sus compatriotas, desembarcó
el 11 de enero en \Vestover, punto situado en


truyó una fundicion, un molino, un almacen
de pólvora y mucho material de guerra, vol- .
viéndose des pues ~t Richmond, donde se co-
metieron otros abusos por el estilo con vario:"
particulares. Despues de osto Arnold volvió
tí, \Vestover el dia 7 de enero, y sin mas in-
cidente que algunas escaramuzas con el ene-
migo, embarcóse ellO, recorrió el rio des-
truyendo á su paso los almacenes militares
(le Smithfield y Mackay's Mills, y llegó final-
mente el dia 20 á Portsmouth donde mani-
festó que iba á establecer un puesto perma-
nente. Arnold, que habia obrado en aquella
espedicion coil refinada malicia, dijo luego
que no habia tenido mas que siete muertos.r
veinte y tres heridos.


No siéndole posible al baron Steuben ata-
car á Arnold en Portsmouth, cuidó de situar
sus tropas de la manera mas conveniente
para proteger á los habitantes del mejor
modo posible. \Vashington confiaba en coger
á Arnold en Portsmouth á fin de castigar sus
crímenes, mas ya hemos dicho que el plan




CAP. \"lll. ESTADOS-UNLUOS. 67


fracasó por no haber podido prestar su coo- pues que resignarse á ver al enemigo asolar
peracion la flota francesa. aquel territorio sin que le fuera posible im-


Como las fuerzas con que contaba Amold pedirlo, y despues de algunas ligeras escara-
no eran suficientes para llevar á cabo nin- muzas se retiró á Richmond.
guna empresa en el poderoso Estado de Vir- Poco despues marchó Arnold á Oshorne,
ginia, el jefe inglés resolvió aumentarlas, y pequeño pueblo que se encuentra al sur del
al efecto, á mediados de marzo, envió á Che- rio Jacobo, á quince millas de Richmond,
sapeake al general Phillips con dos mil en tanto que el general Phillips se dirigia á
homhres escogidos. Este jefe llegó á Ports- Chesterfield Court House, donde destruyó
ll10uth el dia 26, y como tenia un grado su- varias harracas y algunos establecimientos
perior, se encargó del mando de las tropas púhlicos. Algunos buques pequeños que se
inglesas en Virginia. hallaban entre Osbome y Richmond, á fin


Despues de haber empleado algun tiempo de marchar con los franceses contra Ports-
en completar las fortificaciones de Ports- mouth, opusieron alguna ligera resistencia,
mouth, el general Phillips tomó la ofensiva, pero las tripulaciones incendiaron luego los
y en su consecuencia el 18 de abril embarcó barcos y huyeron para reunirse con la mi-
dos mil quinientos hombres en los buques licia. El dia 30 de abril dirigióse Phillips
mas pequeños á fin de recorrer el rio Jacobo seguido de Arnold contra Manchester, pe-
y terminar la obra de destruccion comenza- queña ciudad que se halla al sur del rio
da por Arnolcl. Phillips desembarcó en Bur- JacolJo, frente á Richmond, donde segun cos-
eel's Ferry y se puso en. marcha con direc-


1


tumbre pegaron fuego á la Aduana} otros
(~ion á \Villiamsburgh, última residencia del I varios establecimientos.
gobierno de Virginia, donde penetró sin la I En aquel crítico período de la historia de
menor oposicion á causa de ha;berse retirado· Virginia fué cuando Lafayette llegó del Nor-
la milicia que halJia ell aquel punto. El ge- te para encargarse del mando de las fuerza::;
neral inglés destacó entonces varias parti- de dicho Estado. Cuando se trató de apode-
¡las l)ara que recorrieran el pequeño espacio 1'ar8e de Arnold en Portsmouth, habíase
comprendido entre los rios Jacobo y York y nombrado á Lafayette jefe de la espediciou,
flestruyesen cuanto encontraran, y hecho pero como esta no pudo llevarse á cabo, el
nsto, hízose de nuevo á la vela para Cit}' jefe francés volvió á Maryland y pasó des-
Point, (londe desembarcó en la noche del 24, pues desde dicho punto ti Elk River, donde
marchando en seguida ti Petersburg pari¡ \Vashington le ordenó se encargase de las
terminar su obra destructora. tropas de Virginia.


El baron Steubenno pudo oponer resisten- Al emprender Lafayette la marcha en di-
cia al enemigo, porque las tropas regulares receion al Sur para apoderarse de ~\.rnold.
(le1 Estado habian ido ti reforzar las del ge- I las tropas que llevaba consigo procedian de
lleral Greene, y la milicia no contaba con los Estados del Norte, y como creyeron que
mas de dos mil hombres, prescindiendo de la espedicion terminaria pronto, no iban pl'e-
que arriesgar una batalla contra tropas su- . paradas para emprender una campaüa; pm
periores en aquellas circunstancias equivalía! cuya razon al ver luego que era cosa larga.
fi sufrir una derrota de funestas conseeuen- desertaron muchos soldados. Entonces La-
cias para el pais. El haron Steuben tuvo fayetto, que temió quedarse sin tropas, hizo




llISTORlA DE LOS CAP. \111.


Jo posible por inspirar <L su gente energía y Phillips silltióse atacado de una fiebre .y se
resolucion para arrostrar los peligros por puso tan malo al llegar á Petersburg que no
amor ti su pais, y á fin de animar á los sol- pudo ya dar órdenes, pues de tal modo se
dados, aquel jóven caballero, tan indiferente agravó á los pocos dias su enfermedad, que
¡í las riquezas como amante de la gloria, murió al fin el 18 de mayo. Así pues, el man-
tomó sobre su propio crédito á los comer- do de las tropas recayó de nuevo en Arnold.
aiantes de Baltimore cierta cantidad, con la por un corto tiempo, antes de llegar ¡:í Nue-
cual compró zapatos y ropa para su destaca- va-York, y muy oportunamente por cierto,
mento. Las señoras de aquella ciudad se en- para librarse de la suerte que le esperaba si
cargaron con patriótico celo .1e hacer los se le hubiera encontrado con el general Oorn-
uniformes de verano. wallis en Yorktown.


Lafayette llegó á Richmond con su desta- Segun ya hemos dicho, el general Green
camento la noche antes de entrar el general se encargó del mando del ejército del Sur en
Phillips en NIanchester, pero en vez de atra- diciembre de ] 780, en cuya fecha compo-
yesar el rio, este jefe retrocedió hácia Ber- nÍanse sus fuerzas de unos dos mil hescien-
muda Hundreds, punta de tierra que se en- tos hombres, que aunque animados del me-
cuentra en la confluencia de los riosJacobo y jor deseo y resueltos tí defender su patria
.\.ppomaltox, destruyendo á su paso muchas contra el enemigo ~ carecian sin embargo de
propiedades de gran valor, despues de lo los medios necesarios para resistir á las dis-
cual so hizo á la, v€la con rumbo á IIog's Is- I ciplinadas tropas de Cornwallis. No se le
land, donde llcgó la vanguardia do su flota ocultaba á Greene cuán crítica era su situa~
el dia 5 de mayo. cion y lo mucho que se esperaba de él, y por


Al volver los ingleses por 01 rio, Lafayette lo tanto despues ue reflexionar maduramen-
destacó pequeñas partidas para seguirlos y te y á posar del gran riesgo á que se espo- .
vigilar sus movimientos, en tanto que él es- nia, se determinó [1 dividir sus fuerzas, con-
tablecia su cuartel general detrás del rio fiando una parto de ellas al valeroso Morgan.
Chickahominy, á poca distancia de Rich- y encargándose él de las demás, por cuyo
mond. El dia 7 de mayo el general Phillips medio érale fácil espiar los movimientos del
recibió una carta de Oornwallis en la que enemigo, hostigarle todo lo mas posible y
se le manifestaba que el jefe inglés marcha- aprovecharse en fin de la primera oportuni-
ba á Virginia y que habia indicado á Peters- dad que se ofreciera para un ataque (*).
\mrg como punto de reunion de las tropas Las fuerzas de Morgan se componian de
hritánicas. El general Phillips se puso en trescientos veinte infantes á las órdenes del
marcha inmediatamente; desembarcó poco coronel Howard ; 'cerca de doscientos tirado-
despues una division en Brandon, mien- res á las del mayor Triplett, y unos ochen-
tras con otra continuaba su camino á Oity ta dragones ligeros al mando del coronel
Point, y el dia 9 encontráronse las dos Washington, con cuyas escasas fuerzas fué
en Petersburg, á donde llegaron tan impro- destacado al Sur de Catawba para obser-
visadamente que cogieron prisioneros á va- val' y hostilizar á los ingleses que habia en
rios oficiales de Lafayette que habian ido á Wynnsborough y Oamden, mas se le en-
dicho punto á comprar botes para trasladar (*) Véase la vidu del general Greene, pt.gs. 108-116 y la
sus tropas por el río. Entretanto el general vida del general Morgan, por Graham, págs. 258-259.




CAl'. VII!. ESTADOS-t:1\'lDOS. nn


cargó que se espusiera lo menos posible _ El tacó á Tarleton el l. o de ellero COll unos mil
25 de diciembre Morgan tomó posicion cerca llOmbres para que atacaran á Morgan y le
\le la frontera occidental de la Carolina del derrotasen por completo, lo cual no dudaba
Sur, no lejos de la confluencia del Pacolet que podria conseguirse inmediatamente.
con Broad River (Río ancho), y á unas cin- Al llegar Tarleton á Ninety-Six, y como
cuenta millas al Noroeste de Wynnsborough. lo encontrase todo tranquilo, pues los ame-


Con la otra division de su ejército el ge- ricanos se habian retirado despues de una
neral Greene salió ele Charlotte el dia 20 del ligera escaramuza, resolvió marchar con-


mismo mes, y llegó el 29 á Hick's tra Morgan en la esperanza ele poder S01'-
t780. t .. d 1 t dI' h 1 1 Corner, pun o sltua o en a par e pren el' e o rec azar e á o menos hasta
oriental del Peedee, frente á Cheraw Bills, Droad River, por cuyo medio quedaba es-
que se halla á unas setenta millas al no- pedito el camino p ara el ejército real. Pré-
l'oeste de \Vynnshorough, donde el jefe ame- vi amente consultó á Cornwallis por eserito,
ricano resolvió permanecer algun tiempo en y el general inglés no solo aprobó su pro-
la esperanza de que allí encontraria abun- yecto, sino que quiso ayudarle en la ejecu-
dante alimento para sus tropas; pero des- cion, para 10 cual se puso en marcha á fin de
graciadamente no fué así porque todo el pais atacar la retaguardia de Morgan. Todo sa-
estaba asolado á consecuencia de las san- lió bien al principio; Tarleton, despues de
grientas luchas entre los \Vhigs .y los Tories. haber cruzado con tanta rapidez como bue-


,Morgan á quien no gustaba permanecer na suerte los rios Ennoree y el Tigre, pre-
mucho tiempo ocioso destacó el 27 de di- sentóse tt las orillas del Pacolet , y como
ciembre al coronel \VashingLon con su caba- ' quiera que Morgan empezara á retirarse.
llería y doscientos hombres de la milicia, el jefe inglés se lanzó en su persecucion con
quienes recorrieron al dia siguiente cuaren- sin igual ardimiento. Morgan, á quien no
ta millas, teniendo la suerte de sorprender se le ocultaba cuán peligroso era atravesar
á una partida de Tories cerca de Kinety- por Broad River á la vista ele un enemigo
Six. Exasperadas en estremo por el recuer- tan emprendedor como el que iba picando
do de los ultrajes que les .infirieran sus ene- su retaguardia, y convencido por otra par-
migas 'en otras ocasiones, las tropas cayeron te de que podia contar con el valor de sus
sobre ellos con inusitada furia, matando á hombres, mandados por escelentes oficia-
cuantos cogieron, sin que se escapara apenas les, mandó hacer alto de pronto á fin de
un solo hombre. Este golpe causó tanta im- presentar la batalla á Tarleton, pues á su
presion, que Cornwallis no pudo luego in-, juicio de esto dependia su salvacion.
ducir á los Tories á que 'tomasen las armas. Informado de la llegada de Tarleton en
Poco despues llegaron al campamento el co- la noche de] 16 de enero, Morgan tom6
ronel Pickens y el mayor Mc Can con dos- posicion en Cowpens, á unas seis millas
cientos sesenta ginetes de la Carolina. de Broad River (*). El entusiasmo de sus


Cornwallis resolvió comenzar lasoperacio- tropas y el deseo de empeñar la lucha, aun-
nes ofensivas apenas llegaran los re- que no se contaba con mas fuerza que con


1.78t. f 1 1 l' uerzos a mando de general Les le,
Pero alarmado luego al tener noticiadel mo- en la historia de la Vidcl del gene¡'aI1Io1'grru, por Gralwm.


(') Los detalles de esta célebre hatalla se encontraráll


vimiento de Morgan contra Ninety-Six, des- págs. 290,-312.
TOMO n. 10




70 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


unos mil hombres, infundió al jefe esperan-
zas de que obtendrian la victoria los que lu-
chaban por su patria y por su libertad. En
la mañana del 17 Margan formó sus tropas
en dos divisiones: la primera, compuesta de
la milicia á las órdenes del coronel Pickens,
ocupó el frente de un bosque á la vista del
enemigo, y la segunda, mandada por el co-
ronel Howard, que se componia de sus tira-
dores y de las tropas continentales veteranas,
se ocultó en dicho bosque en tanto que el
coronel Washington con su caballería se
apostaba detrás de la segunda division como
reserva. Poco despues llegó Tarleton; hizo
formar á su gente en dos columnas con la
infantería en el centre y la caballería en los
flancos y se preparó al ataque. Todo parecia
t),segurarle la victoria, pues sus fuerzas eran
superiores en número, y aunque algo can-
sadas por los esfuerzos que hicieran al per-
seguir á Margan, mostrábanse no obstante
ansiosas por empeñar la batalla.


Los ingleses se lanzaron impetuosamente
sobre un cuerpo de tiradores que despues de
hacer la primera descarga fué á reunirse
con la milicia de Pickens, que atacada in-
mediatamente por el enemigo con indecible
furia, tuvo que retroceder para protegerse
con la reserva. Continuando el ataque con
sin igual ardor, Tarleton cayó entonces so-
hre la caballería, pero esta opuso una vigoro-
sa resistencia, siguiéndose un encarnizado
combate que se generalizó cuando Tarleton


mandó avanzar á su reserva. Desean-
1781. do el coronel Howard proteger su
flanco derecho, hizo un movimiento retrógra-
do que por el pronto pareció significar una
retirada, y entonces los ingleses, cuyas filas
no eran ya tan compactas á causa de lo en-
carnizado de la lucha, y que se creian ya
seguros de la victoria, continuaron adelan-
tando, aunque con cierto desórden, en direc-


cion á la colina donde estaba el enemigo, y
esto puede decirse que fué para ellos el prin-
cipio de su derrota. Al llegar á cierto punto
Howard mandó á sus hombres que aguarda-
ran á pié firme á los ingleses, y hallándose
estos ya á pocos pasos, sufrieron una nutri-
da~ y mortífera descarga, que introdujo la
confusion en sus filas, en tanto que Howard,
mandando á sus soldados cargar á la bayo-
neta, rompió la línea del enemigo. En aquel
momento, Washington cayó sobre la caballe-
ría inglesa quo se habia lanzado en persecu-
cion de la milicia, y aunque el combate fué
terrible y espantosa la carnicería, el ejército
británico quedó al fin derrotado completa-
mente. Las tropas americanas recordando
aquello de El c1tartel de Tarleton querian
vengarse en el enemigo y costó m ucho tra-
bajo impedir que cometieran un esceso. El
jefe inglés (*) pudo escapar con una parte de
sus fuerzas, pero quedaron en el campo ma's
de doscientos ingleses entre muertos ó heri-
dos, sin contar unos seiscientos prisioneros.
La pérdida de los americanos: se redujo á doce
muertos y sesenta y un heridos.


La victoria de Cowpens fué seguramente
una de las mas brillantes que alcanzó el ejér-
cito americano, y rara vez ha tenido tan im-
poriantes consecuencias una batalla en que
tomara parte tan escaso número de tropas,
pues las grandes pérdidas que sufrió la in-
üLnterÍa ligera no solo disminuyó la fuerza,
sino que entorpecieron las operaciones de


(') Al temible coronel Tarleton fué á quien la serlOrn
Asile, persona muy conocida por su talento en la Caroli-
na del Xorte, dió una picante respuesta con motiyo df'
haber dicho el primero en cierta ocasion en que fué acom-
pañado de Cornwallis á casa del coronel Ashe, que desealJH
yer al coronel ·Washington. ,,¡Si hubierais mirndo hácia atrá"
en la batalla de Cowpens, dijo aquella señora, seguramente'
le habriais visto! ¡) Es indudable que los oficiales ingleses
tuvieron motivo para comprender que las indireetas de las
patrióticas hijas del Sur eran tan agudas y cortantes como
los aceros de la valerosa eaballeria de Washington.




f:AP. VIIl. ESTADOS-CNIDOS. 71


Cornwallis durante el resto de la campaña.
Entretanto Cornwallis, que se hallaba en


rrurkey Creek, á veinte y cinco millas de
Cowpens, muy confiado en la victoria de
Tarleton ó al menos sin temer que fuese der-
rotado, hacia lo posible para impedir que se
reuniesen los cuerpos de ejército de Greene
y de Morgan, asunto de la mayor importan-
cia para él, pues queria evitar á toda costa
que estos dos jefes se auxiliaran mútuamen-
te. Al efecto se puso en marcha hácia Broad
River, dando instrucciones al general Leslie,
que debia ir á situarse en las orillas del Ca-
tawba á fin de que no comprendiesen los
americanos qué camino se pensaba seguir,
mas la inesperada derrota de su destaca-
mento trastornó todos sus planes, y nada
podia ya hacer sino buscar una compensa-
cion del desastre por la rapidez y decision de
sus movimientos.


Cornwallis se hallaba mas cerca de los
vados del Catawba que Morgan, y esperaba
que enorgulleciJo con la victoria y ocupado
en la conduccion de sus prisioneros y baga-
jes, no iria aquel jefe prevenido para dar


otra batalla antes de atravesar los va-
178t. 1 E t· l· . d ( os. n es a mte 1genCla y espues
Je p.ensarlo detenidamente unióse al general
Leslie y comenzó á perseguir á Morgan, des-
pues de haber destruido los bagajes que le
eran inútiles, no conservando sino los wago-
nes donde iban las municiones y otros cuatro
vacíos para colocar á los enfermos y heridos.
Sin embargo, como ignoraba qué direccion
habria tomado Morgan, no pudo encontrar-
le, tanto mas cuanto que este jefe desplegó
tanta prudencia y actividad despues de la
victoria como valor antes de obtenerla. Com-
prendiendo el peligro, dejó tras sí con una
bandera de parlamentario á todos los heri-
dos que no pudieron trasladarse, y sin dar
apenas tiempo á sus hombres para respirar~


confió los prisioneros á una escolta de mili-
cia á la que siguió á poca distancia con sus
tropas regulares y caballería, conduciendo
él mismo la retaguardia. Tomadas estas me-
didas, cruzó Broad niver por los vados supe-
riores, y apresurando su marcha hácia el
Catawba, á donde llegó el 28 de enero, pudo
atravesarlo sin novedad al dia siguiente con
sus prisioneros y tropas, mientras la reta-
guardia ganaba la orilla del Norte solo dos
horas antes que la vanguardia inglesa apa-
reciese en el lado opuesto. Llegada la noche,
vióse precisado Cornwallis á esperar hasta
el dia siguiente; mas habiendo llovido copio-
samente en este intérvalo, el jefe inglés, po-
seido de impaciencia, tuvo que detenerse aun
tres dias mas hasta que las aguas dejaran el
paso libre.


Entretanto el general Greene, inquieto
por la suerte de Morgan y sus tropas, habia
clejado á su ejército á las órdenes del general
I-Iuger encargándole atravesara el rio por
donde fuera mas vadeable, y seguido solo de
unos cuantos hombres, dirigióse al campa-
mento de Morgan, donde llegó e131 de enero,
encargánclose él mismo del mando de las
tropas. Cuando las aguas se retiraron,
Cornwallis consiguió al fin cruzar el rio,
aunq ue le disputó el paso un cuerpo de mi-
licia á las órdenes del general Davidson, va-
liente oficial que cayó mortalmente herido
en la accion (*).


Entonces comenzó una verdadera. carrera
militar entre los americanos que se retira-
-------------------"


(') Merece citarse aqui una anécdota que da a conocc)"
el patriotismo de las mujeres de la revolucioll. ProfulHla-
mente atligido el general Grccne por la pérdida de D:n·ict-
SOl!, retirabase hacia Salishllry, y eomo habia caminado
todo el día, á pesar del viento, de la lluvia y del barro qU('
euhría todo su traje, se fué a llescansar un momento á la
puerta de una casa principal perteneciente á Mrs. Stf'f'le.
Como en aquel momento se acercara el Dr. Reed á pr'~g\ln­
tarle por su salud, Greene no pudo menos de c.ontestar que
estaba cansado, /¡ambí'icnlo !J afligido. Al uir <,sto la !ludí:l


.".:. ¡
. ¡




72 IIISTOR! ~ DE LOS CAP. VlIl.


ban á las órdenes de Greene y los ingleses
que perseguian conducidos por Cornwallis.
"El primero marchaba con tal rapidez que
atravesó el Yadkin en la noche del 2 al 3 de
febrero, pero tan cerca iba el enemigo, que la
vanguardia inglesa veia la retaguardia ame-
ricana, y hasta tuvo lugar una ligera esca-
ramuza no lejos de los vados, entre una
partida de tiradores de América y una avan-
zada del ejército inglés. El general Greeno
se apoderó de todos los botes que habia en la
orilla Sur, .yaquí volvió á suceder lo mismo
q ne en el Catawba; el rio creció de repente
á consecuencia de las anteriores lluvias, y
los ingleses, obligados á detenerse, no pudie-
ron perseguir al enemigo tan de oerca.


Pero entonces la artillería británica co-
menzó á cañonear el campamento america-
no que estaba en la orilla opuesta, y aquí
nos parece oportuno reproducir lo que dice
un testigo ocular: «A poca distancia del rio
y detrás de un grupo de rocas habia una lle-
q ueña cabaña que servia de tienda de cam paña
al general Greene, el cual mientras que su
familia y varios oficiales de su estado mayor
se entretenian, como de costumbre, .se ocu-
paba en redactar sus partes. En este mo-
mento los cañones ingleses menudeaban
sus disparos, mas al parecer sin llamar la
atencion de nadie, hasta que al fin, ya por-
que lo observasen Ó por simple conjetura,
los ingleses tomaron por blanco nuestra ca-
baña y entonces comenzaron á caer en der-
redor de esta las balas rebotando en las ro-
cas. A los pocos momentos una de estas


tIp la casa y mientras Grecnc lomaba algun alimento, pe-
netró en su cuarto, tomó dos saquitos (le dinero, ahorro dE'
muchos aííos , y se los entregó luego al general diciéndole:
"T"mad esto, pues seguramente os hace mucha falta y yo
1JllL'do pasar sin ello.)) Fácil es comprender que ados como
,'~tl.', reyeI3bnn qnp pI amor del pueblo á las libertades de
Sil pais ¡lO p,)(liall mellO;; (le ser apreciados en lo que
,":I\i,,]1 PUl' lh,m1,n'~ t<ln p1triotas como ~atanicl Greene.


hizo volar el techo de la cabaña, mas el ge-
neral siguió escribiendo sin atender á otra
cosa que á sus despachos y contestando con
la mayor calma y precision á los que entra-
ban á pedirle órdenes.»


La crecida del rio, á la que debieron los
americanos salvarse por segunda vez, fué
consid~rada como una cosa providencial, ins-
pirándoles un valeroso entusiasmo para de-
fender la causa que el Todopoderoso parecia
haber tomado bajo su proteceion.


Como el rio no era vadeable .Y seguía aun
creciendo, y como por otra parte no se en-
contraban botes para pasar al otro lado, en-
caminóse Cornwallis por la orilla Sur del
Yadkin, á un punto donde esperaba en-
contrar unos vados por los cuales le seria
mas fácil pasar con sus tropas. Entretanto
el general Greene, libre ya de la presion de
sus perseguidores, continuó su marcha há-:
cia el Norte, J' el 7 de febrero rennióse con
su division mandada por Ruger y \Villiams
cerca de Gllildford Court 1Iouse. Así pues.
no pudo Cornwallis recobrar los prisioneros.
tomar la revancha, de la derroti:l de Cowpens.
impedir la reunion de los dos cuerpos del
ejército americano ni destruir en fin á nin-
guno de ellos; pero este mal resultado 1).0 se
debió á la falta de pericia del general inglés.
sino á contratiempos imprevistos que no lme-
de evitar el poder humano.


Cornwallis, que no queria desistir de su
persecucion, resolvió obligar á Greene si era
posible á batirse antes de recibir refuerzos.
yen su consecuencia se puso en marcha há-
cia el Dan con el objeto de impedir á los ame-
ricanos que penetrasen en ·Virginia. El gene-
ral Morgan acababa de retirarse del servicio
á causa de un violento ataque de reu-


. 1781.
ma que le oblIgó á guardar cama, y
en su lugar encargóse el coronel \Villiams
del mando ele un cuerpo de infantería lige-




ESTADOS-G~lDOS.


ra (*). El dia 10 de febrero G1'eeno salió de
Guildford Court House en direccion al Dan.
Su retirada y la porsecucion de Cormvallis
se hicieron con tanta rapidez como la vcz
anterior, pero el arrojo y actividad de las
tropas americanas obligaron á los ingleses
á marchar compactos y con la mayor pru-
dencia, porque en cierta ocasion el coronel
Lee dió una carga á la caballería avanzada
del ejército británico, tan imprevisamente y
con tal impetuosidad que les mató much¡,¡,
gente, cogiendo varios prisioneros. Merced ,1
las precauciones del general Greene y ü sus
preparativos, pudieron sus tropas atravesar
el Dan sin novedad el 14 de febrero por el
punto llamado Boyd's Irwin's Ferrios; yaun-
que la infantería ligera habia recorrido cua-
renta millas durante erdia cuando las últimas
tropas llegaron ¿i la orilla ~ortc, vióse apare-
cer al otro lado del rio á la vanguardia inglesa.


En esta retirada y persecucion en que se
recorrió un espacio de doscientas millas, am-
bos ejércitos padecieron ~nucho por las fati-
gas y las privaciones (H), pues no tenian
tiendas de campaña, los caminos eran ma-
los, las lluvias copiosas, y era por último
grande la escasez de víveres. A veces iban
los soldados chorreando sin que pudieran
secarse hasta que el calor del cuerpo ab-
sorbía el agua, y por otra parte la incle-
mencia de la estacion agravaba sus pade-
cimientos. En este punto tenian una gran
ventaja los soldadm; ingleses l)orque iban
provistos de zapatos y bien vestidos, en tan-


(.) Sc suponc gP1lt'rf111l18llte (lue J1fCdi,j una grave cues-


to que los americanos iban casi desnudos .Y
muchos de ellos descalzos, hasta el punto dl'
que la sangre de las heridas de sus piés mar-
caban por el camino las hue]]as de aqucllo~
valientes que sin embargo lo sufrian todo
con valerosa resignacion y sin murmurar.


Disgustado al ver que fracasaban todos
sus proyectos, Cornwallis se decidió á per-
manecer en la Carolina del Norte á fin dl'
reunir bajo ¡<us banderas á todos los realis-
tas, y al efedo, presentóse en Hillsborough.
tratando ele influir en los habitantes par,!
que favoreciesen la causa real. Sus esfuerzo~
sin embargo no dieron el resultado que es-
peraba, pues la mayoría del pueblo vaciló eH
aceptar las ofertas del jefe inglés, si biell
hubo algunos que se decidieron á tomar las
armas. Entretanto Tarleton marchó con Sil
legion al distrito que se halla entre los rio~
Haw y Deep con ohjeto de reunir los realis-
tas que allí hubiese.


Grecnc destacó al coronel Lee con un cuer-
po de caballería para que protegiese aqllelln
parte del pais y atacara <i Tarleton, y ha-
biendo sorprendido el jefe americano á un
destacamento de Tories que á las órdenes del
coronel Pyle iba á reunirse con Cornwallis.
atacóle con vigor mientras aquellos, creyen-
do que se las habian con soldados de las tro-
pas reales, gritaban: «j Dios salve al rey! /)
Esta equivocacion costó la yida tt dos ó tres-o
cientos homhre:;;, y los demás tuvieron (lW'
rendirse. Por una singular coincidencia, po-
co despues encontró Tarleton á otro pequefí()
destacamento de Torics él hizo en ellos un:1
terrible matanza, creyendo que eran enemi-


tiun personal entre (~reenc y Murgan antes (InE' este último gos en yC)Z de amigos. Cuando el coronel in-
se retirase dd sen·ieio aetiyo.lIIr. GrahelJll consagra yarias glés avanzaba al encuentro de Lee, Cornwn-
pilginas á la discusion (le est,~ pllnto en 51l ,'ida ¡Jel general
~Iorgan, págs. :l6:l-G8. llis le envió una órden para que se presentar;:


(") En aquella célebre rdil'arJ¡¡ se rc\"t'lú el gl'llio mílitar en Hillsborough.
del GE'nc·ral Grecnc Porleis estar se"Ul'" le dijo f'l o-pJ1(·rnl· Ir b· d ·1·d G f' ¡
\Yashington, que YUéstra ]',·til'adD ha sido aplawlirlG por ~. " .. el' a len o reCl)1 o reene un re uerzo ( \'
lodos y p['Lw!Ja honol'ific81l1l'ute Y1l':stra I)('rici~ militar. tropas continentales y de milicia y en con-




74 IIlSTORlA D1~ LOS CAP. "IlI.


tr<indose con un ejército de cuatro mil qui- yó en gran manera despues de su último
nientos hombres, no se creyó ya en el caso encuentro. El general inglés sabia no obs-
Ile evitar la batalla con los ingleses, yen su tante que el ejército de Greene era mas
consecuencia, despues de cruzar el Dan en numeroso que el suyo, pero el estado en que
direccion á la Carolina del Norte, dirigióse se hallaban las provincias del Sur le obligaba
al encuentro de Cornwallis, que se habia á batirse porque una retirada equivalia á una
situado en Guildford Court House. Los derrota. Cierto es que despues de un obsti-
flos ejércitos se encontraron el dia 15 de nado combate habia desalojado al enemigo


marzo, mas apenas empezó la bata- de una posicion ventajosa, mas no por esto
1781. lla, la milicia de la Carolina del Nor- desaparecian los obstáculos puesto que en
te, sobrecogida de un pánico inesplicable, se vez de completar la victoria persiguiendo al
Ilispersó en todas direcciones, y aun cuando enemigo, vióse en la precision de retroceder.
las tropas de Virginia sostuvieron resuelta- Su ejército se hallaba tan exhausto y era tan
mente el choque de los ingleses, viéronse difícil encontrar víveres en aquella parte del
precisadas á ceder, renunciando á una victo- pais, que á los tres dias despues de la batalla,
ria probable por no haberlas secundado con emprendió la retirada dejando una porcion
igual valor el segundo regimiento de Mary- de heridos en Quaker Meeting House bajo la
land. Dos pedreros que llevaban los ameri- proteccion de una bandera Je parlamento.
canos y que abanJonaron los ingleses en la La batalla de GuildforJ Court House fué hon-
batalla de Saratoga, fueron recobrados por rosa para Cornwallis y sus tropas, pero pue-:
Cornwallis en la batalla de Camden y vuel- de considerarse como el primer paso en una
tos tl tomar por Morgan en la de Cowpens, série de empresas que acabaron con la domi-
quedando últimamente en poder de los ingle- nacion de los ingleses en América.
ses cuando tuvo lugar el encuentro de Guild- A consecuencia de los apuros del jefe in-
ford Court House. glés, cambió de pronto la escena, pues Greene


La batalla que duró cerca de dos horas, que hasta entonces se retiraba para evitar el
fué una de las mas encarnizadas que se con- encuentro con aquel, se convirtió en perse-
taron durante aquella guerra, y aunque guidor, y aunque derrotado poco antes, lan-
Greene tuvo que emprender la retirada, hí- zóse enpersecucion del vencedor y de su
zolo en el mejor órden y pudo llegar el mismo ejército, hostigando tí los ingleses hasta que
(lia á Speedwell Iron \Vorks, punto que dis- penetraron en \Vilmington. El 5 de abril el
taba diez millas de] lugar de la accion. La general Greene hizo una contramarcha, y
pérdida de los americanos escedió de mil desde R amsay's Mills, en Deep River, dirí:..
hombres entre muertos y heridos, pero fué gióse á Camden, donde se hallaba Lord Raw-
mayor la de los ingleses, pues muchos de sus. don, y en la mañana del 20 de abril acampó
mejores oficiales y una tercera parte de sus en Logtown á la vista de las fortificaciones
tropas quedaron en el campo de batalla. inglesas. Cornwallis llegó á \Vil-


Cornwallis se proclamó vencedor é hizo mington el dia 7 de abril, y vacilando 178t.
cuantos esfuerzos estaban á su alcance para entre ir á socorrer á Rawdon ó dirigirse
obtener todas las ventajas posibles de su á Virginia, decidióse por lo último; d~jó
triunfo, mas no consiguió gran cosa por- descansar algun tiempo á sus tropas, se puso
que su ejército, :ya muy debilitado, disminu- en marcha el 25 de abril y llegó el 25 de




CAP. VlIT. ESTADOS-UNIDOS.


mayo á Petersburg, donde se encargó del tropas americanas fueron sorprendidas cuan-
mando de las tropas inglesas en Virginia. do menos lo pensaban, pero el general Gree-


Lord Rawdon habia establecido su cuartel ne las formó bien pronto en órden de batalla,
general en Camden, plaza muy bien fortifi- y observando que la columna del enemigo,
cada. Las principales fortalezas que los in- aunque compacta, no se estendia en ala, dis-
gleses tenían en el Sur eran Charleston, puso que se la atacase á la vez por ambos
Ninety-Six y Augusta~ pero tambien habian flancos y de frente. Bien pronto se generalizó
puesto guarnicion en otros puntos militares el combate con la mayor obstinacion; Ra wdon
de menor importancia, porque la mala vo- estendió su línea haciendo avanzar á los vo-
luntad de los habitantes hácia los ing'leses, luntarios irlandeses, y gracias á esto y á la
hacia necesario repartir las fuerzas á fin de disciplina de las tropas británicas, vióse
defender ciertos puntos y mantener las co- precisado Greene á emprender la retirada, la
municaciones. Al recibirse la noticia de la cual se efectuó en el mejor órden, llevándose
retirada de Cornwallis, concibieron los ame- los americanos sus bagajes y artillería y al-
ricanos nuevas esperanzas: Sumpter y Ma- gunos prisioneros. Las pérdidas por ambas
rion iban ganando terreno poco á poco merced partes entre muertos y heridos fué con corta
á sus 'acertados movimientos y habiendo con- diferencia de unos doscientos ochenta á tres-
seguido que se les c~nsiderara como jefcs que cientos hombres.
conducirian por el camino de la gloria á sus Con la victoria de Hobkirk's Hill no ob-
compatriotas, evitando toda clase de peligros, tuvieron mucha ventaja los ingleses, porque
alistáronse bajo sus banderas numerosos ciu- siendo la caballería de Rawdon numérica-
dadanos que se organizaron luego en com- mente inferior á la de su enemigo y hallán-
pañías regulares. De este modo llegaron á dose muy debilitado su ejército, no le era
formar una fuerza bastante respetable para posible perseguir á los americanos. Greene
tener enjaque á toda la Carolina baja, mien- se retiró á Rugely's Mills, á doce millas de
tras que Greene con su ejército hacia frente distancia, donde su presencia escitó al pueblo
á Lord Rawdon en Highlands. Viendo eljefe á resistir á los invasores, y resuelto á no
inglés que su situacion iba siendo peligrosa, perder de vista á Rawdon, envió tropas á
reforzó su ejército llamando á las tropas que Marion á fin de entorpecer la marcha de
guarnecian los puntos que no era posible de- Watson, que debia llegar de un momento á
fender. otro á reforzar al enemigo. El dia 7 de mayo,


Mientras Rawdon esperaba que llegasen no obstante, presentóse el coronel in-
1, C R d 1781. los refuerzos á las órdenes del coronel \Vat- g es en amden y entonces aw on


son, el general Greene s~ atrincheró en Hob- resolvió atacar á Greene, si bien desistió
kirk's Hill, á una milla de Camden, el 24 de luego de su empeño al ver la posicion que
abril. Al dia siguiente, habiendo llegado á aquel ocupaba.
conocimiento de Rawdon esta circunstancia Rawdon se habia colocado en una situa-
por conducto de un desertor, pareciólo que. cion tan critica que le era de todo punto
podia aventurar un ataque, y en esta persua- I preciso evacuar á Camden, y en su con se-
sion , púsose en marcha, dió un gran rodeo cuencia despues de haber quemado la cárcel,
á fin de no ser descubierto ,y cayó de pronto los molinos, algunas casas particulares y
sobre el flanco izquierdo del enemigo. Las parte de sus almacenes, se retiró el 10 de




76 lIISTORIA DE LOS CAP. YIlI.


mayo hácia Charleston. PrivaJo Je socorros I castigaria severamente á los que cometiesen
por la activiJad de los americanos, Rawdon semejantes desmanes faltando á los princi-
obró con mucho acierto al retirarse mientras pios del derecho y de la justicia.
podia hacerlo, y antes de partir ofreció su La presencia del ejército de Greene, la
apoyo á todos los realistas que quisieran actividad de sus tropas y la retirada de
<1Compañarle. Era una dura alternativa el Rawdon bastaron para que todos los habi-
abandonar sus casas y bienes ó esponerse á tan tes de la provincia, ó al menos la mayor
la venganza de sus exasperados compatrio- parte, se rebelasen contra la autoridad ingle-
tas, mas no obstante, varias familias, te- sa, y en tan críticas circunstancias Rawdon
miendo la furia de sus adversarios, se fueron se retiró á Monk's Corner, punto desde don-
eon el jefe inglés, que luego las olvidó lasti- de le era posible cubrir todos aquellos distri-
mosamente. tos de los que sacaba Charleston sus socorros


Despues Je la evacuacion de Camden, y donde podia además resguardarse de un
cayeron en poder de los americanos uno tras desastre, aprovechando al paso cualquiera
otro varios puestos militares. El dia 11 de oportunidad favorable para obrar.
mayo la guarnicion de Orangeburgh com- Habiendo conseguido Greene apoderarse
puesta de setenta hombres de la milicia y de de todos los puestos militares ingleses de
veinte hombres de tropa regular, se entregó que ya hemos hecho mencion, obligando
it Sumpter sin hacer la menor resistencia; luego á Rawdon á l"etirarse á Monk's Oor-
:Mario n y Lee, despues de tomar el fuerte ner, no creyó ya prudente perseguir mas á
Watson el 23 de abril, cruzaron el Santee y su enemigo, y por lo tanto fijó su atencion.
marcharon contra el fuerte Motte situado en en la parte occidental de la provincia y
la parte sur del Congaree, un poco mas ar- en los puntos militares de Georgia, á los
riba de su confluencia con el \Vateree, y le cuales pensaba mandar á Pickens juntamen-
atacaron tan impetuosamente el 8 de mayo, te con Lee, cuando hubiese reuniJo la mili-
que la guarnicion compuesta de cie:t;lto sesen- cia de Ninety-Six.
ta y cinco hombres capituló el 12 despues de Cuando Georgia y la Carolina del Sur ca-
haberse defendido valerosamente. George- yeron en poder de los ingleses en 1780, mu-
town, puesto militar de Black River (Rio chos de los mas resueltos amigos del Congre-
negro), se rindió á un destacamento de Ma- so se retiraron á las montañas ó huyeron á
rion, y el dia 15, el fuerte Granby, otro la Carolina del Norte, pero la mayor parte,
puesto que habia en Frida'y's Ferry, en la desesperando de la causa popular, se some-
parte Sur del Congaree, á treinta millas mas tieron á los conquistaJores en la esperanza
arriba del fuerte Motte, cayó en poder de de que se les permitiría vivir en paz en la pa-
Lee con toda su guarnicion, compuesta de cífica poses ion Je sus bienes. Pero cuando
trescientos cincuenta hombres, en su mayor vieron que se les trataba con la mayor inso-
parte de la milicia. Tal era el deseo de ven- lencia, despojándoles de todo sin considera-
ganza de las tropas de Lee que quisieron cion alguna mientras se les obligaba por
violar los artículos de la capitulacion y ma- otra parte á empuñar las armas contra sus
tar á los compatriotas que encontrasen allí, conciudadanos, cambiaron naturalmente de
y el jefe americano, á fin de reprimir seme- modo de pensar y empezaron á declararse-
janie abuso, juzgó necesario declarar que contrarios á la autoridad del monarca.




CAP. VIII. ESTADOS-l:NIDOS. 77


Este espíritu de hostilidad se dió á conocer
mas abiertamente cuando el ejército inglés,
dejando tras sí débiles guarniciones para de-
fender varios puntos, marchó hácia el Norte
por la senda de la victoria. El coronel Clar-
ke, seguido de algunos patriotas se dirigió
poco despues contra el fuerte Augusta, mas
el coronel Brown, comandante de esta plaza,
recibió un refuerzo del teniente coronel
Cruger, jefe de Ninety-Six, y esto obligó á
Clarke á pronunciarse en retirada, dejando
en poder del enemigo algunos de los suyos
que fueron tratados con inusitado rigor. Pero
esto no bastó para estinguir el espíritu de
oposicion: partidas. arma?as que aunque
obraban sin concierto, multiplicábanse dia-
riamente, persistieron en hostigar incesan-
temente á las guarniciones inglesas sin de-
jarlas tranquilas un momento. El capitan
M'Koy, seguido de algunos atrevidos aven-
tureros, comenzó á recorrer las salinas del
Savannah, y habiéndose apoderado de al-
gunos botes que se dirigian con víveres hácia
Augusta, derrotó á un destacamento que por
órd-en del coronel Brown iba persiguiéndole,
lo cual no impidió que poco despues sufriera
él la misma suerte en un encuentro que tuvo
con el jefe británico.


A estos encuentros parciales siguieron
luego operaciones en mayor escala que no
dejaban de ser importantes. El coronel
Clarke habia vuelto á su provincia [i fin de
trabajar con el mayor celo en favor de la
causa comun; el general Pickens logró reu-
nir un cuerpo de milicia en las cercanías
de Augusta, y poco despues de la toma del
fuerte Granby. el coronel Lee se puso en
marcha apresuradamente hácia el campa-
mento de Pickens, á donde llegó á los cuatro
(1ias para reunirse con dicho jefe. Su prime-
ra empresa fué apoderarse Jel fuerte Gol-
phin ó DreaJnought, en Silver Bluff, cerca


TO],lO II.


del Savannah, cuya guarmclOn compuesta
de setenta hombres se rindió el l. o de mayo
á un destacamento de la legion de Lee que
iba á las órdenes del capitan Rudolph.


Pickens y Lee dirigieron entonces sus ar-
mas contra el fuerte Cornwallis, en Augusta,
y aunque procedieron en sus operaciones eon
la mayor actividad, el coronel Brown se de-
fendió obstinadamente. Durante el sitio se
montaron varias baterías para cañonear el
fuerte, y como Jos de ellas no se hallaban
mas que á treinta varas de distancia del pa-
rapeto, los tiradores americanos, protegidos
por las piezas, tomaron posicion de tal modo
que todo hombre que asomaba á la muralla
caia muerto ó herido en el acto. La guarni-
cion no obstante, se resistió con un valor
digno de mejor causa, mas todo fué inútil,
pues el 5 de junio los trescientos soldados
que aun quedaban en el fuerte tuvieron que
capitular y rendirse. En aquella funcion do
guerra perdieron los americanos unos cua-
renta hombres entre muertos y heridos.


Los oficiales ingleses que habia en Augus-
ta se habian hecho odiosos á lo¡ habitantes
por su abuso de autoridad, y á esto se debió
sin duda que despues de la rendicion una
persona desconocida matara de un tiro al co-
ronel-Grierson. El coronel Brown no sufrió
la misma suerte porque le enviaron inmedia-
tamente á Savannah con una buena escolta.


Mientras sucedia esto en Georgia, el ge-
neral Greene, seguido de sus tropas, marchó
contra Ninety-Six (Carolina del Sur), cuya
plaza bastante bien fortificada contaba con
una guarnicion de unos quinientos cincuen-
ta hombres á las órdenes del coronel Cruger.
Rawdon habia enviado mensajeros á dicho
jefe previniéndole que abandonase la plaza
y se retirara á Augusta, pero aquellos no
llegaron á Ninet'y-Six, y por lo tanto el co-
ronel inglés no se movió. Hácia fines de


11




78 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


Greene atacó la plaza despues de formar llegada de Rawdon á dicho rio, una de sus
los aproches, y el 3 de julio intimó la ren- avanzadas fué sorprendida á una milla del
dicion, pero los- sitiados se negaron á ello campamento inglés por la legion de Lee, que
resueltamente y en su consecuencia conti- cogió cuarenta prisioneros, mas la aparicion
nuaron las operaciones. Es de presumir que de la infantería americana en aquella parte
los americanos se habrian apoderado al fin del pais, hizo comprender al jefe británico
de la plaza, si Rawdon que acababa de re- que el general Greene no estaba lejos, y en
cibir un refuerzo de Inglaterra no hubiese esta persuasion retiróse á Orangeburgh sin
llegado desde Charleston con dos mil hom- contratiempo y allí encontró el refuerzo que
1>re8 en socorro de Cruger. El dia 18 dejunio esperaba de Charleston al mando del coronel
se dió un asalto, mas como no se consiguie- I Stuart. :;\Iarion habia intentado cortar el paso
ra tomar el fuerte, Greene cruzó el Saluda el . á este refuerzo pero no pudo conseguirlo.
dia 20 retirándose delante de Rawdon (*). El general Greene se reunió en el Conga-
Este jefe persiguió á su enemigo durante al- ree con Marion y Sumpter que llevaban con-
gun tiempo y volvió luego á Charleston. sigo mil hombres de refuerzo, y el dia 11 de


Despues de la retirada del general Greene, julio marchó sobre Orangeburgh con la in-
Lord Rawdon vió que era preciso evacuar tencion de atacar al ejército inglés en su
á Ninety-Six, y como los leales habitantes campamento, mas al llegar vió al enemigo
de aquel distrito no se atrevían <1 esponerse tan bien fortificado que no se atrevió á inten-
á la venganza de sus enfurecidos compatrio- tal' el ataque. Mientras se hallaba en aquella
tas, dejó mas de la mitad de su fuerza al posicion el general Greene recibió la noticia
mando del coronel Cruger para que los escol- de que el coronel Cruger acababa de evacuar
tase, y despues de permanecer solo dos dias á Ninety-Six y se dirigia á Orangeburgh,
en Ninety-Six, se puso en marcha hácia el pero el rio, que en un espacio de treinta mi-
Congaree con ochocientos infantes y seis- llas no era vadeable por ningun punto ma~
cientos caballos en la esperanza de que se le que el ocupado por Rawdon, era un ohfltá-
reuniria bien pronto un nuevo refuerzo pro- culo insuperable pctra emprender nada con-
cedente de Charleston. Aquel, sin embargo, tra Cruger, y en vista de esto el genera]
no salió de la, ciudad tan pronto como se es- Greene se retiró á las colinas de Santee. Sin
peraba, y el parte dirigido á Rawdon infor- embargo, á fin de alarmar á R,twdon y antei"
mándole del hecho fué interceptado. ele abandonar los alrededores de Orange-


El comandante inglés creyó sin duda que bllrgh, destacó el 13 de julio ti Sumpter~
el general Greene habia sido rechazado de Marion y Lee contra l\Ionk's Corner y Dor-
Ia Carolina del Sur, pero el jefe america- chester. Lee capturó cierto número de carroi"
no se hallaba entonces á poca distancia de con víveres y efectos de guerra; el coronel
Broad River, y apenas supo que direccion Hampton batió á un destacamento de dra-
tomaba la division inglesa, volvió apresu- gones ingleses á la vista de Charleston, co-
radamente riJ Congaree. Poco despues de la giéndoles cincuenta prisioneros, y por último


Sumpter atacó á un cuerpo de tropas 1781,
(') CuaJ1(!o el general Gl'eene se hallaba en aquella po- que iba á las órdenes del coronel Coa-


sicion, ¡wonsPjú\,(lIlle que se retirara á Virginia con las
fu.'rzas (lue le (!ueilahall, a lo ellal replicó ellJravo general: tes; mas este jefe, aprovechando la oscuridatl
l' rt'·l~')¡'I'.H'~ h CU'ulill:l (Iel Sur () !l"re{~eré en la dennnda.¡) de la noche, evitó el encuentro, y despnes de




CAP. VIII. EST ADOS-UNIDOS. 7U


una escaramuza con los americanos que le
perseguian con el mayor empeño, pudo efec-
tuar su retirada sin contratiempo alguno (*).


La temperatura comenzaba á ser ya en-
tonces sofocante, y segun ya hemos dicho en
aquellos climas la intensidad del calor duran-
te el verano impide continuar las operaciones
militares así como el rigor del frio en el in-
vierno. En este intérvalo, el general Rawdon
pidió licencia por algun tiempo por motivos
de salud y se embarcó para Europa (**). Du-
rante su ausencia el coronel Stuart se encar-
gó del mando de las tropas en Orangeburgh.


El general Greene llegó d 16 de julio á las
colinas de Santee, donde permaneció hasta el
22 de agosto. Por espacio de seis meses su
ejército no hizo mas que marchar de un pun-
to á otro, batiéndose á todas horas, y si bien
no alcanzó ninguna victoria y fué rechazado
del sitio de Ninety-Six, conservó sus posi-
ciones, obligando al enemigo á desalojar los
puestos militares que tenian en el interior
(lel pais. La actividad, prudencia y valor del
general Greene escedieron á todo cuanto de
él pudiera esperarse y los verdaderos aman-
tes de la patria le dieron merecidas gracias
por su conducta.


Como quiera que los ingleses se habian si-
tuado en la parte sur del Congaree, el gene-
ral Greene tomó sus medidas á fin de des-
alojarlos por segunda vez de aquel punto, y
al efecto seguido de una parte de sus solda-
aos que iban casi desnudos, cruzó el \Vate-
ree y el Congaree, y fué á reunirse con el


(') V{'.ase la obra titulada, «Eu/m{';" un r.ltcnto de l(t
"cvoluciot!, pág. 310, ete. y taml>ien la Vida de lVashiny/un,
por Marshall, vol. n, pág~. 13-1::>.


(") Antes de su marcha tord Rawdon se señaló por un
acto de cruel venganza q'.lC rué \lila mancha indeleble para
su buen nombre. L'l ejecucion del (~orollel Isaac Hayne no
se olvidará nunca, y la indignacion que causara en todo el
¡mi:; fué tal que faltó muy poco para que se tomaran san-
grientas represali'as. Véase la HistoJ"ia de la j"('l'olucion ame-
¡'¡cana, por Gordon.


general Pickens, que mandaba la milicia de
Ninety-Six y con las tropas del general Ma-
rion. Una vez concentradls las fuerzas ame-
ricanas, el general Greene se puso en mar-
cha el 8 de setiembre (tomamos este dato
de Gordon) (*), con la intencion de atacar
al ejército inglés que mandaba el coronel
Stuart, y que se habia retirado á unas cua-
renta millas del Congaree para situarse en
Eutaw Springs á sesenta de Charleston.
Tanto las fuerzas americanas como las ingle-
sas se componian de unos dos mil hombres
poco mas ó menos, pero las primeras cons-
taban en su mayor parte de bisoños .de la
milicia. Greene sin embargo formó sus tropas
en dos columnas: la primera, compuesta de
la milicia de la Carolina del Norte y del Sur,
estaba á las órdenes de Marion. Pickens y el
coronel NIalmedy; la segunda se formó con
las tropas continentales de la Carolina del
Norte, Virginia y Maryland, de cuyo mando
se encargaron el general Sumner, el tenien-
te coronel Campbell y el coronel O. \Vi-
lliams; Lee con su legion cubrió el flanco
derecho, Henderson con sus tropas el izquier-
do, y por último, \Vashington con su caba-
llería y el capitan Kirkwood con las tropas
de Delaware formaron un cuerpo de reserva.
Dispuesto en esta forma el ejército se puso
en marcha á las cuatro de la mañana, y
habiendo encontrado dos avanzadas inglesas
á la distancia de cuatro millas del campa-
mento enemigo, las dispersó inmediatamente
y continuó su marcha hasta avistar el grueso
de las fuerzas del coronel Stuart. Poco des-
pues comenzó la accion, y entonces la pri-
mera línea de los americanos retrocedió á su
vez aunque la apoyó resueltamente la briga-
da de la Carolina del Nqrte al mando del ge-
neral Sumner, compuesta en su mayor parte


e) Hist01'ia de la ¡'evolucíon ame¡'jeana, por Gordon,
vol. III, pág. 2i2.




80 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


de soldados bisoños. En lo mas récio de la
pelea, Greene ordenó á Williams y Campbell
que con las tropas continentales de Mary-
land y Virginia cargasen á la bayoneta, lo
uual hicieron aquellos con tal intrepidez, que
á pesar de un nutrido fuego de mosquetería,
cayeron resueltamente sobre el enemigo ven-
ciendo cuantos obstáculos se pusieron por
delante, en tanto que Lee atacaba á la vez
el flanco izquierdo y la retaguardia de los
ingleses. Como quiera que Henderson cayera
herido al principio de la batalla, encargóse
del mando de las tropas de la Carolina del
Sur ~l teniente coronel Hampton, quien dió
una brillante carga, cogiendo mas de cien
prisioneros. Al ver que los ingleses comenza-
ban á ceder, Washington se lanzó sobre ellos
seguido de sus ginetes y de la infantería de
Kirkwood, sin dar tiempo al enemigo para
que se formase de nuevo, lo cual bastó para
asegurar la victoria de los americanos. Al
retirarse los ingleses hubo muchos que se
hicieron fuertes en una casa de ladrillo que
allí habia, en tanto que otros se ocultaban
entre malezas impenetrables, pero tal era el
ardor de los americanos que les persiguieron
hasta en aquellas posiciones, lo cual fué cau-
sa de que Washington cayese herido y queda-
ra prisionero de los ingleses, perdiéndose ade-
más cuatro pedreros que se asestaron contra
la casa en que se hicieron fuertes los ingle-
ses y que no pudieron recogerse sin gran ries-
go. Entonces Greene, juzgando inútil prolon-
gar la accion, dió á sus tropas la órden de
retirarse.


Los americanos recogieron todos sus heri-
dos escepto aquellos que se hallaban al al-
cance de la casa, y se retiraron al fin del
lugar de la accion rendidos y sofocados por
la sed que no podian apagar en aquellos si-
tios. La accion habia durado cerca de cuatro
horas, y fUé, segun Greene, una de las mas


encarnizadas que nunca presenciara durante
la guerra.


En la noche del dia siguiente, el teniente
coronel Stuart abandonó á Eutaw y se diri-
gió hácia Charleston, dejando tras sí mas de
setenta heridos y una porcion de armas, y
aunque el mayor M'Arthur se unió á él con
un considerable refuerzo, no se renovó la
accion, sin duda por la considerable pérdida
de los ingleses, que no bajó de quinientos
hombres entre heridos y prisioneros y otros
tantos muertos entre los que se contaban va-
rios oficiales. Los americanos tuvieron cua-
trocientas cincuenta bajas y sesenta y un
oficiales entre muertos y heridos, contándo-
se entre los primeros el teniente coronel
Campbell, jefe de las tropas de Virginia, cu-
ya pérdida fué muy sentida por todos. Cuan-
do al frente de sus soldados dió la brillante
carga que decidió la victoria, recibió una
herida mortal, y como al caer preguntase
quiénes eran los vencedores y le contestaran
que los ingleses huian en todas direcciones,
esclamó al exhalar el último aliento: «.¡ Dios
sea loado, muero feliz!»


La victoria obtenida por el ejército ame-
ricano alarmó de tal modo á los ingleses que
quemaron inmediatamente sus almacenes
militares de Dorchester, evacuando á toda
prisa los puntos que ocupaban en Monk's
Corner, en tanto que se cerraban las puer-
tas de Charleston y se mandaba á los ne-
gros que interceptasen el camino con troncos
de árboles. Las tropas del general Greene
que tomaron parte en la accion constaban de
novecientos hombres entre regulares y de
la milicia, de los cuales murieron ó queda-
ron heridos quinientos cuarenta y siete in-
clusos setenta y dos subalternos y sargen-
tos. Tal fué el calor de la accion que los
oficiales de una y otra parte se batieron
cuerpo á cuerpo espada en mano. El Congre-




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS. 81


so resolvió en 29 de octubre regalar á Greene
una bandera inglesa y una medalla de oro, y
a-cordó que se diese un voto de gracias á los
diversos cuerpos del ejército y á sus jefes.


Despues de la batalla, los americanos se
retiraron á sus primitivas posiciones en las
colinas de Santee, mientras los ingleses se
situaban en los alrededores de Monk's Cor-
ner. Poco despues un destacamento de caba-
llería americana les cogió cuarenta prisio-
neros á la vista del cuerpo principal de su
ejército, que parecia haber perdido su acos-
tumbra~a energía, sucediéndoles con esto
lo mismo que á la milicia en el año anterior.


Con la batalla de Eutaw Springhs puede
decirse que terminó por entonces la guerra
en la Carolina del Sur. Al principio de la
campaña, los ingleses dominaban con sus
fuerzas todo el Estado, pero al fin ya no se
atrevian á separarse de Charleston á ma-
yor distancia de veinte millas sin tomar
grandes precauciones; y si bien es cierto
que hubo luego varios encuentros, ninguno
de ellos tuvo gran importancia. Hácia fines
dé noviembre, el general Greene se presentó
repentinamente con un destacamento de su
ejército delante del puesto militar de Dor-
chester, y habiéndose retirado los ingleses
despues de una ligera escaramuza á los alre-
dedores de Charleston, Greene apostó sus
tropas en ambas orillas del rio Ashley, cu-
brió completamente el pais desde el Cooper
hasta el Edisto, y obligó á los ingleses á
permanecer en Charleston Neck é islas ad-
yacentes. Las tropas inglesas que habia en
Georgia se concentraron en Savannah. Du-
rante toda la campaña el general Greene se
vió auxiliado constantemente por un escaso
cuerpo· de caballería que se hizo notable por
su valor y actividad, sobre todo en una espe-
dicion que al mando del general Pickens
marchó contra los Cherokees para castigar-


les por haber empuñado el hacha contra los
americanos. Los salvajes fueron vencidos y
tuvieron que pedir luego la paz.


Suponiendo Lord Cornwallis, segun ya
hemos dicho anteriormente, que Lord Raw-
don podria defender la Carolina contra el
general Greene, habia marchado á Peters-
burg (Virginia), donde recibió la mala noti-
cia de haber muerto el general Phillips, si
bien hubo de consolarse en parte al encon-
trar un refuerzo de unos mil ochocientos
hombres que enviara Clinton para sostener
la guerra con vigor. Al encargarse Lord
Cornwallis del mando de aquellas tropas cre-
yóse ya tan superior á los americanos, que
no dudó le seria fácil obtener una victoria, y
despreciando la juventud de Lafayette, escri-
bió irreflexivamente lo que sigue: « i El mu-
chacho no se me escapará!» El pequeño ejér-
cito del marqués constaba de mil hombres de
tropas continentales, doscientos de la milicia
y sesenta dragones: Cornwallis que segun
ya hemos dicho contaba con el triunfo, mar-
chó inmediatamente desde Petersburg al rio
J acobo, que cruzaron sus tropas á fin de des-
alojar á Lafayette de Richmond, y una vez
evacuada esta plaza, lo cual tuvo lugar el 27,
el jefe inglés continuó su marcha á través
del condado de Hanover y cruzó luego el rio
Anna Sur, sin notar que Lafayette espiaba
todos sus movimientos á una respetable dis-
tancia. Al llegar á este último punto Corn-
wallis comenzó á formar sus planes para
sorprender al marqués, mas fué interrum-
pido en sus reflexiones por un espía que aca-
baba de llegar al campamento. Deseando
Lafayette obtener una noticia exacta acerca
de los pro,yectos de su enemigo, pudo indu-
cir á un tal Cárlos Morgan, llamado gene-
ralmente Charley, soldado de Jersey, de
quien tenia una opinion muy favorable, á que
desertase y marchara al campamento inglés.




82 IIISTORIA DE LOS CAP. VIII.


por cuyo medio podria espiar con mejores
resultados. Morgan aceptó aquel peligro-
:so cargo, pero exigió que en el caso de
que se le descubriera y ahorcase, Lafayette
pondria á cubierto su reputacion publicando
en el diario de Jersey una noticia exacta del
hecho. Obtenida esta promesa, Morgan de-
:serw y al llegar al campamento enemigo,
presentáronle tí. Cornwallis, quien le pregun-
tó, por qué razon se separaha de sus compa-
ñeros.- «Señor, repuso el soldado, yo he
servido desde el principio de la guerra en el
ejército americano, y mientras estuve á las
órdenes del general \Vashington estaba siem-
pre satisfecho, pero no me gusta que me
mande un francés y por eso he dejado el ser-
vicio.» Al oir esta respuesta Cornwallis re-
compensó al soldado por su conducta y le
mandó que se retirara. Morgan cumplió re-
ligiosamente con 10.-; deberes que le impo-
nia el servicio y nadie sospechó de él, mas
no por esto dejaba de observar cuidadosa-
mente todo cuanto pasaba en el campamen-
to. Cierto dia que Cornwallis se hallaba
conversando con sus oficiales sobre los asun-
tos del momento, llamó á Morgan y le pre-
guntó: «¿ Cuánto tiempo empleará el mar-
qués en cruzar el rio Jacobo?» El soldado
pareció reflexionar un momento y repuso:
«Tres horas, señor.-¡ Tres horas! esclamó
el general; yo creí que serian necesarios tres
dias!-No, señor, replicó )ilorgan, el mar-
qués tiene gran número de botes y en ca-
da uno puede acomodarse cierto número de
hombres que os será fácil calcular, y si así
lo hace V. S., verá que solo se debe tar-
dar tres horas en cruzar el rio.» Al oir
esto el jefe inglés volvióse á sus oficiales y
les dijo: «Esto proyecto no nos conviene.»
Morgan sacó en consecuencia que aquel era
el momento mas á propósito para ir en busca
de Lafayette, y en la primera oportunidad


que tuvo, emborrachó á sus compañeros con
grog (*), dióles á conocer claramente su in-
tencion, quejóse de las privaciones que se
sufrian en el campamento británico, enco-
mió la abundancia que habia en el america-
no, y manifestando por último que estaba
resuelto á volverse, preguntó á sus camara-
das si se querian ir con él, á lo cual se avi-
nieron aquellos sin vacilar, aunque encar-
gándole que buscase los medios para huir.
Entonces Morgan se acercó al primer centi-
nela invitándole amistosamente á que bebie-
se un trago, y apoderándose repentinamente
de sus armas, propúsole que desertase con
él y sus compañeros, á lo cual consintió
aquel al ver que no podia pasar por otro pun-
to. El segundo centila tuvo la misma suerte.
y de este modo Cárlos Morgan pudo reunir
siete desertores, con los cuales llegó al cam-
pamento americano sin el menor contratiem-
po. Al verle Lafayette esclamó: «¡ Hola,
Morgan! ¿ estais ya de vuelta ?-Sí, Escelen-
cia, replicó el soldado, y he traido otros sietlé'
compañeros.» Al referir Morgan las razones
que le indujeron á volver y las observaciones
que habia hecho, Lafayette le ofi'eció dinero,
mas aquel no quiso aceptar y manifestó que
solo deseaba le volvieran su fusil. Entonces el
marqués le brindó con el grado de sargento, á
lo cual contestó Morgan lo siguiente: «~o
deseo ascender, pues si bien conozco que sir-
vo para soldado raso, ignoro si me seria üícil
cumplír con los deberes de mi nuevo cargo.»
Morgan no obstante rogó á Lafayette que
hiciera algo por sus compañeros que care-
cian hasta de medias y zapatos, lo cual ofre-
ció aquel hacer inmediatamente (**).


(') Est'l lJebi:h, muy eOlllun en lngl~.terra y !unérica, es
una mezcla de ron ó ginebra con agua calieute y limon.
(x. <.Iel T.)


(") Historia de la Bel'olucion (!I/!I'I';Cfllltl }JOi' GOJ'dOI1,
vol. JIl, pág. 207.




CAl'. YllI. ESTADOS-UNIDOS.


Por aquel tiempo supo Lord Cornwallis
(lue cierto número de los principales hom-
bres de Virginia habian formado una junta
en Charlotteville para regularizar los asun-
tos de la provincia, y que el baron Steuben
se habia apostado en Point Fork, punto que
se halla en la contIuencia de los rios Jacobo
y Rivana, donde los americanos habian es-
tablecido varios depósitos de armas y muni-
ciones de guerra. Estas noticias y la consi-
deracion de que en aquel territorio debian
abundar las provisiones, porque aun no ha-


bia estallado allí la guerra, indujeron
1781. 'L d C 11·' . a 01' ornwa 1S a enV1ar una es-
pedicion á cada uno de dichos puntos, y al
efecto confió la primera á Tarleton y la se-
gunda á Simcoe. En ambas obtuvieron los
ingleses un éxito completo.


Merced á la rapidez de su marcha, cayó
Tarleton sobre la ciudad tan de improviso
que pudo apoderarse de varios diputados,
haciéndose al mismo tiempo dueño de una
porcíon de efectos de guerra y considerable
cantidad de víveres; pero se les escapó una
de las personas á quien mas deseaba coger,
que era Tonk'is J efferson, uno de los hom-
bres que mas se distinguieron luego en los
Estados-Unidos. Jefferson tuvo la suerte de
que le avisaran con tiempo la llegada de las
tropas inglesas, y se puso inmediatamente
fuera de su alcance, no sin haber tomado
antes sus medidas para poner á salvo una
porcion de armas y municiones.


Si Tarleton se habia quejado alguna vez
de la uemasiada benignidau de sus compa-
ñeros, ninguno seguramente podia echarle
este defecto en cara, pues su rapacidad y
crueldades no reconocian límite; nada fué sa-
grado á su vista, nada escapó de sus garras.


Simcoe por su parte, marchó con igual
celeridad contra el baron Steuhen, y aunque
este general pudo haber hecho una vigorosa


resistencia, suponiendo que le atacaban to-
das las fuerzas británicas, emprendió la re-
tirada apresuradamente.


Cuando los coroneles T arleton .Y Simcoe
volvieron al campamento, Lord Oornwallis
marchó sobre Richmond el 17 de junio atra-
vesando un hermoso y fértil país, .Y desde
aquel punto pasó luego á \Villiamslmrg, ca-
pital de Virginia; pero sus avanzadas no
podian alejarse mucho del grueso de las fuer-
zas, porque Lafayette acababa de reunirse
con el baron Steubon y los regimientos de
Pennsylvania, á las órdenes del general
\Vayne, componiendo así estas fuerzas un
total de cuatro mil hombres que podian muy
bien espiar los movimientos del ejército bri-
tánico y apoderarse de las avanzadas que se
aventurasen á mucha distancia de aquel. En
esta situacion recibió Cornwallis órden del
general Clinton para volver con parte de sus
tropas á Nueva-York, no porque aquel jefe
proyectase alguna empresa de importancia,
sino porque acababa de saber la aproxima-
cion de los aliados y temia estallase la tor-
menta precisamente cnando se hallaba sin
suficientes fuerzas para defender á Nueva-
York, la isla de Staton y Long-Island. En
cumplimiento de la órden recibida, Cornwa"
llis se puso "en marcha seguido de sus tro-
pas, á principios de julio, en direccion á las
orillas del rio Jacoho, á fin de pasar desde
allí á Portsmouth, donde pensaba embarcar
las tropas destinadas á N uevu-York; pero
como Lafayette le seguia muy de cerca, yió-
se precisado á detenerse en la orilla izquier-
da del rio y tomar una fuerte posicion para
reprimir la impetuosidad ele su adversario.
En su consecuencia se acampó á lo largo elel
rio, con su ílaneo derecho protegido por una
laguna, y por pantanos el izquierdo y el een-
tro, por cuyo medio podia pasar sin riesgo al
otro lado la artillería, municiones y bagajes,




HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


dando. á la vez algun descanso. á sus tro.pas.
Entre tanto. habíase acercado. la vanguar-


(lia americana al mando. del general Wayne.
Lo.s ingleses enviaro.n· espías para que circu-
laran entre el enemigo. el rumor de que el
grueso. de las fuerzas reales se hallaba ya en
la o.rilla derecha, y que, so.lo..quedaba en la
izquierda la retaguardia co.mpuesta de algu-
no.s destacamento.s de artillería, pero. bien
fuese que lo.s americano.s no. dieran crédito.
á esta no.ticia ó ya que les arrastrara un es-
ceso. de valo.r, ello. es que atacaro.n furio.sa-
mente á las tro.pas reales. Lo.s regimiento.s
de Pennsylvania á las órdenes. del general
Wayne habian atravesado. ya lo.s pantano.s
.Y atacaban el ala izquierda de lo.s realistas
sin que les arredrase la gran superio.ridad
del enemigo.; mas ento.nces lo.s ingleses, des-
pues de atravesar la laguna, cayero.n so.bre
el ala izquierda del enemigo. co.mpuesta so.lo.
de milicia, y dispersándo.la sin dificultad,
cargaro.n luego. so.bre el·flanco. izquierdo. de
\Vayne, mientras que el resto. de las fuerzas
daba un ro.deo. co.n la intencio.n manifiesta
de cercar po.r co.mpleto. á lo.s americanos. Al
o.bservar Lafayette aquella manio.bra ordenó
á \Vayne que retro.cediese inmediatamente,
mo.vimiento que ño. pudo ejecutarse sin de-
jar do.s caño.nes en po.der del enemigo. Co.n
esto. puede decirse que terminó la accio.n. La-
fayette permaneció algun tiempo. en Green
Springs il fin de reunir lo.s so.ldados dispersos,
y Co.rnwallis volvió á sus atrincheramientos
po.rque la apro.ximacion de la noche y la na-
turaleza del terreno., cubierto. de bo.sque y
pantano.s, le impedia perseguir al enemigo..


Al amanecer del dia siguiente el jefe bri-
tánico. destacó su caballería po.r el camino.
que siguiera Lafayette, co.n órden de hosti-
lizar su retaguardia cuanto. fuese po.sible,
mas lo.s ingleses so.lo. co.nsiguiero.n co.ger al-
guno.s soldado.s rezagado.s. Si Co.rnwallis hu-


biera perseguido. al dia siguiente á Lafayette
co.n todas sus fuerzas, es pro.bable que le hu-
biese co.rtado. la retirada, pero. debe tenerse
en cuenta que su principal o.bjeto. era .diri-
girse á Portsmo.uth á embarcar las tro.pas
que esperaba Clinto.n en Nueva-Yo.rk. Cuan-
do. hubo. atravesado el rio Jaco.bo. co.n to.do. su
ejército., el general inglés marchó directa-
mente á la citada ciudad, mas al examinar
to.do.s lo.s punto.s, y co.nvencido. de que no.
o.frecian suficientes ventajas para to.mar bue-
nas po.siciones, segun el deseo. de Clinton,
pro.cedió inmediatamente á embarcar las tro.-
paso Mientras se hacia esto., recibió Co.rnwa-
llis nuevas instruccio.nes o.rdenándo.le que se
quedase co.n to.das las fuerzas y vo.lviera á
\Villiamsburg, y que en vez de concentrarse
en Po.rtsmo.uth lo. hiciera en Po.int Co.mfort
á fin de tener una retirada segura en caso.
de necesidad.


Dos causas principales habian inducido. aJ
general Clinto.n á to.mar esta determinacio.n:
en primer lugar acababa de recibir de Euro.-
pa un refuerzo. de tres mil alemanes, y en
segundo. deseaba á to.da co.sta abrir un paso
po.r Hampton y el rio. Jaco.bo. hasta la fértil
y po.pulo.sa parte de Virginia que se estiende
entre lo.s rio.s Jaco.bo. y Yo.rk. Sin embargo.,
al examinar la lo.calidad de Po.int Comfort.
vióse que era defectuo.sa y tan mala co.mo. la
de Po.rtsmo.uth para formar un campo. atrin-
cherado., juzgándose por lo. tanto inútil for-
tificar aquella plaza, mas corno era preciso
elegir para las futuras operaciones otro pun-
to comprendido. entre los mencio.nados rios,
Cornwallis resolvió en l. o de agosto repasar
el Jaco.bo con todo. su ejército y fijar su cuar-
tel general en Yorktown. Lafayette


L • i7St
proyectó cortar el paso al enemigo., .
pero los americanos que S(l hallaban en su
campamento no. quisieron aproximarse de-
masiado á Portsmouth.




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS.


Yorktown es un pueblo situado en la orilla la India Occidental, era menos numerosa por
derecha del rio York, y frente á él hay otro haber sido necesario enviar una escuadrilla
conocido con el nombre de Gloucester, el á proteger los buques que debian llevar á ln-
cual se eleva sobre una punta de tierra que glaterra el botin cogido en Sto Eustatius, mas
penetrando en el rio disminuye considera- á pesar de esto los almirantes ingleses Hood
blemente su anchura. Allí es el agua profun- y Drake se hicieron á la vela á fin de inter-
da y hay suficiente fondeadero para los ma-I ceptar la flota francesa mandada por el conde
yores buques de guerra; á la derecha de de Grasse, quien consiguió sin embargo reu-
Yorktown se desliza una corriente pantano- nirse con ocho buques de línea y uno de cin-
sa y enfrente, en el espacio de una milla, el cuenta cañones que se hallaban antes en la
terreno, que es muy igual, termina en una ~1artinica. De este modo la escuadra francesa
llanura cerca de la cual hay un bosque, cuyo llegó á ser numéricamente superior á la de
lado izquierdo se estiende hácia el rio, ha- los ingleses: De Grasse despues de haber
llándose el derecho limitado por una caleta; arreglado sus asuntos en la India Occidental
todo el país que se estiende mas allá del se hizo á la vela á principios de agosto seguí-
bosque está cultivado. En este sitio fué donde do de un convoy prodigioso, y despues de
se atrincheró Cornwallis el 22 de agosto, asegurarse de que se hallaba este fuera de
fortificándose 10 mejor que pudo, mientras peligro dirigióse inmediatamente hácia Che-
Lafayette tomaba por su parte otra posicion sapeake.
que le permitiera vigilar los movimientos del Hácia fines ele mayo \Vashington tuvo una
enemigo, á fin de impedirle en cuanto era entrevista con el conde de Hochambeau en
posible que forrajeara por el pais. Las acer- Weatersfield (Connecticut) en la que se acor-
tadas medidas del marqués en la difícil mi- dó sitiar á Nueva-York. Contando con la
sion que se le confiara mereció los mayores ayuda de la escuadra francesa que se esperaba.
elogios del comandante en jefe. llegase á principios del verano, Washington


El gabinete francés quehabia seguido aten- encargó eficazmente que le enviasen tropa~
tamente el progreso de los asuntos en Amé- de los Estados de Nueva-Inglaterra, abrigan-
rica, resolvió al fin enviar á los Estados-Uni- do fundadas esperanzas de conseguir al fin
dos un refuerzo naval para que su escuadra su objeto. Las tropas francesas abandonaron
fuese superior á la del enemigo, proporcio- á Hhode-Island enjunio y se reunieron al me~
nando así á Washington los medíos necesa- siguiente con el ejército americano, mientras
rios para dar un golpe decisivo en favor ele que Washington trasladaba sus fuerzas desde
su pais. En su consecuencia en el mes de . los cuarteles de invierno de Peekskill á lo~
marzo del mismo año, el conde de Grasse se alrededores de Kinsbridge. Por su parte el
hizo á la vela en Brest, con veinte y cinco I general Lincoln recorrió el Huelson con cierto
navíos de línea, algunas fuerzas de desem- número de botes y tomó posesion del terreno
barco y un gran convoy de mas de doscientos donde se elevaba antes el fuerte Independen-
buques. Una pequeña parte de este refuerzo cia. Los ingleses se retiraron entonces con la
estaba destinada á las fuerzas orientales, y I mayor parte de sus fuerzas á York-Island.
de Grasse con el resto enderezó el rumbo con Washington esperaba le seria posible comen-
direccion á la Martinica. zar las operaciones contra Nueva-York hácia .


La flota inglesa que se hallaba entonces en mediados. ó lo mas, parte á fines de julio, y
TOMO 11. 12




~I; HISTORIA DI<: LO'> (;,\1'. VIl!.


tm esta inteligencia, mand~ironse construir asombro la noticia de que los aliados habian
(~()rca de Albania botes bastante capaces para elegido efectivamente á Virginia para centro
trasladar cinco mil hombres, que marcha- de sus operaciones combinadas. Con razon
ron luego por el Hudson á las inmediacio- dijo el Dr. Ramsay que nunca hubiera podido
nes de Nueva-York; tambien se construyeron engañarse á los ingleses con la verdad mejor
frente á la isla de Staten varios hornos para que en aquella ocas ion , tan propicia para
las tropas francesas, y se hicieron en fin atacar á Nueva-York.
todos los lweparativos necesarios para co- Al llegar aquí, nada mas oportuno que
menzar un sitio en toda regla. citar el párrafo de una carta que escribió


Las esperanzas de Washington quedaron Washington algunos años despues, en con-
~in embargo defraudadas en parte, pues en testacion á ciertas preguntas que se le diri-
vez de recibir un refuerzo de doce mil hom- gieron. Hélo aquí: «El aIlO anterior á 1781,
bres de tropas regulares, se encontró con que se concertó un plan: de operaciones para las
al principio de agosto solo podia disponer de fuerzas de mar y tierra de Francia en Amé-
cinco mil, número insuficiente para el pro- rica, mas no se fijó el punto de ataque porque
,yectado sitio. Además de esto supo que de se ignoraba cuál seria el lado mas débil de]
Grasse, á quien se esperaba de un dia á otro, enemigo (*) y porque, siendo dueños de las
no podria permanecer en la costa americana nguas con suficientes medios de trasporte,
mas que el mes de octubre, por tener que éranos fácil trasladarnos á cualquier punto


marchar ~t Chesapeake; y en vista de con la mayor celeridad. Hace ya cerca de
1781. todas estas circunstancias, Vvashing- doce meses formé el proyecto de hacer cree1'
ton eambió repentinamente su plan de ope- á todos en general que Nueva-York seria el
raciones y se propuso hacer caer á Cornwa- primer punto de ataque, tanto con el olÚetD
llis en el lazo que dicho jefe l)arecia estarle de inducir á los Estados á poner en juego to-
preparando. dos los medios posibles para facilitar pronta-


Mientras se di seu tia sériamente el ataque
nn Nueva-York fué interceptada y cayó en
manos de Sir Enrique Clinton una carta de
Washington en que se daban detalles y por-
menores acerca de las operaciones de campa-
ña, y como aquel jefe ignoraba que se hubiese
cambiado el l)lan, creyó naturalmente, en
vista del contenido de la citada carta, que el
movimiento que hacia el enemigo con direc-
(~ion á Virginia era simulado y tenia por objeto
distraer su atencion de la defensa de N ueva-
York. En esta inteligencia hizo todos los es-
fuerzos imaginables para fortificar aquel pun-
to, permitiendo que las tropas fi'ancesas y
iunericanas marcharan hácia el Sud sin mo-
lestarlas, mas cuando ya hubo pasado la
oporlunidad de impedirlo. causóle el mayor


mente auxilios, como para cyitar se preparasc'
el enemigo á la defensa en un punto dado.
Al efecto habíansc adoptado las oportunas
medidas para trasladar con la mayor rapidez
á cualquier punto del continente la artillería,
los botes, los efectos de guerra y los víveres,
pues la dificultad consistia sobre todo, no solo
en tener los medios, sino en saber aplicarlos.
Antes de la llegada del conde de Grasse ha-
bíase resuelto heril' al enemigo en donde fitesc
mas vulnel'able, á fin de asegurar el éxito.
pues el estado de nuestros asuntos era harto
deplorable .Y como por otro lado no nos creia-


(*) No se combinó en este punto desde luego porque el
conde de Grasse podia muy bien anunciar oportunament(·
por medio de un mensajl'l'o anles de su marcha de la Indü.
Occidental en qué punto le seria mas faeit toe al' pam qtH'
se le comunicaran noticias 3cerca (le! plan <1(' operaciones.




CAP. VIII. ¡eST ADOS-UKlDOSo


mos con fuerzas para intentar nada contra
Nueva·York, solo quedaba la duda de atacar
:1 los ingleses en Virginia ó en Charleston.
Finalmente, en vista de ciertas comunicacio-
nes y algunos incidentes que no puedcn de-
. tallar se en una carta, resolvióse que Virginia,
por su importancia militar, fuese en definitivc¿
el verdadero objeto de la campaña.


»Debo añadir que nunca se pensó atacar á
Nueva-York sino en el caso de que debilitada
la guarnicion de la plaza por hallarse ocupa-
das las tropas en las operaciones del Sur, nos
ofreciera la seguridad del éxito, con tanta
mas razon cuanto que en aquellas circunstan-
cias hacíase de todo punto necesario obtener
cualquier ventaja por insignificante que fuese
para reanimar las esperanzas del pais en
medio de la crÍsis que atravesábamos. Por
esto precisamente no hubiera yo acometido
empresa alguna sin la completa certeza de ob-
tener un resultado favorable, pues en ninguna


para reunirse con el comandante en jefe.
Con arreglo al plan indicado practicáronse
varios movimientos como si se tratase de
atacar inmediatamente las líneas inglesas.
El 1 9 de agosto marchó un cuerpo de tropas
por el Huelson hácia Dobb's Ferry, aparen-
temente con el ohjeto de establecer un puesto
permanente en aquellas cercanías; el 20 }
21 el grueso de las fuerzas americanas atra-
vesó el rio por King's Ferry, en tanto que
los franceses, dando un rodeo, lo verificaban
el 25, Y deseando en fin \Vashington ocul-
tar su objeto cuanto fuese posible, continuó
su marcha por algun tiempo como si tratara
de atacar á Nueva-York. Cuando ya


f ' °bl dO. 1 t' t7Bt. no ue pOSl e lSlmu al' mas lempo,
el comandante en jefe se dirigió rápidamen-
te hácia el Sur, y tan diversos habian sido
sus movimientos, que Clinton no compren-
Liió las intenciones de su enemigo hasta qUf'
éste hubo cruzado el Delaware.


otra época podria haber sido un descalabro El dia 30 de agosto entraron los ejércitot-;
tan fatal para nuestra causa como entonces. cambinados en Philadelphia, donde fueron


»Es positivo que se hicieron los mayores recibidos con demostracIOnes de júbilo, y há-
üsfuerzos para que no comprendiese Sir En- cia .fines del mismo mes la escuadra del jefe
rique Clinton cuál era el verdadero objeto ele francés de Grasse ancló cerca del cabo En-
nuestros planes ~ á cuyo fin se circularon rique, en cuyo punto le aguardaba un oficial
comunicaciones ficticias y !'le reunieron cerca de Lafayette para informarle acerca del es-
de la ciudad numerosos botes y una conside- tado de los asuntos en Virginia, dándole
rabIe cantidad de víveres para engañar mejor cuenta del l)lan de operaciones contra p1
al enemigo, pero tambien es cierto que no se ejército inglés.
omitió medio alguno para que no conociese I Cornwallis so fortificaba entre tanto con h\
nuestro ejército mis vertIadcras intenciones, I mayor actividad en York Y Gloucester; La-
pues este era seguramente el único medio de fayette conservaba su posicion en el rio Ja-
guardar el secreto aseguranclo el éxito de la cobo á fin de impedir al enemigo que pasara
campaña.» Ú, la Carolina del Norte, y el ejército combi-


Despnes de adopb,r tan acertadas medi- nado iba adelantando por el Sur en son de
das, estableció \Vashington su campamento ataque. Con el objeto de cooperar contra


.. en New-\Vindsor y avanzó sobre Kingsbrid- Cornwallis, de Grasse destacó cuatro navíof'
ge el 21 de julio mientras las tropas france- de línea y algunas fragatas para bloquear la
sas, al mando de Rochambeau, y en número entrada del rio York y conducir las fU81'Za~
de cinco mil hombres saJian de Rhode-Island de tierra que habia traido t'Í, las órdenes del




sg HISTORIA DE LOS CAl'. \'IIl.


marqués de San Simon con destino al cam- celo y lealtad, y es indudable que todo;.;
pamento de Lafayette. El resto de la flota creyeron haber hecho una gran adquisicion
permaneció á la entrada de la bahía. al comprar por un precio enorme á un hom-


Despues de hacer los preparativos necesa- bre tan degradado. Su llamamiento á las
rios para trasladar á su ejército, \Vashing- tropas americanas fué objeto de burla y des-
ton marchó á Virginia seguido del conde de precio por parte de aquellas, y lo estraño es,
Rochambeau, y el 14 de setiembre se reunió segun observa muy bien MI'. Sparks, qUE'
con Lafayette en Williamsburg. tan inícuas protestas se sancionaran por el


Como quiera que Cornwallis se habia for- jefe inglés, quien permitió se publicasen dia-
tificado de una manera imponente y era ne- riamente en el Diario con el consentimiento
ces ario sitiarle en regla, los aliados que de su autoridad. ¿ Cómo era posible que Ar-
necesitaban mas artillería y otros efectos de nold no comprendiese que el efecto de su:.;
campaña, esperaban que los trajese de medidas seria contrario á sus intereses y
Rhode-Island una escuadrilla francesa man- deseos? ¿ Quién habia de reunirse con un
dada por el conde de Barras, que se habia traidor para tomar parto en sus infamias? "}
hecho á la vela en Chesapeake tres dias antes sobre todo, ¿ quién se dejaria seducir por la
que de Grasse. A fin de no tener un en- falsedad é hipocresía de aquel hombre tan
cuentro con la flota inglesa, de Barras habia audaz como perverso?
permanecido mar adentro. Mientras le esta- A principios de setiembre Arnold marchó
ba esperando de Grasse vió el 5 de setiembre en espedicion contra Nueva-Lóndres, empre-
mas allá de los Cabos una flota inglesa de sa que deseaba llevar á cabo cuanto antés
cliez y nueve navíos, que era la del almiran- no solo para saciar sus deseos de venganza,
te Graves, pero avisado por \Vashington pro- sino tambien con el objeto de apoderarse del
cedió con tanta destreza como prudencia, pues botín que cayoso en sus manos. Arnolcl cruzó
escitando á los ingleses á que abandonaran el Sound, desembarcó en la embocadura del
en parto su anclaje, dió lugar á que el conde 'fhames con todas sus tropas, que formó
de Barras penetrara en la bahía evitando un en dos divisiones, y mientras una de estas
combate que hubiera podido comprometer la marchaba sobre Nueva-Lóndres, y apode-
victoria casi segura de los aliados. rándosedel fuerte Trumbull penetraba en la


Cuando Sir Enrique Clinton se desengañó ciudad, la otra cruzó por la parte oriental
acerca do las intenciones de \Vashington, del rio dirigiéndose á la tierra alta á fin de
trató de organizar una espedicion contra atacar el fuerte Griswold. Esta plaza estaba
Nueva-Lóndres, ::í, las órdenes del traidor defendida por un cuerpo de milicia, cuyos
Arnold. Este hombre indigno habia desple- individuos, que en su mayor parte eran pa-
gado mucho celo contra sus compatriotas, dres de las familias de los alrededores, se
cIando al ministerio inglés repetidas pruebas reunieron apresuradamente á las órdenes del


de su actividad y energía. Su mani- coronel Lcdyard y se defendieron con la
1781. fiesto á los habitantes de América, mayor resolucion matando á muchos de sus
publicado poco despues de consumar su enemigos, si bien al fin tuvieron que ceder
traicion y su Proclama á los oficiales y sol_1 ante el número. Al entrar los ingleses en el
(lados del ejército americano, bastaron para fuerte, gritó Bromfield, un tory de Nueva
fiue el gahinete británico no dudase de su J erse.y :-¿ Quién manda aquí?-Yo era el




CAP. VIlI. ESTADOS-UNIDOS.


jefe, repuso el coronel entregando su espada,
pero ahora lo sois vos.» Apenas hubo oido
estas palabras, Bromfield cogió el acero y
atravesó con él el pecho de su generoso ad-
versario en un acceso de furiosa cólera, y
aquella fué la señal para que empezase la,
m~tanza. Mas de cien hombres fueron sacri-
ficados inhumanamente por la soldadesca
hrutal, y apenas se contó una familia en
el vecino pueblo de Groton que no perdiese
un padre, ni casada que no quedara viuda.
~ueva-Lóndres fué reducida á cenizas, y
una porcion de barcas que allí habia con
ricos cargamentos cayeron en poder del mi-
serable Arnold, que cual otro Neron, púsose
tÍ contemplar gozoso el incendio de N ueva-
Lóndres deleitándose con refinada crueldad
al escuchar los desgarradores lamentos de
las viudas y de los huérfanos. Y al volver á
)\ueva-York, puso el colmo á su audaz vi-
llanía presentando un parte en el que todos
cuantos fueron asesinados á sangre fria des-
pues de la rendicion, figuraban como muer'-
tos encontmdos en el fuerte! (*)


Viendo Clinton que no era dable apartar
á \Yashington de su propósito con semejan-
tes espediciones, y reconociendo cuán crítica
era la situacíon en que se hallaba Cornwa-
llis, consagró todos sus esfuerzos á mejorar
la situacion de aquel jefe. En su consecuen-
cia, dirigióle una carta cifrada en la que le
manifestaba que á no ser por las averías que
sufrieran los buques del almirante Graves
habria ido ya á socorrerle, pero que de todos
modos esperaba hacerlo el dia 5 de octubre
con fuerzas de mar y de tierra. Confiando
Cornwallis en las promesas de Clinton, reti-
ró sus tropas de las lineas esteriores de de-


(') AI'IlOld ahandonó á Nueva-York en diciemlJre de 1781


fensa y se concentró en los estrechos límites
de Yorktown.


El ejército aliado, compuesto de unos onco
mil hombres llegó á vVilliamsburg el 25 de
setiembre, y dirigiéndose el 28 por diferen-
tes caminos á Y orktown, empleó todo el dia
siguiente en arreglar el plan de ataque. Al
mismo tiempo que el ejército combi-
nado acampaba ante dicha ciudad 1.781..
anclaba la flota francesa en la embocadura
del rio, impidiendo así á los ingleses esca-
par por el agua ó recibir refuerzos ni víve-
res. La legion de Lauzun y una brigada de
milicia compuesta de cuatro mil hombres, al
mando del general de Choisy, marcharon á
Gloucester Point con objeto de vigilar á los
ingleses en este punto.


El dia 30 de setiembre comenzó el ataque
á y orktown: las tropas francesas formaron
el ala izquierda del ejército combinado esten-
diéndose desde el rio hasta un tremedal que
habia enfrente de la ciudad; y los umerica-
n?s componian el ala derecha, ucupando el
terreno comprendido entre el rio y la plaza.
Hasta el 6 de octubre los sitiadores se ocu-
paron con la mayor actividad en desembar-
car su artillería pesada y demás efedos de
guerra, conduciéndolos luego desde el rio Ja-
cobo al campamento, que 'distaba seis millas.


En la noche del 6 de agosto se empezó la
primera paralela á seiscientas varas de las
obras inglesas: la noche oscura y lluviosa
era muy á propósito para esta operacíon, ;r
los sitiadores no perdieron un solo hombre,
sin duda porque los sitiados no sospecháron
nada hasta que vino el dia y les permitiú
ver las trincheras suficientemente adelanta-
clas para que los enemigos pudieran resguar-
darse del fuego de la fortificacion. En la no-


y se trasla~ó á Ingluterm, dOlllle ~~~preeiado por lodos l~~ I che del 9 completáronse las baterías á pesar
homhres dIgnos y de pundoIlor, vmo oscuramente y murw de la oposicion de los sitiados é inmediata-
luego el1 Lúndres en junio (le 1801, tenninulldo nsi su carrc- I . . ' 1 . d 1 r;~ tle crimenes. mente se romplO el fuego contra a cm ac




90 IlISTORIA DE LOS


con piezas de á veinticuatro y diez y ocho,
y morteros de diez pulgadas, que causa-
ron mucho daño en las incompletas obras
de la plaza, y apagaron los fuegos del ene-
migo matando á muchos hombres. Algunas
de las bombas y granadas que se arrojaron
desde las baterías pasaron sobre la ciudad al-
canzando á los buques que se hallaban en el
puerto, de los cuales se incendió el Charon
tle veinticuatro cañones y tres grandes trans-
portes que se redqjeron completamente ::t


la aprobacion de "'\Vashington dispuso que
todos cuantos se hallasen en el reducto fue-
ran pasados á cuchillo, pero Marshall dice
que ni el coronel Hamilton ni el marqués
dieron semejante órden.


El reducto atacado por los franceses esta-
ba defendido por mayor número de hombres
y siendo mayor la resistencia, no fué posi-
ble apoderarse de aquel sin considerableR
pérdidas; de los ciento veinte hombres qUE'
habia en el reducto al mando de un tenient0


cemzas. coronel, murieron diez y ocho y quedaron pri-
Los sitiadores comenzaron poco despues la sioneros cuarenta y dos, incluso un capitan y


segunda paralela á doscientas varas de las dos oficiales subalternos. Los franceses per-
obras del enemigo, y como quiera que á la dieron cien hombres entre muertos y heridos.
izquierda de la plaza hubiera dos reductos El comandante en jefe quedó altamente
que impedian á los sitiadores continuar los satisfecho de la intrepidez de las tropas y en
trabajos, se resolvió tomarlos por asalto. lla órden del dia siguiente elogió la valerosa
A fin de escitar la emulacion se encargó á los conducta del haron de Viomesnil, del mar-
franceses, al mando del baron de Viomes- qués de Lafayehe .Y de sus respectivos oficia-
nil, la toma de uno de ellos, y los america- les y soldados. Ambos reductos quedaroú
nos conducidos por Lafayette se encargaron comprendidos aquella noche en la segunda
de apoderarse del otro. En la noche del 14 paralela.
lanzáronse al ataque ambos destacamentos: La situacion de Cornwallis empezaba ti
el coronel Hamilton que conducia la avanza- ser desesperada: Clinton acababa de annn-
da de los americanos, y el coronel Laurens ciarle que no podrian salir refuerzos de Nne-
tí la cabeza de ochenta hombres dieron una va-York antes del 12 de octubre, y no habia
brillante carga sin disparar un solo tiro y motivos para creer que se pudiera sostener
pasando sobre las empalizadas, asaltaron el sitio hasta dicha fecha. Sin embargo, el
las obras, por todas partes penetrando eri jefe inglés resolvió hacer una salida á fin de
ellas con tal rapidez quo su pérdida fué in- retardar el progreso de las obras america-


significante. Aquel reducto estaba nas, y á eso de las cuatro de la madrugada
1781. defendido por cuarenta y cinco hom- del 16, un fuerte destacamento á las órdenes
bre~ de los cuales murieron ocho, y queda- del coronel Abercrombie destruyó parte de
ron prisioneros diez y siete incluso el mayor los trabajos de la segunda paralela, pero tu-
Campbell. Aunque el ejército tenia ya cono- vo que retirarse al fin sin haber conseguido
cimiento de la matanza del fuerte Griswold, ' ninguna ventaja positiva.
dice el coronel Hamilton que sus soldados I Las baterías de los sitiadores contahan
«lejos de imitar -actos de barbarie, y olvi-¡ ya cerca de cien piezas de grueso calibrc~
dando recientes provocaciones perdonaron la mientras las fortificaciones de los sitiados
vida á todos aquellos que dejaron de resis- habian sufrido tanto que apenas se veia la
tirse.» Gordon asegura que Lafayette, con boca de un cañon'y en este estremo conci-




CAP. VIII. ESTADOS-GNIDOS.


bió Cornwallis el atrevido proyecto de forzar condiciones de la capitulacion. Washington
el paso para trasladarse á Nueva-York. Su contestó inmediatamente manifestando que
plan era cruzar el rio por la noche en di- «su mas ardiente deseo era evitar la efusion
reccion á Gloucestcr Point, donde los fran- de sangre aceptando condiciones que fuesen
ceses al mando de De Chaisy vigilaban la admisibles, mas como en aquellas circuns-
escasa guarnicion mandada por rrarleton; tancias no podia l)erder un momento en ne-
cortar la línea del enemigo y dirigirse lue- gociaciones inútiles, deseaba que S. S. hicie-
go á marchas forzadas hácia N ueva-York ra sus proposiciones por escrito para lo. cual
para reunirse con Clinton. Dejando sus ba- le concedia una suspension de dos horas. En
gajes, enfermos y heridos en poder de los la inteligencia de que no ofreceria dificultad
sitiadores, for~ó co:p. su ejército tres div,i-I algu?~ la negociacion, suspendiéronse laf;
siones que deblan embarcarse acto conil- hostIlIdades hasta la noche, y entretanto el
nuo: la primera habia cruzado ya el rio comandante en jefe redactó sus condiciones,
desembarcando en Gloucester Point; la se- que fueron transmitidas á Lord Cornwallis,
gunda estaba en camino y como solo fal- á quien se manifestó do paso que si las apro-
taba la tercera y el aire y el agua pare- baba se nombrarian inmediatamente los co-
cian tranquilos, Cornwallis tenia fundadas misionados.
esperanzas de poder escapar. Pero de im- Como Washington no queria perder tiem-
proviso cubrióse el cielo de nubes, rugió po, firmóse bien pronto 1[1. capitulacion, y
el trueno, estalló la tempestad v todos los e119 de octubre fueron entregadas á
elementos se desencadenaron "á la vez, los aliados las plazas de York y Glou- 1781.
como si aquella Providencia que parecia I cestero Las principales condiciones de la ren-
velar sobre el pueblo ameriCal.lO, y que ya dicion eran las siguientes: las húpas se con-
en otra ocasion salvó al ejército de caer en siderarian como prisioneras de guerra del
poder del enemigo, quisiera protegerle en- Congreso y de la escuadra francesa; permi-
tonces por segunda vez. El viento y la llu- tíase á los oficiales conservar sus espadas y
via arreciaron de :tal modo, que la corrien- sus bienes no hallándose estos sujetos á re-
te arrastró los botes y cuando al romper c1amacion alguna por parte de los habitan-
el dia descubrieron los sitiadores á los fu- tes de los Estados-Unidos; los soldados de-
gitivos, rompieron sobre ellos un fuego tan bian trasladarse á Virginia, Maryland y
nutrido,que los ingleses se dieron por muy Pennsylvania, donde se les trataria 10 mismo
contentos con volver á sus desmanteladas que á las tropas del Congreso, y por último
fortificaciones. una parte de los oficiales quedaria en 01 pais


Este percance hizo perder la última es- con los prisioneros dándose permiso á los
peranza al ejército británico: resistirse mas demás para que bajo palabra se trasladaran
tiempo, sobre ser completamente inútil po- á Europa, á Nueva-York, ó á cualquier punto
dia ocasionar la pérdida de muchas vidas, y de América que estuviera en posesion de la
en su consecuencia Lord Cornwallis escri- Gran Bretaña. Imitando la conducta de 1m,
bió en 17 de octubre una carta al general ingleses que no permitieron al general Lin-
Washington pidiendo una suspension de coln salir con sus banderas desplegadas de
hostilidades por veinticuatro horas, á fin de Charleston cuando se rindió esta ciudad, no
nombrar comisionados que estipulasen las, se quiso conceder tampoco semejante honor al




9'2 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


general Cornwallis, yel comandante en jefe Providencia que parece velar por nuestracau-
Ilueriendo dar una prueba de consideracion sa.» El Congreso por su parte publicó una
:í Lincoln le designó para recibir la sumision proclama señalando el dia 13 de diciembre
(lel ejército real en Yorktown, precisamente como dia de oracíon para dar gracias al Al-
en la misma forma en que se procedió con él tísimo por el triunfo del ejército americano.
diez y ocho meses antes (*). A consecuencia de la gran victoria obteni-


El número de prisioneros que cayeron en da sobre las tropas reales, fué general la
poder del ejército aliado compuesto entonces alegría y satisfaccion en todo el pais, y no
Ile diez y seis mil hombres, incluso la milicia, pudiendo \Vashington inducir al conde de
no bajaba de setecientos, sin contar los ma- Grasse á que siguiese cooperando contra los.
rinos. La pérdida de los ingleses durante el ingleses en el Sur, destacó dos mil hombres
sitio fué de unos quinientos á seiscientos para que fueran á reforzar al general Greene:
hombres, una mitad mas de la que tuvieron enviando luego á la mayor parte de su


" . t h"d P ""t' t' t d" 1781. los amerICanos entre muer os y erl os. re- eJercl o a sus acan onamlen os e ln-
eisamente en el dia en que se firmaba la ca- vierno, cerca de Nueva-York, marchó á Phi-
pitulacion, Clinton se hizo á la vela en Nue- ladelphia, á donde llegó el 27 de noviembre.
va-York para ir en auxilio de Cornwallis, Las tropas francesas permanecieron en Vir-
mas al llegar á los cabos de Virginia el 24 de ginia y el conde de Grasse se hizo á la vela
octubre, anunciaron la rendicion del ejército con rumbo á la India Occidental. Durante
.Y se volvió inmediatamente hácia el Norte. seis años Washington no d~jó :nunca de l)en-


El Congreso dió las mas espresivas gra- sar en el porvenir preparándose á todo lo
cías al comandante en jefe ,al conde de que pudiera suceder: acostumbrado á luchar
Rochambeau, al conde de Grasse, á los con las dificultades y contratiempos de que
oficiales de los diferentes cuerpos y á los se viera continuamente rodeado,· nunca des-
hravos soldados que combatieron bajo sus mayó su valor, y muy lejos de esto, acrecía-
órdenes; y al dia siguiente de la rendicion se ante los peligros por grandes que estos
circulóse una órden que terminaba con es- fuesen. El comandante en jefe, sin alucinar-
tas palabras: «Mañana se celebrará el ofi- se por esos golpes de fortuna que hicieron
(~io divino para todas las brigadas y divisio- creer á muchos que la revolucion habia con-
nes: el comandante en jefe recomienda á to- cluido, no dejó nunca de hacer los mayores
Ilas las tropas que no se hallen de servicio, esfuerzos y tomar las debidas precauciones
(lne asistan al acto para dar gracias al To- en favor de la causa ele su pais.
(lopoderoso por la intercesion de la divina Aunque habia sido completo el triunfo de


los aliados en Virginia, y se obtuvieron gran-
(') En el .Diario Militar del Dr. Tacher, págs. 288-90, des ventajas en las Carolinas en 1781, "\Vas-


se encuentra una intet"esante narracion de los sucesos de
aquel dia. Segun parece Lorcl Cornwallis, alegando que es- hington hizo presente la necesidad de prepa-
taba indispuesto, nombró al general O'Hara para que le re- rarse para otra campaña, y en una carta
'presentase y tambien se die e que el ejército inglés sa- dirigida al general Greene, decíale lo siguien-
IIueó todo lo que pudo y que la vajilla que hahia en la
nlesa del jefe británico era de varias familias -particula- te·:« Trataré de escitar al Congreso á que
res. Se calcula que durante los seis meses antes de la adopte las mas enérgicas medidas para em-
rendicion de Yorktown el ejército real destruyó una por-
.-ion de propiedades cuyo valor 110 bajaria de tres millo- pezar oportunamente una campaña decisiva
lIes de libras esterlinas. el año próximo, pues temo que dando dema-




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS.


siaela importancia á nuestros últimos triun- ¡ perecieron en un encuentro con los america-
fos , crea casi terminada nuestra tarea y se nos, y aunque perseguido M'Dougall, pudo
deje dominar por la languidez.y la inercia. I refl~giars~ .en \Vilmington llevando consigo
A fin de impedir esto pondré enJuego cuantos varIOS prIsIOneros.
medios se hallen á mi alcance, y si por des- A fines de agosto el mayor Ross hizo una
gracia se comete semejante error, no será cier-, escursion en el territorio del Mohawk á la
tamente mia la culpa.» cabeza de seiscientos hombres entre tropas


Viendo Lafayette que no empezaria el ser· regulares é indios, los cuales se encontraron
vicio activo hasta la campaña próxima, pi- en J ohnstown con el coronel \Villett que man-
dió y obtuvo permiso del Congreso en el daba trescientos cincuenta americanos. Ha-
mes de noviembre para volver á Francia (*), biéñdose trabado la pelea, huyeron una parte
y llevó consigo, no solo los acuerdos del Con- de estos, mas reforzatlo \Villett con doscien-
greso que elogiaban altamente su celo y sus tos hombres de la milicia, renovóse la accion
servicios militares, sino tambien las alaban- y los ingleses se pronunciaron en retirada,
zas de todo el pueblo americano que tanto le perseguidos, aunque inútilmente, por \Villett.


apreciaba y queria. Esperábase con- Entre los muertos contábase el infame \Val-
t 781. u el t . t" . t 13 tI d 1 a amen e que es e viaje serta ven- el' u er, uno e os que mas contribuye-
tajoso para la causa de la libertad tanto por ron ¿í, la matanza en Cherry Valley (*).
las representaciones que lutria el marqués, El último dia del año 1781, salió al un de
como por la influencia que podría ejercer so- la torre de Lóndres, el apreciable patriota
bre su gobierno para que este siguiera favo- Enrique Laurens, encarcelado á principios
reciendo la causa do los Estados-Unidos. do octubre de 1780, sogun ya hemos dicho


Mientras \Vashington marchaba contra anteriormente, y que fué tratado con la ma-
Cornwallis, los realistas de la Carolina del yo1' injusticia y dureza; habíanse hecho va-
Norte conducidos por l\l'Nell y .M'Dougall se rios esfuerzos para inducirle á ceder, mas se
hicieron dueños de Hillsborough cogiendo resistió siempre, y aquella larga y penosa
cierto número de prisioneros, pero poco des- fm-sa, conforme la llamó el Dr. Ramsay,
pues, M'Nell.y algunos de los que le seguian terminó al fin con la libertad de la víctima.


e) «En lus antiguos cuentos de calJalleria, segun dice estadu cinco alío s consecutivos esponiendo su pecho á las
en su elegante estilo Juan Quincy _\dams , se hahla (le to1'- balas enemigas, sufriendo tuda clase de vicisitud!'s, p1'e-
neos en los que se presenta mpentinamente un caballero sentándose siempre en los sitios de mas peligro con noble
desconocido armado tle punta en IJlanco, con la Yisera ca- intrcpi(lez, y lllostrándose por último en tolla:, ocasÍ<mes,
lada, peneLra en PI palcnfjlLP, y (Iespues de romper lanzas al'roj:ulo en la batalla, rápido en la cjecucion, prudente en
con la flor y nata de los paladines allí reunidos á fin de ob- el consejo, ingenioso Bnlos medios, magnánimo con el ven-
tener de la reina (le la fi8Sb el premio de la victoria, desa- eido y dispuesto á cada paso á lanzarse el primero en las
]Jareee de la liza dejalldo admirados á los espectadores de mas peligrosas empresas? ¿ Y qué es todo est,) sino el dia-
aquella marcial funeion. Pero, ¿ en qUt·~ 'Illales de la histo- rio de Lafa~ette desde el dia mismo en (¡un tratalJ<l de reunir
ria, en fjue fidiciü romance, dónde sino en la vida de Lafa- á las dispersas y fugitiv<ls tropas de Drandwine para <lpodc-
yette se ha visto a un noble estralljero Imit· Ú HU pais lejano I rarse del redudo de Yorktown, sin cuidarse de la sangre
para prestar sus s8¡·\'icios ú un !luclJlo opl'imiLlo, alJando- : que corria tle su heriLla ?-J. Q, AD_B!S.-Discurso sollre
\lando Sil patria, su rango, su inflncllcÍ<l, su f"milia, 511S i la vida y carácter de Larayette, págs. :l3-3/)_
'comodidades y SIIS tesoro.s, sin mas or~j.cto ~111e ,YCrtel: S\l '


1


('). yea"".la OlJr~ del .. luez Can:pIJell, titulad,,; BOl'df>l'
::;angrc por la causa tic la lllJi'rt,lIl ? ¿, QUIen SIIJO el huI llera I lVt/i·/,(¡'e of ¡\ lU'I'a-l oi'k, pags. 208-U.


TO)!O n. 1" .,




CAPÍTULO IX. ,
1782-1783.


CONCL'USION DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA.


Actos del Parlamento.-Mr. Oswald es enviado á Paris.-El general Carleton marcha á los Estados-Unidos.-Proyectos
para celebrar un tratado de paz.-'Vashington activa los preparativos para otra campaua.-Cuestion financiera.-El
eapitan Huddy.-Se propone á Washington proclamarle rey.-Su contestaeion.-Operaciones militares.-Reducciou
de ejército.-Descontento de los oficiales y soldados.-Asuntos del Sur.-Operaciones del general Greene.-Marcha
de las tropas franeesas.- Causas del descontento é irritacion dcl ejército.-Franklin, .lay y Adams tratan de negociar
la paz.-Su politiea.-Quejas del conde de Vergcnnes.-Peticion de los oficiales al Congreso.-Los manifiestos d(,
Newburg.-Noble conducta de Washington.-Crísis peligrosa.- \Vashin¡rton defiende la causa del ejercito.-Cesacion
de las hostilidades.-Motin en Pennsylvania.-La sociedad de los Cincinnati.- Carta-circular de 'Yashington.-EI tra-
tado definitivo de paz.-Dispersion del ejé¡'cito.-Despedida. de Washingtoll.-Evacuacion de Xuc\·a-York.- \Yashing-
tl)n marcha con Jos olicialcs.-Resigna cl malldo.-Esccna imponente.-Apéndice al capitulo IX.-Hombrcs)' épocas de
la revolucion por \Yatson.-Los manifiestos lle N'ewburg.-!\fanifiesto de \Vashington {¡los ofidules del ejército.~Car­
ta-circul:ll' de Wa~ltington á los gobernadores de los Estados.


Cualquiera que fuese la opinion general en
Inglaterra acerca de los últimos sucesos de
la guerra en América, es lo cierto que la
rendicion de Cornwallis y su ejército probó
hasta la evidencia que los Estados-Unidos
no se someterian nunca por la fuerza. Tanto
el ministerio como el pueblo estaban asom-
hrados; y bien pronto dominó el convenci-
miento de que la lucha seria infructuosa,
perdiéndose toda esperanza de obtener de
ella el menor resultado.


El Parlamento se abrió el 27 de noviem-
bre de 1781, Y aunque el rey en el discurso
de la Corona insistió· con· su característica
obstinacion en que era necesario proseguir vi-
gorosamente la guerra, y aun cuando ambas
Cámaras apoyaron al monarca, fueron no
obstante muy animados los debates, y la


. opipion popular se mostró contraria
1782. á semejante medida. El 22 de febre-
ro, despnes de cerrado el Parlamento, el


general Conway elevó una esposicion al mo-
narca pidiendo no se continuase la guerra
con América, proposicion que aunque des-
echada por un solo voto se volvió á presen-
tar pocos dias despues. El día ,:1: de marzo
la Cámara de los Comunes dictó el siguiente
acuerdo: «Esta Cámara considerará como
enemigos del monarca y del pais á todos
aquellos que aconsejaren ó intentaren adop-
tar alguna medida para que no se prosiga
la guerra en el continente de la América del
Norte.» Ante semejante declaracion, no era
posible que el ministerio continuase en el
poder, y el dia 19 Lord North y sus compa-
neros dimitieron sus respectivos cargos, for-
mándose inmediatamente un nuevo gabinete
en el que se nombró al marqués de Rockin-
gham lord de la tesorería y al conde de
Shellmrne.y ti ~lr. Fox secretarios de Estado.


Poco despues del nombramiento, los nue-
vos ministros mandaron á Francia á MI'. Os-




CAP. IX. HJSTOlUA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


wald para averiguar en qué sentido se pro- Temiendo \Vashington que el pais confiara
nunciarian tanto aquel gabinete como el demasiado en sus fuerzas á consecuencia de
Dr. Franklin respecto á la cuestion de la la última victoria obtenida en Virginia sobre
paz. En una conferencia que celebró el conde los ingleses, recomendó eficazmente que se
de Vergennes con aquel diplomático, díjole hicieran preparativos para otra campaña.
que Francia estaba dispuesta á celebrar la «Sea cual fuere la política de las potencias
paz, mas que no podia hacer nada sin el con- europeas, fueron sus palabras, no podemos
sentimiento de sus aliados, y que deseaba depender de sus negociaciones ni confiar
se reuniese un congreso en París á fIn de ciegamente en ellas, y el buen criterio acon-
tratar sobre tan importante asunto. Hácia el seja que nos preparemos á la guerra, porqu('
18 de abril el agente británico regresó á de este modo estaremos prevenidos para lo
Lóndres y el 4 de mayo volvió á Francia con que pueda ocurrir.» Siguiendo el Congreso
el consentimiento del gabinete inglés para el consejo de WashingJon, cuando se halla-
que se negociase la paz en París. ba en Philadelphia, acordó inmediatamente


Una de las primeras medidas del gabinete por unanimidad que se adoptaran medidas
inglés fué nombrar á Sir Guy Carleton co- para reunir dinero y auxilios, resolviéndose
mandante en jefe en América en reemplazo desde luego conservar los establecimientos
de Sir Enrique Clinton, autorizando al al- militares del año anterior y reclamar con
mirante Digby para negociar la paz, siendo tiempo á los respectivos Estados sus contin-
el principal objeto de esta medida persuadir gentes de tropas. Asimismo se encargó al
si era posible al Congreso á entrar en nego- comandante en jefe que escribiera dos cartaf'
ciaciones sin la intervencion de los aliados. circulares á los gobernadores, las


1 "'\T]' .. dI' 1 'fi d 1782. Car eton llegó á Nueva- i or '- á prmClplOs e cua es se Clrcu aron a nes e enero
mayo, .Y habiendo manifestado á \Vashington y contenian argumentos y exhortacionet-;
de'qué mision iba encargado por su gobierno perfectamente espresados para escitar á di-
en un ion del almirante Digby, pidió un pa- chos funcionarios á que redoblasen sus es-
saporte para su secretario que era portador fuerzo s en pro de la causa comun.
de ciertos despachos dirigidos al Congreso. Segun habia sucedido ya en otras ocasio-
J1Jl comandante en jefe pasó la comunicacion nes, \Vashington tuvo el disgusto de ver que
á dicho cuerpo; pero como el decreto que no producian resultado alguno sus esfuerzos.
autorizaba al monarca para celebrar la paz Las legislaturas declararon que sus consti-
no se habia declarado ley; como no habia I tuyentes se veian en la imposibilidad de pa-
seguridad de que los comisionados estuviesen gar impuestos; en vez de llenar las arcas del
autorizados suficientemente para estipular tesoro continental, algunas buscaban medios
otras condiciones que las ya desechadas; para sacar dinero, y otras que espedian an-
como el Congreso abrigaba sospechas de que teriormente decretos creando impuestos gra-
los ofrecimientos del gabinete británico te- 'losas, dijeron que antes que todo era preciso
nian por objeto inspirar confianza al pais á cubrir las atenciones del Estado y que solo
fin de p0gerle atacar luego con probabilidades se daria el resíduo al recaudador continental.
de éxito, y como se habia resuelto en fin no ce- Aun cuando por las prudentes medidas de
lebrarningun tratado separadamente, el Con. Morris, se habian disminuido en gran mane-
greso rehusó espedir el pasáporte. ra los gastos públicos, eran aun necesaria-




96 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


mente muy crecidos, y debian serlo aun
mas cuando faltasen medios para cubrirlos.
A principios de 1782 no quedaba ni un solo
duro en las arcas del Tesoro, y entonces,
segun dice Marshall, «todas las miradas,
todas las reclamaciones de los acreedores se
dirigieron al hacendista, yen vez de inculpar
ü los gobiernos de los respectivos Estados, so-
hre él recayeron las quejas é imprecaciones
de los que no veian satisfechas sus deman-
das.» Deplorando Morris profundamente la
ingratitud de su pais, resolvió sin embargo
no abandonar la causa del pueblo, y al co-
municar á Washington la desagradable no-
ticia de que el impuesto que debia recaudarse
on Julio no se cobraria hasta diciembre, aña-
día lo que sígue: «Ante tan triste porvenir
me veo en la precision de permanecer aquí,
asediado por las quejas y reclamaciones de
unos y otros, teniendo el disgusto de ver que
mis esfuerzos y sacrificios se recompensan
ahora con invectivas y denues~os. Apenas
pasa un dia en que no me den tentaciones
de resignar en el Congreso los poderes de
que me revistieron, librándome así de la pe-
sada carga que me agobia. No lo hago por-
que comprendo con cuántas dificultades tengo
que luohar, y aunque solo Dios sabe el re-
sultado de mis esfuerzos, conozco que dejar
ahora el puesto que ocupo seria una verda-
dera calamidad. Os confieso ingénuamente
cuál es mi situacion y mi modo de pensar
porque he sufrido ;ya tanto, que á no dudar-
lo simpatizareis en esto conmigo.»


Hácia mediados de abril, Washington
dejó á Philadelphia y fué á reunirse con el
ejército que se hallaba en su cuartel gene-
ral de Newburg, donde se le informó que
algunos refugiados de Nueva-York, acaba-


ban de cometer una iniquidad que
1782. .. t' ~ . H·' , 1


. eXlgla una sa lSlaCClOn. e aqm o
que habia pasado: el capitan Huddy que


mandaba un cuerpo de tropas en el conda-
do de Monmouth, en Nueva-Jersey, fué ata-
cado por una partida de refugiados que le
cogieron prisionero, arrojándole luego en
un calabozo en Nueva-York, de donde le
sacaron despues para ahorcarle, habiéndo-
le puesto antes en el pecho un cartel, el
cual decia que se le condenaba á mrierte
para vengar la que habian sufrido algunos
de los suyos pocos dias antes. Washington
fijó sériamente su atencion en este asunto,
consultó con sus oficiales, dió cuenta de
ello al Congreso, y escribió luego á Clin-
ton pidiéndole fuese entregado el capitan
Lippencot, autor de aquel horrible crímen.
Como quiera que se negase la demanda, y
de acuerdo con el parecer del consejo de
oficiales, se resolvió tomar la represalia, á
cuyo efecto echáronso suertes entre los pri-
sioneros, y un oficial inglés de igual gra-
do que el capitan Huddy, llamado el capi-
tan Asgill, jóven de diez y nueve años, é
hijo único, fué el designado para expiar el
crímen del capitan Lippencot. Este asunto
estuvo en suspenso algunos meses, pues si
bien Clinton y su sucesor Carleton repro-
baban altamente el acto de Lippencot, no
le entregaban porque el consejo de guerra
manifestó que habia obrado en virtud de
las órdenes de la Junta de realistas asocia-
dos de Nueva-York. Muchos se interesaron
para salvar la vida de Asgill; su madre fué
á, pedir gracia al conde de Vergennes, quien
escribió á \Vashington intercediendo en su
favor, y al fin, á principios de noviembre,
el comandante en jefe americano tuvo el
grato placer de poner en libertad al capi-
tan Asgill. Los contingentes de tropas de
los diversos Estados, no se cubrieron con
prontitud, segun esperaba Washington.
Cansado de tantos padecimientos y priva-
ciones, el pueblo rehusaba hacer nuevos sa-




CAP. IX. ESTADOS-tiNIDOS. 97


crificios al saber casi con seguridad que la yo propongo un título en la apariencia mas
guerra iba á concluir muy pronto. \Vas- moderado; mas si se pudiesen conciliar los
hington trató de combatir la apatía de los estremos, creo seria fácil presentar fuertes
Estados por medio de una carta-circular, ' argumentos para que se admitiera el título
mas no consiguió nada. Por otra parte el de REY, con lo cual se obtendrian en mi con-
descontento de los oficiales y soldados con cepto algunas ventajas materiales.»
motivo de los atrasos que se les debian, iba La contestacion de \Vashington á esta
aumentando cada dia mas, y reflexionando carta estaba concebida en los siguientes
sobre su aflictiva situacion, meditaron un términos.
acto que debia causar á \Vashington un do-
lor profundo. Reconociendo cuan incapaz
era el Congreso para gobierno y desespe-
rando sin duda de dar á este la forma re-
publicana, se pensó que el único modo de
constituir una autoridad efectiva en el Es-
~ado era revestir de aquella á un solo hom-
bre. Un coronel del ejército se encargó de
comunicar esta opinion al comandante en
jefe, el cual recibió á poco una carta muy
bien redactada en la que despues de exa-
minar la situacion de los negocios públicos,
poniendo en relieve los defectos de la orga-
nizacion política, se hacian proposiciones al
noble patriota que habia estado tanto tiempo
á la cabeza del ejército. Hé aquí cómo ter-
minaba la carta: «Esto debo haber demos-
trado á todos, y á los militares en particular,
cuánta es la debilidad de las repúblicas, y
cuántos los esfuerzos que ha hecho el ejér-
cito cuando estuvo bajo las órdenes de un
hombre entendido é inteligente. En este ca-
so, es indudable que el hombre que vencien-
do obstáculos, al parecer insuperables, ha su-
bido conducirnos por la senda de la victoria
de triunfo en triunfo, obteniendo el universal
aprecio y veneracion de un ejército, seria
tambien el mas á propósito para guiarnos en
tiempo de paz. Algunos han relacionado de
tal modo las ideas de tiranía y monarquía
que les parece muy difícil pueda existir una
cosa sin otra, y por lo tanto acaso fuera con-
veniente dar á la cabeza (lel góbierno que


«Newburg, 22 de mayo, 1782.
» Señor:


»Con la mayor sorpresa y asombro he lei-
do atentamente el contenido de vuestra car-
ta, y puedo aseguraros que nada de lo ocur-
rido en el transcurso de la guerra me ha
causado tanta afliccion, como el saber que el
ejército abunda en las ideas que acabais de
comunicarme, ideas que repruebo severa-
mente. Por esta vez á nadie daré conoci-
miento del hecho, y guardaré el secreto re-
ligiosamente, á m~nos ele que snscitándose
de nuevo esta cuestion me vea precisado á
descubrirlo.


»No acierto á esplicarme cómo puede haber
dado lugar mi conducta á que se me haga
una proposicion que en el caso de ser acep-
tada ocasionaria males sin cuento á mi pais.
Seguramente no podriais haber encontrado
una persona á quien fuera mas desagradable
vuestra proposicion, pero al mismo tiempo,
debo confesar que ningun hombre desea mas
sínceramente que yo hacer justicia al ejérci-
to, y que en cuanto lo permitan mis medios é
influencia, consagraré todos mis esfuerzos á
conseguir dicho objeto si se presentare una
ocasion oportuna. En este caso permitidme
aconsejaros, que por consideracion á vuestro
pais, á vos mismo y á la posteridad, ó por res-
peto hácia mí, desecheis esas ideas, teniendo
especial cuidado de no comunicarlas á nadie.


» Vuestro afectísimo, etc.
."JORGE \VASHI:.'-lGTON.»




HISTORIA DE LOS CAP. IX.


i Dura y merecida reprension! Cualesquie-
ra que fuesen los motivos' que indujeron á
obrar así á los que hicieron la proposicion á
Washington, es evidente que la rectitud é
integridad del jefe americano eran incorrup-
tibIes, y que no queria sobreponer á consi-
deraciones personales el amor profundo que
profesaba á su patria. Despues de lo ocurri-
do, ya no se trató mas de inducir al emi-
nente ciudadano á que aceptase semejante
oferta.


Con un ejército de solo diez mil hombres,
\Vashington no podia continuar las opera-
ciones militares aunque lo hubiese querido,
y por consiguiente, se pasó el verano sin ha-
cer nada en el Norte (*). Sir Guy Carleton
permaneció por su parte tranquilo en Nueva-
y mk, pareciendo por lo tanto que la lucha
habia terminado. A principios de agosto
Carleton y Digby manifestaron al coman-
lIante en jefe que ya se estaba negociando la
paz en París; que se reconoceria la indepen-
(lencia de los trece Estados-Unidos, que
Mr. Laurens se hallaba en libertad, y que
se iban á espedir pasaportes á los america-
nos detenidos hasta entonces como prisione-
1. 78 ros de Inglaterra. Poco despues se


2. .. C 1 reCl blÓ otra carta de ar eton, decla-
randoque no veia motivo alguno para conti-
nuar la lucha y que por lo tanto desaproba-
ba se persistiera en las hostilidades por mar
ó por tierra, que en su concepto no darian
mas resultado que aumentar la miseria de
muchas personas sin la menor ventaja para
ninguna de ambas naciones. El jefe inglés
añadia que en prueba de su sinceridad aca-
baba de prohibir se destacasen partidas de


(') El 20 de junio de 1782 acordó el Congreso que en el
(;ran Sello de los Estados-Unidos figurase el águila ameri-
cana con una rama de olivo en una de sus garras, un ma-
lIojo de trece flechas en la otra y en el pico un rollo de per-
gamino con la conocida divisa E. PLURIBUS UNUM.


indios contra las fronteras de los Estados·
Unidos, llamando al mismo tiempo á los que
se hallasen en aquellas. Estas comunicacio-
nes despertaron al parecer ciertas sospechas
en el embajador francés en América, y á fin
de tranquilizarle, el Congreso aseguró de
nuevo «que no trataria acerca de la paz sin
obrar de comun acuerdo con S. M. cristia-
nísima.»


Será oportuno consignar .aquí que al ser
aprisionado Enrique Laurens, Juan Adams
pasó á Holanda en clase de ministro pleni-
potenciario á fin de negociar un empréstito.
Despues de muchas dilaciones, se le recibió
al fin oficialmente y las Provincias Uni-
das reconocieron en 1 9 de abril la Indepen-
dencia de los Estados-Unidos de América.
Esta fué la segunda potencia que 10 hizo.
Mr. Adams (*) concluyó un tratado de amis-
tad y comercio á principios de octubre y
pudo tambien negociar el empréstito en fa~
vor de su pais.


La brillante victoria obtenida por Rod-
ney sobre el conde de Grasse el 12 de abril,
aseguraba la posesion de las islas de la In-
dia Occidental inglesa, lo cual hizo sospechar
que acaso se retardarian las negociaciones
para la paz, ya que no se renovaran las
hostilidades. Bien fuera porque se trataba
de reducir el ejército ó por la culpable negli-
gencia de los Estados, ello es que no se bus-
caron medios para pagar á los oficiales y á
las tropas, y tanto es así que con dificultad
se obtenia lo preciso para atender á la sub-
sistencia diaria del ejército. En una carta
confidencial dirigida al secretario de la guer-
ra, \Vashington, despues de manifestar que
no dudaba que muchos se retirarian del ser-
vicio si se les pagaban sus atrasos, añadia
lo siguiente; «N o puedo menos de temer


(') Véase la 1'ida y ob¡'as de Juan .tda11ls, yo!. 1, pági-
nas 348-53.




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS.


las consecuencias de reducir el ejército, al
ver una porcion de hombres que aguijo-
neados por los recuerdos del pasado y pen-
sando en el porvenir, van á lanzarse en el
mundo, quejándose de lo que ellos llaman
la ingratitud del público, acosados de deu-
das, y sin llevar un cuarto á sus casas,
despues de haber gastado la flor de su vida,
ya que no su patrimonio, en asegurar la
libertad é independencia de su patria, espo-
niendo continuamente sus vidas. Lo repitQ:
al pensar en tan irritantes circunstancias,
y en que no habrá nada que dulcifique el
amargo resentimiento de esos hombres, ni
que ilumine su oscuro porvenir, no puedo
menos de temer una série no interrumpida
de calamidades.


»No quiero trazar un cuadro mas som-
hrío, aun cuanclo bien pudiera hacerlo ci-
tando ejemplos de desinteresado patriotismo
y aflictivas situaciones sin paralelo en la
historia de la humanidad; pero creeclme; la
paciencia y largos padecimientos de nues-
tro ejército, han llegado al último límite
y nunca predominó como ahora el espíritu
de descontento. Mientras las tropas se ha-


llen en el campamento podrá impe-
1.'782. d· t 11 . . t l1'se que es a e su resentmuen o,
pero cuando nos retiremos á cuarteles de


cuartel general de Greene á principios de
enero. Este jefe habia recibido órden de ata-
car el fuerte Wilmington, pero la guarni-
cion inglesa lo evacuó antes de la llegada
del enemigo y el jefe americano pudo ocu-
parlo sin oposicion.


Saint Clair no encontró ya mas enemigos,
pero de tal modo habia disminuido el nú-
mero de sus soldados á consecuencia de una
penosa marcha, que las fuerzas que man-
daba apenas bastaron para cubrir en el
ejército de Greene las bajas de aquellos que
terminaban su servicio el dia último de di-
ciembre. Sin embargo, por debilitado que se
hallase el ejército del Sur, apenas hubo lle-
gado Saint Clair, Greene destacó al general
\Vayne en direccion á Santee para prote-
jer el Estado de Georgia, y entonces el ge-
neral Clarke, jefe de las tropas inglesas de
aquella provincia, concentró en el Savannah
sus fuerzas que ascendian á unos mil hom-
bres de tropas regulares además de la mi-
licia. En tanto que \Vayne vigilaha [i los
ingleses, vióse atacado repentinamente en
la noche del 23 de junio por una numerosa
partida de indios de la tribu de los Creeks.
y solo el arrojo y valor de sus soldados pu-
do salvarle de una completa derrota. El en-
carnizado combate que tuvo· lugar, puede


invierno; á menos que se conjure la tor- decirse que puso fin á la guerra en Geor-
menta, no pueelo menos de temer las con- gia, pues el enemigo abandonó á Savannah
~ecuencias. Ya es hora de que vivamos en el 11 de julio, y \Va,rne volvió á reunirse
paz.» Segun veremos, no eran infundados con el general Greene.
pstos temores, y por lo tanto podremos apro- Como quiera que el descontento habia lIe-
ciar el desinteresado patriotismo del coman- gado á su colmo á consecuencia de las difi-
liante en jefe. cultades que ofrecia el suministro de víveres,


Aunque la ociosidad que predominaba en I las tropas de Pennsylvania, entre las que
el Norte se comunicó en cierto modo al ejér- habia entonces muchos estraños, se dejaron
eito del Sur, lleváronse no obstante á cabo ¡lominar de tal modo por el resentimiento.
algunas empresas hostiles contra el enemi- (Iue tomaron parte con el enemigo en una
go. El general Saint Clair que conducia un conspiracion cuyo objeto era apoderarse del
refuerzo desde Yorkto\vn al SIlI'. llegó al : general Greene y entregarlo ¿Í, un desta-




100 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


camento de tropas inglesas que saldria de menor importancia á no ser por la muerte
Oharleston para favorecer el plan (*). La del teniente coronel Laurens ocurrida en una
trama se descubrió no obstante cuando iba de aquellas, en 27 de agosto, con gran sen-
á ponerse por obra, y un sargento llamado timiento de sus conciudadanos que le querían
Gornel fué condenado y sufrió la pena de y apreciaban en estremo. Poco despues, el
muerte. Esto sucedió el dia último de abril, capitan Wilmot atacó á un destacamento de
yen la misma noche desertaron una porcion ingleses 'en la isla J acobo, cerca del fuerte
de soldados. Johnson: en este encuentro murieron el ca-


El general Leslie, que mandaba en Ohar- pitan y algunos de sus hombres, y esta fué la
leston, permaneció en la plaza hasta el 14 última sangre que se vertió en la guerra
de diciembre aunque su intencion habia sido amerlCana.


evacuarla en 7 de agosto. En este in- Hácia mediados de Setiembre salieron de
1782. t' 1 L l' 1 1 11' •. 1 t f' f' erva o es le propuso a genera \' lrgmla as ropas rancesas que ueron á
Greene una suspension de hostilidades, y reunirse con el ejército americano en el Huu-
aunque éste hubiera aceptado gustoso la pro- son; y el mes siguiente marcharon á Boston
posicion, como la autoridad civil se ocupaba donde desembarcaron antes de terminar el
.ya de este asunto, n? se creyó suficiente- mes de Diciembre, á fin de dirigirse á la In-
mente autorizado para entrar en tratos de dia Occidental, habiendo permanecido en
esta naturaleza con el general inglés. Leslie América dos all0S y medio. \Vashington vol-
ofreció tambien pagar al contado el arroz y vió á Newburg donde se conservaron los cuar-
los víveres que se enviasen á la ciudad, teles de invierno hasta el licenciamiento del
amenazando en caso contrario en tomarlos ejército; y aunque era casi seguro que no se
á viva fuerza, pero el general Greene, sos- emprenderian operaciones militares durante
pechando que se trataba de reunir una con- el invierno, siendo por lo tanto innecesaria
siderable cantidad de provisiones en Ohar- , la presencia del comandante en jefe, teme-
leston á fin de que no careciese de nada el roso \Vashington de las consecuencias que
ejército mientras operaba contra los france- podrian resultar de la irritacion y res en ti-
ses en la India occidental, no quiso tampoco miento de oficiales y soldados, re- 1782.
avenirse á ningun arreglo. El resultado de solvió sacrificar sus propios intere-
esto fué que los ingleses hicieron algunas ses y quedarse con el ejército para vigilar su
escursiones por el país, dando lugar á varias conducta.
escaramuzas (H), que no hubieran tenido la Dice Marshall que para apreciar debida-


mente los motivos que produjeron el uescon-
(') Véase la ¡'ida de !','alcmiel G/'eene, escrita por el mis-


1110, págs. 3G5-8, y tambien la Vida del general G/'eene, por sistió en dos numerOsos ejércitos que cayel'On en poLler de
Caldwcll., pág. 303. los Estados-Unidos, sin contar Ulucl108 miles dc LomlJres


(") Calcúlase que las pérdidas dc los diversos cjércitos muertos ú cogidos prisioneros CIl LliversGs acciones <Im'ante
dc los Estados-Unidos durante la guerra, no bajaron de se- la guerra. Además <]<, esto la Gran Drctaua perdió desde
tenta mil hombres, pero no puede apreciarse á punto fijo luego trece colonias, y en el espacio de siete auos aumentó-
';uántos IllUrieron en los horribles pontones del enemigo. se su deuda n3cional cn ciento veinte millones de lilll'as cs-
.\según,s(', no obstnnte, que lo menos once mil de nuestros terlin3s. Los Estados-Unidos olJtUl'i2ron la ilHlcpclldencia y
braHls soldados perecieron en el llamado ponton de Jersey. libertad porque luehaban, sin que su deuda escediera de
Esta espantosa mortandacl se atribuye generalmente al cuarentct l' cinco millones de duros, ó sean algo menos que
nlld tratGlllicnlo <In e snfl'ian 108 prisioneros aglomerados I diez millollL's de lillras csterlinas.- Diario miLlar de Tlla-
"11 G,!uclh hcdionclG prision. La pérdida de los inglescs con- eher, pág. 3JO.




(;AP. IX. ESTADOS-t:!'\IDOS. 'HH


tento del ejército será necesario tener pre- Habiendo muerto el marqués de Rockin-
sente que el acuerdo de octubre de 1780, gham en 1.° de julio, sucedióle Lord Shel-
por el cual se concedia media paga de pen- hurne, quien acordó con el rey impedir en lo
sion vitalicia á los oficiales, se emitió por un posible el reconocimiento absoluto de la inde-
gobierno, que no poseyendo fondos para lle- pendencia americana. El Dr. Franklin dejó
nar sus compromisos, no poclia dar mas escrita en uno de sus papeles la siguiente
garantía que su buena fé para asegurar el nota: «Inmediatamente despues de la muerte
cumplimiento de aquella medida. Prescin- de Lord Rockingham el rey dijo á Lord Shel-
'diendo de esta consideracion y otras de de- burne:» «Voy á ser franco con vos y á des-
cisiva influencia, conviene observar que el cubriros 10 que siente mi corazon: sabed
Congreso se mostraba tan poco inclinado;i que estoy resuelto, sean las consecuen-
conceder la media paga, que empezó á per- 'cias cuales fueren, y aunque me cueste la
derse la esperanza de que se aplicasen á este corona y la vida, á no reconocer de una
objeto los fondos que el gobierno adquiriese. manera absoluta é inequívoca la indepen-
Despues de acordada aquella medida, habían- dencia de América. Apoyadme en este ter-
se aprobado los artículos de Confederacion, reno y no os molestaré en ningun otro asun-
por los cuales se exigia que todos los acuerdos tú, confiándoos plenos poderes como primer
referentes á presupuesto se votaran por nue- ministro del reino.» La firmeza del Congreso
ve Estados, .y estos nunca se mostraron dis- y de los comisionados americanos en París,
puestos á üworecer el proyecto. Sabíase ade- no permitió al monarca llevar á cabo su plan.
más, por otra parte, que la opinion pública Felizmente par,wrruestró-pais, sus intere-
se mostraba contraria á que se recompensase ses fueron confiados á hombres capaces de
de aquel modo á los oficiales del ejército, y , comprenderlos, apreciarlos y defenderlos. El
po~ lo tanto era r~l~ly nat~ral que él punto de 11 venerable. Dr. Franklin, ministro americano
retirarse del serVICIO actIvo por acercarse el en FrancIa, y ya de una edad muy avanza-
dia de celebrar la paz, pensasen los interesa- tia, juntamente con :Ylr. Jay, que llegó de
dos con inquietud sobre su situacion j' por- España el 23 de junio, fueron 10s dos princi-
vemr. pales encargados de las negociaciones, pues


En la primavera de 1782, las potencias be- :\1[1'. Adams no llegó de Holanda hasta fines
ligeranies de Europa adoptaron medidas para de octubre, y MI'. Laurens salió de Lóndres
fijar las condiciones de la paz, .y al efecto en muy pocos dias antes de fijarse las condicio-
el mes de abril marchó á París MI'. Oswald nes del tratado. Los dos principales puntos
á quien siguió á poco MI'. Grenville que iba de la independencia, qne eran los relativos
<1 conferenciar con el conde de Vergennes á límites y pesquerías, se arreglaron satis-
acerca de los preliminares de la paz. El ga- factoriamente entre MI'. Jay y MI'. Oswald,
binete británico demostró en todas las nego- y aunque otras cuestiones sobre compenSaI"
ciaciones una especie de apática indiferencia, á los realistas por sus pérdidas, y ceder el
dando lugar á que surgiesen enojosas difi- Canadá á los Estados-Unidos etc., ocuparon
cultades como si tratara de entorpecer los la atencion de los comisionados durante al-
procedimientos á fin de privar á los Estados- gun tiempo, aunque sin resultado alguno.
Unidos de todas las ventajas que pudieran firmóse al fin en París por ambas partes en
obtener. 30 ele noviembre el tratado provisional, que


TOMO Ir.




HISTORIA DE LOS CAl'. IX.


iué aprohado y rectificado por el Congreso (*)
á principios del año siguiente.


Ya se recordará que los comisionados ame-
ricanos recibieron la órden de someterse á
las decisiones de Francia en el progreso de
sus negociaciones con Inglaterra, política
que aconsejó el Dr. Franklin, tanto por sus
consideraciones personales á dicha potencia,
como por creer que era lo mas conveniente.
-"Ir. Jay, sin embargo, á quien no agradaba
la menor intervencion por parte de Francia,
;i pesar de los importantes servicios que esta
prestara y aun podia prestar á la causa de
~\.mérica, se mostró dispuesto á oponer cier-
tas dificultades en algunos puntos en los que
su colega no creyó oportuno mostrarse dema-
:-liado exigente. Cuando MI'. Oswald se dió á
conocer como el encargado para tratar con las
personas que estuviesen debidamente autori-
zadas por las colonias ó plantaciones de Amé-
rica, MI'. J ay rehusó seguir adelante á me-
nos que se reconociera á los Estados Unidos


como nacion independiente, cosa que
1.782. . ID F 11' no creyeron necesaria e r. ran e 111
.Y el conde de Vergennes, puesto que dicha
independencia estaba reconocida de hecho,
sino de palabta. El haber resuelto MI'. Jay
obrar independientemente, fué causa de que
se procediese á las negociaciones y se estipu-
lasen los artículos del tratado sin consultar
;j, la corte de Versailles. MI'. Adams, (**)
~lr. Jay y el Dr. Franklin obraron en aquel


(") En la obra IIomures y Epoca." de la Revolucion, por
~fr. 'Vatson, págs. 203-6, manifiesta este autor que estuvo pre-
sente en el Parlamento cuando el rey leyó su discurso en 5
.le diciembre de 1782, y da sohre este punto interesantes
detalles. Vease el apéndice primero al fin del presente ca-
pitulo.


(") Al dar cuenta el nieto de l\1r. Adams delos distingui-
dos servicios de aquel patriota al negociar el tratado de paz,
no habla tan favorablemente como Mr. Sparks del caráeter
diplomático y de la política del conde de Vergennes, y de la
"orte de Francia en general.-Véase la rida y OVI'aS de .filan
. \ ,lwlts 1 \'ol. 1, págs. mf2-;,.


asunto de comun acuerdo, y aunque se apar-
taron de sus instrucciones, y aun cuando no
faltara en América quien censurase severa-
mente su conducta, se puede asegurar, sin
temer la contradiccion, que hicieron lo que
debian y lo que era mejor para los intereses
de su p~is.


El conde de Vergennes se quejó, como era
muy natural, de la política observada por los
comisionados americanos, y en su conse-
cuencia el Dr. Franklin se encargó de arre-
glar las diferencias que pudieran suscitarse
entre unos y otros. -:VII'. Sparks reproduce la
carta dirigida por el conde M. de la Luzerne,
que se hallaba en América, relativa á dicho
asunto, y asegura que la que escribió Fran-
le1in al conde, prueba haber desempeñado su
delicada mision de la manera mas hábil y
conyeniente para mitigar el desagrado del
gabinete francés (*). Es probable que en aque-
llas circunstancias concihiesen los comisio~
nados americanos alguna sospecha respecto
á las verdaderas intenciones de Francia, so-
bre todo cuando, como ya sabemos, los en-
viados británicos trataban constantemente
ele suscitar dudas y dificultades relativamente


. .,


ti los proyectos de los franceses. De todos
modos, y á la par que rendimos un tributo
ele gratitud á Mr. Jay por la conducta noble
.Y digna que observó juntamente con sus com-
pañeros., especialmente MI'. Adams, creemos
oportuno citar las palabras de MI'. Sparks
en defensa del gran aliado do los Estados-
Unidos: «El gabinete francés se adhirió des-
de el principio hasta el fin con la mejor
huena fé á las condiciones de la alianza, no
por favorecer á los americanos, sino por
el impulso de su buena voluntad y sin nin-
gun interés particular. ¿Por qué habia de
esperarse esto? i Y cuándo se ha dado el


n Véase Yiela ele Fmnklin, por Sparks 1 p. 490, vol. II-20 .




f:AP. IX. ESTADOS-VNIDOS.


caso de que las relaciones entre los paises se
mantengan sin interés alguno? En la histo-
ria de la revolucion americana no hay hecho
que pueda demostrarse tan claramente como
el de que el gobierno francés, en sus relacio-
nes con los Estados-Unidos durante la guer-
ra y la paz, cumplió honrosamente con sus
compromisos, obrando á veces de una manera
generosa y hasta magnánima (*).»


Poco despues de retirarse á cuarteles de
invierno el ejército, los oficiales resolvieron
recordar al Congreso el asunto relativo á las
pagas, yal efecto comisionaron al general
M'Dougall y á los coroneles Ogden y Brosks
para que miraran por sus intereses. Esto se
hizo en el mes de diciembre: la esposicion
de los oficiales era un notable documento re-
dactado convenientemente para escitar al
Congreso á que tomase una resolucion, y
entre otras cosas, insistíase en dicho escrito
sobre la necesidad de llevar á cabo el acuerdo
de octubre de 1780, referente á la media
paga de pension, no solo porque se creía
esta medida justa, sino porque iba á recaer
en hombres reducidos al último estremo,
acosados algunos por la miseria y las priva-
ciones de todo género. lIé aquí las palabras
con que terminaba la esposicion: «Los ofi-
ciales que suscriben faltarian á su deber si
trataran de ocultar cuan general es el des-
contento q ne domina en el ejército y va ga-
nando terreno diariamente, tí, causa de la
triste situaríon en que todos se h::tllan y de
las privaciones que sufren dcspues de siete
largos años de continuada guerra. Los es-
ponentes, por lo tanto, piden al Congreso que


(') l'ir/(¡ de Fmnklitl, por Sparks, p. 493. El lector que qui-
siere tener mns noticias acerca de este punto podrá cOl1snl-
tal' la 1!¡slol'ia civil y polilica de 108 Es/ados-Unidos, vol. n,
pags. 12.1-152; Vida de Juan Jay escrita por el mismo, vol. 1,
págs. 133 etc.; y Vida y ob¡'(ls de J¡¡an Adams, vol. 1, pági-
nas 35i-3W.


pruebe al ejército y al mundo qUI') la Inde-
pendencia de América no ha de ser la causa
de la miseria de una parte de sus ciuda-
danos; y confian en que se atenderá á su pe-
ticion indemnizándoles debidamente. »


Habia íí no dudarlo en el Congreso hom-
bres deseosos de hacer justicia al ejército y
que compadecian la suerte de aquellos nobles
patriotas que todo lo sacrificaran por la in-
dependencia de su pais, sufriendo las priva-
ciones y fatigas inherentes ti la vida de un
militar; habia en la legislatura miembros
dispuestos á dar una rrueba de su espíritu
de nacionalidad y rectitud en el cumplimiento
de sus solemnes deberes, y á pedir que se
pagase ~t los oficiales del ejército hasta el
último cuarto; pero sentimos decir que la
mayoría del Congreso no opinaba del misme
modo. Celosos sus miembros por conservar
Jos derechos del Estado y la soberanía, opu-
siéronse á que se estableciese un fondo con-
tinental para atender (1 las reclamaciones de
los oficiales, proponiendo que las cuentas
atrasadas se liquidasen por los respectivos
Estados (*). El ConO'reso recoo'ió la


o o 1783.
esposicion, dictó algunos acuerdos, y
reconoció las reclamaciones de los acreedo-
res, mas no votó fondo alguno para asegurar
el pago. El invierno se pasó practicando
inútiles diligencias, y en el mes de marzo
espuso en fin el Comité que no se habia
hecho nada.


La crísis se acercaba: dominados los ofi-
ciales por el resentimiento y la indignacion.
comprendieron bien pronto que era preciso
tomar medidas enérgicas, y al efecto resol-
vieron celebrar una Junta privada, y el 10
de marzo se circuló en el campamento un
aviso fijando la hora y dando conocimiento


(') VP<iSC In. noh dc la Historia de la conslilllciul1, pOi'
Curtis, vol. J, págs.HH-I!J!1_




HISTORIA DE LOS CAP IX.


del objeto de la reunion. El mismo dia se di-
rigió tambien al ejército una manifestacion,
que fué la primera de las famosas «:Manifes-
taciones de Newburg.» Estaba hábilmente
redactada J' no carecia de elocuencia y de
enérgicas frases dirigidas á los hombres, vícti-
mas de la ingratitud pública. (*) \Vashington
comprendió de una vez cuál seria el resul-
tado de aquella reunion de hombres domi-
nados por la escitacion de su resentimiento,
é interponiéndose con tanto tacto como pru-
dencia, prohibió que se celebrase una re-
union que se anunciaba con un anónimo, J'
citó á los oficiales para el sábado 15 á fin
de oir á su Comité y deliberar sobre las me-
didas que debian adoptarse.


Al dia siguiente circuló otro manifiesto,
escrito por la misma pluma, en el cual se
declaraba que el comandante en jefe apro-
haba Jos lwocedimientos que se seguian, y
entonces ,Vashington vió claramente que no
debia abandonar su puesto y que le era
precisa toda su influencia para calmar el
descontento v la irritacion.


" Cierto es que le inspiraba grandes simpa-
tías el ejército, pero comprendió que iba á
deshonrarse si se dejaba guiar por jefes tur-
lmlentos é incendiarios, tal como parecia
serio el autor de las manifestaciones anóni-
mas. Vlashington habló con los oficiales y
les espuso varias razones de la manera que
DI sabia hacerlo para calmar sus ánimos J'
prepararles á que adoptasen medidas de mo-
deracion. Reunidos los oficiales, presididos
por el general Gates, el comandante en jefe
les dirigió la palabra diciéndoles entre otras
cosas: «Mis fuerzas se han gastado sirviendo
ti mi país, mas nunca he puesto en duda


C> Estos manifiestos se escribieron por el mayor Arms·
trong, despues general, apldar.te ele campo que era elel
g¡:nt,r,tl Gates. La prilllf~ra y principal se l'ncontrará en el
apc'ndicl' 2.° al fin del presente capítulo.


su justicia.» Hecho esto procedió á la lec-
tura del manifiesto que habia escrito, (*)
documento que revelaba los mas caballerosos
y patrióticos sentimientos, y escitó al ejército
á que no recurriese á las violencias, man-
chando su buen nombre despues de haber
hecho tantos sacrificios en favor de los inte-
reses del pais. Comprometiéndose el coman-
dante en jefe á emplear todos sus esfuerzos
para que se reconociesen los derechos y pri-
vilegios de los oficiales, rogóles que confia-
ran en la buena fé ele los Estados-Unidos,
asegurándoles no dudaba que cumplirian
ron sus sagrados deberes.


Cuando vVashington hubo acabado,(**) to-
dos los corazones se sintieron conmovidos,
yel comandante en jefe se retiró silencioso,
sin que ninguno se aventurara á oponer la
menor observacion. Aquel momento pareció
el mas oportuno para adoptar medidas con-
ciliadoras, y recordando las afectuosas es':'
presiones del comandante en jefe que les
aconsejaba no manchar la gloria adquirida
en ocho años ele servicios, resolvieron confiar
en el Congreso y rechazar con desprecio la
infame proposicion que se hacia en la carta
anónima dirigida á los oficiales.


«Seguramente, como dice muy hien :Ylr.
Curtís, no se puede pensar aun hoy en el
peligro que ofreció aquella crísis sin espe-
rimentar cierto temor. Si el comandante en
jefe no hubiera sido \Vashington, si los ofi-
ciales que le rodeaban no hubieran sido


(') Véase el apéndice 3.' al /in del present., eapitulo.
C") «Fue una fortuna para el f:jército y para el país que'


cuando S. E. hubo acabado de hablar, no se levantara
ninguno para hacerle presente que el genpral \Vashillg-
ton iba á dejar el ejército cargado de honores, que tenia
consiuerables bienes para vi\"ir con dignidad, y que los
ofidalt)s no se hallahan ¡~n el mismo caso. Si se Imbic-
sen vertido estas ideas, uiselltiélldolas Ilehidanwntp, es
probable que la reunion hubiese terminado de un mollc)
muy distinto.)) Historia de la }"evolucion ar¡¡cricmw por Gor-
(IOH; vol. UT, pág. 361.




CAP, IX, ESTADOS-UNIDOS,


tan nobles patriotas, es probable que se hu- el campo del honor, entonces sabré lo que
biera encendido la guerra civil; pero hom- es la ingratitud, entonces se habrá realizado
bres que habian sufrido tanto como los ofi- un hecho que ha de amargar iodas las horag
ciales de la revolucion, .y educádose en la de mi existencia. Pero lejos de mí semejante
escuela de la adversidad, esperimentando to- desconfianza; un pueblo que se ha libertado
da clase de padecimientos por tantos años, de una ruina inminente por la fuerza de las
no podían menos de mostrarse sensibles al armas, no dejará nunca de pagar semejante
llamamiento de vVashington.» deuda de gratitud. »


En cumplimiento de su promesa, el co- El 22 de marzo el Congreso dictó varios
mandante en jefe escribió al presidente del acuerdos por los cuales se resolvió que los
Consejo una enérgica carta en la cual le oficiales despues de terminada la guerra dis-
decia: «El resultado de los procedimientos frutaran por espacio de cinco mIos toda su
de la gran junta de oficiales, cuyos acuerdos paga en vez de abomirseles la pension vita-
tengo el honor de incluir á V. E. para que licia, dándoles al efecto las garantías que se
los examine el Congreso, me lisonjeo se concedian á los demás acreedores de


'd' lIt' l' 1 E d 1T 'd A ' ,. d 1783. conS1 erara como 8, Ú 1ma y mas g or1Osa os sta os- )111 os. prll1Clp1OS e
prueba de patriotismo que pueden dar 11om- julio arregláronse las cuentas del ejército y
hres que aspiraban á las distinciones en ::-:e liquidaron.(*)
el ejército. Esto no solo confirma la jus- El 20 de enero se firmaron en 'Versaillcs
ticia de su reclamacion, sino que les hace! 108 preliminares de la paz entre Francia é
acreedores á un títu lo mas de gratitud por Inglaterra, y esta con EspañD:, y al mismo
parte de su país.» Las palabras con que tiempo los ministros americanos y británicos
concluia esta carta son asimismo tan nota- convinieron en la cesacion de hostilidades.
hles como cnérgicas: Hélas aquí: «Mucho El dia 24 de marzo, se recibió la noticia en
nie engaño si no son acreedores los oficiales América por una carta del marqué:, de Lafa-
el que se les recompense por sus padecimien- :yette, y seguidamente espidiéronse órdenes
tos y sacrificios además de satisfacérseles llamando ¡"i todos los cruceros de los Estados
sus atrasos; y mi oponion estará sin duda Unidos. Poco despues el Congreso se infor-
hasada en un error si no se juzga como yo mó oficialmente del acuerdo entre los minis-
que el ejército es digno de obtener lo que un tras de los Estados-Unidos y la Gran 13rc-
pueblo agradecido debe dar. Si este pais no taña y del cambio de las rectificaciones de
satisfaciese las reclamaciones hechas por los los artículos preliminares entre Inglaterra "j'
interesados en las últimas solicitudes eleya- Francia. El dia 11 de abril circulóse una
das al Congreso, debo confesar que habrán proclama anunciando la cesacion de hostili-
quedado defraudadas mis esp8ranzas, y si dades así por tierra como por mar para que
como ya se ha indicado, con el objeto de se observase estrictamente lo estipulado en-
escitar sus pasiones, han de ser los oficiales I tre los Estados-Unidos y S. M. B.
del ejército las únicas víctimas de la revolu- El 19 de abril, precisamente ocho años
cíon; si al retirarse del campamento han de despues do aquel memorable dia en el que
verse sumidos en la miseria ó sujetos tí, una C> Véase una interesante nota dell1r, Curtís enb Historia
vil dependencia ó á vivir de la caridad, des- de /a Ccnstittlcio1J, yol 1, r5gs, 1~!(),{)4, rcl"tln Ú 1(\ media
pues de haber gastado la flor de su vida en paga de los oficíal·s de la revolu':'ion,




lOG HISTORIA DE LOS C,IP. IX.
se vertió en Lexington la primera sangre de trescientos, que con bayoneta calada, diri-
los hombres libres de América, se creyó el giéronse al edificio en que elOongreso cele-
momento mas oportuno para anunciar al· braba sus sesiones, y poniendo centinelas en
ejército que habian cesado las hostilidades, y todas las puertas, amenazaron al PresidentD
con este motivo, el ilustre comandante en y al Oonsejo con entregarles á la furiosa sol-
jefe dirigió á las tropas una sentida arenga, dadesca si no accedian á sus demandas en
disponiendo luego que los capellanes con cinco minutos. Tan pronto como supo esto
sus respectivas brigadas dieran gracias al 'Washington, destacó al general Howe con
rrodopoderoso por sus mercedes, y muy prin- suficientes fuerzas para reprimir el motín,
cipalmente por haber concedido la victoria mas esto se consiguió antes de la llegada de
á las armas de América, permitiendo que' dicho jefe sin efusion de sangre. Los insur-
cesaran las calamidades de la guerra entre rectos no eran bastante numerosos para co-
las naciones. meter grandes daños, pero su reprensible


Suecia reconoció la independencia de los conducta escitó la indignacionde \Vashing-
Estados-Unidos el 5 de febrero; Dina- ton, quien escribió al Presidente del Oon-


t783. ~ 't' t marca el 2;); España el 24 de marzo greso, mam es ándole su profundo disgusto
y Rusia en el mes de julio. Hácia ]a misma por lo ocurrido.
época, fi1'má1'onse tratados de paz y come1'- Mientras el ejérci to se hallaba en sus
cio con dichas potencias. ! acantonamientos del Hudson. los oficiales,


La reduccion del ejército, como consecuen- á fin de perpetuar su amistad, formaron la
cia de la paz, era cosa que requeria tanto llamada SOCIEDAD DE LOS CINCI~NATI, toman-O
tacto como acierto, pues á pesar de lo OCUf- do el nombre del famoso patriota Romano
rido, no se habia abonado aun á los oficiales Oincinnatus, y el ilustre comandante en
y á las tropas la paga que se les debia. Oon- jefe, cediendo á los deseos de sus compañe-
cediéronse sin embargo licencias absolutas ros de armas, admitió el cargo de presidente.
á cuantos las pidieron, y de este modo, evi- Segun el reglamento formado para dicha so-
tóse por el momento la crisis que hubiera ciedad, el honor de pertenecer á esta seria
podido sobrevenir (*). Una gran parte del hereditario en las respectivas familias, y
~jército se dispersó por los Estados durante tambien podian ingresar en aquella como
el verano, sin que ocurriese el menor tumulto miembros honorarios las personas distingui-
ó desórclen. das, Estas circunstancias, juntamente con


El admiralJle comportamiento de los vete- la un ion de los oficiales, escitaron la, envidia
ranos que \Vashington tenia á sus órdenes, y oposicion de muchos, pues algunos supu-
fué tanto de agradecer como de vituperar sieron que el ser la institucion hereditaria,
la conducta de algunas tropas de Lancaster, indicaba un principio de nobleza. Era cos-
en Pennsylvania, que al insubordinarse, man- tumbre de \Vashington respetar las opinio-
charon el 'buen nombre del soldado ameri- nes del pueblo en cosas indiferentes ó de
cano. Unos ochenta hombres de dicho cuer- poca importancia, aun cuando creyese que
po, marcharon á Philadelphia, donde se I no tenia aquel razon, y habiendo averiguado
reunieron con otros, formando un total de cuáles eran sus opiniones respecto á las ten-


dencias de la n neva sociedad, puso en juego
r) Véase la Vida de Washington, por Marshall, vol JI, p:i-


ginas53-4., SU influencia para modificar el reglamento,




C,\P. IX. ESTA DOS-UNIDOS. 107


y se suprimió lo del princlpIO hereditario y
la adopcion de miembros honorarios. Esto
ocurrió en el mes de mayo de 1784, yel
l'esultado probó cuan acertada fué la medida,
pues no hubo ya mas envidias ni resenti-
mientos y todos los miembros de la sociedad
se consideraron como hermanos.


Mientras se tomaban las disposiciones ne-
cesarias para licenciar el ejército, \Vashing-
ton, q ne no perdia de vista las grandes
cuestiones relativas al porvenir de su queri-
da patria, confer9nció con el Congreso y le
recomendó entre otras cosas que organizase
(lurante la paz un cuerpo de milicia bien dis-
ciplinada. No contento con esto, escribió en
Newburg, con fecha 8 de junio de 1783, una
carta-circular á los gobernadores de los di-
versos Estados, carta que como MI'. Sparks
dice muy bien, es notable por lo ingeniosa,
por el profundo interés que revela hácia los
oficiales y las tropas que se batieron en de-
fensa de su pais, por la solidez ele sus prin-
cipios y por la sabiduría de sus consejos (*).
Hé aquí las palabras con que terminaba esta
carta, palabras dignas de ser recordadas
por todo buen americano: «Es mi mas vehe-
mente deseo que Dios os conserve, así como
al Estado que presidís, su santa l)rotecccion;
que incline el corazon de esos ciudadanos á
ser subordinados y obedientes al gobierno;
que les inspire el afecto y fraternal cariño que
deben profcsarse entre sí, y especialmente
á los que lucharon en defensa de Sil patria,
y finalmente, que nos dispense á todos la
gracia de ser justos, bondadosos, caritativos,
humildes y pacíficos, cualidades todas carac-
terísticas elel Diyino Autor de nuestra santa
religion. Sin imitar este ejemplo, no espere-
mos nunCI), ser una nacion feliz. »


El tratado definitivo de paz entre la Gran


n Véase el Apéndice IV al fin del presente capítulo.


Bretaña y los Estados-Unidos de América,
se firmó el 3 de setiembre de 1783 en París,
por el caballero David Hartley en nombre
de S. M. B., Y por Juan Adam, Benjamin
Franklin y Juan Jay, en represenfacion
de los Estados Unidos (*). Este tratado
se rectificó por el Congreso á principios
ele enero de 178-:1:, y es tal su importancia.
que nos eremos en el deber ele reproducirlo
íntegro.


EN EL NOMBRE DE L.\ MUY S\NTA f: INDIYISIBLE TRINIDAD.


Habiendo permitido la divina Providencia
(lue el muy serenísimo y poderoso príncipe
Jorge III, por la gracia de Dios, Rey de la
Gran Bretaña y de Irlanda, Defensor de la
Fé, Duque de Brunswik y Lunenburg, Ar-
chi-Tesorero y Príncipe Elector del santo
imperio Romano, etc., por una parte; y los
Estados Unidos de América por otra, den al
olvido todas las discordias y diferencias que
---,--------


(.) La cnrtadirigida por el Dr. Fl'anklin á Cildos Thomsoll,
hahlitlldole de este importante acontecimiento, contiene
f['Uses dignas (le recordarse; hélas aqui: « Dn este modo, la
grande y arriesgada empresa que hniJiamos emprendido, St-
ha Ileyado á feliz término, á Dios gracias; cosa que no espe-
raba ver realizarse elllos alías que me quedan de vida. "Cnos
cuantos años de paz, bien aprovechados, bastarán para re-
poner las perdidas fuerzas, pero nuestra futura seguridad
depende de nuestra union y virtud. La Gran Bretaña buscarú
ocasiones para recobrar lo que ha perdido, y si no probamos
al mundo que somos una nacíon con la cual se puede contn,
para el cumplimiento de los tratat]os, si descuidamos el
pago de nuestras deudas, y 110S mostramos illgratos ltiteÍ<'
aquellos que nos sirvieron, dispens[ll1dollOS su amistad,
¡wrderemos nuestra fuerza y nuestro cl'(·dito, y acaso sea-
mos el blanco de nuevos ataques que tal vez no podriamos
resistil·. No conviene puos confiar ciegamente en una peli-
grosa seguridad, ni dejarnos enon·ar ó empollrecer por ('\
lujo ú los placeres, ni debilitarnos por disensiones illtcsti-
nas, ni contraer nuevas deudas llasta dejar satisfechas las
anteriores, ni descuidar, en fin, el acopio tIe armas y rnuni-
dones de guerra para el caso de que fuesen lleoesarias,
pues todo esto inspira tallta confianza á los amigos como
dp.sconfianza itlos enemigos. Los gastos que ocurren para
evitar una guerra, son mucho menos considerahles que los
que se hacen para sostenerla cuando no se puede eYitar.


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10:3 HISTORTA D~ LOS CAP. 1.'1:.


desgraciadamente interrumpieron la perfecta
amistad y armonía que mútuamente desean
restablecer, á fin de que se continúen las
buenas relaciones que han de redundar en
beneficio de ambos paises; y toda vez que
para alcanzar tan apetecible objeto hayan
convenído cuál ha de ser la base de la paz y
reconciliacion, por los artículos provisionales
firmados en París el 30 de noviembre de 1782
por los representantes autorizados. al efecto;
cuyos artículos que han de publicarse, de-
lJen constituir el tratado de paz que se pro-
pusieron celebrar, el rey de la Gran Bretaña
y los mencionados Estados-Unidos, pero no
antes de ajustar las condiciones con Francia;
y como quiera que dichas potencias hayan
:1cordado ya en qué términos debe concluirse
el tratado, S. M. B. Y los Estados-Unidos de
América, á fin de llevar á debida ejecucion
los artículos provisionales ya citados, han
resuelto nombrar para que los representen;
S. M. B. al caballero David Hartley, miem-
bro del Parlamento de la Cran Bretaña; y
los Estados-Unidos al caballero Juan Adams,
delegado de esta última nacion en la corte
de Versailles, último representante y jefe
(le justicia del Estado de Massachusetts, y
ministro plenipotenciario de los Estados-U ni-
dos de América; al caballero Benjamin Fran-
klin, último representante de Pennsylvania
en el Congreso, Presidente de la Junta de di-
cho Estado y ministro plenipotenciario de los
Estados-Unidos de América, en la corte de
Versailles: y al caballero Juan J ay, último
presidente del Congreso, jefe de justicia del
Estado de N ueva-York y ministro plenipo-
tenciario de los dichos Estados en Madrid;
todos los cuales, en su calidad de represen-
tantes y autorizados para concluir y firmar
el presente tratado, han convenido en los
siguientes artículos despues de comunicarse
sus respectivos poderes.


ARTÍCULO r.-Su Magestad Británica re-
conoce como lIbres, soberanos é indepen-
dientes á los Estados de New-Hampshire,
Massachusetts-Bay, Rhode-Island y Pro-
videncia, Connecticut, Nueva-York, Nue-
va-Jersey, Pennsylvania, Dela·ware, Mar,y-
Iand, Virginia, las Carolinas del Norto
y Sur y Georgia, conviniendo en conside-
rarles como á tales, y renunciando para
sí, sus herederos y sucesores á toda recla-
macion contra los derechos de su gobierno
y territorio.


ARTÍCULO Il.- A fin de evitar todas las
disensiones y diferencias que l)udieran sus-
citarse en lo futuro sobre la cuestion de
límites de los dichos Estados-Unidos, se
declara y conviene en que aquellos serán
los siguientes; ti saber; desde el ángulo
noroeste de Nova-Scotia, es decir, el for-
mado por una línea tirada en direccion nor-
te desde Sto Croix Rivel', hasta las tierras
altas que separan los rios que desaguan en
el St. Lawrence, (San Lorenzo) de los que
desembocan en el Océano Atlántico, .Y has-
ta el 8xtremo norte occidental del rio Con-
necticut; desde este punto prosigue la línea
por dicho rio hasta los 450 de latitud norte,
y tocando en los rios Iroquois ó Cataraquy
va á parar al Lago Ontario, donde continúit
la línea hasta llegar á la comunicacion con
el Lago Erie, prolongándose 1 uego hasta el
Lago Huron, y tocando sucesivamente en el
Lago Superior, las Islas Reales y Phili-
peaux, Long Lake, (Lago largo) el Lago de
los Bosques, y últimamente en el Missi-
ssippí.


Desde aquí seguirá el límite, trazando
una línea tirada á través de dicho rio hastit
unirse con la parte mas septentrional del
grado 31 0 de latitud norte; el límite por la
parte del Sur lo trazará otra línea tirada en
direccion del Este, tambien en los 3i o de




.-,


CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. I()<J


latitud norte del ecuador, hasta la mitad da.ndo los pescadores amerIcanos en com-
del rio Apalachicola ó Catahouche. Desde pleta libertad de secar y curar el pescado en
este punto prosigue el límite hasta Flint cualquiera de las bahías, ensenadas ó puer-
River y Sto Mary's River (Rio de Santa tos no colonizados de Nova-Scotia, Islas
María) y llega al Océano Atlántico; el Magdalenas y Labrador, por todo el tiempo
límite oriental lo trazará una línea tirada que estén sin colonizar; tan pronto como
á lo largo del St. Croix desde su emboca- esto se verifique, dichos pescadores no es-
dura, en la bahía de Fundy, hasta su na- tarán legalmente autorizados para secar y
cimiento, y desde este, en la direccion nor- curar el pescado en aquellas colonias, sin
te, hasta las citadas tierras altas, que prévio consentimiento al efecto otorgado por
separan los rios que desembocan en el Océa- los habitantes propietarios ó poseedores de
no Atlántico, de los que vierten sus aguas las tierras.
en el rio Sto Lawrence. Comprenderá este ARTÍCULO Iv.-Queda convenido que á los
límite todas las islas existentes en veinte acreedores por ambas partes no se les opondrá.
leguas á la redonda por ambas partes de las impedimento alguno legal para la cobranza
playas de los Estados-Unidos, y situadas del valor total en libras esterlinas de cuan-
entre líneas trazadas exactamente en la di- tas deudas se hubieran contraido bona fideo
reccion oriental, desde los puntos donde los ARTÍCULO v.-,Queda convenido, que el
citados límites, entre Nova-Scotia, por una Congreso recomendará encarecidamente á
parte, y la Florida por otra, tocaran la las legislaturas de los respectivos Estados,
bahía de Fundy en el Océano Atlántico. que cuiden de la restitucion de iodos los
Quedan esceptuadas aquellas islas que están bienes raíces, tierras, derechos, haciendas
ahora ó han estado antes enclavadas en los y propiedades que se hubieren confiscado
límites de Nova-Scotia. como pertenecientes á vasallos británicos.


ARTÍCULO III. -Se estipula que el pueblo así como tambien de los que correspondan
de los Estados-Unidos continuará disfrlltan- por bienes raíces, tierras, derechos, hacien-
do, sin que nadie se lo impida, del derecho das y propiedades á personas residentes en
de dedicarse á toda clase de pesca en el distritos ocupados por tropas de S. M. pero
Gran Banco (Great Bank) y tod.os los demás que no han tomado las armas contra los
bancos de Terranova, como asimismo en Estaclos-Unidos: los que no se hallaren
el Golfo de S. Lawrence, y en otros sitios en este caso, podrán transitar libremente
del mar, donde los habitantes de ambas co- por los trece Estados de la Union y pOI'
marcas acostumbraban antes á pescar en lo tanto permanecer en cualquiera de ellos
cualquier tiempo: y que tambien tendrán doce meses, sin que nadie les moleste, para
los habitantes de los Estados-Unidos, com- obtener la restitucion de tales ó cuales
pleta libertad de coger toda clase de pescado bienes raíces, tierras, derechos, haciendas
en cualquiera parte de la costa de Tel'l'ano- y propiedades que se les hubieran confis-
va, como lo hacen los pescadores ingleses; cado. El Congreso recomendará con igual
(pero no de secarlo y curarlo en aquella encarecimiento á los diversos Estados la
isla). Asimismo podrán hacerlo en las cos- revision de todos los decretos ó leyes refe-
tas, bahías y ensenadas de todos los demás rentes á las anteriores condiciones, para
dominios de S. M. B. en América, que- consegmr que dichos decretos ó leyes sean


TOMO n. 15




lW HISTORIA DE LOS CAP. IX.
perfectamente consistentes y guarden con- primero y los ciudadanos de la Union; por
sonancia, no solo con la justicia y equidad, tanto, cesarán desde luego las hostilidades
sí que también con el espíritu de conci.lia- por mar ó tierra; los prisioneros hechos
cion que ha de presidir invariablemente por ambas partes, serán puestos en liber-
para el restablecimiento de la paz. El Con- tad; y S. M. B., sin causar detrimento
greso recomendará tambien enérgicamente alguno, ni llevarse negros, ni nada per-
á los distintos Estados, que los bienes raÍ- teneciente á los americanos, retirará con
ces, tierras, derechos, haciendas y propie- la posible brevedad sus ejércitos, guarnicio-
dades de las personas designadas antes, les nes y flotas del territorio de los Estados-
sean devueltos, reintegrando ellas á los que Unidos y de todo puesto, plaza ó puerto per-
estén en poses ion de dichos bienes, sean tenecientes al mismo territorio, dejando en
quienes fueren, el precio bona fide (donde las fortalezas la artillería americana que
algo se haya dado) que estos hayan satis- contengan; y tambien mandará que los ar-
fecho al comprarlos por tierras, derechos ó chivos, registros, escrituras y papeles per-
haciendas, despues de hecha la confisca- tenecientes á cualquiera de dichos Estados
cion (*) y ha de tenerse entendido, que todas ó de sus ciudadanos, que durante el curso
las personas interesadas en los bienes con- de la guerra hayan caido en manos de los
fiscados, bien sea por deudas, contratos oficiales de S. lVI., sean restituidos inme-
matrimoniales Ó de cualquier otro modo, no diatamente, y entregados á los mismos
encontrarán impedimento alguno legal en Estados ó á las personas á quienes perte-
la proteccion de sus justos derechos. nezcan.


ARTÍCULO Vio-Queda estipulado que no ARTÍCULO VIII. - La navegacion del rio
se harán ya mas confiscaciones en lo sucesi- Mississippí desde su nacimiento hasta el Océa-
vo, ni se perseguirá tampoco á nadie por
haber tomado parte en la presente guerra;
y que tampoco sufrirá individuo alguno da-
ños ni perjuicios en la persona, libertad ó
propiedad por semejante causa; que todos
los que al tiempo de ratificarse en América
este tratado, estén en la cárcel por cargos
do esta especie, serán puestos en libertad y
se sobreseerá en sus causas.


ARTÍCULO VIl.- Habrá firme y perpétua
paz entre S. M. B., Y dichos Estados~
Unidos, así como entre los súbditos del


(* ) Véase la obra de Mr. Sabine, Realistas ame¡'icanos,
(lol1lle se trata el ,¡sunto de los restituciones y compensa-
cionf's y de Ins dificultades que ocurrieron. El Gobierno
británico ('ompensóil 5,OO(}personas, entre las que distri-
IlUyó S 1 (j.OOO,OOO, pensionando á: otras muchas que tomaron
las armas en favor de la corona, Vemos, pues, que los tories
sacar'm mucho mejor partido que los que lucharon por la
causfI ue sn pais.


no, quedará por siempre franca y abierta
para los súbditos de la Gran Bretaña y para
los ciudadanos de los Estados-Gnidos.


ARTÍCULO Ix.-En el caso de que cualquie-
ra plaza ó parte de territorio perteneciente
á la Gran Bretaña ó á los Estados-Unidos
fuese tomada por las armas ó de otro modo,
antes de recibirse en América los citados ar-
tículos provisionales, queda convenido que
será devuelta sin oponer dificultades y sin
eXIgIrse c.ompensaclOn.


ARTÍCULO x.-Las solemnes ratificaciones
del presente tratado, expedidas en buena y
debida forma, se canjearán entre las partes
contratantes en el término de seis meses, ó
antes si fuere posible, á contar desde el dia
en que se firmó aquel.


El 18 de octubre publicó el Congreso una
proclama para licenciar todo el ejército, es-




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. LB


cepto un cuerpo de tropas suficientes para
prestar el servicio de los Estados hasta que
se organizasen definitivamente los asuntos


relativos á la paz. Elogiando alta-
i783. 1 . 'd d mente el va or, magnamml a y
virtud del ejército, el Congreso dió gracias,
en nombre del pais, á los oficiales y soldados
por sus largos, eminentes y leales servicios,
.Y dispuso que desde el 3 de noviembre si-
guiente se licenciase por completo el ejército.


Antes de esto, el comandante en jefe se
despidió de sus tropas, á quienes dirigió las
mas afectuosas frases y amistosos consejos,
deseando á sus compañeros de armas que
prosperaran en su carrera; hé aquí sus últi-
mas palabras: « poco falta ya para que el
soldado deje su uniforme y se convierta en
un buen ciudadano, observando siempre esa
prudente é irreprensible conducta que distin-
guió, no solo al ejército que estuvo bajo mis
órdenes durante la guerra, sino tambien á
los demás cuerpos que sirvieron separada-
mente. Esto producirá los mejores resultados;
y á la vez que les felicita por la gloriosa causa
que hace ya inútiles los servicios de todos en
el campo del honor, el comandante en jefe se
complace en dar á todas las clases del ejército
sus mas espresivas gracias por el auxilio que
le prestaron, y en este caso no puede menos
de espresar su gratitud á los oficiales genera-
les por sus acertados consejos en distintas
ocasiones, así como por su celo en llevar á
cabo el plan adoptado; á los comandantes de
los regimientos y oficiales por su pronto y
exacto cumplimiento de las órdenes que se les
dieron; al estado mayor por la puntualidad
con que desempeñó sus respectivos deberes, y
á las tropas en general por su mucha pacien-
cia y resignacion, así como por el valor de
que dieron pruebas en diferentes batallas. El
comandante en jefe aprovecha esta ocasion
solemne para manifestar al ejército cuán


profunda es la amistad que le profesa, y á
mas de esto desearia favorecer á todos en lo
futuro, pero se lisonjea no ob¡;tante de que
le harán lajusticia de creer que todo aquello
que pudo obtenerse por los medios que están
á su alcance, se hizo inmediatamente. Yaho-
ra que ha llegado el momento de dictar
sus últimas órdenes, despojándose de su
carácter militar para despedirse de los ~jér­
citos, de los cuales tuvo el honor de ser jefe
por tanto tiempo, solo le resta ofrecerles de
nuevo sus recomendaciones para el pais y
sus oraciones al Todopoderoso para que éste
les proteja. i Permita el cielo que haya justi-
cia para todos y que la Providencia favorezca
á cuantos contribuyeron al alivio de sus
semejantes! Animado de estos deseos, el
comandante en jefe se retira del servicio mi-
litar, y pronto se habrá alejado del teatro de
la guerra y de sus fieles compañeros.»


Sir Guy Carleton, que habia recibido órd.e-
nes para salir de Nueva-York, anunció su in-
tencion de hacerlo á la llegada del verano,
pero se retrasó su marcha, principalmente
porque el jefe inglés quiso atender á la tras-
lacion de un considerable número de refugia-
dos que temian la vuelta al poder de sus
compatriotas, por .cuyo motivo el citado jefe
no emprendió la marcha hasta el mes de
noviembre. En la mañana del mar-
tes 25, \Vashington, con las tropas i783.
de los Estados-Unidos á las órdenes del gene-
ral Knox, yel gobernador Clinton escoltado
por un cuerpo de caballería ligera de \Vest-
chester, avanzaron hácia la parte superior
de la ciudad, y á eso de la una, y segun se
iban retirando los ingleses, los americanos
adelantaron lentamente, en tanto que la
autoridad civil tomaba posesion del estado.
Todo el dia se pasó con el mayor órden y
tranquilidad, yel lunes siguiente}.o de di-
ciembre, el gobernador obsequió con un




112 HISTOlUA DE LOS CAP. IX.


espléndido banquete al ministro francés el
caballero de la L uzerne, al que asistió tam-
bien Washington y otros muchos convidados.
Por la noche se celebró en Bowling Oreen,
en Broadway, una magnífica funcion de
fuegos artificiales. Aun tenia que pasar
Washington por una dura prueba al despe-
dirse de sus queridos compañeros de armas
con los cuales habia servido tanto tiempo en
una guerra encarnizada, y con los que le
unian lazos de la mas estrecha amistad. Su
última y afectuosa entrevista tuvo lugar
el 4 de diciembre: por la noche, dice lVIar-
shall, segun refiere Gordon, todos los prime-
ros oficiales del ejército se reunieron en el
cafe Francés, donde llegó poco des pues el
comandante en jefe. Su emocion era de-
masiado profunda para que pudiera ocul-


tarla; llenando su vaso, volvióse
1783. h'· 1 d··· , aCIa sus compañeros y es lrlglO
las siguientes palabras: «Al despedirme de
vosotros, mi corazon rebosa de gratitud, y
mi mas ardiente deseo es que vuestros últi-
mos dias sean tan prósperos y felices como
gloriosos fueron los primeros. No puedo des-
pedirme particularmente de vosotros, pero
mucho os agradeceré que vengais uno á uno
(1 estrecharme la mano.» El g'eneral Knox,
que se hallaba mas cerca, se volvió entonces
hácia vVashington, quien no pudiendo pro-
nunciar una palabra en fuerza de su emocion,
le estrechó la mano y le abrazó en silencio,
repitiendo luego la misma operacion con
todos los demás oficiales. De los ojos de
aquellos bravos guerreros brotó una lágrima
de ternura; ninguno articuló una sola pala-
bra y nada fué á interrumpir el religioso
silencio de aquella espresiva escena. Was-
hington se dirigió luego á Whitehall, donde
le aguardaba un barco para conducirle á
Paulus Hook, y todos le fueron acompañan-
do, no sin ocultar la tristeza y melancolía de


que iban poseidos. Al saltar en la embar-
cacion, el comandante en jefe agitó su
sombrero, saludando por última vez á los
concurrentes, los cuales se alejaron silencio-
sos y fueron á reunirse al mismo purito de
donde partieron (*).


El Congreso, que habia estado celebrando
sus sesiones en Princeton desde el mes de
junio, se trasladó en noviembre á Annápolis,
(1 donde se dirigió \Vashington para ter-
minar su carrera pública. Por todos los
puntos por donde pasaba recibió las mayo-
res pruebaR de gratitud y afecto, y todas las
legislaturas y el pueblo de los diversos Esta-
dos le dirigieron numerosas manifestaciones.
Despues de entregar al superintendente, que
se hallaba en Philadelphia, una cuenta exacta
de sus gastos durant9 la guerra, escrita de
su puño y letra, \Vashington llegó á Annápo-
lis el 19 de diciembre, y anunció al
Congreso que se hallaba dispuesto á 17~3.
resignar el mando. A fIn de honrar tan so-
lemne ceremonia, se dispuso que el acto se
celebrase en una sesion públIca y á presen-
cia de los compatriotas de vVashington.


En su consecuencia, presentóse el dia 23
el ilustre patriota en el Congreso, donde le
aguardaban numerosos espectadores é infi-
nitaR señoras, todas hijas de América. Tam-
bien se hallaban presentes todos los funcio-
narios públicos del estado de Maryland y el
cónsul general de Francia. Los miembros
del Congreso estaban sentados .Y cuhiertos,
como representantes de la Soberanía de la
Union, y ante ellos fué introducido Washing-
ton por el secretario, quien despuesde una
breve pausa impuso silencio y anunció, «que
los Estados Unidos, reunidos en sesion, se
hallaban dispuestos á recibir las comunica-
ciones del comandante en jefe.» Entonces


C) l\Iarshall, Vida de 'Washington, vol. II, pág. 57. Gor-
don, Histo1"ia de la Revolucion americana, yol. IU, pág. 377.




CAP. IX. ESTADOS-U!\IDOS. 113


levantóse \Yashington, y con)a mayor dig- dera gloria. Al dia siguiente llegó á su an-
nidad entregó al Presidente del Congreso una siado retiro de Monte Vernon, del cual habia
esposicion impresa, juntamente con su nom-
bramiento, y hecho esto, permaneció en pié
en su sitio aguardando la contestacion (*).


El general Mifflin acababa de ser nom-
brado Presidente del Congreso, y no menos
afectado que el resto de la Asamblea, con-
testó con la mayor cortesía y afecto, y
Jorge Washin,r¡ton, q ne ya era igual en po-
sicion al mas humilde de sus compatriotas,
se retiró de la sala cubierto de su imperece-


e) Vé;\sc el ppéndice V, al fin del¡lI'cseutc Ci1pillllo.


estado ausente por espacio de nueve años.
Con el relato de esta escena sublime, sin


igual en los anales del mundo, creemos con-
veniente terminar el tercer libro de nues-
tra historia, y solo añadiremos las últi-
mas palabras que pronunció \Vashington
al retirarse de la vida oficial. Hélas aquí:
«Al celebrar el último acto de mi vida pú-
blica, encomiendo los intereses de mi queri-
da patria á la proteccion del Todopoderoso
y á los encargados de regir los destinos del
país. »


' ..


.;.¡ . ,




APÉNDICE AL CAPÍTULO IX.


ESTRACTO DE LA OBRA DE WATSON.-IIHOMBRES y ÉPOCAS
DE LA REVOLUCION.»


A primera hora del dia é. de rlieicmhre de 1782, fuí con-
dnei(lo por el conde de Ferrers á la entrada de la Cámara
de los Lores, y habiéndome dicho á la puerta mi compa-
ñero: « acercaos al trono lo lilas posible y no temaís nada,»)
hieelo asi, y me encontré á poco enfrcnt" de aquel y aliado
mismo del célebre Almirante Howe. Cuando yo entré se ha-
llaban los Lores sentados, el dia era oscuro y nebuloso, y
como las ventanas del salon, muy elcvadas, estaban cons-
truidas á la antigua con barras de hierro, parecia el salon
mucho mas lóbrego, con tanto mas IIIotivo cuanto que cu-
brían las paredes tapices oscuros que representaban la
(lerrota de la armada española. Tuve el gusto de conocer
entre los especta(lores it Copley, á 'VeRt pI pintor y it varias
señoras y realistas americanos.


Despues de aguardar cel·ca dc dos horas, anuncióse con
ruidosas salvas de artillería la llegada del rey, el cual
entró por una puertecilla que había á la izquierda riel trono,
y se sentú acto continuo en graciosa actitud, descansando
su pié derecho sobre un banquillo. El monarca, que osten-
taba todas las insignias reales, parecia muy agitado; sacó
de su bolsillo el rollo que contenia su discurso, y hahién-
dose impuesto sileneio, proee(liú á la lectura. Yo me encon-
traba eerea del rey, y ohservé eon el mayor cuidado la
espresion de su semblante y el tono con que pronuneiaha
sus palabras. Durante los primeros momentos, embargó me
la emocion, mas prestando toda mi atencion, pude oir al
monarca que se espresó en los términos signientes:


(; No he perdido tiempo en tlar las órdenes convenientes
á fin de que no se prosiga la guerra en el eontinente de la
América del Norte, y adoptando las medirlas necesarias con
la mayor deeision, en conformidad de lo que me aconsejan
t'l Parlamento y el pueblo, he practicado las díligeneias
oportunas tanto en Europa como en la América del Norte
para llevar á ealJO una cordial reconciliaeion con las colo-
nias. Para esto no he vacilado en hacer uso de todos los po-


deres de que estoy revestido, y viendo que era indispensable
para alcanzar dicho objeto, reconocer it las colonias ......... ',
Aquí el nlOTlarea hizo una pausa, sin duda porqne estaba
muy agitado, ó bien porque la oscuridad no le permitia leer
mas aprisa ó ya porque estuvicse afectado por una emocion
natural. Sin emhargo se repuso al momento y continuq:
« como Estados libl'es é independientes, he resuelto hacer-
lo así, admitiendo su separacion de la Corona de estos
reinos. Al obrar de este modo he saerificado mis propios in-
tereses para satisfacer los deseos de mi pueblo y rogaré ar-
dientemente al Todopoderoso que no sea la Gr.m Bretaña
víctima de los males ({ue podrian ¡'esultar dc semejante
desmembramiento del Imperio y que la América so vea lihre
(le las calamidades quc últimamente han demostrado á la
amarla patria cuán esencial es la monarquía para el goce dp
la libertad constitucionaL»


Es notorio que Jorge III se distinguia siempre por la ma-
nera de leer sus discursos, pero en aquella ocasion parc-
ció muy turbado, se le tralló la lengua y no prollulj(~iaba
claramente las pnlabras, termillallllo al lIn Sil discurso de
una manera impropia en él. No me PS posible dal' cuenta
de las sensaciones ljUe esperimente durante la lectura riel
discurso; mi sangre americana parecia cin:ular 111[18 apre-
suradamente por las arterias, y no pude menos de pensar cn
las orillas del Atlántico, recordando con dol:Jr las miserias
y desolaeioll que presencié durante la guerra por la terque-
dad de aquel rey, entonces tan postrado, pero que se habia
hecho sordo á nuestras humildes súplicas. Yo creo, sin
embargo, que .Jorge III obró boja la impresion de lo que (~l
juzgaba como un deber solemne y constitueional.


El gran rlr,llua, del que fué el primer acto la batalla de
Lexington, habia terminado ya; la declaracion de la inde-
pendencia podía considerarse eomo un suceso glorioso y el
recollocimiento del rey acabaha de completar el triullfo. El
feliz resulhdo de la rcvolueion americana iba á intluir á no




CAP. IX. HISTORIA DE LOS ESTABOS-UNIDOS. 11[;
durlarlo en los destinos del mundo, ó al menes tal era el
parecer de los hombres mas sabios y profundos de aquella
época. Al salir de la Cámara me reuní con Copley y 'Vest,


los cuales, segun me pareeió, celebrllban el suceso del dia
recordando el aire de trísteza y despecho que revelaban
nuestros tories americanos.


LOS MANIFIESTOS DE NEWBURG Á LOS OFICIALES DEL EJÉRCITO.


SEÑORES: l;n compaüero vuestro, cuyos intereses yafec-
ciones le ligan á vosotros, cuyos pasados sufrimientos han
sido tan grandes, y cuya futura suerte puede ser tan deses-
perada como la vuestra, es el que tiene el hOllor de (Iirigiros
el presente.


Los hombres de edad se precian dl~ poder dar consejos
y tambien los que llegan á ocupar cierta posicion, pero
aunque en mi ·no concurra ninguna de estas (los circunstan-
das, me lisonjeo que no dejareis de escuchar mis palabras,
hijas de la sinceridad y de la esperiencia.


Al que tiene el honor de dirigiros la palabra, le ha gus-
tado como á mtlchos de vosotros la vida doméstica, yal
abandonarla con sentimiento, iba resuelto á no retirarse del
campo de batalla hasta que cesaran los motivos que le lla-
maron á él; hasta que los enemigos de su pais, los 'eselavos
del poder y los secuaces de la tirania, se viesen obligados á
<lbandon:;r sus prorectos, despues de reconocer que Amé-
rica es tan terrible en la lucha como humilde pn la súplica.
Dominado por csta idea, el que suscribe, ha tomado parte
mucho tiempo en vuestras empresas y compartido los mis-
mos peligros; se ha encontrado pobre sin murmurar una
queja, y ha visto la insolencia de los poderosos sill exhalar
un suspiro, con flan do hasta hace muy poco en la justicia de
su pais. De esperar cra que al disiparse las nuhes de la ad-
versi,lad, y al brillar de nuevo el sol de paz en nuestro pais,
se mitigaria cl rigor y severidad del gobierno, y que se da-
rian pruebas, ya que no de justi(~ia, de gratitud, á los que
libraron á su patria del servilismo, contribuyp.IHlo á qUf' se
proclamara independiente; pero la buena fé tiene sns limi-
tes asi como la paciencia, y hay extremos á que no se puede
llegar sin que se le tache á uno de cobarde ó de demasiado
t,ré(lulo. Creo, amigos mios, haber comprendido cuál es vues-
tra situacion, é inútil me parece deciros que mostrar timi-
dez cuando se os injuria, es mas que ser débil, y que no
hacer un f'nérgieo esfuerzo para que se os trate con la dehi-
da considcracion, será probar al mundo que merecp.is las
('adenas que acahais de romper. Para impedir este mal,
examinemos nuestra situacion, y recordemos nuestro pa-
sado.


Despues de una campaüa de siete alios se ha conseguido
al Jin el objeto por el cual abandonamos nuestras casas y
nuestras familias; sí, amigos mios, vuestro valor y vuestra
perseverancia han sido grandes, habeís sostenido una san-
grienta lucba, halwis logrado al fin que los Estados-Unidos
tle América proclamen su independencia, y de nuevo vuelva
á disfrutar de los beneficios de la pa)\ ... ¿ quién? ¿ Es acaso
un pueblo que desea aliviar vuestros males, apreciarlos en
lo que valen y premiar vuestros sen'icios? ¿ Es por ventu-
ra un pueblo que espera vuestra vuelta á la vida privada


con lágrimas de gratitud y sonrisas de admiracion, y qUf'
anhela compartir con vosotros esa independen(~ia que alcan-
zasteis con vuestro valor, y esas riquezas que habei~ con-
servado á costa de vuestra sangre? ~ó; es un pueblo que no
protege vuestros derechos, que desprecia vuestras súplicas
y que insulta vuestra miseria! ¿ No habeis indicado mas de
una vez al Congreso vuestros deseos y necesidades, deseos
que la gratitud y la buena politica exigia que se satisfacie-
sen anticipadamente; y no habeis pedido, en fin, por medio
de solicitudes y en nombre de la justicia, lo que no podiais
obtener como un favor? ¿ Cómo se os ha contestado? La
carta que recibireis malianl1 os lo hará saber.


Si de este modo se os trata cuando aun son necesaria;.:
vuestras espadas para la defensa del pais, ¿ qué podreis
esperar de la paz cuando vuestra voz se estinga, cuando
vuestras fuerzas se debiliten y cuando tengais que abando-
nar· esos aceros, cOIllpaüeros inseparables de vuestra gloria.
sin que os quede mas que el recuerdo de vuestras hazaílas
para atender á vuestras necesidades y á vuestros apuros'!
¿ y habreis de ver con ¡wciencia que sois las únicas víctimas
de la revolucion, y que os rctirais del campo de batalla
para veros sumidos en la pobreza y p.n la miseria? 6 Podreis
aveniros á una vil dt>pendencia é implorar la cnridad pública
para acabar esa vida que tantas veces es pusisteis en el cam-
po del honor? Si podeis hacerlo, id á ser la burla de los
tories y de los whigs, r os pondreis en ridículo, y lo que es
aun peor, sercis un objeto de compa~ion para el nlllndo~
¡Id á moriros de hambre y á ser olvidados! Pero si vuestro
espíritu se rebela, y si teneis bastante buen sentido para
compren(ler, y suficiente carácter para oponeros al despo-
tismo, bien se presente éste con el trage republicano ó con
las espléndidas insignias de la soberanía, si no sabeis aun
difetenciar entre un pueblo y una causa, entre los hombres
y los principios, despertad de vuestro letargo y ved cuál es
vuestra situacion. Si no aprovechais este momento, vues-
tros esfuerzos futuros serian tan inútiles COIllO vuestras
amenazas.


Debo pucs aconsejaros que tomeis una determinaeioll, no
Sin pens:tr antes en lo que podreis sufrir yen lo que podreis
esperar. Yo os aconsejo que dejando el tono humilde y sua-
'le de vuestra solicitud, adopteis otro mas fuerte y enérgico
para pedir que se os haga justicia, desconfiando sohre todo
tle aquel que os aconseje moderacion y paciencia. Xombrad
dos ó tres personas que sepan sentir 'f escribir, para que
redacten vuestra última e8posicion; procurando usar un
lenguaje que no os perjudique por su rudeza, ni revele
tampoco temor alguno; esponed lo que ha prometido el Con-
greso y lo que ha hecho, con cuánta paciencia habeis su-
frido y cómo se os ha negado lo poco que pediais. Decid que




H6 HISTORIA DE LOS CAP. IX.
que fuisteis los primeros en buscar el peligro y los últi-
mos en huir de él, Y que aunque la desesperacion no os
inducirá á cometer un acto deshonroso, puede sin embargo
obligaros á abandonar el campamento; que la herida irrita-
.la que no se cicatriza, puede llegar á ser incurable, y que
Hna iniquidad por parte del Congreso, puede obligaros á
.lesaparecer para siempre. Decid que en la paz permancce-
reis impasibles, y que en la guerra, sin hacer aprecio de las
invitadones de vuestro ilustre jefe, os retirareis á un lugar


apartado para sonreiros á vuestra vez cuando los demás se
vean expuestos al peligro. Pero añadid lambien que en el
caso de scr atendidas vuestras reclamaciones, os eonccp-
tUlu'eis completamente felices; que mientras la guerm
continúe, seguireis animosos vuestras banderas, y que cuan-
do la lucha tcrmine, os retirareis á la vida privada, dando
así al mundo el admirable ejemplo de un ejército que supo
vencer á sus enemigos y vcncerse á si mismo.


MANIFIESTO DE WASHINGTON A LOS OFICIALES DEL EJÉRCITO,


Señores: Ha llegado á mi conocimiento que se os acaba de
invitar por medio de un anónimo para reuniros en junta:
lo que hay en esa medida de impropio, de improcedente,
.le subversivo y atentatorio contra el buen órden y discipli-
na, á vosotros y á todo el ejército es á quien toca juzgar.


Al recibirse dicho aviso, circuló asimismo otro escrito
anónimo encaminado, mas que otra cosa, á escitar las pa-
siones del ejérdto. El autor de esc documento ha dado
pruebas de saber manejar la pluma; yo'quisiera que las
diese de la rectitud de su corazon, pues aun cuando los
hombres vean las co;;as por diferentes prismas y adopten
,lirerentes medios para alcanzar el mismo fin, el autor del
manifiesto se muestra poco caritativo al inducir á mis com-
pañeros á qne sospechen del hombre que les aconseje mode-
racion y paciencia; en otros términos; en el hombre quc no
piense y no obre corno él aconscja. Pero el escritor anónimo
habia concebido otro plan muy contrario á los sentimientos
generolios, á la consideracion, á los principios de justicia y
al amor á la patria, é hizo bien en insinuar la mas vaga de
las sospechas para llevar á cabo el mas negro de los desig-
nios. Que cl manifiesto anónimo se ha escrito con mucho ar-
te y con fines insidiosos; que su objeto es influir en los áni-
mos imbuyéndoles cn la idea de que el poder soberano de los
Estados-Unidos ha cometido una injusticia premeditada,
para escitar los resentimientos quc semejante creencia pu-
diera prod ucir; que el secreto móvil del autor anónimo, sea
quien fuerc, es aprovecharse de las críticas circunstancias
por que atravesamos para provocar el resentimiento, recor-
,lando pasadas calamidades, sin dar tiempo para que se
delibere y se reflexione detenidamente á fin de obrar con
dignidad y prudencia, son cosas demasiado evidentes para
que se necesite una prueba ni pueda dudarse de ellas.


Así pues, señores, me ha parecido conveniente manifes-
henos qué razones tuve para op<lnerme á la imprevista re-
union que debió celebrarse el martes, y debo advertiros que
no me opuse porque me Jalte cl deseo de proporcionaros
todas las oportunidadcs posibles para que, obrando eomo
lo exige vuestro honor y dignidad, podais hacer vuestras
reclamaciones. Si mi conducta no os ha probado ya que he
sido siempre un fiel y leal amigo del ejército, inútil seria
recordarlo ahora; pero como me cuento entre los prime-
ros que abrazaron la causa de la patria comun; como
nunca me separé de vuestro lado sino para asuntos del ser-


vicio, siendo constantemente vuestro compañero, y testigo
de vuestros apuros; como mi reputacion es .inseparable dé'
la del ejército, hasta el punto de rebosar mi corazon de
alf'gría cUalulo oigo que le elogian, indignándome si se lE'
vitupera injustamente, no puede suponerse nunca que lle-
gados á este punto, mire con indiferencia vuestros intere-
ses. Pero ¿ cómo han de promoverse estos? El mcdio es
sencillo, segun dice el escritor anónimo. Si la g1.w¡·j·a con-
tinúa, retiraos á un Zuga¡· aportado, estableceos allí, y dejad
á este ing¡'ato pais pam que se defienda él solo! Mas ¿quiénef'
serán entoncp.s los .lefensores? ¿ Acaso nuestras esposas é
hijos, á quienes tendriamos que abandonar? Y en el eas(,
de no hacerlo; habriamos de llevar á nuestras familías á UII
desierto para que pereciesen acosadas por el hambre, fl
frio y la miseria?


Si se celebra la paz, dice el escritor anónimo, no ell-
voineis vuest¡·os aem'os hasta obtene¡' cumplida justicia. Esta
terriblc alternativa de abandonar la patria en la hora cstre-
ma del peligro, ú hacer armas contm ella, si no accede in-
mediatamente el COllgreso á lo que se le pide, revela tant"
crneldad, que no puede uno menos de sublevarse con!r"
scmejante idea. ¡Dios mio! ¿cuál puede ser el objeto del
escritor anónimo al recomendar semejantes medidas? ¿ Po-
drá ser un amigo del ejército? ¿ Podrá ser un amigo de SI\
patria ~ ¿ No será mas bien un enemigo oculto, acaso un
emisario de Xueva-York que medita la ruina de aquella.
sembrando la semilla de la discordia á fin dc provocar la
separacion entre los po(leres civil y militar del continente'!
¿ y qué juicio habrá formado de nuestro critel'io cuando re-
comiemla mp.didas impraetibles por su naturaleza? Pero
hagamos aqui punto, seilores, porque seria tan imprudente
en mí alegar razones para combatir semejante opinion, co-
mo seria insultante para vosotros suponer que las neeesi-
tais. en momento de reflexion bastará pam convencer á lo;:
que juzguen desapasionadamente que es físicamente impo-
sible llevar á cabo lo que se propone. Podrá parecer impro-
pio, señores, que yo me dirij a á vosotros para tratar sobrf'
un anónimo, pero la manera COIl que se ha circulado en el
ejército, el efecto que se trataba de producir con él y otras
circunstancias, justificarán suficientemente mis observa-
ciones sobre las tendencias de ese escrito.


Respecto al cons0jo quc da el escritor anónimo para quc'
se sospeehlO del homhre que recomienda moderaeion y pn-




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. 1'17
ciencia, yo lo desprecio como todo aquel que no ama la
libertad y respeta la justicia por las quc á no dudarlo hemos
luchado la mayor parte. Mi opinion es, y debo manifes-
tárosla francamente en el manifiesto que ahora os dirijo,
que el Congreso aprecifl altamente los meritos y servicios
rlel ejército, reconociendo cuanto ha tenido que sufrir, y
tengo poderosas razones para creer que le hará dcbida
justicia. Que sc han practicado las mas eficaces diligen-
cias para reunir fondos, y que no se dejará este asunto
de mano hasta obtencr el fin propuesto, es cosa que no
puedo poner en duda ni por un momento.


Pero como sucede siempre con las instituciones que han
de conciliar muy distintos intereses, las rcsoluciones son
lentas; y en este caso, ¿ por qué hemos de desconfiar, y
á consecuencia de desconfianza, adoptar medidas que
pueden manchar esa gloria tan justamente adquirida, ajan-
(lo la reputacion de un ejército tan celebrado en toda Euro-
pa por su valor y su patriotismo? ¿ Y habria de hacerse esto
para alcanzar antes el objeto apetecido? No; de este modo
nos alejaríamos mas.


En cuanto á mi, al recordar vuestros eficaces auxilios y
la obediencia que me prestasteis en todas las vicisitudes de
la lucha, yen vista dcl sincero afecto que me inspira el
ejército que tanto tiempo estuvo bajo mis órdenes, me creo
en el deber de declarar de una mancra pública y solemne qne
para que se os haga completa justicia satisfaciendo vues-
tros deseos, en cuanto pueda hacerse sin faltar á los deberes
que me impone mi pais y á los poderes (Ine hemos de r8S-


petar, yo os ofrezco mi influencia y mis servicios en todo lo
que puedan seros útiles.


Mientras os doy esta seguridad, comprometiéndome for-
malmente á emplear todos mis esfuerzos en vuestro favot',
yo os ruego, señores, que por vuestra parte no adopteis
medida alguna que pueda rebajar vuestra dignidad y vues-
tra gloria. Permitidme aconsejaros que confieis en vuestro
pais y en las puras intenciones del Congreso, persuadién-
doos que antes de disolverse el ejército, se liquidarán vues-
tras cuentas, tal como se ofreció hace dos dias, y que se
adoptarán asimismo las medidas oportunas á fin de recom-
pensar vuestros leales yeminentes servicios. Y si en algo
apreeiais vuestro honor, si respetais los de rechos de la hu-
manidad, y si algo vale para vosotros la honra nacional, yo
os conjuro á que reehaeeis de vuestro lado al hombre que
bajo especiosos pretestos atenta contra las libertades pa-
trias, tratando de introdueir la discordia civil para ahogar
en un mar de sangre á nuestro naciente imperio.


Obrando de este modo, llegareis por el camino recto al
logro de vuestros deseos, destruyendo los insidiosos pro-
yectos de esos enemigos que tratan de sobornaros artifi-
ciosamente. Dareis una prueba mas de vuestro patriotismo,
de vuestra resignacioll y virtudes, haciéndoos superiores á
vuestros padecimientos; y ante la dignidad de semejante
conducta, y el recordar tan glorioso ej emplo, al hablar el
munrlo de vosotros no podrá menos de decir: « Solo faltaba
aquello para obtener el ultimo grado de perfeccion que pue-
de alcanzar la naturaleza humana."


CARTA-CIRCULAR DE S, E, JORGE WASHINGTON,


co~rANDANTE EN .JEFE DE LOS EJÉRCITOS DE LOS ESTADOS-UNIDOS DE A~IÉmCA,
Á LOS GOBERNADORES DE LOS DIVERSOS ESTADOS.


Cuartel genel'Ctl de Newbul'g, 8 de junio ele 1783.
SEÑOR: Cumplida la importante mision que me hizo el


honor de confiarme mi pais, voy á resignar el mando en el
Congreso para retirarme á la vida privada, que como es
sabido abandoné con mueho disgusto, pues siempre he
deseado vivir alejado del tumulto del mundo. :Mi intencion
es acabar mis r¡¡as en el reposo y ~a: tranquilidad, pero an-
tes de realizar mi propósito, me creo en el deber de dirigi-
ros mi última eomunicacion oficial á fin de congratularos
por los gloriosos acontecimientos que ha presenciado nues-
tro pais, participaros mi opinion respecto á ciertos puntos
importantes que me parecen íntimamente enlazados con el
bienestar de los Estados-Unirlos, despedirme rle V. E. ofi-
cialmente, y manifestaros en fin cuanto es mi amor por
este pais, á euyo servieio he consagrado la primera parte
de mi vida, por el cual he luchado tantos dias, y cuya fe-
licidad, tan querida para mí, constituye la mayor parte de
la mia propia.


Aprovechando esta ocas ion , reclamaré vuestra indulgen-
cia para estenderme algo mas al hablar de los asnntos


TOMO n.


de nuestra patria. Al reflexionar la magnitml de nuestra em-
presa sobre el éxito du{loso de la lucha y sobre el favo-
rable desenlace que la ha terminado, no puede uno me-
nos de regocijarse, y este heeho no puede menos de alegr~e
el corazon de todo buen liberal, tanto para el prr,sentn
como para el porvenit'. P01' esto debemos felicitarnos y
dar gracias á la Providencia, ya consideremos el suceso
bajo el punto de vista político ú bajo el punto de vista
moral.


Los ciudadanos de América, que se han eoloeado en la
mas envilliable posicion, como únicos señores y propieta-
rios de un vasto continente que comprende todas las cla-
ses de terrenos y climas del mundo y que abunda en torl"
aquello que es neeesario para las comodidades de la vida,
acaban de ser reeonocidos, en virtud de la paz, absoluta-
mente lihres é independientes; y desde ahora puede eonsi-
derárseles como actores que van á figurar en un teatro mal"
espacioso, designado parla Providencia, para que en él pue-
da desplegarse la grandeza humana. No solo tenemos aqUí


113




it8 HISTORL\'DE LOS CAP. IX.
cuanto puede contribuir al bienestar y á la felicidad, sÍno
que el cielo ha satisfecho nuestros mayores deseos propor-
cionándonos una oportunidad, que no ha concedido á nin-
guna otra nacion, para obtener en politica la dicha á que
todos deben aspirar. Para ilustrar estas observaciones,
nada mcjor que el recuerdo del tiempo y circunstancias
bajo las cualcs comenzó á figurar nuestra república al lado
de las demás Ilaciones; nuestro imperio no se ha fundado
en una edall oscura de ignorancia y supersticion, sino en la
época en que mejor se comprf~nden los derechos (le la hu-
manidacl y mejor se definen. Las investigacioncs del hom-
bre para encontrar la felicidad social han sitio numerosisi-
mas; los ricos conocimientos adquiridos en una larga
sucesion de años, merced á los desvelos de los filósofos,
de los sabiDs y de los legisladores, pucdcn utili~arse ahora
mcjor que 11UUl,a, aplicándolos cou huenos resultados al
establecimiento de nuestra forma lle gobierno. El libre eul-
tivo de las letras, la ilimitada estension del eomercio, el
progresivo rcfinam iento llt: las eostnmhres, y sobre todo, la
Jlura y benigna luz de la Revelacion, han ejercido una lJe-
nefil~iosa influencia en la especie humana, eontribuyendo
al estrilto próspero de h sociedad. Bajo tan favorables aus-
picios y en tan fdiz pcriodo, han eomenzaclo á existir los
Estados-Unidos ('O[llO Hacíon, y si sus eiull:ulanos no fue-
ran completamente libres y felict's, solo de ellos será la
culpa.


Tal es nuestra situaeion y tal nucstro porvenir, pero aun
euanclo se nos hriIllle con la fe1iddad, aunque esta sea
nuestra, si aprovechamos la ocas ion para conservarla, paré-
come no obsLtllte, que los Estados-Unidos pueden todavia
dcgir entre ser respetados y ricos ó vivir despreciados y
miserables eomo nacion. Es llegada la hora de prueba, este
es el momento en que las miradas del mundo se fijan en
nosotros, esta es la oportunidad de establecer ó perder
pam siempre la carta nacional; esta es la oeasion propicia
para eonstituil' el gobierno fedf'ral de una manera que eor-
responda á los fines de su institucion; pero este tambien
puede ser el fatal momento para destruir el poder de los
Estados-Unidos aniquilando el principio de la eonfedera-
don, y de esponernos á ser un objeto de burla para las po_o
leneias f'UropCClS, cuyo objeto es impedir que sus rivales
adquieran imporl:1Iwü\, ú fin de favorecer sus propios inte-
roses. Tlcl sistema poldko lIIlO adopt.en allora los Estados,
depende su eaiLla ó su encumbramiento, y réstanos solo
saber si la fievolueion debe eonsiderarse en último resul-
tado como un beneficio ó un mal, y bien sea lo UIlO Ú lo otro,
110 solo sufrirá las eonsccuencias la generacion presente
sino tambien las futuras.


En esta eonviecion, y el reflexionar sobre la importaneia
.10 la erísis actual, el silencio en mí seria un crimen, yen
este caso debo hablar á V. E. sin rebozo y usando el1engllaje
de la libertad y de la buena fé. No se me oculta, sin embargo,
que los que no pilmsan como yo en punto á política, podrán
ohjdar que quizá tr~sl'aso la linea de mis deberes, y tal
vez ealifiquen de orJullo, ó de ostentacion, lo que solo es el
resultado de las IIlas puras intenciones. Sin embClr¡;o, la
l'2ctitU'.1 11e mis sentimientos me impulsa á no tomar aeta de


s~mejantes apreciaciones; la parte que he tomado en b
vida aetim, mi determinacion de no intervenir en los asun-
tos públicos, despues de retirarme, y mi ardiente deseo
de eonsagrar el resto de mis di as á la vida privada pa-
ra disfrutar de los beneficios de un gobierno sabio y li-
beral, son otras tantas eircunstaneias que me lisonjeo
convencerán á mis conciudadanos de que no puede ahrigar
siniestras miras el que sin reserva alguna y con tanta fran-
queza emite las opiniones eontenidas en la presente eir-
cular.


Hay euatro cosas que en mi eoncepto son esenciales paru.
el bienestar, y hasta me átreveré á decir, para la existen-
cia de los Estados-Unidos eomo potencia independiente.


1.° Una un ion indisoluble de los Estados bajo una auto-
ridad fecleral.


2." Un sagrado respeto á la justieia pública.
3.° La adopeion·definitiva ele la paz.
4." La dis]losicion pacífica y amistosa e.lltFe el pueblo de


los Estados-Cllirlos, á fin de que todos olviden sus preocu-
paciones loeales y políticas, y se hagan esas mútuas con-
eesiones lplO son necesarias para la prosperidad general,
saerifieando en algunos easos sus propios intereses en be-
neficio de la causa comun.


Estas son las eolumnas sobre que de]Je a1'O)'aI'88 el glorio-
so edificio de lluestra independencia y nCleionalidad; la liber-
tad es la base, y tocio aquel que atentClre eontra ella, bajo
eualquier ¡¡retesto l1ue fuese, merecerá la execraeion pú-
)Jliea, haciéndose a.creedor al ITlriS severo eastigo que pu-
diera imponerle la patria ofcndida.


Haré algunas observaeioncs sobrc los trcs primeros articu-
los, dpjando el euarto á la eonsideraeion de aquellos quc se
erean interesados en él.


Aun cuando no sea necesario, ni es tampoco deher mio
entrar aquí á diseutir acerca de los prineipios de los Esta-
dos-Cnidos, tratando la gran euestion tantCls veces debati-
da, sobre si ser(1 conveniente ó no para los Estados llf:legal'
una parte del poder al C:mgreso, ereo sin embargo elr'
mi deber, asi eomo tamhien del ele todo verdaelero pa-
triota, esponcr sin reserva mi opinion sobre eiertos puntos.
En este caso diré en primer lugar que, en mi corwepto, :'1
menos l1ue los diversos Estados consientan que el Congreso
ejerza aquellas prcl'ogativas ele que está revestido induda-
blemente por la Conslitueion, reinará muy pronto la COIl-
fusion y la anarquíCl. Que es in¡lispcnsahk p:lra la fdi¡'i¡lad
!le los di versos Estados, resignar en alguno la autoridad
suprema, á 11 n de que regularice el gobierno y los asunto;;
generales de la repúbliea confederada, sin lo cual no puedl'
ser esta de larga duracion, es cosa que no admite la menor
duda, debieJl(lo tenerse presente que cuantas medidas
tiendan á disolver la Union ó contribuyan á debilitar la au-
toridad soberana, han de eonsiderarse eomo atentatorias
á la libertad é independencia de América. Por último, si
median le la concurrencia de los Estados no nos fuera dable-
pal'tidpar rIel fruto de la fievolucion, y de los beneficios
eseneiales de la sociedad eivil, bajo una forma de gohierno
independiente y libre de los peligros de la opresion, seria
muy sensible haber vertido tanta sangre, gastado tant.os




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. 119


tesoros y hecho tantos sacrificios para no conseguir resul-
tado alguno. Podria aducir aqui otras muchas considera-
dones para probar que sin una completa conformidad en el
espiritu de Union, no podcmos existir como potencia inde-
pendiente, pero bastará para mi objeto citar una ó dos que
me parece de la mayor importancia. Solo por nuestro carác-
ter de union como imperio, se ha reconocido nuestra inde-
pendencia y sostenido nuestro crédito en las naciones es-
tranjeras; los tratados de las diversas potencias de Europa
con los Estados-Unidos do América no serian válidos si se
llisolviora la Union , y en este caso quedariamos reducidos
{¡ la mas triste situacion y vondria á probarnos la esperien-
da que hay una progresion natural y necesaria desde la
estrema anarquía al estremo despotismo, y quo los poderes
arbitrarios so constituyen mas fácilmente sobre las ruinas
<le la libertad que ha degenerado en liccncia.


En cuanto al segulHlo articulo, que se refiere á la justicia
pública, el Congreso apuró este punto en el último mani-
fiesto que dirigió á los Estados-Unidos, esplicando sus
ideas tan claramcnte, é indicando con tal dignidad á los
Estados la obligacion en que se hallan de cumplir religio-
samente sus compromisos, que en mi conceptq ningun
verdadero amigo de la independencia de América puede
vacilar un momento en adoptar las honrosas medidas pro-
puestas. Si los argumentos alcgados no llevan la C011-
vi('cion á los ánimos, 110 sé de otros quo puedan cOlIsI;guir-
lo) sobre tOllo si reflexionalllos I¡ue los medios que se
proponen son el resultado de la sabiduría de tOllo e! con-
tinente, por lo cual deben considorarse, si no perfActos, los
mas acertados. En mi concepto, si no se llevan á efecto in-
inediatarnente, será d resultallo una 'luiehra nacional COII
torlas sus dejllurahles consecuencias, antes ele que pueela
proponerso ni adoptarse lIingun otro plall, toda vez que no
puerlen ser mas apremiantes las actuales circunstalleias.


Es inllUllable que el pais podrá satisfacer las deudas qu"
.~ontrajo para atendor á su defensa: me lisolljeo dA que todos
piensan de este modo, y en este caso, marcada está la se\'-
rla de nuestros deberes, sobre todo si se tiene en cuenta que
la honradez es la mejor y única politica que se debe seguir.
Entonces considerándonos como nacíon seamos justos, cum-
plamos con los compromisos que, en uso de su derecho, se
vió precisado á contraer el Congreso para continuar la guer·
ra, con la misma }¡ur'na fé con qne cumpliriamos los nues-
tros propios; y entre tanto, incúlquese en los ciudadanos la
Jlecesidad en rpw estamos todos ele cumplir religiosamonte
con nuestros deberos, como miembros ele la sociedad, pues
de este moclo se fortalecerá el gobierno y seremos felieos ba-
.io su proteccion. TOllm; recogerán asi e! fruto Ile su trabajo;
todos disfrutarán de lo que allquieran sin molestia y sin pe-
ligro.


En este estado de absoluta independeneia y perfecta se-
guridad, ¿quién sen tiria dar una pequeña parte do lo que
tiene para asegurar los interoses de la sociedad y del gobier-
no? ¿Quién no recuerda cuantas veces se declaró al princi-
pio de la guerra que quedariamos completamente satisfe-
chos, si á espensas de la mitad, podiamos salvar el resto de
nuestros bienes? ¿Dónde está el hombre que se niegue á


cumplir sus deberes hácia aquellos que acudieron á la de-
fensa de su persona y sus bienes, vertiendo su sangre en
defensa de la patria, sin hacer un generoso esfuerzo para
pagar una deuda de honor y de gratitud? ¿En qué punto de!
continente encontraríamos hombre alguno ó institueion que
no se avergonzara de proponer medidas encaminadas á des-
pojar al soldado de lo qne es suyo y quitar al acreedor lo
que so le debe? Y elaelo el caso de quo se cometiora seme-
jante injusticia, ¿no escitarÍa la indignaeion general, atra-
yendo sobre los autores de semejantes medidas la justa ven-
ganza Ilel cielo? Si elespues de todo se manifestare cierto
espíritu de dosunion ó de obstinacia por parte de alguno de
los Estmlos, con lo cual se frustrarian los buenos resulta-
dos que se esperan ¡le la confederaeion; si se llegara á sa-
tisfaeer la cuota quo le corresponde para ir pagando e! inte-
rés anual do la dcuda pública, y si ele su negati\-a, en fin,
resultaran todos esos males que hemos el-itado felizmente,
el Congreso, que se mostró en todas ocasiones magnánimo
y justo, quedará justificado á los ojos de Dios y de los hOIIl-
bres! Y entonces, ese Estado, que so puso en pugna con to-
dos los demás del continente, dejándose guiar por pernicio-
sos consejos, será el único responsable de todas las consc-
cuencias.


Por mi pnrte, tengo la conciencia de haber obrado del
mOllo que me pareció mas eonvenionte para favorecer los
intereses de mi pais; y habiéndolllE comprometido con I'l
ejército pam ase:,;umrlc quo la patria le haria complda jus-
ticia y deseando al mismo tiempo que sean púhlicos 10,los
los actos de mi vida oficial, he c]"(~ido oportullO rcmitir
á Y. E. los ac1jLllltos documentos rdati\"os á la lIIedia pnga
concedilla por El Congreso á los olldales ele eVrcito, pues
)lor estas comunicaciones se eomprellllcrá cuáles SUB mis
sentimientos y qué razoncs me indujeron en una época au-
terior {l recomendar dicha medida con la mayor dlcacia. )1,)
creo nocesario deeir mas sobre esto lmuto, si bien convic!\(;
hacer prescnbJ que las rosoluciunes .lel COllgn~so á quo s,~
almlen esos escritos, pueden eonsidernrse COIIIO los actos
IIIas solemnes de la Confederacion y di; la legislatura.


Por lo demás, debe dosterrarse la idea que ha provalecido
varias veces ele que la media paga podia considerarse corno
una pension; pues esto no es exacto, toda vez que aquella
era una especie ele eompensacion justa ofrecida por el COI1-
greso en una epoca en que nada tenia que dar ú los oficiales
del ejército en pago Ile sus senicios; fw-, PI único modio Ile
impedir l::t disoJucion de! ej(;reitOj hasta me atrcVl,rú á decÍl>
que aqudlo fué el precio de su sangro y de \"Ilcstra indepcn-
dencia.


Respecto á la clistincion entre oficiales y soldados, la e8-
periencia constante do todas las naciones del mundo COIII-
binada con la nuestra propia, hasta para probar la utilidad
d" establecer diferencias. En algunos C;)SOS, han sido 1'0-
tribuidos los sen-icios do los soldarlos tan ámpliamente
quizás como la retríJmcion de Jos ofic.iales; y en otros, si
además de la concesion de tier-ras, el pago de los atrasos y
vestuario, eomprendemos los premios que aquellos recibie-
ron y el abono de una anualidad que se ha promotido á todos
como rocompensa estraordinaria, tendremos que su situa-




120 IllSTORIA DE LOS CAP. IX.
cion no será menos preferible que la de los oficiales. Sin
embargo, si se considerase equitativa alguna eompensacion
mas, puedo asegurar que ningun hombre se alegrará tanto
como yo de que se suspendan los impuestos por un tiempo
limitado ó se otorgue cualquiera otro beneficio á los bravos
defensores de la patria; pero ninguna de estas medidas, bien
se adopte ó se desapruebe, podrá afectar en manera alguna
la resolucion del Congreso por la cual ofreció satisfacer á
los oficiales uel ejército al retirarse del servicio la paga de
cinco anualidades completas en vez de la pension vitalicia.


Antes de terminar este punto no puedo menos de recor-
dar las obligaciones que ha contraido el pais para con esa
clase meritoria de Veteranos, á quienes hubo que licenciar
por inútiles en cumplimiento de un acuerdo del Congreso
de 23 de abril de 1782, por la cual se dispuso tambien conce-
dcrles una pension vitalicia. Sus muchos padecimientos, sus
singulares méritos y sus prolongados' servicios, bastan pa-
ra interesar el sentimiento de humanidad en su fayor. Solo
la puntualidad en cl pago puede librarles de la mas profun-
(la miseria, y nada seria mas triste y doloroso que ver á los
quc vertieron su sangre ó perdieron sus miembros en de-
fensa de la patria, sin un albergue, sin un amigo, sin los me-
dios de oh tener lo mas necesario para la vida, y obligados á
mendigar su subsisteneía de puerta en puerta. Permitidme,
pues, que recomiendBá/)sos infelices á vuestro Estado ó, la
proteccion de V. E. ~- te esa Legislatura.


Sobre cl tercer articulo, que se refiere especialmente á la
,lefensa (le la re]lúI>IÍl~a, bastarán muy pocas palabras. Co-
mo es irrdlHlable que el Congreso asegurará debidamente
la paz para los Estados-Unidos, teniendo al mismo tiempo
,m cuenta la importancia de organizar en regla la milicia de
la Union, solo me resta recomcndar la urgencia ele esta me-
dida.


La milicia de este pais es el caballo de batalla de nues-
tra seguri:lad y el primer medio á que se debe recurrir en el
caso de romperse las hostilidades; es por lo tanto esencial
introducir un sistema, establecer una disciplina uniforme
para toda la milicia del continente, y adoptar en todos los
Estados iguales armas y pertrechos militares. Solo quien lo
sabe por esperiencia puede: comprender cuántas dificulta-
des, gastos y eonfusion resultan de un sistema distinto
como el que se ha observado hasta aquí.


Si al tr,llar de los asuntos politicos me he estendido mas
de lo que debía en esta Circular, creo que la importancia de
Ia crIsis y de los asuntos que se discuten bastan para dis-
pensarme, y debo advertir que no hago estas observaciones
solo con el obj eto de que se tomen en consideraeion, toda
vez que no hago ahora mas que emitir mi parecer conforme
con las inmutables leyes de la justicia, fundado en un sis-


terna líberal de política y en una esperiencia adquirida por
el conocimiento de los negocios públicos. Al llegar aquí po-
dria extenderme mas en mis observaciones, y si no fuera
por el temor de alargar demasiado esta carta, demostraria
claramente que en menos tiempo y con menos gasto del que
se ha hecho, podria haberse concluido la guerra con el
mismo resultado, si el continente hubiera reunido á tiempo
los fondos necesarios; que los contratiempos y obstáculos
con que se tropezó frecuentemente, se debicron mas bien
en muchos casos por la falta de energia por parte del
gobierno, quc por la falta de medios de los diversos Esta-
dos; que la ineficacia de las medidas, consecuencia (le no
haber una autoridad conveniente en el poder supremo que
se cuidara de hacer cumplimentar las órrlenes del Congreso
con la mayor puntualidad, rué causa tambien de que se
acumularan los gastos de la gucrra, frustrándose los planes
combinados para la misma. Añadiré á esto queIa desanima-
cíon producida por entorpecimiento y mala marcha de
nuestros asuntos, hubiera hastado para que se disolviesE'
cualquier ej éreito menos resignado, menos virtuoso, menos
perseverante que cl que tuve el honor de mandar. Pero
mientras hablo de estas cosa~, que son hechos notorios, así
eomo los defectos de nuestra Constitucion federal, particu-
larmente á lo relativo á la guerra, entiéndase que conformE'
me he complacido en reconocer siempre cuan eficaz fué el
auxilio que me prestaron los ciudadanos de todas clases,
asI tamlJien tengo en mucho elogiar los esfuerzos de los di-
versos Estados en distintas ocasiones.


Acabo de esponer francamente cuanto tenia que deeir
antes de resignar el mando que el gobierno tuvo á bien
confiarme: he cumplido mi mision, y ahora me resta despe-
dirme de Y. E. como jefe de ese Estado, y retirarme asi-
tlllsm) d9 los n 33')~ios de la vida pública.


No terminaré sin rogar á V. E. que cOllluniquc mis opi-
niones á esa legislatura, que espero las considcrará como
el legado de aquel que deseó ardientemente en todas oca-
siones ser útil al pais, y que aun en su retiro no dejará de
pedir á Dios la felicidad de su patria.


Yo suplicaré al Todopoderoso que os conserve á vos y á
ese Estado en su santa guarda; que incline el ánimo de los
ciudadanos á la subordinacion y obediencia al gobierno y
que se amen todos como buenos hermanos; y finalmente
que permita que todos seamos justos y bondadosos, con-
duciéndonos con esa caridad, humildad y tranquilidad de
espiritu, que fueron las cualidades características del Divi-
no Autor de nuestra Santa Religion. Sin estos principios n{)
podemos nunca esperar ser una nacion feliz.


Tiene el honor de ofrecerse á la atenta eonsideracion
ele V. E. su muy afectísimo y humilde servidor,


JORGE WASHINGTON.




CAP. IX. ESTADOS-UNmos. 121


DIMISION DE WASHINGTON,


Señor Presidente: - Terminada la importante mision que
me fué encomendada, tengo ahora el honor de ofrecer mi
mas sincero afecto al Congreso, y depositar en sus manos
la dimision del cargo que venia uesempeilando, pidiendo
al mismo tiempo permiso para retirarme del servicío.


Considerándome feliz por el establecimiento de nuestra
independencia y soberanía, y sumamente complacido al
pensar que mi patria puede llegar á ser una nacion respe-
table, resigno con clmayor gusto el maUllo que acepté con
desconfianza, pues en efecto debia tcnerla para llevar á
cabo tan árdua empresa, sin otro apoyo que la rectitud de
nuestra causa, el poder supremo dc la Cnion y la proteccion
del Cielo.


La feliz eonclusion de la guerra ha satisfecho lo~ mas
ardientes deseos: mi agradecímiento á la interposicion de
la Providencia y al auxilio que recibi de mis conciudada-
nos, aumenta doblemente ante el feliz éxito de la lucha.


Al manifestar mi gratitud á todo el ejército en general,
cometeria una injusticia si no reconociese en este sitio los
servicios particulares y distinguido mérito de los quc fue-
ron agregados á mi persona ,lurante la guerra, pues no
pudo ser mas acertada la eleccion de los oficiales que com-
pusieron mi estado mayor. Permitielme pues, señor, que
recomiende particularmente al favor y proteccion del COü-
greso á los que continuaron en el servicio hasta el último
instante.


Considero un deber indispensable terminar este último
acto ue mi vida oficial, encomendando al Todopoderoso los
Intereses de mi querida patria y ele aquellos que están
encargados de gobernarla.


Habiendo terminado la mision que sc me confió, me reti-
rd uel gran teatro de la guerra, despidiéndome de esta au-
gusta corporacÍéln, bajo cuyas órdenes he servido tanto
tiempo, y tengo el honor de resignar en sus manos mi car-
go para retirarme de la vida pública.


El Presidente del Congreso contestó lo siguiente:


Los Estados, en Congreso reunido, reciben con el mas
afectuoso sentimiento la solemne dimision del cargo que
ejerci8teis para dirigir á nuestro ejército durante una peli-
grosa guerra. Llamado por nuestro pais para defender sus
uerechos, aceptasteis tan sagrado cargo cuando el gobier-
no no contaba aun con recursos para apoyaros. Durante la
lucha, habeis dado pruebas ue vuestro talento y valor ,'res-
petando cn todas ocasiones los derechos del poder ch'il; y
granjeándoos el aprecio y confianza de vuestros conciu-
dadanos, les habeis facilitado el medio dc desplegar Sil
genio guerrero y de trasmitir su fama á la posteridau. Os
habeis sostenido hasta que los Estados, con el auxilio de
un rey magnánimo y de una nacion poderosa, han podillo
terminar felizmente la guerra, obteniendo la libertad y la
independencia, por cuyo feliz acontecimiento nos felicita-
mos como vos.


Despues de haber defendido el estandarte de la libertad
en este nuevo mundo; despues de haber dado una leccíon
útil á los opresores y á los oprimidos, os retirais del lugar
de la accion bendecido por vuestros compatriotas; pero
vuestra gloria y vuestras virtuJes no podrán nunea olvidar-
se aunque resignais el mando, sino quc será un recuerdo
imperecedero hasta las mas remotas edades.


Reconocemos como vos nuestras obligaciones para con
el ejército en general, y nos cuidaremos particularmente ue
los intereses de esos oficiales que formaron vuestro estado
mayor hasta el último momento.


Asi como vos, en fin, encomendamos los intereses de
nuestra querida patria á la proteecion del Todopoderoso,
pidiéndole que incline el ánimo á todos nuestros conciu-
dadanos para que aprovechen la oportunidad que se les
presenta ue llegar á ser una nacion respetable. Asimismo
le suplicaremos conserve vuestra preciosa vida y la feliei-
uad de que mcreceis, esperando por último os conceda una
recompensa que este mundo no puede dar.


I~ .1II!(1




LIBRO CUARTO.
DESDE EL TRATADO DE PAZ,


HASTA EL FIN DE LA AmUNISTRACION DE ADAMS.


1783 á 1801.
------~~, ~=~'o~=~,~-----


CAPÍTULO PRIMERO.
1783 -1786.


Triste situacion de los Estados-Unidos al principio de la paz.-Insuficiencia de los articulos (le la Confederacion.-Siste--
ma rentistico de 1783.-El Congreso pide se le confíen nuevos poderes.-Buenos resultados del plan.- Se niega la peti-
eion.-Nuevél-Yorck se opone enérgicamente.-Cuestion de las rel'acionesComerciales.-Se proyectan tratados conotraf'
Xaeiones.-EI dictámen de MI'. Pitt es favorable á los Americanos.-El Parlamento no lo aprueba.-El CongreflO pide apoyo
para el Comercio yno se le concede.-Disensiones con Inglaterra sobrelajnfraccion del tratado depaz.-Dificultades en
este punto.-Juan Adams es nombrado ministro plenipotenciario <',TI Inglaterra.-J efferson marcha á Francia.-Recepcion
,le Juan Adams.- Politica observada por el gabinete británico.-:Esfuerzos de Adams para arreglar las diferencias.-
Informe de MI'. Jay sobre los clocumeütos que se le entregaron.-Aclams vuelve á su pais.-Dificultades con Espaiía.-
~egociaciones de Mr. Jay con el ministro español.-Escitacion en el Oeste con motivo de la navegacion del Mississippi.
- \Vashington se interesa en los asuntos públicos.-:Estracto de sus cartas.-Desacuer(lo en allegislalura.-CesioIl (lel
territorio occidental á los Estados-Unidos.-Ordenanza de 1787 para el gobierno del territorio norte occidental.-Es-
tracto de sus articulos.-Su importancia CIlla historia Americana.-Memoria (le Mr.M:arshall.-Memoriasque se tomaron
CIl Virginia con respecto al comcrcio.-neunion con los Comisionados en A.nnapolis, en Setiembre de 1786.-Sus impor-
tantcs rccomendaciones.-Apéndic8 al Capitulo 1.


Por fin habia terminado la prolongada .Y
ardiento lucha que tuvo por olJjeto alcanzar
la libertad é independencia de América, y ~t
despique de las rudas pruebas por que tuvo
que pasar el pais, á pesar de innumerables
contratiempos .Y penalidades; habían soste-
nidó la guerra hasta que la victoria coronó
los esfuerzos de nuestros valerosos patriotas.
\Vashington acababa de retirarse á la vida
privada despues de disolverse el ejército, y
so habia reconocido ya la independencia de
los Estados-Unidos. Libres de toda domina-


cion, duei'íos de un vasto territorio, y con
fundadas esperanzas ele obtener riquezas, un
aumento de poblacion é importancia nacio-
nal, el porvenir ora de los america-


t 1783. nos, pues o que estaba en sus manos
elegir la senda que conduce al bienestar y á
la felicidad.


Sin embargo, i cuán triste era la situacion
de aquellos Estados que conquistaron su in-
dependencia con la punta de la espada!
Habíanse agotado sus recursos durante una
prolongada y destructora guerra; el comercio-




CAP,!. HISTORIA DE LOS ESTADOS-Ur-.'lDOS,


'estaba paralizado, sus fábricas arruinadas, si se establecería un gobierno nacional y fi-
abandonada la agricultura, y faltaban por nalmcmte, si se conservaria por todos la in-
último leyes para que se reconociesen debi- tegridad y honradez.
damente los principios de justicia y equidad. Los artículos de Oonfederacion, aproba-
Pesaba sobre el pais una deuda enorme, y lo dos durante los últimos años de la guerra,
,que es aun peor, faltaba muy poco para que se aunque encaminados á establecer una union
produjera la anarquía, amenazando destruir perpétua, no llenaban el 01Óeto, pues aunque
todos los principios políticos. :No era bastan- por eUos se autorizaba al Oongreso para lIe-
te que los americanos hubiesen luchado para val' á cabo varios proyectos,' no tenia aquel
obtener su independencia y el reconocimiento los medios para ello. Ooncedíansele poderes
de Jos justos derechos del hombre; no era para celebrar tratados, pero el Congreso solo
bastante haber conquistado un puesto entre podia recomendar la observancia de ellos.
las demás naciones; no era suficiente haber Autorizábascle para nombrar embajadores,
añadido una página brillante á su historia; pero no habia con que pagar los gastos;
aun faltaba 10 principal, aun habia que sos- podia pedir dinero prestado c?n su propia
tener una lucha mas obstinada; era preciso garantía, mas luego no e.r;a posible pagarlo;
hacer frente á una crÍsis cuya importancia concedíasele permiso para aCUllar moneda,
no tenia ejemplo cm la historia de América. pero nohabia oro ni plata; érales permitido


\Vashington, así como tambien sus ami- declarar la guerra y fijar el número de tro-
gos, hallábase dominado por la mas profunda pas necesario para formar el ejército, pero
ÍW1uietud, Y en vano trataba de rasgar el no podian disponer de un solo soldado; en
denso velo que le ocuHaba el porvenir. To- una palabra: podian acordarlo todo, pero no
tlos veian con pena el triste estado de los les era posible hacer nada. MI'. Justice, en
negocios públicos, tanto mas cuanto que el sus admirables «Oomentarios sobre la Cons-
Congreso era insuficiente para dirigir aque- titucion de los Estados-Unidos» indica deta-
llos, pudiendo decirse que no habia golJierno. lladamente y con mucha claridad los defectos
Los diversos estados independientes, podian inherentes de la Confederacion en todos aque-
arreglarse por sí mismos, mas no les era po- llos puntos referentes al establecimiento de
sible constituir un gobierno general para un gobierno nacional, y tambien MI'. Curtis


todos. Los Estados mas pequeños en su notable «Historia de la Oonstitucion.:»
1784. . b 1 ' 1 1 'd 1 t . d r
, mIra an con rece o a os mas gran- espone con gran UCl ez as ven ajas y elec-
des, y estos por su partc, no dejaban de mos- tos de la Confederacion. Es indudable que
trarse dispuestos á utilizarse de las ventaj as con ella se habia adelantado algo; habíase
de su posicion para engrandecerse y alImen- dado á lo menos un impulso hácia la nacio-
tal' su poderío. Las sabjas y prudentes pa- nalidad, se habia prestado un gran servicio
lahras dirigidas al pais por el padre de la al obtener la cesion de tierras á fin de conti-
patria en su último y elocuente manifiesto, nuar la guerra, pero todo esto no suponía
antes de retirarse del s8rvicio, fueron olvi- suficiente autoridad para olJligar á la obe-
dadas completamente, y llegó á ser una diencia. La Confederacion no propor-


t' l' t ' b . 1 11 d ' b d' l' t t' 1788. cues IOn (e lmpor .anCIa sa er SI e pue) o e Clona a me lOS para a lmen al', ves Ir
los Estados-Unidos seria uno ó varios; si y pagar á las tropas; habíase visto precisada
hahria union, energía, respeto y confianza; á recurrir á diversos espedientes sin atender




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121 HISTORIA DE LOS CAP. IX •


al órden, economía yel cumplimiento de sus
compromisos, y al terminarse la guerra,
encontróse sin medios de que echar mano


. para satisfacer la deuda contraida con aquel
puñado de hombres valerosos que, sufriendo
infinitas penalidades, se habian batido en
servicio de su pais; carecia igualmente de
recursos para pagar á los que prestaron su
dinero, y por último, no le era posible con-
ceder compensacion alguna á cuantos con-
tribuyeran con sus propios bienes á favorecer
la causa comun. Su última esperanza de
hacer justicia se cifraba en la posibilidad de
obtener el consentimiento de trece distintas
legislaturas, pero ya que hemos dicho que el
disentimiento de una de ellas bastaba para
desestimar cualquiera medida propuesta por
el Congreso, esponiénclole á las funestas con-
secuencias de faltar á la fé pública, ocasio-
nando una quiebra nacional.


Aun hoy dia nos seria imposible esplicar-
nos el estraño hecho de que los hombres de
aquella época, en presencia de los numero-
sos obstáculos que se oponian, se empeñaron
en mantoner la soberanía del Estado, siendo
así que les repugnaba buscar modios para
hacer frente á los males que amenazaban
nuestra existencia nacional. Los hombres
mas notables del pais estuvieron haciendo los
mayores esfuerzos por espacio de cuatro años
para que so confirieran al Congreso conti-
nental cuantos poderes necesitase, pero pre-
dominaba la desconfianza, los intereses de
los diversos Estados no podian conciliarse y


todo fué inútil. La Confederacion,
i785. .


sm recursos y sin poderes, ib.a espi-
rando por causa de su debilidad, pues ya
habia perdido su vigor y no infundia el res-
peto que debiera; hallábase en el último pe-
ríodo de su decadencia, y ya solo era cuestion
de si deberia disolverse, perdIéndose así has-
ta la última forma de gobierno, ó si se haria


. un último esfuerzo por los hombres de Estado
pararemediar el mal, antes que los grandes
intereses de los Estados-Unidos quedaran en-
vueltos entre sus ruinas .


«El Congreso habia declarado oportuna-
mente que era indispenóSablemente necesarim>
se le confirieran suficientes poderes á fin de
crear impuestos con que satisfacer los gastos
públicos, pues los artículos de la Confedera-
cion no lo autorizaban, limitándose tan solo
á disponer que se hicieran reqtlerimientos r
los cuales eran atendidos ó desechados segun
la soberana voluntad ó el capricho de cada
legislatura. El Congreso habia emitido le-
tras de crédito mientras conservó este, y lo
mismo hicieron los Estados; levantó emprés-
titos en el estranjero cuando se acabó el di-
nero del pais y cuando los Estados rehusaron
ó descuidaron facilitar recursos, fué preciso
pedir mas para pagar los intereses de las
cantidades tomadas anteriormente. En e1
mes de abril de 1783, el Congreso, despues
de un acalorado debate, previno á los Esta-
dos que era «indispensablemente necesario»
para restablecer el crédito público .y satisfa-
cer puntualmente la deuda pública, que se le
confiriera autorizacion para imponer ciertos
derechos sobre los espíritus, los vinos, el té,
pimienta, azúcar, café y cacao, y otro de-
recho del cinco por ciento acl valoren;¡, sobro~
todos los demás géneros ele importa-
. E d 1 b . i 783. ClOno stos erec lOS que se co' ranan


por espacio ele veinte .y cinco años, debian
aplicarse únicamente al pago de una parte ele
la deuda y los intereses, los diversos Estados
nombrarian los recaudadores, pero conce-
diendo al Congreso poderes para cam biar-
los cuando así lo juzgase oportuno. Además
de esto, exigíase á los Estados que por el ci-
tado tiempo y con el mismo objeto, crearan
un impuesto directo de la manera que juz-
gasen mas conveniente para satisfacer su




,e;; '~.' J.~"'¡". # •• ~ ,~;';;"'9("". ~~. r~;r'"~~';:-.·~ .-p "'" ~ -"', . T:';·· ..... ~;. :'-~ .. " ~ ..... :. ~.":.;~~~;,.: '~t" ... /" .. )~.'~ 1. .. ~ ... ~~,
CAP. J. :~ '~'~'" ):.\iTADI.}.:;U~IDOS •. ~ .. ~h: :t··.·, . . t~5. .' .~:


cuota anual de duros 1.500,000,' ~i~ ~oIltar .... ·Aqu~tJl'oyeéio. {ué. <Ji .. ~~}" ,,~n' '.' . i
los derechos sobre las imllortaciilnes. tos'. acertado como .N"l$P~ l~trodlijo "un,saJu-
artículos de la Oonfederacion fijarían la parte dable efecto, puest~ .¡~e 'e(públioo: se fami....
.correspondiente á cada Estado (*). liarizó con la impo~llte:fea de 4úe .los


Los gastos necesarios para el sostenímíen- acreedores tendrian que ent~ndersesolo CQn
to del gobierno no se habian satisfecho nun- él gobierno general para la liquidacion. d~
.ca por los diversos Estados, conforme á lo sus deudas y no con los diversos Estados,
prescrito por la Oonfederacion; aun no' se pues de este modo evitábase que los pagos
habian acabado de valorar las fincas y de- se hicieran parcialmente, así como tambien
más propiedades, y la dificultad de termi- las consecuencias que resultarian de la fal-
nar semejante trabajo, parecia de todo pun- ta de puntualidad ó de una quiebra. Oierto
to insuperable. En un principio se tomó por es que el pro~yecto no se adoptó nunca, si bien,
base el número supuesto de habitantes, mas como dice ;l\Ir. Ourtis, aquel sistema de im-
el OOI!-gresQ"pr¿puso luego á los ~stados puestos era el mas conveniente para impedir
que st'rrnodi~asén los ~rtículos, disponie¡{~ que se dlsolviesen los Estados-Unidos, y


; .'"~'~
dogue se tomara por punto de partida el para que los diversos Estados compren die-
número de blancos y otros hombres libres, ran la necesidad de conferir al Oongreso
inclusos los que estuviesen enganchados por nuevos poderes para gobernar la nacion, y
cierto número de años. A fin de hacer mas sobre todo para restablecer el comer-


• o o 1783.
patente la necesidad de que se adoptara y C1O. Ya hemos dlCho anter10rmente
llevase á efecto este sistema, el Oongreso el arreglo que se hizo para pagar al ejércí-
presentó á los Estados un informe que re- to; esto y el citado proyecto de impuestos,
Jactó un comité compuesto de Mr. Ells- fueron las dos cosas que ocuparon al go-
worth, Mr. Madison y Mr. Hamilton. Este bierno durante los cuatro años siguientes,
último eminente hombro de estado formó en cuyo tiempo se demostró suficientemente
parte en el Oongreso de 1782, Y su influen- cuáles eran las necesidades del pais, y cuán-
cia fué muy importante, pues utilizó de una to urgía que los hombres mas notables adop-
manera admirable su sagacidad y prevision tasen eficaces medidas á fin de preservarle
para servir y aconsejar á su patria. de las disensiones intestinas y de una ruina


El sistema de impuestos de 1783, tenia completa.
por objeto hacer justicia á los acreedores de La parte del proyecto por la cual se dis-
los Estados-Unidos, así como tambien for- ponia que los Estados creasen impuestos
ialecer y consolidar el gobierno por los es- por espacio de veinticinco años, encontró,
fuerzos que seria necesario hacer para adop- como era natural, una fuerte oposicion, y
tal' medidas que favoreciesen á la nacion. persuadido el Oongreso de que no conse-


n Esta suma de duros 1.500,000 rué repartida entre guiria llevar á efecto aquella medida, limitó
los Estados de la manera siguiente: New-Hampshire,
,l uros 52,708; l\fassachusetts, duros 224,427; Rhode Islaml,
lluros 32,318; Conneeticut, duros 132,0\.11; Nueva-York,
duros 128,24,2; Nueva-Jersey, duros 83,35R; Pennsylva-
nia, duros 205,189; Delaware, duros 22,443; Maryland,
·duros 141,517; Virginia, duros 256,487; Carolina del Norte;
duros 10\.1,000; Carolina del Sl1r, duros \.16,183; Georgia, du-
ros, 16,030.


-


TOMO IJo


sus exigencias á los derechos sobre los artí-
culos de comercio y á las importaciones.
Oomprendiendo cuan justas y perentorias
eran las solemnes reclamaciones del Oongre-
so, y ante la deplorable situacion de Améri-
ca, que iba á verse precisada á faltar á sus


17




;.-r-:.;¡;~- ~Ii< ....
-..",-..,


...


·126 " mSTORIA DE L~ C.\P. L


sagrados éOInp~mísos, tanto en el pais co- ro~ resultado alguno. El interés de la deuda
mo en el extranjero, todos los Estados, es- interior desde 17.82 á 1786 ascendia ya á mas
cepto Nueva-York, establecieron el sistema de seis millones de duros, y de esto, segun el
de impuestos durante el año 1786. (*)' informe de la Tesorería, no se habia pagado


Sin embargo, para la aprobacion de los hasta ,31 de marzo mas que un milIon, por
decretos, dependian en cierto modo unos Es- lo cual puede decirse que esta atencion no
tados de otros. Nueva-York, en vez de au- estaha cnbierta. El dinero pedido en Europa
torizar al Congreso para que estableciese los se aplicó al pago del interés de los préstamos
impuestos, reservó para sí este derecho, eon- extranjeros, y de este modo, el papel de la
forme á la ley publicada en 1784, Y se'opuso deuda interior bajó de tal suerte, que se ven-
tambien á que el Congreso tnviera derecho dia con frecuencia por la décima parte de su
para nombrar los recaudadores ó sustituirlos valor nominal.
cuando lo tuviese por conveniente. La política comercial con la5 naciones e1O-


Consignaremos aquí que como solo faltaba tranjeras, fué el asunto que llam6;' eon pre-
.el consentimiento de Nueva-YorK para la ferencia la atencion del Congreso despues de
completa aprobacion del proyecto, el Con- haberse ratificado la paz. Además de los tra-
greso recomendó eficazmente al Gobernador tados que se celebraran con los pequeños
Clinton que cerrara la legislatura á fin de Estados de Europa, declaróse importante ce-
que se aprobara la nueva ley, como lo ha- leLrar otros con España, Prusia, Rusia., etc.,
Lian hecho los demás Estados, pero aquella y se adoptaron varias medidas para remedi~r
autoridad se negó á ello, alegando que se- la miseria producida por las calamidades de
gun la Constitucion de Nueva-York, solo la guerra, sobre todo entre los pescadores.
podia adoptar semejante medida en circtms- agricultores y fabricantes, y demás personas
tandas extraordinarias. En el mes de agos- que mas tuvieron que sufrir á consec,uencia


to insistió de nuevo el Congreso en de la pasada lucha.
i. 786. su demanda, pero obtuvo la misma En el tratado que los Estados-Unidos ce-
co:p.testacion, lebraron con Prusia y que se concluyó en


Mientras los Estados discutian el nuevo 1785, concedíanse asimismo ciertos privile-
sistema de impuestos, el Congreso solo po- gios á las mujeres, los niños y los estudian-
dia hacer requerimientos, mas estos no die- tes (*). La duracion de los tratados debia


limitarse á diez años, escepto en los casos
(') En un info.rme suscrito. po.r fiufo. King, en febrero. de


1786. apo.yando. al Co.mité de impuesto.s público.s, se decia
lo. siguiente: «Lo.s requerimiento.s del Co.ngreso. durante lo.s e) Este tratado. fué uno. de lo.s mas no.tables, no. sülü po.t'
último.s üchü añüs, fuero.n en su Co.njunto. tan irregulares é su o.rigen, sino. tambien pür lo.s artículüs que co.ntenía. Al
inciertüs, y diero.n tan po.eo. resultado., que el esperar nada Dr. Franklin le co.mplació en estremo.; y tambien Washing-
de ello.s cuando. la Co.nfederaciün necesitaba dinero. para tün, al escribir en 1786 al co.nde de Ro.chambeau, espresaba
atender á sus cümpro.miso.s, habría sido. tan perjudicial para. s).l satisfaccio.n en estos ténnino.s: «El tratado. amistoso. cc-
lo.s que esperaban recurso.s por este medio como peligroso lebrada últimamente entre el rey de Prusia y los,Estado.s-
para el bienestar y tranquilidad de la Unío.n. Lüs Co.mités se Unido.s, señala una nueva era, y es el mas liberal que SI'
ven por lo. tanto. precisado.s indispensablemente á declarar haya hecho. entre po.tencias independientes. Es muy o.rigí-
al Co.ngresü, que debe hacer una representaciün á lüs di- nal po.r mucho.s de sus articulüs, y si se to.masen en Co.n-
verso.S Estados, manifestándoles que no. pudiendo. esperar sideraeion sus principio.s para formar la base de las rek-
nada de sus requerimiento.s para atender á lo.s co.mpro.misos eio.nes entre los diverso.s paises, pro.ducida seguramentie
del Gobierno. federal, se hace preeiso que to.dos adopten el una paz general mejo.r que ninguna de las medidas adopt2-
sistema de impuesto.s de 18 de abril de 178:3 .. ) das hasta aquÍ,))




CAP. r. ESTADOS-UNIDOS. 127
,


particulares, pero de ningun modo podria
esceder de quince, cuya medida fué muy
acertada para la nacion que acababa de ele-


varse al rango de las demás. Los
1785. .. . 'b' .


mllllBtros amerIcanos recl leron aSI-
mismo órdenes terminantes para que, al en-
tablar negociaciones con EspaI1a, no cedie-
sen en ningun caso del derecho de la libre
navegacion por el Mississippí, desde su na-
cimiento hasta el Océano. Juan Adams, el
Dr. Franldin y Mr. Jefferson recibieron po-
deres para negociar tratados, pero sus es-
fuerzos en este sentido fueron inútiles.


Los comisionados americanos que se ha-
llabau en París en 1783, no pudieron con-
venir~o 'con· el agente británico para efec-
tuar arreglo alguno comercial entre sus
respectivos paises, y por 10 tanto cada na-
cion quedó en libertad -de obrar como tuvie-
se por conveniente. En el mes de marzo de
l'i83, Guillermo Pitt, entonces Canciller del
Echiquier, presentó en la Cámara de los Co-
mlmes un proyecto, fundado en principios
muy liberales, para regularizar temporal-
mente el comercio entre la Gran BretaI1a J
los Estados-Unidos. En este proyecto, des-
pues de manifestar cuál era la nueva situa-
cion de América, se decia lo siguiente:
-«Como quiera que es en estremo urgente que
las relaciones comerciales entre la Gran
BretaI1a y los Estados-Unidos se establezcan
bajo la base de un mútuo beneficio para am-
bos paises, tanto mas cuanto que por la dis-
tancia que media entre Inglaterra y América
transcurriria mucho tiempo antes de que
pudiera celebrarse y concluirse un tratado
con dicho objeto:


» y á fin de regularizar cuanto antes tem-
poralmente el comercio y tráfico entre la
Gran Bretaña y los dichos Estados-Unidos
de América, y deseando la primera de estas
potencias ponerse en relaciones con la se-


gunda bajo el principio de la mas perfecta
amistad y armonía; decrétese, que á contar
desde.. ... .. y despues de ....... , todos los lm-
ques y navíos de los súbditos y ciudadanos
de los Estados-Unidos, así como las mercan-
cías y géneros de que se compongan sus car-
gamentos, se admitirán en todos los puertos
de la Gran DretaI1a del mismo modo que los
ele las demás naciones; entendiéndose que
los citados géneros y mercancías, siendo del
producto y fabricacion de los dichos Estados-
Unidos, pagarán los mismos derechos que
satisfarian los súbditos británicos, y los que
se importan en buques ingleses.»


Este proyecto establecia tambien las rela-
ciones comerciales entre los Estados-Unidos
y las colonias inglesas en América, bajo un
principio igualmente liberal. HéJo aquí:


«Decrétese asimismo, que durante el tiem-
po mencionado, los buques y navíos de los
súbditos y ciudadanos de dichos Estados-
Unidos se admitirán en todos los puertos de
las islas y colonias de S. M. en América,
con los géneros y mercancías del producto y
fabricacion de América, los cuales podrán es-
portarse libremente desde las citadas islas y
colonias al territorio ele los Estados-Unidos.
Los indicados géneros y mercancías que se
importen ó se esporten no pagarán mas de-
rechos que los que satisfacen los súbditos
británicos y que se esportan ó importan en
buques ingleses.


»Decrétese igualmente que durante el pla-
zo prefijado, las mercancías y géneros que
se esportan de la Gran BretaI1a á los Esta-
dos-Unidos de América satisfarán los mis-
mos derechos que los que pagan los artículos
que se esportan á las Islas, plantaciones ó
colonias de América que se hallan aun bajo
el dominio de la Gran BretaI1a.» (*)


(') Véase la Historia Civil y Política de 108 Estados-Uni-
dos por Pitkin, vol II_, págs. 185-88.




lIISTORIA DE LOS CAP. r,


Mucho es de sentir que no se aprobase
aquel proyecto, pues en caso de adoptarse,
habríanse fundado las bases de una envidia-
ble paz y armonía entre ambos paises, evi-
tándose graves disensiones y diferencias, y
los resentimientos y recelos á que dió lugar


aquel asunto. El proyecto de Mr. Pitt
1. 783. fué violentamente combatido, sobre
todo por los interesados en la navegacion,
suponiéndose equivocadamente que aquello
era favorecer á la marina americana á es-
pensas de la inglesa, alegándose asimismo
que el regularizar las relaciones comerciales
entre los Estados-Unidos y la Gran Bretaña
correspondia solo al rey y á su Consejo (*).


En julío de 1783, el Consejo espidió órde-
nes conformes con lo acordado por el Parla-
mento; en su consecuencia los buques ame-
ricanos no fueron admitidos en la India
Oriental inglesa, prohibiéndose asimismo
que se esportaran á dicho punto ciertos ar-
tículos, tales como pescado, vaca, tocino, etc.
" Esta prohibicion continuó observándose pür


. diversas órdenes hasta 1788, en cuya época
se estableció permanentemente por un decre-
to del Parlamento.


En presencia de esto, y por el hecho mis-


(') Las observaciones de Lord Sheffield acerca del co-
mercio de los Estados americanos, recogidas por Pitkin,
son dignas de examinarse, pues dan á conocer la política
de los hombres ele Estado ingleses, los cuales estaban al
parecer convencidos de que la union de los Estados no cons-
tituiria una forma de gobierno enérgico y vigomso que pu-
(liera imponer respeto ni á su pais ni á las demás potencias.
Pronosticando que mas pronto ó mas tarde dominaria la
anarquía y la confusion, y suponiendo con la sagacidad
propia de los hombres de su época, que en el caso de reno-
varse las hostilidades, bastarian unas cuantas fragatas para
dominar el comercio del· continente, S, S, se espresaba
en los siguientes términos: «La única parte que Bretaña
puede tomar en este asunto por ahora, es muy sencilla: si
los Estados americanos quieren enviar cónsules, los recibi-
remos mandando á nuestra vez los nuestros; cada Estado
se cuidará entonces de entenderse con el cónsul respectivo
para regularizar su comercio, y esto es todo lo que se nece-
sita,))


mo de que se trataba de entorpecer el comer-
cio de los Estados-Unidos, reconocióse hasta
la evidencia que era preciso que se autoriza-
se al Congreso para que adoptase las medi-
das mas convenientes á fin de contrarestar
los privilegios comerciall;ls de las naciones
estranjeras. En su consecuencia, el 30 de
abril de 1784, recomendó se álos Estados que
confirieran al gobierno general, por término
de quince años, una autorizacion para


h'b' . t' 1. 784. pro 1 Ir que se lmpor asen o se es-
portasen de los Estados-Unidos toda clase de-
géneros ó artículos en buques pertenecientes-
á cualquiera potencia con la que no hubiesen
celebrado los Estados tratados comerciales;-
y asimismo se autorizó al Congreso para
que durante el referido plazo no permitiera [[.
los súbditos de las demás naciones, á menos
que tuviesen privilegio para ello, importar á
los Estados-Unidos ninguna clase de géner?s
ó mercancías que no fuesen del producto 'ó
fabricacion de los dominios del soberano de
donde procedieran dichos súbditos. Aunque
el Congreso declaró á los Estados, que á
menos que se le revistiese de los competentes
poderes para proteger el comercio, no podría
nunca obtener ventajas recíprocas, y que
aquel corria peligro de ir á parar á manos
estranjeras, sin embargo, por obvias que fue-
sen estas razones, los inesplicablesrecelos que
predominaban en los diversosEstados, fueron
causa de que no se otorgaran al gobierno ge-
neral los poderes que necesitaba. Algunos
Estados publicaron ciertas leyes para contra-
restar las que regian respecto al comercio de
la India Occidental, disponiendo entre otras
cosas que los buques ingleses pagaran mas
por su tonelaje que los de las otras naciones,
y derechos mas crecidos sobre los géneros y
mercanCÍas inglesas. MassachuseHs por su
parte, prohibió que se transportasen en bu-
ques británicos toda clase de géneros ó mer-






CAP. 1. ESTADOS-UNIDOS. ·rWJ


can cías del producto ó fabricacion de los Es- Estados prohibian que se recobrase la mayor
tados-Unidos; pero como estas leyes no eran parte de esta deuda, ó que se percibiera el
ni uniformes ni permanentes, poco resultado interés, disponiendo en último caso que se pa-
podia esperarse de ellas: por lo que toca á gara con tierras en vez de dinero. Estas leyes
la de Massachusetts, debemos consignar que produjeron naturalmente algun trastorno y
dejó de regir al poco tiempo. confusion, pues no estando el Congreso su-


La regularizacion del comercio y la cues- ficientemente autorizado para anularlas, solo
tion de impuestos no eran los únicos asuntos podia recomendar que se desechasen todas
que apuraban al gobierno nacional, pues aquellas que se opusieran á lo estipulado en
apenas terminada la guerra, tanto los Est~: el tratado de paz. Como observa muy bien
dos-Unidos como la Gran Bretafía, se acusa- Mr. Curtis, este tratado no podia cumplirso
ron recíprocamente de haber infringido las por sí mismo: habíase hecho entre dos po-
condiciones del tratado de paz, siguiéndose deres: uno que podia cumplir y tambien es-
graves disensiones sobre la interpretacion perar á que se cumplieran las condiciones del
del séptimo artículo referente á los negros y tratado, y otro que no contaba sino con muy
á las demás propiedades de las de los habi- escasos medios para cumplimentar lo que se
tantes americanos. Además de esto, como las estipulaba, por mas que le fuera, beneficioso
tropas de S. ~J. n. seguian en posesion de el hacerlo. A los tres afíos de haberse firma-
los puestos' militares que habia en el terri- do los artículos preliminares, y álos dos de
torio americano junto á los grandes lagos, concluirse definitivamente el tratado de paz.
ejercian una decidida influencia sobre las tri- los puestos militares de la parte Occidental
bus guerreras de los indios, y en este punto, del pais estaban aun ocupados por las guar~
los Estados-Unidos no pudieron menos de niciones británicas, y esto era naturalmente
manifestar su resentimiento. debido á las infracciones cometidas por los


Inglaterra se quejaba por otra parte de americanos (*).
América acusándola de haber infringido los A consecuencia de estos contratiempos y
artículos cuarto, quinto y sexto, referentes disensiones que parecian irritar cada vez ma~
al pago de las deudas , á la confiscacion de la los ánimos, dificultando un arreglo, el Con-
propiedad y á la persecucion de ciertos indi- greso resolvió á principios de 1785, enviar
viduos por lo que habian tomado durante la un ministro plenipotenciario á la Gra~ Bre-
guerra. En enero de 1784 el Oongreso dictó taña, nombrando para este· cargo á Juan
una acuerdo, que transmitió inmediatamente Adams, que se hallaba entonces en Francia,
ti los Estados, referente á la confiscacion ele y que hahiendo marchado en febrero, llegó
bienes. Este punto se arregló así, pero el re- en mayo á Lónelres para tomar posesion de
ferente á las deudas se descuidó de tal modo su destino. Hé aquí cuáles eran sus instruc-
ó se miró con tal indiferencia, que produjo ciones: dnsistireis con firmeza, pero respe-
muchas quejas y no poca irritacion por am- tuosamente, para que á la mayor brevedad
bas partes contendientes. se ponga á los Estados-Unidos en poses ion


Al principio de la guerra los habitantes de de todos los puestos militares y territorios
las colonias debian á los comerciantes ingle- comprendidos dentro de los límites del pais,
ses tres millones de libras esterlinas, y al n Véase la Ilistol'ia de la Constitucion, por ~Ir. Curtis,
nrmarse la paz, vióse que las leyes de cinco vol. 1, págs. 253-56.




'130 HISTORiA DE LOS CAP. l.


y que se hallv.n aun en poder de las guar-
niciones inglesas. Aprovechareis la


1.785.
primera oportunidad para trasmitir-


nos la contestacion que recibais respecto á
este importante punto. »


»Hareis presente que se ha infringido el
tratado de paz, al esportar los negros y apo-
derarse de otras propiedades de los america-
nos, contrariamente á lo que se estipuló so-
bre este punto en el artículo séptimo. Para
esto, se os remitirán varios documentos au-
ténticos, y muy particularmente la corres-
pondencia entre el general \Vashington y
varias personas por una parte, y Sir Guy
Carleton por la otra.
"»:Tambien manifestareis al ministerio bri-


tánico, cuáles son las restricciones que pe-
san sobre nuestro comercio y que impiden
.en cierto modo que hagamos remesas ue
géneros y artículos á ese pais.


»Hareis presente por último de una ma-
ueraenérgica, cuántas son las pérdidas que
sufrirán.. muchos de los nuestros y no pocos
comerciantes ingleses, en el caso de que estos
últimos exijan inmoderadamente el pago de
las deudas contraidas antes de la guerra.
Para discutir este punto se os facilitarán
asimismo los documentos necesarios.»


Poco despues fué nombrauo Mr. Jefferson
para .representar á los Estados-U nidos en
Versailles, en, reemplazo del Dr. Franklin,
que habia obtenido permiso para volver á su
pais despues de una ausencia de nueve años.
Habiendo dimitido MI'. Livingston su cargo
de secretario de negocios extranjeros, en
marzo de 1784 fué nombrado para sustituir-
le Mr . .Tay antes de su regreso de Europa.


La presencia de Mr. Ad'ams en Inglaterra
como ministro de una nacion independiente,
pero que sin embargo hacia poco estaba so-
metida á la Gran Bretaña, no dejó de ofrecer
tanto interés como novedad. Los detalles de


su recepcion, escritos por el mismo intere-
sado, SOn dignos de citarse (*) . El ministro
americano fué recibido cortesmente y con las
ceremonias acostumbradas, aun cuando es
notorio con cuanto disgusto habia cedido
Jorge III á una necesidad á que él particu-
larmente no podia avenirse. Difícil es cal-
cular el mal efecto que produjo la frialdad.
indiferencia y desden con que fué tratada la
jóven república, pues ignorando completa-
mente la situacion y porvenir de América,
los hombres de Estado de Inglaterra prefi-
rieron obrar con una especie de insultante
altivez, mas bien que atraerse noblemente
la simpatías de la nueva república con su
buena voluntad y generos'a conducta. « Al
estudiar toda la historia política de la Gran
Bretaña, como observa muy bien el nieto de
Juan Adams, puede notarse que dicha na-
cion incurrió siempre en este defecto en sus
relaciones con las potencias estranjeras;
pero nunca fué de una manera tan marcada
como durante el primer medio siglo despues
de proclamarse la.independeneia de los Es-
tados-Unidos do América: MI'. Jefferson,
que se reunió al poco tiempo con MI'. Adams
en Lóndres, á donde fué para entregar los
poderes necesarios á la comision encargada
de negociar con el Gobierno británico los
tratados comerciales, nos ha dejado el tes-
timonio del trato que recibió en aquella cor-
te, refiriendo entre otras cosas, que el rey
volvió la espalda á los comisionados de Amé-
rica, de una manera tan marcada, que no
pudieron menos de notarlo todos los corte-
sanos que se hallaban al rededor del monar-
ca. i Quién podria calcular la influencia que
ejerceria semejante insulto en aquel momen-
to para modificar las ideas en ambos paises? •
i Y quién podrá desconocer que desde aquella


e) Véase la Vida y tObl'as de Juan Adams, vol. 1, pági-
nas 41&-20, vol. VII, págs. 465, etc.




CAP. l. ESTADOS-UNIDOS. ¡J1


época; y ante el recuerdo del ultraje inferido de la humanidad. Su se ñoría terminaba aEe-
por el monarca inglés comenzaron á preva- gurando, que tan pronto como Amé-


. 1 ·d h d·· l· d fi ·t· t· i786. lecer en AmérICa as 1 eas que aun oy la rlca se reso VIese e nI Ivamen e a
se tienen de la Gran Bretaña? Con frecuen- cumplir lo ofrecido en el tratado, la Gran
da se ha visto que los caprichos de los hom- Bretaña no vacilaria en contribuir por su par-
bres colocados en una situacion elevada, han te, en cuanto dependiese de ella, para que se
producido mas graves consecuencias para llevase á debido efecto lo estipulado, dando
el bienestar de millones de habitantes, que la con esto una prueba de su sinceridad."» Ad-
mas sábia política de los hombres mas emi- junta con esta contestacion iba una nota es-
nentes. » presiva de los diversos artículos que habian


En el mes de diciembre de 1785, Mr. dejado de cumplirse por los Estados.
Adams presentó una esposicion al secretario Acto continuo remítiéronse copias de estos
de: Estado británico, en la cual, despues de documentos al Congreso, el cual las trasladó
manifes·tar que los puestos militares de la á Mr. Jay, secretario de negocios estranje-
parte occidental se hallaban aun en posesion ros. Este entendido y recto ministro no pu-:,
de los ingleses, contrariamente á lo que se do menos de reconocer que los Estados-U1t:j.
estipuló en el tratado de paz, él, en nombre dos habian faltado á lo que se estipulara·'en
de los Estados-Unidos, exigía que todos los varios artículos del tratado de paz, yentOli":
ejércitos y guarniciones de S. :M. B. evacua- ces se vió de nuevo en la dura precision de
sen los citados puestos, fortalezas, puertos y . reconocer que no le era posible exigir la exaC-
demás puntos comprendidos dentro del terri- ta observancia por parte de la Gran E'retaña,
torio de los Estados, conforme al verdadero cuando él mismo no' estaba suficientemente
espíritu de los tratados. autorizado para obligar á los Estados-Uní-


A esta esposicion contestó el sécretario in- dos á que cumplieran por su parte lo que
gles, Lord Carmarthen, en 28 de febrero de prometieron.
1786, manifestando que si bien era cierto que « ¡ Qué desgracia es, decía \Vashington.
los puestos militares seguian ocupados por escribiendo á Juan Jay, que los ingleses ten-
Ias guarniciones inglesas, éralo tambien que gan tan buen pretesto para infringir el tra-
los Estados-Unidos acababan de infringir el tado! ¡:En qué deságradable situacion nos
cuarto artículo del tratado de paz, al poner hemos colocado para poder obrar!»
impedimento para que se satisfaciese la deu- El Congreso, por su parte, dictó varios
da inglesa en América. El secretario añadia acuerdos previniendo que tocla ley que se
lo siguiente: «La indiferencia que han de- opusiera al tratado debia desestimarse in-
mostrado los súbditos de los Estados-Unidos mediatamente, y en una carta-circular que
para cumplir debidamente con esta atencion, dirigió á los Estados, decia lo siguiente: «I-Ie-
ha reducido [t muchas personas al mayor mos discutido desapasionadamente los diver-
grado de miseria, puesto que, al dirigir los sos puntos que la Gran Bretaña considera
interesados sus reclamaciones á los hombres como otras tantas infracciones del tratado de
que en América deben considerarse como los paz por parte de América, y sentimos tener
guardianes de la fé pública, no han podido que decir que algunos Estados no han cum-
obtener se les haga la justicia á que tienen plido como debian con lo pactado. En vista
derecho segun los principios de las leyes y de esta carta, la mayor parte de las legisla-




132 HISTORIA DE LOS CAP. l.


t.uras, at.endiendo á la recomendacion del
Congreso, anularon las leyes ó decretos que
se oponian á que los Estados-Unidos cum-
plieran con lo estipulado en el tratado de
paz; pero en Virginia no se hizo mas que de-
jar en suspenso la órden referente á que no
se satisfacieran las deudas contraidas con los
súbditos británicos, manifestándose que no
se anularia hasta tanto que el gobernador de
aquel Estado anunciara que la Gran Bretaña
no se hallaba ya en posesion de los puestos
militares, y que se estaban adoptando medi-
das para devolver los negros pertenecientes á
los ciudadanos de aquel Estado, que se ha-
bian cogido, contrariamente á lo que se esti-
pulara en el artículo séptimo del tratado.


De este modo quedó la cuestion sin arre-
glar; los motivos de la disension seguian
siendo los mismos, y los ingleses, que conti-
nuaban ocupando los puestos militares, esci-
taban siempre la hostilidad de los indios, lo
cual enojó á los americanos, dando tambien
lugar á que no se poblasen las fértiles regio-
nes de la vecindad de los grandes Lagos C,}


Viendo MI'. Adams que no era posible ce-
lebrar un tratado comercial con la Gran
Bretaña, que fuera favorable el, su pais, y
que el gabinete inglés se negaba á enviar un
embajador á los Estados-Unidos, pidió y ob-
tuvo licencia en 1787 para volver á su pais.
Al mismo tiempo, el Congreso dictó un
acuerdo elogiando los servicios prestados
por ]\11'. Adams ,1 los Estados-Unidos en el
desempeño de las diversas comisiones que se
le confiaran, y dándole las gracias por el pa-
triotismo, perseverancia y actividad con que
sirviera á su pais.


C) Consignaremos aquí que en noviembre de 1785 se
concluyó con los Cherokees un tratado por el cual se pusie-
ron aquellos bajo la proteccion de los Estados-Unidos, re-
nunciando á toda otra soberanía. Los comisionados conclu-


Además de las diferencias suscitadas con
la Gran Bretaña, produjéronse otras no me-
nos graves entre los Estados-Unidos y Espa-
ña, pues esta última potencia significó al
Oongreso en noviembre de 1784, que hasta
tanto que se determinasen los límites de la
Louisiana y de las dos Floridas, no permiti-
ria de ningun modo la libre navegacion del
Mississippí. A fin de dilucidar esta 1784.
cuestion, el Congreso resolvió enviar
á España á MI'. Jay, secretario de negocios
estranjeros ,pero habiendo llegado en 1785
á los Estados-Unidos D .. Diego Guardoqui,
en clase de ministro plenipotenciario de Es-
paña en América, entabláronse las negocia-
ciones en el mismo pais.


lVIr. Jay recibió instrucciones para insistir
especialmente en el derecho que tenian los
Estados-Unidos de conservar sus límites ter-
ritoriales y la libre navegacion del Mississi-
ppí, desde su nacimiento hasta el Océano;
segun lo convenido en el tratado con la Gran
Bretaña; pero D. Diego Guardoqui se mos-
tró resuelto á no conceder la libre navegacion
por la parte del Oeste, si bien hizo proposi-
ciones muy favorables para celebrar un tra-
tado comercial entre América y España (*).
Al tratar este asunto, fueron muy encontra-
das l~s opioniones en el Oongreso, pues si
bien habia poderosas razones para acepiar
el tratado, porque de este modo se abrian los
puertos de España á los buques americanos,
comprendíase que en el caso de insistir esta
potencia en su resolucion respecto el Missis-
sippí, era imposible un arreglo, no quedan-
do mas alternativa que ceder ó declarar la
guerra. 'Washington y otros patriotas, que
en aquella época no daban mucha importan-
cia á la navegacion de dicho rio, propusieron
que en este punto se cediera el derecho por


yeron un tratado semejante con los Choctaws á principios de (') Consúltese la HistOl'ia Civil y ¡Política de los E8tado,~-
Cllero de 17813. Unidos, por Pitkin, \"01. Il, pág. 202.




CAP. J. ESTADOS-UNIDOS. 133


veinticinco ó treinta años, y que se con- Norte resolvieron esponer en debida forma
cluyera el tratado comercial desde luego, en que los Estados-Unidos tenian un derecho
la esperanza de que al finalizar aquel, po- legítimo é indisputable sobre la libre navega-
drian entablarse de nuevo las negociaciones cion del Mississippí. Mr. Jay, á quien se
bajo mas favorables auspicios. En su con- transmitió esta resolucion, repuso que sus
secuencia, y puesto á discusion este punto negociaciones con el ministro español no au-
entre los Estados, se acordó por siete votos torizaban ningun acto como el que acababa
contra cinco modificar las instrucciones de de turbar la tranquilidad de los habitantes
Mr. Jay, y se hizo un arreglo con el mini s- del Oeste, y añadió que como el gobernador
tro español, cediéndole la navegacion del no tardaria en ir á desempeñar sus funciones
::\1ississippí, pero sin desistir del derecho que en aquel distrito, podria encargarse de resol-
á ella tenian los Estados-Unidos. ver sobre aquel asunto. Conforme con este


Entretanto, el valle del Occidente, vasta parecer, el Congreso dictó un acuerdo en se-
region en la que debian formarse nuevos y tiembre de 1788 declarando: «Que la libre
poderosos Estados (*) , iba poblándose rápi- navegacion del Mississippí era un derecho
damente, pero todos los habitantes se alar- indisputable de los Estados-Unidos, y que co-
maron al sospechar que iban á sacrificarse mo tal debia considerarse y sostenerse.»
sus intereses á la política comercial de los "\Vashington, que retirado á sus haciendas,_
Estados del Atlántico. En junio de 1786, las I estaba muy ocupado en trabajos de agricul-
autoridades españolas apresaron ciertos gé- tura, en recibir á sus muchas visitas y en
neros americanos que se conducian por el rio mantener una estensa é importante corres-
para venderlos ó embarcarlos en Nueva-Or- pondencia, no dejaba de cuidarse sin embargo
leans, y al tener conocimiento elel hecho, de los asuntos públicos, y sus cartas revelan
exasperáronse los habitantes del Oeste, pues cuánto le interesaba la triste situacion de su
estaban muy poco dispuestos á dejarse ava- pais, y con qué. insistencia pensaba aceren
sallar por los españoles. Antes que consentir de los medios que podrinn ser mas convenien-
semejante cosa, preferian declarar la guerra, tes para obtener la paz y prosperidad de su
y en caso que el Oriente no sancionase esta patria. En el otoño de 1784 hizo un viaje
política uniéndose á ellos, hallábanse dis- hácia el pais occidental y recomendó eficaz-
puestos á obrar por sí mismos, y si necesa- mente á la legislatura de Virginia que esta-
rio fuera, á formar una confederacion inde- bleciese la navegacion interior y promoviera
pendiente. el tráfico con los Estados occidentales. A fines


Como era natural, siguiéronse á esto re-
presalias, ultrajes y actos de venganza; hi-
ciéronse enérgicas protestas en diferentes dis-
tritos contra la política observada por el
Congreso, y los delegados de la Carolina del


C) Véanse los Analp-.~ de Holmes, donde se halla un es-
tracto de las medidas que adoptó el Congreso en 17!l~ para
gobernar temporalmente el vasto territorio que había pa-
sado á su poder por la eesion de las tierras occidentales,
vol. II, págs. 354-56.


TOMO n.


del mismo año, Lafayette hizo á "\Vashing-
ton una visita amistosa, y los dOR antiguos
compañeros de armas se despidieron con la
esperanza de volver á verse muy pronto para.
vivir en dulce fraternidad; pero esto no debia
realizarse, pues Lafayette regresó á Francia
para tomar parte en la vida pública, y no
volvió á los Estados-Unidos sino mucho tiem-
po despues de la muerte de vVashington. Lo
único que pudo hacer, fué regar con sus lá-


18




131 HISTORIA DE LOS C.\P. J.


grimas la tumba de su querido padre y amigo.
En Pennsylvania y Virginia se hicieron


varios esfuerzos para inducir á \Vashington
á que aceptara alguna remuneracion pecu-
niaria por sus much03 años de penosos ser-
vicios, pero el antiguo comandante en jefe
rehusó con la mayor cortesanía recompensa
alguna (*).


Un estracto Ó dos de las cartas que escri-
hió en aquella época bastarán para demostrar
el interés que se tomaba Washington por los
asuntos públicos, y con cuánto afan buscaba
luedios para remediar la crisis alarmente


por que atravesaba entonces el pais.
i785. E 'b' d ' J' TU d 1 scn ten o a alme YV arren , e
.Y.lassachusetts, en el mes de octubre de
1785, decíale lo siguiente: «La Confedera-
eion me parece tan solo una sombra, y el
Congreso una cosa completamente inútil,
puesto que sus órdenes no se cumplen. Esto
es para mí un solecismo en política, y á
la verdad que es una de las cosas mas es-
traordinarias que puedan verse, el que nos
confederemos para constituir una nacion y
temamos dar á los jefes de esta, que son los
representantes elegidos por nosotros y res-
ponsables de sus actos y de las consecuencias
(lue aquellos puedan producir, suficientes po-
deres para gobernar el pais. Con semejante
política, la nave del gobierno naufragará ir-
remisiblemente; tendremos que desistir de
nuestras mas halagüeñas esperanzas ante el
mundo admirado, y desde el elevado puesto
á donde nos habiamos encumbrado, caere-


(') Mr. Sparks nos da interesantes detalles acerca de las
tres principales estatuas de Washington, debidas al cincel
de IIondon , Canova y Chantre)', tres de los mas eminentes
artistas de los tiempos modernos. Mr. Hondon llegó de Fran-
e ia en el mismo buque con el Dr. Franklin, y en octubre de
'178:> fué Ú Monte Ycrnon. donde modeló el busto de Was-
hington, del que se sacó la estátua que ahora existe en el
Capitolio, cn Hichmoml. ~[r. Sparks opina que esta es á no
dudarl,) l:I mfdor copia que sc ha he:ho del original. l"ida
de lVas/¡il¡U'OIl, pág-. 3DO.


mos en un abismo de confusion y oscuridad.
En mi humilde opinion, no admite duda que
podemos llegar á ser una de las naciones mas
importantes del mundo, observando una
política tan sabia como liberal, y obrando
de buena fé con todas las demás potencias.
Nadie puede negar que nuestros recursos son
muchos, pero si no se manejan debidamente,
daremos un golpe mortal á nuestro crédito,
mereciendo el desprecio de toda la Europa.»


Al escribir á Juan J ay, espresábase \Vas-
hington en estos términos: «Opino como vos
que amenaza una crísis alarmente para los
negocios públicos, mas no está á mi alcance
cuál será, el desenlace de la situacion por que
estamos atravesando. Tenemos mu-
h d f' . . h !' 1. 785. c: os e ectos que corregIr; emos lor-


mado una opinion demasiado favorable al
organizar nuestra Confederacion, y la espe-
riencia acaba de enseñarnos que los hombres
no quieren adoptar las medidas mas conve-
nientes para su propio bien sin que interven-
ga una fuerza coercitiva. No concibo que po-
damos subsistir mucho tiempo como nacion
si no se confiere en alguna persona la autori-
dad Suprema que deba regir á todos los Es-
tados de la Union de una manera enérgica y
vigorosa. Para mí es un absurdo y una lo-
cura el que se tema revestir al Congreso, tal
como está constituido, de los poderes necesa-
rios para gobernar dehidamente el pais.


»¿ Cómo es posible que el Congreso hiciera
mal uso de aquellos sin peljudicarse asimis-
mo? e Ko están acaso sus intereses Íntima-
mente relacionados con los de sus represen-
tantes? eHabrá quien dude que si el Congreso
pudiera disponer de esos poderes usaria de
ellos con la mayor prudencia aun cuando no
fuera mas que por el temor de perder su po-
pularidad? Debemos aceptar ht naturaleza
humana tal como es, puesto que la perfec-
cion no es una cualidad de. los mortales. Mu-




CAP. l. EST ADOS-UNIDOS. 1:;)


ehos opinan que el Congreso empleó muchas
veces al dirigirse á los Estados un estilo hu-
milde y suplicante cuando tenia derecho para
indicar su voluntad y exigir la obeJiencia;
pero sea de ello lo que fuere, en mi concep-
to, los requerimientos son completamente
nulos donde hay treinta Estados soberanos,
independientes y desunidos, que tienen la
costumbre de discutir y rehusar ó aceptar
segun su libre voluntad. Si decís á las legis-
laturas que han infringido el tratado de paz,
invadiendo las prerogativas de la Confedera·
cion, se reirán en vuestras barba'S, yen este
caso, ¿qué podremos hacer? Las cosas no
pueden seguir así, y mucho es de temer, co-
mo decís muy bien, que disgu~tada con se-
mejantes contratiempos aun la parte mas
sensata de la pob1acion, estará siempre dis-
puesta á revolucionarse. Nos hallamos en el
caso de caer en un estremo ó en otro, es de-
cir, podemos anticipar ó evitar desastrosas
consecuencias; esto último seria lo mas súbio
y patriótico.


»¡Qué asombrosos cambios pueden produ-
cirse en pocos aüos ! Se me ha dicho que per-
sonas respetables han hablado sin horrori-
zarse de establecer una forma de gobierno
monárquico. Despues de pensar, se habla; y
de la palabra al hecho no hay mas que un
paso; pero, i qué temible puede ser este!
¡ Qué triunfo alcanzarian nuestros enemigos
si se realizaran sus pronósticos! ¡Qué triunfo
para los abogados del despotismo si viesen
que somos incapaces de gobernarnos y que
los sistemas basados en la libertad son pura-
mente ideales y falaces! i Quiera Dios que
puedan adoptarse oportunamente sabias me-
didas para evitar las funestas consecuencias
que con razon podemos temer!


»Aun cuando esté retirado del mundo, de-
bo confesar que no puedo ser espectador im-
pasible en las actuales circunstancias, por


mas que despues de haber contribuido á llevar
la nave al puerto de salvacion, no deba ya
embarcarme de nuevo para luchar ton las
tempestades. Ni es tampoco de esperar que
mis ideas y opiniones tengan mucho peso en
el ánimo de mis compatriotas, pues ellos las
olvidaron completamente y no quisieron
apreciarlas como mi último legado cuando
me hallaba en una situacion en que debian
atenderme. No es de creer que lo hicieran
ahora que me hallo retirado de la vida pú-
blica. »


Además de no haber obtenido resultado
alguno las tentativas de los comisionados
americanos para negociar en Parí::; tratados
comerci¡11es, la legislacion de los diversos
Estados desde 1783 á 1786 fué origen de infi-
nitas discordias y disensiones; pues deseando
aquellos protegerse contra las medidas que
adoptaha Inglaterra, obraron cada uno de
por sí, sin uniformidad, sin sistema, y á veces
declarándose hostiles entre sí. La si-
t . " t . d 1 t' 1783. uaClOn (~ lmpor anCla e as lerras
públicas era la cuestion que mas escitaba
entonces el interés, dando lugar á muy en-
contradas opiniones. El pueblo de los Esta-
dos-Unidos mostrábase dispuesto en su ge-
neralidad á considerar los terrenos de la
parte occidental como propiedad de la na-
cion, calculando que de ellos podrian obte-
nerse recursos para el pago de la deuda. En
su consecuencia el Congreso es citó á los es-
tados eficazmente en 1783 para que satisfa-
cieran inmediatamente las reclamaciones so-
bre territorio, activando al mismo tiempo la
estincion de la deuda pública para establecer
la armonía entre los Estados-Vnidos.


Virginia procedió á la cesion del territorio
norte occidental en marzo de 1784, y el Con-
greso, segun hemos dicho, dispuso de aquella
fértil region (*) para el gobierno temporal Ji


(') El dia 16 de marzo de '1783, presentó ~fL Rufo King la




I:3G HISTORIA DE LOS CAP.!.


para los nuevos Estados que allí pudieran Unidos, y sus princIpws se apoyan en el
formarse. Segun la cesion hecha por Nueva- fundamento de la Constitucion poli-
York, los límites occidentales de dicho Estado tica de una parte considerable de 1.787.
(Iuedaron trazados por una línea comprendida nuestro pais, hablaremos de ella con alguna
entre los estremos nordeste y noroeste del estension. (*)
estado de Pennsylvania, que continuaba lue- Todo el territorio se redujo á un solo dis-
go hácia el oeste hasta interceptarse por una trito que debia dividirse en dos partes en la
línea del meridiano tirada desde el 450 de lati- forma propuesta por el Congreso, y respecto
tud Norte en una estension de veinte millas en á la manera de gobernar á los pobladores
la inclinacion del rio ó estrecho del Niága- de aquel territorio ó colonia, la Ordenanza
ra. Segun la cesion hecha en abril de 1785, prevenia que hasta que el número de varo-
Massachusetts renunció á su derecho sobre nes adultos ascendiese á cinco mil, los po-
todas las tierras situadas al oeste de la línea deres legislativo, ejecutivo y judicial resi-
fijada por Nueva-York. En el mes de setiem- dirian en un gobernador y tres jueces,
bre de 1784, Connecticut cedió todas las tier- quienes, así como el secretario, serian nom-
ras que se estienden á ciento veinte millas al brados por el Congreso. El gobernador per-
oeste del límite occidental de Pennsylvania, maneceria.en su destino por espacio de tres
.Y la Carolina del Sur, ~n agosto de 1787, ce- años y los jueces mientras observasen una
dió á los Estados-Unidos todos sus derechos. conducta irreprensiblo; y estos cuatro fun-
sobre el pais situado al oeste de la cadena de cionarios quedaban autorizados competente-
montañas que separa las aguas orientales de mente para adoptar y publicar las leyes de
las occidentales. los nuevos Estados, tanto criminales como


Por consecuencia de estas sesiones, los civiles, que se juzgasen mas convenientes
Estados-Unidos so posesionaron de todas para el distrito, las cuales, sometidas pré-
las tierras situadas al nordeste del Ohío, viamente á la aprobacion del Congreso, es-
haciéndose necesario establecer inmediata- tarian en vigor hasta que aquellas anulara.
mente el Gobierno, tanto para los habitan- Autorizábase al gobernador para dividir el
tes ya establecidos, como para los que iban territorio en dos distritos, nombrando luego
llegando apresuradamente. empleados civiles, y tan pronto como el nú-


El dia 18 de julio de 1787, el Congreso mero de varones adultos llegara á cinco mil,
espidió la célebre Ordenanza para el Gobier- debia constituirse una Asamblea general
no del territorio Norte Occidental, que anu- compuesta del gobernador, un Consejo legis-
laba la órden de 1784. Como esta Ordenanza lativo y una Cámara de representantes. Es-
es la base de los gobiernos que estableció el tos se elegirian en los diversos condados á
Congreso para los territorios de los Estados- razon de uno por cada quinientos habitantes


siguiente proposicion; «Que no haya esclavitud ni servicio
forzoso en ninguno de los Estados comprendidos en la re-
solucion adoptada por el Congreso en 23 de abril de 1í8~,
eseepto los easos en que se trate del castigo de algun cri:"
meno Este artículo deberá eonsiderarse como un prineipio


libres, hasta que se completaran veinticinco,
uespues de lo cual la legislatura acordaria
un número fijo. Era condicion precisa que
todo representante hubiese sidQ ciudadano


fumlamental de la Constitueion en los trece Estados primi- e) Tomamos el estracto de esta Ordenanza de' la obra
¡i,'os yen cada uno ,le los citados en la dicha resolucion ele Pitkin, yol. ,I, págs, 210-13. C<Jf!súltese taml¡jeIl la /1;.,-
(le 2:3 de al,ri!." 100'ia de la Con8citucion, por Curtís, yol 1, págs. 3112-:30G.




CAP. I. ESTADOS-UNIDOS. 13i


(le uno de los Estados-Unidos por espacio de dose asimismo de proceder de la mejor buena
tres años, ó bien residente en el distrito el fé con los indios, respetando especialmente
mismo tiempo, y en cualquiera de estos ca- sus tierras y propiedades, que no habian de
'Sos, habia de tener cuando menos el feudo tocarse nunca sin su consentimiento. El
simple de doscientos acres de tierra en el territorio y Estados que pudieran organi-
distrito. El elector debia residir en el di s- zarse, formarian parte de la Confederacion
trito, contar con cincuenta acres de tierra, y americana, pero no debian establecerse me-
ser ciudadano de uno de los Estados ó resi- nos de tres Estados ni mas de cinco.
dente en él durante dos años. Fijáronse los límites de los Estados, que-


El Consejo legislativo se compondria de dando el Congreso en libertad de alterarlos á
cinco individúos, con obligacion de desem- fin de formar uno ó dos mas en la parte del
peñar sus respectivos cargos por cinco años, territorio que se estendia hácia el norte de
ri menos que antes de terminarse este plazo una línea tirada en la inclinacion sur ó estre-
los sustituyera el Congreso. mo del lago de Michigan. Tambien se acor-


La Asamblea general estaba autorizada dó que cuando alguno de dichos Estados
para hacer leyes para el gobierno del distrito, llegase á contar sesenta mil habitantes li-
siempre que estuviesen conformes con la 01'- bres, seria admitido á formar parte de la
denanza; estas leyes debian sancionarse por Un ion bajo el mismo pié que los Estados
la mayoría de ambas Cámaras y tambien primitivos, pudiendo establecer una cons-
por el gobernador. La Asamblea legislativa titucion permanente y un gobierno, con tal
estaba autorizada para elegir un delegado que guardasen la forma republicana y es-
que la representase en el Congreso, con de- tuviesen conformes con los principios de los
recho para discutir, mas no para votar. artículos. Si fuere consistente <.:on el inte-


Era necesario tambien establecer ciertos rés general de la Confederacion, podria ad-
principios, como base de las leyes, constitu- mitirse á dicho Estado en la U nion aun


I
ciones .Y gobiernos que pudieran formarse I cuando contara con menos de sesenta mil
en el territorio, así como tambien proveer á ' habitantes.
sus futuras relaciones políticas con la Con- Por el sesto y último artículo, prevenia-
federacion americana, yen su consecuencia, se que no habria en el territorio esclavitud
el Congreso introdujo al propio tiempo cier- ni servicio forzoso, escepto los casos en que
tos artículos que podian considerarse como se tratara de castigar crímenes, y que pro-
de union entre los Estados primitivos y el cediese imponer aquella pena á los cul-
pueblo del territorio, los cuales no debian pables. Sin embargo, los esclavos que se
nlterarse sino por comun consentimiento. fugaren de otros Estados y fueran cogidos
Segun aquellos, no se molestaria nunca á en el territorio, se devolverian á las perso-
ningun habitante del territorio por su ma- nas que los reclamasen (*).
nera de observar el culto, y todos tendrian Al hablar de este asunto, hace MI'. Ourtis
derecho á los beneficios del habeas corpus,
ser juzgados por el Jurado, y á todos los _ (") En febrero (h~ 1>lZ,Z, el presidente King publicó, en ,,1
privilegios, en fin, de que gozaban los ame- Dmly TribHne de Nuc"a-York, un capitulo de su Vida yCOITI'S-


pondencia de Rulo King, en el cllal se discute y dctalla ('Oll
ricanos. Debian establecerse escuelas y pro- toda claridad la Onlcnanza de 1787 y sus silbias y benl'licas
mover lo mas posible la educacion, cuidán- prc\·isioncs. Y';asc el AIJl'ndice al fin del }JI'CSI'I1/c wl,itulo.




lIISTORlA DE LOS CAP. l.


las observaciones siguientes: «La legislacion I el Estado pudiera cumplir con sus compro-
americana no hizo nunca nada tan admi- misos. Por una natural asociacion de ideas
rabIe como aquellas leyes para el gobierno deseaban asimismo conferir mas ámplios
interior: sus disposiciones respecto á ladis- poderes al Gobierno federal, para que á este
tribucion de la propiedad, los principios de. le fuera mas fácil mantener la dignidad y
la libertad religiosa y civil, y la vigorosa y carácter de la nacion y proteger sus inte-
sencilla organizacion por la cual se formaba reses. El otro partido observaba una políti-
la primera base de la sociedad, son cosas ca mas indulgente, pues dispensaba á la ad-
dignas del mayor elogio. No se trataba ya ministracion de justicia de buscar medios
de un plan desarrollado en el gabinete bajo para atender al pago de las deudas, y de exi-
principios teóricos de forma abstracta; era gil' impuestos para ello, política que inducia
una Constitucion de gobierno hecha por hom- á este grupo á oponerse á que se transfirie-
bres que conocian por esperiencia los resul- ran al Congreso poderes que otros creian
tados prácticos de los principios que trata- esenciales para el bienestar de la Union~
ban de establecer. Cierto es, que estos Donde dominaba este partido, la emision del
principios debian aplicarse á una sociedad papel moneda, el retraso de los procedimien-
apenas formada, pero habíanse tomado de tos legales y la suspension de los impuestos,
otra en la que produjeron los resultados eran los frutos de semejante política. La lu-
mas favorables,» (*) y además, estos prin- cha entre estos partidos se renovaba anual-
cipios eran tales, que no podian menos de mente en todos los Estados de la Union, por
asegurar la prosperidad de los pobladores lo cual estaba continuamente agitado el espí-
del gran territorio del Oeste. ritu público con esperanzas ó con temores


La situacion de los antiguos Estados sin que afectaban esencialmente la for.tuna y el
embargo debia llamar naturalmente la aten- bienestar de una considerable parte de la so-
cion pública, pues los apuros del pueblo, ciedad. La inestabilidad en los principios que
como dice Marshall, fueron aumentando debian ser inmutables, produjo males infi-
(Iurante aquellos años de prueba, y pare- nitos, y fué seguramente una de las princi-
cia imposible evitar una ruina inminente. pales causas que influyeron en la crísis pe-
En cada Estado, segun refiere el mismo au- cuniaria que aquejaba á casi todos los Es··
tor, habíanse formado dos grandes parti- tados.
dos con distinto ohjeto: el uno luchal>a para En esta deplorable situacion de los nego-
obtener el exacto cumplimiento de los con- cios públicos y cuando las cosas habian lle-
tratos públicos y particulares, é inútil pare- gado á tal pnnto que era forzoso tomar una
ce decir que los que componian este grupo determinacion si queria evitarse la ruina de .
eran los partidarios constantes de la admi- los Estados-Unidos, acertáronse á tomar en
nistracion de justicia, y los que querian es- Virginia ciertas medidas, que aunque enca-
tablecer un sistema de impuestos, á fin de que minadas solo á regularizar el comercio, se


utilizaron por consejo é influencia de Was-
(') En la IIistoria de la Con8titu~ion, por Curtis, se en- hington. para promover el gran movimiento
<~"n'rarán mas observacíones acerca de las dificultades que que tuvo lugar últimamente en la Const.itu-
~e ofrecieron para gobernar aquel territorio, para admitir
nuevos Estados, y tratar este asunto con la Confederacion cion federal. Las legislaturas de Virginia.y de
federal. Maryland, nombraron comisionados para or-




CAP. 1. ESTADOS-UNIDOS. 139


ganizar la navegacion de los rios Potomac y dos-Unid0s de América, y propusieran las
Pocomoke y parte de la bahía de Chesapeake, medidas, en SG. concepto necesarias, para que
y habiéndose reunido dichos comisionados en el Congreso pudiera organizarle debidamen-
Alejandría en marzo de 1785, pasaron luego te. En el mes de setiembre reuniéronse en
á Monte Vernon, y allí convinieron propo- ses ion en Annápolis dos comisionados de
ner á sus respectivos gobiernos que nom- Nueva-York, tres de Nueva-Jersey, uno de
brasen otros comisionados autorizados para Pennsylvania, tres de Delaware y tres de
organizar la navegacion prévio el consen-
timiento del Congreso. Para llevar á efecto
aquella, debia mantenerse alguna fuerza na-
val en Chesapeake, estableciéndose una tari-
fa de derecho sobre las importaciones á la


cLlal debían conformarse las leyes de
1.785. ambos Estados. La legislatura de Vir.
ginia aprobó esta proposicion, dictando un
acuerdo por el cual se disponia que se comu-
nicase á todos los Estados la parte referente
á los derechos sobre importaciones, invitán-
doles á que se adhiriesen al proyecto.


En enero de 1786, la Asamblea de Virgi-
nia nombró comisionados para que examina-
sen la situa::;ion del C01nercio de los Esta-


Virginia, que constituyeron una especie de
Junta, pero nada se hizo entonces respecto al
o~jeto principal, resultando solo de sus deli-
beraciones, que se habia resuelto una segun-
da reunion á la que debían concurrir los
representantes de todos los Estados. Esta
reuníon debia tener lugar en Philadelphia en
el siguiente mes de mayo, y con este motivo
habíase recomendado eficazmente se revisara
la Constitucion del Gobierno federal para
que estuviese conforme con las exigencias de
los Estados-Unidos.


En nuestro próximo capítulo hablaremos
de la Convencion federal y del importante
proyecto de que estaba encargada.


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APÉNDICE AL CAPÍTULO l.


ORDENANZA DE 1.787 PARA EL GOBIERNO DEL TERRITORIO NORTE-OCCIDENTAL.


El15 de abril de litl5, es decir, el dia siguiente al en qU8
el Gran Comité, (lel cual era miembro lIrr. King, habia prc-
"entado al Congreso la Ordenanza para las tierras públi-
,-as, que se dedaró ley el 20 de mayo siguiente, el citado
}rr. King reprodujo la siguiente carte de ~Ir. Pickcring :


¡o.¡ueva-York, 15 abril 1785.
"La mejor contestaeion que puedo dar á vuestras inge-


niosas comunicaciones que tratan sobre el modo de organi-
zar el Territorio Occidental, es remitiros para su exámen
la copia de una Ordenanza presentada al Congreso ..... Tam-
"ien os inclu1Jo el informe sobl'e una peticion presentada para
que se esclteya /a esclavilttd de los nuevos Estados. Vuestras
i(leas sobre este punto son tan rectas que seguramente no
tlisentireis de las del autor del escrito.)1


En el informe á que alude la carta, nada se encuentra
re~pecto á la esclusion de la esclavitud; la carta se referirá
sin dud9 á la proposicion que el mismo MI'. King presentó
('\ IU de marzo antes de escribir á MI'. Pickering.


Lo cierto es que Mr. King no dejó de mostrar un gran celo
ell este asunto, y cuando en noviembre de J783 llegó a ser
Hno de sus colegas ¡o.¡atan Dane, Iwtural de Massachusetts,
y se presentó al Congreso una nueva Ordenanza para que la
tomara en consideracion, dedicóse á estudiar este punto
(lesde setiembre de 178U y todo el año 'l787, hasta el mes de
julio, en que se adoptó por fin el plan de gobierno, no sin
que King tomara siempre parte en los debates. En este caso
si en la Ordenanza aprobada se encuentran proposiciones
especificas de MI'. King, y si aparece, cerno aparecerá, que
el autor de la Ordenanza era Mr. Dane y no Mr. Jefferson,
como se ha dicho muchas veces, y hasta asegurado última-
Illente con derto énfasis por el gobernador Coles, del
Illinois, podrá parecer legitima y concluyente deduecion,
que MI'. Dane, de acuerdo con su colega habia sugerido las
<lxertadas previsiones de la Ordenanza.


Examillcmus la cuestioll brevemente; en primer lugar te-
l1C1IlOS el articulo referente á la supresion de la esclavi-
tud; MI'. Jefferson proponia para lo futnro; MI'. King para lo
presente, y en este sentido estaba concebida la Ordenanza
de "1787, encontrándose en ella .las mismas palabras de
MI'. King, pronunciadas en 16 de marzo de 1785, debiendo
advertir que aquel comprendia tambien todo el territoril>
que indicaba Mr. Jefferson en sus resoluciones de abril
de 1781. Por lo que hace al lenguaje es casi el mismo, pues
solo cambian las palaIJJ:as, sea pe;'sona/mente enlpaNe, com(,
dice MI'. King, y esté convicto, que son las fra;-;es de .Teffer-
son. No aparece que Mr. Dane haya hecho mencion alguna
en el Congreso respecto á la esclavitud. y diciéndonos los
periúdicos que Mr. lOng la presentó, natural es que éste la
adoptara como suya.


El artículo tercero que dice: «siendo necesario para el buell
gobierno y el bienestar público, la religion, la moralidad ~.
la instruccion, se crearán escuelas, y se tratará de dar á to-
dos la mejor edueacion posible,)) no aparece en las resolu-
ciones de }lt'. J effcrson del mes de abril dc t 781, pero los es-
tractos sacados de las eartas de MI'. Pilrquin, y los diarios
del Congreso desde -1783 á '1786, que era cuando se discutiall
las Ordenanzas, prueban claramente que MI'. King trabaj,.,
en favor de la educacion y de la reIigion.


Por lo demás, debemos reconocpr, sea quien fuere el au-
lor de tan acertadas previsiones. que es de inca1culablp
valor, tanto para establecer un lazo de un ion, como para fa-
vorecer al comercio, el articulo que previene lo siguiente:
((Las aguas navegab~es que conducen al Mississippi yal Sau
Lorenzo se considerarán como caminos reales, y libreó<
para siempre, tanto para los habitantes de dicho territorio.
como para los ciudadanos de los, Estados-Unidos y de loi'-
demás que tomen parte de la Confederacion, sin que tengan
que pagar impuesto alguno ni derecho de ninguna clase.))




CAP. l. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. -141
Este articulo se uebió seguramente á las sugestiones de


Timoteo Pickering y se presentó al Congreso por media-
cion de Virginia y MassachuseUs, uos Estados que enton-
ces, asi como durante la guerra, obraron de comun acuerdo.
En una carta dirigida por MI'. Piekering á Rufo King en 8 de
marzo de 1785, hablándole de la Ordenanza que acababa de
tomar en consideracíon el Congreso para organ'izar el Ter-
ritorio Occidental, decíale lo siguiente:


« En ese pais, las comunicaciones por agua serán siempre
de la mayor importancia para los habitantes, y parece que
es sumamente necesario promover la libre navegaeion de
aquellas para los habitantes de todos los Estados.»


King no echó en olvido esta indicacion, y en s~ eonse-
euencia, el 12 de marzo de 1786, mientras se discutia la
Ordenanza para organizar el Territorio Occidental, Mr.
Grayson, de Virginia, quien, como nos dicen los diarios,
tralJajó constantemente de consuno con Mr. King, propuso
esta medida que fué apoyada por su amigo y compañero,
habiéndose dictado en vista de ella la siguiente resolucion:


«Las aguas navegables que conducen al Mississippí y al
San Lorenzo se considerarán como caminos reales, siendo


. ,


por lo tanto libre su tránsito, tanto para los habitantes de
dicho terntorio, como para los ciudadanos de los Estados-
Gnidos y de los demás que fueren admitidos en la Confede-
racion, no debiendo pagar nadie impuesto alguno ni derecho
de ninguna clase.»


Esta resolucion, sin cambiar una sola letra, se encuentra
en la Ordenanza de 1787, Y así vemos que los dos importan-
tes artieulos, el uno contra la esclavitud y el otro pro-
clamando la libertad completa de todos los ciudadanos
americanos, eximiéndoles de todo derecho ó impuesto por
las aguas navegables, propuestos en un principio por
Mi". King, fueron tomados por Mr. Dane de los registros del
COlÍgreso y aplicados á su inmortal Ordenanza. La pruelm
concluyente de que esta obra era suya y que se preparó por
él, se encuentra en una carta original cuya copia reprodu-
cimos exacta y literalmente. Héla aquí:


"Nueva-York 16 de julio de 1787.
))Al caballero Rufo King, de Philadelphia.


))Muy Señor mio: Agradezco á V. su grata del 11 y me com-
plazco en comunicarle lo que hacemos en el Congreso, no
tanto porque creo está bien hecho, como por el deseo de
poneros al corriente de nuestros procedimientos. Hemos
estado ocupadísimos en estos diez ó doce últimos dias, y
parece que hay grandes deseos de trabajar. La llegada
de R. n. Lee es de mucha importancia, y creo que su pre-
sencia servirá cuando menos en cierto modo para contra-
restar los efectos de los malos hábitos contraidos por
algunos de sus eoneiudadanos, los cuale» carecen Ile acti-
vidad. Nos hemos ocupado de varios asuntos, pero los
principales son, el relativo al Gobierno y la compra del
Ohio; el primero, segun vereis, está ya terminado, y el otro
se concluirá probablemente mañana. El otro dia trata-
mos de hacer un arreglo con el sistema de gobierno (') de


(.) La Ordenanza de 178i adoptada en 18 dejulb.
TOMO II.


M ..... ("), introduciendo una modifieaeion, que sometimos
á Carrington, Dane, R. H. Lee, Smith y Kean, y despues de
reunirnos varias veces convinimos en algunos principios.
La Compañía del Ohio se presentó para comprar una gran
porcion de las tierras federales (unos seis 6 siete millones
de acres), y nosotros queriamos abolir el antiguo sistema y
proponer otro mejor para el gobierno del pais. Todos nos
convinimos al fiLl en el adjunto plan, escepto A. Yates.
quien en este caso, así como en otros muchos, no parecia
entender una palabra del asunto. Yo creo que el número de
sesenta mil hahitantes libres, que es el que se fija para all-
mitir á un nuevo Estado en la Confederacion, no es snfi-
ciente, y habiendo dividido todo el territorio en tres partes.
esta cifra me parece aun mas pequeña. Andando el tiempo,
cada Estado llegará á tener cierta importancia cuando reuna
ese número lIe habitantes, y es de presumir que el estado
Oriental sea el de mas categoría de los tres. Al es tender la
Ordenanza, (que se aprobó, escepto algunas palabras, tal
como la formé en un principio) no pensaba yo que los Esta-
dos se convendrian con el sexto artículo, pues solo el estado
de Massaehusetts se hallaba presente, pero víendo que la
Cámara se mostraba favorablemente dispuesta en este pun-
to, propuse la adopcion al artículo, que se aprobó sin opo-
sicion. Todo se presenta bien para la venta del Ohio, pue~
hemos estado trabajando tres dias en esto. l.a importancia
de la compra, nos obliga á proceder con mucha cautela para
fijar las condiciones y asegurar su cumplimiento. Hemos
encargado á la Junta que examine este asunto é informl'
acerca de la negociacion de Holkar.


))La legislatura de Massachusetts se prorogó el i del cor-
riente, y no ha especlido ninguna árden importante á no ser
la que se refiere á la leva de tropas y otra autorizando al
gobernatlor para que persiga á los rebeldes (.'). Me pregun-
tais cómo me vá con mis nuevos colegas: Sedgewick, segun
ya sabeis, es apreciado por tollos , pero temo que no cstarú
entre nosotros mucho tiempo; á Thateher no le conozco, y
no sé si Mr. Otis, con la etlad que tiene, y en vista de su,..:
desgracias, querrá tomar parte en las tareas políticas. Yn
quisiera que se hubieran arreglado ya sus cuentas con In
Union.


)Sin mas que deciros por ahora, me ofrezco vuestro afl'C'-
tísimo amigo,


)N. DANE.
))fi. KING.


»)P. S. Tenemos aquí á los representantes de los ERtatln,..:
de Massaehusetts, Nueva-York, Nueva-Jersey, Delawan'.
Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia. El
hermano HoIten está hecho un inválido, pues no puede to-
mar una parte acti\'a en los negocios.·)


Esta carta, que se hace ahora pública por la primera vez.
se escribió, segun se verá, solo tres dias despues de tomar-
se en consideracion la famosa Ordenanza, y antes de qlW
hubiese controversia alguna acerca de ella, como lo indicfI


( . ) Esta inicial s:gniCíca probablemente el nomhre de MOllrol'.
( ") Se refiere á la Tche:ion de Shay~




HISTORIA DE LOS ESTADOS-U:O;rooS. CAP. r.


el modesto contenido de la carta. Los procedimientos que proponiendo á la vez la supresion de derechos sobre el Mis-
tuvieron lugar para la preparacion, discusion y aprobacíon sissippi y el San Lorenzo para todos Íos ciudadanos de lof'
Ile la Ordenanza, se detallan con mucha sencillez, y por lo Estados-Unidos. Habiendo dado tambien á conocer in ~.x;ten·
mismo no puede dudarse que Mr. Dane la bosquejó, que él 1tO, tanto la resolucion de MI'. Jefferson en abril de -1784, co-
indicó de qué modo debía presentarse á la Cámara? y que mo la Ordenanza de 1787, á fin de que los lectores de este
no abandonó este asunto hasta el fin. capitulo hagan sus comparaciones y vean lo que es de uno ú


Segun se desprende dc la carta, Mr. Carrington, de Virgi- de otro, podemos decir, en conclusion, que al tratar de
nia, no se convino con la mayoria del Comité, y por lo conceder á cada uno de los actores de esta gran escena lo
tanto es probable rehusara informar sobre la Ordenanza y que es suyo, no ha sido nuestro deseo engrandecer á los
confiase este trabajo á Mr. Dane, que era de la mayoría, lo unos á espensas de los otros. Los nombres de Dane, Jeffer-
cual esplica lo que hasta aquí no se comprendiera, es de- son, Pickering y King conservarán f;iempre una fama im-
eir, el cómo Mr. Dane, que era el segundo de la lista, llegó perecedera por la parte que tomaron en los penosos trabajo",
:. ser el primero. Tambien vemos de este modo por qué Da- á que se dió fin gloriosamente con la publicacion de la 01'-
niel Webster, en su discurso contra Hayne, al hablar de las denanza, monumento admirable erigido en nombre de 1:1
resoluciones del Senado de los Estados-Unidos en 1830, ase- libertad y de la Vnjon.
gnra que esta Ordenanza « fué escrita por Natan Dane y
adoptada por el Congreso casi sin alteracion alguna.» El lector que desee ver tratada esta cuestion de un modo
Mr. Dane dice:' a:escepto algunas palabras, la Ordenanza muy distinto, y saber en qué fundamento se apoyan los que
~e aprobó tal como~a presenté en un principio.)) aseguran que la Ordenanza de 1787, tanto en la concepcion


Aclarado áIIf· ~< PÍll,lto, ll1 proclamar á Natan Dane au- como en la obra, se debe al Sur, pueden ver el libro del
tor de la Ordenanza de 1781, hemos demostrado tambien Senador Denton, titulaclo: n'cinta años dI! pm'spectit,((
lJ1!e Rufo King é índirectamente Timoteo Pickering sugirie- vol. 1, págs. 1:J:U,.
ron los artículos relativos ñ la -escla\'itud y á la ensriíanza,




CAPíTULO 11.
f 787 .


LA CONVENCION FEDERAL y SU OBRA.


Política de Virginia con la Convencion feeleral.-Hesolucion elel Congrcso.- Situacion alarmante de los negocios CII
Nueva-Inglaterra.-Insurreccion de Shays en Massachusetts.-Accion en el Congreso.-Inquietudes de Washing-
ton.- Lincoln toma el mando de las tropas de Massaehusetts.- Se reprime la rebclion.-Neeesídad. de la ConvenciOIl
para hacer frente á la crísis.-Sábia política del Congreso.- 'Vashington, delegado de Virginia.-:-La Convencion se
reune en el mes de mayo.-Sus trabajos.-Resolueioncs de Handolph acerca del «Plan di:) Vir~inia».-Pr"{)Posicion ele
Pattcrson.-Debates en la Convencion.-Dificultades para el arreglo de los diversos pocleres de la Legislatura.- P('_
ticion de Franklin.-Dificultades sobre la cuestion de las dos secciones de la Legislatura.-Carta de Washington aL
presidente de la Conveneion.-La COllstitLLeioll de los Estaelos-Unielos.-Apéndice aleapítulo H.-Plan de gobierno dn
lIamiLton.-Lista de los miembros ele la Convencíon federal cIue formaron la Constitucion ele los Estados-Gnido~.


La recomenuacion de los comisionados que neral no se hallase revestido de los poderes
se reunieron en Annápolis. se recibió de muy necesarios para regir el pais, resultarian ele-
distinto modo cn los diversos puntos elel pais. plorables consecuencias. Durante el invier-
En cuanto á Virginia, aceptó desde luego la no reelactóse un informe relativo á la propo-
proposieion, y en octubre de 1786, dispuso sicion de los comisionados de Annápolis, pero
{lue siete de sus mas eminentes ciudadanos se encontró una gran oposicion, y no se supo
reuniesen en Philadelphia con los delegados por el pronto qué políticaconvendria mejor
de otros Estados en el mes" da mayo siguien- seguir. U na variedad de causas, 1).0 obstante.
te, á fin de que propusieranlás medidas mas de las cualeS hablaremos ahora, indujo al
oportunas y necesarias para hacer'una Con s- Congreso á cambiar sus proyectos y ¿t ponel'-
titucion federal conforme con las exigencias los por obra inmediatamente: en su conso-
de la Union. cuencia-en febrero de 1787, dictó el siguiente


El Congreso pareció vacilar en este punto, acuerdo: «Como quiera que en los artículos
pues oc.urrióle la duda de si seria constitu-¡ de la Confederacion se previene que podrán
cional intentar cambios de esta naturalezfL hacerse alteraciones prévio el consentimien-
sin que se promoviesen en el seno mismo del to del Congreso de los Estados-Unidos y de
Congreso, sometiéndose luego á las legisla- las legislaturas de los diversos Estados; y co-
turas de los Estados para su aprobacion. Es- 1110 quiera que la esperiencia haya demostra-
te asunto, sin embargo, se discutió deteni-¡ do que hay en la actual Confederacion ciertos
damente, pues comprendíase que la crisis se defectos, para remediar los cuales, los di-
acercaba, y que á menos que el gobierno ge- versos Estados y principalmente el de Nueva-


'."




IIISTORIA DE LOS CAP. 11.


York propusieron por medio de sus repre-
sentantes se formase una Convencion, yaten-
dido á que este parece ser el mejor medio
para organizar en estos Estados un gobierno
nacional y firme, Resolvemos: que en con-
cepto del Congreso es conveniente que el se-
gundo lunes de mayo próximo se reuna en
Philadelphia una Convencion de delegados
que deberán nombrar los diversos Estados,
para el único y esclusivo objeto de revisar los
artículos de la Confederacion y proponer al
Congreso y á las diversas legislaturas las al-
teraciones que se juzguen oportunas para que
la Constitucion federal pueda satisfacer las
exigencias del gobierno y la conservacion de
los Estados-Unidos.»


En cumplimiento de esta órden, los diver-
sos Estados, escepto Rhode-Island, procedie-
ron á nombrar los delegados de la Convencion
federal.


Es dudoso no obstante, que se hubiera
obrado resueltamente, aun en aquella época,
á no haber sido por la situacion alarmante
de los Estados de Nueva-Inglaterra durante
la última parte de 1786 y el principio de 1787.
Esto es lo que hizo comprender desde luego
al Congreso y al pueblo todo cuán inminente
era 01 peligro que amenazaba envolver al pais
en la ruina y la anarquía. La enorme 'deu-
da que pesaba solJre Massachusetts, la rela-
jacion de los principios puritanos, el libre
uso de los artículos de lujo que venian del es-


quienes despues de votar su propia consti-
tucionalidad en nombre del pueblo, se pro-
nunciaron contra la Legislatura, protestando
de las vejaciones que en su concepto les
oprimian. Mostrábanse sobre todo hostiles
contra los impuestos, la compensacion pro-
metida al ejército y la administracion de jus-
ticia por los tribunales; y pasando de las
palabras á los hechos, los descontentos ciu-
dadanos de Massachusetts se armaron, ro-
dearon los tribunales de justicia, y opusié-
ronse á que estos celebraran sus sesiones en
los diversos condados. En Northampton, reu-
niéronse unos mil quinientos insurgentes, y
aunque el gobernador publicó una proclama
en el mes de setiembre haciendo llamamien-
to á los oficiales y ciudadanos para reprimir
semejantes abusos, tal era ]a escitacion de
todos, que produjo muy poco efecto. Una se-
mana despues de publicarse la proclama ro-
dearon al tribunal de vVorcester mas de tres~
cientos insurgentes, los cuales obligaron á
los magistrados á que suspendieran sus sesio-
nes. En otros condados tuvieron lugar hechos
semejantes; dado el primer paso, no se vaciló
ya en dar el segundo, y la debilidad del go-
bierno que hizo varios esfuerzos para repri-
mir el motin, valiéndose de la peorsuasion ~r
de las promesas mas bien que de la fuerza.
indujo á muchos á organizarse en grupos ar-
mados á fin de obligar al Estado á que acce-
diese á sus demandas. Minot, el historiador


tranjero, la decadencia del comercio y de las de aquella época, refiere que en el mes dA
fábricas, la escasez de metálico, y sobre to- diciembre se reunieron en los condados de
do, la infinidad de deudas particulares, fue- Worcester y Hampshire mil quinientos hom-
ron las primitivas causas de una -peligrosa y bres armados, al mando de un tal Daniel
formidable insurreccion en Massachusetts. Shays, que habia sido capitan del ejército


Locas y estravagantes nociones de li- continental.
1786. b t d' 1 t'· t· 1 l' S' 1 el' a ,y a au OrIZaClOn que eilla e El arsena públIco de prmgfie d, que con-
pueblo para oponerse á la accion de la )ey, tenia armas y municiones pertenecientes á
fueron causa de que se formasen varias aso- los Estados-Unidos, no tardó en verse ame-
ciaciones de hombres de ciudades distinta,s, nazado, y el secretario de la guerra comunicó




CAP. Il. ESTADOS-UNIDOS.


al Congreso sus temores en este punto. Esta
comunicacion, así como una carta del mis-
mo funcionario, referente á los movimientos
hostiles de los indios en el pais Occidental,
fué remitida á un Comité que en octubre de
1786 redactó para el Congreso un informe
secreto concebido en estos términos: «En el
Estado de Massachusetts y en otros puntos ha
tenido lugar una peligrosa insurreccion que
va estendiéndose con rapidez; los insurgen-
tes han suprimido ya por la fuerza de las ar-
mas la administracion de justicia el). varios
condados, y aunque aquella Legislatura cele-
l)ra ahora sus sesiones, dadas las actuales
circunstancias, no convendria en este momen-
to proponer la reforma federal.» El Comité
terminaba diciendo: «que el auxilio del go-
hierno federal era necesario para contener el
progreso de los insurgentes, y que habia
grandes razones para creer que si no se to-
maban prontas y eficaces medidas para frus-
trar sus designios, se apoderarian del arsenal
de Springfield para derribar luego al gobier-
no, y no solo reducir al pais á un estado de
anarquía .y confusion, sino atraer proba-
blemente sobre los Estados-U nidos las cala-
midades de una guerra civil.» En semejantes
circunstancias ,opinaba el Comité que los
Estados-Unidos, siguiendo ~os principios, así
de la buena fe como de la amistad, y de una
sana política, debian contribuir á prestar el
auxilio necesario para que se restableciese la
autoridad constitucional de Massachusetts,
protegiendo á la vez los almacenes estableci-
dos en aquel punto. Al efecto el Comité reco-
mendaba que se organizase un cuerpo de tro-
pas inmediatamente y que se hiciese además
una leva de mil trescientos hombres ostensi-
blemente para proteger las fronteras. contra
los ataques de los indios, pero en realidad
para auxiliar á que se reprimiese la insur-
reccion de Massachusetis. El Congreso apro-


bó estas medidas .y dispuso que las tropas se
alistasen principalmente en los cuatro Esta-
dos de Nueva-Inglaterra, proponiendo que
para el pago de aquellas abonasen los Esta-
dos al tesoro público en 1.0 de junio de 1787
su cuota respectiva de quinientos treinta mil
duros en especie, para lo cual se abria un cré-
dito de medio millon. Consignaremos aquí.
no obstante, que no fueron necesarias en
N ueva-Inglaterra las tropas de los Estados-
Unidos, toda vez que el mismo Estado de
Massachusetts bastó para reprimir la insur-
reccion.


El espíritu de rehelion no se limitó á Mas-
sachusetts, pues dominó tambien en New-
Hampshire y Connecticut; pero la firmeza y
decision de los gobiernos de estos Estados,
impidieron que los insurgentes llevaran á
cabo sus designios.


Bien puede comprenderse que ·'Washington
no dejó de inquietarse al tener conocimienio
de las alarmantes noticias de Massachusetts,
y al escribir, con fecha 30 de octubre de 1786
una estensa carta á Enrique Lee, quien ha-
bia dicho en el Congreso que seria necesario
recurrir á la influencia del antiguo coman-
dante en jefe para dominar la insurreccion.
espresábase en estos términos: «El carácter
y circunstancias de los numerosos cuerpos
del pais Oriental, dan lugar á un estado de
cosas por demás lamentable y á que se reali-
cen los pronósticos de nuestros enemigos de
allende el Atlántico, que podrán ahora decir,
y con razon, que no somos capaces de gober-
narnos por nosotros mismos. Me causa un
dolor profundo el ver como se oscurece con
densas nubes el brillante porvenir de nues-
tra patria, y me asombra que las intrigas de
los hombres ignorantes y recelosos de la mi-
noría, basten para inducir en error á nues-
tros buenos compatriotas, pues no es de su-
poner que la gran parte del pueblo sea tan




116 IlISTORlA DE LOS CAP 11.


ciega que no vea los resplandores de una
1786, brillante aureola en medio de todas


estas agitaciones y trastornos hijos
de la locura.


«Me hablais, amigo mio, de emplear mi
influencia para reprimir los tumultos de
Massachusetts : yo no sé dónde estará esa
influencia, ni en caso de tenerla, si seria
suficiente para remediar todos esos desórde-
nes. Influencia no es gobierno.' tengamos
un Gobierno con el cual se aseguren nues-
tras vidas, nuestras libertades y bienes, ó
sepamos de una vez á qué atenernos. En se-
mejantes circunstancias, mi parecer es que
elebe tomarse una pronta determinacion,
averiguando antes cuál es el objeto de los
insurgentes. Si ~'ealmente pesan sobre ellos
esas vejaciones de que hablan, remédiense
si es posible, y sino, dígaseles al menos que
no os hallais en estado de hacerlo en este
momento. Pero si las quejas son infunda-
das, emplead la fuerza de una vez, pues de
lo contrario, pudiera crerse que careceis de
apoyo y os espondriais á que el mundo for-
mase de vosotros un triste concepto. No debe
vacilarse en adoptar uno de estos medios,
pues de lo contrario, aumentará la exaspe-
racion ó se infundirá demasiada confianza
en esas masas que sem~jantes á la bola de
nieve, van aumentando de volúmen, á mc-
nos que lo impida un obstáculo antes de que
su peso sea demasiado grande é irresistible.


) Estas son mis opiniones: los precedentes
son siempre peligrosos; empúñense vigoro-
samente las riendas del Gobierno y castí-
guense las violaciones de la Constitucion;
y si esta es defectuosa, modifíquese desde
luego, mas no consintamos nunca que se
atente contra ella mientras exista. »


\Vashington escribió á otros de sus cor-
responsales, especialmente al general Knox
.Y al coronel Hnmphreys, manifestando gran


inquietud por la triste .y alarmante situacion
del pais.


Viendo, dice l\Iarshall, (*) que las débi-
les medidas adoptadas por la Legislatura, en
vez de reprimir á los insnrrectos, solo ser-
vian para inducirles á ser mas exigentes, y
en vista de que habian organizado una fuer-
za militar para subvertir la Constitucion, el
Gobernador Bowdoin resolvió, prévio el pa-
recer de su Consejo, hacer uso de todos sus.
poderes para atender á la proteccion y de-
fensa del Estado. En su consecuencia, alis-
táronse para el servicio mas de cuatro mil
hombres, y á principios de enero encargóse
de su mando el veterano general Lincoln.
Aunque el Tesoro estaba exhausto, obviósc
esta dificultad por el patriotismo de algunas.
personas, pues ciertos caballeros do Boston,
incluso 01 gobernador, se suscribieron por
una suma suficiente para atender á los gas-
tos que pudieran ocurrir.


A mediados del invierno las tropas de la
parte Oriental del Estado se reunieron cerca
de Boston y marcharon desde allí al
1 1 1 . t t 1 1787~ ngar (e a aCClOn, en an o que as
tropas de los condados Occidentales se ponian
bajo las órdenes del general Shepard para
defender el arsenal de Springfield. Antes de la
llegada de Lincoln intentó una partida de
insurgentes desalojar á Shepard, pero fué
rechazada con algunas pérdidas.


Lincoln emprendió su marcha con la ma-
yor celeridad .y 1Jien pronto llegó al punto
de su destino, Entonces, por una suce-
sion de rápidos movimientos, en los cuales
el ardor de sus tropas triunfO elel 'rigor de
la estacion, comenzó á perseguir de cerca á
los insurgentes, á fin ele dispersarlos Ú obli-


(') Véase ](1 Viúa úe lVashillgton, por Marshall, vol. 11,
págs, -122-23. IIolmes eu sus Anales nos d(l un cstmcto dt'
h historia ele la insurreccion y su desenlace, tomado d,c la
Hislo¡'i(( de l!ls illsw'j'ecciolles de Jlas8acl1Uselt,I,




CAP. H. ESTADOS-UNIDOS. 1i 7


o'arles á batirse. Sus J. efes fueron retirán-
b


dose de puesto en puesto con una celeridad
que por mucho tiempo frustró los designios de
Linco]n, y rechazando toda proposicion para
deponer las armas, los insurgentes procura-
ron con la mayor destreza obtener una sus-
pension de hostilidades hasta que pudieran
negociar un arreglo con la Legislatura. «Los
Comités y hombres notables de las diversas
poblaciones en los condados de \Vorcester y
Hampshire, dice el general Lincoln, pusie-
ron en juego toda su influencia para evitar
la efusion de sangre, pero es de creer que
aquellos tenian además por oqjeto retrasar
nuestras operaciones hasta que se eligiese
un nuevo tribunal. Es indudable que si con-
seguian sostenerse hasta que se cambiara la
Legislatura y el podcr ejecutivo, podrian ar-
reglarse las cosas mas á su gusto, pero esto
precisamente es lo que debia evitar el Go-
bierno.» Por toda respuesta, Lincoln escitó
á las ciudades que sínceramente deseaban
poner fin á la rebelion sin cf'usion de sangre,
ó que llamasen á aquellos de sus hombres
que estuvieran entre los insurgentes, y que
prestaran sus auxilios para coger á cuantos
se negaran á entregar las armas y á los que
facilitaran auxilios á los rebeldes.


El ejército del Gobierno continuó desafian-
do los rigores de la estacion y persiguien-
do á los insurgentes sin descanso, hasta que
al fin, con pérdida de algunos muertos y
prisioneros, dispersáronse los rebeldes á
principios de febrero; sus jefes fueron espul-
sados de las poblaciones respectivas y así
terminó de una vez esta formidable rebe-
lion.


Acaso el deseo de prevenir para lo futuro
la repeticion de peligros semejantes al que
acabamos de referir; quizá el temor de per-
der la navegacion del Mississippí, y con el
objeto sin duda de reanimar el abatido co-


mercio del pais, pensaron el Congreso y los
diversos Estados en una Convencion, per-
suadiéndose al fin de que este era, no solo
el mejor, sino el único medio praeiicable para
obtener el fin universalmente apetecido.


Adoptóse la resolucion del Congreso y los
Estados de Virginia, Pennsylvania, Delawa-
re, Georgia, Carolina del Norte ~ N ueva-
York, Massachusetts, Carolina del Sur,
Connecticut, Nueva-Jersey, Mar'yland y
New-Hampshire, en el órden referido, nom-
braron delegados para la Convencion federal;
Rhode-Island fué el único Estado que se
negó. MI'. Curtis manifiesta en varias elo-
cuentes páginas cuán grande y decisiva in-
fluencia ejerció para los intereses de los Es-
tados-Unidos la medida que se acababa de
adoptar. Conferir poderes al Congreso para
introducir cambios en el sistema de gobier-
no; inducir á los Estados á revestir de todos
los poderes necesarios á la Convencion· y


, t'


sancionar la Constitucion federal, eran los
puntos preliminares necesarios para una re
forma completa, pues el Congreso de la
Confederacion, aunque muy debilitado, era
aun la única autoridad legítima que podia
obrar en un asunto como este. Prescindir de
ella y no reconocer sus poderes hubiera pro-
ducido peligrosas consecuencias. A Mr. Ha-
mil ton debemos principalmente que se pro-
cediera á la formacion del nuevo Gobierno,
bajo la sancion del antiguo. Hé aquí lo que
dice sobre este asunto 1\11'. Curtís:


«Las razones que habian mediado para
que no procediera el mismo Congreso á la
revision del sistema de gobierno, no podian
hacerse públicas, pues· era la principal no
hallarse ya en el seno de aquel cuerpo los
primeros talentos del pais. Los hombres que
el pueblo americano estaba acostumbrado á
ver en las grandes crísis; los hombres que
se necesitaban en la Convencion, y cuya in-




-148 HISTORIA DE LOS CAP. n.


fiuencia y sabiduría fueron siempre de tanta
importancia en las deliberaciones, se encon-
traban entonces colocados en otras esferas
de la vida pública, ó se habian retirado á
descansar una vez terminada la obstinada
lucha con Inglaterra. Si el Congreso hubie-
ra tratado de formar una Oonstitucion para


8 que la aceptaran los Estados, la in-17 7.
fluencia dominante y el talento de


\Vashington, la gran esperiencia y profun-
da sagacidad de Franklin, las notables dis-
posiciones de Hamilton, el prestigio del go-
bernador Morris, el ingenio de Pinckney y la
elocuencia de Randolph, con todo el poder
de sus eminentes colegas, hubiera sido sufi-
ciente para conseguirlo. Es verdad que aun
quedaba un gran hombre: Madison estaba
en el Congreso, y la parte que tomó al for-
marse la Oonstitucion fué de la mayor utili-
dad, pero sin que se concentrasen lo~ hom-
bres de talento privilegiado para que repre-
sentaran los intereses de todos los puntos de
la Union, nada hubiera podido hacer el
Oongreso de 1787 que mereciera la aproba-
cion de los Estados.» El instruido autor de
la Historia de la Constitucion, nos dice que
fué una afortunada circunstancia que el
Congreso no intentara definir los poderes
de la Convencion; nos habla de la natura-
leza de la crísis, de lo peligroso que hubiera
sido establecer una forma monárquica de
gobierno, de las dificultades que se ofrecian
para reformar la union liberal, por conse-
cuencia de los recelos de muchos y de las du-
das que abrigaban los patriotas y políticos
de la época. El que quiera enterarse de to-
dos estos asuntos debe estudiar cuidadosa-
mente la obra de Mr. Curtis.


Virginia puso en primer término en las
listas de sus delegados para la Oonvencion
federal el nombre de JORGE V\TASHINGTON,
quien recibió de todos los puntos numerosas


cartas insistiendo para que aceptase el nom-
bramiento. En contestacion á una de Ma-
dison, que fué quien propuso la medida en
1\ Legislatura de Virginia, manifestó Was-
hington, que aunque se habia retirado de la
vida pública resuelto á no tomar mas parte
en ella, no vacilaria en aceptar un cargo
siempre que por él pudiera prestar algun
servicio á su pais. «Presumo sabreis, dijo
luego á sus amigos, que há tiempo fuí nom-
brado y despues reelegido Presidente de la
Sociedad de los Oincinnati, y no ignorais aca-
so que aquella debe reunirse en ses ion en
Philadelphia el primer lunes de mayo pró-
ximo. Oiertas razones particulares, así co-
mo la necesidad ele atender á mis propios ne-
gocios; el deseo de permanecer retirado, y los
dolores reumáticos que padezco, me induje-
ron en 31 del mes último á dirigir una carta
circular á los miembros de la Sociedad, ma-
nifestándoles que no pensaba asistir á la
próxima sesion y que deseaba no se me ree-
ligiese para el cargo de Presidente, tanto
mas cuanto que mi presencia no es de todo
punto necesaria. En semejantes circunstan-
cias, se comprenderá mu'y bien que no pue-
do presentarme en ninguna parte sin ofen-
der á los respetables miembros de la Sociedad
de los oficiales de América.»


Oomo era de la mayor importancia, sino
absolutamente esencial para el éxito de la
Oonvencion, que \Vashington estuviera pre-
sente 'yejerciese su favorable influencia en
pl'Ó del objeto deseado, venciéronse sus ob-
jeciones, acordándose que la sesion de la
Sociedad de los Oincinnati se celebrara una
semana antes, por cu.yo medio Washington
podria asistir á la reunion de sus antiguo~
compañeros de armas, y complacer los de-
seos de su pais presentándose en la Oonven-
cion federal.


El lunes 14 de mayo de 1787 , reunióse




CAP. JI. ESTADOS-UNIDOS.


cierto número de diputados de la Oonvencion
en la casa de la Oiudad de Philadelphia, pe-
ro como no se hallaba presente la mayoría
de los Estados, los miembros que allí habia
aplazaron la reunion de dia en día, hasta
que al fin el viernes 25 de mayo, hallándose
ya reunidos veinte y nueve delegados, repre-
sentantes de nueve legislaturas, procedió la
Oonvencion á organizar los trabajos, y des-
pues de elegir á Washington por Presiden-
te, los hombres ilustres que allí se encontra-


ban comenzaron sus tareas á puerta
i787. 11 .


cerrada. Poco despues egaron unos
represent.antes de otros dos Estados, y há-
cia fines de julio todos aquellos escepto Rho-
de-Island tenian sus delegados en la Oon-
venClOn.


Los límites de nuestra historia no nos per-
miten entrar en detalles acerca de los traba-
jos que se emprendieron, tanto mas cuanto
que el diario de la Convencion federal, pu-
blicado por órden del Oongreso en 1819 y la
exacta narracion de Pitkin bast.an para ins-
truir al lector sobre este punto. Solo indica-
remos cuáles fueron las mas importantes
medidas que se adoptaron, refiriéndonos á
ciertos documentos que se discutieron de-
tenidamente y por los cuales se elaboró la
Oonstitucion de los Estados-Unidos, so-
metida luego al pueblo para que la adop-
tase.


Habiéndose resuelto primeramente por los
artículos del Reglamento que una cámara de-
be componerse cuando menos de los diputa-
dos de siete Estados,yque todas las cuestiones
se decidirian por 10 que opinase la mayoría,
la augusta Asambl~a reflexionó 1 uego, que re-
visar simplemente los artículos de la Oonfede-
racíon, que era el objeto que en un principio
se propusiera el Oongreso, no era bastante
para corregir los defectos del Gobierno exis-
tente. Sin desconocer con cuantas dificultades


TOMO II.


tendrian que luchar, pero comprendiendo
tambien en qué situacion tan precaria se ha-
llaban los Estados-Unidos, aquellos sábios
políticos y celosos patriotas, resolvieron em-
prender la grande obra de formar una Cons-
titucion que conservando la importancia de
cada Estado en particular, combinase .las co-
sas de modo que pudiera establecerse una
gran Oonfederacion para constituir U N SOLO
PUEBLO de los Estados-Unidos de América.


El29 de mayo, MI'. Edmundo Randolph
sometió á la Oonvencion las siguien-


. i787.
tes qUInce Resoluciones como base de
la nueva Oonstitucion (*):


l. a Los artículos de la Oonfederacion de-
ben corregirse y modificarse de tal modo
que llenen el objeto propuesto por su insti-
tucion, como es, la defensa comun, la pro-
teccion de la libertad y el bienestar público.


2. a Por lo tanto, el derecho del sufragio
en la legislatura nacional debe ser propor-
cionado á las cuotas de contribucion, ó al
número de habitantes li'bres, segun se juzga-
re mas conveniente.


3. a La legislatura nacional se compondrá
de dos secciones.


4. a Los miembros de la l.a seccion de
la legislatura nacional deben ser elegidos
por el pueblo de los diversos Estados cada .....
por el término de ..... y deberán tener cuan-
do menos la edad de ..... ; recibirán el sueldo
que se les señalare como honorarios por
los servicios que prestaren; no podrán des-
empeñar nihgun cargo en cualquiera Es-
tado particular ni en los que se hallen bajo
la autoridad de la Union (escepto los que


..


correspondan á las funciones de la sec-
cion l.a), y el tiempo de su servicio no po-
drá esceder de ..... ; no serán reelegibles sino
en el término de..... despues de espirar el


C) Véase el'Diario de la Convencían federal, pags. 67-70.
20




HISTORIA DE LOS CAP, n,


plazo de sus servicios, y quedarán sujetos general para poner en ejeeucion las leyes na-
á nueva e)oocion. cionales, tendrá los derechos ejecutivos de


'5.a Los miembros de la Seccion 2. a de la que está revestido el Congreso por la Co-nfe-
legislatura nacional deben ser elegidos por deracion.
los de la l.a , entresacándose de un número 8.a El poder ejecutivo y un número con-
conveniente 'de personas nombradas por las veniente de magistrados nacionales, deben
legislaturas individuales, y deberán tener componer un Consejo de revision, autorizado
cuando menos la edad de ..... ; haber desem- para examinar los decretos de la legislatura
peñado sus cargos por un tiempo suficiente nacional antes de que se pongan en ejecu-
para asegurar su independencia; recibirán cion, y ·los de las legislaturas particulares
el sueldo que se les señalare por sus servi- antes de desestimarlos; en cualquiera de es-
ciospúblicos, y serán inelegibles para todo tos casos y para que las resoluciones que re-
cargo en cualquier Estado particular óque cayeren, tengan la dehidafuerza, será nece-
se halle bajo la autoridad de la Un ion , (es- s:uio un número de ....... votos de los miem-
cepto los que correspondan á las funciones bros de cada secciono
de la 2. a seccion) por el término de..... 9.a Se nombrarán magistrados que des-


6.a Cada seccion estará autorizada para empeñarán sus respectivos destino.s mien-
espedir decretos; la legislatura nacional tras que su conducta sea irreprensible, y á
disfrutará del derecho legislativo de que está los cuales debe satisfacerse en plazos prefija-
revestido el Congreso por la Confederacion, dos una consignacion fija por los servicios
pudiendo legislar en todos los casos en que que prestaren, no debiendo sufrir aquella au-
sean inoompetentes los EstadDs separados, ó mento ó disminucion que pueda perjudicar á
en los que la armonía de la Uníon se inter- las personas que desempeñen destinos seme-
rumpiera por el ejercicio de la legislacion jantes. Será de las atribuciones de los tribu-
individual; asimismo queda autorizada para nales inferiores oir y determinar en primera
rlesestimar las leyes que presentaren los di- instancia, y al tribunal supremo correspon-
versos Estados cuando en su opinion con- derá hacerlo en última, siendo de su incum- '
trávengan á los artículos de la U nion ú á bencia todos los casos referentes á piratería,
cualquier tratado subsistente bajo la autori-" capturas de enemigos, diferencias con estran-
rlad de aquella; igualmente podrá proceder jeros ó ciudadanos de otros Estados que re-
contra cualquier miembro de la Union que curran á su intervencion; cuestiones relativas
hubiese faltadoá sus deberes con arreglo á á la recaudacion del impuesto nacional, di-
los citados artículos. sensiones con los oficiales del ejército, y todos


7. a Se instituirá un poder ejecutivo na- aquellos actos, en fin, que puedan turbar la
cional, elegido por la legislatura, el cual buena paz y armonía.
funcionará por el término de ..... , recibiendo 10. Podrá procederse á la admision de
pUlitualmente en épocas dadas una indemni- los Estados que legalmente se formen dentro
zacion fija por los servicios que prestaren, de los límítes de los Estados-Unidos cuando
entendiéndose que aquella no deberá aumen- así lo pidieren aquellos ó cuando se juzgare
tarse ni disminuirse en ningun caso; este conveniente, pero habrá de aprobarse pré-
})oder ejecutivo no es elegible por segun- vi amente la medida por cierto número de
da vez, y además de reasumir la autoridad votos.




HISTORIA .
DE


LOS ESTADOS-UNIDOS .





l.


Es propiedad de los editores.
----------------




·to
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t {¡




HISTORIA
DE


LOS ESTADOS-UNIDOS
DESDE SU PRIMER PERIODO HASTA LA ADMINISTRACION DE JACOBO BUCHANAN,


POH


~
J.. CONTINUAD.l HASTA NUESTROS DIAS POR HORACIO GREELEY.


TRADUCCION DIRECTA DEL INGLÉS


POR


D, ENRIQUE LEOPOLDO DE VERNEUILL




- '.' /


TOMO II!.


BARCELONA.


MONTANIER y SIMON, EDITORES,
HAMRLA Y PLAZA DE CA TALVÑA, NÚMS. iR y ~O.


1870,




\


(


. r- -
.Y




LIBRO SESTO.
DESDE EL RESTABLECIMIENTO DE LA PAZ EN 1815


HASTA EL FIN


DE LA ADMINISTRACION DE JUAN QUINCY ADAMS.


1815 á 1829.
---__ , -==O-=--<:--~


CAPÍTULO PRIMERO.
1815-1817.


FIN DE LA PRESIDENCIA DE MADISON.


Restablecimie~to de la paz.- Efectos que produjo.-El convenio comercial y sus resultados.- La matanza de Dartmoor.
-Guerra con Argel.-Tributo pagado al Bcy.- Su conducta con los americano s.- La escuadra marcha al Mediterrá-
neo á las órdenes de Bainbridge y Dccatur.-Medidas que adoptó este último.- El Bey acepta el tratado.-Se reune el
Congreso.-Mensaje del Presidente.-Sus recomemlaciones.-Observaciones de Mr. Dallas respecto á la hacienda.-
Carta de Mr. Dallas recomendando un banco nacional.-Debate.-Condiciones del nuevo banco.- Bill referente á la
manera de pagar á los miembros del Congreso.-Descontento.-Eleccion de candidatos para Presidente y Vice-


• presidente.-Monroe y Tompkins.- Resultado de las elecciones.-N~.?\'o sistema adoptado por el Secretario del Te-
s9fo para pagar los créditos contra el Gobierno.-El banco de los E,stados-Unfdc-.comienza sus oper~ciones.-Sesion
del Congl'eso.-Ultimo mensaje anual del Presidente.-Estracto de su contenido.-Bill para pagar la deuda nacional.
-Observaciones de Calhoun.-Otros procedimientos del Congreso.-Fin de la carrera oficial de Madison.-Ob~erva·
ciones acerca de su carácter.


I


La paz, celebrada tan inesperadamente, paz, comprendióse bien pronto que los géne-
pero aceptada por todos con la maJor satis- .ros americanos no podrian competir con los
faccion, no dejó de producir disgustos en ingl~ses si no se protegia la falJricacion. Las
medio de la alegría general, pues si con ella cuestiones que surgieron sobre esto ocuparon
salieron algunos de una situacion apurada naturalmente la atencion del Congreso y del
para enriquecerse luego, en cambio hubo pueblo, y la.s principales eminencias del país'
otros que se arruinaron completamente. Los comenzaron á discutir un asunto de tanta


/'


artículos de lujo procedentes del estranjero, trasce'ndencia, entrando en el análisis de los •
se habian encarecido durantE) el Último año principios.que. deben observar las naciones
de la guerra, el algodon ,jjl tabaco y los para proteger su respectiva industria. Con
principales productos agrícolas habian bajado esa versatilidad que caracteriza á los ame-
de precio notablemente, y las fábricas del ricanos, tan pronto como se presentó la oca-
pais, en las cuales se habian invertido gran- sion, ningunopensó sino en aquello que mas
des capitales, se hallaban en un estado flore- inmediatos beneficios podria producirle; el
cíente; pero apenas se hubo restablecido la comercio adquirió nueva vida, cubrióse el


TOMO IJI 1




HISTORIA :BE LOS CAP. l.


Dcéano con las velas de nuestros buques mer-
-cantes, el precio de algodon subió desde diez
.á veinte céntimos la libra; el tabaco que no
podia venderse á mas de dos ó tres duros el
fardo, subió á quince, veinte y hasta veinti-
cinco duros, y en una palabra, el valor de
los terrenos se aumentó notablemente y se
€xigieronjornales mas crecidos. Bien pronto
afluyó la riqueza en el pais; las personas
acomodadas se dejaron seducir de nuevo por
el lujo; el oro-, la seda y la pedrería volvie-
ron á recobrar su imperio; las casas se
adornaron con mas gusto, buscándose el re-
finamiento de las comodidades de la vida;
generalizó se la aficion ti las artes; y á no ser
por la escesiva cantidad de papel moneda
que circulaba, puede decirse que era hala-
güeña la situacion del pais. Ya veremos mas
adelante como realizó el porvenir las espe-
ranzas y aspiraciones de nuestros compa-
triotas.


Hablando ahora del tratado de paz, dire-
mos que Mrs. Gallatin, Clay y Adams, mar-
charon al poco tiempo á Lóndres á fin de
celebrar un convenio comercial, propuesto
ya antes, exigiendo préviamente que el Go-
bierno inglés renunciara al derecho de apre-
samiento que habia invocad? hasta entonces.
Los comisionados americanos quisieron tra-
tar de los derechos neutrales al entablarse
las negociaciones; pero como el Gobierno
británico se negaba á discutir sobre este
punto, solo se habló de las relaciones comer-
ciales de ambos paises. Despues de un pro-
longado y enojoso debate, se nrmó en 3 de
julio un contrato por cuatro años, y en resú-
mell diremos que, segun aquel, se reanu-
daban las relaciones comerciales entre las
dos naciones, imponiéndose como condicion
que el tráfico con las posesiones inglesas de
la India se haria solo en buques americanos,
y que respecto al comercio entre los Estados-


Unidos y las posesiones británi0as situadas
mas allá del Atlántico, cada una de las par-
tes contratantes conservaria sus respectivos
derechos, lo cual equivalia á decir que la
Union no podria comerciar en ~as citadas
posesiones. A fin de año ratificó el Pre~i- .
dente el Convenio.


Al llegar á este punto, y por ser un hecho
que ocurrió mientra,s se llevaban á cabo las
negociaciones de la paz, hablAremos de la
matanza de Dartmoor, Ya se recordará que
muchos marinos americanos habian sido de-
tenidos como prisioneros en los buques ingle-
ses algunos años antes, al estallar la guer-
ra, y añadiremos ahora que muchos de aque-
llos fueron reducidos á prision porque no
querian servir contra su pais. Destinóse á
este objeto la cárcel de Dartmoor, situada á
unas diez y siete millas de Porsmouth, y en
aquellos lóbregos calabozos, sujetos á toda.
clase de privaciones y malos tratamientos,
difíciles de describir, los valerosos hijos de
América pasaron sufriendo los dias y las
noches, sostenidos solo por la esperanza de
que acaso no estaba lejana la hora en que su
nacion, victoriosa, reclamaría su libertad.
No es necesario pensar mucho para com-
prender que entre los prisioneros y sus guar-
dianes no reinaba la mejor inteligencia, y
no se estrañará fuese aumentando el enojo
segun adelantaban los sucesos. Cuando llegó
á conocimiento de los americanos prisione-
ros que se habia concluido un tratado de paz,
y vieron que no se les ponia en libertad in-
mediatamente, prodújose entre ellos la mayor
escitacion, y dejándose arrastrar por la cóle-
ra, concibieron proyectos de venganza, nada
tranquilizadores seguramente para los que
estaban encargados de la custodia de los pri-
sioneros. En la cárcel de Dartmoor habia
mas de cinco mil de aquellos desgraciados,
muchos de los cuales, á pesar de estar ata-




CAP. l. ESTADOS-UNIDOS. 7


cados de la viruela, tenian que sufrir la inso- Mientras el pueblo de los Estados-Unidos-
lencia y malos tratamientos de sus guardia- se regocijaba por la celebracion de ]a paz,
nes, de tal modo, que habiendo empezado las el Gobierno se vió en la precision de adoptar
disputas con éstos, temióse que ocurriera enérgicas medidas, á fin de proteger sus in-


algun conflicto. Exasperados los pri- tereses en el Mediterráneo. Dos palabras
1815.. 1 l· b t ' l· 1 B d SlOneros a ver que no se es poma en as aran para esp lOar como e ey e Argel y
libertad, prorumpieron en amenazas violen- á pesar de que no ignoraba cuanto era el
tas contra la guardia, declarando que se valor de los americanos, s~ atrevió á come-
escaparian aunque fuese á riesgo de su vida. ter ciertos actos que exigian una cumplida
El dia 4 de abril los prisioneros no recibieron satisfaccion.
pan, y esto les indujo al dia siguiente á Durante la administracion de Washington:
penetrar por fuerza en el depósito de provi- en 1795, se habia concluido un tratado con
siones á pesar de la oposicion de los centine- Argel, por el cual los Estados-Unidos se
las. Entonces el comandante de la tropa que convinieron en pagar al Bey un tributo anual
allí habia, queriendo sin duda cortar una de veintiun mil seiscientos duros para dis-
vez el motin y hacer entrar en órden á los frutar el privilegio. de no ser molestados en
furiosos prisioneros, mandó á sus soldados el Mediterráneo, mar que los africanos te-
hacer fuego una y otra vez, resultando siete nian la insolenciá de proclamar como sUJO~
muertos y s~senta heridos entre aquel tropel Esto tributo se había pagado uno y otro año-
de hombres indefensos. religiosamento con gran satisfaccion del Bey y


Mrs. Olay y Gallatin, quo se h~llaban pero aconsejado éste sin duda por alguna in-
entonces en Lóndres, negociando el conve- fiuencia eshaña (*), cuando en 12 de julio
nio comercial, dirigieron inmediatamente llegó cl Alleghany con el tributo, alegó que
una comunicacion á lord Castlereagh, pi- los géneros que se lo enviaban no eran ad-
diendo esplicaciones sobre el hecho ocurri- misibles, ni por su cantidad ni por su cali-
do, y poco despues, MI'. Cárlos King, por dad; declarando, en un momento ele enojo,
parte del Gobierno amoricano, y MI'. Lar- real ó fingido, que no. los aceptaria. Acto
pent por la del inglés, fueron elegidos comi- continuo,;¡ sin escuchar las razones del cón-
sionados para hacer una investigacíon sobre sul americano, clió órden para que ésto
el asunto de Dartmoor. El resultado fué que abandonara inmediatamente la ciudad, em-
el príncipe regente dirigió una comunica- barcándose en el mismo buque portador del
cion á Mr. Monroe manifestándole que des- tributo. El Be'y opuso luego otra objecion
aprobaba la conducta del comandante de la que demostraba bien á las claras su decidido
prision ~ y desearia proporcionar algun auxi- empeño de buscar un pretesto para romper
lio á las viudas .Y familias de las víctimas, lis hostilidades. El año de 108 mahometa-
proposicion que el Presidente rehusó acep- nos, como ya sabrán nuestros lectores, cons-
tar . Ya hemos dicho como ocurrió la matan-
za de Dartmoor, y ahora: nos complacemos
en añadir, que aunque no era fácil olvidar
aquel ultraje, este hecho no interrumpió la
armonía y buenas relaciones entre nuestro
pais é Inglaterra.


C') En su Histm'ia naval, va!. IV, pág. 8, Mr. Cooper cs-
pone ciertas razones para demostrar que los agentes ingle-
ses que estaban en Argel, habian hecho creer al Bey que
los Estados-Unidos no podrian oponer resistencia á las
fuerzas marítimas de la Gran Bretaña, y que por lo tanto
debia sostener sus exigencias. Véase tambien la Vida de
Decatw', por Mackenzie, págs. 260-63.




8 HISTORIA DE LOS CAP. l.


ta' solo de trescientos cincuenta y cuatro ble, confiando el mando á Bainbridge, y
dias, y por lo tanto, en cualquier período el 20 de mayo se hicieron á la vela desde lue-


. dado, habria mas años de los suyos que go para el Mediterráneo, la Guerrera, la
de los nuestros: el Be'y argelino insistió en Constelacion.Y el }'l acedoniano, con otros
que, al convenirse á recibir el tributo anual, seis buques pequeños, todos á las órdenes
sobreentendiese que los años habian de ser del comodoro Decatur. En poco mas de tres
mahometanos y no cristianos, y que en semanas llegó esta escuadrilla á Gibraltar,
su consecuencia, se le debian de atrasos y allí recibió Decatur noticias que le indu-
por valor de veintisiete mil- duros. El Bey jeron á continuar' su marcha en busca del
envió entonces á decir al cónsul, Mr. Lear, enemigo.
que si no pagaba dicha cantidad inmedia- El dia 17 de junio, el comodoro avistó al
tamente, le pondria en la cárcel con grillos Massouda, buque de cuarenta'y seis caño-
á los piés, despues de confiscar el buque an- nes, mandado por Rais Hammida, en otro
elado en el puerto, y que reduciria á la es- tiempo jefe berberisco y entonces famoso ca-
elavitud á cuantos americanos se haIlasen pitan corsario y almirante de la corte del
en el pais, declarando luego la guerra á los ~ey :sigt~lóse un combate que duró poco
Estados-Unidos. menos de media hora, y al fin, el buque ar-


Viendo que era preciso someterse á seme- gelino se rindió' á la Guerrera, cuyas dos
jante iniquidad, y á fin de no ser víctima de primeras andanadas decidieron la victoria,
una violencia, el cónsul se vió obligado á pues Hammida quedó mu~rto de un balazo, .
pedir dinero á un judío, quien se lo prestó á y no pudiendo los piratas resistir el nutrido
un plazo de treinta dias con un interés d.e fuego de los americanos, abandonaron el bu-
seis mil setecientos cincuenta duros; pero que. Despues de habel' enviado su presa á Car-
tan pronto como aquel' funcionario hubo tagen'a, Decatur continuó su marcha, y dos
abandonado la ciudad á bordo del Alle.rJhany~ dias despues divisó,á un bergantin de veinti~
que se llevaba su cargamento, el Be'y dió dos cañones, al cual dió caza .Y atacó luego
órden de perseguir á todos los buques ame-' cerca de la costa española, apoderándose de
ricanos y se apoderó de cu(\ntos le fué posi- él sin encontrar mucha resistencia.
ble. Mr. Madison, ocupado entonces en asun- El 28 de junio la escuadra dirigió el rum-
tos de la mayor gravedad y trascendencia, bo hácia Argel, tanto para interceptar el pa-
trató de entablar una negociacion amistosa so del resto de la flota del Bey, comó para
á fin de rescatar los prisioneros que estaban ponerse en comunicacion con éste. Llegado
en poder del Bey, pero las exigencias del in- á su de~tino, y tomando posicion fuera del
solente africano eran tales, que no se pudo alcance de las baterías, Decatur invitó por
conseguir nada, y como empezaba la guerra medio de una señal al cónsul sueco á que
con la Gran Bretaña, fué preciso que los pri- pasara á bordo, y habiéndolo hecho así este
sioneros aguardaran á que se restableciese funcionario, en compañía del capitan del
la paz para obtener la libertad. puerto, el comodoro propuso la celebracion


Llegado el nlomento oportuno, y tan de- de un tratado, imponiendo como primera
-seado, el Presidente no perdió tiempo en ar- condicion que renunciara. el Bey al tributo
reglar la cuestion pendiente con el Bey: que venian pagando los Estados-Unidos. El
reunió una escuadra lo mas numerosa posi- argelino rechazó la proposicion, y hasta se




CAP. r. ESTADOS-UNIDOS. 9


burló de la exigencia, pero habiendo sabido
luego la destruccion de sus dos buques y la
muerte del almirante, y viendo que Decatur
podia muy bien dictar cuantas condiciones
-se le antojasen, opuso primero algunas difi-
cultades á ciertos artículos del tratado, y al
fin aprobó la negociacion. En su consecuen-
.cia ~ todos los prisioneros americanos fueron
puestos en libertad, y el tratado se firmó
tres horas despues á satisfaccion del Bey,
pues acababa de presentarse á la vista otro
buque argelino, y una hora de retraso hu-
biera bastado á la escuadra americana para
apoderarse de él. Así pues, 'segun dice In-
gersoll, la supresion del tributo, la libertad
de los prisioneros y una indemnizacion por
los gastos y perjuicios, fueron las condicio-
nes de aquel tratado, que sirvió de modelo
para presentarlo al Bey de. Túnez y ál de
Trípoli, obligándoles por fuerza á que se
sometieran á sus condiciones.


.


Decatur devolvió al Bey con la mayor ge-
nerosidad los dos buques apresados, y antes
de hacerse á la vela, despachó á uno de los
buques pequeños á los Estados-Unidos á 'fin
"de dar cuenta del éxito obtenido. La eleccidn
recayó en el Epervier, el cual enderezó el
rumbo inmediatamente hácia América; pero
no se volvió á saber nada de este buque, des-
pues de haber atravesado el Estrecho de Gi-
braltar. A principios de julio, salió Decatur"
de Argel y arribó el 25 con su escuadra á la
bahía (le Túnez, donde habiendo sabido que
un crucero inglés habia hecho dos presas en
aq uel puerto durante la última guerra, á
despecho de las leyes 'de la neutralidad, y de
las disposiciones de los tratados, pidió inme-
.diatamente una satisfaccion por aquel hecho,
y consiguió que se indemnizaran daños y
perjuicios. El dia 5 de agosto Decatur llegó
.á Trípoli, y como se le dijera que el Bajá
habia permitido que dos buques americanos


fuesen apresados bajo los mismos cañones
del fuerte, rehusando prestar auxilio á un
crucero, exigió tambien y obtuvo una com-
pensacion, consiguiendo asimismo que se
pusiera en libertad á varios súbditos napoli-
tanos y dinamarqueses, á quienes se habia
reducido á la esclavitud.


Poco despues de haber salido Decatur del
puerto de Argel, llegó el comodoro Bain-
bridge á bordo de la Independencia, buque
de setenta y cuatro cañones, seguido de otros
mas pequeños, pero viendo que no quedaba
nada que, hacer para dejar á salyo el honor
y los intereses de los Estados-Unidos, dejó
parte de sus fuerzas en el Mediterráneo, y
en el mes de octubre regresó á su pais, donde
se hallaba ya Decaíur que habia llegado á
Nueva York el 12 de noviembre.


La primera legislatura del décimo cuarto
Congreso, empezó sus sesiones en \Vashing-
ton el 4 de diciembre. Los federalistas eran
mas numerosos en el Sepado; pero el par-
tido del Gobierno, obrando con la mayor
actividad, consiguió que se aprobasen todos
los proyectos de MI'. Madison y sus amigos.
En la Cámara se presentaba tambien mas
fuerte el y:utido democrático, pero la falta
de un . asunto", de bastante importancia, y
sobre todo laceMbracion de la paz, impe-
dian que se orga~:üzase la oposicion. Gaillard
fué elegido una vez más Presidente del Se-
nado pro tempare, y Enrique Clay, uno de
los cuatro candidatos á la presidencia de la
Cámara, obtuvo el cargo por ochenta y siete
yotos contra treinta y dos.


o El mensaje del Presidente hablaba prime-
ro de la guerra que se habia renovado con
los argelinos, del tratado de Ghent, del con-
trato comercial, y de las guerras y tratados
con los indios. El Presidente re~o­
mendaba luego al Congreso que fijara 1815 .
el número de hombres de que debía constar




ro HISTOlHA DE LOS CAP. l.


el ejército en tiempo de paz, y añadia que
iba restableciéndose el crédito público; pero
debemos confesar que era bastante precario
el estado de la hacienda.


Durante los primeros nueve meses del año
corriente, se habian recibido en el Tesoro
doce millones quinientos mil duros, importe
de las rentas; el Tesoro acababa de emitir
catorce millones en bonos, y se habia nego-
ciado un empréstito de nueve millones ~ seis
en metálico y tres en papel, sin contar que
existia ya un fondo de un mIllon quinientos
mil duros. Del total de estas sumas se habian
pagado treinta y tres millones quinientos mil
duros, de modo que quedaban tres millones
y pico. Calculábase que aun se po~ia apelar
á otros recursos para pagar ciertos atrasos
del interés ele la deuda y cubrir varios gastos
menores que tendrían que hacerse antes de
fin de año. De la primitiva deuda faltaba
todavía pagar treinta y nueve millones, á
los cuales debian añadirse sesenta y cuatro
millones de los empréstitos negociados para
continuar la guerra, y diez y siete millones
de la deuda flotante, lo cual componia un
total de ciento veinte millones; pero, segun
el Presidente dijo, habíanse adoptado ya las
disposiciones necesarias para satisfacer los
primeros plazos. Mr. Madison indicó que la
creacion de un banco nacional seria muy
conveniente para facilitar las operaciones.


El Presidente recomendaba luego al Con-
greso la defensa del pais, la organizacion de
la milicia y el aumento de la armada, aña-
diendo que era muy necesario no descuidar
la instruccion pública, y que por lo tanto
convendria crear una universidad nacional.


El informe presentado por MI'. Danas,
Secretario del rresoro, con venia con 16 dicho
por el Presidente en su mensaje, pero con-
tenia mas detalles, daba mas esplicaciones,
y recomendaba qué medidas debian adop-


tarse, aconsejando muy en particular que se
redujera á una mitad la contribucion directa,
y se suprimiesen ó rebajaran ciertos dere-
chos. Mr. Dallas proponia tambien, como.
medida urgente, la creacion de un banco
nacional.


El hábil hacendista, encargado del depar-
Ütmento del Tesoro, opinaba que se debian
suprimir los impuestos poco productivos, y
que mientras se allanaban los obstác!llos que
impedian el progreso, de la fabricacíon del
pais, convendria imponer ciertos derechos
permanentes, los cuales en su concepto no
producirian menos de siete millones de duros
anuales; Mr. Dallas aseguró que solo de las
importaciones, pensaba obtener ,al menos
veinte millones al año.


Mr. Lowndes, presi~~nte del Comit<i. de
auxilios, presentó tambien un informe, reco-
mendando eficazmente qúe se regularizara el
sistema rentístico de modo que fuera dable
extinguir lo mas pronto posible la deuda
pública. Respecto á Jos medios, dijo que se
podia contar principalmente con los derechos
sobre las importaciones, pero no de una
manera esclusiva, y que las tarifas comer-
ciales se debian.. modificar de la manera mas
conveniente .para favoreQer los productos del
pais. MI'. Clay sostuvo q~e en tiempo de paz
podria considerarse la importacion estran-
jera como una de las principales fuentes de
riqueza, y que en tiempo (le guerra era
cuando coIivenia echar mano de los recursós
de la nacion. Mr. Calhoun dijo que los me-
dios con que contaba la nacienda del pais,
sBrian cada vez mas escasos si no se creaban
impuestos mas que sobre el comercio estran-
jero. El resultado de la discusion fué adoptar
sustancialmente el plan de Mr. Dallas.


Respecto al banco nacional, lo mejor que
podemos hacer, es reproducir el párrafo
del informe de] Secretario. Decia así: «El




CAP. 1. 'ESTADOS-UNIDOS. 11


establecimiento de un banco nacional puede
-considerarse como el mejor, ó acaso el único
medio, de sacar al pais y al Gobierno de
su crítica situacion. Autorizado para emitir
billetes, con los cuales puede hacerse toda
-clase de pagos en los diversos puntos de los
Estados-Unidos, quedará establecida bien
pronto la circulacion, se facilitarán las ope-
raciones bursátiles, será mas sencillo reco-
ger el importe de los impuestos, y ganarán
tambien en ello las empresas particulares.


Establecido el banco nacional por la
1.816. 'd 1 d 1 U' t' d 1 auton ar e a mon, emen o a
garantía del Gobierno, del cual será deposi-
tario, y contando con los ingresos del Tesoro,
independientemente de su capital inmediato,
reunirá lodas las condiciones de seguridad
necesarias para inspirar confianza al públi-
-oo. Siendo un establecimiento de responsa-
bilidad, pero organizado bajo principios in-
dependientes, el Banco nacional podrá obrar
dentro de su legítima esfera de accion sin
temer nada de los abusos de sus directores ni
de las usurpaciones del Gobierno; y provisto
de grandes recursos, le será fácil dirigir la
marcha de los bancos de los demás Estados,
Bn cuanto sea necesario para restablecer el
crédito tanto público corno particular. Dueño
ele un capital compuesto, tanto de acciones
.como de oro y plata, el banco nacional será
muy conveniente para restablecer el crédito
público facilitando la circulacion.»


La proposicion de Mr. DalIas se pasó á un
Comité del que era presidente MI'. Calhoun,
y poco despues, es decir, á principios de ene-
ro, el proyecto del Secretario fué presentado
á la Cámara sin modificacion alguna. Por
mas que parezca estraño, los federalistas
-combatieron la creacion' del banco, y hom-
bres como Pickering y Webster se opusieron
tambien al proyecto, pero en cambio Enri-
-que Clay, que algunos años antes se habia


distinguido al hablar en contra del banco"
nacional, lo apoyó entonces eficazmente, y
tanto él como MI'. Calhoun no perdonaron
esfuerzo alguno á fin de obtener que el Con-
greso aprobase tan importante medida.


No nos queda espacio suficiente en nuestro
libro para reproducir los brillantes discursos
que se pronunciaron sobre este asunto, y
por lo tanto aconsejamos al lector que exa-
mine la obra de Benton donde se halla el
resúmen, de los debates del Congreso. Los
varios argumentos y poderosas razones que
se alegaron pQr una y otra parte son dignos
de estudio, especialmente en vista de lo ocur-
rido despues en la hacienda en nuestro pais.


El 14 de marzo, se aprobó el bill en la
Cámara de representantes por ochenta votos
contra setenta y uno, y en el Senado sucedió
lo mismo por veintidos contra doce. El Pre-
sidente dió tambien su aprobacion ellO de
abril, y entonces comenzó á funcionar el
Banco de los Estados-Unidos, sin que poda-



mos decir ahora, si para bien ó para mal.


lIé aquí cuáles eran las principales con-
diciones para· el establecimiento del nuevo
banco: su carta se concedia por veinte años;
fijábase el capital en treinta y cinco millones
de duros, de los cuales facilitaba el Gobierno
la quinta parte como primer suscritor, re-
partiéndose el resto en acciones de cien duros,
títulos de la deuda diferida, y una cuarta
parte en oro y plata; los pagos se harian en
cuatro plazos, y tan pronto como estuviese
satisfecho el primero de estos, se organizaría
el banco para comenzar desde luego sus
operaciones estableciéndose en Philadelphia,
pero con sucursales en los Estados, dirigidas
por trece personas que elegirian los directo-
res. Para intervenir en las operaciones del
banco se formó una Junta de veinticinco
vocales, nombrados una quinta parte de
estos por el Gobierno, Ji los demás por los




12 HISTORIA DE LOS CAP. l.


accionistas; los vocales, que tenian el ca- la última guerra, y señalar pensiones á los·
rácter de directores, designarian á uno de inválidos y familias de los que murieron en
sus compañeros para Presidente, cargo que el campo de honor. Despues vino la cuestion
debía desempeñarse por anualidades, y para de ratificar el tratado comercial con Ingla-
obtener el cual era condicion indispensable terra, prQmoviéndose el antiguo debate de
ser ciudadano residente. Los billetes serian que ya dimos cuenta al hablar del tratado de
admitidos para toda clase de pagos en la MI'. Jay. Entre la Cámara y el Senado exis-
Union, y el banco debia considerarse como tia una gran divergencia de opiniones, en
depositario de los intereses públicos, con la cuanto á la manera mas conveniente de cum-
condicion de girar y satisfacer las cantidades pl,ir con el contrato comercial; la discusion
que se le hubiesen confiado sin interés algu- se sostuvo con mucho empeño por ambas
no. Los pagos en metálico no se suspen- partes, y al fin se acordó espedir una órden
derian sin una autorizacion del Congreso ó anulando ciertos derechos. A fin de .diciem-
del Presidente de los Estados-Unidos, y el bre de 1815, el Presidente remitió al Con-
banco satisfaria un millon quinientos duros greso la voluminosa é importante correspon-
en plazos de dos, tres y cuatro años, como dencia que habia mediado entre el ministro
pago por la carta del banco. español y Mr. Monroe, Secretario de Estado;


Próxima ya á terminarse la legislatura ,se un mes' despues se presentaron los documen-
presentó un bill pidiendo que se pagara en tos relativos á la matanza de l?artmoor, en
otra forma á los miembros del Congreso, bill . el mes de marzo Mr. Randolph obtuvo que
que escitó no solo un gran intéres, sino tam- se aprobara una órden por la que se dispo-
bien las murmuraciones del pueblo. En vez nia que el distrito de Columbia no fuera en
de los seis duros diarios que hasta entonces lo sucesivo el centro para el fráfico de esc1a-
habia recibido cada diputado, pedíase que se vos de los Estados vecinos, y el 30 de abril.
señalara un sueldo fijo de mil quientos duros el CQngreso dió por terminadas .sus sesiones.
al año bien fuese la legislatura corta ó lar- Antes de termina~ la leg'islatura, se formó
ga, pero tan mal recibida fué esta proposi-. un Comité republicano con el objeto de elegir
cion, que al reunirse luego el Congreso, se candidato parala pres'ldencia, pues se pensa-
desechó el bill por una gran mayoría, acor- ba que Mr. Madison, siguiendo el ejemplo de
dándose que en vez de seis duros diarios se su antecesor, estaba resuelto á retirarse á la
satisfaciesen ocho, por considerarse esta va- vida privada. La preponderancia de Virginia
riacíon mas equitativa y razonable. era aun evidente, y al parecer, no se pre-


Además de las medidas de que ya hemos sentaba muy numerosa la oposicion, para
dado cuenta, el Congreso resolvió votar con- disputar á Jacobo Monroe el cargo de Pre-
siderables cantidades para aumentar las sidente. Cierto es que una parte del par-
fuerzas del ejército y armada, fortificar con- tido democrático, deseaba apoyar á Daniel


• venientemente los puertos, establecer arlua- D. Tompkins, de Nueva-York, mas no ha-
nas en los principales de aquellos, reedificar biendo conseguido nada á su favor, no quiso
el Capitolio y los edificios públicos de Was- aceptar tampoco que se eligiera á su protegi-
hington, destruidos en la invasion, conceder do como candidato para el cargo de Vice-pre-
un premio á las tripulaciones de algunos bu-' sidenie. Otros hombres del partido, que no es-
que s que se habian batido valcrosamfmte en taban conformes con el sistema del antiguo




CAP. J. ESTADOS-UNIDOS. 13


dominio, apoyaron á Guillermo H. Crawford, hacerse en metálico ó en billetes del Tesoro
de Georgia, y á Simon Snyder, de Pennsyl- ó de los bancos, y se anunció que despues
vania, prefiriéndolos á Monroe y á Tomp- del 20 de febrero de 1817, no admitiria el
kins, á pesar de que se habia presentado una' Gobierno pagQs en otra forma. En el mes de
proposicion pidiendo se declarase imp~oce- julio el Secretario del Tesoro previno que pa-
dente el nombramiento de aquellos miembros sado el primer dia de octubre, los bancos
del Congreso. El resultado fué que Monroe que no pagasen en metálico los billetes de
obtuvo sesenta y cinco votos, Crawford cua- cinco duros abajo, no serian admitidas sus le-
renta y cuatro, Tompkins ochen'a y cinco, y tras, y que despues del 20 de febrero si-
Snyder solo treinta, de manera que Monroe guiente, no se recibirían tampoco los billetes
y Tompkins quedaron elegidos candidatos. de nirígun banco que no los descontase á la
Aunque los federalistas no tenian esper~nzas vista y en metálico. Los bancos se opusieron
de conseguir nada, designaron nuevamente á esta medida haciendo todo 10 posible por-
á Rufo King para candidato á la presidencia, que se aplazara hasta el año siguiente, pero
dejando designar á los electores para vice- el Secretario del Tesoro activó lo posible el
presidente p, quien les pareciese mejor. establecimiento del banco de los Estados-


En el otoño se verificaron las elecciones, Unidos, á fin de que comenzara cuanto an-
cuyo resultado fué el siguiente: por Monroe tes sus operaciones y se pudiese contar con
y Tompkins votaron, New-Hamlishire, Ver- I este seguro medio de circulacion.
mont, Rhode-Island, Nueva-York, Nueva- En los primeros dias de la primavera,
Jersey, Pennsylvania, Maryland, Virginia, abriéronse los libros registros y se vió que
las Carolinas, Georgia, Louisiana, Tennes- aun quedaba un sobrante de acciones por va-
see, Kentucky, Ohio é Indiana; Rufo King lor de tres millones de duros, pero Estéban
obtuvo los votos de Massachl1setts, Connec- Girard, de Philadelphia, l~s tomó todas, y
ticut y. De]aware en número de cuarenta y
cuatro; el primero de estos Estados dió vein-
tidos . votos á Juan E. Howard para la vice-
presidencia; Connecticut cinco á J acobo Ross
y cuatro á Juan Marshall, y,Delaware tres á
Harper. En el colegio electoral de Maryland
hubo tres vacantes, y dos en elde Delaware.


Uno de 19s principales fines de los que apo-
yaban el establecimiento de un banco nacio-
nal, era obligar á los bancos de los Estados
á que hiciesen pagos en metálico, pues segun
se recordará, se habian suspendido en todo
el sur de Nueva-York, y en su consecuen-


_ cia el Congreso dirigió una órden al Secreta·
rio del Tesoro, previniéndole adoptase las
medidas que en su concepto fuesen necesa-
rias, para conseguir el objeto apetecido. To-
dos los pagos á los Estados-Unidos deberian


TOMO IJI.


cubierta ya la suscricion, resolvióse comen-
zar las operaciones, si era posible, en l. o de
enero de 1817, á cuyo efecto marchó un
agente á Inglaterra con el objeto de tomar cin-
co millones en metálico por cuenta del banco.


La segunda legislatura del décimo cuarto
Congreso comenzó el 2 de diciembre y al si-
guient~ dia envió el Presidente su octavo y
último mensaje, interesante documento que
revelaba el acendrado patriotismo del hombre
que por espacio de ocho años habia admi-
nistrado los intereses de su pais. MI'. Madi-
son anunciaba primeramente en su mensaje
que las- últimas cosechas no habian sido tan
buenas como los años anteriores, que la in-
dustria fabril no adelantaba y que la navega-
cion languidecia, etc., etc., añadiendo luego,
que las relaciones con el estranjero eran pa-


2




HISTORIA DE LOS CAP. J.


cHicas, y que las tríbus indiasmarchaban por
la senda de la ci vilizacion. lVIr. Madison reco-
mendaba particularmente al Congreso la or-
ganizacion de la milicia, la adopcion de un
sistema uniforme de pesos'y medidas, la crea-
cion de una universidad nacional, y la revi-
sion de las leyes de justicia. Tambien dijo
que era muy necesario perseguir el tráfico de
esclavos y crear un nuevo departamento para
activar el despacho de los asuntos públicos.


Al hablar de la hacienda, el Presidente
dijo que era muy satisfactorio ver que en el
corto período transcurrido desde la celebra-
cion de la paz, las rentas habian sido mas
que suficientes para cubrir todas las atencio-
nes del Tesoro, con tanta mas razon cuanto
que á pesar de las vicisitudes del comercio
quedaba una existencia considerable que se
destinaria al pago de la deuda. Calculábase
que los últimos ingresos incluso el fondo que
aun quedaba del año anterior, y sin contar
el importe de los empréstitos y de los bonos
del Tesoro, ascendia á cuarenta y siete mi-
llones de duros, y como el total de las canti-
dades acabadas de pagar no escédia de treinta
y ocho millones, quedaba un resto de nueve
millones. El Presidente demostraba luego que
el banco de los Estados-Unidos era una ins-
titucion organizada bajo los mas favorables
auspicios, y que reportaría grandes uti-
lidades. MI'. Madis011 esperaba que la deuda
flotante se estinguiria muy pronto; dijo que
la diferida no pasaba de ciento diez millones;
que los gastos ordinarios se calculaban en
menos de veinte millones al año; y que las
rentas permanentes ascendian á veinticinco.


Recordando que iba á terminar el segundo
plazo de su administracion, el Presidente
daha las mas espresivas gracias por la con-
fianza que en él habia depositado sú pais,
recomendando se respetase la Constituciún,
fiel protectora de las libertades' patrias; y


despues de aconsejar al. pueblo americano
prestase su apoyo al Gobierno, cuyo único
objeto era asegurar la paz y felicidad del pais,
termina~a su mensaje con estas palabras:
«Al retirarme á la vida privada, rogaré al
Todopoderoso por el bienestar de mi querida
patria y porque se conserven las sabias insti-
tuciones que rigen los destinos dela nacion.»


Deseando el Congreso cumplir concienzu-
damente con todos los deberes que le imponia
Su situacion, consagróse con el mayor celo
al despacho de los asuntos públicos, y aprobó
desde luego un bill disponiendo que empe-
zara á pagarse la deuda nacional en plazos
anuales de diez millones, pues ascendiendo
aquella á ciento veinte millones, ni Mr. Ma-
dison, ni otro alguno que hubiera tomado
parte en la administracion de los negocios de·
bia abandonar su pue:;;to sin dictar antes las
medidas mas convenientes para estinguir la
deuda. Segun parece, á los esfuerzos de Lown-
des, presidente del Comité de auxilios, se
debió la aprobacion del bill por el Congreso.


La cuestion de mejoras en el pais promo·
vió luego animados debates: á instancias de
Juan C. Calhoun presentóse una proposicion
en diciembre de 1816, pidiendo se nombrara
un Comité para que informase sobre la con-
veniencia de formar con los beneficios que
reportara anualmente el banco ~ un fondo
que deberia destinarse á las mejoras públicas
en el pais. Aceptada la proposicion por la
Cámara, presentóse el 23 un bill que fuÉ'
tomado en consideracÍan en febrero de 1817.
y en el cual se introdujeron ciertas enmien·
das merced á la influencia de Mr. Pickering.
El Senado propuso luego otras, y p .. or último
se aprobó el bilZ en 8 de febrero.


El discurso pronunciado por Mr. Calhoun
era notable por su argumentaeion y elocuen-
0ia. La ,importancia de un buen sistema de
comuIllc<lt:iones por tierra yagua; la necesi-




CAP. 1. ESTADOS-uNIDOS. 15


dad de emprender grandes obras para llevar
leí cabo este proyecto; los beneficios que esto
importaria tanto á las empresas públicas
como privadas; el aumento de riqueza que se
obtendria, facilitándose la comunicacion con
los puertos y mercados; ,y la prosperidad del
país, eran otros tantos asuntos que el orador I
sometia á la consideracion de la Cámara
cuando se discutia el proyecto. Mr. Calhoun
terminaba su discurso recomendando la com-
pra de Louisiana, y la construccion del ca-
mino Cumberland, como complemento del
plan que proponia (*). El discurso de Enri-
que Clay en favor del l"ill contenia los mis-
mos argumentos de Calhoun y otros que
produjeron, bastante efecto en la Cámara.


Aun cuando era llegado el último dia'de
la administracion de Mr. Madison, devolvió
éste el bill al Congreso con ciertas objecio-:-
nes, fundándose en que la Constitucion no


conferia espresarrnente un derecho
1817. h . 1 R' para acer cammos y cana es. 1-
zose un esfuerzo para que se aprobara el bill,
por dos terceras partes de los'" votos, mas
no pudo conseguirse y al fin se desechó.


para formar parte de la U nion, y en la
mis~na legislatura se aprobó un acta autori-
zando á los habitantes de la parte occidental
del Mississippí para que formasen una Cons-
titucion preparatoria á fin de ser considera-
dos luego como ciudadanos de la Union.


El 3 de marzo, terminó sus tareas el déci-
mo cuarto Congreso,' y en el mismo dia,
Jaeobo Madison presentó la dimision del,
cargo que desempeñara por espacio de ocho
años. Por lo que hemos dicho de


. 1 18t7. gobierno de este Presldente, e ledor
habrá podido ya juzgar de su carácter y cir-
cunstancias personales: que era un hombre
de reconocido patriotismo, que trabajó con el
mayor celo en favor de los intereses de su
pais, es cosa que no se debe poner en duda;
mas tampoco se negará por otra parte, que
no era un hombre de genio ni de esclarecido
talento, ni mucho menos, á propósito para
empuñar las riendas del Gobierno en el tem-
pestuoso período de la guerra, en que entró
á desempeñar el primer cargo de la nacion.
No obstante, aunque censurado por su falta
de energía, aunque no era un héroe, aunque
cedia con demasiada frecuencia á las insti-
gaciones y consejos de los demás, y aun
cuando era mas á propósito, en fin, para
servir en tiempos de paz, su administracion
no dejó de producir buenos resultados, y me-
reció la aprobacion del pueblo . .Madison supo
inspirar confianza ¿t los americanos desde el
dia mismo en que comenzó á regir los desti-
nos de su pais, al hacer luego un estudio de
su vida política no ha disminuido en nada la
buena úpinion que se tuvo de su rectitud, de
sus buenas intenciones y de su patriotis-
mo (*).


Las leyes de navegacion fueron revisadas
poco despues, y se mejoraron en todo lo posi-
ble; regularizáronse los territorios de los
Estados-Unidos, concediéndoles el privilegio
de enviar cada cual un delegado al Congreso
para tomar parte en los debates de la Cáma-
ra, pero sin voto; fijóse el número de ocho-
cientos hombres para la l}rmada en tiempo
de paz, inclusos los oficiales; se dispuso
poner en libertad á las personas encarcela-
das por deudas, y se designó, en fin, el ter-
ritorio de Alabama para castigar los críme-
nes cometidos en el pais de los indios. El 8
de diciembre de 1816, se admitió á Indiana (') El lector que desee conocer las elot;uentes palabras


que pronunció un ¡.vtable orador al hablar del cuarto Pre-
(') En la Elocuencia Am,,¡>¡cww, por Frankchoore, vol. II, sidente de los Estados-Unidos, puede leer el discurso diri-


págs. 470-82, se reproduce el discurso que sobre este asunto gido por Juan Quiney Adams á las dos Cámaras del Congreso.
pronunció MI". Calhollll. en 1833, poco despues de la muerte de ~Ir. Madison.




CAPÍTUL9 11.
1817--1819.


LOS DOS PRIMEROS AÑOS DE LA ADMINISTRACION DE MONROE.


m quinto Presidente entra en el desempeño de sus funciones.-Manifiesto inaugural.-El gabinete d.e MI'. Monroe.-:-Prin-
cipios políticos de su administracion.-Viaje del Presidente á diversos Estados.-Primera legislatura del décimo
quinto Congreso.-El mensaje del Presidente.- Estracto de su contenido.-Debates en el Congreso.- Supresíon de
eontribuciones.-Situacion del pais.-Tarifas.-Mejoras.-Discusion.-La isla Amelía y Galveston.-M' Gregal' y Aury.
-Mississippi entra á formar parte de la Uniún.- Tratados con los indios.-La guerra de Seminola.-El general
Gaines.-EI general Jackson marcha á la Florida . ...:..Arbuthnot y Ambrister.-Su causa y ejecucion.-Jackson marC'ha
á Pensacala.-La autoridad españoÍa.-Escitacion que produjo la conducta dc ,Taekson.-El Congreso se reune eH
sasion.-Mensaje del Presidente.- Qucjas contra el banco de los Estados-Unidos.-Se nombra un comité para que
inforrne.- Resultado ele su inve,¡;tigacion.-Especulacipnes y frauelps.-Se nombran nue,·os elirectores.-El general
hckson y la guerra de Seminola. -Debates. -Ulinoís es admitido en la Cnion.-Alabama y Missouri.-Infonne de'
Calhoun respecto á los caminos y canales.-Tratado con España y cesion de,la florida á los Estndos-Unidos.-Re- .
chmaciones.


El 4 de marzo de 1817, Jacobo NIonroe, se- «Es muy grato para mí ocupar este eleva-
guido de sus numerosos amigos y una mul- do cargo cuando en los Estados-Uuidos reina
titud de los principales ciudadanos, se dirigió ya unl1 paz envidiable, tan necesaria para la
al Capitolio, donde iba á celebrarse la im- prmfpeFidad de nuestro pais, y que yo pro-
ponente ceremonia de prestar juramento el curaré conservar por cu~ntos medios estén á
quinto Presidente de los Estados-Unidos. mi. alcar;tée y con arreglo á nuestros princi.:


. ,


Tambien asistió al .acto MI'. Madi- pios, sin exigir lo que sea injusto, y dando á
1.817.


son, y con él, los jueces del Supremo cada' cuano que se merezca.
Tribunal, los ministros estranjeros y otros l . »Ta.mbien me es muy satisr.~c~+io~~rt}ue
dignatarios, ante los cuales iba á prometer :r:eina, entl'e nosotros la mejor< armonía en_


. ~


solemnemente }Ir. l\Ionroe velar por los in- punto á opiniones: la discordia es propia de
tereses y la prosperidad de su pais. El ma- nuestro sistema; la union se recomienda por
nifiesto inaugural que presentó, muyestenso sí sola, tanto por los benignos y libres prin-
y detallado, y que no reproducimos íntegro cipios del Gobierno que nos rige, como por
por no quedarnos suficiente espacio para ello, otras ventajas harto conocidas de todos. El
era una luminosa esposicion de los princi- pueblo americano, que se ha visto en los ma-
pios por los cuales pensaba regirse el Presi- yores peligros y pasado por las mas rudas
dente en el desempeño de sus fLlnciones. Un prllebas, constituye una gran familia cuyos
párrafo ó dos bastarán para que el lector intereses son comunes; la esperiencia nos ha
forme una idea de tan notable documento. ilustrado en algunas cuestiones de esencial




'"":.,
.. ~.


.. '


, I









GAP. n. HBTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 17


importancia para el pais, mas el progreso mente disfrute por largo tiempo en su retiro
ha sido lento y dictado por una justa refle- la dicha y la tranquilidad, á que le hacen
xion, porque era preciso velar por nuestros merecedor los eminentes servicios prestados
intereses. Promover la armonía con arreglo á su pais. Contando con la eficaz cooperacion
á los principios de nuestro Gobierno republi- de los jefes de los diversos departamentos,
cano, á fin .de que sigamos marchando por vengo á ocupar el elevado cargo que debo al
la senda del progreso, será el objeto de mis sufragio de mis compatriotas, rogando al To-
constantes y celosos esfuerzos. dopoderoso que siga dispensándonos como


i •


»Nunca se ha inaugurado Gobierno, al- hasta aquí su poderosa proteccion.»
guno bajo tan favorables auspicios ni han Leido el ml'llCl.ifiesto, Mr. Monroe remitió
sido tan ventajosos sus resultados: si re~ inmediatamente al Senado una nota con los
pasamos la historia, tanto antigua como nombres de los señores elegidos para formar
moderna, de lal' demás naciones, vereIr,l0s su gabinete. Juan Quincy Adams, que esta-
que no hay_ejemplo de un progreso tan rá-· ba en Lóndres, y á quien se llamó acto con-
pido, tan gigantesco; de un pueblo cuyo es- tínuo, recibió el nombramiento de Secretario
tado sea tan próspero y feliz. Al reflexionar de Estado; Guillermo H. Crawford, en otro
sobre lo que aun nO$ queda que hacer, el co- tiempo :representante de 'los Estados-Unidos
razOn de todo ciudadano debe henchirse de en París, ocupó la vacante que por su muerte
gozo, sobre todo si se tiene presente que dejaba Mr. Dallas; Crowninshield continuó
nuestro Gobierno se aproxim~ mucho á la al fr.ente del departamento de la armada, y
perfeccion; que eJ gran objeto es conservar Meigs siguió ocupando el cargo de adminis-
los principios esenciales que le caracterizan, trador general de correos. Al gobernador
lo cual se conseguirá observando la virtud é Shelby, de Kentucky, se le ofreció la secre-
ilustrando al pueblo, y que lo único que de- taría de la Guerra, pero considerándose de
bemos hacer es adoptar los :gledios mas efi- edad demasiado avanzada para desempeñar
caces para asegurar nuestra dependencia, lasfunciones de este cargo, no quiso aceptar,
nuestros derechos y nuestra libertad. Si per- y por esto no se cubrió la plaza hasta fin de
severamos en continuar en esta senda por año, en que la admitió Calhoun. MI'. Rush


. donde tanto hemos adelantado, no dejaremos. continuó hasta los últimos dias de diciembre
de alcanzar, con el auxilio de la Providen- . al frente del departamento de hacienda, mas
-cia, el'elevado puesto que nos parece desti- luego fué reemplazado por Guillermo Wirt.
nado. Así en este como en los demás nombramien-


»En las administraciones de los hombres tos, MI'. Monroe tuvo cuidado de elegir hom-
ilustres que me han precedido en este impor- bres de ideas y principios republicanos, por
tante cargo, .Y con algunos de los cuales me manera que los federalistas no tenian nada
unen los lazos de la mas sincera amistad, se que esperar del nuevo Presidente. El gene-
han visto ejemplos que siempre serán útiles ral Jackson, no obstante, escribió á este úl-
é instructivos para sus sucesores. timo una carta, en la que le recomendaba,


»Y Ó procuraré aprovecharme de ellos: por que dejando á un lado el espíritu de partido~
lo. que hace á mi dignísimo antecesor, que eligiese para los primeros cargos á personas
tan celosamente ha servido á su patria, me de reconocida aptitud é integridad, fueran
tomaré la libertad de decirle que deseo viva- cuales fuesen sus opiniones polfticas, pero




ltl HISTORIA DE LOS CAP. U.


Mr. Monroe era demasiado astuto para fiar- respeto y cordialidad, yen nuestro oonceptot
se de recomendaciones. Su contestacion á la creemos que su viaje no podia ser mas con-
carta de J ackson es digna de la atencion del veniente, tratándose de cumplir la sagrada
lector. promesa que hiciera antes en el Capitolio.


Poco despues de haber comenzado á des- El décimo quinto Congreso, comenzó sus
empeñar sus importantes funciones, el Pre- sesiones en la época acostumbrada, es decir,
sidente resolvió girar una visita de inspec- á principios de diciembre. IJos republicanos
cion á los diversos Estados, pues deseaba ver estaban en ma;yaría, y solo~e presentaron
en qué situacion se hallaban todas las forti- algunos de los mas distinguidos federalistas,
ficaciones de la costa del Atlántico, yelegir tales como, Rufo King y Rarison Gray Otis,
los puntos mas convenientes donde levantar en el Senado, y Timoteo Pitkin, Enrique
fuertes baterías, para el caso de una inva- Shaw y Juan Sergeant, en la Cámara. En-
sion, repartiendo al mismo tiempo las tropas rique Clay fué elegido presidente de esta, por
regulares de la manera mas adecuada para ciento cuarenta y cuatro vot.os contra seis,
la defensa del pais. Otra de las razones que y Juan Galliard ocupó pro tempore la presi-
impulsaban á Monroe á emprender este via- dencia del Senado.
je era el deseo de conocer al pueblo, averi- Mr. Monroe remitió el 2 de diciembre su
guar cuáles eran sus necesidades y cómo primer mensaje anual, en el que empezaba
funcionaban los diversos gobiernos de los Es- felicitándose de la situacion lisonjera del
tados, é informarse acerca de los recursos pais, pasando luego á dar cuenta de las di-
con que contaba el pais y qué medios serian· versas medidas adoptadas respecto á los ar-
mas convenientes para desarrollarlos. Mis- mamentos navales, á la cuestion de límites,
ter Monroe dijo públicamente que, al hacer á las pesquerías y á las relaciones con Espa-
aquel viaje, se proponia enterarse de si se ha- ña, Inglaterra, etc. Al esponer cuál era el
Lian invertido debidamente las cantidades estado de la hacienda, decia lo siguiente:
consignadas por el Congreso para fortificar «Despues de cubiertas todas las atenciones
las costas. del Gobierno, dejando á un lado las cantida-


El Presid8nte pasó pOl; Baltimore, Phila- des consignadas para el ejército y la mari~
delphia, Nueva-York, las principales pobla- na, el aumento de fortiflcaciones y el pago
ciones de Connecticut, y Rhode-Island; y del interés de la deuda pública, por cuenta
llegó el 2 de julio á Boston, desde donde atra- de la cual se van á satisfacer ahora diez y
vesando por Mas~achussetts, Maine, New- ocho millones de duros, calcúlase que aun
Hampshire, y Vermont, dirigióse hácia el quedará en el Tesoro en 1.0 de enero próxi-
Oeste á fin de inspeccionar la~ obras del lago mo, un sobrante de seis millones de· duros,
Ontario. Luego marchó á Detroit por el lago aplicables á los gastos elel año próximo.» Lo~
Erie, visitó á Michigan, Ohio, Pennsylva- ingresos para 1818 se estimaban en veinii-
nia y Maryland, y volvió por último á "Va.s- cuatro millones quinientos mil duros, y los
hington el 18 de setiembre, despues de haber gastos en algo menos de veintidos millones,
estado ausente tres meses y medio y recor- ele modo que quedaria una existencia de dos


rido una distancia de mas de dos mil millones setecienj:,os cincuenta mil duros. Así
1817. millas. El Presidente fué recibido en pues, el estado de la hacienda podia con si-
todas partes con demostraciones del mayor derarse como muy lisonjero.




{1\P. II. EST AnOS-UNIDOS.


El Presidente hacia luego varias obser- Entre los diversos asuntos que primera-
vaciones acerca de la milicia, del ~jército, de mente se discutieron, contáLase la supresion
la armada, de los indios y de los terrenos de las contribuciones interiores; los derechos
públicos; y al hablar de las mejoras interio- por las licencias para vender licores destila-
res, espresábase en estos términos: « Pres- dos y otros, para la reveni a de géneros, pa-
dndiéndo de ciertas consideraciones, me he ra tener carruajes de lujo, etc., fueroD. su-
dedicado á estudiar este asunto con la aten-primidos inmediatamente; tambien se quiso
~ion .Y detenimiento que merece una cuestion hacer lo mismo respecto al derecho sobre la
de. tal importancia, y mi opinion es, que el sal, mas no se aprobó la medid!), por haber
Congre~o no tiene derecho para plantear di- manifestado el Secretario del rresoro, que
chas mejoras, pues los artículos de la Cons- aun cuando era próspero el estado de
titucion no confieren ese poder, ni puede la hacienda, podria resultar un défl- 1817.
interpretarse ninguno de aquellos en este cit, en vez de tener un sobrante. Algunos
sentido.» Mr. Monroe proponia por lo tanto de los miembros creyeron conveniente no su-
una enmienda á la Constitucion, en.Ia que primir algunas contribuciones, pero siendo
se especificara asimismo que el Congreso ten- difícil escoger á gusto de todos, fué aprobada
dria derecho para instituir seminarios en la supresion en una. de las primeras se si 0-
obsequio de la instruccion pública. nes de la legislatura.


MI'. Monroe habló tambien de la indus- Los debates demostraron luego que bajo
tria fabril, de los edificios públicos y de los cierto punto de vista se exageraba algun
oficiales y soldados del ejército revoluciona- tanto en el mensaje al pintar como suma-
rio que aun vivian; sU mensaje terminaba mente lisonjera la situacion del pais. A no
~on el siguiente párrafo: «Toda vez que la dudarlo mejoraba el estado de la hacienda y
renta procedente de los impuestos, de los de los fondos públicos, mas el comercio no
derechos sobre tonelaje y de la venta de las se habia recobrado aun de las pérdidas que
tierras públicas, bastará para cubrir las le cansaran los embargos y otras restric-
principales atenciones del Gobierno, soste- ciones, que por sí solas, sin necesida~l de la
ner el ejército y armada, con el aumento guerra, eran bastante vejatorias. Las esce-
que se acordó, pagar el interés de la deuda sivas importaciones aumentaban. es cierto.
pública y estinguirla en el tiempo prefijado, la renta pública, pero arruinaban á los co-
creo de mi deber recomendar al Congreso merciantes particulares. Tampoco era muy
qUé suprima la contribucion interior, pues halagüeña la situacion de los bancos, pues
en el caso de ocurrir circunstancias estraor- muchos de ellos negociaban sus créditos con
dinarias, que lo hiciesen necesario, el Go- el fin de solventar cuentas atrasadas y co-
bierno podria volver á imponerla. » brar cuanto se les debia, procedimiento que


Durante aqllelIa legislatura, fueron muy nunca es ventajoso, y que sin embargo se
empeñados los debates en el Congreso, pero I considera en ciertos casos indispensallle,
tenemos la satisfaccion de decir que no hubo tanto para los bancos, como para el público
tanta acrimonia como en otras ocasiones, y en general. Respecto á la Gran Bretaña y a
<que las principales medidas recomendadas su política comercial, el Congreso resolvió
por el Presiden te, se aprobaron por la ma- toma.r ciertas disposiciones que se creyeron


. .Joría del Congreso. necesarias para favor~cer los intereses del




20 HISTORIA DE LOS CAP. \l.


pais, y de q ne ya hablaremos mas adelante.
Con objeto de llenar el déficit q ne resul-


taba á consecuencia de haberse suprimido
las contribuciones interiores, y tambien á
fin de proteger en cierto modo las fábricas
de[ pais, introdujéronse algunos cambios en
las tarifas; pero fueron tantos los que se
opusieron á esta medida, q ne por el pronto
no se hizQ naua respecto á proteger la.indus-
tria manufacturera.


A pesar de las opiniones de .Ylr. Monroe
sobre el asunto de mejoras públicas, discu-
tióse luego con mucho calor esta cuestion, y
el Comité nombrado al efeqto presentó un
informe sosteniendo que con arreglo á la
Constitucion, el Congreso tenia derecho para
consignar cantidades destinadas á construir


canales y caminos. Enrique Clay,
t8t8. .


Mr. Lowndes, Mr. Tueker y otros,
arguyeron en favor de la Constitucionalidad
del sistema·propuesto, y Mrs. Claggett, Orr,
Johnson, Barbour y algunos mas, defendie-
ron lo contrario. En la cuestion relativa á
formar un fondo con los dividendos que reci-
biera el Gobierno por cuenta de sus acciones
del Banco de los Estados-Unidos, hubo una
mayoría en favor de este proyecto; pero como
se supo pronto que el Presidente opondria su
veto á todo bill que se presentara en este
sentido, se aplazó la discusion de este asunto
para otro dia.


A principios de enero, el Comité de la
'Cámara presentó un intorme respecto á la
isla Amelia y Galveston, en Tejas. Parecc
que un tal Gl'egor Ó M'Gregor, quicn asegu-
raba haber recibido el despacho de general
en las provincias Unidas de Nueva-Granada
y Venezuela, juntamente con un tal Luis
Aury, acababa de posesionarse de la isla
Amelia, en el límite de Georgia, con la reco-
nocida intencion de emprender un ataque
contra la Florida Oriental. Los hombres que


..


estaban á las órdenes de M'Gregor se titu-
laban patriotas, pero eran en su mayor parte
desterrados de los E stados-U nidos, 0sclavos ~
contra·bandistas y vagabundos procedentes
de los puertos del Sur. El objeto de M'Gregor
se reducia aparentemente á conquistar la
provincia á fin de anexionarla á los Estados-
Unidos.


En30 dejulio de 1813, segun dice Moneste~
el gobernador español capituló para entregar
la plaza á los patriotas, con lo cual quedaba
escluida de nuevo la autoridad española, mas
no era posible establecer un Gobierno perma-
nente con aquella tropa de aventureros. Sus-
citáronse numerosas disensiones, y viéndose
suplantado el general M'Gregor por las arti-
ficiosas intrigas de Hubba:rd, quien le hizo
creer que peligraba su seguridad personal,
abandonó e~ mando, y marchó á Inglaterra
acompañado del capitan \Voodbine. Poco
dcspues Aury, que se titulaba almirante, así
como M'Gregor general, perdió sU influencia,
y se retiró tambien dejando á Hubbard al
frente de aquel Gobierno, que con una auto-
ridad usurpada no podia ser de larga dura-
cíon. A fin de impedir que se concentrasen
ilegalme:r:te todos aquellos hombres cerca de
la frontera de los Estados-Unidos, el Go-
bierno federal resolvió apoderarse del terri-
torio que tenian en su poder hasta que á
España le fuese posible mantener su autori-
dad, y en su consecuencia en l. o de enero de
1818, en cumplimiento de instr~cciones reci.:.
bidas ,. el mayor J. Bankhcad y el comodoro
,J. D. Henly marcharon con algunas fuerzas.
de mar y tierra de 105 Estados-Unidos, y
espulsando á los patriotas, se apoderaron
delpais (*).


(') Antes de esto, en el verano de 1816, Luis Aury habia
reunido una cuadrilla de bandidos y gente desesperada en
la isla de las Serpientes, situada en la Costa de Tejas, á
unas ciento treinta millas al Oeste de la embocadura del
.Mississippi. Hacer el contrabando, perseguir el comercio, y


,




CAP. II. ESTADos-u:-;mos. 21


Cuando habló de este movimiento, el Pre- Mientras los aventureros de Galveston, en
sidente tuvo buen cuidado de advertir q 110 al la isla Amelia, se ocupaban en llevar á cabo
espulsar á los aventureros del territorio que sus proyectos, listalló una gueha en la fron-
ocupaban, no era la intencion del Gobierno ter a de los Estados-Unidos y de la Florida.
hacer una conquista ni _perjudicar en manera Aunque España se habia posesionado de la
alguna la causa de las colonias. Tambien el provincia en 1793, es lp cierto que aun no
Secretario de Estado justificó este acto en su estaba ocupado el pais, y por lo tanto hallá-
informe oficial, afirmando que así lo exigian base, por decirlo así, en poder de los fililJUs-
tanto las leyes de las naciones como las de teros y otra gente de mal vivir, cuyos ahusos
los Estados-Unidos. nadie reprimia mientras no se acercaban á


En 10 de diciembre de 1817, fué admitido cualquier puesto militar. Los indios de Semi--
Mississippí á formar parte de la Union, y nola, que ocupaban algunas tierras en los
tl1mbien los territorios de Illinois y l\1issouri confines de la provincia, correspondientes en
tomaron sus disposiciones para seguir el parte á la Florida ,yen parte á los Estados-
ejemplo. Durante el otoño del mismo año, los Unidos, habian cometido varios escesos que
comisionados nombrados por el Presidente dieron lugar á las quejas del pueblo de Geor-
de los Estados-Unidos, y los jefes de las tri- gia, y aunque el general Gaines , jefe militar
bus indias de Wyandot, Delaware, Shawa- de aquel distrito, reclamó á los indios del rio
nese, Séneca, Ottowas, Chippewa y Poto- Flint la entrega de algunas personas recono-
wattamie, concluyeron un tratado por el cidas como delincuentes, rehusaron acceder
cual cedían estos últimos á la Union todas á la peticion bajo el pretesto de que no eran
las tierras que se reclamaban dentro de los ellos los agresores. A esta causa de queja,
límites del Ohio, estipulándose que los indios añadió se luego otra por haberse tenido que
que se quedaran en ellas habrian de sujetarse emplear cierta violencia al tomar posesion
á lf1s leyes de los Estados-Unidos. del territorio cedido á la Union, segun los


El Congreso se ocupó luego de la cuestion últimos tratados de los Creeks, violencia de
de la ley de quiebras, de las negociaciones que se vengaron los indios en el mes de
con España, de la guerra de Seminola, de diciembre, atacando un barco cargado de
enviar un ministro á la Plata, y de otros víveres que cruzaba el Appalachi-


1817.
asuntos de menor importancia, de que no cola, y matando las cuarenta perso-
damos detalles por no quedarnos suficiente nas que iban en él, entre las cuales habia
espacio para ello. Solo nos referiremos á los varias mujeres y niños.
debates del Congreso y á los actos de orado- Tan pronto como se tuvo conocimiento de
res tan notables como Enrique Clay, Daniel aquel suceso, el Gobierno autorizó al gene-
Webster y Juan C. Calhoun. El 20 de abril, fal Gaines para que marchase á la Florida
se terminó aquella atareada legislatura y se en caso necesario, pero encargándole que si
cerró el Congreso hasta el tercer lunes del los indios se refugiaban en algun fuerte no
mes de noviembre. lo atacase, y se limitara á dar cuenta del
dedicarse al tráfico de esclavos, contraviniendo las leyes, hecho; el general J ackson, que era el primer
eran las principales ocupaciones de aquella gente desal- jefe militar del Sur, recibió tambien, á fin de
mada. En abril de 1817, Aury se corrió hacia el Oeste, diri- diciembr-.e, órden de ponerse al frente de las giéndose a Matagorda, donde permaneció muy poco tiempo,
pues luego fué a reunirse con M'Gregor en la isla Amelia. fuerzas, y se 18 autorizó para reunir toda la.


TOMO III. 3




'~2 HISTORIA DE LOS CAP. Il.


milicia de un Estado, á la cual debian agre- Hallándose en este punto, Jackson bizo
garse las fuerzas procedentes de Georgia. prisioneros á un traficante escocés de Nueva-


En los primeros ,dias de enero, marcbóel Providencia, llamado Alejandro Arbuthnot,
general Jackson hácia el teatro de la guerra y á un tal Roberto C. Ambrister, natural
.á la cabeza de una numerosa tropa de vol un- de la misma provincia, los cuales comercia-
tarios de Tennessee, y antes de terminar el ban con los indios j tenian el encargo de
mes concluyó un tratado con los Creeks que escitarles á las hostilidades. Seguramente
se conservaban fieles á la Union, á fin de muchos hubieran dudado sobre el partido
poder contar con ~u auxilio en la guerra con- que deberian tomar con aquellos dos hom-
traSeminola. En 1. o de marzo, llegó Jackson bres, pero Jackson no vaciló un momento y
al fuerte Scott, situado junto al Appalachi- tomó su determinacion como si se tratara de
-cola, y como contaba ya con cuatro mil bom- una cosa que no admitia duda. ASÍ, pues, el
bres, fuerza superior á la del enemigo, resol- 20 de abril reunió un consejo de guerra, com-
vió atacarle inmediatamente. Sin embargo, puesto del general Gaines como presidente,
viendo luego que escaseaban las provisiones, y de los prime,ros oficiales, á fin de averiguar
apresuró su marcba hácia el Sur, y habiendo qué cargos resultaban contra Arbutbnot y
ordenado á los indios aliados que esp]orasen Ambrister, y aplicarles el merecido castigo
et.-pais, se cogieron al enemigo una porcion
de prisioneros. En frente de la fortificacion,
de donde habian sido arrojados los negros
en 1816, construyó luego Jackson un fuerte


t al que dió el nombre de Gadsden, destinán-
dole á depósito de víveres y municiones.


El l. o de abril, fueron destruidos los pue-
blos del lago Mickasukie y de Ocilla, donde
se cogió mucho ganado y trigo en abundan-
cia; en este último pueblo se encontró una
lanza pintada de encarnado, de la cual pen-
dian unas cincuenta pieles de cráneo, y poco
despues halláronse doscientos mas de estos
horribles trofeos, circunstancia que natural-
mente llamó la atencion de Jackson y sus
tropas.


El jefe americano no era hombre que se
intimidaba fácilmente ante los obstáculos ó
los peligros, y no dudando de la complicidad
de los espafíoles con los Seminolas, dirigió-
se inmediatamente á San Márcos, pequeño
fuerte que tenian los primeros en la bahía
de Appalachicola, y se apoderó de él, des-


si no eran inocentes.
A rbuthnot fué acusado: 1.0, de instigar á


los indios á la rebelion contra los Estados-
Unidos y sus ciudadanos, siendo él súbdito
de la Gran Bretafta, con quien la U nion
estaba en paz; 2.°, de baber sido espía, pro-
tegiendo y ocultando al enemigo, y facili-
tándole los medios de hacer la guerra; y 3. 0,
de escitar á los indios á que asesinasen á
Guillermo Hambly y Edmundo Doyle, súb-
ditos de Espar1a, con el objeto de apoderarse
,


de sus bienes, y en venganza de los celosos
esfuerzos que habian hecho aquellos para
conservar la paz entre su nacion, los indios
y los Estados-Unidos. Arbutbnot fué


tSts.
reconocido culpable respecto á los dos
primeros cargos, .Y se le sentenció á ser
ahorcado.


Al dia siguiente se vió la causa de Am- '
brister á quien se acusaba: l. o ~ ele haber
protegido y auxiliado al enemigo, facilitán-
dole recursos para bacer la guerra, siendo
el dicho Ambrister súbdito de .la Gran Bre-


pues de una escasa resistencia, ocupándolo tafía, con quien estaban en paz los Estados-
acto continuo con sus tropas. Unidos; y 2. o, de haber capitaneado á los




CAP. lI. ESTADOS-UNIDOS.


indios hostiles en su guerra con esta última
nacion. El consejo de guerra le reconoció
culpable en ambos casos y le sentenció á ser
pasado por las armas; pero. examinada de
nuevo la causa, conmutó esta pena, dispo-
niendo se le dieran cincuenta palos, y se le
condenara á trabajos forzados por un año.
El 29 de abril, aprobó Jackson la sentencia
del tribunal respecto á Arbuthnot, confir-
mando la primera que pronunció contra
Amb'rister, y dió órden para que se ejecutara
á los dos acusados al dia siguiente.


Victorioso en la Florida Oriental, despues
de haber muerto á mas ,de sesenta indios,
quemado setecientas cabañas, y mandado
ejecutar á dos criminales, sin otras pérdidas
que veinte Creeks aliados, el general Jack-
son se dirigió poco despues á Pensaco.la,
do.nde, segun co.stumbre" se habian refugia-
do. los indio.s al amparo. de las auto.ridades de
España. El go.bernado.r de la plaza pro.testó
co.ntra aquclJa invasio.n, asegurando. que se
resistiria; pero. como. esta advertencia no
detuvo. á Jackson, retiróse aquel al fuerte de
Barancas, y dejó que lo.s americilno.s se apo.-
derasen de Pensacola sin disparar un tiro..
Tres dias des pues , el ejército marchó so.bre
Barancas, levantó una fo.rtificacion durante
la no.che, y bombardeando. el fuerte" se apo.-
deró de él en 27 de mayo. Las autoridades
españo.las, civil y militar, se trasladaro.n á
la Habana y la provincia quedó o.cupada po.r
los americanos. El co.ronel King fué no.m-
brado. gobernador civil y militar; abo.liéro.nse
las leyes españo.las, y despues de haber de-
signado cuáles debian ser lo.s funcionario.s
del nuevo Gobierno, Jackson volvió á Nash-
ville, confiando el mando al general Gaines.
Poco despues, á principios de agosto, envió
una órden á dicho jefe para que se apoderara
de San Agustin, bajo el pretesto de que lo.s
indio.s estaban reuniendo. alJí municio.nes con


o.bjeto. de co.ntinuar la guerra. rran prontCY
como el Go.bierno. tuvo. co.nocimiento. de este
hecho, envió una co.ntraórden al general Gai-
nes, mandándole no atacase á San Agustin.


La \o.nducta del general J ackso.n habia es-
citado los ánimos en todo. el pais, y se cen--
suraro.n sus acto.s de diverso.s mo.do.s, po.r
cuya razo.n, esperábase co.n ansia que se re-
uniera el Co.ngreso. para ver qué disposicio.-
nes adoptaria el Go.bierno. en esta cuestio.n.


Durante las vacacio.nes, Mr. Mo.nroe visi-
tó las poblacio.nes y costas de Chesapeake
co.n objeto. de examinar lo.s fuertes de aquel
punto., y elegir un sitio. co.nveniente para es-
tahlecer un depósito. naval. El Presidente vo.l-
vió po.r el interior de Virginia á Washington r
hácia mediados de junio., yen 16 de no.viem-
bre co.menzó la legislatura. Al dia siguiente
remitió Mr. Mo.nro.e su mensaje, en el cual
se daba cuenta del. estado. de lo.s asunto.s pú-
blico.s, anunciando que la situacio.n del pais
era halagüeña y abundantes las co.sechas;
que flo.recia el co.mercio.; que las rentas iban
aumentando., y que las l'elacio.nes co.n las po.-
tencias estranjeras, m;cepto España,


El P 'd· l" 1 18t8. eran amistosas. re SI ente (¡JO. a
hablar de la hacienda, que lo.S ingreso.s del
Teso.ro. durante lo.s tres primeros meses del
año., habian escedido. de diez y siete millo.nes
de duro.s, que aun quedarian mas de do.s mi-
llo.nes de existencia para el primero. de enero
próximo, y que las rentas para 1819 se cal-
culaban en veintiseis millo.nes de duro.s.


El Banco. de los Estado.s-Untdo.s, del cual
se esperaba o.btener tantas ventajas, no. ha-
bia satisfecho las esperanzas del público. ~
pues al poco. tiempo., produjéro.nse varias que-
jas y se hiciero.n alguno.s cargos á los direc-
to.res de aquel establecimiento.. Al reunirse
el Congreso., y cuando. el Presidente anunció
que era envidiable la situacion de lo.s Esta-
do.s-Unido.s, ya empezaban á embrollarse lo.s




HISTORIA DE LOS CAP. JI.


asp.ntos del banco, y.comú todos temían ver-
se perj udicados en sus intereses, nombróse
un Comité, del cual era presidente Juan
C. Spencer, para que averiguase lo que habia
sobre el particular (*). Las causas que da-
ban lugar al descontento público, merecen
que flje en ellas su atencion el lector, tanto á
causa de su importancia intrínseca, como
porque dan á conocer las ventajas y desven-
tajas del banco nacional, y hasta qué punto
tenian razon algunos para oponerse á su es-
tablecimiento. •


El capital efectivo del banco al comenzar
sus operaciones, no pasaba de dos millones
de duros, cantidad insuficiente para el objeto
de la institucion, y por lo tanto se envió á
Inglaterra un agente especial con el sueldo
de veinte mil duros para que hiciese una ne-
gociacion. Al poco tiempo, es decir entre ju-
lio ele 1817 y diciembre de 1818, recibiéronse
en los Estados-Unidos, procedentes de Lón-
dres, siete millones doscientos cincuenta mil
duros, pero el interés exigido por este adelan-
to fué enorme, pues escedia de medio millon.


Como era de esperar on aquellas circuns-
tancias, el número de especuladores que te-
nian acciones en el banco excedia en mucho
al de los capitalistas, y habiendo tomado parte
los primeros en la direccion de los negocios,
tuvieron buen cnidado de arreglarse de mo-
do que asegurasen las ventajas para sí mis-
mos, sin consideracion al legítimo objeto del
banco y sin tener en cuenta que podrian per-
judicarse los intereses de muchos accionistas.
El sistema que se adoptó se reducia á una


, especie de reventa de las acciones del banco,
cosa que hasta entonces no se habia hecho,
y ahora vamos á decir de qué modo se ha-
cian poco mas ó menos las operaciones por


aquellos que se habian propuesto esplotar laR
utilidades solo para sí. Se acordó descontar
las acciones de los sóeios para el pago de sus
plazos, sin mas garantía que dejar aquellas
en depósito, cuya operacion se hizo primera-
mente á la par y luego con un interés de
veinticinco por ciento sobre el valor nomi-
nal, resultando de aquí que al cabo de poco
tiempo, era tal el número de acciones adqui-
ridas de este modo, que como consecuencia
necesaria, llegó el dia en que pudieron com:
prarse sin adelantar un céntimo. En este ca-
so, un especuLador cualquiera que hubiese
pedido cierto número de acciones, presentá-
base luego á los directores, neg9ciaba un
empréstito, ofreciendo dejar aquellas en ga-
rantía, y por una operacion simultánea, se
le daba el papel, recibíalo el banco y se ha-
cia luego el descuento con los beneficios cor-
respondientes. Cuando las acciones estaban
en alza, sacábalas su dueño para venderlas,


..


embolsábase la diferencia y comenzaba de
nuevo sus operaciones. Hasta principios de
setiembre de 1817 las acciones se mantuvie-
ron á ciento cincuenta y seis duros, y cin-
cuenta céntimos, pero de pronto, y cuando el
Congreso empezaba á tomar informes, baja-
ron, primero, á ciento diez duros, y luego á
noventa, ocasionando sensibles pérdidas á
los tenedores y no pocas quiebras.


La ciudad de Baltimore era el punto don-
de se hacian principalmente aquellas opera-
ciones, á que se habian dedicado personas
sin capital y sin principios. Dos ó tres cas~s
en las cuales tenian. intereses algunos direc-
tores sacaron del banco un millon quinien-, ..
tos mil duros, y los desfalcos en Baltimore
ascendian ya á un millon setecientos mil,
poco mas ó menos la pérdida que habian
sufrido las demás sucursales.


(") El Comíté se cornponi~ de Ml's. Spencer, Lowndc~, Ni era este el único perjuicio que ocasio- .
Mr. Lane, TIryan y Tyler. Su lllfúrme, muy estenso y 1U1l1l- .
!lOSU, fué pre,;entado e116 de enero de 1819. j naban aquellas especulaCiOnes: uno de los




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS.


principales beneficios gue se esperaban del dencia á .Mr. Langdon Cheves, reputado
banco era establecer la circulacion de valo- como uno de los mas hábiles hacendistas.
res, único medio de facilitar las transaccio- Bajo aquella direccion inteligente, mudó la
nes en todo el pais,y con este fin, necesitábase cosa de aspecto; las acciones pasaron á ma-
que los billetes ó letras giradas en cualquier nos de verdaderos capilatistas, cotizándose
banco fuesen pagaderos en todas las sucur- ü ciento veinte duros una; se regularizaron
sales. Hasta julio de 1818 se observó este las operaciones, merced á una cuidadosa in-
sistema, pero la mayor parte de la inmensa tervencion; ~e publicó un estado de la caja,
cantidad de papel emitida en los Estados oc- y se adoptaron cuantas disposiciones pare-
eidentales y del Sur, por consecuencia de las cieron necesarias para organizar debidamen-
operaciones comerciales~ pasó luego al nor- te las sucursales. De este modo, no solo se
te, y como las sucursales se vieron al fin evitaron muchas quiebras, sino que el banco
obligadas á suspenuer los pagos, el banco comenzó á recobrarse de sus pérdidas y bien
nacional dispuso que no se descontasen las pronto mereció de nuevo la confianza .del
letras sino donde se hubieran girado, por cu- mundo mercantil.
yo motivo quedó de nuevo entorpecida la cir- En una de las primeras sesiones de la le-
eulacion. gislatura, el Presidente presentó al Congreso


Sobre todo esto, complicábase la cuestion todos los docúmentos relativos á la guerra
del banco, porque algunos de los principales de Seminola: el Senado los pasó á un Comité
directores tanto de los elegidos por los accio- compuesto de Mrs. Burrell, Lacock, Eppes,
nistas como por el Gobierno, habian tomado King y Eaton, y de estos señores, los tres
parte en la especulacion; y el mismo banco primeros, censuraron severamente la con-


, "-


de Philadelphia siguió el deshonroso ejemplo dueta de Jackson por haber invadido la Flo-
del de Baltimore con perjuicio de los de Nue- rida y mandado ejecutar á Arbuthnot y Am-
va-York y Boston. !>rister, mientras los otros dos sostenian por


El Comité de que ya hemos hablado hizo el contrario que estaban conformes con sus
una minuciosa investigacioo sobre el asunto, actos. Sin embargo, como se acercaba el
y despues de dar á conocer la verdadera can- término de la legislatura, no se pasó á la
sa de los apuros del bancQ y de las quejas votacion. En la Cámara sucedió lo mismo:
suscitadas, propuso la adopcion de ciertas de los siete miembros de que se componia
medidas para evitar en lo sucesivo lo que el Comité militar, cuatro condenaron la con-
consideraba como violaciones de la carta del, duda de Jackson, y la defendieron los otros
banco nacional (*). El resultado fué que el tres, declarando que el pais debia estarle
presid_ente, MI'. Guillermo Jones, y otros dí- agradecido. Los debates, que comenzaron
rectores, presentaron su dimision; organizó- el 18 de enero, duraron cerca de tres sema-
se una nueva Junta, y se confirió ~a presi- I nas y en ellos tomaron parte los mas nota-


bles oradores. El elocuente Enrique Clay,
C) Por una cláusula de la carta, disponías8 que níngun asombrado de las violentas medidas y de la


sócio pudiera tener mas de treinta votos fuera cual fuese el
número de sus acciones. Los especuladores de Baltimore
eludi~ron esta dísposicion suscribiéndose por varias accio-
nes con nombres de otras personas, que les daban luego
sus votos, llevándoles un tanto por su complicidad en este
escandaloso fraude.


osadía del general J ackson, pronunció un
brillante discurso que terminaba con el si-
guiente párrafo: «Creo que estos señores
meditarán detenidamente sobre el asunto




26 HISTORIA DE LOS CAP. n.


que nos ocupa; acaso sea numerosa la opo-
sicion; quizás se trate de dar un voto de gra-
cias al general; podrá suceder muybienque
se le lleve en triunfo; pero si esto sucede,
veremos el triunfo del principio de insubor-
dinacion, el triunfo de la autoridad militar
sobre la civil, el triunfo sobre los poderes de
la Cámara y la Constitucion del pais; y yo
pediré al cielo que no sea, por último, un
triunfo sobre las libertades del pueblo {*).


MI'. Cobb, MI'. Hopkinson, Mr. Nelson y
otros, se unieron á MI'. Olay para condenar
la conducta del general, mientras MI'. R. M.
Johnson, MI'. Holmes y algunos mas, todos
hombres notables, defendieron las medidas
de Jackson, declarando que habia añadido
nuevos laureles á los que conquistara tan
valerosamente en Nueva-Orleans. Cuando se
procedió á la vofacion en la Oámara, res-
pecto á censurar la conducta de Jackson,
hubo muchos que se abstuvieron, lo cual
demostraba que por mas que se dijera en
contra acerca del proceder del general ame-
ricano, y por muy dudosa que pareciese su
conducta, el Congreso deseaba ap-robarla, y
el pueblo estaba dispuesto á ensalzar al hom-
bre que por su carácter, energía y pelicia
militar, acababa de atrae;se sus simpatías.
El Presidente, y tambien el gabinete, deján-
dose dominar, segun se dice, por la influen-
cia de MI'. Adams, aprobaron tácitamente la
conducta del general Jackson.


Illinois fué admitido á formar parte de la
Union, por un acuerdo del 3 de diciembre
de 1818, la parte Sur del territorio de Mis-
souri, dió los primeros pasos para organi-
zarse en Estado, solicitando del Oongreso
que le concediera un Gobierno territorial,
que se llamaria de Arkansas, y en febrero
de 1819, los territorios de Alabama y Mis-


e) Véa8C la Elocl/encia americana. por Mouro,", vlll. 11,
págs. 27:3-8G.


souri, pidieron ser admitidos como Estados
de la U nion. MI'. TalImadge, miembro de
la Oámara, propuso fijar un límite á la es-
clavitud, en el nuevo Estado de Missouri,
prohibiendo la introduccion de esclavos y
emancipando gradualmente á los que enton-
ces servian como tales, proposicion que dió
lugar á los mas acalorados debates sobre
este trasc:ndental asunto, si bien se aprobó
el bill, Y se remitió al Senado. Este, sin em-
bargo, no quiso resolver nada contra la es-
clavitud, por veintidos votos contra diez y
seis, y aun cuando la Oámara suprimió lue-
go la'cláusula por la cual se prohibia la es-
clavitud en general, negóse el Senado á
prestar su aprobacion y se desechó el bitl.
Este asunto se aplazó, pues, para la próxi-
ma legislatura, en la que, segun veremos,
la cuestion del Missouri fué otra manzana
de la discordia y dió lugar á escenas violen-
tas sin paralelo en los anales de la historia
de nuestro pais.


Por lo tocante á Alabama, parece que no
hubo gran divergencia de opiniones en el
Oongreso, y se convino sin dificultad en ad-
mitirlo como Estado esclavo, lo cual se hizo
en 14 de diciembre de 1819. Oon este moti-
vo suscitóse tambien la cuestion de introdu-
cir restricciones á la esclavitud en el terri-
torio de Arkansas, lo cual, como veremos,
iba á complicar aquella tan asendereada cues-
tion.


A principios de enero, MI'. Oalhoun, Se-
cretario de la Guerra, presentó un luminoso
informe sobre caminos y canales, en el cual
manifestaba qúe po solo seria conveniente
su construccion para el comercio y para la
rapidez de las comunicaciones, sino que
consideraba el proyecto como muy útil para
facilitar las operaciones militares, para con-
solidar la Union, aumentar la riqueza y de-
fender convenientemente el pais. MI'. Cal-




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS. 27


houn indicaba asimismo que podrianemplear-
se algunas brigadas militares en la construc-
cion de varias líneas de las ya propuestas, y
el Congreso, conformándose con este parecer,


votó un presupuesto de diez mil duros
1:819. para satisfacer el aumento de paga
de los soldados que se em pleasen, consig-
nando al propio tiempo quinientos mil mas
para la construccion del camino de Cumber-
land, proyecto que mereció luego la comple-
ta aprobacion de Enrique Clay.


Hácia fines del mes de enero, Mr. Lown-
des presentó tam bien un bien redactado in-
forme sobre el proyecto de pesas y medidas,
así como tambien sobre el valor ele la mone-
da estranjera en los Estados-Unidos. Las ob-
servaciones del Comité acerca de este asunto
son del mayor interés.


A pesar del mal giro que habian tomado
los asuntos, á consecuencia de la invasion


. de la Florida por el general Jackson, acti-
váronse las negociaciones con el ministro
español, y se concluyó y firmó en 22 de fe-
brero un tratado por el cual se cedia la Flo-
rida á los Estados-Unidos, mediante el pago
de cinco millones de duros, estipulándose
que no se promulgaria aquel hasta que lo ra-
tificase España, y que la citada suma se
aplicaria á indemnizar por daños y perjui-
Dios á los ciudadanos de la Union que hubie-
sen sufrido espoliaciones de aquella potencia.
Uno de los últimos actos de la legislatura
fué aprobar un bill autorizando al Presiden-
te para tomar poses ion de las Floridas del
Este y Oeste. El rey de España, sin embar-
go, no se convino á prestar su aprobacion,
con gran disgusto de MI'. Forsyth, el envia-
~o americano, y solo despues uehaber tras-
Durrido unos catorce meses, accedió su ma-
gesiad á ratifiCar el tratado, lo cual se hizo
en 24 de octubre de 1820.


latura sus árduas tareas yse cerró el décimo
quinto Congreso.


Antes de concluir el presente capítulo, de-
bemos ocupamos de un asunto, del mayor
interés entonces para muchos de nuestros
compatriotas. El comercio americano se ha-
bia perjudicado tan grayemente á consecuen-
ciade las espoliaciones de las potencias be-
ligerantes de Europa, que al celebrarse la
paz, tratóse de· obtener una indemnizacion
lo mas pronto posible. Merced al tratado de
Ghent, habíase arreglado la cuestion de re-
clamaciones con la Gran Bretaña, pero aun
faltaba hacer otras á Francia, España, Ná-
poles, Holanda y Dinamarca, siendo de ad-
vertir que las reclamaciones contra algunas
de estas potencias databan del-año 1800.


Mr. Guillermo· Pinckney se encargó en
1816, por órden del Presidente, de una mi-
sion especial en Ná,poles, la cual debia des-
empeñar antes de mar9har á Rusia en clase
de enviado de los Estados-Unidos. El
b· t . d . 1 d N' 1 1816. o. oe o era 111 UClr a rey e apo es


á que satisfaciese una indemnizacion por las
pérdidas sufridas por nuestros comerciantes
á consecuencia de habérseles confiscado sus
bienes durante eí reinado de Murat; pero el
soberano que entonces ocupaba el trono, ale-
gó que no se creia responsable de los actos
de su antecesor, y por lo tanto Mr. Pinck-
ney salió de aquella capital sin obtener nada.
No fué mas afortunado Mr. Eustis en el
Haya, pues allí tambien se creyó oportuno
seguir el ejemplo de Nápoles, y el Gobierno
contestó que nada tenia que ver con los ac-
tos de la dinastía napoleónica. En Dinamar-
ca sucedió lo mismo.


Respecto á las reclamaciones contra el
Gobierno español, baste decir que solo die-
ron lugar á enojosas negociaciones, y aun
cuando en el mes de enero de 181~, se ofre-


El día 3 de marzo terminó aquella legis- ció aceptar la Florida como compensacion,




28 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. n.


tampoco se obtuvo un resultado favorable.
El embajador español rehusó entablar ne-
gociaciones hasta que se devolviera aquella


parte de la Florida de que ya habian
1818. d . 1 E t' d U'


_ toma o lJOSeSlOn os s a os- nI-
dos, y tambien se quejó, no sin razon en
cierto modo, de las infracciones contra las
leyes de neutralidad, toleradas por el Gobier-
no americano, y de la persecucion que sufria
el comercio español por parte de algunos
ciudadanos de los Estados-Unidos. Aunque
no se pudo obtener indemnizacion alguna
de aquella potencia, en vista de la represen-
tacion de su embajador, creyó oportuno el
Presidente solicitar la aprobacion de un bill


contra los cruceros. Poco despues, segun ya
hemos dicho; y en virtud del tratado con
España, celebrado en febrero de 1819, se ce-
dió la Florida á los Estados-Unidos, estipu-
lándose el pago de cinco millones ele duros
para indemnizar al comercio americano.


Sentimos decir que Francia se mostró tan ./
poco dispuesta como las demás potencias
europeas antes citadas, á conceder una in-
demnizacion por las depredacione~ cometidas
contra nuestros compatriotas. Nada se obtu-
vo por entonces, y esto fué un motivo de
queJa y disgusto por muchos años. Mas
adelante hablarcmos de nuevo sobre este
asunto.


/'




CAPÍTULO 111.


1819-1822.


ACON TECIMIENTOS DURANTE i8i9-t822.


El Presidente vif'ita los Estados del Sur.- La cuestion de eselavoR.- Se reune el Congreso.-·Ell1lE>nsaje del Presidente.
- La cuestion del Missouri.-Debates y personas notables quc tomaron parte en ellos.-Resultado de la cuestion.-
Procedimientos del Congreso.-Ley de quiebras, pensiones y venta de tierras públicas etc.-El comodoro Decatur e><
muerto en un duelo.- El cuarto censo.- Período crítico.- El Congreso se reune en noviembre de 1820.- Extracto del
mensaje del Presidente.-La cuestion del MiRsouri.- Se renuevan los debates.-Esfucrzos de Clay.-Resultado de la
eleccion presidencial.-Estado crítico de la hacienda.-EI tratado de la Florida.-'-Segunda administracion de Monroe.
-.Tackson es nombrado gobernador de la Florida.-Sus actoS.-Proclama del Presidente respecto á la ndmisi(,n de
Missouri.-EI décimo séptimo Congreso.-El mensajc del Presidente.-Investigacion acerca de la conducta de .Ta('l;f'on
- Se rehusa el auxilio á las fábricns del pais.- El Congreso aplaza sus sesiones hasta el S ele mayo.


Durante el verano de 1819, Mr. Monroe,
persistiendo siempre en llevar á cabo su plan
de examinar con la mayor detencion todo el
pais, hizo un corto viaje á los Estados del
Sur. Salió, pues, de Charleston, dirigióse á
Savannah, Augusta y otros puntos, y atra-
vesando luego al territorio de los Cherokees,
pasó por Nashville, Louisville, Lexington


-y Kentucky, y volvió á Vl ashington á prin-
cipios de agosto.


La cuestion de la esclavitud, como era de
esperar en vista de lo ocurrido en el último
Congreso, empezó á tener mas importancia
de lo que se creia, y tanto en el Norte como
en el Sur, iban sobreescitándose los ánimos
sobre este asunto. Los diversos intereses, así
como los principios, las preocupaciones y el
./


espíritu de partido, los recelos, el patriotis-
mo yel amor á la Union, agitaban las pasio-
nes de 'ciertos hombres, y una vez reunido el


TOMO JII.


Congreso, era evidente que se suscitarian
discusiones graves y de un carácter violento.
Con semejante estado de cosas, el pais espe-
raba inquieto y con cierta ansiedad á que
empezara la legislatura.


La primera sesíon del décimo sexto Con-
greso se celebró el 6 de diciembre de' 1819:
Mr. Clay fué reelegido sin oposicion Presi-
dente de la Cámara, y al, dia siguiente remi-
tió Mr. Monroe su mensaje anual, en el que
se daba cuenta en primer lugar del estado de
nuestras relaciones con España y de la polí-
tica adoptada por el Gobierno. El Presidente
anunciaba además que el convenio comercial
con la Gran Bretaña no era nada ventajoRo,
y que convendria adoptar alguna disposicion
para prohibir el comercio con las colonias
británicas. El Presidente decia al hablar de
la hacienda,' que escaseaban los recursos
pecuniarios, y que era urgente adoptar algu-




~o HISTORIA DE LOS CAP. Ur.


nas medidas, conformes con la Constitucion, Estados libres, venia insistiendo desde mu-
para aliviar las necesidades mas apremian-
tes; indicando que seria muy ventajoso pro-
teger las fábricas del pais, y favorecer en lo
posible los demás intereses de la nacion, con
tanto mas motivo cuanto que se notaba que
disminuian los ingresos del Tesoro á causa
';sin duda de la paralizacion del comercio.
Segun lo espuesto en el mensaje, las rentas
del año siguiente no producirian mas que
veintitres millones de duros, y aun cuando
-se esperaba un aumento, era preciso no olvi-
{lar que debian pagarse las pensiones conce-
Jidas á los veteranos de la revoluciono Des-
pues de hablar de las fortificaciones de las
-costas, del aumento de la armada, de la su-
presion del tráfico ,de esclavos, etc., el Pre-
sidente terminaba su mensaje con estas pala-
bras: «Hechas mis observaciones sobre estos


importantes asuntos, siento tener que
t819.


anunciaros la pérdida que hemos su-
frido por la muerte del comodoro Perry, que
tantas pruebas de su valerosa intrepidez nos
dió en la última guerra. Su muerte será con-
siderada en todo el pais como una desgracia
personal. »


La cuestion del Missouri, como era de
esperar, fué el gran tema de la legislatura,
y ya desde las primeras sesiones se comenzó
á discutir este asunto que produjo la mayor
escitacion, tanto dentro como fuera del Con-


cho tiempo antes para que el Congreso admi-
tiera en la Union á los Estados esclavos, del
mismo modo que admitia á los libres, y como
ya se habia·hecho esto con Alabama, que era
de la clase de los primeros, sosteníase que
tamLien Missouri debia formar parte de la
Union como Estado libre. En aquella fecha.
solo se contaban diez Estados esclavos, mien-
tras que los libres ascendian á doce, y como
ya habia otro de esta última clase que soli-
citaba la admision, los miembros del Sur
comprendieron que si no se apoyablit á Mis-
souri iba á estinguirse completamente la
esclavitud por la accion del Congreso. Ade-
más de lo dicho, debe advertirse que como
al año siguiente iba á f9rmarse el nuevo
censo, se haria una nueva distribucion de
representantes, y habiendo. ya ciento cinco
miembros de los Estados libres y solo ochenta
y ocho de los esclavos, si no se apoyaba á
Missouri, los que se mostraban o,puestos á
la esclavitud, contando una mayoría abso-
luta en ambas Cámaras del Congreso, harian
lo que tuvieran por conv.eniente, ya le pare-
ciese bien ó mal al Súr. Como si esto no
fuera bastante, y para embrollar mas
., bId' d 1 1819. la sltuaclOn, acercá ase e la e as


elecciones, y si no se admitia á Missouri, ha-
bria votos perdidos ó ganados para algunos
candidatos.


greso. Los talentos mas notables, los mas Seria imposible, no contando sino con un
elocuentes· oradores del Congreso nacional, reducido espacio en nuestro libro, reproducir
tomaron parte en aquellos importantísimos todos los argumentos que adujeron por una
,debates, cuyo objeto. era resolver si la escla- y otra partélos mas elocuentes oradores del
vitud seria tolerada con ciertas restricciones, Congreso al discutirse aquella enojosa cues-
impidiendo que se generalizara mas, ó si se tion: lo mas que podemos hacer es dar un
permitiria que se estendiese sin oposicion breve es tracto , aconsejando al lector ex ami-
alguna. . ne los debates del Congreso y lea los dis-


El estado de cosas en aquella época con- cursos de hombres tales como Rufo King,
tribuia á la exasperacion de los ánimos: el Enrique Clay, Juan Randolph, Guillermo
Sur, envidiando el rápido progreso de los I Pinclmey, Juan Sergeant y otro·s. Mr. Ben-.




CAP, III. ESTADOS-UNIDOS, 31
-


ton, en su Revista de los Treinta Aiios, con-
sagra un capítulo á este asunto, que merece
la atencion del lector.


Los hombres del Sur alegaron que el Con-
greso no estaba autorizado para introducir
restricciones; que la Constitucion, recono-
ciendo la esclavitud como una cosa existente,
la protegia'; que los esclavos en su clase
podian considerarse mas felices que la ham-
brienta y miserable poblacion de Irlanda;
que aun admitiendo. que la esclavitud fuese
un mal, su abolicion en el Sur ~eria una
calamidad mayor; que el admitir á Missouri
como Estado de la Union no aumentaria el
número de esclavos; y por último, que el
pueblo de Missouri gozaba del derecho de
tener esclavos, segun la cláusula del tratado
por el cual se cedió la Louisiana á los Esta-
dos-Unidos. Estos y otros argumentos, desar-
rollados con notable elocuencia, dieron á
conocer que del resultado de esta cuestion
iba á depender en gran manera en lo suce-
sivo la fuerza política de las diversas partes
de la Union.
, Los que combatian la,esclavitud refutaron


los argumentos de Jos hom~res del Sur con
el mayor celo y energía, alegando entre otras
cosas que por las tendencias del pueblo de
los Estados-Unidos, era evidente que se mi-
'raba con disgusto la esclavitud; que ésta se
oponia enteramente al genio de las institu-
ciones libr~s; que no podia considerarse sino
?om<;> un mal de que era preciso desh~cerse
tan pronto como fuese posible; que si bien
la Constitucion habia reconocido la esclavi-
tud, esto no .se referia sino á los trece Esta-
dos primitivos, respeéto á los cuales no
debia establecerse ya diferencia; y final-
mente', que proponerse estender la esclavi-
tud sobre un territorio mas vasto que el de
los Estados-Unidos, y entre millones de
habitantes, era cosa que no, podia menos


de sublevar á los hombres verdaderamente ,
libres. Los diputados del Norte y
O 'd . b' 1 1820. CCI ente sostuvIeron tam len que e
Congreso tenia derecho de legislar en el
asunto relativo - á la admision de nuevos
Estados, así como tambien el de imponer las
restricciones que creyese convenientes en
aquellos que se formaran fuera del vasto
territorio, que constituyendo el dominio pú-
blico, se hallaban sometidos á la legislatura
nacional. Díjose así mismo que el Congreso
no solo estaba autorizado, sino que tenia el
deber, por consideraciones á la justicia y á
la libertad, de oponerse al progreso de la es-
clavitud, y aun hubo algunos que asegura-
ron que si continuaba el tráfico de esclavos,
á despecho de lag leyes humanas, se daria
un paso mas para ,que al fin se disolviera la
Union.


Ya podrá el lector figurarse cuán acalora-
dos y violentos serian aquellos debates, pero
no es fácil se forme una idea exacta solo con
la lectura de nuestro estracto, de la escita-
cion, del enojo y de la cólera que dominaba
á unos y á otros mientras se estuvo deba-
tiendo este asunto, que de tal modo llamaba
la atencion del Congreso. En el Senado, así
como en la Cámara, no se discutia otra cosa,
y los debates se complicaron al presentarse
el bill para la admision de Maine, cuando
aun no se habia resuelto la cuestiono Mis-
ter Guillermo Pinkney, de Maryland, fué
uno de los mas elocuentes defensores de su
partido y Mr. Rufo King, de Nueva-York,
abogó por los hombres del Norte, apoyan-
do los principios de todos los que como él,
deseaban fijar un límite al progreso de la
esclavitud (*).


Como se habian prolongado los debates


C) Los discursos de Mr. King y Mr, Pinkney sobre la
cuestion de Missouri, se encuentran en la ElocuenC'Ía Ame-
ricana, por Monroe, vol. 11, págs. 44-51 y 114-20,




3'1. HISTOlHA DE' LOS CAP. III.


desde el principio de la legislatura hasta los de proponer un arreglo que pusiera término
primeros dias de marzo, comenzóse á dudar á los debate~, pues el Senado y la Cámara
que fuera posible procurar una existencia no convenian en ciertos puntos de la mayor
independiente á Maine ó Missouri, en el importancia, insistiendo en sus diversas en-
tiempo hábil para que tomasen parte en la miendas y modificaCiones. Formóse,
próxima eieccion. Maine se quejó, y con justo pues, un Comité, el cual propuso que 1820.
motivo, de que se retardara su admision por el Senado desistiera de sus enmiendas y que
causa de otro Estado, con el cual nada tenia se suprimiese en el bill para la admision de
que ver, y á pesar de la enérgica represen- Missouri, la cláusula que prohibia el aumen-
tacion que se hizo al Congreso en su favor, to do esclavitud en aquel Estado, sustitu-
no dió resultado alguno porque los hombres yéndola con otra' en que se previniera que en
que se oponian á las restricciones, creian \ todo el territorio norte de Louisiana quedaria
favorecer su causa, insistiendo en que se re- prohibjda la esclavitud para siempre. Mister


.l solviese á, la vez la cuestion de Maine .Y Mis- Jesse B. Thomas, de Illinois, fué el autor
sourIo de esta proposicion, que puesta á votacion en


Enrique Clay, como es de su-poner, se in- el Senado, se avrobó en la llrimera "9arte \lor
teresó mucho en aquel importante asunto, y noventa votos contra ochenta y siete, y en
mientras abogaba porque se admitiera á Mis- la segunda por ciento treinta y cuatro' contra
souri, declarando que en cuanto á la esclavi- cuarenta y dos (*).
tud doméstica, solo debia resolver dicho Esta- El gabinete deliberó luego detenidamente. .
do, aseguraba por otra parte que si él fuera sobre el arreglo acordado, y como por él
ciudadano de Missouri, no habria consentido quedaba prohibida la esclavitud para siempre
nunca una Conftitucion que no ordenara la en la línea norte de Louisiana, el Presidente
estincion de la esclavitud. Clay predicaba y sus consejeros opinaron que la medida era
la conciliacion creyendo que la seguridad de constitucional; pero, segun nos dice el Dia-
los Estados-Unidos exigia mútuas conce- rio de Mr. Adams, discutióse luego si la
siones, y como dice muy bien Mr. CoIton prohibicion debería hacerse estensiva solo á
en su panegírico al hablar del distinguido los territorios, ó á los Estados que se forma-
orador: «El era el hombre q~e mas se intere- sen de ellos al cabo de cierto número de años.
saba en uefender el honor nacional. Siempre Sobre este punto hubo diversos pareceres,
tranquilo, pero no indiferente, levantóse mas mas se consideró como un mal augurio el
de una vez para conjurar la tormenta y cal- que se dejara una puerta abierta para resu-
mar los ánimos de los que se dejaban arras- citar las disensiones y promover otra dis-
trar por la violencia de los debates; era el CUSlOn.
mediador entre los dos partidos. En cierta El 6 de marzo de 1820, se declaró ley el
ocasion estuvo hablando Mr. Clay cuatro bill para la admision de Missouri; el de Maine
horas y media durante las cuales asombró á se habia firmado tres dias antes. Los ·escri-
todos con su poderosa elocuencia y sus per- tores del Norte aseguran que la victoria en
suasivos argumentos.» aguella lucha parlamentaria se declaró rea]-


Cansados ya de la lucha, é inquietos al
ver el giro que iba tomando la discusion, (") Véase la Vidrt de Juan Randolph, por Garland, vol. II, págs. 128-133, donde se censura la eonducta de Mr. CIar
uniéronse varios diputados á NI1'. Olay á nn respecto de la cllestion de Missouri.




CAP, III, - ESTADOS-UNIDOS,


ment(3 en favor de los que apoyaban la escla- de MI'. Clay, aprobáronse en la Cámara, por
vitud, y -que sus contrarios convinieron en considerables _mayorías, la primera y última
el arreglo de la cuestion con mucha repug- de estas proposiciones, y la segunda fué
nancia y no muy buena voluntad. El senador desechada; pero como el Senado no tomó en
Benton (*), por otra parte, afirma que la consideracion el bill referente á las tarifas,
ventaja estuvo de parte de los que combatían por indicacion de MI'. Baldwin, se aplazó
la esclavitud; que con la medida adoptada, este asunto .para la próxima legislatura.
se establecia una -línea divisoria entre la po- Poco despues se presentaron numerosas
blacion libre y la esclava, mucho mas ven- solicitudes pidiendo que se hiciese una ley
tajosa que la fijada en la Ordenanza de 1787; uniforme de quiebras. Los diputados del
que se abolia la esclavitud sobre una inmen- Norte y del Este apoyaron la peticion, con
sa estension de territorio donde legítimamen-- tanto mas motivo cuanto que sus constitu-
te podia existir, dejándola solo en la Florida yentes eran los que mas se habian


1 t 't 'd k 'd' dI' lt' " fi 1.820, Y e ern orlO e Ar ansas; y que era, en perJu!Ca o en a u lma crISIS -nan-
fin, una gran concesion para los Estados ciera del pais; pero como los miembros del
que se oponian á la esclavitud. Sur y del Occidente s~ negaron á votar seme-


A pesar del mucho tiempo invertido en jante ley, no se llevó á cabo la medida.
esta discusion, no dejó el ~ongreso de aten- HácÍa mediados de febrero, Mr. Crawford,
der á otros asuntos de reconocida importan- Secretario del rresoro, presentó un informe
cia. Las tarifas de 1816 no habian producido I acerca de la, circulacion de valores, muy bien
los beneficiosos resultados que esperaban redactado y con observaciones muy oport.
todos aquellos que protegian la industria ma- nas en la situacion por que entonces atrave-
nufacturera; y como esto se debia en parte á saba el pais. Como era muy considerable el
que muchos, deseando llevar á cabo grandes número de personas á quienes se débian con-
operaciones sin ningun capital, se habian ceder pensiones, se propuso introducir una
visto perdidos al ocurrir la primera crísis modificacion en el sistema adoptado, encar-
financiera por no contar sino con el crédito, gándose al Secretario del Tesoro que averi-
el Presidente adoptó las mas oportunas dis- guase hasta qué punto podria el Gobierno
posiciones para favorecer la legislacion en cumplir con este compromiso. A propuesta
-este punto. Formáronse distintos Comités de Mr. Clay se asignó un presupuesto adi-
para estudiar la cuestion comercial y de la cional, á fin de que el Presidente pudiera
industria; el Presidente de la Cámara habló enviar delegados á los Gobiernos nuevamen-
con mucho calor al proponer que se adoptara te er,tablecidos en la América del Sur: se
el Sistema Ame1'icano,'y Mr. Baldwin, pre- votó asimismo. una cantidad para abrir el
sidente del Comité de fábricas, presentó tres camino de Cumberland, y además aprobóse
proposiciones, cuyo objeto era fomentar el un bill por el cual se variaba el sistema adop-
progreso de la fabricacion del pais, revisar tado para la venta de terrenos públicos, que
las tarifas, mejorándolas en lo posible, y hasta entonces habia dado lugar á especula-
.abolir el crédito para los derechos sobre géne- ciones perjudiciales, tanto para los compra-
TOS de importacion. Merced á la influencia dores como para la renta. Prevínose entre


otras cosas que en lo sucesivo se fijara el
-(') Revista de los Treinta Ajios, por Benton, vol. 1, pág. 5. precio de duros ciento veinte y cinco por




HISTORIA DE LOS CAP. 111.


acre. Por una ley especial no solo se dispuso
perseguir la piratería, sino tambien el tráfico
estranjero de esclavos.; hiciéronse los prepa-
rativos necesarios para formar el censo que
debia ser mas completo que ninguno de los
publicados hasta entonces y útil sobre todo
pam el reparto de contribucion; y llegado el
término de la legislatura, cerróse el Congre-
so el 15 de mayo hasta el mes de noviembre
siguiente.


Antes de esto reunióse un Comité á fin de
elegir los candidatos para Presidente y Vice-
presidente, mas habiéndose sabido que Mon-
roe y Tompkins obtendrian la mayoría de
los votos, designóseles desde luego para la
reeleccion.


Al llegar aquí parécenos oportuno dar
cuenta de la dolorosa muerte del comodoro
Decatur, acaecida en un duelo, y con este
motivo no podemos menos de repetir una vez
m.as, cuanta pena nos causa, tanto á nos-
otros como á todas las personas dignas y de
sentimientos elevados, el que no se destierre
esa detestable costumbre de batirse en duelo,
que solo :merece la reprobacion de la socie-
dad y que nosotros combatiremos siempre
con todas nuestras fuerzas. En la Vida de
Decatur, por Mackenzie; se refieren detallar
damente los pormenores del hecho y de las
causas que indujeron á Barran á enviar á
Decatur un cartel de desafío; nosotros nos
limitaremos á decir que el encuentro tuvo
lugar en 22 de marzo en Bladensburg y que
el comodoro quedó muerto en el sitio. El
Congreso suspondió su sesion para honrar el
funeral, y el Presidente, acompañado de to-
dos los jefes de los departamentos, los mi-
nistros estranjeros, los miembros de la legis-
latura y un gran concurso de los principales
ciudadanos, acompañó hasta el cementerio
los restos mortales del intrépido marino, en
prueba del sentimiento que á todos causaba


tan sensible é irreparable pérdida. Estraño
parece por demás que no se tomase acta de
aquel hecho tan escandaloso; aunque se ha-
bia infringido la ley abiertamente sin el me-
nor escrúpulo, no se dió ningun paso para.
arrestar al culpable; no se hizo nada para
vindicar el honor y la dignidad de las leyes
del pais, y como si esta manera de ventilar
las disputas fuese conveniente y natural, el
Presidente y los demás hombres encargados
de hacer respetar la justicia del pais, no die-
ron ningun paso para aplicar el debido cor-
rectivo al culpable. Doloroso es pensar que
uno de los hombres mas bravos y caballero-
sos de nuestra marina, bajara á la tumba
echando un borron sobre la última página de
su brillante historia, y dando lugar á que el
mundo pudiera decir: ha muerto en desafío.


Durante aquel verano se formó el cuarto
censo de los Estados-Unidos, que dada á co-
nocer cuál era la poblacion en l. o de agosto
de 1820. El número de blancos ascendia á
cuatro millones mil sesenta y cuatro varo-
nes y tres millones ochocientos setenta y
un mil seiscientos cuarenta y siete hembras,
total siete millones ochocientos setenta y dos
mil setecientos once; en la poblacion de co-
lor, cantábanse ciento doce mil setecientos
ochenta y tres varones y ciento veinte mil se-
tecientas ochenta y tres hembras, total dos-
cientos treinta y tres mil quinientos sesen-
ta y seis; el número de esclavos era de
setecientos noventa mil nuevecientos sesen-
ta y cinco varones y setecientas cincuenta y
dos mil setecientas veintitres hembras, to-
tal un millon quinientos cuarenta y tres mil
seiscientos ochenta y ocho, resultando por
consiguiente para toda la poblacion nueve
millones seiscientos cuarenta y nueve mil
nuevecientos sesenta y cinco.


Segun este censo aparecia tambien que se
contaban en los Estados-Unidos cincuenta y




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CAP. 1II. ES1'ADO&-UNIDOS.35


tres mil seiscientos ochenta y siete estran- difícil cambiar porque á veces se exigia has-
jeros sin naturalizar; el número de personas ta un cincuenta por ciento. Todo el pueblo
dedicadas al comercio, era de setenta y dos gritaba MISERIA; todos pedian SOCORRO.»
mil cuatrocientas noventa y tres, el de las Pocos paises, como ha dicho muy bien un
empleadas en la fabricacion, trescientas cua- escritor moderno, podian haber atravesado
renta y nueve mil quinientas seis, y en la por semejante crísis, y muchos menos aun
agricultura dos millones setenta mil seis- hubieran creido, que precisamente en el pe-
cientas cuarenta y seis. La segunda cifra ríodo en que la mayor parte de las clases se
basta para comprender cuán eficaces eran las hallaban en tan apurada situacion, los hom-
medidas adoptadas para fomentar la fabrica- bres que hasta entonces habian sido adver-
cion y proteger los intereses de los que se de- sarios políticos, olvidando sus disensiones, y
dicaban á ella (1'). d~jando á un lado el espíritu de partido, se


La descripcion que hace el senador Benton unirian entre sí: para sostener la política
de la triste situacion del pais en los al10s lfl"ashin.r¡ton-Monroe. Este es uno de los ras-
1819 y 1820, es digna de citarse aquí, si gos mas salientes de la historia de la admi-
bien nos parece algo exagerada. Espresábase . nistracion del quinto Presid~nte de los Esta-
en estos términos: «Ya se habian agotado dos-Unidos.
todos los recursos del pais; no quedaba oro ni El 13 de noviembre s~ re~nió el Congreso
plata ni cosa alguna que lo valiera, pues los y comenzaron las tareas de la legislatura.
bancos locales, escepto los de Nueva-Ingla- Enrique Clay, que habia tenido que ausen-
'OO1'1'a, volvieron á suspender sus pagos, y por tarse para atender á. sus asuntos particula-
10 que hace al banco de los Estados-Unjdos, -res, dirigió una carta á la Cámara, rogando
instituido para hacer frente á la crisis y re- que se le aceptase la dimision del cargo de
mediar los apuros del pais, nada podia hacer Presidente, y esto dió lugar á un debate,
sino ir pagando poco á poco á sus acreedo- cuando se trató de ,reemplazar al elocuente
res, vendiendo cuanto tenia, á fin de prolon- orador. Presentábanse desde luego tres can-
gar su precaria existencia. Ya no se hacian didatos: Smith, de Mary land, Lowndes, de
compras ni ventas; la industria estaba para- la Carolina del Sur, y Tay 101', de N ueva-
lizada; no se encontraba trabajo en ninguna York; tambien se indicó á Sergeant, de
parte; habia cesado el movimiento en las fá- Pennsylvania, pero los que .le favorecian
bricas; todo se volvia leyes y mas leyes, y eran en tan corto número, que no podia te-
no se veian sino acreedores y deudores. Tal ner esperanzas de ser elegido. La votacion
era el cuadro que presentaba en aquella épo- duró tres dias: cinco veces consecutivas ob-
ca la mayor parte de la U nion, es decir, todo tuvo Taylor una mayoría, aunque no sufi-
el Sur y el Oeste de Nueva-Inglaterra. Lo ciente, para conseguir la victoria, y lo mis-
único que circulaba en abundancia era un mo sucedió poco mas ó menos á Lowndes y
papel sin valor, endosado por algun comer- Smith, hasta que al fin, los diputados del
ciante, ó industrial, y que era sumamente Norte unieron sus votos, y habiendo dado la


C) Véase b obra de MI'. Tucker titulada: Progmo de preferencia al candidato de Nueva-York, fué
.los Estados-Unidos; aumento de poblacion y riqueza en el elegido MI'. Lowndes solo por un voto.
pais, en el espacio de cincuenta años, segun los datos toma-
dos del censo, págs. 2~-3"'. Se encontrarán interesantes de-
talles sobre el particular.


Al dia siguiente se leyó en las dos Cáma-
ras el mensaje de Mi'. Monroe, interesante




36 HISTORIA DE LOS CAP. 111.


documento en el que no se hacia una descrip- caja por la venta de terrenos veintítres
cíon tan desconsoladora como la del senador millones. El mensaje del Presidente termi-


Benton, que ya hemos copiado antes. naba dando cuenta de otros asuntos de inte-
1820. Despues de manifestar el Presidente rés, tales como la defensa de las costas, la
que la situacion del pais en general era ha- organizacion del ejército, el progreso de ·la
lagüeña, por mas que no hubiera terminado civilizacion entre .los indios y los esfuerzos
la crísis que se venia atravesando en algu- hechos para suprimir el tráfico de escla-
nos puntos, hablaba del estado de nuestras vos, etc.
relaciones con los Gobiernos estranjeros y de El16 de noviembre se presentó al Congre-
los intereses de la Union, y decia, que si so una copia de la Constitucion de Missouri,
bien dependian las rentas de los recursos del formada poco tiempo antes, y aY tomarse en
pais, la facilidad con que hasta entonces se consideracíon, promoviéronse de nuevo los
iban reuniendo las cantidades necesarias pa- debates en ambas Oámaras. El Senado la pa-
ra cubrir los gª,stos ,probaba que aquellos só á un Comité especial, compuesto de tres
eran numerosos. Comparando luego la deuda diputados, los cuales emitieron luego su
de los Estados-Unidos en 30 de setiembre de dictámen proponiendo que se admitiera á
1815 con la del mismo mes en 1820, mani- Missouri en la Union; y es probable que no
fes taba que en el primero de dichos años as- se hubieran opuesto mas dificultades para
cendia á ciento cincuenta y ocho millones aprobar la propuesta, si no se hubiese añadi-
setecientos trece mil cuarenta y nueve duros, I do una cláusula, por indicacion de Mr .. Ben-
y en el segundo á noventa y un millon cien- ton, prohibiendo que las personas libres de
to noventa y tres mil ochocientos ochenta y color pudieran residir ni entrar siquiera en
tres, habiéndose pagado por lo tanto en un dicho Estado. Esta circunstancia dió lugar á
período de cinco años sesenta y seis millones que se renovase la discusion con la misma
ochocientos setenta y nueve mil ciento se- acrimonia y violencia de otras veces; el Co-
senta y cinco duros, sin que por eso se hu- mité, sin embargo, fué de parecer que se
bieran dejado de cubrir las demás atenciones sancionase la Constitucion á pesar de la cláu-
del Gobierno. El Presidente añadia que el sula, y el Senado en 11 de diciembre, despues
mero hecho de haberse pagado una parte tan de un animado debate, acordó admitir á Mis-
considerable de la deuda pública y el haber souri por veintiseis votos contra diez y ocho.,
llevado á cabo obras tan importantes, basta- prévia la adicion de una enmienda en el bill,
ba para probar hasta qué punto alcanzaban por lo cual se prevenia que· el Congreso no
los recursos nacionales, y que ~sto era tanto autorizaba con esto disposición alguna en la
mas satisfactorio, teniendo en cuenta que se Constitucion de Missouri, que contraviniese
habia suprimido la coniribucion directa poco á la cláusula de la Constitucion de los Esta-
despues -de terminarse la última guerra. dos-Unidos, en la que se declaraba, que los


Los ingresos del Tesoro habian ascendido ciudadanos de cada Estado tendrán derecho
á diez .y seis millones setecientos noventa y á los rrivitegios é inmunidades de todos los
cuatro mil ciento siete duros y sesenta y seis demás.
céntimos; acababa de negociarseel empréstito En la Cámara, sin embargo, los debates
de los tres millones de duros al interés del fueron mas empeñados: al principio se des-
cinco por ciento, y aun debian ingresar en echó por noventa y tres votos contra setenta.




CAP. lIT. ESTADos-mnDOS. :37


y nueve el bill referente á la admision del siderarse como escluido del goce de los pri-
Missouri; luego se propuso aprobar esta con vilegios que le concedia la Constitucion, á
tal'que se suprimiera la cláusula adicionada no darse el caso de que la legislatura lo con-
á su Constitucion, y por último, el 15 de sintiese por acto público y solemne, trasmi-
enero de 1821, se pasó el bill al Comité, co- tiendo una órden al Presidente, segun lo
mo habia hecho el Senado. Por espacio de prevenido en la enmienda del Comité. Esta.
algunas semanas no se adoptó ninguna re- proposicion fué aprobada al fin por ochenta
sol ucion definitiva, si bien se propusieron y siete votos contra ochenta y uno en la Cá-
varias enmiendas á fin de resolver las dife- mara, y por veintiocho contra catorce en el
rencias, armonizando en lo posible las opi- Senado, y habiéndose convenido tambien
niones de los diversos miembros del Con- Missouri, entró á formar parte de los Esta-


greso. A principios de febrero, se dos-Unidos de América.
1822. presentó un acuerdo cuyo olljeto era El dia 14 de febrero, se reunieron las dos
proponer ü Missouri que suprimiera la cláu- I Cámaras á fin de contar los votos para Pre- _
sula por ser contraria á la Constitucion de sidente y Vice-presidente, pero como aun no
los Estados-Unidos, por cuyo medio se le se habia zanjado la cuestion referente á Mis-
admitiria á formar parte como Estado; pero souri, hubo encontradas opiniones sobre si
esta proposicion fué desechada tambien, y se aceptarian y contarian ó nó los votos de
entonces Enrique Clay, que habia regresa- aquel Estado. Suscitóse con este motivo un
do ya de su viaje, se' levantó para calmar empeñado debate, pero despu0s de una corta
los ánimos, y propuso se nombrara un Co- deliberacion del Senado, se resolvió, por úl-
mité de trece individuos para que informase timo, proceder al recuento sin incluir los de
sobre la proposicion hecha últimamente. Missouri. J acobo Monroe obtuvo para la Pre-


Ni aun el gran talento de Enrique Clay sidencia todos los votos electorales, (escepto
bastaba apenas para llevar á cabo la árdua uno de Massachusetts, que recaj'ó en favor
tarea que habia emprendido: á pesar del es- de Juan Quincy Adams) cuyo total era de
quisito tacto con que consultó las opiniones doscientos treinta y uno. Daniel D. Tromp-
de ambos partidos, á pesar de sus elocuen- kins alcanzó para la Vice-presidencia dos-
tes y persuasivos discursos, que con frecuen- cientos diez y ocho votos, es decir, los de
cia arrancaban lágrimas á los oyentes, y no todos los Estados, escepto New-Hampshire,
obstante el tono profético con que recomen- Massachusetts, De1aware y Maryland. El
daba á los legisladores considerasen lo que primero de estos dió un voto á Rush, el S8-
debian á su país, la proposicion fué des- gundo ocho á Stock ton , Dela ware cuatro á
echada por dos votos. El 22 de fehrero se Rodney, y el último uno á Harper.
nombró otro Comité, que debia unirse á uno La situacion apurada del pais, fué natu-
del Senado, y en 26 de] mismo mes, emitió ralmente uno de los asuntos que mas ocu-
aquel su dictámen, proponiendo que se ad- paron la atencion del Congreso; el Tesoro
mitiera á Missouri con la condicion de que no podia cubrir sus atenciones, y el último
la cuarta cláusula (la referente á los negros) empréstito no hubiera bastado al Secretario
no sirviera de precedente para autorizar la para efectuar los principales pagos hasta fin
aprobacion de ninguna ley, por la que cual- de año, á no haberse convenido á esperar los
quier ciudadano de los Estados pudiera con- primeros acreedores. En su consecuenCIa se


TOMO I1I. 5




HISTORIA DE LOS CAP. nI.


'Propuso desde luego negociar un nuevo em- adoptaron luego disposiciones para poner en
préstito, y por indicacion de MI'. Crawford, libertad á los deudores por compra de terre-
se autorizó uno de cinco millones de duros, nos públicos, y aunque de este modo se sa-
mas ya se comprenderá que esto no bastaba. crificaban veintitres millones de duros que se
Tratóse de rebajar los sueldos de los funciona- debian al Gobierno, regularizóse el sistema
rios de los departamentos ejecutivo y legis- de ventas para lo sucesivo, en favor de com-
lativo, pero semejante sacrificio era mayor pradores y vendedores. En el Senado se
del que podia esperarse de los miembros del presentó una proposicion pidiendo que se
Congreso, y así pues, rechazáronse todas declarase inconstitucional la ley de sedicio-
las proposiciones en este sentido. El ejército, nes de 1798, y se devolviera el importe de
sin embargo, podia reducirse, pero la posi- las multas satisfechas en aquella época, pero
bilidad de una nueva guerra con la Gran fué desechada por la mayoría, con lo cual
Bretaña, inquietaba á muchos, y además de se robustecia la autoridad de los tribunales
esto, la gloria militar conquistada en Nueva- federalistas. Otras proposiciones cuyo obje-
Orleans fascinaba al pueblo, sin contar que to era establecer un sistema de educacíon
los oficiales, por otro lado, se resistirian á nacional, y prohibir que los bancos que emi-
licenciar una parte del ejército. Sin embar- tieran billetes de menos de cinco duros, sa-


go, la falta de recursos exigia que se pres- tisfaciesen en letras los pedidos del Gobierno~
cindiese de ciertas consideraciones, y por lo fueron tambien desechadas por grandes ma-
tanto se redujeron á seis mil hombres los yorias.
diez mil que segun lo acordado debía haber El dia 3 de marzo terminó su segunda le-
en tiempo de paz; varios oficiales presenta- gislatura el décimosesto Congreso, en cuyo
ron su dimision, y para completar las eco- dia espiraba tambien el primer plazo de la
nomías, suprimió se la mitad de la cantidad administracion de Mr. Monroe. La unani-
consignada para la marina, redu'ciéndose midad de la votacion al ser reelegido, de-
asimismo las sumas que se destinaban á la muestra que el pueblo en general estaba sa-
construccion y armamcntode las fortifica- tisfecho de sus esfuerzos por favorecer los
ClOnes. intereses de su pais.


A propuesta de MI'. Clay se adicionó el Como el 4: de marzo siguiente caia en do-
presupuesto á fin de enviar un ministro á mingo, la ceremonia de tomar posesion el
uno de los nuevos Estados de la América del Presidente tuvo lugar el otro dia en presen-
Sur, lo cual indicaba claramente que tanto cía de un numeroso concurso. Mr. Monroe
el Oongreso como el pueblo, estaban dispues- entregó acto continuo su segundo
tos á reconocer la independencia de aquellos mensaje anual, documento muy con- 1821.
Estados. Tambien se dieron los pasos nece- ciso en el que hacia un resúmen de los prin-
sarios para llevar á efecto el tratado por el cipales incidentes de su última administra-
cual se agregaba la Florida á las posesiones cion, indicando cuáles eran los recursos con
de los Estados-Unidos, y al efecto se organi- que contaba el país. La defensa de las costas;
zó una junta ele tres comisionados y se con- el aumento de la armada; la neutralidad
signaron cien mil duros á fin de satisfacer respecto á los nuevos Estados de la América
las reclamacion.es ~ ql:e el tratad~ hubiese f del Sur; las ~egociaciones con ~a Gran Bre-
dado lugar. A lllvltaclOn del PreSIdente, se' taña, FranCIa y otras potenCIas europeas;




CAP. lB. ESTADOS-UNIDOS.


la traslacion de las tribus indias al territorio
del Oeste, y el brillante porvenir de nuestro
pais ~ eran los principales asuntos de que
trataba el mensaje de Mr. Monroe, que fué
muy bien recibido y mereció la aprobacion
de todos.


Uno de los primeros actos del Presidente
despues de la inauguracion, fué nombrar al
general Jackson, gobernador del territorio
recientemente adquirido en la Florida, re-
vistiéndole de todos los poderes conferidos
hasta entonces al capitan general é inten-
dente de Cuba. A Elejius Fromentin, se le
designó para el cargo de jefe de justicia del
territorio. Hácia mediados de junio llegó á
la Florida el general J ackson, y con las de-
bidas formalidades tomó posesion en nombre
de los Estados-Unidos.


El nuevo gobernador espidió acto contí-
nuo sus proclamas y trató de organizar el
Gobierno que se le habia encomendado, pero
bien pronto observó que las autoridades es-
pañolas se mostraban poco dispuestas á salir
del territorio y que se habian propuesto opo-
ner dificultades por todos los medios posi-
bles. Habiendo sabido, dice Monette, que se
trataba de poner en juego las intrigas á que
apelaron las autoridades españolas cuando
tuvo lugar la rendicion del distrito de los
Natchez, en 179S, el general americano re-
solvió adoptar eficaces medidas para atajar


el mal de una vez. Jackson supo bien
1821. pronto que el gobernador Calleva iba
á remitir á la Habana ciertos documentos
referentes á títulos de tierras, contravip.ien-
do así al segundo artículo del tratado de
cesion, y acto continuo exigió que se le
entregasen aquellos por ser propiedad de
los Estados-Unidos. Como quiera que el ex-


tráronse los documentos, que estaban ya-
ernpaqu~tados para remitirlos. Entonces se
puso en libertad á Calleva, y aunque éste-
habia apelado al juez Fromentin invocando
el privilegio del Habeas corpus, Jackson no
hizo ningun aprecio, y exigió al magistrado
que se presentara para dar cuenta de su con-
ducta en aquel asunto. Fromentin pretestó
una indisposicion por no comparecer, y des-
pues de enQjosos altercados entre el gober-
nador y el juez, dióse por terminada la
cuestion, y J ackson, Fromen tin y Calleva
publicaron varios comunicados, haciendo
cada cual sus aclaraciones.


La conducta del general Jackson habia he-
rido el amor propio de los e~pañoles, y seis
ó siete oficiales hiciffi'on insertar en el diario
de Pensacola un escrito censurando los actos
del gobernador contra Calleva; pero con'side-
rando Jackson que aquello era un ataque
contra su autoridad, espidió inmediatamente
una órden disponiendo que los oficiales aban-
donaran el pais, bajo la pena de ser arresta-
dos si se resistian. En su consecuencia, doce
de aquellos salieron inmediatamente para la
Habana, sin que se les hubiera dejado ape-
nas tiempo para arreglar sus asuntos y ha-
cer los preparativos de marcha.


Con el gobernador do la Florida del Este,
ocurrió una' cuestion semejante, respecto á
los archivos de aquella provincia, pero el co-
ronel W orthington la arregló del mismo mo-
do en el mes de octubre. Recogiéronse los
documentos, y los españoles no tuvieron mas
remedio que someterse á la ley. Diremos
aqui de paso que el general Jackson desem-
peñó su cargo hasta el año siguiente, pues
como la poblacion americana habia aumen-
tado de una manera notable, la Florida se


gobernador rehusase acceder á esta exigen- organizó en territorio, con el primer grado
cia, Jackson espidió contra él una órden de de Gobierno (*).
arresto, y registrada su habitacion, encon- -(-')-Tr-e-s-af-lO-s-d-es-p-ue-s-, -en-1S-25-,-se-l-e-c-or-,c-ed-i-ó-el-s-e-gu-n-




40 HISTORIA DE LOS CAP. [l!.


En 18 de agosto, y con arreglo á lo dis- Al principiarse la legislatura, se dictó un
puesto á Missouri, el Presidente espidió una acuerdo para. que el Presidente informase so-
proclama anunciando que dicho Estado que- bre la conducta del general Jackson en la
daba admitido en la Union. Creíase en gene- Plorida, y sus diferencias con el juez }I'ro-
raI que con esto quedaba terminada de una mentin, y en cumplimiento de lo dispuesto,
vez la enojosa controversia á que habia dado Mr. Monroe contestó remitiendo los docu-
lugar el asunto relativo á la esclavitud, pero mento s á fines de enero de 1822; pero des-
no faltaban hombres perspicaces que lo po- pues de un prolongado debate, la Cámara
nian en duda: los acontecimientos que luego declaró que no tenia por conveniente haber
han tenido lugar, demuestran que aun no investigacion alguna sobre la conducta de
está zanjada la cuestion y no falta quien opi- J ackson, ni menos censurar su actos. En el
ne que no terminará nunca satisfactoria- mes de febrero se procedió á fijar el n~mero
mente. de representantes con arreglo al último cen-


El 3 de diciembre celebró su primera se- so, y despues de repetidas deliberaciones se
sion el décimo séptimo Congre80: en el Se- acordó que hubiera un miembro por cada
nado se presentaron por primera vez Samuel ,cuarenta mil almas, con lo cual se aumenta-
L. Southard, de N ueva-J ersey, Martin Van ba el número de representantes hasta 1822.
Buren, de Nueva-York, Tomás H. Benton, doscientos trece. Tambien se propu-
de Missouri, y César A. Rodney, de Delawa- so de nuevo hacer una ley de quiebras, mas
re; y en la Cámara, contábanse entre los habiéndose opuesto los diputados del Sur .y
mas distinguidos miembros del partido repu- del occidente, se desechó el bill por noventa
blicano, Taylor, Sergeant, Randolph, Bar- y nueve votos contra setenta y dos. La cues-
bour, Cambreling, Walworth y L(¡wndes. tion de tarifas promovió así mismo acalora-
Enrique Clay no formaba parte de aquel Con- dos debates., y el Comité respectivo presentó
greso, y Barbour fué elegido en su lugar por un informe demostrando la ineficacia de pres-
una escasa mayoría. tar proteccion á las fábricas del pais; y últi-


Al día siguiente, remitió ... l'rfr. Monroe su mamen te , se propuso reábü suscFIcjones
quinto mensaje anual, en ~I que se trataban para un empréstito ele veintiseis millones de
todas las cuestiones en que con preferencia duros al interés del cinco por ciento, á fin de
debia fijar su atencion el Congreso. Decia atender al pago de la deuda pública. Acce-
además que el estado de los negocios públi- diendo al deseo general, á principios de mar-
cos, tanto interior como esteriormente, era zo el Congreso acordó por unanimidad votar
muy lisonjero, y que respecto á la deuda, ha- un presupuesto de cien mil duros con el
bia un sobrante, gracias al empréstito de los objeto de enviar representantes á la repúbli-
cinco millones de duros, reconociendo, sin ca de la América del Sur. Las dos Cámaras
embargo, que seria preciso aumentar la ren-
ta, recargando un poco los derechos sobre
ciertos artículos (*).
do grallo. Las colonias de blaneos se hallaban en su mayor


aprobaron luego un bill disponiendo se aten-
diese á la conservacion y reparacion del ca-
mino de Cumberland, pero en los primeros


parte cerca de Pensacola, San Marcos, Tallahassee, (elegido fecha, contábanse Elías Boudinot, á la edad de ochenta y
para la residencia elel Gobierno) y San Ag-ustin ; pero la ma- dos años; Guillermo Pinkney, á la de cincuenta y siete; Gui-
yor parte del pais estaba aun ocupada por las tribus indias. llermo Lowndes, á la ele cuarenta y dos, y el general Stark, á


() Entre los hombres notables que murieron en aquella l.a lÍe noventa y cuatro.




CAP. !II. ESTADOS-UNIDOS. 41


dias de mayo, y habiéndose negado á sancio- las observaciones del Presidente, votaron en
narlo, el Presidente lo devolvió al Congre80 su favor sesenta y ocho diputados y setenta
con un dictámen muy estenso, esponiendo y dos en contra.
que la Constitucion no conferia derecho á la El 8 de mayo se cerró el Congreso para
legislatura nacional para consignar cantida- reunirse de nuevo el primer lúnes de diciem-
des destinadas á mejoras públicas. Al to- bre siguiente.
marse de nuevo en consideracion el bill con


~--"'.i'5-'''' !IiI!l(~----




CAPÍTULO IV.
1822-1825.


FIN DE LA ADMINISTRACION DE MONROE.


Nnevas combinaciones políticas.-Candidatos para la Presidencia.-Conyenio con Francia.-Relaciones con Inglaterra.
-Se reune el Congreso.-El mensaje del Presidente.-Actos de la legislatura.-El complot A. B.-tas cuentas del
Vice-presidente Tompbins.-Espedicion de Decoudray cc.ntra Puerto-Rieo.-Piratería en los mares de la India Occi-
dental.-Medidas de Porter.-El Congreso décimo octavo.-Mensaje del Presídente.-Las repúblicas de la América
del Sur.- La doctrina de Monroe. -Enmiendas á la Constitucion.- Proyectos políticos.- Camínos, canales y ley de
quiebras.-Revision de las tarifas.- Debates.-Simpatías con los griegos.-Crawford elegido por el Comité.-El ge-
neral Lafayette vísíta á los EstadoE-Unidos.-Recepcion entusiasta.-Lafayette recorre el pais.-Honores que se le
tributaron.- Conducta del Congreso.- La lucha presidenciaI.- Resultado de la votacíon para los candidatos Andrés
Jackson, Juan Q. Adams, W. H. Crawford y Enrique Clay.- Segunda legislatura del décimo octavo Congreso.- Estado
de cosas al verificarse la eleccíon de Presidente.-Clay influye en favor de Adams.-Cargos que se le hicieron.-
Adams es elegido Presidente por la Cámara de Representantes.-La reclamaeion de Beaumarchais.-Se aplaza el
Congreso.- Ojeada retrospectiva sobre la administracion de Monroe.-Elogio de J. Q. Adams.


Durante la legislatura de que hemos dado
cuenta, reconoció se que empezaban á for-
marse nuevas combinaciones entre los diver-
sos partidos de la Union : la cuestion relativa
á proteger la industria, y la referente al dere-
cho que tendria el Congreso para introducir
mejoras públicas, dividia á.los políticos del
pais, y el haberse unido la mayor parte de
los federalistas con los demócratas podia dar
lugar á que se formasen nuevos partidos tan
pronto como hubiese una disidencia entre
aquellos. Aun cnando faltaba todavía mucho
tiempo para las elecciones de Presidente,
hallábase ya de los seis candidatos siguien-
tes: Juan Quincy Adams, á quien se consi-
deraba el sucesor de Madison y Monroe;
Andrés Jackson, quien -por sus opiniones
democráticas, y sobre todo por su triunfo en
Nueva-Orleans, parecia ser el candidato
popular, por mas que en un principio se mi-
rara su nombramiento por el lado ridículo;


Enrique Olay, á quien, como diplomático
eminente y notable orador, se le juzgaba
digno de ocupar un elevado puesto; y Gui-
llermo H. Crawford, Guillermo Lo"\vndes
(éste falleció en el año 1822) Y Juan O. Ca-
lhoun, que representaban las ideas de ciertos
Estados mas bien que las de un partido cono- .
cido. Adams, solo por su nombre, y Clay,
por razon de su fama, y como adversario
del nuevo partido democr4tico, fueron apo-
yados por los federalistas ó por los que lo
habian sido, y J ackson fué favorecido por
todos los demócratas en general. Observóse
que Nueva-Inglaterra dispensaba sus simpa-
tías á Mr. Adams, lo cual parecia muy natu-
ral; el Sur daba la preferencia á Crawford y
Oalhoun, y Jackson y Clay alcanzaban la
supremacia en los Estados Occidentales. Es
de notar que todos los candidatos pertenecian
al antiguo partido republicano.


En el mes de junio, se celebró con Francia




CAP. IV. HISTORIA DE LOS ESTADOE-UNIDOS. 43


un contrato comercial, y como sus condicio-
nes se consideraban favorables, se continuó
por dos años. Por un artículo del tratado de
Ghent, los comisionados americano y britá-
nico, convinieron en que se corriera la línea
norte del límite entre los Estados-Unidos y
las posesiones inglesas. El sistema de repre-
salias adoptado respecto al comercio de la
India Occidental, dió lugar á muchas quejas
en las islas británicas, yel Gobierno inglés
creyó al fin mas conveniente entablar las
relaciones comerciales entre sus colonias en
América y los Estados-Unidos. Mr. Monroe
espidió en 24 de agosto una proclama sobre
este asunto.


El 2 de diciembre se reunió el Congreso,
y al otro dia remitió el Presidente su acos-
tumbrado mensaje, en el que se hablaba de
los asuntos mas importantes, anunciando
que era muy lisonjero el estado de los nego-


cios tanto dentro como fuera del pais.
1822. El Presidente no recomendaba nin-
guna medida de momento, sin duda por no
creerla necesaria en el actual estado de cosas,
y al hablar de la hacienda decia que los in-
gresos del Tesoro en los tres primeros tri-
mestres del año, habian escedido de catorce
millones setecientos cuarenta y cinco mil
duros, que los gastos en el mismo período
pasaban de doce millones doscientos setenta
y nueve mil, quedando en el Tesoro un
sobrante de cuatro millones ciento veinti-
ocho mil. El importe total de los derechos en
todo el año se calculaba en veÍntitres millo-
nes de duros.


En aquella legislatura no se adoptó nin-
guna medida de importancia, ni turbó la
~rmonía tampoco ninguna cuestion política.
El Gobierno procedió con la serena tranq ui-
lidad que caracteriza siempre á todo período
en que se disfruta de una paz envidiable,
tanto mas cuanto los ánimos no estaban esci-


tados como otras veces por ninguna grave
cuestiono No se pudieron aumentar los dere-
chos sobre los géneros de lana, ni tampoco
suprimirse el encarcelamiento por deudas.
pero se aprobó un bill disponiendo la repara-
cion del camino de Cumberland, y Monroe
lo firmó, porque, segun ya dijo, estaba dis-
puesto á cooperar en cuanto tuviese relacion
con las mejoras públicas. Tambien se pro-
puso organizar una colonia cerca del Pací-
fico\ en la embocadura del rio Columbia,
proyecto, que si bien aprobó Mr. Floyd,
di putada de Virginia, fué desechado por la
mayoría de los miembros del Congreso, los
cuales no creyeron conveniente ocuparse de
una region tan apartada é inaccesible. El
Congreso autorizó lüego el aumento
d 1 f d · 1.823. e as uerzas e m arma para perse-
guir á los piratas; el Estado de Ohio obtuvo
que se le concediesen ciertos terrenos para
abrir un camino desde las cataratas de Mia-
mi al límite occidental de la reserva de Con-
necticut, y se aprobó por último un regla-
mento para las aduanas. Habiéndose hecho
varios cargos á MI'. Crawford, Secretario
del Tesoro, á quien se acusaba de haber
malversado los fondos públicos é infringido
las leyes, abrióse una informacion, de la cual
resultó probada evidentemente su inocencia,
y como la acusacion contra Mr. Crawford
provenia de Ninian Edwards, el cual habia
firmado sus artículos con las iniciales A. B.
en un periódico de \Vashington, se dió á esto
el nombre de el complot A. B.


En aquella legislatura ocurrió un caso
hastante estraño respecto á las cuentas del
Vice-presidente Tompkins. En cumplimiento
de lo prevenido en un bill aprobado en la
legislah~ra anterior, habíase dispuesto no
abonar su sueldo al Vice-presidente en aten-
cion á que se hallaba en descubierto con el
Tesoro por no haber pagado ciertos atrasos.




HISTORIA DE LOS CAP. IV.


El hecho es 'que Tompkins se habia visto 1823, el comodoro Porter, en otro tiempo
apurado por consecuencia de los adelantos comandante del Essex, de cuyos triunfos ya
que hizo para la defensa de Nueva-York, y tienen conocimiento nuestros lectores, fué
las faltas cometidas por algunos de sus agen- nombrado jefe de la escuadrilla, .Y merced á
tes, que dejaron de satisfacer ciertos pagos; sus vigorosas medidas, bien pronto ahuyentó


. pero del informe que se abrió en el tribunal á los piratas, si bien á costa de grandes pér-
de circuito, desprendíase que el Vice-presi- didas porque entonces hacia estragos la fie-
dente reclamaba al Gobierno cerca de ciento bre amarilla.
treinta y seis mil ochocientos duros, siendo
así que el Comité de la Cámara de Represen-
tan tes , que entendió en este asunto, demos-


,tró que solo se deQian á Tompkins treinta y
cinco mil ciento noventa duros. Recho el
saldo de sus cuentas, abonáronsele sus pagas
y los atrasos inmediatamente, pues segun
dijo el Oomité habia hecho todo lo que :rodia
yalln mas de lo que era de esperar. La defen-
sa de la ciudad de Nueva-York.y el feliz éxito
de la campaña de 1814 en la frontera, se
debian en parte á los esfuerzos de Tompkins.


El :3 de marzo de 1823 se cerró el Con-
greso y dió fin á sus tareas aquella legisla-
tura, que fué una de las mas cortas.


En el año 1822 se organizó ilegalmente
fuera de Nueva-York una espedicion cuyo
objeto era apoderarse de Puerto-Rico, pero
como no tuvo buen resultado, olvidóse bien
pronto este hecho. El e~cesivo número de
corsarios y piratas que recorrian los mares
de la India Occidental llamó por :fin la aten-
cion del Gobierno que se vió en la precision
de adoptar medidas para poner coto á los
abusos que se estaban cometiendo. Durante
la lucha entre España y sus insubordinadas
provincias, y como quiera que no se habia
tenido tiempo para ocuparse de los piratas,
comenzaron estos á cometer toda clase de
atrocidades, de tal modo que el Congreso se
vió por último obligado á enviar una parte
de su flota á dichos mares á:fin de proteger
el comercio americano, continuamente per-
seguidos por aquellos audaces corsarios. En


Al cabo de poco tiem po, temeroso Porter
de ser á su vez víctima de la epidemia, re-
gresó á su pais; pero como no se le habia
mandado esto, recibió órden inmediatamente
de volver á encargarse del mando. Rízolo
así, pero en octuhre de 1824, obró con tan
imprudente energía al atacar á Fojardo, ciu-
dad de Puerto-Rico, donde se insultó á uno
de sus oficiales que habia ido á dicho punto
á desempeñar una comision sin estar auto-
rizado para ello, que el Gobierno americano
tuvo á bien retirarle el mando; y juzgado
por un consejo de guerra, se le suspendió ele
sueldo y empleo por el término de seis meses.
Entonces Porter entró al servicio de Méjico,
aun cuando no podiá hacerlo buenamente
sin permiso de su Gobierno, y nombrado
comandante en jefe de la escuadra mejicana,
con veinticinco mil duros de sueldo anuales,
observó respecto á los Estados-Unidos una
conducta muy poco digna (*). El capitan
Warril)gton obtuvo el mando en la India
Occidental, donde veló con el mayor celo por
los intereses del comercio de América.


El Congreso décimo octavo se reunió el l. o
de diciembre de 1823: la proximidad de las
elecciones para el cargo de Presidente, ejer-
ció, como era de esperar, mucha influencia
en las de la Cámara de Representantes, pues
muchos creian que á consecuencia del gran


(') Porter permaneció al servicio de Méjico hasta 1829,
en cuya época volvió á los Estados-Unidos. Poco despues
fuá nombrado cónsul general en Argel, y luego ministro en
Turquia, y murió en Pera en 28 de marzo de 1843.




CAP. IV. EST ADOS-UNIDOS. 45


número de candidatos de aquella seccion de la
legislatura, tendria mas preponderancia que
el poder ejecutivo, y los amigos de los diver-
sos aspirantes comenzaron á trabajar para
alcanzar sus fines particulares.


Rufo King, Southard, Van Buren, W. R.
King, Macon y otros continuaban aun en el
Senado, y entre los nuevos miembros contá-
banse MI'. Hayne, de la Carolina del Sur, y
Andrés J ackson, del rrennessee. En la Cá-
mara, Enrique Clay volvia á representar á
Kentucky, Daniel V.l ebster á Massachusetts,
y tomaron asiento por primera vez en el
Congreso, Samuel A. Foot, Juan Forsyth,
Guillermo C. Rives y Eduardo Livinsgton.
Segun costumbre, la primera lucha parla-
mentaria tuvo lugar con motivo de la elec-
cion de Presidente de la Cámara, y una vez
mas predominó la influencia de Clay, quien
obtuvo una mayoría de cerca de cien votos
sobre Felipe P. Barbour.


Al dia siguiente MI'. Monroe remitió al
Congreso su séptimo mensaje anual, segun
el que, era lisonjero el estado de la hacien-
da y se podia contar con un sobrante de nue-
ve millones de duros para fin de año. El
Presidente recomendaba la revisioll de las
tarifas á fin de proteger la industria manu-
facturera, aumentando la prosperidad del
pais; y así mismo indicaba la conveniencia
de construir un canal que se comunicase con
el Qhesapeake y el Ohio, por creerlo una obra
de gran utilidad, que no perjudicaria á nin-
guno de los Estados por donue atravesara
aquel.


El principal asunto de que se trataba en
el mensaje era el relativo á la política de las
potencias estranjeras con el continente de
América. Como era natural, las Estados-
Unidos se interesaban mucho por la situa-
cion y progreso del pueblo de la América del
Sur, y segun ya hemos visto, deseábase vi-


TOMO l!l.


vamente que saliese victorioso en su lucha
por obtener la libertad y sacudir el yugo de
los gobernantes estranjeros. Las potencias
europeas, por otra parte, consideraban la
cuestion bajo muy distinto aspecto, y Espa-
ña influyó con los soberanos aliados para que
la ayudasen á someter á sus colonias rebel-
des, prometiendo en cambio conceder privi-
legios comerciales. Es prouable que España
hubiera conseguido su objeto si la Gran Bre-
taña no hubiese opuesto su influencia, y sin
duda decia por esto el Presidente en su menM
saje, que acababan de entablarse negociacio-
nes amistosas con Rusia é Inglaterra á fin de
que se reconocieran los respectivos derechos
de cada cual, favoreciendo sus mútuos intere-
ses en la costa del Noroeste. El párrafo rela-
tivo á este punto estaba concebido en los tér-
minos siguientes: «En las discusiones á que
la. cuestion de que se trata ha dado lugar, y
sea cual fuere su resultado, se ha creido con-
veniente sentar como un principio, en el cual
van envueltos los derechos é intereses de los
Estados-"Gnidos, que los continentes ameri-
canos, por su situacion libre é independien-
te, no deben considerarse como partes de la
futura colonizacion de ninguna potencia eu·
ropea.»


Al terminar el mensaje, y despues de ren-
dir un tributo de admiracion á los griegos
por su heróica lucha, hablaba el Presidente
de los esfuerzos que se habian hecho en Es-
paña y Portugal para mejorar la condicion
del pueblo, y se espresaba de este modo:
«Respecto á los acontecimientos de aquella
parte del globo, con la que estamos en con-
tinuas relaciones, y de la que se deriva nues-
tro orígen, es notorio que siempre nos ins-
piraron el mayor interés por mas. que no
hayamos sido sino meros espectadores. LoS'
ciudadanos de los Estados-Unidos desean
sínceramente la dicha y libertad de sus com-


6




HISTORIA DE LOS CAl', IV,


pañeros del otro lado del Atlántico, y si en ha restablecido/aun el órden en Europa, y
las guerras de las potencias europeas no les la prueba mas evidente de esto es que las
han prestado auxilio, es porque nuestra po- potencias aliadas han creido conveniente,
lítica no nos permite hacerlo; solo cuando con arreglo á sus principios, intervenir por
nuestros derechos están sériamente amena- la fuerza en los asuntos de España. Hasta
zados, nos preparamos á la defensa. El qué punto podrá llegar esa intervencion es
sistema político de las potencias aliadas es cosa que interesa saber á todas las naciones
esencialmente distinto en este punto al de independientes, hasta las mas remotas, .Y
América, y la diferencia procede de la que sobre todo á los Estados-Unidos. La política
existe en sus respectivos gobiernos. A la de- que con respecto á Europa, nos pareció opor-
fensa del nuestro, cuya organizacion ha cos- tuno adoptar desde el principio de las guerras
tado tanta sangre, tantos tesoros y los es- en aquella parte del globo, sigue siendo la
fuerzos de nuestros mas ilustres ciudadanos, misma y se reduce á no intervenir en los
es á lo que se consagra principalmente toda intereses de ninguna nacion, y á considerar
la nacion, pues bajo el sistema que nos rige, todo Gobierno de heclto como Gobierno legíti-
disfrutamos de un envidiable bienestar. En mo, manteniendo las relaciones amistosas y
consideracion pues, á las amistosas relacio- observando una política digna y _enérgica,
nes que existen entre los Estados-Unidos y sin dejar por eso de satisfacer justas reclama-
esas potencias, debemos declarar que consi- ciones, aunque sin tolerar ofensas de nadie.
derariamos toda tentativa de su parte, que Pero tratándose de estos continentes, las
tuviera por objeto estender su sistema á este cil'runstancias son muy distintas: no es po-
hemisferio, como un verdadero peligro para sible que las potencias aliadas estiendan su
nuestra paz y tranquilidad. Con las colonias sistema político .á ninguno de aquellos, sin
existentes ó posesiones de cualquiera nacion poner en peligro nuestra paz y bienestar, ni
europea, no hemos intervenido nunca ni lo es de creer tampoco que nuestros hermanos
haremos tampoco; pero tratándose de los go- del Sur quisieran adoptarlo pOI' su propio
biernos que han declarado y mantenido su consentimiento, prescindiendo de que no ve-
independencia, la cual respetaremos siempre riamos con indiferencia semejante interven-
porque está conforme con nuestros princi- cion. Comparando la fuerza y recursos de
pios, no podriamos menos de considerar España con la de esos nuevos Gobiernos,
como una tendencia hostil hácia los Esta- aparece óbvio que dicha potencia no podrá
dos-U nidos toda intervencion estranjera que someterlos nunca, pero de todos modos, la
tuviese por objeto la opresion de aquel. En verdadera política de los Estados-Unid9s será
la guerra entre esos nuevos gobiernos y Es- respetar á unos y á otros, esperando que
paña, declaramos nuestra neutralidad cuan- otras potencias imitarán nuestro ejemplo.»
do fueron reconocidos, y no hemos faltado Hemos reproducido íntegros estos párra-
ni faltaremos icí, ella mientras no ocurra nin- fos con el objeto de que el lector comprenda
gun cambio que ájuicio de autoridades com- exactamente lo que se queria entonces sig-
l)etentes, obligue á este Gobierno á variar su nificar con la frase, doctrina de .J.Won-
1 el d t t 'd' d dI' 1823. ínea e con uc a. roe ~ muy a reVl a a no u ar o, SI


» Los últimos acontecimientos ocurridos bien un deber de justicia nos obliga á con-
en España y Portugal demuestran que no se signar aquí que el pensamiento Ara de Juan




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 41


Quincy Adams y que Moroe lo desarrolló. luego en consideracion el proyecto relativO'
Aunque es cuesti('nable si el Presidente debia á la revision de tarifas, que fué discutido
ó no declarar tan abiertamente cuáles eran detenidamente, interviniendo en el deb&te
sus opiniones, adoptando para los Estados- Enrique Clay, por una parte, y Daniel Webs-
Unidos una política tan nueva como audaz, ter por otra. Los que se interesaban por la
el pueblo la aprobó desde luego, y aun cuan- agricultura y la fabricacion en el Este y el


. do las potencias estranjeras lo esirañaron Oeste, estaban unidos entre sí para pedir
un poco, mostrándose en cierto modo di s- una tarifa que les protegiese, constituyendo
puestas á protestar, la línea de política pro- una escasa mayoría en ambas Cámaras, y
puesta entonces por el Presidente, es la. que los que deseaban favorecer los intereses co-
ha seguido desde entonces nuestro Gobierno, merciales y de la navegacion en el Norte,
tratándose de este importante asunto. unidos con los plantadores del Sur, compo-


Propusiéronse luego y se apoyaron enér- nian una poderosa, inteligente}' perseverante
gicamente varias enmiendas á la Constitu- minoría que se mostraba opuesta á toda tarifa
cion, pero todas ellas se relacionaban mas ó que no se relacionase directamente con la
menos directamente con la futura eleccion renta. Esta division contribuyó no poco á
presidencial, y ninguna obtuvo suficient.es que se organizase un'o de los nuevos parti-
votos para ser aprobada, La atencion de los dos que entonces empezaban á germinar, es
miembros del Congreso solo se fijaba enton- decir, el de los republicanos nacionales, ó
ces en formar proyectos y hacer combina- whigs) segun se les llamó despues. La cues-
ciones; unos concebían esperanzas y otros tion se estuvo debatiendo por espacio de diez
recelos al reflexionar sobre quién seria el semanas, y por ultimo, aprobóse el hill en
futuro Presidente, y bien pronto comenzaron la Cámara el 16 de abril, por una mayoría
á ponerse en juego toda clase de intrigas, y de cinco, y tambien el Senado lo aceptó, pero
los hombres mas notables ofrecieron desde modificándole considerablemente. El Senado
luego sus votos á MI'. Adams, Jackson, Clay,
Crawford y Calhoun. Renovóse el ataque
contra MI'. Crawford, pero inutilmcnte, y
t824. tambicn los dem¡is candidatos tuvie-


ron que defenderse de los cargos é
imputaciones que les dirigian sus adversa-
rios políticos.


Habiéndose suscitado otra vez un acalo-
rado debate sobre la cuestion de caminos y
canales, se acordó consignar treinta mil
duros para que se construyeran los que el
Presidente creyese de mas necesidad é im-
portancia. Tambien se trató de hacer una
ley de quiebras y otra para suprimir el en-
carcelamiento por deudas, pero ninguna de
estas mereció la aprobacion del Congreso.


Por recomendacion del Presidente, tomóse


prestó su aprobacion el 15 de mayo, y des-
pues de una conferencia con la Cámara,
firmó el Presidente y quedó adoptado el pro-
yecto.


Secundando las indicaciones de Mr. Mon-
roe, Daniel Webster fué mas lejos aun al
proponer que se autorizara al Presidente pa-
ra enviar un comisionado á Grecia cuando
lo creyese oportuno. El discurso del' gran
orador en aquella ocasion (enero 19) fué uno
de los mas elocuentes que se hayan oido, y
todo el pais se asoció á su pensamiento; ce-
lebráronse meetings, se abrieron suscricio-
nes, enviáronse provisiones y armas á Gre-
cia, y muchos ciudadanos de América fueron
á unirse con los heróicos patriotas que esta-
ban luchando para alcanzar en su pais lo




4-8 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


que alcanzaran nuestros padres en el mun- á Jackson. Los sesenta y cuatro miembros
do Occidental. MI'. Clay y MI'. Poinsett pro- pertenecian en su mayor parte al antiguo
pusieron que se hiciese una demostracion en partido republicano, pero es de notar que
favor de los griegos que luchaban por su in- precisamente á la reunion que tuvieron se
dependencia, pero Juan Randolph se opuso atribuyó luego la derrota de Orawford, aun-
enérgicamente, y se desechó la proposicion que aseguraron algunos que la principal
bajo el pretesto de que no era necesaria (*). causa era su falta de'salud, lo cual hizo te-


Aun cuando aquella legislatura no fué una mer que no le fuera posible desempeñar las
de las mas largas, el Oongreso no se cerró funciones de Presiden te en el caso de ser
hasta el 27 de mayo, lo cual basta para de- elegido. El mismo Comité de que hemos ha-
mostrar cuán empeñados serian los debates; blado designó para la Vice-presidencia á Ga-


pero debe t.enerse en cuenta que nin- llatin, pero éste se escusó agradeciendo la
1.824. tI' 1 t f t . . guna o ra egls aura ué an mtere- deferencIa.
sante ni tan atareada, pues se discutieron y A pesar de la celosa actividad de los hom-
aprobaron doscientos proyectos. bres políticos y del empeño con que conti-


Poco despues promovióse una acalorada nuaba la lucha electoral, suspendióse esta
discusion acerca del sistema de Comités que en el verano de 1824 con motivo de la visita
hasta entonces habia venido rigiendo en las del ilustre Lafayette, el héroe de ambos muy¡,-
luchas electorales, pues se reconocia que era dos J segun se le llamaba. Hacia ya tres años
perjudicial á ciertos candidatos y aspirantes que este noble patriota habia manifestado
al primer cargo del Estado. La prensa habia deseos de recorrer de nuevo el teatro de sus
hablado ya en contra, y se influyó todo lo antiguas hazañas, y estrechar la mano de los
posible para inducir á las diversas legisla- pocos que aun sobrevivian á la revolucion,
turas á que lo condenaran tambien. Al prin- y el Congreso acordó por lo tanto poner
cipiarse la legislatura habíase averiguado un buque á la disposicion del noble mar-
que muchos miembros del Congreso se in- qués para que lo condujera á los Estados-
clinaban en favor de 'N. H. Orawford, el Unidos. Rehusando no obstante aceptar este
Secretario del Tesoro, qu~ estuvo á punto de obsequio, Lafayette se embarcó en el Cad-
derrotar á Monroe en la reunion celebrada mus J capitan Allen, que se hallaba en el Ha-
por el Oomité de elecciones en 1816, y no se vre, acompañado de su hijo, quien tenia el
le ocultaba á nadie que estaba intrigando en mismo nombre que Washington, y lleg'ó á
toctos sentidos. Los partidarios de los demás Nueva-York en 15 cte agosto.
candidatos resolvieron últimamente, así co- Inútil nos parece hablar aquí de los ban-
mo por convenio tácito, no reunirse en co- quetes, iluminaciones, bailes, serenatas .Y
mité para favorecer á sus elegidos, pero los demás festejos con que comenzó á celebrarse
amigos de Orawford nombraron uno en el la entrada del héroe, desde el momento en
cual, aunque no asistieron mas de sesenta y que pisó el suelo de América, hasta aquel en
seis diputados, votaron todos menos dos en que se émbarcó para volver á Francia: bas-
favor de aquel, si bien luego se concedieron te decir que su viaje por los Estados-Unidos
dos votos á Mr. Adams, uno á Macon yotro fué una prolongada ovacion; que los habí-


(') Véase la rida d~ ,"tan Randolph, por Garland, vol. Il, tantes de las diversas ciudades y pueblos sa-
pags. 19G-200. lian á recibirle en masa con demostraciones




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 49


de júbilo y entusiasmo,y que Lafayette, cuyo
corazon rebosaba de gratitud, tuvo la satis-
faccion de ver por do quiera la proílperidad,
el progreso, el bienestar público, el triunfo
de la libertad sobre el despotismo, yel respe-
Jo á las instituciones populares. De todo esto
se hablaba en la bien escrita memoria de
Mr. Levasseur, secretario de Lafayette.


El marqués marchó desde Nueva-York á
Boston y Portsmouth, (New-Hampshire) y
volviendo al punto de partida, visitó luego
las ciudades Jel Hudson, incluso Albania.
Desde aquí pasó á Nueva-Jersey, Philadel-
phia, Baltimore, \Vashington, Yorktown y
Richmond, y regresó á la residencia del Go-
bierno al empezarse la legislatura , habiendo
tenido el gusto de que saliera á recibirle una
comision de las Cámaras.En febrero de 1825,


bia hecho en fa~or de los Estados-Unidos, vo-
tó por unanimidad un donativo de doscientos
mil duros en dinero y una considerable esten-
sion de terreno en la Florida, disponiendo ade-
más que en honor suyo se diese el nombre
de Bmdwine á una fragata que se acababa
de construir. Poco despues, Lafayette vol-
vió á Francia, no sin haber recibido antes
las mas sínceras pruelJas del cariño y afecto
de millones de habitantes.


La lucha presidencial siguió su curso du-
rante el verano y otoño de 1824, y los ami-
gos y partidarios de cada candidato, no per-
dian las esperanzas de obtener la victoria;
los nombres de Jackson, Adams, Crawford
y Clay entraron en juego, y hé aquí cuál fué
el resultado del esbrutinioelectoral: en favor
de Andrés J ackson, como Presiden te, vota-


Lafayette se dirigió al Sur, atravesando las ron, por unanimidad, Nueva-Jersey, Penn-
Carolinas, Georgia, Alabama y Mississippí, sylvania, las Carolinas, Alabama, Mississip-
hasta llegar á N ueva-OrIeans; desde este pí, Tennessee é Indiana, y además obtuvo
punto marchó á San Luis, pasó por Ken- este candidato un voto de Nueva-York, siete
tucky, Ohio, Pennsylvania y Nueva-York, de Maryland, tres de Louisiana y dos de
y llegó por último á Boston, á tiempo para Illinois, componiendo entre todos un total
tomar parte en la ceremonia de colocar la de noventa y nueve. Juan Quincy Adams
primera piedra del monumento de Monte consiguió todos los votos de :vIaine, New-
Bunker. Lafayette visitó despues á Portland, Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rho-
(Maine) recorrió á Hampshire y Vermont, de-Island y Connecticut, con mas veinti-
y de regreso á Nueva-York, tomó parte en seis de Nueva-York, uno de Delaware, tres
la celebracion del 4 de julio. Habiendo vuel- de Maryland, dos de Louisiana y uno de
tq, á Washington, y despues de visitar la Illinois, total ochenta y cuatro; Guillermo
tumba de su antiguo compañero ele armas, n. Crawford alcanzó los votos de Virginia y
el gran padre de la patria, rindiendo así un Georgia, y además cinco de N ueva-York, dos
doloroso tributo ti la memoria del que en otro de Delaware y uno de Maryland, que suma-
tiempo fuera su amigo mas sincero, Lafayette ban entre todos cuarenta y uno. Ultimamente
se presentó el 7 de setiembre de 1825 en el Enrique Clay obtuvo los de Kentucky, Ohio
Capitolio, donde ante un inmenso concurso, y Missouri con cuatro de Nueva-York, cuyo
le hizo el Presidente Adams los honores de la total era de treinta y siete. Como se contaban
despedida en nombre de todo el pueblo de los entre todos los votos doscientos sesenta y
Estados-Unidos. uno para la mayoría absoluta, necesitábanse


Deseando el Congreso dar á Laü1yette una ciento treinta y uno, y no habiendo reunido
prueba de aprecio por los sacrificios que ha- este número ninguno de los candidatos, y en




• J


50 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


cumplimiento de la disposi~ion constitucio-
na, pasóse la votacion á la Cámara de Repre-
sentantes.


Antes de saberse con' seguridad este resul-
tado probable, comenzó en 6 de diciembre la
segunda legislatura del décimo octavo Con-
greso. En el mensaje del Presidente, que era
el último, hablábase en primer lugar del esta-
do próspero del pais y de los progresos de la
industria y de la agricultura, añadiéndose que
la deuda pública quedaba reducida á ochen-
ta y seis millones de duros; que las rentas
eran suficientes para cubrir todas las aten-
ciones del Gobierno, y que despues de pagar
unos once millones quinientos mil duros por
cuenta de aquella, aun quedaria en el Tesoro
un sobrante de tres millones. Despues de dar
cuenta del estado de las relaciones con los
indios, y de hacer especial mencion de la
visita de Lafayette, y de las simpatías que
inspiraban los griegos y los Estados del Sur
de América, el Presidente terminaba su men-
saje dando las mas espresivas gracias por el
apoyo y confianza que le habian dispensado
sus compatriotas durante su larga carrem
pública.


En aquella legislatura no se discutió nin-
gun asunto de gran importancia: el 9 de
diciembre se recibió á Lafayette en el Sena-
do, y al dia siguiente en la Cámara, con


cuyo motivo ambos cuerpos colegis-
182~. ladores dieron al noble marqués las
mayores pruebas de su respetuoso y sincero
afecto. Poco despues de comenzar la legisla-
tura, súpose el resultado de la votacion en los
colegios electorales, y todos esperaban con
ánsia el dia de la eleccion decisiva, que debia
tener lugar el 9 de febrero siguiente. En
tal estado de"cosas no podia hacerse mucho;
regularizó se el ramo de correos, se acordó
qué castigo debia imponerse por ciertos crÍ-
menes contra los Estados-Unidos y se adop-
b;;~'<'~','J


taron algunas disposiciones para continuar-
el camino de Cumberland. Johnson no pudo
conseguir que se aprobase el bill que pre-
sentó, en el cual pedía que no se encarcelara
á nadie por deudas, ni Rufo King obtuvo
que el Senado aprobara su plan, por el que,
despues de estinguida la deuda nacional,
debia destinarse el importe de la venta de
tierras públicas á la emancipacion de escla-
vos y á trasladar la po blacion de color á
cualquiera territorio situado fuera de los
límites de la Union.


No entraremos aquí en detalles acerca de
las polémicas é intrigas que precedieron á la
eleccion decisiva, pero sí nos parece opor-
tuno consignar que viendo Enrique Olay que
no podia esperar nada para sí, y .parecién-
dole mas oportuno aguardar á otra ocasion,
perseveró en su primera idea, que era influir
en favor de Adams. A consecuencia de esto,
cierto periódico acusó ri Olay de soborno,
acusacion á que el gran orador (segun dije-
ron todos sus amigos) tuvo la debilidad de
dar importancia hablando de ella en la Cá-
mara. Afortunadamente no se hizo aprecio
de esto, pero el asunto, segun veremos, de-
bia tomar luego un carácter mas grave (*).


Llegado el dia 9 de febrero, la Cámara
eligió los tres primeros candidatos de la lista
y en el primer escrutinio, Juan Quincy
Adams obtuvo los votos de trece Estad<?s~
Andrés J ackson de siete, y Guillermo H.
Crawford de cuatro. En su consecuencia,
resultando una mayoría en favor de Adams,


(') En la vida politica de ~fl'" CIar, ninguna circunstan-
cia le perjudicó tanto para ser elegido Presid~nte como la
de haber aceptado el cargo de Secretario de Estado. Si hu-
biese seguido su inspiracion no habría cometido el error
quc fué un obstáculo para adelantar en su can'era, y aun
cuando ninguno hubiese dado crédito á la acusacion que se
le dirigió, era tan cómoda y sencilla aquella manera de in-
juriar á un enemigo jJolitico, que no debia esperarse que no· •
se l'eclll't'Íera il M Cll:ll1tas veces se hablaba de Alr. CIar
para la Presidencia •




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CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 51


se le declaró Presidente electo de los Estados-
Unidos; Juan C. Calhoun, que alcanzó
.ciento ochenta y dos votos en el colegio elec-
toral, para el segundo cargo, fué designado
Vice-presidente de los Estados-Unidos.


Al poco tiempo se abrió un informe acerca
.de la reclamacion Beaumarchais, de. que
ya hemos hablado al referirnos á la guerra
revolucionario, y se volvió á discutir este
.asunto en la Cámara. Sin entrar en porme-
nores, nos limitaremos á decir que volvió á
negarse la peticion aun cuando esta se apo-
yaba en fuertes razones; pero arregló se luego
la cuestion al celebrarse el tratado que nego-
.ció Mr. Rives en 1835 (*).


El 3 de marzo de 1825 terminó sus sesio-
nes el décimo octavo Congreso, y en dicha
fecha tambien se cumplia el plazo de la se-
gunda administracion de Mr. Monroe, el


cual hizo dimision de su cargo de
1825. .


PresIdente de los Estados-Unidos
para retirarse á la vida privada, respetado
·de sus compatriotas, y con la conciencia <le
haber merecido bien de la patria.


. Al echar una ojeada retrospectiva sobre la
administracion del quinto Presidente, debe
.ádmitirse que durante aquella se obtuvieron
grandes resultados y aumentó notablemente
la prosperidad del pais. 1\1onroe, segun ase-
guró su inmediato sucesor, era un hombre
infatigable tratándose de servir á su patria;
de reconocida rectitud, cortés aun en medio
de los debates mas acalorados, enérgico, de
elevado juicio y de muy buen criterio. Mon-
roe no era sin embargo un hombl'e de genio
ni de talento profundo; su aptitud no sobre-
pujaba en mucho á la de los demás hombres
de su época, pero todos le reconocian como
hombre muy atento, discreto, amante de la


(') En la olJra de i\Ir. Dé Loménie titulada: Beaumar-
chais y su época, ó bosquejo de una sociedad francesa en el


paz y poco amigo de las medidas violentas.
Su polít¡ca, dirigida principalmente por su
entendido Secretario de Estado, fué siempre
digna, enérgica y aceptable para el pueblo,
y su administracíon se distinguió no solo
por la adquisicion de la Florida, sino tam-
bien por los rápidos adelantos del pais, á
pesar de la crÍsis financiera que en parte se
oponía á la prosperidad nacional. Para con-
cluir. nos parece mas oportuno copiar las
palabras de Juan Quinc'y Adam s al hacer el
elogio del quinto Presidente de los Estados-
Unidos, pues ellas dan á conocer la opinion
del hombre que mejor que ningun otro podia
apreciar sus virtudes y escelentes cualida-
des (*): «Supliquemos al que tiene en sus
manos los destinos. de los imperios, al Crea-
dor del universo, que dispense á vuestra pos-
teridad los favores que os ha concedido, J-
roguémosle tambien que ilumine y guie los
pasos de la generacion futura. Permita el
cielo que en todos los peligros y desgracias
que puedan acaecer á nuestra República Uni-
da, sigamos teniendo hombres que nos ilu-
minen con sus consejos, que defiendan las
libertades del pais, y si es necesario, que
conduzcan á nuestros ejércitos á la victoria .
Si los infortunios del aciago período de la
guerra de la independencia volviesen á oscu-
recer el horizonte de nuestra felicidad, y si
de nuevo las metrópolis de nuestro vasto
pais estuviesen destinadas á sucumbir bajo
e1'yugo del invasor, quiera Dios que entre
los hijos de vuestra nacion no falte nunca un
guerrero que os defienda, un hombre de Es-
tado que os aconseje, un gobernante que sepa
conducir la nave del Estado, y á quien ador-
nen las vjrtudes, el profundo talento y las
escelentes cualidades que· distinguieron á
J acobo Mon1'oe.»


siglo XVIII, se encuentran algunas curiosas observaciones (") El elogio hecho por Juan Quincy Adams fué presen-
,acerca de este asunto. tado en la legislatura de Boston en 1831.




CAPITULO V.


1825 -1829.


ADMINISTRACION DE JUAN QUINCY ADAMS .


• luan Quincy Adams toma posesion del cargo de Presidente.-Estracto de su manifiesto inaugural.-El Gabinete del nue-
vo Presidente.-Tratado con los Creeks.-DiIlcultades.-Otros tratados con los índios.-Jackson es elegido por la le-
gislatura de Tennessee.-Oposicion organizada contra el Gobierno.-El canal de Erie.-El Congreso décimo nono.-
Estracto del mensaje del Presidente.-El Congreso americano en Panamá.-Ataque de la oposicion.-Resultados.-En-
miendas á la Constitucion.-ProyectoR politicos.- El tratado de los Creeks.-Cuestion del aumento de jueces -El
Congreso recomienda las mejoras públicas.- Muerte de Tomás Jefferson y de Juan Adams.-Estracto del elogio de
Daniel Webster.-Se reune el Congreso.-Mensaje del Presidente.-La gran conspiracion.- Su objeto.-Conducta de
Enrique Clay.-Elecciones para miembros del Congreso.-El vigésimo Congreso.-Estracto del mensaje.-La.cues-
tion de tarifas.-Debate acalorado.-Observaciones del Senador Benton.-La lucha presidencial de 1828.-El Con-
greso se reune en sesion.- Ultimo mensaje de Mr. Adams,-Cuestion proteccionista.-Accioll del Congreso - Fin de
la lcgislatura.-Revista critica de la administracion de Juan Quincy Adams.


El día 4 de marzo de 1825, Juan Quincy
Adams tomó poses ion del cargo de sexto Pre-
sidente de los Estados-Unidos. La ceremonia
fué imponente, y asistieron á ella muchos
hombres notables y compatriotas de Mister
Adams, quien vestía un traje de paño negro
de fabricacion americana. Llegado el momen-
to oportuno entregó el np.evo Presidente su
manifiesto inaugural, documento muy bien
redactado, que revelaba el patriotismo de su
autor, y sus deseos de favorecer los intereses


del pais, en todo lo que es bueno, pu-
1.825. t E t t bl .


. ro y rec o. n es e no a e escrito
predominaban las ideas conciliadoras, y Mis-
ter Adams, despues de elogiar la adminis-
tracion de J acobo Monroe, terminaba con el
siguiente párrafo, que nos parece oportuno
reproducir, porque da á conocer sus opinio-
nes sobre la disputada cuestion de las mejo-
ras públicas, para resolver la cual, apelaba
al apoyo é ilustracion de todos, cosas indis-


pensables tambien en el desempeño de las
elevadas funciones de su importante cargo.
Decia así:


«Hecho este ligero bosquejo de los actos y
de la administracion de mi antecesor, queda
trazada la línea de conducta que debo obser-
var: llevar á cabo los planes que él se pro-
ponía, á fin de mejorar en lo posible nuestra
situacion actual, y seguir al pié de la letra
sus recomendaciones, será lo primero que yo
me proponga en la esfera de mis deberes.
Atender deflde luego á las mejoras públicas,
que con tanto afan deseaba llevar á cabo mi
antecesor, es uno de los asuntos de que me
ocuparé preferentemente con la mayor sa-
tisfaccion, porque esto'y seguro que las ge-
neraciones futuras que han de poblar este
continente, no solo agradecerán los esfuer-
zos de los fundadores de la U nion, sino que
tambien reconocerán cuan loables eran los
deseos que animaban á los hombres del Go-




, )




Al-




CAP. V. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


bierno. Las obras públicas de los romanos,
por su magnificencia y esplendor, son otras
tantas glorias imperecederas de los antiguos
tiempos; los caminos y acueductos de Roma,
han sido la admiracion de todas las edades;
y han sobrevivido miles de años, á pesar de
la furia de los conquistadores, y de las in-
cursiones de los bárbaros. Se ha opinado de
distintos modos, respecto al derecho que ten-
dria el Oongreso para hacer obras é introdu-
cir mejoras en el pais; pero cuando ocurren
dudas que se originan por un esceso de pa·
triotismo, deben tratarse con la mayor defe-
rencia, tanto mas, si proceden aquellas de
reconocidas autoridades. Han pasado sin em-
bargo cerca de veinte años desde que se abrió
el primer camino nacional, sin que se cues-
tionara entonces si habia ó no derecho para
hacerlo, y yo pregunto ahora: ¿ No ha sido
esto útil á miles de nuestros conciudadanos?
¿.Ray uno solo á quien haya, perjudicado la
medida? Las tranquilas deliberaciones de la
legislatura han conciliado los sentimientos,
ilustrando la opinion de nuestros gobernan-
tes en las cuestiones referentes á la autori-
dad constitucional, y no puedo menos de
esperar que por el mismo medio y uespues
de una detenida discusion, se refutarán las
objeciones que hasta ahora se venian hacien-
do. Yo confío en que á satisfaccion de todos,
se fijará cuál ha ue ser el limite de los pode __
res uelliobierno general en un asunto de
tanta trascendencia y de tan grande interés.


»Oom patriotas: touos sabeis qué circuns-
tancias han concurrido en la eleccion, á la
que debo la oportunidad de dirigiros la pala-
bra en este mom3nto; habeis oido la esposi-
cion de los principios que me propongo ob-
servar en el desempeño de las solemnes
funciones de mi elevado cargo, y no poseyen-
do vuestr'a confianza en tan alto grado como
mIS antecesores, debo reconocer, que mas


TOMO 111.


que ellos necesita..re-vuestro apoyo é indul-
gencia. Intenciones puras y rectas, el since-
ro deseo de labrar la fel icidad de. mi pais, y
un constante celo por favorecer los intereses
del pueblo, es todo cuanto puedo prometer,
para llevar á cabo la árdua tarea que me ha-
beis impuesto. Con la inteligente cooperacion
de los consejos legislativos y de los diversos
departamentos, con el auxilio de los respec-
tivos Gobiernos de los Estados y con el ge-
neroso apoyo del pueblo, contaré siempre
para desempeñar á satisfaccion vuestra los
sagrados deberes que me impone este cargo;
y ahora solo me resta suplicar al Todopode-
roso que nos siga dispensando su proteccion
para que su providencia yele por los destinos
de mi pais.»


El nuevo Presidente prestó entonces el
juramento exigido por la Oonstitucion, y
des pues de recibir las felicitaciones de los
cóncurrentes, entre los cuales se hallaban
Monroe y Jackson, tomó posesion de su car-
go y remitió inmediatamente al Se~ado, para
su aprobacion, la lista ele los señores que de-
bian componer su Gabinete. A Enrique Olay
se le nombraba Secretario de Estado, á Ri-
cardo Rush, del Tesoro, á Jocobo Barbour,
de la Gúerra, á Samuel Southard, de la Ar-
mada, y á Guillermo Wirt, de Hacienda.
Los dos últimos, así como MI'. Me. Lean,
administrªclor general de correos, habían
servido los mismos cargos bajo la adminis-
tracion de Monroe. No se puso reparo algu-
no á estos nombramientos, escepto al de
Mr. Olay, contra el cual se reprodujo la acu-
sacion que poco tiempo antes se le dirigiera;
pero aun así, veintisiete diputados votaron
en su favor y catorce en contra. Entre estos
últimos se contaba J ackson.


Uno de los primeros asuntos de que se ocu-
pó la mieva administracion, fué de negociar
un tratado con los Oreeks de Georgia con el


7




fl15TORIA DK LOS CAP. Y.


objeto de que hicieran una cesion de sus tier-
ras y se trasladaran á la parte Oeste del
Mississippí. Segun parece, antes del año
1824, se habian comprado á los indios unos
quince millones de acres que se agregar~m al
territorio de Georgia, pero aun quedaban
otros nueve millones en poder de las tribus


de los Cherokees y de los Creeks.
1825. N 1 ' .' . d h' om )raronse comISIOna os y se 1-
cieron los mayores esfuerzos para inducir á
los segundos á que cediesen sus tierras yA se
trasladaran; pero bien fuera porque los in-
dios comenzaban ya á reconocer las ventajas
de la civilizacion, ó por otra causa cualquie-
ra, ello es que la tribu no se convino en ha-
cer la cesion, ni quiso tampoco trasladarse
al Mississippí. Uno de sus jefes, sin embar-
go, llamado M'lntosh, y otros compañeros
suyos, celebraron un tratado el12 de febrero
en lndian Springs, y el Senado lo ratificó en
nombre de los Estados-U nidos el último dia
de la legislatura; pero los Creeks, al menos
la mayor parte, llevaron muy á mallo que
se habia hecho, y en 30 de abril se venga-
ron, matando á M'lntosh, á Tustanuggee y
á Hawkins, que habian sido los principales
agentes que llevaron á efecto la negociacion.
El Estado de Georgia, q Uf) se beneficiaba mu-
cho con este tratado, insistió en que se cele-
brara, y el gobernador Troup dispuso que se
procediera á la medicion de tierras á fin de
repartirlas convenientemente entre el pue-
blo. Los Creeks, por su parte, estaban re-
sueltos á resistir por la fuerza la accion del
Gobierno, y dirigieron un mensaje á \Vas-
hington, reclamando la proteccion de las au-
toridades federales.


Mr. Adams, dudando de la validez del
tratado, envió al general Gaines al país de
los Creeks juntamente con un comisionado
á fin de evitar un rompimiento y averiguar
lo que hubiese sobre este asunto. Al ver el


informe, segun el cual aparecia claramente
que se habia obrado de mala fé al celebrar el
tratado, resolvió el Presidente que no se mo-
lestara á los Creeks, ni se tomase resolucion
alguna hasta la legislatura próxima. El go-
bernador de Georgia se mostraba dispuesto
á tomar cartas en el asunto, y dirigió al Go-
bierno un lenguaje tan irrespetuoso como
poco digno, pero juzgando al fin que seria
mejor obrar con prudencia, aguardó á que el
Congreso resolviera sobre este punto.


Durante el verano del mismo año, se cele-
braron otros tratados con las tribus indias,
con ventajosas condiciones: los Kansas ce-
dieron á los Estados-Unidos todas las tierras
que tenian dentro y fuera de los límites del
Missouri, escepto una estension de "poco mas
de treinta millas, donde se hallaban sus pue-
blos, y que, estaba situada cerca del rio Kan-
sas. En cambio de esta cesion, los Estados-
Unidos se convinieron á pagar veinte anua-
lidades á razon de tres mil quinientos duros
una; facilitar á los Kansas inmediatamente
trescientas cabezas de ganado mayor, tres-
cientos cerdos, quinientas gallinas, tres pa-
res de bueyes, dos carros y los instrumentos
de labranza que se creyeran necesarios. Ade-
más de esto se ofreció á los indios cederles
un cerrajero y varios trabajadores para que
les instruyesen en la agricultura. De las
tierras cedidas, una gran parte quedaria á
disposicion del Presidente á fin de venderla
y fundar con el producto escuelas entre los
Kansas. Tambien se estipuló que los indios
no tomarían ninguna venganza privarla,
cuando se infringiesen sus derechos, sino
que darian sus quejas al superintendente ó á
cualquiera autoridad á fin de que se les hi-
ciera justicia con arreglo á la ley; y asimis-
mo se convino que los Kansas no dispondrian
nunca de sus tierras sin el consentimiento
de los Estados-Unidos .Y que estos tendrial1




CAP. V. RST ADOS-UNIDOS.


Siempre el derecho de navegaclOn en las cion, dando sus votos al general Jackson.
aguas de los Kansas.


'-


A principios de junio se concluyó igual-
mente un tratado en San Luis de Missouri
con los grandes y pequeños Osages. Las
principales condiciones eran las mismas que
las del tratado con los Kansas. Los indios
cedian todas sus tierras de Arkansas, re-
servándose un pequeño territorio de cincuen-
ta millas cuadradas, situado al Oeste del
.Missouri, y los Estados-Unidos tendrían el
derecho de navegacíon. El Gobierno se con-
vino en pagar veinte anualidades á razon de
siete mil duros, entregando además seiscien-
tas cabezas de ganado mayor, seiscientos
cerdos, mil gallinas, diez pare,s de bueyes,
seis carros, y los instrumentos de labranza
que se creyesen necesarios, comprometién-
dose asimismo á enviar á los indios un cer-
rajero y mandar que se construycsen cuatro
pequeñas casas, para los cuatro principa'les


. jefes. Igualmente se acordó reunir
t825. r dI' d 'f' dI· un Ion o (eSlllla o a un al' escue as
donde pudieran instruirse los hijos de los Osa-
ges. Los Estados-Unidos se encargaron de
pagar ciertas deudas de algunos jefes de las
tribus y entregar por valor de cuatro mil
duros en mercancías y dos mil seiscientos
en ganado caballar (*).


En el mes de octubre, y porvotacion uná-
nime, la legislatura de Tennessee dictó un
acuerdo designando al general J ackson co-
mo candidato en la siguiente eleccion presi-
dencial, y esto indujo al interesado á dimi-
tir su cargo de senador, fundlindose en que
los electos para la Presidencia no debian ser


miembros del ConQ.'reso. Consigna-
182~ u L


remos de paso que apenas hubo to-
mado Adams posesion de su cargo, todos los
amigos de los candiJatos desairados resol-
vieron unirse á fin de oponerse á la reelec-


(') Anales, pOI' Holmes, vül. JI, págs. 512-13.


Las diferencias personales se arreglaron
bien pronto: Benton y J ackson que se habian
desafiado á pistola y espada, olvidaron sus
disensiones á fin de trabajar por la causa.
comun, y Crawford y Calhoun se pronun-·
ciaron tambien en favor de Jackson contra
el Gobierno. Aconsejamos J11 lector que ten-
ga presentes estas circunstancias, pues así
comprenderá m~ior cuáles serian los obstá-
culos y dificultades con que tuvo que luchar
Adams durante los cuatro años de su admi-·
nistracion (*).,


En el otoño de aq~lCl a110 se terminaron
las obras del canal de Erie, lo cual se cele-'
bró con una fiesta en la cindad de Nueva-
Yorle Esto demostrQ cuán sábia era la polí-
tica que siempre habia defendido De \Vitt
Clinton, y el éxito ele la gran empresa, re-
vela hasta qué punto llegaba la sagacidad
política de aquel distinguido hijo de NueYa,-
York. Los primeros trabajos para abrir el
canal se habian comenzado en 4 de julio
de 1817, Y el primer bote que recorrióaque-
lla via, llegó á dicha ciudad el 4 de octubre
de 1825. La longitud del canal era de tres-
cientas millas.


El Congreso décin1.O nono comenzó sus se-
siones en 5 de diciembre y al otro dia envió
el Presidente su mensaje anual. El Senado
contaba eJ:ttre sus miembros á Woodbury,
Van-Buren, Macon, Ha'yne; Eaton, Harri-
son, etc. (**);.y en la Cámara estaban
Eduardo Everett, Daniel \Vebster, C. C.
Cambreling, Jucobo K. Polk; J. \V. Tay-


(') De Witt Clinton, á quien se ofreció el cargo de minis·
tro en Lóndres, rehusó aceptar; Mr. Poillsett fL1é enviado á
Méjico y Mr. Everett á Madrid.


(") Juan Rondolph tomó asiento en el Senado á fines del
mes de diciembre y fué elegido para llenar la vacante que
dejaba Mr. Barbour, nombrado Secretario de la Guerra. En
marzo de 1827, Juan Tyler ocupó la plaza de Randolph en
el Senado y aquel volvió á la Cómara.


,





5G HlSTORl.\ DE LOS CAP. V.


lor, y otros de mas ó menos nombradía. Es- la deuda pública. Los ingresos para el·año
te último fué elegido Presidente de la Cáma- próximo se estimaban en veinticuatro milIo-
ra al procederse á la segunda votacion. nes, cantidad mayor que la de los gastos ~ y


El mensaje del Presidente era muy esten- el total de la deuda á fines de año no ascende-
so, pero estaba muy bien redactaclo.y trataba ria apenas á ochenta y un millones de duros.
de asuntos muy importantes. Decíase entre El Presidente terminaba su mensaje con el
otras cosas que el estado dol pais no podia. párrafo que sigue: «Compatriotas: confiando
ser mas lisonjero, si biendebian arreglarse en que se realizarán mis esperanzas, aguar-
aun algunas cuestiones con las potencias no el resultado de vuestras deliberaciones,
estranjeras; se recomendaba la supresion de seguro de que, sin usurpar los poderes
ciertos derechos, la revision de las leyes de conferidos á las autoridades de los diversos
justicia, el establecimiento de un observato- Estados, y en cumplimiento de los deberes
rio y de una universidad nacional, y se indi- sagrados que os impone el pais, adoptareis
caba por último la conveniencia de adoptar las medidas mas eficaces para promover su
un sistema uniforme de pesas y medidas, de bienestar; y yo ruego al Todopoderoso que
promover la aflcion á los viajes científicos y os ilumine y se conserve la paz y la felicidad
de atender cuanto antes á las mejoras pú- de la nacion.» (*)
blicas. Mr. Adams añadia despues: «La Las opiniones del Presidente respecto al
Constitucion que os rige es una carta de Congreso americano de Panamá ofrecieron
poderes limitados: si despues de haber dis- un bnen. punto de ataque á la oposicion que
cutido detenidamente acerca de los asuntos hacia la guerra al Gobierno. Parece que
que en cumplimiento de mi deber someto á en 1823, Bolivar, Presidente en aquella épo-
vuestra consideracion, dedujerais en conse- ca de Columbia, invitó á los Gobiernos de las
cuencia que por buenos que sean ciertos provincias que habian sacudido el yugo de
proyectos, no estais autorizados por las leyes España á reunirse en Congreso general en
actuales para ponerlos,por obra, yo os acon- Panamá, y al efecto practicáronse algunas
sejo que, dejando á un lado ciertas considera- diligencias qne no dieron resultado algu-
ciones, entreis en el ejercicio de los podere~ no. A fines del aüo siguiente, renovóse la
que no os ha conferido el fmeblo.» invitacion, que aceptaron tQdos los Gouier-


Al hablar de la hacienda decia 1\1r. Adams ' nos, menos el de Buenos-Aires y llegada la
que se hallaba en un estado floreciente; que primavera, y habiéndose preguntado al Pre-
á principio de año habia quedado en el rre- sidente de los Estados-Unidos si queria en-
soro un sobrante de dos millones, y q ne los 'viar representantes á Panamá, Juan Quincy
ingresos en fin de setiembre se calculaban Adams contestó, que aunque la nacion no
en diez y seis millones quinientos mil, mien- iha á tomar parte en la guerra con España
tras los del trimestre corriente se esperaha
no bajarian de cinco millones, sin contar e) Este estenso y eOllciliatoriD mensaje fué comentado


t "d d' 1 d por 1:1 prensa politiea y por los numerosos enemigos del con o ra cantl a 19ua procedente el em-
Gobierno con la mayor severidad, y como el Presidente se


préstito autorizado por el Congreso. Los gas- espresalHl eon nlUcha libertad allmblar de las mejoras pú-
tos del año no escederian á los ingresos en blicas, y como había llamado ú los ohservatorios, haeíendo


uso de una figura algo impropia, Ca',J8 del r,ielo, se trató de
mas de dos millones, pero hauíanse satisfe- ridiculizar el mens~j8 p'lra lipsprestigiar al Gobierno y pre-
cho ya ocas millones de duros por cuenta de parar así el camino á .Tackson,




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 57


ni necesitaba por lo tanto deliberar acerca bate se debió mas bien al encono de los ene-
del modo de hacerla, parecíale útil semejante migos del Gobierno, que al temor que pudierá
Congreso para fijar ciertos principios de ley, inspirar á los Estados-Unidos tomar parte
promover los intereses del Nuevo mundo y en el Congreso de Panamá, pero lo cierto es
entablar relaciones amistosas entre los di- que ni unos ni otros ganaron nada con discu-
versos Gobiernos republicanos establecidos tir tanto aquel asunto, pues debemos adver-
en América. Al hablar sobre este punto decia tir que nunca se presentó en dicho Congreso
el Presidente en su mensaje, refiriéndose á ningun enviado de los Estados-Unidos. Los
la proposicion de Bolivar: «Acélptada la in- debates de la Cámara de Representantes fue-
vitacion, se nombrarán enviados por parte ron tan ohstinados, que Sergeant no pudo
de los Estados-Unidos, para qne asistan á llegar á tiempo á Panamá para tomar parte
las deliberaciones y tomen parte en ellas, en en la reunion, aun cuando esta se habia apla-
cuanto sea compatible con esa neutralidad zado hasta el verano siguiente, y por lo que
de que no es nue3tro deseo, así como tampoco toca; á Mr. Anderson, que entonces dese m-
delos demás Estados americanos, separarnos poñaba el cargo de ministro en Columbia,


nunca.» A consecuencia de esta me- marchó á Panamá tan pronto como recibió
1825. dida se nombró á Ricardo C. Ander- instrucciones, mas Q,l llegar á Cartagena,
son y Juan Sergeant, comisionados para atacóle una fiebre maligna y murió. Poinsett,
asistir á dicho Congreso, y á Guillermo embajador en Méjico, fué nombrado enton-'
B. Rochester, Secretario. D3spues de violen- ces en su lugar, y en union de Sergeant se
tas discusiones en las que la oposicion atacó puso Ém camino á fin de presentarse en el
al Gobierno rudamente por haber adoptado Congreso, que debia reunirse en Tacubaya
semejante medida, aprobáronse al fin los en febrero de lS27, pero como esto no tuvo
nombramientos. Esto sucedia á fin de marzo lugar en el tiempo prefijado, Sergeant se
de 1826: en la Cámara de Representantes volvió á los Estados-Unidos. Despues ya no


sedebltió tambien aquel asunto, y. se habló mas de este proyecto, principal-1826. .
aun cuando no era de esperar, la mente porque las disensiones intestinas de


oposicion no se mostró hn tenaz (*). La la Améeica del Sur lo hicieron imposible, y
oratoria é irresistibles argumentos ele Daniel tambien porque no se esperaba obtener de
\Vebster pusieron fin á la discusion, y se aq ueHo ningun gran resultado (*).
votó la cantidad necesaria para los comisio- Al empezarse la legislatura, es decir, el
nados. 20 de diciembre de 1825, la Cámara previno


Es evidente que la violencia de aquel de- al Presidente que informara sobre el con ve-
(') En el curso de aquellos deuates fu6 cuando ,Tuan nío celebrado entre Inglaterra y los Estados-


Hanclolph, dejándose dominar por un acceso de cólera, se U nidos respecto á la su presion del tráfico de
permitió CIertas espresiones, que aunque con el earácteJ' ,1' 1\1 Arl 't" 1


esclavos, y el ula 27 'l'. uams reml 10 a de indirectas, ofendieron á Enriqun Clay. Dán:lose éste por
injuriado por las indignas imput3ciones (Iue en su concepto
.se dirigian á él, cnvió sus padrinos á 1\1r. R'lnrlolpb para (') Al tcrlninarsn la administraL'ioll de Mr. Adams, J' en
{¡ue le diese una satisfaccion. El encuentm tuvo lugar el cumplimiento de una órden superior) se remitieron copias
domingo 8 de abril, cer~a del Potomac; Chy tiró prime- de las instrucciones dadas á los comisionados de Panamá,
!'o, pero no toeú a Hanllolph, el cual disparó s u arm3 al á las dos Cámaras del Congreso, y poco dcspucs se publi-
aire; mas á pesar de no haberse vertido S:lllgre, clmsider,')- caron. Ellcctor que las examine podrá convencerse que ni
se quedaba bvado el insulto y los dos en9migos renOV,lron era mu)" 118eesari::t la" me.:lida, ni debia tampoco inspirar
luego sus amistosas re:aeiones. temor alguno á 1 )8 que la combatieron.




HJS'IORIA DE" LOS CAP. v;


~orrespondencia entablada entre Mr. Clay y
Mr. Addington, el Encargado de negocios
de Inglaterra, de la cual aparecía que no se-
ria posible armonizar las opiniones de am bos
Gobiernos.


A fin de que no cesara la oposicion contra
el Gobierno, propusiéronse vitrias enmiendas
á la Constitucion con el objeto de suprimir
la intervencion de la Cámara de Represen-
tantes en la eleccion presidencial, pues ase-
gurábase que Mr. Adams, aunque elegido
constitucionalmente, no lo habia sido á gusto
del pueblo.Mr. Benton se encargó el primero
de dirigir el debate, lo cual hizo con el ma-
yor em peño presentando luego un bill, cuyo


2 objeto era modificar la Constitucion.
t 8 6. En la Cámara Mr. M'Duffie, de la
Carolina del Sur, propuso que se adoptara
un sistema uniforme para elegir los funcio-
narios del departamento ejecutivo por dis-
tritos, fundándose en que si lo hacian las
legislaturas de los diversos Estados podrían
favorecerse ilegalmente los intereses de cual-
quier partido. Este diputado propuso tam-
bien otras varias enmiendas, por una de las
cuales se prohibia la tercera reeleccion de
Presidente, y como se contaban ya diez ó
doce de aquellas, sometidas á la considera-
cion del Congreso, la CJámara resolvió pasar-
las á un Comité, compuesto de veinticuatro
diputados, quienes despues de discutir mu-
cho sin haber conseguido ponerse de acuerdo,
pidieron que se disolviera el Comité. Así.
pues, nada resultó de todo este movimiento
como no fuera un aumento de impopularidad
para el gobierno de Mr. Adams.


A fines de enero, se negoció otro tratado
con los Creeks, y en 16 de abril, lo ratificó
el Senado. Segun aquel, cedíanse á los Esta-
dos-Unidos algunas tierras de Georgia, y en
cambio el Gobierno se conv~no á pagar dos-
cientos diez y siete mil duros, que se repar-


tirianentre los jefes y guel'reros de la tribu~
comprometiéndose además á satisfacer una.
anualidad perpetua de veinte mil duros. Los
amigos y compañeros de M'lntosh, que de..:
searan emigrar, debian hacerlo en el término
de dos años, en cuyo caso los Estados-Unidos:
sufragarian los gastos de viaje, haciéndoles
además un donativo ae cien mil duros. Algu-
nos terrenos pertenecientes á los indios que
aun quedaban en Georgia fueron comprados
luego por el Gobierno mediante la cantidad
de treinta mil duros, .Y la Cámara acordó
por una inmensa maJoría destinar sesenta
mil para costear la emigracion de una parte-
de los Creeks. Próximo ya el fin de la legis-
latura, Mr. Macon presentó una proposicio~
en el Senado respecto á la conveniencia de
limitar las atribuciones del poder ejecutivo.
El Comité, á quien se pasó aquella, redactó
nada menos que seis bills' para indicar qué
sistema se debía seguir en su concepto, y
aunq lle se adoptaron medios ilegales para
escitar la opinion pública contra este pro-
yecto, se dejó en suspenso con otros varios
asuntos.


A pesar del aumento de l)ohlacion en el
Oeste, no se habia modificado en nada el sis-
tema judicial en aquel departamento desde
1807, es decir, desde que se dispuso que Ohio,.
Kentucky y Tennessee formasen un solo cir-
cuito, siendo el resultado de esto el retraso
consiguiente en la administracion de justicia.
En 1819, tl'atóse de corregir la falta propo-
niendo la aprobacion de un bill, por el cual
se adoptaba el sistema de tribunales de cir-
cuita, y otro cuyo objeto era aumentar el
número de jueces del supremo tribunal, mas:
á pesar de esto nada se habia hecho. En vista
de esto, Daniel Webster, nombrado Presi-
dente del Comité de justicia, presentó un bilt
en el que proponia la creacion de tres plazas
de jueces agregados, y el arreglo de los cil'_




CAP. V. ESTA DOS-U:\'IO::JS.


'Cuitos del Oaste, pero muchos le combatie-
ron; unos bajo el pretesto de que con seme-
jante medida seria demasiado numeroso el
Supremo tribunal, y otros fundándose en que
no era conveniente tener tantos jueces en el
Oeste. A pesar de todo, aprobóse finalmente
d bill en la Oámara por una considerable
mayoría, pero el Senado lo modificó de tal
modo, que se suscitaron diferencias entre
.am bos cuerpos colegisladores, y por muchos
-esfuerzos que se hicieron se desechó al fin el
hiU.


Por lo demás, el Oongreso parecia dis-
puesto á favorecer las medidas que tenian
llor objeto introducir mejoras públicas, y
Jurante aquella legislatura se votaron al
-efecto varias cantidades. Sin entrar aquí en
mas pormenores, nos limitaremos á decir
que la ejecucion de los planes que se propu-
sieron, se confirió al departamento de la


guerra. Aprobáronse luego los pre-
1826. t d' . 1 1 supues os or manos con arreg o a
programa del Presidente, pero la oposicion
Donsiguió que se dejara en suspenso un bill
por.el cual se consignaba cierta cantidad des-
tinada á pensionar á los veteranos de la revo-
lucion. No podia fundarse esto en el mal
-estado de la hacienda, y el haberse desechado
-semejante medida hasta para demostrar que
la oposicion estaba resuelta 11 no perdonar
medio alguno tratándose de combatir los
proyectos del Gobierno.


El Oongreso so corró el 22 de mayo,
.aplazándose las sesiones hasta el primer lu-
nes de diciembre siguiente.


Aquel año fué memorable en los anales de
nuestra historia por la muerte de dos de aque-
llos hombres distinguidos que habian toma-
do parte en la gloriosa lucha por la libertad,
y servido despues el mas elevado cargo de la
nacion. Pero lo mas estraño, y lo que mas
llamó la atencion, fué que Tomás .Jefferson


~' Juan Adams, el uno cuya pluma habia re-
dactado la Declaracion de la Independencia .Y
el otro cuya elocuente palabra la habia defen-
dido en el Oongreso constitucional, murie-
ron en el mismo dia, precisamente en la
misma fecha en que debia celebrarse el quin-
cuagésimo aniversario de nuestra indepen-
dencia nacional. El 4 de julio de 1826, fué
pu~s un dia digno de recordarse, y no es de
estrañar que toda la nacion se pusiera en
movimiento, y que los hombres mas notables
del pais discutieran en aquella ocas ion acer-
ca de los asombrosos acontecimientos que
habian tenido lugar en el último medio siglo.
No nos queda suficiente espacio para entrar
en detalles acerca de las honras fúnebres que
se hicieron á la memoria de Adams y de J e-
fferson, mas no podemos menos de dar un
estracto del discurso que pronunció Daniel
vVebster en elogio de aquellos dos eminentes
patriotas de nuestra moderna historia, dis-
curso que se leyó en Boston el 2 de agosto
de 1826 (*). Decia así:


«Nunca hombre alguno, amigos compa-
triotas, sirvió 11 su pais con tanto interés
como aquellos á cuya memoria tributais aho-
ra una prueba de respeto. Ni Adams ni Je-
fferson tuvieron nunca la idea de enriquecerse
á costa de su país cuando desempeñaron sus
elevados cargos; jamás se dejaron dominar
por la sórdida avaricia, y la prueba es que
no han d~jado á sus hijos mas herencia que
su fama y su buen nombre. Amigos mios, no
molestaré mas vuestra atencion al rendir es-
te débil tributo de respeto á la memoria de los
ilustres finados; su mas elevada, su mas gra-
ta recompensa debió ser para ellos el que re-


e) Guillermo \Virt pronunció tamLien un elocuente dis-
curso, reIirienuo á granues rasgos la vida y hechos de aque-
llos dos hombres notables. Este discurso se dirigió á la
Cámara 'de RE'pre~entantes en 19 de octubre de 182G, á invi-
tacion de los ciudadanos de Washington. Véase la Elocuen-
cia ame¡'icana, por \Voore, vol. 11, págs. 443-61).




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 61


Mr. Adams en su mensaje, sin repetir nin-
guna de las del anterior, de que i~n poco
caso se habia hecho, era la principal un pro-
yecto para aumentar la armada y llevar á
cabo ciertas obras de utilid·ad pública.


De nuevo se propuso la adopcion de una
ley de quiebras, mas todo fué en vano, pues
la mayoría alegó que si bien semejante ley
beneficiaria á los comerciantes ricos de los
puertos del Atlántico, perjudicaria en cambio
á los demás. Otro bill cuyo objeto era au-
mentar los derechos sobre los géneros de lana
que se importaran: á fin de proteger la fa-
bricacion americana, fué aprobado en la Cá-
mara de Representantes, pero lo desechó el
Senado, solo por el voto decisivo del Vice-
presidente~ En cumplimiento de las reco-
mendaciones del Presidente ~ se consignaron
varias cantidades para mejoras públicas,
acordándose asimismo que se satisfacieran
seis anualidades á razon de quinientos mil
duros una, destinada al aumento de la ar-
mada. La cuestion de conceder pensiones á
los que habian servido durante la revolucion
no se resolvió como era de esperar; el asun-
to del comercio colonial de la Gran Bretaña,
ocupó tambien la atencion de ambas Cáma-
ras, y se presentaron varios bills á fin de
hacer un arreglo satisfactorio, pero no se ob-
tuvo resultado alguno y la cuestion quedó sin
resolver. La verdad es, que como predomi-
naba el espíritu de partido, se habló mucho
y no se hizo nada. La legislatura dió por
terminadas sus sesiones 'el 3 de marzo, de-
jando pendientes una infinidad de proyec-
tos (*).


Poco despues de cerrarse el Congreso, se
produjo cierta escitacion á consecuencia de


(') Siendo Mr. Calhou n Secretario de la Guerra, se le di-


la calumnia que se fraguó contra Mi'. Clay,
á quien se acusaba de haber contribuido á la
eJeccion de Mr. Adams, valiéndose de me-
dios ilícitos para beneficiarse á sí propio, y
la oposicion, perfectamente organizada, se
valió de aquel arma poderosa para atacar al
Gobierno, favoreciendo al propio tiempo á
Jackson, á quien, segun ya hemos dicho,
apoyaba todo el partido democrático. No en-
traremos en los pormenores de esta gran
conspiracion, como la llamaron los amigos
de Mr. Clay; nos limitaremos por lo tanto á
decir que el general Jackson trató de eludir
la responsabilidad en una carta dirigida á
Mr. Carter Beverley, de Virginia, y que
poco despues, al hablar de ~uchanan, (Pre-
sidente de los Estados-Unidos en 1857) dijo
que era uno de los miembros respetables del
Congreso, que le habia hecho proposiciones
sobre nombrar á Mr. Clay Secretario de Es-
tado en el caso de ejercer éste su influencia
en favor de Jackson. Cuando se publicó la
carta de Buchanan referente á este asunto,
quedó probado hasta la evidencia, aun para
los mas incrédulos, que Mr. Clay habia sido
calumniado, y que en nada podían fundarse
los indignos cargos que tan gratuitamente
se le dirigieran. Sin embargo, como la falsía
consigue muchas veces oscurecer la luz de
la verdad, favoreciendo los propósitos de los
que se valen de ella, perjudicaron mucho al
Gobierno los ataques de sus enemigos, y
Clay hubo de perder las esperanzas de ade-
lantar en su carrera política (*).


Durante aquella empeñada lucha política~
procedióse á la eleccion de diputados,


1827. y como era de esperar, el resultado
demostró que la oposicion iba ganando terre-
no en ambas Cámaras. En el Senado se ha-


rigieron ciertos cargos, y habiendo solicitado que se abriese e) Mr. Ciay publicó un folleto sobre estc asunto, en el
un informe por el comité de la Cámara, quedó completamen- cual presentaba testimonios irrecusables para probar com-
te reconocida su probidad. pletamente su inocencia, justificando su conducta.


TOMO 111. 8




HISTORIA DE LOS CAP. v:


conocierais sus méritos, dispensándoles una
afectuosa gratitud por sus eminentes y largos
servicios. No es mi voz; es este silencio, este
concurso inmenso, estas solemnes ceremo-
nias, y ese pueblo que se agrupa á nuestro
alrededor, lo que mas que todo hace el elogio
de los hombres notables cU'ya pérdida deplo-
ramos. Su fama es imperecedera; nada ni
nadie puede atentar contra ella!. . . . . . .


«La altura ü que nos hemos elevado, yellu-
gar que ocupamos en el mundo, es una cues-
tion que no debemos omitir aquí; ni los
hombres ni las naciones, pueden cumplir
debidamente la mision á que están destina-
dos, si no comprenden su importancia .Y sa-
ben cumplir sus deberes. No es el deseo de
infatuar la vanidad nacional, ni tampoco el
de acrecentar vuestro orgullo, sino el de ha-
ceros comprender cuál os vuestra situacion
entre las demá:;; naciones de la tierra, lo que
me obliga á dirigiros la palabra en este sen-
tido. Nadie puede negar que en América ha
comenzado una nueva era que se distingue
por su Gobierno representativo, por su liber-
tad religiosa, por su sistema de relaciones
internacionales, por ese espíritu de investi-
gacion que distingue á nu~stro pueblo, y por
esa difusion de los conocimientos humanos á
que se deben los rápidos progresos del pais.
América, amigos mios, tiene ahora grandes
intereses que defender, y advertid que nues-
tro deber es hacerlo, pues cuando aquellos se
pierdan, será inevitable nuestra ruina. Así
pues, no olvidando jamás que de nosotros
depende la prosperidad dr,l pais, cumplamos
noblemente los deber~ que nuestra situacion
nos impone. Si practicamos la virtud y los
prineipios de nuestros padres, el cielo nos
ayudará á llevar á cabo la grandiosa obra
que nos está encomendada. Tenemos subli-
mes ejemplos ante nosotros: el brillante res-


plandor del firmamento ilumina la senda por
donde debemos dirigir nuestros pasos; Was-
hington es el astro que nos debe servir de
norte, á él se han unido otras estrellas que
forman la constelacion americana, que giran
en su centro é irradian su brillante luz sobre
nosotros; sigamos ese rastro luminoso hasta
tanto que llegue el término de nuestra exis:-
tencia, y entonces, encomendemos la suerte
de nuestro querido país á la proteccion del
Altísimo. »


Mientras estaba cerrado el Congreso, ce-
lebróse en \Vashington un convenio de co-
mercio y navegacion con la América central,
bajo condiciones tan liberales como ventajo-
sas. El contrato se hizo por doce años, y fué
ratificado por el Presidente en 28 de octu-
bre (*).


La segunda legislatura del décimo nono
Congreso comenzó el 4 de diciembl'e y en el
mismo dia, remitió el Presidente á la Cáma-
ra su segundo mensaje anual. Decíase en él
que las relaciones estranjeras eran favora-
bles con los Paises-Bajos, Dinamarca y otras
potencias, si bien debian resolverse aun cier-
tas cuestiones importantes con la Gran Bre-
taña y Francia. Al hablar de la hacienda, el
Presidente anunciaba al Congreso que aun-
que las rentas del año anterior no habian as-
cendido á lo que se esperaba, habían se apli-
cado siete millones de duros al pago de la
deuda pública, además de cuatro millones
destinados á satisfacer los intereses, y que el
sobrante á fin de año se esperaba seria
de un millon doscientos mil duros. En- t826.
tre las diversas recomendaciones que hacia


(') En el año 1826, fué cuando la conducta de Morgan
dió lugar al movimIento anti-masónico, que produjo cierta
escitacion por las medidas que fué pre;~iso adoptar. Por es-
pacio de tres ó cuatr0 años se estuvo hablando pública-
mente de la fraternidad 1ll'ls:')[IÍ'~a, y mU'3hos politicos tra-
tacan de sacar partido ,le este asuato para sus fines
particulares.




, HISTORIA DE LOS CAP. V.


llaban, Webster, Hayne, \Voodbury, Tyler, con los indios en lá frontera Norte-Occiden-
Harrison, Van Buren, Benton y otros, tal, y se recomendaban al Congreso varios
mientras en la Cámara, contábanse 'entre proyectos de mejoras públicas, el aumento
sus numerosos miembros homlJres tales co- de la armada y la creacion de una escuela
IDO Buchanan, Everett, Dwight, Cambre- naval. Mr. Adams terminaba su mensaje
líng, Rives, Polk, M'Duffie, Stevenson y Li- indicando que mas bien como un deber de
vingston. En aquel estado de cosas, no era justicia que de gratitud, convendria recom-
muy lisonjera la perspectiva que se ofrecia pensar á los veteranos de la guerra de la re-
al Gobierno. volucion.


El vigésimo Congreso celebró su primera . DUrante aquella legislatura se discutió
sesion el 3 de diciembre de 1827: doscientos acerca de la cuestion de tarifas, y los pro-
siete diputados contestaron á sus nombres al teccionistas y sus contrarios pusieron en
pasarse lista en la Cámara, resultando solo juego su elocuencia para favorecer ó conde-
seis ausentes, mientras en el Senado no fal- nar el llamado Sistema amel'icano. En' el
taron sino dos, lo cual basta para demostrar trascurso del verano, se reunieron conven-
con qué ánsia se deseaba renovar la lucha ciones en Harrisburg, y en Columbia (Ca-
parlamentaria. La primera discusion tm:o rolina del Sur) ; eri el pr·imero de dichos pun-
lugar cnando se trató de elegir el presidente tos, los amigos de Mr. Clay apoyaron la
de la Cámara, pero :Mr. Stevenson, de Vir- revision de lastarifas, con el objeto de favo-
ginia, ganó al fin la votacion , ,por una esca- recer los intereses del pais, y en el segunqo
sa mayoría, contra Mr. Taylor, á quien se se combatió, alegando que semejante medi-
consideraba como uno de los primeros dipu- da, si bien podria beneficiar á los capitalis-
tados de la oposicion. tas del Norte, perjudicaria gravemente á los


Al dia siguiente remitió Mr. Adams su del Sur. Esta trascendental cuestion ocupó
mensaje anual, que como los demás era muy á la Oámara esclusivamente desde 1.° de fe-
estenso y tratabil de las cuestiones que con bre1'o hasta el 22 de abril en que se aprobó
preferencia debia tomar en consideracion la un bill presentado por el Oomité respectivo,
legislatura nacional. HalJ1ábase en primer pero modificándolo de tal modo que no saüs-
lugar de las relaciones e·stranjeras, que se- facia los deseos ele los proteccionistas. El
gun el Presidente eran favorables, y al dar Senado prestó tambien l su aprobacion en 13
cuenta del estado de la hacienda, se anun- mayo, por veintiseis votos contra veintiuno,
ciaba que atendidas las circunstancias no con varias enmiendas que no alteraban esen-
pou.ía ser este mas lisonjero, pues aun cuan- cialmente el proyecto. Todos los Estados del
do escedian un poco los gastos á los ingre- Sur, votaron contra el óill, y con ellos lVfai-
sos, debíase esto á que de los veintidos mi- ne, New-Hampshire, Massachusetts, Oon-
llones trescientos mil duros se habian pagado necticut y Rhou.e-Islanu, pero en estos últi-
mas de seis millones por cuenta de la de u- mos hubo alguna division. Por este proyecto,
da. Esperábase, sin embargo, que á fines de I segun elice Mr. Pitkin, el sistema se aplicó
año quedaria en el Tesoro un sobrante de esencialmente á las lanas, pues varias clases
cinco millones quinientos mil duros. El Pre- de tejidos se recargaron con un derecho de
sidente manifestaba despues que se habían cuarenta y cinco ó cincuenta por ciento, so-
apaciguado 'ya ciertos disturbios ocurridos bre el mínimum de su valor. Tambien se




CAP. V. ESTADOE-VNIDOS.


aumentaron los derechos sobre el hierro, el que el Sur habia esportado desde la revolu-
cobre y otros artículos, y el precio mínimo cion por valor de ochocientos millones de
de los algodones se elevó á treinta y cinco duros, es decir, una suma igual al producto
céntimos la vara cuo,drada. Muchos comer- de las minas de ::Y1éjico desde los tiempos de
ciantes del pais combatieron la política de Cortés, y dos ó tres veces mayor que el pro-
esta medida, y la mayor parte del pueblo ducto de las mismas en cincuenta años! Los
discutió acerca de su constitucionalidad, y Estados del Sur atribuyeron este resultado á
en resúmen puede asegurarse que no fué sa- la accion del Gobierno federal, es <;lecir, al
tisfactoria para amigos ni enemigos. sistema de imponer derechos sobre la indus-


]\11'. Benton, en su Rerista ele los treinta tria en una parte de la. Union y en la otra
años, consagra un capítulo al asunto de la no, y especialmente á las tarifas protecto-
revision de tarifas, y al demostrar que era ras; pero aun cuando esto fuera así en ciedo
una medida que deseaban adoptar solo los modo, no debia achacarse solamente á la
fabricantes capitalistas y algunos politicos, razon espuesta, y esto se prueba evidente-
se espresa en estos términos: «El Sur creyó mente por el hecho de que el sistema protec-.
que con aquel sistema se le empobrecio, para cionista no habia estado en vigor sino muy
enriquec~r al Norte, y á la verdad que era poco tiempo, es decir, desde ·el año 1816,
muy estraño el resultado que habia venido mucho despues de haber variado la situa-
observándose en aquellos dos puntos de la cion del Norte y del Sur. Otras causas pu-
Union. Cuando los Estados no eran sino co- . dieron influir en el cambio, mas ahora solo
lonias, las del Sur pasaban por las mas ri- i debemos fijarnos en la ya conocida, y aun
cas y de las que mas se esperaba una vez no admitiendo que el sistema no hubiese
proclamada la independencia; cont~ban con causado todo el daño de que se quejaba el
las esportaciones, y por decirlo así, tenian Sur, convengamos en que péljudicó lo bas-
asegurada la prosperidad; mas no sucedia tante para que le condenaran los amantes
así al Norte, cuyos recursos agrícolas eran de la justicia é igualdad entre los Estados,
escasos, y que no esperaba sino privaciones los que deseaban la armonía.y estabilidad de
cuando se le retirara el favor de Inglaterra. la Union, los enemigos de las combinacio-
Sin embargo, en el medio siglo trascurrido nes maquiavélicas entre los partidarios po-
despues de la proclamacion de la indepen- líticos y la legislatura nacional. Esta era al
dencia se trocaron los papeles: la riqueza


I
del Norte iba acrecentando, mientras dismi-
nuia la del Sur, y sus ciudades fueron en-
grandeciéndose mientras las otras decaian,
de tal modo que Charleston, uno de los prin-
cipales puertos del Sur, era menos impor-
tante últimamente que antes de la revolu-
cion. El Norte se convirtió en una especie de
prestamista del Sur, cuyos ciudadanos ha-
cian peregrinaciones al primero de dichos
puntos, para tomar dinero, hipotecando sus
fincas. Nadie hubiera dicho seguramente


menos la opinion en el grupo mas numeroso
del partido democrático que votó la tarifa de
1828, Y que estaba dispuesto á obrar con1'or-
~e á sus ideas cuando cayera del poder el
partido político que apoyaba el sistema pro-
teccionista, caida que se creia segura en la
futura eleccion presidencial.»


Otea de las cuestiones que ocupó muy
principalmente la atencion del Congreso, fué
la de economías, tema favorito de los aspi-
rantes á políticos y que escitará siempre la
atencion del pueblo. MI'. Chilton, de Ken-




64 HISTORIA DE LOS CAP. Y.


tucky, fué el que promovió el debate, y se ciudadanos de América por las pérdidas su-
nombró desde luego un Comité, cuya mayo- fridas en su comercio, y otros proyectos de
ría, despues de haberse discutido mucho, que no creemos necesario dar aquí porme-
presentó un informe declarando que no se ad- nores. El Congreso se cerró el 26 de mayo,
ministraban prudentemente los intereses del y los miembros volvieron á sus casas, pre-
Estado . .Mrs. Everett y Sergeant, minoría parados á continuar la empeñada lucha que
del Comité, y los dos únicos amigos del Go- ya habia empezado respecto á la eleccion pre-
bierno, presentaron un segundo informe, que sidencial (*).
como era de esperar, presentaba las cosas Aquella debia ser una batalla en que iban
bajo distinto aspecto, probando que los inte- á entrar en juego todos los elementos polí-
reses del pais se habian administrado econó- ticos, y en la que no escasearian segura-
micamente y con el mayor acierto. rrodo mente los vergonzosos abusos, las indignas
esto era puramente una cuestion política, imputaciones y las mezquinas intrigas que
pues así como la oposicion no tenia otro ob- deben repugnar á los hombres de reconocida
jeto que desacreditar al Gobierno, propo- rectitud, que solo se interesan por el bien de
níanse solo los amigos de éste defenderle en su patria. El resultado fué el mismo con que
aquel terreno. ya contaba el partido democrático: el gene-


Con el fin de corregir ciertos defectos ral J ackson obtuvo ciento setenta y ocho
en el modo de proceder de los tribunales votos entre los doscientos sesenta y uno que
federalistas de los Estados, admitidos en la componian el total, y Juan Quincy Adams
U nion des?e 1789, aprobó se en el Senado, solo alcanzó ochenta y tres, es decir, menos
despues de una empeñada discusion, un bill, de la mitad de los que resultaban á favor de
el cual pasó luego á la Cámara, que tambien su victo~ioso rival. Mr. Calhoun fué elegido
lo aceptó con una ligera enmienda respecto de nuevo Vice-presidente.
á Louisiana. Despues se votó al fin cierta La segunda legislatura del vigésimo Con-
cantidad para pensionar á los veteranos de greso comenzó en 1.0 de diciembre de 1828,
la revolucion (*), y otra para continuar el en cuyo dia se recibió el mensaje del Presi-
camino de Cmnberland. Segun costumbre, ,dente, que como los otros, y sobre todo por
se discutió largamente acerca de la consti- considerarlo el último, era muy estenso y ha-
tucionalidad de las mej~ras públicas, pero bIaba de todos aquellos asuntos mas impor-
debemos confesar que los honorables miem- tantes de que se debia dar cuenta al Congreso
bros parecian atender mas á los compromisos
con sus constituyentes y á sus miras políti- C)' El general Brown, que tenia el grado de comandante


en jefe, murió en 24 de febrero de 1828; el general Seott y el
cas, que á fijarse en las medidas que con- general Gaides, nombrad.9s en la misma fecha, tenian igual
vendria adoptar para resolver tan importante derecho á ocupar la vacante, pero el Gobierno, no queriendo
cuestiono


Tratóse tambien de otros asuntos, tales
wmo la navegacion del San Lorenzo, la
cuestion de límites, las reclamaciones de los


dar á ninguno la preferencia, designó para dicho cargo al
general Maeomb. La Cámara aprobó luego un bill, cuyo
objeto era suprimir el cargo de mayor general, pero lo dese-
chó el Senado. Entonces el general Scott, resentido por la
conducta del Secretario de la Guerra, rehusó obedecer las
órdenes de Macomb, y habiéndosele suspendido en su des-
tino, hizo un viaje á Francia, donde vió á Lafayette, el cual


e) Sobre este asunto pronunció Daniel Vi ebster en abril le aconsejó que volviera al ejército. Ala muerte de Macomb,
~e 1828; uno de sus discursos mas brillantes, digno de la ocurrida en 1841, Scott fué nombrado comandante en jefe
.atencion del lector. del ejército de los Estados-Unidos.




CAP, V. EST' ADOS-UNIDOS, 6'5


en concepto"del Poder Ejecutivo. Hablábase
en primer lugar del estado de las relaciones
.con las potencias estranjeras, de la guerra
que acababa de estallar entre Rusia y Tur-
quía, de la probabilidad de obtener una in-
demnizacion de Francia por las depredacio-
nes cometidas contra el comercio americano,
de la cuestion de límites, y por último, de
las relaciones con la Gran Bretaña. Sobre la
hacienda, decia el Presidente que se hallaba
en favorables condiciones; los ingresos ha-
bian producido dos millones mas de 10 que
se esperaba, pero los gastos ascendian en un
millon quinientos mil duros con motivo de
haberse satisfecho nueve millones por cuenta
de la deuda pública, calculándose no obstante
que á fines del año corriente quedaria un
sobrante de cinco millones, en cuya fecha
quedaba reducida la deuda á cincuenta y
ocho millones de duros.


Los amigos del Presidente, así como tam-
bien sus enemigos, habian estrañado que en
sus primeros mensajes no hablara éste de la
(lUestion de tarifas, pero Mr. Adams trató
de remediar en el último este descuido.


Tomando por ejemplo la política co-
1828. , 1 d 1 G B t - 'd" merCla e a ran re ana, m lcO
que el Gobierno estaba en el deber de obrar
.conforme á los principios sancionados por el
bill de tarifas aprobado en la legislatura
anterior, al que esperaba se adhiriesen todas
las autoridades de la Union. En el resto del
mensaje se trataba de la situacion de los
indios que residian dentro del territorio de
los Estados-Unidos; de la conveniencia de
fortificar las costas y aumentar las fuerzas
de la armada; de lo útil que seria se perfec-
.cionasen en la táctica los oficiales del ejér-
.cito y la marina, y de la necesidad de comen-
zar los trabajos preparatorios para formar
el cuarto censo de poblacion. El Presidente"
-concluia asegurando que deseaba que el


Congreso adoptase las medidas recomenda-
das, y que por su parte contribuiria por
cuantos medios estuviesen á su alcance en
todo aquello que tuviese por objeto el bienes-
tar del pais. Aun cuando se sabia de público,
Mr. Adamsno hizo al usion alguna al hecho
de que aquella era la última vez que se
dirigia al Congreso como Presidente de los
Estados-Unidos.


"Como aquella legislatura fué una de las
mas cortas, y se acercaba tambien el término
de la primera administracion de Mr. Adams,
apenas se hizo nada" de importancia. Apro-
báronse en ambas Cámaras varios bills para
favorecer los intereses de la navegacion; otro
que tenia por objeto suprimir ciertos dere-
chos sobre los buquQS americanos y los de
otras potencias que tuviesen tratados con los
Estados-Unidos, se desechó en el Senado, y
por último votáronse considerables cantida-
des para mejoras públicas, que al fin se
aprobaron en ambas Cámaras por grandes
mayorías. La continuacion del camino de
Cumberland y la cesion condicional del mis-
mo á los diversos Estados por cuyos límites
atravesara, promovió un debate que ocupo
la mayor parte de su tiempo á la legislatura.
Estos son los principales asuntos que tomó
en consideracion el Congreso; presentáronse
tambien otros biUs, y entre ellos, uno refe-
rente á las economías, pero no hubo tiempo
de discutirlos y por lo tanto quedaron pen-
dientes de resolucion.


El 3 de marzo de 1829, se cerró el vigé-
simo Congreso, y en dicho dia cumplíase
tambien el primer plazo de la administracion
de Mr. Juan Quincy Adams. A causa de una
enojosa correspondencia que éste habia teni-
do con los hombres mas notables de Boston,
con motivo de la conducta observada por
Mr. Adams cuando creyó que los federalistas
trataban de conseguir que se disolviese la




~ HISTORIA DE ,LOS ESTADOS-Ul-nDOS. GAP. V.


Uníon, (Véase la página 493 del tomo II ,) el todos sin escepcion; pero no era un hom-
ex-Presidente prefirió permanecer en la capi- bre popular; su instruccion, su talento y su
tal, donde residió algun tiempo. ardiente patriotismo, nunca produjeron el


. Al pasar en revista la administracion del efecto que era de esperar, y no es estraño pOI'
sesto Presidente, debe observarse que la lo tanto que al presentarse como rival suyo
cuestion de partidos dió lugar á que éste Andrés Jackson, á quien admiraba el pue..,
tuviera mas enemigos que ninguno de los blo por su valor, por su audacia y energía,
Gobiernos anteriores. En la Cámara, la ma- saliese éste victorioso en la eleccion Presi-
Joría se pronunció contra él, yen el Senado dencial. La futura conducta de MI'. Adams
la mitad de los miembros, cuando menos, se demostró cuánta era la pureza de sus prin-
opuso siempre á sus medidas. Cualesquiera cirios y su deseo de servir al pais en cual-
que fuesen las faltas y errores de Mr. Adams, quiera situacion que se hallase; en nuestro
es lo cierto que se condujo con rectitud y que concepto, puede asegurarse sin temor á la
obró con tanto acierto é inteligencia como contradiccion, que fué uno de esos nobles
sus predecesores; Mr. Adams habia traba- patriotas de que podian enorgullecerse los
jado siempre con el mayor celo en favor de Estados-Unidos presentándolo· como modelo
los intereses de su país ,y esto lo sabían á las futuras -genéraciones.




.~ , ..


..




!
-/ / (' r




LIBRO SÉPTIMO.
DESDE LA ADMINISTRACION DE ANDRÉS JACKSON


HASTA LA
ADMINISTRACION DE "JACOBO BUCHANAN.


1829 á 1857.
---__ , ~~,Oc=--<---


CAPÍTULO PRIMERO.
'1829 - 11832.


LOS PRIMEROS TRES AÑOS PE LA ADMINISTRACION DE JACKSON.


Andrés Jaekson toma posesion de la Presideneia.-Su manífiesto.-El nuevo Gabillete.-Proyeetos del Gobierno.-Eeo-
nomías y reformas.-Movimíento del personal de empleados.-Opiniones de Mr. Beuton.-EI Congreso vigésimo pri-,
mero.-El mensaje del Presidente.-La euestion de las tierras públieas.-La proposicion de M. Foot en el Senado.-
Debates.-Discursos que se pronuneiaron.-Revision de la tarifa.-Conducta del Senado respecto á los nombramien-
tos del Presidente.-Proyecto cconómico.-Los indios se trasladan al territorio Oeste del J'IisHissippi.-Cuestion del
Lanco de los Estados-Unidos.-EI quinto censo.-Se reune el Congreso.~El mensaje.-Mejoras públicas.-Corres-
pondcncia entre Calhoun y Jackson.-Disturbios en el GaLinete.-Nombramiento de olro.-El Congreso vigésimo se-
gundo.-El rncnsaje.-El Senado rehusa aprol¡ar el nombramiento de Van-Buren como ministro en Inglaterra.-He-
sultado del censo.-Controversia sobre la euestion del baneo.- El Sena(lo y la Cinnara aprueban los /¡Ws para reno-
var la carta del baneo.-El velo de Jaekson.-Otras cuestiones.


La toma de posesion del séptimo Presidente
de los Estados-Unidos, tuvo lugar con todas
las ceremonias quedan mayor realce é interés
á este importante acontecimiento de nuestra
historia nacional. Habiendo llegado á Was-
hington con un mes de anticipacion, y he-
{'hos todos los preparativos necesarios, An-
drés Jackson se presentó el 4 de marzo en
el Capitolio, y ante un inmenso concurso,
tmtregó su manifiesto inaugural, que era
breve, conciso, y espresaba con toda claridad
cuáles eran las opiniones del Jefe del Poder
Ejecutivo, y la política que se proponia ob-
servar al empuñar las riendas del Gobierno.
No nos queda espacio para copiar sino dos ó
tres párrafos, que bastarán para formar una
idea de este documento.


«Ciudadanos: al tomar posesion del im-
portante cargo qlie debo á la eleccion de un
pueblo libre, aprovecho esta 0l)ortunidad,
para es¡:>resaros mi agradecimiento por la
confianza que habeis depositado en mí, .r
reconociend'o cuánto me honrais al dispensar-
me vuestros favores, solo puedo aseguraros
que en cambio contribuiré por cuantos me-
dios estén á mi alcance lo\' favorecer los inte-
reses de la, patria.


»Al adoptar ciertas medidas respecto á los
derechos de los diversos Estados, procuraré
siempre respetarlos, cuidando de que no se
confundan con aquellos de la Confederacion.


»La administracion de las rentas públicas,
ese ramo tan importante para todos los Go-




68 HISTORIA DE LOS CAP. I.


bitlrnos, será uno de los primeros. en que fije Terminada la lectura del manifiesto, Jack-
mi atencion, teniendo en cuenta que la mas son prestó el juramento de costumbre ante
estricta economía producirá seguramente los el Jefe de Justicia Marshall, que tantas veces
mas felices resultados. Yo me ocuparé es pe- habia asistido á esta clase de ceremonias; y
cialmente de este asunto, tanto porque así como el Senado estaba en sesion, el nuevo
estinguiremos, cuanto antes, la deuda na- Presidente remitió acto continuo la lista de
cional, incompatible siempre con la verda- las personas que debian componer su Gabine-
dera independencia, como porque se evitarán te. A Martin Van Buren, entonces goberna-
los abusos, hijos del despilfarro de algunos dorde Nueva-York, sele nombraba Secretario
Gobiernos. Las disposiciones adoptadas por de Estado; á Samuel D. Ingham, de Penn-
la sabiduría de Congreso, me facilitarán los sylvania, Secretario del Tesoro; á Juan H.
medios de llevar á cabo tan importante me- Eaton, del Tennessee, de la Guerra; á Juan
dida. Branch, de la Carolina del Norte, de la Ar-


................ , ... mada; á Juan M. Berrien, de Georgia, de
»EI sentimiento público basta para dar ti Hacienda, y á Guillermo rr. Barry, de Ken-


conocer que uno de los principales deberes tucky, director general de correos. Este
del Poder Ejecutivo, es introducir unaREFOR- último destino lo desempeñaba Mr. M. Lean,
MA, cuyo objeto será, especialmente, corregir nombrado antes por Mr. Monroe, y partida-:-
ciert.os abusos, que han puesto en peligro el rio del nuevo Gobierno, por cuya razon,
pat.ronato del Gohierno federal y la libertad cuando ocurrió una vacante en el Tribunal
de elecciones, impidiendo asimismo que cier- Supremo por muerte de Mr. Trimble (*), se
tos cargos sean desempeñados por personas nombró á Mr. M. Lean para que la ocupara,
incompetentes ó de mala fe. prévia la aprobacion del Senado, que terminó


» Yo procuraré elegir hombres cuya acti- sus sesiones estraordinarias el 18 de marzo,
vidad y talento sean una garantía de su despues de confirmar cuantos nombramien-
eficaz cooperacion en obsequio del servicio tos se le presentaron.


yúblic{)/ cD.JJiJJ.»¡}¿) $~J' ¿?¿?R .Jet' fúle{Jf'lélaá y K[ nuevo Gobierno entró en el desempeño
celo de los funcionarios públicos, que con su de sus funciones bajo los mas favorables aus-
número. . picios: como el general Jackson se habia


»Desconfiando, acaso con demasiada, ra- dedicado muy poco tiempo ti la vida pública,
zon, de mi aptitud y de mis fuerzas, procu- no tenia opinion fija sobre ninguna línea de
raré seguir el ejemplo que me han dejado política, pero sabiase que fué uno de los que
mis ilustres antecesores, respetando el pro- aconsejó ¡1, Monroe, que dejando ti un lado
fundo talento de aquellos que reformaron· partidos y distinciones, obrase como Presi-
nuestro sistema. Esta misma desconfianza dente absoluto de los Estados-Unidos. Era
me inducirá á solicitar el auxilio de los pues llegada la hora de adoptar una verda-
hombres del Gobierno, y el apoyo de mis dera política nacional, gobernando bajo prin-
compatriotas en general, confiando siempre
en esa Divina Providencia que nos ha pro-
tegido siempre desde nuestra infancia en
medio de las numerosas vicisitudes, por que
atravesaron nuestros padres.»


e) Trimble murió en agosto de 1828. Al comenzarse la
legislatura en diciembre dc dicho año, Mr. Adams nombró á
Mr. Crittenden de Kentucky para ocupar la vacante, pero
la oposicion, que estaba en mayoría en el Senado, rehusó.
aprobar el nombramiento.




CAl'. 1. ESTADOS-UNIDOS. (I\!


cipios por los cuales se reconociesen los de-
rechos y privilegios tanto de la mayoría como
de la minoría entre el pueblo. Economía y
reformas era lo que todos pedian en las últi-
mas elecciones, .Y por lo tanto el nuevo Pre-
sidente debia satisfacer los deseos de su par-
tido. Lo único que faltaba saber era si debia
entenderse por esto la reduccion de gastos en
la administracion de los intereses públicos,
ó si se trataba de separar á honrados funcio-
narios, que no participasen de las opiniones
del Gobierno, para poner en su lugar á otros
1.829. que profesaran la misma política. Ya


se comprenderá que tanto los emplea-
dos como los que esperaban obtener un des-
tino, esperaban con ánsia que se resolviese
la cuestion de reforma de que habia hablado
Jackson en su manifiesto.


El Presidente no dejó mucho tiempo al
pais en la duda respecto á lo que tanto él
como el partido democrático entendian por
reformas y economías. El plan no era otro
sino separar á todos los empleados públicos,
que fueran amigos ó partidarios de Mr.
Adams, ó que profesasen sus mismas ideas
en política, colocando en su lugar otros de
los que hubiesen apoyado al general Jackson
en la última eleccion, por cuyo medio que-
daba probado evidentemente, que los desti-
nos del Gobierno serian en adelante la re-
compensa de los amigos de aquel; que á los
vencedores pertenecian los despojos, y que
desde el primero hasta el último cargo del
Estado, ninguno podia esperar conservar su
plaza como no fuese amigo y favorecedor del
partido dominante. A fin de llevar á efecto
su plan, hé aquí lo que hizo el Presidente
antes de reunirse el Congreso en aquel año:
nombráronse cuatro nuevos ministros pleni-
potenciarios; dos encargados de negocios, y
cuatro Secretarios de legacion; en diez y seis
Estados se cambiaron las primeras autorida-


TOMO ru.


des y oficiales de hacienda, separáronse
igualmente cuarenta y ocho recaudadores de
contribuciones, una porcion de oficiales de
la armada y otros muchos funcionarios, á fin
de colocar en su puesto nuevos empleados;:
tambien quedaron cesantes veintiseis re-
gistradores de la propiedad, nom bráronse
veintiun cónsules nuevos, y solo en el depar-
tamento de Washington, hubo cuarenta y
seis separaciones. De este modo, mientras
estuvo cerrado el Congreso, es decir, en el
espacio de nueve meses, quedaron sin desti-
no ciento sesenta y siete empleados, hacién-
dose otros tantos nombramientos en los cua-
les no podia intervenir el Senado.


Como el administrador general de correos
fué considerado desde entonces con el carác-
ter de miembro del Gabinete, comenzaron á
efectuarse las grandes reformas en aquel de-
partamento, y así es que en el trascurso de
un ailo, quedaron sin destino cuatrocientos
noventa administradores de correos, cuyas
plazas ocuparon otros; y para (lue se vea có-
mo se llevaban á cabo las economías, añadi-
remos que en once Estados ó territorios de
los que habian votado en favor de Adams, se
contaron hasta trescientas diez y nueve se-
paraciones, mientras que en diez y siete Es-
tados de los que apoyaron á Jackson, solo
hubo sesenta y una. Resulta pues, que du-
rante el primer año de la nueva administra-
cion, hubo al pié de setecientas cesantías y
con esto quedó plenamente demostrado lo que
entendia el Presidente y su partido por eco-o
nom'ías y re/armas (*).


C) Será oportuno consignar aquí, al hablar de las econo-
mias de Mr. Jackson, que aunque Me. Jefferson inauguró es ..
te sistema, que adoptaron luego los demás Presidentes, no·
dejó cesantes sino á treinta y nueve empleados en el es-
pacio de ocho años. Juan Adams solo separó á diez duran-
te cuatro años; 'Vashington nueve; Madison cinco; Monroe
nueve y Juan Quincy Adams, dos, lo cual hacia un total de
setenta y cuatro separaciones entre los seis Presidentes.
pero la mayor parte de ellas por una causa justificada.




70 HISTORIA DE LOS CAP.!.


Al hablar así, no nos proponemos sino dar
cuenta del. hecho: comprendemos perfecta-
mente que era lícito lo que hizo el general
Jackson, cuya conducta aprobó el partido de-
mocrático, y sabemos tambien que una de
las primeras medidas que adoptan todos los
partidos, cuando suben al poder, es cambiar
todos los empleados de la administracion.
Sin embargo, permitasenos decir, que fué un


error por parte del Presidente adop-
-1829. 1 d' tal' un p an que por esgraCla se
han apresurado á seguir cuantos le suce-
dieron.


El senador Denton, que nos da cuenta de
todo esto, defiende por su parte la conducta
y política de Andrés Jackson, de quien era
partidario, y á fin de que el lector conozca
sus opiniones copiaremos dos ó tres párrafos
de su Revista de los treinta aPios.


Despues de consignar que no obstante las
muchas separaciones que se hicieron, el ge-
neral Jackson dejó á miles de empleados en
sus puestos, MI'. Benton dice lo que sigue:
«El nuevo Presidente entró en el ejercicio de
su cargo, bajo circunstancias que debian in-
ducirle á separar á muchos funcionarios. En
primer lugar, ninguno de sus amigos políti-
cos, que formaban una gran mayoría del
pueblo, habia obtenido de:stino alguno con el
anterior Gobierno, y sem~jante esclusion no
podia justificarse por ningun concepto. La
eleccion de J ackson fué en cierto modo una
revolucion de partidos, ó mas bien, un res-
tablecimiento de ellos en el sentido federal y
democrático; aquel fué un cambio de admi-
nistracion, en el que era necesaria, é indis-
pensable hasta ciedo punto, la separacion de
funcionarios; mas aun prescindiendo de esto,
debe tenerse en cuenta que muchos emplea-
dos no se quedaron sin destino por sus "ideas
políticas, sino porque real y verdaderamente
habia motivo suficiente para separarlos.»


Mr. Benton añade que los oficiales del Go-
bierno, amigos de Enrique Clay, se mostra-
ron muy activos en las últimas elecciones, y
dice con este motivo: «Al principio no eran
combatientes, pero luego debieron considerar-
se como tales, al tomar parte en la eleccion,
quedando por lo tanto sujetos á la ley de la
victoria ó de la derrota; es decir, á obtener
un ascenso ó perder el destino. Además de
esto, al subir al poder el general Jackson, su
posicion era muy distinta con respecto á los
partidos, que la de todos los demás Presi-
dentes, desde los tiempos de Jeffer30n, á
quien tomó por modelo, proponiéndose seguir
la misma política. J ackson separó ciertamen-
te á muchos, pero no á tantos que no dejara
en su destino á una mayoría dispuesta á vo-
tar contra él en la primera ocasion, y esto
sucedió hasta en el departamento ejecutivo
de la ciudad de \Vashington.»


Tal es la defensa que del general Jackson
hace MI'. Benton, y á no dudarlo es la me-
jor que puede hacerse, pero aun el mismo no
desconoce cuan perjudicial es la adopcion de
semejante sistema. La costumbre de sepa-
rar á funcionarios solo por las opiniones que
profesan, se ha generalizado mucho y con-
vierte las elecciones, segun dijo muy bien
Mr. Jefferson, en una lucha de destinos y no
de principios. «En mi concepto, dice MI'.
Benton, ese sistema adoptado por los diver-
sos partidos, que consiste en cambiar todos
los empleados de la administracion, es un
gran mal político en nuestro pais, perjudi-
cial para los individuos, para el servicio pú-
blico y las elecciones, así como tambien para
la armonía y union del pueblo ................ .
La lucha electoral no tiene en este caso otro
objeto que el de subir al poder para conceder
destinos; el Gobierno se degrada, y el pueblo
se divide en dos ó mas partidos que están en
lucha continuamente, para derribarse uno á




CAP l. ESTADOS-UNIDOS. 71


otro ........ o •• Yo he combatido siempre este
sistema, porque sus consecuencias son deplo-
rables en todos sentidos, tanto ma~ cuanto
que con frecuencia la administracion de los
negocios públicos encomendada á personas
de reconocida aptitud, pasa á manos de otras
del todo incompetentes para desempeñar sus
respectivos cargos (1<).»


El vigésimo primero Congreso celebró su
primera ses ion en 7 de diciemlJre de 1829.
IIabíanse reunido la mayor parte de los
miembros en ambas Cámaras, reconociéndo-
se bien pronto que la fuerza estaba de parte
del Gobierno por el mero hecho de haberse
reelegido á MI'. Andrés Stevenson como pre-
sidente de la Cámara por ciento cincuenta
y dos votos contra veintiuno que obtuvo
Guillermo D. Martin. Al otro dia remitió el
Presidente Jackson su primer mensaje anual,
que fué leido en ambas Cámaras, documen-
.to muy estenso y que redactado con mucha
detencion trataba de las relaciones estran-
jeras y de los asuntos mas import.antes
para los Estados-Unidos. Entre las principa-
les .medidas recomendadas, figuraban en pri-
mer término, una enmienda á b Constitu-
cion, respecto á elegir el Presidente, á fin
de que esto se hiciera por el pueblo sin la
intervencion de los electores, con la condi-
cion de que no se pudiera desempeñar dicho
cargo dos veces (**), la revision y modifica-
cion del sistema judiciario en los diversos
Estados; la reduccion de derechos en los ar-
tículos de consumo que no fueran producto
del pais, y la reorganizacion del departa-
mento de Estado, etc. Algunos estractos de


(') Véase la Revista de los treinta'años, por Benton, vol. 1,
págs. 159-63, y tambien la democracia en Ami!rica, por Toc-
queville, donde se encuentra.n algunas interesantes sobre
este asunto.


(") Andrés Jackson, sin embargo, así como Tomás
Jefferson, de cuyas opiniones parecia participar el sexto
Presidente, consintió en ser elegido por segunda ve:r..


este mensaje, en el que se daba á conocer
claramente cuál era la política de Jackson,
bastarán para dar á conocer las opiniones
del Presidente, sobre los mas importantes
asuntos.


Al hablar de su propuesta enmienda á la
'Constitucion, J ackson emitia sus ideas sobre
el asunto de las separaciones que tanto ruido
habia hecho, espresándose en estos térmi-
nos: «Hay pocos hombres acaso que puedan
estar en el poder ó desempeñar un cargo por'
mucho tiempo, sin d~jarse dominar por in-o
fluencias poco favorables al cumplimiento de
sus deberes, y no es de estrañar que su in-
tegridad y rectitud tenga que sufrir á yeces
rudas pruebas, préscindiendo de que es fácil
adquieran la costumbre de mirar con indife-
rencia los intereses públicos, tolerando abu-
sos que una persona estraña no consentiriar
Los destinos se consideran como una especie'
de propiedad, y se cree que el Gobierno es'
mas bien un medio para promover los inte~
reses individuales mas bien que un instru-
mento para resguardar los intereses


f . 1829. del pueblo. Las unCIOnes que deben
desempeñar los empleados públicos son, Ó
cuando menos deben ser tan sencillas, que
cualquier hombre de inteligencia podria po-
nerse bien pronto al corriente en ellas, y yo
no puedo menos de creer que mas se pierde
teniendo á los funcionarios mucho tiempo en
su destino que lo que puede ganarse por su
esperiencia. Yo someto pues á vuestra con-
sideracion, si no Rerá mas conveniente para
el Gobierno, y para los intereses de todos Bn
general, hacer estensiva la ley por la cual
se dispone que ciertos funcionarios no des-
empeñen sus cargos sino por espacio de cua-
tro años.


» En un pais donde los destinos se crean
solo para beneficio del pueblo, ningun hom-
bre puede considerarse con mas derecho que.




'72 HISTORIA DE LOS CAP. I.


()tro para ocuparlos; los destinos no tienen nientos sesenta y ClllCO mil cuatrocientos
por objeto á favorecer determinados hom- seis duros.
bresá espensas del público, y por lo tanto no SeguIl nianifestaba Jackson, el haberse
hay separacion que cause un perjuicio indi- sacado repentinamente de los bancos, donde
vidual, puesto que ni el nombramiento ni la se hallaban depositados, nueve millones de
-continuacion en el destino debe considerarse duros, precisamente cuando mas escaseaba
como un derecho. El pueblo y solo el pueblo el metálico en la plaza, podria perjudicar
está autorizado para quejarse cuando se se- gravemente ciertos intereses, mal que sin
para á un buen empleado para poner á otro embargo se evitaria por medio de una anti-
que no sirve; el funcionario que se quede sin cipacion del Tesoro yel auxilio del banco de
destino, tiene los mismos medios para ganar los Estados-Unidos.
la subsistencia que los muchos millones de El Presidente indicó que cuando por el
habitantes que viven sin empleo, y la li- progreso del comercio, y sobre todo por la
mitacion que yo propongo desterraria la estension de la deuda pública, aumentara la
idea de la propiedad tan generalizada hasta renta, convendria que los sobrantes se repar-
ahora.~ tieran entre los diversos Estados con arreglo


Al hablar de la tarifa, decia el Presidente á su representacion. Jackson propuso tam-
que no habia sido tan perjudicial para la bien, que haciendo un llamamiento al pue-
agricultura y el comercio, ni tan beneficiosa blo, se enmendara la Carta nadonal en cuan-
para la industria manufacturera, como era tos artículos se creyera conveniente. Al
de esperar, que las importaciones estranjeras hacer sus observaciones sobre este asunto,
no disminuian, y aumentaba la competencia dijo el Presidente: «Somos responsables al
en el pais, dando lugar á que el producto pais y á la gloriosa causa del Gobierno de
fuese mucho mayor, y que por lo tanto baja- la conservacion del bien público: el primi-
ban los precios de los artículos, lo cual oca- tivo plan era que la legislacion respecto á •
sionaba pérdidas. Al hablar sobre este punto, nuestros asuntos interiores, residiese en los
recomendaba el Presidente que prescindiendo Gobiernos de los Estados ..... Yo no puedo
de las preocupaciones locales, se adoptaran menos de recomendaros que os a bstengais de
medidas para favorecer lo's grandes intereses toda usurpacion en la legítima esfera de la
de la nacion. soberanía de los Estados: sostenido por su


Respecto á la hacienda, decia Jackson influencia en el sistema federal no caerá
que en 1.° de enero de 1829 quedaba en el nunca.»
Tesoro un sobrante de seis millones de duros. Jackson se estendia luego en observacio-
Los ingresos durante el año se estimaban en nes respecto al departamento del Tesoro,
veinticuatro millones seiscientos mil y creía- hablando principalmente acerca del método
se que los gastos ascenderian á poco mas de empleado para la recaudacion, é indicando
veintiseis millones, de modo que del balance que convendria adoptar medidas para poner
se calculaba resultaria una diferencia de término á los fraudes que venian cometién-
cuatro millones quinientos mil, habiéndose dose. «Llamo la atencion del Congreso sobre
pagado doce millones cuatrocientos cinco este punto, añadia el Presidente, para que,
mil por cuenta de la deuda pública, que no I despues de tomados los informes necesarios,
pasaba ya de cuarenta y ocho millones qui- veamos qué cargos se pueden suprimir en




CAP.!. ESTADOS-UNIDOS.


obsequio de la economía, y como podrá pre interesante, fué una de las primeras que
perfeccionarse la organizacion de ese depar- tomó en consideracion el Congreso, dando
tamento, regularizando RUS operaciones lugar á una animada discusion. Debe tenerse
despues de obtenidas las garantías mas con- en cuenta que á consecuencia de no
venientes de los agentes públicos.» haberse vendido muchos terrenos t829.


El Presidente recomendó además eficaz- ajustados por los compradores, y á causa
mente que se estableciera la academia de . de no haber pagado otros sus respectivos
\Vest Point, aconsejando que los beneficios plazos, habia aumentado de tal modo la can-
de las pensiones se hicieran estensivos á tidad que se debia al Gobierno en este con-
todos los veteranos de la revolucion sin es- cepto, que el Congreso aprobó un bill para
ceptuar ninguno; hablaba luego de la tras- que se declarase libre de todo compromiso á
lacion de las tribus indias, como medida los insolventes, y se rebajara desde dos duros
-política, y terminaba su mensaje manifes- á uno el precio de cada acre, con tal de que
tando su opinion acerca de los bancos de los el pago se hiciese en el acto de la compra. La
Estados-Unidos, y haciendo varias observa- práctica de vender á un precio mínimo las
ciones que copiamos á continuacion: «La tierras que no se sacaban á pública subasta
carta del banco de los Estados-Unidos cadu- fué causa de que no sa presentaran compra-
(la en 1836, y los accionistas desearán pro- dores para aquellas de poco valor:, y los
bablemente que se renueve aquella. A fin de Gobiernos de los Estados se quejaron natu-
evitar los males que produciria la menor ralment.e del sistema adoptado por el Gobier-
precipitacion al tratarse de adoptar una me- no general, considerándolo como contrario
dida en que van envueltos tan importantes al aumento de su poblacion y de su pros-
principios y considerables intereses, creo que peridad.
por mucho que nos anticipemos no sobrará Los Estados Occidentales eran los que
tiempo para deliberar sobre este asunto des- principalmente se quejaban, pero en 18.26 el
pues de tomarlo en consideracion la legisla- senador Denton, que era representante de
tura. Muchos de nuestros principales ciuda- aquellos, propuso un sistema de precios
danos han discutido ya estensamente acerca graduales segun el valor de las tierras no
de la constitucionalidad de la ley, en virtud vendidas, recomendando asimismo que se
de la cual se creó el banco; pero debe admi- cediesen gratuitamente algunos terrenos de
tirse por todos que con aquel no se ha con- poca estension para los pobladores que qui-
-seguido el gran objeto de establecer una sieran establecerse en el país. La proposicion
-circulacion uniforme. de MI'. Benton fué aprobada unánimemente


»En este caso, si se cree esencialmente por dichos Estados, que se mostraron dis-
necesaria semejante institucion para las ope- puestos á proclamar su esclusiva soberanía
raciones del Gobierno, la legislatura deberá sobre las tierras comprendidas en sus lími-
resolver con su elevado criterio si no seria tes, segun se demostró claramente por la
·conveniente crear un banco nacional fun- votacion de la Asamblea general ue Indiana,
dado solo sobre el crédito del Gobierno, del en el mes de enero de 18.29.
-cual se obtendrian todas las utilidades que Parecia necesa.rio que el Gobierno general
esperábamos del que existe.» adoptase algunas disposiciones sobre este


La cuestion ele las tierras públicas, siem- asunto, y en consecuencia Mr. Foot de Con- o~~>,.
-So ~."<~


.q. ..... '" __ !! \.J \.
;! ,~ "~,, \ i //.:?:!.;"




74 HISTORIA DE LOS CAP, 1. \


necticut sometió en 29 de diciembre una pro-
posicion al Senado, que despues de enmen-
dada decia así: «Acordamos que el Comité
de tierras públicas informe acerca del núme-
ro de las que están por vender en cada
Estado ó territorio, y de si será conveniente
limitar por un período determinado la venta
de aquellas de precio mínimum. Tambien
deberá manifestar si podrá suprimirse sin
detrimento de los intereses públicos el cargo
de agrimensor general, ó si será mas opor-
tuno adoptar medidas para apresurar la
venta de las tierras y nombrar otros em-
pleados. »


El objeto de MI'. Poot al presentar su pro-
posicion, se comprendia perfectamente: por
término medio vendíanse al año un millon
de acres de tierras públicas y quedaban aun
cerca de cien millones sin vender, que esta-


, ban ya medidas, lo cual en concepto de Poot
era mas que suficiente para satisfacer las
demandas, aun dado el caso de que subiese
el precio durante toda una generacion, de
modo que, si se aprobaba su plan, podria
resultar una considerable economía en los
gastos sin que disminuyera en nada la renta.


Teníase por costumbre, cuando se presen-
taba una proposicion, no' discutirla hasta
que informara el Comité respectivo, pero
aquella vez no se procedió del mismo modo,
porque el senador Benton rechazó desde lue-
go la proposicion, bajo el pretesto de que la
consecuencia seria disminuir laemigracion á
los nuevos Estados que se convertirian bien
pronto en esclusivo dominio de las fieras.


MI'. Benton pronunció su discurso en 28
de enero, y como el Presidente MI'. Calhoun


le hiciera varias observaciones res-
1830. 1 ' d d b' b pecto a 01' en que se e la o servar
en los debates, el enérgico diputado de Mis-
souri se tomó la libertad de decir todo cuan-
to le pareció conveniente en aquel asunto.


El día 19, MI'. Hayne de la Carolina del Sur r
siguiendo el ejemplo de Benton, pronunció
otro discurso, permitiéndose toda clase de
invectivas contra los Estados Occidentales,
é invocó los derechos de los Estados en tér-
minos que llamó la atencion de todos los
miembros. El dia 20 Mr. \Vebster, aunque
no pensaba hablar, tomó parte en el debate,
pronunciando el primero de sus brillantes
discursos.


No nos queda espacio suficiente en este li-
bro para reproducir los que pronunciaron
los diversos oradores en aquellos célebres de-
bates. Tanto Mr. Bcnton como Mr. Hayne
trataron de refutar los argumentos de Mr.
Webster; mas el primero se espresó con al-
guna violencia, reiterando sus cargos contra
Nueva-Inglaterra, y estendiéndose en obser-
vaciones acerca de la soberanía é indepen-
dencia de los Estados. Daniel \Vebster, cuyo
profundo talento .Y brillantes dotes como
orador, eran de todos bien conocidas, y de
quien se esperaba la defensa de la Constitu-
cion, no rehusó salir al encuentro del impe-
tuoso carolino, y el 26 de enero pronunció
aquel discurso memorable, cuyo contenido
llegaron á conocer en todo el pais, hombre~,
mujeres y niños, y que se consideró "110 solo
como una refutacion qompleta de los cargos
que se habían dirigido á los Estados del Este
á quienes se acusaba de hostilidad contra los
del Oeste, sino tambien como una defensa de
la Constitucion. Imposible nos seria decir en
pocas líneas hasta qué punto llegó la irresis-
tible elocuencia, la poderosa argumentacion
de aquel rey de los oradores, .Y por lo tanto
no intentaremos hacerlo; baste saber que las
palabras de \Vebster hicieron vibrar la cuer-
da mas sensible en los corazones de miles de
habitantes, de tal modo que la odiosa doctri-
na por la cual se proclamaba como necesaria
la disolucion, no halló eco entre nuestros




CAP. I. ESTADOS-UNIDOS. 75


.compatriotas. Nuestra divisa debía ser: i Li-
bertad de union para siempre, una é indivi-
flible!


El resultado de aquella acalorada di scu-
sion, fué aprobar un b'itl que presentó luego
MI'. Benton en el Senado; pero se pasó de-
masiado tarde á la Cámara de Hepresentan-
tes, y como no q ueelaba tiempo para tomarlo
en consicleracion, se dejó como otros varios
sobre el tapete.


El asunto mas importante de que se trató
luego, fué á no dudarlo la revision de la ley
de tarifas (*). La principal cliscusion se ori-
ginó por un biU presentado el 27 ele enero
por Mr. Mallory, presidente del Comité ele
fábricas, que tenia por objeto regularizar las
importaciones d~ algodon; mas luego se agre-
garon otros bills y se introdujeron varias en-
miendas, que ciertamente no favorecían en
aquel caso al partido del Sur. Poco despues,
fué aprobado por considerables mayorías un
!JiU para reducir los derechos sobre la sal, el
té, el café, etc.; los derechos de tonelaje y
la cuestion de política recíproca, que segun
MI'. Benton, era la mas conveniente para el
comercio de la Un ion , promovieron tamhien
un empeñado debate; pero uno de los asun-
tos que mas llamó la atencion de la legisla-
tura, fué el haberse descubierto que venian
cometiéndose fraudes sobre la renta, por un
-valor de tres millones de duros al año.


Los nombramientos hechos mientras estu-
vo cerrado el Congreso, no se sometieron in-
mediatamente á la aprobacion del Senado,
.pues pasó lo menos un mes antes de que se
remitiera una parte de la lista, y mas de dos,
sin que se acabara de completar. Esta dila-


(') Al pL'(Hlnneiar MI'. Hayne su disf'Ul'so, respecto á la
proposicion de :MI'. Foot, censuró severamente á Daniel
"\Vebster por la contradiccion en que incurria al apoyar la
tarifa de 182~, despues de haber combatirlo la de 1824. En el
hrillante discurso de que hemos hablado untes, se halla la
.defensa y contcslacion de MI'. 'Nobstcc.


cion, que se atribuyó á ciertas desavenencias
entre los amigos del Vice-presidente y los de
Mr. Van Buren, Secretario de Estado, aun-
que á no dudarlo contribuyó á consolidar la
administracion, no bastó sin embargo para
que se confirmaran en general los nombra-
mientos. Si bien se opinaba de un modo muy
distinto respecto al sistema de reforma que
acababa ele adoptar Jackson, al separar á
tantos empleados de sus destinos, los pare-
ceres estaban conformes en criticar que el
Presidente se aprovechase ele todas las opor-
tunidades para recompensar los servicios de
sus l)artidarios, Y en su consecuencia des-
echáronse algunos nombramientos, siendo
de advertir que en ciertos casos fué tal la
mayoría que equivalió á una censura contra
el Poder ejecutivo.


Respecto á la cuestion de economías, tema
fávorito del partido dominante, discutióse
tambien con mucho empeño; mas aun cuan-
do se presentaron en la Cámara diez bills.
nada se resolvió sobre el particular, y lo mis-
mo sucedió con otros, sometidos por Mr.
Benton á la consideracion del Senado, y que
se referian á ciertas reformas en el modo de
publicar las leyes, al nomlJramiento de ad-
ministradores de correos, y á la separacion
de los funcionarios que faltasen á su de-
ber, etc. La proposicion apoyada por el ge-
neral Jackson, cuyo objeto era introducir en
la Constitucion una enmienda acerca de la
manera de elegir al Presidente y Vice-presi-
dente, no fué tomada en consideracion tam-
poco, lo cual dió lugar á que la oposicion
dijera irónicamente: «Conseguido el triunfo,
van desapareciendo ya los motivos de queja
del partido que está en el poder, el cual de-
jará á un lado como inútiles los instrumen-
tos ele que antes so valiera para conseguir
sus fines.


Tambien se volvió á someter á la conside-




76 tllSTOR1A DE LOS CAP. l.


racion del Congreso el asunto referente á la der ejecutivo, esponiendo que el banco habia
traslacion de los indios desde el Sudoeste cumplido fielmente con sus compromisos,
hasta mas allá del Mis:sissippí, pues Geor- que era esencial y necesario para la mejor
gia, sobre todo, lo pedia con insistencia, así administracion de la hacienda, y que res-
como tambien la cesion de los terrenos de los pecto á la indicacion del general Jackson,
indios. Las tribus aborígenes elevaron una de crear un banco' nacional con los fondos
solicitud al Congreso, pidiendo proteccion y del Gobierno, no seria conveniente porque
justicia, pero la legislatura y el Poder ejecu- así quedaba aquel revestido de un patronato
tivo rehusaron acceder á sus deseos, por cu- de escesiva influencia, al encargarse de la
yo motivo no les quedaba mas medio sino direccion de todos los demás bancos, cuyo
emigrar. En el mes de junio, el gobernador capital no bajaba de cincuenta millones de
de Georgia espidió una proclama, en que de- duros. Decíase en el informe que semejante
claraba que las leyes del Estado se hacian medida podria dar lugar á muchos abusos
estensivas al territorio indio, amenazando en el gobierno, y que aquel proyecto finan-
con un severo castigo á cuantos las infrin- ciero, altamente perjudicial, no tenia ejem-
gieran. El Congreso aprobó asimismo un bUZ plo alguno en la historia del mundo. Aunque
para la compra de una parte del Oeste del no tan circunstanciado, Mr. Smith, de Ma-
Mississippí, situada mas allá del límite de ryland, presentó otro informe en el Senado,
los Estados, y organizó territorios, á los combatiendo la proposicion del Presidente,
cuales debian trasladarse los indios en el circunstancia que hubiera debido bastar ,pOl'"
término ue un año, con la condicion de que sí sola para que aquel vacilase respecto á la
serian protegidos en caso de hostilizarles las conducta que convendria observar. Pero An-
tribus vecinas. Para llevar á cabo este plan, drés Jackson no era un hombre vulgar, y
se consiguió una suma de quinientos mil du- cuando se fijaba en una cosa, nada bastaba
ros. Los disturbios que surgieron de la cues- para hacerle desistir, ni aun tratándose de
tion india ~ ocuparon la atencion del Congre- una cuestion como aquella, en que la in s-
so y del pueblo por muchos años despues. truccion, la esperiencia y la práctica de los


La Cámara encargó al Comité de auxilios hombres de Estado y de los hacendistas de
que informara sobre el' párrafo del mensaje su propio partido, estaban evidentemente
del Presidente que se referia al banco de los contra él.
Estados-Unidos, pues las indicaciones del Despues de despachar muchos asuntos, y
Poder ejecutivo eran de estrañar hasta cierto aun cuando s~ habian prolongado mucho
punto, atendido que aun faltaban siete años los debates, el Congreso' dió por terminadas
para que caducase la carta de aquella insti- sus sesiones en 31 de mayo de 1830 (*).


tucion. Juiciosamente pensando, era En este año, formó se el quinto censo de-
fS30, d'f' '1 d" 1 1 C 1 lCl a lvmar o que e ongreso
podria hacer en aquel caso, pero como el (') Debemos consignar aqní que el general Jackson im·


puso cuatro yeces el veto durante aquella legislatura. \Vas-·
Presidente habia creido oportuno hablar de bington solo hizo uso de este derecho dos, en los ocho años
este asunto en su mensaje, los amigos del de su administraeion; Juan Adams, Jefferson y Juan Quin-
Gobierno no podian pasarlo en silencio. El ey Adams, ninguna; Madisoll cuatro veces y Monroe once.


De esto se deduce que el Poder ejecutivo en manos de Jack-
Comité de auxilios, por lo tanto, del que era son lo era realmente, pnes hizo uso de él segun le pareció-
Presidente M'Duffie: informó contra el Po- m3.S oportuno.





CAP. l. ESTADOS-UNIDOS. 77


los Estados-Unidos, que dió el siguiente re-
sultado, segun los datos de Mr. Tucker:


POBLACION DE LOS ESTADOS-UNIDOS EN Et AÑO DE 183 O.
Varones. Hembras.


Poblacion blanca de ffipnüs dl~ 20 años. 2.9.16,40:; 2.907,347
Id. id. ne 20 á ~o id. 1.5'!8,697 1./173,M8
Id. Id. de [.o á 60 Hl. r,97,OU9 3iO, ~56
Id. id de mas de. 60 Id. 210,967 209,803


SllInu. 5.353,078 f).170,'254


Total de poblacion blanca. 10.ó2a,332
Poblacion de color. 319,599
Esclavos. 2.009,043.


Total general de poblacion. '12.851,974


El aumento de poblacion, comparadas es-
tas cifras con las del año 1820 era do poco
mas de un treinta y tres por ciento; pero
haciendo la comparacion con las de 1790,
este aumento ascendia á trescientos veinti-
siete por ciento. En los Estados del At-
lántico, era de un veintinueve en 1830: en
los Occidentales de sesenta y tres y medio,
y en los . libres , de treinta y cinco y tres
cuartos.


Mientras estaba cerrado el Congreso sur-
gió una disension entre los miembros del Ga-
binete y el Presidente, disension que fué ad-
quiriendo cierta gravedad, reconociéndose
bien pronto que las amistosas relaciones po-
líticas entre Mr. Calhoun y el general J ack-
son tardarian poco en romperse, tanto mas
cuanto que Van Buren , comprendiendo que
se le presentaba una oportunidad de adelan-
tar en su carrera, fomentó la discordia.
Como no habria de ofrecer gran interés para
el lector , no entraremos aquí en los porme-
nores de la historia secreta de aquel suceso.


La segunda legislatura del Congreso vi-
gésimo primero, comenzó el 6 de diciembre:
en el mensaje que se remitió al otro dia, ha-
blaba el Presidente de los bills que habia
conservado en su poder al terminarse la le-
gislatura anterior, por no qu:edarle tiempo


TOMO III.


para estudiarlos, y que devolvia aprobados.
Indicando luego cuán necesario era adicio-
nar una emicnda á la Constitucion respecto
á las elecciones de Presidente y Vice-presi-
dente, espresábase en estos términos: «( No
puedo menos de recomendaros con la


ti · . 1 t . 1830. mayor eficacia que JOlS a a enClOn
sobre este punto, porque es urgente introdu-
cir una enmienda en la Constitucion para
que el cargo de Presidente no pueda desem-
peñarse dos veces. »
. Despues hablaba de la cuestion india, de


la traslacion de las tribus y de la tarifa,
acerca de la cual decia J ackson: «Conseguir
que esta gran cuestion, que tanto agita el
ánimo del público, se resuelva satisfactoria-
mente tanto para unbs como para otros en
beneficio de los intereses en general, es pun-
to menos que imposible, y mi deber es en-
careceros que fljeis vuestra atencion sobre
las consecuencias que pueden resultar de se-
mejante política. »


En el párrafo referente á la hacienda,
anunciábase que el estado de ésta era muy
lisonjero: se esperaba que los ingresos del
año escederian de veinticuatro millones cien·
to sesenta mil duros, es decir, trescientos
mil mas de los que se esperaban segun el
último informe; los gastos importaban trece
millones setecientos cuarenta y dos mil, sin
contar lo satisfecho por la deuda pública, que
eran once millones quinientos mil, calculán-
dose que del balance resultarian en favor del
Tesoro cuatro millones ochocientos diez y
nueve mil duros.


El Congreso tuvo á bien aplazar la discu-
sion de los proyectos que recomendaba el
mensaje, dando la preferencia á los que te-
nian por objeto introducir mejoras públicas,
los cuales fueron aprobados á pesar de los
escrúpulos del Presidente. No dejó sin em-
bargo de tomarse en consideracion la resis-


10




'78 HISTORIA DE LOS CAP. I.


tencia de Mr. Jackson, pues un Comité se cisma en el partido, y que de él resultarian
encargó de refutar las objeciones con que varios cambios políticos. Los detalles no nos
trataba de justificar sus vetos, y el informe parecen importantes aquí; hablóse mucho
presentado condenaba las opiniones del Pre- pública y privadamente sobre el asunto, y
sidente, demostrando la conveniencia de hubo cargos y defensas por una y otra parte,
introducir mejoras, para lo cual deberian pero el hecho es que, viendo el Presidente
consignarse algunas cantidades, abriI'suscri- que los miembros de su Gabinete no se con-
eiones y formar compañías en los Estados formaban con su parecer en ciertas cuestio-
donde hubieran de realizarse aquellas, á jui- nes, se mostró bastante disgustado, y como
cio del Gobierno general. no era hombre que sufria ninguna oposicion,


Tan decisivas fueron las mayorías en am- los señores asociados con él, como consejeros
has Oámaras de la legislatura cuando se tra- constitucionales, juzgaron oportuno renun-
tó de aprobar los bills, que el Presidente y ciar sus cargos, como así lo hicieron en el
su Gabinete se vieron obligados á ceder ante mes de abril (*). En su consecuencia el
la opinion pública, y á prestar su aproba- general Jackson comenzó á reorganizar su
cion, á pesar de la repugnancia que siempre Gabinete, y durante el verano lo completó
habian demostrado cuando se trató de adop- del modo que sigue: Eduardo Livingston,


1831.
tal' estas medidas. Considerábase que Secretario de Estado; Luis M'Lane, del
esta política era la quo mas satisfa- Tesoro; Lewis Cass, de la Guerra; Levi


cia al pais y que para seguirla debidamente, \Voodbury, de la Armada, y Rogerio B. Ta-
era necesario que se conservase la mejor ar- ney, de Hacienda. De estos señores el pri-
monía entre las diferentes secciones del Go- mero era de Louisiana, el segundo de Dela-
Lierno. I ware, el tercero de Ohio, el cuarto de New-


De los demás asuntos de que trató la legis- Hampshire y el último de Maryland.
latura, solo merecen especial mene ion una Gradualmente comenzó á formarse una
ley para regularizar la con cesio n de pri vile- oposicion, cuyo objeto era impedir que se
gios, otra para poner en .libertad á ciertos reeligiese á Jackson, y que tomando el nom-
deudores insolventes de l?s Estados-Unidos, bre de partido republicano nacional, resol-
y otra, en fin, que tenia por objeto satisfacer vió designará Enrique Clay, como candidato
ciertas reclamaciones de Jacobo Monroe, á la Presidencia.
último Presidente de los Estados-Unidos (*). El vigésimo segundo Congreso celebró su
Tambien se votaron algunas cantidades para primera sesion el 5 de diciembre de 1831.
continuar el camino de Cumberland, y me- Stevenson fué elegido presidente de la Cá-
joral' la navegacion del Ohio. La legislatura mara por una absoluta, mayoría, y al día si-
terminó sus sesiones en 3 de marzo de 1831. guiente se leyó el mensaje anual de Mr.


Poco despues de cerrarse el Congreso, Jackson, en el que se hablaba en primer lu-
publicóse una correspondencia entablada gar de las relaciones con las potencias es-
desde poco antes entre el Presidente y el tranjeras y de la cuestion india, acerca dela
Vice-presidente, los cuales manife~taban con
toda claridad que se acababa de declarar un C) Mr. Van Emen, quehabia dimitido el cargo de Secre-


tario de Estado, rué nombrado por el Presidente ministro
(.) Consignaremos aquÍ que MI'. Monroe murÍó el i de plenipoteneiario en Lóndres, para donde se embarcó en


julio de 1881 á los setenta y dos años de edad. agosto de 18B1.




CAP. I. ESTADOS-UNIDOS. ífl


cual decia el Presidente: «Es de esperar que
perseverando algunos años en la política
adoptada por el Gobierno, se estinguirá el
derecho que invocan los indios sobre las tier-
ras comprendidas en los Estados que com-
ponen nuestra U nion federal, y se consegui-
rá tambien espulsar de nuestros límites á los
indios que no quieran someterse á las leyes
del pais.»


El importe de la renta ascendia, segun el
mensaje, á veintisiete millones setecientos
mil duros, mientras que el total de los gas-
tos no pasaba de catorce millones setecien-
tos mil, habiéndose pagado mas de diez y
seis millones quinientos mil por cuenta de
la deuda pública y de su interés. Por lo
tanto, durante los tres años que llevaba
. Jackson al frente del Gobierno, habíanse sa-
tisfecho ya por este concepto cuarenta millo-
nes de duros, lo cual era por cierto muy
laudable.


En el mensaje recomendábanse al Oon-
greso varios asuntos, pero los principales


eran, la modificacion de la tarifa,
1832. b fi' d 1 . t ' d 1 en ene ClO e os m ereses, aSl e
comerciante, como del industrial; un pro-
yecto para favorecer á los deudores del Go-
bierno, y una enmienda á la Oonstitucion,
en el artículo relativo á las elecciones de
Presidente y Vice-presidente. rrambien se
hablaba del banco de los Estados-Unidos, del
sistema de contabilidad, de la reorganizacion
del distrito de Oolumbia y de los tribunales
de circuito.


Los nombramientos hechos por el Presi-
dente mientras estuvo cerrado el Oongreso,
se remitieron al Senado á principios de di-
ciembre, y despues de una prolongada dis-
cusion, se confirmaron el 13 de enero de
1832, escepto el de Van Buren, designado
para ministro en Inglaterra. Este nombra-
miento quedó sobre el tapete por el voto de-


cisivo del Vice-presidente, y se desechó al fin
por el mismo. Hasta qué punto tendrian que
ver con esto las consideraciones de partido~
es cosa que no hemos tratado de averiguar,
pero seguramente cometieron un grave er-
ror los adversarios del Gobierno al no con-
sentir que Van Bu~e!l_ se quedase donde
estaba, apresurando por el contrario su vuel-
ta, pues así dieron lugar á que éste tuviese
mayores exigencias entre el partido democrá-
tico. La consecuencia fué que el últi-
mo Secretario de Estado contó con t832.
una probabilidad mas de ser elegido Vice-
presidente, y con esperanzas por lo tanto de
suceder á Jackson.


La proposicion de Representantes con ar-
reglo al censo de 1839, fué otra de las cues-
i.iones que se debatieron acaloradamente .
A principios de enero, el Oomité del que era
Presidente Mr. PoI k , propuso que hubiera
uno por cada cuarenta y ocho mil almas, y
despues de muchas observaciones y enmien-
das, pues unos querían mas y otros menos,
se acordó por último en el mes de mayo, no
sin haber discutido un dia y otro sobre el
mismo asunto, fijar el número en cuarenta
y siete mil almas por cada representante. El
Senado tomó luego en consideracion el pro-
yecto, y resolvió ti su vez señalar el número
de doscientos cincuenta y un miembros pam
constituir la Oámara, fijando luego la pro-
porcion con arreglo ti esta cifra; pero no ha-
biéndose conformado aq nella, el Senado rec-
tificó su enmienda y se adoptó al fin la
proposicion de la Oámara.


Oomo el Presidente habia dado á conocer
al Oongreso en cada un!} de los tres mensa-
jes anuales su prevencion contra el banco de
los Estados-Unidos, los directores de este
juzgaron oportuno anticiparse para solicitar
la renovacion de su Oarta, y de este modo se
entabló de nuevo la discusion. Mr. Dallas




80 HISTORIA DE LOS CAP. l.


presentó en el Senado en 9 de enero, una
solicitud del banco, y aunque sus adversarios


deseaban que se aplazasen -los deba-
1832. . .


tes, no lo pudieron consegUIr. El 13
de marzo el Comité respectivo presentó su
informe, recomendando que se renovase la
Carta por quince años con algunas modifica-
ciones, mediante las cuales desaparecerian
ciertos inconvenientes; tambien se acompa-
ñaba un bill conforme con lo espuesto en
aq uel, pero á fin de armonizar la accion del
Congreso, no se comenzó á discutir porque
el Comité de investigacion, nombrado por la
Cámara, no habia informado aun.


Mr. M'Duffie, de la Carolina del Sur,
presentó la solicitud del banco en la Cámara
de Representantes, que la pasó á su vez al
Comité de auxilios, y este informó en 10 de
febrero, proponiendo la renovacion de la
carta. Luego se formó otro Comité cuya ma-
yoría He mostraba hostil al banco, y proce-
diendo acto continuo al exámen detenido de
este asunto, se presentó un segundo infor-
me en que se pedia que se aplazara el debate
hasta que se hubiese estinguido la deuda pú-
blica. La minoría se mostraba tambien fa:..


- vorable al banco y Juan Quincy Adams
remitió un dictámen firmado con su nombre
solo, en el cual defendia Ola institucion, re-
comendando que se renovase la Carta.


Este asunto se comenzó á debatir luego
en el Senado, donde se presentó un bill del
Comité, proponiéndose varias enmiendas por
los amigos y enemigos del banco nacional,
y despues de un empeñado debate, que duró
tres semanas, se aprobó al fin el bill en 11
de junio, sin hacer muchas alteraciones, por
veintiocho votos contra veinte (*). Acto con-


(") Las observaciones de Mr. Renton sobre este asunto,
merecen la atencion dcllector, pues él fué, durante su vida
pública, uno de los que con mas actividad y energía comba-
tieron la creacion del banco. Véase la Revista de los treinta
años, vol. 1, págs. 138-9; 187-205; 220-265.


tinuo se remitió á la Cámara y .Mr. M'Duf'fie
propuso una enmienda, á fin de que el artí-
culo por el cual se limitaba el número de su-
cursales en los diversos Estados, nose hiciera
estensivo á las que ya existian. Tambien se
P!opusieron entonces otras enmiendas; hubo
un reñido debate, cuyo resultado fué apro-
bar la proposicion de MI'. M'Duffie, y con-
forme el Senado con el parecer de la Cámara,
prestó su aprobacion, adoptándose el proyecto
por una mayoría de ciento siete, votos contra
ochenta y cinco. Esto sucedia el 3 de jülio,
pues la legislatura se habia prolongado mas
de lo reO'ular· pero 01 Con °Teso acordó no o' o
_dar por terminadas sus sesiones hasta diez
di as des pues de haberse entregado el bill al
Presidente, con el objeto de terminar de una
vez este asunto y no dejarlo en suspenso.


Andrés J ackson habia tomado ya su reso-
lucion, y así es que á los seis dias de haber
recibido el bill que le fué entregado el 4 de
julio, lo devolvió con su veto, haciendo un de-
tenido exámen de la cuestiono No nos queda
espacio para copiar sino el último párrafo,
que decia así:


« He cumplido con el deber que me impone
el pais : si me apoyan mis compatriotas les
quedaré agradecido, .Y si no, siempre estará
tranquila mi conciencia. A pesar de los con-
tratiempos que nos rodean y de los peligros
que amenazan á nuestras instituciones, no
hay motivo alguno para abatirnos ó alar-
marnos, y debemos confiar en la bondad de
la Providencia, que á no dudarlo vela sobre
los destinos de nuestra república y sobre
nuestra l)atria, para que se conserve la li-
bertad y la union entre nosotros.»


MI'. vVebster y Mr. Clay hablaron muy
sériamente en el Senado sobre este asunto
cuando se devolvió el bill con el veto del Pre-
sidente, y de nuevo se .comenzó á discutir
sobre la renovacion de la carta del banco;




CAP, l. ESTADOS-UNIDOS, 81


pero como no se obtuvieron dos terceras par- dente era :VII'. ]\1' Duffie, fué desechado por la
tes de los votos en favor, se desechó el bill. mayoría, aun cuando lo apoyaba el Secreta-


El asunto de las tierras públicas ocupó rio del Tesoro, y el del segundo, del que era
asimismo la atencion del Congreso, pero á presidente Juan Quincy Adams, se aprobó
causa de estar ya muy adelantada la legisla- despues de un ligero debate y de introducir
tura, no se tomó resolucion alguna por en- algunas enmienflas, por ciento treinta y dos
tonees; hablóse mucho de las mejoras en el votos contra sesenta y cinco. Este bitl defen-


pais y se consignaron considerables dia ei principio de proteccion, pero los dere-
1832, t'd d d' h b' t .' h b h t' 1 d 1 l' b' , can 1 a es con lC o o ~e o, preVia c os so re muc os al' ICU os e ala rlCaClOn
la aprobacion del Presidente, quien conservó del pais se rebajaban considerablemente, por
en su poder, sin embargo, el bill relativo á cuyo motivo consideróse esta medida como
puertos, siendo esto causa de que no se de- una concesion que se hacia al partido que
darase entonces como ley. Igualmente se dis- optaba por 01 libre comercio, con la esperan-
cutier-on las tarifas que tanto recomendaba za de que así se apaciguaria la escitacion en
Jackson: este asunto fué tomaclo en conside- la Carolina del Sur.
racíon por los dos Comités de auxilios y fá-
bricas, quienes presentaron dos informes y
otros tantos bills; el del primero, cuyo presi-


Esta atareada legislatura se terminó en 14
de julio de 1832.




CAPÍTULO 11.
1832-1837.


FIN DE LA ADMINISTRACION DE JACKSON.


El cólera y sus estrago s.-Guerra con los indios.-Black Hawk.-Movimiento en la Carolina del Sur coutra la ley de tal'i-
fas.-Se reune el Congreso.-Estracto del mensaje del Presidente.-Accion del Congreso respectó á la cuestion de
tarifas.-El discurso de Calhoun.- La resolucion de Clayton.-Dictámen de Enrique Clay.-Dehates sobre la cuestioJb
(le depósitos.-Segunda administracion de Jackson.-Su viaje al Xorte.-El Presidente resuelve retirar los depós:-
tos.-Duane rehusa dar la órden.-Taney es nombrado Secretario del Tesoro.- Se retiran los depósitos.-Es-
citaciún.-Se reune el Congreso.-SllS actos.-Proposicion de censura contra el Presidente por babel' retirado
los dcpósitos.-Protesta dc Jackson.-Dehate tempestuoso.-Conflictos y apuros del comercio.-Accion de la Cáma-
ra respecto á la carta del banco.-Debate en el Senado.-Se desecha el nombramiento de Taney.-La oposieion
wTtig.-Se reune el Congres.o.-Reclamaciones á Francia.-Jackson resueh'e hacer un arreglo.-Resultado.-Otras
reclamacioncs de las potencias europeas.-Texas y sus asuntos.-CouYencion democrática en Baltimore.- Nombra-
miento de Yan Buren.- El vigesimo cuarto Congreso.-EI mensaje -Conducta del Congreso respecto á los depósitos
de los })ancos.-Distl'ibucion del sobrante de la renta.- Especulaciones y fraudes,-Discusioll so))re la esclavitud,-
Van Duren es elegido Presidente, y Johnson \'icc,pl'csidente.- Ultimo mensaje de .Jal'kson.-Fin !le su arlmini~­
tracion.


Durante el verano de 1832, cundió la ma-
yor alarma en todo el pais á consecuencia de
haberse declarado esa terrible epidemia, que
conocida con el nombre de cólera morbo asiá-
tico, recorre á veces los pueblos y ciudades,
causando sensibles estragos. Hácia fines de
julio comenzaron á sentirse los efectos de la
epidemia, y tanto por el terror y espanto de
los habitantes, como por no conocer el modo
de tratar la enfermedad, los resultados fue-
ron mas fatales. En Nueva-York, hubo mas
de tres mil casos desde el 4 de julio al 1.0 de
octubre; en Philadelphia se contaron hasta
mil defunciones; en Baltimore seiscientas;
en \Vashington cerca de doscientas ,. y en
otras diversas poblaciones causó tambien la
epidemia infinitas bajas. Pero en Nueva-Or-
leans sobre todo, fué donde mas se cebó el
cólera, pues solo desde el 28 de octubre al 11


de' noviembre, ocurrieron mil seiscientas se-
senta y ocho defunciones. La naturaleza .Y
circunstancias de aquella terrible epidemia~
escitó la atencion universal, induciendo á
muchas eminencias científicas á estudiar sus
particularidades y los medios de combatirla.
La carta que en aquella ocasion escribió el
Dr. Francis nos parece muy curiosa, y por
esto copiamos uno de sus párrafos. Hélo
aq ui: « Sea cual fuere el origen del cólera,
no debe ponerse en duda que la atmósfera es.
el medio por el cual obra sus efectos; puede
declararse en todos los climas y estaciones,
existe en toda clase de terrenos: en las mon-
tañas, en los valles, en los pantanos, en las.
rocas; lo mismo en los paises secos que en
los húmedos. Así como sucede con otras en-
fermedades especiales, los estragos que causa
son independientes de los vientos y de las.




CAP. H. HISTORIA ,DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


corrientes de aire; ni el análisis de los gases
de la atmósfera, ni las investigaciones baro-
métricas ó termométricas bastan para averi-
guar cuál sea su origen, .Y nos perdemos en
conjeturas al estudiar la especial influencia
de las localidades donde se declara el maL ....
Cuando esta terrible enfermedad haya des-
.aparecido de entre nosotros, yel historiador
refiera el hecho, no se echarán en olvido los
esfuerzos que hicieron los hombres de la cien-
cia médica para combatir tan funesta epide-
mia.» C,)


En el Noroeste, y á pl'incipios de la pri-
mavera de 183,2, las tribus indias de los Sacs
J' de los Foxes (zorros), que por un tratado
se habian convenido á emigrar, se resistie-
ron á cumplir lo estipulado, y como el gober-
nador de Illinois estaba resuelto á obligarles
á marchar, dispuso que la milicia emplease
si era necesario la fuerza de las armas. Black
Hawk (el alcon negro)~ era entonces eljefe
de los indios, y recurrió al único medio de
venganza de que podia echar mano, es decir
al saqueo de los pueblos de la frontera. En
marzo de 1832, reunió á las tribus ya cita-
(las, y á la de los \Vinnebagoes, y seguido de
mil hombres, cruzó ellVIississippi en direc-
eion á lllinois. Bien pronto cundió la alarma;
muchos pobladores huyeron aterrados al sa-
ber que se acercaban los invasores, y á pesar
de haberse destacado un cuerpo de milicias,
no se restableció la tranquilidad. En el mes
de junio, sin embargo, las tropas de los Es-
tados-Unidos que habia en aquel punto,
uniémlose con tres mil voluntarios, se pusie-
ron en marcha contra Black Hawk, el cual
se retiró con sus guerreros á los bosques y
guaridas, que eran sus fortalezas natnrales,
para continuar luego sus incursiones por los
pueblos situados al Noroeste.


(') Cm'ta sob¡'c el cólera A.~phyxia, dírigida por el doctor
Read, de S::n'annah, ~ JllRn Vi. Francis M. D. Nueya-York
-1fl32. pág. ;fj.


'El general Scott recibió órden entonces de
reunir las fuerzas necesarias para batir al
enemigo, y encargándose del mando de once
batallones de infa~tería y nueve brigadas de
artillería, se puso inmediatamente en mar-
cha con dircccion á Chicago, sin que le ar-
redrasen los estragos que estaba haciendo el
cólera. Las tropas que habian salido antes á
campaña, se hallaban tambien animadas del
mejor espíritu, pues sin esperar á que llega-
sen los refuerzos de Seott, atacaron á los in-
dios en 21 de julio, los derrotaron en las
márgenes del \Visconsin, y persiguiéndoles
de cerca, los dispersaron completamente cer-
ca de la embocadura del Jowa, en la orilla
izquierda del Mississippí. Black Hawk y su
banda, ya muy :reducida, se rindieron al fin,
y del 15 al 21 de setiembre celcbráronse tra-
tados con las tres tribus ya citadas, estipu-
lándose que estas cederian el territorio que
aun les quedaba, abonando en cambio el Go-
bierno federal, veintisiete anualidades do á
diez mil duros á los Winnebagoes, y treinta
de veinte mil á los Saes y á los Foxes, y com-
prometiéndose además á facilitarles los me-
dios de promover la civilizacion entre sus
tribus_ De este modo se restableció ele nuevo
la paz en el Noroeste.


Poco despues de aprobarse el bill de tari-
fas, de que ya hemos hablado, los represen-
tantes de la Carolina del Sur conferenciaron
con sus constituyentes sobre este asunto, re-
comendándoles que defendiesen los derechos
soberanos de aquel Estado, que no se respe-
taban como debia hacerlo el Congreso. Con
este motivo, celebráronse luego varios mee-
t'ings en la Carolina del Sur, donde comen-
zaba á reinar cierta agitacion; el gobernador
Hamilton convocó á la legislatura el Colum-
bia el 22 de octubre, y se discutió largamen-
te sobre la cuestion de tarifas. El resultado
fué reunirse una convencion, que en 19 de




84 HISTORIA DE LOS CAP. n.


noviembre acordó recomendar la anulacion,
en el sentido estricto de la palabra, del bilt
de tarifas aprobado por el Gobierno, y por su
parte, la legislatura espidió órdenes para que
se cumpliese lo dispuesto. De este modo, la
Carolina del Sur se declaró en abierta oposi-
cion contra las leyes del Gobierno, no permi-
tiendo que se recaudase la renta, y con la
firme intencion de resistirse por la fuerza si
fuere necesario. Esto apresuraba natural-
mente el desenlace; solo faltaba saber si el
Presidente apelaria á las leyes de los Esta-
dos-Unidos, y si la Carolina del Sur se veria
obligada á ceder y prestar obediencia.


El vigésimo segundo Congreso co~enzó
sus sesiones en 4 de diciembre de 1832: Ru-
go L. \Vhite, senador del Tennessee, fué
elegido Presidente pro tempore, y el 28,
MI'. Calhoun renunció su cargo de Vice-pre-
sidente de los Estados-Unidos para desempe-
ñar el de senador de la Carolina del Sur,
plaza que habia quedado vacante por haberse
nombrado á MI'. Rayne gobernador de dicho
Estado.


El Presidente recomendaba sobre todo al
Congreso en su mensaje, la necesidad de re-
visar la tarifa, tanto para conseguir la nive-
lacion de los gastos con. los ingresos, como
para limitar la proteccion que se dispensaba
á ciertos artículos del comercio. Jackson ma-
nifestaba que á muy pocos hombres de Esta-
do en América se les habia ocurrido asegu-
rar para siempre la proteccion por medio de
una tarifa de crecidos derechos, y decia: «Lo
mas que han hecho algunos, es favorecer una
proteccion incidental que ha durado muy
poco tiempo, sosteniendo que esto bastaba
para que, al establecerse la competencia, se
diesen los artículos del pais á mas bajo pre-
cio que los del estranjero. La práctica, sin
embargo, que debe ser nuestro guia lo mis-
mo en esto que en todo lo demás, nos induce


á creer que son tantos los perjuicios como
las ventajas del sistema que rige, y conviene
evitar además que entre nuestros conciuda,..
danos haya una causa de descontento que
pudiera poner en peligro la estabilidad de la
Union.»


Como el Presidente acababa de recibir no-
ticia de lo ocurrido en la Carolina del Sur,
añadió resueltamente, pero con la mayor cal-
ma, «que en su concepto las leyes eran muy
suficientes para reprimir cualquiera tentativa
que tuviese por objeto favorecer las miras de
algunos que apoyaban la soberanía absoluta
de los Estados; pero que si aquellas no fuesen
respetadas, y si lo exigiere el caso, se daría
inmediatamente cuenta al Congreso, propo-
niendo las medidas que se juzgasen opor-
tunas.»


Al hablar del banco de los Estados-Unidos,
el Presidente se esplicaba con toda claridad,
proponiendo sin rodeos que se aprobase una
órden para recoger todas las acciones que
tuviese el Gobierno tanto en los bancos de
los Estados como en las sucursales, á fin de
depositarlas en el Tesoro. Para fundar esta
proposicion, el Presidente acusó al banco de
haber hecho un convenio con los tenedores
de las acciones del tres por ciento, con el
objeto de pro rogar la entrega de los respec-
tivos certificados hasta el mes de octubre
de 1833, lo cual podia perjudicar á los inte-
reses del Gobierno, pues seria responsable
de las operaciones del banco, en el caso de
que este no pudiese cumplir sus compromi-
sos. Jackson recomendaba por lo tanto al
Congreso que tomara inmediatamente infor-
mes sobre aquel asunto, .y averiguase si los
depósitos públicos estarían completamente
seguros en el banco .. EI Presidente termi-
naba su mensaje aconsejando que se redu-
jera el precio de las tierras públicas á fin
de que no se considerase este producto co-




CAP. 11. ESTADOS-UNIDOS.


mo una renta fija; proponia igualmente
que se enmendara la Constitucion, para
limitar los derechos del Gobierno en lo re-
ferente á introducir mejoras públicas; aplau-
dia la conducta observada con los indios,
y aconsejaba por último que se hiciera es-
tensivo á los nuevos Estados occidentales
el sistema judiciario.


Ya hemos dicho á qué estremo habia lle-
gado la Carolina del Sur, é inútil nos parece
añadir que el general Jackson estaba resuel-
to á dar una prueba mas de su energía en
aquel conflicto. En efecto, acto continuo
dispuso que las fuerzas militares que estaban
á su disposicion hicieran preparativos de
marcha, á fin de ir á proteger á los funcio-
narios públicos de Charleston, y en 10 de
diciembre espidió una proclama, calificando
los hechos ocurridos en dicho Estado de
traicion palpable, y aconsejando á los caroli-
nos que se mantuvieran fieles á la Uníon.


Entre tantq la Cámara de Representantes
entabló de nuevo el debate sobre la cuestion
de tarifas, que fué sometida á la considera-
cioQ del Comité de auxilios. En el Senado se
aprobó una proposicion para que informara
el Secretario del Tesoro, el cual habia indi-
cado antes la conveniencia de reducir ciertos
derechos, y en 27 de diciembre el Comité de
auxilios presidido por Mr. Verplanck, de
Nueva-York, aconsejó tambien la disminu-
cion de derechos en todos los artículos pro-
tegidos, sin perjuicio de reducirlos mas, si
se creyese necesario. Esta proposicion del
Comité de la Cámara, parecia ser la contes-
tacion al Senado.


A principios del año 1833, se entró de
lleno en la discusion de este asunto, pero á
los ocho dias de haberse empezado los deba-
tes, es decir el 16 de enero, el Presidente
remitió al Congreso un mensaje especial en
que daba cuenta de lo ocurrido en la Caro-


TOMO JII.


Hna del Sur y acompañaba su proclama,.
proponiendo las medidas que en su concepto
deberian adoptarse. El dia 21, presentó el
Comité judicial del Senado un bill cuyo ob-
jeto era llevar á efecto la recaudacion de las
rentas con arreglo á las leyes del pais, y de
este modo, reuniéronse dos bills de primera
importancia, los cuales deberian discutirse
cuanto antes en el Congreso; pero es de
advertir que mientras el bill del Senado tenia
por objeto obligar á la Carolina del Sur á
someterse á la tarifa de 1828, en el de la.
Cámara de Representantes pedíase precisa
mente la abolicion de aquella.


El bill referente á la Carolina del Sur,.
redactado de modo que no se reconociera en
él ningun carácter hostil, se discutió con
mucha lentitud en el Senado; pero el bill de
tarifas sometido á la Cámara; desapareció,.
si así puede decirse, entre un sinnúmero de
enmiendas. Entonces comenzaba á reinar
una agitacion indescriptible en todo el país.,
pues las legislaturas de los diversos Estados
celebraban á la vez sus sesiones para discu-
tir, como era natural, sobre el asunto del
dia. Nueva-Inglaterra recordó la Convencion
de Hartford y cuanto se habia dicho enton-
ces, y el Sur por su parte, deseaba que se
rebajase la tarifa, que se reconociera la so-
beranía del Estado, y sin embargo se conser-
vara la Union, pues por mucho que se dijera
ó se haya dicho sobre este asunto, es lo cierto
que ni en el Norte ni en el Sur se ha dejado
nunca de reconocer que la disolucion de la
Uníon seria fatal desde luego para el Estado
que la provocase.


Con el objeto, segun dijo, de analizar los
principios en que se fundaba el bilt de la
Carolina del Sur, Mr. Calhoun pronunció un
discurso en el que, desenvolviendo la antigua
teoría sobre la soberanía de los Estados, pro-
clamaba el principio de nulificacion, y sin


11




lIISTOlllA DE LOs CAP. 11.


-definir la Constitucion como debiera, esten- ehos de soberanía independiente, que el Su-
díase luego en observaciones cuyo objeto era premo Tribunal de los Estados~Unidos era
demostrar que si bien .ciE'rtos poderes defini- la única autoridad que en último lugar de.
dos S8 delegaban en el Gobierno general, bia decidir en todos los casos de ley con ar-
,cada Estado debia reservarse los suyos para reglo á lo prevenido en la Constitucion; y
,obrar independientemente, y que cuando finalmente, que el Senado, en cumplimiento
aquel se arrogase los que no le estuvieren de uno de sus mas sagrados deberes, no de~
conferidos, podrian considerarse sus dispo- jaria de apoyar al Poder ejecutivo para la
siciones como nulas y sin ningun valor ni mejor administracion del Gobierno, confirién-
·efecto, toda vez que cada Estado tenia igual dole todos los poderes constitucionales que
-derecho para juzgar por sí mismo en todas se creyeren necesarios para la debida ejecu-
las cuestiones, por considerarse todos los cion de las leyes y para conservar la Union.


Estados como partes soberanas sin un Aun cuando se acercaba el término de la
tS33. . 1 . 1 d Juez comun. Mr. Calhoun terminaba egls atara, espachábanse con mucha leo-
su discurso combatiendo la teoría de los que titud los asuntos: la Caro1ina del Sur vaeila~
alegaban que la Union debia considerarse ba en seguir adelante en su resistencia, .r
como una sociedad compacta del pueblo, sin por su parte, el Gobierno queria retardar 10
autoridad para juzgar por si propia en la mas posible las medidas de acciono En se~
esfera de los derechos que le estaban con fe- mejante estado de cosas, indicó MI'. Clay
ridos; y decia, «que la tendencia de doctrina que podria hacerse un arreglo á fin de resol-
semejante era subvertir la soberanía de los ver la cuestion, evitando un conflicto entre
Estados, que de este modo no era posible que ambas partes, y el II de febrero pidió per-
la Union conservase su carácter federal, que miso al Senado para someter una proposi-
el Gobierno consolidado quedaria al fin en- cion cuyo objeto seria modificar los decretos
vuelto entre sus ruinas y que sin un límite por los cuales se imponian derechos sobre
constitucional iba ~í perderse necesariamente los artículos importados. Concedido
1 1·1 dI· d d l' d 1.833. a 1 )erta .» e permIso, espues e un 1gero e- .


Mr. Grundy tomó entonces la palabra pa- bate, Clay presentó un bitZ en el que se pro-
ra hablar en favor del GobIerno, y dijo entre ponia que á. fines del afio corriente se redu-
otras cosas que los Estados-Unidos estaban jeran á una décima parte todos los derechos
suficientemente autorizados para imponer ad volorem de mas de un veinte por ciento,
derechos sobre los artículos de importacion, cuya reduccion se continuaria haciendo pe-
y que ninguno tenia derecho para oponerse riódicamente hasta 1839, Y que á fin de 1841,
á los actos del Congreso. El senador Clay- aun cuando resultara esceso, se fijase el
ton se levantó luego para combatir la doctri- máximum de los citados derechos en un
na de nulificacion, y contestando á Calhoun, veinte por ciento. PecHase tambien en el bill
dijo que el pueblo de los Estados-Unidos dc- la supresion del crédito sobre aquellos y la
bia considerarse constitucionalmente, como entrega en los puertos de entrada del importe
un solo pueblo y una nacion única; que de los artículos importados, des pues del 80
mientras la Constitucion fuera una garantía de junio de 1842. Clay opinaba que de este
para la seguridad é intereses de los Estados, I modo podria conservarse mucho tiempo la
no poJrian arrogarse estos todos los dere- tarifa protectora, y que volveria á restable~




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS. S7


cerse la tranquilidad y buena armonía (*). mó en consideracion en 1.0 de marzo, y des-
Despues de una detenida discusion, en la pues de adicionar una enmienda ins·


1\. C lh t' b' l"fi 4-~ 1 b' t b' 1833 .. que wIr. 'a oun pres o su apI'o aClon a slgm canLtJ, o apro o am len por
proyecto, procedióse á la tercera lectura, y veintitres votos contra cinco, remitiéndolo
entonces manifestó Mr. Clay que so acaba- despues al Presidente. Corno ya estaba muy
ba de aprobar on la Cámara un bill análogo, adelantada la legislatura, Jackson aprove-
y que probablemente se presentaria desde chó la oportunidad para no devolverlo, que
luego al Senado para su aprobacion. El re- era su costumbre cuando no queria confir-
sultado fué que se dejó á un lado el proyecto mar un bill ~ y esto bastó para dejar en sus-
dol Gobierno; Roberto P. Letcher, de Ken- penso el últimamente presentado.
tucky, propuso que se comunicaran instruc· El Presidente, segun ya hemos dicho, ha-
ciones al Comité para que informara solo bia puesto en duda que estuvieran seguros
sobre el bill de Clay, y hecho esto, aprobóse los depósitos en metálico que habia en el
en 26 de febrero por una mayoría de ciento banco de los Estados-Unidos, por ]0 cual
diez y nueve votos contra ochenta.Y cinco. recomendaba se vendiesen todas las accio ...
Al dia siguiente se remitió el bill al Senado, nes del Gobierno. El Comité de auxilios, del
que se conformó con el parecer de la Cáma- que. era presidente Mr. Jacobo K. Polk, in-
ra, prestando su aprobacíon elLo de mar- formó fav~rablemente acerca de la medida,.
zo, por veintinueve votos contra diez y seis, pero esta fué desechada por ciento dos votos
y el dia 2, que era el último de la legislatu- contra noventa y nueve. El mismo Comité
ra, lo firmó el Presidente. presentó luego, por conducto de MI'. Ver-


El bill referente al Sur se aprobó en el planck, una proposícion tí, la Cámara para
Senado el 20 de febrero por treinta y dos que se declarase que los depósitos públicos
yotos contra uno, que era el de Juan Tyler, estaban asegurados en el banco, y se aprobó
y el 28 elió tambicn su apI'obttcion ]a Cú- por ciento nueve votos contra cuarenta y
mara por una mayoría de ciento cincuen- seis. Un agente nombrado por el Secretario
ta votos contra treinta y cinco. El Presiden- del Tesoro, habia dado ya tambien un in-
te ]0 firmó luego juntamente con el bill ele forme en el que se manifestaba que aquel
tarifas (**). establecimiento contaba con un sobrante de


Con este último relacionábase el bill sobre fondos de mas de siete millones de' duros,
tierras públicas. presentado á principios de
diciembre por Mr. Clay, y que no habiéndo-
se discutido sino á intérvalos en los tres
meses que faltaban para tei'minarse la le·
gislatura, no obtuvo la aprobacion del Se-
nado hasta fines de enero. La Cámara 10 to-


(') Véase la Re1Jista de los treinta años, por Benton, don.
de se encontrarán algunas observaciones respecto á este
asunto; vol. 1, págs. 342·44.


(") Las opiniones de ~lr. \Veuster respecto á la cnestion
de tarifas y de la renta, segun rlice Mr. Benton, casi conve-
nian con los que emitió el general .Tackson al principio de
la legislatura.


despues de cubiertas sus atenciones, además
de su capital de treinta y cinco millones.


El vigésimo segundo Congreso, terminó
sus sesiones el dia 2 de marzo, por ser el si-
guiente domingo, y en la misma fecha, CUD1-
plíase tam bien el primer plazo ele la admi-
nistracion de J ackson, á quien se habia
reelegido por una inmensa mayoría en el
otoño anterior, así como tambien se designó
á Van Buren para el cargo de Vice-presiden-
te. Jackson obtuvo doscientos diez y nueve
votos, y Van Buren ciento ochenta y nueve,




HISTORIA DE LOS CAP. n.


mientras Enrique Clay y Juan Sergeant, bancos á recibir depósitos con una buena
solo alcanzaron cuarenta y ocho cada uno, garantía.
lo cual ,demostraba claramente la influen- Resuelto el Presidente á cargar con toda
cia del partido democrático que apoyaba con la responsabilidad, reunió á su Gabinete en
la mayor decision la política del general 18 de setiembre, presentándole un dictámen
Jackson (*). en que daba á conocer sus opiniones sobre


Ellúnes 4 de marzo se celebró la ceremo- aquel asunto; mas no parece que el estenso
nia de la toma de posesion del Presidente, y documento cuidadosamente redactado por
Andrés Jackson entregó su segundo mensa- Jackson produjo mucho efecto entre los seño-
je inaugural despues de haber prestado el res del Gabinete, pues hasta el mismo sena-
juramento de costumbre. La escitacion poli- dor Benton, asegura que la mayor parte de


tica parecia haberse calmado algun ellos no estaban conformes con las ideas del
1833. d d '1 P 'd t P'd l\,f D ., t' tanto, y esean o e reSl en e apro- reSI ente (*). mT. uane se conVInO a re 1-
vechar esta oportunidad, resolvió hacer un mr los depósitos si el Congreso se ]0 orde-
viaje á los Estados del Centro y del Occi- naba así, pero el Presidente insistió en que
dente, donde fué recibid? con las mayores tenia derecho para obrar sin intervencion de
pruebas de estimacion y aprecio, que le die- aquel, y como el Secretario persistiera en su
ron sobre todo aquellos que siempre defen- negativa, Jackson le indicó que presentara
dian sus principios (H). su dimision, y nombró en su lugar.i Roge-


Aunque era conocida de todos la opinion rio B. Taney. El nuevo Secretario no tenia
del Congreso, J ackson no desistió de su reso- los mismos escrúpulos que el otro, y así es
lucion respecto á retirar los' depósitos del que en l. o de octubre fueron retirados los
banco de los Estados-Unidos. Habiéndose depósitos, y se colocaron en diferentes ban-
nombrado á Mr. Livingston ministro en cos del pais elegidos de antemano.
Francia, se confirió á Mr. M'Lane el cargo Se necesitaria mucho mas espacio del que
de Secretario de Estado, y Guillermo J. tenemos á nuestra disposicion para describir
Duane ocupó la vacante que quedaba en la hasta qué punto llegó la escitacion y el dis-
Secretaría del Tesoro. J ackson esperaba, á gusto que produjo la medida adoptada por
110 dudarlo, que este funcionario no vacila-


e) Uno ó dos dias des pues se publicó en El Globo aquel
Tia en secundar las miras del Poder ejecu- dictámen, que merece la atendon del lector. Jackson le
tivo, pero segun vió luego, no reconocia al terminaba del modo que sigue: (,El Presidente ruega de
hombre con quien trataba, pueR Duane no nuevo á su Gabinete tome en consideracion que ha resuelto


por sí propio adoptar esta medida, y que no exigirá que nin-
quiso obrar sin autorizacion del Congreso, guno de los miembros de que aquel se compone, sacrifique
y solo consintió en nombrar á 1'1r. Amos sus opiniones y principios. La responsabilidad es tan solo
K d 11 .. d . del que suscribe, y cree que lo propuesto cs necesario pa-en a como comISIOna o para que avefl-


ra conservar la moral entre el pueblo, la libertad en la
guase bajo qué condiciones se obligarian los pren3a, y la imparcialidad en las elecciones, sin lo cUlll


(') A fines de junio de 1830, se embarcó para Europa
Juan Randolph, nombrado ministro en Rusia. En el utoño
de Ul31 volvió á los Estados-Unidos y murió en Philadcl-
phia en 21, de junio de 1833.


(") En el otoño del año 1833, IIIr. Clay hizo tambien un
viaje como el de Jackson, y se le recibió con mucho mas
.entusiasmo y afecto que al Presidente de los Estados-Unidos.


todos á una voz podrian decir que la sangre y tesoros em-
pleados por nuestros abuelos, para establecer un gran sis-
tema de Gobierno, han sido completamente inútiles. Con-
vencido de esto el Presidente, no puede menos de reconocer
que urge adoptar una medida tan importante para el pue-
blo americano, y por lo tanto señala el dia 1.0 de octubre
próximo para verificar el cambio de los depósitos, ó antes,
si se hace el arreglo con los bancos de los Estados.




CAP. II. . ESTADOS-UNIDOS. l'I9


Jackson, precisamente en el momento en samente á Jackson en 11 de diciembre el do-
que mas actividad reinaba en el pais. Los cumento leido á su Gabinete el 18 de setiem-
.capitalistas, los comerciantes y los indus- bre y publicado en los periódicos pocos dias
triales, tenian entre sí la mayor confianza, despues. El Presidente sin embargo no acce-
por cuya razon hacían se continuamente prés- dió á la peticion, y dejó que el Senado inter-
tamos en el pais sin dificultad alguna; pero pretase la negativa como quisiera, y dando
la medida de Jackson fué causa de que las lugar á que los amigos de Clay denunciaran
cosas variasen de aspecto: resintióse el cré- el hecho como una usurpacion premeditada
dito público; se interrumpieron las negocia- de las funciones y prerogativas del Congreso.
ciones y predominó la desconfianza. Poco En el ataque contra el Gobierno, era natu-
despues se reunió el Congreso, pero seme- ral que Enrique Clay dirigiese la oposicion,
jante estado de cosas debia aun durar ocho y por esto en 26 d.e diciembre presentó la
ó diez años produciendo sensibles conse- proposicion siguiente que promovió un aca-
.cuenClas. lorado debate: «Declaramos que el Presi-


La primera legislatura del vigésimo terce- dente se ha arrogado una autoridad y de-
ro Congreso comenzó el 2 de diciembre de rechos que no le están conferidos por la
1833: Mr. Stevenson fué reelegido Presi- Constitucion y las leyes del pais, al adoptar
dente de la Cámara por una gran mayoría y ciertas disposiciones respecto á la renta pú-
1833. Mr. Van Buren ocupó el mismo blica.» Esta proposicion se aprobó en 28 de


cargo en el Senado, debiendo adver- marzo por veintiseis votos contra veinte,
tirse que en este último estaban en minoría y esto indujo á Jackson á remitir al Congre-
los partidarios del Gobierno. so hácia mediados de abril, una enérgica


El mensaje del Presidente era un docu- protesta, negando que el Senado tuviese de-
mento escrito con mucha detencion, en el recho para censurar sus actos, y suplicando
.que se daban á conocer las opiniones del Po- respetuosamente que se insertara en el Dia-
del' ejecutivo en los diversos asuntos que mas rio de sesiones el documento que
interesaban al pais. El Congreso tomó en remitia. La lectura de la protesta es- 1834.
consideracion las recomendaciones que se le citó los ánimos en el Senado; inmediatamen-
hacian, muchas de las cuales promovieron te se propuso que no se admitiera, y entonces
Bmp'eñados debates, pero el principal asunto fué cuando Mr. Benton, aprovechando la
Bra naturalmente el de la traslacion de los oportunidad, pronunció el discurso que ya
depósitos, que ofreció una oportunidad á la tenia preparado en defensa del Poder eje-
.oposicion para atacar rudamente al Gobier- cutivo.
no. Esto sin embargo, solo sirvió por lo pron- Por espacio de tres semanas, continuaron
to para que obtuviera una nueva victoria, los debates con la mayor violencia, hasta
pues justificó la medida adoptada satisfacto- que el 7 de mayo, y por veintisiete votos con-
riamente. tra diez y seis, se aprobó la siguiente pro po-


En una de las sesiones siguientes el Sena- sicion: «La protesta comunicada al Senado
dD pidió el informe del Secretario del Tesoro, en 17 de abril por el Presidente de los Esta-
rnas vióse que no contenia nada nuevo ni dos-Unidos, supone poneres inconsistentes
.daba suficientes esplicaciones para discutir con la autoridad de ambas Cámaras del Con-
Bl asunto, y en vista de ello, pidió respetuo- greso, así como tambien con la Constitucionj




90 HISTORIA DE LOS CAP. JI.


Y siendo la redaccion de semejante protesta proposiciones, aprobadas en 4 de abril, en
privilegio esclusivo del Senado, acordamos las cuales se declaraba: que no se debia con-
que no se inserte en el Diario de las se- ceder otra carta al banco; que no era con-
siones.» veniente colocar de nuevo los depósitos; que


Mr. Ualhoun apeló á sus argumento~ y estos se llevarian solo á los bancos de los
elocuencia para combatir la política del Pre- Estados, pero que el Congreso (en esto se
siclente, y Daniel Webster pronunció tam- censuraba la conducta del Presidente con
bien uno de sus brillantes discursos para bastante severidad) se reservaba el derecho
demostrar que la conducta de Jackson reve- de elegirlos, prescribiendo las condiciones y
laba evidentes tendencias de estralimitarse garantías necesarias al hacerse la operacion;
en el ejercicio del Poder ejecutivo. y que se debia abrir un informe acerca de los


Mientras en la legislatura nacional conti- asuntos del banco de los Estados-Unidos, á
nuaba la lucha parlamentaria, el pueblo de fin de averiguar la causa de la crisis comer-
todas las grandes ciudades de la Union y de cial y de la penuria de que se quejaban los
otras mas pequeñas, celebró reuniones y re- ciudadanos de la Union (*).
milió él} OORgreso so}ieJILldes, eRe&l'g¿wdo ,1 AlHl se est&b&R diset1lieDdo estas proposi ...
delegados especiales que se presentaran al ciones en la Oámara, cuando á principios de
Presidente á fin de suplicarle que recomen- febrero, ocurrieron varios incidentes que de-
dara alguna medida que aliviase su apurada bian agravar la cuestiono El dia 4 envió el
situacion. Como la legislatura adelantaba, Presidente un mensaje á las dos Cámaras
eran mas apremiantes las exigencias y mas del Congreso, censurando la conducta del
numerosas las reclamaciones que se hacian banco, que habia rehusado entregarle los li-
al Congreso, pero á todas se contestó que el bros, documentos y fondos referentes á las
Gobierno no pocha hacer nada porque solo pensiones de los veteranos de la revoluciono
era la cuestion de los bancos. El Senado re- El Comité judiciario del Senado emitió su in-
cibió de la mejor volüntad todas las solicitu- forme en 17 de febrero, manifestando que la
des que se le presentaron pidiendo auxilios, _censura del Presidente era inmerecida, y en
mas en la Cámara de n~presentantcs donclo fin de maJo; acordó la Cámara alta declarar-
la maJoría apoyaba al Presidente, no se hi- lo así. Pronunciáronse muchos elicursos por


zo mucho aprecio de ellas. Mientras ~Ir. Cla}', Mr. \Vebster y otros; en uno de
1.834. l· tIC . 1 f d d 1 estuvo a JIer o e ongreso, sm em- el os ué on e e primero de estos oradores,
bargo, continuaron lloviendo las solicitudes dirigiéndose á Van Buren, y rogándole noti-
sobre \Vashington, pues ninguno queria ficara al Presidente cuál era la aflictiva si-
convencerse de que el pais debia pagar muy tuacion del pais y la obligacion en que esta1Ja
caro el empeño del Presidente. de remediar el mal, pronunció las siguien-


En la Cámara de Representantes se adoptó
luego una marcha muy distinta de la del Se- e) Segun informe que se prcscntó cn el Senado á fines


de abril, refcrcntc á las solicitudes que se recibieron en
nado: el mensaje, el informe del Secretario, contra yen favor de la traslaeion de los depósitos públi-
la solicitud del banco y otros varios docu-
mentos referentes al mismo asunto, se pasa-
ron al Comité ele auxilios, y en 4 de marzo
presentó Mr. Polk, su Presidente, cuatro


cos, prrrece que el número de las primeras ascendia á
ciento catorce mil nuevecicntos diez y ocho, mientras las
segundas, es decir, las de aquellos que aprobaban la mc-
dida del Presidente, no pasaban de ocho mil setedenta&
veintiuna.




CAP. Il. ESTADOS-UNIDOS. 9t


tes palabras: «Id á decir á MI'. Jackson que
solo en su mano está aliviar los males que
aquejan al pais en las actuales circunstan-
cias; hacedle presente que si no abre sus ojos
á la luz de la razon y corrige los errores en
(1 ue ha incurrido, ninguno puede imaginar-
se, ni boca alguna es presar las funestas con-
secuencias que resultarán para nosotros. Id
á rogarle que se detenga en la senda fatal
por donde marcha, y reflexiont:t que la pa-
ciencia humana tiene un límite, pues así re-
conocerá acaso que no es justo sumir á este
pueblo patriótico y generoso en la miseria y
la desesperacion.»


Habiéndose negado el Senado á tomar en
consideracion la protesta del Presidente, En-
rique Olay presentó dos proposiciones, que
.en su concepto serian aprobadas por la Oá-
mara, y cuyo objeto era, declarar primero
.que las razones alegadas por el Secretario del
Tesoro para justificar la traslacion de los
depósitos, no parecian satisfactorias, y dis-
ponor luego que se volvieran á oolocar los
fondos públioos en el banco de los Estados-
Unidos. Despues de un prolongado debate,
en el eual no se dijo nada nuevo que valga
la pena citar aquí, el Senado aprobó al fin
las proposiciones en 4 dejunio por veintiocho
votos contra diez y seis, remitiéndolas acto
,continuo á la Oámara, donde, por clictámen de
Mr. Polk, se acordó dejarlas sobre el tapete.


En los primeros di:ls de junio ,Mr. Ste-
venson, nombrado ministro plenipotenciario
en Inglaterra, renunció el cargo de Presi-
Jente de la Oámara, y despues de varias vo-
taciones, fué elegido en su lugar Juan Bell,
,de Tennessee. El 23 de junio, precisamente


cuando iba á terminarse la legislatu-
1834. ·t·' 1 P 'd t '1 ra, reml 10 e reSl' en e a a apro-
bacion el nombramiento de 'faney, designado
para Secretario del Tesoro, mas el Senado
.acordó no confirmarlo por veintiocho votos


contra diez y ocho, y lo mismo sucedió con
el de Stevenson. El dia 30 dió el Congreso
por terminadas sus sesiones (*).


Las elecciones de 1834 demostraron que
aunque Jackson era popular entre la gran
masa del pueblo, que en general aproba.ba
su política, no sucedia lo mismo en los Es-
tados comerciales donde reinaba el descon-
tento y se organizaba una oposicion, á que
se dió el nombre de whi,r;, y que estaba re-
suelta á efectuar un cambio en la adminis-
tra.cion.


El Congreso se reunió en l. o de diciembre
en ses ion estraordinaria, y al otro día se
leyó el mensaje del Presidente, que hablaba
primero de las relaciones estranjeras, ocu-
pándose luego de los púncipales asuntos que
mas interesaban al pais, tales como la circu-
lacion de fondos, las rentas, y la cuestion
de los bancos, etc. Tambien se toca-


1834. han otros puntos, y se recomendaba
á la atencion elel Congreso, el ejército, la
armada, las negociaciones con los indios, el
servicio de correos y el sistema judiciario;
pero no se hizo por entonces nada de impor-
tancia. Luego se presentó en el Senado el
informe referente á las operaciones elel banco
de los Estados-Unidos, escrito por Juan
rryler, mas nada contenia importante, tanto
mas cuanto que el asunto se habia discutido
ya hasta la saciedad. Votáronse algunas can-
tidades para las mejoras públicas (**), y se


(') Poen antes de terminarse la legislatura se recibió
noticia de la muerte de Lafayette, ocurrida el 20 de mayo de
'18:n. En el Congreso se adoptaron con este motivo ciertas
dislIosit:iones el 21-, de junio, y se encargó por unanimidad
al "en~rable Jnan Quincy Adams que redactase la oracion
fúnebre para la próxima legislatura. El :.l'l de diciembre di-
rigió el elocuente anciano á las dos Cámaras su patético y
brillante discurso sobre la vida y hechos de aquel noble y
valeroso patriota, cuya sentida muerte afligia á todos nues-
tros conciudadanos.


(") Mr. Calhoun pronunció en aquella ocasion un dis-
curso, en el que haciendo algunas observaciones contra el




92 HISTORIA DE LOS CAP. n.


adoptaron varias disposiciones para regula- de hacer las reclamaciones, consiguió nego-
rizar los trabajos en las minas de oro de la ciar en 1831 con el Gobierno de Luis Felipe,
Carolina del Norte, de Georgia y de Nueva- el rey ciudadano, un tratado por el cual se
Orleans; pero no se hizo nada mas, y cuando comprometeria aquel por veinticinco millo-
llegó el 3 de marzo, dia en que se cerraba el nesde francos (escepto millon y medio, des-
Congreso, quedaron sin despachar muchos tinados á satisfacer las reclamaciones de los
asuntos ya discutidos y del mayor interés, ciudadanos franceses) en seis anualidades,.
entre los cuales se contaban el bill de C01'- para satisfacer todas las demandas del Go-
reos, el de aduanaR, el judicial, el de depó- bierno americano, estipulándose además que
sitos públicos y el referente á la separacion se pagaria ~l cuatro por ciento despues de
de empleados. Tambien quedó otro en que canjeadas las ratificaciones. Esta suma no
se pedia la indemnizacion á ciertos ciudada- ascendia ni á la mitad del valor de las pér-
nos por las pérdidas que habian sufrido á didas sufridas, mas á pesar de todo se creyó
consecuencia de las espoliaciones de los fran- prudente aceptar aquel arreglo, y tanto
ceses antes del año 1800. Jackson como el pueblo de los Estados-


Hemos hablado en diversas ocasiones de Unidos se felicitaron al ver que al fin que-
lo poco dispuesta que se mostraba Francia á daba terminado aquel asunto.


indemnizarnos por los perjuicios que En febrero de 1832 se canjearon las rati-
1.835. h . , . fi' dI' 1 abIa causado a nuestro comercIO, y caCIOnes e tratado, pero nI e rey ni sus
añadiremos ahora que envalentonadas las ministros ni las Cámaras dieron paso algu-
potencias europeas por la conducta de aque- no para cumplir lo prometido. El Congreso
lla nacion, eludian siempre el satisfacer las por su parte aprobó el decreto, y el 7 de
justas demandas de los Estados-Unidos. Los julio de 1833, el Secretario del Tesoro giró
Gobiernos anteriores habian hecho lo posible una letra de cambio contra el ministro de
por celebrar un convenio con Francia sobre hacienda de Francia, á fin de que se hiciera
aquel asunto, aunque sin conseguir la me- efectivo el primer plazo á la órden del cajero
nor cosa; pero el general Jackson parecia de los Estados-Unidos. Cuando llegó la letra
haber resuelto que no continuasen las cosas á París no fué aceptada, yel Gobierno no
aSÍ, y al efecto tomó sus disposiciones para pareció cuidarse mucho de que esto disgus-
terminar de una vez aquella cuestion con tara á los americanos.
Francia. En las Cámaras francesas se presentó un.


Mr. \V. C. Rives, de Virginia, á quien se bill proponiendo el pago de la primera anua-
habia nombrado ministro plenipotenciario y lidad, pero fué desechado, porque ninguno
enviado estraordinario en París con objeto se tomó gran interés en conseguir su apro-


bacion, en vista de lo cual comunicáronse
partido dominante, dijo entre otras cosas lo que sigue: "El
único principio de cohesion que une entre si á los hombres
del poderoso partido alistado bajo las banderas de] general
Jackson, es el patronato oficial. Su único objeto es obtener
destinos y conservarlos,· y su única máxima reconocida,
sf'gun lo ha confesado aqui mismo uno de los primitivos
senadores de Nueva-York, gobernador ahora de aquel Esta-
do, es qne á los t'encedort'S pertenecen los despujos de la vic-
toria.


instrucciones á nuestro ministro, encargán-
dole exigiera al Gobierno de Luis Felipe el
cumplimiento del tratado, pues de lo contra-
rio los Estados-Unidos pedirian una indem-
nizacion por no haber aceptado la letra.
En su sexto mensaje anual, presentado en
diciembre de 1834, decia el Presidente lo




CAP. 11. ESTADOS-UNIDOS. U3


que sigue: «Mi opinion es que los Estados-
Unidos deben insistir en la pronta ejecucion
del tratado, y en caso de negativa ó de re-
traso, hacernos justicia por nosotros mismos.


Despues de haberse dilatado el arre-
1834. 1 d t t . d g o e es e asun o por espaclO e
veinte y tantos años, no debe tolerarse que
pase otro tanto tiempo para que Francia esté
negociando el pago. Las leyes de las naciones
han pl'evisto ya este caso, y es un pr~nci­
pio harto reconocido en el Código internacio-
nal, que cuando una potencia debe á otra una
cantidad convenida y se niega á pagarla, la
l)arte agraviada estará en el derecho de apo-
derarse de los hienes y efectos de la deudora
hasta dejar satisfecho el crédito, y sin que
por esto sea necesario recurrir á las armas.»


Parece que Francia llevó á mal el proce-
der del Gobierno americano y no trató de
ocultar su resentimiento, pues inmediata-
mente mandó llamar ¿j, su ministro en \Vas-
hington, y se ofrecieron sus pasaportes á
~fr. Livingston, que estaba en París. Mr.
Clay presentó en el Senado un estenso in-
forme· sobre este asunto, desaprobando la
medida del Presidente, que tenia por objeto
tomar represalias, y en 14 de enero de 18:35
aprobó la Cámara alta por unanimidad, una
proposicion. en la que se declaraba que era
inoportuno adoptar por entonces resolucion
alguna en la cuestion de Francia con los Es-
tados-Unidos. La Cámara de Representantes
no tomó en consideracion las indicaciones
hechas en el ménsaje del Presidente.


Aun cuando Francia deseaba pagar su
deuda, creyó que para dejar á cubierto su
dignidad, debia exigir algunas esplicaciones
del Gobierno americano, y al efecto se adi-
cionó una cláusula en el bill presentado para
autorizar el pago. Acceder á una exigencia
de semejante naturaleza, era cosa que ni
debia discutirse siquiera, pues ni el Presi-


TO:MO III.


dente ni el pueblo se habrian rebajado hasta.
el punto de dar escusas por haber insistido
en defender sus derechos. Hácia mediados
de enero de 1836 el Presidente an unció al
Congreso que el Gobierno francés se habia
negado perentoriamente á cumplir lo prome-
tido sino bajo condiciones incompatibles con
la dignidad é independencia de la lInion,
pues acababa de exigir que se le dirigiese
una comunicacion oficial, en la que el Go-
bierno americano manifestase que sentia lo
ocurrido. El Presidente manifestó luego que
podian considerarse como suspendidas las
relaciones diplomáticas con Francia, yacon-
sejó al Congreso que prohibiera la entrada
de los productos de esta nacion y Ja de sus bu-
ques, en los puertos americanos. Tambien
se recomendó que se aumenta-se la escua-
dra y se activara la defensa de las costas,
atendido que aquella potencia estaba prepa-
rando una espedicion á los mares de América.


Antes que el Comité de relaciones estranje-
ras tuviera tiempo de informa.r sobre lo refe-
rido, recibió el Congreso en 8 de febrero un
nuevo mensaje, en el cual se anunciaba queja
Gran Bretaña acababa de ofrecer su media-
cion, que habia sido aceptada por Francia, y
que por lo tanto deberían suspenderse las hos-
tilidades, así como tambien los trabajos em-
prendidos para la defensa nacional. Al cabo
dn un mes de haberse recibido este mensaje,
segun dice M. Benton, hallábanse pagados
ya los cuatro primeros plazos de la indemni-
zacion, sin que hubiese sido necesario recur-
rir á la parte mediadora.


Ya que de este asunto hablamos y copian-
do siempre los datos que nos da el senador
Benton acerca de la política estranjera del
general Jackson, cDnsignaremos aquí qué
resultado se obtuvo de las reclamaciones he-
chas á las demás potencias. Dinamarca ac-
cedió á indemnizar á los ciudadanos de los


12




m"TORU DE LOS CAP. 11.


Estados-Unidos por los perjuicios ocasiona-
dos á su comercio desde 1808 á 1811, abo-
nando la cantidad de seiscientos cincuenta
mil duros: el tratado que se celebró con dicha
potencia, fué anterior al de Francia, y des-
pues de este, Nápoles se convino tambien en
satisfacer lasjustas demandas de nuestro Go-
bierno, comprometiéndose á pagar dos milJ.o-
nes cincuenta mil ducados. Del mismo modo,
España, que habia perjudicado mucho al co-
mercio americano durante la época en que
tratara, aunque inútilmente, de recobrar sus
provincias rebeldes, consintió en satisfacer
doce millones de reales, como justa compen-
sacion, y conseguido esto, el Presiden te re-
nunció á todas las demás reclamaciones que
buenamente no podian justificarse con arre-
glo á las leyes de toda nacion. En 1837 tam-
bien pagó Portugal cierta suma por las presas
que habia hecho en 1829 y 1830.


Al llegar aquí parécenos oportuno poner
en conocimiento del lector, que en abril de
1833 se reunió en San Felipe de Texas una
Convencion, cuyo objeto era declarar la in-
dependencia de aquel Estado ó provincia. El
general Santa Ana, que se habia proclamado
dictador en 1834, mal'chó.á dicho punto en la
primavera del año siguiente á fin de someter
á los habitantes, pero en marzo de 1836 re-
uniéronse en Washington varios delegados,
.Y se estableció un Gobierno republicano, nom-
brándose Pres'idente á David G. Burnet. En
21 de abril de 1836, ganó el general Haus-
ton la batalla de San Jacinto, y habiéndosele
elegido luego Presidente de Texas, se trató
de anexionar esta provincia á los Estados-
Unidos. El ministro mejicano en \Vashing-
ton, protestó solemnemente contra esta medi-
da y abandonó POc) des pues la ciudad, pero
no se hizo mucho aprecio de este hecho, pues
el anexionar á Texas solo era cuestion de
ti~mpo, dándose como seguro que esto suce-


deria bien pronto. Por esta misma razon, y
como medida preliminar, resolvió el Congre-
so en febrero de 1837 reconocer la indepen-
denciadeaquel Estado, entablando relaciones
diplomáticas. En aquella época, constaba de
veinte mil almas la poblacion de Texas, pero
desde entonces fué aumentando rápidamente',


Habiendo indicado el general J ackson la
conveniencia de organizar una Convencion
nacional democrática, segun carta publicada
por aquel en febrero de 1 ~35, aprobóse in-
mediatamente la idea yen el mes de mayo
reunióse en Baltimore dicha Convencion, á la
que asistieron seiscientos delegados, los cua-
les eligieron unánimemente á Martín Van
Buren, como candidato para la presi-
dencia. A RicítrJo M .. Johnson se le 1835.
designó para el cargo de Vice-presidente. El
partido opuesto á Van Bl1ren eligió como
candidato á Hugo L. White; los wighs ~on­
taban con tres que eran Guillermo E. Har-
rison, Juan M' Lean, y Daniel \Vebster (*).


En 7 de diciembre de 1835 celebró su pri-
mera ses ion el vigésimo cuarto Congreso;
Jacobo K. Polk fué elegido Presidente de la
Cámara, y al otro dia remitió Jackson su
acostumbrado mensaje. Despues de dar cuen-
ta del estado de las relaciones estranjeras y
otros asuntos importantes, manifestábase
que la situacion de la hacienda era muy li-
sonjera, y que aumentaba la prosperidad en
el pais; habíase estinguido la deuda pública,
y del balance resultaban en favor del Tesoro
diez y nueve millones de duros. Contando el
Presidente que habría un sobrante de seis
millones despues de cubiertos todos los gas-
tos, proponia que se aplicara esta suma á la
construccion de arsenales ú otras obras de


C) El venerable jefe ,le justicia, Marshall, murió á una
edad muy avanzada e16 de julio de 1830. En marzo del aiio
siguiente el Senado confirmó el nombramiento de Roge1io
B. Taney. p~ra ocupar la yitcante ql1c dejaba ~far.sha11.




CAP. 1I. ESTADos-mODOS.


utilidad general, y manifestaba al propio
tiempo .que el producto de la venta de tierras
públicas, ascendia á once millones de duros
en aquel año, pero que era necesario introdu-
cir algunas reformas en las oficinas encarga-
das de este servicio, suprimiendo los destinos
de comisionados de préstamos. El mensaje ter-
minaba haciendo algunas observaciones sobre
el ejército, la armada, etc., pero los detalles
no son aquí necesarios por carecer de interés.


Aun cuando la legislatura se prolongó has-
ta el verano de 1836, puede decirse que nada
se hizo en ella Je importante (*). Uno de los
mas principales asuntos fué el que tuvo por
objeto regularizar las imposiciones de fondos
en los bancos de los Estados, proyecto que
apoyaron grandes mayorías, y que mereció la
aprobacíon del Presidente en junio de 1836.
Aquella ley funesta, como la llama Mr. In-
gersoll, disponia que se depositasen todos los
sobrantes de mas de cinco millones de duros
en las cajas del Tesoro de los Estados-Uni-
dos el dia l. o de enero de 1837, exigiéndose á
estos que se comprometieran de una manera
solen:me á conservar las cantidades é idas de-
volviendo poco á poco cuando se necesitasen.
En virtud de esta ley, se sacaron del Tesoro
nacional, para depositarlos en otra parte~
treinta y siete millones de duros, cuya de-
volucion no era por cierto nada segura, y
por la misma, disponíase que el Secretario del
Tesoro eligiera los bancos de los Estados
donde debieran depositarse los fondos de la
Union. Felizmente, 1m; apuros pecuniarios del
Gobierno en 1837 impidieron que se hicieran
mas depósitos y así se perdió menos dinero.


La consecuencia de distribuirse los so-
brantes de las rentas entre los Estados, fué


(') El primero de julio de 1833 el Congreso recibió la so-
lemne promesa de Jocobo Smithson· de Lóndres, quien se
ofreció á emplear cien mil duros en el establecimiento de la
lnstitucion Smithsoniana en Washington, cuyo objeto era la
difusion de los conocimientos human!};;.


naturalmente la que muchos esperaban; creá-
ronse infinidad de bancos con un capital no-
minal, yel pais se vió al momento lleno de
papel; se hicieron especulaciones inconcebi-
bies, y apenas se podria creer hasta qué pun-
to llegaba el espíritu emprendedor de los que
deseaban adquirir riquezas á toda costa. No
habia proyecto por descabellado que fuera
que no pareciese aceptable, y de tal manera
se dejaban engañar unos y otros, que se co-
metieron fraudes prodigiosos sin que se pro-
dujeran esas conmociones que hacen peligrar
muchas veces la existencia de todo cuerpo
político bien organizado. De semejante si-
tuacion solo podia resultar algo calamitoso;
y en efecto, al poco tiempo los hechos vinie-
ron á probar de una manera dolorosa cuán
fatal había sido la política adoptada.


El banco de los Estados-Unidos obtuvo de
la legislatura de Pennsylvania dos semanas.
antes dA que caducara su carta, y prévio el
pago de dos millones de duros, representados
por un bono, una nueva carta en la que se
figuraba el capital primitivo de treinta y cin-
co millones de duros; poco luego se vió que
aquella institucion no conservaba su prest(qio
y que por lo tanto no podria ejercer la vasta
influencia que tuvo en otro tiempo.


Las mejoras públicas, la ley de privile-
gios, la admision de Arkansas y Michigan,
como Estados soberanos é independientes, y
la academia militar (contra la que pronunció
Franklin Pierce un discurso, copiado por
Benton en su Revista de los treinta años),
fueron los asuntos de mayor importancia dis-
cutidos por el Congreso. En 9 de junio se
presentó un bilZ por el cual se trataba de se-
ñalar dia fijo para la apertura del Congreso
y otro para cerrarlo, pero el general Jackson
no quiso sancionarlo por creer que encerraba
un principio anti-constitucionaJ.


Luego se comenzó á discutir la cuestion de




90 Hl::;l'OnIA DE LOS CAP. n.


la esclavitud, que produjo los mas acalorados
debates, principalmente á causa de haber.se
presentado algunas solicitudes, pidiendo la
abolicion de aquella en el distrito de Co-
lumbia. Mr. Adams tomó una parte muy
activa en este asunto proclamando el dere-
cho de peticion, mas era demasiado podero-
sa la influencia del Sur, para que los aboli-
cionistas pudieran obtener nada. El Congre-
so rehusó intervenir en la cuestion en aquel
distrito y dejó las solicitudes sobre el tapete,
alegando que de ningun modo resolveria nada
respecto á la abolicion de la esclavitud.


Tambien se quiso someter á la considera-
cíon del Congreso otra cuestíon semejante
al tratarse de la admísion de Arkansas y de
variar el límite de Missouri, á propuesta de
Mr. Benton; y aq ui nos parece oportuno ci-
tar algunas observaciones que hacia el cono-
cido senador. Hélas aq ui: «}le -refiero á un
período en que empezó á considerarse (le otra
manera la cuestion de la esclavitud, á un
tiempo en que se temia la disolucion de la
U nion, y en que se juzgaba que aquella era
segura é inevitable. Este fué el punto de par-
tida de la cuestion de la esclavitud que tanta
agitacion produjo, y digo esto porque es muy
justo que todos los ciudadanos puedan for-
mar una idea exacta de cuál fué elorígen y
el progreso de aquella. Desde que comenzó la
gran controversia sobre el Missouri hasta el
año 1835~ yo consideraba al Norte como el
punto peligroso para la cuestion de la escla-
vitud, pero luego he creido que se debería te-
mer mas bien del Sur, como pensaba 1\lr.
Madison dos años hace» (*-).


El Congreso terminó sus sesiones el '! de
julio de 1836, y en 11 del mismo mes espi(lió
el Secretario del Tesoro, por o¡'den del Pre-
sidente, una circular en la que se prevenia á
los recaudadores de fondos públicos que no


(') Vi'tl,¡e /a Rpl'is/a di' 108 treinta mios, vol. r, pág. 2G3.


tomasen sino oro y plata cuando se hiciere
el pago de las tierras vendidas. En el mes de
abril anterior habia propuesto ya Mr. Ben-
ton esta medida á las dos Cámaras del Con-
greso, pero el Senado la desechó, dej ando
que el Presidente obrara bajo su responsabi-
lidad.


Gracias á las ventajas ofrecidas por los
bancos de los Estados, y merced al espíritu
de especulacion, habíanse comprado muchas
tierras públicas, .y el metálico abundaba en
ciertos Estados donde eran mas numerosos
los compradores, mientras en otros, escasea-
ba cada vez más, lo cual entorpecia hasta
cierto punto las operaciones, perjudicando en
particular á los industriales y traficantes.
Todo esto era el resultado de las disposiciones
adoptadas por el Presidente, que dieron lugar
á la cuestion del banco de los Estados-Uni-
dos, cuestion d'e cuyas consecuencias ya he-
mos hablado anteriormente.


Las elecciones para Presidente se verifica-
ron durante el otoño, y se obtuvo el siguiente
resultado: Martin Van Buren, recibió ciento
setenta votos; el general Harrison, ciento
setenta y tres; Hugo L. \Vhite, veintiseis;
Daniel \Vebster, catorce, y \V. P. Mangum,
once. Para el cargo de Vice-presidente,
obtuvo R. M. Johnson, ciento cuarenta y
siete; Francisco Granger, setenta y siete;
Juan Tyler, cuarenta y siete, y Guillermo
Smith, veintitres, por manera, que siendo el
que contaba con mas votos en la lista, que-
dó elegido Johnson para ocupar la silla va-
cante.


El vigésimo cuarto Congreso celebró su
primera sesion en 5 de diciembre de 1836, y
al dia siguiente remitió el, general Jackson
su último mensaje anual. Dábanse en él las
mas favorables noticias acerca del estado del
pais y de la hacienda, anunciándose que
en 1.0 de enero de 1837 quedaria en el Teso-




CAP, n, ESTADos-u:-/mos,
ro un sobrante de cuarenta y un millones de tierras públicas, y á este fin se pasó una
-duros. El Presidente manifestaba luego que proposicion al Comité respectivo pidiendo
~staba muy satisfecho de las operaciones de que se admitiera papel en ciertos casos.
los bancos; sometia á la consideracion del Mr. Benton combatió esta medida enérgica-
Congreso varios asuntos y terminaba su mente, mas al fin se aprobó el bill por cua-
mensaje dando gracias á todos sus compa- renta y un votos contra cinco. En la Cámara
triotas por su indulgencia y el apoyo que le se trató de adicionar una enmienda, pero no
habian prestado en las diversas situaciones se consiguió, pues ciento cuarenta J' tres
críticas por que atravesara durante su car- Represerrlantes votaron por el bill tal como
rera pública. vino del Senado y solo cincuenta y nueve en


Una proposicion elel senador Benton, que contra. El dia antes de cerrarse el Congreso
tenia por objeto borrar elel diario de las se remitió para que lo firmara el Presidente,
sesiones el acuerdo tomado antes por el Se- pero éste lo conservó en su poder, segun
nado cuando habia remitido el Presidente su habia hecho ya otras veces, impidiendo que
protesta, promovió un debate animadísimo, se declarase ley, y pocos dias despues dió á
mas al fin se aprobó aquella en 16 de enero conocer en el Globo las razones que le indu-
de 1837. Como ya sabemos, cerca de tres· jeran á obrar así.
años antes, (véase la página 89), el Senado Sin haber aprobado proyectos de gran in-
tuvo por conveniente censurar la conducta te'rés durante aquella legislatura, el Con-
del general Jackson por retirar los depósitos greso terminó sus sesiones el 3 de marzo de
del banco de los Estados-Unidos, y Mr. Ben- 1837, en cuya fecha se cumplian los ocho
ton no perdonó esfuerzo alguno hasta ohtener años de la administracion de Jackson.


que se aprobara su proposicion. Con- No es fácil juzgar imparcialmente 10R he-
1837. 'd t ' di' t' 1 . d 1 d h segm o es o, y a pesar e a eSCl aClOn c lOS ocurn os en aque perío o, porque ace
de unos y otros, el Secretario del Senado muy poco tiempo que tuvieron lugar, y esto
cruzó con grandes rayas de tinta el acuerdo, podrá hacerlo seguramente con mas calma
escribiendo' estas palabras encima: Supri- el futuro historiador de nuestro pais; por lo
mido por orden del Senado en este dia 16 de I mismo no intentaremos pasar una revista á
enero de 1837. La proposicion de Benton se la administracion del general Jackson, con
aprobó por veinticuatro votos contra diez y tanta Illas razon cuanto que los partidarios
nueve (*). y admiradores del héroe de N ueva-Orleans


Rizose tambien un vigoroso esfuerzo para
que se retirarci la circular respecto á verifi-
car el pago en metálico para la compra de


no quedarian satisfechos si no se le ensal-
zara, mientras qué por otra parte sus ene-
migos políticos no encontrarian palabras
suficientes para condenar sus actos y sus


e) El agradecimiento del general Jackson fué indecible; principios. El lector podr~ juzgar, en vista
~onvidó á un gran banquete á todos los que habian votado á su de los hechos referidos en estas páginas,
Tavor y tamlJien á sus esposas, pero como estaba muy débil
para sentarse á la mesa, no hizornas que recibir á la reunion, acerca del ca rácter y circunstancias del hom-
ydespues de hacer sentar en su propi:l silla á ~1.t'. Renton, se bre á quien miles de americanos han admi-
retiró á su cuarto, Aquella victoria era su último triunfo en d t" 1


' . . ra O con un en USlasmo SIn parangon en os 1a carrera CIVil, asi como la guerra de Nueva-Orleans lo
habia sido en la militar. Revi.tu de 108 treinta año8, por I anales de nuestra historia. r -, • .,


. . 'O\~T.Tn)",~>' Renton, vol. I, p. 7,H. '. í '\\..
'J~~\\


. ,


':')




CAPÍTULO 111.


1837-184/1.


ADMINISTRACION DE VAN BUREN.


:\1artin Van Buren toma posesion del cargo de Presiclente.- Su manifiesto inaugural.-Situaciop del pais en aquella fech3.
-Apuros y contlictos.- Marcha á \Vashington una diputacioll de comerciantes.- Ses ion estraordillaria del Congreso.
- Las rec?mendaciones del Presidente.- El Congreso se reune en diciembre.- Se discute el plan de la ~ub-tesüreria.
-Actas de la legislatura.-La guerra dc los Seminolas cn la Florida.-Resoluciones en favor de la anexion de Te-
xas.- TentatiVa revolucionaria en el Canada.- Incendio de la Carolina.- Proclama del Presidente contra los insur-
rectos.-Procedimientos de la última legislatura del vigésimo quinto Congreso.-La oposicion se refuerza.-Apertura
del vigésimo sexto Congrcso.-Los diputados de Nucva-Jersey.-Conveneion Whig en Harrisburg.-EIgeneral Harri-
son es nombrado Presidente.-La Convencion democrática designa á Van Buren para este cargo.-El mensaje del
Presidente respecto á la hacienda -Buen consejo.- Se establece el Tesoro in,lrpendiente.-Sus condiciones.'--EI
sexto censo.-La eleccion presidencial.-Eleccion de IIarrisoll.-Fin de la a<1ltlÍltistrnciol1 de Van Buren.


Martin Van Buren se presentó á tomar
posesion del cargo de octavo Presidente de
los Estados-Unidos el dia 4 de marzo de 1837,
Y despues de celebradas las acostumbradas
ceremonias, y de entregar su manifiesto
inaugural, prestó el jur:.amento ante el jefe
de justicia Taney. Solo diremos de aquel
documento que estaba muy bien escrito y


daba á conocer los principios y opi-
t837.


niones de Van Buren, el cual decia
entre otras cosas: «Al ocupar la silla presi-
dencial, me mostraré inflexible en lo tocante
á oponerme á toda tentativa del Congreso
que tenga por objeto abolir la esdavitud en
el distrito de Columbia, contra los deseos
de otros Estados, y asimismo no consentiré
que se intervenga en aquellos tratándose de
esta cuestion.:» Van Buren terminaba su
mensaje invocando el auxilio del Todopode-
roso para nuestro pais.


El estado de los negocios comerciales al
encargarse Van Buren de la presidencia, era
por demás crítico y alarmante, atribuyén-
dose la causa de esto principalmente á la
traslacion de los depósitos y á la circular
sobre los pagos en metálico. Los hombres
del comercio opinaban que el único medio ele
remediar los males y perjuicios que ocasio-
naba la falta de circulacion y la dificultad en
los cambios, era crear un banco nacionaL
No pasó mucho tiempo sin que comenzaran
á menudear las quiebras; en las tres prime-
ras semanas del mes de abril suspendieron
sus pagos doscientas cincuenta casas de
Nueva-York; en Nueva-OrIeans, solo en el
espacio de dos dias, se declararon en quiebra
varios comerciantes por valor de veintisiete
millones de duros, yen otras ciudades otros
casos análogos vinieron á demostrar cuán
peligrosa era la crísis por que atravesaba el






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CAP. UI. HISTORIA DK LOS ESTADOS-UNIDOS. 9()


pais. Las demandas contra los bancos se I y solo consintió en convocar al Congreso en
repetian diariamente; estos no podian poner sesion estraordinaria, á cuyo efecto espidió
en circulacion sus billetes; la alarma se con- una circular en 15 de mayo á fin de que
virtió en pánico y al fin, ellO de mayo, todos aquel se reuniera el primer lunes del mes de
los bancos de Nueva-York suspendieron sus setiembre. Entre tanto, dirigiéronse repeti-
pagos en metálico, y como si esto no fuera das recriminaciones los amigos y enemigos
bastante, el Congreso espidió una órden el16, del Gobierno á quien se censuraba por haber
por la cual autorizaba que la suspension du- dado lugar á tantos apuros y conflictos.
rase un año. Los bancos de otros Estados La primera sesion estraordinaria se cele-
siguieron el ejemplo de los de N ueva-Y ork, bró el 4 de setiembre, .Y por el tono del men-
y entonces pudieron ya reconocer todos anti- saje del Presidente, reconocióse bien pronto
cipadamente que la ruina y la miseria serian que no se debia esperar auxilio del Gobierno.
la consecuencia de aquel aflictivo estado de : Van Buren atribuia aquel estado de cosas á
cosas. las especulaciones de mala fe y á las nego-


El 3 de mayo se reunieron los comel'- ciaciones de los bancos, y declaraba que en
-ciantes y banqueros de Nueva-York, y se su concepto todo lo que el Gobierno podia
resolví? por unanimidad enviar una diputa- hacer era cuidar de sí propio, pues no podia
<lion á Washington á fin de rogar al Pre_si- esperarse que legislara en los asuntos pecu-
dente que anulara la circular sobre los pagos niaríos del pueblo. MI'. Van Buren aconse-
en metálico. Uno de los párrafos de la repre- jaba que para lo sucesivo guardase el Gobier-
sentacion que hacia el Comité, decia lo si- no sus propios fondos, estableciendo una
guiente: «Deseando ser concisos en nuestras sub-Tesorería á fin de que hubiese una sepa-
declaraciones, nos limitaremos á decir que racion completa entre los capitales de aquel
nuestros capitales han sufrido en estos últi- y los bancos.
mos seis meses una disminucion de mas de El Comité de hacienda, del Senado, pre-
-cuarenta millones de duros (*-). . . . . .. sentó despues cuatro bilIs: el primero pidien-
que la pérdida ocasionada por la baja de las do se suspendiera el pago del cuarto plazo
diversas acciones representa un capital de del sobrante de las rentas á los diversos
veinte millones de duros, y por último, que Estados; el segundo autorizando la emision
en pocas semanas ha sido preciso despedir á de bonos del Tesoro para cubrir cualquiera
mas de veinte mil hombres que solo conta- déficit que 'pudiera ocurrir, con cuatro millo-
han con su trabajo para ganarse el sustento, nes como reserva; el tercero prorogando el



.Y esto por no ser posible seguir pagándoles pago de ciertos créditos ~ y el cuarto propo-
sus jornales.» niendo la organizacion de la sub-Tesorería.


Otros pueblos y ciudades siguieron el ejem- Este último bill produjo no poca oscitacion
plo de Nueva-York apelando á la proteccion dentro y fuera del Congreso porque se con-
<lel Poder ejecutivo, pero MI'. Van Buren se sideró como un ataque directo contra el sis-
negó á tomar en consideracion las peticiones, tema de crédito establecido ya, y como un


plan cuyo objeto era acabar con todos los
(') En diciembre de 1835 estalló en Nueva·York un espan- bancos; pero sea como fuera, el Senado lo


toso incendio, en que fueron pasto de las llamas quinientas
veinte y nueve casas ó edificios, perdiéndose por valor de aprobó por veintiseis votos contra veinte, si
mas de veinte millones de dUl'JS. bien lo desechó la Cámara por ciento veinte




100 HISTORIA DE LOS CAP, I1I,


contra ciento siete. Luego se discutieron
otros asuntos, pero no se hizo nada sino
autorizar la emision de diez millones de
duros, en bonos del tesoro, para atender á
los inmediatos gastos del Gobierno, y en 16
de octubre terminó la legislatura sus tareas
sin haber hecho cosa alguna de provecho.


El Congreso se volvió á reunir en 4 de
diciembre, y se procedió á la lectura del pri-
mer mensaje anual, que trataba de varios
asuntos de interés público, mas como era de
esperar, hablábase principalmente del pro-
yecto relativo á establecer una sub-Tesore-
ría. Mr. Calhoun apoyó en el Senado las
ideas del Gobierno, mientras que MI'. Clay y
Mr. Webster combatieron el plan propuesto.
En el trascurso de los debates se modificó
notablemente el bill, suprimiendo una cláu-
sula por la cual se prohibia hacer los pagos
al Gobierno en papel de los bancos, y con
esta enmienda lo aprobó el Senado en el mes
de junio, si bien por la escasa mayoría de


dos votos. Sin embargo, cuando el
1838. b'll 'b" 1 C ~ se reCl 10 en a ámara, presen-
tóse una proposicion para dejarlo sobre el
tapete, y fué aprobada por ciento veinticinco
votos contra ciento once.


Entre los diversos proy'ectos que se discu-
tieron despues, tratóse principalmente de
conceder ciertos derechos á los pobladores,
de organizar el territorio de Jowa, de auto-
rizar varias m~joras públicas, de regulari-
zar la navegacion de algunos rios de la Flo-
rida, y de aprobar, por último , la impresion
de algunos escritos de Madisson. Tambien
se habló del establecimiento de un banco
nacional, mas no hubo debate sobre este
asunto. La circular relativa á los pagos en
metálico se aprobó en el Senado por treinta
y cuatro votos contra nueve, yen la Cámam
por ciento cincuenta y uno contra veintisiete,
habiéndose dictado 01 siguiente acuerdo:


«.Resolvenws que el Secretario del Tesor<>
no podrá espedir ninguna órden general
que establezca diferencias en cuanto á la for-
ma de hacer el pago de las rentas de 'los
E stados-U nio os. »


La guerra de la Florida seguia aun su
curso, dando lugar á numerosos conflictos é
inmensos gastos, pues como las tribus indias
se resistian á trasladarse, fué preciso apelar
á la fuerza. La guerra con los Semínolas,
que habia empezado en -diciembre de 1835~
duró cinco años, y en ella tomaron parte los
hombres mas esperimentados del ejército,
tales como Scott, J essu p , Tay lor, W orth y
otros, pero teniendo que luchar con jefes
como Osceola, Jumper y 'riger-Tail, y ha-
llándose en un país lleno de pantanos y de
lagunas, era mas dificil vencerá los indios, y
por esto puede decirse que aquella guerra fué
fatal para los blancos. Los salvajes no qU,e-
rian celebrar tratado alguno; aprovechaban
todas las ocasiones de atacar á los america-
nos, y mas de una vez rechazaron á sus ene-
migos causándoles graves pérdidas. En julio
de 1836, Jessup anunció oficialmente que la
guerra estaba concluida, pero luego conti-
nuó con mas actividad que nunca, porque
habiendo celebrado aquel general, en marzo
de 1837, un tratado, por el que se estipulaba
que cesarian las hostilidades, y que para el
10 de abril se trasladarian todos los indios á
Tampa con sus familias, estos últimos 110
cumplieron lo estipulado, y se renovó la
lucha. La captura y muerte de Osceola,
ocurrida en el mes de enero de 1838, no dió
fin á las hostilidades: en majo de 1839 se
convinieron los jefes en retirarse á Pease-
Creek, en la Florida, mas en el mes de julio-
siguiente, faltaron al tratado y comenzó la
guerra de nuevo. Entonces mandáronsetraer-
ele Cuba, pagándolos á un precio considera--
bIe ~ y con gran disgusto de los hombres




CAP. IIJ. ESTADOS-UNIDOS. HH


civilizados, perros de presa para cazar á los milicia, vigiló con la mayor atencion á los
indios, medida que no produjo resultado insurrectos, cuidando muy especialmente de
alguno. Los Estados-Unidos tenian en cam- no violar el territorio americano. Al obser-
paña nueve mil hombres; los gastos de la var, no obstante, que las provisiones que
guerra 6scedieron en mucho de quince mi- recibian los rebeldes en la isla donde se
llones de duros, y hasta 1842 no cesaron los hallaban, eran conducidas por un pequeño
disturbios de la Florida (*). vapor llamado La Carolina, que se abastecia


Mr. Preston, de la Carolina del Sur, pre- en el fuerte Schlosser, M'Nab destacó en
sentó en el Senado una proposicion pidiendo varios botes á una parte de su milicia, á fin
la anexion de Texas, pero no se hizo mucho de que se apoderaran de dicho vapor ó lo
aprecio de ella entonces. La independencia destruyesen, empresa que se llevó á cabo en
de aquella república habia sido reconocida la noche del 29 de diciembre despues de
en el último año de la administracíon de un breve pero sangriento combate. La mi-
.Jackson, y el mayor deseo de sus habitantes, licia de M'Nab mató á la mayor parte de
así como tambien de muchos ciudadanos de la tripulacion del buque, al cual pegó fuego
América, era que se verificase la anexion echándole despues á pique, y aun cuando
de Texas á los Estados-Unidos. En 9 de julio este acto se habia c.ometido en territorio
de 1838, se terminó la segunda legislatura americano, no produjo mucha escitacion en
del Congreso vigésimo quinto (**). los Estados-Unidos.'


A fines de 1837 se hizo una tentativa para El 5 de enero de 1838, espidió el Presi-
revolucion{;tr el Canadá, proyecto en que se dente una proclama en la que amenazaba
mostraron dispuestos á tomar parte muchos con un castigo á los ciudadanos que tomaran
ciudadanos de los Estados-Unidos. Macken- parte en la invasion del Canadá, exhortando
zie, que se hallaba en el alto Canadá, y á todos á que desistieran de sus designios si
Papineau en el bajo, eran el alma de aquella no querian sufrir las consecuencias. El gene-
revolucion, y como muchos americanos se ral Scott marchó luego á la frontera para
unieron á los rebeldes, reconoció se bien encargarse del mando; el dia 14 de enero
pronto que iba á comenzar una lucha que evacuaron. los insurgentes á Navy Island,
comprometeria el buen nombre y dignidad entregando todas sus armas y municiones; y
de nuestro pais. Unos setecientos america- Van Rensselaer fué arrestado, mas se le puso
nos, al mando de Van Rensselaer, de Alba- luego en libertad bajo fianza. Tambien se
nja, tomaron á poco posesion de Navy Island, hicieron otras tentativas semejantes
en el Niágara, á unas dos millas de las cata- en Detr~ít, Sandusky-Bay y el terri- 1.838.
ratas; pero el coronel M'Nab, que se hallaba torio Nordeste del lago Ontarío, y asimismo
apostado á poca distancia con un cuerpo de se trató en el mes de noviembre de tomar á


(') En la obra titulada Origen, pl'ogreso y conclusion de
la gUel'I'a de la Florida, por el capitan J. T. Sprague, pu-
blicada en Nueva-York en 1848, pág. 557, se encontrarán
los detalles relativos a esta guerra.


Prescott, situado en el alto Canadá, pero
fracasó la empresa y quedaron prisioneros
unos ciento cincuenta ciudadanos de Amé-
rica, á quienes se condujo á Kingston para


(") Los seis buques de la espedicion que envió el Go- juzgarles por un conselo de guerra. Las
bierno de los Estados-Unidos á las órdenes del teniente J
Wilkes para esplorar los mares del Sur, se hicieron a la vela autoridades inglesas, no obstante, procedie-
en agosto de 1838. ron con mas bondad de la que debieran, pues


TOMO IlI. 13




fO¡! HISTORIA DE LOS CAP. III.


pe~'donaron á la mayor parte de los rebeldes, El vigésima sesto Congreso se reunió en
condenando á muy pocos á muerte. 2 de diciembre de 1839, yen la Cámara se


La última legislatura del vigésimo quinto suscitó desde luego una enojosa polémica
Congreso comenzó en 3 de diciembre de lk38, respecto á los derechos de los nuevos dipu-
mas no se adoptaron medidas de gran impor- tados de Nueva-Jersey, que iban á tomar
tancia; la guernt de los Seminolas exigia que asiento en el Congreso. Estos señores ~ en
se votara un nuevo presupuesto, y se vió que número de cinco, eran Whigs, y llevaban
los gastos escedian en mucho de lo que se sus certificaciones con el sello del Estado,
calculaba. Aprobóse una acta suprimiendo la para probar su derecho, per,) se alegó, que
prision por deudas en ciertos casos: una no habiéndoseles elegido por mayoría, no
proposicion que tenia por objeto prohibir que debian tomar asiento en la Cámara. El 16
se discutiera sobre la esclavitud en el Con- de diciembre se designó á R. M. T. Hunter
greso, promovió un acalorado debate, y tam- para el cargo de Presidente de aquella, y el-
bien se volvió á tratar la cuestion de las 24 remitió MI'. Van Buren su mensaje. El
tierras públicas, presentándose luego varias Comité nombrado al efecto, informó sobre
proposiciones 'para suprimir los derechos la cuestion de Nueva-Jersey en julio de 1840,
sobre la sal y las licencias de pesca. Habien- dando esto lugar á un debate violento; los
do ocurrido varias diferencias respecto á la whigs se negaron á emitir su voto, y este
enojosa cuestion de límites, se confirieron asunto se resolvió al.fin en favor de los recla-
poderes estraordinarios al Presidente _para mantes, con lo cual obtuvo el Gobierno una
atender á la defensa de los Estados-Unidos. mayoría, aunque demasiado tarde para que
El Congreso se cerró el 3 de marzo de 1839. pudiera utilizarse de ella.


Como la política del Presidente no agra- A principios de diciembre de 1839 reu-
daba á muchos de los hombres del partido nióse una convencion whig en Harrisburg
democrático, comenzó á ser mas numero- (Pennsylvania), á fin de elegir. candidatos
sa la oposicion al Gobierno, por lo cual para la próxima eleccion presidencial, y
se hicieron por una y otra parte todos los desde luego se propusieron los nombres de
esfuerzos imaginables para obteffer la, ma- Enrique Clay, el general Harrison y Win-


yoría en el Congreso, ·resultando que al field 5cott, pues Daniel Webster no quiso
fin la alcanzaron los demócratas, aunque tomar parte en la lucha. Al principio to-
por muy pocos diputados. Este asunto no das las probabilidades estaban en favor de
podia menos de escitar el mayor interés, Mr. Clay, quien obtuvo una mayoría de votos
pero aun debia tratarse otra cuesnon mas de los Estados, pero no de la Convencion, y
importante cuando se abriera el Congreso, des pues de varias conferencias públicas y
pues se esperaba que éste adoptase alguna
medida con el objeto de remediar la crisis tálico, cuyo ejemplo siguieron no solo los baneos del Sur
que ocasionaba la falta de circulacion de y Oeste de Nueva-York, sino tambicn los de Rhode-Island.
valores (*). Al hacer sus observaciones sobre esta crisis, decia muy


oportunamente MI'. Gallatin: « Los Directores de los bancos
e) Los bancos de N ueva-York comenzaron ya á verificar habian dejado de tener consideraciones de ninguna especie


,,;us pagos en metálico el16 de mayo de 1838. En el mes de en cuanto á la seguridad de los intereses de los accionistas
marzo, Mr. Diddle renunció al cargo de Presidente del banco y del público en general, sin interesarse tampoco en las
de Pennsylvania, que pocodespues sevió bastante apurado, negociaciones para sostener la circulacion, tan esenciales
pues el \:1 de octubre hubo de suspender sus pagos en me- á la prosperidad del p<lis»




CAP. lll. ESTADOS-UNIDOS.


privadas, y de repetidos escrutinios, fué el
último favorable al general Harrison, el cual
alcanzó ciento cuarenta y ocho votos, mien-
tras Clay solo pudo reunir noventa, y diez y
seis Scott. Juan Tyler, designado para el
cargo de Vice-presidente en la eleccion ante-
rior, lo volvió á obtener de nuevo por una-
nimidad.


La Convencion democrática se reunió en
Baltimore el 5 de mayo de 1840 y reeligió á
Van Buren para Presidente, sin resolver
quién deberia ocupar el segundo cargo, si
bien figuraban como candidatos el coronel
Jhonson y Mr. PoI k .


El estado de la hacienda del pais era el
asunto de que se ocupaba principalmente
Mr. Van Buren en su mensaje, y á no du-


-rlarlo, interesará al lector conocer las opi-
niones de aquel. Copiamos un párrafo cuya
lectura podrá ser útil á nuestros conciuda-
danos: «No echemos en olvido que el buscar
ahora medios para salir por lo pronto de
apuros no mejorará nuestra situacion, ni se
disminuirá la deuda pidiendo mas dinero ó
cambiandó la forma del pago. El comercio
no prosperará haciendo nuevas demandas, y
no es de esperar tampoco que la circulacion
se restablezca creando nuevos bancos ó ha-
ciendo mas emisiones. Aun cuando parez-
ca á veces que estas medidaR alivian la
situacion, por el pronto no hacen sino agra-
varla al fin; solo de las economías y las re-
formas, de la reduccion de los gastos, del
pago de nuestras deudas y de la regulariza-
cion del sistema de bancos, podemos esperar
alivio en la actualidad y seguridad para lo
futuro. »


El plan relativo á la creacion de una sub-
Tesorería se discutió largamente durante el
resto de la legislatura, y los primeros ora-
dores de uno y otro partido espusieron muy
en detalle las ventajas y desventajas de la


medida. El bill se aprobó al fin en ambas
Cámaras á principios de julio de 1840 y el
4 fué sancionado por el Presidente, decla-
rándose luego como ley del p~is. Una de sus
principales disposiciones era, que
d d 1 30 d · . t f840. espues e e JUnIO, una cuar a
parte de los pagos al Gobierno delos Estados-
Unidos, se haria solo en oro ó plata, hasta
fin de año, aumentándose periódicamente la
proporcion, de tal modo, que para el 30 de
junio de 1843, no se hicieran ya sino en me-
tálico los pagos de todas clases. Para el
exacto cumplimiento de esta órden, .Y des-
pues de aprobado el bill, se nombraron cua-
tro recaudadores generales, que debian des-
empeñar este cargo por espacio de cuatro
años.


MI'. Webster propuso luego una ley de
quiebras que se aprobó en el Senado, pero
la Cámara resolvió dejarla sobre el tape-
te, sin tomarla en consideracion, por ciento
un votos contra ochenta y nueve. Tam-
bien se propuso la graduacion de precios
de las tierras públicas, aunque sin resul-
tado, y despues de autorizarse una emi-
sion de cinco millones de duros en bonos
del Teso¡o, cerróse el Congreso en 21 de
julio (*).


Durante aquel año se formó el sesto censo
de poblacion, que resultaba dar para el l. C}
de julio de 1840 un aumento de cuatro mi-
llones doscientos diez mil setecientos diez y
ocho habitantes sobre el efectuado en el año
1830, es decir,diez años antes.


C) Consignaremos aquí qué cambios hubo entonccs cn
el Gabinete. En 1838, Jacobo K. Paulding fué nombrado Se-
cretario de la armada en recmplazo de ~Ir. Dickerson, quien
renunció en el mismo año; Felix Grundi se encargó de la
Secretaría de hacicndá, que habia dejado Mr. Butler y tles-
pues de la dimision del primero, se nombró en su puesto á
Enrique D. Gilpin. Diremos de paso que la deuda pública,
estinguida al encargarse de la Presidencia Van Buren, y
que en 1839 escedia de once millones de duros, qu(~dó t·elln-
cida i unos cuatro millones dnrante el aúo 1840.




fOi HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. I!l.


POBLACION DE LOS ESTADOS-UNIDOS EN EL AÑO DE f 84 O.
Varones. Hembras.


. ---


Poblacion blanca .. 7.249,266 6.939,842
Id. de color, libre .. 192,550 199,821


Esclavos. 1.240,4D8 1.200,805


Sumas. 8.682,224 8.380,468


Total de la poblacion blanca .. 14.189,108
Id. id. color, libre. 392,371
Id. id. id., esclavos. 2.481,213


Total general de poblacion. 17.062,692 I


La eleccion Presidencial, verificada du-
rante el otoño de 1840,. produjo una gran
escitacion, y todos se cuidaron, mas que de
otra cosa, de las cuestiones políticas de am-
bos partidos, siendo innumerables las con-
venciones, los discursos, los folletos y los
artículos de la prensa, que daban lugar á
empeñados debates. El partido democrático
deseaba reelegir á Mr. Van Buren; los whigs
hacian los mayores esfuerzos para que triun-
fasen sus candidatos ~ y el resultado fué que
el general Harrison y Juan Tyler obtuvieron
cada uno doscientos treinta y cuatro votos,




Martin Van Buren sesenta y seis, y Ricardo
M. Johnson cuarenta y ocho; por manera
que Harrison y Tyler quedaron elegidos Pre-
sidente y Vice-presidente de la Union .


El Congreso se reunió en 7 de diciembre,
mas la legislatura no fué fecunda en resul-
tados; autorizó se otra emision del Tesoro, y
se trataron varios proyectos discutidos ante-
riormente en las Cámaras. El asunto de ma-
yor interés, á no dudarlo, fué una proposi-
cion presentada por Enrique Clay, p~diendo
que se desechara el proyecto de la sub-
resorería, mas el Senado tuvo. por conve-
niente no tomarlo en consideracion.
El dia 3 de marzo de 1841, dió por 1S4t.
terminadas sus sesiones la legislatura, yen
dicha fecha concluia tambien la administra-
cion de Martin Van Buren, de quien sol~
servaremos, que si numerosa habia sido la v()-'
tacion que le proclamó Presidente, no 10 fué
menos la qrre luego se declaró contra él, y
con esto no necesitamos decir si se realiza-
rian las esperanzas de los que habian con-
fiado mucho en el Presidente Van Buren .






\






CAPÍTULO IV.
1841.-1845.


ADMINISTRACION DE HARRISON y TYLER.


El gl'neral lIUlTiSOH toma poses ion del éargo de Presidente.-Su Gabinete.-Su muerte.-.T uan Tyler es elegido Presiden-
te.-Su manifiesto al pueblo.-Sesion cstraordinaria del vigésimo séptimo Congreso.- El mensaje de Tyler.-El Se-
cretario del Tesoro recomienda el establecimiento de un banco nacional.-Conducta del Congreso.-La sub-tesoreria.
-Se crea el banco fis('al.-El velo de Tyler.-Consulta al Presidente.-El segundo veto.-Los miembros del Gabine-
te, escepfo '''ebster, presentan su dimision.-Politica de los whiys en el Congreso.-Actas de la sesion.-El Congre-
so se reune en diciemhre.-Proyectos para establecer el banco.-EI tratado de 'Vashington.-Sus disposiciones.-
Disturhios en Rhode-Island.-El Oregon.-Las elecciones.-Apertura del Congreso en diciembre de 1843.-Estado
de los negocios.-Medidas que tomó Mr. Tyler respecto á la anexion de Texas.- Conducta del Congreso.-Candidatos
á la l'residencia.- Resultado de las elecciones.-Polk y Dallas.- Ultima legislatura del Congreso.- El mensaje de
Tyler.-Fin de su administrarion.


El general Harrison llegó á \Vashington en de coneos. El Senado confirmó todos estos
el mes de febrero, y el 4 de marzo tomó po- nombramientos, y acto continuo se cubrie-
sesion del cargo de noveno Presidente de los ron otras vacantes, ospidiéndose en 17 de
Estados-Unidos. Las ceremonias fueron impo- marzo una proclama por la cual se convoca-
nentes, hubo mucho entusiasmo, y todos es- ba el Congreso para el 31 de mayo siguiente,
peraban que el nuevo jefe de la nacion podria á fin de celebrar algunas sesiones estraordi-
desempeñar las funciones de su elevado cargo narras.
1841. á satisf~ccion ~e sus conciudadanos. Esto es todo lo que podia hacer Harrison


Su mamfiesto maugural, tan estenso por el momento: aunque de edad avanzada,
como interesante, tratabalasdiversascuestio~ era un hombre enérgico y acostumbrado al
nes mas importantes para el pais, y el Presi- trabajo, pero las penosas tareas del gobierno
dente ofrecia no perdonar esfuerzo alguno que pronto agotaron su_s fuerzas. Vióse rodeado
pudiera favorecer los intereses de su patria. de personas que solicitaban empleos; trató


El Gabinete elegido por el general Harri- de complacer á los numerosos amigos y par-
son se componía de personas de reconocido tidarios del Gobierno; consagróse incesante-
talento, lo cual era una garantía para la mente al despacho de los asuntos públicos, y
buena administracion de los negocios públi- trabajó de tal modo, que,al concluirse el mes
-coso Daniel \Vebster fué nombrado Secretario cayó enfermo. El domingo 4 de abril falleció
de Estado, Tomás Ewíng del Tesoro, Juan el general Harrison, terminando así repen
Bell de la Guerra, Jorge E. Badger, de la tinamente su breve carrera como Presidente
Armada, Juan J. Crittenden, de Hacienda, I de los Estados-Unidos; sus últimas palabras,
y Francisco Granger, Administrador general I pronunciadas cuando ya empezaba á perder




100 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


el conocimiento, y como si se las dirigiera á
un sucesor ó asociado, fueron las siguientes:


- «Deseo, caballero, que os atengais á los


al finado, cuya muerte era generalmente
sentida. El 14 de mayo recomendó el nuevo
Presidente que se consagrara un dia á la
oraci?n y al ayuno, árden que se observó
con la mayor religiosidad, teniendo con esto
el pueblo una ocasion mas de mostrar su
profundo sentimiento por la pérdida de Har-
rison, lamentando la inestabilidad de las


principios del Gobierno .......... y quiero que
se observen ............. es lo único que pido.:»


Como aquel era el primer (Jaso que se daba
de morir un Presidente en el desempeño de
sus funciones, prodújose la mayor alarma


¿f IÍzqalétuá al I'efleXIÓwu' so6re cuáles senan grandezas numanas.
las consecuencias de tan inesperado acon-
teoimiento. Pa.ra el partjdo que había dado
sus votos á .Mr. Harrison, era aquel un
golpe contundente, porque estando el gene-
ral al frente del Gobierno, tenian la seguri-
dad de administrar ti, satisfaccion de todos;


Dos dias despues de haberse celebrado es-
ta triste solemnidad, l.tll'. Tyler publicó un


. manifiesto dando á conocer sus opiniones' y
sus ideas, de una manera algo ambigua, es
verdad, pero en general satisfactoriamente.
Los miembros principales del partido u;/tig


perotratándose de! hombre, que en cumpli-
miento de 10 prevenido por Ja Oonstitucion
iba á ocupar la silla Presidencial, el partido
whig no podía menos de esperimentar fun-
dados temores. Juan Tyler habia sido desig-
nado para Vice-presidente sin que se pensar~
mucho en sus principios políticos y aptitud,
atendido que, tratándose de dicho cargo, no
se miraba esto mucho; pero cuando por la
muerte de Harrison se vió Tyler llamado á
ocupar la silla Presidencial por espacio de
cuatro años,. el partido dominante esperi-
mentó la mayor ansie,dad respecto á la con-
ducta queobservaria en las muchas y graves
cuestiones en que iba á tomar parte.


Juan Tyler llegó á Washington en 6 de
abril; reunió desde luego á todos los jefes de
los departamentos, invitándoles á que conti-
nuasen en el ejercicio de los cargos que les
habia conferido su antecesor, y hecho esto,
á fin de evitar cualquiera cuestion que pu-
diera suscitarse, prestó un nuevo juramento


esperaban que el nuevo Presidente coopera-
ria con la mayoria del Congreso para l1eval>
á efecto los proyectos de aquellos que le ha-
bian elegido.


El vigésimo séptimo Congreso se reunió en
sesion estraordinaria e181 de mayo, y al dia
siguiente remitió Mr. Tyler su mensaje, en
el que se decia primeramente, que las rela-
ciones estranjeras eran satisfactorias, que
acababa de ratificarse un tratado con Portu-
gal, que las diferencias con España se arre-
glarian muy pronto, y que tambíen iba á
resol verse en breve la cuestion de M' Leod (*).
Al hablar de los negocios del país, Mr. rry_
ler decía: «Invitaremos á los habitantes de
otros paises á que vengan á establecerse eR-
tre nosotros como miembros de nuestra nu-
meros a familia, exigiéndoles tan solo que
consideren á nuestro pais como el suyo pro-


(' ) En el mes de enero de t81-1, hallándose en Nueva-
York para asuntos particulares, Alejandro :M'J.eod, habitan-
te del alto Canadá, fué arrestado por las autoridades de
Lockport porque se le acusaba de haber tomado parte en


ante el jefe de justicia del distrito de Colum- la destruccion dela CaI'olina. Este hecho produjo mucha es-
bia, El día 7 se celebraron los funerales del
general Harrison ante una multitud inmensa,
que olvidando las cuestiones de partido,
,;\,''\\.di..ó }\~~<¡l,\\~(}<¡l,'ó, á ~~l\~\\' ~\ \\\\\ffi() \'\'\b\\\'(}


citacion, pues el gl'an jurarlo presentó luego un acta acu-
sando tambien de asesinato á M'Leod, cuya causa, comenzó
á instruirse en el mes de octubre. Jlfortunadamenle para


todos, M'Leod probó la coartada, y habiéndosele puesto en
\"\.\)~·t':i\U, U\Í)<¡;~ 'P\))' \~l'ffi\\\~\\\'> I'.\O\~ ~1)\)l\)<¡;1J \}$\'\'\).\\).




CAP. IV. ESTADOS-UNlDOS. 107


pio, y que coadyuven con nosotros á la con-
servacion de nuestras instituciones y liber-
tades.» El Presidente decia tambien algo
sobre el banco nacional y las mejoras públi-
cas, pero de una manera tan vaga, que
no era fácil adivinar sus intenciones. El par-
tido whig, sin embargo, creyó que-Mr. Ty-
ler opinaba como él en estos puntos, si bien
habia razones para dudar de la conducta que
pensaba seguir.


El informe del Secretario del Tesoro, re-
mitido con el mensaje, recomendaba eficaz-
mente el establecimiento de un banco nacio-
nal, por creer que este reportaria grandes
utilidades y beneficios al pais; entendíase
que el Presidente se hallaba dispuesto á fa-
vorecer el plan, y Mr. Ewing, á invitacion
de ambas Cámaras, presentó hácia media-
dos de junio un proyecto para crear el Ban-
co fiscal de los Estados-Unidos. En la gene-
ralidad de los detalles, este proyecto no
diferia mucho de los anteriores; solo se di-
ferenciaba esencialmente en dos disposicio-
nes, propuestas segun se creyó por el mis-
mo TyleI', y que se reducian: la primera, á
establecer el banco en el distrito de Colum-
bia, y la segunda, á conferirle autorizacion
para establecer sucursales solo en aquellos
Estados cuyas legislaturas lo consintiesen.


rrambion habia varios artículos por
18U. los cuales se esperaba cortar los abu-
sos cometidos por los bancos anteriores.


El proyecto fué remitido por el Senado al
Comité de que era Presidente Enrique Clay,
.Y al fin de la semana informó aquel, acom-
pañando un bill en el que se conformaba con
el parecer del Secretario, difiriendo tan solo
en ciertos detalles respecto á la administra-
cion del banco y al establecimiento de sucur-
sales en los Estados.


Empeñóse con este motivo un acalorado
debate, yal fin se hizo un arreglo por el cual


se esperaba armonizar las encontradas opi-
niones, resolviendo de una vez la cuestiono
El resultado fué que se aprobó el bill en el
Senado por veintiseis votos contra veintitres,
y en la Cámara por ciento veintiocho contra
noventa y siete, de modo que el 6 de agosto
se remitió el bill al Presidente para que lo
firmara. Mr. Tyler lo tuvo en su poder has-
ta el 16, circunstancia que produjo desde
luego tal escitacion, que una multitud de
personas y muchos hombres notables de to-
dos colores politicos acudieron presurosos á
ver al Presidente á fin de averiguar si pres-
taria su aprobacion. El 9 de agosto fué des-
echada por ciento treinta y cuatro votos con-
tra ochenta y siete la ley por la cual se
creaba la sub-Tesorería, y entonces los whigs
recomendaron eflcazmente á MI'. Tyler que
no defraudase las esperanzas del partido y
del pais en general.


En 16 de agosto, sin embargo, el Presi-
dente devolvió el ba! con su veto, acompa-
ñando un mensaje donde manifestaba qué
razones tenia para obrar así. Los whigs se
pusieron furiosos; la oposicion pensó apro-
vecharse de aquel resultado; la cuestion del
banco era el caballo de batalla, y como no
podia conseguirse nada sin el auxilio de
Mr. Tyler, los Wh1:gS se consagraron con el
mayor celo á formar un proyecto bajo tales
bases que no pudiera rechazarlo el Présiden-
te. Dos de los principales diputados del Con-
greso, MI'. Berrien.y Sergeant fueron á ver ti
MI'. T.yler á fin de averiguar cuáles eran sus
deseos, y en 1 9 de agosto redactóse un bill,
que para mayor seguridad se sometió, por
conducto del Secretario de Estado, á la con;.
sideracion del Presidente, quien lo aprobó,
devolviéndolo acto continuo. El dia 20 lo
presentó MI'. Sergeant en la Cámara, y des-
pues del correspondiente debate se aprobó,
sin alterar ni una sílaba, por ciento veinti-




100 HISTORIA DE LOS CAP. IV.
cinco votos contra noventa .y cuatro, siendo de quiebras, y se adoptaron varias disposicio-
de advertir, que tal era el afan d¡:;ll Congre- nes para la distribucion del producto de la
so por satisfacer los deseos del Presidente, venta de tierras públicas, con arreglo al sis-
que en vez de dar ~í la nueva institucion el tema de Mr. Clay. En resúmen: aprobáron-
nombre de banco, le puso el de Corporacion se setenta y cinco proyectos, yel Presidente
fiscal de los Estados-Unidos. El Senado pres- impuso el veto dos veces.
tó tambien su aprobacion en 3 de setiem- Las elecciones que tuvieron lugar durante
bre, sin introducir enmienda alguna, por el verano y el otoño, fueron desfavorables
veintisiete votos contra veintidos. para los whigs, y esto hizo concebir á los


Juan Tyler retuvo el bill seis días en su demócratas esperanzas de que Mr. Tyler
poder, aun cuando, segun hemos dicho, lo apoyariamas bien su política que la del par-
había aprobado antes, y bajo el pretesto de tido que le habia elevado al poder. La iSU.
que encontraba ciertas palabras inconvenien- segund3.1egislatura del vigésimo sép-
tes, si bien no seria otra la causa que haber timo Congreso comenzó en 6 de diciembre y
mudado de parecer, lo devolvió en 9 de se- no terminó hasta el 31 de agosto de 1842,
tiembre con un 'segundo veto. Inesplicable siendo por consiguiente una de las mas lar-
era conducta tan estraña; pero el hecho es, gas que se habían conocido. Despacháronse


J


que no contando el partido con suficientes una porcion de asuntos de interés; y se apro-
votos, se desechó el bill. baron nada menos que doscientas noventa y


Dos días despues, toslo el Gabinete, escep- nueve actas, sin contar los diversos biUs que
to Mr. \Vebster presentó su dimision (*), y se discutieron, y mil noventa'y ocho iMor-
en 13 de setiembre, al terminarse la legisla- mes que hubo de examinar el Congreso.
tura r los miembros whigs del Congreso diri- Contábanse además ya unos cien bills espe-
gieron un manifiesto al pueblo dándole cuenta ciales aprobados por la Cámara, pero á los
de su conducta, en términos poco lisonjeros cuales no se dió curso porque el Senado se
para MI'. Tyler. Quizás hubiera sido mejor ocupaba entonces esclusivamente del tratado
para los intereses del partido no haber lle- de \Vashington y otros asuntos de importan-
vado las cosas entonces á tal estremo. cia. El Presidente impuso el veto cuatro ve-


Aunque aquella legislatura fué muy corta, ces durante aquella legislatura, lo cual dió
se consideró como una de las mas importan- lugar, como se comprenderá, á empeñados
tes bajo la administracion de Juan Tyler. debates y no pocas protestas.
Señalóse una pension á la viuda del general MI'. Tyler indicó que en vez del banco
Harrison, en testimonio del sentimiento que podria crearse una Junta inspectora, pero
habia causado su muerte; se autorizó un em- el Congreso no aprobó este plan. La tarifa
préstito de doce millones de duros para cu- era uno de los principales asuntos de la
brir el déficit ocurrido durante el gobierno discusion, y dos de los bills que se presenta-
de Van Buren; se hizo una ley provisional ron entonces fueron devueltos con el vetc} del
de tarifas; establecióse un sistema uniforme Presidente (*), mas al :fin aprobó un terce-


C) Mr. Tyler nombró entonces á Walter Forward, Se- (') Juan Quincy Adams redactó en aquella ocasion un
cretario del Tesoro, á Juan C. Spencer, de la Guerra, á informe en que censuraba severamente á Juan TyIer por
Abel P. Upshur de la Armada, á Hugo S. Legare de Hacien- haber abusado de su derecho al imponer cinco veces el
da, y á C. A. Wicklifíe~, Administrador general de correos. veto, solo en quince meses.




) )


•.. ,!




44




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 109


ro en que se omitia la disposicion relativa á
distribuir entre los diversos Estados el pro-
ducto de la venta de tierras públicas. Esto
sucedia en 30 de agosto de 1842.


Mr. rryler propuso otro proyecto de banco
que en su concepto debia facilitar las opera-
Ciones del Gobierno, estableciéndose una


Junta que estuviese en relacion con
1842.


el departamento del Tesoro. El Pre-
sidente calculaba que las acciones serian tan
buscadas por los acreedores públicos, que la
emision ascenderia en poco tiempo á quince
millones de duros, pudiéndose. así facilitar
un aumento de diez millones á los recursos
del Tesoro, sin que esto produjera el menor
gasto. Los informes presentados en ambas
Cámaras favorecian este plan, y se redactó
un bill con el fin de crear dicha Junta, pero
el Congreso creyó conveniente desecharlo.


Antes de cerrarse el Congreso, tuvo que
ocuparse el Senado de la ratificacion del tra-
tado que se llamó de \Vashington. Daniel
Webster era el comisionado por parte de la
Union, y como representante de la Gran
Bretaña, llegó Lord Ashburton á Washing-
ton en 4 de abril de 184.2. Además de la cues-
tion de límites, orígen de tantas polémicas,
debían se resolver otras de no escasa impor-
tancia; una de ellas se referia á la indem-
nizacion por violacion del territorio de los
Estados-Unidos cuando se destruyó la Caro-
lina, y al pago del buque, si no se probaba
que su dueño obraba de consuno con los in-
surgentes de Navy Island; y la otra trataba
del derecho de pesquisa invocado por los cru-
ceros británicos respecto á los buques em-
pleados en el tráfico de esclavos (*).


Cuando Lord Ashburton se encargó de las
(') Este asunto se discutió estensamente entre Mr. Ste-


venson. el ministro americano, Lord Palmerslon y Lord
Aberdeen. Mr. Stevenson dijo que era incuestionable que los
Estados-Unidos no se someterian 'en ningun caso al dere-
cho de pesquisa.


TOMO IIJ.


negociaciones, procedió se con m ucha mas
rapidez y mas satisfactoriamente que otras
veces. El asunto de la Carolina se despachó
al momento, y no tardaron en arreglarse
tambien los demás puntos, que eran la cues-
tion de límites, el derecho de pesquisa, la
estradicion de criminales, y la adopcion de
medidas para suprimir el tráfico de esclavos.


El 9 de agosto de 1842, cuatro meses des-
pues de la llegada de Lord Ash burton, se
terminaron felizmente las negociaciones, fir-
mándose acto continuo el tratado de Was-
hington, por el cual quedó al fin definitiva-
mente fijado el límite entre el Estado de
Maine y las provincias Británicas. Aun cuan-
do se opusieron al principio algunas objecio-
nes por una y otra parte, tanto ingleses como
americanos opinaron que el tratado 1842.
era conveniente. La navegacion del
rio S. Juan se declaró libre, considerándose
como'válidas todas las concesiones de terreno
hechas hasta entonces, y los Estados-Unidos
se obligaron á satisfacer las reclamaciones
que pudieran hacer los Estados de Maine y
Massachusetts.


Por el octavo artículo, estipulába8e que la
Gran' Bretaña y América mantendrian en la
costa de Africa una escuadra con fuerzas
bastantes para hacer respetar respectiva-
mente las leyes y derechos de ambas nacio-
nes en lo tocante á la supresion del tráfico
de esclavos; y por otro artículo acordábase
la mútua extradicion de criminales. El Sena-
do ratificó el tratado por una mayoría de
treinta y nueve votos contra nueve, contán-
dose entre estos últimos el senador Benton, y
el bill correspondiente se aprobó en la si-
guiente legislatura por ambas Cámaras.


Rhode-Island, que aun seguia rigiéndose
por su antigua carta, otorgada por Cár-
los II, espidió una circular en el mes de
enero de 1841 convocando una Convencion


14




· 110 HISTORIA DE LOS CAP.IY.


para el mes de noviembre siguiente, con el que el tratado abrazase todos los puntos que
objeto de hacer una nueva Constitucion para pudieran dar lugar á una desavenencia entre
el Estado, cosa que habia intentado ya en ambos Gobiernos. El territorio de los Esta-
1824 y 1834 sin haberlo podido conseguir. dos-Unidos, llamado comunmente del Ore-
El partido del sufragio, segun se le llamó, gon, que se estiende por el Océano Pacífico, á
compuesto de aquellos que invocaban este los cuarenta y dos grados de latitud Norte,
derecho, sin consideracion al conferido por y parte del cual reclama la Gran Bretaña,
la primitiva carta, que exigia la posesion de empieza á llamar la atencion de nuestros
un terreno evaluado en ciento treinta y cua- compatriotas, y los pobladores que han ocu-
tro duros, celebró una reunion en Providen- pado lo que antes era un páramo, se pre-
cia é hizo lo que se titulaba la Constitucion paran á poblar los vastos distritos com-
del pueblo, Ja cual se ratificó debidamente en prendidos entre Rocky Mountains (Mon-
la manera prescrita. Otra Convencíon, que tañas de roca) y el Océano Pacífico. A fin
se reunió en el tiempo prefijado, hizo tam- de fijar los derechos individuales sobre estas
bien su Constitucion en febrero de 1852; tierras, la sana política aconseja que ambos
pero sometida al pueblo fué desechada por Gobiernos hagan todo lo posible para justi-
una escasa mayoría, y en tanto que el par- ficar sus respectivas reclamaciones.» Esta
tido del sufra,qio nombraba gobernador en fué la primera noticia que se tuvo de aquel
el mes de abril á Tomás W. Dorr, organi- I asunto, aun cuando hacia ya veinte años que
zando su legislatura, el partido de la ley y se habia podid6 tomar en consideracion. por
del orden, segun se le llamaba, elegia gobet- los hombres de Estado, tanto del país como
nador á Samuel W. King, oponiéndose á las estranjeros.
medidas de Dorr y sus partidarios. Todo Al hablar de la hacienda, anunciaba el
esto produjo, . como era natural, una gran Presidente que resultaba un déficit de cinco
escitacion, y ya parecía inevitable una san- millones de duros; aconsejaba al Congreso
grienta lucha, cuando Dorr huyó del Estado, que se corrigieran los defectos de la tarifa;
pero volvió en el mes de mayo de 1843, y se proponia la creacion d~ hospicios; y hacieri-
hizo fuerte con unos setecientos hombres y do 1'01' último, varias observaciones acerca
cinco piezas de artilleríd en una colina situa- del estado aflictivo del crédito público; á con-
da en Chepachet. Inmediatamente 'se reu- secuencia de la sensible quiebra del banco de
nieron algunas tropas; los insurgentes aban- Pennsylvania y de no h3.-ber satisfecho sus
donaron á Dorr, á quien se cogió y acusó de deudas varios Estados, recomendaba el Pre-
traidor, y por último, adoptóse una Consti- siuente que se tomara cuanto antes en con-
tucion nueva. Dorr fué puesto en libertad sideracion este asunto.
en 1845. Los actos de aquella legislatura no tu-


El 5 de diciembre comenzó la última legis- vieron gran interés, ni ocurrió nada nota-
latura del vigésimo séptimo Congreso, pro- ble, como no fuera el debate que suscitó la
cediéndose .acto continuo á la lectura del cuestion del Oregon, á la cual se quiso dar
mensaje del Presidente, en el cual, despues una gran importancia. El Presidente anun-
de felicitarse por la celebracíon del tratado ció al Congreso que iba á entablar negocia-
de \Vashíngton, decia MI'. Tylerlo que signe: ciones con la Gran Bretaña sobre este asnn-
« Seria aun mas satisfactorio para nosotros to, especialmente con el objeto de fijar los




..




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CAP. IV. ESTADos-manos.


límites de cada cual, de la manera mas favo-
rabie; pero entre tanto, presentóse en el
Senado un bill, que se aprobó solo por la
mayoría de un voto, y por el cual se dispo-
nia que los Estados-Unidos tomaran posesion
del territorio disputado toda vez que su dere-


cho era incontestable. La Cámara se
1843.


negó, sin embargo, á intervenir en
este asunto. El 3 de marzo de 1843 se cerró
el Congreso, despues de haber adoptado las
disposiciones necesarias para que el Gobier-
no de los Estados~Unidos se pusiera en rela-
cion con el de China (*), y tambien se
aprobó una acta disponiendo se ensayara el
sistema de telégrafos electro-magnéticos.


Mr. Webster renunció á su cargo en el
mes de mayo, lo cual produjo nuevos cam-
bios en el Gabinete. Las elecciones verifica-
das durante el otoño resultaron en general
desfavorables para el Gobierno, y cuando se
reunió el Congreso vigésimo octavo, en 4 de
diciembre, y aun cuando los whigs estaban
en mayoría en el Senado, la oposicion hizo
triunfar á su candidato para Presidente de
la Cámara, por ciento veintiocho votos.contra
cincuenta y nueve (**). Mr. Tyler demostró
en su mensaje que América tenia derecho á
conservar el distrito de Oregon, pero mani-
festaba que se haria un arreglo satisfactorio


con la Gran Bretaíia. El Presidente
1843. d' 1 .


se esten la uego en mmuciosas ob-
servaciones respecto á la cuestion de Texas;
manifestaba cuál era el estado de la hacien-


(') ¡'¡ombróse eomisioaado á MI'. Caleb Cushing en mayo
de '1843, á fin de que marchara á la China para entablar ne-
gociaciones con aquel GolJierno. Hizolo así, y eonsiguió ce-
lebrar un tratado muy ventnjoso con el Emperador.


C') Los diputados whi,r¡s protestaron cont¡'a el derecho
que alegaban para tomar asiento en la Cámara los miem-
bros elegidos últimamente por New-Hampshire, Georgia,
Mississippi y Missouri, sosteniendo que no se habia hecho la
eleccion segun lo prevenido en el acta del último Congreso.
La mayoria no quiso consentir que se leyese la protesta, y
en su consecuencia tomaron asiento los miembros electos.


da, y recomendaba por último á la conside-
racion del Congreso otros varios asuntos de
actualidad.


Puede decirse sin embargo que durante
aquella legislatura no se hizo cosa alguna
de importancia; apr(jbáronse varias actas ya
discutidas; se votaron algunas cantidades
para mejoras públicas, y se sancionaron
ciertas leyes para administrar los territorios.


Deseoso Juan Tyler de distinguirse por
algun acto á los ojos de sus compatriotas,
habia hecho lo~ mayores esfuerzos para con-
seguir la anexion de Texas, á cuyo efecto se
negoció un tratado en abril de 1844, entre el
SecretarÍo de Estado y los comisionados por
parte de aquella república; pero la


1844. Cámara alta lo desephó en 8 de junio
por treinta ycinco votos contra diez y seis.
Entonces Mr. BeIiton presentó un bill pro-
poniendo ·la anexion de Texas prévio el con-
sentimiento de México, en tanto que el Pre-
sidente remitió un mensaje á la Cámara. en
el cual anunciaba que el Senado no quería
ratificar el tratado, mas decialo de un modo
que se conocia su deseo de que se adoptara
alguna medida para llevar á cabo su pro-
yecto. La Cámara sin embargo no se mostró
dispuesta á complacer al Presidente, y el
senador Benton aprovechó aquella ocasíon
para censurar la conducta de Juan Tyler,
diciendo entre otras cosas: «que los esfuer-
zos del Presidente no tenian otro fin sino el
de atraerse votos para la reeleccion; que
semejante conducta solo podia considerarse
como un {mude, Ó una vil é indi,qna intri,qa
presidencial, fraguada con mezquinos fines,
y que la apelacíon que encerraba el mensaje
de Tyler contra el Senado ~ debia conside-
rarse como una injustificable infraccion de
la Constitucion del país, que merecia forma-
cion de causa (*).»


C) El origen y progreso ae la eslralia Sl)ctu de los ~Ior-




112 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


La Convencion whig se reunió en Balti-/ gislatura en 2 de diciembre de 1844, pro ce-
more en l. o de mayo y eligió con el mayor diéndose desde luego á la lectura del mensaje
entusiasmo para los cargos de Presidente final de Mr. Tyler, que trataba principal-
y Vice-presidente á Enrique Clay y Teodo- mente de la anexion de Texas, sobre la cual
ro Frelinghuysen, en tanto que la Conven- decia: «La gran mayoría del pueblo y de los
cion democrática, que celebró sus sesiones Estados se ha declarado en favor de la ane-
en el mismo punto en 27 de mayo, designó xion, y ya se han comunicado instrucciones
para la Presidencia á Jacobo K. Polk, des- al efecto á los respectivos constituyentes de
pues de varios escrutinios en que figuraron ambas Cámaras del Congreso. Es la volun-
los nombres de Van Buren, Cass, Johnson tad pues de la nacion toda, que Texas quede
.Y Calhoun. Jorge M. DalIas fué inscrito anexionada á la Un ion inmediatamente.»
en lista como Vice-presidente. Mr. Tyler Tyler manifestaba luego cuál era el estado de
obtuvo los votos de algunos amigos suyos la hacienda, anunciando que á fin de año ha·
para la reeleccion, mas reconociendo luego bria en el Tesoro un sobrante de siete mi-
que no debía tener esperanzas, resolvió re- llones de duros, y terminaba su mensaje
tirarse, publicando antes un manifiesto cuyo rogando se le dispensara por haber ejercido
último párrafo decia así: «Apelo á la im- su derecho de imponer el veto, pues es-
parcialidad de la historia contra aquellos peraba haber merecido la aprobacion del
que me han vituperado, en la confianza de pueblo.
que ni mis opiniones ni mis actos merecen El 25 de énero de 1845, la Cámara de Re:
la inbrpretacion que con siniestros fines se presentantes aprobó por ciento veinte VOtOR
ha hecho.» contra noventa y ocho, una série de acuer-


En el Comité de elecciones reinó la mayor dos á fin de que el Congreso consintiera en
animacion y se obtuvo el resultado siguien- reconocer el territorio comprendido en la
te: Mr. Polk y MI'. Dallas alcanzaron ciento república de Texas, declarándolo como Es-
setenta votos (*), y Mr. Clay y MI'. Fre- tado, con objeto de organizar un Gobierno
linghuysen ciento cinco, por cuya razon que- segun la regla establecida, para que pudiera
daron elegidos los dos pr~meros para los ser .lldmitido luego en la Union. Hiciéronse
cargos de Presidente y Vice-presidente. despues las cesiones de terreno en la forma


El Congreso se reunió para su última le- acostumbrada, y se dispuso además que se
organizaran otrós Estados en el mismo ter-


mones, es asunto de que se debe hablar mas estensamente ritorio, segun venia haciéndose cuando se
de lo que nosotros podemos lneerlo aquí. Los actos come-


trataba de una considerable estension. El tidos por Josó Smith en 183~3, con su banda de mil hombres
reclutados en Missouri, y con otros mil que se le agregaron Senado aprobó algunas semanas despues los
en Illinois en 18«1; el asesinato de Smith y su lH,rmano por acuerdos, por veintisiete votos contra veinti-
una turba que asaltó su prision en el mes de julio de 18i4, y
la espulsion y emigracion de tan aborrecida secta, que se cinco, y en l. o de marzo fueron sancionados
refugió en Rocky Mountains, donde aun en 1857 se hallaba por el Presidente.
pronunciada en abierta rebelion y resistencia contra la au- De este modo llegó á ser Texas una parte
toridad, son otros tantos hechos dignos de la atendon del
lector. iEstraño es que semejantes imposturas puedan ha- in~grante de la U nion, sin haberse arre-
llar eco en nuestra época! alado no obstante las diferencias suscitadas


o
(') Los whigs atribuyeron la causa de su derrota al es- con motivo de las reclamaciones v amenazas


candoloso número de votos ilegales que obtuvieron sus ,;
contrarios en diversos puntos del pais. I ele lVléxico. Todos los esfuerzos hechos para




CA.P. IV. ESTADOS-UNIDOS. H3


inducir á esta nacÍon á que se conformara presentó un bill, proponiendo se votasen va-
pacíficamente con las exigencias del caso, rUts canti~ades para hacer algunas obras en
no habian producido resultado alguno, y era los puertos J ríos, bill que retuvo en su po-
por lo tanto de esperar que se rompieran der el Presidente, lo cual equivalía á un
las hostilidades en la frontera sudoeste. En veto; y por últi~o, que el 3 de marzo ter-
~l capítulo siguiente veremos cómo se con- minó sus tareas el vigésimo octavo Congre-
dujo el Gobierno en aquellas circunstancias. so; Mr. Tyler cesó tambien entonces en el


No es necesario hablar aquí de otros ac- elevado cargo que habia entrado á ocupar
tos de la legislatura: nos limitaremos á de- por una de esas contingencias que dependen
dr que se aprobó una ley admitiendo á la mas ó menos de los destinos humanos. El
Florida á formar parte de la Uníon; que se lector podrá juzgar de su Gobierno.




CAPÍTULO V.
t845-1847.


LA ADMINISTRACION DE POLK.


El Presidente Polk.-Su Gabincte.- Juan Tyler y los asuntos de Texas.- El Oregon.-Polémicas.-El Congreso vigésinw
noveno.-El mensaje de Polk.-Dcbates.-Negociaciones con Inglaterra.-El General Taylor en el Rio Grande.-
Principio de las hostilidades.-Declaracion de guerra.-Nuevo bill de tarifas.- Se establece la sub-Tesoreria.-Otros
actos de la legislatura.- Sumario de las actas de la segunda legislatura del vigésimo nono Congreso.-Asuntos de
México.-Plan de campaña.-Taylor en Punta Isabel.-Batalla de Palo Alto.-Batalla de Resaca de la Palma.-Los
mexicanos son rechazados ·hasta el Rio Grande.- TayJor penetra en el Matamoros.- El general Santa Ana.- Apuros
de Taylor.-Avanza sobre Monterey.-Lucha sangrienta.-Toma de Monterey.-Armisticio -El general Wool se pone
en marcha.-Kearney y el ejército del Oeste.-Toma de Nueva-México.-Donithan avanza sobre Chihahua -Hazañas
de Fremont. - Toma de California. - Se censura á Taylor por haber suspendido Jas hostilidalles.- Santa Ana.y su
ejército.-Proyccto de ataque contra México.-Medidas de Scott.-Taylor se detiene en Buena Vista.-Victoria de Tay-
lor.-Su regl'eso á los Estauos-Unidos.


La toma de posesion de Jacobo Polk, un- de Hacienda, y á Cave Johnson, Adminis-
décimo Presidente de los Estados-Unidos, traJor general de correos.
tuvo lugar en 4 de marzo de 1845, y á pesar Ya hemos dicho qué empeño habia tenido
de que el dia estaba bastante lluvioso, asistió Tyler en llevar á cabo la anexion de Texas,
al acto una numerosa ooncurrencia y la ce- y ahora añadiremos que este asunto se activó
remonia fué tan imponente como de costum- en los últimos dias de su Gobierno, y que el
breo El manifiesto inaugural daba á conocer Oongreso no se opuso á que la anexion se
las opiniones del victorioso candidato del hicieI:a por medio de un tratado en la forma
partido demócrata, y hablaba sobre todo de acostumbrada, en cuyo caso habria sido la
la anexion de Texas y de la cuestion del gloria para MI'. Polk y los demócratas, ó
Oregon, asuntos de tanto interés para nues- que se efectuase inmediatamente, á tenor de
tro pais como lo eran las relaciones con Mé- los acuerdos aprobados á fines de febrero.
xico y la Gran Bretaña. Juan Tyler se aprovechó desde luego de la


Mr. Polk eligió acto continuo su Gabinete, oportunidad que se le presentaba, yen 13 dO'
Y prévia la confirmacion del Senado, se marzo despachó un mensajero á Mr. Donel-



nombró á Jacobo Buchanall, Secretario de son, encargado de negocios en Texas, á fin
Estado; á Roberto J. vValker, del Tesoro; á de comunicarle los acuerdos del Oongreso
Guillermo L. Marcy, de la Guerra; á Jorge I para la admÍsion, manifestándole al propio
Bancroft, de la Armada; á Juan Y. Mason, tiempo que el Presidente de los Estados-Uni-






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CAP. V. lUSTORlA DE LOS .I1:STADOS-UNIDOS. 1.15


dos habia optado por la anexion inmediata
en vez de negociarla por un tratado. Como
es de suponer, el partido demócrata llevó
muy á malla conducta observada en aquel
(!aso por el Presidente.


En Texas se reunió entonces una Conven-
don, .Y en 4 de julio de 1845 se aprobaron
los acuerdos, quedando por 10 tanto aquella
república incorporada á la Union. Autorizóse
luego al Presidente, y se le previno no per-
diera tiempo en establecer una línea de
puestos fronterizos, á fin de ocupar militar-
mente todos los puntos que estuvieran es-
puestos en el límite occidental del nuevo
Estado, y al efecto se puso en marcha un
ejército de ocupacion á las órdenes del gene-
ral Zacarías Taylor. El 26 de julio desem-
barcó tambien en Arkanssas Bay otro cuerpo
de tropas de los Estados-Unidos, y en el
mismo día, fué izado por las autoridades y


ondeó por primera vez el pabellon
1845. Americano al estremo Sur de la isla
de San José~ en prueba de que aquel terri-
torio formaba ya parte de la gran república
del Norte.


El general Almonte, ministro mexicano en
Washington, habia pedido sus pasaportes
en 6 de marzo, y á principios del mes si-
guiente, el Gobierno de México se negó á
seguir reconociendo al ministro de los Es-
tados-Unidos, fundándose en que la anexion
de Texas deberia considerarse como un acto
hostil, y que por 10 tanto quedaba entendido
~ue México mantendria su derecho por la
fuerza de las armas. Las cosas quedaron así
hasta el principio de las hostilidades, en 1846.


El asunto referente al territorio del Ore-
gon era el mas importante que se ofrecia
luego á la consideraciondel Gobierno. Ya se
recordará que en 1818 se hizo un convenio
entre los Estados-Unidos y la Gran Bretaña,
para ocupar aquel territorio durante los diez


años siguientes, y que por un segundo con-
trato, celebrado en 1827, se prorogó indefini-
damente este arreglo con la condícion de
que despues del 20 de octubre de 1828, cual-
quiera de las partes que no quisiese conti-
nuar con el convenio, lo anunciaria con doce
meses de anticiparion.


Mr. Polk habia sido elegido con la con-
dicion de que insistiera en obtener como
límite del Oregon la línea que se estiende á
los 54° 40', pero el Presidente creyó de su
deber renovar la proposicion que ya se habia
hecho respacto al límite del territorio de los
Estados-Unidos. En el mes dejulio, Mr. Bu-
chanan hizo proposiciones al efecto á Mr. Pa-
kenham, el mipistro Británico, mas éste las
escuchó de una manera· tan po_co satisfacto-
ria, que en su comunicacion siguiente, y
despues de reasumi r la cuestion tal como la
juzgaba su Gobierno, Mr. Buchanan retiró
sus proposiciones, conservando no obstante
el tono conciliatorio que empleara desde un
principio, y diciendo que el Presidente espe-
raba se arreglasen pronta y amistosamente
las diferencias.


La mayor parte de nuestros lectores, si no
todos, recordará cuánta escitacion produjo
aquel incidente, y á no ser porque la mayo-
ría de nuestros compatriotas deseaba la paz
y el órden, es muy probable que nos habria-
mos vuelto á empeñaren una sangrienta
guerra contra la Gran Bretaña, con perjui-
cio de dos grandes naciones cristianas, las
mas civilizadas del mundo. Afortunadamen-
te habia hombres como Daniel V/ ebster, que
E;jercieron su influencia para efectuar un
arreglo en términos honrosos para ambas
partes, reprimiendo el espíritu mas ó menos
hostil que nos habria lanzado á la lucha por
una causa indigna de nuestros compatriotas.


La legislatura del vigésimo nono Congre-
so comenzó en 1.0 de diciembre de 1845.




H6 HISTORIA DE LOS CAP. V.


Mr. Juan M. Davis fué elegido Presidente el acuerdo autorizando al Presidente para
de la Cámara, y al otro dia se recibió el que, si lo juzgaba oportuno, comunicase lo
mensaje de Mr. Polk, que t.rataba varios resuelto al Gobierno de la Gran Bretaña,
asuntos del mayor interés yespecialmente mas por fortuna, se arregló la cuestion sin
el relativo al Oregon y á nuestras relaciones que se interrumpiera la paz entre las dos


con México. El Presidente recomen- naciones. Manteníase una activa correspon-
1,845. daba además la revision de las tari- dencia entre el ministro inglés en Vl ashing-
fas con objeto de reducir los derechos, abo- ton, y Mr. M'Lane, el ministro americano
liendo el sistema proteccionista; indicaba la en Lóndres, y por fin, ellO de junio, se so-
conveniencia de crear una sub-Tesorería metió al Congreso una proposicion presenta-
para la custodia de los caudales públicos; da al Secretario de Estado por el ministro
recomendaba la aplicacion del vapor á los de S. M. B., que tenia por objeto el arreglo
buques, y terminaba por último su mensaje, de las diferencias suscitadas sobre el Oregon.
haciendo el panegírico de Andrés Jackson Discutida aquella suficientemente, la aprobó
muerto en 8 de julio de 1845. el Senado, el dia 12 por treinta y ocho votos


La cuestion referente al Or~gon se discutió contra trece, y tres dias despues se firmó y
en el Senado al principiarse la legislatura, ratificó el convenio en la forma acostum-
y el general Cass pronunció un discurso en brada.
que indicaba las probabilidades de una guer- Con arreglo á este contrato, quedó ya fi-
ra con la Gran Bretaña. Esteban A. Douglas jado definitivamente ellímit~ entre el terri-
y otros, se espresaron en el mismo sentido torio de los Estados-Unidos y las posesiones
en la Cámara al hahlar del Oregon, y poco Británicas, pero se cedió á Inglaterra la isla
despues el Congreso aprobó un acuerdo que de Vancouver; la navegacion de los estre-
tenia por objeto invitar á la Gran Bretaña á chos de Fuca y del rio Columbia quedó Ji-
resolver el asunto relativo á la ocupacion del bre, tanto para los navegantes ingleses como
territorio en la forma recomendada por el para los americanos, y ambas partes con-
Presidente. tratantes reconocieron los derechos de los


No trataremos de entr[J.f aquí en detalles
acerca de las observaciones que se hicieron
en aquellos violentos yacalorados debates;
nos limitaremos á decir que se trató de esci-
tar las pasiones populares, y á juzgar por
lo que se manifestó en el mismo Oongreso,
era la opinion de muchos que los abusos
y ultrajes de Inglaterra solo podian lavarse
con sangre. Entre tanto habian dado prin-
cipio las negociaciones entre el Secretario
de Estado y el ministro inglés, y se conti-
nuaban con la actividad que lo permitia la
naturaleza de aquel asunto.


El 23 de abril de 1846 se aprobó finalmen-
te en ambas Cámaras por grandes mayorías


poseedores de tierras. Podemos sin embar-
go esperar, como dijo Mr. M'Lane á la Cá-
mara de Comercio de Nueva-York, cuando
regresó de Inglaterra, ti.. que la cuestion de
límites del Oregon, será el punto de partida
de esos ódios inveterados, que segun es noto-
rio, ejercieron siempre su perniciosa in-
fluencia no solo sobre el pueblo, sino sobre-
los Consejos de ambas naciones.»


El General Taylor, jefe del ejército de-
ocupacion en Texas, recibió á principios de-
.1846 órden de dirigirse á Rio Grande, punto
que se reclamaba como límite occidental de}
nuevo Estado, y en su consecuencia, se puso
en marcha en el mes de marzo; llegó á Punta




CAP. V. ES'l'ADOS-UNIDOS. H7


Isabel el 25, y el. 28 acampó frente·á Mata-
moras. Los'mexicanos consideraron aquello
como una invasion de su territorio, y á juz-
gar por lo que dijeron ,se dedujo fácilmente
que no tardarian en romperse las hostilida-
des. En cumplimiento de las órdenes reci-
bidas, Taylor aguardaba á que el enemigo
diese el primer golpe, como en efecto suce-
dió á fines de abril, pues los mexicanos ata-
caron á un escuadron de dragones, cogiendo
prisionero á su jefe el capitan Thornton. En
9 de mayo se tuvo noticia en Washington
de lo ocurrido, é inmediatamente se presen-
tó y fué aprobado un bill, anunciando «que en
vista del acto cometido por la República de
México, quedaba declarada la guerra con los
Estados-Unidos (*), y que se autorizaba al
Presidente para disponer de todas las· fuer-
~as de ·mar y tierra' á fin de continuar
aquella con vigor.» En 13 de mayo apro-
bó Mr. Polk el bit! de guerra, así como
otros por los cuales se concedia una au-
torizacion para llamar á las armas á tres
mil voluntarios, consignándose diez millo-
nes. para los gastos que ocurriesen.


Un nuevo bill de tarifas por. el cual se pe-
dia que se impusieran los derechos ad valo-'
rem en vez de los específicos, fué calurosa-
mente discutido en el Congreso, mas al fin
se. aprobó por ciento quince votos contra
noventa y tres, en la Cámara, y solo por la
may<>ría de un voto en el Sen~do, donde
Mr. Webster se opuso enérgicamente, fun-
dándose en que iba á establecerse una com-
petencia con las fabricaciones .de Europa,
peligrosa para las del pais. Tambien se
aprobó otro bit! que tenia por objeto depo-
sitar los géneros de importacion en alma-


(") Como dice muy bien Mr. ~enton, la verdad de la his-
toria exige se declare que esto no es cierto y que la anexion
de Texas era la verdailet'a causa de la guerra .. Revista de
lQS treinta añ.os. vol, 11, pág. 67S.


TOMO 111.


cenes públicos, -por un tiempo determina-
do ,sin exigirse el pago de derechos hasta
que se sacaran .para el consumo ó la re-
exportaciDn;pero debe,rilos advertir que tanto
el primero como el segundo de es~os .bit!s
produjeron un gran descontento en los ,Esta-
dos.ma!lufactureros, especialmente en Penn-
sylvania, donde se perjudicó mucho al co-
mercio de hierro.


Conforme á las recomendaciones del Pre-
sidente, el Congreso tomó de nuevo en con-
sideracion el proyecto de establecer la sub-
Tesorería,.que se adoptó despues de discutido,
y solo se diferenciaba del propuesto durante
el Gobierno de Van Buren en que se obvia-
ban ciertos inconvenientes. A pesar .de la
oposi~ion . de hombres. como Daniel.'Vebster,
el sistema dé la sub-Tesorería ha continuado
hasta nuestra época.


Habiéndose presentado en la Cámara,
cuando ya iba á terminarse la legislatura,
un bill autorizando al Presidente para que
dispusiese de la suma de tres millones de du-
ros á fin de negociada paz con México, si lo
creia oportuno, David Wilmot, Represen-
tante de Pennsylvania, propuso que se adi-
cionare la siguiente enmienda: «No habrá
esclavitud ni servicio forzoso en ningun ter-
ritorio del continente de América que. se
agregue ó anexione á los Estados-Unidos,
como no se trate del castigo de algun crimen
de que esté convicto el acusado, aun cuando
éste proceda de otro territorio como fugiti-
vo, pues en tal caso se le detendrá, hasta
tanto que le reclamaren las autoridades del
punto de donde se fugó.»


Esta enmienda no se discutió mucho, aun
cuando produjo bastante escitacion; Jos di-
putados del Norte la apoyaron, en tanto que
los del Sur se opusieron á ella, y el resultado
fu~, que despues de l!l0dificar el bill, se re-
mi tió al Senado, pero como no quedaba


15




H8
. l:Is'IOlUA Dt:,LOS CAP, V,


tiempo para los debat~sno sehabló mas del
asunto.


Aprobáronse despues algunas actas preli-
minares para admiti¡; 4 Yowa y Wisc9n.sin
en laU~ion, y por órdenes especiales se dis..,
puso que los Senadores y Representa~tes de
Texas tomaran asiento en el Congreso. El
Presidente impuso el veto á, dos bills; uno re-


ferente á los rios y puertos, y otro en
1846. d" d . . que se pe la una m emmzaClOn para
10fl que habian sufrido pérdidas en el comer-
cio á consecuencia de las espoliaciones de los
franceses. El 10 de agosto, despues de una
legislatura bastante larga, el Congreso dió
por terrn,inadas sus t:;treas.


L.a segunda legislatura del vigésimo nono
Congreso, comenzó en 7 de diciembre dé
"846. El mensaje del Presidente se referia en
particular á la guerra con México, sobre la
cual podia seguramente decirse mucho (*).
Mr. Polk anunciaba que los ingresos del úl-
timo año económico ascendian próximamen-
te á veintinueve millones quinientos mil
duro~, mientras que los gastos apenas pasa-
ban de veintiocho millones, resultando del
balance u.na existencia de nueve millop.es;
la deuda. pública escedia en mucho de veinti~
cuatro millones, de los cuales habia satisfe-
ch9 el Gobierno actual seis millones quinien-
tos mil. El Presidente decia que era preciso
negociar un empréstito de veintitres millo..,
nes de duros, para continuar la guerra 'con
México.


De los asuntos discutidos en aquella legis-
latura, eran los mas importantes el referen-
te á la guerra y el relativo á la enmienda de
Wilmot,. -9.e la cual diremos que si bien fué


e) E~ proyecto de nombrar ·un teniente general, que de-
l.Jia,serlo el coronel Tomás H. Benton, y otros puntos que se
relacionaban con esto, ocuparon principalmente la aten-
cion de la legislatura. Véase la Reuista de los treinta años,
por Benton, vol. I1, págs. 678-9.


aprobada por la Cámara, la desechó el Sena-
do, por cuya razon, y viendo los Repr.esen-
tantes que la Cámara alta .estaba resuelta á.
no ceder, acordó aprobar el biU' sin la en-
mienda. Luego se presentó otro pidiendo se
votaran algunas cantidades, para hacer.obras
en los rios y puertos, pero aun cuando lo
apoyaron ambas Oámaras, no lo sancionó el
Presidente. La legislatura terminó enan de
marzo de 1847.


Entre tanto los asuntos de México iban
siendo cada vez mas graves y empezaban
naturalmente á llamar la atencion de] pue-
blo. Se acababa de destituir á Herrera, y
Paredes habia empuñado las riendas del Go-
bie-noo; Mr. Slidell, el enviado americano,
no pudo conseguir que se le redbiera con su
carácter de diplomático, y segun ya hemos
dicho anteriormente, habia tenido lugar una
colision entre los mexicanos y una parte de
las fuerzas del general Taylor. A fines de
marzo, Paredes anunció: «que no siendo la
paz compatible con el mantenimiento de los
derechosé independencia de la naCÍan,· de-
fenderia el territorio, hasta tanto que el
Congreso nacional declarase en debida for-
ma la guerra á los Estados-Unidos;» y he-
cho esto, espidió varias órdenes en el mes
de abril, yen 6 de julio, el Congreso me·
xicano aprobó el siguiente decreto: «Se auto-
riza al Gobierno- 'para que h3.ga uso de los
medios con que cuenta el pais á fin de re-
chazar la agresion cometida, anunciando
á las naciones amigas las causas justifica-
bles que nos han obligado á defender n ues-
tros derechos, rechazando la fuerza con la
fuerza.»


Como-el Congreso habiaaprobado ya el
bill de guerra, el Presidente y su Gabinete
procedieron acto continuo á trazar el plan
de operaciones contra IY1éxi~o y s~gun aquel,
se acordó organizar el ~jército del Oeste, que




CAP. V. I!STADOS-UNlDOS. HU


á las' órdenes del general; Kearney, debia
marchar desde el fuerte de'Leavenworth, en
el Missouri; contra ,N ueva-México, dirigién-
dose luegohácia el Oeste, á fin de cooperar
con la'flota· eI'lel ataque de California. El
ejército del centro, al mando del general
Wool, invadiria Coahuila y Chihuahua, pe-
ro estas fuerzas deberian coadyuvar en caso
necesario, con el general Scott, á q uiense dió
órden de penetrar én el interior pOl'la línea
ocupada por Tay1.or, á fin de dar un golpe
decisivo para hacer comprender á México que
su verdadero interés estaba en obtener la
paz en los términos que convinieran á los Es-
tados-Unidos.


Como Punta Isabel se hallaba en peligro,
el general Taylor deJó al mayor. Brown en
el campo atrincherado que habia frente á
Matamoros, y marchó á socorrer la guarni-
cion americana. Los jefes mexicanos creye-
ron entonces que aquel era un movimiento
retrógrado; cruzaron Rio Grande con nume-
rosas fuerzas y fueron á ocupar el camino
por donde acababa de pasar Taylor, despues
de lo cual, haciendo jugar las baterías si-
tuadas á la orilla derecha del rio, comenza-
ron á bombardear el fuerte Brown, aunque
sin causar muchos daños. En Matamoros
publicaron luego pomposós boletines, donde
hablaban de sus proezas y de sus hechos de
armas,~ declarando que estaban resueltos á
destruir á-los invasores del Norte.


Taylor, que habia tomado sus posicioneS'
en Punta Isabel de modo que pudiera re-
sistir cualquier ataque, resolvió despues for-
zar la línea del enemigo para ir al socorro
de las fuerzas que habia dejado en Rio
Grande, y al efecto en la noche del 7 de
mayo abandonó á Punta Isabel con un
cuerpo de tropas que no escedia de tres mil
hombres, cuya marcha no podian menos
de entorpecer los numero~os bagajés y carros


llenos de munióiones; que fué preciso tras-
portar.,


El general Arista, con doble numero de
tropas que las de Taylor y doce piezas de
artillería, se habia situado en un pUnto ca-
nocido bajo el nombre de Palo Alto, con sus
dos flancos protegjdos por espesos chaparros
y matorrales, y un cuerpo de reserva en la
retaguardia. A eso de las dos de la tarde pre-
sentáronse los americanos, é inmediatamen-
te comenzaron á jugar las baterías mexica-
nas, á cuyo fuego contestó la artillería 'de
Taylor causando grandes estragos en el ene-
migo. Los mexicanos intentaron entonces dar
una carga de caballería, pero habiéndose in-
troducido entre ellos la cenfusion antes de
aceréarse nuestras', tropas, retiráronse apre-
suradamente, y lo mismo poco mas ó menos
les sucedió cuando quisieron desbaratar el
ala derecha del ejército de Taylor, , pues éste,
}:labia mandado colocar dos pedreros que en-
filando la línea del enemigo les causó gran-
des destrozos.


Despues de dos horas de lucha se suspen-
dió la batalla, y llegada la noche, retiráron-
se ambos ejércitos, aunque sin sepárarse
mucho del lugar de la refriega. Nuestras
pérdidas se redujeron á nueve muertos y cua-
renta y cuatlO heridos, y entre estos últi-
mos está balo mortalmente el intrépido mayor
Ringols, 'quien por desgracia murió á los
pocos dias. Segun los datos oficiales, los
mexicanos perdieron doscientos cincu~rita y
dos hombres, pero COIno Arista abandonó el
campo de batalla llevándose una porcion de
heridos, hay motivos para creer que las pér-
didas fueron mucho" mayores.


El general mexicano, derrotado virtual-
mente, retrocedió entonces hasta el camino
de Matamoros, y al otro dia tomó una fuer-
te posicion' cerca de un barranco llamado
Resaca de la Palma, donde recibió mi Te-




120 HISTORIA DE LOS CAP. V.
fuerzo de dos mil hombres. Tan pronto co- parativos para, pasar el rio, tomó posesion
roo supo esto el general Taylor, puso su' de un pueblo situado en la orilla derecha, y
ejéroito en movimiento, y en la noche del 9, el 17 ya estaba dispuesto á continuar las
de mayo, sus avanzadas eayeron sobre el· operaciones; pero entonces· Arista propuso
enemigo; que tenia preparada una. batería un armisticio para entablar negociaciones
para resistir á nuestras tropas. Una brillan- diplomáticas, á lo cual se negó Taylor,
te carga de caballería dirigida por el capitan quien cruzando el dia siguiente el rio, sin
May, bastó para que los mexicanos abando- encontrar resistencia, penetró en Matamo-
nasen sus piezas, y poco despues qu~daba ros de donde acababan de salir los mexica-
rota su línea por la parte del barranco, en nos llevándose once cañones. Sus pérdidas
tanto que nuestra infantería, atacando á la en esta retirada fueron considerables, aun
bayoneta,. arrollaba al enemigo poniéndole cuando no se les persiguió sino hasta una
en dispersion. Los derrotados mexicanos hu- distancia de sesenta millas. El 19 hizo alto
yeron entonces en todos sentidos; muchos el enemigo en Linares, donde se retiró el
se ahogaron en el rio al tratar de atravesar- mando al general Arista, confiándoselo en
lo, y el campamento, donde se cogieron to- su lugar á Mejía.
do~ 'los papeles de Arista y muchas armas yEl Gobierno de Washington sabia que
municiones, quedó en poder del vencedor. Santa Ana se hallaba en la Habana como re-


Así pues, con una fuerza de poco mas de fugiado, y presumiendo que si se trasla-
dos mil hombres, el general Taylor derrotó daba á México, podria favorecer los designios
completamente al enemigo, aun cuando sus de Mr. Polk y su Gabinete, ó cuando menos
tropas eran tres veces. mas numerosas. En hacer la contra á Paredes y á su Gobier-
esta refriega tuvieron los americanos trein- no, recomendó al Secretario de la Armada,
ta y tres muertos y ochenta y nueve heri- MI'. Bancroft,queespidiese órdenes para que
dos', mientras que la de los mexicanos fué se adrp.itieraáSantaAnaenMéxicotan pronto
mucho mas numerosa. Es muy probable como quisiera ir. En su consécuencia se re-
que si el general Taylor hubiese avanzado, mitió una nota al comodoro Conner, jefe de
habria caido en su pode~ Matamoros, pero la escuadra q ne bloqueaba á Veracruz, en la
se contentó con rechazar á los mexicanos cual se decia solamente: «Si Santa Ana trata
hasta mas allá de Rio Grande, socorriendo de penetrar en los puertos mexicanos, déje-
el fuerte Brown. Este no sufrió mucho á sele el paso libre.» El general no tardó en
causa del bombardeo, que duró desde el 3 aprovecharse de la oportunidad que se le
hasta el 9 de mayo, pues solo hubo un muer- ofrecia; organizó un pronunciamiento contra
to y nueve heridos, pero entre estos últimos Paredes en fin de julio, y en 5 de agosto
contábase el intrépido mayor Brown que por quedó este último prisionero, mientras San-
desgracia falleció á los pocos dias. ta Ana penetraba en Veracruz, donde, olvi-


Durante todo el dia 10, nuestros compa- dando sus promesas y sin cuidarse de lo que
triotas se ocuparon en enterrar á los muer.., el Gobierno americano esperaba de él, re-


tos, en tanto que los mexicanos'se solvió buscar su propio engrandecimiento
184:6.


concentraban en Matamoros, des- poniéndose á la cabeza del ejército para re-
pues de haber hecho el canje de prisioneros. chazar á los insolentes invasores. Hiciéronse
El general-' Taylor, hizo entonces sus pre- nuevas ofertas al Gobierno provisional de




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 121


México para terminar las hos,tiJidades y ne-
gociar la paz, mas la proposicion se comen-
zó á discutir en el Congreso de aquella re-
pública con tal lentitud é indiferencia, que
se reconoció bien pronto que no se queria
acceder á las condiciones propuestas por el
Presidente de los Estados-Unidos y el par-
tido dominante (*).


Hasta mediados de julio no continuó las
operaciones contra México el ejército de ocu-
pacion, mas no por esto permaneció ocioso
el general Taylor, y á fe que el desempeño
de sus funciones fué mucho mas penoso de
lo que en un principio se creyera, pues co-
menzó á reinar tal entusiasmo en el pais, es-
pecialmente despues de las victorias de Palo
Alto y Resaca de la Palma., que acudieron
presurosos á Matamoros un sinnúmero de.
voluntarios, á quienes era preciso organizar
porque ignoraban completamente la discipli-
na y el arte de la guerra. Además de esto,
el intendente del ejército, llamado por prime-
ra vez al servicio activo, no podia atender
debidamente á las demandas del Gobierno, de
los o.ficiales y de los reclutas; pues era nece-
sario reunir inmediatamente todo el material
de campaña., buscar dinero, comprar vapo-
res, construir wagones de tr0>nsporte y dis-
tribuir, en fin, las provisiones de guerra en
el vasto territorio que se pensaba ocupar.


"En.19 de julio. recibieron los americaf\os
órdende avanzar,. y poco despues quedaron
ocupados militarmente Remosa, Camargo,
Mier, y otros puntos importantes de Rio


(') Mr. Benton hace observaciones muy severas acerca
de las intrigas que motivaron la vuelta á México de un hom-
bre tal eomo Santa Ana, y se espresa del modo siguiente:
,,¿Qué podrá decir la historia de la moralidad de semejantes
actos? ¿Qué podrá pensar el mundo cÍel verdugo ue los pri-
sioneros ameriCanos en San Patricio yen" Alamo, del que
derribó el Gobierno republicano, del dictador que aspiraba
al poder Supremo, del hombre en fin que I}.espues de ser
protegido por la Union, solo pensó en satisfacer sus ambi-"
do:;;as mii'as'?)) "Revista de 108 treinta años, vol. II, pág. 682.


Grande, que se hallaban situados en'el ca-
mino de Monterey. El dia 8 de agosto se es-
tableció el cuartel general en Camargo, don-
de se organizó el depósito de víveres por ser
aquel punto el mas conveniente para comu-
nicarse con el rio y recibir refuerzos; y once
dias despues las tropas se pusieron en mar-
cha sin interrumpirla hasta el 13 de setiem-
bre, dia en que llegaron cerca de Papagayas,
donde ya empezaron á descubrirse las avan-
zadas del enemigo, que fué retirándose segun
avanzaban nuestras fuerzas. El ejército de
Taylor se concentró en Rio San Juan, á vein-
ticinco millas de Monterey, el dia 15, yel18
se aproximó á la ciudad.


Situado en la falda de la elevada cordille-
ra de Sierra Madre, cerca del San Juan, que


" .


es un insignificanteriachuelo, y rodeado por
un fértil valle, se halla Monterey, pequeña
poblacion de unas diez mil almas, que viene
á ser el emporio del comercio entre la costa
y el interior. En aquel punto era donde se
hallaba el general Ampudia, á quien Santa
Ana habia conferido el mando con mas de diez
mil hombres, de los cuales siete mil perte-
necian al ejército regular. El general Tay-
101' empezó por hacer un reconocimiento en
los alrededores, á fin de averiguar con qué
fortificaciones contaba el enemigo, y habien-
do resuelto dar un rodeo á fin de cortar las
comunicaciones de ]a plaza con SaltilIo y el
interior, encargó este movimiento al general
\Vorth, quien se situó el dia 20 junto á una
larga cadena de montañas frente á una coli-
na fortificada, conocida con el nombre de
Loma de la Independencia, que: se halla al
Norte del rio, junto á otra llamada Loma de
la Federacion. Establecido en aquel punto,
el general Worth que no queria permanecer
ocioso, intentó luego un ataque contra la
parte oriental de la ciudad, mas aquel se con-
virtió bien pronto en un verdadero asalto




HISTORIA DS LOS CAP. f".'


que dió por resultado la toma del fuerte Te- cantidad de municiones'. Los veneedores dew
nería. A la mañana' siguiente, renovado el bian con'servarel resto del matterial'deguer-
ataque, continuó durante los días 21,22 Y 23 ra y lo demás que coniuviese- la ciudad.
de setiembre, hasta que al fin el 24 capituló Taylor consintió' con menos dificHltad en la
la guarniciono [ suspension de hostilidades, porque Ampudia


La batalla del 21 comenzó con una carga le dijo qUé Santa Ana acababa de anunciarle
de caballería en la parte estrema de la ciu- oficialmente que habia convenido en recibir
dad, cerca del camino de S altillo , y habien- comisi?nados de la Unien ,nombrando otros
do conseguido Worth cortar las comunica- por parte de Méxicoparanegooiar'la paz. Ala
ciones de Monterey con el interior, resolvió mañana siguiente comenzó á avacuarse-la
entonces apoderarse de la fortaleza de Loma plaza, y el 28 de setiembre la ciudad y la
de Federacion, situada al Sur de San Juan, ciudadela con cuarenta piezas de artillería y
lo cual se consiguió aunque no sin una obs- considerable número de pertrechos militares,
tinada lucha, pues los mexicanos se resistie- quedaron en poder de nuestro ejército. Las
ron valerosamente. Durante aquella noche pérdidas del general Taylór,se redujeron á
nuestras tropas atacaron]a Loma de la Inde- .ciento veintinueve muertos y trescientos fle-
p~ndencia, punto que se consideraba como la senta y ocho heridos; entre los mexicanos se
llave de Monterey, y del que se apoderaron á contaron unas quinientas bajas.
poco los americanos. Aunque Ampudia trató Al llegar aquí parécenos conveniente con-
de recobrar la colina en la noche siguiente, ducir al lector á los demás puntos del con ti-
fué rechazado con la mayor energía y tuvo nente donde se continuaba la guerra. Apenas
que retirarse. Al otro dia, los sitiadores avan- se recibió la noticia de haberse roto las hos-
zaron de nuevo desde ambos estremos de la tilidades en Rio Grande, dióse órden al ge-
ciudad, pero nuestras tropas, en vez de ar- neral Wool para que organizara á los YO-'
riesgar su vida en las calles, ocupadas en 1 untarios conforme' á lo dispuesto por 'el
toda su estension por la artillería, y á fin de Congreso, y en su consecuencia á :fin de ma-
evitar el fuego de los tiradores que dispara- yo se puso desde luego en marcha; pasó
ban impunemente desde los tejados de las por Ohio, Indiana, Illinois, Kentucky y
casas, penetraron en estas, y rompiendo ta- Tennessee, en direccion al Mississippí; reu-
biques, abriéronse camino hasta llegar cerca nió á las fuerza-s que allí habia,. .desJ?ues de


I •
de la gran plaza de Monterey. inspeccionarlas debidamente, yen el mes de


Reconociendo los mexicanos que su ciudad julio dispuso'que se incorporaran doce mil
se hallaba en peligro, y temerosos de las con- hombres al ejército. De estos, nueve mil mal'-
secuencias que podrían resultar en el caso charon á Rio Grande para reforzar
d t 11 lt · d d' . '. 1846. e omarse aque a por asa o, propUSIeron á Taylor, y los emás se Irlgleron
en la mañana del 24 de setiembre una capi- á Béjar, en Texas, á fin de ponerse. ~ -las ór-
tulacion, cuyas condiciones se discutieron denes del mismo Wool, que con el ejército
con bastante insistencia, hasta que al fin se del centro, debia marohar sobre Chihuahua.
permitió al general Ampudia evacuar la ciu- Wool salió de Béjarel 20 de setiembre,
liad, y á sus tropas que conservaran sus ar- cruz.ó el Rió Grande' por Presidio el II de
mas sin llevarse mas tren de campaña que octubre, ydespl1es de- una march~ de v~irite
una batería de seis piezas y una suficiente días á través de estrechos desíila'deros é in-




CAP. v. 'ESTADOS-UNIDOS. t23


mensos desiertos, en que hubo de sufrir el
ejército ·las más rudas fatigas, llegó al fin á
Monclova, donde supo por el general Ta.ylor
la toJna 'de Monterey y la celebracion del
armi.sticio con Ampudia, habiéndosele dicho
asimismo que el camino por donde debia mar-
char ,á Chihuahua estaba impracticable, y
que por otra parte, la toma de Nueva-Leon y
Coahuila por Taylor, hacia innecesaria la es-
pedicion contra la última plaza. A consecuen-
cia de estas noticias, las fuerzas del general
Wool se apostaron en Parras á fin de poder
comunicarse con el ejército de ocupacion.


El mando del ejército del Oeste, -organi-
zado principalmente en Mississippí ,se con-
fió.al coronel Kearney, quien hácia fines de
julio, y aun cuando no contaba sino con
dos mil hombres, se hallaba en el fuerte
Bent (Arkansas) dispuesto á marchar contra
Nueva-México. Aprovechando pues la salida
de una caravana de los mercaderes de Santa
Fe, que podian servirle de guia y á los cua-
les dió convoy, Kearney se pum ,en marcha,
y despues de haber sufrido tantos trabajos y
fatigas como los otros ejércitos, llegó por
último á la citada plaza el 18 de agosto. Su
gobernador, D. Manuel Armijo, habia pen-
sado en un principio oponer resistencia, mas
sin duda creyó luego mas prudente abando-
nar la ciudad, y cuatro dias despues, espidió
KeaI'ueyuna proclama en la que anunciaba
que-debiendo considerarse el pais como parte
de los Estados-Unidos, los habitantes esta-
ban en la obligacion de obedecer sus leyes.
Como iodaNueva-México se sometió sin la
menor resistencia, Kearney organizó un
Gobierno territorial con sus correspondien-
tes funcionarios, y marchó sobre Califor-
nia el 25 de setiembre con menos de mil
hO.ID:bres ;' pero despues de haber recorri-
do doscientas milla.s, recibió lln espreso del
capitan Fremont, procedente de California,


y en su vista, envió la mayor parte de sus
tropas á Santa Fe.


A principios de diciembre, salió el coronel
Doniphan de esta última plaza con ocho-
cientos hombres en tres divisiones, á fin de
ir á reforzar á Wool, á quien se suponía en
marcha por el camino de Chihuahua. Como
el jefe americano no conocia aquellas regio-
nes, la marcha fué muy penosa para sus
tropas, mas no desmayaron estas ni un solo
instante; el 21 encontró Doniphan en Bra-
zitos un numeroso destacamento de mexica-
nos, al que derrotó sin dificultad, y el 27
penetró en Paso del Norte, donde tuvo que
permanecer un mes sin hacer nada, espe-
rando siempre noticias. del general Wool.
A últimos de febrero d~ 1847, Doniphan salió
de El Paso, y el 28 descubrió al enemigo en
las inmediaciones de Rancho Sacramento,
cerca del rio del mismo nombre. El arrojo é
impetuosa bravura de las tropas americanas
facilitó la victoria; el enemigo dejó en el
campo trescientos muertos y otros tantos he-
ridos, y se le cogieron cuarenta prisioneros y
una porcion de pertrechos de guerra, mien-
tras que Doniphan solo tuvo un escaso núme-
ro de muertos y ocho heridos. Chihuahua ca-
yó en poder de Doniphan en l. o de marzo, y
despUéS de haber permanecido seis semanas
en este último punto, ,se puso de nuevo en
marcha y llegó al campamento del general
Ta.ylor, cerca de Monterey, á fines de mayo
de 1847 ("').


El capitan Fremont emprendió la marcha
en la primavera de 1845 seguido de algunas
fuerzas con objeto de cruzar las montañas y
penetrar en el interior de California; mas
como este oficial pertenecia á la brigada topo-
gráfica, su espedicion tenia mas bien un
carácter científico. El 29 de enero de 1846,


(') Véase la alocucion que dirigió Benton á las tropas de
Doniphan, Revista de los treinta años, vol. n, págs. 684-88.




124 HISTORl A DE LOS CAP.V.


llegó Fremont á las cercanías de Monterey
(California), donde obtuvo permiso del gober-
nador mexicano, De Castro, para buscar for-


raje y víveres. Cuando se hallaba
tSi6. d' f t d d t l' . d' 18 ru an o e es a lCenCIa, es eClr,
en marzo de 1846, algunos pobladores ame-
ricanos notificaron á Fremont que De Castro
se preparaba para atacarle bajo el pretesto
de que, en vez de ocuparse de una mision
científica, trataba de promover una insur-
reccion. Fremont no pensó ya entonces sino
en su propia defensa; tomó posicion en una
montaña frente á Monterey, y á la distancia
de treinta millas de este punto; fortificóse lo
mejor que le fué posible, izó el pabellon de
los Estados-Unidos, y rodeado de sus hom-
bres, en número de sesenta y dos, aguardó
la llegada del general mexicano. Habiendo
permanecido en esta posicion, desde el 7 al
10 de marzo sin que le molestara De Castro,
Fremont continuó luego su marcha hácia el
Oregon, donde fué atacado por algunos in-
dividuos, quienes, segun se dijo despues,
habian sido enviados por De Castro; enton-
ces supo que el general mexicano estaba re-
suelto á perseguirle, y en su consecuencia
retrocedió con 'objeto de tomar parte en el
ataque de California, ~irigiéndose al efecto á
Sacramento, mientras el teniente Gillespie
( que se habia unido á Fremont con algunos
marinos en el mes de mayo) remontaba el
rio á fin de cooperar con la flota. Fremont
comenzó sus operaciones, capturando un dia
doscientos caballos, y apoderándose otro de
Sonoma; poco despues derrotó á un escua-
dron de setenta dragones,' y habiendo reu-
nido bajo su bandera á unos doscientos hom-
bres, en su mayor parte pobladores ameri-
canos, proclamó en 5 de julio la república en
Sonoma.


El comodoro Sloat, jefe de la escuadrilla
de observacion, habia recibido al principiarse


la guerra órden de apoderarse de San Fran-
cisco; pero antes de que hubierá~rminado
sus preparativos, es deci:r el 7 de junió~ tuvo
conocimiento de las batallas de Palo. Alto y
Resaca de la Palma, yal dia siguiente se
hizo á la vela para Monterey. Sin mas que
algunas proclamas en español é inglés,publi-
cadas en 7 de julio, es decir dos dias despues
de la llegada de !i'remont, MoIiterey se ha-
llaba en su poder, y el dia 9 lo estaba: tam-
bien San Francisco, por cuya razon el como-
doro anunció que California debia conside-
rarse como una parte de los Estados-Unidos.
Stock ton sucedió á Sloat en el mando," y ha-
biénd<?sele agregado Fremont, entraro.n el
12 de agosto en la ciudad de los Angeles,
que acababan de 'abandonar tes americanos.
Stockton tomó poses ion del pais, dél que
nombró gobernador á Fremont, y de este
modo la conquista de California, así co~o la
de Nueva-México, se llevó á cabo sin que ni
un solo hombre perdiese la vida en batalla
campal (*).


Volvamos ahora al general TaylQr: ya
hemos dicho anteriormente que- el coman-
dante general habia convenido en una sus-
pension de hostilidades en la persuasion de
que el Gobierno de México se hallaba dis-
puesto á negociar la paz bajo condiciones
aceptables para los Estados-Unidos, y que
estos aplaudirian su conducta. Sin embar-
go, no sucedió aSÍ, y como dice muy bien
Mr. Mayer: «ansioso el Gobierno de la
Union de alcanzar nuevas victorias, ó deján-
dose dominar por la opinion pública, no
aprobó el proceder de Tay1or, á quien no
obstante elogiará el historiador imparcial.,.
e) Véase lo que dice Mr. Denton sohre la conducta del


Consejo de guerra con el coronel Fremollt, á principios del
año 1848. Rev~sta de los treinta añ08,yol.n, págs. 715-19. Es
cosa que merece la atencion del lector, y que le dará á cono-
cer todos los asuntos relativos á 'California y á la' guerra con
México.




CAP. v. ESTADOS-UNIDOS. 125


Así pues, acabóse el armisticio de Monte-
rey y habiendo sabido el general americano,
en 25 de noviembre, que Tampico estaba
ocupado por las fuerzas navale~ de los Esta-
dos-Unidos, dejó á Vlorth y Butler en Mon-
terey y Saltillo, y á mediados de diciembre
marchó á Victoria, capital de Tamaulipas,
donde pensaba concentrar una parte de su
ejército.


Mientras que Taylor se hallaba ocupado
en esta espedicion, notificóle Worth que
Santa Ana estaba haciendo preparativos para
espulsar á los americanos de México, y que
despues de haber reflexionado sobre las pro-
babilidades que resultaban á su favor, habia
resuelto adoptar aquella política mas popu-
lar en México, que era la de resistir la agre-
sion de los Estados-Unidos. Así, pues, en
San Luis de Potosí, que es el corazon de
México, y en todo el camino alto que se
estiende desde Montorey hasta la capital, se
habia concentrado un cuerpo de ejército de
veinte mil hombres, ansiosos de lucha y
confiados en la victoria. Los escasos desta-
camentos americanos no hubieran podido lu-
char seguramente contra semejantes fuerzas,
pero vVool recibió órden de unirse con \Vorth
en SaHillo, y viendo Taylor que no era pro-
bable se atacase á este punto, mandó al gene-
ral Quitman que marchase con los volunta-
ri03 á Victoria, donde llegó él mismo en 4
de enero de 1847.


El Gobierno entretanto se convenció de que
se hacia preciso cambiar el plan de operacio-
nes contra México, pues no era probable que
el proyecto de ataque combinado por Taylor
produjera buen éxito, y como, siendo nues-
tros buques dueños del mar, era fácil desem-
barcar un ejército en cualquier punto de la
costa que pareciese mas con~eniente para las
operaciones, se resolvió tomar á Vera cruz y
marchar desde allí sobre la capital. Trazado


TOMO UI.


este plan, llamó se al general Scott, y hácia
fines de noviembre se le nombró general en
jefe del ejército americano en México para
que llevase á cabo este nuevo programa de
ataque.


Scott se dedicó con la mayor actividad á to-
mar todas las disposiciones necesarias antes
de salir de los Estados-Lnidos, y entre otras
cosas escribió inmediatamente al general
Taylor, diciéndole que se veria en la doloro-
sa precision de privarle de las mejores tro-
pas que tenia á sus órilenes porque junta-
mente con las de vVorth, Patterson, Twiggs
y Quitman, debian marchar á Veracruz, de
modo que se dejaba á Taylor para que se
arreglase como pudiera contra el proyectado
ataque de Santa Ana y el grueso de las fuerzas
del ejército mexicano. Taylor no contaba
sino con cuatrocientos setenta y seis hom-
bres de tropas regulares, incluso la artillería
y caballería, y cuatro mil doscientos quince
voluntarios, cuyas fuerzas debian hacer
frente al ejército de Santa Ana, compuesto se-
gun él mismo dijo, de veinte mil soldados.
Parece no obstante que al darse la batalla
de Buena Vista, habian tenido ya los mexi-
canos tres ó cuatro mil bajas por enferme-
dades y deserciones; mas aun admitiéndolo
así, eran aquellos tres veces mas numerosos
que las tropas de Taylor, y entre sus filas
figuraban todos los veteranos y el mejor jefe
que se conocia en el pais.


El general americano habia avanzado has-
ta mas allá de Saltillo por el camino de San
Luis, mas cuando hubo llegado á un punto,
conocido con el nombre de Agua r\ueva, y su-
po con qué fuerzas contaba el enemigo, resol-
vió retroceder hasta un lugar cercano á la
hacienda de Buena Vista, que se llamaba la
Angostura. El camino en aquel sitio atra-
vesaba una cadena de montañas, hallándose
defendido al Oeste por profundos barrancos


Hi




t2G HISTORIA DE LOS CAP. V.


cortados por torrentes invadeables, y al Es-
te por un estrecho sendero rodeado de pre-
cipicios en cuyo fondo se deslizaban rápidas
corrientes en ciertas estaciones del año. Al
general Woolle llamó la atencion aquel si-
tio, juzgándolo muy á propósito para hacer
una buena defensa, y Taylor confirmó su
opinion eligiéndolo sin vacilar para esperar
allí á Santa Ana.


El ejército mexicano no estaba lejos, y
desde el 21 de febrero, nuestros compatrio-
tas tomaron sus disposiciones para hacerle
frente en tanto que el jefe mexicano destaca-
ha dos mil ginetes al mando del general
Mii'í.on, para que dando un rodeo sorpren-
diesen la retaguardia de nuestras tropas,
amenazaran á Saltillo y cortasen la retira-
da. El general U rrea, por otra parte, debia
marchar por el Oeste, con unos mil hom-
bres á fin de cooperar con Miñon. Taylor
habia levantado en el ínterin una batería de
ocho cañones al mando del capitan \Vas-
hington, dispuesta de modo que dominase
el desfiladero, y por el lado de los torrentes
mandó colocar dos piezas apoyadas por su-
ficientes fuerzas de infantería á las órdenes
del capitan Bragg, repartiendo el resto de
sus tropas convenientemente en los' demás
puntos. El capitan Sherman se encargó de
la reserva con dos piezas y alguna caballe-
ría; á Warren y Webster se les confió la de-
fensa de Saltillo y un reducto que habia allí
cerca, y para defender el tren de campaña y
los bagajes, se destinó un cañon con dos
compañías de tiradores. Así pues, las esca-
sas fuerzas de Taylor quedaron aun mas
reducidas por haber sido preciso repartirlas
en los diversos puntos por donde podria ata-
car el enemigo.


El jefe mexicano dividió su ejército en tres
columnas; la primera debia apoderarse de
la batería mandad'l por \Vashington, fo1'-


zando la línea, y las otras dos comhinadas,
recibieron órden de atacar á Taylor. Los
mexicanos contaban además con veinte ca-
ñones de diversos calibres. Antes de comen-
zar el ataque, Santa Ana envió un parlamen-
tario al general Taylor, asegurándole que
si intentaba resistirse seria destruido com-
pletamente, é intimándole la rendicion, pro-
posicion que por supuesto no quiso escuchar
el heróico Taylor.


La batalla comenzó en la tarde del 22 de
febrero, y prosiguió la lucha hasta el ano-
checer, hora en que Taylor se trasladó á
Saltillo para socorrer aquel punto en caso
necesario, mientras el general Santa Ana tra-
taba de escitar el ardor de sus tropas ha-
ciendo que se t.ocase una música guerrera.
El ataque se renoyó al amanecer del 23 de
febrero, y aunque el enemigo se batia con
el mayor encarnizamiento, nuestros compa-,
triotas sostuvieron el choque con sin igual
bravura. No entraremos aquí en detalles;
consúltense los historiadores de la guerra de
MéxicQ, y se reconocerá que solo merced al
inflexible valor, á la perseverancia é intre-
pidez de nuestras tropas, se podia hacer
frente y aun derrotar á un ejército como el
del general Santa Ana. En un principio,
cuando la caballería mexicana atacó la línea
izquierda de los americanos, pareció imposi-
ble no perder la jornada, pero en aquel mo-
mento volvia Taylor de Salti1lo; su presencia
infundió nuevo vigor á las tropas; los im-
petuosos tiradores del Mississippí rechaza-
ron valerosamente al enemigo, y la artillería
jugó con tan admirable acierto que los mexi-
canos no pudieron seguir avanzando y se
ganó la batalla. Cuando llegó la noche se
hallaba el campo cubierto de cadáveres, y
Ta,ylor y sus tropas esperaban con la mayor
ansiedad á que amaneciese para renovar
la pelea, lo eual no tuvo efecto, porque




CAP. V. ESTADos-mnDOS. 127


Santa Ana se retiró el 2-1: con todas sus tropas.
La retirada de los mexicanos fué desastrosa


en estremo, pues á cada instante tenian que
abandonar algunos de sus enfermos, heridos
y moribundos, á pesar de no verse persegui-
dos por los americanos, que muy pocos en
número, y rendidos además de cansancio,
solo podian ocuparse en enterrar á los muer-
tos y cuidar de los heridos. El total de las
pérdidas por nuestra paHe se redujo, en las
tropas regulares, á ocho muertos y cincuen-
ta y tres heridos, y entre los voluntarios á
doscientos sesenta y cuatro de los primeros
y trescientos treinta y cinco de los segun-
dos; los mexicanos tuvieron unas dos mil
quinientas bajas entre muertos y heridos sin
contar, segun lo dicho por ellos mismos,
que en la retirada perdieron diez mil q ui-
nientos hombres. Cierto es que se apodera-
ron de tres cañones durante la batalla, pero
fueron derrotados de una manera desastro-


hacer segun el nuevo plan de operaciones,
y por lo tanto en el mes de noviembre, con-
fió el mando al general \V 001 y llegó el pri-
mero de diciembre á N ueva-Orleans, donde
se le recibió con el mayor entusiasmo, pues
la voz del pueblo no dejaba de elogiar su
bravura y su pericia corno genera].


No cabe duda que las eminentes cualida-
des de Taylor y las grandes disposiciones
de que dió prueba durante sus campañas en
México, fueron principalmente un motivo
para recomendarle el partido whig como
candidato á la silla presidencial, pues era
seguro tambien que el voto popular ..estaria
á su favor. Su profundo talento, su firme-
za, su escelente carácter y sus opiniones
políticas, sin contar su brillante reputacion
como bravo general, hacian esperar que
podria obtener la victoria en la gran lucha
política que se acercaba, y muchos miraban
al héroe veterano como al futuro Presiden-


sao Hácia mediados de marzo quedaron res- te. Sus cartas al hablar sobre este asunto,
tablecidas las comunicaciones entre los ame- revelan su esquisito tacto y el deseo de ser·
ricanos, yen poder de nuestras tropas toda vir á su pais en cualquier cargo que tuviera
la frontera Norte de México. que desempeñar, obedeciendo á la voz de sus


El general Taylor no tenia ya mucho que compatriotas.
¡




CAPÍTULO VI.
'1847-1849.


FIN DE LA ADMINISTRACION DE POLK.


El ger.eral Seott en Veracruz.-llambardeo de la ciudad y castillo.-Marcha á México.-Batalla de Cer!".:> Gordo.- Seott y
el ejército en Perote.-La mision de N. P. 'frist.-Los mexieanos hacen esfuerzos para defender su capital.-Planes
de Santa Ana. - Batalla de Contreras. -Armisticio de Tacubaya.-Resultado.-Asalto de Molino del Rey y Casa Mata.-
Toma de Chapultepec.- Triunfo de las armas americanas.-Entrada en México.-El coronel Childs en Puebla.-Es
atacarlo por Santa Ana.-Disensiones entre Seott y sus oficiales.-Negociaciones para la paz.-Estracto del tratado de
Guadalupe Hidalgo.-Reflexiones sobre la guerra de México.- Se reune el Congreso en Diciembre de 18í7.-El mensa-
je de Mr. P.:>lk.- Muerte de Juan Quincy Adams.-EleccioIl de candidatos para Prcsiden~ y Vice-presidente.- Taylor
y Fillmorc quedan elegidos.-Segunda legislatura riel trigésimo Congreso.- Ultimo me'ft"saje de Mr. Polk.-Deseubri-
miento de la rcgion del oro.- California y Nueva-México.- Aprobaeion de aetas.-Convencion de los miembros del Sur
para tratar sobre la eselavitud.-Proyeetos de comunicacion con la costa del Pacifico por la via-férrea.- Fin de la.
a¡lministracion de MI'. Polk.


Tan pronto corno fué nombrado Scott gene-
ral en jefe del ejército de México, apresuróse
á encargarse del mando de la espedicion, y
á su llegada á Tampico, activó cuanto le era
posible las operaciones militares, espidiendo
desde luego varias órdenes.á fin de reprimir
los abusos y actos de violencia que se habian
permitido algunas tropas sin que se les cas-
tigase. Segun ya hemos dicho, tambien lla-
mó á todas las tropas' regulares del general
Taylor y ti, un gran número de voluntarios,
á fin de aumentar en lo posible sus fuerzas,
y fiado en el apoyo de su Gobierno comenzó
las operaciones con el mayor celo y como
convenia ti, un militar tan distinguido.


Lobos, pequeña isla situada al Sur de
Tampico,. ti, unas ciento veinticinco millas
de Veracruz, fué el punto designado para
reunirse todas las fuerzas que debian esten-
derse por la costa, lo mas cerca posible de la


capital, y á prinClplOs de marzo de 1847,
hallábanse ya en aquel punto doce mil hom-
bres y una flota de ciento sesenta y tres
barcos para trasportar al ejército y todo el
tren de campaña. El 7 de marzo se efectuó el
embarque, y dos dias despues saltaron todas
las tropas en tierra sin que se perdiese un
solo hombre, ocupando la isla de Sacrificios,
la mas pr'óxima á Veracruz. El dia 18, y
despues de haber intimado la rendi-


. l' d d . 't'l 1.84:7. ClOn de a CIU a , aunque mu 1 men-
te, Scott fijó un breve plazo para que saliesen
de aquella todas las mujeres y niños, así
como tambien los cónsules estranjeros, y el
22 comenzó el bombardeo, no sin haber inti-
mado antes la rendicion por segunda vez.
Auxiliado por la flota, que cooperaba admi-
rablemente con las fuerzas de tierra, Scott
estuvo lanzando por espacio de cuatro dias
y cuatro noches un torrente de hierro sobre




/
/




· ,




CAP. VI. . HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 129


la ciudad, y tan espantoso era el fuego, que
bien· pronto quedó casi convertida en un
monton de ruinas, sin contar que murió mu-
cha gente.


Durante aquel bombardeo, cayeron sobre
la ciudad tres mil bombas de noventa libras
cada una, y otras tantas balas de cañon. La
guarnicion mexicana, que habia en la ciudad,
compuesta de unos tres mil hombres, y de
otros mil que defEmdian el castillo de San
Juan de Ulloa, desplegó gran valor en su
resistencia, pero no contaban con una arti-
llería que pudiese competir con la nuestra y
hubieran necesitado una fuerza mucho mas
numerosa para servir las baterías de la ciu-
dadela. En la tarde del 24 los cónsules inglés,
eip_añol y francés dirigieron una nota al ge-
neral en jefe rogándole que suspendiera las
hostilidades el tiempo suficiente para que sus
respectivos compatriotas pudieran alejarse
de la plaza con sus mujeres é hijos, pero el
general Scott se creyó en el deber de negar
esta peticion fundándose para ello en que ya
habia concedido un plazo razonable antes de
comenzar .el bombardeo para que abandona-
sen la plaza todas las personas neutrales,
incluso las mujeres y niños mexicanos, y que
no habiéndose hecho caso de su intimacion,
no se creia en la obligacion de conceder otra
tregua. Diríase que semejante medida era
demasiado rigurosa, y muchos historiadores
de la guerra de México la han censurado
severamente, pero otros muchos, sin embar-
go, opinan que Scott obró como debia, y que
no se le puede tachar por su conducta. De la
gl1arnicion de la plaza resultaron cuatro-
cientos muertos y seiscientos heridos, y tam-
bien perecieron de cuatrocientos á quinientos
habitantes. Despues de algunas negociacio-
nes, fijáronse los artículos de la rendicion, y
el 29 de marzo fueron entregados al ejército
vencedor la ciudad y el famoso castillo de


San Juan de Ulloa, juntamente con todo el
material de guerra, pero se dispensó la nece-
saria proteccion á los habitantes.


El general Worth fué nombrado interina-
mente gobernador de Veracruz, y tan pronto
como el general Scott hubo adoptado sus
disposiciones para que continuara el comer-
cio del puerto, emprendió de nuevo la mar-
cha, en 8 de -abril, en direccíon á la ciudad
de México, y llegó el 14 con la mayor parte
de su ejército á Plan del Rio. Allí


1.847.
supo que Santa Ana, despues de reu-
nir el mayor número de fuerzas posible, habia
tomado posicion mas allá de Jalapa, en un
punto llamado Cerro Gordo, resuelto á opo-
nerse al paso de los americanos, y en su
consecuencia apresuró üi marcha por el
camino mas recto á fin de impedir cualquie-
ra dilacion que pudiera ser perjudicial.


Despues de practicados varios reconoci-
mientos á fin de averiguar cuáles eran las
fuerzas del enemigo, resolvió Scott abrir un
paso á través de los espesos chaparrales que
se estendian á su derecha, á fin de aproxi-
marse al flanco izquierdo del enemigo que
obstruia el camino principal; y con el objeto
de ocultar este movimiento, diósc órden en
17 de abril al general Twiggs para que ata-
case un puesto fortificado que estaba casi en
frente de las trincheras. El coronel Harney,
con algunas fuerzas de infantería y artille-
ría, consiguió al poco tiempo apoderarse de
aquel punto, é hizo colocar un par de caño-
nes en la eminencia que le dominaba á fin
de hostigar al enemigo. A primera hora de la
mañana siguiente se pusieron en movimiento
las columnas de ataque para asaltar la línea
de los mexicanos; la brigada de Pillow, que
cayó sobre el ala derecha de los enemigos,
fué rechazada, mas entre tanto, la division
de Twiggs desbarataba el centro, apoderán-
dose delas fortificaciones, y la de Riley ponia


1 ., :..~ '.




130 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


en dispersion el grueso de las fuerzas mexi- xico las negociaciones tan pronto como se
canas, valiéndose de sus propios cañones tuvo noticia en \Vashington de la victoria
para hacer fuego sobre ellas cuando huian. de Oerro-Gordo. Esta detencion, sin embar-
La brigada de Shield, por su parte, se apo- go, perjudicó en gran manera á la moral y
deraba de la batería con que hubieran podido á la salud del ejército, pues los hospitales
proteger su retirada los mexicanos, impi- se llenaron de enfermos de tal modo que lle-
diendo así que se rehicieran. gó á figurar como baja la cuarta parte del


Los americanos tuvieron sesenta y cuatro ejército, y las deserciones fueron mucho
muertos y trescientos cincuenta y tres he- mas frecuentes y numerosas que en ninguna
ridos; las pérdidas de los contrarios no se otra ocasiono No entraremos en los porme-
supieron nunca; pero nuestros compatriotas nores de las diferencias que se suscitaron
cogieron tres mil prisioneros entre los cua- entre el general en jefe y el Gobierno de
les se contaban cuatro ó cinco generales y \Vashington con motivo de haberse. propues-
otros tantos abanderados, habiéndose apo- to reemplazar á Scott con un teniente ge-
derado asimismo de cuarenta y tres cañones. neral; ni es necesario tampoco hablar aquí
El mismo Santa Ana pudo escaparse con difi- de la mision de Mr. N. P. Trist á quien
cultad y llegar á Orizaba, donde se ocupó nombró el Presidente comisionado con ple-
con la mayor actividad en reunir fuerzas nos poderes para negociar la paz con Méxi-
suficientes para oponerse á la marcha de cOi los historiadores de la guerra, RipIe,)',
Scott luicia la capital., Mansfield y otros, suministran cuantos de- .


Conseguida aquella victoria, el ejército si- talles pueda apetecer el lector.
guió avanzando sobre Jalapa y Perote, que Reforzado al fin convenientemente, aun
se entregaron sin disparar un tiro; en Ama- cuando quedaban ochocientos hombres en
zaque atacó Santa Ana á los americanos mas los hospitales, el general Scott emprendió la
sin conseguir resultado alguno, y el 22 de marcha en 7 de agosto con direccion á la
mayo se apoderó de Puebla el general \Vorth capital de México, y á los cuatro dias llega-
en tanto que las tropas mexic~nas se retira- ron las primeras avanzadas á Ayotla, pueblo


ban á la capital. Esta continuacla situado á quince millas de la ciudad de los
1847.. . 1 . derrota, despues del desastre de Cer- Motezumas. ReconocIéndose uego, sm em-
ro-Gordo encendió de nuevo en México la bargo, que por aquel camino era México inac-
llama de la revolucion, y las diversas faccio- -cesible, se abrió otro al Sur del que conducía
nes que se agitaban en aquel desgraciado á Veracruz, y entre el 15 yel 18, dejando
pais solo podian convenir en un punto, es atrás los lagos Ohalco y Xochimilco, el ejér-
decir, en que era preciso resistir á los inva- cito llegó á San Agustin, situado en el ca-
sores hasta el último trance, y en que no . mino de Acapulco y distante solo ocho
seria posible la paz mientras permaneciese millas del punto, objeto de aquel largo via-
el enemigo en el territorio mexicano. je. Nada podria probar mejor la desmorali-


El cuartel general del ejército se estable- zacion y abandono de aquel Gobierno, que
ció luego en Puebla, donde permaneció Scott el hecho de haber visto que solo once mil
hasta primeros de agosto, tanto para reu- hombres de nuestras tropas avanzaban por
nir todas sus tropas como porque el Gobier- un pais tan favorable para el sistema _de
no americano habia renovado con el de Mé- guerrillas, sin que hubieran bastado los es-




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 1:U


fuerzos de los mexicanos para oponerse á la
marcha de nuestro ejército.


Oomo era de suponer, los mexicanos no
perdonaron esfuerzo alguno para defender
su capital. En todos los caminos cercanos se
levantaron baterías y fortificaciones, y la
ciudad estaba materialmente circunvalada
por los atrincheramientos. El enemigo no
contaba sin embargo con suficiente artillería,
ni disponia tampoco de mas de veinte mil
hombres, si bien es cierto que aun· le queda-
ba el recurso de aprovechar los servicios de
otros diez mil de la milicia. De todos modos,
debe convenirse (segun lo confesó el mismo
Santa Ana despues de haber perdido la bata-
lla) que los planes del jefe mexicano estaban
mejor combinados que otras veces, pues su
designio era retroceder ante Scott, á fin de
atraerle al terreno donde mejor le convenia
dar la batalla, para dominar con el número de
sus tropas al reducido ejército de los invaso-
res. El no haber cumplido el general Valen-
cia con las órdenes que se le dieron, descon-
certó completamente el plan del enemigo.
Este ,oficial, que ansiaba sin duda ser el
primero en atacar á las tropas americanas,
olvidando del todo sus deberes como subor-
dinado, sin tener en cuenta las consecuencias
de su imprudencia, dejó su posicion de 00-
yoacan en Santo Angel, y avanzó hasta
Contreras, por otro nombre Padierna, en
cuyas alturas se atrincheró sin recibir órden
alguna de Santa Ana, y hasta sin consultarle
antes de efectuar el movimiento. De este
modo debilitó las fuerzas que debian impedir
el paso á Scott, y además no pudo oponerse
á la marcha de aquel á causa de la natura-
leza del terreno.


Habíase considerado sin embargo mas
conveniente disponer de las fuerzas de Va-
lencia, y por lo tanto, \Vorth, marchó con
Harney y su caballería para amenazar á San


Antonio, mientras la division de Pillow,
compuesta de las brigadas de Pierce y Oad-
walader se 'dirigia contra Oontreras, atrave-
sando el Pedregal, sendero casi impracticable,
donde habia abierto un camino la division de
1'wigg.


En la tarde del 19 de agosto llegaron estas
dos divisiones hasta dar vista á los cañones
de Valencia, á cuyo fuego contestaron las
pequeñas baterías de montaña de Magruder
y Oallender, en tanto que nuestras tropas se
estendian hácia la deracha de tal modo que
apoyadas por la infantería de Morgan y los
voluntarios de Shields, que acabíl.ban de lle-
gar como refuerzo, pudieron apoderarse de la
ranchería conocida con el nombre de Ansal-
do, amenazando así interceptar las comuni-
caciones de Valencia. Terminado el breve
combate que tuvo lugar, y que se suspendió
principalmente á causa de la oscuridad y de
la lluvia, el general Persifer F. Smith pro-
puso un plan para atacar la posicion de Va-
lencia, y Lec, capitan de ingenieros, marchó
inmediatamente arrostrando el agua, que
entonces caia á torrentes, para consultar
con el general Scott, quien aprobó desde
luego el proyecto. A eso de las tres' de la
madrugada del 20 de agosto, la brigada de
Riley, seguida de las de Cadwallader y
Smith, se puso en marcha silenciosamente,
y al salir el sol llegó á una eminencia situa-
da á espaldas de la po sic ion que ocupaban
los mexicanos, desde donde pudiel'on atacar
con tal ventaja al enemigo, que á los diez y
siete minutos se apoderaron de los atrinche-
ramientos. Scott, habia dispuesto que la
division Twigg atacase las obras del centro,
J mientras se hacia así, la brigada de Smith
derrotaba á un cuerpo de la caballería mexi-
cana, en tanto que Shields, no solo tenia en
jaque á las demás fuerzas, sino que cogiauna
porcion de prisioneros. En esta brillante




132 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


accion solo tomaron parte cuatro mil qui- tres muertos y ochocientos sesenta y cinco
nientos americanos; el enemigo contaba con heridos, mas debe advertirse que aquellos
seis mil hombres, y es de advertir que á combates fueron los mas sangrientos á la
pesar de hallarse Sant.a Ana muy cerca con par que los mas decisivos.
doble número, no pareció dispuesto á tomar Obtenido este resultado, todo parecia fa-
parte en la refriega. vorable para entablar negociaciones de paz


Ni fué esta decisiva vicioria el único hecho en términos aceptables para los Estados-
de armas de aquel dia. Mientras las divisio- Unidos. El general Scott permaneció en su
nes de que hemos hablado, peleaban en la cuartel general de Tacubaya, distante solo
izquierda, el general Worth, merced á un tres millas de México, y arregló un armisti-
hábil y atrevido movimiento, consiguió for- cio á fin de dar tiempo á que se celelJrase un
zar la posicion que ocupaba el enemigo en tratado, dejando entrever la alternativa de
San Antonio, avanzando luego sobre otra un próximo asalto, que ninguno dudaba ob-
fortificacion situada á la cabeza del puente tuviese buen éxito. El general americano de-
de Cherubusco, hácia donde se dirigian tam- seaba tambien dar algun descanso á sus tro-
bien las demás divisiones procedentes de Con- pas fatigadas á consecuencia de una marcha
treras. Pierce y Shields cruzaron el rio por un penosa y de repetidos combates, y por espa-
puente que habia á la izquierda, y cayeron cio de algunos dias, despues del 24 de agos-
sobre las tropas de Santa Ana; Twiggs atacó to, los comisionados nombrados por ambas
y tomó las fortificaciones que habia al rede- partes hicieron lo posible por conciliar las
dor de la iglesia de San Pablo, y las tropas cosas de modo que se pudiera celebrar 184
de \Vorth y Pillow secundaron el movimien- ~ un tratado. Sin embargo, prescin- 7.
too En todos los puntos se batian las tropas diendo de que Scott estaba resuelto ti obtener
con inusitada furia, pero una vez mas quedó todo cuanto esperaba su pais, los mexicanos
demostrado que las tropas mexicanas no po- no sabian cómo proceder, pues no solo era
dian luchar con ven.,ja contra los soldados I su deseo que no apareciese que se habian so-
de la Union; nuestros compatriotas triunfa- metido, sino que, divididos entre sí por sus
ron en todos los puntos. y los intrépidos opiniones y sus ideas, no podian convenir en
dragones fueron picando la retaguardia al una línea de política que satisfaciese el objeto.
enemigo hasta las mismas puertas de la Mr. Trist, cuyas enojosas diferencias con el
ciudad. general Scott parecian olvidadas, trató de
~o tenemos suficientes datos para apreciar cumplir con las instrucciones de su Gobier-


con exactitud las pérdidas de los mexicanos no, mas el resultado demostró que no se podia
en aquellos sangrientos combates, pero de- confiar en Santa Ana ni conocer sus propó-
bieron ser muy considerables, pues baste sitos, yen resúmen diremos, que fracasaron
decir que se -cogieron mil seiscientos prisio- todos los esfuerzos hechos para celebrar la
neros entre los que se contaban tres genera- paz satisfactoriamente. El general mexicano
les, y asimismo se apoderaron nuestras queria sin duda probar snerte una vez mas
tropas de siete piezas de artillería ,una gran en una decisiva batalla con los victoriosos
cantidad de municiones y unos mil caballos mvasores.
ó mulas. En las batallas del 19 y 20 de Parece que el general Santa Ana se habia
agosto tuvo el general Scott ciento treinta y ocupado con la mayor actividad durante el




CAP, VI. ESTADOS-UNIDOS, 133


armisticio en aumentar sus fortificaciones,
á pesar de haber estipulado no hacerlo así,
y además se supo que se habian fundido va-
rias campanas de las iglesias para haeer ca-
ñones, reuniendo luego los restos dispersos
del ejército con objeto de presentar otra vez
la batalla. Entre tanto el general Scott no
permaneció ocioso: habíase ocupado en or-
ganizar perfectamente sus tropas, utilizó la
artillería cogida al enemigo y aumentó sus
municiones de guerra, ya muy exhaustas,
sin cuidarse no obstante de fortificar su po-
sicion, puesto que su objeto, dado el caso de
no negociarse la paz, era ponerse desdelue-
go en marcha para atacar al enemigo.


Como habian pasado ya dos semanas sin
que hubiera probabilidades de celebrar un
tratado, el general Scott notificÓ á Santa Ana
en 6 de setiembre que no ignoraba habia in-
fringido las condiciones del armisticio, y que
esperaba una esplicacion antes de las doce
del dja siguiente, pues de lo contrario decla-
raria terminada la suspension de armas, á


fin de continuar las hostilidades. Por
1847. 1 t' . 'b" 1 d' ,.,


. a contes aClOn , que se reCl 10 e la, ,
aceptábase la última alternativa, y se anun-
ciaba que el jefe mexicano queria probar for-
tuna una vez mas. Antes de llegar la noche,
Scott habia trazado ya su plan de ataque.


Habiendo averiguado que la, parte occiden-
tal de la ciudad parecia menos fortificada
que la del Sur, Scott resolvió dirigir por
aquel punto su ataque, pero en aquella línea,
hallábanse tres posiciones; el Molino del
Rey, la Casa Mata y ChapuItepec. El prime-
ro era una especie de castillo situado en una
altura, y que en circunstancias ordinarias
hubiera exigido un sitio en regla para tomar-
lo, pero conociendo el yalor de su gente, y la
insuficiencia del enemigo, 8cott resolvió apo-
derarse de aq uella posicion por asalto y dió
sus órdenes al efecto.


TOMO IJI,


A eso de las cuatro de la madrugada del
8 de setiembre la division del general \Yorth
se situó convenientemente en los puntos cle-
signados, y tan pronto como amaneció, Hu-
guer mandó romper el fuego sobre el molino
con sus cuarenta y cuatro cañones, á fin de
apoderarse de una betería avanzada del ene-
migo, empresa que llevó á cabo el mayor
\Vright con tal arrojo é intrepidez, qve ti.
pesar del terrible fuego dirigido contra la
columna de ataque, á pesar de que los mexi-
canos se batían con el furor de la desespera-
cion, y aunque de los catorce oficiales ame-
ricanos, cayeron once en el.campo de batalla,
se tomó el Molino, y los cañones que allí se
hallaban sirvieron para hacer fuego á Jos
fugitivos; que atropellados y en el mayor
desórden se refugiaron en los otros fuertes.
Entre tanto, la brigada de Garland, soste-
nida por la artillería de Dru~ atacaua la
izquierda del enemigo, situada cerca del Mo-
lino, y despues de un obstinado combate le
obligó á dejar su posicion á la vista misma
de Jos cañones de Chapultepec. La artillería
americana se apostó luego junto al Molino y
causó grandes destrozos al enemigo.


Mientras se atacaba de esto modo el cen-
tro y el ala izquierda de los mexicanos, la
batería de Duncan hacia fueao sobre la de-o
recha, y el coronel M'Intosh recibió órdeu
de atacar aquel punto. La CasaMata, sin em-
bargo, era un edificio de piedra rodeado rle
bastiones, fosos profundos yatrincheramien-
tos, desde donde hicieron los mexicanos un
fuego mortífero sobre nuestras tropas hústa
que estas llegaron al parapeto que rodeaba
la ciudadela. Una vez en aquel sitio, y á fin
de evitar el fuego de los cañones, tuvieron
que retirarse á la izquierda de la artillería
de Duncan, donde acabó de formarse la co-
lumna para yolver al asalto.


La caballería mexicana intentó un ataque
17




HISTORa DE LOS CAP. VI.


-contra el ala izquierda de los americanos,
pero fué rechazada por la artillería y por los
dragones, mientras que las demás tropas,
~onducidas por el mayor Buchanan y el capi-
tan M'Kenzie, por una parte y los capitanes
Anderson y Ayres por otri.l.., acababan de des-
.alojar al enemigo del Molino del Rey. En-
tonces se llevaron todos los cañones á Casa
Mata, que evacuaron muy pronto los mexi-
canos, no pudiendo resistir el fuego destruc-
tor de nuestras tropas. Los jefes enemigos
intentaron dos veces reunir á sus soldados á
fin de recobrar las posiciones perdidas., mas
hubieron de retroceder ante nuestra artille-
ría, y á las nueve de la mañana ya se habia
acabado la batalla.


El general Scott no creyó conveniente
continuar la victoria persiguiendo al enemi-
go, aun cuando \Vorth le rogó que se lo
permitiese, y habiéndose volado la Casa Ma-
ta, volvieron las tropas á Tacubaya á fin de
prepararse para la batalla del dia siguiente.
Las fuerzas americanas que tomaron parte
en aquella sangrienta refriega no escedian
de tres mil cuatrocientos cincuenta hombres,
mientras que los mexicanos contaban lo me-
nos con diez mil, y se hallaban protegidos
por imponentes fortificaciones. Nuestras pér-
didas , entre ~uertos y heridos, fueron muy
considerables, pues hubo cerca de ochocien-
tas Lajas, incluso cincuenta y nueve oficia-
les; las de los mexicanos no se pudieron ave-
riguar, pero debieron sertambien numerosas,
y únicamente se supo que habian muerto
dos generales.


De esta batalla no debian esperarse gran-
des resultados, j por lo tanto el general
Scott hizo con la mayor actividad sus pre-
parativos en el momento mas oportuno. Du-
rante la noche del 11 y todo el dia siguiente
se levantaron tres baterías; el general Pil-
low, tomó de nuevo posesion del Molino del


Rey, y el dia doce comenzó el bombardeo de
la fortaleza de Chapultepec mientras ~e di-
rigia un ataque simulado contra las garitas
de San Antonio y Niño Perdido. En la ma-
ñanadel 13, tomadas ya todas las medidas
necesarias entre el general en jefe y sus ofi-
ciales, se prosiguió el bombardeo con mas
vigor que antes, hasta que á eso de las ocho,
cesó repentinamente el fuego de las baterías,
debiéndose esto á que la division de Pillow,
abandonando su posicion y despues· de ven-
cer la resistencia que ofrecia el enemigo en
sus obras avanzadas, subió rápidamente la
colina en cuya cima se elevaba Chapultepec,
mandó aplicar las escalas á la fortaleza, y
penetró por último en las fortificaciones ar-
rollándolo todo á su paso. Quitman, Shields
y Smith avanzaron al mismo tiempo por la
parte sudeste de la colina, y aun cuando
tuvieron que vencer algunas dificultades y
les molestaba mucho el fuego del enemigo,
llegaron á la fortaleza á tiempo para ayudar
á tomarla. Chapultepec se 'lió asaltada por
todos los puntos á la vez; los oficiales en-
cargados de pegar fuego á las minas, fueron
muertos antes de que pudieran aplicar la
mecha, y aunque la guarnicion se defendió
obstinadamente, luchando cuerpo á cuerpo
con sus enemigos, todo fué inútil, y los que
sobrevivieron, incluso su jefe el general
Bravo, quedaron prisioneros.


Mientras proseguía el combate alrededor
de Chapultepec, el general Worth avanzó
por el acueducto de San Cosme en direccion
á México, y el general Quitman, por su par-
te, despues de la toma de la fortaleza, se
dirigió hácia la garita de Belen, ahuyen-
tando á su paso á los fugitivos. El nutrido
fuego que se hacia desde las casas y calles
de San Cosme detuvo la marcha de \Vorth,
pero llegada la noche se apoderó del pueblo,
en tanto que Quitman se posesionaba de la




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS.


garita á pesar ue la resistencia que se le
opuso, situándose luego bajo los mismos ca-
ñones de la ciudauela.


El resultauo final no era ya dudoso, y por
lo tanto, Santa Ana y sus oficiales se reunie·-
ron en consejo para acordar lo que conven-
dria hacer en aquel estado de cosas. Lo mas
urgente era retirarse al momento, y con-
vencido de ello, el general mexicano puso
en libertad á todos los criminales que habia
en las cárceles, con el objeto de molestar
mas al enemigo, y marchó por el camino
de Guadalupe Hidalgo. Esta retirada, segun
dice Mr. Meyer, tuvo lugar á media noche,
y poco despues se presentó al general Scott
una diputacion del Ayuntamiento para anun-
ciarle que el Gobierno federal y las tropas
habian huido de la capital, y que por lo' tan-
to se esperaba que el general americano
concederia una capitulacion en favor de los
ciudadanos y de las autoridades municipa-
les. 8cott rehusó acceder á ]a peticion, y ha-
hiendo contestado que nq admitia otras con-
diciones sino las que' él impusiera, dió
órde:t:t ue avanzar á Quitman y \Vorth, pre-
viniéndoles que ocuparan los principales
puntos de la ciudad.y se resguardasen de
una traiciono En su consecuencia, Worth
fué á situarse en la Alameda; Quitman ade-
lantó hasta la gran Plaza, enarbolando lue-
go el pabellon americano en el palacio na-
cional, y á las nueve de la mañana 'del 14
de setiembre, el general en jefe, rodeado de
su brillante estado mayor, pasó por delante
de la gran catedral y del palacio entre las
aclamaciones de entusiasmo de su valeroso
ejército~ cuya prudencia é intrepidez habia
asegurado el triunfo de las armas ameri-
canas.


En estos últimos y decisivos combates re-
sultaron ciento treinta muertos y setecientos
heridos, pero los mexicanos quedaban der-


rotados completamente. El ejército del ge-
neral Scott, que ascendia á once mil' hom-
bres cuando salió de Puebla, quedaba ya
reducido á poco mas de la mitad á conse-
cuencia de los combates, de las enfermeda-
des, de las deserciones y de haber sido ne-
cesario guarnecer algunos puntos; pero los.
mexicanos en cambio, habian perdido mas.
de.siete mil hombres, sin contar cuatro mil
prisioneros que se hallaban en poder del ven-
cedor. Nuestras tropas se apoderaron tam-
bien de mas de veinte banderas y estandar-
tes, setenta y cinco cañones, veinte mil
fusiles y una considerable cantidad de mu-
niciones de guerra.


Oon esta última ygloriosa victoria quedaba
virtualmente concluida la guerra con México r
:tun cuando hubo algunas otras escaramuzas
en diversos puntos. Ya hemos dicho que antes
de marcharse, habia puesto Santa Ana en li-
bertad á todos los presos de las cárceles, los
cuales se entregaron por espacio de dos ó tres
dias al robo y al asesinato. Ouando nuestras
tropas abandonaron la gran plaza para alojar-
se en las casas de la ciudad, aquellos bribones
tuvieron la osadía de hacer fuego á los ame-
ricanos desde los tejados de las casas y desde
las ventanas, pero la parte sensata de los ha-
bitantes prestó voluntariamente sus auxilios á
Scott á fin de reprimir aquella insurreccion
de asesinos, mas temible para el pueblo que
para los americanos, y así pudieron adop-
tarse tan enérgicas medidas al publicar la
ley marcial, que al momento se ahuyentó á
los bandidos. El general Quitman fué nom-
brado luego gobernador de la ciudad, y bajo
su administracion se vió aquella mas pacífi-
ca y segura que lo habia estado hacia mu-
chos años. La contribucion que se impuso no
escedió de ciento cincuenta mil duros, cuya
cantidad se invirtió en su mayor parte en
la compra de mantas y zapatos para la tro-


~ ,:~~\f>,.--
I!~Y.~~
Ji i = ~i)




136 HISTORIA DE LOS CAP. VI.
pa, y todo 10 necesarIO para los heridos.


El coronel Childs habiaquedado en Pue-
bla cuando el general Scott marchó á la ca-
pital, y solo contaba con cuatrocientos hom-
bres útiles, pues mas de mil ochocientos se
hallaban en los hospitales. Conservábase
sin embargo el órden, pero á poco se reci-
bieron noticias falsas de 10 ocurrido en Moli-
no del Rey, y al momento se amotinó el pue-
blo y el general Rea,reuniendo acto continuo
unos tres mil hombres, sitió á los america-
nos. El 22 de setiembre, el general Santa
Ana, que al huir de l\Ir.xico habia convocado
al Congreso en Querétaro, resignando la
presidencia en el jefe de justicia Peña y Pe-
ña, marchó tambien hácia Puebla, lo cual
hizo ascender á ocho mil el número de los
sitiadores, quienes no perdonaron esfuerzo
alguno por espacio de seis dias y noches pa-
ra desalojar á los americanos. El general
Lane que se hallaba en Veraeruz, y el ma-
yor Lally en Jalapa, tuvieron bien pronto
conocimiento do este hecho, y atravesando
entre las infinitas cuadril1as de guerrilleros
que infestaban al pais, cayeron sobre 8anta
Ana, quien habia avanzado ha.sÜt Huamantla
para salides al encuentro, y en 9 de octubre,
aun cuando solo contaban eon mil hombres,
derrotaron aljefe mexicano despues de un obs-
tinado combate. El dia 13 I1egaron los ameri-
canos á Puebla, y todo mudó_de aspecto: por-
que Rea se retiró á Atlixco perseguido por
Lane, quién se apoderó de este último punto,
despues de una hora de cañoneo, en la noche
del 19 de octubre. Las pérdidas de los ame-
ricanos en estos últimos combates fueron de
cien hombres entre muertos y heridos, mas
se puso en dispersion á los guerrilleros y se
restablecieron las comunicaciones desde la
capital al mar.


Las fuerzas navales americanas se ocupa-
ban entre tanto en varias espediciones, prin-


cipalmente en el Pacífico. Guyamas cayó en
poder del capitan La.vallette en 20 de octu-
bre, pues la guarnicion y el gobernador,
abandonaron aquella plaza que no pudo re-
cobrar luego el enemigo aun cuando~lo in-
tentó; Mazatlan quedó ocupada en 10 ele no-
viembre pOl~ el comodoro Shubrick, quien se
propuso establecer desde allí una línea de
comunicaciones con los generales Scott y
Taylor; y 8an BIas, 8an José, Mulejé, San
Antonio y Todos Santos, fueron tambien el
teatro de combates y escaramuzas que inva-
riablemente terminaron con la victoria de
nuestros compatriotas.


Sometida la ciudad de México, y no siendo
ya probable una resistencia armada, solo
faltaba negociar las condiciunes de la paz en
la forma que exigieran los Estados-Unidos.
Los esfuerzos de Mr. Trist, no habían prc-
ducido resultado alguno, segun ya hemos di-
cho, ni con el armistieio de Tacn'baya se
consiguió tampoco lo que esperaba el gene-
ral 8cott. Poco despues de ]a toma de Méxi-
co, Mr. Trist trató de sondear á Peña para
saber ]0 que pemabaacerca de las negociacio-
nes de ]a paz, pero hasta fines de octubre no
dió á conocer aquel sagaz político sus opi-'
niones, habiendo manifestado entonces por
conducto de su ~ecretario D. Luis de la Ho-
sa, que deseaba cesaran las hostilidades.
Cuando Anaya se encargó de la presiden-
cia, y Peña y Peña no era sino un miembro
del Gabinete, espresó el mismo deseo, y á
fines de noviembre ofreció nombrar comisio-
nados con el objeto de negociar la paz; pero
al mismo tiempo y como quiera que el Pre-
sidente de los Estados-Unidos recono(;iese
por el resultado del armisticio de Tacuhaya,
queMr. Trist no alcanzaria probablemente
un éxito satisfactorio, envió una órden para
que volvier¿1. El general 3cott, á quien se
acataba de auforizar rara que obrase como




..




\
/




CAP. VI . ESTADOS- UNIDOS. '137


.comisionado, notificó el hecho al Gabinete


.de México, y al mismo tiempo previno á
rrrist que anulase toda negociacion empeza-
.da, y se llevara á Washington cualquier tra-
tado que hubiera concluido. Trist recibió á
poco otra órden de su Gobierno que le lla-
maba de nuevo, 'pues parece que no satisfa-
cía á nadie su conducta, mas á pesar de esto,
tal era el deseo de Trist de alcanzar la glo-
riade celebrar el tratado de paz, que se
aventuró á permanecer en México como co-
misionado de América.


En tal estado de cosas, llegal'on á ser no-
torias las disensiones entre los jefes ameri-
canos. El general 8cott disputó sériamente
con tres de sus inmediatos subalternos, y á
tal punto llegó la discusion que puso arres-
tados al general Pillow, á quien Mr. Trist
consideraba como un enemigo personal, y al
general \Vortk, á quien los corresponsales
de los periódicos habian ensalzado por su in-
trepidez y bravura. No entraremos ar¡uí en
los pormenores ue esa polémica porqn0 eS de-
masiado reciente para que nos atrevamos á
juzgarla, aun cuando tuviésemos datos para
hacerlo (*).


Entretanto MI'. Trist continuó sin auto-
rizacion alguna con sus negociaciones yen
2 de febrero de 1848, completóse el tratado
de Guadalupe Hidalgo, que fe firmó en el
mismo dia en la ciudad de este nombre, por
MI'. Trist., de parte del Gobierno americano,
aun cuando habia cesado de representarle, y
en nombre del Gobierno de. México~ que puede
decirse no existia! atendida la perturbarion


(') El mayor Riplcy consagra muchas páginas á disculir
este asunto, opinando, segun lo que se desprendia de los
procedimientos del consejo tIe guerra reunido en marzo y
julio .le t8tO, que el verdadero orígcn de aquella disputa,
provenia de las sospechas é injustos recelos del general en
jefe; y dice además que á los. ojos del ejército y del pais,
se dió un escándalo sin que IlULies(~ la menor necesidad
de eH? GW!j'/\l de jl{,;.dco, vol. lI, p;·lg. 362.


que dominaba en el pais, por D. Luis G. Cue-
vas, D. Bernardo Conto y D. Miguel Atris-
tain. Dicho tratado constaba de veintitres
artículos y uno secreto adicional, segun el
cual se estipulaba que la ratificacion por
parte del Gobierno de \Vashington, podría
diferirse cuatro mases mas de lo que se esti-
pulaba por los otros artículos; las principa-
les condiciones eran las siguientes: el resta-
blecimiento de la paz, y la cesion, no so~o de
Texas, sino tambien de Nueva-México y de
la alta California á los Estados-Unidos, pré-
vio el pago de quince millones de duros, de-
biendo asimismo satisfacerse tres millones
doscientos cincuenta mil duros por las recla-
maciones que contra el Gobierno de México
presentaban los cilldadanos de la Union.
Estipulábase además que se reprimirian los
abusos de los indios en la frontera oel ~orte.


Este tratado se remitió inmediatamente á
\Vashington, y á pesar de haberse nego-
ciado sin la debida autorizac:on ~ Mr. Polk
lo envió acto continuo al Senado, donde des-
pues de algunos debates, ratiticóse con algu-
nas alteraciones, devolviéndose el 10 de
marzo. El Congreso de México ratificó tam-
bien en 30 de mayo, y en el verano de 1848
volvieron á su pais nuestras valerosas tro-
pas. El Presidente proclamó la paz el 4 de
julio de 1848 (k).


Mr. Benton hace en su Revista de los
treinta aFtas, algunas interesantes observa-
ciones acerca de la guerra de México y de
la negociacion que medió para celebrar el
tratado de paz, y dice entre otras cosas lo
siguie!lte: «No hay duda que los que sirvie-
ron bien al Gobi~rno en la guerra contra
México fueron muy mal recompensados; Tay-
lor, vencedor en Palo Alto y Resaca de la
Palma, en Monterey y en Buena Vista, solo


(') En el apéndice del presente capitulo se reproduce ('1
. tratado de paz con México y la proclama del Presidentc,




HISTORIA DE LOS CAP, VI.


recibió una reprension i 8cott, que habia
allanado los obstáculos para celebrar la paz
sometiendo á -los mexicanos, fué sustituido
por otro jefe en el ejército; Fr~mont, que
b-abia cQnseguido arrancar á California de
las manos de los ingleses para dársela á los
Estados-U nidos, tuvo que comparecer ante
un consejo de guerra, y por último, Trist, á
quien se debia la cdebracion del tratado,
quedó destituido (*).»


La guerra de México, sin embargo, por
mas que sus resultados lisonjearan el orgullo
nacional do nuestros compatriotas, da lugar
ü muchas y graves reflexiones. Cierto es que
nuestras valerosas tropas tuvieron una opor-
tunidad de probar una vez mas su arrojo é
intrepidez, y que conducidas por sus enten-
didos jefes 1 fué su marcha una série de con-
tinuadas victorias; es verdad que se adqui-
rieron grandes estensiones de territorio, y
(Iue ademüs de Texas, Kueva-México y.Cali-
fornia llegaron á formar parte de los Estados·
1) nidos, hahiendo figurado desde entonces
nuestra nacion entre las primeras potencias
del mundo, pero tambien debemos pensar en
lo que costó aquella guerra, no solo en dine-
ro, sino en hombres, que es lo mas sensible.
En cuanto á lo primero, no es de gran im-
portancia, pues por el territorio nuevamente
adquirido solo se pagaron veinte millones de
lluros, mientras que los datos estadísticos
demuestran que el total de gastos para el
sostenimiento del ~jército y ]a armada y las
pensiones concedidas, no escedió de ciento
cincuenta millones; pero aun cuando dicha
cantidad sea considerable, esto no tiene gran
importancia para una nacion de tan vastos
recursos como la nuestra. Lo que mas debe
lamentarse. es que aquella guerra costara
tanta sangre: el número de tropas regulares


e) Revista de [()s (¡'einta años, por Benton, vol. 11, pági.
Ila il!.


que marcharon á ~léxico ascendia á veinti-
siete mil quinientos hombres, y á setenta y
un mil trescientos el de los voluntarios, com-
poniendo un total de noventa y nueve mil
hombres; ahora bien: de éstos, unos cua-
renta mil se retiraron ó fueron dados de baja~
cuatro ó cinco mil desertaron, y las pérdi-
das, por muerte en los combates, por enfer-
medad ú otras causas, no bajaron de veiIlti-
cinco mil hombres! Fácilmente comprenderá
el lector cuántos sufrimientos, cuántas mise-
rias y aflicciones y cuántos males resultarian
de aquella sangrienta guerra que causó tan-
tas víctimas. A_ los futuros historiadores
les corresponde hacer sus observaciones
sobre la moralidad de aquella terrible lucha
demostrando si Dios, en sus altos fines,
habria dispuesto que por ella se obtuviesen
grandes resultados para la civilizacion y el
progreso de la humana raza (*).


Terminada esta larga digresion, hablare-
mos de los asuntos de nuestro pais: el vigé-
simo nono Congreso se cerró, segun ya he-
mos dicho, en 3 de marzo de 1847, y poco
despues comenzó sériamente la lucha polí-
tica entre los miembros de la Cámara. El
resultado de las elecciones demostró que las
medidas del Gobierno de Mr. Polk le habian
hecho perder la popularidad con que contaba
en un principio, debiéndose esto principal-
mente á que mientras unos Estados se mos-
traban opuestos á la guerra con México, otros
se hallaban resentidos por haberse desechado
la tarifa que les favorecia, y de este modo al
abrirse la legislatura del trigésimo Congreso,
se reconoció desde luego que, aunque en el
Senado dominaba aun la democracia, la ma-


(') Cuando aun no se habia resuelto la cuestion de nues-
tras relaciones con México, el venerable Alberto Gallatin
publicó un interesante folleto tituhldo La. paz con Méxic(), el
cual recomendamos al lector. Mr, G. habia dado antes a luz
otro con el título de Guerra con Méxic(), que se distingue por
el mismo espíritu de modcracion, ju,ticia y franqueza.




GAP. VI. EST A DOS-UNIDOS.


yoría de la otra Cámara estaba en OpOSl- de duros, y aun mucho menos sí se adopta
ClOno la última medida indicada.»


Esto se vió claramente cuando se trató de El Presidente decia luego que la tarifa era
€legir el Presidente de la Cámara en 6 de tan beneficiosa como establecer la sub-teso-
diciembre de 18-1:7, pues Roberto C. Wint- reria, y al hacer sus observaciones sobre
hrop, 'whig de Massachusetts, obtuvo el car- este punto espresábase en los términos si-
go al verificarse el tercer escrutinio, por una guientes: «Mientras las operaciones finan-
mayoría de ciento diez votos contra sesenta cieras del Gobierno se han practicado con
y cuatro, que alcanzó Linn Boyd, principal tanta regularidad como sencillez bajo este
candidato democrático. sistema, ha producido un buen resultado en


La mayor parte del mensaje de Mr. Polk, lo tocante á impedir á que circule con esceso
trataba de -la guerra con México, y habia el papel emitido por los bancos. Al exigirse
tambien un párrafo muy interesante, en el que los pagos al Gobierno se hagan en oro ó
que se recomendaba el establecimiento de, plata, el principal objeto es evitar que los
tribunales leg~lmente autorizados para cas- bancos emitan billetes que representan una
tigar á los ciudadanos de los Estados-Unidos, cantidad desproporcionada con el valor del
mientras no se interrumpiesen las amistosas metálico que tienen en sus cajas, lo ,cual es
relaciones con aquella importante nacion. El causa ,de continuos apuros atendido que los
Presidente hablaba luego de ciertos tratados poseedores del papel tienen siempre derecho
con la Sublime Puerta, Trípoli ~ Tunez y á exigir el descuento en la forma prevenida.
l\IMruecos, los cuales solo esperaban la san- Conviene, pues, que los bancos hagan sus
cion del Senado, manifestando al propio operaciones conservándose en los límites de
tiempo que las relaciones diplomáticas con la prudencia, á fin de que siempre puedan
los Estados del Papa exigian ciertos gastos satisfacer las demandas y nunca se vean en
á que era preciso atender. la precision de suspender sus pagos, per-


Los ingresos en el Tesoro durante el año diendo de este modo su crédito.»
que concluia en junio de 1847, habian ascen- Además de estos asuntos, el Presidente
dido á veintiseis millones trescientos cua- recomendaba á la atencion del Congreso los
renta y seis mil setecientos noventa du- referentes al Gobierno del territorio del Ore-
ros, pero los gastos no bajaban de cincuenta gon, á la Armada, á los buques de vapor y
y nueve millones quinientos mil, siendo la al servicio de correos, y terminaba su este n-
deuda pública de cuarenta y cinco millones so mensaje, recordando los sabios consejos
seiscientos sesenta mil duros. « Si la guerra de Washington, respecto á la desunion, é
con México continúa. decia el Presidente, invocando al rrodopoderoso para que ilumi-
calcúlase que hasta 30 de junio de 1849, se nase á los Consejos de la patria.
necesitará negociar un empréstito de veinte Sentimos decir que no se hicieron grandes
millones quinientos mil duros, dado el caso cosas en aquella legislatura, principalmente
de que no se impongan derech9s sobre el té á causa de la escitacion política que predo-
y el café y se gradúen los precios de las tier- minaba, por hallarse ya muy cerca el dia de
ras públicas, ni se apele á una contribucion la eleccion presidencial. La enmienda de
militar en México; pero si se hiciese lo pri- \Vilmot se volvió á discutir con el mayor
mero, bastará negociar diez y siete millones empeño cuando se presentó el bill referente á




140 HISTORlA DE LOS CAP. VI.
establecer un Gobierno territorial en el Ore-
gon, pero como la Cámara se negó á tomar
en consideracion el último, el Senado desechó
la enmienda por veintinueve votos contra
veinticinco. Aprobóse además un emprés-
tito de diez y seis millones de duros, y tam-
bien un acta, con la cual se autorizaba la
compra de los documentos de Mr. Madison,
cuarto Presidente de los Estados-Unidos.


presidente, y por espacio de varios dias estu-
vo celebrando prolongadas sesion.es con el
objeto de elegir los nombres que mas confian-
za pudieran inspü'ar á la mayoría del pue-
blo; presentáronse tambien dos delegados de
Nueva-York para representar una fraccion
de la democracia, y fueron desde luego ad-
mitidos, mas como no esperaban obtener sus
deseos, retiráronse luego, y así es que aquel
Estado no tUYO representantes en la Conven-
cíon. En el cuarto escrutinio' fué designado
para candidato á la Presidencia el general
Lewis Cass, y para Vice-presidente el gene-
ral Guillermo O. Butler (*").


La Convencion natural de los whigs se
reunió en 7 de junio en Philadelphia y em-
pleó dos ó tres dias en elegir un candidato
entre los muchos que se presentaban, y sin
fijarse en Daniel \Vebster y Enrique Clay,
eminentes hombres de Estado así como tam-
poco en el general Scott, dieron sus votos pa-
ra Presidente al general Taylor, que tanto se
habia dist.inguido por sus servicios de Méxi-
co; Millard, Fillmore fué designado para la
Vice-presidencia.


La eleccion tuvo lugar en el mes de no-
viembre, con el resultado siguiente: el ge-
neral Taylor y Fillmore obtuvieron ciento
noventa y tres vot.os cada uno, y quedaron
por consiguiente elegídos, y los generales
Cass y Butler alcanzaron ciento veintisiete.
Por lo que hace á la eleccion popular, con-
signaremos aquí de paso que Tíl;ylor obtuvo
un millon trescientos sesenta y dos mil vein-
ticuatro votos, y Cass un millon doscientos
veintidos mil cuatro~·ientos diez .Y nueve;


(') La [mccíon del partido que estaha descontento con


El venerable ex-Presidente Juan Quincy
Adams, quien con raro patriotismo habia
estado sirviendo á su pais, como miembro
de la Cámara de Representantes, fué atacado
de una parálisis cuandoasistia á la sesion
el 21 de febrero de 1848, los diputados sus-
pendieron inmediatamente sus discusiones,
y lo mismo se hizo en el Senado, y habién-
dose trasladado á Mr. Adams á la habitacion
del Presidente, el venerable anciano solo
pronunció estas palabras: esto es lo último
en la tierm, despues de lo cual perdió el
conocimiento, y en 23 exhaló el último
aliento. Como era natural, el pueblo todo le
rindió el postrer tributo poseido de la ma-
yor afliccion. Hé aquí lo que dice Benton so-
bre su muerte: «Juan Quincy Adams
estuvo agonizando dos días y murió en la
noche del 23, precisamente al otro dia del
aní versario de 'Washington, circunstancia
que hacia mas digna de memoria su pérdida.
Sus numerosos y eminentes servicios, su
renombre entre los representantes dela na-
cion ~ su avanzada edad, y sobre todo el no
habérsele podido tachar en lo mas mínimo
durante toda su vida política, eran otros
tan tos motivos, para q tIe aquel esclarecido
patriota viviera eternamente en la memoria
.de sus conciudadanos.»


este resultado se reunió en Con~'ellcion, en Utíca y designó
En la pámavera de 1848 el partido de111o-


cnitico se reunió en una Convencion el 22 de
mayo en la ciudad de Baltimore, á fin de ele-
gir los candidatos para Presidente y Vice-


para Presidente a Mr. Van Buren. El partido que se compo-
nia principalmente de los abolicionistas organizó una Con-
vencion en Búfalo cn el mes de agosto, 'i eligieron tambien
para la Presillcncia a Martin Van Duren, y á Cárlos Francis-
co Adams pnra 11 Vice-presidencia.




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. Hf


Van Buren solo reunió doscientos noventa bre la conclusion de la guerra con México, .Y
y un mil seiscientos setenta y ocho, y entre al manifestar cuáles eran las fuerzas milita-
cinco y seis mil los demás candidatos. De res con que contaban los Estados-Unidos, se
aquí se deduce que si la Convencion de Bal- lisonjeaba de que la nacion poseyera un ejér-
timore hubiera satisfecho al partido demo- cito de dos millones de ciudadanos armados.
crático en general, es muy probable que sus El Presidente se estendia luego en obser-
candidatos hubiesen sido elegidos para des- vaciones acerca de los nuevos territorios ad-
empeñar los elevados cargos á que aspira- quiridos por el pais durante su Gobierno, y de-
ban. «El resultado de la eleccion, segun dice cia que su estension era mas de la mitad ma-
el senador Benton, muy oportunamente, no yor que la de los Estados-U nidos, añadiendo
dejó de ser in,structivo, pues todas las intri- que seria diflcil calcular el valor de aquellas
gas fracasaron y ni los partidarios de la ane- vastas regiones, con tanta mas razon cuan-
xion ni los de la guerra pudieron alcanzar to que se habian descubierto en California
el triunfo, pues un victorioso general los minas de incalculable riqueza. (*) MI'. PoI k
eclipsó á todos, Los que por espacio de cinco aseguraba que de este modo se abria un ancho
años habian cifrado sus esperanzas en la campo para la nueva poblacion y adquirian
cuestion de Texas, se vieron escluidos de la así los Estados-Unidos una preponderancia
Presidencia que habia sido objeto de tantas sobre los dos grandes Océanos que se estien-
intrigas; hasta la cuestion de la esclavitud den hasta ambos polos. Hé aquí có-


1848. dejó de influir en las elecciones, y un soldado mo se espresaba el Presidente al
ajeno á toda intriga política, y que nunca se llegar á este punto: «La adquisicion de Cali-
habia dedicado á ella, obtuvo el elevado car- fornia y Nueva-México, el haberse fijado lol"
go que tantos ambicionaban.» (*) límites de Oregon, y la anexion de rrexas,


La segunda legislatura del trigésimo Con- son resultados de la mayor importancia, que
gr~so comenzó el 4 de diciembre de 1848, y contribuirán al aumento de la riqueza del
al dia siguiente remitió MI', Polk su cuarto pais, mucho mas que los obtenidos hasta
y último mensaje anual, documento muy es- aquí desde que se adoptó la Constitucion.»
tenso en el que se trataban las cuestiones de
mas interés é importancia que debian some-
terse á la consideracion de la legislatura
nacional. Al hablar de las relaciones estran-
jeras, el Presidente hizo mencion de los ven-
tajosos tratados de comercio, concluidos con
Nueva-Granada, el Perú, las Dos Sieilias,
Bélgica, Hanover, Oldenburgo y Mecklen-
burgo, yal mismo tiempo elogiaba á la Gran
Bretaña por su nuevo sistema de política, en-
salzando con mucho mas calor que lo habian
hecho sus antecesores· las instituciones del
pais. Luego hacia algunas observaciones so-


(') Re/li-~la dI' lo,~ tpeinta años, por Renton, vol. 11, p. 7:210.


TOMO rIlo


(') Cavando la tierra para construir un molino, se descu·
Lrió por primera vez el oro en los terrenos del capitan
Suter, por el mes de feLrero de -18i8; los rumores de que
se acababa de encontrar el Iilon de aquel metal precioso,
en el que habian soñado los primeros aventureros del
mundo occidental, escitaron bien pronto la atencion de to-
dos, y no solo desde los mas remotos puntos de los Esta-
dos-Unidos, sino tambien de todas las partes del mundo,
acudieron en tropel todos aquellos que ansiaban buscar el
oro en las entrañas de la tierra con una avidez que apenas
podria espresar convenientemente el m¡1'¿ sacm {ames de}
poeta. Durante el mes de diciembre de '1848 y enero de
18M), salieron de los puertos de los Estados-Unidos mas de
cien buques con rumbo á California, y escitada por el de-
seo de hacerse rica, trasladóse á la costa del Pacífico, con
estraorclinaria rapidez, una poblacion inmensa mucho mas
variada de lo que se Itabia visto en ninguna region del
mundo.


18




H2 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


MI'. Polk recomendaba que se aumentara
la estension de Missouri, desde el límite
occidental de Texas hasta el Océano Pacífi-
co, lo cual en su concepto seria decididamen-
te ventajoso para el Sur. Al hablar de la
hacienda, manifestaba que los ingresos del
último año habian ascendido á poco menos
de treinta y cinco millones quinientos mil
duros, y que los gastos no bajaban de cua-
renta y tres millones, pero que era de espe-
rar que en el año próximo se recaudarian
al menos cincuenta y siete millones de du-
ros, importando los gastos tres millones me-
nos. Despues de hablar favorablemente de
la nueva tarifa, decia el Presidente que la
deuda pública representaba la suma de se-
:-5enta y cinco millones setecientos setenta y
ocho mil cuatrocientos cincuenta duros, y
recomendando otros puntos á la considera-
cion del Congreso, terminaba su mensaje
con una invocacion al Todopoderoso para
que dispensara su proteccion al pais, conce-
diéndole dias de gloria y de bienestar.


A pesar de que aquella fué una de las legis-
laturas mas cortas, despacháronse muchos
asuntos. El senador Douglas, del Illinois,
presentó tan prop.to co~o tuvo oportunidad
un bill en el que pedia se admitiera á Cali-
fornia como Estado sin que pasara por los
diversos grados de Gobierno territorial, pero
las diferencias suscitadas entre ambas Cá-
maras á consecuencia de los debates que
promovÍó la enmÍenda de Willmot, impidió
que se resolviera cosa alguna respecto á
las nuevas regiones del territorio adquirido
'por la Union (*). Entre las diversas razo-
nes espuestas por MI'. Douglas para apoyar


(') El dia 13 de diciembre, el senador Benton, cuyas opi-
niones sobre la cuest~on de la esclavitud eran bien conocidas,
presentó una peticion del pueblo de Nueva-México, en la que


su bill, alegaba principalmente que la pobla-
cion habia aumentado con tal rapidez, que
debia prescindirse de los procedimientos
acostumbrados; pero aunque se citaron co-
mo precedentes Louisiana y Texas, el Co-
mité judicial informó contra este proyecto
en 9 de enero, por cuya razon el senador
del Illinois retiró su proposicion, presentan-
do luego otr3J en la cual pedia se reconocie-
sen de una vez como Estados Nueva-México
y California, y se dejara á la eleccion de los
habitantes el determinar si les convendria ó
nó permitir la esclavitud entre sÍ. Este pro-
yecto sin embargo, fué desechado como el
otro, y en 2 de febrero aprobóse por la
mayoría una proposicion para d~jar1o sobre
el tapete.


No habiendo probabilidad de aprobar un
bill para la organizacion de los nuevos ter-
ritorios, MI'. \Valker, de \Visconsin, presen-
tó en 29 de febrero en el Senado una en-
mienda al bill de los presupuestos, pidiendo
que se aplicar[\, el sistema rentístico á Cali-
fornia y Nueva-México, disponiéndose tam-
bien que dichos territorios se rigieran por la
Constitucion de los Estados-Unidos. Esta
enmienda se aprobó por una escasa mayo-
ría, pero la Cámara quiso adicionar la de
\Vilmot, lo que promovió de nuevo un reñido
debate, temiéndose al fin que no se aprobara
ninguna enmienda. Sin embargo, á las cin-
co de la mañana del domingo 4 de marzo de
1849, y merced á D¿lniel \Vebsier, que con
su esqui sito tacto é influencia evitó una
cuestion desagradable, ambas Ctímaras re-
tiraron sus enmiendas y se aprobó el bill.
El Senado aprobó además otro, por el cual
se hacia estensivo á California el sistema de
rentas, pero fracasaron todos los esfuerzos


solicitaba un Gobierno territorial oponiéndose al desmem- reñado delJate la proposicion que tenia por objeto imprimit·
hramiellto del territorio en favor de Texas y tambicn á la esta solicitud se aprobó por treinta y tres votos contra ca-
inl1'oduccioll de laesclal'itnrf d()))J"stica. Despues de un em- torce, contándose al mismo Mr. Benton entre la m~y.)ría.




CAP. VI. ESTADO;rUl'(IDOS. 143


hechos con objeto de establecer un Gobierno
temporal en California y Nueva-México.


Entre los principales actos de la legisla ...
tura, debemos hacer mene ion aquí del esta-
blecimiento de un Gobierno territorial en
Minnesota, de los trabajos del séptimo censo,
de la organízacion del departamento del in-
terior, del nombramiento de un Sub-secrElta-
rio del Estado, de la fijacíon de límites en el
estado de Y owa, y de un proyecto autorizan-
do al Secretario de la guerra para enviar
emigrantes á Oregon, California y Nueva-
~Iéxico. Añadiremos aquí de paso, que tam-
bien se hizo un convenio entre los Estados-
Unidos y la Gran Bretaña para mejorar el
servicio postal, entre los territorios de am-
bas naciones, cuyo convenio ó contrato se
firmó en Lóndres el 15 de diciembre de 18-:18.
El Senado lo confirmó en 5 de enero de 1849.


La p("lrseverancia de los que deseaban que
se suprimiese la esclavitud en el distrito de
Columbia; alarmaba algun tanto á los miem-
bros del Sur que formaban parte del Con-
greso, y habiendo determinado reunirse en
una Oonvencíon, á fin de trazarse la línea de
conducta que mejor convendria seguir en
aquellas circunstancias, sesenta y ocho di-
putados se reunieron en la Cámara alta en
23 de diciembre de 1848, nombrándose Pre-
sidente al Senador Metcalfe de Kentucky.


T. H. Bayley, de Virginia, presentó una
série de acuerdos basados en los que redactó
la legislatura de dicho Estado en 1798, Y
trasmitidos á un Comité en 15 de enero,
presentó Mi'. Calhoun un Manifiesto de los
delegados del Sttl'á sus constituyentes, en
cuyo documento, des pues de hablar de las
disposiciones constitucionales respecto á la
esclavitud, y de las violaciones de los dere-
chos de los Estados esclavos por los del Nor-
te, hacia un llamamiento al Sur para que
defendiese sus privilegios. Cerca de noven-


ta miembros asistieron á la segunda sesion,
y en la tercera, celebrada en 22 de enero, se
aprobó el manifiesto de .Mr. Calhoun con
preferencia á otro que se dirigia al pueblo de
los Estados-Unidos presentado por Mr. Iler-
rier, de Georgia, y que firmaban cuarenta y
ocho diputados, entre los que figuraban
cuarenta y seis demócratas y dos whig.


El descubrimiento de la region aurífera
en las costas del Pacífico, dió lugar á que se
presentaran varios proyectos para establecer
una comunicacion por la via terrea entre el
territorio oriental y occidental de nuestra
República. Presentáronse al Congreso varios
planes, pero el único que llamó la atencion
fué uno por el cual se proponia la construc-
cion de un camino de hierro á través del
Istmo de Panamá, á fin de reducir la distan-
cia desde los Estados del Atlántico á la Cali-
fornia, que era de diez y siete mil millas
por el cabo de Hornos, á menos de seis mil.
El biU que pres¿mtó Mr. Benton en el Sena-
do, para llevar á cabo aquel proyecto, no
fué apoyado por la mayoría, bien es verdad
que entonces no se consideraba practicable
semejante via.


El 4 de marzo de 18-:19 terminó la legisla-
tura, y cumplía al mismo tiempo el plazo
de los cuatro años de la administracion de
MI'. Polk, pudiendo asegurarse que aquellos
cuatro años fueron fecundos en aconteci-
mientos, y ofrecen por lo ta.nto ancho campo
á los historiadores de nuestro pais. El sena-
dor Benton opina que los errores cometidos
por el gobierno de :Jlr. Polk fueron mas bien
de su Gabinete, y dice entre otras cosas lo
que sigue: «La guerra con ~Iéxico, favorable
para lo~ especuladores, y debida á las intri-
gas de Santa Ana, es nn baldon para el Go-
bierno y todo esto fué obra del Gabinete de
Mr. Polk ..... La adquisicion de Nueva-Mé-
xico y California, fruto de la guerra con Mé-


. ~:




...


144 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP.n.


XlCO, fué el principal suceso durante aquel
Gobierno, pero esto se habria conseguido
sin esa guerra sangrienta, si el Presidente
hubiera contado con un Gabinete menos in-
trigante y que dejando á un lado su egoismo
y ambiciosas miras, se hubiese ocupado mas
del bienestar y de los intereses del pais.l'
Nosotros sin embargo, por razones que ya
hemos espuesto, no juzgaremos aquí los ac-
tos de Mr. Polk y de sus consejeros, duran-·


te los cuatro años de su gobierno, yen vez
de elogiar ó censurar aquí su conducta,
preferimos que lo haga la posteridad C').


(') Recomendamos al lector la obrita escrita por Lucia-
no B. Chase, titulada Histm'ia de la udminis(¡'ucion de Poli;·
N. Y. 1850 pp. 512. Mr. Chase asegura que habla con la ma-
yor imparcialidad, y como este volúmen contiene muchas co-
pias de documentos, el lector puede consultarlo con ventaja.
Con~ignaremos a({ui de paso que Mr. Polk murió en Naslt-
ville (Teul1essce) en 15 de junio de 1819 .




,


APÉNDICE AL CAPÍTULO VI.


TRATADO DE PAZ CON MÉXICO.


I
PROCLAMA


DEL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS-UNIDOS DE AMÉRICA.


Entre los Estados-Unidos de América y la República me- ,
:xicana se ha concluido y firmado en la ciudad de Guadalupe
Hidalgo, el dia segundo de febrero de mil ochocientos cua-
renta y ocho, un tratado, que escrito en inglés y español y
ratificado por el Senado de la Union, dice á la. letra lo que
sigue:


En el nombre del Todopoderoso:
Los Estados-Unidos de América y la República de México,


animados del sincero deseo de poner término á las calami-
dades de la guerra que desgraciadamente existe entre am-
bos paises, entablando bajo las mas sólidas bases las rela-
ciones de paz y amistad que han de producir mÍltuos
beneficios al restablecerse la concordia, armonía y confian-
za en que deben vivir ambos pueblos, han nombrado al
efecto sus respectivos plenipotenciarios, á saber: en nom-
bre del Presidente de los Estados-Unidos, al ciudadano Ni-
colás Prist, y por parte de la República mexicana, á D. Luis
Gonzago Cuevas, D. Bernardo Conto y D. Miguel Atristain,
ciudadanos de la dicha República, quienes despues de co-
municarse recíprocamente sus respectivos poderes, han
convenido y firmado el siguiente


TRATADO DE PAZ, A~USTAD
y LÍMITES ENTRE LOS ESTADOS-UNIDOS DE AMÉRICA


'y LA REPÚBLICA ~rEXICANA.


ARTicULO I.


villas, ciudades y pueblos, sin escep¡:ion de lugares ó per-
sonas, queda declarada definitivamente la paz.


ARTÍCULO 11.


Tan pronto como se firmare este tratado, los comisiona-
dos que nombre el general en jefe del ejército de los Esta-
dos-Unidos, y los que designare el Gobierno mexicano, se
pondrán de acuerdo á fin de que se suspendan las hostili-
dades y se restablezca el órden en todos los puntos donde
se hallen dichas fuerzas, en cuanto lo permitan las circuns-
tancias de la ocupacion militar.


ARTÍl;!JLO IU.


Inmediatamente despues de ratificarse el presente trata-
do por el Gobierno de los Estados·Unidos, se trasmitirán ór-
denes á los jefes de las fuerzas navales y de tierra á fin dÍ'
que (siempre y cuando que se haya procedido al canje de
las ratificaciones) cese inmediatamente el bloqueo de los
puertos mexicanos, y se disponga, tan pronto como sea po-
sible, la retirada de todas las tropas de los Estados-Unidos,
que se hallan en elinterior de la República de México, á lo;;
puntos que se designaren de comun acuerdo, y á una di¡.;-
tancia de los puertos de mar que no csccda de treinta le-
guas. Esta evacuacion se verificará lo mas pronto posible.
El Gobierno mexicano, por su parte, se compromete á facili-
tar todos los medios posibles para el transporte de las tro-
pas, promoviendo la mejor inteligencia y armonía eutre
estas y los habitantes. Asimismo se espedirán órdenes parll
que las aduanas establecidas en los puertos ocupados


Entre los Estados-Unidos de América y la República de por las fuerzas de los Estados-Unidos se entreguen COll to-
México, así como tambien entre sus respectivos territorios, dos sus géneros)' efectos á las person3s :í. quienes l\utori-




HISTORIA DE LOS CAP. VI.


zare el Gobierno mexicano. Para la JehiJa formalidad se
formara una cuenta exacta de las cantidades recaudadas
~obre los artículos de importacíon y esportacion, por las
autoridades de los Estados-Unidos, en las dtadas aduanas
Lle México, desde el dia de la ratificacion de este tratado por
el Gobiernode la República mexic~na, debiendo entregarse
á este el total, deducidos solo los gastos de recaudacion, á
los tres meses do canjcadas las ratificaciones.


La evacuacion de la capital de la República mexicana por
las tropas de los Estados-Unidos, en virtud de lo estipula-
,lu, deberá efcctuarse en el término de un mes, despues
de recibidas las órdenes por el jefe de dichas tropas, ó an-
tp" si fuere posible.


ARTÍCULO IV.


Inmediatamente despues de canjeadas las ratificaciones
¡Jel {ll'esente tratado, todos los castillos, fortalezas, territo-
rios, plazas, etc., que se hubieren ocupado por las fuerzas
de los Estados-Unidos durante la presente guona, y estu-
vieran comprendidos dentro de los limites de la República
mexicana, se devolverán á ésta, juntamente con la artille-
ria, armas, pertrechos de guerra, municiones y demás
,~fectos que estaban en los citados castillos y fuertes en el
momento de la ocupacion , los cuales deberán permanecer
allí, hasta tanto que se ratifique debidamente este tratado
por el GoLierno de la República de México. Tan pronto como
se hubiere cumplido con esta formalidad, se espcdirán las
(¡nIenes oportunas á los oficiales americanos encargados
,le la custodia de los castillos y fuertes á /in de que no se
trasladen ni destruyan los pertrechos de guerra, artillería,
Illuni('iones y demás efectos. La ciudad de México, á partir
desde la linea interior de los atrincheramientos que la ro-
dean, queda comprendida en este artículo, para los efectos
,le la devolucion.


La evacuacion completa de las tropas que se hallen en el
territorio de la República mexicana deberá terminarse en
tres meses, á contar desde la fecha en (Iue se proceda al
canje de las ratificaciones, ó ant-es si fuere posible, y el
Gobierno de México, por su parte, se compromete á facilitar
por todos los medios posibles la evacuacion, de la manera
mas conveniente para las tropas, procurando se conserve
la mejol' inteligencia y armonia entre aquellas y los habi-
tantes.


Si la ratil1t;acion ele este tratado por ambas partes no tu-
viera lugar, sin embargo, en tiempo oportuno para que se
efectuase el embarque de las tropas de los Estados-Unidos
antes de la estacion enfermiza, se hará un an'eglo amistoso
entre el general en jefe de dichas tropas y el Gobierno me-
xicano á fin de designar los puntos donde deberán residir
las fuerzas americanas que no se hubieren embarcarlo,
cuidando de elegir aquellos en que sea mejor el estado sa-
nitario y que no disten mas de treinta leguas de los puer-
tos ele México. Debe advertirse que por estacion enfermi-
za se comprende el período que trascurre desde el 1.° de
mayo hasta el1: de noviembre.


Todos los prisioneros de guerra (Iue se hayan hecho por


lIna y otra parte, se tlcvoh'erán tan prollto como sea posi-
ble despues de canjeadas las ratificaciones de este tratado •.
Queda tambien convenido que si se hallasen algunos pri-
sioneros mexicanos en poder de cualquiera de las triLus
indias residentes dentro de los limites de los Estados-Cni-
dos, Pi Gobierno exigirá su lihertad pal'a que sean devuel-
tos á Sll pais.


ARTÍCVLO V.


La línea que ha de marcar el límite entre ambas Hcpúbli-
cas comenzará en el Golfo de México, á tres leguas rle tier-
ra, frente á 1:;1. erobocadura del Rio Grande, por otro nOlll-
bre Rio Bravo del :\'orte, ó frente á su brf'zo mas profundo
si tuviere mas de uno que desagüe en el mar directamente,
continuando desde alli hasta tOGar con el limite SUl' de :\'lIe-
va-México. Desde este punto continúa la linea por el oeste
hasta terminar en el limite occidental; luego se estiende
por el norte y va á intersectarse con el primer brazo del rio
Gila ó con el punto mas cercano á éste; sigue des pues ha~­
ta el sitio en que dicho rio desagua en el Colorado, y conti-
nuando la linea divisoria entre la California superior y la
inferior, termina, por último, en el Océano Pacifico.


Los limites Sur y Occidental á que este artículo se reliere
son los mismos que se indican en el mapa titulado: MalJa
de los Estad os U nidos il'Iexiccmos, formado segun los diversa.'
actas del Gong¡'eso de dicllCt Repúlllica y con (trl'eylo Ú lo con-
venido pOI' las mejores a1t/lwidades. Edicfon revisada y puúli-
cada en Nneva-Yol'l.:, en 1847,pci·J. Disturnell, delcual'se
acompaña una copia con las lirmas y sellos de los plenipo-
tenciarios. Con el /in de evitar cualquiera dificultad (Iue
pudiera ocurrir al trazarse el limite de separacion entre
la California superior y la inferior, queda convenido que
aquel se fijará por una linea tirada desde el centro del rio
Gila, en el sitio donde se une con el Colorado, hasta un
punto de la costa del Pacífico dist:lllte una legua marina de
la parte mas al SUl' del puerto de San Diego, segun el plano
ele éste, levantado en 1782 por n. Juan Pantoja y publicado
en ~Iadrid en el año -1802, de cuyo plano se acompaiía a,i-
mismo adjunta una copia firmada y sellada por los pleni-
potenciarios respectivos.


A fin de fijar la linea divisoria con la debida precision en
los mapas oficiales, y con el objeto tambien de que pue-
dan colocarse desde luego los postes que han de marcar lo~
límites de ambas Repúblicas, con arreglo á lo estipulado eu
el presente artículo, los Jos Gobiernos nombmrán respecti-
vamente un comisionado y un agrimensor, quienes, antes
de terminar un año, des pues de canjeadas las ratificaciones
de este tratado, se reunirán en el puerto de San Diego para
fijar dicha linea divisorb en toda su estension hasta la
embocadura del Rio Bravo del Xorte. Al efedo se levanta-
ran por dichos funcionarios los planos correspondiento~
despues de practicadas las operaciones, y lo que convinie-
ren aquellos se considerará como parte de este tratado y
tendrá la misma fuerza qlle si se insertare en él. Los ¡Jo;;;
Gobiernos acordarán tamhien amistosamente cómo se ha
de remunerar á dichos eomisionados y á las personas que-
emplearen.




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. Hi
La línea divisoria establecida por este articulo se respe-


tará religiosamente por ambas Repúblicas, y no se hará
alteracion alguna como no sea con el consentimiento de
las dos naciones, concedido legalmente por el Gobierno
general de cada una, de conformidad con su propia Cons-
titncion.


ARTÍCULO VI.


Los buques de los Estados-Unidos podrán navegar libre-
Illente en todo tiempo por el Golfo de California y el Hio Co-
lorado hasta mas abajo de su contInencia con el Gila, que-
~Iando autorizados para cruzar por todos los puntos situados
al Norte de la línea divisoria á que se refiere el artículo an-
terior. Debe entenderse que este paso será solo por el Golfo
de California y el nio Colorado, y no por otro puntD, á no
ser que se estipulara así préviamente.
~i se reconociese luego que seria praeticable y ventajoso


eonstruir un camino, canal ó via-férrea, por cualquiera de
las orillas del rio Gila, á la distancia de una legua marina
de sus márgenes, los Gobiernos de ambas Repúblicas harán
un convenio respecto á la construccion á fin de que esta
pueda ser igualmente útil y ventajosa para los dos paises.


ARTÍCULO VII.


Atendido que con arreglo al quinto artículo, queda dividi-
do en partes iguales el Rio Giln y la parte del Rio Bravo del
~orte qne se estiemle mas allá dellímíte Sur de Nueva-
México, la navegacion por dichos puntos será librc para
ambos paises, y no se podra construir sin mútuo consenti-
miento, ninguna obra que impida ó interrumpa el ejercicio
de este derecho, ni aun cuando tenga por objeto favorecer
nuevos sistemas de Itavegacion. Tampoco podrá imponer-
SE' ninguna contrilJUcion ni derecho sobro los buques ó per-
sonas que naveguen, ni sobre las mercancías que se trans-
vorten, como no so dosembarquen en cualquiera de sus
{¡rillas. Si oon 01 fin de favorecer la navegacion en dichos
ríos, se creyese necesario ó ventajoso crear algun impues-
to, no se hará sin el consentimiento de ambos Gobiernos.


Las condiciones contenidas en el presente artículo no al-
teran en nada los derechos territoriales de cualquiera de las
Hepúblicas oontratantes dentro de los límites establecidos.


ÁRTÍCULO VIII.


Los mexicanos que residieren actualmente en los territo-
'rios que antes pertenecian á ?!!éxico, y que permanezcan en
lo sucesivo dentro de los límites de los Estados-Unidos,
quedarán en libortad de continuar su residencia allí donde
se hallaren, ó de trasladarse en todo tiempo á la Repúbli-
ca mexicana, conservando los bienes que posean en dicho
territorio, ó disponiendo de ellos como juzgaron mas con-
veniente sin quedar sujetos á ninguna contribucion ó im-
puesto.


Los que prefiriesen permanecer en dichos territorios, po-
·drán conservar el título y derechos (le ciuda1anos de Méxi-


co, ó adquirir los que corresponden á los de los Estarl(JS-
Unidos, pero quedan obligados á elegir en el término de un
año, á contar desde la fecha en que sean canjeadas las rati-
ficadones de este tratado; y aquellos que permaneciesen
en dichos territorios des pues de espirar el plazo indicado,
sin haber dado parte alguno, serán considerados como ciu-
dadanos de los Estados-Unidos.


Todos los bienes de los mexicanos que se hallasen en di-
chos territorios, aun cuando no estuvieran establecidos allí,
se respetarán religiosamente, y tanto los dueños, como sus
herederos y todos los mexicanos que adquieran bienes por
contrato, disfrutarán de las mismas garRntías quC' los ciu-
dadanos de los Estados-Unidos.


AllTÍCULO IX.


Los mexicanos que hallándose en dichos territorios 11(J
conserven el carácter de ciudadanos de su República, con-
formemente con lo estipulado en el artículo anterior, debe-
rán considerarse como incorporados á los Estados-Unidos,
cuyo Congreso les reconocerá los derechos de ciudadanos
segun los principios de la Constitucion, protegiendo por lo
tanto su libertad y susbiell~s, y asegurándoles el libre !'jer-
cicio de su religion sin traba alguna.


ARTÍCULO X.


(Suprimido.)


ARTíCULO XI.


Considerando que nna gran parte ele los territorios, que
segun el presente tratado quedarán comprendidos en lo
succsivo dentro de los limites de h Union, se hallan ahora
ocupados por tribus salvajes que de aquí en Q(lelante esta-
rán bajo el esclusivo dominio de los Estados-Unidos, y en
atencion á que sus escursiones en el territorio mexicano
podrian ser en es tremo perjudiciales, el Gobierno de los
Estados-Unidos promete solemnemente reprimir aquellas
cuando fuere necesario ó castigar á los culpables en últímo
caso, todo con ,la misma actívídad y diligencia que si di-
chas incursiones se hicieran dentro del mismo territorio U('
la Union y contra sus propios ciudad9.nos.


No será permitido á ningun habitante de fa Union bajo
pretesto alguno, comprar ó adquirir en México cualquiera
propiedad de que se hubieran apoderado los indios residen-
tes en el territorio de una de las dos Repúblicas, ni comprar
tampoco cahallos, mulas ú otra clase de ganado, robado por
los indios en territorio mexicano.


y en el caso de que cualquiera persona ó personas cogi-
das por los indios en terl'itorio mexicano fueran trasladada3
al de la Union, el Gobierno de esta se compromete de una
manera solemne á emplear toda su influencia y los medios
de que dispone, tan pronto como sepa que los pri~ioneros
se hallan en su territorio, para obtener su lihertad y devol-
verlos á su pais ó á cualquier representante elel Gobierno
de México. En su consecuencia, las autoridades mexicanas




'liS HISTORIA DE LOS CAP. VI.


,~uidarán lle avisar al Gobierno de h Union cuando tuvieren
conocimiento de tales capturas, y el representante ó comi-
,.;jonado abonará los gastos de manutencion y traslacion de
los prisioneros, quienes entretanto, serán tratados con la
mayor hospitalidad por las autoridades americanas del pun-
to donde se hallaren. En el caso de que el Gobierno de los
Estados·Unidos llegasc á saber por otro conducto antes de
recibir noticia de México, que se hallaban en su territorio
prisioneros mexicanos, exigirá desde luego su libertad para
entregarlos al agente mexicano, segun ya se ha dicho.


A fin de asegurar mejor el cumplimiento de este conve-
tlÍo, y sean mas elicaces sus resultados, conforme á su es-
píritu y letra, el Gobierno de la Union dictará á la mayor
brevedad posible las leyes que juzgare mas convenientes y
(lue exija la naturaleza de este asunto. Cuando se trate de
111 tmslacíon de los indios dc un territorio á otro, el Gobier-
lIO tendrá presente este sagrado compromiso, y por el con-
trario cuidará muy especialmente de no poner á las tribus
salvajes en el caso de mudar de residencia, efectualldo esas
invasiones que los Estados·Unidos se comprometen solem-
nemente á reprimir.


ARTÍCULO XII.


En atcncion al aumento de territorio que adquieren los
Estados-Unidos, segun lo que previene el artículo quinto del
presente tratado, el Gobierno de la Union se compromete á
pagar á la República mexicana la suma de quince millones
de duros.


Inmediatamente despues de ratiticarse este tratado por
el Gobierno de la República de México, satisfará á este el
tle la Union la suma de tres millones de duros, en oro ó
plata, que se entregarán en la ciudad de México. Los otros
doce millones han de pagarse en el mismo' punto y en la
misma clase de moneda en plazos anuales de tres millones
de dul'Os, además del interés' correspondiente á razon del
seis por ciento. Este interé~ comenzará á devengarse des-
,te el dia mismo en que se ratifique este tratado por el Go-
bierno de México, y un año despues se abonará el primero
de los citados plazos.


ARTÍCULO XIII.


Los Estados-Unillos se comprometen allemás á satisfacer
tollas las reclamaciones ó créditos que sc presentaren,
por cuenta de los ya reconocidos contra la Repúhlica de
México, segun los convenios entre ambos Gobiernos, for-
malmente concluidos en once de abril de mil ochocientos
treinta y nueve y treinta de enero de mil ochocientos cua-
renta y h'es, de modo que la República mexicana quedará
en lo sucesivo libre de todo gasto por lo que hace á las ci-
tadas reclamaciones.


ARTÍCULO XIV.


sido atendidas por el Gobiel'l1o dé México antes de firmarse
el presente tratado, obligándose á lo mismo en lo sucesivo,
bien sean admitidas ó desechadas dichas reclamaciones.
por la Junta de comisionados que se nombrare.


.o\RTÍCULO xv.


Al encargarse los Estados-Unidos de atender á las recla-
maciones y demandas de sus ciudadanos, segun previene
el articulo anterior, y considerando que aquellas quedarán
satisfechas para siempre, se obligan á satisfacer en este
concepto tres _millones y medio de duros. Para averiguar
qué valor representan dichas reclamaciones y hasta qué
punto son válidas, el Gobierno de los Estados-Unidos nom-
brará una Junta de comisionados, cuyos acuerdos serán
concluyentes siempre y cuando que aquella se atenga en
sus decisiones á los principios y reglas prescritas en el
primero y quinto artículos del convenio celebrado en la
ciudad de México el dia veinte de noviembre de mil ocho-
cientos cuarenta y tres, y en ningun caso se atenderá recla-
macion alguna separándose de esta regla.


Cuando á juicio de la Junta de comisionados ó de los re-
clamantes se creyese necesario consultar cualquier libl'O
registro ó documento, que se hallara en poder del Gobierno
de México, á fin de resolver cualquiera duda se notificará
el caso al Congreso, dirigiéndose luego a~ministro mexica-
no de negocios estranjeros una peticion por escrito, que
será trasladada por conducto del Secretario de Estado de
la Union, y el Gobierno de México se compromete á facili-
tar 10 mas pronto posible los libros ó documentos que se
le pidieren y estuvieran en su poder, (ó copias auténticas ó
estractos) los cuales serán remitidos al dicho Secretario de
Estado, quien los trasladará inmediatamente á la Junta, de-
biendo advertirse que antes de hacer la peticion deberá
jurarse que son verd·aderos los hechos que se tratan d.'
probar por medio de los registros ó documentos citados.


ARTÍCULO XVI.


Cada una de las partes contratantes re reserva el dere-
cho de fortilical' cualquier punto de su territorio cuando
así lo creyese conveniente para atender á su defensa.


ARTiCULO XVII.


El tratado de amistad, comercio y navegacion, concluidu
en la ciudad de México el cinco de abril de 1831 entre los
Estados-Unidos de América y los Estados-Unidos de Mé-
xico, esceptuando el articulo adicional y los que fueren in-
compatibles con las condiciones del presente tratado, se
proroga por el término de ocho años, á contar desde el dia
en que sean canjeadas las ratificaciones, debiendo enten-
derse que transcurrido este plazo, las partes contratantes
se reservan el derecho de renunciar, si bien quedan obli-
gadas á dar aviso un año antes.


ARTíCULO XVIII.


Los Estados-Unidos se encargan además de satisfacel' to- Todos los viveres y provisiones destinados á las tropas
das las reclamac.iones de sus ciudadanos que no hubieren de los Estados-Unidos, que se hall.~n en México, y que va-




CAP. VI. ESTADOS-L'NIDOS. HU
yan llegando á los puertos ocupados por tiquellos antes de
la completa evacuacion, no pagarán derechos de ninguna
clase; pero el Gobierno de los Estados-Cnidos SI< compro-
mete á observar la debida vigilancia para que 110 se perju-
dique en lo mas minimo la renta ele México ni se introduz-
can, en cumplimiento de lo convenido, otros artículos
ql,le los estrictamente necesarios para el consutllo de las
tropas de los Estados·Unidos durante el tiempo que perma-


Respécto á los metales fJue se exportaren de cualquier-
puerto de :\iéxico mientras estuviese ocupado por las fuer-
zas de los Estados-Unidos, ~. antes de vcrifiearse la entrega
ele las aduanas, las autoridades mexicanas no podrán exigj¡-
á nadk el pago de ningun derecho ó impnesto.


ARTÍCCLO xx.


nezcan en México. Al efecto, todos los onciales y agentes Por considRraeion ú los intereses del comercio prineipal-
de la Union denunciarán á las autoridades mexicanas en mente, se estipula, que si transcurriesen menos de sesenta
los respectivos puertos, cuantos abusos ó' fraudes descu- di as entre la fecha del en que se fil'me este tratado, y la
JJl'iesen ó sospecharan, pl'están(loles el auxilio necesario á entrega de las aduanas, conforme á lo convenido en el arti-
fin de que nn tribunal competente juzgue á los culpables culo a.o, todas las mercancías, géneros y efectos qlIe llega-
dp.spues de confiscar los articulos ó efectos fraudulEmtamen- ren á los puertos mexicanos despucs de dicha entt'ega y
tc intrOllucidos. antes de terminarse el indicado plazo de sesenta dias, sP.-


rán admitidos sin pagar mas derechos que los indicados en
ARTicULO XIX. la tarifa que rigiere en las aduanas al tiempo de hacerse la


llespecto á las mercancías, géneros y artículos de toda
clase que se importen en los puertos de :México por los


. ciudadanos de cualquiera de las dos Repúblicas ó por los
súbditos de una nacion estranjera, antes de retirarse las
tropas de ocupacion, se observarán las reglas siguientes:


f.-Todas las mencancias y artículos que se hubieren im-
portado antes de verificarse la entrega de las aduanas á
las autoridades de México, segun lo prevenido an el articu-
lo tercero de este tratado, no podrán conllscarse aun cuan-
do estuvip.se prohibida la importacion de las mismas segun
la tarifa mexicana.


2.-L3 JlJisma regla se aplicará á todas las mercancias,
articulos y dectos importados despues de la entrega de las
aduanas y antes de los sesenta dias fijados en el artículo
siguiente para poner en vigor la tarifa mexicana en los re8-
pectivQs puertos, entendiéndose que las dichas mercancias
y artículos quedan sujetos al pago de los derechos que dp.-
vengaren. •


0.-Todas las mercancías, géneros y efectos á que se re-
tierenlos presentes articulo s no pagarán impuesto alguno
ó dp.rec]¡o mientras se hallen en el punto para donde fueron
importadas, ni tampoco en el caso de que se trasladasen Ó
se procediera á su venta.


4.-Todas las mercancías, géneros y efectos comprendi-
dos en esta regla, que se hubieren trasladado á cualquier
punto del interior durante la ocupacion de las tropas de los
Estados-Unidos, quedarán tambien libres del pago de todo
derecho <Í impuesto, aun cuando se procedip.se ú su venta.


3,-Pero si dichas mercancías ó articulo s se trasladasen
á cualquier punto 110 ocupado por las tropas de los Estados-
Unidos, cuanclo SE) introduzcan ó se proceda á su venta,
quedarán sujetas al pago de los mismos derechos que ha-
brian tenido que satisfacer, segun las leyes mexicanas, en
tiempo de paz, y con arreglo á la tarifa que rige en las mlua-
nas de México.


6.-Los dueños de las mercancías, géneros ó efectos á
que se refieren estos articulos, y que se hallen en cualquier
puerto de .México, tendrán derecho de reembarcarlas sin
quedar sujetos al pago de ningun derecho ó impuesto.


TOMO 1lI.


entrega.


ARTÍGeLO XXI.


Si desgraciadamente se suscitara algun desacuerdo entre
los Gobiernos de ambas Repúhlicas, ya por maL. interpre-
tacion de cualquier artículo de este tratado, Ó bien por
cualquiera cuestion refererite á la política ó las relacíones
comerciales de las dos Repúblicas, los Gobiernos respecti-
\'os prometen solemnemente que procurarán, sinceramente
y por todos los mp.dios posiblp.s, m-reglar las diferencias
que surgieren, á fin de conservar la buena paz y amistad
por medio de pacíficas negociaciones. Y en el caso de que
/lO se llegara de este modo á un acncrclo, no se recurrirá á
las represalias, á la agrp.sion ó á las hostilidades de una
República contra otra hasta que el Gobierno dc la que se
creyel'e agraviada, haya rellexionaclo maduraIllelltc si no
cOllvendria mejor nombrar comisionados por \lna y oh'a
parte, ó por una nacion amiga, para que resolviesen las
tlefel'eueias. Si una de las partes contl'atantes propusiem
est<t medida, deberá acceder la oh'a, á menos que la juz-
gase ilncompatible en la naturaleza de la deferencia ó las
circunstancias del caso.


ARTiCULO XXH.


Si desgraciadamente llegase á estallar la guerra, (lo cual
no es de esperar que lo permita Dios) entre las dos I1e-
públicas, y pm'a el caso lle que ocurriese semejante ca-
lamidad, prolTIp.ten aquellas solemnemente, á la faz del
mundo, en cuanto las circunstancias lo permitierp.n y fuera
posilJle, obsen"ar las siguientes reglas:


'l.-Todos los comerciantes de una de las Repúblicas,
que se hallasen rf~sitliendo en la otra al declararse la guer-
ra, podrán permanecer doce meses (si habitan en el interior)
en el mismo punto, y sp.is [si estuviesen en los puertos) pa-
ra hacer sus liquidaciones y arreglar sus asuntos, durante
cuyo tiempo se les dispensará la misma proteccion que si
fuesen ciudadanos ó súbditos de las naciones mas amigas,
estipulándose qu,; al espirar dicho plazo sc les permitirá
]11,u',:ll<1r librp.rnentc con todos sus !Ji~nes y efectos, Al pc-


19




HiO HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. VI;


netrar los E'jércitos de una de las dos Naciones en los terr:-
torios de la otra, las mujeres, niños, eclesiásticos, estu-
diantes de todas las facultades, culti\'adores, comerciantes,
artesanos, fabricantes y pescadores que habiten en los pue-
blos y ciudades no fortificadas, y en general, toda s las per-
sonas cuyas ocupaciones son útiles y beneficiosas para la
humanidad, podrán dedicarse á sus halJituales tareas siIl
que lladie les moleste, y se respetarán sus casas y sus bie-
nes, RUS campos y sus ganados cuando cayeren en poder
de la fuerza armada; pero si las circunstancias hicieren
preciso tomar algo para el ejército, se pagará todo equita-
tivamente. Asimismo se respetarán las iglesias, hospitales,
escuelas, colegios, librerías y todos los establecimientos
de beneficencia y cuantas pcrsonas estuvieren empleadas
en ellos.


2. A fin de aliviar eH lo posible la suerte de los prisione-
ros de guerra, se cuidará de no enviarles á climas mal
sanos ó demasiado distantes, ni encerrarlos tampoco en
estrechas prisiones. En su consecuencia, no se les arrojará
en inmundos calabozos, ni en pontones, ni se les pondr:1l1
tampoco grillos en los piés ó las manos, y á los oficiales se
les dejará en libertad bajo su palabra, acantonando á los
soldados en puntos donde puedan hacer el ejercicio nece-
sario y donde haya barracas cómodas y aseadas. Si algun
oficial, ú otro cualquier prisionero, faltase á su palabra,
abandonando el distrito que se le hubiere designado, que-
dará escluido de los beneficios que se conce(len por el pre-
sente artículo, y si al que hnbiere incurrido en la falta se le
encontrase luego con las armas en la malla, sill haber mc-
diaLlo el canje de prisioneros, será juzgado con arreglo á
las leyes de la guerra. A los ollciales se les suministrarán
diariamente las mismas raciones y artículos de consumo
que á los del ejército vencedor, y lo mismo se hará con los
soldados, entendiéndose que el villor de los víveres y pro-
visiones que se suministren, se abonará al terminarsc la
guerra segun lo que se convenga y acuerde entre los res-
pectivos comandantes, formándose una cuenta de los gas-
tos hechos para atender á la'subsistcnciade los prisioneros.
Cada una de las partes. contratnntes podrá nombrar un
comisario en cada uno de los Cantones donde hubiere pri-
sioneros, el cual podrá revistarlos cuantas veces lo tenga
por conveniellte, pudiendo recibir para los mismcs y dis-
tribuir cuantos efectos les fueren enviados por sus amigos ó
parientes, así como tambien dar cuenta de sus reclamacio-
nes si las hkieran.


y se estipula que ni bajo el pretesto de que la 'guerrn
rompe todos los tratados, ni eon otra escusa cualquiera,


se consi(lerará nulo el sulemne co]wenio contenido en este
artículo, toda \-ez que preeisamente en el estado de guerra
es cuando deb¿l'á observarse con mas religiosidad como ii
se tratase de la rius sagrada ley de las naciones.


ARTÍCl:LO XXIII.


Este tratado se ratilical'á por el Presidente de los Esta-
dos-Unidos de América por y eon el consentimiento del Se-
nado, y por el Presidente de la República mexieana, préVla
la aprobacion de su Congreso general, debiendo canjearse
las l''ltillcaciones en la ciudad de \Vasbington ó en la resi-
dencia del Gobierno de México, á los cuatro meses de In
fecba en qne se firme, ó antes si fuere posihle.


En f8 de lo cual, Nos, los respectivos plenipotenciarios
firmamos este tratado de paz, amistad y limites, formali-
zándole con nuestros sellof'.


Hecho pOI' quintuplicado en la ciudad de Guadalupe
Hidalgo, el segundo día de I'r!b¡'ero dél año de rmes(¡'o 81'-
ñOJ' de mil ocllOcil'nlos cUaI'enla !I ocho.


N. P~ TmsT.
LUIS G. CUEVAS.
BER:s'AP.DO CONTO.


MIGUEL ATRISTAIN.


y como quiera que el presente tratado se ha ratificado
debidamente por ambas partes, canjeándose las respccti-
vas ratillcaciones en Querétaro el dia treinta de' Mayo últi-
mo, entre Ambrosio H. Sevier y Natall¡jl'l Cliffonl, comisio.
nadas por parte del Gobierno de los Estallos-Unidos, y el
Señor D. Luis de la Rosa, ministro de relac.iones estranjeras
de la República mexicana, en representac.ion de su Go-
bierno:


Téngase entendido que yo, Jacobo K,Polk, Presidente de
los Estados-Cnidos de América, he resuelto publicar este
tratado á fin de que se cumplan y observen todas sus cláll-
sulas y artieulos con la mejor buenD, fe por el Gobierno )'
eiudadanos de los Estados-UniLlos.


En testimonio de lo (~ual firmo de mi puño y letra el pre-
sente documento autorizándolo con el sello de los Estados-
Unidos.


Hecho en la ciudad de tVashington el CHarto día Lle
'Julio de mil ochocientos cuw'enta y ocho, sl'ptuagésimo
lel'ce¡'o de la Jndp}Jendl'ncia de 108 E8tados-Unido.~.


.1 ACOllO K. POLK.
]'01' 1'1 T'¡'('sidell {I',


.JAIME BUCIlANAN, .')('cl'('/(v'io dI' Eslado.




4
-....




..... 'Ji


J




CAPÍTULO VII.
1849 - 1853.


ADMINISTRACION DE TAYLOR y FILLMORE.


Zacarías Taylur toma posesion de su cargo.-Ceremollias.-:\lanifiesto inaugural.-El Gabinete elegido por el President~
Taylor.- Estado de la poliliea.-Cuestion de limites entre Texas y Nueva-)¡léxico.-l\Iedidas adoptadas por el Presi-
dente.-EI trigésimo primero Congreso - El mensaje del Presidente.-Escitacion producida por la cuestion de la
esclavitud.-Mensaje cspecial sobre California y i\'ueva-México.-Los acuerdos de Enrique Clay.-EI discurso de Cal-
Iloun.-Su muerte.- El discurso elo \Vebster.- El Comité de los trece.-Informe de Enrique Clay.- El Bill ótllnibu,~.
-Debates y disturbios en el Sud-Oeste.-Enfermedad y muerte del general Taylor.-Millard FilImore se encarga de
la Presidencia.-Su Gabinete.-Mensaje sobre Texas y Nueva-México.-El séptimo ceJ]so.-Espediciones de los fili-
busteros contra Cuba.-Proclama del Presidente.-Espediciones de Lopez y su resultado.-Segunda legislatura det
trigésimo primer Congreso.-Estracto del primer mensaje de MI'. Fillmore.-Discusiolles en el Congreso.-La cues-
tion Himgara.-Carta de Webster al caballero Hulsemann.-Kossuth en los Estados-Unidos.-Estado de los nego-
cios.-La primera espedicion de Grinncll.-La cuestion de Greytown.-lIuert~ de Enrique Clay.-La cuestion de pes-
querias.-Convenciones.-Pier<:e )' King.-Scott y Graham.-La cuostion Garay.-)¡Iuerte de Daniel \Vebster.-La
clcccion presidencial.-Estracto de la carta de MI'. Everett.-Sc rC\ll18 el Congreso.-Estracto del me.nsajc.-Accion
del Congreso. - Fin de la arlministracion de 1\1r. Fillmore.


El lunes 5 de marzo de 1849, Zacarias la pluma, y en el cual se reconocian las cua-
Taylor, el héroe de México, se presentó an- hdades que podian apetecer sus con1patrio-
te sus conciudadanos reunidos en \Vashing- tas al confiarle las riendas del Gobierno.-
ton para tomar posesion del elevado cargo Era tan breve el manifiesto inaugural del
que iba á desempeñar por la eleccion de sus general Taylor, que podemos muy bien re-


compatriotas. Segun costumbre, asis- producirlo íntegro, seguros de que lo leerán' 1.849.
lió una gran concurrencia y las ce- con interés nuestros lectores. Hé]o aquí:


remonias fueron tan imponentes como otrM «Elegido por el pueblo americano para
veces. A eso del medio dia l. Zacarías TayIor, ocupar el mas elevado puesto que reconocen
vestido completamente de negro, se presentó nuest.ras leyes, me pre..sento ante vosotros á
con la mayor dignidad ante los Senadores y fin de prestar el juramento prescrito por la
hombres mas distinguidos del Gobierno, y Constit~ion, y para dirigir la palabra á to-
fué á tomar asiento en el estrado que acaba- dos cuantos se hallan aquí reunidos segun
ba de levantarse frente al gran pórti-.:> del antigua costumbre.
Capitolio, donde 1 en .presencia de unas vein- »La confianza que en mí depositan mis con-
te mil almas ,entregó su manifiesto inaugu- ciudadanos y su generosa deferencia al ele-
ral, breve y conci,so documento, tal como girme como jefe de una República que ocupa
pudiera esperarse del hombre que estaba I el mas .elevado rango entre las naciones de
mas acostumbrado á manejar la espada que la tierra, me inspira un sentimiento de pro-




13:! HISTORIA DE LOS . CAP. VJI.


funda gratitud, pero cuando reflexiono que I dad que observaré los principios de aquella
la aceptacion impone los mas sagrados de- en el desempeño de mis funciones.
beres y las mas árduas tareas, temo que mis »Elegido por la mayoría del pueblo en la
fuerzas no sean suficientes para desempeñar esperanza de que consagraria todos mis es-
un cargo que, aunque lisonjea y puede sa- fuerzos al bienestar Qel pais, y no al apoyo
tisfacer la_mayor ambicion, está sujeto á una de ninguna fraécion ni de intereses locales,
grave responsabilidad. renuevo hoy la promesa que ya habia he-


»Felizmente podré contar con la mas eti- cho, declarando que estoy resuelto en cuan-
caz cooperacion, pues tanto en el cuerpo le- to 10 permitan mis fuerzas, á sostener al
gislativo como en todas las dependencias del Gobierno bajo los mismos principios que nos
Gobierno se cuentan hombres de profundos han regido hasta aquí, adoptando como base
conocimientos y reconocida esperiencia,y yo de mi política esas grandes doctrinas repu-
impetraré el auxilio de aquellas personas bli"canas que constituyen la fuerza de nues-
cuyo talento y rectitud sean una segura ga- tra existencia nacional.
rantía del cumplimiento de sus deberes. De »Respecto al ejército y armada, que tanto
este modo, y con el firme propósito de hacer se han distinguido hasta aqui en el servicio
cuanto sea justo, espero poder cumplir im- activo, se cuidará de mejorar sus condicio-
parcialmente y con la necesaria actividad, nes, y al efecto, el Poder ejecutivo se ocupa-
para el mejor servicio del pais, los sagrados rá preferentemente de las escuelas naval J
deberes que se me han impuesto. militar.


»Mi guia será siempre la Constitucion, »Como americanos libres, no podemos
cuya defensa voy á jurar ahora, y para in- menos de interesarnos en todo cuanto tenga
terpretarla como es debido, apelaré á las de- por objeto dar la estension posible á la liber-
cisiones del poder judicial y á las prácticas tad civil y política, pero al mismo tiempo,
de los Gobiernos de los primeros Presidentes ¡lOS ejemplos de la historia y los sabios con-
que contribuyeron á establecer nuestro sis- sejos de nuestro querido Washington, bastan
tema político, no olvidando el ejemplo de· para que nos abstengamos de contraer alian-
esos ilustres patriotas que siempre me inspi- zas con potencias estranjeras. Cuando ocur-
raron respeto, y sobre todo el de aquel que rieren disensiones entre los demás Gobier-
por tantos títulos meréció el nombre de Pa- nos, nuestro deber .Y nuestros intereses nos
dre de la patria. obligan á observar la mas estricta neutrali-


»J?irigir las operaciones del ejército y de dad, mientras que nuestra situacíon geográ-
la armada de los Es!ados-Unidos, prévio el tica, el genio de nuestras instituciones y del
consentimiento del Senado, que es el que de- pueblo, el espíritu de la civilizacion, y sobre
be autorizar tam bien el nombramiento de todo, los sentimientos religiosos, nos indu-
embajadores y otros funcionarios públicos; cen á mantener la paz y amistosas re1acio-
dar cuenta al Congreso de la situacion del nes con todas las demás potencias. De espe-
pais recomendando las medidas que se crean rar es que no se suscitará ninguna cuestion
mas oportunas, y cuidar de que se respeten internacional, que cualquiera Gobierno re-
fielmente las leyes, son10s deberes mas im- suelto á defender sus propios derechos no
portantes gue impone la Constitucion al Pre-¡ pueda zanjar por medio de sabias negocia-
sidente, y puede esperarse con toda seguri- . ciones, y tratándose de un Gobierno como el




C.\P. Vil. ES1'ADOS-U~IDOS.


nuestro, basado en la moralidad é inteligen-
cia de sus ciudadanos, no cabe duda que
pondremos en juego todos los resortes de la
diplomacia ant.es de apelar á las armas. Por
lo que hace á las relaciones estranjeras, ob-
servaré siempre este principio porque lo creo
sumamente esencial para la conservacion de
los intereses y dignidad del pais.


»La autoridad de que está revestido el
Presidente, impone sagrados deberes; la
honradez, la rectitud y la fidelidad, son cua-
lidades indispensables para el desempeño de
este cargo, y la falta de una sola de ellas es
motivo suficiente para exigir la separacion.


» Deber mio será recomendar al Congreso
las medidas constitucionales que se crean
mas convenientes y necesarias para proteger
los grandes intereses de la agricultura, del
comercio y de la industria, para mejorar la
navegacion de nuestros rios, para estingüir
la deuda pública, y para introducir en fin, la
mayor economía en todos los gastos. El Con-
greso, que es el que está revestido por la
Constitucion de todos los poderes legislati-
vos, debení cuidarse muy especialmente de
regularizar todos los asuntos de nuestra po-
lítica doméstica. Yo confiaré siempre en el
ilustrado patriotismo de ese cuerpo, seguro
de que adoptará las medidas conciliatorias
mas convenientes para armonizar los inte-
reses y perpetuar la U nion, que debe ser el
principal olÜeto de nuestros esfuerzos.


» Terminaré felicitando á mis compatrio-
tas por el estado de prosperidad en que se
halla nuestro pais, merced á la proteccion de
la Divina Providencia, á la que debemos dar
gracias por haber guiado nuestros pasos
hasta llegar á la altura que ocupamos hoy
dia. Para seguir mereciendo sus favores de-


,


bemos observar prudencia y moderacion en
nuestros Consejos, evitando en 10 posible las
diferencias que producen inevitaLles disen-


siones; deLemos atenernos á los princlpIOs
mas justos y liberales, y dar una prueba de
patriotismo, respetando nuestra Hepública.»


Terminada la lectura del manifiesto, Taj"-
lor prestó eljuramento de costumbre ante el
Jefe de Justicia Tane.)', y hecho esto retiróse
el duodécimo Presidente de los Estados-Uni-
dos para recibir las felicitaciones de miles de
sus compatriotas j" entrar desde luego en el
desempeüo de sus funciones. Como el Senado
estaba en sesion, Taylor remitió en 6 de
marzo ele J 840 la lista de las personas ele-
gidas para formar su Gabinete, cuyos nom-
bramientos confirmó la Cámara alta al si-
guiente dia sin ninguna dificultad. A Juan
M. Clayton se le nombró Secretario de Esta-
do, á Guillermo M. Meredith, del Tesoro, á
Jorge W. Crawford, de la Guerra, á Gui-
llermo B. Preston, de la Armada, á Tomás
Evv'Íng, del Interior, á Reverdy Johnson, de'
Hacienda, y á .Jacobo Collamer, Adminis-
trador general de correos. El departamento
del Interior quedaba encargado del despacho
de los asuntos indios, de la venta de tierras
públicas, de la concesion de privilegios, del
censo, etc., de modo que segun vemos agre-
gáhase un miem hro al Gabinete, quedando
éste organizado de la manera que ya hemos
dicho, antes de cerrarse el Congreso (*). Las
sesiones estraordinarias del Senado se ter-
minaron en 21 de marzo.


A pesar de la gran popularidad del gene-
ral Taylor, reconoció se bien pronto que en
am bas Cámaras del Congreso iba á organi-


e) EH aquella legislatura se presentó pa m tomar asiento
el general Shields como Senador electo de IIlinois, pero se
le negó el derecho hajo el llrelesto de que no estaba natu-
ralizado con el Rufidente número de años. El Comité nom-
brado pam informal' sobre su elegibilidad opinó luego que
la eleccion del gellPral Shields era nula. yel Senado el1ton-
ees resoldó declamr la plaza vacante. La Cámara de IIIi-
!lois yolyicl sin emba¡'go á reelegirle, y el general tomó
lJ.siento en la legisl3tura siguiente.




HISTORIA DE LOS CAP, VII,


zarse una gran mayoría para hacer la opo-
sicion al Gobierno, y tanto por la actitud de
éste como por el descontento que habia cau-
sado la separacion de los demócratas de algu-
nos destinos, y el nombramiento de varios
whigs, el Presidente y su Gabinete tenian
suficiente motivo para inquietarse segun iba
acercándose el dia de la apertura del Con-
greso. Por otra parte, la situacÍon de Cali-
fornia y Nueva-México, á quienes no se ha-
bia querido conceder gobierno territorial, y
las diferencias suscitadas con motivo de ha-
ber reclamado Texas derecho de jurisdiccion
sobre una gran parte de Nueva-México, eran
asuntos que molestaban en gran manera al
Gobierno. El Presidente adoptó las disposi-
ciones que creyó mas oportunas en aquel
caso, y envió desde luego á California á
Mr., T. 13. King con cier,:tos despachos, dis-
poniendo tambien que marcharan varios ofi-
ciales á Nueva-México, en cuyo punto per-
maneció una fuerza suficiente para conser-
var la tranquilidad hasta que se arreglara
la cuestion de límites entre esta última pro-
vincia y Texas. El general Ta:rlor nombró
asimismo un gobernador y otros funciona-
rios para el nuevo territorio del Oregon, y
dispuso se terminase la medicion de las cos-
tas del Pa~ífico (*). .


Las cuestiones referentes á la tarifa, á las
mejoras públicas y otras por el estilo que
tanta agitacion produjeran algun tiempo an-
tes, parecian haberse olvidado IlOr el pronto,
y el pais volvia á fijar con preferencia su
atencion en el asunto de la e~clayitud, prin-
cipalmente á causa del aumento de territorio
Jebído á la reciente guerra con México. El
Sur, como era natural, se regocijaba de la


adquisicion de Texas (*), confiando en que
así podrian formarse nuevos Estados escla-
vos, y tambien abrigaba esperanzas de que
Nueva-México y C~lifornia se comprendie-
sen en la misma categoría. El Norte, por
otra parte, aunque reconocia la necesidad
de que en Texas predominase la influencia
de los defensores de la esclavitud, hacüi todo
lo posible para evitar que se propagara lo
que en su concepto era un mal y' un baldon
para la patria; y como, iba siendo cada vez
mas probab.1e que se escluiria la esclavitud
de California y Nueva-México, el Norte no
podia menos de alegrarse ante semejante
perspectiva, é intrigaba para que el Congreso
adoptase medidas á fin de combatir la in-
fluencia del Sur en las posesiones del Pa-
cífico.


En 2i de enero de ] 850, el Presidente re-
mitió á la Cámara un mensaje especial rela-
tivo á California y á Nueva-México, en el
que anunciaba que habia invitado al pueblo
de aquellas regiones á formar su Constitll-
cion, á fin de solicitar luego que se les admi-
tiese á formar parte de los Estados-Unidos.
Tamoien hablaba de las dificultades


, t ' 1 l' 't 1 1850. que ocurrran respec o a os 1ml ,es (e
Texas, manifestando que el pueblo de la
parte occidental de California acababa de
formar una Constitucion que se someteria al
Congreso (**). Algunos di as antes, es decir,
el 16 de enero, el senador F oote, del Mis-


I


sissippi, habia presentado un bill pidien-
do se concediera el gobierno territorial á


C) Debemos consignar aqui que el magistrado Story se
opuso por todos los medios posibles á la anexioll de Texas,
que consideraba, segun dice su hijo, como una violacion
palpable de la Constitueion y una indigna tentativa para
aumentar los males que resultaban de la esclavituu. Véase
la Yida y cal'las de José Su l'y, vol. 1I, págs, 508-15,


(') r(~as(~ el interesante discurso que sobre este asunto (") Los habitantes quisieron que se llamase Deseret al
jlI'Ollll:ll'iú d s"nadO!' Denton. Revista de los t,'clulr! (lItOS, nuevo Estado, qU9 se organizó despues como territorio bajo.
y,,1. 1I, I'ilg'" i2"-2n , ,,1 nom]¡re de Utah,




CAP. Vll. ESTADOS-UNIDOS. 1<;5


California, Deseret y Nueva-México, y se
autorizase al pueblo de Jacinto, prévio el
consentimiento de- Texas, para redactar su
Constitucion y organizar su Gobierno con
objeto de ser admitido despues á formar
parte de los Estados-Unidos. Este asunto se
comenzó á discutir el dia 22, dando lugar á
un prolongado debate, y el 29 de enero pre-
sentó Mr. Enrique Clay una série de acuer-
dos por los cuales esperaba dejar arreglada
para siempre la cl1estion de la esclavitud.
Su plan se red ueia en resúmen á que se
admitiera á California como Estado, á for.:.
mar gobiernos territoriales en las nuevas
regiones adquiridas, á frjar los límites de
Nueva-México y Texas, á proponer que esta
república pagase la deuda contraida antes
de la anexion de los Estados-Unidos, á decla-
rar improcedente la abolicion de la esclavi-
tud en el distrito de Columbia mientras exis-
tiere en Maryland sin el consentimiento del
pueblo, del Estarlo y del distrito, á vigorizar
la ley referente á la captura de esclavos fugi-
tivos, y á declarar por último, que el Con-
greso no tenia derecho á impedir el ti-ático
de esclavos en los Estados que se dedica-
ban á él.


MI'. Clay, cuya salud estaba ya quebran-
tada por los años y los asíduos trabajos de
su larga carrera pública, comenzó á redac-
tar en 5 de febrero una defensa del plan que
proponia, y con afectuosas palabras rogó al
Senado que le escuchara atentamente, pues
queria demostrar cuán funestas conseeuen~
cias podrian originarse si llegaba á disol-


verse la Union. Su discurso .fué oido
1850. l·· 1


re IglOsamente, y a mayoría del pue-
blo aprobó sus ideas y sentimientos. En la
de febrero remitió el general Taylor al Con-
greso la Constitucion adoptada por Cali-
fornia, pero este Estado, tan jóven y vigo-
roso, no fué admitido entonces, como se


esperaba, á formar parte de la Union.
Juan C. Calhoun, así como su compañero


Enrique Clay, era ya de una edad muy avan-
:ada, pero aunque habia perdido la salud
y las fuerzas, presentó en el Senado en 14
de marzo un elocuente discurso, que por
hallarse aquel muy débil, fué leido por
Mr. Mason de Virginia. Calhoun defendia lo
contrario que Mr. Clay, y como era de espe-
rar de sus conocidas opiniones sobre los de-
rechos del Sur, sostenía que seria convenien-
te disolverla U nion, emitiendo el parecer de
que la política del Norte era tan agresiva é
injusta, que justifrcaba sufrcientemente la
medida. Por notoria que fuese la rectitud y
sinceridad de MI'. Oalhoun, no participaban
de sus opiniones ni aun los principales hom-
bres del Sur, y eraimpusible que el pueblo
americano aprobase su proyecto para arre-
glar las diferencias existentes. Añadiremos
aquí de paso, que el elocuente Senador de la
Carolina del Sur, cuya salud iba deca'yen-
do rápidamente, falleció el 31 de marzo.
Mr, Calhoun se habia consagrado la mayor
parte de su vida al servicio de su pais, y por
poco aceptables que fueran sus opiniones en-
tre la mayor parte de sus compatriotas, nin-
guna podia poner en duda su rectitud, su
gran inteligencia y energía, .Y su sÍncero de-
seo de contribuir al bienestar de la patria (*).


Daniel Webster emitió tambien sus opi-
niones al tomar parte en los debates en 17 de
marzo, yen términos que sentimos no poder
trasladar aquí, combatió la esclavitud, dan-
do á conocer que su mayor deseo era atenuar
las consecuencias de aquella. Mr. Seward,
de Nueva-York, y otros senadores tomaron
parte en aquel importante debate.


Hácia frnes de febrero, Mr. Foote de Mis-
sissippí presentó una proposicion, pidiendo


e) Las obras de .Tuan C. Call1uun se coleccionaron y pu-
blicaron en seis \'olúmenes que no dejarán de ser útiles é
interes~\lltes para el aficionado a la historia.




HISTORIA DE LOS CAP. VII.


(IlIe el asunto de los gobiernos territoriales
para California, Utah, y ~ueva-~Iéxico, se
discutiera por un Comité especial de trece in-
dividuos, el cual deberia tambien indicar los
medios mas convenientes para arreglar de
una vez las enojosas'diferencias á que estaba
dando lugar la cuestion de la esclavitud. La


proposicion de Mr. Foote se discutió
1850.. . 1


varIas veces, pero sm que se reso -
viera nada hasta el 18 de abril, en que se
aprobó por treinta votos contra veintidos.
Los acuerdos de ~Ir. C1ay así como tambien
otros prm-entados por 1\1r. BeU, del Tennes-
see, se pasaron al mismo Comité, el cual se
componia de seis diputados del Norte y otros
tantos del Sur, y de NIr. Clay que fué elegi-
do Presidente.


El dia 8 de mayo, 1\1r. Clay sometió á la


Entre tanto ocurrian importantes aconteéi-
miento s : la Convencionde Nashville, orga-
nizada por los. partidarios de la esclavitud,
se reunió á principios de junio, mas aunque
parecia que iba á originarse algun conflicto,
no sucedió así afortunadamente, pues las
proposiciones que se presentaron para el ar-
reglo de la cuestion que entonces agitaba al
pais. no eran nuevas, ni tampoco importan-
tes. Texas por su parte, trataba de adoptar
una política que en su concepto debia resol-
ver favorablemente la cuestion de límites con
Nueva-México, pero esto no era cosa fácil, y
el Presidente tomó sus disposiciones para que
las leyes se respetaran religiosamente.


En medio de esta escitacion cayó enfermo
el general Taylor y á los cinco días, es de-
cir en 9 de julio de 1850, entregó su alma á


consideracion de sus compañeros, un pro- Dios á los sesenta y seis años de edad, y
yecto para arreglar todas las diferencias, sin que le hubiera quedado tiempo de llevar
acompañando una série de bills que tenían á cabo los planes que se habia propuesto al
por objeto admitir á California como Esta- ser nombrado Presidente de los Estados-Uni-
do, establecer gobiernos territoriales en Utah dos. La muerte de aquel héroe fué en extre-
y Nueva,México, pagar á Texas una suma mo sentida, y las honras fúnebres que se le
suficiente á fin de arreglar la cuestion de lí-I hicieron, revelaban que aunque hubiese mu-
mites, dictar las órdenes mas oportunas pa- 1


I
chos que no participasen de sus opiniones


ra la captura de esclavos fugitivos, y últi- políticas, ninguno ponia en durla que el ge-
ll1amente, abolir el trünco de esclavos en el . ne~al Taylor era un esclarecido ciudadano
distrito de Columbia ~*). amante de su patria, y que había desempe-


Al tratarse este asunto promoviéronse en 0- ñado siempre sus deberes con el ~nayor celo
josos y prolongados debates que duraron va- y rectitud.
rias semanas sin que se resolviese cosa al, Millard Fillmore dirigió en 10 de julio ü
guna, hasta que á principios de agosto se las dos Cümaras del Congreso un breve, pero
reconoció que no seria fácil conseguir la sentido mensaje deplorando sinceramente
aprobacion del bill omnibus, como así se lla- que la muerte del genera] TayIor, le elevase
maron los presentados por MI'. Clay (**). á la silla presidencial, y recomendando que


(') El Senador Denton prolHlllciú Pll a([ueIla oeasion un se tributasen los debidos honores al
nutable discurso eombatiendo el plan de esclavitud prG- ilustre difunto. En el mismo dia 1850.
puesto por )[1'. Clay. En la Revista de 108 (¡·eintn CUlOS se en-
contrari\lllos principales párrafos, vol. If, págs. í4!)-fi5.


('.) Los dcbates que sobre estc asunto tuvieron lugar en
el Senado en 22 tle julio de 1850, se encontrarán cn la Vida,
cOI·¡·e.'pondenria !I disclII'''¡os ele Em'i'/lw elay, vol. VI, pági-
Has ::;29-0í.


prestó l\1r. Fillmore el juramento de cos-
tumbre, y el dia 13 se verificaron los fune-
rales. Mr. \V. R. King fué elegido Presi-
dente, pro tempore, del Senado, y habiendo




,


.~~
í;






CAP. \"11. ESTADOS-PNIDOS.


dimitido todo el Gabinete cubriéronse las límites. Por este tratado, reconocido ahora
vacantes en el acto. Como Daniel Webster como ley suprema del pais, se estipula que
se encargó de la Secretaría de Estado (,,), el los habitantes serán protegidos así en sus
nuevo Presidente se podia contar tan seguro, libertades como en el usufructo de sus bie-
como si se le hubiere elegido por el voto nes, permitiéndoseles el libre ejercicio de su
particular. religion; y dicho está con esto que es deber


En 6 de agosto remitió el Presidente á la del Presidente proveer al cumpli-
1850.


Cámara un mensaje referente á la euestion miento de la citada ley en todas sus
de límites entre Texas y Nueva-México, partes. Este es seguramente el único objeto
acompañando al propio tiempo copia de la que debe proponerse el Por1er ejecutivo.»
contestacion de MI'. Webster á la carta del Durante el mes de agosto las diversas
gobernador Bell, fechada el día 5, en la medidas propuestas en el bill omnibus fueron
cual se quejaba de la conducta elel coronel aprobadas separadamente por el Congreso,
J10nroe en Nueva-JIéxico. La carta de y en el mes de setiembre las sancionó el Pre-
.Mr. Webster, es tan clara como concisa, y si dente Pillmore (*). Poco despues se resol-
en ella alega que los Estados-Unidos no viódefinitivamente la cuestion de Texas .Y
deben intervenir en los asuntos ajenos á di- Nueya-México, habiénClose acordado satisfa-
cha provincia, anunciando al propio tiempo cer á la primera diez millones de d UTaS para
(lue el Presidente estaba resuelto á defender satisfacer sus demandas contra los Estados-


"'los derechos y leyes de ~ lle\~a-l\Iéxico, así Unidos. El dia 13 se aprobó en el Senado
como de Texas, hasta qüe el Congrcso re- por treinta y cuatro votos contra diez y ocho
sOlviel'a sobre aquel asunto. A continuacion el bill reconociendo á California como Esta-
reproducimos un párrafo de (liúha carta que do, y otro por el cual se concedia el go-
da á conocer las ideas de su autor. Hé]o aquí: bierno territorial á Nueva-J\Iéxico; y en IR
«En una de las últimas comunicaciones, di- de sctiembre recayó tambien la aproba-
rigida al Congreso con fecha 17 de junio cion sobre dos mas, el primero referente á
último, declaraba el Presidente que no tenia· los esclavos fugitivos" .Y el segundo para
derecho para resolver la cuestion de límites, suprimir el tráfico de esclavos en el dis-·
ni deseaba tampoco intervenil' en ella, y trito de Columbia. Segun la Constitucion
que la autorizacion para hac.:erIo, debia resi- de California, prohibíase en este Estado la'
dir en otra parte. El objeto del Gobierno esclavitud, pero no se resolvia' nada respecto
ejecutivo, ha sido, y puedo asegurar que aun á Nueva-NIéxico y Utah. Mrs. \V. ::\I. Gwinn
lo es, conservar la paz del pais, mantener y J. C. Fremon,t, seJadores electos, de Cali-
en cuanto sea posi~le el estado de cosas del fornia,·tomaron luego asiento entre los miem-
mismo modo que en la fecha del tratado, y bros del gran Consejo de la nacion.
defender los derechos de las partes respecti- De este modo se dió por entonces fin á los
vas hasta que se resuelva por una autoridad violentos y enojosos debates suscitados al
competente la importantísima cuestion de discutirse la enmienda de \Vilmot, y espe-


(') Tomás CUl'Will fué numbrado Secretario del Tesoro;
C. M. Conrad, de la Guer1'd; 'V. A. Graham, de la Arma-
rla; Alejandro IT. H. Stuart, rIel Interior; J . .l. Crittenden,


(') .\11'. Benton hace varias observaciones respectu á la
opinion de algunos f'enaelores del SUl', al diseutit's(' la a.l-
mision (h~ Cetliforn ia <,omo Estaao ele la Union, y repl'orlucp


de Hacienda, y )J. 1\. Hall, Administrador general de tam\lien la protesta lju" Jit'lllaron diez micmlJrus , iJl~isti('n-
correoR. do en qUe se irls(~l'lara 1;11 el Diodo de 'a8 8C.·il·(J}/(l ......


TO~!O JII.




IllSTORIA DE LOS CAP. nI.


l'ábase fllndadalllente por todos los verdade-
ros amantes de su patria que terminarian al
fin las discordias á que habia dado lugar la
cuestion de la esclavitud; pero sentimos de-
cir que no fué así, y q \le en n uostro conoep-
to es prolmble se pasen muohos años sin que
se oonsiga tan apetecible resultado. Por lo
que hace al 7J1'U referente á los esclavos fugi-
tivos, declarado como ley en 1850, puede
decirse que no satisfizo á ningun partido,
pues mientras le irritaba al i'l"ortc el ,sistema
propuesto 'para .apoderarse de los esclavos
fugitivos y lo restante del proyecto, exas-
perábase el Sur al ver que se aumentaban las
dificultades de recobrar aquellos, y por esto
Bra de presumir (iue se promovieran distur-
bios, que la ley llegara á sor odiosa, y por
l\ltimo, que no' se pudiei'a poner en ejecu-
cion (*). No se necesita mucha penetracion
para comprender que en nuestro pais se ha-
lla este asunto muy lejos de tocar á su fin.


Los demás actos de la legislatura no oran
de bastante importancia para que hablemos
de ellos aquí; votáronse ciertas cantidades
para gastos estraordinarios, se aceptaron
varios buques ofrecidos por Mr. Enrique
Grinnell, de Kueva-York, para enviarlos en
busca de Sir Juan Ftanklin, se acordó au-
mentar las fuerzas del ejército,'y en :30 de
setiembre de 1H50, cerróse el Oongreso des-
pues de una legislatura que habia durado
trescientos dias, y que fué por consiguiente
la mas larga desdp la organizacion del Go-
hierno.


(') A pl'inc;ipios d,~ [831 Se' jJl'orlnj'J no pOi'a eSi~iLal:ion,
por habel'Sl" cogido en Boston un PSdcl\'O fngiti\'o, en Clllll-
plimiento de la lp~ últimamente apl'obacln. ella tlll'ha .~om­
puesta en su mayor parte de personas de color, penetró en
la ImlJitacioll dOllll\~ ";8 hallaba e[ fugitivo cu¡;tüdiaLlo por
yarios ollc:ialos, y se lo llpyó por la fuerza, Inmediatamente
~c L1ió cupnta ud hecho en ,Yashingtoll, y en 18 de febrero
i~s[litlió el PrcsiLll'nt" una proclama anunoiando que estaba
l'eslwlto á q\le se cumpliera la l,~l'. Tamhiell remitió un men-
snje al SCllf\ill) [I}l'<! ll"tilk.ll' [,) ocurri.lo.


El resultado del séptimo censo, formado
aquel año, era el siguiente:


POBLACION DE tOS ESTADOS-UNIDOS EN EL AÑO DE 185 O.
Pohlac;"n hlanca ~n tos Estado' lilJn's. . .


1l1. id. libre, en los Estadus pSf'la-
Yos ••••.


Itl. de' rolol', libl't>.


SUlna.
Eselavos.


Tnlal gf'-tlf'l'al dI' poblacioll.


13.434,5~8 I
o.H2,1>31


4:.W,i10


i 20.270,421) ,
3.201,m:J


23.480,513


Comparando este censo con el de 1840,
resultaba en los Estados @'Sdla~os una dis-
minucion de setecientos setenta y ocho mil
quinientos sesenta y ocho, desde el mencio-
nado año mientras que en los Estados liures
habia habido en el mismo período un au-
mento de tres millones setecientos setenta y
nueve mil novecientos treinta y tres. Así
pues, el total general de poblacion d.e los
Estados-Unidos en 1850, era, como dejamos
espresado, de veintitres millones cuatrocien-
tos ochenta mil quinientos trece habitantes.
En la nueva proporcion que se hizo para los
representantes, los Estados libres obtuvie-
ron uno mas, reuniéndose así el número de
ciento cuarenta y tres, mientras los Estados
esclavos le perdieron, quedando su cifra re-
ducida á noventa.


La situacion de la hermosa Isla de Ouba y
su proximidad á los Estados-Unidos, eran
una razon para que la mirasen con el mayor
interés nuestros compatriotas. En parte
con fundados motivos, y á veces tambien
1)or la ambicio n de muchos de nuestros con-
ciudadanos, hase hablado con frecuencia de
proyectos y tentativas que tenian por objeto
incorporar la Isla de Ouba á las posesiones
de los Estados-Vnidos, y España por su
parte, siempre recelosa de su poderosa ri-
val, ha ejercido el mayor rigor para que se
respete su autoridad, persiguiendo á los fili-




CAP. ,'J!. ESTADOS-U:'<IDOS.
busteros, y desbaratando todos los planes
que se fraguaban para apoderarse de aque-
lla fértil isla. Al llegar á esta parte de nues-
tra narracion, parécenos oportuno decir algo
acerca de las piráticas espediciones que con-
tra Cuba se emprendieron en 1850 y 51,
pero citaremos los hechos lo mas concisa-
mente posible.


Habiéndose circulado el rumor de que los
mismos cubanos estaban dispuestos á insur-
reccionarse, hiciéronse algunos esfuerzos en
1849 á fin de organizar una espedicion en
los puertos de los Estados-Unidos, sabido lo
cual por el general Taylor, qne era enton-
ces PI'esidente, espidió en 11 de agosto


nal en el mas alto grado y tiende ti turbar la
paz del pais, COIll pmmetiemlo el bonor de la
nacion. Por lo tanto, exhorto á todos los
buenos ciudadanos, á los que aprecian en
algo su. dignidad , á los que respetan sus le-
yes y las de las demás naciones y á los que
desean en fin la conseryacion de la paz J' el
bienestar del pais, que se opongan é impidan
por cuan tos medios estén á su alcance, la
realizacion de semejante empresa; y yo in-
vito á todos los oficiales de este Gobierno.
tanto civiles como militares, á que no per-
donen esfuerzo alguno para detener ó arres-
tar [í, todos aquellos que llegan hasta al
punto de olvidar sus propias le,yes y nuestros


una proclama concebida en estos términos: sagrados compromisos con las naciones ami-
«lIay motivos para creer que se está prepa- gas.»
rando una espedicion armada en los Estados~ A pesar de esta proclama con tinnaron los
Unidos con objeto de invadir la Isla de Cuba preparativos para la espedicion, que se 0)'-
ó algunas delas provincias de México; pero ganizó al fin militarmente en Nueva-Orleans,
segun los informes mas autorizados, pare- poniéndose al frente de ella un cubano, lla-
ce que el primero de dichos puntos es el mado Narciso Lopez, y hácia meJiaJos de
principal á donde se dirigirá la citada espe.- mayo, emprendieron la marcha los filihus-
dicion. En semejante caso, deber es de este teros, fingiéndose emigrantes. Lopez


1850.
Gobierno observar el cumplimiento de los y los suyos, cUJo número no bajaba
tratados é impedir una agresion de nuestros de seiscientos, desembarcaron el 18 Jo. maJo
compatriotas contra los territorios de las na- en Cárdenas, donde publicaron una pompo-
ciones amigas, y por lo tanto he creido opor- sa proclama, pero en vez de encontrar pa1'-
tuno y conveniente espeJir la presente pro- tidarios, el pueblo se levantó co~tra los ¡n-
clama con el objeto de prevenir á todos los vasores, y Lopez, despues de un sangriento
ciudadanos de la Union que tomasen ~arte combate, durante el cual quemaron los fili- .
en tamaña empresa, violando así nuestras busteros la casa del gobernador, apoc1crán-
leyes y trat~dos, que quedarán sujetos á las dose de varias talegas de dinero, volvió á
penas impuestas por los decretos del Con- embarcarse con su gente en el vapor La
greso. Los que olvidaren hasta ese punto sus Criolla. Los secuaces de Lopez insistieron
deberes, no deben esperar apoyo ni protec- en que se les condujera á Key \Vest. donde
cion alguna de su Gobierno, sea cual fuere los recogió, apenas llegaron, el vapor de
el estremo á que se viesen reJucidos á con- guen<1 Pizarra, mas aunque el comandante
secuencia de su conducta, pues una empresa español exigió la devolucion del dinero roba-
que. tiene por objeto invadir el territorio de do y la entrega de los invasores, no obtuvo
una nacion amiga, y que se organiza dentro ni una cosa ni otra de las autoridades ame-
de los mismos límites de la U nion, es crim i- ricanas. El mismo vapor recogió 1 llego en la




itiO HISTORiA DE LO" CAP. y tI.


isla de Conto,)" (costa de Yucatan), que era dando lugar á las mas funestas consecuen-
el punto de reunion de Lopez, unos cien
hombres que fneron conducidos á Cuba, y
como las fuerzas navales despachadas por
el Presidente llegaron por desgracia dema-
siado tarde á fin de impedir la invasion de
Lopez, faltó muy poro para que el gober-
nador español no condenara á muerte á to-
dos los piratas.


Poco despues volvió á conspirar Lopez,
pues no faltaba quien le animase á seguir
adelante con sus proyectos contra Cuba. El
general Quitman y otros, :comparecieron en
Nueva-Orleans ante el Gran Jurado, por
acusárseles de haber tomado parte en una
espedicion, y el general quedó detenido en 3
de febrero de 1851 ~ pero no se le declaró
culpable, aun cuando muchos creian que lo
era. A fines de abril, J. O. Sullivan, el ca-
pitan Rogers, y otros, fueron arrestados en
?\ ueva-York, habiendo embargado las auto-
ridades el buque que tenian preparado, y el
dia 25 publicó el Presidente Fillmore otra
proclama, en la cual manifestaba estar per-
suadido que la espedicion contra Cuba habia


sido proyectada principalmente por
1851. t' . f' 1 es ranJeros, qUIenes ragua )an sus
culpables planes en nuestras costas para
atacar á una nacion a{uiga, sobornando á
nuestros compatriotas, especialmente á los
jóvenes sin esperiencia, para que los auxi-
liasen en sus inícuos proyectos. El Presiden-
te añadia, que atendido que semejantes es-
pedieiones solo tendrian por objeto el robo y
el pillaje, no podrian menos de ser conde-
nadas por el mundo civilizado, considerándo-
las como una violacion palpable de la ley de
las naciones, y que por lo tanto exhortaba
á todos los buenos ciudadanos y hombres
honrados á que se opusieran por todos los
medios posihles á una tentativa qne no po-
dia menos de manchar nuestra reputacion,


Clas.
El atrevido jefe cubano, á quien favore-


cian Ja.s circunstancias, consiguió burlar la
vigilancia del Gobierno, .Y en 3 de agosto se
hizo á la vela en Nueva-Orleans á bordo del
vapor Pampel'o ~ llevando consigo una fuer-
za de cuatrocientos hombres. El dia 11 lle-
gó á la costa de Cuba frente á la Habana,'y
continuando la ruta hácia el oeste, avanzó
hasta mas allá de la bahía de Honduras, en
cuyo punto encalló el vapor en un arrecife
de coral. Lopez desembarcó entonces en la
isla de Playtas con todas sus tropas, y pe-
netró tierra adentro con trescientos hom-
bres, mientras el coronel Crittenden, su
primer oficial, que se habia quedado atrás,
era atacado por fllerzas considerables y der-
rotado completamente. Crittenden escapó
con gran dificultad, y pudo hacerse á la mar
en los botes; pero poco despues, él Y [os cin-
cuenta hombre:5 qne le acompañaban, caye-
ron pri'sioneros, ,y conducidos á la Habana,
condenóseles á m nerte y se les fusiló el dia
16. Entre tanto, Lopez que habia avanzado
á una distancia de diez millas, fné atacado en
Las Pozaa. por ochocientos hombres de tro-
pas españolas al mando del general Enna,
y despues de un sangriento combate, en el
que pereció mucha gente por una parte y
otra, Lopez se retiró á las montañas, donde
perseguido de cerca por los es pafíoles, fué
cogido con todos los que le seguian, y tras-
ladado á la Habana en clase de prisionero, en
cuyo punto sufrió la pena de garrote en 2(i
de agosto. Las autoridades españolas no
recurrieron á los estremos con los demás
prisioneros, contentándose con enviar unos
ciento á EspaI1a, yen 185'2, por mediacion
de nuestro Gobierno, permitióseles volver al
fin á los Estados-Unidos (*).


C) Si0'ldo I'[,i'i'iLlcllte :\11'. Polk. se ofreció á Espaihl como




CAP. VI!. ESTADOS-CXIDOS. 1Iil


Durante el mes de noviembre, se celebra- Océano pacífico, y al hablar de la Hacienda,
ron en varios puntos del pais rneetings pú- decia el Presidente que los ingresos del
blicos, con objeto de dar á conocer el deseo Tesoro para el año que concluia en 30 de
<lel pueblo de que se conservara la Union, y junio de 1850, representaban la cifra de
tambien para inducir á los principales ciu- cuarenta y siete millones cuatrocientos vein-
<ladanos á que apo,yasen las medidas adopta- tidos mil duros, ascendiendo los ingresos á
das por el Congreso. Philadelphia, Boston, poco mas de cuarenta y tres millones; la
Cincinnati, Nashville y otras villas y ciuda- deuda pública quedaba reducida á quinientos
des, secundaron los esfuerzos de los verdad e- millones, de los cuales debian satisfacerse
ros patriotas que deseaban favorecer la Union ocho en el término de dos años.
á todo trance, y las cartas ele Clay, ,Vebster, Al tratar la cuestion de tarifas, espresá-
Cass, Poinsett y otros, influyeron no poco base el Presidente con la mayor libertad en
para que se tratase de alcanzar el objeto. 1 108 siguientes términos: «La esperiencia ha
Sin embargo, en varios puntos del Sur pre- demostrado cuan útil· y conveniente es des-
dominaba el espíritu de desunion, y no tinar una gran parte de la renta que se
faltaban hombres tales como el general Ja- obtiene de los impuestos sobre las impor-
cobo Hamilton y otros, que escitaban á la taciones para cubrir las atenciones del Go-
Carolina del Sur á que meditase bi@ sobre bierno; el derecho de hacerlo así es incues-
aquel asunto. tionable, y el objeto es llenar las arcas del


La legislatura del Congreso trigésimo! Tesoro; pero si al hacerlo así se obtiene
primero, comenzó el 2 de diciembre de 1850, tambien la ventaja de proteger la industria
en cuyo dia se recibió el primer mensaje de nuestros conciudadanos, estamos en el
anual del Presidente Pillmore. Este bien re- deber de aprovecharnos de aquella ......... ..
dadado documento empezaba hablando de la ............. Una tarifa elevada no puede ser
sensible muerte del general Taylor, con cuyo nunca peJ:manente ................... Todos los
motivo decia el Presidente que era su deseo derechos deben ser específicos siempre que
tratar las grandes cuestiones de la política lo permite la naturaleza de los artículos:
de su pais con arreglo á las indicaciones de los derechos ad valoi'em fluctúan con el
su digno antecesor. Mr. Fillmore declaraba precio é incitan al fraude.y al engafío, los
luego que se proponia defender la Constitu- derechos específicos por el contrario, son
cion y que estaba resuelto á que se respeta- iguales y uniformes en todos los puertos y
sen fielmente las leyes y á ejercer su autori- en todas las épocas, é inducen al que impor-
dad con la mayor prudencia. ta los artículos á traer lo mejor, puesto que


Anunciábase despues en el mensaje que no ha de pagar mas que por los de inferior
el estado de las relaciones estranjeras no calidad.}> El Presidente hablaba luego de los
podia ser mas lisonjero, puesto que los Es- asuntos indios, del ejército, de la armada y
tados-Unidos estaban en paz con todas las del servicio postal, manifestando entre otras
potencias, incluso Chile y el Perú; se daba cosas que el número de administraciones de
cuenta de haberse abierto los caminos, de correos existentes en los Estados-Unidos
Nicaragua y Tehuantepec en direccio~ al ascendía ya á diez y ocho mil cuatrocientas


diez y siete, v que convendria reducir los prarlaIsla deClIl)[\ por cien millones Lle duros, pero aquel J
GoLierno no [pliso l'scl.whar proposi('ifll1PS. derechos. Respecto á la cuestion de mejoras




HISTORIA DE LOS CAP. YJI.


públicas, Mr. Fillmore dió (1 conocer fran- asegure la paz de la patria y se fortalezca
camente sus ideas, demostrando que el la union del Gobierno que nos rige.»
Congreso estaba suficientemente autorizado Los informes anuales de los jefes de los de-
para llevar á cabo las que tuviese por con- partamentos que se remitieron al Congreso.
veniente. • con el mensaje del Presidente, contenían di-


Al hablar del asunto de la esclavitud que versas indicaciones acerca de las mejoras que-
de tal modo habia ocupado la atencion del convendria introducir en los diversos ramos
Congreso, espresábase el Presidente en estos del servicio público. El Secretario de la Guer-
términos: «Apenas podia esperarse que las ra anunciaba que el ejército, incluso los ofi-
medidas aprobadas en la última legislatura oiales, constaba de doce mil trescientos hom-
con objeto de arreglar las diferencias á que bres; el Secretario de la Armada decia que
habia dado lugar la· cuestion territorial .y la se contaban en esta siete navíos de línea,
de la esclavitud, produjeran desde luego un doce fragatas, veintiuna corbetas de guerra,


favorable resultado, pues las mútuas cuatro bergantines, dos goletas, quince va-
1850.


concesiones no son nunca bien reci- pores, y otros varios buques pequeños; y
bidas por los hombres de ideas avanzadas, por último, el Secretario del Interior hacia
por mas que sin aquellas no se pueda obser- varias é interesantes observaciones respecto
val' debidamente la Constitucion, respetán- á las tierras públicas, proponiendo que se
dola como es debido. Se han necesitado mu- abriese una oficina especial para este ramo,
chos meses de enojosos debates y discusiones y recomendando la construccion de una via
para obtener que la .mayoría del Congreso férrea ó de otro camino cualquiera que ]]e-
aprobara las medidas propuestas y hubiera gase hasta el Pacífico.
sido á fé muy estraño que el pueblo y los En aquella legislatura se trataron varios
Estados prestasen tambien su aprobacion, 'aSlmtos del mayor interés é importancia"
escitados como estaban por las violentas pero se perdió tanto tiempo inútilmente, que
polémicas de los representantes................ se dejaron sin discutir muchos bills del ma-
Yo considero la série de medidas á que aludo yor interés sobre los cuales debian resolver
como un arreglo en prin9ipio y en sustancia: ambas Cámaras con urgencia, y asimismo
como un arreglo final de la peligrosa cues- dejaron d~ aprobarse ciertas medidas de
tion que se estaba debatiendo................... trascendencia, unas por falta de tiempo y
De este modo ha cesado la agitacion que otras por culpa de la oposieion. La 1850.
inquietaba los ánimos, y yo aprovecho esta mayoría de la Cámara aprobó un
oportunidad para exhortar á mis compa- bill, para mejorar los ríos y los puertos, pe-
triotas á que no se aparten de esta política, ro no mereció la aprobacion del Senado, así
porque es el único medio de restablecer la como tampoco una proposicion pidiendo que
paz y la tranquilidad del pais, manteniendo se creara el cargo de teniente general del
la integridad de la Union.» El Presidente ejército, con el cual se queria obsequiar
terminaba su mensaje con estas palabras: al general Scott en recompensa de sus se1'-
«Penetrado de gratitud por los favores de la ViOlOS.


Divina Providencia, yo confío que Los bills mas importantes que se aproba-
1850. lejos de retirarnos su proteccion, se- ron fueron: el relativo á los sueldos del
guirft guiando nuestros pasos á fin de que se cuerpo diplomático, el del ejército y arma-


.


! ,




CAP. Yl!. ESTADOS-U)\IDOS. toa


-da, el referente á construccion ele faros, y de diciemlJre, en cuyo dia envió al Encarga-
uno en fin por el cual s:~ reducían á tres cén- do austríaco una respuesta que no era fá-
timos los derechos de postaje sobre las car- oil olvidara aquel nunca. Mucho sentimos
tas, siempre que no tuviesen que recorrer
mas de tres mil millas de distancia. Tam-
bien se aprobaron varias medidas respecto
.á reclamaciones de territorio en California;
se dispuso la creacion de un hospital mili-
tal', y se autorizó en fin al Presidente para
disponer de un huque del Gobierno, á fin
de que recogiera y condujese á los Estados-
Unidos al general Kossuth .y otros húngaros
desterrados (*).


Siendo Presidente el general Taylor, y
con motivo de la lucha en Hungría, f'e nom-
bró comisionado á MI'. A. Dudley Mann
para que marchase á Viena á fin de obser-
var la marcha ele los acontecimientos, y re-
conocer en caso necesario la República
húngara; pero tan pronto como supo esto
aquel Gobierno. comunicó sus instrucciones
al caballero Hulsemann ~ encargado de ne-
gocios de Austria en \Yashington, para que
protestara contra la conducta de los Esta-
dos-Unidos por permitirse intervenir en
asuntos con que naela teniamos que ver. En


cumplimiento de lo que se le enear-
1850. b 1\,1~ fI 1 d' . " ga a, 1t'.tr. U semann ~ lrlgw con
fecha 30 de setiembre una nota al Secre-
tario de Estado, en términos tan acres co-
mo enérgicos, nota á que no pudo contestar
lVIr. Webster, por varias causas, hasta el 21


C) Exigiendo l~s necesidades púhlicas que se lIlPjorara
algun tanto la eilHlu(1 (]e "'ashington, '~otóse una cantidad
en aquella legislatura ú fin de agrmlClur desde luego al Cct-
pitolio conforme al plan qne pareciera mas oportuno al Pre-
si(lente. Habiéndose aproba(lo un proyecto por el cual se
aumentaba en !lila lIliLld lilas el edificio, llióse inmediata-
mente prineillio ú b. obra, y el Presidente colocó la primera
pieura el1 de julio nnte Ulla inlllens~ concurrencia, mien-
tras Daniel vVebster pronunciaba UIl m:lgllifleo lliseurso
digno de su fama y del pais ú curo servicio se habia eOll-
'sagrado tanto tielllpo. V"':lse lél Yida !(o[»'''-' de Wellst!'/',
vol. 11. púg~. r;¡¡'l-li2!1.


no tener suficiente espacio para reproducir
áquí íntegra la carta, pero copiaremos uno
ó dos párrafos para que se conozca cuále:;;
eran las opiniones del Gobierno de los Esta-
dos-Unidos, en el asunto relativo á la cue:;;-
tion de Hungría.


«El Gobierno y el pueblo de los Estados-
Unidos, así como el de otras ilustradas na-
ciones, se interesa viyamente en todos los
acontecimientos de esta época notable, sea
cual fuere la parte del mundo donde tienen
lugar; pero el interés que demuestran los
Estados-Unidos por esos acontecimientos, no
suponen en modo alguno un deseo de sepa-
rarse de esa neutralidad para con las poten-
cias estranjeras, que es uno de los principios
fundamentales, una de las mas arraigada.s
máximas en la historia política de la Union.
Ese interés ha sido la consecuencia necesa-
ria de la esÜ'aña marcha. de los mismos
acontecimientos, que no podian menos de
llamar la atencion del mundo, por cuanto
formarán una página memorable de la his- .
toria. Pero el infrascrito quiere ir aun mas
lejos, y declara francamente que como esos
acontecimientos estraordinari'os reconocen
por orígen las grandes ideas de los Gobiernos
populares sobre que están basadas las cons-
tituciones de América, no era posible que
dejaran de inspirar la mas profunda simpa-
tía al pueblo de este pais. Merced á
1 "d" t" el 1850. as conOCl as Clrcuns anClas e nues-
tra historia, somos los representantes de los
mas puros principios del Gobierno popular;
con este carácter figuramos á los ojos del
mundo; no podriamos ocultarlo aun cuando
quisiéramos; no seria fácil ocultar á los ojos
de la humanidad las causas á que debemos
haber llegado á ocupar en nuestra breve car-




HISTOHlA DE LOS CAP. VII,


rora un lug'ar distinguido entre las naciones
civilizadas del mundo, ni menos nos seria
fácil combatir las ideas ó defraudar las espe-
ranzas de hombres quo en otros paises am-
hicionan un Gobierno libre ..... El poderío de
esta República se estiende ahora sobre una
de las regiones mas ricas j' mas fértiles del
globo, cuyo territorio es tan vasto, que com-
parado con el de la casa de Hapsburg, solo
apareceria este como una mancha en la su-
perficie de la tierra; su poblacion, que llega
ya á veinticinco millones de habitantes, es-
cederá á la del. imperio de Austria dentro del
período mismo en que es de esperar que
Mr. Hulsemann siga aun desempeñando las
honrosas funciones que le encomendó su Go-
bierno; por su navegacion y comercio, com-
pete casi con la mas antigua y mas comer-
cial de las naciones; sus'fuerzas marítimas
recorren todos los mares como sabe muy bien
el Austria; la vida, la libertad y las propie-
dades de nuestros ciudadanos están protegi-
das por sabias leyes; y por último, el crédito
púhlico .Y priyado se halla entre nosotros ti
tanta altura como el de cualquiera nacion de
la Europa continental. Aun aquellos que
profesan decididamente los principios del
Gobierno absoluto, podyán perdonar á los
Estados-Unidos el que esperimenten un ar-
diente afecto, una profunda simpatía hácia
esas formas populares de la organizacion
política á que debemos nuestros rápidos pro-
gresos, nuestra prosperidad y bienestar, ,Y
merced ti la que hemos conscguido que nues-
tra i\ acion sea res petada, y aclmirada por
el mundo civilizado. Es notorio que los Es-
tados-Unidos se abstuvieron siempre de in-
tervenir en los cambios políticos de Europa,
mas no por esto pueden dejar de interesarse
vivamente por la suerte de las naciones que
luchan para obtener un Gobierno libre. Esta


se como un sentimiento hostil hácia ninguna
de las potencias que toman parte el¡ esas
grandes luchas nacionales, porque es com-
patible con las relaciones amistosas que con
ellas mantenemos. El pueblo húngaro es tres-
ó cuatro veces mas numeroso que lo era el
de los Estados-Unidos cuando estalló entre
nosotros la gran revblucion; poseo además.
por su distinto lenguaje y otras circunstan-
cias, importantes elementos de nacionalidad
separada, con que no contaba ciertamente
la raza anglo-sajona en este pais, y si los
Estados-Unidos desean un feliz éxito á las
naciones que luchan para regirse por insti-
tuciones populares, conserv~mdo su indepen-
dencia nacional, es porque consideran que
esas instituciones y esa independencia no son
cosas imaginarias ,sino la base del verdade-
ro bienestar. Nosotros no reclamamos dere-.
eho alguno para tomar parte en las luchas
do las potencias esiranjeras ü fin de que se
alcancen esos fines, y al espresarse así el
infrascrito, solo se ha propuesto defender su
propio Gobierno y los principios por que se
rige. Al ver los Estados-Unidos que el pue-
blo de un pais estranjero se lanza espontá-
neamente á la lueha con el objeto de adoptar
instituciones como las nuestras, no debe es-
perarse seguramente que seamos espectado-
res indiferentes.


Al fin de su nota dice MI'. Hulsemann, que
si el Goúierno de los Estarlos- Unidos llegase
ú cr'eer conveniente tornar 1l1W parte 'indi-
recta en los 1no1)imientos políticos de Eu-
ropa, 'podn'a esponel'se A1}~érica á cieí'tas
rqn-esalias inconl'enientes que no dejarian
de afectar al comeí'cio y á la industí'ia, de
ambos hemisferios. En cuanto á estas hipo~
téticas represalias, el Gobierno y el pueblo
de los Estados-l~nidos no las teme ni las ha


simpatía, sin embfl,rgo, no debe considerar- temido nunca, ponlue siempre estamos dis-




C.<\.P, VII. ESTADOS-UNIDOS,


puestos á sufrir la suerte que nos haya de-
parado el destino. No tomando una parte
directa ni indirecta en las luchas intestinas
que puedan agitar á la Europa, no podemos
temer actos como los que indica Mr. Hulse-
mann, é inútil seria discutir ahora sobre
hechos que segun ese caballero solo son pro-
bables en un tiempo indefinido. Este es un
asunto que podrá debatirse cuando llegase
el caso, y entre tanto, Mr. Hulsemann y
el Gabinete de Viena pueden estar seguros de
que mientras se observe la mas estricta neu-
tralidad, nada puede oponerse á que el Go-
bierno de los Estados-Unidos ejerza como
hasta aquí los derechos que corresponden
á una nacion independiente, ni menos
habrá nada que nos impida espresar con
toda libertad nuestras opiniones acerca de
los acontecimientos políticos que puedan
tener lugar entre las naciones civilizadas
del mundo.»


todos los ciudadanos ("'), esperimenfaban
tambien una irresistible simpatía por sus
esfuerzos para alcanzar la independencia


1


no les era posible tomar parte alguna en
favor de los proyectos de Kossuth. La cons-
tante política ele la Union habia sido siempre
no contraer alianzas con los Estados euro-
peos, y por lo tanto Kossut hubo ele conten-
tarse con lo que se le ofrecia buenamente,
desistiendo de sus esperanzas de ser auxi-
liado por el Gobierno. Así, pues, habiendo
reunido unos cien mil duros destinados á
sostener la causa que defendia, el general
húngaro abandonó los Estados-Unidos para
dirigirse á Inglaterra en el mes de mayo de
1852.


Durante el verano dtl1851 reuniéronse las
Convenciones de los diversos Estados, y
cada partido trabajó cuanto le fué posilJle
para influir en las próximas elecciones, pues
aunque se roconocia que el partido democrá-
tico iba ganando terreno, no era fácil adi-
vinar cuál seria el resultado de la futura
eleccion presidencial (H). Entre tanto los
periódicos daban á conocer que la estadís-
tica criminal iba presentando unas cifras
alarmantes, lo cual se atribuia, .y con mu-
cha razon, al hecho de haber llegado á nues-
tras costas un gran número de emigrantes
en el trascurso del año último, procedentes
sobre todo de Inglaterra é Irlanda.
L C 1'1' • , b 1.851.. os escesos en a 110rma, Slll em a1'- .
go, superaban á todo lo demás; declaró se


(') MI', Hu15emann se quejé de que ÑIr. Webster huLiera
asistido á un banquete flue se dió á Kossuth en 'Vashing-
ton, en el cual tlió :1 conocer sus simpatias por la causa do
los húngaros, que luchaban en defensa de su libertad. En
junio de 1832, el Secretario ele Estado dirigió una carta á
1'11'. :\1'Curdy, minist(·o americano en Auslria, manifestán-
dole cual habia sido la petulante é impropia conducta del
belicoso embajador.


Consignaremos aquí de paso que ü fines
del año siguiente de 1851, llegó á los Esta-
dos-Unidos Luis Kossuth, el famoso jefe
Magyar, en cuyo favor se pronunció bien
pronto la opinion pública. Poseidos de la
mas síncera simpatía, todos escucharon su
patriótico llamamiento;· dispensáronsele en
todos los pueblos y ciudades por donde pasa-
ba las atenciones y honores á que le creian
acreedor; se hicieron suscriciones para faci-
litar recursos en favor de la causa que repre-
sentaba, y tal era el interés que escitaban
los húngaros, que todos nuestros compa-
triotas parecian dispuestos á volar en auxilio
de los oprimidos para librarles del férreo
yugo del Austria. Kossufh, sin embargo, de-
bió convencerse bien pronto de que aquellas
muestras de simpatía y entusiasmo del pue-
blo de América no eran el eco de la política


(") El cdf!hre historiador amf!ricano y escritor flistin-
que se proponia seguir el Gobierno, pues si guido J, Fenimore Cooper, murió en H !le setiembre de
bien el Presidente y sus consejeros, así como 1851.


TOMO TlI. 21




lt16 HIS rORIA DE LOS CAP. VII.


una guerra entre los ciudadanos, y las par- remitió Mr. Fillmore su acostumbrado men-
tidas organizadas; durante cierto tiempo saje en el que elaba á conocer clara y detalla-
predominó la anarquía, y el Comité de vigi- damente el estado de los negocios públicos,
lancia se encargó de aplicar las leyes y manifestando además que estaba resuelto á
~dministrar los asuntos púJJlicos (*). que se respetasen las leyes de los Estados·


A principios ele agosto celebró se con los Unidos en todos los casos sin escepcion al-
indios Sioux un tratado por el cual cedian guna, sin permitir se interviniese en ningun
aquellos á los Estados-Unidos veinte millo- asunto de las potencias estranjeras, á fin de
nes de acres de tierra en l\1innesota, re ser- no poner en peligro la paz del pais.
vándose para sí solamente una corta esten- Al dar cuenta de la situacion de la 1851.
sion de territorio. El Gobierno en cambio se hacienda, espuso el Presidente que los in-
comprometió á satisfacerles en el acto tres- gresos del tesoro durante el año ascendian á
cientos mil duros, pagándoles además sesen· cincuenta y dos millones trescientos doce mil
ta y ocho mil anuales por espacio de cincuen- nuevecientos setenta y siete duros, y los gas-
ta años. tos á cuarenta y ocho millones seiscientos


En el mes de octubre llegaron sin contra- mil, habiéndose pagado unos siete millones
tiempo á N ueva-Y ork los buques mandados quinientos mil por cuenta de la deuda públi-
por el teniente De Haven, que segun recor- ca, que en 20 ele noviembre no escedia de
daremos, se debian á la munificencia de sesenta y dos millones quinientos mil dn-
:.\ie. Enrique Grinnell, de Nueva-York, y ros. El Presillente recomendaba luego en
que habian salido en busca de Sir Juan su mensaje con la mayor eficacia la cues-
Franklin. Esta espedicion llevaba ya año y tion de la tarifa, las mejoras interiores, la
medio recorriendo los mares, mas por des- proteccion de las fronteras, etc. ~ y termina-
gracia sin obtener resultado alguno (**). El ba diciendo que en su opinion todos los bue-
Dr. E. K. Kane, que acompañaba á la es- nos ciuda,danos debian apoyar las medidas
pedicion como cirujano, no habia perdido sin adoptadas para efectuar el arreglo propuesto
embargo las esperanzas, y merced principal- en 1850.
mente, á sus esfuerzos y.noble entusiasmo, En 17 de diciembre, Enrique Clay dirigió
organizóse luego una segunda espedicion que I una circular á la Asamblea de Kentucky,
debia marchar á las regiones Articas. Ya di- I manifestando que no podia volver á tomal'
remos mas adelante qué resultado se obtuvo asiento en el Senado por hallarse su salud
en esta segunda tentativa. muy quebrantada y creer estaba muy próxi-


La primera legislatura del trigésimo se- ma la hora de su muerte. En efecto, poco
gundo Congreso, comenzó en l. o de diciem-
bre, habiéndose elegido Presidente de la
CEtmara ~ MI'. Linn Voyd. Al dia siguiente


(') Como dato de interés consignaremos aquí, que desdc
febrcro de 18í-8 hasta mayo de '1832 llegaron á San FranCISCO
onco III il noveciontos cincuenta y tres emigrantes chinos,
entro los cualos solo se contaban siete mujeres.


C') Véase la E~pedicion G1'inncll de los Estados·Unidos
en IW8ca de Sil- Juan Franklin, narracion por el Dr. Kent
Rano. ::-<ucnt-'íork, pág. G32.


despues cayó peligrosamente enfermo el céle·
bre orador, que por tantos años y tan celo-
samente habia servido á su patria, y así
como Calhoun, murió con la resignacion de
un buen cristiano el martes 29 de junio de
1852. Inútil nos parece decir que sus afligi-
dos compatriotas le tributaron todos los ho-
nores á que era acreedor tan eminente patri-
ClO; su nombre está escrito con caractéres




CAl". Vil. ESTADOS-U!'l1DOS. tG7


indelebles en las páginas de la historia de ocupar los dos primeros cargos del pais,
nuestro pais, y mientras exista la República, Franklin Pierce de New-Hampshire y Gui-
el noble, generoso y ardiente patrioota Enri- lIermo R. King, de Alabama. Despues se
que Clay, será citado como un modelo para adoptaron varias resoluciones respecto á la
escitar la admiracion de todos sus conciuda- cuestion de la esclavitud, habiéndose aCOf-
danos. dado por último apoyar las medidas adopta-


Habiendo surgido varias dificultades sobre das por el último Congreso pari1 efectuar un
la cuestion de las pesquerías establecidas arreglo amistoso.
fuera de la costa de la América inglesa, el En 16 clejunio se reunieron tambien en nal-
Presidente creyó de su deber adoptar pron- timore los delegados de la Convencion}Vigh,
tas medidas á :fin de que se respetasen los en número de unos trescientos, y no es de
derechos de los bravos marinos que se dedi- estrañar por lo tanto que figurando entre los
caban á dicha industria. Parece ser que el primeros candidatos Mr. Fillmore, el gene-
Secretario inglés de negocios estranjeros, Sir ral Scott y Daniel \VeObster, fuera difícil
Juan Pakington habia dado á las fuerzas na- elegir el hombre á quien se debian confiar
vales de aquel punto ciertas instrucciones los destinos del pais. Los acuerdos que se
que materialmente restringian los privile- dictaron por el partido acerca de las grandes
gios que hasta entonces disfrutaran nuestros cuestiones que se consideraban entonces de
pescadores, instrucciones que en opinion de la mayor importancia, incluso la referente
los Estados-Unidos eran contrarias á los tér- á la ley de esclavos fugitivos, fueron apro-
minos del tratado. Este asunto promovió bados por uni1 gran mayoría, y habiéndose
frecuentes debates en el Senado durante el procedido luego á la votacíon, quedó elegido
mes do julio, y des pues de haber presentado el general \Vin:field Scott para el car-
1 P 'l d lId P '1 t G '11 A 1852. e reSlC ente to os os ( ocumentos y justifi- go e reSH ene, y Ul ermo .


cantes que se le pidieron, comem:óse una Graham, de la Carolina del Norte, para el
larga correspondencia en la que ~Ir. \Vebster de Vice-presidente.
dió nuevas pruebas ele su profundo talento, Los diputados que combatian la esclavi-
y al fin pudo arreglarse un tratado recíproco tul! celebraron igualmente una reunion en
con las colonias inglesas elel Norte de Amé- Pittsburg en el mes de agosto,'y se propu-
rica, terminándose así satisfactoriamente la sieron varios candidatos, quedando al fin
cuestion de las pesquerías. elegidos Juan P. Hale, de New-Hamsphire,


En 1.0 de junio se reunió en Baltimore para Presidente, y Jorge \V. JlN.lian, de ln-
la Convencion democrática á :fin de elegir diana, para Vice-presidente.
sus candidatos para la Presidencia y la Vi- Despues de una prolongada legislatura se
ce-presidencia, y como llegaron á reunir- cerró al fin el Congreso en 31 de agosto,
se cerca de trescientos diputados, suscitó- y el dia antes ~Ir. Mason, de Virginia, pre-
se un empeñadísimo debate. Los nombres del sentó en el Senado un informe referente al
general Cass, Buch~nan, Douglas, 1\1arcy privilegio otorgado á D. José Garay para
y otros, entraron desde luego en juego, y abrir una via á través del istmo ele Tehui1n-
la votacion duró cuatro días, mas al pro- tepec. Este privilegio se habia concedido
cederse al último escrutinio, resultaron ele- á dicho señor por el general Santa Ana
gielos como candidatos democráticos para. en marzo de 18 i12 , .pero el interesado cedió




lOS HlSTORIA DE LOS CAP. VII.


sus derechos en 1846 á dos ingleses y en
1848 se transfirieron á Mr. Hargous, ciu-
dadano de la Union. Los trabajos se habian
comenzado desde luego, mas como el Gobier-
no mexicano se opuso á que se continuaran
en 1851, tratábase de resolver qué conducta
deberian observar los Estados-Unidos en
aquel caso. En 1852 escribió el senador
Benton sobre este asunto una estensa car-
ta, condenando la intervencion del Gobierno
en fusor del privilegio.


Poco antes de comenzar las elecciones, el
pueblo americano tuvo que lamentar la pér-
dida del eminente y noble patriota Enri-
que Olay. En el verano de 1852, 1\1r. ,Vebs-
ter, cuya salud estaba muy delicada, aban-
donó á \Vashington á fin de entregarse al
reposo en su hacienda de }Iarshfield, pero
desgraciadamente poco despues sufrió una
peligrosa caida á consecuencia de la cual
comenzó á debilitarse de tal modo que el 21
de octubre se reconoció que su enfermedad
era muy grave, y que el célebre orador se
hallaba en su lecho de muerte. En efecto; en
la madrugada del domingo 24 de octubre, poco
antes de las tres, Daniel \Vebster exhaló el
último aliento, y así como el ilustre padre
de la patria, del mismo .modo que el emi-
nente patriota que le precediera en la tum-
ba algunos meses antes, aquel rey de los
oradores, que no temia la muerte, pudo re-
cibir tranquila y resignadamente en sus úl-
timos momentos los dulces consuelos de la
l'eligion cristiana. No es necesario que le
tributemos aquí nuestros elogios; su fama
es imperecedera, notoria su nombradía co-
mo el primero de los oradores americanos y
célebres hombres de Estado. La historia de
su carrera política llena las mas brillantes
páginas en la de los Estados-Unidos, y segun
vayan transcurriendo los años, se compren-
derú mas y mas cuán eminentes fueron los


servlClOs del esclarecido patriota que con
tanto celo y abnegacion sirvió á su pais (*).


En el mes de noviembre comenzó la elec-
cion presidencial, y p,9r ambos partidos
se hicieron los mayores esfuerzos para que
triunfaran sus respectivos candidatos, pero
el resultado probó que em mas fuerte y es-
taba mejor organizada la hueste democráti-
ca, pues Franklin Pierce fué elegido Presi-
dente por una mayoría de doscientos catorce
mil seiscientos noventa y cuatro votos.


Algunos meses antes de la muerte de
Mr. ,Vebster, los ministros de Inglaterra y
Francia recibieron órden de invitar al Gobier-
no de los Estados-Unidos á tomar parte en un
convenio en virtud del cual las tres poten-
cias debian renunciar colectivamente por
entonces y para lo futuro, á toda tentativa
que tuviera por objeto apoderarse de la Isla
de Ouba, comprometióndose asimismo á
oponerso á todo proyecto que con este fin
formara cualquiera de las demás


t . O t r d···· 1.852. po enClas. on es e mO~lVO lrlglO
Mr. Orampton en el mes de julio una carta á
Mr. \Vebster, manifestándole las idea s de
su Gobierno sobre este punto, y el conde de
Sartiges, en nombre de Francia, dió luego
(1 conocer que opinaba del mismo modo que
;vIr. Orampton, espresándose del modo si-
guiente: «Es de esperar que el Gobierno de
los Estados-Unidos aprobará el proyecto,
a.sociándose con los de la Gran Bretaña y
Francia para hacer esta importante decla-
racion, con la cual se asegura la tranquili-
dad del comercio del mundo en aquellos ma-
res, evitando asimismo que se proyecten
ilegales empresas contra Cuba. De este mo-
do se estrecharán tambien los lazos de amis-


n Es digno de leerse el elocuente discurso que en elo-
gio de 'Nebster pronunció el honorable Hufo Choate ante
la Facultad del colegio de estudiantes de Dartmouth en 27
de julio de 18:>3.






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CAP. VIL ESTADOS-UNIDOS.


tad que unen á los Estados-Unidos con la
Gran Bretaña y Francia, así como tambien
Don España.


La quebrantada salud de Mr. \Vebster
impidió que éste pudiera hacerse cargo dete-
nidamente de aquella comunicacion, y como
quiera que su muerte ocurrió poco despues,
{~l Presidente ofi'eció el cargo de Secretario
de Estado á Mr. Eduardo Everett, quien


.,.


habiéndolo aceptado, escribió en l. o de di-
Diembl'e al conde de SartigAs una carta no-
table en la que dalJa á conocer las opiniones
de nuestro Gobierno en cuestion tan delicada.
Nos parece muy oportuno reproducir aqui
uno ó dos párrafos de dicho documento.
<d~l Presidente recuerda que sus predece-


Rores, en mas de una ocasion, autorizaron
la declaracion hecha á ~:rr. Turgot y Lord
NIalmesbury, por la cual se manifestaba
que los Estados-enidos no podian yel' con
.indiferencia que la Isla de Cuha eayese <)l1
poses ion de otra potencia europea que no
fuere Espaí'ía, y entiéndase que no es esto


porque pueda llevar á mal nunca un
1852. t t 1 1 " t


. aumen o na ura e e territorIO anto
para Francia como para Inglaterra. La pri-
mera de estas dos naciones ha adquirido en
un período de veinte años un estenso dominio
cnla costa norte de Africa; en el espacio de
medio siglo Inglaterra ha conseguido au-
mentar estensamente su imperio, y sin em-
llargo, estas adquisiciones no han inquietado
en 10 mas mínimo á los Estados-Unidos,
cuyo territorio ha ido ensanchándose tam-
bien en el mismo período de una manera
notable, puesto que se anexionó Louisiana
comprándosela á Francia. De presumir es
que semejante aunlento no ha causado in-
(I,uietud aiguna á las grandes potencias euro-
peas, toda vez que' aquel se debe á cau-
sas naturales y no han influido para nada
las relaciones de los principales Estados.


La cuestion variaria no obstante, si es-
tando Cuba en poder de Espafía se trans-
firiese á otra potencia cualquiera europea,
pues ya se comprenderá que esto no po-
dria tener lugar sin' que se alterase el sis-
tema internacional existente en la actualidad,
ó indicaria cuando menos, respecto á este
hemisferio, designios que pudieran alarmar
á los Estados-Unidos ............ .


»Prescindiendo de esto, el Presidente tiene
que oponer aun otra objecion mas grave
(111e le retraeria de tomar parto en la. Con-
vencion propuesta, y no puede menos de
reconocer que la declaracion, aunq ne igual
en los términos, no 10 seria en el fondo.
Franeia é Inglaterra se comprometen tan
solo á rpnunciar á la posesion de una isla
que se halla muy lejana de la residencia de
sus Gobiernos, y pertenece I:Í otra potencia
europea, euyo derecho natural para poseerla
es tan bueno cuando menos como el de otra
nacion; á una isla distante en otro hemisferio
que nunca podria pertenecer á ninguna de las
dos citadas naciones, no alterándose la mar-
cha natural de los sucesos. Pero si llegara á
turbarse el equilibrio europeo, si España se
viese en el caso de no poder conseryar su
isla, y si Francia é Inglaterra se empeñasen
en una lucha á muerte, Cuba podria ser el
premio del vencedor; sin mediar estos acon-
tecimientos, el Presidente no cree que la
citada isla pueda pertenecer á otra potencia
sino á Espaila. Debe tenerse además en
cuenta que al tomar parte los Estados-Uni-
Jos en la Convencion citada, renunciarian á
una adquisicion que podria tener lugar sin
que se alterasen en lo mas mínimo las rela-
ciones estranjeras en el órden natural de los
sucesos. La Isla de Cuba se halla por decirlo
así á nuestras puertas; domina las cercanías
del golfo de México, cuyas aguas bailan las




HISTORIA DE LOS CAP. VII.


costas de cinco de nuestros Estados i y enca-
dena la embocadura de ese gran rio que
cruza por el continente americano, y que
con sus tributarios forma el Illas gran siste-
ma de comunicaciones por agua que se co-
noce en el mundo. Si una isla como la de
Cuba, perteneciente á la corona de España,
guardase la entrada del T ámesis ó del Sena,
y los Estados-Unidos propusieran una Con-
vencion como la que proponen Francia é
Inglaterra, estas potencias reconocerian se-
guramente que el contraer semejante com-
promiso era para nosotros mucho mas fácil
que para ellas. Las opiniones de los hombres
de Estado de América, han diferido en todos
tiempos y en diversas circunstancias en
cuanto á la conveniencia de que Cuba l)ertc-
neciese á los Estados-Unidos. Por lo que
hace á la cuestion de territorio y de comercio,
esa isla seria para nosotros una gran adqui-
sicion, y aun en ciertos casos podria consi-
derarse como esencial á nuestra propia se-
guridad; mas á pesar de todo, por razones
domésticas en cuya esplicacion no parece
oportuno entrar ahora, el Pre~idente cree
que incorporar la isla á la Union en las
actuales circunstancias, aun cuando fuese
con el consentimiento tie España, seria una
medida peligrosa, considerando además que
su adquisicion por la fuerza, sin mediar una
justa guerra con España, seria un mal para
la civilizacion ele la época.


»Enfretanto España solo ha conservado Lle
sus dominios en este estenso hemisferio las
dos islas de CulJa y Puerto-Rico; y una res-
petuosa simpatía hácia esa antigua aliada y
su valeroso pueblo, con quien los Estados-
Unidos mantuvieron siempre las mas amisto-
sas relaciones, ya que no otra razon, nos im-
pone el deber de no molestarla en la pacífica
posesion de ese pequeño resto de su poderoso


imperio trasatlántico. El Presidente lo desea
así; ni con sus palabras ni con sus actos
tratará nunca de disputar á esa nacion sus
justos títulos y derechos, pero ¿ podrá espe-
rarse que siempre sea así? ¿ S~rá dable re-
sistir la impetuosa corriente de los aconte-
cimientos del mundo? ¿ Estará siempre en
el interés de España conservar una isla en
la que es preciso mantener una guarnicion
de veinticinco á treinta mil hombres y una
fuerte escuadra, lo cual ocasiana un' gasto
anual que no baja de doce millones de duros?
En la actualidad Cuba cuesta mas á Espaí'ía
que al Gobierno federal el mantenimiento de
sus fuerzas de mar y tierra, y lejos de ser
un perj uicio para esa nacíon la pérdida de
la isla, es indudable que si se transfiriera
pacíficamente á los Estados-"Gniclos, el prós-
pero comercio que se esbbleceria luego entre
Ouba y Espaí'ía, seria para esta doblemente
ventajoso que el mas perfecto sistema de
contribucion colonial. Esto es lo que ha su-
cedido preiJisamente con la Gran Bretaña ü
consecuencia de haberse proclamado la in-
dependencia de la Union. La decadencia de
España desde la época de Cárlos V, coincide
con la fundacion de su sistema colonial; pero-
desde que ha perdido la maJor parte de sus
posesiones, ha empezado á recorrer rápida-
mente la senda del progreso.


»Ninguna administracion de este Gobierno r
por mucha que fuese la confianza que inspi-
rara al pueblo, dejaria de merecer ltt repro-
barion del pais si llegase á estipular con las
grandes potencias euroI)cas que en ninguna
época, bajo ninguna circunstancia, por nin-
gun arreglo amistoso, por ninguna ley de
guerra, ni üun préyio el consentimiento de
los habitantes ele la isla, daelo caso que ésta,
así como otras potencias de España en el
continente americano llegara á proclamarse




CAP. Y!l. ESTADOS-UKIDOS. tí(
independiente, podrian los Estados-Unidos I actuales circunstancias creo que incorporar-
.anexionarse la Isla de Cuba. Por todas estas la á los Estados-Gnidos seria peligroso, pues
razones, que atendida la importanciD.. del se introduciria entre nosotros una poblacion
.asunto, he recibido la órden de osponer en de muy opuesto carácter, que habla un lon-
detalle, se ve 01 Pros id ente en la precision guaje muy distinto, y que por lo tanto no
de rehusar con el mayor respeto la invita- armonizaria con nuestro pueblo. Esto perju-
Dion de Francia é Inglaterra, persuadido de dicaria además probablemente á los intere-
que estas potencias amigas no atribuirán su ses industriales del Sur, y acaso renovara
negativa al olvido de las ventajas que resul- tambien esos conflictos entre nuestras diver-
tan de la conservacion de la paz y armonía sas ciudades que últimamente pusieron en
entre los grandes Estados marítimos. No es peligro á la Uníon, y que por fortuna pudie-
de presumir tampoco que España interprete ron repr1ll1lrse.»
desfavorablemente nuestra contestacion; an- El Presidente habló tambien del asunto
tes bien por el contrario " las declaraciones relativo á la apertura de la via de Tehuan-
(lue hacemos en la presente nota respecto á tepec; de la r~clamacion del Perú referente
nuestras ideas D..cerca de ID.. Isla ele Cuba, son á las islas de Lobos y de las medidas adopta-
una garantía, la única que podemos dar das para escitar al .J apo'n á que cambiare de
constitucionalmente, de que los Estados-Uni- política con las demás naciones. Despues de
·dos así como Francia é Inglaterra no desean esponer cuál era el estado de la Hacienda,
molestar á Espaüa en la pacífica posesion dijo MI'. Fillmore que el importe de las es-
ele su isla.» portaciones estranjeras durante ~l aüo, se


El lunes G de diciembre comenzó la legisla- estimaban en doscientos siete millones dos-
tura del trigésimo segundo Congreso,


"1852. encuyo dia el Presidente Fillmore re-
mitió su último mensaje anual, en el que daba
·cueI~ta::i las dos Cámaras clara y concisamen-
te de la situacion del pais, manifestamlo su
opinion acerca ele los principales asuntos del
dia. 1\lr. Fillm~re manifestaba luego su pro-
fundo sentimiento por la muerte de Daniel
\Vebster, hacia varias observaciones acerca
de la cuesti~:m de las pesquerías entre los Es·
tados-Unidos él Inghterra, y al hablar sobre
los asuntos ele Cuba y la proposieion de la
Gran Bretaña y Francia para celebrar un
conyenio, esprescibase el Presidente en estos
términos: «Si esa isla contase con pocos ha-
bitantes ó estuvieran estos relacionados con
nosotros por el lenguaje ó las costumbres,'
yo oonsiderariD.. la adquisicion de Cuba, en
el cas) ele que Espai1a nos la cediera volun-
tariamente, como muy ventajosa; pero en las


cientos cuarenta mil duros, á lo cual se po-
dia agregar por las estraordinarias ciento
sesenta y tsiete millones sesenta y seis mil
duros; la cuestion de la tarifa, la de los lí-
mites de México y la de las tribus indias se
recomendaban igualmente á la consideracion
del Congreso, así como tambien las mejoras
públicas y las fortificaciones de los puertos.


Despues de felicitar á la legislatura nacio-
nal por su sistema de política respecto á no
intervenir en los asuntos de las demás po-
tencias, 1\11'. Fillmore terminaba su mensaje
declarando con la mayor modestia que habia
hecho todo lo posible para desempefíar con
celo las funciones de su elevado cargo, sin
desear otra cosa sino el bienestar do su pa-
tria.


Los actos del Congreso durante aquella
legislatura no fueron de gran interés é im-
portancia, si hien hubo en el 8enado anima-




1i2 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. Vil.


dísimos debates acerca de la política de los
Estados-Unidos con las demás potencias es·
tranjeras. Discutióse el tratado de Clayton-
Bulwer; el general Cass habló mucho sobre
la doctrina de Jl1onroe,. Seward, Chase, But-
ler, Mason, Soulé y otros, tomaron parte en
los debates, y todo el pais en general se in-
teresó vivamente en las importantes cuestio-
nes que se ventilaban. Por su parte la Cá-
mara se ocupó de varios asuntos de interés
local, aprobando varios bills despues de su-
ficientemente discutidos, y en 11 de febrero,
Mr. Mason, individuo del Comité de negocios
estmnjeros, presentó un informe referente á
los tratados con la Gran Bretaña respecto á
la América Central, en el que, al paso que
aprobaba el establecimiento de las colonias
británicas en aquel punto, esponia que en
su concepto no debian crearse otras nuevas.


Tambien se presentó de nuevo al de-
1.853. 1 1"1' G Jate e pnvl eglO aray, mas no se
resolvió nada sobre el particular; el proyec-
to de una via férrea desde el Mississippí al
Pacífico se discutió repetidas veces en el Se-
nado, y al fin se aprobó el bill con una en-


mienda autorizando al Presidente para que
aplicara ciento cincuenta mil duros con des-
tino ti los gastos que originasen los trabajos.
Poco despues se aprobó otro bill creando un
Gobierno territorial en una parte del Ore-
gon que recibió el nombre de rrerritorio de
"\Vashington.


El dia 3 de marzo terminó sus tareas
aquella legislatura, y en dicho dia se cum-
plió tam bien el plazo de la administracion de
Millard Fillmore, quien presentó la dimision
del cargo que habia estado desempeñando
tan dignamente durante el espacio de tres
años. Aquel fué un importante período de
nuestra historia, y creemos se admitirá por
todos los hombres de recto juicio que durante
su Gobierno supo Fillmore conservar la dig-
nidad y el honor de la nacion en nuestras re-
laciones con las potencias estranjéras, pro-
curando adoptar siempre las n~as acertadas
disposiciones para la conservacion de la paz
y armonía de la Union. Prueba de ello es
que todo el pais demostró su satisfaccion tri-
butándole los elogios que merecia.




CAPÍTULO VIII.


ADMINISTRACION DE FRANKLIN PIERCE.


~lanifleslo inaugural de Franklin Pierce.-Su Gabinete.-Ml1erte del Vice-presidente King.-El valle de Mesilla.-SegullLla
espedicion del Dr. Kane.-Otras espediciones.-Conteslacioll de Lord Juan Russell á la carta de ~Ir. Everett.-Kostza.
-El trigésimo tercero COllgre,;o.-Estracto del mellsnje dell'residelltc.-El bitl del Senador Douglas.-KansHs y Ne-
braska.-Ddmte en el Scnaclo.- Politiea de la Cámara.-El tratado de Gadsden.- El comodoro l'erry y la espedicioll
del Japon.-Los 1,clos do :Mr. Piorco.-El coronel Kinney.-Emigracion á la costa do los mosquitos.-La conferencia
de Ostende.-Esfuerzos en Nueva-York para reprimir la intemperancia.-Hegreso del Dr. Kano de las regiones Articas.
-Su muerte.-El trigésimo cuarto Congreso.-El mensaje.-La cuestion de Kansas.-procedirnientos en el territo-
rio.-Conflicto.- 'Valker y la América Central.-Detalles.-Nuevos disturbios en Kansas.-Sumner y Brooks.-Con-
venciones.-Eleceion de candidatos.-Dw,hanan y Dreckenridgo son elegidos Presidento y Vicc-prcsidentc.-Sc reu-
ne el Congreso.- Ultimo IIlcnsnje de ~ll" Pierce.- Observaciones de Belltoll.-Actos de la legislatura.-IJr('d Sentt.-
Eseitacioll.-S" ('iPIT~l pI Congreso.- Fin de la administracion de l'ierce.


Las ceremonias celebradas al tomar pose-Ilos derechos del comercio y la paz del mun-
sion de su cargo el décimo cuarto Presidente do; poro si hubieran de oMener aquellas, solo
de los Estados-Unidos, fueron las de costum- seria en beneficio de los intereses nacionales
bre, y por eso no creemos necesario descri- y de un modo conforme con la estricta obsor-
bidas aquí de nuevo. El dia 4 de marzo de vancia de nuestros principios.» Al hablar de
1853 presentóse Franldin Pierce ante una los negocios del interior, Mr. Pierce hizo va-
numerosa concurrencia con la mayor digni- rias observaciones acerca de los funcionarios
dad y entregó el mensaje de inauguracion, en públicos del Gobierno, de las economías que
el que daba á conocer sus ideas y opiniones podrian introducirse y que esperaba el pue-
y la conducta que se proponia observar al blo, de los derechos y privilegios del Gobier-
encargarse del Gobierno. En uno de los pár- no federal y del de los demás Estados, y de
rafos de este documento, que no era muy es- las muchas y delicadas cuestiones que po-
tenso, decia el Presidente lo que sigue: «La drian turbar la armonía de la Union.
política de mi administracion serú constan- El manifiesto inaugural fué muy bien re-
temente la que acabo de indicaros: no puedo cibido y parecia indicar que el nuevo Gobíer-
menos de reconocer que nuestra actitud co- no seria satisfactorio para todos si se guiaba
mo nacion y nuestra posicion en el globo, por los principios que debían asegurar el
hacen que sea muy importante la adquisi- apoyo de todo el pais. Despues de prestar el
cion de ciertas posesiones, no solo para nues- acostumbrado juramento, retiróse Mr. Pier-
tra seguridad, sino para conservar tambien I ce, recibiendo á su paso las felicibciones de


TOMO nI.
.',/, .. , 1,
. '" '.' /'




1710 HISTORIA DE LOS CAP. Vlll.


miles de sus compatriotas que le deseaban un
próspero Gobierno.


El dia 7 de marzo, y como quiera que el
Senado celebraba sesiones estraordinarias, el
nuevo Presidente remitió la lista de las per-
sonas elegidas para formar su Gabinete, cu-
yos nomoramientos fueron confirmados acto
continuo. Nombrábase á Guillermo L. Mar-
ey, Secretario de Estado, á Jacobo Guthrie,
del Tesoro, á Roberto Mc. Clelland, del Inte-
rior, á J efferson Da vis, del de la Guerra, á
Jacobo C. Dobbin, de la Armada, á Caleb
Cushing, de Hacienda, y á Jacobo Campbell,
Administrador general de correos.


Antes que se terminaran las sesiones
€straordinarias del Senado, promovióse un
empeñadísimo debate respecto á los asuntos
de la América Central, y NIr. Clayton, Se-


\
eretario que habia sido de Estado con el ge-
neral Taylor y que acababa de tomar asiento
en la alta Cámara: se encargó de la defensa
del tratado concluido por él y MI'. Bulwer,
discutiendo al mismo tiempo sobre la doctri-
na de Monroe, acerca de la cual afirmó que
el Gobierno de los Estados-Unidos no la ha-
bia sancionado nunca. El dia 14 de marzo
MI'. Mason y MI'. Douglas contestaron á
MI'. Clayton, habiendo pronunciatlo con es-
te motivo el segundo ae aquellos oradores
un estenso y notable discurso. El dia 21,
Mr. Everett espresó con la mayor elocuencia
cuáles eran sus opiniones sobre aquella cues-
tion, y recomendó la pa7: y la tolerancia de-
mostrando que era la política mas conve-
niente para nuestro pais yel mejor modo de
asegurar el bienestar de la nacion.


El Vice-presidente Guillermo R. King, que
padecia de una afeccion pulmonar al empe-
zarse las elecciones, marchó poco despues á
la Habana en la creencia de que le aliviaria
el benigno clima de Cuba, y en esta isla pres-
tó el juramento de costumbre ante el cónsul


de los Estados-Unidos y en virtud de una
órden especial; pero viendo al poco tiempo
que no mejoraba su salud. MI'. King volvió
á su pais á principios de abril, y falleció en
su plantacion de Alabama en 18 del mismo
mes. En su . consecuencia ::\Ir. Atchison, de
Missouri, elegido Presidente del Senado pro
tempore ~ comenzó á desempefíar las funcio-
nes del cargo de Vice-presidente de los Esta-
dos-Unidos.


Pocos dias despues se hicieron numerosos
nombramientos diplomáticos. Jacobo Bucha-
nan, fué enviado á Inglaterra; T. n. Se'y-
mour, á Rusia; Pedro A. Soulé, á Espafía (*):
P. D. Vroom, á Prusia; H. H. Jackson, al
Austria; Solon Borland, á la América Cen-
tral, y Jacobo Gadsden, á México. La em-
bajada de Francia no se nombró tan pronto
como las otras, pero en aquel mismo año
marchó á desempeñarla Juan Y. Mason.


Al principiar el año, la comision mexi-
cana de límites asignó á su República el valle
de Mesilla, de ciento setenta y cinco millas
de longitud por cuarenta de ancho; pero el
gobernador Lane, de N ueva-México, alegando
que aquella cesion era injusta, publicó una
proclama y sé posesionó de dicho valle" hasfa
que se arreglara la cuestion de límites entre
los Estados-Unidos y México. Tam-
. 'd' , t '1 TT . 1853. bien PI 10 ropas a a jlllOn, pero no


se le concedieron; el gobernador mexicano
de Chihuahua publicó una contra-proclama,
resuelto á resistir la accion (lel gobernador
Lane hasta donde le fuese posible, y Santa
Ana, que tenia entonces bastante autoridad


(') De )laso para España, á priLlcipios del otoi'io, :VIro SOIl-
té cruzó pOr .\Iueva-York donLle se detu\'O algunos dlas y
recibió la visita de algullos desterrados de Cuba, quienes
le felicitaron por su reciellte nombramipllto. MI'. Soulé les
contestó con notable energia, Lloclaramlo q llO estaba re-
suelto á hacer cuanto estuyiera en su mano siempre que
no se perjUlJiCélt'Un los inlereses y 11 LligniLlad de los Esta-
Llos-Unidos.




CAP.VlIl. ESTADOS-UNIDOS. lí5


en México, se mostró muy hostil contra
nuestro pais, lo cual hizo creer por algun
tiempo que todo esto originaria algun grave
conflicto.


El último dja de mayo se hizo á la vela
en Nueva-York la segunda espedicion bajo
los auspicios de ),lr. Grinnell, que iba en
busca ele Sir Juan Franklin y sus compañe-
ros; componíase de un solo buque, el Ade-
lantado, con una tripulacion de diez y siete
personas, incluso el Dr. Kane. Los atrevi-
dos esploradores se proveyeron de víveres
para dos años, pues· contaban tambien con
la caza, y se dirigieron desde luego á Srnith's
Sound, punto situado al l\orte, y el mas
lejano donde habian llegado los espedicío-
naríos. Una vez allí, y si el hielo lo permi-
tia, proponíanse penetrar en las regiones no
esploradas hasta entonces, y en el caso de
que las mrtsas flotantes les cerrasen el paso,
pensaban convertir sus lJotes en trineos, lle-
vando consigo perros de los mas inteligentes
á fin de registrar en todos sentidos aquella
region y descubrir si era posible las huellas
de los perdidos navegantes. l\Ias adelante
diremos cuál fué el resultado de aquella
arriesgada esperlicion dirigida por el intré-
pido y generoso Dr. Kane.


Añadiremos aquÍ que con arreglo á las
disposiciones del Congreso se organizaron
otras cuatro espediciones, con el objeto de
esplorar y elegir el mejor camino para cons-
truir una via ferrea entre el Atlántico y el
Pací/ko. Lit primera de aquellas, al mando
del Mayor Stevens, debia marchar desde San
Pablo (Minnesotrt) hasta el rio l\Iissouri,
continuando desde alli su curso por la senda
mas practicable de Rocky Mountains (~Ion­
tañas de Hoca); la segunda espedicion, á
las órdenes del teniente \Vhipple, debia diri-
girse desde el Mississippí hasta el rio Peco,
y penetrar en el valle del Rio del Norte,


cerca de Albuquerque, atravesando luego el
paso de \Valker, en Rocky Mountains, hasta,
llegar al Pacífico, á un punto de la costa de
la California del Sur; la tercera, dirigida
por el capitan Gunnison, recibió órden de
marchar por el Oeste del rio I\icollet, enca-
minándose lueg'o hácia el Norte del lairo


u Q


Utah, y la cuarta, por último, deLia operar
en California, en la region Oeste que se es-
tiende desde el Colorado al Pacífico, exami-
nando los"pasos de Sierra Nevada para ave-
riguar cuál seria la mejor via entre \Valker's
Pass y la embocadura del Gila.


No necesitamos decir al lector cuánta era
la importancia de aquellas espediciones, y
ya se comprenderá que se esperaban gran-
des resultados de los trabajos de los espedi-
cionarios, tanto en beneficio de la geografía
como de la ciencia, por los descubrimientos
que podrian hacerse en las vastas regiones
occidentales de los Estados-Unidos.


Como asunto digno de recordarse, dire-
mos aquí que la apertura de la esposicion
de la industria en el Palacio de Cristal de
Nueva-York, tuvo lugar en 14 dejulio, y á
ella asistieron el Presidente de los Estados-
Unidos y varios miembros de su Gabinete,
así como tambien el conde Ellcsmere, Sir
Cárlos 1,ye11 , y otros personajes distinguidos,
sin contar un gran número de ciudadanos
notables. El acto fué imponente como lo exi-
gian las circunstancias, y se espe-
raban los mas felices resultados de 1853.
aquella esposicion, no solo en favor ele nues-
tros compatriotas, sí que lamLien de las na-
ciones estranjeras.


Ya hemos dicho anteriormente que Ingla-
terra y Francia habian propuesto formar
una Convencion con los Estados-Unidos con
el fin de asegurar para siempre á España en
la posesion de Cuba, reproduciendo con este
motivo algunos párrafos de la carta de MI'.




17n HISTORIA DE LOS CAP. vnr.


Everett sobre este asunto, en la cual se Este despacho y otro muy semejante re-
alegaban qué razones tenia el Gobierno ame- mitido por el Gobierno francés, fué leido en
ricano para no aceptar la proposicion, J' el mes de abril por Mr. Marcy, el Secretario
ahora añadiremos que en el trascurso del de Estado, quien prometió entregar ambos
verano se publicó en los Estados-Unidos con documentos al Presidente aun cuando era de
fecha 16 de febrero de 1853 una carta de parecer que no seria necesario continuar la
Lord Juan Russell, en contestacion á la de I discusion. Al publicarse esta carta, 1\lr. Eve-
)'Ir. Everett. Iba dirigida á Mr. Crampton, I rett escribió de nuevo ~í Lord Juan Rusell
el ministro inglés en vVashington, y empe- ¡ para sostener lo que ya habia dicho y com-
zaba diciendo que el argumento presentado batir las objeciones. del ministro inglés. Su
por el ministro americano con tanta habi- contestacion como podia esperarse,
lidad y diplomacia, t.enia evidentemente por estaba muy bien escrita y llamó la 1853.
objeto se admitiera la doctrina de que la atencion de todos porque revelaba el profun-
Gran Bretaña y Francia no podrian pl'eten- do talento de su autor.
del' la Isla de Cu ha con tanto derecho como El hecho ocurrido con Kostza, refugiado
los Estados-Unidos. MI'. Russell alegaba que húngaro, y la conducta observada por el ca-
si el objeto de la Union era lisa y llanamente pitan lngraham para arrancarle del poder
evitar que la isla española cayera en poder I de Austria, escitaron mucho la atencion en
(le cualquiera potencia europea " la Conven- , aq uelIa fecha. Parece ser que Kostza habia
cion propuesta llenaba el fin cumplidamente; I practicado las primeras diligencias para que
pero que s~ se trataba de sostener que las se le reconociera como ciudadano de Améri-
dos grandes potencias no podian interesarse ca, cuando se le mandó arrestar por el cón-
on que Cuba siguiera perteneciendo á la sul general austríaco de Smyrna, y habien-
misma nacion, y que solo los Estados-Uni- do exigido nuestro cónsul que se le pusiera
dos tenian derecho para intervenir en aquel en libertad, el capitan Ingraham amenazú
asunto, el Gobierno inglés debia rechazar con hacer fuego al bergantin en que se ha-
semejante aserto. Para probar esto, dRcía el naba Kostza si no se le entregaba acto conti-
ministro inglés que las posesiones de la India nuo el prisionero. Al contestar Mr. Marcy
Occidental, sin contar los intereses de Méxi- á la nota de MI'. Hulsemann en la que se
co .y otros Estados amigos, bastaban para pedia satisfaccion por el ultraje inferido al
que la Gran Bretaña tuviese un verdadero Austria, examinaba detenidamente la cues-
interés en la cuestion, así como tambien la tion, y manifestando como acostumbraba á
Francia, y su Señoría, haciendo gala de su obrar el Gobierno de los Estados-Unidos en
ingenio para combatir los argumentos de semejantes casos, demostraba que el Austria
Mr. Everett, terminaba su despacho mani- no debia tener motivo alguno de q'ueja, pues-
festando que no podia menos de admitir que to que ]a conducta del capitan Ingraham se
Jos Estados-Unidos estuviesen en su derecho justificaba suficientemente en aquellas cir-
al rechazar la proposicion, pero que la Gran cunstancias. La contestacion de Mr. Marc:y
Bretaña quedaria en libertad de obrar como se consideró como concluyente, y mereció la
lo tuviese por oportuno cuando ]0 exigiere el aprobacion del pais.
caso, bien por sí sola ó en union con otras' El lunes 5 de diciembre comenzó la legis-
potencias. latura del trigésimo tercero Congreso. El




CAP. \'11[. EST.\DOS-U~IDOS. ·177


senador Atchison ocupó la Presidencia del de la tarifa, MI" Pierce demostraba la con-
Senado y Linn Boyd, de Kentucky, fué elegi- veniencia de continuar las mejoras públicas
elo Presidente de la Cámara. 1\lr. Pierce re- conforme á lo propuesto por los principales
mitió al otro dia su mensaje, documento no- hombres del partido democrático, y despues
table por su estilo, que se leyó en ambas de indicar la conveniencia de que se conser-
Cámaras y trataba los principales asuntos vara entre el pueblo el espíritu de fraterni-
que merecian la preferencia de la legislatura dad y se hicieran las posibles economías en
nacional. Hablábase en él estensamente de la administracion, 1\1 r. Pierre terminaba su
las relaciones estranjeras de la' Union, del mensaje anunciando la muerte del Vice-pre-
estado de nuestros negocios con CulJa y Es- sidente ocurrida en 1R ele abril anterior.
paña, de ]a cuestion Kostza, de las diferen': Los informes que se acompaüaban al men-
cias con México sobre la cllestion de límites, , saje, redactados por los jefes dc los diversos
y de otros asuntos del mayor interés. El departamentos, contenian interesantes datos
Presidente anunciaba tambien que nuestro respecto al Tesoro, al ejército, á la arma-
comisionado en China no perdonaba esfuerzo da, etc., sometiéndose á la consideracion del
alguno para favorecer los intereses de Amé-
rica, y daba cuenta de la llegada del como-
doro Perry al .Tapon, manifestando no le era
posible en aquel momento dar detalle alguno
acerca del resultado obtenido.


El Presidente opinaba que el estado de los
negocios interiores cra por demás lisonjero
.Y que no debian temerse ya las graves con-
troversias y enojosas 'cuestiones que antes
agitahan al pais (*). Jlr. Pierce hablaba lue-
go de la Hacienda, anunciando que del últi-
mo balance hecho en el Tesoro resultahan á
favor de éste treinta y dos millones cuatro-
cientos veinticinco mil cuatrocientos cuaren-
ta y siete duros, y que desde el 4 de marzo
se habian pagado por cuenta de la deuda pú-
blica doce millones setecientos tres mil tres-
cientos veintinueve duros, quedando ;ya solo
por reintegrar cincuenta y seis millones cua-
trocientos ochenta .Y seis mil setecientos
ocho. Además de recomendar la reduccion


(') Dice el spnatlor Bfmton) que MI'. Pierce encontró el
pais al encargarse del Gobierno en el estado mas lisoujero
'lue llar se puede, pues !'einaba la paz y la prosperidad, y la
eucstion de la escla"itUil no ngitabn ya los ánimos. Estas


Congreso varios asuntos del mayor interés.
Diremos ahora cuálés fueron los principa-


les actos en aquella legislatura (*). A prin-
cipios del año 1854, el senador 1\1r. Douglas
presentó un bill referente al Gobierno terri-
torial de Nebraska, proponiendo que cuando
fuere admitido éste en la U nion en clase de
Estado, fuera con esclavitud ó sin ella, segun
lo prescribiera su Constitucion cuando tuvie-
se ]uQ'ar la entrada. Por otro articulo


<, 1.854.
se modificaba la ley referente á la en-
trega de esclavos fugitivos, y poco despues el
mismo senador presentó otro bill proponien-
do 01 establecimiento de dos territorios, uno
llamado Nebraska y el otro Kansas, los cua-
les debian regirse por la Constitucion y las
leyes de los Estados-Unidos, pero sin consi-
derarse comprendidos en el decreto publica-
do para la admision de Missouri en 1820.
uno de cuyos artículos quedaba anulado á
consecuencia de las disposiciones adoptadas
por la legislatura de 1850.


Como era de esperar, promoYlóse un ani-


eircunstancias indujeron al nlle,'O P¡'esiclcnte á felicitar por (') Segun los periódicos de aquella época, eontában~e
ello al Congreso en su primer mensaje anual, eongratlllan- entonces en el Senado treinta y seis demóerataH y vpintitlos
,lose dc haber~e encargado .Id Gobiernu bajo tan felices. whigs, yen la Cámara hahia ciento cincuenta y nueve de los
nuspieio~. l primeros y setenta y uno de los segundos.




HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


mado debate sobre la antigua cuestion de la nado, cuyo objeto era organizar los territo-
esclavitud, y los diversos miembros elel Se- rios ele Nebraska y Kansas, n:tas aunque se
nado defendieron ton el mayor celo sus res- empeñó el debate, nada se resolvió por en-
pectivas opiniones sobre aquel asunto. En 7 tonces. A mediados de marzo sin embargo~
de febrero, propuso Mr. Douglas retirar una y á peticion de MI'. Cntting, de Nueva-York,
enmienda que habia presentado antes y sus- se pasó á un Comité el bill de Nebraska no
tituirla con una cláusula en la cual se con- sin alguna oposicion, y si bien es cierto que
signara que siendo el acta de Missomi al principio no se hizo de aquel aprecio al-
incompatible con los principios de no inter- guno, el 25 de abril, Mr. Benton, que desde
renciOJ¡' del COJ1,qreso en la esclavitud de los su salida del Senado asistia á la Cámara
Estados y territorios, segun lo reconocido como representante de Missouri, pronunció
por la le,qislatura de 1850, se declaraba nu- un enérgico discurso contra el bill, protes-
la y sin ningun valor, toda vez que segun tando en términos no muy comedidos, con-
el espíritu de dicha acta, era su principal tra la práctica de someter á la legislatura
objeto no legislar en la esclavitud en ningun las opiniones del Presidente, y denunciando
territorio ni Estado, ni tampoco escluirla, con la mayor vehemencia á los periódicos
sino dejar al pueblo en completa libertad de que trataban de dictar la ley al Congreso.
formar sus instituciones segun lo tuviera por El conocido veterano en la política, sostUYO
conveniente, sujetándose solo á la Constitu- que no debia anularse el acta de Missouri,
cion ele los Estadoi"-'Cnidos. Mrs. Dixon, porque era una ele las que principalmente
Badger, Pettit, Rutler, Ca ss ,Norris y otros habia contribuido á conseryar la paz y ar-
adujeron los argumentos, en su concepto monía en la Union, y añadió que estaba
mas convincentes para apoyar el bíll de :Ji!r. siempre dispuesto á defenderla aun cuando
Douglas, mientras que Mrs. Everett, \Vade, nadie se pusiera de su lado. Despues de de-
Houston, 1 Surnner, Seward, Bell y algunos I mostrar que el acta citada tenia el carácter
mas sostuvieron que era inconveniente la de un contrato y no podia desestimarse sin
medida propuesta por dicho senador. El dia faltar á la buena fe, dijo MI'. Benton que la
14 de febrero no obstante 1 la enmienda de ' n,nulacion podria dn,r lugar á graves conftic-
.:'dr. Douglas, por la cual se declaraba nula y tos; que nadie habia solicitado semejante
sin efecto el acta de Missouri, fué aprobada cosa al Congreso; que los Estados esclavos
por treinta y cinco votos contra nueve. La no ganarian nada con ello; que era ausurdo
(liscusion continuó con el mn,yor empeño sostener que fuese necesaria la medida para
durante toclo el mes, y se / propusieron destruir el principio de no intervencion, y
otras muchas enmiendas 1 en nna de las que por ningun concepto convenia aprobar
cuales se prevenia no tomn,sen parte en la el bitl. A principios de mayo se encargó [1
votacion los que padeciesen de alguna ena- un Comité (1ne informara; prcsentáronse
jenacion mental, y en 3 de marzo, despues numerosas enmiendas, se hicieron intermi-
de prolongados debates y enojosas polémi- nables las discusiones y enojosas I)olémicas;
cas, se aprobó el proyecto en totalidad por el bill se lwesentó repetidas vec(~s á la Cá-
treinta y siete votos contra catorce. mara y al Comité, y al fin el .22 de mayo lo


El dia 1. 0 de enero se presentó tí la Cáma- aprobó aquella por ciento trece votos contra
ra un hiU. semejante al que tenia ya el Se- ciento, y pocos dias despues lo adoptó tam-




CAP. VI[[. ESTADOS-UNIDOS. ti!!


hien el Senado, no sin que mediaran acalo- Charleston, á fin de ver por qué modios po-
rados debates, por treinta y cinco votos con- drian favorecerse los intereses del Sur; se
ira trece (*). habló de las medidas adoptarlas para la ane-


Al principiarse el año, el general Gads- xion de las islas de Sandwich, así como tam-
den concluyó un tratado con México y lo bien de la proclama espedida por el Presi-
remitió para su confirmacion al Senado, el dente en 31 de mayo, denunciando


. '. 1854·
cual introdujo algunas importantes modifi- las tentatlvas de los filibusteros con-
caciones, arreglándose al fin á satisfaccion tra la Isla do Cuba; y aüacliremos por último
Je los respectivos Gobiernos. En 01 principal que MI'. Pierce impuso el veto á un bill en
artículo de este tratado estipulábase que, en el cual se proponia la cesion á los diversos
atencion á no quedar obligados á proteger Estados de diez millones de acres de tierras


]a frontera mexicana elo los ataques públicas para aliviar á los pobres y demen-
1854. d 1 . d . . T,' . b ,.. e os In lOS, Y como compensaclOn tes. ~l Congreso se cerró SIn em argo en I
por el territorio que cedia México, los Es- de agosto dejando pon dientes una porcion de
tados-Unidos pagarian la suma de diez millo- asuntos. ,
nes do duros. Tambien se confirmaba el pri- El comodoro M. C. Perry, que babia he-
vilegio para construir una via férrea á cho presente al Gobierno la importancia de
través del istmo de Tehuantepec, y se con- celebrar un tratado con el Japon, consiguió
cedian otras ventajas á nuestros compatrio- al fin, despues de muchas contrariedades y
taso Cierto es que se suscitaron varios deba- I dilaciones, organizar una espedicion CQn este
tes acerca de este tratado. mas coreano ya importante objeto, yen 24 de noviembre de
el término de la legislatura, lo aprobó la, Cá- 18G2 se hizo ü la vela en ~ ueva-York en el
mara por ciento dos votos contra sesenta y vapor lldississippí, al cual se agregaron por
tres, y el Senado por treinta y cuatro contra órden superior otros fIue babia en el Oriente.
seis, acordándose el pago de los diez millo- La espedicion dobló el Cabo de Buena Espe-
nes ofrecidos (**). ranza á fines de febrero de lG53, llegó el 25


Entre los asuntos de preferente interés de marzo á Singapore, y el 4 ele mayo ~i
,que se discutieron luego, fué uno de ellos el Shanghai, en cuyo punto el comodoro se
relativo á la construccion de seis fragatas de trasladó al 8usque/wnna ~ contandq ya con
vapor, habiéndose aprobado el !JiU por una una flotilla de cuatro buques, sin contar con
gran mayoría. Tambien se discutió sobre la otros dos que debian reunírsele poco despues .
.conveniencia de reunir una Convencion en Perry visitó las islas de Lew-Chew y á prin-


cipios de julio, habiendo dirigido el rumbo
C) El ex-senador Clemens, de Alalmma publicó, en aqlle- hácia el Japon, llegó á la bahía de Yodo.


lla ocasion, una carLa vindieal1llo su conducta al (~()llllJatir
el /JiU de NclJraska. E~Le ('serito llamó la atcncioll porque
en d se dedaraiJa que la aprolJa(~ion ¡lel bill iba a ser muy
perjudicial para el SU[', dando acaso lugar a graves di-
sensiones.


(") A fllH~S de '18:>!) Jos habitantes del territorio nueva-
mente adquirido, enviaron un delegado á \Vashingtoll en
solicitud (h~ quo aquella parle de ~ueva-~It!xico so erigiese
en territorio bajo elllombre do Arizonia. El COI1lité de Ja Cá-
n1'lra informú en contra de esla peLicion, principalmente á
oeansa de ser muy pseasn la poblacion.


donde causó no poca sorpresa y alarma ver
que penetraba en aquella directamente, em-
peñándose en llevar á cabo las medidas que
proyectabú,. Merced á su energía y firmeza,
el comodoro consiguió cumplir su mision: la
carta del Presidente al Emperador fué entre-
gada, comenzáronse las negociaciones, .Y
finalmente, el 31 de marzo de 1854: se cele-




t80 HISTORIA DE LOG CAP. \"J11.


bró y firmó un tratado. El comedoro Perry I inte~és é ~mportancia que de~ia tomar en
se puso de nuevo en marcha para Nueva- I conslderaclOn el Congreso. Dabase cuenta
York á donde llegó en 1855, y tuvo el gusto despues del estado de la Hacienda, cada vez
de que el Senado ratificara el tratado inme- mas lisonjero, y se anunciaba que en el últi-
diatamente (*). mo balance resultaban á favor del Tesoro


Durante el verano y el otoño se reunieron veinte millones ciento treinta y siete mil
Convenciones políticas en diversos puntos del novecientos sesenta y siete duros, figurando
pais, y comenzó á reinar la acostumbrada la deuda pública solo por cuarenta y cinco
actividad con motivo de aproximarse la épo- millones que deberian satisfacerse en diver-
ca de las elecciones. Los debates y encontra- sos plazos en el término ele catorce años. Los
dos pareceres respecto á la anulacion del informes de los jefes de los departa~entos
acta de }Iissouri, y la aprobacion del bill que acompañaban el mensaje del Presidente.
referente 3 l\ebraska y Kansas, parecieron contenian tambien numerosos datos y noti-
indicar que iban á producirse ciertos cam- cias bastantes para guiar al Congreso .Y faci-
bios en alguno ele los antiguos partidos, y litarle el camino para legislar silbía y acer-
desde esta fecha se comienza á notar en una tadamente.
gran parte de nuestros compatriotas, tenden-
cias á formar un partido americano puro
opuesto al de los estranjeros .yespecialmente
á los ciudadanos naturalizados qUé eran ir-
landeses, católicos romanos y alemanes. No
es fácil, ni acaso posible, adivinar lo que
resultará de todo este movimiento, pero en
opinion de muchos, quedan aun por arreglar
graves cuestiones en cuanto ú los respectivos
derechos y privilegios ele los ciudadanos na-
turales de lós Estados-Unidos y de losnatu-
ralizados.


La segunda y breve legislatura del trigé-
simo tercero Congreso comenzó en 4


1.854. l" b . d' de (lClem re, en cuyo mIsmo la re-
mitió el Presidente Pierce su mensaje anual,
que contenia el acostumbrado sumario acer-
ca de la situacion del pais y de las relaciones
eshanjeras, haciéndose además varias obser-
vaciones sobre todos los asuntos de mayor


(') Ltls curiosos pormenores de cste interesante viaje
s(~ cncontrarán en la Espedicion de una escnadrilla amerí·
"cma ú los mw'es de la China yel Japon en 1851 P01' el como-
,loro JI. C. Pary, ~ueva-Y()rk 1837, pág. GM. Esta obrita fué
arreglada en vista ele los documentos y diarios justificantes
por el Hev. F. L. Hawks, de Nueva-York, á instancias del
mismo 801110\10['0 Perr)'.


A principios del año 1855, el Presidente
Pierce remitió al Congreso un mensaje es-
pecial en el que aducia numerosos argumen-
tos contra la política de las mejoras inte-
riores que se proponia seguir el Gobierno
general, y asimismo trataba de vindicar su
conducta al imponer el veto en el bill respec-
tivo aprobado en la última legislatura. Ya
hemos hablado bastante estensamente de
este asunto en diversas páginas de nuestra
historia, y por lo tanto no creemos necesario
reproducir aquí nuestras observaciones. El
Presidente Pierce no decia nada nuevo para
el arreglo de la cuestion sobre la cual tanto
entonces como ahora existen y existirán
siempre encontradas opiniones.


Algunos clias despues el general Cas::: pro-
nunció un discurso tomando por tema si de-
beria obedecer las instrucciones de la legis-
latura de su Estado, pues segun parece las
opiniones de esta eran distintas de las del
orador ~ y en ~onciencia, no podia el general
Oass obedecer. En el caso de estar confor-
mes, como sucedia al tomar asiento el gene-
ral en el Senado, hallábase dispuesto á cum-
plimentar las instrucciones, pero entonces se




CAP. \"111. }<,f-TADOS-l'!'lDOS, IKI


veía precisado á rehusar, por habérsele pre-
venido que apoyara la aprobacíon de un bill
pt'ohibiendo la esclavitud en los territorios de
Kansas y Nebraskas.


La espedicion de emigrantes dirigida por
el coronel Kinney escitó en alto grado el inte-
rés general en aquella fecha. Parece ser que
la intencion elel coronel'y sus compañeros
era colonizar y est.ablecerse en ciertos pun-
tos del territorio de la costa de los Mosquitos
en virtud de cierto privilegio, que segun ale-
gaban se habia concedido á Sheppard'y Ha-
Jy. dos súbditos británicos, por el último re'y
de aquel pais. El Gobierno de Nicaragua pro-
testó contra' esta espedicion alegando que
aquello era invadir su territorio, á lo cual
contestó M1'. Marcy que segun tenia enten-
Ilido, no se proponian los espedicionarios otra
cosa sino establecerse pacíficamente para de-
dicarse al cultivo de las tierras. El ministro


otoño .Y el lllvierno pareció que lit colonia
prosperaba', y es lo cierto que muchos emi-
graron de los Estados-Unidos para estable-
cerse en el nuevo territorio. Sin embargo, á
principios de 1856, el Gobierno de Nicara-
gua hizo una formal reclamacion. rehusan-
do reconocer la validez de los derechos ale-
gados por el coronel Kinney.


Habiéndose aprobado en ambas Cámaras
un bill autorizando el nombramiento de una
comision que investigara cuáles habian sido
las pérdidas sufridas por algunos ciudadanos
de América en el comercio á consecuencia de
las espoliaciones do los franceses, el Presi-
dente impuso de nuevo su veto en 17 de fe-
brero, .Y aun cuando se trató de obtener á
todo trance la aprobacion, no se consiguió
reunir las dos terceras partes do los votos,
Tambien se aprobó luego otro bill por el
cual se aumentaba hasta ochocientos cin-


de Nicaragua, Sr, ?\Iarcoleta, dirigió al Se- cuenta mil duros la consignacion anual de
eeetario de Estadci una estensa carta con trescientos ochenta .Y cinco mil señalada
este motivo, escitanclo al Gobierno de los á la empresa de los vapores Col1ins por
Estados-Gnidos á que no permitiese ningun el servicio del correo, pero tanto en la
movimiento que pudiera fayorecer las preten- Cámara como en el Senado fué muy escasa
siones de los ingleses sobre la costa do los la ma,voría. En R de marzo el Presi-


L ,} 1855 .
.Jlosquitos, ni estimulase tampoco un ataque dente impuso tambien su veto sobre
contra los derechos de Nicaragua; pero en- este bill, alegando numerosas ra:wnes para
tretanto el coronel Kinney siguió adelante justificar su negativa.
en su proyecto, y hácia mediados de julio Las Cámaras aprobaron luego otros va-
llegó ¡t San Juan del Norte despues de un rios bills; asignáronse siete millones sete-
penoso viaje y numerosos contratiempos. cientos cincuenta mil duros para atender [t
Ansiosos los emigrantes de tomar posesion las reclamaciones de los acreedores de Texas
de los treinta y cinco millones de acres de que tuvieran bonos cuyo pago debia hacerse
tierras, concedidos por el privilegio Shep- I con aplicacion á las rentas del Estado; se
panl en el 'citado territorio, procedieron con I acordó dispensar proteccion á los emigrantes
la mayor actividad, de tal modo, que á prin- pasajeros,'y se votaron veinticinco mil duros
cipios de setiembre .Y des pues de celebrar para el pago de las estátl1as que debia hacer
una Junta, eligióse al coronel, gobernador Hiram Powers. Un acuerdo de las Cámaras,
civil y militar, organizándose un consejo de aprobado en 15 de febrero, autorizaba al Pre-
cinco individuos para que le auxiliasen en ell sidente para conferir el título de teniente ge-
clesempeño de sus funciones. Durante todo el neral, con despacho, y por una sola vez, para


TOMO 1Il,




182 HISTORIA DE LO"; CAP. VIl1.


recompensar eminentes servicios, y de este
modo el general Scott obtuvo como premio
este distinguido honor (*).


Próxim0 ya el fin de la legislatura, el Pre-
sidente Pierce remitió al Congreso una vo-
l uminosa correspondencia diplomática rela-
tiva á la conferencia de Ostende, celebrada
en el mes de octubre del mismo año. El
objeto de la re un ion de los embajadores ame-
ricanos de Inglaterra, Francia y España
en dicha ciudad, se reducia principalmente
á tratar de la Isla de Cuba, pues se creia
sumamente necesaria su adquisicion y se
q uerian adoptar medidas con este fin, enta-
blando negociaciones para comprársela á Es-
paña si se con venia á venderla por ciento
veinte millones ele duros. Como Franklin
Pierce vacilaba en adoptar la política pro-
puesta en España por MI'. Soulé, éste pre-
sentó su dimision en 17 de diciembre de lK0-4,
aÍegando que si no se aprohaban sus planes,
nada le quedaba ya que hacer en España. El
dia B de marzo terminó sus sesiones el tri-
gésimo tel'cero Congreso (**).


Las elecciones que luego tuvieron lugar
en diversos puntos del pais indicaron que iba


engrosándose el partido llamado ame-
1855.. 1 o t . . f


r'lcano .Y que a vo aClon no serla a-
vorable para el Gobierno de Pierce. Entre


(') Durante los meses de ellem, febrero y marzo ele "1834
la c~peLlici(lu Dariell, compuesta de veintisiete indiyiduos
á l:ls únlenes del tenient" Isaac Strain, de la armada. trató
de a\"el'igu~r si seria pradicable abrir Ulla yia al través del
istnlO; peru estos trahajos no pudieron llcnlt'se ú calJo sin
peligl'os, (,olltnltiempos y pen~lid~des, que pnl"'2cerhn in-
crejbles ~l des('riJ¡i['~('.


(") Aprovechando In~ nH~aeiunes. d PI'I~si(lente f'ieree
fué cn 21 de agosto il "isitar las minas de azufre de Virgi-
nia, en cuyo [lll (lto saliú á recibirle Ull CO!lli!!' formado por
el ex-presi(lente Tyler, quien dirigió un discurso al Presi-
dente dimdule la bienycnida y felicitándole por la prospe-
ridall del pais. Pierce cumplimentó en cambio á Mr. Tyler
por sus ~en'icius llliplltras habia estado 81 frente del Go-
hicrllo, y le llizo además algunas ohsenOa(,iolleS respecto ú
[1)5 peligros que amenazahan turbar la paz del pais. princi-
palmente pOI' el pspiritu ,le reosistt>lllo,irl [¡ L1S I"YEo".


los nalumles J los estl'Q)!je¡'os, es decir, en-
tre los ciudadanos del pais y los naturaliza-
dos, comenzaron á suscitarse disturbios y
conflictos que revelaban la sobrescitacion de
los ánimos en la mayoría del pueblo. Segun
ya hemos indicado anteriormente, el arreglo
de esta enojosa disputa sobre los ciudadanos
naturales y los naturalizados no se ha termi-
nado aun ni es probable que se termine en mu-
cho tiempo, y como ya se comprenderá es
una causa de alarma é inquietud para aque-
llos que desean la paz .Y el bienestar de nuestra
querida patria. Es ele advertir tamlJien que en
muchos puntos habia marcadas tendencias
de organizar un nUe\'o partido político que se
oponia á la anulacion del acta de Missouri y
se hallaba dispuesto á resistir á lo que los
Estados del Norte conceptuaban agresiones
de los defensores de la esclavitud en el Sur.
Loslrhigs, segun la opinion pública, favore-
cian cuanto les era posilJle este movimiento.


Deseando vivamente la legislatura de ~ue­
\ a-York contener el proyecto de la intempe-
rancia, del pauperismo y del crímen, aprobó
en aquella legislatura una ley muy severa
soLre la yenta de licores espirituosos, 10 cual
no se consiO'uíó sin embarg'o sin (lue
'D u 1855.


mediara un prolongado .Y animadísi-
mo debate. Oonsiderando cuán loables eran
las intenciones ele la legislatura, que desea-
ba á toda costa oponer una ba ITera á los vi-
cios y al crimen, teniendo en cuenta que el
abuso de las hebidas conduce muchas veces
á la ruina de las familias, á la mendicidad
y á la miseria, y al reflexionar sobre los in-
finitos cielitos que se han cometido por hom-
bres deO'radados física, moral v socialmente a o u
por el y icio de la em briaguez, de sen tires
que aquella ley que dehió comenzar á regir
desde el -4 de julio, no se pusiera en vigor.
Lo peor es q!lc segun todas probabilidades
no :"~ ob"l'l'\'ar6 3/jUel1n nunca. al menos en




,:AP, VIlI. E81'ADOS-l'!'IDOS,


las metrópolis de los Estados-l~niclos, porque
es cosa que ha llegado á creerse imposible.
Esta es una cuestion muy grave y delicada,
y el lector , como filántropo, patriota y buen
cristiano, comprenderá de cuánta importan-
cia es el resolverla favorablemente.


En la primavera de aquel año, el Presi-
dente notificó al Gobierno dinamarqués, ba-
ciendo referencia á los derechos impuestos
sobre todos los buques que atravesaran el
Sound, que el tratado de comercio por el
cual se reconocía la autorizacíon de fijar ta-
les derechos, caducaria á fin de aüo, y que
por lo tanto no seguirian los Estados-Uni-
dos reconociendo aquellos. El Gohierno di-
namarqués contestó quejándose de que se le
comunicara tan imprevistamente la noticia
y esponiendo que la terminacion del tratado
le privaria de una renta (Iue tanto necesita-
ba Dinamarca en el actual estado de Eu-
ropa.


Ya hemos hablado ante:s de la espedicion
emprendida con objeto de buscar á Sir Juan
Franklin .Y á sus desgraciados comparleros.
El DI'. Kane, que ya habia verificado el pri-
mer viaje, y ü quien se le resistia creer que
hubiere perecido Franklin con toda su gen-
te, pudo organizar, merced al desprendi-
miento de MI'. Grinnell y al favor del Go-
bierno, una segunda espedicion, que com-
puesta de diez y siete bravos marinos, se
hizo á la vela en N ueva-Y or k en 30 de mayo
de 185:1 á bordo del Adelantado J sólido ber-
gantín de ciento cuarenta y cuatro tonela-
das, provisto de todo cuanto se creyó nece-
sario para tan peligroso viaje. El dia 10 de
setiembre llegaron los espedicionarios á la
costa de Groenlandia, .y al punto mas al
Norte al que nunca alcanzaran. Kane y sus
diez y siete hombres pasaron allí su primer
invierno ártico, y llegado el verano, comen-
zaron las e}4ploraciones en todos sentidos,


ocupándose al mismo tiempo en la caza; el
segundo invierno, es decir, el de 1854 á
185;-), fué en estremo riguroso, tanto mas
cuanto que los espedicionarios habian ago-
tado ya sus provisiones de carbon, por cuyo
motivo y haber trascurrido ya dos mIos en
las esploraciones, reconoció el Dr. 1\.ane que
no era posible pasar un tercer invierno entre
los hielos. En su consecuencia el buque fué
abandonado el 20 de mayo de 1~55; conver-
tidos los botes en trineos; aquellos bravos
emprendieron la marcha para volver á su
pais, .Y despues de infinitas penalidades y fa-
tigas, llegaron á primeros de agosto á las
colonias dinamarquesas de Upernavik des-
pues de recorrer mil trescientas millas en
ochenta y un dias. La tardanza de Kane ha-
bia empezado á inspirar temores, y tanto es
así, que en mayo de 1855 se dió órden al te-
niente Hartstene para que fuera con dos bu-
ques en busca de los espedicionarios. Este
oficial llegó en los primeros dias de julio á
Upernavik, y afortunadamente encontró al
poco tiempo á los atrevidos esploradores, de
los cuales solo habian muerto tres. IIúcia
mediados de setiembre se embarcaron todos
en el Disco J y el 11 de octubre llegó la es-
pedicion con toda felicidad á N ueva-York (*).


El jóven navegante (habia naciJo en fe-
brero de 1820) presentó su informe oficial al
Secretario de la Armada, y esperábase que
podria prestar aun muchos servicios íÍ la
humanidad y á su país, pero los rigores del
invierno pasado en Groenlandia, habian que-
brantado su salud de tal manera, que no
tardó en bajar á la tumba á reunirse con
los tres compañeros que le habían precedido.
Hizose sin embargo todo cuanto podia espe-


(') Son escesivamcntc interesantes los volúmenes Lle
la obra titulada «Espbraciones árticas de la espcdicinn
Grinncll en buscf1 de Sir Juan Franklin, '1í:l53, por Elisha
Kent Kan0, 2 vllb, l'hiladelpLia, 18,/7.




HISTOR1A DI;; LO::; GAl', \'In,


rarse de la solicitud y caririo de sus amigos,
mas no fué posible combatir los progresos
de la enfermedad, y el16 de febrero de 1857
Elisha Kent Kane, que se hallaba en la Isla
de Cuba, entregó su alma á Dios. El Dr. El-
der publicó poco despues la biografía de
nuestro distinguido compatriota, que no
deja de ser interesante.


Ya que hablamos de la pérdida de Sir
.Juan Franklin y sus comparieros, diremos
de paso 'que una espedicion organizada por
la compariía de la Bahía del Hudson, descu-
brió en las islas de Montreal, enterrado en la
nieve, un zapato de forma inglesa, la parte
.1e un bote donde se veia escrita claramente
la palabra TerrOI", y otros efectos de menor
importancia. A este descubrimiento dió mas
interós la circunstancia de que á fines de
1855 un buque ballenero de Nueva-Lóndres
tropezó con la barca inglesa Resolucion, que
habia sido abandonada en los hielos árticos
por el capitan Kellett, individuo de la espedi-
'cion de Sir Eduardo Belcher. La Resolucion,.
-con su ~rmamento y todos sus demás efec-
tos, se habia separado unas mil millas del
punto donde encallara, y los atrevidos balle-


pretesto de l'eprUlUl' las tentativas de log
filibusteros que salían de los puertos
de los Estados-Unidos. Probablemen- 1855.
te aquel envío de buques no tendria otro
objeto sino el de vigilar los actos de varios
cónsules británicos que, al reclutar soldados
para Crimea, faltaban á las instrucciones
comunicadas por Mr. Cushing. De todos.
modos nos alegramos poder decir que el
Gobierno británico no adoptó ninguna medi-
da hostil, y por lo tanto se disiparon los
temores, como habia sucedido 'ya en muchas
ocasiones (*).


El 3 de diciembre celebró su primera se-
sion el trigésimo cuarto Congreso, y en la
Cámara se comenzaron desde luego los de-
bates al procederse á la eleccion de Presi-
dente. 1\11's. Banks, Richardson, Campbell
y otros dos Ó tres figuraban como principales
candidatos, pero hubo tantos escrutinios y
se perdió tanto tiempo, que hasta el ;2 de
febrero de 1H5G, es decir al cabo de dos
meses, no recayó la eleccion definitiva en
M1'. N. P. Banks, quien obtuvo ciento tres vo-
tos contra solo ciento que alcanzó 1\11'. Aiken.
de la Carolina del Sur. Cansado el Presiden-


neros de N ueva-Lóndres ,se encargaron de te Pierce de aguardar tanto tiempo ü que se
conducirla á seguro puerto. Entonces el organizara la Cámara, adoptó una resol u-
'Congrcso votó cuarenta mil duros para com- cion sin ejempbr, .r en :31 de dicieml)f't'
pral' y recomponer la Resolucion, y en 12 de remitió al Senado su mensaje en el que.
,(liciemhre de lS5G, so encargó al teniente dcspues ele analizar las cuestiones de in-
lIarstene (IlIe fuera á presentarla al Gobier- terés preferente, manifestaba cuáles cran
no inglés. Creemos que tanto la reina como las opiniones elel Gohiel'llo bl'iUinico ros-
,el pueblo de la Gran Bretaria recibirian con ----~-
Ja ma,yor satisfaccion aquella prueba de la
!!alantería de los americanos.
',--,


En el otorio siguiente empezó á temerse
'41 ue se suscitaran diferencias con Inglaterra,
pues no solo los periódicos usaban cierto
,estilo pro\'ocativo, sino que so decia de públi-
co que el Gobierno inglés acababa de reforzar


C) J tilles de 'lgO:;/¡). fu,; ,lin'c(o/','s liel tl'lúl,('/,illi, ¡["
~uo\"a-York~' los de la COlJljlailÍa dpl 1c'I,"ST"fll SUII-1l1ill'iiJ(I
de IJ¡r¡¡]/,ps, [1If'1'l))l iI 1I1'O,-(>l1l'i<11' la ('olllc,wioll 111'1 c;¡lIJ¡, ('/1-
¡re el C'~lho Hay ~- el cabn Nl,rte, (>11 !l1l;l distrtlJ('ia de sC'senta
ttlillas. ellO dE los C'~tl'L'llIOS do! ,."blc '1lLC"¡" sujdo en la
cost" del (;,,]JO n"y, r (;omenzú la opCl'aCiOll, ('ullliIlUiuLd,,~,'
pOI' espaciu tle treinta horas COH buclL ,"xit", pero it Cllll~:t
¡[el tiempu ru6 prC'ciso ('odar l'l (':\b!" siLL ~um,'rgir ('LL ,,1
llHtf sino Ulla longitud de eunrcnta Illillas. l.os DiJ'cl'ÜJrp:--;
volvieron á Nucva-York p] ;; de ~dielllbre ('un PI pL'"p")~it.l'


;-;n eseuarlra ,le la India OccidentallJajo el , ,te r"I1OI'"r los fmbajos t:.m pronto COLnO fIH'S,' p))~ihll'




I!.STADuS- CXWUS.


pecto á la interpretacion del tratado de
1850 referente á los asuntos de la América
Central. MI'. Pierce hablaba asimismo de los
.agentes' ingleses que en los Estados-Unidos
.se ocupaban en reclutar gente para la guer-
ra de Crimea; de los derechos dinamarque-
ses y de nuestras relaciones con España;
{laba cuenta del estado de la Hacienda,
.:siempre floreciente, y recomendaba muy en
particular se nombrase un comisionado que
vigilase la línea comprendida entre el terri-
torio de \Vashington y las posesiones britá-
nicas. En la última parte de su mensaje
.disertaba Mr. Pierce estensamente acerca
de la cnestion de Kansas, los derechos de
jos Estados, la ley de esclavos fugitivos, etc.,
-emitiendo la opinion de que el Sur no habia
()btenido ventaja sobre el Norte en la admi-
nistracion práctica del Gobierno general.
rrambien defendia los principios del !JiU
Kansas-Xebraska.


Hablaremos al] ui sobre la cuestion de


tados orientales, y en un discurso que pro-
nunció dijo que el territorio de Kansas se
habia visto invadido, conquistado y subyu-
gado por gente estraña animada de un es-
píritu fanático que no sabia respetar Jos
derechos del sufragio.


Cada vez era mayor la violencia del e8pi-
ritu de partido y consecuencia de esto fueron
los disturbios y derramamiento de sangre •
pues mientras los que se oponian á la entra-
da de esclavos elevaban una esposicion al
Congreso, acu8ando á los habitantes de Mis-
souri de haber entrado en su territorio y pri-
vádoles de sus derechos; los del partido con-
trario no querian tolerar que se adoptase
medida alguna para suprimir la esclavitud.
El dia 22 de mayo ÜlY~erOn lugar las elee-
cione8 para la primera legislatura, que se
reunió el 2 de julio en Pawnee, convocada
por el gobernador ~ componiéndose el Conse-
jo de diez y sois individuos y de veintisei~
la Cámara de Representantes. Los cliptitndos


h.ansas, una de las mas enqjosas que podian comenzaron sus tareas con el mayor celo, y
haberse suscitado. Por la naturaleza del caso sin detallar cuáles fueron aquellas, solo di-
y el estado de los asuntos, era natural que
surgiesen dificultades por la anulacion del
acta de Missouri, y en efecto, casi inmedia-
tamente comenzó la polémica discutiéndose
si la influencia de los hombres del Sur ó los
del ~orte predominaría al formar y amoldar
las instituciones y principios del territorio y
·~lel Estado que pronto debia ser admitido en
la Union. En el mes de marzo hubo eleccio-
lles para elegir los miembros de la legislatu-
ra territorial, y los candidatos que estaban
~~n favor de la esclayitud obtuvieron una
decidida mayoría, si bien se alegó por la
parte contraria q ne la yotaeion habia sido
ilegal por haber tomado parte en ella perso-
,1855. Ilas procedentes de .\lissouri que no


tenian derecho para hacerlo. El go-
hernador Rel'dc¡' visitó poco dospues los Es-


remos que la primera legislatura se declaró
en cierto modo hostil hácia el gobernador
Heodor, q nien recibió ü poco una carta del
Secretario de Estado en la q ne se le hacian
varios cargos contra su integridad oficia1.
La contestaeion de Recder al Presidente
Pieree no fué sin eluda muy satisfactoria,
pues á fines de julio se le separó, Ilombran-
do en su lugar á Daniel \Yoodson, Secretario
que era del territorio.


La legislatura parecia dispuesta á traba-
jar con elma.)'or celo para combatir las ideas
ardi-esclavas que predominaban en el terri-
torio, y al efecto aprobó desde luego varias
medidas que creyó necesarias para conse-
guir el fin propuesto. Por un decreto se dió
el derecho de votar á todo aq nel q ne pagara
nn duro, fuera cnal fuese el punto de su 1'0-




HISTOIHA DE LOS CAP.VlII.


sidencia, pero con tal, sin embargo, queju-
rara aprobar el bill de 1{ansas y la


1855. 1 1 1 f· . b· . ey ( e ese avos Uglt,lVOS; tam len se


número de votos que \Vhitfield, quien obtu-
vo el dia l. o del mismo mes, dos mil sete-
cientos sesenta, de los defensores de la es-


espidieron órdenes prohibiendo que se en- clavitud. Semejante estado de cosa·s, como
señara á leer á éstos, así como tambien que era natural, hizo necesario que la Cámara
se les permitiera reunirse en rneetings, á de Representantes resolviera en la. legisla-
no ser que les presidiera algun constable ó tura siguiente acerca de las reclamaciones
individuo de la autoridad; otro decreto dis- de los respectivos contendientes, es decir de
ponia que toda persona opuesta á la esclavi- Reeder y \Vhitfield. Los diputados libres
tud ó que no reconociese el derecho de tener formaron luego una Convencion que se reu·
esclavos en el territorio, no podria tener voto nió en Topeka en 27 de octubre y terminó
en ninguna question relacionada con la es- sus sesiones en 11 de noviembre, des pues de
clavitud, y por último por otra órden se im- haber redactado una Constitucion que debia
ponia la pena de muerte á todo aquel que: someterse al pueblo en lti de diciembre si-
escitara la rebelion entre los esclavos, ha- guiente, y en cuyo principal artículo se de·
blando, escribiendo, ó imprimiendo cualquier claraba que no se toleraria la esclavitud
folleto, ó aconsejándoles la fuga. Estas órde- en el territorio despues del 4 de julio de
nes dieron lugar, como se comprenderá, á 1857. Los que optaban por ella organizaron
rnuchos abusos j' fueron causa de que se tambien una Convencion en Leavenworth
aprisionara á varias personas solo por sos- el dia 1'1 de noviembre: el goberna-


1 1 t · 1 l· 1 "1 f' 1 . 1 . 1 1855, pec lar que com Ja tan a ese avItud. COl' i:' ULllnon . ue e egH o preSH ente,
En 14 de agosto se reunió una numerosa y los principales debates tuvieron por objeto


Convencion de pob.ladores en Lawrence, y condenar la política de los diputados anti-
asistieron á la sesion unas seiscientas per- esclavos, declarando que si persistían en ella
sonas, deseosas de saber qué se haria al to- yla sancionaba el Congreso se daria lugar
mar en consideracion el estado alarmante á una guerra civil.
tIel territorio. Adopüironse yarios acuerdos Al llegar á este punto, parécenos necesa-
declarando que se rechazaria la accion de la rio dar algunos detalles acerca de los movi-
legislatura, aconsejada por el pueblo de miento s del coronel ó general \Valker en la
:\Iissouri, y habiéndose formado una Con- América Central, aun cuando sus tentativas
vencion de representantes del pueblo del con los filibusteros no obtuvieron el éxito
territorio, reunióse aquella el G de setiem- que muchos se prometian. A fines do agosto,
bre en Big Springs. Dictáronse enérgicos \Valker desembarcó con una partida de hom-
acuerdos declarando que el verdadero inte- bres armados en San Juan del Sur, y en B
rés de Kansas dependia de ser un Estado de setiembre sus fuerzas, el!. número de cien-
libre, se combatió ¡:i la legislatura, y se pro- to cincuenta hombres, fueron atacadas en
puso un llamamiento al pueblo aconseján- Bahía Virgen por unos cuatrocientos de las
dole no permitiese una usurpacion y se re· tropas del Gobierno. Despues de un
. t' . 1 f . b YF 1 1855. SlS lera en caso necesarIO por a uerza de breve pero sangr~ento com ate, vva -


las armas. El ex-gobernador Reeder fué ker derrotó á sus enemigos, atacó en octu-
elegido por los diputados libres en 9 de octu- bre á Granada, la capital, de la que pudo
ore ,.y se asegllró q /le con ta]Ja con mayor apoderarse por sorpresa, sin en con in1 l' m u-




CAP. VIII. E~TAnOS-'GNIúOS. 11'1'7


eha resistencia, y habiéndose rendido el ge-
neral Corral, firmóse acto continuo un tra-
tado de paz. Walker fué elegido Presidente
de la República, pero dimitió en favor del
general Rivas, y entretanto Corral, á quien
juzgó un consejo de guerra, rué pasado por
las armas. El coronel \Vheeler, ministro
americano, reconoció formalmente el Go-
bierno tal como acababa de constituirse.


Bien pronto llegaron refuerzos, princi-
palmente de Ca1ifornia, y el Gobierno
de lUyas y \Valker parecia vigorizarse á
principios de 1850; el coronel P. H. French
marchó en clase de embajador á los Estados-
Unidos, pero nuestro Gobierno se negó á
recibirle con este carácter. Los demás Esta-
dos de la América Central, resueltos á der-
ribar á Walker, se unieron con este objeto,
y en el mes de marzo Costa Rica declaró
formalmente la guerra á Nicaragua 5 á lo
que contestó \Valker anunciando que inya-
diria.el pais enemigo. Al poco tiempo se die-
ron varias batallas; el coronel Schlessinger,
que mandaba trescientos hombres, fué der-
rotado completamente en Santa Rosa; los
~osta riqueños marcharon al territorio de
~icaragua en número de tres ó cuatro mil,
y consiguieron apoderarse de la ciudad de
Rivas, pero el 11 de abril se dió una san-
grienta batalla en la que \Valker se procla-


mó completamente victorioso. En-
1856. t' l t' tone es se re lraron os cos a nq ue-
ños, y ya la accion de los demás Estados
comenzó á ser vacilante é incierta; pero po-
co dcspues surgieron diferencias entre Rivas
y \Valker, á consecuencia segun parece de
los recelos que inspiraban al primero los
americanos. \Valker fuó elegido Presidente
en el mes de junio, y al aproximarse el oto-
ño hizo sus preparativos para salir al en-
cuentro del ejército con que los Estados
confederados se proponian derrotarle de una


vez, espulsándolo luego de aquel pais. No
entraremos aq ui en m.as detalles acerca de las
operaciones de 'Valker; parécenos suficien-
te limitarnos á decir que sus negocios fueron
empeorando en el trascurso del año, y que
al fin, en abril de 1857, viéndose con muy
pocas fuerzas, tuvo que capitular, y se le
condujo con muchos de los su.yos á los Esta-
dos-Unidos.


A fines de 1~J5 empezaron á ser mas nu-
merosos los disturbios en Kansas: habia
ocurrido una rilla entre dos hombres que
disputaban sobre la cuestion de la esclavi-
tud, y uno de ellos mató ¿Í, su contrario; he-
chos como Aste debian producir naturalmente
la mayor efervescencia .y agitacion, y los
habitantes de Missouri., dispuestos á defen-
der su causa, penetraron en Kansas'en gran
número, acampando cerca de Lawrence, co-
mo si intentasen atacar aquel punto. El go-
bernador Shannon hizo cuanto le fué posihll~
por evitar un conilido; de allí á poco los
habitantes de :\1issouri se volvieron á su ter-
ritorio, .r en 22 de diciembre se reunió en
La"wrence una Convencion de diputados li-
bres á fin de elegir candidatos para la admi-
nistracion de los negocios del Estado.


El dia 24 de enero de 18G() , el Presidente
remitió un mensaje al Senado en 01 que, al
dar cuenta de los asuntos de Kansas, cen-
suraba al último gobernador Reeder por ha-
ber desatendido sus deberes, y reconocia á
la legislatura territol'ial como constituida le-
gítimamente, desaprobando en un todo el
que los diputados libres húbicsen formado
una Constit.llcion, y proponiendo las medi-
das que en su concepto debian adoptarse en
aquel caso. En 11 de febrero espidió el Pre-
sidente una proclama diciendo que en el ter-
ritorio se babian formado combinaciones con
objeto ele oponerse á la ejecucion de las le-
yes; que se proyectaba un::), intervencion ar-




IlISTOIHA DE LOS CAP. vln.


macla, J' que en su vista acababa de adoptar
las disposiciones oportunas para reprimir los
(lesórdenes y conservar la paz en el pais.


}'ácilmente se comprenderá que la cues-
iion de Kansas ocupó con preferencia la
atencion elel Congreso: MI'. \Yhitfield y
. \'1r. Heeder eran los delegados elegidos para
representar á las dos partes contendientes, y
el Comité respectivo informó sobre las recla-
maciones, pero la mayoría de aquel se decla-
ró en contra de 1'1r. \Vhitfield y de la auto-
ridad territorial, y solicitaba autorizacion
para exigir la presentacion de documentos y
personas; la minoría emitió un informe muy
distinto, y juzgaba mas oportuno enviar un
comisionado á Kansas á fin de tomar las
tleclaraciones necesarias. Despues de un eno-
.ioso deb~.te, adoptóse en la Cámara la propo-
sicion de la mayoría, y el 'senador 1\11'. Dou-
glas sometió á la Cámara alta otro informe
sostenienclo que los actos de la legislatura
territorial eran legales, y recomendando que
cuando la poblacion de Kansas ascendiera á
noventa y tres mil trescientos cuarenta y
tres habitantes, número exigido para tener
representacion en el. Congreso, se le autori-
zara para organizar el Gobierno del Estado.
En est.e informe denunciábase tamhien co-
mo ilegal la UonvenciOll reunida en Topeka.
Mr. Collamer present.ó un informe de la mi-
noría. rebaticmdolos argumentos de Mr. Dou-
glas, .Y como medio mas sencillo de arreglar
las diferencias, recomendaba que se admitie-
ra de una vez á Kansas á formar parte de la
Union con su Constitucion actual (*).


Una parte de la legislat.ura, ]a que se com-
ponia de los diputados libres, se reunió en
rropeka en 14 de marzo, pero dispuso conti-
nuar mas t.arde sus sesiones en Lawrence.


(') El día \J de abril, el senador Seward, de Nueva-York,
I'fOllUnció un discurso notable en favor !le In inmediata ad-
."isinT: d¡: T{an~n~ como Estnrlo.


Mr. Kass presentü luego en el Senado una
solicit.ud de aquella que dió lugar á Hna dis-
cusion violenta, por lo cual se remitió al Co-
mit.é de territorios, y esto fué causa de que
se entablase una correspondencia muy des-
agradable entre Mr. Douglas y Mr. Lane •
senador elect.o de Kansas. Durante los me-
ses de abril_y mayo continuaron los dist.ur-
bios en este territ.orio donde parecia haberse-
declarado una especie de guerra civil, pues
los escesos que diariamente se cometian á
consecuencia do las frecuentes cuestiones
sobre la esclavitud, daban asunt.o á los perió-
dicos para llenar sus columnas, y á todos in-
quietaba el desenlace que mas ó menos pron-
to iba seguramente á tener lugar. Llegados á
este punto no .-pasaremos en silencio un des-
graciado incidente ocurrido en el Congreso~


Los debat.es del Senado iban siendo ca-
da vez mas violentos, como era de esperar;
}Ir. Douglas~ .Mr. Dut.lcr, M1'. J\lason;¡ otroR'
senaelores~ habian hnblado mueho respecto
á Kansas, .y en contestacion, 1\11'. Sumner.
de Massachusetts, pronunció en 19 ele mayo
un notable discurso, en el cual trató de COñ1-
batir los argumentos de Butler .y sus com-
pañeros, revelando cuánta era ]a indigna-
cion que le inspiraba su conducta, pero con
una mordacidad sin ejemplo en los anales de
la Cámara, y permitiéndose invectivas im-:
propias en aquel sitio. A esto se siguieron
palabras descompuest.as y cont.estaciones
violentas por una-y ot.ra part.e, hasta que al
fin, en la mañana del 22, tuvo el Senado por
convenient.e suspender sus sesiones. A] dia
sicruiente halhindose MI'. Sumner en su des-


o


pacho, presontósele :JIr. P. S. Brooks, so-
brino de Mr. Butler, y miembro de la Cáma--
ra de la Carolina del Sur, y diciéndole en
tono brmco que era un infame libelista á
quien se de1Jia cast.igar, le dió un bast.onazo
en la cabeza. repit.iendo los golpes hnst.a de-




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS. 18\1


járlo casi muerto. Este hecho produjo como El gobernador Shannon ~ á quien acalJaba
era natural un tumulto en el Congreso~ y en de separar el Presidente~ fué reemplazado
un principio se trató de castigar al delin- por Mr . .J. \V. Geary, .Y comenzó á desempe-
cuente espulsándole de la Oámara; pero los ñar sus funciones en los primeros dias del
que, indignados ante semejante conducta, de- mes de setiembre, atendido que el territ.o-
seaban purgar nuestra legislatura nacional rio era teatro de una guerra civ iI y se igno-
de todas aquellas pensiones que no saben raba cuál seria el desenlace de aquella situa-
ventilar sus cuestiones sino recurriendo tí la cion tan angustiosa. Las enérgicas medidas
violencia, no pudieron reunir en su favor su- del nuevo gobernador bastaron al parecer
ficientes votos,.y por lo tanto Mr. Brooks y para reprimir los desórdenes y se creyó que
sus amigos Keitt y Edmonson continuaron al fin volveria á restablecerse la tranqui-


I


en sus puestos. El primero fué condenado lidad.
por el tribunal de \Vashington á pagar la El dia 2 de junio se reunió la Convencion
multa de trescientos duros y el segundo su- democr[ítica en Cincinnati, y despues de
frió una severa reprension de la Cámara. aprobar varios acnerdos para dar á conocer


Al poco tiempo, el Comité investigador de las opiniones y principios del partido, se
Kansas sometió al Congreso un minucioso procedió á elegir los candidatos pa-
• i' 't' d d 1 1 'd' . 'd' 1856. llllorme eml 18n o su parecer acerca e os ra a presl enCla y vlce-presl enCIa,.
diversos asuntos tomados en consideracion. .:\1rs. Douglas, Pierce y Buchanan figuraban
El Comité opinaba, en vista de los informes en primer término, pero el último obtuvo al
obtenidos, que los habitantes de Missouri ha- fin todos los votos y por lo tanto quedó de-
bian intervenido ilegalmente en la cuestion
de Kansas, y que ese territorio podria llegar
á ser un Estado libre si se alcanzaba el con-
sentimiento de ·los que podian votar legal-
mente. En cuanto á "\Vhitfield y á Reeder,
creíase conveniente no admitirlos como dele-
gados en la Oámara, y se recomendaba la
adopcion de medidas para asegurar una elec-
cion libre en el territorio. Mrs. IIoward y
Sherman, mayoría del Comité, firmaron el
informe; pero Mr. Oliver rehusó hacerlo y
poco despues presentó otro informe de la mi-
noría. El Oomité de la Cámara sometió un
bill pidiendo la inmediata admision de Kan-
sas como Estado, con la Constitucion de To-
peka, pero se desechó el 30 de junio por
ciento seis votos contra ciento cinco, y ha-


biéndose procedido á segunda vota-
1856. . . 1 .


clOn, se a probo por ú tlIllO en 3 de
julio por noventa y nueve votos contra no-
venta y siete.


TO}IO 111.


signado como primer candidato de los demó-
cratas para ocupar el cargo de Presidente.
J. C. Breckenridge obtuvo el mayor número
de votos para la vice-presidencia. Dos sema-
nas despues, la Con vencion republicana
reunida en Pittsburg elegia á Juan O. Fre-
mont para Presidente, y á \\'. L. Dayton
para Vice-presidente; el partido americano
nombraba por su parte á }Ir. Fillmore para
el primero de dichos cargos, nombramiento
que la Convencion 'lchip aprobó sin vacilar
en el mes de setiembre.


Terminada aquella largü legislatura en la
que se habian discutido asuntos de la mayor
trascendencia, cerró se el Congreso en 18 de
agosto y los diputados se retiraron ansioso:--
de tomar parte en la lucha presidencial, ya
muy próxima, lucha en que como sabemo:"
menudeaban las intrigas, los discursos polí-
ticos y los artículos de los periódicos que
apoyaban sus respectivos candidatos. Por




'1.90 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


Jacobo Buchanan y.T. O. Breckenridge VO-
taron diez y nueve Estados; por J. O. F're-
mont y W. L. Dayton, once; por Fillmore
y Donelson, solo uno, el de Maryland, y en
:su consecuencia I3uchanan y Breckenridge
'q uedaron elegidos para los cargos de Presi-
dente y Vice-presidente. El número de votos
populares para los respectivos candidatos
fué el siguiente: para el democrático un mi-
Hon ochocientos cincuenta y nueve mil tres-
-cientos treinta y siete; para el republicano,
un millon trescientos cuarenta y un mil
-ochocientos doce, y para el americano ocho-
-cientos ochenta y ocho mil cincuenta y
-ClUCO.


La segunda legislatura del trigésimo cuar-
to Congreso comenzó en l. o de diciembre, y
.al dia siguiente remitió .Mr. Pierce su último
mensaje anual, mas interesant.e que el de
costumbre por cuanto se trataban en él con
la mayor minuciosidad las grandes cuest.io-
nes orí<Yen de la hostilidad entre el Nort.e v o u
el Sur. Mr. Pierce se esforzaba en defender
las opiniones y principios por que se guiara
:su Gobierno al anular el acta, de Missouri,
.Y al trat.ar la cuestion de la esclavitud hacia
recaer sin contemplacion alguna toda la
culpa en los hombres de} Norte y en aquellos
que, conformándose en no intervenir en la
esclavitud donde existiese, mostrábanse re-
sueltos á impedir que se propagara. El se-
nador Benton hizo la revist.a crítica de tan
€stenso mensaje y recomendamos al lec-
tor su lectura: se encontrará en su cono-
cida obra citada con frecuencia por nos-
-otros.


Mr. Pierce anunciaba luego que los in-
0Tesos del Tesoro en el año económico, ha-
n


bian ascendido á cerca de setenta y cuatro
millones de duros, y á menos de setenta y
tres millones los gastos, comprend~éndose
en estos, tres millones pagados á México y


otros trece por cuenta de la deuda pública.
Segun el Presidente, no habian escedido de
cuarenta y ocho millones de duros los gastos
de los cinco años anteriores, y calculando
que esta suma bastaria para los cinco si-
guientes, recomendaba que se redujese la
t.arifa, de modo que pudieran percibirse por
esta renta cincuenta millones de duros (*).


No cansaremos aquí al lector con el exá-
men de los actos de aquella legislatura;
bastará decir que tanto las recomendaciones
del Poder ejecutivo como de los diversos jefes
de los departament.os, fueron atendidas de-
bidamente por ambas Cámaras. Para los
gastos del Gobierno durante el año se con-
signaron diez y siete millones de duro¡;;~ que
unidos á las cantidades votadas para


. . 1 di" d 1857 . el eJérClto, a arma a, e serVICIO e
correos, etc. ~ componian un tot.al de setenta
millones. Despues de introducir una enmien-
da se modificó la t.arifa con aprobacion de la
Oámara .Y el Senado, segun lo recomendaba
el Presidente; el !JiU se aprobó en la Cáma-
ra alta por treinta y tres votos contra ocho~
y en la otra por ciento veinticuatro con-
tra setenta y uno, debiendo comenzar á re-
gir desde el 2 de julio de 1857. Calculábase
que de est.e modo habria en la renta l].na
redllccion de veinte millones de duros. El
bill del Telégrafo Atlántico, aprobado tam-
bien, prevenia que la suma que se pagase á
la cOml)añía, no escediera de setenta mil
duros al año hasta que los beneficios lí~ui­
dos llegasen al seis por ciento, :r que des-
pues no pasaran de cincuenta mil; que la
tarifa ele precios se fijara por el Secretario
del Tesoro y la Gran Bretaña; y que el
Congreso podria terminar el contrato, cum-
plido el plazo de diez años ~ avisándolo con


C) Yé~;;e d A.péll(li,~p de la ohra ,le Benton, E,utmen dI'
la CII~81i()/I ni 'NI 8roU. pág~. 1Ri Y -1R;;,




CAP.VHl. ESTADOS-UNIDOS. Hlf


uno de anticipacion (*). Tambien se apro- por la accion de su amo se les habia condu-
baron varias actas referentes á la mejor cido á un territorio libre. El tribunal re-
organizacion de la armada; voüir'onse unos
quinientos mil duros para construir vi as fér-
reas desde el fuerte Kearney por Hocky
Mountains y el valle del Gran lago Salado,
hasta California; se autorizó al pueblo de
Minnesota para que formase una Constitucion
y un GolJierno del Estado; concediéronse al-
gunas tierras en Minnesota, Alabama y otros
puntos para construir caminos de hierro, y
se acordó finalmente, qué castigos debian
imponerse por ciertos crimenes.


Recor(laremos aquí que al terminarse el
mes ele diciembre de 1856, el Supremo Tri-
bunal de justicia tuvo que entender en un
caso de cierta importancia, sometido á su
consideracion para qne resolviera con arre-
glo á la ley, caso que llegó á conocerse en
todo el pD.is con el nombre de La cuest'ioll
JJred Scolt~ que escitó el mayor interés en
todos los puntos de los Estados-Unidos,
siendo de advertir que en aquella ocasion
fué cuando mas estuvieron espuestos á la
crítica los procedimientos del jefe de justi-
cia y ele los magistrados auxiliares. IIé aquí
el caso: Scotty su mujer eran esclavos per-
tenecientes al Dr. Emerson, cirujano del
ejército de los Estados-Unidos, y habiéndo-
seles conducido á Illinois, residian en el
Fuerte Snelling, en cuyo territorio se habia
prohibido para siempre la esclavitud por la
ordenanza de 1787. En 1838, Scott.y su mu-
jer fueron trasladados á Missouri, donde tu-
vieron dos hijos, los cuales, aun cuando se
les consideraba como esclavos, reclamaron
mas tarde su libertad, fundándose en que


(') En ngosto de J857 se trató (le colocar el cable para la


solvió contra su reclamacion alegando que
los negros, ya sean esclavos ó libres, no eran
ciudadanos de los Estados-Unidos segun la
Constitucion del pais. La parte política de-
esta cuestion, lqs argumentos aducidos por
el tribunal y las opiniones que emitió res-
pecto al acta de Missouri sobre el asunto de
la esclavitud, dieron á la cuestion Dred
Scott un interés que era fácil esplicar, y la
resolucion del Tribunal, lejos de calmar los.
ánimos, solo sirvió para encender mas la
discordia. Reproducimos en el Apéndice de
este capítulo una parte del dictámen del
Supremo Tribunal ele los Estados-Unidos,
cuya lectura no deja de ser interesante.


Si el lector desea estudiar esta cuestion
tal como la presenta el jefe de justicia rra-
ney y sus seis asociados, podrá comprender
la fuerza de los argumentos aducidos por
ambas partes, convenciéndose asimismo de
que lo mas conveniente para todos seria
arreglar la cuestion de la esclavitud en tér-
minos tan satisfactorios para el Norte como
para el Sur, respetando los derechos de cada
cual, pues de este modo cesarían de una vez
las agitaciones, los disturbios, las disputas
y las polémicas, y podria conservarse la paz
y la tranquilidad en el pais, especialmente
en el Sur (*). Nosotros estamos conformes
con el Dr. rrucker, cuyas palabras al hablar
,de este asunto son dignas de tenerse en
cuenta; dice así: «Causas imprevistas en la
actualidad pudieran prolongar ó abreviar la
existencia del Supremo Tribunal de los Es-
tados·-unidos; pero nadie puede saber cual
será su fin, y de esto podremos decir lo


compañía del Telégrafo Atlántico, pero de'sgraciadamente C) Hecomelldamos al lector el E.crimen d~ la rue8tinll
no salió bien la opel'acion, y fué pl'eciso aplazar la gran dio- JJrc,/ Scott. Es un escrito notable en que se combate la reso-
sa obra de reunir el nuevo mundo con el antiguo por este lueion e1el Suprelllo Tribunal, y que no dpja (le offf~ccr in-
medio. terés. V(;ase el apéndice elel presente capitulo.




1.92 IHSTORlA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. \"l1I.


mismo que del hombre, que SI bien ignora
cuál será el diade su muerte, sabe muy bien
(1 ue esta es se,rJUi'a é ú"í'evocable (*).


El gobernador Geary, que habia hecho los
mayores esfuerzos para restablecer la paz y
el órden en Kansas, no pudo conseguie su
objeto, y como por otra par~e iba perdiendo
la salud y reinaba el espíritu de oposicion
{'ontra sus medidas, creyó oportuno presen-
tar la dimision de su cargo, lo cual hizo en
-el mes ele marzo. El sucesor de Mr. Pierce
nombró en su lugar, poco despues, á MI'. Ro-
berto J. Walker, designando para Secreta-
rio á MI'. E. P. Stanton. La Convencion de
los Estados libres y sus partidarios conti-
nuaron resistiéndose á la autoridad de la


dejó Franklin Pierce la silla presidencial de
los Estados-Unidos para que la ocupara
MI'. Buchanan. Poco podemos elecir
d d · '. t . h 1857. e su a mllllS raCIOn: por muc os
conceptos dejó de satisfacer las aspiraciones
del pais, si ri llenar las esperanzas que en un
principio abrigaba el pueblo al encargarse
este Presidente del Gobierno. MI'. Pierce su-
bió al poder con mucho prestigio, como can-
didato democrático, que debia regirse solo
por los principios de aquel partido; pero al
retirarse de s u elevad opuesto, era opinion
general que no habia hecho tanto como se
esperaba de él, siendo el parecer de todos
que ya era tiempo de entregar las riendas
del Gobierno á otras manos, á fin sobre todo


Asamblea legislativa y á sus actos, yera de que los demócratas pudieran conservar
fácil co.mprender que segun adelantara el su ascendiente y llevar á cabo sus planes.
mIo 1801 aumentarian las dificultades. No Entiéndase que aquí hablamos solo de la
está á nuestros alcances pronosticar ahora carrera del Presidente, pues en todo lo de-
cuál será el porvenir de Kansas ni cómo se más, como hombre, como caballero y aman-
resolverá,n las div.ers~s cuestiones que se I te de su p~tria, de .la justicia?T de


T


la ver-
refieren a su ConsütuclOn, mas esperamos dad, ~Ir. Plerce os dIgno de elogIO. Nosotros
fILIe triunfarán la justicia y el derecho. le concedemos todo esto, pero tambien uc-


El dia 3 de marzo de 1807 se cerró el tri- hemos consignar que ~ á juicio del pais ~ la
o'ésimo cuarto Conrrreso v en el mismo dia administracion do Franklin Pierce no fué
" t:> , .J


fecunda en resultados ni satisfizo tampoco
C) Yéase lct oL,ritct de ~Ir. T'neke¡', titulada: P"Og1'('SO dI' los deseos JT legítimas aSI)iraciones ele todos In., Es/ados,Cllirlos ('11 pol,lacio)! Y.l'¡,/ne:a "'lJ'o/ltc nI! )JNio- u


,lo de cinclt~lIt(( ((l/os. Xlle\-a-Ynl'k, 181,K, SUS conlpatriofus.




APÉNDICE AL CAPÍTULO VIII.


OPINION DEL JEFE DE JUSTICIA TANEY Y DEL TRIBUNAL RESPECTO
ALA CUESTION DRED SCOTT.


Es nuestro deber decidir si los hechos espuestos son ú
no suficientes para demostrar que el reclamante no puede
apelar como ciudadano á un tribunal do los Estados-Gnidos.


Esta es seguramcnte una cuestion muy grave, y de aque-
Has que se han somctido por primera vez ú la consideracion
de este tribunal, mas no pOl' eso nos creemos menos en el
deber de resoh"er SOUl'C ella.


El caso se reuuce seneillanwnte á esta pregunta: i, Puede
~1lI negro, cuyos antecesores fueron importados en esti' pais
y vendidos como esclavos, cOlwel'tirse en miembro de esta
comunidad política formada por la Constitucioll de los Es-
tados-Unidos, ~- adquirir todos los derechos, privilegios é
inmunidades, asegurados por acruel instrumento á todo ciu-
dadano 9 ¿ Podrá cOllsiderársele con derecho a recurrir a un
tl'ibunal de los Estados-UniLlos en lo:.; casos que especillc"
la Constitucion '?


Dehe observarse que en este caso se trata solo de perso-
nas cnyos antecesores cr"n negros de la raza africana, y
que se importaron en este pais donde se vendieron como
eselavos, y parlo tanto el único punto que el tribunal debe
-discutir es, si los descendientes de tales esclavos, cuando
se emancipen, ú hayan nacido de padres que llegaron á
se!' libres antes Lie ocurrir el nacimiento, deben conside-
rarse como ciudadanos de un Estado en el sentido en que
se interpreta la palabra (m la Constitucion del pais.


Las condiciones de esta poblacion no se asemejaban en
11ada á las de la raza india; cierto es que esta última no
formaba parte de las comunidades coloniales ni se amalga-


indios de ocupar el territorio cuallto tiempo quisieran; y Ili
los ingleses ni los Gobiernos coloniales reclamaron terrenos
de ninguna tribu que los ocupara, ni mucho menos alegaron
el derecho ue posesion hasta que aquella hubiera consentid, 1
en ceder el territorio. Estos Gobiernos indios eran considera-
dos y se les trataba como estranjeros, lo mismo enteramentl'
que si el Océano separara al hombre rojo del hlanco, y su li-
bertad se ha reconocido siempre por los diferentes Gobierno"
que se sucedieron de unos á otros des(le la época de la pri-
mera emigracion a las colonias inglesas hasta la actualidad.
Se han concluido tratados con los indios y ~e 1m solicitarlo
su alianza en la guerra, pero siempre se les consider,') como
estranjeros enteramente estraüos á nuestro Gobierno, y si
bien es verdad que en el trascurso de los acontecimientos
han llegado a encontrarse las tribus indias dentro de los
límites de los Estados-·Unidos, bajo la sujecion de la raz3
blanca, no lo es menos que los hemos considerado como
una especie de huéspedes, aun cuando hara sido preciso,
tanto por su bien como por el nuestro, legislar hasta cierto
punto sobre el territorio que ocupaban. Es indudable, sin
embargo, que así como los súbditos de otro Gobierno es-
tranjero, pueden naturalizarse por la autoridad del Con-
greso y llegar á ser ciudadanos de un Estado y de la Union.
y si un individuo dejara su nacion ó tribu para vi"ir con In
poblacion blanca, tendria tambien derecho á todos los pri-
vilegios que correspondieran á un nmigrado ele cualquier
pueblo estranjero.


mó nunca con ellas ni por las relaciones de sociedad ni Es preciso pues determinar quiénes eran los ciudadanos
tampoco por su Gobiel'llo, pero aun cuando ese pueblo no de los di\"ersos Estados al adoptarse la Constitucion, y par<l
estaba civilizado, considerábase como libre é independiente, esto debemos recurrir al Gobierno y á las instituciones rll'
asociándose entre sí pOI' naciones ú tribus gobernadas por las trece colonias cuando se separaron de la Gran Bretaüa
sus propias leyes. Muchns ,le estas comunidades políticas para constituir nuevas soberanias y ocupar su puesto en In
se hallaban en los territorios sohrt~ los cuales reclamó la gran familia de las naciones independientes; debemos ave-
raza blanca el último derecho de dominio, mas al hacerse riguar qlliéneseran reconocidos 00 aquella época com(1
est<t reclamacion no se dejó de reconocer el que tenian los ciudadanos de un Estado contra cuyos derechos y libertn-




W4 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.
des atentó el Gubierno inglés, y es prel'iso saber en fin
qui0nei'< fueron los ([ue declararon su illtlepf'ndeneia arro-
gÚllduse los poderes de un Gobierno para defender sus dc-
n~dlOs por la fuerza de las armas.


En opinion del tribunal, la legislacÍon y Lt]¡ istoria de aClue-
lIus tiempos, y el.lenguaje usado en la Declaracion de la
Independencia, demuestran, que ni los que se importaron
COltlO e,,<'lavos ni tampoco sus descendientes, ya llegaran ó
!lO ú ser libres, fueron reconocidos entonces como Ulla
parte del pueblo; ni tampoco se desprende que hubiera la
int"nciun de comprenderlos en los términos generales de
;t([ud \lO,ta\¡le dUCUlrHmto.


Es muy dificil hoy dia asegurar cuál era en aquella época
la opinion pública respecto á esta raza infortuuada en las
partes mas cil'ilizadas del mundo, pero la historia públiea
de to¡!as las mh'iones europeAs nos lo indica de un modo
que no ,la lugar it dudas.


Por espacio de mas de un siglo se eonsirleraron esos
séres como de un órden inferior que no podian. asociarse
con la raza blanca ni en sus l'elaeiones soeiales ni políticas,
y tanto cs asi, que no se les l'eeonoeia derecho alguno que
los blaneos debieran respetar. El esclavo era comprado y
vendido eomo eualquiera mercancía de la que podia sacarse
alguna utilirlad, y esta opinion, generalizada entre la raza
blanca, considerábase como un axioma que nadie hubiera
pensado en disentir.


y Pll nillgun pais predominaba esta idea eon tanta uni-
formidad como en la Grall Bretaña ~- entre los ingleses, pucs
nI) solo cogian á los ll"groS en la costa dc Africa para ven-
(ledos él conservarlos para su uso, sino 'fue los esportaban
como uu g(~nero cualquiera a todos los paises donde espe-
raban sacar algun beneficio de ellos, consagrando se á este
eomercio lilas que ninguna otra nacíon del mundo,


Esta opinion que dominaba en Inglaterra se comunicó
naturalmente á las colonias que los ingleses fundaron en
este lado dcl Atlantico, y en su consecuencia, todo negro
de la raza afrieana era considerado como un articulo de
prulJiedad Y cornpmdo y I'endido corno tal en cada una de
las trece colonias que tornaron ·parte en la Declaracion de
la Indellendeneia y formaron luego la Constitueion ele los
Estaelos-Unidos. Los esclavos eran mas ó menos numerosus
enlCls di\'crsas colonias, segun lo requeria el tmbajo, pero
no parece que ninguno haya puesto en duda la exactitud de
la idea predominante en aquella época.


El lenguaje de la D(eC'laracion de la Independencia no es
menos concluyente; empieza así: « Cuando en el curso de
los acontecimientos humanos sc ve un pueblo en la preci-
sion de disolver los lazos politicos que le unian COIl otro,
para t'jercer por_si solo los poderes de que debe hacer uso
por el derecho que le conceden las leyes de la naturaleza y
del mismo Dios, un sentimiento de respeto y de dignidad
le impune el deber de manifestar at mundo qué causas le
obligaron á proclamarse independiente,»


y dice despues: « Para nosotros son vel'dades incontes-
tables que todos los hombres nacen iguales; que á todos
les ha concedido el Criador ciertos derechos inherentes de


que nadie les puede despojar; que para proteger estos se
instituyeron con el benepIacito y consentimiento de los
hombres, los Gobiernos que debian regirlos, y que cuandn
uno de aquellos llega á ser pt'l'juclicial flor no defl"nder eOllW
debe las libertades de un pucblo, cuidándose de su felici-
dad, este tiene derecho para Illo¡[iftearlo ó abolirlo, forman-
do otro, fundado en tales principios y organizado de tal
manera que pueda contribuir al público bienestar.»


Segun estos términos generales parece que se quiere in-
cluir á toda la familia humana, y si se emplearan hoy dia en
un documento semejante, se entenLlerian con facilidad:
pero cs bien claro, y no calle discusion sohre ellu, que no
se pensó incluir á la raza esclava de Afriea, ni formoba esta
parte del pueblo que adoptú la lledarocion, pues si ellcn-
guaje, tal como SB (~olHprendia en aquella época, hubiera
hecho referencia á los esclavos, la conduda d,! los hombres
distinguidos que proclamaron la Independencia, hubiera
sido inconsistente hasta la evide[H'ia con los principios que
sentaron, y en vez de las simpatías tic la llU llHl Ilidatl , ell
las que tanto confiahan, habrian merecido la l'f'prolJa(,i,)!\
universal.


Esto nos induce ú examinar por qlHi articulo de la Cons~
titucion está autorizado cl Gobierno f(~deral para adquirir
territorio fuer~ do los primitivos limites de los Estados-
Unidos, y qué derechos puede ejer~L'1' sobre la persona él
los bienes de un ciudadano ¡lB la Union, residente en aquel,
antes de admitirse como Estado á dicho territorio,


Seguramente que la Constitucion no autoriza al Gobierno
federal para estableeer ó mantener fuera del límite de los
Estados-Gnidos, colonias que puedan ser gobernadas á su
antojo, ni tiene derecho. tampoco para estender sus limites
territoriales, como no sea por la admision de nuevos Esta-
dos, En este caso puede hacerlo evidentemente, y si uu
nuevo Estado es admitido, no necesita una nueva legisla-
cíon del Congreso, porque la Constitueion misma deJine los
derechos relativos y los deberes del Estado, de los ciudada-
nos de este, y del Gobierno federal; pero no se autoriza 1"
auquisicion de territorio para conservarlo y gobernarlo per-
manentemente eOll este carácter,


.'\0 cuestionaremos aquí el derecho del Congreso en este
sentido, pues reeonoeernos que le tiene para estender el
territorio de la Union, admitiendo nuevos Estadof', los cuu-
les sin embargo no del¡en entrar á furmal' parte de aquella
hasta que les autorice á ello su aumento de pulJlaeion y sus
condiciones especiales. Esta cucstion, no ohstante, corres-
ponde al departamento politico del Gobierno y 110 al judi-
cial, y lo que el primero reconozca dentro rld límite de los
Estados-Unidos, dehe reeono(,erlo tmnbien cl segundo, ad-
ministrando las leyes y manteniendo en el territorio la
autoridad y derochos, no solo dd Gobierno, sino tambien de
los ciudadanos segun lo previene la Constitueion, Lo qUA
nosotros tratamos de esponer sobre este punto, es que como
no se dellnen en la Cunstitucion los derechos que el Go-
bierno general pueda tener sobre la persolla Ó bienes del
ciudadano de un territorio adquirido, el tl'ilmnal debe nece-
sariamente estudiar las disposiciones y 'prineipios de la




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS. f95
Constitncion respecto á la distriLucion de los poderes para
trazarse la linea de conducta que deLe oLservar en este
caso.


Guiándonos por esta regla, puede asegurarse desde luego
que los ciudadanos de la Cnion que emigran á un territorio
perteneciente á la misma, no pueden ser gobernados como
meros colonos ni tampoco por leyes que se crea eonvenÍfm-
te imponerles. El principio sohre que deseansa nuestro
Gobierno y por el cual solo existe, es la Union de los Esta-
dos soberanos ú independientes dentro de sus propios limi-
tes respecto á su administracion interior, y cnlazados como
un pueblo por el Gobierno general que goza de ciertos dere-
chos y atribuciones conferidos por el pueblo de los di\-ersos
Estados, ejerciendo suprema autoridad dentro de la esfera
dc aqucllos. Si cl Gobierno general, por lo tanto, es~U\'iera
autorizado para obtener y conservar colonias y territorios
sobre los cuales pudiera logislar sin restricoion alguna, esto
seria inconsistente con su propia existencia en su forma ac-
tual, pues todo cuanto adquiera, es para el benelicio del
pueblo de los diversos Estados, y se halla principalmente
<,n el deber de velar por los intereses de la Cnion en el ejer-
cicio de los poderes que le fueron conferidos.


En la época en que el territorio en cuestion fué obtenido
porcesion de Francia, no contcnia suliciente número de ha-
bitantes para ser admitirlo como Estado, y por lo tanto fué
absolutamente prcciso conservarlo como territorio pertene-
('iente ú los Estados-Cnidos, hast:1 que estuviese
por una s()r~Í!~r!a(1 civilizada que pudiera regirse por un Go-


.IJierno, y se hallase en condicion de ser admitido como Es-
tado á formar park de la Union. Pero segun ya hemos dicho
el territorio flló ar!r!uiri(lo pOI' el Gobierno general como re-
presentante del pueIJlu de los Estados-Unirlos, y debe por
lo tanto conservarse con este carácter para mútuo henefi-
do, por,¡u(~ fllf) el pm)blo de los diversos Estados, represen-
tldo por su agente, el Gobierno fecleral, quien de hecho ad-
quirio el territorio en euestion, que se debe conservar para
el uso comun hasta que se asocie con los demás Estados
corno miembro de la Cnion


La autorirlarl del Congrcso sobre la persona o bienes de
un ciudadano no puede ser nunca discrecional bajo nuestra
Conslitucion y forma de Gr)bierno; los poderes de esto y los
derechos y privilegios de aquel se hallan claramente defi-
nidos por la Constitucion misma, )' cuando el territorio llcga
-h ser una parte de los Estados-Unidos, d Gobierno federal
Dntra cn puses ion con el caracter que le dieron aquellos
·que le organizaron. Sus atribuciones tienen un limito mar--
cado por la ClJnstitucioll de h que deriva su propia existen-
cia, yen virtud de la cual solamentc continúa obrando como
Dobiel'llo y soberanía. ~() tiene otro poder sillo el que le
fué conferido, l' al tomar posesion de un territorio de los
Estados-CniIJos, no le es posihle rlespojarse de su carácter
para ejercer un poder discrecional o despótico que la Cons-
~ituciol1 no concede. Siendo el territorio una parte de los
Estados-Cnidos, tanto el Gobierno como el ciudadano, en-
~ran en éllJajo la autoridad de la Constitucion, con sus res-
(lectivos derechos señalados ele antemano, y el primero no


tiene mas derecho sobre la persona ó bienes del S¡;gllnr!o
sino el que confiere aquel instrumento.


:'\os referiremos á ciertos articulos de la COllstitw:ion para
confirmar este aserto.


Asi pues, parér~enos que no habrá quien sostenga que el
Congrt'so pueela hacer cualquiera ley en un territorio para
establecer una religion o limitar lél libertad de la palabra y
de In pr2nsa Ó impedir al pueblo reunirse pacíficamente_


Ni tampoco puede negar el Congreso al puelllo el derecho
de tener ~. llevar armas, ni el de que se le juzgue por un
Jurado, ni puede obligar tampoco :i ningullo á ser testig('
contra si mismo en una causa criminal.


Estos derechos y otros, que están en rela('ion con los ele
b persona, y que no es necesario enumerar aqui, son pre-
eisflmente aquellos que no puede ejercer el Gobierno gene-
ral. Asi pues, los derechos de la propiedad están unidos con
el del poseerlor, y se consideran lo mismo por la quinta en-
mienda de la Constitucion, la cual previene que á ninguno
se le priyará de la vida, de la libertad o de los bienes sin los
procedimientos de la ley; y una órden del Congreso que
despojc á un ciudadano de los Estados-Unidos de su liber-
tad ó de sus hienes, solo porque SR trasladó con estos á un
territorio particular de los Esta¡ios-Unidos, sin haber faltado
á las leyes, no puede dar lugar á un proceso.


Del mismo modo, tampoco porlrá sostenerse que el Con-
greso esté autorizado por la le~- para disponer que un solda-
do se aloje en una casa de cualquiRr territorio sin el con-
sentimiento de su <luellO en tiempo de paz, ni tampoco en
caso de guerra, como no sea en b forma pwscrita por 1"
ler. Asimismo no podria confiscar los hiencsde un ciudada-
no conyicto de trGÍcion por mas tiempo que el de la dura-
eiou de la vida, ni apoderarHe de los Lienes particulan';;
para el uso públi(!() sillla ddlida cornp(,llsa,~i,)n.


No solamente no se coneeden al Congreso los poderes r!p
que venimos hablando soLrelas personas y sus bienes, sino
que le está terminantemente prohibido el ejercerlos, y esta
prohibicion no Sf~ limita á los Estados, pues los ü'rrninos
son gencrales, !'lino que se estiende sobre todo el territori ..
en que se puede legislar con la Constitucion, incluso aque-
llas partes cousidel'adas aun como Gobierno territorial. Y si
el Congreso no puede hacer esto por si mismo, si no tit'lle
semejantes atribuciones el Gobierno federal, creemos St'
admitirá que no se puede autorizar á un Gobierno territorial
para que lo haga, es decir, para que infrinja los articulos
de la Constitucion.


Parece sin embargo que algunos suponen que cuando la
propie(lad es un escl:wo yari~l el caso (le especie, y que lJUc-
den aplicarse rc;!las muy distintas al interpretar la Consti-
tueion de los Estados-Unidos; pero las leyes y usos de las
naciones y los escritos de eminentes jurisconsultos al ha-
blar del amo y del esclavo y de sus mútuos derechos y de-
beres, han ilustrado suficientemente este punto.


Al considerar esta cuestion, dehe tenerse presente que
ninguna ley de las naciones puede interponerse entre el
pueblo de los Estados-Unidos y su Gohierno; los poderes ¡jp
este y los derec.hos del ciudadano constituyen ya una prác-
tica establecida, y así como el pueblo de la Union le ha ('011-




WG I1ISTORIA DE LOS ESTAOOS-UXIOOS. CAP. VIII.
reritlo ciertas atl'ibuciolWS, tambicn ha creido conveniente
prohibirle el ejercicio de otras. En ,;u consecuencia, ni las
leyes ni las costumbres !le otra:; naciones, ni los razona-
micntos tic los diplomáticos ,') juriseonsultos acerca lle las
relaciones que existen entre el amo y el esc.lavo, hastarán
nunca para conferir llllevos poderes al Gobierno y despojar
illos ciudadanos dc sus respecti\'os privilegios, Si la Con s-
titueiun reconoce el derecho dc propiedad en el amo del es-
clan .. , y no establece ,liferencia acerca de la clase de los
bienes que posee nn eiudadano, llillgun tribunal que se ha-
lle bajo la autoridad ,1" los Estados-Unidos, bien sea la le-
gi"latim, la ejeeutiva ú la jmllcial, está autorizado para es-
tableeer semejante distincion ó rehusar el helleficio de las
garantías coneedidas para la proteccioJl de los bicnes par-
ticulares contra las usurpaciones del Gobierno.


_\hora hien, segun ya se ha dicho, cl derecho de propie-
,Iad sobre un esclavo cstü cspresa y terminantemente con-
Jirmado por la Constitucion, que tambicn coufeda á los ciu-
dadanos d,~ los Estados-Unidos, por espacio de veinte años,
el derecho de traficar CH la esclavitud lo mismo que en las
demás mercancías. Esto se dice con demasiada claridad
para que pueda interpretarse torcidamente el sentido de las I
pala]¡rnR, y no podl'ú cncont¡'arse ninguna fmse en la Cons~


titucion por la cu~11 pueda creerse cl Congreso con mas de-
rechos sobre la propicda¡1 cuando ('sta se componga de
esCla\'os, ni pUl' la que ¡H1c,la supuuerse que esta clase de
bienes no se de]Jan proteger tanto como los otros.


En vista de estas c{)nsíderaciones, opina cl tribunal que el
decreto del Congreso por el cual se prohibe á todo eiuda-
dano tener lJienes dc esta clase en territorio de los Estados-
Unidos en la parte ~orte, no está autorizado por la Consti-
tUCÍon, siendo por lo tanto nulo y sin efecto, y que ni el
mismo Dred Scptt ni ninguno de su familia debieron consi-
derarse libres al ser conducidos ú este territorio, aun cuan-
do su amo hubiera tenido la intencioll de proclamarse:
presidente.


Heasumie~j(lo, y á juicio tic! tribunal, el reclamante no es
ciud,adano de ?Iissouri en el sentido estricto en que se em-
plea esta palahra en la ConstitucÍon, y es de parccer asi-
mismo que el tribunal de circuito de los Estados-Cnidos no
tiene, por las razones espuestas, jurisdiceion alguna en este
punto ni puede por lo tanto sentenciar so!Jre d, En su COll-
secuencia procede espedir un mandato declarando no lH\
lugar por incompetencis en el presente caso.








CAPÍTULO IX.
1857-1859.


ADMINISTRACION DE JACOBO BUCHANAN.


Cel">ll1onias '1118 tuyiel'on lugar al encarga.rse .\11'. Bnchan:1l1 ¡],~ la Presideneia.-Sn ma.lIill'~sto illauglll'al.-Su (;allilleke
_ El SPlla¡]o !prmin:1 SIlS se~ioncs ('stra()rdillari:1~.- Se rrnue ('1 Congreso.-El primer Itlf'nsaje allual ¡Je MI'. HIlC]¡:c-
na n.-~"gil('io~ ostl':llljCI'lll'.- Espedicion it :'\icarag\w.- Proce,l imientos en Kallsas.- Segunda legislatura del trifl"·-
sil1lll íJuinto Congreso.-El lI1ellsaje.-Rdat·iolles ,'O!] las potencias estranjf'l'ils.-El célebre diseul'so dd senad"I"
lIammol\(! sobre la Jll'oh<llllc ""pal'aeion de los Estad{,s del Eur.-Se renlle el Congrcs0.- ;\[rnsaje di'\ Pr('sidf'ntf'.-
La con¡;piracion (le .Tnan BI'0WIl.-.\péndice al c:lpitnlo IX.-Estadistica intet'e"antf'.


El miércoles ,1 de marzo dü lN;Y7, uía seña- uad los dehcres qne me impone mi elevado
lado para inaugllrarse la nueva administra- cargo, sin perdonal' esfuerzo alguno para.
cion, reinaba en Washillgton ma:,; cntusias- conserval', protegel' y (lefender la Constitll-
1110 y animacion que de costumbre . .Tacobo cion de los Estados-Unidos de .\mérica .. \1
Buchanan llegó á la residencia del Gobierno contraer tan sagrado compromiso, invoco·
en :3 de marzo .y al dia siguiente presentóse humildemente al Dios de nuestros padres ti
en la Crtmara del Senado, donde se hallaba fin ele que me conceda la suficiente sabidUl'ía.
.ya el Vice-presidente, .Juan C. Breckenridge, y firmeza 8n el desempeño de mi cometido.
quien acababa de prestar el juramento do para restablecer la armonía y la tranquilidad
costumbre, los miembros de la Cámara alta, entre el pueblo de los diversos Estauos, COll-
los jueces del Supremo Tribunal, el cuerpo sen'ando nuestras libres instituciones. Per-
diplomático y ot.ros altos funcionarios del suadido de que uebo mi eleccion á mi C0118-


Gobierno. El ex-Presidente Mr. Pier- tante amor 1t la patria .Y ¿j, los huenos deseo::--
1857.


ce honraba tambien con su presencia quo animan al pueblo americano, yo me
el acto, y á eso de la una :Mr. nuc]¡anan atreveré á pedirle su efieaz apoyo cuando ~e
seguido de un gran concurso de ciudadanos trate de adoptar las medidas mas oportuna:--
.Y de las autoridades civiles y militares, se para 1:1 dieha y prosperidad do esta Nacion.
dirigió al pórtico oriental del Capitolio donde Resuelto'ya ri, no presentarme como candi-
segun la costumhre establecida entregó su dato en la reeleccion, no habrá motivo algu-·
manifiesto inaugural, cuyo contenido repro- no que influya en mi conducta al dirigir la
dueimos íntegro ¡i continuacion. nave oel Gobierno sino el deseo de servi l'


« Ciudadanos: I fielmente á mi pais y dejar un grato recuel'-
"» Me presento hoy ante vosotros para jurar I do ~t mis compatriotas.


solemnemente que cumpliré con toda fideli- '» Acaba de terminarse una lucha prosl-
TOllO 111.




I1I5TOIlIA !lE LOS CAP. IX.


dencial en que las pasiones de nuestros com~ ducta teniendo presentes las disposiciones de
patriotas se escitaron en el mas alto grado la Constitucion de los Estados-Unidos. Re-
<'11 discutir cuestiones de una importancia suelta la cuestion territorial bajo el principio
vital; pero cuando el pueblo proclamó su de la soheranía del pueblo, principio tan
libertad cesó la tormenta como por encanto antiguo como lo es el mismo Gobierno libre,
.Y renació la calma, porque habló la voz de pueden considerarse zanjadas todas las de-
la mayoría en la forma prescrita por la Cons- más que corresponden á la práctica, y siendo
titucion, y esto bastaba para que cesaran los así, ¿ no podrá esperarse que cese la agita-
debates y las polémicas. ¡Solo en nuestro pais cion de los ánimo~ y se olviden las causas
se podria presenciar tan admirable espec- que á ello dieron lugar? i Feliz será nuestro
táculo! j Qué feliz idea fué la del Congreso país el día en que el espíritu público deje al
~tl establecer la sencilla regla de que la vol un- olvido esta cuestion para ocuparse de otras
tad de la mayoría bastara para resolver la de mas importancia!
cuestion de la esclavitud doméstica en los »Durante el largo período en que ha pre-
territorios! De hoy mas el Congreso no legis- dominado esta agitacíon, no ha resultado
lará en este asunto, yen vez de establecer la bien alguno para nadie, y ella ha sido el orí-
esclavitud ó de escluirla de cualquier Estado, gen continuo de grandes males para el amo,
dejará al pueblo en perfecta libertad de for- para el esclavo y para el pais en general,
mal' sus instituciones segun tenga por con- pues se ha introducido la discordia entre los
yeniente, sujetándose solo á la Constitucion Estados hermanos hasta el punto de poner
de los Estados-~nidos. El Congreso ha di s- en peligro la existencia misma de la enion.
puesto tambien que cuando se admita al ter- Lo peor de todo es que este peligro existe
l'itorio de Kansas como Estado se le reciba aun: bajo nuestro sistema hay un remedio
con esclavitud ó sin ella, segun lo prescriba para todos los males políticos, merced al cri-
su Constitucion, en el momento de entrar á terio y recto juicio del pueblo; el tiempo es
formar parte de los Estados-Unidos. Las un gran correctivo: las cuestiones políticas
opiniones no han estado conformes respecto que solo hace algunos aüos exasperaban el
á fijar la época en que el pueblo de un terri- espíritu público, se han olvidado ya casi del
torio deberá decidir esta cuestion por sí mis- todo; pero el asunto de la esclavitud domés-
mo; pero felizmente este es un asunto de tica es de mayor importancia que aquellas,
poca importancia práctica y además es una porque si la agitacion continuase podria po-
cuestion judicial que legítimamente corres- ner en peligro la seguridad personal de una
ponde al Supremo Tribunal do los Estados- gran parte de nuestros compatriotas allí don-
unidos, quien es de esperar la resolverá de la institucion existe. En este caso, ningu-
hien pronto. De todos modos es un deber in- na forma de Gobierno compensaria la pérdida
dispensable del Gobierno de la Union asegu- de la paz y de la seguridad en nuestra gran
L'ará todo habitante residente la libre emi- familia, y por lo mismo yo aconsejo á todos
sion de su voto; este sagrado derecho de cada los hombres amantes de la uníon no perdo-
individuo debe conservarse siempre, y una nen esfuerzo alguno para que cese esa agita-
yez conseguido, nada mejor. que dejar al pue- cion que no tiene un objeto legítimo.
blo de un territorio libre de toda interven- . »Es un verdadero mal de ]a época que al-


, I
ClOn estraria para que trace su línea de con- ! gunos homlm>:,; se hayan ocupado en hacer




CAP. IX. ESTADos-u:\"mos. 1911


cálculos acerca del valor material de la gan á perder del todo las formas de Gobiernü
Union ~ razonando sobre los beneficios pecu- libre aun cuando se conserven al principio
niarios y ventajas locales que resultarian 11 por algun tiempo. Nuestra situacion finan-
los diversos Estados en el caso de disolverse, cíera no tiene paralelo en la historia; ningu-
aunque sin olvidar los p81juicios que seme- na nacion ha contado con tantos fondos en
jante suceso podria ocasionar. Aun desccn- las arCM de su Tesoro, y esto necesariamen-
diendo á este mezquino cálculo en cuestion te da lugar ri una legislacion estravagante;
de tamafía importancia, debe ser aquel na- hace concebir locos proyectos y produce una
turalmente defectuoso, y una sencilla consi- raza de especuladores cuyo ingenio solo se
deracion bastará para probarlo. consagra á buscar medios para obtener el


»En la actualidad disfrutamos en nuestro dinero público. Esto es ya en sí un gran mal,
vastísimo pais de un comercio libre que ad- y para evitarlo, pnrece lo mas conveniente
mira el mundo, y este comercio se hace por
vias férreas, por canales y por ríos (lue unen
entre sí al Norte y al Sur, al Este y al Oeste
de nuestra Confederacion; ahora bien, ani-
quilad ese comercio, contened su libre curso
por las líneas geográficas de Estados hostiles
y envidiosos, y habreis destruido la prospe-
ridad, habreis puestofin á·la dicha do todo el
pais, envolviéndole en una ruina comun.


»POl' im¡)Ortantes que sean en sí estas con-
sideraciones, pierden su significancia cuan-
do reflexionamos sobre los terribles males
que para todos nosotros resultarian de la
desunion, 10 mismo para el Kode que para
el Sur, lo mismo para el Este que para el
Oeste. 1\0 trataré sin embargo de describir-
los, porque confío en que esa Divina Provi-
dencia que inspiró á nuestros padres la sufi-
ciente sabiduría para fundar la mas perfecta
forma de Gobierno que podia regir á los
hombros, no consentirá quo esto se destruya
y aniquile, y que dejemos de ser un podero-
so auxiliar para la estension de la libertad
civil y religiosa en todo el mundo.


»Lo mas importante, despues de atender a
la defensa de la Constitucion'y al manteni-
miento de la Union es combatir la inmorali-
dad, pues la virtud es el espíritu vital de las
Repúblicas, .Y cuando aquella se pierde'y es
reemplazada por la pasiol1 al dinero, se lle-


destinar los sobrantes del Tesoro á grandes
objetos nacionales. Queda fuera de cuestion
que el verdadero principio de nuestro Go-
bierno es no exigir ~l pueblo mas rentas que'
las necesarias para atender á los gast.os de
una sábia. económica v celosa administra-


, v


cion; para conseguir esto era necesario mo-
dificar la tarifa, y 'ya se ha hecho del modo
que ha parecido mas conveniente para no
perjudicar á nuestras fábricas especialmente
aquellas que mas falta nos haccn para la de-
fensa del pais.


»Ninguna nacion posee tan rica.y vasta
estension de terreno como la que tiene la
nuestra, y aun cuando sea conveniente ir
cediendo una parte de las tierras públicas
para el aprovechamiento delas restantes, no
debemos olvidar que uno de los principios
de nuestra política es reservar parte de aque-
llas para los actuales pobladores, pues de
este modo no solo se asegura la prosperidad
de los nuevos Estados'y se crea una raza in-
dependiente de honrados é industriosos ciu-
dadanos, sino que conservamos un territorio
para nuestros hijos y los hijos de nuestros
hijos, así como tambien para los desterrados
que llegan á pedirnos hospitalidad desde le-
janas tierras, deseosos de mejorar su condi-
cion .y disfrutar los beneficios de la libertad
civil y religiosa. Estos han contribuido mu-




HlSTORL\ DE LOS CAl', IX,


dlO á los adelantos'} prosperidad del país; I homLres, ~ll'lllaS J municiones para rechazar
han sido fieles lo mismo en la paz que en la al enemigo? Es imposible concebir que mien-
guerra, J' despues de llegar á ser ciudadanos, tras la Constitucion previene terminante-
itdflllieren por nuestra, Constitucion y nues- mente que corresponde al Congreso atender
tras leyes, el derecho de que se les considere á la defensa de los Estados. les privara de
iguales á los que nacieron en el pais. los únicos medios de defcnsa.


}> Por la Constitucion federal conceden los »Creo oportuno hacer aquí algunas brevcs
Estados al Congreso ciertos poderes especí- observaciones respecto Ll nnestros derechos
titOS, Y la manera de interpretarlo ha dado y deLere~ como hijos de un pais que f()l'ma
lugar á una cuestion que divide mas ó me- par'te de la gran familia de las naciones. En
nos á los partidos políticos desde hace algun nuestras relaciones con ellas hay algunos
tiempo. Sin entrar ahora á discutir sobre principios aprobados por nuestra esperien-
c:-te punto, creo de mi deber manifestar cia de los cuales no deLemos separarnos
.-Hluí que una larga esperiencia y la obse1'- nunca, siendo uno de los principales culti-
vacion me han convencido de que, interpre- val' la paz, y mantener el comercio yamis-
tar estrictamente y ü la letra los poderes tosas relaciones con todas las potencias, no
{:onferidos al Gobierno, es la verdadera teoría solo par[l, favorecer nuestros intereses na-
de la Constitucion! y obsérvese que cuando cionales, sino tillllbien por un espíritu de
('n nuestra pasada historia ha rjereido algu- I cristiana bel1evo]eneia hár:ia nuestros her-
na yez el Congreso atribuciones dudosas, manos. Debemos olm1l' siempre con 1'['an-
no han dejado nunca de resultar funestas qucza'y lealtad, que esta es la mejol' diplo-
consecnencicts. Muchos ejemplos hemos te- maeia, sin tratar de obtener mas ni menos
nido de esto, mas no me parece oportuno ci- de lo que nos cOJ"l'cspondu; debemos desea!'
tndos en esta ocasiono Convencido de tales y respetar la independencia de todas las na-
veI'dades, considero sin embargo que al con- ciones sin intervenir nunca en los asuntos
ferirse al Congreso autorizacion para decla- inter'iores de ninguna de ellas, á no ser que
rHI' la guerra, la ,tiene tambien ~ara d~~po-Ilo ex!giere illlp('ri~samcnt,e la gran ley de la
ner la construcClOn de un eammo mIlItar propia conservaClOn; enta!' toda clase de
cuando sea absoliltamente necesario para la alianzas, ha sido una Je lluestras rmlximas
1..!cfensa de cualquier Estado ó territorio de la políticas desde los tiempos (le \Vashington,
Enion en el caso de una invasion estranje- cuya sabiduría nadie negará seguramente.
ra. Segun la Constitucion, el Congreso está En una palabra, dehemos hacer justicia .. i
autoriZitllo para levantar ejércitos, mante- todas las naciones y exign'la en cambio para
ne!' una escuadra, llamar ti la'milicia y rc- nosotros. Es muy grato recordar que mien-
chazar ti los üwasores, debiendo tarnbien por tras otras potencias han estendiclo sus domi·
consiguiente proteger á todos los Estados en nios por la fucrza de las armas, nosotros no
general.)' á cada uno en particular; pero hemos adquil'ido nunca un territorio sino
;cómo seria posible, por ejemplo, dispensar comprándolo, ó por la yoluntaria determi-
esta protcccion tí California J á nuestras po- naeíon de un Jlueblo valeeoso é inclependien-
:-:esiones del Pacífico, si no hubiera un camino te, como el de T('xas, que solicitó unir su
(lue cruzara el territorio de la Union.Y por destino al nuestro. El haber adquirido al-
(>J ollal habían de iJ'¡1nSpol'fz1rSe r¿ipi!ll1menfe !:tilDas prol'incj¡¡s !le ]'yJéxico no es ÜU1JpOC()




CAl'. IX. KSTADOS-UNlDOS.


una escepcion, pues sabido es y. ue en vez de 1 prometerse una udministraeÍoIl tan pacífica
.aprovecharnos de las ventajas de la victoria I .Y próspera como satisfactoria; pero solo el
en perjuicio de una llepública hermana, rc- tiempo, ese gran descubridor de verdades,
solvimos comprar aquellas posesiones, en debia revelar si se realizarian ó no tan hala-
virtud del tratado de paz, pOI' una suma qne güer1us esperanzas.
se consideró mu'y razonaLle. Nuestra pasa- .Mi'. Buchanan eligió á los siguientes ser1o-
·da historia nos prohibe adquirir territorios res para formar su Gabinete: tí Le,,,is Cas:s,
en lo futuro, á menos que la adquisicion se de Michigan, se le nombró Secretario de E;.;-
sancione por las le.res de la justicia y del tado; á Howell ColJb, de Georgia, Secreta-
110nor; .Y obl'ando bajo este principio ningu- rio del Tesoro; á Juan B. Floyd, de Virgi-
lla nacion tf:fHIrá derecho de intervenir ó nia, Secretario de la Guerra; á Isaac Toucey,
(luejarse si en el transcurso de los aconte- de Conneetieut, Secretario de la Armada; ü
cimientos llegáramos [t estender nuc~tro tcr- Jacobo Thompson, de :)Iississippí, Sceretario
I'itorio. Hasta aquí, todos los (Iue se hallan del Interior; ti Jeremías S. Black, de Penn-
protegiJos por el pahellon americano han sylvania, Secretario de Haeienda, y á Aaron
disfmtado ele la li bertad civil y religiosa, l'Í- V. Bwwn, de Tennessee, Administrador ge-
giéndose por las sabias leyes ü qne debemos neral de correos. El Sellado confirmó


t 1 , t '] 1857. nuestra prosperidad y bienestar, y nuestro es os nom )1'an11en os SlIl a menor
-comercio aumenta tan nipidamente que toda¡.; dificultad,:y habiéndose prolongado las sesio-
Jas naGiones que á (,1 se dediG3n podrán dis- I nes ltasta el 14 de marzo~ discutiéronse va-
frutal' de sus muchos beneficios. He conclui- 1'ios asuntos de interés preferente y se cerró
do. serlores, y voy ti prestar el juramento el Congreso. Hiciéronse luego vurios cambios
prescrito por la ConstiLucion, invocando <1n- en el personal diplomático así como tambicll
tús humilclemente al Todopoderoso para que en el de otros funcionarios público::;, y una
f,iga protegiendo [í, este gran pueblo.» vez 11ms continuó su marcha la nave del E::;-


Terminada la lecLura del manifiesto inau- tado, que por espacio de cuatro años debia
gut'al, }' despllcs ele reC'ibil' las felicitaciones ser dirigida por nnevos piloto::;.
de todos los conCU1Tf!lltes, Buchanan prestó Tales fueron los pr-illlel'OS ados de la ad-
d juramento ele costuml)re ante el jefe de ministracion (le 1\11'. Buchanan; pasó la pl'i-
justicia 'Ianey .. \ esto acto se siguieron los ma\'era, llegó el ,Terano,.r parecia que los
usuales l'egocijos,'y In. ciudad de \Vasltington asunto::,: públicos seguirian su marcha acos-
ofreció aquel dja Ull aspecto muy alegre en tumbrada, mas no obstante, no pasó mucho
celebridad de tal nC'ontecimiento. tiernpo sin que se renovaran las murmura-


De este modo entró en el desempeño de ciones respecto á la cuestion de Kansas, J'
sus funciones el décimo (luinto Presidente fácilmente pudo conúecrse que ella seria el
de los EsbdosTnidos, que era un "derano caballo de batalla para el Poder E:jecutivo J'
en política, un hombre de Estado notable y sus consejeros. Dejaremos para la última
un ardiente defensor de los principios elel parte de la historia de nuestro pais el decir
partido democrá hco, tI uien le hahia elevado cuál debia ser el desenlace de aquella cues-
ü la posicion que entonces ocupaha. :\ír. Bu- tion tan grave;.r entonces tambien se verá
chanan, á quien no le era posible leer en el si JacolJo Duclwnün obró con esa prudencia,
porvcni~', tenia ~uficientes motivos para sabiduría, rectitud y patriotismo que el puc-




:..I(J2· HISTORIA DE LOS CAP. IX.
blo tiene derecho á esperar de aquel á quien
eleva al supremo cargo de Jefe de la nacion.


La primera legislatura del trigésimo quin-
to Congreso se reunió en \Vashington el lu-
nes 7 de diciembre de 1857, Y habiéndose
procedido en la Cámara á la eleccion de Pre~
siden te, fué designado para este cargo .J aco-
bo L. Orr, de la Carolina del Sur. Al dia'
siguiente remitió 1\1r. Buchanan su primer
mensaje anual, documento muyestenso y
cuidadosamente redactado, en el que el nue-
vo Presidente empezaba manifestando que el
pueblo de la Union podia felicitarse por el
grado de prosperidad á que habia llegado el
pais, debiéndose esto principalmente á la
abundancia de las cosechas y á los rápidos
progresos de la industria y de la agricultura.
A pesar de esto, segun indicaba Mr. Bucha-
nan, las rentas iban disminuyendo notable-
mente, y empezaba á notarse la escasez de
metálico, lo cual en su concepto debia atri-
buirse al esceso de papel que circulaba en-
tonces. En opinion del Presidente, el único
remedio para evitar este mal, era hacer una
ley uniforme de quiebras aplicable á todos
los bancos existentes en los Estados-unidos,
y que en el caso de no adoptarse esta medi-
da, seria lo mas conveniente impedir á los
mismos que emitieran papel y dejarlos redu-
cidos á bancos de depósito :/ descuento.


El Presidente daba cuenta luego del esta-
do de n uestras relacio~es con las potencias
eshanjeras, manifestando al Congreso que
eran en estremo satisfactorias, y que acaba-
ban de resolverse algunas ligeras diferencias
con la Gran Bretaña, merced al nombramien-
to delminisho inglés Lord Napier, á quien
se habia recibido cordialmente. 1\111'. Bucha-
nan anunciaba además que se habian can-
jeado ya las ratificaciones del tratado con-
cluido entre la Uníon y Persia, y que como
el Shah deseaba cultivar las amistosas rela-


ClOnes con América, serIa conveniente en-
viar á Teheran un ministro plenipotenciario
que representase á los americanos. Despues
de hablar sobre otros asuntos de interés pre-
ferente y de dar cuenta del estado de la Ha-
cienda pública, el Presidente terminaba su
mensaje recomendando se cultiv1l,ran las
amistosas relaciones con las Repúblicas in-
dependientes del continente de América, con
tanta mas razon cuanto que no contando
aquellas con suficientes fuerzas, no les era
tan fácil como á otras defender sus derechos.
MI'. Buchanan recomendó tambien al Con-
greso la construccion de diez pequeños vapo-
res de guerra, cuyo coste, segun dijo, no
escederia de doscientos treinta mil duros cada
uno, y concluyó diciendo que habia resuelto
no aprobar ningun bill sin que se le conce-
dieran dos dias para examinarlo, á no ser
que se tratase de un asunto muy urgente.


Este mensaje, con el que se acompañaban
los informes de los jefes de los departamen-
tos, fué leido en ambas Cámaras, y habién-
dose tomado en consideracion los puntos que
abrazaba, comenzaron desde luego én el Con-
greso los debates á fin de discutir los asun-
tos de mas importancia.


Ya recordará el lector cuan enérgicas me-
didas tuvo que tomar el Gobierno de los Es-
tados-U nidos para oponerse á las espedicio-
nes armadas j que contra Cuba se habian
organizado en el pais; y ahora añadiremos,
que habiéndose proyectado otra contra Nica-
ragua, los Secretarios de la Guerra y de la
Armada espidieron órdenes á los diversos je-
fes de los departamentos, recomendándoles
que vigilasen á fin de que no se infringieran
las leyes de la neutralidad. A pesar de las
precauciones tomadas, la espedicion se puso
en marcha, mas se consiguió arrestar al jefe
de ella en Orleans, si bien se le puso luego
en libertad sin mas i1anza cluC la de dos mil




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. !iO:;


duro:<. El Presidente remitió con este motivo
Hn mensaje especial al Congreso, proponien-
do quo se adoptaran !lledidas eficaces para
evitar en lo sucesivo semejantes atentados.


La cuestion de Kansas estaba muy lejos
de haberse term inado: la agitacion iba en


aumento; los partidos opuestos se
1857. b 1 h t'l mostra an cae a vez mas os 1 es, y
l'econocíase que el menor incidente podria
encender la guerra civil con todas sus funes-
tas consecuencias. La legislatura territorial,
sin embargo, habia aprobado una ley para la
eleccion de los delegados que debian redac-
tar la Constitucion preparatoria á la admi-
sion en los Estados-Unidos. Ya diremos mas
adelante cuál debia ser el desenlace de esta
euestion tan enojosa y que tanto escitaba los
ünimos.


La segunda legislatura del trigésimo quin-
to Congreso comenzó en G de diciembre de
1858, .Y en el mismo día se recihió el men-
~aje de MI'. Buchanan ~ quien hablaba prin-
cipalmente de la cuestion de Kansas, anun-
ciando al Congreso que la mayoría del
pueblo de aquel territorio habia votado un
go bernador y otros funcionarios, y elegido
los miembros de la legislatura, pero que esto'
habia dado lugar á violentos y reilidos de-
bates entre los dos partidos políticos de I(un-
sas, porque la mayoría de los representan-
tes pertenecian á la fraccion de los que antes
se negaran á votar, y porque se daba el as-
eendiento á los enemigos de la esclavitud,
(Iuienes de este modo contaban con toda la
influeneia política. Mr. Buchanan daba lue-
go estensos pormenores acerca de los distur-
bios que habian ocurrido en Utah, mani-
festando qué medidas se adoptaron para
reprimir la naciente rebelion y obligar á los
Mormones á prestar obediencia á las leyes.
Brigham Young, principal jefe de los in-
surrectos, habia sido separado del cargo de


gobernador que desempeñaba, y era perse-
guido de cerca por las tropas del Gobierno,
despues de ocupado militarmente aquel ter-
ritorio. El Presidente elogiaba la conducta
elel nuevo gobernador Cumming y demás
funcionarios de su Gobierno, quienes estaban
desempeñando sus respectivas funciones en
Utah, sin encontrar resistencia. La tranqui-
lidady la paz quedaban restablecidas, y no era
de esperar que se turbase de nuevo el órden.


El estado de nuestras relaciones con las
potencias estranjeras ; la situacion de la Ha-
cienda; la deuda pública; la construccion de
una vía férrea hasta el Pacífico, y la cues-
tion de la esclavitud, eran los asuntos de mas
importancia de que hablaba en su nuevo
mensaje MI'. Buchanan', quien terminaba
dando las mas espresivas gracias al Congre-
so por haber atendido á Sil recomendacion
respecto á concederle tiempo suficiente para
examinar los bills que se le presentaran.


Despues de haberse leido en ambas C~ima­
ras el mensaje de }\Ir. Buchanan, dieron
principio los debates, que como se compren-
derá no podian menos de ser enojosos aten-
dida la sobreescitacion de los ánimos, ti
causa principalmente de la cllestion de Kan-
sas y Nebraska; pero nosotros no entrare-
mos aquí en el detalle de aquellas prolonga-
das discusiones, limitándonos á estractar
algunos párrafos del brillante y enérgico
disclH'sO pronuneiado por .JI1' .. Jacobo Ham-
mond, senador de la Carolina del Sur, y
defensor de la esclavitud, en contestacion ú
MI'. Guillermo H. Seward, de Nueva-York,
representante del partido abolicionista. Nos
parece de tanta mas importancia este estrac-
to, porque en vista de él podrá formarse una
idea de las causas que motivaron la separa-
cion del Sur y del Norte al terminarse la
administracion de Buchanan. Hé afluí cómo
se espresaba MI'. Hammond:




IIlSTORlA DF: LOS CAP. IX.


~Cuando el honorable Mr. Seward habla-¡ tanto como la Gran Bl'etuña, Francia, AUíS-
ba ayer de la cuestion de la esclavitud, me tria Ó Prusia! ¿No es este suficiente territo-
estrañó oirle decir que su partido habia ga- rio para erigir un imperio que pueda domi-
nado la batalla, pero me alegro mucho nar al mundo (~ Tenemos fertiles terrenos.
saber ahora que he interpretado perfecta- un clima delicioso, todos los productos de la
mente sus palabras, y que su señoría piensa tierra que se puedan ambicionar; tenemos
que el Sur es una provincia conquistada que tres mil millas de costas, llenas de bahías y
tlebe ser gobernada por el Norte. El Senador de islas, y á través de nuestro pais se desli-
de Nueva-York dijo entre ottas cosas: Su- za el gran Mississippí, ese padre de las
pongamos que se admita, á ¡(ansas con la aguas en el que van tí, desembocar mil cor-
COJlstitHcion que presente; ¿qué garantías rientes tributarias. :.\Jas alhí tenemos desier-
tenemos de que el Con.qreso no inter¡;endrá tos inmensos; ¿qué mas podemos desear en
de nuevo en los asuntos de aquel fe¡'ritorio? nuestro territorio? .
Con lo cual supongo querria decir, que si se Nosotros tenemos el gmn valle del Missi-
suprimiese la esclavitud no hay una seguri- ssippí que es ahora y ser¡i reconocido algun
dad de que el Congreso no la estableciese de dia como el asiento del imperio del mundo.
nuevo, y á esto contestaré yo: ¿qué garan_ y su importancia sertt bien pronto tan gran-
tías tendriamos nosotros si estuvieseis á la de como la del vnJle del Nilo. En este vas-
cabeza del Gobierno 'y si nos sometiéramos tísimo territorio contamos con una poblacion
á vuestras exigencias? ¿ Qué seguridafl de
r¡ ue no modificariais las tarifa s á vuestro
antojo, arruinándonos con vuestras mejoras
públicas y didando nuevas leyes para en-
torpecer la esportacion de los productos del


S'urf ¿(Jué garantías tenemos de que no crea-
riais un nuevo banco para concentrar todos
los recursos financieros en el Norte, y qué
garantía, en fin, de que no emancipareis
nuestros esclavos ó que tratareis al menos
de hacerlo? Nosotros no podemos confiar en
vuestra bUtma fe cuando esteis en el poder
porque siempre se ha faltado á ella, pero
como mi mayor deseo es arreglar esta Clles-
tion de una vez para siempre, creo oportu-
no des pues de lo dicho por el Senador de
Nueva-York, hacer aquí un ligero bosquejo
de los recursos con que contais .y de los Ilne
esüín á nuestro alcance.


»Aun cuando no adquiriésemos un palmo
mas de terreno en el Sur, sepa su señoría
flue hoy tenemos una estension de ochocien-
tas cincuenta mil millas cuadradas, es denir,


c-ua1ro veces ma'yOl' que In que teniamos al
separarnos de lü madre patria; un sesenta
por ciento mas numerosa que la de los Es-
tarJos-1 rnidos cuando se empezó la segunda
guerra de la Independencia, y nuestms es-


portacíones son tres veces mas numerosas
que las de todos los Estados de la Trnion.
Contamos además con un millon de hombres
de la milicia, yen una guerra defensiva, ()
en un caso de apuro, todos sin esceptuar
uno saldrian á la defensa de su pais. En todo
tiempo le es dable al Sur levantar, equipar y
mantener un ejército mas numeroso del que
pudiera 811Viar contra nosotros l1mguna
potencia del mundo!


»Pasando ahora á examinar In, situacion
del Nade, y aun comprendiendo en él ti los
dos O'randes Estados de Kansas v Minnesota, e '
veremos que su territorio tiene cien mil mi-
llas cuadradas menos que el nuestro, y no
hablo de California y del Oregon porque no
hay comparacion posihle entre el Sur yesos
paises ni la halJrá tampoco nunca; la po-




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS.


blacion del Norte es un cincuenta por ciento
mayor que la nuestra, no lo niego, y nada
tengo que decir ni de su suelo ni de su pue-
blo, que es valeroso é inteligente; pero los
productos del Norte no son tan ricos ni tan
numerosos como los nuestros, yen cuanto á
sus hombres notables, creo se me permitirá
decir que no son ni han sido nunca superio-
res á los nuestros ni en el campo de batalla
ni en las Cámaras del Congreso.


»Pero la fuerza de una nacion depende
mas que todo de su riqueza, y la riqueza de
una nacion así como la de un hombre, debe
apreciarse por lo que produce. Si un hombre
posee millones de duros y malgasta todo su
patrimonio, i podremos decir que es rico?
¿ Le será dable acometer ninguna empresa?
¿ Pod rá construir buques ó caminos de hier-
ro, ni levantar un ejército para S,.ostener una
guerra? Podrá ser feliz, vivir con comodi-
dad, disfrutar de lo que tiene mientras lo
conserve, pero nunca seni rico, nunca será
fuerte.


»El Senador de Nueva-York dijo que el
mundo entero habia abolido la esclavitud;
i ah! habrá suprimido el nombte~ pero no la
cosa; todos los poderes de la tierra no po-
drian conseguirlo: solo Dios puede hacerlo!


Nosotros creemos que
los blancos no serian esclavos ni por ley ni
por necesidad; nuestros esclavos son negros
y una raza inferior, pero nosotros les hemos
sacado de la triste condicion en que se halla-
ban) elevándolos, si así puede decirse. Ni uno
solo de los individuos de esa raza disemina-
da en toda la estension del globo, podrá
compararse nunca con los esclavos del Sur,
porque ellos son felices, viven contentos, no
ambicionan nada, y aunque de clara mteli-


cid o hasta ahora; habeis aumentado vuestra
poblacion con esas hordas de emigrantes
semibárbaros que acuden numerosas al Nor-
te un año y otro, y que dan lugar á un con-
tinuo movimiento. Áestolo llamais progreso;
lo es en efecto, pero nada envidiable. El Sur
es quien mas ha contribuido á prestaros su
apoyo; sois nuestros factores; traeis y lle-
vais para nosotros; anualmente pasan por
vuestras manos ciento cincuenta millones de
duros de nuestro propio dinero, con una gran
parte del cual os quedais, sirviendo 10 demás
para sosteneros en vuestra situacion. Suponed
ahora que os retiráramos el apoyo; suponed
que no os dejáramos tomar parte en nuestros
negocios; ¿ sabeis lo que sucederia entonces?
Que quedariais sumidos en la pobreza.


»El Senador de Nueva: York dice que se
trata de quitarnos el Gobierno, de que no
tengamos participacion en él; quizás sea
esto verdad, pero no olvideis, porque esto
está escrito en la página mas brillante de la
historia humana, que nosotros, los defenso-
res de la esclavitud en el Sur, hemos gober-
nado nuestro pais por espacio de setenta
años, y os lo entregaremos puro y sin
mancilla, próspero y vigoroso hasta el pun-
to de escitar la admiracion del mundo. Con
el tiempo veremos lo que hareis de él, pero
n-unca disminuirá nuestra gloria ni tampoco
vuestra responsabilidad.»


Este discurso no hizo mas que escitar do-
blemente los ánimos sin evitar el conflicto,
y dos años despues de pronunciadas estas
palabras, estalló la lucha terrible que debia
ser la admiracion del mundo.


La primera legislatura del trigésimo sesto
Congreso comenzó sus tareas el primer lu-
nes de diciembre de 1859: en la Cámara de


gencia, nunca tememos nada de sus aspira- Representantes comenzaron desde luego los
ClOnes. debates para la eleccion de Presidente, cuyo


»Circunstancias casuales os han favore- clrgo recayó en 1\'11'. Galusha A. Grow, de
TOMO III.




':!Il(i HISTORIA DE LOS CAP. IX.


Penm;ylvania. Al otro dia remitió.1\1. Bu- total de ochenta y ocho millones noventa
chanan su mensaje anual, tan estenso como mil setecientos ochenta y siete duros. Los
los anteriores, y en cuyo primer párrafo se gastos representaban una cifra de ochenta y
felicitaba á las Cámaras por el arreglo de la tres millones setecientos cincuenta y un mil
cuestion de la esclavitud en los territorios, quinientos once, de los cuales se habían pa-
reconociéndose en todo ciudadano el derecho gado diez y siete millones cuatrocientos cin-
de trasladar sus bienes, incluso los esclavos, co mil doscientos ochenta y cinco para el
á cualquiera de los Estados de la Confede- pago del interés de la deuda pública y el
racion, protegidos como siempre por la descuento de los bonos del Tesoro. Mr. Bu-
Constitucion del pais. Pa~ando á dar cuenta chanan trataba despues de otros asuntos
del estado de las relaciones con todas las que deberia tomar en consideracion el Con-
potencias, decia el Presidente que la con- greso, y terminaba recomendando á este los
dueta observada por nuestro Gobierno en el intereses locales del distrito de Columbia.
Celeste Imperio, al conservar la neutralidad Con el mensaje, á cuya lectura se proce-
en la guerra empeñada por la Gran Bretaña dió desde luego en ambas Cámaras, se acom-
}' .Francia contra China, habia sido muy pañaban varios informes de los miembros
conveniente, pues merced á esta circunstan- del Gabinete, conteniendo todas las noticias
cia acababan de ?elebrarse tratados ventajo- necesarias para que el Congreso pudiera pro-
sos con los respectivos ministros de dichas ceder con acierto al discutir y resolver las
naciones. MI'. Buchanan añadia que las re- diversas é importantes cuestiones sometidas
laciones con los demás Gobiernos, escepto á su consideracion.
con España, eran satisfactorias, y que espe- Terminaremos 01 presente capítulo dando
raba se arreglasen ciertas diferencias con la cuenta,. de un suceso importantísimo, que
Gran Bretaña suscitadas á consecuencia del ejerció una poderosa influencia en los desti-
tratado Clayton-Bulwer. Por lo tocante á nos de la union. Nos referimos á la famosa
México habíanse suspendido las relaciones' conspiracion de Juan Brown, cuyo objeto era
oficiales porque aquel pais era presa de la revolucionar al Sur, tentativa que constituye
guerra civil, si bien se habia nombrado un uno de los mas sorprendentes episodios de la
agente para que representase á nuestro Go- historia de los Estados-Unidos.
bierno. Con este motivo recomendaba el Juan Brown, natural de Kansas, enemigo
Presidonte que se estableciera uno ó mas fanático de la esclavitud, estimulado por las
puestos militares en la línea mexicana de la escitaciones de ciertos hombres, en desprecio
Sonora )" Chihuahua, indicando asimismo de la Constitucion y de las leyés del pais, y
la conveniencia de organizar un Gobierno sin escuchar la voz de la conciencia, fraguó
territorial en Arizona. Al poner en conoci- , una conspiracion cuyo objeto era caer sobre
miento del Congreso el estado de la Hacienda, el pueblo de Harper's Ferr.y, robar el arse-
manifestaba Mr. Buchanan que los ingre- nal, saquear las casas y promover la insur-
sos en el Tesoro á fin del año .que terminaba reccion, habiéndose trazado al efecto un plan
en 1859 habian sido de ochenta y un millo- I que ofrecia las mejores probabilidades de
nes seiscientos noventa y dos mil cuatrocien- éxito. Los conspiradores alquilaron en el Es-
tos setenta y un duros, cuya suma com- tado de Maryland una hacienda situada á
ponia con la existencia del año anterior un ' pocas millas de Harper's Ferr)', en la que




CAP. IX. ESTADos-u:o>mos. 207


permane(;ieron durante algunos meses, al
parecer con el fin de ocuparse en sus asuntos
particulares, pero en realidad para inspirar
confianza á los habitantes del pueblo vecino
yen particular á lQS de Harper's Ferry. De
este modo pudieron reconocer perfectamente
todas las localidádes, las calles, las casas
y las tiendas, de tal manera que en un
momento dado, sin confusion y sin vacila-
ciones, pudieran llevar á cabo su proyecto.
Los conspiradores no ignoraban que reinaba
la mayor confianza, y sabian muy bien que
no habia un solo hombre en todo el Estado
de Virginia que se retirara á su casa por la
noche con temor alguno, ni que sospechara
mucho menos que pudiera ser atacado por
ciudadanos de los Estados-Unidos. La segu-
ridad, pues, era completa, pues no se temia
nada de la poblacion esclava, yen esto no se
engañaron los conspiradores segun veremos,
de modo que todo contribuia á favorecer su
proyecto.


Des pues de haber cortado los alambres del
telégrafo, Brown y los suyos, protegidos por
la oscuridad de la noche, penetraron en el
pueblo sin ser vistos; apoderáronse del úni-
co vigIlante nocturno que habia en el arse-
nal, y ocuparon inmediatamente todos los
edificios que contenian armas ó pudieran ser-
vir para una conveniente defensa. Hecho así,
los conspiradores arrestaron por sorpresa á
varios ciudadanos de los mas principales, á
quienes ya conocian, y á los que encerraron
en sitio seguro. Todo esto se llevó á cabo du-
rante la noche, pero á la mañana siguiente,
cuando se averiguó en parte lo que pasaba,
el pueblo se dirigió hácia el arsenal donde
empezaba á reinar la mayor confusion. En-
tonces los conspiradores hicieron fuego sobre
los ciudadanos, y por la primera vez com-
prendióse por todos la enormidad de los de-
signios de aquellos hombres, pero sin que se


hubiese notado, por cstraüo que esto parez--
ca, que ningun ciudadano tuviese armas ni
municiones para su defensa. A pesar de esto,
reuniéronse bien pronto algunos mosquetes
y rifles, y habiéndose armado inmediata-
mente algunos hombres de los alrededores,
se contestó al fuego del enemigo con tan
buen resultado que á las pocas horas se le-
desalojó de sus posiciones, con una gran pér-
dida entre muertos y heridos, y solo el jefe
de la conspiracion pudo escapar con media
docena de los suyos llevándose diez ó doce
prisioneros con el fin de que los ciudadanos
no hicieran fuego á la casa donde consiguie-
ron refugiarse. En esto llegó la noticia de
aquel acontecimiento á \Vashington; comen-
zaron á circular los mas exagerados detalles
acerca del combate de Harper's Ferry, y en
su vista adoptáronse inmediatamente cuan-
tas disposiciones se creyeron necesarias, y
se ordenó al coronel de caballería Rober-
to E. Lee, que marchase en el acto al lugar
de las ocurrencias con un destacamento de
marineros, y dos compariías de voluntarios
de Maryland , que ofrecieron esponüí,neamen-
te sus servicios. Las tropas marcharon en
tren especial, .Y á primera hora de la maña-
na siguiente, el coronel Lee dió órden de
atacar la casa donde los conspiradores se
habían fortificado, la cual fué tomada bien
pronto sin mas pérdida que la de un muerto
.Y un herido. Los conspiradores, entre los
cuales se hallaba su jefe Juan Brown, fue-
ron entregados á las autoridades de Virgi-
nia, y habiéndoseles juzgado por las le.Yes
del pais, .Y reconocidos culpables, se les con-
denó á muerte .Y fueron ahorcados al otro
día.


Así terminó la conspiracion de Juan
Brown, una de las mas atrevidas que se ha-
bian conocido en el país, y cuyas consecuen-
cias no debían conocerse hasta mas tarde.




APÉNDICE AL CAPÍTULO IX.


ESTADíSTICA INTERESANTE.


Cuufarme se hizo al final de la administracion de Mr. diez y seis duros diarios; en la aclualiLlad se les paga como
~dams, comprendemos en Hll apéndice todos los datos E'S- antes, es decir, seis mil duros por cada Congreso; ahora se
tadisticos de importancia rElacionados con la historia y pro- les paga como se hacia primeramente, abonando á cada uno
greso de los Estados-Lnic108, desde el prinl'ipio de la ad- de cstos funcionarios doce mil duros por cada Congreso.
lllinistracion de Tomás Jeffcrsnn hasta los auos HlZltj y '1857.


L - EL COiSGRESO DE LOS ESTADOS-UiSIDOS.


La legislatura nacional se compone de un Senado y Cá-
mara de Hepresentantes, y debe reunirse una vez almenas
al año, el primer lunes de diciembrc, á mcnos que se dis
ponga otra cosa por medio de una ley.


E! Scnado se compone de dos miemhros dc cada Estado,
y por lo tanto el número regular es de sesenta y dos; son
elegidos por la lcgislatura de los diversos Estados por el
término de seis auos, pcro U!1á tercera parte de ellos se
lloIllhran cada bienio.


El Vice-presidente de los Estados-Lllidos es el Presidente
del Senado, en cuyo cuerpo no tiene mas que un voto que
puede dar en caso de empate. En su ausencia se elige un
Presidente pro teillfJOI'c.


La Cámara ele RRpresentantcs se compone de miembros
.Ie los diversos Estadus elegidos por el vueLlo, en distritos
separa(los, por el término de dos años; su número se fija
con arreglo al de la poblacion_ En 1856 se contaban dos-
deIltos treinta y cuatro Hepresentantes, comprendiendo
uno adicional asignado ú California; habia además siete de
legados pert,>necientes á Oregon, ~linnesota, Utah, Nueva-
:I[(~xicL>, \Vashington, Kansas y ~ebraska, los cuales po-
dian bacer uso de la palabra, pero no Yotar.


Desde .~ de marzo de 1817 hasta cerrarse el trigésimo ter-
eero Congreso (1855) la paga de los miembros era de ocho
duros diarios, durante el tiempo de su asistencia á la Cá-
mara, y otros ocho por cada veinte millas en su viaje de
ida y vuelta de Washington; el Presidente de la Cámara
y el Presidl'nte 1"'0 t~¡¡¡porc Llel Senado, recibian cada uno


11. - ADmiSls1RAClO:\ES FEDERALES.


3-" Administ,'acion.- 1801 tÍ 1809, ocho años.


Presidente_ - Tomas Jeffersoll, de Virginia_
Vice-presidentes_ - Aaron Burr, de Nueva-York y Jorge


Clinton, de Nueva-York.
SeCl'etm'io de Estado_ - ,Tacobo Madison, de Virginia, mar-


zo 5 de 1801.
Secretarios del Teso¡'o. -Samuel Dexter (continuó en el


destino); Alberto Gallatin, de Pennsyl vanin, cnem 26 de 1802.
Secl'etm'io de la Gucn'a. - Enrique Dearuorn, de Massa-


chusetts, marzo 5 de 1800,
SeCi'elarios de la Ar'mada. - Benjamin Stoddert (continuó


en el destino); Roberto Smith, de ?¡laryland, enero 26 del802_
Secl'etm'ios de Hacienda. - Levi Lincoln, de Massachu-


sotts, marzo 5 de 1801; Juan Breckenridge, de Kcnlucky,
diciemhre 23 de 1805, y César A. Hodney, do Delaware, ene-
ro 20 de 1807.


Di¡'ectoj'es generales de CorJ'eos,- Jose IIalJel'sham (conti-
nuó en el destino), y Gid.eon Grangel', üo Connectieut, enero
26 de 1802.


4-" Adminisll'aciol1'- 1809 á 1817, ocho aFtas_


Pl'esidente. - Jacobo l\[aLlison, de Virginia.
Vice-presidentes. - Jorge ClintOtl, de Nueva-York, y EIIJriLl-


ge Gerry, de l\Iassachusetts.
Seo/'darias de E"tado_ - 1\ollerto Smith, de l\iaryland, mar-


Zl) G de 18m, y Jacobo .\lonroe, de Virginia, ne viembre 2"
de 1811.




CAP. IX. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 20'J


Secri'larios del Tes01'o.-Alberto GaIlatin (continuó en el
destino); .Torge \V. CamplJeIl, de Tennessee, febrero ~l de
18li, y Alejandro J. Dalias, de Pennsylvania, oelubre G
de 1814.


Secretarios de la Cue¡'¡'u. - Guillcrmo Eustis, de MassD-
chusetts, marzo 7: de '180!J; Juan Anllslrong, !le Nueva-
York, enero 1a. de 18'13; Jacobo MOl1l'oe, de Virginia,
setiembre 2G de HI14, y Guillermo H. Crawford, de Georgia,
marzo 2 de '1815.


Secretw'ios de la Al'rllada.- Pablo Humilton, de la Caro-
lina elel Sur, marzo 7 ele '1809; Guillermo Jones, ele Pennsyl-
vanía, enero 12 de 1813, Y Benjamin Vv. Crowninshield, ele
~fassachusetts, eliciembre '1\) de 1814-.


Secl-elw'ios de Hacúmda. -César A. Hodney (continuó en
el destino); Guillermo Pinkney, dc ~Iaryland, dicicmbre 11
dc 1811, y Hicardo Hush, dc Pennsylvania, febrcrol0 de 18'14.


Directores generales de COl'reos.-Gidcon Granger( con ti-
IlUÚ en el elestino), y Helurn J.lHeigs, de Uhio, marzo 17
de 1814.


5." A dmimstl'acion: 1817 Ú 18'$u, ocho allOs.


Presidente - J acobo Monroe, de Virginia.
l'ice-p¡'esidcnte.- Daniel D. Tompkins, de .:'íue\·a-York.
SecI'clal'io de Es/ado. - Juan Quincy Adams, de Massachu-


setts, marzo 5 ele 18'17.
Secretctrio del Tcsol'o.- Guillermo H. Crawford, dc Geor-


gia, marzo 5 ele 1817.
Sec/'etal'ios de la CUeI·¡·a. -Isaac SchdIJy, ele Kentucky,


marzo ;) de 18/7, Y Juan C. Call1Oull, de la Carolina del Sur,
eliciembre '!ü de 18'17.


Secl'etCtl'i08 de la Al'Jllada.-Dmljamin \\'. Cl'owninshic1d
(continuó en e! destino); Smith Thompson, de Nuent-Yol'k,
novicmbre :10 tle '1818, y Samuel L. Southard, de :N'ueva-
Jersey, diciembre!J de 1823.


Secretarios de Ilacienda.-Hicardo Rusll (continuó en el
destino), y Guillermo vVirt, de Virgin ia, diciembre /(i
de 18'17.


Dil'ectores gene/'ales de Cor/·cos.-Hcturn J. Meigs (COI:-
tinuó en el elestino), y Juan ~I'Lcall, de Ohio, diciembre U
de 1823.


a.' Administmcion: 1825 Ú 1820, euat/·o altos.


PI'esidente. - Juan Quincy Adams, de JliIassachusetts.
Vice·presidente. - Juan C. Ca/houn, dc la Carolina de! Sur.
Secretario de Eslado.- Enrique CIar, de Kentucl¡y, marzo


8 ele 182';.
Sec¡'etm'io del Tesol'o. - nicarclo Rush, de Pennsylyania,


marzo 7 de 1825.
Secl-darius de la GUCITil. - Jacobo DarlJour, ele Virginia,


marzo 7 de 1825, y Peter 13. Porter, de :'{ueva-Yol'k, mayo 2G
de 1828.


Secl'etario de la Armada. - SaIllu~1 L. Southard (continuó
en el des tino ).


SecI'ctario de Haciellda. - Guillermo \Virt (continuó en el
destino ).


Di/'eetol' gCllel'al de COI'I'eo.", - Juan M'Lean (contilllll' L',)
el destino).


7.' Administracion: 1829 á 1837, ocho allOs.


PI'estdente. - Andrés Jackson, de Tennessee.
Vice-prBsidentes.-Juan C. Calhoun, elela Carolina del Sur,


y Martín Van Burcn, de ::\lleva-York.
Secreta/'ios ele Estado.-}rlartin Van Buren, de :'{l1eva-York,


marzo 6 ele'l82!J; Eduardo Livingston, ele Louisíann, 1831;
Luis M'Lane, de Delawal'e, 1833, y Juan Forsyth, dc Gcor-
gia,1834.


Secrelal'ios del Tes01·o.- Samue! D. Ingharn, [le Pellnsyl-
vania, marzo 6 de182!J; Luis l\l'Lane, de Delaware, 1831; Gui-
llermo .J. Duane, ele Pennsylvania, 1833; Rogerio B. Taner.
dc :Vfaryland, 1833, Y Levi Woodbury, de New-Hampshire.
1834.


Sec¡-etarios úe la Cuerm. - Juan H. Eaton, ele Tennessee,
marzo 9 de 182a, y Lewis Cass, de Ohio, '1831.


Sec/'etm'ios de la Armada. - .Juan Dl'anch, de la Carolina
del Norte, marzo 9 de 1829; Levi Woodbury, de New-Harnp-
shire, '183'1, y Mahlon Dickerson, dc Nueva-Jersey, 1834.


Secretal'Íos de Hacienúa. - Juan l\{'Pherson Derrien, de
Georgia, marzo a, 1829; Hogerio B. Taney, de l\laryland,
diciembre, 183'1, y Benjamin F. Butler, de Nueva-York, enero.
'1831.


lJil'petO/'es generales de COl'l'eos.- Guillermo T. Barry, de
Kcntucky, marzo a de '1829; y Amos Kendall, de Kentuc-
ky,1835.


8." Admillis/mcion: 1837 Ú 1841, cuall'o años.


PI'esiden/e. - Martín Van Duren, de Nueva-York.
Vice-pI'estden/e. - Ricardo I\L JohnsoIl, de Kcnlucky.
Sec¡'ctm'io de Estado. - Juan Forsyth (continuó en el


destino ).
SecI'elal'io del Tesol'o. - LeYi Woodbury (continuó en el


destino).
Spcretw'io de la GIlCI'I'a. - Joel R. Poinsett, ele la Carolina


del Sur, marzo 7 dc 1837.
SeCl'etw'ios de la A/'rHada. - !\lahlon Dickerson (continuó


en el destino), y Jacobo K. Paulding, de ?\ueva-York, junio
30 de 1838.


Sec¡'etarios de Hacienda. - Félix Grundy, ele Tennessee,
agosto, 1838, y Enrique D. Gilpin, de Pennsylyania, enero,
1840.


Directores genel'ales de Ca/Teoso - Amos Kendall (continuú
en el destino), y Juan 1\1. Niles, de Connccticut, mayo 2~)
de 1840.


9." A.dministmciun: 1841 Ú lH4.5, cua/¡'o años.


P,'csidente. - Guillermo Henry Harrison, de Ohio (falleció
en 4 de abril de '18H).


Vice-p¡>esidente. - .h13n Tyler, de Virginia.
P¡'esidenle. - .T uan Tyler, de Virginia (desde 4 de abril


de '1811).
Secreta;'ios ele Eotado, - Daniel 'Vebster, de Massachu-


setts, marzo 5 ele '1841; Hugo S. Legaré, de la Carolina del
Sur, mayo 9 ~c184:l; Abé! P. Upshur, de Virginia, junio %
de 1843, y Juan C. Calhoun, marzo G de 1841.




210 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


8ec"¡>(W'Ú1S dell'I.'80ro.- Tomás Ewing, lle Ohio, marzo ;1
de 1841; \\'alterio Forward, de Pennsyh'ania, setiembre 13
de 1811; Juan C. Spencer, de ¡-¡ueva-Yorl{, marzo, 1843. )"
Jorge M. Bibb, de Kentucky, mayo, '1844.


Sccl'ctal'ios d« la Gllel·1Y1. - .Juan Bell, de Tennessee, mar-
zo :; de 184'1; Juan ,C. Spencer, de ~ueva-York, octubre,
1841; Jacobo l\f. Porter, de Pennsylvania, marzo, '18m, y Gui-
llermo \Vilkins, de l'ennsylvania, febrero, 18B.


$ecl'ctal'ios de la .ü'l1wdn. - Jorge E. Badger, de la Caro-
lina del Sur, marzo 5 de 1841; Abcl P. Upshur, de Virginia,
setiembre, 181,1; David Henshaw, de :\Iassachusetts, julio,
'18.:3; Tomas W. Gilmer, de Virginia, febrero, '181.4, y Juan
Y. ~Iason, de Yirginia, marzo, 1844.


::;ec¡'etw'ios tle Hacienda. - Jua n J. Crittenden, de KelJ.tue-
k)", marzo 5 de 1841; Hugo S. Legaré, de la Carolina del Sur,
setiembre, '18i1, y Juan Nelson, de Marylanrl, julio, 184·3.


DirectOl'es genaales de Corl'eo8.-Franeiseo Granger, de
¡-¡ueva-York, marzo ü de 184-1, y Cárlos A. \Vickliffe, de Ken-
tncky, setiembre, -1841.


lO." AdlJiinislt'aciol/: 1845 á 1840, Cltatl'O alias.


l','cside¡¡[c.-.Taeobo K. Polk, de Tennessee.
l'iCl'-lll'e"i,IPI1fe. -.Jorge M. DalIas, de Pennsylvania.
Sf'cl'c/u1'io de Estado. - .racobo Burilanan, el" Pennsylva-


!lia, marzo j de -18i5.
Secretario del Tesol'o. - Hollm'to ,r. \Yalkpr, de _\lississippí,


marzo " (je ·IR45.
SCCI'ctw'io de /(( Guel·,'(l. - Guillcnno L. Marcy, de ¡-¡ueva-


York. marzo ¡¡ de '184:,.
Secretarios dl~ la Al'Inada . ..,.....Jo1'ge Bancroft, de Massachu-


"etts, marzo 5 de '1845, y Juan Y. Mason, de Virginia, 1R45.
Secl'ctw'ios de Hacilmda. - .Juan Y. 1Iasol1, de Virginia,


lllarzo ¡¡ ele -184-5; Nataníel Clirfonl, de )'laine, 1846, é Isaac
TO\lcey, de Connectícut, 1848.


Dil'eclor genel'al de C01'1'e08.- Cave .10hnson, de Tennes-
sep, marzo j de '1845.


11." Adminisl,-acion: 1iJ40 á iR5,'J. CIIU[,'O alíos.


P,'csidcnle.-Zacarias 1'3ylo1', de Luuisiana (murió en fJ
de julio de 18;)0).


ricf-jJl'csidl'll/e. - :\Iillard Fillmore. de Nlle\·a-York.
l'l'esidenfe. - :\lillan] Filhnore, de l\"ueva-YOl'k (desele fJ


jlllio d~~ 1850).
Scel'ctal'ios tic E,fado. - Juan ll. Clayton, (le Delaware,


IlHlrZO 7 ,le '1849; Daniel Webster, de :\Iassachusetts, julio 20
de 18;)0, y E(luardo Eye1'elt, de Massachusetts, '1852.


Secretw'i.Qs del Teso/'o. - Gullle1'mo M. lJeredith, de Penll-
sylnllliH,marzo, 1849, y Tomás Corwin, deOhio, julio 20
de 18:10.


Secl'elw'ios de la Glle,·ra. -Jorge VI, Crawford, de Georgia,
Illarzo j de 'INí9, y Cúrlos lJ. Conrad, de Louisiana, agosto
1:; dI' lR7JO.


Secrplnrios dI! la AI·iHada. - Guillermo B. Preston, de Viro
ginia, marzo 7 de -1849; Guillermo A, Gl'aham, de la Carolina
del Xorte, julio 20 ,lc lR3!), y .luan P. Kenl1crly, de MaI'ylam!.


Sec','etw'ios del Jlllcl'iol',-Tomús Ewillg, de Ohio, marzo í
de 1849, y Alejandro H. H. Stuart, setiembre '12 de '1R50.


Sec,', tm-i08 de Hacienda.-He\'erdy Johnson, de )faryland,
marzo 7 de 1849. Y Juan ,l. Crittenrlen, de Kelltucky, julio
20 dclRiO.


Dirf'ctOi'es generales de COl·I'POS. -Jaeoho Collamer, de
Vermont, marzo 7 de -1849; ¡-¡atanicl K. Hall, de Nueva-York,
julio 20 de 1850, y Samuel n. Huhbartl, de ConnecticlIt.


12." Adminis[1'aciol/.: 1853 li 18;";7, CIIfI[I'O ((¡tos.


PI'esidente.-Franklin Pierce, de ¡-¡ew-Ibmpshire.
Vice-pI·psid.mte.-Guillermo n. King, de Alalmma (muriú


en 18 de abril ele 1853).
Secl'ela,'io de Es[arlo. -Guillermo L. ~farey, de Nueva-


York, marzo, '1853,
Secl'etw-io (/,,1 Te.~m·o.-.Jacobo (;uthrie, de l'Íentucky, mar-


zo, '18;)3.
Secretal'io ti" la Gnrl'l'a.-.Jefferson Davis, ¡Je l\fississippi,


marzo, 18:'3.
$cc,'e[((I'io de la AI'1Jwda. - .J aeobo C. Dobbin, de la Caro-


lina del Norte, marzo, -1853.
Secl'etal'io del Inlel'iol'.-fi.oberto Me. Clelland, de Michi-


gan, marzo, ,1853.
S'ecl'et(!J'io de Hnciel1do. - Caleb Cushing, de l\fassachu-


setts, marzo, -1833.
Dií·er.lol· genE/'al nI' Cm'l'eos. -Jacobo Campbcll, de Penn-


sylvania. marzo. HlGil.


IlI,-í:WPRRMO TRIBtTNAL.


Je/es de Justicia. - Juan l\larshall, de Virginia, y Roge!'
B. Taney, de Maryland, marzo '15 de 1831;.


Jueee8 agl'egados. - Guillermo Johnson, de la Carolina del
Sur, marzo 2G de '1804; BrockholstLivingston, de ~ueva-York,
enero H¡ de 1807; Tomas Todd, rle Virginia, marzo ~J de '1807;
LeviLincoln, de Massachusetts, enero 7 de 18B; Juan Quin-
-cy Adams, ele )[nssaclmsetts, febrero 22 di) ¡Hll (cedió el
sueldo); Gabriel Duvall. de J\TarylaIHl, noviembre l~e -1S1L
.Tosé Stor)', de :\lassachusetts, noviern!Jn, 1H de 1HI'I; Smith
Thompsoll, de Nueva-York, diciembre 9 de 1823; Roberto
TrimlJle, de Kentucky, marzo 9 de 1826; Juan M'tean, dp
Ohio, marzo 7 de 182fJ; Enrique naldwin, de Pennsylvani[l,
enero 6 de 18:10: Jacobo ;VI. \\'ayne, de GeOl'gia, enero.
1835; Felipe P. Ilar!Jour, de Virginia, marzo lri de 'IS:lü; Gui-
llermo Smith, de AlalJama, marzo 8 de 'IH37 (cedió el suel-
do); .luan Catron, de Tenne~see. marzo R de '18:37; .Iuan
M'Kinley, de Alabama, setiembre, '1837; Pedro V. Daniel, ele
Virginia, Illarzo 3 de ülH; Sall1uel Nelsoll, ele ~ueva-York,
febrero, '1845; Levi \"oodhury, de New-Hampshire, ene-
ro. -184ü; Roberto C (;rier, ele l'ennsylvania, 18«>; Benjamin
R. Curtis, de Massachusetts. 1851, Y Juan A. Campbell, de
Alabamt1, -1N5.3.


IY.-~INISTROS EN LAS CORTES ESTRANJEHAS.


En la Gl'Ctn B,'etwln.-Ministros plenipotenciarios y en-
viados estraonlinarios: .Tacobo 1\Jonrof', de Yirginia, abril 18




CAP. IX. léST ADOS-UNlDOS. 211


de '1Sm; el mismo con Guillermu Pinhney, mayo 12 de '1806;
Juan Quincy Adams, de Massachusetts, febrer02S de "1S'15;
Hieanlo Rush, de Pennsylvania, diciemlJre"1ü de 'ltH7; Hufo
l(¡ng, de Nueva-York, mayo 5 de '1825; AllJerto Gallatin, de
Penn~ylvania, mayo '10 de Ul2ü; Jaeoho llarlJonr, de Virginia,
mayo 23 de "1S28; Luis :.\I'Lane, de Delaware, febrero 10 de
18~30; Martin Van Burcll, dc Nuc\'a-York, 'ISill; Aaron Yail, de
?ifueva-York, encargado de negocios, 'l83G; Eelll~rdo Everctt,
de Massaehnsclts, 1SH; Luis M'LallP, tIe J\Iaryland, 1845;
Jorge Bancroft,de :lIassachusetts, '1S4G; Abbot Lawrence, de
xlassachusetls, 'l8W; .TOs(~ n. Illgers(,ll, de PcnnsyL\'ania,
lH5:J, y .Torge ,\I. DalIas, de Penllsylvania, "1S3G.


De Fmncia.-:\Iinistros plenipotenciarios y enYiados es-
traof(linarios: HoJJerto H. Livingston, de )llleva-York, oetu-
bre 2 de 'ISiH; Juan .\rmstrong, de )lneva-York, junio JO elt~
1801; Jocl BarIo\\-, ,le Con necticut, febrero 27 ,le 1S11; Gui-
llermo H. Crawl'orll, de Georgia, abril!) de 1S1;); Alberto Ga-
!latin, de Pt'lln~ylYallia, febrero 28 tIe ült5; Jaco1>o Drown,
(le LOllisiallu, diciembre n dc '1823 ; Guillermo C. nives, de
Virginia, febreJ'olO de '1830; Eduardo Livingston, ele Loui-
siana, '1833; LewisCass, de Ohio, '1S3G; Guillermo R. King, (\e
Alabam3, '\8H; .Hicanlo)1ush, de Pennsylvania, 1847; Gui-
llermo C. !lives, lle Virginia, 1SM), y Juan Y. Mason, de Yir-
ginia, '1853.


De Esp(!¡IU.-~linistros plenipotenciarios: Cárlo;; Pinkney,
de la Carolina dd Sur, jnnio ü de 180J; .Tacobo J\Iollroe, de
Virginia, oetubrc li tle '18M; .JacoIJo llowdoin, de :\Ias~chu­
scUs, noviemJJrc 22 de 1804; Jorge '\l'. E1Ting, de l\1assa-
cllllsdts, agusto JO de '1811; Juan Forsyth, de Georgia, fe-
brl'wlG de lHl!l; Hui,('o :\"elsol1, dc Yir¡úl1ia, junio '15 de 182il;
Alr-jalllll'lllf. E\'L'l'clt, de Mnssacilusetts, lliarzo !) ele '1825;
Cllrnclio P. \'an Ness, tic YcnIlont, f,'brenl 10 de 1830; Gui-
llermo 1'. llarr)" d,~ lü'ulueky, '1tl35; Juan H. Eaton, de
Tennesscc, -IX3!); Anron Vnil, de Aneva-YorJ¡, cncargado de
negocios; '1t\40; '\\'<lsbinglon lr\'ing, ,lp :\"1\e\-a-York, 1842;
Daniel 11_ BarringTr, d(~ la CaroJina elel Norte, 1tl4\1; Pedro
:ioulé, de Louisiana, tH3J, y Augusto C. Dodgc,de Yo\Va,'IS,j3.


De n""ia. - lIlinistros plcnipotcllC'inrios: Juan Quincy
Adams, de ~lassaclllls'Otts, junio :!i de ülO!); .Jaco)¡o A. Da-
yarcl, de ])e!:twure, febrero 2R de 1S15; Guillermo Pinkney, de
~Inrylancl, abril 2ti, '18'1\ Jorge '\\". CarnpJJell, de Tennessee,
abril '1G de 1818; Enrique Middlelon, de la Carolina del Sur,
abril G de Hl2il; Juan Handolph, de Virginia, tSJO; Jacobo Du-
chanan, de Pennsylvallia, '18J1; liuillermo ,\Yilkins, de 1'enn-
sylvalJia, '18J4,; Juan l\andoJph Clay, de Pennsylvania, en-
cargadu de negocios, tSJü; Jorge M. Dallas, de Pennsyh'ania,
18:3i; C. C. Cambrcling, de ~ueva-York, '1840; Cárlns S. Todd,
de Kcnlucky, '18il; Halph J. IngcrsolJ, de Connecticut, 1Si6;
:"rluro 1'_ Hagby, de AlaJl:lma, 18'>8; :\"eil S. Dro\\'ll, de 1'el1-
llessee, ÜlW, y 1'omús II. Seymour, de Connectieut, '1833.


De P¡'l(sia. -Ministros plenipotenciarios: Enrique Clay,
(Secretario de Estado) cün plenos poderes para condllir un
tratado, abril 1S (le '[;:328; Enriqlle '\\'!teaton, de Hhodc-Island,
'1837; Andrés .l. Dondsoll, de Tennessee, 1S4G; Eduardo A.
lIannegan, de Indiana, 18m; Daniel D. Barnard, ele Nueva-
York, '1850, y Pedro !J. '-room, de Nueva-Jersey, 18:>3.


De Llml¡-i(L -:V1inistros plenipotenciarios: Enriqne A. l\Iuh-


lenberg, de Pennsylvania, 18J8; Danicl.Jcnirer, de lIlaryland,
'1841; Guillermo A. Stiles, de Georgia, encargado de nego-
cios, 1Si5; Jacobo \Vatson '\Yebb, ele Nueva-York, encargado
de negocios, 1S1!); Cárlos J. 11('. Cu!'<ly, de Conneetieul, ell-
cargado de negocios, '185'1, y Enrique R .• Jackson, de (;"01'-
gia, encargado de negocios, 1853.


DI? p01·tllgal.-Ministros plenipotenciarios: Tomás Sump-
ter, de la Carolina elel Sur, marzo 7 de '180\); Juan Graham, dI'
Virginia, enero ü ele '1819; Enrique Dearbol'll, de .'\cw-lIaTll(J-
shire, mayo 7 llt, 'lf<22, ene' argado de negocios; Tomás L. L.
llrent, de Virginia, marzo!) de '1825; Eduanlo Ka\'anagl!.
de ~Iaine, '18il5; '\Yashington Bflrrow, '18~1; Ahraham Hen-
cher, de la Carolina del )lorte, 1SW; Jorge '\Y. lIopkins, (]('
Virginia, 1817; Ja('obo B. Clay, ele Kentucky, 1849; Cárlu~
B, Had(loek, ele )lew-Hampshire, '1 S, ,1 , y .Juan L. O'Sullivan.
de Xueva-York, 1K,3.


En los Paises Rajos.-Guillermo EllStiS, de i\Iassaclmsetts.
ministro vlenipotenciario, diciembre '10 de '181 ~_ Eneal'galios
de negocios: A. n. Elcretl, de :l1assacl1usetts, no\'iembre
30 de HaS; Cristóbal Hughes, de lITaryland, marzo f) de 1825:
W. P. Preble, (ministro plenipotenciario) febrero tO ele 1SilO:
Augusto Davezac, de Louisiana, t831; Herman BJeecker, '1830;
Cristóbal Hughes, 'ISi2; Anguste> Dave,me, 1845; Jorge [ol-
son, ele Nueva-York, '1850, y Augusto Belmont, 1t153.


En Suecia_-Jonatan Russell, de nhode-Island, ministro
plenipotenciario, enero 18 de '1814-. Encargados de negocios:
Cristóbal IIughcs, de :\!aryland, enero 2'1 de 181H; \\'. C, So-
mCI'\'i1k, de :lIarylal1ll, il13rZO fI dp 182[); J .. L Appleton, dé
l\IassacllUsdts, mayo 2 ,1(' 182G; Cristóbal Hughes, marzu
J de 1830; Jorge ,\\'_ Lay, de C\ue\'a-York, üH2; lI. '\Y. Ells-
wOl'th, de lndian1, 1ti43, y Francisco Schroedpr, de Hho(](>-
181an(l, 184Ü_


En Dinamw'ca.-Encargados de negocios: Euri(lue ,\,'l1ca-
tOll, de :\"ueYü-York, marzo J de lti27; J.F. '\Yoodside, de 01li"
1835; '\Y. W. 1r\\"in, de Pennsyh-ania,Wj,;l; Walter For,,-ard,
dc Pennsylnll1ia, IS4ü: i\Iiller (~rie\'e, de Pennsyh-allia, 1832,
y Enrique Be(lillgel', (le \'irginia, 18:i;3.


EII Be/Uica. - Encargados de negocios: Hugh S, Legaré.
1SJ2; \'il'gilio :\Iaxey, d .. i\Iaryland, '1SJ7; H. W. Hilliard, de
:\lalJama, 1S42: T. G_ Clemson, de Pennsylvani<l. '184i; R. JI,
Bayard, de Delaware, 185'1, y .T. J. Scibcls, de Alabama, '183J.


En la~ Dos SiciZh¡8.-Encargados de negocios: .Tuan :\"c1-
son, de ,\Iarylaml, '18~ll; Enos T, Throop, de :\"ueya-York,
183S; Guillermo BOlllwal'e, de Yirginia, tSi1; ,\\'. H. Polk, d,'
Tennessee, 1S45; E. J. Morris, d" Pennsyll'allia, lS50, y n. D.
Owen, de Indiann,1853.


En Cenleiía.-Encargatlos de negocios: H. Y. }\ogers, 1flW;
Ambrosio Baber, de Georgia, 18H; HoJ,erto \Yickliffe, de
Kentucky, tSi3; '\1'. B. Kinney, de :\"uenl-.Tersey, 1850, y .T. i\1.
Dalliel, de Yirginia, 1833.


En l'urquio_-Da\'id Porter, de Mal'yland, encargado di'
negocios, 18:H. )linistl'Os residentes: David POl·ter, tS3!);
Da1mey S. Car!', de :\Iarj"land, 1843; Jorge P. Marsh, de \'er-
1110nt, 'IHiU, l" CmTi,ll ~pence, de Maryland, 185~l.


En Glrina.-Comisionndos: Caleb Cushing, de l\Iassachu-
setts, 181J; A. H. Ewrett, de ~Iassachusetls, 1845; J. '\Y. J)a-
vis, de Incli:lI18, '11''''8; Tomás ""elson, de TellIlcssee, 1851;




212 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


\l. ~Iarshall, de Kentucky, '1i\52, y Roberto :'tic Lane, ele Ma- Juan R. Clay, de 1'enn-
ryland, 1853. ~ylvania. . . . . . .. ·18m. '10,000 duro~. Perú.


En M"éx¡co.-:~nnistros plenipotenciarios: Andrés .Jackson, Guillermo B. Reed, de
de Tennessée, enero 27 de '1823, (cedió Sil suel<lo); l\'inian
Edwnrds, de Illinois, marzo 4 de 1824; J. R. Poinsett, de la
Carolina del Sur, mar7.O 8. de 1825; Antonio Butler, de M:is-
sissippi, (encargado de negocios) marzo 12 de 1830; Po-
whaltan Ellis, de M:ississi ppí, 1H:17; vVarldy Thompson, de
la Carolina del Sur, 1842; vYilson Shannon, de Ohio, 1811;
.Junn Slidell, dc Louisiana, '1843; N. P. Trist, de Virginia,
(comisionado) 1847; Nathan Califford, ele Maine, '1848; R. P.


Pennsylvania. . . .. '1R57.12,OOO China.


JIinis/l'os )'i?sidpn/cs.


Carroll Spence, de Ma-
ryland. . . . . . . .. -1853. 7,ríOO duros. Turquia.


Letcher, de ](entuck~', 1849; Alfredo :Conkling, de l\'ueva- T. S. Fay, de Massachu-
York, '185~; Jacobo Gadsden, de la Carolina del Sur, 1853,
y .Juan Forsyth, 183G.


En el Bmsil.-Eneargados de negocios: C. naquet, de
Pennsylvallia, marzo 9 de '1825; W. Turlor, 1827; T. A. Brown,
de Ohio, 'I8BO; W. Hunter, de Rhode-Island, '1834. Ministros
plenipotenciarios: VY. Hunter, '184'1 ; G. H. Proffit, de India-
na, 18iC1; H. A. Wise, de Virginia, Hl44; David Tod, de Ohio,
'18i7; !loberto C. Schenck, de Ohio, 1851, y Guillermo Trous-
dale, de TCllnessee, 1853.


,
En Chi'e.-Herman Allen, de Yermont, ministro plenipo-


telleiurio, enero 27 ele 1823. Encurgaclos de negocios: ~. Lar-
ned, de HhOlle-Islanel, febrero 9 de '1828; J. Harum, de Ohio,
'1H3(); H.l'ollarel, de Virginia, ül:34; J. S. Pendleton, de Vir-
ginia, 1841; vV. Crump, de Yirginia, '1844; Soth Barton, de
Louisiuna, ifH7. Ministros plenipotp.neiarios: BaiIie Peiton,
tle LOllisiana, '184ll, y Samuell\Iedary, ele Ohio, '1833.


En el PCl'li.-Encargado:; de negocios: .T. Cooley, ele Ohio,
mayo 2, 1820; S. Lamerl, diciembre 29 clo18:28; EJ. \Yest, de
lllinois, marzo -12 de 1830; S. Lurneel, '1831; J. B. Thornton, de
Xew-Hampshire, 183ü; J. C. Pickett, de Virgiuia, '1838; A. G.
Jcwett, dol\faino,1845;J.R. CIay, de Pennsylvania,1847;
este mismo ministro plenipotenciario fué vuelto á nombrar
en 1853.


En el año ele 1837, los Estados-Unidos estaban represen-
tatlos elel modo siguiente:


En/,iados eS/1'Cwrdinurios 11 minist¡'os plcnipotr!nciw'ius, con
la fecha de su nombramiento ysueldo anual que disji·utaban.


17,:l00 rluros. Gran Bretaña.


necticut. . . . . . .. 1833. 12,000 RLlsia .


setts. . . . . . . . ., 185~l.
H. C. Murphy, ele Nue-


va-York. . . . . . .. 1837.
Juan 1\1. Daniel, de Yir-


ginia ......... ' 18~¡;1.
Enrique Be(linger, de


Virginia. . . . . . .• lKi:3.
Enrique n. ,Tackson, de


Georgia. . ..•. " 1853.
Vacante .......•..•..
Hoberto D.Owen, de In-


diana.. . . . . . . .. 18:>'cl.
B. F. Augel, ele Nueva-


York. . . . . . . . .. 1H37.


J. L. O'Sullivan, de Nue·
va-York .. IR;)j .•


Lc\\'is Cass, rle Miehi-
gano . 18'10.


JuanvV. Dana, de Maine '185:1.
Felipc White, ele Wis-


consin. 1833.
.. B. Lamar, ele Texas. '1857.


Vacante.
Cárlos Eames, del dis-


trito de Columhia .. 18:i1·.
Vacante.
Yaeante.


7,500


7,31J0


7,;1()()


7,300


9,000
7,500


7,500


7,500


7,CíOO


7';)00
7,500


7,500
7,5Cl0


7,300


7,fijlJ
7,500
7,5m


Comisionado.


)


»


»)


j)


Suiza.


Paises-Bajos.


Cerdeiía.


Dinamarca.


Austria.
Bélgica.


)¡ilpoles.


Sl18cia y Xo-
ruega.


Portugal.


nOllla.
Bolivia.


Ecuador.
Hepública Ar-
g(-~ntina.


:'\. Granada.


Venezuela.
Guatemala.
Nicaragua.


nois.. . . . . . • . .. -til3:1. 7,;¡(jO duro~. IsIasdc Sanu-
. Juan Y. Mason, de Yir- \Vich


gillia. • . . . . . . .. 'l8o:!.
_~ C . .J)odge, de Yowa.. 185:>.
. rosé A. Wrigh, de In-


diana .... 1. . " '1857.
Juan Forsyth ,'''~ Geor-


gia. . . . . . . . • .. 185G.
rucardo K. Meadc, ct"


Yirginia. .•. . . .. 1857.
Juan Diglcr, de Califor-


Hia. . . . . . . . • .. '1857.


17,CiOO
12,000 ))


12,000 »


'12,000 ))


'12,000


10,000


Francia.
España.


Prusia.


México.


Brasil.


Chile.


V.-E.n:nCITO y AmIADA DE LOS ESTADOS-FXIDOS •


En L· ele enero de '1857 el número de oficiales en activo
servicio del ejército regular p.ra de '1,000 y H,G28 individuos
de tropa, que componen un total de 12,088.


Las fuerzas tIe milicia, segun aparece en el registro gene-
ral, constH.1Jan de 50,000 oficiales y unos 2.000,000 de indivi-
duos de tropa, incluso los músicos.




CAP. IX. ESTADOS-UNJDOS.


El nÚluero total de cañone:; es de UIIO"; 2,1\00.
El cuerpo de marina se compone de UIIU"; 1,-100 hombres


\'ntre oficiales y :mlJalterno,.;.


\'1. - LAS TIERRAS 1'[- IlLICAS.


Las que perteneceu al Gobierno general son las siguien-
tes: 1.0 [)entl'o de los limil"s de los Estados-Cnidos, tafes
<,amo se delinrn pOI' cl tratado dI' 17G:3, y forman uua parte
<le los Estados tle Ohio, Indiana, Illinoi", lIIiehigan, \Vis-
t~ollsill y nI! estrelllo tic .'Ilinncsota lIue S(, ]¡nlla al EstB !Id
rio "'fississippi, todos los cllalt~s se urganizaron cn el tel'l'i-
torio llorte-twei,lental tal COlllO se emliú it los Estaclos-Cni-
<lus, pOI' ~lIeva-YlJrk en 1781, por ~Virginia en 1784, pOI'
"Y!assadlUsclts en iítG, y PUl' Connectieut (,JI t78(j; tarnlJien
se eOlllpreflllell ('11 estas ti('l'l'HS las que se hallan ,lelltro
de los limites ele los Estados del :\Jis~issipp¡ y .\!ahama, al
::1" de latit\l(! lIorte, ce<lidas Ú la Goion por Ceorgia (~ll 1802.


:l.o llentl'U de los territorios tIc Orlcans y L(¡ui~ialla, e('-
¡[idos por Francia, segull rl f¡'ntado d"lRO:l, y que eOIll-
prel1den pnrte tic los Estados tle .\lalJ:JttlH y )Iissi%ippi, to-
tIa la Louisiana, Al'kansas, :\lissouri, luw:l, d territorio i\l-
¡tio y los de Kansas, ~ebraska y Oregon


:l.o Dentro dd Estado ,le la Florida, tal eomo se obtm-o
tle España Jlor el tratado de -L8l!).


LO Dentro de :'I!ueva-}[óxico y C:llifornia, cl',tidas pOI' }r¡~­
xieo en \,¡rtlltl del U'atatlo delXi8.


En Ins lim it<'s ['('('ollocidos jlUl' estu>, tl'at:Hl<)>, y cesirllles,
las tierras púh!icas OCllpil h:m U!l úrea de 1.~)tH.OO(),OOO de
acrc;s, l}(~ro I~Ll l~st(lS 110 se ineluye UillgULl tt~l'1'itol'io ad(lui-
I'ido en :lI"xictl [lor el lratatlo de' 18:;3_ Siu ('<)!llar IDs tierras
'1111, se hallan 811 los ten'itmios ele Oregon. Calil'Ol'lli:1, ~lle­
\"t\-:lr(~xic'~o, Clah, Ka\lsas )' Nehraska , ealcúlase que el úrea
del tlOlniuio públicu era (le cuatrociento:3 setenta y un mi-
llones ochocientos ILtlF,nta y dos mil <'llatrocielltos tr¡,illta
r nueve ae\'cs, lllla cuarla parte (le los cuales estalJan ya
\"()lLdidos el1 :lQ de lIoviembre de 1850 por la cantidad de
c'iento treinla y eineo millones trescientos treinta y nueve
lllillloventa r ,lo>; ,ltlros. Los gastos tIc medieion, de COI11-
pra y venta, de empleados (le las ofieinas, ele., representa-
ban una cifra de setenta y euatro lIIillones nO\-eeientos cin-
eucnta y siete mil ochocientos setenta y nueve duros, '1U8-
dan(!o pOl' lo tanto al Gohierno un henefieio líquido (le
sescnta millones trcseientus oehenta y un mil doseientos
t1'e(,e. Si ú esto se ailadiese el yalor de las tierras cedidas
para escuelas y mejoras púillit,as, á razoll <le un duro vein-
ticinco eéntimos por acre, ('sta sUllla repn,sentaria un ,10-
ble. _\l Gohiel'llo le cuesta el título de atlqllisieion y demás
dili¡,;'eocias á razol\ tIc eatorce duros cuarenta y un eéntimos
por aere, doí' duros siete eónlinlOS por la mellieion, eÍl1t)()
duros treinta ~' dos céntimos !lO\' la eomision (le Ycnta, lo
cual !taec un totallle veilltilln duros ochenta cóntimos.


Todos cuantos dd'lllcs se pueclell df~sear sobre esta es-
tadística, se encontrar{lll <'11 PI nlnJ:1llr\qur amrricanu df'
IR:".O, jJág8.180-IH7.


TOMO lll.


Escuadra de /1]8 Exlwlo,·;-L·¡¡idos en 1857.


~avíof3 de linen ..
Fragatas.
Corbetas_
Vapores (de 1:, 2.' y 3.· clase.)
Vapores de transporte.
Bergantines.
Goletas ..
f~<lhflrras.


Total. .


lU
j "


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HJ
1V


.,


.,


" .)


Vli.POBLACION DE LOS ESTADOS-UNIDOS.
JI!.-cr;~so m; '1810_


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Halllpshire.
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Venl1
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<le Colombia.


ESTADOS.


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:\ e\v-lIau11IS h ire ..
VermonL.
)L.lSSaCnllsetts.
Rhode-Island"
Connectieut.
Nueva-Vol"k ..
Nueva-Jersey ..
Pennsylvania ..
Delaw"re, . , ,
l\Iar'yLanrL
Virginia ....... .
C;·trolina del Nürtf' ..
Carolma del Sut' ..
Geo~'g¡a.
Kentuc.l .. .\" ..
Tennessee, ,
}Iississippi,
Louisitlna ..
Alabama ..
Al'kansas.
Jlissouri ..
Ohio
Indiana.
IlIinois"
l\Iichigan. . ....
Dislt'. de Colombia_


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libres.


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213,300
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117,437
1,617


10.222


1110
917


2!l8,:J:l5 i
2Vi, H)t 2;~;\/(H I
.52:J,287


R:\059
~7;),202


I_:J72.HI:!
277,:-1/';)


1.0í9,!1.jH
7"1,7~!)


'11)7,3,,0
1.0(;5,3ü6 :
63P,~2!J :
.')02,7H!
;j'lO,flqfl ;
;; '4,1l7'
122.8131
7:l~118 "1


158,407
'l!¡.~.:H7 ¡
1,<,:~731
t)(\:}~6


.,81,i:HI
'1'17178
;);):2t1


ll,896
o,a77 8'1,089


L5/>3,68R - flo"," -00
-. . ~,,,. I


27




lIbTOI\IA DE LOS CAP. IX.


\"Ir.-CEi\~O DE 1850. ¡,evlI/iN ru1ó.on.,!
i


I


I


\'. -CENSO DE 18:30.


ESClaVOS.¡ ESTADOS,
BLANOOS DE TOTAL. libres. color.


Maiup" 39~.26~l '1,190 2 399,153 ........
New-Ha u1l1shirc .. 26~;721 604. ;) 2m, 328
VOI'rJ1unt. , 278,77t 881 2flO,652
l\Iassac h II sel t~ .. 603,359 7,0~ ti10,411R
Hhodp-lslctnLl . 93,6~1 3,561 17 97,199
Connecticut.. 289,603 8,0~7 25 29',oí5
Nuev.1-York .. 1.873,ü63 tl/l,870 í5 1918,608
Nueva-Jerser· . i 300.2G6 18,303 2,2fl!i 32Ü,H2:J
Pennsvlvania .. 1.309;900 37,930 403 1.3!,8,238
Deletware. 57,601 15,855 3,292 76,748
Marvland. 29'1,108 52,938 10~,U9!, 4A7,O--W
Vjrg~inia .. 694,300 47,348 1:69,757 1.211/,0:'
Carolina droL N'orLr~ .. 1172,8/13 19,5'!3 2,'15,601 737,987
Carolina del SUJ'o 257,863 7,921 315,!10'l 381,lk5
Gcoeg-in .. 296,806 2,t,Sfi 217,531 5W,823
AlabalHa .. 190,406 1,572 H7,:í4!J 309,;)27
Mississippi .. 70,'143 519 G5,6;JrJ 13G,(i21
Louisiana .. 89,MJ1 113,710 10D,G88 21::;,73(1
Tennessí'E' .. .. 535,746 lJ t 55f) Hl,603 tl81,rJ04
Kpntueky. 517,787 4·,917 165,213 687,!)17
Ohio. .. 928,329 9,568 ti 937,903
Indiana. 33\1,399 3,62~1 3 ;{O13,031
Illinois .. 13G 06"1 1,63. 7¿~1 ·1r>7A4.~ l\Hchüran. :H;316 26'1 31,63B
Missollri. . 1·1'J,795 G69 25,091 1 140,45:' At'kansas. 2;:),67'1 141 4,5713 3D.3SS
Floridet .. . . ... 18,385 844 15,011 31',7:30
Distl'. de Colombia. 27,563 6,'152 13;119 1 39,8:1',


10.537,378 1 319,599 ') 009 0'3 11" S· .. · ()oJO ~. ..' I _. J." -


VI.-CENSO DE '1840.


ESTADOS.


alain e~ ...... .
:\e"
Verl
l\las
nho


·-Hanlpshil'(·,.
non!. .....
sachnsetts.
de-Island ..


Conn ecticut ... .
)¡lle ya-York .. .
~u" ,·a-Jersey ..


nsylvanin .. Pen
Dela ware ... .
}Ictr ,-Iand ... .


DE
color.


\


BLANOOS


libres.
1----


Esclavos.' TOTAL.


500.433 '1,3G5 501 793 2~4.;03G ,1]37 28!j.'57!¡
291,218 730 . . . . . . . . 2()j' 9'¡8
7'm 030 8,683 7B7~G99 10~;537. 3,238 ;, 10H,830
301,85G 8,105 '17 309,978


2.il78,890 "0,027 ~ 2.428,!121
351,588 21,044 64. 37:{,306


1.676,115 t.7854 GI¡ 1.724.033 5~,55g 16~9·19 2,G05 78,083
318,204 62,0.8 89,737 470,0 ID


I
i


Virh ~inia.. . . .. •
Caro linet dell\orte ..


lina del Sur ..


74ú,f)f:i8 49,842 ~ '1:~,987 1.2~9,'j97
484,870 22,782 2'¡5,817 753,419 I
259,084 8,276 327,038 594,398 Caro


Geo rgia ... .
Flol ·ida ... .
Alub arna ...


sissiPlli.
isLIna ..


Mis
LOH
Ark
Ten
Ken


ansa.s.
nessee ..
tucky.


Miss ouri ..
Ohi o .••
Indi ana ..
Tllin ois ...
Mich igan.


consin .. Wis
lo", a ....
Dis!. l'. de Cololll bia ..


,,07,695 2,7G3 280,9"" 091,392
27,943 817 25,717 G4,477


335,185 2,039 253,532 590,7SG
179,074 1,369 195,211 375,054
158,457 25,502 16R 45') 352",11


75,574 1¡65 19;933 97,574
640,627 5,52~ 183,0;)(1 820,210
590,2'53 7,317 '182,258 779,828
:123,888 1,574 3B,2VJ 383,702


1.502,122 17,3 112 3 1.519,'107
678,698 7, Hi5 3 085,86fi
472,254 3,;,93 331 476,183
211 ,560 70, 21? 96'
30,7.\9 185 11 43;114
42,92" 172 16 30,945
30,657 8,361 4,00-" 43,7'12


14.189,555/ 3S6,3"8 2.487,.355 17.063,353
}Iaeinel'os al s8evicio de los flstetdos-Unidos. 6,10)


Total general. ....... n.o6g,~-,3


VII.-CENSO DE 1850.


ESTADOS.
BLAN¡JOS DE


Esclavos I TOTAL. / libres. color.
I I ~VIaínt'. 581,8/3 1,3'56 I ~',Wg New-Halllpshire .. 317,43D 520 • 3/7,976


Ve.rmon!. .. 31:3.402 7'18 · :~j!¡.120
Massflchusetts .•.. 9S5,450 9,oa~ . • RH,.") 1 1, I Rh,d~',,""d ..... 14;1,~75 3,67~1' • . .• 11,7,':>45 Connect.icut ...... 31l:l,099 7 603 . . .. :no, 792
Nueva-Yorl, ...... 3.049,457 ,,~ , ... . .. ~Ul97,!lH" l/.9.1/ . . .
:--¡ue .... a-Jerspy ..... 4-6;),G23 23,A07 223 lj."N,5')1


-1-,---1-:-/


I


ESTADOS.


Pennsylv<lllW ..
Del:nvarf'.
Marylanil.
Virginia ..
Carolina del ~nrtp ..
Carolina del SUI' ..
Georgia.
Florida ..
Alabama ..
Mississippí.
Louisiana.
Texas ..
Arkansas.
Trnnessee ..
I\entucky.
MissOUl·i..
Ohio.
Miehigal1.
Indiana.
lllinois ..
\Visconsill ..
Iowa.
Californiu ..
Distr. dp Cnlolll bia.
J\1innesota ..
Nueva-México ..
Oregon ..
Uteth ...


IBLANOOS
libres.


I
2.2.JH,!.lJJ3


7'1,'IHJ
H7,!H:l


I H!J~,'30"
1 ;);33:118
i ~7f¡,ü2:J ;)'21,!1:38


1.,7,tU7
i ,~:!.() !!8G 2U:Y~758


2:);),l.J.1t1
1G!',100
Hi2,Oli8


".,"" ! 7fl1,fi8R
;m2,077
'LD~,G,108


;·m5,oü7
!!77,628 I
fl'lO,104/ 30IJ,5GJ
1!J/ ,870


!J1,rJ32
38,027 1


ü,03R (il,;)~n I


DE
Esclavos.¡ TOTAL.


color.
1


J~~,:~:!;3 2.311,786
1H,073 ~,:mo 91,532
í/¡,7:!.:3 90,:308 588,084
r):~/tW 4'1') !J28 1.421,661
;l7,:{i3 2~¡;~412 H68,903


""',!.IUO 3H1,H8!1: 688,507
2,880 :-liH.HRl 9UG,9'J9


025 ilH,30D R7,401
2,28:3 342,H92 771,(171


899 :¡OO,898 G06,G55
17'~]I ::Y!'I, ?Hü 5"17,8B!J 5H;161 21'1,592


58n !j-(),082 :2ÜU,¡)3fJ
(),271 23D,Mií 1.002,625
n,703 210,981 fJS:?,40S
~,5Vl 87,"22 082 043


2IJ,:31)O 1.980;408
2,¡-/-)7 397,654
l~,:H~1 !J88,416
,),BGI), 851,470
~~~gl 305,191 1[12,214
uo;,/ 92,597


0,U7:J a,UH7 ,)'1,687
:1!J fi,077
.,., 0;J,547


.,
'1 -)( ,


VIII,-COMERCIO DE LOS ESTADOS-UNIDOS,


Años. I Importaciones .\ Esportaciones. Toneladas.
------- ------


'IRIH Duros 111.3Ii3,GH Duros. !)lJ.."U5,U23 1.033,218
'1802 7ü.33J,333 72,1;8:1,100 8U~,1U1
1RO:l 0\.6G6,ü(iO 53.800,U33 949,147
180', 85.0110,UOO 77,(¡UH,Uílt: 1.U·'t~1,~04
1803 '120.00:).000 a;,.;,üG,1I21 1.140,!{0f)
1HOü '12U.00O,0.10 101.fi:m,U1i:J 1.20,<,73:>
1 sO? '1!18.:,OO,tiOO 1ilH.3'1:1, tGO J.2UH,548
1808 ;:,D.!190,IXlil 22.4:m,!JliO 'J.:¿-'.t2,¡)93
181l:! ',().!IOO,IXIO ;--)i.~O;~,:¿:H "1.350,281
IRII) 8:>.400,0011 HG. 7,-,7 ,D7!), J .124,í83
'IRlt 53.',00,000 li·I.31fi,H:l1 ·/.232,5U2
lHI2 77.03J,OOO 38.327,2:-l,j 1.2W,997
1HI;] 22.005,IXIO :27.R5:--),mn 1.ÜOC,628
1HI!, 12.[Jlj5,00~) 6.Ü27,'J.'J1 'l.15\J,:¿09
'1815 1'l3.04-1,27'~ ['2,557,7ü:3 1.36~,'I27
'IR16 '147.103,000 S'l.n20.'I;'~ 1.::172,218
18t7 99.2,,0,000 Sí .67'¡ ,f1mJ 1.3!J1I,912
1818 <121.7GO,OOO 83.2R1,1;Jil 1.2~5,18"
'1819 87.125,000 iO.142,5::!1 1.26u,751
1820 7'1.450,000 m.HUI,UGr! 1 28U 166
1821 6:!.5R3,724 (j'¡ .. B7'J)~l~~ 1 :2U~;9~8
1·,22 83':!41,5H 7LlIi0,2~1 1.U!'J,(j9H
1823 77.570,2t37 í II.OO9,d:JO 1.3ao,606


I~ 182'1· 80.3'19,007 7:>.mW,K,J 1.3U9,ltiS 182~, !J6.3',0,Oí5 !J!I.r,!3:>.:lHI; ~'!~,m 182U WI.Ü-¡/J,!177 77.Sn:<:t22 1:g~0:ti08 1.8:!? 70.lk8'J,058 8" 3"4 S'Jí
18~R 88.0:)0,82'1 7~:2Ü!~:ü8G 1.741,302
HllO 7'1.1,92,027 72.3:J8,671 ·1.~60,í98
18:30 70.876,920 73.849,508 1.101,776
IRi1 103.191,13/' 81.3!O,[,S:1 1.267,8'¡7
1832 101.0Z9,2nG 87. '176, 94a 1 t;:JU '150
1833 1118.118,311 90.1'l0,43B Ú1l6;151
1831, 12fi.521,a32 10' .. :136,973 1. 7j¡¡,ym
18:33 149.8g~, 71;2 121.fi!l:1,377 '1.82.,840
18:1G


·18!J.H80,033 '128.fj(]3,1I10 ~'~3~'~~~ 18:17
'140. 98!J, ~17 1'17.'J.Hl,:GI; . ,
'183~ 1 OF!. '.Rfi, 611) 113.717,!¡0'I 1.99;,,tlW
lH3!1 I '12UJ2íl,!¡oJO 1ú2.0H2,1:Ll 2.U9U,3HO 1840 1BI.G7/,mO 10L8m,R91 2.180,70/, 1Wd 1:n.9lfi,1 i7 ·U/.HGI,HO:l 2. J30, 744


I
I I I 1842 100.11¡t;087 10'J.m.l1 ,531. 2.00~:¡91 1!l'/:¡ 04.753,709· fH.:Hfi,'lSO, t.15H;UV3 I 1H,¡!~ 108.433,OJ3~· 'I11.~dll,IJHr( 2 "RU UU5 lHl.~ I I 2:;;17:002 1.17.254,56-ii- 114.U4f;,{i!)(i-¡- I 1H'lfi ') 5 ") 085 1H17 '12I.1l91,797·,· 113.'J~N,Jllir 2:8:~9:04ü i


1H',¡¡ I 146.5ifJ,u38t· 15.~,(j!¡H,lj:22r I 3.151,042 I 154.977,928';- '''"'"'~" I I lílMI 147.8:'7,139',· 1'5 ".- H"'()T 3.334,015 lS50 178.13°,318',- 13;;: !~!:~tD12·¡· 3.5;j,),ltú~ 18.;1 216.224,932':· 21H 3,S,1111'¡- 3 77:!. 439 1R52 :H 2.1H 3,2'2i· ::?09,(i41,02,jt Ú31';;441 1il5:{ 267.918,IJl17 23fU17(i,157 /;.407,U10 1K)~ :3<11.G62,38'1 27R.2'11,Oüi 4.802,9U3 I IR.'J~, I 261. '168,520 275.1iJ[¡,R'!G 5.212,001 J 1;;:;', 31.tG:Jt1,91.:! :3ZG.nG'I,908 lJ.H9J,Ü52
• Solo n lIA\-e mf\seS d(~ 1Ht~.
-;. Pal':l el afio qne trl'mina PI1 30 di.' jllniú.




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. ~15


IX.-INGRESOS, GASTOS Y DEUDA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.
PACiOS pon r: VE;.;'!' .. \ DE 1..\ DEUDA :-JO L\"C:L lTTDOS E:\" LOS GASTOS.


\


I
Años. Ingresos. Gastos. I Deuda. i


I


'1ilO1 Duros. ·12.500,~H2 Dur()s. 4.!J81,6G9 Duros. 83.038,051
1H02 13.455,32tl 3.731,080 80.712,632
lH03 10.932,108 4.002,82~) 77.0j!j,68t3
11)04 11.687,231 4.451,85H 86.427,121
lHO::; 1:~.520,312 ü.357,22'~ H2.31~,1')O
180G 15.508,Soa G.OSUOD 75.723,271
1807 16.3jD,4ü9 4.081',572 tiO.21H,imÜ
1808 17.03~,8~9 6.504,339 63.19fi,318
1800 7.Wl,R35 7.41~,1i72 57.1123,1[)2
1810 !).2f)9~ 737 5.31'1,082 53:173,:217
'ISU 1.1.31):-;/~23 tI.fi92,fiO:': "~.O05,588
1812 O.G7!J,9(i8 '17 .H~!-),!J99 l¡5.209,738
'1813 H.068,H3D 2R.082,B97 53.962'828
18H 11.017,223 30.127,¡i86 81.187,84G
¡81!i 15.411,I1:n 26.~53,:;71 09.8:Jii,660
1810 117.'103,20\ :23.373,432 127.:~34,93'l
1817 32,780,H62 , 15.4[)~,ü10 • 123.491,965
1~lR 21.002':,O:l ·13.808.G74 lU:lJi66,63~
1819 23.il71,27U 10.300,273 05.5:2.9,61:8
'1820 16.77n,331 13.131,330 9UJiG,366
182'1 1'1.315,790 '10.7~3,~79 89.987,428
1822 1().~Rl,!l,)1 9.f.;27,ü't·2 9B.5l¡6,()77
'182:l 20.()!¡,Q,5:JG !l.78't,~'153 ~O.~75,K77
'H~24 18.90:1,009 13.3:ll\1f¡5 90,2: ,9;778
'lll25 i 21 ,W,2,!106 '11 /I:)),'I~;() R3.7RH,433 18ZG I 2'I,7ü:l,:{'J;) I 1:1.0G2,:Hil I iH,O~)~,Oli()
1827


!
21.23íl,li'rI I 1:1.:¿5'J~:la7 I 73.087,3;)7 I lR28 2'1.2f¡;{,:"¡Q'¡ ·12.30G,OH 67.47;>,OlJ4


1829 2~ .. 22!"f)7!l 12.G51,tJ.Rn ;;8.421.414
1MO 24.2~n,H8H 13.220,531, !!8.!j65~4ú5
1831 27JI~)2.m=r¡ 13.RBiJ,7¡i8 39.1:13,192
18ifl 31:107,0'10 16.514,083 :¿rL322,235
1M3 33.IlÚ3,34l. :12.04,°,208 7.001,699 ,
183', 21.076,774 18.420,'l67 "'.700,082
1835 3A.1RB,635 17.00;',419 37,733
1831\ 4il.2R8,219 29.65:J,2'Jll ;)7,513
1837 18.032,840 31,793,587 1.878,22'1
1fl3R 1!l,372,g,t, 31.57R,78~ IJ.87",miO
1H30 80.3f)f),0"3 25.1~88,5'~ 7 I H.083,7iiH
1840 1n.OD:l,Hf'8 23.a27.íí~ I 5.1~tí,07H J
1841 1:>.!l57,td2 2fi:Hl6,RiO G. 7~17,3ilH
18'12 10 .• 1\:1,067 2'I,.Bfi1,~:«l 1;).028,481)
IW.:l ·S.Or;fí,:5:JG 1(j.li¡¡~,3!H 26.R98,9;)8
1~44 2R.f{)!¡,51!) J 9.9nO,O;:J.J 26.1'13,996
1R~[} ! 2q.7(in~1:3/~ 21.3iO Oq() 1B.8M G'I7


• Solo s.eis lnpsC's de 1~'t:~.


IX.-INGRESOS J GASTOS Y DEUDA DE LOS ESTADOS-UNIDOS,
PAGOS POR CUENTA DE LA DEUDA.l';O I:.'\CLljfDOB E~ LOS GASTOS.


(Continuacioll.J


Años.


'lH~7
'1848
'1819
1850
1851
1852
1853
1854
1853
1856


Ingresos.


Duros, 20.3\6,7f10
H5.43n,750
BL074,347
!13,373,798
"~.31~,979
~9'72~,~~G
0'1..131,,-,,lj.
7:i.54n,7oc;
6j.003,930
73.818,141


Gastos.


Duros. 55.929,093
42.811,970
ñ7.o81,067
43 UO') 168 l¡8:00~:~-nH
46.007,89Ii
[1:3.;)48,20:-1
,01 ,018,2q9
;)ti.3t);),:-{9:1
()(Un,'I02


Deuda,. --1
Duros. 45.6f)9,65D


ÜG.HOl,430
G!J.70'1,6m~
64.~28,2i{H
(j~.5üO,3H¡)
67.500,39,)
,5G.33ri;157
11Ltnj,~jti
3IJ.amJ,7;1l
30.!)ü~UJI0


X.-IMPORTACIONES y ESPORTACIONES DE CADA ESTADO,
Dt::H,\~TE EL AÑO QUE 'l'ER~IIN_\ E:'\' 30 DE ,TCXIO DE '18Gn.


ESTADOS.


Maine ...
",ew-Hampshire, .
Yerman\. ....
\Iassachusetts.
Rhode-Island ..
Connecticut, .
Nueva-York ...
Nueva-Jerst'v ..
Pr·nnsylvani;, ..
Delo.ware ....
Maryland ..
Virginia ....... .
Carolina rlel Norte ..
Carolina del Sur,
Georgia ... .
Florida ... .
AlahalIlu .. ,
Louisiana ..
Ohio .....
~fichigafl .•.
\Vis('onsi n ..
lllinois .. .
Texas .... .
California. . .
Distrito dr Cololllhia.
Territorio dA Orpgm). ...
TI.·r~'itorlo dA \YashíngtiJIl.


VALon
th'las


esportaclones.
YALOlt


ele las
importaciones.


I Duros. ~ 90:l,G41 Duros. 1.9\O,i7:3
3,273 :":1,030
1.Ü31,~;)O 1.jÚO,118


29.882,860 4:1.HI'i,R~4
407,374 3'¡;;,~03
800,324 7:17,401


Hü.H'l,liOO 21 o, Hill,4i'¡'
390 2,7tl8


7.:J32,G72 '1G.590;04:J
7n,3S0 :l,o-,;j


H.12t,8!J8 Ü:11f1,1107
5.ft!)j,:367 WJ:Z,:l!l;)


37ti,174 'JI'J qno
n.3GO,54!) 1.911,';23'1
x.OH,ü88 ;:-);!r,:!4f1
'l.()76,:J23 H(i,JJlf¡
2:~.7:3!j.,170 7:K~, ;)14
NO .1l6~, 0801G.OH2,392
1'(J'l~l, 052 Mi:), 'i"i:1
?~! ;~28 H~O G~H y /~<~?~ 27:ml}


1.,{ l.l,22.-l 277. ~O'I
1.9~.o,GR9 :l21,s;(:3't


1tl.71R,074 7.~rH,~39
20,001 "",017


0,234 ~,72-1
-:-: __ !J",I",~ __ )9_!J_--, __ ~_-cc~:1-.:,n~,5


:i:20.!Jü/I,!IO,", :)'111.689,942-


¡.




LIBRO oeTA VOl
DESDE LA ADMINISTRACION DE ABRAHAM LINCOLN


HASTA U CONCLusroN DE LA {;UERHA r;Irn


1860 á 1865.


CAPÍTULO PRIMERO.
1860-1861.


LA SEPARACION DE LOS ESTADOS.


LeI deceioll presideueial.- La Cunyencion repnlili"<llta elije ú .\ll'. AloralHllu Linl'ol11 ('UIllO canditlat" iI 1>1 l'resielellda.-
Cr)lllit(~s,-Elecci()nes.- La Carolina e1el Sur rrsueln~ separarse rlr I:yt'nion.- Dcelaraeion de su illdependencia.- Va-
rios funcionarios dimiten sus eargos.-Sc nombran tlplegarloR p:lra rel1l'eSelltar al Sur en "'ashingtoll. - Se guarneeell
algullOs fuertes.- Segunda legislatura del trigésimo sesto Congreso. - Cuarto y último lI1f'llsaje del Presidente BlI-
clmnan.- Observaeiol1es sobre la ¡;risis.-Relaeiones cstranj¡'ras.- Se tlTlt:1 dI' ¡'ollseguir Ulla conciliaeíon. - El
COlUit{~ de los diputados del Sur.-· Proposidollcs.-Las enmieudas Ile Cdttenden.- El discurso de MI'. Antony.-
Cunde b alarma en el Sur.-Separacion de YDrios Estados. - Se organiza un Gobierno. - La Constitueion foderal.-
,kffet'SOll Daüs es elegido Presidente ele la llueva Confeelcracinn tiC' Aml'rica.- Apülldice al cDpítuln 1.- Las enmien-
das de Crittenden. - HistoriH de la Carolina !l¡>l Sur.


Próximo ya el término de la administra-
cion de Mr. Buchanan, comenzaron desde
luego las elecciones para designar quien se-
ria el nuevo Presidente, las mas importan-
tes que nunca habían tenido lugar, si se
tiene en cuenta cuál debia ser su resultado.
El dia 6 de noviembre de 1860 habían se
reunido ya los principales hombres de los
dos partidos que iban á tomar parte en aque-
lla gran lucha política, es decir, el republi-
-cano nacional (anti-esclavo), representado
¡por Abraham Lincoln, de Illinois, y Anibal
HamEn, de MaillC, á quienes se designaba
como candidatos para los cargos de Presi-
dente y Vice-presidente, ;y el. partido demo-


crático, defensor de la esclavitud, .Y cuyos
principales miembros eran Estéban A. Dou-
glas, de Illinois; Herschel V. Johnson, de
Georgia; Juan C. Breckinridge, de Kentuc-
ky; José Lane, de Oregon; Juan Bell, de
Tennessee, y Eduardo Everett, de Massa-
chuseUs.


La Convencion republicana se reunió en
Chicago, el 16 de mayo, en un gran edificio
elegido espresamente para el objeto; yabier-
tas las puertas á las once, llenáronse inme-
diatamente los salones y galerías de un in-
menso concurSo entre el que Sfl veian muchas
señoras. El interior del edificio estaba per ...
fectamente decorado y ofrecia un gran golp<'






:,




GAP. l. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 2t7


de vista; mas de diez mil personas habian trescientos sesenta y cinco mil novecientos
conseguido entrar, pero como ya no cabia setenta y seis; para Breckinridge, ochocien-
mas gente, veíase en la parte esterior una tos cuarenta y siete mil novecientos cin-
multitud compacta q ne se apiñaba á las cuenta y tres, y para Dell, quinientos no-
puertas del edificio. venta mil seiscientos treinta y uno.


MI'. Wilmot fué nombrado Presidente de Cuando se adquirieron suficientes datos
la Convencion, y al dar gracias por el honor para reconocer por el resultado de las elec-
que se le concedia, hizo algunas observacio- ciones que Abraham Lincoln seria el nuevo
nes acerca de la cuestion de la esclavitud, Presidente, hubo varios meetings en la ciu-
.Y dijo entre otras cosas que la mision del dad de Charleston y en otros puntos de la
partido republicano era oponerse constan- Carolina del Sur, y se aprobaron varios
temente á ella, combatiendo el dogma de acuerdos que tenian por objeto la separacion
que debe existir allí donde rija la Cons- de dicho Estado de la Unjon. A. G. Magrath,
titucion. Añadió que el Padre de la inde- magistrado del tribunal de Jos Estados-Uni-
pendencia americana habia vivido y muerto dos, presentó inmediatamente la dimision de
en la creencia de que la esclavitud era un su cargo, y lo mismo hicieron otros funcio-
baldon para el pais, y que si se hubiera nario,s públicos nombra¡dos por el Gobierno;
pensado que la revolucion tenia por objeto Mrs. Hammond y Chesnut renunciaron á
establecer un gran imperio de esclavos, nin- sus cargos de senadores, y Mr. L. Bonham
guno habria sacado la espada para defender al de representante en la Cámara; el re-
semejante causa. caudador de contribuciones y el administra-


Despues de haber nombrado varios Comi- dor de correos de Charleston manifestaron
tés para que informaran sobre los diversos I tamhien su intencion de dimitir, si hien con-
asuntos que se creian de mas importancia tinuaron por entonces en sus respectivos
para el país, la Convencion suspendió los desLinos. La legislatura del Estado, que se
debatés de aquel dia, acordando reunirse de habia reunido ya en 27 de noviembre, dis-
nuevo el viernes siguiente, á fin de proceder puso que se formara una Convencion
al escrutinio y elegir el candidato que debia para proceder á la eleccion de dele- 1860.
reemplazar á MI'. Buchanan en la silla pre- gados, .Y entre tanto empezábase á pensar
sidencial. En el dia J' hora prefijados, co- con mucho interés en los fuertes del puerto
menzó en efecto la votacion, cuyo resultado, de Charleston, de los cuales, solo el de
despues de varios escrutinios, fué el siguien- Moultrie tenia guarnicion, constando esta
te: Abraham Lincoln, obtuvo ciento ochen- de unos sesenta á setenta hombres al mando
ta votos; Breckinridge, setenta y dos; Bell, del mayor Roberto Anderson. Los separa-
treinta'y nueve, Y Douglas doce. Para el tistas, que habian dado .va los primeros pa-
cargo de Vice-presidente alcanzó MI'. Ham- sos par.a armar á todos los habitantes de
lin, de Maine, ciento noventa y cuatro vo- Charles ton que se hallaran en estado de sa-
tos, y quedó por lo tanto elegido por una Jir á la defensa del país, amenazaron con
decidida mayoría. El voto popular era el si- apoderarse de dichos fuertes, y al mismo
guiente: en favor de Lincoln, un millon tiempo se empezó á fortificar apresurada-
-ochocientos cincuenta y siete mil seiscientos 1 mente los de Sumter y Castle Pinkney. La
diez votos; en favor de Johnson ~ un millon Convencion se reunió en Colombia el dia




21B HISTORIA DE LOS CAP, J.


prefijado y se nombró Presidente de ella al
general D. P. Jamison; pero como se acaba-
ba de declarar en aquel punto la epidemia
de la viruela, resolvió trasladarse á Char-
leston al dia siguiente, yel 20 se aprobó por
unanimidad el siguiente manifiesto sometido
á la consideracion de los diputados:


l\I.\~[FIE5TO PAnA DISOLVER LA L~JOX E~TR.E LA CAnOLI~A DEL
SUI\ y LOS DE)L~S EST,\DOS, COX ARREGLO Á LO QUE PREVIEXE LA
CO;';STJTl'r:IOX DE LOS E'3TAOOS-U~IDOS ..


«Nos el pueblo de la Carolina del Sur, re-
presentado por nuestra Convencion, decla-
ramos y hemos acordado lo siguiente:


«Que la ley aprobada por nosotros en 23
de mayo del año de nuestro Señor, de 1788,
por la cual se ratificaba la Constitucion de
los Estados-Unidos de América con las en-
miendas introducidas, así como tambien to-
das las actas de la Asamblea general, sea
considerada nula y sin ningun valor ni efec-
to, disolviéndose por lo tanto la lTnion exis-
tente hasta ahora entre la Carolina del Sur
y otros Estados bajo el nombre de Estados-
Unidos de América.»


Al dia siguiente Mrs. R. \V .. Barnwell,
.J. H. Adams y Jacobo L. Orr fueron elegi-
dos para pasar á \Vashington en clase de
comisionados á fin de que se procediera á la
reparticion de los biene~ públicos y á la en-
trega de los fuertes de Charleston, y en 24


de diciembre se aprobó la s%uiento
1860. 1 1 . dI' . t'fi (ec araClOn e as causas que JUS 1 -
caban la separacion de la Carolina del Sur.
Este es un documento de tal importancia,
que no vacilamos en reproducirlo íntegro en
obsequio á nuestros lectores. Es como sigue:


IJeclaracion de la independencia de la Ca-
rolina del Sur ~ aprobada por la Conven-
cion en 21 de diciembre de 1BOO.


«Habiendo resuelto el Estado de la Caro-
lina del Sur ocupar un puesto separadamen"


te entre las demás naciones, cree de su deber
declarar á los demás Estados de América y
á todas las potencias del mundo, qué razo-
nes le han obligado á tomar esta rletermina-
ClOno


»En el año 1765, la Gran Bretaña trató
de hacer leyes para gobernar á las trece co-
lonias americanas, y habiendo dado esto lu-
gar á una lucha por la cnestion de dercchos~
terminó por fin aquella en4 dejulio de 1776,
declarándose por las colonias, que eran y pOl~
derecho debian ser, Estados indepewlientes ~
y que como tales estaban autorizadas para
declarar la guerra, celebrar la paz, contrael~
alianzas, mantener el comercio y hacer en
fin todo aquello á que están autorizados los
Estados independientes.


»Tambien se declaró de una manera so-
lemne que cuando una forma de Gobierno no
llena los fines para que se estableció, tiene
el pueblo el derecho de alterarla ó suprimir-
la para instituir otra, y por esto mismo, en
la conviccion de que el Gobierno de la Gran
Bretaña no satisfacia al pais, declaráronse
las colonias libres de toda alianza con Ingla-
terra, considerando disuelta su union con
aquella potencia.


»Reconocida la declaracion de la indepen-
dencia, cada uno delostl'eceEstados entró se-
paradamente en el ejercicio de su soberanía;
adoptó una Constitucion y nombró funciona-
rios para administrar el Gobierno en los de-
partamentos legislativo, ejecutivo y judicial.
Para atender á la comnn defensa acordaron
unir sus armas y sus consejos, y en 1778
formaron una liga conocida con el nombre
de Artic1tlos de la Con(ederacion, por la cual
convinieron en confiar la administracion de
las relaciones estranjeras á un agente co-
mnn, al que se llamó Congreso de los Esta-
dos-Unidos, declarándose terminantemente-
que cada Estado deberia conservar su sobe-




CAP. l. ESTADOS-UNIDOS. 219


ranía, libertad é independencia, y todos los
poderes y derechos no delegados en el Con-
greso de los Estados-Unidos.


» Entonces sobrevino la guerra de la reyo-
lucion, que terminó en 3 de diciembre de
1783 y la Gran Bretaña firmó un tratado en
el cual reconocia la independencia de las co-
lonias en los siguientes términos:


»ARTícULO 1.0 Su Magestad Británica re-
{3onoce á los Estados de New-Hampshire,
Massachusetts-Bay, Rhode-Island, Connec-
ticut, Nueva-York, Nueva-Jersey, Pennsyl-
vania, Delaware, Maryland, Virginia, Ca-
rolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia,
{3omo libres soberanos é independientes, obli-
gándose á tratarles como á tales, y renun-
ciando para sí, sus herederos y sucesores, á
toda reclamar ion contra el Gobierno, propie-
dades y derechos territoriales de los mismos.


» De est.e modo quedaron reconocidos los
dos grandes principios que invocaban las
{3olonias, es decir, el derecho de un Estado
para gobernarse por sí mismo y el derecho
del pueblo para abolir todo Gobierno cuando
no llena los fines para que se instituyó; y
{3onforme á estos principios, qu.edaba con-
signado el liecho de que cada colonia seria
reconocida por la madre patria como un
Estado soberano libre é independiente.


» En 17B7, nombráronse diputados por los
Estados con el objeto de revisar los artículos
de la confederacion, y en 17 de setiembre del
mismo año, recomendaron aquellos se apro-
basen los que se presentaron con el nombre
de Constitucion de los Estados- Um:dos.


»Los E stados á quienes fué sometida esta
Constitucion pasaron á examinarla, y se
{3onvino que si nueve de ellos la aprobaban,
quedaria adoptada entre los que hubieran
dado su voto, organizándose desde luego el
Gobierno general, revestido con los poderes
necesarlOS.


» Si de los trece Estados hubieran concur-
rido solo nueve, dicho se está que los otro
cuatro seguirian siendo Estados separados é
independientes de la Constitucion, y sabido
es que dos de aquellos no la reconocieron
hasta mucho tiempo despues de haberla
adoptado los otros once, en cuyo intérvalo
obraron COlllO nacion independiente.


»Por esta Constitucion S8 restringian cier-
tos poderes de los Estados, que podian afec-
tar á su independencia; mas para evitar toda
duda, adicionóse una enmienda, por la cual
se declaraba que los poderes no delegados á


\
los Estados-Unidos por la Constitucion, ni
prohibidos por ellos á los Estados, se reser-
van para estos respectivamente ó para el
pueblo. En 23 de mayo .de 1788, la Carolina
del Sur, prévio el consentimiento del pueblo,
aprobó una ordenanza reconociendo la Cons-
titucion, y modificó luego la suya en confor-
midad con sus nuevos compromisos.


»Nosotros sostenemos que el Gobierno así
establecido está sujeto á los dos grandes
principios consignados en la Declaracion de
la independencia, y reconocemos además que
en todo convenio entre dos ó mas partes, la
obligacion es mútua; que la falta de una de
estas en cumplir estrictamente lo convenido,
releva á la otra de su compromiso, y que á
falta de un árbitro, cada una de las partes
debe obrar á su juicio para resolver sobre el
hecho y sus consecuencias.


» En el caso presente queda reconocida la
falta hasta la evidencia: nosotros declara-
mos que desde hace mucho tiempo, quince
Estados se han negado deliberadamente á
cumplir sus'd~beres constitucionales, y para
probarlo nos referiremos á sus propios esta-
tutos.


» La Constitucion de los Estados-Unidos
previene en su cuarto artículo lo que sigue:


» Todo aqw=)l que estuviere obligado á pres-
.,;?"< ~'-_:


;. 8, ;L~':<:; ;'i ~--"I < ' ~ , '" '~¡ ~/ó'V 1\ <;"6.~




220 HISTORIA DE LOS CAP. I.


tar un servicio ó trabajo en un Estado con
arreglo á las leyes en él vigentes, y que hu-
yera á otro, jamás podrá en virtud de ley
alguna ó reglamento de este último, ser ab-
suelto de la obligacion de cumplir dicho ser-
vicio, sino que deberá ser entregado á la
parte que lo reclamare.


»Esta condicion era tan importante en el
contrato, que sin ella no se hubiera aceptado
aquel, con tanta mas razon cuanto que la
ma.)'or parte de los Estados contratantes
tenian esclavos, y Virginia habia declarado
préviamente cuán importante era este punto,
(lue exigió se respetara antes de ceder el
territorio donde se hallan ahora los Estados
del Norte de Ohio.


»El Gobierno general, como agente comun,
aprobó leyes para que se cumpliera lo esti-
lmlado, y por espacio de muchos ailos se
respetaron aquellas, pero la creciente hosti-
lielad de los Estados del Norte hácia la escla-
vitud, les indujo á faltar á sus compromisos,
y poco á poco se desatendieron las leyes del
Gobierno general. Los Estados de Maine,
l\'ew-Hampshire, Vermont, Massachusetts,
Connecticut, Rhode-Island, Nueva-York,
Pennsylvania, Illinois, Indiana, Ohio, Mi-
chigan, \Visconsin é Iowa, han espedido
leyes que anulan las· actas del Congreso, y
en muchos de estos Estados se deja en liber-
tad á los esclavos fugitivos, sin que se haya
cumplido en ningun easo lo que previene la
Constitucion del pais sobre el particular. En
Nueva-York se ha llegado á negar á los es-
clavos hasta el derecho de tránsito, y en los
Estados de Ohio é Yowa no se han querido
entregar á la justicia fugitivos acusados do
asesinato ó de rebelion. Vemos, pues, que
el contrato constitucional se ha infringido·
deliberadamente por los Estados enemigos
de la esclavitud, y de aquí se sigue natu-
ralmente la consecuencia de que la Carolina


del Sur queda relevada ue su compromiso.
»El objeto de la Constitucion era formar


una Union mas perfecta, dispensar Justicia,
atender á la defensa com un, proteger los
intereses públicos y asegurar los beneficios
de la libertad tanto á nosotros corno á nues-
tros descendientes.


:»Del cumplimiento de todo esto debia en-
cargarse el Gobierno federal, quedando cada
Estado libre de regirse por sus propias ins-
tituciones; el derecho de propiedad de los
esclavos se reconoció dando á las personas
libres distintos derechos políticos, uno de los
cuales es el de representacion, y tambien se
autorizaba la importacion de esclavos por es-


, pacio de veinte ailos, estipulándose asimis-
mo la entrega de los esclavos fugitivos.


j)Nosotros afirmamos que el Gobierno no
ha llenado los fines para que se instituyó ni
ha respetado tampoco los principios consti-
tucionales, principalmente por la accion de
los Estados enemigos de la esclavitud, los
cuales se han arrogado el derecho de inter-
venir en nuestras instituciones uoméstic3;s,
negando el derecho de propiedad establecido
en quince Estados y reconocido. por la Cons-
titucion. Además de esto han denunciado la
esclavitud como criminal, permitiendo se es-
tablezcan entre ellos sociedades cuyo eviden-
te objeto es turbar la tranquilidau, conservan-
do en su poder los bienes de los ciudadanos
de otros Estados; y como si esto no bastara,
hall contribuido á qne miles de nuestros es-
clavos, ·abandonaran sus casas, escitándoles
ála insurrecciono


»Por espacio de veinticinco a110S ha ido
aumentándose esta agitacion, hasta que
al fin se hace preciso recurrir al Gobierno
comuna Observando las formas de la Consti-
tucion en lo que previene el artículo por el
cual se establece el departamento ejecutivo,
los que se muestran contrarios nuestros, han




CAP. I. ESTADOS-UNIDOS. 221


hallado medio de subvertir la Constitucion
misma, y todos los Estados del Norte se han
unido paraelegir como Presidente de los Es-
tados-unidos á un hombre cuyas opiniones y
principios son hostiles á la esclavitud. Ese
hombre á quien se va á confiar la adminis-
tracion del Gobierno comun, ha declarado
que no debe haber Estados esclaros y libres,
y que todos debemos estar en, la persuasion
de que la esclaritud se estinguirá muy pl"Onto.


» Para llevar á cabo el plan que tenia por
objeto subvertir la Constitucion, se ha re-
currido en varios Estados al medio de reco-
nocer como ciudadanos á personas que por
la suprema ley del pais no podian serlo, y
se ha hecho uso de sus votos para inaugurar
una nueva política hostil al Sur y contraria
á su tranquilidad y bienestar.


»El dia 4 de marzo próximo debe ínaugu-
rarse ese nuevo Gobierno, y ya se anuncia
que el Sur será escluido del territorio comun,
que los tribunales de justicia serán seccio-
nales, y que se debe hacer la guerra á la
esclavitud hasta que desaparezca de los Es-
tados-U nidos.


»Cuanelo esto suceda dejarán de existir las
garantías de la Constitucion; ya no habrá
igualdad de derechos para los Estados, no
podremos regirnos por nuestras institucio-
nes, y el Gobierno federal se constituirá en
enemigo nuestro.


»Los intereses locales y la animosidad au-
mentarán la irritacion, éinútil parece buscar
un remedio, atendido que la opinion pública
en el Norte favorece un grave error político,
sancionado por una creencia religiosa de las
mas erróneas.


»En su consecuencia pues, nos el pueblo
de la Carolina del Sur á quien representan
nuestros delegados de la Convencion, invo-
cando al Supremo Juez del universo para
que se reconozca la rectitud de nuestras in-


TOMO nr.


tenciones, declaramos solemnemente que la
union que existia entre este Estado y los ele
la América del Norte, queda definitivamente
disuelta, debiendo entenderse que la Caroli-
na del Sur vuelve á ocupar su puesto entre
las naciones del mundo como un Estado li-
bre, soberano é independiente, que estará
autorizado para hacer guerra, celebrar la
paz, contraer alianzas, hacer el comercio,
y todo aquello en fin á que tienen derecho
los Estados libres.


» y confiando en la proteccion de la Diyina.
Providencia, ofrecemos mútuamente nues-
tras vidas y haciendas para el mantenimien-
to de la presente declaracion. »


El mismo día que fué aprobado por la Con-
vencion este documento, todos los represen-
tantes de la Carolina del Sur que habia en el
Congreso, presentaron la dimision de Sl1f':
cargos.


La segunda legislatura del trigésimo sesto
Congreso se reunió el lunes ;j de diciembre de
1860, y al otro dia remitió el Presidente
Buchanan su último mensaje anual, del (Iue
estractaremos algunos párrafos porque SR
referian esclnsivamente á la gran cuestion
política que agitaba entonces al pais entero.
es decir, á la cuestion de la esclavitud, en cu-
yo desenlace se preveia alguna cosa terrible,
sobre todo desde que el resultado de las elec-
ciones designaba á MI'. Lincoln para ocn par
la silla presidencial. MI'. Buchanan comenza-
ba su mensaje manifestando que era envidia-
ble la prosperidad del pais, tanto por la abun-
dancia de las cosechas como por el gran
movimiento comercial, y entraba luego de
lleno en la cuestion de la esclavitud, espre-
sándose en los siguientes términos:


»¿ Cuál es la verdadera causa del descon-
tento que reina en todo el pais, y por qué Sf'
piensa en disolver la Union, que es la fuen-
te y orígen de nuestra prosperidad? La lTI-




222 HISTORIA DE LOS CAP. 1.


conveniente intervencion de los Estados del tarde se disolverian los lazos de semejante
Norte en el asunto de la esclavitud, tan im- Union. Yo creo que este fatal período no ha
portante para los Estados del Sur, debia pro- llegado aun, y por mi parte rogaré á Dios
ducir al fin sus naturales consecuencias; los que no se rompan los lazos que nos unen y
diferentes Estados de la Union se muestran que se conserve la Constitucion á través de
ahora hostiles entre sí, y ha llegado el dia las futuras generaciones.
tan temido por el Padre de la patria. Yo he »Debemos sin embargo tomar nuestras
previsto siempre este resultado y anuncié á medidas con tiempo para evitar el peligro.
mis compatriotas el peligro, pero este no No puede negarse que por espacio de veinti-
procede solo de las reclamaciones del Con- cinco años, la hostilidad del Norte contra el
greso para suprimir la esclavitud en los ter- Sur en la cuestion de la esclavitud, ha pro-
ritorios, ni tampoco de los esfuerzos de los ducido una agitacion incesante. En 1835 co-
diversos Estados para oponerse á la ejecu- menzaron á circularse en los Estados del
cíon de la ley sobre esclavos fugitivos. último, manifiestos incendiarios, proclamas


»El Sur hubiera podido soportar estos ma- y otros escritos que tendian evidentemente á
les, en la esperanza de que mas tarde se ha- escitar las pasiones de los esclavos, y usan-
bria encontrado el medio de satisfacer las do las mismas palabras del general Jackson,
exigencias de todos, con lo cual no era de
temer una separacion, pues el verdadero pe-
ligro no depende tanto de las causas como
del hecho de que la incesante y violenta agi-
tacion que predomina en el Norte á conse-
cuencia del asunto de la esclavitud, ha pro-
ducido al fin su maligna influencia en los
esclavos, inspirándoles vagas ideas de liber-
tad. Por esto ha llegado á reinar la inquie-
tud en el hogar de las familias; por esto no
se confia ya en la paz, y todos temen á cada
momento. una insurrecciono Mas de una ma-
trona del Sur se retirará á su casa por la
noche poseida de inquietud al pensar que
acaso ya no encuentre á sus hijos. y cuando
esta int¡ uietud, ya real ó imaginaria, llegue
á estenderse por todo el pais, entonces la
desunion será inevitable. La propia conser-
vacion es una de las primeras leyes de la
naturaleza, y la que el Creador hizo com-
prender desde luego al hombre; y ninguna
union política es posible, por grandes que
fueran sus beneficios, si una de sus conse-
cuencias ha de ser la inquietud de las fami-
lias y su poca seguridad. Mas pronto ó mas


á estimularles á la insurr'eccion, dando l1t-
.r¡ar á todos los horrores de una guerra ser-
vil. Esta agitacion ha ido en aumento siem-
pre, tanto por culpa de la prensa como por
los procedimientos de los Estados y de las
diversas Convenciones, y el Congreso se ha
ocupado con preferencia en los violentos
debates á que daba márgen la asendereada
cuestion de la esclavitud, y se han hecho
llamamientos .y escrito folletos por personas
distinguidas, sin mas objeto que el ue sem-
brar la discordia en los diversos Estados de
la UnÍon.


»¡ Cuán fácil seria para el pueblo ameri-
cano arreglar satisfactoriamente de una vez
esta cuestion'y restablecer para siempre la
buena paz y armonía en todo el pais!


»Él solo, él puede hacerlo: lo único clue se
necesita para conseguir tan laudable objeto,
.Y todo lo que los Estados esclavos quieren,
es que se les permita regirse por sus propias
instituciones. Como Estados soberanos, ellos
y solo ellos son responsables ante Dios y el
mundo de su empeño en proteger la esclavi-
tud, mientras el pueb:o del Norte nada tiene




CAP.!. ESTADOS-UNIDOS.
22;)


que ver con esto, ni le asiste tampoco dere-
cho alguno para intervenir en semejante
asunto. Yo confío mucho por lo tanto en su
buen criterio y reconocido patriotisrrio.
.....................


tan amistosas como se pudiera desear, y que
solo con España se habian suscitado algu-
nas diferencias , que iban ¡t someterse á una
comision, que á no dudarlo las resolveria sa-
tisfactoriamente. Al dar cuenta del estado de


» ¿ Cuál es entre tanto la responsabilidad y la Hacienda decia MI'. Buchanan que, en su
verdadem posicion del Poder ejecutivo? Por concepto, seria preciso modificar la tarifa á
un juramento solemne está obligado ante fin de aumentar la renta, é hizo presente que
Dios y su pais á cuidar que las leyes se cum- en el último tratado comercial celebrado en-
plan y observen fielmente, y de esta obliga- tre Francia é Inglaterra, prevenia uno de los
cion no puede relevarle ningun poder huma- artículos que se suprimieran los derechos ad
no. Pero, ¿ cómo deberá obrar y llenar este 'Calorem, adoptando los específicos en el tér-
deber cuando lo han hecho impracticable mino de seis meses. El Presidente ponia asi-
acontecimientos q uo no podia evitar? Este mismo en conocimiento del Congreso que los
es precisamente el caso con la Carolina del habitantes de varios puntos de Kansas se
Sur, pues todos los funcionarios públicos de veian reducidos á la miseria por haberse per-
la administracion que allí habia han renun- dido sus cosechas, al .paso que las de otros
ciado sus cargos, y ahora no hay en dicho Estados eran abundantísimas y que tal era
Estado ni jueces ni autoridades, de las que la triste situacion del puehlo, que ni aun po-
están encargadas del fiel cumplimiento de dian comprar los artículos de primera nece-
las leyes. La máquina del Gobierno federal sidad. Mr. Duchanan os citaba al Congreso á
ha sido destruida completamente, y será que adoptara alguna medida para aliviar á
muy difícil hacerla funcionar de nuevo. los habitantes de Kansas, y terminaba su


. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . mensaje recomendando los intereses del pue-
»Ahom bien; la cuestion debe plantearse blo del distrito de Colombia.


así: ¿ ha conferido la Constitucion al Con- En ambas Cámaras se procedió acto con-
greso el derecho de someter á un Estado que tínuo á la lectura del mensaje del Presidente,
trata de separarse ó se ha separado ya de la pero todas sus recomendaciones fueron des-
Confederacion? En caso afirmativo, debe ser atendidas, é inútiles debian ser los esfuerzos
bajo el principio de haberse conferido al Con- de.Mr. Buchanan para alejar la tormenta y
greso el derecho de declarar la guerra á un conseguir una conciliacion entre los repre-
Estado; pero despues de reflexionar deteni- sentantes del Norte y los del Sur. MI'. Cling-
damente, vengo á sacar en conclusion que man, de la Carolina del Norte, atacó el
no se ha conferido semejante derecho al Con- mensaje tan pronto como se hubo leido,
greso ni á ningun otro departamento del Go- sosteniendo que era ya. tarde para que nin-
bierno federal. Es evidente, al examinar la guna concesion satisfaciese al Sur y para
Constitucion del pais, que entre los poderes entrar en negociaciones entre los Estados
específicos otorgados al Congreso, no se en- libres y los esclavos. Mrs. Alberto G. Brown,
cuentra aquel, y es claro tambien que su de Mississippí, Luis T. Wigfall, de Texas,
ejercicio no es necesario para aqúellos.» y Alfredo Iverson, de Georgia, hablaron en


El Presidente manifestaba luego que las I el mismo sentido, y con tal energía, que
relaciones con las potencias estranjeras eran dieron lugar á que se promovieran enojosos




HISTORIA DE LOS CAP. lo


.r Yiolentos debates. MI'. Urittenden, de Ken- zar la de esclavos fugitivos, se le privase
tuck'y~ y MI'. Saulsbury, de Delaware, hicie- del derecho de representacion en el Congreso,
ron los mayores esfuerzos para conseguir y por último, MI'. Cárlos H. Larrabee, de
una conciliacion, mas no fueron atendidas \Visconsin, recomendó una Convencion ge-
sus razones. La cuestion de la esclavitud neral de los Estados. Todas estas proposi-
debia producir funestas consecuencias, y al ciones se pasaron al Comité respectivo para
parecer no era ya dable conjurar la tormen- que informase sobre ellas.
ta ni calmar tampoco la creciente irritacion Al dia siguiente, el venerable Juan J. Crit-
de los ánimos. tenden, de Kentucky, hombre respetable,


El ~ de diciembre se reunió una comision : que hacia cuarenta y cuatro años era sena-
1860. de diputados del Sur, pero lejos de dor, habiendo desempeñado varios cargos de


proponerse ningun arreglo, no se importancia bajo las admÍnistraciones del
hizo otra cosa sino trazar mas claramente general Harrison y Mr. Fillmore, presentó
la línea de conducta que se observaria cn- en el Senado una proposicion cuyo objeto
tre unionistas y separatistas. lVIrs. Alber- era resolver amistosamente la cuestion de la
t.o G. Brown, de Mississippí, y Juan Sildell, esclavitud, adicionando á la Constitucion
de Louisiana, hahlaron con la mayor elo- ciertas enmiendas. Seguramente no hubiera
cuencia y energía en favor de la separacion; podido tomar la palabra en el Congreso otra
1\1r8. Jefferson Davis, de Mississippí, y Ja- persona á guien los republicanos se hallasen
cobo M. Mason, de Virginia, se opusieron dispuestos á escuchar con mas benevolencia,
tambien á un arreglo, y en el mismo sentido deseosos de encontrar aceptable su plan y
hablaron otros muchos senadores del Sur. compatible con los principios (*) que profe-


El dia 9 continuaron los debates y se pre- saban, y por esto sin duda, el Senado tomó
sentaron varias proposiciones cuyo objeto en consideracion la proposicion de Critten-
era celebrar un arreglo para conservar la den. Los debates comenzaron pues, aquel
Union. Juan Sherman, de Ohio, propuso mismo dia, y habiendo pedido la palabra
una nueva division de los territorios y que MI'. Antony, de Rhode-Island, republicano
se ooservasen estrictamente los principios moderado, se espresó en estos términos:
constitucionales; Juan Cochrane, de Nueva- «Creo, señor Presidente, que si ha de
York, recomendó la conveniencia de que se conjurarse el peligro que nos amenaza, será
dividiesen los Estados en esclavos y libres; solo por medio de la legislacion, que segu-
MI'. Noell; de Missouri, propuso la abolicion ramente podrá ser mas eficaz y mas satis-
del cargo de Presidente de los Estados-Uni- factoria que las enmiendas constitucionales.
dos, y que se formaran de la U nion tres La gran dificultad, .la verdadera piedra de
distritos, cada uno de los cuales eligiria un toque es la cuestion territorial: lo que
representante para que desempeñara las desean los senadores del otro lado de la
funciones de Presidente; MI'. Tomás C. Hind-
man, de Arkansas, dijo que convendria en-
mendar la Consti tucion para proteger la
esclavitud en los territorios donde existiese,


Cámara y aquellos á quienes representan,
es que el territorio Sur de la línea de Mis-
souri quede á su disposicion completamen-


proponiendo además que á todo Estado que I .
. () En el Apéndice de este capítulo por'rú n'r pll¡,!'tor


[I.probase una ley cualquiera para neutrali- lal" ellmipJ1(lllS propuP>,tas por !\Ir. Critterrdr·!i.




CAP. I. E8TADOS-UNIDOS.


te, y todo este territorio, escepto la parte
reservada á los indios, está dentro de los
limites de Nueva-México. Allí existe la
esclavitud reconocida y protegida, y yo
propongo que despues de haber admitido
á Kansas, se vote tambien la admision de
N ueva-México como Estado, con la Cons-
titucion que el pueblo tenga por conveniente
adoptar.


»Si nosotros podemos disponer ele todo el
territorio que tenemos, no debemos disputar
sobre el que aun no es nuestro; evitemos el
conflicto que nos amenaza ahora .Y no hable-
mos sobre otro que acaso no ocurra nunca.
Dejad que se calmen los ánimos; olvidemos
en medio de ]a prosperidad general y de la
gloria comun de nuestro pais que hemos dis-
lmtado nunca sobre la cuestion de la escla-
vitud, y acaso cuando en la marcha de los
acontecimientos lleguen á estar las provin-
cias del Norte bajo nuestro dominio, no ten-
dremos ya temor de naufragar en el mar
político cuyas tumultuosas olas amenazan
envolvernos en un monton de ruinas!


»Al proponer el arreglo de la cuestion, ad-
mitiendo á Nueva-México, nosotros, los hom-
bres del l\orte, hacemos un inmenso sacrifi-
cio, aviniéndonos á una gran concesion,
pues aceptamos como Estado á un territorio
que no tiene poblacion suficiente, ni cuenta
con muchos de los elementos necesarios para
que se le admita por nuestro Gobierno; pero
hacemos esto animados de la esperanza de
resolver amistosamente nuestras diferencias,
.Y confiando en que seremos correspondidos.


»Y ahora, señor Presidente, permitidme
que me dirija á los senadores del otro lado
de la Cámara y les pregunte: cuando noso-
tros recorremos las siete octavas partes del
terrible abismo que nos separa, ¿ os negareis
vosotros á recorrer el camino q ne falta?
Cuando con los brazos abiertos nos acerca-


mos á vosotros de tal modo que sin mas (lU I'"
alargar vuestras manos poclreis estrechar
las nuestras, dándonos un abrazo fraternal
que debe unirnos para siempre, ¿permane-
cereis inmóviles é indiferentes exigiéndonos
una cosa lJ.ue sabeis no podemos conceder y
en la cual no consentirian tampoco nuestros
constituyentes '?»


Los argumentos de MI'. Anton'y pareciall
concluyentes; contestar no era üicil, y así
es que despues de un 11rolongado debate se
desechó la proposicion de Cl'ittenden por
treinta \"otos contra veinticinco, habiendo
quedado tambien sobre el tapete el !JiU rela-
tivo á la admision de Kansas. .


Seria Jlluy largo seguir el curso de los de-
bates de aquella legislatura y dar cuenta
aquí del diluvio de enmiendas y proposicio-
nes que se presentaron en el Congreso. Los
esfuerzos de los Comités para conseguir un
arreglo fuel'on completamente inútiles, y esto
no por falta de buena voluntad de la mayo-
ría, sino porque todos los miembros del Sur
se obstinaron en que los republicanos debian
rechazar lo que era el principio vital de su
partido. La guerra civil parecia inevitable;
la alarma cundió en el Sur al saber que se
trataba de abolir la esclavitud; empezó se á
temer una insurreccion de los negros; dejó
de reinar la tranquilidad entre las familias,
y antes del tiempo fijado para la inaugura-
cion del nuevo Gobierno, era talla agitacion,
.Y tan formidable la resistencia del Sur. que
por el voto del pueblo .Y de la legislatura
resolvieron separarse de la Union los si-
guientes Estados: la Carolina del Sur, en 20
de diciembre de 1860; Mississippí en 2 de
enero de 1861; Alabama el dia 11 del mismo
mes .Y año; la Florida el 12; Georgia el 1 D;
Louisiana el 2N, y Texas en l. o de febrero
siguiente.


En 4 de febrero de 1~61, se reumeron en




226 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. l.


Montgomery (Alabama), varios represen-
tantes de los Estados que acababan do sepa-
rarse, á fin de organizar un Gobierno, y en
18 del mismo mes Mr. Jefferson Davis, de
Mississi ppí, fué elegido Presidente de los
Estados Confederados de América. A. los
cuatro dias se aprobó una Constitucion fede-
ral para los Estados separatistas, la cual era
muy análoga á la de la Union, con la dife-
rencia de que se protegia mas la esclavitud,
hacíase mas larga la duracion de las funcio-
nes presidenciales, es decir, se fijaban seis
años en vez de cuatro, y se reservaba el de-
recho de separacion. Los primeros Estados
confederados no eran al principio sino seis,
á saber: la Carolina del Sur, Georgia, Flo-
rida, Alabama, Louisiana y Mississippí, pe-
ro bien pronto se les reunió Texas, y espe-
rábase que seguirian el ejemplo, Virginia,
la Carolina elel Korte, Arkansas y Tennes-
see. Á juzgar por la actividad con que se
procedia, parecia muy probable que entrasen
ti formar parte de la nueva Confederacion
los Estados esclavos de Missouri, Kentucky,
:.vlaryland, Delaware y el distrito de Colom-
hia, donde el partido democrático contaba
con numerosos prosélitos ..


El dia 18 de febrero ::\fr. Jefferson Davis,
general y ministro de lá guerra bajo la ad-


ministracion de Pierce, y Mr. Stephens, el
elocuente orador, tomaron posesion de sus
cargos de Presidente y Vice-presidente de
la nueva Confederacion (*).


Terminaremos este capítulo repitiendo que
los esfuerzos que hizo el Congreso en aquella
legislatura para evitar un doloroso conflicto
no :produjeron el resultado apetecido, pues
todos los miembros del Sur habian dejado de
asistir á las Cámaras despues de renunciar
sus cargos, de modo que los repúblicos cons-
tituyeron la absoluta mayoría. En la última
sesion se aprobaron tres bills organizando
los territorios de Colorado, Nevada y Dako-
tah, pero nada se hablaba en ellos respecto
á la esclavitud. La aprobacion de estos bills
tenia por objeto sin duda calmar la eferves-
cencia do los ánimos y fortalecer á los unio-
nistas del Sur; mas no parece que esto pro-
dujera ningun efecto, pues no era de esperar
concesion aZr¡una despues de la retirada de
los representantes del Sur. Evitar el conflicto
parecia ya el ifícil: i era demasiado tarde!


(") MI'. Jeffersoll Davis organizó su Gabinete del modo
que sigue: Secretario de Estado, Mr. ToomlJs, de Georgia;
del Tesoro, :VII'. Memminger, de la Carolina del Sur; de la
Guerra, ~Ir. ,Yalker, de .\Jabama; de :Vlarin~, :\11'. :Vlallory,
de la Florida; de Hacienda, -'TI'. Benjamill, c1n Louisiana, ~.
Directo!' general de Corroos Mr. Ulet!, de Mississippi.


...




APÉNDICE AL CAPÍTULO l.


ENMIENDAS A LA CONSTITUCION DE LOS ESTADOS-UNIDOS PROPUESTAS
POR EL SENADOR MR. CRITTENDEN.


Considerando el carácter alarmante de las disensiones
(¡U e se han suscitado entre los Estados del Norte y los del
Sur respecto á los derechos referentes á la eselavitud y es-
pecialmente á los del territorio eomun de los Estados-l:ni-
dos, y como quiera que es de la mayor conveniéncia é im-
portancia para todos terminar amistosamente estas disen-
siones que amenazall la existeucia misma ele la l'niol1,
IHlciendo justicia á todos á fin ele ele\'olver al pue]¡lo la paz
y tranquilidad tan necé;snrias para tudos los ciueladanos,
tengo elltonor eleprüponer las siguientes enmiendas á la
Constitueion, que deberán ser sancionadas por el Senado y
la Cámara de Representantes, y se considerarán como váli-
das despues que se rectifiquen por las Convenciones ele
tres ctlartas partes de los diversos Estados.


ARTícrLo PRlMEHO.-En todo el territorio de los Estados-
Unidos, adquirido ya ó que se pueda adquirir en la parte
Norte hasta los ~()' ;¡Ir de latitud, queda prohibida la escla-
vitud escepto en los casos de castigo de crimenes, en todos
los puntos donde haya Gobierno territorial. En el territorio
Sur de la misma linea de latitud se permitirá la esclavitud
de la raza africana, y lejos de oponerse á ella el Congreso,
cuidará que se respete en todos los departamentos del Go-
bierno territorial mientras exista. Cuando un territorio, ya
sea del Norte ya del Sur, y se halle en los limites que fije el
Congreso, contenga la polJlacion necesaria para estar repre-
sentado, segun la proporcion estahlecida, será admitido en
la l'nion si su forma de Gobierno es republicana, hajo las
mismas condiciones que los Estados primitivos, con esda-
vitud ó sin ella, segun lo previniese su Constitueion.


ARTíceLo 2.o_El Congreso no podrá abolir la esclavitml
en los Estados (londe existe ahora aun cuando se hallen en
los limites ele sujurisdiccion.


ARTÍCULO 3.o-El Congreso no tendrá derecho para abolir
la esclavitud en el distrito de Colombia, mientras exista en
los Estados vecinos de Virginia '( Nraryland, ni con el COI1-
sentimiento de los Ilabitantes ni sin conceder la debida


compensacion á los poseedores de esclavos que se opon-
gan ti la abolicion de la esclavjtud. El Congreso no pndril
tampoco en ningun tiempo prohibir á sus miemhros ni it
los funcionarios (Iel GolJie1'11o federal, que dcJwl1 permane-
cer en dicho distrito, llevar cOllsigo SU" esclavos y tcn('rlo"
mientras los necesitel1, pudiendo luego cOl1ducil'los al
punto donde se trasladaren.


.\RTÍCT:LO el.o-El Congreso no tendrá derecho para prohi-
bir ú oponerse á la traslacioll de esclavos ele un Estado ú
otro, ó á un territorio (londe la esclavit.1ll1 esté' pennitidH
por la ley, bien se haga la traslacion por tierra (¡ ]lor Ilwr.


ARTÍCULO 5."-En complemento de lao llisposiciones del
tercor párrafo de la sp.cCÍon segundn tlcl cuarto articulo dE'
la Constitueion de los Estados-Unidos, el Congreso dispon-
drá que se abone :í todo ciudadano que lo reclame el valor
de sus esclavos fugitivos, siempre y cuando se prueue quP
la autoridad respectiva, cuyo deber era arn:star a 1 culpa-
ble, no lo habia hecho así por violencia Ó, intimidaeioll. (¡
bien en el caso de que el fugitim fuese libertado por fuerza
y no pudiera el dueao reclamarlo. En cualquiera de estos
casos, y cuanclo los Estados-enidos se vieran en la preci-
sion de pagar el importe de un esciavo, t8n(lrál1 deree]¡eo
á exigir la responsabilidad al eonda(lo donde se cometi,·) la
violencia ó intimiclacion, reelamando dalios y perjuicios y
la cantidad satisfecha; pero eleopu '8 lle l'einteorarse estH
al Gobierno, dieho condado ]lorrl'á á su vC'z reclamar la in-
tlemni~aeion, procesando á los que illlpidieron al duetlft
reclamar su eselavo.


ARTiCULO G."-Xinguna enmir2ncla ele la Constitucion de-
berá a [eetar á los cinco articulos anteriores, ni se adicio-
nará á la Constitucion ninguna por l:l cual se confiera al
Congreso el üerecllO de abolir la esclavitud en cualquient
do los Est8dos cuyas leyes la consienten.


COl1sida(l1n/o quP adem:is de las causas de disensioll il
que se refieren las antcriol'es enmiendas, hay otras que el
CDngreso puede ¡tacer de~a]Jarecer valiéndose de su autc-




228 HISTORIA DE LOS CAP. lo
.. idad legislativa; y teniendo en euentll qlH~ el mayor deseo
de touos es conseguir que cese el descontento y la agita-
cion que ahora turba la paz y tranquilidad del país, punien-
do en peligro la estabilidatj de sus institllc iones:


Acordam()s declarar: L° Que las leyes que ahora rigen
para recobrar los esclavos fugitivos están conformes con las
disposiciones de la Constitneion y han sido sancionadas
com() \"álidns por el Supremo Tribunal [le los Estados-Uni-
dos; qU0 los E~tados escln\"os tienen tlprecho á la fiel
observancia y ejccucion de esas leyes, las cuales no debe-
r;\n anularse Ú Illodificarse, y que procetle hacer otras para
c3stigru' á los que intent3ren por violencin ú otros medios
ilegales Liar libprtad á los esclavos.


:2 o Que todas las leyes de los Estados que estén en cou-
tl';\1'l)si..:ion con las actas del Congreso l"der,~ntes á la escla-
\"itne! f;t)n Ilulas y sill nin¡,;"un valor ni ereeto, espet'ialmente
"i ",' "polH'n á la entrega tle psdGVOS fugitivos. El Congreso


1'or lo tanto, atentlitlas lns critieas CirCll1lstaneias por que
atravesamos, cree oportuno recomendar ellcaznwnte á los
Estados que dictal'On tales leyes, que las anulen ó modifi-
quen il fin de que no se suIJ\"iertan inteneionatlamcnte.
;~.o Que la ley de 'IR tIe IJieiclIIhre de "18;¡0, llamada de es-


cla\"os fugitivos, debe ser enmendada de modo que el co-
misionado á que se refiera perciba siempre el mismopremiu
(¡ gratificneion en todos los C380S en que resuell"a. bien sea"
á favor Ú en contra elel reclamante. Asimismo deue limitar-
se la autoridad de las persouas autoriz:ulas para arrestar ,",
tletellel" un esclavo fugitivo, reClam3l1elo el auxilio de los ciu-
elad~nos, en los ensos en que hubiere resistencia (, peligro.
~.o Que las leyps sobre In supresion del tril/ico de escln-


vos africanos, y especialmente las que prohiben la importa-
cion de 3quellos en los EstatIos-Cnitlos, deben ponerse en
vigor á fin de rlU/' se obser\"en fielmente, á cuyo efecto ~t·
adoptarán las disposiciOlw;,: necr,snrins"


HISTORIA DE LA CAROLINA DEL SUR,


La resuelta actituu tI" la Carolilla tl'" :-;nr al tl';lU'r de Lle- Ciel\lll tierras y otros lJeneticios ú los nueyos polllad()rc~"
¡""llder sus derechos, la energía de que diú pruebas al rom- por cuyo medio al¡ri(¡s" 1I11a puerta á los protestantes dé' to-
)1I,r por si sula los lazos de la en.ion, y la animositlatl con das las uaciol1t·s, y muchos desgraciadus de,\lemania, Suiza
'lile sc ataearoll sus instituciones dOIl/(~sticas, fomentada por Holanda, y aun súbditos de b (;ran Drctaiía, aceptaron gll~­
la prellsa y el púlpito, parecen motil"os snflcil"'utes para ha- I tosos los oft"ceimientos que se ll<1cian. Despues oe hailón,,'
,'cr un lijero husquejo de la historia dI' dic)¡o Estad,) tlcsde I repl"irnido las rel)0liones de "líl~¡ y 17j";:; en Eseocia, muchos
su fundaeÍolI, ti fin de aclara," varios puntos importantes de
Ilue"tra narracion.


Ll pl"imera colonia europea que se cOlloeiú en el continen-
t" norte-alllel"icano fué á establecerse en la Carolina del Sur,
y su principal ubjeto era pruteje!" la libertad religiosa" Du-
ra \lto las persecuciones contra los ca lün istas, rn el reinallo
d,; Cádos IX, varios [muceses so establec:iertlll en Charles-
lun á las úrdenes de su ulmirante Coligni, que llamó [\1 pais
la Carolina, si Lien nosotros no C1WtllltrrUlJUS esle nombre
sino en un titulo'otorgado por Cf¡,rlos J, rey (le la (;r"n Drpta-
iia, á Sit· Hoberto JIeath , á quien cedia una ya sta estension
tIe terreno al Sur y Oeste ele aquel pab" Cuando tuvo lugar
la n~staural:Íon de Clldos II, este monarca, en 17U3, utorgó
aquel territorio á varios nobles, cOlleedióntlo estrnordina-
rios privilegios, segun aparece de la carta Lle dicho sobera-
no, á Etluardo, conde Lle Clarentl()n, .Jorge, tiuque de Alber-
))jale, Gllillerll10 Cravell, .Juan JJel'keley, J,OI'I/ As}¡]er. Sir
.Iorgo Carteret, y Sir Juan Colletoll. quiellrs fueron reClHlO-
ciLIos COOIllO sellOres abs01utos y pl'Opietarios de la Carolina·
Los límites comprendian una yastisima ,'stensiOll de terri-
torio qlLe se estenclia desde el Atlántico al Pacífico entre las
paralelas 2W y 3(l' 30·; despues se dividió en Carolina lId Sur
y del Xorte, yen "1(j/"lllegó, procedente de Las Barbadas una
pequeiía culonia, cuyo jefe era Sir Jllan Yeamans, y con la
cual se introdujeron los primeros esclavos en la CarolinH.
La revoeacion del edicto de Nantes en '1085 contribuyó á que
fueran Illuchas personas notables á la proYineia, y poco des-
pues de haberla comprado el monarcn, ell i72H, se ofre-


de los vencidos mon tallOS"" fueron it J¡llSt~ar un a"ilo Cl! la
Carolina del Sur, y toelos los niíos llegaban tambien llllIllC-
rosos Palatinos, ha"ta quc al fin el rey de Pmsia prohihi'"
que pasaran por sus tlominios. Cuando comenzó la gnm lu-
cha de la independencia, la pohlaeion de la Carolina tld
Sur ascendia ya á cuarpllta mil ]¡lallt~os y noventn mil esro"la-
vos; y lllas tarde, los disturbios en I·'rn ncia, la pt'l"secucioll
eOlltra los hombl·es libres y el t1es"üello de los franceses Pll
Sauto Domingo, rué cnusn dr; que en los últimos aiíos dcl si-
glo diez Y ocho sr; refugic.ran en la Carolina un sinnúmero
de ellligrados, que fueron recihidos cordialmente, y alivia-
dos en sus 3puros á espensas tlcl púhlico Aquel fué el últi-
mo grupo de pobladores que recihi{¡ el Est.ndo de los paisp~
estranjeros.


El Gobierno establecido cn la Carolina cuando llegó á "l'I"
provincia real, se organizó segun el modelo de la COIlStitll-
cion liritilllica y se componia de UIl gobernaélor, un COII~('­
jo y una Asamblea; el rey nomhraha á los tI,)S pritllt~}"()s y b
tercera era elegida por el pueblo. Antes de la revolueion
americana era ya muy pr(¡spel'O f'l estarlo de las provineia~
reales, y puede dcdrsc que ninguna colonia estaba mejor
gobeL'natla; los prill1Rl·oS Jorges eran unos verdaderos pa-
dres de provincia, y su paternal afecto habia merecido el
cariiio y amor de los st"lu(litos de la Carolina, que satisfecha
con su situaeion politica no ambiciona.ba la independencia:
si la proclamó luego fué solo para librarse de la tiranía. La
prime m lllcdida que eseitó la oposieion contra el Gobierno
Británico [ué la ley tlel scllo oIc 17ti?í, y entonces la Carolina




CAP. I. ESTADOS-UNIDOS.


.Id Snr, re"ohiú resistirse il la alltoridac1 real. En G de julio
,le ·177·j. las Convenciones del pueblo reunidas en Charlcf'tou
acorLlarun apuyar al pueblo ,Ié, Boston y se nombraron ,lillU-
tallos para que conferenciasen cou las de otras colonias en
,~l Congreso general. En 1774 no halJia eu la pruvincia sino
tres mil libras de púlvora, y como se temia que hiriera fal-
ta mas, doce hombres autorizados por el Consejo ele segu-
I'ÍdaLl, SJ hicieron á la vda Cll Charlestoll, apresaron un
barco ccrca d,) la LalTa de San Aguslin y despues rle apode-
rarse de quince millilJras de pólvQra, hicieron rumbo há"ia
la Carolina, á dOllde llegaron sin contratiempo. ~!er<~ed á es-
ta circunstallci" , el puebltl de 1:1 Carolina üel Sur pudo faci-
litar municiones lle guerra al dc :\Iassac.hu~etls que carecia
absulutamente de clli18. En 28 de junio ,lp 'I7'j(j se vertió la
primera sangre ell defpnsa de la liberta,l con motivo de ha-
¡¡pr sido alaca,lo el fuerte ,le la isla de Snllivan por una cs-
cna,lrilla inglesa que pudo ser rechnada. Este fuerle tomó
luego el nombre dI, Moullrie, en honor ,le! valeroso jefe que
le ,ld(~llt!ió.


"n 4 de julio ele ·1 íín , la Carolina del Sur fuó uno lle los
trICcIC Estados qne proclamó la independencia americana. La
guerra qno habia ompezaLlo ya, no terminó hasta t783 , en
"uyo afio rICconoeiú la Gran Bretaña la intlppICudellda Lle
las colonias. El 2:3 de mayo de '1738, la Carolina elel Sur,
prévio el consentimiento de los representantes del pueblo,
adoptó la Constituc.ion de los Estados-Unidos, y en 20 de
lliciembre de '18m, acordó separarse de la rllion proda-
mando sus dprecllOs corno Estado libre, soberano ó inde-
pendiente.


Para Cot1111I'ender delJidarnellte las causas que motivaron
esta separacion y finalmenle la guerra que devastó el pais,
es preciso fijarse en otras cuestiones que nada tienen que
ver con la de la psc.!avitud, la cual se cree equivocadamente
que es.la única que diú lugar á la guerra. La verdadera
causa ele tan sangrienta lucha se debe atribuir á la c.ucstion
,le derechos de los Estados.


Esta gran doctrilla fundamental, derivada primitivamente
(le las cartas reales en virtud de las que se establecieron las
primeras colonias por la Corona hritánica, era en concepto
de los fundadores de la indepenelenc.ia americana la úniea
hase posible sobre la cual podia subsistir la libertad de la
Il.epúhlica. Un inmenso imperio territorial ú monarquia, es-
tendiénelose sobre la mayor parte del continente, es posible
aunque no de desear, porque su principio es la concentra-
cion del poder y de la autoridad en un solo ii1dividuo, que
es el jefe del ejército y gobierna c.on este al pueblo, exigien-
do la obediencia :'l su voluntad suprema; pero mm gran rc-
públic.a territorial tan CE tensa como la de los Estados-Unidos
en tiempo de \Vashington, con la libertad asegurada dentro
de sus límites, no es posible sin la descentralizacion del
poder. Hase creído siempre que la primera alianza de todo
americ.ano debe c.ontraerse con el Estado de elo Il!l e es natural,
y tan arraigada está esta idea, que aun hoy dia ninguno pue-
,le convertirse en ciudadano de los EstaLlos-Cnidos. El que
es natural de Massacllllsetts ps c1uoaoano de este Estaelo y
no ,]e la Union, y el estranjero hoy emigrante quc se esta-
lJleee en el pais Lle]¡e elegir su Estado y calificarse por la re-


TOMO lII.


sidenc.ia en él antes de que puech tomar cartas de l1<1tUI':\-
lizacion. Para considerarse como ciudadano de X1l8va-York
se necesitarian cinco alíos, pero se puede adquirir el dere-
cho en seis meses en ellalquiera de los nacientes Estados
del Oeste, porque e'1 ellos se necesita gente para {lOII!nr el
tm-ritorio. Formar una liga pntrü los Estados que si bien se
golJernaban por si mismos se unian para rechazar toda in-
vasio!l estranjera, especialmente dc la Gl'an Bretalía á quien
se ereia capaz de dominar á sus colonias rebeldes si !lO se
aunaban, era el princ.ipal objeto que se prupusieron los
hombres notal.Jles de la era lVashillg/olliaila nI proclamar la
libertad é iIHlependeneia de An¡{,rica .. .\ si purs eaüa Estado
tenia su Constitucion, su propia legislatura, su j"fc de jus-
ticia y su milic~ié1, mientras que el Gobierno feeleral ú central.
encerrado en los límites ele la Constitucion por el ~uprmllO
Tribunal, solo tenia ciertos poderes en lo tocante á las rela-
ciones cstntujeras. Esteriorrnente la Union lo era todo; in-
teriormente no era nada. Mientras predominó esta idea, las
repúblicas americ.anas con su Gobierno nominal, eran li-
bres y fdiees y reinabil la prosperidad, pero segun autlwn-
tal m el número de esclavos y se estenclia la L:nion t1,~sde el
Atlántico al Pacífico, era natural que se temiesc una tenta-
tiva para centralizar el poder. I..os Estados, como tales, eran
enteramente libres; lo único que se les negalla por el con-
venio voluntario en que tomaron parte, era el derecho de ha-
cerse la guerra uno á otro ó subvertir sns diversas Consti-
tuciones; en cuanto á todo lo ,lernás c.arla uno era libre de
hacer sus leyes segun las costumbres, necesidades y prác-
ticas ele su pueblo. Así pues, Massaehusetts y ~ueva-York
podian abolir la esclavitnd dentro de sus limites, nlientras
que la Carolina del Snr y Georgia quedaban PIl libertad de
mantenerla. En el último periodo, los territ.orios ele Indiana
é Illinois estaban en su derecho al prohibir el establecimien-
to ele gente de eolor en sus límites, mas pur ningun cOlleep-
to debian considerarse como provincias de un imperio ó
subdivisiones de una unidad, t.al corno los condados ingle-
sesú los departamentos de Francia en el dia. En Inglaterra,
la ley de ~urthumberland es la ley de Devonshire, pero en
América, la ley de :Maine no es la tle Pennsyh-ania. ni esta
la de Nueva-York ó Nueva·Jersey. Si los Estados hubieran se-
guido respetando sus mútuos y sagraclos derechos, es muy
probable que todo el continente de la América del Xorte se
hubiese visto pohlar1o al c.abo de cierto tiempo de repúbli-
cas libres y felices, y que el Canadá y las colonias hritlmi-
cas del Xorte, México y los territorios dd istmo en el Sur,
habrian ido soliC'itantlo poco á poco form<1r parle de la Cllion
Americana. Este hubiera sido un grande y poderoso GolJier-
no, y en el c.aso de llegar a perpetuarse la esclavitud de
los negros se hubiera estinguido gradualmente al recono-
cerse que era tan inútil como ineonvcniente. De este modo
no habia ya temor á la guerra á no ser con 1ma potencia
europea que tomase la ofensi va, lo cual no era probalJle tra-
tándose de una naeion tan poderosa corno América; el prin-
cipio de Gobierno libre quedaba reconocido, y los diversos
Estados habrián ofrecido al mundo el mas suhlime espectó-
culo que pudiese recordar la historia, el espec.táculo de un
pueblo independiente, cil-ilizado, rico y dichoso, 'llle se des-


2\J




230 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.
CAP. lo


arrolla y progresa. resolviendo el gran problema de los
destinos de la humanidad.


Pero este feliz porvenir no estaba reservado para el pue-
blo: la tercera generacion despues de 'Washington, lejos de
interpretarla como debia, pervirtió la doctrina fundamental
de la libertad republicana; aparecieron nuevos hombres y
nuevas ideas; la escoria de los hombres de Europa, todos
aquellos que nada podian obtener en el antiguo mundo,
acudieron presurosos al nuevo á probar fortuna, y no com-
prendiendo el mecanismo de la delicada maquinaria, base
,le nuestro sistem.a político, comenzaron á trabajar para
destruirla. La guerra civil demostró evidentemente cuál
ha sido el éxito de los esfuerzos de esos hombres, que
sin comprellller las ventajas de la Constitucion adoptada
por un pueblo civilizado han persistido en sus malignos
proyectos hasta conseguir que estallara la máquina po-
lilica con un estruendo que debía asombrar al mundo.
Los puritanos de Nueva-Inglaterra que se inspiraron en
la literatura europea en una época en que América no
tcnia la suya propia, han presta,lo su auxilio á esos hom-
bres, y COIllO estos soñaban en la realizacion de un plan
(Iue tenia por objeto llegar á constituir un gran pueblo do-
minante mas bien quc un pueblo feliz y libre, robustecieron
nI Gobierno federal siempre que huho oca~ion para ello,
debilitando en cambio el poder de los Estados que es la
lllPjor garantía de sus libertades. Lm; intereses fabriles de
.'\ue\·a-Inglaterra y I'ennsylvania. de los que dependia su
riqueza, agitaron la cuestion de las tarifas y esta fué una de
las primeras causas que hicieron pensar cn la scparacion.
Despues d,~ lw her emancipado la Gran Rretaüa los esclavos
de la India Occidental, se trató de dar mas importancia á
la esclavitud en América, r por espacio de treinta años se
estuvo debatiendo esta cuestion; mas por la inlluencia de
los elementos europeos y puritanos de la sociedad ame-
ricana, solo se consiguió exasperar á los Estados del Sur
contra los revolucionarios del Norte, empeñados en interve-
nir en asuntos que no les coneernian. Todo esto se hizo en la
creencia de que los Estados-Unidos eran una nacion y que el
(Jobierno federal tenia el derecho de intervenir en las Cons-
titucioues de los diversos Estados cuando lo tuviese por
conveniente. Las cuestiones de libre comercio, de la tarifa,
tle la estension de territorio y de la abolicion de la osclavi-
tIId. son las que siempre se sacaron il la lnz cuando se dis-


cutia el gran tema so!Jre la élutoridad rederal contra la del
Estado; los hombres mas ilustrados y eminentes patriotas
de Ameriea, preveian las inevitables consecuencias, lo eual
les indujo á comlJalir la usurpacion con toda su energía y
elocuencia, y como el Norte aumentaba su poblacion mas
rápidamente que el Sur á causa <le la afluencia de hombres
ignorantes y sin principios que llegaban de Europa, y el:Sur
por otra parte se olJstinaba en mantener sus derechos, esta
fué una razon mas para que acreciese la animosidad y se
comprendiera que la separacion era ya solo una cuestion de
tiempo. El Norte no ha querido escue!Jar aclvertencias;
fuerte en teoría, ha prescindido de la práctica, yel pueblo
del Sur se vió en la precision de buscar un remedio efi-
caz separándose de los demás Estados para no verse priva-
do ele sus ventajas y á fin de quedar completamente libre
del Norte. Este no podria abolir la eselavitud aun cuando lo
deseara. pues si repentinamente se hubiese ,lado la libertad
á euatro millones de esclrl\·OS. Iml'rla sido peligroso pam
todos.


El Xorte no comprendió la libertad ni los principios dI'
su propio Gobierno en todo el curso de estas violenta~
polémicas y de la terrible guerra á que han dado lugar; d
Norte no mantenia la esclaviturly esto debia haberle bas-
tado; al apelar á la fuerza de las armas para exigir una cosa
injusta no estaba en su derecho, pero su error debia cos-
tarle caro, pues el que á hierro mata á hierro muere, y
ahora ha perdido sus propias libertades sin hacer ningun
bien á los negros, á quienes quería poner en libertad, y sin
remover ni uno solo de los oiJstácnlns 'lue se oponen á la
emancipacion universal.


En el Norte hay veinte millones de hombres blancos go-
bernados por el despotiEmo, y en el Sur hay cuatro millo-
nes de negros que se hallan ahora lo mismo que antes de
principiarse la guerra. Todo esto ha sucedido porque los
norte-americanos querian ser una nacion cuando no lo eran,
r atacaron el principio ele la soberania del Estado y del libre
Gohierno. que es la única JJase posible sobre la que puede
subsistir la forma republicana. Sin embargo, aquel pueblo
era orgulloso y necesitaha una lcccion de humildad, leccion
que no dehía tardar pn recibir eon asomhro del mundo,
admir ado de la gigantesca lucha que devastó á nuestro pai~
y en la que vertieron su sal\gre millones dI' eimlllllal\os.


.,.... ;;;;(.




CAPÍTULO 11.
1861.


ADMINISTRACION DE ABRAHAM LINCOLN.


Viaje del nuevo Pn,siclcute it \VRshingLon.-Discurso que proul\l1ciú en Indiallapolis.-Tcntativa de asesinato. - :'Ir!'. Abra-
hall! Lincoln presta jummento y torna posesion del cargo de Presidente de Los Estados-linidos.-Su lll~niflcsto inaugu-
ral.- El nueyo Gabinete. - Los rellresPtltRntes confederaclos.-Cnrta que dirigieron á :MI'. Sewar¡] y conlestacion el.,
éste.-El general I3eauregard y el mayor Anllerson.-Primeras hostilidades.-Bombardeo del fuerte Sumter.-Hcgoeijo
lle los separatistas.-Indignaeion ue los norte-americanos.-El parte del mayor Anuprson.-Llamamiento ~ las armas.
-Proclama del Presidente.-Reunion de los confederados en }Iontgomery.-Contestacion de algunos Estados alllama-
miento del Prcsidente.-El teniente Jones evacua el arsenfll de los federales en Harpe"r's Ferry.- El motin de Balti-
more.-Conferencia del Presidente con el mayor I3rown.- El general Butler desembarca en l\nnapolis y recubra a
Marylancl.-Sp almnclona el arsenal de :Xorfolk.-Separaciol1 dR Yil'gini>l, Tennessee, la Carolina del N'orte y Arkansas.
-ApéndicR ,,1 (~apitlllo IT.-Biogr~fia de AhralIam Lineolll.


El dia 11 de febl"ero, el nuevo Presidente I festaciones que se le dirigian, pero no repro-
electo, Mr. Abraham LincoIn, abandonó su duciremos aquí sino uno de ellos, que es
modesto domicilio de Illinois y se puso en ca- en nuestro concepto el mas interesante y es-
mino para vVashington, atravesando los ter- pI'esivo. Helo aquí:
ritoI'ios de Indianapolis, Cincinnati, Pitts-
burgh, Cleveland, Erie, I3uffalo, Albania,
'rrenton, NewaI'k, Philadelphia, Lancaster
y Harrisburg. En todas las estaciones en
donde tenia que detenerse el tren especial
donde iba MI'. Lincoln con su familia y al-
gunos amigos, salió á esperarle una multi-
tud inmensa, yen todas partes recibiasele con
marcadas muestras de respeto y estimacion
y como al jefe de un pueblo libre, que segu-
ramente no creia que durante la nueva ad-
ministracion que iba á inaugurarse, debia
tener lugar una de las mas sangrientas ca-
tástrofes que se registran en los anales de la
historia de las naciones. En cuantos puntos
se detuvo Mr. Lincoln pronunció varios dis-
cursos notables en contestacion á las mani-


«Ciudadanos del Estado de Indiana:


»11e presento á vosotros para daros gracias
por vuestro lisonjero recibimiento, y muy es-
pecialmente por el generoso apoyo que pres-
ta vuestro Estado á la causa pública, que yo
creo la mas justa, no solo en nuestro pais,
sino en todo el mundo. Observo que en la ac-
tualidad se usan mucho las palabras coe1"don
é invasion, algunas veces de un modo violen-
to, y por esto debemos hacer lo posible pa-
ra comprender debidamente la intencion de
aquellos que las usan; es preciso buscar la
definicion exacta de estas palabras, no en los
diccionarios, sino en los hombres mismos,
los cuales á no dudarlo reprueban los actos
que aquellas indican. En efecto, ¿qué es coer-




H1STOHIA DE LOS CAP. ll.


cíon? (, qué es invasi011? ¿ Seria lo primero
la marcha de un ejército á través de la Caro-
lina del Sur, sin el consentimiento de su pue-
blo, y con una intencion hostil? Yo creo que
á esto se le debe llamar invasion, y coerC'ion,
si los habitantes de la Carolina se vieren pre-
cisados á someterse. Pero S1: los Bstados-
Unidos se limitaran á recuperar sus fuertes
y otros b'ienes y á cobrar los derechos SOb1"e
las importaciones estra1~jeras, ¿podria lla-
marse á esto invasion ó coercion? ¿ Habrá
alguno que se atreviese á calificarlo de inVfi-
sion de un Estado? ¿ En qué consiste la le-
gitimidad de los derechos de un Estado? No
hablo aquí del rango que este ocupe en la
Union sfgun los principios Constitucionales,
porque esto lo reconocemos todos, sino del de-
1:echo de dominar lo que es menos que él, tra-
tando de destruir lo que es mas. Si un Estado
y un condado, por ejemplo, fuesen iguales en
estension ele territorio y en el número de ha-
bitantes, ¿en qué, como principio, podria ser
el primero mejor que el segundo? ¿ Podria
suponer el cambio de nombres y un cambio
de derechos? ¿ Con qué autorizacion y bajo
qué principio podria un Estado que no forma
mas que la quinta parte de una nacion, romo
per con esta y separarse de una manera ar-
bitraria? ¿Qué misterioso derecho se confiere
al distrito de un país para erigirse en tirano,
solo porque se le dió el nombre de Estado?


»Compatriotas; yo no defiendo aquí teorías;
• no hago mas que dirigiros preguntas para


que reflexioneis, y deseando no molestaros
mas, permitid me que me retire.)


Á pesar de todas estas ovaciones, cuando
MI'. Lincoln llegó á Harrisburg, el dia 22,
pudo observar qne esperimentaba un brusco


cambio el barómetro político, pues allí abun-
daban los partidarios de la esclavitud. Ha-
bíase resuelto que el nuevo Presidente pasa-
ria e123 por Baltimore, como lo habia hecho


por otras grandes ciudades de los Estados li-
bres, pero en Baltimore el espíritu público
estaba en favor de la esclavitud, y aun pue-
de decirse que en este punto se deseaba en
general la separacion de los Estados. El Go-
bernador de la ciudad era MI'. Breckinridge,
demócrata muy amigo de las reformas, y por
esto no es de estrañar que en Daltimore hu-
biese muchos conspiradores y que allí se al-
bergara la traicion, la cual era mucho mas
de temer si se atiende á que se habia dicho
en muchas partes .Y por diversos conductos
que MI'. Lincoln no viviria para ser Presi-
dente. El periódico titulado «RejJUbNcano de
Baltimore» acababa de publicar por otra par-
te un artículo encaminado á escitar el tu-
multo y las violencias cuando llegara el nue- •
vo Presidente (1). Todas estas circunstancias
y el estado de irritacion de los ánimos, bas-
taron para que ~e mandara tomar algunas
precauciones al jefe de policía Jorge P. Kane,
con tanto mas motivo cuanto que se supo con
certeza que se trataba de asesinar al Presi-
dente, simulando una especie de motín. Pero
Mr. Lincoln resolvió seguir el consejo que le
dieron sus amigos, y en su consecuencia
atravesó por Baltimore de incógnito en la
noche del 2:2, y en la maüana .del 28 llegó á
\Vashington, precisamente tí la hora en que
se esperaba saldria de Harrisburg. La pru-
dencia de esta medida salvó seguramente
á .MI'. Lincoln, pero hirió la susceptibilidad
de muchos amigos suyos, los cuales hubieran
preferido formarle una escolta de cien mil
hombres mas bien que verle pasar como un
fugitivo por la ciudad de Baltimore.


(1) El articulo del Repub/icano de Ba/lilllol'c terminalJa de
este modo: dlr. Lil1colll, el Presidente electo de los Esta-


dos-Unidos, llegará á esta ciudad COII su séquito á eso de
medio dia en un tren especial procedente de I1arrison, y se-
guira dÜ'ectamcntc á "Washington. De esperar es que no se
le ofrecerá ,una oportunidad para dar á conocer entee nos-
oteos las opiniones que emitió 3~er en l'hiladelplli3.




';AP. n. ESTADOS-UNIDOS.


[1]1 día 4 de marzo, aunque la mañana ha-
bia sido muy desapacible, comenzó á brillar


el sol en toda su fuerza y se de~pejó
1861. 1 t'''' . b' . b 1 a a mOSlera, SI len no rema a a
animacion que era de esperar, á causa sin
duda de la alarma que predominaba entre el
público. IIabíanse hecho amenazas de que
nunca se permitiria al Presidente electo
prestar el juramento de costumbre, y que se
le asesinaria en 81 acto si no se encontraba
otro modo de impedirlo. Como era natural
esto hizo temer alguna violencia ó conato
de moti n , JT por lo tanto el general Scott
creyó oportuno tomar algunas precauciones
militares, aunque no tenia mas que mil
hombres á sus órdenes. La pl'ocesion cívica
que escoltó á Mr. Lincoln hasta el Capito-
lio, fué sin embargo muy numerosa é iban
en ella muchas personas respetables entre
las que se veía al ex-Presidente Buchanan.


El Senado habia estado reunido en sesion
hacia cuarenta yocho horas, y pudo concluir
sus trabajos á tiempo para admitir la renun-
cia al Vice-presidente Breckinridge y dar la
posesion á MI'. Hamlin, y hecho esto j ura-
ron otros varios Senadores. Poco des pues
penetraba en la Cámara el cuerpo diplomá-
tico, que iba de rigurosa gala, los altos dig-
natarios y los jefes del Supremo Tribunal de
Justicia, y al presentarse el Presidente, todos
pasaron al espacioso pórtico del Capitolio
donde se elevaba un estrado. MI'. Lincoln,
conducido por el coronel Eduardo D. Baker,
senador del Oregon, le presentó ante aquel
inmenso concurso que le saludaba con rui-
dosas aclamaciones. Despues reinó el mas
profundo silencio, y el nuevo Presidente,
desarrollando un manuscrito, leyó con voz
clara y penetrante su manifiesto inaugural
concebido en estos términos:


«CIUDADANOS DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


»Cumpliendo con una costumbre tan an-


tigua como el Gobierno mismo, me presento
á vosotros para dirigiros la palabra y pres-
tar el juramento prescrito por la Constitu-
cion de los Estados-Unidos antes de tomar
posesion del cargo de Presidente.


»No creo necesario ahora discutir todos
aquellos asuntos administrativos que no es-
citan un particular interés, y me limitaré por
lo tanto á manifestar que entre el pueblo del
Sur predomina al parecer el temor de que
con la nueva administracion republicana
peligrará la paz y la seguridad personal,
sin que á mi modo de ver haya fundamento
alguno para abrigar semejante inquietud.
En mi concepto no ha.y motivos para pensar
así, y esto podria probarse hasta la eviden-
cia, pues sin ir mas allá, en todos los discur-
sos del que ahora tiene el honor de dirigiros
la palabra, se podrá haber comprendido que
no tengo intencion de intervenir directa ó
indirectamente en el asunto de la esclavitud,
en los Estados en donde existe, pues no creo
que tengo derecho pa ra hacerlo, ni me in-
clino tampoco á ello. Los que me eligieron
no ignoraban que yo habia hecho esta decla-
racion, y la prueba es que en el programa
que me presentaron al ofrecerme sus votos,
aparecia el siguiente acuerdo:


» El mantenimiento de los derechos de los
Estados, y especialmente el de que cada uno
de aquellos se rija por sus propias institu-
ciones, es esencial para conservar el equili-
brio de nuestro sistema político, y reproba-
mos la ilegítima invasion por la fuerza
armada, de cualquier Estado ó territorio,
como el mas grave de los crímenes.


»Yo apruebo en un todo esta declaracion,
y al hacerlo así puedo asegurar que la tran-
q uilidad y el bienestar de todos no se verá
de ningun modo en peligro con el nuevo Go-
bierno. Debo añadir, de paso, que todos los
Estados serán protegidos con arreglo á los





HISTORIA DE LOS CAP. n.


prmClpiOs Constitucionales y á las leyes, todos conocemos en 1774; trece Estados dis-
siempre que 10 reclamaren por una justa tintos se comprometieron á observarla en
causa. 1778, y por último en 1787, uno de los prin-


»Al prestar el juramento que me impone cipales objetos al revisar la Constitucion, fué
mi cargo, es mi ánimo observar estricta- formar una un ion mas perfecta. Si aquella
mente la Constitucion y las leyes, y mien- deja de observarse por uno ó mas Estados, y
tras yo no recomiende otras nuevas al Con- se considera que hay un derecho para hacer-
greso, creo que será mejor para todos con- lo, entonces la Union es menos que antes
formarnos y regirnos por aquellas que no porque la Constitucion habrá perdido el ele-
han sido anuladas. mento vital de su perpetuidad. Se sigue de


»Setenta y dos años hace que tomó pose- aquí que ningun Estado puede separarse le-
sion el primer Presidente bajo nuestra Cons- galmente de la Un ion por su propia inicia-
titucion nacional: durante este período, quin- tiva; que todas las órdenes y acuerdos que
ce Presidentes distintos, todos ciudadanos así lo prevengan dehen considerarse nulas y
tan distinguidos como ilustres, han repre- sin ningun valor ni efecto, y que los acto!'
sentado al Poder ejecutivo del Gobierno, á de violencia cometidos en un Estado ó Esta-
través de muchos peligros, pero siempre con dos contra la autoridad de la Union es una
feliz éxito, y á pesar de esto, y con tales insurreccion ó revolucion, segun las circuns-
precedentes, entro en el desempeño de mis tancias.
elevadas funciones con tanta desconfianza co- » Y o opino, pues, que en vista de la Consti-
mo temor de que me falten las fuerzas. tucion .y las leyes, la U nion es inq uebranta-


»La separacion de los Estados de la Union, ble, yen este concepto, no perdonaré esfuerzo
que no era hasta hace algun tiempo mas alguno para que las leyes se cumplan fiel-
que una amenaza, es ahora segnn parece un mente cm tocIos los Estados. Haciéndolo así
plan resuelto. A mi juicio, la ley universal habré cumplido con mi deber, y persistiré
eJe la Constitucjon supone que la Union de en mi resoludon mientras me sea posible, ti
los Estados ha de ser perpétua, por mas que no ser que mi jefe natural, que es el pueblo
no se esprese esta palabra en la ley funda- americano, disponga lo contrario retirándo-
mental de todos los 6-obiernos nacionales. me el poder en debida forma. Confío en que
Si se cumple con todas las disposiciones de no se interpretarán mis palabras como una
la Constitucion de nuestro pais, la Union amenaza, sino como el firme propósito de
existirá siempre, pues no es posible destruir- defender y mantener constitucionalmente la
la sin suprimir el instrumento, base de nues- Union, pues de este modo no será necesario
tro sistema político. recurrir á las violencias ni verter sangre si


»Aun suponiendo que los Estados-Cnidos no se obliga á ello á la autoridad nacional.
no fueran un Gobierno propiamente dicho, »Haré usodel poder quese me confierepara
sino una asociacion de Estados, con el ca- conserva¡' y defender los bienes y propiedade s
rácter de un contrato solamente, ¿ podrá pertenecientes al Gob1:erno, así como tambien
anularlo una de las partes sin la aprobacion para recaudar Jos derechos impuestos; mas
.Y el consentimiento de las demás? por lo demás que no se refiere á esto, no ha-


)La Union es mucho mas antigua que la brá invasion ni fuerza armada contra el
Constitllcion; se formó por los artículos que pueblo en ninguna parte.




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS.


»Donde la hostilidad á los Estados-Unidos
fuese tan marcada y universal que impidie-
ra que los ciudadanos residentes continuaran
en el desempeño de sus respectivas funciones,
no se tratará de reemplazarlos con estran-
jeros, pues el hacerlo así, mientras el Gobier-
no tenga un derecho legal para disponer que
los funcionarios sigan en sus puestos, seria
tan irritante como impracticable, y parece
mejor suprimil' por lo pronto tales destinos.
En una palabra, el pueblo podrá vivir en to-
das partes con esa tranrluila seguriclacl tan
favorable y necesaria para la reflexiono


»Seguiremos la política indicada, (í, no ser
que la experiencia ó imprevistos aconteci-
mientos aconsejen una modificacion ó cam-
bio; pero en todos los casos y sean cuales
fueren la exigencias, yo haré cuanto estu-
viere de mi parte para conservarme dentro
de los límites de la prudencia, dando una so-
lucion pacífica á los disturbios que ocurriesen
á fin de restablecer las fraternales afecciones
y simpatías.


»Que haya personas en un punto ú otro
que tratan de disolver la TJnion á toda costa
y que buscan un pretesto para hacerlo así,


to, 'pues, que Sé ha negado algun derecho
escrito en la, Constitucion? Yo creo que nó,
y felizmente la humana inteligencia es tal.
que ningnno tendria la audacia de hacerlo.


»Citadme, sino, un solo caso en que se haya
negado alguna de las disposiciones escritas
claramente en la Constitncion: si por la
mera fuerza de los números una mayoría
despojase á la minoría de cualquier derecho
constitucional espresado á la letra en la
Constitucion, se justificaria la revolucion
bajo el punto de vista moral, pero aquí no
existe este caso. rrodos los derechos vitales
de las minorías y de los individuos están
tan bien asegurados por la Constitucion, que
nunca se promueven controversias acerca de
ellos, y es de desear q u~ así sea, porque no
es dable hacer ninguna ley orgánica con una
disposicion especialmente aplicable á cada
una de las cuestiones que pueclan ocurrir en
la administracion práctica. Nadie puede pre-
ver ni hay documento alguno que cont.enga
artículos escritos solo para resolver todas las
cuestiones posibles. ¿Deberán ser entregados
los esclavos fugitivos por la autoridad nacio-
nal ó por la del Estado? La Constitucion no


es cosa que ni afirmo ni niego; mas si en lo dice de una manera terminante. ¿ Deberá
efecto existen esas personas, no es necesario el Congreso proteger la esclavitud en los
que yo les dirija la palabra. Pero ¿ no podré territorios? ¿ La Constitucion no 10 dice es-
hablar á los verdaderos amantes de la U nion? presamente? De puntos como este nacen
Antes de entrar á discutir tan grave asunto nuestras controversias constitucionales dan-
como lo es el de la destruccion de nuestro do lugar á que nos dividamos en mayorías y
sistema nacional, con todos sus beneficios, minorías. Si estas no ceden, la mayoría ó el
sus recuerdos y sus esperanzas, ¿ no seria Gobierno deben cesar; no hay alternativa,
prudente averiguar por qué lo hacemos? para que este último continúe en el poder
¿ Quién se atreveria á dar un paso tan osa- sin la conformidad por una y otra parte. En
do mientt'as los males que nos aquejen no este caso, si una minoría prefiere separarse
sean reales y verdaderos, mientras no tenga- á ceder, sienta un precedente que ha de per-
mos la seguridad que al huir de unos no nos judicarle á su vez, pues de su seno mismo
afligirán otros peores? Todos aseguran que saldrá otra minoría, cuando una mayoría
estarán contentos en la Union si se mantie- rehuse aceptar lo que aquella desea. Todos
nen los derechos constitucionales; ¿ será cier- los que ansian la desunion comprenden esto




2311 HISTORIA DE LOS CAP. I~o


muy bien; pero yo pregunto: ¿ hay tan per-
fecta identidad de intereses entre los Estados
para formar una nueva Union que produzca
solo la armonía é impida otra separacion
nueva? Hablemos francamente: la idea do-
minante de la separacion es la esencia de la
anarquía.


» Una mayoría sujeta á los límites consti-
tucionales y que fácilmente cambia por la
opinion popular, es el verdadero soberano
de un pueblo libre; el que la deseche cae en
la anarquía; la unanimidad es imposible; re-
chazando el principio de I a mayoría, solo
queda ya el despotismo ..


»Una parte de nuestro pais cree que la es-
clavitud es conveniente y que es preciso es-
tenderla, mientras la otra opina que es un
mal y debe suprimirse, y hé aqní el gran
caballo de batalla que da orígen á tantas
disensiones, á pesar de que la ley relativa á
los esclavos fugitivos y la referente á la su-
presion del tráfico de negros, están hoy en
vigor como todos saben. Esta cuestion es
difícil de resolver satisfactoriamente para
todos, pero aun lo seria mucho mas sepa-
rándose los Estados, pues por una parte el
tráfico de aquellos, suprimido a}lOra imper-
fectamente, se haria de nuevo con la mayor
actividad, y por otra los esclavos fugitivos
que se devuelven Ahora con frecuencia, no
se entregarian ya nunca.


» Físicamente hablando no podemos sepa-
rarnos; no podemos aislar nuestras respec-
tivas secciones ni elevar entre ellas una ines-
pugnable barrera; un marido y su mujer
están en el derecho de divorciarse alejándose
despues uno de otro, pero las diferentes par-
tes de la Union no pueden hacer esto; deben
permanecer cara á cara y continuar en sus
relaciones, bien sean estas amistosas ú hosti-
les. ¿ Será posible que esas relaciones sean
mas ventajosas ó satisfactorias despues de


la separacion que antes? ¿Podrán los estra-
ños hacer tratados mejor que los amigos
leyes? ¿ Podrán observarse mejor aquellos y
estas? Suponed que se va á la guerra; no
siempre será posible luchar, y cuando des-
pues de grandes pérdidas por ambas partes
sin conseguir beneficio alguno, cese la con-
tienda, todo serán dificultades respecto á la
qonducta que se deba observar.


» Este pais con sus instituciones pertenece
al pueblo q ne lo habita, y cuando este no
crea bueno el Gobierno existente, puede
modificarlo en virtud de su derecho Consti-
tucional, aun cuando para ello tenga que
apelar á la revoluciono Yo no recomiendo en-
mienda alguna, pero reconozco el derecho
del pueblo en este punto, yen vez de opo-
nerme yo le apoyaria, sobre todo en las ac-
tuales circunstancias si se viera precisado á
tomar alguna determinacion en este sentido.


» El jefe de la nacion obtiene su autoridad
del pueblo, mas no se le ha conferido dere-
cho alguno para fijar las condiciones con que
deben separarse los Estados; el pueblo puede
hacer esto si lo quiere; el Poder ejecutivo no
tiene nada que ver con ello; su deber es ad-
ministrar eT Gobierno que se le confió, tras-
mitiéndolo sin tacha á su sucesor. ¿ Y por
qué no ha de haber una ciega confianza en
la justicia del pueblo? En nuestras actuales
disensiones, ¿ quereis decirme si hay alguno
que crea que no esté de su parte la razon?
Si el que rige los destinos de las naciones
favoreciese al Norte ó al Sur, la razon y la
justicia resplandecerian por el juicio de ese
gran tribunal que se llama el pueblo ameri-
cano. Mientras que el pueblo vigile y sea
virtuoso, ninguna administracion por mala
que sea, podrá perjudicar gravemente al
Gobierno en el corto espaci"o de cuatro años.


»Compatriotas; yo os recomiendo con la
mayor eficacia que mediteis tranquilamente






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CAP. Il. ESTADOS-UNIDOS.


soLre este punto; nada se pierde por un es- zo el Presidonte remitió al Senado para su
ceso de reflexiono Una resolucion precipi- confirmacion los nombramientos de


1 . r 1 d' 1 1861. tada que á veces produce funestas conse- os Jeles de os lversos (epartamen-
cuencias no so hubiera tomado acaso pen- tos, y aprobados que fueron, quedó constitui-
sándolo antes maduramente; nada se pierde do el nuevo Gabinete en esta forma: Secrcta-
por reflexionar dos veces. rio de Estado, Guillermo n. Seward, de


»Si se admitiera queyosotros los que estais ~ neva-York; del Tesoro, Salmon P. CItase,
. descontentos con el Gobierno teneis toda la de Ohio; de la Guerra, Simon Camero11, de
razon, aun en este caso no habria un motivo Penns,ylvania; de la Armada, Gideon ""Yelles,
para precipitaros. La inteligencia, el patrio- de Connecticut; del Interior, Caleb n. Smith,
tismo y la religio11, y una firme confianza de Indiana; de Hacienda, Ecl uardo Bates,
en ese Dios tan poderoso que siempre dis- de .i\Iissouri, y Director general de correos,
pensó sus fayores á este pais, es todo cuanto ~Ion tgomery Blail', de .:'Ilarylancl.
necesitamos para resolver satisfactoriamen- Entre tanto, segun ,ya hemos dÍcho,
te nuestras diferencias. Y á yosotros, com- Mr. J efferson Davis habia formadu i am)Jien
patriotas mios, los que estais descontentos, su Gabinete como tenemos indicado en el
permitidme os diga quo solo de vosotros capítulo anterior, y de.este modo quedalJan
dependo la paz ó la, guerra civil. El Gobier- organizados los dos Gobiernos dispuestos á
no no os atacará seguramente. No habrá e'jercer sus resl1ccÜvas funciones; mas era
conflictos sin que sei1is los agresores; no esto tan palpablemente incompatible, cIue
existe ningun precepto clívÍno que os autori- dmlas las circunstancias, puede decirse que
ce á destruir el GolJierno, en tanto que yo ora ineútable un coniiicto peligroso para
estoy ligado por un juramento solemn8 se- LoJo el continente. Sin embargo, eon11ri1).'1se,
gun el que, clebo pl'csen;ade, pl'otcgei'le JI de- al menos en el .sarte, en que no seria }Jl'eci-
fendcl'lc. so romper las hostililbdes; el PresiJonle y


»Voy á concluir: no somos enemigos ni sus consejeros lo creian tambien as], J el
debemos serlo; somos amigos, y aunquo mismo Secretario de Estado, .:'111'. So\vard,
por un momento se lm,ran dejado dominar ha1)ia predicho algull tiempo antes qne en
algunos por L:t cólera, no por esto se deben dos meses quedarian arregladas todas las
desatar los amistosos bzos que nos unen.» diforoncias y L1isensiones entre am1Jos par-


Terminarla la lectura de este notable uo- tidos.
cumento, el nuevo Presidente de los Estados-
Unidos prestó el juramento de costumbre
anto el jefe de justicia Taney, y despnes de
recibir los plücemes y felicitaciones de sus
numerosos amigos, se roLil'ó acompaüado
entre otros de Me. Buchanan, quien deseán-
dole un feliz Go1Jierno, se despidió de
MI'. L incoln para retirarse por entonces de la
vida púlJlica (*). Al dia siguiente, 5 de mar-


(') Aun cuan,lo eIl el Ap6ndice ,ld presente cClpitulo i¡;-


TOllO IlI.


No obstante, antes de terminarse la sema-
na en que tomó posesion de su cargo .:\Ir. Lin-
coln, el Secretario de Estado rocilJió la,


cluimcs L,lJio;;rui'iu del Presi,lelltE' Abmhulll 1,il1:0111, como
lllHli l:l':t cslr:Jllétf DI ]Pl·tc r no haber visto figurar su nOlu]Jre
sino hastu el mOlllc'nto ele ser elegido [l:t1'a el cle\'arlo pues-
lo que ocupó, cOllsignaremos aqui qLlC' el Presidente .Tad:-
son luyo á bien nOlllllt'urle Arlminislrarlor de correos ('uan-
do se J¡;dlaha el1 :'\uc\'a Salcm. Este fné el llrimer cargo
púJ,lico qLle dcsempeü(; JIr. Lincoln, despucs de huber sid(}
escribiente en un almaeen.
(~del L)


::lO




HISTORIA DE LOS CAP. !l.


siguiente carta suscrita por nIrs. Juan For-
syth y Martin J. Cra\vford.


« \Vashington, Marzo 12, wm.


»AL HO:\'ORABLE GVILLER;Vro H. SEWARD,
"Ser¡,,,ta¡'io de E8/w:lu de los Estar/os-Unidos.


).Yluy señor mio: los infrascritos, comisio-
nados nombrauos por el Gobierno de la Con-
fedcracion de América cerca del Gobierno de
los Estados-Lnidos, con arreglo á sus ins-
trucciones, tienen el honor de ponerlo en co-
nocimiento de V. para que se sirva indicar
al señor Presidente de la Union el objeto de
nuestra venida á esta ciudad.


»Habiendo resuelto siete Estados de la


el honor de solicitar se sirva señalarles dia
y hora á fin de entregar al Presidente de
los E stados-u nidos las credenciales de que
son portadores y manifestarle el oldeto de la
mision que les ha sido encomendada.


»Aprovechan esta ocasion para ofrecerse
con el mayor respeto sus seguros servidores,


Juan F01'slJ1lt.
J.lfa¡'tin J. Cra/C(ord.


En vez de una proposicion para entablar
negociaciones do paz, oste documento podia
considerarse Yirtualmente como una decla-
racion de guerra; así lo comprendió el Se-
cretario de Estado, y despues de consultar


U nion federal, en virtud del derecho que tie- con el Presidente, contestó á Mrs. Juan
ne todo pueblo lihre para reformar ó cambiar Forsyth y Martin J. Crawford con una es-
sus instituciones políticas, separarse de los tensa carta en la cual les decja que no le era
Estados-Unidos, acaba de reasumir las atri- posible acceder á su peticiono Estractamos á
buciones del poder soberano, organizando continuacion los dos siguientes pcirra.fos, que
un nuevo Gobierno. Los Estados confedera- bastarán para formar una idea del estilo y
dos constituyen una nacion independiente contenido de la carta de Mr. Seward.
de (acto y dejure con un Gobierno perfecto «Al Secretario ele Estado no le es posible
(lue cuenta con todos los elementos neceRa- entablar discusion alguna sobre este punto.
rios de existencia. y debe por lo tanto limitarse á esponer laR


»Con el fin de arreglar á la mayor breve- razones que le inducen á rehusar respetuo-
dad posible todas las cuestiones que pudieran I samente la proposicion de Mrs. Forsyth y
originarse de esta separacion política en los Crawford.
términos mas amistosos á la par que mas »El dia 4 de marzo, el nuevo Presidente
ütvorables para los intereses .y futuro bienes- de los Estados-Unidos entró en el desempe-
tal' de ambas naciones, los infrascritos tie- 110 de sus funciones despues de haber leido
nen órden de proceder á las primeras dili- su manifiesto inaugural al pueblo de la
gencias para entablar negociaciones con el Union. El Secretario de Est.ado tiene el ho-
Gobierno de los Estados-Unidos, asegurán- nor de acompañar una copia de este docu-
do1e que el Presidente, el Congreso y el pue- mento á :Jlrs. Forsyth y Crawford, á fin de
h10 de los Estados confederados desean vi- que se sirvan examinarla.
vamente una solucion amistosa, y que no »Á primera vista se podrá comprender que
es su intcncion, ni está tampoco en sus inte- el Secretario de Estado, que profesa esos
reses, exigir cosa alguna que no se funde en I principios, no debe admitir que un Estado
la mas estricta justicia. cualquiera pueda de hecho ó de derecho se-


»Los infrascritos, en cumplimiento de las pararse de la Union federal, sin el consenti-
instrucciones de su Gobierno, tienen ahora miento de una· Convencion nacional en 1'e-




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS.


presentacion del pueblo. El Secretario de un pié de paz y amist.ad las 11/1eraS relacio-
Est.ado no puede pues reconocer de ningun nes que deben se!Juit'se en este nuera estado
modo que los Estados confederados constitu- de cosas con el Gobierno de la Union federal.
yen una potencia est.rarrjera con quien deban Vuestra negativa para acordar esta solucion
entablarse relaciones diplomáticas.» pacífica, los preparativos militares del Go-


La contestacion de Mr. Seward, tan pací- bierno, y el haberse anunciado al jefe de las
fica como esplícita, revelaba la esperanza de fuerzas confederadas en Charleston que el
<fue no se rompieran las hostilidades, limi- Presidente trata de aumentar la guarnicion
tándose el Secretario de Estado á decir que del fuerte Sumter, recurriendo á la fuerza si
solo podia reconocer á Mrs. Forsyth y Cra"\Y- es necesario, son hechos que indican c1ara-
ford como ciudadanos de los Estados-Unidos mente una declaracion de guerra contra la
y no como plenipotenciarios de una nacion Confederacion, pues el Presidente de los Es-
estranjera; que la separacion de los siete Es- tados-Unidos sabe muy bien que no podria
tados no podia tampoco ser reconocida por aumentarse la guarnicion del fuerte Sumter
el Gobierno como válida, toda vez que aque- sin la efusion de sangre. Los infrascritos,
lla debia considerarse como implícitamente pues, en nombre de su Gobierno y de su pue-
prohibida por la Constitucion federal, y no blo aceptan el reto que.se les dirige, y ape-
era posible adoptar semE'jante medida sin lando al juicio del Todopoderoso y del mundo
reunir una Convencion nacional; que solo que ve la justicia de su causa, prometen so-
esta podria atender á sus supuestas reclama- lemnemente defender hasta lo úIt.imo sus li-
ciones, y que consuIt.ado el Presidente so- bertades contra los ataq nes del poder. »
bre el particular, pstaba conforme en estos Pocos dias despues de haberse encargado
puntos. del Gobierno Mr. Lincoln, comenzó á reinar


Est.a cont.estacion hacia ya inútil la pre- cierta agitacion en el pais porque se ignora-
senciade los comisionados en \Vashington, ba qué resolucion adoptaria el Presidente
y reconociéndolo así, resolvieron retirarse; respecto á los fuertes del Sur, sobre tocIo los
mas antes de hacerlo escribieron al Secreta- de Moultrie y"Sumter, el último de los cuales
rio de Estado una segunda carta cuyo prin-
cipal párrafo estaba concebido en est.os tér-
millOS:


«Los infrascritos comprenden claramente
que el no concederles una audiencia para es-
poner el objeto de la mision que se les confió
cerca elel Presidente de los Estados-Unidos,
es porque hacerlo así seria reconocer la in-
Jependencia .Y separada nacionalidad de los
E stados de la Confederacion. La verdad de la
historia exige que quede consignado que los
infrascritos no pidieron al Gobierno de los
Estados- Unidos que reconociese la indepen-
dencia de la Confederacion, sino solo que se
les señalase dia y hora para' entablar bajo


contaba con una escasa guarnicion al mando
del mayor Anderson. Algunos corresponsa-
les de los periódicos de \Vashington, que
solo se ocupaban en adquirir noticias, escri-
bieron á poco manifestando que el fuerte
Sumter se evacuaria pacíficamente por ha-
ber creído el general Scott que esta medida
militar era de todo punto necesaria, atendido
que dicha fortaleza se hallaba rodeada por
las fuerzas de la Confederacion y no seria
posible aumentar el número de tropas que la
guarnecian sin un injustificable derrama-
miento de sangre.


En el Senado, que habia estado reunido
desde el 4 de ma'yo, Y donde era muy poco




2iO HISTORIA DE LOS CAP. 11.


numerosa la, oposicion al Gobierno, con mo-
tivo de la separacíon de los Estados, S8 de-
seaba que el Presielente manifestase cuáles
eran sus intenciones, y 1\1rs. rr. L. Cling-
man, ele la Carolina elel Xorte, TIayarel, ele
Delaw<1Tc, y I3reckinridge, de Kent.l1cky, in-
sistieron sobre todo en obtener una eleclara-
cíon esplíeib para clue se les elijen), si dehía
esperarse la guerra civil ó la paz. Mr. Dou-
glas, de Illinois,pronunció unlargo discurso,
demostrando que no seria una mechdapru-
dente empeñarse cn conservar los fuertes del
Sur ni mucho menos en rccobrar los que se
hubiesen tomado, á menos que se ÍL'atara ele
someter aquellos Estados, atendido que la
Confccleracion existia ele hecho en su capital
de J\Ionigomcry. Los republicanos no pudie-
ron ó no tnvieron por conveniente declarar
nada acerca ele las intenciones del Poder eje-
cutivo, y en lo único en que se manifestaban
conformes era en que delJia mantenerse la
Union.


Bien fueran las vacilaciones del Presiden-
te Lincoln vcrdaclern,s ó aparentcs, respecto
á las moclidas que deberia adoptar en la cues-
tion de los fuertes elel Sur, justificábase sufi-
cientemente su reserva por muchas razones,
sienuo la, principal de ellas CIue no contaba
con medios lJasümtes pn,ra hacer frente á la
situacion. En el último período de ocho años,


teradas advertencias del general en jefe Scott;
la escuadra se diseminó por todos los mares,
y en cuanto á los fondos, todo el metálico
pasó al Sur queelando en el Norte el papel.
Todo esto se haLin, hecho seguramente con
el ohjeto de que al entrar en el poder el nue-
vo Gobierno no encontrara un ejército, ni
marina, ni material de guerra. En una pala-
bra, puede decirse que el Gobierno mismo de
los Estados-Unidos habia favorecido sin sa-
Ledo las medidas que deLian asegurar la se-
pararíon. No obstante, á pesar de todo csto,
el Gabinete del Presidente 'acordó en 21 de
marzo, despues de una ses ion muy


. 1861,
acalorada, que no se entregarUt el
fuerte Sumter sin oponer una enérgica resis-
tencia, y en su vista, Mr. Lincoln en-
vió como agento á CharIeston al coronel
\Vard H. Ln,mon, quien con permiso de las
autoridades confederadas tuvo unJ, conferen-
cia con el Il1J,Jor Anderson, comand:mte del
fuede Snmter, el cual lo manifestó que
no tenia provisiones sino basta mediados
ele abril. Lamon volvió inmediatamente á
\Vashingtoll para dar cuenta. de su cometi-
do, y dijo que on opinion del ma.yor Ander-
son no era posible reforzar In, guarniciono


A los pocos dias comenzó ü reinar una
gran aciividml en todos los puertos que aun
conservaba la Union': armáronse todos los


habían est.ado encargados del departamento buques ele guerra que se hallaban en buen
de la guerra J .J efferson Davis y el general estado para el servicio, so procedió á reunir
FloJ, ardientes defensores del Sur, y este la mayor cantidad posible de provisiones, y
último, poco antes de dimitir su cargo habia el dia G ó 7 de abril ya habian salido de Xue-
adoptado una infinidad de medidas milita- va-York y otros puertos elel Norte una por-
res, favorables todas á la cansa de que era cion de vapores destinados á varios puntos.
uno de los ma.s decididos campeones. Por su El teniente Talbot, que habia llegado á
actividad y energía, los arsenales del Norte \Vashington el G, procedente elel fuerte Sum-
quedaron desprovistos en beneficio de los del ter, con un parte del mayor Anderson en que
Sur; el pequefío ejército ele tropas regulares manifestaba éste que se le habían cortado las
habia sido enviado á Texas; los fuertes del. comunicaciones y que tendria que entregarse
Sur quedaron sin ocupar ~i pesar ele las rei- I si no se le auxiliaba, volvió á Charles ton e18




CAP. n. ESTADOS-UNIDOS. 2'11


para notificar al gobernador Pickens que se I l\Ioultrie y la isla de Sulliyan, lanzaban
iba á socorrer el fuerte {¡, toda costa. El ge- sobre el fuerte un torrente ele balas. La
neral Beauregard, jefe ele las fuerzas confe- flota elc Nueya-York cargada ele provisiones
deradas, telegrafió inmediatamente ci :\lont- para la gnarnicion, hahia aparecido poco mas
gomer'y al saber esto, y el dia 10 se le oom11- <1116, de b barra á las doce elel dia en que
nicaron órdenes del Secretario de la Guerra r>Jmpió el fuego: mas no pareció prudente
:Mr. \Valker, previniéndole (lue exigiera la acercarse, porque el tratar de socorrer el
rendicion del fuerte, y en caso de negativa fuerte lml)icra costado mucha sangre, acaso
que lo tomara. En su consccuencia Beanre· sin conseguir el objeto, y así lo hizo (011)-
gard intimó la entrega al mayor Anclerson, prender el jefe ele la cscnallrilla por medio de
quien rehusó cortesmente; pero hal,iémlosc señales (t los r¡ ne (tef;~nclian el fuerte Sumter.
recibido luego nuevas instrucciones de ::\10nt- En su consecuenCit1, el mayor ~\..nderson se
gomery, con motivo de anunciar MI'. ~\ndel'- , vió precisado tí capitular deS}lllcs de treinta
son que tendria que abandonar su ]!osícion y tanbs horns de 1JOll1banleo, con tanto
si no se le socorria, Benuregard clTI:ió á pre- mas motiyo cuanto que se habia declarado
gnntarle de nuevo que cuándo pensabn eva- un inccndio en In, fortaleza. Admitidas las
cuar el fuerte Suh1ter, á lo cLlal contestó el condiciones propuestas. por el mayor, se T)er-
mayor que lo haria el 15 si antes no recibia mitió á la guarnicion salir con todas sus al'-
contra órden de su Gohierno. Semejante ros- mas y los honores de la guerra, lo cual no
puesta no pareció sntisfactoria, y pOI' 10 tan- i c1ejaha de ser hal2t8úeño para Anderson. A
to el clin 1,2 se notiucó que se romperia el consecuencia de la esplosion ocurrida en la
fuego contra el fuerte Sumter dentro de una fortaleza resultaron cuatro heridos y un
hora. muerto. mas no se contaron otms des!rrft-


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Cumplido este término, el estampido de un I cias. A la m2tñana si;juiente Jlcg;ó el vapor
carlonazo dispararlo en la isla de Sullin:m. I [<;alJel p¿wa recoger {¡, los sitiados, que se tras-
nnun~iaba al mundo que habian terminado 'ladaron luego á bordo elel Báltico pam scr
las negociaciones diplomáticas y que la Con- conducirlos á Nueya-York. Al llegar á esta
fOllcracion apelaba al último argumento ele ci udad, el mayor Anclcrsol1 redactó para su
los reyes. Bien pronto cincuenta bocas de I GolJierno el siguiente parte:
fuego comenzaron á lanzar sus proyectiles
contra el fuerte Sumter que apareció á poco I «A bordo del Bdltico en Sancly IIook.
envuelto en un círculo de fuego, dando á co- »Abril 18, 18m.
nocer á los sitiados qne su permanencia en »AL HO:\'OHABLE SIl{ OX'IlEIW:\',
el fuerte no }lodia ser ele larga duracion. A
no venir en auxilio una poderosa flota, de


»Secretario de la Guc)'i'á, eH H'asltinv'on.


que carecia entonces el Gobierno, 8ra comple- I »Señor: habiendo defendido el fuerte Sum-
tamonte imposible la defensa. Elmuyor 1'\n- ter por espacio de treinta y cuatro horas
derson que contaba con un considerable ma- hasta flue las puertas estnban destruidas
terial ele guerra, no tenia sin embargo á sus completamente, acrihillaaas las murallas, y
órdenes mas que ochenta y seis soldados; pe- rodeado de llamas el depósito de municiones
ro contestó vigorosamente al fuego de los si- de guerra, sin tener ;ya tampoco provisiones
tiadores que, haciendo jugar las baterías de de boca, acepté las condiciones del general




HISTORIA DE LOS CAP. If.


Beaurep:ard, que eran las mismas que me so-
metió antes de romperse las hostilidades 1 y
abandoné el fuerte el dia 14 con todos los
honores de la guerra, habiendo sido saluda-
do el pabellon con cincuenta salvas de arti-
llería.


»El mayor, Roberto Andel'son.»


Apenas hubo circulado la noticia del he-
eho de armas de Charleston, llegó á su eolmo
la agitacion en toda la América; los ciuda-


de los Estados ele la Carolina del Sur, Geol'-
gia, Alabama. Florida, l\Iississippí, Loui-
siana y Texas, en los cuales existen combi-
naciones demasiado poderosas para ser re-
primidas por los procedimientos ordinarios.
de la justicia ó por los poderes de que esüi
revestida la autoridad por la le,)"; yo, Abraham
Lincoln, Presidente de los Estados-Unidos.
de América, en virtud de los poderes que me
confiere la Constitucion, he tenido por con-
veniente hacer un llamamiento á la milicia


danos del Sur lanzaron á la vez un grito de delos diversos Estados á fin de reunir setenta
júbilo, al que contestó otro de indignacion en
los Estados del ~orte. Muchos no (JLüsieron
creer al principio la noticia, pero la prensa
se encargó de convencerles. La lucha era
inevitable, y por algun tiempo, las discu-
siones no tendrian mas objeto que resolver
en favor de quien iban fí, inclinarse los Esta-
dos intermrc1iarios que no se habian decla-
rado aun ni por el Norte ni por el Sur. El
dia IG de Abril todos los diarios de la Union
publicaron una proclama del Presidente Lin-
coln llamando á las armas íí setenta y cinco
mil hombres para defender la propiedad fe-
Lleral contra los siete Estados separatistas;
recomendábase además á todos que recono-
ciesen la legalidad en el término de Ye~nte
tijas, y se invocaba el apoyo de todos los ciu-
dadanos leales á fin de proteger ¡í, las autori-
dades, asegurando la integridad de la nacion.
El Presidente convocó al Congreso en sesion
estraordinaria para el 4 de Julio, con objeto
de adoptar las disposiciones mas oportunas
en interés de 1ft seguridad pública. Hé aquí
ahora en que términos estaba concebida la
proclama del Presiclente Lincoln:


«PROCLAMA.


y cinco mil hombres para (iue sean respeta-
das las leyes debidamente.


» Á dicho efecto se comunicarán acto con-
tinuo instrucciones á las aut.oridades de
los diversos Estados por conducto del de-
partamen to de la guerra (*), y yo a pelo [t
todos los leales ciudadanos para que por cuan-
tos medios estén á su alcance contribuyan al
mantenimiento delaintegridad y con servacion
de nuestra Uníon nacional, corrigiendo abu-
sos demasiado tiempo tolerados. Creo opor-
tuno advertir que el primer servicio de las
fuerzas reunidas será recobrar los fuertes y


ol


plazas f1 ue han sido tomadas á la U aion, mas.


(') La circular tld Secretario lle la Guerra it lus golJl'l'-
uores, que aeompalJalJa á la pruclaJlla liell'residellte, liaba
las instrucciones 11ct:esal'ias para lIc"e'r á caDo esta prime-
ra lenl, fijando el nÚllH~ro dc rcgimientos y el contingente'
de eacla Estado Pll la forma que sigue:
:\laine.. . . . . YiI·ginia. . . . . .
:\ew-Hampsltirc. . Carolina del :\o1'te ..
Yermont.. . .
:\Iassachusetts.
HllOdc-Island ..
COl1necticut. .
:\ucva-Yol'k. .
:'\ueva-.Terscy ..
l'cnnsylvauia ..
Delaware.
Tenllf'SSce. . .
:\Iaryla mi.


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Kentucky.
.\ rkan.ms.
:\lissouri.
01oio.
Intliana.
IlIi11oi8.
}Iiehig[lll.. -
JO"':1.
;llinm'sotn.
\ViscoIlsin.


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l}Considerando que de algun tiempo á esta
parte no pueden ponerse en ejecucion las le- Los nGventa y cuatro regimientos lleDU'i"n tener 7bO pla zas calla uno lo l. ual, con el cOlltingente dd distrito de Co-
yes de los Estados-Unidos por la resistencia i l,m'Jia, c('mpondria el total lie los iCJ,OOO hombres pedidos




CAP. J[. ESTADOS-UNIDOS.


procurando siempre evitar que se destruya
nada y mucho menos los lJienes y pl'opieda-
des de los pacíficos ci udadanos de cualq uiEl'
punto del pais. Por lo tanto aconsejo á todos
aquellos que hayan tomado parte en cual-
quier movimiento no autorizado por las lcyc>s.
(111e se retiren tranquilamente ii sus hogares
€n el término de veinte dias á contar desde
la publicacion de la presente proclama.


» En vista de las especiales circuns tancias
JI de la situacion por que atraviesa el pais, y
,en virtucl de los poderes que me confiere la
'Constitucion, he resuelto conyocar las dos
Cümaras del Congreso, debiendo reunirse
los senadores y representantes el 1 de julio
próximo, á fin de adoptar las disposiciones
necesarias que exijan los intereses y la se-
guridad pública.


»En cumplimiento de lo cual firmo la pre-
sen te , autorizándola con el sello do los Es-
tados-Unidos.


»IIecho en la ciudad de \Vashington el
dia 15 ele abril del a110 de ~uestro Se110r de
mil ochocientos sesenta y uno, octogésimo
quinto de la independencia de los Estados-
Unidos.


» ABI{AIIA:\[ LIJ'\COLN.


sino que se ofreció á conducirlo él mismo ti
\Vashíngton. Níngun Estado contestó tan
pronto al llamamiento de MI'. Lincoln, nin-
guno envió las tropas tan bien equipadas .Y
armadas. y baste decir que entre los volun-
tarios habia uno que contaba con un capital
de un millon de duros, y que rompió un lJi-
llete que acababa de tomar para dirigirse ü,
Europa, prefiriendo cojer el fusil para salir
á la defensa de su pais y de sus leyes.


:No era, sin embargo, cosa fácil satisface]'
prontamento la demanda del Secretario de
la Guerra, pero el entusiasmo de las pobla-
ciones lo suplió todo. El llamamiento del
Presidente Lincoln levantó un verdadero hu-
raean de patriotismo, JT en todas partes las
legislaturas de los E~tados, }' los Consejos
munici pales, se reuhieron en sesiones es-
traordillarias; los diarios aparecieron llenos
de proclamas , aeuertlos, órdenes del dia y
llamamientos á las armas, y todos se apre-
suraban á suministrar fondos. Nueva-Yorl"
la gran ciudad, con su millon de habitantes.
apareció de pronto transformada; en pocas
horas se completaron todos los regimientos de
la milicia,:y fué preciso organizar otros nue-
vos para satiRfacel' las demandas de los ciu-


.,['0[' el Pr,ositlC'ntC'. dadanos; cada barrio, cada club, cada so-
"CUIJ.LEmIO JI. SEWAl\D, SecJ'l'Iw'io de Es/mio." ciedad, quiso facilitar su regimiento; ]OR


Esta proclama mereció la aprobacion de alemanes, irlandeses, franceses, i~alianos,
todos los Estados libres y produjo mucho húngaros y demüs estranjeros, rivalizaron
€ntusiasmo, sobre todo en los que se hallan con los americanos mismos, y durante a1-
Bn el terri torio de Hocky i\Iountains, pues gunos dias, la poblacíon entera, hom hres,
.allí todos los gobernadores eran republica- mujeres y niños, acudió á la plaza pública
nos, así como tambien las legislaturas, y luciendo Jos colores nacionales. Los coches.
·por lo tanto rivalizaron en suministrar hom- Jos caballos, los barcos, las ventanas, todo
hres, municiones y dinero y todo cuanto se se llenó de flores en honor de la Union, .yen
necesitara para mantener la integridad de 20 de ahril se reunieron en ]a gran plazD,
la Uníon. El único gobernador no elegido al rededor de la estátua ecuestre de \Vash-
·como republicano, era Guillermo Sprague de ington mas de ciento cincuenta mil almas.
Rhode-Island, pero aun éste no solo reunió Eleváronse cinco tribunas desde las quo so
.en el acto el contingente que se le exigia, pronunciaron elocuentes discursos frenéti-




HlSTOHIA DE LOS CAP.n.


camente aplaudidos por la multitud, y se abril, y reunidos los confederados en MonL
aprobó un acuerdo en favor del manteni- gomcry, aprobó se un bill disponiendo la
miento de la Constitucion y de la defensa de organizacion de un cuerpo de treinta y dos
la autoridad del Gobierno contra la anar- mil hombres, habiéndose acordado que se
quía. La Cámara del comercio,que disponia irian formando otros segun lo exigiesen las
de un inmenso crédito, ofreció hacer toda circunstancias.
clase de sacrificios para auxiliar al Gobier- Algunos Estados, sin em hargo, que no se
no, y facilitó desde luego nueve millones de habian decidido aun en favor dd Norte ni
duros; la ciudad votó otro para los gastos del Sur, rehusaron facilitar el contingente
de equipo, y la legislatura del Estado tres p8dido: el gobernador de Virginia contestó
mas. al Presidente en estos términos:


En Penns.ylvania, Philac1elphia y Boston, «~o me es posible ni seria oportuno dis-
sucedió poco más ó menos lo mismo, y Ohio poner de la milicia para el ohjeto indicado,
que debia facilitar trece regimientos, se clis- que no es otro que el de someter á los Esta-
tinguió tambien por su celo. La legislatura dos del Sur, lo cual en mi concepto no está
votó tres millones, y la villa ele Cincinnati prevenido por la, Constitucion.» El goberna-
doscientos mil duros, halJiendo organizado dor Ellis, de la Carolina del Norte, contestó
además una guardia nacional compuesta de
diez mil hombres. Illinois, otro de los gran·
des Est.ados elel Oeste ~ facilitó asimismo su
contingente en dos ó tres dias, y la legisla-
tura votó tres millones y medio de duros.
Los demús Esbdos del Oeste, Indiana, 1\1i-
chigan, \Visconsin, Iowa y Kansas, así
como tambien los Estados de ~ueva-Ingla-


al llamamiento del moclo quo sigue:


«Raleigh, 1G abril, ISúl.
» AL IIO:\ORADLE 8üIO:\' CA.\IERON,


))Scac{(/i'io de la Gltc1'rCl.


»Considero que la leya de tropas dispuesta
por el GolJierno con el objeto do someter á
los Estados del Sur es una violacion de la


terra, contestaron presurosos alllamamien- Constitucion, :i por mi parte no infringiré
to del Presidente; ]\-ueva-Jersey y Delmvare, las leyes del pais, tomando parte en una
ele (1 uienes se dudülm, facilitaron bien pronto guena contra las lilJedatles do un pueblo
hom1Jres y dinero. libre. La Carolina del f'';orie por lo tanto,


Entretanto el Snr miraba con 1:1 mayor está resuelia á no facilitar las tropas que se
indiferencia todos estos preparativos, y no piden.
es estrallo qne así fuese, pues contalJa con
nnmerosos recursos y no podia intimi(laI'le
un ejéreito elo set'cmb y cinco roil milicianos.
Solo en los :,eis primeros Estados separatis-
tas esceclia mucho de esta cifea el número do
hombres dispuestos al combate; mas ¡i pc-
sitr de esto, el Gobierno de MI'. J efferson
Davis no perdió el tiempo en organizar su
ejército, y á fin de adoptar desde luego las
disposiciones necesarias, convocó al Con-
greso en sesion estraordinaria para el 29 de


» El gobernador de la Carolina del Norte~
»J/wn Bllis.»


Por ú1timo, el gobernador Harris, de
Tennessee ~ contestó en estos términos:


«Xo facilitaremos un solo hom1Jre tratán-
dose de adoptar medidas coercitivas, pero
contad con cincuenta mil si es necesario
para la defensa de nuestros derechos y de
nuestros hermanos.»


Al dia siguiente de haberse reunido los




CAP. rr. ESTADOS-UNIDOl:;. 2i5


confederados en Montgomery, marcharon á
Baltimore varios emisarios de Charleston
á fin de escitar á las autoridades á que no
permitieran el paso de las tropas del Gobier-
no federal por aquel Estado, recomendando
asimismo que no se consintiera en que sa-
casen las municiones de Harper's Ferry.
Acto continuo se celebró un meeting~ en el
que hubo un animadísimo debate, y si bien
ninguno de los oradores aprobó que se ata-
case á las tropas del Norte, todos estuvieron
conformes en que debia organizarse la resis-
tencia armada contra las medidas ,coerciti-
vas. A la maílana siguiente, y como si -no
estuviesen hastante exasperados los cinimos,
se recibió noticia de que el teniente Jones,
encargado de la cus todia del arsenal federal
de Harper's Ferry, lo habia abandonado al
saber que dos mil quinientos hombres de la
milicia confederada avanzaban para apode-
rarse de dicho punto. El teniente .Iones ha-
bia tratado antes do destruir un depósito
donde habia quince mil fusiles; mas no ha-
biéndolo consAguido sino en parte, huyó por
la noche, perdiendo tres hombros, y fué á
refugiarse en Hagerstown, que se hallaba á
treinta millas de distancia.


La situacion iba siendo ya demasiado ti-
rante; la efervescencia llegaba á su colmo,
y los acontecimientos se sucedian con una
rapidez tal, que de un momento á otro espe-
rábase un sangriento desenlace. En Baltimo-
re, por donde atraviesa el camino de hierro
ele Philaelelphia á \Vashington, se habia or-
ganizado una conjuracion para oponerse al
paso de las tropas federales, y aquella vez se
tomaron mejor las medidas que en el mes de
febrero anterior cuando se intentó detener á
Lincoln. El jefe de la autoridad Mr. Brown
yel gobernador del Estado MI'. Hicks, con
quienes habia tenido una conferencia el Pre-
sidente de los Estados-Unidos para saber si


TOMO ll!.


podrian pasar por allí las tropas sin oposi-
cion alguna, hurlaron las esperanzas q uc
en ellos fundaba el Gobierno y se mostra-
ron muy complacientes con los conjurados~
lo cual produjo funestas consecuencias segun
vamos á ver. El 18 de abril, las primeras
tropas federales, en número de quinientos
hombres de Pennsylvania, fueron apedrea-
das al pasar el tren por Baltimore, si bien
pudieron continuar su camino; pero al dia
siguiente, al llegar el sesto regimiento de
Massachusetts, fué tratado mucho peor,
pues habiendo sido necesario el trasbordo
desde la estacion del Norte á la de \Vashino'-Q
ton, al pasar las tropas por las calles de la
ciudad, viéronse acometidas [Í pedradas y ti
tiros, y los soldados tl1vieron que recurrir á
la bayoneta para abrirse camino. En aquella
refriega resultaron diez muertos y unos
veinte heridos. Sin embargo, como lo mas
importante para las autoridades federales era
reunir tropas en la capital, no se quiso per-
der el tiempo para hacer entrar en razon al
populacho ele Baltimore, y el Secretario de
la Guerra dispuso al momento que se cam-
biase el itinerario que debian seguir las tro-
pas, y que en lo sucesivo marcharan por
Annapolis ó por la bahía deChesapeake. Esta
muestra de debilidad dió mas ánimo [Í los
revoltosos de Baltimore, quienes declarán-
dose en abierta rebelion, organizaron á su
modo la defensa de la via férrea, destruye-
ron los rails y los hilos telegráficos, cons-
truyeron barricadas, y durante algunos dias
reinó el terror en la capital de Mary land. Sin
embargo, el 25 de abril se hallaban ya reu-
nidos en \Vashington unos doce mil


. . 1861-
hombres; debum llegar pronto otros
regimientos del Norte, y además de esto, Vir-
ginia, que debia cooperará un golpe de mano,
se negaba á tomar parte en el movimiento.
Así pues, la reaccion se obró por sí sola en


,)1




24ti HISTORU DE LOS CAP. H.


Baltimore, donde el comercio se resentia mu- apoderarse del arsenal marítimo de Norfolk,
eho de aquel estado de cosas; los separatistas que fué abandonado por el capitan Oauley,
resolvieron pasar á Virginia, y á principios encürgado de su custoJia, aun cuando hu-
de mayo quedó restablecida la tranquilidad. biera podido defenderlo porque contaba con
Entonces se reunió la legislatura en Frede- algunos centenares de hombres resueltos,
rick-City, pero dudábase mucho qué partido y varios buques de guerra de primera clase
tomar; hiciéronse nuevas tentativas de recon- tales como el jlfei'rimac, el Cumberland, el
ciliacion, y se emitieron diversos votos en Gennantown, el Plymouth, el Raritan y
favor del Sur; mas al fin declaróse que la otros, componiendo en todo un total de cerca
separacion de Maryland era materialmente de dos mil cañones con un considerable ma-
imposible, y se acordó que sus cuatro regi- terial de guerra. La Carolina del Norte y
mientos de voluntarios federales acudieran á Arkansas no tardaron en seguir el ejemplo
la defensa de los Estados-Unidos. Como no de Virginia: el primero de estos Estados
se exigia mas que esto, no se habló ya de reunió una Convencion, y despues de un pro-
los incidentes ocurridos, y merced á la acti- longado debate se dictó el siguiente acuerdo:
vidad del general Butler, jefe de un cuerpo « Considerando que el Gobierno de los Es-
de trop;ts enviado por Lincoln, y que habia tados-Unidos de América ha faltado á los
desembarcado en Annapolis, no solo se res- principios constitucionales, cometiendo una
tablecieron bs comunicaciones ordinarias usurpacion del poder, sin ejemplo en nues-
y se ocupó el fuerte Mac IIenry, sino que tra hist01'ia;
puede decirse que Maryland dcbia conside- »Considerando que el honor, dignidad y
rilrse yi\ como un Esbdo del Norte. bienestar del pueblo de la Carolina del Norte


Ya hemos dicho que algunos Estados in- exigen imper'iosamente que se resista seme·
termedinrios no se habían decidido aun ni jante usurpacion;
en favor del Norte ni del Sur; pero como]a »Considerando que Virginia hace causa
situ:\Cion era ya demasiado violenta y se ha- comun con la Carolina del Norte, donde do-
biiln roto Lts primeras hostilidades, esperá- mina el principio revolucionario por vernos
base que de un momento á otro tomarian amenazados de una invasion del Gobierno;
aq uellos su partido. Én efecto, en 17 de »Resohemos.' que se autorice á su escelen~


abril, reunióse la Convencion de Vir- cia el gobernador l)ara que facilite al Go-
1.861. .. dI' gmlil, y espues (e obstmados deba- hierno de los Estados de la Confederacion
tes se acordó la separacion de este Estado, cuantas fuerzas de voluntarios reclame y no
prévio el consentimiento del pueblo, que ra- sean necesarias para la inmediata defensa
tificó 1<1 votacion en 23 de mayo siguiente. do la Carolina del Norte.»
Sin perder tiempo, el gobernador Letcher En Arkansas sucedió poco mas ó menos
se posesionó de todos los establecimientos lo mismo, y tanto este Estado como el otro,
federales inclusa la fundicion de cañones de no solo se negaron á facilitar los contingen-
Richmond; destacáronse algunas tropas pa- tes pedidos por el Presidente Lincoln, sino
fa que fueran á ocupar el arsenal y la fábri- que hicieron todos los preparativos de guer-
ea de armas que tenia la Confederacion en , ra para unirse con el Sur, que habiéndose
Harper's Ferry, y otras fuerzas se pusieron I posesionado ya del arsenal de Little-Rock,
en m¡\rch;\ inmediatamente con el objeto de ' se apoderó luego dcl fuerte Smith. El Estado




CAP. JI. ESTADOS-UNIDOS.


de Tennessee se mostró mas rehacio, pues
el gobernador rehusó en un principio facili-
tar eÍ contingente federal, y quiso concluir
un tratado particular con el CongreRo sepa-
ratista, exigiendo ,'arias restituciones y la
sancion del pueblo. Votáronse, sin embargo,
dos millones ele duros para poner en pié de
guerra cincuenta mil hombres qile debian
ir, segun se dijo, ¿j, reforzar las tropas del
Sur. EstaR mrdidas no dejaron de promover
violentas discusiones suscitadas por la opo-
sicion unionista, ü cuya cabeza figuraba el
senador Johnson; pero los miembros del Sur
no dejaban por esto de contar menos con la
victoria. En Kentucky sucedió con corta di-
ferencia lo mismo: las autoridades, incluso el
gobernador Magoffin, se inclinaban en favor
del Sur y se negaron á facilitar el contingente
á los federales, pero el pueblo se emper1ó en
lo contrario y organizó un cuerpo de tropas
entre las cuales se contaban hábiles tiradores
de carabina, cuyo valor hubo ocasion de apre-
ciar luego. Otras compañías sueltas fueron
por su parte á reunirse con los confedera-
dos. Tambien el Estado de l\1issouri se divi-
dió en separatistas y unionistas, contándose
entre estos últimos los numerosos alemanes
de San Luis, de IIermann, y de otras locali-
dades del Estado, así como tambien una
parte del pueblo. Así pues, en tanto que el
gobernador Jackson remitia un telégl'ama
al Secretario de la Guerra de los Estados-
Unidos, manifestándole que no podia acceder
á su demanda de enviarle tropas, porque la


voluntarios federales, mientras el goberna-
dor por su parte daha una comlSlOn seme-
jante al general Price, de tal modo que am-
bos partidos quedaron así en observacion
uno de otro; pero estn, neutralidad transi-
toria se inclinaba mas bien en favor de los
defensores de la esclavitud, atendido que la
connivencia de las principales autoridades
hacia inclinar la balanza de parte de los S8-
paratistas.


A todas estas circunstancias ventajosas
para el Sur, unÍase otra que lo era mucho
mas para su Gobierno .y sus amigos. En
tanto que la residencia principal de los
separatistas estaba protegida por los Estados
intermediarios formando una red compacta,
la Union del Norte, cuyos miembros estaban
diseminados desde Kansas á Maine, en una
circunferencia de un millar de leguas, cor-
tada en varios puntos por regiones hostiles,
tenia su capital en pleno pais enemigo. La
poblaciondel distrito de Colombia y de ,Yash-
ington no era muy segura, y por otra par-
te, del lado de Potomac, los Virginios, sin
salir de su residencia podian cañonear la ca-
pital, separada de los centros del Norte por
.l\larylancl y la ciudad de Baltimore. donde la
opinion pública, dominada por osados y ar-
dientes tribunos, se pronunciaba cada yez
mas en favor de la sep<uacion. Lisonjeá.base
el Sur de que le serit1 fácil apoderarse de
Washington, interceptando los socorros que
llegaran de N ueva-York, y. el Secretario de
la Guerra de la Confederacion, lo habia mn-


creia inconstitucional, revolucionaria é in- nifestado así públicamente en un 1neetin,r¡ ce-
humana, Mr. Blair, jefe de los republicanos, lebrado en Montgomer.y al dia siguiente de
telegrafiaba á \Vashington anunciando que la toma del fuerte Sumter.
los cuatro regimientos pedidos á Missouri y Entre tanto iban afluyendo las milicias á
mas si era necesario, se facili tarian por los \Vashington, y el general Scott comenzaba
ciudadanos leales. El comandante del de- á disponer de un verdadero ejército. El Pre-
partamento, general Harney, auxiliado del sidente Lincoln habia hecho un nuevo lla-
capitan Lyon, se encargó de organizar los mamiento de tropas e13 de mayo, disponien-




HISTORIA DE LOS E~TADOS-U:\WOS. CAP. 11.


do que el ejército regular se aumentara con
ocho regimientos de infantería, uno de caba-
llería, otro de artillería y cuarenta y dos mil
hombres, no ya de milicias, sino de volunta-
rios enganchados por tres años (*). El Go-
bierno federal no descuidaba tampoeo la or-
ganizacion de las fuerzas de mar, y al saber
que el Sur habia dispuesto dar patentes en
corso, decretó el bloqueo de la costa de los
Estados separatistas, llamando al propio
tiempo al servicio diez y ocho mil marinos á
fin de formar una flota respetable. Esto era
tanto mas necesario cuanto que, al encargarse
del Gobierno el Presidente Lincoln, no habia


de buques, pues si bien el Oongreso tuvo á
bien votar bajo la administracion de Mr. Bu-
chanan la construccion de algunas cañone-
ras, estas no se hallaban aun corrientes, y
á este contratiempo uníase otro que era un
verdadero desastre. El comodoro federal que
se hallaba en Norfolk, y que no habia podi-
do hacerse á la mar oportunamente al saber
que se acercaban las tropas de Virginia, de
que ya hemos hablado antes, tuvo que resig-
narse á destruir su flotilla, y en su conse-
cuencia quemó el arsenal y echó á pique once
buques entre los cuales contábanse varias
fragatas de gran precio. La pérdida se cva-


encontrado disponibles mas que una docena luó en catorce millones de duros. Los sepa-


(') Esta segunda leva se repartió del modo siguiente:
;\ueYa-York, . 11 reg. ~ew-Hampshire. 1 reg.
Pennsylyania. 10 \'ermont... 1
Uhio.. . . . 9 Nueva-Jersey. 1:1
lllinoís.. . . ti Kentucky. . 2
Massachusetts ..
Indiana ..
Missouri
:\lichigan.
Yir"inia.
~Ltine. .


5
4
4
3
2


'Yiscullsin. .
Iowa .••..
Hlwde-Island.
J\1innesota .•
Delaware .•
Kansas.. .


Maryland. . 1. Nehraska ..
Connccticut. . 1


'1


'1
1
1


Tudos los regimientos lleyahan el nUlllhre del Estado á


ratistas consiguieron recobrar algunos de
aquellos buques, y entre ellos uno que debía
representar mas tarde un papel importante.


Hácia mediados del Hles de mayo, se abrió
decididamente la campaña, habiendo
tornado la ofensiva los federales en· 1.861.
varios puntos á la vez; pero antes de dar


, cuenta de los principales hechos en aquel
primer período de la guerra, par~cenos opor-
tuno decir algunas palabras en el capítulo
siguiente acerca de las fuerzas comparativas
de los dos partidos que iban á empeñarse en


que correspondian; así pGr pjpmplu, deciase: el 7.· de Nue-
vn-York, pI '<." deOhiu, ('te. ! una lucha mortal.




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APÉNDICE AL CAPÍTULO 11.


BIOGRAFÍA DE ABRAHAM LINCOLN.


,\lJraham Lincoln, Prcsiucnte deeto dé 1m, Estados-Cni-
dos, cuyo advenimiento al poder dió lugar á la horrorosa
lucha que ensangrentó su pais, nació en 12 de febrero
de 1809 en Hardin, condado de Kentucky. Su padre, Tomás
Lineoln, no habia recibido educacion alguna, pudiéndose
,lecir que solo sabia firmar. Eljóven Abraham, que solo ha-
hia heredado de sus padres una complexion robusta y una
honrada polJreza, fué enviado á la escuela durante su infan-
,~ia y despues de haberse trasladado su padre Ú llldi:ma, pe-
ro nu aHiHtió Ú ella mas que un alío escaso.


En el otolío de 1816 su padre abandonó á Kentucky para
tr3s1adarse al condauo de Spencel' (Lndiano), mudanza que
se a trilJuyu á cierta cuestioll acerca ele su propiedad de
Kentllcky. Abraham era ya por,. ontonees un robusto
muchacho que HalJia muy bien trabajar la tierra, y hasta la
edad de "eintttres aüos no dejó nunca el azado!1 Ó la se-
gadera sino cuando se entregaba al descanso. La familia de
los Lillcolns COUtillUÓ vivienuo en el condado de Spencer
hasta 1830 ,y nada vino á intcrrumpir la tranquila Yida de
,\JJl'aham sino una pcquelía avcntura que le ocurriu cuando
¡¡penas tenia diez y nueve aüos. El jóven Lincoln solia aeorn-
paüar á un amigo suyo, que como trafleant8 se veia con fre-
cuencia en la precision de ir á Nueva-Orleans, viaje que se
hacia en ulla pequelía barca. Cierta noche en que los dos
amigos acababan de amarrar su bote cerca de una solitaria
plantacioll que se estiende a las orillas del rio, fueron ata-
Gados por siete negros de formas hercúleas, pero Lincoln y
su camarada, despues de una tenaz rcsistencia que les cos-
tó quedar horidos, vencieron á sus contrarios, (lue no cre-
yeron prudente volver al ataque. Esta fué la única aventura
'LuC turbó por un momento la tranquila vida de Abraham en
Jndiana.


En Illarzo ue 1830, su padre resolvió emigrar de nucvo, y
"bamlollamlo la choza donde habia viYi,¡o tanto tiempo, to-
da la familia se trasladó á Illinois, traslacion que se hizo en
'carretas, una de las cuales iba conducida por el mismo
Abraham Lincoln. Al cabo de un mes llegaron á Macon, con-
liado ele Illinois, y fueron á establecerse en una tierra situa-
d~ á diez millas al Noroo:>ste dc Decatur, o:>n la orilla Norte


del rio SangalllOl1, Una vez alli, el padre y el hijo construye-
ron una cabaüa y alguuos instrumentos de labranza {Jara
trabajar aquellos terrenos, pues en aquella época, segun sc
decia en todo el comlaelo, no solo era Abraham un perfedo
labrado!', sino que se ocupaba tambicn en cortar lelía,
manejando el haeha con tanta destreza corno la azada.
Aquel paiq era muy pobre, y los jóvenes que en {'l habita-
ban no tenian mas remedio que entregarse á los mas rudos
trabajos para ganarse el sustcnto.


En 1831, Hn talllenton Offatt, que traficaba con Nueva-Ol'-
leans, preguntó al jóven Abraham y á dos de sus amigos
si querian encargarse de conducir una espedicion desde
lleardstowll á Crescenl-City, oferta que aceptaron gus-
tosos Lincoln y sus camaradas; y habiendo tomado uua
canoa remontaron el rio Sangamon hasta Springlield, en
cuyo punto se l!allaba Offatl. f:ste les dijo que no habia JJ(,-
dido cncontrar el barco que necesitallll, y ofreció á Lincoln
y sus eompalieros (loce duros mensuales durante ol tiempo
que emplearan en construü' una barca. Aceptado el ofreci-
miento, el llaeha comenzó su obra: reuniéronse suficientes
planchas ele maele .. a, y terminado el trabajo se hizo la cs-
pedicion felizmcnte.


Al volver a lllinois, supo Abraham que su padre se habia
trasladado al condado de Colcs, de modo que Nueva-Salem.
pueulo situado á la orilla del rio Sangamon, fué en lo suce-
sivo la residencia del que f1lgun dia iba á ser Presidente de
los Estados-UnidoH,


En Nueva-Salem tuvo Abraham una oportunidad de COI1-
tinuar su cducacion, y lo primcro que hizo fué consagrarse
al estudio de la gramática inglesa; pero como no le era po-
sible encontrar este liuro en el pueblo donde estaba, hizo
un viaje dc siete ú ocho millas para sacar una copia de éL
Lincoln se aplicu al trabajo con toda la energía que le ca-
racterizaba, y á las tres scmanas, segun dice su biógrafl"
sabia ya perfectamente la gramática.


Al poco tiempo Rl Presidente Jackson nombró á Lincoln
administrador de correos de Xueva-Salem, cargo que VOl' su
poco sueldo no tenia ninguna importancia politica. Segura-
mente era Lilleo] u la única persona que hubiera podido des-




HISTORIA DE LOS ESTADOS-¡::-aDOS. CAP. n.


empellar el destino, y el nuevo administrador, á quien gus-
taba mucho la política y los debates, acostulllbraba á re-
correr todos los dias de seis á siete millas, solamente para
tener el gusto de tomar parte en las discusiones, que nunca
faltaban en las cercanías. De este modo, á no dudarlo, se
üesarrolló su inteligencia y adqniriú cierta instl'Uccion, que
bastó para que aumentase su populari(laLl. Supónese quo
eH ~ueva-Salem, h,\llándose Lincoln colocado de escribien-
ti; en los almacenes de Offatt, fué cuando conoció a Esté-
ban .\. DougLas, con quien continuó mas lardo sus relaeic-
lles amistosas, siendo ya dlleuo de una tienda quo habia
comprado alli (1).


En 183-1 fué elegirlo por numerosos votos para representar
al pueblo en la legislatura, y enl836 recayó ell él otra vez la
mayoria del voto popular. Como la legislatura de lllinois ee-
lebl'aba entonces sus sesiones en Vandalia, Lincoln hacia
entonces sus viajes á pié desde Nueva-Salem. Durante las
elecciones de 1831·, Juan D. Stuart, aconsojó á Lincolll que
estudiase leyes, y además tU\<O la bondad de prestarle algu-
lllJS de sus libros para que los fuese leyendo. Otros sinceros
ti int1uyentes amigos suyos resolvieron tambien protegerle,
y con su auxilio acabó de estlHJinl' leyes y pudo adquirir el
titulo dc alJogado. Apenas comenzó á ejercer, de t~l mullo
afluia el trabajo á su bufete, que abandonando á Nueva-
Salem trasladó su resÍ(lencia á SpringJ1dd y formó una 80-
<:Íedad con Cllr. Stuart, tambien abogado de fama, con quien
"s tuvo lwsta que este último tuvo que ir á ocupar 6\l p\les-
to en el Congreso. Lincoln formó entonces sociedad con el
j Ilez Logan, uno de los primeros jurisconsultos del país, y
continuó ejercicndo su ('alTera de alJoga(10, en la rlue adqui-
riú \lila cleva¡]a reputacion. En 1842 se trató de reelegirle
"ll la legislatura del Estado; pero como habia servido ya
dcho alias, rehusó la oferta respetuosamente. En la campa-
lla de J84I) Lincoln fuó uno de los mas celosos é infatiga-
bles partidarios de los w/liys,. se opuso enérgicamente á la
anexion de Texas y compartió la derrota del famoso orador
Enrique elay, derrota-que debía precipitar la guerra con
~Iéxico.


En 181-6 se le eligió para tOlllar <Jsiento en d Congreso, y
él fue el únicowltiyde Illinois que ganó la votacioJl; cn1848,
cuando tuvieron lllgm' las elecciolles, apoyó la del general
Tarlo!', pronunciando hrillantes discursos en su favor, por
cuyo medio pudo alcanzar una mayoria Lle mil quinicntos
\<0[05; en '18W se retiró Llel Congreso para eOl1Fagrarse es-
dusi\<amentc á su profesíon; poro llegada dc nuevo la épo-
ea (lE la elcccion presidencial de lR52, LÍncoln se presen-
tó otra vez al pueblo para favorecer á Scott.


se le proclamó como el prilllCl' C:.llllpeOll dcl partido. La
Convencioll republicana que se reunió cn Chicago en 1860
dió todos sus yolos á ML Abl'~dJam Lincoln ]Jara b Presi-
dencio, y El colegio electoral le declaró, en 13 de febrero
de 1861, Presidente electo de los Estudos-Ullido~.


Cuando en '1838 tralJajallfJ. (1 11Onor"ble Estéban A. Dou·-
glas para quc se le eligiera senarlor de Illinois, y hallándose
Mr. Lincoln en hu; I1IGs ele la o[Josiciol', pronunció aquel un
discurso en el cual decia entre otras eosns: "He conocido á
Lincoln hace cerca de veinticinco nuos, y ya dcsdc ni-
ños--habia entre nosotros mUchos puntos dc simpatía, pues
ambos éramos pobres y nos hallábamos en una tierra es-
tralla. Yo era maestro de escuela en la ciudo<l Je Winches-
ter, y él tenia una tienda en Xueva-Salelll, por lo cII,,1 ga-
naba mas, y era mas afortunado (llH' yo, y digo esto porque
LÍnC'oln, LIne t:S uno de arl\1ElLos hombres dc reconocida
perseverallcia que sahen \<encor torla clase de dificultades
para conscguir ell1n proj.HH"sto, h'grú (;ntrnr ('n la legisla-
tura antes que yo. En ella le yoll'i á encontrar, y sicmprc
escitaba mis simpatías por su rectitud, su imJlarcialidad,
sú despejada inteligencia y RUS huenos sentimientos.))


El honora!Jlc Mr. Isaal~ X. Monis, de lllinois, en un dis-
curso que prOllunció en la Cámara dc Representantes de los
Estados-Unülos el1 1(l de junio de '18130, dijo enü'c otms co-
sas lo qne sigue: «Se me ha preguntado con frecuencia si
conozco á -'TI" Lineoln y qué clase ae hombrc cs. fe lo pri-
primero he cOlltestado ya. nfirmGth<amcnte, y ahora diró .qué
concepto me merece. Como abogado, llunca sc le cOllsideró
en IIlinois de los )lrimeros, pucs siempre jlguralJa en segun-
da linea; como orador me parcce algo mas que llna llledia-
nia, pero de ninglll1 modo sl1])crior; su argumentacion es
poderos" y no carece ele elocuencia, mas tiene el defecto de
oscurecer sus ideas con una su peralJ\1ndancia de lenguajc.
Mi colega habb ele sus tl'iunfos cc>mo abogado y sil1 emhar-
go nos dice qúc es pobrc: si posE)'em ese conocimiento in-
tuiti\'o ele las leyes y esa I)[\bili(lacl qne se le suponE, ¿ pOI'
qué no ha reunido riquezas, como suelen lL(\cerlo los abo-
gados de notllhrarlia'! Xingullo le 1)[\ creido grande, aunqu!'
niÍ colcga so cree un hombre de imaginaciol1 pl'Ofuuda
cnanLlo habla de su conocimiento intuitivo, de su genio brÍ-
llnnte y rle su superiur intcligencia. Por lo demás tiene
buenas cualiLlades, y puede decirse C]ue es un hombre di'
disposicioIl; por esto se le tienc y nada mas.)) En otl'a partE'
de su discurs<) düC'.Ía }\ir. Monis: «Cuando sc cO!llunicó á
Lincoln quc la COJlYenüol1 republieana de CLJicsgo le habia
elegido Presidente de la Un ion, estaba jugando una partida
ele pelota con los muc.hachos: Elegidle; atl\llleiad deslmes


En la Convencion nacional republicana de 1830, Abralwm I que ha descmbarcado algun enemigo hostil ell nuestras
Lincoln obtuvo eiento dos votos para el cargo de Vicc-prc- costas, ó que algunos Estados se niegan ú reconocer la au-
~idente, si bien no alcanzó entonces la yictoria, y en 1858 toriLlad del Gobierno general, y es muy pro]mblc que vaya


te t,~rllli\lar algulla partida empezada, antes dc av'eriguar si
(1) En los debates que tuvieron lugar en la legislatura de


18:-)8, contestando :\fl'. Linl'oln a una alusion irónica de Douglas,
1l1unifcstó que él no habia· tenido nunca tienda de comestibles. En
rl o,'sto se en tiende por esto un establecimiento donde se yend"
pcindpalmente ({'Yhisl,y,)) pero en los Estados Occidentalt~s, en
tif-ndaS talps corno la que tenia Lincoln, vendíase te, cafl" GZÚ-
ca l' y otros val'ios urtÍculos.


el hecho es cierto.\)
lIemos reproducido estos dos párrafos para que vea el


lector que lejos de estar aeOl'ltcs todos los pareceres res-
pecto á la persona de ~Ir. Abra)¡alll Lincoln, se pensaba de
muy distinto modo acerca de sus cualidades morales y de
sus dotes como ]¡nml,re pl1!Jli'~'J<




CAPÍTULO 111.
'1861.


PRIMERA CAMPAÑA.


Fu<:rzas con 'Iué contaban los Estallos dpl Sur ~. lus lit'! Norte.-El ejército de \yashington.-Su cnmpamento.-EI fuerÍ<"
l'rIonroe y el coronel Delllrnick.-EI general Butler llega al fuerte l\Jonroe.-El campamento de los c()l]f~derauos.-E!
Sur ocupa il los negros en los traLt1jos de fortificacion y defensa.-EI general Buller se niega á devolver los ("8da,'0;;
fugitivos.-Atar¡lIe (~ontra Dig.-Bethel.-Derrota de los federales.- Muerte del mayor \Vinthrop y del teniente Greble.
_ El general .Iohnston abandona su posicion de Harper's Ferry. - Patterson atraviesa el Potomac.-Las autoridaues
de Virgiuia se declaran contra la Confederacioll.-Se organiza un nl\eVO Gobierno.-Los unionistas atacan á los con-
federados en Philippi.- Rcndicion de Pegram.-:\Iuerte de Garnett.--'"EI parte del general Me Clell:m.-Derrola de
Tyler y de Rosecrans.- El general Lee se encarga del mando de las tropas confederadas.-La gran batalla de Bull
Hun.-Se reune el Congreso.-E! mensaje del Presillente.- Se aprueban vnrios /JiUs referentps á la gtlerra.- El C:m-
greso termina sus sesioncs.-Los gCllúrales Jaekson y l'rice establecen su campamento en Bonneville.-El genera!
Lyon marcha en su persecucion. -Batalla del Wilson's Creek.-l\1uerte del general Lyon.-E! general Fremont es
nombrado jefe del Deparlamento Occidental.- Derrota de Mulligan. - H.etirada de Price.-;-Se releva del mam!o á Fre-
mont y se nombra en su lugar al general I1unter.- Batalla ele Belmonte.- Espedieiones maritimas.-Toma de HiltOll
Read por el general Sherman. - La legislatura de Kentucky aprueba un bill proponiendo la separacion.-Los (;ornhate~
de Ball's murr '! Drancsville.- Sitnacion de los )Ieligerantes á fines de ·18i1'\.


La indecision de la mayor parte de los Es-
tados intermediarios impedia que se pudiera
hacer un cálculo exacto de las fuerzas que
tenia á su disposicion cada partido; pero de
todos ~odos, dejando ~¡, un lado á Missouri,
Kentucky, Tennessee y parte de Maryland,
puede decirse que los Estados del Norte con-
taban con una poblacion de unos diez y ocho
millones de habitantes, y los del Sur con
unos ocho millones, de los cuales tres cor-
respondian á la poblacion esclava. La ri-
queza del pais, que seria ilusorio calcular
en cifras exactas, era proporcionalmente
mas grande en el Norte que en el Sur, y te-
nia tambien mas recursos industriales y una
multitud de fábricas y almacenes militares
de primera clase. En la marina era tambien
mucha su preponderancia, pues contaba con
treinta buques de guerra, en tanto que el Sur
no podia disponer sino de ocho, de los cua-
les solo dos podían figurar en primera línea.
En el Norte habia además numerosos arse-


nales, y su flota iba aumentcíndose cada mes
con uno ó dos buques.


Difícil seria decir con exactitud cllál era
el estado comparativo de las fuerzas belige-
rantes á principios de mayo, pues si


1861.
bien el Norte tenia mas poblacion, el
Sur podia poner en pié de guerra mayor nú-
mero de soldados. Componíase el ejército
federal movilizado de unos cuatro mil hom-
bres de tropas regulares, la mitad de ellos
reclutas; setenta ú ochenta mil de la milicia,
y algunos regimientos de voluntarios que
iban aumentándose de dia en dia, y además
se estaban organizando otros en varios Es-
tados, de modo que el efectivo de las fuerzas
dispuestas para entrar en campalla podia
evaluarse en unos ciento treinta mil hom-
bres, que se distribuyeron como diremos
mas adelante. El Sur, despues de haberse
agregado Virginia, la Carolina del Norte y
Arkansas, yen el momento en que los fede-
rales se preparaban á tomar la ofensiva, te-




HISTOIlTA DE LOS CAP. 111.


nia en pié de guerra unos doscientos mil
hombres, pero si el Norte estaba por lo ge-
neral mejor organizado que el Sur, no con-
taba con tan buen armamento, pues por los
manejos del antiguo ministro de la Guerra
Mr. Floyd, y por la captura de los arsena-
les de Harper's Ferry, de Little-Rock, de
Monte Vernon ~ de Augusta, do Richmond y
otros, el Sur pudo reunir un gran número
de armas de que se habia despojado al Norte,
que por esta circunstancia, y á fin de aten-
der á las primeras necesidades, tuvo que
comprar fusiles y cañones de todas clases y
calibres, muchos de los cuales eran muy
malos.


En cuanto al espíritu de las tropas, era
mucho mejor el de los regimientos confede-
rados que el de los federales; pero tambien
es cierto que el Sur so batia para defender
sus derechos y propiedad, en tanto que sus
adversarios luchaban por una causa menos
palpable. Además de esto, los plantadores
del Sur, por su género de vida, tenían mas
aptitud militar que los negociantes é indus-
triales del Norte; pero en medio de todo en
ambos ejércitos beligerantes existian mu-
chos puntos de contacto, tanto por sus cua-
lidades como por sus defeCtos.


La iniciativa habia partido de los confe-
derados, entre los que habia llegado á su col-
mo la exasperacion, principalmente porque
bajo el Gobierno de Mr. Buchanan, y duran-
te las primeras semanas de la administracion
de }\1r. Lincoln, se· habian dej&.do tomar un
gran número de fuertes que hubiera sido fá-
cil conservar á poca costa, y que iba á ser
muy difícil recobrar mas tarde. Así pues,
merced á esta circunstancia, el Norte tenia
ya en su poder los fuertes Macon, Johnson
y Caswell, en la Carolina del Norte; Pulas-
ki, cerca de Savannah; ~Jorgan en Mobila;
.Jackson, San Felipe, Pickey lVlacomb, cer-


ca de N ueva-Orleans; Barrancas y Mac Rae,
en Panza cola, y Harper's Ferry en Norfolk.
El general Scott, sin embargo, habia con-
seguido que se ocupasen varios puntos de la
mayor importancia, tales como la fortaleza
Monroe en la estremidad de la casi isla de
York-town, indispensable para operar pores-
ta parte contra Richmond; elfuerto \Vashing-
ton, en el bajo Potomac; el arsenal de San
Luis; el fuerte Mac Henry, en Baltimore,
necesario para la seguridad de la línea de
comunicacion de \Vashingion con el Norte~
y otros varios puntos de menor importancia.


El objeto de los confederados era fácil de
comprender; si tomaban la ofensiva, trata-
rian de reunirse con los demócratas del Nor-
te para dirigirse á \Vashington, y por esto
se adoptaron algunas disposiciones para for-
tificar algun tanto la ciudad. El objeto de los
federales por otra parte, era, á no dudarlo,
apoderarse de Richmonel, capital ele Virgi-
nia y la mas importante del Sur; mas para
esto era preciso que Missouri, Kentucky y
Tennessee se declarasen neutrales ó se in-
clinaran en favor del Norte. En vista de este
doble objeto, el general 8cott repartió sus
fuerzas en seis divisiones, á saber: una en
\Vashington y sus alrededores, quosees-
tenderia á lo largo del Potomac, á las órde-
nes de los generales Mac Dowell y Patter-
son; una en el fuerte Monroe, á las órdenes
del general Butler; otra en Baltimore y Ma-
ryland, á lo largo del camino de hierro,
mandada por el general Banks; otra en la
Virginia Occidental, á las órdenes del gene-
ral Mc Clellan; otra cerca de Kentucky, á
las de Prentiss, y la última, en fin, en el
Missouri, que se confió al general Harney.
El objeto del general Scott era, al parecer,
rodear al Sur con varios ejércitos que pene-
traran por todos lacIos y simultáneamente
hasta llegar al centro mismo de la Confede-




GAP. III. ESTADOS-UNIDOS.


Tacion, y en cuanto tÍ, Virginia especialmen- vez establecidas en su Cilmp<1mento las tropas
te, queria lanzar cuatro regimientos á la vez federales, ejercitáronse dictriamente en las
sobre Richmond, donde deberian reunirse pa- mnniobras, y al mismo tiempo se practica-
ra dar un golpe decisivo. De estas columnas brm reconocimientos que dieron lugar á dos
marcharia la primera de frente por Manas- ó tres escaramuzas. A medida que iban
sas, la segunda por el valle de Shenandoah, lleg¡mdo nu~vos regimientos del :\orte, se
la tercera cruzaría pOI' Alleghany, al Norte les Tepartia en el campo atrincherado paril
de Richmond, y por último el general But- instruirles convenientemente ú ocupilrlos en
ler avanzaria desde el fuerte 1\1onroe hasta las obras de defensi1.
la casi isla de Yorktown. Fácilmente se Dejando ahor<1 el ejército de \Vilshington.
comprenderá que este plan era fundamental- veamos cuáles eran las operaciones de las
mente defectuoso, pues si bien no le faltaba columnas de Virginin.
mas que \lna cosa, era esta la principal, es A la izquierda del fuerte Monroe formá-
decir, se necesitaba tener la seguridad de base un campo ntrincherado sem~jante al de
que el enemigo, ignorando la ventaja de una \Vashington: en este fuerte, muy sólido y
posicion central, esperaria tranquilamente bien armado, habia trescientos setenta caño-
en Richmond á que se reunieran las cuatro nes con una guarnicion de dos mil quinien-
columnas separadas unas de otras por diez tos hombres, y formaba una base tanto mas
ó doce dias de marcha y una infinidad de poderosa cuanto que dominaba todos los alre-
obstáculos naturales. dedores de la bahía de Hampton. La conser-


Como quierü que sea, tomáronse las dis- vacion de t.an importante plaza, principal
posiciones necesarias para llevnr á cabo este comunicacion entre los rios York y .James~
plan; y <11 efecto, el ejército principal de debíanla los federales á la energía y firmeza
\Vashington compuesto de unos quince mil de su comandante el coronel Demmick. En
hombres, cruzó el Potomi.tc en hL noche del el momento de romperse las hostilidades,
2;~ al 24: de mayo, dividido en tres este jefe no contaba sino con cuatrocientos


1861.
columnas, de las cuales In. de 111 der-e- hombres, pero redobló su vigilancia, y un


cha marchó por Georgetown y la tercera se cuerpo de confederados que se presentó fren-
dirigió sobre Alejandría, cuyit ciudad fué te á la fortaleza, no creyó prudente intentar
ocupada militarmente, así como t¡tmbien las un ataque.
alturas de Arlington, frente á \Vashington, En 20 de abril la guarnicion fué reforzadn.
habiéndose comenzadoinmedintamente los con un regimiento de la milicia de
t b · f' t· h d M h tt 1 .. 1861. .rct aJos pnraormar un campo a rmc era o. assac use s, H queslgmeron poco
En poco mas de tres clias, merced á la acti- despues otros varios, y á poco llegó el mismo
vidad con que se trabajó, quedaron termi- general Butler, que esperaba reunir allí doce
nadas las obr¡ls sin que los federales opusie- regimientos con los cuales se proponia for-
ran resistencia algunn. Las· avanzadas de mar cuatro brigadas. Sin embargo, bien
los sepn,ratistas se hübian replegado oportu- pronto i'\e reconoció que el fuerté Monroe no
namente, y solo se sorprendió un destaca.- poclia contener tanta gente, y f'ué preciso es-
mento de caballería que constaba de unos tablecer un nuevo campamento en Hampton,
treinta hombres, mas este encuentro costó 1 cerca del rio James, lo que solo costó aJgu-
la vida nJ jóven coronel MI'. Ellsworth. Unü nas escaramuzas con el enemigo. Cuando hu-


TOllO III.




'234 HISTORIA DE LOS CAP, IIl,


bieron llegado las fuerzas que esperaba But- cieron venir á sus mujeres y á sus hijos y á
ler, dispuso este jefe que se practicaran muchos de sus compañeros. Cierto es que
algunos reconocimientos, los cuales dieron despues se presentaron los amos á reclamar
por resultado averiguar que los separatistas su propiedad en nombre de la ley, mas el
estaban fortificados perfectamente en Big- general Bntler, despnes de consultar al Go-
Bethel. Entre tanto los jefes del Sur, que no bierno de \Vashington y de haber recibido ple-
descuidabítn tampoco la defensa, ocupaban nos poderes, se negó á entregar por la fuerza
los alrededores de Richmond; en \Villiams- á ningun negro. Viendo los esclavos que se
burg hallábanse nms de mil hombres; en les protegia, eran cada vez mas numerosas
Yorktown otros tres ó cuatro mil; habían se las deserciones, .y en su consecuencia se les
utilizado además varias obras que aun se I dió madera para construir chozas, y se le-
conservaban desde la guerra de la Indepen- ' vantóademás una gran barraca que les sirvió
dencia, y se construian otras apresurada- á le'\; vez de hospital y de refugio, verdadero
mente. Desde aquella zona, que podia con si- castillo feudal all'ededor del que se agruparon
derarse como la base de operaciones, los poco á poco una infinidad de chozas, for-
confederados estendian sus avanzadas en la mándose así bajo los muros mismos del fuer-
direccion de Monroe hasta TIethel y Hamp- te Monroe dos ó tres pueblecillos que se cita-
ton, y entre Gloucester y la bahía de Che- rán sin duda mas" tarde como la cuna soñada
sapeake, estableciéronse varios puestos mi- de una nueva era en la historia de la civili-
litares. Al otro lado del rio James, las zaClOn.
guarniciones confederadas ocupaban la ciu- Por algunos fugitivos negros supo Butler
dad de Norfolk, Portsmouth y sus aIre dedo- que :el enemigo, despues de replegarse en
res y estaban en comunicacion directa con Hampton, habia ido á situarse detrás de los
Richmond por el camino de hierro de Pe- atrincheramientos de Little-Bethel, cerca de
tersburg. la iglesia de Big-Bethel, y no se ignoraba


A los hombres del Sur les repugnaba ocu- que tenia allí cañones y dos reductos, pero
par á los negros en los trabajos de fortifica- las noticias referentes á las fuerzas con que
cion y defensa, pues aquello era en su con- contaba eran muy contradictorias, suponien-
cepto elevarlos demashdo ; mas como eran do unos que no pasaban de cuatrocientos
robustos y fuertes, y bien mirado, se hacia hombres y cuatro cañones, mientras asegu-
la guerra por ellos, justo era que prestaran raban otros que escedian de cinco mil y trein-
su auxilio, y así es que se les empleó como ta piezas de artillería. A pesar de esto, re-
crütdos, destinándolos á conducir las caba- solvió el general Butler en los primeros
llerías, á trabajar en las obras de defensa y dias de junio atacar aquella posicion,


d 11 d'"l d d" h ," 1 1861. á to o aque o en que se po mn uh izar sus y el 9 e lC o mes, a pl'lmera lOra
fuerzas. De este modo construyéronse nume- de la mañana se pusieron las tropas en mar-
rosas fortificaciones tales como las de York- cha mandadas 'por el coroneJ Phelps. Des-
town, Gloucester y Big·Bethel; pero todo graciadamente la oscuridad ue la noche in-
esto tenia sus inconvenientes, y la prueba es trodujo cierta confusion entre las tropas,
que muchos negros huyeron: los mas atre- pues llegadas al punto en que debian reu-
vidos se deslizaron en el campamento de los nirse, y creyendo haber encontrado al ene-
federales, y al ver que no se les echaba, hi- migo, se hicieron fuego mútuamente, lo cual




....


CAP. UI. ESTADOS-UNIDOS.


les costó perder treinta Ó cuarenta hombres
entre muertos y heridos antes de reconocer
su error.


Sin embargo, á eso de las diez de la ma-
ñana el general Pierce avanzó hácia Big-
Bethel, cuyas fortificaciones se hallaban de-
fendidas por mil ochocientos confederados á
las órdenes del coronel J, B. Magruder, an-
tiguo oficial del ejército regular, El general
Pierce, que no debia ser muy entendido en
el arte de la gueÍTa, dió desde luego la órden
de ataque mandando colocar algunos cario-
nes ~i la distancia de media milla de las ba-
terías de los confederados; pero como era de
esperar, el fuego de las tropas del Korte no
hizo daño alguno á los confederados, cuyas
descargas eran en cambio mortíferas para
los que atacaban. La accíon continuó por es-
pacio de cuatro horas, con pérdidas muy
considerables entre las tropas del Korte é
insignificantes en las del Sur, hasta que al
fin el mayor Teodoro \Yinthrop, ayudante
del general Butler, atacó resueltamente con
parte de la infantería; pero este jefe cayó
muerto de un balazo en el momento en que
estaba animando J sus hombres al combate.
Su bravura y serenidad escitaron la admira-
cion hasta de sus mismos enemigos. Tam-
hien perdió la vida el teniente Juan T. Gre-
ble, de la artillería regular: una bala le
atravesó la cabeza en el momento de apun-
tarun cañon contra los enemigos. La pérdida
total de los federales ascendió á unos cien
hombres, en tanto que el coronel Magruder
solo tUYO un muerto y siete heridos. El gene-
ral Pierce, cuya inesperiencia é incapacidad
fueron en parte causa de ~ste descalabro, dió
al fin la órden de retirada, que se hizo en el
mejor órden. Los confederados abandonaron
luego aquella posicion y se retiraron á York-
town, sin que por entonces ocurriera ningun
otro encuentro en aquel departamento. El ge-


neral Butler fué reemplazado por el general
\Yool en 16 de agosto.


A la derE;lcha del campo de operaciones for-
mado por el general Scott, estendíase el valle
de Shenandoah, que termina en Harper's Fer-
ry, y está separado de la zona del centro por
Rocky Mountains. En este sitio hay nume-
rosas sendas, fáciles de recorrer, y como no
podia abandonarse este punto, los separatis-
tas habian situado allí al general Johnston
del ejército regular, con fuerzas respeta-
bIes, que forrajeaban en los campos de Vir-
ginia y Maryland aprovisionándose de todo
lo que necesitaban. El general Scott resolvió
apoderarse de la posicion que ocupaba J ohns-
ton, ó por lo menos oponerse á sus movi-
mientos, y en su consecuencia hizo formar
en Hagerstown un cuerpo de tropas de cua-
tro ó cinco mil hombres al mando de Patter-
son, general de milicias de Pennsylvania.
Este cuerpo de "ejército, que iba aumentán-
dose poco á poco, contaba con dos divisiones
,hácia mediados de Junio, y entonces se clis-
puso que avanzara. La division de la dere-
cha, compuesta de tres brigadas al mando
del general Cadwalader, marchó contra Har-
per's Ferry, y la de la izquierda, á las
órdenes de Stone, fué á situarse en Poo-
leswille, donde estableció su cuartel genera],
preparándose luego á cruzar el rio, no muy
ancho en aquel punto, y que tenia además
cómodos vados. El general Johnston, que
contaba ya con· cerca de quince mil hombres,
creyó prudente replegarse para evitar el ries-
go de que le cortaran las comunicaciones, y
alegando que los distritos limítrofes de Ma-
ryland eran por otra parte demasiado unio-
nistas para que pudiera hacerse allí nada
bueno, abandonó el punto que ocupaba, no
sin destruir antes todos .los barcos que en-
contró en el canal de Baltimore-Ohio, cor-
tando asimismo ,el magnifico puente elel ca-




HISTORIA DE LOS 'lI' CAP. l!l .


. mino de hierro de Harper's Ferry, despues de El Presidente Lincoln se apresuró ri reco-
lo cual se retiró á vVinchester el 14 de Junio. nocer á las autoridades de Virginia corno
El 17, el general Patterson marchó en su las mas legítimas, y ofreció facilitar las ar-
persecucion, y atravesando el Potomac por mas y municiones necesarias. Los confede-
el vado de \Yilliamsport, se dirigió lentamen- rados, sin embargo, no parecian dispuestos á
te hácia Martinsburg, pero volvió á poco pa- ceder tan fácilmente aquella zona, pues tenia
ea buscar una posicion cerca del rio. Rabien- para ellos una gran importancia estratégica,
do recibido sin embargo la órden de tomar la porque podia interceptarse la mejor via de
ofensiva, Patterson avanzó el 2 de Julio, comunicacion por el Ohio y el camino de
y una de sus brigadas al mando del coronel hierro de Baltimore, entre las regiones del
Aberorombie, tuvo un encuentro en I-Iaines- Oeste y \Vashington. Por este motivo, el
ville con la vanguardia de Johnston. En es- general Johnston destacó dos mil hombres ti
ta escaramuza perdieron los confederados I fin de protejer aquel punto, especialmente
treinta hombres y los federales quince; mas por la parte de Grafton, .y otras tropas con-
á los pocos dias, un escuadran de caballería federadas se situaron en la izquierda, al pié
de Virginia tomó la revancha sorprendiendo de unas colinas, donde construyeron varios
al regimiento número quince de Penns.ylva- atrincheramientos cerca de Bewerley á fin
nia, al que mató quince hombres haciéndole de estenderse desde alli hasta el Oh10. El co-
cuarenta prisioneros. Fuera de esto, nada mas ronel Porterfield era el jefe de aquellas fuer-
notable ocurrió en aquel punto por entonces; zas.
los confederados se atrincheraron en \Vin- El 18 de mayo se !lió órden al coronel 1\.el-
chester, yen Martinshurg los federales, des- ly para que marchase con algunas fuerzas
de cuyos puntos se vigilaron atentamente, federales á' \Vheeling, y al dia siguiente
esperando nuevas órdenes. dos regimientos de Ohio al mando de los co-


Digamos ahora lo que pasaba en la Virgi- raneles Irvine y Steedman, fueron á ocupar
nia Occidental. á Pakersburg, situado al estrcmo de Balti-


I
Los habitantes de Wheeling y sus alrede- more. Algunas tropas del Sur que entonces


dores, habían resuelto á principios de mayo se hallaban en Grafton, intentaban tambien
no someterse á las autóridades de Virginia dirigirse á \Vheeling; pero viendo que sus
que acababan de rebelarse contra la Confe- enemigos se habian anticipado y que sus
deracion, y con este motivo se reunieron dos fuerzas eran mas numerosas, destruyeron el
Convenciones especiales, una el 13 de mayo camino de hierro, por cnyarazon no pudieron
y otra el 11 de junio~ para discutir si seria llegar los unionistas al primero de dichos
conveniente crear un Gobierno aparte; pero puntos hasta el dia 30. En la mafíana del 31 ,
habiéndose reconocido que este procedimien- y reparada ya la via, reuniéronse en aquel
to seria ilegal, espidióse en 1 D de julio una punto siete ú ocho mil hombres á las inme-
órden para reorganizar el de Virginia. En diatas órdenes del goneral yIorris, quien hizo
su consecuencia se nombró gobernador á retroceder á los separatistas hasta Philippi,
MI'. Franck Pierpont; eligió se un Comité á unas cincuenta millas de la línea férrea. El
consultivo de cinco miembros, y la Con ven- coronel Porterfield, quien segun ya hemos
cion se puso en relaciones con el Gobierno dicho, mandaba las tropas del Sur, espidió en
de \Vashington, en nombre de Yirginia. este último punto la siguiente proclama:




CAP. IU. ESTADOS-UNIDOS. 257


«Conciudadanos: he venido aquí en virtud I apoderarse de Philippi por sorpresa, proyec-
de una órden de las autoridades legalmente
oonstituidas, con objeto de rechazar la inva-
sion de fuerzas estranjeras y protejer al pue-
blo en el legítimo goce de sus derechos civiles,
religiosos y políticos. En cumplimiento de
mis deberes, procuraré obrar siempre con la
mayor templanza, y en vez de averiguar qué
ciudadanos de Virginia han votado en pró ó
en contra de la separacion, solo preguntaré
quiénes son los enemigos de nuestro Estado.
A estos se les tratará como á tales juzgándo-
los por sus propias leyes.


1> i Virginios! "l vosotros apelo en nom hre
de nuestra madre comun para que seais fie-
les á vuestro Estado y rechaceis la invasion
que os amenaza; los que no lo hagan aSÍ, se-
rán considerados como enemigos de Virginia.
j Ciudadanos: sed fieles y leales, y Dios pro-
tejerá nuestra causa.


1> Muchos de vosotros han salido presuro-
sos á la defensa de su Estado y de sus liber-
tades; ¿ querreis continuar siendo hom-
bres libres, ó someteros como esclavos?
¿ Permitireis que el pueblo de otros Estados
os gobierne á su antojo? ¿ Habeis olvidado los
.preceptos de Jefferson 'j' :Yladison? Virginia
no ha declarado la guerra: se ha visto en la
precision de hacerla; ¿ obtendrán una recom-
pensa nuestros esfuerzos para mantener las li-
bertades del pueblo, ó deberemos doblar lacer-
viz ante las aras del despotismo y la tiranía?
Creo que en este punto no puede vacilar el
verdadero amante de sus libertades. i Corred
pues á las armas, compañeros: defended
vuestros privilegios .Y no consintais nunca la
opresion !»


Habiendo resuelto el general.Mc Clellan (*)
(') El general Me CIPllan, n 0111 hrado en aquella ocasion


mayor general, 110 tenia sino treinta y cinco auos, pen> ya
podia considerársele como un veterano, puef' habia sido ca-
lJitan de ingenieros y de cahalleria {[pI ejército regular que
tanto se distinguió en la campaiía r!p ~Ióxieo r olras espe-


tóse el ataque para el 2 de junio, y al
f' t d b' d 1 d ···t 1861. e ec o os flga as e e os reglmlen os


cada una, se aproximaron al campameñto de
los separatistas por diferentes caminos, con
el objeto de rodear al enemigo; pero el piso
estaba muy malo, el tiempo era tempestuoso,
.Y la division al mando del coronel Ke11y, que
tenia que recorrer veintidos milla.s, no pu-
do llegar á tiempo. Los confederados, no
obstante, que únicamente contaban con seis-
cientos ú ochocientos hombres, no· podian
resistir á las fuerzas, y por lo tanto prepa-
ráronse á la retirada", precisamente cuando
los unionistas, á las órdenes de los coroneles
Dumont y Lander, ordenaban el ataq ue, rom-
piendo el fuego la artillería. Los confedera-
dos emprendieron la fuga apresuradamente;
pero entonces llegó el coronel Kelly ,y cayen-
do sobre el enemigo, le puso en completa dis-
persion, si bien cayó á poco mortalmente
herido de un balazo. Los confederados per-
dieron veintiseis hombres entre muertos y
heridos, sus bagajes y municiones y casi
todas sus armas. Porterfield reunió como
pudo sus dispersas fuerzas, se retiró preci-
pitadamente á Beverly y desde este punto á
Huttonsville.


El general Me Clellan llegó á Grafton el
28; espidió desde luego una proclama conde-
nando el sistema de guerrillas adoptado por
los jefes del Sur, y el .25 dirigió otra á sus
soldados exhortándoles á que no se entregaran
al pillaje y al saqueo, porque el pueblo er1\
su amigo. LtlS fuerzas del jefe unionista se
aumentaron rápidamente, y y~l el 4 de julio


diciolles. La actividad que desplegó al organizar las milicias
de Ohio satisfizo las esperanzas (Ine se hahian fundado en
él pOl' su gran reputaciol1, y esto le valió el grado de mayor
general del ejéreito regular, es decir, el grado mas alto des-
pues del general Scott. Su vigor y rcsolucionnl entrar en
campaña bastaron para que se granjease la f'stimacion de
tndos.




258 HISTORIA DE LOS CAP. 1II.


ascendian á treinta mil hombres, mientras en el bosque, donde habiendo sido luego des-
los confederados apenas conütban con diez cU8ierto tuvo que entregarse con los seis-
mil. ~Ic Olellan resolvió por lo tanto avan- cientos hombres que estaban á sus órdenes.
zar C!ontra el enemigo, que al mando del El general Mc Olellan avanzó entonces
general Roberto S. Garnett, estaba fuerte- hácia BeverIy, en cuyo punto penetró á la
mente atrincherado en Laurel Hill, (colina mañana siguiente flanqueando la posicion
del laurel) á pocas millas de Beverly; en la que ocupaba el general Garnett en Laurel
cima de otra eminencia contigua, conocida IIill y obligándole á que la abandonara re-
con el nombre de Rich Mountain, 8e hallaba tirándose hácia el Norte. Seis cañones, dos-
tambien muy bien fortificado el coronel Juan cientas tiendas de campaña, sesenta wagones
Pegram. Despues de haber reconocido sufi- y unos cien prisioneros fueron los trofeos de
cientemente la po sic ion que ocupaba el ene- esta victoria: las tropas del Sur perdieron
migo, Mc Clellan resolvió atacar primero además entre muertos y heridos ciento cin-
á Pegram, y al efecto dispuso que el general cuenta hombres, y solo cincuenta los unio-
Rosecrans hiciera un rodeo de ocho millas á nistas. Perseguido de cerca el general Gar-
través de las montañas para sorprender la nett, y dominado por la superiodad del
retaguardia de Pegram, cuyo movimiento se número, cruzó por Laurel Mountains, (mon-
llevó á cabo felizmente; mas l~or desgracia, tañas del laurel ) se introdujo en un estrecho
un dragon que llevaba un parte deljefe unio- sendero, que cubrió de troncos de árboles á
nista á Rosecrans, fué cogido prisionero y fin de retardar la marcha de sus enemigos,
se descubrió el plan de ataque. Las tropas y se dirigió luego apresuradamente hácla la
del Sur estaban atrincheradas en la cima de cordillera de Alleghanies. Por último, des-
la montaña con tres cañones, mientras Ro- pues de haber cruzado por O,trrick's Ford,
secrans, que había estado todo el diacruzan- Garnett encontró una admirable posicion
do bosq~es y barrancos, con un tiempo muy para la defensa, hizo frente al enemigo, aun
lluyioso, no llevaba artillería, como era na- cuando este era muy numeroso, y consiguió
tural. A. pesar de esto avanzó desde luego contenerle por algun tiempo; mas á poco·
contra el enemigo, que hizo fuego con sus llegó el coronel Dumont con el regimiento
tres cañones, aunque ::jin gran efecto, .y poco de Indiana, y atacando á su vez la posicion
despues se rompió el de fusilería por ambas del enemigo, la desalojó á pesar de los des-
partes; pero como los unionistas contaban esperados esfuerzos de Garnett, que en vano
con mayor número de fuerzas, dispuso el trataba de reunir sus dispersas tropas. La
genernl Rosecmns que se ¿tf¿wara., ¡j, Ja ba- pérsecuáon duró Hun lllgun üempo, lNlst/l.
yoneta. Los separatistas abandonaron en- que al fin, desesperado Garnett, intentó por
tonces su posicion precipitadamente, dejando última vez oponer resistencia, con una bra-
en poder de los vencedores sus cañones, tien- VUfit digna de mejor causa; pues apenas se
das de campaña y bagajes, y ciento treinta.Y hubo empeñado de nuevo la accion, el sar-
cinco muertos en el campo. El general.NIc Ole- gento Burlingame atravesó. de un balazo al
Han vigilaba en tanto á Pegram que seguia intrépido general, que cayó herido de muerte
ocupando su po.sicion; mas llegada la noche, sin proferir una sola queja. Entre tanto el
y temiendo el jefe separatista ser sorprendi- general Mc Olelütn se dirigia con el grueso
do, intentó escapar y con este fin se ocultó de sus fuerzas á lIuttonsville, desde donde




CAP. lII. ESTADOS-UNIDOS.


remitió á \Vashington un telégrama conce- I pensaba haberse detenido en dicha ciudad;
bido en estos términos: mas al recibir la noticia de la derrota de


«Las tropas del general Garnett han sido Garnett continuó su camino hasta el rio, no
derrotadas, habiendo caido en nuestro poder habiéndole podido perseguir el general Cox
todos los bagajes y un cañon. El general fué porque Wise tuvo buen cuidado de destruir
muerto en Carrick's Ford, cerca de San Jor- el puente. El jefe separatista consiguió al fin
ge, cuando trataba de reunir á sus dispersas llegar á Lewisburg., uno de los condados que
fuerzas. se hallan al oeste del Alleghanies, y que era


»Hemos aniquilado al enemigo en la Vir- favorable á la causa del Sur. \Vise fué refor-
ginia Occidental. zado allí en 1.0 de agosto por el ge-


. . 1861.
»Nuestras pérdidas se reducen á trece neral Juan B. Floyd, qUien muy


muertos y cuarenta heridos, mientras que las pronto se halló en estado de tomar la ofensi-
del enemigo esceden de doscientos de los pri- va. En efecto, al dia siguiente se puso en
meros y mil de los segundos. 'rambien he- marcha en direccion á New-River, yalllegar
mos cogido siete cañones. cerca de Kanawha, sorprendió el regimien-


»Las fuerzas del general Garnett van en to de Ohio, número siete, á las órdenes de
retirada, pero se les persigue de cerca.» Tyler, áquienderrotó.completamente cogién-


Las tropas federales, sin embargo, no per- dole doscientos prisioneros. Floyd se dirigió
siguieron al enemigo sino en un espacio de luego á Carnifex Ferry con objeto de caer
dos millas, pues estaban sumamente fatiga- sobl'e la retaguardia de COK; pero se vió él
das, é hicieron alto mientras que los separa- mismo atacado por el general Rosecrans,
ti stas fugitivos, á las órdenes del coronel que á la cabeza de diez mil hombres llegaba
Ramsey, se internaron en las montañas y de Clarksburg. Las tropas del general unio-
fueron á reunirse con las tropas del general ni sta estaban muy cansadas, mas á pesar de
Jackson que estaban en Monterey. esto dispuso el jefe que se hiciera un recono-


Entre tanto el general Cox avanzó sobre cimiento, dando este por resultado un encar-
Beverly, juntamente con el general Me Cle- nizado combate en el que fueron muy consi-
llan, y despues de una corta escaramuza, derables las pérdidas del ejército federal, al
las tropas federales se apoderaron de Bar- paso que insignificantes las de los confede-
boursville. En Scarytown, mil quinientos rados, que ocupaban una fuerte posiciono El
hombres de la milicia del Ohio, al mando del coronel Lowe, del regimiento de Ohio, que-
coronel Lowe, tuvieron un encuentro con al- dó muerto en el campo de batalla, y grave-
gunas fuerzas del Sur mandadas por el capi- mente heridos los coroneles Lytle y \Vhite.
tan Patton, quien fué rechazado con pérdida A pesar de haber obtenido esta victoria,
de cincuenta y siete hombres entre muertos Floyd, viendo que no recibia refuerzos de
y heridos. Cinco oficiales, inclusos dos corone- 'Vise y que las fuerzas enemigas eran mu-
les, que sin órden alguna se acercaron á las Icho mas numerosas, abandonó su posicion
líneas enemigas para observar la lucha mas durante la noche, retirándose rápidamente á
de cerca, quedaron prisioneros. El general Big Sewell Mountain, y de allí á Meadow
Cox continuó luego su marcha hácia Char- Bluff, punto que se hallaba á treinta millas
leston, á cuyo punto llegó el dia 25. El gene- de distancia.
ral 'Vise, que mandaba allí las tropas del Sur, A los pocos dias llegó el general confede-




2tiO HISTORIA DE LOS CAP. IU.


rado Lee con numerosas fuerzas, y habién-
(lose encargado del mando de las tropas de
Floyd y de \Vise, reunió un ejército de vein-
te mil hombres. Rosecrans se retiró entonces
á Gauley sin que se pensara en perseguirle;
Lee tuvo que volver á la costa, y \Vise reci-
bió órden de trasladarse á Richmond.


Ouando se hubo marchado el general Lee,
Floyd y \V.ise tomaron posicion cerca del
rio, desde donde hostilizaban á los barcos que
conducian víveres para el general Rose-
crans, quien se habia situado á su vez á la
orilla opuesta, frente á los dos generales se-
paratistas. Rosecrans trató de sorprender á
sus enemigos dos veces consecutivas, mas
no pudo conseguirlo, la primera por una
avenida del rio y la segunda por no haber
cumplido el general Benham la órden que se
le dió de cortar la retirada á Floyd. Por en-
tonces no hubo en aquel punto mas encuen-
tros. En el Noroeste, el general Kelly, que
guardaba el Alleghany y el camino de Ohio,
salió una noche de New-Oreek, y avanzando
rápidamente hácia Romney, capital del con-
dado de Hampshire, derrotó un batallon de
confederados, cogiéndoles dos cañones, se-
senta prisioneros y muchas armas, sin con-
tar los bagajes y una considerable cantidad
de víveres. Oon estos combates, se terminó
la campaña en la Virginia Occidental, y
quedó en poder de la Union toda la parte
del Estado situada al Oeste del Alleghany.
Johnston, que desde su campamento de \Vin-
chester quiso socorrer al general Garnett no
pudo hacerlo, pues sucesos de mas interés
reclamaban su presencia en la importante
zona de Richmond.


El ejército de Mc Dowell, el grande ejér-
cito como se le llamaba, contaba ya con cin-
co di visiones ("'), formando un total de cin-


(') El ejército del general -"le DoweH se componía de
trece brig,tdas en la forma siguiente:


cuenta mil hombres; el número de tropas
regulares figuraba por diez compañías de
infantería, nueve de caballería y seis bate-
rías, sin contar la magnífica brigada del
general Blenker, compuesta toda de alema-
nes, que eran en su mayor parte soldados
de Europa. El 17 de julio, el ejército


l· , d 1 t t' h d 1.861.. sa 10 e campamen o a rmc era o,
dividido en tres columnas principales, dejan-
do en reserva para custodiar las obras de
defensa á la division Runyon; las tropas se
concentraron por la noche en Viennay Fair-
fax-Oourt-House, y el dia siguiente prosi-
guieron su marcha hácia Oenterville, ti cuyo
punto llegaron sin que ocurriese novedad al-
guna; pero un poco mas léjos, en las orillas
de Bull Run, hallábanse los confederados
ocupando una fuerte posiciono BuH Run es
un pequeño rio de unos treinta metros de
longitud y uno ó dos de profundidad en tiem-
po ordinario; sus aguas se vierten en el Oco-
quan y el Potomac, y sus orillas, muy es-
carpadas, están cubiertas de maleza. Los
confederados, á las órdenes del general
Beauregard, se estendian en una inmensa
línea detrás del rio en un espacio de diez
millas, y un poco mas allá en una eminen-
cia natural, muy favorable para la defensa,
se hallaba la reserva. El número de tropas
del jefe separatista no escedia de treinta mil
hombres.


La division federal Tyler, encargada de
reconocer la posicion del enemigo, hizo ju-
gar su artillería el 18 de julio, mas sin que
esto diera otro resultado sino demostrar que
los separatistas no pensaban abandonar el


Diyision TUle}': lJrigarlas Keyf~s, :"hcnl,. Shel'lllan y ni-
ehardsoll.


Division llllntli': brigallas Portel' y Burnside.
Division !IIeil!t~eln/((n Lrigadas Franklin, Wilsoll y 110-


ward.
Divísion Miles: brigadas Blenker y Davies.
J)Í\'iSÍOll Runuoll: dos brigadas de reserva.




ESTADOS-UNIDOS. 21H


campo sin combate. La brigada Bonham ~
entre otras, contestó con un vivo fuego á la
division Tyler, rechazando á éste varias ve-
ces cuando intentó atravesar el Bull Run
por el vado Mitchell. Habiendo concentrado
por la noche sus cuatro divisiones mas allá
de Centerville, el general Mc Dowell empleó
el dia siguiente en reconocer el terreno y la
posicion del enemigo, y acto continuo tomó
sus disposiciones para dar una batalla deci-
siva e121 de julio. El general unionista qui-


so atacar primeramente el ala derecha
1.861. , de Beauregard, a fin de separarle de
su centro y de la via férrea, mas aquel pun-
to estaba muy bien defendido ~ y por lo tanto
Mc Dowell se decidió por el ala izquierda,
pues si bien las ventajas estratégicas no eran
tantas, presentábanse menos dificultades.
En su consecuencia, Mc Dowell dispuso que
el 21, á las dos de la madrugada, se pusie-
ran las tropas en marcha con raciones para
cuatro dias; la division Tyler debia dirigirse
hácia Mitchell's-Ford para entretener al ene-
migo por su frente y su derecha; las divisio-
nes Hunter y Heintzelman recibieron órden
de atacar el ala izquierda del enemigo, y la
division Miles quedaria de reserva entre
Centerville y Bull Run. Estas disposicio-
nes, muy bien entendidas, no produjeron
por desgracia el resultado que era de espe-
rar, pues por una parte la ejecucion fué muy
lenta, y por otra ocurrió un incidente con el
que á buen seguro no contaba el general
Mc Dowell.


El dia 20, habíase reunido á Beauregard
el general Johnston con una parte de sus
tropas, que habian burlado la vigilancia de
Patterson; las demás fuerzas marchaban
por Manassas-Gap, y no tardarian en lle-
gar para incorporarse al grueso del ejército.
Así pues, reunidos los dos generales confe-
derados, contaban con ocho brigadas, que


TO:.IO III.


eran las de Ewell, Jones, Longstreet, Bon-
ham, Cocke, Evans, Holmes y Early; estas
dos últimas quedaban en reserva y las otras
se escalonaron detrás del rio. Ambos jefes
habian resuelto tomar la ofensiva el dia 21,
cuando vieron que avanzaban las tropas de
Me Dowell; los federales atr~wesaron desde
luego el rio por varios puntos del centro,
haciendo lo posible por ocultar al enemigo
cuál seria el principal punto de ataque, pero
desde las alturas que rodeaban el cuartel ge-
neral, y gracias á las nubes de polvo que le-
vantaban las tropas unionistas, no les costó
mucho á los generales confederados recono-
cer que sobre la izquierda estaba el verdade-
ro peligro, por cuyo motivo fijaron en aquel
punto toda su atencion:


El combate no fué muy encarnizado al
principio, pues lá mayor parte de las tropas
federales estaban en ayunas, sedientas y
fatigadas por la marcha y una temperatura
abrasadora; pero poco á poco y despues de
algunas peripecias, empezó formalmente Iv.
lucha, y las divisiones Hunter y Heintzel-
man comenzaron á ganar terreno sobre sus
adversarios. Sin embargo, á cada momento
llegaban nuevos refuerzos del ejército de
Johnston: la brigada Jackson contuvo cual
si fuera un muro de piedra ]a retirada de Jos
confederados, en tanto que la brigada Kirby
Smith, que acababa de entrar en línea, ataca-
ba de frente'y de flanco el ala derecha de
Me Dowell. Smith cayó á poco herido, pero
inmediatamente le sustituyó en el mando el
coronel Arnold Elzey, que continuó el ata-
que haciendo un fuego horroroso sobre los
batallones federales á quienes puso en dis-
persion. Poco despues, la retirada se convir-
tió en una completa derrota: una multitud
de curiosos, que introduciéndose por entre
los carros de los bagajes, se habian aproxi-
mado al campo de batalla para ver la accion


33




HISTORIA DE LOS CAP. JIl.


mas de cerca, obstruían el camino por donde
podian retirarse las tropas federales ~ y esto
fué causa de que se desbandaran: dos ó tres
balas que fueron á caer entre aquella multi-
tud y la a paricion de algunos ginetes, sem-
braron el pánico entre la muchedumbre de
curiosos, y al tratar de huir para ponerse á
salvo hubo infinitas desgracias, perdiendo
muchos la vida. Los confederados no persi-
guieron á los federales por carecer de caba-
llería; mas aun cuando lo hubieran hecho,
.esto ofrecia sus inconvenientes, porque el re-
gimiento de tropas regulares y los otros cua-
tro de la brigada Blenker, ocupaban el cami-
no de Centerville y cubrieron per~'ectamente
la retirada. Jefferson Davis, que habia sali-
{lo ü las primeras horas de la mañana de
Richmond, llegó al campo de batalla precisa-
mente á tiempo para presenciar la retirada
d.e los batallones enemigos, y aquella misma
noche remitió á su Congreso un telégrama
concebido en estos términos:


« Manassas, sábado por la noche.
'/> Acaba de terminar la batalla que ha sido


muy reñida: nuestras tropas han alcanzado
la victoria. El enemigo, derrotado, huyó pre-
cipitadamente aband,onando una porcion de
.'trmas, municiones y bagajes; el campo de
batalla estaba cubierto de cadáveres y las
casas de campo de los alrededores llenas de
heridos.


» ;'{ uestras tropas han perseguido á los
fugitivos hasta Leesburg y Centerville, apo-
derándose de varias baterías y banderas, así
como tambien de una porcion de prisioneros.
No puedo menos de elogiar el arrojo de nues-
tros oficiales y el valor de las tropas.


» Jelferson Davls. »


Esta sangrienta batalla costó á los unio-
nistas unos cuatro mil hombres, habiendo


quedado muertos en el campo mas de seis-
cientos, }' mil quinientos prisioneros; los
confederados se apoderaron de veintiocho
ca:gones, cinco mil fusiles y mu chos bagajes,
pero sus pérdidas no bajaron de quinientos
muertos y mil quinientos heridos; por una y
otra parte sucumbieron muchos oficiales de
distincion, lo cual probaba que unos y otros
~e habinn batido con la mayor brayura. En-
he las víctimas ele nquel dia conüibanse tam-
bien muchos cnriows, y aquÍ debemos aña-
dir que entre ellos habia varias señoras, que
habian venido de \'\'nshington p .. lra yer la
batalla como si se tratara de alguna carrera
de caballos. Entre tanto, el general Patter-
son permanecia de brazos cruzados en los
alrededores de Harper's Ferry, y el general
nutler no habia hecho nada notable en su
posicion de Y orkto\vn, bien es verdad que
la victoria de los confederados en Manassas
bastaba para anular todas las ventajas que
se hubiesen podido obtener.


Las consecuencias de la derrota de los fe-
derales fueron harto funestas, pues como_de
los setenta y cinco mil hombres pedidos por
Abraham Lincoln, casi todos ellos termina-
ban su servicio á las tres semanas despues
de la accion, todos se apresuraban á dejar
el servicio para retirarse á sus casas, de tal
modo que las fuerzas del ~jército unionista
comenzaron á disminuir rápidamente. Ade-
más de esto, la impresion que causó la victoria
de null Run fué muy profunda, sobre todo
en el Norte, donde al entusiasmo que prece-
dió á las primeras operaciones militares.
sucedió súbitamente una dolorosa humilln-
cion, que sin embargo sirvió de leccion sa-
ludable para obrar en lo sucesivo con mas
prudencia. Hoconocíase claramente que el
Sur no estaba dispuesto á, ceder y sí resuelto
á batirse; la victoria acababa de enorgulle-
cerle, y ya iba siendo necesaria una gran




CAP. 111. ¡';;;T ADOS-UNIDOS.


guerra. Sin embargo, todo el KOl"te se mos-
tró decidido á proseguir la lucha antes que
renunciar á sus idens unionistas. Los pri-
meros momentos fueron duros y penosos pa-
ra el Gobierno de \Vashington, y se hizo pre-
ciso tomar desde luego enérgicas medidas
para evitar las deserciones y restablecer el
órden que ~e habia alterado en el ejército
despues de la derrota de TIull Run.


El trigésimo séptimo Congreso se reunió el
4 ele julio en sesion estraordinaria, con va-


cado por el Presidente Lincoln. Todos
IS6t. . los senadores y representantes aSlS-
tier"on puntualmente á sus respectivas Cá-
maras, y aden~ás se presentaron comisiones
de Kentucky, ~\Iissouri, J\larylandyDelawa-
re. De los Estados separatistas, solo Arkan-
sas habia elegido representantes en 1860,
pero estos renunciaron á sus cargos al unir-
se con la Confederacíon del Sur. En la Cá-
mara alta ascendia á cuarenta y cuatro el
número de senadores; de los representan-
tes, ciento cuarenta y siete contestaron á sus
nombres, y hahiéndose procedido á la elec-
cion de Presidente, ganó la votacion Galu-
sha A. Grow, republicano de Pennsylvania.
Al otro dia remitió el Presidente Lincoln su
mensaje anual que fué atentamente leido en
ambas Cámaras; pero como este documento
se refería casi en su mayor parte á dar cuen-
ta de los sucesos de que ya hemos hablado,
solo reproduciremos aquí uno ó dos párrafos
que nos parecen los mas notables. Al hablar
de las medidas que seria necesario adoptar
para continuar la lucha, espresábase en estos
términos:


«No puedo menos de recomendar al Con-
greso eficazmente que facilite los medios ne-
cesarios á fin de que esta lucha sea breve y
decisiva, y para esto es necesario que el Go-
bierno pueda contar con cuatrocientos mil
hombres y cuatrocientos millones de duros.


Este número de hombres vendrá á ser la dé--
cima parte de los que tienen la edad conve-
niente para empuüar las armas y desean
salir::í la defensa de la nacion, y esa canti-
dad representa menos de una vigésima parte
de la que podrán reunir todos aquellos que
se muestran dispuestos á sacrificar sus bie-
nes en defEmsa de tanjusta causa. Una deuda
de seiscientos millones de duros', debe ser
ahora menos gravosa que en tiempo de la
revolucion, y seguramente todos tenemos en
la actualidad un poderoso motivo para con-
serrar nuestras libertades, como entonces lo
teníamos para establecerlas. Un buen resul-
tado en estos momentos valdrá para el mun-
do diez veces mas de lo que representan ese
número de hombres y.esa cantidad.»


El Presidente terminaba su mensaje con
estas notables palabras:


«El Poder ejecutivo se convenció, poseido
del mayor sentimiento, que era preciso recur-
rir á las armas para atender á la defensa del
Gobierno, pues de no hacerlo así, hubiera
terminado su existencia. Yana era posible
arreglo alguno, no porque este medio no sea
preferible con frecuencia, sino por(1 ue el 00-
bierno popular no podia sentar el precedente
de que solo los que ganan una eleccion pue-
den salvarle de una ruina inmediata.


»Como buen ciudadano, el Presidente no
podia consentir que nuestras instituciones
perecieran, ni mucho menos que se perjudi-
casen los sagrados intereses que le confió el
pueblo. El Poder ejecutivo se hallaba en este
caso en el deber de sacrificar su propia vida
si era necesario, y para dejar á cubierto su
responsabilidad, y sin pensar en las conse-
cuencias, ha obrado como en su concepto
tenia obligacion de hacerlo. Yo espero con-
fiadamente que vuestras opiniones y vuestros
medios de accion, conformándose con las
mias, os inducirán á dictar las medidas nece-




HISTORIA DE LOS CAP. IlI.


sarias para que se respeten los derechos de cincuenta y cinco. El dia 10, Mr. Wash-
los fieles ciudadanos con arreglo á la Cons- burne, de Illinois, presentó un bill adoptan-
titucion y las leyes. do ciertas disposiciones relativas á la recau-


'> Trazada ya la senda que debemos recorrer, dacion de derechos impuestos, y autorizando
.Y conocidas nuestras buenas intenciones, siga- al Presidente para que publicase una procla-
mos'adelante con ánimo fuerte y corazon vale- ma por la cual se suspendieran las relacio-
roso confiando en la proteccion,del Altísimo.» nes con los Estados separatistas. Este bill se


Durante los primeros dias que siguieron á aprobó despues de un ligero debate por ciento
la apertura de las Cámaras, se tomaron en treinta y seis votos contra diez. En el mIsmo
consideracíon varias reclamaciones pendien- dia se aprobó tambien en la Cámara otro ba!
tes de Oregon, Nebraska y el primer distrito autorizando al Secretario del Tesoro para ne-
de Pe~ns~lvania, y. el dia 9, Mr .. l~ovejoy, I gO,ciar un empréstito de dosciento~ cincuenta
de III mOl s , presento una proposlclOn que mIllones de duros. Mr. Vallandlgham, de
decia así: Ohio, pronunció un brillante discurso para


« Considerando que se ha formado una combatirlo; mas fueron inútile¡; sus esfuerzos,
• conspiracion contra la paz, la U nion y liber- pues así como los otros, se aprobó este bill


tades del pueblo, y el Gobierno de los Estados- por ciento cincuenta votos contra seis ó siete.
Unidos; No hablaremos aquí de otros muchos que se


»Considerando que muchos habitantes presentaron, ni tampoc,p de las numerosas
de Virginia, la Carolina del Norte y del proposiciones y enmiendas que menudeaban
Sur, Tennessee, Arkansas y Texas, han en ambas Cámaras, pues todas se referian
tratado de separar á dichos Estados de la á las medidas que convendría adoptar para
Union, haciendo armas contra el Gobierno; continuar la guerra, y ya las citaremos mas


»Considerando que los senadores de dichos adelante. Baste decir que el grito general, el
Estados no han tenido á bien presentarse en santo y seña de los hombres políticos, la di-
la Cámara á fin de prestar su auxilio en la visa de todos los clubs, se reducia á estas pa-
grave crisis por que atravesamos, y siendo labras: iAdelante sobre R1"chmond! Las sesio-
aparente que esos señores han tomado parte nes de aquella legislatura estraordinaria se
en la citada conspiracion, en el mero hecho terminaron el 6 de agosto, por manera que
de no haber dado cuenta de ella al Gobierno; duraron treinta y tres dias.


»Resolvemos: que Mrs. Mason, Hunter, Sin emhargo hacíase urgente adoptar enér-
Clingman, Bragg, Chesnut, Nicholson, Se- gicas disposiciones á fin de continuar la lu-
hastian, Mitchell, Hemphill y 'vVigfall, sean cha, y convencido de ello el Gobierno, habia
dados de baja en la lista de senadores de los ya dispuesto, antes de terminarse las sesio-
Estados-Unidos.» nes estraordinaria s del Congreso, que se con-


Esta proposicion promovió un empeüado fiara el mando del ejército del Potomac al
debate; MI'. Mallory, de Kentucky, presentó general Me Clellan en reemplazo de Me Do-
otra pidiendo que no se tomara en conside- well, y ya el 22 por la noche recibió éste
rae ion ; pero se desechó por ochenta y un un telégrama en Bewerley, previniéndole en·
votos contra sesenta y seis, y discutido el tregase el mando de la, Virginia Occidental
punto suficientemente, se aprobó al fin la de al general Rosecrüns y se trasladara inme·
Mr. Lovejoy por noventa y dos votos contra: di ata mente á \Vashington. El nuevo jefe en-




CAl'. UI. I!:STADOS-UNIDOS. 265


tró el dia 27 en el desempeüo de sus funcio- mas, al mando del coronel lVIarmaduke,
nes, y sin pérdida de tiempo comenzó á orga- Jackson creyó mas prudente desbandarlos y
nizar su ejército. El general Patterson fué no oponer resistencia. Marmaduke, sin em-
sustituido á su vez por el general Banks. bargo, estaba resuelto á batirse, y marchó


Para terminar ahora la narracion de este contra los unionistas, esperando sorpren-
primer período de la guerru" réstu,nos solo derlos en el momento del desembarco, pero
decir lo que pasaba en el Oeste. encontró á Lyon que avanzaba en buen ó1'-


Hemos dejado á Missouri dividido en dos den, y trabado el combate, Lyon obtuvo fá-
campamentos vigilándose atentamente con cilmente la victoria, apoderándose de dos
aire amenazador: u,ho1'u, aüadiremos que el cañones y un gran tren de campaña. },Iar-
general unionista lIarney, hombre de pocu, maduke pudo evitar una derrota completa
energíi:1, fué reemplazado por el jóven gene- merced ~t su numerosa caballería.
ral Lyon, el cual desplegó tu,l u,ctividad, que Jackson huyó á vVarsaw, situado á la dis-
bien pronto tomaron un aspecto muy dis- tancia de unas ochenta millas al Sudoeste;
tinto los asuntos de los unionistas en San allí se le reunió el coronel O'Kane con al-
Luis y todo el Estado. El gobernador J ack- gunas fuerzas, y al llegar estos dos jefes á
son y el general Price, que no se habian po- Montevallo, en el cond-ado de Vernon, agre-
dido avenir con los unionistas, se declararon góseles el general Price con toda la milicia
abiertamente en favor de la separacion, y el que habia podido reunir en Lexington. De
primero espidió una proclama con fecha 13 este modo halláronse á la cabeza de un cuer-
de junio llamando á lu,s armas á cincuenta po de ejército de unos tres mil seiscientos
mil hombres de la milicia parE~ resistir á la hombres, pero como Lyon seguia persiguién-
opresion de los agentes del Gobierno central. doles, continuaron la retirada al dia siguien-
Hecho esto, Jackson y Price que temian un te y se detuvieron en Jasper Oounty algunas
ataquj3 de las fuerzas federales, reuniéron en horas. Al otro dia, mil quinientos hombres


San Luis todas las tropas que pudie- de las fuerzas unionistas al mando del co-
1861. 18 d ., . h . 1 S' 1 11 t b' . V . ron, y en e J UUlO marc aro n a ron e 'lge, egaron am len a ernon a
Booneville (Missouri) á fin de establecer fin de impedir que las tropas de Jackson se
allí su campamento. Price se trasladó en un reunieran con las de otros jefes. Sigel en
vapor á Lexington por haberse resentido su contró á poco á las tropas separatistas ocu-
salud. Tan pronto como supo esto el general pando una buena posicion y muy superiores
Lyon, abandonó á San Luis el 13 á la 'cabe- en número, pero resolvió atacarlas, con-
za de su ejército y llegó á Jefferson-Oity en fiando demasiado en sus propias fuerzas,
en la maüana del 15, mas no encontró ya pues la caballería y la artillería del enemigo
á los jefes confederados y supo que se ha- avanzaron por izquierda y derecha y.le hicie-
bian alejado bastante. Lyon volvió pues á ron retroceder bien pronto. Sigel emprendió
embarcarse el 16, y á la mañana siguiente entonces la retirada con el mayor órden,
hallábase ya en Rockport, casi en frente de guardando siempre una distancia respetable
Booneville, donde segun ya hemos dicho se entre sus tropas y las del enemigo, y de este
hallaba el campamento de los confederados; modo llegó á Oartagena, donde se empeñó
mas como éstos no contaban sino con dos ó al fin un combate en el que perdieron los
tres mil hombres, la mitad de ellos sin ar- unionistas cuarenta y cuatro hombres entre




HISTORIA DE LOS CAP. lli.


muertos y heridos, y los confederados unos confederados de frente, en tanto que Sigel
cincuenta. Sigel pudo continuar luego su con sus mil doscientos hombres y seis caño-
marcha por Monte Vermon y se dirigió á nes caia sobre la retnguardia del enemigo,
Springfield, en cuyo punto se le reunió el y bien pronto se generalizó la batalla, que
general Lyon. fué tan obstinnda como sangrientn, pero la


Entre tanto los sepnratistas, que habiün desproporcion en el número, debia producir
recibido nuevos refuerzos del Sur, y sobre sus naturales resultados, Sorprendidos al
todo mucha caballería, recorrieron bien pron- principio los separatistas por el imprevisto
to toda la parte Sur de Missouri, obligando ataque de Sige} , comenzaron á retroceder;
[í, ~"yon á permanecer en Springfield. Cono- pero una vez que se hubo visto con qué
cien do la superioridad númerica del enemigo, fuerzas contaba, el jefe federal, "ióse éste
L.yon esperó para recibir refuerzos, pero con acometido por dos baterí<ls y una fuerte co-
el desastre de Bull Run perdió las esperan- Iumna de infantería, que hizo retroceder
zas, y habiendo sabido que los separatistas apresuradamente á los mil doscientos hom-
avanzaban en dos fuertes columnas, una que bres de SigeI, de los cuales no quedaban nI
yenia por la parte de Cnssville y otra por poco tiempo sino cuatrocientos, atendido que
Silrcoxie, resolvió hacer un esfuerzo á fin de el mortífero fuego de los confederados habia
impedir que se renniesen, y en su conse- puesto á los demás fuera de combate.
cnenciü, salió de Springfield en l. o de agosto El general Lyon por su parte atacaba en-


con cinco mil quinientos infantes, tre tanto de frente al ejército sepnratista, y al
1861. . t b 11 l' 1 . l' d cnatrOCIen os ca a os y (18Z y oc 10 principIO 11Z0 retro ce . el' á sus enemigos;
c¡tüones, y á la mañana siguiente puso en mas viendo al fin estos cuán superiores ernn
dispersion un destacamento enemigo derro- en número, los oficiales confederados consi-
tándolo completamente. Los sepal'ntistas, guieron fácilmente que sus tropas volvieran


I


entre tanto, mandados por Price, su mejor á la carga. Entonces fué cuando el general
general, avanzn,ban con lentitud, y llegaron Lyon que estaba herido ya, recibió un bala-
el 7 á vVilson's Creek, á diez millas de zo en la cábeza que pareció dejarle aturdido
Springfield. Lyon concé'rtó un ataque noc- por algunos momentos, pero reponiéndose
tumo, mas cuando todo estaba dispuesto, era luego, dió algunos pasos hácia su ayudante,
'yil tan tarde que difirió la ejecucion de su el mayor Schofield, y le dijo estas palabras:
plan hastn, el 9, en que avanzó de nuevo en «rremo que se ha perdido la jornada,» á lo
dos columnas con la intencion de atacar al cual contestó el mayor: «A un nó, general:
enemigo de frente, en tanto que Sigel con mil probemos una vez mas."» Así diciendo, ofre-
doscientos hombres, caeria sobre la reta- ció su caballo á Lyon, quien montó inmedia-
guardia. tamente, y aunque corria la sangre por sus


Price habüt dispuesto tambien sorprender heridas, dió la órden de cargar <.1 la bayone-
el campamento de los federales por la noche; ta, y se lanzó de nuevo en lo mas recio de la
pero habiéndose suscitado algunas disensio- pelea agitando en el aire su sombrero y gri-
nes, confió el mando superior á Me Culloch, tando á sus soldados: «¡Seguidme valientes,
quien dió una contra-órden á causa de la yo os conduciré á la victorüt!}) Aquellas fue-
oscuridad de la noche. Á las cinco de la ma- ron sus últimas palabras: una tercera bala
drugada del 10 de agosto, Lyon aincó á los le atravesó el pecho hiriéndole de- muerte, y




CAP. IlI. ESTADOS-U:'\IDOS. :21;7


poco despues caia bmbien á su lado para no I operaciones, y asimismo puso una guarnl-
volver á levantarse mas el intrépido 00ronel \ cíon en Cabo Girardeau, Ironton, Holla y
Mitchell. Sin embargo, la batalla no estaba Jefferson-Cit-r.
aun concluida, pues los unionistas siguieron El general Price, como fácilmente se COlll-
algun tiempo resistiendo el ataque de sus I prenderá, no esperó á que Fremont aCil-
enemigos, si bien emprendieron luego la reti- \ bara de tomar sus disposiciones, y cuando
rada. Federales y confederitdos proclamaron Mc. Culloch habút lllürehado ya con el grue-
·luego como SU.Y¡l b vidorin, :l sin inclinitr- so de las fuerz¡ls confederadas, dirigióse <11
nos ni en f<"\,Vor de unos ni de otros, diremos .l\orte de Springfield á mediados de agosto;
ítquí solamente que l<1s pérdidas de los pri- mas no por esto dejaba de recibir conünua-
meros fueron mucho Ill¡\S considerables que mente refuerzos, y antes de llegar al punto
las de los segundos, pues tuvieron doscien- de su destino, derrotó algunas tropas fede-
tos sesenta y cinco muertos y ochocientos rales que encontró á su paso. El jefe se-
heridos, viéndose ndemás precisados á em- paratista avan:t.ó luego sobre \Varrensburg,
prender la retirada apresuradamente. en cuyo punto se hallaba :la ellO, Y en In


El general Fremont habia sido nombrado mañana del 11 se dirigió á Lexington, don-
en 9 de julio comandante del distrito oc- de estaba el coronel ~1ulligan á la cabeza de
cidental que comprendia los Estados de IIli- dos mil setecientos ochenta unionist1ls,quie-
nois, Kentucky, Missouri y Kansas, pero se nes en la esperanza de recibir pronto refuer-
hallaba aun en Nueva-York reuniendo ar- zos, opusieron resistencia á los confederndos,
mas y municiones cuando llegó á su noticia á los cuales acaba ba de incorporar~e el gene-
la derrota de Rull Run, y entonces sin per- mI Harris con fuerzas considerables y trece
del' tiempo, abandonó dicha ciudad dirigién-, caí'íones. La posicion que ocupnba Mulligan
dose á San Luis, á cuyo punto llegó en 25 I era mUy fuerte y merced á esto pudo resistir
1861. de julio. FreI~ont encontró que todo al principio el caí'íoneo del enemigo y su pri-


estaba en desorden: en la mayor par- mér ataque, pero segun ya 'Oeremos des-
te de los condados predominaba la insur- pues, la lucha era demasiado desigual para
reccion; los soldados unionistas que en su que durase mucho tiempo.
mayor parte terminaban el tiempo de servi- El general Fremont, quien segun ya hemos
cio, se iban retirando á sus casas apresu- dicho se hallaba en San Luis, supo el I;3 la
radamente, con tanta mas razon cuanto que llegada de lVIulligan á Lexington, y un parte
no se les pagaba; no habia armas, dinero recibido el mismo dia le anunciaba que Pri-
ni municiones, y sobre todo esto, empezaba ce iba acercándose á Warrensburg con unos
á cundir el desaliento á consecuencia de las quince mil hombres. Á la mañana siguiente,
últimas derrotas sufridas por los federales. Fremont recibió asimismo un telégram<l del
Era necesario adoptar enérgicas disposicio- general Grant, comandante del Cairo, quien
nes para remediar todos estos contratiem- pedia refuerzos; el general Scott remitió tam-
pos, y Fremont no perdonó esfuerzo alguno i bien una órden pidiendo que se enviasen á
para salir de aquella situacion tan crítica. \Vashington cinco mil hombres de infante-
Al saber la muerte del general Lyon, resol- ría, yel general Roberto Anderson, de Ken-
vió fortificar desde luego la ciudad ele San tucky, hacia una demanda semejante, anun-
Luis, á fin de establecer allí el centro de ciando que Louisville iba á caer en poder de




2&l HISTORIA DE LOS CAP. 11'.


los separatistas si no se aumentaba su guar- nicacion para impedir que le alcanzasen sus
nicion. Fremont tenia entonces repartidos en perseguidores. Poco despues llegaba á Neo-
su departamento cincuenta y cinco mil seis- sho, donde encontró á Mc Culloch con cinco
cientos noventa y tres hombres, de los cuales mil confederados de Arkansas; mas al saber
once mil ocupaban el fuerte Holt y Paducah; que Fremont continuaba persiguiéndole, se
diez mil se hallaban en el Cairo y sus alre- retiró á Pineville, á fin de dar algun descan-
dedores; el general Pope, jefe del distrito so á sus tropas.
Norte del ~Iissouri, tenia á sus órdenes cinco El general Fremont siguió avanzando
mil quinientos; el general Davis, enJefferson- hast.a Jefferson-City, en cuya ciudad se de-
City, nueve mil seiscientos, yen Rolla habia tuvo para acabar de organizar su ejército, y
cuatro mil setecientos, tres mil en Ironton, allí recibió á los pocos dias la visita del ge-
y unos siete mil en San Luis, sin contar neral Cameron, Secretario de la, Guerra, á
otros dos mil doscientos que á las órdenes del quien acompañaba el ayudante general Tho-
general Lane, ocupaban la frontera de Kan- mas con su séquito. El Secretario de lit Guer-
sas. Fremont dispuso desde luego que dos ra, que pareció muy disgustado al saber que
regimientos de San Luis pasaran á Jefferson- el ejército de Fremont, compuesto de treinta
City y otros dos á Lexington, pero estos úl- mil hombres con ochenta y seis piezas de
timos no pudieron llegar oportunamente al artillería, no tenia medios de transporte,
punto de su destino, á cansa del mal tiempo llevaba una órden relevando de su cargo al
.Y del estado de los caminos, y entre tanto el general, pues habia producido muy mal
coronél Mulligan, á quien habian atacado vi- efecto una, proclama que publicara algún
gorosamente los confederados, asaltando sus tiempo antes en que disponin la emancipn-
posiciones, no tuvo mas remedio que rendir- cion de los esclavos del Sur, y esto habia
se despues de haber sido herido dos veces. dado lugar á muchas reclamaciones y que-
Las pérdidas de los federales en esta refriega jas que exigian se retirara el mando á Fre-
fueron muy considerables, y segun el gene- monto
ral Price, muy insignificantes las suyas. Algunos dias despues se recibió de Wash-


El general Fremont, confiando en que ington una segunda órden del general Scott,
Mulligan habia recibido .los refuerzos nece- en la que se prevenia á Fremont que resig-
sarios, remitió el 18 un telégrama á Davis, nara el mando en manos del general Hunter;
ordenándole que marchara con cinco mil mas éste no llegó cuando se le esperaba, y
hombres á fin de interceptar la retirada á como se sabia positivamente que los confe-
Price, mas al recibir la triste noticia de la derados estaban muy cerca, celebrúse un
rendicion de Mulligan, dirigióse inmediata- consejo de guerra, y se acordó marchar á su
mente á Jefferson-City en la esperanza de encuentro, lo cual no se hizo sin embargo,
que el jefe separatista habria tomado posi- porque aquella misma noche llegó el general
cion en algun punto de Missouri. Price, sin Hunter- y dió una contra-órden. Fremont
embargo, no era hombre para dejarse des- marchó á la mañann siguiente á San Luis
pojar fácilmente de las ventajas obtenidas, y seguido de su escolta, y sentimos tener que
así es que umt vez alcanzada la victoria, em- decir que aunque esta se componia de muy
prendió una prudente retirada destruyendo á huena gente y estaba alistada por tres años,
su paso todos los puentes y medios de comu- el general Mc Clellan tuvo por conveniente




CAP.IlI. ESTADOS-DUDOS. , 2W¡


darla de bajn, en el servicio. Que el general I los confederados de seiscientos á mil hombres
Fremont incurrió en algunos errores, es cosa entre muertos y heridos, y los federales tu-
que no puede negarse, pero ninguno de ellos vieron unas cuatrocientas bajas, pero entre
se puede comparar con el que se cometió ellas flguraba un gmn número de oflciales
mas tarde por Hunter al disponer cinco dias de distincion.
despues que el ejército se retir<:ua de Spring- El general Mc Clellan, que se ocupaba
fleld para situarse en Rolla. con sin igual celo en reunir el mayor núme-


El general Ulises Grant, que mandaba en ro posible de fuerzas de tierrn, no descuidabn
el Cairo, habiiL hecho una demostracion con- por eso las de mar, pues comprendia cuán
tri:t Belmonte, situado cerca del Mississippí poderoso auxilio podria prestar la escuadra
frente á Colombo, donde so hallaba entonces al ejército tanto directa como indirectamente.
el cuartel general de los separatistas. Des- En su consecuencia, habia propuesto la for-
pues de encargar al general Smith, jefe de la macion de un cuerpo especinl compuesto de
guarnicion de Paducah, que simulase un 3ta.- algunos regimientos de marina y soldados
fiue contra Colombo, el general Grant des- de Nueva-Inglaterra para llevar á cabo cier-
tacó una pequeña fuerza á Ellicott's Mills, tas empresas en las costas, y una vez for-
disponiendo se embarcasen al mismo tiempo mado este cuerpo, reunióse el mayor número
dos mil ochocientos cincuenta hombres en de buques posible con el objeto de apoderarse
cuatro vapores, á los que debian dar convoy de diferentes puntos del Sur en el Atlántico.
las cañonlélras Tyler y Lexington. Esta es- En 26 de agosto, el general Benja-
pedicion llegó poco despues á Hunter's Point, min F. Butler se hizo á la vela en las 1861.
punto que dista dos ó tres millas de Colom- aguas del fuerte Monroe, como jefe de una
bo, y avanzó entonces con la mayor rapidez fuerza naval y militar que marchabn á una
posible á fin de abcar á los confederados en espedicion secreta, compuest¡l do tres fraga-
su campamento de Delmonte. Un destaca- tas, J/linnesota, TVabash y Cumberland, de
mento de separatistas trató de oponerse á cincuenta y dos cañones cada una, cuatro
la marcha del enemigo, mas no pudo con- buques mas pequeños y dos transportes que
seguirlo, y poco despues los confederados conducian ochocientos soldados. La escua-
tuvieron que abandonar sus posiciones. drilla iba al mando del comandante String-
Sin embargo, el general Polk, jefe militar hamo El 27 por la noche llegaron los espe-
en Colombo, á quien se acababa de notifi- dicionarios á la isleta de Hatteras, que
car la llegada de los unionistas, observan- conduce á Pamlico Sound, y se vió que
do que estos acababan de apoderarse del estaba defendida por los nuevos fuertes lla-
campamento, acudió presuroso con algu- mados de Hatteras y Clark; el primero de
nas piezas de artillería á fin de recobrar- estos tenia solo cinco cañones y el otro diez,
lo si le era posible y reunir de nuevo las reuniendo entrambos un total de setecientos
tropas dispersas; el mismo Polk cruzó el hombres al mando del comandante Barron
rio con cinco mil hombres, y entonces se tra- y del coronel Martin. Estos fuertes eran á
bó de nuevo el combate que no duró mucho no dudarlo mucho menos formidables de lo
tiempo, porque los unionistas no pudieron. que lo hubieran sido algunas semanas des-
hacer frente á los numerosos refuerzos que pues, y por lo tanto se comenzó el bombar-
ihan llegando. En esta refriega perdieron deo á las diez de la mañana elel dia .2S. El


TO)]OlIl.




2il) HISTORIA DE LOS CAP. nI.


fuerte IIatteras contestó al fuego, pero tan
débilmente que no causó el menor daño .y el
fuerte Clark fué abandonado al otro dia. Un
gran transporte del enemigo, aprovechando
la oscuridad de la noche, llevó un refuerzo
al fuerte Haiteras, pero esto no sirvió de
nada, y habiendo continuado el bombardeo
en la mañana del 29, reconocióse bien pronto
que el y1\'oseguir la lucha seria sacrificar
inútilmente la vida de algunos hombres.
Persuadido de esto el comandante Barron
izó una bandera blanca, ofreciendo entregar
el fuerte con todo cuanto contenia si se deja-
ba en libertad á la guarnicion, pero el ge-
neral Butler no aceptó estas condiciones y
propuso en cambio respetar á los oficiales y
soldados como prisioneros de guerra. Barron
se convino al fin en ello, .y de este modo
quedaron en poder de los federales setecien-
tos quince individuos de tropa, algunos
cailones y una considerable cantidad de per-
trechos de guerra. Los unionistas solo pee-
dieron uno ó dos hombres, y el secreto de lit
cspedicion se guardó tan bien que no se supo
nada por el pronto.


Como quiera que los confederados no adop-
taron luego medida alguna para recobrar tan
fuerte posicion, el general nutler marchó á
desempeñar otro servicio con la mayor parte
de los buques dejando al coronel Hawkins
encargado de la custodia del fuerte.


El fuerte Pickens, situado en el estremo
Occidental de la isla de Santa Rosa, y que
habia quedado en poder de la Union, merced
á la fidelidnd y energía del teniente Slem-
mer, fué reforzado en los últimos di as del
mes de setiembre, y en 9 de octubre, un cuer-
po de tropas confederadas procedentes de
Panzacola se presentó en la isla de Santa
Rosit con objeto de sorprender y destruir el
campamento que tenia el sesto regimiento de
Nueva-York (Zuavos de ~Tilson), á dos mi-


llas del fuerte Pickens. El ntaque estaba
muy bien combinado yel éxito fué completo.
pues los zuavos tuvieron que abandonar su
campamento, que destruyó itl momento el
enemigo; pero la misma oscuridad, que ha-
bia favorecido la sorpresa, fué despues un
peligro para los confederados, y al rayar el
dia, se vieron en la precision de retirarse
apresuradamente á sus botes, que estaban
muy distantes, y no pudieron llegar á ellos
sin haber perdido antes unos cincuenta hom-
bres de los cuales veinte fueron muertos. Los
unionistas tuvieron sesenta bajas.


En 29 de octubre se hizo tí la vela con di-
reccion á Hampton Roads otra espe-


1861.
dicion naval y militar: las fuerzas de
tierra iban á las órdenes del general Sher-
man, y las componian trece regimientos de
voluntarios con un total de diez mil hombres~
y el jefe de la ilotn, que constnba de la fra-
gata de vapor Wabash, catorce cañoneras,
doce vapores pequeños, y veinticinco harcos
menores, era el comandante Samuel F. Du-
ponto Despues de atravesar los cabos de
Virginia, donde se perdieron cuatro trans-
portes á consecuencia de haber estallado una
furiosa tormenta, Dupont llegó al fin ~i
Puerto Real en la noche del 4 de noviembre.
y des pues de haber practicado un reconoci-
miento, y visto que habia dos nuevos fuer-
tes, rompió el fuego de sus buques', al q ne
contestaron inmediatamente las baterías de
Bay Point y las de Hilton Head. Felizmente
los buques de la escuadrilla federal no se ha-
bian estacionado ante el enomigo y por esto
no sufrieron averías, y ú pesar de creerse
generalmente que las baterías bien dirigidas
son superiores á los buques cuando estos no
están blindados, aquella yez se probó lo con-
trario, pues tal era la lluvia de balas y me-
tralla que lanzaba la escuadrilla sobre los
fuertes~ que al fin consiguió apagar sus fue-




CAP, 111. ESTADOS-UNIDOS, 27f


gos. El combate duró cinco horas y las pér-
didas fueron tan considel'ables entre los
confederados como insignificantes entre los
unionistas, habiéndose visto obligado por úl-
timo los primeros á huir de los fuertes. La
guarnicion de estos se componia de mil se-
tecientos carolinos, sin contar una multitud
de negros, muchos de los cuales fueron lue-
go ri solicitar q ne se les admitiera en los bu-
ques de la Union.


Si despnes de esta victoria hubiesen mar-
chado los espedicionarios sobre Charleston
ó Savannah, es probable que una de estas
plazas, si no las dos, hubiesen caido en poder
de los unionistas, pues cundió de tal modo
el prinicó entre los confederados al saber la
toma de los fuertes, que fácilmente se habria
obtenido una segunda victoria. El general
Sherman, sin embargo, no habia recibido ins-
trucciones para pasar adelante, ni contaba
tampoco con medios suficientes para una se-
gunda espedicion. y tanto es así, que no
ocupó á Beaufort hasta el () de diciembre.
Entre tanto, todos los propietarios y familias
del Sur que habitaban en las islas cercanas,
se deshicieron de sus esclavos y ganados,
quemaron sus cosechas de algodon y otras
que no podian llevar consigo, y huyeron á
Charleston y otros puntos del interior. Á
pesar de que el general Sherman espidió una
proclama aconsejándoles que no se traslada-
ran ni temiesen nada, ni siquiera quisieron
leerla aquellos á quienes se dirigia.


Ya hemos dicho que el Estado de Ken_
tucky, declarándose neut.ral, no se habia in-
clinado en favor del Norte ni del Sur; pero á
consecnencia de haber dispuesto el Presiden-
te de los Estados-Unidos que numerosas tro-
pas de su ejército ocuparan militarmente la
parte central de dicho Estado, comenzóse á


setiembre, hubo violentos debates, comba-
tiendo la mayor parte de los diputados
la medida adoptada por MI'. Lin- 1861.
coln. El gobernador Magoffin envió dos co-
misionados á \Vashington para que solicita-
ran que se retirasen las tropas de ocupacion;
mas habiendo contestado el Presidente que
no le era posible acceder á la demanua por no
creer conveniente semejante medida, reno-
váronse los debates en la legislatura del Es-
tado, .y aun cuando la mayoría se declaraba
en favor de la Union, de tal modo trabaja-
ban los Comités separatistas, que por
'lt' 1 d d" 1 1861. u lmo en e mes e lClem )re se
aprobó un bill pidiendo se admitiera á Ken-
tucky en la Confederacion.


El general Me Clellan, á quien se habia
confiado el mando de las fuerzas militares en
Washington, encontró que el ejército, á
consecuencia de las deserciones, de los com-
bates y de las enfermedades, se hallaba
reducido á cincuenta mil hombres de infan-
te ría , mil de caballerút y seiscientos cincuen-
ta de artillería con treinta cañones. La ciu-
dad se hallaba protegida hácia la parte de
Virginia por imponentes fortificaciones .Y
poderosas llaterías; pero si los confedera-
dos hubieran querido atravesar el Potomnc
por cunlquier punto á pocas millas de la ciu-
dad, fácil les hubiese sido apoderarse do
\Vashington eri el caso de que consiguieran
derrotar antes en cnmpo abierto nI ejército
enemigo. Los separatistas no juzgaron sin
embargo prudente ejecutar tan atrevido mo-
vi miento , por mas qne muchos cre.yesen
entonces lluesemejante empresa ofrecia pro-
babilidades de éxito durante las dos semanas
que siguieron á la victoria de Bnll Run.
Una de las 'primeras medidas de ".\Lc Clellan
fué lbmar á todos los oficiales é individuos


notar cierta agitacion en los ánimos, y al de la clase de tropa que se hallaban con
reunirse la legislatnra ele Kentncky en 3 de licencia fuera de \Vashington; poco desplles




':272 HISTORIA DE LOS CAP. IU.


se llevó á efecto la orgamzaclOn del ejér- quienes no se habiü visto antes por hallarse
cito en brigadas y divisiones; se organi- ocultas en un bosque. Aun cuando llegó muy
zaron nuevos regimientos, y se constru- pronto en auxilio del coronel Devens el co-
yeron numerosas baterías á fin de continuar ron el Baker con mil novecientos hombres,
la lucha con ventaja. Todos los Estados era muy superior el número de los confede-
del Norte contribuyeron con el mayor ce- rados, y tan imprevisto fué su ataque .y tan
lo á la obra, y de este modo, á mediados mortífero el fLLego que hicieron sobre sus
de octubre hallábase el general Mc Cle- enemigos, que rotas las filas de los unionis-
Han á la c(tbeza de un ~jército de ciento tas é introducidn la confusion, comenzaron
cincuenta mil hombres, el mas numeroso á retroceder desordenadamente y huyeron
que se habia visto desde entonces en el por último en completa dispersion. Esta san-
continente. El general Mc Clellan pasó grienta refriega costó á los unionistas cerca
revistu, á fines de setiembre á setenta mil de mil hombres, de los cuales trescientos
hombres de todas armas, á quienes hizo ma- quedaron muertos en el campo y mas de
niobrar, quedando muy satisfecho del espí- quinientos prisioneros. A los pocos dias no
ritu que animaba á las tropas. Habíase te- obstante, los unionistas, al mando del gene-
mido que los confederados intentarian por ral Ord, tomaron en cierto modo la revan-
entonces un ataque, pero no contaban con cha, batiendo á un cuerpo de tropas confe-
suficientes fuerzas para ello, y era esto tan- deradas y matándoles doscientos treinta
to mas difícil cuanto que diariamente llega- hombres, despues de haberse apoderado de
ban á \Vashington nuevos regimientos que un gran número de prisioneros.
eran enviados acto continuo á reforzar los di- Terminaremos este capítulo haciendo un
versos campamentos establecidos á uno y otro ligero bosquejo acerca de la situacion de las
lado del Potomac. Lewinsville fué ocupado fuerzas beligerantes á fin de 1861.


militarmente por el ejército federal Los unionistas habian adquirido á no du-
1861. d 1 V' 16 d 1 lt . l' en 9 e octu )re, 18nna en y al' o, a ermmarse a prImera campaña, una
Fairfax-Court-Hollse en 17, mientras los preponderancia decidida: la victoria alcanza-
confederados se reconcentraban sin dispa- da por Butler en Stringham y Hatteras, yel
rar un tiro en Centerville y Manassas. El triunfo de Dupont en Puerto Real, eran gol-
dia 16, el general Geary se apoderó de Boli- pes contundentes para los confederados; en
val' Heights, frente á Harper's Ferr'y, yentre la Virginia del Oeste tenían tambien mucho
el 19 y el 20 el general Mc Call practicó dos prestigio las tropas; y en el Missouri, el
reconocimientos en direccion de Leesburg, general Fremont, aunque sin obrar con
que segun se dijo habia sido abandonado por toda la actividad que debíeril, habia orga-
los separatistas. Cre.Yendo esta noticia cierta nizado una columna volante compnesta de
Mc Clellan, prévio el pu,recer del general cuarenta mil hombres, con la cual consi-
Stown'y dispuso que el cOI'onel Devens mar- guió rechazar á Price, uno de los m~jo­
chase con cinco compañías para apoderarse res jefes separatistas, hasta los últimos
de Leesburg, mas al llegar estas tropas á un confines del Estado en donde se hallaba. Por
punto llamado Ball's Bluff, fueron atacadas lo que hace al general Mc Clellan, á quien
repentinamente por numerosas fuerzas de se habia conferido el mando de las tropas en
infantería y caballería de los confederados, á \Vashington el mismo dia en que Fremont






. ~', .





CAP. Ill. ESTADOS-UNIDOS. 27~l


salió de Nueva-York, su situacion era un no contaban con tanta poblacion como los
tanto crítica, pues los rebeldes habian obs- del Norte, sus ejércitos no podían ser natu-
truido la navegacíon en la parte inferior del ralmente tan numerosos. Sin embargo, se-
Potomac, destruyendo luego los caminos de gun Me Clellan, habia en la Virginia Occi-
hierro de Baltimore y. Ohio y dejando así á dental ciento cincuenta mil hombres, pero
Washington sin mas que una via de comu- si se ha de creer lo que dijeron algunos de-
nicacion, precisamente cuando se acercaba el sertores, el Sur no contaba sino con sesenta
invierno y seria necesario trasportar una mil en dICho punto. Aun siendo así, y á pe-
considerable cantidad de víveres y provisió- sal' de la aparente superioridad del Norte,
nes. Los confederados por su parte no ha- ya verem6s que no estaban de su parte todas
bian recurrido aun al alistamiento forzoso, las ventajas, y que no debia contar como
pues hasta entonces se presentaban muchos segura la victoria en la sangrienta lncha
voluntarios, pero como los Estados del Sur en que se habia empeñado.


l'& I.~.




CAPÍTULO IV.
1862.


SEGUNDA CAMPAflíA.-TEXAS y NUEVA-MÉXICO EN 1862.


La traicion de Twigg.-La Convencion de Texas vota la separacion.- CanLy se encarga L1cl mando de las tropas.- La
bl'igaLla Sibley.-El fuerte Craig.-Batalla de Valverde.-Muerte de Mc Rae.- Comhate de Apaehe. - tos confederados
ocupan á Santa Fe y abandonan á Nueva-.Mcxieo.-Missouri y Arkansas en 18G2.- Price vuelve a .Missonri.- Guerri-
llas.- Derrota de Rains y Stein.- Torna de }Iillord.-Price se retira á Arkansas.- Hetirada dc Sigel dc Belltonville.-
Batalla de Pea Ridges.-Los iudios toman parte en la guerra.-Combates de Cache y Newtonia.-Hindman es reehaza·
,lo hasta Arkansas. - Cooper derrotado en Maysville.-Batalla de Prairie Grove.- Kentucky, Tennessee y :\Jabarna.-
Batalla de Mili Sprillgs.-Torna del fuerte Enrique.-Bornhardeo del fuerte Donelson.-Fuga L1e l<loyd y Pillo\Y.-Ren-
dicion de Buckner.-Retirada de Johnston.-Los confederados abandonan ti. Nueva-Ma(lrid.-La isla Núrnel"O diez.-
Primer sitio ,le Vickslllll'g.-Gl'ant se dirige á Pittshurg. - Sidncy Johnstoll avanza 'desde Corinto y ataca ú Grant.
-La batalla tic Shiloh.- Las divisiones de Sherman y }Ic Clernalld son derrotadas. - :\Iuertc del general .Toh n5ton,
- Llegada de Buell y Lew 'Vallacc.-Los separatistas retrocedcll.- Deauregard abandona á Corinto.-Hallcck toma
))ose5ion de la ciudad.-:\litchcl rceo])I"a á I1untsville.-.\péndicc al capítulo IV. - Hiogmfia ,ll'! general Ileaurcgar~!.


Antes de ht separacion de los EstadoR, la reservadas parct que pusiera todas las tropas
frontera de Texas se hallaba resguardada ó el mayor número posible ü la, disposicion de
por una línea de fuertes ó puestos militares tres agentes con quienes Floyd trataba en se-
que se estendian desde Brownsville, frente á creto. Twigg no tuvo inconveniente en acep-
Matamoros, hastaRio Colorado; estos fnertes tar semejante comision, y á"los tres meses de
esütban separados entre sí por una distancia su llegada á Indianola ha lJia puesto todas las
de cien millas, y custo~liados por destaca- tropas con sus armas, municiones y baga-
mentos de cincuenta á ciento cincuenta hom- jes á las órdenes de los tres agentes que se
bres del ejército regular;"' el cuartel general titulaban miembros del Comité de Seguridad
del departamento era Sü,n Antonio, y el nú- pública, que se habia propuesto separar á Te-
mero total de las fuerzas distribuidas de este xas de la Union. El coronel vVhite, que des-
modo en el territorio, ascendia á dos mil seis- pues de salir Floyd del Gabinete h<.tbia müT-
cientos doce hombres. chado á San Antonio con algunas fuerzas


Poco des pues ele la deccion presidencial con objeto de reemplazar á Twigg en elman-
IIue favoreció á Lincoln, pero ¿tlgun tiempo do, se encontró con que todo el material de
antes de que éste se encargara del Gobierno guerra se hallaba en poder de los agentes de]
como Presidente, el Secretario de la Guerra, Sur, y como se viese domi,lado por fuerzas
.MI'. Floyd, confió al general David Twigg, superiores no pudo oponer resistencia algu-
que estaba en Kueva-Orleans, el mando del na. \Vhite se hallaba aun en San Antonio
departamento de San Antonio, y segun se cuando llegó á Indianola la noticia de la ren-
supo mast.'\rde, habíale dado instrucciones dicion del fuerte Sumter, y al mismo tiempo




CAP. IV. HISTOHIA DE LOS ESTADOS-UXIDOS. 27:;


se presentó el coronel Van Dorn con tres I dirigirse á donde tuvieran por conveniente.
vapores armados, procedentes de Galves- De este modo quedó Nueva-México sin la mi-
ton, con instrucciones para detener en clase
de prisioneros á todos los oficiales y solda-
dos unionistas que se hallasen en Texas. El
mayor Sibley, que se preparaba á marchar
con algunas de sus fuerzas, así como tam-
bien el coronel White, fueron pues arresta-
dos en San Antonio por órden del mayor
Macklin, sin que pudieran hacer otra cosa
sino protestar contra aquella violencia; y
dicho se está que los puestos militares, que
además de contar con una escasa guarnlcion
no podian comunicarse ya con Texas, caye-
ron fácilmente en poder de los confederados.


Á todo esto, la Convencion de Texas ha-
bia votado la separacion, yen Nueva-Méxi-
co se hacian todos los esfuerzos imaginables
para conseguir lo mismo. De los mil dos-
cientos hombres de tropas regulares que
había en este territorio, solo desertó un sol-
dado, y aun éste no file á reunirse con el
enemigo, pero en cambio, muchos oficiales,
sobornados por sus jefes Loring y CriUenden,
se tr.asladaron al fuerte Fillmore, á veinte
millas de Texas, y merced á sus intrigas
consiguieron atraer á su partido á otros ofi-
ciales á pesar de la oposicion del mayor Lyn-
de, comandante del fuerte. Poco despues, al
trasladarse este jefe con cuatrocientos ochen-
ta hombres al pueblo de Mesilla, cayó en una
emboscada de doscientos hombres del ejér-
cito de Texas; mas afortunadamente consi-
guió refugiarse en el fuerte. Al otro dia~
fuerzas considerables procedentes de Texas,
intimaron la rendicion del fuerte Fillmore,
y reunido el consejo de guerra, se acordó
oponer un enérgica resistencia, presentando
la batalla al enemigo en campo abierto; mas
apenas hubo salido la guarnicion, ordenaron


. los oficiales á sus soldados que entregaran
las armas, des pues de 10 cUf\,l se les permitió


tad de sus defensores,y esto indl00 á creer á
los confederados que les seria fácil apoderar-
se de aquel territorio, cuya poblacion, igno-
rante, tímida'y supersticiosa, ya saben nues-
tros lectores se habia agregado á la U nion
algunos años antes, no precisamente por su
gusto sino á consecuencia de la conquista de
México. Sin embargo, el gobernador Abra-
hamRencher, al tener noticia dola rendicion
de Lynde, espidió una proclama haciendo un
llamamiento á todas las fuerzas de la milicia
del territorio, dando esto por resultado que se
presentaran al coronel Canb.Y, jefe del depar-
tamento y pundonoroso militar, numerosos
voluntarios que se mostraban resueltos á salir
en defensa de la nueva causa. Canb'y comenzó
á organizar por lo tanto su milicia, .r el gober-
nador del territorio de Colorado le envió des-
de lllego un regimiento de voluntarios, por
CllyO medio pudo formar un pequeño cuerpo
de ejército, precisamente cuando las fuerzas
de Texas se preparaban [tI ataque.


El general Sibley habia encontrado las mis-
mas dificu Hades para organizar y armar en
Texas la brigada de su nombre, designada pa-
ra marchar contra Nueva-México. Cuando
ambos jefes tuvieron preparadas SllS fuer-
zas, ocurrieron dos ó tres escaramuzas; en
la primera, una compañía de voluntarios de
Nueva-México fué derrotada completamente
por un cuerpo de milicia de Texas, pero este
fué batido despues por unos cien hombres de
tropas regulares, que obligaron á su enemi-
go á retirarse á Mesilla. Canby ocupó luego
varios pnntos de la frontera, hasta el fuerte
Staunton, y dejó el fuerte Fillmore en poder
del enemigo. El general Sibley, que habia que-
rido empezar sus operaciones en el otoño de
1861, se hallaba aun en el fuerte Bliss en
l. o de enero; pero pocos dias despues ~ avanzó




27H HISTORg DE LOS CAP. IV.


con dos mil trescientos hombres, y á media- wolvers, salieron del fondo del bosque antes
dos de febrero dió vista alfuerte Crig, de que se les viese, y atacaron furiosamente


1862. donde se hallaba Canby con todos la batería de Mc Rae. Los cañones lanzaron
sus fuerzas. Despues de practicar cuidadosa- entonces una lluvia de metralla, sembrando
mente un reconocimiento, comprendió Si- la muerte entre los confederados, que en po-
bley que seria una locura sitiar á su enemigo cos minutos perdieron cien hombres; mas
no contando con cañones de grueso calibre; estos continuaron avanzando resueltamente
pero como por otra parte le parecia mas pe- y se apoderaron de la batería, en tanto que
ligroso retroceder, resolvió presentar la ba- Mc Rae, el teniente Michler y otros oficia-
talla en campo abierto, y á este fin atravesó les, prefiriendo la muerte á huir, caian sin
el Rio Grande por un vado que estaba á la vida al pié de sus cañones. La infantería fe-
distancia de una milla del fuerte, y acampó deral, aun cuando era dos ó tres veces mas
luego frente á este en una buena posiciono Al numerosa que la de Texas, pareció sobreco-
dia siguiente, la vanguardia, compuesta de gida de un pánico, y huyó cobardemente á
unos doscientos cincuenta hombres al man- la desbandada, dispersándose en todos senti-
do del mayor Pyron, llegó á Valverde á eso dos. Muchos de los que no quedaron muertos
de las ocho de la mañana, y allí encontró un en el campo, fueron víctimas al atravesar el
cuerpo de caballería confederada al mando rio. Mientras se daba este ataque de frente,
del teniente coronel Roberts, con dos podero- el mayor Ragllet, jefe militar de Texas, car-
sas baterías y numerosas fuerzas de tropas gaba sobre la derecha de los confederados,
regulares á las órdenes del capitan Mc Rae mas era talla superioridad numérica, que se
y del teniente Hall. Las baterías de los unio- le rechazó fácilmente. Sin embargo, roto el
ni stas rompieron el fuego acto continuo, y centro de los unionistas, cuyos cañones uti-
al ver Pyron que las fuerzas enemigas eran lizó á su vez el enemigo para hacer un nu-
doblemente numerosas, emprendió la retira- trido fuego, no pasó mucho tiempo sin que
da, mientras que los confederados cruzaban los federales, completamente derrotados, bus-
el rio para ir á situarse en la otra orilla, pre~ casen su salvacion en la fuga. Seis magnífi-
cisamente á la entrada de un bosque donde cos cañones y otras muchas armas, fueron
se hallaba concentrado él grueso de las fuer- los trofeos de la victoria; la pérdida de hom-
zas de los confederados. Sibley, que estaba bres fué poco mas ó menos igual por ambas
enfermo, confió el mando al coronel To- partes, reduciéndose á sesenta muertos y á
más Green, y entonces c<;mtinuó el fuego; unos ciento cuarenta heridos.
pero como la superioridad de los federa- El fuerte Craig, sin embargo, no habia
les era incontestable tanto por su artillería sido tomado, y al volver á él Can by , mandó
como por el número de sus tropas, y retar- izar una bandera blanca pidiendo una tregua
dar una batalla decisiva no daba otro resul- de dos dias, que fué concedida desde luego,
tado sino esponer inútilmente á sus hom- pues hacíase preciso enterrar á los muertos
bres, Canby, que consideraba ya la jornada y cuidar de los heridos mas graves. Los se-
como suya, empezó á dar sus órdenes para un paratistas acordaron entonces en consejo de
ataque general, cuando se vió de pronto aco-) guerra no asaltar el fuerte y penetrar hasta
metido por los soldados del general Green, el centro del territorio, lo cual hicieron sin


los cllales, armados en Sfl ma.yol' parte de /'e- que Iwdie se les opusiera despues de flflóer




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 277


dejado sus heridos en Socorro. Hecho esto, I Como las fuerzas con que contaba Sibley
los separatistas continuaron avanzando has- eran muy escasas, no le parecia nada con-
ta Albuquerque, de cuyo punto se apodera- veniente estar tan cerca de su enemigo, y
ron sin resistencia; en Cubero, situado á unas por lo tanto, llegad,a la noche del dia si-
sesenta millat5 mas allá, se abastecieron de ví- guíen te, hizo que sus tropas se pusieran en
veres y municiones, y avanzando siempre en marcha con el mayor silencio, en direccion
direccion á Santa Fe, encontraron en un sitio á las montañas, abandonando la mayor par-
llamado Paso de Apache, á quince millas de te de sus wagones, y sin llevar víveres sino
dicha pohlacion, un cuerpo de tropas federales para siete dias. Esta penosa marcha duró
de mil trescientos hombres, que se dispersa- mas de una semana, mas al fin llegaron los
ron apenas dió la, órden de romper el fuego el confederados á un punto del rio donde debian
coronel Scurry. Los confederados se detuvie- encontrar víveres, y una vez flLera de las
ron entonces, formáronse en linea de bata- montaüas pudieron continuar su marcha sin
lb, Y sin perder un momento, atacaron al
grueso de las fuerzu,s enemigas que se habian
situado un poco mas allá. El combate que se
siguió fué tan corto como sangriento, mas
habiendo empezado á retroceder la infantería
federal, alcanzaron los confederados una se-
ñalada victoria, si bien tuvieron treinta y
seis muertos y sesenta heridos, entre los
cuales se contaban los mayores Shropshire
y Raguet.


Sibley entró triunfalmente poco desplLes en
Santa Fe, y reunido su pequeño ejército,
apoderóse de todos los víveres y ganado que
pudo encontrar, pero vió que la poblacion se
mostraba en su mayor parte indiferente, si no
hostil, y despues de haber permanecido un


• mes en la ciudad, tuvo que evacuarla, con-
vencido de que no era posible agregar Nue-
va-México á la Confederacion. Sibley aban-
1862. donó pues á Santa Fe en 12 de abril,


dirigiéndose desde 1 uego á Peralto,
donde encontró á Canby, que hacia tiempo
le buscaba. Federales y confederados tuvie-
ron un choque poco despues, mas viendo
Sibley que las fuerzas enemigas eran mas
numerosas, cruzó el rio Lunal durante la
noche, seguido de cerca por Canby. Ambos
ejércitos acamparon al dia siguiente á la
vista uno de otro.


TmlO lIJ.


contratiempo alguno en direccion á Texas r
donde Sibley volvió á ocupar el fuerte Bliss.
El coronel Canby no creJó prudente aventu-
rarse á una persecllci.on inútil, y volvió á
Santa Fe.


Entre tanto el general Price avanzaba con
sus fuerzas hácia Osceola, y despues de re-
correr casi toda la parte occidental de Mis-
souri, fué á ocupar á Lexington y otros
puntos del rio Osage, donde habia basUmtes
fuerzas confederadas. El pueblo de \Varsaw
habia sido incendiado por las guerrillas, des-
pues de varias escaram uzas insignifican-
tes en Salem, Rogers' MilI, Potosí y Le-
xington.


El general Pope, jefe militar del distrito
central de Missouri, acababa de organizar
un numeroso cuerpo de tropas, y habiendo
marchado sobre Lexington, ocupado por los
separatistas al mando de Rains y Stein, obli-
góles á que se retiraran hácia el Sur, co-
giéndoles trescientos prisioneros y muchos
bagajes, inclusos setenta wagones cargados
de víveres y con dest.ino á Price. Entre tanto,.
un cuerpo de tropas de Pope, á las órdenes
del coronel Davis, sorprendia el campamen-
to de Milford ~ no lejos de \Varrensburg, del
cual se apoderó, cogiendo mil prisioneros,
mil caballos y un considerable número de




27H HISTORIA DE LOS CAP, IV.


bagajes como trofeo de aquel.1a üicil victoria. concentrarse en el caso de que le atacaran
Pope solo perdió en estos encuentros unos los confederados, como· así lo esperaba, y
cien hombres, pero el enemigo le hizo dos como todo aquel territorio estaba cubierto de
mil quinientos prisioneros. Perseguido tan bosque, tuvo buen cuidado de obstruir los
de cerca Price, antes de que tuviera tiempo caminos laterales con troncos de árboles,
de concentrar sus fuerzas, no quiso arries- situando su artilleria é infantería por la
gar una batalla decisiva, sino que, retirán- parte de Fa;yetteville, punto medio entre
dose apresuradamente hácia Springfield y Texas y Keytesville. Pero Van Dorn no
Cassville, cruzó por la línea de Arkansas, y creyó necesario ni prudente marchar en
rué á unirse cerca de Boston Mountains aquella direccion. y persiguiendo siempre á
(montañas de Boston), con el general Ben Sigel, empleó la noche siguiente en situar
Mc Culloch, jefe de una division de Texas. su ejército á lo largo del camino que conduce
De este modo las fuerzas confederadas fueron de Bentonville á Kej'tesville, amenazando el
tan numerosas como las de sus perseguido- flanco y la retaguardia de su enemigo, y de
res, .Y bien pronto se aumentaron por haber este modo, todos los preparativos que hahia
Hegüdo el mayor general Van Dorn y el ge- hecho Curtis para recibir á los confederados
neral Alberto Pike, de Arkansas, con una en Fayetteville, fueron completamente inú-
multitlld tIc indios, lo cnal hizo subir el ejér- tiles. En la mañana del 7 de marzo
't 1 P' . 't '1 h b d" C t' . . ' 1862. t:l o ( e rIce a vem e mI om res. compren 10 Uf lS cuan CrItICa era
V nn Dorn resol Yió presentar inmediata- su situacion, pues tenia á sus espaldas un


mente la batalla, pues deseaba aniquilar de enemigo que le cortaba la retirada, obligán-
una vez á los unionistas, y en su consecuen- dole á que aceptase la batalla en otro t.erreno
cia, avanzó rápidamente desde su campa- que seguramente no conocia tan bien como
mento de Cross HollO\vs, con la intencion sus contrarios. No obstante, comprendiendo
de atacar al general Sigel, que se hallaba en que los momentos eran preciosos y que Van
Bentonville, posicion situada á oc~o ó diez Dorn se iria atrincherando cada vez mas,
millas al Sur del punto ocupado por el gene- Curtis formó su línea de batalla, confiando el
ral Curtis. Sigel comprendió 'que el enemigo ala izquierda á los generales Si gol .Y Asboth,
trataba de coparle aislámlole completamente, la derecha al coronel Carr, y el centro al
.Y por lo tanto emprendió la retirada sin coronel Davis; por parte de los confederados,
perder tiempo, cubriéndola con su artillería Price mandaba la derecha, Mc Culloch la
é infantería, de tal modo, que contuvo á sus izquierda y Mc Intosh el centro. 'romadas
perseguidores durante algunas horas sin estas disposiciones, á eso do las diez y media,
perder mas que unos cien hombres. Sigel el general Curtis ordenó al coronel Osterhaus
recibió luego un refuerzo del general Curtis que avanzase con la caballería y artilleria de
y entonces acampó resueltamen te en Leetown montaña, pero ya en aquel momento, el
cerca de un sitio llamado Pea Ridge, que es general Mc Culloch caia con todas sus fuer-
donde tuvo lugar la sangrienta batalla de I zas sobre la division Carro Osterhaus avanzó
que vamos á dar cuenta. con la mayor rapidez desde Leetown al ca-


Sabiendo el general Curtís cuán numerosas mino de Bentonville, donde vió que Mc Cu-
eran las fuerzas de su enemigo, acababa de lloch atacaba resueltamente á Carr, pero
elegir una fuerte posicion donde pudiera acometido ¡j, Sil vez por fuerzas muy superio-




CAP. lV. t<:8TADOS-UNlDOS. 27U


res, tuvo que retroceder desordenadamente
despues de haber verdido su batería. El co-
ronel Davis, que habia recibido primeramente
órden de ir en auxilio de Carr, marchó en-
tonces hácia Leetown para reforzar á Oster-
haus, lo cual hizo con tanto denuedo que,
aunque dominado por fuerzas superiores, con-
tuvo el ímpetu de su enemigo, si bien perdió
dos cañones de la batería Davidson, reco-
brados mas tarde por el regimiento de In-
diana, cuyo coronel, el intrépido Mr. Hen-
dricks, perdió la vida en esta sangrienta
refriega. Llegada la noche, el campamento
estaba cubierto de sangre, y los generales
Mc Culloch y Me Intosh acababan de reti-
rarse mortalmente heridos.


Carr se hallaba tan agobiado por el núme-
ro de sus enemigos', que empezó á ceder el
terreno palmo á palmo, y entonces envió un
mensaje al general Curtis manifestándole
que si no se le socorria no podia resistir
mucho tiempo. Curtis comenzó á enviar
poco á poco algunos refuerzos, hasta que al
fin, viendo que el ala izquierda no tenia
nada, que temer, ordenó al general Asboth
que fuese en auxilio de Carr, mientras el
general Sigel reforzaba á Davis. El general
Curtis, con la division Asboth, marchó ense-
guida al sitio donde era mas recio el combate
y halló á Carr que aun seguia batiéndose
valerosamente á pesar de haber sido herido
tres veces, una de ellas de mucha gravedad;
á su lado habían caido tambien muchos
oficiales distinguidos. Curtis vió asimismo
que el regimiento de Iowa se retiraba en
buen órden, y al momento mandó que mar-
chase contra el enemigo, mas habiéndole
manifestado el coronel Dodge que los solda-
dos no tenian ya municiones, dióse órden de
cargar á la bayoneta.


Entre tanto el general Asboth acababa de
situar su artillería en el camino mientras la


infantería se lanzaba al ataque, y bien pron-
to llegó á ser horroroso el fuego por am bas
partes. El general Asboth fué herido mortal-
mente, y poco despues cayeron muertos á su
lado dos ayudantes del general Curtis. Al
estenderse las sombras de la noche, un men-
sajero anunció que Sigel avanzaba sobre la
izquierda, por cuyo motivo se retiraron las
baterías de Asboth que no tenian ya muni-
ciones. Los confederados seguian aun ha-
ciendo fuego, pero poco despues de oscure-
cer, unionistas y separatistas se entregaron
al reposo en aquel sangriento campo de bata-
lla, y durmieron entre los muertos.y mori-
bundos.


Van Dorn pernoctó aquella noche en Elk-
horn Tavern, de donde habia desalojado á
Davis haciendo un desesperado esfuerzo, .y á
la mañana siguiente continuó la batalla; mas
al poco tiempo emprendieron los confedera-
dos la retirada, desapareciendo por desfila-
deros y barrancos tan imvracticables ql1e no
les puJo perseguir la caballería. El general
Curtis supo luego que el enemigo había to-
mado la direccion de Huntsville.


Segun el parte oficial del general unionis-
ta, sus pérdidas ascendieron á mil trescien-
tos cincuenta y un hombres entre muertos
y heridos, calculando q ne no bajarian de esta
cifra las de los confederados, pues murieron
los generales Me Cul10ch y Me Intosh y que-
daron heridos Price .y Slack. El general Van
Dorn, que se habia retirado á Bentonville,
envió una bandera de parlamentario á Cur-
tis, pidiendo una tregua para enterrar á los
muertos, la cual fué concedida en el acto.


En la sangrienta batalla de Pea Ridge se
proclamaron victoriosos los fedúrales, si bien
no cogieron prisioneros, ni bagajes ni botin
alguno. Pollard dice que Van Dorn tuvo que
retirarse por habérsele agotado las municio-
nes, y añade que el mero hecho de haberse




':.lOO Hl:;TORIA DE LOS CAP. JV.


visto obligado el general Curtis á concen- vian en cambio para lisonjear su amor pro-
trarse en Missouri, abandonando su proyec- pio. De este modo, pues, las tribus indias mas
t.o de someter á Arkansas, es la prueba mas civilizadas entablaron amistosas relaciones
concluyente de que el general Van Dorn ven- con los emisarios confederados y los diver-
ció á los federales. sos agentes que servian de intermediarios


Como esta fué la única batalla importante entre el Gobierno federal y los jefes indios, y
en que tomaron parte los indios en número como era natural, no tuvieron mucho que ha-
considerable, y como todos ellos se batian en cer los primeros para persuadir á los últimos
favor de los confederados, no estará demás que, habiéndose disuelto la Union, estaba en
dar alguna esplicacion sobre este hecho. sus intereses aliarse con los confederados, de


Ya hemos dicho que las importantes tri- los cuales dependia la conservacion de la es-
bus aborígenes, conocidas con los nombres clavituu. Algunos jefes aseguraron luego que
de Creeks y Cherokees, conservaban en su les habian engañado los emisarios; pero lo
poder desde tiempo inmemorial estensos ter· cierto es que despues de recibirse]a noticia
ritorios situados principalmente en los Esta- de las victorias de Bull Run y Wilson's
dos de la Carolina del Norte y Georgia, pero Oreek, corroboradas por la muerte de Lyon,
qlle se estendian tambien hasta el Tennessee los jefes de la mayor parte de las tribus hi-
y Alnbnma. Obligados, sin embargo, los in- cieron una alianza ofensiva y defensiva con
dios á ceder aquellas tierras á los blancos, los confederados. Se" ha dicho por algunos,
tn "jeron que emigrar al otro lado del Missi s- sin embargo, que despues de la muerte de
si ppí, .Y fueron á establecerse con otras pe - Lyon, la brigada del general Mc Culloch
qlleñils tribus á una region que se estiende marchó al territorio indio para exigir á los
al Oeste de Arkansas y al Norte del rio 00- Creeks y Cherokees que se decidieran en
lorado, á la que se llamó territorio indio. favor del Norte ó del Sur, y á comecuencia
Aun cuando la traslacion se habia verificado de esta intimacion, muchos indios se decla-
hacia ya veinticinco años, es lo cierto que raron en favor del jefe Opotbleyolo, perma-
los indios rec9rdaban aun con indignacion neciendo fieles al Gobierno federal. A conse-
los abusos de que eran víctimas, echando de cuencia de esta division entre las tribus, fe
menos LIS cristalinas corrientes y deliciosos dió poco despues una batalla entre los indios
valles del Alleghanies, de donde se les habia unionistas y los indios separatistas, manda-
espulsado tan injustamente; pero los jefes de dos los primeros por Opothleyolo, y los se-
las tribus, tomando ejemplo de sus vecinos gundos por el coronel Cooper, y aunque el
los blancos, se aficionaron á los esclavos, resultado no fué decisivo, parece que la ven-
cosa enteramente n neva, para ellos, y la taja estuvo de parte de los confederados, plles
cual se avenia muy bien con su natural in- los unionistas se vieron poco despues en la
dolencia y orgulloso carácter. En su conse- precision de retirarse al Norte de Kansas,
cnencia, y desde el momento en qne com- donde Opothle'yolo y cuantos le seguian ce-
prendieron que tener esclavos era una prueba lebraron un tratado de alianza con el coro-
de riqueza é importancia, casi todos los jefes nel Dole, representante y comisionado de los
que por cualquier medio obtenian recursos, Estaaos-Unidos. De este modo quedaron los
compraban uno ó mas negros, los cuales, si confederados dueños del territorio indio, del
no aumentaban la riqueza de sus amos, ser- cual sacaron los cuatro ó cinco mil guerreros




C.\P. IV. ESTADOS-U N 1D0S. , 281


que tomaron parte en la batallade Pea Ridge.
Sin embargo, aunque el terreno era acciden-
tado y estaba cubierto de bosque, lo cual era
una ventaja para su favorito sistema de guer-
~illas y emboscadas, no parece que los indios
sirvieron de mucho en aquella sangrienta
accion, como no fuera para consumir las
raciones y degollar á los heridos del ejército
unionista, que fueron víctimas de sus acos-
tumbradas atrocidades.


Despues de haber dado nlgun descanso á
sus tropas y vuelto á organizar su ejército,
el general Curtis se puso de nuevo en movi-
miento, avanzando hácia la parte norte oc-
cidental de Arkansas en direccion á Bates-
ville, punto situado cerca de White River,
(rio blanco) donde esperaba encontrar algu-
nas cañoneras con víveres; pero como estas
no hubiesen llegado, y no se creyera con sufi·
cientes fuerzas para avanzar hasta Little-
Rock, capital de Arkansas, vióse en la pre-
cision de cruzar el rio Big Bla6k, y al llegar
á Jacksonport, reuniósele el general \Vash-
burne con el tercer regimiento de caballe-
ría de \Visconsin. Desde este último punto
marchó Curtis hácia Augusta, y tomando
la direccion Sudoeste, aproximóse á Ca-
che, donde encontró mil quinientos hom-
bres de la caballería confederada, los cuales
le tuvieron en jaque por espacio de una ho-
ra, hasta que habiendo llegado el resto de
las tropas de Curtis y la artillería, el jefe
unionista atacó resueltamente al enemigo y
le puso en-completa dispersion, matándole
ciento diez' hom bres. En este encuentro per-
dieron por su parte los federales tan solo
cincuenta y tre~ hombres, mas entre ellos se
contaba el mayor Glendennin, que atrave-
sado el pecho de un balazo, cayó mortalmen-
te herido al dar la primera carga. El gene-
ral Curtis resolvió entonces volver otra vez
á Rio Blanco; pero allí supo con disgusto


que las cañoneras y trasportes que esperaba
habian remontado el rio veinticuatro ho-
ras antes, y por lo tanto, hallándose es-
caso de provisiones, no tuvo mas remedio
que dirigirse á Elena, que distaba sesenta
y cinco millas. La marcha se hizo en el me-
jor órden y sin que se perdieran mas que al-
gunos wagones cargados de víveres, de que
se apoderaron las guerrillas de los confe-
derados.


El general Schofield se habia encargado del
mando de la milicia dellVIissouri por órden
del general Halleck, y hácia mediados de abril
habia conseguido reunir trece mil ochocientos
hombres, en su mayor parte de caballería, á
los cuales se confió la defensa del Estado,
mientras que otras .tropas federales mar-
charon hácia Arkansas y Tennessee. Los
movimientos del general Curtís hácia el Es-
te, dieron lugar á que se aumentara el nú-
mero de guerrillas de confederados, mientras
los agentes de Price trabajaban activamente
para organizar otras. Al saber esto Schofield
se propuso formar un cuerpo de milicias
de cincuenta mil hombres, y ya


1862.
contaba con veinte mil, cuando á fi-
nes de julio, la noticia de la derrota de
Mc Clellan, combinada con otras circuns-
tancias, fuécausa Lleque empezaran á circular
por el interior del Estado numerosas parti-
das confederadas. Una de estas al mando
del coronel Porter, compuesta de dos ó tres
mil hombres, fué atacada en Kirksville poI'
el coronel Mc Neil, con mil ginetes y seis
cañones, y despues de un encitrnizado com-
baJe que duró clwtro horas, los separatistas
fueron derrotados, con pérdida de unos seis-
cientos ochenta hombres. Cuatro dias des-
pues el coronel Poindexter, que mandaba
mil doscientos separatistas, fué atacado al
cruzar el rio Chariton por el coronel Odin
Guitar, y derrotado tambien, habiendo do-




HISTORIA DE LOS CJl.P. IV.


jado en poder del enemigo muchos caballos
.Y armas. Poindexter huyó entonces hácia el
Norte á fin de reunirse con Porter, pero tro-
pezó con la columna del general Loan y
las fuerzas do Guitar, quienes dispersaron
completamente á las tropas confederadas.
Poindexter anduvo errante por los bosques
durante algunos dias, mientras que Porter,
rechazado por Mc Neil, se vió en la preci-
sion de dispersar sus tropas para que no
fuesen destruidas. Esta fué la última fuerza
considerable de confederados que se presentó


viese que part.e de las fuerzas enemigas á las
órdenes de Cooper se habia dirigido á M ays-
ville, destacó en su persecucion al general
Blunt, quien despues de una noche de penosa
marcha le encontró en el citado punto y l~
atacó desde luego, cogiéndole cnatro cañones
y obligándole á refugiarse en el fuerte Gib-
son.


El general Schofield se dirigió acto conti-
nuo á marchas forzadas hácia Huntsville, y
habiendo sabido allí que el general confede-
rado Rains se habia internado en las montar-


por entonces en el Norte del rio Missouri. ñas porque no contaba con suficientes fuerzas
Al poco tiempo, el general Schofield fué para dar una batalla, retrocedió por Ben-


sustituido en el mando del departamento por tonville, disponiendo que el general Herron
el general Curtis, quien se puso inmedia- marchase con mil hombres para atacar tres
tamente á la cabeza de las tropas que se ó cuatro mil separatistas que se hallaban
hallaban en el Sudoeste, donde los con fe- acampados á ocho millas de Fayetteville.
clerados, al mando del general Hindman, Herron cumplió esta órden sin pérdida de
<\menazaban una invasion. Al marchar des- tiempo, y apenas divisó al enemigo atacóle
de Springfield á Sarcoxie, á fin de reconocer resueltamente, obligándole á que se retirara
las posiciones del enemigo, la vanguardia hácia las montañas, no sin dejar en manos
. Jd general Salomon se vió precisada á retro- de los vencedores la mayor parte de sus ba-
ceder al llegar á Newtonia, pues la atacaron gajes. El general Schofield, cuya salud se
siete mil separatistas; mas entonces el ge- habia resentido gravemente, resignó á poco
neral Schofield, reforzado con las tropas el mando, pero ya Missouri quedaba pacifi-
de Blunt, pudo reunir diez mil hombres, y cado en parte.
aun cuando se calculaba que los confedera- El general Hindman, jefe de las fuerzas
dos tenian ell Newtonia, de trece á veinte confederadas de Arkansas, no estaba muy
mil, resolvió avanzar aquella misma noche satisfecho del giro que iba tomando la cam-


1


contra ellos. El general Blunt, seguido del paña, y habiendo reunido unos nueve mil
general Totten, marchó pues hácia New- hombres, inclusos dos mil ginetes y la artille-
tonia; pero al llegar vió que el enemigo ría, cruzó el rio por la parte de Van Buren,
empezaba á retirarse, y habiendo dado una, .Y avanzó rápidamente en busca del enemigo.
carga con la artillería y caballería, los con- Blunt, jefe de las fuerzas de Kansas, que no
federados huyeron sin oponer resistencia. escedian de cinco mil hombres, se hallaba
Parece ser que la mayor parte de ellos no en Cane Hill cuando supo que se aproximaba
tenian armas á causa de haber sido apresa- Hindman, y resuelto á no abandonar su
do un buque que las llevaba, y á esto se de- posicion de Arl{.ansas, telegrafió inmediata-
bió principalmente que se retirasen sin acep- mente al general Herron pidiéndole refuer-
tarel combate. Schofield continuó avanzando zos. Entre tanto hizo lo posible para entre-
siempre en direccion á Pea Ridge, y como I tener la vanguardia de Hindman, y retardar




GAI'. IV. ¡¡;o;TADOS-UNIDOS.


la llegada de éste. Herron se hallaba en \Vil- separatistas tuvieron ciento sesenta y cuatro
son Creek cuando recibió el telégrama; á las de los primeros y ochocientos diez y siete de
tres horas puso sus columnas en movimien- los segundos; pero se apoderaron de doscien-
to, y destacó desde luego al coronel Wick- tos setenta y cinco prisioneros, cinco ban-
ersham con tres mil ginetes á fin de que deras y quinientos fusiles.
llegaran antes en auxilio de Blunt. El gene- I Trasladémonos ahora á los Estados de
ral unionista avistó á Fayetteville al dia Kentucky, Tennessee y Alabama, y veremos
siguiente, .Y despues de dar algun descanso á cómo se dirigian allí las operaciones mili·
sus tropas continuó avanzando; mas aun no tares.
habria recorrido cinco ó seis millas, cuando Los ingenieros confederados habian man-
vió que volvia una parte de las tropas que él dado construir en un punto situado á pocas
enviara antes en socorro de Blunt, las cua- millas de la línea de Kentucky y al Norte de
les habian sido dispersadas por la caballería Louisville, dos poderosos fuertes, llamados,
de lVIarmaduke, jefe de la vanguardia del el primero Enrique, yel segundo Donelson,
ejército de Hindman. los cuales dominaban el paso de Cumberland


El general Blunt habia estado escaramu- por el pequeño pueblo de Dover. Un estrecho
ce ando por espacio de dos di as , con lo que á sendero los ponia en comunicacion con el
su juicio era la vanguardia del ejército enemi- objeto de que pudieran socorrerse las dos
go, pero supo luego que Hindman se habia guarniciones en caso de sitio. El fuerte En-
interpuesto entre él y la infantería de Herron, rique estaba situado en un estremo del rio,
y como el coronel vVickersham manifestó á ocupaba dos ó tres acres de terreno, y tenia
Blunt que el jefe federal llegaria á Fayet- I once cañones de grueso calibre, con espacio-
teville á la mañana siguiente, adoptáronse sas trincheras y una fuerte empalizada. La
las medidas mas oportunas para que pudie- guarnicion se componia de dos mil seiscien·
ran reunirse los dos generales de la Union. tos hombres al mando del general Lloyd
Poco despues se supo que Hindman, en vez Tilghman.
de seguir avanzando se habia detenido en un Grant, brigadier general de los Estados-
punto llamado Prairie "Grove, donde acababa Lnidos, que habia recibido órden de apo-
de comenzar el combate con las tropas de . derarse de dichos fuertes con auxilio del
Herron. comodoro Foote, jefe de una flotilla de siete


No entraremos en los pormenores de esta cañoneras, cuatro de las cuales eran blinda-
batalla, que, ~unque muy empeñada y san- das, salió del Cairo con unos quince mil hom-
grienta, no fué de las mas importantes de bres, que fueron embarcados en varios •
aquella campaña: nos limitaremos á decir transportes, y se ?irigió á la embocadura de
q ne habiendo llegado la noche sin que se Tennessee, llegando á un punto qne solo dis-
terminara la refriega, él general IIindman taba diez millas del fnerte Enrique. Entre
emprendió la retirada al otro dia, despues . tanto el comodoro l,'oote remontó el rio con
de haberse concedido una tregua para enter- I sus cañoneras, y practicó un minucioso reco-
rar los cadáveres. Las pérdidas de los fede- nocimiento en ambas orillas del rio con o~jeto
rales ascendieron á ciento sesenta y siete de ver si encontraba alguna batería oculta.
muertos y setecientos noventa y ocho heri- I Hecho esto, el general Grant se convenció
dos, segun el parte oficial de Hindman; los 1 de que e} sitio mas á propósito para desem-






284 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


barcar se hallaba á cuatro millas del fuerte oficiales, izó la bandera de parlamento, mas
Enrique, yen su consecuencia mandó á su no habiéndola visto los sitiadores á causa del
gente que saltase en tierra é hizo los prepa- humo que rodeaba el fuerte, cinco minutos
rativos necesarios para comenzar el ataque despues cesó el fuego de los confederados y
al dia siguiente. El general Grant puso á bajaron la bandera, con lo cual se indicaba
disposicion del general Me Clernand el grue- que se rendian á discrecion. Las pérdidas de
so de las fuerzas, ordenándole que ocupase el los federales se redujeron á un muerto y
camino que se estiende entre el fuerte Donel- nueve heridos, pero segun el comodoro Foote
son y Dover, mientras el general Smith se cogieron sesenta prisioneros además del
avanzaria con su brigada por la orilla Oeste general con su estado mayor y numerosas
del rio. El comodoro Foote debia atacar con harracas y tiendas de campaña.
sus cañoneras, y al efecto las formó en dos El fuerte Donelson, que se encuentra á


líneas, en un¡l de fas cuafes iban sofoIas Min- dos mÍfIas antes de fIegar á Dover, era mu-
dadas, situándolas de modo que estuvieran cho mayor y estaba mejor defendido que el
fuera del alcance de los cañones del fuerte. fuerte Enrique, pues ocupaba una estension
Formado así en órden de batalla, el comodoro de cerca de cien acres, y tenia además dos
fué avttnzando lentamente despues de haber poderosas baterías protegidas por fortifica-
roto el fuego, y aun cuando al principio pa- ciones muy bien construidas. El general Gi-
reció que no era muy vigoroso el ataque, al deony Pillow acababa de ser reemplazado en
cabo de una hora de cañoneo, una bala de el mando del fuerte por el general Floyd, con
á veinticuatro atravesó la cañonera Esser.c el cual llegaron numerosas fuerzas (*). IIa-
por la banda de estribor, y fué á estrellarse llábase la fortaleza cercada además por una
contra la caldera, que se abrió como una porcion de colinas, algunas de ellas de tres-
granada, inundando de agua hirviendo al ca- cientos p,iés de altura, y separadas por pro-
pitan Porter y á cuarenta hombres, despues fundos barrancos ó espesos bosques, lo cual
de matar á los dos pilotos. Fué preciso re- facilitaba en gran manera la defensa. Ro-
tirar esta cañonera de la línea del combate, deada la fortaleza de una fuerte empaliza-
con gran alegría de los confederados, quie- da, era casi imposible el asalto por algunos
nes por un momento contaron como segura puntos.
la victoria, pero las demás no cesaron de El general Grant hizo cruzar el Tennes-
hacer fuego por espacio de veinte minntos, see á la division Smith ! y despues de desta-
consiguiendo apagar al fin el de siete cañones car algunas fuerzas á fin de impedir el paso
de los once con que contaba el enemigo. á cualquier buque que llegara con víveres


El general Me Clernand, segun averiguó ó tropas, cruzó desde el fuerte Enrique
despues el comodoro Foote, no habia podido hasta las cercanías de Donelson, estendien-
ocupar aun el camino á fin de cortar la co- do sus líneas gradualmente pam rodear al
municacion entre los fuertes Enrique y Do- enemigo. No tardó mucho en llegar el como-
nelson, principalmente por haber tenido que doro Foote con sus cañoneras, y se convino
luchar con muchas dificultades al atravesar (') Parece ser que en el fuerte Donelson se llegaron á re-
los bosques. Entre tanto el general Tilgh- unir entonces quince mil hombres. El número de las fuerzas


confederadas, segun la carta escrita por un oficial, aseen-
man, viendo por una parte que no era fácil Llia á diez y ocho mil. El Patl'iota de Nashl'ille hace una re-
defenderse, y aconsejado por otra-por sus seña de los regimientos que tomaron parte en el ataqu('.




CAP. IV. EST ADOS-UNIDOS. 2í:l5


que tratara de apagar el fuego de las bate-
rías que dominaban el río. Al dia siguiente,


3 de octubre, avanzó la escuadrilla
1862. h °t '1 dO t o d asta SI mtrse a a lS ancu1., e cua-
trocientas varas de los cañones del fuerte, y
roto el fuego, al cabo de una hora de lucha
desesperada, la mayor parte de los artille-
ros enemigos tuvieron que abandonar sus
piezas. El éxito parecia ya seguro, cuando
de pronto una bala atravesó la rueda de la
cañonera San Luis, destrozó la caña del
timon de otra que estaba á su lado, é inuti-
lizó así á las dos por completo, pues la San
Luis habia recibido además cincuenta y
nueve balazos, y la Louisville cincuenta y
cuatro. La batería del fuerte Donelson se
acababa de reforzar con otras veinte piezas
de gran calibre, y era tan horroroso el fuego
de los confederados, que reconociendo el co-
modoro Foote la imposibilidad. de alcanzar
la victoria, retiróse con sus botes y cañone-
ras acribilladas á babzos.


El general Grant parecia sin embargo re-
suelto á proseguir el ataque, al menos por
la parte de tierra, hasta tanto que se recom-
pusiesen las cañoneras, mas segun parece,
no le convenia esto á Floyd, ¡pues resolvió
atacar á su vez vigorosamente. rromadas
pues sus disposiciones, formó su ejército en
órden de batalla; confió el mando del ala iz-
quierda ct Pillow y el centro á Buckner, y
atacó con la mayor rcsolucion á las tropas
de Grant á fin de apoderarse del camino de
Nasnville, para el caso de que le fuera nece-
sario emprender la retirada. Pillow cayó con
tal ímpetu sobre el ala derecha del ejército
federal, mandada por Mc Clernand, que és-
te retrocedió hácia el centro y se vió en la
precision de enviar á buscar refuerzos inme-
diatamente; dos ó tres regimientos federales
quedaron destrozados, y otros varios tuvie-
ron que ceder el terreno por habérseles ago-


TmlO IIIo


tado las municiones. Entre tanto Pillow,
aunque VICtorioso, avanzaba lentamente, y
habiéndose reunido con Buckner en el cen-
tro, encargóse del mando de todas las fuer-
zas, precisamente en el momento en que la
caballería de Forrest cargaba sobre la infan-
tería federal, apoderándose de una batería
de seis cañones.


El general Grant, que no esperaba seme-
jante 'prueba de vigor por parte de los con-
federados, se hallaba á pocas millas de dis-
tancia conferenciando en una cañonera con
el general Foote, cuando recibió el parte de
.iYlc Clernand pidiendo auxilio. El general
'Vallace, que mandaba el centro del ejército
unionista, destacó al momento al coronel
Crust con su brigada para que fuese en au-
xilio de Me Clernand, y detrás de él marchó
el coronel Thayer, cuyas tropas de refresco~
uniéndose con las de Crust, pudieron conte-
ner el ímpetu de los confederados. No tardó
en llegar el general Grant al lugar del com-
bate, y des pues de examinar las respectiva~
posiciones, dispuso que avanzaran todas las
fuerzas. El general \Vallace atacó el ala iz-
quierda del enemigo, el general Smith la
derecha, y merced á este esfuerzo combinado,
bien pronto se ganó el terreno perdido, pues
algunas horas mas tarde hallábanse los fe-
derales situados á ciento cincuenta varas de
los atrincheramientos.


Desde que empezó el sitio, habia cambia-
do repentinamente el tiempo; hacia mucho
frio, y la nieve y el viento Noroeste que so-
plaba, hicieron sufrir mucho <i los soldados
de ambas partes. Los federales no tenian
tiendas ni tampoco fuego, y los separatis-
tas, peor equipados 1tun, tiritaban de frio en
sus trincheras; hubo muchos que no pudien-
do resistirlo tuvieron que retirarse, y se
asegura que una infinidad de heridos murie-
ron helados por no habérseles podido socor-




28H HISTORIA DE LOS CAP. l\".


rer á tiempo. El general Grant contaba ya de la capitulacion, y al efect.o solicito un ar-
á 11\ noche siguiente del dia en que OCUlTlO misticio hasta el medio dia.
el combate de que hemos hablado, con un »Soy vuestro afectísimo .Y S. S.
ejército de poco menos de euarenta mil hom- »8. B. Buckner,
bres ~ pues iban llegando á cnda momento ! »Brigadier general d,'l ejército confederado.
transportes con nuevos refuerzos, y de este )} Al general Grant, jefe de las fuerzas si-
modo, no habiéndoles sido posible á los sepa- tuadas cerca del fuerte Donelson.·»
ratisbts ¡tseQ'urar su retirada, haJlábanse en J


l.--' J I


una posicion muy crítica. Buckner declaró! A esto contestó el general unionista ]0 si-
que el enemigo atacaria sus posiciones aq ue· guiente:
lla misma mañana y que no le seria p·osible :
sostenerse mas de media hora; en su opi-. «Campaulento del fuerte Donelson, 16 de
nion, podria intentarse una salida, perdien- !, febreto de 1862.
do unas tres cuartas partes de su gente. mas


»Al general S. B. Buckner.
no le pareeifl justo sacrificar tantas vidas.
Ante ta.n poderosa razon, convenciéronse »SEÑOR: He recibido vuestra comunicacion
muchos de que iba á ser preciso rendirse, de esta fecha, proponiendo un armisticio yel
pero Floyel alegó que él no lo haría, y como nombramiento de comisionados para fijar las
quieri:l que antes de amanecer llegaran dos I condiciones de la capitulacion.
vapores confederados, embarcó en ellos á: »No puedo aceptar otras condiciones sino
casi toda su brigada, burlando la vigilancia una rendicion inmediata, y debo advertiros
del enemigo, y poco despues rcm on taba el que me propongo marchar en el acto sobre
río, abandonündo á su suerte á las demás vuestras fortificaciones.
tropas. El coronel Forrest, seguido de ocho-! )} Soy con el mayor respeto vuestro afectí-
cientos ginetes, huyó tambien por la orilla simo S. S.
del rio, cruzando unos pantanos por donde
no era posible que le persiguiese la infante- :
ría enemiga.


Durante la noche, un negro, escapado de
la línea ele los separa-tistas~ anunció que la
guarnicion del fuerte no podría sostenerse
mucho tiempo, y así es que el general Grant
no se sorprendió al recibir poco antes de
romper el din la comunicflcion siguiente:


«Cua}·tel general del fuerte Donelson.


» SEÑOR: En atencion á las circunstancias
por que atravesamos ahora, propongo al ge-
neral en jefe de las fuerzas federales se nomo
bren comisionüelos para fijar las condiciones


» Grant.»


La correspondencia terminó con la comu-
nicacion siguiente:


« Cuartel ,f¡eneral de Dovel', 1(; de febrero
de 1862.


»Al general Grant, jefe de las fuerzas de
los Estados-Unidos.
»SF,~OR: La marcha de una lmrto de nues-


tras fnerzas .'1 vuestra inmensa superioridad
numérica, me obligan, á pesar del éxito de
nuestras armas, á que acepte las poco gene-
rosas condiciones que se me imponen'y que
me parecen impropias de un cahallero.


)} Me repito vuestro afectísimo S. S.
» 8. B. Buckner,


»Brigadier general (lel ojéreito eonfederarlo "








CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS.


La pérdida de los separatistüs debió ser de Donelson, noticia que causó tanto asombro
diez mil hombres, inclusos dos mil muertos como consternacion. Las iglesias se cerra-
y heridos, pero seguramente fueron mucho ron; hiciéronse toua clase de comentarios; el
mas numerosas las bajas en el ejército fe- gobernador Harris y todos los diputados se
deral. trasladaron á Memphis llevándose los archi-


Á la victoria alcünzada en Done]son, Sl- vos y los fondos del Tesoro, y los oficiales
guieron otras de menos importancia obteni- confederados trasladaban con la mayor ra-
das en Kcntucky y Tennessee. El general pidez los almacenes militares y depósitos de
Buell, que habia sido nombrado jefe militar municiones. Dos cañoneras en construccion
del departamento de Ohio, así como tambien fueron tambien quemadas, y á los dos ó tres
de Tennessee y Kentucky, tenia su cuartel dias se destruyeron los magníflcos puentes
general en Louisville, donde ¡lun se hallaba colgantes del Cumberland y la costosa via
cuando su vanguardia compuesta de 'unos férrea de Kashville.
diez y seis mil hombres, á las órdenes del El comodoro Foote marchó á Clal'ksville
general Mitchel, avanzó sobre Bowling á los dos ó tres días de la toma del fuerte
Green, punto fortificado que ocupaban los Donelson con las cañoneras Cenestoga y
separatistas en Kentucky, al mando de] ge- Caú'o, y al llegar á dicho punto, encontró
neral .Tohnston. La fuerza de éste, aun cuan- destruido el puente y supo que todos los
do se habia creido muy numerosa, solo cons- habitantes habian huido. Como considera-
taba de veinticinco mil hombres, parte de los ba absurdo atacar á Nashville con tan
cuales se hallaban en el fuerte Donelson ,si- poca fuerza, volvió al Cairo en busca de otros
tiado entonces por el general Grant. Al sa- barcos; pero enhe tanto seguia avanzando el
ber que Mitchel avanzaba desde su campa- general Smith con su victorioso ejército, y
mento, Johnston comenzó á retirarse hácia poco despues llegaron á Nashville el general
Nashville, de modo que al llegar los unio- Nelson y el teniente Bryant con siete trans-
ni stas al punto donde debian encontrar al portes, habiéndose apoderado de dicha ciu-
enemigo, vieron que la estacion de la vía dad sin resistencia alguna, toda vez que
férrea estaba (:mlicndo y que los confedera- estaba casi abandonada. De allí á pocos dias
dos acababan de retirarse en un tren que se presentó tambien el general Buell, y re-
tenian dispuesto, despues de haber destruido solvió establecer en Nashville su cuartel ge-
todos los puentes que cruzaban el rio por neral, disponiendo que acampase el ejército
aquel sitio. Así pues, Mitchel habia recorrido en los alrededores de la ciudad. El coronel
cuarenta y dos millas en treinta y siete ho- Stanley Matthews fué nombrado prevoste, y
ras inútilmente, pero se calculaba que los no tardó en restablecerse el órden,interrum-
confederados se vieron en la precision de pido por algunos dias; reparáronse los puen-
destruir por valor de medio millon de duros. tes y caminos y se renovó la comunica-


El dia 15 de febrero habíase recibido en cion por la via férrea.
Nashville un telégrama anunciando que los La isla Número diez,situadaápocasmillas


confederados acababan de obtener de Nueva-Madrid, en la oriHa del Missouri,
1862. una victoria, aun cuando Johnston habia sido muy bien fortificada por los confe-
tenia que abandonar sus posiciones; pero á la derados con cañones de grueso calibre, en la
mañana siguiente súpose la toma del fuerte, confianza de que seria fácil de este modo im-




288 HISTORIA DE LOS CAP. IV.


pedir el paso de los unionistas por aquel pun-
to. En 3 de marzo, no obstante, el


1862. lP ·d d t·l genera ope, segm o e cuaren a nu
hombres, atacó á Nueva-Madrid; pero vien-
do que estaba defendida por numerosas for-
tificaciones con piezas de grueso calibre, sin
contar que habia ancladas en el puerto seis
grandes cañoneras, dispuso que el coronel
Plummer se atrincherase con una parte de
sus tropas en Point Pleasant, á tres millas
de la isla, y despachó un mensajero al Oairo
para que le enviasen artillería de sitio. Los
confederados trataron de desalojar á Plum-
mer con sus cañoneras, mas no consiguie-
ron su objeto, y habiendo recibido Pope el
dia 12 el tren de campaña que pidiera, hizo
levantar desde luego las baterías á la dis-
tancia de media milla de las obras avanzadas
del enemigo, que rompió un nutrido fuego.
La gunrnicion de los confederados constaba
entonces de nueve mil infantes á las órdenes
Jel mayor :;VIc Oown, y de nueve cañoneras
manJadas por el comandante Hollins. El
cañoneo duró todo el dia, aunque sin gran-
des pérdidas por ninguna de am baspartes,
pero llegada la noche, estalló una espan-
tosa tormenta, y al romper el dia, se oh-
servó que los separatistas habian abando-
nado la plaza dejando en· ella treinta y tres
cañones y muchas armas, cartuchos y vÍve-
res, que sin duda no quisieron destruir. Así,
pues, sin mas pérdidas que cincuenta y un
hombres enÍl'e muertos y heridos, quedó
Nueva-Madrid en poder de los unionistas,
quienes á los pocos dias se pose::lÍonaron
tambien de la isla Número diez, abandonada
por el general Me Oown con parte de sus
tropas, cuando el general Pope hacia sus
preparativos para un ataque general. El
general Makall trató de emprender la reti-


. rada con el resto de las fuerzas, atravesando
los pantanos, mas tuvo que rendirse luego


con algunos miles de hombres que le acom·,
pañaban.


El comodoro Foote, que habia reparado
ya las averías de su flotilla, embarcó parte
de las tropás del general Pope que habian
recibido órden de atacar el fuerte Pillow, si-
tuado en Ohickasaw Bluffs, y entre tanto los
federales desembarcaron sus morteros en la
orilla del Arkansas, y comenzaron el bom-
bardeo situándose á tres cuartos de milla del
fuerte. Los confederados contestaron al fuego
con el mayor vigor, y aquel cañoneo duró dos
semanas sin que se obtuvieran ventajas por
una ú otra parte.


Un mesmas tarde, los confederados eva-
cuaron los fuertes Pillow y Randolph, don-
de fueron hallados algunos cañones de poco
valor, y en 5 de junio el comodoro
D . . 1" 'd f '1 d 1862. aVIS anc o a un tIro e liSl e
Memphis con cinco cañoneras, aproximán-
dose luego lentamente á la ciudad. Al poco
tiempo vióse avanzar en órden de batalla
una flotilla confederada compuesta de ocho
cañoneras, y habiendo roto el fuego cuando
se hallaba á distancia de su enemigo, tralJó-
se un reñido combate que duró mas de una
hora y terminó con la derrota de los separa-
tistas, quienes sufrieron algunas pérdidas,
mientras los federales no tuvieron ninguna
baja. Memphis, cuya poblacion habia estado
presenciando el combate, se entregó enton-
ces sin resistencia á los unionistas.


Otra espedicion compuesta de cuatro caño-
neras y un transporte en el que iba el regi-
miento de Indiana á las órdenes elel coronel
l,-'itch, marchó poco despues en direccion de
Arkansas y del Rio Blanco, á fin ele estable-
cer una comunicacion con el general Ourtis
que se iba aproximando por el Oeste. Al
llegar á San Oárlos, una de las cañoneras
de los federales, que formaba la vanguardia,
se vió espuesta repentinamente al fuego de




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 289


dos baterías ocultas del enemigo, yen tanto
que desembarcaban los unionistas para apo-
derarse de ellas, una bala de mayor calibre
que las anteriores atravesó el tambor y la
rueda de la citada cañonera, destrozando la
caldera de vapor. De los ciento setenta y
cinco hombres que montaban el barco, solo
se salvaron veintitres; .muchos se arrojaron
al mar, donde perecieron ahogados, y al
llegar los botes para ~alvar una parte de las
víctimas, sufrieron un nutrido fuego de me-
tralla que aumentó el número de aquellas.
Poco despues, sin embargo, el coronel Fi tch
se apoderaba de la posicion enemiga, co-
giendo nueve cañones y treinta prisioneros,
incluso su jefe el comandante Frye. Esta es-
pedicion no lmdo llevar á cabo su objeto.


La flotilla unionista continuó su marcha
por el rio sin encontrar ningun obstáculo
hasta llegar á Vicksburg, en cuyo punto se
puso en comunicacion con el comandante
Farragut, cuya flota estaba anclada cerca
de dicha plaza para cooperar en union con
el general Williams que mandaba cuatro re-
gimientos de infantería. Las fortificaciones
de los separatistas fueron bombardeadas por


acercando á la plaza, atravesó rápidamente
entre los buques de la flota unionista, con
asombro de todos, y fué á refugiarse bajo las
baterías de Vicksburg, habiendo sido inúti-
les cuantos esfuerzos hicieron los federales
para echarla á pique. El 24 de julio fué pre-
ciso levantar el sitio: el coronel Farragut y
el general \Villiams marcharon á desempe-
ñar otro servicio, y el comodoro Davis con
su flota se dirigió á la embocadura del Ya-
zoo, abandonando por entonces el proyecto
de establecer la comunicacion con el1\fissis-
sippí.


El ejército del general Grant se detuvo
algun tiempo en el fuerte Donelson, y luego,
considerablemente reforzado, atravesó el
Tennessee dirigiéndose· al fuerte Enrique,
donde esperaban ya varias cañoneras y un
gran número de transportes para recoger las
tropas que iban á emprender una nueva es-
pedicion. El general Cárlos Smith era el en-
cargado de dirigir en aquella ocasion las
operaciones militares, mas habiendo falleci-
do poco despues de llegar á Savannah á
causa de hallarse muy quebrantada su sa-
lud, encargóse nuevamente del mando el


espacio de algunas horas, y entretanto el general Grant. El punto designado para
teniente coronel Ellet remontó el rio Yazoo reunirse las tropas espedicionarias, era una
con el objeto de capturar tres cañoneras, pequeña poblacion llamada Danville, por
cuyos tripulantes, al ver que se acercaba el donde cruza el camino de hierro que condu-
enemigo, las pegaron fuego, lanzándolas ce desde Memphis á Clarkesville y Louisvi-
luego en la corriente con la intencion sin lle, y ya las cañoneras Tylel' y Lexington
duda de incendiar los buques de los federa- acababan de practicar un reconocimiento,
les. Afortunadamente no hubo que lamentar sin haber encontrado resistencia hasta lle-
desgracia alguna, porque se consiguió des- gar á Pittsburg Landing, insignificante ca-
truir dichas cañoneras. serío que dista ocho millas de Savannah y


La flota unionista continuó el sitio de veinte de Corinto, y se halla en la confluen-
Vicksburg, yen 1.0 de julio, los federales cia de Memphis y Charleston. El pais, en


atacaron resueltamente la plaza, pe- aquel sitio, está cubierto de bosque; hácia el
1.862.


ro fueron rechazados con no pocas Sur, á una distancia de tres millas, se halla
pérdidas. La cañonera Al'kansas, pertene- la iglesia de Shiloh, y un poco mas allá se
-ciente á los confederados, que se habia ido I encuentra el camino de Monterey, donde




290 HISTORIA DE LOS CAP. IY.


hay una media docena de casas. Aquel ter- la division del generaJ Hurlbut permaneció
reno está cortado por numerosas caletas, á la retaguardia de Prentiss, y por último
cuyas aguas van á perderse en el Ten- la division Smith de que se habia encargado
nessee. 'Vallace. por muerte de aquel, se hallaba


En Pittsburg Landing, la cañonera Tyle}' detrás de Mc Clernand, con su ala derecha
tuvo que sufrir el fuego de una b;¡,tería de cerca de Pittsburg Landing, protegida por
seis piezas, que consiguió apagar al cabo de dos riachuelos que iban á desaguar en la en-
dos horas, y habiendo vuelto á Danville para senadn de las Culebras.
dar el parte, los transportes prosiguieron su Aun cuando no se ignoraba que el enemi-
rumbo hácict el Sur hasta llegar á Savannah, go estaba muy cerca, no se habia construido
donde desembarcaron las tropas y se situa - atrincheramiento alguno ni enviado tampoco
ron militarmente. Los transportes, en nú- partidas sueltas á fin de reconocer el terreno
mero de sesenta y nueve, conducian cuarenta para observar los movimientos del ejército
mil hombres, que estuvieron muy pronto en confederado, y hasta los piquetes no se ha-
tierra con todo el tren de campaña, yenton- lIaban mas que á un tiro de fusil de las tien-
ces la division del general 'Vallace marchó das de campaña, siendo de notar que la
á Purdy, punto situado á diez y seis millas I mayor parte de aquellos apenas tenian mu-
de distancia, con objeto de destruir la via niciones, á pesar de haberse averiguado que
férrea; la primera division del general Sher- en los bosques contiguos circulaban nume-
man se dirigió á Tyler's Landing para prac- rosos batidores y destacamentos del ejército
ticar la misma, operacion en los caminos de separatista, que impedian se practicara un
Memphis y Charleston, y hecho esto volvie- reconocimiento (*). Como quiera que fuese,
ron los espedicionarios á Savi:mnah sin con- lo cierto es que muchos esperaban un atre-
tratiempo alguno. vido golpe de mano, y hasta se recibieron


Esta circunstancia, y el hecho de no ha- avisos anunciando el peligro; mas los jefes
berse presentado á la vista ningun enemigo unionistas no hicieron aprecio, y en cuanto
para hostilizar á los unionistas, indujo sin al general Grant, hallábase en Sa-


d 1 ~ d h . . d] d b 1862. du a á los jefes á creer que os conledera os vanna InSpeCCIOnan o e esem ar-
no contaban con fuerias suficientes para re- que de víveres. Tal era la situacion del
sistirIes, sobre todo si se atiende á que hu- ejército federal en la noche del sábado 5 de
bieran podido oponerse en cierto modo al abril.
desembarque de las tropas teniendo, como Entre tanto el general Johnston, que sin
tenian, su cuartel general en Corinto. Una disputa era uno de los jefes militares mas
de las seis divisiones federales, á las órdenes entendidos de la Confederacion, habia ido
del general \Vallace, se acampó casi enfren- concentrando en Corinto el mayor número
te de Savannah; las otras cinco se situaron de fuerzas posible con objeto de arrollar
formando una especie de semicírculo en la al ejército unioniEta, tan descuidadamente
parte Sudoeste de Pittsburg Landing; la di- e) 1>08 unionistas estuvieron tres semanas en Pitts-
vision del general Prentiss ocupó el camino burg Landing, á veinte millas del cuartel general de los
que conduce directamente á Corinto, tenien- confederados, cuyo ataque sé esperaba de un momento il
1 1 1 ~I Cl d' Sh . otro, sin levantar una sola empalizada ni construir obra al-( O a O'enera lv cernan y a erman a su I .,b guna de defensa, que tan necesarIa pudo halJel' SIdo para
oerecha, con la iglesia de Shiloh enfrente; proteger las haterías.




E:jTADOS-UNIDOS. 291


acampado en las inmediaciones, para acabar nes necesarias para aiacar á la mañana si-
de una vez con él, Y como contaba con nu- guiente, y entre tanto se prohibió á los sol-
merosos espías, sabia muy bien que el man- dados que encendieran hogueras á fin de no
do del ejército se habia confiado al genBral dar á conocer al enemigo el punto en que se
Grant por muerte de Smith ~ militar muy hallaban.
entendido. Johnston esperaba confiadamente Al romper el dia formóse la vanguardia
conseguir su objeto, J' [í, este fin pidió á los en órden de batalla, confiándose el mando á
gobernadores de Tennessee, l\lississippí y los generales Hardee, Bragg y Polk; el ge-
Louisiana cuantas tropas pudieran en viarle, neral Breckinridge mandaba la reserva, pero
y reforzado además con la division del gene- luego se cambió este órden por las peripecias
ral Bl"axton Bragg, consiguió reunir en LO , de la lucha.
de abril un ejército de unos cincuenta mili El viernes, 4 de ühril, comenzaron ya á
hombres (*). En la madrugada del:1 dejulio, I circular en el campamento de los federales


la vanguardia de la infantería. ocul- vago:" rumores de que avanzaban los
1862. 1 ' t' t 1862. ta por un cuerpo de caba lería, se separa JS as; poco despues se supo
puso en marcha con la intencion de atacar que acababi1n de caer prisioneros algunos
al enemigo en la mañana del 5; mas llovió oficiales, y habiéndose destacado á la briga-
de tal manera durante todo el dia '±, que el da de Ohio á fin de que practicara un reco-
camino estaba intransitable, J' por esta ra- nocimiento, tuvo un encuentro con un desta-
mn el ejército se concentró en Monterey, camento enemigo~ al que hizo retroceder
continuando luego su marcha hasta que, no hasti1 una pequeña batería situada cerca de
hi1lIándose ya sino á tres millas de las avan- las líneas federales. Al tener conocimiento
zadas unionistas, no era posible avanzar sin
esponel'se á quedar en descubierto (""*). En
su consecuencia,Johnston mandó hacer alto,
puso centinelas dobles en los alrededores,
ordenándoles que tirasen sobre el primero
que tratase de pasar, y reunido el consejo
de guerra, se acordó adoptar las disposicio-


C) Seguu los ¡Jartes ue lleaureganl, su ejército, antos
y uespues do la batalla do Shiloh solo oonstaba de cuarenta
mil tre~dcntos cincnenta y cinco hombres, ue los oualos
cuatl'O mil trescientos ochenta y dos eran de caballería, la
cual segun dicho jefe no pudo operar en el campo de bata-
lla por hallarse ('sto oubierto de bosque en Sil mayor parte.


C') Uno dc~ los oficiales del estado mayor del general
Beaureglrd, escribió en una carta lj siguiente: «Sill que sea
mi ánLno criticar las operaciolles militares del ejército de
la Union, debo consignar que el hecho de no haberse en-
(~ont\'ad[) piquetes de la caballería del general Grant, eaus!>
no poea admiraeion á los oficiales separatistas, pues de
este modo purlieron avanzar hasta muy cerca elel enemigo
sin ser vistos. Los generales del Sur acostumbraban {t es-
tablecer piquetes á la distancia ele vdrias millas, aun enan-
ilo se supiera que el ell~migo cstabi\ tI mucha dislaneia.


de este hecho, la division del general \Valla-
ce recibió órden de avanzar hasta, Adams-
ville, en el camino de Purdy; mas no ha-
biendo encontrado enemigo alguno, des pues
de pasar let noche en dicho punto, volvió al
campamento. Durante todo el sábüdo se oyó
un nutrido tiroteo~ que hubiera debido pro-
ducir alguna alarma, mas no se hizo tam-
poco aprecio de estas circunstancias.


Al amanecer del dia G de abril, los pique-
tes de la division Prentiss penetraron desor-
denadamente en el cnmpamento perseguidos
ya de cerca por los separatistas, cu-


1862. yas balas atravesaban poco despues
las tiendas de campaña de los federales.
Algunos soldados estaba n vistiéndose, otros
almorzaban tranquilamente, y muchos ofi-
ciales no se habian levantado aun, pero
bien pronto tuvieron que ponerse en movi-
miento, pues á los pocos instantes desembo-




292 HISTORTA DE LOS CAP. IV.


cal'on del bosque estensas líneas de infan- de prisionero eon el resto de sus tropas al
tería que, á paso de carga, avanzaron sobre camino de Corinto.
el campamento federal, haciendo un fuego Mc Clernand se mantuvo nrme por algun
mortífero sobre sus descuidados enemigos y tiempo, pero á causa de haber sido derrota-
atacándoles luego á la bayoneta. De este das las divisiones de los generales Sherman
modo quedó destrozada, antes de que tuviera y Prentiss, tenia que luchar con un enemigo
tiempo de formarse en línea, toda la division cuyas fuerzas aumentaban á cada instan-
del general Prentiss; á la brigada de Hilde- te. Los regimientos de Iowa acababan de
brand, que estaba á la derecha de Sherman, emprender la retirada desordenadamente;
le sucedió lo mismo, á pesar de los esfuerzos Mc Clernand consiguió entonces colo_car sus
de este último jefe, y Buckland y Mc Dowell, baterías de manera que pudiese dominar el
que se sostuvieron algun tiempo mas, tuvie- camino de Corinto, y de este modo contuvo
ron que retroceder á su vez, dejando su por algun tiempo el ímpetu de los confede-
campamento y todas sus tiendas de campaña radas, pero su division no podia resistirse á
en poder del enemigo. los continuos refuerzos que recibía el ene-


La division Me Clernand, compuesta de migo, y Mc Clernand, despues de rechazar
diez regimientos y cuatro baterías, iba á ser varios ataques, avanzando algunas veces,
sorprendida á su vez, pero antes de esto y retrocediendo las mas, lo cual le costó per-
marchó en auxilio de Sherman, cuya divi- del' tres coroneles y otros tres oficiales de su
sion empezaba á desbandarse, despues de estado mayor, retrocedió a.presuradamente
haber visto morir á sus mejores oficiales y llevando á su derecha los restos de la, divi-
de perder sus baterías. La brigada de Buck- sion Sherman.
land, que habia ido en auxilio de Hildebrand, Mientras los federales eran derrotados por
se vió precisada á retroceder igualmente para esta parte, el coronel David Stuart, que man-
evitar una destruccion completa, y á eso de daba una de las divisiones de la brigada Sher-
las ocho de la mañana, á pesar de los deses- man y se habia situado en el camino de
perados esfuerzos de Shcrman, la division de Hamburgo, era atacado á su vez por el ene-
éste se habia dispersado en todos sentidos. migo que le obligó á retroceder á toda prisa,
Milagroso parece que. saliera ileso de aquella y aunque á poco llegó la brigada de Mc Ar-
primera refriega el general Sherman, á quien thur en auxilio de Stuart, tuvo que em-
se vió siempre en lo mas recio de la pelea. peñar á su vez la lucha con otras tropas


Prentiss formó su division con la mayor confederadas, cuyo ataque resistió al prin-
celeridad posible, y sostuvo el fuego por cipio aunque estaba herido gravemente.
algun tiempo, pero atacado á poco furiosa- Como Stuart no recibia refuerzo alguno y
mente por ambos flancos, y viendo que se habian muerto varios de sus oficiales, no
sacrificaban las vidas inútilmente, comenzó á pasó mucho tiempo sin que emprendiese
retirarse; á las diez de la mañana, el mismo tambien la retirada. Así, pues, de las seis
Prentiss con tres regimientos volvió á ocu- • divisiones que componian el ejército federal,
par otra posicion, mas dominado al nn por I tres quedaron completamente derrotadas an-
el número de sus enemigos tuvo que rendirse tes del medio dia.
úon los dos mil hombres que se batian á su El general Grant habia llegado al campa-
lado, y se le envió inmediatamente en clase mento á las ocho de la mañana, mas al ver




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS. 2!Kl


que ya estaba derrotado su ejército, envió
un parte al general \Vallace para que avan-
zase con su division; reformó sus brigadas,
organizó de nuevo sus apagadas haterías, y
estableció en fin otras líneas de defensa. Las
divisiones de Hurlbut y Wallace estaban aun
intactas: el primero de estos jefes, qué ocu-
paba el camino de Corinto, llevaba ya cinco
horas batiéndose con ventaja contra sus ene-
migos, pues aunque estos le atacaron suce-
sivamente tres veces., otras tantas les recha-
zó, obligándoles por último á retroceder y
protejerse con la retaguardia. En aquella
sangrienta refriega fué donde ca'yó mortal-
mente herido por un casco de metralla el
general confederado Alberto Sidney Johns-
ton, que exhaló el último aliento en -el mo-
mento en que le retiraban del campo de
batalla. Beauregard se encargó entonces del
mando, mas se hizo lo posible para ocultar
la muerte de Johnston hasta que el ejército
volviera á Corinto. Una hora despues, la
division Hurlbut, no pudiendo resistir á las
numerosas fuerzas encmigas que llegaban de
refrescó, retrocedió á la distancia de media
milla y fué á ocupar otra posiciono


La division ,Vallace se vió tambien muy
espuesta al ser atacada por los confederados
á eso de las diez de la mañana, y por espacio
de seis horas se estuyo batiendo sin descan-
so. Cuatro veces consecutivas cargó el ene-
migo y otras tantas fué rechazado con pér-
didas considerables por ambas partes, pero
cuando \Vallacc vió que se retiraba la divi-
sion Hurlbut, tuvo que hacer lo mismo á fin
de no verse cercado como le habia sucedido á
Prentiss, yacto continuo se dirigió á Crump's
Landing, donde dispuso que sus fuerzas se
estendieran por el camino de Purdy. Á las
once de la mañana, ,Vallace recibió una ór-
den de Grant previniéndole que entrase con
sus tropas en línea, y como ya hacia tiempo
TO~IO III.


que este jefe la esperaba, se puso inmediata-
mente en movimiento. Sin embargo, antes de
llegar á su destino encontró á varios mensa-
jeros de Grant, quienes le anunciaron que las
divisiones unionistas se habian visto obliga-
das á retroceder, y que si seguia por aquel
camino iba á caer en el centro del enemigo,
que fácilmente le arrollaria. Entonces \Va-
llace volvió rápidamente hácia la izquierda r
en direccion de la ensenada de las Culebras.
pero esta contramarcha impidió que pudiera
rcunirse con el resto del ejército federal, y por
lo tanto, pasó todo, el dia sin que entrasen en
accion once regimientos de infantería, dos
bateríasy dos escuadrones. Á las cuatro de la
tarde, todo el ejército federal, menos la divi-
sion Wallace, se hallaba estrechado en un se-
micírculo de tres á cuatrocientos acres, sin
que le fnera posible retirarse mas allá, pues
tenia tí su retaguardia un rio profundo, de
rápida corriente, que solo podria cruzarse es-
poniendo la vida de lamitad de los soldados (*).
De las cinco divisiones, dos habian tenido
que retroceder y las otras tres fueron derro-
tadas; la mayor parte de los cañones estaban
perdidos ó inutilizados; las tiendas yel tren
de campaña en manos de los vencedores; las
pérdidas eran enormes; y los destrozados
regimientos, sin querer escuchar las órdenes
de sus oficiales, se resistian á entrar en línea.


Los confederados, no obstante, cuyas pér-
didas eran tambien considerables, temiendo
un ardid, vacilaron por algunos minutos en
seguir á la division \Vallace, que abandona-
ba h posicion que tan bien defendiera, y
como los momentos eran preciosos, ,Vebs-


(") Dícese que idos dos ó tresdias dela batalla, al hacer
el general Buell sus observaciones, censurando que se IJU-
biera dejado al ejército oeup:n una posicion tan peligrosa,
preguntó al general Grant: « ¿. Por dónde hubierais empren-
dido b retirada'!- ¡Oh! por el rio, repuso Granl. - Pero no
hubierais podido embarcar sino diez mil hombres, replieú
Buell.-Bien; no hubieran pasado mas, eontestó Grant.)) La
temeridad cm entonees eosa tan rara entre los generales
unionistas, que:,;e tenia por una virtud.


37




';Wt HrSTORIA DE LOS CAl'. rv.


ier, jefe del estado mayor del general Grant,
aprovechando aquella oportunidad, recogió
todosloscañonesdispersos, en número devein-
tidos, y los situó inmediatamente en semicír-
culo á fin de dominar el camino por donde po-
drian avanzar los separatistas. Como faltaban
artilleros, ofreciéronse á servir las piezas al-
gunos voluntarios, y entre ellos el Dr. Cor-
nyn, cirujano del regimiento de Missourí,
quien se distinguió por su valor y habilidad.


Serian apenas las seis de la tarde, cuando
las baterías de los confederados rompieron
de nuevo el fuego sobre la última posicion
en que acababan de concentrarse los federa-
les. Los cañones de Webster contestaron
enérgicamente, y en aquel momento las ca-
ñoneras Tyler y Lexington, que habian es-
tado todo el dia surcando las aguas sin que
les fuese posible contribuir con su auxilio,
pudieron al fin entrar en liza, y merced á
su bien dirigido fuego, se evitó que los se-
paratistas cayeran sobre la artillería de
Webster y aca buran de completar su triunfo
copando ella infantería. El resultado fué que
antes de llegar la noche, habíase apagado el
fuego de las ba terías confederadas, y comen-
zaban :sus batallones á retroceder para poner-
se fuera del alcance de la metralla. Antes de
entregarse al descilnso' en la pequeña iglesia
de Shiloh, el general Beauregard espídió á
Richmond el siguiente telégrama:


« Cnmpo de batalla de Shiloh.-Via Co-
rinto y Chatbnooga.


» Abril 0, 1862.
»Al general S. Coopero
»Hemos atacado esta mañana al enemigo


en sus fuertes posiciones de Pittsburg, y
despues de una reñida batalla que duró diez
horas, hemos alcanzado, gracias al Todo-
poderoso, una señalada victoria.


»Las pérdidas por ambas partes son con-
siderables, y entre ellas hay que lamentar


la muerte del intrépido general Alberto Sid-
ney Johnston, quien cayó mortalmente he-
rido al lanzarse con sus tropas en lo mas
recio del combate.


» El general Beauregard,
»Comanuante en jefe.))


La tropas del mayor general Buell, es-
_peradas con impaciencia, llegaron por fin
en la noche del 5 de abril precedidas de la
vanguardia al mando del general Nelson.
Al saber lo ocurrido, Buell se dirigió direc-
tamente al cuartel general de Grant, pero
éste acababa de marchar á Landing, dejan-
do sin embargo órden de que avanzaran las
tropas por la orilla derecha del rio, sin los
cañones, por no ser fácil conducirlos á cau-
sadel mal estado de los caminos. En cumpli-
miento de lo que se le prevenia, el general
Buell espidió una órden para que avanzara
el resto de sus tropas á marchas forzadas, y
tomando un vapor, fué á buscar á Grant á
fin de ponerse de acuerdo an tes de comenzar
el ataque. Ala una y media de la madrugada
llegó el general Nelson con su division y fué
á ponerse en línea á la derecha de Webster;
á las siete estaban ya reunidas todas las
fuerzas, y el general Buell dió sus órdenes
para atacar á la mañana siguiente. La divi-
sion Crittenden, que acababa de llegar, for-
mó el ala derecha del general Nelson.


La batalla comenzó de nuevo en toda la
línea en la madrugada del 7, con favorables
condiciones para los unionistas, pues aca-
baban de recibir un refuerzo de veinticinco
mil hombres de tropas de refresco, mientras
que Beauregard, cuyos soldados habian es-
tado de pié diez y seis horas y batiéndose la
mayor parte del tiempo, no contaba sino
con una reserva de tres mil hombres. Eljefe
separatista esperaba los refuerzos de los ge-
nerales Price y Van Dorn, con treinta mil
hombres, pero en vez de aquellos solo llegó




CAP. IV. ESTADOS-UNIDOS.


el general Buell en auxilio de los fedemles.
Sin embargo, la batalla que se siguió fué reñi-
disima y sangrienta; los separatistas retroce-
dieron hasta las alturas de la iglesia de Shíloh,
y allí pareció la lucha aun mas obstinada,
pues los confederados oponían una enérgica
resistencia en su ala derecha y su centro. La
llegada de las tropas del general Buellles obli-
gó á emprender la retirada, mas esta se efec-
tuó en buen órden. La retaguardia iba man-
dada por el genel'al Braxton Bragg. A las
cuatro de la tarde los federales ocupaban toda
la ~ínea que habian tenido que abandonar
treinta y cuatro horas antes, y á las cinco, el
ejército confederado volviaáocupar sus líneas
de Corinto, sin que se tratara de perseguirle.
Á la mañana siguiente, el general Sherman,
seguido de dos brigadas y la caballería, mar-
chó al camino de Corinto y tuvo un encuen-
tro con un destacamento enemigo, al que obli-
gó á retroceder, destruyendo un campamento
y apoderándose de un hospital donde se ha-
llaban doscientos ochenta confederados y
cincuenta unionistas heridos.


Uno de los párrafos del parte que redactó
el general Deauregard decia lo siguiente:


«Los batallones enemigos recibian á cada
momento nuevos refuerzos, y nuestras fatiga-
das tropas, q ne habian estado batiéndose diez
y ocho horas, apenas podian ya sostener el
ataque, tanto mas cuanto que ya no me que-
daban mas reservas. En su consecue~cia, á
eso de la una de la tarde, no siéndome posible
sostener una lucha tan desigual, dí la órden
de retirada que se efectuó en el mejor órden.


Segun el parte oficial del general Grant
r


las pérdidas de Jos federales figuraban por
mil setecientos treinta y cinco muertos, siete
mil ochocientos y dos heridos y tres mil no-
vecientos cincuenta y seis prisioneros: total,
trece mil quinientos setenta y tres, pero si á
esto se añaden las pérdidas de Prentiss y
Mc Clernand~ resulta que aquella desespe-
rada y sangrienta batalla no costó á los fede-
rales menos de quince mil hombres.


Puede decirse que lo~ unionistas alcanza-
ron una sel1alada victoria (*), pero las pér-


ríase tambíen á la de otros oficiales distinguidos, y decia lo
siguiente: «El Gobernador milit<1r de Kentucky cayó muerto
de un bal<1zo juntamente con su caballo; el brigadier Glad-
ding, el general Hardec, el general Breckinridge, el genel.al
Cheatham y otros varios, quedaron mas ó menos gravemen-
te heridos, habiendo perdido casi todos ellos sus caballos.
El general Hardee, cUy<1 herida era muy leve, tenia la levita
literalmente a(:ribillada á balazos; el general Hinllman se
elevó con su caballo á diez piés del suelo á consecuencia de
haber estallado á su lado una gt'é\Oada; el caballo quedó he-
cho trizas, y al caer el ginete todos creyeron que habia
muerto; pero de pronto, vióse que se levantaba agitantlo su
somhrero y pidiendo á voz en grito otro caballo p:lra lanzar-
se de nuevo al combate.


(') Juiciosamente pensando no se. puede menos de ponel·
en duda que la vietoria se declarase de ]Iarte de los [ed("ra-
les en la sangrienta batalla de SlJiloh, y desde luego se re-
conoce alguna pareialidml en el autor al asegnmrlo asi.
Basta leer la narracion yfijarse en los detalles de la jOl"lladG
para (:umprender que el triunfo fué mas bien de los separa-
tistas, pues empezada la accion al rayar el alba, ya habian
derrotado al medio dia tres divisiones de las seis de que se
componia el ejército contrario, quedando inutilizada la ma-
yor parte de la artilleria de los unionistas y tomadas sus
posiciones. Prescindiendo de esto, y de la not.able rlifcren-
cia que hubo entre las p¡',rtlitlas de unos y otros, el mero
hecho de reconocer el autor que los separatislas ([uellaroll
dueños del campo, apoderándose de 1111 rico botin, induce á
creer naturalmente que la victoria estuvo ele parte de los se-
paratistas. La prudente retirada de Beauregard, cuyos sol-
dados se habian batido por espacio de diez y ocho horas y
no podian resistir el ímpetu ele los veinticinco mil hombres
de refresco que acabaha de recihil· el enemigo, ·no puede
suponer una denota. Fernando Lecomte, teniente coronel
del estado mayor federal de Suiza, que ha escrito sin ,luda
imparcialmente la historia de aquella guerra, dice al hablar


» Nuestras pérdidas en esta batalla ascien-
den á mil setecientos veintiocho muertos,
ocho mil doce heridos y novecientos cin-
cuenta y siete estraviados: total, diez mil seis-
cientos noventa y siete (*).»


de la batalla dí, Slliloh: «Unionistas y confederados se atri-
e) Al dar cuenta el general Beauregarcl de la heróica j' buyeron la victoria, pero seguramente con mucha mas razon


muerte del general en jefe Alberto Sidney Johnston, refe- los segundos que los primeros.') -C:\". del T.)




2\Jli HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. IV.


didas fueron poco mas ó menos las mismas,
si bien los confederados se apoderaron de un
rico botin, quedando en el primer dia dueños
del campo.


Apenas hubo recibido el general Halleck
la noticia de la batalla de Shiloh, salió in-
mediatamente de San Luis, y llegó dos ó tres
dias despues á Pittsburg Landing. Durante
un mes no se emprendió operacion alguna
contra el ejército separatista acuartelado en
Corinto, y aunque el general Pope llegó el
22 de Missouri con un refuerzo de veinticinco
mil hombres, no se ocupó á Monterey hasta
el l. o de mayo, en cuya fecha el ejército del
general Hale ascendia ya á mas de cien mil
hombres. Entre tanto el general Beauregard
se fortificaba del mejor modo posible, ro-
deando á Corinto con una línea de atrinche-
ramientos de quince millas de longitud, bien
provista de artillería; y para mayor segur
ridad, obstruyó los caminos é inutilizó los
puentes, protegiendo las obras de defensa
con una fuerte empalizada. El general Ha-
lleck no creyó oportuno atacar de pronto
aq uellas formidables fortificaciones y prefi-
rió hacer los aproches lentamente, sin dejar
por esto de hostilizar el enemigo con frecuen-
tes escaramuzas. Al capo de tres semanas,
las baterías do los federales se hallaban á
tres millas de Corinto, y en un reconoci-
miento practicado por el general Paine ocur-
rió una escaramuza en quo el jefe unionista
cogió doscientos prisioneros. En la noche del
27 de mayo, el coronel Elliott marchó con


dos regimientos á fin de flanquear á
f862. C . t l· i" d 1 ('1 OrIn o y cortar a Vla 1errea e ~ur
para dejar interceptada esta comunicacion
con la plaza. Elliott llegó á Booneville el 30,
pero fué solo para ver con asombro que se
retiraba el ejército confederado, abandonando
la cimbd. Beauregard se habia sostenido
cuanto le era posible contra las numerosísi-


mas fuerzas de Halleck, y al fin resolvió eva-
cuar la plaza haciendo que se sacasen pri-
mero los enfermos y heridos. El dia 29 cesó
completamente el fuego, y las hogueras que
luego se vieron durante la noche, revelaron
bien claramente que se alejaba el enemigo.
Algunos oficiales unionistas penetraron en
Corinto pocas horas despues y vieron que se
habia pegado fuego á una considerable can-
tidad de provisiones, pero no encontraron
arma alguna. Beauregard se retiró á Tupelo
perseguido al principio por el general Pope,
y el ejército federal se estendió en la linea de
Memphis y de Charleston.


Entre tanto el general Mitchel salia de
Nashville con una division del ejército de
Buell, y marchó contra Huntsville, cuya
plaza fué atacada por sorpresa al amanecer
del dia 9 de abril. Mitchel se apoderó de diez
y siete locomotoras, además de un .


.\. . t . -1862. tren en que luan cIen o cIncuenta y
nueve prisioneros, y continuando luego su
marcha hasta Tuscumbia, tomó á Bridge-
port sin mas fuerza que cinco regimientos,
atacando al enemigo por donde menos se le
esperaba. Poco despues, habiéndose reunido
un gran núme~o de fuerzas confederadas,
tuvo que abandonar á Tuscumbia, mas antes
de hacerlo, destruyó las vias férreas de De-
catur y Bridgeport. Mitchel quedó, sin em-
bargo, dueño de toda la parte norte del Ala-
bama,:J si hubiese contado con mas fuerzas,
habria podido destruir los depósitos de armas
y fundiciones de Georgia" Vista la actividad
y energía del general Mitchel, no parecia
bien que estuviese bajo la dependencia de
Buell, y por esto en el mes de junio se le
confió el mando en Puerto-Real, donde mu-
rió al poco tiempo; el general Halleck mar-
chó igualmente á Vi ashington para servir
como general en jefe, y Grant permaneció en
Corinto.




APÉNDICE AL CAPÍTULO IV.


BIOGRAFÍA DEL GENERAL BEAUREGARD.


Pedro Gustavo Toutant Beauregard se habia distinguido
ya como ingeniero cuando estuvo al servicio de los Estados-
Unidos. Nació en la plalltacion de su padre cerca de ~ueva­
Orleans y su verdadero apellido es Toutant, pues Beaure-
¡janl es el Hombre de la posesion, que se agregó al patroní-
mico por un mero capricho. Cuandojóven fué admitido como
cadete en 'Vest Point, donde se le inscribió con el apellido
de Toutant de Beauregard, mas esto solo sign ificaba que
procedia de aquella plantacion. El jóven no!?e cuidó de cor-
regir el error, acaso porque no le disgustara llamarse así, y
desde entonces el nombre de Beauregard apareció siempre
como el suyo propio.


Era su padre un rico criollo, descendiente de Ulla respe-
table familia francesa, que poseia estensas tierras en Loui-
siana, y su ma(lre, descendiente de una casa ducal de Ita-
lia, perteneeia á la familia de los Reggio. En 1834 el. jóven
Beauregard entró en la academia militar de 'Vest Point,
donde se calificó en 1838 y obtuvo el segunJo lugar entre
los cuarenta y cineo cadetes que componian la dase. Poco
despues recibió el nombramiento (le segundo teniente del
primer regimiento de artillería, pero al cabo de una semana
se le trasladó al cuerpo de ingenieros. En junio de 1839 ele-
vósele al grado de primer teniente y como tal servia cuan-
do estalló la guerra con :.vréxico, en la cual se distinguió
Beauregard hasta la conquista de la capital dcl imperio de


hubo á las puertas de la capital. Para que se comprenda
cuán recto era su juicio y elcvado su criterio, basta citar la
siguiente anécdota.


Ya delante de l\;réxieo, y una ó dos noches antes del ata-
que, se reunió un consejo de guerra al que asistieron todos
los oficiales desde el primero hasta el último. Este consejo
duró algunas horas; todos los oficialcs menos uno habian
hablado, y unánimemente apoyaban un plan de operaciones
que no estaba conforme con el del general ScotL, cuando
el general Pierce, cruzando al otro lado de la sala acercóse
á Beauregard y le dijo: - « Veo que no habeis manifestado
vuestra opillion.»-«No se me ha preguntado nada, repuso
el jóyen.» Al oir esto Pierce. volvió á ocupar su asiento.
anunciando que el teniente Beauregard no habia emitido su
parecer y que convendria. escucharle. En efecto tomó la
palabra, y manifestó sin vacilar que si se adoptaba el plan
quc aprobaban todos menos el general en jefe, serian las
consecuencias funestas. Entonces espuso sus razones, pe-
sando las ventajas y desventajas, y de tal modo llevó la
conviccion al ánimo de sus oyentes que se dcscchú el pro-
yecto. La ciudad de México fué tomada segun el plan pro-
puesto por el jóven teniente. Algunos dias despues el gene-
ral Seott\ en presencia de un gran número de oflciales,
recordó este hecho que no podia menos de lisonjear á
Beauregard.


los Motezumas. Al volver á Louisiana el jóven héroe, regaláronle una eos-
El jóven oficial dió á conocer desde luego esas cualidades' tosa espaela y el Gobierno de los Estados-Unidos le nombró


que le distinguieron sicmpre como entendido militar; tcnia
un golpe de vista seguro, profundos conocimientos en el
arte de la guerra, un recto juicio y muy buen criterio.


Por su valerosa conducta en Contreras y Cherubusco,
Beauregard recibió el despacho de capitan en 20 de agosto
de 1847, y por los servicios que prestó en Chapultepec se le
promovió al grado de mayor en 13 de scticmbre del mismo
año.


En el asalto de la puerta de Relen, en la ciudad de Méxi-
co, Beauregard quedó herido, y mientras duró la campaña,
no solo se distinguió como el mas bravo, sino tamLien como
el mas entendido de los oficiales. Al redactar el general
Seott su parte oflcial en la ciudad de Méjico, ellla que aca-
baba de penetrar como conquistador, decia lo siguíente al
hablar de Beauregard: "Es uno dc nuestros Illas distingui-
dos ingenieros, y merced á su eficaz auxilio se ha obtenido
la vietoria de Molino del fiey.» ScotL dccía además que el
jóven oficialltabia escitado la admiracion de todos en el
asalto de la fortaleza de Chnpultepec y en los combates quc


ingeniero jefe para inspeccionar las obras de Nueva-Or-
leans y las fortificaciones de la embo'cadura del Mississippí.


Bcauregard cuenta ahora cuarenta y tres años
de edad; es un homLre vigoroso y de salud robus- 1862.


ta, y su actividad y energía, sus profundos conocimientos
como ingeniero, justifican la admiracion de los que le re-
conocen como un buen general.


Nacido en Louisiana, y hallándose allí toda su familia, era
natural que abrazase la causa que defendia, pero se supone
que tambien su cuñado Juan Slidell, senador de los Esta-
dos-Unidos, intluyó en su ánimo para que se inclinase en
favor de la Confederacioll.


Las obras de defensa de Charleston, hechas bajo la diree-
ciotl del general Beauregard, revelan bien á las claras sus
profundos eonoeimientos estratégicos, y aun sus mismos
enemigos admiten que esto solo hastaba para que ocupase
un puesto distinguido entre los mas eminentes defensores
de su pais.




CAPÍTULO V.
1862.


CONTINUACION D~ LA CAMPAÑA DE 1862.


Espedicion de l3urnside á la Carolina del Norte.-Toma de la i.la de Roanoke.-Hendicion de Newbern.-Toma del fuerte
.Macon.-Combate de South Mills.-Espedicion secreta del general Butler.- Viaje á Ship-Island.-Defensas de Nueva-
Orleans.-Bombardeo de los fuertes .Jackson y San Felipe.-La flota unionista trata tle forzar el paso de los fuertes.
- Derrota (Te la flotilla confederada. - El mayor ~Ionroe.-Rendicion de los fuertes.- Patriotismo de las mujeres de
~ueva-Orleans.- Rendicion de Nueva-Orleans.-Ejecucion de Mumford.-Farragut y el general Willia'ms avanzan
sobre Vieksburg.- Breckinridge ataca á Baton Rouge.-Muerte de 'Villiams.-Los separatistas son rechazados.-
Weitzel somete el pais de Lafourche.-Butler es reemplazado por Banks.- Despedida del general Buller y su mani-
tiesto.-Apéndice al capitulo V. - Biografía del general Durnside.


El general Ambrosio Burnside y el como-
doro Goldsborough, jefes de una espedicion
militar organizada en Nueva-York, habian
abandonado el fuerte Monroe el dia 12 de


enero, y despues de doblar el Cabo
1862. Enrique dirigiéronse hácia la isla de
1 Lttteras , ocupada por las tropas federales
cinco meses antes. La parte naval de esta
espedicion constaba dé treinta y una caño-
neras de vapor con noventa y cuatro piezas,
y las fuerzas de tierra ascendían á quince
mil hombres, en su mayor parte de N ueva-
IngLtterra, organizados en tres brigadas al
mando de los generales Foster, Reno y Par-
ke. El dia 13 llegó la espedicion á la isla de
HaUeras, donde permaneció tres semanas
para reparar ciertas averías, y continuando
luego su marcha, tocó en Pamlico y Croa-
tan Sound, en 5 de febrero, en cuyo punto,


habiéndose agre.2'ado algunos trans-
1.862. tU., fl t d por es mas, se orgamzo una o a e
sesenta y cinco buques. Cercano ya el punto


adonde se dirigia la espedicion, adoptáronse
las medidas necesarias para asegurar el éxi-
to: dejáronse cincuenta transportes en la
isla, y haciéndose de nuevo á la vela la flota,
avistó á poco la isla Roanoke, y se detuvo
á diez millas de distancia. Á la mañana si-
guiente, se dispuso que avanzara parte de
la flota por el estrecho paso conocido con el
nombre de isleta de Roanoke, donde se en-
contraron siete cañoneras de los separatis-
tas, que fueron dispersadas por los espedi-
cionarios, y á las pocas horas todas las
fuerzas federales se hallaban frente al fuerte
Dartow, defendido por los confederados. Es-
tos habian obstruido en parte el canal á fin
de impedir el paso al enemigo, pero bien
pronto se venció esta dificultad' y se hicie-
ron los preparativos para desembarcar en
Ashby's Harbor, (muelle de Ashby) á dos
millas del fuerte, que ya estaba ardiendo á
consecuencia del bombardeo de los unionis-
tas. Sin embargo, no se tardó en apagar las






..




CAP. V. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 2119


llamas, y entonces continuó el cañoneo por
ambas partes hasta que llegó la noche. Las
barracas de los unionistas que habia detrás
del fuerte, quedarop. destruidas; á las pocas
horas acabaron de pasar todos los transpor-
tes federales, y comenzó el desembarque,
protegido por el fuego de la flotilla. El dia 8,
el general Burnside atacó un reducto de los
confederados del que se apoderó á viva fuer-
za; la flota obligó al enemigo á que evacua-
l'a otros dos que habia en la costa, y de todos
estos puntos se retiraron los separatistas,
despues de haber clavado sus piezas para
refugiarse en el campamento principal, si-
tnado en la costa Norte de la isla. Eurnside
marchó sin perder tiempo sobre este campa-
mento, le rodeó con sus tropas, y consiguió
apoderarse de él. De este modo en dos dias
de combate, la importante posicion dela isla
de Roanoke, que es la llave de los dos estre-
chos Albermale y Currituck, así como tüm-
bien de cuatro canales y dos caminos de hier-
ro, .Y que era indispensable para cubrir á
Norfolk, cayó en poder de los federales con
todas sus fortificaciones, que habian costado
millones de duros, un inmenso material de
guerra y algunos miles de prisioneros. En
descargo del general \Vise, que mandaba las
fuerzas confederadas, debe consignarse que
este jefe habia manifestado ya al ministro de
la guerra de la Confederacion, en qué estado
tan crítico se hallaba; mas á pesar de esto no
recibió refuerzo alguno. Hubiera sido mejor
evacuar In plaza, como se hizo con Norfolk,
y mucho mas prudente aun no malgastar
tantos recursos para la defensa de un punto
que no se podia sostener mucho tiempo.


El general Burnside concentró despues
sus fuerzas en la isleta de lIatteras con ob-
jeto de atacar á Newbern, que se halla en la
confluencia de los rios r\euse y Trent, cerca
de Pamlico Sound, yes el mas importante


puerto de la Carolina del Norte. En la ma-
ñana del 12 de marzo, salió la flota
d H ' 1 'd d 1 1862. e atteras a as or enes e coman-
dante Rowan, y antes de ponerse el sol, lle-
gó á la ensenada de Slocum, en la parte Sur
del rio, á diez y ocho millas mas abajo de
Newbern, donde se verificó el desembarco
al dia siguiente, habiendo avanzado las tro-
pas hasta no distar sino milla y media de
las obras avanzadas de los separatistas. Las
cañoneras precedia'l á las fuerzas de tierra
para protejer su marcha. Las tropas, sin
embargo, no hallaron ninguna resistencia,
pero la flotilla vió que el canal de Neuse es-
taba en parte obstruido por veinticuatro bu-
ques que se habian echado á pique, varios
torpedos y gruesas vig'as que se habian
lanzado en la corriente. Vencido este obstá-
culo, la Delaware apagó' el fuego de dos ó
tres baterías que hahia en la orilla opuesta,
y entonces la flota ancló á poca distancia
del sitio donde acababan de acampar las
fuerzas de tierra. Á la mañana siguiente,


I
14 de marzo, habíase estendido una


1 1862 densa niebla sobre la tierra y e
agua, pero como la flota federal no tenia ya
que vencer mas obstáculos en su marcha,
dirigióse inmediatamente hácia los fuertes
Thompson y Ellis, que evacuaron los confe-
derados acto continuo. Al aproximarse la
flota al fuerte Lane, la última y mas fuerte
defensa de Newbern por la parte del agua,
se observó la mayor prudencia, por creerse
que la lucha iba á ser sangrienta y obstina-
da; pero tam bien lo evacuaron los separa-
tistas sin oponer resistencia, y de este modo
la flota federal pudo dirigirse directamente
á los muelles para hostigar al enemigo en
su retirada. Las obras de defensa de los con-
federados se componian de un fuerte para-
peto que se corr-ia en la distancia de milla y
media desde el Neuse, cruzando la via fér-


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:J()O HISTORIA DE LOS CAP. v.


rea hasta un pantano impenetrable que une
á Newbern con Morehead-City; cerca del rio
levantábase tambien una batería de trece
cañones de grueso calibre, varios reductos,
tres baterías de artillería de montaña Y ocho
regimien tos de infantería, con un total de
cinco mil hombres al mando del general
Luis O' B. Branch.


El general Burnside se puso en movi-
miento á las siete de la mañana, y dirigién-
dose á los atrincheramientos del enemigo,·
formó sus tropas en órden de batalla, y man-
dó romper el fuego. Una batería formaba el
centro de los federales; la brigada del general
Reno el ala derecha, y la del general Foster
la izquierda, yen este órden comenzó el ata-
que con el mayor vigor. Las fuerzas federales
eran tres veces mas numerosas que las con-
federadas, mas debe tenerse en cuenta que
se habian de tomar fuertes atrincheramien-
tos bien provistos de artillería, por cuya
razon las pérdidas de los unionistas fueron
mucho mayores. Despues de una hora de un
nutrido tiroteo, el coronel Clark y el general
Heno recibieron órden de avanzar sobre la
empalizada, pero fueron rechazados vigoro-
samente; el capitan Frazer, herido en el pri-
mer encuentro, quedó prisionero, si bien
consiguió escaparse poco despues, y entre
tanto el regimiento de Rhode-Island, que ata-
caba á una batería de cinco cañones, se apo-
deró de ella á viva fuerza. Una vez dentro de
la fortificacion, el coronel Clark formó su ala·
derecha en línea, y despues de haber desalo-
jado al enemigo de su posicion, clavó su ban-
dera en el parapeto. Por su parte el general
Reno, que mandaba el ala derecha, viendo
que perdia mucha gente por el nutrido flIego
de una batería enemiga, hizo adelantar á los
regimientos de Pennsylvania, Massachu-
setts y Nueva-York para que se apoderar 1m
de ella, lo cual se consiguió muy pronto.


l'i'o siéndole posible al enemigo resistir por
mas tiempo, el general Burnside hizo avan-
zar todas las fuerzas á fin de perseguirle;
mas se habia emprendido la retirada tan
precipitadamente, que cuando la vanguardia
de los federales llegó á la orilla del Trent
frente á Newbern, vióse que la ciudad estaba
ardiendo por siete puntos distintos; el mag-
nífico puente del camino de hierro se hallaba
convertido en una inmensa hoguera, y las
tropas confederadas, con todas las locomo-
toras que habia dentro y fuera de Newbern,
se alejaban por la parte de Goldsboro. Los
marinos unionistas consiguieron pronto apa-
gar el fuego de algunos edificios, pero el
puente, el mercado y una docena de casas,
quedaron reducidos á cenizas. Los confede-
rados se apoderaron de sesenta y nueve caño-
nes, dos vapores, una considerable cantidad
de víveres y material de guerra y unos qui-
nientos prisioneros; las pérdidas se reduje-
ron á cien muertos y quinientos heridos,
contándose entre los primeros el teniente
coronel Enrique Merritt, el mayor Cárlos
Le Gendre, el ayudante Frazer, y otros va-
rios oficiales; los confederados no tuvieron
sino doscientas bajas, sin contar sus prisio-
neros.


Dueño ya Eurnside de Newbern , destacó
al general Parke, en 20 de marzo, con su
brigada compuesta de tres mil qui-


. 1 b 'fi d 1862. mento s 10m res a n e que ocupara
á Morehead-City, lo cual se consiguió sin
resistencia, y asimismo se tomó posesion de
la ciudad mas importante de Deaufort, que
se encuentra en aquel punto conocida con el
nombre de Newport. Desde aquí dirigióse el
general Parke al fuerte Macon, situado en
una eswcie de isleta, y aunque era muy difí-
cil acercarse á él por la parte de tierra, le
puso sitio, hizo levantar varias baterías con
caüones de grueso calibre, y rompió el fuego




CAP. Y. ESTADOS-UNIDOS. 3Ul


desde una distancia de mil cien piés, en tanto
que la flotilla, compuesta de tres cañoneras,
contribuia eficazmente al ataque. En la tar-
de del mismo dia en que empezó el fuego, y
como quiera que los confederados contasen
ya siete muertos y diez y ocho heridos, el
coronel White, gobernador del fuerte, izó
una bandera < blanca, y al dia siguiente se
rindió con su guarnicion compuesta de qui-
nientos hombres. vVashington, Plymouth y
otras pequeñiLs poblaciones de la costa que-
ditron tambien ocupadas sin resistencia por
los federales, que remontaron el rio Oho-
wan sin encontrar resistencia hasta llegar
á \Vilton.


El general Burnside dispuso que el gene-
ral Reno pasara desde Newbern á la isla de
Roanoke, y de allí marchara en direccion de
Albermale Sound, siguiendo hácia el Norte
á fin de sorprender á un destacamento sepa-
ratista que debia trasladarse desde Elizabeth-
Oity (ciudad de Isabel) á Norfolk; pero el
coronel Haw kins, jefe de la vanguardia, equi-
vocó el camino y tuvo que retroceder despues
de haber andado diez millas. Este fué un
sensible contratiempo, pues al regresar los
federales, rendidos de cansancio, encontrá-
ronse con el enemigo que buscaban, el cual,
aunque mucho menos numeroso, estaba muy
bien atrincherado en un punto conocido con
el nombre de South Mills (Molinos del Sur).
Al acercarse las tropas unionistas, salu-
dáronlas con un nutrido fuego de metralla,
y aunque atacaron al momento la posicion,
fueron rechazadas vigorosa,mente. Sin em-
bargo, como el número de los unionistas era
muy superior, consiguieron estos al fin des-
alojar al enemigo, quien no dejó en el cam-
po sino algunos muertos, pero les costó per-
der ciento trece hombres, incluso el ayudante
de zuavos Gadsden, que cayó mortalmente
herido. El general Reno concedió á sus tro·


TOMO IlI.


pas seis horas de descanso, y dispuso lue-
go que se embarcaran. Oomo cerca del si-
tio en que se dió el combate se hallaba el
pueblo de Oamden, esta accion se conoce
tambien con dicho nombre. La division del
general Burnside, que nunca, escediera de
quince mil hombres, se hallabtt entonces tan
diseminada, por ser preciso atender á la de-
fensa de muchos puntos importantes, que
no le era posible tomar la ofensiviL; y como
por otra, parte Bnrnside no teniiL yiL mu-
cho qúe haeer en su departamento, el Go-
bierno de \Vashington le ordenó que mar-
chase con el mayor número de tropas posible
al fuerte Monroe, al que llegó tres dias des-
pues.


El general Foster. quedó encargado del
departamento de la Carolina del Norte, con
tropas insuficientes para defender las impor-
tantes pOBiciones que le confiara el general
Burnside, pero en el otoño, habiendo reci-
bido un refuerzo de varios regimientos, re-
solvió tomar la ofensiva, yal efecto se diri-
gió hácia Hamilton , donde esperaha destruir
algunas cañoneras. Como no encontrase nin-
guna, prosiguió su marcha en direccion á
Tarboro, con la intencion de sorprender tres
regimientos confederados apostados allí, mas
hahiendo sabido que estos acababan de reci-
bir un refuerzo considerable, retiró se pru-
dentemente, sin haber hecho otra cosa sino
poner en libertad á una porcion de esclavos.


Algunas semanas despues, el general 11'os-
ter salió de Newbern seguido de numerosas
tropas con la intencion de ocupar el camino
de Golds boro, pero al llegar á la ensenada
del Sudoeste vió que se habia destruido el
puente, y que on la orilla opuesta se hallaba
apostado un regimiento enemigo con tres
piezas de artillería. Fostor se apoderó de una
de estas, desalojando á los separatistas, y
continuó su marcha h~icia Kiston, en cuyo


3H




HISTORIA DE LO::; CAP. V.


punto se habia fortificado el general COnfe-¡ cuartos de milla de anchura, y aunque su
derado Evans, quien á su vez tuvo que aban- terreno es muy accidentado, posee un muelle
donar la posicion despues de un empeñado muy bueno, espesos pinares y muchas cor-
combate. El general unionista ávanzó desde rientes. Abundan tambien allí las ostras y
luego hácia Goldsboro, ftunque sin llegar el pescado, y en invierno es el clima muy
~ esta poblacion, pues acababan de concen- suave. Tal era el sitio donde desembarcó el
trarse allí numerosas fuerzas confederadas, general Phelps con su briga.da, y una de sus
.Y en su consecuencia, clespues de destruir el primeras medidas fué espedir una proclama
puente del Neuse, Foster se retiró rápida- á los leales ciudadanos del Sudoeste, decla-
mente ~i Newbern. Sus pérdidas en estft. espe- rando que la esclavitud era incompatible con
.dicion ascendieron á noventa muertos, incln- las instituciones libres y contraria i los
"So el coronel Gray, cuatrocientos setenta principios estft.blecidos por el Gobierno. De
Y ocho heridos y nueve estriwift.dos. Segun el esta proclama se repartieron muchas copias
parte oficial del general Smith, los confede- en el territorio del Mississippí con el objeto
rados tuvieron setenta y uno de los primeros I de que aumentase la hostilidad contra 111
.J doscientos setenta y ocho de los segundos .. esclavitud.
Con estos combates terminó en la CarolinnSuponíase que apoderarse de Mobila era el
.nel I\orte b cillllpaña de 18fi2. objeto de la misteriosa espedicion del gene-


Venmos ahora lo que hacia entre ümto el ral Butler, pero nada se sabia de cierto sobre
general Butler: este jefe, despues de la tonul el particular, habiéndose averiguado tan solo
.del fuerte Ihtteras, marchó directamente al que se trataba de conseguir otra vez la ane-
Norte, Y obtuvo permiso del departamento xion de Texas. En una conferencia celebra-
de la guerra vara, organizilr seis regimientos da entre el Secretario de la Guerra, Stanton
mas de voluntarios. Butler tuvo que luchar y el general Butler, se resolvió atacar resuel-
con muchas dificultades y contratiempos tamente á Nueva-Orleans, y aun cuando al
para conseguir esto, pero merced á su infa- pedir su opinion al general Mc Clellan, ma-
tigable energía y actividad, pudo realizar nifestó éste que no se podria acometer seme-
-sus fines, y cuando tuvo reunidos los seis jante empresa con menos de cincuenta mil
mil hombres que necesitaba, destacó una par- hombres, y que de poco servian los quince
te de ellos, á las órdenes del general Phelps, mil. con que contaba Butler, oido luego el
previniendo á éste fuera á esperarle á Ship- parecer del Presidente Lincoln, se acordó
Island (Isla de los Buques). Butler no que- seguir adelante con el proyecto. Quince días
ria marchar entonces porque (tcab?iban de despues, el general Butler se puso en mar-
-surgir ciertas diferencias con el Gobie_'no de cha para ir á inspeccionar el embarque de
la Gran Bretaña, y deseaba saber cómo se sus regimientos organizados en Nueva-In-
resolverian. El haber sustituido Mr. Edwin glaterril, que componian un total de ocho
M. Stanton á Mr. Cameron en el departa- mil quinientos hombres; Mc Clellan facilitó
mento de la guerra, retrasó tambien algun otros tres regimientos, y así pudo reunir
tanto la marcha de Butler. Butler catorce mil cuatrocientos infantes,


Ship-Island está situada entre las embo- quinientos ochenta artilleros y doscientos
caduras del Mississippí y de la bahía de 1\10- setenta y cinco ginetes, á cuyo total de quin-
bila; tiene siete millas de longitud por tres ce mil doscientos cincuenta y cinco, se espe-




CAl>, V, ESTADOS-UNIDOS,


raba agregar otros dos regimientos, con lo Reunido luego el GonseJo de guerra, se
'Iue se obtendría un ejército de diez y ocho acordó que la flota atacase primeramente los
mil hombres. El ~ genera'! Butler salió de fuertes que defendian el paso del Mississippí
Hampton Roads el dia 25 de febrero, á bordo por mas abajo de Nueva-Orleans, y en su


del vapor Miss'issippí, con su estado: consecuencia se ordenó al cnpitan Porter que
1862. '1 t ' t 1 1 b d ' , mayor, su esposa, y mI cmt rOC18n os comenzara, e Jom al' eo con sus vemtmna
hombres, mas á la noche siguiente estuvo tí goletas; el capitan Fürmgllt formari<l In, re-
punto de naufragar entre los arrecifes de la serVi:t con los buques mayores, sin entrar en
isletü de Hatteras, y al otro dia Vctró en un fuego hasta tanto que se viera el resultado
banco de arena á cinco millas de tierra. El del bombardeo, .Y en el caso de no eonseguir-
capitan, aturdido sin duda, ó bien porque no se nada con este, trataria de forzctr el paso á
(~ra entendido, equivocó las órdenes, y bien fin dG"ahuyentür del rio á la flota enemig<l,
pronto se vió el buque en inminente peligro, aislar los fuertes, y avanzar hasta donde lo
pues empezó á llenarse de agua, mientras permitiesen las circunstancias. Tan pronto
en la costa opuesta veíase al enemigo ocupar como el capitan Farragut hubiese pasado, el
Hna fuerte posicion, siendo de advertir que general Butler desembarcaria sus tropas de-
cualquier crucero que se hubiese acercado trás Jel fuerte San .Felipe, tomándolo por
entonces, habria podido apoderarse fácilmen- asalto si era posible, mientras el ejército ene-
te del vapor. Afortunadamente divísóse á po- migo, que era probable no sospechase el ata-
co una, embarcacion, que segun se vió luego que por aquel lado, se ocuparia, solo de la.
era la cañonera de los Estados-Gnidos J.vIonte- flota. ena vez reducidos los fuertes, todtt la
Vernon, perteneciente á la escuadrilla que
bloqueaba tí \Vilmington, y enterado de lo
;tcaecido su com;mdante S. Glisson, ofreció
sus servicios al genera'! Butler. Inmediata-
mente trashLlláronse á la cañonera trescientos
soldL-tdos, se arrojó al mar una gran canti-
dad de lastre, y pOI' fin, cuando ya se creia
perdido el buque, comenzó á soplar el viento,


espedicion avanzaria sobre let cíudad de la.
manera que p<treciese mas conveniente, y to-
madas bien todas las disposiciones, el capi-
tan F¡ur¡lgut se dirigió á la embocadura del
rio á fin de preparar su flota para el ataque.


Las fuerzas de tierra se organizaron en
tres brigadas al mando de los generales
Phelps, Williams y el coronel Shepley; cien


<lgitáronse las olas, se pudo saCelr á flote el carpinteros se ocuparon en construir las
vapor, y remolcado por el J.1:fonte - Vernon, escalas de asalto; cien botes bien tripulados
pudo anclar á media noche en Cabo Fear, debian dirigirse al fuerte San Felipe, y á los
(londe se procedió á reparar las averías. Al seis di as esütban embarca,dos ya siete regi-
cabo de un mes de su salida de lIampton mientos con el tren de batir, esperándose
Roads, llegó Butler al término de aquel viaje solo la órden de marcha que debia d¡ll' el ca-
en que habian ocurrido tantas peripecias,'y pitan Farragut. Sin embargo, los vientos
sin perder tiempo, celebró untt conferencia huracanados y la mareas bajas impidieron á
con los capitanes de marina Farraguty Bailey la flota maniobrar, .Y los buques mas gran-
y otros jefes militares que, conociendo bien des no pudieron atravesar la barril, de modo
el pais, pudieron darle los informes que ne- que el general Blltler tuvo que desembarcar
cesitaba. El general Butler nombró inge- sus tropas y perder otros quince dias anteR
niero jefe al teniente Godofredo Weitzel. , de emprender la.s operaciones.




HISTORIA DE LOS CAP~ V.


Entre tanto los separatistas, á quienes no
})e ocultaba que el enemigo proyectaba un
. ataque contra Nueva-Orleans, adoptaban to-
das las disposiciones que parecieron mas
convenien tes para oponer una enérgica resis-
tencia, mas no podian disponer de muchas
tropas porque una gran parte de ellas habia
tenido que marchar al Tennessee para hacer
frente á Grant y á Bllell. Por fin, habiendo
mejorado el tiempo, toda la flota federal atra-
vesó la barra, y dos dias despues el general
Butler se hallaba con sus ocho mil hombres
en la embocadura del rio.


La ciudad de Nueva-Orleans, situada en
la orilla izquierda del Mississippí, á cien mi-
llas de sus embocaduras, con su estensa sá-
bana de agua conocida con el nombre de lago
Pontchartrain, y el pequeño lago norgne,
que se estiende por la parte oriental, era á
no dudarlo la ciudad ma,s grande é impor-
tante de la Confederacion (*). N lleva-Orleans
tiene una poblacion de ciento setenta mil
almas, y su comercio de esportacion era el
mayor que se conocia en el mundo antes de
comenzarse aquella guerra; hallábase vir-
tualmente en el centro de la Confederacion,
y sus inmensas riquezas,.Y sus productos cir-
culaban en todos sentidos, para atender á
los gastos de las operaciones militares dis-
puestas por el Gabinete de Richmond. Los
separatistas habian ido organizando poco á
poco sus regimientos; pero cuando llegó la
hora del peligro no todos se presentaron, de
modo que para resistir á los invasores, con-


(') El Mississippi está fortificado de tal modo qlle no lo
podria atravesar fácilmente una flota enemiga: los fuertes
Jackson y San Felipe están armad,)s con ciento setenta ca-
tiones de grueso calibre, y hay en c:l rio una presa que dis-
ta solo un cuarto de milla de dichos fuertes é impide la na-
vegacion por aquella parte: nhguna flota del mundo podria
forzar esta presa en menos de dos horas, y en este tiempo
los buques se verian espuestos al fuego cruzado de ciento
setenta piezas de artillería de grau calilJre, cargadas casi
siempre con metralla enrojecida.


tábasc con una escasa fuerza y aun esta
muy mal armada y mal equipada .


El general Twiggs, que hastaalgun tiem-
po antes estuvo enjargado de la defensa de
Nueva-Orleans, habia sido reemplazado por
el general ::\Iansfield Lovell, quien habia he-
cho dimision de un buen destino en Nueva-
York para pasarse á los confederados.


Al encargarse del mando, Lovell vió que
las obras de defensa eran mas pomposas que
formidables: hacíase preciso, en primer lu-
gar, defender los aproches por ag ua, es decir
por los lagos Pontchartrain, Borgne, Bara-
taria y Lafourche, tratándose de un enemi-
go que contaba con una gran fuerza naval, y
aun era preciso fortificar el Mississippí para
asegurar del todo la ciudad. No podia pres-
cindirse de la artillería, y aunque es cierto
que habia muchos cafí.ones cogidos en el ar-
senal de Norfolk, la mayor parte de ellos, de
escaso calibre, viejos y sin rayar, no satisfa-
cian las exigencias del moderno sistema de
guerra. Lovell, pues, telegrafió á Richmond,
Mobila y otros puntos para que le mandaran
el necesario tren de campaña, pero no obtu-
vo sino algunos cañones mas. Conociendo,
sin embargo, mucho mejor que los jefes
unionistas, lo crítico de su situacion, y per-
suadido de que el peligro era inminente por
haberse concentrado las tropas enemigas en
Ship-Island, Lovell hizo cuanto le era posi-
ble para couegir las faltas. Fortificó las
paralelas lo mejor posible, pero no ocul-
tándosele cuál era el verdadero punto por
donde comenzaria el ataque, concentró
principalmente todas sus tropas y medios
de defensa en los fuertes J ackson y San
Felipe, que desde la orilla opuesta dominan
el paso del rio á setenta y cinco millas mas
abajo de Nueva-Orleans. Además de atender
á la defensa de estas fortalezas de ladrillo y
tierra, bien construidas y artilladas, Lovell




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. 305


y los demás jefes obstruyeron los aproches
por agua con grandes troncos de árboles,
fuertes maderos enlazados entre sí, y todo
aquello de que se pudo echar mano para en-
torpecer la marcha de los buques; pidiéronse
al gobernador de Louisiana diez mil hombres
de milicia, de los cuales solo se facilitaron
tres mil por haber ido los demás al Tennes-


see; pubJicóse la ley marcial en 15 de
1862. 1 .!" t" t 1 marzo, y e Jele separa 1S a so o se
ocupó entonces de la defensa por el Missis-
sippí. Ya era tiempo.


Habiéndose construido una gran balsa con
troncos de cuarenta pié s de largo por cuatro
ó cinco de ancho, se les sujetó por medio de
cadenas á través del rio, precisamente bajo
los fuertes Jackson y San Felipe, echándose
encima una porcion de árboles cortados, an-
clas, etc.; pero por desgracia para los de-
fensores de Nueva-Orleans, comenzaba la
inundacion anual del Mississippí; la super-
ficie de este rio se ensanchó, ;r de tal modo
crecia la violencia de su corriente, que bien
pronto las aguas arrastraron la balsa, las
áncoras, los troncos y cuantos objetos en-
torpecian el paso. A no mediar esta circuns-
tancia, es de creer que el paso del Mississi ppí
hubiera sido una verdadera dificultad para
la flota federal. Lovell, no obstante, envió
al coronel Higgins para que tratara de obs-
truir de un modo ú otro el paso del Mississi-
ppi, .Y en efecto construyóse otra balsa, y
se echaron en el rio gran número de troncos
y algunos barcos viejos unidos entre sí por
cadenas, mas no se obtuvo tampoco ningun
resultado; el rio siguió creciendo hasta
dejar sumergidos todos los alrededores; las
casamatas del fuerte J ackson quedaron cu-
biertas por diez y ocho pulgadas de agua,
y solo se pudo impedir que esta llegase á los
depósitos de pólvora, recurriendo á las
bombas.


El comodoro "\Vhittle habia reemplazado
á Hollins en el mando de la flotilla, com-
puesta principalmente de dos grandes buques
blindados, el Louisiana y el Manassas ~ que
situados detrás de los fuertes debian contri-
buir á defender el paso, y de trece cañoneras,
mas bien vapores de comercio, convertidos de
pronto en buques de guerra. Además contá-
base con otros barcos pequeños que en caso
necesario podian servir de brulotes. El ge-
neral Duncan, á quien se habüt encargado de
la defensa de las costas, se ocupaba dia y
noche en mejorar las fortificaciones, cuyo
trabajo se terminaba cuando la flota federal
apareció por primera vez.


La escuadra unionista se componia de
cuarenta y siete buq-aes bien armados, ocho
de ellos corbetas; diez y siete cañoneras de
vapor; dos goletas, y veintiun buques mas
pequeños armados de morteros, reuniendo
un total de trescientos diez cañones de gran
calibre y muy buenos. El capitan Farragut,
hombre enérgico, que contaba ya cincuenta
y dos años en la armada, pues yil á los once
empezó á servir en clase de guardia marina,
se habia ocupado varias semanas, con sus
oficiales, en preparar todo lo necesario para
el combate, y así es que las hachas, las
cuerdas, los cohetes y todo cuanto pudiera
exigirse para un sitio en regla, se hallaba
dispuesto .Y á mano para el ataque.


Al amanecer del dia siguiente, 18 de abril,
se pusieron en movimiento las fuerzas fede-
rales: el plan del capitan Farragut era tan
sencillo como atrevido; queria forzar el paso,
aun cuando le costam la cuarta parte de su
flota, y con la restante desembarcar debajo
de los fuertes, mientras que las tropas del
general Butler llegarian por el golfo, y uni-
das todas se dirigirian sobre la ciudad. Al
efecto, Farragut formó con su flota dos di-
visiones: la de la derecha, que debia atacar




306 HISTORIA DE LOS CAP. Y.


el fuerte Sctn Felipe, y la de la izquierda ell se apagó hasta eso de las dos de la madru-
fuerte J ackson; la primera, á las órdenes gada. Al ctmanecer, sin embargo, las bate-
del comodoro Bailey, constaba de seis caño- rías de los confederados rompieron el fuego
neras: Cayuga, Oneida, Varuna, }(atahdin, ' vigorosamente, y á lüs once y media de la
Kineo,. Wissahickon, y dos buques mayores, mañana, un,l bala atravesó el casco de una
el Jl1ississippi y el Pensacola; la de la iz- de las goletas federales, que se rué á pi-
quierda, á las órdenes del capitan Bell, con- que á los veinte minutos, en tanto que la
taba otras seis cañoneras, Scioto, Iroquois, Oneida recibió otros dos que desmontaron
!(ennebec, Pinola, ltasca, Winona, y tres tres cañones hiriendo á nueve hombres. Por
buques, el Hartford, el Brooklyn y el Rich- la tarde llegó el general Butler y fué á re-
mond. Otros cuatro buques menores con losvistar la escuadra en un bote.
morteros, conducidos por el capitan Porter, El bombardeo duraba ya tres dias sin que
formaban la reserva. A fin de ocultar el ma- se hubiese obtenido la menor ventaja, yen
yor tiempo posible la marcha de la escuadra, su vista el capitan Farragut reunió un con-
cubriéronse los buques con grandes ramas sejo de oficiales, y oida su opinion, acordóse
de árboles cuyo espeso follaje impedia que forzar el paso de los fuertes si era posible.
se pudieran distinguir hien, como no fuera Para esto era esencial cortar la cadena del
desde los bosques que empezabnn en las már- puerto, y el capitan Dell se encargó de esta.
genes del rio. peligrosa mision sin llevar mas fuerzas que


Á eso de las nueve de la mañana, .y antes las cañoneras Pinola, Itasca, Iroquois.
de que estuvieran en línea los buques donde Kennebec y Winoncr. Est,t difícil cuanto ai·-
iban los morteros, los cañones del fuerte riesgada operücion se llevó ti cabo, npro-
J ackson rompieron el fuego, pero las balas vechando la oscuridad de la noche, con el
cayeron á cien varas de distancia de la ca- mejor éxito, aun cuando los cañones del fuer-
ñon era OLOasco que iba de avanzada, mien- te hicieron fuego durante algun tiempo con-
tras el capiüm Por ter , provisto de su anteojo tra los atrevidos espedicionarios.
daba sus órdenes á fin de dirigir debidamen- El bombardeo contmuó aun dos dias mas,
te la puntería de las piezas. Á eso de las par!1 dar tiempo á que se reparasen dos Cit-
diez de la mañana se generalizó el fuego, y ñoneras que estaban muy averiadas, pero al
aunque á poco se vió que la corriente arras- anochecer del dia 24 ya habia hecho Farra-
traba tres balsas con sus cadenas, las cafío- gut todos sus preparativos, y se adoptó el
neras pudieron evitar el choque. Á las cuatro' plan siguiente. Los bnques que llevaban los
de la tarde, un vaporcito que se habia puesto morteros, debian cubrir la marcha de la van-
á disposicion del general Butler, trajo la no- guardia haciendo un n ntrido fuego; seis Ví1-
ticia de que el ejército acababa de llegar'y pores pequeños, el Harriet Lane, Westfield,
de que un monitor habia desmantelado al 01JJasco, Clinton, Jfiami y Jackson, debian
-"~lerrimac en Hampton Roads; á las cinco, situü,rse frente á la batería q ne estabn, á la
vióse que salian llamas del fuerte Jackson, entnlda, del fuerte Jackson, y antre tanto el
donde seguramente 'se habia declarado un mismo C<tpitrm Farragut, con los tres buques
incendio, y entonces cesó el fuego de los mayores, el Hartford, el R'ichmond y el
fuertes, precisamente cuando empezaba á Brooklyn se estacionaria en la orilla oriental.
oscurecer. El incendio del fuede Jackson no El capitan BaiJey recibió órden do atacar el




CAP. 1'. ESTADos-maDOS. 307


fuerte San Felipe con las cf~ñoneras Cayuga, provisto de su anteojo, haLitl uvanzado hasta
Pensacola, Mississippí, Oneida, VarHna" situarse á un cuarto de milla del fuerte Jack-
}{atahdin, Kineo y W1:ssahickon, y se pre- son, y á eso de las tres de la mañana se ge-
vino al capitan Bell que con la tercera divi- neralizó el combate, no solo contra los fuertes,
sion guardase el centro del rio para atacar á sino tambien contra la flota separatista, lla-
la flota confederada. Dispuesto así el plan de mada de Montgomery. Poco despues el fuego
batalla, el generuJ Rutler y su estado mayor era espantoso por una y otra parte; los con-
pasaron á bordo del vaporcito Sajon,. todos federados habian sido sorprendidos y necesi-
los oficiales de la flota ocuparon sus pues- taban algunos momentos para reponerse,
tos, y la esclladra 'se pnso en movimien- mas una vez conseguido esto, defendiéronse
to en medio de la oscuridad de la noche. La con la mayor energía. Bien pronto se vió el
corriente era tan rápida y la atmósfera tan
pesada, que los buques no podian recorrer
sino cuatro millas por hora.


Poco despues interrumpióse el silencio de
la noche; se oyó una detonacion, y un tor-
rente de metralla, dirigido contra el fuerte
Jackson, anunció á los separl1tistas que era
llegada la hora del combate. Como los buques
federales iban muy unidos, la Cayu,qa fué la
primera cañonent que se vió es puesta al fue-
go de los fuertes, mas no quiso contestar,
para que no conociese el enemigo su posi-
cion, y aproximándose al fuerte Felipe, pasó
por debajo de sus cañones lanzándole de pa-
so una nndanada; las cañoneras Pensacola,
J.1fiss/:ssippí y Varuna seguian detrás, y de
este modo pasó toda aquella division sin su-
frir apenas averías.


El capitan Bell fué menos afortunado: la
Pinol'a, Scioto, é Iroquois pasaron por de-
lante de los fuertes sin sufrir apenas daño
alguno, pero cuando la Itasca estuvo frente
al fuerte San Felipe, cayó sobre ella una
lluvia de balas, una de las cuales atr[tvesó
la caldera, de vapor, inutilizándola completa-
mente; la Winona no pudo cruzar sin una
gran esposicion, y la !{ennebec, que se habia
enredado en el cable, perdió luego el rumbo
y tuvo que volver'á su primer anclaje.


Entre tanto el capitan Farragut que ob-
servaba atentamente todos los movimientos,


rio cubierto de restos de buques; una espesil
humareda, que rasgabEL de yez en cuando
la llamarada de un cañonazo, envolvió to-
dos los objetos,.y despues de dos horas de
combate comenzó á reinar una espantosa con-
fusiono Para dar una idea de ella, basta decir
que el mismo capitan Farragut declaraba en
su parte oficial que llegó un momento en
que no pudo dar órdenes en medio de aquel
indescriptible tumulto, en que los soldados se
veian espuestos á tirar sobre sus mismos
compañeros. El hecho es que ya al medio dia
la mayor parte de los buques unionistas ha-
bian forzado el paso. Unos treinta de ellos no
poc1ian maniobrar bien á causa de sus mu-
chas averías; algunos tenian que ir remol-
cados, y de diez ó doce que se habian ido á
piq ue, solo se veia el estremo de los mástiles
en la superficie del agua. Los confederados
perdieron cuatro buques, y seis quedaron en
muy mal estado, contándose entre las tripu-
laciones treinta muertos y ciento diez y nue-
ve heridos, incluso el médico de la armada.
No pudo averiguarse entonces cuáles eran
las pérdidas de los unionistas, porque estos
quemaron varios de sus buques.,


El general Lovell, que habia presenciado
el combate de la ft.ota unionista con los fuer-
tes y la ft.otilla confederada, viendo que la
victoria se declaraba en favor del enemigo,
montó á caballo y se dirigió rápidamente á




308 HISTORIA DE LOS CAP. V.


In, ciudad á fin de prevenir al general Smith
que se resistiese todo lo posible por la parte
de tierra. Sin ambargo, habia subido tanto
el agua, que los cañones de los buques fede-
rales, podian dominar las fortificaciones, y
reconociendo esto, tratóse de reunir mil vo-
luntarios, que cercando la flota federal se
lanzaran resueltamente al abordaje, pero no
se ofrecieron sino ciento, y entonces se com-
prendió que una vez forzado el paso estaba
p.erdida la ciudad. Persuadido tambien de
esto el general Lovell, y despues de consul-
tar con las autoridades, dispuso que se em-
barcasen en un vapor todos los víveres y
municiones, y como una parte de la milicIa
se habia desbandado ya, dispuso que la que
habia permanecido fiel marchase á Campo
Moore, situado á setenta millas de la via fer-
rea, de J ackson. Sin embargo, antes de aban-
donar la ciudad, el jefe separatista pegó fuego
á todos los almacenes militares; incendiá-
ronse los docks y los depósitos de algodon y
carbon, así como tambien un gran número
de buques, y hecho esto los confederados
emprendieron la retiradLt por el camino de
hierro.


Poco despues el capitan Bailey marchó á
exigir la rendicion de la ciudad, mas como
al llegar á las puertas 1!3 recibiese la multi-
tud á silbidos, pidió que le escoltaran los
principales ciudadanos hasta la Casa de la
Ciudad. Al llegar á ella, Bailey exigió que
se pusiese la handera federal en todos los
edificios públicos, mas habiendo manifesta-
do el mayor :\Ionroe que no tenüt suficiente
autoridad para hacerlo, envió se un parte al
general Lovell, quien espuso á su vez que al
evacuar la ciudad resignaba el mando en las
autoridades municipales, y que por lo tanto
podrian estas obrar como lo tuviesen por con-
veniente. El capitan Bailey volvió entonces
á dar cuenta de su cometido, y entretanto el


mayor Monroe, que se mostraba resuelto á
no quitar la bandera del Estado, envió un
mensaje al Consejo, que estaba en sesion,
recomendándole se contestara al capitan
Farragut, que no siéndole posible á la ciu-
dad oponer resistencia alguna, se habia visto
en la precision de ceder á la fuerza, mas que
no debia entenderse por esto que renunciaba
á su alianza con el Gobierno de la Confede-
raciono La conducta de las autoridades mu-
nicipales pudó dar lugar á que ocurriera un
conflicto, que felizmente se evitó. Algunas
fuerzas, desembarcadas en Panzacola, iza-
ron sinoposicion alguna la bandera federal
en el Mint, y allí permaneció hasta que al-
gunos jóvenes confederados la arrancaron
de donde estaba, arrastrándola por las ca-
lles. El capitan Farragut habria podido
exigir de ht autoridad que volviera á colo-
carla, so pena de destruir á N ueva-Orleans,
y aconsejó al mayor Monroe que lo hiciera,
mas como éste se negara rotundamente, á
fin de terminar de una vez bn enojosa cues-
tion, Farragut hizo desembarcar parte de
sus tropas, y al fin se verificó la operacion,
quedando este asunto concluido.


El general Butler, testigo de la victoria
alcanzada por Farragut, fué á unirse inme-
diatamente con las tropas de tierra y con
ellas se dirigió al fuerte San Felipe, situan-
do sus fuerzas de modo que pudiera aislar
las dos guarniciones. Por su parte, el co-
mandanté Porter, seguido de sus cañoneras,
continuó el bombardeo, y luego envió una
bandera de parlamentario, exigi'endo la ren-
dicíon del fuerte, á lo cual no accedieron los
sitiados. Sin embargo, al dia siguiente, 28
de abril, doscientos cincuenta hom-


, 1862. bres del fuerte J ackson, a cuyo co-
nocimiento llegó la toma de N ueva-Orleans,
rehusaron batirse mas tiempo, y despues de
clavar algunos cañones, se rindieron á los




GAP, V, ESTADOS-UNIDOS. 3O'J


destacamentos del general Butler. El tenien-
te coronel Higgins, viendo entonces que todo
estaba perdido, no vaciló en aceptar las con-
diciones de la capitulacion ofrecida por el
comandante Porter, y entregados los fuertes
confióse al general Phel ps su custodia, pro-
cediéndose desde luego á reparar los desper-
fectos causados por la artillería de la escua-
dra. Butler marchó desde luego con el general
Williams á tomar posesion de los fuertes
Pike y \Vood, situados á la entrada dellago
Pontchartrain, y seguido de dos vapores con
dos mil hombres de tropas, dirigióse acto
continuo á la ciudad (*). En las conferen-


. cias que entonces tuvieron lugar entre el jefe
unionista" la municipalidad y el mayor Mon-
roe, sostuvo el primero que Nueva-Orleans
debia considerarse ya como una ciudad de
los Estados-Unidos, en la que, vencida la re-
belion, comenzaba á ejercer de nuevo su
autoridad el Gobierno federal; pero Monroe,
MI'. Soulé y In, multitud, insistian en lo con-
trario, alegando que los federales no eran


, ,


en su J UlClO SIllO unos lllvasores, y que an-
tes de tomar medida alguna se debia con-
sultar á los patrióticos ciudadanos del Sur.
No siendo posible una avenencia, y despues
de haber sabido por el capitan Farragut
cuanto ocurrió en la ciudad al presentarse la
flota por primera vez, Butler dispuso que
desembarcasen sus tropas, las cuales avan-
zaron entonces, obligando á la colérica mul-
titud á que dejara el paso libre á fin de que
se formaran los regimientos. Butler y su
estado mayor recorrieron despues las calles
á pié, seguidos del regimiento de Massa-


(') En el Lombardeo de los fuertes Jackson y San Feli-
pe, tuvieron los confederados once muertos y treinta y
nueve heridos, y se les cogieron trescientos noventa y tres
prisioneros, sin contar los del regimiento Chalmette que se
rindió al cnpitan R.liley. Segun el parte ofkial, parece que
la verdadera pérdida de los federales ascendió á cuarenta
muertos y ciento setenta y siete heridos,


TOMO lII.


chusetts, cuya música iba tocando un himno
patriótico al que servian á veces de acompa-
ñamiento los silbidos de la multitud. Cuando
hubo llegado Butler al edificio de la Adua-
na, dispuso que se situara convenientemen-
te la artillería, acuarteló parte de sus tro-
pas y volvió á bordo de su vapor.


Aquella misma tarde Butler acabó de re-
dactar una proclama y la envió á la redac-
cion del J 1rue Delta, á fin de que se impri-
miera y repartiese al público, pero como se.
negase á obedecer el editor, una compañía
de soldados rodeó el edificio, y seis de ellos
que eran cajistas se ocuparon en imprimir
el escrito. El editor protestó contra esta
violencia, pero entonces Butler sus-


d', 1 bl' , d 1 . 'd' 1862. pen 10 a pu lcaclon e perlO lCO,
hasta que por último el dia 6 de mayo apa-
reció en sus columnas la proclama.


El gran palacio de San Cárl<;>s se habia cer-
rado repentinamente, pero Butler lo mandó
abrir para establecer en él su cuartel general,
y des pues invitó al mayor y á los miembros.
del Consejo á que pasaran á verle al siguien-
te dia. Hicióronlo así en efecto, y el general
les hizo presente que él era el dueño de la
situacion, que tenia derecho para castigar tí
todo aquel que no reconociese su autoridad,
y que si Lien podia la multitud silbar y gritar,
no debia sin embargo permitir que se come-
tiese ninguna violencia, pues de Jo contrario
haria uso de sus cañones para barrer las ca-
lles y castigar á los culpables. Costó algun
trabajo persuadir de esto á los furiosos confe-
derados, pero aJ fin entraron en razon: res-
tablecióse el órden y no se cometió ningun
ultraje ni violencia que mereciese castigo.


Para que se comprenda, sin embargo,
hasta qué punto llegaba la exasperacion
de los ánimos en la ciudad, citaremos un
solo caso.


'Las mujeres de Nueva-Orleans, es decir,




ato HISTORIA DE LOS CAP. V.


aquella parte de ellas que se titulaban seño-
ras, eran ardient.es partidarias de la Confe-
deracion, y como las tendencias aristocráti-
cas son mucho mas poderosas en el bello sexo
que en los hombres, la esclavitud, por mas
que rebajase á estos y degradara á las muje-
res del Sur, era considerada por ellas como
la primera patente de nobleza, y por esto que-
rian conservarla, y no hubieran perdonado
sacrificio alguno para conseguirlo. Decian
en alta voz que si era necesario, estaban dis-


las mujeres (que se titulan señoras) de Nue-
va-Orleans, aun cuando se les ha tratado
con la mayor finura y cortesía, he resuelto
que en lo sucesivo, cuando una mujer in-
sulte á cualquier oficial ó soldado de la
Union, con palabras ó gestos, óde otro modo
cualq uiera, sea tratada y considerada como
una mujer pública.


»Por órden del ma;yor-general Butler,
»C. Stron.rJ,'


)¡Jofo de estado mayor.»


puestas á verter su sangre por la Confede- Esta órden hizo poner el grito en el cielo,
mcion; escitaban á sus amigos contra los no solo al mayor Monroe y á sus amigos,
federales, negándose á tener t.rato alguno con sino tambien el gobernador de Louisiana, y
aquellos que no se alistaran en el ejército á todos los separatistas en general, y hasta
separatista; llegaron hasta el puntu de in- el mismo Lord Palmerston la censuró seve-
sultarlos cuando no lo hacian aSÍ, y trataron ram ente en la Cámara de los Comunes. Ago-
con el mayor desprecio y desden á todos los tada ya su paciencia por tantas provocacio-
oficiales y soldados unionistas. Constituia nes Y enojosas polémicas, el general Butler
uno de sus principales adornos una bande- se vió al fin precisado á encerrar al mayor
rita en miniatura con los colores de la Con- Monroe en una prision, suprimiendo la mu-
federacion, y cuando encontraban á un ofi- nicipalidad, y tambien tuvo por conveniente
cial unionista en la calle, pasaban á la otra desterrar á Pedro Soulé, y dispuso que se
acera como para evitar su contacto, sin con- encargase el coronel Shepley del mando mi-
tar que si por casualidad se veian en la pre- litar de Nueva-Orleans.
cision de hablar con alguno, usaban de un Otro de los actos del general Butler, que
lenguaje tan insultante, que se necesitaba escitó la mas severa censura por parte de sus
mucha paciencia para guardar las conside- : enemigos, fué el siguiente. Guillermo B.
l'aciones que se merece' el bello sexo. En Mumford, ciudadano de Nueva-Orleans, era
Nueva-Orleans llegó hasta el caso de que el que había conducido á las turbas para
una señora escupiese á la cara á dos oficia- arrancar la bandera federal que ondeaba en
les que se paseaban tranquilamente por una el Mint, y este hecho habia ocurrido despues
calle, y este hecho, apurando la paciencia de la evacuacion de la ciudad por Lovell, y
de los jefes unionistas, fué el que indujo al cuando esta estaba ya ocupada por las tropas
general Blltler á publicar su famosa órden, unionistas. Semejante ultraje, aplaudido por
cuyo contenido es el siguiente: el pueblo, hubierajustificado suficientemente


«Cuartel general del departamento de Nue-
va-Orleans, 15 de mayo de 1862.


» Orden general, núm. 28.
»Como quiera que los oficiales y soldados


de la Uníon han sufrido repetidos insultos de


una sangrienta represalia, tanto mas cuanto
que las autoridades de Nueva-Orleans lo apro-
haron tácitamente, permitiendo que el dia-
rio, El Picayune, elogiara el valor y patrio--
tismo del hombre que habia llevado su arrojo
hasta el punto de arrancar la bandera ene-




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS. :tlf


miga. Cuando la ciudad llegó á estar ocupa- cañoneras, mas aun no era aquello suficien-
da completamente, y la autoridad restable- te para emprender el asalto, sobre todo si se
cida, el general Butler mandó arrestar á atiende á que el general \Villiams tenia dia-
Mumford; formósele causa, y probado el riamente bajas en sus tropas por causa de
delito de rebelion, se le sentenció á morir en las enfermedades, de tal modo que aquellas
la horca, lo cual se verificó al dia siguiente, se habian quedado reducidas á la mitad. El
aun cuando se dijo que Eutler no se atreve- capitan Farragut hombardeó entonces á Do-
ria á tanto. naldsonville, desde cuyo punto hacian los


Ocupada Nueva-Orleans, y reparadas las confederados un fuego continuo contra los
fortificaciones, el comandante Por ter volvió unionistas, y consiguió destruirlo en parte,
á Ship-Island con una parte de la flota; algu- pero como el rio iba bajando rápidamente, y
nos buques se estacionaron cerca de Nueva- esto era una una gran desventaja para la
Orleans para atender á su defensa, y los flota, se levantó el sitio de Vicksburg'en vir-
demás, al mando del capitan Craven, mar- tud de instrucciones recibidas de
charon á recorrer el rio. Baton Rouge, capi- \Vashington, y el capitan Farragut 1862.
tal del Estado, fué tomada sin resistencia el volvió á Nueva-OrIeans á fines de mayo con
. dia 7 de mayo: el jefe militar rehu- la mayor parte de los. buques.
1862. saba rendirse, pero el comandante El general \Villiams desembarcaba entre
Palmer desembarcó las fuerzas qüe llevaba tanto cerca de Baton Rouge con las tropas
en la cañonera Iroquois, tomó posesion del de su mando, y como circulaba el rumor de
arsenal, y el capitan Farragut, que llegó que los confederados proyectaban un ataque
poco des pues , adoptó las disposiciones mas con numerosas fuerzas, \Villiams ordenó á
oportunas para conservar aquel punto. sus oficiales que estuvieran alerta para no


La escuadrilla al mando del comandante ser sorprendidos á la mañana siguiente. Los
Lee" no encontró oposicion alguna hasta He- separatistas habian averiguado por sus es-
gar á Vicksburg, y cuando en 18 de mayo pías que la mayor parte de los soldados de
se intimó la rendicion, .los defensores de la \ViIliams estaban en los hospitales, y sin
plaza se negaron á escuchar proposiciones duda por esto intentaban dar un golpe de
en este sentido. Como los unionistas no con- mano.
taban con fuerzas suficientes para comenzar
el ataque, hubo que esperar la llegada de
mas tropas, y en efecto, de allí á poco se pre-
sentó el capitan Farragut con cuatro mil
hombres al mando del general Tomás \Vi-
lliams. Sin embargo, como Vicksburg es una
plaza muy fuerte y estaba muy bien defen-
dida, no se comenzó el bombardeo hasta que
se presentó la flotilla del comandente Porter,
pero aun con este refuerzo nada se pudo con se-


guir por ser muy formidables las ba-
1862. terías de los confederados. El 28 de
mayo llegó el capitan Davis con su flotilla de


Los separatistas se acababan de concen-
trar en Tangipahoa, á sesenta millas al
Noroeste de Nueva-Orleans, y sus fnerzas
constaban de trece regimientos, en tanto que
los federales solo contaban con nueve. El
ejército confederado, al mando del general
Juan Breckinridge, se formó en dos alas; la
de la izquierda á las órdenes del general Da-
niel Ruggles, y la de la derecha conducida
por el brigadier general Cárlos Clarke, y
el 25 de agosto atacaron estas fuer-


. lt' . t . 1862. zas Sllnu anea y vIgorosamen e a
tres regimientos federales que ocupaban el




::1"12 HISTORIA DE LOS CAP. V.


camino que conduce á Baton Rouge, obli-
gándoles á retroceder despues de haberse
apoderado de dos baterías. Una densn, niebla
impidió que se pudiese reconocer la posicion
de los separatista~, y á esta circunstancia se
debió tambien que el regimiento federal de
Vermont hiciese fuego sobre el de Indiana,
tomándole por enemigo. Las líneas de los
unionistas se hallaban á dos millas del rio,
y por esta razon las cañoneras no pudieron
prestar entonces su auxilio_ La batalla fué
encarnizada por espacio de dos horas, durante
las cuales el ala derecha de los confederados
hizo retroceder al regimiento de Maine, apo-
derándose de su campamento en tanto que el
general Clarke hacia un poderoso esfuerzo
para flanquear la izquierda del enemigo y
caer sobre su retaguardin,. El general \Vi-
lliams, adivinando la intencion de su contra-
rio, acababa de situar una batería, protegida
por dos regimientos para rechazar el ataque,
y merced á este movimiento fueron rechaza-
dos los separatistas por aquel punto con pér-
didas considerables. Entre tanto el regimien-
to de Indiana se batia desesperadamente,
pero la mayor parte de sus oficiales, incluso
el teniente coronel Keith, el mayor Hayes yel
ayudante Latham, habian muerto ó estaban
mortalmente heridos. Al.ver caer á Latham,
gritó el general Williams: «i Bravos com-
pañeros, vuestros oficiales han muerto, pero
yo ocuparé su, lugar!» Así diciendo, lanzóse
Williams en lo mas recio de In, pelea, pero
en el mismo momento, atravesóle el pecho
una baln, y quedó muerto en el acto.


El coronel Cahill se encargó entonces del
mn,ndo; pero puede decirse que la batalla es-
taba ya ganada, pues los separatistas habian
apurado todos s,us esfuerzos sin conseguir su
objeto, principalmente porque la cañonera
Arkansas con cuya cooperacion contaban, y
que llevaba á bordo ciento ochenta hombres,


no habia llegado á tiempo para contribuir al
ataque, así como tampoco otras dos que la
acompañaban. Merced á esta circunstancia,
las cañoneras federales, Kineo, Katahdin,
Essex y Cayu,r;a, pudieron luego auxilar
á las tropas unionistas, tirando sobre el
enemigo aun cuando se hallaba á una gran
distancia. Breckinridge emprendió pues la
retirada con una pérdida de trescientos hom-
bres, incluso el general Clarke que estaba
gravemente herido.


Además de los oficiales muertos, tuvieron
los federales trescientas bajas, pero cogieron
cien prisioneros.


Á la mañana siguiente, el comandante
Porter, seguido de la cañonera Essex', de
siete cañones, de la Cayuga y de la Sumter,
salió en busca de la cañonera confederada
Arkansas, mas como esta tenia averiada su
máquina, no le era posible oponer gran re-
sistencia, y así pues, cuando la Essex esta-
ba á cuatrocientas varas de distancia, el te-
niente Stevens pegó fuego á la Arkansas,
huyendo en los botes con la tripulacion. El
comandante Porter permaneció en Baton
Rouge hasta la evacuacion de las tropas fe-
derales que se concentraron luego para re-
chazar un proyectado ataque contra Nueva-
Orleans.


Como los preparativos que habia hecho el
general Butler, hacian perder á los confede-
rados la esperanza de recobrar la ciudad,
desistieron de su proyecto, resolviendo des-
tinar á otro servicio las tropas que con este
objeto tenian reunidas, y al saberse esto,
dióse órden al general Weitzel para marchar
á Lafourche, rico distrito que se halla situado
al Sudoeste de Nueva-Orleans entre la ciu-
dad y el golfo, á fin de restablecer allí la au..;
toridad de la Union. En aquel distrito habia
una gran riqueza; ejercíase en él principal-
mente la industria azucarera, y mas de la




CAP. V. ESTADOS-UNIDOS.


mitad de su poblacion se componia de escla-
vos, pero su guarnicion militar siempre es-
casa, lo era entonces m~cho mas por hallar-
se empleada en otro servicio. Merced á esta
circunstancia principalmente, el general
Weitzel, se apoderó sin dificultad de toda


aquella region en 29 de octubre, des-
1862. d d 't t 1 pues e os o res encuen ros, en os
cuales no sufrió grandes pérdidas. Todas las
familias acomodadas huyeron al aproxi-
marse el enemigo; pero los negros proclama-
ron alegremente á \Veitzel como su liberta-
dor. El general Butler creyó de su deber
secuestrar el distrito' citado á fin de que no
se destruyese la cosecha de caña de azúcar
y pudiera utilizarse para remediar la mise-
ria de muchos infelices, y á este efecto nom-
bró una comision para que se encargase de
la propiedad y se vendiera en pública subas-
ta, destinando una parte á socorrer las ne-
cesidades de los leales ciudadanos, y otra á
los gastos de campaña. Recobrados, pues, dos
distritos principales, dispuso el Congreso
que se procediera á la eleccion de dos repre-
sentantes, y habiendo obtenido el mayor nú-
mero de votos Mrs. Benjamin F. Flanders
y Michael Hahn, tomaron asiento en la Oá-
mara á principios de diciembre siguiente.


Hácia fines de noviembre, el general But-
ler supo por sus espías que se acababa de
nombrar para reemplazarle en el mando al


- general Banks, quien segun era de creer se
habia puesto ya en camino. Pocos dias antes
de llegar esta noticia á conocimiento de los
federales, los separatistas de Nueva-Orleans
apostaban á que antes de terminarse el año
seria llamado el general Butler por su Go-
bierno, y es de advertir que el Presidente de
la Confederacion MI'. Jefferson Davis lo su-
po, no solo antes de nombrarse al general
Banks, sino tambien antes que se le comuni-
cara la órden al general Butler. Es de pre-


sumir que disgustado el ministro francés
por la conducta del general unionista en
Nueva-Orleans, influyera en este cambio;
nosotros solo diremos que el nombramiento
de Banks llevaba la fecha del 9 y no se le
comunicó hasta algunas semanas despues.


El general Banks llegó á Nueva-Orleans
en 14 de diciembre, donde fué recibido


t d 1 'd' 1862. con o as as conSl eraClOnes que se
merecia por su elevado cargo, y el dia 23, el
general Butler se despidió de sus numerosos
amigos para dirigirse á Nueva-York, mas
no sin espedir antes una proclama al pueblo
de Nueva-Orleans. Butler ignoraba segura-
mente que Mr. Jefferson Davis habia publi-
cado otra el dia antes, tratándole de villano,
de renegado y de enemigo de la humanidad.
El Presidente de la. Confederacion prevenia
asimismo que si algun oficial confederado se
apoderaba del general, lo mandara ahorcar
inmediatamente sin formacion de causa, y
encargaba igualmente que á todos los su-
bordinados de Butler se les considerase como
criminales (que solo merecian la pena de
muerte (*). MI'. Ricardo Yeadon, de Ohar-


e) La ejecucion de Mumford, el encarcelamiento de muo
ch'ls personas que no se habian batido, la órden referente
á las selloras de Nueva-Orleans y el secuestro en el dis-
trito de Lafourche, ordenado por Butler, fueron las princi-
pales causas en que se fundó Jcfferson Davis para publi-
car su proclama, cuyos artículos estaban concebidos en
los siguientes términos:


PRIMERO. Todos los oficiales al mando de Benjamill
Butlcr no serán considerados como militares, SÍllll como
criminales que merecen la muerte, y cuando alguno de
ellos llegue á ser cogido, se procederá inmediatamente á
su ejecucion.


SEGUNDO. Los oficiales auxiliares y agentes del ejército
de Butler, se considerarán solo como ciegos instr\lmento~
de aquel, y por lo tanto se les tratará, en caso de ser habi-
dos, como prisioneros de guerra, enviándoles á sus casas
bajo palabra de que no vuelvan á tomar las armas en favor
de los Estados-L'nidos.


TERCERO. Todos los esclavos cogidos con las armas en
la mano serán sometidos á los autoridades para que se les
juzgue con arreglo á nuestras leyes.


Cl:ARTO. Lo mismo se hará con todos los oficiales de lo~




314 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. V.


leston, pUSO una nota en esta proclama, ofre-
ciendo una recompensa de diez mil duros
por la captura y entrega del llamado Ben-
jamin Butler, muerto ó vivo, á cualquiera
autoridad confederada.


El general Butler habia tomado á Nueva-
Orleans con trece mil setecientos soldados,
y sin haber recibido refuerzos, ponia á dis-
posicion de su sucesor diez y siete mil ocho-
cientos hombres disciplinados conveniente-
mente, inclusos tres regimientos de negros y
dos Qaterías servidas por los mismos. Ade-
más de esto acaBaba de remitir al Tesoro la
suma de trescientos cuarenta y cinco mil


Estados-Gnidos cuando promuevan alguna insurreccion
entre los negros contra las autoridades de los diversos Es-
tados de la Confederaeion.


Firmado y sellado en Richmond, en 23 de diciembre
de 18tl2.


Je/terson Dctvis.


duros, despues de gastar quinientos veinti-
cinco mil para socorrer á los pobres de N ue-
va-Orleans, y el producto de los impuestos,
multas y c<?nfiscaciones, que ascendia á un
millon ochenta y ocho mil duros, habíase
aplicado al servicio público. Inútil parece
decir que el general Butler era odiado por
todos los separatistas y sobre todo por aque-
llos estranjeros influyentes que, aunque con-
sagraran sus recursos á favorecer la causa
de la Confederacion, no habian tomado las
armas y no merecian por lo tanto que se les
tratara con la dureza con que les trató el
general Butler.


Hemos dado ya cuenta de las principales
operaciones en la Carolina del Norte y en el
capítulo siguiente hablaremos de las de Vir-
ginia, que no dejaron de ser importantes
por todos conceptos.


,... _-El




..






APÉNDICE AL CAPÍTULO V.


BIOGRAFÍA DEL GENERAL BURNSIDE.


El general Ambrosio Everett Burnside. nació en Libertad,
condado dela Union, en 23 de mayo de 1824. En 1842, á la edad
de diez y nueve años, ingresó en la academia militar de vVest
Point, donde se graduó en 1847, habiéndosele conferido des-
pues el despacho de teniente segundo del cuerpo de artillc-
ría de los Estados-Unidos. En el mes de setiembre del mismo
año, pasó al tercer regimiento para servir bajo las órdenes
del capitan Bragg, quien fué mas tarde uno de los primeros
generales de la Confederacion, y desplIes marchó con la di-
vision del general Patterson á Mexico donde permaneció has-
ta la concIusion de la guerra. En esta campaña tuvo quemar-
chal' muchas veces contra los índios de Nueva-México, y en
agosto de 1849, distinguióse en una escaramuza con los Apa-
ches, ocurrida en el sitio llamado de Las Vegas. Por su valor
y arrojo en aquella ocasion se le ascendió á primer teniente.


En la comision elegida para fijar los límites entre Méxi-
co y los Estados-Unidos. Burnside fué nombrado inspec-
tor, yen '1851, siendo portador de unos despachos del coro-
nel Graham al Presidente Fillmore, realizó el memorable
hecho de haber recorrido á caballo, sin mas escolta que
tres hombres, una distancia de mil doscientas millas, en so-
lo diez y siete dias, atravesando una region poblada de in-
dios hostiles. Burnside se encargó luego de la custodia del
fuerte Adams, pero así como muchos de nuestros oficiales,
era de carácter emprendetlor, y no gustándole una vida tan
poco activa, dimitió su cargo cn -1853 para buscar en la car-
rera civil una ocupacion mas de su agrado.


Habiendo inventado al poco tiempo un nuevo rifle de los
que se cargan por la culata, consagróse esclusivamente á
perfeccionarlo durante la Administracion de Buchanan, pues
el Secretario de la Guerra, Floyd, le habia prometido que lo


ra á Chicago, donde reanudó sus relaciones con el general
Me Clellan. asociado tambien en la Compañía del camino de
hierro de lllinois. Burnside fué nombrado poco des pues te-
sorero de esta, y se trasladó á Nue,"a-York, donde residia
cuando el gobernador Sprague, de Rhode-Island, le invitó
á encargarse del mando del primer regimiento de volunta-
rios de aquel Estado. Habiendo servido ya como mayor ge-
neral de la milicia cuando se hallaba en Eristol, Burnside
aceptó desde luego la oferta y marchó con su regimiento á
'Vashington; durante los dias.de ansiedad y alarma en que
la capital estuvo en peligro, distinguióse, no solo por su
actividad y energía, sino por lo bien que sabia disciplinar
sus tropas. En la desastrosa batalla dc Bull Run manda-
ba la vanguardia como brigadier general, dando prue-
bas de una gran intrepidez, y si todos hubieran scguido su
ejemplo, acaso la derrota se hubiese convertido en una
victoria. Supónese que él fué quien insistió en demostrar
que el ejército del Potomac no reunia suficientes condicio-
nes para atacar á un enemigo atrincherado.


Reconociendo el Gobierno desde luego el mérito de Burn-
sidc, confirióle á poco el grado de mayor general, y á no du-
darlo no hubiera podido confiarse el mando de la tercera
espedicion contra los separatistas á un hombre mas com-
petente que él.


Durnside tiene todas las cualidades del héroe popular; al-
to, de agradable aspecto y marcial continente, es tan hábil
ginete como valeroso guclTero, y todo en él revela un hom-
bre enérgico y activo; aunque de afable conversacion y amí-
go de la sociedad, habla siempre con cierto énfasís, y al
emitir sus opiniones parece que su único deseo es COm"OI1-
cer y no buscar el aplauso de sus oyentes. Su frente des pe-


adoptaria el Gobierno, si bien es verdad que aquel poco es- jada y su entrecejo dan á conocer al hombre de
crupuloso ministro hizo luego un contrato con otro inventor reflexion, y su prematura calvez, comunicando ma-


1.862.


que le ofreció una parte en las ganancias, y por esta razon yor gravedad á sus facciones, le dan un aire mas respetable;
no adoptó el Gobierno el rifle de Burnside. Esto privó al fu- solo tiene treinta y ocho años, pero se le creería de mucha
turo general de las utilidades que esperaba obtener, cau- mas edad.
sándole grandes pérdidas, pero en cambio su hermano tuvo El general Burnside se encargó en el mes de enero de 1862
mas suerte y fué favorecido por el Gobierno, quien le com- del mando de la tercera espedicion que enviaba el Gobierno
pró un considerable número de rifles. federal á la costa del Sur, y que terminó con la toma de la


Burnsicle desempeñó luego el cargo de Presidente de la isla de Roanoke, Elizabeth-City y Newbern. Sabido es que
Junta de ferro-carriles de Illinois, y entonces hizo que su entonces alcanzó una gran victoria, haciéndose acreedor á
esposa con quien se habia casado en Bristol, se traslada- las consideraciones de su Gobierno.




CAPÍTULO VI.
1862.


OPERACIONES MILITARES EN VIRGINIA DURANTE EL AÑO 1862.


Debates sobre el plan de campaña. - Desacuerdo entre el Gobierno federal y el comandante en jefe. - Los eaminog lle
Richmond.-Se acuerda que el ejército federal avance por la peninsula.-Batalla ele Kernstown.-EI .'I(,)'1'imac.-
El JIonitor.-Combate del JIerrimac con el JIonitOl'.-EI general Mc Clcllan pone sitio á Yorktown. - La batalla de
\Villiamsburg.- Combate de \Vest Point.-Los separatistas evacuan á NorfollL- Quejas de Mc Clellan. - Correspon-
dencia de Mc Clellan con el Presidente.-Combate de Me Dowell. - El general Banks es rechazado por los separatis-
tas.-Jaekson sorprende á 1"ront Royal. -Retirada de Jackson.-Captura del coronel Kane.-Muerte del general Asllby.
-Combate de Croos-li:eys.- Jackson derrota á T~'ler en Port Republic (Puerto Repúhlica).-Heth derrotado por Cro01,
'~n Lewisburg.- Apéndice al capitulo VI.-níografia del comodoro Foote.


Ya hemos dicho que el Secretario de la Pot.omac á fin de ocupar inmediatamente un
Guerra, el general Simon Cameron, habia punto en la via férrea del sitio conocido con


sido reempLtzado en 13 de enero por el nombre de Contiuencia de Manassíts.
1862.


el honorable Mr. Edwin, M. Stan- Aunque firmaba esta órdcn el Presidente
ton, abogado eminente, sin conocimientos Abraham Lincoln, es de presumir que fué
militares y de limitada esperiencia en los aconsejada por el nuevo Secretario de la
asuntos públicos, pero de una energía á toda Guerra, quien ya habia escitado al general
prueba, y en estremo celoso en el servicio I lVIcClellan á que adoptase las disposiciones
de la causa que defendia. Dos semanas des- oportunas para restablecer las comunicacio-
pues de su nombramiento, es decir, el 27 de nes de Baltimoro yOhio, y obligar á los sepa-
enero, el Presidente Lincoln espidió una ratistas á retirar de las orillas de bajo Poto-
órden disponiendo que el 22 de febrero si- mac las baterías que molestaban el paso de
guiente se avanzase desde todos los puntos los buques. El Presidente habia encargado
sobre el enemigo, y asimismo anunciaba ya antes al general unionista que organiza-
que los Secrebrios de la Guerra y de la Ar- ra su ejército en cuatro ó cinco distintos
mada, con todos sus subordinados, así como cuerpos, al mando de jefes de su eleccion,
el general en jefe y sus oficiales serian res- pero aquel manifestó que deseabn primero
pon sables de la pronta ejecucion de esta probar á sus oficiales para resolver despues
órden. Cuatro días mas tarde ~e comuni- quiénes seriítn los mas á propósito para
có otra especial al general Mc Clellan, desempeñar el mando. Al fin en 8 de marzo,
previniéndole que para el 22 de febrero, ó el Presidente Lincoln es pidió otra 1862.
antes si era posible, pusiera en movimiento órden organizando el ejército del Po-
todas las fuerzas disponibles del ejército del tomac en cuatro divisiones mandadas por




CAP.YI. ESTADOS-UNIDOS. :31í


los generales Me Dowell, Sumner, Heintzel-
man y Keyes, sin contar las fuerzas desti-
nadas á la defensa de Washington, á las
órdenes del brigadier general Jaco bo \Vads-
worth, quien seguiria desempeñando el car-
go de gobernador militar del distrito de Co-
lombia, y un quinto cuerpo formado con las
fuerzas del alto Potomac que estaria á las
órdenes del general Nath'l P. Banks. El ge-
neral Mc Clellan tomó entonces sus disposi-
ciones para dar cumplimiento á la órden del
Departamento de la Guerra.


Parece ser que el primitivo plan del gene-o
ral en jefe consistía en avanzar sobre Rich-
mond por el Rappahannock, desembarcar
en Urbana, y establecer en \Vest Point, cerca
del rio York, el centro de operaciones, pro-
yecto que parecia mucho mas preferible al
adoptado despues y cuyo objeto era elegir
por centro el fuerte Monroe. Sin embargo,
cualquiera de estos planes, ú otro que tuvie-
se por objeto acercarse á Richmond por dis-
tinto camino que el del Norte, ofrecia el gran
inconveniente de dividir y dispersarlas fuer-
zas, dejando las metrópolis con sus gran'des
depósitos de armas, municiones y víveres á
merced de los separatistas, que no dejarian
seguramente de saquearlos y destruirlos si
el gran ejército federal se dividia para con-
centrarse luego en la península de Virginia.
Teniendo en cuenta estas razones, el Presi-
dente, antes de aprobar el proyecto del gene-
ral Me Clellan le dirigió la siguiente carta:


« W ashin,r¡ton,. Departamento ejecutivo.
»Febrero 3, 1862.


»Muy señor mio: no somos del mismo pa-
recer respecto á la direccion que debe seguir
el. ejército del Potomac; opinais que va:ra
por el Chesapeake y Rappahannock á Urba-
na, á fin de establecer el centro de operacio-
nes cerca del rio York, pero yo creo sefla


TOMO III.


mejor que se encaminara directamente hácía
la vía férrea al Sudoeste de Manassas.


»Si contestais satisfactoriamente á las si-
guientes preguntas que os dirijo, adoptaré-
vuestro plan con preferencia al mio.


»Primera. ¿ No costaria vuestro proyecto
mucho mas tiempo y (Unero que el mio?


»Segunda. ¿Cómo creeis la victoria mas se-
gura, con vuestro proyecto ó el que propongo?


»Tercera. ¿ Con cuál de los dos la creeis
mas probable y útil?


»Cuarta. ¿No os parece que con vuestro
plan no se conseguiría cortar del todo las co-
municaciones del enemigo y con el mio sí '?


»Quinta. ¿En caso de un desastre, no seria
mas difícil una retirada con vuestro plan?


» Vuestro afectísimo;
»Abraham Lincoln.»


Estas preguntas no fueron contestadas
directamente, pero en una estensa carta
dirigida des pues al Secretario de la Guerra,
manifestábale el general Mc Clellan que la
posicion de los confederados era muy fuerte;
que los vados delOccoquan se hallaban muy
bien defendidos por baterías ocultas, situadas
en las alturas en medio de grandes atrinche-
ramientos; que cuando el ejército federal
avanzara desde Accotink á Occoquan, el ala
derecha quedaria espuesta á ser atacada en
Fairfax Station, Sangster's y Union Mills;
que no seria conveniente dividir el ejército
dejando una parte al frente de Centerville
mientras el resto cruzaba el rio, y finalmen-
te, que los caminos en aquel punto estarian
intransitables aun por espacio de muchas
semanas para el paso de las tropas, á causa
de las lluvias y de las nieves. El general
Mc Clellan terminaba su carta de este modo:


«Dando por seguro el éxito de las opera-
ciones y el triunfo de las tropas federales~
queda reducida la cuestion á saber cuál será


40




HISTORIA DE LOS CAP. VI.


la importancia de los resultados obtenidos.
Yo creo que estos se limitarian á posesio-
narnos del campo de batalla, á la evacuacion
de la línea del alto Potomac por el enemigo
y al efecto moral de la victoria; importantes
resultados, es cierto, pero que no son decisi-
vos en estas guerras ni aseguran la destruc-
cion del ejército enemigo, toda vez que este
podria tomar otras posiciones y batirnos
una y otra vez siempre que se lo permitiese
el estado de sus tropas. Si no se hallara en
disposicion de aceptar la lucha fuera de los
atrincheramientos de Richmond, seria muy
difícil y enojoso seguirle allí, porque des-
truiria sus vias férreas, puentes y demás
medios de comunicacion en todo aquel pais
en que los caminos son malísimos, y es muy
probable que nos viéramos obligados á tras-
ladar á otro punto el teatro de la guerra, ó á
buscar un camino mas corto para ir á Rich-
mond con mucha menos fuerza y empleando
mucho mas tiempo. De este modo tambien
habriamos obligado al enemigo á concentrar
sus fuerzas y perfeccionar sus medios de
defensa, en aquellos puntos precisamente en
que mas nos conviene cojerle desprevenido.


»Adoptando mi plan, seguiremos el cami-
no mas corto que conduce á Richmond, lle-
gando directamente al centro del enemigo,
pues los caminos en aquella regio n son
intransitables en todas las estaciones del
año.


»EI terreno es además mucho mas favo-
rable que el que se halla frente á \Vashing-
ton, para las operaciones ofensivas, porque
hay mas llanura, los bosques no son tan
espesos, el terreno es arenoso y la prima-
vera comienza dos ó tres semanas antes.
Un acertado movimiento en aquella línea
bastará para que el enemigo abandone sus
atrincheramientos de Manassas á nn de cu-
brir apresuradamente á Richmond y Nor-


folk, y no puede prescindir de hacerlo, por-
que si nos permitiera ocupar el primero de
dichos puntos, no le quedaria mas remedio,
á nn de evitar su destruccion, sino derrotar-
nos en una batalla en que tomara la ofen-
siva. Si el movimiento que yo propongo
obtuviese un buen resultado, caerían en
nuestro poder la capital, las comunicacio-
nes, los víveres del enemigo, Norfolk, las
aguas del Chesapeake y toda la Virginia,
viéndose entonces el enemigo en la dura
precision de abandonar el Tennessee y la
Carolina del Norte. Así no le quedaba tam-
poco al enemigo mas alternativa que batir-
nos en una posicion elegida por nosotros,
dispersarse, ó pasar por las horcas Cau-
dinas.


»Dado caso de que se nos derrotase en
una batalla, podemos asegurar la retirada
en direccion al fuerte Monroe con nuestros
flancos protegidos por la flota, y durante la
marcha, el izquierdo estará escudado por el
rio, y en cuanto al derecho tambien está
seguro, porque el enemigo se hallará dema-
siado distante para alcanzarnos á tiempo.»


Pasaron algunos días antes de que el
Presidente tomara en consideracion estas
observaciones, á pesar de que se necesitaba
tiempo y hacer grandes gastos para trans-
portar por agua tan numeroso ejército. El
Su bsecretario de la Guerra, Juan Tucker,
fué el encargado de llenar este servicio, y
recibida la órden, en poco mas de treinta
dias, hizo transportar desde Perryvi1le, Ale-
j andría y \Vashington, al fuerte Monroe
ciento veintiun mil quinientos hombres, ca-
torce miJquinientas noventa y dos cabezas
de ganado, mil ciento cincuenta wagones,
cuarenta y cuatro baterías, y setenta y cua-
tro ambulancias, además de los pertrechos
militares, telégrafos, barcas y todo el in-
menso material de guerra que se necesitaba




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS.


para emprender una campaña semejante.
La causa de haber combatido Mc Clellan


el primer plan propuesto por el general Lin-
coln, era principalmente el haber creido que
las fuerzas de los confederados no bajaban de
ochenta á cien mil hombres, con trescientas
piezas de artillería, si bien, los que deseaban
que se diera un golpe decisivo, insistian en
asegurar que el ejército enemigo solo consta-
ba de sesenta mil hombres ó acaso menos (*).


Como el general Beauregard tenia que ir
á encargarse del mando del ~jército del Oes-
te, confirióse el de Virginia al general José
Johnston, quien desde luego comenzó á eva-
cuar tranquila y cuidadosamente sus cuarte-
les de invierno, de tal modo que ya el 8 de
marzo se habia situado detrás del Rapidan,


sin dejar detrás de sí nada que pudie-
1862. ra ser de alguna utilidad á los fede-
rales. Este atrevido cuanto peligroso movi-
miento de tropas se llevó á cabo de una
manera tan admirable, y tan mala era por
otra parte la policía secreta de Mc Clellan,
que, segun parece, nada supo el general
hasta el dia despues de haber quedado ter-
minada la evacuacion. Cuando llegó esta
noticia á conocimiento del general en jefe
del ejército federal, dispuso que éste avan-
zara sobre Centerville y Manassas, por no
haber llegado aun los transportes que debian
conducir las tropas al Chesapeake, y tam-
bien con el fin de acostumbrar á sus solda-
dos á las marchas y contramarchas y á la
vida del campamento. La vanguardia de ca-
ballería, al mando del coronel A verill , llegó
al dia siguiente á las desiertas líneas de Cen-


C) Al hablar sohre este punto los escritores del Sur y
los oficiales ingleses quc sirvieron en el ejército separatista
ó fueron a. visitarle durante aquella campaña, aseguran
unánimemente quclas fuerzas efectivas de los confe(lerados
durante aquel invierno apenas ascendian a. cincuenta mil
hombres.


terville, abandonadas por el enemigo, .y come)
era de esperar, no habia allí confederados
ni se encontraron tampoco, hasta dar vista á
un punto llamado \Varrenton J unction (con-
fluencia del \Varrenton), donde el general
Stoneman, que mandaba la caballería, des-
cubrió una numerosa fuerza de confederados,
y volvió grupas sin querer atacarles. El
grueso del ejército unionista regresó al Po-
tomac en 11 de marzo, en cuyo dia el Presi-
dente espidió otra órden relevando


1862.
al general Mc Clellan del mando de
todos los departamentos militares escepto el
del Potomac, y disponiendo que la autoridad
del general Halleck se estendiera al valle del
Mississippí y á la línea Norte y Sur' de
Knoxville, donde deberia crearse un nuevo
departamento llamado de la .Montajia, del
que se encargaria el general Fremont.


Á no dudarlo, esta órden indicaba clara-
mente que Mr. Linco]n no tenia absoluta
confianza en su general en jefe: por nuestra
parte solo diremos que si bien es cierto que
el jefe de un gran ejército que operara con-
tra Richmond 110 podia dirigir debidamente
los movimientos de otras tropas diseminadas
por todo el país, ni aun recurriendo á las
comunicaciones telegráficas, no lo es menos
que hubiera sido ventajoso que una sola cabe-
za dirigiera todas las operaciones militares,
saliendo responsable de la distribucion y con-
centracion de las fuerzas. Un Secretario de
la Guerra, por muy inteligente y entendido
que sea, tiene que atender á demasiados
asuntos para desempeñar á la vez el cargo
de generalísimo.


Dos dias despues, celebraron los jefes mili-
tares una conferencia en Fairfax-Court·I-Iou-
se, y se acordó, por razones que ignoramos,
desembarcar el ejército federal en Old Point
Comfort, entre los rios York y James, y no
en Urbana como se habia dispuesto al prin-




:.120 HISTOI\lA DE LOS CAP. VI.


cipio. Esta desgraciada resolucion (*), y la
llamamos así por los infelices resultados
que tuvo, fué comunicada inmediatamente
al Departamento de la Guerra, que trasladó
al general Mc Clellan una órden concebida
en estos términos:


«Departamento de la Guerra,
marzo 1.9, 1862.


» Al mayor general Me CLELLAN.
»Habiendo tomado. en consideracion el


Presidente el plan de operaciones que habeis
concertado con los diversos jefes del ejército,
ha tenido á bien aprobarlo, aunque previ-
niendo se observen las siguientes instruc-
ciones:


» Primero. Dejar en la confluencia de
Manassas el número de fuerzas suficientes
para que el enemigo no pueda recobrar de
ningun modo este punto.


»Segundo. Protejer convenientemente á
\Vashington.


»Tercero. Marchar con el resto de las
fuerzas por el Potomac y establecer un nue-
vo centro de operaciones en el fuerte Monroe
ó el punto que pareciere mas oportuno, á fin
de que sea posible luego perseguir al ene-
mIgo.


» Edwin. M. Stanton,
» -Secretario (le la Guerra.»


(') Parece que este acuerdo tenia por objeto:
Primero. Xeutralizp.r el auxilio del buque de guerra ene-


migo, llamado ,llel'rimac.
Segundo. Facilitar los medios de trasporte al nuevo cen-


tro de operaciones.
Tercero. Heunir una fuerza naval bastante poderosa


para apagar el fU2g0 de las haterias enemigas en el rio
York.


Cuarto. Dejar en \Vashington el necesario número de
fuerzas para protejer la ciudad en caso de ataque.


Los fuertes situados á la orilla del'echa del Potomac debe-
rian guarnecerse fuertemente, ocupando asimismo los de
la izquienla) y de este modo se tendria en frente de Virgi-
nia una línea de veinticinco mil hombres al mando de los
generales Keyes, Heintzelman y:Mc Dowell. Cuarenta mil
hombres bastarian para la defensa de la ciudad.


En cumplimiento de lo que se le prevenia,
Mc Clellan dispuso que el general Banks
marchase con dos divisiones desde el valle
de Shenandoah á Manassas, á fin de atrin-
cherarse y reparar las vias férreas y puen-
tes, ocupando á Warrenton y dejando en
Winchester dos regimientos de caballería.


Banks habia ya hecho atravesar el Poto-
mac por Harper's Ferry al regimiento de
Pennsylvania, á las órdenes del coronel Gea-
ry, y bien pronto se apoderó de Bolivar, Lees-
burg, Charlestown, Martinsburg y las altu-
ras de Loudon, obligando á los confederados
á retroceder hasta Winchester, cuya pobla-
cíon evacuó J ackson sin disparar un tiro, en
·19 de marzo. El general Shields le


. . 'h t N 1 t 1862. perslgmo as a ewmar ~e , pero en-
contróle allí fuertemente atrincherado y con
ánimo de aceptar el combate, por cuya razon
retiró se rápidamente, perseguido á su vez de
cerca por la caballería de Jacksonmanda-
da por Turner Ashby. En la tarde del 22
de marzo, y habiendo destacado el general
Banks una division en direccion á Center-
ville, los espías de J ackson le anunciaron
que Shields solo contaba entonces con cuatro
regimientos que seria fácil destruir, y en su
consecuencia, Ashby recibió la órden de ata-
carIe, lo cual hizo resueltamente. En la es-
caramuza que se siguió, un fragmento de
metralla fracturó el brazo al general Shields,
y recibió otras dos heridas de tal gravedad
en la espalda, que se vió en la precision de
retirarse del combate. Segun parece, Jack-
son contaba con tres mil ochenta y siete in-
fantes, veintisiete cañones y doscientos no-
venta ginetes, y el general Shields con seis
mil hombres de infantería, setecientos cin-
cuenta de caballería y veinticuatro piezas,
cuyas fuerzas se hallaban situadas á tres mI-
llas de \Vinchester y á media de un pueble-
cillo llamado Kernstown.




CAP, VI. ESTADOS-UNIDOS, 32l


El general Banks habia permanecido con
Shields hasta las diez de la mañana del do-


mingo 23 de marzo, en cuyo dia, ha-
1862. b" 'd t' d 'd d len ose prac lca o un cm a oso re-
conocimiento, sin descubrir de frente mas que
á la caballería de Ashby, creyóse que Jack-
son no contaba con suficientes fuerzas para
arriesgar un ataque, ó no lo creia convenien-
te, .Y por lo tanto Banks marchó á \Vashing-
ton por la via de Harper's Ferry. Antes del
medio dia, no obstante, el coronel Kimball
avisó á Shields que acababa de descubrirse
una batería enemiga apoyada por fuerzas
considerables de infantería, y con este moti-
vo dióse órden de avanzar á la brigada de
Sullivan á fin de que auxiliara á Kimball, y
la artillería federal rompió entonces el fue-
go contra dos baterías del enemigo, pero á
tal distancia que no resultó ninguna pérdida.
Al poco tiempo, sin embargo, se presentaron
numerosas tropas de Jackson é hicieron un
esfuerzo para sorprender el ala izquierda de
10.8 federales, mas la brigada de Sullivan
opuso una enérgica resistencia, y aun cuan-
do Jackson reforzó su izquierda con dos ba-
terías mas y parte de la reserva, llegó opor-
tunamente la brigada de Tyler con cuatro
regimientos. Siendo ya los federales mucho
mas numerosos que los separatistas, fuéles
preciso á estos retroceder hasta la posicion
que ocupaban antes, donde se trabó un en-
carnizado combate. El fuego era mortífero,
pero la vanguardia unionista cargó con tal
ímpetu, que al fin desalojó á sus contrarios
de sus posiciones, apoderándose de dos pie-
zas y muchas armas. Merced á la oscuridad
de la noche, los separatistas, que se retira-
ban en buen órden, no pudieron ser perse-
guidos.


Jackson atribuyó en parte su derrota á un


pero el verdadero errorfuéde Jackson por ha-
ber aceptado el combate cuando apenas con-
taba con cinco mil hombres, mientras el ene-
migo disponia de once mil. Las pérdidas de
los confederados ascendieron á unos ochenta
muertos, trescientos cuarenta y dos heridos
y doscientos sesenta y nueve estraviados, la
mayor parte de ellos prisioneros, lo que hace
un total de seiscientos noventa y uno; los
federales tu vieron ciento tres de los primeros,
incluso el coronel Murray, cuatrocientos cua-
renta y uno de los segundos, y veinticuatro
de los terceros.


Persuadido el general Shields de que Jack-
son recibiria bien pronto refuerzos, envió á
buscar la division de Williams, mas el ge-
neral Banks, á quien ya se habia dado cuen-
ta de la batalla por telégrafo desde \Vin-
chester, se habia anticipado á esta órden, y
él mismo fué á reunirse con Shields á la ma-
ñana siguiente á fin de perseguir á Jackson,
pero ya era demasiado tarde.


Hemos visto que el consejo de oficiales del
general Mc Clellan habia acordado en 13 de
mayo no desembarcar en Urbana


1862. por el Rappahannock, y avanzar so-
bre Richmond por \Vest Point, establecien-
do cerca del rio York el centro de operacio-
nes. Esta malhadada resolucion dió lugar á
un desastroso combate naval en Hampton
Roads, combate que seguramente hubiera
podido evitarse, y con él sus funestas conse-
cuencias. Ya hemos hablado del cobarde
abandono del arsenal de Norfolk por un ofi-
cial unionista, al principiarse b lucha, y
ahora recordaremos que entre los buques que
allí qU"ldaron en poder del enemigo contába-
se la fragata blindada J1ferrirnac, que aun-
que sumergida en parte por órden del capi-
tan Mc Cauley, fué sacada á flote por los


error del general Garnett, quien dispuso la separatistas, quienes resolvieron comenzar
retirada en vez de hacer frente al enemigo, con ella sus operaciones navales. El ingenie-




a22 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


ro Williamson, y el constructor de la armada artillería. Aquel fué un espectáculo impo-
Porter, juntamente con el teniente Brooke, nente, pero en tan terrible choque habíase
convirtieron luego este buque en una terrible roto el espolon dellvIerrimac, y sin duda por
máquina de destruccion; y aquí nos parece esta razon. en vez de hacer lo mismo con el
oportuno dar una cuenta detallada de este Congreso, limitóse á romper contra la fra-
hecho y de sus consecuencias, porque segu- gata un fuego tan nutrido, que al poco tiem-
ram ente inauguró una nueva era en la ma- po vióse precisada á desplegar todas las
rina de guerra. velas para escapar. Llena su cubierta de


Los federales, que se habian creido due- muertos y moribundos, encalló luego cerca
ños absolutos de las aguas, supieron luego de la orilla, en el momento en que se deela-
de pronto que un estraño buque llamado el raba el fuego á bordo. Al emprender la per-
Jlferrimac habia salido del fuerte Norfolk, secucion para coger algunos prisioneros, los
sembrando el terror por todas partes, si marinos del .ffiferrimac quedaron espuestos á
bien tuvo que ceder luego á otro rival dig- un mortífero fuego de fusilería, que partió
no de él llamado el Monitor'. El Jlferrimac de la costa, y una bala hirió á su intrépido
llevaba cañones Armstrong de á ciento, sin capitan Mr. Buchanan.
contar otras piezas de menor calibre, y su Entretanto la escnadra de los federales,
proa estaba armada de un gran espolon de reunida, en Hampton-Roads, se habia puesto
1862. hierro como las antiguas galeras. El en movimiento para ir en auxilio de los bu-


S de marzo, salió el iVIerrimac de Rio ques que se hallaban en el rio Jacobo; pero
Isabel escoltado por varias cañoneras blin- aquella no podia servir de mucho, pues no
dadas, y se dirigió á la entrada del rio Jaco- constaba sino de tres fragatas, de las cuales
ho, en el cual hallábanse dos viejas fragatas solo la lrlinnesota, que era de hélice y de las
de vela de la marina federal, llamadas Cum- mismas dimensiones que el Merrimac, se
berland y Congreso. Estos dos buques hicie- hallaba en estado de oponer alguna resis-
ron fuego con todos sus cañones contra el tencia. Las otras dos, la Roanoke, tambien
inesperado enemigo que se aproximaba, mas fragata de hélice,· pero que habia perdido
no consiguieron causarle daño alguno, pues parte de su arboladura, y la San Lorenzo,
las balas resbalaban en una especie de escu- vieja fragata de vela, no servian absoluta-
do de hierro, que ligeramente inclinado, le mente para nada, y no es de estrañar por lo
protegia perfectamente. El Jl;Ierrimac con- tanto que despues de haber hecho estos dos
tinuó entonces su marcha, aunque con len- buques esfuerzos infructuosos para trasla-
titud, y cuando estuvo bastante cerca, clavó darse al lugar del combate, tuvieran que
sil espolon en el costado del Cumberland. volver al punto donde se hallaban anclados.
El choque, por mas que parezca estraño, En cuanto á la 111innesota, que acaso hu-
no se sintió apenas en ninguno de los dos biera podido hacer frente al llferrimac, no
buques, pero habia bastado para herir de con su artillería, sino aprovechándose de su
muerte á la fragata federal que comenzó ligereza para abordar al enemigo, navega-
á sumergirse magestuosamente, arreba- ba tan mal cuando no tenia bastante agua
tando consigo doscientos hombres de su bajo la quilla, que no tardó en hallarse en
tripulacion, que hasta el último instante ha- una posicion muy crítica y es puesta á los
bian estado haciendo fuego con su poderosa mayores peligros. Es indudable que si en








CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS.


aquel momento hubiera llegado el Jlríerri-
mac ~ la NJinnesota habria sufrido la misma
suerte que el Cumberland y el Congreso; mas
la tripulacion del buque enemigo, queriendo
sin duda vengar á su capitan, permaneció
cañoneando el campamento y baterías de
Newport-News, de donde habia partido la
bala que hirió á Mr. Buchanan, y poco des-
pues penetró en Norfolk, cuando ya era de
noche, con la intencion, á no dudarlo, de
terminar al dia siguiente su obra destructo-
ra. Al otro dia, sin embargo, llegó el Moni-
tor ~ que segun veremos era un digno rival
del J.l1errimac, y aquí nos parece oportuno
hacer una descripcion del Monitor; que se-
guramente no dejará de interesar á nuestros
lectores, ayudándole á comprender bi~n la
estructura de aquel estraño buque, pero
perdónesenos el hacer uso de una compara-
cion muy familiar. Pocas personas habrá
que no hayan visto esos bizcochos cilindros
llamados de Sabaya, cubiertos de una capa
de chocolate, y que constituyen uno de los
principales adornos de las pastelerías; ahora
bien, figúrese el lector uno de esos bizcochos
co.locado verticalmente en el centro de una
bandeja oblo.nga, y po.drá formar una tidea
exacta del aspecto esterior del lYIonitor. El
bizcocho de Saboya, á que aludimos, es una
to.rre de hierro con dos aberturas por las
cuales asoman la boca sus do.s enormes ca-
ñones, pero es de advertir que dicha torre es
giratoria, y por lo. tanto tiene la pro.piedad
de dar vueltas sobre su eje po.r medio de un
aparato muy ingenioso., de manera que pue-
de dirigir sus piezas á cualquier punto. del
ho.rizonte. En cuanto á la bandeja oblo.nga,
es una especie de cubierta que está casi á
flo.r de agua y que contiene la máquina, las
municiones, la tripulacion, etc. Desde lejo.s
no. se ve mas que la torre, y esta torre flo-
tante, de un aspecto tan estraño, fué la pri-


mera cosa que llamó la atencio.n dell1íerri-
mac y sus compañeros, cuando en la mañana
del 9 de marzo. volviero.n para con-
1 . 1 u . 1862. c mr con a J.uinnesota, SIempre em-


barrancada, y continuar de paso su obra
destructora. Los dos buques confederados,
el James-T01on y el York-Town, avanzaron
los primeros hácia el Monitor con esa curio.·
sidad que naturalmente suelen sentir todos
ante un peligro descono.cido, mas no tuvie-
ron que aguardar mucho tiempo, pues bien
pronto brillaron dos relámpago.s en la torre,
y do.s balas de á ciento. veinte pasaron sil-
bando junto al James-Town y el York-
Town. No fué necesario mas para que re-
trocedieran lo.s dos buques, pero el Merrimac,
reconociendo al momento con quien tenia
que habérselas, salió valerosamente al en-
cuentro de aquel adversario., que segura-
mente no esperaba hallar á su paso.. Ento.n-
ces comenzó aquel duelo. terrible de que tanto.
se ha hablado, y que segun parece hará una
gran revolucion en el arte naval. Ambo.s ad-
versarios conocieron sin duda que era ne-
cesario. batirse de cerca, mas aun cuando no.
se hallaban sino. á unos cuantos metros de
distancia uno. de otro, parecian igualmente
invulnerables, pues las balas, por mas que
algunas de ellas pesaban ciento veinte li-
bras, y las de Armstrong, de ciento., eran
cónicas, rebo.taban ó se aplastaban sin dejar
mas que lijeras señales en aquellas terribles
máquinas de guerra. Entonces el JJferrimac,
queriendo aprovecharse de su gran masa,
trató de echar á pique á su adversario abor-
dándole vio.lentamente por uno de sus costa-
dos, pero no podia tomar ímpetu, mientras
el Monitor, muy corto y ágil, Y dirigido con
mucha destreza, daba vueltas al rededor de
su enemigo., evitando los go.lpes con una ra-
pidez á que no. podia alcanzar el Merrimac
por su escesiva lo.ngitud. Nada mas curioso




HISTOR1A DE LOS CAP. VI.


que ver aquellos dos estraños buques dando la fortaleza Monroe con cincuenta y ocho
vueltas el uno al rededor del otro, ansiando mil hombres y cien piezas de artille-


. . 1862.
encontrar un punto débil para lanzar en se-
guida á boca de jarro uno de sus enormes
proyectiles. La lucha se prolongó así sin re-
sultado aparente por espacio de algunas ho-
l'as: una sola vez el Aler1'imac dió un golpe
con su proa en el costado del A[onitor, pero
este no hizo mas que girar sobre sí mismo
sin que le dejara apenas mas que una ligera
señal el formidable choque del Merrirnac. El
cansancio y la fatiga pusieron al fin un tér-
mino á la terrible lucha; los confederados
volvieron á Norfolk, y como ell11onitor que-
daba dueño del campo de batalln, salvóse la
J.lIimwsota y toda la escuadrilla de Hampton
Roade: el pigmeo se habia resistido al gi-
gante, mas faltaba saber si este haria otra
tentativa cuando se tratase de alguna em-
presa de importancia, por ejemplo, oponerse
¡11 desembarco de un ejército invasor en vez
de tratar de destruir uno ó dos buques de
guerra.


En este memorable combate sin embargo,
no dejaron de causarse algunas' averías los
dos encarnizados combatientes, pues la torre
del Monitor recibió nueve balazos y uno de
estos hizo saltar varios fragmentos de se-
mento que hirieron arteniente Worden en la
cara, y uno de los tres hombres que maneja-
ban la torre giratoria, quedó tambien ligera-
mente herido. La proa delll1errirnac quedó
torcida y tronchado su palo mayor, contán-
dose además en su tripulacion dos muertos
y ocho heridos. Los federales perdieron por
su parte, á consecuencia de la destruccion de
los buques Cumbedand y Congreso unos
cuatrocientos hombres, inclusos veintitres
prisioneros que se llevó la cañonera Beau-
ford.


El general Mc Clellan salió de Washington
el l. o de abril y llegó al dia siguiente á


ría, SIn contar las fuerzas del general
\Vool encargado de la custodia de b fortaleza.


El general Magruder que defendia á York-
town, sin mas fuerza que once mil hombres
de tropas confederadas, parte de las cuales
tenian que guarnecer á Gloucester Point,
Yorktown y Mulberry-Island, vigilaba aten-
tamente aquella concentracion de tropas ene-
migas con alguna inquietud, pues solo le
quedaban cinco mil soldados para proteger
una línea de trece millas de estension. El ge-
neral Mc Clellan calculaba que Magruder
podia disponer de quince ó veinte mil hom-
bres además de las fuerzas del general Flu-
ger, que en su concepto no bajaban de veinte
mil infantes. Reconociendo cuán importante
era atacar al general separatista antes que re-
cibiera refuerzos de Johnston,Mc Clellan dis-
puso que marcharan contra el enemigo en la
mañana del 4, los generales Heinfzelman y
Keyes, debiendo el primero atacar á York-
town, y el segundo á Winn's Mill (Molino
de Winn) , cérea de ~T arwick (*). Parece que


e) Al dar cuenta de esta accion dice el historiador 1'u-
llard lo siguiente:


"El general Magruder, el héroe de Bethel, jefe capaz de
llevar á cabo grandes empresas, no contaba sino con siete
mil quinientos hombres para oponerse á un ejército, que
concentrándose detrás del fiapidan, podia disponer de un
número de tropas die7. veces mayor que el suyo. Los federa-
les habian comenzado ya á cañonear las lineas, y reunido
el consejo de oficiales, discutirse si el pequeño ejército de
siete mil quinientos hombres deberia defender á todo trance
la posicion que ocupaba, ó retirarse desde luego. Todos los
onciales opinaron por esto último, á escepcion de uno solo,
cual sostuvo con la mayor energia, que era preferible morir
en los atrincheramientos que emprender la retirada. ¡ Vive
Dios que asi se hará! esclamú el general Magruder, entu-
siasmado ante el valor de su oficial, y asi diciendo, hizose
la distribucion de las tropas, situándolas de modo que pa-
recieran mucho mas numerosas al enemigo. Aquella resolu-
cion demostraba á no dudarlo un heroismo y valor á toda
prueba. Si los federales hubieran sabido cuán escasas eran
las fuerzas de sus adversarios habria podido costarles á es-




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 325
el general Mc Clellan no habia recibido in-
formes exactos acerca de la topografía del
pais, informes que_por lo demás fueron faci-
litados por los ingenieros del general \Vool,
pero que seguramente pudieron muy bien
rectificar los negros que estaban en la forta-
leza. Los buques de guerra que habian que-
dado libres de su lucha con el Merrimac, vi-
gilaban atentamente para ver si aparecia de
nuevo por el rio Isabel aquel mónstruo ma-
rino y sus tres satélites, es decir 1M cañone-
ras de que ya hemos hablado, y por esto el
comodoro Goldsborough no creyó prudente
deshacerse de una parte de su flotilla para to-
mar las baterías de Yorktown y Gloucester.
Por su parte Magruder no contaba tampoco
con que le auxiliara en lo mas mínimo la flo-
tilla confederada.


Mc Clellan atacó las líneas del enemigo
por distintos puntos á la vez, mas no juzgó
prudente, aun cuando el tiempo era precioso
por lo mismo que podian llegar refuerzos de
un momento á otro, lanzarse con sus tropas
al asalto (*). Muy lejos de esto permaneció
observando las )íneas de Magruder, hizo que
se construyeran nuevas obras de defensa, y
énvió á buscar á \Vashington la artillería de
sitio. Una vez que los sitiadores se acercaron
demasiado á Yorktown, fueron rechazados


tos muy cara su temeridad, pero ello es quo los separatis-
tas defendieron valerosamente su posicion hasta que al fin
llegaron las tropas del goneral Johnston á reforzar á los
sitiados.


e) Al hablar sobre este punto, escribia Magruder lo si-
guiente:


" En toda la estension de nuestras lineas el enemigo rom-
pió un fuego mortífero, á que contestaron nuestras baterías
y las tropas de línea Los guerrilleros nos atacaron tambien
con inuecilJle furia, mas fueron rechazados en tOllos los
puntos merced al arrojo de las tropas. Así pues, sin mas
que cinco mil homlJres, además de la guarnicion, tuvimos
en jaque á un ejército de cien mil. Los soldados dormian en
las trincheras junto á sus armas, pero con gran sorpresa
vi que el general Mc Clellan dpjaba pasar un dia y otro sin
intentar un asalto general.,


TmlOlIl.


por una brillante carga de dos regimientos
al mando del coronel Ward, y el dia 16 de
abril, al intentar un reconocimiento
1 d· .. d lIS . h 1 1862. a lVlSlOn e genera mIt por a
parte de Warwick, tuvo que emprender la
retirada con pérdida de cien hombres.


El general Me Clellan habia estado treinta
dias frente á Yorktown, y como ya estaba
en su poder el tren de batir, hizo sus pre-
parativos para comenzar el sitio en regla,
pero dos dias antes de dar la órden, vió que
Magruder habia abandonado sus líneas de
defensa, incluso Yorktown, aprovechando la
oscuridad de la noche.


El general Mc Clellan dispuso que se per-
siguiera sin pérdida de tiempo al enemigo, y
al efecto se previno al.general Stoneman que
marchara á \Villiamsburg con cuatro regi-
mientos de infantería, un escuadron de caba-
llería y cuatro baterías de montaña, en tanto
que las divisiones de Hooker y Kearny se
dirigian á Winn's MilI. Mc Clelbn perma-
neció en Y orktown para presenciar el em-
barque de las tropas del general Franklin,
que marchaban á "Test Point.


El fuerte Magruder, situado frente á Wi-
lliamsburg, en la confluencia de varios ca
minos, no podia resistir por mucho tiempo
un sitio, pero tenia en cambio una fuerte
empalizada con un foso de nueve piés de pro-
fundidad. Al dar vista al fuerte, el general
Stoneman se vió obligado á retroceder para
ponerse fuera del alcance de las baterías, y á
fin de esperar los nuevos refuerzos del gene-
ral Smith, pero como habia llovido mucho,
estaban los caminos intransitables, y los
mensajeros de Stoneman no pudieron desem-
peñar su cometido tan pronto como se espe-
raba. Por su parte el general Hooker, que
avanzaba en direccion á \Villiamsburg, en-
contró, á cinco ó seis millas de la poblacion, á
la division del general Smitb, y esto le obligó


41




326 HISTORIA DE LOS CAP. YI.


á retrasar su marcha, mas impacientado al gente, y al ver esto se dió la órden de elll-
fin, pidió permiso al general Heintzelman prender la retirada para dar tiempo á que
para dirigirse á Hampton, y obtenido aquel, llegasen mas refuerzos y. comenzar de nuevo
puso á sus tropas en movimiento: á las doce el ataque. Quiso la mala suerte de los fede-
de la noche hizo alto para descansar un poco, rales que al atraves~tr un pantano se hundie-
y á la madrugada del dia siguiente, hallá- se uno de los caballos que llevabün las piezas
hase frente á la fortnleím de Magruder y á de montaña, y aun cuando se hicieron todos
las fortificaciones de vViniamslmrg, es decir los esfuerzos posibles parn s¡tcarlo. como el
en lit confluencia de los caminos de York- enemigo empezó á concentrar en aquel punto
town y Hampton, y ante una línea de trece su nutrido fuego, que mataba una porcion
reductos que ihan ensanchándose gradual- de caballos, fué preciso nhandon¡lr la pieza,
mente hácia la ciudad. Aquel terreno era la primera por cierto que perdió el ejército
muy ventaj oso para los separatistas, pues en del Potomac. Por la noche hiciéronse nuevos
la estension de cerca de media milla, encon- esfuerzos para recohrar el cmlon perdido,
trábase un espeso bosque que dificultaba la pero los reductos estaban atest¡tdos de tirado-
marcha de la infantería federal, yen ciert.os res, y era materialmente imposible aproxi-
puntos erü además muy accidentüdo el ter- marse. El refuerzo de infnnterÍil que espera-
reno. Despues de un cuidadoso reconocimien- han los federales llegó mu,)' L1rde, pues iodos
to, y sabiendo que á dos millas habia un los caminos estrechos esLlban obstruirlos,
cuerpo de ejército de treinta mil hombres, mas al acercarse le" noche, el ge~eral SUll1-
Hooker resolvió atacar á los separatistas, á 1 ner, qu~ s~ habia encargado del m¡U1~O, quiso
fin de entretenerlos hast,[t que llegasen las i atacar a YlY:l fuerza las ohras de deíens;l de]
d.emás fuerzas, y para ello destacó al regi-: enemigo, l~ cllal no pndo conseguir porque
miento de l\Iassachusetts por la izquierda y I la oscuridad eril completl ClliU1tlo tOJilS las
al de Ke\v-Hampshire por la derecha de la tropas desembocaron de los bosques. Fué por
posicion del enemigo con el objeto de que lo tanto preciso agllardnr hasta el dia siguien-
escaramucearan, disponiendo que otros dos te, pero entonces ocurrió uno de esos cüritra-
regimientos formasen el centro y avanzaran tiempos enojosos, harto comunes en ¡HllleJ!.-t
hasta el camino de Yorl~town; acto continuo guerra y que molesÜtron mucho á las tropas
destacó la artillería de montaña, y en este durante el curso de tan penosa c¡lmpaña:
órden comenzó el ataque. El sesto regimien- comenzó á llover á torrentes, }" como el ,¡gua
to de la Cil ballería federal se lanzó valerosa- cayó sin intermision por esp¡~cio de treinta
mente sobre la de los confederados bajo el horas, convirtióse el pais en un inmenso
fuego cruzarlo de los reductos, y entonces lago. Los unionisbs se vieron en la precision
tUYO lugen' uno de esos combates al arma de concentrarse en los bosques á fin de pilsar
hhmc;l, tan raros en el dia, , pero todo aq ue- allí la noche, y al dia siguiente se renovó el
!lo era completamente inútil para, los feclera- combate, mas como es de presumir, en con-
les, pues sobre la ventaja del número, tenian diciones muy desfavorables pilrct el ejército
sus enemigos la de la posicion, é intentar federal; los dos caminos que conducen á ,Yi-
apoderarse, solo con la caballería, de aquellas lliamsburg estüban complctamente ocupados
Dbras formidables, era una cosa imposible. por las tropas: en el de la izquierda, lLunado
Los unionistas empezaban á perder mucha de Lee's-l\1ill hallábanse las divisiones Hoo-




CAP. n. E3TADOS-UXIDOS.


ker y Keal'l1ey, del cuerpo de ejército de
Heintzelman, pero separadas por una masa
enorme de wilgones cargados de bilgajes, y
por el de la derecha, ocupado ya por una
parte de las fuerzas de Smith, avanzaban
penosamente Lts divisiones Couch y Casey.
Tal er¡l el e~tndo del terreno, que los cañones
se hundian completamente en el barro líqui-
do que se habia formado, y de aquella masa de
hombres, do wagones y ele bagajes, que obs-
truian, estrechos caminos, resultaba una es-
pantosa confnsion.


La elivision Hooker que formaba la cabeza
de lit columna en el camino de la izquierda, y
que la víspern habia recibido órden de mar-
char sobre \Yilliamsburg, avanzó resuelta-
mente contra el enemigo, y á pesar del fuego
mortífero de éste, desplegóse en ala y co-
menzó la acciono Corno los separatistas con-
taban con quince ó veinte mil hombres fuerte-
mente atrincherados, IIooker tuvo que ceder
.Y replegarse dE;j ando en aq nellas terribles
trincheras dos mil hombre3 entre muertos y
heridos, con algunos cañones que fué impo-
sible sacar del lodo porque los caballos ha-


los generales no se atrevian á emplearla an-
tes de que se presentasen las tropas que la
debian apoyar, y las cuales estaban deteni-
das en el camino porque no les era posible
abrirse paso. Oíase, sin embargo, la nutrida
fusilería de la,s tropas de I-Iooker que diez-
madas completamente se bütian en retirada,
y á cada momento las balas de cañon llega-
ban hasta el centro de nquelIos soldados in-
móviles, tronchando á su paso los árboles
del camino. No era posible seguir así; hacíase
preciso obrar enérgicamente, .Y ¿t fin de salir
de una vez de si t.uacion tan angustiosa, se
dispuso que una division peneb\lra en el bos-
que para ataca,r á los regimientos separatis-
tas que perseguian á Hooker, en tanto que
una brigada se dirigia por la derecha para
ocupar un molino cuya defe::1sa se habia, des-
cuidado, y que desembocaba sobre el ibnco
de las obras que cubrian á \Villiamshurg.
Los separatistas no esperaban se les atacase
por este lado, y comprendiendo que si no re-
chazaban al enemigo en aquel punto, iba
á qnedar en descubierto toda su posicion,
destacaron al momento dos brigad<1s á l<1s


bian muerto. tos separatistas comenzaron á cuales se vió avanzar resueltamente para ba-
perseguir á lIooker, mas en aquel momento tir á los federnles. Estos permaneoieron im-
llegó la division Kearney, que marchaba á pasibles al principio, mas cuando el enemigo
paso de carga y se empeñó de nuevo el com- estnvo bien cerca, rompieron un fuego terri-
bate en el bosque, combate encarnizado y ble de artillería, ya,unque los confederados
sangriento porque los separatistas recibian siguieron adelante hasta situarse á cincuen-
refuerzos á cada, instante. Los federales, sin ta metros de la boca de los caño'nes, comBn-
embargo, se batian obstinadamente electri-
zados por la energía de sus jefes, Heintzel-
man, Hooker y Kearney, y de este último
sobre todo" que despues de haber perdido un
brazo en México, y ele haber asistido con el
ejército francés á las campañas de Mouzaia,
y Sol ferino , se batia entonces con sin igual
arrojo á pesar de que habian caido ya tí su
alrededor casi todos sus oficiales.


zaron luego á vacilar y tí retroceder poco á
poco, dejando á su paso numerosos muertos
y heridos. En el mismo momento apareció
en el cnmpo de batalln el general en jefe,
detenido hasta entonces en Y orktown parit
presenciar el embarque de las di visiones
Franklin y Porter, que debian marchar por
aguí1 para cortar la retirada á los defenso-
res ele Williamsburg, y entonces, aunque se


La division Oasey acababa de llegar, pero acercaba la noche y seguia el aguí1 cayendo




328 HISTORIA DE LOS CAP. H.


á torrentes, continuó la lucha con el mayor
encarnizamiento y obstinacion. El último
ataque de los unionistas habia sido no obs-
tante decisivo, y las. reservas del general en
jefe completaron la victoria; cesó el fuego,
y la noche puso fin á la sangrienta refriega
que se conoce en América con el nombre de
batalla de Williamsburg. Las tropas federa-
les que habian perdido dos mil hombres, per-
manecieron en el lugar del combate mientras
los confederados abandonaban sus fortifica-


ciones, y al dia siguiente, 6 de mayo,
1.862. los vencedores entraron triunfalmente
en Williamsburg. Todas las tiendas se halla-
ban cerradas, pero la mayor parte de los ha-
bitantes estaban á la puerta de sus casas ó
detrás de las ventanas. observando á las tro-
pas con aire inquieto y sombrío. En todas las
iglesias y edificios públicos, llenos de heridos
abandonados por el ejército separatista, on-
deaba el pabellon amarillo. No se pudo ave-
riguar entonces con exactitud cuáles eran
las pérdidas del enemigo, pero segun el par-
te del general Me Clellan, calculóse que no
bajarian aquellas de mil hombres, entre los
que se contaban muchos oficiales muertos y
heridos.


Las divisiones que habían combatido en
Williamsburg permanecieron en este punto
tres dias, tanto para esperar los víveres y
bagajes como para enterrar los muertos; los
heridos fueron embarcados en grandes va-
pores con direccion á los Estados del Norte.
El general Me Clellan dispuso que algunos
escuadrones de su caballería persiguieran á
los confederados, y esto dió lugar á que ocur-
rieran varias escaramuzas con la retaguar-
dia, sin resultado alguno notable, si bien el
primer dia se apoderaron los unionistas de
siete ú ocho cañones, en cambio de los mu-
.ehos que se llevaba el enemigo.


Sosteniéndose dos dias en Williamsburg,


el general separatista Johnston habia conse-
guido ganar tiempo para asegurar la reti-
rada del grueso de sus tropas, y á pesar de
que los caminos estaban literalmente in-
transitables por causa de la lluvia, llegó á
York River dos días despues de la batalla,
aunque á tiempo para empeñar con las tro-
pas de Franklin, que se hallaba en West
Point, un encarnizado combate en el que
obtuvo la victoria, y merced al que, acabó
Johnsion de cubrir su retirada hácia
Richmond. El 7 de mayo llegó á 1862.
WestPoint el general Porter, quien precedia
á otras dos divisiones.


El último triunfo alcanzado por las tropas
federales juntamente con las victorias de
Burnside, hacian imposible que los confe-
derados pudieran conservar á 1\orfolk, y
convencido de esto, el general "Vool, co-
mandante del fuerte Monroe, acababa ue or-
ganizar una espedicion á fin de -apoderarse
de aquella importante ciudad. El dút 10 de
mayo marchó á dicho punto, donde no halló
enemigos que combatir, y así pudo tomar
posesion de Norfolk pacíficamente. Los se-
paratistas habian qnemildo sin embargo, an-
tes de marcharse, todo cuan to les fué po-
sible, destruyendo entre otras cosas su
famoso buque de guerra el .L~{errimar. En el
arsenal se encontraron doscientos cañones,
entre los cuales habia treinta y nueve de
grueso calibre, y algunos, aunque clavados,
pudieron utilizarse. Parece ser que pocos
dias antes de abandonar á Norfolk se habia
acordado ya, en consejo de guerra, no adop-
tar disposicion alguna para defender }¡"
ciudad.


Al llegar aquí, creemos necesitrio decir
dos palabras acerca de las diferencIHs ocur-
ridas entre el Gobierno de vVashinglun .y el
general Mc Clellan, respecto á la:" ('llcr¡'1\S .
de que debia componerse su ejército. Para




CAP. VI. ESTADOS-UNIDOS. 329


HAvar á cabo todas las operaciones militares
üncomendadas al general en jefe del ejército
Jel Potomac, habia pedido Mc Clellan dos-
dentos setenta y tres mil hombres de todas
D.rmas, pareciéndole que aun este número
no seria suficiente sin el auxilio de una po-
ilerosa flota. Tres meses despues, Mc Ole-
llan escribió una carta al Secretario de la
Guerra manifestándole que podria tomar des·
Je luego la ofensiva con doscientos mil hom-
bres, y ya estaba, haciendo sus preparativos
para comenzar la campaña, cuando el Pre-
;5idente Lincoln dispuso que no se pusiera
·en movimiento el ejército del Potomac sin
,dejar en \Vashington el número de fuerzas
que el general en jefe y los demás oficiales
juzgaran suficiente para dejar en completa
seguridad la capital. Poco despues espidió
Mr. Lincoln una segunda órden, disponiendo
.que la division Blenker se pusiera á las ór-
denes del general Fremont; y como en vir-
tud de estas dos órdenes se disminuia lo me-
nos en cincuenta mil hombres el efectivo del
ejército del Potomac, Mc Clellan no pudo
menos de hacer sus reclamaciones al Gobier-
no de 'Washington, demostrando que no era
posible llevar á cabo el plan trazado prime-
ramente. Con este motivo, mediaron algu-
nas cartas entre el Presidente Lincoln y
Mc Clellan, y el general Keyes escribió
una tan eficaz á un senador amigo suyo,
.que al fin fueron atendidas las quejas del
general en jefe del ejército del Potomac,
l)rometiéndosele poner á sus órdenes la di-
vision Franklin, mientras las tropas de
:Jlc Dowell avanzarian por Aquia-Creek
llácia el Rappahannock, á fin de prestar
su apoyo luego al ejército. Oreíase que
ele este modo podria prestar los mismos
servicios, contribuyendo á cubrir á \Vash-
ington en su frente, mas esto no era
'verdad sino en parte, pues en aquella zona


se hallarian las fuerzas de Mc. Dowell sepa-
radas del cuerpo principal de ejército por dos
ó tres corrientes de agua y por el enemigo,
en tanto que por los rios Severn y York,
habria sido mas fácil estar en comunica-
cion continua con el grueso de las fuerzas,
merced á la flota. Embarcóse, pues, la di-
vision Franklin; se envió un numeroso ma-
terial de guerra para armar las baterías, y
á la acostumbrada lentitud de las operacio-
nes de un sitio, sucedió la marcha rápida,
que desde luego hubiera debido seguir el
ejército del Potomac hasta llegar á Rich-
mond, á fin de asegurar el éxito. Por esto
puede muy bien decirse que la campaña ha-
bia fracasado ya bajo el punto de vista estra-
tégico, como hubiera, sucedido indudable-
mente á Bonaparte en Italia, si en 1800 se
hubiera detenido tres ó cuatro semanas ante
el fuerte de Bard para conseguir su ren-
dicion.


Al dia siguiente del combate de Kernstown,
el general separatista Jackson habia empren-
dido la retirada hácia Harrisonburg perse-
guido de cerca por Shields, y despues de
haberse situado durante algunos dias cerca
de Monte Jackson, cruzó South Fork por el
Shenandoah, y fué á tomar otra posicion en
el valle de Elk Run, mas allí supo á poco
que el general Milroy, con una avanzada de
la division Fremont, amenazaba á los sepa-
ratistas por la parte de Monterey, y en su
consecuencia, dejando á Ewell, cuya brigada
acababa de agregársele á fin de hacer frente
al general Banks, Jackson se dirigió rápida-
mente á Staunton, reforzado con algunas tro-
pas del general Eduardo Johnson, para
buscar á Milroy. Como 'éste no contaba con
tropas suficientes para resistir á su enemi-
go, emprendió la retirada por las montañas
de Shenandoah, concentrándose luego en
Mc Dowell, desde donde envió á pedir auxilio




:330 HISTORIA DE LOS CAP. YI.


al general Schenck. Este jefe se hallaba en risonhurg, en cUJo punto supo que el gene-
Franklin, á la distancia de treinta y cuatro ral Banks se hallaba en Strasburg. Poco
millas al Norte, cuya distancia ntravesó con despues, y habiendo llegado la division do-
su brigada en veintitres horas l y fué á reu- Ewell, encaminóse Jackson hácia Front
nirse con ~lilro'y, pero no llevabrt consigo Royal, ocultando su vangui\rdia con lacaba-
sino dos mil hombres. La columna de Jack- llería de Ashby, y de este modo pudo atacar
son era mucho mas numerosa, por mas que repentinamente á una fuerza de unionistas
se diga q ne solo t.omaron part.e en la lucha apostada allí al mando del coronel Kenly,
seis regimientos.


Los qonfederados acababan de situarse en
Hnil loma que se encuentra en Bull Pasture
l\fountain, .Y bien pronto vió Schenck que
ilqnella posicion era insostenible, por cuanto
estaba dominada por las alturas en distintas
direcciones. Schenck, sin embargo, no podia
abandonar el punto que ocupaba sino apro-
vechando la oscuridad de la noche, para hn-
cerIo sin esposicion, mas como llegara á su
noticia que los confederados iban á colocar
una batería en la montaña, dispuso que Mil-
roy acometiera al enemigo con unos dos mil
hombres. Los unionistas atacaron valerosa-
mente la montaña, arrostrando el fuego de
sus contrarios que eran muy superiores en
número, y despues de un combate de dos ho-
ras, que no dió ningun resultado, se ordenó
la retirada. Las pérdidas de los federales en
aquella reñida accion fueron doscientos cin-
cuenta y seis hombres, incluso ciento cua-
renta y cinco heridos; parece que las del ge-
neral Jackson no bajaron de cuatrocientos
hombres, contándose entre estos tres coro-
neles y dos mayores heridos. Los unio-
nistas se retiraron á Franklin durante la
noche, quemando antes una parte de sus ba-
gajes.


J ackson prosiguió al dia siguiente su mar-
cha hácia Franklin, mas no juzgando pru-
dente atacar, volvió á Me Dowell, cruzó las
montañas de Shenandoah, donde hizo alto.
para que descansaran sus tropas algunas
horas, y acto continuo dirigióse hácia Har-


quien, ti pesar de In resistencia que opuso~
tuvo que retroceder con pérdidas considern-
bIes, abandonando la ciudad. Al retirarse
Kenly trató de hacer frente al enemigo por
segunda vez, y derrotado de nuevo, atravesó
apresuradamente el rio, no sin intentar des-
truir el puente, lo cual pudieron impedir los
separatistas, atendido que perseguían muy
de cerca á los fugitivos. La, ca,ballería de
Ashby sorprendió luego al coronel Kane en
Flournoy, y le derrotó completamente apo-
derándose ele setecientos prisioneros, varios
cañones y considerable numero de pertre-
chos militares.


El general Banks perma,necia entre tanto
muy tra,nquilo en Strasburg, sin sospechar
que tuviera tan cerca al enemigo, hasta, que
en la tarde del:23 de mayo llegó á su


t · . l d d K 1 h b·' 1862. no lCla a, errota e en y, a len-
dosele asegurado al mismo tiempo que los
separatistas, ,en numero de quince ó veinte
mil hombres, se dirigian á \Vinchester conla
intencion de caer sobre su retaguardia. Como
la division de Shields acaba,ba de marchar
al Rappahannock, solo contaba Banks con
cinco mil hombres, de los cuales dos ó tres
mil se hallaban diseminados en el valle,
mientras las fuerzas de J ackson no bajarian
seguramente de veinte mil. A la primera no-
ticia" Banks destacó una pequeña columna
en auxilio de Kenly, pero poco despues dis-
puso que volviera y marchase á \Vinchester
á las órdenes del general Hatch, con la ca-
balleria y seis cañones. Esta columna se




CAP. YI. ESTADOS-{JXIDOS.


puso acto continuo en movimiento, pero dieron vista á Potomac por la parte de \Yi-
.antes de haber recorrido tres millas, supo que lliamsport.
los separatistas ocupaban el camino de l\1idd- Ségun el parte oficial, el general Ban k8
letown, noticia (1 ue se confirmó bien pronto tuvo en esta retirada treinta y ocho muertos,
por haber llegado una porcion ele fugitivos. ciento cincuenta y cinco heridos y setecien-
En su consecuencia, se reorganizó la colum- tos once estraviados , sin contar las pérdidas
na con parte de la retaguardia, y al llegar á sufridas por el coronel Kcnly en F ron t Royal,
Middletown, el coronel Donnelly encontró á ni los enfermos y heridos que fué preciso
una escasa fuerza de separatistas, ti quienes dejar en los hospitales de Strasburg y \Vin-
rechazó fácilmente; el coronel Brodhead, chester. Segun parece, las pérdidas de Jack-


I {lespejó con su caballería el cami~o de \Vin- . son se redujeron á trescientos noventa :r
chester, y se hizo adelantar la infanteí'ía; siete hombres entre muertos y heridos, y
pero antes que acabara ele pasar el ejército se apoderó de dos cañones, nueve mil tres-
federal, avanzaron los separatistas con fuer-
.zas tan numerosas, que despuBs de ocupar
todo el camino de Front Royal, obligaron á
sus enemigos á retirarse desde Miltllletown á
-Strasburg. En este último punto, así corno
tainbien en Newtown, se renovó luego el
combate, si bien los unionisÜ\s se fueron
retirando poco á poco pilra concentrarse en
\Vinchester; la artillerüt enemign llegó poco
despnes, y bien prooto rompió el fuego.


Banks no tenia entonces á su disposicion


cientas cincuenta y cuatro armas pequeñas:f
tres mil cincuenta prisioneros.


Despues de haber intentado un ataque coo-
tra Harper's Ferry, Pl1nto defendido por el
general Rufo Saxton, J ackson reunió todas
sus tropas y comenzó á retirarse rápidamen-
te, y muy á tiempo por cierto, pues let divi-
sion elel general Shields acabalm de unirse
¿t la de Me Do\vell con el fin de avanzar sobre
Richmond, en tanto que el general Fremont~
que habia concentrado su peque fío ejército


. sino siete mil hombres para oponerse á en l,'ranldin, situado á veinticuatro millas
veinte mil, quienes contaban seguramente de l\Ionterey, emprendia tmnbicn In. mar-
derrotar el peq ueúo ejército. El coronel Gor- eha, en \' irtud ele un telégrdma recibido de
don mambb,t el ala, derechn, el coronel Don- \Vashington, con el ohjeto de dirigirse há-
nelly la, iZ(luierd;\,.y como en aquel momento; cia Hnrrisonburg para cortar la retirada ¡i.
llegaba el general Hatch con la caballería, los I .J ackson por el valle, cooperando con los ge-
unionistas hicieron frente á sus contrarios nerales Mc Do\ve11 y Shields.
por espacio de cinco horas, aunque sufrien- Hay un camino directo que conduce desde
do pérdidas considerables; poco despues, Franklin hasta Harrisonburg, pero como
.Y como llegara J ackson con todo su ejército, ~ltraviesa las montañ,ts, y se encuentran allí
l'econocióse que era una locura resistir por varios desfiladeros, el marchar por allí ern
mas tiempo, .Y en su consecuencia dióse la esponer ú sus tropas á que pereciesen de
Drden de retirada hácia \Vinchcster, la cual hambre, y por lo tanto Fremont prefirió dar
se efectuó en el m~jor órden, aunque los con- un rodeo de veinte millas con el fin de bus-
federados perseguian de cerca á los fugitivos. cal' una senda, mas practicable. Así pues.
A la caidtt de la tarde, llegaron los federa- Fremont salió de Franklin, y cruzando 1)01'
les á Martinsburg, dIstante veintidos millas, los Alleghanies, descendió al valle y fué ¿Í,
<lescansaron algunas horas, y poco despues ocn par á Strasburg en la noche del 1.0 ele




332 HISTORIA DE LOS CAP. VI.


junio, mas ya era tarde para alcanzar á
Jackson, quien acababa de pasar por


i862.
allí algunas horas antes. Shields, sin


embargo, avanzó por South Fork , en la es-
peranza de alcanzar al general separatista,
seguido de cerca por Fremont, quien se di-
rigia á su vez hácia Harrisonburg, pero las
tropas federales no podian adelantar mucho á
causa de las numerosas corrientes que cruza-
ban el camino, muy crecidas entonces á cau-
sa de las continuadas lluvias, sin contar que
J ackson iba destruyendo á su paso todos los
puentes á fin de entorpecer la marcha de sus
perseguidores. El general confederado resol-
vió atravesar por South Fork en Port Re-
public, mas como el enemigo alcanzase allí
su retaguardia, protegida por la caballería
del general Ash by, este jefe envió á pedir
un refuerzo de infantería, y poco despues,
habiendo llegado la brigada del general
Stewart, se trabó un empeñado combate en
el cual quedó prisionero y herido el coronel
Kane, uno de los jefes federales. Los separa-
tistas no tuvieron seguramente tantas pér-
didas como sus enemigos, pero entre los
muertos figuraba el general Ashby, que va-
lia por todo un regimiento. Batiéndose siem-
pre á la cabeza de sus soldados con el mayor
arrojo y esponiendo continuamente su vida,
no debia ser otra la suerte del intrépido
Ashby, quien como guerrillero y militar en-
tendido, no tenia igual en ninguno de ambos
ejércitos.


Hallándose ya á pocas millas de Port Re-
pubEc, y como quiera que era preciso pasar
por un puente tod[t la artillería, J ackson tu-
vo que hacer alto y batirse á fin de ganar
tiempo, y en su consecuencia el mayor ge-
neral Ewell se situó con parte de las tropas
cerca de Union Church (Iglesia de la Union),
cuidando de fortificarse lo mejor posible,
pues no contaba en aquel momento sino con


cinco mil hombres, si bien es cierto que el
resto del ejército de Jackson se hallaba solo
á cuatro millas de distancia y podia llegar
muy pronto. El general Fremont salió en-
tonces de Harrisonburg, y en la mañana del
7 de junio su vanguardia empeñó el


b t d . 1862. com a e cerca e un puebleCIllo lla-
mado Croos-Keys, con las tres brigadas de
Ewell á las órdenes de Trimble, Elze,)', y
Stewart, apoyadas por la artillería. Despues
de haberse formado en órden de batalla las
tropas del general Fremont, á las inmedia-
tas órdenes de los generales M ilro.y , Stahl
y Bohlen, avanzaron resueltamente al ([ta-
que bajo un nutrido fuego que diezmaba sus
filas, mas sin arredrarse por esto, los unio-
nistas siguieron ganando terreno gradual-
mente, hasta que al llegar á un bosque, una
descarga cerrada del enemigo, que causó un
destrozo espantoso, les obligó á detenerse.
Entre tanto el general Schenck avanzabapor
la derecha, mas á poco recibió órden de ha-
cer alto porque Milroy se dirigia por la iz-
quierda. Dos horas despues, los separatistas
le cañoneaban en su nueva posicion, pero
no tardaron en ser desalojados por el ene-
mIgo.


Las pérdidas de los· federales en aquella
sangrienta accion se redujeron á seiscientos
sesenta y cuatro hombres, y á trescientos
veintinueve las de los separatistas, contán-
dose entre los heridos los generales Elzey y
Stewart. Mientras se daba la accion de
Croos-Keys, hallábase Jacksbn en Port Re-
public vigilando atentamente, porque no ig-
noraba que la columna del general Shields
estaba solo á quince millas de distancia, y
que su vanguardia al mando del coronel
Carroll se presentaría de un momento á
otro. Habiendo sabido este jefe que los ba-
gajes de Jackson estaban en Port Republic
custodiados solo por doscientos ó trescientos




CAP. VI. ESTADOS-C:'HDOS.


gínetes, marchó con algunas fllerzas y dos
cañones, con la esperanzcL de apoderarse fá-
cilmente de aquellos; pero como ya había
llegado Jackson con dos divisiones y tres ba-
terías, Oarro11 filé batido en veinte minutos
y tuvo que retroceder dos millas y media á
fin de reunirse con liL brigadiL de Tyler, fuer-
te de dos mil hombres.


Tyler, que avanzabcL rápidamente, en auxi-
lio de Oarroll, debió haberse detenido allle-


perseguidos de cerca por sus enemigos, que
cogieron unos cuatrocientos cincuenta pri-
sioneros y ochocientos fusiles.


Fremont, que no tenia ya enemigos que
comhatir donde se hallaba, marchó en perse-
cucion de los separatistas á Port Republic,
mas no llegó á tiempo sino para ver á las úl-
timas fuerzas confederadas atravesar tran-
quilamente el rio desplles de haber incendia-
do el puente.


gar este último, mas en vez de lwcerlo, Segun su parte oficial, J ackson tuvo en
ambos jefes fueron á practicar un reconoci- aquellos combates ciento treinta y tres muer-
miento, y pudieron averiguar qUe el enemi-¡ tos, novecientos veintinueve heridos y trein-
go no había avanzado durante la noche y ta y cuatro estr(wiados, total mil noventa y
que solo se veían algunos de sus piquetes. seis, pero en cambio tenia en su poder nove-
Tyler se apresuró entonces á comunicar esta cientos setenta y cinco prisioneros. Oonside-
noticia á Shields, pero antes de haber con- rando los peligros qué arrostró, y teniendo
cluido de redactar el parte, supo que los se- en cuenta las dificultades que hnbo que ven-
paratistas se acercaban con la intencion ma- cer, su campaña fué á no dudarlo una de las
nifiesta de atacar su flanco izquierdo. El mas brillantes de la guerra, y revela no solo
combate que se siguió fué de corta duracion, su.valor y arrojo, sino que demuestra tam-
pues los unionistas tenian que luchar con bien cuán profundo era su genio militar.
doble número de enemigos, mas á pesar de Fremont y Shields recibieron á poco una
esto se sostuvieron vigorosamente al princi- órden de su Gobierno previniéndoles mar-
pio, hasta que al fin una brigada al mando charan á \Vashington, dej ando de perseguí r
de Dick Taylor atacó resueltamente á los fc- al enemigo, y en su consecuencia Jackson,
derales por el flanco izquierdo, y cayendo dueño de la situacíon, volvió á cruzar


b 1 b t ' d 1 1 O d d S hF 1 d" f" 1862. so re a a erla e corone an y se apo e- por out 101' (en 12 eJunlO, y ne a
ró de ella. Poco despues los unionistas em- establecer su campamento en Weyer's Cave,
prendian la retirada, cubierta admirablemen- desde donde se trasladó el 17 á Richmond
te por el coronel Oarro11, aunque siempre con el grueso de sus fuerzas.'


TOMO 1II. i2




APÉNDICE AL CAPÍTULO VI.


BIOGRAFÍA DEL COMODORO FOOTE.


Andrés H. Foote, nombre glorioso en los acontecimientos
de la ~uerl'a ocurridos en Kentucky y Tennessee, nació en
Connecticut, y su padre, senador de dicho Estado, era el
mismo á quien el célebre orador Daniel \Vebster contestó
una vez en la Cámara pronunciando uno de sus mas bri--
Hantes discursos. El jóven Foote entró á servir en la arma-
da como guardia marina en 4 de diciembre de 1822, y en 19
del mismo mes de 1852, hasta cuya fecha no dejó un momen-
to el servicio activo, fué nombrado comandante con motivo
del ataque que dieron los americanos á los fuertes de Chi-
na en 185G. Foote mandaba la escuadrilla, y demostró su ar-
rojo, situándose con su buque bajo la boca de los cañones
enemigos_ En aquella ocasion se probó tambien que nues-
tro sistema en la guerra marítima era mejor que el de nues-
tros aliados, quienes tenian la costumbre de formar sus
buques en linea.


Despues de haber servido mucho tiempo como marino y
unos diez años en tierra, per9 siempre en clase de emplea-
do del departamento naval, se le nombró jefe del arsenal de
Brooklyn en Nueva-York; al principiarse la guerra, confi-
riósele el grado de capitan y se le encargó que organizase
la flotilla de cañoneras en San Luis y el Cairo, pues urgia
emprender las operacioncs cn los rios de Occidente. Para
cumplimentar esta órdcn era preciso vencer numerosas di-
ficultades y obstáculos, pero Yoote demostró en esto tanta
actividad como energia, y el buen éxito que se obtuvo fué
un triunfo para él, pues se le debieron todas las ventajas


obtenidas luego. El comodoro Foote no t8ndrá
1.862.


ahora mas de setenta y dos ariOS, y aunque se han
encanecido sus cabellos en el servicio de la patria, aun
conserva todo su vigor y energi~, que son cualidades tan
apreciadas en todo j efe militar.


Ocuparia demasiado espacio seguir aquí paso á paso la
hrillante carrera del comodoro Foote y reproducir en deta-


11e todos los hechos de armas en que tomó parte mientras
estuvo al servicio de su pais, pues de los principales tienen
ya conocimiento nuestros lectores. Uno de los combates
que mas contribuyeron á su nombradía fué seguramente
el que tuvo lugar á principios de 1862 en la toma del fuerte
Enrique, plaza que se hallaba en poder de los confedera-
dos, y cuya adquisicion creyó necesaria el Gabinete de
Abraham Lincoln. Al hablar de este hecho de armas, cita-
remos un incidente que basta para que nuestros lectores
puedan apreciar lo que valia este jefe y cuánta era su ene¡'-
gía. Sin entrar aquí en los pormenores de la toma del fuer-
te Enrique, referidos en otro lugar, citaremos el siguiente
caso:


Cuando los separatistas quitaron la bandera de la fortale-
za, un ayudante general y un capitan de ingenieros pasa-
ron al campamento enemigo en elase de parlamentarioR
para manifestar que el general Tilghman, comandante del
fuerte, deseaba hablar con cl jcfe de la Ilota, y entonces
Foote dió órden á los comandantes ::llembel y Phelps para
que fueran á poner la bandera de la Union donde flotaba
antes la de los separatistas, previniéndoles anunciaran al
general Tilghman que podria pasar al buque del jefe. Poco
(les pues llegó el gobernador del fuerte, y entregando su es-
pada á Foote le dijo: «Capitan, tengo una satisfaccion en
rendir mi acero á tan valeroso oficíal;,) á lo cual contestó el
comodoro: "Haceis muy bien en rendiros, caballero; pero yo
os aseguro que antes de hacer yo lo mismo, huhiera sido
preciso que volarais todos mis buques.,) Foote, sin embargo,
al estender su parte oficial, habló en térmillos muy lisonje-
ros del general Tilghman, elogiando su valor en la defensa
del fnerte.


Aquella victoria alcanzada por Foote dejó espedito el pa-
so por el Tennessee á la tlota federal, facilitando asi laR
operaciones militares en las márgenes del Alabama,













CAPÍTULO VII.
.1862.


EL GENE RAL MC CLELLAN DELANTt: DE RICHMOND.


El ejército federal marcha sobre Richmond.- Combate en Hanover-Court-House.-Batalla de Fair Oaks ó de los Siete
Pino s.-El generall\1c Clellan recibe nuevos refuerzos. - Stonewall Jackson se une á Lee. - Hill ataca el ala derecha
de los federales en Mechaniesville.- Vacilaciones de Mc Clellan.-Batalla de Gaines's Mill.~Derrota de Porter.- Re-
tirada de Mc Clellan.- El combate de Glendale. - Los separatistas atacan á los federales y son rechazados en .Malvern
Hill.- El general en jefe unionista se retira con su ejército á Harrison's Bar.- Hooker vuelve á Malvern. - El gene-
ral Me Clellan se retira al fuerte Monroe y embarca sus tropas para Alejandría.


La toma de Norfolk y ht destruccion del segundo de dichos buques estuvo á punto de
Merrimac dejaban espedito para la flota fe- causar una verdadera catástrofe, que feliz-
deral el paso del rio Jacobo, yen su conse- mente se pudo evitar. El capitan Farrand~
cuencia, el comandan te Juan Rodgers se j efe de la batería confederada, no tuvo en esta
hizo á la vela con una escuadrilla, en direc- refriega mas que quince baj as, es decir, siete
cion á Richmond, pero á ocho millas de la muertos y ocho heridos.
ciudad vió que el canal se hallaba obstruido El general Mc Olellan, despues de hacer
por dos estacadas, y defendidas las orillas sus preparativos, acababa de ponerse en
por una batería de cañones de grueso calibre marcha en direccion á Richmond, adoptan-
colocada á la altura de veinte piés sobre do antes todas las medidas que la prudencia
el nivel del agua. El rio era en aquel sitio tan aconseja. Tratábase de tomar posicion en el
estrecho, que el comandante Rodgers se vió Chickahominy, lo cual no era difícil, pues el
en la precision de anclar, lo cual hizo á la general en jefe era ya dueño de ambas ori-
distancia de seiscientas varas de la batería Has; pero como aquella corriente cenagosa~
enemiga, con la cual sostuvo el fuego duran- en vez de estenderse en línea regular se reco-
te tres horas y media, y hasta que, agotadas daba á cada instante, esto ofrecia Hn grave
las municiones, vióse obligado á remontar el obstáculo para los movimientos del ejército,
rio. Á bordo del Galena resultaron á con se- complicando su situacion porque no se podia
cuencia de este combate trece muertos yonce formar una línea recta. Sin embargo, para
heridos; en el Naugatuck, dos de los segun- mantenerse á la defensiva, no dejaba de
dos, y en el Port Royal uno; pero el haberse ser ventajosa la posicion del Chickahominy,
reventado una granada de cien libras en el l pero hacíase preciso tener un gran número




HISTORIA DE LOS CAP. VII.


de puentes, y de esto se ocupó en primer lu-I ejército enemigo, cuyos espías le tenian al
gar el general Mc Clellan. Señalados los pun- I corriente de todos los movimientos de los fe-
tos en que deberian echarse, comenzó la cons- derales, no dió tiempo para hacerlo.


truccion el 20 de mayo, si bien con El primer encuentro entre las avanzadas
1862. h 1 t't d ,. 1 . ., d 1 11 1 . muc a en 1 u , prmclpa mente a del ejércIto e Mc C e an y os separatIstas,
causa de las frecuentes lluvias, que hicieron tuvo lugar cerca de New-Bridge, donde el
subir la corriente del rio, convirtiendo los coronel \Voodbury, atravesando una corrien·
alrededores en vastos pantanos, donde los te, acometió á un aestacamento de los con-
obreros trabajaban á veces con agua hasta federüdos sin perder sino ocho hombres, en
la cintura. Era pues evidente que pasaria cambio de lo cual apoderóse de treinta y sie-
bastante tiempo antes de concluirse aquel te prisioneros de los cuales quince estaban
trabajo tan necesario, y por esta razon no heridos. Poco despues, el general Juan Por-
podia .:\Ic Clellan tomar la ofensiva sin co- ter recibió órden de avanzar desde New-Brid-
meter una grave falta, aun cuando recono- ge hácia Mechanicsville y Hanover-Court-
ciese que el enemigo se aprovechaba sin House, á fin de apoyar al general Me Dowell,
duda de aquella dilacion para terminar sus y en cumplimiento de lo mandado, se puso
obras de defensa. en marcha en 24 de mayo, y llegó por la tar-


Digamos ahora cómo estaba situado el de á un punto que se encuentra á dos millas
ejército federal el 30 de mayo: las di- de Court-House, donde se hallaba el enemigo


1862. .. d K 11 . t 1 1 VISIOnes e eyes y -em ze man ocn- perfectamente situado para oponerse n paso
puban la orilla derecha del Chickahominy, y de las tropas federales. El general unionista
las avanzüdas de la division Casey estaban Emory dispuso entonces que sus fuerzas se
cerca de la via férrea y del camino principal, desplegasen en ala, y situfLlldo en el centro
con atrincheramientos á la derecha, en la una batería, mandó avanzar al ataque, que
estacion de :B'air Oaks, y tambien á la iz- dió por resultado dispersar al enemigo, des-
quierda, en un punto conocido con el nombre pues de cogerle un cañon. La caballería, y la
de los Siete Pinos. El resto del ejército se infantería de MoreH, persiguieron á los fu-
habia desplegado en &la al otro lado del git.ivos, mientras la brigada Martindale con
Chickahominy; á la derecha, es decir, cerca una seccion de artillería avanzaba por el ca-
de New-Bridge, hallábase Porter, en el cen- mino de Ashland, y hacia retroceder á las
tro Franklin, y á la izquierda Sumner, quien fuerzas confederadas hasta la via férrea de
ocupabü con sus fuerzas las cercanías del Court-House.
camino de hierro de York River. Habíase El general Porter, que se hallaba en aquel
establecido el cuartel general cerca de K ew- momento en dicho punto, y iLcabaha de sa-
Br'idge; la caballería se situó en el estremo ber que su retaguardia era atacada por fuer-
derecho, y cntre estas dos líneas ó dos alas zas numerosas, se puso en movimiento con su
del ejército, el Chickahominy ofrecia un gra- columna para ir en auxilio del general Mar-
ve obstáculo, porque no habia mas que un tinclale, destacando antes cuatro regimientos
punto de comunicacion, que era Bottom's á fin de que sorprendiesen al enemigo por
Bridge. Ya esbban terminados varios puen- su flanco. Estas tropas se internaron por los
tes, y se habian dado las órdenes oportunas bosques, y cayeron de improviso soke los
para su colocacion, pero segun veremos, el confederados, los dispersaron completamen-




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS. 337


te, mataron doscientos hombres y cogie- pías que el cuerpo de ejército de Keyes es-
ron unos setecientos treinta prisioneros. Los taba aislado, Johnston resolvió acometerle
unionistas por su parte tuvieron cincuenta y
tres muertos, y trescientos cuarenta y cua-
tro heridos.


Tres días despues del combate de Oourt-
House, el general Naglee, de la division Oa-
sey, practicó un reconocimiento hácia Rich-
mond, mientras la division Oouch tomaba
posicion en el punto llamado Siete Pinos,
donde se fortificó apresuradamente constru-
yendo variaf; estacadas y un fuerte reducto.
El resto de las tropas de Casey acampó lue-
go cerca de la estacion conocida con el nom-
bre de Füir Oaks, frente al camino de hierro
de York, y parte de la division Heintzelman
se situó á la retaguardia para vigilar los ca-
minos que desembocan por la parte de Whi-
te Oak Swamp, por donde podria acometer
de pronto el enemigo. El general Mc Clellan
con Porter y el cuerpo de ejército de Fran-
klin habian ido á situarse corea de Ne\v-Brid-
ge á unas diez millas de Bottom's Bridge.


Poco despues, y como se observase que el
enemigo se hallaba solo á una milla de dis-
tancia, los piquetes de Oasey se alejaron al-
gun tanto de las líneas para observar mejor
los movimientos de los separatistas.


Durante toda la noche del 30 de mayo llo-
vió de tal modo que elrio Ohickahominy cre-


o ció estraordinariamente, hasta el punto de
que las aguas cubrieran los puentes nueva-
mente construidos, y por esto sin duda, el


general J ohnston, jefe del ejército
1862. t· t . d 11 . separa IS a, Vlen o en e o una CIr-
cunstancia favorable, trató de aprovechar la
oportunidad. Los caminos de aquella region
que conducenáRichmond, forman una figura
semejante al varillaje de un abanico, y esto
ofrece una ventaja para las maniobras á los
que son dueños de la ciudad: teniendo esto
en cuenta, y habiéndole anunciado sus es-


sin dar tiempo á que llegaran refuerzos, y al
efecto dispuso que los generales Longstreet
y Hill marcharan con sus divisiones por el
camino de Williamsburg, á fin de atacar de
frente, en tanto que el general Huger avan-
zaba por la derecha por el camino de Char-
les-Oity para caer sobre el flanco izquierdo
del enemigo; el general Smith recibió órden
de dirigirse á la estacion de Fair Oaks con
el objeto de sorprender la derecha de los
unionistas. Todo el ejército confederndo qun
defendia á Richmond, compuesto de unos
cuarenta ó cincuenta mil hombres, se ocu-
paba entre tanto en apoyar este movimiento
bajo la direccion de Jefferson Davis, el ge-
neral Lee y otros jefes principales.


Las columnas de ataque habian recibido
órden de ponerse en movimiento en


1862. la madrugada del 31 de mayo, mflS
habia llovido tan copiosamente toda la nocho
anterior, que los caminos se hallaban con-
vertidos en un inmenso pantano, lo cual
dificultaba en gran manera la marcha de la
artillería, puesto que aun á los mismos sol-
dados les llegaba á veces hasta la roclilla el
agua ó el lodo. Sin embargo, aun no había
verificc),do su movimiento el general Uuger,
cuando Hill, que le esperaba con impacien-
cia, dió órden á la una de la tarde para que
sus tropas avanzaran al ataque.


Poco des pues , y antes de q uc los piquete~
tuvieran tiempo de avisar que se acerc;:-
ba . el enemigo, la di vision Casey se vió
rodeada por numerosas fuerzas separatis-
tas, é inmediatamente, aunque sorprendidos
de improviso, forTI+áronse los federales en
órden de batalla y comenzó el combate. Cil-
sey dispuso en el acto que la batería de
Spratt se situarü convenientemente y que
rompiera el fuego apoyada por tres regl-


i ,,,.




338 HISTORIA DE LOS CAP. VII.


mientos, mientras que otros siete, con tres pronto, sin embargo, llegaron refuerzos en
baterías iban á ocupar el reducto que acaba- auxilio de Oasey, pero tuvieron que retro ce-
ba de construir, y en el cual esperaba sos- der, dominados por el número de los enemi-
tenerse hasta que llegaran refuerzos. Pero gos, hasta la estacion de Fair Oaks, en cuyo
el eJército enemigo era demasiado nume- punto, uniéndose los federales con las tro-
roso; las tres brigadas separatistas de pas del coronel Oochrane, pudieron resistirse
Rhodes, Garland y Anderson atacaron de hasta la llegada de la division del general
frente con la mayor resolucion, mientras Sumner, que con gran dificultad habia con-
que la de Rains, por un movimiento de flan- seguido atravesar el Chickahominy.
co, caia sobre el ala izquierda de Oasey. En El general Heintzelman recibió órden de
aquel instante el regimiento de Pennsylva- ir inmediatamente en auxilio de Couch, mas
nia que habia ido á reforzar los piquetes, por una mala inteligencia no todos sus regi-
volvió en la mayor confusion y fué á unirse mientos llegaron tan oportunamente como
con la retaguardia desordenadamente, des- era de desear, y pasó mucho tiempo antes de
pues de haber sufrido pérdidas inmensas, y que Heintzelman pudiera entrar en línea y
aunque el fuego de fusilería y artillería de tomar parte en la lucha. El ataque del gene-
los federales era de los mas mortíferos, re- 1'al separatista Smith se habia retardado por
conocióse bien pronto que no sería posible re- órden de Johnston, que esperaba la llegada
sistir al enemigo. Viendo entonces que los de Longstreet, y merced á esta circunstan-
separatistas, no solo cargaban de frente, si- cia, pudieron oponer una enérgica resisten-
no tambien por la izquierda y la derecha, cia los federales parapetándose detrás de una
el general Casey ordenó á Naglee que ataca- fuerte empalizada, donde se batieron con el
se á la bayoneta, lo cual se hizo á pesar del mayor denuedo. Entre tanto, el general
espantoso fuego que diezmaba las filas de Abercrombie, que se hallaba en Fair Oaks
los unionistas, y entonces fué cuando caye- con cinco regimientos, recibia órden de COll-
ron heridos de muerte los coroneles Brown y servar su posicion á todo trance, y así se
Davis, así como tambienel mayor del regi- hizo en efecto, mas el conseguirlo costó la
miento de Pennsylvan!a. Media hora des- vida á los coroneles Rippey y Spear, al ma-
pues, Rains asaltaba el reducto de los federa- yor Smith y á otros muchos oficiales, sin
les, y desbaratando el flanco de la infantería contar al general Devens que cayó tambien
de la division Casey, obligaba á éste á reti- gravemente herido. El general confederado
rarse en gran desórden hasta el si tio en que J obnston no tuvo mejor suerte, pues al diri-
se hallaba Couch, desp'ues de haber perdi- gir una carga, un casco de metralla le hirió


. do seis cañones. El coronel Bailey, el mayor en un costado, y como al caer del caballo se
Van Valkenburg y el ayudante Ramsey, del rompiese dos costillas, fué preciso retirarle
primer regimiento de artillería de Nueva- del campo de batalla y quedó inútil para al-
York, murieron tambien en aquella espan- gunos me~es. El general Smith se encargó
tosa refriega, en el momento en que trataban entonces del mando, pero un ataque de pará-
de salvar los cañones del reducto, cañones lisis le obligó á dejar el puesto á otro jefe.
de que se apoderaba á los pocos momentos el Diremos aquí de paso que uno de los últimos
coronel Rhodes para asestarlos sobre las ataques de los separatistas iba dirigido por
fugitivas columnas de los unionistas. Bien su Presidente Mr. Jefferson Davis.




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS. 339


Cuando el general Mc Clellan, quien segun ral Sedgwick, no obstante, conociendo que el
ya hemos dicho, estaba en New-Bridge, supo tiempo era precioso, dispuso que el general
lo que pasaba en el ala izquierda de su ejér- Burns fuese con dos regimientos á reforzar
cito, dispuso al momento que Sumner mar- á Gorman, y aunque los separatistas ataca-
chase con dos divisiones en auxilio de Couch, ron furiosamente, y de tal modo que por un
precedido de Sedgwick, quien llegó al campo momento se creyó no seria posible ~esistir­
de batalla hora y media antes de ponerse el les, la calma y serenidad de Burns, y sobre
sol, y precisamente en el momento en que todo su arrojo é intrepidez, entusiasmó de tal
los triunfantes separatistas caian sobre el modo á los unionistas, que arrojándose des-
ala izquierda de Couch, interponiéndose en- esperadamente á la carga, en tanto que los
tre esta y Heintzelman con el objeto de coro- cañones lanzaban un torrente de metralla
nar su victoria con la completa derrota de sobre el enemigo, se consiguió al fin recha-
los dos cuerpos de ejército que se hallaban zar á este hasta el otro estremo del bosque.
en la parte Sur delChickahominy. Sedgwick, La oscuridad puso fin á tan enearnizado
sin embargo, que avanzaba rápidamente, combate; nadie sabia del éxito de la batalla
llegó en el momento crítico, y formando en sino lo que habia visto, y amigos y enemigos,
línea de batalla á la orilla de un bosque, perdidos en aquellos bosques que no cono-
frente á un campo abierto, hizo jugar sus cian, se entregaron. al descanso entre los
veinticuatro piezas de artillería sobre la ca- muertos y moribundos. La fatiga ocasionada
beza de la columna que avanzaba, y po- por aquella terrible lucha, asicomo las den-
niendo en movimiento á toda su division, sas tinieblas de la noche, habia impuesto á
recobró á poco parte del terreno que se habia los combatientes una de esas treguas tácitas
perdido. Al oscurecer, la division Richard- tan frecuentes en la guerra.
son, que llegaba en aquel momento, se re u- Evidentemente Johnston se habia lison-
nió con la de Sedgwick y la brigada de Bir- jeado de que, lanzando todas sus fuerzas
ney, y de este modo no pasó mucho tiempo sobre las cuatro divisiones del ala izquierda
sin que mudara de aspecto el combate. de los federales, podria fácilmente aniqui-


Sin embargo, Abercrombie, que seguia larIas antes de que recibiesen socorros del
aun batiéndose á la desesperada, se habia resto del ejército que permanecia en la orilla
visto precisado á retroceder, y ya iba á verse izquierda del Chickahominy; pero segura-
envuelto por fuerzas muy superiores, cuan- mente no contaba ni con la enérgica resis-
do llegó el socorro que esperaba para sacúrle tencia de aquellas cuatro divisiones ni tam-
del apuro. La brigada de Gorman se desplegó poco con el furioso é imprevisto ataque de
al momento en órden de batalla en la falda de las fuerzas de Sumner. Mucho debieron sen-
una colina situada cerca de Fair Oaks, y tir los federales que á los quince mil hom-
adelantó rápidamente para tomar parte en bres de este último jefe no hubieran podido
la refriega, mas en aquel instante, un espan- reunirse los otros .cuarenta mil que perma-
toso fuego de fusilería introdujo cierta con- necian ociosos en la orilla izquierda del rio,
fusion en el ala derecha de los unionistas, y pues de este modo habrian obtenido acaso
bien pronto se comprendió que el enemigo una victoria decisiva. Es verdad que para
pugnaba por desbaratar un flanco, como lo esto faltaban los puentes, y puecle ponerse
habia hecho con la division Casey. El gene-l en duda que se trabajara en aquellos co~ ~,~f'~;.;~


, -(o ,.


, -.;.




340 HISTORV," DE f.OS CAP. VII.


suficiente actividad, pues en nuestro Juicio,
debió tratarse de concluir aquellos trabajos
oportunamente, sin omitir sacrificio alguno.
Al romper el dia se renovó la batalla con
inusitada furia en la orilla izquierda, y los
separatistas atacaron en masa, pero sin ór-
den ni método, á los federales, quienes cono-
ciendo que eran inferiores en numero, y sin
esperanza de que se les apoyara, no trataban
sino de conservar su posiciono Unos y otros
se batian con una energía salvaje, sin ruido
y sin gritos, y de vez en cuando atacábanse
á la bayoneta y luchaban cuerpo á cuerpo.
La artillería tiraba por encima de los com-
batientes, pero antes de la tarde cesó gra-
dualmente el fuego y los separatistas comen-
zaron á retirarse, llevándose consigo á su
general en jefe, quien, segun ya hemos dicho
antes, estaba herido de gravedad. A esta
('ircnnstancia, se debió, á no dudarlo, que
dejara de ser ordenado y eficaz el ataque de
los separatistas. Júzguese ahora qué hubiera
sucedido si se hubiesen presentado en nquel
momento ante las fuerzas confederndüs, que
iban retirándose, los treinta y cinco mil hom-
bres de tropas de refresco que permanecian
ociosas en el otro lado del Chickahominy.


Segun el parte oficial de Johnston, sus
pérdidas no bajaron de cuatro mil doscientos
treinta hombres, sin contar los muchos ofi-
ciales que se recogieron en el campo de ba-
talla muertos ó heridos, pero sus tropas se
apoderaron de diez cañones, seis mil fusiles
y algunos centenares de prisioneros, la ma-
yor parte de los cuales estában heridos. Por
lo que hace al general Mc Clellan, decia en
el parte que sus pérdidas ascendian á cinco
mil setecientos cuarenta hombres, entre los
que contábanse ochocientos noventa muer-
tos, figurando entre estos últimos el coronel
Bailey, el mayor Van Valkenburg, el ayu-
dante Ramsey, y los coroneles Riker,


Brown, Rippey y Miller; los generales Na-
glee, Devens, Howard, Maine y Wessells,
y el coronel Cross, quedaron heridos de mas
ó menos gravedad (*).


A la mañana siguiente de haberse retira-
do los separatistas, es decir, en 2 de junio,
el general Hooker hizo un reconocimiento
por órden de Heintzelman, y avanzó unas
cuatro millas, mas al saberlo el general Me
Clellan dispuso que volviera Hooker á Fair
Oaks, y escribió acto continuo umL nota al
Secretario de la Guerra manifestándole que
esperaba aigunos refuerzos para dar un ata-
que general.


Cuando llegaron á conocimiento del Pre-
sidente los detalles de la sangrienta batalla
de los Siete Pinos, mandó que las fuerzas
disponibles que se hallaban en el fuerte Mon-
roe se pusieran á las órdenes del general
Mc Clellan, y además de esto destacó cinco
regimientos mas de Baltimore, anunciando
al general en jefe que las divisiones de Me
Call y Mc Dowell mareharüm lo mas pronto
posible. Mc Clellan escribió entonces al Pre-
sidente Lincoln lo que sigue:


«Me alegro saber que activais el envío de
fuerzas: me pondré en movimiento parato-
mar á Richmond tan pronto como llegue .Mc
CaU y esté el terreno mas seco á fin de que
sea posible arrastrar la artillería. Mis pi-
quetes han avanzado hoy una milla, recha-
zando á los del enemigo, y ahora ocupamos
una posicion muy buena. »


Poco despues, Mc Cle11an espidió á su Go-
bierno un telégrama concebido en estos tér-
mmos:


e) En un despacho contincncial fechado el 4 de junio
de 1862, decía Mc Clellan que las pérdidas sufridas en las
batallas del 31 de mayo anterior y de 1.· de junio no ba-
jaban de siete mil hombres. Aun cuando esta cifra no sea
del todo exacta, puede asegurarse que se aproxima mu-
cho á la verdad.




CAP, Vil. ESTADOS-UNIDOS. aH
ti. No puedo emprender ahora movimiento


alguno á causa del mal tiempo, pues los ca-
minos y los campos están literalmente in-
transitables, no solo para la artillería, sino
tambien para la infantería. El Chickaho-
minyha crecido estraordinariamente con
motivo de haber estallado una espantosa tor-
menta, pero atacaré al enemigo tan pronto
como me lo permitan las circunstancias.
Aprovecho esta ocas ion para manifestarle
que seria conveniente destacar el mayor nú-
mero de tropas posible del ejército de Halleck
á fin de reforzar el mio, pues creo que este
jefe no las necesita tanto como yo. Aun
cuando el contingente no llegara á tiempo
para tomar parte en el ataque de Richmond,
el efecto moral que produciria en el ejército
seria muy bueno y además podria prestar
luego su auxilio en otras operaciones milita-
res. Téngase por entendido que tan pronto
como lo permita el tiempo atacaré al ene-
migo con las fuerzas que se hallen á mi


á la mañana siguiente sin ser molestado.
Esta fué una de las mas notables espedicio-
nes que se habian hecho desde que se adop-
tara el sistema de guerrillas, pero si algu-
nas como esta última daban buen resultado,
en cambio otras eran desastrosas para los
que se arriesgaban solo con el objeto de co-
meter depredaciones, no siempre favorables
para los mismos que las nevaban á cabo.


Cuando comenzaron á llegar los refuerzos
pedidos por Mc Clellan, ocupaba su ~jército
las dos orillas del Chickahominy, y el grue-
so de las fuerzas se hallaba en la de la dere-
cha con el cuartel general, establecido un
poco mas allá de Alexander Bridge; en la de
la izquierda habían se situado las divisiones
Porter y Mc Call y la; caballería de Ston-
mano En semejantesituacion, podia muy
bien el ejército aceptar la batalla, y el
Chickahominy, que dejaba de ser un obstá-
culo desde el momento en qne podia cruzarse
por los puentes, iba á ser probablemente


disposicion, pero cna,ntas mas tenga mas I una dificultad para el enemigo.
ventajosos serán los resultados. En mi con- Mc ClelJan , pues, qne contaba ya con un
cepto s.erá mejor enviar por agua la infante- efectivo de ciento quince mil hombres de
ría de Mc CaU sin esperar á la artillería J' todas armas, debia considerarse con sufi-
caballería.» I cientes fuerzas para marchar desde luego


Á los dos di as de haber recibido el Go- contra el enemigo y atacar á Richmond,
bierno este parte, es decir el 12 de junio, pero como la cualidad dominante del gene-


llegó la division del general Mc Callo ral en jefe era la prevision, dejóse llevar de
1862. Á l' - .. t 1 l· '1 . t d a manana slgmen e e genera CIertas vaCl aClOnes, y an es e ponerse en
confederado Stuart, seguido de mil quinien- marcha dirigió varios telégramas al Gobier-
tos ginetes y cuatro piezas de artillería, no manifestando cuál era su situacion, pi-
atacó y dispersó dos escuadrones unionÍs- diendo nuevos refuerzos, ó haciendo


H Old h d 1 fi 1 P , 1862. tas cerca de anover C urch, y ando consultas, hasta que a n e reSl-'
luego un rodeo, marchó rápidamente hácia dente Lincoln contestó á Mc Clellan C011
la estacion de Tunstall, donde despues de fecha 26 de junio en los términos siguientes:
quemar dos goletas cargadas de forraje y
catorce wagones, cogió ciento sesenta y «\Vashington 26 de junio de 1862.
cinco prisioneros y dosciéntos sesenta ca- »He recibido vuestras tres últimas comu-
ballos, cruzó el Chickahominy por la parte nicaciones en que me manifestais cuál es la
de Long Bridge, y pudo llegará Richmond posicion que 'ocupa el ejército, indicándome


TOMQ III.




i!42 HISTORIA DE LOS CAP. VII.


que necesitareis mas refuerzos porque es pro-
bable que os ataquen doscIentos mil hom-
bres, en cuyo caso, segun decís, no recaeria
sobre vos toda la responsabilidad. Yo os envío
cuantos refuerzos puedo, y entiendo que
hareis cuanto os sea posible con las tropas
que se hallen á vuestra disposicion. ¿ Ten-
dreis la poca generosidad de creer que po-
dria enviaros mas refuerzos si quisiera~ No
he omitido ni omitiré oportunidad alguna
para facilitaros cuantos medios y recursos
se hallen á mi alcance.»


Entre tanto el general Roberto Lee, á
quien se habia confiado el mando del ejército
separatista, habia resuelto, despues de cele-
brar una conferencia con los principales
jefes, dar un golpe decisivo á los federales;


comenzaba á replegarse. Las tropas de
Mc Call, que acababan de llegar para refor-
zar á Mc Clellan, ocupaban una fuerte posi-
cion con la division Morrell y la de Sykes,
componiendo entre todas un total de veinti-
siete mil hombres. Avanzando rápida y re-
sueltamente, á pesar del fuego destructor de
los unionistas, las divisiones de P. Hill,
H. Hill Y Longstreet, atacaron al enemigo
por su flanco izquierdo, pero como J ackson
no llegaba para sorprender el derecho é iba
acercándose la noche, los confederados no
consiguieron su objeto. Las pérdidas de los
federales en esta refriega no bajaron de cua-
trocientos hombres, pero es de presumir que
fueron mucho mayores las de los separa-
tistas.


á este fin, habíanse enviado á buscar refuer- I Antes de amanecer, sin embargo, el gene-
zos con el mayor sigilo, y en pocos dias ral Mc Clellan, á quien se acababa de anun-
ascendió á setenta mil hombres el ejército ciar que se aproximaba Jackson, espidió
separatista. Con el objeto de ocultar esta i inmediatamente una órden para que los unio-
concentracion, las brigadas de \Vhiting y . nistas evacuaran su fuerte posicion y se re-
Hood salieron de Richmond para reforzar á tirasen á Gaines's Mill, órden fácil de ejecu-
Jackson, y cuando se hubieron adoptado las tar si hubiera llegado tres ó cuatro horas
disposiciones necesarias, este jefe se dirigió antes, pero muy difícil de llevar á efecto
hácia Ashland, con el fin de sorprender el entonces, porque el enemigo renovó el ataque
ala derecha de los unionistas que se es- algunos minutos despues. Los separatistas.
tendia hasta Mechanicsville, y al mismo no obstante, fueron rechazados, y los federa-
tiempo se dió órden a~ general. Branch, para ¡leS comenzaron su retir~da en el mejor ór-
que, cruzando el ChlCkahommy, avanzara den despues de enterrar a sus muertos. An-
sobre el mismo punto mientras el general tes de la tarde, todas las tropas unionistas
Hill, de concierto con los otros dos jefes se ocupaban su nueva posicion en Gaines's MilL
dirigiria por Meadow Bridge. La division hallándose dispuestas á recibir al enemigo.
de Longstreet debia apoyar al mismo tiem- Durante la noche se trasladó desde la orilla
po á Hill y á Jackson, y las divisiones de opuesta del Chickahominy el tren de batir'
Ruger y Magruder se situaron cerca del ala que se creyó necesario, pues era evidente que
izquierda de los unionistas. los jefes del ejército separatista estaban re-


J ackson no pudo llegar á Ashland tan sueltos á lanzar el grueso de sus tropas so-
pronto como se esperaba, y por esta razon se bre el ala derecha de los federales á fin de
vió precisado Hill á retardar su ataque, con introducir luego la confusion en el centro con
tanto mas motivo cuanto que el enemi-¡laS columnas de ataque.
go, habiendo observado ya su movimiento,· El general McClellan creia como siempre




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS.


que los confederados intentaban atacarle con comenzó el ataque hasta algunas horas des-
doble número de fuerzas, es decir con dos- pues. Las tropas de Sykes opusieron una
cientos mil hombres, siendo así que desde el enérgica resistencia, de ~al modo que el ge-
principio hasta el fin de la guerra nunca lle- neral Longstreet á quien se habia dado órden
garon á tener mas de cien mil soldados en de simular un ataque, se vió en la precision
un solo ejército. Aun dado el caso de que sus de cargar sobre el enemigo resueltamente;
adversarios contaran con la superioridad nu- mas en aquel momento llegaba Jackson con
mérica, el general Me Clellan debió concen- su division para reforzar el ala izquierda de
trarse rápidamente y atacar de improviso á Longstreet, mientras que H. Hill Y Ewell
una parte del ejército enemigo sin dejarle acudian á su vez presurosos á fin de tomar
tiempo de ser socorrido por la otra; y si en parte en la acciono Reunidas todas las tro-
la mañana del 26 hubiera asaltado á Rich- pas del genera'! Lee, dióse la órden de avan-
mond, previniendo antes á Porter que entre- ' zar de izquierda á derecha entre el nutrido
tuviera á las divisiones separatistas que le fuego de fusilería que acababa de romperse
atacaban, atmyéndolas á la otra orilla del por ambas partes.
Chickahominy, fácil le habría sido derrotar El general Porter, que ocupaba una ruer-
á los veinticinco mil hombres que se ha11a- te posicion, tenia á su derecha á la division
ban cerca de Richmond, ~omar la ciudad y Sykes, á su izquierda á la division Morrell,
volver luego á socorrer á Portero Mc Clellan: que se esiendia hasta la orilla del Chickaho-
sin embargo, no pensó así, y ya por debi- miny, las tropas de Mc Call formaban la
lidad ó porque creyese real y efectivamente reserva con la hrigada Reynolds, que ocupa-
que el enemigo tenia á su disposicion fuerzas ba el camino de Coal-I-Iarbord. La brigada
muy superiores, solo adoptó disposiciones Meade y la de Seymour se hallaban en el
para rechazar el ataque que en su concepto centro en segunda línea y un poco mas aba-
se proyectaba sobre el ala derecha. Siempre! jo habíanse situado doce escuadrones de ca-
perplejo y vacilante ~ y alarmado con las no- ballería á las órdenes del general Cooke. Por
ticias que recibia á cada momento, dió lugar lo que hace á la artillería, se tuvo cuidado de
á que dos terceras partes de las tropas de colocar los cafíones convenientemente; una
Lee derrotasen ft un número inferior de unio- batería montada protegia el ala izquierda en
nistas, mientras sesenta mil hombres per- el valle de Chickahominy, y al otro lado del
manecian ociosos entre el Chickahominy y rio hallábanse tambien otras dos baterías.
Richmond, vigilando á veinticinco mil con- Al ver el general Porter que los separatis-
federados. Solo una division de Sumner fué tas avanzaban resueltamente, y reconocien-
enviada á tiempo para socorrer á Porter, y do que era su intencion atacf~r á la vez toda
de este modo treinta y cinco mil hombres tu- la línea, envió á buscar refuerzos al general
vieron que resistir los desesperados esfuer- en jefe; poco despues llegó en su auxilio la
zos de cincuenta mil, mandados por Lee, division Slocum, y á eso de las tres de la
Longstreet, Hil1, Jackson y Ewell. tarde, habia arreciado de tal modo la pelea.


Aunque los separatistas habian persegui- y en tal manera aumentaba el número de los
1.10 de cerca á los federales, cuando estos se enemigos, que Porter tuvo que echar mano
retiraron de su posicion de Mechanicsville, de todas sus reservas. Cuando la division
como Hill esperaba la llegada de J ackson, no Slocum entró en línea, batíanse los separa-




HISTORIA DE LOS CAP. '"11.


ti stas encarnizadamente con el ala izquierda de las tropas federales. El fuego de fusilería
de los federales, deseando unos y otros ocu- y de cañon son tales, que la lluvia de balas
par una senda del bosque que descendia en que rebotan en el suelo, levanta espesas nu-
ángulo recto hasta el Chickahomioy; en la bes de polvo, y eIltonces se da á la caballería,
derecha, las tropas regulares de Sykes, fir- órden de cargar: yo me encontraba por ca-
mes en su puesto como una muralla de bron- sualidad cerca de aquel sitio, y ví á los sol-
cc, acababan de rechazar varias acometidas, dados lanzarse al combate sable en mano.
pero las pérdidas que sufrian eran enormes, con ese entusiasmo propio de los hombres
y viendo esto el general Porter, espidió un resueltos que no vacilan en verter su san-
parto á Mc Clellan para que se le enviasen, gre por la causa que defienden. Al pasar
refuerzos. Desgraciadamente se temia tam- I á mi lado un jóven oficial, y como yo le pre-
bien un ataque por otro punto, y hasta las guntase el nombre de su regimiento, me con-
cinco de la tarde no recibió Porter ningun testó blanJiendo su espada con ese orgullo
auxilio. En dicha hora llegaron las brigadas que infunde el espíritu de cuerpo: «¡El quinto
French y Meagher, de la division Richard- de caballería!» Y así diciendo, picó espue-
son, muy á tiempo p~r cierto, pues los fe- las á su caballo y le ví desaparecer entre unü
derales emprendian apresuradamente la re· nuLe de pol'ro seguido de todo el escuadrono
tirada porque los confederados acababan de ¡ Dcsventurildo jóven! Al dia siguiente He-
apodemrse de un bosquecillo despucs de 1'e- gal'on los restos de su regimiento, y solo ha-
clwzar una cdrga de lit caballerLL federal, bian yuclto dos oficiales. En efecto, aquella
que sufrió en aquella ocasion dolorosas pér- I carga contra los compLlctos batallones' de la
didas. La brigada Reynolds, completamcn- infantc1'Íil enemiga no podia dar buen resul·
te arrollada por el enemigo, y prisionero tado, y los ginetes, gaJopando entre nubes de
:m jefe, habia quedado reducida á la mitad, polvo, en medio de los caüones y de los fugi-
é iba replegándose en la mayor confusion. tivos, no hicieron mas que aumentar la con-
IIé aq uí lo que dice un testigo ocular al re- fusion; los caballos de la artillería habían
ferir los detalles de aquella espantosa refrie- muerto, y vi á los hombres servir las piezas
ga: «Entro los vencidos no predominaba el con un valor desesperado, pero caian uno á
pánico ni el temor, pero sordos los soldados uno para no volverse á levantar jamás. La
ii, los llamamientos de sus jefes, alejábanse bruma de la tarde que iba estendiéndose so-
con el fusil al hombro como hombres que bre aquel sangriento campo de batalla cu-
desesperüIl ya, de todo. En vano los genera- bierto de cadáyeres, no me permitió Vel'
les y oficiales del estado mayor, se la,nzan mas. El general Butterfield, á quien aCiJ-
.m lo mm; recio del combate sable en mano baban de matar el caballo, hizo esfuerzos so-
para, contener aquel desordenado movimien- brehumanos para salvar los caüones; un
to: ¡ todo es inútil! la, batalla, de Gaines's casco de metralla le llevó el sombrero, su
Mill está perdida ya; solo se trata de impedir sable estaba doblado de un balazo, y ro-
{lue el aesa,stre sea mayor. En efecto, el ene- deado de sus ayudantes de campo, que iban
migo sigue avanzando siempre en el mejor cayendo uno á uno, habia tra,tado de reu-
órden, con su infantería desplegada en regi- nir toda la, infantería al rededor de su ban-
mientos escalonados, que á cada momento dera, mas si bien lo consiguió al principio,
v¡m estrechando mas y mas la masa confusa. vióse ] uego arrastrado por los batalloneti




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS.


que huian á la desbandada.y en la mayor New-JIarket como por el Chickahominy y
~onfusíon.» Long Bridge. Mc Call seguiria á Porter, y


Los federales habian perdido la batalla los generales Sumner y Heintzelman, aban-
mas no sin defender el terreno palmo á pal- donando poco á poco sus posiciones, segui-
mo, y debe tenerse en cuenta, que la mayor rian la misma direccion ; la division Slocum
parte del ejército federal permanecia entre se quedaria á retaguardia en Savage-Station,
tanto ociosa en la orilla opuesta del Chicka- .Y los jefes de los diversos cuerpos recibieron
hominy, pues temiendo un ataque por aquel árden de cargar convenientemente de víveres
punto, ninguno de los jefes creyó prudente sus wagones y de quemar lo que no pudieran
tlesprendersede sus tropas, á pesar de que llevarse; los enfermos y los heridos se q ue-
<lineo ó seis brigadas mas, hubieran acaso darian en los hospitales al cuidado de los ci-
evitado la derrota de Portero Tambien es de rujanos,'y bajo la salvaguardia de la bunde-
·estrañar que despues de alcanzada aquella ea amarilla y de la humünidad.
ruidosa victoria, no intentaran cosa algu- El dia 28 se pasó conforme á lo indicado
na los confederados en la orilla derecha. en el programtL, y no se perdió tiempo en


Las bajas que sufrió el ejército federal cumplir tollas las órdenes del general en jefe.
-en aquella tremenda batalla no bajaron de A meLlio dia habían ya tomado las tropas la


. .


ocho mil hombres entre muertos y heridos, posicion que se les indicara, y los ingenieros,
contándose entre los primeros muchos dis- (i ue trab[~al'on toda ·la noche para destruir
tinguidos .Y valerosos oficiales; es de presu- los puentes tan penosamente construidos,
mil' que los separatisbs perdieron muchos hicieron luego esfuerzos sobrehumanos para
menos. fLsegurar el paso de los \Yagones; despues


En vista del fatal resultado de ht accion Keyes, Porter y :VIc Call, con una parte de
de Gaines's Mill , Y no creyéndose con sufi- los trenes, llegaron sin obstáculo al punto de
{)ientes fuerzas para tomar por entonces la su destino.
I'evancha, el general Mc Clellan juzgó que lo Mientras se efectuaba esta importante ope-
mas prudente seria emprender la retirada sin rae ion en la orilla derecha, del Chickaho-
-es ponerse á un nuevo descalabro. En su miny, el g'lmeral Lee buscaba al ejército
<:onsecuencia reunió á los jefes del ejército en I federal en todos aquellos sitios en que segu-


consejo de guerra el dia 27 de junio, ramente no debia encontrarle; no podia su-
1.862.


á fin de esponerlessu plan y los deta- poner ni remotamente que Mc Clellan aban-
Hes de la ejecucion y se acordó que el cuer- donaria su centro de operaciones, y por lo
po de ejército de Keyes, formando la van- tanto, parecióle suficiente concentrar sus
guardia, marcharia á la mañana siguiente fuerzas en los caminos que conducen al
hácia \Vhite Oak Swamp con toda su arti- Chickahominy á fin de vigilar al enemigo.
lleria y bagajes y algunos ingenieros para Entre tanto dispuso que sus avanzadas se
reparar y construir los puentes necesarios, á apoderasen de todo aquello que los federales
fin de asegurar el paso de las demás tropas y no pudieron quemar ó llevarse, por cuyo me-
·de los trenes. En el mismo dia 28, y llegada dio se hizo dueño de un rico botin, pero ya
la noche, el general Porter iria á reunirse en la noche del 28 ó 29 y despues de algunas
con Keyes, cuidando de cubrir los flancos del escaramuzas en Old-Tavern, Lee comenzó á
ejército, así por la parte de Richmond y de tener algunas sospechas que bien pronto se




:vtG HISTORIA DE LOS CAP. VII.
convirtieron en realidad. Entonces trató de Pero no era de esperar que pudieran ter-
reparar los puentes destruidos, hizo retroce- minarse todas las operaciones del ejército
der hasta Mechanicsville á una parte de unionista sin contratiempo alguno y sin otro
las tropas de Jackson y de Longstreet, á fin combate, y en efecto, en la mañana del 29 t
de atravesar el rio y bajar luego por la ori- los confederados atacaron de nuevo con el fu-
lla derecha, y dió órden á Magruder de salir ror de hombres que ven que se les escapa
de sus posiciones para estrechar á los fede- una presa segura.
rales por el flanco derecho; el resto de las El general Sumner habia abandonado las
fuerzas debia bajar por la orilla izquierda obras de defensa de Fair Oaks en la madru-
con el objeto de vadear el Ohickahominy por gada del 29 á fin de replegarse en Savage-
Long Bridge y caer sobre el flanco izquierdo Station, situándose luego cerca de la esta-
de las columnas enemigas, cortándoles la re- cion de Orchard; las divisiones Richardson
tirada si era posible. y Sedgwick se hallaban á la derecha del ca-


Desgraciadamente para Lee, tropezaba mino de hierro, frente á Richmond, y el
con la misma dificultad que encontró el ge- cuerpo de ejército de Heintzelman, se esten-
neral Me Olellan en la batalla de Pair Oaks: dia por el camino de \Villiamsburg. Hácia
entre las dos divisiones de su ejército esten- las nueve de la mañana del dia 29, estas po-
diase todo el valle de Ohickahominy, y este siciones fueron atacadas por varios puntos
valle estaba ocupado aun por tres cuerpos á la vez: Sumner, que era el mas avanzado t
de ejército federales á las órdenes de Heint- rompió un nutrido fuego de fusilería y arti-
zelman, Sumner y Franklin. En la mañana llería, que contuvo al enemigo durante· dos
del 29 el general Mc Olellan abandonó á Sa- horas, pero á eso del medio dia tuvo que re-
vage-Station con todos sus trenes y bagajes, plegarse hácia Savage-Station, donde se con-
atravesó felizmente el rio, y al medio dia centraba tambien, viniendo de la derecha t
se mandó al general Keyes que fuera á to- la division Smith, del cuerpo de ejército de
mar posicion en las alturas de Malvern Hill, Franklin, que habia empeñado el combate
seguido del general Porter, quien debia si- con el enemigo. Heintzelman . retrocedió
tuarse á la izquierda de Keyes á fin de apo. igualmente, pero bien fuese por una mala
yarle. Las cañoneras que habian llegado ya inteligencia ó por otra causa cualquiera, en
á este punto, y que anunciaban la proximi- vez de ocupar de nuevo su posicion á la iz-
dad de un gran número de buques, apoya- quierda, se retiró atravesando los pantanos t
rian las dos alas del ejército, sobre todo la I guiado por un ayudante de campo del gene-
derecha; el general ~lc Oa11 se hallaba aun ral en jefe que acababa de llegar con el ob-
en los desfiladeros de \Vhite Oak Swamp en jeto de indicarle el camino que debia seguir
el mismo sitio ocupado antes por Keyes y para atravesar el vado de Brackett.
Porter, y se le habia prevenido que vigilara La inesperada marcha de Heintzelman no
por la parte de Richmond hasta que le rele- podia menos de contrariar á Sumner, pues
varan Sumner y Heintzelman. Estos tenian su ala izquierda, ocupando la direccion de la.
órden de marchar en el mismo dia por dos línea de retirada, quedaba á descubierto y
caminos distintos; el primero por el camino espuesta á un ataque de las nuevas colum-
principal, y el otro por un sendero que se nas enemigas que iban llegando de Rich-
halla mas al Norte. mondo Además de esto, Franklin, que acaba-




CAP. Vll. ESTADOS-UNIDOS.


ba de unirse á él, le anunció que el enemigo
avanzaba con fuerzas numerosas por la
derecha y se disponia á franquear el Chic·
kahominy. Á pesar de todo, Sumner y
Franklin, resueltos á luchar, tomaron sus
disposiciones á fin de sostenerse hasta la no-
che, en cumplimiento de las órdenes que re·
cibieran poco antes, y á eso de las cuatro de
la tarde empeñóse la accion al rededor de la
via férrea y cerca de un bosque desde donde
se dominaba ventajosamente la posiciono
Cuatro baterías colocadas convenientemente
sembraron la muerte en las filas del enemi-
go, y al mismo tiempo la brigada Hancock
dió varias cargas, con el mejor resultado, mien-
tras la brigada Burns, situada á la derecha de
Williamsburg, defendió. obstinadamente el
terreno palmo á palmo. La noche puso fin
al combate, pero el fuego de fusilería conti-
nuó hasta eso de las diez, hora en que los
confederados, cuyas pérdida s eran sensibles,
comenzaron á retirarse para renovar el com-
bate al dia siguiente con las tropas de re-
fresco que traeria Magruder. Sumner no
obstante emprendió la retirada sin pérdida
de tiempo, dejando en la retaguardia á la


brigada French; á media noche todas
1.862. . las tropas se hablan puesto en mar-
cha, y á las cinco de la madrugada del 30 de
junio, se hallaba el ejército en masa al otro
lado del rio.


No habia acabado todo sin embargo: la
-otra ala del ejército debia cumplir las órde-
nes del general Mc Cle11an á fin de ocupar
la posicion que se le indicara al rededor de
Malvern HiU, y ya el 29 habian ocurrido
.algunas escaramuzas entre la caballería cer-
ca de New-Markett, de tal modo que sin la
precaucion que se tuvo de formar vanguar-
.<lias muy numerosas, acaso se habrian per-
dido los trenes y bagajes. En la mañana del
30, las tropas de Porter y de Keyes se pu-


sieron en marcha con direccion al rio J aco-
bo, y los demás cuerpos se apostaron cerca
de los diversos caminos de Richmond; Fran-
klin, que ocupaba la derecha y vigilaba aten-
tamente los movimientos del enemiO'o, se


<:>


reunió á poco con la division Richardson y
la brigada Naglee, mientras Heintzelman se
situaba frente á Richmond, y Mc Call ocu-
paba el camino de New-Markett, cerca de la
iglesia de los Cuáqueros. Á la derecha de
este último jefe se hallaba Kearney, á la iz-
q uierda Booker, en la retaguardia Slocum y
Sedgwick formaba con sus dos cuerpos la re-
serva.


En esta posicion, y mientras que los tre-
nes y bagajes eran conducidos hácia el rio
Jacobo, fueron atacadas los federales por nu-
merosas fuerzas del enemigo. Los separa-
tistas empeñaron á la vez el combate con
Franklin y Mc Call, y poco despues de me-
dio dia, el primero de estos jefes no pudiendo
resistir á la superioridad. numérica de sus
contrarios, quedaba derrotado despues de
dos horas de combate, perdiendo su artillería
y bagajes, sin contar que el mismo Mc Can
quedó prisionero. Hooker y Kearney consi-
guieron restablecer por un momento el equi-
librio, pero Franklin y Sumner, incapaces de
resistir el mortífero fuego de la artillería
confederada que diezmaba sus filas, comen-
zaron á retroceder, aunque batiéndose siem-
pre y haciendo jugar sus baterías. Este mo-
vimiento facilitó á Heintzelman el medio de
acercarse al rio, y durante la noche, por ór- .
den de Mc Clellan, fué á situarse en las pen-
dientes de Malvern Hill, en una fuerte posi-
cion preparada por el general Bernard (*).
n En el parte oficial del general separatista Lec, tlecia-


se lo siguiente al dar cuenta de este combate, que se llamú
de Glendale: «La superioridad del número y la ventaja de
la posieion estaIJan de parte del enemigo, y la batalla fué
encarnizada y sangrienta; mas al fin se consiguió desalo-
j arle de todos los puntos que ocupaba I escepto uno, que




HISTORIA DE LOS CAP. VIl.


Las pérdidas que sufrieron los federales en
este terrible combate, fueron inmensas; bas-
te decir que en el campo de batalla quedó he-
rida ó muerta una cuarta parte de la division
de Mc Callo


Á eso de las cinco de la tarde los separa-
tistas atacaron á Porter en sus nuevas líneas


de White Oak Swamp, se situó el cuerpo de
ejército de Porter, con las tropas regulares
de Sykes á un estremo, y la division Morrell
al otro; la artillería, reforzada con la reser-
va, se colocó de modo que pudiera dominar
casi todos los puntos el fuego de unos sesen-
ta cañones; á la derecha de Morrell tomaron


de defensa, pero unas treinta piezas, situa- posicion las divisiones Couch, Kearney y
das convenientemente, hicieron un fuego tan Hooker, estendiéndose poco mas allá las de
certero sobre el enemigo, que éste se vió en Sedgwick, Richardson, Smith y Slocum, y
la precision de retroceder; algunas andana- por último, el resto de las tropas de Keyes,
das de las cañoneras y una salida del regi- con parte de la division Casey, y lo que que-
miento de \Varren, le hicieron desaparecer daba de la division Mc Call, formaban la re-
bien pronto de aquel campo de batalla cubier- serva, que se situó entre las fuerzas de
to de cadáveres. Couch y Portero


Así pues, en la mañana del 1.0 de julio, Como era de esperar, no tardó el enemigo
despues de la llegada de Heintzelman, todo en atacar aquella. posicion, cargando con


el ejército federal se hallaba acam- todas sus fuerzas, segun ya se suponia, so-
i862. pado cerca del rio Jacobo con su bre el flanco izquierdo, que era el mas fuer-
material de guerra y sus bagajes, y en co- te, y el dia 1.0 de julio, la artillería
municacion directa con la flotilla de cañone- I confederada y los tiradores, dirigieron 1862.
ras y los transportes. En semejante posicion un fuego muy certero sobre las pendientes
era ya mas fácil atrincherarse, yen su con- de Malvern Hill, fuego que fué contestado
secuencia, levantáronse algunas fortificacio- vigorosamente y duró unas cuatro horas.
nes con sus correspondientes baterías, se Hácia las dos de la tarde, como se observu-
dis.puso que el ala izquierda y el centro del se que una fuerte columna de separatis-
ejército se escalonaran en las alturas -de Mal- tas se dirigia sobre la derecha, el general
vern Hill, Y la derec?a, menos protegida, Mc Clellan dispuso q ne se reforzara, pero se
debia estenderse hasta el rio, flanqueada por vió luego que aquello no era sino un ataque
los cañones de la flotilla al mando del como- simulado. Poco antes de las tres, en el mo-
doro Rodgers. Las tropas se repartieron en mento mismo en que comenzaba á oirse poi-
toda la línea del modo siguiente: á la iz- la derecha un fuego graneado de fusilería,
quierda, que probablemente seria el primer I Couck y Kearney, los cuales segun ya hemos
blanco del enemigo, puesto que se hallaba en I dicho estaban en el centro, fueron atacados
la direccion de los caminos de Richmond y por numerosas columnas de infant~ría que


se lanzaron sobre los federales con inusitada.
evacuó mas tarde aprovechando la oscuridad de la no- furia. Los artilleros y tiradores, ocultos de-
che. Al terminarse la lucha, éramos dueños de casi todo
el campo de batalla, cubierto entonces de cadáveres y trás de una rampa, no se dejaron ver hasta
heridos. Se han hecho muchos prisioneros, incluso el ge- que el enemigo estuvo bien cerca, y entonces
neral de divj3ion Me Cal!, y tambien nos hemos apoderado levantándose de pronto, hicieron dos ó tres
de varias batp.rías y algunos miles de armas pequeñas. Si
hubieran podido cooperar las demás fuérzas, no hay dúda descargas tan mortíferas que el campo se cu-


. 'lue la derrota del enemigo habria sido completa;» I brjó al momento de muertos y heridos, vién-




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS. :349


dose obligados los separatistas á retroceder
precipitadamente, si bien no fué sino con el
objeto de preparar un ataque mucho mas for-
midable; Como desde las alturas de Malvern
Hill se podian observar todos los movimien-
tos, y se viese que los separatistas amena-
zaban siempre el centro, Me Clellan dispu-
so que se reforzara con algunos regimientos
mas, mientras la brigad~1 Caldwell iba á
prestar su auxilio á Porter, y de este modo,
cuando algunas horas despues llegaron los
confederados, lanzando contra Couch y Por-
ter tros columnas de infantería, fueron re-
cibidos como la primera vez y tuvieron que
retroceder. Sin embargo, no tardaron en
llegar nuevos refuerzos para apoyar á dichas
brigadas, mas la metralla por una parte y
el fuego de fusilería por otra, contuvieron la
marcha de las compactas columnas del ene-
migo. Los separatistas, no obstante, no se
desanimaban á pesar de sus pérdidas, y re-
conociendo que si se apoderaban de la cima
de la colina su victoria seria completa, con-
tentáronse por entonces con entretener á los
federales, y atacaron poco despues al cuerpo
de ejército de Portero Este rechazó tambien
á sus contrarios diversas veces, pero COlllO
se iban agotando su~ municiones, pidió que
relevaran una parte de sus tropas, y el ge-
neral en jefe le envió entonces dos regimien-
tos de Sumner y de Heintzelman. Desde
aquel momento, todos los esfuerzos del ene-
migo se estrellaron en sangrientos choques;
la noche puso fin al combate, y los federa-
les, que no creyeron prudente perseguir al
enemigo, se limitaron á continuar las descar_
gas de artillería, lo cual bastó para que los
separatistas se retirasen á una respetable
distancia. Las bombas de cien libras, lan-
zadas por la Galena y el Monitor contribu-
yeron mucho á la derrota del enemigo,
haciéndole comprender que nada podia inten-


TOMO IlI.


tarse contra una poslclOn tan fuerte y tan
bien defendida. El ejército unioni sta, cuya
destruccion contaban como segura los confe-
derados, se escapaba de sus manos, y podria
ya desafiar todas sus amenazas.


Conseguida esta victoria, el ejército fede-
ral comenzó á evacuar á toda prisa sus fuer-
tes posiciones, desordenadamente y sin enter-
rar á los muertos ni recoger los heridos (*),
pues el general en jefe deseaba trasladar-
se á toda prisa á Harrison's Bar, á fin
de ocupar otra posicion mas segura. Las
fuerzas de Keyes cuhrieron el movimiento
juntamente con la caballería, que no salió de
Malvern hasta la madrugada del 2 de
. l' 1 3 11· 'd t' 1862. JU 10, y e egaron a su es mo
todos las wagones, lots bagajes y la reta-
guardia.


El general Mc Clellan anunciaba en sus
partes que sus pérdidas durante aquellos sie-
te dias de lucha, es decir desde el 26 de junio
hasta elLo de julio, ascendian á mil qui-
nientos ochenta y dos muertos, siete mil se-
tecientos nueve heridos, y cinco mil nove-
cientos cincuenta y ocho estraviados, total
quince mil doscientos cuarenta y nueve, pero
en estas cifras no se incluian los hombres
que se dejaron en los hospitales á merced del
enemigo. El general Lee no indicaba con
exactitud cuáles eran sus pérdidas, pero es
de creer que fueron tambien considerables
aunque no tanto como las de los unionis-
tas (**)


C) Aun el mismo Porter, que apreciaba mucho á Mc Cle-
Han, no pudo menos de indignarse y protestar cuando se
diú la úrden de no enterrar á los muertos.


e) Al hablar el general Lee del resultado de las opera-
ciones militares en aquel año decia lo siguiente:


«El enemigo se ha visto en la precision de levantar el si-
tio de Richmond, teniendo el sentimiento de ver frustrada
una campaña que se habia estado preparando durante mu-
chos meses, y que ha ocasionado un gasto enorme de hom-
bres y dinero. Mas de diez mil prisioneros, inclusos mucho,,"
oficiales de alta graduacion, cincuenta y dos piezas de ar-




350 HISTORIA DE LOS CAP. VII.


Apenas llegado á Harrison's Bar, el ge- dispuso que Hooker marchase con su division
neral Mc Clellan espidió un telégrama á su para apoderarse de Malvern Hill, 10 cual
Gobierno, concebido en estos términos: consiguió fácilmente el jefe unionista desalo-


«Oomo era de esperar, ha tenido lugar j ando á los separatistas de su posicion, des-
ayer una reñida batalla, y presumo que ape- pues de cogerles cien prisioneros. El coronel
nas quedan cincuenta mil hombres en mi ejér- Averill con algunas fuerzas de caballería
cito. Para llevar á cabo la gran empresa de avanzó entonces hácia White Oak Swamp é
apoderarnos de Richmond y poner término hizo retroceder á su vez á las fuerzas ene-
á esta guerra, necesito al menos un re- migas que allí encontró, apoderándose de
fuerzo de cien mil hombres mas.» El Presi- ventiocho prisioneros y algunos caballos. Si
dente Lincoln contestó acto continuo al ge- Mc Clellan hubiera entonces seguido adelan-
neral en jefe manifestándole que el número te con todo su ejército, acaso le habria sido
de tropas con que se contaba en el Allegha- fácil apoderarse de Richmond, pero el gene-
nies, inclusas las que estaban á las órdenes ral en jefe, en cumplimiento de las órdenes
del general W 001 en el fuerte Monroe, ape- recibidas, por las cuales se le prevenia que
nas ascendia á setenta y cinco mil hombres marchara al fuerte Monroe, comenzó á em-
y que por lo tanto no era posible enviarle ni barcal' sus tropas y sus baterías y bagajes
aun cincuenta mil. Pocos dias despll.es, el para dirigirse al punto indicado. El general
Presidente Lincoln se trasladó á Harrison's Porter habia recibido órden de permanecer
Bar para inspeccionar el ejército, y viendo en "\Villiamsburg hasta que se acabara de
que solo habia ochenta y seis mil hombres, trasladar todo el ejército, mas como quiera
pidió nota de las fuerzas que se hallaban á que llegase á sorprender una carta donde se
disposicion del general Mc Olellan, la cual anunciaba que el enemigo iba concentrándo-
fué presentada al dia siguiente. De esta nota se rápidamente con la intencion de atacar á
resultaba que en l. o de julio habia en activo Pope antes de que pudiera recibir refuerzos,
servicio ciento un mil seiscientos noventa y un resolvió dirigirse, bajo su responsabilidad, á
combatientes; entre enfermos y arrestados, Newport-News, donde llegó el 18 de julio,
diez y siete mil ochocientos veintiocho; au- despues de recorrer sesenta millas en tres
sentes, treinta y ocho mil setecientos noventa dias. El general Mc Olellan y su estado ma-
y cinco, total ciento cincuenta y ocho mil tres- yor abandonaron el fuerte Monroe el día 23,
cientos catorce, sin comprenderse en estas embarcándose con direccion á Alejandría
fuerzas las del general Wool y Burnside que para ir en auxilio de Pope, contra el cual pa-
se hallaban en el fuerte Monroe. recia que iban á dirigirse todos los ataques


Habiéndose recibido en \Vashington la no- del enemigo.
ticia de que los separatistas, dejando una es- De este modo terminó la desgraciada
casa fuerza en Richmond, se dirigian hácia campaña del brillante ejército del Potomac,
el Sur del río Jacobo, el general Mc Olellan mas debe tenerse en cuenta que su mal éxi-


tilleria y treinta y cinco mil armas pequeñas, sin contar un to dependió en gran parte de que casi siem-
considerable número de bagajes, han sido los trofeos de la pre tuvieron lugar los combates en lugares
victoria. La pérdida de hombres en los diversos combates elegidos por el enemigo, y aun cuando su
ha sido mucho mayor por parte de los unionistas que por número era inferior, siempre conseguia no
la nuestra, como lo prueban los miles de muertos y heridos
hallados en los campos ele hat:üla.)' empeñar la batalla sino cuando contaba con




CAP. VII. ESTADOS-UNIDOS. Sil


una superioridad numerlCa. El general en r un numeroso refuerzo, pero no lo es menos t
jefe Mc Clellan, por otra parte, que no pen- que lo que mas falta le hacia, era que le
saba sino en pedir refuerzos, nunca hizo I dirigiera un solo jefe, un buen general, y
entrar en accion á la mayor parte de sus I no que intervinieran á cada momento otros
tropas, y sus vacilaciones y sus alarmas hombres en las operaciones militares, en que
merecieron una justa censura. Cierto es que solo deben tomar la iniciativa aquellos que
nunca ejército alguno necesitó como aquel conocen el arte de la guerra.




CAPÍTULO VIII.
1862.


CAMPAÑA DEL GENERAL POPE EN VIRGINIA.


Pope es nombrado general en jefe del ejército de Virginia.-Se pone en marcha con dircccion al Rapidan.-El general
Banks es derrotado por Jackson en la montaña de Cedar.-Pope cruza el Rappahannock, y emprende la retirada per-
seguido por .Jackson.-Atrevida espedicion del general Stuart.-Derrota de Scammon y de Taylor.- Llegan los re-
fuerzos de Longstrcet.- La gran batalla de Gainesville. - Derrota de Pope y su retirada á Ccntcrville.-Jackson ataca
á Kcarney en Chantilly.-Mllerte de los generales Stevens y Kcarney.-Se retira el mando Íl Pope y se confiere á
Mc Clt;Ilan. - Las pérdidas de Pope en la campaña de Virginia.


El general Pope, quien segun sabemos
estaba en el Oeste, habia sido llamado por
el Presidente Lincoln con el objeto de con-
fiarle, prévia consulta con el general Scott,
el mando del ejército llamado de Virginia,
compuesto de todas las tropas que entonces
cubrian á \Vashington ú ocupaban el estre-
mo inferior del valle de Shenandoah. Este
ejército debia constar de tres cuerpos al
mando de los generales Fremont, Banks y
Mc Dowell, mas el primero renunció el
cargo, negándose á servir bajo las órdenes
de un jefe á quien consideraba de menos
categoría, y con este- motivo se le sustituyó
con el general Sigel. El número de tropas
q ne se pusieron á la disposicion de Pope
ascenclia á unos cincuenta mil hombres, de
los cuales cuarenta mil podian entrar desde
luego en campaña, y con estas fuerzas en-
cu,rgóle el Gobierno que cubriera á Wash..,
ington y protegiese á Maryland, amenazan-
do al propio tiempo á Richmond desde el
Norte. Pope pensaba al principio avanzar


hácia dicha ciudad á fin de cooperar con
Mc Clellan en el ataque, pero como fué
nombrado en 26 de julio, es decir el


1862.
mismo dia en que el general Lee
tomaba sus disposiciones para atacar el ala
derecha del ejército de Mc Olellan, y atendi-
do, por otra parte, que no tenia concentradas
todas sus fuerzas, creyó inútil esponerse á una
derrota toda vez que el ejército de Mc Ole-
llan acababa de emprender la retirada por
\Vhite Oak Swamp. Deseando no obstante
simular un ataque á fin de favorecer la reti-
rada de las tropas de Mc Olellan, destacó á
Sigel en direccion á Sperryville, cerca de
BIue Ridge, encargando al general Banks
se dirigiera al valle, y á Ricketts que mar-
chase con su division hácia la confluen-
cia de Manassas. Pope escribió entonces á
Me Clellan ofreciéndole su cooperacion, mas
el general en jefe del Potomac contestó de
una manera muy fria y nada cordial (*),


(') Parece que Mc ClRlIau y sus oficiales estaban resen-
tidos con Pope por la proclama que (lil'igiera á su ejército,




CAP. VIII. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


pues no ignoraba que por influencia de
aquel se habia relevado del mando en elOes-
te al general Halleck, quien fué traslada-
do á Washington, como general en jefe de
aquel distrito.


Antes de salir de \Vashington para em-
prender la campaña, Pope ordenó al general
King que avanzara con algunos destacamen-
tos de su caballería hasta la via férrea de
Virginia, con objeto de cortar las comunica-
ciones del enemigo entre Richmond y el valle,
y al mismo tiempo dispuso que Banks mar-
chara con una brigada de infantería y todos
sus ginetes á Culpcpper-Court-House, ade-
lantando despues como para amenazar á Gor-
donsville. Hecho esto, sin haber encontrado
resistencia, ordenóse luego á Banks que des-
tacara al general Hatch con toda su caballe-
ría á fin de apoderarse de Gordonsville, des-
truyendo la via férrea en una estension de
diez á quince millas, en tanto que un desta-
camento se dirigiria á Charlottesville para
cortar los puentes y demás comunicaciones
hasta donde fuese posible. Sin embargo, como
Hatch nevaba consigo mucha artillería y
bagajes, y los caminos estaban muy malos,
cuando llegó á Madison-Court-House, ya
habia ocupado el general Ewell á Gordons-
ville con una division del ejército de Lee,
siendo ya por lo tanto muy difícil tomar
aquel punto. Entonces Pope mandó á Hatch
que marchara hácia Blue Ridge con dos mil
hombres á fin de destruir la via férrea, pero
este jefe, que habia ya empezado á efectuar
el movimiento, se dejó dominar por el temor,
y en vez de seguir adelante volvió á Madi-
son. A consecuencia de esto Pope le retiró el
mando, nombrando en su lugar al general
Euford.


y que en concepto de aquellos envolvia cierta critica con-
tra el general en jefe del Potomac, aun cuando Pope lo ne-
gaba.


Cuando Pope se hubo reunido con su ejér-
cito, este se puso en marcha, siguiendo la
direccion de la via férrea de Orange, sin que
en las primeras jornadas se encontrase un
solo enemigo, lo cual no dejaba de inspirar
confianza. Sin detenerse mas que el tiempo
preciso, la vanguardia de Pope llegó el 17
de julio á Orange-Oourt-House á cinco


. '11 d G 1 '11 1862. ó SClS mI as e ore onsvl e, y aun
cuando se acababan de divisar las avanza-
das enemigas, el ejército continuó sin em-
bargo su marcha hácia el cit.ado punto, pero
poco des pues fué preciso hacer alto, porque
volvieron apresuradamente los batidores per-
seguidos por la caballería confederada. El
general Pope, que pensaba atacar con todas
sus tropas á Gordonsvill~, recibió aquel mis-
mo dia la noticia de que numerosas fuerzas
confederadas avanzaban contra él, y enton-
ces, temiendo verse envuelto por el enemigo,
ret.iróse á la distancia de algunas millas y
fué á situarse detrás del Rapidan, donde
esperaba obtener noticias mas seguras acerca
de los proyectos de su adversario. Ent.re
tanto, .Jackson, que con su cuerpo de ejér-
cito parecia estar en todas partes, y que
acababa de llegar de Richmond, observando
que el ejército federal presentaba un centro
muy estenso, y no contando ni con mucho
con tantas fuerzas como su contrario, hizo
atravesar el Rapidan á varios destacamentos
á fin de simular un ataque contra Pope, en
tanto que él, siguiendo su táctica acostum-
brada, tomaba por otro punto la ofensiva.


Pope, que esperaba un ataque por la dere-
cha, habia situado á Si gel cerca de Madison
pa,ra que est.uviese en observacion, pero des-
pues inclinó se á creer que el enemigo avan-
zaria por el camino principal que conduce
desde Orange á Culpepper, y persuadido de
ello, concentró su ejército en este último
punto, estableciendo en él su cuartel gene-




HISTORIA DE LOS CAP. VlII.


ral mientras que la division Banks avanzaba
hácia el Rapidan. El dia 9 de agosto, Banks


continuó lentamente su movimiento,
t862.


apoyado por las fuerzas de Mc Do-
well, y en el intervalo, Jackson reunió á
todas sus tropas al otro lado del rio y fué á
ocupar una colina conocida con el nombre de
Montaña de Cedar. El general separatista
situó á su gente en la parte septentrional de
la colina, ocupando unas suaves pendientes
desde donde podian observarse perfectamente
los movimientos del ejército federal. El gene-
ral Banks no tenia órden de. atacar, pero
como sus tiradores habian roto ya el fuego
con los del enemigo, siguió el movimiento,
y entonces se generalizó el combate en la
posicion elegida por los confederados, lo
cual era seguramente anticiparse al deseo
de estos. Despues de una hora de lucha, vié-
ronse los federales rechazados por todos los
puntos, y en aquel momento el general
Jackson, avanzando rápidamente. sorpren-
dió .Y derrotó á una division mandada por el
general Prince, á quien hizo prisionero. La
noche puso fin al combate, que habia empe-
zado á las seis de la tarde, y el general Pope,
quien llegó poco antes de terminarse la ac-
cion, hizo acampar á las tropas de Banks lo
mas cerca posible del lugar del combate á
fin de continuarle al dia siguiente. Las pér-
didas de los federales en aquel encuentro no
bajaron de dos mil hombres entre muertos y
heridos; J ackson manifestaba en su parte
oficial que habia cogido cuatrocientos prisio-
neros, un cañon y cinco mil trescientas dos
armas pequeñas, sin tener por su parte mas
que doscientos veintitres muertos y mil se-
senta heridos, entre los cuales figuraban los
coroneles \Villiams y Sheffield.


J ackson volvió á ocupar su colina, cuya
posicion le parecia bastante ventajosa, mas
habiendo sabido por la noche que la division


King aca,baba de llegar de Fredericksburg
y que Pope trataba de cortar las comunica-
ciones para obligarle á luchar con fuerzas
iguales, emprendió la retirada cruzando el
Rapidan, sin sufrir pérdida alguna aun
cuando le persiguió por algun tiempo la ca-
ballería unionista. Poco despues se reunió á
Pope el general Reno con ocho mil hombres
de la division de Burnside, y entonces el
general en jefe hizo avanzar á su infantería
hasta la montaña Cedar, así como tambien
á la caballería, con el objeto de cerrar el
paso al enemigo, pero habiéndosele anun-
ciado que todo el ej.ército separatista esta-
ba concentrándose para atacarle en masa,
abandonó sus posiciones y emprendió la re-
tirada cruzando el Rappahannock, sin es-
perimentar pérdida alguna. La caballería
enemiga persiguió á los federales como era
de esperar, mas cuando en la mañana del 20
llegó á los vados, vió que se hallaban estos
tan bien defendidos que no seria posible des-
alojar al enemigo sin sufrir grandes pérdi-
das, y por lo tanto se retiró sin intentar
cosa alguna.


El general Pope, que tenia. órden de man-
tener sus comunicaciones con Fredericks-
burg, no podia estender mas allá S11 línea
sin esponer demasiado el centro, y en su
consecuencia espidió un telégrama á \Vash-
ington para que le enviaran refuerzos, ma-
nifestando que de lo contrario tendria que
retirarse. El Presidente le contestó el dia 21
que si le era dable sostenerse dos dias mas
se le enviaria un refuerzo considerable que
le permitiese tomar la ofensiva, pero llegó el
25 sin que recibiera Pope mas que siete mil
hombres. A pesar de esto, resolvió cruzar
de nuevo el Rappahannock en la noche del
22 con el objeto de atacar el flanco y la reta-
guardia de la columna enemiga que se diri-
gia por el rio, pero comenzó á llover tan




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS.


copiosamente que á las pocas horas se halla-
ban cubiertos de agua todos los vados é inu-
tilizados los puentes, de tal modo q ne ya no
le era posible llevar á cabo la empresa.


Sin embargo, en la misma noche del 22
el general separatista Stuart, á la cabeza de
mil quinientos ginetes con dos piezas de
montaña, cruzó el Rappahannock por vVa-
terloo Bridge, y aproximándose á vVarren-
ton sin ser visto, sorprendió el cuartel gene-
ral que tenia Pope cerca de la estacion de
Catlet, hizo prisionero á su secretario, de
cuyos registros y papeles se apoderó, cogió
un considerable número de bagajes y uni-
formes, y no habiéndole sido posible quemar
los wagones porque caia el agua á torrentes,
Stuart volvió al punto de partida al dia si-
guiente con trescientos prisioneros y muchos
caballos, y sin sufrir contratiempo alguno.
Cuando ocurrió este hecho, Pope se hallaba
cerca de la estacion de Rappahannock, pero
los trenes y bagajes estaban en Catlet custo-
diados por mil quinientos hombres de infan-
tería y cinco escuadrones, por manera que
la feliz espedicion de Stuart debió ser mas
sensible para los federales por su descuido
que por el perjuicio que causó, toda vez que
ni la oscuridad ni la lluvia podian dispensar
su falta.


El enemigo entre tanto iba concentrando
fuerzas en la estacion de Rappahannock, en
Sulphur Springs, y Waterloo Bridge con la
intencion manifiesta de caer sobre el flanco
derecho de los federales, y persuadido de
esto el general Pope resolvió estenderse hasta
Gainesville y presentar allí la batalla de una
vez. La division Heintzelman del ejército de
Mc Olellan acababa de llegar á Warrenton,
Porter se acercaba á Bealton, y el Gobierno
habia espedido un telégrama previniendo que
Sturgis, Oox y Franklin prestaran el auxilio
necesario, por manera que Pope creyó, y con


mucha razon, que se veria apoyado por cua-
renta ó cincuenta mil veteranos del ejército
del Potomac. En su consecuencia, despues
de haber tomado sus disposiciones, hizo
que Franklin marchase inmediatamente á
Gainesville, espidió órdenes á Manassas á
fin de que la primera division que llegase á
dicho punto se situara en las obras defensi-
vas, destacando la caballería para vigilar los
movimientos del enemigo, y previno por
último al general Sturgis que hiciera ocupar
la via férrea de Manassas para cuidar de que
se cumpliesen aquellas órdenes.


Sigel, que iba avanzando lentamente hácia
el Rappahannock, encontró una escasa fuer-
za de separatistas en Great Run, á dos mi-
llas de Sulphur Springs, y bien pronto la
hizo retroceder, mas no sin que antes des-
truyera algunos puentes, lo cual le obligó á
detenerse para componerlos. Apoyado por
los generales Reno y Banks, llegó á la ma-
ñana siguiente á Sulphur Springs, cuyo pun-
to consiguió ocupar á pesar del nutrido fuego
de las baterías levantadas por los separatis-
tas en Rappahannock. Los demás jefes fueron
llegando sucesivamente y ocuparon los di-
versos puntos designados de antemano, pero
desgraciadamente, las frecuentes escaramu-
zas y encuentros habian reducido sus fuer-
zas; Sigel no tenia á su disposicion mas que
nueve mil hombres, Banks cinco mil, Mc Da-
well, inclusa la division Reynolds, quince
mil, y Reno siete mil, sin contar Ull0s cuatro
mil ginetes de las avanzadas de Pope, por
manera que apenas podian entrar en accion
unos cuarenta mil hombres; añádanse á estos
las tropas de Heintzelman y Porter, proce-
dentes del ejército de Me Clellan, y tendre-
mos que solo resultaba un total de sesenta
mil soldados.


El general separatista Lee, que por enton-
ces tenia concentrado casi todo su ejército en




HISTORIA DE LOS CAP, VIII.


el Rappahannock, habia desistido de su pri- derable número de bagajes y pertrechos mi-
mera idea respecto á forzar el paso del rio, litares.
y resolvió hacer un movimiento de flanco Mientras sucedia esto, el coronel Scam-
para sorprender al enemigo por la derecha, mon, con una parte de la brigada del gene-
á cuyo efecto dispuso que J ackson cruzase ral Cox, se estacionaba en U nion Mills, (Mo-
por \Vaterloo dando un gran rodeo, mientras linos de la Union) cerca de Bull Run, donde
Longstreet amenazaria el centro del ejército acababan de llegar algunos fugitivos de
unionista con el objeto de distraer la aten- Manassas dando la alarma. Scammon dió
cion de Pope. Este nuevo plan dió lugar á entonces órden de avanzar, y el 27


1862. que se llevara á cabo una de esas sorpresas de agosto tuvo un encuentro con
que han hecho célebre el nombre de Stuart, los separatistas, que le derrotaron completa-
.Y en que tambien se distinguió siempre el mente obligándole á retirarse hácia el cami-
general J ackson. Este jefe, cuyo cuerpo de no de Alejandría, en tanto que la caballería
ejército constaba de tres divisiones de á seis confederada quemaba todo cuanto encontra-
mil hombres cada una, se dirigió al punto ba á su paso. Algunas horas despues llegó
designado en cumplimiento de las órdenes el general Taylor con cuatro regimientos de
recibidas, y remontando el rio sin que los la division Franklin, deseoso de tomar la
federales sospecharan aquella contramarcha, revancha, y desembocando cerca de Ce n-


llegó el 25 de agosto á las Montañas terville, avanzó resueltamente contra el ene-
1862. ~ l' h b't d· t J k . ~'1zu es, y a una comarca a 1 a a mIgo, pero ya en onces ac son, para q lllen
por pacíficos colonos que no habian tomado los momentos eran preciosos, habia mandado
parte en la guerra. Como el general separa- llamar á las divisiones Hill, compuestas de
tista no llevaba consigo sino los carros des- diez brigadas y doce baterías, y á su vez
tinados al transporte de municiones y muy Taylor sufrió una espantosa derrota despues
pocas piezas, nada se oponia á la rapidez de de perder una pierna en el encuentro.
su marcha, y así es que muy pronto atrave- El general Pope comenzó á comprender
só la pequeña poblacion de Orleans, cruzó el que su posicion era algun tanto crítica, y
distrito montañoso de fauquier, así como la conociendo que se hacia preciso dar una
region que se estiende entre las Montañas. batalla decisiva dispuso que Me Dowell se
Azules y las de Bull Run, y á la noche si- dirigiera rápidamente á Gainesville con Sigel
guiente avistó la via férrea de Manassas- y Reynolds, mientras que Reno, seguido de
Gap en la estacion de Salem. Al otro dia si- la division Kearney marchaba á Greenwich
guió la direccion de la línea férrea hasta para unirse allí con Me Dowell y apoyarle
cierto punto, é inclinándose luego un poco á en caso necesario; el mismo Pope con la di-
la derecha, encaminóse directamente hácia vision Hooker, se encaminó directamente á
el pequeño pueblo de Gainesville y poco des- Manassas, dando órden á Porter de perma-
pues llegando á la estacion de Bristow, la to- necer en Warrenton hasta la llegada de
mó por asalto, apoderándose de ocho caño- Banks.
nes, trescientos prisioneros, ciento setenta y Al acercarse á la estacÍon de Bristow
cinco caballos, doscientas tiendas de campa- Hooker, encontró allí á la division Ewell con
ña enteramente nuevas, diez locomotoras, la que empeñó un reñido combate obligán-
siete trenes cargados de víveres y un con si- dole á retroceder con pérdida de trescientos




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS. 357


hombres; Ewell emprendió la retirada hácia separatista tenia sus tres divisiones reunidas
Manassas, mas no sin quemar antes el casi sobre el mismo terreno que ocu-
puente y destruir la via férrea. Hooker para Mc Do\vell en la mañana en 1862.
no pudo perseguirle por carecer de muni- que tuvo lugar la primera batalla de Bull-
ciones. Run; su ala izquierda á las órdenes de Ewell


Temeroso Jackson de ser atacado por todo se estendia hasta los alrededores de Center-
el ejército de Pope, creyó prudente evacuar ville; el centro, formado de su division vete-
á Manassas á fin de reunirse antes con el rana, estaba bajo su mando inmediato, y el
general Longstreet, que debia estar ya cer- ala, derecha se habia situado detrás del rio
ca, y así lo hizo en efecto despues de quemar en la direccion de Manassas-Gap. En esta
varios barriles de harina y una porcion de division, cuyo jefe era el general Hill, se con-
víveres. Ya entrada la noche, los generales fiaba principalmente para asegurar el éxito
Mc Dowell, Kearney y Reno ocuparon las de la jornada de aquel dia. No ignoraba
l)osiciones indicadas por Pope. Jackson que Longstreet avanzaba rápida-


J ackson entre tanto, que no acostum- I mente en su auxilio y por este mismo. motivo
braba á dormirse, se dirigia hácia Centervi- I tenia empeño en conservar una posicion que
11e, deseando reunirse cuanto antes con las flanquease el camino po.r donde las tropas de
avanzadas del general Longstreet, y por su Pope debían desembocar, es decir, por la
parte Pope llegó á Manassas con la divi- parte del Potomac; esta posicion le permitia
sion Kearney y la de Reno. Al saber que tambien tenderla mano á los separatistas que
su enemigo se enc::múnabi1 á Centerville fueran á unirse con él viniendo de la monta-
mi1ndó á Mc Dowell que i1vanzara con toda ña. El general Pope trataba á su vez de acor-
la ri1pidez posible, mas como este jefe habia ralar á su adversario antes de que recibiese
desti1cado en otra direccion á la brigada socorros, haciéndole retroceder hasta las
Rickett, no fué posible efectuar aquel mo- montañas, y contaba con un éxito completo si
vimiento. conseguia abrirse paso por donde deseaba;


No se ocultaba á Jackson que su posicion sus tropas, que ya la víspera habian pene-
era crítica, pues al fin y al cabo, hallábase trado en Centerville, acababan de asegurar
entre el ejército de Pope y el de Mc Clellan las comunicaciones de esta plaza con Ale-
que iba á desembarcar de un momento á jandría, mas desgraciadamente para los fe-
otroen Alejandría, y ya el enemigo comen- derales, no le faltaron medios al enemigo
z~1ba á perseguirle por el camino de Warren- para interceptar el camino de Warrenton á
ton con la intencion de aislarle y cortarle la Centerville.
comunicacion con Manassas-Gap. Sin em- Poco despues Heintzelman avanzó sobre
bargo, el general separatista ocupó luego la izquierda de J ackson, y Sigel sobre su cen-
una fuerte posicion cerca del camino, y allí tro, en tanto que Mc Dowell, sostenido por
érale fácil defenderse con ventaja; pero fe- el general Porter, debia maniobrar de modo
lizmente para él todo se redujo á un en- que sorprendiera la derecha del enemigo;
cuentro, aunque algo serio, que tuvo lugar esta maniobra no se pudo ejecutar, pues Por-
entre la vanguardia de la columna federal y ter, á quien se habia dado órden de atacar
el ala derecha de Jackson. de flanco á la division del general Hill, tro-


En la mañana del 29 de agosto, el general pezó con varias dificultades y no consiguió
TmlO III. 45




338 HISTORIA DE LOS CAP. VIII.


efectuar el movimiento, por cuyo motivo fué los depósitos sorprendidos todos los víveres
acusado de desobediencia; el hecho es que y municiones que necesitaban, y no es por
este contratiempo decidió del éxito de lajor- lo tanto de estrañar que á la vista de nuevos
nada. Jackson, despues de haber rechazado refuerzos, ardiesen los separatistas en deseos
todos los ataques contra sus atrincheramien- de renovar una lucha que debia asegurarles
tos, comenzó á retirarse lentamente en el la victoria.
mejor órden, causando al enemigo que le se- Bajo estas condiciones tuvo lugar la se-
guía de cerca graves pérdidas, pero al ver gunda batalla de Bull-Run llamada tambien
que el general separatista se replegaba, Pope de Gainesville, batalla que por 10 demás ga-
se apresuró á es pedir un parte á Washing- naron los separatistas sin encuentros muy
ton anunciando que acababa de alcanzar una sangrientos. Lee acababa de llegar tambien
victoria. Sin embargo, aquella misma noche para encargarse del mando, y en la mañana
un destacamento de Jackson, que estaba del 30 de agosto, lllancló á sus tira-


, 1862.
encargado de custodiar las cercanías de
Manassas-Gap, cayó sobre la avanzada fe-
deral que guardaba aquel paso, y dejó este
espedito para .la vanguardia de Longstreet,
que bajaba de las colinas con un refuerzo
considerable de tropas, y que habia se-
guido exactamente el mismo camino que
Jackson.


El ejército federal no contaba ya apenas
con víveres ni municiones, pues el general
en jefe no estaba conforme aun con Mc Cle-
Han acerca el modo de aprovisionar á las
tropas para que pudiesen continuar la lucha;
estas se hallaban desanimadas en estremo;
los generales de division no tenian confianza
alguna en su jefe; mnchos ni aun estaban
dispuestos á obedecerle, y en una palabra,
el ejército todo reconocia cuán humillante
seria una retirada. Habia circulado ya el
rumor de que los separatistas acababan de
recibir refuerzos considerables, y que los ge-
nerales Hill y Longstreet iban á ponerse
á la cabeza de doscientos mil hombres para
atacar de flanco al ejército federal y cortarle
la retirada por Alej andría. Prescindiendo de
esto, hallábanse poseidos los separatistas
del mayor ardimiento y confianza; las tres
divisiones del general Jackson que tantas
victorias alcanzaran, habian encontrado en


dores comenzar el ataque a fin de
ocultar el movimiento del general Longstreet,
cuya dívision, moviéndose hácia la izquier·
da sobre la derecha de Jackson, había
efectuado su evolucion antes de medio dia,
formando con sus tropas una especie de hor-
quilla en el flanco de los federales. La bata-
lla no se generalizó hasta la una de la tarde,
y ya á las primeras descargas, el ejército
federal que no habia tomado aun posicion,
comenzó á ceder sufriendo grandes pérdidas
á causa del fuego cruzado del enemigo; la
division de Porter sobre todo, que formaba
aquel dia el ala izquierda, esperimentó sensi-
bles bajas, pero felizmente todo el terreno de
la parte occidental de Centerville, en la direc-
cion del Potomac, estaba libre, y podia por
10 tanto asegurarse la retirada. A la noche
siguiente, los unionistas se replegaron en el
mayor desórden sobre el terreno muy acci-
dentado que rodea á Centerville, precisa-
mente en el mismo sitio donde un puñado de
valientes habia cubierto la retirada de los
vencidos en la primera batalla de Bull-Run.
Franklin y Sumner llegaron casi al mismo
tiempo con unos veinte mil hombres de re-
fuerzo, pero este número apenas bastaba,
segun confesó el mismo Pope, para reparar
las pérdidas sufridas en los dias anteriores.




CAP. VIII, ESTADOS-UNIDOS. 359


Á escepcion de Sumner y de Kearney, quie-
nes no podian soportar la idea de una reti-
rada, los demás generales opinaban que era
preferible suspender la lucha, por mas que
los separatistas se hallasen tambien en estre-
mo fatigados.


El general Lee dejó pasar todo el dia 31
sin hacer ninguna tentativa para obtener
nuevas ventajas, pero á la mañana siguiente
hizo avanzar á la division de J ackson á tra-
yés de las colinas, con objeto de obligar á
Pope á continuar su retirada si queria evi-
tar ser atacado por el flanco; el general
unionista, no queriendo esponerse á seme-
jante eventualidad, emprendió la retirada
por Fairfax, limitándose á insignificantes
escaramuzas.


El general Lee, sin embargo, iba estre-
chando cada vez mas á los unionistas, quie-
nes, á pesar de las graves pérdidas que
habian esperimentado, se batieron aun vale-
rosa,mente, dando esto lugar á numerosos
actos de abnegacion y arrojo. En las cer-
canías de Chantilly, varios destacamentos
federales, reunidos bajo su bandera, opusie-
ron una resistencia enérgica, pero allí tam-
bien murieron dos de los mejores generales
unionistas, Stevens y Kearney, cuando tra-
taban de ordenar su gente para tomar la
ofensiva; El impetuoso Kearney, de cuyo
arrojo ya hemos hablado, cayó como un
héroe en medio de los suyos, y aunque
agonizando á consecuencia del balazo que
le había atravesado el pecho de parte á
parte, sin soltar las bridas de su caballo ni
su espada, pedia á gritos que volvieran á
colocarle en la silla. Su muerte fué sentida
vivamente por todas las tropas, pues des-
truia grandes esperanzas poniendo fin á la
gloriosa carrera de aquel que habia comba-
tido con la mayor intrepidez en tres partes
del mundo.


La retirada del ejército federal continuó
sin interrupcion, y el 2 de setiembre
ocuparon las obras defensivas de Ale- 1862.
jandría y del Potomac los restos del ejército
unionista.


En el parte oficial remitido por el general
Lee á su Gobierno, manifestaba este jefe
que durante su campaña contra el general
Pope habia cogido mas de siete mil prisio-
neros, sin contar unos dos mil heridos que
dejaron los unionistas en su poder. Lee se
apoderó además de treinta piezas de artille-
ría, veinte mil armas pequeñas y un número
considerable de tiendas de campaña y pertre-
chos militares. Las pérdidas de los separa-
tistas en los combates que mediaron desde
la montaña de Cedar hasta Chantilly, no
bajarian probablemente de quince mil hom-
bres, pero los federales tuvieron lo menos
treinta- mil bajas. Entre los muertos figura-
ban, además de los generales unionistas Ste-
vens y Kearney, los coroneles Fletcher y
\Vebster, O'Connor, Cantwell, Brownyotros
oficiales distinguidos de elevada graduacion.


En aquella ocasion pudo apreciarse la pre-
vision del general Mc Clellan, quien durante
el otoño anterior no habia omitido sacrificios
de ninguna especie para fortificar las líneas
de defensa de Washington. Sin estas, nada
hubiera impedido al general Lee penetrar en
la capital para dar un golpe contundente al
Gobierno unionista, y aun acaso, á pesar de
las fortificaciones, menos sólidas en realidad
de lo q ne parecian, si el general confederado
hubiese sido mas emprendedor, habríale sido
fácil cercar á Washington. Lee, sin embar-
go, se limitó á rechazar á su enemigo lle-
gando casi hasta las alturas de Arlington.


Como es de presumir, todos estos aconte-
cimientos sembraron la alarma en la capital
de la Union, y el estampido de los cañones
del Sur, causó la mayor inquietud al Poder




360 HISTORIA DE LOS CAP. VIU. >


ejecutivo. ~l Presidente y su Consejo debie- general en jefe de todas las fuerzas reunidas
ron convencerse que el general en quien con- alrededor de la capital, cargo que se le ofre-
fiaban no .era á propósito para el caso, y que ció autorizándole para echar mano de cuan-
sus partes inexactos no habian servido sino tos medios creyese necesarios para la defensa
para hacer mas penosa la realidad de la der- de \Vashington. Mc Clellan se encargó pues
rota; era preciso elegir inmediatamente otro del mando el dia 2 de setiembre, sin


. , d 1 1 1. 862. jefe que supiera reorgamzar el ejército, y el mas que una or en verba do gene-
Gobierno no pudo menos de pensar en el ral Halleck, y viendo despues que el Gobier-
hombre que por mas que se dijera habia he- no no se daba prisa en manifestarle oficial-
cho ya sus pruebas en la península, y sabido mente qué línea de conducta debia seguir,
crearse en poco tiempo cierta reputacion. obró de la manera que creyó mas oportuna,


El general Mc Clellan á su regreso de y durante algun tiempo, se dió el estraño
Harrison's Bar, se habia quedado solo con espectáculo en una nacion libre, de ver á
doscientos ó trescientos hombres, para ins- Me Clellan revestido de poderes absolutos
peccionar los trabajos en Alejandría y Wash- como generalísimo, no debiendo esta autori-
ington, y hasta se pensaba retirarle el man- dad suprema sino al descuido del Gobierno y
do tan pronto como Pope hubiese terminado á la confianza de las tropas. No obstante,
felizmente su campaña. Entre tanto y por antes de pensar en la reorganizacion com-


decreto de 29 de agosto, las fuerzas pleta de su ejército, era preciso arreglar sus
1862. que estaban delante de Washington movimientos con los de su enemigo, y á esto
se repartieron en tres cuerpos al mando de es á lo que se consagró Mc Clellan desde
Pope, de Burnside y de Me Clellan, pero luego.
estos dos últimos debían limitarse á sostener El desgraciado Pope fué destituido brus-
el primero, y durante algunos dias las fun- camente y se le envió al Noroeste á desem-
ciones del jefe del ejército del Potomac se peñar una mision oscura contra los indios
redujeron á destacar sus tropas para 1'efor- del Minnesota que acababan de insurreccio-
zar las líneas del general Pope. En pocos narse des pues de cometer crímenes horribles.
dias, no obstante, dió tales vueltas la rueda Mc Dowell, que habia auxiliado á Pope lo
de la fortuna, que Me Clellan, segun iban mejor que pudo, del mismo modo que lo hi-
aumentando los reveses de Pope, iba saliendo ciera antes con Mc Clellan, y que se habia
de su desgracia para convertirse en un án- distinguido en la última batalla de Bull-Run,
cora de salvacion. El Gobierno se veia mo- no escapó tampoco de la censura, y se le
ralmente en la obligacion de ponerle otra acusó con tal persistencia de ineptitud, de
vez á la cabeza del ejército, tanto mas cuan- traícion y de cobardía, que se creyó obligado
to que en opinion del público era el único á resignar el mando, exigiendo que se abrie-
general capaz de reparar los desastres sufri- se una informacion sobre su conducta. Las
dos. La simpatía que inspiraba Mc Clellan declaraciones que hizo con este motivo, fue-
~í. los veteranos de la península, parecía ha- ron las que podian esperarse de un bravo
berse comunicado á las demás tropas, y militar y de un hombre de honor, é inútil
nunca como entonces hubiera podido impo- parece decir que le rehabilitaron completa-
ner condiciones. Me Clellan, sin embargo, mente, y se le repuso en su cargo por el ge-
solo aceptó pura y simplemente el cargo de lleral Hooker.




CAP. VIII. ESTADOS-UNIDOS. 361


Al general Reno, oficial del antiguo ejér- El Gobierno dispuso que se hicieran nue-
cito regular de Burnside, quien se habia dis- vas levas y se organizaran otras divisiones:
tinguido por su actividad en la retirada, se el 2 de julio se habian ya enganchado tres-
le confió el mando de un cuerpo de tropas. cientos mil voluntarios por tres años
Los oficiales que antes sirvieran á las ór- y el 4 de agosto otros trescientos mil 1862.
denes de Mc Clellan, Stoneman y Keyes, se por nueve meses, pero esta medida disgustó
acababan de retirar del servicio por motivos á la mayor parte de los Estados. Mas ade-
de salud; las tropas de su mando se repar- lante veremos cómo se repartió el nuevo
tieron entre otros cuerpos, y la caballería se ejército del general Mc Clellan y entre tanto
confió á Pleasanton, jóven oficial de notable volvamos á los separatistas que se disponian
energía, que seguramente iba á encontrar á continuar la ofensiva invadiendo el Estado
en el general Stuart un terrible adversario. de Maryhmd .


.... • 11(:-




CAPÍTULO IX.
LA INVASION DE MARYLAND.


1862.


El general Mc Clellan atraviesa el Potomae y avanza hácia Frederiek.-Manifiesto de general separatista Lee.-Se descu.
bren los proyectos del general Lee.-Tentativa para apoderarse de IIarper's Ferry.-Batalla de South ..\'lountain.-
Combate de Crampton's Gap.-El general Stonewall Jackson se apodera de Harper's Ferry.-Mc Clellan y Hooker
avanzan sobre Antietam.-Batalla de Antietam.-Pérdidas.-El general Lec emprende la retirada cruzando el Poto-
mae y seguido de Porter.-Espedieion de Stuart.-Me Clellan se dirige al Rappahannoek y es relevado por Burnside.
-Los generales Bragg y Kirby Smith invaden el Estado de Kentucky.-Los separatistas derrotan á Manson y Nelson
en Richmond.-Bragg coge cuatro mil prisioneros en Munfordsville.-Rieardo Hawes es nombrado gobernador de
Kentucky.-El general BueU avanza contra Bragg.-Batalla de Perryville.-Muerte del general Jackson.-El general
Bragg emprende la retirada.-Rosecrans ataca á Priee en Iuka.-Price retrocede hasta Ripley.-Vandorn ataca á
Roseerans en Corinto.-Derrota de los separatistas.-Sus pérdidas.-Vandorn es perseguido hasta Ripley.


Detenido en su impetuosa carrera por las
líneas fortificadas de Alej andría, el general
en' jefe separatista no renunció esta vez co-
mo en 1861 á utilizarse de las ventajas que
ncababa de obtener, con tanta mas razon
cuanto que Lee y su ili:>bierno juzgaban que
era llegado el momento de abandonar el sis-
tema de defensa seguido hasta entonces, á
fin de penetrar en el interior del pais hácia el
Norte de \Vashington. Era de esperar que se
le recibiera bien allí donde se presentase, y
en el caso de fracasar el movimiento contra
el Norte, seria fácil apoderarse de Maryland.
Bajo el punto de vista militar, no dejaba de
ser muy ventajoso ocupar la via férrea de
la orilla izquierda del Potomac, pues de este
modo, las numerosas tropas reunidas en los
alrededores de Harper's Ferry y en Shenan-
doah, con todos sus almacenes militares,


quedarian aisladas de Washington y de Bal-
timore, siendo entonces fácil cercarlas y
vencerlas. La principal dificultad consistia
en la prolongacion de la línea de com unica-
ciones, que estaria tanto mas espuesta cuan-
to mas se avanzara por la parte del Norte,
pero los separatistas confiaban en hallar en
Maryland todos los víveres necesarios, y no
creian que el ejército federal, rechazado
hasta Washington, donde tendria que aten-
der á la defensa de la capital, se hallara en
estado de molestarles.


El ejército federal, completamente desmo-
ralizado, acababa de abandonar su posi-
cion de Manassas y hasta sus heridos; los
separatistas, segun ya hemos dicho, se ha-
bian apoderado en los diversos combates de
seis mil prisioneros y 30 piezas de artillería,
y el entusiasmo que les inspiraban sus re-




CAP.1X. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 363


cientes victorias, hacíales considerar como
una empresa fácil la conquista de Maryland
y de una parte de Pennsylvania; al fin iba
á realizarse el plan concebido en las prime-
ras semanas de la crísis y que consistía en
aislar la capital del resto de los Estados del
Norte.


Con esta idea, el general Lee adoptó desde
luego sus disposiciones para atravesar el
Potomac, pues como Hill acababa de llegar
con la reserva y algunas brigadas sueltas,
las fuerzas del jefe separatista ascendian ya
á unos ochenta mil hombres. Lee emprendió
la marcha por Drainsville hácia Leesburg,
atravesó el Potomac, cuyas aguas estaban
muy bajas, por diferentes vados, y dispuso
que otros destacamentos cruzaran á su vez
l)or la parte de Williamsport. Este movi-
miento se verificó del 5 al 6 de setiembre,


y una vez en el territorio de Mary-
1862. land, los confederados se apoderaron
inmediatamente del camino de hierro, si-
tuándose principalmente en Point Rocks,
(Punta de Roca) por cuya ocupacion, las
fuerzas federales que se hallaban alrededor
de Harper's Ferry y en el bajo Shenandoah,
quedaron aisladas del grueso de su ejército.


La caballería separatista marchó rápida-
mente hácia Frederick-City, yel mismo Lee
hizo su entrada en esta plaza el8 de setiem-


bre, pero los habitantes se mostraron
1862. 1 l' d'" t bt " por o genera In Beren es a s elllen-
do sé de toda demostracion. Lee, no obstan-
te, á fin de escitar su celo y atraerles á su
causa, publicó una proclama concebida en
los términos siguientes:


«Cuartel general del ejército de la Virgi-
nia del Norte.


» Setiembre 8, de 1862.
»Al pueblo de Maryland.


» N ada mas justo que sepais cual es mi
.objeto al presentarme en los límites de vues-


tro Estado con el ejército de mi mando,
cuando menos por lo que pueda tener rela-
cion con vuestros intereses.


»El pueblo de los Estados de la Confede-
racion ha deplorado siempre con la mayor
sinceridad los perjuicios y ultrajes de que
han sido víctimas los ciudadanos de un Es-
tado unido con el Sur por los mas fuertes
vínculos sociales y políticos, y siente mucho
mas verle reducido á la situacion de una pro-
vincia conquistada.


»Bajo el pretesto de defender la Constitu-
cio11 , pero infringiendo sus mas sagrados
artículos, vuestros ciudadanos se han visto
reducidos á prision sin que pesara sobre
ellos cargo alguno y contrariamente á lo que
previenen las leyes del país.


»U na enérgica protesta presentada con
este motivo por un venerable é ilustre hijo
de Maryland (*) á quien en mejores dias nin-
guno apeló en vano, tratándose de obtener
justicia, fué rechazada con el mayor desprecio
por los mismos que debieron tomarla en con-
sideracion.


»El Gobierno de vuestra capital ha sido
usurpado por estranjeros armados; vuestra
legislatura ha sido disuelta por el arresto
ilegal de sus miembros; la libertad de la
prensa y de la palabra no existen ya; un
decreto arbitrario del Poder ejecutivo decla-
ra ofensivas cualesquiera clase de palabras
cuando así lo tiene por conveniente, y se ha
dispuesto en fin que las comisiones militares
juzguen á los ciudadanos cuando se atrevan
á emitir libremente sus opiniones.


»Creyendo que el pueblo de Maryland tie-
ne suficiente elevacion de espíritu para no
someterse á semejante Gobierno, el pueblo
del Sur ha deseado siempre prestaros su
auxilio para que sacudais el yugo estranjero


C) Rogerio B. Taney.




:1I¡¡' HISTORIA DE LOS CAP. IX.


á fin de que os sea dable gozar de los dere- I ejército del general Banks. Mc Clellan em-
chos de los hombres libres, proclamando la prendió la marcha acto continuo, y en la
independencia y soberanía de vuestro Estado. misma noche del dia 7 llegó á Rockville,


:»En cumplimiento de este deseo, nuestro desde donde continuó avanzando, si bien con
~jército se presenta ante vosotros para pres- ciertas precauciones por si acaso era simu-
taros auxilio con sus armas si quereis re- lado el movimiento de los separatistas. Des-
conquistar los derechos de que se os ha des- pues de alguna escaramuza insignificante,
pojado tan injustamente. la vanguardia del ejército federal penetró en


»Oiudadanos de Maryland: esta es nues- Frederick, que acababan de evacuar los se-
tra mision por lo que á vosotros toca; no se paratistas, y allí tuvo Mc Clellan la suerte
trata de violentar vuestra voluntad; no es de encontrar la copia de una órden general
nuestro ánimo intimidaros con la presencia del dia espedida por Lee poco antes, por ma-
de nuestro ejército; nuestro único deseo es nera que merced á esta casualidad, el gene-
que se proclame entre vosotros la libertad ral en jefe pudo enterarse de todos los por-
del pensamiento y de la palabra. Entre vos- menores del plan de campaña adoptado por
otros no conocemos enemigos: lo único que su enemigo, plan que era ya demasiado
que~emos es protegeros. I tarde para cambiar, y del que, poco podia


) A vosotros toca decidir sobre vuestro des- suponer por otra parte eljefe separatista, que
tino, seguros de que este ejército respetará hubiese llegado á conocimiento desu adversa-
lit voluntad del pueblo sea cual fuere; y si el rio. Lee se habia aventurado en la peligrosn
Sur ha de regocijarse al veros proclamar maniobm de dividir su ejército en un pais
vuestra independencia, aun mayor será su que le era completamente hostil, sin tener
satisfaccion si la obtenois por vuestra propia en cuenta que un enemigo superior en nú-
voluntad. mero seguia de cerca su retaguardia, y al·


"El general en jefe, obrar así, fué seguramente porque no le daba
)R. Lee.) importancia ó porque quiso prescindir en


aquella ocasion de las mas conocidas reglas
de la guerra.


Esta proclama no produjo el efecto que
esperaba el general separatista, pues si bien
los habitantes de Maryland no tenian gran-
des deseos de batirse en favor de la Uníon,


Segun la órden que se hallaba en poder de
Mc Olellan, comprendíase claramente, no


tampoco se mostraban dispuestos á esponer solo que Ilarper's Ferry era el primer punto
sus vidas para apoyar á los confederados, y
los que en un principio se inclinaron por es-
tos últimos, hacia ya tiempo que se hallaban
en las :filas del ejército separatista.


No tardó en saber el general Mc Clellan
que los separatistas se dirigian hácia Mary-
land, y por esta razon dispuso en 7 de se-


tiembre que los diversos cuerpos de
1862.


tropas cruzaran el Potomac y fuesen
á situarse en el Norte de Washington, cuya
ciudad quedó custodiada por el cuerpo de


amenazado por Lee, sino que los cuerpos de
ejército de J ackson y Walker marchaban
con el objeto de apoderarse de aquel, y que
el general Mc Laws, con solo veinte mil
hombres se hallaba entonces entre el ejército
federal y Harper' s Ferry. La mayor parte
de las tropas unionistas estaban concen-
tradas en :¡q uel momento cerca del Frederick,
pero la division Franklin, compuesta de
unos diez y siete mil hombres, se acercaba
al punto amenazado por el enemigo, y si




CAP. IX. ESTADos-maoos.


Me Olellan hubiese puesto en movimiento
acto continno á todo su ejército, dando ór-
den de avanzar á Franklin y de empeñar el
combate si era necesario á fin de g<l.l1ar tiem-
po hasta la llegada de todas las fuerzas, es
seguro que Me Laws hil,bria sido derrotado,
evitándose de este moclo qne Harper's Ferry
cayese en poder del enemigo. No se esplica,
pues, que en v~z de hacer esto, avanzara
.Mc Olellan con el grueso de sus fuerzas há-
cia Turner's Gap, Boonsborough y Hagers-
town.


El general Lee , quien, segun ya hemos
dicho, habia dividido su ejército, dando ór-
den de avanzar sobre Harper's Ferry, se
veia perseguido tan de cerca por Mc Clellan,
que no tenia otro remedio sino presentar la
batalla á' todo el ejército federal, sin contar
mas que con la mitad del suyo, pues era
evidente que si el general unionista no en-
contraba obstáculos en su marcha, le seria
muy fácil impedir que elenemigo se apoderara
de Harper's l;'erry. Así se esplica que el ge-
neral Pleasanton, jefe de la caballería fede-
ral, encontrase resistencia en el camino de


Hagerstown, donde ocurrió una es-
1862. 1 d .


caramuza e 13 e setIembre al cru-
zar el valle de Oatoctin, pero los federales
siguieron avanzando hasta un punto llama-
do Turner's Gap, que se halla cerca de la
montaña del Sur.


El general Lee, que no pensaba sino en
apoderarse de Harper's Ferry, y creia que
.Mc Clellan, siguiendo su costumbre, no an-
claria sino seis ó siete millas diarias, acaba-
ba de dar la órden de avanzar hácia Ha-
gerstown, á los generales Longstreet y
J ackson, pues en dicho punto habia ya seis
brigadas al mando de Anderson, las cuales
debian apoyar á Mc Laws en el ataque de
Harper's Ferry. La division del general
H. Hill se hallaba en Turner's Gap conla ca-


TOMO IIl.


ballería del general Stuart. Los separatistas,
pues, no pudieron menos de estrañarse al
ver á la mañana siguiente que la division de
Cox avanzaba por la parte de Middletown,
precedida de_la caballería de Pleasanton y
algunos cationes con los que rompieron acto
continuo eIfuego, mientras que por otra parte
veíase á lo lejos el grueso de las fuerzas del
ejército del Potomac que marchaba rápida-
mente por el valle .


Así pues cuando la brigada de Garland.
destacada por Hill, cuya division apenas
contaba con cinco mil hombres, sn,lió al en-
cuentro de la avanzada federal, fué disper-
sada al momento, habiendo perecido su jefe
cuanclo las tropas se retirabn,n en desórden,
pero bien pronto llegaron las divisiones de
Anderson, Rhodes y RipIey, que defendieron
el terreno palmo á palmo y consiguieron
contener resueltamente el ímpetu de los re-
gimientos de Cox. Sin embargo, los unio-
nisbs, muy superiores en número, fueron
avanzando, sin que bastaran á contener-
les los desesperados esfuerzos de sus ene-
mIgos.


El fuego de fusilería cesó á eso de la una
de la tarde, pues por ambas partes se espe-
raban refuerzos: solo habian tomado parte
hasta entonces en el combate la division Re-
no, de los federales, y la division Hill, de los
separatistas, pero dos horas despues, el ge-
neral Hooker ocupó el camino de Hagers-
town eon el objeto de atacar á los confedera-
rlos por el flanco, y formada la línea de
batalla, volvió á jugar de nuevo la artillería.
No tardaron tampoco en llegar nueve briga-
das al mando del general Longstreet, y con
este refuerzo ascendian ya las fuerzas de los
separatistas á unos veinticinco ó treinta mil
hombres, es decir, doble número del que po-
dian oponer en aquel momento los federales,
si bien animaba á estos la confianza de que
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ill ~ ~, 1 n f[, '.
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3511 HISTORIA DE LOS CAP,IX,


el grueso del ejército no tardaria á llegar en
su auxilio.


En su consecuencia, los unionistas se ba-
tieron obstinadamente; el general Hatch, he-
rido de gravedad, tuvo que retirarse, cediendo
su puesto al general Doubleday, y lo mismo
sucedió al coronel \Vainwright, pero Hooker
habia conseguido desbaratar el ala izquierda
-de los separatistas, cuando la noche puso fin
al combate. En este encuentro cayó tambien
mortalmente herido, cuando observaba aten-
tamente con un anteojo los movimientos del
enemigo, el general unionista José Reno.


Á la mañana siguiente se renovó la lucha
'Con la mayor obstinacion por una y otra par-
te, sin que cesara esta hasta las cuatro de


Mientras se dabu este combate, el general
Franklin avanzaba por la orilla Norte del
Potomac, atravesando por Tenal1ytown,
Darnestown y Poolesville, y en la tarde del
14 de setiembre llegó á Crampton's 1,862.
Gap cerca de la montaña del Sur,
poco mas allá de Burkettsville, en cuyo pun-
to encontró dos ó tres divisiones del ejército
separatista al mando de Howell Cobb, las
cuales ocupaban una fuerte posiciono Acto
continuo se trabó el combate, pero eran tan
su periores en número los federales, que des-
pues de una obstinada lucha de cuatro ó cin-
co horas, "ióse Cobb en la precision de em-
prende'r la retirada, sufriendo consülerables
pérdidas. Si Franklin hubiera sabido enton-


la tarde, hora en que em pez aran á llegar ces cuán preciosos eran los momentos, aun
nuevas divisiones del ejército unionista con le habria quedado tiempo para salvar á Har-
todos los trenes y la artillería, por cU'ya ra- per's Ferr'y, pues no se hallaba sino á seis
zon Mc CleUan, que tenia ya á mano la ma- millas de distancia de dicho punto ..
yor parte de su ejército, adoptó sus disposi- Entre tanto el general Stonewull Jackson,
c~on~s para, dar una accion decisiva al dia i que ha~i~ salido de F~c~cric~ e,l dia 10, avun-
slgmente. Sm embargo, el general Lee, para Izaba rapIdamente hacla \VdlIamsport; unlt
quien lo mas importante era ganar tiempo á I vez en este punto, volvió á cruzar el Poto-
fin de apoderarse de Harper's Ferry, retiró mac, y pocodespues lle~aba á Martinslmrg,
todas sus fuerza~ durante la noche, por ma- punto defendido por el general \Vhite con
nera que al otro dia, las. avanzadas federa- unos dos mil unionistas, pero prevenido este
les solo encontraron l~s muertos y heridos I jefe oportunamente de que se acercaba Jaek-
abandonados por los separatistas. ¡ son con fuerzas muy superiores, huyó en la


Me Clellan asegura que en esta refriega, i noche del 11 á Harpers',Ferry á fin de reunir-
solo tuvo trescientos doce muertos, mil dos- se con el coronel Miles, que defendia esta
cientos treinta, y cuatro heridos y veintidos plaza con diez mil hombres. \Vhite era de
estraviados, total mil quinientos sesenta y superior grndllacion á Miles y debió haberse
ocho, pero hizo en cambio mil quinientos encargado del mando, pero cedió de su dere-
prisioneros. En el parte del general en jefe cho por deferencias á este último jefe, y se
unionista se decia que las pérdidas de los ofreció [1 servir bajo sus órdenes, 10 cual fué
confederados eran mucho mayores, pero esto aceptado.
no es creible, toda vez que los últimos tenian Como Harpers' Ferry se eleva en una es-
la ventaja tanto en la posicion como en el pecie de garganta ó desfiladero dominado por
número, y se retiraron en el mejor órden sin tres partes por altas montarlas, y solo deren-
que les causara grandes b¡~as el fuego del '1 diLle desde dos ó tres de estas ~ el general en
enemIgo. jefe Mc Clellan habia recomendádose muy es·




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. aü7


pecialmente á Miles y á \Vhite que estrecha- Jackson, el cual acababa de situar sus bate-
sen sus posiciones, concenhándose en las ori- rías en el camino de Maryland de modo que
Has mismas del rio alrededor de los puentes, dominasen completamente las líneas federa-
y adoptando luego todas las medidas que les, cuidando tambien de colocar algunas
creyeran mas oportunas para rechazar un piezas en todas las alturas. Urgíale al gene-
ataq ue, á fin de poder defenderse hasta que ral separatista activar lo mas posible las ope-
recibiesen refuerzos. La mision de estos dos raciones porque de un momento á otro podia
jefes no era de hl.,s mas fáciles, atendida la cambiar mucho la situacion.
posicion del terreno que tenian el encargo de En la madrugada del 15 de setiembre, las
conservar, mas con un poco de inteligencia baterías de los confederados rompieron el
y de ingenio, y contando con el valor de sus fuego por siete puntos á la vez, diri-


h . . 1 l' . i .. 1 . 1862. tropas, ublCran podido hacer frente a pe 1- glenc o prmclpa mente sus tIros con-
gro, al menos durante algunos dias. Desgra- tra las alturas de Bolivar. Á las siete de 1"
ciadamente, ambos probaron en aquella oca- mañana, Miles manifestó á White que erH-
sion su ineptitud, pues no solo no siguieron inevitable la rendicion porque se iban .D.cor-
las instrucciones del general Mc Clellan, si- tando las municiones, y reconocido así pOI~
no que no hici~ron nada como debian, olvi- todos los jefes, izóse una bandera blanca ~
dando hasta el asegurar sus comunicaciones mas no habiéndolo observado los sitiadores~
de modo que el ejército pudiera socorrerles, continuaron el fuego media hora mas, y esto
y de este modo Jackson pudo sitiar la plaza costó la vida á Miles, quien cayó á poco mor-
á su gusto. El general separatista se situó talmente herido de un balazo en el pecho.
en la orilla derecha, mientras un destaca- .Tackson se disponia ya á lanzarse al ataque
mento de las tropas de Longstreet, á las ór- con la infantería cuando supo que el ene-
denes de Mc Laws, ocupaba el camino de Ma-I migo pedia una capitulacion, y acordada
ryland., debiendo advertirse que estas tropas esta, quedaron prisioneros once mil quinien-
que llegaban directamente de Frederick- tos ochenta y tres hombres, apoderándose
City aparecieron delante de l-Ltrper's Ferry además el enemigo de setenta y tres cañones~
en el momento en que Jackson formaba su trece mil armas pequeñas, .doscientos wugo-
línea de batalla. Con tal acierto se habia nes y numerosas tiendas y efectos de cum-
practicaflo este movimiento que la guarni- paña. J aekson, que sabia apreciar como
cion federal se vió bloqueada antes de poder- nadie el valor del tiempo, no quiso aguardar-
se dar cuenta de cuanto estaba pasando, y á que se hiciese la entrega, y confiando esta
aun cuando entonces se trató de abrir una mision á Hill, se puso en marcha con la
comunicacion con \Vashington, vióse que mayor parte de sus tropas á fin de reunirse
era demasiado tarde para ello. Solo la caba- cuanto antes con el general Lee, y á mar-
llería del coronel Davis, que permanecia chas forzadas llegó á Antietam á la mañana
ociosa detrás de las obras de defensa, trató siguiente. Se resiste uno á creer que Miles
de abrirse paso y al fin lo consiguió, flan- no obrara en aquella ocasion como un trai-
queando el Potomac por \Villiamsport, en dor, pues no solo dojó de fortificar jas DItU-
cuyo punto se apoderó al paso de algunos ras de Maryland como se le habia prevenido,
bagajes de Lee. \Vhite y Miles no debian ya sino que incurrió en otras faltas graves que
pensar sino en defenderse de los ataques de no debe nunca cometer un hombre que sirve




368 HISTOllJA DE LOS CAP, IX.


fielmQnte SU causa. Por lo que hace á Me Ole-
Han su mayor falta en aqu211a ocasion fué
haber confiado la defensa de un punto tan
importante como Harper's Ferry al coronel
Miles, sobre todo despues de su vergonzosa
conducta en let batalla de Bull-Run.


Era demasiado tarde para salvar á Har-
per's Ferry, mas no para tomar la revancha,
y con la intencion de obtenerla cuanto antes,
dióse órden al ejército de ponerse en marcha,
y la caballería del general Pleasanton avan-
zó sobre Boonsborough, donde pudo alcanzar
la retaguardia separatista, á la q ne hizo
doscientos cincuenta prisioneros. La division
Sumner seguia de cerca, y despues de una
marcha de diez ó doce millas, descubrió al
enemigo que ocupaba una fuerte posicion
.i unto al rio .Antietam, frente á un pueble-
cillo llamado Sharpsburg. Entonces el ge-
neral Richardson hizo alto, formando sus
tropitS á la derecha del camino que conduce
desde Keeclysville al punto antes citado;·
Sykes, con su division de tropas regula-
res, se situó á la derecha, y á poco llegó el
general Mc Clellan con las fuerzas de su
mando.


Lee, como es de presumir, habia elegido
una fuerte posicion, pero necesitaba algun
tiempo para fortificarse bien y contener á su
enemigo hasta la llegada de Jack.son, \Y.al-
ker y Mc Laws, quienes se hallaban aun en
Harper's Ferry. Si Mc Clellan hubiese re-
sueIto atacar en la madrugada del 16 de


setiembre, antes de la tarde habria
1862. d'd 1 t '1 1 po I o anzar sus sesen a mI lom-
bres contra un enemigo que solo contaba con
la mitad de este número, mas en vez de ha-
cerlo así, difirió el ataque hasta el dia si-
guiente, por manera que cuando las colum-
nas del ejército federal recibieron la órden
de avanzar, veíanse ya las cimas de las coli-
nas erizadas de cañones, y ocupados todos


los puntos por donde habria sido mas fácil
escalar las alturas.


La corriente del Antietam, Tio que sepa-
raba á los ejércitos, es en estremo rápida y
su profundidad impide que pueda atravésar~
se fácilmente: en ambas orillas es el terreno
muy accidentado, yen la derecha sobre todo,
elévase bruscamente, form<1ndo un<1 série de
rampas que se estienden entre el pueblecillo
de Sharpsburg y el rio. H<1y cuatro puentes
de piedra par<1 cruzar de una á otra orilla;
el primero está en el cilmino de Keedysville
á Williamsport, el segundo á dos millas y
medi<1 de este último punto, el tercero cerca
de Rohrersville, y el cuarto á unas tres mi-
llas mas allá en el camino de Harper's Ferry,
cerca de 1<1 embocadura del rio. En las ele-
vaciones de terreno que bordean los tres
primeros puentes, habia situado sus tropas
el general Lee, J si bien era fácil el asalto
por estos tres puntos, éralo mucho mas por
el cuarto puente.


L<1 mayor parte del dia 16 se invirtió
pues en practicar reconocimientos, y en un
tiroteo que no produjo resultado alguno,
lllas al fin el general Me Clellan adoptó el
plan siguiente. El ala derecha debia forzar
el paso del rio por el primer puente, y cor-
tando la retirada al enemigo por Hagers-
town atacari<1 despues su fhLnco izquierdo;
en el caso de obtener buen resultado este
movimiento, se dirigiria luego hácia Sharps-
burg á fin de cerrar el p<1S0 á Lee. Hooker
fué el designado para llevar á cabo esta ma-
niobra con el auxilio de los generales lVIans-
fleld, Snmner y Fr<1nklin. l\Ic Clellan no
creyó prudente hacer avanzar su centro, por-
que la posicion del enemig'o le parecia muy
fuerte y el terreno estaba muy descubierto,
y por lo tanto confió á Por ter la reserva, y
dispuso se rompiera el fuego de cañon á fin
de que no observara el enemigo las manio-




CAP, IX, ESTADOS-UNIDOS.


bras de la dereclHL lvbnsfield acababa de zadas de las divisiones Hooker y Longs-
reunirse con Hooker, y el ala derecha de treet hubieran podido hablarse, por lo cual,
Franklin apoyaba la izquierda de Sumner; durante aquella noche ocurrieron frecuentes
Enrnside, situado frente al tercer puente, colisiones al relevarse los centinelas por una
debia atacarle con el vigor posible á fin de y otra parte. Mucho antes de la madrugada
sorprender luego al enemigo por uno de sus llegó el general J ackson,qnien habia cami-
flancos. Á eso de las tres de la tarde comen- nado á marchas forzadas, y desembocó en
zaron las tropas á practicar estos movimien- las líneas tan precipitadamente, que por un
tos, lo cual dió lugar á un vivísimo fuego I momento se creyó que los federales comen-
por una y otra parte; algunos cañones Par- zaban el ataque; segun lo convenido de an-
rott, colocados en ventajosas posiciones, se temano, fué á tomar posicion en el ala. dere-
distinguieron por sus certeros tiros. cha donde reemplazó á Hood á fin de que


En aquellas críticas circunstancias, veíase éste pasara á reforzar las posiciones del
Lee en la precision de resolver un problema cent.ro.
sumamente delicado, que exigia un rápido Un sol magnífico, que brillaba en todo su
exámen y una pronta resolucion: ¿qué hacer esplendor, anunció la jornada del 17 de se-
en presencia de un enemigo muy superior t.iembre, tan notable ppr sus resul·
en número y que deliberadamente se propo- tados: aquella era la primera vez que 1862.
nia atacar á la vez las dos alas de su ejér- dos ejércitos tan numerosos iban á empe-
cito? Si hubiese tenido mas fuerzas, lo mas ñar en el Nuevo Mundo una lucha sangrien-
sencillo era acometer el centro de los fede- ta que debia decidir, ya la retirada de los
raJes, pero Lee no se atrevió á ello y creyó invasores mas allá de sus fronteras, ó bien
mqjor limitarse á los términos medios; re- el progreso de su invasion en los pacíficos
forzó pues poco á poco Sil izquierda, é hizo Estados del Nort.e, acompañado quizás de
ocupar por sus tiradores los bosques y otros sensibles represalias por los escesos cometi-
puntos ventajosos, con el único o~jeto de dos en Alabama ó por los inútiles rigores
entretener á los federales hasta tanto que ejercidos en Nueva-Orleans.
llegasen los refuerzos que esperaba de Har- Hoo~er marchaba á la cabeza de sus co-
per's Ferry. lumnas con ese aire de bravura y de buena


HácÍa las cuatro de la tarde Hooker habia I fe que le era propio, seguido de sus soldados
conseguido at.ravesar el rio por diversos va-I á quienes inspiraba tan ciega confianza, que
dos y á poca distancia del primer puente, habrian ido con él hasta el fin del mundo.
de modo que pudo situarse en el 'punto mas Conociendo Hooker la im portancia de la mi-
á propósito para sorprender el flanco iz- sion que le habia confiado el general en jefe,
quierdo de Lee, y despues comenzó á practi- tuvo buen cuidado de tomar todas las dispo-
cal' su maniobra con la mayor resolucion. siciones mas oportunas para llevarla á buen
Los confederados sostuvieron el fuego de los' fin, y sin detenerse ante el fuego delos tirado-
tiradores de Hooker con sin igual arrojo, res enemigos, continuó su marcha resuelta-
pero la noche vino al fin á poner término á ! mente. Despues de algunas horas de repetidos
este primer encuentro, y para que se ca m- combates, todos ellos de escasa signifi-
prenda cuán cerca estaban ya los federales! cacion, Hooker llegó frente á otras líneas
de los separatistas, baRta decir que las avan~ 1 mas resistentes, compuestas sobre todo de




370 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


las tropas de Jackson, y entonces dió órden á se hallaban en los mismos bosques que les
la division Rickett de ataca~ á ladeMc Laws, sirvieron de abrigo la noche anterior, y por
la cual fué rechazada, si bien poco des pues lo tanto no habian ganado sino muy poco
los separatistas recobraron el terreno per- terrono, mas en cambio contaban con tro-
dido. Sumner y Mansfield llegaron á su vez pas de refresco, puesto que no todas las
para sostener á Hooker, y al poco tiempo de divisiones habian entrado en fuego. Fran-
nuevo estuvo la ventaja por parte de los fede- klin acababa do atravesar el rio con su cuer-
rales, quienes se apoderaron de dos ó tres po de ejército á fin de tom[lr posicion en el
baterías. Hubo momentos en que el fuego ala izquierda de Sumner, y desplegando des-
era vivísimo; una nube de balas levantaba pues sus líneas, hizo un movimiento ofensi-
continuamente espesas nubes de polvo, re- vo contra Jackson, con tal acierto y energía,
matando á los heridos y moribundos; el ge- que los federales debieron sentir que no se
neral Mansfield fué uno de los primeros que hubiera hecho antes, es decir, cuando Hooker
perdió la vida en aquel encuentro, y el mis- y Mansfield se hallaban aun en el campo de
mo Hooker, que se esponia demasiado al batalla. Cierto es que el general Jackson
fuego del enemigo, cayó pocodespues herido habia agotado ya todas sus fuerzas, y segu-
de un balazo en el pié y fné preciso retirarle ramente no se le podia recriminar despues
del cüm po de batalla, lo cuül se hizo muy I de los brillantes hechos de armas llevados á
á pesar suyo porque la jornada iba tomando cabo en los dias anteriores; además de esto,
un aspecto f¡worable, y esperaba rechazar escaseaban ya sus municiones, y no siéndole
hasb el Potomac 6. todo el ejército de Lee si posible resistir un nuevo choque, hubo de
le secundaban bien las demás tropas. Esto' retirarse y ceder por último el terreno por
no dejaba de ser probable y acaso hubiera tanto tiempo disputado. Franklin hizo retro-
podido realizarse si las divisiones hubiesen ceder á los separatistas hasta media milla
estado mas unidas entre sí, pero desgracia- mas allá de sus líneas, mas no viéndo-
damente, la falta de Mansfield y de Hooker, se apoyado por las demás divisiones, no
muerto el uno y herido el otro, aumentó el creyó prudente avanzar sobre Sharpsburg,
desórden de los federales. Sumner cpntinuó por manera que hácia las dos ó tres de
el combate con la ma,yor obstinacion, dando la tarde habia cesado casi la lucha por
nuevas pruebas de su valor y arrojo, mas su aqu~lla parte, continuándose solo un inútil
cuerpo de ejército, así como el de Hooker, cañoneo.
esperimentó considerables bajas por el fuego Tambien el general Lee, que mandaba el
certerodelenemigo.Háciaelmediodia, Jack- centro, tenia á su disposlCion tropas de re-
son, que acababa de recibir nuevos refuerzos, . serva, pues no habia tenido lugar el ataque
dispuso se diese una carga general, con la que aquel esperaba por aquel punto, aten-
cual obtuvo los mejores resultados, pues se elido que el general Mc Clellan no lo creyó
introdujo la confusion en las filas de la divi-¡ conveniente; solo Porter hizo cañonear las
sion Sedgwick, y Sumner se vió en la dura. líneas enemigas con toda su artillería, pero
precision de abandonar sus cañones, retro- i no produjo esto efecto alguno, pues en toda
cediendo algun tanto á fin de restablecer un aquella estension, sobre todo en la ocupada
poco el órden y disciplina entre sus tropas. por los separatistas, era muy accidentado el


Á eso de la una de la tarde, los federales I terreno, y lo único que se consiguió fué ina-




CAP. IX. ESTADOS-U!"lDOS. 371


movilizar cuerpos de infantería que hubieran peligro, puesto que ninguna division de sus
podido utilizarse mejor en otra parte. tropas se hallaba en estado de sostenerlo. De


En el ala izquierda habia sucedido poco este modo, los dos ataques de los federales
mas ó menos lo mismo: tan pronto como quedaban completamente neutralizados; las
Hooker hubo comenzado su ataque, Mc 01e- fuerzas no eran bastante numerosas para
Han hizo avanzar al general Burnside con su aquella doble ofensiva en una línea tan es-
cuerpo de ejército compuesto de diez y seis tensa, y seguramente hubiera sido mejor
mil hombres á fin de maniobrar sobre la de- limitarse á un vigoroso ataque del puente y
recha del enemigo en los alrededores del á una diversion en el ala de Hooker, en vez
tercer puente, que era en realidad el punto de emplear sucesivamente cuatro cuerpos de
decisivo, pues por allí podia retirarse el ene- ejército en aquel mismo punto. Cierto es que
migo, y si el movimiento de Burnside daba Mc Clellan contaba con las divisiones de
buen resultado, el general Lee se veria en
una posicion muy crítica. El jefe confe-
derado, no obstante, comprendia tambien
cuán importante era conservar aquel punto,
y por 10 tanto- habia confiado su custodia al
general Longstreet con fuerzas poco mas ó
menos iguales á las de Burnside. El ataque,
pues, comenzó con mucha lentitud, porque
los separatistas pudieron aprovechar todos
los accidentes del terreno para defender los
alrededores del puente, y por esta razon,
hasta las dos de la tarde no consiguió Burn-
side pasar el rio y dirigirse mas allá d.e las
alturas que le rodean. Sus divisiones conti-
nuaban avanzando algun tanto, mas al fin
llegaron ante una posicion donde el general
Hill, con tropas de refresco, acababa de reu-
nirse al general Longstreet.


Los dos jefes separatistas, con todas sus
fuerzas, atacaron entonces resueltamente á
Burnside, y obligándole á retroceder hasta
el puente, recobraron flsí la media milla
del terreno perdido, poniéndole en el caso
de que se limitara á la defensiva. En aquel
mismo momento, el general Mc Clellan,
que acababa de dar una órden para que
el ala derecha vigorizase el ataque dirigido
por Franklin, recibió de Sumner un parte
anunciando que no le era posible ejecutar
este movimiento sin esponerse á un grave


Porter com puestas de unos quince mil hom-
bres de tropas de refresco, mas el general en
jefe no queria desprenderse de aquella reser-
va, por si el enemigo atacaba su centro, pues
veia que tambien este tenia á su diRposicion
un numeroso cuerpo de ejército que no habia
tomado parte en la batalla. En la izquierda,
así como en la derecha, no ocurrieron en el
resto del día sino encuentros parciales que
narla podían decidir; unos y otros esperaban
el ataque, y llegada la noche restablecióse la
calma, y solo interrumpieron el silencio los
gritos de dolor de los heridos y moribundos.


Contrariamente á las previsiones deMcCle-
Han, el general Lee estaba muy h>jos de
pensar en la ofensiva, pues no ignoraba
que las dos alas de su ejército apenas po-
dian resistir mas, y los refuerzos que habia
tenido que enviar á Jackson, dejaban re-
ducidas sus fuerzas al número estricta-
mente necesario para defender su centro,
prescindiendo de que tamhien empezaban á
escasear las municiones, lo cual sucedia con
mucha frecuencia á los ejércitos americanos.


Al dia siguiente, federales y separatistas
ocupaban aun las mismas posiciones, pues
Mc Clellan, que solo podia disponer de
Porter para un ataque formal, no juzgaba
prudente apresurar las cosas, sobre todo
porque esperaba la llegada de dos nuevas




372 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


divisiones que segun se le dijo estaban en vfinia de la invasion que la amenazaba y el
marcha. Por su parte los separatistas, á Gobierno de \Vashington podia ya reposar
consecuencia de las pérdidas esperimenbdas un poco y hacer sus preparativos con mas
no contaban ya, sino con sesenta mil hom- desahogo. Tales era,n, en una palabra, las
bres, y es evidente que con fuerzas numéri- ventajas obtenidas, ventajas reales y positi-
cas tan inferiores, y sin ninguna esperanza vas á no dudarlo. Federales y separatistas
de recibir refuerzos, carecian de medios proclamaron la victoria, como sucediera en
para tomar la ofensiva. Sabiendo además otras varias ocasiones segun ya hemos visto,
que las levas que se hacian entonces en mas si se tiene en cuenta que los confedera-
Pennsylvania y los Estados vecinos facili- dos se vieron en la precision de abandonar
tarian á Mc Clellan abundantes refuerzos sus posiciones, que el ala derecha de los
para su ejército, era este otro motivo para federales no perdió el terreno conquistado
no es ponerse al peligro de verse acorralado por la division Franklin, y que Hooker y
en el Potomac, en cuyo caso se veria en la Sumner cogieron una porcion de banderas y
necesidad de emprender la retirada por un una docena de cañones, no puede negarse
punto situado un poco mas allá del rio. qne Mc Clellan tuviera derecho de atribuirse


Lee hizo inmediatamente sus preparati- la victoria, si bien debe censurársele por no
vos, comenzando por enviar sus pertrechos haberse aprovechado de ella tanto como pu-
militares y sus bagajes, lo cual le ocupó do. Es verdad que el 'trist.e incidente de
todo el dia 18 y una parte de la noche, de Harper's Ferry y el estado incompleto y
modo que hasta el 19 no abandonó su posi- heterogéneo de un ejército improvisado apre-
cion ni levantó su campamento para cruzar suradamente, le imponía una prudencia,
de nuevo el Potomac por la parte Shepherds- acaso escesiva, pero que llenaba el obje-
town. Habíase convenido un armisticio la to principal del Gobierno, cual era el de
víspera con el objeto de enterrar los muer- proteger la capital de la Union.
tos, y se dejaron al cuidado de los federales En cuanto al general separatista, que
trescientos heridos de gravedad. A escepcion habia sabido conservar su primera posicion
de estos desgraciados, llevóse á 'cabo la re- por espacio de cuarenta y ocho horas durante
tirada sin otras pérdidas. El ejército del ge- las cuales tuvo lugar la captura de Harper's
neralMc Clellan se habia repuesto muy di- Ferry, y que se habia retirado al fin sin
fícilmente de la confusion y del desórden dejar en poder del enemigo sino algunos
que introdujera entre las tropas la batalla de cañones y un corto número de heridos,
Antietam, una de las mas importantes que tambien merecia, el elogio de sus mismos
se librara hasta entonces, y el general en adversarios, aun cuando no se hubiese
jefe se veia al fin obligado á renunciar á sus llevado á cabo el objeto que motivara la in-
esperanzas despues de haber asegurado los vaSlOn.
diarios del Norte que el Potomac iba á ser El generallVIc Clellan asegura que el nú-
la tumba del gran ejército separatista. Sin mero de sus fuerzas en la batalla de Antie-
embargo, habíase alcanzado en parte el ob- tam, no pasaba de ochenta y siete mil ciento
jeto, pues no solo quedaba defendido el sesenta y cuat,ro hombres, inclusos cuatro
territorio de la Union, sino que, frustrada mil trescientos veinte caballos, que de poco
la invasion de Maryland, salvábase Pennsyl- podian servir en semejante terreno y en




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. ~{73


aquella batalla, y calcula que las tropas de sufrir considerables pérdidas. Los separatis-
Lee no bajaban de noventa y siete mil cuatro- tas cogieron doscientos prisioneros, y ocu-
cientos hombres, inclusos seis mil de arti- paron aquella orilla hasta el dia siguiente.
llería y seis mil cuatrocientos caballos. Sin El general Lee emprendió la marcha por
embargo, el jefe separatista dice que no te- el Oeste con el grueso de sus fuerzas diri-
nia sino cuarenta mil hombres (*), en los giéndose hácia '.Nlartinsburg, mientras la
cuales no se comprenden probablemente ni caballería al mando de Stuart volvia á cru-
la caballería ni la division de P. Hill. zar el Potomac por la parte de \Villiamsport.


Mc Clellan calcula que sus pérdidas en la Las vias férreas de TIaltimore y Ohio esta-
batalla de Antietam figuraban por doce mil ban completamente destruidas en una gran
cuatrocientos sesenta y nueve hombres, es estension. El general Mc Clellan destacó á.
decir, dos mil diez muertos, nueve mil cua- \Villiams con el suficiente número de fuer-
trocientos diez y seis heridos y mil cuaren- zas para q ne se apoderara de las alturas de
ta y tres estraviados, y asegura que sus sol- Maryland, lo cual hizo sin hallar resisten-
dados enterraron unos dos mil setecientos cia, mientras el general Sumner se posesio-
cadáveres del enemigo, sin contar los que naba tambien pacíficamente de Harper's
se encontraron luego en otra parte del cam- Ferry.
pamento, lo cual le hace suponer que las Lee acababa de retirarse á los alrede-
pérdidas de los separatistas fueron aun ma- dores de Bunker Hill (Monte Bunker) y
yores que las de los federales. Como los pri- \Vinchester, donde, viendo que no era per-
meros se batieron siempre protegidos por los seguido por Mc Clellan, destacó al
bosques, y en terreno que dominaLa la arti- general Stuart en 20 de setiembre 1862.
llería, l.1 suposicion de Mc CleIlan no tiene con mil ochocientos caballos, con el objeto
visos de probaLle ni merece crédito tampoco. de que emprendiera en Pennsylvania una de


El general Lee habia dispuesto se situa- sus atrevidas escursiones. Cruzando el Po-
ran ocho baterías á cierta distancia del Po- tomac por mas arriba de Williamsport,
tomac, apoyadas por seiscientos infantes á Stuart avanzó rápidamente soLre Cham-
las órdenes de Pendleton, mas en la mañana bersburg, en cuyo punto destruyó una consi-
del 19 de setiembre, el general Porter, que derable cantidad de víveres y municiones, y
tenia órden de perseguir hasta cierta dis- despues de esto, dando un rodeo á fin de pa-
tancia al enemigo con su division y la de sal' cerca del ejército de Mc Clellan, volvió
Barnes, atacó valerosamente á los separa- á Virginia sin perder un solo hombre,
tistas y pudo apoderarse de cuatro cañones. segun su costumbre. Al saber el general
Al dia siguiente no obstante, la mayor par- en jefe unionista que Stuart l111Lüt empren-
te de la division Porter cayó en una embos- dido aquella atrevida espedicion, y de-
cada de Hill al practicar un reconocimiento seando apoderarse del arrojado guerrille-
y fué derrotada completamente despues de ro, tomó todas sus disposiciones al efe do ,


pero sus planes se frustraron por falta de
C) El escritor Pollard, en su Hislol'ia de la !]ue¡'ru, dice energía y de celo. Se nos olvidaba decir que


lo siguiente al haLlar sobre esta batalla: (,Las fuerzas con- en Chambersburg Stuart quemó los depósi-
federadas que tomaron parte en la accion durante la prime-
ra rnitlld del dill, DO pasal'On de cuarenta y cinco mil hom- tos de la via férrea, una porcion de luáqui-
bres, ni seaurnentaron luego en mas de setenta mil.») nas, cinco mil fusiles y un numeroso equipo.


TOMO IlI. 47




:m HISTORIA DE LOS CAP. IX.


Este hecho dió lugar á que se renovaran
las polémicas entre el general en jefe del
ejército federal y su Gobierno, con motivo
de haber pedido el primero con insistencia
que se le enviaran refuerzos, caballos y equi-
po, cosa que ofrecia hacer inmediatamente
el general Halleck, y que tardaba mucho
en cumplir.


Mc Clellan cruzó al fin el Potomac entre el
2G de octubre y el2 de noviembre, y dirigién-


dos e sin oposicion alguna hácia Blue
1862. R'd (l h b d' . l ge .Jee marc a a en IreCClOn
paralela), ocupó á Snicker's Gap y Manassas,
y habia avanzado hasta \,r arrenton cuando
fué relevado del mando, que se acababa de
conferir al general Eurnside. De este modo
terminó Mc Clellan su activa .participacion
en la guerra.


Trasladándonos ahora á los Estados de
Tennessee, Kentucky y Mississippí, donde
los jefes separatistas se ocupaban activa-
mente en organizar guerrillas para hostigar
por todos los medios posibles al ejército unio-
nista, referiremos los acontecimientos de la
guerra que allí tenian lugar mientras se da-
ban los sangrientos combates cuyos porme-
nores acabamos de referir.


Lebnnon (Kentucky), Murfreesboro, (Ten-
nessee) y Henderson (Ohio) habian mtido
por sorpresa en poder de los separatistas,
que hicieron prisioneros á los generales
Duffield y Crittenden con gran parte de sus
tropas; el coronel Juan Morgan, que ya iba


haciéndose notable como guerrillero,
1862. d' t b' d C th' se apo ero am len e yn Htna en
2 dejulio, pero tuvo luego que abandonar
este pnnto, al verse perseguido de cerca por
una fuerza muy superior de caballería á las
órdenes del general Green Clay Smith. Las
guerrillas confederadas, por lo demás, tan
pronto estaban en Kentucky como en Ten-
nessee, pero sus jefes sabian conducirlas


tan acertadamente, que con frecuencia se
apoderaban de un considerable número de
efectos de campaña, municiones ó víveres,
haciendo á veces numerosos prisioneros en
sus respectivos encuentros.


El general unionista Buell habia salido de
Corinto en el mes dejunio, con la intencion'
al parecer de dirigirse hácia Chattanooga,
mas el general Bragg, á quien se aca-


1862. baba de confiar el mando de los se-
paratistas, se encaminó al mismo punto á
marchas forzadas, y pudo llegar antes que
la vanguardia de Buell para defEmder dicho
punto. El ejército de Bragg ascendia enton-
ces á unos cuarenta y cinco mil hombres,
organizados en tres cuerpos al mando de
Hardee, Bishop Polk, y Kirby Smith res-
pectivamente, el último de los cuales fué
enviado á Knoxville,'mientras los dos prime-
ros se enca.rgaron de proteger á Chattanoo-
ga en caso de que atacara, Bnell.


Como la campaña de Mc Clellan en Rich-
mond se habia frustrado completamente al
paso que iba aumentándose la fuerza, del
ejército separatista, I3ragg proyectó un atre-
vido golpe de mano á fin de recobrar á Ten-
nessee y posesionarse completamente de
Kentucky, y no ignorando que en Louisvi-
He podia encontrar abundantes recnrsos,
apoderarse de este punto fué el primer obje-
to de su atrevida espedicion. Al efecto 1862,
el dia 4: de agosto, cruzó por Har-
rison (Tennessee, á pocas millas de Chatta-
nooga con treinta y seis regimientos de in-
fantería, cinco ele cal)allería y cuarenta
cañones, é internándose por las ásperas mon-
tañas que rodean el valle de Sequat-


. 1862.
chie á fin de q ne no descll bnera el
enemigo su movimiento, pasó por Dunlap,
Pikeville y Crossville, llegando á Kentuck)'
el dia 5 de setiembre.


Entre tanto el general Kirby Smith, con




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. 375


su division de Knoxville, avanzaba por Jack-
sonborough, cruzando por Big Creek Gap
con toda la rapidez posible, ti pesar de que
sus soldados apenas tenian para alimentarse
otra cosa que los granos de trigo, que por
cierto es muy escaso en aquella region. Su
primera avanzada, compuesta de novecien-


tos ginetes al mando del coronel Scott,
1862. .1" 1 ,1 t d sorprenulO e 17 ue agos o cerca e
NIonticello á un escuadron de caballería
unionista matándole treinta hombres y co-
giendo ciento once prisioneros, despues de lo
cual prosiguió su marcha hricia Richmond,
y retrocedió á poco para reunirse de nuevo
con su jefe.


Kirby Smith se dirigió entonces apresu-
radamente hticia el Norte y al llegar á Rich-
mond Ky encontró un cuerpo de ejército
federal ti las órdenes del general Manson,
quien avanzó inmediatamente para presen-
tarle la batalla despues de tomar posicion
en una cadena de colinas que se es tiende al
Sur de dicha ciudad. Manson contaba con el
mismo número de fuerzas que su adversario,
pero no tan disciplinadas y aguerridas, y no
es de estrañar por lo tanto que al poco tiem-
po de trabarse la batalla fuese derrotado por
Kirby Smith, viéndose en la precision de
emprender la retirada apresuradamente. El
general separatista Cleburne, que tanto se
distinguió mas tarde en la guerra, quedó
herido de alguna gravedad en la cara y le
sucedió en el mando el general Smith. Poco
despues, habiendo llegf\do de refuerzo tres
regimientos federales, Manson trató de ha-
cerse fuerte cerca de Rogersvil1e, mas como
reconociese que allí no podria defenderse con
ventaja, se retir6 á su primera posicion,
precisamente cuando llegaba un parte del
general unionista Nelson, anunciando á
Manson que de un momento á otro llegaria
en su auxilio. En efecto, poco despues apa- I


recieron las tropas de Nelson, mas antes de
que tuviera tiempo este jefe de tomar posi-
cion ó desplegar sus fuerzas en línea de ba-
talla, fué acometido por los separatistas, que
en menos de media hora le derrotaron con
la misma facilidad que á Manson, quedando
herido en este encuentro el mismo general
¡{el son y otros oficiales de distincion. Á fin
de cortar á su enemigo la retirada, el ge-
neral Smith habia destacado á Scott con
su caballería previniéndole atacara la re-
taguardia de los federales; Manson, á
quien Nelson acababa de conferir el mando,
contuvo durante aIgun tiempo á sus perse-
guidores; pero al llegar á cuatro millas de
Richmond, apareció la caballería de Scott,
que estaba oculta en un· bosque, y trabado
de nuevo el combate, los federales hubie-
ron de apelar á la fuga desordenadamen-
te á través de campos y bosques. El general
J\Ianson, que con otros oficiales trataba de
huir, cayó de su caballo herido de un balazo,
y fué hecho prisionero con la, mayor parte
de los que le seguian. En este encuentro tu-
vieron los federales doscientos muertos y se-
tecientos heridos, y el enemigo le hizo dos
mil prisioneros, apoderándose además de
nueve cañones, muchas armas pequeñas y
una considerable cantidad de víveres.


Tres dias despues, es decir, en 1. o de se-
tiembre, el general Kirby Smith entró triun-
falmente en Lexington, saludado por las
frenéticas aclamaciones de los numerosos
partidarios de la Confederacion que habitan
aquel pais. El jefe separatista marchó en
scguidn, á Cynthiana, que se halla á igual
distancia de Cincinnati y Louisville, de cu-
yos puntos le hubiera sido fácil apoderarse
aun cuando se iba reuniendo una numerosa
milicia para su defensa y se construian apre-
suradamente algunas fortificaciones.


El general Bragg habia conseguido entre




376 HISTORIA DE LOS CAP, IX.


tanto flanquear el ala izquierda de Buell,
pasando muy cerca de sus tropas sin trabar
el combate, y despues de tocar en N ashville
y Louisville, entró el 13 de setiembre en el
territorio de Kentucky, donde su avanzada
nI mando del general Chalmes encontró á un
numeroso cllerpo de federales q ue ocupaba una
fuerte posicion en Munfordsville. Chalmes
habia destacado ya alguna caballería á fin
de intimar la rendicion al general \Vilder,
encargado de la defensa de aquel punto, mas
habiéndose negado este jefe á escuchar pro-
posiciones, los separatistas hicieron inme-
diatamente sus preparativos para apoderarse
de Munfordsville. Á las nueve y media de la


mafíana del 16 de setiembre, Bragg
186~ d' 1 1 d ro eo a paza con na a menos que
veinticinco mil hombres, á quienes dió órden
de comenzar el ataque, y poco despues en-
vió un parlamentario intimando de nuevo la
rendicion. Como el general Buell no se ha-
llaba allí, ni se esperaban refuerzos, ni con-
ducia tampoco á nada sacrificar inútilmente
á sus tropas, \Vilder, prévia una consulta
con sus oficiales, entregó la plaza con la
condicion de que se hiciesen á sus' fuerzas
los honores de la guerra, lo cual fué conce-
dido. Desde Munfordsville, el general Bragg
continuó su marcha há'cia el Norte sin en-
contrar oposicion, y atravesando por Bards-
town, llegó á Frankfort, donde ya se hallab<L
Smith.


El general Buell, por su parte, despues
de haber dejado una fuerte guarnicion en
Nashville, encaminábase á Louisville, dis-
tante ciento setenta millas, á cuyo punto


llegó el 20 de octubre su ejército,
1862. t t d . '1 compues o en onces e unos Cien nu
hombres, pero no tan aguerridos ni tan bien
disciplinados como los separatistas. Recono-
ciéndolo así, Buell se ocupó primeramente


tre tanto los separatistas recorrian libremen-
te todo el territorio, apoderándose de los
ganados y de todo aquello que podia serIes
útil, y habiendo llegado esto á noticia del
Gobierno de \Vashington, espidióse una ór-
den para relevar á Buell del mando, la cual,
sin embargo, no se llevó ti ejecllcion por ha-
berlo solicitado así los principales jefes del
ejército. La indirecta, no obstante, era de-
masiado significativa para que Buell no
comprendiese que era preciso marchar con-
tra el enemigo, .y en su consecuencia, se
puso en movimiento con su ejército coh el
objeto de concentrarse en Bardstown, donde
se suponia que se hallaba Bragg con el grue-
so de sus fuerzas. El 6 de octubre, Buell
pasó por este último punto y Spring-


d '11 d L ' 1862. field, á sesenta y os mI as e oms-
ville, y sabido esto por Bragg, comenzó á
retirarse lentamente ü fin de ganar tiempo
para poner en salvo sus numerosos trenes y
wagones cargados de despojos y del botin
cogido á los federüles. Al llegar á Kentucky,
supo Buell que e] general Kirby Smith habia
cruzado por Kentucky y que Bragg iba á
concentrar sus fuerzas en IIarrodsburg ó
Perryville, y por lo tanto, dirigióse con sus
tropas á este último punto, donde las avan-
zadas federales encontraron un fuerte desta-
camento del enemigo en órden de batalla, al
que hicieron retrocede!' despues de una li-
gera escaramuza. Como Buell esperaba que
se empefíaria pronto la accion~ envió una
órden á los coroneles Me Cook y Crittenden
para que avanzaran inmediatamente, mas
habiendo ocurrido ciertos contratiempos, es-
tos dos jefes no pudieron llegar á Perr,rville
hasta algunas horas despues, y á la mafíana
siguiente, 24 de octubre, comenzó el


'1 t 1 b' d 1862. enemIgo e ataque con ra a rlga a
del coronel Mc Cook, encargada de la defen-


en instruir y organizar sus tropas, pero en- sa de un puesto avanzado. El mismo gene-




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. 377


ral Bragg marchaba á la cabeza de los sepa-
ratistas, pero se confió el mando inmediato
al general Bishop Polk, quien tenia á su
disposicion cinco divisiones, dos al mando
de Hardee y las otras tres á las órdenes de
Anderson, Oheatham y Buckner. El general
unionista Mc Cookformó sus tropas en órden
de lmtalltL, con la division Rousseau á la de-
recha y las de los generales Gilbert y Jacobo
Jackson á la izquierda, y dadas las órdenes
oportunas, rompióse el fuego por una y otra
parte y bien pronto se generalizó la batalla.
Antes de que trascurriese media hora, no
obsbnte, el ala izquierda de los federales se
vió atacada de pronto por numerosas masas
de infantería y artillería que se hallaban
ocultas en los bosques y barrancos, y que
aparecieron como si saliesen de la tierra, y
entre tanto la division Oheatham, cayendo
sobre la derecha, hizo un fuego tan mortífero
sobre los federales, que comenzaron á retro-
cedtJr en el mayor desórden cuando vieron
caer herido de muerte al mayor Jacobo Jack-
son y al general Terrill, quien trataba en
vano de reunir á los fugitivos. Puesta en
dispersion la brigada de este último jefe, y
des pues de apoderarse de la batería de Par-
son, el grueso de las fuerzas separatistas
atacó á la division Rousseau, mas como éste
se hallaba dispuesto á recibir al enemigo,
pudo contenerle por espacio de dos ó tres
horas, al cabo de las cuales comenzó á reti-
rarse porque iban escaseando las municio-
nes. En el centro y la derecha de la division
Rousseau estaban las brigadas de IIarris y
Lytle, quienes á pesar de haberse batido va-
lerosamente, iban perdiendo terreno poco
á poco á causa de hallarse desbaratada el
ala izqnierda, y al fin dieron los separatistas
una carga tan impetuosa, que los federales
tuvieron que retroceuer mal de su grado. En
aquel momento, Lytle caia herido modal-


mente, y conociéndolo así, no qUISO que
le retirasen del campo de batalla.


Los separatistas atacaron despues el flanco
izquierdo del cuerpo de ejército de Gilbert,
que formando el grueso deja division, estaba
mandado por los generales Mitchell y 8he-
ridan, el último de. los cuales habia recha-
zado ya un ataque del enemigo. En este
punto fué mucho mas encarnizado el com-
bate, pues los federales opusieron tan obs-
tinada resistencia, que á. la media hora de
lucha hicieron retroceder al enemigo hasta
Perr.Yville, cogiéndole dos carros llenos de
municiones y una porcion de caballos. Sin
embargo, la brigada del general separa-
tista \Vood vino pronto en auxilio de sus
compañeros, y por espacio de dos horas se
batió desesperadamente contra fuerzas muy
superiores, hasta que la noche puso fin al
combate. Entonces el coronel Goodig mar-
chó con algunas fuerzas á fin Je practicar
un reconocimiento y ver qué posicion ocu-
paban los separatistas, pero de repente fué
sorprendido por un destacamento enemigo,
y habiénuole matado el caballo le hicieron
prisionero; su brigada retrocedió precipita-
damente despues de perder quinientos cua-
renta y nueve hombres de los mil cuatro-
cientos veintitres de que se componia, y fué
á tomar posicion donde se hallaban las fuer-
zas del general Mc Cook.


El general Buell no supo que se habia em-
peñado la lucha hasta dos horas despues
de empezada esta, ni mucho menos que
Mc Oook se estaba batiendo desesperada-
mente para rechazar al enemigo, y por lo
tanto á la primera noticia envió numerosos
refuerzos, dando al mismo tiempo órden de
avanzar al general Orittenden con toda su
division, á fin de atacar inmediatamente el
flanco izquierdo de los separatistas. Este
jefe, no obstante, no llegó al campo de ba-




;r;s HISTORIA DE LOS GAP. JX.


talltt hasta el anochecer, precisamente cuan-
clo la oscuridad ponia fin á la, refriega. A la s
seis de la mañana siguiente, el cuerpo de
ejército de Gilbert avanzó para atacar á los
separatistas por el centro, mientras Critten-
den lo haria por el flanco izquierdo, pero ya
no encontraron los federales enemigos que
combatir,.pues el general Bragg se habia
retirado durante la noche, marchando hácia
Barrodsburg, donde se unió con el general
Kirby Smith y Withers.


Bragg dice que tuvo en esta batalla dos mil
quinientas bajas, pero que en cambio cogió
quince cañones y cuatrocientos prisioneros;
en el informe de Buell se asegura que los
federales tuvieron novecientos diez y seis
muertos, dos mil novecientos cuarenta y
tres heridos y cuatrocientos ochenta y nueve


hallaba ya á bastante distancia. Á pesar de
esto mandó que salieran en su persecucion
algunas divisiones, y aun cuando estas avis-
bron á la mañana siguiente la retaguardia
de los separatistas,'no se consiguió alcanzar-
la porque el enemigo habia cuidado de obs-
truir el camino con troncos de árboles y otros
obstáculos que entorpecian la marcha de las
tropas. Poco satisfecho el Gobierno de vVash-
ington al saber la conclusion de esta campa-
ña, espidió una órden en 30 de octu-
bre, por la cual retirabtt el mando 1862.
del ejército al general Buell, nombrando en
su lugar al general Rosecrans.


Referidos ya los acontecimientos de la
campaña en el Estado de Kentucky, veamos
ahora lo que pasaba en el Tennessee.


Á consecuencia de haberse trasladado el
estraviados, total cuatro mil trescientos cua- general Baneck á \Vashington, habíase con-
renta y ocho, pero niega que perdiese mas ferido el mando en el distrito Occidental de
de diez cañones. En esta accion, segnn los
informes de los respectivos jefes, tomaron
parte cincuenta y ocho mil hombres del ejér-
cito federal, y cincuenta y cinco mil del se-
paratista, si bien solo las dos terceras partes
entraron en fuego; y es de advertir que á
pesar de que en ambos ejércitos se' conta-
ban muchas tropas bisoñas, batiéronse estas
con notable arrojo, sobre todo las de los
confederados, esplicándose así que los unio-
nistas sufrieran mayores pérdidas desde el
principio de la lucha.


El general Bishop PoI k se encargó de
conducir la retirada, que cubrió la caballería
de vVheeler, mientras la division Sill, que
iba siguiendo á Kirby Smith desde Frank-
fort, llegaba á Perryville á la caida de la
tarde del 11 de octubre. Este jefe dispuso


que se practicara un reconocimiento
1862. al otro dia hasta el rio Dick , mas no
encontró enemigos, y solo dos di as despues
supo en Danville que el general Bragg so


Tennessee al general Gran t, quien tenia su
cuartel general en Jackson y Bolívar, mien·
tras el general Rosecrans ejercia el mando
en el departamento Norte del Mississippí y
Alabama. Rosocrans se hallaba el 1.° de
setiembre en Tnscumbia, cuando recibió un
telégrama del general Grant anun-
, , Ld 1 f' 1862. Clan o e que numerosas uerzas sepa-


ratistas avanzaban por el Norte y habian
atacado ya á Bolívar, cortando la via férrea
entre este punto y Jackson. En su conse-
cuencia, Rosecrans, dejando á Iuka bajo la
custodia del coronel Murphy, se puso en
marcha con la division Stanley hácia, su
antiguo campamento de Clear Ore2k, que
dista solo algunas millas de Corinto, mas
antes de que se hubiese alejado á mucha
distancia, Murphy abandonó precipitada-
mente su puesto al saber que se ncercaba la
caballería separatista, dejando en poder del
enemigo una porcion de pertrechos militares
y seiscientos ochenta barriles de harina. Ha-




CAP. IX. ESTADOS-UNIDoe.


biendo sabido Rosecrans, despues de practi- sion y desórelen, dejando en poder del ene-
car un minucioso reconocimiento, que el migo una batería, aunque no sin que hubie-
ejército separatista se hallaba en Iuka, lo ran perdido antes todos los artilleros y
notificó inmediatamente al general Grant, oficiales que la servian. Acto continllo se
quien dispuso un ataque combinado, desta- ordenó una carga para recuperar los caño-
cando al efecto al generalOrd con cinco mil nes, yen efecto se recobraron y se vol vieron
hombres. Este jefe debia marchar á Burns- á tomar, mas al fin quedaron en poder ele los
ville, distante siete millas de Inka, seguido separatistas.
de las tropas que se creyesen necesarias para Entre tanto, acercábase la division Stan-
hacer frente al enemigo. Mientras Ord hacia ley, y cnando hubo llegado al lugar del com-
este movimiento por la parte del Norte, Rose- bate, fué ya mas fácil contener á los separa-
crans y Stanley se dirigirian á Jacinto, si- tistas, y aun rechazarlos hasta su primera
tuado á nueve millas al Sur de I3urnsville, posicion, pero la noche puso fin al combate,
avünzando luego hast11 encontrar á Price. y los federales se entregaron durante algu-
Esta concentracion se hizo sin contratiempo nas horas al descanso para continuar la lu-
alguno, y cuando el general Grant hubo 11e- cha al di11 siguiente. El general Ord habia
gado hasta el último punto, anunciósele que estado de observacion ~rca de Corinto, y en
Rosecrans' atacaria á Iuka al dia siguiente. la tarde del 19 de setiembre volvió á


. . 1862.
El dia 19 de setiembre emprendió la mar- BurnsvIlle, donde el general Grant le


cha el jefe unionista con direccion á Iuka; dió órden de dirigirse hácia Iuka con la divi-
pero estrañando no oir tiroteo alguno sion Ross, que acababa de llegar, m11S al


1862. por parte de In columnn de Ord, en divisar estas fuerzas el punto citado, vieron
vez de hacer avanzar sus brigadas contra elevnrse una densa columna de humo, la
un ejército, seguramente mas numeroso que cual les hizo comprender que Price quema-
el suyo, comenzó á m1.1rchar poco á poco ba sus depósitos .Y todo aquello que no le era
hüsta llegar 6 un punto que dista dos millas posible llevarse. A la mañana siguiente llegó
de Iuka, donde avistó ::i los separatistas ocu- á Iuka, donde no encontrando enemigos que
pando una fuerte po sic ion detrás de una combatir, confió la custodia de dicha plaza á
colina. Al acercarse los federales fueron saln- la brigada de Crocker, y sin perder tiempo
dados con un nutrido fuego de fusilería y se puso en m&rcha hácia Corinto, mientras
tambien de metralla, (le tal modo que les costó Rosecrans perseguia á los confederados, á
no poco trabajo colocar una batería á la quienes no pudo dar alcance.
izquierda del camino con objeto de apagar Rosecrans asegura que en el combate de
el fuego del enemigo si era posible; y como Iuka se redujeron sus pérdidas á setecientos
por otra parte, la naturaleza del terreno no ochenta y dos hombres, es decir, ciento cua-
permitía á los federales desplegar su fren- renta y cuatro muertos, quinientos noventa
te, una sol11 brigada tuvo que sostener y ocho heridos y cuarenta estraviados, y cal-
el combate contra un enemigo tres veces cula que los separatistas tuvieron al menos
superior. Al dirigir un11 atrevida c1.1rga con- mil cuatrocientas treinta Y ocho bajas, ha-
tra los separatistas, el coronel Eddy cayó biéndoseles cogido trece mil cartuchos y un
mortalmente herido, y poco despues todo gr11nnúmerodepertrechosmilitares (*).
su regimiento retrocedia en la mayor confu- (') El /Jistol'iatlor Pollard asegura que los separatistas




380 HISTORIA DE LOS CAP. IX.


El general separatista Price acababa de
retirarse á Ripley donde se reunió con una
numerosa fuerza al mando de Van Dorn,
quien habia estado amenazando á Corinto
mientras tenia lugar el combate de luka, si
bien creyó conveniente retirarse luego en la
direccion de Memphis, á fin de dar un rodeo,
simulando una retirada, para sorprender lue-
go á Corinto con mas probabilidades de éxito.
Rosecrans, á quien el general Grant acababa
de conferir el mando en esta última plaza,
tenia á su disposicion unos veinte mil hom-
bres, apenas suficientes para ocupar las
numerosas fortificaciones construidas algun
tiempo antes por Beauregard cuando tuvo
que defender este punto contra el ejército de
Halleck, y reconociéndolo así, mandó cons-
truir apresuradamente otras obras de defen-
sa poco distantes del centro del pueblo y que
cubrieran á Corinto principalmente por la
parte del Oeste. Avisado al momento de que
los separatistas se dirigian con numerosas
fuerzas hácia el Norte, creyó Resecrans que
trataban de apoderarse de Bolívar ó Jackson,
y que. solo simularian un ataque contra Co-
rinto, pero de todos modos, adoptó sus dis-
posiciones para rechazar al enemigo dado el
caso de que este resolviera acometerle. El ge-
nera,! Hamilton se enca"rgó del ala derccha
del ejército, Davies del centro y Me. Kean
de la izquierda, y al mismo tiempo so dió
órden al coronel Oliver para que marchara
con tres regimientos á ocupar el camino de
Chewal1a, 1'01' donde se presumia que po-
drian avanzar los confederados.


Van Dorn, sin embargo, acababa de poner
sus tropas en movimiento, formándolas en
órden de batalla á cierta distancia de las for-
tificaciones de Corinto, y bien pronto avistó
al coronel Oliver, que con sus tres regimien-
no perdieron en este combate sino Oclllcicnlos hombres
entre muertos y heridos.


tos acababa de t.omar poslCion en una colina
con órdcn de conservarla á todo trance l)ara
obligar al enemigo á desplegar todas sus
fuerzas en ala. Rosecrans ~ no obstante, cre-
yendo aun que aquello era un ataque si-
mulado, y que el único objeto del enemigo
era apoderarse de J ackson ó Boli val', dis-
puso que el general Mc Arthur marchase
con algunas fuerzas á cubrir dichos puntos.
Este jefe se vió á poco acometido con tal ím-
petu por los separatistas, qne mandó á pe-
dir un refuerzo de cuatro regimientos de la
division Mc Kean, con los cuales continuó
el combate, que ya iba siendo encarnizado,
hasta, que una carga desesperada del enemi-
go obligó al general unionistü á retirarse
precipitadamente despues de perder dos ca-
ñones que no se pudieron recobrar.


Era ya evidente que no se trataba de un
ataque :simulado, sino de apoderarse de Co-
rinto con sus inmensos depósitos miliüires,
yen su consecuencia, Rosecrans dictó las ór-
denes oportunas para rechazar á los invaso-
res. La division Mc Kean, que estaba en el
ala izquierda, fué á situarse mas allá de los
atrincheramientos interiores, junto á la iz-
quierda de Davies; lit division Hamillon se
corrió á la derecha y Stanley se apostó entre
Corinto y la posicion que ocupaba Mc Kean.
Todo este movimiento se hizo á pesar del
vigoroso ataque de los separatistas sobre el
centro de los federales, ataque que obligó á
Davies á retroceder algun tanto pidiendo au-
xilio. El coroneDlower llegó al momento con
una brigada de Stanley para apoyar á Da-
vi~s, pero á la media hora la noche vino á
poner término á la lucha.


A las tres de la madrugada del sábado 4 de
octubre renovaron los separntistas el


. d . b t ' 1862. ataque haclen o JUgiU una a erm
colocada durante la noche á doscientas varas
del fuerte RobineU, dominando el camino




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS. :381


que co.nduce desde Co.rinto. á Chevalla. En- retro.ceder á lo.s co.nfederado.S, quienes pare-
to.nces empezaro.n á caer dentro. de la ciudad C'ian desafiar la muerte con una estoicidad
numero.sas bo.mbas y granadas que intro.du- enteramente espartana. Lo.s tirado.res fede-
jero.n la alarma entre lo.s habitantes, pero. rales situado.s en sus impo.nentes fo.rtiíicacio.·
hasta el amanecer no. co.ntestaro.n las baterías nes, lanzaban tambien una espesa lluvia de
federales, y á eso. de las seis el cllpitan \Vi- balas so.bre las co.mpactas co.lumnas, pero.
lliams ro.mpió el fuego. desde el fuerte co.n ni aun esto. bastaba para co.ntenerlas á pesar
sus caño.nes Pürro.tt, apaganrlo. á lo.s po.co.s de que la muerte diezmaba sus filas, y al fin
minuto.s el del enemigo., una de cuyas pie- el enemigo. llegó á la cima de una co.lina si-
zas quedó desmo.ntada. Entre tanto. las avan- tuada á la derecha del fuerte Richardso.n, y
zadas de una y o.tra parte habian co.menzado. arro.jándo.se impetuo.samente so.bre las divi-
un nutrido. tirúteú, perú po.co. á púcú o.yéro.n- sio.nes del general Davies, las o.bligó á retro.-
se descargas cerradas y empezaro.n á jugar ceder en el mayo.r desórden y co.nfusio.n. El
las baterías co.n ho.rríso.no. estruendo., siendo. general Ro.secrans, que habia estado. o.bser-
de estrañar que no. se divisasen aun lo.s ba- vando. atentamente el mo.vimiento. de las tro.-
tallo.nes enemigo.s. A eso. de las nueve y pas yque, segun se dijo, se estaba rego.cijan-
media de la mañana, sin embargo., vióse bri- do. po.r haber hecho. casr al general Price en
llar un bo.sque de bayo.netas hácia el camino. aquella embo.scada, vió al mo.mento. la der-
Bo.livar, y bien pro.nto. estuviero.n lo.s separa- ro.ta del general Davies, y po.seido. de la ma-
tistas á medio. tiro. de fusil de 1o.s federales. yo.r indignacio.n, lanzóse en lo. mas recio. del
Hé aquí co.mo. describe un testigo. o.cular esta
sangrienta batalla:


«De repente viéro.nse adelantar púr el cami-
nQ de Bo.livar lo.s co.mpacto.s b¡odallo.nes de lo.s
separatistas, que en co.lumnas cerradas avan-
zaban so.bre Co.rinto. co.n la impetuo.sidad de
una trúmba. Las baterías de lo.s federales
ro.mpiero.n al mo.mento. un fuego. tan mo.rtí-
fero. que diezmaba las filas del enemigo.,
perú estas vo.lvian á cerrarse inmediatamen-
te y lo.s bravo.s separatistas avanzaban siem-
pre impávido.s á paso. de carga. Co.mo. el
general Ro.secrans sabia de antemano. po.r
dónde se pensaba atacarle, habia situado.
ventajo.samente su artillería de mo.do. que pu-
diera barrer to.do. el terreno. co.n un fuego.
de enfilada que debia aniquilar á lo.s sepa-
ratistas. Esto.s seguian avanzando. siempre,
y al llegar á cierta distancia de las fo.rtifica-
cio.nes, desplegáro.nse en ala arro.strando. el
fuego. de las baterías que se generalizaba en
to.da la línea, sin que esto. bastase para hacer


TOMO IIJ.


cúmbate, y reuniendo. á lo.s fugitivo.s, entu-
siasmado.s co.n su ejemplo. hízo.les vo.lver á la
carga; pero. to.do. fué inútil po.rque lo.s fede-
rales habian perdido. demasiado. terreno. y era
ya inminente la pérdida del fuerte Jackso.n.
El ala derecha del general Price se dirigió
rápidamente al cuartel general de Ro.secrans,
se apo.deró de él, Y guareciéndo.se junto. al
edificio., ro.mpió á su vez un nutrido. fuego.
co.ntra lo.s federales.


»Desde aquel mo.mento. empeñóse el com-
bate co.n sin igual saña y encarnizamiento.
alrededo.r del fuerte Richardson: el general
de este no.mbre hizo. pro.digio.s de valo.r, mas
no. pudo. conseguir qne lo.s separatistas aban-
do.naran la cima de la co.lina sin una o.bsti-
nada lucha. Po.co. despues, sin embargo.,
vo.lviero.n á la carga co.mo. tigres furio.so.s;
en aquel mo.mento. fué cuando. el valero.so.
general Richardso.n cayó para no. vo.lverse á
levantar mas, y á ia media ho.ra lo.s grito.s
de victo.ria de lo.s co.nfederado.s anunciabml


4H




I


HISTORIA DE LOS CAP. IX.


que habian vuelto á ocupar de nuevo la po- que en el espacio de muy pocas varas caye-
sicion, apoderándose de los cañones de sus ron sin vida mas de cuatrocientos hombres.
enemigos. No obstante, el triunfo de los se- Derrotados completamente los separatistas,
paratistas no fué de larga duracion, pues an- el general Van Dorn hubo de emprender la
tes de que tuvieran tiempo de prepararse á retirada renunciando á tomar el fuerte Ro-
la defensa, viéronse atacados por dos regi- binett, cuya defensa costó tambien á los fe-
miento s federales que les pusieron en dis- derales considerables pérdidas.
perslOn. »Poco despues un grito de triunfo anun-


»Como Price habia convenido con el ge- ció que los unionistas, vencedores en todos
neral Van Dorn en que el ataque sobre los puntos, habian ganado la batalla, y en-
Corinto seria simultáneo, este último jefe tonces todas las tropas que tomaron parte
se dirigia entre tanto hácia el fuerte Ro-¡ en la accion se entregaron algunits horas al
binett á fin de apoderarse de él, mas tu-¡ descanso en aquel campo cubierto de sangre,
vo quo luchar con graves inconvenientes, de cadáveres y moribundos.»)
no solo por htülarse obstruido en parte el Al dia .siguiente dispuso Rosecrans que
camino con estacadas, sino tambien por- marchasen en persecucion del enemigo. nu-
que fué preciso arrostrar el fuego del fuer- merosas fuerzas, pero habiendo llegado el ge-
te \Villiams, cuyos cañones Parrott domi- neral Me. Pherson con cinco regimientos
naban perfectamente los caminos contiguos. de refresco, trasladósele la órden y mitrchó
Por fin, despues de salvar todos los obs- en seguimiento de los separatistas, con cuya
táculos, el general Van Dorn llegó con retaguardia escaramuceó en lit noche del
sus tropas al frente del fuerte Robinett, pero 5 de octubre. Lit vanguitrdia de los 1.862.
los federales estaban preparados á recibir al confederados, que cruzó el rio Hnt-
enemigo, porque apenas apareció este, y chie, tuvo tambienun encuentro con las tro-
cuando hacia sus preparativos para lanzarse pas del general Ord, mas continuó su retira-
al ataque, arrojaron sobre él un torrente de da con tal precipitacion que no tuvo tiempo
metralla que sembró la muerte entre sus filas, de quemar el puente, y Ord pudo así apo-
sin que esto bastara paTa contener á los con- derarse de dos baterías y trescientos prisio-
federados, los cuales con un arrojo y un valor neros aun cuando sufrió pérdidas mucho mas
dignos de mejor suerte, acometieron á sus considerables que las del enemigo.
enemigos con el furor de la desesperacion, El general Van Dorn cruzó el rio Hat-
trabándose 1m combate cuerpo á cuerpo que chie aquella misma noche por la parte de
duró quince ó veinte minutos en medio de la Crumm's Mill (Molino de las Migas), y
mas espantosa carnicería. Al cabo de media tuvo la precaucion de quemar despues el
hora los separatistas comenzaron~iretroceder puente, pero Mc Pherson lo mandó cons-
en desórden, dejando el campo cubierto de ca- truir de nuevo, y el dia 6 prosiguió su mar-
dáveres, pues no era posible resistir por mas cha hácia RipIey seguido de la mayor parte
tiempo el fuego de las baterías unionistas del ejército de Rosecrans, deseoso de alcan-
que sembraba por do quiera la destruccion y zar al enemigo. El jefe unionista queria
la muerte; hubo muchos que agitando sus continuar á toda costa la persecucion, en
pañuelos pidieron cuartel, mas á pesar de la creencia de que el ejército confederado
esto, la matanza fué terrible, y baste decir I no podria resistirse, pero habiendo pedido




CAP. IX. ESTADOS-UNIDOS.


permiso á Grant, éste le dió órden de volver
á Corinto. N neve di as despnes de su regreso,
Rosecrans recibió órden de trasladarse á
Cincinnati, donde se le dió un despacho por
el cual se le prevenía que reemplazara á
Buell en el mando del ejército del Ohio y del
departamento do Oumberland, inclusa la
parte oriental del Tennessee.


Segun el parto oficial del general Ro-
secrans, las pérdidas de los federales en
Corinto figuraban por dos mil trescien-
tos cincuenta .y nueve hombres, es decir,
trescientos quince muertos, mil ochocien-
tos doce heridos y doscientos treinta y dos
estraviados, y asegura que los separatis-


tas tuvieron de los primeros mil cUiltrocien-
tos veintitres y cinco 'mil seiscientos noventa
y dos de los segundos, añadiendo que los
prisioneros fueron numerosÍsimos. Los tro-
feos de la victoria se redujeron á catorce
banderas, dos cañones, tres mil tresoientas
armas pequeñas y una considerable cantidad
de tiendas de campaña y municiones de guer-
ra. Por parte de los federales perdieron la
vida en esta batalla el general Pleasant,
Hack1eman, el coronel SmÍth, el ayudante
Clark, rlel estado mayor de Rosecrans, y
otros varios oficiales de distincion; los bri-
gadieres separatistas Rogers, Johnston y
Martín perecieron tambien en la refriega.


. " / ... :j.




CAPÍTULO X.
1862-1863.


LA CA MPAÑA DE INVIERNO DE ROSECRANS.


El gencral Rosecrans comienza á reorganizar el ejército.-Las correrías de Morgan.-Sorpresa de Mooro en Hartsville.
-Las tropas avanzan háeia Nashville.-Batalla de Murfreesboro.-Retirada de Bragg.- La caballería separatísta
ataca la retaguardia de los federales.-Defensa de Lavergne.- Pérdidas.-Forrest es derrotado por Sullivan en Par- .
ker's Cross Roads.-Morgan se apodera de Elizabethtown.-Correrias de Cartel' y Wheeler.-El coronellIarding der-
rota á Whceler.-Van Dorn se apodera de mil quinientos unionistas en Spring Ilill.-Morgan batido por el coronel
Holl en Vaught's Hill. -Gordon Granger rechaza á Van Dorn en Franklin.-Correrias de Streight en el Norte de Geor-
gia.-Los federales derrotan á Streight cerea de Roma.


Al encargarse el general Rosecrans del
mando del ejército de Ohio en reemplazo del
general Buell, vió que estaba completamen-
te desmoralizado y que lo mas urgente era
disciplinar las tropas. Estrañóle mucho tam-
bíen, que siendo el número de estas suficiente
para derrotar á las fuerzas con que Bragg y
Kirby Smith ínvadieron á Kentucky se hubiese
visto asolado este territorio por un enemigo
que desplles de hacer sus correrías se retiró
tranquilamente por las montañas de Cum-
berland para volver como en triunfo DI Ten-
nessee Oriental. De los cien mil hombres de
que constaba el ejército de Ohio segun los
registros, veintiseis mil cuatrocientos ochen-
ta y dos estaban ausentes, si bien es verdad
que la mayor parte de estos se hallaban en
los hospitales, y seis mil cuatrocientos ochen-


,


separatistas de Forrest y Morgan se en-
tregaban á sus correrías casi á la vista de
los federales con la mayor osadía y como si
no temiesen ser perseguidos.


Despues de tomar sus medidas para cor-
regir los defectos que notaba en la organi-
zacion del ejército de Ohio, Rosecrans formó
de él tres grandes divisiones; la de la dere-
cha al mando del mayor general Mc Coo15
con las brigadas correspondientes: la del
centro á las órdenes del general H. Thomas,
y la de la izquierda encomendada á Critten-
den, tambien con sus respectivas brigadas. El
mando de la escasa caballería con que se
contaba se confió al general Stanley, y el
teniente coronel Julio Garesthe, oficial de
mucho mérito, fué designado para jefe de
estado mayor.


ta y cuatro habían desertado, por manera Terminadas las reparaciones del camino
que el ejército quedaba reducido á unos se- de hierro de Louísville á Nashville, Rose-
sentn, y cinco mil hombres, mientras la ca- crans salió de Bowling Green en un tren
ballería era tan escasa que las avanzadas especial, y des.de Mitchellsville se dirigió DI




,.


".


/ ... '
.'.


"""
,






CAP. X. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


segundo de los puntos antes citados á fin de prendida y hecha prisionera por Morgan,
revistar la guarnicion que allí habia á las que á la cabeza de mil quinientos gine-
órdenes del general Negley, y las divisiones tes y alguna mfantería acometió de 1862.
del ejército que cubrian los caminos. Como improviso á los federales. Moore no habia
faltaba aun concluir un trozo de la via férrea, tomado la precaucion de fortificarse; sus cen-
las tropas no podian pasar adelante, por tinelas avanzadas fueron sorprendidas, "j'
manera que el ejército de Bragg tuvo tiempo como Morgan se aproximó á la retaguardia
para llegar á Murfreesboro antes de que sin que se diera la voz de alarma, vióse á
Rosecrans se hallase dispuesto á tomar la poco cercado Moore por los separatistas, y
ofensiva. se rindió con su gente sin haber intentado


Entre tanto, el guerrillero Morgan, con su I siquiera defenderse. Dos dias mas tarde, el
acostumbrada audacia habia hecho varias coronel separatista \Vheeler, con una nu-
correrías por los alrededores de Mitchells- merosa fuerza de caballería, atacó á una
ville, .Y consiguió apoderarse de una por- brigada del coronel Stanley Matthews, que
cion de~wagones de los federales, haciéndoles estaba forrajeando entre los dos ejércitos.
además ciento cincuenta prisioneros. Sin mas no solo se le opuso una enérgica resis-
embargo, el general Stanley y el coronel tencia, sino que se le rechazó con pérdida
Kennett se encargaron de perseguir á los de cien hombres.
espedicionarios, con los cuales tuvieron un Transcurridos ya· dos meses desde que
encuentro cerca de Lavergne, del cual resul- Rosecrans se encargara del mando del ejér-
tó herido el jefe separatista \Vheeler. En otra cito de Ohio, y hechos todos los preparativos
escaramuza, ocurrida pocos dias despues, necesarios despues de reun~r una considera-
el coronel Sheridan rechazó á los confedera- blo cantidad do víveres, el jefe unionista
dos hasta Nolensville sin ·sufrir pérdida al- resolvió ponerse en marcha con su ejército
guna, y el mayor Hill batió luego á un compuesto entonces de cuarenta y seis mil
cuerpo de separatistas, que cr"uzaba por Cum- novecientos diez hombres, de los cuales
berland, recobrando todo el terreno de que cuarenta y un mil cuatrocientos veintiuno
·se habia apoderado el enemigo. El general eran de infantería, dos mil doscientos vein-
Rosecrans dió las gracias á este oficial por titres de artillería y tres mil doscientos se-
su valerosa conducta, y habiendo sabido que senta'y seis de caballería, la mayor parte de
muchos de sus soldados se rendian cobarde- esta bisoña, no comprendiéndose en dichas
mente solo con el objeto de que una vez pri- fuerzas la brigada de ingenieros mandada
sioneros se les mandara luego á sus casas, por Morton, que constaba de mil setecientos
dispuso que á circuenta de los culpables se hombres. Este ejército, que se habia con-
les cubriera la cabeza con gorros de dormir centrado frente á Nashville, emprendió la
.Y se les paseara entre sus camaradas por las marcha el 26 de diciembre; las tres


. . . . 1862.
calles de Nashville al compás de una música grandes dlvlsIOnes cubrwn una gran
burlesca. La leccion produjo su efecto y no estension de terreno, y por algun tiempo no
fué necesario repetirla. ocurrió la menor novedad, mas á poco comen-


El dia 7 de diciembre una brigada com- zó á llover á torrentes, y el general Me Cook
puesta de dos mil unionistas, que al mando se vió bien pronto rodeado de una niebla tan
de Moore se hallaba en IIartsville, fué sor- densa que le fué preciso hacer alto. Como si




3S!) HISTORIA DE LOS CAP. X.
esto no fuera bastante, al hallarse el ejército I cieron tambien jugar su artillería apenas
á dos millas de la ciudad, numerosas parti- descubrieron á los federales, y estos se lanza-
das de caballería é infantería comenzaron á ron dos veces al ataque, pero en ambas fueron
hostigar á los federales aprovechándose de rechazados con pérdidas considerables, ha-
los accidentes del terreno y de la proximidad biéndose suspendido entonces la lucha por-
de los espesos bosques que bordeaban el ca- que además de llover copiosamente, era He-
mino. Mc Oook se quedó aquella noche con gada la noche.
su division en Nolensville; Orittenden con Al dia siguiente, 31 de diciembre, apenas
la suya avanzó hasta Lavergne, y como Ro- comenzó á despuntar ]a aurora, dió


b 1 t ' t 1 ". 1 b 11 1862, secrans espera a que os separa 1S as e prInCIpIO a gran ata ,<1 que va-
presentarian allí la batalla, dispuso que las mos á describir. ';\1ientras que el ala izquier-
tropas descansaran todo el dia en atencion á da de los separatistas, nJ mando de Polk, se
ser domingo. limitaba á rechazar los ataques de la dere-


Por su parte el general separatista Brax- cha federal á las órdenes de Mc Oook, el
ton Bragg, que contaha con seis divisiones cuerpo de ejército de Hardee cayó sobre el
repartidas en tres cuerpos de ejército á las flanco izquierdo de los unionistas, que, aco-
órdenes de los generales Kirby Smith, PoI k metidos de improviso, tuvieron que retro-
y Hardee, habia resuelto tomar la ofen- ceder en el mayor desórden. Perseguido
siva, y al efecto adoptó sus disposiciones entonces de cerca Mc Cook por ITardee y
para concentrarse, y el 28 formó sus tropas el mismo Polk, fuéle preciso romper sus
en órden de batalla á milla y media de líneas, dej ando tras sí mucho material de
dishtncia del Stope, rio tributario del Cum- campaña, treinta cañones y una infinidad
berland, que describe varias curvas por de muertos y heridos, sin contar dos ó
la parte de Murfreesboro, y que por lo mis- tres mil prisioneros e.ntre los quo se ha-
mo sirvió para reforzar la posicion de los se- lIaba el general \Villch, antiguo oficial de la


paratistas. La izquierda de estos, fórmada artIl/erítt prllsútna. Al,medIo dI~'l, desbarcdü-
de las dos divisiones Witers y Oheatham del da el ala derecha de los federales, quedaron
cuerpo de ejército de Polk, se estendia desde derrotados completamente, y tan brusco y
el camino de Nashville al de Salem, ocupan- vigoroso habia sido el ataque, que Rose-
do una distancia de unas seis millas; el ala crans no tuvo ni siquiera tiempo de enviar
derecha, con las divisiones Breckenridge y refuerzos, por manera que Mc Oool< se habia
Oleeburnc, al mando de Hardee, estaba si- visto precisado á batirse contr'l cinco divi-
tuada entre los caminos de Nashville y Le- siones confederadas.
banon, y una parte de las tropas de Smith, Rosecrans hubo pues de resignarse á la
incIusala division Mc Cown, formaba la re- pérdida de su ala derecha, pero en vez de
serva. esponer tambien su izquierda y su centro en


El general Rosecrans, entre tanto, avanza- aquella accion, prefirió ponerse á la defen-
ba lentamente y con mucha prudencia, limi- siva ante el nuevo frente que acababa de
tándose á escaramucear con su caballería'y formarse despues del primer ataque de los
á disparar algunos tiros con el objeto de des- confederados. Al efecto, hizo levantar apre-
cubrir si era posible la verdadera posicion suradamente empalizadas, mandó construir
del enemigo. El dia 30 los separatistas hi-, algunos redl,lctos para la infantería y artille-




CAP, X, ESTADOS-UNIDOS, 387


ría con todn, In, precipitacion posible, é im- : to la noche se replegó sobre lVIurfreesboro, y
provisó en fin como por encanto un conjunto· todo el dia 3, durante el cual cayó la lluvia á
de fortificaciones que nadn, dejn,han que de- torrentes, se pasó en la espectativa, hasta
seal' atendidn,s ln,s circunstancias y la urgen- que, pareciéndole que los federales trataban
cin, del caso. Cierto es que de un bosque de avanzar, Bragg evacuó á lVIurfreeshoro en
contiguo se pudo sacar toda la madera nece- la noche del 4, replegándose en ht posicion
saria para estn,s obras, pero no lo es menos, de TullahoIÍln" donde podia resistir por el
que ni aun los mismos romanos tuvieron pronto cualquier ataque.
nunca tanta disposicion pn,ra esb clase de Al reflexionar sobre esta, sangrienta re-
obras como los voluntarios de In, América friega, en que las tropas se batieron con la
del Oeste, acostnmbrados desde la infancia mayor ohstinacion y encarnizamiento, no
á la vida, de los bosques y ¿t toda clase de fa- cabe la menor duda que In, bntalla se ganó
tigas. des pues de haberse perdido, y á nadie se de-


Los separatistas acometieron luego á los bió esto sino al general Rosecrans, por mas
federales en su nueva posicion, pero á su vez que le ayudasen eficazmente sus bravos com-
se vieron rechazados, y llegada la noche, re- pañeros, Thomas, Sheridan, vVood, Rous-
tiráronse á un espeso bosque que habia á seau, Palmer y otros. Rosecrans fué el pri-
pocos pasos de distancia; en la esperanza de mero que al saber la derrota del ala derecha,'
que Rosecrans levantaria el campo al dia si- destacó inmediatamente refuerzos para con-
guiente, hicieron tambien sus preparativos tener al enemigo; Rosecrans fué el primero
para emprender b retirada, pero el jefe que, dando ejemplo á sus soldados, cargó
unionista, lejos de pensar en esto, continuaba desesperadamente á los separatistas, ha-
fortificándose mejor, cofl. la intencion sin du- ciendo dudosa su victoria, y en todos los
da de sostener un sitio en toda regla si fuese puntos donde mas arreciaba la lucha, vióse
necesariO. siempre á Rosecrans estimulando, dirigien-


Ell. o de enero se pasó tranquilamente, do y dando ejemplo á sus tropas. En el mo":
pues Rosecrans esperaba que se le mento do acercarse á un punto amenazn--


1863. t' B t' 1 ' acome lese, y ragg que se re lrar~m do mas que otros por e enenugo, una bala
los federales, pero habiendo pasado toda la de cañon hizo pedazos á Garesché, el jefe de
mañana del 2 sin que los unionistas parecie- su estado mayor, que iba precisamente á su
sen dispuestos á dejar su posicion, Bragg dió lado, y otros tres ó cuatro oficiales cayeron
la órden de atacar á las tres de la tarde por tambien heridos. Rosecrans profesaba lamas
la parte del rio. Un vivísimo fuego contuvo el tierna amistad á Garesché, porque, como él,
primer ímpetu de los separatistas, y lo mis- era católico romano, pero en aquellos mo-
mo sucedió cuando intentaron por segunda! mento s solo pensaba en los medios de alcan-
vez asaltar la posicion enemiga; la division i zar la victoria y no en su querido amigo, y
Breckenridge sufrió considerables pérdidas ~ cuando fueron á decirle: «Garesché ha muer-
al arrojarse imprudentemente sobre un atrin- I to,:» contestó lacÓnicamente: «Lo siento mu-
cheramiento de los federales, y rechazados cho, pero no podemos remediarlo.» Poco
en toda la línea', viéronse precisados los se- des pues anunciáronle, aunque equivocada-
paratistas á desistir de su ataque. Entonces mente, que Me. Cook ya no existia, á lo cual
Bragg pensó á su vez en la retirada; duran- I repuso: «¡Cómo ha de ser, es preciso de to-




388 HISTORIA DE LOS. CAP. X.


dos modos ganar la accion;» y se ganó en
efecto, si bien á costa de considerables pér-
didas.


Mientras se libraba la gran batalla de
Murfreesboro, el guerrillero Wheeler, segui-
do de su caballería y despues de rechazar
á un destacamento enemigo, alcanzó la re-
hguardia del ejército federal, yapoderándo-
se de Lavergne, cogió setecientos prisione-
ros, destruyendo una porcion de almacenes


. .


militares. Despues se trasladó á Rack Spring
(Nolensville), en cuyo punto cogió tambien
algunos prisioneros, y hecho esto marchó á
reunirse con Bragg precisamente en el mo:"
mento en que éste atacaba al general
.Me. Cook.


En resúmen, las ventajas parciales obte-
nidas por el enemigo no compensaron se-
guramente su derrota, pues de los dos mil pri-
sioneros que hizo en diferentes correrías, la
mayor parte eran desertores ó fugitivos, y
su captura en nada perjudicaba á Rosecrans.


Diceel general unionista que las fuerzas de
su ejército que tomaron parte en aquella ba-
talla ascendian á cuarenta y tres mil cuatro-
cientos hombres de todas armas, y que sus
pérdidas se redujeron á mil quinientos treinta
y tres muertos y siete mil doscientos cua-
renta y cincciheridos, . total ocho mil sete-
cientos setenta y ocho. Añade que los se-
paratistas contaban con ciento treinta y dos
regimientos de infantería, veinte de caballe-
ría, doce batallones de tiradores y veinti-
tres de baterías, todo lo cual representa
segun su cálculo unos sesenta y dos mil sete-
cientos hombres; pero Bragg aseguri1 que
solo tenia á su clisposicion treinta y cinco
mil hombres al empezarse la batalla, es
decir, treinta mil infantes y cinco mil caba-
llos, de cuyas fuerzas perdió unos diez mil
hombres entre muertos y heridos, cogiendo
en cambio seis mil doscientos setenta y tres


prisioneros. El general confederado calcula
que los federales perdieron al menos venti-
cuatro mil hombres.


El mismo dia en que se dió la gran bata-
lla de Murfreesboro, el general Forrest, á
quien Bragg habia destacado con tres mil
quinientos caballos á fin de llevar á cabo
algunas operaciones en el Tennessee Occi-
dental, y que por espacio de dos semanas
estuvo haciendo varias correrías, las cuales
dieron por resultado apoderarse de Trenton,
Humboldt y otros pueblecillos, y coger unos
mil prisioneros, tuvo un encuentro entre
Huntingdon y Lexington con algunas fuer-
zas federales al mando del coronel Dunham,
(tuien, cercado ya por el enemigo, iba á
rendirse cuando llegó en su auxilio el gene-
ral Sullivan con dos brigadas y consiguió
dispersar á los confederados. El mismo For-
rest estuvo á punto de caer prisionero y hu-
yó, dejando en poder de los unionistas cuatro
cañones, cuatrocientos prisioneros, incluso
su ayudante, y muchas armas y caballos;
sus pérdidas ascendieroJl, segun se vió des-
pues, á cincuenta muertos y ciento cincuenta
heridos. El coronel Dunham tuvo doscientas
yeinte bajas.


El general Juan Margan, que por órden
(le Bragg hizo otra escursion de concierto con
Forrest, fué mas afortunado: penetra,ndo
en el interior de Keni".ucky, y sin mas contra-
tiempo que algunas escaramuzas en Upton y
Nolin, se apoderó de Elizabethtown sin gran
resistencia, y despues de coger algunos cen-
tenares de prisioneros y no pocos. depósitos
dé armas, destruyó la via férrea en una es-
tension de varias millas, hasta que, amena-
zado por fuerzas superiores, volvió al Ten-
nessee sin haber sufrido ninguna pérdida de
consideracion. Tambien los federales hicie-
ron á poco una espedicion de esta clase: el
general Carter se dirigió á la parte Oriental




CAP, X, ESTADOS-UNIDOS. 380


del Tennessee seguido de algunas fuerzas, y
sin disparar un solo tiro se apoderó de mu-
chos prisioneros, setecientas armas de todas
clases y mucho material de campaña, des-
pues de lo cual volvió al punto de partida
sin haber perdido mas que veinte hombres.


El general \\"heeler, jefe de la caballería
de Bragg, compuesta de cuatro mil quinien-
tos ginetes, tenia concentradas sus fuerzas
en Franklin, j poco despues de la batalla de


ticia de este movimiento, destacó al general
Davis con su division de infantería y dos es-
cuadrones á las órdenes del coronel .Minty,
á fin de cortar la retirada á "Vheeler, pero
los espedicionarios solo consiguieron cap-


I


turar ciento cuarenta y un prisioneros, in-
clusos dos coroneles, y volvieron á .Murfrees-
boro sin haberse batido y por lo tunto sin .
sufrir pérdida alguna.


El general Sheridan hizo otra escursion
Murfreesboro, es decir, en 3 de febrero, se di- semejante en 4 do marzo, dirigiéndose á


rigió á Dover, mas halló la plaza de- Shelbyvilleydesde este punto á Fran-
1863. .. l'd "t h b ' 1 11' , t 1863. lene 1 a por selSClen os om res a as \. m, en cuyas cercamas uva un en-
órdenes del coronel Harding, q1tien á pesar cuentro con fuerzas inferiores al mando de
deno tener ít su disposicion una sola batería, Forrest y Van Dorn, las cuales se pronuncia-
tomó sus medidas para oponer unelo enérgica ron en retirada, dejando en poder del enemi-
resistencia al enemigo, conh~ el que rom- go unos cien prisionerqs. Sheridan volvió á
pia el fuego con los dos únicos cañones Murfreesboro despues de una ausencia de
que le quedaban, apenas estuvo á distancia. diez dia~.
Merced á su energía consiguió rechazar á Mientras se llevaoan á efecto todas estas
los confederados varias veces, negándose operaciones parciales, Van Dorn habia dado
siempre ;1 entregarse cuando se le intimaba un atrevido golpe de mano en Spring Hill,
b' rendicion. Harding habia mand'ado pedir situado á diez millas al Sur de. Franklin y á
refuerzos al fuerte Enrique, y como estos no treinta de Nashville, adondo se dirigia el
llegaban, comenzaba ya á verse en una situa- coronel Juan Coburn con dos mil federales,
cion bastante críticCL cuando en la mañana inclusos seiscientos caballos y un.), pequclla
del ,1 ele febrero vió que remontaban el rio ba.teríCL, simultáneamente con una avanzad[L


cinco cañoneras con el· tan esperado de Sheridan prOCed6,1te de Murfreesboro. El
1863. '1' 11 el' 1 ' "1 b 1 1 1 itUXl 10.- al' mg conSerVa)[L aun su enemIgo Vlgl a a a marc H10 (e estas fuerzas,
posicion resueltamente, aunque se lo iban y á la mallana siguiente, 5 ele marzo, las
agotando las municiones, mas las cosas cercó de tal modo, que despues de una
mlldvron de aspecto cuando los buques empeñada lucha Coburn hubo de en- 1863.
rompieron el fuego en toda 1:1 línea. Descon- tregarse con los mil trescientos seis hombres
cortados los separatista.s, emprendieron la que aun le quedaban, si bien la caballería y
retirnda con la mayor precipiiacion, dejando artillería pudieron ponerse en salvo. Van
en 01 campo de batalla ciento cincuenta muer- Dorn llevaba solo consigo seis escuadrones.y
tos é igual número de prisioneros. Ilarding alguna fuerza de infantería. Quince dias des-
calcula que sus pérdidas no bajaron ele cua- '1 pues, el coronel unionista Hall, con cuatro
trocientos heridos y diez y seis muertos. El . regimientos, trató de apoderarse por sorpre-
general \Vheeler volvió tranquilamente á sa de un campamento confederado que habia
Franklin como si hubiese alcanzado una vic- en Gainesville, mas no pudo conseguir su
toria. Rosecrans, á quien se habia dado no- objeto, pues se vió atacado de pronto por


TOMO 111. 49




390 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. x.


algunas fuerzas de caballería enemiga, ante de fábricas. Sin embargo, los generales se·
las que se fué retirando hasta situarse conve- paratistas Forrest y Roddy, que les seguían
nientemente en Vaught's Hill. Apenas hubo desde muy lejos, consiguieron al fin darle:::;
tomado posicíon, atacóle vigorosamente el alcance, y despues de un encarnizado com-
general Morgan, quien, no obstante, fué re· bate, hubieron de rendirse los unionistas,
chazado por los federales con una pérdida de cuyos oficiales, incluso el mismo Streight,
sesenta y tres muertos y unos doscientos he- fueron reducidos á prision por demanda del
ridos. gobernador de Georgia, Brown, quien les


El coronel Streight, á quien Rosecrans ha· acusaba de haber escitado á los negros á to-
bia dado órden de aproximarse á la retaguar- mar las armas, alegando como prueba que
dia de Bragg á fin de cortar la via férrea entre los prisioneros se encontraban varios
en la mayor estension posible, destruyendo esclavos vestidos de uniforme. Despues de ha-
todos los almacenes militares y depósitos de ber estado prisionero mucho tiempo, Streight


armas que pudiera, se embarcó en 29 consiguió escaparse con otros ciento siete ofi-
t863. de abril con una fuerza respetable, y ciales, y se reunió al fin al ejército federal.
despues de haberse reunido en Eastport con Unionistas y confederados llevaron á cabo
alguna infantería al mando del general Dod- muchas otras espediciones de esta especie,
ge, ambos jefes se apoderaron de Tuscumbia, cuyo objeto fué .siempre la destruccion ó cap-
causando pérdidas considerables á los sepa- tura de prisioneros, pero nosotros no entra-
ratistas. Terminada esta primera parte de la remos en el detalle de ellas, porque sobre
espedicion, Dodge marchó hácia el Norte de carecer de gran importancia, basta ya con
Alabama para hacer una correría, y el coronel lo dicho para dar una idea del sistema de
Streight se dir:igió hácia el Norte de Georgia guerrillas adoptado durante aquelb guerra
con el mismo objeto, tocando á poco en Ro- memorahle, primeramente por los separa-
ma y A~lanta, donde destruyó una porcion tistas y despues por los"federales.


--~-




CAPÍTULO XI.
'1862-1863.


EL SITIO DE VICKSBURG.- OPERACIONES MILITARES.


Pusicion é importancia de VickslJUrg.- El general Grant se pone en marcha con su ejército y avanza sobre Oxford.- Van
Dorn se apodera de Holly-Springs.- Cobardía del coronel lIiurphy.- Grant se ve olJligado á retroceder.- Hoyey y
'\Vashllllrn.-EI general Sherman se embarca con treinta mil hombres en ~femphis.-Desembarca en el Yazoo.-Las
caüoneras del comolloro Porter.-Sherman es rechazado por los separatistas con pérdidas considerables.- El gene-
ral Me Clernantl sustituye á Sherman en el mando y se apodera del puesto militar de Arkansas. - El general Grant se
encarga del mando.- Desembarco de las tropas. - Los federales tratan de abrir un nuevo canal.- Espedicion de
Yazoo.-Sn mal éxito.-Nuevos planes de Grant.- Operaciones marítimas.-Apresamiento·de la Indianola por el lYebl¡
y la Reina del Geste.-Correrias de Porter y de Grierson alrededor de Vicksburg.-Porter ataca las baterías del Gran
Golfo.-EI general Grant se dirige hácía Bruinsburg.-Ataque simulado de Sherman.-Cruza elllIissíssippí por Han-
kinson's Ferry. - Combates en Puerto Gibson y en Reymond.- Toma del Jackson.- La batalla de Champion HiUs.-
E! combate de Bíg Black.-EI gran asalto de Vicksburg.-Los federales son rechuzados.- Se activan las operaciones
de sítio. -Pemberton capitula y se entrega. -Grant llesa!oja á Johnston de Jackson. -El combate de lVIillíken's Rcnd.-
Holmes asalta á Helena y es rechazado . •


• En la ardiente region del Mississippí infe- I docena de cañones, su situacion dominante
rior, al contrario de 10 que sucedia en Vir- era muy ventajosa. Farragnt intimó In ren-
ginia y en Tennessee, los federales hacian die ion , pero inútilmente, y no teniendo tro-
con la mayor actividad sus preparativos pam pas de desembarco, flléle forzoso volver á
aprovecha~ la estacion de invierno y adelan- Nueva-Orleans. Dos semanas despues, vol-
tal' sus operaciones militares. Vicksburg, vió á presentarse ante la plaza seguido de
que en un principio era una plaza de poco algunas tropas al mando del general \Vi-
valor, habia acabado por adquirir muchtl" lli~ms, en tanto que otras fuerzas á las ór-
importancia, segun lo habian predicho de denes del coronel Ellet y del comodoro Davis
antemano el general Butler y el almirante avanzaban por Memphis, pero situado Vicks-
Farragut. burg entre las vias férrea::; del Sur de Missis-


Poco despues de la toma de Nueva-Orleans sippí y de Texas, nada mas fácil que reforzar
y do Baton Rouge, en la primavera de 1862, la guarnicion, y así se hizo en efecto, siendo
el almirante Farragut habia remontado atre- desde entonces infructuosos' los esfuerzos de
vidamente el rio con una escuadra, y aun- los federales para desembarcar y apoderarse
que arrostró en varias ocasiones el fuego del de las baterías confederadas. Los unionistas
enemigo, no se vió precisado á detenerse has- trataron de abrir un canal á fin de dar otra
ta llegar á Vicksburg, pues aun cuando los direccion á la corriente del gran rio, obra
confederados no podian disponer sino de una digna de los tiempos fabulosos, y que solo los




392 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


americanos se hubieran atrevido á empren- el no poder aprovecharse de la navegacion
der, mas era llegada la época de los grandes del Mississippí, una de las primeras vias por
calores y de las fiebres y fué preciso levan- donde transportaban sus productos, ya que
tar el sitio. La flota y las tropas se retiraron no la principal. Por este motivo seguramen-
pues, y los defensores de Vicksbnrg, no vién- te, amenazaban al Norte con una nueva se-
dose ya molestados, pudieron continuar tran- paracion sin ocultar sus deseos de hacer un
qnilamente sus trabajos de fortificacion. arreglo pacífico con el Sur, pero á fin de evi-


Los separatistas se aprovecharon todo lo tal' este peligro real y verdadero, habíase
posible de la tregua que se les concedia, y impuesto el Gobierno de \Vashington gran-
guarnecIeron con fuertes baterías, no solo la des sacrificios para adelantar las operaciones
ciudad, sino tambien otros puntos avanza- del Mississippí á fin de que se restableciese
dos, muy ventajosos para la defensa, y de lo mas pronto posible la circlllacion en todo
este modo el Gran Golfo y Puerto Hudson se el rio, mientras los confederados, con la mis-
convirtieron en imponentes fortificaciones; ma mira, pero en sentido inverso, ocupában-
cerca de J ackson, capital del estado del Mis- se en erizar de fortificaciones la parte del
sissippí, se trabajaba en las fundiciones dia Mississippí que aun conservahan en su poder.
y noche para facilitar el material necesario. La pequeña ciudad de Vicksburg, era


La parte baja del gran rio era para la muyapropósito para el objeto, no solo por la
confederacion del Sur de un precio inestima- ventajosa posicion que ocupaba cerca del rio,
ble, pues desde la pérdida de Nueva-Orleans, sino porque dominábanse desde ella todos
y desde que se estableciera el bloqueo en to- los alrededores, y unas cuantas baterías
das las costas, solo por el Texas, ribereño situadas convenientemente bastaban para
del Mississippí inferior, por Rio Colorado, mantener un fuego cruzndo y entlLtr el rio
uno de sus afluyentes, y por Matamoros en desde la embocadura. Algunos afluyentes ta;
el Rio Grande, era por donde los confedera- les como el Yazoo y el Big Black, que van
dos podian comunicarse mas regularmente á desaguar en el Mississippí, ofrecian tam-
con el esterior. Por esto hicieron todos los bien no pocas ventajas para establecer una
esfnerzos imaginables para conservar dichas buena línea de defensa. Estas corrientes de
aguas y las de rrexas " y sobre todo el puerto agua, no obstante, podian en cambio ofrecer
Galveston; la situacion de -:\!Iéxico, que se mas facilidad á los sitiadores para aproxi-
hallaba entonces en manos de la anarquía y marse con sus cañoneras, pues debe tenerse
de la intervencion armada de Europa, inspi-


I
en cuenta que el Yazoo, por uno de sus tri-


raba á los separatistas la confianza de en- lmiarios que es el Talbhatchie, y por medio
contrar mas pronto ó mas tarde numerosos de canales naturales, va á reunirse con otros
aliados en el imperio de los Motezumas. afluyen tos del Mississippí de tal modo, que


Otra razon no menos poderosa inducia á en casi toda la longitud inferior del gran rio
los confederados á no perdonar esfuerzo al- se puede navegar en pequeños buques en
gnno para conservarse dueños de aquellos sentido paralelo á la dircccion que siguen
parajes. Los EstadDs de la Uníon del Oeste aquellos.
comenzaban á cansarse de las cargas que les Durante el estío y el otoño, los confedera-
imponia aquella guerra lenta y ruinosa, y dos bajo la direccion del general Pemberton
una de las cosas qne les perjudicaba mas, era \ y otros oficiales, hal)ian construido en Vicks-




CAP, SO, ESTADOS-UNIDOS. 393


burg unas treinta baterías mas ó menos enla-
zadas entre sí y algunos fuertes que se esten-
dian á lo largo del Yazoo, uno de los cuales
hallábase en la confluencia del Tallahatchie y
del Yelloshba y otro en las alturas de Haynes.
Los separatistas dIsponian asimismo de una
treintena de vapores mas ó menos bien ar-
mados y pr6tegidos por las baterías; los
cañones de los buques, en número de noventa
y dos, habian llegado poco á poco, recibién-
dose además otros cuarenta y siete de todos
calibres, destinados á los fuertes. El Gran
Golfo, y Puerto Hudson, sobre todo,. estaban
m uy bien fortificados, y ya se comprenderá


paratistas no contaban con fuerzas suficien-
tes para aprovecharse de aquella ventaja.
Habrian necesitado cuando menos un efecti-
vo de fuerzas igual á las de su enemigo, y
como no le tenian, los confederados debian
limitarse á sus obras defensivas y aguardar
á pié firme á sus adversarios.


Los separatistas á quienes se habia enco-
mendado la campaña del J\lississippí se ha-
llaban entonces repartidos en cuatro cuerpos
de ejército principales: en Vicksburg y sus
alrededores hallábanse quince mil hombres á
las órdenes del general Pemberton; en Puer-
to Hudson habia cinco ó seis mil mandados


que la empresa del general Grant no era na- por el general Gardner; en J ackson unos
da fácil. Los reconocimientos practicados du- veinte mil cuyo jefe era Johnston, y entre
rante el otoño anterior dieron á conocer al J ackson y la frontera d,el Tennessee estaba el
jefe unionista que era preciso organizar las cuerpo de ejército de Van Dorn, compuesto
operaciones en grande escala. La flota de de diez mil hombres con una numerosa fuer-
Porter y un ejército de desembarco á las ór- za de caballería. Teniendo Sherman treinta
denes de Sherman deberian dirigirse por el mil hombres, Grant cincuenta mil y Banks
rio sobre Vicksburg y establecer su centro veinte mil secundados por las :escuadras, no
de operaciones en Milliken 's Bend, á diez mi- eran de temer las fuerzas de los separatistas
llas de la plaza, sobre la orilla derecha, y hasta el punto de impedir á Grant el fijar su
desde allí, atravesando el Mississippí, irian punto de reunion en el corazon mismo del
á desembarcar en la embocadura, del Yazoo á pais enemigo, por mas que los recursos con
fin de' operar contra la l)laza por la parte del que este contaba, utilizados acertadamente,
1\orte ó Nordeste á la vez que por agua. El pudieran dar que sentir á los federales.
general Grant, por su parte, con el grueso de Lo dicho bastará para que. comprendan
las fuerzas, marcharia en sentido paralelo á nuestros lectores cuál era la verdadera situa-
través del Estado del Mississippí para caer cion de Vicksburg antes de comenzar el me-
sobre Jackson, la capital, y el general Banks morable sitio de que vamos á dar cnenta, y
y el almirante Farragut, procedentes de ahora referimos en detalle las operaciones


Nueva-Orleans con sus fuerzas ca m- militares que tuvieron lugar durante la cam-
1862. l' d ,. ,. d 11\1' , . JIna as, lrIan a reumrse con otras paña e 11" ISSISSlppí.
dos columnas en los alrededores de Vicks- El general Grant se hallaba aun con el
burg, debiendo comenzarse las operaciones grueso de sus fuerzas en Oxford, preparán-
el 15 de diciembre. dose para marchar á Jackson y Vicksburg,


El plan, segun vemos, no estaba mal idea- I cuando Van Dorn dió en de 20 diciem-
el '1 d' 1 'b 1 d . d' , 1862. o, por mas que con e se eJara a enemIgo re un go pe e mano que perJu 100
conservar la posicion central, pero esto no muchísimo á los federales. Como ya estaba
importaba mucho si se atiende á que los se- , terminada la via férrea hasta Holly Springs,




3D} HISTORIA DE LOS CAP. XI.
habíase destinado esta ciudad para depósito estos hicieron mil ochocientos prIsIOneros,
de armas, víveres y municiones, que se fue- inclusos ciento cincuenta oficiales, mas sin
ron acumulando poco á poco en dicho punto duda se comprenden en este número á los
de tal modo, que el valor de las existencias enfermos y heridos que se hallaban en el
ascendia ya, segun el cálculo del enemigo, á hospital. Los confederados, despuesde rociar
unos cuatro millones de duros .. El coronel las paredes de algunos edificios con espíritus
Murphy, que estaba encargado de la cus- inflamables para que ardiesen antes, pega-
todia de Hol1y-Spring, tenia á sus órdenes ron fuego al arsenal, siendo tal la esplosion
mil hombres, y además contaba con sufi- que se produjo, que se hundieron varios edi-
cientes medios para resistir un ataque en ficios y resultaron muchos heridos por las
caso de haberlo intentado el enemigo. Pres- balas y la metralla que volaban por los aires.
cindiendo de esto, el general Grant había en- Los separatistas estuvieron diez horas en
cargado á Murphy muy especialmente que Holly-Springs, y despues se dirigieron hácia
estnviera alerta, sin imaginar siquiera que Coldwater, Davis 's Mill, MiJdleburg y Bo-
fuera posible apoderarse de la ciudad, pero livar, con objeto de apoderarse de dichos
ignoraba sin duda que no se habia adoptado puntos, mas aunque sus defensores no eran
medida alguna para rechazar un asalto, ni tan numerosos corno los que tenia Murphy á
tornado siquiera la precaucion de interceptar su disposicion, supieron rechazar á los inva-
las calles con barricadas. Fué pues el caso sores. Inútil nos parece decir que este oficial
que en la madrugada del 20 de diciembre, fué separado inmediatamente del servicio


Van Dorn, seguido de una numerosa por órden del general Grant, habiéndosele
1862. f d b 11 ' d ' t h . 1 t d b d uerza e ca a ena, se apo ero por pues o en su oJa a no a e co al' e.
sorpresa de la ciudad, así como tambien del rral era la importancia de Holly-Springs,
coronel Murphy, quien debió haberla defen- que el general Grant habia destacado cua-
dido á todo trance, y pegó fuego á todo aque- tro mil hombres para reforzar la guarnicion,
no que sus tropas no pudieron llevarse, in- pero á causa de ciertos obstáculos que en-
cluso á un gran hospital lleno de enfermos y contraron en el camino, no les fué posible
heridos del ejército unionista. La caballería llegar hasta dos horas despues de haber
que estaba en Holly-Springs no quiso reno abandonado la ciudad el enemigo. Así pues,
dirse y se abrió paso dando una impetuosa por la cobardía é indigna conducta de un
carga que solo le costó perder siete hombres, hombre, no solo se perdieron dos mil solda··
en tanto que Murphy colmaba la medida de dos y vülor de algunos millones, sino que so


. su infamia aceptando la libertad bajo pala-
bra, juntamente con su tropa, como para
evitar el peligro ele caer otra vez prisionero.
Segun el mismo parte de los separatistas, (*)


(') En uno de los párrafos del parte que se recibió en
Richmond con fecha 15 de enero de 18G31eíase lo siguiente:


«El aspecto que presentaba la ciudad á los pocos mo-
mentos de haber penetrado en ella el general Van Dorn con
su caballería era imponente: veíase á los habitantes correr
de un punto á otro como aturdidos y fuera de sí; reinaba
un desónlen espantoso; veíanse arder las tiendas de cam-


paña, los separatistas lanzaban gritos atronadores; algunos
corrian por)as calles de la ciudad con teas encendidas cu-
yas llamas iban á renejarse eu los brillantes sables de los
soldados, que galopaban de un punto á otro atropellándolo
todo á su paso; algunos habitantes imploraban la merced
del enemigo; y hasta muchas mujeres que medio desnudas
gritaban con loco frenesi: « j:Matarlns! ¡Matarlos!» Algunas
señoras que salieron á sus balcones gritaban tambien: «¡No
haya cuartel! ¡Acabad de una vez con ellos!» Tollo aquello,
en fin, formaba un conjunto indescriptiblc, una escena de
horror, de confusion y espantoso tumulto, digna de figu-
rar en el lienzo de alguno de nuestros célebres pintores.




CAP. Xl. ESTADOS-UNIDOS. 395


comprometió de una manera grave el resul-
tado de la importante expedicion que se pro-
yectaba contra Vicksburg.


El dia 21 de diciembre habíase puesto en
marcha el general Sherman con su ejército,
y abandonando á Mempbis y Helena, em-


barcóse en los trasportes que le es-
1862. peraban. Este ejército, llamado del
Tennessee, y que se componia de cuatro di-
visiones al mando de los generales Steele,
Morgan, A. Smith y L. Smith, desembarcó
dos dias despues en su mayor parte en Mi-
lliken 's Bend, y entonces el general Sher-
man, sin perder un instante, dispuso que se


. practicaran reconocimientos en diversas di-
recciones, é hizo destruir un gran trozo de
la via férrea de Texas. En la misma noche
de Navidad dió la órden de marcha para el
dia siguiente: su plan consistia en atrave-
sar desde luego el rio, desembarcando en el
punto que pareciese mas conveniente para
atacar á Vicksburg sin pérdida de tiempo, y
en' su consecuencia, el dia 26, antes de la tar-
de, hallándose ya los buques j unto á la ori-
lla izquierda del Yazoo, comenzó el desem-
barco de las tropas, formáronse las tiendas
de campaña, y se situaron las avanzadas en
la direccion de Haine' s Bluff y Chickasaw
Bluff, que eran las posiciones mas próximas
al enemigo. Todo esto pudo hacerse sin dis-
parar apenas un tiro, y tan tranquilamente
como en 1854 desembarcaron los ejércitos
aliados en las playas de Alma.


Haine' s muff, donde habia entonces un
fuerte con una batería de ocho piezas de gran
calibre, estaba á demasiada distancia para
que fuera de temer, y además, la escuadra
se encargó de distraer á la guarniciono En


los dias 26 y 27 de diciembre comen-
1862. . .


zo el cañoneo, aunque S111 gran re-
sultado, mientras el grueso de las tropas se
f()rmaba en línea de batalla cerca del puerto


improvisado .Y á lo largo de las profundas la-
gunas que hay en aquel sitio; una parte de
ladivision Steele se trasladó por agua á Chic-
kasaw Bluff, con objeto de tomar una bate-
ría que amenazaba de frente á las tropas de
desembarco. El 27 por la tarde, las avanza-
das separatistas tuvieron que retroceder una
milla, y el 28 se empeñó el combate mas se-
riamente, si bien se redujo luego á un mero
tiroteo entre las baterías levantadas por los
confederados durante la noche y las que te-
nian los unionistas en su campamento. El
29 dió el" general Sherman la órden de ata-
car en toda la línea, mas á pesar del valor de
sus tropas, fué rechazado con pérdidas con-
siderables, y despues de pedir una tregua
para enterrar á los mue,rtos, la cual le fué
concedida en el acto, resolvió retirarse á sus
líneas, donde se ocupó de reorganizar sus
fuerzas.


Si se tiene en cuenta que Sherman se ha-
bia batido contra cinco ó seis mil hombres
bien parapetados en sus atrincheramientos,
no es de estrañar que el enemigo le derrotara
en esta primera accion, matándole á lo me-


. .


nos dos mIl hombres, pero algunos le acusa-
ron ,acaso justamente, de lentitud, por mas
que su ataque no fuera en realidad sino un
golpe de mano. Es de presumir que si hu-
biera hecho la tentativa el 26 por la noche en
vez del 27 por la mañana, acaso habria teni-
do mejor resultado, pues hasta dicho dia los
confederados tuvieron tiempo de reforzar-
se en el punto amenazado, y el camino de
hierro de Jackson transportaba con la mayor
actividad nuevas tropas de refresco, material
de campaña, víveres y municiones, preparán-
dose así de una manera formidable á recibir
á sus enemigos. La ]1fimera tentativa para
apoderarse de Vicksburg costó á los federa-
les, segun ya hemos dicho, unos dos mil
hombres, mientras los separatistas no tnvie-




300 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


ron sino sesenta y tres muertos, ciento trein-
ta y cuatro heridos y diez estraviados, es de-
cir, doscientas siete bajas.


Sherman ~abia sido derrotado, mas no
quiso darse por vencido: en la noche del dia
siguiente, 30 de diciembre, practicó un mi-
nucioso reconocimiento á fin de examinar la
posicion del enemigo, y convencido de que
no era posible romper sus líneas por aquel
1863. punto, fué ~ visitar al comodoro Por-


ter, con qUIen tuvo una larga confe-
rencia, en la cual le propuso un nuevo plan
de ataque. El objeto de Sherman era asaltar
las baterías por el estremo derecho, es decir,
por Drumgould's Bluff, y para esto deseaba
que el comodoro las bombardease, aproxi-
mándose á ellas todo lo posible, mientras él
con diez mil hombres de tropas escogidas,
tratariit de tomarlas á viva fuerza, en tanto
que el resto del ejército simularia un ataque
por el centro.


El comodoro Porter, deseoso como siem-
pre de prestar su eficaz cooperacion, aprobó
el plan propuesto, y en la noche del 31 de di-
ciembre embarcáronse las tropas necesarias
y se dispuso que las cañoneras se encamina-
ran lenta y silenciosamente hácia Drum-
gould's Bluff con el objéto de comenzar des-
de luego el bombarde(}, para apagar, si era
posible, el fuego de las baterías del enemigo,
mientras desembitrcabanlas fuerzas. Una vez


inútilmente, á que el comodoro Porter rom-
piera el fuego con sus cañoneras. Al amane-
cer, el general Sherman recibió un parto
anunciándole que la niebla era tan densa en
el rio que el comodoro no habia podido mover-
se, de modo que la empresa deberia aplazar-
se para la noche siguiente. No quedaba mas
remedio que conformarse, pero llegada esta,
comenzó á brillar la luna con tal claridad,
que pareció muy aventurado emprender el
ataque, con tanta mas razon, cuanto que ele
un momento á otro podria sospechar el ene-
migo lo que se proponian los federales, y en-
tonces era muy de temer un segundo desca-
labro. Además de esto, temíase que el sitio
donde se hallaban acampadas las tro-pas se
veria inundado al día siguiente, y por otra,
parte, circulaban rumores de que el general
Grant a,cababa, de retroceder, dejando á los
confederados en libertad de concentrar cua-
renta mil hombres en Vicksburg. HaCíase
pues preciso desistir de la, ompresa, y por lo
tanto á la mañana siguiente, 2 de enero, dié-'
ron se las órdenes oportunas para vol-
ver [t Milliken's Bend, pero cuando 18.63.
iban á ponerse las tropas en marcha, el co-
modoro Porter anunció que el Gobierno aca-
baba de exped-ir una órden disponiendo que


. Me Clernand se encargara como general en
jefe de las tropas de Sherman, y que éste se
limitase al mando de su cuerpo de ejército.


tomadas aquellas, se haria fuerte en dicho Semejante medida no era de estrai'íar si se
punto todo el ejército, y ya le soria mas fá- atiende á que el general Mc Clcrnand hal)ia
cil ir apoderándose poco á poco de todos los ya sido jefo del departamento el otoño ante-
reductos y obras de defensa hasta ocupar las rior, y tenia en el servicio mas antigüedad que
alturas de Vicksburg. Sherman, mas entre ambos generales existia


La division de Steele y una brigada del una gran di f(3rencia respecto á capacidad y
general L. Smith se embarcaron prontamen- conocimientos militares. Me Clernand habia
te; Sherman, que se habia separado de es- llegado á tan alta~graduacion por la via po-
tas tropas á media noche, tenia á las suyas lítica; no era hombre entendido en el arte
convenientemente situadas á las cuatro de la de la guerra, ni demostró nunca aficion á In
mañana, y esperó por algun tiempo, aunque carrera de las armas, pero, ambicioso y há-




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. i:J<J7


bil, no perdonaba medio alguno para dar á
conocer su mérito fuera como fuese.


El general Sherman ofrecia un tipo ente-
ramente opuesto: antiguo alumno de \Vest
Point, veterano de la guerra de México, y
anteriormente director del colegio militar de
Louisiana, distinguíase tanto por sus vastos
y profundos conocimientos como por la fir-



meza de su carácter, su reconocido talento y
su valor á toda prueba. Esclusivamente mi-
litar, é intrépido hasta la temeridad, cuidá-
base muy poco de ser ó no popular. Sherman
sufrió sin llevarlo muy á malla humillacion
que acababa de imponérsele, y tan pronto
como hubo llegado el general Mc Clernand
resignó en sus manos el mando, despues de
anunciar esta variacion á las tropas por me-
dio del siguiente documento, harto caracte-
rístico para que no lo reproduzcamos aquí,
traducido testualmente:


«Cuartel general del aja derecha del cJer-
cito del Tennessee; á bordo del vapor Forest-
Queen.


»MWiken's Bend, 4 de enero de 1&63.
» ÓRDEN GENERAL NV~fERO 5.


» En cumplimiento de la órden general nú-
mero 1, espedida hoy por el general Mc Cler-
nand, se muda el título de nuestro ejército,
que se llamará en lo sucesivo, del Misst's-
sippí, y se compondrá de dos cuerpos, uno á
las órdenes del general Morgan, y el otro
á las mias. Al dejar el mando en jefe de las
tropas, limitándome al de las que se hallan
bajo mis inmediatas órdenes, no puedo me-
nos de dirigirme á todos los jefes, oficiales y
soldados que han tomado parte en el ataque
de Vicksburg, á fin de darles las mas es-
presivas gracias por el celo, la actividad y
el valor de que han dado prueba en esta oca-
sion. Nuestra primera tentativa para apode-
rarnos de dicha plaza ha tenido mal éxito,


TOMO 111,


pero debe tenerse en cuenta que no éramos
sino la parte de un ejército, que nuestro
primer movimiento no era sino el prin-
cipio de la empresa que debia llevarse á
cabo con auxilio de todos. Incidentes impre-
vistos habrán retardado sin duda la llegada
de nuestros compañeros: hay contratiempos
que no siempre se pueden evitar.


»Hemos destruido una parte de ]a via
férrea; hemos atacado las fortificaciones de
Vicksburg hasta donde lo permitia la pru-
dencia, pero como las obras de defensa del
enemigo eran demasiado fuertes para que
nuestras tropas se apoderasen de ellas, for-
zoso nos ha sido retirarnos, aunque en buen
órden y en las mejores disposiciones de áni-
mo para renovar el combate. Ahora ha lle-
gadoun nuevo general en jefe, elegido por
el Presidente de los Estados-Unidos, que co-
mo encargado de conservar la Constitucion
.Y defenderla, tiene el derecho incontestable
de nombrar á todos los funcionarios del Go-
bierno y á los jefes del ejército. Yo sé que
todo buen oficial y todo buen soldado pres-
tarán á mi sucesor el mismo cordial apoyo,
la misma fiel obediencia que me han pres-
tado á mí: hay suficientes honores para to-
dos y no faltan ocasiones para contraer
méritos; que cada uno ponga de su parte ]0
que pueda, y la nacion saldrá al fin de este
conflicto purificada y enn..,blecida.


»Todos los oficiales del estado mayor ge-
neral que no estén á mi servicio particular,
se pondrán acto continuo á las órdenes del
general Nlc Clernand, jefe del ejército del
Mississippí, que se halla á bordo del vapor
Tig¡'e, trasladándose sin demora á nuestro
punto de reunion, en Gaines Landing y
Montgomery Point.


))Por órden del mayor general Sherman,
» Firmado: T. H. HAMMOND.»


50




HISTORIA DE LOS CAP. XI.


No podian tomarse las cosas con mas con- situado á cincuenta millas del Mississippí.
formidad, y por lo demás, Sherman nada Este fuerte, defendido por los separatistas,
tenia que hacer ya por el momento; el por- tenia un elevado parapeto, fuertes casama-
venir se encargaria de justificarle. Una de tas y una línea de reductos, pero muy
las principales causas á que debia segura- pocos cañones y de escaso calIbre, por ma-
mente que se le hubiese retirado el mando nera que el general Ohurchill, que era el Go-
de general en jefe, fué el haber adoptado bemador, no podria resistir, con sus cinco
ciertas medidas que desencadenaron contra mil hombres de guarnicion, al ejército que
él á toda la prensa del Noroeste. Poco antes entonces avanzaba, compuesto de cincuenta
de embarcarse para Memphis, Shernu~n ha- y cuatro regimientos, es decir, unos veinti-
bia dictado las mas severas órdenes con el cinco á treinta mil hombres. Vemos pues
objeto de corregir ciertos defectos y abusos que el general Me Olemand no queria espo-
que se cometían en el ejército, y dispuso en- nerse en un segundo asalto contra las bate-
tre otras cosas que todo individuo que se en- rías de Vicksburg, y que prefirió limitarse á
contrara entre las tropas sin autorizacion, ciertos preliminares, en su concepto indis-
fnera considerado como combatiente, mari- pensables para atacar de otro modo la plaza.
nero ó doméstICO, y que á todo aquel que cir- Los sitiadores acampados en Milliken's
culase rumores alarmantes en el ejército, Bend no se contaban muy seguros en este
se le tratara como espía. Los periodistas punto, pues su retaguardia podria ser sor-
americanos que siempre andaban con el es- prendida fácilmente, atendido que los s(3pa-
tado mayor, molestando no pocas veces con ratisbs eran dueños de dos afluyentes del
sus exigencias, no perdonaron á Sherman Mississippí, el Arkansas y Río Blanco, don-
aquel esceso de severidad, y organizando de tenían arsenales y buques, y donde orga-
una con s piracion en toda regla, criticaron nizaban á veces expediciones armadas. Los
sistemáticamente todas sus medidas, todas federales temian verlos aparecer en el mo-
sus operaciones militares, de tal modo, que mento menos pensado, dispuestos á dar al-
despues del descalabro de 29 de diciembre, gun atrevido golpe, y aun tenian muy pre-


la opinion pública se declaró tambien sente lo ocurrido con el l1:ferrimac en el rio
1863. . .


en contra de Sherman. El GobIerno Jacobo, y mas tarde con el Arkansas~ que
de Abraham Lincoln, atendiendo entonces á fué destruido al fin por la cañonera federal
los clamores que se elevaban, aprovechó aque- Essex. Era pues preciso, para asegurar el
lIa ocasion para adelantar en su carrera al éxito de la empresa, establecer un centro de
general Me Olemand, que era uno:de sus mas operaciones que estuviese á cubierto de las
apasionados amigos politicos, y le nombró temerarias tentativas del enemigo. Habia
general en jefe. además otra razon que inducia á los federa-


Por lo demás, preciso es convenir en que les á internarse lo mas posible en el Estado
Me Clernand no se dió mala maña en el des- de Arkansas: sabíase que en este se forma-
empeño de su nuevo cargo: durante su viaje ban á cada mo~ento nuevas guerrillas tan
habia madurado un plan, que se reducia á pronto como circulaba una falsa noticia res-
comenzar las operaciones apoderándose des- pecto á las derrotas del Norte, y era por lo
de luego del fuerte Hindman, conocido tam- mismo urgente tener allí las fuerzas necesa-
bien con el nombre de Puesto de Arkansas~ ria,.:; para evitar un conflicto. Hasta los in-




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 399


dios tomaban á veces parte en el movimien-
to, y la tribu de los Cherokees, entre otras, se
habia sublevado por las intrigas de los emi-
sarios del Sur para tomar parte en la guerra,
ele modo que casi todo el Oeste se hallaba
entregado á la anítrquía, hasta el punto de
haberse abandonado por completo la coloni-
zacion y la agricultura. En' concepto de
Me Olernand, una expedicion hácia el Rio
Blanco y Arkansas no podia menos de pro-
ducir buen efecto para la pacificacion del
Oeste y para asegurar la navegacion del
::\1ississippí, y era oportuna la ocasion, por-
que como no se pensaba emprender nuevas
operaciones contra Vicksburg hasta la llega-
da del general Grant, podian utilizarse entre
tanto ventajosamente las tropas que estaban
delante de dicha plaza. Al mismo tiempo
se las acostumbraba á la fatiga y á las ma-
niobras, lo cual era preferible á dejarlas
ociosas en la insana playa de Milliken 's
Bend. En su consecuencia, la expedicion se
puso en marcha el 4 de enero, llegó el 8 á la


em bocadora de Rio Blanco, y la es-
1863. d t"· d


. cua ra con muo avanzan o por uno
de los brazos de este que va á desaguar en
el Mississippí.


El primer objeto era apoderarse del fuerte
Hindman, situado en la orilla izquierda del
Arkansas; este fuerte, que era cuadrado, es-
taba provisto de veint.e piezas y ocupaba una
posicion múy ventajosa para sus baterías es-
teriores; su guarnicion no escedia de seis
mil hombres. Por medio de canales de co-
municacion, los expedicionarios pasaron des-
de el Rio Blanco al Arkansas, y fueron á des-
embarcar en la noche del 9 á pocas millas
del fuerte en tanto que las cañoneras comen-
zaban el bombardeo. Á pesar de los obstácu-
los que interrumpian á veces la marcha, las
tropas unionistas al mando de los generales
Sherman, Morgan, Steele, D. Stuart,


A. J. Smith y Osterhaus, avanzaron rapl-
damente hasta hallarse á muy corta distan-
cia de la fortaleza, y allí pasaron la noche,
teniendo la precaucion de no encender ho-
gueras, ni armar las tiendas de campaña, á
fin de no llamar la atencion del enemigo.
Las brigadas Hovey, Thayer, Giles y Smith
se situaron á la mañana siguiente en un
bosque, Y apoyadas por las fuerzas del ge-
neral Blair, atacaron las primeras obras
defensivas del enemigo, que por su parte ha-
bia ya roto el fuego. En este primer encuen-
tro quedó herido de alguna gravedad el
general Hovey, y la misma suerte sufrió el
general Thayer, á quien mataron el caballo,
pero las cañoneras federales y las baterías
de Margan cubrieron la, marcha de las tro-
pas, apagando en parte los fuegos enemi-
gos. Un destacamento de separatistas que
se habia hecho fuerte en unas chozas situa-
das cerca de los atrincheramientos fué desa-
lojado á viva fuerza, y media hora despues,
el general Smith envió un parte á Mc Ole1'-
nand manifestándole que se hallaba solo á
doscientas varas del fuerte y que no se es-
peraba sino la señal de ataque.


Á las tres y media de la tarde del 11 de
enero, y apagado el fuego de los cañones del
fuerte por la artillería federal, el ge-
neral Mc Clernand dió la órden de 1863.
asalto, que se llevó á efecto por cuatro co-
lumnas, dos de Sherman por la derecha, y
dos de Margan por la izquierda. Los sitiados
no podian oponer una gran resistencia ante
fuerzas tan numerosas, y por lo tanto no es
de estrañar que al cabo de una hora se rin-
diera el fuerte, precisamente cuando el ge-
neral Burbridge se apoderaba ya de los pri-
meros atrincheramientos.


Parece que el general Uhurchill, goberna-
dor de la fortaleza, habia recibido órden de
conservarla á todo trance hasta recibir re-




400 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


fuerzos, pero el jefe separatista debió com-
prender que era tan inútil la resistencia como
sacrificar la vida de sus soldados sin benefi-
cio alguno.


Segun el parte de Churchill, sus pérdidas
no escedieron de sesenta muertos y setenta
y cinco á ochenta heridos, y añadia que él
calculaba en mil quinientas á dos millas
bajas de los federales. Mc Clernand asegura
que cogió cinco mil prisioneros, diez y siete
cañones, tres mil armas de todas clases y una
considerable cantidad de bagajes y víveres,
y dice que no tuvo sino ciento veintinueve
muertos, ochocientos treinta y un heridos y
diez y siete estraviados, total novecientos
setenta y siete (*).


-Todo el ejército esperaba que se estable-
ceria en el fuerte Hindman un seguro centro
de operaciones para seguir con la espedicion
mas adelante, pero con gran asombro suyo,
recibió órden de desmantelarlo, destruyendo
todas las fortificaciones, y de volver á Milli-
ken's Bend. En su consecuencia, el ejército
se puso de nuevo en marcha el dia 17 con
direccion al Mississippí, dejando á medio
concluir la obra comenzada en el estado de
Arkansas; las cañoneras permanecieron sin
embargo uno ó dos dias mas en el Rio Blan-
co. La causit de haberse dictado esta dispo-
sicion era que el general Grant, ansioso por
tomar la revancha del primer descalabro su-
frido ante la plaza de Vicksburg, acababa
de llamar la atencion de Mc Clernand con el
objeto de concentrar las tropas en Milliken' s
Bend, adonde llegó él mismo á fines de ene-
ro. Acto continuo estableció su cuartel gene-
ral en Y oung's Point, y bien pronto tuvo á
Sil alrededor á todo el ejército y una nume-


(') Casi toda la caballería de Texas que formaba parte
de la guarnicion del fuerte, pudo escapar, llevándose con-
si¡m numerosos bagajes y pertrechos militares, yautes de
(lllC so pensara en perseguirla, se hallaba ya fuera del alcan-
ce de las balas enemiga8.


rosa escuadra. Improvisár,onse con la mayor
rapidez un puerto muy animado y una pla-
za de guerra, y las fuerzas unionistas, que
ascendian á sesenta mil hombres, se repar-
tieron en tres cuerpos al mando de Sherman,
Mc Ferson y Mc Clernand ; la division Hurl-
but se quedó por entonces en el Sur de Ten-
nessee con su cuartel general en La Grange.


Despues de practicar los primeros recono-
cimientos en los alrededores de Vicksburg,
el general Grant se convenció de que la pla-
za no era fácil de tomar TI i por la parte que
daba frente al rio, ni por aquella donde Sher-
man habia sido derrotado; el punto débil se
hallaba en el Sur, y atacando por este lado,
se tendria acaso la ~entaja de mantener la
comunicarion con Farragut, quien se hallaba
ya delante de Puerto Hudson. Sin embargo,
para ir á dicho punto era preciso remontar
el rio con In flota, cosa que no po(lia hacerse
sin una gran esposicion á causa de las bate-
rías que tenia en la costa el enemigo. El ge-
neral unionista debió pues recurrir á los
grandes medios, y entonces pudo admirarse
la fecundidad de genio de los americanos.


En primer lugar el general Grant volvió
á fijarse en la idea de construir el canal co-
menzado ya un año antes, y sin mas tar-
danza emprendióse aquella obra gigantesca,
mucho mas difícil aun por las abundantes
lluvias que impedian llevar á cabo los traba-
jos con la rapidez necesaria. El canal, sin
embargo, quedó al poco tiempo abierto, y ya
se confiaba en su feliz terminacion cuando
una repentina avenida del rio rompió el dique
principal el dia 8 de marzo, y todas 1863.
las ~canteras se convirtieron en vas-
tas lagunas. Cierto es que se estableció una
corriente en el canal, pero el lecho no se
hallaba á bastante profundidad para que pu-
dieran navegar buques de alguna importan-
cia; en vez de ahondarse el canal fué obstru-




CAP, XI. EST ADOS-UNIDOS, 4{)1


yéndose cada vez mas, y des pues de algunos
esfuerzos infructuosos para reparar los da-
ños, hubo de abandonarse el proyecto.


No obstante, la elevacion estraordinaria
de las aguas ofrecia un medio para hacer
tentativas de otro género: el ingeniero jefe
de estado mayor, capitan Prime, y un ayu-
dante de campo, coronel Pride, habian en-
contrado un paso por los vados de la orilla
occidental, y reconocido asimismo que par-
tiendo desde un punto cercano á Milliken 's
Bend, y entrando en el rio Tansas era fácil
penetrar en el Mississippí por la parte de
N ueva-Cartago, á unas veinte millas mas
allá de Vicksburg. Hecho este descubrimien-
to, hicieron funcionar las dragas con el ob-
jeto de facilitar el paso á los grandes buques,
y se adelantaron los trabajos lo bastante para
que pudiesen circular por el canal un peque-
ño vapor y varias barcas, mas á mediados
de abril bajó repentinamente el nivel de las
aguas, cambiándose del todo el aspecto del
pais. En vez de canales, descubriéronse vias
de tierra para ir de Milliken's Bend á Nueva-
Cartago, yen este caso, si se conseguia dar-
les alguna consistencia, era preferible uti-
lizarlas.


Entre tunto continuaban las esploraciones,
y se hizo aun una tentativa en mayor escala
para llevar á cabo aquella navegacion semi-
artificial; tambien se estudió otra via para
penetrar por el Mississippí en el Yazoo,
por medio del Coldwater y del Tallahat-
chie, pues· conseguido esto, las cañoneras
podrian remontar el Yazoo hasta Haines
Bluff, pero este camino no dejaba de ofrecer
dificultades, principalmente por causa del
enemigo, á quien le era fácil interceptar el
paso por Greenwood. En todas estas direc-
ciones se practicaron reconocimientos y se
hicieron trabajos verdaderamente gigantes-
cos á los ojos de aquellas personns que no


están acostumbradas á ver mas que las
construcciones europeas, pero cuya gran-
deza no llamaba la atencion de los iDgenie-
ros americanos.


El general Grant no esperaba mucho á In
verdad de las obras emprendidas, mas le
servian, no obstante, para distraer la vigilan-
cia del enemigo y para ejercitar al mismo
tiempo á sus tropas hasta que llegase el mo-
mento de obrar con energía. En cuanto á la
flotilla del bravo comodoro Porter, habíase
mostrado infatigable, compitiendo en celo
con el ejército: desde los primeros días co-
menzó sus operaciones con el mayor ardi-
miento; las cañoneras bombardearon por es-
pacio de algunas horas las baterías de la
costa, aunque sin resultado alguno, y varios
buques que intentaron valero~amente forzar
el paso de la línea enemiga arrostrando to-
dos sus fuegos, consiguieron al fin su objeto,
mas no sin que algunos fueron destruidos.
La espedicion de la Reina del Oeste, verua-
deramente notable, tuvo un fin muy trágico:
montado este buque por un valeroso y háhil
ingeniero mecánico, el coronel Ellet, con
cien voluntarios y un armamento de seis ca-
ñones, consiguió deslizarse á 10 largo ele la
orilla derecha, seguido de otro pequeño lla-
mado De Soto, y en la noche del 2 de fe-
brero, forzó el paso des pues de sufrir


t 'd" f d 1 b t' 1.863. un nu rI ISlmo uego e as a erlas
enemigas y de la cañonera de los confedera-
dos Vicksburg. Despues de reparar las lwe-
rías que le causaron doce balazos recibidos
en la popa, la Reina del Oeste destruyó una
porcion de trasportes de los separa ti stas, .Y
luego quiso apoderarse del fuerte Russ'y, en
Rio Colorado, pero alli, por causa de la hai-
cion de su piloto, quedó embarrancada el 1,1
de febrero á poca distancia de la for-
taleza. Habiendo comenzado el ene- 1863.
migo á cañonenr el buque, la tripulacion se




402 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


salvó en el De Soto, si bien algunos caye-
ron en poder de los separatistas, quienes
apoderándose despues de la Reina del Oeste,
repararon perfectamente sus averías, au-
mentando así con un buque mas la fuerza de
su escuadra.


Otro buque del comodoro Porter, la caño-
nem acorazada Indianola, forzó tambien el
paso de Vicksburg en la noche del 1:3 de fe-
brero, sin sufrir grandes averías: habiendo
encontrado poco despues al De Soto, supo el
triste fin de la Reina del Oeste, y con la in~
tencion de recobrar el buque, dirigióse hácia
Rio Colorado, mas al llegar allí vió ya á
la Reina del Oeste con pabellon confede-
rado y seguida de otros tres buques. La
Indianola emprendió la retirada al momen-
to, pero perseguida de cerca, hubo de acep-


tar el combate el 24 de febrero, de-
1863. lante de las baterías del Gran Golfo,
y despues de una obstinada. lucha, el buque
unionista, rodeado por todas partes, se vió
precisado á rendirse. El enemigo utilizó al
momento la Indianola para su flota.


Á pesar de estos contratiempos, no se des-
animó el comodoro Porter, y muy lejos de
ello, hizo otras tentativas, una de las cuales
tuvo un singular resultado. Con el objeto de
facilitar el paso, alarmar continuamente á
los separatistas y hacerles gastar sus muni-
ciones, echábanse en la corriente troncos de
árboles, imitando cañoneras, y barcos viejos
cargados de carbon con blindajes simulados,
y todo esto arrastrado por la corriente, lle-
gaba hasta el pié de las baterías, que al mo-
mento dirigian sus tiros contra los troncos y
los barcos, destruyendo unos y otros entre
los frenéticos aplausos de los artilleros de la
plaza. El comodoro Porter dispuso que se
habilitara, una barca destinada al transporte
de combustible, de tal modo, que parecia una
terrible máquina de guerra, y hecho esto,


mandó que la pusieran en la corriente: ar-
rastrada por las aguas esta especie de caño-
nera de artificio, llegó hasta l~s baterías de
Vicksburg á través de una lluvia de fuego,
pero engañados los separatistas, enviaron
aviso al comandante de la Reina del Oeste
para que se pusiera en salvo y evitase un
encuentro con el nuevo buque, que todos cre-
yeron en efecto seria una máquina infernal.
El capitan de la Indianola, que se hallaba
cerca del mismo sitio donde la apresaron los
confederados, reparando sus averías, recibió
tambien aviso del supuesto peligro que le
amenazaba, y órden de quemar el buque si
no podia evitar el encuentro con aquel móns-
truo marino. La Reina del Oeste se puso in-
mediatamente en salvo, y cuando algunas
horas despues se descubrió la jugarreta de
los federales, envióse una contraórden á la
Indianola, mas ya era tarde, pues su coman-
dante habia pegado fuego al buque sin sal-
var siquiera los magníficos y costosos caño-
nes que montaba.


Entre los buques de Porter que intenta-
ron forzar el paso, no olvidaremos las caño-
neras Lancaster y Suitzerland, que se de-
jaron arrastrar por la corriente hasta las
mismas baterías de Vicksburg, en la noche
del 25 de marzo. Por desgracia ya
era muy entrado el dia cuando lle- 1863.
garon al frente de la plaza, y así pudo el
enemigo fácilmente dirigir sus certeros tiros
contra estos dos buques, uno de los cuales,
el Lancaster, recibió cuarenta balazos y se
fué á pique, mientras el Switzerland, aun-
que con la popa muy averiada, pudo esca-
par y fué socorrido oportunamente por otro
buque de los federales.


Mientras se llevaban á cabo estas ope-
raciones frente á Vicksburg, el comodoro
Porter, de concierto con el estado mayor del
general Grant~ no habia dejado de buscar




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 403


otros medios para conducir las tropas ante I marzo los espedicionarios recibieron órden
la plaza por la parte de tierra. Practicáron- de volver á sus primeras líneas.
se una infinidad de reconocimientos, aun- Como los terrenos contiguos al rio se ha-
que sin resultado alguno, mas por fin, ha- bian ya secado un poco, el general Grant
biéndose descubierto que el rio Yazoo era intentó el 29 de marzo internar mas


bl ' t dI" l' 1 t" 1 1863. mas vadea e en C18rtos pun os e o que en su ejérCIto por a VIa ( e lerra, 1a-
un principio se creyera, organizóse una es- ciéndole pasar por innumerables vados y
pedicion que se puso en marcha á principios lagunas. El cuerpo de ejército del general
del mes de marzo. Una division del cuerpo :Mc Clornand se puso en maroha el primero
de ejército de Mc Clernand, bajo las inme- á fin de ocupar á :Nueva-Cartago, y despues
diatas órdenes del general Rod, con algunas! de heróicos esfuerzos y de dar infinitos 1'0-
fuerzas de Sherman, se embarcó en Helena, deos, los cuales no evitaban que las tropas
penetró en el Coldwater y pasó luego al tuviesen que caminar muchas veces con el
Tallahatchie, pero on la confluencia de este agua ó el lodo hasta la cintura, Mc Cler-
con el Yallobusha, hallábase por la parte de nand llegó con sus fuerzas á la citada po-
Greenwood una posicion que los confedera- b1acion á los pocos dias. El camino que
dos acababan de reforzar considerablemente. conduce desde Milliken's Bend á Nueva-Car-
Alzábase allí entre otros el fuerte Pember- tago se reparó del mejor modo posible; el
ton, que con sus cañones de grueso calibre general Mc Pherson no tardó en llegar para
dominaba los alrededores, de tal modo, que reunirse con su compañero, y hácia media-
las cañoneras federales no pudieron resistir dos de abril, estos dos cuerpos de ejército se
su nutrido fnego; una segunda division al hallaban establecidos en la orilla dereeha
mando del general Quimby, que habia se- mas acá de Vicksburg; despucs se esténdie-
guido á.la primera, renovó el ataque, pero ron desde Nueva-Cartago á Hard Times,
sin obtener tampoco resultado alguno. cuyo camino no tendria menos de cuarenta


Al mismo tiempo hacíase otra tentativa millas.
para penetrar en el Yazoo por los vados
Steele, Black, Rolling-fork y Suntlower,
pues si se conseguia esto, era fácil bloquear
á Greenwood, donde habia una treintena de
vapores confederados que se podrian inutili-
zar. El comodoro Porter y el general 8her-
man, con una de sus divisiones, se lanzaron
por esta nueva via, pero se hallaban tan
obstruidos los canales con troncos de árbo-
les y piedras, que los espedicionarios no
pudieron aproximarse al Yazoo hasta que
el enemigo, enterado ya de este movimiento,
habia hecho los preparativos necesarios para
recibir á los unionistas. El comodoro Porter
se vió pues en la precision de hacer alto á
quinientos pasos del Yazoo, y á fines de


Por su parte, el comodoro Porter, que no
queria quedarse atrás, y prévio el consenti-
miento de Grant, hizo sus preparativos para
pasar delante de las baterías de Vicksburg
con sus buques blindados y tres transportes,
lo cual se llevó á efecto con el mejor éxito.
Las cañoneras Benton, Lafayette, Price,
LouisvUle, Carondelet, Pittsbulg, Tuscum-
bia y Mound City, so deslizaron silenciosa-
mente por el rio protegidas por la oscuridad
de la noche, y ya empezaban á creer las
tripulaciones que el enemigo tendria sus ra-
zones para no atacar, en ando de pronto, y
precisamente cuando las cañoneras se ha-
llaban frente á la plaza, rompieron las La-
terías un vivísimo fuego que iluminó las




HISTORIA DE LOS CAP. XI.


aguas, los fuertes y las líneas de defensa de
los confederados. La flotilla contestó en el
acto con indecible vigor, y gracias á esto
pudo efectuarse felizmente el paso de las
cañoneras, si bien dos de ellas quedaron
muy averiadas, y otra llamada Enrique
Clay, se fué á pique despues de haberse in-
cendiado, en tanto que su tripulacion gana-
ba la opuesta orilla en un bote. Los federales
tuvieron solo un muerto y dos heridos á
bordo de la cañonera Benton.


Satisfecho de este resultado, el general
Grant mandó (llle se repitiera la operacion
con seis transportes montados por volunta-
rios, de los cuales se ofrecieron muchísimos
que deseaban tomar parte en tan arriesgada
empresa. De estos seis buques, cinco fran-


q uearon el peligroso paso en la no-
1863. che del 22 de abril, pues uno de ellos,
el l\r¡re, recibió un balazo bajo la línea
de flotacion y poco despues se fué :i pique.


Llegados á Nueva-Cartago y á Hard Ti-
mes, los espedicionarios se ocuparon pri-
meramente en reparar las averías de los bu-
ques, y hecho esto, reuniéronse todos los
barcos y lanchas de los alrededores por órden
del general Grant, quien tenia el mayor
empeño en cruzar el rio para conducir su
ejército por la orilla i¡;quierda y operar di-
rectamente contra Vicksburg. Para esto era
necesario apagar antes las baterías del Gran
Golfo, qne dominaban los puntos por don-
de podria efectuarse el desembarco de las
tropas, y al efecto, en 29 de abril, el como-
doro Porter lanzó contra ellas su flotilla de
guerra, mientras las tropas se embarcaban
en los transportes que debian conducirlas al
asalto tan pronto como se hubiese consegui-
do apagar el fuego del enemigo. Sin embar-
go, la fuerza de las cañoneras no alcanzaba
á tanto, pues las baterías confederadas se
hallaban á una elevacion tal y eran tan po-


derosas, que no parecia üicil dominarlas por
la parte del agua. En su consecuencia, el ge-
neral Grant se vió obligado á elegir otro
sitio para el desembarco, y entonces desig-
nó un pueblo llamado Bruinsburg, situado
al Sur del Gran Golfo; saltaron de nuevo
en tierra las tropas para dirigirse al citado
punto, y aquella misma noche las cañone-
ras hicieron jugar su artillería, mientras
que los transportes bajaban por el rio ar-
rostrando la metralla de las baterías del
Gran Golfo. Un numeroso cuerpo de tropas
se trasladó despues á la orilla izquierda, y
la vanguardia protegió el desembarco, que se
hizo con la mayor actividad, porque urgia
apoderarse de Puerto Gibson, importante
posicion que se encontraba á pocas millas
de distancia.


El l. o de mayo por la tarde la vanguardia
de los federales llegó al punto indicado, y
una vez en presencia del enemigo, concen-
tráronse las cuatro divisiones, Hovey, Carr,
Smith, y Osterhaus, y empeñaron el comba-
te contra la division separatista Bowon,
compuesta de ocho mil hombres. Reforzados
á poco los federales con las divisiones Logan
y Quimby, rechazaron á los confederados
en todos los puntos, y al dia siguiente, tra-
bada de nuevo la accion, el enemigo evacuó
á Puerto Gibson y Gran Golfo. El general
Grant hizo ocnpar inmediatamente este pun-
to, donde estableció su nuevo centro de ope-
raciones, en tanto que los buques procedentes
de Bruinsburg anclaban bajo las antiguas
baterías enemigas.


El cuerpo de ejército de Sherman, que du-
rante este tiempo habia permanecido en
Milliken's Bend, hostilizando con frecuencia
á los defensores de Vicksburg, recibió en-
tonces una órden del general Gran t· para ir
á reunirse con el grueso del ejército en Gran
Golfo, y entre tanto practicáronse recono-




CAP. XI. ESTADOS' UNIDOS.


cimientos en todas direcciones, pues el ge-
neral Grant queria atacar desde luego á
1863. J ackson, la capital del Estado. El 6 de


mayo, hechos ya todos los prepara-
tivos y adoptadas las disposiciones necesa-
rias al efecto, se dió la órden de marcha:
el dia 7, el cuerpo de ejército de Mc Pher-
son tomó por la derecha el camino de Rocky-
Springs á lo largo de Black River (Rio Ne-
gro); el general Mc Clernand siguió por la
izquierda el camino montuoso de vVillew-
Springs, y Sherman se quedó con la reserva
para marchar á retaguardia vigilando los dos
caminos. El objeto de esta disposicion era que
~Ic Clernand y Sherman ocupasen cualquier
punto de la, via férrea entre BoHon y Ed-
wards Station, mientras Mc. Pherson se di-
rigia á Jackson por Utica y Raymond con
el :fin de destruir todos los establecimientos
del enemigo, volviendo luego á reunirse con
las fuerzas del ejército.


El12 de mayo Mc Pherson encontró en
1863. Raymond dos brigadas separatistas


al mando de los generales Gregg y
\Valker, las cuales despues de un combate de
una hora hubieron de retroceder hasta Jack-
son, en cuya ciudad se disponia el enemigo
á concentrar todas sus fuerzas al mando del
general Johnston. Al saberlo Grant dió ór-
den de que todas sus tropas se pusieran en
marcha hácia dicho punto; el 13 las avanza-
das escaramucearon en toda la línea, yel14
se empeñó un combate delante de la ciudad
misma. Los generales Sherman y Mc Pher-
son bastaron para desalojar á Johnston, cu-
yas fuerzas eran muy inferiores en número;
el jefe separatista habia pedido auxilio á
Pemberton, previniéndole que marchara á
Jackson con todas las fuerzas que no fueran
estrictamente necesarias para la defensa de
Vicksburg, es decir, con unos veinte mil
hombres, mas Pemberton se negó, manifes-


TOMO IlI.


tándole que el Gobierno le habia confiado el
mando de dicha plaza y que no le era posi-
ble contravenir á las órdenes que recibiera.
Mientras que los federales al mando de Sher-
man ocupaban la ciudad de Jackson, donde
quemaron una multitud de edificios sin cui-
darse mucho de si eran establecimientos mi-
litares, casas particulares ó iglesias cató-
licas, los otros dos cuerpos de ejército se
dirigian sobre Clinton y Bolton, y desde aquí
mas hácia el Norte, á fin' de impedir la reu-
nion de Pemberton y Johnston en las cerca-
nías de Vicksburg. Este último jefe se habia
replegado hácia Canton para concentrar allí
todas sus fuerzas, mientras Pemberton avan-
zaba al encuentro del enemigo, resuelto á pre-
sentarle la batalla. El general·Grant supo
oportunamente que se .practicaba este movi-
miento, así como tambien que Pemberton
contaba con unos veinticinco mil hombres y
diez baterías, y deseando asimismo empeñar
el combate y evitar que los separatistas ca-
yesen de improviso sobre su retaguardia,
destacó contra su enemigo á los generales
Blair, ?\lc Clernand, Osterhaus y Mc Per-
son con sus respectivas divisiones..


El general Pemberton, que se habia situa-
do en Edwards Sta tion, recibió el16 de mayo
un parte de Johnston proponiéndole


. 1863.
un ataque combmado contra.Mc Pher-
sop., y oido el parecer de su consejo acordó
acometerá los federales á la mañana siguien-
te, mas habiendo ocurrido varias dificultades,
los confederados avanzaron aun cuatro ó
cinco millas mas y fueron á tomar posicion
en Champion Bills, punto situado al Sur de
la via férrea, entre J ackson y Vicksburg.
Aquí recibió Pemberton otro parte de Johns-
ton previniéndole que marchase hácia el
Norte á fin de concentrar todas las fuerzas,
y en su consecuencia dió las órdenes oportu-
nas para practicar este nuevo movimiento,




406 HISTORIA DE LOS CAP, Xl.


pero ya era demasiado tarcÍe, pues se vieron, didas que ningun otro, pérdidas que no ba-
aparecer las divisiones de Hovey, J\lc Cler- jaron de mil doscientos hombres, es decir,
nand y Me Pherson, que avanzaban rápida,.. una tercera parte de la division. El cuerpo
mente. de ejército de Me Pherson se batió tambien


Cuando se estaban formando las tropas eu con la mayor bravura, y la caballería de
línea de batalla llegó el general Grant, quien Stevenson dió una brillante carga cuyo re-
dictó desde luego las disposiciones mas con- sultado fué apoderarse de siete cañones y al-
venientes para atacar al enemigo, el cual gunos centenares de prisioneros.
ocupaba una fuerte posicion con su flanco El cuerpo de ejército de Sherman no tomó
izquierdo protegido por un espeso bosque. El parte en esta batalla, pues aun no habia lle-
cuerpo de ejército de Me Pherson se dirigió gado de J ackson cuando se terminó, y la di-
hácia la derecha, como amenazando la reta- vision de Me Pherson acudía presurosa pre-
guardia del enemigo, pero como aun no se cisamente cuando el enemigo empezaba á
habia reunido el suficiente número de tropas, retirarse. Así pues, no cabe la menor duda
Grant suspendió el ataque hasta que llegara que el número de las fuerzas federales que
Me Clernand de BoIton Station con dos divi- tomaron parte en esta accion era muy ínfe-
siones. Sin embargo, como quiera que tar- rior al de los separatistas.
dara en llegar el refuerzo esperado, y visto El general Grant manifestaba en su parte
que iba generalizándose el fuego cntre la di- oficial que sus pérdidas en esta encarnizada
vision Hovey y las avanzadas separatistas refriega ascendian á cuatrocientos veintiseis
hasta convertirse en un verdadero combate, muertos, mil ochocientos cuarenta y dos he-
Grant dispuso que dos brigadas de la divi- ridos y ciento ochenta y nueve estraviados,
sion Crocker marcharan en auxilio de Hovey total dos mil cuatrocientos cincuenta .y siete;
mientras que algunas fuerzas al m'ando de los separatistas tuvieron poco mas ó menos
Logan atacaban el ala izquierda y la reta- el mismo número de bajas y se les hicieron
guardia de los confederados, debilitando así además dos mil prisioneros, cogiéndoseles
su centro. Cuando llegó Me Clernand con quince ó veinte cañones y una infinidad de ar-
sus dos divisiones, las ,tropas de Pemberton mas pequeñas. Entre sus muertos se contaba
acababan de ser desalojadas de sus posicio- el general Lloyd Tilghman, de Maryland.
nes con pérdidas considerables despues de un Á la mañana siguiente, 17 de mayo, los
reñidísimo combate, y de tal modo se habia federales comenzaron á perseguir al enemi-
acercado la division Logan al camino de go, que se habia retirado en el mejor
"{r' 1 b . . . 1 t 'd " t ' 1863.
,,·10 (8 urg, que conslgUló alS al' á una par e or en y a qUlen en con raron a poco
de las fuerzas de Pemberton, que á duras ocupando una fuerte posicion detrás de
penas pudieron evitar el caer prisioneras, Black River. Como por allí no habia nin-
abandonando todos sus cañones. gun vado, la divislon Carr, de los federales,


Los honores de esta victoria se debieron tuvo que detenerse dos ó tres horas sin po-
principalmente á la division Hovey, que por der atacar, hasta que al fin el general Law- #
espacio de algunas horas estuvo combatien- ler, habiendo descubierto un sitio por donde
do contra fuerzas muy superiores en número era fácil aproximarse al enemigo, dió in-
que ocupaban una fuerte posiciono No es de mediatamente la órden de ataque. La prime-
estrañar pues que este jefe sufriera mas pér- ra descarga de los separatistas costó á los




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 407


federales ciento cincuenta hombres, pero le-/ habian comenzado á evacuar, y que abando-
jos de desanimarse, contestaron .1 su vez naron completamente al presentarse las ca-
con un nutrido fuego, y atacando acto con- ñoneras de los federales, dejando en poder
tinuo á la bayoneta, desalojaron á los sepa- del enemigo los cañones, los víveres, las
ratistas, quienes emprendieron la retirada tiendas de campaña y un considerable nú-
desordenadamente 1)01' un puente de barcas mero de pertrechos militares. Apenas se
m,andado construir de antemano por el ge- creeria, si no 10 hubiese declarado el mismo
neral Pemberton. Los separatistas dejaron comodoro Porter, que se destruyó todo aquel
en poder de los vencedores, quienes no tu- inestimable material de guerra, aun cuan-
vieron en este encuentro sino veintinueve do se sabia que el ~jército de Grant, y sobre
muertos y doscientos cuarenta y dos heridos, todo la division de Sherman, estaban á ma-
diez y ocho cañones, mil quinientos prisio- no y hubieran podido utilizar perfectamente
neros, muchas armas pequeñas y un núrne- todos los efectos abandonados por el enemi-
ro considerable de efectos de campaña. Inú- go. La toma ele Ihines' s Bluff dejaba sin de-
til parece decir que los fugitivos quemaron fensa la ciudad de Yazoo, así como todo el
despues el puente, y como el rio era muy valle, y en su consecuencia, el comodoro
profundo por aquella parte y comenzó á ju- Porter destacó inmediat.amente al teniente
gar la artillería enemiga desde la orilla \Valker con cinco cañoneras para que ata-
opuesta, mientras los tiradores hacian repe- cara desde luego dichos puntos. Cuando lle-
tidas descargas, no fué posible perseguir al gó "\Valker á Yazoo, vió que ~staba ya ar-
enemigo, que se retiró luego á sus fortifica- diendo el arsenal y la ciudad dispuesta á
ciones de Vicksburg. rendirse; en el astillero habia varios buques


Durante la noche, Sherman, que acababa en construccion, y entre ellos uno llamado el
de llegar de Jackson, atravesó el rio por k[obila de trescientos diez piés de largo por
un puente de barcas mandado construir al setenta y cinco de ancho, que estaba ya dis-
efecto, y el 18, los tres cuerpos de ejército puesto para botarse al agua, pero todo esto
continuaron su marcha sobre la plaza de fué quemado así como tambien otros muchos
Vicksburg. Sherman se apoderó al pa:::o de efectos de valor. vValker encontró en el hos-
\Valnut Hills, ocupando la orilla del Yazoo, pital mil quinientos enfermos separatistas,
donde estableció una nueva base de operacio- á quiones dejó en libertad bajo palabra, y á
nes en direccion opuesta á la elegida en el su regreso, cayó en una emboscada de dos-
mes de diciembre anterior; el cuerpo de ejér- cientos tiradores, pero no t.uvo mas pér-
cito de Me Pherson se corrió hácia la iz- didas que un muerto y nueve heridos.
quierda y el de .Mc. Clernand fué á situarse Todos estos combates y escaramuzas
en los alrededores de St-Alban frente á \Var- ocasionaron numerosas bajas á los separa-
renton Dluff. El comodoro Porter, que ha- tistas, quienes habían llevado siempre In,


bia vuelto del Yazoo en Hi de mayo, peor parte, y conociendo el general Grant
1863. t bl '. t .. 1 t d P b t t· d res a eclO en onces sus commcaclO- que as ropas e em er on es anan es-
nes con Grant y Sherman, y pudo enviarles moralizadas, resolvió, despues de un vivo
los víveres necesarios, haciendo al mismo cañoneo, que sus tropas se lanzaran al asal-
tiempo sus preparativos para atacar las ba- to á las dos de la tarde del dia 10. Las divi-
terías de Haines's Bluff, que los separatistas siones de los generales Blair y Giles Smith,




408 HISTORIA DE LOS CAP. XI.


seguidas d. e varias columnas, atacaron Vigo-¡ fantería trató de tomar el parapeto por asa!-
rosamente las líneas enemigas, y hasta la to, pero tambien esta vez se vieron rechaza-
entrada de la noche sostuvieron el fuego sin dos los federales con pérdidas inmensas.
retroceder, pero á costa de pérdidas conside- Entre tanto la division Steele, que habia
rabIes. Viendo al fin Sherman que las bate- avanzado sobre la derecha, estaba luchando
rías de la plaza diezmaban sus filas, dió la desesperadamente sin obtener ventaja algu-
órden de retirada á fin de que sus tropas na, mas como en aquel momento se recibiese
se pusieran fuera del alcance de las balas un parte de Mc Clernand á Grant anuncian-
enemIgas. do que sus tropas acababan de apoderarse


Los dos dias siguientes se emplearon en de tres fuertes, el general Sherman ordenó
distribuir víveres, abrir caminos y situar á Tuttle que renovase el asalto en la izquier-
convenientemente los cañones, mientras el da, en tanto que Mower iba á reforzar á
enemigo aprovechaba tambien el tiempo para Ewing. Estos dos jefes marcharon inmedia-
reforzar sus líneas de defensa. Hechos todos tamente al auxilio de sus compañeros, y de
los preparativos necesarios,el general Grant, este modo se sostuvo la lucha hasta que hu-
con la firmeza que le caracterizaba, dió ór- bo llegado la noche, pero sin que se consi-


den para que el 22 de mayo se ata- guiera con esto otra cosa sino aumentar las
1863.


cara de nuevo la plaza por todos los pérdidas de los federales sin obtener ventaja
puntos á la vez, pues necesitaba acabar de alguna. El asalto de Mc Pherson en el cen-
convencerse que era preciso establecer un tro se dió asimismo con el mayor arrojo, y
sitio en toda regla, con lo cual no se apura- si bien se obtuvo al principio alguna peque-
ria la paciencia de los soldados. Grant de- ña venbja, fué á costa de una espantosa car-
seaba además concluir pronto en Vicksburg nicería, pues baste decir que por cada sepa-
para acometer acto continuo á Johnston, que ratista perdianla vida diez federales, y estos
reorganizaba entonces un nuevo ejército en tuvieron al fin que retirarse ·cuando llegó la
Cantono noche.


Llegado el momento, los federales se apro- En el ala izquierda, el ataque dirigido por
ximaron de nuevo á las fortificaciones del Mc Clernand parecia ser mas eficaz, ó al
enemigo, arrostrando el mortífero fuego de menos así lo creia el j efe: á las diez de la
sus baterías, al que se contestó con el de mañana, las brigadas de Lawler y Lan-
otras cinco que habian situado conveniente- drum, lanzadas al asalto, se apoderaban del
mente los unionistas, pero todos los esfuer- primer bastion del fuerte que atacaban, en
zos fueron tambien inútiles aquella vez, pues el cual clavaron su bandera los federales,
no habia tropas que pudiesen resistir aquel mientras que las brigadas de Benton y Bur~
torrente de metralla y de balas que sem bra- bridge, elect.rizadas por este ejemplo, toma-
ba la muerte entre las columnas de asalto. ban á viva fuerza otra obra defensiva des-


A pesar de este primer descalabro, no se
desistió del ataque, que se continuó en la iz-
quierda de las líneas enemigas: la brigada de
Ewing cruzó el foso, que se acababa de cegar
por aquella parte, seguida de la di vision Smith
.Y mientras se hacia jugar la artillería, la in-


pues de atravesar el foso.
Persuadido Mc Clernand de que aquello


equivalia á obtener una gran victoria, remi-
tió al general Grant un parte en que le decia:
«Nos hemos apoderado de los atrinchera-.-
mientos del enemigo en diferentes puntos,




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS.


pero tenemos que detenernos por no contar
()on suficientes fuerzas.) Al recibir Grant
·este despacho, mandó á Sherman repetir el
ataque, y aunque no contaba mucho con la
·exactitud de aquel, dispuso q'ue la division
Quimby, del cuerpo de ejército de Mc Pher-
son, marchase inmediatamente en auxilio
{}e Me Clernand á fin de estrechar al enemi-
go en su centro é impedirle que se concen-
trase en la izquierda.


Todo esto no condujo á otra cosa sino á
sacrificar mas vidas inútilmente, pues las
grandes ventajas de Me Ulernand se redu-
cian á que muchos de sus soldados habian
penetrado en el fuerte enemigo, pero es el
caso que ya no podian salir, y para esto mas
les hubiera valido no entrar nunca. Dos ho-
ras despues, Me Clernand deeia en un parte:
«No he perdido terreno; parte de mis soldados
se hallan en dos fuertes del enemigo, (Esto
era en cierto modo verdad, pero no mani-
festaba el general que aquellos soldados ha-
bian muerto) y hemos hecho algunos prisio-
neros. En este momento me veo atacado
tIe cerca.» A esto se redujeron las ventajas
obtenidas en aquel punto: el ataque de las
divisiones de IIovey y Osterhalls, fué recha-
zado con pérdidas considerables por parte de
los unionistas; Me Arthur no llegó á tiempo
para auxiliar á Mc Clernand, y al retirarse
las brigadas de Quimby, cercana ya la no-
che, perdieron á uno de sus jefes, el coronel
Boomer. Finalmente á eso de las ocho de la
misma se mandó á las tropas que se retira-
sen de sus peligrosas posiciones, yel ejército
federal se entregó al descanso despues de ha-
ber perdido tres mil hombres en inútiles ata-
~ues, la tercera parte de ellos por haber su-
puesto Mc Clernand que se hallaban en su
poder dos fuertes del enemigo (*).


En vista del resultado obtenido, con ven -
cióse el general Grant de que era imprescin-
dible establecer un sitio en toda regla, y al
efecto comenzáronse desde luego los traba-
jos bajo la direccion del capitan de ingenie-
ros Prime, y del coronel \Vilson, del estado
mayor, haciendo todo esperar que al fin con-
seguirian los federales la recompensa de sus
afanes y fatigas. A pesar de los descalabros
sufridos, puede decirse que la plaza de
Yicksburg estaba cercada completamente,
pues las cañoneras del comodoro Porter vi-
gilaban el rio de un extremo á otro á fin de
impedir que los sitiados recibiesen auxilio ó
socorro de ninguna especie, y además de esto
saMase, no solo que iban escaseando los vÍ-
veres en la plaza, sinQ que Pemberton no
podia contar sino con quince mil hombres
útiles para el servicio, pues mas de seis mil
se hallaban en los hospitales, heridos ó en-
fermos. Respecto á recibir refuerzos, no de-
bian confiar mucho en esto los separatis-
tas, atendido que los federales ocupaban
fuertes posiciones y un campamento perfec-
tamente atrincherado donde los soldados dis-
frutaban de ]a comodidad necesaria, mien-
tras los separatistas sufrian toda clase de
privaciones en la ciudad.


Hasta entonces todas las operaciones mi-
litares se habian practicado con ]a debida pre-
vision y con el acierto que era de esperar de
una direccion tan entendida como la, del ge-
neral Grant. Al hablar en Europa del sitio de


minos siguientes: «Dificil seria describír el imponente y
terrible espeetiu:ulo que acabo de presenciar: la ciudad er~1
atacada por tres puntos á la vez, es decir, por la parte
donde estaban los reductos, por el centro y por el sitio
uomle se elevahan las haterias, y yo dudo que nunca se
haya visto un fuego tan espantoso ní oido un estruendo se-
mejante. ::-'¡O se podia estar ahsolutamente en ninguna de
las calles de la ciudad, pues por todos los puntos caía una
verdadera lluvia de halas y de metralla; aquello pareeia \tu


(') Al referir un cindadano de Yickshurg los deblles de la ycrdadcro humean de hierro. Se necesitaria la pluma de un
lucha durante aquel día memoralJle, espresáhasc en los tér- poeta para describir la terrible sublimidad del cuadro.»




HISTORIA DE LOS CAP. Xl.


Vicksburg, se ha dicho por algunos que 10B va que á no dudarlo les hizo ganar tiempor
federales procedieron con much¡t lentitud, pero nada mas.
alegándose que los movimientos del ejército, Es verdad que los continuos ataques del
que comenzaron á practicarse en Memphis general Sherman y de una parte de la es-
en el mes de enero, no terminaron hasta el cuadra, se dirigieron con destreza suma;
28 de marzo; pero si bien estamos dispuestos cierto es tambien que por la parte del Norte-
á reconocer que la historia de las guerras quedaban aun en Holly-Springs y en los al-


ofrece ejemplos de una estrategia mas rededores numerosas fuerzas federales al
1863. '"d d b 1 1 . 1 1 I d 1 1 1-1 lb t d"" !apl a, no e en ec lar en o VIC o os manao e genera ur 11, que. po tan lll-
censores demasiado severos cuál era la na- fundir una fundada alarma, y no debe olvi-
turaleza del terreno donde tuvieron que darse, en fin, que las frecuentes correrías de
operar los federales. La distancia que hu- algunos atrevidos jefes tenian en continua
bieron de recorrer estos al atravesar por inquietud á los separatistas. Aquí no pode-
Milliken's Dend, Vicksburg, Nueva-Cartago, mas menos de hacer una ligera digrcsion
Hard Times, Bruinsburg, Gran Golfo, J ack- para dar cuenta de una de las mas arriesga-
son y Walnut Hills, no escederia acaso de . ,das y notables espediciones que se hicieron
unas cincuenta millas, pero si se atiende á durante aquella guerra, y cuya direccion
los muchos rodeos que debieron hacer los confió el general Grant al coronel Grierson~
unionistas, se triplica con creces este tra- de Nueva-York.
yecto. Teniendo además en cuenta los nu- Este vale;r'oso oficial, seguido de tres regi-
merosos embarcos y desembarcos que fueron mientas de caballería y algunas fuerzas de
indispensables, y sin olvidar que se cons- infantería, partió el 17 de abril de


1863. huyeron muchos puentes, que se hizo ne- La Grange, al Sur de Tennessee, .Y
cesario formar tres centros de operaciones y dirigiéndose desde luego sobre Ripley, atra-
librar cinco combates, no podrá menos de vesó por este punto el 18 con direccion á
reconocerse que no faltó actividad. New-Albany, (Nueva-Albania) desde donde


En cambio podrán estrañar muchos y con cruzó el rio Tallahatchie~ Habiendo hecho
fundado moti va q ne los confederados no opu- varios prisioneros, destacó acto continuo
sieran una resistencia mas enérgica á la pe· algunas avanzadas á fin de practicar un re-
ligrosa agresion del general Grant, y que conocimiento á izquierda y derecha, y el19~
no tratasen por ningun medio de impedir sus mientras el grueso de las fuerzas avanzaba
movimientos, tomando la ofensiva contra el hasta llegar á seis millas de Pohontoc, Grier-
enemigo antes de que se estab1eciese en la son hizo alto en la plantacion misma de un
orilla izquierda. Desde lo alto de las casas de jefe enemigo. Entre el18 y 19, el coronel re-
Vicksburg, ó bien por medio de reconoci-
mientos, les habria sido muy facil á los se-
paratistas penetrar los designios de Grant,
y solo con unos veinte mil hombres hubieran
110dido entorpecer sus operaciones, impidien-
do sobre todo el desembarco. En una pala-
bra, diremos que Pemberton y Johnston se
mantuvieron en un sistema de defensa pasi-


corrió con sus fuerzas unas sesenta millas.
El 20 de abril emprendieron de nuevo la


marcha los espedicionarios antes de romper
el dia, dejando en su campamento una pe-
qneña gl1arnicion de doscientos hombres,
que debian esplorar aquellos contornos y
volver despues h~icia La Grange. En este dia.
recorrió Grierson unas cuarenta millas há-




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 4U


.cia el Sur, tocando en Clear-Springs y evi-I de Raleigh, donde se hace precIso dejar
tando á Houston, ocupado 110r numerosas algunos enfermos.


I


fuerzas enemigas. Entre el 26 y 27, Grierson atraviesa este
El 21, el grueso de los dos regimientos ' último punto, cruza el rio Strong por "\Ves-


·continúa su marchít en direccion á Starksvi- . terville, y acampa cerca de la plantacion
lle y mas hácia el Sur, mientras el resto de ! Smith despues de haber recorrido una dis-
la tropa, á las órdenes del coronel IIatch, se I tancia de cuarenta y una millas. Habiendo
{lirige hácia Oolombo con órden de destruir I descansado algunas horas, los espediciona-
una parte de la "Üt férrea de Mobila-Ohio. ! rios marchan sobre Georgetown-Ferry; una


I


Cerca de Okolona, sin embargo, IIatch cae' numerosa vanguardia de voluntarios á las ór-
flU medio de un campamento de separatistas, , denes del coronel Price se adelanta á las de-
donde habiéndose trabado un reñido comba- ! más tropas y consigue apoderarse de varios
te, queda herido y prisionero con una parte puentes cuya destruccion hubiera entorpeci-
{le su regimiento. Los que pueden escapar do la marcha de la columna; en Hazlehurst
vuelven á La Grnnge algunos di as despues. Station destruyen los federales varios wa-
E122, un destacamento mandado por el capi- gones cargados de víveres, y viendo que se
tan Forbes :marcha á Macon para hostigar al acerca una numerosa fuerza enemiga, el ca-
-enemigo; algunas patrullas aisladas se diri- pitan Forbes se pone en salvo con toda su
gen á destruir la viít fMrea y los hilos tele- tropa, compuesta solo de treinta y cinco hom-
gráficos cerca de Okolona; otro destacamen- bres. Del 28 al 80 , el coronel Grierson recor-
to bnte la campiña en los alrededores de re otros varios pnntos, donde quema algunos
Starksville, y despues de quemar una gran establecimientos del Gobierno confederado,
fábrica de zapatos, npodm ándose de un pri- cogiendo mas de treinta prisioneros, y elLo
'sionero, el grueso de la tropa establece lue- de mn,rzo marcha hácia el Sudoeste á través de
go HU campn.mento á diez millas de distancia los bosques, hasta el camino que conduce des-
D.e Louisville) haciendo una marcha muy pe- de Clinton á Oskya. Al llegar aquí encuentra
nosa á través de los pantanos de Okanoxu- un rio cuyo puente está custodiado por un
bee, donde se ahogan veinte caballos con piquete de sesenta separatistas; la vanguar-
gran peligro de sus ginetes. dia federal se lanza desde luego al ataque,


E123, 24 Y 25, la espedicion atraviesa por y tiene que retroceder ante un vivo fuego
-Pearl-River (Rio de las Perlas) despues de de fusilería, mientras el teniente coronel
haber rechazado un piquete enemigo que co· Blackburn cae mortalmente herido, pero el
menzaba á destruir el puente; se .dirige ~í
Decatur y de aquí á Newton Station, donde
-captura setenta .y cinco hombres y detiene
dos trenes del camino de hierro cargados de
víveres y municiones. Grierson continúa
luego su marcha sobre Garlandsville, y á pe-
sar de no haber recorrido sino veinte millas,
-como hombres y caballos se hallan rendidos
D.e fatiga, establece su campamento en la
plantacion ae Dores, á ocho millas al Este


coronel Princo, que manda la cabeza de la
columna, conduco á sus hombres de nuevo al
combate, y despues de una sangrienta refrie-
ga, los federales cruzan el puente á paso de
carga en persecucion del enemigo. Á las diez
de la noche atraviesan á nado el rio Ami-
te y sorprenden un puesto de separatistas
que dormian tranquilamente en la orilla
opuesta.


Por último, el2 de mayo, al amanecer, la




412 HISTOR1A DE LOS CAP. XI.


vanguardia del coronel Grierson cae ue im- Grant tuvo pues que someterse á un apren-
proviso sobre un pequeño campamento ene- dizaje en aquella ocasion, y así lo hizo con
migo establecido en Sandy-Creek-Bridge, el mayor éxito, bajo la direccion de algunos
cogiendo cuarenta prisioneros, incluso un oficiales subalternos.
coronel; hácia el medio dia, la columna avis- Presentábase además otra dificultad: era
ta las avanzadas del general unionista Au- preciso hacer frente á dos enemigos; Pem-
gur, encargado dela custodia de Baton Rou- berton en la plaza por un lado, y por otro-
ge, y poco despues hace su entrada en la J ohnston, que organizaba en Canton un
capital de la Louisiana, en medio de las en- cuerpo de cuarenta mil hombres, siendo-
tusiastas aclamaciones de todos los federales por lo tanto necesario formar un ejército-
y hasta de la misma poblacion confederada. de sitio y otro de operaciones, cosa que bue-


Ya era tiempo de que Grierson llegase al namente no podia hacer Grant con las fuer-
puerto de salvacion, pues sus tropas apenas zas que tenia á su disposicion. El general
podian ya sostenerse; basta decir que en las unionista, sin embargo, hizo circunvalar des-
últimas noches la mayor parte de los gine- de luego á Big Bayou y Clear Creek desde
tes dormian á caballo, sin que apenas basta- las alturas de "\Varrenton hasta las de Hui-
se á interrumpir su suefío el ruido de los dis- nes' s Bluff, y al mismo tiempo dispuso que se
paros. En el trascurso de diez y seis dias. el reuniesen todos los refuerzos de que podia
coronel Grierson habia recor-rido con su es- I disponer, pidiendo inmediatamente otros al


. casa tropa una distancia de quinienbs mi- Gobierno. Formáronse además algunos des-
llas, atravesando todo el estado de MisSldSip- tacamentos de negros que se enviaron á
pí entre dos ejércitos enemigos. Memphis par8, su instruccion, y á este re-


Volvamos ahora al sitio de Vicksburg:. el fuerzo se añadieron luego otros mas impor-
general Grant comenzaba á reconocer cuánto tantes, de tal modo, que ~ fines del mes de
era el peso de la árdua tarea que acababa de junio disponia Grant de seis nuevas divisio-
imponerse, sin ocultársele que el sitio de nes á las órdenes de Lauman, Smitb, Rim-
semejante plaza no era cosa tan fácil. Las ball, Hewon, y Parke, quien se encargó de
líneas de defensa del enemigo tenian al me- dos. Estas tropas se pusieron- á las órdenes
nos una estension de doce millas, y habia de Sherman, que concentró el grueso de sus-
pocos puntos naturalníente favorables para fuerzas en Haines's Bluffpara vigilar á Johns-
establecer baterías de brecha, por cuya ra- ton, mientras que el resto del ejército se COll-
zon era preciso activar los trabajos de zapa sagró esclusivamente al sitio de la plaza. Ya
y situar aquellas arrostrando el fuego de los hemos dicho que la flotilla ocupaba el rio á
sitiados. El número de oficiales que podian fin de impedir que los sitiados recibiesen ví-
dirigir semejantes operaciones era muy li- veres ó socorros de ninguna especie.
mitado en el ejército, pues si bien abundaban Segun parece, Pemberton veia á los sitia-
en este escelentes peones é ingenieros prác- dores hacer todos aquellos preparativos con
ticos, muy hábiles para trazar planos de mucha tranquilidad, sin tratar en lo mas mí-
campar1a é improvisar puentes, faltaban en nimo de oponerse á ellos, confiando sin duda
camlJio hombres que dirigiesen con el nece- en la solidez de su centro, ó en la l)roteccion
sario acierto los trabajos regulares de trin- de la Providencia, que jamás abandona la
ehera y de sitio. El ejército del general buena causa, ó quizás tambien" en Johns-




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS. 413


ton, que en su concepto proyectaba un ata-
que contra el ejército sitiador. En cuanto á
tomar la ofensiva por sí mismo, hacer una
salida formal á fin de paralizar los trabajos
de los sitiadores y sorprender los puestos
enemigos, cuya vigilancia no era á veces
mucha, ó tratar en fin de reunirse con J ohns-
ton, son cosas estas que por lo visto no le
ocurrIeron nunca.


El general Johnston por su parte no con-
taba con sUDcientes fuerzas para acometer
á Grant en sus atrincheramientos, y las ten-
tativas para socorrer la plaza se limitaron á
varios combates de poca importancia. El dia


6 de junio los generales separatistas
1863.


Taylor y Me. Culloch, que operaban
en la orilla derecha, atacaron á Milliken's
Bend con cinco ó seis mil hombres, principal-
mente con la intencion de reforzar la plaza
de Vicksburg é introducir algunos víveres,
pero la brigada negra, al mando del co-
ronel Dennes, rechazó á los confederados,
causülHlolos muchas pérdidas. Solo dos bu-
ques del general Taylor consiguieron desem-
barcar algun11s tropas y víveres para la pla-
za; el 12 de junio hubo un encuentro por el
mismo estilo sin resultado alguno, y dcspucs
'ya no ocurrieron sino algunas escar11muzas
insignificantes.


Por lo que hace á Johnston, que ocupaba la
orilla izquierda, avanzó varias veces hasta
avistar las líneas federales: el 21 de junio
atravesó 01 Dig Dlack, y del 25 al 26, se le
vió por un momento av::mzar en son de ata-
quo, pero limitóse luego á un inútil cañoneo
j' á varias escarnmuzas. El general Pem-
berton, que debió hacer en aquel momento
una vigorosa salida, no se atrevió á ello, y
Johnston, que no vió llegar á nadie do la pla-
za, renunció á la ofensiva por entonces. Por
lo demás, los confederados tenian muy bue-
nas razones para limitarse á la espedativa


TOMom.


durante algunos dias mas: las plaza aoaba-
ba de sufrir un bombardeo mas fuerte que de
costumbre, que obligó á los habitantes y á
los defensores á construir casamatas en las
cuevas, y además de esto, una mina de los
federales habia hecho tal efecto, que despues
de destrozar todo el lado de uno de los fuer-
tes mas importantes, practicó una brecha
por donde Pemberton esperaba á cada ins-
tante un nuevo asalto. En su consecuencia
dispuso del mejor modo sus fuerzas para la
defensa de este punto especial, y pensó me-
nos que nunca en la ofensiva; en cuanto á
Johnsíon, su principal objeto, cuando supo
que los federales estaban alerta, fué reco-
nocer sus líneas 10 mejor posible á fin de
aprovecharse mas tarde., pues meditaba una
accion decisiva tan pronto como recibiera el
refuerzo de algunas divisiones que debian
llegar al mando del general Kirby Smith.
Antes do replegarse mas allá de Black River,
Johnston envió un parte á Pemberton, ma-
nifestándole su intencion, mas por desgracia,
este último no recibió tan importante men-
saje, que interceptaron los federales, y así
pues, no pudo ocultar su enojo contra Johm,-
ton, cuando desde las alturas de Cox le vió
alejarse el 27 sin haber empeñado la batalla.


Por su parte, los federales, enterados per-
fectamente de los proyectos del enemigo, re""
doblaron sus esfuerzos para conseguir una
solucion favorable, y durante los últimos
dias de junio "jT primeros de j nlio habían-
so alJierto otras minas q He dieron el mojol'
resultado, do tal modo, que comenzaron á le-
vantarse baterías en varios puntos á la vez,
las cuales se calculaba serian muy eficaces
para batir b plaza en brecha. En


. G tI" d 1863. esta persuaslOn, ran reso VlO al'
el asalto general el 6 de julio, en cuyo dia,
despues ele cañonear vigorosamente las obras
de defensa, y tan pronto como hubiesen re-


52




414 H1STffiHA DE LOS CAP. XI.


ventado las minas, deberian lanzarse al ata- Smitb, además de su estado mayor. El jefe
que seis columnas principales, apoyadas separatista exigió que se dejara á sus oficiales
convenientemente. Solo Sherman se queda- y soldados en libertad bajo palabra, que se
ria con la reserva con el objeto de contener permitiese á estos últimos llevar raciones para
á Johnston si era necesario, y tan pronto co- ocho dias. y que se concediera á los primeros
mo se hubiese tomado la plaza de Vicks- conservar su propiedad y su servidumbre,
bnrg, era la intencion de Grant atacar á proposicion que escuchó Grant atentamente,
dicho jefe de una vez. Con este motivo escri- habiendo contestado al fin que enviaria su
bió una parta á Sherman diciéndole, que respuesta antes de la noche, con ]0 cual se
puesto que los sitiados no tenían ya confian- dió por terminada la conferencia. Cuando
za sino en Dios y en Johnston, solo depen- se hubo retirado Pemberton, Grant reunió
dia la victoria de tener á éste en jaque á la inmediatamente su consejo de oficiales, y
distancia de quince millas. oido su parecer, redactó la siguiente carta,


Estaball ya terminándose los preparativos que llevaron inmediatamente á su destino el
para dar el gran ataque, cuando en 3 de ju- general Logan y el teniente coronel Wilson:
lio. despucs de 45 dias de haberse comen- «Cuartel general del Tennessee, cerca de
zado el sitio en toda regla, Pemberton, no Vicksburg ~ á :1 de julio de lB6:1.
contando ya recibir auxilio alguno y carecien- \' J C P »1. . . El\1BERTON,
do de los recursos necesarios para sostenerse )) genl'i'all'n jefe de las fllcI'::ns con(rdel'adas.
por mas tiempo, izó una bandera blanca fren- »General: en cumplimiento de lo conveni-
te á la posicion ocupada por la division del do esta mañana, me apresuro á someteros
general Smith, á quien se anunció poco des- las siguientes proposiciones para la rencli-
pues que el general Bowen y el coronel Mont- cion de la plaza de Vicksburg, y en el caso
gomery, del estado mayor de Pemberton, de ser aceptadas, marcharé inmediatamen-
eran portadores de una comunicacion para te con una de mis divisiones á fin de tomar
Grant. Despues de vendar los ojos conve- posesion de la plaza mañana á las ocho de
nientemente á los dos mensajeros se les con- la misma. Tan pronto como se hayan llena-
dujo á la tienda del general Burbridge, donde do las formalidades de costnmbre, se os per-
se entregó el parte á Grant, á quien se pedia mitirá salir de las líneas con vuestros oficia-
un armisticio para arreglar las condiciones les y soldados, concediéndose á los primeros
de la capitulacion. El general unionista con- que conserven sus uniformes y tambien sus
testó al momento que la rendicion debia ser monturas á los que pert~nezcan al cuerpo
incondicional. mas habiendo insistido Bo- de caballería, pero ninguna otra clase de
wen en que deseaba conversar con el mismo propiedad. Convenido este primer punto,
Grant, éste repuso que conferenciaria en podreis tambien tomar de vuestros [llmace-
todo caso con el general Pemberton, si así lo nes las raciones que juzgueis necesarias, así
deseaba, para lo cual podia fijarse la hora como los utensilios precisos para preparar
desde luego. Eljefe unionista seüaló las tres los alimentos, y treinta wagones, para conclu-
(le la tarde de aquel mismo dia, y llegada cirIos. Á todos los oficiales y soldados heri-
esta hora, celebróse la entrevista. Pemberton dos se les concederá la misma gracia tan
iba acompañado de Bowen y Montgomcry, y I pronto como se haHen en estado de abando-
Grant: clel\Ic Pherson, Ord, Logan .Y J. A. I narla ciudad.




CAP. XI. ESTADOS-UNIDOS.


~Con este motivo tiene el gusto de ofrecer-
se como vuestro mas respetuoso servidor,


) El general Grant.)
Pemberton contestó á esta carta en los


términos siguientes:


"Cuartel general de Vicksburg, 3 de ju-
lio de 1863.


»A v. S. GRA.1.'\T,


»General : tengo el gusto de acusaros re-
cibo de vuestra cOlllllnicacion de esta fecha,
proponiéndome condiciones para la renJicion
de la plaza, las cuales acepto en su generali-
dad, si bien tengo el honor de someteros las
siguientes enmiendas, con las que cerrare-
mos el trato en el caso de merecer vuestra
aprobacion. Mañana á las diez me propongo
evacuar las líneas de defensa dentro y fuera
de Vicksburg despues de haber entregado la
plaza, pero se entiende que ha de ser con los
honores de la guerra. Hecho esto tomflreis
posesion de la ciudad, y los oficiales po-
drán conservar sus espadas y sus propios
hienes. Tambien deberün respetarse los dere-
chos y propiedades ele los ciudadanos.


» Con este motivo tengo el gusto de ofre-
cerme vuestro mas respetuoso seryidor,


» El general J. C. PembeJ'ton.»


El general Grant volvió á escribir mani-
festando que no era su ánimo estipular con-
diciones respecto á los ciudadanos, )' con
esto motivo suscitáronse algunas diferencias~
pero al fin se firmó una capitulacion, y el dia
-1, á las diez de In mafíana, el general Grant,
seguirlo de su _estado mayor, hizo su entrada
en la plaza, donde se izó al momento la ban-
dera federal, celebrándose solemnemente el
aniversario de la Independencia, que de se-
guro no habria podido tener lugar en cir-
cunstancias mas felices.


Los trofeos del vencedor fueron treinta
mil prisioneros, ochenta y nueve piezas de
sitio, ciento veintiseis de campaña, cincuenta
mil fusiles y numerosos almacenes militares;
todos los prisioneros quedaron en libertad
bajo palabra, pcrmitiéndoseles, segun lo
convenido, tornar las raciones necesarias y
carros para su transporte: á los oficiales se
les permitió conservar sus espadas y sus
monturas. Las pérdidas de los federales en
aquella memorable campaña desde el dia en
que desembarcaron las tropas en Bruins-
lmrg, ascendieron, segun el general Grant,
á novecientos cuarenta y tres muertos, siete
mil nov.enta y cinco heridos y' quinientos
treinta y siete estraviados, total ocho mil
quinientos setenta y cinco., de los cuales cua-
tro mil do.scientos treinta y seis cayeron de-
lante de Vicksburg, la mayor parte en el
ataque del 22 de müyo (*).


Así terminó el sitio, ó mas bien las opera-
ciones miliÜtres de Vicksburg, de ese. Sebas-
topol americano, segun se le llamó, y que
duraron cerca de un afio con cuarenta y seis
días de sitio pl'opiamente dicho (* *).


e) Segun Fern'ando LCCOllltp, uno <le los historiadores
ele aquella glll'rra, las pérdidas de los fellerales \la bajaron
de (I'lÍnce ti ypin[¡~ mil hombres entre muertos, ill?rill()s
y estr,wiados, sin contar que los separatbtas se apoderaron
de unos veinte buques de guerra y de transporte.


(' ') El historiador Lecomte dice lo siguiente al hablar del
sitio de Vicksburg:


« Se ha llamado heróiea la defensa de la plaza, y nosotrns
creemos que no lo fué en lo Illas minimo, pues los separa-
tistas se limitaron a recllazar tan solo un verdadero asalto,
que fue el (lel dia 22 de mRyo. En cu,mto al débil atDque de!
Sherman del 2n (le diciembre y al guIpe de mano que intell-
tó Grant en 'In de mayo, tampoco puede decirse que tUYO
mucho mérito ohtell€r un triunfo. Tanto Pemberton como
Grant pasaron la mayor parte tlel tiempo en hacer prepara-
tiyOS, y la pLlza se rindió cuando aun hubiera podido sos-
tenerse dos meses mas. En e&mbio dire·mos que las forti-
fieaciones de la plaza, y sobre todo la colocacion de las ba-
terías que contuvieron los primeros esfnerzos de Sherman
y Grant, honran bajo el punto de vista militar, tanto al go-
bierno confederado como á los oficiales de ingenieros y
artilleria que se encargaron de dirigir los trabajos de arma-




HISTORIA DE LOS CAP. xro


Ya hemos dicho que mientras se ocupaban á sus órdenes unos veinticuatro mil hom-
los federales en los trabajos del sitio de la bres, se resistió al principio enérgicamente,
plaza de Vicksburg, el general separatista yen el primer ataque el general unionista
Johnston se hallaba muy cerca organizando Lauman, quien por desgracia interpretó mal
un ejército suficientemente numeroso para una órden, se aproximó tanto á las obras
atacar con ventaja á los sitiadores, y ahora defensivas de los confederados, que toda su
añadiremos que apenas estuvieron termina- division quedó completamente destrozada.
dos todos los preparativos para el gran as al- Sin embargo, como la artillería de los fede-
to, el general Grant, á quien se acababa de rales, situada en las colinas contiguas, do-
notificar que Johnston habia atravesado el minaba toda la ciudad, no era posible resis-
Big Black por la parte de Canton, dispuso tirse mucho tiempo, y conociéndolo así
que el general Sherman marchase á su en- Johnston, evacuó á Jackson en la noche del
euentro con cinco brigadas para cerrarle el 16 al 17 de julio, retirándose por Pearl-
paso. Sherman se puso en movimiento acto River háeia Morton, no sin quemar los
continuo, y habiendo recibido luego refu8r- puentes, segun costumbre. La capital del
zos, con'struyó una línea de defensa que se Mississippí fué por lo tanto ocupada de nue-
estendia desde el Yazoo al Big Black, y q ne vo por las tropas de Sherman, las cuales
no era fácil tomar, ni aun por fuerzas supe- destruyeron todo cuanto podia ser útil al
riores, sin sufrir considerables pérdidas. El enemigo, retirándose despues hácia Clinton.
general Johnston no lo intentó tampoco, Johnston manifestó en S11 parte oficial que
pues, segun se supo luego, estaba operando habia perdido en el ataque de Jackson qui-
mas lejos, probablemente con la intencion nientos setenta y cinco hombres, á saber,
{le abrir un camino á fin de unirse con Pem- setenta y un muertos y los demás heridos ó
verton por b pade Sur de la ciudad. Esto estraviaclos.
-sucedia precisamente cuando ya el jefe sepa- Ocupada la plaza, de Vicksbllrg por los
ratista habia resuelto capitular., y apenas se federales, el general Grant organizó una es-
entregó la plaza, Grant envió nuevos refuer- pedicion al mando de Herron con objeto ele
zas á Sherman, que llegaron á su destino el ir á reforzar al general Banks, que sitiaba ¡i,


dia 5 dejulio, de'modo que el cuerpo Puerto Hudson, mas apenas se hubieron
1863. dO' °t di'" di' b el 1 t °bO' 1 t' o 1 e eJercl o e os le era es, en nu- em arca o as ropas, reCl lOse a no lCla (e
mero de unos cincuenta mil hombres, pudo que el general Garclner, despues de rechazar
cruzar el Big Black el dia 6. Sherman siguió vigorosamente tres ataques del enemigo,
avanzando sin perder un momento en perse- acababn, de rendir la plaza al saber la toma
eucion de Johnston, ¿{ quien obligó á refu- de Vicksburg. En su consecuencia el gene-
giarse en Jackson, cuyos atrincheramientos ral Grant dió contraórden y dispuso que
atacaron los federales acto continuo rom- Herron, embarcando sus tropas en otros
piendo el fuego con cien cañones de grueso
calibre.


Johnston, quien, segun parece, solo tenia


mento y defensa de la plazao Por lo que hace al ataque no
esdta tampoco nuestra admiracion hasta el punto de no
reconocer ciertos acrcctos de principio,


buques mas ligeros, marchase á prestar otro
servicio, cuyo principal objeto era apode-
rarse de una flotilla de vapores que no habia
podido alcanzar antes el comodoro Porter.
Cuando los espedicionarios llegaron á su
destino, vieron que la flotilla enemIga em-




CAP, XI. ESTADOS-UNIDOS, 417


prendia apresuradamente la retirada al divi-
sar á los federales, y así no fué posible apre-
sar mas que' un buque. No obstante, se
<3onsiguió en parte el objeto, pues el Yazoo
quedó libre de enemigos, y Herron pudo apo-
derarse además de trescientos prisioneros,
seis cañones de grueso calibre, doscientas
<3incuenta armas de todas clases, ochocientos
<3aballos y dos mil balas de algodon, por ma-
nera que, segun vemos, no fué infructuosa
para los espedicionarios aquella correría.


Cuando el general Grant tomó la resolu-
<3ion de reunir todas sus fuerzas á fin de dar
el gran asalto á la plaza de Vicksburg, la
<3ustodia de Milliken's Bend se confió al ge-
neral Dennis, quien no contaba para la de-
fensa de aquel punto sino con mil sesenta
hombres, parte de los cuales eran negros, y
habiendo llegado á conocimiento de los sepa-
ratistas esta circunstancia, determinaron
atacar la plaza, á cuyo efecto el general
Me Culloch salió de Richmond á la cabeza
de dos ó tres mil hombres con el objeto de
apoderarse de Milliken's Bend. Poco antes
de llegar los confederados, encontraron dos
€scnadrones de caballería, á quienes persi-
guieron hasta las mismas líneas de defensa
de los federales, mas como era llegada la no-
~he, acamparon muy cerca de la ciudad con
intencion de asaltarla á la mar1ana siguiente.


El general Dennis, sin embargo, tuvo oca-
sion de enviar un parte al comodoro Por ter ,
pidiéndole auxilio, pero antes de amanecer,
los separatistas se lanzaron al asalto de la
plaza á los gritos de ¡no hay cuartel! y poco
despues se trabó en las trincheras una en-
carnizada lucha cuerpo á cuerpo en la que
llevaron la peor parte los unionistas, quienes
tuvieron que retroceder para evitar en lo
posible el mortífero fuego de los sitiado-
res. La situacion del general Dennis em-
pezaba á ser muy crítica, cuando por for-


tuna llegaron dos cañoneras federales, la
Choctaw y la Lexington, que al momento
hicieron jugar sus piezas, obligando á su
vez á los confederados á ponerse fuera del
alcance de las balas enemigas. De este modo
se sostuvo la refriega sin considerables pér-
didas hasta llegada la tarde, hora en que los
separatistas comenzaron á retirarse sufrien-
do un nutrido fuego aunque sin ser perse-
guidos. Al dar cuenta de sus pérdidas ma-
nifestaba el general Dennis que estas no
escedian de ciento veintisiete muertos, dos-
cientos ochenta y siete heridos y trescientos
estraviados, es decir, poco mas ó menos que
las del enemigo, pero es de advertir que el
fu~go de las cañoneras hizo al princi pío mas
víctimas entre los defensores de la plaza que
entre los que la atacaban.


Desde que el general \Vashburne ocupaba
á Helena, (Arkansas), los fed'erales habian
continuado en pacífica posesion de este pun-
to, donde se estableció la base de operaciones
del Sur, siendo de paso la guarnicion una
continua amenaza para los separatistas que
aun ocupaban la mayor parte de Arkansas.
A pesar de esto, nada se habia intentado
contm Helena hasta la terminacion del sitio
de Vicksbnrg, y entonces el general Holmes
solicitó del general Kirby Smith, jefe del de-
partamento del Mississippí, permiso para
atacar dicho punto, á lo cual accedió aquel
sin vacilar, con tanto mas motivo cuanto que
el Secretario de la Guerra de la Confedera-
cion, no solo habia sancionado IR, empresa, si-
no que la recomendaba. En su consecuencia
el general Bolmes salió de Little-Rock en 26
de junio, con direccíon á Clarendon, en cuyo
punto debian reunirse todas sus fuerzas; el
coronel Fagan llegó en efecto á poco con sus
tropas, pero Sterling Price no pudo


h . d' d 1.863. presentarse asta cuatro las es-
pues, á causa de las lluvias. Gracias á esto,




418 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XI.


el general Prentiss, jefe de la guarnicion de hizo adelantar á sus hombres por barrancos
Helena, que sabia el peligro que le amenaza- y precipicios, arrostrando un fuego mortífe-
ba, pudo evitar una sorpresa y hacer sus ro, y llegado al frente de la fortaleza, intentó
preparativos para rechazar al enemigo. Aun- apoderarse de ella por asalto, pero todos sus


. que Helena ocupa un terreno llano cerca del esfuerzos fueron inútiles y únicamente sir-
rio, las obras de defensa, construidas perfcc- vieron para aumentar el número de vídimas.
tamente, se hallaban situadas de modo que Solo el regimiento de Arkansas, el primero que
no hubiera podido el enemigo valerse de su atacó, perdió su coronel y unos cien hombres
;lrtillería, á causa de los profundos barrancos entre muertos .y heridos, y los sitiadores tu-
y elevadas colinas que rodeaban la posiciono vieron al fin que retirarse para ponerse frie-


El general Holmes, á quien se habia infor- ra del alcance de los cañones. Poco despues
mado mal acerca do los medios con que conta- el general Fagan, persuadido de que no era
ban los federales para def~mder la plaza, llegó posible obtener la menor ventaja, mandó [Í,
en la mañana del 3 de julio á un punto situa- sus tropas abandonar el campo.
do á cinco millas de Helena y ya de noche, Por su parte el general1\larmaduke, que


hizo descansar á sus tropas hasta las con mil setecientos cincuenta hombres tenia
1863. doce de la misma, en cuya hora SG pu- órden de asaltar el fnorte situado en la coli-
so de nuevo en marcha y mandó hRcer alto á na de Righion, no consiguió tampoco su ob-
una milla de las fortificaciones del enemigo. jeto, y fué reclwzado despues de una empe-


El general Price, con las brigadas de Par- ñada, refriega, pero sus pérdidas eran in-
son y :\1c Rae, compuestas de tres mil noven- significantes, pues no esceJian ue seseilt[l,
ta hombres, recibió órden de ¡¡saltar una y siete hombres. El general Holmes confesó
batería situada en la colina de Gnweyard, y francamente su derrota y manifestaba en su
así lo hizo, consiguiendo, á pesar del fuego parte que habia tenido mil seiscientas treinta
de metralla y fusilería del enemigo, re eh a- y seis bajas, es decir, ciento setenta y tres
zar á los federales y apoderarse de alguno muertos, seiscientos ochenta y siete heridos
de sus cañones, mas como 'no le fuera po- y setecientos setenta y seis estraviados. Se-
sible hacer avanzar á sus tropas con bas- gun Prentiss, los federales no perdieron sino
tante rapidez, esto dió-tiempo al enemigo doscientos cincuenta hombres. Los defcnso-
para maniobrar con sus baterías con tal res de la plaza no crc'yeron prudente perse-
acierto, que causó un gran destrozo en las guil' al enemigo porque sus fuerzas eran in-
fllas de los separatistas, que al fin hubieron feriores, pero Helena quedó por entonces
de retroceder con pérdidas considerables y libre de nuevos ataques.
dejando una multitud de prisioneros en po- Hemos dado cuenta de las operaciones mi-
del' de los defensores de la pInza. litares del ejército de Grant desde que se


El general Fagan, quedebia atacar un fuer- proyectó la toma de Vicksbnrg, y ahora de-
te situado en la colina de Hindman, no tu- bemos referir lo que pasaba entre tanto en
vo mejor suerte que su compañero: como otros teatros secundarios de la guerra: este
no le era posible hacer uso de su artillería, será el objeto del capítulo siguiente.




CAPÍTULO XII.
TEXAS Y LOUISIANA.-PUERTO HUDSON.


1862---1863.


üperaciones en las costas.-Gal\'eston.-Magruder se apodera de esta plaza por sorpresa.-Dcrrota de la Ilota unionista.
-El desastre de Sabine Pass.-El Alabama apresa al IIatteras.-El general Banks en Xueva-Orlealls.-Combate de
Carny's Bridge.-Farragut eruza por delante de las baterías de Puerto Hudsoll.-Ballks vuelve ú Berwick's Bay, cru-
za el Mississippí y asalta ú Puerto I1udson.-Ataque combinado.-Los separatistas rechazan ú los sitiadores.-
Banks estrecha el sitio.-Segundo ataque.-Rendicion del general Gardner.-Dick Tay!ol' sorprende á Brashear-City.
-Combate de Donaldsonville.-Franklin ataca á Sabine Pass y es rechazado.-Dana es sorprendido en organzia
Burbridge, cerca de Opclousas.-El general Banks se embarca para Río Grande, desembarca en Brazos de Santiago
y se apodera de Bl'ownsville.-EI fuerte Esperanza abandonado.-Indianola en poder de los federales.-Bailks \'uell'c
Ú Nue\'a-Orleans.


No se podria formar una idea exacta de la i Orleans, lo mas que hicieron los federales
gran guerra civil americana, de ese vastísi- fué estar en observacion, pero á medida que
mo y ardiente foco donde se agitaban tantas el Secretario de la Armada de la Union pudo
y tan diversas pasiones, si no se conociesen ir reuniendo los buques diseminados en va-
los detalles de las numerosas operaciones se- rios puntos, ó construir otros nuevos, lo pri-
·cundarias, que á veces quedaban oscurecidas mero que se hizo fué reforzar las escuadras.
por otras de mayor importancia. Con fre- Ya en octubre de 18ül una flota de se-
cuencia estas empresas, sobre todo las coste- tenta y cinco buques al mando del comodoro
ras, partieron solo de la iniciativa de algun Dupont, con unos veinte mil hombres de
particular que deseaba favorecer á su Go- tropas de desembarco á las órdenes del gene·
bierno; debiéronse otras veces á las exigen- ral Tomás Sherman, (1) se hizo á la vela
cias del bloqueo, .Y en algunas ocasiones po- junto al fuerte Monroe y fué á establecer su
dian considerarse como accesorias de una base de operaciones en Port Royal y Bcan-
espedicion importante, pero no por esto de- fort, al Sur de la Carolina, entre Charleston
jarowde ocupar menos la atencion pública y Savannah. De este modo se pudo estrechar
ni de costar grandes sumas al Gobierno. el bloqueo de los dos puertos citados, y se


Cuando en 1 9 de abril de 1861 ordenó organizaron espediciones para recorrer todos
Lincoln el bloqueo de las costas de los sepa- los puntos de la costa; una de ellas al mando
ratistas, no le fué posible en el momento del comodoro Stringham y del general But-
vigorizarle, y en los cuatro puertos de Ohar-~ (1) Debe allvertirse que habia dos generales unionistas
leston, de Savannah, de Mobila y de N ueva- del nombre de Sherman.




420 HISTORIA DE LOS CAP. XlI.


ler, se apoderó, segun ya recordarán nues- línea continental del Golfo Mexicano; el
tros lectores, de las islas de Hatteras en la abundante caudal de aguas de los rios Tri-
Carolina del Norte, ocupando así todo aquel nidad y San Jacinto surte la bahía de Gal-
estenso rádio. Varios puntos de Georgia y de veston, y la ciudad de este nombre es el
la Florida, tales como Brunswick, San Agus- foco natural del comercio de la parte mas.
tin, Jacksonville, etc., se hallaban en poder grande, mas fertil y mas populosa de rl'exas.
de los federales, quienes tenian asimismo En 1860, una línea de vapores hacia el ser-
perfectamente custodiados los fuertes de Pic- vicio desde Galveston á Nueva-York, á Nue-
kens, en la bahía de Panzacola, Pulasky, va-Orleans y á los puertos pequeños de
en la de Savannah, y Macon, en la de Beau- Texas que se encontraban en la costa, y
fort, (Oarolina del Norte). Desde fines de aunque la poblacion no escedia de cinco mil
mayo de 1862 se hallaban los federales tan almas, esportábase cuando menos al año
bien fortificados en los puertos de Nueva- medio millon de balas de algodon, siendo
Orleans, Puerto Real y Beaufort, (Oarolina por lo general el comercio muy considerable.
del Norte). que desde 1.0 de junio se levantó En Galveston residian muchos unionistas
el bloqueo de los puertos enemigos en virtud que se alegraron en estremo cuando en 8 de
de un decreto presidencial. octubre ocuparon 10,s f~deral~s la p~a- 1.862.


Los confederados por :m parte habian or- za, que se entrego SIn reslstenCla,
ganizado un nuevo ejército para la defensa mientras que la escuadrilla, compuesta de
especial de Charloston, ejército que al mando cuatro buques de guerra al mando del como-
de Beauregard, jefe del departamento mili- doro Renshaw, tomaba posesion del puerto t
tar de la Carolina del Sur y de Georgia, no obligando á las autoridades confederadas á
hubiera sido fácil batir sino con un cuerpo que se retirasen acto continuo.
de tropas m~l.Y numeroso, cosa punto menos Esta plaza, adquirida con tanta facilidad,
que imposible de encontrar en aquel momen- se conservó pacíficamente hasta :fin de año~
to en que la, Un ion estaba amenazada y no po- en cuya fecha el general Banks, por reco-
dia diseminar sus tropas ni atacar por todos mendacion de Renshaw, envió algunos re-
los puntos á la vez. Sin er:lbargo, el mero he- fuerzos á las órdenes del coronel Burrill parn,
cho de verse obligados los separatistas á man- el caso de que el enemigo intentara algun ata-
tener una guarnicion en la ciudad, así como que; las cañoneras Westfield, Clifton, Har-
tambien una parte de la escuadra, era una riel Lane, OU1asco, C9ryphae~(s y Salenl"
ventaja para los federales, pnes de este mo- se hallaban ancladas en el puerto, y algunas
do se distraia un número considerable de de ellas habian recorrido la costa durante el
fuerzas que huhieran podido darles mucho verano anterior, tiroteándose con las bate-
que hacer en ott'Os puntos. rías confederadas de Corpus Christi y La-


Oonsignados ya estos detalles, veamos vacca, pero ~in que esto ocasionara pérdidas
ahora cómo se conducian las operaciones por una ni otra parte. Desde entonces la es-
militares en el Golfo de México, en Texas, cuadrilla permaneció estacionada en el puer-
donde los confederados habian tomado tam- to, y su jefe conservaba relaciones amistosas
bien la ofensiva. con algunos jefes separatistas que entraban


Ga1 veston es, á no dudarlo, uno de los y salían de Galveston sin que nadie se opu-
principales puertos que se encuentran en la siera á ello.




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 421


El general Magruder, que por aquella preparativos para espulsar á los federales de
época fué nombrado comandante en jefe del la ciudad y del puerto, es cosa que no seocnl-
departamento de Texas, no estaba muy sa- taba á los habitantes de Galveston, al menos
tisfecho de aquel estado de cosas, pues no el dia antes del ataque, y hubiera bastado
le parecia bien que los federales estuvieran quejarse un poco para comprender que los se-
en posesion de la parte de costa que se es- paratistas residentes en la ciudad esperaban
tiende desde Sabine á Corpus Christi hasta el un cambio de bandera. Á pesar de esto no se
valle del Rio Grande. Resuelto pues á espnl- . adoptó ningnna medida para oponer resis-
sal' á los federales si era posible, marchó á tencia, ni se organizaron patrullas, ni se
HOllston, donde se detuvo uno ó dos dias, mandó vigilar ó destruir el puente, ni se hi-
pasó luego á Virginia Point, frente á Gal- zo nada, en fin, para rechazar un ataque, de
veston, y desde aquí se dirigió á la ciudad, modo que Magruder pudo avanzar á eso de
seguido de ochenta hombres, aprovechando la media noche con todas sus fuerzas y ar-
Ia oscuridad de la noche, con el objeto de tillería y atravesar la ciudad, llegando hasta
inspeccionar detenidamente las fortificacio- muy cerca del muelle, donde se hallaban las
nes, lo cual pudo hacer sin encontrar resis- tropas llegadas últimamente de Nueva-Or-
tencia. De este modo supo lVIagruder que no leans. Magruder situó sus cañones de la ma-
se ejercia mucha vigilancia en los alrededo- nera mas conveniente, no quiso comenzar el
res' de la ciudad, y por lo tanto érale mucho ataque hasta que llegaran sus buques, pero
mas facilllevar á cabo el proyecto que medi- como á las cuatro de la madrugada no hu-
taba, pero prefirió operar con una escuadri- bies en llegado aun, y no pudiera contener
Ha, pues ac,ababa de recibir noticia de que por mas tiempo su impaciencia, el jefe sepa-
los federales iban á enviar refuerzos de Nue- ratista dió la señal de ataque, disponiendo
va-Orleans. Al efecto reunió el mayor nú- que quinientos hombres, al mando del coro-
mero .de cañones posible, una respetable nel Cook, apoyados por un batallon de tira-
fuerza de tropas regulares y voluntarios, y dores, atacasen á las tropas federales acam-
todns las cañoneras diseminadas en los rios padas en el muelle.
contiguos, y hecho esto dictó las disposicio- Los unionistas, sin embargo, que sabian
nes oportunas p~ua comenzar el ataque. ya á qué atenerse, hicieron apresuradamen-


Parece que Magruder habia cambiado per- te los .preparativos para la defensa, y bien
fectamente su plan y que tenia á su disposi- pronto levantaron una barricada á fin de con-
cion numerosas fuerzas, pero sus cañones, tener el primer ataque del enemigo, mien-
de escaso calibre y ya muy usados, no valian tras las cañoneras rompian á la vez un
nada, así como tampoco sus buques, que nutrido fuego sobre los sitiadores, muchos
eran unos vapores ordinarios empleados an- I de los cuales se arrojaron en el agua con es-
tes para 01 transporte de balas de algodon, y . calas á fin de asaltar 'por varios puntos á la
por este motivo todo induce á creer, no solo vez la posicion de los unionistas. La profun-
que Renshaw rué un traidor, sino que Ma- didad del agua, no obstante, era tal por aquel


• gruder obró con entero conocimiento de can- punto, que los confederados no pudieron con-
sao De otro modo, hubiera sido una locura seguir su objeto, y despues de una breve ln-
acometer tamaña empresa sin contar con cha se parapetaron detrás de unos edificios,
otros medios. Que los separatistas hacian en tanto que las cañoneras federales apaga-


TOMO 1lI. 53




422 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


ban el fuego de las baterías enemigas. Fal- primeramente Law, su comandante, y des-
taba ya muy poco para amanecer, y por un pues el mismo Renshaw, quien dispuso que
momento se creyó que la, victoria se inclina- lascañoneras emprendiesen la retirada, mien-
ria en favor de la union, pero en aquel mo- tras él pegaba fuego á la West¡ield, pasando
mento llegaron dos vapores en auxilio de los con su tripulacion á bordo de un transporte.
separatistas y varió el aspecto de la batalla: Resuelto á cumplir su amenaza, el comodoro
estos dos buques, cuyas tripulaciones se pa- hizo pegar fuego á su cañonera, pero sin du-
rapetaban con balas de algodon hábilmente da la esplosion tuvo lugar antes de lo que es-
colocadas en la proa, en la popa y en los peraba, pues el mismo Renshaw, con el te-
costados, avanzaron rápidamente contra las niente Zimmernut,U, el ingeniero Green y
cañoneras enemigas, trabando desde luego otros diez ó doce hombres de la tripulacion,
un reñido combate contra la Harriet Lane, fueron víctimas de su arrojo (*).
que hubo de rendirse al fln despues de opo- Entre tanto las tropas que se hallaban en
ner una vigorosa resistencia, mas no antes el muelle, no teniendo artillería ni fuerzas
de que pereciera su comandante, el valeroso suficientes para resistirse, se rindieron á la
\Vainwright y quedar herido mortalmente. primera intimacion del general Scurry, en


La cañonera Owasco se hallaba anclada tanto qne el comandante Law, persuadido
ti cierta distancia de la ciudad, mas apenas de que en\, inútil la resistencia y de que no
observó su comandante que se habia empe- podia contar con mas buque útil que la
ñado el combate con los buques separatistas, Owasco, se retiró precipitadamente, diri-
dirigióse con toda la rapidez posible á pres- giéndose hácia Nueva-Orleans con los po-
tar auxilio á sus compañeros. Al acer- bres restos de la flota unionista.
carse á la Harriet Lane, esta acababa de Magruder dice que en este combate solo
caer en poder del enemigo, y no siéndole pO-1 tuvo veintiseis muertos y ciento diez y siete
~ib~e ~aniobrar á .c,ausa del nutrido fuego de I heridos, :y que se apoderó de dos buques,
fusllena que sufrlO de los confederados, el el Harnet Lane con todo su armamen-
comandante de la Owasco resolvió volver á to y trescientos cincuenta prisioneros, y el
sus aguas para caño,near las baterías de TiVest¡ield con su magnífica batería de ocho
la costa. Entre tanto la cañonera Westfield, cañones rayados, siendo de advertir que
mandada por el mismo Renshaw, avanzaba faltó muy poco para que se apoderara asi-
tambien á toda máquina á fin de tomar parte mismo del vapor Carnbria, que iba á llegar
en la lucha, pero como á causa de la marea de un momento á otro con algun refuerzo de
no le era posible entrar en las aguas de los tropas. El capitan de este buque fué avisado
lmques enemigos, fuéle preciso retroceder, y y que si efeetivamente se concedió fué violada, pues conti-
lo mismo sucedió á la Cli{ton que lleO'aba ' nuó en algunos puntos el combate con el mismo empella


• .' '. <:> que al principio. Hay quien asegura que los separatistas
con el mlsnlO objeto. A eso de las Siete de la exigian únicamente que las cañoneras federales abanrlona-
mañana, los separatistas, que se considera- sen el puerto en el término de tres horas, y sicndo así se
ban ya vencedores, izaron una bandera blan- comprendería mejor que el comodoro Renshaw se conduje-


ra de aquel modo.
ca en un bote y enviaron un parlamentario n En su parte oficial manifestaba Magruder que hahi"
á la Cli{ton, concediendo una tregua si se en- concedido á Renshaw tres horas de tregua, y que el como-
t b 1 d '11 (*) 1 1 doro sc convino en rcn dil'se, pero esto no es creíble por nin-rega a a escua 1'1 a ,á o cna se negó ~ gun concepto, sobre todo en vista de los hechos llue tuyic-


(') 1licese por algunos que lo de la tregua no es exacto, ron lugar.




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. -423


á tiempo, y merced á esto pudo evitar el
caer en manos del enemigo. Tan pronto
como el comodoro Farragut tuvo noticia del
atrevido golpe de mano de Magruder, envió
algunos buques para bloquear á Galveston
antes de que los separatistas tuvieran tiem-
po de armar en corso á la Harriel Lane.


Al poco tiempo sufrieron los federales en
Sabine Pass otro descalabro no menos sen-
sible qlÍe el ocurrido en Galveston. La em-
bocadura del Sabine se hallaba bloqueada
por dos buques unionistas, la Aw'o¡'a, de
diez caüones, y el Veloz, de tres, mas el 21


de enero, cuando menos se esperaba,
i863.


fueron atacados por dos cañoneras
de los separatistas al mando .del mayor
Watkins, armadas de antemano con este
objeto. \Vatkins dió caza á los federales y
consiguió apresarlos despues de un breve
combate, apoderándose de trece crtñones,
ciento veintinueve prisioneros y por va-
lor de un millon de efectos militares. No era
esta la unica pérdida que debian sufrir los
federales entonces: algunos di as despues, el
comodoro Bell, á quien se habia, confiado el
bloqueo de Galveston, divisó una vela hácia
el Sudoeste, y deseando saber si el que se
aproximaba era amigo ó enemigo, dispuso
que el teniente Blake marchase con b Hat-
leras á su encuentro para averiguarlo; el
buque desconocido aparentó huir, pero bien
pronto conoció Blake que no tenia intencion
de hacerlo, pues tan pronto como hubo to-
mado sus disposiciones para el combate, vió
que aquel á quien pensaba perseguir perma-
necia estacionario. Blake, cuyos cañones
eran de poco alcance, se aproximó todo lo
mas posible, y empuñando su bocina, hizo
las preguntas de costumbre, á lo cual se le
contestó izando el pabellon británico. En-
tonces Blake ofreció enviar un bote, y ya
ordenaba la maniobra para tomar mejor po-


slcIOn, cuando del buque desconocido partió
una voz y se oyeron estas palabras: «Este
es el Alabarna, (1 ue esüi al servicio de la
Confederacion,» y al mismo tiempo, el 1JU-
que enemigo rompió el fuego, al que contes-
tó inmediatamente el teniente Blüke.


El Alabarrw, sin embargo, era un buque
muy superIOr, (*) y persuadido de esto
Blake, comprendió que no le quedaba mas
csperanZtt que lanzarse al ahordnje, lo cual
intentó hacer, pero como su enemigo era mas
rápido en sus movimientos, consiguió fácil-
mente burlar á su per::;eguidor. Ambos buques


(') El buque Alc¡/¡nma apareció en los mares en é'l vera-
no de tRG2, )" ora un magnifico vapor de hélice, construido
en el invieruo (l(~ 'l8(H en Inglaterra, en uno dc los princi-
pales astillcros, por cuenta del e{l1pcraclor (le la China. Este
complaciente soberano, á quien ya se iba á enviar el buque,
tuvo por conveniente venderlo. á un caballero llamado Sem-
mos, el cual queria armarlo con ocho cai"iones cuando el
ministro amcricano cn Lóndrcs sc tomó la libertad de in-
dicar al Gobierno ele la reina ([ue el vapor chino podria muy
bicn scr un nuevo corsario separatista. En virtLl(l de esta
ill(lieaei(ln se abrió el correspondit:nte informe, dándose ór-
cien para que el eitado hur¡ne no se hiciera á la mal' hasta.
ver lo que resultaba, y habiéndose probado poco clespues
que la reclamacion del ministro era fuud¡ula, se mandó se-
cuestrar el buque. Sin embargo, para cumplir con todas es-
tas formalidades se emplearon algunos dias, y cuando en
2U de julio ele 18G211egó á Liverpoolla órden de secuestro, ha·
eia ya tres horas que el Alabama habia abandonado el puer-
to. Merced á su gran velocidad pudo evitar un enc\wntro
con dos erueeros federales que le acechaban en el canal de
la Maucha, y se dirigió á las islas Azores it fin de reparar al-
gunas averias. Una vez allí, se le reunieron el vapor ingles
Bahama y un Lareo pequeño que le llevaba armas y su
tripulaeiol1, y entonces, á pesar de que las autoridades por-
tuguesas íntimaron it los tres buques la órden do salir ln-
mediata:rnente del puerto, el Alaballla pudo hacerse á la vela
completamente arma(lo para el objeto (lue se proponia su
capitan. Semmes mandó izar soLemnemente el pabellon
confederado delante (lel puerLo, arengó it su tripuLaeion,
compuesta en su mayor pu.rte de ingleses, y declaró abier-
ta la campai"ia. Aquel mismo dia, t7 de setiembre, comenzó
sus operaciones haciendo algunas presas. El L° de noviem-
bre siguiente llevaba ya capturados v8Íntidos buques; el
7 de diciembre se apoderó cerca de Cuba, del magnifico va-
por A¡'iel, que hacia el servicio en la linea Californiana de
Nueva-York al Istmo de Panamá, ydesde entonces no hubo
seman8 en que la marina mercante no tuviera que registrar
algun (le sastre.




HISTORIA DE LOS CAP. XII.


continuaron por algun tiempo descargando
sus andanadas, hasta que al fin, habiendo
penetrado dos balas por la línea de flota-
cion de la Hattel'as J declaróse el fuego á
bordo, mientras una tercera bala atravesaba
su cilindro, destrozando completamente la
máquina. Desde aquel momento el buque
federal podia considerarse perdido, y en efec-
to, poco despues, viendo el capitan del Ala-
bama que su enemigo empezaba á sumer-
girse, envió sus botes para recoger á la
tripulacion, compuesta de ciento diez y ocho
hombres, entre los cuales habia seis heridos.
El Alabama quedó tambien bastante averia-
do, hasta el punto de tener que dirigirse á
Kingston para reparar sus desperfectos, pero
en este combate no tuvo sino un herido.
Oomo el armamento del buque separatista
era muy superior, y sus cañones de mucho
mas calibre, no es de estrañar que la vic-
toria se decidiese en su favor.


El general Banks, á quien se habia con-
fiado el mando del departamento del Golfo,
se hallaba á la cabeza de treinta mil hom-
bres, y con este respetable ejército, contando
además con la cooperacion de Grant, espe-
raba restablecer las comunicaciones en el
Mississi ppí, espulsar á los separatistas de la
Louisiana y tomar posesion del pais que se
estiende junto al Rio Colorado, con ol~eto de
recobrar á Texas, cuyo gobernador interino,
Andrés Hamilton, rodeado de numerosos
partidarios de la U nion, ansiaba tomar par-
te en dicha empresa. Estas esperanms de-
bian desvanecerse, segun ya hemos visto, á
causa de los desastres de Galveston y Sabine
Pass, mas entre tanto el general Banks des-
tacó al general Cuvier Grover con diez mil
hombres para recobrar á Baton Rouge, de
cuya plaza tomaron posesion los separatistas
sin disparar un tiro.


Desde N ueva-Orleans, solo una via férrea


llega por el Oeste á Brashear-Oity, punto
situado cerca del Atchafalaya, donde desa-
gua el Bayou Teche, que se comunica con
Rio Colorado. Todo el país que se estiende
al Sur del Atchafalaya, puede decirse que
era de los federales, pero no completamente,
pues aun conservaban los separatistas algu-
nas fortificaciones en Butte á la Rose, y eran
tambien dueños del fuerte Bisland, rodeado
en parte por peligrosos pantanos y 'profun-
das lagunas, sin contar que la gnarnicion
ascendia, segun el cálculo de Banks, á unos
doce mil hombres. Como para atender con-
venientemente á la defensa de Nueva-Or-
leans, con sus muchos fuertes, en Key \Vest,
Panzacola, Ship-Island, etc., se necesitaban
bastantes tropas y era además preciso recha-
zar cualquier ataque que se intentara por
Alabamn ó Mississippí, hallábanse las fuer-
zas de Banks muy divididas, y solo tenia
á su alrededor unos catorce mil hombres, por
lo cual no le era posible intentar el sitio de
Puerto I-Indson, donde segun se calculaba ha-
bia diez y ocho mil separatistas. En su con-
secuencia se fijó primeramente en b línea del
Atchafalaya, pues el principal objeto del ge-
neral Banks era apoderarse de Biltte á la Ro-
se, en cuya empresa se emp1eó inútilmente un
mes sin que ocurriera ningun encuentro de
importancia, como no fuese el combate de
Carney's Bridge, con el clwl no se adelantó
mucho por haber sido dudosa lit victoria.


Ouando el comodoro Farragut supo que la
Reina del Oeste y el De Soto habian caiclo
en poder del enemigo debnte de Vicksburg,
creyó conveniente atacar las baterías de
los separatistas en Puerto Huclsol1, á fin de
posesionarse si era posible de la parte supe-
rior del rio, y al efecto, habiendo pedido su
cooperacion al general Banks, se dió órden de
avanzar á todas las tropas que se hallaban en
Atchnfalaya, ti fin de concentrarlas en Ba-




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 423


ton Rouge, desde donde se pusieron los fede-
rales en marcha en número de doce mil
hombres. Farragut deseaba que se simulase
un ataque por tierra para asaltar entre tanto
las baterías, pero viendo despues que la no-
che estaba muy oscura, creyó mejor antici-
par el ataque de Banks, y por su parte dió la
órden de marcha á su flotilla y llegó á la vis-
ta de las baterías del enemigo poco antes de
media noche.


Farragut esperaba sin duda que podria pa-
sar sin ser observado, gracias á la oscuridad,
pero bien pronto pudo desengañarse, pues
apenas estuvo al alcance de los cañones de
la fortificacion, cuando vió brillar varias
luces de las empleadas para hacer seña-
les, y bien pronto las llamas de una inmen-
sa hoguera encendida frente á los fuertes
iluminó el rio de una orilla á otra con
una claridad que podia competir con la del
dia. Entonces comenzaron á silbar las balas
por el aire; hubiérase dicho que el estmnpi-
do de los cañonazos hacia temblar la tierra,
y no tardó en caer una llllvia de metralla so-
breJa flota unionista, compuesta de las fra-
gatas Hartford, ivIissisS1:ppi, Richnw11d y
.L~onon.qahela, y de las cañoneras Albatross,
Genesee, ](ineo, Essem y Sachem, que por
su parte lanzaban sus andanadas contra el
enemigo. Al cabo de poco tiempo era tan es-
peso el humo de la pólvora, que los coman-
dantes de los buques hubieron de proceder
con suma cautela á fin de no hacerse fuego
uno á otro y de dirigir solo sus tiros contra
las baterías, cuyos cañones barrían las cu-
biertas de los buques con sus mortíferas
descargas. No tardó en apagarse la hogue-
ra encendida por los separatistas; entonces
volvió á reinar una profunda oscuridad, y fué
preciso suspender el combate, pues á no du-
darlo, la escuadra federal debia haber sufrido
grandes averías, sin haber conseguido su ob-


jeto: solo la fragata Hartford y b cañonera
Albatross consiguieron forzar el paso; los de-
más buques~ escepto dos ó tres, aprovechando
una fresca brisa, volvieron á su anclaje. La
fragata 1l![iSS1'ssippí, arrastrada hácia la ba-
tería central, y descubierta por el enemigo,
sirvió de blanco á sus tiros, y despues de me-
dia hora de combate, su comandante, el capi-
tan Smith, no tuvo mas remedio que abando-
narla y pegarla fuego; de su tripulacion,
compuesta de doscientos treinta y tres hom-
bres, inclusos los oficiales, perecieron vein-
tinueve en aquella desesperada lucha. La
fragata R'ichmond recibió un balazo que
atravesó la caldera, matando á ocho hombres
é hiriendo á siete; la 1úne() perdió parte ele
su arboladura; el cap.itan de la Jl1oílún,r;altela
quedó gravemente herido, y los demás bu-
ques sufrieron averías:de consideracion, pero
lo mas sensible de todo fué la pérdida de la
Mississippí, que sobre ser un magnífico lm-
que, estaba armado do veintiun grandes ca-
ñones de primera clase.


El general Banks volvió entonces á Baton
Rouge para continuar sus operaciones, y las
columnas federales se pusieron en marcha
bácia Brashear-City en 9 de abril.


. . ~ 1 lId 1 ' 1863. dinglénc ose uego e grueso e as
tropas á Franklin, mientras la division del
general Grover se encaminaba por el Atcha-
falaya al fuerte Bisland, cerca del cual des-
embarcó aunque con gran dificultad (*). Al
dia siguiente fué atacado por los separatis-
tas, mas consiguió defender su terreno, re-
chazando al enemigo; esta escaramuza dió
tiempo al general Dick Taylor para evacuar
el fuerte Bisland, como asilo hizo, retirán_
dose á Opelousas despues de quemar va-


C) Creíase que los separatistas tenían en Puerto HudsOll
de diez y ocho á veinte mil hombres, pero luego se supo
con certeza que la guarnicion no constaba sino de diez y
seis mil hombres en la noche del 14 de marzo deo'lRG~{.




426 HISTORIA DE LOS CA.P. XII.


flas cañoneras. Taylor asegura que él no
contaba sino con cuatro mil hombres entre
todos y censura al general Sibley por no ha-
ber cumplimentado las órdenes que se le die-
ron. Dumnte su retirada, las cañoneras
federales asaltaron á la Reina del Oeste, des-
truyéndola completamente y haciendo pri-
sionera á su tripulacion.


El general Banks no pudo acelerar su
marcha á causa de haber destruido Taylor
todos los puentes, tan necesarios en aquella
region para atravesar las numerosas cor-
rientes de agua que allí existen, pero entró
triunfalmente en Opelousas en 20 de abril,


es decir, el mismo dia en que la es-
1863. cuadrilla federal, al mando del tenien-
te Cook, se apoderaba de Butte á la Rose,
estableciendo las comunicaciones entre el
Atclwfalaya y Rio Colorado. De este modo
fué ya fúcil avanzar rápidamente, y en 5 de
mayo se puso el ejército en marcha hácia
Alejandría en tanto que Taylor evacuaba el
fuerte De Russy, retirándose hácia Shreve-
port sin disparar un tiro. El comodoro Por-
ter llegó á poco con su flota, y toda la Loui-
siana, escepto la parte Noroeste, quedó de
nuevo en poder de los federales. El general
Banks destacó á Weitzel con una parte de
su ejército en persecucion 'de los separatistas,
mas al llegar los federales á Grand Ecore,
em ya tan reducido el número de las tropas
de Taylor, que se creyó inútil continuar
mas adelante, toda vez que el general confe-
demdo no podia, reponerse en algunas se-
manas.


Hallándose Banks en Brashear-City, ha-
bíale notificado el almirante Farragut que


el general Grant, ocupado entonces
1863. l" d V' 1 b 1 .. en e SltlO e lC >:.s urg, e en VIarIa
veinte mil hombres para operar contra Puer-
to Hudson. Este refuerzo debia hallarse en
Bayon Sara el 25 de mayo, pero los sucesos


de la campaña no lo permitieron, y como
por otra parte tampoco le era posible á Banks
abandonar ~í Nueva-Orleans, dejando á la
Louisiana á merced de los separatistas, el
general Grant, que conocia cuál era su situa-
cion, accedió á enviarle un refuerzo de cinco
mil hombres tan pronto como le fuese posi-
ble disponer de ellos.


En su consecuencia, e1.1 4 de mayo, Banks
puso en movimiento á su ejército, y hacien-
do embarcar la mayor parte del material de
campaña, marchó con sus tropas hácia
Simmsport, en cuyo punto cruzó el Atchafa-
laya, encaminándose luego por la orilla de-
recha del Mississippí hasta llegar á Bayon
Sara. Al dia siguiente, 28 de mayo, avan-
zaron las tropas hácÍtt Puerto Hud-
son á fin de asaltar la plaza por la 1863.
parte del Norte, en tanto que el general Au-
gur, con tres mil quinientos hombres proce-
dentes de Baton Rouge, atacaria por el Sur.


El general ünrdner, comandante militar
de Puerto Hudson 9 destacó al coronellVIiles
á fin de que impidiera se reuniesen las fuer-
zas federales, pero fué rechazado con pérdi-
da de ciento cincuenta hombres, mientras
que las tropas al mando de los generales
Weitzel, Grover y Dwight libraban un com-
bate con la guarnicion de la plaza en la lí-
nea esterior de los atrincheramientos. Al
dia siguiente, 25 de mayo, llegó el general
Augur y se acabó de cercar la plaza, escepto
por la parte del rio. Apenas estuvieron ter-
minados los preparativos necesarios, y como
se anunciase á Banks que detrás de las obras
de defensa no habia mas que un puñado de
hombres, dispuso el jefe unionista que se
practicara un minucioso reconocimiento, y
acto continuo dió la órden de asalto, el cual
se llevó á cabo con la mayor energía y reso-
lucion, si bien el resultado fué el mismo que
siempre se obtiene cuando se atacan forti-




CAP. XII. ESTADOS-UNIDOS. 427


ficaciones hábilmente dispuestas, donde los i Al dia siguiente se convino una trcg'ua
sitiados no se hallan nunca tan espuestos : para enterrar á los muertos, y entonces
como los sitiadores. Tratábase de que el ata- I los unionistas se entregaron con ardor ri los
que fuese simultáneo, mas no se pudo con se- trabajos del sitio, lo cual no dejaba, de ser
guir así: las baterías federales rompieron el una árdua tarea bajo el sol abrasador del
fuego por la mmlana, y desplles de un vigo- mes de junio. Los soldados, no obstante, no
roso Lombardeo, los generales \Veitzel, Oro- se desanimaban por esto, y bien pronto la
ver y Paine asaltaron la plaztt á las diez de piqueta y el azadon alJrieron profundas trin-
la mañana con todas sus tropas, secundadas cheras que llegaban hasta las mismas obras
mas tarde por los generales Augur y Tomás de defensa del enemigo, mientras las baterías
Sherman. Entre tnnto la fragata .Har·t(onl, federales y la flota protegian con su fuego á
la cañonern Albatross y los buques _Monon- los trabajadores .
. qahela, Richmond. Genesee y Esse,x~, nI La situacion del general Banks, sin em-
mando del almirnnte Farragut, rompieron el bargo, no era nada envidinble, pues no
fl1ego sobre los sitiados, los CHales se habian solo era muy reducido su ejército, que solo
visto ya en la precision de abandonar la constaba entonces de doce mil hombres, si.l)o
parte mas al Sur de la batería despues de que se hallaba aislado ,en una regio n ente·
clavar sus callones. En este primer dia fué ramente hostil, y sobre todo esto, llegaba el
cuando mas servicios prestó la flota, pues término de servicio de mnchos de sus solda-
los separatistas se fijaban sobre todo en el dos que ansiaban volver á sus casas. Ade-
ataque por tierra. más de este contratiempo, tenia que comba-


Nunca se habia visto combate tan heróico tir de frente á seis mil hombres y á otros
como aquel, en que los federales atacaban á dos mil quinientos de caballería que amenu-
iguitl número de fuerzas par¿1petadas en im- zaban la retaguardia, sin contar que la con-
ponentes fortificaciones, pero preciso es con- centraeion de tropas para aquel sitio dejaba
fesar que tambien los separatistas se batie- casi toda la Louisiana a disposicion de Dick
ron con nn arrojo y valor á toda prueba. En Taylor, el cual podia volver de un momento
aquel sangriento combnte se hicieron notar á otro con nuevos refuerzos y reunir un nú-
dos regimientos de negros, que compitieron mero de tropas acaso suficiente para tomar
en bravura con las tropas mas veteranas, la mü;ma ciudad de Orleans. El genera]
lanzándose tres veces consecutivas al ataque Johnston podia salir tambien de Jackson con
de las baterías, aunque sufrieron considera- sus batallones cuando menos se pensara;
bIes pérdida8. Alabama y Georgia contaban seguramente


En esta sangrienta refriega, que termi- con suficientes fuerzas para hacer levantar
nó nI ponerse el sol, tuvieron los federales I el sitio, atacando con ventaja á los federales,
doscientos noventa, y tres muertos, inclusos y añádase á esto que al general Lee no le
los coroneles Olarke y Oowles, y mil qui- seria difícil destacar un numeroso refuerzo
nientos cuarenta y nueve heridos, entre los I de t. ropas veteranas para auxiliar á G. ardner.
cuales se contaban los generales Tomás Las líneas defensivas de los confederados me·
Sherman y Neal Dow; los separatistas solo I -----------------
perdieron unos trescientos hombres (-1<). el regimiento de Arkansas habia perdido ciento treinta y


dos hombres, de Jos doscientos noventa y dos que le eom-
n El general Banks manifestaba en su parte que solo ponían.




HISTORIA DE LOS CAP. XII.


dian cuando menos cuatro millas de longi-
tud, y como es natural, las de los federales
eran mucho mas estensas, de modo que si se
concentraba la, guarnicion en un punto dado,
estando muy diseminados los unionistas,
seria en estl'emo difícil rechazar con ventaja
nn ataque. Vemos, pues, que las probabilida-
des no estaban seguramente en favor de los
sitiadores.


Despues de quince días de tiroteo y de
penosos trabajos, los federales intentaron


de nuevo atacar la plaza en 10 de
1863. .' t d 1 t . d f Jumo. arros ran o e nu 1'1 o uego
de las baterías, á fin de aproximarse mas
á las obras defensivas y tomar una posicion
para no estar tan espuestos á las balas ene-
mio'as: los federales avanzaron á las tres o
de la madrugada, en buen órclen y con el
mt1yor silencio, pero los confederados, que
estaban alerta, observaron el movimiento y
pudieron rechazar á los sitiadores cüusándo-
les considerables pérdidas. Cut1tro dias des-


nuevas posiciones á tanta costa, limitándose
por lo tanto á los trabajos de trinchera y á
levantar baterías. Por lo que hace á la guar-
nicion, estaba ya fatigada y hambrienta, pues
una granada habia incendiado el molino y
reducido á cenizas unos dos mil sacos de
trigo; muchos de los cañones de la plaza
estaban desmontados, de tal modo, que los
sitiados no contaban sino con quince útiles;
las municiones iban agotándose rápidamen-
te, pues apenas le quedaban veinte cartuchos
á cada hombre, y en cuanto á los víveres,
despues de haber echado mano de las mulas,
los soldados tuvieron que comer ratas, que
cogian y guisaban como les parecia.


A pesar de estas privaciones los sitiados
seguían sosteniéndose, y no pasabt1 dia sin
que los fedemles sufriesen nuevas pérdidas,
mas en cambio iban adelantando terreno,
y yt1 se habit1 abierto una mint1 donde. se
pensabt1 colocar treintt1 barriles de pólvom
á fin de destruir la Ciudadeln. Aun cuando


pues, es decir, el14 dejunio, sedió un segun- b gut1rnícion hubiese tenido t1bundt1ntes vi-
do t1t;que : el general Dwight avanzó por la veres y todo lo necesario, no le habrit1 sido
izquierdt1 para, asaltar las obras defensivas, posible sostenerse nnt1 semamt mas, á no
mientras que los generales Grover y Weitzel darse el Ct1S0 de t1lgunas brillantes salidas
lo hacian por la derecha, pero ninguno de es- que obligaran á los federales á levantar el
tos ataques dió un resultado del todo satisfac- sitio, pero no debe olvidarse que los sitia-
torio; lo único que se adelantó fuó acercarse dos estaban rendidos de fatiga, hambrientos
algunas varas mas á ~la pbza, de modo que y faltos de sueño, y que en los hospitales
las tropas unionistas pudieron ocupar mejoi> apenas cabian ya los enfermos.
posicion y atrincherarse convenientemente Llegado el dia 6 de julio, sin embargo,
par8, levantar nuevas baterías. En la izquier- las baterias y los buques federales


1 d d · l' d 1863. da, los federa es se apo eraron e una eml- atronaron e espacIO con sus escar-
nencia conocida con el nombre de la Ciuda- gas y todos los soldados lanzaron de pronto
dela, que era un punto muy importante por un grito de triunfo, pues acababa de recibirse
estar situado tan solo á unas diez varas de la noticia de la rendicion de Vicksburg, y si
las líneas enemigas, yel general Banks .:lse- esto era cierto, no quedaba la menor duda
guró que estaba muy satisfecho de haber ob- de que no seria posible se resistiese por mas
tenido aquella ventaja, pero como esto no se tiempo Puerto Hudson. Aquella misma no-
alcanzó sin sufrir numerosas pérdidas, el 1


I
che reunió el general Gardner en consejo de


jefe unionista no creyó oportuno adquirir guerra á sns oficiales, y se acordó entregar




CAP. XIi. ESTADOS-UNIDOS. 42\J


la plaza, mas no sin escribir antes á Banks
preguntándole si la noticia era cierta. El je-
fe unionista contestó incluyendo la carta de
Grant en la que se anunciaba la rendicion
de Vicksburg; entonces Gardner manifestó
sus deseos de capitular, y arregladas las con-
diciones, se declaró á la guarnicion prisio-
nera de guerra: á la mañana siguiente, 9 de
julio, los federales tomaron posesion de la
plaza, siendo de advertir que vencedores y
vencidos fraternizaron como buenos amigos
que hubiesen estado separados por a]gun
tiempo, mas bien que como enemigos empe-
ñados poco antes en una lucha mortal.


El general Banks no manifestó cuáles ha-
bian sido sus pérdidas en aquel sitio, pero
en los cuarenta y cinco dias que duró este,
no bajaron seguramente de tres mil hom-
bres, inclusos varios oficiales de distincion,
entre los que se contaba el general Paine,
herido en el asalto del dia 14. Banks dice
que los separatistas no reconocieron sino una
pérdida de seiscientos diez hombres, pero, á
no dudarlo, debió ser de unos ochocientos si
se atiende á que en los hospitales se encon-
traron lo menos quinientos heridos durante
el sitio. Banks asegura además que solo en
Puerto Hudson hizo seis mil cuatrocientos
ocho prisioneros (inclusos los enfermos y he-
ridos), de los cuales cuatrocientos cincuenta
y cinco eran oficiales, resultando que al fin
de la campaña habia cogido diez mil quinien-
tos ochenta y cuatro prisioneros, setenta y
tres cañones, seis mil armas de todas clases,
tres cañoneras, ocho .vapores y una conside-
rable cantidad de algodono


La repentina marcha de Banks y el haber
tenido éste que concentrar todas sus fuerzas,
parte de las cuales se hallaban en Alejandría,
para el sitio de Puerto Hudson, ofrecieron á
Dick Taylor una oportunidad que tuvo muy
buen cuidado de aprovechar. El general


TOMO III.


separatista reunió en la Louisiana snperior
algunos miles de hombres, inclusos varios re-
gimientos de caballería de Texas, y á prin-
ci pios de junio volvió á ocn par á Alej undría y
Opelousas, remontando despues rápidamente
el Atchafalaya, como si se dirigiera á Nue-
va-Orleam. El objeto del general Taylor, sin
embargo\ era apoderarse de Brashear-City,
de cuya defensa se acababa de encargar el
coronel Stickney, pero antes interceptó las
comunicaciones por Lafourche y se pose-
sionó sin resistencia alguna de Terre Bon-
ne y Bayou Breuf, capturando á los pocos
hombres que guardaban estos puestos mi-
litáres, mientras que otras fuerzas al man-
do de los generales Mouton y Green se pre-
sentaban repentinamente entre las ruinas de
Berwick, amenazando atacar á Brashear.
La guarnicion de este punto, desorganizadft
y sin disciplina, no era de esperar que opu-
siese gran resistencia, y en efecto, apenas
se hubo trabado el combate, conocióse ya de
qué lado se decidiria ]a victoria: el mayor
Hunter, á la cabeza de un batallon de Te-
xas, apoyado por el coronel Majors, que ve-
nia de Lafourche, se apoderó al momento del
fuerte Buchanan, cuyos diez cañones no
bastaron para contener al enemigo, y en la
mañana de123 de julio, los generales
'raylor, Mouton y Greene se h aJI aban 1.863.
ya en Brashear-City, donde hicieron mil pri-
sioneros, apoderándose de un fuerte con diez
cañones, muchas armas pequeñas y tiendas
de campaña y una considerable cantidad de
víveres y municiones, cuyo valor apreció el
enemigo en seis millones de duros, si bien no
les costaria á los federales mas que la tercera
parte. Miles de negros, que habian sido pues-
tos en libertad .por el general Banks al entrar
triunfante en Alejandría, quedaron reduci-
dos por este y otros reveses á una esclavitud
mucho mas dura que la que sufrian antes.


54




430 HISTORIA DE LOS CAP. XII.


El camino de Nueva-Orleans quedaba eS-1 neral Dlldley, que sufrió pérdidas conside-
pedito, pues los federales acababan de evacuar rabIes, es decir, unos cuatrocientos cincuenta
á Lafourche des pues de haber defendido la
plaza hasta donde les fué posible, pero Tay-
lor no contaba con suficientes fuerzas para
acometer ninguna empresa de importancia,
y necesitaba al menos ocho mil hombres, es
decir, el doble de los que entonces tenia á su
disposicion, para atacar á N ueva-Oleans (k).
Así pues, el general Taylor dispuso que su
vanguardia, al mando de Green, marchara
hácia Donaldsonville, y entre tanto una es-
casa fuerza de Texas se dirigió hácia Pla-
quemine, donde los separatistas quemaron
dos vapores anclados allí, haciendo sesenta
y ocho prisioneros que estaban convalecientes
en el hospital. Green trató de tomar á Donald-
sonville por asalto, pero Farragut, á quien
se habia dado oportunamente noticia de los
movimientos del enemigo, pudo enviar un
rafuerzo á tiempJ para rech?1zar á los sepa-
ratistas, que hubieron de emprender la re-
tirada perdiendo unos doscientos hombres
entre muertos y heridos, y otros ciento vein-
ticuatro que como prisioneros quedaron en
poder de los defensores de Donaldsonvi-
lle. El escritor Pollard habla de otro comba-


te ocurrido el 12 de julio á seis mi-
1863. llas de Donaldsonville en el que, mil
doscientos soldados de Texas al mando de
Green, vencieron á cuatro mil federales,
causándoles quinientos muertos ó heridos y
cogiendo muchas armas pequeñas y una
b::tndera, del regimiento de N ueva-Y ork~ pe-
ro Banks guarda silencio sobre este punto,
si bien parece ser verdad que tuvo lugar un
encuentro entre separa,tistas y federales ha-
llándose estos últimos á las órdenes del ge-


e) B wks dice que N ueva-Orleans no contenia entonces
sino cuatro mil hombr3s para atender á su defensa, pero
l!"bc advertirse que la flota y el rio eran sus principales
defensas.


hombres entre muertos y heridos. Es de es-
trañar tambien que el Gobierno de la Union
no haya hecho tampoco nunca mencion so-
bre este particular.


Como el general Banks podia disponer de
todas sus tropas desde la toma ,de Puerto
Hudson, Taylor y sus oficiales no tardaron
en abandonar el pais que se es tiende al Este
del Atchafalaya, evacuando Brashear-City
un mes despues de haber tomado esta pla-
za, no sin haberse apoderado antes de cuan-
to habia en ella de algun valor. Poco des-
pues el general Banks propuso, en union con
Grant, un ataque combinado sobre Mobila,
mas como el Gobierno de Washington no
aprobara la idea y manifestase que seria
mas oportuno un movimiento por Rio Colo-
rado contra Natchitoches ó Shreveport, 01'-
ganizóse inmediatamente en N ueva-Orleans
una espedicion de cuatro mil hombres que
debia marchar hácia Houston por Sabine,
atendido que en aquella estacion estaban
impracticables los caminos por Rio Colora-
do. El mando en jefe de la e~pedicion se
confió al general Franklin, y la escuadrilla,
compuesta de las cañoneras CUrton, Sa-
chem, Arizona y Granite City, se puso á las
órdenes del teniente Crocker; Banks dió á
Franklin sus instrucciones por escrito, pre-
viniéndole que desembarcase sus tropas á
diez ó doce millas de Sabine Pass y que se
dirigiera rápidamente sobre las fortificacio-
nes de los separatistas á fin de tomarlas por
asalto, á menos que, practicados los opor-
tunos reconocimientos, se viese que la plaza
estaba desocupada ó que por su escasa guar-
nicion bastaria para apoderarse de ella un
sencillo bombardeo.


Bien dirigido este movimiento no podia
menos de dar un buen resultado, pues las




CAP. Xll. ESTADOS-UNIDOS. i;)(


tropas eran numerosas y aguerridas, el Frankin contaba aun con cuatro mil hom-
tiempo magnífico, el mar estaba tranquilo bres, sus transportes y dos cañoneras, y
y el enemigo no esperaba seguramente el aun cuando sabia que los separatistas no po-
ataque, pero Franklin y Cracker resolvie- drian recibir pronto refuerzos, porque Dick
ron tomar las fortificaciones por medio de Taylor se hallaba bastante lejos, y que en
un ataque naval sin desembarcar las fuer- Houston, distante solo cuarenta millas, se
zas de tierra, y despues de haber estado por hallaba el general \Vashburne, que hubiera
espacio de veinticuatro horas á la vista podido prestar su cooperacion, no quiso ata-
del enemigo, dándole con esto tiempo para car de nuevo la posicion del enemigo, defen-
que se preparase á la resistencia, dirigié- dida solo por doscientos cincuenta hombres,
ronse resueltamente contra los separatistas y se retiró tranquil~mente á Nueva-Orleans,
para empeñar el combate. El resultado fué dejando á los separatistas que se regocija-
el mismo que era de esperar: las cañoneras sen por la victoria que acababan de obtener
eran viejos vapores mercantes, y sus caño- contra un enemigo veinte veces mas nume-
nes de escaso calibre no hicieron daño algu- roso.
no en la fortificacion, mientras el continuado Á los pocos djas, el general Banks con-
fuego de las baterías causó grandes des- centró todas sus fuerzas en el Atchafalaya
trozos en la flotilla; Cracker. que se hallaba con la intencion de avanzar directamente so-
á bordo de la Cliflon, y el teniente Johnson, bre Shreveport, pero vió luego que esto no
que montaba la Sachem, se vieron bien pron- podia hacerse, pues todo el pais, tanto al
to obligados á rendirse, pues no les era po- Oeste como al Noroeste de Brashear, se ha-
sible maniobrar á causa de sus averías; la llaba completamente devastado y no era
Arizona recibió un balazo que destrozó su posible encontrar alimentos ni forraje, pres-
máquina, y fué preciso que las demás ca- cindiendo de que los caminos eran pocos
ñoneras se alejaran del lugar del combate y malos, haciéndose preciso con frecuen-
para no estar al alcance del fuego del ene- cia atravesar espesos bosques que ofrecian
migo. Cracker y Johnson dieron sin embargo grandes dificultades para el trasporte de
pruebas de valor, haciendo todos los es- bagajes, víveres y municiones. Sin embar-
fuerzas posibles para evitar una completa go, era preciso emprender aJgun movimien-
derrota, pero todo fué inútil, pues con se- to contra Texas para satisfacer los deseos
mejantes buques habria sido imposible apa- del Gobierno, y no quedando mas medio
gar el fuego de las baterías confederadas. que una espedicion marítima, procedióso
Las pérdidas de los unionistas en este des- desde luego á organizarla. Interinamente,
graciado combate figuraban por cincuenta el general Herron habia marchado con
hombres entre muertos y heridos, y unos numerosas fuerzas á Morganzia, frente á
doscientos prisioneros, sin contar dos buques Puerto Hudson, donde los separatistas te-
con quince cmlones rayados de grueso ca- nian la costumbre de reunirse en un estre-
libre. Los separatistas no tuvieron ni un cho paso á fin de hostigar á los buques que
solo muerto ó herido, y en aquella ocasion remontaban el Mississippí, y aunque por
dióse por primera vez el caso de que un ge- aquella vez no encontraron los federales
neral unionista quedase derrotado con su quien les opusiera resistencia alguna, esta-
flota ante las baterías de una fortaleza. blecieron un puesto militar con ochocientos




432 HISTORIA DE LOS CAP. xrr.


hombres al mando del mayor Montgomery haber rendido las armas todo el regimiento
y dos piezas de artillería. Sabíase que el de Indiana sin oponer ap3nas resistencia.
general Green, con num erosas fuerzas con- \Vashburne anunció en su parte oficial que
federadas, se hallaba al otro lado del Atcha- sus pérdidas figuraban por veintiseis muer-
talaya, mas á pesar de esto no se tuvo la tos, ciento veinticuatro heridos y quinientos
precaucion de ejercer la debida vigilancia, sesenta y seis prisioneros ó estraviados, to-
resultando de aquí que á las tres semanas tal setecientos diez y seis. Los confederados
cruzó Green el rio sin ser visto, merced á la tuvieron sesenta muertos, . sesenta y cinco
oscuridad de la noche, cercó el puesto mili- heridos y trescientos prisioneros.
tar de los unionistas, y despues de un breve La expedicion organizada por el general
combate, hizo prisioneros á cuatrocientos Banks, compuesta de seis mil hombres y di-
hombres, inclusos sus jefes, los coroneles rigida por él mismo, aunque á las inmediatas
Leake y Rose. La caballería pudo escapar órdenes del general Dana, se puso en mar-
sin mas pérdida que cinco hombres, pero cha el 26 de octubre con direccion á Rio
entre las demás tropas hubo catorce muer- Grande, y en 2 de noviembre desembarcó en
tos y cuarenta heridos. El general. Dana Brazos de Santiago, rechazando á su


b b d 1 ' H 1 ' 1 f d b 11' 1863. aca a a e reemp azar a erron en e man- paso a a escasa uerza e ca a ena
do de lVIorganzia. reunida allí, y persiguiéndola hasta Browns-


Oon objeto de ocultar su movimiento por viHe, en cuyo punto penetró la vanguardia
mar sobre Texas, el general Banks destacó unionista el 16, del mismo modo que lo hizo
á Washburne, con numerosas fuerzas, previ- en Punta Isabel dos dias despues. Las forti-
niéndole se aproximara á Opelousas, á cuyo ficaciones enemigas de Aransas Pass (Paso
punto llegaron los federales, sin tener nin- de Aransas) fueron tomadas por asalto, y
gun encuentro, pero cuando \Vashburne, en trasladándose luego á un punto llamado Pa-
cumplimiento de órdenes que acababa de re- so del Oaballo, que domina la parte occiden-
cibir, comenzó á retirarse, los separatistas, tal de la bahía de Matagorda, los federales
á las órdenes de los generales Taylor y embistieron el fuerte Esperanza, que abando-
Green, se lanzaron en su persecucion con naron los separatistas, huyendo al interior
toda la rapidez posible y cAyendo sobre el ala del pais. Banks tuvo al principio intencion
derecha, mandada por el general Burbridge, de seguir adelante, pues deseaba quedar due-
se empeñó un obstinado combate en que los ño de la costa que se es tiende desde Rio
unionistas fueron derrotados completamente. Grande á Brazos, mas teniendo presente que
Baste decir que del batallon de \Visconsin, el enemigo podria presentarse con fuerzas su- .
que coatctln doscientas veintiseis plazas, periores reunidas en Texas, y no cre'yéndo-
solo quedaron noventa y ocho hombres, y de se con suficientes tropas para aceptar la ba-
una brigada de mil, solo contestaron luego talla, parecióle lo mas prudente volver á
á la lista trescientos sesenta y uno. Los se- Nueva-OrIeans.
paratistas, que habian atacado con indecible El general Dana, á quien Banks habia de-
ímpetu, pusieron en dispersion á sus enemi- jado en Brownsville, organizó luego dos es_
gos, cogiéndoles un cañon, que no pudo re- pediciones, una que marchó hácia Roma y
cobrarse, y otros efectos de campaña, pero otra en direccion á Corpus Ohristi, sin que
á esta fácil victoria no contribuyó poco el ninguna de ellas encontrara enemigos para




CAP. XII. EST ADOS-U~lDOS.


combatir, pues los separatistas se habian di- dol que eran virtualmente dueños los fodera-
rigido á Eagle Pass (Paso del Aguila), pun- les, y ya proyectaba emprender un movi-
to situado á trescientas millas de distancia, miento para asegurar la posesion del terreno
y adonde Dana no creyó prudente seguirlos. conquistado, cuando recibió una órden de
El general unionista ostuvo áun itlgun tiem- \Vashington por la cual so le relevaba del
po ocupando el territorio Oeste del Colorado, mando.


, .. ,--~.-.




CAPÍTULO XIII.
1862-1863.


EL EJtRCITO DEL POTOMAC BAJO LAS ÓRDENES DE LOS GENERALES BURNSIDE y HOOKER.


El general Burnside se encarga del mando del ejército del Potomac.-Los federales cambian el centro de operaciones.-
Eurnside cruza el Rappahannock y ataca al ejército de Lee.- Derrota de los unionistas.- Vuelven á cruzar el rio.-
lIeróico ataque en las alturas de ~farye.- Escursíones de los separatistas en Virginia.-EI general Burnside es reem-
plazado por IIooker.- Espedicion de Stoneman.-Hooker cruza el Rappahannock y avanza sobre Chancellorsville.-
La gran batalla de Fredericksburg.-Los separatistas alcanzan la victoria.- Pérdidas de los federales.-Pleasanton
contiene al cnemigo.-Jackson derrota al generallIow<lrd.-l\1ucrte del general Stonewall Jackson.- Combate deses.
perado en Chancellors\"ille. -Hooker es drrro\ado.-Los federales se replegan.-El general Sedgwick asalta las altu-
ras do Marre y ataca la retaguardia de los separatístas.-La órden del día del general Lee.-Segunda espedicion de
St oneman.- El general Longstreet acometo á Peok en Suffolk y es rechazado con pérdidas.


El general Eurnside, que se veia de pron-
to llamado á encargarse del mando del ejér-
cito del Potomac, en reemplazo deMc Clellan,
no estaba muy satisfecho de este cambio,
pues no se le ocultaba que su predecesor era
muy querido de todala oficialidad entre la que
tuvo siempre gran influencia, así como tam-
bien entre el ejército; pero la órden del Go-
bierno era terminante, y no habiendo mas
remedio que cumplimentarla ó desobedecer,
el general hubo de resignarse. Por lo demás,
Eurnside,- aunque tenia tres ó cuatro años
mas que su antecesor, era mas jóven que
la mayor parte de los primeros generales, y
tambien procedia del ejército regular, donde
habia servido con un grado subaltemo. Burn-
side era de aspecto a]gun tanto grave y alta-
mente militar; distinguíase por su rostro
agradable y su mirada espresiva; no carecia
de conocimientos, de inteligencia ni de bra-
vura, pero su principal mérito á los ojos de]


Gobierno era el no haber tenido parte en
los reveses que sufriera el primer ejército
del Potomac. Burnside, segun ya sabem08,
no pertenecia á él, pero esto en cambio era
una razon para que no inspirase grandes
simpatías á las tropas. De todos modos,
tomó posesion de su nuevo cargo el 8 de
noviembre, é inmediatamente hizo


t· 1 R 1.862. sus prepara lVOS para cruzar e ap-
pahannock, en direccion á Fredericksburg,
donde pensaba establecer el principal centro
de operaciones entre \Vashington y Rich-
mondo A fin de ocultar al enemigo su pro-
yecto, Bnrnside simuló una marcha hácia.
Gordonsville, pero el general Lee compren-
dió bien pronto su intencion y comenzó tam-
bien á moverse en sentido paralelo; para,
mayor seguridad, el jefe separatista dispuso
que Stuart marchara á \Varrenton-Springs
con objeto de adquirir nuevos informes, y
una vez confirmadas sus sospechas, el cuer-




CAP. XIII. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


po de ejército del general Longstreet se en-
caminó rápidamente hácia el Este. Entre
tanto él general Sumner llegaba á Falmouth,
desde donde trató de pasar á Fredericksburg,
mas no pudo conseguirlo, no solo porque le
rechazó el enemigo, sino porque estaban des-
truidos todos los puentes; una mala inteli-
gencia en el cumplimiento de cierta órden
espedida por los generales Halleck y Burn-
side habia sido causa de que las demás tro-
pas federales no se pusieran en camino antes
y no se reuniesen por lo tanto en Falmouth
hasta que la mayor parte del ejército de Lee
se hubo concentrado en las alturas que do-
minan el rio con el objeto de disputar el paso
á los federales.


Reunido al fin el ejército unionista en las
inmediaciones de Fredericksburg, el general
Sumner intimó la rendicion de la plaza, pero
las autoridades declararon que estaban dis-
puestas á resistirse; casi todos los habitan-
tes, sin embargo, se alejaron en distintas
direcciones, y poco despues el general Barks-
dale con su brigada del Mississippí se para-
petó en las casas mientras los ingenieros de
Lee completaban la fortificacion de las aJtu-
ras situadas detrás de la ciudad. El general
\Vade Hampton cruzó luego el rio seguido
de algunas fuerzas separatistas, y llegando
hasta Dumfries y Occoquan, capturó doscien-
tos caballos y algunos wagones, retirándose
despues por Puerto Real. Las cañoneras
federales hicieron una escursion hasta este


último punto el dia 5 de diciembre,
1862. . pero el fuego de las baterlas del ge-
neral H. Hill obligó al jefe de la escuadrilla
á retirarse sin intentar cosa alguna.


El general en jefe del ejército separi:1tista
ocupaba una fuerte posicion en las alturas
que se elevan detrás de Fredericksburg,
en las cuales se habian levantado varias
baterías y construido numerosos atrinche-


ramientos para la infantería; el centro se
hallaba protegido por el Rappahannock y
además por la ciudad de Fredericksburg,
muchas de cuyas casas podian servir de re-
ductos avanzados, y por último, hácia la
derecha estendíase la via férrea, que tam-
bien podia utilizarse situando en ella conve-
nientemente las tropas necesarias. Las líneas
de defensa estaban á una milla ó poco mas de
la ciudad, y á lo largo de las alturas deslizába-
se un riachuelo llamado el Massaponax, que
va á desaguar en el Rappahannock, á unas
cinco millas de Fredericksburg. Tal era la
posicion donde Lee habia reunido su ejército
formado en dos cuerpos, uno al mando de
J ackson para operar en la derecha, y otro
á las órdenes de Lop.gstreet, á quien se
habia confiado el ala izquierda. Á fin de
poner en comunicaéion estos dos cuerpos,
habíase construido un camino transversal, y
á poca distancia de este, varios atrinchera-
mientos convenientemente dispuestos; un
gran muro de piedpa, resto sin duda de algun
antiguo edificio, constituia un parapeto que
pudo utilizarse perfectamente. La defensa,
pues, presentaba por todas partes dos líneas,
y en algunos puntos tres ó cuatro; las altu-
ras de Marye, que se encuentran á una milla
poco mas ó menos de la ciudad, y otras dos
que se elevan mas hácia el Sur, veíanse co-
ronadas de imponentes baterías, dispuestas
de tal modo, que por medio de un fuego con-
vergente muy cerrado, era fácil batir á Fre-
dericksburg y sus cercanías, así como tam-
bien toda la llanura que se estendia entre la
ciudad y la posicion de los confederados.


El cuartel general de Lee se hallaba, al co-
menzarse la accion de que vamos á dar cuen-
ta, un poco hácia la derecha, es decir, en las
alturas de Garnett, cerca del Massaponax,
mientras el de Jackson estaba Junto á la via
férrea, y el de Longstreet cerca de las altu ...




HISTORIA DE LOS CAP. XIlI.


Tas del telégrafo, al Sur de Fredericksburg.
Este último jefe tenia sus tropas escalonadas
hasta el rio, por las colinas de Stansbury, y
la caballería de Stuart formaba en órden de
batalla detrás de su artillería. El ejército de
Lee constaba de unos ochenta mil hombres,
y tenia además magníficos cañones de grue-
so calibre y una caballería escelente, sin
contar sus imponentes baterías y su posicion
casi inespugnable. En resúmen, el general
separatista, como hábil ingeniero, habia sa-
bido improvisar en Fredericksburg líneas
verdaderamente formidables, de las que de-
beria ser muy difícil apoderarse.


Por su parte, el general Burnside no ha-
bia perdido tampoco el tiempo, y reunido ya
todo su material de campaña, incluso el tren
de batir, hizo levantar baterías en todas las
alturas de la orilla izquierda, sobre todo en
las de Stafford y de Forrest, y ya ellO de di-
ciembre disponia de unas ciento cincuenta
piezas para romper el fuego cuando lo cre-


yese oportuno. Su objeto era forzar
1862. 1 l' d" d F e paso por as mme mClOnes e re-
dericksburg y atacar despues de frente y de
flanco las posiciones del enemigo, para cuya
peligrosa empresa contaba con la superiori-
dad de su artillería rayada y con el entusias-
mo de sus ciento cuarenia mil hombres, dis-
puestos á lanzarse á la pelea en favor de la
causa cuya defensa habian abrazada. El
ataque de ]a derecha fué confiado al general
Sumner, cuyas tropas juntamente con las
del general Hooker, que mandaba el centro,
componían un total de sesenta mil hombres,
cuando menos, mientras que Franklin, en-
cargado del ala izquierda, tenia á su dispo-
sicion unos cuarenta mil.


En la noche del 10 al 11 de diciembre se
comenzó la construccion de seis puentes, á
fin de que las tropas pudiesen atravesar el rio
con toda facilidad; los tres primeros pudieron


echarse sin oposicion del enemigo, gracias á.
un ataque simulado, mas no sucedió
l · 1 1.862. o mIsmo con os otros, pues un
gran número de diestros tiradores embosca-
dos en las primeras casas de Fredericks-
burg, obligaron á los pontoneros á dejar su
trabajo, y entonces rué preciso dirigir contra
la ciudad el fuego de las baterías de la orilla
izquierda, siguiéndose un gran bombardeo al
que no contestaron los separatistas sino dé-
bilmente. Sin embargo, los tiradores que se
habian hecho fuertes en Fredericksburg, le-
jos de intimidarse ante las balas enemigas,
continuaron haciendo un fuego mortífero, y
á no dudarlo iban á impedir la construccion
de los demás puentes, cuando se presentó el
general Burnside preguntando si habria vo-
luntarios para franquear el rio y despejar la.
orilla derecha. Todo el regimiento de Michi-
gan y dos de Massachusetts se ofrecieron al
momento; dirigiéronse con el mayor arrojo
hácia los tirado.res enemigos, dispersáronlos
por completo, y los pontoneros pudieron co-
menzar de nuevo su trabajo, que se terminó
á eso de las once de la noche. Esto costó tres-
cientos hombres á los federales, que en cam-
bio hicieron treinta y cinco prisioneros al
enemigo (,le).


Poco despues comenzó á pasar una parte
de las tropas federales, á cuya cabeza iba el
general Franklin; las avanzadas se reunie-
ron luego y rechazaron los primeros pique-
tes del enemigo que encontraron al paso, pe-
ro las baterías del enemigo no hicieron por
esto un fuego muy nutrido: hubiérase dicho
que el general Lee temia abusar demasiado
pronto de su fuerza y de su posicion, y que
no queria desanimar á los federales, á fin de


(") Entre los voluntarios que se ofrecieron para cruzar
el rio, hallábase el reverendo Arturo D. Fuller, capellan del
regimiento de Massachusetts, el cual cayó muerto qe un ba-
lazo al atacar la orilla opuesta.




CAP. XIII. ESTADOS-U~IDOS. 137


atraerles mejor á lo que para él era un lazo Hancock y de French avanzaron suceSIViL-
hábilmente tendido. mente contra aquellas fatales alturas eriza-


Aunque el tiempo era algo fria y la tierra das de baterías, mas por desgracia esto
se hallaba cubierta de escarcha, amaneció el solo sirvió para aumentar el número de las
dia 12 templado, y en el valle de Rappahan- víctimas, pues la brigada Barksdale, perfec-
nock fué estendiéndose poco á poco una den- tamente parapetada, hacia impunemente
sa niebla, que impidió por algnn tiempo se fuego sobre sus enemigos, sembrando entre
formaran las columnas de asalto, pero á eso ellos la muerte y el esterminio. Despues de
de las once de le1 mañana un sol brillante cuatro ó cinco ataques consecutivos, el cuer-
despejó b atmósfera, yentonces el general po de ejército de Franklin, las divisiones de
Sumner lanzó al ataque de las alturas de Howard y de \Vilcox, .y cuantas habian to-
Marye á toda la division Cook, en tanto que mado parte en el primer encnentro, se reple-
la division Hancock desembocaba atrevida- garon, y llegada la noche, las diezmadas
mente por la parte de la ciudad, bajo la pro- tropas ele Sumner se retiraron á la ciudad,
teccion de las baterías de la orilla izquierda llena ya de muertos, de heridos y de ruinas.
del rio, proteccion que por cierto no fué muy El general Franklin , quien segun ya he-
eficaz. mos dicho mandaba el ala izquierda con nu-


Era de ver la bravura, la admirable sere- meros as tropas, habia recibido la noche an-
nidad con que los batallones federales avan- tes un refuerzo de dos divisiones, de modo
zaban al ataque de las alturas de Marye en que conbba ya con cincuenta y cinco mil
aquel dia de fatal recuerdo! Recibidos por una hombres, es decir, casi la mitad del ejército
llnvút de ba.las y proyectiles de todas clases, federal. Parece ser que Burnside deseaba que
hicieron alto un momento, se desplegaron en Franklin atacase con el grueso de las fuer-
ala avanzaron de nuevo volvieron á detener- , . '


, , gravemente hendo s los coroneles IIeenan, Jl[ulhollaml,
se un instante y se replegaron al fin dejando Banlwell y otl'OS muchos oficiales de distincion.')
á su paso montones de cadáveres; aquello era El corresponsal riel Times, que se hallaba en las alturas


ue lIfal'j"e observando las peripecias lle la lJatalla, escribió
en el cuartcI general ue Lee curiosos detalles para su pe-
rióJico, y Lleda entre otras cosas:


"A la division irlandesa, mandada por el generall\Ieagher,
se confió principalmente la empresa desespel'a(la de atacar
las alturas de Marye, dcspues de haberse formado en órdcn
de batalla bajo el mortífero fuego dc las baterias ue los se-
paratistas, Ni e\1 Fontenoy ni en \Vaterloo se batieron nun-
ca con tan indomable intrepidez los hijos de la verde Erin,


una carnicería espantosa, y á buen seguro que
no se habrá visto á ninglln hombre arrostrar
la muerte con tanta intrepidez como aquellos
bravos, pero todo era completamente inútil.
La brigada irlandesa de Meagher, sobre todo,
avanzó resueltamente contra el muro de pie-
dra que servía de parapeto á los separatis- ni se concih(~ mayor arrojo que el que mostraron al ata(~ar
tas, é hizo esfuerzos sobrehumanos para I seis veces consecutivas la casi inespugnable posicioll lle
:l 1 · l' , 1 ' I sus en81niQ"os. l esa ojal' a enemIgo, pero a as prImeras ~


, , ))XO creo que :i mortal alguno le hubiera sido dable apo-
descargas perdlO la mayor parte de su gen- ueral'se de aquella posieioll, tal como estaba defendida, y
te, y hubo de retirarse partt dejar su pues- debnte de la cual perdieron inútilmente su vida tantos
t 't 1" , (*) 1 b' d d I hombres. Los montones de cadáveres que se veian á cua-
"O a o ras e lVlslOnes . ,as rlO'a as e


b ¡ renta varas de distancia de los calloncs, bastaban pa-
ra prolJar qué elase de hombres eran los que habian desa-


(') El general Meagher decia en su parte oficial: "De los fiado á la muerte con la indomable bravura de una raza que
mil doscientos homlJres que entraron en fuego, solo dos- se ha cubierto de gloria en miles de batallas y que dió una
cientos ochenta contestaron á la lista al dia siguiente, yen I prueba mas de su intrepidez sublime en las alturas de Mnrye
{lste primer encuentro perllieron además la vida ó quedaron el 13 de diciembre de 18U2.>l


TOMO III.




llISTORIA DE LOS CAP. XIII.


zas, pero es el caso que este jefe no recibió la,
órden sino des pues del fatal encuentro, y si
con ella se queria indicar á Franklin defini-
tivamente que atacara con el grueso de sus
fuerzas, debió dictarse la órden con la, clari-
dad y precision que exige el servicio militar,
tratándose sobre todo de comunicaciones im-
l)ortantes en que es preciso evitar á toda cos-
ta la vaguedad y dar los detalles lo mas mi-
nuciosamente posible (*). Un Massena ó un
Blucher hubiera tenido seguramente bastan-
te con esta órden pa,ra atacar de una vez con
todas sus fuerzas, dejando que las tropas de
Hooker defendieran los puntos y formasen
] a reserva, mas para un Franklin era preci-
so esplicarse en términos menos equí"ocos.
Ba,sta decir, que aun hoy diLt y despues de
los muchos comentarios que se han hecho,
seria difícil esplicar exactamente cuál era el


(") L~ ¡\rilen de l3urnside decia así:
«El general H:udie, que permanecerá con vos todo el dia,


es el portador de este (lespadlO, pOI' el cual se os previene
que tcng:lis preparadas todas vuestras tropas para efec-
tuar Ull rüpido movimiento, b;:¡jando por el antiguo cilmino
de Richmond, desde donde dest:wareis inllwdiatamente
Hna division euando menos, que pasando por Smilhfield,
deherit apoderarse si es posible de las alturas conocidas
con el nombre de C:1pt. Hamilton, situadas cerca de l\Ias-
saponax. Esta di\'ision irá convenientemente apoyada y
cuidart{ elc asegurar la retirada. Se ha dado órden tambicn
al general Sumner para que avance á lo menos con una di-
vis ion por el Camino de l'lancñas hasta el punto donde se
intersecta con el camino del tel6grafo, siendo el principal
ohjeto apoderarse de las alturas que dominan estas dos
vias, pues (le este mouo se obligélrá al enemigo ú evacuar
lo(la la zona de colinas que se estiende entre estos puntos.
Salllner marchará en columnas á una distancia respetable
para pvitar toda colision que pudiera ocurrir en un movi-
miento gener:ll. Dos (!i\'i::;iunes elel general Hooker marcha-
rán á vuestra retaguardia para apoyaros, y pronto se
el1viar:\n copias de las instrucciones para los generales
SuOlner y Hooker. Tened todas las tropas dispuestas á fin
ue que puedan ponerse en marcha tan pronto como se di-
sipe la niebla. El santo y sella que deue darse ú todas las
(:ompaJ¡ias si es posible será la palalll'a Scott.


r.Tengo el honor de 0fre<Jerme eOIl el mayor respeto vues-
tro afectísimo servidor,


)) l"irOlado: Juan G. PW'kc¡', jefe de estado mayor.
\lAl mayor general Franklin, comandante en jefe de la


gran division del ejército del Potomac.lJ


proyecto de Burnside; ue todos modos, el he-
cho es que sus generales no lo supieron, re-
sultando de aquÍ que no se obrara con la
precision que era de esperar. Segun el con-
tenido de la órden, las tropas debian ponerse
en movimiento tan pronto como se disipase
la niebla, y cada uno de los generales debia
lanzar sobre dos puntos Jesignados una di-
vision al menos, bien apoyacla para asegu-
rar la retirada, etc.; ahol'a bien, preciso es
convenir que prescripciones de semejante na-
turaleza hacen vacilar á los que las reciben,
sin permitirles que se fijen con seguridad; na-
da mas natural que se tratase ele averiguar
cuáles eran las fuerzas del enemigo con dos
divisiones de vanguardia, mas para esto hu-
biera sido necesario dictar nI mismo tiempo
algunas disposiciones eventuales para el caso
de trabarse una accion general. Nacla decia
de esto la órden dirigida ¡i FrnnkEn, pues en
ella: al mismo tiempo que se le provcnia se
apodernse inmediatamente, con 1l1/a division
al t¡}~enos, de las alturas ele Capt. lLuniltoll,
prescribíasele que preparara todas sus tropas
para un rápido movimiento, bajando por el
antiguo camino de Riclmwnd, y esto equi-
valia á darle dos órdenes enteramente dis-
tintas, poniéndole en el caso de vacilar en la
eleccion. Además de esto, no se fijaban las
horas de ataque de las columnas, y no habia
medio de saber si su accion debia ser sucesi-
va ó simultánea, pues podian aJmitirse am-
bas hipótesis; tampoco era fácil comprender'
el cómo, operando vigorosamente en la es-
trema derecha al mismo tiempo que sobre la
izquierda del enemigo, se llegaria á cortar
su centro, segun lo indicaba el general Bllrn·
side. Vemos pues que enojosos contratiem-
pos precedieron á b batalla de Fredericks-
burg, tan funesta para los federales. HechLt
esta digresion, acabaremos de referir cómo
terminó tan sangrienta jornada.




CAP. Xlll. ESTADOS-UNIDOS:,


La gran division de Franklin, que, segun
ya hemos dicho, constaba de cuarenta mil
hombres, se componia de dos cuerpos de ejér-
cito, uno al mando de Reynolds con diez y
seis mil infantes, otro á las órdenes de
W. F. Smith, con veintilln mil, y la caballe-
ría manc1ad¿~ por Bayard. Á eso de las nue-
ve de la mañana Roynolds avanzó sobre la
izquierda en bnto que Meade 10 hacia por el
centro sufriendo el fuego de las baterías del
enemigo, que lo obligaron á detenerse, si
bien continuó luego adelantando en tanto que
uni\, de las divisiones de Hooker llegaba en
su apoyo seguida de las tropas de Birney y
do Gibbon. Una vez formado en línea de ba-
talla, todo el cuerpo de ejército de Reynolds,
Meade se aproximó resueltamente á las al-
turas mas cercanas que se veían al frente, y
á los pocos momentos trababa el combate con
las tropas del general A. P. Hill, cuyas dos
primeras brigadas retrocedieron, dejando en
poder del enomigo unos doscientos prisione-
ros. En a(luel l)reve combate cayó herido de
muerte el general unionista Gregg, cuando
trntabv, de formar en línea á los dispersos
tiradores de Orr.


Los separatistas, sin emhargo, iban reu-
niendo todas sus fuerzas: bien pronto llegó
la, division de Early, compuesta de las briga-
das de Lawton y Trimble, en apoyo del ge-
neral I-lill, y entonces la division Meade, así
como bs demás tropas que la apoyaban, no
pudiendo resistir [í, la superioridad del nú-
mero, comenzaron ü retirarse, no sin sufrir
considerables pérdidas; al llegar ü b vía fér-
rea, los federales tr:1taron de hacer frente á
sus perseguidores, pero de nuevo se vieron
precisados á ceder el terreno ante una impe-
tuosa carga de los confederados, (lnienos co-
gieron entonces una infinidad de prisioneros.


El general Moade~ que habia mandado á
pedir auxilio, filé reforzado á poco por el ge·


neral Gibbon, el cual avanzaba sobre su de··
recha mientras una de las brigadas ele Bir-
ney lo hacia por la izquierda, por cuyo medio
fué ya posible, no solo contener, sino rechazar
al enemigo. Entonces b division Meade, qlle
habia perdido mil setecientos sesenta hom-
bres de los seis mil que tomaron parte en la
accion, en la cual murió C. P. Jackson, uno
ele sus generales, quedando gravemente he-
rielo el coronel Sinclair, comenzó á retirarse
en bnen órden, mientras que algunos soldados
sacabtl,n del campo de batalla al general Gib·
bon, herido igualmente de un casco do me-
tralla.


La elivision Sickles, que seguia de cerca
á la ele Birney, entró á su vez en línea, y
aun cuanelo el cuerpo <1e ejército de Smith,
compuesto de veintiun mil hombres, se ha-
bia quedado cerca de Predericksburg, sin
tomar parte en la lucha de una manera de-
cisiva, los federales presentaban un centro
tan compacto en su nueva posicion, que
Stonewall J ackson no creyó prudente to-
lllar b ofensiva hasta llegada la noche, en
cuya hora tampoco le pareció conveniente
atacar (1'). Los federales por su parte no
avanzaron desde un principio, ·porque el ala
izquierda del cuerpo de ejército de ReJ'nolds
tenia ante sí á la caballería ele Stuart y una


(') El general Jackson decia ingénuamcnte en Sil parte
oficial:


((Itechazado en su izquierda y derecha, asi como tambien
en el centro, el enemigo reforzó poco despnes sus lineas,
prlreeicnr]o dispuesto á reuovar el ator¡ue. Yo espej"(~ á pi(~
firme, pero como los federales no avanzaban, pensé por un
momento tomar la ofensiva, aun cuando Lt artilleria del
enemig-o estriba situada de tal modo, que era m11y peligroso
jJrlD nuestras tr,J[las aV,lllzar por la llanura .. \ fin de asegu-
rar el éxito, evitando un Ilesastre, aplacé el movimiento
hasta la noche, á fin !le aprovecharme de la oscuridad en
el caso de ser necesario emprender la l:etiruda. Contratiem-
pos imprevjstos impidieron que todo estuviese dispuesto
para lrl hora prefijada, y como á poco rompiera el fuego la
artillería del enemigo, b:,rricndo todo el terreno qu.e OCl!-
páhamos, Ilcsistí por completo del ataqu(;.))




HISTORIA DE LO; CAP. XliI.


batería enemiga cuyos fuegos cruzados mo-¡ temor de eng'añarse mucho, pueden calcu-
lestaban mucho á las tropas que llegaban larse en seis mil, contando quinientos pri-
desde el Rappahannock. Un regimiento de sionoros no heridos. Lee anunciaba haber
Nueva-York recibió al momento órden de cogido por su parte novecientos de estos úl-
apoderarse de la batería á toda costa, pero timos y nueve mil armas de todas clases (*).
fueron inutiles todos sus esfuerzos, así como I Así terminó lo que el corresponsal del
tambien los del general rryler, que se vió ' TÚl'teS, que tomaba sus apuntes en el cuar-
rechazado con numerosas pérdidas. El fue- tel general de Lee, llamó un dia memorable
go mortífero de los separatistas contuvo una para la historia de la decadencia de la re-
tercera carga, pero como en aquel momento pública americalta, pero que realmente no
llegasen numerosas tropas de refresco, el fué sino un dia de luto en que se vertió san-
enemigo fué concentrándose gradualmente gre preciosa que debia, no obstante, regene-
hácia el Massaponax, donde se mantuvo rar una república engrandeciéndola á los
firme hasta que, llegada la noche, cesó el ojos del mundo!
fuego y el combate. I Si no mediase su propio testimonio, pare-


Las pérdidas de los federales en aquella ceria increible que al dia siguiente de una
encarnizada y sangrienta batalla no bnjaron sangrienta derrotl1 resolviese el general
de quince mil hombres, por mas que en el Burnside atacar de nuevo al enemigo por el
parte oficial no aparezcfLn sino trece mil se- mismo punto donde se habian perdido diez
tecientos setenta y uno en la forma siguiente: mil hombres al tratar de apoderarse de unfL


posicion casi inespugnable (* *). Segura-
Muertos. Heridos. llstraviado~. TOTAL.


Division IIooker.. ;127. 2,4(j\), 752, 3,348 (') El general Longstreet manifestaba en el parte que
Cuerpo de ej~~rcitl\


de Franklin. . 3:38, 2,1~iO! Ull1, 4,679
nivision Sumner. 480, 4,1W, 85;-;, 5,4\)4
Ingenicros. • 7, 43, 50


Total. • 1,152, \),101, 3,518, 13,771


De todas estas pérdidas ninguna fué segu-
Tamente tan sentida como la del mayor ge-
neral Jorge D. Bayard, jefe de la caballería
unionista, que, herido mortalmente de un
casco de metralla, murió aquella misma no-
che á los veintiocho años de edad, y en vís-
peras de casarse ventajosamente. Su muerte
causó un dolor profundo á muchas personas
que le profesaban la mas tierna amistad.


El general Lee aseguraba en su parte
oficial no haber perdido sino mil ochocien-
tos hombres, pero esto no debe ser exacto,
pues solo de los partes de Longstreet y de
Jackson resultan cinco mil bajas, que sin


sus pérdidas eran laR sigllientes:


Mucrtos.. .
Heridos. . .
Estraviados.


Total


231
1,516


127


1,8ll4


El gencral Jackson daba las siguientes cifras:
Mucrtos.. . 344
Heridos. . . 2,5;'15
Estraviados. G2G


Total 3,415


Lo eual da para ambos jefes una pérditla tIc cinco mil
trescientos nueve hombres ('ntre los cuales se contaban
varios oficiales de distineion.


(") En el testimonio presentado por Rurnside antel:\
comision de guerra para dar cuenta de su c.onducta, decia
lo siguicnte, entre otras cosas:


t,Nuestros dos primeros ataques fueron rechazados, si
bien pudimos c.onservar una parte del terreno donde sc
trabó el combate.


))Aquella misma noche recorria el campamento, y como
estuve con los oficiales y soldados hasta el amanecer, pude
observar que por lo gcneral no se deseaba renovar el ata-
que á la mañana siguiente.


)Entrado ya el dia volvi á mis cuarteles, y despues de








CAP. XLI!. ESTADOS-UNlOOS.


mente se hubiera presenciado una segunda se llevó á cabo durante la noche del 15 sin
-carnicería tan espantosa como la primera, sufrir pérdida alguna de consideracion. En
pero gracias á las prudentes y oportunas la plaza solo quedaron algunos heridos de
advertencias del general Sumner, que nun- gravedad y una considerable cantidad de mu-
ca se quedaba atrás cuando se trataba do nieiones, de cuya custodia se encargaron va-
atacar al enemigo, y merced igualmente á rios piquetes, pero Franklin no perdió un
las protestas de todos los jefes del ejército, solo hombre ni abandonó un cañon que pu-
no se incurrió en semejante locura, y Burn- Jiera servir de trofeo de aquella sangrienta
side cedió, evitándose así un sacrificio inútil victoria. Los federales tuvieron tambien la
que hubiera costado mucha sangre. preeaucion de recoger sus puentes á fin de


En los dias 14 y 15 ambos ejércitos conti- evitar que el enemigo pudiera utilizarse de
nnaron en sus respectivas posiciones, uno I ellos. Al día siguiente los separatistas vol-
en presencia de otro: Lee se fortificaba cada vieron á ocupar á Fredericksburg, disper-
vez mas, por si acaso le atacaba el enemigo, sundo á los piquetes federales, y desde enton-
pero al fin Bllrnside resolvió cruzar el rio ces ambos ejércitos quedaron separados por
con todas sus tropas, escepto el cuerpo de el Rappahannock, que siempre habia sido el
ejército de lIooker, á fin de seguir ocupando límite y la línea divis~ria de dos reinos
á Fredericksburg. Sin embargo, habiéndole hostiles.
indicado este último jofe que no seria posible Antes de efectuar este movimiento, los
conservar la ciudad, Bllrnside resolvió re ti- federales esperaban ser acometidos por los
rarse con todas sus tropas,' cuyo movimiento separatistas, pero Lee no oreyó prudente
com'ersar largmnente con el general SUffincr, manifestéle abandonar su posioion ni atacar las baterías
que desoalJa que á la maüann siguiente se formase en eo-
lllmnas de ataque el cuerpo de ejército que yo manLlaba
antes, (ómllpuesto de unos diez y ocho regimientos, á fin
Lle asaltm: las lineas del enemigo. En mi concepto, estos
regimientos, sucediéndose rúpillamcnte unos á otros en el
ablqlw, podrian apoderarse del muro de piedra y de las
baterías mas prúximas, obligando al enemigo á pasar á su
se;,;ulld<J linea de defensa sin darle tiempo para romper el
fuego. Dicho esto me separé del general Sumner en esta
intdigeneia, previniéndole diese la órden, que en efecto
fué comunieada, formándose al efeelo la columna de
ataque.


))A la mallan a siguiente, poco antes de que b eolumna se
pllsiern. en marcha, acercóse á mí Sumner y me dijo: «Ge-
neral, yo espero que desistireis dd ataque, pues tengo en-
tendido que no lo aprueba ninguno de los jefes, y por mi
parte creo que podrá ocurrir un segundo desastre.)) Seme-
j:mte acl\"ertencia hecha por un hombre como Sumner, que
siempre deseaba ser el primero en acometer al enemigo,
cuando era posilJle, me hizo vaeilar, y dando órdcn para
que no avanzase la columna, mandé llamar á los demas
jef"s á fin de consultarlos. Tollas ellos se declararon uná-
nimemente en contra del ataque, incluso el mismo general
Frankin, y en vista de ello, desistí de mi proyecto, com-
prendiendo que no debia yo cargar solo con toda la res-
ponsabilidad, aun cuando creyera que nueslras tropas po-
·drian apoderarse de la posicion del enemigo.))


enemigas sitúadas en la orilla izquierda, es-
poniéndose á un desastre, como el de que
fueron víctimas los unionistas. Seguramente
ignoraba el general Lee cuán numerosas
eran las pérdidas de sus enemigos, pero aun
ouando lo hubiese sabido, era natural que no
quisiera arriesgarse á sufrir una derrota
des pues de obtener tan ruidosa victoria. El
general J ackson lo aconsejó así, y este conse-
jo era tan acertado como prudente: hacer
avanzar á las tropas, arrostrando el fuego de
la artillería enemiga, convenientemente si-
tuada en la orilla opuesta del Rappahan-
nock, era imitar la torpeza en que incur-
rió Bllrnside, y Lee no podia aventurarse
á perder quince mil hombres como lo hi-
cieron los federales (*). Así pues, el jefe


(') La órden general del dia publicada por Lee con fe-
cha 21 de diciembre, en la eual felicitaba al ejército por s
victoria, deeia entre otras cosas lo siguiente:




442 HISTORIA DE LOS CAP. Xnl


separatista no se opuso ti que el enemigo dentes imprevistos, debia recaer sobre el
emprendiera la retirada por sus frágiles mismo general en jefe. No era preciso de nin-
puentes sin molestarle en lo mas mínimo, y gun modo atacar de frente una posicion tan
bien hubiera podido decirse que Lee sabia fuerte como la de los separatistas, pues pres-
mejor vencer que aprovecharse de la. victoria. cindiendo de que no se aseguraba la retirada
De todos modos, preciso es reconocer que su á todas las tropas que tomaran parte en la
reciente triunfo bastaba por el pronto para accion, hacíase preciso dejar muchas fller-
satisfacer su amor propio, pues además de h zas ociosas para guardar los puentes, y tam-
gloria de haber desbaratado los grandes pro- poco era posible emplear convenientemente
yectos del general unionista, sus pérdidas la artillería. El general Bnrnside debió ha-
eran insignificantes comparadas con las que berse propuesto desalojar :j, Lee maniobran-
sufriera el enemigo. do sobre sus flancos, y al decir esto, no es


La derrota de los federales, precisamente nuestro propósito acusar á este jefe, cuyos
cuan(lo se ücababa de confinf el mando del errores mas bien parecen proceder de una
ejército á Burnsidc, causó en el Norte una falta de esperiencia para conducir un gran
profunda sensacion, y como es natural, las ejército, que de una falta de celo, de energía
Cámaras federales se ocuparon del hecho, ó de valor. Bnrnside habia preparado su
disponiéndose acto continllo que se abriera. ataque bastante de antemano, y una vez co-'
lIn informe á fin de averiguar de parte de menzada la accion, dió pruebas de actí vi dad ,
quién estaba la falta. Al principio se desig- de valor y de sangre fria, pero esto no podia
naba á Franklin, á quien se acusó de no ha- compensar el defecto de sus primeras dispo-
ber obedecido las órdenes del general enjefe, . siciones, ó mas bien la ausencia de estas:
dando lugar con esto á que el ejército que- aun cuando se tengD. el mejor telégrnJo del
clara derrotado on vez de obtener una bri- mundo, no bastaria para dirigir la accion de
lIante victoria. Ahora bien, esta acusacion, catorce divisiones formadas en dos grandes
que comenzó á circular desde el dia siguien- columnas, cuando los jefes no saben exacta-
te á la batalla y se publicó'en los periódicos, mente lo que se espera de ellos y lo que de-
carecia de fundamento, ,como ya compren- ben hacer.
derán nuestros lectores, pues sabido es qne Por lo demás, Burnside no trató de echar
Franklin no faltó á la obediencia. ni dejó de la culpa á nadie, y muy lejos de esto, cargó
tener energía; la falta, si falta so habia co- con toda la responsabilidad al redactar su
metido, y en el caso de no achacarla á inci- informo para el general RaUeck, si bien so


,(El numeroso cjórcito encmi;¡o terminó sus preparati-
vos de atarrlle sin interrupcion alguna, y dió la lJatalla en la
hora que le pareció m~s eonyenicnle y en el terreno elc-
iliclo por 811·$ jf?(es.


') Veinte mil hombres de nueslro valeroso ejército sos-
tuvieron el choque, y las columnas enemigas, destrozadas
J' desbaratadas, retl'Oeedieron en desórdcn en medio de una
carniceria tan espantcsa, que se dieron por muy contentos


asegura que en cartas confidenciales dirigi-
das al Gobierno, se qu~jó de algnnos do sns
oficiales, especialmente del general Hooker.
que parecia empeñado en hacerle la contra.
Semejante estado do cosas no podia menos
de ocasionar una crísis entre los diversos


con evitar la muerte tollas aquellos que avnnzaron contan- jefes, yen efecto, esta bD. muy cercano el dia
(lo eomo segura la vicloria.') en que Bnrnside debía dejar el mando del


Vemos qne esto no es del todo exacto y nos parece que ., . . I~stas errólwas apreciaciones no dicen bicn en un gran 501- ejerCIto del Potomac. l\lIentras que las tro-
,1:<<11) y jefe de tanta nota como Lec. I pas se reorganizaban y su jefe formaba nue-




CAP.XlJI. ESTADOS-UNIDOS. 4iJ


vos planes de campafia, continuábanse las donde el Gobierno tuviera á bien enviarle.
ftveriguacíones, tanto oficial como oncÍosa- De este modo cesó Burnside en el mando del
mente, acerca de la conducta de Burnside, ejército del Potomac. Tambien Franldin fué
y llegó el caso de que todos los oficiales relevado do sus funciones, mientras el gene-
superiores del ejército) en uso de su derecho, ral Hooker, que no habia tomado parte en la
hiciera.n a.l Gobierno sus observaciones por jornadct del 13 de diciembre, obtuvo
-escrito, hasta el punto de que, molestado el mando en jefe del ejército del Po- 1862.
ya el Presidente, mandó llamar á Burnside tomac. El general Surnner pidió permiso
á 'Washington á fin de que manifestara cuál para retirarse del servicio, y poco desput)s
era el espíritu que predominabi1 en el ejér- murió en Syracusi1 á los setenta y dos Míos
cito. A consecuencia de esto, celebraron am- de edad.
bos una larga conferencia, y al dia siguiente
volvió el general á reunirse con sus tropas,
pero no quiso continuar las operaciones mi-
litares sin purgar á su ejército de los ele-
mentos de oposicion é indisciplina que parali-
zaban sus esfuerzos poniéndole en mal lugar
-con el Gobierno de \Vashington. Esto sobre
todo fué lo que le indujo á redactar su ór-
den general, número 8, por la que relevaba
del servicio á ciertos jefes, entre los que
se contaban los generales Hooker, Brooks,
Newton, Franklin, Smith, Cochrane, y Tay-
101', pero antes de publicarla, y siguiendo el
consejo de un amigo, quiso someterla al
Presidente para su aprobacion.


Disgustado por el mal giro que iba toman-
do este asunto, aunque convencido de 1<1 opo-
sicion sistemática que se hacia contra Burn-
side, incompatible con ht unidad y armonía
que deben existir en todo ejército, el Presi-
dente Lincoln reflexionó durante algunos
dias, pero persuadiéndose al fin de que el gene-
ral en jefe no consiguiria triunfar de los obs-
táculos que podrian presentársele, decidió se


á sacrificar á BUrllside, y en 25 de
1863. 1 t'f!' . b b enero e no l11CO que no se apro a· a
su órden, número 8, y que por lo tanto que-
daba aceptada su dimision. El general Burn-
side quiso protestar y hacer público que él
no dimitiit, mas le aconsejaron que no diese
ningun paso, y al fin se convino á servir


El nombramiento del general Hooker, uno
de los veteranos del ejército regular y tam-
bien de los voluntarios, fué acogido favora-
hlemente por las tropas y por el pais, y dc
este modo el Gobierno, que como era natu-
ral, atendia sobre tod€> á sus intereses, llegó
á desembarazarse sin gran csfuerzo de cua-
tro generales de encontradas opiniones y
diversa popularidad, es decir, de Mc Clellan,
Porter, Burnside y Franklin, quedando en
lugar de estos el general Hooker, quien, se-
gun dicen, participaba de las opiniones del
Presidente en las cuestiones políticas que
comenzaban á dividir al Norte. La reputacion
de este jefe era entonces muy gTande, acaso
un poco exagerada; escelente táctico y buen
soldado, nadie dirigia mejor que él un
ataque contra el enemigo, pero el mando su-
premo exige otras cualidades que I-Iooker
no poseía en alto grado. Ko obstante, espe-
rábanse de él prodigios, y sobre todo que
continnaria con vigor las operaciones de la,
campaña, lo cnal parecia dispuesto á cum-
plir el nuevo general en jefe, separa-


. 1863 do solo entonces de su enemIgo por
el Rappahannock, en cuyas orillas estable-
cieron ambos ejércitos sus cuarteles de in-
vierno hasta fin de abril.


Cuando el general Hooker se encargó del
mando del ejército del Potomac, vió que es-
taba completamente desmoralizado y que era.




44i HISTORIA DE LOS CAP. XII l.


preciso restablecer la disciplina eutre las allá de la via férrea de Orange y Alejandría r
tropas, pues no pasaba dia sin que deserta- á fin de atacar á la caballería separatista al'
ran cuando menos doscientos hombres, aten- mando de Hugo Lee, que en su concepto
dido que muchos soldados recibian clandes- constaba de unos dos mil ginetes. Hecho es-
tinamente trajes de paisano de sus parientes I to se apoderaria do Gordonsville, en cuyo
y amigos á fin de facilitar su fuga y retirarse punto, así como en todo el espacio que se es-
de un servicio de que ya se iban cansando. tiende entre Fredericksburg y Richmond,
Segun los registros de filiaciones, resultaban debia cortar los telégrafos, interceptar las
ausentes nada menos que dos mil novecientos comunicaciones y destruir los puentes, hos-
veintidos oficiales y ochenta y un mil no- tigando lo mas posible al ejército enemigo~
vecientos sesenta y cuatro subalternos entre que á no dudarlo se retiraba entonces hácia
sargentos y soldados, muchos de los cuales Richmond. El espíritu de las instrucciones
se hallaban seguramente enfermos en su comunicadas á Stoneman podia traducirse
hospital respectivo, si bien era, do creer que del modo siguiente:
la mayorLa habia desertado ("'). El general «Sea siempre vuestra divisa pelear, y no
Hooker consagró los dos primeros meses á abandoneis un momento la lucha, teniendo
restablecer la disciplina, perfeccionar la 01'- presente que el tiempo es precioso para nues-
ganizacion y enardecer el espíritu de sus tros jefes.
tropas, y en esto procedió con tal tino, que «A vos corresponde, general, tomar la ini-
muy pronto tuvo un ejército, que tanto por ciativa de las operaciones de ese grande
el número de soldados como por sus buenas ejército, y de vuestro acertado mando y 're-
disposiciones, era superior á cuantos se ha- conocida pericia, dependerá seguramente el
bian visto en aquel continente,' escepto, no éxito de la campaña. No olvideis que la ce-
obstante, el que mandaba Mc Clellan du- leridad, la audacia y la resolucion son el to-
rante los tres primeros meses de 1861. Este do en la guerra, especialmente tratándose
ejército se componia de unos cien mil infan- de empresas como la que teneis ahora el en-
tes, diez mil artilleros y trece mil ginetes, cargo de acometer.» .
siendo de advertir que hasta entonces no se La caballería unionista se puso inmediata-
habia visto un cuerpo de caballería mas lu- mente en marcha en direccion al Oeste t
cido en todo el territorio americano, pues destacando de vanuuardia una division,


I 1:)


como en el Sur empezaban á ser muy esc[t- i pero habiendo empezado á llover copiosa-
sos los caballos y el fOlT3,je, no era fácil 01'- mente, creció de tal modo el rio, que fué
ganizar un cuerpo de este arma que pudiera preciso enviar un parte para que volviera;
competir con el del Norte. una série de esas tempestades, tan comunes


Terminados ya todos los preparativos, en el mes de abril, puso en tal estado los cami-
Hooker destacó á Stonemal1 en 13 de nos, á callsa sobre todo de la impetuosidad de


1863.
abril con la mayor parte de su caba- las corrientes, que se creyó necesario aplazar


llería, previniéndole cruzara el rio por ma:s el movimiento baste el 28,10 cnal fué muy
(') Así se consignaba en el informe del general Hooker,


pero eg de creer que en este enorme total se comprendían
todos aquellos que desertaron del ejéreito desde la organi-
zacion de este, así como tambien los enfermos ylleridos que
se hallaban en los hospítales.


acertado, pues entonces precisamente, el ge-
neral separatista Longstreet, destacado por
Lee con tres divisiones, se dirigia contra el
general Peck, situado cerca del rio J acolJo~




CAP. XIlI. ESTADOS-UNIDOS. 445


El dia 28, pues, las columnas franquearon
el Rappahannock por el vado de Kelly, á
cuatro ó cinco millas mas allá de la confluen-
cia de este rio con el Rapidan; desde este
punto el ala derecha se dirigió hácia el Sur
marchando siempre en dos columnas, Mea-
de por la izquierda, y Howard y Slocum por
la derecha. El primero cruzó el Rapidan por
el vado de Ely's, el segundo por el de Ger-
mania Mills, y ambos se reunieron luego en
Ohancellorsville. Entre tanto el cuerpo de
ejército de Oouch se aproximó, cuidando de
ocultar su movimiento lo mas posible, á los
vados de la Union y de Banks, dispuesto á
cruzar cuando los protegiese la vanguardia,
y llegado el momento, sin que ocurriese con-
tratiempo alguno, Oouch pasó á la orilla
opuesta por un puente de barcas sin perder
un solo hombre. El general Hooker inspec-
cionaba desde Morrisville este movimiento.


Ohancellorsville, que ni siquiera puede
llamarse pueblo, pues no se encuentra allí
mas que una sola casa, que es un magnífico
edificio de ladrillo con varias dependencias,
se hallaba á unas doce millas al Oeste de
Fredericksburg; dos malos caminos condu-
cen á los vados de la Union y de Banks, y en
los alrededores se estienden vastísimos bos-
ques muy distintos entre sí, pues mientras
los unos son muy espesos, los otros pueden
cruzarse fácilmente.


Alrededor de la casa d'e Ohancellorsville
hay una llanura cultivada que se estiende há-
cia el Oeste; en la direccion de los vados se
elevan algunas colinas, y entre estas serpen-
tea un riachuelo afluyente del Rappahan-
nock. Tal era el punto que Hooker h;:tbia
elegido para establecer el centro de nna po-
sicion defensiva, así como tambien su cuartel
general.


El importante movimiento de los federales
se habia llevado á cabo con el mayor acierto,


TOMO lII.


pues se hizo creer al enemigo q ne se trataba
de cruzar por mas abajo de Frederieksburg:
la division Sedgwick se encargó de echar los
puentes, protegida por las de Reynolds y
Sickles, y terminada la operacion al amane-
cer del dia 29, cru7~ó primeramente la divi-
sion Brooks, la cual dispersó los piquetes
que lnego encontró al paso, despejándose el
camino para las demás tropas. Acto conti-
nuo se recogieron los puentes, y sin mas no-
vedad que haber cambiado algllnos tiros con
el enemigo, reuniéronse todas las fuerzas en
la orilla opuesta, de modo que Hooker se
vió al fin al frente de unos setenta mil hom-
bres concentrados en Ohancellorsville y sus
alrededores. Solo Sedgwick tenia á sus ór-
denes veintidos mil infantes, mientras el
general Gibbon, que seguia en su campa-
mento de Falmouth, custodiando los depósi-
tos de armas y municiones, contaba lo me-
nos con seis mil, de modo que en aquel punto
reunian los federales un ejército de cerca de
treinta mil hombres.


No puede negarse que Hooker habia pro-
cedido con mucho tino .y acierto en esta
primera operacion, pues con tal sigilo se
practicó el movimiento, que Lee no tuvo
tiempo de apercibirse, y el paso del Rappa-
hannock se efectuó sin perder un solo hom-
bre. El general Hooker estaba tan contento
como si hubiese alcanzado una gran victo-
ria; tanto es así, que se le oyó decir: «Ten-
go al ejército de Lee en una mano y al de
Richmond en otra,) Y para dar á conocer al
ejército su satisfaccion, publicó la siguiente
órden del dia:


«Cuartel general del ejército del Potomac.
» Campamento cerca de Falmouth,


» Abril 30 de 18ü3.
»El general en jefe tiene el gusto deanun-


ciar al ejército que las operaciones de estos
56




446 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


tres últimos di as nos aseguran la victoria,
pues el enemigo se verá precisado á retirar-
se sin aceptar la lucha ó á salir de sus líneas
de defensa para presentarnos la batalla en el
terreno elegido por nosotros, en cuyo caso es
segura su destruccion .. El movimiento lle-
vado á cabo equivale casi á una brillante
victoria.


» Por órden del general Hooker,
»El Ayudante general,


8. Guillermo. Asst.»


No se comprende, sin embargo, por qué
Hooker, que contaba con un ejército tan nu-
meroso, se de,tenia en Chancellorsville, don-
de por órden suya se construían á toda prisa
atrincheramientos. ¿POI' qué ponerse á la de-
fensiva en vez de marchar contra Lee para
acometerle en sus líneas mismas antes de de-
jarle tiempo de prepararse al ataque y á la
defensa? Parece ser que Hooker estaba per-
suadido de que en aq ueUa posicion tenia
estrechados :), los separatistas de tal modo,
que estos se verian obligados á batirse con
desventaja ó á emprender la retirada apre-
suradamente; esto es á lo menos lo que se
desprende de su órden del 30 de abril.


Los vados del Rappahannock, que se ha-
llan hácia FrederickslJurg, estaban custo-
diados por el general Anderson con tres bri-
gadas compuestas de ocho mil hombres, pe-
ro Hooker habia tomado sus medidas tan
acertadamente, que no dió tiempo á los sepa-
ratistas para pedir refuerzos, y de este modo
Anderson hubo de retirarse rápidamente por


alrededores. Ya el 29 supo lo que proyecta-
ban los federales, así como tambien que estos
se habian dividido en dos grandes columnas
con objeto de cogerle entre dos fuegos de
frente, acometiéndole al mismo tiempo por la
izquierda, y entonces, con esa prontitud y
esa rapidez de comprension que le distin-
guian, el general separatista no perdió tiem-
po en aprovecharse de las ventDjas que le
ofrecia su posicion central. El29 reforzó su
izquierda, al mando del general Anderson,
con dos columnas que debian replegarse á la
mitad del camino de Chancellorsville, yel30
marchó sobre este punto con todas sus fuer-
zas, compuestas de unos cincuenta mil,
hombres, sin dejar en las alturas de Frede-
ricksburg mas que algunos cañones y una
escasa fuerza á las órdenes del general Barks-
dale. Cuando supo Lee que los federales ocu-
pahan una huena posicion en Chancellorsvi-
He, resolvió no dirigir el ataque principal
por su frente, y pareciéndole que para con-
tener al enemigo bastarian dos divisiones,
dispuso qne el general Jackson, con el grueso'
de las fuerzas, diese un rodeo para acometerle
de improviso por su flanco, rechazándole
hasta el rio.


Esta maniohra, tan hábilmente comhina-
da como llevada á cabo, obtuvo el mejor
éxito: en la noche del 30 comenzó el gene':'
ral J ackson su movimiento con las tres
divisiones de A. Hill, Rhodes y Trimble, en
tanto que Lee desplegaba en ala delante de
Chancellorsville las divisiones de Anderson
y Mc Laws. El 2 de mayo por la mañana


no contar con suficientes fuerzas para opo- se halla,ba ya Jackson ocupando sus posicio-
nerse al paso del enemigo. nes, donde esperaba solo la órden de atacar


El general Lee, no ohstante, vigilaba aten- al enemigo.
tamente á sus contrarios, y hasta averiguar Habiendo practicado los federales un re-
cuáles serian los designios de Hooker per- conocimiento en direccion á Fredericksburg,
maneció tranquilamente en sus líneas, limi-¡ sin encontrar á enemigo alguno, el general
tándose á practicar reconocimientos en los Hooker dispuso que avanzara la tercera di-




GAP. XIII. ESTADOS-UNIDOS. 417


vision de Sykes, apoyada por otras fuerzas
que, separándose un poco, se dirigieran hácia
la parte Oeste de Chancellorsville. Sykes
resolvió entonces avanzar dos ó tres millas
mas hácia la ciudad, pero apenas hubo recor-
rido una, cuando encontró numerosas fuer-
zas enemigas, y se trabó una obstinada refrie-
ga en la que resultaron numerosas 'pérdidas
por ambas partes. Los separatistas estendie-
ron su línea con la intencion de flanquear á
los federales, mientras Sykes trataba, aun-
que en vano, de reunirse con la division
Slocum por su derecha, mas no pudiendo
conseguirlo, y habiéndose destacado al ge-
neral \Varren para que llevara un parte á
Hooker, éste envió á Sykes órden de retirar-
se, lo cual se hizo sin sufrir grandes pérdi-
das, á pesar de que el enemigo seguia de
cerca á la retaguardia de los federales. Ve-
mos pues que en el primer encuentro no era
á Hooker á guien tocaba proclamar la victo-
ria, y á fe que no era este muy buen prece-
dente para conservar su prestigio. Apenas
llegada la noche, los bosques que se esten-
dian frente á la posicion de los federales se
hallaban literalmente infestados por los tira-
dores del ejército separatista, y en la cima de


las colinas veíanse sus baterías, que
1863. . 1 f b Ch rompieron e uego so re ance-
llorsville en la mañana del sábado 2 de
mayo.


La division Sickles, que acababa de llegar
de Fredericksburg, habia pasado á reforzar
el centro del ejército federal, pero como á
las ocho de la mañana llegase Eirney con
una division y manifestara que los separa-
tistas adelantaban como para atacar el cen-
tro, Hooker dió órden de avanzar á Sickles
y su division, apoyada por algunas fuer-
zas mas, á fin de hacer frente al enemigo en
caso necesario. Á las diez de la mañana
dispuso Birney que la batería de Clark rom-


piese el fuego sobre los tiradores del enemi-
go, los cuales se dispersaron bien pronto
desordenadamente, y una hora despues Sic-
kles mandó á Birney que atacara á la pri-
mera columna de los confederados; dos ba-
terías, convenientemente situadas, y Hna
vigorosa carga, bastaron para rechazar á
la columna enemiga, que dejó quinientos
prisioneros en poder de los federales. La
noche puso fin al combate, pero ya una
parte de las tropas unionistas ocupaba todo
el camino por donde poco antes pasaran las
tropas ele Lee.


De repente, numerosos fugitivos, proce-
dentes de la retaguardia de Birney, trajeron
la noticia de que acababa de ocurrir un gran
desastre. Un movimiento simulado de los
separatistas habia .hecho creer al general
Howard que estos se retiraban hácia Rich-
mond, pero bien pronto debieron convencer-
se los federales ele lo contrario. El general
Stonewall J ackson acababa de desembocar del
bosque repentinamente á la cabeza de vein-
ticinco mil hombres, y sus columnas de ata-
que invadieron en un abrir y cerrar de ojos el
campamento enemigo, lanzando gritos atro-
nadores. La division Devens, que formaba la
estrema derecha de los unionistas, sorpren-
dida ante aquel imprevisto ataque, apenas
tuvo tiempo para replegarse despues de las
primeras descargas, en una de las cuales
quedó gravemente herido sujefe, yen el ma-
yor desórden comenzó á retirarse hácia el
camino de Chancellorsville con objeto de
reunirse al general Schurz, pero esta division
ya no estaba en su puesto, acaso por haber
tenido que retirarse tambien. El regimiento
de Connecticut, uno de los que mas se resis-
tieron, sufrió considerables baj as, entre las
cuales se contaban dos coroneles y otros ofi-
ciales distinguidos; el desórden era espanto-
so, comenzaba á cundir el pánico, y á pesar




448 HISTORIA DE LOS CAP, XIlI.


de los sobrehumanos esfuerzos de los jefes,
no fué posible contener á las tropas y reunir
á los fugitivos, que en la mayor confusion se
dirigieron á Chancellorsville, alarmando con
esto á todo el resto del ejército.


Sickles se estaba preparando para un gran
ataque, y ya habia obtenido que Hooker le
enviara un refuerzo de mil ginetes de la ca-
ballería de Pleasanton, cuando recibió la no-
ticia de la derrota de Howard, noticia á que
no queria dar crédito porque no habia oido
descarga alguna, pero de cuya certeza pudo
convencerse bien pronto. No solo estaban
derrotadas las tropas de Howard, sino que los
triunfantes separatistas se dirigian ya sobre
su retaguardia, de tal modo, que cuando en-
vió á pedir refuerzos á Hooker, éste le con-
testó que no era posible, pues los necesitaba
él para hacer frente al enemigo é impedirle
que se apoderara de Chancellorsville.


La situacion de Sickles era verdaderamen-
te crítica, aun cuando contaba con sus dos
divisiones y su artillería, pero en aquel mo-
mento llegaba Pleasanton con parte de su
caballería, reuniendo á los fugitivos, y ha-
biéndosele dicho que era preciso dar una
carga, volvióse Pleasanton hácia el mayor
Keenan, y le dijo: «Mayor, no podemos dis-
poner sino de quinientos ginetes para conte-
ner á los veinticinco mil hombres de J ack-
son, pero es preciso que acometais al enemigo
en esos bosques y que ganeis tiempo mien-
tras yo sitúo algunos cañones; es preciso que
lo hagais cueste lo que cueste.» El noble pa-
triota comprendia harto bien que aquella era
su sentencia de muerte, pero sonriendo con
calma, no contestó mas que estas dos pala-
bras: ¡Lo haré! Diez minutos despues el ma-
yor Keenan, acribillado de heridas, exhalaba
el último aliento en el campo del honor, y á
su lado caia tambien la mayor parte del re-
gimiento, completamente destrozado, pero la


carga contuvo por algunos momentos á los
separatistas, dando tiempo á Pleasanton pa-
ra formar una batería, sobre la cual espera-
ba que avanzase el enemigo.


No tardó este en hacerse esperar: los ba-
tallones confederados ocupaban el bosque, y
como iba aproximándose la noche, recurrie-
ron aquellos á la reconocida estratagema
(harto frecuente por una y otra parte) de
desplegar una bandera para hacer creer que
eran amigos. El general Pleasanton envió
un ayudante para que averiguara si era cier-
to, pero un momento despues los árboles del
bosque parecieron agitarse al estruendo de
la fusilería, y los separatistas se lanzaban á
la carga á fin de apoderarse de los cañones,
que sembraban la muerte en sus filas, sin que
les fuera posible conseguir su objeto.


Enfrente de la batería de Pleasanton cayó
mortalmente herido el intrépido general Sto-
newall J ackson, y segun se dice, por sus
propios soldados, pero como eran tan repe-
tidos los disparos de la artillería y tan densa
la oscuridad, es probable fuera víctima, como
otros muchos, de las balas enemigas (*). Los


(') En la vida de Stonewall Jackson, escrita por un ciu-
dadano de Virginia, se dice lo siguiente al referir su desgra-
ciado fin:


«El general Jackson ordenó á Hill que avanzara con su
division, reservando sus tiros á menos que avanzara la ca-
ballería enemiga, y entonces, con ese ardiente entusiasmo,
con esc espiritu guerrero que encubria su aparente calma,
lanzóse en lo mas recio de la pelea. Tal cra su ardor en
aquel critico momento, y tal su ansiedad por observar los
movimientos del enemigo, á quien ocultaba la espesura del
bosque y la densa oscuridad de la noche, que se adelantó á
sus soldados, esponiéndose al peligroso fuego de los tira-
dores federales.


liTan grave era el peligro en aquellos installtes, que uno
de los oficiales de su estado mayor esclamó acercándose it
él: «General, ¿ no os parece que seria mejor retiraros de
este sitio?-El peligro está en todas partes, contestó Jack-
son; id á decir á Hill que avance á paso de carga!»


Poco despues de haber dado esta órden, Jackson, segui-
do de su estado mayor y de su escolta, volvia á reunirse con
el grueso de las fuerzas, pero desgraciadamente era tal la
oscuridad (esto sucedió entre nueve y diez de la noche),




GAP. xm. ESTADOS-UNIDOS.


prisioneros cogidos por la caballería de Plea-'
santon le dijeron bien pronto que J ackson
estaba mortalmente herido, haciendo men-
cion de otros oficiales notables que cayeron
á su lado. Puede ser muy bien, no obstante,
que efectivamente los soldados de Jackson
hicieran fuego sobre su escolta creyendo que
era una avanzada del enemigo. De todos mo-
dos, semejante pérdida era la mayor que
podia sufrir cualquiera de los dos partidos
tratándose de un solo hombre, pues si bien
el general Sidney Johnston era hombre de
profundos conocimientos militares y raro
talento, no ejercia, sin embargo, sobre sus
tropas esa influencia que tuvo siempre Jack-
son, ese don especial de enardecer á sus sol-
dados, que admiraban, no solo su claro juicio


que los separatistas creyeron que aquellos ginetes eran ene-
migos, y en su consecuencia, los tiradores, que estaban á
derccha é izquierda del camino, hicieron fuego, resultando
de esta equivocacion un triste desenlace. El capitan Bos-
well, del estado mayor de Jackson, cayó muerto, y su caba-
llo le arrastró hasta las lineas confederadas; el coronel
Crutchfield quedó herido de gravedad, y con él dos ayudan-
tes que fallecieron á las pocas horas, yel general Jackson
recibió. tres heridas, de las cuales dos eran mortales. La
primera bala le atravesó el brazo izquierdo, dos pulgadas
mas abajo del hombro, destrozando el hueso y rompiendo
la arteria principal; la segunda le pasó de parte á parte el
mismo brazo entre el codo y la muñeca, destrozándole la
mano, y la tercera, en fin, penetrando por la palma de la
mano derecha, le rompió do~ ó tres huesos.


Jackson cayó de su caballo, y al acercarse el capitan
Wormly para cogerle en sus brazos, esclamó: «¡Todas estas
heridas me las han hecho mis soldados!»


En aquel momento el enemigo avanzó de improviso, y los
confederados hubieron de abandonar el cuerpo de Jackson,
pero no se le descubrió, y poco despues cargaron los separa-
tistas, que entonces pudieron ya retirarle del campo de ba-
talla sufriendo un fuego mortífero del enemigo. Uno de los
que conducian la litera cayó muerto de un balazo, y Jack-
son cayó en el suelo, recibiendo una grave contusion que
empeoró aun mucho mas Sil estado. El fuego del enemigo
era tan terrible, que Jackson estuvo aun cinco minutos mas
espuesto á sus tiros, mas al fin se le pudo recoger y condu-
cirle al hospital de Wilderness Run.


El general Jackson murió ocho dias despucs en Guineas
Station, á cinco millas del sitio en que cayó herido. Sus res-
tos mortales descansan en Lexington.


y buen criterio, sino tambien su heróica in-
trepidez. Los ataques de Jackson estaban
siempre bien calculados, y aquel cuidaba
muy especialmente de no esponer las vidas
de sus hombres en empresas inútiles ó dudo-
sas. En sus brillantes hechos de armas, la
casualidad parecia favorecerle á veces, pero
esto generalmente sucede con aquellos que,
como J ackson, nunca se duermen cuando con-
viene estar despierto yque puedenhacer andar
á sus tropas cuarenta millas en un dia. Se-
guramente que todas ias ventajas obtenidas
por los separatistas en la ruda batalla de
Chancellorsvil1e no podian compensar la pér-
dida de un hombre como el general Stonewall
Jackson.


Entre tanto, Pleasanton, á quien no podia
ya molestar tanto el enemigo, continuaba
arreglando sus baterías, yal fin consiguió
situar ventajosamente unos cuarenta caño-
nes de tal modo, que con el apoyo de Sickles
érale fácil sostenerse en su nueva posiciono
Sickles, que se habia puesto ya en comuni-
cacion con Hooker, hizo avanzar á media
noche á la division Birney, la cual recha-
zó al enemigo recobrando parte del terreno
abandonado por Howard, despues de lo cual
fué á reunirse con las demás fuerzas de Chan-
cellorsville, pues no habia allí suficiente nú-
mero de tropas para hacer frente al enemigo.
Parece que este movimiento no fué muy con-
veniente, atendido que los separatistas si-
guieron de cerca á los federales) cuya infan-
tería llenaba todo el bosque, hostigándoles de
tal modo, que hubieron de retroceder con la
mayor precipitacion, abandonando una pieza
de artillería.


El ejército de Lee se hallaba concentrado
casi en su mayor parte al frente de Hooker,
siendo de advertir que el jefe separatista se
hallaba protegido por los bosques que ocul-
taban la inferioridad del número de sus t1'o-
~'~_t!.,.
f.;;,~:\'\,) u ¡".>:~ '\


. ¡ . .~ \".
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. .' "":;~:~~i \'0.,(/~-~.~!.~ .~;~\~~<) > ':' J~
~':'"....... ",\~'t ;;'.,




450 HISTORIA DE LOS CAP. XIII.


pas, en tanto que. Hooker, desanimado por
la derrota de Howard, y no sabiendo á
punto fijo si entre la espesura habia solo
un regimiento ó una division, no se atre-
vía á esponer á su ejército á un segundo des-
calabro.


Al romper el dia, los confederados hicieron
adelantar fuertes columnas sobre los pun-
tos mas débiles, destacando al mismo tiempo
sus batallones de tiradores, que amenazaban
á cada momento un ataque, pero luego se
vió que su principal 'objeto era avanzar di-
rectamente sobre Chancellorsville por el
punto donde acababa de ser derrotado Ho-
ward. Nunca se habia visto á ningun cuerpo
de ejército cargar con tanta impetuosidad y
temerario arrojo como el que mostraron los
separatistas aquella mañana conducidos por
el general Stuart: despreciando con.la mayor
indiferencia la muerte, arrojáronse sobre las
tropas de Sickles, cuyos cañones sembraban
b muerte en las filas enemigas, y aunque
los soldados caian á centenares, eran reem-
plazados al instante por nuevos regimientos
hasta que al fin 8ickles, á quien se le iban
acabando las municiones, envió un parte á
Hooker pidiéndole refuerzos á fin de no per-
der su posiciono


El mayor Tremaine~' portador del mensa-
je, no pudo hablar al general en jefe porque
éste acababa de perder el conocimiento: una
bala de cañon habia partido pocos momentos
antes una de las columnas de la casa de
Chancellorsville, sobre la cual se apoyaba
Hooker, quien cayó al suelo sin sentido, per-
maneciendo inmóvil, lo cual hizo creer á su
estado mayor que estaba muerto ó espiran-
do, y á causa de este contratiempo no pudo
llevar la respuesta del mensaje. Al ver Sic-
kles que no llegaban refuerzos, y falto ya de
municiones, vióse precisado á retirarse á su
segunda línea de defensa, temiendo que seria


necesario luchar cuerpo á cuerpo si le perse-
guia el enemigo, pero éste habia sufrido
tales pérdidas, que pasó media hora antes
de que renovara el ataque.


De este modo se perdió un tiempo precio-
so, y durante una hora estuvo el ejército
federal sin jefe: el general Couch, que era el
mas antiguo, pudo haberse encargado del
mando hasta que Hooker volviera en sí, pero
vaciló en hacerlo, y aunque French y Han-
cock acababan de atacar la izquierda del ene-
migo, que amenazaba el frente de Mead e , á
fin de auxiliar al paso á Sickles si era pre-
ciso, como este último no recibió refuerzos,
tuvo que replegarse despues de haber recha-
zado cinco ataques consecutivos. Poco des-
pues el ejército federal comenzó á retirarse
hácia el Rappahannock, dejando á Chance-
llorsville en poder del enemigo, cuyos caño-
nes habian convertido su única casa en un
monto n de ruinas.


Sickles declaró luego ante la comision de
guerra que solo su cuerpo de ejército y el de
Slocum sostenian la posicion cuando envió á
pedir auxilios á Hooker, asegurando asimis-
mo, que solo con diez mil hombres mas ha-
bria podido alcanzar la victoria. Si se tiene
en cuenta el hecho de que Sickles hizo una
infinidad de prisioneros y de que sus fuerzas
eran inferiores, fácil es deducir que la posi-
cion se perdió por un contratiempo imprevis-
to ó por una mala direccion, pero no por fal-
ta de valor en los unionistas (*).


(') Sickles decia en su parto oficial:
(.-\1 terminarse la batalla del domingo, la batería del ca-


pitan Seeley, que rué la que hizo los últimos disparos en la
batalla de Chancellorsville, habia perdido cuarenta y cinco
caballos, 'i sobre unos cuarenta hombres entre muertos y
heridos, pero corno este oneial era hombre muy orgulloso y
de gran ambicion, y tuvo sutlciente tiempo para tomar sus
dos posiciones, cuidó en primer lugar de recoger todos los
arneses de los caballos, que mandó conducir á las cañone-
ras, y aun él mismo se llevó en el brazo algunos arreos que
los soldados descuidaron recoger. Este hecho basta para




CAP. XIII. ESTADOS-U/oIIDOS.


Cuando el general Hooker hubo recobrado I acercaba tambien con su division á la ciudad,
el sentido, volvió á encargarse del mando, y gracias á esto, pudo Sedgwick reunir una
pero ya había cesado casi el combate en aqUel, fuerza de treinta mil hombres. Los separa-
punto, pues el general Lee solo se ocupaba tistas, entre tanto, se concentraban en la
entonces de Sedgwick, que proyectaba un ata- i colina de Marye, donde colocaron varios ca-
que contra su retaguardia, ataque que no ñones despues de haber quitado los puentes
se llevó á efecto por haber enviado Hooker echados antes sobre un canal que protegia su
una órden previniendo á este jefe que cruza- izquierda.
ra por Fredericksburg, y avanzase luego por Los federales trataron desde luego de apo-
el camino de Chancellorsville, batiendo á derarse de la falda de esta colina, y fueron
todas las fuerzas que tratasen de oponerse á
su paso á fin de caer sobre la retaguardia
del general Lee mientras IIooker atacaba el
centro.


Sedgwick se hallaba ya á mitad del cami-
no cuando llegó el capitan \Varren con un
parte, manifestando que Hooker se hallaba
en una situacion crítica y necesitaba de su
auxilio, por cuya razon dió órden de con-
tramarchar, pero al poco tiempo, una nume-
rosa fuerza del ejército de Lee atacó las tro-
pas de Sedgwick, impidiéndole que efectuara
el movimiento proyectado, de modo que al
amanecer entraba en Fredericksburg, en vez
de aproximarse á Chancellorsville. Gihbon se
-------------~----.-


probar que el enemigo no se hallaba en estado de perseguir
á los federales."


El general Hancock decia á su vez lo siguiente, al dar
cuenta de la retirada del ejército de Chancellorsville:


((A.postado cerca de la casa de Chancellorsville, pude pre-
senciar la batalla perfectamente, aunque mis tropas se ba-
tian por el lado opuesto. Cuando se dió la órden de retira-
da, ví pasar sucesivamente las diversas divisiones, á las
que yo no debía seguir por el pronto, pues se me habia
mandado que conservase la posicion hasta que todas las
tropas se hubiesen alejado, por cuyo motivo me vi en la
precision de sostener el combate algtm tiempo mas. Como
tenia muchos callones, el enemigo que se iba concentranelo
en los bosques no se atrevió á tomar la ofensiva sobre mi
retaguardia, y creo que á causa de la fatiga de sus tropas
no le rué posihle atacar. Llegada la hora me puse en mar-
cha hácia la nueva posicion que se me designó, que estaba
á unos tres cuartos de milla del vado de la Gnion.
~Inmediatamente comenzamos á fortificar nuestras líneas


de defensa, mientras el enemigo se posesionaba ele los bos-
ques, con la intencion, segun se vió luego, de atacar á
Sedgwick cuando pasara.»


rechazados, pero cuando Sedgwick hubo he-
cho todos los preparativos que creyó indis-
pensables, hizo avanzar de nuevo sus colum-
nas al mando de los generales Howe y ~ eill,
y de los coroneles Grant y Seaver, los cuales
se lanzaron sobre el enemigo con tal resolu-
cion, que á pesar del nutrido fuego de la ar-
tillería, eran ya dueños al poco tiempo de lc1
posicion, donde se cogieron uoscientos prisio-
neros, algunos cañones y tren de campaí'ía.


Habiendo reforzado aun mas sus brigadas,
Sedg,vick dejó á GiblJon en Fredericksburg
y se puso en marcha por el camino de Chan-
cellorsville en persecucion de Barksdale,
mas al llegar ti la iglesia de Salem, los sepa_
ratistas aguardaron á pié firme al ver que
avanzaba Wilcox con refuerzos, y se trabó un
combate encarnizado en que fueron inútiles
los esfuerzos de los federales para desalojar
al enemigo de su posicion. El general Lee,
por su parte, habia destacado á la division de
Me Laws, á fin de que cerrara el paso á
Sedgwick, como así se hizo, y de este modo
continuó la lucha hasta entrada la noche,
pero como la posicion del enemigo era me-
jor y el número de sus tropas iba aumen-
tando á cada momento, los federales desis-
tieron de su empeño de reunirse con Hooker,
despues de haber sufrido considerables pér-
didas.


Al amanecer del día siguiente, 4 de mayo,
la situacion de Sedgwick era crítica por de-




452 HISTORIA DE LOS CAP. XIlI.


más. pues no solo eran numerosos sus con-
trarios por su frente, sino tambwn por su ala


izquierda, sin contar que las alturas
1863. d F d . 1 b'b ' d e re ene (S urg 1 an coronan ose
de enemigos hasta el punto de componer un
número al cual no podria. seguramente re-
sistirse. Sedgwick recibió durante el dia va-
rios partes del general en jefe, pero sobre ser
aquellos muy vagos, y hasta puede decirse
contradictorios, revelaban gue Hooker esta-
ba indeciso acerca del partido que toma-
ria (*), sin reflexionar acaso que aquellas
vacilaciones iban á costarle caras. En efec-
to, á eso de las seis de la tarde, los separa-
tistas no temiendo ya la ofensiva, y dueños
otra vez de las alturas de Fredericksburg,
atacaron resueltamente á las tropas avanza-
das de Sedgwick obligándolas á retroceder
hasta las mismas orillas del Rappahannock,
donde los federales defendieron su terreno
desesperadamente. Este último comLate cos-
tó á Sedo'wick cinco mil hombres cuando 1:>
menos (H).


(') A la una (le la mañana del5 de mayo remitió Hoo-
ker á Sedgwick el siguiente parte: «Recibido despacho en
este momento: retiraos, cubrid el rio é impedid que cruce
ninguna fuerza. Acúsílse recibo.)


8edgwick obró en consecuencia de esta órden, arrostran-
do un fuego mortífero, pero á las tres de la tarde recibió
I)tro parte en quc se le decia: "Podreis conservar la posi-
cion del rio hácia el Sur si es necesario.»)
e) EL historiador rollare! dice lo siguiente al hablar de


este último combate:
«El enemigo no estaba aun completamente derrotado; era


preciso luchar una vez mas, y reconociéndolo asi los fede-
rales, reunieron durante la noche numerosas fuerzas para
atacar el ala izquierda de Mc Laws á fin de establecer la
comunicacion C01l Hooker por el camino del rio. El general
Anderson marchó apresuradamente, recorriendo una dis-
tancia de quince millas con el objeto de apoyar á Mc Laws,
y entre tantoel general Lee dispuso que el primero de estos
jefes diese la vuelta á la iglesia de 8alem y formase sus
tropas á la izquierda de la division Early.


¡lLa señal de ataque no se hizo hasta poco antes de poner-
se el sol, en cuya hora nuestras columnas cayeron sobre el
enemigo como un huracan, aun cuando aquel opuso poca
resistencia, retirándose á poco en la mayor confusion ydes-
órdcn hácia el vado de Banks. Entrada ya la noche, cesó


Libre ya de Sedgwick, el general Lee mar-
chó con todas sus fuerzas contra Hooker,
quien se hallaba aun en sus poco temibles
fortificaciones, construidas apresuradamente
entre Chancellorsville y el Rappahannock,
pero los separatistas se hallaban ya muy
fatigados de tantas marchas y combates, y
por mas que se hallasen dispuestos á pelear,
Lee mudó de parecer y no quiso atacar de
nuevo, limitándose á varias escaramuzas sin
consecuencia. Llegada la noche, Hooker reu-
nió el consejo de oficiales y se acordó pasar
á la orilla opuesta del rio. El general unio-
nist,a aseguró luego que sus pérdidas no eran
tan grandes como las del enemigo, pero esto
no debe ser exacto si se atiende á que solo
en la última jornada.y en el paso de Rappa-
hannock se contaron en el ejército federal
diez y siete mil ciento noventa y siete bajas
en la forma siguiente:
Division Sedgwick.. 4, GOl Sickles.. 4,039
810cmn. 2,88:1 Howard. 2,508
Couch. • . . . . 2,023 Mcade. . GOO
Reynolds.. . •. 292 Caballería. 150


Hooker dijo que un cirujano de los separa-
tistas manifestó que las pérdidas de estos no
bajaban de diez y ocho mil hombres (*),
mas sea como fuere, parece estraño que
Lee no publicase el parte oficial y que
Pollard guarde silencio sobre este punto.
Las frecuentes tempestades y las continuas
avenidas del rio escusan por una parte la
retirada de Hooker, y por otra el que Lee no
tratara de perseguirle.


Cuando el ejército federal hubo ocupado
su primitivo campamento al Norte del Rap-
pahannock, el general Hooker publicó una
órden del dia concebida en estos términos:
por algun tiempo' el combate, mas apenas iluminó el campo
de batalla la pálida luz de la luna, los confederados comen-
zaron á perseguir al enemigo, y en la noche del 4 de mayo
terminó aquella notable série de batallas en las orillas del
Rappahannock.»


(:) Entre los muertos se contaba el general Paxton y
entre los heridos el general IIeath.




C,IP. Xtrr. ESTADO;;;-UXlDOS.


«El general en jefe se complace en dar á hombres de tropas escogidas, destruyendo
este ejército las mas espresivas gracias por luego grandes depósitos militares. é inter-
su valerosa conducta en estos últimos siete ceptando todas las comunicaciones; hasta en
dias, pues aun cuando no se haya hecho to- fortalezas enemigas nos hemos apoderado de
do cuando se deseaba., esto depende de cir- muchos prisioneros, sembrando por todo el
cunstancias imprevistas harto conocidas de pais el terror y la consternacion. No nos
todos. Baste decir, que atendido el carácter queda mas sentimiento que el haber rerdido
ele aquellas, no era fácil preverlas ni impe- muchos bravos compañeros y hermanos de
didas por mucha que sea la sagacidad del armas, pero de esto debemos consolarnos al
hombre. reflexionar que han muerto en defensa de ht


»AJ retirarse de la orilla Sur del Rappa- mas santa de las causas que pudieran somc-
hannock antes de librar una batalb general terse al arbitrio del Dios de las batallas.»
á nuestros enemigos, el ejército ha dado El general Lee, por su parte, publicó otm
pruellils de su confianza en sí mismo y de su órden del dia, en la cual, espresándose con
fidelidad á los principios que representa, la misma rnodestia, decia 10 que sigue:
pues aceptando el combate con desvent8ja, «El general en jefe se cree en el deber de
hubiéramos faltado á nuestra causa y á nues- manifestar al ejército su' profundo agradeci-
tro pais, perjudicándonos sin utilidad algu- miento por la heróica. conducta de los afi-
na. Siempre leal, y persuadido de su fuerza, ciales y soldados en las sangrÍentas refriegas
el ejército del Potomac aceptará ó rehusará I en que acaba de tomar parte.
la batalb cuando su honor ó intereses así lo I ).) Arrostrí'lndo el furor de los elementos y
exijan. Este ejército serrt bmbien siempre el/ toda clase de fatigas, atacasteis al enemigo,
mas fiel gual'dian de sus principios y de su fuertemente atrincherado en sus diversas po-
dignidad. siciones, y sobre todo en las colinas de Fre-


» Merced á la celeridad de nuestros movi- I dericksburg, y con ese valor y temerario a1'-
mientos y á nuestro sigilo, hemos cruzado rojo merced nI cual hal1eis alcanzado la
los rios sin que nadie nos dispute el paso, y victoria en tantas batallas,' le obligasteis á
á nuestra vuelta, ni un solo enemigo se atre- refugütrse una vez mas en la opuesta orilla
vió á marchar en nuestra persecucion. del Rappahannock. Al paso que este brillan-


»Los acontecimientos de la semana última te triunfo os hace acreedores á los elogios y
bastan para henchir de orgullo á todos los gratitud de la nacion, tambien por vuestra
oficiales y soldados de este valeroso ejército, parte quedais obligados á tributar una ac-
que acaba de adquirir un nuevo lauro en las cion de gracias al Todopoderoso, que es el
gloriosas jornadas de estos dias. Hemos he- único q ne puede concederos la victoria, y por
cho largas y penosas marchas, cruzado an- lo tanto recomiendo que todas las tropas se
chos rios, sorprendido al enemigo en sus reunan el sábado próximo en el templo del
atrincheramientos, y do quiera que hemos Señor, que es el que rige los destinos del
peleado, siempre fueron mayores las pérdi- mundo.
das de nuestros contrarios. Hemos hecho »En medio de la alegría del triunfo, no 01-
además cinco mil prisioneros, cogido quin- videis á los bravos compañeros que murieron
ce banderas y siete cañones, y hemos pues- en defensa de su pais, y lamentando siempre
to, en fin, fuera de combate á diez y ocho mil su pérdida, no vacilemos en seguir su noble


TOMO III. 37




451 IlISTORIA DE LOS CAP. XIlI.


ejemplo. El ejército y la patria entera ten-
drán que llorar tambien una pérdida doloro-
sa, la pérdida del intrépido general Jackson,
á cuya bravura, energía y profundos conoci-
mientos, hemos debido muchas veces las mas
brillantes victorias, los mas señalados triun-
fos. El hueco que deja en el ejército el gene-
ral .J ackson será difícil de llenar, y yo os
recomiendo que no olvideis al héroe al elevar
vuestras oraciones al Altísimo.»


En la empeñada lucha cuyos detalles aca-
bamos de referir figuró muy poco la caballe-
ria federal; solo la brigada de Pleasanton
tomó parte en la accion , pues los demás es-
cuadrones, al mando de Stoneman y A verill,
habian emprendido una expedicion que les
separó del grueso de las fuerzas del ejército,
para obrar independientemente. Averill mar-
chó á Culpepper-Court-House, y de allí al
Rapidan, donde permaneció sin intentar mo-
vimiento alguno, hasta que una órden del ge-
neral Hooker le previno que volviera á la
parte Norte del Ra ppahannock, lo cual hizo
poniéndose inmediatamente en marcha.


El general Stoneman se dirigió por su
parte á Louisa-Court-House, Yanceyville y
Thompson's Cross-Roads, no sin haber en-
viado antes al coronel. \Vyndham con un
destacamento á Colombia, donde se destrozó
una parte de la via férrea, obstruyendo por
algunos puntos el canal de Kanawha. El
general Gregg, con algunas tropas de Maine
y Nueva-York, trató de destruir el puente
del camino de Fredericksburg por la parte


el de la Virginia central, donde despues de
hacer algunos desperfectos recibió órden de
volver á las líneas, atravesando por Pamun-
key, Mattapony y Aylett. El coronel Davis
marchaba al mismo tiempo hácia Ashland,
en cuyo punto hizo poco mas ó menos lo que
sus compañeros, apoderándose además de un
tren lleno de heridos, á quienes dejó en liber-
tad bajo palabra; Davis se dirigió luego há-
cia Richmond por la parte de \Villiamsburg,
mas allí tuvo que dar un rodeo para evitar
un encuentro con los separatistas, .y torcien-
do hácia el Norte fué á reunirse con Kil pa-
trick, que se_hallaba cerca de King y Queen-
Court-I-Iouse, y ambos jefes se encaminaron
despues á Gloucester Point. Stonemal1 con
Gregg y Buford, regresó de Yanceyville el 8
de mayo, cruzando los vados del Rapidan,
del Raccoon y del Rappahannock.


Se ha dicho por muchos que la expedicion
de Stoneman fué muy venbjosa, pero 1863.
en realidad no puede calificarse ele
tal, aun cuando en efecto pudo dar muy ¡me-
nos resultados. Las fuerzas con que conblla
este jefe eran muy suficientes para haller in-
terceptado las comunicaciones entre Rich-
mond y el ejército del general Lee, cerrando
al mismo tiempo el paso por el camino de
Fredericksburg, y además de esto habríale
sido fácil á Stoneman destruir los principales
puentes en ambos caminos, de tal modo que
no se pudiese transitar por ellos en algunas
semanas; pero en vez de hacerlo así, el jefe
unionista diseminó sus fuerzas de manera


de Ashland, mas no pudo conseguirlo, y hu- que no pudo atacar en un punto dado al ene-
bo de contentarse con quemar dos ó tres mo- migo, del cual se vió precisado á huir en vez
linos, despues ele lo cual volvió á reunirse de perseguirle. Los desperfectos que hicieron
con Stoneman. Entre tanto el coronel J udson sus soldados en las vias férreas, se repararon
Kilpatrick, que habia ido á Harris Light, se fácilmente, y los trescientos caballos ó mu-
ocupaba en cortar varios trozos de la via fér- , las de que se apoderó, apenas bastaron para
rea hácia el Norte de Richmond, marchando reemplazar los que reventaron sus soldados
Juego hácia el camino de Fredericksburg y durante aquella infructuosa correría.




CAP. XIII. ESTADOS-UNIDOS. 4[,5
Mientras el general Hooker cruzaba el


Rappahannock, Longstreet, con una nume-
rosa fuerza de separatistas, amenazaba ata-
car una de las posiciones federales de Vir-
ginia, donde el general Juan Peck se hallaba
ocupando el pequeño pueblo de Suffolk con
unos catorce mil hombres, auxiliado por tres
cañoneras ancladas en el Blackwater (Rio
negro.) Como de Suffolk partia la mas im-
portante via férrea que conduce á Norfolk,
dominando la parte de la Carolina del Norte
que se estiende al Este de Chowan, había-
se ocupado y fortificado aquel pueblo poco
despues de recobrar los federales á Nor-
folk, sin que desde entonces tuviera lugar
con los separatistas sino un comhate insig-
nificante entre algunas fuerzas á las órdenes
del general confederado Roger y los federa-
les al mando de M. Coreoran. Las pérdidas
de estos últimos se redujeron á veinticuatro
muertos .y ochenta heridos, mientras los pri-
meros solo tuvieron al parecer cincuenta ba-
jas, una de e11as el capitan Dobbins', que
murió en el encuentro.


Suffolk no se vió atacado sériamente hasta


prisioneros. Á pesar de todo, lqs confederados
continuaron delante de la plaza hasta l~s pri-
meros días de mayo, despues de lo cual le-
vantó el sitio el general Longstreet, sin duda
por haber recibido órden del general Lee pa-
ra volver al Rappahannock. Peck calcula
que los separatistas perdieron durante el
sitio unos dos mil hombres.


Tales fueron en resúmen las operaciones
militares durante los últimos dias de abril y
los primeros del mes de mayo de 1863, á las
cuales se ha dado el nombre general de ba-
talla de Chancellorsville. Puede decirse que
hubo tres acciones distintas, á saber, la de
Hooker, la de Sedgwick y la de Stoneman, y
por esto precisamente se puede censurar al
general en jefe, quien debió reasumirlas en
una sola batalla. En primer lugar podrá
comprenderse que la espedicion de Stoneman
no conducia á nada como operacion estraté-
gica; hubiera podido justificarse antes de
tomar la ofensiva los federales, pero desde
el momento en que Hooker se proponia ata-
car con el grueso de sus fuerzas al enemigo,
flanqueándole por izquierda y derecha, no


la primavera de 1863, en cuya época avanzó em ya necesario cortarle las comunicaciones
el general Longstreet con intencion de apo- por donde intentó hacerlo la caballería fe-
derarse de este punto, con una fuerza que
segun Peel\. no bajaba de cuarenta mil hom-
bres, es decir, tres divisiones del ejército de
Lee, y otra á las órdenes de Hill, procedente
de la Carolina del Norte. Cuanrlo los sepa-
ratistas se acercaron á Suffolk, libráronse
durante una semana obstinados combates,
pero gracias á las ventajas de la posicion y
al auxilio de las cañoneras, se pudo contra-
balancear la superioridad numérica del ene-
migo, cuyos esfuerzos fueron inútiles. Una
batería que situítron cerca de Nansemond
cayó en poder de algunas fuerzas federales
al mando del general Gett'y, quien cogió ade-
más al enemigo seis cañones y doscientos


deral, que hubiera podido emplearse mucho
mejor en el campo de batalla.


Prescindiendo de esto, el plan estaba bien
concebido, y se comenzó á ejecutar con el
mejor acierto, pero desde el segundo dia todo
cambió completamente; los movimientos se
hicieron con demasiada lentitud, y luego el
ejército se detuvo en Chancellorsville para
tomar posiciones, sin que se comprenda qué
motivo hubo para ello. Hooker pensó acaso
que el amenazar el flítnco izquierdo del ene-
migo bastaria para obligar á Lee á salir de
sus líneas de Fredericksburg, lo cual segu-
ramente no carecia de lógica, pero el jefe
unionista debió vigilar con mas atencion los




HISTOnIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. cAp. XIIT.


movimientos d .. e su enemigo, así como lo hacia I En cuanto á Lee y á Stonewi.1Jl J ackson,
este, protegiendo sus fiancos lo mismo que su revelaron en aquella ocasion su genio de
centr~. Acaso creeria Hooker que su posicion grandes capitanes y sus profundos conoci-
de Chancellorsville cortaba de tal modo las mientos en el arte de la guerra. Se ha dicho
comunicaciones al enemigo, que no le queda- que el no haber conseguido su objeto los fe-
ria á este mas remedio que abrirse camino á derales consistió en que estos q aerian coger
viva fuerza á través de las líneas federales, al enemigo entre dos fuegos, pero esta espli-
pero en este caso, el estado mayor general cacion no puede satisfacer de ningun modo:
incurrió en un error grave, pues la posicion semejante táctica es á no dudarlo muy bue-
de los unionistas en Chancellorsville no cor- na, mas para ello es necesario que los dos
taba á Lee mas que un camino, dejándole li- fuegos puedan cruzarse batiendo el mismo
bres los dos que conducen directamente á punto ó la misma zona, cosa que no es da-
Richmond. Jackson probó suficientemente ble conseguir si entre aquellos media una
que los confederados no tenian cortada la co- distancia de quince millas. En este caso, y
municacion. En la accion del dia 2, sobre to- sin tener ninguna ventaja ó táctica, se in-
do, se tocaron las consecuencias de este error: curre en la falta estratégica de fraccionar-
las tropas no se ocuparon sino en defender el se ante un enemigo concentrado que cuen-
centro, fortificándose lo mejor posible,pero ta con la superioridad de las lineas interiores
cuando se vieron atacadas por el flanco, des- por medio de las cuales puede agobiar su-
moralizáronse completamente, y el desórden cesivamente á sus adversarios. Esto es pre-
llegó á tLtl punto, que no fué ya posible hacer I cisamente lo que sucedió en Chancellors-
un cambio en el órden de la batall<t tal como ville.
convenia. De este modo, las numerosas fuer- En el capítulo siguiente daremos cuenta
zas de Hooker fueron en parte inútiles, y mas I de los nuevos planes de campaña que se pro-
de tres cuerpos de su ejército no pudieron ma-j ponian llevar á cabo los separatistas en el
niobrar. I Rappahannock.




CAPÍTULO XIV.
1863.


CONTINUACION DE LAS HOSTILIDADES EN EL RAPPAHANNOCK. GETTYSBURG.


l'\uenlS planes de los fellerales en el Rappahannock.- Com!J.<Jte de caballeria cerea de Fairfax.-Milroy cs sorprendido
en \Vinchesler por los separatistas y rechazado hasta el1'otomac con pérdidas eonsiderables.- Proclama dd Presi-
tlpnte.-Encuentros y escarmlluzas en Blue I1idge.-Escursion de ,Jenkins á Chambersbul'g. - El general Lee cruza
el PotolTIae.-Hooker r I-!alleek.- Hooker es reemplalludo por Ilieade.-Despcdida de Hooker.-Ewell en York. -En-
cuentro de las vangu~ll'dias en Gellyslmrg.- :\Iuerle del general Reynolds.-Derrota de los unionistas.-Howal'll se
detiene en Cenwtery Hil!. -Llega Siel;les con refuerzos. - Hancock se encarga del mando. -Llegada de Meade.
-Los dos ejércitos se encuentran. - Sickles es rechazado con pérdidas.-La batalla"de GettyslJUrg.-La division
Pickett. - Los federales son rechazados.-Lee emprende la retirada. - Pérdidas considcrables.-El general Lee cruza
el Potomac.-Kilpatrick derrota á la retaguardia de los separatistas.-El general Meade se dirige al Rappahannock.
- Combate en l\LuHl:,:sas-Gap.-Dix avanza sobre Richmond.-Pleasanton cruza el Rapida_ll.-E.l general Lee ataca á
lIleade por su flanco y lc) obliga á retirarse á Centerville.·- Hill derrotado por Warren.-El general Lee se retira por
el Rappahannock.-Imboden sorpronde á Chal'leston.-El general RusseLJ destruye la estacion del Rappahannock y
so ajl()llcra de mil seis¡;ielltos prisioneros.-Meade cruza el Rapidan. - El combate de :Mine Run.-Escursion de To-
LUhl á \\·j'lhcYille.-.\.vorill marcha ú Le\yis]mrg.- C-Jmbate en Droop :.Ylountain. - Apéndice al C<Jpituln XIV.- Es-
traclo del diario de ~r. X ..... c[)ro]]('¡ al senieio de S. I\:I. Británica.


Mientras el general Hooker y su ejército, 1 esto no so esplica qué razones tendria para
quo habian ya vuelto á sus primitivos cnarte- no atacar de una vez á su enemigo provocan-
les de Falmonth, se entretenian aun en prac- do una accion decisiva. Grant empezaba á
ticar reconocimientos y hacer escursiones por triunfar en Mississippí, y se hallaria pronto
los bosques y por las alturas, regadas tan I á las puertas de Vicksburg; Dick Taylor,
inútilmento con la sangre de los unionistas, espulsado casi de Louisiana por Banks, no
el general Lee hacia sus preparativos para podia ya intentar nada por sí solo, y en este
tomar de nuevo la ofensiva con un atrevido caso, ¿ por qué en vez de enviar á Longstreet
golpe de mano. Al jefe confederado no se le , á sitiar inútilmente una plaza in significan-
ocultaba que las fuerzas del ejército federal te, no le destacó contra Grant y Banks á
habian disminuido mucho despues del san- fin de devolver á la Confederacion su ascen-
griento choque de Chancellorsville, mientras diente en el Mississippí? ¿ No hubiera sido
Bl número de sus tropas iba en aumento por esto mejor que permanecer en el Rappahan-
haber regresado Longsheet despues de le- nock, donde por el pronto no se debia temer
vantar el sitio de Suffolk, así como tambien nada de los federales, apenas repuestos de las
otros regimientos diseminados en diversos terribles derrotas de Fredericksburg y Chan-
.puntos. Seguramente la superioridad numé- cellorsville?
rica estaba entonces de parte de Lee, y por Aun no habria trascurrido un mes desde




IJl:3TOI\lA DE LOS CAP. XIV.


que Hooker cruzara el Rappahannock, cuan-
do Lee puso sus columnas en movimiento
hácia la parte Sur del rio, marchando á la
cabeza de las tropas la division Mc Laws, se-
gnida del cuerpo de ejército de Ewell, mien-
tras que Hood se dirigia por el Rapidan,
á fin de concentrarse con la caballería de
Stuart en Culpepller-Court-House. El cuerpo
de ejército de Hill quedó cn Fredericksburg
y sus alrededores á fin de ocultar al enemi-
go el movimiento de Lee, pero Hooker, com-
prendiendo bien pronto que pasaba alguna
cosa, destacó á ladivision del general Howe
á fin de que averiguam si los separatistas
habian dejado muchas fuerzas en la plaza.
Hill se compuso de modo que hizo creer á los
federales que no habian disminuido las fuer-
zas de aquella, mas como no era su objeto
trabar una batalla, ni Howe se hallabil, tam-
poco dispuesto á la lucha, no ocurrió ningun
encuentro de consecuencia, y sí algunas es-
caramuzas con pérdidas insignificantes por
una y otra parte.


Sin embargo, convencido al fin Hooker de
que el enemigo operaba por su derecha,
reunió toda la caballería cerca de Catlett's
Station, confiando el mando al general Plea-
santon, el 'cual cruzó el Rappahannock in-
mediatamente á fin de averiguar en qué pun-
to se hallaban las tropas separatistas. A penas
hubo recorrido cierta distancia el general
Pleasanton, agregáronsele dos brigadas de
infantería veterana á las órdenes de Hames
y Russell, los cuvles acababan de apoderar-
se de dos baterías enemigas; estos dos jefes
se dirigieron luego rápidamente á los vados
de Kelly, y Beverly, por donde debian cru-
zar á fin de atacar en Culpepper al general
Stuart, quien, segun noticias recibidas poco
antes, debia estar en dicho punto. Pero tan
pronto como hubo cruzado el río la caballe-
ría de Buford, apoyada por la infantería de


Hames, los separatistas que guardaban el
vado de Beverly y á quienes esperaban sor-
prender los federales, se replegaron hasta el
sitio donde se hallaba la caballería enemi-
ga y cerraron el paso á los unionistas, tra-
bándose con este motivo un breve combate
en el que perdió la vida el coronel federal
F. Davis (*). Poco despues, no obstante, la
caballería de Stuart dió una carga á los con-
federados haciéndoles retroceder en desor-
den, mientras que Russell y Pleasanton
atacaban de frente y Buford por el flanco,
mas al llegar las tropas cerca de los cañones 1
dos regimientos de caballería confederada
ocultos en el bosque, cargaron de pronto á los
federales, obligándoles á retroceder á su vez
despues de causarles numerosas pérdidas.


La situacion de Pleasanton empezó enton-
ces á ser bastante crítica, atendido que las
fuerzas enemigas aumentaban cada vez mas;
Gregg, á quien se esperaba hacia tiempo, no
se presento hasta la tarde, por haber estado
batiéndose en Brandy Station, donde hizo
ciento cincuenta prisioneros, si bien á costa
de numerosas bajas, y como por otra parte lle-
gó el coronel \Vynclham anunciando que los
confederados iban á recibir aun mas refuer-
zos de un momento á otro, comprendió Plea-
santo n que debia retirarse ó combatir con la
mitad del ejército de Lee, por cuya razon se
dirigió rápidamente hácia los vados, dejando
en el cmnpo quinientos hombres, si bien se
llevaba en cambio cien prisioneros.


Por su parte, el general Stuart, quien,
como es de suponer, se proclamaba vic-
torioso, reconoció una pérdida de seis-
cientos hom hres, inclusos el coronel Saul
\Villiams y el teniente coronel Frank, que


(') Este ofiei~l rué el mismo que escapó con su caba-
llería de Harper's Fcrry antes de que Miles rindiera la pla-
za, apodert\Udose luego de un tren de muriiciones pertene-
ciente el gener8l Longstrect.




GAP. XIV. ESTADOS-VNIDOS. 439


perecieron en aquel encuentro, quedando el rio como si dudara sobre los verdaderos
herilios los coroneles Butler y Harman. proyectos de Lee. El jefe unionista esperaba
Stuart dice que cogió tres cañones, muchas ver avanzar á su enemigo hácia Bull-Run
armas de todas clases y trescientos treinta y por la parte de \Varrenton, pero un nuevo
SeIS prIsIOneros. golpe de mano de los separatistas disipó to-


Considerada como un reconocimiento, la das las dudas.
espedicion de Pleasanton fué ventajosa por El general Milroy se hallaba de guarni-
todos conceptos, pues cuando menos sabíase cíon en \Vinchester con el general Schenck,
ya positivamente que el ~jército separatista jefe del departamento de Baltimore, á quien
maniobraba hácia el Oeste, y que pocos dias Halleck habia indicado que la posicion de
antes habia tenido lugar una revista de toda J\Iilroy era peligrosa, pues no tenia á sus
la caballería enemiga en Culpepper-Court- órdenes sino diez mil hombres, de los cuales
House, en presencia del general Lee y de su solo podia disponer de siete mil. El dia 13,
estado mayor. Pleasanton envió al dia sí- el coronel .Mc Reynolds, que ocupaba á
guiente un mensajero al lugar del combate Berryville con mil quinientos federales, hubo
~on objeto de averiguar cuál habia sido la de replegarse sobre Winchester, acosado de
suerte de algunos oficiales que le faltaban, cerca por una division confederada, y al
y al instante recibió contestacion de que se mismo tiempo aproximábase á la ciudad el
les habia tratado con toJas las consideracio- general Ewell, que iba desalojando sucesiva-
nes posibles. mente al enemigo de sus puestos avanzados.


Poco despues se supo tambien que una Durante la noche y la mañana del dia si-
columna de infantería confederada acababa guiente preparáronse de una y otra parte
de pasar por Sperryville, cerca de Blue para una accion decisiva; Milroy formó
Ridge, (Cordillera azul) no quedando por sus piquetes con la brigada Elliott; la de
lo tmito la menor duda de que el ejército 1\lc Reynolds ocupó dos lunetas que defen-
-separatista se dirigia una vez mas al valle dian la entrada de la ciudad por la parte
de Shenflndoah. Dos dias mas tarde, dos- del Sur, y la tercera, á las órdenes del gene-
cientos cincuenta ginetes de la caballería ral Elly, permaneció dentro de la plaza.
confederada cruzaron el Potomac por Ed- Despues de algunas escaramuzas, y á eso
ward's Ferr.y rechazando á un escuadron de las cuatro de la tarde, los confederados
de la caballería de Michigan, á cuyo campa- que llegaban por el camino de Front Royal,
mento prendieron fuego. Así, pues, era evi- atacaron por la parte del Norte, asaltando
dente que no tardarian en comenzar- las la ciudad con numerosas fuerzas, y aunque
hostilidades por aquella parte. en un principio fueron rechazados, volvie-


A un cuando se reconociese así, la division ~on á la carga con una batería de ocho
de Howe permanecia en el Rappahannock in- cañones, cuya metralla barrió bien pronto
ferior, convenientemente atrincherada, fren- las obras defensivas, causando á los sitiados
t~ á o.tra posicion de los separatistas, y á numerosas pérdidas. Al mismo tiempo era.


pesar de que el general Hooker ha- embestida la plaza por los demás puntos, y
1.863. b· d 12 d . ., . b· , d' d d 1 la empeza o en e JUnIO a envwr len pronto que o en po er e os separa-
sus enfermos y heridos á \Vashington, se-I tistas, que izaron sus banderas en las forti-
guia tambien ocupando sus posiciones en ficaciones.




HISTomA DE LOS CAP. XIV.


Poco antes de esto, el general Milroy ha- I cierto modo con estas noticias: en 9 de ju-
bia reunido en consejo á sus oficiales, y se . nio el Secretario de la Guerra habia


d 1 , d d h' d'd' d b' t 1863. acor ó evacuar a cm a y mr, pero ya espe 1 o una or en cuyo o .le o era
era demasiado tarde, y aunque se habian organizar en Pennsylvania dos depDxta-
clavado los cañones despues de arrojar la mentas militares, el de Susquehanna, á las
pólvora al agua, no quedó tiempo para otra órdenes del general Couch, y el de lVIonon-
cosa sino para defenderse de los sitii;1,dores. gahela, cuyo mando se confió al general
El encuentro que entonces tuvo lugar no Brooks, yen 12 del mismo mes, el gober-
pudo calificarse' de combate, pues fué mas nadar Curtin hizo un llamamiento á la mi-
bien una caza de hombres; á cuatro millas licia del Estado, sin que aquel produjera
de Winchester, una division separatista mucho efecto, ni mucho menos el entusias-
cerró el paso á los fugitivos, que, como es mo de otras veces. El Presidente Lincoln,
de suponer, fueron derrotados sin dificultad por una proclama espedida el 15, se dirigió
alguna, cayendo la mayor parte de ellos en de nuevo al pais, y sin ocultarle su verua-
poder de sus perseguidores. Muchos de los dera situacion, reclamábale nuevos sacrifi-
que escaparon cruzaron el Potomac, sin cios y mas contingentes para rechazar la
detenerse luego hasta llegar al condado de agresion de los separatistas, manifestando


. Bedford (Pennsylvania), y no pocos se diri- que desde luego deberia hacerse una leva en
gieron á Harper's Ferry, poniéndose así bien la forma siguiente:
pronto fuera del alcance de sus enemigos. ~ombres.!
".r·l :\laryland. . . . .10,000 I Nucva·York ..


Eombro ..


20,000
:lO,OOO .ini roy asegura que unos cinco mil de sus


soldados consiguieron llegar á Bloody Run,
y esperaba que se presentasen mil mas,
pero sus esperanzas, como era de suponer,
quedaron frustradas. Lee manifestó luego'
en su parte que el general Rhodes habia
cogido setecientos prisioneros y cinco caño-
nes en Martinsburg, añadiendo que el total
de aquellos en las últimas operaciones as-
cendia á cuatro mil, y que los trofeos de la
victoria eran veintinueve piezas, doscientos
setenta y siete wagones y cuatrocientos
caballos. El gran error de Milroy consistió
principalmente en no abandonar sus posi-
ciones un dia antes como se lo hallia indica-
do Halleck al general Schenck. Este nuevo
triunfo de los confederados les dejaba en
posesion de toda aquella parte del pais, y
una vez dueños de \Vinchester, érales fácil
cruzar el Potomac para llevar á cabo sus


Pennsylvania.. . . 50,000 Ohio. . . .
Virginia Occidental. 10,000.


Los gobernaelores repitieron el llama-
miento, mas no se obtuvo el resultado que
se esperaba; solo los regimientos de Nueva-
York estuvieron dispuestos prontamente, yel
Secretario Stanton dió públicamente gracias
al gobernador Seymour; en los Estados de
Pennsylvania, Maryland y Virginia no pare-
cja reinar mucho entusiasmo, ó mejor dicho,
el pais estaba completamente desanimado,
pues del ejército h abian desaparecido :ya los
hombres mas valerosos y patrióticos de su
milicia. A continuacion se espresa qué Esta-
dos contestaron entonces al llamamiento .Y
qué contingente facilitaron:


Hombres. I
Nueva-York.. . . . 15,000 [! Pennsylvania.
Nueva-Jersey.. . . 3,000 Delaware.. .


lIIaryland. . . 5,000.


HlJmbres,


25,000
2,OUO


planes. El general Hooker se puso en movimien-
El Gobierno de \Vashington se alarmó en to el 13 de junio, y se dirigió con su ejército




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 461


hácia el Norte, evacuando el valle de Rap- Johnson avanzaba hácia Carlisle, é Imbo-
. pahannock; despues siguió la direc- den con su brigada remontaba la orilla del


1863. . N t 'd d d t p t d t d 1 tI' ClOn oroes e cm an o e pro eger o omac, es ruyen o os puen es y as Vlas
los flancos de su ejército con la caballería, férreas hasta Cumberland. Parece ser que
que vigilaba atentamente los pasos de Blue el general Lee meditaba un ataque contra
Ridge, y últimamente del 14 al 15 pasó por \Vashington, pero como el ejército de Hoo-
Dumfries con díreccion á Centerville, donde ker permanecía en su posícion, en vez de
esperaba saber á punto fijo cuáles eran los marchar á MaryIand, no se presentaba una
últimos movimientos de los separatistas. oportunidad, y en su consecuencia todo el


Entre tanto la cabaJlería al mando de ejército separatista vadeó el Potomac en los
Pleasanton no perdia de vista á la del gene- dias 24 y 25 de junio. El cuerpo de


1 L d 'd St t '. 't d P H'll t b 1.863. ra ee, con UCl a por uar, y apenas eJerCl o e . 1, que es a' a en .
pasaba dia sin que hubiera alguna Shepherdstown, así como las tropas de Lee


1863.
escaramuza, hasta que al fin en 21 y Longstreet en \Villiamsport, avanzaron


de junio tuvo lugar un combate formal en hácia Hagerstown, á fin de reunirse con
el camino de Alejandría á \Vinchester, cer- Ewell, que debia hallarse ya en Chambers-
ca de Upperville, de cuyo punto fué recha- burg, y que se apoderó de Carlisle sin resis-
zada la caballería separatista por la brigada tencia; y entre tanto se reunia la milicia
de Kilpatrick, quien obligó á su enemigo á nuevamente organizada por órden del Go-
retirarse hasta Ashby's Gap despues de una bierno federal ,quien dispuso que estas fuer-
encarnizada refriega en la cual perdieron zas se pusieran á las órdenes de Couch. El
los federales cien hombres y ciento cincuen- general nrooks, auxiliado por los repetidos
ta los separatistas, incluso el coronel Lewis esfuerzos de muchos patrióticos ciudadanos,
del regimiento de Virginia, muerto en el se apresuró por su parte á formar una línea
campo de batalla. de defensa para cubrir á Pittsburg.


El general Jenkins, con su brigada de ca- No podia ya quedar duda alguna acerca
ballería separatista, habia emprendido una de las intenciones del enemigo; su proyecto
espedicion por el Potomac y Maryland, y era evidentemente invadir de nuevo los Es-
habiendo llegado á Chambersburg, penetró tados de Maryland y Pennsylvania, y per-
en la poblacion sin resistencia alguna, apo- suadido de esto, el general Hooker cruzó el
derándose de una porcion de caballos, gana- Potomac en 26 de junio por la parte
1 t . t b' d . t d Ed d 1~ • h" 1.863. (O, e c., aSI como am len e unos cmcuen a e war s L' erry, y avanzo aCla
negros, no sin haber destruido antes par- Frederick; al llegar á las alturas de Mary-
te de la via férrea. Entre tanto el general land, encontró allí al general French con
Ewell, con su cuerpo de ejército marchaba once mil hombres, los cuales agregó á su
sobre Maryland por \Villiamsport, siguien- ejército, temiendo que le hicieran falta muy
do de cerca á los fugitivos de Milroy, y poco pronto si el enemigo le presentaba la batalla.
despues llegó sin oposicion á Chambersburg, El ejército federal, aunque reforzado con
mientras que los federales que habia en Har- quince mil hombres sacados de \Vashington
per's Ferry se retiraban en direccion á las y dos mil ciento que suministró Schenck del
alturas de Maryland cruzando el rio. La di- departamento centra], apenas contaba cien
vis ion Early se dirigia por su parte á York, mil hombres, mientras el de Lee, segun los


TOMO HI. 58




462 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


datos exactos obtenidos cuando. su, ejército I nos conviene conservar, y por esto se ha gas-
pasaba por Hagerstown, ascendla a noven· tado tanto en fortificarle. No puedo aprobar,
ta y un mil infantes, y seis mil ginetes, sin pues, la evacuacion sino en el caso de abso-
contar los cinco mil de Stuart, y dos cien- luta necesidad.»
tos ochenta cañones. Teniendo en cuenta
que los separatistas contaban entonces con
el mejor y mas numeroso ejército que has-
ta entonces presentaran en campaña, y
considerando por otra parte que una derrota
en el territorio del Norte perjudicaria mucho
al Gobierno federal, hacíase preciso que el
heróico aunque infortunado ejército del Po-
tomac reuniera el suficiente número de fuer-
zas para contrarestar las de su enemigo y no
esponerse á un nuevo descalabro. Hubiera
sido criminal prescindir de una brigada pre-
cisamente en los momentos en que un puña-
do de hombres mas ó menos podia decidir de
los destinos del continente.


Hooker habia sacado ya de la guarnicion
de 'Vashington todas las tropas que Halleck
pudo cederle buenamente, no dejando en la
capital sino once mil hombres al mando de
Heintzelman, lo cual no era demasiado, mas
cuando hubo cruzado el Potomac, parecién-
dole al general enjefe que.convendría aban-
donar las alturas de Maryland, espidió un
telégrama á Halleck en 27 de junio pregun-
tando si habria inconvéniente en hacerlo tan
pronto como estuviesen trasladados todos los
bagajes y material de campaña. Esto, como
veremos, debia ser la causa de una polémi-
ca cuyo desenlace em fácil de ·prever recor-
dando el mal efecto que habia producido en
\Vashington el descalabro de Chancellors-
ville. El general Halleck, que, segun se vió,
no opinaba como Hooker, contestó al telé-
grama de éste con otro concebido en estos
términos:


«Las alturas de Maryland se han conside-
.


rado siempre como un punto importante que


El argumento, segun vemos, no era muy
fuerte, ni tampoco se daban razones en que
fundar esta negativa, y por lo mismo Hoo-
ker espidió otro parte en que decia:


dIe recibido vuestro telégrama y me apre-
suro á contestarlo para daros algunas espIi-
caciones. Encuentro aquí diez mil hombres
que pueden serme muy útiles en una batalla
y que apenas servirán de nada en la posicion
que ahora ocupan, pues no pueden defender.
un vado del rio, y por lo tanto es casi inútil
su presencia en Harper's Ferry. En cuanto á
las fortificaciones, obra de nuestros solda-
dos, pueden dejarse tal como están, pues el
enemigo no se apoderará seguramente de
ellas. Esta es al menos mi opinion. Todos
los efectos de valor podrian haber sido trans-
portados esta noche, mientras las tropas se
ponian en marcha hácia el punto donde pue-
dan prestar mas útiles servicios. Confío en
que este parte será presentado al Secre-
tario ele la Guerra y á. S. E. el Presidente.


»El general en jefe, José Hooker.»


No se puede neg:u que en este punto esta-
ba la razon de parte de Hooker, pero nos
parece que no hizo bien en espedir á renglon
seguido el siguiente despacho:


«AL MAYOR GENERAL H. \V. HALLECK,
comandante en jefe.


»Mis primeras instrucciones previenen que
cubra á Harper's Ferry y \Vashington, y
ahora tengo de frente un enemigo cuya fuer-
za numérica es superior á la mia. Me veo,
pues, en la precision de manifestar respetuo-




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 4li3


samente que no me es posible por ningun
concepto cumplir mi cometido con los me-
dios que se han puesto á mi disposicion, y
por lo tanto insistiré con la mayor firmeza
en que se me releve del cargo que desem-
peño.


»EI general en jefe, José Hooker.»


Ahora bien, debemos hacer presente que
Halleck no habia considerado nunca á Hoo-
ker como un jefe á propósito para el mando
del ejército del Potomac, por cuyo motivo
no accedió gustoso á conferirle el cargo que
desempeñaba Mc Clellan, y esta opinion se
robusteció des pues de la derrota de Chance-
llorsville. Presentábase, pues, una oportu-
nidad para conferir el mando del ejército á
otro jefe , y Halleck la aprovechó al momen-
to, pues al día siguiente el coronel Hardie
marchó al cuartel general de Fredericksburg
con instrucciones para relevar á HQoker, á
quien debia sustituir el general Meade. Éste
recíLió luego una órden en que se le anun-
ciaba que podría disponer como gustase de
las tropas de Harper's Ferry, y que además
se pondría á sus órdenes el general Couch
con veinte mil hombres de la milicia.


Hooker se despidió desde luego del ejérci-
to cuya suerte habia compartido por espa-
cio de tanto tiempo, y .el dia antes de cesar
en el mando publicó la siguiente órden del
dia:


ti. Cuartel general del ejército del Potomac.
» Frederick 28 de junio de 1863.


»En cumplimiento de las órdenes del De-
partamento de la guerra, de fecha 27 de
junio de 1863, ceso en el mando del ejército
del Potomac, por haberse conferido este car-
go al mayor general Jorge Meade, valeroso
y entendido oficial que ha sabido captarse el
aprecio y confianza del ejército en mas de


una batalla. Aun cuando esté convencido de
mi inutilidad para desempeñar el cargo de
general enjefe de este ejército, no puedo sepa-
rarme de vosotros sin esperimentar la emo-
cion mas profunda, sin sentirme dominado
por la tristeza al alejarme de aquellos que
fueron mis compañeros en tantas batallas.
Lo único que me consuela es la conviccion
de que estas tropas seguirán siendo siempre
valerosas y leales, prestando á mi sucesor
el apoyo que en todas ocasiones me pres-
taron. En la confianza de que este ejército
alcanzará triunfos dignos de la nacíon, se
despide de todos vosotros el general en jefe,


»José Hoolwr.»


Al dia siguiente d6 publicar esta órden,
Hooker se despidió. apresuradamente de su
estado mayor y de todos sus oficiales, á quie-
nes trató,. sin embargo, con el mayor afecto.
y sin perder un instante, partió para Balti-
more, donde debia .esperar nuevas órdenes,
segun las instrucciones recibidas del ayu-
dante general. Sin embargo, como pasaron
tres dias sin que llegase ninguna, Hooker
marchó á vVashington, donde fué arrestado
por órden de Halleck, bajo el pretesto de que
habia id? á la capital sin permiso, y en con-
travencion á las órdenes que prohibian á
todos los oficiales hacerlo así. De este modo
terminó Hooker sus servicios en el ejército
del Potomac.


El general Meade, que apenas podia vol-
ver de su asombro al saber que se le conferia
tan elevado cargo, anunció al ejército que
lo aceptaba, publicando una órden concebida
en los siguientes términos:


«Cuartel general del Potomac.
Junio 28, de 1863.


»Con arreglo á las órdenes del Presidente
de los Estados-Unidos, me encargo desde




464 HISTOnIA DE LOS CAP. XIV.


hoy del mando del ejército del Potomac: co- ral Meade, que á no dudarlo, acariciaba las
mo soldado, y obedeciendo á esta disposicion mas halagüeñas esperanzas, resolvió salir al
tan inesperada para mí por cuanto nada ha- encuentro del enemigo, y ya el 29 se puso
bia solicitado, no es necesario haceros pro- en marcha con su ejército.
mesas ni tampoco mi profesion de fé; me El general Lee cruzaba entonces con sus
bastará recordaros que la patria confia en es- I tropas por la parte Sudeste de Pennsylvania,
te ejército para que la libre de los males de sin encontrar oposicion alguna, é inútil pa-
una invasion enemiga. Por muchas que sean rece decir que se destruyeron las vias férreas
las fatigas y sacrificios que debamos sufrir, y los telégrafos, y se quemaron los puentes,
no perdamos nunca de vista los intereses de al paso que se imponian contribuciones para
la gran causa que estamos llamados á defen- atender á las necesidades del ejército. El co-
der; que cada uno cumpla con sus deberes, y ronel White habia.llegado á Susquehanna en
por lo demás, confiemos en la proteccion de 28 de junio, en cuyo dia el general Ewell, de
la divina Providencia. la division Early, ocupó á York, y habiéndo-


»Con la mayor desconfianza en mí mismo, se presentado la primera autoridad de
. 1863.


sustituyo en el mando de este ejército á un dICho punto para someterse al jefe
eminente é ilustre soldado cuyo nombre ocu- separatista, éste exigió que, además de las
pará un puesto preferente en nuestra histo- raciones y cfectos de vestuario, se le facilita-
ria, pero confío en el cordial apoyo de mis I ran cien mil duros en metálico, de los cuales
hermanos de armas, que mo ayudarán á I se satisfacieron veintiocho mil á las· pocas
cumplir los deberes del importante cargo que ¡horas (*). Si semejantes gravámenes en una
se me acaba de conferir. plaza que siempre se habia distinguido por


» El general en jefe, Jorge G .. 1~leade.» su neutralidad pueJe ser justificable por las


Semejante cambio de jefes por una cues-
tion casi insignificante, precisamente, en vís-
peras de una batalla, es cosa que no tiene
ejemplo en la historia: cualesquiera que fue-
sen sus faltas, Hooker era muy apreciado de
sus tropas, que conocian menos á Meade, y
tenian menos fé en él, Y es bien seguro que
si se hubiese consultado al ejército, hubiera
preferido batirse en la primera accion, bajo
las órdenes de Hooker y sin el auxilio de los
once mil hombres de French, mas bien que
batirse á las órdenes de Meade con este re-
fuerzo. El nuevo general en jefe, no obstante,
se encargaba del mando en circunstancias
muy poco satisfactorias, pero sin inquietarse
por la inmensa responsabilidad que iba á con-
traer, y sin tener en cuenta que muy pronto
debia empeñarse una lucha mortal, el gene-


leyes de la guerra, no puede censurarse de
ningun modo ni da lugar á quejas la con-
ducta observada par Eutler en Nueva-Or-
leans.


(') El pedido que se hizo para la division Early, era el
siguiente:


105 barrilcs dc harina ó 28,000 libras dc pan cocido.
3,500 libras dc azúcar.
1,050 iu. ue café.
1.200 id. de sal.


32,000 iu. de vaca fresca.
21,000 id. de tocino.


"Estos articulas serán entregados á las cuatro de la tarde
del dia dc hoy.


),El capitan, lV. Thornton.,.'


Además dc esto se pedian 2,000 pares de botas ó zapatos,
1,000 pares de medias, y 100,000 duros en metálico, y al pié
del pedido veíase una nota que decia asi:


«28 de junio de 1803. Aprobado; las autoridades de York
facilitarán los citados artículos y el metálico, prévio el cor-
respondiente recibo.


¡,El mayor general, J. A. Ea1'ly»




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 465


Cuando el general Hooker cruzó por últi- prudencia á fin de buscar una po sic ion ven-
ma vez el Potomac, el general Stuart se tajosa para combatir á su enemigo. Meade
hallaba con una numerosa fuerza de caba- acababa de fijarse en un punto llamado
llería separatista vigilando el flanco izquier- Pipe Creek (Ensenada de las Pipas), situado
do del enemigo, pero luego se dirigió á á quince millas de Gettysburg, cuando un
\Vestminster, quemando á su paso diez y encuentro imprevisto precipitó el momento
siete botes y ciento setenta y ocho wagones de la gran batalla.
cargados de efectos militares, cogiendo al Gettysburg, capital del condado deAdams,
mismo tiempo varios oficiales que iban á es una poblacion rural de unos tres mil ha-
incorporarse c.on su regimiento. Desde \Vost- bitantes, que se encuentra en la region
minster Stuart pasó á Carlisle, evacuado ya montañosa y fértil de las corrientes del
por el enemigo, .Y marchando luego en bus-
ca de la infantería de Longstreet, llegó á
tiempo á Gettysburg, donde Lee, al saber
que los federales cruzaban el Potomac con
numerosas fuerzas, acababa de concentrar
todas sus tropas. Precisamente cuando Hoo-
ker f'ué reemplazado, proponíase interceptar
la línea de comunicaciones de Lee, lo cual
lo oblig'aria seguramente á concentrarse y
aceptar la batalla; pero Meado dispuso que
algunas tropas se movieran mas hácia la
derecha, como si fuera tambien GETTYSBURG
su punto de concentracion. Sin embargo,
,conociendo que Lee debia presentar la bata-
lla, el nuevo general en jefe espidió una
oportuna órden del dia dirigida á sus oficia-
les (k), .Y continuó avanzando con la mayor


(') lié aquí la órden :
«Cuartel general del ejército del Potomac,junio 30, de 1863.
))Antes de qne se comience la batalla que se espera de


un momento á otro, el general en jefe cree de su deber
prevenir á todos sus oficiales, que convendrá espliquen su-
cintamente á sus tropas qué circunstancias concurrirán en
-esta acciono El enemigo se halla en nuestro territorio; todo
d pais ha depositaclo su confianza en este ejército, espe-
('[muo que le libre de la presencia de aquel, y nuestra vic-
{(Hoja seria recompensacla, no solo con la bendicion de
Illillon(~s de habitantes, sino tambien con la gloria que
adquiriria este ejército. En la inminente batalla en que
vamos á esponer nuestras vidas están comprometidos
muchos intereses, y del éxito depende la tranquilidad del
llOgar doméstico, el bienestar de nuestras familias. El
ejército se ha batido bien hasta aquí y es de esperar que
luche ahora con mayor bravura si se le hace comprender
cuál es su situaeion y el valor de los intereses que debe


Monocacy, cerca del gran camino que se
estiende entre Philadelphia y Pittsburg. El
pueblo está situado en un valle ó mas bien
en la pendiente de una colina, y hay en él
un colegio, una iglesia y otros varios edi-
ficios.


Por la parte del. Sur, es decir, por donde
avanzaban los federales, hay tres caminos
que llegan hasta, el pueblo: uno á la dere-
cha, llamado de. Baltimore, otro en el cen-
tro, conocido con el nombre de Taneytown,
y el tercero en fin que se llama de Emmitts-
burgo Entre los dos primeros caminos y
casi en su confluencia se halla la colina
mas elevada de la region, que es la del ce-
menterio de Gettysburg, situado á tres ó
cuatro millas del pueblo; al otro lado del
camino de Baltimore se ve otra colina de la
misma altura poco mas ó menos que la an-
terior, y por la parte opuesta del valle des-
embocan tres vias principales, que son: la
de York al Nordeste, la de Heidlesburg al
Norte, y la de Cashtown al Oeste; en la
primera de estas está el camino de hierro.
Gettysburg, segun ya hemos dicho, tiene
varios edificios y entre ellos uno mayor que
los demás, que es el Seminario; los alrededo-
defender. l\ecomiendo, pues, á todos los jefes y oficiales
que manden pasar inmediatamente por las armas á todo
soldado que no cumpla en esta ocasion con sus deberes.


))Por órden del general en jefe Meade,
))El ayudante general, S. lVilliams.»




HISTORIA DE LOS CAP. XLV •
.


res son agradables y de aspecto risueño, y
la cima de las colinas, sobre todo por la
parte del Norte, están coronadas de espesos
bosques de pinos.


Una parte de la caballería federal á las ór-
denes del general Kilpatrick salió de Frede-


rick el 28 de junio, y pasando por Li-
1.863. , bertad y Taneytown, avanzo hasta
Hannover, en cuyo punto, y aun cuando espe-
raba no encontrar allí enemigos, fué atacada
el 30 por el general Stuart. En el breve com-
bate que se siguió, la brigada del general
Farnsworth, acosada al principio por todas
partes, perdió en poco tiempo cien hombres,
mas á poco llegó en auxilio de los unionistas
el general Custer, y entonces los confedera-
dos tuvieron que retirarse á su vez despues
de sufrir algunas pérdidas. Otra escaramuza
semejante tenia lugar al mismo tiempo en
Littlestown, al paso que el general Buford,
que con otra division se dirigia á Gettys-
burg, encontraba á la vanguardia separatis-
ta al mando de Hill, á la que obligó á ba-
1.863. tirse en retirada elLo de julio. Una


avanzada del general Reynolds á las
órdenes do Wadsworth, se aproximaba en
tanto desde Emmitsburg al lugar del comba-
te, y lanzándose en auxilio de sus compañe-
ros, contribuyó á recliazar la vanguardia
separatista, ocupando una cordillera que do-
mina todos aquellos alrededores por el Nor-
oeste.


El general Juan F. Reynolds, jefe de la re-
serva de Pennsylvania, acababa de desplegar
en ala su primera division y avanzaba rá-
pidamente á la cabeza de veintidos mil hom-
bres á fin de reunirse con Wadsworth, quien
formaba sus tropas en órden de batalla,
cuando cayó mortalmente herido. Reynolds,
que se habia detenido para practicar un re-
conocimiento, al divisar á cierta distancia
una numerosa fuerza enemIga, desmontó


con la intencion de observar sin ser visto,.
pero una bala enemiga le atravesó el cue-
llo de parte á parte, causándole la muerte á
los pocos minutos. El general Reynolds, na-
cido en Lancaster en 1820, habia entrado á
servir en el ejército en el año 1846 y tomó
parte en la guerra de México, y en todas las
acciones mas notables que se dieron en Vir-
ginia, muriendo en 1863 en el territorio de
su propio Estado y casi á la vista de la casa
donde vivia.


El general Doubleday llegó media hora
des pues y se encargó del mando en reempla-
zo de Reynolds, mas no venian los demás
refuerzos que se esperaban, y como acababa
de tomar parte en el combate el general Hill
con todas sus fuerzas, la division Wadsworth
se pronunció en retirada, perseguida de cer-
ca por el enemigo. Sin embargo, como este
se aproximaba demasiado, una parte de la
vanguardia al mando de Archer, se vió de
pronto cercada por el ala derecha de los fe-
derales, que hicieron ochocientos prisione-
ros, incluso el jefe citado. El general Dou-
bleday se retiró entonces al. Seminario, donde
se le reunieron otras fuerzas á las órdenes
de Schourz y de Howard, quien se encargó
del mando en jefe, pero entonces se renovó
el combate con el mayor encarnizamiento,
atendido que el general separatista EwelI
avanzaba rápidamente con un número consi-
derable de tropas. La division Rhodes atacó
resueltamente al enemigo por su frente mien-
tras que Early lo hacia por el flanco dere-
cho, y no pudiendo los federales resistir el
ímpetu de los separatistas, ni tampoco á la
superioridad del número, retrocedieron en el
mayor desórden hasta Gettysburg, acosados
de cerca por sus perseguidores hasta las mis-
mas calles del pueblo, donde muchos caye-
ron prisioneros en medio de una espantosa
carnicería. Los heridos que se hallaban de-




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 4G7


positados en Gettysburg, quedaron como es se hallaban situadas en las colinas de la iz-
consiguiente en poder de los confederados. quierda, pero los separatistas se daban sin
Los unionistas se concentraron en la colina duda por satisfechos con la victoria alcanza-
del cementerio, mientras el general Buford da poco antes.
con sus ginetes protegia la retirada, prepa- El general Meade se hallaba en Taney-
rándose para recibir al enemigo, pero este town cuando le anunciaron que acababa de


• no avanzó aun cuando era muy de dia, trabarse un combate en Gettysburg y que el
creyendo sin duda que todo el ejército fe de- general Reynolds habia muerto. Entonces
ral se hallaba á poca distancia. No convenia dispuso que Hancock marchara á este punto
á los generales separatistas que los federales á encargarse del mando, y enefedo, á las
se hiciesen. fuertes en aquella posicion, y tres y media de la tarde llegó este jefe á la
urgíales sobre todo desalojarlos cuanto an- colina del cementerio, adonde se acababan
tes, mas por desgracia, habían se quedado de retirar desordenadamente las tropas fede-
atrás las divisiones de Hill y Anderson y se rales, perseguidas de cerca por SJl victorioso
desistió del ataque. Solo algunas pequeñas enemigo. Howard habia formado ya una di-
columnas, precedidas de los tiradores, avan- ,vision, y Hancock dispuso que vVadsworth
zarop. contra la posicion del cementerio, pero se situara con el resto .de sus fuerzas (solo
hubieron de retroceder bien pronto á fin de le quedaban mil seiscientos hombres de los
ponerse fuera del alcance del nutrido fuego cuatro mil que tomaron parte en el combate
del enemigo. de la mañana) en la colina de Culph, mien-


Entre tanto el general Sicklos, que ha- tras que el general Geary con la division
hia avanzado el dia antes desde Taneytown Slocum, que acababa de llegar, tomaba posi-
ri Emmitsburg, se disponia á marchar á
::\liddlelmrg, en cumplimiento de una órden
de Meade, cuando á las dos de la tarde del
l." de julio recibió un despacho de I-loward,


. espedido en GeUysburg, en el cual se le ma:...
nifesta ba que los federales se batian allí con
fuerzas superiores, y que el general Rey-
nolds acababa de morir, por cuya razon se
necesitaba un pronto auxilio. Sickles no sa-
}Jia qué hacer, pues Meade se hallaba en
TaneJ'town, á diez millas de distancia, y el
esperarle era poner en peligro á Howard,
mas al fin, reflexionando que lo mas urgen-
te era evitar un descalabro, dejó dos briga-
das y dos baterías en Emmitsburg y marchó
rápida,mente hácia Gettysburg, á cuyo punto
llegó precisamente cuando el general Howard
.acababa, de tomar posicion en la colina del
·cementerio. Las tropas de Hill pudieron ha-
ber molestado á Sickles en este trayecto, pues


cion en una eminencia situada cerca de
ROllnd Top. Meade habia prevenido á Han-
cock le manifestara cuanto antes si creia que
Gcttysbnrg seria mejor punto para dar In
batalla que el elegido por él en Pipe Creek,
á lo cual contestó inmediatamente I-Iancock
diciendo al general enjefe que permaneceria
en su posicion hasta tanto que él se presenta-
ra para juzgar por sí mismo. Habiendollega-
do Slocum á las siete de la tarde, Hancock
le confió el mando para volver á reunirse con
Meade, el cual le dijo que estaba resuelto á
dar la batalla en Gettysburg, y que habia
dado las órdenes oportunas al efecto.


Durante la noche el ejército federal se con-
centró en este último punto, escepto la divi-
sion del general Sedgwick, que se hallaba en
Manchester, á treinta millas de distancia,
pero inmediatamente se espidió una órden
para que se pusiera en marcha hácia Gettys.




468 HlSTORIA DE LOS CAP. XIV,


burg á fin de reunirse con todas las tro- órden de batalla continuó siendo el mis-
pas (*). mo que el dia anterior; el cuerpo de ejérci-


Poco despues llegó á Gettysburg el gene- to de Longstreet formaba el ala derecha,
ral Meade acompañado de Hancock, y desde que se estendia hasta el camino de Emmits-
luego dictó sus disposiciones á fin de fortifi- burg, apoyada por las divisiones de Hood,
car la posicion, para lo cual pudo disponer Mc Laws y Pickett; el cuerpo de ejército de
de toda la mañana y de una buena parte de Hill, inclusas las divisiones de Anderson.·
la tarde. El general Lee entre tanto organi- Pender y Heth formaron el centro, y las tro-
zaba tambien sus columnas de ataque: su pas de Ewell con las divisiones de Rhodes,
primera intencion no habia sido librar la Early y Johnson formaron el ala izquierda,
batalla en aquel momento, ni mucho menos que rodeaba la po sic ion enemiga por la parte
atacar á un enemigo situado en tan venta- del Este.
josa posicion, pues conocia demasiado bien La línea de los federales afectaba la forma
lo que valen las líneas atrincheradas para de una herradura: el cuerpo de ejército de
osponerse inútilmente. Su objeto era desem- Sickles constituia el ala izquierda apoyada
barazarse en primer lugar del rico botin 1'0- por Sykes; Hancock estaba en el centro cu-
cogido por Ewell en la campañ~ de Susque- briendo el frente de la colina del cementerio
hanna, enviar al otro lado del Potomac el por la parte de Gettysburg, y las tropas de
inmenso tren de wagones cargados de ca- Slocum formaban la derecha, reforzadas con
ballos .Y mulas, que entonces entorpecia süs dos mil quinientos hombres á las órdenes de
movimientos, y una vez libro de este cui- Lockwood. El general lluford tomó posÍcion
dado, le seria mas fácil operar contra la en la retaguardia con su caballería. Meade
poslclOn enemIga, ya maniobrando ó lan- estaba resuelto á dar una batalla decisiva,
zándose al asalto. pero como aun no se habian reunido todas las


Estas prudentes resoluciones, sin embar- tropas del cuerpo de ejército de Sedgwick, que
go, se olvidaron en medio de la alegría por constaba de quince mil cuatrocientos hom-


el triunfo alcanzado el l. o de julio, y bres, mientras que todo el ejército separatista
1863. 1 " t . 1 d' h 11 b 11' t t 1 . se reso VlO a acar e la 2, aun cuan- se a a a a 1 presen e, no es a Ja. en sus mte-
do faltaba una division "de Longstreet y la de reses precipitar la hora de la lucha, si bien
los veteranos de Pickett, que se habia que- dió órden á Slocum de comenzar el ataque
dado custodiando la línea de retirada junta- por la derecha tan pronto como se completa-
mente con toda, la, caballería de Stuart. Este ran sus divisiones. Sin embargo, despues de
último, 110 obstante, recibió luego órdcn de hahcr practicado un reconocimiento, mani-
marchar á GeUysburg inmediatamente. El festó Slocum al general en jefe que el terre-


no por aqnel punto no era favorable, yen su
e) El general Butterficld, jefe (le estado mayor, asegura consecuencia se dió una contraórden. Como


que Meade le ordenó redactase una órden del dia anun- los separatistas no se hallaban aun tampoco
ciando al ejército la retirada de Gettysburg, é indicando el
camino que cada cuerpo de ejército debia seguir; pero preparados, pasó la mañana y todo el dia
Meade niega resueltamente que (uel'a su inlencion retil'ar-
se, Estos dos asertos no son incompatibles hasta cierto
punto, pues un general prudente debe indicar desde luego
el punto de retirada, aun cuando esté resuelto á defender
una posicion hasta el último trance.


sin que ocurrieran sino algunas escaramu-
zas insignificantes, precursoras de la pró-
xima batalla.


El plnn del jefe confederado consistia en




CAP. xn·. ESTADOS-UNIDOS.


amenazar á los federales por su centro, ace- I
chando una ocasion de atacarlos mas vigo-
rosamente por los flancos, y al efecto Long-
street debia apoderarse de las alturas de I
Round Top, desde las cuales seria ya mas
fácil itsaltar las otras mas lejanas.


Á eso de las tres de la tarde, hora en que
estaban ya reunidas todas las tropas de Sedg- :
wick, yen que Sykes se corria de derecha á
izquierda, en tanto que Meade reconocia las
posiciones, comenzaron los separatistas á
poner en cjecucion su plan, y al efecto rom-
pióse el fuego de cañon sobre toda la line[\,
mientras sus columnas avanzaban sobre las
dos alas del ejército enemigo. Sickles" que
se habia adelantado demasiado, ansioso sin
duda de trabar el combate, fué atacado de
frente y de flanco, y una bala de callon le
llevó una pierna á las primeras descargas;
Birney, que le reemplazó en el mando, hizo
tocar retirada desde luego, y aun cuando
llegaban tropas de refresco para apoyarle,
los federales, que cad[\, vez iban perdiendo
mas terreno, hnbieron de retroceder ante los
desesperados y repetidos ataques del enemi-
go. El general Longstreet quiso seguir avan-
zando sobre el cementerio, mas no tardaron
en cerrarle el paso numerosas fuerzas, y á
su vez se vió precisado á retroceder sin ha-
ber conseguido su principal objeto, que era
apoderarse de Round Top.


Como el general Meade consideraba que
esta colina era de la mayor importancia para
mantener su posicion, y veia que el enemigo
era casi dueño de ella, habia destacado á
Hancock, que con su division contribuyó po-
derosamente á rechazar al enemigo, perma-
neciendo en la línea que Meade quería con-
servar á toda costa (*).


(') El Investigador de Richnwnd publicó los siguientes
detalles, facilitados por un testigo ocular que los escribió
en Hagerstown, el dia 8 de julio:


TOMOllI.


Mientras sucedia esto, la retirada de la
division Slocum facilitó á Ewellla oportu-


«Llegada la tarde, espidiéronse órdenes á los diversosje-
fes, comunicándoles instrucciones para atacar al enemigo
por su centro y por su izquierda, y á eso de las cinco y
media, el general Longstreet comenzó el movimiento se-
guido de vVilcox, la brigada de Perry y las tropas de 'Yright.
Las dos divisiones de Longstreet encontraron á poco al
enemígo cerca de Emmitsburg, donde se habian concentra-
do numerosas fuerzas, y despues de un breve pero encar-
nizado combate, desalojáronle de su posicion, rtóchazándo-
le hasta la cima de la colina. Las divisiones de .Mc Laws y
de Hood trataron de acometer á los federales hasta en sus
últimos atrincheramientos, mas á causa de ser el terreno
muy accidentado y empinada la cuesta de la colina, no fué
posible llegar hasta la cima, aun cuando las pérdidas del
enemigo habian sido numerosas. He oido decir á varios
ofieiales que nunca vieron los muertos tan hacinados co-
mo lo estaban en el terreno donde tuvo lugar el combate
con las tropas de Me Laws, y muchos aseguraron que ní
aun en la primera batalla de rredericksburg hubo tanta
carnicería entre los federales.


"Mientras la lucha arreciab~ por la derecha, los generales
'Wileox y Wright, con la division de Anderson, estrechaban
al enemigo cn su centro, de tal modo que le rechazaron
hasta sus mismas baterías, parte de cuyos callones caye-
ron en poder de los confederados. 'Yright acababa tle bar-
rer todo el valle con su artillería á pesar del espantoso fue-
go que hacia el enemigo desde las alturas de ~Ic Pherson.
En aquel momento esta valerosa brigada trabó un terrible
combate que duró quince ó veinte minutos, mas al fin, car-
gando impetuosamente en la pel1l1iente de la montaña,
aeorraló al enemigo, que se habia hecho fuerte tras de un
murallon de piedra, y le desalojó de su posicion acometién-
dole á la bayoneta. Entonces los separatistas concentraron'
BU fuego sobre las baterías federales situadas en las altu-
ras, y una vez que se hubo conseguido apagarlas, las ¡lUes-
tes confederadas se lanzaron á la carrera hácia la cúspide
de la colina, y se apoderaron de los veinte callones que allí
se hallaban, mientras que la infantería se dispersaba en
todas direcciones en el mayor desórden y confnsion.


»Dueños ya los separatistas de aquel terreno, que era la
llave de la posicion enemiga, habiase alcanzado al parecer
la victoria, pues cada uno de los mencionados je{'es conser-
vaba los puntos conquistados despues de tan ruda refrie-
ga, y quedaba cortada la comunicacion entre las alas iz-
quierda y derecha del ejército enemigo. Debe advertirse, sin
embargo, que el triunfo no fué completo, ni el resultado
tan satisfactorio como se pudiera esperar en cambio del va-
lor heróico y del arrojo é intrepidez con que se bDtieron los
separatistas, pero esto consistió principalmente en que par-
te de la division Anderson, la brigada del general Posey y la
del general M ahone no avanzaron, como tenían órden de
hacerlo, y de este modo, una parte de las fuerzas perma-
neció ociosa y fué solo mera espectadora del mas impor-
tante hecho de armas que habia tenido lugar en el conti-fr::_"~:r.:¡~!\o,




iill HlSTORIA DE<: LOS CAP. XIV.


nidad de atacar el ala derecha de los federa-
les con fuerzas muy superiores, haciéndoles
retroceder á una gran distancia, y poco an-
tes de oscurecer, los separatistas acometie-
ron tambien á Howard, consiguiendo apode-
rarse de un lado de la colina del cementerio,
si bien no se podian obtener graneles venta-
jas con esto.


La noche puso fin á la batalla del 2 de ju-
lio, pero el genera] Lee estaba resuelto á
continuar el ataque al dia siguiente, pues
debia recibir el refuerzo de la caballería y de.
la division Pickett, al que mandó una órden
para que apresurase su marcha. Despues se
hicieron todos los preparativos necesarios
para asaltar la posicion del cementerio; reu-
nióse la artillería á la derecha de los confe-
derados, en las posiciones conquistadas por
Longstreet, y allí fueron á situarse asi-
mismo las columnas de ataque. La divi-
:-;ion Pickett se colocó á la derecha, las divi-
siones Pcttigrew y Hood á la izquierda, y
las demás fuerzas se repartieron en el resto
de la línea á fin de operar sobre todos los
puntos á la vez.


nente. Así pues, quince ó veinte mil hombres descansaban
sobre las armas, presenciando un combate tan sangriento
com? terrible, y siendo testigo~ de los desesperados esfuer-
zos de dos pequeiías brigadlls, la de "'right y la de \Vilcox,
que luchllban con las numerosas masas de la infantería
enemiga, bajo un fuego mortífero, sin que nadie se acerca-
ra á prestar lIuxilio cuando fueron tomadas las alturas. El
no haber avanzado los generales Posey y Mahone para apo-
yar la izquierda de 'Wright, facilitó una oportunidad á los
federales, quienes atacaron entonces con ventaja el flanco
débil. Entonces pudo reconocerse que se habia perdido la
jornada, y esto despues de haber alcanzado una victoria,
pero debe consignarse que no se perdió porque las tropas
no se batiesen con el mayor arrojo, sino porque muchas de
ellas no tomaron parte en la lnc118..»


Lee decia en su parte oficial:
«Despues de un encarnizado combate, el general Long-


street consiguió ocupar el terreno tan deseado; tambien
Ewell se hizo dueiío de algunas fuertes posíciones, y todo
hacia creer que seria posible desalojar al enemigo. La ba-
talla cesó al llegar la noche, pero resolví continuar el ata-
r¡ue al dia sig!IÍente.»


De los siete cuerpos de ejército que tenia
Meade á su disposicion, tres de ellos se ha-
llaban completamente desbaratados á conse-
cuencia del combate del dia 2; Reynolds ha-
bia muerto, Sickles, segun ya hemos dicho,
estaba fuera de combate, y la pérdida entre
las tropas no bajaba de veinte mil hombres,
siendo de advertir que no llegaban otras fuer-
zas para reemplazarlos. El centro del ejérci-
to separatista ocupaba el mismo sitio donde
cayera Reynolds; tambien disponía el ene-
migo de todo el terreno donde Howard y
Sickles habian sido derrotados, y si bien es
cierto que sus pérdidas fueron considerables,
tenian razon .. en esperar que el triunfo del
dia siguiente compensaria con creces sus
numerosas bajaH.


l\Teade, sin embargo, no perdió tampoco el
tiempo, Ji si bien es cierto que no esperabn
recibir refuerzos inmediatamente, contaba,
sin embargo, con el cuerpo de ejército de
Couch que debia llegar de Harrishurg, con
objeto do atacar la rebguardia de los sepa-
ratistas. Además de esto, la posicion de las
colinas del cementerio era muy fuerte, y á
fin de que lo fuese aun mas, se trabajó acti-
vamente en la noche del 2 al 3 y se concen-
traron en el punto principal todas las piezas
que estaban en el ala izquierda, por cuyo
méelio pudieron formarse en las colinas treR
órdenos de baterías cuyos fllegos podrian
cruzarse perfectamente.


Al dia siguiente, 3 de j Illio, reinó la mayor
ansiedad en las primeras horas de la


. . 1863.
mañana, mientras los separatIstas
terminaban sus preparativos y colocaban sus
baterías para hacer el último esfuerzo supre-
mo, que en su concepto debia asegurarles la
victoria; pero al fin, ú eso de la una de la
tarde dióse la sei'ial " y los ciento quince ca-
ñones de grueso calibre, de que disponian los
generales .Hill y Longstreet, cruzaron sus




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 471


fuegos sobre la colina del cementerio, centro
y llave de la posicion de los federales, siendo
de notar que en el cuartel general de Meade,
situado en aquel punto, cayó una verdadera
lluvia de proyectiles que causaron la muerte
de varios ordenanzas del general en jefe y
unos veinte caballos. Fué tan nutrido el fue-
go por espacio de dos horas, que el terreno de
la colina estaba literalmente acribillado á ba-
lazos, y aunque los federales contestaron con
sus cien cañones, como las baterías del ene-
migo estaban concentradas, no produjo esto
mucho efecto, puesto que al poco tiempo hu-
bo de cesar el fuego por parte de los unio-
ni stas , mientras que el de los confederados
diezmaba sus filas. Entonces el general Mea-
de dió órden de enfriar los cañones mientras
la infantería se preparaba al segundo ataque,
que por cierto no se hizo esperar mucho,
pues á los pocos momentos, y despues de
unas tres horas de cañoneo, aparecieron los
batallones separatistas formados en órden de
batalla, precedidos de una nube de tiradores
que avanzaban resueltamente hácia la coli-
na del cementerio.


La columna derecha se componía de la di-
vision Pickett, formada en su mayor parte
de veteranos de Virginia, los cuales avanza-
ron á su vez con un órden admirable, arros-
trando la metralla que los diezmaba; el ca-
mino por donde pasaron quedó cubierto de
cadáveres, pero la heróica division no se
detuvo por esto, y continuando impávida
su marcha, no tardó en llegar á las pri-
meras baterías, de las que se apoderó á
poco, lanzándose sobre ellas con bayoneta ca-
lada. En vez de pasar adelante en la narra-
cion de esta batalla, parécenos mas oportuno
copiar al corresponsal del Investigado)' de
Richmond, quien describe en los siguientes
términos aquella accion memorable:


I/..A la division Pickett, la primera que


avanzó, apoyada su ala derecha por la bri-
gada \Vilcox, y la izquierda por la de Heth,
siguió la djvision Pettigrew, que fué á ocu-
par el mismo terreno donde se hallaba
W right el dia anterior. Estaba yo en una
eminencia desde la cual observaba con el
mayor interés todos los movimientos de los
separatistas, pues ya el dia antes habia vis-
to pasar á otros bravos por aquel mismo va-
lle, y presenciado desde las alturas su lucha
mortal, viéndoles volver con sus columnas
destrozadas, pero limpias sus banderas. Sus
intrépidos compañeros iban á empeñar en
aquel momento otra sangrienta refriega, y
yo comprendí que sus esfuerzos serian inú-
tiles si las tropas que debian auxiliarles no
luchaban con la bravura. del lean. Los con-
federados avanzaban siempre sobre el ene-
migo con mesurado paso; la brisa agitaba
sus banderas al cruzar la llanura, y confieso
que aun cuando he presenciado todas las
grandes acciones de este ejército, nunca
ha bia visto á ninguna tropa entrar en fuego
con un órden tan admirable como el de b
brillante division Pickett. Á esta seguian,
segun ya hemos dicho, las fuerzas de :Petti-
grew, que acababan de desembocar del bos-
que para apoyar la izquierda de Pickett, y á
su vez pasaron tambien por el valle en di-
reccion á la colina, mas bien pronto pude
observar que esta division carecia de la fir-
meza y de la serenidad que mostraban los
soldados de Pickett, convenciéndome que no
podrian sostener la tremenda lucha en que
iban á empeñarse bien pronto. En efecto, la
tropa de Pettigrew se componia en su mayor
parte de bisoños últimamente llegados del
Sur, y que ~ no dudarlo no habian recibido
nunca el bautismo de fuego ni presenciado
combate alguno, y no pude menos que des-
confiar de su valor. Precisamente cuando
Pickett se hallaba ya bajo el fuego del ene-




47:! HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


migo, nuestras baterías suspendieron el su-¡ dos de un pánico, los hombres de esta divi-
yo; aquel fué un momento de ansiedad mor- sion no escuchan las amonestaciones de su
tal para Pickett y sus bravos; «¿por qué no jefe (*), y Pickett queda solo para contener
rompen de nuevo elfuego nuestros cañones?» los batallones del enemigo que se agolpan
preguntan todos á la vez; algunos esperan sobre él por todos los puntos á la vez. Gar-
oirlos tronar en breve; ¡ vana esperanza! nett cae muerto de un balazo, y Kemper, el
nuestras baterías guardan el silencio de la bravo y caballeroso Kemper es retirado del
muerte. Sin embargo, la intrépida division campo de batalla mortalmente herido. Las
Pickett sigue avanzando siempre, á pesar del masas de la infantería enemiga son cada vez
torrente de metralla que lanzan cincuenta mas compactas y se aproximan rápidamente
bocas de fUi3go, y aquel puñado de héroes á la retaguardia de Pickett, en cuyo momento
continúa impávido su marcha, contestando se da la órden de retirada, y los separatistas
á su vez á las descargas del enemigo. Ya les comienzan el movimiento con el mejor ór-
veo.llegar al camino de Emmitsburg, donde den ,disputando palmo á palmo el terreno.
se hallan las masas compactas de la infan- Los unionistas estrechan á sus enemigos, y
te ría unionista apostadas tras de un muro muchos bravos á quienes antes respetaran
de piedra y apoyadas por su artillería, que las balas enemigas, cayeron entonces para
libre ya de nuestros cañones, rompe un fue- no volver á levantarse mas. Armistead está
go mortífero sobre los bravos de la division herido y qlled(1 prisionero, mas en aquel crí-
seporatista. Estos se detienen un momento tico instante se ve avanzar (11 resto de la bri-
y luego siguen avanzando; llegan por fin al gada de \Vright, con el fin de cubrir la reti-
muro de piedra y lo destruyen; los unionis- rada, y entonces termina la lucha. Nuestras
tas emprenden la fuga desordenadamente, y pérdidas en este ataque fueron muy sensi-
los artilleros enemigos abandonan sus piezas bies, pero las de los unionistas, segnn lo di-
no pudiendo resistir las nutridas descargas cho por los prisioneros, fueron tambien in-
de la division Pickett. En aquel momento mensas.»
veo á los generales Kemper y Armistead Oigamos ahora la descripcion que hace el
plantar su bandera en las obras del enemigo cronista de los federales del desesperado ata-
y oigo el grito de triunfo de los confederados que de los confederados que luchaban por
que acaban de alcanzar la victoria. conservar su posicion en el Norte:


»¿Qué hace entre tanto la division Petti- «Eldia4 de'julio habian reunidolos.confe-
grew? Cuando aun resuena en mis oidos el derados todas sus tropas para dar un


1863. grito de triunfo de los hijos de Virginia, di- gran ataque y hacer un desesperado
rijo mi vista hácia la izquierda, y allá en la esfuerzo á fin de vencer de una vez nuestra
llanura, veo que reina la mas espantosa con- obstinada resistencia. Al efecto lanzaron con-
fusion y que están completamente desbarata- ---------------------
dos los batallones de Pettigre\v, rota la línea (') Seria no hacer justicia á un valeroso enemigo el no
y dispersa la division, que se dirige presu-
rosa á reunirse con la retaguardia. El intré-
pido Pettigrewestá herido, pero aun sigue
dando órdenes á sus soldados, y en vano
trata de reunirlos á su alrededor. Sobrecogi-


consignar aquí que es inexacto lo que se elíce ele las tropas
de Pettigrew, que se batieron cuando menos con tanta bra-
vura como sus demás camaradas, y tanto es así, que todos
los oficiales menos uno quedaron muertos él heridos en el
campo de batalla. De los dos mil ochocientos hombres que
entraron en fuego, solo ochocientos treinta r cinco contes-
taron á la lista á la matiana siguiente.




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 473


tra nosotros la flor de su ejército, confiando en que los jefes enemigos clavaban su ban-
en la victoria, y si bien es cierto que el ene~ dera en nuestras obras de defensa.
migo se apoderó por algunos momentos de »Los separatistas, sin embargo, habian
nuestras líneas, era tan fuerte nuestra posi- i avanzado demasiado lejos y su temeridad
cion y tan mortífero el fuego, que nuestras debia costarles muy cara: hallábanse com-
baterías barrieron columnas enteras, y los pletamente espuestos á un fuego enfilado, y
separatistas hubieron de retirarse al fin de- los cañones de los federales desbarataron
jando en nuestro poder numerosos prisio- bien pronto su línea cubriendo el suelo de
neros. cadáveres; las baterías de la colina del ce-


»Esto es lo que sucedió por punto general menterio acabaron de decidir el éxito de la
en toda la línea, pero la lucha fué mas en- jornada.
carnizada con el segundo cuerpo de ejército, » Las destrozadas columnas de los confe-
en el cual se habian reunido todas las tropas Jerados comenzaron entonces á retroceder,
veteranas, que avanz.aron contra nosotros m,ientras que la infantería unionista se lan-
con un órden admirable. Alfrc'nte iba la bri- zaba en su persecucion, mas ya no debia
lIante division Pickett apoyada por los bata- encontrar esta mucha resistencia, pues todo
110nes mas aguerridos de Hill, y como no un regimiento arrojó .,sus armas y se rindió
bastaba á contenerla el fuego de nuestros ca- á discrecion, en tanto que otros destacamen-
fíones ni las descargas de la infantería, las tos sueltos hacian lo mismo. Solo la brigada
avanzadas federales comenzaron á retirarse de Webb cogió ochocientos prisioneros, y la
lentamente del camino de Emmitsburg, dis - division Gibbon se apoderó tambien de otros
pntando el terreno hasta lo último. Enton- muchos y de varias banderas.
ces los separatistas, que habian economizado »La, dispersion era completa; la batalla
sus tiros, rompieron á su vez el fuego, mien- habia terminado, pero tambien los federales
tras que la artillería cañoncaba nuestra po- habian sufrido considerables pérdidas, pues
SlClOn. solo la division de Harrow tuvo cincuenta y-


»El general Hancock cayó á poco herido, cuatro oficiales muertos y setecientos noven-
y Gibbon, intrépido y valeroso militar que ta y tres individuos de tropa.
le sucedió en el mando, dió inmediatamente »Los separatistas habian hecho un inútil
órden de no hacer fuego hasta que se halla- sacrificio; reunieron los dispersos restos de
ra mas cerca el enemigo. Al fin llegó el mo- ! su ejército, y formando sus líneas abando-
mento, y entonces una terrible descarga á la naron el campo de batalla. Aquello era una
que sucedieron otra y otras, sembró la muer- derrota completa, y puede decirse que por
te en las filas confederadas~ pero los batallo- una vez habia alcanzado el ejército del Po-
nes se sucedian unos á otros, y en aquel
instante, los federales, que habian hecho un
supremo esfuerzo, 'se vieron completamente
dominados sin poder resistir el ímpetu de


tomac una señalada victoria.»
En el informe que presentó el general


Doubleday á la comision de guerra, refirien-
do los pormenores del combate, decia lo si-


sus contrarios, los cuales llegaron hasta los! guiente :
mismos cañones de los unionistas, y atacan- I «Á eso de las dos de la tarde el enemigo
do á la bayoneta, consiguieron que los arti- rompió un fuego tan certero con sus ciento
lleros abandonasen sus piezas en el momento l veinticinco cafíones, que en pocos momentos




HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


hizo un espantoso destrozo, y no hubo oficial
á quien no le mataran el caballo, siendo de
advertir que algunos perdieron dos y tres,
como me sucedió á mí. Este primer ataque
me hizo comprender que se preparaba otro
por la infantería, y en su consecuencia or-
dené á mis soldados que se protegieran lo
mejor posible detrás de las rocas ó de las
eminencias hasta que cesara el fuego de las
baterías y se lanzase el enemigo al ataque.


»Llegado el momento, el enemigo avanzó
en tres columnas con sus alas desplegadas,
á fin de impedir que el grueso de las fuerzas
fuese flanqueado, y entonces conocí que se
dirigia á mis líneas, pero viendo que estas
eran muy fuertes y estaban perfectamente
fortificadas, los confederados mudaron de pa-
recer y concluyeron por atacar á la division
Hancock, que se hallaba á mi derecha. Al
practicar este movimiento hubo sin duda una
mala inteligencia, y como merced á esta cir-
cunstancia quedó un espacio libre entre una
de las alas y el centro, mandé al general
Stannard q ne cargase con su brigada por uno
de los flancos de la columna de ataque, mien-
tras que nuestra artillería hacia un nutrido
fuego sobre su centro. Se ha dicho que algu-
nos enemigos llegaron á tocar nuestros ca-
ñones, pero los prisione-ros no lo confirman,
y aseguran por el contrario que la brigada
del general Stannard fué la que mas los per-
judicó, pues no les era posible resistirla en


como no eran entonces necesarios, dispuse
que se situaran convenientemente y aguar-
dasen nuevas órdenes.»


Hé aquí, pues, cómo se ganó la sangrien-
ta batalla de Gettysburg, en la cual funda-
ban sus esperanzas los separatistas, mas
cuando estuvo concluida, apenas habia ya
municiones disponibles, y una sola brigada
componia la reserva del ejército del Potomac,
pues todas las tropas se habian situado en
diversos puntos, á fin de contener el furioso
ataque del enemigo. Despues de esta decisiva
accion, puede decirse que ya no hubo lucha;
solo el general Crawford, de la division Sy-
kes, que ocupaba á Round Top, avanzó á
las cinco de la tarde, por órden de Meade,
contra una batería aislada que aun seguia
haciendo fuego, y apoderándose de elb, cogió
doscientos sesenta prisioneros de la division
Anderson, siete mil armas pequeñas y una
porcion de heridos que se hallaban en poder
de los separatistas.


Se ha censurado al general Meade tachán-
dole de tímido y demasiado prudente, mas
no puede negarse que su estrategia, aun-
que no atrevida, fué muy acertada, pues si
hubiera consentido, como algunos querian,
que se asaltaran las baterías de los se-
paratistas en la cordillera del Seminario,·
es muy probable que le hubiesen derrotado.
Tratándose de dos ejércitos igualmente
resueltos y valerosos que cuentan con el


la posicion que ocupaban, y hubieron de re- mismo numero de tropas, una posicion mas
troceder á fin de ponerse fuera de su alcan- ó menos ventajosa decide naturalmente del
ce. Yo destaqué entonces dos regimientos éxito de la jornada en favor de unos u
previniéndoles atacaran á los confederados otros. En esto no sucede como con las turbas
de frente, pero ya nuestra artillería hacia armadas, que á veces triunfan por su misma
tales estragos en sus filas, que se vieron en audacia, pues los acometidos, comprendien-
la precision de tocar retirada despues de su- do que los que atacan no han de huir, pre-
frir sensibles y numerosas pérdidas. fieren con frecuencia abandonar la lucha. Si


»Oinco minutos despues llegaban para re- por su parte el general Lee hubiese atacado
forzarme varios regimientos y baterías, mas I á Burnside en las alturas de Falmouth, es




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS.


indudable que habría sido derrotado de UIla
manera lastimosa.


Ni tampoco se debe censurar á Meade por-
que no se lanzara inmediatamente en perse-
cucion del enemigo; los muertos y heridos
que acababan de caer en el campo de bata-
lla representaban una cuarta parte de su
ejército; habíanse agotado sus municiones
é ignorábase cuál era la verdadera situacion
de Lee.· Si Meade hubiese mandado avanzar
ü sus tropas sobre la colina del Seminario y
el enemigo le hubiera rechazado con un fue-
go tan espanto.so como el que destrozó á los
batallones separatistas en la colina del ce-
menterio, habríasele censurado luego por
muchos que no le creian dotado de suficiente
valor. Meade, no obstante, cometió un error
grave al encargarse del mando; ya recorda-
remos que se le autorizó para obrar como


.i uzgase mas oportuno respecto á las fuerzas
de French, que ocupaban las alturas de Ma-
l'yland, disponiendo bmbien como tuviera
por conveniente de las tropas de Couch, yen
este caso, una vez decidido á presentar la
hatalla á Lee tan pronto como le favorecie-
sen las circunstancias, debió haber ordenado
que dichas fuerzas se uniesen con él lo mas
pronto posible, por cuyo medio habria que-
dado completamente dueño de la situacion,
y hasta le hubiera sido posible impedir la
vuelta de Lee á Virginia. En vez de hacerlo
así, Meade no dió órden alguna á Couch,
y si bien es cierto que por consejo de
Butterfield tomó los once mil hombres que
ocupaban las alturas de Maryland, no lo es
menos que dejó siete mil de estos en Frede-
rick, donde permanecieron ociosos cuando
tan útiles podian ser sus servicios en otra
parte. Si la batalla de Gettysburg se hubiese
perdido por falta de estos once mil hombres,
~{eade habria incurrido en la mas grave res-
ponsabilidad.


Del informe oficial de Meade aparece que
en los diversos combates ocurridos en Get-
tysburg, y que constituyeron lit batalla de
este nombre, se contaron en el ejército federal
dos mil ochocientos treinta y cuatro muertos,
trece mil setecientos nueve heridos y seis mil
seiscientos cuarenta y tres estraviados (la
mayor parte de ellos prisioneros), lo que
compone un total de veintitres mil ciento
ochen ta y seis (k), y en cambio se cogieron
tres cañones, cuarenta y una banderas y
trece mil seiscientos veintiun prisioneros,
muchos de los cuales estaban heridos. Ade-
más se recogieron en el campo de batalla
veinticuatro mil novecientas setentit y ocho
armas de todas clases, pero es de presumir
que muchas de ellas habian pertenecido an-
tes á los unionistas.


Lee no formó la lista de sus pérdidas, pero
no es de creer que fueran menos numerosas
que las de los unionistas (H) atendido que
sus tropas se batieron en terreno descubierto
mientras que los federales se protegian con
sus obras defensivas. Así pues, creemos es-
tar en lojusto, suponiendo que los confedera-
dos tuvieron diez y ocho mil bajas entre muer-
tos y heridos, sin contar diez mil prisioneros
que quedaron en poder del ejército federal.


e) Entre los muertos se eontaLan los generales S. H.
'Veed y E. J. Farnsworth y seis coroneles, y entre los heri-
dos los generales GibLon, Darlow, Stannar,l, '-Vehh y Paul.


(.') Al hablar sobre este punto dice el escritor Pollard:
(( La division Pickelt, que se halló en lo lllas recio de la


refriega, sufrió pérdidas tan sensibles y llulllcrosas, que no
podemos menos df' eonsign8rlas arlui porqll'l~ rlcal y verrla-
deramente llamaron la atencion. Baste decir que lodos los
jefes quedaron muertos ó heridos, y de yeintieuatro ofi-
(~ialcs suLallernos solo dos salieron ilesos. Los coroneles
de cinco regimientos de Virginia, uno de los cuales perdiú
doscientos doce hombres de los doscientos cincuenta de que
se eomponia, quedaron muertos en el campo debatalla. Ade-
más de estos, perederon los brigadieres-generales Barks-
dale y Gsrnett, y resultaron heridos los generales lIood,
Trimblc, JIcth, Pender, Pettigrew, Kemper, Scales, C_ T. An-
derson, Hampton, .T.1If. Jones, Jenkins, Armistead y Sem-
mes; estos dos últimos mortalmente.




HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


Durante los dias 2 y 3 la caballería de
ambos ejércitos, que parecia acechar una
oportunidad para dar un golpe de mano, tuvo
varios encuentros sin consecuencia, pues en
realidad no hubo ningun combate formal. El
dia 3, el general Hood trató de efectuar un
movimiento en el camino de Emmitsburg
con el objeto de sorprender el ala izquierda
de los federales, el punto mas débil, segun
lo dicho por el general Meade, pero bastó
para rechazar el ataque la brigada del gene-
ral Merritt, que á su vez se proponía flanquear
la retaguardia de los separatistas. De este
combate, que mas bien pudiera calificarse de
escaramuza, no resultó ninguna gran ven-
taja para unos ni otros, aunque, segun pa-
rece, una numerosa fuerza de infantería al
mando de Hood no tomó parte en el ataque
merced á los esfuerzos de Merritt y Farns-
worth, que la entretuvieron, impidiendo que
auxiliara á sus compañeros en la gran bata-
lla de Gettysburg.


Terminada la accion, Pleasanton, el jefe
de la caballería, recomendó á Meade que
mandara perseguir al enemigo, pues todo
inducia á creer que no solo estaba desmora-
lizado el ejército separatista y que empezaba
á retirarse, sino que carecia de municiones.
Meade, sin embargo, alegó que no estaba
seguro de que el ejército hubiese emprendido
la retirada, y deseando asegurarse de ello
por medio de un reconocimiento, destacó á
Pleasanton con alguna caballería á fin de
que lo averiguara. El general Gregg, que
habia estado ocupando á Chambersburg, vol-
vió á las ocho de la mañana del 4 de julio


y anunció que el camino estaba lleno
1863. d h'd d '11 ' e en osy e caml as, y que a no
dudarlo, el enemigo se retiraba apresurada-
mente; otros jefes de caballería que volvian
de practicar reconocimientos semejantes,
.aseguraron tambien lo mismo, mas, á pesar


de esto, como el general Meade no avanzó
desde luego por la línea directa de retirada, y
como la conduccion de la artillería y los tre-
nes de un gran ejército exigen mucho tiem-
po, no se dispersaron los piquetes separa-
tistas hasta el dia siguiente, 5 de julio. Una
division de la milicia de Couch, compuesta
de unos cinco mil hombres al mando del ge-
neral Smith, acababa de incorporarse con la
retaguardia.


Á la mañana siguiente no quedaba ya la
menor duda de que el enemigo en masa se
iba retirando con la mayor celeridad posi-
ble, y entonces se dió órden de avanzar
al general Sedgwick con sus divisiones á
fin de perseguir á los fugitivos. Hé aquí 10
que dice sobre este movimiento un testigo
ocular:


«El dia 4 de julio se reconoció hasta la
evidencia que el enemigo se habia pronun-
ciado en retirada, sin que pudiera, sin em-
bargo, asegurarse qué distancia habria re-
corrido ya, pues no se veia sino una escasa
fuerza desde la posicion que ocupaban los
federales. El general Sedgwick, que mar-
chaba con sus tropas en persecucion del ene-
migo, llegó á poco á los escarpados desfila-
deros de Fairfield, que son una larga cadena
de montañas, y á poco se presentó un oficial
subalterno del enemigo, al servicio de uno de
los regimientos de Georgia, el cual dijo, sin
que se le preguntase nada, que los confede-
rados apenas tenian municiones. El punto
adonde habian llegado los federales era á pro-
pósito para el ataque, pero el general Sedg-
wick tuvo por conveniente no avanzar mas
hasta que se hubiese marchado el enemigo,
y llegado el momento, los federales prosi-
guieron su camino á través de Boonsboro
con direccion á Hagerstown. La caballería de
Buford se dirigió á Funkstown, donde se ha-
llaban apostadas algunas fuerzas separa ti s-




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 477


tas que abandonarOl;1. su posicion sin oponer
mucha resistencia. En este encuentro, los
federales destruyeron varios puentes, apode-
rándose de algunos prisioneros. El dia 10 se
detuvieron las tropas unionistas para tomar
algun descanso, y el dia siguiente continua-
ron su marcha hácia las montañas del Sur.
Ya cerca de \Villiamsport encontraron algu-
nas avanzadas separatistas, y hubo un breve
tiroteo sin resultado alguno, pues el general
Sedgwick tenia órden de no empeñar una
batalla formal. Entre tanto el general en
jefe del ejército confederado seguia avan-
zando siempre sin obstáculo, y acababa de
ocupar una buena posicion despues de una
marcha feliz que no le costó sino algunos
hombres y unos veinte wagones.~En cambio,
al llegar al río, vieron los confederados que
los puentes estaban destruidos y que la cor-
riente venia muy crecida, pero esto no era
una dificultad para los que tienen que luchar
á cada momento con esta clase de obstácu-
los, y mientras se construian algunos pon-
tones, el jefe separatista se situó en una
buena posicion junto al Potomac. Esperá-
base que los federales atacarian inmediata-
mente, mas no ocurrieron sino algunas esca-
ramuzas entre la caballería, porque, segun
ya hemos dicho, Meade no deseaba empeñar-
se por entonces en una batalla general. En su
consecuencia las tropas encargadas de per-
seguir al enemigo tomaron posicion á una
milla de Hagerstown, en donde ocurrió un
combate con álgunas fuerzas de infantería
separatista que trató, aunque inútilmente,
de rechazar á sus perseguidores atacando á
la caballería de Bufard.


»Los federales siguieron ocupando sus po-
siciones dos ó tres dias mas hasta que reci-
bieron órden de acercarse mas á Hagers-
town, donde se encontraron algunas obras
defensivas de los confederados, pero allle-


TOMO In.


gar allí se supo que el ejército confederado
habia cruzado ya el rio.»


Los di as 4 y 5 de julio fueron consagrados
á curar los heridos y enterrar los


1863.
muertos. El general Meade estaba
satisfecho de que Lee se hubiese retirado,
pero creia que se encaminaba hácia el valle
de Oumberland y no al Potomac, por cuya
razon resolvió marchar con el grueso de sus
tropas hácia Boonsboro con el fin de cerrar
el paso al enemigo. El general Sedgwick,
no obstante, remitió un parte en 6 de julio
anunciando que el enemigo habia tomado
posicion en los desfiladeros de Fairfield y
que se necesitarian mas tropas para desalo-
jarle. Entonces enviáronse nuevos refuerzos
á Sedgwick, mas á poco remitió éste un
segundo parte anunciando que no era acer-
tado perseguir al enemigo por el camino
que seguia. Con este motivo se dió contra-
órden y todo el ejército se dirigió por el
camino de Middletown, mientras se daba á
Sedgwick la órden de unirse con el grueso
de las fuerzas. Llegadas al punto últimamen-
te citado, las tropas se detuvieron un dia,
continuando luego su marcha hácia el Poto-
mac, en una de cuyas orillas habíase forti-
ficado el general Lee convenientemente, se-
gun ya hemos indicado.


Hé aquí lo que decia el parte del general
Lee acerca de su retirada:


«El ejército permaneció en Gettysburg
todo el dia 4 y por la noche comenzó á reti-
rarse por el camino de Fairfield, llevándose
cuatro mil prisioneros, de los cuales dos mil
fueron puestos en libertad b[0o palabra; los
numerosos heridos que el enemigó dejó en
nuestro poder despues de la primera y se-
gunda jornada, quedaron abandonados por
el pronto.


»Poco pudimos adelantar aquella noche á
causa sobre todo de una espantosa tormenta


GO




478 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


que embarazaba nuestros movimientos, á
pesar de que la retaguardia de la columna
no abandonó su posicion de Gettysburg has-
ta la noche del 5.


»La marcha continuó durante aquel dia
sin interrupcion por parte del enemigo,
pero cerca de los desfiladeros de Fairfield
hubo un encuentro que no puede califi-
carse de combate formal. Una parte de
nuestro tren de campaña se dirigió por
el camino de Fairfield y el otro por el de
Cashtown; al cruzar las montañas nos atacó
la caballería enemiga por la retaguardia
y pudo capturar algunos wagones, mas
luego continuamos nuestra marcha hácia
Williamsport sin sufrir grandes pérdidas.
Cerca de este punto el general Imboden
rechazó un ataque de la caballería enemiga,
auxiliado por el general Stuart. Despues de


una fatigosa marcha, mas penosa
1863, 1 t' 11' 1 aun por as con muas UVlaS, e
ejército llegó al fin á Hagerstown en la ma-
drugada del 7 de julio.»


En efecto, el general Lee habia escapado
felizmente, y seguro es que cuando sus des-
baratadas columnas abandonaron á Gettys-
burg, pocos oficiales podian imaginarse que
les seria dable llegar á Virginia con toda su
artillería y tren de campaña, pues era lo
mas probable que al llegar al Potomac solo
quedasen ya los restos del ejército separa-
tista. Las copiosas lluvias, no obstante, que
son frecllentes despues de las grandes bata-
llas, entorpecieron mas la marcha de los
perseguidores que de los perseguidos, y á
causa tambien de falta de energía ó de acti-
vidad por parte de los federales, el general
Lee pndo disponer de cuatro dias, los cuales
le bastaron para fortificarse en \Villiams-
port antes de que llegara el general Meade.


Pero ni para Lee, ni para su ejército ha-
bian concluido aun las fatigas y penalidades:


las tormentas que estallaron despues de la
batalla hicieron crecer de tal modo la corrien-
te del Potomac, que se cubrieron todos los
vados, y por otra parte el general French,
que con siete mil veteranos habia permane-
cido ocioso en Frederick, durante los gran-
des acontecimientos de Pcnnsylvania, aca-
baba de destacar sin órden alguna, en di-
reccion á TI'alling \Vaters y Williamsport,
una fuerza de caballería que cogió prisionero
al pequeño destacamento á quien confiara
Lee la custodia del puente. El general sepa-
ratista no tuvo pues otro remedio sino man-
dar construir otro, mas antes de estar con-
cluido, Lee divisó al ejército de Meade, que
se aproximaba reforzado con la division de
French y parte de la milicia de Couch, que
se unió con el ejército en Boonsboro.


El dia 12 dejulio, durante cl cual los fede-
rales se ocuparon en elegir sus posiciones, el
general Meade reunió su consejo de jefes y
oficiales á fin de discutir la conveniencia de
atacar á la mañana siguiente al enemigo. La
sesion fué larga y los debates acalorados: los
generales Howard, Pleasanton y \Vadsworth
estaban por el ataque; los generales Sedg-
wick, Slocum, Sykes, French y Hays, (este
último sustituia á Hancock, herido en la ba-
talla de Gettysburg), se oponian á él, yel
general Meade, despues de oir el parecer de
todos, manifestó que él opinaba como los pri-
meros, pues se hallaba allí para batirse y no
veia una razon para no hacerlo, pero que no
podia ni debia tampoco incurrir en la res-
ponsabilidad de ordenar el ataque contra el
parecer de la mayoría, mucho menos con-
tándose en esta cuatro jefes superiores de
una graduacion casi igual á la suya. Acaso
Meade no obró con acierto en aquella oca-
sion, mas debe tenerse en cuenta que hacia
solo dos semanas que estaba encargado del
mando del ejército y por esto le pareció que




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS.


pudiera ser mas grave su responsabilidad I auxilio de aquel el general Ward y la briga.
si no hacia aprecio de la mayoría de sus con- da Spinola, contrarestáronse las fuerzas del
sejeros. Sea como fuere, los federales no ata- enemigo y se le rechazó, aunque con pérdi-
caron, permaneciendo ociosos todo el dia si-¡ das co~s~derables ~~r ambas partes. Al ge-
guiente, y llegada la noche, el general Lee neral Spmola le hIrleron dos veces, y tam-
cruzó el Potomac sin dejar detrás de sí mas bien lo quedaron de alguna gravedad otros
que dos piezas inservibles y algunos wago- dos oficiales, contándose entre los muertos
nes deteriorados de los que pudo apoderarse el general Price. Á la mañana siguiente
el enemigo. los federales avanzaron sobre Front Royal


El dia 14 de julio una avanzada de caba- sin encontrar enemigos, mas allí supieron
llería unionista, al mando del coronel Gregg, que una de las brigadas de Ewell era la que
cruzó el Potomac por Harper's Ferry, y á la habia tomado parte en el combate del dia
mañana siguiente marchó desde las alturas anterior, y que la division Rhodes, que for-
de Bolivar á \Vinchester, dirigiéndose luego maba la retaguardia del ejército de Lee,
á Shepherdstown, donde trabó un combate acababa de cruzar el valle para apoyarla.
con la caballería confederada al mando de Por entonces, no obstante, no habia enemi-
Rugo Lee. Éste obligó á los federales á re- gos que combatir, y-Meade perdió dos días
troceder hasta que ocuparon una fuerte po- recorriendo Manassas-Gap, con lo cual tuvo
sicion, la cual no atacaron sino una vez Lee tiempo suficient.e para dirigirse al Sur,
los separatistas, siendo rechazados despues flanqueando la derecha del ejército federal y
de un reñido combate. En est.e encuentro re- apareciendo al frente de este cuando menos
sultó por ambas partes una pérdida de unos se esperaba.
cien hombres entre muert.os y heridos. Tan pronto como se supo que el general


El general Meade cruzó el Pot.omac por Lee habia marchado al Norte con todas las
Berlin, el dia 18 de julio , y pasando por Lo- fuerzas que pudo reunir, el general Dix,
vettsville, Union, Upperville y Salem, avan- comandante del fuerte Monroe, recibió ór-


zó sobre \Varrent.on, ocupando así la den de hacer una demostracion cont.ra Rich-
1863. , lmea del Rappahannock, abandona-
da por el ejército federal uno ó dos meses
antes. Meade habia efectuado este movimien-
to antes que Lee, quien se detuvo por al-
gunos dias cerca de Monte Bunker, y mer-
ced á esta circunstancia, el jefe unionista
pudo ocupar todos los pasos de Blue Ridge,
al Norte del Rappahannock, cerrando, así
el paso al enemigo desde el valle de Shenan-
doah.


Engañado Meade por los informes recibi-
dos, esperaba presentar la batalla .al enemi-
go en Manassas-Gap, donde la caballería al
mando de Buford encontró una numerosa
fuerza de separatistas, mas como llegaran en


mond, auxiliado por el general Keyes, y
al efecto se pusieron en marcha cinco mil
hombres de todas armas á las inmediatas
órdenes del general Getty. Keyes se dirigió
á Baltimore, destacando antes mil quinien-
tos ginetes con ór.den de destruir el puente
del camino de hierro de South Anna (Ana
del Sur), lo cual se hizo sin que ocurrieran
mas que dos ó tres escaramuzas de poca im-
portancia en que estuvo la ventaja de parte
de los separatistas, y esto bastó para que
Keyes se retirase sin empeñar ningun com-
bate formal y sin hacer cosa alguna que va-
liese la pena de emprender aquella espedi-
cion. Como Richmond se hallaba entonces




480 HISTOIl.lA DE LOS CAP, XIV.


defendido tan solo por una brigada al mando nock en 16 de setiembre, con numerosas
de Wise, fácil hubiera sido reunir algunas fuerzas, y fué á situarse en Culpep-
fuerzas y atacar este punto con probabilida- per-Court-House, destacando al mis- t863.
des de éxito, y á no dudarlo así lo hubiese mo tiempo dos cuerpos de ejército en direc-
hecho un jefe mas resuelto y mas emprende· cion al Rapidan, que pensaba vadear al dia
dor que el general Keyes, quien pudiendo siguiente, cuando recibió de \Vashington
intentar muy bien en aquella ocasion;un atre- una órden en que se le prevenia enviara par-
vido golpe de mano, prefirió retirarse. te de sus fuerzas al mando de Hooker, las


El dia 1.0 de agosto, el general Buford cuajes debian marchar á Chattanooga para
cruzó el rio con su caballería por la est.a- prestar su auxilio al ejército que allí habia.


cion del Rappahannock é hizo retro- Habiendo recibido en cambio un refuerzo
i863, d I d' ., d St t h t d l\,r d d' 1 1 B ce er a una IVlSlOn e uar as a poco espues, 'tea e or eno a genera u-
Culpepper-Court-House, desde donde los fe- ford que marchara con su caballería á cubrir
derales hubieron de retroceder á consecuen- los vados superiores del Rapidan con el ob-
cia de haberse visto atacados resueltamente jeto de que pudiera pasar el ejército, pero al
por sus enemigos. Las pérdidas de los unio- mismo tiempo el general Lee, despues de ha-
nistas en este encuentro no bajaron de cien- ber cruzado el rio Robertson con numerosas
to cuarenta hombres, de los cuales murieron fuerzas, avanzaba por Madison-Court-House,
diez y seis en el campo de batalla. Tambien y al tener conocimiento de esto el general
el general Kilpatrick atravesó e(rio por Port I Meade retrocedió, vadeando el Rappahan-
Conway, mas abajo de Fredericksburg', dis- nock en II de octubre, mientras la caballe-
persando una escasa fuerza de separatistas ría federal, á las órdenes de Pleasanton, cu-
que allí habia, despues de quemar dos caño- bria la retirada.
neras últimamente cogidas por los confede- El general Meade dedujo entonces que el
rados en el Potomac. grueso de las fuerzas enemigas se hallaba


El general Pleasanton atravesó asimismo en Culpepper-Court-House, y en esta inteli-
el Rappahannock en 13 de setiembre por el gencia hizo avanzar á una parte de sus tro-
vado de Kelly y otros, con la mayor parte de pas hasta Brandy Station mientras que la
la caballería federal formada en tres divisio- caballería de Buford se dirigia á Culpepper-
nes á las órdenes de los generales Buford, Court.-House, en cuyo punto el general Gregg,
Kilpatrick y Gregg. Estas fuerzas rechaza- jefe de una de las divisiones de la derecha,
ron á la caballería de Stuart hasta Brandy anunció que los separatistas acababan de re-
Station y Culpepper-Court-House, y cruzan- chazarle desde Hazel hasta el Rappahan-
do acto continuo el Rapidan, cogieron dos nock, y que estaban cruzando por Sulphur,
cañones y algunos prisioneros, sin sufrir SprÍngs y \Vaterloo con fuerzas muy nu-
apenas pérdida alguna. El general Warren merosas. Meade retrocedió entonces rápida-
apoyaba con su divisioIl á la caballería fede- mente hácia el rio en 12 de octubre, dirigióse
ral, mas no tomó parte en ningun combate. á Catlett Station, y sin perder momento mar-


Resultando de los reconocimientos practi- chó á Centerville, en cuyo punto se
1863.


cados que Lee habia subdividido su ejército detuvo. Mientras sucedía esto, el ge-
pftra reforzar á Bragg en el Tennessee, el neral Gregg era atacado y derrotado por los
general Meade cruzó á su vez el Rappahan-I separatistas cerca de Jefferson, con una pér-




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 481


dida de quinientos hombres
heridos y prisioneros.


entre muertos, á Stuart que Lee le enviaba el socorro pe-


El ejército federal comenzaba á verse per-
seguido de cerca, especialmente por la caba-
llería de Stuart, quien habia cogido ya una
porcion de prisioneros. ,Es de advertir que
con tal ahinco perseguia el jefe separatista
al enemigo, aun cuando no contaba sino con
dos mil hombres, que ya cerca de Oatlett
Station, y en la noche del 13 al 14 de octu-
bre, de tal modo se adelantó Stuart inad-


. vertidamente, que por algun tiempo se en-
contró en el centro de la retaguardia del
ejército federal, mandada por el general
\Varren. Stuart se hallaba espuesto á verse
cercado de un instante á otro, en cuyo caso
no le quedaba otro recurso sino rendirse á
discrecion ó perecer con toda su gente, mas
por fortuna divisó cerca una espesura en un
bosque de pinos que bordeaba el camino, y
ocultándose apresuradamente con todos sus
soldados, se mantuvo inmóvil en su escon-
dite, mientras que los federales iban pasando,
sin imaginar ni por asomos que tuviesen al
enemigo tan cerca. Stuart, que podía oír fá-
cilmente las palabras de los soldados yofi-
ciales unionistas, vió luego que la retaguar-
dia acampaba á pocos pasos de distancia, y
entonces abrigó por un momento la idea de
abandonar sus cañones y escapar con algunas
pérdidas, pero mudando luego de parecer,
eligió tres hombres resueltos, á los que equi-
pó de modo que parecian soldados federales,
confiándoles la peligrosa comisíon de adelan-
tarse á la columna enemiga para anunciar
al general Lee lo que pasaba, á fin de que
-éste enviase inmediatamente refuerzos. Du-
rante la noche, dos oficiales unionistas que
se aproximaron á la espesura, cayeron prisio-
neros, sin que les fuera posible dar la voz de
alarma.


Al romper el dia, un lejano tiroteo anunció


dido, y entonces, saliendo de la espesura,
rompió un vivísimo fuego sobre la retaguar-
dia de los unionistas, entre los cuales intro-
dujo de tal modo la confusion, que la caba-
llería confederada tuvo tiempo de lanzarse á
escape y reunirse con el refuerzo sin sufrir
ninguna pérdida.


Estas intentonas, sin embargo, no siem-
pre salen bien: aquel mismo dia, 14 de
octubre, una avanzada de Hill que habia
salido de \Varrenton en direccion á Broad
Run á fin de acercarse á Bristow Station
para sorprender la retaguardia de los fede-
rales, se disponia ya al ataque, cuando el
general \Varren, apareciendo por otra parte,
desbarató el plan de los separatistas. A pe-
sar de esto, Hill, qu'e tenia preparadas sus
piezas, no quiso retroceder y se trabó el
combate con el mayor denuedo, mas á poco
llegaron las baterías de Brown y Arnold, y
tan certeros fueron sus tiros, así como el de
las divisiones de infantería de \Vebb y de
Hays, que los confederados se vieron en la
precis.ion de huir abandonando seis cañones.
La antigua brigada de Pettigrew, que llegó
durante el combate, fué rechazada con pér-
dida de cuatrocientos cincuenta hombres
que cayeron prisioneros y se retiró luego al
bosque. En esta refriega tuvieron los fede-
rales doscientas bajas, incluso el coronel
Mallon, que perdió la vida, y entre los sepa-
ratistas contáronse á lo menos cuatrocien-
tos, quedando el general Posey mortalmente
herido. Los federales permanecieron en el
campo de batalla hasta la caida de la titrde,
y entonces marcharon á reunirse con el
resto del ejército, cuya retirada habian cu-
bierto tan eficazmente.


Meade se avergonzaba ya de haber em-
pre-ndid9 la retirada, que segun dicen los
separatistas, continuó hasta Fairfax-Oourt-




482 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


House, y hubiera retrocedido gustoso á no intrepidez, en el mero hecho de obligar á
impedírselo la incesante lluvia, que le obli- Meade á retroceder hasta cerca de Washing-
gó á buscar pontones para vadear el Bull- ton, despues de haber obstruido sus princi-
Run. Mientras tanto los separatistas, des- pales comunicaciones, apoderándose además
pues de hostilizar al enemigo cuanto les fué de un rico botin y numerosos prisioneros.
posible, se retiraron rápidamente, destru- Picado su amor propio por el atrevimien-
yendo al paso las vi as férreas de Orange y to del enemigo, Meade pidió autorizacion pa-
Alejandría, que conducen desde Dristow al ra practicar un rápido movimiento hácia la
Rappahannock. Antes de esto, Stuart, au- izquierda á fin de apoderarse de las alturas
xiliado por lIugo Lee, derrotó la caballería de Fredericksburg, pero Halleck se opuso á
de Kilpatrick en un sangriento combate que este proyecto, y dispuso que en la madruga-
tuvo lugar cerca de Buckland's Mills. La da del 7 de noviembre marchase
b · d 1 C t t' t S d . k f" 1863. rIga a (e us el' omo una par e muy ac- e gWlC con numerosas uerzas a
tiva en la lucha, pero el enemigo contaba Rappahannock Station, donde los separa-
con fuerzas tan superiores, que KiIpatrick tistas habian fortificado perfectamente la ori-
se dió por contento con escapar sin grandes Ha Norte del rio ocupando un puente. Estas
pérdidas. Stuart asegura que hizo doscientos obras estaban defendidas por la brigada de
prisioneros. El general Lee volvió á repasar I Hayes, apoyada por la de Hoke, mientras
el Rappahannock al' dia siguiente, dejando I que el general Lee con la division Early se


I
á Meade en la, imposibilidad de perseguirle I hallaba en el rio, dispuesto á reforzar á su
por aIgun tiempo á causa de estar destrui- 1 gente cuando fuese necesario. El moviniien-


I


das las principales vias férreas. [ to de los federales no era fácil de ocultar, y
El general separatista Imboden, que con I por lo tanto Hoke hizo todos sus preparati-


una division de caballería habia estado vos para recibir á sus adversarios.
guardando los pasos de BIue Ridge, se Cuando hubieron llegado los unionistas
aproximó á CharIeston en 18 de octubre frente á Rappahannock Station, hicieron
por la parte de IIarper's Ferry, de cuyo alto detrás de una colina, formáronse en ór-
punto se apoderó, cogiendo prisioneros á den de batalla, y en tanto sus avanzadas se
cuatrocientos veinticuatro hombres y una aproximaron gradualmente al rio, donde se
porcion de pertrechos militares y demás efec- divisaban las obras defensivas del enemigo,
tos de campaña, pero dos horas despues, y que ocupaban parte de una pequeña cordi-
como se viese aparecer una numerosa fuerza llera de colinas. El general \Vright y el bri-
unionista, Imhoden emprendió la retirada gadier general David Russell mandaban las
hácia Berryville, llevándose su botin. Lee fuerzas federales, y habiéndose practicado
asegura que sus tropas hicieron dos mil un minucioso reconocimiento, y manifestado
prisioneros en los diversos encuentros ocur- este último jefe á su compañero que podria
ridos en el Rappahannock, es decir, una tomarse la fortificacion por asalto, Wright
mitad mas que los unionistas, y si bien los dispuso que atacaran las tropas. Dadas las
muertos y heridos figuraban poco mas ó órdenes oportunas, formáronse dos colum-
menos por la misma cifra así en unos nas al mando del mismo Russell, y poco
como en otros, no puede negarse que Lee despues avanzaron los federales resuelta-
ganó la palma por su destreza, osadía é mente con bayoneta calada y sin dispa-




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 4S3


rar un tiro, arrostrando el mortífero fuego r hannock, en persecucion del enemigo, dise-
de los confederados. Al cabo de diez minu- minado entonces en sus cuarteles de invier-
tos llegaba un nuevo refuerzo para los unio- no, impidiendo que se concentrase y ocupara
nistas, pero ya habian perdido estos diez y fuertes posiciones, pero Meade, con su acos-
seis oficiales de los veintitres que lleva- tumbrada prudencia, esperó hasta que se hu-
ban, y doscientos veintitres individuos de bo compuesto el puente del.Rappahannock,
tropa;.entre los jefes hallábanse heridos gra- y viendo entonces quo no so le atacaba, dió
vemente el teniente coronel Harris y el ma- la órden de avanzar en 23 de noviembre. Es-
yor Wheeler, y asimismo un ayudante del to no pudo efectuarse por haber estallado
general Russell. Los regimientos de Penn- una tempestad que detuvo á las tropas por
sylvania, no obstante, avanzaron resuelta- espacio de tres dias, al cabo de los cuales se
mente al asalto de laJortificacion enemiga, y puso el ejército en marcha: el general French,
al poco tiempo se hicieron dueños de ella, seguido de Sedgwick, cruzó el Hapidan por
acorralando á los separatistas, de los cuales J acob's Mill, (Molino de J acobo); el general
se rindieron á discrecion mil seiscientos. \Varren pasó por el vado de Germania; Sykes
Cuatro cañones, siete banderas y dos mil ar- y Newton, con dos divisiones, atravesaron
mas de varias clases fueron los trofeos de la por el vado de Oulpepper, y Gregg, con una
victoria; el general Hayes se rindió tambien, division de caballería, cruzó por el de Ely's,
mas pudo escaparse luego y lo mismo hicie- y avanzó sobre el camino de Catharpen cu-
ron dos coroneles que se arrojaron á nado. briendo el flanco izquierdo de la infantería,
Solo dos brigadas, compuestas de tres mil que era el mas débil. Dos divisiones al man-
hombres, bastaron para desalojar al enemigo do de Ouster y Merritt vigilaban en tanto los
de su posicion, y no estará demás consignar vados superiores del Rapidan y el tron de
aquí que el buen éxito de aquel hecho de ar- campaña depositado en Richardsville. En
mas se debió principalmente al general Da- este movimiento se hallaban ocupados seten-
vid Russell, uno de los mas modestos y vale- ta mil hombres, á los cuales DO podia oponer
rosos soldados del ejército del Potomac. el general Lee sino unos cincuenta mil por


Á la vez que se practicaba este movimien- hallarse aun ausente el cuerpo de ejército de
to, la division French avanzaba hácia el vado Longstreet.
de Kelly, y una brigada, al mando del gene- Hubiérase dicho, no obstante, que las tro-
ral De Trobriand, atacó otra posicion del pas empezaban á perder su energía y activí-
enemigo, cogiendo prisionero al coronel Glea- dad, pues el tercer cuerpo de ejército, por
son y cuatrocientos hombres, sin perder mas una mala inteligencia del general Prince, se-
que cuarenta. El general Lee se retiró á Oul- gun se dice, equivocó el camino y no llegó á
pepper aquella misma noche y cruzó el Ra- Jacob's Mill hasta la caida de la tarde, y de
pidan al dia siguiente, mientras los federales este modo, en vez de concentrarse todas las
se ocupaban con la mayor actividad en re- tropas en Robertson's Tavern, en la noche
parar los desperfectos de la via férrea. del2G de noviembre, segun lo prescri-


F ' .. 1 t 1 t 1\1 d f· , 1.863. ue opmlOn genera en re os mas enten-' o por 'ea e, ué preCISO esperar a
Jidos y valerosos oficiales del ejército del los que se habían retrasado. Así pues, no solo
Norte que los federales debieron avanzar, perdió un dia el ejército, sino que se espuso
despues del triunfo alcanzado en el Rappa- á que el enemigo descubriera su movimiento.




HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


Los federales se pusieron de nuevo en
marcha á la mañana siguiente, 27 de no-
viembre, y apenas hubieron llegado á Ro-
bertson's Tavern, vieron á lo lejos á las divi-
siones de Early, Rhodes y Johnson, del
cuerpo de ejército de Ewell, que parecian
dispuestas á cerrarles el paso. Warren reci-
bió entonces órden de hacer alto y no avan-


las avanzadas de Stuart, las cuales retroce-
dieron sin oponer mucha resistencia,


d d S'k d ' 1863. Y e este mo o 1 es pu o reumrse
con \Varren en los alrededores de Hope
Olurch (Iglesi~ de la Esperanza). Ouando el
ejército federal se hallaba ya dispuesto á co-
menzar el ataque, observóse que el enemigo
emprendia la retirada, y habiendo avanzado


zar hasta que llegase French, mas á poco se entonces el segundo cuerpo de ejército á una
recibió un parte de éste en que manifestaba distancia de dos millas, vió que los confede-
que estaba aguardando á \Varren, y habién- rados acababan de tomar posicion en la orilla
dose enviado inmediatamente una órden para occidental de Mine Run, á cuyo punto se di-
que viniera á prestar su auxilio, contestó rigieron numerosas fuerzas federales.
French que el enemigo avanzaba sobre su Ya podrá suponerse que la posicion elegi-
flanco derecho por el vado de Raccoon, y da por el enemigo no seria mala, y aunque
que no podia hacerlo. Meade dispuso enton- el Run no es mas que un riachuelo que ape-
ces que fueran varios oficiales á reiterar la nas tiene dos piés de profundidad, sus ol'illas
órden á French, previniéndole que avanzara son en muchos sitios muy pantanosas yape-
acto continuo y que si encontraba resisten- nas vadeables; una suave pendiente conduce
cia, que atacase .con todas sus fuerzas, á desde el Run á una pequeña cordillera cuya
fin de reunirse cuanto antes con el general cima se eleva á unos cien pié s sobre el 'nivel
'.v arren; pero esta vez F rench protestó con- del Run, y en esta cordillera habian situado
tra la órden, alegando q ne este movimiento los separatistas sus baterías y líneas de de-
seria muy peligroso. Con estas contestacio- fensa. Despues de practicar un escrupuloso
nes y enojosas dificultades se perdió un tiern- reconocimiento, comprendió se que no seria
po precioso, y al fin, disgustado Meade por oportuno atacar de frente, y en su conse-
la negativa de French, dispuso que el pri- cuencia se dispuso que Warren avanza~a con
mer cuerpo de ejército marchase en auxilio su division con objeto de entretener al ene-
de \Varren, á quien apuraba ya el enemigo migo por su flanco izquierdo, para que los
en Robertson's Tavern (*). jefes pudieran reconocer el terreno mas de-


El quinto cuerpo de ejército avanzó en la tenidamente y ver si seria posible dar el
mañana del 28 de noviembre, mientras! asalto.
Gregg y su division salian al encuentro de Las líneas de los separatistas se fortifica-


ron entre tanto, y habiendo anunciado el ge-
(') El «Despacho de Richnwnd)) insertó una carta de su neral \Vright que habia descubierto un pun-


corresponsal, fcchada el 2R Je noviembre, en la que mani-
festaba que las pérdidas de los separatistas en aquel dia to por donde acometer con ventaja, mientras
no bajaron de quinientos hombres entre muertos y heridos, que \Varren aseguraba que habia flanqueado
élñadiendo lo siguiente: (,No sé á punto fijo cuáles han sido ' M d las líneas de defensa del enemIgo, ea e re-las pérdidas do los federalos, pero es de croor quo cuando
menos son tantas como las de sus enemigos, pues se ba- solvió atacar por todos los puntos á la ma-
tieron con mucho valor y oncarnizamiento. Segun lo dicho í'íana siguiente, con tanta mas razon cuanto
dospues, los federales han tenido trescientas nueve bajas, d
pero no van incluidas en estas las de French, cuyas avan- que \Varren tenia la mayor confianza e ar-
zauas estuvieron oscaramuceando la mayor parte del dia. 1 rollarlo todo á su paso. El general French




GAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS.


no estaba, sin embargo, por aquel ataque,
pero Meade persistió en su plan y envió dos
divisiones mas á Warren á fin de asegurar
el éxito. Los jefes de los diversos cuerpos re-
cibieron órden de tener las baterías prepa-
radas y de romper el fuego á las ocho de la
mañana del 30 de noviembre, en cuya hora
Warren haria avanzar sus columnas de ata-


que seguidas del cuerpo de ejército de
1863. Sedgwick, en tanto que la caballería
se limitaba á resguardar las comunicaciones.


Llegado el momento, las avanzadas fede-
rales se dirigieron ti Mine Run, rechazando
á las del enemigo, mientras Sedgwick, que se
habia aproximado lo mas posible á las líneas
de los confederados durante la noche, espe-
raba la señal de ataque. Pítsaba no obstante
el tiempo, y ya iban á dar las nueve, cuando
Meade recibió un parte de Warren, manifes-
tando que eran tan fuertes las líneas defensi-
vas del enemigo, que no le parecia fácil apo-
derarse de ellas, por 10 cual habia, suspendido
el ataque. Sedgwick recibió entonces órden de
no moverse hasta que se le avisara, y Meade
mar.chó á ver á \Varren á fin de conferenciar
con él y ver cuál era su situacion. El jefe
nnio~ista manifestó estar convencido de que
un ataque por aquel punto seria completa-
mente inútil, pero ya era demasiado tarde pa-
ra intentarlo por el centro, y si se trataba de
flanquear al enemigo por su izquierda, ha-
cíase preciso que todo el ejército se moviera
en esta direccíon, abandonando su línea
principal de retirada.


El general en jefe desistió pues de su pro-
yecto, y las tropas volvieron á ocupar sus
primeras posiciones, pero ya los separatistas
habian comprendido por la posicion de las
baterías enemigas por dónde se les pensaba
atacar, y por lo tanto se apresuraron á re-
forzar el punto débil por todos los medios po-
sibles.


TOMO IU.


Todos estos contratiempos hicieron refle-
xionar á Meade; tuvo varias conferencias
con los principales jefes, y al ver que las lí-
neas de defensa del enemigo iban siendo ca-
da vez mas imponentes, y que atacar á los
separatistas en sus formidables posiciones
era esponerse á una derrota casi segura, cu-
yas consecuencias podian ser muy funestas,
resolvió emprender la retirada. Meade dijo
que habria marchado á las alturas de Frede-
ricksburg si Halleck se lo hubiese permiti-
do, mas lo cierto es que el general en jefe dió
mas pruebas de prudencia que de valor al
retirarse con su ejército por el Rapidan en
la noche del l. o a12 de diciembre. Los sepa-
ratistas no le molestaron en lo mas


, . h' 1863.
mllllmo durante su 'marcha, y e
aquí cómo terminó. el ejército del Potomac
la campaña de 1863.


Mientras el ejército unionista llevaba á
cabo las operaciones militares de que hemos
dado cuenta, varios jefes recorrian con fuer-
tes destacamentos el territorio de la Virginia
Occidental, donde se organizaban continua-
mente espediciones con el objeto de pur-
gar el pais de enemigos. En estas correrías
no siempre alcanzaban un buen resultado los
federales, y mas de un jefe perdió la vida
en oscuros combates. El coronel Juan To-
land, que en 13 de julio habia emprendido
una espedicion á la cabeza de mil hombres,
recorrió las montañas, tocando luego en va-
rias poblaciones, siempre en busca de ene-
migos que combatir, mas al penetrar en
\Vytheville en 23 del mismo mes, hiciéronle
fuego desde las casas y una bala le atravesó
de parte á parte, dejándole muerto en el acto,
y mortalmente herido al coronel Powell, del
regimiento de Ohio. Los espedicionarios que
mandaba Toland hubieron de emprender la
retirada poco despues de haber recorrido cua-
trocientas millas, sufriendo una pérdida de


(Ji




486 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XIV.


ochenta y tres hombres y trescientos caballos. Algun tiempo despues, el general A verill
Poco despues, el general Averill salió del volvió á salir de Beverly con cinco mil hom-


condado de Randol ph á la cabeza de un bres, y despues de rechazar á un destaca-
fuerte destacamento, y encaminándose hácia mento de confederados á las órdenes del co-
Lewisburg y White Sulphur-Springs, en- ronel Mudwall, atacó en 6 de noviembre al
contró en este último punto una fuerza de general Echols, que ocupaba una 63


. 1.8 .
separatistas igual á la suya al mando del fuerte posiclOn en Droop, condado de
general Jones y del coronel Patton, los cua- Greenbrier, y á quien desalojó, no sin que
les habian elegido una fuerte posicion en un mediase una encarnizada refriega, persi-
desfiladero protegido por elevadas montañas. guiéndole luego hasta el condado de Mon-
A pesar de la desventaja, Averill atacó re- roe. Las pérdidas se redujeron á ciento vein-
sueltamente al enemigo y se trabó un reñido te hombres, y en cambio se cogieron cien
combate que duró muchas horas, hasta que prisioneros, tres cañones y setecientas ar-
el jefe unionista, cuyas municiones se ago- mas de todas clases; los separatistas tuvieron
taban ya, tuvo que tomar el partido de reti- al menos doble número de bajas. Esta fué la
rarse, dejando un cañon en poder de sus última espedicion por entonces en la Virgi-
contrarios. La pérdida de los federales en nia Occidental, pues á poco, y -al terminarse
esta refriega figuraba por doscientos siete la campaña, quedó el territorio completa-
hombres entre muertos y heridos, en cambio mente libre de separatistas, los cuales no
de los cuales se llevaron ciento diez y siete era de esperar volviesen á turbar la tranqui-
prISlOneros. I lidad del pais .


• JI- '-s.E'




APÉNDICE AL CAPÍTULO XIV.


BATALLA DE GETTYSBURG.


ESTRACTO del diario de M. X ... , coronel al servicio de Su
JI! ajestad Británica, y que por órden superiOt' presenció las
operaciones de la campaña de Pemlsylvania y Mal'yland.


JUEVES 25 DE JUNIO.-Nos despedimos de la Sra. X ... y de
su familia en Winchester, donde se nos habia hecho la me-
jor acogida, y nos pusimos luego en camino con la esperan-
za de reunirnos con los generales Lee y Longstreet, los cua-
les debian cruzar el Potomac por 'Villiamsport. Á eso de las
diez de la mañana, cuando apenas habiamos recorrido algu-
!las millas, vimos pasar cerca de nosotros á una porcion de
habitantes c'on sus ganados, que huian de Pennsylvania á
consecuencia de una escursion del general Ewell; el tiempo,
l/ue habia refrescado, anunciaba lluvia, y como esto nos
hizo ayresurar el paso, bien pronto alcanzamos á la division
Mc Law, que formaba parte del cuerpo de ejército de Long-
8treet. Mi caballo comenzaba á fatigarse, así como tambien
d de mi compañero Mr. Lawley, y á fin de que descansaran,
Ilesmontamos en una pradera y fuimos á ver cómo desfila-
ban las dos brigadas á lo largo del camino. Si mit no re-
euerdo, iban al mando de Semmer y Barksdale; todos aque-
llos soldados, naturales on su mayor parte de Georgia, de
Mississippí y de la Carolina del Sur, marohaban con paso
firme; su equipo era mucho mejor que el de las tropas de
.Tohnston, y detrás de cada regimiento iban varios soldados
sin armas y treinta ó cuarenta esolavos negros, los cuales
llevaban camillas, reoonociéndose, por la escarapela encar-
nada de los primeros, que pertenecían al cuerpo de sanidad
militar, escelente institucion, merced á la cual se cuida con
la mayor asiduidad á los heridos en los combates y batallas.
Á cada brigada, compuesta de dos mil ochocientos hom-
hres, seguian unos veinte furgones, en muchos de los cua-
les se veia la marca D. S.; la division Mc J.aw se com-
ponia de cuatro brigadas, y los soldados parecian muy
alegres, pues á cada momento oianse resonar sus gritos y
aclamaciones.


Á eso de las seis de la tarde llegamos á Martinsburg des-
pues de haber recorrido una distancia de vcintidos millas,
pero algun tiempo antes, no pudiendo ya mi caballo soste-
nerse , tuve que desmontar y caminar á pié un gran tre-
cho. Martinsburg y toda aquella parte de Virginia perte-
necen al Norte por sus opiniones políticas, lo cualno impidió
que las mujeres aclamaran á su paso á la division Mc Law, y
esto me induce á creer que al dia siguiente hubiesen hecho
lo mismo con las tropas del Norte.


Á tres millas mas allá de Martinslmrg se hallaban en tan
mal estado nuestros caballos, que :nos fué preciso pedir
hospitalidad á un habitante de aquel pun to, unionista de
corazon, segun nos lo hizo comprender de varios modos,
y á falta de otra cosa mejor, dejamos nuestras monturas
en la pradera durante la noche, lo cual era algo espuesto,
pues los soldados del ejército separatista, á pesar de sus
buenas cualidades, no dejan de ser muy amigos de apro-
piarse los caballos que encuentran, pudiendo decirse que lo
tienen ya por costumbre.


VIERNES 26 DE JUNIO.-Me levanté al amanecer y quise
asegurarme si nuestros caballos se hallaban en la pradera; á
pesar de la lluvia, acerquéme á examinarlos y me convencí
de que estaban en tan mal estado como la víspera, y como
por otra parte Mr. Lawley se hallaba indispuesto y no quiso
ponerse en marcha mientras Iluvicra, resolvimos quedar-
nos, con gran disgusto de nuestro patrono Sin embargo,
cuando le dijimos que se le pagaria con oro, y no con papel
del Sur ó greenbacks ('), se hizo mas amable de repente y
nos trajo algunos alimentos para almorzar. Entre tanto pasó
la division Me Law por delante de la casa, pero era talla
disciplina de las tropas, que no cometieron ninguna vio-
lencia.


Habiendo aclarado un poco el tiempo á eso de las dos de
la tarde, volvimos á ponerl\os en camino, mas por desgracia


C) Billetes de Banco de los Estados-Unidos que tienen el dorso
verde.




488 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


las circunstancias no eran nada favorables para conseguir
nuestro objeto: Lawley no podia apenas soportar el movi-
miento de su caballo, que estaba muy estropeado y habia
perdido una herradura, y en cuanto al mio, hallábase poco
mas ó menos lo mismo, pues me costó mucho trabajo salir
del terreno pantanoso que debiamos recorrer. Al poco tiem-
po habiamos adelantado á la division Mc Law, y despues de
una marcha de nueve millas y media, llegamos al fin á la
orilla del Potomac hácia las cinco de la tarde: el rio es an-
cho y profundo por aquel sitio, y el atravesarlo nos costó un
buen baño de piernas, pues no podiamos sostenerlas fuera
del agua.


Apenas llegados á Williamsport, pequeña poblacion de
Maryland, situada en la orilla opuesta, tuvÚIlOS el disgusto
de saber que los generales Lee y Longstreet habian mar-
chado á las once de la mañana, y por consiguiente nos vi-
mos obligados á continuar nuestro camino hasta Hagers-
town, que distaba seis n:üllas. Bien pronto'pudimos conocer
las opiniones que profesaban los habitantes de aquel punto:
todas las casas permanecian cerradas y hubiérase dicho
que muchas se habian abandonado; algunos se acercaron
á yer las tropas, mas era fácilleeren sus fisonomías el des-
contento que les causaba aquel espectáculo.


A pesar de haber atravesado la ciudad no pudimos obte-
ner noticia alguna cierta acerca de la direccion que seguian
los dos generales, y ya desesperábamos de encontrar dónde
alojarnos, cuando al fin, á eso de las nueve de la noche,
rendidos de fatiga, entramos en la casa de un holandés, que
solo a la vista del oro accedió á ser un poco tratable, pues
inútil era decirle que éramos yiajeros ingleses. Aun cuando
habiamos recorrido diez y siete millas aquel dia, y tenia
hinchados los piés, no me quité las botas porque no tenia
mas par que aquel y no estaba seguro de encontrarlo en su
sitio al dia siguiente.


SÁBADO 27 DE JUNIO.- Lawley estaba tan malo que le fué
imposible continuar su viaje, y en su consecuencia utilicé
su caballo para dar una vuelta por los alrededores antes de
salir el sol. Queria yo averiguar por dónde iban los dos ge-
nerales, y por fin, despues de ha.ber recorrido ocho millas,
alcancé al general Longstreet á eso de las seis y media de
la mañana, en el momento que se disponia á continuar su
marcha. Cuando hube dado á conocer mi nombre y circuns-
tancias, el general y su estado mayor se apresuraron á
complacerme en todo, y el primero envió al momento una
camilla á Lawley á fin de quelo trajeran cuanto antes, empe-
liándose asimismo en que fuese su convidado durante toda
la campalia. Longstreet me dijo entonces una cosa que yo
ignoraba, es decir, que estabamos en Pennsylvania yen
pais enemigo, habi¿ndoseme advertido además que por los
bosques contiguos andaban muchos tiradores enemigos que
disparaban sobre los rezagados, y que por esto era peligroso
viajar solos como nosotros lo haciamos.


El general Longstreet, natural de Mabama, es de estatura
baja pero robusto, y tiene cuarenta y tres años; antes de la
guerra era mayor de infan~ería, y en la actualidad manda el
primer cuerpo de ejército del Su~. Longstrect está en rela-
ciones íntinns y continuas con el general eLl jefe, que le


aprecia mucho, y entre los soldados se le considera como
uno de los guerreros mas valientes que tomaron parte en
aquella memorable campaña.


Al hablar sobre su entrada en pais enemigo, dijome el
general que aun cuandó estaba en su derecho el tomar
represalias y devastar el pais incendiándolo, no lo haria
porque esto desmoralizaba á las tropas, perjudicando á la.
severa disciplina que entre ellas reinaba, y que estaba re-
suelto á respetar la propiedad privada.


A las siete de la mañana volvi acompañado de un orde-
nanza á la casa a donde habia dejado á Lawley, y despues
de haberme asegurado que se trasportaria á mi compañero
convenientemente, volvi á reunirme con el general Long-
street, que se hallaba en las cercanías de Chambersburg,
ciudad de Pennsylvania que se encuentra á veintidos millas
de distancia de Hagerstown. Yo iba acompañando á la divi-
sion Mc Law, y observé que desde su entrada en Pennsyl-
vania los soldados rompian las empalizadas á cada lado del
camino á fin de dejar un espacio bastante ancho para que los
furgones pudieran marchar de frente: este es el único daño
que ví hacer en las propiedades particulares.


Aquella parte de Pennsylvania se halla en un estado flo-
reciente; el cultivo de las tierras es inmejorable, y la densi-
dad de la poblacion, comparada con la del Sur, es mucho
mayor: como el general Ewell se habia apoderado del ga-
nado y de los caballos, hallábanse en aquel momento in-
terrumpidos los trabajos del campo. Al pasar por Greencas·
le vimos todas las casas y ventanas cerradas; los habitantes
estaban en las puertas con su traje del domingo, y miraban
pasar las tropas, pero esto no parecia agradarles mucho;
ni uno solo pudo quejarse de la menor yiolencia por parte
de los soldados, pues habíanse apostado de antemano en
los principales edificios numerosos centinelas, cuya con-
signa era no permitir la entrada á los individuos de tropa
bajo ningun pretesto.


A eso de las seis de la tarde llegamos á Chambersburg,
que es una ciudad bastante grande é importante: todas las
casas estaban cerradas, y veíase á los habitantes en las
ventanas de los pisos superiores ó en las calles, mirando
con aire amenazador a las tropas confederadas, que mar-
chaban alegremente al compás de un himno nacional.


Lasenujeres, por lo general honitas y elegante:::, hacian
observaciones desagradables, permitiéndose picantes epi-
gramas; yo oí á una de ellas, que decía: «Hé ahi el ejército
de Faraon que quiere atravesar el Mar Rojo!)) Otras, seña-
lando con el dedo á los andrajosos soldados del cuerpo de
ejército de Hoorl, que tanto se habian distinguido siempre
por su valor y arrojo, dejaban oir sus carcajadas burlonas, y
en cierto modo, preciso es confesarlo, no les faltaba motivo
para ello, pues toda aquella tropa tenia el aspecto mas mi-
serable que se puede imaginar. Los soldados de lIood no
iban vestidos como los demas; algunos llevaban á guisa de
uniforme un pedazo de alfombra vieja; otros iban descalzos
por haber perdido sus zapatos en los pantanos, y no exage.
ro al decir que se asemejaban mucho á una cuadrilla de
mendigos, mas á pesar de todo esto, hallábanse siempre de
buen humor y tenian la mayor confianza en su jefe el




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS. 48!1
general Hood. Así pues, reianse de las bromas y ue las bur-
las de las damas de Chambersburg; una de ellas que habia
creido do buen gusto ornar su pecho con una banderola
con los colores del Norte, se hallaba á la puerta ue su casa
manifestando un soberano desprocio hácia los confedera-
dos que marchaban con los píés desnudos, y ya habian pa-
sado varias compañías sin observarlo, cuando un soldado
de Texas, aproximándose á la dama, le dijo: (qTened cuida-
do, señora, los bravos del general Hood son terribles cuando
se trata de asaltar una fortaleza sobre la cual ondea el pa-
bellon enemigo h) Al oir estas palabras, la dama creyó pru-
dente retirarse sin contcstar la menor cosa.


Colocáronse centinelas á la entrada de los principales
edificios de la ciudad, prohibiéndose que nadie transitara
por las calles cscoplo los militares de servicio. Algunos ba·/
tallones marcharon dirootamente al oamino de Carlisle para
establecer allí su campamento, y otros toroieron á la dere-
cha al salir de la ciudad y fueron á ocupar el terreno que so
halla cerca de la barrera de Gottysburg. Yo encontré á los
generales Lee y Longstreet acampados á tres cuartos de
legua de la ciudad.


El segundo de estos jefes me recibió afectuosamente,
presentándome á los mayores Fairfax y Latrobe y al capitan
Rogers, que componian el personal de su estado mayor, y
tambien hice conocimiento con el comisario en jefe, el ma-
yor Moses, cuya tienda de campaña debia compartir luego.
Este oficial es el mas alegre y divertido y el mas sociable
de todos los hijos de Israel á quienes he tenido el gusto de
cono COI' cn mi vida; los demás oficiales agregados al estado
mayor, eran: el coronel Sorrel, el tenientc coronel !'.Ianning,
el mayor Walton, el capitan Gorce, y el mayor Clark. Todos
eran de carácter amablo y so mostraban muy obsequiosos.
En cuanto á mi compañero !'.Ir. Lawley, hallábase en manos
de tres doctores, Cullen, Barksdale y Maury, los cuales vi-
vian con mas esplendidez que los mismos generales.


El mayor :Moses me dijo que tenia órcten de visitar los
almacenes á vim fuerza, á fin de proveerse de todo cuanto
necesitaba el ejército, pero esta visita debia haoerse con
carácter oficial, dando recibo de todos los efectos y artícu-
los que se recibieran á fin de reconocer el valor en moneda.
De creer era que los propietarios de los almacenes se ha-
brian apresurado á desocuparlos al acercarse el ejército del
Sur, prescindiendo de que Ewell no habria dejado de apo-
derarse ocho dias antes de cuanto pudieran oncontrar. Á pe-
sar de todo esto, Moses tuvo la suerte de descubrir un car-
gamento de magnifico s sombreros de fieltro que estaban en
una cueva y de los cuales se apoderó.


Esta mariana he oido hacer la enumeracion de todas las
tropas que han cruzado el Potomac, así como tambien de la
artilleria que l/el'an; las municiones son considerables,
pues cuanto mas penetre el ejército en pais enemigo, me-
nos fácil le será conservar las comunicaciones, y al hablar
de esto, oí decir á varios oficiales del estado mayor: «En to-
das nuestras batallas hemos obs8rvado siempre el princi-
pio de reemplazar nuestras municiones agotadas con las
que cogemos al ejército enemigo.))


Desde la toma de 'Vinchestor, Ewell no habia dejado de


adelantar por el territorio de Pennslp'ania, enviando antes
para repartir entre las demás tropas una gran cantidad de
viveres y ganado, caballos, mulas y furgones; en aquellos
momentos hallábase ceroa de Carlisle, sujetando al pais á
una contribucion y haciéndole sentir todo el peso de la guer-
ra, peso tan grave para Virginia, que este Estado se halla
ahora arruinado completamente. Las tropas seguian anima-
das de las mejores disposiciones y llenas de confianza en el
pon'enir.


DOMINCO 28 DE JGKIO.-A escepeion de los generales, no
es permitido á ning'un oficial Ó soldado entrar on Chambers-
burg sin una órden especial del general Lee, quien á duras
penas la concede; algunos oficiales de elevada graduacion
no han podido obtonerla.


}roses ha entrado hoy en la ciudad á eso de las once de
la mañana y ha intimado á los habitantes á fin de que so le
den raciones de tres dias para el ejército, amenazándoles
con tomarlas á viva fuerza si no se las dan de buen grado.
Acaban de presentarme al general IIood: es un hombre de
elevada ostatura, delgado, de mirada penetrante, aspecto
grave y barba ruoia, no tiene mas que treinta y tres años y
ya se le considera como uno de los mejores generales del
ejército; las tropas de Texas r do AlalJama le adoran y se
sacrificarian gustosas por él; antes era jefe de brigada,
pero ahora está al frenle de Una division, y suele mostrarse
muy severo con sus soldados á Hn de reprimir sus tenden-
cias al pillaje y al saqueo.


Hácia el medio dia llegué á Chambersburg y oncontré á
Lawley on una reducida habitacion del Hotel Fmnklin, peru
me costó mucho trabajo penetrar en el interior de la oasa,
pues todas las puertas estaban cerradas con llave y se
abrian solo para las personas conocidas. Lawley habia pa-
sado el dia anterior muy mal y cstaba rendido de fatiga, pe-
ro ninguno pareela inquiotarse por su persona. Bion pronto
me vi rodeado de modia uocena de comadres que me diri-
gieron groseros insultos, sin que bastara á contencrlas el
decirlas que yo era un inglés que habia vonido para ver y
no para combatir; aquollas matronas quorian que yo fuese
á la fuerza un oonfeder:ldo ó un Yankee, y entonces pudo
oomprender que esta palabra es un término despreciativo
mny usado entro las gentes del Sur. La vista del oro que
ofrecí cambiar por algunos billetes, produjo, no obstante, d
mejor efecto en mi auditorio, y poco á poco aquellas grose-
ras mujeres, ignorantes hasta el punto do creer que 10R
habitantes de Texas son mexioanos. se mostraron mas ama-
blos conmigo.


Cuando hube hocho lo posible para que se dispensara á
Lawley un tratamiento mejor, salí de la ciudad con el obje-
to de ver dónde estaba Moses y su tropa: en vano habia


esperado el mayol' á que lo trajeran las llaves de los princi-
pales almacenes ele la ciudad, y al fin vióse en la preeisioll
de valerse del hacha para abrirlos, lo cual se hizo mientraf;
que los habitantes se paseaban por las calles con la mayor
indiferencia, sin que al parccer les enojara aquella violon-
cia. No se veian on la calle mas soldados que los que fH'
ocupaban en romper las puertas de los almac~ncs.


Al volver por la tarde-á visitar á Lawley, encontré en S11




4\.K1 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.


habitacion á un oficial austriaco que vestia. el uniforme de
los húsares de Hungría; acababa de obtener una licencia, y
despues de vencer mil obstáculos y dificultades, habia con-
seguido cruzar el Potomac y reunirse con el ejército del
Sur. Como me manifestara que su intencion era vestir el
uniforme diariamente, le adverti que entre los confederados
se observaba la regla de no tolerar ningun distintivo en el
traje, y que cuando uno la infringia, esponíase á burlas é
indirectas que siempre acababan por dar lugar á escenas
<1 esagradables.


Á las seis de la tarde volvi al campamento, y ya entrada
la noche, vi llegar al mayor Moses, que venia de muy mal hu-
mor por no haber conseguido el resultado que esperaba de
su misiono Moses, sin embargo, no habia perdonado esfuer-
zo alguno para encontrar víveres, sufriendo con la mayor
paciencia los insultos de las damas de la ciudad, que sin el
menor escrúpulo le llamaron entre otras cosas pillo y la-
liron, lo cual le importaba mucho menos que el no haber
encontrado nada en los almacenes, bien porque los des-
ocupara antes el general Ewell ó por hallarse ocultas las
provisiones. El bueno del mayor tuvo pues que contcntarse
con un poco de azúcar y whiskey C), y aunque parecia des-
esperado, no le faltaba humor para contestar sin enojar-
se mucho á las picantes indirectas de sus compañeros de
armas, que se complacían en hacerle repetirlos epítetos que
le dirigieron las damas de Chambersburg.


LU)!ES 29 DE JUNIO.-No hemos salido aun de Chambcrs-
hurg, y el general Lec ha ordenado terminantemente que
no se tomen ff~presalias, lo cual ha producido por lo gene-
ral muy buen efecto, aun cuando algullos se quejan de que
110 se les deje tomar una vengan7.a que, en su concepto, es
muy justa. Esto no debe estrañarse si se atiende á que un
gran número de ofiejales y soldados del ejército del Sur se
hallaban ya arruinados completamente á consecuencia de
las devastaciones de las tropas del Norte. En Chambers-
burg oi á un soldado decir á otro que no le gustaba perma-
necer en una ciudad donde se les aborrecia tanto,. y por mi
parte debo confesar que des pues (le haber visto los destro-
zos causados por las tropa& del Norte en las ciudades del
Sur, me sorprendia semejante tolerancia en los separatis-
tas. Sin emhargo, toda aquella parte de Pennsylvania que
estaba poblada de holandeses, no parecia agradecer la con-
ducta de los confederados; hubiérase dicho quc no recor-
(laban ya que las tropas del Norte hahian hecho durante
los dos primeros años de la guerra diez veces mas destrozo
que las del Sur en el territorio enemigo. Los indígenas de
Pennsylvania, de quienes ahora hablo, carecen de todo
sentimiento patriótico; poco les importa una cosa ú otra
eon tal de que puedan sacar alguna ganancia, y ablls3.n in-
dignamente del Presidente Lineoln.


Por lo demás, en los ejércitos numerosos se encuentran
siempre hombres de malas inclinaciones que solo desean


el saqueo y el pillaje cuando pueden entregarse á él impu-
nemente, y si bien es imposible atender á todo, puedo de-
cir, segun mis propias observaciones, que los jefcs confe-
derados no omitieron nada para dispensar su proteccion á
las propiedades de los particulares, y por cierto que lo con-
siguieron de una manera admirable.


El general Longstreet se muestra por lo general muy
taciturno, pero esta tarde he logrado entretenerle hablán-
dole de Texas, donde, segun tengo entendido, residió mu-
cho tiempo. El general me habló de varias personas cono-
cidas suyas y parecióme que le complacia oir la narracion
de mis viajcs en aquel territorio.


He visto hoy á ios generales Pcndleton y PiekeU : el pri-
mero, jefe de artilleria, era alumno del colegio militar de
West Point, y en tiempo de paz desempeñaba un cargo
episcopal en Lexington. Para Pendleton no es incompatible
una pro fes ion con otra, y cuando se le presenta una opor-
tunidad para echar un sermon, no deja de aprovecharla. El
general Pickett, jefe de una de las divisiones del cuerpo de
Longstreet, tiene el cabello largo y rizado y su carácter me
parece somhrío y melancólico.


MAnTEs 30 DE .TUNIO.-Esta mañana, antes de salir dc
Chambersburg, el general Longstreet me ha presentado al
general en jefe: Lee. es sin disputa uno de los hombres
mas h8rmosos de su edad que he visto en toda mi vida;
tiene cincuenta y seis años, es de estatura elevada, ancho
de espaldas, muy lJien formado y de marcial continente;
sus finos y corteses modales revelan la mayor dignidad, y,
en una palabra, puede decirse que es el tipo del mas per-
fecto caballero. No conozco hombre alguno que tenga tan
pocos enemigos y sea tan generalmente apreciado, y estoy
seguro que en el Sur todos dirian á una voz que Lee es el
hombre que mas se aproxima á la pcrfeccion, pues no tie-
ne ninguno dA esos malos hábitos tan comunes on el sexo
feo, como son el de fumar, beber y jurar, y sus mas decla-
rados enemigos no han podido jamás acusarle de tener
inelinacion á ningun vicio. Viste por lo general Ulla espe-
cie de pal8tot largo, algo usado, de color gris, un sombrero
de fieltro alto, pantalon azul y botas á la Wellington, y
jamás 18 he visto llevar armas; las tres estrellas que se
ven en el cuello del uniforme constituyen el único distin-
tivo de su rango militar, y para acabar de hacer su retrato,
réstame solo decir que monta un magnífico caballo perfec-
tamente enjaezado, y que todo en su persona yen su traje
revela el mayor aseo y limpieza.


En el antiguo ejército se le consideraba como uno de los
mejores oficiales, y al principio de la guerra civil se le nom-
bró teniente coronel del segundo regimiento de caballería.
L~e era rico, pero todos sus bienes han caido en poder del
enemigo; creo que desde que es general en jefe del ejército
de Virginia no ha dormido una sola vez en una casa parti-
cular, pues rehusa todas las invitaciones que se le hacen
por temor de que la persona que le diera hospitalidad no


f) El whiskey es una bebida espirituosa del color del aguar- fuera acusada, mas pronto ó mas tarde, por haber tenido
'¡iente, que se hace con cebada ó avena; tiene un gusto muy esta atencion con el jefe del ejército rebelde. Las intimas
parecidO á la Ginebra, y es bebida muy usual en Inglaterra, pero relaciones que existen entre él y Longstreet son las de dos
mucho mas en Irlanda. hermanos quc se aman con ternura; están juntos casi siem-




CAP. XIV. EST ADOS-UNIDOS. 491
pre, y tanto es así que los oficiales y soldados de estc últi- fantería y artilleria no parecen hacer mucho caso de este
mo jefe se quejan de ello porque no pueden emprender nin- cuerpo, y con frecuencia suele ser el blanco de las burlas
¡,'Una espedicion aislada corno las tropas del general Ewell. del ejército.


De ningun modo se puede complacer tanto á Longstreet,
corno ensalzando á Lee; no creo que haya en el mundo dos
generales tan poco ambiciosos y egoistas corno estos, pues
no aspiran sino á ver terminada la guerra para ir á des-
cansar de sus fatigas en un oscuro retiro. Stonewall Jack-
son, que fué hasta su muerte el jefe de la tercera division
dcl ejército, era tambien uno de esos hombrcs ingénuos y
sencillos consagrados esclusivamentc al servicio de su pa-


MIÉRCOLES 1.0 DE Jl:LIO.-No hemos levantado el campo
hasta medio dia, ponple todas las tropas del cuerpo de ejér-
cito del general Lee dcbian precedernos en direccion á
Gettysburg. Tambien debia unirse con nosotros en los al-
rededores de Greenwood una division de EwE'll; el cuerpo
de ejército de Longstreet formaba la retaguardia.


Esta mañana he trabado conocimiento con el coronel
~Walton , jefc quc era antes de la artitlería de ~Washington


tria. El general Lee cumple escrupulosamente con los pre- -Y ahora. de la del cuerpo de ejército de Longstreet; es un
ceptos de su religion, aunque no lo daba á conocer tanto hombre grueso que desempeñaba antes el cargo de comi-
como Jackson, que no era como él miembro de la Iglesia
anglicana. El único defecto de Lee, segun lo quc he oido, es
una escesim amabilidad.


Esta mañana se han enviado á Chambersburg varios sol-
dados de Texas, con órden dc destruir algunos barriles de
whiskey quc no se podian llevar: esto era poner muy á
prueba la disciplina de aquellos hombres á quienes debia
resistirse el destruir su bebida favorita, en una ciudad don-
de entraban por la primera vez, mas á pesar de todo se con-
dnjeron como bravos, cumpliendo con su deber.


lIemos recorrido seis millas por el camino que conduce
á Gettysburg, y establecido nuestro campamento cel'ca de
un pueblecillo llamado, segun creo, Grecnwood; yo monta-
ba el caballo de Lawley, pues mi amigo y el austríaco iban
en la ambulancia.


Llegada la noche, me dijo el general Longstreet que aca-
baba de saber que Hooker hahia ca ido en desgracia, y que
le sustituia en el mando el general Meade; el jefe separatis-
ta hahia conocido á estos dos generales antes de la guerra,
y me dijo que el segundo era un hombre muy respetable,
pero no tan audaz como el primero. Despues hablé largo
rato con algunos oficiales acerca de la batalla que debia
darse muy pronto en el territorio donde nos hallábamos, y
no en la dircecion de Harrisburg, como se creyó en un prin-
cipio. Ewell, que acababa de imponer una contribucion en
York y Carlisle, habia recibido órden de reunirse con el
ejército.


He notado que aquí todos confían mucho en el porvenir. Al
hacer yo la observacion de que seria ventajoso en el caso de
alcanzar la victoria tener preparada alguna caballeria, á fin
de perseguir á los desordenados batallones, quedéme sor-
prendido cuando me dijeron que no podia hacerse así, por-
que aquella no era á propósito para el caso. En efecto, los
hombres del coronel Stuart, aunque escelentes cuando se
trata de hacer alguna correría para cortar las comunicacio-
nes, coger víveres, destruir las vias férreas y demás, no
sirven para dar una carga en una batalla cuando las cir-
cunstancias lo exigen, y en esto no se parecen seguramen-
te á los ginetes del ejército de Braxton Bragg. Llevan sables
que no usan; sus carabinas y rewolvers son las únicas ar-
mas que conocen, y cuando están á caballo tienen siempre
el sable entre la pierna izquierda y la silla, lo cual les dá un
aspecto algo cómico, Esto no impide que sean buenos gine-
tes y sus caballos Son generalmente de buena raza; la Ín-


sario en NueYa-Orleans.
Poco despues de habernos puesto en marcha, atravesarnos


un desfiladero rodeado de esas montailas del Sur de cimas
azuladas cuya cadena corta ell'otomac en Harpcr's Ferry;
el paisaje que se desarrollaba á nuestra vista era espléndido
y no pude menos de contcmplarlo con admiracion. Las tro-
pas que caminaban á mi lado pcrtenecian al cuerpo de
ejército de Ewell, y entonces ví por primera vez la famosa
B,'igada de hielTo, mandada antes por Jackson; aunque á
primera vista me parecieron aquellos soldados iguales á los
demás, observé luego que en general eran todos de cdad mas
avanzada y que no habia entre ellos rer:luta alguno; creo
que, á eseepcion de un regimiento, todos son hijos de Virgi-
nia. Como siempre han formado parte de un destacamento
aislado, no conocian al general Longstreet sino por su repu-
tacion, y muchos de ellos venian á preguntarme si el jefe
que marchaba al frente de la línea era el de este nomhre. Al
contestar yo afirmativamente, ponian su caballo al galope ti
fin de ver mas de cerca el objeto de sn curiosidad, bien na-
tural en mi concepto. Esto me pareció un vcrdadero tributo
de cariño hácia Longstreet, tratándosc dc soldados que aca-
baban de hacer una penosa marcha.


Álas dos dela tarde empezaron á oirse distintamente algu-
nas; detonaciones, y aunque se repetían con mas frecuencia
segun avanzábamos, no me pareció que la cosa fuese grave.
Un espía que iba con nosotros mostraba gran empeüo en
hacer saber á todos que alrededor de Gettysburg y en el
puebltl habia muchos enemigos. Despues de la revista qUE'
acabábamos de pasar á la dlvision Johnston, tocó su vez ti
la brigada de la Florida, que forma parte del cuerpo de ejér-
cito del general 1Iill, pero estos soldados conocian ya ú
Longstreet por haber servido antes á sus órdenes: á uno
que acababa de ver pasar á su antiguo jefe, le oí decir
estas palabras: ¡Cuando ha vuelto el viejo dogo, ruda será la
j01'nada!


Ilácia las tres de la tarde vimos llegar algunos heridos,
pero bien pronto aumentó el número de un~ manera sensi-
ble; los unos iban cojeando, los otros eran conducidos en
camillas, y algunos, casi dcspojados de su uniforme, deja-
ban ver horribles heridas. Semej ante espectáculo, tan repug-
nante para las personas que no están acostumbradas á él,
no causa la menor impresion á los soldados, y no por ver á
los heridos dejaban estos de entrar en fuego con la mas com-
pleta serenidad; en vez de entusiasmo, aquello pudiera cali-




492 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.
ficarse de indiferencia. Tal es el efecto que ha.lJian produ-
cido en las tropas dos años de continuos combate~.


Poco despues ví llegar un gran número de unionistas
prisioneros, algunos de los cuales estaba(l heridos, pero
parecía que ya se habian hecho amigos de los vencedores,
pues observé que cam.lJiaban entre si el tabaco y los cigar-
ros. Entre los federales ví á un coronel que tenia el rostro
horrilJlemente desfigurado, y oi que uno de aquellos pri-
sioneros decia á otro que le dirigia una pregunta: « Ya es-
tamos bien arreglados para hoy.))


A eso de las cuatro y media avistamos á Gettyslmrg, y
poco antes nos habíamos reunido con los generales Lee y
lIill, que acababan de tomar posicion en una de aquellas
alturas que dan al paisaje que nos rodea un aspecto espe-
cial. Desde aquel punto veíamos al enemigoretirarse á las
colinas opuestas apresuradamente en medio de los gritos
de los confederados. La posicíon del enemigo debia ser, á
no dudarlo, muy fuerte, y me pareció que apoyaba su ala
derecha en la cima de una empinada colina que se eleva á
la ¡lerecha de Gettysburg.


El general Hill acaba de llegar y me ha dicho que sus dos
divisiones habian empeilado un combate con el enemigo,
rechazándole á una distancia de cuatro millas, despues de
hacer un gran número de prisioneros y coger variaR bande-
ras. Añadió que los fedcralps desplegaron esta vez mas
energia que nunca en su resistencia, y me seilalú un campo
en cuyo centro se veia un solo homhre con la bandera de
su regimiento. A su alrededor se habian reunido otros sol-
dados que se batieron desesperadamente, y cuando al fin
tuvieron que huir, el abanderado S8 quedó el último, y se
retiró lentamente, volviéndose con frecuencia hácia los se-
paratistas que avanzaban sobre él y á quienes amenazaba
con el puño. El general Hill me decia que le causaba pena
ver á un hombre tan valeroso esponerse asi á la muerte.


El general Reynolds, uno de los mejores jefes del ejército
federal, acaba de morir en el campo de batalla: mientras
estábamos hablando trajeron un parte del general Ewell, en
el cual se recomendaba al general Hill que dirigiese un ata-
que de frente contra el enemiogo, mientras que él lo haria
por la derecha. Este movimiento se hizo con bastante lenti-
tud, pero como los unionistas se habian atrincherado fuer-
temente, ya era demasiado tarde para combinar un ataque
en regla.


Las tropas de Ewell acababan de ocupar á Gettys.lJurg, y
el pueblo estaba lleno de muertos y heridos del ejército
unionista; yo subi á un árbol desde donde podian dominarse
todos los alrededores, y me formé una idea de la posieion
(lel enemigo, aun cuando los bosques de pinos me ímpedian
ver á las tropas que ocupaban las alturas.


Ya era de noche cuando cesó el fuego por una y otra
parte: yo acompañé al general Longstreet y á su estado ma-
yor al cuartel general que acababa de establecerse en Cash-
town, pequeño pueblo situado á ocho millas de Gettysburg;
las tropas, diseminadas á lo largo del camino, iban á poner-
se en marcha hácia las posiciones que debian ocupar al dia
siguiente.


En el encuentro de este dia habíanse hecho seis mil pri-


sioneros y cogido lliez cañones, tomando parte en la aecion
veinte mil confederados y dos cuerpos de ejército del ene-
migo. Este era el preludio de la gran balalla del dia siguien-
te. Llegada la noche, y cuando estábamos cenando, el
general Longstreet habló de la posicion del enemigo, mani-
festando entre otras cosas que era formidable, y que no du-
daba se aprovecharan las horas de la noche 'para aumentar
los medios de defensa. Los oficiales del estallo mayor confia-
ban en la victoria, y el sentimiento general del ejército era
un profundo desprecio por un enemigo á quien habia ven-
cido tn.ntas veces haciéndole esperimentar sensibles pér-
didas.


.JUEVES 2 DE JULIO. - A las tres y media de la madrugada
ya estábamos 'todos de pié, y antes de amanecer ya hahia-
mos almorzado; Lawley queria montar á caballo á pesar de
su indisposicion, y el austriaco y yo llegamos ti las cinco al
mísmo punto donde estuvimos la víspera; el capitan Schrei-
bert, del ejército prusiano, que tambien me acompañaba, se
subió conmigo á un árbol. Precisamente debajo de este los
generales Lec, HilI, Longstreet y Hood celebraron á poco
un consejo de guerra; los dos últimos llevahan su baston
blanco segun la costumbre americana, y !ambíen ví al gc-
nernl Heth, que, aunque herido en la cabeza, queria asistir
como espectador á la hatalla del dia siguÍfmte.


A las siete de la mailana recorrí una parte de la llanura
con el general Longstreet, el cual clió sus instrucciones á
la clivision Law designando la posicion que debia ocupar
en el próximo combate. El enemigo coronalJa las ccrcRnnfl
colinas, y entre estas y los separatistas estendianse algu-
nos valles culth·aclos; la derecha de los federales sc apo-
yaba en un cementerio, y su i~quierda en una elevada roca,
segun me pareeiú desde lejos.


Los confederados formaban un semicírculo en una linea
de cinco á seis millas de estension: Ewell dirigia el ala iz-
quierda, con su cuartel general en una iglesia ¡le elevalla
cúpula, que segun creo es la de Gettyslmrg; Hill se hallaba
en el centro y Longstreet en el ala derecha; las eminencias
que se veian á nuestro lado, cubiertas de pinos hasta la ci-
ma, terminaban en una suave pendiente. En cuanto á las
tropas, ocultábanse enteramente entre los árboles, pero
mientras el enemigo estaba perfectamente atrincherallo.
los separatistas no tenian ante si ninguna obra defensiva.
Hasta las cuatro y cuarenta y cinco minutos ¡le la tarde
reinó un silencio de muerte, y nadie hubiera creido que mi-
les de hombres y una numerosa arlilleria iban ú. comenzar
su obra de destrllccion á una hora tan avanzada.


Solo estaban presentes dos divisiones de Longstreet y las
de Law y Hood, pues la de Pickett formaba la rclaguardia.
Como se habia empleado toda la mailana en disponer
las tropas para el ataque, yo entretuve el tiempo.dando
un paseo á caballo con el coronel Manning y el mayor \Val-
ton, y de paso tomamos por alimento nlgunas cerezas,
mientras que nuestros caballos se aprovechaban tambien
del abundante pasto que alli habia; despues nos bañamos
en una corriente ele agua cristalina, mas no sin cierto te-
mor pOl' mi parte, pues 110 ignoraba que estábamos fuera de
las líneas, y por consecuencia espuestos á una sorpresa de




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDOS.


la caballería. A eso de la una encontré en el camino á una columna de ataque. El general Barksdale ha muerto en eT
campo de batalla y Semmes está herido, pero la mayor pér-
dida es la del general Hood, (Iue atravesado el homllro de
un balazo desde el principio de la refriega, ha sido retirado
inm"ediatamente del lugar del combate por algunos de sus
bravos, sumidos en la mayor desespcracion. En este mo-
mento me dirijo á caballu con mi amigo Lawley al campa-
mento del general en jefe, donde se halla Longstrcet con la
mayor parte de su estado mayor.


purcion de prisioneros unionistas y supe que pertenecian al
cuerpo de ejército de Sickles.


Á las dos de la tarde el general Longstrect me envió á de-
cir que si queria ver bien la batalla debía subir al mismo
árbol de la víspera, y siguiendo el conseju, permanecí allí
en ollservacion en compañía de Lawley y del capitan Schrei-
bert. Segun ya he Jicho, reinó el silencio mas profull!lo
hasta las cuatro y cuarenta y cinco minutos, y ya comenzá-
bamos á dudar que hubiese ningnn encuentro aquel dia,
cuando d~ pronto dejós(; oir en el ala derecha de Longstreet
un nutrido cañoneo; poco despues rompió tambíen el fuego
el ala izquierda, y habiendo contestado el enemigo con
igual furia, estcndióse por toda la linea el estruendo de la
fusilería. Elevárunse luego espesas nubes de humo que no
bastaba el aire á disipar; oíanse estallar algunos obuses, y
el estampido de los cañones atronaba el espacio, impidien-
do que se oyeran las voces de mando de los jefes.


Apenas hubo comenzado el fuego, el general Lee fué á
reunirse con el general Hill, que se hallaba bajo nuestro ár-
bol, y allí permaneció todo el tiempo, tan pronto mirando
con su anteojo como conversando con su compañero, no sin
dirigir alguna vez l::t palabra al coronel Long de su estado
mayor. Por lo general acostumbraba á sentarse solo bajo un
árbol. Yo observé que mientras duró el fuego el general Lee
no espidió un solo mensaje ni recibió mas que un parte:
!'5in duda tendria por costumbre arreglarlo todo de antema-
no y convenirse con los jefes, autorizando á cada uno para
obrar segun las circunstancias.


En lo mas fuerte del tiroteo una banda de música de los
separatistas, que se habia situado entre el cementerio y
nosotros, comenzó á tocar polkas y valses, lo cual produjo
un estraño efecto, como es de suponer, con el estruendo de
las descargas. A las cinco y cuarenta y cinco minutos pa-
reció que la calma iba restnhleciéndose poco á poco en el
ah izquierda yen el cementerio; por la derecha, las repeti-
rlas descargas nos daban á entender que la infantería de
Longstreet seguia avanzando, y á juzgar por la ctireccion del
humo, hubiérase podido creer que los separatistas ganaban
terreno, pero á eso de las seis y media, la columna hizo un
movimiento retrógrado. Poco despues de las siete, el gene-
ral Lee recibió de Longstreet un parte con estas tres pala-
bras : ('1 Todo va bien!') Una media hora antes de la noche
el fupgo comenzó á disminuir en todas direcciones, cesando
luego del todo.


Mas tarde supimos que el general Longstreet habia venci-
do al prineipio todos los obstáculos apoderándose de varias
baterias y desalojando al enemigo de sus posiciones, mas
apenas alcanzado este triunfo, el jefe separatista se habia
,"isto en la precisíon de abandonar el terreno conquistado,
así corno tambien los cañones cogidos al enemigo, escepto
tres. Las tropas hahian marchado en seguida á ocupar el ter·
reno donde se hallaba el enemigo por la mañnna. Todos
sentian mucho ver al general LOllgstreet esponersc de la


manera que lo hacia, arriesgando á cada momento su vida:
hoy ha conducido él mismo á un regimiento al asalto de
una bateria, con el sombrero en la mano y á la cabeza de h


TOMO lIT.


El mayor Fairfax llegó á las diez de la nuche rle muy mal
humor, pnes se veia en la precision de custodiar mil ó mil
quinientos prisioneros cogidos durante el dia, y entre los
cuales se hallaba un general á quien uno de sus soldados
acusaba de hallarse en tal estado de embriaguez, que habirt
espueslo á sus t¡'opas al titego de sus mismas bate!'Ía.~. Seme-
jante acusacion, sin embargo, no merece mucho crédito de
parte de un hombre que se cuida poco del efecto que pue-
den producir sus palabras, y que no tiene inconveniente de
prodigar los juramentos cuando os para servil' su causa.
Poco despues vímos llegar un sinnúmero de caballos y mu-
las, capturados segun creo por el general Stuart, el cual tu-
vo el atrevimiento de acercarse á la distancia de seis millas
de Washington.


VIERNES 3 DE JULlO.-A las seis de la maiíana me dirigi
á caballu con el coronel Manning hácia el terreno tan dis-
putado la víspera, y que al fin pudo reconquistar el onemi-
go. Aun no se habian llevado todos los muertos, pues vi
una porcion de ellos, y pude observar que algunos soldados
respiraban aun, si bíen sus heridas no dejaban la menor
esperanza. Entre estos últimos vi varios unionistas cuyo
uniforme se asemejaba al de los zuavos; sus ojos vidriosos
y sus miradas fijas me causaron una dolorosa impresiono


Poco despues nos reunirnos con el estado mayor de los
generales Lee y Longstl'eet, los cuales so Qcupaban en re-
conocer el terreno, tomando sus disposiciones para un nue-
vo ataque. Como formábamos un grupo bastante numeroso,
era natural que llamásemos la ateneion de los tiradores
enemigos, que nos saludal'on con algunas descargas dos ó
tres veces; una granada prendió fuego á un ediflcio de la-
drillo quo hallia en nuestras lineas y estaba lleno de heri-
dos unionistas, los cuales, á no dudarlo, perecerian entre
las llamas. El coronel Sorrell está ligeramente herido, mas
no por esto ha dejado de seguir batiéndose durante todo el
dia; al mayor 'Valton lo han matado el caballo.


El plan de ataque de la vispera era muy sencillo en mi
concepto; reducíasc á romper primeramente el fuego de las
batorías en toda la linea y hacer luego avanzar las dos di'"
visiones de Longstrcet y una parte del cuerpo de ejército
de Hill. La distancia entre los cañones de los confederados
y la posicion elo los federales podria ser de una miila al
menos j el terreno ligeramente accidentado permitc que la
artilleria juegue libromonte, y el objeto principal era Ilan-
quar este espacio para comenzar el ataque. La division
Fickelt deNa romper la primera el fuego y guiar á la co-
lumna entera, mientras los generales Heth y Pettigrew, dol
cuerpo de ejércíto de Hill, cooperarían en el mismo senti-
rlo. La divísion Pickett no constaba entonces sino de cinco


G2




HISTOI1IA DE LOS CAP. XIV.


mil hombres, pues se habian destacado dos brigadas á
utros puntos.


Á medio dia el general Longstreet anunció que ya esta-
ban tomadas todas sus disposiciones; las tropas acababan
de formarse en órden de batalla, y descansaban á la s~m­
bra de los árboles; en las baterías esperábase solo la seüal de
romper el fuego, y entonces el general bajó de su caballo
para reposar algunos instantes. El capitan Schreibert y yo
montamos á caballo con el objeto de ir á buscar una posi-
cion LlesLle donde pudiéramos presenciar el espectáculo
sin estar espuestos al peligro, y despues de caminar media
hora sin hallar un sitio conveniente, nos decidimos al fin
por la iglesia de Gettysburg, en cuyo punto habia estable-
cido Ewell su cuartel general. Íbamos ya á entrar en el
pueblo cuando oimos de pronto repetidas detonaciones por
las cuales pudimos comprender que el cañoneo que enton-
ces comenzaba era, si cabe, mas violento que el de la vís-
pera, y poco des pues nos encontramos en medio de un
fuego crnzado que nos obligó á retroceder. De repente es-
tallaron dos obuses y la bala de uno de ellos fué á herir al
oficial que nos guiaba, lo cual nos convenció de que cual-
quiera olra posicion seria mejor que la que habiamos ele-
gido. Un muchacho de doce aüos rrue ilm en nuestra com-
paüía, parecia gozarse de un modo diabólico en ver cómo
estallaban los obuses, y cada vez que sucedia esto, lanzaua
descompasados grilos de alC'gria. Despues no le volví á ver
ni pude saber tampoeo quién era.


El camino que conduce á GettysllUrg se hallaba cubierto
de cadáver0s de los unionistas, los cuales Llehian h311ar~e
allí desl\e muchas horas antes, á juzgar por el olor que
o8xha1::lb:'l1 los cuerpos. Decidimos volver á la colina donde
estábamos la vis pera, pero reflexionando luego que para
ver todas las peripecias del combate y juzgar mejor, era
preciso aproximarnos al centro de la accion, resolví ir á
situarme cerca del general Longstreet. Serian entonces las
dos y media de la tarde, y desp1les de haber pasado por
delante del cuartel general de Lee y su estado mayor, se-
gui caminando á través de los hosques y hácia el punto
donde me parecia hah¡·r dejado á Longstreet. Á los pocos
pasos encontré una poreion de heridos que volvi:m de sus
líneas de batalla, y rrue pedian con acento lastimero un
médico; cuanto mas avanzaba, aumentábase mas el núme-
ro de aquellos, y al fin llegué á un punto en donde los vi
pasar á eenlenares. Algunos iban en angarillas, otros se
apoyaban en el brazo de sus camaradas, y no pocos, en fill,
era1t condncidos en pariLuelas y escoltados por los imlivi-
duos del cuerpo de sanidad.


El combate continu:lba ('OH la misma violencia; las balas
tronchaban á cada momento las r3m:lS ,le los árboles bajo
los cuales se cobijaban los heridos, causando á veces entre
.ellos no pocos destrozos; yo vi todo esto en menos tiempo
del que se necesita para describirlo, y aunque me sorpren-
diera encontral' tantos heridos, aun no habia visto bastante
para formarme una idea exacta de toda la estension del
mal. Al aproximarme al general Longstreet obsel'v~ que
uno de sus regimientos avanzaba en buen órden á través
,de lDs bosflues para ir al ataqué', y creyendo que era llega-


do el momento p8ra verlo bien todo, dije al general, (¡ue
hubiera sentido mucho perder aquella ocas ion.


Longstreet se hallaba de pié sobre un montan de ramas
de árbol y mostraba una sangre fria imperturbable; al oir lo
que decia, me contestó sonriendo: "¡Diaulo! decís que 110 hu·
bie¡'ais querido perde¡· esta ocasion, pe¡'o yo os ase(Jw'o que
siento mucho se haya presentado, pItes el enemigo acaba de
¡'echa,w' n/testl·o alaque! i Veíllo 1108 mismo!n


Por la primera vez pude abarcar de una sola mirada to-
do el espado comprendido entre las dos posiciones, y vi á
los confederados volver lentamente y con aire triste yaba-
tido á las lineas que ocupaban antes del combate. Sin em-
bargo, no era alli donde se hacian mayores destrozos, sino
en la retaguardia. El general me dijo que la llivision l'ickett
hahia conseguido al principio dt)salojar al enemigo y apode-
rarse de sus cañones, pero que vpinte minutos despues se
habia visto en la precisioIl de retroceder, arrastrada por las
tropas de lIeth y Pettigrew, que se retiraban en desórden.


.'cpenas se concibe una sangre fria como la del general
Longstreet en circunstancias tan criticas como las en que
se hallaba, y amenazado por el enemigo, que hacia sus pre-
parativos para perseguir á los separatistas. Entonces, y
solo entonces, pude apreciar en su justo valor la exactitud
dol apodo eon que designaban á este jefe los que le llama-
ban bullé/ay (perro de presa); la::; dificu!tQdcs parecían
exasperar á Longstreet en yez de acobardarle.


Cuando me acerqué al general, no estaba en su compaüia
sino el coronel \Valton, pues los demás oficiales haLi:xn ido
á dcsempeiíar diferentes comisiolles del servicio: poco des-
pues llegó el gelleral Latrobe á pié, porque lehabian matado
el caballo, y ele lo mismo se quejaban el coronel Sorrdl y el
capitan Garce. El general Longstreet adoptó inmediatamen-
te las medidas que le parecieron mas oportunas para resis-
tir el ataque que se esperaba y al efecto l. izo avanzar algu-
nas piezas de arlillería, reuniendo á los soldados disperso"
que habian abandonado sus lilas. Aun me parece estllr
viendo al general Pettigrew, que aeudia presuroso á decir
á Longstreet qlte le cm impooible abUr/al' á sus soldados á
valvc)' á la cw'ga, á lo cual respondió Longstreet: « iMuy
bien! i no importa' dejad á vuestra gente donde está, pues
el enemigo que yiene sobre nosotros sllbrá muy Lien reu-
nirla y ahorraros este trCibajo.)) Entonces pidió de beber, \'
yo me apresuré á ofrecerle un poco de rOlll que llevaba
en un frasco ele plata, roganllo lo adlllitiese en recuerdo tic
aquel momento. El general Longstreet se sonrió, y!uve l:t
salisfaccion ele que aceptara mi oferta, despues de lo eual
expidió varias órdenes á la divisiol1.La w.


Entonces fuí á reunirme con el general Lee, que acababa
de Ilegal· y tomalJa inforlllcs a',erca de las causas del desas-
tre sufrido. Si la conducta de Longslreet había sido ad-
mirable, la del general Lee era á no dudarlo suLlime; ocu-
pábaso en rccunir á sus tropas desbandadas, tratalJa de
animarlas con sus palalJras amistosas, veiasele recorrer
solo lodo. la línea de batalla, y siempre sereno y de buen
humor, no dió seüales de enojo ni de abatim:ento. Leo de-
cia por lo general á sus soldaLlos: « Todo se arreglarn, nrni-
gos mios, 1111 S por ahora es preciso rrno os reunais á !in de




CAP. XIV. ESTADOS -mUDOS. 495
rechazar al enemigo .. ' Exhortaba tambien á los heridos á que
se cuidaran ú empuiíaran el fusil si aun les era posible, y
ví á muchos soldallos saludarle con el mayor respeto,
aplaudiendo sus palabras.


Al acercarse á mi me dijo: (,Coronel, hemos tenido un mal
dia, muy malo en verdad; pero no podialllos contar siempre
como segura la victoria." Dichas estas palabras, me acon-
sejó Ilue buscara un sitio mas seguro, porque ofrecia peli-
gro permanecer allí.


Aquel reciente descalabro no impedia al general Lee ocu-
parse de otras cosas mas insignitlcantes: así, por ejemplo,
á un olidal (lue pegaba á su caballo porque no podia domi-
narle, le dijo en voz alta: «,\migo mio, es inútil qUf: le mal-
trateis así; yo Iw tenillo un ('aballo como el vuestro, y sé por
esperiencia que los golpes no sirvcn de nada."


En aquel momcnto ví llegar al genéral Wilcox (el cual
viste siempre un palotot y un sOlllbrero de p:,j~t usado), que
venia prcsuroso á dar cuenta de su brigada; el general Lee
le cogió amistosamente la mano y In dijo: «~O imporla, ge-
neral; todo lo IjIlP hn sucedido es pOI' cu/pC( mi(l; Va sov quien
ha perdido csta /)((Ial/o, V aho¡'a el; lll'eciso Ijlte me ayudeis á
salÍ!· del apul'O.~ Así es como el genernl Lee trataba de infull-
dir valor á sus abntidas tropas, cargando con toda la res-
ponsabilidaü. Era imposible verle Ú oirle sin admirarle.


La posidoll [le los eon[eüeraüos era entonces verdade-
ramente critica, y si el enemigo hubiera sabido aprovechar-
se de sus ventajas no sé qll!Í habría sucedido. El general en
jefe y sus oficiales no ,lcjaflan de conocer que las cirenns-
tancias eran apuradas, pero aun cuando nsí fuese, ]JO se
notaba e,:'a cenfusiOll y ese desórden que por lo regular
suele notarse en un dia de ba lalla. A poco supimos que los
generales Gaructt y Armistead habian muerto, que el gene-
ral Kcmpcr estrtba mortalmente herido, y que de tOlla la di-
vision Piekctt solo se hal,ia sal\"[ulo un oficial; esta matanZfl
tUYO lugar en el espacio de una milla cuadrada yen poco
mas de una IlOr8.


II:\cia las seis de 1ft tarcle oirnos ruÍllosas aclamaciones
en la posicion encrniga, lo cnal nos hizo creer por un mo-
mento que aquello era la señal de avanzar, mas ~l parecer
tratábase tan solo Ile la llegada de un general á quien veia-
mos reeorrer las filas seguido Ile unos treinta hombres ú
caballo.


Poco despues me trasla(l!Í al estremo de la linea, Ilonlle
acababan de apostarse cuatro caíiones rayados, pues era
muy [:sea~a ]:l inf:lntcrÍ<l: puede ser que la vista tle estas
piezas ()SJllie:1S[~ la poca actividad del enemigo. Al instante
se accrcarOJl á mi un sargf:nlo y una docena de arlilleros,
que mostraban tOllo s la mayor conflGnza, á pesar do su cri-
tica situaeilJl1. Conociase qllO el sargento deseaba ver a\'al~­
zar á lus unionistas para lanzarles la carga do metralla que
tenia preparad", y todus sus llOmlJres hablaba tl l:on aclmi-
racion de la Ili\'isioll Picl¡elt y del hecho ,le armas que he-
bia llevado ú cabo; ('uando veian al general Lee, acostum-
braban á decir: « TC!1 eHl os la mayol" confianza en nnes[¡'o
viejoj el descala/"¡'o tle hoy 110 le asltsta1"IÍ, V no debe dmlarsc
'lite eltio Robe¡'lo nos conduci¡·ú á n'asilinylol1, SPC/u/l lo 1Ia
prometido. ))


Cuando yo estaba hablando con los artilleros, los tirado-
res enemigos rompieron el fuego avanzando lentamente, y
bien pronto las descargas de fnsilería nos advirtieron que
éramos el objeto de la atencion del enemigo y que ya era
tiempo de levantar la sesion. Al momento volví grupas y me
despedí de aquellos valientes.


A las siete de la Larde poco mas ó menos, el general Lee
recibió un parte anunciándole que la dívísion del cuerpo de
ejército de Ewell acababa de obtener notables ventajas en
el ala derecha, y por esta razon sin duda habia cesado el
fuego en el eentro. Mas tarde supimos que las descargas
eran de las tropas de Hood, que habiendo cercado á un es-
euadron de caballería enemiga, se eomplacian en fusilar ft
los solda[los. Dijéronme que de cuatrocientos gínetes solo
diez y ocho eSl:aparon de la matanza.


A las siete y medía, y como ya no era de temer el ataque
lle los unionistGs, volví á la tienda de Moses, á quien en-
contré lo mas aba tillo que imaginar se pueda, á causa de
las exageradas nuticias que acababan de circular_ En el
camino encontré muc!Jos heridos que se mostraban muy
inquietos por la SlJerte elel general Longstreet, á quien su.
ponian muerto, pero yo les tranquilicé sobre este punto
diCIéndoles que su jefe est!lba sano y bueno, con lo cual te-
dos parecieron olvidar sus propios padecimientos. Es im-
posible espresar con palabras la estraordinaria firmeza y
resignacion con que los I~onfedcrados sufrian los dolores
que les causaban las heridas. A las díez de la noche tuve la
suerte de cenar con los médicos: era el primer alimento
que tomaba despues de quince horas.


SABADO 4 DE JULIO.-Al romper el rIia me despertó J\1oses,
el cual se lamentaba ele que la caja, que con tenia una suma
eOllsideraLle, habia sido robada duraute la noche. Dpspues
de buscar por todas pmtes, se encontró por fin en un bosque
contiguo, pero la cerradura estaba rola y faltaha el [linero;
al doclor Barksdale le hahian robado de! miSlllo modo, y á
no dudarlo, los autores del robo serian esos deserlores ú
merodeadores que, en vez de entrar en fuego, solo se OCUpan
en saquear y se jactan luego de haber sido los héroes de las
batallas.


La,,-ley, el austríaco y yo, fnimos, á eso de las ocho, á dal·
un paseo á fin ele recorrer toda la línea, y no tardamos en
encontrar al general Longstreet, que estaba muy alegre y
del mejor humor. El enemigo acababa de envia!' un parla-
mentario, anunciando entre otras cosas 'lile el C/"Ilei'{!l ('.sll/IJ(!
he¡'iclo y p¡'isioncj'o, pNO que se le cuiclw'ict ¡¡¡¡¡rilo, á lo Clln I
contestó Longstrect inmediatamente, que estaba muy agrrt-
decido, pero 111le no hallándose ~i herido ni prisionero, no
tenia necesidad de las atenciones del enemigo, pues Sil bas-
taba á sI propio. El general Longstrcet tiene ciertamente
una l1atul'llleza !le hierro, y diríase que puede pasar sin al i-
mento y sin sueño: al;julIos oficiales del estado mayor se
quedabnn literalmente dormidos al apearse de sus caballos,
estenuados por la fatiga de tres dias de continuo ejercido.


lI¡ientras que Lawley iba al cuartel general á evacuar cier-
tos asuntos, yo me quedé conversanrlo con el generalPenrl-
lelon, jefe de la artillería, quien me índicó e! número dí'
cañones utilizados la vispenl, aiía,lieml0 qlH~ los de á doco




400 HISTORIA DE LOS CAP. XIV.
eran los mejores para el servicio de campaña, y asimismo
me dijo que casi toda la artillería de los confederados se
habia cogido al enemigo, ó bien procedia de la fundicion de
cañones viejos de á seis capturados en la primera campaña.


A las diez de la mañana volvió Lawley del cuartel gene-
ral, anunciando que el ejército se pondria en marcha por la
noche para volver á Virginia; la falta de municiones obliga-
ba á los jefes á tornar esta medida, si bien estaban seguros
de que aun les seria preciso rechazar algun ataque del ene-
migo porque era el aniversario del 4 dejulio. IIabíanse dado
al efecto las órdenes oportunas para que los bagajes y todo
el tren de campaña se condujeran á Cashtown, y ya se em-
pezaba á efectuar el movimiento siguiendo el camino de
FairJield.


La division Johnson habia evacuado durante la noche la
posicion conquistada la vispera; parece que des pues de ha-
berse apoderado del cementerio habia seguido ocupando
este punto hasta el momento en que hubo de abandonarlo
por faltarle el auxilio de la division Pender, cuyo jefe esta-
ha herido. A consecuencia de esto, todo el ala derecha se
vió precisada á retroee(ler.


A la una, poco mas ó menos, comenzó á llover á torrentes
y fuimos á refugiarnos á la casa de un pobre campesino de
Pennsylvania que estaba llena de soldados, los cuales, muy
lejos (le pensar en una retirada, hablaban por el contrario
de 'Vashington y de Baltimore, como si debiesen entrar
muy pronto en estas ciudades .. í... las dos de la tarde fuimos
al campamento del general Longstreet, que se hallaba en el
camino de Fairfield.


El general halJló conmigo largamente de la batalla y me
elijo, entre otras cosas, que habia cometido la torpeza ele no
concentrar suficientementc su ejército y de atacar con
quince mil hombres una posicion para la cual se necesitaba
cuando menos el doble. El ataque se habia comenzado por
tres puntos á la ve:,:, y l:ls tropas del cuerpo de ejército de
Hill, que abandonaron el terreno, eran todas bisoñas que no
habian entrado nunca en fuego. Longstreet estaba seguro
de que el no haber atacado el enemigo á su vez consistia
principalmente en ht pl'esencia ele la artilleria confederada,
pero que de haberlo hecho despues del movimiento retró-
grado, hubiera podido resultar un desastre. El general aña-
dió que en su concepto habia hecho muy hien Mearle en no
avanzar con sus tropas, l<ls cuales no habrian podido resis-
tir PI espantoso fuego de la artilleria.


En los tres elias últimos se han cogido mas de siete mil
prisioneros á los federales; tres mil quinientos han sido
puestos en libertad bajo palahra, y los demás han marcha-
do á Hiehmond, escollados por un destacamento de la divi-
8ion Pickett.


La vm(ladera causa del descalabro sufrido por los sepa-
ratistas es debida principalmente, asi esta vez como las
dcmás, al soberano desprecio que les inspiran sus ene-
Hdgos.


lIemos visto pasar durante todo el dia una porcio!l de
carros, caballos, mulas y toda clase de ganado cogido en I
Pellnsylvania, única ventaja real y positiva que se habia sa-
cado de la campaüa. No ¡J\lde menos de admirarme al con-


templar el inmenso botinde Ewell: el desfile de todos aque-
llos ohjRtos diversos parecia interminable; no veiamos
nunca el fin, y era evidente que no podriamos ponernos en
camino hasla entrada la noche. Cuando empezó á estar os-
curo, nos eolocamos todos alrededor de una hoguera y yí
los partes enviados por diferentes generales anunciando
que el enemigo se retiraba: el general La\\' manifestaba que
habia visto muchos piquetes de caballeria.


Todo esto, no obstante, no podia intluir para que cambiase
su plan el general Lee, pues necesitaba sobre todo abaste-
ccrse de viveres y municiones, porque aquella vez, contrasu
costumbre, no le habia sido posible hacer su provision con
la del enemigo, y como por otra parte se hallabanintercepta-
das sus comunicaciones con Virginia, haciase preciso re-
plegarse sobre Wínchester y sus alrededores á fin de buscar
todo cuanto necesitaba. Precisamente el gcneralMilroy h~,­
bia dejado en dicho punto, al abandonarle precipitadamentc
algunas semanas antes, una considerable cantidad de pro-
visiones, y asimismo se encontró un enorme ,vagan lleno de
despojos de Peunsylvania, que cra absolutamente preciso
trasportar á la opuesta orilla del Potomac.


Poco despues de las nueve comenzó á llover á torrcntes;
Lawley y yo tuvimos la suerle de cobijarnos en la tienda de
uno de los médicos; y á eso de la media noche pudimos al
fin ponernos en camino.


DOMINGO j DE JULIO.-La noche ha sido mala; se oye el
fragor de los truenos; el fulgor de los relámpagos viene á
rasgar de vez en cuando b densa oscuridad de la· no-
che; el agua cae á torrentes inundando los caminos; en al-
gunos puntos lle"a el lodo hasta las rodillas, y á cada mo-
mento nos detiene,n los carros ó los furgones. Lástima me
daba ver á los soldados que por fuerza tenían que seguir-
nos, y avanzábamos con tan la lentitud, que tarl!nmos ocbo
horas en recorrer el mismo número de millas.


A las ocho de la mañana hicimos alto en los alrededores
de Fairfield, cerca de una montaña, yapenns habiamos
empezado á encender fuego, vinieron á decimos que íbamos
á ser atacados por la caballería unionista. En efecto, de allÍ
á poc<\comenznron á silbar las balas sobre nuestras cabe-
zas, pero no podiamos descubrir de dónde partían los tiros;
media hora des pues nos anunciaron que el magnifico hotin
de Ewell acababa de ser recohrado por los federales, y esta
noticia aguijoneó á los conductores dpfnrgoncs de tal modo,
(Ille apretaron el paso de una manera estraordinaria.


Los tres médicos parecian decididos á no echar pié á
tierra, pero hostigados por el hambre y teniendo en cuenta
tambien que en el caso de una sorpresa del ellemigo seria
lIlas fácil escaparse, resolvieron reunirse con nosotros. Po-
co despues ayanzó de frente un cuerpo de calmlleria con-
federada, y estuvo tiroteándose algun tiempo con una avan-
zada unionista á fin de dejar el camino libre.


Al medio dia llegaron los generales Lee y Longstreet, y se
detuvicron cerca de nosotros, reuniéndose luego con el ge-
neral Ewell, que no tardó en presentarse tambien y á quien
veia yo por la primera vez, E",ell es un veterano como se
ven aqui pocos; de cabeza calYil, nariz prominente, mirada
salvaje y rostro enfermizo: COIllO ha perdido una pierna,




CAP. XIV. ESTADOS-UNIDCS. 497
suele caerse con frecuencia del caballo, y cuando se apea
dc cste anda con mulctas. Ewell era el brazo derecho de
Stonewall Jackson en la pasada campaña, y le profesaba un
profundo cariño, tratándole siempre con la mayor franque-
za. Cuando le vi llegar estaba muy enojado por la pérdida
que acababa de sufrir y no queria rccilJir consuelos ni aun
del general Lee. Despues de haberme rcunido con Longs-
treet, monté en el caballo de Lawley, y á eso de las tres me
dirigi hácia la montaña: á las cuatro llegamos á un punto
donde el camino se bifurca; por una via se va á Ernrnits-
burg y por la otra á Hagerstown.


El mayor 1\10ses y yo entramos luego en una casa de cam-
po donde habia algunas mujeres, dos unionistas heridos y
un muerto, de resultas de la escaramuza de la mailana: uno
de los pacientes tenia en la cabeza una herida horrible y el
otro padecia de una con tus ion en la rodilla; este último,
que era irlandés, me dijo que halJia servido en el ejército
Buropeo de llengala durante la revolucion de las IndIas, y
entonces formaba parte del regimiento de caballeria de Mi-
·chigan, pareciéndome que estaba imbuido en todas las
preocupaciones que tienen los americanos respecto á los
vejámenes de los irlandeses y otras cosas parecidas. Dijo-
me además que las tropas del Norte no tenian buenos ofi-
dales, y que era opinion general en el ejército, que Mc Cle-
1lan volveria á encargarse del mando.


Las mujeres que estaban en la casa eran ardientes oboli-
cionistas, y de esto pude convencer~e porque al pasar el
mayor Fairfax á caballo, y al informarse de si el muerto era
unionista ó confederado, le contestó una de aquellas ha-
ciendo un gesto despreciativo: «60s parece (l'le si fuem un
rebelde estaria mucho tiempo aquí?" Alo cual contestó el ma-
yor Fairfaix: «¿Es asi cómo se espresa una mujer al hablar


,Je un muerto que no puede hacer daño á nadie?" Al oír estas
palabras, ruborizóse la interpelada y repuso que no debia
tomarse en sério lo que acababa de decir.


A las seis nos pusimos de nuevo en marcha y alcanzamos
á Longstreet á las siete y media. Los soldados caminaban
apresuradamente, sin que pareciese molestarles en lo mas
mínimo la humedad ó el barro, é iban tan contentos como
si les sonriese la fortuna; muchos de ellos llevaban un re-
trato de Lincoln, y lo pasaban de mano en mano burlándo-
·se de la belleza pe/'sonal del tio Abraham.


Cuando hicimos alto para pasar la noche, aun se oian en
la retaguardia las descargas de los tiradores; el general
Longstreet ordenó que se preparase la cena para él y su
estado mayor, pero cuaIH!O pensábamos sentarnos á la mc-
sa, vimos que el general La\\" y sus oficiales se habian ade-
lantado á nosotros y terminaban su banquete á toda prisa.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo sin que nos sirvieran
tamlJieo á nosotros, pues el posadero des eaba complacer
al general, COl! la esperanza de que por su recomendacion
~vitaria la destruccion de todo su moviliario, confiscado
:ya por el inexorable l\Ioses.


Mientras cenábamos entraron precipitadamente varias


mujeres es clamando: «¡Oh bondad divina, :ya están matando
nuestros cerdos! ¿Dónde está el general? ¿Dónde está el ofi-
cial mayor? ¡Ya nos han quitado nuestras vacas!» A todo
este diluvio de esclamaciones contestaba el general, mo-
vicndo la cabeza con aire melancólico: «¡Es verdad, señoras,
es cierto; todo esto es muy enojoso seguramente, pero ha-
ce dos años que en Virginia sucedieron cosas semejantes !,)


Aquella noche dormimos al raso, y ni el agua que cala á
torrcntes rué bastante para interrumpir nuestro sueño. No
me es posible atravesar las lineas enemigas á pesar de la
tregua que se nos ha ofrecido, y me hallo en una situacion
crítica porque se me acaba la licencia.


LUNES 6 DE JULIO.-Esta noche han robado muchos caba-
llos y poco faltó para que el mio sufdera la misma suerte;
es preciso estar muy alerta si se quieren evitar semejantes
contratiempos. No nos hemos puesto en marcha hasta las
seis y media, y avanzamos con mucha dificultad porque el
camino está obstruido por los carros de transporte, la mayor
parte de los cuales han sido recobrados de nuevo por el ge-
neral Ewell.


A las ocho y media nos detuvimos á descansar dos horas,
y los generales Lee, Longstreet, Hill y'Vilcox se ;reunie-
ron en consejo; á medio ?ia nos dctuvimos de nuevo para
comer cerezas, único alimento que tornarnos aquel ilia des-
de las cinco de la madrugada hasta las once de la noche.


He visto al ge~cral Ilood en su coche: tenia muy mala
cara y parecia haber sufrido mucho; los médicos dudan
que pueda volver á servirse del brazo. Tambien vi al ge-
neral de caballería Hampton, que tenia una herida de bala
en el costado y otras dos de arma blanca en la cabeza, lo
cual no le impedia estar dc muy buen humor.


un poco antes de llegar á IIagerstown, oyéronse descar-
gas en la vanguardia, y la alarma fué tal, que por un momen-
to se creyó que ya llegaba la caballería enemiga; algunos
heridos, saltando de sus camillas, cogieron sus fusiles, que
siemprc llevaban alIado, y se disponian á hatirse.


Despues de una escaramuza que duró bastante tiempo,
aunque fué insignificante, fuimos á situarnos en una colina
que domina á Hagerstown, y vimos á la caballeria enemiga
que salia rápidamente del pueblo, perseguida por los confc-
derados.


Por delante de nosotros pasaron á poco muchos unionis-
tas prisioneros: uno de ellos, que era tenientc de caballeria,
iba fumando un cigarro y se distinguia por su elegante uni-
forme y su cabello perfectamente cuidado; este oficial ha-
cia un estraño contraste con los hombres de su escoltn, que
parecian mendigos. A las sicte de la tarde atravesamos i\
caballo las calles de Hagersto\\"n, donde vimos una por-
cíon de caballos muertos y algunos soldados moribundos;
á una milla mas allá hicimos alto para descansar un rato, y
el general Longstreet destacó cuatro hatidorcs á fin de que
esplorasen el camino por donde debia dirigirse el ejército;
eljefc les mandó que volviesen cuanto antes fuera posible
para darle cuenta de lo que hubiescn visto Ú oillo.




CAPÍTULO XV.
1863.


OPERACIONES MILITARES EN EL TENNESSEE.-LA CAMPAÑA DE CHATTANOOGA.


Desgraciada cspedicion de Morgan á Indiana y Ohio.-Es derrotado y hecho prisionero.-Su fuga.-El general Rosecrans
avanza desde ~furfreesboro en direccion al Tennessec.-El general Bragg en Chattanooga.-Rosecrans persigue á
los separatistf\s. -Bragg se concentra en J"afayetle y hace frente al enemigo.-Rosecrans se concentra con sus tro-
pas.-Batalla de Chickamauga.-Derrota de Rosecrans.-Sus pérdidas.-El genenll Thomas reemplaza en el mando
á Roseerans.-Eseursion de Pegram a Kentucky. -Eseursion de Saunders al Tennessee Oriental.-Burnside cruza lae
montañas de Cumberland.-Knoxville.-Burnsi(le recobra á Cumberland Gap cogiendo dos mil prisionero s.-Los
separatistas avanzan contra el enemigo.-vVolford es Yf~ncido en Philadelphia.-Combate en CamplJell's Station.-
Burnside se retira á Knoxville.-El general Longstreet pone sitio á la plaza.-Los separatistas son rechazados con
numerosas pél'didas.-Longstreet levanta el sitio.-Grant auxilia á Rosecrans.-Los generales Hooker y Sloeum so
retiran al Tenncssee. -Escursiones de 'Vlwclcr y de Roddy.-Grant llega á Chattanooga.-Hooker cruza el Tcnncs-
see.-Comhate en 'Vauhatchie.-Sherman llega de Yicksburg.-Granger, Hooker y Sherman atacan al general
Braxton TIragg. -IIookcr se apodera de Lookout Mountain.-Los separatistas son derrotados en l\fission Hidge. - El
boleEn de Bragl{.-Hooker persigue á TIinggold.-Cleburne le cierra el paso en White Oak Ridge.-Sherman y Gran-
ger marchan á Knoxville.-Pérdidas en l\lission Ridge.


Hemos dejado á los generales Rosecrans y
Braxton Bragg en presencia uno de otro des·
pues de la batalla de Murfreesboro y en cuar-
teles de invierno, el primero cerca~e la po-
blacion de este nombre, . y el segundo en los
alrededores de Tullahoma y de Shelbyville.
(Vease pág. 389, tomo nI). Los dos ejércitos


luego por los condados de Orange, Orleans y
\Vashington, con objeto de llevar"á cabo una
espedicion, pero habiéndoles salido al en-
cuentro algunas fuerzas federales al mando
del mayor Clendenin, cayeron todos pri-
sioneros sin que se escapase uno solo.


El dia 27 de junio, se puso en marcha el
permanecieron ociosos mucho mas tiempo del general Morgan á la cabeza de dos mil vein-
que se creia, pues no entraba en los cálculos hocho hombres, saliendo de Sparta con obje-
del general confederado tomar la ofensiva, ni to de llevar á cabo una espedicion, y dirigién-
el jefe unionista podia tampoco atacar á las dose luego hácia Cumberland, rechazó á unít
fuerzas enemigas hasta que hubies~ recibido I fuerza de caballería unionista mandada por el
los refuerzos y municiones que esperaba, y coronel '\Volford. Despucs continuó su mar-


así es que hasta el mes de junio no cha hácia Colombiít, cuya poblacion fué sao
1863.


se puso en movimiento. Una partida queada en parte por los separatistas, á pesar
de ochenta hombres, que decian pertenecer á de las órdenes que se dieron en contrario. Al
la caballería confederada de Kentucky, ha- llegar á Grcen River, Morgan encontró un
bia cruzado entre tanto el Ohio, atravesando puesto militarcnya custodia se habia confiado




,,'.,. ','\. T' '-i







CAP. XY. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


aJ coronel Moore, é intimó desdeluegola ren- gó á Brandenburg precisamente cuando el
dicion, pero el jefe unionista se negó, yen su jefe confederado acababa de abandonar este
consecuencia trabóse un combate desespera- punto.
do en el que perdieron la vida once oficiales Morgan se internó por Corydon, Green-
separatistas, entre los cuales se contaban el viIle y Palmira y llegó en 11 de julio á
coronel Chenault y el mayor Brent; dfl los Salem, donde hizo prisioneros á tres-
individuos de tropa resultaron vienticinco cientos cincuenta hombres de un 1863.
muertos y veinte heridos, sin que los federa- destacamento que habia allí apostado. Des-
les tuvieran mas que seis de los primeros y pues destruyó la vía férrea, quemó un de-
veintitres de los segundos. pósito de armas y mandó que se hiciera lo


El general Margan hubo pues de renun- mismo con varios molinos y factorías, pero
ciar á desalojar al enemigo, que estaba muy desistió luego mediante el pago de mil duros
bien atrincherado, y sin perder tiempo mar- en dinero contante. Morgan continuó su
chó sobre Lebanon, de cuya defensa estaba marcha hácia Vienna, destruyendo á su paso
encargado el coronel Hanson con cuatrocien- vias férreas y líneas telegráficas; llegó á
tos hombres. El jefe separatista intimó tam- poco á Madison, é intimó la rendicion de
bien la rendicion, y habiéndose negado á ello Old Vernon, mas tuvo por conveniente reti-
el gobernador de la plaza, comenzó el com- rarse al ver que se habia reunido una nu-
bate, que duró siete horas, hasta que al fin los merosa fuerza de milicia dispuesta á opo-
confederados, dando una carg'a terrible, pe- nerle una enérgica resistencia. En 13 de
netraron en la, ciudad, pegaron fuego á va- julió cruzó por Versailles, apoderándose á
rios edificios, y entonces Hanson no tuvo mas su paso de una porcion de caballos y de
remedio que rendirse á discrecion. En esta cuanto le venia á mano; dió la vuelta por
desesperada refriega perdió la vida el tenien- Cincinnati el dia 14, y pasando luego por'
te Tomás Morgan, hermano del general, y Miamisville, \Villiamsburg, Sardinia, Pike-
como acababa de saberse que se acercaba una ton y Jackson, tocó de nuevo en el Ohio y en
numerosa fuerza de caballería federal, Mor- la isla de Bufflngton, no lejos de Parkers-
gan se vió precisado á ponerse en marcha burg, por donde Morgan pensaba retirarse
inmediatamente con sus prisioneros, á los sin encontrar oposicion alguna.
cuales obligó á recorrer diez millas en noven- Inútil parece decir que los espedicionarios
ta minutos. dejaron limpios los almacenes, los graneros


El dia 7, la vanguardia de Margan pasó y las despensas de las casas, pero la colum-
por Shepherdsville y Bardstown, yalllegar na era perseguida tan de cerca, que no tuvo
al Ohio por la parte de Drandenburg captu- tiempo para hacer mucho mas daño.
ró dos magníficos vapores federales, el Ali- El jefe separatista marchó despues á Mia-
ce Dean y el Me Coombs, que estaban allí mi, esperó la llegada del tren, y los espedi-
anclados. Estos buques, que probablemente cionarios lo detuvieron fácilmente matando
pertenecian á un particular, fueron inutili- al maquinista é hiriendo al ingeniero; los
zados, despues que la columna se trasladó wagones fueron quemados, y quedaron pri-
á la orilla opuesta del rio. El general I-Iob- sioneros doscientos reclutas que iban en los
son, que con algunas fuerzas federales iba coches. Casi todos los dias ocurria alguna
siguiendo á Margan desde Cumberland, lle- escaramuza, pero la columna contaba con




HISTORIA DE LOS CAP. XV.


demasiada fuerza para que pudieran batirla I corriente á nado con sus caballos, pero ya
los destacamentos que habia en varios pun- entonces los generales Hobson y Shackle-
tos, y como por otra parte los espediciona- ford les perseguian de cerca, mientras que
rios quemaban log puentes y obstruian los varias cañoneras dirigidas por el general
caminos, era difícil la persecucion. Sin em- Scammon, llegaban apresuradamente. Como
bargo, en Chilicothe habíase ya reunido un no era posible resistirse en aquella situa-
número considerable de tropas, pero Mor- cion, Morgan y sus hombres se hicieron
gan tomó la direccion contraria. fuertes en una elevada colina, casi inac-


Al llegar el coronel Hobson al Ohio, cal- cesible, donde el general Shackleford les
culó que la columna de Morgan se veria intimó la rendicion. Los sitiados pidieron
precisada á embarcarse otra vez, y en su una hora para deliberar, pero el jefe unio-
consecuencia envió á buscar refuerzos á nista no quiso concederles mas de cuarenta
Louisville, á fin de reu!lir un número sufi- minutos, al cabo de los cuales, el resto de
ciente de cañoneras para guardar el rio. la columna, es decir, unos mil hombres,
Tan pronto como se supo que Morgan se resolvió entregarse. Morgan, sin embargo,
dirigia á Pomeroy ó Gallipolis, con inten- no quiso que se le comprendiera en la capi-
cion de cruzar, los habitantes se apresura- tulacion, y seguido de algunos de los suyos
ron á obstruir los caminos con troncos de pudo escaparinternándose en el territorio,
árboles á fin de entorpecer los movir,nientos pues por el rio no era posible la fuga por
de la columna espedicionaria que al fin llegó hallarse ocupado por las cañoneras, que
al Ohio, despues de una penosa marcha, en hubieran hecho fuego, á no dudarlo, sobre
19 de junio. Morgan destacó dos compañías, todos los que hubiesen intentado vadear la
que fueron recibidas por el enemigo con una corriente.
nutrida descarga, pero habiendo vuelto á Morgan y sus hombres, que no tenian ya
poco uno de sus oficiales anunciando que que cuidar sino de sus personas por haber
acababa de dispersar á una fuerza de unio- abandonado sus prisioneros y sus presas, se
nistas, haciendo ciento cincuenta prisione- dirigieron rápidamente hácia Mc Arthur,
ros, hizo sus preparativos para pasar á la donde intentaron de nuevo cruzar el rio, y
orilla opuesta. En aqu~l momento, sin em- habiéndolo conseguido, volvieron á internar-
bargo, comenzaron las cañoneras á romper se por Eastport, encaminándose luego preci-
el fuego mientras que tres columnas de in- pitadamente hácia Nueva-Lisboa. Cerca ya
fantería avanzaban rápidamente, amena- de este punto, se vieron cercados de tal modo
zando á las tropas de Morgan por su reta- por una numerosa fuerza de milicia y por las
guardia y derecha; entonces se dió la órden tropas que venian persiguiéndoles, que no tu-
de huir por el rio, la cual se apresuraron vieron mas remedio que entregarse despues
todos á obedecer, y tan apurado era el caso, de oponer una débil resistencia, y de este
que los espedicionarios abandonaron sus modo, escepto doscientos hombres que con si-
presas y sus enfermos y heridos, en número guieron escapar, toda la columna de Mor-
de seiscientos hombres. gan quedó aniquilada, contándose unos quí-


Morgan y los hombres que le quedaban nientos hombres entre muertos y heridos.
marcharon por la orilla del rio hasta Belle- j Morgan y algunos' de sus oficiales fueron
~il1e, y una vez allí trataron de atravesar la conducidos á Colombo, donde se les redujo á




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS. rol
prision despues de afeitarles la cabeza como Segun ya hemos dicho, el general Rose-
se hace con los criminales ordinarios. No ha- crans se vió obligado á permanecer ocioso en
bia razon ni derecho alguno para proceder Murfreesboro, esperando víveres, municio-
así, ni sabemos quién daria semejante órden, nes y refuerzos, hasta el mes de junio de
que seguramente no proced.ió del Gobierno, 1863. Aunque su ejército era mas numeroso
pero el hecho es cierto, así como tambien que el de Bragg, su caballería era muy infe-
que los prisioneros fueron encerrados en cel- rior (*), como se habia ya probado en varias
das, si bien no se les obligaba á trabajar. escaramuzas. Aunque el jefe unionista no
Tratábase de formar un proceso para hacer perdonaba esfuerzo alguno para remediar
responsables á Morgan y á los suyos de los esta falta, no podia conseguir su objeto á
destrozos que habian causado, y aun hubo causa de la actividad y audacia de los espe-
periódicos que pedian sencillamente que se dicionarios Forrest, vVheeler y Morgan, pero
les ahorcara como á ladrones, pero cuando cuando este último hu bo marchado á efectuar
con mas calor se discutía sobre el partido su gran correría, Rosecrans consiguió reu-
que se deberia tomar, súpose en la mañana nir seis mil caballos y dió entonces la órden


del 26 de noviembre que Morgan y de avanzar.
1863. . d ti . 1 h b' 'L ' f: te' d B d SeIS e sus o Cla es a lan consegUl- a ID an rIa e ragg, compuesta e diez
do escaparse por un conducto subterráneo y ocho mil hombres, á las órdenes de Polk,
abierto por. ellos mismos. ocupaba una formidable posicion en Shelby-


Dos de los fugitivos fue.r0n cogidos á poco, ville, donde acababan de construirse nume-
pero Morgan y el capitan Hines se dirigieron rosas obras de defensa por tres mil esclavos
al camino de Cincinnati, aguardaron la lle- procedentes de Alabama y Georgia. Además
gada del tren de la una de la mañana, y poco de esto, diez Y ocho millas mas allá y detrás
despues se hallaban muy cerca de la ciudad de una region montañosa, cortada por an-
de este nombre, donde pudieron bajar sin ser gostos desfiladeros y malos caminos, habia
notados de nadie. Poco despues cruzaban el otro campo atrincherado en un punto cono-
Ohio por cerca de Kentucky y recibieron cido con el nombre de Tullahoma, y un cuer-
hospitalidad en una casa donde se dió á los po de ejército de doce mil hombres al mando
fugitivos todo cuanto necesitaban. Cuando de Hardee, ocupaba á Wartrace, cubriendo
hubieron tomado algun descanso, Morgan la via férrea y sus alrededores. El general
continuó su marcha hácia el Tennessee, en Bragg habia apostado tambien unadivision,
cuyo punto perdió á su compañero, pero en al mando de Buckner, cerca de Knoxville y
0ambio llegó muy pronto á Georgia y se ha- Chattanooga, y puede decirse que le era fá-
lló rodeado de amigos que le felicitaban á cil concentrar cuarenta mil hombres para
porfía, admirando su valor é intrepidez. AI- una batalla mientras que Rosecrans dispo-
gunos dias mas tarde se trasladó á Rich- nia al menos de sesenta mil, si bien no era
mond, donde se le hizo la mas lisonjera aco- su posicion tan ventajosa como la del ene-
gida, causando á todos no poca admiracion n Halleck alegaba que no envió mas caballería á Rose-
SUS últimas aventuras y su fuga de Colombo, crans porque sabia que no hubiera podido encontrar en
y dos semanas despues marchó á la Virginia aquel punto suficientes pastos, pero Rosecrans decia lo
O 'd contrario, añadiendo que su caballería no podia ir á forra-CCI ent.al y al Tennessee para continuar jear porque no contaba con suficiente fuerza para resistir
sus empresas. un ataque del enemigo,


TOMOIlI. li3




502 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


migo, el cual podia asegurar mejor su reti-
rada y obtener refuerzos con mas facilidad
que Rosecrans.


El 24 de junio avanzó el jefe unionista con
intencion de flanquear la derecha del enemi-


go, concentrándose en Manchester
1863. '. t . . para mtercep al' sus comUlllcaClOnes
por Tullahoma, y obligarle á que abandona-
ra sus fortificaciones ó aceutase la batalla
~


en campo abierto, mas para esto era preciso
engañar á Bragg, simulando un ataque por
Shelbyville, por cuyo medio quedarian pro-
bablemente descubiertos los pasos de la mon-
taña, que era por donde pensaba avanzar el
jefe unionista. Desgraciadamente, el mismo
dia en que se iba á efectuar este movimiento,
estalló una temp estad y continuó lloviendo
por espacio de diez y siete dias consecutivos;
los torrentes se desbordaron, é inundáronse


crans su cuartel general en Manchester, á
cuyo punto llegó á la mañana siguiente el
general Sheridan con una parte de la divi-
SiOll Mc Cook. El enemigo, dominado por el
número, se habia visto precisado á retroce-
der hasta Fairfield despues de oponer alguna
resistencia.


El mismo dia en que Rosecrans ocupaba
á Manchester, Granger salia de Triune en
direccion á Rover y Middleton, rechazando
á su paso al enemigo hasta Christiana, don-
de negó poco despues el general Stanley. Los
separatistas, que se hallaban en Shelbyville y
sus alrededores, se mantuvieron firmes por
algun tiempo, mas al cabo de dos horas de
inútiles escaramuzas se retiraron repentina-
mente, y entonces dispuso Granger que
Stanley avanzara con su caballería, si bien á
unas tres millas al Norte de SheUJyville ha-


de tal modo los caminos, que una division bian situado los separatistas dos cañones ,que
tardó tres dias en recorrer una distancia de contuvieron á los f~derales. Satisfecho Gran-
veintiuna millas aun cuando no encontró ger al saber que el enemigo evacuaba la pla-
enemigos con quien combatir. za, mandó dar una carga de caballería ante


El ejército federal, dividido en tres cuer- la que siguieron retrocediendo los confedera-
pos, marchaba por tres distintos caminos: dos hasta hallarse á una milla de la ciudad;
el general Thomas, que mandaba el cen- en este punto habia tres piezas de artillería
tro, se dirigió hácia Manchester, el general apoyadas por una numerosa fuerza de infan-
Crittenden, que conducia el ala izquierda, teria, pero esto no bastó para detener á Gran-
marchó sobre Mc Minnville, yel general ger, que, auxiliado de Stanley, se apoderó de
Mc Cook, con la derecha, se encaminó á Shel- Shelbyville al cabo de media hora, cogiendo
byville~ mientras el general Gordon Gran- tres cañones, quinientos prisioneros, tres mil
ger, con una division de reserva apoyabaálas sacos de trigo y varios efectos de campaña.
demás tropas. Crittenden debia marchar el \Vheeler pudo salvarse á nado por el rio
último con una brigada de caba!lería, á las Duck, pero el cuerpo de caballería que se
órdenes de Turchin, seguido del resto de sus había formado para contener el ataque de los
fuerzas, mandadas por Stanley. federales, quedó en parte destruido.


Cuando hubieron cesado las lluvias, las El ejército federal descansó entonces algu-
tropas federales comenzaron á efectuar su nas horas, durante las cuales se practicaron
movimiento: Liberty fué ocupado inmediata- varios reconocimientos, y entre tanto se dió
mente por la division Johnson, mientras que. órden á \-Vilder de avanzar sobre Decherd,
la brigada de \Vilder se apoderaba de Hoo- ! previniéndole que quemase el puente del rio
ver, y el dia 27 estableció el general Rose- I Elk é hiciese al enemigo cuanto daño pu-




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS.


diera por aquel punto. lVilder no consiguió I wagon es Ó carros :i través de escarpadas
destruir el puente á causa de hallarse este montañas, era de todo punto impracticable.
ocupado por una numerosa fuerza enemiga, Sin embargo, mientras que la infantería li-
pero inutilizó en parte la via férrea, alarman- gera iba en perseguimiento del enemigo y se
do á los separatistas de tal modo, que cuando· establecían avanzadas desde Stevenson hasta
Rosecrans maniobró con el objeto de acercar- Pelham, el general se sitnó con el grueso de


se á rrullahoma, Bragg abandonó su sus fuerzas detrás de las montañas de Cum-
1863. . . lId 1 d' . bId ti d l' . TIT' h pos1clOn en a noc le e 30 e Jumo, er an , orman o una mea entre V~ mc es-
y tres divisiones de la infantería federal la ter y Mc Minnville, mientras que sus inge-
ocuparon al dia siguiente. nieros reparaban la via férrea. Aun con el


Los generales Sheridan, Thomas y Tur- auxilio de esta no le era dable á Rosecrans
chin alcanzaron á la, reta,guardia sepa,ratis- abastecerse de forraje y de víverés tan pron-
ta al otro dia cerca del rio Elk, pero iba tan to como queria, y por lo tanto hubo de aguar-
crecida la corriente á causa de las últimas dar algun tiempo, pero en 16 de agosto pudo
lluvias, que estaban cubiertos todos los va- ponerse ya en marcha en direccion á Brid-
dos, y cuando al fin pudo cruzar el ejército, geport; Mc Cook, con la caballería de Stan-
que fué en 3 de julio, el enemigo se hallaba ley, mandaba la dereclw, y el cuerpo de ejér-
ya fuera de alcance. cito de Crittenden avanzó en tres columnas,


Así pues, en solo nueve dias habia conse- á las órdenes de Wood, Van Cleve y Palmer,
guido Rosecrans, sin empeñar ninguna gran por el valle de Sequatchie y en direccion á
batalla, espulsar á los separatistas del Ten- Chattanooga.
nessee central, sin perder mas de quinientos Todos estos movimientos se llevaron á ca-
sesenta hombres, en cambio de los cuales co- bo con tal acierto, que bastaron cinco dias
gió mil seiscientos treinta y cuatro prisione- para su ejecucion, á pesar de lo escarpado
ros, tres cañones y varios efectos de campa- del terreno y de las dificultades que ofrecia á
ña, pudiendo asegurarse que solo la actividad cada paso la marcha de las tropas, pues de-
de Bragg y la seguridad que se tenia de que be advertirse que el valle de Sequatchie se
iba á abandonar el estado y sus fuertes po- halla en el corazon de las montañas de Cum-


. siciones, le salvó de mayores desastres. berland y se estiende en un espacio de cin-
Como el general Braxton Bragg podia cuenta millas.


disponer de la via férrea para transportar su El Tennessee, que por aquellos sitios ti e-
artillería y tren de campaña, se retiró tran- ne una gran estension, dista unas doscien-
quilamente por las montañas del Cumber- tas millas del valle, y las montañas que lo
lánd y del Tennessee, cruzando las últimas encajonan, hacen que sea mas difícil atra-
por la parte de Bridgeport, donde destruyó vesarlo, pero despues de haber reunido los
el camino de hierro. En Washington se espe- materiales mas precisos, construyéronse en
raba que Rosecrans perseguiria activamente pocos dias varios puentes, acordándose luego
á Bragg, pero esto no era fácil, ni aun posi- que Sheridan cruzara por Bridgeport, Rey-
ble, pues el ejército federal no tenia suficien- nolds por 8he11 Mond y Mc Cook por Caper-
tes víveres, ni los habia tampoco enla estéril ton. La travesía, que comenzó el 29


. d 1 ti d d . d t t ., 1 d t" b 1863. reglOn ocupa a por os con e era os, prescm- e agos o, ermmoe 8 e se 1em re, y
diendo de que la conduccion de aquellos en reunidas de nuevo las tropas, avanzaron por
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-1( ~ ~p.) r:: ¡ Ú --- ~.,.~:;:9 .~ )
.... \, \.




504 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


las montañas á fin de concentrarse en Tren-
ton, en el valle de Lookout, que se estiende
en la direccíon Nordeste hasta mas allá de
Chattanooga.


No entraba, sin embargo, en el plan del
jefe unionista penetrar con numerosas fuer-
zas por aquel estrecho valle, y por lo tanto
dispuso que solo una brigada de Crittenden
siguiera aquella direccion por el paso cono-
cido con el nombre de Nickajack, que condu-
ce á un pueblo llamado Summertown, (Ciu-
dad de Verano), y tambien á las calles de
Chattanooga. Entre tanto el general Mc Cook
avanzaria rápidamente por Frick hasta el
valle llamado de Mc Lamore, que atraviesa
el Chickamauga por Chattanooga.


Bragg se hallaba en un dilema, pues si
bien Chattanooga ofrecia una fuerte posicion
fácil de defender contra los ataques del ejér-
cito de Rosecrans, ¿ qué ventajas se obten-
drian de esto y qué podria hacerse, dado el
caso de que el enemigo, despues de cruzar el
rio, cortara las comunicaciones, ocupando
luego la via férrea? .


Abandonar á Chattanooga era esponerse
á una censura severa, y si dividia sus tro-
pas, fácilmente hubiera podido coparlas el
enemigo y aniquilar así al ejército separatis-
ta. Draxton reflexionó p.ues maduramente, é
hizo al fin lo que Jonhston trató de hacer,
aunque demasiado tarde, cuando se hallaba
delant~ de Vicksburg, es decir, se retiró de
Chattanooga para salvar al ejército, y en la


noche del 7 al 8 de setiembre se diri·
1863. ." G' t d d' .. gIO a eorgla, apos an o sus lVISIO-
nes á lo largo del camino que conduce desde
Gordon á Lafayette, por cuyo punto era pro-
bable que pasara el ejército federal.


Rosecrans se equivocó de medio á medio,
aun cuando no lo confiesa, al pensar que el
enemigo trataba de escapar por Roma, y
así se esplica que despues de haberse posesio-


nado Crittenden de Chattanooga en 9 de se-
tiembre se le ordenara que, dejando de guar-
nicion una brigada en este .punto, marchase
con el resto de sus fuerzas hácia el Tennes-
see para perseguir al enemigo por Chicka-
mauga, mientras que el general Thomas,
apoyado por Mc Cook, iria hácia Lafayette
para secundar el movimiento.


Rosecrans, pues, se llevó un solemne
chasco, pues ni el general Bragg se retiraba
por Roma, ni era tampoco su intencion di-
rigirse hácia este punto, y antes bien por el
contrario, concentraba silenciosamente al-
rededor de Lafayette el ejército mas nume-
roso con que habian contado hasta entonces
los separatistas en el Oeste del Alleghanies.
Buckner habia sido llamado, previniéndole
que abandonase inmediatamente el Tennes-
see Oriental; Johnson acababa de reunirse
con la division W alker, y como todo estaba
entonces tranquilo en Mississippí, y no peli-
graba Richmond, el general Lee habia des-
tacado el cuerpo de ejército de Longstreet,
que se hallaba en el Rapidan, juntamente
con toda la milicia que pudo reunirse en
Georgia, de modo que segun Rosecrans, pI
ejército de Bragg llegó á contar con noventa
y dos mil hombres. Es indudable que esta
fuerza era muy superior á la del ejército
unionista, y debia esperarse que venciera á
las tropas federales que, sin tino ni concierto,
iban en busca de Bragg, como si se tratase de
una caza y no de una lucha mortal con un
enemigo formidable.


El dia 11 de setiembre avanzó Crittenden
sobre Ringgold, destacando de avanzada la
caballería de \Vilder, que al llegar á 1863.
Tunnel Hill (Colina del túnel), tuvo
un sangriento choque con el enemigo, "mien-
tras que la division Negley marchaba á Dug y
encontraba tambien á los separatistas dis-
puestos á cerrarle el paso. Á la mañana si-




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS. 505


guiente llegó la division de Baird, mas no
era esta fuerza aun suficiente para atacar á
los confederados, y por esto juzgaron los fe-
derales mas oportuno retirarse despues de
una insignificante escaramuza. Ante el as-
pecto que iba tomando la lucha, Crittenden
se alarmó, y con razon, al reflexionar que
podrian cortarle las comunicaciones, y por
lo tanto marchó con la mayor rapidez á Gor-
don's MilI, seguido de Wilder, que cubria su
retirada, pero al llegar á Sill's encontró al
enemigo, y fué forzoso sostener con él un re-
ñido combate. Me Cook habia flanqueado
entre tanto la posicion de Bragg, dirigién-
dose por Alpine, y de este modo pudo con-
vencerse de que los separatistas, muy lejos
de retirarse, se iban concentrando. Persuadi-
do de esto y conociendo su crítica situacion,
apresuró su marcha á fin de reunirse con
Thomas por la izquierda, pero á causa de
los rodeos que f'ué preciso dar, no pudo al-
canzar á su compañero hasta el 17, dia en
que atravesó el valle de Lookout.


El general Bragg habia tendido el lazo de-
masiado pronto, (*) pues si hubiese permi-


(') Po11anl ve las cosas de otro modo y su parecer es
digno de tomarse en consideracion. Hé aquí cómo se espli-
ca sobre este punto:


«El dia 9 se averiguó que una columna enemiga habia
cruzado la montaña de Lookout por los senderos de Stevens
y Coopero Engañado por nuestro rápido movimiento con el
cual simulamos una retirada solo con el fin de concentrar-
nos, y engañado por las noticias que le daban los deserto-
res que se pasaron á sus líneas, espresamente para conse-
guir mejor nuestro objeto, el enemigo avanzó con sus
columnas para interceptarnos el paso, esponiéndose así á
que le cercaran nuestras fuerzas.


»Presentávase una magnífica oporlunidad que los sepa-
ratista~ dcvian aprovechar sin pérdida de tiempo, pues el
cuerpo de ejército de Thomas se hallaba en Lafayctte, es
decir, muy cerca del punto donde' el jefe confederado, te-


tido á Thomas internarse por Dug, oponién-
dole una ligera resistencia, fácil le habria
sido derrotarle y hacer lo mismo despues
con las demás tropas. De no hacerlo así,
pudo tambien destacar á todo su ejército
contra Crittenden, y una vez derrotado éste,


nooga á fin de interponerse entre la ciudad y Crittenden; una
vez derrotado éste, se retrocederia hasta el valle de Wills,
pasando entre la montaña de Lookout y el Tennessec para
cortar la retirada á Me Cook, y conseguido esto, solo faltaba
ya marchar por la cordillera de Cumberland y caer sobre la
retaguardia de Burnside, que seguramente quedaria envuel-
ta por el enemigo.


»Era preciso no perder tiempo si se queria sacar ventaja
del grave error en que havia incurrido el enemigo al creer
que los confederados se retiraban, y al efecto se ordenó al
general Ilindman marchase con su division contm Thomas,
previniéndosele que el general Hill, que se hallaba en Lafa-
yelte con la suya, iria luego á prestarle auxilio y cooperar
en el ataque.


»Hill recibió la órdenen la noche del 9, y contestó en
seguida, manifestando que no podia practicar aquel movi-
miento, que el general Cleburne, jefe de una de sus divisio-
nes, .estaba enfermo, y que tanto el sendero de Dug como el
de Catlet estaban cubiertos de troncos de árboles hasta el
punto de no ser posible el paso.


,)A primera hora de la mañana siguiente Hindman estaba
ya dispuesto para cumplir con la órden, y entonces Dragg,
disgustado con la negativa de IIill, espidió inmediatamente
ulla órden al general Euclmer, previniéndole abandonara su
posicion de Anderson, á Jin de ejecutar el movimiento que
se havia encargado primeramente á Hill.


)Hasta la tarde del JO no se reunió Buckller con Hind-
man, y entonces aun no habia reconocido el enemigo su
error, pues avanzaba con sus tres columnas hácia Lafayet-
te. Para batir estas tropas aisladamente y sorprender luego
á Thomas antes que el enemigo conociese su torpeza, era
preciso proceder con la mayor actividad.


)lEl general Polk recibió órden de apoyar la retaguardia
de Hindman, á quien se habia prevenido que atacara el cen-
tro del enemigo cortándole la retirada por Lafayette, yen-
tre~tanto el intrépido Cleburne, á pesar de hallarse oLstruido
el camino, habia marchado á Dug con tal celeridad, que al
amanecer se hallaba ocupando su posicion y aguardaba so-
lo la señal para atacar al enemigo por su flanco y reta-
guardia.


»)Entonces Hindman comenzó á recibir partes previnién-
dole que avanzara, pero ya era demasiado tarde: el enemigo
acababa de reconocer una equivocacion que pudo serle fa-


niendo concentradas todas sus fuerzas, podia envolver COlll- , tal, y aprovechando la tardanza delos separatistas, se retiró
plctamente á su enemigo. Para esto era solo necesario que
el general Bragg practicase el movimiento con un cuerpo de


á los pasos de la lllontaña. Así pues, un movimiento que
prometia tan buenos resultados, dejó de llevarse á cabo por


tropas bastante numeroso: despues de sorprender á Tho- . un anacronismo, por una mala inteligencia de esas que á
mas, el ejército unionista debia marchar al valle de Chatta- I veces dan al traste con los planes mejor combinados."




500 HISTORIA DE LOS CAP, XV.


cortar el paso á Thomas por Chattanooga,
pero cuando Negley y Bair se vieron recha-
zados en Dug, quedó ya descubierto el plan
de los separatistas, y entonces comprendie-
ron perfectamente los generales de la Union
que no se trataba ya de dar caza al enemigo,
sino de concent.rarse y combatir para salvar
la vida.


peligro, Meade ó Halleck, anunciándole que
el general Lee acababa de destacar un cuer-
po de ejército, recibió noticias muy contra-
rias ('*).


El general Minty, que mandaba la caba-
llería en el ala izquierda, habia avanzado
hasta Dalton en 15 de setiembre, y allí tuvo
un choque con las avanzadas enemigas, muy
cerca de la iglesia de Rockspring. Como cer-
ca de aquel sitio se hallaba un numeroso
cuerpo de ejército de los confederados, Minty
fué atacado al fin por fuerzas muy superio-
res, á las que no le fué posible resistir, vién-
dose obligado á entregarse, con lo cual se
comprendía que Bragg estaba reuníendo mu-
chas tropas en la derecha para cruzar el
Chickamauga por mas abajo de Gordon's
Mill.


El general Rosecrans comprendía ya que
el asunto era mas serio de lo que parecia en
un principio, pues el ataque á Minty reve-
laba la intencion decidida de flanquear al
ejército federal cortándole la retirada por
Rossville, Chattanooga ('* '*) ó cualquier otro


(') Rosecrans acababa de recibir el siguiente despacho,
en el cual se prueba hasta la evidencia que el Gobierno es-
peraba que se persiguiese á Eragg. Hé aquí en qué térmi-
nos estaba concebido:


«Washington 11 de setiembre de tSf13.
)) TIurnside ha telegrafiado desde Cumberland y anuncia


que está en su poder todo el Tennessee Oriental por mas
allá de Loudon, asi como tambien los pasos de las monta-
ñas de la Carolina del Norte. Ha marchado una numerosa
fuerza de caballeria hácia Atenas á fin de reunirse con
vuestras tropas, y despues de haberse adoptado las medi-
das necesarias para evitar la vuelta del ejército de Bragg,


una parte del ejército de Mc Cook formaba el
l


se acordará si vuestro ejército debe avanzar hácia el Sur
t d 1 1, d 1 f, d lIt en direccion de Georgía y Alabama. Algunos desertores han cen ro e a lllea e os e era es y as ro- " . ..


, dicho que una pw'te del eJe¡'cao de Bragg ha ido a reforzw' a


Lafayette dista unas veinticinco millas de
la parte Sur de Chattanooga, y se halla
frente á Pigeon Mountain (Montaña del Pi-
chon), en un valle por donde corre un ria-
chuelo conocido con el nombre de Pea Vine,
cuyas aguas, siguiendo la direccion Norte,
van á perderse en el Chickamauga. Á ocho
ó diez millas al Norte de Lafayette hay un
sendero que atraviesa dicha montaña y cru-
za por Chickamauga y Gordon's Mill, así
como tambien por el valle de Lamore. Como
el general Bragg estaba persuadido de ,que
Thomas se haI1aba en la parte superior de
est.e valle, avanzó hácia él con intencion de
flanquear el ala izquierda del enemigo, é in-
terponerse, si era posible, entre el cuerpo de
ejército de Thomas y el de Crittenden, pero
este jefe, segun Ja hemos visto, sospechando
el pIln de sus adversarios, marchó rápida-:-
mente desde Ringgold áChickamauga, mien-
tras que Mc Cook se dirigia tambien al valle
y tomaba posicion con la mayor parte de las
tropas en el camino de LafayeHe y Chatta-
nooga á seis ú ocho millas de Gordon's Mill.
La division Negley vigilaba el vado de Owen,


pas de Gordon Granger, que componían la Lee; es urgente averiguar lo mas pronto posible si es exacta
reserva, est.aban á dos ó tres millas de la re- la noticia.
taguardia, cubriendo todos los caminos que
conducen á Rossville.


"El comandante en jefe, H. W. Halleck,))
C) Chattanooga es un puebleciUo que está situado en la


orilla izquierda del Tennessee y en la embocadura del valle
Rosecrans se habia engañado de medio á que lleva su nombre. Este valle, por cuyo centro se desliza


. . . , un riachuelo llamado tambien Chattanooga, está formado
medIO, como sucedIera anterIOrmente a otros hácia el Oeste por las montañas de Lookout, escarpados
varios generales, y en vez de advertirle ell picos de dos mil cuatrocientos pié s de elevacion, y hacia el




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS.


punto. El grueso de sus fuerzas se hallaba
demasiado lejos para que fuera posible en el
momento oponer una vigorosa resistencia, y
por 10 tanto, el 18 de setiembre concentró
todas sus tropas mas hácia la izquierda, en
tanto que Bragg, que acababa de recibir
refuerzos de Virginia, se contentaba con
atacar á la caballería de Minty y "\Vilder,
situada en el puente Alexander, que fué que-
mado y destruido cuando los federales se
retiraban al camino de Rossville y Lafc1yet-
te. Todos los vados que se encuentran mas
allá de Gordon's Mill se hallaban ya en po-
der del enemigo, que ocupaba los alrededo-
res del rio, y llegada la noche ya tenia Bragg
hechos sus preparativos de combate. Una
division al mando de Hood se habia apos-
tado en la estrema derecha del ejército sepa-
ratista, pero el general Longstreet no llegó
hasta el '19 para encargarse del mando de
sus tropas.


Por entonces ya se hallaban los dos ejér-
citos beligerantes en presencia uno de otro
en las dos orillas del Ohickamauga; Rose-
crans en la Occidental formando una línea
que se estendia de la izquierda á la derecha de
Gordon's Mill con sus reservas en Ohatta-
nooga y Bridgeport, donde ocupaban un es-
pacio de ocho ó diez millas. El ejército de
Rosecrans constaba de unos cincuenta y cin-
co mil hombres en siete divisiones á las órde-
nes de los generales ,Vood, Van Oleve, Pal-
mer,J. J. Reynolds, R. ,v. Johnson, Baird y
Brannan. El plan de batalla del general Bragg


----------


Este por las colinas de Missionary. Estas últimas forman á su
yez por el otro lado con Pigeon Mountain, el yaUe de Chiclm-
maugn, paralelo al primero. Al Oeste del yalle de Chatta-
nooga so estiende en la misma línea el de vVills, entre las
montañas Lookout, al Este, y Sand ó RaccooJ1 al Oeste. Al
Sudeste de Clllttanooga, en la via férrea de Georgia, se hu-
lla Ringgol!l, 11 nna distancia de diez y ocho mill3.s, y des-
pues se encuentra Dálton en el empalme del camino de
hierro del Teanesscc Orielll::tl, flue p~rte de Knoxville.


venia á ser el mismo que el de Stone River,
con la diferencia de que así como entonces
trató de flanquear el ala derecha, ahora que-
ria hacerlo por la izquierda, y este movi-
miento debian practicarlo las tropas de Vir-
ginia, auxiliadas por las fuerzas de "\Valker
y de Buclmer, en tanto que Polk atacaria el
centro en Gordon's MilI. El general Hill re-
cibió órden de proteger el flanco izquierdo
de los confederados, y de atacar resuelta-
mente á cualquiera division enemiga que in-
tentara ir en auxilio de sus compañeros. Ala
caballería de ,Vheeler se le encargó sola-
mente que vigilase .los pasos de la mon-
taña del Pigeon, protegiendo al mismo tiem-
po la retaguardia de los separatistas. Es de
advertir que desde las alturas, los batidores
de Bragg observaban todos los movimientos
del ejército unionista, y así pudieron ver fá-
cilmente cómo se' concentraban las tropas
y qué posiciones tomaban, en tanto que ü
estas no les era dable ver á los confederados.
Esto era una gran ventaja para el general
Bragg, y así se es plica el hecho de que pu-
diera dirigir con mas acierto la batalla, y de
que ya el dia 18 se hallara en posicion de
todos los vados, escepto los de Gordon' s ]\fill.


Polk mandaba el ala derecha de los sepa-
ratistas, Hood la izquierda, y ya el primero
de estos jefes se habia puesto en movimiento
para flanquear al enemigo en cumplimiento
de la órden de Bragg, cuando Thomas, que
dirigia el ala izquierda de los federales, re-
solvió anticiparse, oponiéndose al paso de
Polk, á cuyo efecto ordenó á Brannan que
avanzase con dos brigadas hácia el puente
de Reid, mientras Baird ocupaba con su
division el camino de Alexander, con árden
de atacar y dispersar, si era posible, á una
brigada separatista que habia en aquel
punto.


A eso de las nueve de la mañana y mien-




508 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


tras que Baird y Brannan practicaban el posicion que ocupaban los confederados era
movimiento indicado, la division Palmer, de las mas fuertes, no se creyó prudente
del cuerpo de ejército de Crittenden, marchó atacarla, y por lo tanto se dejó á las tropas
en auxilio del primero de dichos jefes, y descansar una hora.
poco antes de las diez, la brigada Croxton El general Thomas comprendia perfecta-
habia empeñado el combate rechazando á la mente que la lucha no habia concluido aun,
caballería de Forrest, pero auxiliada esta y por esta razon adoptó sus disposiciones,
luego por la infantería de Ector y de Wil- calculando que el primer esfuerzo del ene-
son, Croxton se vió á su vez en la precision migo seria flanquear su izquierda, ocupar
de retroceder. Poco á poco fueron llegando el camino y caer sobre su retaguardia, pero
refuerzos por una y otra parte, pero la ven- al mismo tiempo parecióle que los confede-
taja estaba indudablemente por los confede- rados no pensaban luchar mas aquel dia,
rados, quienes despues de un furioso ataque, por cuya razon dispuso que sus divisiones
se apoderaron de dos baterías, haciendo re- se concentrasen en un terreno mas ventajo-
troceder á sus enemigos aun cuando estos so. Ya se habia dado la órden para efectuar
defendian el terreno palmo á palmo. este movimiento, cuando de pronto las divi-


Una de las baterías que cogieron los con- siones confederadas de Liddell y Gist ataca-
federados era la del regimiento de Michigan, ron resueltamente el centro del ejército
de la que hablaba con orgullo todo el ejérci- unionista, y á los pocos momentos todos los
to, siendo de advertir que sus artilleros la jefes tuvieron que acudir á sus puestos para
profesaban un afecto que rayaba en idola- rechazar al enemigo .. Afortunadamente, el
tría, no solo por las muchas batallas en que general Hazen, de la division Crittenden,
prestara los mas eficaces servicios, sino por- reunió al instante veinte piezas, y situán-
que en ninguna accion pudo apoderarse de dolas ,en una cadena de colinas que domina-
ella el enemigo. Sin embargo, esta vez no ban el camino de Rossville, hizo un fuego
fué posible salvaJ? la batería, pues los sepa- tan certero y nutrido sobre los separatistas,
ratistas dieron una carga tan impetuosa, que que sus columnas comenzaron á retroceder
todos los artilleros quedaron muertos ó he- apresuradamente, y de este modo se salvó
ridos y destrozados los ·caballos. El teniente la jornada.
Van Pelt, jefe de esta batería, no quiso se- El general Cleburne, á quien se considera-
pararse de ella y murió espada en mano ba como el Stonewall J ackson del Oeste,
como un héroe~ haciendo frente á los batallo- atacó luego á Johnson con una division del
nes confederados que se precipitaban sobre cuerpo de ejército de Hill, que llegó hasta
el enemigo como una avalancha. las mismas líneas enemigas, pero la noche


Sin embargo, poco despues llegaron en puso fin al combate, y ambos ejércitos se
auxilio de los unionistas una division de entregaron al descanso, aprovechando una
Mc Cook y otra de Reynolds, y reforzada de esas magníficas noches de otoño durante
así el ala derecha de Baird, consiguióse re- las cuales son tan agradables las brisas en
chazar al enemigo, que se retiró en desór- aquella montañosa region.
den despues de haber sufrido sensibles pér- Por el dia estuvo jugando algun tiem-
didas. En este encuentro perdió la vida el po la artillería, pero sin grandes ventajas
general separatista Preston Smith. Como la por una parte ú otra: el general Stewart




CAP. XV. EST ADOS-UNIDOS. 50!)


consiguió apoderarse de tres cañones de una
batería, pero se vió en la precision de aban-
donarlos luego.


El general Hood, encargado del ala izquier-
da, destacó dos divisiones á las órdenes de
Law y Bushrod Johnson contra la de Davis,
del cuerpo de ejército de Me Cook, y aunque
al principio la obligó á retroceder, tomando
una batería, reforzados luego los federales
con la di vision Bradley, rechazaron á su vez
al enemigo y pudieron recobrar las piezas.


Á primera vista hubiérase dicho:que el re-
sultado del primer dia de lucha empezaba á
ser favorable para los unionistas, pues se-
guian ocupando su posicion y sus pérdidas no
parecian seguramente tan considerables co-
mo las de los contrarios, mas por desgracia
no era esta la verdad. Los federales se ~ian
dominados por el número; todas, sus tropas
menos dos brigadas habian tomado parte en
la accion, y los separatistas por el contrario
disponian de una numerosa reserva, pres-
cindiendo de que durante la noche acababan
de llegar tropas veteranas de refresco proce-
dentes de Virginia, al mando de los generales
Hindmand y Mc. La\v, cuyas fuerzas fueron
á situarse en los puntos donde se creian mas
necesarias. Añadamos á esto que tambien
habia venido el general Longstreet, el cual
valia lo menos por una brigada, para encar-
garse del mando del ala derecha, y en una
palabra, baste decir que los confederados con-
taban cuando menos con setenta mil hom-
bres, mientras Rosecrans no disponia sino de
cincuenta y cinco mil. Aun cuando el profa-
no axioma que dice, que Dios está de parte
del mas fuerte, no es siempre una verdadab-
soluta, es lo cierto que entre dos ejércitos
igualmente valerosos, Lien disciplinados y
con iguales ventajas en la posicion, debe
triunfar siempre por regla general el mas
numeroso.


TOMO lll.


Durante la noche, el general Bragg dió
órden á la division Breckenridge de trasla-
darse desde la estrema izquierda á la dere-
cha, pues aun era su intencion flanquear al
ejército unionista é interponerse entre este y
Chattanooga. El general Rosecrans no per-
dió tampoco el tiempo: reunió á todos los je-
fes en su cuartel general, y despues de una
larga ~iscusion, cada uno se fué con sus ór-
denes é instrucciones verbales ó por escrito.


El ejército federal deberia permanecer á
la defensiva en el mismo punto, concen-
trándose, sin embargo, un poco mas hácia la
izquierda: Mc Cook se encargó del ala dere-
cha que se apoyaba en Widow Glenn, aproxi-
mándose lo mas posible al general Thomas;
Crittenden se quedaria con sus dos divisio-
nes detrás del centro de reserva; Thomas
permaneceria en la Izquierda en las mismas
líneas y siempre reforzado con las divisiones
Johnson y Palmer, y Brannan se reuniria
á Negley, que en su posicion de la víspera
podia tambien servir de reserva en el centro.
El jefe de la caballería recibió órden de cu-
brir la estrema derecha, en tanto que Gran-
ger formaria la reserva principal situada en
el camino de Rossville.


El general Bragg , por su parte, tomaba
tambien las oportunas disposiciones: dividió
su ejército en dos grandes cuerpos, confian-
do el ala derecha á Polk, y la izquierda á
Longstreet; la primera constaba de cuatro
divisiones, á saber: las de Cleburne y Brec-
kenridge, del cuerpo de ejército de Hill, otra
de Polk y la de 'Valker, del ejército del Mis-
sissippí, y la otra se componia de ocho divi-
siones; las de Stewart, Preston, Bushrod y
Johnson, del cuerpo de ejército de Buckner,
la de Hindman, una.de Polk y las de Hook
y Mc Law, de Virginia. Estas últimas care-
cian de artillería y transportes.


Al amanecer del domingo, 20 de setiembre,
61,




510 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


Rosecrans, seguido de su estado mayor, fué
á recorrer las líneas, y como viese


1863. 1 d d . que a erecha e Mc Cook se habla
es tendido demasiado y que Davis con la re-
serva se inclinaba mas de lo conveniente á
la derecha, así como tambien las divisiones
de Crittenden, ordenó los necesarios cambios
de posiciono Negley no se habia movido aun
cuando el general que acababa de recorrer
el ala izquierda le ordenó que enviara á
Thomas su brigada" de reserva, tan pronto
como llegasen algunas tropas de Crittenden
para reforzarle, mas no habiendo cumplido
este jefe la órden que se le dió de hacerlo,
con la actividad que era de esperar, pasó al-
gun tiempo antes que Thomas recibiera de
Negley, los refuerzos que necesitaba.


Ambos ejércitos permanecieron sobre las
armas hasta al amanecer, pues la batalla
debió de haberse empezado de una vez por
un ataque de las tropas de Hill, pero el ayu-
dante de Polk no habia encontrado á dicho
jefe, y la lucha no se empeñó hasta las ocho
y media. Prescindiendo de esta circunstan-
cia, una densa niebla que se estendia por
todo el valle y no dejaba ver los objetos á dos
varas de distancia, imposibilitaba q! ata-
que ('''), y de este modo hubo tiempo para
reforzar el cuerpo de ejército de Thomas y
aumentar las obras de defensa.


Tan pronto como se hubo despejado la
niebla, el general Breckenridge avanzó con
su di vision flanqueando al ejército federal por
la parte de Rossville, cuyo movimiento fue-
ron ejecutando sucesivamente otras divi-
siones que estaban mas lejos, de modo que


{') Polk dice que euand\) se hallaba dispuesto para
avanzar al ataque, encontró de frente á una division de
Longstreet, de modo que para ,obedecer las órdenes reci-
bidas le 11llbiera sido necesario tirar sobre sus compañe-
ros, y en su consecuencia no tuvo mas remedio que aguar.
dar hasta que se hizo marchar á la division, con lo cual se
perdieron unas dos horas.


ya no era posible dudar que la intencion de
Bragg era interponerse entre el ejército se-
paratista y Chattanooga. Apenas Brecken-
ridge hubo roto el fuego, una brigada de Ne-
gley fué inmediatamente á reforzar á Baird
á fin de cerrar el paso á los separatistas, y
como los federales empezaban ya á perder
terreno, pidióse auxilio á Johnson, el cual
destacó varios regimientos, pudiéndose de
este modo restablecer el equilibrio, y hasta
rechazar á los confederados. Breckenridge
reunió á sus tropas, que empezaban á reti-
rarse en desórden, y fué á ocupar una colina
donde situó algunos cañones de grueso cali-
bre á fin de rechazar todo ataque del enemi-
go en el caso de intentarlo. La division Wal-
ker, y despues las de Cheatham, Cleburne y
Stewart, llegaron á poco para apoyar á
Breckenridge, y á medio dia habíase genera-
lizado el combate en toda la estension de las
líneas, en medio de una espantosa carnicería,
pero sin ventaja material por ninguna de
ambas partes. Sin embargo, merced á la
firmeza de Thomas y de sus veteranos, no
consiguió Bragg interponerse con su ejército
entre los federales y Chattanooga, y por es-
to, á no dudarlo, arreció por algun tiempo
la lucha, y fué mas igual, mas desesperada
y mas sangrienta.


Poco despues, no obstante, el ala derecha
de los federales sufria un sensible descalabro,
pues habiéndose dispuesto que varias divi-
siones se trasladaran de la derecha á la iz-
quierda despues de comenzada la batalla, 10
cual, aunque peligroso, era de la mayor ur-
gencia, practicóse el movimiento con fatales
resultados para los unionistas. Las divisio-
nes de Negley y Van Cleve habian recibido
órden de Rosecrans de ir en auxilio de Tho-
mas para reforzar el ala izquierda; \Vood
debía aproximarse á Reynolds hácia el cen-
tro, y á Davis se le previno .que se uniera




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS.


con \Vood, en tanto que Mc Cook s.e corría I ~a:í~ quedó ~errotada, así ?~mo tambien la
por la izquierda con toda la celerldad po- dlvlslOn Shendan, que acudlO en su socorro,
sible.


Ahora bien, semejantes movimientos han
sido siempre de difícil ejecucion en el calor
de una batalla, sobre todQ ante un enemigo
tan diestro como hábil, Y en aquella ocasion
el peligro creció de punto por no haberse
comprendido bien las órdenes de los jefes.
Wood creyó que se le mandaba apoyase á
Reynolds, yen su consecuencia retiróse del
centro y pasó á la retaguardia de Brannan,
que se hallaba escalonado á la derecha del
primero de estos jefes, y habiendo dejado así
un gran hueco, el general Longstreet, que
vigilaba. con la mayor atencion los movi-
mientos del enemigo, lanzó inmediatamente
á toda la division Hood, apoyada por las
tropas de Buckner, sobre el flanco derecho
de los unionistas.


Aquella carga fué decisiva: por órden de
Mc Cook disponíase Davis á llenar con tres
brigadas el espacio que dejara libre la reti-
rada de \Vood, cuando la columna de ataque
del general Hood se lanzó como un torrente
sobre la, derecha de Davis y la izquierda de
Brannan, atacando al mismo tiempo á She-
ridan y Crittenden por la retaguardia, por
cuyo medio los separatistas aislaron cinco
brigadas del resto del ejército enemigo intro-
duciendounaespantosa confusion en sus filas.
En una palabra, el ala derecha, atacada vi-
gorosamente por su flanco, quedó literalmen-
te destrozada, y huyó en el mayor desórden
hácia Hossville y Chattanooga, perdiendo.
miles de hombres entre muertos, heridos y
prisioneros. Los batallones de Longstreet
eran demasiado poderosos para que fuera pe-
sible contenerlos, y hasta el mismo Rose-
crans, Mc Cook y el estado mayor se vieron
envueltos en aquella tremenda confusion y
arrastrados como un torbellino. La division


y la misma suerte sufrieron las tropas de
Van Cleve. Rosecrans, á quien no le fué po-
si bIe reunirse con Thomas, llegó á poco á
Chattanooga con objeto de tomar las dispo-
siciones mas convenientes para sostenerse en
aquel punto·, con tanta mas razon cuanto
que parecia inevitable la derrota; era urgen-
te hacer un esfuerzo desesperado si se queria
evitar que el ejército unionista, ó lo que de él
quedara, fuese perseguido y completamente
arrollado en las orillas mismas del Ten-
nessee.


Una vez en Rossville, y merced á las acer-
tadas medidas de Rosecrans, las líneas fede-
rales se reorganizaron un poco: Sheridan,
uno de los primeros que estuvieron dispues-
tos, avanzó de nuevo con parte de la reser-
va de Granger; Davis consiguió tambien
entrar despues en línea, y entonces el ene-
migo se detuvo.


Sin embargo, este primer descalabro no
era tan grave como pudieron creer los que
presenciaron 1<1 derrota y retirada de los
unionistas, pues el general Thomas seguia
batiéndose con mas obstinacion que nunca,
aunque sus seis divisiones tenian que ha-
cer frente, no solo á Polle, sino tD.mbien á
Longstreet, que las estrechaba por su flanco
derecho. Por fortuna, las posiciones del
jefe unionista eran bastante fuertes, por
cuanto habia tenido cuidado de fortificarse
todo lo posible en la noche anterior, constru-
yendo barricadas de troncos de árboles y
otras obras de defensa, y así j merced á su
prevision y al mortífero fuego de sus tropas,
consiguió rechazar varias veces al enemigo
causándole numerosas pérdidas. Atacado al
fin por todos los puntos á la vez, defendíase
como un leon en su madriguera; el jefe 'sepa-
ratista, continuando su maniobra de la ma-




G12 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


ñana, lanzó dos divisiones sobre la derecha de
Thomas, apoyada por las tropas de Brannan,
que se habia apostado en la pendiente de Mis-
~ion Ridge en tanto que el capitan Gaw iba
reuniendo toda la artillería de la reserva, y
ya iba á tomar posesion de una colina para
desbordarse como un torrente sobre el ene-
migo, cuando llegaron á toda prisa los gene-
rales Johnson, Palmer y Reynolds para apo-
yar á Thomas.


El general Gordon Granger, que como ya
hemos dicho, mandaba la reserva, habia sos··
tenido varios choques con los tiradores del
enemigo, pero conociendo que su presencia
era mas necesaria en otro punto que en
Rossville, dispuso que el coronel Steedman
marchase con ¡;tlgunas fuerzas á practicar un
reconocimiento ,hácia Ringgold; dejó en su
puesto al coronel Mc Cook con sus briga-
das, y sin perder momento, dil'igióse hácia
la posicion ocupada por Thomas. Apenas
supo este jefe la llegada de Granger, envióle
á decir que apoyara la derecha, donde el ene-
migo hacia cada vez mas estragos, y cum-
plida esta órden, arreció la lucha con mas
obstinacion por ambas partes. El estampido
de los cañones, el estruendo de la fusilería
y los gritos de los combatientes atronaban el
espacio de tal modo, qúe no podian oirse las
voces de mando de los jefes.


Poco despues de haber llegado Granger
en auxilio de Thomas, recibióse un parte
anunciando que avanzaba el general confe-
derado Hindman con toda su division, y que
se dirigía sobre la derecha. El momento era
crítico; Thomas no debia esperar ya mas re-
fuerzos, y viendo que era preciso tomar una
resolucion desesperada para conjurar aquel
nuevo peligro, dispuso que las brigadas del
general Whitaker y del coronel Mitchel
dieran una carga á los confederados, mien-
tras Steedman, cogiendo una bandera, se


puso á la cabeza de las columnas. Estas se
lanzaron tan resueltamente sobre sus contra-
rios, que veinte minutos despues ya había
desaparecido Hindman con sus tropas; pero
en este terrible choque, cayó el general
\Vhitaker atravesado de un balazo, y de los
cuatro oficiales de su estado ma}'or, dos
quedaron muertos en el campo de batalla y
los otros dos mortalmente heridos. Steed·
man, á quien mataron el caballo, quedó
contuso á consecuencia de la caida, mas
no por eso abandonó su puesto; las pérdidas
en este encuentro fueron considerables por
una y otra parte.


Hubo entonces una pausa de media hora,
durante la cual los confederados hicieron
sus preparativos para atacar resueltamente
por todos los puntos á la vez, y pasado este
tiempo, comenzó de nuevo ]a lucha con mas
encarnizamiento que antes; los federales iban
agotando ya sus municiones, y á no ser' por
la llegada de Granger, muchos regimientos"'
se hubieran visto en la imposibilidad de usar
mas armas que sus bayonetas para seguir
defendiéndose como lo hicieran antes.


El general Hood,~herido de un balazo, ha-
bia sufrido en el mismo campo de batalla la
amputacion de una pierna, pero Longstreet
se acababa de encargar del mando en jefe y
con él se hallaban las divisiones de Mc Laws,
Preston, Breckenridge, Cleburne, Stewart,
Hindman y Bushrod Johnson, é iban siendo
ya tan numerosas las fuerzas confederadas,
que á pesar de haber rechazado Thomas re-
petidos ataques, comenzó á pensar en la re-
tirada, cuando recibió un parte del general
Rosecrans, por conducto de Garfield, jefe del
estado mayor, en el cual se le prevenia que
abandonara su posicion y se trasladase con
sus tropas á Rossville.


Á consecuencia de esta órden se mandó al
general Reynolds que comenzara á practicar




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS. 513


el movimiento en el acto, y el general \Vood
se encargó de cubrir la retirada. Thomas es-
taba dirigiendo la maniobra cuando llegaron
dos soldados para anunciarle que una nume-
rosa fuerza de confederados avanzaba á tra-
vés de los bosques, y entonces mandó á Rey-
nolds que marchase en órden de batalla y
atacara resueltamente al enemigo, lo cual
se hizo con tal acierto, que media hora des-
pues la brigada de Turchin, arrojándose
sobre un cuerpo de separatistas, consiguió
derrotarle y coger doscientos prisioneros.


Todas las divisiones unionistas fueron
abandonando luego sucesivamente la po-
sicion que ocupaba Thomas; las de John-
son (*) y Baird se vieron acometidas, como
era de esperar, por numerosas fuerzas del
enemigo y sufrieron considerables pérdidas,
pero no hubo persecucion, y el ejército pudo
retirarse á Rossville y á Mission Ridge (**),
donde se hallaban ya las demás tropas ocu-


(') Para disipar cualquiera duda que hayan podido te-
ner nuestros lectores, recordaremos que tanto en el ejér-
cito federal como en el separatista habia un general del
nombre de Johnson.


C') Aunque es sabido que Bragg no persiguió á los fe-
derales, no está probado que estos no lJUyesen, y como so-
bre este punto hay muy encontrados pareceres, citaremos
aquí los asertos de varios testigos oculares,


El general Hazen, al dar cuenta del último ataque de los
separatistas contra el ala derecha, dice lo siguiente:


"Ya no hubo mas combate: al anochecer dispuso el
general Thomas que me retirara á Rossville, lo cual hice
con el órden mas PQrfecto, pues los piquetes del enemi-
go se limitaron á seguir á los nuestros, sin trabar ninguna


pando el camino de Ringgold y el valle Dry,
situado cerca del Chickamauga. Así pues,
el ejército federal permaneció en sus líneas
todo el dia 21 sin ser molestado, y llegada la
noche, se retiró con el mayor órden á las po-
siciones elegidas por Rosecrans frente á,
Chattanooga; el general Bragg se posesionó
entre tanto de la Montaña de Lookout y de
Mission Ridge, desde donde podia observar
las líneas del ejército enemigo, que nunca
debia ocupar.


Como se ha censurado severamente al ge-
neral Bragg por no haber perseguido á Ro-
secrans, á quien se asegura que derrotó,
obligándole á retirarse á Chattanooga, pa-
rece que no estará demás reproducir aquí el
estracto de la relacion de un testigo ocular
al referir los porme~ores de la batalla, de-
biendo advertir que esta relacion está escrita
por un confederado. El lector nos escusará
la insercion de este escrito en gracia de que
prueba, que no habiéndose declarado la vic-
toria en favor de unos ni de otros hasta una
hora muy avanzada, no era posible la per-
secucion en aquel pais tan montañoso y cu-
bierto de bosque sin esponerse á un grave
peligro. Hé aquí, pues, cómo se espresa
MI'. Reid, corresponsal de la Tribuna de
Mabita:


«. Ya el horizonte iba cubriéndose de roji-
zas nubes; comenzaba á declinar el dia; á la


,escaramuza.)) (\Los separatistas que avanzaban fueron rechazados y
El coronel A. 'Viley, del cuerpo de ejército de Granger, los perseguimos hasta que habiendo llegado nuevos refue]'-


des pues de referir los detalles de la última carga de los se- zas en auxilio del enemigo, nos vimos oIJligatlos á empren-
paratistas contra la division Wood, se espresa de este del' á nuestra vez la retirada.
modo: ))La lucha continuó hasta el anochecer y seguimos con-


«Seguimos enla posicion de la colina sin que clregimiento servando la colina, aun cuando á veces tenian que retrocc-
perdiera mas de una docena de hombres entre muertos y del' los separatistas. Al fin elgeneral Thomas diólaórden do
heridos en aquella parto de la accion, y tan pronto como retirada, poro como no la recibieran los regimientos de Illi-
oscureció, abandonamos nuestras posiciones para cJirigir- nois y Ollio, que estaban 8n el punto mas apartado de la li-
nos á Rossvillc, donde hicieron alto las tropas. Al dia si- nea, siguieron batiéndose con sin igual denuedo, hasla que
zuiente fuimos á ocupar Missiol1 Ridge.)) al fin recibieron el aviso y abandonaron la posiciono Con


Miles, uno de los jefes de la di vis ion Steedman, del cuer- esto terminó el combate de aquel dia y dejamos el campo
po de ejército de Granger, dice así: de batalla sin saber que tambien se retiralJa el enemigo. ,)




511- HISTORlA DE LOS CAP. XV.


escasa luz del crepúsculo iban á sucederse
bien pronto la sI sombras de la noche, y sin
embargo aun no habia terminado la san-
grienta lucha. Batiéndose desesperadamente
y resuelto á todo trance á conservar su posi-
cion, el enemigo lanzó sus batallones sobre
nuestra derecha, arroj ando al mismo tiempo
sobre las tropas un diluvio de balas y de me-
tralla. Liddell y Gist, del cuerpo ,de ejér-
cito de \Valker, que atacaban por quinta vez
al enemigo, sufrieron un terrible fuego de
enfilada por ambos flancos, el cual les obligó
á retroceder, y entonces el general Polk, que
habia estado dirigiendo la, batalla durante
todo el dia, y conteniendo á las masas con-
centradas del enemigo con el mayor arrojo y
bravura, reunió sus fuerzas para dar el últi-
mo ataque, del cual dependia el éxito de la
jornada. Con su penetrante mirada observó
bien pronto que la reserva de Granger avan-
zaba contra él, por lo cual era preciso no
perder un instante, y como al mismo tiempo
se recibiera un parte anunciando que el ge-
neral Longstreet batia á los federales por su
flanco derecho, dióse la señal y avanzaron
las tropas á paso de carga hasta formar una
línea paralela con la del enemigo, cuya arti-
llería lanzaba una nube de proyectiles sobre
los batallones confederados. Los generales
Stovall, Gilson y Helm adelantaron, no obs-
tante, con el órden mas perfecto, reservando
su fuego hasta que se hallasen cerca de los
contrarios; las nutridas descargas que hacia
el enemigo desde sus barricadas de árboles y
piedras detuvieron á Breckenridge por un
momento, y muchos bravos, incluso el vale-
roso Helm, cayeron allí como otros tantos
héroes para no volver á levantarse mas,
pero las otras tropas siguieron adelante,
arrojáronse sobre las barricadas, y al fin las
tomaron á viva fuerza, sembrando la muerte
y la consternacion entre sus defensores. La


division Breckenridge, cuya impetuosidad
nada podia contener, se apoderó de nueve
cañones y algunos centenares de prisione-
ros, mientras el enemigo se dispersaba desor-
denadamente, dejando tras sí sangrientas
huellas.


»En aquel momento llegaba presuroso el
intrépido Cleburne con los generales Desh-
ler, Wood y Polk, que bien pronto empeña-
ron la lucha con el cuerpo de ejército de
Granger, cuyos batallones comenzaron á
retroceder, no pudiendo resistir el ímpetu
de los separatistas. Wood y Polk tomaron
una por una todas las obras defensivas de
los federales, cogiendo varias piezas, tres ó
cuatro banderas y quinientos prisioneros, y
entre tanto, así como las furiosas olas del
Océano arrollan cuanto encuentran á su paso,
así las aguerridas brigadas del denodado
Cheatham iban barriendo todos los obstácu-
los que se oponian á su marcha con irresis-
tible impetuosidad. Este último desesperado
ataque acabó de decidir el éxito de la jorna-
da: la victoria era nuestra; el enemigo, com-
pletamente derrotado en sus flancos izquier-
do y derecho yen su centro, huia presuroso
hácia Ohattanooga, y solo la oscuridad de la
noche impidió que se le persiguiera.


»Entonces, de un estremo á otro del cam-
pamento y en toda la estension de nuestras
líneas resonó un grito de triunfo, inmenso,
poderoso, cuyo: eco, que parecian repetir las
colinas, fué á perderse en las profundidades
del bosque, en tanto que los destrozados ba-
tallones de Rosecrans iban á refugiarse en
su nueva posiciono La division de Polle se
habia apoderado de veintiocho cañones, y
la de Longstreet de veintiuno, sin contar
unos ocho mil prisioneros, pudiendo asegu-
rarse que el enemigo perdió entre muertos y
heridos unos treinta mil hombres, mientras
los separatistas solo tuvieron doce mil bajas.




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOd.


Es notorio que los federales entraron en
accion con todas sus fuerzas, inclusa la re-
serva, de modo que no contaban con menos
de ochenta mil hombres, siendo así que los
confederados 'solo tenian cincuenta mil. En
todas las campañas de Bonaparte, en Italia,
no se registró nunca una accion tan san-
grienta ni tan brillante victoria; fué una ba-
talla tan desesperada como la de Arcole,
aunque mucho mas decisiva en sus resulta-
dos, y nada podria sobrepujar al indomable
valor y heróica intrepidez de nuestros ofi-
ciales y soldados. )


El general Bragg decia en su parte oficial
lo siguiente:


« La oscuridad de la noche y la espesura
del bosque impedian que se persiguiera al
enemigo sin esponerse á un peligro grave, y
el ejército se entregó al descanso en el mis-
mo terreno conquistado tan valerosamente y
á costa de tanta sangre.»


Esto dice bastante para los que reflexionen
que las fuerzas humanas tienen un límite y
que cuando un hombre ha estado batiéndose
dos ó tres dias consecutivos y sufriendo to-
da dase de fatigas, necesita entregarse al
descanso.


Lo que no se esplica muy bien es que el
general Bragg no tratara de sacar todo el
partido posible de su victoria atacando al dia
.siguiente con todas sus fuerzas así á Tho-
mas como tambien al resto del ejército fede-
ral que se hallaba aun en Rossville, con
tanta mas razon cuanto que este jefe no con-
taba seguramente sino con unos veinticin-
co mil homb~es, mientras. Bragg debia tener
muchos mas, enardecidos con su reciente
triunfo y confiados en su reconocida supe-
rioridad numérica. Pollard dice que Forrest
se subió á un árbol al terminar la batalla, y
al ver que se retiraba todo el ejército ene-
migo, propuso que se le persiguiera sin tre-


gua ni descanso, mientras Longstreet man-
daba á \Vheeler se interpusiese con su caba-
llería entre Rossville y Chattanooga, pero
Bragg dió contraórden, alegando que habia
perdido dos quintas partes de su ejército en
aquella terrible lucha. Esto justifica hasta
cierto punto su prudente conducta.


Las pérdidas de los federales en Chicka-
mauga, segun el parte oficial, fueron las
siguientes:


Mu.ertns. HeridQ,. Estraviados. TOTAL.


Infantería y Arti- }
11 • 1,644, erla .... '. 9,262, 4,945, 15,851


Caballería en varías combates y escaramuzas. 500


Este total de diez y seis mil trescientos cin-
cuenta yuno, puede aumentarse hasta veinte
mil sin temor de equivocarse, no solo por la
inexactitud de los partes :de los diversos je-
fes, sino tambien por las pérdidas ocurridas
desde que el ejército cruzó el Tennessee
hasta que pudo concentrarse en Chattanoo-
ga. Rosecrans asegura haber cogido dos
mil tres prisioneros, y admite una pérdida
de siete mil quinientos, inclusos dos mil qui-
nientos de sus heridos, y dice que se apoderó
además de treinta y seis piezas, veinte fur-
gones .Y ocho mil cuatrocientas cincuenta ar-
mas de todas clases.


El general Bragg reconoce una pérdida
de diez .Y ocho mil hombres, de los cuales
diez .Y seis mil representan la ,cifra de los
muertos y heridos, y asegura que hizo mas
de ocho mil prisioneros, cogiendo cincuenta
y un cañones .Y quince mil armas diver-
sas (*) .


C) Entre los muertos del ejército unionista contálJase
el general Lyllc, de Ohio, ylos coroneles Daldwin, Heg, King,
Alcxander y Gilmer, y entre los heridos los coroneles Pay-
ne, Shackleford y Armstrong con muchos otros oficiales de
distincion.


La brigada del general IIelm, de Kentucky, que contaba
con mil seiscientas sesenta y tres plazas, quedó reducida á
cuatrocientas treinta y dos, y entre los muertos figuraha
su mismo jefe. La brigada de Bate perdió seiscientos ochn
hombres de los mil ochenta y cinco que tenia, y de una da




516 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


Debe tenerse en cuenta que todas las ar-
mas abandonadas en el campo de batalla por
los muertos y heridos ó por los que huian
eran recogidas por los vencedores, quienes
las contaban como sus despojos aunque hu-
biesen pertenecido á sus mismas tropas, y


. por esta razon siempre resulta mas ó menos
inexactitud en las cifras oficiales.


En resúmen diremos, que si Bragg supo
vencer, gracias al poderoso auxilio de Long-
street, no supo aprovecharse de la victoria,
ni hubiera podido hacerlo tampoco una vez
perdida la ocasion, pues á los cuatro dias
el general Rosecrans, que temia acaso un
atrevido golpe de mano, se hallaba ya ocu-
pando otras posiciones en Chattanooga, don-
de acababa de formarse un campamento
atrincherado, cubierto de baterías y buenas
obras de defensa (*).


El general Bragg, por su parte, no contan-
do con medios de transporte ni pontones pa-
ra las marchas y maniobras, hubo de proce-
der en sus preparativos de ataque con la
mayor lentitud, pues no era posible asaltar
por el pronto las fuertes posiciones de su
enemigo, de modo que probablemente iba á
pasar todo el otoño sin que los ejércitos be-
ligerantes se ocuparan en otra cosa sino en


las brigadas del xlississippi perecieron setecientos ochenta
y un individuos de tropa, y todos sus oficiales, menos dos,
quedaron en el campo de batalla muertos ó heridos.


e) Al hacer el historiador Pollard sus observaciones
sobre este punto, dice lo siguiente:


"En la batalla de Chickamauga se cub¡'ió de gloria el
ejército confederado, pero á esto se redujeron tollas las
ventajas, pues nosccrans permaneció en posesion de Chat-
tanooga, y por lo tanto de todoelTcnnessee Oriental, donde
habia una considerable cantidad de carbon destinado á
nuestras fundiciones, y abundaba además tollo lo necesa-
rio para la vida. Era, á no dudarlo, uno de los paises del
mundo mas á propósito para la defensa, y por sus elevadas
montañas llamábase muy propiamente la Suiza de Améri-
ca. Así como la posicion de Suiza abría la puerta á la inva-
sion de Italia, Alemania y Francia, así la po sic ion del Ten-
nessee Oriental facilitaba la entrada en Viq¡inia, la Caro-
lina del Norte, Georgia y Alabama.»


fortificar sus líneas de defensa esperando
una ocasion para empeñar nuevas batallas.


En cuanto al general Rosecrans, su Go-
bierno no tuvo en cuenta ni apreció en mu-
cho el que hubiera conservado sus posiciones
de Chattanooga; solo se le juzgó por las
inmensas pérdidas sufridas en la última
batalla y por el hecho de no haberse encon-
trado con Thomas en el puente donde llegó
á ser decisivo el combate. Parece que ade-
más de lo dicho no habia dado cumplimiento
á ciertas órdenes superiores por las cuales se
disponia una gran concentracion en Chatta-
nooga, y por todo esto sin duda, Rosecrans
recibió en 19 de octubre una comu-
.. dI' d 1 d 1 1863. mcaClOn reserva a re eva n o e e


mando, el cual resignó al otro dia marchan-
do acto continuo al Norte, precisamente al
cabo de un año de su salida de Corinto.


El general Rosecrans obró así por creerlo
mas conveniente para el servicio, y no qúe-
riendo anunciar desde luego al ejército que
se le habict reemplazado, despidióse de sus
tropas con la siguiente órden del dia:


«Cuartel general del departamento de
Cumberland.


))Chattanooga, Tennessee, octubre 19, de 1863.


,>El general en jefe anuncia á los oficiales
y soldados del ejército de Cumberland, que
se vé en la precision de separarse de ellos
por órden del Presidente.


'l'>EI general Jorge Thomas, en cumpli-
miento de las últimas disposiciones del Go-
bierno, se encargará del mando de este ejér-
cito y departamento, y lo prevengo así al
estado mayor y á todos los jefes para que
desde ahora se entiendan con mi sucesor
directamente.


»Al despedirme de mis hermanos de ar-
mas, oficiales y soldados, no puedo menos
de darles el parabien porque su nuevo




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS. 517
jefe les sea ya conocido. El general 'rhomas
está identificado con este ejército desde su
organizacion; os ha conducido varias veces
al combate, y podeis confiar en su reconoci-
da prudencia, indomable valor y verdadero
patriotismo, seguros de que, mediante Dios,
alcanzará nuevos triunfos para nuestras
lumas.


»Vuestro general en jefe no duda que se-
guireis siendo tan leales á vuestra patria
como lo habeis sido hasta aquí.


»Me apresuro á dar hs mas espresivas
gracias á todos los jefes de las divisiones
y brigadas por la eficaz cooperacion que
siempre me prestaron; con todos he contrai-
do una deuda de gratitud que procuraré sa-
tisfacer tan pronto como se presente una
ocas ion para ello.


»Compañeros de armas, oficiales y solda-
dos: os saluda y se despide de vosotros vues-
tro general en jefe,


» W. S. Rosecrans. »


Tenemos que hacer ahora una ligera di-
gresion para dar cuenta de los movimientos
del general Burnside: cuando este jefe fué
relevado del mando en el Rappahannock, se
le confió en 26 de marzo el departamento del


Ohio, previniéndole que pasara con
1863. . ,. 1 O t 'fi d su ejercito a es e, á n e avan-
zar por Kentucky para librar al Tennessee


denes del general Breckenridge con el objeto
de librar á dicho Estado de sus opresores.
Los separatistas hacian ostentacion de sus
fuerzas, y para que estas pareciesen mas
numerosas, formábanse en parada en todos
los pueblos donde iban entrando, y á tal
punto llegó la osadía del jefe confederado,
que al fin publicó una proclama en la cual
prevenia que todo aquel que no quisiera ser-
vir en el ejército de la Confederacion debe-
ria salir de Kentucky. Estas pretensiones
parecieron imponer hasta cierto punto al
general Carter, jefe de las fuerzas unionis-
tas en aquel territorio, quien se habia reti-
rado ante Pegram por la parte de Danville,
abandonando el centro del Estado al saqueo
y al pillaje, y es indudable que el general
separatista hubiera obligado á Carter y á
'vVolford á cruzar el Ohio, si al llegar aquí
no hubiese comenzado á retroceder con sus
tropas, dando á conocer así su inferioridad
numérica. Como consecuencia natural, los
confederados se vieron muy pronto persegui-
dos por una numerosa fuerza.


La caballería de vVolford marchó contra
el enemigo por la parte de Lancaster, y ha-
biéndosele agregado á poco el general Gill-
more con doscientos cincuenta ginetes, reu-
nieron así los unionistas unos mil doscientos
hombres, es decir, muchos mas de los que te-
nian 'á su disposicion los confederados, por


Oriental de sus enemigos, pero las exigen- mas que entonces aseguraran muchos lo
cias del servicio le obligaron á distraer sus contrario. Pegram trató de oponer alguna
tropas para reforzar á Grant, que se veia resistencia al principio, y su caballería, á las
algo apurado en Vicksburg. Así pues, Burn- órdenes del general Scott, atacó la retaguar-
side hubo de permanecer ocioso en Cincin- día de los federales, pero rechazada aquella
nati, y entre tanto, algunas fuerzas de ca- vigorosamente por vVolford, despues de un
ballería separatista, al mando del general breve combate, los separatistas huyeron y se
Pegram, cruzaron las montañas y el río de les persiguió en un espacio de cinco á seis
Oumberland, y se dirigieron hácia la parte millas. Aprovechando no obstante la oscuri-
Sur de Kentucky, titulándose la vanguardia dad de la noche, consiguieron luego cruzar
de un gran ejército que avanzaba á las ór- el Cumberland, escapándose al Tennessee
ro~m. 00




SI» HISTORIA DE LOS CAl'. XV.


con una pérdida de cien hombres (*) y los
efectos de que se habian apoderado. Los fe-
derales tuvieron unas cincuenta bajas, P!3TO
la mayor parte fueron prisioneros que se ne-
vó el enemigo.


Dos meses mas tarde, el general Burnside
destacó una fuerza de caballería al mando
del coronel Saunders, quien saliendo de \Vi-
lliamsburg, cruzó las montañas de Cumber-
land, y cuando hubo penetrado en el Ten-
nessee Oriental, destruyó en parte la vÚt
férrea de Lenoir, cuarenta millas mas abajo
de Knoxville, é hizo otros varios desperfec-
tos, cogiendo tres cañones, quinientos prisio-
neros y diez mil armas de varias clases, des-
pues de haber pegado fuego á los depósitos de
los separatistas. Las pérdidas de Saunders
fueron insignificantes,


El general Burnside habia organizado ya
por entonces un cuerpo de ejército de veinte
mil hombres; estableció su campamento en
Nelson, cerca -de Richmond, el dia 16 de


agosto, y poco despues, sin esperar
1863. f' d 1.' 11 t otro re_uerzo que euIa egar pron o,
marchó hácia Knoxville precisamente cuan-
do Rosecrans se dirigia sobre Chattanooga,
Burnside concentró todas sus fuerzas en
Crab Orchard y marchó despues por Monte
Vernon, Loudon y \Vitliamsburg; detúvose
dos dias en Chitwood, y haciendo una mar-
cha forzada de cuarenta millas á través de
las montañas, llegó á Kingston por la parte
donde se unen los rios Holston y Clinch pa-
ra formar el Tennessee. Desde este punto
avistó ya los piquetes avanzados de Rose-
crans. El ejército continuó entonces adelan-
tando hácia Loudon con la esperanza de


(') L:illmore u3egUl"a que lus separatistas perdieron
mas rle trescientos hombres, pero segun el único parte que
da detCllles exactos de aquellet rcfri(~ga, aparee e que las pér-
didas se redujeron á diez y nueve muertos, seis heridos y
sesenta y siete prisioneros.


evitar la destruccion de un puente de dos
mil piés de longitud que habia sobre e~ Hol-
ston, mas ya estaba ardiendo cuando llega-
ron las tropas, y al fin, en l. o de setiembre,
entró Burnside en Knoxville, donde fué re-
cibido con el mayor entusiasmo y afecto,
pues los habitantes estaban sufriendo hacia
tiempo infinitas vejaciones á consecuencia
de los abusos de los confederados, sin que
las violencias de estos bastaran para hu-
millar al heróico pueblo que todo lo sufria
con resignacion esperando mejores días.
Ouando las tropas de Burnside entraron en
la ciudad viéronse ondear en todas las casas
y edificios públicos las banderas nacionales;
los habitantes se apresuraron á obsequiar ~í,
los oficiales y soldados; hubo abundantes
raciones y refrescos, y las aclamaciones de
unos y las lágl"imas de alegría de otros
daban á entender que se esperaba que la
primera autoridad de la naci~n no abarido-
naria ya al noble y heróico pueLlo de Ten-
nessee.


No dejó de estrar1arse que los separatistas
huyeran de todos los puntos adonde se diri-
gia el ejército unionista, sobre todo aque-
llos que era fácil conservar temporalmente
por sus condiciones especiales, pues bas-
taba un regimiento y una batería -para
rechazar los primeros ataques de un enemi-
go. Las tropas que haLia en Kingston y
Knoxville huyeron de estas poblaciones, de-
jándolas en poder de los federales, y todo
indujo á creer que el triunfo alcanzado por
estos en Vicksburg y en Puerto Hudson ha-
bría desanimado al enemigo hasta 01 punto
Je hacerle desistir de LI guerra, al menos en
aquel territorio.


Esto era, sin embargo, un error: Buckner
no retiraba sus fuerzas del Tennessee Orien-
tal sino con el ánimo de reforzar al general
Bragg para marchar contra Rosecrans, lo·




CAP, X\', EST ADOS-U:-<mos, f>1!J


cual debió haber bastado para escitar las sos- nes, pero consiguió derrotarle al cabo de dos
pecnas uel JeTe unIonIsta, pero 13urns'úle no e\las ue oDstmauo comDate, cogIena01e cIen-
tenia mas superior que Halleck, quien no su- to cincuenta prisioneros y (lejando heridos
po en qué peligro se hallaba Rosecrans has- otros tantos.
ta qne ya era demasiado tarde, y además ur- El general Shackleford se situó á poco en
gia recobrar el Tennessee Oriental. En su Jonesboro con una parte de sus tropas al


consecuencia, Enrnside destacó en D mando de \Vilcox, ocupando la infantería
1863. de setiombre al general Shaddeford á Greenville y la caballería á Rogersvi-
en direccion á las montañas de Cumberland, I He, en cuyo punto fueron atacados los fede-
y el mismo siguió á las tropas dos dias des- I rales el 6 de noviembre por mil doscientos
pues, haciendo una marcha forzada de se- ginetes al mando del general VV. Jones,
senta millas en cincuenta y dos horas, por el cual se apoderó de cuatro piezas, trein-
cuyo medio pudo llegar á tiempo para des- ta y seis wagon es y setecientos cincuenta
alojar á los separatistas de varios puntos I prisioneros, pero lo mas estraño del caso
donde acaso se hubiesen hecho fuertes. I fué que habiendo comenzado el combate an-


El general Frazier ocupaba una posicion tes del amanecer, hora en que no podian dis-
en dichas montañas, y parecia dispuesto á tinguirse bien unas tropas de otras, resultó
defenderla á todo trance, pero su gente esta- luego que habian estado batiéndose los unio-
ba muy desanimada, principalmente porque ni stas contra sus mismos compañeros. Aquel
dos compañÍfts de Shackleford habian pegado fué uno de los mas curiosos incidentes de la
fuego á un molino harinero del que se utili- guerra, y seguramente no produjo tanta hi-
zaban los separatistas. Cuando llegó Eurn- laridad entre los federales como entre los se-


side, es decir, el 7 de setiembre, Fra- pnratistas.
1863., h' , dI' t' , el' , 't d e bId Z18r no IZO aprecIO e a m ImaClOn omo e eJerclo e nm er an permane-
de s,us enemigos, pero poco despues mudó d~ cia tranquilo en Chattanooga, el general
parecer y se rindió con sus dos mil hombres Eragg resolvió aprovechar la oportunidad
.Y catorce cañones. Entonces la caballería para atacar á Eurnside, confiándose esta mi-
federal marchó rápidamente hácia el Este, sion á Longstreet, y es de advertir que esto
ahuyentando á su paso una escasa fuerza se proyectó precisamente cuando el jefe unio-
confederada al mando de Sam Jones, des- nista tenia diseminadas sus fuerzas en va-
pues de haber destruido los principales puen- rios puntos al Sur y al Oeste de Knoxville.
tes de la via férrea. Desde entonces quedaron Merced á esta circunstancia, el general
dueños los unionistas del Tennessee Oriental Longstreet, que avanzaba silenciosa y rápi-
sin haber sufrido pérdida alguna de conside- damente, pudo sorprender en 20 de


, 1863.
racIOno


El general Burnside, sin embargo, tuvo
despues la poca precaucion de diseminar sus
fuerzas en el territorio del Tennessee, de tal
modo, que se espuso á ver cortadas sus co-
municaciones por el enemigo; el 21 de se-
tiembre, el coronel Foster fué atacado en
Blue-Springs, cerca de Bristol, por Sam Jo-


octubre un puesto militar defendIdo
por el coronel F. W olford, quien se vió re-
pentinamente atacado de frente y de flanco
por siete mil hombres, á los cuales contu-
vo por espacio de algunas horas, esperando,
aunque en vano, recibir algun refuerzo. No
siéndole ya posible resistir mas, Wolford se
vió en la precision de emprender la retirada,




520 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


dejando en poder del enemigo su batería y
treinta y dos wagon es , aunque salvando la
mayor parte de las tropas. En este combate
pereció el mayor Delfosse, que mandaba el
regimiento de Kentucky. El mayor Graham,
que se hallaba á cuatro millas de Philadel-
phia, pudo recobrar su tren de campaña de
que ya se habían apoderado los separatistas,
pero habiéndole salido luego al encuentro
fuerzas muy superiores, hubo de retroceder
hasta Loudon despues de sufrir considerables
pérdidas. En aquel encuentro cogieron los
confederados seis cañones, y el número total
de los prisioneros que hicieron entonces en
los diversos combates y escaramuzas, segun
lo dicho por el mismo Halleck, no baj aria de
seiscientos cincuenta, mientras los unionis-
tas solo cogieron ciento once.


Oomo el enemigo seguia avanzando resuel-
tamente, las tropas federales comenzaron á
retirarse de Lenoir y de Loudon á fin de con-
centrarse en Oampbell Station, donde se ha-
bia ya encargado personalmente del mando
el general Burnside, el cual acababa de lle-
gar apresuradamente de Knoxville al tener
noticia del peligro. El jefe unionista contaba
ya con el cuerpo de ejército que servia antes
á sus órdenes, y por lo tanto sus fnerzas eran
tan numerosas como la·s de Longstreet, mas
debe advertirse que una gran parte de ellas
estaban aun diseminadas. El enemigo estre-
chaba, no obstante, de tal modo á Burnside,
que no habia mas remedio que batirse ó sa-
crificar todo el tren de campaña, y en esta
dura alternativa, eligió en 6 de noviembre


una ventajosa posicion é hizo frente
1863., d . e b t ' a sus a versarlOS. omo sus a erlas
estaban ya dispuestas y el enemigo habia
dej ado atrás las suyas, Burnside tuvo al
principio la ventaja, mas luego llegaron tres
de los separatistas, que rompieron un vivÍ-
simo fuego mientras la infantería iba esten-


diéndose en ala por derecha é izquierda con
objeto de flanquear á los federales y cercar-
los completamente. Entonces Burnside re-
trocedió hasta una colina cercana, y de nue-
vo hizo frente á sus perseguidores, hasta que
al fin, llegada la noche, consiguió retirarse
sin que se le persiguiera y fué á refugiarse
en los atrincheramientos de Knoxville. Las
pérdidas de los federales no bajaron de tres-
cientos hombres, y es proba ble que las del
enemigo fuesen mayores; aunque la lucha
no fué ni sangrienta ni decisiva, pocas se
vieron durante aquella guerra en que mas
resaltaran las brillantes dotes y profundos
conocimientos de los jefes y el valor y arrojo
de los soldados.


El general Longstreet continuó la perse-
cucion, y el dia 17 de noviembre puso sitio
á la ciudad, aunque no en toda regla, por
mas que fuera su intencion apoderarse de
Knoxville. Durante algunos di as hubo va-
rias escaramuzas, pero ya habia pasado el
tiempo de lanzar ~i las masas de infantería
contra formidables obras de defensa cubier-
tas de pesadas baterías, muy difíciles de
tomar y que costaban siempre sensibles y
dolorosas pérdidas, sobre todo tratándose de
fortificaciones como las de Knoxville, que
construidas bajo la direcc¡on del capitan Poe,
eran muy superiores. Tan pronto como los
separatistas hubieron tomado posicion, tuvo
lugar un breve combate en que los sitiadores
consiguieron apoderarse de una colina, mas
no era esta muy esencial para los sitiados,
cuyas pérdidas en aquel dia no pasaron de
cien hombres, .entre los cuales se contaba, no
obstante, el general Sanders, de Kentucky,
quien perdió la vida al principio de la refrie-
ga. Las escaramuzas y los encuentros par-
ciales sirvieron para interrumpir la monoto-
nía de toda una semana, hasta que al fin,
reforzado Longstreet con las tropas de Sam




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS. 521


Jones y algunas mas que llegaron de Virgi-
nia, se dió la órden de asaltar una de las
obras avanzadas conocida con el nombre de
Fuerte Sanders, cuyo jefe, el general Ferre-
ro, rechazó á los sitiadores causándoles una
pérdida de ochocientos hombres, inclusos los
coroneles Mc Elroy y Thomas, que murieron
en el campo de batalla. Los fede,rales no per-
dieron mas que cien hombres.


Entre tanto el general Bragg, segun ya
diremos mas adelante, era derrotado por
Grant en Chattanooga, y como Sherman se
aproximaba con fuerzas muy numerosas,
Longstreet se vió obligado á levantar el sitio
y marchó rápidamente hácia Russellville
( Virginia).


La pérdida de los federales en la defensa
de Knoxville apenas llegó á mil hombres,
mientras los confederados tuvieron, cuando
menos, el doble número de bajas. Cuando se
recibió la noticia de la llegada de Sherman,
Burnside anunció oficialmente que se habia
levantado el sitio.


Ya hemos dicho que el general Halleck
comprendió que Rosecrans se hallaba en pe-
ligro cuando era ya demasiado tarde para
contrarestarlo. Al saber que Longstreethabia
sido destacado de Virginia con fuerzas nu-
meros as , telegrafió á Burnside, á Hurlbut
y á Grant, los cuales se hallaban respecti-
vamente en Knoxville, en Memphis y en
Vicksburg, pero desgraciadamente Grant se
hallaba enfermo en Nueva-Orleans á conse-
cuencia de una caida; Sherman rCQibió el
parte con mucho retraso, y Hurlbut no con-
taba con suficientes fuerzas para auxiliar á
Rosecrans, siendo el resultado de todo, que se
retirara á este último el mando despues de la
derrota de Chickamauga. Sin embargo, al
tener noticia del desastre y como no recibie-
se contestacion de Grant ó de Sherman, Ha-
lleck dispuso que dos cuerpos del ejército del


Potomac, al mando de Hooker, marchasen
al Tennessee central y permanecieran allí
hasta nueva órden, guardando la línea de
comunicaciones de Rosecrans desde V\T ash-
ville á Bridgeport. En cumplimiento de esta
disposicion trasladáronse inmediatamente
al punto indicado veinte· mil hombres con
toda su artillería, municiones y bagajes, y
esto se hizo con tal celeridad, merced á los
esfuerzos del general Mc Callum, superin-
tendente de los caminos de hierro, y de
Prescott Smith, jefe de transportes en el ca-
mino de Ohio y Baltimore, que á los ocho
dias desembarcaban las tropas en las orillas
del Tennessee, dispuestas Ja á entrar en
acciono


El general Bragg, entre tanto, habia desta-
cado una gran parte de su caballería á las
órdenes de ,Vheeler y Wharton, previniendo
á estos dos jefes se dirigieran á Cottonport~
por Chattanoooga y Bridgeport, á fin de
cortar las comunicaciones entre los federa-
les y destruir las provisiones en cuanto fuese
posihle. Wheeler, que por lo visto estaba
bien informado, se dirigió directamente al
valle de Sequatchie, donde se hallaban los
waO'ones del general Thomas en número de ü
setecientos á mil, cargados todos de víveres
y efectos militares, y apoderándose de ellos
sin gran resistencia, mandó pegarles fuego
inmediatamente. Apenas terminada la ope-
racion, \Vheeler se vió atacado por el coro-
nel Mc Cook, quien tenia órden de perse-
guirle con tres regimientos de caballería, y
aunque los federales llevaban lo mejor de la
lucha, la oscuridad puso fin al combate, y
durante la noche emprendieron la retirada
los separatistas sin ser molestados.


Wheeler marchó entonces sobre Me Minn-
ville, que se halla en el centro nel rrennessee,
y se entregó sin lucha con una guarni-
cion de seiscientos hombres y varios wago-




HISTORIA DE LOS CAP. XV.


nes y carros, los cuales sufrieron la misma
suerte que los de Thomas, pero. á poco llegó
á este punto el general Crook con una divi-
sion de dos mil ginetes, que habian perse-
guido á la tropa de \Vharton, y como ataca-
ran desde luego, fué preciso hacer frente á es-
te nuevo enemigo. \Vheeler, que contaba con
fuerzas superiores, mandó hacer alto y estu-
vo batiéndose hasta que la noche puso fin á
la refriega, pero sin que resultase ventaja
alguna por una ni otra parte. Los confede--
rados se encaminaron entonces hácia Mur-
freesboro, mas como en este punto se habian
hecho fuertes los federales, continuaron su
marcha hácia \Varren y Sholbyville, que-
mando puentes, destruyendo las vias férreas
y ca ptmando en un todos los trenes y carros
que encontraban á su paso. Los ospediciona-


¡-íos llegaron á Farmington el 7 de
1863. octubre y allí tuvo lugar otro comba-
te en que los separatistas fueron derrotados,
merced á una lmtería del capitan Stokes yal
arrojo de las tropas federales. \Vheeler se
retiró á Pulaski aprovechando la oscuridad
de la noche, dirigióse luego al Norte de Ala-
bama y pudo escapar cruzando el Tennessee
por la embocadura del Elk, mas no sin per-
der dos cañones y su retaguardia, compuesta
de unos setenta hombres: Los generales Tho-
mas y Crook calculan en dos mil hombres
las bajas de \Vheeler, pero los federales su-
frieron una pérdida mucho mayor, atendi-
do que solo el número de sus prisioneros
ascendia á dicha cifra, y además de esto va-
lia muchos millones de duros lo que habian
destruido los separatistas.


Repuesto Grant de la indisposicion que le
habia tenido alejado del servicio algun tiem-
po, encargóse por órden de su Gobierno, en


18 de octubre, del departamento mi-
1863. l't d 1 l\,f' . ., 1 1 1 ar e lúlSSlSSlppl, en e cua se
comprendian los del Ohio, Cumberland y


Tennessee con sus correspondientes ejérci-
tos, pero luego propuso y obtuvo que al ge-
neral rrhomas se le confiara el de Cumber-
land, en re~mplazo de Rosecrans, y al general
Sherman el del Tennessee. Lo primero que
hizo Grant al entrar en el desempeño de sus
nuevas funciones fué espedir á Chattanooga
un telÁgrama previniendo al general Thomas
que á toda costa conservase sus posiciones,
á lo cual contestó aquel jefe que lo haria así
aun cuando hubiese de perecer en la deman-
da. Pocos dias despues, Grant marchó á
Ohattanooga, donde se hallaba ya el general
Hooker con sus fuerzas concentradas en
Bridgeport, y preparándose á disputar al ge-
neral Bragg la comunicacion por el rio, aten-
dido que la traslacion de víveres y provisio-
nes por el vallo de Sequatchie al través de
las montañas causaba infinitos perjuicios, no
solo por escasear á cada momento las racio-
nes, sino porque se hacia preciso emplear
cuando menos diez mil caballos en este ser-
vicio. A tal punto llegaba el apuro 'ya, que á
causa del mal estado de los caminos, por
consecuencia de las lluvias otoñales, habria
sido imposible que el ejército federal siguiera
en sus poslclOnes una semana mas.


Al dia siguiente de su llegada á Chat-
tanooga, Grant, acompañado de los genera-
les Thomas y Smith, jefe de ingenieros, pasó
á examinar el 1'io para ver cómo se podria
cruzar, y entonces se acordó que Hooker
pasara por Bridgepo1't con todas las fuer-
zas de que pudiera disponer, .y avanzase
luego sobre \Vauhatchie, en el valle de Loo-
kout, amenazando atacar á Bragg por su
flanco. Ko se ocultó á los confederados el
plan del enemigo, pero mientras su atencion
se fijaba en este movimiento y en la marcha
de una division q tÍe á las órdenes del general
Palmor avanzaria por la orilla Norte del rio,
otras tropas á las órdenes de Smith tenian




CAP. XV. E:ÓTADOS-L'KI!)OS. 523


órden de cruzar por Brown's 1"erry á fin de laba atentamente todos los movimientos de
apoderarse de una línea de colinas que se los federales, pues en la posicion que ocupa-
halla á la entrada del valle de Lookout, es- ba, érale fácil hasta contar el número de es-
tahleciendo así umt comunicacion entre las
fuerzas que se hallaban en Chattanooga y
las que estaban en Wauhatchie con Hooker.


Este último jefe cruzó el rio sin impedi-
mento alguno el dia 26, Y el 28 llegó ~í \Vau-
hatchie, mientras mil ochocientos hombres
de los cuatro mil q ne manda ha Smith, ri las
órdenes del general Hazen, se embarcaban,
en sesenta totes, en Chattanooga, y dada
la señal, remontaban el rio en la noche del
27, desembarcando poco des pues en la orilla
opuestajllnto á TIrown's 11'er1'.)', donde se po-
sesionaron de las colinas sin mas pérdida
que cuatro ó cinco heridos. Las demás tro-
pas del general Smith, llevando consigo to-
do el material necesario para la construcciol1
de puentes, habían cruzado por Moccasin
sin que observara nada el enemigo, y antes
de anochecer hallálJanse ya en la orilla
opuesta y oCllpando las alturas del valle de
Lookout por la parte del Sudoeste. Pocas ho-
ras despues, habíase construido ya un sólido
puente que fueron á ocupar las tropas de
Ilooker y las de Smith, mientras que Palmer
permanecia en \Vhiteside á fin de facilitar la
comunicacion por Chattanooga. El combate
no habia empezado aun, pero puede decirse
que Bragg estaba ya moralmente derrotado.


El general Hooker no habia encontrado
aun enemigos que combatir, como no fuera
algunos piquetes ó tiradores, ni halló tam-
poco obstáculo alguno q ne se opusiera á su
marcha hasta llegar á \Val1hatchie, despues
de hater cruzado por un desfiladero de la
montaña de Raccoon que conduce á Lookout,
valle de unas dos millas de estension, domi-
nado por los elevados picos de cinco ó seis
colinas de doscientos á trescientos pié s de al-
tura. Como era de suponer, el enemigo vigi-


tos :segun iban pasando los regimientos, .Y
tanto es así, que IIooker habia perdido ya
algunos hombres á consecuencia del fuego
irregular de fusilería que hacian los confede-
rados desde el bosque ó desde las eminen-
cias. Á fin de evitar mayores pérdidas, el jefe
unionista dispuso que avanzara una parte
de sus tropas contr!110s ocultos enemigos, y
cuando estos se hubieron dispersado, hizo al-
to la columna para pasar la noche á una
milla de Brown's Ferry, en tanto que la di-
vision de Geary se estacionaba en \Vauhat-
chie, ocupando el camino que conduce desde
el vado de Kell'y al vall.e de Lookout.


La division de Law, del cuerpo de ejército
de Longstreet, "teniá sus posiciones en la
montaña de Lookout y observaba atenta-
mente todos los preparativos que hacia Hoo-
ker para pasar la noche, lllas no contando
con bastantes fuerzas para atacar á este jefe,
resolvieron los confederados sorprender á
Geary, derrotándole si era posible antes de
que pudiera recibir socorro alguno C'). En
su consecuencia, á eso de la una de la ma-
drugada del 20 de octubre, los sepa-
ratistas cayeron sobre las tropas de 1863.
Geary despues de haber arrollado los pique-
tes á su paso, pero encontraron á este jefe
dispuesto á recibirlos, pues aunque atacado
por tres puntos á la vez, rechazó (1 los sepa-
ratistas con un fuego mortífero, y aun se-
guia defendiéndose cnando llegó en su auxi-
lio la division de Carl Schurz y la brigada
de Tyndale, cuyas tropas cargaron sobre los
separatistas, desalojándolos de una colina
que ocupaban. Rechazados por todas par-


(") IIooker dice que los confederados contaban con do:,
fuertes diyisiones, y Pollar,l asegura que solo tenian seis
regimientos.




524 HISTORIA DE LOS CAP. XV.


tes á la vez, viéronse en la precision de reti- que podian enfilarse con las baterías. A pe-
rarse apresuradamente despues de haber sar de esto, el general Grant ansiaba atacar
perdido ciento cincuenta y tres hombres, sin al enemigo, y por lo mismo queria enviar
contar cien prisioneros. La oscuridad impi- cuanto antes Burnside los refuerzos que éste
dió que se persiguiera á los fugitivos; las reclamaba, pero el mal estado de los caballos
pérdidas de Hooker se elevaron á cuatrocien- que debian utilizarse para la artillería le in-
tos diez y seis hombres, incluso el general dujo á esperar la llegada de Sherman, á quien
Green, herido de gravedad, yel coronel Un- se habia espedido un telégrama para que se
denvood, mortalmente. En aquella refriega pusiera en marcha con sus tropas in media-
pereció tambien el capitan Geary, hijo del tamente. Este jefe habia destacado ya una
general de este nombre. . division que, á las órdenes de Osterhaus, de-


Nada pone tan á prueba el valor de los sol- bia marchar á Memphis, á cuyo punto se
dados como un ataque nocturno, sobre todo dirigió tambien Sherman en 27 de setiembre,
en un territorio que no conocen y con el cual y al llegar á Oolliersville en 11 de octubre 1
están familiarizados sus enemigos. Las tro- encontró al regimiento de Indiana,


1862. pas de Geary eran muy inferiores en número mandado por el coronel Anthony,
á los separatistas, pero lejos de intimidarse, el cual sostenía el ataque de-tres mil hom-
batiéronse con la mayor intrepidez, y aun- bres de la caballería confederada. Sherman,
que el regimiento de Ohio perdió cien hom. que llevaba consigo algunas fuerzas, prestó
bres, poco despues de empezarse la refriega, su apoyo á los federales, hizo retroceder
los de Massachusetts y Nueva-York dieron bien pronto al enemigo, y despues continuó
una brillante c~rga que dominó los esfuer· su marcha hácia Oorinto, á cuyo punto lle-
zos de sus antagonistas. Este primer comba- gó aquella misma noche.
te era como un preludio de los que mas tarde Oomo hacia ya tiempo que Hooker se ha-
debia sostener Hooker. i lIaba en el Tennessee, Grant estaba im-


La retirada _de los confederados tuvo lugar
antes de que llegara el cuerpo de ejército de
Howard, y por lo tanto estas tropas pudie-
ron ocuparse luego en ahuyentar al enemigo
de la montaña de Raccoon y de toda la par-
te Oeste del valle de Lookout. El general
Bragg, que contaba con escasas fuerzas, á
causa de haber destacado á Longstreet con-
tra Burnside, no creyó prudente intentar
ningun nuevo ataque, y por lo tanto perma-
neció tranquilo en sus atrincheramientos de
Ohattanooga.


Las posiciones que ocupaban los separa-
tistas en el declive de la montaña de Loo-
kout y en Mission Ridge, eran á no dudarlo
muy ventajosas, pues para llegar á ellas ha-
cíase preciso atravesar estrechos senderos


paciente por activar las operaciones de la
campaña, y en su consecuencia envió un
mensajero á Sherman, previniéndole que á
marchas forzadas se dirigiese á Bridgeport.
El jefe unionista, en cumplimiento de lo
que se le ordenaba, confió el mando de la
retaguardia al general Blair, avanzó hácia
Rogersville, tocó luego en Fayetteville, y
merced al puente de piedra que allí se en-
cuentra, llegó á Bridgeport, pasando por
\Vinchester y Decherd, el dia 13 de
. ' 1863.


noviembre. Una vez en Ohattanooga,
Grant confió á Sherman sus planes de cam-
paña, y despues de acompañarle para que
examinara las posiciones del enemigo, am-
bos volvieron á Bridgeport á fin de dirigir
los movimientos del ejército.




CAP. XV. ESTADOS-l:NlDOS. • 525


Grant habia resuelto concentrar las fuer-
zas de 8herman en su izquierda, y por lo
tanto, lo primero que se proponia era hacer
creer á Bragg que iba á reunirlas en la de-
recha, á cUJo efecto se mandó cruzar á las
divisiones tan pronto como llegaban á Brid-
geport y se les dió órden de avanzar por 8hell
Mound hácia Trenton, como para atacar la
estrema derecha de Bragg. Entre tanto el
resto del ejército se trasladó, con el mayor
sigilo y sin ser observado del enemigo, al
vado de KeUy, y pasando luego á la orilla
opuesta, fué á tomar posicion á la izquierda
de Thomas, el cual habia hecho ya todos sus
preparativos para echar un puente sobre el
rio, ·un poco mas allá de la ciudad. Al mismo
tiempo la division de Rugo Ewing recibió
órden de retirarse de Trenton y seguir á
las demás tropas á la estrema derecha, pero
los caminos estaban tan malos á consecuen-
cia de las frecuentes lluvias, que la division
Osterhaus permaneció donde estaba para
apoyar á Rooker.


Impaciente Grant por auxiliar á Burn-
side, habia señalado el dia 21 para el ataque,
pero Sherman no habia terminado aun sus
preparativos, y Ewing, por otra parte, no
pudo ocupar sus posiciones hasta el 23.


Cuando tod~s las tropas del Tennessee
estaban ya concentradas, y cuando Grant
empezaba á creer que el enemigo se retira-
ria, recibió del general Bragg un mensaje
concebido en estos términos:


« Cuartel general del ejército del Ten-
nessee.


»En el campamento, 20 noviembre, {863.
»AL GENERAL GRANT,


comandante en jefe de las fuerzas de los Estados-Unidos en
Chattanooga.


»General: como es probable que haya
aun en Chattanooga habitantes pacíficos
que no han de tomar parte en la batalla, me


TOMO I!l.


parece que como medida de prudencia seria
conveniente prevenirles se retirasen.


» Soy, general, con el mayor respeto, afec-
tísimo y S. S.


»El general en jefe, Braxton Bragg.'Ii>


Semejante mensaje, que desde luego se
consideró como una impertinencia, confirmó
la sospecha de Grant de que su adversario
trataba de alejarse de tan peligrosa vecin-
dad, y por única contestacion á la carta de
Bragg, hizo avanzar sobre la izquierda de
las líneas del enemigo al general Sherman,
quien franqueó el Tennessee el dia 23 por
mas abajo de la embocadura del Chicka-
mauga, y se apoderó de varios reductos en
la mañana del 24. Una vez conseguido esto,
construyóse bajo. la direccion del general
Smith un puente provisional para cruzar el
Tennessee y otro en el Chickamauga, y
entonces el grueso de las fuerzas de Sher-
man, que continuaba avanzando, tomó po-
sicion á la izquierda del general Thomas,
apoderándose de las colinas septentrionales
de Mission Ridge. Todas estas operaciones
se hicieron con tal prontitud, que aun cuan-
do Bragg hubiera tratado de oponerse, es
probable no lo habria conseguido, y como
luego se ordenara á Granger que constru-
yera un parapeto, destacando piquetes en
todas direcciones, los federales se vieron á
poco en una posicion tan fuerte, que no de-
bian temer por el pronto ningun ataque del
enemigo. En cuanto á Rooker, no tardó en
escalar las pendientes occidentales de la
montaña de Lookout, y de este modo, el
dia 24 todo el ejército unionista se halla-
ba formado en líne'a desde la estremidad
septentrional de Lookout hasta la de Mis-
sion Ridge.


Ahora bien, tratábase ya solamente de
asaltar por la parte Norte la montaña de


00




526 HISTORIA Dg LOS CAP. XV.


Lookout, á fin de llamar la atencion del ñar una escaramuza con las avanzadas ene-
enemigo por aquel punto, mientras que migas, y entonces toda la artillería federal
Sherman echaba sus pontones para cruzar rompió el fuego, mientras que \Vood y
el Tennessee por muy cerca de la emboca- Gross, reunidos con Geary, avanzaban por
dura del Chickámauga, y al efecto Hooker el valle, arrollándolo todo á su paso y ha-
dictó sus órdenes para avanzar. Sin em- cien do muchos prisioneros. Los unionistas
bargo, no se contaba con un imprevisto persiguieron al enemigo hasta el punto de
obstáculo: las copiosas lluvias del 21 y 22, llegar á tocar sus cañones, y trepando por
no solo habian inundado los puentes, sino las quebraduras de la montaña ó deslizán-
aumentado tambien escesivamente la cor- dose entre las malezas, asaltaron el campa-
riente del Lookout, de modo que no era fácil mento de los separatistas, obligándoles á
vadearlo, y en su consecuencia Hooker des- evacuarlo apresuradamente sin lucha ni re-
tacó á Geary y á Cruft en direccion á \Yau- sistencia. Booker habia dado órden de que se
hatchie, previniéndoles se situasen en la ori- hiciera alto, pero nada bastaba á contener el
Ha derecha de este riachuelo, mientras que el ímpetu de los soldados, que siguieron avan-
resto de las tropas se ocuparía en construir zando hasta la cima de la montaña, cogiendo
otros puentes. á su paso una multitud de prisioneros.


Una densa niebla favoreció el movimiento, La oscuridad, y sobre todo una espesa nie-
que no dejaba de ser peligroso, y además de bla que, estendiéndose poco á poco, envolvió
esto, medió la circunstancia de tener el ene- completamente la montaña, fué causa de que
migo tan fija su atencion en los movimientos los federales no pudieran perseguir mas al
de Hooker, que no observó á Geary, el cual enemigo; entonces Hooker estableció su línea
pudo así cruzar el riachuelo, sin que le vie- de batalla á lo largo de la orilla de un pre-


ran, á-las ocho de la mañana del 24 cipicio, con su ala izquierda cerca de la em-
1863. de noviembre, capturando á su paso '1 bocadum del Chattanooga, y á eso de las cua·
un piquete de cuarenta y dos hombres que tro, hallábase tan bien fortificado, que envió
custodiaban un puente. Por órden de Hooker, á decir al general Grant que su posicion era
la brigada Gross avanzó poco despues á fin de inespugnable.
ocupar el puente del ri~chuelo; Osterhaus, A las cinco y media se mandó al brigadier
que acababa de llegar de Brown's Ferry, general Carlin que fuora con su brigada á
hizo avanzar á la brigada de \Vood hasta si- ocupar la estrema derecha, por hallarse ren-
tuarse á media milla del sitio donde se ha11a- didas de cansancio las tropas de Geary á
ban las tropas do Gross, y allí se echó otro consecuencia del último combate, y aunque
puente para que cruzaran todas las fuerzas. el enemigo atacó al anochecer á estas fuer-
Las baterías federales se situaron en las co- zas, Carlin las rechazó fácilmente. Los se-
linas mas elevadas, de modo que se pudiera paratistas abandonaron poco despues la mon-
enfilar á la infantería separatista cuando sa- taña, dejando veinte mil raciones yel equipo
líese de su campamento de la montaña para
ocupar sus líneas de defensa.


Á eso de las once de la mañana habia ya
terminado \Yood la construccion de su puen-
te; las tropas de Geary acababan de empe-


de tres brigadas al dirigirse silenciosamente
al valle de Chattanooga.


Sherman habia empezado á cruzar el Ten-
nessee en la madrugada del 24 de noviem-
bre, haciendo uso de los barcos preparados




CAP. XV. ESTA DOS-UNIDOS. tJ27


al efecto, los cuales se deslizaron con el ma- I ker abandonó la montaña de Lookout, de la
yor silencio por la corriente llevando 1 que se habia desalojado ante.s al ene-


1863.. d t . , 1 11 d Oh tt 1863. tremta hombres ca a uno, y oca- mIgo, y cruzo e va e e a anoo-
ron en la orilla opuesta antes de que el ene- ga, donde tuvo que detenerse tres horas por
migo se apercibiera de este movimiento. Du- no estar aun terminada la construccion del
rante la noche, se utilizó el vapor Dunbar y puente, pero tan pronto como este estuvo
un lanchan para pasar los caballos que se dispuesto, Osterhaus avanzó sobre Rossville,
necesitaban para la artillería de Thomas, y dispersando á su paso á las avanzadas ene-


/'/ antes de que estuviese muy entrado el dia, migas, que se hallaban en los alrededores de
hallábanse en la orilla opuesta ocho mil hom- Mission Ridge. Tambien Hooker, Geary y
bres del cuerpo de ejército de Sherman, atrin- Cruft se dirigieron con la artillería á este úl-
cherados de tal modo, que hubieran podido timo punto, y despues avanzaron contra
resistir cualquier ataque; al medio dia Sher- Bragg con el fin de atacar sus posiciones. El
man mandó echar un puente sobre el Ten- centro de los separatistas estaba protegido
nessee y otro sobre el Chickamauga, á fin por fuertes parapetos, construidos por los
de que pasara el resto de sus fuerzas, y á las mismos unionistas en la noche y dias siguien-
tres y media de la tarde habíase apoderado, tes á la batalla de Chickamauga, cuando
despues de una obstinada refriega, de la tenian frente á sí 8:1 victorioso ejército de
punta. Norte de Mission Ridge, cerca de la Bragg, y como al parecer estaban resueltos
via férrea, en cuyo punto se fortificó de tal los confederados á defender su posicion, hí-
manera durante la noche, que no debia ya zose avanzar una parte de las tropas, é in-
temer nada. El coronel Long, con una briga- mediatamente se trabó un combate con las
da de b caballería de Thomas, habia cruzado avanzadas enemigas, que fueron rechaza~
mientras el Tennessee y el Chickamauga por das, mientras las columnas de los federales
la izquierda de los separatistas, y llegando se formaban en línea de batalla. Poco des-
hasta las líneas de comunicacion del enemigo,
pegó fuego á Tyner's Station (Estacion de
Tyner), avanzó sobre Cleveland, y pudo co-
ger doscientos prisioneros con cien wagones,
despues de destruir varios depósitos de efec-
tos militares.


El general Thomas acabó entre tanto de
reforzas sus posiciones; dispuso que el cuer-
po de ejército de Howard fuera á reunirse
con el de Sherman, y así, avanzando poco á
poco, el ejército federal alcanzó sobre su ene-
migo algunas ventajas de posicion, formando
al fin una línea tan compacta como resisten-
te, y que se estendia desde el estremo Norte
de la montaña de Lookout hasta el estremo
Norte de Mission Ridge.


En la mañana del 25 de noviembre, Hoo-


pues los separatistas eran desalojados sin
que bastaran todos sus esfuerzos para resis-
tir el ataque; Geary y Osterhaus cogieron
una porcion de prisioneros, siendo de adver-
tir que solo este último jefe hizo mas de dos
mil. Como ya no tenia mas enemigos de fren-
te, Hooker dispuso que las tropas vivaquea-
ran en la llueva posicion que acababan de
conquistar tan valerosamente.


El general Sherman, quien, segun ya he-
mos dicho, se habia ocupado en reforzar sus
líneas durante la noche, recibió órden de ata-
car á los separatistas al amanecer, y así lo
hizo, pero no habiendo conseguido apode-
rarse sino de una eminencia, por hallarse las
demás cubiertas de bosque y malezas y pro-
tegidas con fuertes parapetos, el jefe unio-




HISTORIA DE LOS CAP. X\".


nista tuvo que hacer nuevos preparativos, y
en las primeras horas de la mañana dió la
órden de avanzar á todas sus tropas.


Los generales Coree, Morgan Smith y el
coronel Loomis, apoyados por dos brigadas
de reserva, á las órdenes del general Juan
Smith, marcharon acto continuo sobre una
colina ocupada por los separatistas, que se
hallaba á unas ochenta varas de sus atrin-
cheramientos, mas cuando hubieron llegado,
empeñó se una obstinada lucha que duró una
hora, yen la que sufrieron los federales con-
siderables pérdidas, pues Coree fué rechaza-
do sin que le fuera posible tomar la posiciono
El general Margan por una parte y el coro-
nel Loomis por otra, consiguieron alguna
ventaja al atacar por los flancos, pero en
cambio las brigadas de reserva del general
Smith hubieron de replegarse para evitar
el nutrido fuego de la artillería de los confe-
derados. Este primer contratiempo, sin em-
bargo, no bastó para que Sherman desistiese
de su ataque, pero hubo de perder algunas
horas para organizar de nuevo sus colum-
nas, pues el general Giles Smith, y tambien
Coree, se hallaban heridos, y este último de
gravedad.


El genera) Grant estaba esperando el avi-
so de Hooker para dar "á Thomas la órden
de avanzar; como no sabia la imprevista de-
tencion de aquel jefe, estrañábale ya no ha-
ber recibido noticia alguna, y la esperaba
con impaciencia, mas al ver que Bragg debi-
litaba su centro para reforzar su derecha, y
suponiendo que IIooker se hallaria ya cerc"
de Rossville, dispuso que Thomas avanzara
desde luego para [ttacar al enemigo.


En cumplimiento de esta órden, las divi-
siones de Baird, \Vood, Sheridan'y Johnson
emprendieron la marcha apoyadas por las
demás fuerzas del ejército, y poco despues
asaltaban la posicion del enemigo con tal


ímpetu, que no bastó á contenerles el mor-
tífero fuego de las baterías situadas en la
eminencia. Hé aquí cómo se espresaba el
general Grant en su parte oficial al dar
cuenta del ataque:


«Las tropas avanzaban con el mejor ór-
den, dispersando á su paso á los piquetes, y
despues de haberse detenido un momento pa-
ra formar convenientemente la línea, co-
menzaron á subir por la colina, persiguiendo
de cerca al enemigo que se retiraba. Allle-
gar cerca de la cima de aquella·, nuestras va-
lerosas tropas hubieron de sufrir un nutrido
fuego de fusilería, .Y el de treinta piezas si-
tuadas allí por los confederados, pero no se
vió retroceder ni á uno solo de nuestros bra-
vos, que continuaron siempre adelante hasta
apoderarse de la posicion enemiga. A. pesar
del vivísimo fuego de los separatistas,. nues-
tras pérdidas no han sido tan considerables
como podia temerse, y esto solo se esplica
por la confusion que se introdujo en las filas
de nuestros contrarios, asombrados ante la
audacia de semejante ataque.


»La proximidad de la noche y la circuns-
tancia de haberse resistido el enemigo obs-
tinadamente al general Thomas, impidieron
la persecucion inmediata, pero Sheridan mar-
chó sin pérdida de tiempo á Mission Mills,
(Molinos de la Mision).


» Vencida al fin la resistencia que oponia
el enemigo á Thomas, aquel abandonó bien
pronto sus posiciones, .Y á la media noche
emprendia la retirada, mientras que nues-
tras tropas tomaban posesion ele las fuertes
posiciones de la montaña de Lookout, del
valle de Chattanooga y ele Mission Ridge,
despues de haber cogido una infinidad de
prisioneros, varias piezas .Y un considerable
número de armas de todas clases.»


El parte del general Thomas estaba con·
cebido en estos términos:




C..I.P. XI', ESTADOS-U:\IDOS, 520


«Nuestras tropas avanzaron á paso de car-
ga contra el enemigo, que, sobrecogido de
un pánico, abandonó sus obras de defensa
en la falda de la colina y se retiró precipita-
damente á la cima, no sin que nuestros sol-
dados dejaran de perseguirle de cerca. Poco
despues la colina era atacada por seis puntos
á la vez, y con tanto afan perseguian nues-
tras tropas á los separatistas, que muchos de
estos cayeron prisioneros en sus mismas
trincheras, donde se cogieron asimismo va-
rias piezas y una considerable cantidad de
municiones antes de que el enemigo tuviera
tiempo de destruirlas. Despues de haberse
detenido algunos momentos nuestros batallo-
nes para reorganizarse un poco, el general
Sherman siguió avanzando, pero mientras
los generales W ood y Baird, á los cuales se
oponia una obstinada resistencia, continua-
ban batiéndose, hasta que ya próxima la no-
che, comenzó el enemigo á retirarse lenta-
mente. Al dirigirse á Rossville, Hooker se
encontró con la division de Stewart y otras
tropas: el jefe de la caballería confederada,
al ver amenazado su flanco, trató de escapar
retirándose hácia Greysville, pero una par-
te de sus tropas no creyó que ofrecia la me-
nor seguridad este punto, y por lo tanto se
dispersaron en desórden en direccion opues-
ta. Las fuerzas de Hooker encontraron lue-
go á los fugitivos y les obligaron á dirigirse
hácia el punto donde se hallaba el cuerpo de
ejército de Palmer, el cual los cogió á todos
prisioneros. »


Como hasta aquí solo hemos reproducido
los partes de los generales unionistas, paré-
cenos oportuno insertar tambien el del ge-
neral Bragg á fin de que nuestros lectores
puedan hacer la comparacion entre los pri-
meros y el último.


.Hélo aquí:


«Ouartel general del ejército del Tennessee.
»Dalton .30 de noviembre de 186.3.


» AL GENERAL OOOPER,


ayudante inspector gene¡'ol en Richmond,


}>Señor: el lunes 23, el enemigo avanzó
con fuerzas numerosas y fué á situarse fren-
te á nuestra línea de Missionary Ridge, aun-
que sin intentar nada por el pronto.


» El martes por la mañana temprano, vié-
ronse cruzar numerosas fuerzas por el rio,
por mas abajo de la embocadura del Ohicka-
mauga, y poco despues divisamos á nuestro
frente los compactos batallones del enemigo.
Despues de inspeccionar el ala derecha, dic-
tando las disposiciones que me parecieron
mas oportunas, me. trasladé á la izquierda,
donde ví que las baterías del enemigo acaba-
ban de romper el fuego contra nuestras tro-
pas, las cuales ocupaban entonces la pen-
diente de la montaña de Lookout. No tardó
en avanzar una fuerza numerosa á la que
solo pudo oponerse la brigada de \Valthall,
que á pesar de su obstinada resistencia, hubo
de retroceder al fin precipitadamente, sin que
se comprenda por qué no apoyó á dichas fuer-
zas el general Stevenson, que tenia seis bri-
gadas á su disposicion.


»Poco antes de anochecer, y viendo que
habiamos perdido todas las ventajas de nues-
tra posicion, diéronse inmediatamente órde-
nes para disputar el terreno hasta conseguir
que nuestras tropas pudieran retirarse atra-
vesando el riachuelo de Ohattanooga, y prac-
ticado este movimionto con el mejor éxito,
concentráronse las tropas en la colina, es-
tendiéndose hácia la derecha á fin de recha-
zar al enemigo por aquel punto.


» El miércoles 25 fuí á recorrer la estrema
derecha, cuyo jefe, el general Hardee, estaba
amenazado por fuerzas considerables, mien-
tras que se veian avanzar otras columnas á




530 HISTORIA DE LOS CAP, XV.


paso de carga, de modo que nuestra izquier- tamente mi posiciono Entonces encargue a
da y centro se hallaban en el mayor peligro, Bate que formase una segunda línea en la
mas tan ventajosa era nuestra posicion que retaguardia, y merced á los esfuerzos de mi
esperábamos poder conservarla, y ai efecto estado mayor, se pudo restablecer el órden.
se adoptaron las mas acertadas disposicio- »El teniente general Hardee dejó encar-
nes. Entre tanto los federales habian ata- gado de la estrema derecha á Cleburne y se
cado varias veces nuestra estrema derecha, dirigió á la izquierda apenas supo cuán en-
pero gracias al esforzado valor de las tropas carnizado era allí el combate, pero al llegar
del general Cleburne, mandadas por el te- vió que la division Anderson comenzaba á
niente general Hardee, fueron rechazadas retroceder, y apenas tuvo tiempo para lan-
con pérdidas considerables. Cerca de la coli- zar una parte de la division Cheatham para
na de RossvilIe hay un camino que se habia contener al enemigo en cuanto fuese posible.
mandado ocupar al general Breckenridge De este modo se consiguió tener enjaque por
con dos regimientos de infantería y algunas algun tiempo á los unionistas, pero entre
piezas, y como se me dijera luego que algu- tanto toda el ala izquierda, escepto una parte
nas fuerzas del enemigo avanzaban en aque- de la di vis ion Bate, fué completamente der-
Ila direccion, ordené al general que practicara rotada y huyó en la mayor confusion, siendo
un reconocimiento y adoptara las disposicio- de advertir que todos los cañones se abando-
nes necesarias para proteger su flanco. naron de una manera vergonzosa. Cuantos


»Á eso de las tres de la tarde, las numero- esfuerzos hice, así como tambien mi estado
sas fuerzas que teniamos sobre nuestro cen- mayor y otros muchos jefes, fueron de tódo
tro é izquierda avanzaron en tres líneas, y punto inútiles: oficiales y soldados parecian
habiendo roto entonces el fuego nuestros ca- sobrecogidos de un pánico cual no he visto
ñones, introdújose una gran confusion en las nunca, y pude observar que ya ninguno lu-
filas de los federales; poco despues menudea- chaba sino para salvar su persona, sin tener
ron las descargas de fusilería, y bien pronto en cuenta sus deberes ni el decoro militar.
pude convencerme de que el enemigo habia En semejante estado de cosas, ordené al ge-
sido rechazado en el centro. neral Bate que fuese á cubrir el camino para


»Cuando estaba revistando á las tropas asegurar la retirada de las tropas de Bree-
y animándolas para proseguir el comba- kenridge, y éste y Hardee se retiraron por
te, anunciáronme que el enemigo habia roto disposicion mia al depósito de Chickamauga.
nuestra linea de la derecha y ocupado la co- Por fortuna, acercábase ya la noche, y tenia-
lina: en el mismo momento dispuse que el mos sobre nuestro enemigo la ventaja de co-
general Bate marchara á reforzar á SUB come nocer lós caminos y el pais, y gracias á esto el
pañeros, y yo me dirigí á la retaguardia á resto del ejército pudo alejarse, aunque en el
fin de reunir á las tropas dispersas y hacer- mayor desórden, mientras que las tropas de
las volver al ataque de la posicion perdida, Bate cubrian la retirada. Llegada la Iloche,
pero las fuerzas del general Bate no eran su- este jefe se retiró tambien sin que le moles-
ficientes para remediar el mal, tanto mas tara el enemigo, y lo mismo hizo el teniente
cuanto que algunos momentos despues supe general Hardee con todas las fuerzas de su
que la estrema izquierda era tambien recha- mando.
zada y que el enemigo tenia cercada comple- »Tan pronto como hubieron cruzado todas




CAP. XV. ESTADOS-UNIDOS. ,->3t


las tropas, destruyéronse los puentes del Ohic-
kamauga á nn de entorpecer la marcha del
enemigo, si bien la corriente era vadeable
por muchos puntos.


»No puede escusarse en modo alguno la
vergonzosa conducta de nuestras tropas en el
ala izquierda, pues su posicion era sostenible
contra cualquiera columna de ataque, y la
prueba es, que allí donde se op_uso una vigo-
rosa resistencia, los federales huyeron en
desórden despues de sufrir considerables
pérdidas. Los que llegaban á la cima de la
colina estaban ya tan fatigados, por causa de
los esfuerzos que hubieron de hacer al tre-
par, que se habria necesitado muy poco para
vencerlos.


»Habiendo conseguido apoderarse de una
gran parte de nuestra artillería, aprovechá-
ronse del pánico que empezó á cundir en las
íilas, y valiéndose de nuestros mismos ca-
ñones, los enfilaron por izquierda y derecha
de tal modo, que no era posible resistir el
fuego. Si en todos los puntos de la línea hu-
biese sido obstinada la resistencia, es segUro
que .los federales no habrian podido desalo-
jarnos. No sé aun cuáles son las tropas que
primeramente huyeron 1 ocasionando este de-
sastre, que es un baldon para nuestras ar-
mas, pero se abrirá la debida informacion y
se hará justicia tanto á unos como á otros.


»Alllegar á Ohickamauga espedí las ór-
denes oportunas para que el ejército se ale-
jara del punto ocupado por un enemigo vic-
torioso, pues urgia organizar de nuevo las
tropas y prepararnos á una nueva batalla.
Los unionistas nos persiguieron hasta Ring-
gold, pero los generales Oleburne y Gist se
encargaron de cubrir la retirada, y bien pron-
to dejaron de molestarnos.


»Ignoro aun cuáles son nuestras pérdidas,
si bien me parecen muy escasas respecto á
los muertos y heridos. El jefe de artillería


me dice que los federales se apoderaron de
cuarenta piezas .Y muchos prisioneros.


»Soy con el mayor respeto vuestro obedien-
te servidor,


»El general en jefe, Braxton Bra,r¡g.»


No nos parecen exactas las apreciaciones
del jefe separatista, ni menos creemos justo
que desacreditara precisamente á los mismos
soldados que con tanto valor y arrojo se ha-
bian batido dos meses antes en Ohickamau-
ga. La verdad es que el ejército confederado
constaba solo de unos cuarenta mil hombres,
mientras el general Grant disponia de seten-
ta mil, la mayor parte de los cuales entró
en accion, y esta desigualdad en el número,
así como el bien com1tinado plan y la activi-
dad de los jefes unionistas, esplican mas na-
turalmente que los asertos de Bragg, el re-
sultado de la jornada. Toda vez que en
Fredericks burg sufrieron los unionistas una
derrota por la misma razon, es decir, por
ser numéricamente inferiores, no habia una
mzon óbvia para esperar que los confedera-
dos venciesen en Ohattanooga.


El general Thomas volvió directamente
desde el campo de batalla á Ohattanooga, á
fin de activar la marcha de las tropas de
Granger á Knoxville, y entre tanto Sherman
y Hooker emprendieron la marcha en la ma-
drugada del 26 de noviembre, en per-


. 1 d d 1 1863. seCUClOn de as errota as co umnas
del general Bragg; el primero de estos jefes
siguió la di rece ion de la estacion de Ohicka-
mauga, y el segundo la de Greysville y
Ringgold. En cuanto á Palmer, habia alcan-
zado á la retaguardia separatista, y con-
siguió apoderarse de tres cañones; tambien
Osterhaus, seguido de Geary y de Oruft, lle-
gó hasta Ringgold en persecucion de los fu-
gitivos.


En este punto habíase detenido el general




532 JITSTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XV.


separatista Cleburne con el objeto de cubrir
la retirada del ejército, y acababa de ocupar
en la cordillera de \Vhite Oak una formida-
ble posicion tan fácil de defender como difí-
cil de tomar, pues además de ser muy ven-
tajoso el terreno, el jefe confederado habia
dispuesto su artillería de modo que no era
fácil acercarse á sus líneas sin es ponerse á
sufrir sensibles pérdidas. Á pesar de esto, no
hubo medio de contener el ardimiento de los
federales que se arrojaron resueltamente so-
bre la posicion enemiga, decididos á tomarla.
Tres veces atacaron los unionistas, y otras
tantas fueron rechazados con numerosas
pérdidas, y solo por la tarde, cuando llegó
el tren de batir, despues de cruzar el Chic-
kamauga, resolvió Cleburne abandonar su
posicion y continuar la retirada. Los federa-
les tuvieron en esta refriega sesenta y cinco
muertos, y trescientos sesenta y siete heridos,
mientras que entre los separatistas solo se
contaron ciento treinta bajas. Hooker per-
maneció en Ringgold hasta el l. o de diciem-
bre; Sherman, con una gran parte del ejérci-
to, marchó hácia Knoxville, y entre tanto la
brigada Gross volvió al campo de batalla
para acabar de enterrar á los muertos. Os-
terhaus se situó en el valle de Chattanooga,
y Geary y Cruft regresaron á su campa-
mento del valle de Lookout.


El general Grant manifestaba en el parte
que sus pérdidas en esta série de combates,
sin contar el do Burnside, en Knoxville, as-
cendian á setecientos cincuenta y siete muer-
tos, cuatro mil quinientos veintinueve heri-
dos y trescientos treinta estraviados, total
cinco mil seiscientos diez y seis, y añade
que cogió seis mil ciento cuarenta y dos pri-
sioneros, de los cuales doscientos treinta y
nueve eran oficiales; cuarenta piezas de arti-


llería, sesenta y nueve furgones y siete mil
armas diversas (*).


Las pérdidas del general Bragg, entre muer-
tos y heridos, fueron relativamente escasas,
y esto se esplica por el hecho de haberse es-
tado batiendo los separatistas, protegidos por
sus parapetos ó en la cima de elevadas coli-
nas, donde no causó mucho daño el fuego del
enemigo. Es probable que no tuvieran sino
tres mil bajas, entre las cuales figura lo me-
nos por mil el número de los prisioneros. De
todos modos, el hecho es que el ejército 'de
Bragg quedó muy mal parado á consecuencia
de esta última lucha, y no se aventura mu-
cho al suponer que terminada esta, se en-
contraria con unos diez mil hombres menos,
á causa de las muchas deserciones y de los
estraviados, debiendo tenerse en cuenta tam-
bien que los separatistas perdieron mucha
artillería, una considerable cantidad de víye-
res y un numeroso tren de campaña.


Durante el invierno no hubo ya en aquel
punto ningun combate de importancia ni se
trató de disputar á los federales la posicion
de Chattanooga.


(') En los partes de los jefes figuraban las siguienteS'
cifras:


Division Hooker. .
Id. Sherman ..
Id. Thomas ..


Total.


960
1,989
3,955


6,904
En las pérdidas de Thomas se incluyen las de Granger,.


riue, segun parece, ascendian á dos mil trescientas noventa
y una, aun cuando este jefe aseguró luego que no bajaban
de dos mil setecientas. Sin exagerar, puede decirse que la
suma total figuraria, cuando menos, por siete mil hombres.


Entre los muertos se contaban los coroneles Putnam,
O'Meara y Torrence, y entre los heridos muchos oficiales de
distincion.


El Telégrafo insertó la descripcion de estos combates que
hizo un corresponsal de Richmond, el cual dacia que los-
confederados tuvieron dos mil quinientas bajas entre muer-
tos y heridos, y que les cogieron cinco mil prisioneros.


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CAPÍTULO XVI.
ARKANSAS y MISSOURI.-LA CAMPAÑA DE 1863.


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~rarmacluke ataca á SpringfielcL-El comhate de HflrtRville.-Los federales, al mando de 'Varing, derrotan :'dos separatis-
tas en TIatesvillc Ark.-Captura del Sam Galy. - Fayetteville atacado por Cabello - Marmaduke ataca á los federales
en Cabo Girardeau.- Es rechaza(lo por Me Neil.- Coffey asalta el fuerte BlUnt.- Standwatie es derro18do en Cabin
Creek.- Correy derrotado por Cather,,"ood en Pineville.-El general Blunt vence á Cooper en Honey-Springs.- La es-
pedicion de Quantrell Arson. -Matanza en Lawrence.- El general Steele marcha á Little-Roek.- Combate en Bayou
Metea.- Davidson derrota á Marmaduke en Bayou Fourehe.- Price abandona á Little-Rock.-La escolta de Blunt
destrozada por Quantrell.- El coronel Clayton derrota á Marrnatluke en Pine Bluff.-El"general Brown vence á Cabell
y Coffey en Arrow Roek.-Mc Neil persigue á los confederados hasta Clarksville.- Stanclwatie y QuantrelI rechazados
por el coronelPhillips en el fuerte Gibson.-Los in(lios Sioux.-Matanza en iVIínnesofa.-El general Sibley derrota á la
banda del CllCl'VO, en 'Vood Lake.-Captura de quinientos inrlios.- Son juzgados por delito de asesinatO.-El general
POpl' se encarga del mando.- Sillley y SuUy persiguen á los salvajes. - El general Connor en Utah.-Shoshonees der-
rotado en Beae niver.-Apéndice al Capitulo XVI.-Las tribus indias.- Su carácter y costumbres. - Su guerra con los
unionistas.


Escepto en las ocaSIOnes en que agitaron I Marmaduke, apareció por la parte Norte de
á Missouri las luchas políticas ó las disen- Arkansas, y evibndo cuidadosamente un en-
siones intestinas, este Estado permaneció cuentro con el cuerpo de ejército del general
siempre fiel al Gobierno unionista antes y Blunt, presentóse delante de Springfield, don-
despues de In, espulsion del ejército de Price de se hallaba el depósito de víveres y muni-
por Fremont á fines de 1861; pero 01 e1e- ciones de los federales. Esta importante p1a-
mento rebelde de su poblacion, aunque do- za, sin embargo, se hallaba por entonces muy
minado á veces, mostrábase inquieto y tra- bien fortificada con imponentes líneas de
bajaba con actividad, merced á los esfuerzos defensa, que difícilmente hubieran podido
de los emisarios y amigos de Price. Marma- tomar las indisciplinadas tropas de Marma-
duke y otros jefes, con el auxilio del gober- duke, y además de esto, haUábase encargado
nador Claiborne Jackson, muerto en Arkan- de ladefensa deSpringfield el general Brown,
sas en ti de diciembre de 1862, y de Tomás jefe de la milicia de Missouri, valeroso mili-
Reynolds, nombrado despues gobernador de , tar, que aun cuando no contaba al principio
la Confederacion, intrigaban en favor de la I mas que con mil doscientos hombres de guar-
causa que defendian.· I nicion, se vió reforzado luego con otros tres-


Á principios de 1863, una fuerza de sepa- cientos que salieron de los hospitales. Sinmas
ratistas compuesta de unos cuatro mil hom- I que eSÜts tropas, Brown rechazó á los sepa-
bres, la mayor parte montados, al mando de I ratistas despues de un combate de cinco ó


TOMO lIT.




534 HISTORIA DE LOS CAP. XVI.


seis horas, cuyo resultado fué retirarse el ene- ' escuadron de la caballería de Arkansas, a pre-
migo con una pérdida de doscientos hombres. só en 28 de febrero en Van Buren el vapor
Los federales tuvieron catorce muertos ,ciento Julia Roan, cogiendo trescientos prisio-
cuarenta y cinco heridos y cinco estraviados, neros.
pero entre los segundos contábase el mismo En 9 de marzo fué relevado del cargo
general Brown, á cuya serenidad y arrojo se de comandante del departamento de 1.863.
debió la conservacion de Springfield. Missouri el general Curtis, y se


Los confederados continuaron entonces su nombró en su lugar al general Schofield.
marcha hácia el Este, y el 10 de enero tu- El vapor de Missouri Sam Gaty, capitan


vieron un encuentro con el coronel Mc Cloy, fué detenido en Sibley en 9 de
1.863. M '11" .. h d '11 d "11· errl ,a qmen conslgmeron rec a- i marzo por una cua n a e guerrl eros
zar, dirigiéndose luego sin pérdida de tiem- i mandados por Jorge Toeld, quien atemorizó
po hácia Hartsville, á cuyo punto llegó á al piloto rodeándole con los botes en que iba
poco el coronel unionista con algunos re- su gente, y luego despojó á los pasajeros de
fuerzos y una batería, dispuesto á disputar todo su dinero y efectos de algun valor, lle-
el paso á las tropas de Marmaduke. En vando su crueldad hasta el punto de matar
efecto, poco despues se empeñó una refriega algunos blancos y unos veinte negros de los
muy obstinada, pero esta vez los separatis- ochenta C1ue habia á bordo elel vapor. Los
tas fueron rechazados con una pérdida de otros sesenta pudieron escaparse, pero los
trescientos hombres, incluso el general Em- que cayeron prisioneros despues, sufrieron
mett, Me Donald y los coroneles Porter, la pena de ser pasados por las armas.
Thompson y Hinkley, que perdieron la vida Fayetteville era uno de los principales
en el combate. Los federales tuvi81'on soten- puestos militares que tenian los federales en
ta y ocho bajas y entre ellas siete muertos; Arkansas,.y de su custodia estaba encarga-
Merrill, cuyas municiones se habian agota- do el coronel Harrison, el cnal fué atacado
do, se retiró despues del combate á Lebanon, en 18 de abril por el general Cabello


t t t M d 1 h · d 'd d d '1' t d' 1.863, Y en re an o arma ure, aClen o una que, segm o e os ml gllle es y os
contramarcha, huyó hácia Arkansas antes piezas de artillería, habia cruzado rápida-
de que pudiera reunirsé una fuerza snficien- mente las montañas de Boston, saliendo de
te para cerrarle el paso. Ozark con objeto de atacar á su enemigo al


En 4 de febrero apareció otra vez Marma- amanecer. Despues ele media hora de caño-
duke por la parte de Batesville, pero allí fué neo, el coronel Munroe dió una carga con In,
atacado por el coronel \Varing, quien le per- caballería, pero viéndose rechazado, los se-


siguió con su caballería hasta el rio, paratistas tuvieron por conveniente retirarse
1863. . d .. lId l' . 1'·' O 1 coglen o pnslOnero a corone A ams por e mIsmo cammo en (lreCClOn a zar (.
y á otros. En un combate que tuvo lugar el Como Harrison tenia, muy pocos caballos, no
dia antes, habia sido derrotada tambien en le fué posible perseguir al enemigo; sus pér-
Mingo, por el mayor Reeder, una partida de didas se redujeron á cuatro muertos, veinti-
guerrilleros separatistas, cuyo jefe Mc Gee, seis heridos, treinta y cinco estraviados y
perdió la vida en la pelea; y el teniente coro- diez y seis prisioneros, pero él en cambio
ne1 Stewart, á la cabeza de ciento treinta cogió cincuenta y cinco ele los últimos, cin-
hombres del regimiento de Illinois, con un cuenta caballos y muchas municiones. Pn-




CAP. XVI. ESTADOS-UNIDOS. 53&


rece que en este encuentro no tomaron parte artillería, y como á poco se vieran aparecer
mas que quinientos unionistas. algunas cañoneras que llegaban con refuer·


Despues de su última derrota en Batesvi- zos para los sitiados, el jefe separatista cre-
lle, el general Marmaduke marchó á Little- yó prudente retirarse hácia Arkansas des-
Rock (Roca pequeña), donde pensaba abrir pues de haber sufrido numerosas pérdidas.
una nueva campaña con el auxilio de los Inútil parece decir que los confederados des-
partidarios que allí tenia. Debemos adver- truyeron á su paso todos los puentes á fin de
tir que la parte Norte de Missouri era de- que no se les persiguiera, mas á pesar de
cididamente unionista, pero la parte Sur, I esto, el general Vandever, jefé de las tropas
region muy poco poblada y que habia perte- que acababan de llegar á la plaza, dispuso
necido tan pronto á un partido como á otro, que McNeilmarchara inmediatamenteenper-
estaba por los confederados. Hácia mediados secucion del enemigo, dando esto por resul-
de abril, Marmaduke salió de Little-Rock tado dos ó tres escaramuzas entre la reta-
con el primer cuerpo de ejército de Price, guardia confederada y la vanguardia de los
compuesto, segun se dijo, de diez mil hom- unionistas. Marmaduke, sin embargo, llegó
bres, cifra que nos parece exagerada, y ~e al fin á San Francisco sin obstáculo alguno,
dirigió por el Nordeste hácia Frederickton, y desde este punto marchó hácia Arkansas
á cuyo punto llegó en 22 de abril, continuan- con sus prisioneros, aunque con el senti-
do luego su marcha en direccion á Cabo Gi- miento de haber sufrido pérdidas mas dolo-
rardeau, gran depósito de efectos militares, rosas que los federales.
de cuya custodia acababa de encargarse el El dia 20 de mayo un cuerpo de separa-
general Mc Neil, que habia regresado po- tistas que constaba de unos tres mil hom-
co antes de BJoomfield con mil doscientos bres, á las órdenes del coronel Coffey,
hombres y seis callones. Mc Neil vió que el atacó al fuerte Blunt, que se halla 1863.
teniente coronel Baumer no tenia á Sll dis- en el territorio de los Cherokees, y cuya
posicion para resistir al enemigo sino qui- guarnicion al mando del coronel Phillips,
nientos hombres y cuatro piezas situadas en solo constaba de ochocientos hombres y un
un sencillo parapeto, y por lo tanto, lo pri- regimiento de indios de la tribu delos Creeks.
mero que dispuso, como medida de prudencia, Estos dejaron acercar al enemigo sin dar
fué sacar el contenido de los almacenes mi- aviso alguno, pero los separatistas, no te-
litares y enviarlo fuera de la ciudad, hecho niendo el menor empeño en ~saltar las obras
lo cual esperó tranquilamente al enemigo, de defensa, cruzaron el Arkansas y se apo-
dispuesto á oponerle una enérgica resisten- deraron de todo el ganado que pastaba en la
cia. Marmaduke, que tenia cuatro brigadas, llanura. El coronel Phillips no pudo reco-
empezó por intimar formalmente la rendi- brar sino una pequeña parte, dando una
cion en nombre del general Price, concedien- carga de caballería, pues los Creeks no qui-
do solo treinta minutos de plazo para obtener sieron batirse ni perseguir ál enemigo.
una respuesta, pero los federales contestaron Los separatistas se apostaron luego en
rompiendo el fuego acto continuo sin querer una fuerte posicion situada á cinco millas
entrar en esplicaciones. Aun cuando los con- del fuerte, y allí les atacó resueltamente el
federados hicieron una segunda intimacion, I coronel Phillips, ~onsiguiendo desalojarlos
Mc Neil no quiso que suspendiera el fuego la despues de un reñIdo combate, pero el ene-




5Hü HISTORIA DE LOS CAP. XVI.


migo pudo huir con su botin sin perder mas piezas mas que habia enviado á buscar,
que cincuenta ó sesenta hombres. En esta avanzó contn!' el enemigo, situado ventajosa-
ocasion dió pruebas de una actividad y ener- mente en Elle
gía dignas de elogio. Á eso de las diez de la mañana del 17 de


En 1.° de julio, el coronel \Villiams, que julio, Blunt formó su pequeño ejército en dos
con ocho mil hombres y quinientos indios, columnas, á las órdenes de los coroneles


al mando del mayor Forman, custo- Judson y Phillips, y desplegállllolas rápida-
1863. d' b d t . t t d dI" . d . 1 . la a un convoy e reSClen os wa- men e e erec la a IzqUler a, cayo e e lmpro-
gones que se dirigia al fuerte Blunt, proce- viso sobre el enemigo, atacándole á la vez de
dente de Kansas, tuvo un encuentro cerca de frente y de flanco con sin igual arrojo. Dos
Cabin Oreek, en el territorio indio, con un horas despues, los separatistas desalojados
cuerpo de tropas de Texas y algunos indios de su posicion se pronunciaban en retirada
mandados por Standwatie, jefe de los Oh e- desordenadamente dejando tras sí ciento cin-
rokees. Los separatistas se batieron con mu- cuenta muertos, setenta y siete prisioneros,
cho valor, pero como no eran mas que sete- un cañon y doscientas armas de varias clases.
cientos, y como por otra parte no opusieron Blunt manifestó que sus pérdidas ascendian
los indios gran resistencia, fueron completa- , á diez y siete muertos y sesenta heridos.
mente dispersados. Standwatie perdió vein- Apenas hubo desaparecido Cooper cuando
titres hombres, incluso el mayor Forman, llegó Cabell con el refuerzo de rrexas que
herido de alguna gravedad, y los confedera- esperaban los confederados, el cual constaba,
dos dejaron en el campo de batalla cuarenta segun Elunt, de unos tres mil hombres, pero
muertos y nueve prisioneros. el jefe de esta tropa no creyó prudente ata-


Habiéndose avisado al general mnnt que ca!', y por otra parte, los federales estaban
el fuerte de su nombre se hallaba en peligro, I ya muy fatigados .'f faltos ele municiones.
abandonó inmediatamente el fuerte Scott, Blunt, sin embargo, aguardó hasta la maña-
donde se hallaba, para ir en auxilio de sus na siguiente, y seguro de que el enemigo
compañeros, y gracias á que recorrió ciento habia emprendido ya la retirada, se puso en
setenta y cinco millas en cinco dias, pudo marcha hácia el fuerte.
llegar á tiempo para ha-cer frente al peligro. Batidos los separatistas en campo abier-
Entonces supo que el general separatista to, no por eso perdieron las esperanzas, y
Cooper estaba en Honey-Springs, distante muy lejos de ello, resolvieron adoptar el sis-
veinticinco millas, con seis mil hombres, tema de guerrillas, á fin de hostigar en lo
aguardando un refuerzo de tres regimientos posible á sus enemigos con menos esposi-
de Texas para marchar enseguida contra el cion. El dia 13 de agosto, el coronel Cather-
fuerte. Blunt no creyó que seria prudente wood, que se hallaba en Pineville 1863.
aguardar; parecióle mejor salir de una vez con un regimiento de caballería, fué
del apuro, y en su consecuencia abandonó atacado de improviso por Coffey, á quien re-
el fuerte en la noche del 15 al 16 de jnlio, chazó, causándole una pérdida de doscien-
seguido de doscientos cincuenta ginetes, cua- tos hombres entre muertos, heridos y prisio-
tro piezas y tres mil infantes; cruzó el Ar- neros.
kansas, rechazando á su paso á una avan-¡ Pocos dias despues, un tal Quantrell,
zada de seprtratistas, y provisto de oc ho hombre de no muy buenos antecedentes,




CAP. XYI. EST ADOS-UNlDOS. 537


emprendió una espedicion con mejor suerte sano y salvo, así como tambien el coronel
que Coffey. Reuniendo trescientos separa- Deitzler y otras varias personas notables; el
tistas en Blackwater, en el Missouri Occi- general Collamore, que se habia escondido
dental, á cincuenta millas de la línea fronte- en un pozo, murió sofocado, y lo mismo les
riza, se puso en marcha el :21 de agosto en sucedió á dos hombres que trataban de sa-
direccion á la pequeña villa de Lawrence carIe de su escondite. Por último, á las diez
(Kansas), donde no se habia hecho prepara- de la mariana quedaba terminada la obra de
tivo alguno de defensa porque no se temia destruccion:i que se dió principio al <lmane-
ni remotamente un ataque. Merced á este cer; ¿{ ciento cuarenta ascendia el número de
esceso de confianza, los habitantes fueron víctimas sacrificadas en aquella espantosn
sorprendidos en medio de su suer1o; los es- matanza, y se incendiaron ciento ochenta y
pedicionarios acuparon todos los caminos, y cinco edificios; los bandidos huyeron despues
todo aquel que salia de su casa armado, era de habor sembrado en Lawrence el luto y
muert.o en el acto, lo cual bastó para que la desolacion.
pocos pensaran en oponer la menor resisten- La fatalidad, ó mas bien una série de
Dia. La Casa de la Ciudad no contenia ar- I circunstancias imprevistas, fueron causa de
mas, y en su consecuencia el capitan Banks I que no se pudiera prever aquel ataque: un
no tuvo mas remedio que entregarla, con fe- hombre que, anticipándose á los espedicío-
sando francamente que era un oficial de la narios, se dirigía a Lawrence á fin de avi-
Union y que deseaba hablar con Quantrell, I sal' á las autoridades, tuvo la mala suerte
quien le aseguró que no se causaria daño de caer de su caballo, recibiendo tales con-
alguno á los que se rindieran. A pesar d~ tusiones, que espiró al otro dia. En la noche
esta promesa, las C[Üas donde estaban los quo precedió al dia de la matanza, algunas
fondos públicos fueron saqueadas comple- personas que vieron pasar aquella tropa de
tamente, y lo mismo se hizo en las casas bandidos, por la parte Sur de Aubrey, dieron
de particulares; los caballos robados sirvie- aviso al capitan Pike, estacionado en aquel
ron para conducir el botin, y todos los ne- punto, pero este oficial, en vez de perseguir al
gros ó alemanes que cayeron en poder de los enemigo, envió un parte al capitan Coleman,
invasores fueron muertos sin compasion al- que se hallaba en Santa Fé, el cual marchó
gnna. El edificio donde estaba el Tribunal con cien ginotes á reunirse con Pike para ir
de Justicia y muchas de las mejores casas en seguimient,o de Quanirell. Por desgracia,
fueron pasto de las llamas; diez y ocho re- éste contaba con muy buenos caballos, mien-
etutas desarmados que estaban fuera de la tras los de sus perseguidores estaban rendi-
ciudad perecieron tambien á manos de aque- dos de fatiga, y cuando Pike y Coleman te-
llos verdugos, y lo mismo les sucedió á otros nian aun que recorrer seis millas parct Ilegal'
varios ciudadanos particulares que habian á Lawrence, la tropa de bandidos huia ya del
dado su dinero .Y cuanto tenian con la condi- lugar de la catástrofe. El senador Lane, se-
cion de que se les respetara. No obstante, guido de un pequeño destacamento, queria
los que se refugiaron en la casa de Eldridge atacar á Qllantrell, Ó cuando menos perse-
pudieron salvarse, merced á la proteccíon guirle, mas no era posible luchar contra fuer-
que les dispensó Quantrell: 1\1r. Lane, se- zas tan superiores, ni menos perseguir sin
nador de los Estados-Unidos, logró escapar buenos caballos á los que el temor parecia




HISTORIA DE LOS CAP. XVI.


prestar alas, y el resultado fué que Quantrell,
con sus marchas y contramarchas, ocultán-
dose á cada momento en los bosques, pudo al
fin escapar vadeando el Missouri. En la per-
secucion fueron cogidos ó muertos unos cien
hombres, pero la mayor parte de la tropa se
puso en salvo y bien pronto se perdió comple-
tamente la pista.


La rendicion de Vicksburg y Puerto Hud-
son, juntamente con la retirada de Johnston
de la ciudad de Jackson, permitia al ejército
de Grant llevar á cabo otras operaciones
secundarias, y en su consecuencia, resol-
vióse enviar á Helena al general Steele á fin
de que preparara una espedicion para apo-
derarse de Little-Rock. Al efecto se pusie-
ron bajo sus órdenes seis mil hombres de
todas armas, inclusos quinientos ginetes,
con veintidos cañones, pero poco despues se
le reunió el general Davidson, que llegaba
de Missouri con otros seis mil y diez y ocho
piezas de artillería, de modo que Steele pudo
disponer de doce mil hombres y cuarenta ca-
1.863. ñones. El dia 10 de agosto se pusieron


en marcha las tropas, en cuya van-
guardia iba la caballería de Davidsonj el 17
cruzaron el rio Blanco por la parte de Cla-
rendon, yel 22 se practicó un reconocimiento
mientras se procedia al "desembarque por ser
mas saludable el ~lima en aquel punto.


Davidson avanzó escaramuceando hasta
Brownsville, abandonado e125 de agosto por
Marmaduke, quien se retiró á sus atrinche-
ramientos de Bayou Metea, de donde se le
desalojó tambien á poco, si bien no se le pu-
do perseguir porque tuvo la precaucion de
quemar el puente.


La brigada del general True llegó á Cla-
rendon, procedente de Memphis, el dia 19, y
despues de cruzar el rio, siguió avanzando,
mientras el general Steele se concentraba en
Brownsville á fin de pasar por Bayou Metea,


lo cual no pudo conseguir. Esto le indujo á
dirigirse hácia Arkansas, y al llegar á Ash-
ley Mills (Molinos de Ashley), se encontró
con la caballería de Davidson, que habia te-
nido una escaramuza con el enemigo. Steele,
que llevaba consigo setecientos enfermos, ]0
cual entorpecia su marcha, confió á estos
juntamente con su tren á la brigada de Rit-
ter, avanzó luego sobre Arkansas y se apro-
ximó á Little-Rock, en tanto que Davidson,
apoyado por dos divisiones y otras tantas
baterías, cruzaba directamente y se acercaba.
tambien á la ciudad por la parte Sur del rio.


Despues de haber practicado varios reco-
nocimientos y elegido el punto por donde pa-
saria, Davidson echó sus puentes durante la
noche del 9 al 10 de setiembre, y poco
despues se hallaba en la orilla opues- 1.863.
ta, apagando con sus baterías el fuego del
enemigo. Conseguido esto, continuó su mar-
cha hácia LiHle-Rock, y al llegar á Bayoll
Fourche, opusiéronle los separatistas una
enérgica resistencia, pues estaba allí la caba-
llería de Marmaduke y una brigada de in-
fantería con dos baterías que ocupaban una
ventajosa posiciono Steele, sin embargo,
avanzó por la orilla Norte del rio, y como
distraia la atencion del enemigo, Davidson
pudo entre tanto adelantar terreno, sin que
aquel le molestara mucho, hasta tomar una
posícion conveniente. Poco despues dábase
la órden de atacar, y la brigada Ritter pene-
tró en la ciudad apoyada por la caballería,
que sable en mano, dispersó al enemigo en
todas direcciones. Las autoridades dela capi-
tal de Arkansas entregaron entonces formal-
mente la ciudad, y los unionistas tomaron
posesion del arsenal y de los almacenes mili-
tares, pero tuvieron el sentimiento de ver que
el general Price habia mandado quemar seis
vapores y destruido asimismo una considera-
ble cantidad de materiales para la via férrea.




CAP. XYI. ESTADOS-UNIDOS.


El general Steele entró en la ciudad por una muerte segura, merced á su valOt' y san-
la tarde, algun tiempo despues de haberla gre fria. Este ataque ocurrió cerca del pues-
evacuado el enemigo, que se retiró en direc- to militar conocido con el nombre de fuerte
cion del Arkadelphia, demasiado precipita- Blair, que fué atacado á las pocas horas, pe-
damente para que pensaran en perseguirle. ro sus defensores, aunque pocos, eran tan va-
Steele dice que todas sus pérdidas durante lerosos como su j efe el teniente Pond, y re=
aquella campaña no escedieron de cien hom- chazaron al enemigo causándole una pérdida
bres, á pesar de no haberla empezado sino de once mnertosy muchos heridos. El general
con siete mil de los doce mil que se le Bll1nt y el resto de su escolta, que habian
confiaran, debiéndose esto á que se vió en la permanecido en una pradera hasta entrada
necesidad de distraer parte de sus fuerzas la noche, llegaron á poco al fuerte Blair.
para guardar los hospitales.y trenes. Las ba- Pine Blnff, situado en la orilla Sur de Ar-
jas por enfermedad fueron en cambio harto lmnsas, á cincuenta millas mas abajo de
sensibles: Steele asegura que cogió cien pri- Little-Rock, se hallaba ocupado á principios
sioneros al enemigo. de octubre por el coronel unionista Powell


El general Blunt, que seguía persiguiendo Clayton, y como éste no tenia á su disposi-
á los separatistas al mando de Standwatie y cion sino seiscientos 40mbres y nueve caño-
Cabell, habíales obligado á concentrarse en nes, Marmaduke, que estaba entonces en
Perryville, en el territorio de 1<J, tribu de los Princeton, á cuúenta y cinco millas do
Choctaws, y pronto tuvieron que abandonar distancia, resolvió apoderarse de dicho pun-
tambien este punto, sin serIes posible impe- too En su consecuencia, el jefe confederado,
dir que el jefe unionisbse apoderara, despues ' seguido de dos mil quinientos hombres .Y
de un sangriento combate, del fuerte Smith, doce piezas de artillería, avanzó en tres co-
cuya custodia se confió al coronel Johnson. lumnas en direceion á la plaza, y llegado á
Parece que Cabell tuvo la intencion de tomar, ella, la bombardeó por espacio de cinco ho-
parte en la defensa de LiUle-nock, mas co- ras. Ko tardó en declararse un incendio en
mo no llegara á tiempo, rcunióse con las tro- Pine Bluff, pero Powell acababa de organi-
pas de Price que se retiraban en direccion á zar un batallon de doscientos negros, los
Rio Colorado. cuales corta;ron el fuego y formaron luego


El general Blunt, que habia ido á Kansas barricadas en las calles por si acaso llegaba
á ventilar ciertos asuntos, regresaba al fuer- á ser necesario rechazar en ellas al enemi-
te Smith con una escolta de caballería, 01 dia go. Las bombas lanzadas por los separatis-


í de octubre, cuando corea de Baxter tas destruyeron la Casa de la Ciudad y otros
1863. en el territorio de los Cherokcos, fué varios edificios, pero los sitiadores no pudie-
;üacado por una guerrilla de seiscion tos hom- ron entrar en la plaza, y á las dos


",' 1863.
bres al mando de Quantrell, siguiéndose un de la tarde del 2:) de octubre, Mar-
desigual combate en el que fué aniquilada la madnke emprendió la retirada despues de
mayor parte de la escolta, quedando muertos perder ciento cincuenta hombres entre muer-
ó heridos unos ochenta individuos de esta, tos y heridos, sin contar unos treinta y tres
entre los que se contaba el hijo del general prisioneros. Los federales tuvieron diez y
Curtis. El general Blunt pudo escapar con siete muertos y cuarentit heridos, entre los
quince hombres de su guardia, librándose de I cuales contábanse algunos negros.




540 HISTORIA DE LOS CAP. XVI.


Parte de las fuerzas de Cabell, quien, se- el paso á los fugitivos, pero Shelby ha-
gun ya hemos visto, habia sido derrotado en bia pasado ya por Humansville cuando
el territorio indio por los generales Blunt y Me Neil llegó á este punto. El jefe unio-
Phillips, proyectó emprender una correría nista continuó, sin embargo, la persecucion,
por el Nlissouri á las órdenes de Shelby, y y al llegar á Búf"t!o, cerca de Clarksville,
al efecto, abandonando la region de los hizo algunos prisioneros, mas entre tanto
Chocktaws, los espedicionarios se dirigieron los demás fugitivos cruzaron el Arkansas,
hácia el Norte de Arkansas, crnzaron el rio y entonces Mc Keil desistió de su empeño,
por muy cerca del fuerte Smith, y procu- pareciéndole lo mas conveniente volver al
rando siempre evitar un encuentro con los fuerte Smith. En 20 de octubre fué reempla-
federales, penetraron por la parte occidental zado Blnnt en el mando del ejército de la
del Missouri, en cuyo punto se reunieron frontera por el general Mc Neil.
elLo de octubre con el general Coffey, for- Standwaiie y Quantrell atacaron de nue-
mando así un total de dos mil quinientos vo en 18 de diciembre al coronel Phillips,
hombres. Estos avanzaron con toda la ra- cerca dol fuerte Gibson, en el territorio in-
pidez posible hácia Booneville, pero ya dio, pero por segunda vez y despues de un
desde aquí comonzaron á retirarse, no solo I combate de cllntro Ó cinco horas, Quantrell y
por faltarles un refllerzo con el cual con- los suyos fueron derrotados y se vieron en
taban, sino porque supieron que les per- la precision de cruzar el Arkansas para po-
seguia de cerca un cuerpo de la milicia de nerse fuera del alcanco del enemigo.
~1issouri á las órdenes del general Brown, Así terminó en aquel departamento' la
quien, alcanzándoles al fin en 12 de octubre, campaña de 1863.
cerca de Arrow Rock, les dispersó comple-
tamente causándoles una pérdida de tres-
cientos hombres entre muertos y heridos (*).


El general Mc Neil se hallaba en San
Luis cnando tuvo conocimiento de este com-
bate, ~ sin perder tiempo marchó á Leba-
non, desde donde, rel1riiendo el mayor nú-
mero de fuerzas posible, se dirigió á Bolívar
y Lamar, en cüyo punto esperaba cerrar


C) El parlc remiti(to por el general Brown dando cuenta
de este cllmbate, estaba concebido en los términos si-
guientes:


(.San Luis H de octubl'e (le 1863.
»AL GENERAL E::-I JEFE, HALLECK:


» Perseguidos de cerca por el general Brown, los sep:ua-
tistas, á las órdenes de Shclby, viérons8 a~-er en la preci-
sion ele accptar el combate, que fué por demás obstinado y
duró cinco horaR, pero el enemigo, dcrrotado completa-
mente, se dispersó entadas direcciones abandonando su
artilleria, bagajes, muchas armas y prisioneros. Sus pér-
(lidas en muertos y heridos son tambien considerables.
~lIestras tropas persiguen á los fugitivos sin descanso.


·,'El mayor general. Schofield.ll


No pasaremos adelante en nuestra narra-
cion sin referir algunos pormenores acerca
de la cnmpaña que por entonces fué preciso
emprender contra algunas tribus hostiles,
pues así comprenderán mejor nuestros lecto-
res el verdadero carácter de aquella guerra.


Ya en 18G2 empezaba á temerse una lu-
cha con los indios en la frontera occidental,
y no pasó mucho tiempo sin que se realiza-
ran los pronósticos de muchos en este pun-
to. Bajo las administraciones de Píerce y
Buchanan, los agentes indios, y algunos
empleados del Gobierno que estaban en fre-
ouente trato con las tribus aborígenes de las
grandes llanuras, eran todos ardientes de-
mócratas, muchos de ellos partidarios del
Sur y de la esclavitud, y por esta razon
principalmente fueron separados al encar-
garse de la presidencia Mr. Abraham Lin-
coln. Es probable que muchos de aquellos




ESTADos-u:;mos.


funcionarios, resentidos porque se les qui-I fantes, y el general Sully con un cuerpo de
taba su destino, ó guiados quizá por sus caballería, marcharon á l\fissouri á fin de
opiniones políticas, hicieran uso de su in- proseguir las operaciones, y habiéndose se-
fluencia entre las diversas tribus á :fin de parado luego estos dos jefes, el primero ba-
comprometerlas en la lucha que acababa de tió á los salvajes en Missouri Couteau, Big-
empeñar la, Confederacion con el Norte; mound, Dead Búffalo y Stony Lake, matando
acaso fueran pocos los que obraron así,
aunque esto no parece fácil de probar, pero
como quiera que fuese, el hecho es que des-
de 1861 á 1862 comenzó á predominar cierto
espíritu hostil entre los indios hasta que al
fin algunas partidas de la tribu de los Sioux
de Minnesota se declararon en abierta lu-
cha. La banda del CuerlJO, conocido jefe
entre los salvajes, fué una de las que mas
se distinguieron por su ferocidad al atacar
en la frontera occidental varios puestos
militares entre los cuales se contaban Nue-
va-Ulm, Cedar-City, Minn y otros puntos;
tambien atacó el fuerte Ridgeley, sitiándolo
por espacio ele nueve dias, y en el fuerte
Abercrombie, asaltado dos veces consecuti-
vas, fueron rechazados los indios con nume-
rosas pérdidas, mas ya habian dado muerte
(i mas de quinientas personas, la ma,)'or
parte mujeres y niños. El general Sible,)'
recibió órden de marchar con numerosas
fuerzas de la milicia en persecucion de los
salvajes, á quienes se pudo dar alcance el 22
de setiembre en \Vood Lake, (Lago del Bos-
que) donde el Ouer'vo, completamente der-
rotado, huyó en direccion á Dakota, dejando
en poder de sus enemigos quinientos prisio-
neros, de los cuales cuatrocientos noventa ,)'
ocho fueron juzgados por un consejo de
guerra. De estos se condenó á trescientos á
ser ahorcados, pero el Presidente Lincoln
tuvo á bien diferir la ejecucion y la mayor
parte fueron puestos luego en libertad.


Llegado el verano, el general Pope se
encargó del mando de aquel departamento;
el general Sibley con dos mil quinientos in-


TOMO 1lI.


ó hiriendo á unos ciento treinta indios,
mientras que Sull,)' hacia poco mas ó menos
lo mismo con otra partida que encontró en
\Vhitestone, á la cual cogió ciento cincuenüt
y seis prisioneros. El resto de la banda
cruzó el Missouri poniéndose fuera del al-
cance de sus perseguidores, y puede decirse
que con esto terminó virtualmente la guerra
con los Sioux, mas no sin que sufrieran los
federales continuas privaciones y las mas
rudas fatigas.


El general Connor, jefe de los voluntarios
de California, que 'mandaba en Utah, recibió
á poco noticia de las depredaciones que co-
metian los indios, y acto continuo marchó
hácia Bear River (Rio de los Osos), y á pe-
sar de haber perdido setenta y cinco hom-
bres en el camino á causa del rigor del frio,
atacó con los que le quedaban á trescientos
salvajes, de los cuales mató á doscientos
veinticuatro, sin tener mas pérdidas que
doce muertos y cuarenta y nueve heridos.
Cuatro meses mas tarde, el general Connor
atravesó con la mayor parte de sus fuerzas
la region Oeste de Rocky Monntains, y
aunque continuó avanzando por el Norte
hasta llegar á Snake River, (Rio de las Cu-
lebras), no encontró ya enemigos que com-
batir.


Esta campaña con los indios, aunque
nada gloriosa, y muy perjudicial por el con-
trario, solo sirvió para debilitar la fuerza
del ejército del Norte, ocasionando un gasto
mas sobre los muchos que ya pesaban sobre
el Gobierno, cuya situacion era bastante
apurada en el año 1863.


G8




APÉNDICE AL CAPÍTULO XVI.


LAS TRIBUS INDIAS.-SU CARAcTER y COSTUMBRES.-SU GUERRA CON LOS UNIONISTAS (').


Las vastas regiones de Far-\Vest, donde se estienden esas
silenciosas y verdcs llanuras sin lin, en las que parece que
llUlJea puedc turharse la tranquilidad, tenia n sin embargo,
á veces, al Gohierno de la Gllion pn continua alarma. I


Penoso es verse obligado á confesar que los americanos
de los Estados-Unidos no han adelantClLlo aun nada para
ohtener la solucion del prohlema de la coexistencia de
las razas blanea y roja en aquel pais, pero una solueioll
digna de los elevados principios de la moral, del socia Iismo
y del cristianismo que distinguen á la gran república. Mu-
chos hall elevado su voz en favor del negro y han conse-
guiLlo que se les escuchara, pero el indio, no menos des-
graciado, mas interesantc tal vez porquo tiene cualidades
de que carece la raza afrieana, no ha encontrado aun en el
seno de los Estados-Unidos sino muy pocos y tímidos de-
fensores.


]~n efecto, bien considerado, hallábase allí su primer pne- !
migo, el pl'imitil'o propietario de aquel territorio, el indio
illdígC1W, en fin, al (¡ue se hahia e011seguido á veces dcsp()-
seer, pero nunca dominar. Erallegado el momento en que los
sah'ajes habian ereitlo eneontrar, despues de ver defrauda-
das sus esperanzas, una oeasion propicia para combatir la
invasion estranjera, y sin cuidarse mucho de los motivos
que encendian la guerra entre los ROÚI'os pálidos, deseaban
aprovechar cualquiera coyuntura pal'a Juchar contra sus ene-
migos, Sea por su carácter bel~coso, por cáleulo ó por ins-
tinto polítieo, ó por el afan del botin, ello es que los Pieles
roja~ no podian permanecer tranquilos euando los Yankees
estaban en guerra.


Esto era muy natural: toda la historia de las colonias y de
losEslados-Gnidos no esmas que la de una lucha permancnte
entt'e las (los razas, la de unaclerrota (~ontinua de ] as tribu '!
indias que defiendcn palmo á palmo su terreno y sus hoga-
res, violentamente rechazadas ele las costas del Atlántico
hasta mas allá del "lississippí, sin dejar á su paso Il100 hUt:-
lla que sus nombres, que aun conservan ciertos rios, hahias
y montaiías. ::-'¡O habia una razoll para que abandonaran nJ
llegar al Mississippí la lucha que yeni.an sosteniendo desde
dos siglos atrás, sobre todo cU~llldo las causas mismas de
esta lucha, es decir, los progresos de la colonizacion, no era
probable cesaran', y cuando Jos colonos se veian precisados
il batirse entre si en vez de hacerlo contra los indígenas.


(') Este interesante apéndice, tomado de la obra de F'ernando
Lecomte, contiene curiosos datos que servirán de complemento
al presente capítulo,


La opinion púhlica, ciega en este punto, ha interveniLlo en
la cuestion y formulado una sentencia que al parecer se
considera inapelable, y las mas elevadas inteligencias, los
hombres mas generosos, demasiado amantes por desgracia
de la popularidad, se prosternan ante la sentencia de las
masas, en vez de demostrar que es iníeua, que está dictada
por ódios tradiciopales que se remontan a las luchas de los
primeros colonos, y que solo se tienen en cuenta los inte-
reses puramente materiales, Esta sentencia es breve y sen-
eilla: la raza roja debe ser es terminada ; su existencia es
incompatible con la civilizacion.


Muchos y respetables eelesiasticos se han adheric\o á esta
eruel politica, y admiten que, como no se sabe qué haccr
con esos pobres salvajes, seria mejor destrnirlos para la
seguridad de los blaneos. "Los indios, ailaden suspirando
los ministros del altar, están destinados á desaparecer para
siempre; ¡se van!)) Eso esta dicho, esta escrito, se predice en
todos los tonos, y no hay medio de haeer creer lo contrario.


Por desgraeia, los que asi piensan no se limitan al ter-
reno de la tporía, sino que descienden á la practica, y en
vez de encomendar á la Providencia la obra de destruccion,




CAP. XVI. HISTORIA DE LOS ESTADOS-¡;¡.¡mos.


so organiza esta do una manera metódica en gran escala, dad ó pueblo para que los pieles rojas dejaran su puesto á
oficial y oficiosamente y por toJos los meJios posibles. los blancos.


La tribu india, establecida en una lJUcna localidad en vir-
tm] de antiguos contratos que la constituyen propietaria del
terreno, no solo corno indígena, sino por el derecho civil
que se reconoce en los Estados-Unidos, prefiere por Lo ge-
neral un sitio que se halle cerca de un rio, pues esto le
facilita la comunicacion con otras tribus con las cuales
eomereia. En h actualidad, los prineip;lles establecimien-
tos indios se encuentran á lo largo de los mil afluyelltes
occidentales del J\lississippí y del ;VIissouri, al Este de Rock
l\lonntains (~Iolltauas Je noca).


Los indios forman pueblecillos con chozas y tiendas cons-
truidas con pieles de búfalo: en el verano, los hombres van
á la eaZCl) y entre tanto las mujeres, lus uiüos y los ancia-
nos permanecen en sus aLbergues, dondc se oeupan en re-
coger el rnaiz, en pescar ó en curtir las pieles traidas por
los eazadores. ALrededor de los pueblecillos indios se en-
cuentran inmensos terrenos sindueüo conocido, sin cultivo,
y que parecen esperar tan solo que algunos brazos robus-
tos vayan it descubrir las riquezas de toda clase, agrícoLas
y mineras, que á no dudarlo existen alli. En virtud de una
ley de los Estados-Unidos, cuyo objeto es favoreüer la inmi-
gracion y La eolonizacion, estos terrenos se venden á muy
bajo precio, ú mas bien se ceden pagando un escaso dere-
cho de inscripcion que viene á ser de un enarto de duro
por aere, pero el propietario ó el primero que llega, puede
utilizarse ele todas Las praderas quo no están rodeallas de
una empalizad;l, es decir, hace pashr su ganado, siembra,
recoge y eOllstruye segun le parece, pero está obLigado lue-
go á dejar aquel terreno si algullo le IJrneba con algun (10-
cumcnlo que tiene adquirido el derecho de propieda(1 sobre
las tierras.


Aun. cuando los conflictos ci\-iles, en aquellos remotos
confines dc la ci\-ilizacion, se ventilan á ve(~os á tiros, no
son tan frecuentes las violencias como SE; purlicra creer, y
esto consiste en que habiendo lugar para todo el mundo, el
mas débil {¡ el mas pruJente se traslada ú otro punLo mas
l"jano con su ganado y s,us efec.tos, eonstruye otra choza, y
busca el medio de sostener mejor sus derec]¡os.


Esta fácil colonizacíon, á la que contribuye el antiguo
mundo, y especialmente la Alomania y la Il'landa, hace ya
treinta años, no tardó en rodear los pueblos indios. Enton-
ees se consideró que estos eran un estorbo; entablóse la
lucha ó las negociaciones (le grado ó por fuerza, ohligóse á
los pieles rojas á trasladarse mas hácia el OesLe, y una vez
allí, medi;1I1te cierta suma que se les pagaha en eapital ó en
rentas anuales, permitió se establecerse en terrenos destina-
dos especialmente para las tribus. Acto continuo se les de-
claró legítimos y definitivos propietarios; se lesclió un inten-
dente ó aUl'nll', que llegú ú ser mas ó menos je:fe suyo, y se
dió eL nombre de Reservas á los nuevos establecimientos.


Pero como la inmigraeion y la eolonizacion siguieron su
eurso, con gran conté;ntamiento del fisco americano, y corno
se multiplicaron las empresas industriosas y comereiales,
fué preeiso trasladar á otro punto el nuevo establecimiento
indio, y el calificativo de ResB1'va se convirtió en el de ciu-


Algunas Besel't'as, organizándose en mayor escala, for-
maron grandes pueblos, probando asi que la raza roja es
susceptible de ci\-iJizaeion, no tanto como la blanca, pero sí
Lo suficicnte para que no se la condeno. Estas Bese/·vas,
muy pocas en vcrJad, son por lo general aquellas que han
conseguido ponerse fuera del alcance eLo la gran corriente
de la colonizacion, son aquellas cuyos indivi(lllos pueden
compartir en un justo medio su actividad, elltre la agricul-
tura, á L[ue no son nada aficiolladus pero cuya utilidad re-
eonocen, y la eaza quu es pora ellos una pro[esioll, una pa-
sion, una gloria.


A la cabeza de estas Hl'8eJ'vas se encuentra siempre como
agentc ó como jefe elegido por los indios ó por el Gobierno,
Llll hombre á la vez piadoso é ,ilustrado, un hombre que
sabe probar eon sus ¡lechos y eon sus palabras que la eh-j.
¡izacion y la rcligion (le los blancos no es por llingun con-
cepto inferior it la suya.


Por ,1f's¡!T<1.cia no sucede siempre esto: hay muchos agen-
tes que solo piensan en e:-;plobr á los indios ó f~ngoüarlos;
no pocos misioneros, mas ardientes que ilustrados, contri-
buyen, ú pesar de sus buenas. intenciones, f¡ pervertirlos en
vez de instruirlos, predieándoles verdades abstrac.tas que
la politica de rigor empleada con ellos desmiente á eaela
momento. Así, pues, hasta cl presente, la mayO!' parte tic las
misiones ljue están en ~'clacion con Las agencias, no han
conseguido otra cosa sino introducir entre los indíos, mas
hien los vicios de los hlancos que sus virtudes, mas bien la
snpersticíon que las verdaderas nociones eristianas, y tanto
es así, (1118 con frecuencia n'eccsitan mas los blancos á los
mísioneros que no sus '·¡ctimas (').


(') ne' etrl"i lo '[lle dice el gener,,:l Popo sobre este pllllto al hahla]'
de la carn paña india de 1803 en l\Iinnrsota y Dacota:


<1 Los úllicos blancos ú rp1 iellcs yo autoriz,'¡ ria para CÚ'clllar rn11'1'
los indios, sun'los 111isiol1f\rOS, y ronfío que poc1ra hacerse un arr('-
glo con nuest,nts nlisiones para que tengan agentes en cada pUf'sto
nülitar, pero seria preciso que estos fuesen hOlllbres pl'üctir.os fjfle.
viviendo allí ron Sl1 fanli/ia, sp pncargaran deensf'ñará Jo~ indios
las arl es t"Jt.ilf's dA la vida; ú los honlbres pI eultiYo (le la I ¡erra; á
las mujeres la COSlUl'Cl y las faenas dOl1H';sticas, y á lodos, en fin,
el asco y la decencia. Lue¡:::o vendria por su órden natural la ins-
trucciOll religiosa: yo creo que el principal defeclo de nuC'stros
nüsioneros es trastornal' el programa. de la educarlan, deseando
sielnpre convf'rtir al indio Pll Hn Inlpmhl'O de la IgII'sia, clf;lfIclo
aun no PS mue; que un sa1vajp. En 0StO caso solo ('s ('1 in! erés el (lUP
induce;i las ~otlversiolles, y pOI' esto lllisnlo debe fpllersp pn cnenla
(Pl0 pftl'a cristianizar y para riyi I izar;i. la yez á los indios. se nece-
sitan hombres esencialmentr jll'"cticns y de bnen sentido 'lue les
enseúen desde IUf'go Ú ser hunulllos y estudii1l' las artes dc' la civi-
lizaeion; (PIC insll'lIyilll s(lbL'e todo á los niños~ y tIlle sepan conten-
tarse con bAnf'ficios lnaS lc'jallos en vez de buscar inlTIrdiatos
resultados á toda costa. La r.uC'sLion no es contar el nÚluero dp
hantísn10s, sino aprecia!' el valor dc el los.


Unos nlisioneros tal COlTIO yo los entiendo obtendrian incalcula-
bles beneficios para los indios y para el Gohierno, y si se presenta-
ran en los puestos militarps de la fron l.f'ra, rccornendaria eficaz-
mente qlle se les diese en pI acto alojamiento y las rariones r1'.1('"
necesl tasrn .\1




HISTORIA DE LOS CAP.XYr.


Debe advertirse que hablamos aqui de las mejores Reser-
vas de Far-\Vest, de aquellas donde los pieles rojas, sin
abandonar completamente la vida de los bosques, har. llega-
do á ser hasta cierto punto sedentarios é industriales. Otras
tribus que no se establecieron eonvenientemente no pudie-
ron ser dominadas, ':f no siendo posible entrar con ellas en
ningun arreglo ni concluir si no tratados parciales, se las
,lesalojó á viva fuerza ud territorio que ocupaban.


Arrancadas asi de sus hogares y dispersas en las llanu-
ras, estas tribus se entregaron al briganuaje, siguiendo el
ejemplo que les dieron los blancos, y se vengaron de sus
enemigos en las colonias mas lejanas y entre los emigran-
tes que se dirigian á noek Mountains.


Entonces fué preciso hacerlas frente, alejándolas todo lo
}losible, y para esto hubieron de rodearse las regiones fron-
terizas de una línea de puestos fortificados que sirvieron de
refugio á los blancos: la lucha continuó, sin embargo, en-
carnizada, r mas resuelto solia sc/' el ataque que laddensa.


Desde el descubrimiento df~ las riquezas auriferas de Ca-
lirornh, de Idaho, del Colorado, de Montana, del Ol'egon y
de Nueva-Méxieo, y despues de haberse establecido la secta
,le los mormones en Utah, los caminos que cruzaban las
llanuras habian adquiri(lo una gran im portancia al com"er-
tirse en arterias de las principales comunicaciones, y no
solo se encontraban siempre en aquellos numerosos emi-
grantes y trenes de mercancías, sino coches de postas de
cuatro y de do!'> calJalJos que circulnJ)an con tanta regulari-
dad C0<l10 enlos demás paises de Europa. Separados poruna
distaneia de quince á veinte leguas, habia puestos militares
mas ú menos fortificados, mientras que á dCf2('ha (~ izquier-
(la del camino estendiase el desierto en toda su plenitlld.


A lo largo de estas vias ejereian, y aun ejercen hoy los
indios hostiles, sus sangrientas represalias, entregándose
eH mayor Ó menor escala al saqueo y al pillaje; pero bien
pronto se reunieron tropas y se dispersó á los indios. Estos
volvieron á empezar, batióseles de nuevo sin darles cuartel
como si fuesen fieras, y despues se.1es impusieron tratados
de alianza para que se establecieran alrededor de tal ó cual
fuerte, reservándose tales ó cuales terrenos para la caza,
su pasion favorita. Además de esto, se les pagó y se les
paga aun hoy una renta anual para halagar su amor propio,
haciéndoles creer que aun son dueños del terreno.


Pero de la vida que se observa en esos pueblecillos, for-
mados alrededor de los fuertes por la astucia ó por la fner-
za, y dondc los indios no suelen tener á la vista sino malos
ejemplos, no debe esperarse un progreso verdadero cn su
estado nioral y material, y como si esto no fuera bastante,
los blancos les provoc:1l1 á disputas diariamente, tratan de
rebajarlos y humillarlos, y dan con esto lugar á que los sal-
vajes se rebelen contra sus pretendidos aliados al ver que
se h::m convertido en tiranos.


Probablemente siempre sucederá asi mientras el Gobierno
tle los Estados-Unidos 110 rcconozca las ventajas de con ce-
·der convenientes Resen'as á las divcrsas trilJUs indias, res-
petándolas luego y haciendo que las respeten rigurosamente
los colonos y las autoridades territoriales. Los blancos de-
¡¡crian tambien prohar á los salvajes nuestra superioridad


de ra;,m y religion ,teniendo mas consideraciones respecto
á los vidos dc estos últimos, adlluiridos por seguir un mal
ejemplo. Tambien seria digno del espíritu humanitario de
tan nohle nacion, si desea avanzar en la grandiosa obra de
la civilizacion cristiana, limitarse csclusivarnente á la de-
fensa pasiva, y no ensañarse en sangrientas represalias, al
menos durante una generacion, es decir, hasta que los in-
dios vuelvan á tener confianza en la honradez y lealtad de
los blancos.


Alprincipiarse la guerra civil, las principales tribus tenian
justos motivos de queja contra el Gobicrno por no haber
cumplido este sus promesas, y en las tres grandes vias que
atraviesan las llanuras nrredaba la lucha, cada vez mas
sangrienta, sin quc se pcnsara en otra cosa sino Cll la es-
terminaciotl recíproca. Por partc de lus blancos, soldados y
colonos, procedíase por lo regular sin compnsioll, sin fe, sin
ley, y la persec~cion contra los indios se asemejaba mas
bien á una caza de lobos ó de osos.


Así pues, supongamos que en 1m huque que remontabfl
el :Missouri caian algunas llechas ó ¡Jalas de los indios hos-
tiles; el comandante daba entonces órden de ametrallar
todos los campamentos indios que se encontraran al paso, y
de este modo, el ddito de uno ó dos indios era expiado pOI'
inocentes víctimas, sin beneficio para nadie, y sin otro re-
sulta(lo (lue envenenar mas el encono de los salvajes.


En '1863 un cierto capitan F., que con su destacamento se
retiraba en (lireccion al fuerte Lamarie, pcrseguÍllo por
algunos indios Sioux, tuvo la ocurrencia de librarse de 'sus
enemigos abandonando sus provisiones de pan y tocino,
que en,"enenó con estrignina, y ú consecuencia de esto pe-
reció toda una tribu compuesta de unas veintc familias.
Cierto es que se reprendió al citado capitan inyitándosc!e á
que presentara su dimision; pero al alío siguiente, ,"ióseln ú
la caheza dc un gran com"oy dc emigrantes y mineros de
:llinnesota, y aun cuando no era mas que un simple parti-
cular, habiale hecho el Gohierno grandes concesiones que le
daban mucha consideracion.


En 1864 una tribu procedente del Colorado, compuesta dp
cinco ó seis mil individuos, cuyos dos jefes eran el Cum'vo
negro y el Antilope b:anco, fué á reclamar á las autoridades
del fuerte Lyons la eonclusion dc un tratado, ofreciendo, en
virtud de este, entregar varios blancos cautil'os comprados
á otra tribu. Cumplida su promesa, los indios se establecie-
ron cerca del fuerte Lyons con el consentimiento, ó mas
bien, por órden del gobernador del territorio y del comall-
dante del fuerte, y no solo se portaron muy bien, sino que
se proe!amaban amigos de los blancos y enemigos de las
tribus que aun hacia n la guerra. Al principio se les tratú
muy bien por el comandante, que era el mayor 'Nynkoop,
pero habiendo sido reemplazado éste por el mayor Anthony,
mudaron las cosas de aspecto, pues estc último empezi>
primero por exigir á los indios que entregasen sus armas,
lo cual hicieron sin quejar;;e, y acabó por ordenarles que
fueran á establecerse en las tierras de caza de Sand-Creek.
situadas á treinta y cinco millas de distancia del fuertn
Lyons, donde se les haria salJer si el comandante estaba ..
autorizado para firmar un tratado <le paz con ellos.




C.-\P. xn. ESTADos-u"mos.
Los indios no opusieron resistencia; diéronseles sus ar-


mas y partieron, y soja dos ó tres de ellos se quedaron en
€l fuerte al servicio del gobernador. Entre tanto el coman-
dante del distrito, el coronel Chivington, se dirigia al fuerte
con setecientos ginetes, voluntarios del Colorado, y dos pie-
zas de artilleria, y reforzado luego con otros ciento veinti-
.cinco hombres y rlos piezas lllas, que le cedió el mayor
Anthony, marchó en la noche del 28 al 20 á Sand-Creek, don-
de se hallaba establecido el campamento de los indios,
compuesto de unas ciento diez chozas.


En la maliana del 29 de noviembre fueron atacados los
indios sin intimacion alguna, y á pesar de las protestas de
los jefes, que izaron al momento el pabellon americano con
una bandera de parlamento, como era costumLre en casos
semejantes, comenzó una escena de muerte y de barbarie,
€n la cual hombres, mujeres y niños fueron acuchillados in-
distintamente. En pocos minutos todos los indios huian en la
mayor confusion por la llanura, poseidos de terror; algunos
que se habian escondido en las orillas del rio fueron fusila-
rlos á sangre fria á pesar de que no oponian resistencia algu-
na, y !la contentos con matar á mujeres y nilios inofensivos,
los soldados cometieron actos de barbarie indignos de per-
sonas civilizadas y que la pluma se resiste á describir. Nada
hicier()J110s oficiales para contener á su tropa, y presencia-
ron con la mayor indiferencia aquella escena de horror sin
reprender en lo mas mínimo á los autores de ella. Aquella
espantosa carnicería continuó por espacio de dos horas, y
hasta que un centenar de cadáveres, la mayor parte de mu-
jeres y niiios, cubrieron aquel campo de sangre.


La narracion de este hecho está traducida testualmente
del informe presentado al Congreso por !\Ir. 'Vade', uno de
los hombres mas distinguidos de la Union, y que fué luego
Presidente del Senado. El Gobierno, segun parece, no adop-


La escusa de que no se puede combatir eficazmente á los
indios sino usando de la misma ferocidad que ellos, es tau
solo propia de los demás salvajes, pero no está bien en sol-
dados que pretenden en nombre de la civilizacion que re-
presentan, tener derechos sobre los indigenas y el territorio
que habitan .


Por lo dicho se comprenderá que no debia ser dificil para
los confederados reclutar auxiliares en el territorio indio,
si bien estos no serian sin duda muy poderosos, pues gra-
cias al sistema de esterminio, el número total ele los guer-
rerm; perdidos en aquellos inmensos desiertos, no ascen-
derá hoy á mas tle sesenta mil hombres, que cuando están
fraccionados en masas de uno ó dos mil son mas imponen-
tes que peligrosos.


Cuando se baten, forman generalmente una cadenairregu-
lar con ohj eto de rodear al en emigo, pero si se trata de asal-
tar un fuerte, avanzan en masa hasta hallarse á un tiro de
fusil de aquel, se desplegan luego en forma de abanico, se
lanzan á la carrera y atacan rápidamente, saltando como
panteras y lanzando ahullidos que se asemejan á los del
lobo. Son malos tiradores y no conocen absolutamente la
disciplina, y a pesar de su gran valor, que no consiste en
verdad en batirse de frent\:) cuando pueden hacerlo por la
espalda, puede decirse de ellos lo que decia de los beduinos
un ilustre general francés del ejército del Africa: (. Cuanto
mas numerosos menos son de temer.» En cambio los indios
son temibles en las escaramuzas, en las emboscadas, en
las sorpresas, y como guerrilleros, pues ningun europeo
por astuto que fuese se podria librar de sus imprevistos
ataques. Cuando forman el proyecto de quitar la vida á tal
ó cual jefe, por muy valeroso que sea ó por muy escoltallo
que vaya, no se verá nunca libre de las flechas de los indios,
que las lanzan á corta distancia COIl una precisioll y una


tó inedidas para evitar la repeticion de semejantes violen- rapidez admirables. Vemos, pues, que semejantes guerreros
cias, y los pobres indios siguen siendo victimas de la inhu-¡Ilo servían de mucho en la gran lucha empeñada para el mano
mana política que con ellos se observa. tenimiento de la Unían y la supresion de la esclavitud.




CAPÍTULO XVII.
1862-1863.


LAS CAROLINAS.-GEORGIA y LAFLORIDA.-EL SITIO DE CHARLESTON.


Sitio y toma del fuerte Pulaski, por Gillmorc.-La tlotilla de los federales se va á pique con su cargamento en el puerto de
Charleston.-El eomal1l1ante Dllpont recorre la costa hasta San Agnstin.-Los separatistas abandonan á Panzacola y
.Jacl,sonville.- Los federales recobran la isla de Edisto.-El general Hunter ataca á Secessionville y es rechazado.-
El general Brannan marcha hácia la yiaférrea de Sayannah.-Comuates en Pocotaligo yCoosawhatchie.- Destmccion
llel Nashville.-Dllponl es rcehazado al atacar el fuerte ~Ic .\llister.-l'érclicla del Isaac Smilh, cerca de tf'gareville.-
Espedicion mal'ítimét.-La Jfel'cedilc/8 y el ({eystonc.-Los generalcs Beaureg:'n¡ é Illgrahmn declaran levantGdo el
bloqueo de Charleston. -Dupont abca el fuerte Sumter y es rechazaclo.- Operaciones secundarias.- El general HUIl-
ter y el almirante Dupont son reemplazados por el general f;illmore y el comodoro DahJgrcn.-El general Gillmore se
a[l()(lera de una parte ele la isla de l\Iorris.-El gcneral Strong aSG!ta el fuerte vVagner y es reehaz8do despues de un
sangriento combalc.-l\Iucrte cid coronel Shaw.-l\Iuerte del general Strong y del coronel Putnam.-Los separatistas
alH\l1llonan el fucrte \Vagner.- El comandante Stellheus ataca el fu/'rte Sumter.-Bombardeo de Charleston.-El gene-
ral Ilill es rechazado en Newbern por el generGl Foster. -Combate en Gum S\yamjJ.


El no Savannah, que con su principal more que practicara un reconocimiento á fin
aHuyente, 01 Tugaloo, señala el límite entre de averiguar si seria dalJle apoderarse sin
la Carolina Jel Sur y Georgia, sigue su curso I grandes sacrificios del fuerte, y habiéndose
en una distancia de trescientas millas poco cumplido esta órden, Gillmore manifestó quo
mas ó menos, hasta desembocar en el Atlán- I se poJia tomar situando algunas baterías de
tico, y dominando el capal de esto rio desde morteros en la isla de Big Tybee yen Venus
la isla de Cockspur, que tiene una milla de Point (Punta de Venus). Sometido el plan
longitud por media de ancho, elévase el fuer- al Gobierno de \Vashingtoll, se devolv.ió apro-
te Pulaski, de veinticinco pié s de altura y bado poco despnes y se adoptaron las dispo-
pe~fectamente construido. Est.e fuerte habia I sic iones necesarias para llevar á cabo la em-
cmdo en poder de los separatlstRs desde el presa. El coronel Rosa marchó desde luego
princi pio de la guerra, y estaba encargado de á ocn par á Big Ty boo, y poco Jespues se
su custodia el coronel Olmstead con una guar- levantaron algunas baterías así en este pun-
nicion de trescientos ochenta y cinco hom- to como en la Punta de Venus, sin mas con-
bres y cuarenta cañones de grueso calibre
que podian enfilar el rio y las isletas conti-
guas.


Poco despues de haber recobrado los feJe-
rales á Puerto Real y las islas adyacentes,
el general Sherman encargó al general Gill-


tratiempo que algunas escaramuzas de poca
importancia. Todo el tren de batir, compues-
to princi palmen te de grandes morteros, fué
embarcado en los rios New y \Vright, con
mucho trabajo por cierto, á consecuencia de
llevar aquellas corrientes muy poca agua y




CAP. XVII. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


ser las orillas muy pantanosas. A penas se
hubo acabado de colocar las baterías, el va-
por confederado Ida pasó por delante del
fuerte Pulaski, y al verle, rompieron el fue-
go los federales, mas no habiéndose detenido
el buque, continuáronse los trabajos prepa-
ratorios, y se estableció en Bird-Island (Isla
de los Pájaros) otra batería que dominaba


la isleta de Cockspur. E121 de febrero
1862. , llegaron a Tybee algunos buques con
víveres, municiones y tropas, que desem-
barcaron inmediatamente aprovechando la
oscuridad de la noche, pues estaban a) al-
cance de los cañones del fuerte Pulaski. Con
tal sigilo se hicieron todas las obras y tra-
bajos de sitio, que la guarnicion enemiga no
se apercibió de aquellos amenazadores pre-
parativos, en los cuales se empleó parte del
mes de febrero y todo el de marza. El gene-
ral Hunter, que habia reemplazado al gene-
ral Benham en el mando del distrito, visitó á
los pocos clias las obras hechas en la isla de
Tybee y quedó completamente satisfecho.


El dia 9 de abril hallábase todo preparado
y convenientemente situadas las once bate-
rías que se acababan de levantar; hízose al
fuerte la correspondiente intimacion, que
no fué escuchada, como era de suponer, y
entonces el general Hunter dió la órden de
rom per el fuego á las ocho y media de la ma-
ñana. Pocas bombas llegaron al fuerte, pero
las balas de los cañones rayados hicieron
mucho efecto, reconociéndose hasta la evi-.
dencia que si el enemigo no conseguia apa-
gar el fuego de las baterías de los federales,
pronto quedaria la fortaleza convertida en
un monton de ruinas. Llegada la noche, ya
estaban desmontados cinco cañones de aque-
lla sin que el fuego de los sitiados hubiese
causado daño alguno á las baterías unionis-
tas. El bombardeo continuó durante los dias
10 y 11, Y en la madrugada del 12 vióse


que la brecha abierta iba ensanchándose á
cada momento á pesar del certero fuego del
fuerte Pulaski, en el cual se vió ondear, á
eso de las dos de la tarde, una bandera blan-
ca, con la cual quedaba ya terminado el sitio.
Los sitiadores no tuvieron mas que una baja,
y en el fuerte hallábanse desmontados diez
cañones, contándose varios heridos, uno de
ellos de mucha gravedad. Parece que la guar-
nicion se rindió principalmente porque va-
rias balas del enemigo alcanzaron hasta muy
cerca del polvorin, y se temia de un momento
á otro una esplosion.


El buen éxito de esta empresa, que costó
tan poca sangre, se debió principalmente al
general Gillmore, que era á la vez un enten-
dido ingeniero, pue~ el general Viele, jefe
de las fuerzas de tierra, y el comodoro Juan
Rodgers, de las navales, se ocuparon solo
en el transporte de las tropas .Y el material de
campaña, lo cual no dejó de ser tambien una
empresa tan difícil como arriesgada si se
atiende á los muchos obstáculos con que rué
preciso luchar.


Trasladando ahora al lector á Charles ton ,
daremos cuenta de las operaciones militares
que entre tanto se llevaban allí á cabo.


Una numerosa flotilla, formada con todos
los buques viejos que se habian recogido en
varios puertos del Norte, y que se dirigia á
Charleston (bloqueado entonces por la es-
cuadra unionista), con un gran cargamento
de piedra, se fué á pique el 23 de 1862.
enero, precisamente cuando entraba
en el puerto, y este hecho puramente casual,
levantó una tempestad de quejas y reclama-
ciones, principalmente por los partidarios de
la Confederacion, los cuales aseguraron que
el objeto de los unionistas habia sido obs-
truir para siempre el puerto. Semejante acu-
sacion es absurda; lo único que se deseaba
era interceptar el paso á los que trataban de




..


HISTORIA DE LOS CAP. XVII.


llevar auxilios á la plaza, y la prueba es que
desde entonces no se ha dado nunca la menor
queja de que se haya perjudicado en lo mas
mínimo al pacífico comercio de Charleston.


El comandante Dupont, que mandaba la
fragata de vapor Wabash~ con otros veinte
buques y seis transportes, donde iba una
brigada de voluntarios á las órdenes del ge-
neral W right, salió de Puerto Real el 28 de
febrero á fin de recorrer la costa hasta San
Andrés y el rio Cumberland, donde se apo-
deró sin resistencia del fuerte Clinch , en la
isla Amelia, de Fernandina, de Santa Ma-


otra espedicion de dos cañoneras y tres bu-
ques al mando del capitan Steedman, el cual
recorrió la costa de la Florida, y sostuvo un
combate en la embocadura del San Juan r
apagando las baterías del enemigo. El gene-
ral Brannan, con una fuerza de mil sete-
cientos setenta y cinco hombres, y una floti-
lla de seis cañoneras mandada tambien esta
vez por el capitan Steedman, repitió la visita
en 30 de setiembre, creyendo que en-


. b t' d . t . 1862. contrarIa una o s lila a reSIS enCla,
pero los separatistas habian evacuado ya las
obqs defensivas del fuerte San Juan, aban-


ría, de Brunswick, de Darien, de la isla de donando nueve cañones. Brannan se apode-
San Simon, de J acksonville y de San Agus- ró pues de J acksonville sin disparar un tiro r
tin, en cuyo punto se recobró el fuerte San mas como la ciudad estaba casi desierta, no
Marcos sin efusion de sangre. El general quiso dejar guarnicion en ella. El vapor
separatista Trapier no tenia á su disposicion Milton~ perteneciente á los separatistas, fué
suficientes fuerzas para oponer resistencia á tambien apresado.
los espedicionarios, pues la Florida, que con- En 6 de marzo de 1863, emprendió el
taba con una poblacion de sesenta mil almas, general Saxton una espedicion con tres
solo habia facilitado á la Confederacion mios transportes, en los que iban tres regimien-
diez mil que se hallaban en otros Estados. tos de negros á las Qrdenes del coronel


Una parte de la escuadra de Dupont avan- Tbos W. Higginson, el cual fué á ocupar á
zó hasta la isleta de los Mosquitos, pero uno Jacksonville y lo convirtió 'en cuartel gene-
de los buques, el Penguin, mandado por el ral para los voluntarios negros. Poco des·
teniente Budd, que se alejó de los demás, fué pues llegaron como refuerzo dos regimientos
atacado por el enemigo, con el cual sostuvo de blancos, mas apenas hubieron desembar-
un combate que costó la.vida al teniente y á cado, recibióse una órden urgente del gene-
otros cuatro hombres de la tripulacion, sin ral Hunter, disponiendo que se pusieran en
contar una porcion de heridos. Con esto ter- marcha todas las fuerzas que allí babia. Al
minó por desgracia una espedicion, cuyo ob- retirarse las tropas pegaron fuego á varios
jeto era recobrar la Florida, aun cuando se edÍficios, y muchos habitantes que querian
reconociese que seria difícil conservarla. marcharse con aquellas y que estaban ya á


En la noche del 9 al 10 de mayo, el gene- bordo, fueron desembarcados y se les dejó en
neral confederado Tomás N. Jones evacuó á tierra, sin escuchar sus quejas, espllestos á
Panzacola despues de pegar fuego al arsenal la venganza de los separatistas. Aquella her-
y á los fuertes Mc Rae y Barrancas, y apenas mosa y antigua ciudad quedó en parte des-
se hubo retirado con sus tropas, ocuparon la huida, pues el fuerte viento que soplaba
plaza el comodoro Porter y:el general Arnold, propagó el incendio, y fueron inútiles cuan-
comandante del fuerte Pickens. tos esfuerzos se hicieron para cortarlo. Los


En 13 de setiembre salió de Puerto Real, abandonados habitantes, muchos de los cua-




CAP. XVII. ESTADOS~UNIDOS. 549


les eran verdaderos unionistas, pudieron con- millas de Charleston, cuyas elevadas torres
templar aquella catástrofe que amenazaba y brillantes cúpulas se podian divisar clara-
envolverlos despnes en un monton de ruinas; mente desde el estremo de los mástiles de
pero algunas familias consiguieron trasla- los buques unionistas.
darse á Rilton Read, donde se les trató con Pero el permitir que avanzaran tanto las
la, mayor consideracion. Tambien Panzacola CiU10neras sin protegerlas con alguna fuerza
fué abandonada, y aun se dijo que los sepa- ele infantería, no dejó de ser una torpeza,
rati.stas pegaron fuego á la ciudad, pero esto porque esto no servia sino para que se pusie-
no es de creer; lo que sí podemos sacar en ra en guardia el enemigo, dándole á conocer
conclusion es que, si por entonces tenia el lo que se proyectaba. Dos semanas despues,
Gobierno unionista muchos partidarios en la los generales Runter y Benham desembarca-
Florida, Jos desmanes cometidos por los que ron en la isla, de Jacobo, ,y á los tres di as llegó
fueron allí como defensores de la causa na- de Edisto el general \Vright con el resto de
cional, habrian bastado pitra que aquellos se sus tropas. Estos movimientos irregulares
convirtieran en enemigos, en una region esencialmente hostil no po-


Al regresar á Puerto Real, de su espedi- dian tener buen resultado, pues á no dudar-
cion á la Florida, el comandante Dupont vió lo, disponia el enemigo de doble número de
que durante su ausencia habia abandonado el fuerzas y de buenas obras de defensa, y fué
enemigo SllS formidables baterías de Skidda- una imprudencia avanzar con tanta cele~i­
way y Green-Islands (Islas Verdes), dejando dad. Secessionville es un pueblecillo formado
así en poder de los federales á ,Varsaw y principalmente por las casas de campo de
Ossibaw, mientras qne el general Sherman algunos plantadores de 1::1 isla Jacobo; en la
tomaba posesion de la isla de Edisto, en la parte Oriental de esta, á dos millas del rio
cual no quedaron mas habitantes sino algu- Stono, el agna es salada, y hay una porcion
nos negros, pues todos los demás se reti- de pantanos que forman una especie de
raron npresuradamente, quemando '¡tntes el cadena, dejando solo un estrecho sendero de
algodon que no pudieron llevarse. La toma tierra firme. El coronel Lamar esta ha encar-
del fuerte Pulaski, ocurrida poco despues, gado de la defensa de SecessionvilJe, que no
poni,a á los federales en posesion de un cs- dejaba de tener buenas obras defensivas, y
tenso territorio, que el general Hunter y el contra estas avanzó el 'general \Vright á la
comandante Dupont trataron luego de en- cabeza de seis mil hombres, si bien dispuso
sanchar con las isLts de \Vadmilaw y Juan. luego que se formara una reserva con mil
Con este fin, procedióse desde luego á prac- quinientos. El general Isaac Stevens se en-
ticar varios reconocimientos, se marcó con cargó de dirigir el ataque, y dada la órden,
boyas el canal del rio Stono y acto continuo nvanzó ti las tres y media de la madrugada
se dirigieron.á él las cañoneras Unadilla, del lG de junio con tres mil trescien-
P b· O t 1 . t t . t' . t h b . 1 1862. em ma y ttaU/a ~ para a acara enemIgo os rem n y SIe e om res, me usa
en sus posiciones. Los separatistas aban- la artillería, y fué á tomar posicion á un tiro
donaron las líneas ele defensa al divisar la de fusil del enemigo con tanto sigilo y buen
escuadrilla, y entonces esh se dirigió hácia acierto, que hizo prisioneros á los piquetes,
las baterías para situarse en la confluencia antes que los confederados pudieran sospe-
del Stono y del \Vappoo, es decir, 11, tres char qne se hallabn tan cerca. Poco despues,


TOMO m.




550 HISTORIA DE LOS CAP. XVII.


no obstante, divisó Lamar á los federales, y fióse el mando de la espedicion al general
en el acto rompió el fuego con todos sus caño-
nes, causando un gran destrozo en las filas
enemigas.


Los unionistas estaban dispuestos á batir-
se con su acostumbrado valor, y con una
buena direccion habria sido fácil apoderarse
de las obras defensivas, pero la lengua de
tierra por donde era preciso avanzar, apenas
tendria doscientas varas de anchura, y como
los cañones de los confederados', así como
un nutrido fuego de fusilería, la barrian en
toda su estension, sin contar que las tropas
estaban protegidas por un parapeto de nueve
piés de altura, intentar el asalto hubiera
sido sacrificar preciosas vidas sin conseguir
el objeto, y por lo tanto, se dió la órden de
retirada despues de perder quinientos seten-
ta y cuatro hombres entre muertos y heri-
dos en poco mas de media hora. Los sepa-
ratistas tnvieron doscientas cuatro bajas,
figurando entre los heridos el coronel Lamar
y el teniente coronel Gaillard.


Aun cuando era evidente que no se podian
tomar por asalto las obras defensivas del ene-
migo, se intentó un segundo ataque, pero así
como la primera vez, fueron rechazados los
federales, y entonces se retiraron definitiva-
mente, dejando sus muertos y algunos de
sus heridos en poder del enemigo, y de este
modo terminó con una derrota]a mal entendi-
da espedicion del general Hunter.


Cuatro meses despues, habiendo sido reem-
plazado el general Hunter con el general
Mitchel, dispuso este último que avanzaran
algunas fuerzas desde Beaufort para cortar,
si era posible, la via f~rrea que une á Char-
leston con Savannah, destruyendo asimismo
los puentes qne se encuentran en Pocotaligo
y Coosawhatchie. Como el general Mitchel
se hallaba postrado en cama, aquejado de la
enfermedad de qae murió poco despues, con-


Brannan, á cuyas órdenes se puso una fuer-
za de cuatro mil cuatrocientos cuarenta y
ocho hombres.


Estas tropas se embarcaron en cañoneras
y en transportes en la noche del 21 al 22 de
octubre; dirigiéronse por Broad Rí-


. 1.862.
ver (RlO Ancho), hasta la confluen-
cia del Coosawhatchie y el Tullifinny, y una
vez allí, desembarcaron para internarse en
el territorio. Apenas hubieron recorrido cin-
co ó seis millas, trató de cerrarles el paso
una escasa fuerza enemiga, que, obligada á
retroceder despues de un breve combate, em-
prondió la r¡jtirada, quemando á su paso va-
rios puentes, y fué á situarse en un bosque.
Los federales desalojaron esta vez tambien á
sus contrarios persiguiéndoles hasta Pocota-
ligo, donde los separatistas, á las órdenes
del general \Valker, se hicieron fuertes jun-
to á un riachuelo, resueltos á oponer una
vigorosa resistencia á sus enemigos. Enton-
ces comenzó un obstinado combate, pero co-
mo ya se acercaba la noche, y por otra parte
se agotaban las municiones de Jos federales,
Brannan, que con sus cuatro mil hombres
no tenia esperanzas de obtener la victoria,
por lo mismo que de un momento á otro po-
dian llegar nuevas fuerzas de Charleston ó
de Savannah, se retiró prudentemente á
Mackay, en cuyo punto se embarcó para
volver á Hilton Head.


Entre tanto el coronel Bartan remontaba
el Coosawhatchie, seguido de dos cañoneras
y un vapor con cuatrocientos hombres, y
llegado á poca distancia del pueblo que ha'y
j unto á dicno rio, desembarcó con todas sus
tropas para internarse. Al acercarse á la
via férrea, vió llegar un tren que conducia
algunas tropas al mando del mayor Harri-
son, las cuales iban en socorro de \Valker,
y entonces dió órden de hacer fuego, causan-




CAP. xnJ. ESTADOS-UNIDOS. fill


do con esto sensibles pérdidas al enemigo, perdia de vista al buque contrario, observó
pues entre los muertos se contaba el mayor el 27 de febrero que dejaba sus aguas,
H · M h d 1 Id d h ' 1 - . ,. t 'd d 1 1863. arrIson. nc os e os so o a os uyeroll y a a mnnana slgUlen e, segm o e
al bosque para reunirse con otras tropas que Séneca, del WissaMckon y del Dawn~ co-
defendian el pueblo. Barton avanzó, no obs- i menzó á perseguirle sin darle apenas tiempo
tante, con la intencion de atacar, pero viendo ¡ para que se alejara de hl fortaleza, y sin cui-


o I
que sus contrarios eran muy superiores en i darse de las baterías de este ni de los torpe-
número, y que tenia n tres piezas de artille- . dos. Cuando estuvo ¿i la distancia de mil dos-
ría, se volvió á sus carioneras, quemando cientas varas del buque enemigo, el capitan
a su paso todos los puentes. Los confedera- \Vorden lanzó su primera andanada, aun
dos persiguieron por algun tiempo á los. cuando los demás buques no podian acercarse
fugitivos por la orill<1 del rio, pero los buques 1 por ser muy estrecho el canal, y tal fué el
maniobraban muy bien, y Barton pudo 11e- ' acierto de los artilleros, que veinte minutos
gar á Puerto Real sin contratiempo alguno despues se pegó fuego á la Santa Báruaradel
y sin mas pérdidas que trescientos hombres. buque perseguido, quedando este del todo
Parece que \Valker tuvo en el combate cator- ! destrozado. Entre tanto los caiíones del fuer-
ce muertos, ciento dos heridos y nueve estra- I te rompieron elfuegQcontraelMontauck, pero
viados. ¡ aunque este recibió cinco 'balazos, no sufrió


Á corta distancia del rio Ogeechee, que avería alguna de' consideracion, ni le hizo
nace en la parte Oriental ele Georgia, y des- tampoco dario un torpedo qu~ reventó preci-
pues de recorrer una estension de doscientas samente á su lado. Los demás buques que se
millas viene á formar una línea paralela con habian quedado en' el canal salieron igual-
el Sa,va,nna,h, habian construido los federa- mente ilesos.
les una fortificacion conocida con el nombre Animado el comandante Dupont con esta
de .fuerte Mc Allister, situado muy cerca de victoria, resolvió atacar el fuerte, y á este fin
la orilla del rio, de manera que podia cerrar dispuso que los buques blindados Passaic,
el paso á cualquiel' uuque que intentara cru- Patapsco ~ .L~fontauck. Ericsson y Nahant~
zar, no solo porque las baterías dominaban seguidos de tres goletas con morteros, mar-
una g·ran estension, sino porque en el canal! chasen al Ogeechee para ver si conseguian
habia varios torpedos que hacian tan"peli- 1


I
apoderarse de la posiciono Apenas hubo dado


groso como difícil acercarse á esta posiciono i vista á la fortaleza, la escuadrilla se situó lo
¡


El buque de vapor Nashrille~ protegido por: mas cerca posible, pero á causa de la estre-
la fortaleza, esperaba una oportunidad para: chez del canal, el Passaic. que iba de van-
hacerse á !a ma~ con un cargamento de algo-! g.uardia, no pudo aproximarse. sino á mil dos-
don, pero ImpaCientado al fin el comandante, I Clentasvaras delfuerte Mc Alhster, quedando
y viendo que los cruceros enemigos vigila- ' por lo tanto los demás buques á mayor dis-
ban atentamente, armó este va por como un j tancia. En esta situacion, el Passaic ~ el
buque de guerra, y de nuevo acechó una oca- Patapsco y el Nahant rompieron el fuego,
sion propicia para ponerse en marcha, en la que duró desde las ocho y media de la ma-
confianza de que ya le seria mas fácil abrirse' riana hasta las cuatro de la tarde con algu-
camino en el caso de ser atacado. El capitan , nos intérvalos, pero como llegada la noche
Worden, comandante del Montauck, que no : consiguiera el capitan Drayton, comandante




552 HISTORIA DE LOS CAP. XVII.


del Passaic, acercarse algo mas al fuerte y sin dudaqueria probar á los cónsules estran-
examinar las obras de defensa, convencióse jeros en Charleston que podia hacer levan-
que seria lo mas prudente renunciar al pro- tal' el bloqueo cuando quisiera, dispuso que
yecto, y se retiró saludado por una lluvia de una flotilla de cinco buques, entre los cuales
balas y metralla. Merced á sus bombas de figuraban dos fragatas acorazadas, el Pal-
trescientas cuarenta y cinco libras de peso rnetto-State, capitan Ingraham, y la Chic ora,
cada una, los federales habian conseguido comandante Tucker, atacara á la escuadra
desmontar uno de los nueve grandes cal1o- bloqueadora. Favorecidos por una densa nie-
nes de la fortaleza" pero no se obtuvo mas bla, los separatistas se aproximaron al ene-
resultado, porque si bien los separatistas tu-: migo, y en pocos instantes echaron á pique
vieron tres bajas, esto se debió tan solo á un ; dos de sus caüoneras, la .Ll'Ierceditas y el
accidente casual, ocurrido despues del com- ¡ Iúystone, causando á otros buques averías
bate. El capitan Drayton no salió ileso de la i de mas ó menos considerucion. Sin embargo,
refriega, pues hallándose detrás de la torre repuestos de su sorpresa los unionistas, y
de su monitor, saltó un casco de metralla como quiera que aquella no era sino la van-
que le hirió, aunque ligeramente, en el ros- guardia de su escuadra, reuniéronse los


tro. El diet 4 de marzo se retiró la I buques Augusta, Quakel" City, Mernphis y
1.863. d '11 d . t" d ' escua n a, eSls len ose por enton- I Housatonic, que se habian alejado á cierta
ces de tomar el fuerte Mc Allister ('*). ! distancia, y se dirigieron contra la flotilla


Mientras sucedia esto, el vapor unionista: confederada, pero esta fué á guarecerse de-
Isaac Smith ft~é destacado al rio Stono en 30 : trás de los arrecifes del canal de Swash, y
de enero á fin de practicar un reconocimien- ¡ luego yolvió á Chadeston, donde el general
to, y aun cuando pudo llegar hasta muy cer- I Beauregard redactó un manifiesto concebido
ca de Legareville sin encontrar enemigos, no en los términos siguientes, y por el cual se
sucedió lo mismo cuando regresaba. Á cinco declaraba oficialmente levantado el bloqueo:
ó seis millas del citado punto habian levanta- «Charleston 31 de enero de 1863.
do los separatistas tres baterías, que por es- »Esta mañana, á las cinco, nuestras fuer-
tar ocultas, no pudieron observar antes los fe- zas navales, estacionadas en este puerto,
derales, y habiendo roto aq nellas el fuego, el han atacado á la escuadra unionista que nos
Isaac Smith. acribillado bien pronto á bala- , bloqueaba, dispersándola completamente,
zos, tuvo que entregarse, sin que pudiera, despues de echar á pique dos de sus buques.
remediarlo el comandante Mc Donouch, que »En su consecuencia, los abajo firmados,
acudia presuroso en auxilio del buque. jefes respectivamente de las fuerzas de mar


Al dia siguiente de haber sido apresado y tierra de la Confederacion, declaran for-
el Isaac Srnith, el general Beauregard , que malmente que el bloqueo, establecido por lit


(") El Repu'Jlicano de Savannah, del día 12 de marzo, Union ante Charleston y su puerto, debe
lleeia entre otras cosas lo siguiente al hahlar sobre este considerarse como levantado desde el dia 31
comlJ~lte:


«Las ohras de defensa del fuerte quedaron muy deterio-
radas, y destruidas completamente las garitas de los eenti-
nelas. Dentro del Illerte, y tambien fuera, á la distancia dé'
media milla, veianse grandes hoyos formauos por las bom-
bas y granadas de los federales. Fué providencial que no
muriese ningull homlJl'l'.>l


de enero del año de gracia de 1863.
» El general del ejército, G. T. Beaure-


gard.
» El jefe de la escuadra, D. N. In.fJra-


ham.»




CAP. XVII. ESTADOS-UNIDOS.


El cónsul británico en Charleston y el
comandante del buque inglés Petrel dieron
testimonio de lo ocurrido, é inmediatamente
se espidió una circular por el Secretario de
Estado de la Confederacion, J. P. Benjamin,
á todos los cónsules eshanjeros, manifestán-


trada en aquel punto toda la escuadra, aguar-
dando á que el viento fuese favorable, y en
la noche del 5, el comandante Dnpont, que
montaba la cañonera Jacobo Adger, dió la
órden .de marcha á fin de comenzar el bom-
bardeo sin pérdida de tiempo. Á las nueve


uoseles que -poo.lan conslo.erar como aDlerto
al comercio el puerto de Charleston. A pesar
de esto, los diversos buques á cuyos jefes se
invitaba á entrar y salir libremente, no in-
tentaron utilizarse de la oportunidad que se
les ofrecia, y solo hicieron uso del permiso,
aprovechando las noches mas oscuras para
penetrar en el puerto ó abandonilrle de Hna
manera clandestina.


El general Foster, que se hallaba en la
Carolina del Norte, habia recibido órden del I
comandante Dupont, previniéndole se pusie-
ra inmediatamente en marcha á fin de coo-
perar en un ataque contra Charleston, y en
su cumplimiento, se hizo á la vela en Beau-


fort en 2 de febrero, llevando consigo
1863. d' d 1 oce nul hombres e esce entes tro-
pas que fueron á desembarcar en Hilton
Head. El general Hunter, á quien sorpren-
dió algun tanto la llegada de Foster, se en-
cargó del mando de las tropas de éste, que
acababa de recibir órden de ir á buscar el
tren de batir al fuerte Monroe, pero como al
volver Foster viese q ne se habia dado otra
organizacion á su cuerpo de ejército, pidió
permiso al general HaUeck para volver á su
departamento, dejando sus doce mil hombres
á las órdenes de Hunter. Con este refuerzo
debia emprender el comandante Dupont su
ataque contra Charleston.


Los preparativos se hicieron en su mayor
parte en Bilton Head, de donde fueron sa-
liendo los buques blindados, uno á uno,
tan pronto como estaban corrientes, á fin de
reunirse luego en la parte Norte del rio Edis-
too El ~ia 3 de abril. se hallaba ya concen-


a.e \<\ m,<\Tl.a:na, Qe\ ~la, il'g\l1.el\\e, \a, ~~\'¡), 'nl'-
bia cruzado ya la barra y se hallaba formada
en línea ~í lo largo de la costa Oriental de la
isla de Morris, dando vista á las mas formi-
dables baterías de cañones rayados que pu-
diera darnos á conocer el arte de la guerrn.


Hé aquí la lista de los buques de qne se
componia ] a escuadra:


'1. Weehwolwn, capitan Juan Rodgcl's;
2. Passaic, capitan Percival Drayton;
3. Montauck, comandante Juan L. Wordcn;
4. Patapsco, cOlllandantc'Daniel Arnmen;
5. New-J¡'onsidcs, comandante Tomás Turner;
6. Catshill, comandante Jorge 'V. Rodgers;
7. Nantucket, comandante Donald 1\1. Fairfax¡
8. Nahant, comandante Juan Downes;
9. Keokllk, comandante Alejandro C. Rhind.


De estos buques, siete eran monitores or-
dinarios del sistema El'icson, armados cada
uno de dos cañones que lanzaban proyectiles
de trece á treinta y cincolibras, siendo de ad-
vertir q ue el líeokuk tenia dos torres con cua-
tro cañones de diez y seis; el Ne'W~Ironsides
era una fragata de siete cañones de veinte,
y uno de treinta y dos. Además figuraban
como reserva las cañoneras Cananda(r¡ua,
Unadilla, I-iousatonic, Wissahickon y Hu-
ron, que apoyarían á los buques en el caso
de que se atacaran las baterías de la isla de
Morris.


No era esto derna,siado seguramente para
atacar una posicion tan formidable como la
de Charleston, donde el general Beauregard
habia aumentado considerablemente las for-
tificaciones tanto por mar como por tierra.


Aquí haremos una ligera digresion para
describir el puerto y las obras de defensa úl-
timamente construidas.




HISTORIA DE LOS CAP. XYU.


El puerto de Oharleston está formado por nuacion de la de Morris, y en sentido inver-
una rada natural, en cuyo estremo se vier- so, es decir, hácia la rada, esta última está
ten, formando una sola corriente, las aguas
de los rios Oooper y Ashley, y en el punto
que marca su confluencia se destaca gracio-
samente la ciudad de Oharleston. Su situa-
cion topográfica entre aquellas dos grandes
corrientes navegables, se asemeja un poco á
lade Nueva-York; la rada cuyo diámetro me-
dio será de unas tres millas, está formada por
dos islas que parecen aproximarse una á otra
como para unirse entre sí, y desde las cuales
se ve una tercera con la cual podrian formar
un agradable grupo. Estas tres islas son la
de Sllllivan y la de Moultrie, por la parte del
Norte, y por la del Sur, la de Morris, que es-
tá tocando con la casi isla de Oumming. El
espacio de mar que las separa es de media
milla.


En el centro del canal, poco mas ó menos,
y mas hácia la rada, se halla otra isla, es-
trecho arrecife sobre el que se ha construido
el fuerte Sumter, á tres millas y media de la
misma ciudad. La barra dista unas cinco
millas de la isla, y el paso principal corre
entre este fuerte y la casi isla de Moultrie; Su-
llivan y Morris parecen replegar sus puntos
estremos dentro del paso, de modo que las
dos isletas de Moultrie'y Oumming presen-
tan en algunos centenares de metros dos
orillas casi paralelas y muy favorables para
establecer baterías que se flanquean recípro-
camente. Por lo que hace á las islas, tienen
unas tres millas de longitud; son estrechas,
bajas, arenosas hácia el mar y pantanosas
en el interior, donde se encuentran lagunas
y rios cenagosos que convierten aquella re-
gion en un desierto muy difícil de atravesar.
En la direccion de la alta mar, las dos islas


separada por una caleta y varios pantanos
de la isla Jacobo, que parece avanzar hácia
el fuerte Sumter formando dos puntas. Por
último, á la entrada del rio Oooper se halla
otra pequeña isla con un antiguo fuerte lla-
mado de Pinkney, muy bien situado para
completar los fuegos en aquel punto y cru-
zarlos ent.re sí.


Los separatistas acababan de perfeccionar
las antiguas obras en todos aquellos puntos
construyendo otras nuevas: en la isla de Su-
llivan y el fuerte Moultrie, sólida construc-
cion de ladrillo, donde podian colocarse cua-
renta y ocho cañones, habíanse formado seis
baterías, y mas cerca de la ciudad veíanse
otras en los reductos de Oove, de Haddrell,
de Mont-Plaisant, de Hog-Island y del fuerte
Pinkney, en el que habia veinticuatro pie-
zas. Por la parte de Ashley asomaban su
negra boca los cañones de las baterías de
\Vappoo y de la isla Jacobo, así como tam-
bien del fuerte Johnson, recientemente ar-
mado, y el nuevo fuerte Riplcy, que se eleva
en el centro de un islote.


En la isla Morris, el antiguo fuerte \Vag-
ner, rodeado de bastiones, habia sido agran-
dado, adicionándole otro nuevo conocido con
el nombre de Gregg, yen la punta de Oum-
ming acabábanse de establecer otras t.res
bat.erías.


En cuanto al fuerte Sumter, llave de la
posicion, nuestros lectores le conocen ya
d.esde el bombardeo de 14 de abril de 1861,
pero debemos advertir que el general Deau-
regard habia reforzado aquel pentágono in-
menso con algunas obras blindadas y un
nuevo armamento. Las dos séries de casa-


últimamente citadas se enlaza,n con otras de matas contaban con ciento treinta y cinco
la misma naturaleza, entre las que se dis- piezas, entre las cuales había ocho obuses y
tingue principalmente la isla Folly, contí- diez cafíones de á cuarenta y dos; los demás




CAP. XVII. EST ADOS-UNIDOS. 5rl5


eran de treinta y dos y veinticuatro, y tam-
bien habia algunos morteros.


Los separatistas tomaron tambien sus dis-
posiciones para rechazar un ataque por tier-
ra: la isla .Tacobo quedó rodeada de unlt línea
de baterías que dominaban las avenidas de
aquel terreno pantanoso, cruzando sus fue-
gos con las de la isla de Morris, y por la
parte del Oeste, la posicion se hallaba res-
guardada por las líneas naturales de defensa
del rio Stono, cuyltS aguas dominaba el fUBr-
te Pemberton, sólida obra de tierra y troncos
de árboles, que se acababa de construir en la
orilla izquierda, á la vista de la via férrea y
del antiguo camino de Savannah.


Tal era en resúmen la posicion de Char-
leston, en la cual tenia el general Beau-
regard en 1863 unas cnatrocientas piezas
formadas en batería, defendidas por una
guarnicion de veinte mil hombres. El cen-
tro ofrecia seguramente un desarrollo dema-
siado vasto, pues comprendiendo las lejanas
ba terías de las islas de FoIly y de Sullivan,
-contaba nada menos qllC una distancia de
treinta millas, con sus comunicaciones cn-
Ü'ecortadas ó interrumpidas, y ya se com-
prenderá que semejante posicion debía ofre-
{:ernecesariamente numerosos puntos débiles
para un sitiador que dispusiese de fuerzas
combinadas de mar y tierra, grandes má-
quinas, y todos los medios ltuxiliares cono-
cidos hasta el dia.


El dia 5 de abril, segun ya hemos indi-
cado, se hallaba ya Dupont á la vista de


Oharleston. y acto continuo dictó sus
1863. d' ..' . d t . d' 1 1 IsposlClOnes e a aque espl lenc o a
órden siguiente:


«Á bordo del buque almirante Adger, 5 de
. abril de 1863.


»El comandante Rhind, dell{eokuk, se
(lnca,rgará de sondear la barra, auxiliado


por los pilotos de la escuadra, y se previene á
los oficiales procedan con la mayor pruden-
cia al atravesar aquella.


» Los buques se formarán en línea, segun
el órden prescrito, avanzando á un cable de
disÜtncilt.


» La escuadra pasará por el canal princi-
pal sin contestar al fuego de las baterías de
la isla Morris, á menos que se dé la señal de
comenzar la accion.


» Los buques romperán el fuego contra el
fuerte Sumter cuando se. hallen á tiro, to-
mando luego posicion hácia el Norte y el
Oeste del fuerte, á la distancia de ochocien-
tas á mil varas, y asimismo cuidarán de dis-
parar con lentitud, apuntando siempre al
centro dc las baterías.


» Se previene á los oficiales encarguen muy
en particular á sus subordinados quc no pro-
diguen las municiones inútilmente, hacién-
doles comprender que al hacer fuego es pre-
ferible la precision á la rapídez.


» Los buques se auxiliarán entre sí, tenien-
do siempre presentes las señales establecidas
para efectuar los diversos movimientos.


»Después de la rendicion del fuerte Su m-
ter, es probable que el primer punto de ata-
que sean las baterías de la isla Morris.


»Fuera de la barra se formará la escua-
drilla de reserva, que deberá prestar su apo-
yo á los demás huques cuando recibiere ór-
den de hacerlo.


» El almirante de la escuadra de bloqueo,
» Dtlpont.»


Sin entrar aquí á discutir el plan actopt.ado
por el jefe de la escuadra en aquel ataque
naval, y como las reglas fundamentales del
arte militar son las mismas en mar que en
tierra, nos permitiremos observar que al di-
rigir su primer ataque contra el fuerte Sum-
ter á través de todas las bateríás de las isle-




HISTORIA DE LOS CAP. XVII.


tas y bajo el fuego cruzado de los cañones de distancia del fuerte Sumter, y hácia la par-
la rada, Dupont empezaba por el fin, ó me- te Noroeste, el Weehawken (*), que iba de
jor dicho, por lo mas difícil. Ahora bien; avanzada, se vió detenido precisamente cuan-
parécenos que hubiera sido mejor apagar do se hallaba al alcance de las baterías del
antes del todo ó en parte los fuegos de las fuerte Moultrie, por varias obstrucciones y
baterías avanzadas, utilizando las tropas de un torpedo que estalló á poca distancia. Es-
desembarco en el ataque del fuerte Sumter, te buque se vió precisado á suspender su
cuyas baterías eran, á no dudarlo, mucho marcha, y á consecuencia de este contra-
mas difíciles de tomar que las de la isleta ó tiempo, los que le seguian tuvieron que vol-
punta de Oumming. P~ro si Dupont preferia verse y se aesbarató la línea.
á estos preliminares, un poco lentos, otra Aquel era el momento previsto por los
estrategia inspirada acaso por su gran con- confederados y que estos esperaban impa-
fianza en el valor de sus marinos y en sus cientes para romper el fuego. Á eso de las
poderosas máquinas, debió al menos infor- tres de la tarde, dos cañonazos del fuerte
marse si sus adversarios no contaban con Moultrie dieron la señal, y en el mismo mo-
otros medios de defensa que pudieran compe- mento comenzaron á tronar con. un estrépi-
tir con los que él iba á emplear en el ataque. to espantoso todas las baterías de los fuertes


Durante todo el dia 5 una densa niebla y los cañones de los buques; una nube de
impidió á la flota avanzar, pero el 6 se puso proyectiles batia poco despnes la:;; olas, le-
al fin en movimiento, franqueó felizmente la vüntando montañas de espuma, y una densa
barra, y los buques fueron á echar el ancla humareda, rasgada á cada momento por fu-
á poca distancia del faro. Oomo la niebla era gitivos relámpagos, rodeó bien pronto á los
cada voz mas densa, se aplazó el ataque has- combatientes. La escuadra federal, escalo-
ta el dia siguiente, y en efecto, el 7 de abril, nada á unos ochocientos metros del fuerte
cuando empezaba á subir la marea, el Iron- Sumter, comenzó á sentir desde un princi-
sides, en el que habia izado su pabellon el pio los efectos de aquel fuego terrible; sus
almirante Dupont, dió la señal de marcha, artilleros no podian apuntar con tanta pre-
y toda la escuadra enfiló entonces las aguas cision como los del enemigo, y por otra par-
del canal. Los hombres' se mostraban sere- te no era posible acercarse mas á causa de
nos y resueltos en sus casamatas submari- las estacadas y demás obstrucciones que cer-
nas, y no se oia sino el ruido regular de las raban el paso á la cabeza de la columna.
máquinas y las vocos de mando de los jefes. Los fuertes Sumter y Moultrie, contra los
En las obras defensivas de los sepamtistas cuale:;; dirigian principalmente sus tiros los
reinaba el mismo silencio, y hubiérase dicho unioni:;;tas, eran muy sólidos, y los proyec-
que estaban desiertas, á no ver ondear orgu- tiles de los sihadores no les causaban mucho
llosamente en el fuorte Sumter lit bandera daño, mientras que las balas de los confede-
de los confederados. Poco despues vióse pa- rados aumentaban á cada instante las ave-
sar toda la línea de monitores por delante
de las primeras baterías, sin que en estas se (') Este monitor llevaba una máquina nueva, llamada
notaran señales de vida, pero no debia pa- del Diablo, inventada por el capitan Ericson, que sen-ia


para hacer saltar las estacadas ú otras obstruceiones que
sar mucho tiempo sin que encontraran re- pudieran detener la mar~ha. Esta máquina submarina sue-
sistenciit los federales. Á un kilómetro de , 11, colocarse en la proa del buque.




C.\I'. XYII. ESTADOS-U:s"IDOS.


rías de los buques. Al poco tiempo comenzó
ú disminuir el fuego de la escuadra, mien-
tras que el de los separatistas era cada vez
mas nutrido por haber empezado á jugar la
artillería rayada; el Ironsides, que se halla-
ba en último término para dirigir la accion,
no podia utilizar sus piezas sin esponerse á
tocar á losuemás monitores, y por fin, á eso
de las cuatro y media, viendo el almirante
Dupont que varios de los buques estaban
muy nveriados y que prolongar la lucha se-
ria inútil si no desastroso, dió la órden de re-
tirada. Entonces se concentró la escuadra,
atravesó la barra y ancló á poco en el mis-
mo sitio de la víspera.


Los destrozos habian sido inmensos, pues
aunque los artilleros separatistas habian re-
cibido órden de Beaurcgard de no disparar
con precipitacion, á fin de apuntar lo mejor
posible, contáronse, sin embargo, ciento se-
senta cañonazos por minuto ,. y tanto es así
que los jefes de la escuadra federal decla-
raron todos ú una que las enormes balas
del enemigo caian alrededor de los buques y
sobre la,s cubiertas con la, misma rapidez
que marca los segundos el minutero de un
reloj. El Keo/wk, uno de los buques que mas
avanzaron, estaba flestrozado completamen-
te, pues llegaron á caer sobre él noventa pro-
yectiles, de los cuales diez y nueve dieron en
el casco por debajo de la línea de fiotacion,
mientras otros acribillaron las torres deján-
dolas completamente inútiles. Su comandan-
te, el capitan Rhind, tuvo que acudir á las
bombas para salvarse, y por espacio de me-
dia hora sufrió el espantoso fuego del ene-
migo sin poder lanzarle á su vez sino tres
andanadas; al fin puJo retirarse este buque
convertido en una criba, y al llegar á la cos-
ta de la isla de ';\Iorris, se hundió majestuo-
samente entre las olas, salvándose por for-
tuna los hombres de su tripulacion.


TO:l[O Ill.


El Passaic habia recibido veintisiete ba-
lazos, de los cuales dos destrozaron su torre,
desmontando uno de sus cañones, que quedó
inútil, y en el .Nahant cayeron treinta pro-
yectiles, con la particularidad de que uno,
penetrando por la torre, llegó hasta la cá-
mara del piloto, hirió á éste y al capitan y
dejó muerto al contramaestre; el Nantucket
recibió una docena de balazos: su torre tor-
cida, uno de sus cañones inutilizado, y algu-
nas de las portas hechas trizas, demostraban
bien á las claras cuán certera habia sido la
puntería de los confederados.


Los demás buques no estaban tan averia-
dos, y podian hacerse á la mar perfectamen-
te, si bien era preciso acudir á la reparacion
lo mas pronto posible: -el Catskill recibió
veinte balazos, uno de los cuales hizo asti-
llas la mayor parte de la proa; sobre el Pa-
tapsco cayeron cincuenta y cinco proyecti-
les, pero solo sufrió averías el timon; el
Jlontauck, aun cuando fué el buque que mas
tiempo sostuvo el fuego, no estaba averiado
á pesar de haberle tocado las balas quince
veces, y por último en el Ironsides cayeron
sesenta y seis proyectiles, uno de los cuales
arrancó una de las lanchas sujetas al costa-
do del buque, averiando algun tanto el casco
por la popa. Por su parte las balas de los
cañones federales habian abierto once bre-
chas en el fuerte Sumter, algunas de las cua-
les eran de tres piés cuadrados de superficie.


Lo mas notable en aquel combate tan h01"-
roroso, en el que parecia presidir el genio de
la destruccion, fué que el personal, tanto
entre los unionistas como entre los confede-
rados, sufrió muy pocas pérdidas: entre es-
tos últimos se contaron solo diez bajas, y
los primeros tuvieron treinta, con lo cual
quedaba probada la utilidad de los buques
blindados, pues lo mismo habia sucedido un
mes antes en el ataque del fuerte Me Allis-


70




HISTORIA DE LOS CAP. X\'If.


ter. Los tres monitores Passaic ~ Patapsco,
y Nahant~ haciendo uso de algunos morte-
ros, habian deteriorado tambien en gran ma-
nera los muros del fuerte, que tenian diez
metros de espesor, pero no les fué posible
por falta de puntería desmontar los cariones
durante un bombardeo de siete horas, á mil
doscientos metros de distancia.


El almirante Dupont deseaba renovar el
ataque al dia siguiente, 8 de abril, mas al
ver cuantas eran las averías de los buques
.Y des pues de celebrar un consejo de guerra,
desistió de su proyecto, pues no era difícil
convencerse de que la plaza no se podria to-
mar por un golpe de mano .y que seria pre-
ciso proceder metódicamente con baterías
aisladas, un suficiente número de tropas de
desembarco y un gran tren ele batir.


Como se comprenderá, el general Hunter
nada tuvo que hacer en aquel primer ataque:
solo contaba con cuatro mil hombres al man-


«Cuartel general del Sur.
» AL ALMIRANTE DUPONT,


en el New-li'onsides, elelante del (uerte Sumptcl'.
»Almirante: sin saber aun cuál ha sido el


resultado de vuestro ataque de ayer, no puedo
menos de felicitaros por el arrojo que ha de-
mostrado la escuadra de que sois digno jefe.


»Reducido á ser mero espectador de ese
combate grandioso, lo único que podia hacer
en favor vuestro era invocar la proteccion
del Altísimo, y creed que lo he hecho con to-
do mi corazon, tanto por vos como por esos
bravos que con la mayor calma y serenidad
han avanzado sin temor hasta ponerse al
alcance de un fuego concéntrico tal como
no se ha visto nunca en ]a historia de las
guerras.


)> Yo doy gracias á Dios porque hayais sa-
lido sano y salvo de ese terrible combate:
confieso que cuando vi al lIVeehaloken pre-
cipitarse el primero hácia el fnerte Sumter,


do del general Seymur, que fueron desem- arrostrando el fuego cruzado de las baterías,
harcados en la isleta de Lighthouse, á fin de me faltó la respiracion hasta que se hubo
trasladarlos despues á la isla de Morris en disipado el humo, plJ.es temia que no iban á
el caso de ser necesaria la cooperacion de quedar vestigios del pequerio buque que ser-
estas fuerzas, y aun suponiendo que los bu- via de blanco á los cañones del enemigo.
ques hubiesen forzado la entrada del puerto, »Al avanzar el resto de la escuadra, espe-
nada habria podido hac~r Hunter contra el rimenté este mismo temor, que acreció de
€jército, tres veces mas numeroso, de Beau- punto al ver al !ronsúles y al reflexionar
regard. Las tropas de tierra solo debian em- cuán sensible pérdida podia sufrir la patria
plearse en una operacion' combinada contra en el caso de sucederos una desgracia.
los puestos avanzados de la plaza, y como )Sean cuales fueren los resultados de la
no hubo lugar á esto, no so justifican en lucha, doy gracias á la divina Providencia
modo alguno las censuras contra el general por haberos protegido. Un pais no puede su-
Hunter, que se vió precisado á limitarse al cumbir cuando cuenta con hombres capaces
papel de mero espectador. I de arrostrar los peligros como lo hizo ayer


Poco despues de terminada aquella accion vuestra escuadra.
notable en que solo jugó la artillería, el gene- »Deseando que Dios conserve vuestra vida
ral Hunter escribió una carta á Dupont, car- muchos años, reconocedme, almirante, co-
ta que no deja de tener su interés, por ser de mo vuestro mas afectísimo y respetuoso ser-
un testigo ocular, y que por lo mismo nos vidor.
permitiremos reproducir aquí: »El mayor general, Hunter.»




CAP. XVII. ESTADOS-UNIDOS.


Á esta atenta y afectuosa carta contestó el enemigo con fuerzas diez veces mas nnme-
almirante Dupont con la siguiente: rosas que las de los federales.


Los unionistas, sin embargo, lejos de re-
«En el buque almirante honsides. nunciar á sus proyectos contra Charleston,
»Pu.erto de Charles ton 8 de abril de 1863. si bien desistiendo de un ataque á viva fuer-


za, comenzaron entonces á operar metódica-
mente, á fin de asegurar el éxito de la em-
presa en un segundo ataque.


»AL GENERAL HUNTER,


jpfe del de]Jw'[allll'nto del Sur delante de Charlestrm.


»General: recibo en este momento vues- Durante los meses de mayo y junio se lle-
tra muy atenta carta: no necesitalJa yo elel varon á cabo algunas operaciones do poca
combate que acaba de tener lugar para estar importancia en las cercanías de Charleston,
seguro de la síncera simpatía de que acabais y por lo mismo no nos detendremos en refe-
de darme una nueva prueba, ni se me oculta. rir aquí los detalles.
tampoco cuál habrá sido vuestro sentimiento I En ü de julio el general Gillmore y el co-
por no haber podido cooperar en este primer modo ro Dahlgreen reemplazaron en
ataque. el mando á Hunter y á Duponi, y 1863.


»Haré leer vuestra carta en los buques de
la escuadra á fin de que todos mis subordi-
nados sepan, como yo lo sabia. hacia ya
tiempo, cuánto es el profundo afecto que me
profesa el comandante en jefe del departa-
mento del Sur.


»Soy, general, vuestro muy afectísimo y
obediente servidor.
» El almirante, jefe de la escuadra, Dupont.»


apenas hecho este .cambio, activáronse los
preparativos de ataque contra el fuerte Sum-
ter y Charleston, pero antes de dar cuenta
de las operaciones que se emprendieron, pa-
récenos oportuno entrar en algunos detalles.


Al encargarse del departamento del Sur,
el general Gillmore solo encontró una fuer-
za de diez y siete mil cl1rltrocicntos sesenta
y tres hombres, inclusos los oficiales, si bien
eran la mayor parte tropas veteranas, de las


Grande fué la impresion que produjo en que algun tiempo antes llegaron con Fos-
el Norte la primera derrota de los federales ter. Ahora bien, contando con la coopera-
delante de Charleston, pues se tenia tal con- cion naval, necesitábanse cuando menos
fianza en los buques acorazados y en los po- veinte mil soldados para emprender las ope-
derosos proyectiles de la escuadra, que todos raciones, y en caso do un ataque imprevisto,
daban como segura In destruccion total de no habrian bastado acaso veinticinco mil,
las obras defensivas y la pronta rendicion pues en aquella region tan hostil donde ha-
de la ciudad. El general Dupont, como la bia tantos puntos qne guardar, hacíase pre-
mayor parte de los viejos marinos, no era ciso diseminar mucho las tropas, y por lo
muy partidario do los buques blindados, y tanto no era posible concentrar mas que
el mal éxito de aquel primer ataque contra unos once mil hombres para tomar la ofen-
Charleston le hizo aborrecer el nuevo siste- siva contra nn punto dado. En el parque de
ma, sin reflexionar que con mil hombres y artillería encontró Gillmore noventa y seis
treinta cañones no era fácil apoderarse de un piezas de todos calibres y algunos morteros
puerto que podia considerarse como el mejor que, por ser demasiado grandes, no se podian
fortificado del mundo y donde contaba el utilizar entonces. No faltaba tampoco un buen




HISTOI1lA DE LOS CAP. XYIr.


tren de campaña y abundantes municiones.
Por lo demás, las fuerzas se hallaban en po-
sesion de todas las islas que se hallan al Oes-
te de Stono, inclusas las de Seabrook y Folly.


El plan de Gillmore consistia principal-
mente en atacar por sorpresa la parto Sur
de la isla de Morris, que, segun se sabia, es-
taba muy bien fortificada, y una vez toma-
do este punto, se estableceria en él un centro
de operaciones contra el fuerte )Vagner, que
se halla al Norte de dicha isla, á dos mil seis-
cientas varas del fuerte Sumter, y con una
fuerte guarnicion á las órdenes del coronel
Keitt. Dueños de esta fortificacion los fede-
rales, levantarian baterías á una milla del
Sumter y casi á tiro del mismo Oharles-
ion, y cuando se tratara de atacar este últi-
mo fuerte, calculábase que los buques de la
escuadra podrían forzar el paso á fin de qui-
tar las obstrucciones del canal, y arrostran-
do el fuego de las baterías de las islas J acobo
y Sullivan, llegar hasb situarse frente á In
ciudad. Á fin de distraer la atcncion del enc-
migo é impedir una concentracion de sus
fuerzas para defender la isla de Morris, cu-
ya toma consideraba Gillmore como la parte
mas difícil de su programa, se destacó al ge-
neral Terry con algunas fuerzas, á fin de
que remontara el Stonó é hiciera una de-
mostracion contra la isla Jacobo, mientras
el coronel Higginson cruzaria el Edisto pa-
ra cortar la via férrea é impedir así que el
enemigo recibiera refuerzos de Savannah.


Este movimiento no dió ningun buen re·
sultado, como no fuese distraer la atencion
del enemigo. El coronel IIigginson, con tres-
cientos hombres y tres piezas, se embarcó
en la cañonera Juan Adarns, y seguido de


dos transportes, remontó el Edisto
1863. O d . l' , d '11 d 1 en 1 e JUlO, pero a os mI as e
puente del camino de hierro se vió precisado
á detenerse tanto tiempo á causa de unas


obstrucciones que cerraban el paso, que ha-
biendo bajado la marea, embarrancaron los
dos transportes muy cerca del puente, que
estaba defendido por una batería de seis ca-
ñones. Higginson, completamente batido,
tuvo que retirarse, quemando uno de sus
barcos que no se pudo poner á flote, pero en
cambio se llevó doscientos negros.


El general Terr,y fué mas afortunado,
pues no solo distrajo In ntencion del enemi-
go del verdadero punto peligroso, sino que
consiguió que sacara una pnrte de sus fuer-
zas de la isla Morris, donde eran muy nece-
sarias, para trasladarlas á la isla J acobo,
donde no hacian faHa alguna.


La isla de Folly, especie de playa arenosa
y estrecha que bordea la costa del Atlántico
por la parte Sur de Charleston, se halla con-
tinuamente inundaela por las mareas, así
como las demás islas contiguas; pero en el
interior se encuentra un espeso bosque, y
elevadas colinas formadas con la arena del
mar, qne impiden se pueda observn!" esta isla
desde la de Morris.Allí se hallaba el gene-
ral Vogdes, que vigilaba con la mayor aten-
cion, y habiéndole ido á reforzar á poco el
general Saxton con una parte de sus tropas,
levantóse inmediatamente una batería de
cuarenta y sieté piezas, mientras la division
del general Terry, fnerte de cuatro mil hom-
bres, y la, brigada del general Strong, com-
puesta ele dos mil quinientos, se trasladabnn
tambien á la isla de Folly, aprovechan<lo la
oscuridad do la noche, á fin de no ser obser-
vados por el enemigo.


El día 8 de julio, y tomadas ya todas las
disposiciones para el ataque, el gene- 1863.
ral Terry remontó el Stono con tres
mil ochocientos hombres, y fué á situarse á
poca distancia de las obras defensivas de la
parte Su r del rio Jaco bo; otros dos mil, á 1 as
órdenes del general Strong, se embarcaron




CAP. XVIl. ESTADm;-UNIDüS. Wl


silenciosamente en la nOGhe del 9 de julio
en algunos botes que se tenian dispuestos en
-el rio Folly, y marcharon en direccíon á la
isleta Lighthouse, donde se emboscaron de-
trás de una espesura, mientras que las ba-
terías de Vogdes, situadas en la punta Nor-
te de la isla de Folly, rompian el fuego en
la madrugada del 10 juntamente con los
monitores Catskill, .1Wontauck, Nahant y
Weehawken, cuyos cañones no dej aron de
prestar muy buen servicio en aquella ocasion.


Despues de dos horas de tiroteo, 01 gene-
ral Strong dió la órden de desembarcar, sin
hacer aprecio del nutrido fuego de fusilería
que hncian los confederados, y á eso de las
nueve de la mnñ ana, los unionistas eran ya
dueños de todas 1:1s baterías q ne tenia el ene-
migo en el estremo Sur de la isla de Morris.
Una parte de las tropas avanzó entonces
hasta situarse á un tiro de fusil del fuerte
"V ngner, pero era tan intenso el calor y tal
la fatiga de los soldndos, los cunles habian
estado sobre las armas toda la noche, que se
suspendieron las operaciones por aquel dia.
Once cañones de grueso calibre y otra por-
cion de efectos de cnmpaña fueron los tro-
feos de la, victoria.


A las cinco de la mañana del dia siguien-
te, el general Strong condujo á sus tropas al
asalto del fuerte "Vagner, pero al llegar al
parapeto, los confederados rompieron un
fuego tan vivísimo, que obligaron á los fede-
rales á retroceder con algunas pérdidas. Las
operaciones que se hicieron en esta isla no
cost<tron á Gillmore sino ciento cincuenb
bajas, mientras los separatistas, segun el
parte oficial de Beauregard, perdieron tres-
cientos hombrcs.


el enemigo tenia en su mano concentrar siem-
pre en aquel punto una fuerza mucho mas
numerosa que aquella de que podian dispo-
ner los sitiadores. Por otra parte, la isla era
tan estrecha que impedia á los sitiadores tra-
bajar bajo los fuegos del fuerte, pero en cam-
bio, como los sitiados no podian hacer sali-
das, poco importaba que recibieran refuerzos,
pues si tomaban la ofensiva, esponíanse al
fuego enfilado de los buques que protegia
eficazmente á las tropas de desembarco.


En la madrugada del 16 de julio fué ata-
cado el genernl Terry en l<t isla Jacobo por
una numerosa fuerza de separatistas que
acababa de llegar de Virginia, y que avanzó
rápidamente con la esperanza de sorprender
á los federales, pero Terry estaba alerta, y
con el auxilio de las cañoneras consiguió re-
chazar al enemigo, causándole una pérdida
de doscientos hombres, mientras él no tuvo
sino cien bajas. Terry marchó entonces á la
isla de Morris con objeto de tomar parte en
el gran ataque que se proyectaba contra el
fuerte "V agner.


El bombardeo debía haber empezado al
amanecer del dia 18 de julio, pero una es-
pantosa tormenta impidió que se ter-
.] t' f ' 1863. mmasen os prepara lVOS, y ue pre-


ciso suspender el ataque hasta las doce y
media. Desde esta hora hasta el anochecer
las bateríns federales arrojaron una verda-
dera lluvia de fuego sobre la isla, mientras
los cnñones de los buques lanzaban sus mas
pesados proyectiles, á pesar de que en los
fuertes \Vagner y Sumter no dejaba de jugar
la artillería ni un solo instante. Una de las
balas de los federales tronchó el asta de la -
bandera que ondeaba en el fuerte \Vagner,


Convenciclo entonces de que la fortaleza era pero inmediatamente se lanzaron diez ó doce
mucho mas formidable de lo que parecia, y hombres á colocarla; los cien cañones de las
que solo podria tomarse estableciendo un baterías unionistas tronaban sin cesar, ar-
sitio regular, GiUmore reflexionó luego que rojando contra el fuerte sus tremendos pro-




IlISTOIUA DE LOS CAP. XVII.


yectiles, que levantaban nubes de arena, con
las cuales habia suficiente para ahogar á
los soldados. Muchos creyeron que el fuerte
no resistiria tan terrible bombardeo y que,
diezmada la guarnicion, acabaria por entre-
garse, mas por desgracia, los que así pen-
saron pudieron convencerse de que habian
incurrido en un grave error. La guarnicion
se hallaba muy tranquila, y apenas devolvia
un cañonazo por cada quinientos que se le
disparaban, con 10 cual dejábase conocer
hastá la evidencia que el enemigo reservaba
sus fuerzas y sus balas para el combate que,
segun toda probabilidad, debia seguir al
bombardeo.


Al declinar el dia, comenzó á disminuir
poco á poco el fuego de los federales hasta
que al fin cesó completamemte, y entonces
todos los buques, escepto el illontauck, vol-
vieron á su anclaje. Poco des pues estalló una
tormenta, tan furiosa en la tierra como en
el mar, y al fugitivo resplandor de los relám-
pagos, que de vez en cuanelo rasgaban la
densa oscuridad de la noche, veíase galopar
á los jefes unionistas, dando sus órdenes pa-
ra el próximo combate.


Las tropas federales se. formaron en tres
brigadas al mando del general Strong, sien-
do de advertir que una de ellas se componia
solo de negros, á las órdenes del jóven coro-
nel Shaw, á quien profesaba la mas proflln-
da amistad eljefe de las fuerzas, y que tenia


cesaban de lanzar sus proyectiles sobre el
enemigo. Cuando ya empezaba á declinar el
dia, dióse la órden de avanzar al asalto; este
debió haberse dado por la mañana, pero
como las baterías no estaban aun corrientes,
suspendióse hast,a la noche, con tanta mas
razon cuanto que el general Gillmore pen-
saba que la oscuridad le seria favorable para
preservar en parte á sus tropas ele los certe-
ros tiros de la artillerÍít enemiga.


Apenas se hubieron puesto en marcha los
federales, las baterías de los fuertes \V ¿¡gner
y Sumter, así como tambien las de la isleÜt
de Cumming, rompieron un fuego espantoso,
pero aunque la distancia que las tropas te-
niítn que atravesar erít casi de media millu,
la columna llegó hasta cerca del foso sin
haber esperimentado graneles pérdidas. En
aquel momento oyéronse las nutridas des-
cargas de 'fusilería qne barrian completa-
mente el foso, y cuando ya los unionistas se
preparaban para asaltar el parapeto, los sol-
dados de lrt gunrnicion comenzaron á lanzar
sobre sus enemigos granadas de mano, que
sembraron la muerte entre los sitiadores.
Allí cayó sin vida el coronel Shaw; el gene-
ral Strong, mortalmente herido, fué retirudo
del lugar del combate, despues de haher visto
caer tambien heridos de gravedad á los coro-
neles Chatfield, Barton, Green, J ackson y
otros varios oficiales distinguidos. El resto
de esta brigada se vió pues en la precision


los mayores deseos de probítr que no en VítilO de retirarse conducida por el mayor Plymp-
se habia llamado ,,1 los hombres de color, los
cuales, tan bien como los blancos, sabian
batirse en defensa de su pais-y ele sus liber-
tades. Á instancias del jóven Shaw se con-
cedió á éste el honor de que su brigada de
negros avanzase al frente de la columna de
ataque, y así lo hizo en efecto, hasta tomar
posicion á poca distancia del fuerte, sufrien-


.do el fuego de tres grandes cañones que no


ton, y acto continuo avanzó la segunda, que,
á. las órdenes del coronel Putnam, iba á in-
tentar lo que no habia podido conseguir la
prlmera.


Entonces se renovó el combate, que á pe-
sar de no haber durado sino media hora, fué
encarnizado y sangriento, hasta que al fin
vióse caer herido ele muerte al coronel Put-
nam, así como tambien á otros muchos ofi-




CAP. XYIl . ESTADOS-u:'HDOS.


.ciales que le rodeaban, y diezmadas las filas pequeña, era la estrechez de la lengua de
Je los unionistas, tambien tuvo que retirarse tierra donde debian ejecutarse los trabajos
la segunda brigada para ponerse fuera del I de sitio, tanto mas cuanto que el fuerte ocu-
alcance de los cañones, mientras que la guar- paba toda la latitud de la isla. La circuns-
nicion del fuerte \Vagner, así como tambien tancia de que las baterías del fuerte Sumter,
la del fuerte Sumter, lanzaban un grito de de la isleta de Oumming y de la isla Jacobo
trillnfo, que atronando el espacio, dominó por podian cruzar sus fuegos, complicaba el pro·
un momento el estampido de los caúones. blema, y además de esto, era preciso tener


En este tremendo ataque perdieron los en cuenta que la guarnicion podia recibir,
federales mil quinientos hombres, mientras cuando los necesitase, refuerzos de Oharles-
los separatistas solo tuvieron cien bajas, ton, mientras que los sitiadores se hallaban
siendo de notar qne apenas se hicieron pri- espuestos á verse atacados de improviso por
sioneros por una ni otra parte. En el campo una fuerza dos á tres veces mas numerosa.
-de batalla se recogieron seiscientos cadáve- Oinco dias despues de la dolorosa derrota
res, entre los cuales se hallaba el del jóven del dia 18, los federales hal)ian construido
coronel Shaw, hijo del eminente filántropo ya una fuerte empalizada de doscientas va-
que hacia ya muchos aúos se consagraba
con sus servicios y sus bienes á la causa
de la emancipacion de los negros.


Es evidente que la desgraciada idea de
haber querido aprovechar la oscuridad para
llevar á cabo semejante empresa, fuá la úni-
ca causa del doloroso descalabro que sufrie-
ron los federales en la noche fatal del 18 de
julio. Si el ataque se hubiese dado durante el
dia, de presumir es que las valerosas tropas
que avanzaron hasta las mismas líneas de
defensa habrian podido batirse mejor, y
acaso el sacrificio de tantas víctimas hubiera
sido mas útil. Eljefe de las fuerzas federales
no con ocia bien seguramente cuánta cra la
fuerza efectiva del fuerte \Vagner en lo to-
cante á su posicion, su armamento y el valor
de las tropas que le guarnecian.


El general Gillmore hubo, pues, de renun-
ciar á posesionarse de la posicion enemiga
por medio de un golpe de mano, y en su
'Consecuencia resolvió hacer sus p'reparativos
para establecer un sitio formal, á cuyo efecto
ilispuso se abriesen desde luego las paralelas,
pero entre las dificultades con que se trope-
.zaba para esto, una de ellas, y no la mas


ras de estension, reforzándola por todos los
medios que el arte aconseja, y tambien se
acababa de abrir la primera paralela, donde
se colocaron ocho piezas de batir .Y diez mor-
teros de sitio. En 23 de julio, se abrió
1 d 1 l ' . . 1863. a segun a para e a a SClSC16ntas va-
ras de distancia de la primera, y en ella se
situaron pesadas baterías, cuyos caíiones se
asestaron á los fuertes \Vagner y Sumter.
Á la primera paralela se llevaron desplles al-
gunas piezas de á cien y de doscientos, de
cuyo manejo se encargó el cap ita n Foxhall.
Entre tanto habíase roto el fuego en la se-
gunda paralela, á la distancia de dos millas
del fuerte, cuya primera prueba costó la vida
á Rodgers, comandante del Catskill, y poco
despues se situaron otras baterías á la iz-
quierda del fuerte Sumter, las cuales contri·
buyeron en gran manera á vigorizar el bom-
bardeo.


Todos estos enojosos y difíciles trabajos se
hicieron, como es de suponer, aprovechando
la oscuridad de la noche, lo cual no impidió
que el enemigo dejara de hacer fuego, si bien
no le era posible hacer tan bien la puntería.
Difícil es formarse una idea de las molestias




HISTORIA DE LOS CAP. XVII.


que causaba arrastrar los cañones á través
de aquel mar de arena, que ponia á prueba
el valor y la resignacion de los soldados.


El general Gillmore habia resuelto esta-
blecer una batería cerca de un pantano que
se encuentra al Oeste de la isla de Morris,
desde cuyo punto parecíale que las balas
,ücanzarian á los buques estacionados en el
puerto de Charleston, y al efecto dispuso
que el coronel Serrell hiciera un reconoci-
miento á fin de ver si esto seria practica-
ble. El pantano en cuestion estaba formado
por Hna capa de lodo blando y negruzco, de
diez y seis á diez y ocho piés de profundidad,
cruzado por algunas corrientes, y que se cu-
bria enteramente de agua al subir la marea,
pero esto no ofrecia un grave obstáculo, y
poco mas allá, en un punto que se halla entre
las islas de Morris y Jacobo, ti cinco millas
del último límite de Charleston, establecióse,
una vez terminados los trabajos preparato-
rios, lo que se llamó la Batería del Pantano,
protegida por un parapeto de sacos de arena,
y que se consideró podria contribuir eficaz-
mente ftl buen éxito del bombardeo.


Cnando todo estuvo corriente, es decir, el
(lia 17 de agosto, doce baterías de cañones de


grueso calibre rompieron á la vez el
1863. fuego sobre los fUertes Sumter, ,Vag-
ner y la isleta de Cumming, siendo de tres
mil cuatrocientas veintiocho á cuatro mil
doscientas noventa varas la distancia que
separaba ti los federales de dichos puntos. En
las baterías de la segunda pftralela, como
IllftS espuestas á la artillería del fuerte \Vag-
ner, fué preciso suspender el fuego, aun
cuando los buques de la escuadra prestaban
un eficaz auxilio, y un fuerte viento Norte,
que estuvo soplando por espacio de dos dias,
fué causa de que no padeciera mucho el fuer-
te Sumter, en el cual los separatistas reem-
plazaban inmediatamente los sacos de arena


que caían con otros nuevos. Sin embargo r
Gillmore dispuso que cesara el fuego del día
23, porque consideraba, segun manifestó al
mismo Halleck, que el fuerte Sumter no po-
dia ya calificarse de obra defensiva, en razon
á que se hallaba en parte demolido, desmon-
tados algunos de sus cañones y reducidas las
murallas á un monton de ruinas. Así, pues r
nada podia impedir por aquella parte que se
activaran las operaciones contra el fuerte
\Vagner: Gillmore quería que los buques for-
zaran el paso á fin de penetrar en el puerto,
donde, en su concepto, no se podria ya opo:..
ner reústencia, pero Dahlgren no fué de este
parecer, y se desistió del proyecto.


E] dia 21, el general Gillmore envió un
mensaje al general Beauregard, previnién-
dole que si los confederados no evacuaban en
el término de cuatro'horas 1ft isla de Monis
y el fuerte Sl1mter, comenzaria, ti bombar-
dear á Charleston, pero como no recibiese
respuesta al cabo de catorce horas, dió órden
ele romper el fuego con la Batería del Pan-
tano, y poco despues algunas bombas incen-
diarias de doscientas libras fueron á sembrar
el terror en el centro de la ciudad, cuyos
habitantes se entregaban al sueño. Llegada
la noche, cayeron en las calles de Charleston
otros quince ó veinte proyectiles.


Á las pocas horas, el general Gillmore re-
cibió una protesta del general Beauregard,
el cual calificaba de barbarie aquel bombar-
deo que ponia en peligro las vidas de los an-
cianos, de Jos enfermos, de las mujeres .y de
los niños, sin que se espusieran en lo mas
mínimo los combatientes. Beauregard mani-
festaba además que estaba ausente de la pla-
za en ando llegó la intimacion; que esta no
estaba tampoco autorizada con la firm.a, ni
era posible comunicarse por escrito en me-
nos de cuatro horas; que en semejantes casos
se conceden generillmcnte hes dias de plazo,




CAP. XVII. ESTADOS-UNIDOS.


y por último, que no evacuaria los fllertes, y
que si se bomhardeaba la ciudad, estaba dis-
puesto á recurri!' á las represalias.


El general Gillmore no tardó en contes-
tar, manifestando entre otras cosas que si
en la intimacion faltaba la firma, este ol-
vido involuntario carecía de importancia,
puesto que el docnmcmto filé entregado por
un oficial del estado mayor, y que si Beau-
regard estaba ausente y no habia persona
que 10 reemplazase, era esta unfL circunstan-
cin desgraciada para la cindad de Charles-
ton, pero de que no se poclia considerar res-
ponsable aJ jefeunionista.Gillmoro terminaba
diciendo que al general en jefe ele Charleston
era á quien tocaba proveer á la seguridad de
los habitantes.


Este razonamiento era concluyente, pero
el general Gillmore quiso mostrarse cortés,
y advirtió que volveria á comenzar el bom-
bardeo el dia 23, á las once de la mañana, es
decir, dos dias despues de haberse hecho la
intimacion.


Terminado este plazo, y á consecuencia de
una fllriosa tempestad, subieron las mareas
de tal modo, que inundaron completamente
los parapetos destruyendo las paralelas, pero
se abrió inmediatamente otra ¿í, trescientas
varas del fuerte W agner, y solo á ciento de
una colina desde la que los tiradores separa-
tistas habian molestado mucho á los federa-
les mientras estos se ocupaban en los traba-
jos de sitio. El general Terry recibió órden
de apoderarse de dicha colina á viva fuerza,
y habiéndolo conseguido, a brióse la quinta
paralela á doscientas cuarenta varas del fuer-
te Wagner. El terreno en aquel punto es el
que tiene menos estension, y al mismo tiem-
po el mas bajo de la isla; formábale solo una
lengua de tierra de veinticinco varas de lon-
gitud y dos piés de altura, barrida continua-
mente por las olas cuando el mar estaba un


TOMO IlI.


poco agitado. Al amanecer del día 27, no
obstante, habíase construido una fuerte trin-
chera que solo distaba cien varas de las lí-
neas defensivas del enemigo, pero entonces
los federales se vieron obligados á detenerse
nuevamente.


El fuego concéntrico del fuerte \Varren
barria en toda su estension la estrecha len-
gua de tierra, cruzándose con las baterías
de la isla Jacobo, y por lo tanto, continuar
durante el dia los trabajos de zapa era espo-
ner á los soldados á una muerte segura, sien-
do igualmente peligroso hacerlo por la noche.


En su consecuencia, el general GiUmore
resolvió hacer cuanto fuera posible para, apa-
gar los fuegos del fuerte, á cuyo efecto man-
dó que se colocaran en h1S paralelas yen las
trincheras todos los morteros de que se pu-
diera echar mano, y asimismo los cañones
rayados de las baterías de brecha; además
de esto hizo preparar grandes fanales de luz
de CilIcio, que tenian la doble ventnja de di-
sipar las tinieblas y deslumbrar con su res-
plandor al enemigo, dejando en la oscuridad
las posiciones federales. Toda la escuadra
debia tomar parte en este último esfuerzo,
principalmente el NeIo-Irollsides, que monta-
ba cañones cuya boca media once pulgadas_


Terminados todos los preparativos, en la
madrugada de] 5 de setiembre, comenzó de
nuevo el bombardeo, que duró cuarenta y dos
horas, ofreciendo, segun dice el generül GiU-
more, un espectáculo de grandiosa sublimi-
dad. Diez y ocho morteros de sitio del siste-
ma Coehorn, lanzaban sin interrupcion sus
bombas por encima de las cabezas de los za-
padores y de las demás tropas que estaban
en las trincherils; trece cai'íones arroj aban
balas de ciento, doscientas y trescientas li-
bras contra, el ángulo Sudoeste del fuerte, y
el Ironsides, con los ocho monitores que le
acompañaban, batia la fachada que daba al


71




HISTORIA DE LOS CAP. XVII.


mar. Durante la noche, las luces de calcio
prestaron muy buenos servicios, iluminando
la posicion enemiga hasta en sus menores
detalles, y como á las tres ó cuatro horas se
hubiese conseguido apagar en parte los fue-
gos del fuerte, donde no se nota han señales
de vida porque la guarnicion acababa de re-
fugiarse en la plaza de armas, los zapadores
federales aprovecharon la oportunidad para
avanzar sus trabajos. Solo las baterías de la
isla Jacobo podian ya molestar á las tropas,
pero poco despues cesaron tambien el fuego,
y entonces nada se opuso á que los trabaja-
dores de las trincheras terminaran su penoso
servicio sin ser inq uietados. El dia 6, corona-
ron por fin la contraescarpa del flanco iz-
quierdo del bastion del Este, y entonces se dió
la órden de asalto para el dia siguiente.


Habíase señalado la hora de las nueve de
la mañana, y llegado el momento, Gillmore
dispuso que el general Terry se encargara
del mando de las tropas, las cuales se for-
maron en tres columnas: la primera, com-
puesta do dos regimientos de hombres esco-
gidos, desembocaria por las trincheras mas
avanzadas, á fin de escalar el parapeto y
clavar los cañones; la segánda, que no tonia
sino una brigada, recibió órden de atacar el
fuerte por uno de sus flancos, y la tercera,
asaltando por la fachada del Norte, se situa-
ria frente á la batería Gregg, cubriéndose con
una estensa línea de tiradores. Asimismo se
dispuso que la artillería continuara el fuego
hasta que las tropas hubiesen llegado al pa-
rapeto.


Segun vemos, el general Gillmore desea-
ha apoderarse del fuerte con toda su guarni-
cion, y al efecto habia tomado perfectümente
sus disposiciones, pero los confederados de-
jaron el problema en suspenso, pues tan
pronto como vieron que no habia medio
de evibr el asalto, emprendieron la retirada


que ya tenian dispuesta desde mucho tiempo
antes, y tal fué su celeridad, que los federa-
les solo cogieron setenta prisioneros, diez y
ocho cañones de grueso calibre en el fuerte
\Vagner, y siete en la batería Gregg. Estos
fueron los únicos trofeos de la victoria, y es
de advertir que á pesar ele haberse lanzado
contra el fuerte \Vagner tres mil proyecti-
les que representaban ciento veintidos mil
trescientas libras de metltl, solo se encontra-
ron inútiles tres piezas de las que se cogie-
ron. En aquella ocasion se demostró palpa-
blemente que los sacos de arena tienen una
resistencia que escede en mucho á la del la-
drillo ó de la piedm, aun cuando se trate de
proyectiles tan enormes como los que se em-
plearon en aquella guerra.


En la noche del 8 de setiembre, una floti-
lla de veinticinco á treinta chalupas,
de la esclHtdra del almirante Dahl- 1863.
gren, cowlncida por el comandante Stephens,
del Patapsco, trató de apOdel'ilI'Se del fuerte
Sllmter por asalto. Como el jefe de la escua-
dra no habia comunicauo á nadie su proyec-
to, es el caso que el general Gillmore, que
tenia á su disposicion algunos barcos, co-
menzó á organizar al mismo tiempo una es-
pedicion semejante por su propia cuenta, y
de aquí resultó cierta dcs;tvenencia entre
i1m bos jefes, que se dejaron llevar de una
deplorable rivalidad mas bien que de una
patriótica emulacion. Gillmore manifestó á
Dahlgren. que seria mejor asociar las dos
espediciones de cuyo mando deseaba encar-
garse, pero el almirante exigió, no sin ra-
zan, que se nombrase j efe al oficial mas an-
tiguo de la escuadra, puesto que se trataba
de un combate naval. Arregladas estas di-
ferencias, marchó al fin la flotilla, y cuando
estuvo delante del fllerte, desembarcaron
algunas fuerzas que, al mimdo del coman-
dante \Villiams, se acercaron al parapeto con




GAP. XVlI. ESTADOS-UNIDOS. 567


objeto de escahtrle. Esto, sin embargo, no I oculta en lo mas recóndito, y solo cuando
era tan fácil como se cL'eyó en un principio, I se supo que los confederados trataban de re-
tanto mas cuanto que la gnarnicion, al man- parar las baterías, dispuso el general Gill-
do del mayor Elliot, esütba muy alerta, pues more qne se rompiese el fuego contra el fuer-
en el mismo momento de acercarse los espedi- te Sumter y la batería Gregg. El ditt


. , 1863.
cionarios, comenzaron á jugar las baterías 26 de octubre comenzo pues de nuevo
que ann quedaban útiles, mientras los sol- el bombardeo, y al poco tiempo, el famoso
dados lanzaban granada,s de mano. Al cabo fuerte Sumter no era ya ma,s que un monto n
de un cua,rto de hom, los tres primeros botes de ruinas, que iban cayendo poco á poco al
de los espedicionarios fueron destrozados mar. Desde aquel momento solo una batería
completamente, y cuantos habian saltado Ú, de la isla de Cnmming continuó haciendo
tierra para acometer el fuerte, es elecir, unos
doscientos hombres, quedaron muertos, heri-
dos ó prisioneros. El resto de las tropas em-
prendió entonces la retira,da sin que el ene·
migo tratase de impcclirlo. Los defensores
del fuerte no sufrieron pérdida alguna.


Los proyectiles lanzados por la Hatería
del Pantano no llegaron á causar por for-
tuna darlo a,lguno á los ha,bitantes de Cha,r-
leston, aunque habian· estallado algunas
bombas on la parte baja de la ciudad, y aquÍ
diremos de paso que uno de los cailones de
dicha batería, que se carga,ba, con diez y seis
libras de pólvora, y que lanzaba proyectiles
de ciento cincuenta libras, reventó á los trein-
ta y seis disparos, precisamente cuando el.
fuerte \Vagner y la batería Gregg se halla-
ban ya en poder de los federales, que sin
pérdida de tiempo hicieron las reparaciones
necesarias, fortificando de una manera for-
midable aquella parte de la isla. Algunos de
los principales edificios de Charleston que-
elaron no obstante muy deteriorados, y por
esto, sin duda, muchos que temieron ser víc-
timas del bombardeo, abandonaron la ciudad
para trasladarse á otra, ó quedarse en los al-
rededores.


Entre tanto el fuerte Sumter, aunque en
realidad no podia considerarse sino como
un volean, era un volean dormido: sus ca-
ñones estaban desmontados, su guarmclOn


nn fuego regular por espacio de algunas se-
manas, hasta que al fin se dió órclen de que
cesara aqnel para dirigir en adelante todos
los ataques contra Charleston. En el primer
bombardeo se lanzaron contra el fuerte Sum-
ter cinco mil nueve 'proyectiles que repre-
sentaban un peso .de unas quinientas cin-
cuenta mil libras, siendo de advertir que la
mitad de aquellos, cuando menos, dieron en
el blanco, causando mas ó menos daño. No es
de estrnilar, pues, qne al romperse el fuego
por segunda vez contra este punto quedara
á poco reducido el fuerte Sumter, á un in-
forme monton de ruinas que se iban desmo-
ronando lentamente.


El otoño y el invierno siguientes trascur-
rieron sin que se emprendieran otras opera-
ciones decisivas contra Charleston: llegada
la primavera, el general Gillmore recibió ór-
den de incorporarse al ejército de Virginia,
y le reemplazó otro jefe en el departamento
ele la Carolina del Sur.


En la Carolina del Norte no ocurria entre
tanto ningun acontecí miento de importancia:
el general Hill habia tratado de apoderarse
de Newbern, yen 14 de marzo atacó


1 f . t - 1863, con a gunas uerzas y vem e cano-
nes una obra defensiva que se halla al Norte
del Neuse, pero la resistencia fué tan vigo-
rosa, que los separatistas hubieron de reti-
rarse, sufriendo algunas pérdidas.




5fi8 HI;;TORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XVII.


En 30 de marzo, Hill atacó el fuerte
\Vashington despues de haber levantado al-
gunas baterías en la isleta de RocIman, pun-
to que dominaba una gran estension del río
Pamlico. El general Foster, que acababa de
llegar, contaba con una guarnícion de mil
doscientos hombres, dos cafíoneras y un
transporte armado, á las órdenes del coman-
dante Renshaw, y aunque se calculaba que
el cuerpo de ejército de Hill constaria lo me-
nos de veinte mil hombres y cincuenta caño-
nes, como este jefe dejó pasar tres dias sin
acometer, los federales pudieron aprovechar
este tiempo para fortificarse de una mJ.ne-
ra formidable, perfeccionando sus líneas de
defensa. Cuando Hill hubo terminado sus
preparativos, estableció un sitio en regla,
situando sus cañones en las diversas emi·
nencias que dominaban la ciudad, y una
batería en la Punta de Hodman, cuya posi-
cion pcrmitia á los confederados cañonear á
In, cindad impunemente.


Foster trató de desalojar al enemigo de
aquel punto, pero fllé rechazado dos veces
consecutivas y al fin tuvo que desistir de su
empeño. El general Hill rompió el fuego con
catorce cañones contra el fuerte Washing-
ton, y este bombardeo duró doce dias, al
cabo de los cuales habian agotado ya sus
municiones los unionistas, mas habiendo
lfegado entre tanto una flotilla de cañoneras
con un refuerzo ele tres mil hombres al man-
do del general Enriqne Price,Foster ordenó
á éste que marchara á tomar la batería ene-
miga, lo cnal rehusó aquel alegando que era
imposible.


Por fin, el12 de abril llegó el capitnn Hall,
procedente de Rhode-Island, con refuerzo de


tropas y municiones, y entonces Fos-
1863. t . 1 . 'N b . , ] el' marc 10 a ew ern, se puso a a
cabeza de los siete mil hombres que á las


órdenes del géneral Palmer se hallaban en
dicho punto, y uniendo á estos los tres mil
de Price, atacó la posicion del enemigo en
la Punta de Rodman, y consiguió desalojar-
le despues de un breve combate. El general
Foster quiso luego perseguir á Hill, pero
éste se hallaba ya demasiado lejos, y cono-
ciéndolo así el jefe unionista, desistió de su
empeño. Ya se comprenderá por esto que el
haberse supuesto que Hill tenia á su dispo-
sicion veinte mil hombres no pasaba de ser
un error.


Poco tiempo despues organizóse una espe-
dieion compuesta de tres regimientos á las
órdenes del coronel Jones, con el objeto de
apoderarse de un puesto militar que habia en
Gum Swamp. á ocho millas de Kingston. El
resultado fué al principio satisfactorio, aten-
dido que se cogieron ciento sesenta y cinco
prisioneros, pero el enemigo atacó luego á
los federales, causándoles sensibles pérdi-
das, pues entre los muertos se contaba el
coronel J ones.


Algunos dias mas tarde, partieron otras
dos espediciones con objeto de emprender
una correría que dió por resultado destruir
algunas vias férreas y causar otros desper-
fectos de mas ó menos importancia.


El dia 1:3 de julio recibió el general Fos-
ter órden de trasladarse al fuerte


... 1863.
Monroe, y ya no ocurrlO nmgun
hecho notable hasta que se encargó del man-
do el general Butler en reemplazo de aquel
jefe.


Hemos dado cuenta de los principales
acontecimientos de la guerra qne tuvieron
lugar en 1863, y llegados aquÍ, parécenos
oportuno consagrar el capítulo siguiente
á examinar la sitnacion interior del pais,
agitado tambien por las luchas políticas en
que tomaban parte todos los partidos.








CAPÍTULO XVIII.
1} 86:2 -- 1 864 .


LA ESCLAVITUD.-LA EMANCIPACION DE LOS ESCLAVOS.


Opilliones del Gobierno sobre la escl:witud.-LG órden del general Fremont.-Carta del Presidcntc.-Informe del Secre-
tario de la Guerra ~Ir. Cameron.~Rectificacion del Presidente.-Carta de ~Ir. Horado Greeley.-Contestacion de
~1r. Lincoln.-La dipntacion de Clticago es admitida en audiencia por el Presidente.-Proclama de Abra)¡am Lincoln .
-Causas á que se achacc' su aparicion.-ScgLwda proclama del Presideute.-ErnanClpaeion de los esc!an)s.-PrOI)()-
sicion tic !\Ir. Lincoln.-Dcbatcs.-Sc aprueba cllJill de compensaC'Íones.-El ¡nI! de 1\11'. Arnold.-Discnsioll \'iolpnta.
-El /JiU de confiscacion.-La oposieion demoeriltica.-El discurso de JUGn Law.-Aprobaeion del bill definitivo.-
Educacion de los negros.-Se aprueba el bilt lle ~Ir. Grimes con la enmienda propuc.sth por :\11'. \Yilson. -Los negros
admitidos en el ejército de la Union.-EI general TIunter onlena Sil reelutamiento.-Interpelacion del gobernador
\Vickliffe. -Respuesta del general Hnnter.-Se autoriza á Saxton para que arme a los negros.-El general Phclps
propone su admisioD en el ejército -Decreto de .Tefferson Davis.-El Congreso XXXVII l.-S e aprueba el alistallliento
de los negros.-Censllra de los demócratas.-El golJel'nador Andrew organiza dos regimientos.-Nueva-York se ad-
hiere al pJ'lJ)'ecto. -Bcauregard y ,Tefferson Davis condenan la admision de negros en el ejército federal.-El Congreso
(;ou[eupraLlI) impone la pena tle muerte á lus esclavos que hagan armas contra el Sur.-El Presidente Lillcoln resuel-
ve ejercer I'ejlresalins.-Su (¡rden gmwral.-PreocupncÍones contra la raza llegra.-Reclutamientns.-Sus servi,'ios y
cualülades.


Al estallar lit guerra civil, los hombres de
la Union abrigaban ID, esperanza de termi-
narla felizmente sin alterar en lo mas míni-
mo los principios fundamentales que invo-
caban los defensores de la esclavitud, y
Mr. Lincoln, mas que ninguno, mostrábase
ansioso por obtener este resultado, sobre todo
al ver la actitud vacilante de alguno de los
Estados esclavos, especialmente de Kentuc-
ky, al que deseaba atraer á la causa de la
Union por lo mismo que parecia inclinarse
en favor del Sl1r. Tanto es asi, que Mr. Se-
ward, en un despacho dirigido á Mr. Day-
ton ,nuevo ministro de la Union en ID, corte
de Francia, le decia, entre otras cosas, que la
guerra civil no tenia razon de ser, y que era
inútil é irracional toda vez g Ile los territorios
permanecerianen elmisino Estado, fuera cual


fuese el resultado de la lucha, y que lo mis-
mo sucederia con la esclavitud, pues los de-
rechos de los Estados y de sus habitantes
quedarian sujetos á las mismas leyes y for-
mas de la administracion, sin que se altera-
sen en nada sus costumbres, sus hábitos Y
sus instituciones.


Todos los jefes y oficiales del ejército re-
guIar, que habian sido alumnos de \Vest
Point, abundaban en las mismas opiniones
respecto á la esclavitud, como lo probó su
conducta al encargarse de los respectivos
mandos que se les confirió en el ejército. Solo
los oficiales voluntarios fueron los que no
consid~raron la cuestion de la esclavitud
bajo el mismo punto de vista, bien es verdad
que en la sucesiva marcha de los aconteci~
mientos de la guerra, ocurrieron diversos




570 HISTORIA DE LOS CAP. XVIII.


casos con los esclavos que corrian á refugiar-: «Inútil será para el Gobierno continuar
se en las líneas de los federales, casos que I la guerra ó abrigar la esperanza de combatir
comenzaron luego á repetirse con tal frecuen-
cia, que obligaron á Butler y otros jefes á di-
rigir consultas al Gobierno para averiguar
cómo se deberia proceder con los fugitivos.


Poco despues de la batalla de Bnll-Run, y
cuu,ndo se hubo reunido el Congreso, la opi-
nion púhlica sabia ya á qué atenerse respec-
to á la cuestion de la esclavitud, pero iban
surgiendo dificultades á cada paso y era pre-
ciso que el Gobierno adoptase alguna medida
para que todos supieran de unu, vez á qué
u,tenerse en tün importante punto. La órden
espedida algun tiempo antes por el general
Fremont, jefe del departamento militar de
Missouri, en la que prevenia, « que los bie-
nes y propiedades de toda clase de habi-
tantes de dicho Estado, que hicieran armas
contra la Union, ó tomasen una parte acti-
va con los enemigos, q uedarian confiscados
para el uso público,» habia obligado al Pre-
sidente á escribir á dicho jefe, manifestán-
dole que ent preciso retirar ó modificar dicha
órden por no estu,r conforme con el acta del
Congreso aprobada en 6 de agosto de 18ül;
pero como los casos de está naturaleza se
repetian con mucha frecuencia, deseaba
MI'. Lincoln adoptar cuanto antes una reso-
lucion á fin de que los jefes no se estralimi-
taran de sus atribuciones, ni tuviesen taI'n-
poco que hacer consultas á cada paso.


El general Cameron, Secretario de la
Guerra, era uno de los que insistian con mas
empeño en reconocer que la esclavitud podia
considerarse como el mayor enemigo de la
Union, y que por 10 tanto se la debia com-
batir sin tregua. En el informe anual que
habia dirigido al Presidente algun tiempo
antes, alegaba poderosas razones en apoyo
de su aserto, y decia entre otras cosas lo
siguiente:


á sus enemigos, si no hace uso de todos los
medios legales que estén á su alcance. El
derecho de apoderarse de los esclavos es tan
legítimo como el de tomar forraje en el cam-
po, algodon en los almacenes, ó armas en
las fábricas, pues dejar al enemigo en po-
sesion de todo eso seria una insigne locura,
como lo es tambien respetar sus esclavos,
que les sirven mncho mas que el forraje,
el algodon y otros efectos. Sem~jante polí-
tica seria un verdadero suicidio nHcional.
Lo que ha de hacerse con los esclavos, es
una cucstion que el tiempo ha de resolver, .Y
lo único que puede asegurarse por ahora, es
que el Gobierno deberá dejarlos en libertad
mtts tarde ó mas temprano, pues seria inú-
til conservarlos como prisioneros de guerra.
El espíritu de propia conservacion impone
al Gobierno el dober de emplear á los escla-
vos del modo mas conveniente para reprimir
la insurreccion, restableciendo la autoridad
de aquel, y si se llegare á probar que esos
esclavos son capaces de tomar las armas á
fin de prestar sus servicios en el ejército,
convendrá equiparlos .Y disciplinarlos para
reforzar nuestras filas.


» De todos modos, y hágase lo que quiera
de ellos, cl~ro está que el Gobierno no debe
permitir que sigan por mas tiempo reduci-
dos á la servidumbre forzosa, pues el esclavo
del amo rebelde que presta sus servicios en
favor de una justa causa, adquiere un título
para que se le ponga en libertad y se le pro-
teja. »
. MI'. Lincoln examinó detenidamente este


informe, .Y antes de presentarlo, sustituyó la
última parte con el siguiente párrafo:


« Es una cuestion grave el resolver lo que
deberá hacerse con esos esclavos abandona-
dos por sus amos, pues su número va siendo




CAP. XVIII. ESTADOS-UNIDOS. 571


ya muy considerable, y es de presumir que
lo será aun mucho maso ¿ Qué ha de hacerse
con ellos? Entregarlos á sus amos para que
luego se armasen contra nosotros y adquirie-
ra así mayores proporciones la reuelion, no
seria equitativo ni justo, tanto mas cuanto
que podriamos utilizar sus servicios, dismi-.
nuir así los recursos de nuestros enemigos
y combatir con mas ventaja las tendencias á
la insurreccion o


» El Congreso, en su superior inteligencia
y sabiduría, podrá resolver, una vez termi-
nada li1 guerra, lo que debe hacerse con los
esclavos de los rebeldes, y es seguro que los
representantes del pueblo defenderán los de-
rechos que confiere la Constitucion del pais
á los propietarios qne hayan permanecido
fieles al Gobierno o»


El dia 1 9 de agosto, MI'. Horacio Greeley
escribió una estensa carta al Presidente ma-


nifestándole, entre otras cosas, que
1862. .


cuanto mas tIempo se tardara en
atacar de frente á la esclavitud, mas se pro-
longaria la lucha y aumentarian los peligros
para la Union, y que si no se adoptaba el
medio de utilizar los servicios que podian
prestar los negros durante la guerra, seria
muy difícil combatir á los enemigos del Go-
bierno, que no dejaban de contar con pode-
rosos elementos.


Contra, 10 que se esperaba, el Presidente
contestó á la carta de ::VII'. Greeley con otra
muy atenta, y sin duda con el objeto de dar
á conocer sus opiniones sobre la grave cues-
tion que se debatia, espresábase en los si-


pongo seguir; mi deseo es salvar á la Union
sin faltar á los principios constitucionales, y
podeis estar segnro de que cuanto antes se
restablezca li1 antoridad nacional, antes se
c(mseguirá el objeto apetecido.


»Hay algunos que quieren conservar la
Union respetando la esclavitud al mismo
tiempo, y no falta quien desea desaparezcan
ambas cosas si ha de faltar una de e1111s,
pero yo no soy de ese modo de pensar. Jl[i
principal objeto es consei'lJa}' la Un ion sin
atacar ni proteger la esclavitud.


»Todo lo que yo hago en la cuestion que
nos ocupa, lo hago porque creo qne favorece
nuestra causa, .Y cuando no consiento algu-
na·cosa, es porque me parece que no rednn-
dará en beneficio de aOquella.


» 'rrataré de corregir los errores cuando
los reconozca como tales, y adoptaré nuevas
m6ldidas cuando en mi juicio sean mas opor-
tunas para conseguir el fin.


»Os he dicho cmUes son mis opiniones, .Y
ahora solo me resta ar1adir qne yo desearia
que todos los hombres fuesen libres.


» V nestro afectísimo,
» Abraham Lincoln.»


Pocos dias despues fué á visitar al Presi-
dente una diputacion de Chicago é Illinois,
cuyo único objeto era recomendar con la ma-
yor eficacia á MI'. Lincoln que adoptara una
vigorosa política de emancipacion, alegando
que esta haria muy buen efecto en Europa,'y
j ustificarin, las medidas que se tomaric1n para
proteger á los oprimidos y sofocar cuanto
antes la rehelion. MI'. Linco]n recibió á los


guicntes términos: comisionados con la mayor benevolencia, di-
«Muy señor mio: Acabo de leer vuestra rigiéndoles un breve discurso que terminaba


carta de 19 del corriente agosto, que me ha- con estas palabras:
bsis dirigido por conducto del lVew- York «Graves dificultades me han impedido has-
Tribune. No es mi ánimo dejar á ninguno ta aquí obrar tal como deseais, y si bien no
en duda acerca de la política que me pro-I he resuelto aun publicar una proclama de-




HISTORIA DE LOS CAP. XVIlI


darando libres á los esclavos, es porque me tro Señor de 1863, todos los individuos que
parece indispensable estudiar muy detenida- se consideren como esclavo~ en cualquier
mente este asunto. Puedo aseguraros, no Estado rebelde, serán declarados libres para
obstante, que me ocupo de ÁI dia y noche siempre, yen su consecuencia, el Gobierno
porque deseo resolver la cuestion lo mas ejecutivo de la Union, así como todas las au-
pronto posible. Por lo demás, ya os he dicho toridades militares y navales, reconocerán
cuáles son mis opiniones, y espero aprecia- la libertad de dichas personas sin cometer
reis mi franqueza en lo que vale.» i acto alguno que pueda coartarla ó repri-


Terminada la audiencia, retiróse la dipu-
tacion ofreciendo su apo'yo á Mr. Lincoln,
pero antes de que hubiese tenido tiempo de
llegar á Chicago para dar cuenta de su co-
metido á sus constituyentes, cansó el mayor
asombro tanto ~i los amigos como á los ene-
migos del Gobierno la siguiente prodama
publicada por órden del Poder ejecutivo sin
que hubiera mediado anuncio Rlguno ni aun
en las regiones oficiales.


« Yo, Abraham Lincoln, Presidente de los
Estados-Unidos y comandante en jefe del
ejército y de la armada, proclamo y declaro
por la presente, que así hasta aquí como en
lo sucesivo se ha continuado y se continuará
la guerra con el objeto de restablecer prúti-
camente las relaciones constitucionales entre
la Union y cada uno de los Estados donde se
han suspendido aquellas.


»Que es mi intencion recomendar al Con-
greso en la próxima legislatnra que adopte
una medida, cuyo objeto será conceder una
compensacion pecuniaria á los Estados que,
no habiendo tomado parte en la rebelion
contra el Gobierno, hayan sufrido perjuicios
por aceptar voluntariamente la abolicion
inmediata ó gradual de la esclavitud en sus
límites respectivos.


» Que para colonizar en el continente ó en
otro punto á los individuos de la rnza africa-
na, prévio su consentimiento y el del Go-
bierno, se harán cuantos esfuerzos sean ne-
cesarlOS.


» Que el dia 1.0 de enero del al'ío de ~ ues-


mirla.
» El 1. () de enero citado, el Poder ejecutivo


designará poí, medio de una proclama cuá-
les son los Estados rebeldes, y si uno de es-
tos estuviere en dicho dia representado en el
Congreso por miembros elegidos por una
mayoría, se entenderá, á falta do pruebas
contrarii1s, que deja de tomar parte en la re-
belion.


»Convendrá tener presente un acta de]
Congreso, titulad[\,: «Acta para introducir
un artículo adicional de guerm,» aprobada
en mnrzo de 1862, y que á la letra dice así:


«El Senado y la Cámara de Representan-
tes de los Estados·Unidos de América, reu-
nidos en Congreso, han resuelto que se pro-
mulguen las siguientes disposiciones como
artículo adicional de guerra, y las cuales se
cumplirá.n estrictamente.


»Seccion 1." So prohibe á todo oficial ó
persona que se halle nI serv lcio del ejército
ele los Estaclos-U nielos, emplear fuerzas de
su respectivo mando para devolver los escla-
vos fugitivos á sus clueüos. Todo oficial que
desobedeciere esta ém!en, será sometido á un
consejo de guerra y privado de su empleo.


»Seecion 2." Este artículo tendrá fuerza,
de ley desdo el momento de su publicacion.


»Asimismo se tendrün presentes las Sec-
ciones 0. a y 10." de nn ncta titulada: «Ac-
ta para reprimir la insurreccion, castigar la
traicion y confiscar los bienes y propiedades
de los rebeldes,» aprobada en julio de 1862,
y que á la letra dice así:




CAl'. XVIlI. E5TADos-mnDO~.


»Seccion a.a Los esclavos de las perso- mas pronto de lo que se esperaba, merced á
nas que hayan tomado parte en la rebelion las sugestiones de los embajadores de la
contra los Estados-Unidos, ó que la apoyaren Union en las córtes de Europa, pues se
de un modo cualquiera, y que abandonaran I creia inminente el reconocimiento de la Con-
á sus dueños, refugiándose á las líneas del federacion, pero otros aseguran que el Pre-
ejército federal, se considerarán como prisio- sidente estaba ya resuelto á seguir esta poIí-
neros de guerra, declarándoseles libres para tica algunas semanas antes de publicarse la
siempre. En el mismo caso se hallan los es- proclama. Lo mas probable es que el Presi-
clavos que pidieran proteccion al Gobierno do dente esperara, para publicar este documento,
Jos Estados-Uni(los, ó se encontrasen en las saber el resultado de la lucha en lVIaryland,
localidades ocupadas antes por los rebeldes. la cual terminó con la batalla de Antietam.


»Seccion 10. a Se previene asimismo que Es de presumir que desde un principio,
á ningun escbvo que se fugase de un Estado muchos hubieran votado por la paz, así como
ó territorio á otro, se le podrá privar en mo- tambien contra la emancipacion, pero poco
(lo alguno de su libertad, escepto en el caso á poco todos fueron convenciéndose que solo
de crímen ú ofensa contra las leyes, ó á me- podria reprimirse la rebelion atacando direc-
nos que el reclamante preste juramento de tamente la esclavitud. Sin embargo, bien pu-
que aquel le es deudor de su trabajo, y que diera ser que el Presidente Lincoln fuese el
no ha hecho armas contra los Estados-Uni- primero en reconocerlo así, y hubiera re-
dos de ningun modo. Se prohibe á todo aquel suelto de antemano decretar la emancipa-
que se halle al servicio elel ejército ó de la cion arrostrando todas sus consecuencias.
ft,rmadft, de los Estados-Unidos, bajo 1ft, pena Abraham Lincoln no era hombre capaz
de perder su destino, decidir por si sobre la de retroceder una vez tomada su determina-
validez do la queja producida ó restituir el cíon, aun cuando comprendiese que no ha-
fugitivo al reclamante. I bian ele ser inmediatos los resultados de su


»Y por la presente prevengo y ordeno á I política, y así es que en el dia prefijado pu-
todas las autoridades así civiles como mili- ' blicó su segunda proclama, concediendo la
tares, que hagan observar y cumplan las dis- libertad absoluta á los esclavos, Hé aqllÍ su
posiciones contenidas en este decreto. contenido:


»El Poder ejecutivo recomendará en tiem- «Considerando que el dia 22 de setiembre
po oportuno que á todos los ciudadanos de la uel año de Nuestro Señor de 1862, se ha pu-
Union que hayan permanecido fieles al Go- Llicado por el Presidente de los Estados-
Lierno, se les abonen daños .'1 perjuicios por Unidos una proclama que dice entre otras
las pérdidas que sufrieran ante.s de restable- cosas lo. siguiente:
cerse las relaciones constitucionales. »Que desde elLo ele enero del año ele N ues-


»IIecho en la ciudad de \Vashington el tro Señor de 1863, todos aquellos detenidos
dia 22 de setiembre del año de Nuestro Se- como esclavos en un Estado cualquiera, ó en
ñor ele 186.2; octogésimo séptimo de la Inde- una parte de este, cuya poblacion se haya re-
pendencia de los Estados-Unidos. belado contra el Gobierno de los Estados-Uni-


»ABRAHAM LINCOLN.» dos, serán declarados libres para siempre;


I
»Que el Gobierno de los Estados-Cnidos,


Se ha dicho que este documento apareció inclusas las autoridades militares y civiles,
TOMO m. 72




.-,
,)JI: HISTORlA DE LOS C.\P. XYJII.


reconocerán la libertad de dichos individuos, no y declaro que todos aquellos que se consi-
cuidando ele no tomar medida alguna para deren como esclavos en dichos Estados ó en
coartarla; que una proclama del Presidente cualquiera de sus partes, QUEDARA.N DESDE
designará en dicho dia 1.° de enero, qué Es- AlIORA y PARA SIE}fPnE LIBRES. El Gobierno
ü1,dos se han declarado en abierta rebelion ejecutivo de la Union, inclusas las autorida-
contra el Gobierno, y que aquel que estuviera
representado en el Congreso por miembros
elegidos en las elecciones por una mayoría:
se entenderá, á falta de pruebas contrarias:
que deja de tomar parte en la rebelion.


lO Yo, Abraham Lincoln, Presidente de los
Estados-Unidos, en virtud de los poderes de
que estoy rovestido como comandante en jefe
del ejército y de la armada de los Estados-
Unidos, en tiempo de rebelion armada con-
tra 1<1, autoridad del Gobierno, y como medi-
da de guerra conveniente y necesaria para
reprim i r aquella, he tenido á bien, trascur-
ridos cien dias desde la publicacion de mi
primem proclama: designar hoy, primero de
enero del año de Nuestro Señor de mil ocho-
cientos sesenta y tres, los nombres de los
Estndos ó de las partes de estos que se ha-
llan en abierta rebelion contra el Gobierno,
y son los siguientes:


»Arkansas, Texas, Louisiana ( escepto las
parroquias de San Bernardo, Plaquemine,
Jefferson, San Juan, San Cárlos, San Jaco-
bo, Ascension, Asuncion, Tierra Buena:
Lafourche, Santa María, San Martín y Or-
lean s , inclusa la ciudad de este nombre,
Mississippí, Alabama, Florida, Georgia,
Carolina elel Sur, Carolina del Norte y Vir-
ginia, escepto los cuarenta y ocho condados
conocidos con el nombre de Virginia Occi-
dental, y los de Berykele, Accomac, Nor-
thampton, Ciudad de Isabel, York, Princesa
Ana y Norfolk, inclusa la ciudad de este
nombre y la de Portsmouth, para todos cu-
yos puntos norige la presente.


» Y en virtud de los poderes que se me con-
fieren, y en cumplimiento de lo dicho, orde-


des civiles y militares, reconocerán y man-
tendrán la liberta el de los citados individuos.


» Y prevengo por la presente á todos cuan-
tos así se declaren libres, que se abstengan
de toda violencia, escepto en el caso ele de-
fensa propia, y asimismo les recomiendo que
cuando les fuere permitido, trabajen fielmen-
te por un jornal razonable.


»Además hago saber que los citados indi-
viduos que re~nan las condiciones necesa-
rias serán admitidos al i3ervicio del Gobierno
para formar parte de las guarniciones de los
fuertes, puestos militares, estaciones ú otros
puntos, así como tambien ele las tripulacio-
nes de los buques.


» Y en favor de este acto, que creo sínce-
ramente ser de justicia, autorizado por la
Constitucion, apelo al juicio de la humani-
dad invocando la proteccion del Todopode-
roso.


»En cumplimiento ele lo cual autorizo la
presente con mi firma .y el sello de los Esta-
dos-Unidos.


»Hecho en la ciudael de \Vashington en
este dia primero de enero del año ele N ues-
tro Señor de mil ochocientos sesenta y tres,
octogésimo octavo de la Independencia de los
Estados-Unidos.


»POJ' el P¡'csidente, ABRAHAM LINCOLN.


» GUILLERMO H. SEWARD, Srcretario de Estado .•


Poco tiempo antes de publicarse esta pro-
clama, por la cual quedaba decretada termi-
nantemente la emancipacion de los esclavos,
el Presidente Lincoln, des pues de haber de-
mostrado en un mensaje especial que la
cuestion de la esclavitud era la principal




CAP. XVIII. ESTADos-uro DOS.


causa de la guerra, proponia á las dos Cá-
maras del Congreso que aprobaran el si-
guiente acuerdo:


«E.l Gobierno de los Estados-Unidos con-
cederá á todo Estado que adopte la abolicion
gradllal de la esclavitud una compensacion
razonable por los perjuicios que se le ir-
roO'asen á consecuencia del cambio de si s-·
tema.»


Sometida esta proposicion á un Comité, á
fin de que informara sobre ella, promovié-
ronse los debates consiguientes, los cuales
dieron á conocer desde luego la repugnancia
de los unionistas que habia en los Esiados es-
clavos, así como tambien de todos los demó-
cratas, á conceder compensaciones que favo-
reciesen la emancipacion. Mrs. \Vadsworth,
Mallory, Wickliffe, Crittenden y otros, com-
batieron la proposicion presentada por el
Presidente, pero habiéndola apoyado todos
los republicanos, fué aprobada al fin en la
Cámara por ochenta y nueve votos contra
treinta y uno. Cuando se pasó al Senado,
:Mr. Saulbury combatió rudamente la pro-
posicion, apoyündole Mrs. \Villey, Latharn,
PO'\vell y otros, pero despues de un obstinado
debate, hmbien se obtuvo la aprobacion en
la Cámara alta. El Presidente opinaba que
esta medida daria muy buenos resultados,
aunque muchos no lo creian ~sí, fundando
principalmente sus argumentos en. que lo
único que se habia conseguido era aumentar
los ya crecidos gastos del Gobierno sin evi-
tar con esto los males que afligian al pais
desde el principio do la guerra.


En 24 de marzo de 1862, despues de orga-
ni;¡;ados los nuevos territorios ele Colorado,
Nevada y Dakotah, prévias las correspon-
dientes actas, que nada decian respecto á la
esclavitud, Mr. Arnold, de Illinois, sometió
á la Cámara un baz aboliendo y prohibiendo
aquella en todos los territorios de la Union,


bill que fué modificado por Mr. Lovejoy y
que estaba concebido en estos términos:


«ACTA PARA ASEGURAR LA LIBERTAD DE TODOS


LOS INDIVIDL'OS DENTRO DE LOS TERRITORIOS


DE LA UNION.


»A fin de que la lihertad individual sea
para siempre la ley fundamental del pais en
cuanto dependa de la accion del Gobierno de
los Estados-Unidos:


»Resolve'mos: que la esclavitud óservidum-
bre forzosa, en todos los casos, escepto cuan-
do se trate del castigo de un crimen, quede
suprimida desde ahora en todos los territo-
rios de la Union ahora existentes ó que se
puedan adquirir en l~ futuro.»


Difícil es formarse una idea de los violentos
y enojosos debates que promovió esta propo-
sicion, combatida por todos los demócratas
sin escepcion alguna; Mr. Crisfield, de Ma-
ryIand, dijo que aquello era una infraccion
ele los derechos de los Estados y de los
artículos de la Constitucion, y sobre todo,
una medida que no podia menos de peljudi-
cal' gravemente á los intereses del pais, y
'YIr. Thomas sostuvo que el Congreso no
debia aprobar la 'proposicion sin conceder
antes compensaciones á los propietarios que
hubiesen sufrido pérdidas á consecuencia de
la abolicion de la esclavitud. A pesar de los
esfuerzos de la oposicion, como el partido del
Gobierno era mas numeroso, y apoyaron el
óill los principales campeones del partido
republicano, se aprolló al fin por ochenta y
cinco votos contra cincuenta. Cuando se
pasó al Senado, el Comité respectivo, del que
era presidente 1\11'. Browning, modificó el
bill en la forma siguiente;


«Desde el momento en que se apruebe la
presente acta, no habrá esclavitud ni servi-
dumbre forzosa en ninguno de los territorios




57/j IlISTOIlIA DE LOS CAP, XI'Uf.
de los Estados-Unidos existentes en la actua- cual quiere decir que durante algunos di as
lidad ó que puedan adquirirse en lo sucesivo, hubo una verdadera. lluvia de enmiendas y
esceptuando el caso en que se trate de casti- protestas, y se pronunciaron discursos mas
gar un crimen.» ó menos elocuentes ó apasionados; citaremos


Despues de un breve debate, se aprobó el solo aquí un párrafo del discurso de Mr. Juan
bill por veintiocho votos contra diez, y una Law, de Indiana, pues basta con él para
vez firmado por el Presidente, quedó decla- comprender el carácter y estilo de los demás.
rado como ley del pais. Decía así:


Respecto á la conveniencia de confiscar ó .. El hombre que crea posible terminar la
emancipar á los esclavos de aquellos que ha- sangrienta lucha que aflige á nuestra patria,
bian tomado parte en la rebelion, conside- y restablecer la Union por otros medios que
róse que este era un punto muy delicado, y los prescritos por nuestros padres en la Cons-
no se trató de él sino muy ligeramen- titucion del pais, es un loco, ó mejor dicho,
te á fines de la legislatura de 1862; entre es un traidor, y mereceria ser ahorcado sin
las diversas proposiciones que se presen- formacion de causa. Aprobad esos bills,' con-
taron habia una de MI'. Trumbull, el cual fiscad en virtud de ellos la propiedad de esos
pedia que los esclavos de todos los que hu- hombres; em<lllcipad á sus esclavos; facili-
biesen tomado parte contra la Union fuesen tad armas á es::t canalla pam quc' asesine á
declarados pam siempre libres del servicio sus amos y cometa violencias con sus espo-
forzoso. Esta proposicion, así como todas sas é hijas) y presenciElreis una guerrí1 bl
las demás, escitó una verdadera tempestad como no se ha visto nunca, ni en los dias
en lns Cámaras, y tan fuerte se presentaha
b oposicion, y de tal modo se prolongaban
los delmtes, que el Senado acordó al fin
nombrar, para que informara., un Comité
especial, cuyo presidente, MI'. Clark, modi-
ficó el')ill de manera que solo se autor~?aba
al Presidente para declarar libres á los esc1a~
vos, cuyos dueños se cogieran con las armas
en la mano treinta dias despues de publicar-
se la proclama. MI'. Davis, de Kentuck,y,
q niso introducir una enmiend:.t proponiendo
qne en vez de declarar libres á los esclavos,
se vendier:.tn y se ingresara el importe en el
Tesoro, pero como solo la apoyaron siete
senadores, fué desechada sin mas que un
ligero debate.


Tomado de nuevo en consideracion :el bill,
renovóse la discusion con mas violencias, si
cabe, que antes, y los demócratas sobre todo,
que se mostraban muy temtCes., no perdona-
ron esfnerzo alguno para combatir el bW) lo


mas aciagos de la revolucion francesa llÍ
cuando ocurrieron las horrorosas escenas de
Santo Domingo.»


MI'. Elliot pronunció luego un brillElnto
discurso en defensa de los bills. y al fin se
aprobó el llamado do Confiscacion 1)01' ochen-
ta y dos votos contra sesenta y ocho.


En ,23 de junio fué sometido á lí1 aprOl)~l­
cion del Senado este !JiU, Y despues de Ull
breve debate, se aprobó bmbien por veintio-
cho contra trece, }' de este modo querló dc-
cretado: 1. °,Que todos los esclavos 'cuJos
dueños hubiesen tomado parte en la rebe-
lion, así como los qué' se refugiaran en las
líneas de los federales, ó todos los que se en-
contrasen en los puntos ocupados sucesiva-
mente por las tropas del Gobierno, serian
considerados como prisioneros de guerrn,
declarándoselos libre,s de la esclavitud para
siempre; 2.° Que los esclavos fugitivos no se
devolverían á sus dueños cuando estos hubie-




C.\I'. XVIII. ESTADOS-UNIDOS.


sen tomap.o parte en la rebelion; 3.° Que
ninguno de los que se hallaren al servicio
del ejército ó de la armada podria devolver
un esclavo fugitivo, bajo la pena de pér-
dida del empleo; y 4. 0 Que el Presidente
quedaba autorizado para utilizar los servi-
cios de la raza africana con el objeto de
reprimir la rebelion, organizando á los. es-
davos de la manera mas conveniente.


El bill definitivo qu~ comprendia todos
€stos artículos fué aprobado en la Cámara
por la decisiva mayoría de ochenta y dos
votos contra cuarenta y dos, y en el Senado
por veintisiete contra doce, declarándose
luego como ley del pais. Como quiera que el
Presidente Lincoln habia recomendado en su
mensaje anual que se restableciesen las re-
laciones diplomáticas con lIayti y Liberia,


1I1r. Sumner presentó, en 4 de febre-
t863. . .


ro, un bl.11 para llevar a cabo esta
medida, el cual fué aprobado en ambas Cá-
maras, annque no sin que mediaran acalo-
rados debates.


Poco antes de dccretarse la cma~cipacion
porel Gobierno federal, no se habia adoptado
medida alguna para atender á la educacion
de los negros, bien fuesen libres ó escla-
vos, y con el objeto de remediar esta falta,
MI'. Grimes, de lowa, sometió á Lt aproba-
ajan del Senado, en 2g de abril, un bl"!! pro-
lloniendo se adol)tasen ciertas di.sposiciones
para prO\'cer á la educacion de los hijos de
los negros en la clmla,rl ele "\Vashington.
.Mr. Grimes manifestaba que, no bajando el
número de aquellos de tres mil ciento seten-
ta y dos en el año 18GO, y como quiera que
los padre~ pagaban treinta y seis mil duros
anuales d'e contribucion, convendria destinar
una parte de esta cantidad esclusivamente á
la educacion de los hijos de los negros, y no
de los blancos, como se habia estado hacien-
tlO hasta entonces.


En 30 de abril se tomó en consideracion
el ha! de Mr. Grimes, y desde luego


t · . . d 1863. presen aronse variaS enmlen as, una .
de las cuales, la de Mr. \Vilson, decia así;


«Todos los individuos de color del distrito
de Colombia, ó que residan dentro de los lími-
tes de \Vashington .Y Georgetown, quedarán
sujetos á las mismas le}'es que rigen para los
blancos, serán juzgados con arreglo á ellas
por los delitos que cometieren, y cuando se
les declarase convictos de cualquier cl"ímen
ú ofensa, sufrirán la misma pena ó castigo
que se aplica á los blancos. Todas las órde-
nes ó disposiciones contrarias á este decreto,
se considerarán anuladas desde la publica-
cion del presente. »


Esta importante eIlmienda se tomó inme-
diatamente;en consideracion, y se aprobó, sin
mas que un)igero debate, por veintinueve vo-
tos contra siete. Ml'. Lincoln firmó el hill el
dia 21 de mayo.


Todas estas medidas fueroll seguramente
el primee paso en la senda del progreso,
pero, á no dudarlo, el mas difícil, y poco
costaria ya dar el segundo. No solo era ya
un hecho consumado la emancipacion de los
esclavos, sino que se reconocia en los negros
iguales derechos que en los blancos al conce-
derles la libertad, y además de esto se dis-
[Jonia lü ere~?Ciol1 de escuelas Iwra educar ri
sus hijos, facilitándoles así todos los medios
necesarios para marchar por la senda de 1n,
civilizacion.


Al llegar aquí, nos parece oportuno hacer
una ligera digresion á fin de recordar algu-
nos puntos de nuestra historia y referir cier-
tos hechos que conviene tener presentes y se
relacionan con el presente capítulo.


No habrán olvidado nuestros lectores que
en la primera colision ocurrida entre ingle-
ses y americanos, que se conoció con el nom-
bre de la i1![atanza de Bastan, (Véase pági-




é1i"S HISTORIA DE LOS CAP. xnu.


na 286, tomo 1), un mulato esclavo de Mas-
sachusetts, conocido con el nombre de Cris-
pus Attucks, se encargó de dirigir .las
turbas, y fué uno de los primeros que mu-
rieron al romper el fuego las tropas reales.
En el combate de ~,~únte Bunker, Pedro
Salem, un negro que habia alcanzado su
libertad, fué el que desde el parapeto mató
de un tiro al mayor Pitcaim, oficial de la
marina inglesa, en el momento en que aquel
se lanzaba al asalto, seguido de su gente, y
ya desde aquella época, los negros y mulatos
comenzaron á figurar entre las indiscipli-
nadas tropas que luchaban contra el ejército
inglés, viéndose á poco algunos regimientos
compuestos solo de negros. Sin embargo,
como en aquella época se apreciaban en mu-
cho los esclavos, .y eran muy útiles en todas
las colonias organizadas, no faltó quien cen-
surase que se les admitiera entre las filas de
la milicia, y no tardó en reconocerse que no
debian figurar negros en un ejército que solo
combatia por la libertad. Por esto, sin duda
el Comité de Seguridad aprobó un acuerdo,
por el cual se prevenía que siendo incompa-
tible con los principios que se defendían la
admision de negros en el ejército, no podrian
ingresar en este sino los hombres libres, y
que por lo tanto quedaban.escluidos los escla-
vos sin escepcion alguna.


Este acuerdo no se referia á los negros y
mulatos que ya hubiesen obtenido su liber-
tad, y por lo tanto, muchos propietarios
permitieron la emancipacion de algunos de
sus esclavos á fin de que pudieran ingresar
en las filas de los patriotas. Esto dió márgen
á que se promoviese luego un debate en el
Congreso, que habia ya fijado su atencion
en el asunto, y 1\1r. Rutledge presentó una
proposicion pidiendo que no se admitiera á
ningun negro en los ejércitos de la patria,
pero In, oposicion fué tan numerosa, que se


desechó el proyecto, siendo el resultado que
desde entonces, en vez de espulsar á los
negros del servicio, se les recibió con mas
facilidad que antes, ya como voluntarios ó
sustitutos. Tanto es así, que en Virginia
especialmente, llegó á ser costumbre conce-
der á un esclavo la libertad si se convenia
en ocupar en el ejército el puesto de su amo.


En la Carolina del Sur se autorizó poco
despues el alistamiento de esclavos, aunque
no precisamente como soldados, sino como
peones ó trabajadores; Rhode·lsland resolvió
seguir el ejemplo en 1778, declarando libres
á los esclavos que se a.listasen en el ejército,
y de este modo se organizó un regimiento
que dió pruebas de valor en la batalla de
Rhode-Island. Massachusetts, Nueva-York
y otros Estados, imitaron esta conducta pun-
to por p~nto, con aplauso de los principales
patriotas de la época, y es de creer que si
hubiese durado algunos años mas la guerra
de la Revolucion, se habria abolido la escla-
vitud en todo el pais. Lord Cornwallis pro-
clamó libres durante su campaña en el Sur
á todos los esclavos que quisieran seguirle,
y su subordinado Tarleton se llevó consigo
á una porcion de ellos. En una carta escrita
por Jeffcrson al doctor Gordon, decíuJe que
esta política habia costado á Virginia nada
menos que treinta mil esclavos en un año,
la mayor parte de los cuales murieron luego
en los campamentos por haberse declarado
la viruela.


La guerra de 1812 con la Gran Bretaña,
fué mucho mus corta que la de la Revolucioll r
y no tan mortífera, mas á pesar de esto se
echó mano de los negros en vez de rechazar-
los, y en Nueva-York se autorizó la orga-
nizacion de dos regimientos, á los cuales se
señaló la misma paga y derechos que á los
blancos, pero debe advertirse que no se ad-
mitia á ningun esclavo sin prévio consenti-




CAP. XYIll. EST ADOS-UNIDOS.


miento de su amo ó de su ama, que recibian »4. o ¿ Se le han enviado por el deparia-
la prima de enganche en cambio de la liber- mento de la guerra armas para los esclavos?
tad de aquel. »5. o Remítanse á la Cámara para su exá-


Por último, el general J ackson, á pesar men todas las comunicaciones y correspon-
Je haberse opuesto siempre á que se admi- dencias que hayan mediado entre el general
tiera á. los negros en las filas del ejército, Hunter y el departamento de la gllerra.»
utilizó sus servicios en la famosa defensa de El Secretario :Mr. Stanton, se apresuró
Nueva-Orleans, y este mismo jefe fué el pri- á contestar desde luego que no se habia au-
mero en elogiar el valor y buena conducta de tm"izado al general Hunter para semejante
sus nuevos soldados. cosa, y se negó á presentar la corresponden-


Los descalabros que sufrieron los unionis- cia, alegando que esto seria perjudicial para
tas en las primeras campañas, fueron causa el bien público.
de que no se reparara luego tanto en la elec- Sin embargo, algunos dias dcspues, es de-
eion de los medios para continuar l[L lucha, cir, el 2 de julio de 18G~, remitió á la Cá-
yel Presidente, primero, y luego el Congre- mara un informe del general Hunter, en el
so, despucs de haber condenado las tenden- ! cual este jefe contestaba á las preguntas de
cias abo1icionistas de algunos de sus genera- MI'. \Vickliffe en los ·términos siguientes:
les, fU3ron mucho m~s allá que ellos. «En respuesta á la primera pregunta, <le-


El general Hunter, jefe del departamento bo manifestar que en este departamento no
de Hilton Head, fuó el primero que dispuso se ha organizado cuerpo alguno de esclavos
se organizaran regimientos de negros, des- fupitivos, pues si bien hay un regimiento de
pues de haber proclamado su emancipacion negros, estos son libres, por haber huido sus
en todo aquel distrito militar, y esÜt medida amos del pais abandonándolo todo.
dió lugar á que Mr. \Vicklíffe hiciem una »A la segunda pregunta tengo el honor de
interpelacíon en la Cámara, presentando
luego una proposicion concebida en estos tér-
mmos:


«Acordanws que se invite al Secretario de
la Guerra á contestar al siguiente interroga-
torio:


»1. 0 ¿ Es cierto que el general Hunter,
jefe del departamento de la Carolina del Sur,
ha organizado un regimiento de voluntarios,
compuesto de negros, (esclavos fugitivos),


para la defensa de la Union, nombrando un
.coronel y oticiales para su mando?


»2. 0 ¿ Estaba autorizado el general Hun-
ter para organizar y reclutar como soldados
del ejército de la Union esclavos fugitivos ó
cautivos?


»3. o ¿ Se le ha provisto al efecto del equi-
po necesario?


contestar que con arreglo á las instrucciones
remitidas al general Sherman por MI'. Ca-
meron, Secretario de la Guerra, y que luego
me fueron trasladadas, esto'y plenamente au-
torizado para admitir en las tilas á cuantas
personas leales se presenten ofreciendo sus
servicios en defensa de la U nion. Como en
esas instrucciones no se hace restriccion al-
guna respecto á ¡la clase ó color de los in-
dividuos que deban admitirse, deduzco que


estoy autorizado para alistar á los esclavos
fugitivos cuando se presentare alguno en
este departamento de mi mando,pero de-
bo advertir que hasta el dia no se ha dado
este caso.


»Á la tercera pregunta tengo el sentimien-
to de contestar que no se me ha remitido
equipo alguno, ni armas ni uniformes de




HISTOI1IA DE LOS CAP. X\'lll.


ninguna especie, y para mijustificacion solo
puedo alegar que en las instrucciones de
:Mr. Cameron se me prevenia que empleara
mis tropas de la manera que me pareciese
mas conveniente para el mejor servicio del
departamento. Al autorizárseme para dispo-
ner de las tropas del modo y forma que cre-
yese mas útil, deduje que quedaba en liber-
tad de equipar y armar al único regimiento
que se ha organizado en la Carolina del Sur.


»El proyecto de armar á los negros ha pro-
ducido el mejor resultado, pues la esperien-
cia nos ha dado á conocer que son sóbrios,
dóciles y entusiastas, y que tienen las condi-
ciones necesnrias para desempeñar los debe-
res de un soldado. Los negros se muestran
siempre deseosos de entrar en accion, y es
opinion unánime de los oficiales que les ins-
truyen, que atendido el clima del pais, serán
muy venbjosos auxiliares, bn útiles como
los regimientos que emplean los ingleses en
la India Occidental.


»Terminaré manifestando que, atendido
que las exigencias de la campaña de la pe-
nínsula impedirán se me envíe un refuerzo,
podré organizar para fin de año un cuerpo
de ejército compuesto de cuarenta y ocho á
cincuenta mil de esos fieles y valerosos sol-
dados.


»Confío que esta carta podrá servir de con-
testacion á :Mr. \Vickliffe, y entre tanto ten-
go el honor de ofrecerme como siempre su
afectísimo,


»El general en jefe, D. Hunter.»


Estas contestaciones, aunque no muy sa-
tisfactorias para Mr. \Vickliffe, parecieron
concluyentes á la mayoría de los miembros,
pero Mr. Dunlap presentó una proposicion
concebida en estos términos:


«Declaramos: que el documento de que se
ilió lectura ayer, firmado por el general Da-


vid Hunter, el cual aprueba el armamento
de negros, emite ideas y opiniones indignas
del Congreso, que son un insulto para el
pueblo americano y nuestro valiente ejérci-
to. Por este motivo, y en vista tambien del
estilo descortés de Mr. Hunter, pedimos que
no se tome en consideracion ese documento
que merece tan solo una severa censura.»


Esta proposicion quedó sobre el tapete, y
se aplazó el debate para otro dia, pero esto
no impidió que otros generales de la Union
se apresuraran á seguir el ejemplo de IIun-
ter, pues como se trataba de una medida mi-
litar, y por ]0 tanto de la competencia del
Poder ejecutivo, la Cámara, á pesar de su
prevencion á los soldados negros, hubo de
limitarse á tomar acta de aquella nueva me-
dida, sin oponerse á que se llevara á efecto.


El 25 de agosto, el Secretario de la Guerra
espidió una órden al general Rufo
S t . " d 1 d' i862. ax on, prevlllwn o e que proce lera .
al armamento de los negros que se presenta-
ran, uniformándolos y equipándolos por re-
gimientos, pero cuidando de no admitir por
entonces en el servicio mas de cinco mil.


El general Phelps, que servia á las órde-
nes de Butler, dirigió por entonces tambien
un informe á su jefe oncareciéndole la con-
veniencia de adoptar una política anti-escla-
va, admitiendo á los negros en el servicio de
las armas, con lo cual se daria en su con-
cepto un gran paso en la senda de la civili-
zacion. Phelps añadia que no seria difícil
organizar cincuenta regimientos que podrian
utilizarse para auxiliar á los blancos, con-
servar el órden y combatir ciertas influen-
cias peligrosas para la libertad, y terminaba
-pidiendo las armas y eguipo necesarios para
formar tres regimientos de negros.


El general Butler contestó á poco, previ-
niendo á Phelps que empleara á los escla-
vos en cortar árboles y construir parapetos




GAP. X \'111. ESTADOS-UNIDOS.


para la defensa de las líneí1s, mas que de nin-
gun modo los convirtiese en soldados, pero
resentido sin duda Phelps por la negativa,
replicó que él no haria nunca semejante cosa
.Y que por lo tanto renunciaba á su cargo.
Bulter no quiso consentir; hízose preciso en-
viar la consulta á Washington, y habiéndose
conformado el Gobierno, Phelps volvió á
Vermont, su residencia habitual, dejando en
su campamento seiscientos negros armados
y equipados.


La corriente de los acontecimientos debia,
sin embargo, obligar á Butler mas tarde á
recurrir á los auxiliares que en un principio
no queria admitir como soldados, pues á las
dos semanas, hallándose en Nueva-Orleans,
se vió precisado, para salir de su peligrosa
situacion, á utilizar los servicios de los ne-
gros que habia en la ciudad, y con los cua-
les se formó á los catorce dias un regimien-
to de mil hombres con sus c?rrespondientes
oficiales.


Al saberse en Richmond qué medidas ha-
bian adoptado los generales Hunter y Phelps
respecto al alistamiento de los negros para
fonnar parte de los ejércitos de la Union,


Jefferson Davis espidió en 21 de agos-
1.862. d t " dI' to un ecre o preVll1len o que os CI-
tados generales no se considerasen ya como
enemigos de la Oonfederacion, sino como
renegados, y que en el caso de capturarse
alguno de dichos jefes ó cualquiera oficial
que se ocupara en organizar ó instruir á los
esclavos, se le encerrase en un calabozo, no
como á un prisionero de guerra, sino como
un traidor que deberia sufrir la última pena
cuando así lo dispusiese el Gobierno.


Ya hemos hablado de la proclama presi-
dencial publicada en setiembre de 1862,
anunciando próximas medidas para la eman-
cipacion gradual de los esclavos en los Esta-
dos leales, así como tambien en los del Sur,


TOMO UI.


que no se hubieran sometido en 1.° de enero
de 1863. Firme en su propósito Mr. Lincoln
habia espedido este día un nuevo decreto
proclamando la abolicion de la esclavitud en
la mayor parte de Virginia, en las Oaroli-
nas, en Alabama, en Georgia, rrexas, Loui-
siana, (escepto algunos puntos), en Florida,
Arkansas y Mississippí, yal mismo tiempo
invitaba á todos los agentes civiles y mili-
tares de los Estados-Unidos á observar ri-
gurosamente este decreto, recibiendo á los
negros emancipados, que se destinarian á
formar parte de la guarnicion de los fllertes
ó de las tripulaciones de los buques. Reco-
brada así su libertad, los negros acudieron
en masa á las líneas federales á ofrecer sus
servicios, que se utilizaron como pareció mas
oportuno, y ya veremos que no solo presta-
ron un eficaz auxilio al ejército, sino que se
consiguió con esta medida que desaparecie-
ran ciertas ideas y preocupaciones contra la
raza negra.


Mientras en las filas del ejército unionista
hubo suficientes voluntarios para llenar las
bajas que iban ocurriendo, no se admitió á
ningun negro ni mulato, ni menos se pensó
en hacerlo mas adelante, por mas que se hu-
bi-era sentado este precedente durante ]a
guerra de la Revolucion; pero apenas hubo
terminado la desastrosa campaña de Mc Ole-
llan contra Richmond, y cuando se pidieron
á los Estados leales seiscientos mil reclutas
mas para reorganizar los ejércitos de la
Union, no solo se reconoció que seria inevi-
table decretar' la quinta, sino que la cuestion
de raza dejó ya de ser una barrera entre
blancos y negros, y desde entonces, segun ya
hemos visto, fueron admitidos en el servicio
de las armas.


El dia 7 de diciembre de 1863, comenzó la
legislatura del trigésimo octavo Oongreso, y
una vez organizada la Oámara por los ami-


73




HISTORIA DE LOS CAP. xnu.


gos del Gobierno, remitió el Presidente Lin- alistados desde luego para formar parte de
coln su mensaje anual en el que trataba de los ejércitos nacionales, y cuando un escla-
todas las cuestiones de mas importancia pa- vo haya ingresado en el servicio, se facilita-
ra el pais, refiriéndose sobre todo á las me- rá á su amo una certificacion abonándosele
didas que debian adoptarse para la reor- una prima de cien duros por los gastos y
ganizacion de los ejércitos nacionales y el perjuicios que pudiera ocasionarle la pérdi-
alistamiento de los negros. Cuando las dos da del esclavo. El Secretario de la Guerra
Cámaras hubieron leido el mensaje, comen- nombrará una comision en cada distrito que
zaron desde luego sus tareas, y en una de deberá estar representada en el Congreso, y
las primeras sesiones, MI'. Stevens, de Penn- cuyo objeto será cuidar de que se abone la
sylvania, presentó la siguiente proposicion: suma estipulada á los dueüos de los esclavos


«Todos los individuos de la raza africana que se consideraran completamente libres des-
de veinte á cuarenta y cinco años de edad, ya de el momento en que hayan ingresado en
fueren ciudadanosó no, serán alistados en los el servicio.»
ejércitos nacionales, y cuando hayan ingre- Por un acta aprobada en la legislatura an-
sado en el servicio, se abonará á sus dueüos, terior, habíase acordado satisfacer á los ín-
si los tuvieren, la suma de trescientos duros, dividuos de la raza africana empleados por el
declarándose al mismo tiempo enteramente Gobierno, la cantidad de diez duros mon-
libres á los escln\'OS que se hallaren en este suales, de los que debían deducirse tres
caso.» para 01 uniforme, (á los blancos se los abo-


MI'. Boyd hizo una interpelacion para ma- ' naban trece además del uniforme), y habién-
nifestar que solo deberii1 satisfacerse este dose ordenado al gobernador Andrew, de
premio á los dueüos de esclavos que no hu- Massachusetts, que organizara algunas com-
bies en tomado parte en la rebelion, pero pañías de artilleros y de infantería para el
MI'. \Vebster, de Maryland, combatió el pro- servicio de los fuertes, abonando á Jos indi-
yecto, y al fin, se acordó por sesenta y siete viduos dicho sueldo, este funcionario formó
votos contra cuarenta y cuatro, abonar, sin desde luego dos regimientos de negros, á los
escepcion alguna, el premio convenido á todo que se dió el nombre de 54 y 05 de Massachu-
aq uel q ne se perj udica'ra por la pérdida de setts, y los cuales se dístinguieron pronto en
sus esclavos. MI'. \Vood, de Nueva-York, sos- el ejército de la Union. CUflndo algun tiempo
tuvo enérgicamente que semejante medida despues llegó el pagador~ á quien se esperaba
era una infraccion palmaria de la Constitu- con ansia en el campamento, ofreció abonar
cion, mientras que MI'. Stevens insistia en sus diez duros mensuales á los negros, pero
que los negros, ya fuesen libres ó esclavos, entonces estos rehusaron aceptar, alegando
debian alistarse para el servicio nacional lo que no recibirian menos paga de la que se
mismo que los blancos. Como los debates satisfacia á los demás soldados del ejérci-
parecian prolongarse ya demasiado, se tras- to, y obstinándose en no admitir la menor
ladó el bill á un Comité de tres individuos, el rebaja. Los negros que se hallaban inútiles
cual presentó la siguiente enmienda: por sus heridas ó por sus enfermedades


«Todos los individuos de veinte á cuarenta tomaron lo que les dió el pagador, pero al fin
y cinco años, ya sean ciudadanos ó no, pero en vista de las repetidas representaciones
que residan en los Estados-Unidos, serán hechas al departamento de la guerra por el




CAP, XVIII, ESTADOS-UNIDOS,


gobernador Andrew, que en uníon de otras 1 los esclavos, y tUVD conocimiento de ella el
personas demostró que los negros eran tan Gobierno de la Confederacion, adoptáronse
acreedores como los demás á la misma paga, por este enérgicas medidas que solo podian
el Gobierno de los Estados-Unidos acordó calificarse de represalias, pues se dispuso,
acceder á la peticiono Es de advertir que los entre otras cosas, por el general Beauregard,
reclamantes estuvieron un año sin cobrar prévio el consentimiento de Jefferson Davis,
solo con el fin de que se reconociese su dere- que todos los esclavos cogidos con las armas
cho como hombres y no como negros. en la mano fueran devueltos á las autor ida-


Este hecho bastó para que el Congreso des de sus respectivos Estados, para que se
aprobase el acuerdo siguiente: les aplicase la ley. Además de esto, al pre-


«Todos los individuos de color que se ha- sentar Mr. Jeffersqn Davis su tercer mensa-
llaban libres en 19 de abril de 1861, Y que se .le anual, trataba duramente al Presidente
hayan alistado en el ejército de los Estados- Linco]n, censurándole severamente por su
Unidos, tendrán derecho á la misma paga proclama, que consideraba como una viola-
que se satisface á los demá's indiviuuos de cion manifiesta de los principios constitucio-
tropa con arreglo á las leyes existentes.» nales. Para dar una idea del estilo de este


Desde entonces fueron organizándose nue- documento y de las ideas que en él se ver-
vos regimientos de negros voluntarios, que tian, nos parece oportuno copiar aquí el si-
como se verá, debian prestar muy buenos ser- guiente párrafo:
vicios, contribuyendo á que triunfara la can- «Acaba de establecerse un órden de co-
sa del Gobierno. sas que no puede producir sino una, de es-


Debemos consignar aquí que antes de rom- tas tres consecuencias: el esterminio de los
perse las hostilidades, había ya resuelto el esclavos, el destierro de todo el pueblo con-
Gobierno de la Confederacion utilizar los federado, ó la absoluta y total separacion de
servicios de los negros, al principio para estos Estados, de los de la Union. La pro-
trabajitr en las fortificaciones, y mas tar- clama del Presidente Lincoln demuestra
de al comenzarse la gu-erra, para empu-! además hasta la evidencia que su Gobierno
ñar las armas. La legislatura de Virginia no se cree bastante poderoso para subyugar
habia tomado en consideracion un bill en al Sur por la fuerza de las armas, y que te-
que se proponia el alistamiento de todos los me que las potencias neutrales se apresuren
negros libres que hubiese en el Estado, y á reconocernos como Gobierno constituido.
aprobada la medida despues de algunos de- Ese documento es tambien una especie de
bates, no tardó en llevarse á ejecucion. Este • advertencia al pueblo del Norte para que se
hecho fué, á no dudarlo, uno de los que con prepare á una separacion que ha llegado á
mas motivo indujeron á Mr. Lincoln, á pro- ser inevitable, pues ese pueblo es demasiado
clamar la libertad de los esclavos, y bien perspicaz para no comprender que el resta-
puede decirse que á los separatistas se debe blecimiento de la Union es de todo punto
mas que á nadie el que se estirparan, al cabo imposible para siempre desde el momento
de algun tiempo, las preocupaciones que se en que se adopta una medida incompatible
tenian contra la raza negra. con la buena armonía que en un principio


Sin embargo, apenas apareció la proc1a- existió entre el Norte y el Sur.
ma del Presidente Lincoln, emancipando á »Los llOmbres sensatos de todos los paises




HISTORIA DE LOS CAP. XVIII.


podrán juzgar del efecto de esa medida en
virtud de la cual algunos millones de séres
humanos de una raza inferior, que hasta
ahora vivian tranquilos y contentos, entre-
gados á sus trabajos, se lanzarán en una lu-


cuando se hubo aceptado por ambas partes,
los separatistas remitieron los suyos, pero
se vió que entre ellos no habia ningun negro,
é interpretándose esto como una falta de
buena fe, el Presidente Lincoln, de acuerdo


cha sangrienta, en una lucha de esterminio, con el Gobierno, espidió la siguiente órden:
y que mal aconsejados por nuestros enemi-
gos, serán capaces de asesinar á sus amos «Departamento del Poder ejecutivo.
cometiendo toda clase de violencias. Nuestro » Washington 30 de j uEo de 1863.
aborrecimiento á los que consumaron los ac- ji Es deber de todo Gobierno proteger á
tos mas execrables que puede recordar la sus ciudadanos de cualquier clase, color
historia de un hombre malvado, corre pare- ó condicion que sean, y especialmente á los
jas con el desprecio que nos inspira la impo- que sirven en el ejército. La ley de las nacio-
tente cólera de nuestros enemigos, y en vista nes y los usos y costumbres de la guerra, tal
de las disposiciones adoptadas por el Gobier- coÍno se entienden en los paises civilizados,
no de la Union, debo manifestaros que he no permiten que se haga distincion alguna
resuelto, á menos que dispongais otra cosa respecto á los prisioneros, sea cual fuere su
en ·vuestra superior inteligencia, entregar á clase, y esclavizar y vender á los que no son
las autoridade.s re~pectivas de los Estados de I ?lancos., es un a~t? .de ~arbarie.y un crimen
la OonfederacIOn a todos los negros que se ¡ImpropIO de la cIvlhzacIOn del SIglo. .
cogieran con las armas en la mano, así co- i »EI Gobierno de los Estados-Unidos dis-
mo tambien á sus oficiales, debiendo ser so- pensará la misma proteccion á todos sns sol-
metidos unos y otros á la accion de un con- dados sin hacer distincion entre los blancos
sejo de guerra para que les aplique la ley.» y los negros, y si el enemigo procede á ven-


Con algunas modificaciones fué aprobada I der ó esclavizar á sus prisioneros solo por su
la medida propuesta por Mr. Jefferson Da- color, se tomarán las debidas represalias por
vis, pero los principales. periódicos del Sur nuestra parte.
la combatieron enérgicamente, demostrando »En su consecuencia se previene que por
que la Oonfederacion rio tenia derecho para cada soldado de la Union á quien se dé
disponer así de los negros que el Gobierno muerte contrariamente á lo que previenen
de la Union empleara como soldados, y que las leyes de la guerra, se mandará ejecutar
nunca habian servido al Sur. Á pesar de las á uno de los separíl:tistas, Y por cada uno que
observaciones que se hicieron, el decreto es- se reduzca á la esclavitud, se impondrá á
pedido por el Oongreso estuvo en vigor du- otro la pena de trabaj"os forzados, no ponién-
rante mucho tiempo, y esta fué la causa dosele en libertad hasta que el enemigo hu-
principal que entorpeció el canje de prisio- biese dado el ejemplo.
neros ·entre las dos partes beligerantes, dan- »ABRAHAM LrNcoLN.
do lugar á que murieran miles de negros en "Por órdendel Secretario ue la Guerra,
SUS prisiones, en medio de los tormentos del ))EI ayudante general, E. D. TOWNSEND.
ham bre y de la miseria.


Despues de un combate ocurrido en Char-
leston, propúsose el canje de prisioneros, y


Á pesar de adoptarse todas estas medidas
que tendian á favorecer á los negros, no de-




CAP. XYIU. E:;TADOS-Ul'aDOS.


jalmnde abrigarse ciertas preocupaciones
contra ellos, pero el ayudante general en-
cargado de la organizacion de los nuevos
regimientos, que estaba autorizado para
nombrar á los oficiales, hizo uso de este pri-
vilegio como de un poderoso específico para
desvanecer ciertos escrúpulos, pues habia
muchísimos que, no pudiendo ascender en
otros cuerpos, aceptaban gustosos un despa-
cho de oficial de los negros porque así as-
cendian un grado sin tener que aguardar [1
que hubiese una vacante. No faItuba alguno,
sin embargo, que hubiera creido rebajada su
dignidad al aceptar una cosa· semejante, pero
estn, invencible antipatía fué aminorándose
poco á poco, aun cuando no desapareció del
todo. La repugnancia que causaba al Con-
greso armar á los negros, á pesar de haber
dn,do su consentimiento, los repetidos urtí-
culos de la prensa que censuraban esta me-
dida l y In, preocupacion del pueblo, fueron
causa de que esta disposicion se viese tan
combatida como la política que tenii1 por ob-
jeto emancipar á los esclavos.


Vencidas, sin embargo, las dificultades
que iban presentándose á cada paso, con¡.:i-
gllióse al fin establecer en \Vashington una
oficina, donde debían despacharse todos los
asuntos que se relacionar<.tn con la organiza-
cion de las nuevas tropas y el alistamiento
de negros, y asimismo se creó una junta
presidida por el general Silas Casey, la cual
se encargó de examinar á los candidatos que
M-piraban á la pbza de oficiales de los regi-


mientas. Poco despues, el departamento ele
la guerra espidió una órden creando en l\1a-
ryland, Missouri y Tennessee varios centros
dependientes del de \Vashington, donde po-
dian alistarse los negros que fueran presen-
tándose, y de este modo siguió adelante la
grande obra. En diciembre de 1863 se con-
taban solo cincuenta mil negros alistados, .Y
ya en fin del año siguiente habíase triplicado
este número. Algunos generales unionisbs
los miraban con prevencion, mientras otros
elogiaban su valor y buenas cualidades, y
nosotros, sin hacer aquí observacion algunn,
solo diremos que desempeñaron un papel
muy importante, contribuyendo á poner tér-
mino á la guerra. Aun cuando no tom<l-
ron parte en ninguna de las grandes ba-
tallas, prestaron útiles servicios en otras
acciones secundarias y en varios sitios, es-
pecialmente en los que tuvieron lugar desde
1864 á 1865. Por su docilidad, su ejemplar
obediencia, su resignacion en las fatigas de
la guerra y Sll sereno valor en medio de los
peligros, se hacicm á veces superiores á los
blancos, aun cuando careciesen de la inteli-
gencia y energía de estos. En el fuerte "VVag-
ner, en Puerto Hudson, Helena, Mobila y
otros puntos, se distinguieron repetidas ve-
ces, sin que al decir esto sea nuestro áni-
mo reconocer en ellos superioridad sobre
los blancos, pero seguramente no podrán
negar estos que sus nuevos auxiliares es-
pusieron la vida valerosamente y combatie-
ron sin igual denuedo en defensn de su pais.


~ t .:~.. ,~j'
. ,,",.' r."




CAPÍTULO XIX.
1863.


OJEADA SOBRE LA HISTORIA POLíTICA DE LA UNION.


Situacion politiea interior.- Estado de los partidos.-Eleccioncs de '1863.- El Congreso de la Confederacion yel de la
Union dccretan la quinta.- "\Voodwarella combate califidmdola de inconstitucional.- Suspension del Habeas Corpus.
- Arresto ele Vallaneligham.- Vallaneligham es elegido candidato para el cargo de gobernador.- La Convenciún de-
mocrática de Ohio pide que se le ponga cn libcrtad.- TIespuesta del Presidente Lincoln.- La prensa democrática.-
El discurso (Iel ex-Presirlente PiErce.- El discurso de SeymoUl'.- ~lotin eH Nueva-toriL-Violencias y asesinatos.-
Oeman(la de Seymour.- Contestacion del Presidente Lincolll.- L~s elecciones.- Empeñados dcbates.- El Gobiern o
apoyado por el pueblo.


Aunque no sea nuestro ánimo estender-
nos mucho en la narracion de los sucesos
políticos, no debemos tampoco pasarlos en
silencio, porque podrian hacerse falsas apre-
ciaciones acerca de los acontecimientos
militares que tuvieron lugar durante la fu-
nesta lucha que devastó los Estados de la
Union. En una guerra de este género, guer-
ra esencialmente civil, 110 era de esperar
que los partidos dejasen de medir sus armas
en el palenque político. La sangrienta der-
rota de los federales en Fredericksburg, y los
reveses sufridos en Galveston y Chancellors-
ville habían desanimado mucho á los unio-
nistas, infundiendo al mismo tiempo una gran
confianza en el porvenir á sus adversarios,
así como tam bien á todos los amigos del Sur,
tanto á los que se hallaban en el pais como
en el estranjero, y todos en Europa, menos
los que se inclinaban en favor del Norte,
consideraban la separacion como un hecho
consumado. Tanto es así, que cuando el em-


perador de Francia hizo gestiones diplomá-
ticas en 1863 con el objeto de intervenir como
mediador entre los beligerantes de América,
creyóse en general que se proponia hacer un
arreglo satisfactorio para que el Norte y el
Sur quedaran formalmente separados.


Ya se recordará qué clrcunstancias con-
tribuyeron al nombramiento de Mr. Lincoln
como Presidente de la Union: los que desea-
ban poner un freno á los partidarios de la
esclavitud, se habian dado la mano para re-
sistirse á las exigencias del Sur, y su pri-
mera medida fué elevar al poder á un Go-
bierno, cuyo principal objeto seria suprimir
aquolla en todos los Estados.


El gran partido republicano, que triunfó
con Mr. Lincoln, contaba no obstante en su
seno dos fracciones principales; una de ellas,
minoría ardiente en la que figuraban hom-
bres de accion, de arraigadas convicciones
y de talento, hombres que, así como los de
Massachusetts, creian que la esclavitud era




CAP. XIX. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


un mal y un crimen tan grande, que todos I ca tan numerosos como en aquella ocasiono
los medios serian buenos para suprimirla, y El dia l. o de abril se procedió á las elec-
por lo tanto, querian la abolicion inmediata ciones en Rhode-Island, y aquí triunfaron
aun cuando para ello fuese necesario recur- de hecho los republicanos, y eligieron sus
rir á las medidas violentas. La otra fraccion, representantes en el Congreso, pero solo por
compuesta de hombres mas moderados y una mayoría de dos votos, lo cual no habia
prácticos, se proponia el mismo objeto, pero sucedido desde muchos años antes.
{lUeria obrar gradual y metódicamente den- El dia 6 del mismo mes se reunieron en
tro de la esfera de los medios legales, para Connecticut para formar una Convencion los
lo cual aconsejaba se revisase la Constitu- partidarios y enemigos de la guerra, y
Dion por una parte, y se indemnizara á los proponer los republicanos el nombramiento
propietarios de esClavos por la otra. de Guillermo A. Buckingham para gober-


El primer acto de la reforma constitucio- nador de dicho Estado, se promovieron em-
nal habia sido el nombramiento del nuevo peñadísimos debates, por haber presentado
Presidente, Mr. Lincoln, el cual pertenecia sus contrarios, en clase de candidato, al
á la fraccion moderada del partido republi- coronel Tomás Seymour, que ya habia sido
cano, y entonces el Sur, vencido en el escru- gobernador y gozab.a de mucha popularidad.
tinio, contestó por una ilegalidad flagrante, Seymour obtuvo un gran número de votos,
proclamando la separacion por medio de la y aun se le proclamó con el mayor eniusias-
"guerra. De este modo se puso fuera de la mo para ocupar la plaza, pero el resultado
salvaguardia de la ley, é inútil fué que la fué que al fin alcanzaron el triunfo los repu-
f'raccion abolicionista propusiera medidas blicanos, aunque no por una absoluta ma-
conciliatorias.


No obstante, bajo la primera impresion
de los peligros que amenazarían al país si no
se evitaba aquella espantosa lucha, preelo-
minó el espíritu de union q ne habia presi-
dido en las elecciones al formarse el gran
partido republicano, y el Norte dejó ti un
lado la cuestion irritante de la esclavitud,
declarando que solo combatía por el mante-
nimiento ele la Union y de la defensa de la
Constitucíon.


Ya hemos dicho que los descalabros sufri-
(los por los federales en las primeras campa-
ñas, desanimaron alglln tanto ti los partida-
rios de la Uníon, yen prueba de esto, baste
decir que en las elecciones que se verificaron
ellO de marzo de 1863 en New-Hampshire,
faltó muy poco para que el partido republi-
·cano sufriese una completa derrota. Los
votos de los demócratas no habian sido nun-


yoría, pues Bnckingham alcanzó ctlarent(l
y un mil treinta y dos, y Seymour treinta y
ocho mil trescientos noventa y cinco. Es de
presumir que si este último no se hubiese
mostrado tan contrario á la guerra, habria
obtenido muchos mas votos, ya que no la
victoria.


Durante la primera parte ele 1863 no hu-
bo elecciones en ninguno de los otros Esta-
dos libres, pero ti juzgar por el resultado de
aquellos en New-Hampshire, Rhode-Island
y Connecticut, y por mas que el parti-
do republicano conservara su ascendiente,
no podia ponerse en duda que en general
se deseaba poner término ti la guerra, y
mucho mas tomando por pretesto la cues-
tion de la esclavitud. Casi todos los que par-
ticipaban de las opiniones del partido demo-
crático, aseguraban lo que al fin llegaron
algunos á creer, es decir, que los confedera-




HISTORIA DE LOS CAP. X1X.


dos, á pesar de su obstinacion en no admi- I caron los principios de la igualdad republi-
tir condiciones para llevar á cabo un arreglo, ! cana, pero pronto se olvidaba todo esto cuan-
aceptarian al fin los medios conciliatorios do se hablaba de estender la medida hasta la
para restablecer la Union despues de hacer- raza negra.
se mútuas concesiones por una y otra parte. La aprobacion del decreto de quintas pro-
No faltaba, sin embargo, quien opinase que movió violentos y acalorados debates entre
el Sur no accederia de ningun modo y que el partido republicano y la oposicion; las es-
desecharia toda clase de proposiciones, en citaciones de los demócratas acrecentaron el
cuyo caso era preciso continuar la guerra espíritu de hostilidad contra el Gobierno; en
hasta subyugarle. muchos puntos fué preciso suspender el sor-


El dia 16 de abril de 1862, el Congreso teo, y hasta llegó el caso de que el Presi-
de la Confederacion se habia visto precisado dente hiciera una consulta jurídica en debida
á decretar la quinta, á la cual quedaban su- forma á fin de que se reconociese su derecho
jetos todos los habitantes desde la edad de de decretar la quinta. En virtud de este do-
diez y ocho años á la de treinta y cinco, y á cumento se remitieron instrucciones á todas
L1 vez se aprobó un decreto disponiendo que las autoridades, previniendo se procediera
los que se hallaban en el ejército alistados con el debido ól'den en las operaciones del
por dos ó tres años continuaran sus servi- sorteo y se castigase á todo aquel que trata-
cios hasta terminarse la guerra. Cuando ra de oponerse á la ejecucion de esta medi-
comenzaron á multiplicarse las bajas en el da. El decreto se aprobó en la Cámara llor
ejército de la Union á consecuencia de las ciento quince votos contra cuarenta y nue-
primeras campañas, al paso que se agotaban ve, y en el Senado fué desechada por treinta
tambien los recursos del Tesoro, el Gobierno ,'1 cinco votos contra once una enmienda de
de Washingt?n se vióprecisado á su vez á MI'. Bayard, en la que pedia se aplazara in-
seguir el ejemplo de la Confederacion, de- definidamente la discusion del proyecto.
cretando las quintas y adoptando severas Cuando el Presidente dispuso que en cada
medidas por haberse visto desde luego que distrito se nombrara una junta encargada de
se trataba de entorpecer por todos los me- alistar á todos aquellos que debian entrar
u.ios posibJes la ejecucioñ de semejante pro- en el servicio, comenzó á organizarse una
yecto. El sistema de quintas se calificó de formidable oposicion, y un Comité compuesto
abominable, injusto, tiránico, bueno tan de Juan Mc Cunn, de Nueva-York, y de va·
solo para los Estados despóticos de la Euro- rios magistrados demócratas, declaró que el
Pa, y verbO'onzoso en una república; el privi- coso, eran el apoyo de su vejez. Tambien quedaban escep-
legio de sustituir ó redimir se consideró como tuados aquellos jóvenes cuyas familias tenian ya dos hijos
una verdadera ventaja para muchos indivi- en el servicio. En esta medida se comprendia, no solo á los


ciudadanos, sino tambien á los estralljeros lle diez y ocho á
U.UOs, Ó mas bien, como un odioso privilegio cuarenta y cinco años que hubiesen manifestado su inten-
de los ricos contra los pobres (*), y se invo- cion de naturalizarse; los de veinte á treinta y cinco com-


ponianla primera clase, y todos los demás, la segunda, y
(') Por la cantidad de trescientos duros, pagados al Go- se autorizaba al Presidente para que deslle elLO


bicrno, quedaba uno libre de las quintas y tambien se podia de julio hiciera el sorteo de las personas qne iS62.
presentar un sustituto. De la quinta quedaban escluidos dehian servir en los ejércitos nacionales por término de
ciertos jefes de los departamentos ejecutivos, los jueces tres años. Todo aquel que no se presentara habiéndole toca-
fellerales, los gobernadores de los Estados, los hijos de viu- do la suerte, se le consideraría y trataria eomo desertor,
da, cuando eran únicos, ó los que teniendo á su padre acha- quedando sujeto al castigo señalado por la ley del pais.




CAP. XIX. ESTADOS-UKIDOS.


Gobierno federal no estaba autorizado para
reclutar sus ejércitos sino por medio de alis-
tamientos voluntarios, y que solo se podia
disponer de la milicia, prévio el consenti-
miento de la autoridad del Estado. Con este
motivo, el juez \Voodward pronunció un
notable discurso, lino. de cuyos párrafos de-
cia así:


«El gran defecto de la ley de quintas con-
siste princi pn]mente en fundarse en la creen-
cia de que el Congreso puede despojar al
ciudadano, no de los derechos que goza en el
Estado, pero sí de la garantía que sirve para
afianzarlos. Y si se hace esto, ¿ cuánto tiem-
po creeis que podrá durar la libertad civil
entre nosotros ~ La Constitucion de los Es-
tados-Unidos señala los derechos del Go-
bierno, y los de los Estados, y así como
concedo al primero un ejército permanen-
te, deja á los segundos Sll milicia. Esta
medida es sábia y justa, pero con la actual
legislacian se dejan á un lado las distincio-
nes y se trastorna todo el sistema de Gobier-
no en el mero hecho de convertir en ejército
,í, la milicia de los Estados.»


Poco á poco em pezó á organizarse por me-
dio de los clubs y de los comités unaoposi-
cion sistemática y vigorosa; censuráronse
públicamente los actos del Gobierno, y bien
pronto el partido democrático vió reforzadas
sus filas en algunos Estados importantes del
Norte y sobre todo en Nueva-York. Enfonces
muchas personas influyentes pidieron con
insistencia que se entrase en negociaciones
para celebrar la paz; otros combatieron enér-
gicamente la continuacion de la guerra, exa-
gerando las pérdidas y los sacrificios de las
familias, así como la inutilidad de los esfuer-
zos del Norte, y no faltaron, como es consi-
guiente, hombres resueltos que trataron por
todos los medios posibles de oponerse á la
ejecucion del decreto relativo á las quintas.


TOMO 1lI.


La situacion, segun vemos, iba com pli-
cándose cada vez mas; hacíase necesario
adoptar medidas de rigor, y entre las varias
que aprobó el Congreso, una de ellas auto-
rizaba al Presidente para suspender el privi-
legio del Habeas Corpus mientras continua-
ra la guerra, siendo el principal objeto de
esta disposicion castigar severamente á todos
aquellos que directa ó indirectamente trata-
ran por cualquier medio de turbar el órden ó
fomentar la rebelion. Poco antes de decre-
tarse esta medida habia ocurrido un grave
altercado entre la autoridad militar y los
demócratas, y este hecho de que vamos á
dar cuenta, produjo In, mayor escitncion en
el departamento de Ohio.


Mr. C. VaIlandigham, derrotado en las
elecciones que tuvieron lugar en el Esta-
do de Ohio en 1862, por el general Roberto
Schenck, habia dejado de ser miembro de la
Cámara al terminar la legislatura del Con-
greso XXXVII, y de regreso á su país, donde
los demócratas acababan de proponerle para
el cargo ele gobernador, organizó un Comité
en el cual pronunció varios discursos esci-
tando á los ciudadanos á que no se sometie-
sen á la ley de quintas. Como si esto no fue-
ra bastante, declaró asimismo francamente
que todas sus simpatías estaban en favor de
la Confederacion y que no podia menos de
reprobar la conducta del Gobierno. El ge-
neral Bl1rnside, encargado entonces del mnn-
do de aquel departamento, publicó el dia
siguiente una órden general en la que decia
entre otras cosas lo siguiente:


«Todos aquellos que hallándose dentro de
nuestras líneas cometiesen un acto cualquie-
ra en beneficio de los enemigos de nuestro
pais, serán juzgados como espías ó traidores,
y probado el delito, se les condenará á muer-
te. En este departamento no estará permiti-
do declarar sus simpatías en favor del ene-


74




HISTORIA DE LOS CAf'. XJX.


migo, y los que tal hicieren, serán reducidos
á prision, á fin de que se les juzgue ó se les
envíe al punto donde se hallen sus amigos ó
partidarios. Entiéndase bien que aquí no se
tolerará la traicion, cunlquie['a que sea la
forma en que se presente.»


Que fuera Vallandigham la causa princi-
pal de haberse publicado esta óruen, es cosa
que no aseguraremos, pero fácilmente se pudo
comprender que él seria la primera víctima,
y en efecto, tres semanas despues, es decir,


el 4 de ma vo, fué arrestado en su mis-
1863. ma casa á"las altas horas de la noche,
acusándosele de haber pronunciado el dia


cion en su favor, y al cabo de algunas sema-
nas, consiguió que se le admitiera en un bu-
que inglés, y fué á establecerse en el Canadá,
en donde continuó escribiendo prochmas y
manifiestos con el olJjeto de agitar las pobla-
ciones del Norte, y principalmente la de
Ohio, escitándolas contra el Gobierno fede-
mI y sns actos arbitr¿lrios. Durante su des-
tierro, los demócratas de Ohio, reunidos en
Convencion, eligieron á Mr. Vallandigham
como candiLlato para el cargo de gobernador
de aquel Estado tm importante, y hasta sc
propllso que en el caso de ganarse la vota-
cion, fueran á lmscarle los hombres del par-


antes en Monte Vernon un estenso discurso tido democrático en número suficiente para
en el cllal manifestó sus simpatías hácía los
enemigos de la Union, emitiendo ciertas
opiniones con el objeto de desacreditar al
Gobierno por los esfuerzos que hacia para
reprimir la rebelion del Sur.


Inmediatamente comenzó <Í instruirse la
competente causa por el consejo de guerra,
el cual condenó á MI'. V Ltllandigham á ser
encarcela(lo hasta que terminara la guerra.
El general Burnside dispuso entonces que se
<londujera al acusado al fuerte \Varren, pri-
sion de Estado en el puerto de Boston, y así
se hizo en efecto, pero entonces llovieron
sobre el Gobierno las reclamaciones y las
protestas, calificando de violenta y arbitra-
ria la medida que acababa de adoptar y exi-
giendo inmediatamente se pusiese en libertad
á ]''t'lr. Yallandigham. El Presidente Lincoln,
despues de haber reflexionado, resolvió con-
mutar la prision en destierro á los Estados
del Sur, y el 24 de mayo, MI'. Vallandigham
fué conducido bajo pabellon parlamentario
á Shelb.Yville (Tennessee), donde se hallaban
las primeras avanzadas de los separatistas.


El proscrito del Norte fué naturalmente
bien recibido por los hombres del Sur, pero
no quiso que se hiciera ninguna manifesta-


resistir cualquier agresion que se intentara
contra su protegido. Además do esto, la Con-
vencíon aprobó varios acuel'Llos por los cuu-
les se censm"uk" la eonrlncta del Gobierno,
califieánllola de violacion palpable de. la
Constitucíon federal, y propuso que el Pre-
~;idente y Vice-presidente de aquella, que
eran ex-senadores, dirigiesen una manifesb·-
cion al Presiden te, pidiéndole revocase la
órden de destierro. Al otro clia se remitió á
MI'. Lincoln dicho manifiesto, del c1.wl repro-
duciremos dos ó tres de los principales pár-
rafos. IIélos aquí:


«Podrá ser muy bien (1ne las opiniones de
MI'. Vallanc1igham difieran de las del Presi-
dente y de su partido político, respecto á los
medios de mantener los derechos constitu-
cionales y restablecer la Union, pero esta
diferencia de pareceres no prueba en manera
alguna que el aludido haya faltado á sus de~
beres como ciudadano de América. Si un
hombre amante de la Constitucion de su pais,
cree en conciencia que por la naturaleza del
contrato federal, no puede recurrirse á la
guerra en el actual estado de cosas como me-
dio para restablecer la Union, ¿ no podrá
declararlo así públicamente? Si uno cree que




CAP. X1X. EST .\DOS-rXIDOS.


una lucha cuyo o~jeto es someter una parte 1 p¡-event¿va y no como un castigo,. como un
de los Estados, ó trastornar el sistema social I procedimiento para conservar la paz y evi-
de nuestro pais no dará mas resultado que tar desórdenes, }' la pruebtL es que el único
la destruccion de nuestros principios consti- castigo aplicado, se ha reducido al que es
tucionales y nuestro bienestar, ¿podrá negár- puramente incidental, á la detencion y á lo
sele el derecho de apelar a¡'juicio del pueblo que es consecuencia de esta. El arresto de
á fin de que se cambie el sistema político por l\Ir. Vall:mdigham tuvo por objeto impedir
los medios legales? qne se peljudicase al servicio militilr, y bien


»Los jniJ,<?scrifos]Jo jJllC¡)O}) COlJV{J}}j¿, {'DI} vés j'IIO Jllfl.f'O S8 ///oo)J}eó )r?S'8./.l!6'./1C'l~9 6'./1 Sil
\'OS en el parecer que llaí)eis emitido de que obsequio.
la Constitucion ·no es la misma, en tiempo de »Omitís el reconocer que un ejército es un
guerr~l Ó de revolucion al'mad~t qne en tiem- medio constitucional para salvar á la Unjon
po de paz. La Constitucion no hace es- y reprimir una insurreccion, y tampoco con-
cepciones en este caso: ¿ (luiere decirnos el fesais que el objeto de los Estados rebeldes
Presidente si tiene derecho alguno para in- es separarse de Jos libres, interrumpiendo la
troducir escepciones cuando se trata de las buena armonía qne ha reinado hasta aquí,
garantías consLitucionales, aunque sea en pero esto no impide que elijais como gober-
tiempo de guerra? nador á un hombre cuyas ideas conoceis tan


»El artículo de la Constitucion que define bien como yo, y que combate al Gobierno
los diversos poderes conferidos al Congreso solo porque este se vale de un ejército para
previene, que el prú)i1egio del Ilabeas Cor- reprimir la rebeJion. Vuestra propia actitud
pus no podrá suspenderse sino en los casos e~timula á la desercion y á la resistencia,
de reúelion ó i)/wsion ó cuando la s('gw'idad por(lllC haceis creer á los que faltan á sus debe-
pitblica lo e,ri,r¡iere, pero esto no tiene nada res, que encontrarán en vosotros profeccion.
que ver con las otras garantías constitncio·
nales de la libertad personal.»


A este maniflesto contestó inmccliabmen-
te 1\lr. Lincoln en los siguientes términos:


« La insistencia con que afirmais que solo
en tiempos de revolucion pnede proceder:,:e
de cierto modo nI aplicar las leyes ele justi-
cia, me indnce á contestaros con alguna es-
tension. Tratais de demostrar que cual(luíera


»Ignoro, señores, si conseguiré llevar el
convencimiento á vuestro ánimo, pero estad
'seguros que tanto los amigos como los enemi-
gos de la Union, comprenderán perfectamen-
te la exactitud de mi aserto.


»IIe concedido la libertad i1 M1'. ValJan-
cligharn, sin imponerle condiciones que le
comprometan en nada 'absolutamente, res-o
pecto á lo que haga ó fleje de hacer, y obro


está autorizado para oponer trabas á los qne así, porque espero que á su regreso no tra-
tienen el deber de combatir una rebelion gi-/ tará de ponerse en mal lugar con sus ami-
gantesca, sin que haya luego derecho de gos, ni es de presumir tampoco que se vea.
aplicarle la, ley, pero debeis tener en cuenta en peligro la seguridad pública. De todos mo-
que la misma Constitucion rechaza este dos, dehe entenderse que tanto con Mr. Va-
principio. Las detenciones y los arrestos que, l1nndigham, corno con los demás, he obrado
se han hecho, incluso el de Mr. Vallan-I y obraré siempre como lo exija el mejor
digham, que en nada se diferencia de los de- I servicio del pais y los intereses del Go-
más, deben considerarse como una medida 1 bierno. .




HISTORIA DE LOS CAP. XIX.


)Oon este motivo tengo el honor de ofre- de la Revolucion nuestros heróicos abuelos,
cerme vuestro muy afectísimo,


»Abraham Lincoln.»


El Presidente se veia obligado á cada mo-
mento á sostener polémicas de este género
á fin de no dejar sin contestacion las muchas
reclamaciones y cartas que se le dirigian: el
partido democrático iba siendo cada vez mas
fuerte, y arreciaba la lucha política con tan-
to empeño, si cabe, como la que tenia lugar
en los campos de batalla. Los dias mas tris-
tes para la Hepública fueron, á no dudarlo,
los que precedieron al 4 de julio de 1863, en
que el derrotado ejército del Potomac comen-
zó á retirarse para cubrir á Washington y
Baltimore:, mientras que los descalabros su-
fridos en \Vinchester, en Fredericksburg yen
Chancellorsville, acababan de hacer apurar
al Gobierno el cáliz de la amargura. Duran-
te aquellos dias de verdadero peligro, cuando
los partidarios del Sur y muchos que no lo
eran, esperaban á cada momento ver apare-
cer de pronto frente á Philadelphia y Nueva-
York las victoriosas legiones del general
Lee, todos los jefes del partido democrático
.Y sus principales oradores se ocupaban en
confeccionar discursos que, leidos sucesi-
vamente, obtuvieron, entusiastas aplausos,
principalmente de aquellos que insistian en
.que era preciso á toda costa poner término
~t la guerra que devastaba el pais.


El ex-Presidente Franklin Pierce, entre
{)tros oradores, pronunció en Concordia un
brillante discurso, del cual copiaremos aquí
.algunos de los párrafos mas notables:


( La Declaracion de la Independencia, de-
cia Mr. Pierce, fué la base de nuestra gran-
deza política en las dos ideas fundamentales
Je la libertad absoluta del pueblo americano
_y de la soberanía de sus respectivos Esta-
dos. Bajo esa bandera hicieron la guerra


supieron vencer, y establecieron la Union
con las bases que todos conocemos, com-
prometiéndose á observar rigurosamente los
principios constitucionales que entonces em-
pezaron á regirnos. Sabios é ilustrados fue-
ron los hombres que establecieron la Union,
ese templo augusto bajo cuya bóveda han
disfrutado tres generaciones todos los bene-
ficios de la libertad que la Providencia puede
conceder á los mortales; ese templo ante
cuyos altares, tanto vosotros como JO, nos
hemos inclinado con el mayor respeto, con-
sagrándonos á defender la Constitucion que
nos rige. No podreis menos de reconocer
como yo, el f!?érito, la pr0vision, la sagaci-
dad y el esquisito tacto de aquellos emi-
nentes políticos q uc miraron á 1,1 sociedad
como una cosa viviente y no como una
vision, que comprendieron que el poder na-
cional consiste en la concentracion de di-
versas instituciones é intereses, que vieron,
en fin, que la union de las partes es el
elemento mas necesario de todo 10 que hny
de sublime en las obras del arte ó de la na-
turaleza. Venturoso dia fué aquel en que se
proclamó por primera vez la Union, porque
desde entonces aumentó la prosperidad del
pais y quedó asegurado el bienestar del pue-
blo; acordaos de \Vashington, de Adams,
de Jefferson, de l\laclison y de JacksoIl; flque-
llos eran tiempos felices, pero des pues, nues-
tros padres comenzaron á dejarse dominar
por las animosidades y espíritu de partido,
y ya en la tercera generacion murió el pa-
triotismo, sustituyendo á este las mas mez-
quinas pasiones. En otro tiempo nos consi-
derábamos como la primera República del
mundo; éramos queridos y respetados; los
dias transcurrian felices; ningun ciudadano
de América se veia espuesto á que se le des-
terrara ó se le arrestase por hacer uso de




ESTADOS-CKlDOS.


sus mas preciosos privilegios; entonces no
-éramos testigos de una guerra espantosa, de
una lucha fratricida, como-la que devasta
nuestro pais, sembrando el luto y la cons-
ternacion por do q uierü, haciendo verter
amargas lágrimas á las familias de las nu-
merosas víctimas que riegan con su san-
gre los campos de batalla. ¿ Cuál es la causa
de este cambio? ¿ Qué locura se ha apodera-
do de los hombres de la Union? i Diríase que
la Providencia ha permitido que un ángel
yengador esci tara á unos y á otros con su
€spada de fuego para convertir tantos millo-
nes de virtuosos ciudadanos, que se profesa-
ban un cariño fraternal, en séres insensatos
animados de un espíritu de destruccion; di-
ríase que luchan tan solo para convertir nues-
tro suelo en un informe monton de ruinas
enrojecidas con la sangre de millares de víc-
timas! ¡ A veces trato de cerrar los ojos para
no ver dolorosas escenas; quisiera no oir los
lamentos qne llegan hasta mí, y me pre-
gunto si lo que ahora sucede puede ser
cierto, y sí los días de feliz prosperidad de
mi pais no han sido mas que una vision
pasajera, un sueño dorado que nunca ha
llegado á convertirse en realidad, un sueño
del que ahora despertamos para ver en der-
redor nuest.ro tan solo la miseria y la de-
solacion! Todo esto parece imposible, pero
i ay! inútil seria negar esta verdad descon-
soladora, inútil tratar de persuadirnos de lo
-contrario. ¿ Podriais olvidar esos dias no
remotos de nuestra historia, durante los
cuales llegamos á elevarnos cubiertos de
gloria ante las demás naciones civilizadas,
que citaban como modelo al Gobierno de
nuestra gran República? Entonces se ha-
-cia solo la guerra á un enemigo estranjero,
€ntonces no teniamos que lamentar una lu-
-eha fratricida, entonces no se atacaba á po-
blaciones sin defensa, ni se quemaban ciu-


dades, ni se cfevasfa6an [os campos, ni se
destruian las fábricas, ni se pensaba en otra
cosa sino en defender los sagrados derechos
de la patria, despues de haber espulsado del
pais á los que inútilmente trataron de domi-
narnos.


»iCómo ha cambiado todo! ¿Y por qué?
¿ Acaso no sabeis todos hL causa de tantas
calamidades? ¿ Ignorais por ventura que la
injustificable intervencion de algunos ciuda-
danos del Norte en los reconocidos derechos
del Sur, ha dado origen á las tribulaciones
que nos aquejan? ¿ No es una cosa notoria
que las infracciones de la Constitucion son
el principal motivo de las dolorosas calami-
dades por que atraviesa el pais '? Antes vivia-
mos todos en paz, reiMba entre nosotros
una armonía envidiable, caminábamos rápi-
damen te po r la senda del progreso, y de
pronto nos hemos detenido; ¿ par[\, qué? .....
para empeñarnos en una guerra civil que
horroriza á las demás n<'tciones, pam lan-
zarnos en una lucha sangrienta en que ha
tomado parte un millon de hombres, lucha
terrible y digna tan solo de las edades bár-
baras, que lleva el luto , la desolacion y la,
muerte á los tranquilos hogares de los ciu-
dadanos que pueblan este vasto dominio! Y
no es esto todo; en aquellos Estados don-
de no arrecia la lucha, donde no se tocan
las funestas consecuencias de este duelo mor-
tal, donde no llegan sino como un eco el
estampido del cañon, el ronco fragor de la,
fusilería y los lamentos de los moribundos,
aun allí domina ya el despotismo militar, que
ataca las libertades del pueblo en menospre-
cio de la Constitucion; yen este pais, donde
existe la libertad del pensamiento y la pala-
bra, en esta República, donde hemos disfruta-
do siempre del sufragio universal, primera ba-
se de las instituciones republicanas, en este
país, repito, usar de cualquier de esos dere




HI:3TORIA DE LOS CAP. XIX..


chos, ¡ se considera ya como un crimen! ... : nuestras libertades y nuestros derechos, úni-
. '. . • . • • . . . • • ....•...... ! co objeto ~on que se formó la Constitucion.


I
»Amigos mios, todos vosotros habreis te- : Si con las gestiones de esos agentes de paz


nido que lamentar desgracias, á todos os! no se consiguiese una avenencia, si nada
habrán afligido penalidades que no pueden: bastúa para reprimir la cólera que anima á
evitarse en el transcurso de la vidil, pero nin- i unos y á otros, si fuesen inútiles todos nues-
guna como las que diariamente van pesando I tras esfuerzos para conseguir un arreglo
sobre nosotros en medio del gran desastre amistoso, entonces cada uno deberá obrar
nacional de que es víctima nuestro sllclo I segun le dicte su conciencia, y al intentar
enrojecido ahora con la mas preciosa sangre I por última vez defender nuestros derechos
de nuestros Lravos ciudadanos, con la san- como pueLlo liLre, formaremos con nuestros
gre de aquellos cuyos padres lucharon por corazones un gran mausoleo que será ]a ad-
su independencia. Esta guerra civil, tan fu- miracion de los amantes de la libertad, .Y
nestrt como inútil, ilgota todos nuestros recur- ante el cual se inclinarán respetuosamente,
sos, acabará al. fin con nuestro poderío, J como se inclinan los peregrinos ante las sa-
esto cuando se ha demosteado que, unidos J gradas reliilllias de la Tierra Santa.»
merced al anchuroso Océimo que nos separa Bien se deja ver por el discurso que ante-
de las denuís potencias de Europa, podria- cede, que las simpatías del orador estaban en


,


mos hacer frente al mundo entero, aun I favor de los separatistas, y para que el lec-
cuando se armase en masa contra nosotros. tal' pueda comparar, parécenos oportuno


» Ahora, amigos mios, despnes ele oir lo copiar á continuacion una parte del discurso
que os he dicho, podriais pregllnLilrme lo que del gobernador Seymour, que ya por sus
yo hnria en r.ste terrible conflicto, y ü esto opiniones moderadas ó porquc á ello le obli-
contestaré que desde el principio de la luchn gó su posicion oficial, mostróse mucho mas
hasta el día, solo he tenido mis esperanzas comedido que la mayoría de sus compatrio-
en la fuerza moral, y en ella se fundan aun. tas, sin que por esto dejase de hacer gala de
Cuando en la primavera de 1861 tuve el ho- sus brillantes dotes de elocuente orador. Hé
nor de dirigiros la palabra, os dije, como os
digo ahora, que no he ·creido ni creo que
puedan remecliarse nuestros males apelando
á las armas, y todo cuanto ha ocurrido cles-


aquí cómo se espresaba:
«lIace algun tiempo que 'yo y mis amigos


pronosticamos que amenazaban grandes pe-
ligros á la patria, pero entpnces todos se rie-


ele entonces: me confirma mas y mas en mi ron de nuestros temores: milS tarde, cuando
opinion. La esperiencia nos ha demostrado i ya empezaba á encapotarse el horizonte de
duranto estos dos últimos ailos cuán inútiles nuestro porvenir, cuando ya se acercaba el
son nuestros esfuerzos para mantener la momento en que debia oirse el estampido del
U nion por medio de la guerra, y a un cuando . cañon, an unciando el principio de una fu-
la victoria favorezca Ó, los unos ó á los otros, ' nesta y sflllgrienta lucba, no vacilamos un
no por eso se conseguirá el resultado apete- 1 momento en suplicar á los que estaban en el
cido. Solo por medio de agentes pacíficos po- I poder, que hicieran todo lo posible para zan-
demos esperar que se restablezca la Un ion y ijar las diferencias entre el Norte y el Sur de
quede asegurada la tranquilidad doméstica y una manera amistosa y sin recurrir á los
el bienestar de] pais; solo así conservaremos estremos, pues un gran orador y eminente




CAl'. XL\. ESTADOS-LNIDDS.


político, el célebre Eurke, nos habia asegu-
rado que no habia revolucion que no pudiera
evitarse por medios conciliatorios cuando se
empleaban estos oportunamente. (Aplausos.)
N nestr'as advertencias no fueron escuchadas,
y cuando ya se entabló la lucha, de nuevo
nos dirigimos á los hombres del Gobierno
rogándoles que, apreciando el valor de sus
adversarios, no tratasen de apurar L:t pacien-
cia de nuestros Estados hermanos con injus-
tas exigencias, pero entonces se creyó que
nuestras palabras eran hijas de una escesiva
si m patín, y hasta no faltó quien nos tachara
de traidores. Ahora bien, ya veis cómo se ha


currir al testimonio de la prensa ni al de la
opinion pública para demostraros cuánta es
la exasperacion que anima á los partidos y
cuán dispuestos se hallan á lanzarse á la
palestra, y aun cuando hace algunos mlos se
nos aseguró que esto no redundaria en per-
juicio del pais, ahora estamos tocando las
consecuencias de csas luchas intestinas que
siempre serán funestas para todas las na-
CIones.


>JSolo en un punto convienen todos para
reconocer que hasta que el Norte perma-
nezca unido, no podrá dar ningun buen re-
sultado la guerra; hasta que se restn blezca


realizado nuestra profecía, ya veis cuáles la armonía no puede asegurarse la paz; ¿.y
son las consecuencias de no haber atendido cómo ha de obtenerse esto? ¿ Será acaso pOI'
á nuestras palabras; la sangre de nuestros I medio de In coercion? A vosotros apelo, ami-
valientes soldados enrojece los campos de gos republicaIlos: al decir que la existencia
este vasto continente; la guerra ha sembrado i nacional depende de la buena armonía y de la
el luto y In consternacian entre miles de fa- I concordia, ¿ creeis por yentura que esta ha
milias) y á pasos ngigantados nos dirigimos I de conseguirse apoderándoos de nuestras pero
al borde de un abismo, en el cnal caeremos: sonns, infringiendo nuestros derechos, injn-
irremisiblemente elespues de haber v-isto nues- , riánclünos en nuestros üünfluilos hogares, y
tra hermosa patria convertida en un vasto I despojeindonos, en fin, de esos sngraclos pri-
monto n de ruinas. No solo está desgarrado vilegios por los que combatieron nuestros pa-
nuestro pais por la mas sangrienta de las dres y que hemos j nrndo conservar á costa
guerras que se hayan conocido en toda la ele nuestras vidas? (Ruidosos aplausos.)
tierra, por la lucha mas espantosa que pu- i »Nosohos pedimos tan solo que nos deis lo
dieran imaginar los mortales, sino que esta- ' que deseais para vosotros mismos; que se


1


mos divididos por los partidos políticos, que nos conceda lo que no se niega nunca á nin-
I


se observan y vigilan con desconfianza, como: gun hombre libre y que se respete á sí mis-
I


si se preparasen tambien á medir sus armas, mo, es decir, la libertad ele la palabra, y el
,en un duelo mortal. Se dice por los que! derecho de usar de todas las franquicias que
apoyan al Gobierno, que nosotros, 1m; que confiere la Constitucion á los ciudadanos de
·diferimos patriótica y sinceramente de sus América. (Nutridos aplausos.) ¿ Podrcis por
opiniones, tratamos de encubrir alguna trai- ventura negarnos esto? ¿ No seria atacar
Dio n y somos enemigos de nuestro pais, vuestros propios derechos el obrar así? ¿, No
(¡ A tencion! ¡ atencion !) y por otra parte, dais lugar á que estalle le revolucion al de-
los hombres de la democracia creen que el , cir que teneis derecho para apoderaros ele
Gobierno trata ele despojarles de sus dere-· nuestras personas, confiscar nuestros bienes


1


chos y libertad, así como tambien de sus I y allanar nuestras casas? ¿ No os esponeis
1


mas sagradas franquicias. No necesito re- : vosotros á un peligro tan grande como aquel




HISTORIA DE LOS CAP, XIX.


con el cual nos amenazais ~ Acordaos de es-
to: la sangrienta y revolucionaria doctrina,
fundada en la necesidad pública, puede pro-
clamarse por las turbas lo mismo que por un
Gobierno. (Aplausos.) ........... .
.......................


» Hoy nos vemos rodeados de tumbas; en
una tierra cubierta de luto, regada con la


trañar que poco antes de comenzarse en
Nueva-York las operaciones del primer sor-
teo, que se debia celebrar el dia 13 de
, l' bl' 1 d' , d l' h 1.863. JUlO, pu lCaran os larlOS e (IC o
partido estensos artículos, cuyo principal ob-
jeto era inflamar las pasiones de aquellos
que no estaban dispuestos á tomar parte en
la lucha, esponiéndose á toda clase de peli-


sangre de nuestros amigos, de nuestros her- gros y privaciones para que se pudiese con-
manos ó de nuestros parientes, víctimas de la tinuar la guerra. Díjose entre otras cosas
mas espantosa lucha que se registra en los que nada justificaba el alistamiento, que el
anales de la historia de las naciones; pero si contingente que se pedia era excesivo, que
queremos, pueden evitarse futuras calami- no habria legalidad en las operaciones, y por
dades, y para esto basta respetar la Oonsti- último, que la medida adoptada por el Go-
tucion y nuestras libertades, y acatar las le- bierno era á todas luces inconstitucional.Y
yes .Y los derechos de cada cual; recordad lo atentatoria contra la libertad individual y
que hicieron nUGstros padres en verdaderos contra los derechos de los Estados.
dias de prueba cuando tuvieron que luchar No es nuestro ánimo reproducir aquí todos
contra el poder de un monarca. (Ruidosos los artículos de los periódicos en cuestion,
aplausos,) Si quereis salvar el pais y asegu- pues esto seria demasiado largo, tanto mas
rur vuestras libertades, comenzad por el prin- cuanto que uno ó dos párrafos bastarán para
cipio, comenzad por el círculo de vuestras que el lector forme una iJea del carácter de
familias, haced que se respeten las institu- aquellos y de las razones en que se fundaban
ciones de América, y se reconozca la inviola- los enemigos del Gobierno para combatir la
bilidad de vuestros privilegios, y una vez última medida adoptada por MI'. Lincoln.
proclamados vuestros derechos, tened mucho El journal o{ Comrnerce (Diario del Co-
cuidado de no usurpar los de vuestros veci- mercio), decia entre .otras cosas lo siguiente:
nos. (Aplausos.)>> «Por doloroso que sea, preciso es confesar


Los discursos que acaóamos de copiar eran que la guerra con todas sus funestas conse-
muy comedidos, comparados con los que pro- cuencias, es el instrumento de que se valen
nunciaran otros hombres del partido demo-¡ á veces los hombres mal intencionados para
crático, pero todos ellos revelaban una cre- llovar á cabo sus fines, sin apreciar en nada
ciente hostilidad contra el Gobierno federa], la sangre que se vierte ni las penas que afli-
á quien mas Ó menos embozadamente se acu- gen á miles de familias. Los hombres que
saba de ser el causante de la funesta guerar así obran, carecen completamente de concien-
que asolaba al pais. cia, creen que no contraen responsabilidad


No era solo el partido de oposicion el úni- alguna, y solo piensan en la realizacion de
co que tomaba como pretesto el decreto rela- sus mezquinos deseos ó interesadas miras.
tivo á las quintas para combatir al Gobier- ¿Qué derecho tiene ningun hombre para ape-
no; tambien la prensa democrática se valia lar á la fuerza de las armas en un caso como
de él como de un arma para esgrimirla con- el de que ahora nos ocupamos? Los que pro-
tra Mr. Lincoln, y no es por lo tanto de es- mueven una guerra civil como la que ahora,




CAP. XIX. ESTADOS-UNIDOS. 5!17


devasta los vastos Estados de este continen-
te, son responsables ante Dios y ante los
hombres de la sangre vertida y de los sacri-
ficios hechos, y nada en ~l mundo puede dis-
pensarles de esta responsabilidad.


¡>Algunos hombres sostienen que una vez
empezada la guerra no debe ponerse térmi-
no á ella hasül. que la esclavitud quede abo-
lida, pero á los que así dicen no puede consi-
derárselos sino como asesinos; el calificcl.tivo
es duro, pero es exacto. ¿ Hay algo que jus-
tifique Lt los Estados del ~orte por haber
provocado una guerra en los Estados del Sur
con el único objeto do abolir la esclavitud?
i No! Esta es una lucha fratricida que no
puede justificarse en modo alguno.»


El Daily News (Diario de noticias) se es-
presaba en estos términos:


«De esperar es que se adoptarán medidas
para probar la constitucionalidad de la ley
que arrancará de sus hogares á sesenta mil
ciudadanos para obligarles á tomar parte en
la espantosa é injustificable lucha que está
üsolando á nuestro pais. Dícese que el go-
bernador Seymour asegum que ni el Presi-
dente ni el Congreso tienen autorizacion, sin
prévio consentimiento de las autoridades de
los Estados, para poner en eje?ucion un de-
creto como el que se acaba de aprobar bajo
los auspicios del departamento de la guerra,
pero MI'. Seymour añade, que en su concepto
no adelantaria nada en practicar gestiones, y
que por lo tanto es preferible que se resuelva
esta cuestion en el Tribunal Supremo.


»La manera de hacer el sorteo en Nueva-
York, es un ultraje para el pueblo, y no ha
tenido t:;jemplo hasta aquí, pues ni siquiera
ha publicado el Gobierno un manifiesto sobre
este asunto, y se trata con la mayor indife-
rencia la cuestion de si ha de hacerse una
leva de trescientos mil ó seiscientos mil hom-
bres. Si como es de suponer, basta con la pri-


TOMO IIl.


mera cifra para reorganizar el ejército de la
Union, el cupo de esta ciudad no debe esce-
der de doce mil hombres, y en vez de esto, se
piden. veintidos mil, ademá.s de un cincuenta
por ciento para formar la reserva. Conviene
advertir que los trescientos duros que paga
todo aquel que, contando con recursos, puede
librarse de la quinta, no se emplean en po-
ner un sustituto, como deberia hacerse con
arreglo al espíritu de la ley, sino que se des-
tinan á otro objeto.


» El objeto evidente de los que apoyan la ley
de quintas, es disminuir el número de votos
democráticos en las próximas elecciones, y
claro es que por este medio abriga el Gobier-
no esperanzas de continuar en el poder otros
cuatro años. MatanQ.o demócratas, á fin de
llenar luego las urnas con los votos de sus
soldados ó de los negros, creen los hombres
que están en el poder que podrán combatir
fácilmente la oposicion. Nosotros abrigamos
la confianza de que se adoptarán inmediata-
mente medidas para impedir que se cometa
un escandaloso abuso, y para que nuestro
tribunal evite por cuantos medios estén á su
alcance, que la ciudad de Nueva-York siga
tomando parte en la guerra fratricida que
está asolando á nuestro hermoso pais.»


Al dia siguiente de haberse publicado es-
tos artículos, es decir, el 4 de julio,


. 1 ' N Y k 1 d t" 1863. Clrcn o en ueva- or c an es ma-
mente una proclama incendiaria, anónima
como es de suponer, en la cual se escitaba al
pueblo á defender sus derechos y libertades,
con el evidente objeto de promover una in-
surreccion el dia en que se verificaran las
operaciones de la quinta. Precisamente por
entonces se recibió el telégrama remitido por
Meade de¡¡de el campamento de Gettysburg,
pero ya los ánimos estaban muy sobrescita-
dos, y segun veremos no era fácil evitar un
conflicto.


75




598 HISTORIA DE LOS CAP. XIX.


El dia 13 de julio, dia señalado para el La milicia de la ciudad se hallaba por lo
sorteo de los qu.intos, comenzaron ti formar- general ausente ó retirada en el interior de
se grupos de mal aspecto en los barrios ba- Pennsylvania, y como el Gobierno no tenia
jos de la ciudad, y poco despues se les vió á su inmediata disposicion sino una escasa
avanzar hácia el centro en direccion á Third fuerza, ni era suficiente la policía, aunque
A ven ue (Tercera Avenida), en cuyo punto perfectamente organizada ,para contener una
se hallaba el preboste en la casa núm. 46, insurreccion en que habian tomado parte ya
procediendo al sorteo con los empleados nece- lo menos diez mil hombres, los amotinados
sarios delante de unas trescientas personas. tuvieron tiempo para entregarse á toda clase
Se habrian sacado ya unos cien nombres de violencias. No cabe la menor duda de que
de la urna, y reinaba la mayor tranq uili· el movimiento era premedi tado, y difundida
dad, cuando se oyó en la calle un pistoletazo la noticia por toda la ciudad, no tardaron en
y poco despues caian hechos pedazos los echarse á la calle todos aquellos que temían
cristales de las ventanas, en tanto que una la quinta, que detestaban la guerra ó que
numerosa turba, penetraba en la casa, de consideraban á los negros como la única
donde echó ri, los que componian el tribunal I causa de las miserias públicas, y sobre todo,
y á los demás empleados despues de rasgar i de que se hubiese decretado el alistamiento
todos los papeles que encontró. En pocos mi- forzoso. Los insurrectos consiguieron au-
nutos, uno de los amotinados humedeció con mentar bien pronto su número presentándo-
trementina y aguarrás el suelo y las paredes, se ante las fábricas y grandes almacenes
y bien pronto se vió el edificio rodeado de lla- para exigir que suspendieran los trabajos,
mas; los agentes de la autoridad que tra- demanda á que por Jesgracia, se accedió,
taron de oponerse, fueron apedreados por bien fuese por temor ó por simpatía. Como
la multitud, que maltrató igualmente á es de presumir, todos los ladrones y gente
Mr. Juan Kennedy, superintendente de poli- perdida, escoria de la sociedad, que no sue-
cia, á quien reconocieron los trastornadores len tener mas habitacion que las cárceles, se
inmediatamente porque iba de gran uniforme. alegraron muchísimo de que se les presen-
Una escasa fuerza del cuerpo de inválidos, tara aquella oportunidad para ejercer su in-
que llegó á poco con intencion de contener dustria, tomando por pretesto el descontento-


I
el tumulto, hubo de retirarse precipitada- popular, y todos aquellos bribones y borra-
mente, dominada por la furiosa multitud, chos, que eran los que se mostraban mas
compuesta ya de algunos miles de hombres, furiosos, se encargaron de dirigir los pasos
y lo mismo le sucedió á un fuerte destaca- de la multitud, que era ya muy numerosa,
mento de policía que trató de dispersar las y que se aumentó aun mucho mas en los dos
turbas. Los bomberos, que tardaron algun dias siguientes.
tiempo en presentarse, y á quienes aplaudió Los gritos de ¡Abado las quintas.' ¡Fuera
la multitud, no hicieron esfuerzo alguno pa- Lincoln! i MUe1"an los negros! resonaban
ra salvar la casa donde se habia declarado el por las calleH á cada momento, en tanto que
fuego, pero luego lo cortaron, si bien cuan- una nube de piedras romllia los cristales de
do ya se habia comunicado á otros edificios los balcones y ventanas; los telégrafos y las
y cuando las turbas se alejaban para ir á vias férreas que habia dentro de la ciudad
cometer nuevos escesos en otros puntos. fueron destruidos sin contemplacion alguna




CA.P. XIX. ESTADOS-UNIDOS. 59\1


por aquellos malvados. Las primeras vícti-
mas de la conmocion popular fueron los po-
bres negros, á quienes aborrecian de muerte
los trabajadores irlandeses, que formaban
una gran mayoría entre las turbas, y que
les tenian declarada la guerra, porque, como
mas trabajadores y mas activos, les hacian
una competencia que les perjudicaba en es-
tremo. Este antagonismo entre irlandeses y
negros debia ser fatal á los últimos en una
ocasion como aquella, y en efecto, todos
cuantos cayeron en poder de los insurrec-
tos fueron víctimas de su furor. Á uno de
ellos que se habia defendido valerosamente,
le colgaron de un farol, y despues le aplica-
ron fuego á los piés hasta que se abrasó
completamente; un muchacho de nnos diez
años, que iba á sufrir la misma suerte,
tuvo la fortuna de escaparse, y aquello se
convirtió entonces en una verdadera caza
de negros. Imposible parece que en pleno
siglo XIX se cometieran las atrocidades y
violencias' de q ne entonces fué testigo la ciu-
dad de Nueva-York.


El Asilo de Huérfanos, creado especial-
mente para los negros, que ocupaba un es-
pacioso y magnífico edificio, cuyo valor no
bajaria de doscientos mil duros con el mue-
blaje, sufrió la misma suerte de otros mu-
chos; este asilo, que servia tambien de es-
cuela y estaba bajo el patronato de unas
señoras filantrópicas, fué rodeado por las
turbas, que despues de poner en disper-
sion á los agentes de policía, que en vano
trataban de contener á los amotinados, pega-
ron fuego al edificio, no sin haberse apode-
rado antes de una porcion de alfombras y
camas de acero, que desaparecieron en un
abrir y cerrar de ojos.


Las oficinas. destinadas para el alista-
miento en el distrito octavo, se hallaban en
la esquina de la calle de Broadway, junto á


unos almacenes llenos de toda clase de géne-
ros, y hácia aquel punto se dirigieron los
amotinados, que pegaron fuego al edificio,
como lo habian hecho ya en otras partes.


El movimiento popular, que habia comen-
zado el 13 de julio, continuó por espacio de
tres dias estendiéndose hasta Brook-
lyn ~ donde los insurrectos destruye- 1.863.
ron una magnífica máquiua, cuyo valor no
bajaba de cien mil duros, despues de haber
pegado fuego á varios edificios. Sin embargo,
ya por entonces habia acudido alguna tropa
y un cuerpo de la milicia, de modo que, aun-
que hubo mas lucha que en el primer dia, no
fué tanta la devastacion, y los amotinados,
que sufrieron considerables pérdidas, comen-
zaron á retirarse hácia los barrios donde na-
turalmente podian oponer mas resistencia.
Á pesar de esto, como los trenes no circu-
laban, ni se encontraban trabajadores para
cargar los buques del puerto, el comercio
estuvo paralizado durante algunos dias (*).


El gobernador Seymour, que habia mar-
chado algunos dias antes á N lleva-J ersey ,


(') El Tl'ibuno, del 15 de julio, decia lo siguiente al dar
cuenta del motin :


"Seria absurdo atribuir esta insurreccion á otra cosa sinQ
á la influencia de los separatistas: si, como algunos asegu-
ran, proviene solo la queja de que se hacen pagar tresdentos
duros por un sustituto, ¿por qué se maltrata y asesina á los
negros? ¿Son ellos acaso los qm: han decretado esta órden?
¿No son por el contrario tan pobres que les seria imposible
pagar los trescientos duros? ¿Qué delito !Jan cometido para
ser victimas de esos actos de barb3rie sin ejemplo en nues-
tra histuria? ¿De qué puede acusitrseles sino de que son ene·
migos de la esclavitud? Desengañémonos, examinemos los
hechos y fáeilnos será reconoc(~r que todo esto ha sido un
movimiento en favor de Jefferson Davis y de Lee; escuchad
los gritos de la multitud y las arengas de sus oradores fa-
voritos, y oireis, repetidas á cada momento, las palabras
neg¡'os, abolicion, ¡·epub/icano8. Si en vez de los amigos del
Sur hubieran sido los abolicionistas los amotinados, habria-
mos visto á la mayor parte de esas turbas declararse en
contra de ellos, y es una prueba evidente que el reciente
triunfo de nuestras armas es el que ha escitado sobre todo
á nuestros enemigos á promover este contlicto y la resis-
tencia á las leyes que todos debemos respetar.




uoo HISTORIA DE LOS CAP. XIX.


volvió á la capital el martes por la tarde, y
habiéndose dirigido á la Casa de la Ciudad
seguido do su escolta, salió al balcon y diri-
gió las siguientes palabras á la multitud:


«Amigos mios: he venido aquí espresa-
mente para saber lo que pasa y para que me
dig¡üs cuáles son vuestras quejas, aun cuan-
do supongo que se trata de la quinta. Permi-
tidme aseguraros qne soy amigo vuestro,
(Aclamaciones) y como tal, creo que me pro-
f'esais alguna amistad. (Sí, sí.) Yo os ase-
guro, amigos mios, que estoy aquí para
daros una prueba de mi simpatía, (Aclama-


iones) y ahora debo anunciaros que mi
ayudante general ha marohado á Washing-
ton para conferenciar con las autoridades á
fin de que se suspenda la (luinta. (Ruidosas
aclamaciones.) Entre tanto, hacedme el favor
de aguardar su vuelta, y yo os prometo que
haré cuanto sea posible para que no se per-
judique á ninguno. Respetad.las propiedades
y las personas, procurando mantener el ór-
den, y no tendreis motivo de queja; yo creo
que hareis esto por mí. Deseo que os retireis
como buenos ciudadanos, pues no ignorais
que cuando os parezca necesario podeis reu-
niros otra vez; dejadlo todo á mi cuidado y
yo procuraré que se respeten vuestros dere-
chos, pero, al menos, esperad á que vuelva
mi ayudante, y no molesteis á nadie ni co-
metais esceso alguno. Es todo cuanto os pido
y espero de vosotros.»


El gobernador ~eymour no debia haber
ofrecido, en nuestro concepto, que se sus-
penderia la' quinta, ni anduvo tampoco muy
cuerdo al dirigir á la multitud un discurso,
en el cual, si no reconocia el derecho de in-
surreccionarse, de quemar edifIcios y cazar
negros, daba á entender que todo esto podria
hacerse en el caso de no suspenderse el alis-
tamiento forzoso. Seguramente los amotina-
dos lo comprendieron así, y por lo tanto era


de temer que se repitiesen desagrndables
escenas al proceder de nuevo i las operacio-
nes de la quinta.


Los insurrectos, que antes de retirarse del
centro de la ciudad habian saqueado com-
pletamente el edificio, donde tenia su redac-
cion é imprenta el diario abolicionista, el
New- York Tribune. siguieron cometiendo
algunos abusos dmante el dia 15, 1J8ro estos
se limitaron á varios robos aislados, si bien
la multitud asesinó á dos ó tres negros, per-
siguiendo á otros muchos que tuvieron In
suerte de escapar con vida. Por h tarde los
insurrectos hicieron frente á un destacamen-
to de tropas al mando del capitan Pntnam,
el cual atacó resueltamente á las turbas con
objeto de sofocar de una vez la i nsurreccion.
En el combate que se siguió, tuvieron los
amotinados trece muertos y diez .Y ocho he-
ridos, quedando prisioneros veinticuatro de
los suyos, mientras el capitan Putnam solo
perdió dos ó tres hombres. El valor de lo
destruido durante aquellos dii1s no bnjaba de
dos millones de duros.


Lo que mas efecto hizo en aquella hordí1
de bandidos, fué la indignacion que se apo-
deró de la parte sensata .del vecindario: todo
el cuerpo ele policía, tan respetable y vigo-
roso en la ciudad de Nueva-York, y que se
habia visto maltratado los dias anteriores.
quiso tomar la revancha, y secundado por
un numeroso cuerpo de voluntarios, contuvo
á las masas por algun tiempo, lo cual dió
lugar á que llegasen varios regimientos de
milicia procedentes do Pennsylvania y algu-
nas tropas veteranas del ejército del Poto-
mac, cuya artillería barrió bien pronto las
calles, acabándose de pacificar por este me-
dio la ciudad, despues de ocho dias de san-
grientos desórdenes, que ftpenas se creerií1
pudieran ocurrir en lin pais civilizado y en
un siglo que llaman de lns luces.




CAP. XIX. ESTADOS-UN IDOS. HOI


Tambien ocurrieron desórdenes semeJan-
tes en Boston, en Jersey, en Jamaica y al-
gunos otros puntos, pero todos ellos estaban
relacionados con la insurreccion de N ueva-
York, siendo la ley de quintas el pretesto que
se tomó para cometer toda clase de desórde-
nes y resistirse á la ley.


El gobernador Seymour dirigió una soli-
citud al Presidente en 3 de agosto, en la que,


despues de pedirle que se suspendiera
1863. 1 . t . 1 a qUlll a por ser esceSlVa a cnota
ser1 n lada para los distritos urbanos de su es-
tado, se espresaba en estos términos:


«La mitad, cuando menos, de los Estados
leales opina que la ley de quintas es una
violacion de los principios constitucionales,
y se teme en general que esta medida ha de
producir graves perjuicios. No es mi ánimo
combatir esa ley ni tampoco la política del
Gobierno, pero, en mi concepto, convendria
consultar detenidamente la opinion pública.»


Debe advertirse qUé el gobernador dirigió
esta solicitUll á MI'. Lincoln á escitacion de
los demócrat~s que, al combatir la ley de
quintcl.s, sostenian que era preciso mantener
~í toda costa los derechos y soberanía del
Estado, á fin de evitar que se sujetara á los
ciudadanos á una quinta injusta.


El Presidente contestó al gobernador Sey-
mour, en 7 de agosto, y despues de manifes-


tarle que estaba dispuesto á suspen-
1863. dI' 1 1 el' a qlllnta, pero so o lasta que se
viera si la cuota señalada era demasiado
escesiva, decíale lo siguiente:


« Y o me someteré gustoso á la decision del
Supremo Tribunal cuando resuelva acerca
de la constitucionalidad de la ley de quintas,
pero entre tanto no puedo perder tiempo,
pues estamos luchando con un enemigo que
aprovecha todas las oportunidades que se le
presentan para aumentar sus filas, y de este
modo podrá contar muy pronto con un ejér-


cito al que seria difícil hacer frente. Yo me
propongo obrar dentro del CÍrculo de la jus-
ticia y de los principios constitucionales, y
en el desempeño de las funciones de mi im-
portante cargo, procuraré que se conserve la
unidad y se respeten las leyes del pais.»


El dia 1.0 de setiembre, dia fijado para la
eleccion de gobernadores en varios Estados,
comenzaron á organizarse los Comi-
t ' l" d dI'] 1863. es, y se procec 10 es e uego a a
votacion. En Vermont, donde hasta enton-
ces habían contado con una inmensa mayo-
ría los republicanos, empezaban á ganar
terreno los demócratas, mas no les fué posi-
ble conseguir la victoria, así como tampoco
en California, que se declaraba en favor de
la Union, ni en ninguno de los demás Esta-
dos. Llegado el mes de octubre, se procedió á
segundas elecciones, que fueron mucho mas
decisivas: en PennsJ'l vania, el gobernador
Andrés Curtin, ardiente partidario de la
guerra, fué propuesto por los republicanos
á fin de que se le reeligiese, mientrns los de-
mócratas dieron todos sus votos á .MI'. \Yood-
ward, que por el contrario opinaba por la
separacion. Los debates que se promovieron
con aquel motivo fueron animadísimos y de-
cisivo el resultado, pues el gobernador Cur-
tin quedó reelegido por una mayoría de mas
de quince mil votos, restableciéndose así el as-
cendiente de los republicanos y del Gobierno.
Para completar el triunfo, los presidentes de
tres tribunales del Noete de Nueva-York re-
conocieron pocos dias despues, al fallar va-
rias causas, la constitucionalidad de la ley.
de quintas.


El Estado de Ohio, por razon del destier-
ro de Mr. Vallandigham, fué el palenque de
una lucha mas obstinada, pues los Comités
democráticos parecian dispuestos á disputar
el terreno palmo á palmo. No obstante, á
pesar de sus esfuerzos, y aun cuando el año




W2 HISTORIA DE LOS ESTADO.8-UNIDOS. CAP. XIX.


anterior llegaron á contar con una mayoría
de cinco mil votos al procederse á la eleccion
de gobernador, quedaron esta vez derrotados
por una de cien mil en favor de Brouch, can-
didato republicano cuyo rival era Mr. Va-
llandigham.


En los Estados Occidentales, sobre todo
en Indiana é Illinois, habian cambiado mu-


mil, y lo mismo sucedió poco mas ó menos
al procederse á la eleccion de representantes
para la legislatura. Massachusetts y Mary-
land acababan de completar el triunfo al
elegir solo unionistas en cinco de sus distri-
tos, y de este modo se vió vigorosamente
apoyado el Gobierno despues de resolver
la cuestion de la esclavitud, decretando la


cho las cosas, pues las legislaturas democrá- emancipacion. En algunos Estados esclavos,
ticas, elegidas en 1862, contaban ya con muy tales como en Kentucky y Missouri, la
pocos representantes, y la de Iowa era casi opinion pública parecia inclinarse tambien
del todo republicana, siendo de advertir que en favor de la última medida adoptada por el
el gobernador habia obtenido su cargo por Gobierno, y por punto general creíase que
una mayorí¿), de treinta mil votos. En Wis- la esclavitud debia estinguirse al fin á pesar
con sin , Minnesota y Michigan alcanzaron de cuantos esfuerzos se hicieran en contra-
tambien la victoria los republicanos por una rio, porque de este modo era mas fácil con-
gran superioridad numérica en la votacion. servar la integridad y derechos de la gran


En los Estados del Atlántico, y muy espe- República.
cialmente en N ueva-Y ork, teatro del san- Hecha esta ligera reseña, que bastará para
griento motin de que ya hemos dado cuenta, dar una idea al lector de los sucesos poHti-
el voto popular se declaró en favor de la cos de 1863, y en la cual no podriamos es-
Uníon de una manera incontestable. El go- tendernos mas por no permitirlo los límites
bernador Seymour, que en 1862 obtuvo una de nuestra obra, continuaremos en el siguien-
mayoría de diez mil votos, quedó vencido te capítulo la narracion de los acontecimien-



por Mr. Depew, que alcanzó una de treinta I tos de la guerra .


• ,... --tI




CAPÍTULO XX.


'1864.


LA GUERRA EN LA COSTA DEL ATLANTICO .-CAMPAÑ A DEL MISSISSIPPÍ.


Gillmore y Seymour en la Florida.- Finnegan derrota á Seymour en Olustee.- Destruccion de las obras de defensa de
los confederados.- Banks en Nueva-Orleans. - La escuadra dc Porter en el Mississippí. - Toma del fuerte De HUSSI.
- El ejército y la flota avanzan hácia Alejandría. - Banks se aproxima:i Shreveporl.- Denota de las éwanzadas fede-
rales en Sabine CrQss-Roads.-El gcncral Emory cierra el paso á los separatistas en Pleasant Grove.- ComLate obs-
tinado en Pleasant Hill.-Banks se retira :i Grand Ecore.-Porter atraviesa el rio.-El general Banks oLliga á Lec á
retrocede r.-Regreso del ejército y la escuadra :i Alejandria.-El tcniente coronel Bailey.-Los federales pierden
tres buques en Dunn's Bayou.- La eosta de Texas queda abandonada.-Danks se retira á Simmsport.-Combate en
:'!lansura.-Opcraciones en Río Colorado.- Combate en Prairie d' Aune. - El general Steele entra en Camden.-Desns-
tre en Mark's Mills.- Steele es atacado por Kirby Smith en Jenkin's Ferry.- Los federales se retiran á Little-Rock.-
El general Carr derrota á Shellly en San Cárlos.-El combate de Big Creek.-La Convencion de Arkansas.-Rose-
<'fans se encarga del mando en Missouri.- Arresto de los jefes de los Hijos de la Libertarl.- tltima invasion de Price.
- Retirada:i nolla.- Price amenaza atacar á San Luis y se presenta delante de Jeffersoll-Citty.- El general :lfow('l'
avanza h{teia el mismo punto.- Los separatistas se apoderan de Glasgow.- Priee en Lexington.- Derrotas de BlU111
y do Curtis.-Pleasantoll derrota á los confp(!er:Hlos ('11 Little Osage.- Blllnt en Newtonia.- Los fr!1rralrs se relir~n
it Fap·t((',-ille Ark.


LaE¡ operaci"ones contra Charleston se pro- siguiente pasaron por la embocadura de
seguian muy lentamente desde la toma de!. San Juan, y á las cinco de la tarde ocupa-
]a isla de Morris, y como el almirante Dahl- ban á Jacksonville sin resistencia, atendido
gren no queria atacar la ciudad con su es- que los pocos separatistas que habia en di-
cuadrilla, el general Gillmore resolvió 01'-. cho punto huyeron precipitadamente des-


. ganizar con una parte de sus fuerzas una pues de convertirlo todo en un monton de
espedicion á la Florida. Consultado el Pre- rumas.
sidente, aprobó el proyecto, y en lB de enero Á las tres de la tarde del dia siguiente,


envió á Juan Hay, uno de sus secre- los federales, cuya vanguardia iba á las ór-
1864. tarios privados. á Hilton lIead á fin : denes del coronel Henry, continuaron avan-
de que acompañara á los espedicionarios, zando con objeto de sorprender al general
pues tenia fundados motivos para creer que separatista Finnegan, que se hallaba á ocho
seria ya fácil ~traer á la Florida al partido millas de distancia, pero este jefe se habia
de la Union. retirado, y los unionistas solo pudieron co-


Las fuerzas de Gillmore, á las inmediatas ger cuatro cañones y algunos prisioneros.
órdenes del general Seymour, se embarca- lIenry siguió adelante, y llegó á Baldwin ~i
ron en 6 de febrero en veinte buques, re- las siete de la mañana, en cuyo punto se
moleados por seis goletas; á las doce del dia apoderó de un cañon y de tres wagones lle-




(¡O 1, HISTORIA DE LOS CAP. XX.
nos de víveres y efectos de campaña por
\"alor de quinientos mil duros; en Santa
María tuvo una escaramuza insignificante,
y poco despues pasaba por Sanderson y
Lake-City (Ciudad del Lago), pero al acer-
carse á la costa de Tallahassee, encontró al
fin á Finnegan, aunque en una posicion
demasiado fuerte para :que se le pudiera
atacar con ventaja, por cuyo motivo tele-
grafió á Seymour, que estaba en Sanderson,
para que le enviara refuerzos y víveres.
Habíase creido por los federales, no sabe-
mos con qué fundamento, que Finnegan se
retiraria de Lake-City aquella misma no-
che, aun cuando tenia á su disposicion tres
mil hombres, y esta suposicion fLlé causa de
que Seymour cometiese luego una insigne
torpeza.


Gillmore, que habia acompañado á Sey-
mour hasta Baldwin, volvió inmediatamen-
te á Hilton Head sin sospechar ni remota-
mente que aquel ,oficial trataria de avanzar
mas allá del punto que se le tenia señalado,
pero tres dias despues, es decir, el 18 de


febrero, admiróle en estremo recibir
1864.


un parte de Seymour, en el que le
manifestaba que seguia. avanzando y que
seria conveniente que la escuadrilla hiciese
una demostracion por ~l Savannah á fin de
que los separatistas no recibieran refuerzos
de Georgia.


Gillmore contestó en el acto, diciendo que
semejante proyecto era una locura, puesto
que los separatistas podrian reunir numero-
sas fuerzas de Georgia y Alabama, y atacar
á los seis mil hombres de Seymour, que
seguramente quedarian completamente der-
rotados, y no contento con esto, dispuso que
el general Turner llevase el parte para en-
tregarlo en propia mano. Por desgracia,
cuando llegó este oficial, era demasiado
tarde, pues ya en Jacksonville tuvo noti-


cia de que Seymour se estaba batiendo en
Olustee.


Este jefe habia salido de Barbel' en la
mañana del 20 de febrero, á la cabeza, de
cinco mil hombres, y despues de una peno-
sa marcha de diez y seis millas, avistó la
estacion de Olustee, cerca de la cual habia
apostado el general Finnegan á sus tropas,
cuyo flanco derecho estaba protegido por un
gran pantano, mientras el izquierdo se apo-
yaba en un espeso bosque de pinos; tan
bien estaban tOÍl1adas todas las posiciones
de aquel punto, que los federales se vieron
arrollados antes de que pensaran siquiera
que podria oponérseles resistencia alguna.


Cierto es que los federales contaban con
diez y seis piezas, mientras que Finnegan ha-
bia abandonado las suyas al emprender la
retirada, mas por desgracia se tuvo la poca
precaucion de aproximarlas al bosque don-
de se hallaban ocultas las fuerzas confede-
radas, y así es que la mayor parte de los
artilleros cayó en poder de los tiradores
enemigos, que mataron los caballos, en tanto
que la infantería federal, sin formarse y sin
reflexionar lo que hacia, penetraba impru-
dentemente en el bosque. Si los unionistas
hubiesen formado sn línea de batalla me-
dia milla mas lejos, haciendo jugar la arti-
llería, habrian evitado una derrota, ya
que no obtenido la victoria, pero la batería
de IIamilton entró en accion bajo un nu-
trido fuego de fusilería, y á los veinte mi-
nutos habia perdido cuarenta caballos de
los cincuenta que llevaba, de tal modo, que
fué preciso retirarse dejando en el campo
cuarenta y cinco muertos ó heridos y dos
caiiones.


La caballería del coronel Henry, apoyada
por la infantería del mayor Stevens y la del
coronel Hawlay, sostuvo el primer choque,
pero como la mayor parte de estas tropas no




CAP. XX. C05


estaban bien armadas, érales muy difícil sos- que costó al ejército dos mil hombres, sin
tenerse en una posicion en la que sufrian otro objeto que alcanzar tres ó cuatro votos
diez veces mas pérdidas que el enemigo, y al mas á su favor en las próximas elecciones.
cabo de hora y media de combate, comenza- Antes de pasar mas adelante, volveremos á
ron á retirarse los federales, dejando en el ocuparnos de las operaciones militares del
campo numerosos muertos y heridos; entre general Banks, que se hallaba en Nueva-Or-
estos últimos contábase un coronel que lo leans'y se disponift á emprender una espedi-
estaba mortalmente, y otros seis ó siete ofi- cion contra Texas, recorriendo toda la costa.
ciales de mas á menos gravedad. I En 23 de -enero, habia recibido este


Por fortuna, la columna del coronol Mont- i jefe una órden de Halleck previnién- 1.864.
gomery acudió á tiompo para contener la úl- i dole que cambiase su plan de campaña y co-
tima carga de los separatistas, y merced á menzara sus operaciones por Rio Colorado á
csta circunstancia, pudo evitarse una san- fin de apoderarse de Shreveport si era posi-
grienta derrota, pero este postrer esfuerzo ble, dispersando de paso el ejército del gene-
costó la vida al coronel y á su ayudante, cu- ral Kirby Smith . .A.. este fin el almirante
yas tropas se vieron dominadas por la supe- Porter debía organizar en Vicksburg una po-
rioridadnuméricadelenemigo. Seymour,que derosa flota con suficiente número de trans-
se habia batido como un héroe, consiguió portes para embarcar diez mil hombres de]
reunir entonces todas las fuerzas que le que- antiguo ejército de Sherman, que á las árde-
daban y dió la órden de retirada, que se efec- nes del general Smith, remontarían el Río
tuó sin contratiempo alguno. En esta refrie- Colorado con el objeto de apoderarse del
ga tuvieron los unionistas mil heridos y fuerte De Russy. Despues de esto irian á
doscientos cincuenta muertos, y los confede- reunirse con el general Banks, que marchaba
rados seiscientos cincuenta de los primeros ya hácia Alejandría á la cabeza de quince á
y ochenta de los segundos, pero al retirarse díez y siete mil hombres, mientras el gene-
Seymour á Jacksonville, se vió en la preci- ral Steele, con otros quince mil, procedentes
sion de quemar varios carros llenos de pro- de Arkansas, se encaminaba hácia Shreve-
visiones y otros efectos por valor de un mi- port. En otros términos: tratábase de tomar
-non de duros. En vista del mal éxito de este último punto con una fuerza de cuaren-
aq uella desgraciada espedicion, perdióse 10- ta mil hombres, repartidos de tal modo, que
talmente la esperanza de recobrar la Florida solo con veinticinco mil hubiera podido el
;tntes de terminarse b guerra. enemigo derrotarlos completamente cortán-


Pocos desastres se ,contaron en la guerra doles la retirada; este era uno de los muchos
bn fáciles de evitar como este, desastre que planes descabellados que se combinaron du-
se asemejaba al sufrido por Braddock un si- rante aquella guerra, y de los que resultaron
glo antes, .Y en el cual, como sabemos, no se á veces fatales consecuencias. Si se hubiese
perdió b batalla por falta de valor en nues- dispuesto que las tropas de Steele remontaran
tras tropas ni tampoco en su jefe, sino por el Arkansas para ir á reunirse con las de
no haberse adoptado las mas acertadas dis- Banks, habria sido casi seguro el éxito, pero
posiciones. Á este contratiempo debió el Pre- el cuerpo de ejército del primero de estos je-
sidente Lincoln que se le censurara severa- fes debia obrar por su cuenta, mientras que
mente por haber intentado una empresa las fuerzas del general Smith no cooperaron


TO;\(O TU. jG




HISTORIA DE LOS CAP. XX.


con las de Banks sino durante algunos dias, lutamente necesaria la cooperarion de la
y de este modo no se obtuvo el resultado que flota para asegurar el éxito de la empresa.
era de esperar. No es de estrañar, pues, que se emplearan


Banks debia haberse puesto en marcha siete ú ocho di as en hacer las maniobras pa-
el 7 de marzo, para estar en Alejandría el 17, ra concentrar en un mismo punto los buques


pero como tenia aun que hacer en de la escuadra despues de haber buscado otro
1864. O 1 fi' 1 ' f' d d d I


- Nueva- l' eans, con o e mando al on ea ero, pero urante este tiempo, e ge-
general Franklin, que á causa de no haber neral vVarner, seguido de cuatro brigadas del
salido de la ciudad antes del 13, no llegó á cuerpo de ejército de Smith, sorprendió un
su destino hasta el 25, aunque la caballería, puesto militar del enemigo en Henderson
al mando del general A. Lee, se hallaba en Hill, y se apoderó de cuatro cañones, doscien-
Alejandría desde el 19. tos cincuenta hombres y doscientos caballos.


El almirante Porter, seguido de quince Los obstáculos, no obstante, siguieron en
buques blindados y cuatro pequeños vapores, aumento: el general :Me Pherson, que man-
llegó á la embocadura del Colorado el dia 7 daba en Vicksburg, acababa de espedir una
de marzo, en cuyo punto se le reunió el día órden disponiendo que toda la marina del
11 el general Smith con diez mil hombres, y cuerpo de ejército de Smith, compuesta de
entonces la espedicion continuó su marcha unos tres mil hombres, marchara á ocu-
hácia Si mm sport, que evacuaron inmediata- , par ell\lississippí; despues se dispuso que el
mento los separatistas para refugiarse en ell depósito de víveres y municiones se estable-
fuerte De Russy. Nueve cañoneras de la flo- ciera en Alejandda, dejando en este pu'nlo
tilla avanzaron por el Atchafalaya, y los de- una guitrnicion de tres mil infantes á las ór-
más lmques siguieron remontando el Colora- denes del general Grover~ y como no podia
do con direccion al fuerte De Russy, del cual esperarse auxilio alguno del general Steele,
se apoderó al poco tiempo Smith, coóiendo los cuarenta mil hombres de Banks queda-
diez cañones y doscientos ochenta y tres pri- ron reducidos á la mitad, siendo de notar
sioneros. Conseguido este primer triunfo, el que una parte de esta avanzaba hácia Nat-
jefe unionista avanzó cuarenta millas mas chitoches sin encontrar mucha resistencin.
allá é hizo construir un puente, mientras que El general A. Lee, que hauia llegado á Plea-
los separatistas al mando del general vVal- sant Hill, encontró allí al enemigo con fuer-
ker, y cuyo número no escederia de cinco mil zas considerables, y algunos prisioneros ma·
hombres, se retiraban por el río despues de nifestaron que á poca distancia acababan de
abandonar sus posiciones de Alejandría, cu- concentrarse numerosas tropas de Texas .Y
ya ciudad quedó á disposicion de los fede- Arkansas al mando del general Green, quien
rales. contaba lo menos, segun se dijo, con veinti-


Sin embargo, entonces fué cuando se em- cinco mil hombres y setenta y seis piezas do
pezó á luchar con las dificultades, pues en el artillería. Shreveport se halla á cien millas
punto donde se hallaban los buques de la es- de Natchitochos: el camino (lirecto es una
cuadra, apenas habia bastante fondo para especie de sendero arenoso que atraviesa un
sostenerlos, y Porter se vió en la precision pais deshabitado, donde apenas se ve alguno
de (lejar atrás cinco ó seis de los mas pesa- que otro bosque de pinos, y el rio, que en
dos, aun cuando Banks declaró que era abso- ¡ aquella época del' año debiil llevar muchil




CAP. XX. ESTADOS-Ul"IDOS. ~¡07


agua, apenas tenia á la sazon cuatro ó cinco
piés de profundidad, por cuyo motivo hubie-
ron de quedarse las cañoneras en un sitio
llamado Grand Ecore (*).


Banks debió haberse detenido allí con tan-
to mas motivo cuanto que el cuerpo de ejér-
cito de Smith tenia que ponerse en marcha
epcumplimiento de una órden de Grant, que
necesitaba sus auxilios cuanto antes, pero
Banks deseaba, llegar á Shreveport á toda
costa" y un encuentro ocurrido entre la, brI-
gada del coronel Gooding, compuesta de mil
quinientos ginetes, y una fuerza de separa-
tistas al mando de Harrison, que no obtuvo
la mejor pa,rte, escitó á los federales á seguir
adelunte.


En su consecuencia dióse la órden de a,van-
zar hácia N atchitoches, y todas las tropas
se pusieron inmediatamente en marcha: el
general A. L. Lee (del ejército unionista) for-
maba, la vanguardia con la caballería, y de-
trrts iban dos divisiones al mando de Ransom,
otra á las ór,lenes de Emory, y una brigada
de negros, habiéndose conferido el mando en
jefe de todas estas fuerzas al general Frun-
klin. Banks salió de Grand Ecore en la ma-
ñana del 7, y llegó á Pleasant Hill antes de


. la noche, pero In, retaguardia del ejército ha-
bia tenido qne detenerse á consecuencia de
haber llovido copios3.mente.


Desplles de haber tenido un encuentro con
una fuerza de separatistas, á la que obligó
á retirarse hácia San Patricio, el general
A.L. Lee avanzó al amanecer del dia siguien-
te, mientras que el enemigo se concentraba
en Sabine Cross-Roads, donde los generales
confederados Kirby Smith, Dick Taylor,
Mouton, y Oreen, reunieron una fuerza de
veinte mil hombres. Banks llegó á la una y


el Nntchitoches está en el antiguo canal de Rio Colora-
¡Jo, abandonado hace tiempo, y Grand Ecore se hallaba en
d nuevo, á cl~atro millas mns alh, en direccion al Norte.


media de la tarde á Sabine, donde ya, estaban
formados los federales en línea de batalla;
las avanzadas acababan de empeñar una es-
caramuza, y el grueso de las fuerzas enemi-
gas estaba oculto en el bosque que se en-
cuentra detrás de la colina por la cual cruza
el único camino de Shreveport.


Banks dispuso que una brigada del general
Franklin marchara á reforzar el centro de la
línea, juntamente con otra de Ransom que
acababa de llegar, yse dió órden á A. L. Lee
de conservar su posicion, pero sin avanzar
un paso. Media hora mas tarde se envió un
parte á Franklin para que fuera tambien á
reforzar el centro, pero ya entonces habian
empeñado la lucha las avanzadas con tal
obstinacion, que bien pronto se generalizó
el combate, y á poco los separatistas caye-
ron con tal ímpetu sobre las dos alas del ejér-
cito unionista, que no siendo posible resis-
tirles, comenzaron los federales á retroceder
mientras los confederados estendian su línea
por la parte del bosque.


A eso de las cinco de la tarde llegó Fran-
klin con una de las divisiones del general Ca-
meron, y entonces comenzaron á reorgani-
zarse algun tanto las desordenadas filas de
los federales, pero el enemigo no dió tiempo
para, nada, pues volvió al ataque á los pocos
momentos arrollándolo todo á su paso, á pe-
sar de los desesperados esfuerzos de los fede-
rales, que opusieron una vigorosa resisten-
cia. En aquellos instantes se hallaba tan
atestado el camino con los trenes del general
A. L. Lee, que no era posible emprender la
retirada ordenadamen te, y así es que el ge-
neral Ransom perdió diez cañones, y los con-
federados pudieron coger fácilmente mil pri-
sioneros, entre los que se contaba el coronel
Emerson. Los generales Franklin y Ran-
som y el coronel Robinson, quedaron heri-
dos de alguna gravedad, y muertos otros dos




..


HISTORIA DE LOS CAP. xx.


ó tres oficiales. Cuantos esfuerzos se hicie-
ron para reorganizar los desordenados bata-
llones de los federales y oponerlos como una
barrera á los victoriosos separatistas, fueron
completamente inútiles, y no hubo otro re-
medio sino pronunciarse en retirada. Copia-
remos aq ui el informe redactado por el cor-
responsal d~ la prensa de Philadelphia, que
fué testigo ocular de aquella funesta derrota.


«Las fuerzas federales se hallaban en una
especie de esplanada; nuestra primera línea
se estendia en un estrecho sendero, y ha-
biendo sido los primeros en atacar, fué pre-
<liso batirnos en retirada, dominados por la
superioridad numérica de las tropas enemi-
gas. No fué esto lo peor: el terreno era de
tal naturaleza, que no se podia maniobrar
con la artillería ni situar cañones en parte
alguna sin esponerse á un grave peligro, y
además de esto, las tropas ocu paban una po-
sicion muy desventajosa. La caballería for-
maba la vanguardia, marchaban detrás con
suma lentitud los wagones cargados de ba-
gajes, entorpeciendo los movimientos de la
infantería, y de este modo no podian apo-
yarse unas tropas á otras, ni fué posible
conseguirlo mas tarde cuando se intentó. El
general Banks reconoció bien pronto cuán
apurado era el caso, mas ya era tarde para
poner remedio, y por lo tanto fué preciso ba-
tirse con aquellas desventajas. La division
Ransom acababa de ser derrotada; la de
Cameron seguia sosteniéndose donde mas
reñido era el combate; el general Pranklin
llegaba en aquel momento al campo de ba-
talla, y una parte de su magnífico cuerpo
de ejército avanzaba resueltamente al en-
cuentro del enemigo, mandada por el general
Emory. En cuanto al general Banks, diri-
gia personalmente la batalla é hizo cuanto
un hombre puede hacer, esponiéndose de tal
modo, que ('asi todos los caballos de los ofi-


ciales de su estado mayor cayeron muertos
ó heridos. El general Stone, jefe del estado
mayor, cuyo semblante revelaba la mas pro-
funda tristeza por la crítica posicion en que
se veia el ejército, estuvo constantemente al
frente de las tropas, y su indomable bravura
animó de tal modo á los soldados, que ba-
tiéndose estos desesperadamente, pudieron
contener por mas tiempo del que se espera-
ba á las columnas enemigas.


»La batalla continuó, pues, cada vez mas
encarnizada y sangrienta; el fuego de fusi-
lería era espantoso, y por un momento crei-
mos salir del apuro, pero de pronto sobre-
vino un percance que hizo perder la última
esperanza á los jefes y á sus tropas. Yo me
hallaba á caballo conversando con un ami-
go muy cerca del bosque, y pude ver perfec-
tamente todo lo que sucedia.


»Una multitud de negros, algunos á.pié
y otros á caballo, aparecieron de pronto,
huyendo en el mayor desórden y con el ter-
ror pintado en sus semblantes, y esta preci-
pitada carrera escitaba la risa de los confe-
derados, que se contentaban con apedrear á
los negros y apalear á sus caballos como
para favorecer su fuga. De repente nos vi-
mos envuelto¡; en una espantosa confusion,
y pregunté ep.tonces á mi amigo qué la ha-
bria motivado, pero antes de que tuviese
tiempo de contestarme, nos encontramos
arrollados completamente y arrastrados co-
mo un torbellino cuyo ímpetu era imposi-
ble resistir. La línea de los federales se ha-
bia desbaratado completamente; el general
Banks se quitó el sombrero y suplicó á
sus hombres 'que no huyeran, mientras los
oficiales de estado mayor hicieron lo mismo,
pero todo fué en vano, pues los soldados no
atendian ya á las órdenes de sus jefes. En-
tre tanto silbaban sobre nuestras cabezas
las balas del enemigo; corrian los soldados




C\P. XX. ESTADOS-UNIDOS. (;O~l


:atropelladamente, y hubo un momento en
.que me pareció que todos íbamos á perecer
en medio de aquel espantoso desórden. La
.retirada se convirtió en una funesta derrota,
y no sirvió de nada el valor heróico con que
se batian las tropas.» (*)


El general Emory, que habia seguido de
.cerca á Franklin y que supo bien pronto el
resultado de la batalla, avanzó entonces há-
.cia Pleasant Grove, punto que distaba cua-
tro millas, con objeto de ver si le era posible
tomar una buena posicion para reparar en
parte el desastre. Emory se situó cerca de
un bosque y dispuso que el general Dwight
-ocupase el camino con su brigada mientras
que el coronel Benedicto se colocaria á la
izquierda, de modo que pudiera proteger la
retirada de las fugitivas tropas de A. L. Lee
y de Franklin cuando llegasen.


Apenas hubo tomado Emory estas dispo-
siciones, viose aparecer á los separatistas
que iban persiglliendo á los fugitivos, y
solo cuando estu vieron bien cerca de la n ue-


(') Esta b~talla estuvo muy mal dirigida: los generales
Banks y Fr,lllklin intentaron cargar al enemigo creyendo
.que en su centro no eran tan numerosas las tropas, y este
error fué la causa principal de que se perdiese la jor-
nada.


Los generales Banks y Franklin estuvieron siempre en
los sitios ue mas peligro, y fué un milagro que no perecie-
ran ó qnellasen prisioneros; una bala atravesó el sombrero
de I3anks. y le mataron el caballo cuando intentaba reunir
sus dispersas tropas. La division del general Ransom y la
caballería de Lee, que formaban un total de cinco mil ocho-
cientos hombres, se batieron desesperad¡'mente durante
al¡sun tiempo, mas al fin hubieron de ceder. no pudiendo
resistir á la superioridad del número. El general TIansom
fué herido en la rouilla, pero pudo abandonar el lugar del
combate anles que le fuera preciso desmontar á causa de
la pérdida de sangre, y el capitan Dickey murió instantá-
neamente de un balazo que le atraveEó la cabeza. El tren
de campaña y Jos wagon es hacian casi imposible la retira-
da, y á esto se debió principalmente que fueran tan sensi-
·bles las pérdidas sufridas. Casi todos los bagajes de la ca-
balleria del general A. L. Lee, que iban en doscientos
sesenta y nueve carros, cayeron en poder del enemigo
juntamente con las mulas y caballos.


va posicion de Emory, dispuso éste que se
rompiera el fuego, que si bien introdujo al
principio algun desórden en las filas del ene-
migo, no bastó para contenerle, pues avanzó
resueltamente, confiado sin duda en la supe-
rioridad numérica. El combate se renovó
entonces con nueva furia, mas al cabo de
hora y media, empezó á oscurecer y fué pre-
ciso suspender la lucha. El general Emory,
que habia rechazado varias cargas del ene-
migo causándole sensibles pérdidas, salvó d0
este modo los restos del ejército feder~], .Y
acaso tambien la flota.


Sin embargo, permanecer en aquel punto
para continuar la batalla al dia siguiente,
era esponerse á una segunda derrota, pues
los confederados podian recibir refuerzos de
un momento I:i otro, y no contando los fede-
rales con tropas suficientes, no les seria po-
sible resistir. En su consecuencia el general
Banks resolvió prudentemente retirarse, y
así lo hizo aprovechando la oscuridad de la
noehe, despues de hauer dado sus órdenes
para que las tropas se dirigieran hácia Plea-
sant Hill. El general Emory se encargó de
cubrir la retirada despues de haber enterrado
á los muertos y recogido los heridos.


El general Smith se hallaba ya en Plea-
sant Hill juntamente con la brigada del co-
ronel Dickey, y gracias á esto, pudo reunir
Banks unos quince mil hombres, que ha-
brian ascendido á veinte mil á no ser por las
pérdidas sufridas en la reciente batalla. Sin
perder un momento, diéronse las órdenes
oportunas para que se situaran las tropas
convenientemente, y una parte de ellas ocu-
pó el camino que conduce á Shreveport, por
donde se esperaba que avanzarian los confe-
derados. No se hicieron estos esperar mucho,
pero antés de atacar, tomaron tam bien sus po-
siciones y practicaron un reconocimiento con
oujeto de tantear el terreno y verqué situacion




filO HISTORIA DE LOS CAP. XX.


ocupaba el enemigo. Entre tanto el general ron las tropas con un valor heróico, y que
Banks enviaba los restos de la division Ran- la victoria costó muy cara, es cosa que no se
som al camino de Grand Ecore, y la brigada puede dudar, pero el hecho de haber resuel-
de caballería del coronel Gooding practicaba to Banks retirarse inmediatamente con su
un reconocimiento en el camino de Shreve- ejército á Grand Ecore, ha dado lugar á que
port. Poco despues, una batería de los con-
federados rompió el fuego contra las prime-
ras líneas de los unionistas, y habiéndose
comprendido que la intencion de aquellos era
rodear el ala derecha, una brigada al mando
del coronel Benedicto marchó á reforzar á
Smith, situándose frente al camino, de modo
que al trabarse L:t batalla fueron estas tropas
las que tuvieron que sostener el primer
ataque.


Á eso de las cuatro de la tarde, pareció que
se generalizaba el fuego, pero cesó de pronto;
á los pocos minutos viéronse avanzar dos
columnas enemigas contra el centro del ala
izquierda, y cayeron con tal ímpetu sobre la
brigada Emory, mandada por el coronel Be-
nedicto, que éste hubo de retroceder poco á
poco para ir á unirse con la reserva, despues
de batirse desesperadamente. La primera y
segunJa brigada de Emory se vieron luego
envueltas por el enemigo, que cargaba re-
sueltamente sobre la derecha y el centro, pe-
ro des pues de las primeras descargas, los
separatistas se vieron á' su vez acometidos
por la reserva del general Smith, mandada
por el general Mower, que obligó á su ene-
migo á retroceder, no sin cogerle antes dos
cañones y cien prisioneros. Los regimientos
de Illinois é Indiana, que atacaban por su
flanco á los separatistas, se apoderaron por
su parte de una batería, haciendo cuatro-
cientos prisioneros. La muerte del valeroso
coronel Bened ieto, herido dos veces, y la se-
gunda mortalmente, al dar una carga á la
cabeza de sus tropas, fué una de las pérdi-
das mas sensibles al obtener aquella victoria.


Qne en la batalla de Pleasant Hill lucha-


se diga por algunos que la victoria se incli-
nó en favor de los separatistas, lo cual segu-
ramente no es exacto, pues el mismo Po-
llard, quien segun ya hemos visto, simpatiza
siempre con los confederados, reconoce de he-
cho que el triunfo fué de los federales (*).


Parece que llanks no hubiera debido reti-
rarse precisamente cuando sus tropas ansia-
ban tomar la revancha de la derrota sufrida
en Sabine Cross-Roads, pero segun el jefe
unionista, la falta de agua y de vi veres, así
como tambien de municiones, yel temor de
no poderse reunir luego con la flota si retar-
daba sus movimientos, le obligaban á re-
tirarse á un punto donde le fLlera posible
ponerse en com unícacion con aquella y reor-
ganizar convenientemente sus tropas, dejan-
do á los heridos en los hospí tales.


C) El corresponsal del New-Yo¡'k Herald decía lo si-
guiente al hablar de esta balalla :


«La brigada del coronel Benedicto rué la primera que en-
tró en a,;cion, y poco despues se generalizó el comoate ell
la derecha y en el centro: la lucha era obstinada y san-
grienta; sobre las tropas caia un verdadero torrente de plo-
mo y hierro, yel estampido del eañon y el estruendo dA la
fusilería atronaban el espacio. La camiceria pra espantosa,
pues en muchos puntos los soldados se bntian cuerpo á
cuerpo.


"Los separatistas atacaoan furiosamente por todos lo,..
puntos á la vez, pero cuando llegaron cerea del sitio donde
se hallaba la reserva de Smith, dióse la órden de carg.ar, y
entonces siete mil federales se precipitaron como una aVR-
lancha sobre sus enemigos, que en vano trataban de oponel'
una inútil resistencia. El coronel Benedicto, que iba a la ca-
beza de su hrigada, cayó atravesado de cineo halazos, el úl-
timo de los cuales le privó de la vida,


))La lucha fué obstinada, pero al fin alcanzaron la victoria
los federales, y llegada la noche, terminó el combate.


))Quinientos prisioneros, tres banderas y una infinidad de
armas diversas fueron los trofeos de la victoria. Esta ba-
talla se eonsideró como una de las mas sangrientas que SI';
ht1LJian dado h~sta entonces en América.')




CAP. XX. ESTADOS-CNID03. GIl


Las pérdidas de Banks en los combates
que tuvieron lugar ~os dias 7,8 Y 9 de abril,
.A ascendieron á tres mil novecientos .I.86~.


sesenta y nueve hombres, entre los
-cuales se contaban doscientos ochenta y ocho
muertos, mil quinientos cuarenta y un he-
ridos y dos mil ciento cuarenta estraviados
ó prisioneros, siendo de advertir que en la
batalla de Pleasant Hill solo constaba el
Bjército unionista de quince mil hombres y de
veintidos mil el de los confederados. Estos no
dijeron cuáles fueron sus pérdidas, mas pa-
ra nosotros es muy elocuente el hecho de que
Pollard y Kirby Smith guardaran silencio
sobre este punto; suponiendo en cinco mil
hombres las bajas del ejército de Banks, pue-
de asegurarse que cuando menos tuvo otras
tantas el ejército confederado.


Sin emhargo, preciso es confesar que mo-
ralmente alcanzaron los separatistas la vic-
toria, atendido que los federales debian re-
nunciar por entonces á sus esperanzas, pues
no les fué posihle espulsar del l\Iississippí á
sus enemigos despues de haber hecho costo-
sos gastos en espediciones así navales como
militares. Esto animó mucho á los separatis-
tas, porque así Louisiana y Texas continua-
rian fcworccicndo su causa, en tanto que los
unionistas del Sudoeste quedaban otra vez
sumidos en el abandono y la desesperacion.


Segun ya hemos dicho, el general Banks
se retiró á Orand Ecore sin ser molestado,
pues el enemigo tenia que fljar su atencion
-con preferencia en la flota de Porter, la cual
había conseguido llegar, aunque con mucho
trabajo, á Springfield, donde los confedera-
dos interceptaron el paso del canal con un
gran vapor, que impedia que se acercara nin-
gun buque. Cuando Porter comenzaba las
operaciones para dejar espedito el paso del
~f\,nal, recibió un correo de Banks anuncián-
dole el desastre de Sabine Cross-Roads, y en


su consecuencia resolvió al momento ponerse
en marcha con su escuadrilla de cañoneras
para ir en auxilio del ejército federal. Como
las orillas del rio eran muy elevadas, los tira-
dores enemigos podian hostigar impunemen-
te á los unionistas, y bien pronto se vió que
trataban de aprovechar la oportunidad que
se les presentaba. En efecto, al llegar á Cous-
hatta, el general Harrison, seguido de mil
novecientos ginetes y cuatro piezas, man-
dó romper el fuego contra las cañoneras, y
en la mañana del 12 de abril ataca-


t l · 1 d 1864. ron am )lCn a gunas tropas e Texas
mandadas por el general Oreen, que tuvo Ja
desgracia de caer á poco mortalmente herido
por un casco de metralla que le destrozó la
cabeza. Los separ4tistas llegaron á creer
que con sus repetidos ataques podrian apo-
derarse de las cañoneras en aquel estrecho
canal, pero pronto hubieron de convencerse
de lo contrario, pues una certera ~:mdanadrt
barrió completamente las orillas de aquel,
disp"ersando de una vez al enemigo. Porter
asegura que los confederados perdieron en
aquel infructuoso ataque unos quinientos
hombres, y tan provechosa fué la Ieee ion ,
que otros cinco mil que se hallaban mas allá
dispuestos á interceptar el paso á la flotilla,
desistieron de su empresa al saber ]0 que
acababa de pasar.


Al llegar á Grand Ecore, vió Porter que
sus buques mayores se hallallan muy espues-
tos por no tener suficiente fondeadero. y
mientras tomaba sus disposiciones para re-
mediar la falta y anclarlos en otro sitio mas
conveniente, el general Banks continuaba su
retirada hácia Alejandría.


El dia 21 de abril, la cañonera Eastport,
que se habia alejado ocho millas con el fin
de practicar un reconocimiento, comenzó á
hacer agua y se sumergió al fin sin dar ape-
nas tiempo á la tripulacion para salvarse.




()I2 HISTOIUA DE LOS CAP. XX.


Cuando Porter tuvo conocimiento de esto, tos ó heridos, y la Cricket recibió.treinta y
dispuso que se emprendieran desde luego los ocho balazos, perdiendo la mitad de su tri-
trabajos necesarios para sacar el buque á pulacíon. La Hindman tuvo tres muertos y
flote, 10 cual se consiguió al cabo de seis cuatro heridos, y la Champion quedó total-
dias, mas com? se viese que la Eastport es- mente destrozada, por lo cual se le pegó
taba muy averiada, dióse la órden de pegarla fuego.
fuego, lo cual se hizo despues de trasladar La escuadrilla federal llegó por fin á Ale-
los cañones á otro buque. jandría sin haber sufrido otro contratiempo:


El dia 26 aparecieron de nuevo los separa- Porter calcula que los separatistas tuvieron
listas en la orilla derecha del rio, en núme- quinientas bajas, entro muertos y heridos,
ro de mil doscientos hombres, y rompieron durante aquella travesía, sin que los fede-
el fuego, al que contestaron las cañoneras I rales perdiesen mas de cien hombres. La.
con tal acierto, que á los cinco minutos no muerte del general Green fué muy sentida
se veia ni un solo enemigo en aquellos alre- por los confederados. Al presentar el almiran-
dedores, ni se presentaron ya tampoco hasta te Porter su informe para dar cuenta de los
que la flotilla se hubo alejado á una distan- reveses sufridos, espresábase en los términos
cia de veinte millas. Al llegar á un punto I siguientes:
donde el canal forma un recodo, la cañonera I «Yo no debia vacilar en emprender el via-
Cricket, que iba de vanguardia, sufrió un je en una estacion en que por lo general todos
nutrido fuego de una batería de diez y ocho los rios están crecidos, y no podia prever
piezas que tenian allí los separatistas, cuya que el Rio Colorado comenzara á bajar pre-
certera puntería causó en aquella oeasion cisamente ahora lo menos dos pulgadas dia-
grandes destrozos. Todas las balas caJeron rias, lo cual considero como un verdadero
en la CJ"ickel, desmontando uno do sus caño· fenómeno, tanto mas cuanto que este rio lle-
nes; no hubo un solo artillero que no queda- va siempre mucha agua hasta mediados de
se muerto ó herido, y la cubierta del buque Jumo.})
quedó bien pronto desierta. El almirante El general Banks permaneció en Granel
Porter, sin embargo, que estaba á bordo, se Ecore hasta que la flota hubo adelantado una
encargó inmediatamente del mando, impro- gran distancia, y entre tanto le general sepa-
visó artilleros con los negros que lleyaba, ratista Eee, que contaba con ocho mil hom-
hizo las veces de piloto, porque ,éste estaba bres y diez y seis piezas de artillería, tomaba
herido, y merced á sus esfuerzos, consiguió posicion cerca del rio Cane, que le servia,
forzar el paso que trataban de disputarle los' para resguardar uno de sus flancos mientras
separatistas con su batería. Las demás caño- que el otro estaba protegido por un gran pan-
neras hubieron de luchar con muchas difi- tano y un espeso bosque. Bee trataba de cer-
cuItades para pasar tambien, y si lo consi- rar el paso al ejército enemigo, atacándole á
guieron, fué merced á la, calma, valor y la, vez de frente y de flanco, mas habiendo
serenidad de los jefes, pero sufrieron averías sabido Banks que se proyectaba este movi-
de mas ó menos consideracion. La Hindrnan miento, salió de Grand Ecore en la madruga-
recibió dos balazos en una de sus ruedas, da del 22 de abril, y se dirigió á mar-


1864 quedando muy mal parada; quince hombres chas forzadas hácia el punto ocupado
de la tripulacion de la Julieta fueron muer- por Bee, á fin de sorprenderle de improviso.




CAP. XX. ESTADOS-UNIDOS. 613


El general Emory llegó al rio el dia 23 de
abril con su primera division, y desde luego
amenazó direchtmente el centro del enemigo,
mientras el general Birge, con su brigada,
y el coronel Fessenden, con una parte del
cuerpo de ejército de Franklin , se dirigian
sobre la derecha con objeto de flanquear la
posicion enemiga. En E51 combate que se si-
guió, quedó herido de mucha gravedad el
coronel Fessenden, pero se obtuvo un éxito
completo; los derrotados separatistas aban-
donaron sus líneas en el mayor desórden y
fueron á refugiarse en el fuerte Jessup, que
se halla alSudoeste de Texas. Kiroy Smith,
que mandaba la retaguardia, era atacado al
mismo tiempo por los federales, pero consi-
guió rechazarlos despues de un breve comba-
te, sin perder mas de cincuenta hombres; en
el centro se contaron hasta doscientas bajas,
y es de creer que fueran aun mayores las
pérdidas del enemigo.


Como se habia recibido una órden previ-
niemlo que el general Smith volviera á su
departamento, y no se podia dilatar ya por
mas tiempo el cumplirla, hacíase inevitable
emprender de nuevo la retirada, pero el rio
estaba tan b~Ljo que no era posible adelantar
con la flota, y hasta se temió por un mo-
mento la destruccion de esta. Solo, merced
á los esfuerzos del teniente coronel José Bai-
ley, jefe de ingenieros, que desde mucho an-
tes preveia este obstáculo, y que por espacio
de diez ó doce dias se estuvo ocupando en
construir una presa y en llevar á cabo otros
trabajos para sacar los buques del punto
en que se hallaban, se consiguió salir de
aquel grave apuro. El general Mc Clernand,
que con una numerosa fuerza habia estado
guardando durante algunos meses los pues-


tos militares de la parte Occidental de
1864.


Texas, acababa de evacuarlos por
órden del general Grant, y en 29 de abril,


TOMO IlI.


es decir, poco despues de regresar el ejército,
hizo su entrada en Alejandría. El general
Fitz Henry \Varren, á quien se habia confe-
rido el mando en la bahía de Matagorda,
evacuó tambien poco despues este punto, y
se puso en marcha con el objeto de refor-
zar á Banks, pero obligado á detenerse en
Marksville, por haber establecido allí los se-
paratistas baterías formidables, retiróse al
fuerte De Russy, donde no era de temer le
atacase entonces el enemigo.


Al llegar el general Banks á Alejandría,
encontró al general Hunter, portador de ór-
denes terminantes de Grant, en las que pre-
venia se diese por terminada la campaña de
Shreveport. Banks entregó entonces varios
despachos á Hunter-para que los llevase á su
desti_no, manifestándole al propio tiempo que
la flota no habia llegado aun, y que no se la
podia abandonar hasta tanto que estuviese
fuera de todo peligro.


El general Banks evacuó la ciudad de Ale-
jandría pocos dias clespues con ánimo de di-
rigirse á Simmsport por el Atchafalaya, y
aquí diremos de paso que pocas horas antes
de ponerse en marcha, estalló un voraz in-
cendio en un edificio que ocupaban algunos
refugiados. A pesar de los esfuerzos que se
hicieron para cortarlo, el viento que soplaba,
y el haber alcanzado las llamas á una casa
contigua, donde habia un depósito de sus-
tancias inflamables, fué causa de que se pro-
pagara la conflagracion y quedasen destrui-
das una porcion de casas. El general Banks
habia recomendado que se tomaran medidas
á fin de evitar aquel desastre que siempre
temió, y aun cuando así se hizo, no se pudo
impedir el siniestro del que fué causa segu-
ramente una mano culpable. Al dirigirse á
Simmsport, los federales encontraron
en la mad~ugada del dia 16 de mayo, 1864.
cerca de Marksville, un destacamento de la


77




oH HISTORIA DI': LOS CAP. XX.
caballería separatista, que retrocedió al mo-
mento hácia el bosque, y habiéndosele per-
seguido cuando estuvieron reunidas todas las
fuerzas, el general Emory por la derecha, y
Smith por la izquierda, flanquearon la posi-
cion del enemigo y le desalojaron despues do
un brevopero reñido combate. Sin mas con-
tratiempo, llegaron los federales á Simms-
port aquella misma noche.


El Atchafalaya, que corre á muy poca
distancia de dichít ciudad, tiene en este pun-
to seiscientas varas de anchura, y como es
muy profundo y no hay ningun puente para
atravesar, empezóse á construir uno de bar-
cas bajo la direccion del coronel Bailey, en
cuyo trabiljo se emplearon dos dias y medio.
El ejército atravesó el rio sin contratiempo
alguno, y aun cuando al desem!Jarcar em-
peñaron los federales unít AscaramllZi¡' con
una escasa fuerm de separatistas, fué de
pocn importancia. Habiéndose presentado
entonces el general Canby, jefe del departit-
mento del ~lississippí, el general Banks le
confió el mando del ejército, y se dirigió
apresuradamente á Nueva-Orleans, mientras
el general Smith volvia á su departamento.


Las operaciones del general Banks en
Si mm sport habían obligado á los separatis-
tas á dejar las posiciones que ocupaban cerca
del rio Marksvillo; gracias á esto, ya no
encontró resistencia el almirante Porter, y
por lo bnto pudo llegar sin novedad alguna
á las aguas del Mississippí por el rio Colo-
rado.


Cuando los federales ocupaban á Alejan-
dría, causó algun disgusto ver que los trafi-
cantes en algodon visitaban continuamente
la, ciudad, merced á los permisos ó licencias
concedidas por el Presidente, de modo que
en aquella campaña se cometieron muchos
abusos á espensas del pais y en beneficio de
los particulares, pero es de advertir que ni


el general Banks ni el almirnnte Porter
tomaron parte alguna ni apadrinaron aque-
llas sórdidas operaciones.


Mientras que el general Dnnks avanzaba
hácia Alejandría, el general Steole salia de
Little-Rock, á la cabeza desiete mil hombres,
á fin ele reuniese con el goneral Thayer que,
con otros cinco mil, habia abandonado el
fuerte Smith el elia anterior para concentrar-
se en Arkadelphia. Las lluvias, el mal esta-
do de los caminos, la crecidn, ele los rios .y la
faltn, de puentes, desconcertaron los planes
de los jefes, y así es que Steele, dcspues de
aguardnr dos dias en Arkadelphia, resolvió
avanzar solo con sus tropas. Al llegar ~í, un
punto llamado la Salina, la vanguardia de
los federales encontró una fllerZfI, de ca ba11e-
ría separatista al mando de l\larmaduke,
que intentóvariasveces, mmqno inútilmente,
cerrar el paso á sus enemigos; Sterling rri-
ce, con fucrzns considerables de infantería,
quiso tambien entorpecer ln march<t de Stee-
le, y le atacó en Prairie el' Anne (Prauertl
de Ana) el dia 10 de abril, pero ues-


1 "t"l 1 . 1864. pues e e un mú 1 cañoneo q \le ( llro
algunas horas, retiráronsG los eonfeclcr¡ldos
sin intentar un segundo ataque.


Por entonces comenzó 6, circular la noti-
cí<t de haber siuo derrotado el general Dnnks
en Louisiana, noticia que, confirrrUldn, por
algunos prisioneros y espías, hizo desistir á
Steele de su proyecto dc perseguir á Price,
yen vez de esto se dirigió á enmelen, toman-
do la delantera al enemigo. Mientl'ns se ha-
llaba en este punto, los sepnratisbs redobla-
ron su actividad y sus atilques de tal modo,
que era preciso esbr continllil.mentr') nlerta
para evi [al' una sorpresD, mas, á pesar de
esto, los federales fueron acometidos tres ó
cuatro veces de improviso, y tuvieron que
sostener varios choques, en los que no saca-
ron In mejor parte, pues pel'dieron unos dos-




CAPo XXo ¡';STADOS-UNIDOSo 615


cientos cincuenta hombres, entre muertos y el coronel Garrett, á la cabeza de cuatro
heridos, cuatro piezas de artillería y una compañías, acabó de decidir la victoria en
considerable cantidad de víveres. favor de los unionistas, y llegada la noche,


En la mañana del dia :25 de abril, una pudieron estos continuar libremente su mar-
parte de la vanguardia unionista, que se .ha- cha sin ser molestados. En este combate
bia adelantado á fin de practicar un recono- solo tomó parte la infantería, atendido que
cimiento, fué atac::tda en Marks Mill por l::t no era posible arrastrar los cañones p.or
division del general confederado Fagan, qlle aquel terreno tan pantanoso, donde tí veces
segun pareee, tenia á sus órdenes seis mil se hundían los soldados hasta la rodilla.
hombL'es. En el desesperado combate que se Cuando todo hubo terminado, y despues
siguió, los federales hicieron cuantos esfuer- de haber cruzado el río los federales, el ge-
zos eran posibles para resistir al enemigo, neral Kirb'y Smith envió un parlamentario
mucho mas numeroso, pero todo fué inútil, pidiendo una tregua para enterrar á los
y el teniente coronel Drake, jefe de las fuer- muertos, pero no habiéndose encontrado mas
zas, que se batió con ht ma'yor bravura, cayó que un pequeño destacamento, que se ocu-
al fin mortalmente herido, mientras (IUO sus paba en esta penosa tarea, los confederados
tropas, reducidas 'ya á una cuarta parte de le hicieron luego prisionero, .y proclamaron
su número, hubieron de rendirse á discre- la victoria.
ClOno En este brillante combate tuvieron los fe-


Steele, que se hallaba, en Camden cuando derales setecientas bajas entre muertos .y
recibió let noticia de este desastre, juzgó que heridos,y se dice que las pérdidas de los con-
no seria prudente permanecer por mas tiem- federados no bajaron de dos mil trescientos
po en dicho punto, ,y a,sí es que inmediata- hombres, inclusos tres generales.
mente se puso en marcha, cruzó el \Yashita Habiéndose sabido que Fagan se hallaba
á pesar de que el agua caia á torrentes, y cerca de LitUe-Rock, Steele se dirigió á di-
al llegar á Jenkins Ferr'y se vió atacado por cho punto [í, marchas forzadas con el objeto
numerosas fuerzas confederadas al mando de salvar los depósitos que aHí habia, .y
del general Kirb'y Smitn. Las brigadas de los á pesar del mal estado de los caminos, de
coroneles Engelman'y S. Rice tuvieron que las continuadas lluvias y de las pri-


] o 1 I dIo f °d 1 t h O 1864. sostener e primer clOque, .y a pesar e a vaClOnes su n as por as ropas, 1-
desigualdad del n Ílmero, tanto estos dos jefes cieron al fin estas su entrada en la ciudad
como el coronel l\Lwka'y, que mandaba la el dia 21 de mayo.
retaguardia, y á quien tambien acometió el Á fines de junio, el general Shelby cruzó
enemigo furiosamente, consiguieron rechazar el Arkansas por la parte de Little-Rock, .y
tres veces consecutivas á los confederados, al llegar á San Cárlos, tuvo un encuentro el
aunque con sensibles pérdidas por ambas dia 27 con cuatro regimientos mandados por
partes. Las fuerzas de los separatistas eran el general unionista Carr, quien le derrotó
mucho mas numerosas, pero gracias á que cogiéndole doscientos prisioneros. Los fede-
los federales ocupaban una posicion mu'y rales perdieron en esta reftoiega doscientos
favorable para la defensa, en un bosque ro- hombres,'y se calculó que entre los confedera-
deado de estensos pantanos, se consiguió dos se contaban lo menos quinientas bajas.
rechazar al enemigo. En oste último ataque, Como se supo que l\Iarmaduke llegaba con




616 HISTORIA DE LOS CAP, XX,


refuerzo.s en auxilio. de Shelby, Carr se re- reunido. lo.s principales ciudadano.s, y desde
tiró á Clarendo.n, do.nde no. temia que le ata- luego. fo.rmaro.n una Co.nvencio.n, la cual acor-
case el enemigo.. dó entre o.tras co.sas suprimir la esclavitud.


Durante to.do. el mes de junio. o.curriero.n Además de esto., se hizo. una Co.nstitucio.n
varias escaramuzas de mas ó meno.s co.nsi- nuava que, sometida á la apro.bacio.n del pue-
deracio.n, en una de las cuales, que tuvo.lu- blo., se ratificó en 14 de marzo. po.r


1 d '1' , 1864. gar en Big Creek, fa tó muy po.co. para que o.ce mI CIento. setenta y SIete vo.to.s
lo.s federales sufriesen una gran derro.ta, ha- co.ntra do.sciento.s sesenta y seis, habiendo.
biéndo.les salvado. tan so.lo. el o.po.rtuno. auxi- elegido. despues tres representantes para de-
lio. que les prestó el general CarmichaeL El fender lo.s intereses del Estado. en el Co.ngre-
general Bro.o.ks, que se hallaba en el citado. so.. Lo.s unio.nistas creyero.n que de este mo.do.
punto., acababa de ser atacado. po.r el gene- quedaba asegurado. el triunfo. de sus o.pinio.-
ral Do.bbins, y des pues de haberse batido. nes en el Estado. de Arkansas, pero. lo.s reve-
durante cuatro. ho.ras, iba ya ,á verse preci- ses que sufrió Steele y la llegada del ejército.
sado. á rendirse, cuando. la llegada de Carmi- co.nfederado., que se apo.deró de una parte del
chael hizo. cambiar el aspecto. de las co.sas, y territo.rio., hizo. perder las esperanzas á lo.s
en vez de mantenerse á la defensiva, pudie- amigo.s del Go.bierno., lo.s cuales se viero.n
ro.n 1o.s federales atacar á su vez co.n venta- en la precisio.n de mantenerse á ]a defensiva
ja. Desgraciadamente perdió la vida el co.ro.- para resistir lo.s co.ntinuo.s ataques de h), ca-
nel Bro.o.ks, así co.mo. tambien el capitan ballería co.nfederada, que co.menzó á reco.rrer
Lembké y su ayudante Pratt, y ento.nces lo.s el pais impunemente parL~ castigar á lo.s qne
unio.nistas se retiraro.n á Helena, sin que lo.s llamaba renegados y traidores á su pais.
co.nfederado.s les atacaran de nuevo., aun Esta invasio.n del Estado. po.r lo.s separatis-
cuando. el general Do.bbins les siguió algun tas despues de la retirada de lo.s federales de
tiempo.. Camden, pudo. muy bien evitarse, pero. Steele


Entre tanto. el general Gano. so.rprendia no. tuvo. nunca po.r co.nveniente atacar de
co.n mil quiniento.s ho.mbres un puesto. mili- una manera decisiva á lo.s partidario.s de la
tar establecido. cerca de} fuerte Smith y de rebelio.n, pues pro.fesaba, lo.s principio.s del
cuya custo.dia estaba encargado. el capitan enemigo. y simpatizaba co.n él en to.do., me-
Meffo.rd co.n do.sciento.s federales. Este jefe no.s en lo. to.cante á la scparacio.n. Su po.dc-
quedó prisio.nero. co.n parte de su gente, des- ro.sa influencia se empleó siempre co.ntra la
pues de haber perdido. veinticinco. ho.mbres po.lítica del Go.bierno. respecto. á emancipar
entre muerto.s y herido.s. Co.mo. era natural, lo.s esclavo.s; mantenia relacio.nes amisto.sas
Gano. se retiró antes de que pudieran llegar co.n la aristo.cracia co.nfederada del Estado.,y
tro.pas del fuerte Smith. siendo. así, no. debe estrañarse que el unio-


Desde que lo.s federales se habian apo.dera- nismo. no. flo.reciese bajo. su mando., y que la
do. de Little-Rock en el o.to.ño. anterio.r, sin que caballería y las guerrillas reco.rriesen co.nti-
lo.s co.nfederado.s intentaran to.mar de nuevo. nuamente el territo.rio. sin temor nada de la
este punto., lo.s unio.nistas de Arkansas esta- vigilancia de Steele ni do su celo. po.r la can-
ban en la persuasio.n de que sus enemigo.s sa nacio.nal.
no po.drian roco.brar ya su ascendiente en el Aquí haremo.s una ligera 'digresio.n para
territorio.. En su co.nsecuencia, habíanse dar cuenta de las o.peracio.nes militares que




CAP. XX. ESTADOS-UNIDOS. 617


entre tanto llevaba á cabo el general Rose- se le reunirian veintitres mil hombres, y
crans, á quien se acababa de conferir el man- que con su auxilio se trataba de tomar lue-
do del departamento de Missouri. En 28 de go los principales puntos del Norte. No era


enero llegó este jefe á San Luis y su- esto todo: los agentes de Rosecrans, que no
1864. po desde luego que reinaba en el Es- descansaban un momento, supieron asimis-
tado la mayor agitacion á consecuencia de mo que Vallandigham iba á volver muy
haber ocurrido un hecho que amenazaba tur- pronto al Canadá, desde donde marcharia
bar la tranquilidad pública. Además de los inmediatamente para asistir á la Convencion
doce mil hombres de la milicia, destinados nacional de Chicago, y que se recibian de
para la defensa de Missouri, contábanse en continuo armas y municiones para los par-
los condados Norte Occidentales unos dos tidarios de la Confederacion. Todo esto era
mil, alistados provisionalmente, pero que,
conservadores en sus simpatías, amigos de
los confederados ó parientes de las familias
de estos, solo se ocupaban en un servicio
particular, y habia llegado el caso de que se


e acusara de atacar á los abolicionistas en
vez de favorecerles, asegurando algunos que
pensaban reunirse con el ejército de Price
tan pronto como se presentara con sus tro-
pas. Rosecrans comenzó á fijar desde luego
su atencion en este grave asunto, y bien
pronto se convenció de que en los grandes
condados defensores de la esclavitud predo-
minaba aun el partido separatista, y de que
habia muchos hombres que aguardaban im-
pacientes una ocasion oportuna para ven-
garse de los males que les habian ocasionado
los unionistas. Continuando en sus averi-
guaciones con la mayor actividad, y mer-
ced á los numerosos espías que se pusieron
en campaña para adquirir todos los infor-
mes necesarios, no tardó en saber Rosecrans
que los enemigos se habian organizado per-
fectamente en todas partes formando dos so-
ciedades que se conocian con los nombres de
Los Caballeros de América y Los Hijos de la
Libertad, y de las cuales eran jefes supre-
mos, Sterling Price, en el Sur, y Vallandig-
ham, en el Norte. Además de esto, averiguó
que se proyectaba la invasion de Missouri,
que tan pronto como se presentara Price


demasiado grave para no adoptar cuanto
antes enérgicas medidas, y por lo tanto Ro-
secrans espidió en el acto un parte á \Vash-
ington manifestando que estaba amenazada
de un gran peligro y que por lo tanto ne-
cesitaba se le enviasen refuerzos inmediata-
mente. Pocos días despues llegó á Missouri
el general Hunt, y habiendo recorrido la
mayor parte del Estado, parecióle que los te-
mores de Rosecrans carecian de fundamen-
to y que no seria necesario el aumento de
fuerzas.


Sin embargo, el general Rosecrans conti-
nuó en sus investigaciones, y habiendo sabi-
do con toda seguridad que en la última sesion
celebrada por una de las sociedades citadas
anteriormente se habia propuesto comenzar
las operaciones en San Luis, asesinando al
preboste y apoderándose despues de todos los
puntos militares, dispuso en el acto que se
hicieran algunas prisiones, y poco despues
se hallaban arrestados treinta ó cuarenta
miembros de la sociedad secreta. Como uno
de estos era el cónsul de Bélgica en San Luis,
Rosecrans recibió bien pronto un telégrama
del departamento de la guerra, previniendo
que se le pusiera inmediatamente en liber-
tad, cuya órden se negó á cumplir el jefe
unionista, contestando al momento que si el
Gobierno tuviera conocimiento de los he-
chos, . no habria dispuesto semejante cosa,




til8 HISTORIA DE LOS GAP. XX.


pero que no tardaria en recibir un detallado
informe por conducto seguro. En efecto, po-
co desplles llegó un mensajero á \Vashing-
ton, y enterado el Presidente de lo que pa-
saba, dió al momento la contraórden.


Como habia sido necesario repartir en di-
versos puntos las escasas fuerzas con que
contaba el Estado de l\lissouri, Rosecrans
pidió .y obtuvo autorizftcion para organizar
.lieí: regiIl}jentos de voluntarios por un año,
á ilnde salir de aquel apuro, pero cuando se
estaban practicando las diligencias oportu-
nas, ocurrió un motín en el condado el Plat-
te, .Y comenzaron á circular por el territorio
numerosas guerrillas que podian considerar-
se corno las avanzadas del ejército invasor.
Esto se confirmó bien pronto por el general
\Vashbnrne, quien anunció á Rosecrans que
Shelby se hallaba en Batesville, al Norte de
Arkansas, en cuyo punto pensaba reunirse
con Price. El generc~l Smith, que se dirigía
al Norte de Georgitt para reforzar eL Sher-


man, recibió ónlen en () de setiembre
1864:.


ele mareh,u' inmodiatamente á San
Luis á fin de prestLlr su auxilio á Rosecrans.


El general Price penetró por la parte Sud-
este de Missouri, y pasando por Bloomfield,
avamó sin encontrar re~istencia hasta Pilot.
Knob, donde encontró una brigada ele federa-
les al mando del general H. S. Ewing, que ha-
biendo ocupado el fuerte Daviclson, hizo una
obstinada resistencia, causando al enemigo
una pérdich~ de mil hombres mientras él solo
tuvo doscientas bujas. Sin embargo, como
Price contaba lo menos con diez mil solda-
dos, siendo así que Ewing solo tenia ti su dis-
posicion mil doscientos, y muy fatigados, el
jefe unionista resolvió prudentemente reti-
reuse despues de rechazar dos ataques, y así
lo hizo sin perder un momento, aprovechan-
do la oscuridad de la noche, no sin clavar'
antes sus cañones y pegado fuego al depósito


de pólvora. Al llegar á \Veoster, Ewing re-
trocedió de pronto para seguir la direccion
Norte, y pasó por Harrison, despues de haber
recorrido sesenta y seis millas en treinta y
nueve horas, pero allí fué atacado vigorosa-
mente por una columna al mando de Shelby,
que hacia tiempo iba persiguiéndole de cer-
ca. Aunque escaseaban sus municiones,
Ewing defendió su posicion por espacio de
treinta horas, hasta q ne, auxiliado por la ca-
ballería del coronel BevericIge, destacada por
el general Mc Neil, pudo continuar su mar-
cha en direccion 11 Rolla, mientras el general
Shelby se retiraba sin intentar un segundo
ataque.


Rosecrans permanecia entre tanto en San
Luis, que era el punto mas importante si no
el de mas peligro, y allí se ocupaba día y no-
che en reunir una fuerza suficitmte para pre-
sentar la batillla á los veteranos de Price .y
leí Los HUos de la Libertad, que habían pro-
metido solemnemente auxiliarle con todas
sus fuerzas. Durante una semana ó poco mas
pareció que los separatistas llevabíln la me-
jor parte, y á esto se debió que aumentara
el número de guerrillas y se cometieran infi-
nitas depredaciones de que fueron víctimas
los habitantes del Missouri central (*). Co-


(') Poco antes de estos sw;esos, hahian eonwm:ado it or-
g::mizarse en el NortA de 1Iissouri numerosas guerrillas; lo"
agAlltes de los sep"ratistas trabajaban con la mayor activi-
!la(l para reelutar gRnte á fin de facilitar la gran invasinn;
las mujeres se ocu[laban dia y noche en bacer ropa para
los confederados, y los guerrilleros cometian diariamente
toda e/ase (le alms{)s, ensañándose sobre todo en los par-
tidarios de la Union. En un distrito de Móxico, el comandan-
te militar suministró una lista de los nombres de mas do
den persunas rjll'~ en el espacio de seis semanas habian
sido muerlaS ó se h,LJian visto precisadas á huir por ser
allulieionislas. En 1.° de setiemhre una partida detuvo un
tren que venia del ",mte de ~lissollri, y fnsiló fJ. veinticlos
suldados, h mayor parte enfermos, que se haltaban en uno
de los cochAs; po~os dias despues, esta misma partida que
C.lIlstab 1 ya de trescientos ó cuatrOelelltos hombres, atacó
al mayor .TOhIlSO[], q:(B venh de recoger ciento veinte reclu-
tas, y desplLes t1u un br8\"J combate fusiló 11 los qU(' <[llf'da-




CAP. XX. ESTADOS-¡;XIDOS. 619


mo el ejército confederado contaba con mn- mente alistadas, servirían cuando menos pa-
eha caballería, podia dirigirse de un punto ra la defensa de las trincheras en el caso de
á, otro con mas celeridad que los federales, y atacarse la plaza. A propuesta de Fisle, con-
€rale fácil atacar de una vez á San Luis, vinieron los otros dos jefes en no oponer al
Rolla y Jefferson-City, pero de no hacerlo enemigo sino una débil resistencia al cruzar
aSÍ, .Y como la cuestion se reducia á ganar ell\forean, que se halla á cuatro ó cinco mi-
tiempo, no seria difícil evitar un conflicto, Has al Este de la ciudad, despues de lo cual
porque el ~eneral Mo~er iba ~ llegar de nn I se retirarian á ~as líneas de de~e.nsa, levantrt-
momento a otro con CIl1CO mIl hombres de das en pocos dlas con el auxIlIO de los ciu-
tropas veteranns y cinco regimientos de vo- dadnnos.
luninrios, y tambien se esperaba á la milicia El general Price cruzó el rio despues de
del Missouri Oriental, de modo que si el ge- una reI1ida escaramuza, .Y en 5 de octubre
neral Price no daba desde luego un golpe avanzó sobre la capital, clesplegando


1864,
decisivo que paralizase los esfuerzos do Ro- una línoa de batalln do tres ó cuatro
secral1S, se veria obligado :i huir precipita- millas de estension, sin duda con el propósi-
damente para salvar sn viria. I to de cercar la ciudad por todas partes me-


El enemigo, avanzando por Potosí, para I nos por el rio, pero al examinar las líneas
atrayesar por Meramec y Richwoods, pare- de defensa, y cuando hubo visto que las tro-
cia amenazar á San Luis, que distaba solo pas estaban preparadas á recibirle, p;¡recióle
euarent'a millas, pero no era este su objeto, y mas prudente no atacar y se dirigió hácin
sin duda debió parecerle demasiado aventu- el Oeste.
I'iJda la empresa, pues se limitó á quemar el El dia R de octubre, llegó el general Plca-
pnente de la vÜt ferrea que cruza el Mera- santon para encargmse del mando de la
mec, en tanto que el general Smith con cuJ,- caballería, y en el mismo momenlo se des-
tro mil quinientos infimtes .Y mil quinientos tacó al general Sanborn con algnnas fnerzas
caballos, le segnia con el mayor sigilo pam
ohservar todos sus moyimientos. Los confe-
derados continllaron rápidamente su marcha,
y des pues de haber pegado fuego á dos ¿ tres
posesiones, y destl'lliclo varios puentes, se
presentaron delante de Jcfferson-City, don-
de acababan de llegar los generales Mc Neil
.Y Sanborn con todas las fnerzas que habian
podido reunir en Rolla, 3' que con las de los
generales Fisk y Brown, formaban un total
de cuatro mil cien ginetes y dos mil seiscien-
tos inf¡mtes. Estas tropas, aunque reciente-


ron ('011 villa. ALl<1cr~Otl fuó reconociLlo luego como'capitéln
eonfederado por PI gcneral Priee, quien des pues Llo reco-
mendarlo que se portara bien, le dió úrLlen para que mar-
"hara al Norte Lle Missoul'i para Llestruir varias vias férreas
y cometer otros desperfectos.


ele diclUl arma á fin de que hostigase al
enemigo y le entretuviera, si era posible,
hasta que le alcanzase el general Smith.
Sanborn atacó la retaguardia de los separa-
tistas en Versailles, y allí supo que estos se
dirigian á Dooneville, mas viéndose á poco
rodeado por el enemigo, retrocedió preei pi-
taclamcnte en direccion á California, en cuyo
punto se reunió con el coronel Cllthenvood
y la caballerÍct ele Smith.


El general Mower, que habia salido do
Arkansas en seguimiento de los confedera-
dos, se detuvo en Cabo Girardeau despucs
de recorrer trescientas millas en diez y ocho
dias, pero tal era el cansancio de la tropa .Y
tan destrozados estaban los c{1.hallos por ha-
ber perdido la mayor parte ele ellos las ho1'-




020 HISTORIA DE LOS CAP. XX.


raduras, que fué necesario enVIar á pedir
auxilio á Rosecrans, el cual despachó inme-
diatamente algunos vapores para que se
embarcaran las fuerzas. La infantería llegó
á poco á San Luis, y la caballería tomó la
direccion de Jefferson-City para ir á refor-
zar á Smith.


Price entre tanto habia ensanchado la dis-
tancia entre él y sus perseguidores, y un des-
tacamento de sus tropas, á las órdenes de
Shelby, acababa de cruzar el Missouri por
Arrow Rock, y avanzando sobre Glasgow,
de ruyo punto se apoderó en pocas horas,
hizo numerosos prisioneros. Á este atrevido
golpe de mano debió seguirse una completa
derrota del ejército separatista, pero Smith
tuvo que detenerse en Lamine, donde el ene-
migo habia destruido el puente del camino de
hierro, y no pudo atacar. El general Mower
llegó ütmbien poco des pues á este punto, y
entonces Smith continuó avanzando hácia
Dnnksburg á fin de reunirse con Pleasan-
ton, que continuaba su -marcha hácia 'Var-
rensburg.


Los confederados parecian dispuestos á
permanecer en este último punto, y allle-
gar la vanguardia á Lexington, empeñó una
escaramuza con el general Blunt, que se
hallaba allí con algunas fuerzas de Kansas,
y el cual hubo de retroceder hasta Indepen-
dencia. Al saber esto Rosecrans por un
telégrama que se espidió, dispuso que Plea-
santon marchara inmediatamente á Lexing-
ton, seguido de Smith, .Y así se hizo, apenas
recibida la órden.


Estas disposiciones fueron por desgracia
muy poco acertadas, y al adoptarlas se de-
bió tener presente que no es muy fácil acor-
ralar á un ejército compuesto en su mayor
parte de caballería, que vive sobre el pais,
y que contando con·. muy poca artillería, le
conviene destruir todos los puentes. Sin em-


bargo, el único medio para acabar de una
vez con el ejército enemigo, consistia en
tomar la delantera á fin de cortarles su úni-
ca retirada, y por esto son escusables hasta
CIerto punto las medidas adoptadas en aqueo
lla ocasiono Cuando llegó á Lexington la
vanguardia de Pleasanton, á las órdenes de
Mc Neil y Sanborn, el enemigo acababa de
abandonar este punto, y avanzando rápida-
mente hácia el Oeste, sorprendió á la divi-
sion Kansas en Little BIue, donde el general
Curtis, encargado allí del mando, sostuvo
un reñido combate, hasta que dominado por
fuerzas muy superiores, se retiró á Big Blue
para tomar una posicion mas ventajosa. Pre-
sumiendo Rosecrans que Curtis podria sos-
tenerse en el punto que ocupaba, espidió una
órden á Pleasanton previniéndole que desta
case á Mc Neil con una sola brigada en per-
secucion del enemigo, y que con el resto de las
fuerzas marchara á Lone J ack á fin de reu-
nirse con Smith, que debia haber lleo'ado ya.


" .
Parece que estas órdenes no fueron pun-


tualmente obedecidas, pues Pleasanton mar-
chó con todas sus fuerzas en persecncion del •
enemigo, y al llegar á Little Blue, á eso de
las diez de la mañana del 22 de octubre, vió
que la retaguardia de este se alejaba
despues de haber destruido el puente. 1864.
En aquel momento, el general Cutherwood
se apoderaba de Independencia, y Mc Neil
se dirigia con su brigada á Santa Fé con el
objeto de interceptar el paso al enemigo.


Á la mañana siguiente marchó Pleasanton
á Big BIne, donde se hallaba el grueso de las
fuerzas del enemigo, y como quiera que este
parecia dispuesto á oponer una vigorosa re-
sistencia, hiciéronse los preparativos nece-
sarios y se trabó la accion, que duró desde
las siete de la mañana hasta la una ele la tar-
de. Confederados y unionistas se batieron
con el mayor denuedo,· disputándose el ter-




CAP. XX. ESTADOS-UNIDOS. (j2t


reno palmo á palmo, pero al fin los primeros
se pronunciaron en retirada, perseguidos por
las fuerzas de Pleasanton y Curtis, que lle-
garon hasta Santa Fé.


Smith llegó á Independencia á las cinco
de la tarde con nueve mil infantes y cinco
baterías, y en seguida se puso en marcha
hácia Hickman con la intencion de flan-
quear al enemigo, pero ya era demasiado
tarde, pues las contramarchas de los federa-
les habían dejado una puerta abierta para
huir, y Price era demasiado buen general
para no aprovechar esta oportunidad que le
libraba del riesgo de verse completamente
cercado por el ejército enemigo.


El general Curtis emprendió la persecu-
cion el 24 de octubre con sus tropas de Kan-


sas, pero pronto dejó su lugar á
1.864. .


Pleasanton, qUIen despues de una
marcha de sesenta millas, alcanzó á los se-
paratistas, ya muy entrada la noche, en Ma-
rais-des-Cygnes (Pantano de los Cisnes),
donde les atacó sin darles apenas tiempo
para prepararse á la defensa. Las tropas de
Price se retiraron entonces á Little Osage,
.Y allí presentaron de nuevo la batalla rom-
piendo el fuego con ocho piezas de artillería,
pero dieron los federales tan brillante carga,
que se apoderaron de los och.o cañones y mil
prisioneros, inclusos el general Marmaduke,
el brigadier Cabell y cinco coroneles. La


TOMO 111.


brigada Sanborn, que se habia quedado muy
atrás, y que llegó á poco, continuó la per-
secucion, y de nuevo derrotó al enemigo
cuandn este intentó hacer frente, pero~ esta-
ban ya las tropas tan fatigadas, que se man-
dó hacer alto, y entonces Pleasanton volvió
al fuerte Scott para tomar algun descanso, y
Smith se dirigió hácia Harrisonville con el
mismo objeto.


Blunt y Benteen con sus brigadas, segui-
dos"de Sanborn, persiguieron aun al enemigo
hasta Newtonia, pero en este punto los se-
paratistas, que eran mucho mas numerosos,
hicieron frente, y ya iban á ser derrotados
los federales, cuando llegó Sanborn y pudo
evitar que se perdiese lajornada. Los confede-
rados continuaron entonces su retirada por
la parte de F ayetteville (Ar kansas).


Así terminó la última invasion de los se-
paratistas en el Missouri: Rosecrans asegura
que las fuerzas de Price en aquella campa-
ña serian de unos quince á veinticinco mil
hombres, inclusos los seis mil que reclutó en
el Estado, y dice que perdió diez cañones,
una gran parte de sus bagajes, y muchos ca-
ballos y armas do todas clases, dejando en po-
der de su enemigo mil novecientos cincuenta
y ocho prisioneros. En cuanto á los muertos,
no se pudo averiguar la cifra exacta, pero
es de creer que al salir de Missouri habia
perdido la tercera parte de su gente.


78




CAPÍTULO XXI.
1864.


CAMPAÑA DE 1864. - OPERACIONES MILITARES CONTRA RICHMOND.


Grant obtiene el grado de teniente general de los ejércitos de la Union.-Sus opiniones acerca de la guerra.-Se encarga
del mando.-Reorganizacion del ejército del Potomac.-Escursion de Kilpatrick á Richmoncl.-Muerte del coronel
Dahlgren.-Grant cruza el Rapidan. - Batalla de 'Vilderness. -!\fuerte del general Wadsworth.-Grant avanza sobre
Spottsylvania.-Combate.-Muerte del general Sedgwiek.- Hancock destruye las lineas del enemigo y hace prisio-
nero al general Johnson. -Espedicion de Sheridan á Hiehmond.-::Muerte de Stuart. -BuUer aYanza por el rio Jacobo.
-Smith derrota á HiIl en Puerto 'Valthall.- Llegada de Beauregard.-Los separatistas ataenn áButlcrenelJacobo.-
Nuevos combates.-Primera espedicion de Kautz.-Destruccion de tres cañoneras unionistas.-Burnside es recha-
zado por el enemigo.-El general Lee obliga á los federales á retroccder.-Grant se dirige ltácia Chicliahomin1'.-
Sangriento combate en Cold Harbor.- Espedicion de Sheridan á Louisa.- Guillem y Kautz marchan soLre Pctersburg.
-Los federales asaltan la plaza y son rechazados con numerosas pénlidas.-El general Meade avanza sobre 'Wcl-
don.- Correrías de Wilson y Kautz por Burkesville.-Butler atraviesa el JacolJo.-J\liles se apodera de un puesto mi-
litar en Deep Bottom.-Los generales IIancock y Gregg derrotados por los separatistas.- 'Varren se apodera de la
via férrea de "'eldoll.-Hill derrota á Hancoc], en Reams.-Butler asalta clfuerte Harrison.-Los confederados tra-
tan de r8cobrarlo.-~Ieadc avanza sobre Hatcher's Run.-Egan derrota á Heatll.-IIancock rechaza á "'ade Hampton
y se relira.-Pénlidas en esta eampaña .. -OlJservaciones.


El honorable "\Vashburne, ilustre ciuda- mendaba á Ulíses Grant para ocupar dicho
dano de la Union é íntimo. amigo del general cargo. Reunido el Senado, obtuviéronse en
Grant, habia propuesto á la Cámara, poco favor del proyecto treinta y un votos yseis en
antes de empezarse la' campaña de Rich- contra, habiéndose presentado luego varias
mond, que se volviese á crear el grado de I enmiendas, en las cuales se proponia que no
teniente general de los ejércitos nacionales, se otorgase el cargo de teniente general sino
concedido únicamente hasta entonces á Jor- hasta la concIusion do la guerra, y que de-
ge \Vashington y al general Scott. (Á este pendiese directamente del Presidente de la
último solo temporalmente.) No sin muchas Union. La Cámara tuvo por convenieute de-
vacilaciones, y despues de reflexionar deteni- sechar estas enmiendas y pasar el bill á un
damente, accedió al fin la Cámara á tomar Comité, que informó de acuerdo con el pare-
en consideracion la propuesta, pero desechó cer del Senado, resultando finalmente la
antes por ciento diez y siete votos contra aprobacion por setenta y siete votos contra
diez y nueve otra del general Garfield, quien cuarenta y tres. Mr. Lincoln firmó sin vaci-
pedía se dejara el bill sobre el tapete, yapro- lar, y en 1.0 de marzo se espidió el


1.864.
bó por ciento once votos contra cuarenta y nombramiento, que confirmó el Sena-
uno una enmienda de Mr. Ross, que reco· do acto continuo. Así pues, tanto el Congreso






.'




CAP. XXI. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. r,2i:1


como el Presidente, adoptaron esta medida.,
convencidos de que la importancia de las
operaciones militares que iban á empren-
derse, exigia que se confiase su direccion á
un solo hombre, con lo cual se conseguiria
la uniformidad, difícil de obtener con la in-
tervencion del general Halleck.


No todos concedian á Grant las dotes y
cualidades necesarias para desempeñar tan
elevado cargo, pues aunque rayaba en los
cuarenta años (*), siempre habia sido un
ciudadano pacífico, apartado del teatro de la
guerra; prescindiendo de esto, se contaba
con verdaderos generales, tales como Mea-
de, Buell, Mc Clellan y otros jefes de reco-
nocida superioridad como militares y es-
tratégicos, y aun se recordaba que varias
batallas dirigidas por Grant', especialmente
la de Shiloh, le habian valido una severa crÍ-
tica. No obstante, Grant tenia una cualidad
que apreciaba en mucho el Gobierno, y al de-
cir esto, nos referimos á sus opiniones res-
pecto á la guerra con el Sur. Segun Grant,
para reprimir la rebelion hacíase necesario
proceder de una manera enérgica; asegu-
raba que era completamente inútil recurrir
á los medios conciliatorios para restablecer
la Union mientras los Estados de la Confe-
deracion conservar·an sus fuerzas de mar y
tierra, y no comprendía que se pudiera aca-
bar con aquel poderío sino por medio de san-
grientas batallas en que tomaran parte nu~
merosos ejércitos. En el último informe que
habia escrito, emitiendo su opinion acerca de
la guerra civil, decia lo siguiente!


«Desde que se rompieron la~ primeras hos-
tilidades, comprendí que la actividad en las
operaciones militares, tomando parte en ellas
todas las tropas de que se pudiera echar ma-
no, era el único medio de poner término á la
guerra. Cierto es que el enemigo no cuenta


(') Hahia nacido en 27 de abril de 1822 .•


con tantos recursos ni puede disponer de
tantas fuerzas, pero en cambio, tenemos un
vasto territorio que en muchos puntos se
muestra hostil al Gobierno, y nos vemos
además precisados á cubrir con las tropas
estensas líneas á fin de conservar libres todas
las comunicaciones.


»Desde un principio abrigué la conviccion
de que era imposible obtener una paz dura-
dera y necesaria, así para la felicidad del
Norte como la del Sur, hasta tanto que se
combatieran las fuerzas militares que sostie-
nen la rebelion. Por esto mismo me propuse
en primer lugar, emplear el mayor número
posible de tropas contra el enemigo, impi-
diéndole por todos los medios que estuvieran
á mi alcance concentr.arse para luchar con
fuerzas iguales, y en segundo, privarle poco
á poco de todos sus recursos y hostigarle sin
tregua ni descanso hasta que no le quedara
otro medio sino someterse á la Constitucion
y á las leyes del pais.


»Siempre fueron mís ideas las mismas so-
bre este punto, yal dictar mis órdenes en las
diversas campañas, me he atenido constan-
temente á este principio: si no he obrado con
tanto acierto y buen tino como pudiera de-
searse, esto es cosa que podrá decirlo el pue-
blo, que llora la pérdida de sus parientes ó
amigos, y sobre el cual pesan los gastos de
la guerra. Todo lo que yo puedo alegar es
que, en cuanto he hecho, he obedecido á mi
conciencia, procurando siempre favorecer en
lo posible los intereses de mi pais.»


El general Grant, que habia recibido un
telégrama de su Gobierno, se presentó en
\Vashington el dia 8 de marzo á fin


'b' 1 d h d t . t 1864. de reCl 11' e espac o e emen e
general de los ejércitos de la Union, junta-
mente con las instrucciones necesarias, y al
otro dia fuó recibido en audiencia por el Pre-
sidente, que le dirigió, ante los miembros de._~;:>..~"
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621 HISTORIA DE LOS CAP. XXI.


SU Gabinete, el siguiente discurso, tan bre- permaneció en Washington en clase de jefe
ve como espres1vo: de estado mayor del ejército; el general Sher-


«General Grant: agradecida la nacion man obtuvo el mando de la division del Mis-
por los servicios que habeis prestado, y re- sissippí inclusos los departamentos de Ohio,
conociendo que aun nos queda mucho que Cumberland, Tennessee y Arkansas, y el
hacer antes de terminarse esta sangrienta general Mc. Pherson se encargó del ejército
lucha, ha querido recompensaros con el nom- del Tennessee.
bramiento, por el cual se os confiere el gra- El general Grant anunció antes de mnr-
do de teniente general de los ejércitos de charse que se trasladaba á su cuartel gene-
la Union, cargo que, como comprendereis, ral, pues siendo jefe de todas las fuerzas
es de una inmensa responsabilidad. de la Union, queria concentrarlas para no


»EI pais confía en vos, y yo espero que el formar sino dos grandes di visiones, una vez
Altísimo os dispensará su proteccion: no ne- combinado el plan general de la campaña de-
cesito añadir, que así como la nacion, os cisiva. Esta nos conducirá hasta el fin de la
creo acreedor á esta gracia, y que por mi guerra despues de una série de sangrientas
parte os auxiliaré por cuantos medios estén batallas, de continuas escaramuzas, de bri-
á mi alcance.» llantes ataques y prolongadas marchas, que


El general Grant contestó con el siguiente demostraron la tenacidad y el valor de los
discurso, acaso el mas largo que habia pro- combatientes por una y otra parte en aquella
nunciado en toda su vida: guerra titánica .


.:.Señor Pre~idente : acepto gustoso el des- El resto de marzo y casi todo abril se em-
pacho que me ofreceis, y agradezco en el plearon en hacer varios preparativos.y en
alma el alto honor que se me confiere. Con reorganizar completamente el ejército del
el auxilio de los valerosos ejércitos que han Potamac, que aun estaba bajo las órdenes
tomado parte en tantas batallas, en defensa de Meade. Las cinco divisiones se redujeron
de la causa de nuestro pais, procuraré hacer á tres, á las órdenes de los generales Han-
todo lo posible para no defraudar vuestras cock, \Varren y Sedgwick; los generales Sy-
esperanzas. Comprendo cuánta es la respon- kes, French, Newton, Kenly, Spinola y
sabilidad que va á pesar sobre mí, y reco- J,feredith, fueron relevados y marcharon á
nozco desde luego que. si salgo airoso en mi \Vashington á recibir órdenes, y el general
'empresa, se deberá el éxito á nuestras herói- Burnside, cuyo cuerpo de ejército se acaba-
cas tropas, y sobre todo á esa Providencia ba de aumentar en Maryland, cruzó el Poto-
,que dispone del destino de los hombres y las mac y fué á reunir'se con Meade. De este mo-
naClOnes.» do las fuerzas del ejército ascendieron á mas


Al día siguiente apareció el decreto nom- de cien mil hombres.
brando á Grant teniente general de los ejér- Al principiar la primavera, el general
citos de los Estados-Unidos: acto continuo Custer cruzó el Rapidan á la cabeza de mil
revistó, aunque á la ligera, el ejército del Po- quinientos ginetes y se dirigió luego por Cul-
tomac, y á la mañana siguiente se puso en pepper y Madison hácia Charlottesville, en
marcha con direccion al Oeste á fin de dic- cuyo camino le cerró el paso una numerosa
tar sus disposiciones para dar principio á la fuerza de separatistas·, obligándole á retirar-
gran campañn, de 1864. El general Halleck se hácia Stannardsville, donde tambien en-




CAP. XXI. ESTADOS-UNIDOS.


contró una fuerza de caballería, de la que I muchos caballos, despues de ocasionar varios
pudo alejarse despues de una insignificante desperfectos de alguna consideracion .
.escaramUZil. El coronel Ulrico Dahlgren, jefe de otra


Esta espedicion, aunque tenia por objeto espedicion de unos cuatrocientos ginetes,
sorprender varios depósitos del enemigo y habia sido menos afortunado: despues de
.destruir algunas vias férreas, era mas bien cruzar el vado de Ely's y alejarse algun tan-
para distraer la atencion del enemigo á fin to de Spottsylvania, Dahlgren atravesó los
(le que no se fijara tanto en el general Kil- condados de Louisa y Goochland con la in-
patrick, que saliendo de Stevensburg, cruzó tencion de cruzar el J acobo y acercarse á
.el Rapidan por el vado de Ely's, dirigiéndo- Richmond por la parte del Sur, mientras
se rápidamente por Spottsylvania á la via Kilpatrick lo hacia por el Norte, pero la coro
férrea central de Virginia, donde tuvo un riente era demasiado profunda para que
encuentro con el enemigo, al que obligó á pudiera vadearse el rio, y Dahlgren ahorcó
retroceder. Despues se encaminó por South alnegl'o que le servia de guia, creyendo que
Anna (Ana del Sur) á la estacion de Kilby, le habria engañado y alejado de la ciudad
.en el camino de Fredericksburg, y cuando en vez de acercarle. Entonces los espedicio-
hubo cortado la via, avanzó hasta hallarse á narios prosiguiero~ su marcha por la orilla
tres millas y media de Richmond, en cuyas Norte del Jacobo en direccion á las fortifica-
primeras líneas de defensa se batió obstina- ciones de Richmond que atacaron el 2 de
<lamente con el enemigo por espacio de algu- marzo, pero rechazados vigorosa-


h 1 t 1 "d d dI' t d'" , h" 11 i864. nas oras las a que a supenon a e nu- men e, lflg18rOnSe aCla . anover-
mero de los enemigos le obligó á retirarse. town, y viendo que Kilpatrick no se ha-


Kilpatrick acampó durante la noche á llaba ya allí, encamináronse á King. Allí
seis millas de Richmond y á dos del Chicka- les cerró el paso, al cruzar el Mattapo-
hominy, pero á eso de las diez y media, pre- ny, un cuerpo de milicias cuya primerit
cisamente cuando sus soldados empezaban á descarga fué funesta al coronel Dahlgren,
<lormirse, los confederados rompieron el fue- quien cayó sin vida, atravesado el pecho de
go con una batería de dos cañones, á lo cual cinco balazos. Esto bastó para que se dis-
siguió una carga que rechazaron los fe- persaran los éspedicionarios, y si bien pu-
<lerales en pocos momentos. Sin embargo, dieron escapar algunos, quedaron prisione-
reconocióse que aquella posicion no era muy ros lo menos ciento .
.conveniente ni ventDjosa, y por esto Kil pa- Dícese que el cadáver del coronel Dahlgren
trick marchó con sus tropas hácia el Pa- fué tratado ignominiosamente por habérsele
munkey~ mas como no pudo cruzarlo por encontrado vitrios papeles que probaban se
falta de botes, tuvo que dirigirse por la via fraguaba una conspiracion cuyo objeto era
férrea de \Vhite I-Iouse, donde encontró una poner en libertad á los prisioneros de Belle
fuerza de caballería enviada por Butler des- 1sle, cerca de Richmond, y con su auxilio
de el fuerte Monroe para auxiliarle y una pegar fuego á la ciudad despues de asesinar
brigada de negros que acababan de llegar con á Jefferson Davis y á los miembros de su
.el mismo objeto. Kilpatrick habia perdido Gabinete. No cabe duda que lo de los papeles
en esta espedicion ciento cincuenta hombres, fué una pura invencion, y es de presumi]'
.cogiendo en cambio quinientos prisioneros y que con ella se queria justificar la medid"1-




G2ü lIISTOIUA DE LOS CAP. XXI.


que habian adoptado las autoridades confe- que conuucen á Fredericksburg, cruzando
deradas, las cuales permitieron, segun se dicha plataforma. Este terreno es esencial-
dice, colocar algunos barriles de pólvora en mente pedregm:o, y por las circunstancias
los subterráneos de la prision de Libby, para que hemos indicado, no hubieran podido ma-
volar á varios miles de unionistas que se ha- niobrar en él ni la artillería ni la caballería.
llaban encerrados allí, en el caso de que no El ejército de Lee, siempre alerta y vigi-
se consiguiese rechazar el ataque del ejército lante, ocupaba sus posiciones en la parte
federal. Oeste del Desierto, y así como Grant tenia


No habria sido imposible apoderarse de el mayor interés en cruzar por este punto
Richmond si Kilpatrick hubiese asaltado la con toda la rapidez posible, sin empeñar la
ciudad resueltamente y de improviso con nu- lucha, conveníale á Lee por todos concep-
merosas fuerzas, pero como no hubiera sido tos oponerse á este movimiento. Así pues,
fácil conservarla luego, semejante empresa tan pronto como los federales se pusieron en
carecia de importancia. Si se hubiese encar- marcha, el ejército confederado, que estaba
gado solo á Kilpatrick destruir las vias fér- hácia la parte Norte del Rapidan, se dirigió
reas, en tanto que Butler atacaba á Richmond rápidamente hácia la derecha, en sentido
con veinte mil hombres bien provistos de ar- paralelo á la vanguardia unionista, y for-
tillería, es de presumir que se habria obtenido mó su línea de batalla á seis millas de dis~
un buen resultado, pero los jefes no creyeron tancia de las imponentes fortificaciones de
oportuno arriesgarse en tan aventurada em- Mine Run, que ofrecian seguro refugio en
presa. Algunas semanas antes hltbia tratado caso de un desastre. El general Lee, así
Butler de sorprender á Richmond, mas la como Meade, habia organizado su ejército
evasion de un prisionero que dió el aviso al en tres divisiones, al mando de los generales
enemigo, dió al traste con el plan, pues los Ewell, Hill Y Longstreet; el primero, que
defensores de la plaza obstruyeron in media- mandaba la izquierda, se hallaba junto al
famente los caminos y fué preciso renunciar Rapidan; el segundo, encargado de la dere-
á tan atrevido golpe de mano. cha, tomó posicion un poco mas lejos, y el


El dia 4 de mayo, y hechos ya los prepa- tercero, que acababa de llegar de su campaña
rativos necesarios, se puso en marcha el ejér- en el Tennessee, se situó á poca distancia


cito del general Meade j cruzó el de CharloUesville. El terreno era muy des-
1864. TI 'd CId d G' 1 ... d 1 i\'apl an por os va os e ermama ventajoso para os le era es, pero como el
y Ely's: \Varren, seguido de Sedgwick, se ejército de Grant se vió atacado de improvi~
detuvo en un punto llamado el Desierto, y so, no tuvo mas remedio que aceptar el com-
Hancock se dirigió hácia Chancellorsville bate, pues no habiendo llegado aun Burnside
juntamente con Burnside, que iba custo- con los trenes, tratar de evitar el encuentro,
diando todo el tren de campaña del ejército. hubiera sido, no solo comprometer la cam~


El Desierto es una especie de inmensa paña, sino tambien el ejército.
plataforma que se estiende entre el Rapidan El dia en que se pusieron las tropas en
y SpottsJ'lvania, y cuyo terreno está cortado marcha apenas se disparó un tiro, pues los
por profundos barrancos y cubierto de tron- piquetes separatistas se retiraron precipita-
cos de árboles y malezas, aun cuando hay damente para dar el aviso á sus jefes. En-
dos ó tres caminos buenos y varios senderos ¡ t re tanto el general \Varren, que mandaba




CAP. XXI. ESTADOS-UNIDOS. G27


la vanguardia, tomó posicion á cinco millas bos atacaron á la vez con el mayor denuedo.
del vado que cruzaran poco antes Grant y Á eso de las cuatro de la tarde habíase roto
Meade; el general Sedgwick se situó un poco el fuego en toda la línea, pero solo por la
mas allá, y Hancock, con su cuerpo de ejér- infantería, pues ya hemos dicho que por la
cito, se detuvo en Cháncellorsville, mientras naturaleza del terreno no podian emplearse
la caballería á las órdenes de Sheridan y los cañones ni era posible que entrase en
sus primeros oficiales vVilson y Gregg cu- accion la caballería. Como el general Ewell
brian el centro y los flancos de la infan- disponia de menos fuerzas que Hill, los fe-
tería. derales consiguieron al fin rechazarle, y á


El dia 5 de mayo recibió Warren órden causa de haber muerto el general Jones y el
de avanzar, apoyado por Sedgwick, hácia brigadier Stafford, Gordon se puso al frente


el camino que conduce á Orange- . de la division Rhodes, cargó al enemigo é
1.864. Court-House; Ifancock debía mar-I hizo varios prisioneros. En este encuentro
char en direccion á Shady Grove, y entre quedó herido de gravedad el general Pe-
tanto la caballería de Sheridan practicaria gram, y poco despues la oscuridad de la no-
·un reconocimiento por la parte del Sudoeste. che puso fin á la batalla.
Estos movimientos, sin embargo, no pudie. Ambos ejércitos s"e mantuvieron en sus po-
ron efectuarse, atendido que el general Hill siciopes respectivas durante la noche, y cada
avanzó contra \Varren seguido de sus tro- . cual proclamaba como suya la victoria, pero
pas, mientras Ewell atacaba resueltamente seguramente con mas razon los confedera-
á Sedgwick, obligándole á retroceder des- dos, pues causaron á sus enemigos una pér-
pues de haber sufrido numerosas pérdidas. dida de cinco á seis mil hombres, sin contar
Así pues, In, batalla comenzó antes de que mil prisioneros, mientras ellos tuvieron tan
los unionistas hubiesen tomado posicion, y solo dos mil quinientas bajas.
<cuando sus generales creian que el enemigo El general Grant resolvió atacar de nue-
no se hallaria tan cerca con numerosas fuer- vo á la mañana siguiente, es decir, e16 de
zas. Merced á esta circunstancia, el general mayo, con tanta mas razon cuanto que du-
Hill pudo situarse ventajosamente en una rante la noche llegó el cuerpo de ejército de
·colina que se cruzaba en el camino, y allí Eurnside, cuyas fuerzas se distribuyeron en
rechazó vigorosamente á las brigadas Bart- I los diversos puntos donde se creyeron mas
lett y Ayres, de la division Griffin. Á eso de I necesarias. Sedgwick recibió órden de avan-
las tres de la tarde los confederados renova- zar á las cinco de la madrugada, pero el ene-
ron el ataque, tratando de interponerse entre migo atacó antes con intencion de caer sobre
el cuerpo de ej érci to de vVarren y de Han- el flanco derecho, defendido por las divisiones
Dock, que era su maniobra favorita: este de vVright y Seymour, y esto impidió que se
último jefe se detuvo para tomar la derecha, efectuase el movimiento,delos unionistas, los
en tanto que Sedgwick, aproximándose á la cuales consiguieron, 110 obstante, rechazar
izquierda, destacó á la division Getty para á sus contrarios, tomando mejor posiciono
apoyar á vVarren, y poco despues las cuatro Era evidente que los confederados, que cono-
divisiones de Hancock tuvieron formada su cian mejor el pais y podian trasladar sus fuer-
línea de batalla, múy á tiempo por fortuna, zas mas fácilmente de un punto á otro, tra-
'pues Hill acababa de unirse con Ewell y am- taban de desbaratar las dos alas del ejército




HISTORIA DE LOS CAP. XXI.


federal con objeto de caer luego sobre el cen- tiempo para reforzar las líneas y pudo evi-
tro con todas sus fuerzas. tarse un desastre. Mientras los separatistas


El general Hancock, que se hallaba en la se retiraban triunfantes, reformáronse de
izquierda, avanzó á las cinco de la maílana, nuevo los batallones aunque sin abandonar
y á eso de lns seis atacó á los confederados, la posicion que ocupaban.
haciéndoles retroceder hasta Parker's Store, A la maílana siguiente fueron á practicar-
pero allí se hallaba Longstreet cón todas sus un reconocimiento algunas avanzadas unio-
tropas, y á su vez obligó á los federales á nistas, pero solo encontraron alguna que
emprender la retirada, y les hubiera derro- otra guerrilla: era evidente que el general
tado á no llegar en aquel momento Burnside Lee se habia atrincherado y que deseaba que
con toda su division. En este desesperado se le atacase en sus mismas líneas, mas no
combate quedó herido de gravedad el general entraba esto en los planes de Grant, y por
Longstreet, y al dar los separatistas una lo tanto mandó que avanzaran sus columnas
carga, que obligó á los federales á retirarse á:fin de concentrar su ejército en un campo
á sus atrincheramientos en el mayor desór- abierto que rodea á Spottsylvania.
den, cayó herido de muerte el general unio- Las pérdidas de los federales en los san-
nista \Vadsworth; el general Hayes, su Ín- grientos combates que tuvieron lugar en el
timo amigo, habia sufrido la misma suerte el Desierto no bajaron de veinte mil hombres r
dia anterior. de los cuales seis mil quedaron prisioneros r


1Iientras sucedia esto, el general Burnsi- siendo de sentir sobre todo la muerte del ya-
de marchó en auxilio de Hancock y \Varren, leroso general Jacobo vVadsworth, de Nue-
y apenas se hubo practicado este movimien- va-York. Miembro de una familia distin-
to, cuando las fuerzas unidas de Hill y guida, y aun cuando de edad demasiado
Longstreet cayeron furiosamente sobre el avanzada para entrar en el servicio militar,
flanco izquierdo de los federales dispersando habíase alistado como voluntario en el aílo
en un abrir y cerrar de ojos á la division 1861, sin mas interés que el deseo de ser-
Stevenson. La oportuna llegada del coronel vir á su pais. Como ayudante del general
Carroll bastó para cont~ner á los separatis- Mc Dowell, distinguióse en la batalla de Bull-
tas, que fueron rechazados con pérdidas con- Run, y á pesar de que habia vivido siempre
siderables. entre el lujo y las comodidades de la vida,


Así terminó la batalla en el ala izquierda, compartió gustoso las fatigas y penalidades
pero concentrándose el enemigo en la dere- de sus compaíleros, acostumbrándose á la
cha cuando los jefes creian que estaba termi- vida del campamento. Elegido por los re-
nada la accion por acercarse la noche, ca- publicanos para el cargo de gobernador en
yeron de improviso como un torrente sobre 1862, no pudo aceptar por hallarse ausente.
las fuerzas de Gordon, y derrotaron por com- y aunque rehusó mas tarde el cargo que se
pleto á las divisiones de Shaler y Seymour, trataba de conferirle, es de presumir que al
cogiendo á este último prisionero con otros fin hubiese accedido á los deseos de sus nu-
cuatro mil hombres. Hubo un momento en merosos amigos. Muchos hombres se conta-
que se creyó que el ala derecha de los fede- ban en la Union que habian dado grandes
rales, si no todo el ejército, iba á quedar des- pruebas de su patrioÚsmo, pero seguramen-
Huida, pero el general Sedgwick llegó á te nínguno sirvió á su pais con mas desin te-




CAP. XXI. ESTADOS-UNIDOS. (j2'J


rés, ni dió su vida con mas generosidad que nia, punto ocupado entonces por los genera-
d noble Jacobo \Vadsworth. les Hill y Ewell: Warren iba en el
186~. Entre los heridos contábanse los genera- centro, Hancock mandaba el ala de-


les Hancock, Getty, Gregg, Owen, Bartlett, recha y Sedgwick la izquierda, mas antes de
Carrollo y \Vebb; este último de mucha gra- empezar el combate, ocurrió una sensible
vedad. Los separatistas tuvieron que lamen- desgracia que causó un profundo sentimien-
tal' la muerte de los generales Jones, Albert to á los unionistas. En el momento en que
y G. Jenkins, y entre los heridos figuraban Sedgwick daba sus órdenes para colocar
los generales Longstreet, Pickett, Pegram, convenientemente una batería, un diestro
Huntery Stafford (mortalmente): en cuanto á tirador del enemigo le atravesó la cabeza de
los individuos de tropa, sus bnjas fueron mu- un balazo, dejándole muerto en el acto. Sedg-
cho menos numerosas que las de los federa- wick era natural de Connecticut, soltero y
les, pues solo perdieron ocho mil hombres. de cuarenta mIos de edad; como bravo y


Segun 'ya hemos dicho, Grant habia re- pundonoroso militar, apreciábanle mucho
suelto trasladarse á Spottsylvania, y en su sus tropas, y le adornaban otras muchas
consecuencia el día 8 se mandó á \Varren cualidades que hicieron mas sensible su des-
que se dirigiera con sus tropas hácia A1sop, graciada muerte. Poco despues fué herido
por donde cruza un pequeño rio llamado el tambien gravemente el general Morris, na-
Po, pero como habia tenido que detenerse á tural de Nueva-York.
consecuencia de hallarse ocupado el camino El general \Vright se encargó, como ofl-
por las tropas confederadas, Longstreet He- cial mas antiguo, del mando de la division
gó antes que él y tomó posicion cerca del rio de Sedgwick, y todo el dia 9 se empleó en
Ny, colocando s u artillería en una elevada reformar el órden de batalla: \Varren se
colina desde la cual podia barrer el camino quedó en el centro, Hancock se encargó de
por. donde tenian que avanzar los federales. la derecha, Wright pasó á la izquierda y
Despues de un mútuo cañoneo, hízose avan- Burnside permaneció conlareserva, cubrien-
zar al asalto á la division Robinson, pero fué do la nueva línea de retirada por la parte de
rechazada con numerosas pérdidas, quedan- Fredericksburg.
do su jefe gravemente herido; pocas horas A la caida de la tarde, el ejército federal
despues se repitió el ataque tomando parte avanzó sobre Spottsylvania, y poco despues,
en él la division Griffin, y entonces se consi- las dos alas estremas, mandadas por Han-
guió desalojar al enemigo, que dejó en el I cock y Burnside, empeñaron con los separa-
campo mil quinientos hombres. ti stas un reñido combate en las orillas del


La brigada de Miles, que fué atacada el mis- Po. La division Barlow, que iba en la van-
mo dia en el puente de Corbyn, pudo recha- guardia, se vió acometida tan furiosamente
zar á sus enemigos, en tanto que el general por el enemigo, que hubo de retroceder con la,
vVilson penetraba con la caballería en Spott- mayor precipitacion para no quedar com-
sylvania-Court-House, de donde hubo de re- pletamente destrozada, y en los dos ó tres
tirarse á poco por no contar con suficientes ataques que dieron los unionistas, sufrieron
fuerzas para hacer frente á los confederados. numerosas pérdidas sin conseguir adelantar


Al dia siguiente, 9 de mayo, se concen- un paso. Los generales Rice y Stevenson
traron los federales alrededor de Spottsylva- perdieron la vida en aquel obstinado comba-
TO~lO 1Il. í!)




ti30 HISTORIA DE LOS CAP. XXI.


te, pero los unionistas tomaron luego la re- tistas habia un ángulo saliente defendido
vancha atacando la primera línea defensiva por el general Johnson y sus tropas, y so-
de los confederados, á quienes cogieron no- bre este punto cayeron de improviso los fe-
vecientos prisioneros y varios cañones, que derales, quienes se apoderaron del mismo
se abandonaron luego para no entorpecer la Johnson y de casi toda su division, así como
marcha de las tropas. tambien del general Stewart y una de sus


Llegada la noche, el general Grant espi- brigadas (*). El número de prisioneros as-
dió al departamento de la guerra el siguien- cendió á tres mil y se cogieron además trein-
te parte que nos parece un poco presun- ta cañones.
tuoso: Apenas obtenida esta victoria, Hancock


«(Cuartel general del departamento; 11 de escribió con lápiz á Grant el siguiente parte:
mayo de 1864, á las ocho de la mañana. «Acabo de apoderarme de treinta ó cuarenta


»En los diversos combates de estos seis cañones y he concluido con Johnson, que es
últimos dias todas las ventajas han estado nuestro prisionero. Voy á marchar á EarJy.»
de nuestra parte. Al redactar este parte, el general Hancock


»Las pérdidas han sido considerables tan- ignoraba seguramente que ya no le faltaba
to entre nosotros como entre el enemigo, mas que coger á Lee para completar la vic-
pero creo que las de este son mas nume- toria, pues acababa de eliyidir casi al ejército
rosas. separatista. Sin embargo, despues de los


»Hemos hecho cinco mil prisioneros, sin I primeros momentos de sorpresa~ los confe-
que á nosotros nos hayan cogido mas que derados se concentraron rápidamente, y per-
unos cuantos desertores. suadidos de que se hallaban en una situacion


»Me propongo derrotar de una ve.z á los se- muy crítica y ele que la derrota equivalia [i,
paratistas en este mismo punto, aun cuando una destruccion completa, lmtiéronse con el
deba permanecer aquí todo el verano. mayor ardimiento y con uniL irresistible im-


»El teniente geneTal de los ~jércitos de la, petuosidad. El general Grant habia previsto
Union, este caso, y por lo tanto destacó inmediata-


»Ulises Grant.» mente al cuerpo de ejército de \Vright, así
como tambien á \Varren y á Burnsiue para


El resto del dia se empleó en hacer reco- I que auxiliaran á Hancock, pero la posicion
nocimientos y algunos preparativos para re- I del enemigo eru tan fuerte, que no solo
novar b lucha; el tiempo estuba lluvioso, y pudo conservarla, sino que destacó tambien
á la cuida, de la tarde se ordenó á Hancock algunas fuerzas para reforzar su ala dere-
q ne all::mdonara su posicion á media noche
y se trasladase á el ala izquierda, á fin de
reunirse con \Vright y Bnrnside.


Á la mañana siguiente, la lluvia se habia
convertido en una densa niebla que permitió á
Hancock adelantar en dos líneas, formadas,
la primera por las divisiones Barlow y Bir-
ney, y 1<1 segunda por las de Gibbon y Mott.
En la trinchera mas avanzada de los separa-


chao Las cargas se sucedian unas á otras
rápidamente, la carnicería era espantosa,


e) Stewart era un antiguo amigo (le IIancock, quien al
ver que so le presentaba entre los prisioneros, alargó la
mano preguntillldole afectuosamente: ,'¡,Cómo estais, amigo
Stewarl'!" á lo cual replicó éste con a!t'1lleria: (,Yo soy el ge-
neral Stewart, del ejército de la Confederacion, yen circuns-
tancias como esta, rehuso estrechar vuestra mano.))


- "Creed que en otra cualquiera no os la hubiera ofrecido,))
contestó muy á tiempo lIancock.




CAP. XXI. EST .\DOS-UXIDOS. G3\


pero todos los esfuerzos de 10R federales se artilleros de á pié consiguió rechazar al ene-
estrellaron contra la poderosa resistencia de migo, mas no sin que se empeñara un encar-
sus adversarios, y viendo al fin los primeros nizado combate, en el cual perdió mucha
que sus ataques eran inútiles, suspendiéron- gente la division Tyler. En la noche del 20
los por algun tiempo á fin de que las divisio- al 21 de mayo, el ejército federal se puso en
nes Cutler y Griffln fueran en auxilio de marcha con direccion á Richmond.
Hancock, que seguia ocupando la trinchera El general Mearle manifestó en su parte
conquistada, aunque sin poder avanzar un oficial que sus pérdidas ascendí'an á treinta
paso. En vano habia tratado Lee de desalo- y nueve mil setecientos noventa y un hom-
jar á los federales; los soldados luchaban bres, á lo cual debia añadirse algo mas por
cuerpo á cuerpo; hacían se prodigios de valor las bajas del cuerpo de ejército de Eurnside
por una y otf[\, parte, ó inútilmente inten- antes de su incorporacion con el ejército del
taba Hancock vencer la resistencia de los Potomac. Ahora bien, si suponemos que la
separatistas, que como una muralla de bron- mitad de aquellas ocurrieron en los comba-
ce, le cerraban el paso impidiéndole apode- tes del Desierto, resulta que en Spottsylvania
rarse de la segunda trinchera. A la caida de se perdieron lo menos veinte mil hombres.
la tarde comenzó á llover copiosamente, mas Los separatistas, protegidos por su línea de
el combate continuó hasta cerca de media
noche, hora en que el general Lee empren-
dió la retirada, dejando á Hancock en pose-
sion de In, línea de defensa, cuya conquista
le habia costado tanta sangre. Los confede-
rados fueron á fortificarse en su línea inme-
diata, ocu pando una posicion muy difícil de
tomar.


Despues de este último combate pasaron
varios dias durante los cuales no se hizo otra
cosa sino marchar y contramarchar, bus-
cando un punto. débil en las líneas defensivas
del enemigo, pero no se encontró ninguno.


El 18 de mayo, las divisiones de Gib-
1864. bon y de Bar]ow,. apoyadas por las
de Birney y Tyler, asaltaron la posicion 8ne-
miga, y esta vez, así como las otras, hubie-
ron de retirarse los unionistas despues de
sufrir numerosas pérdidas.


Al dia siguiente, sospechando quo el ejér-
cito federal se corria hácia la izquierda con
intencion de atacar de flanco, el general Lee
destacó á Ewell contra el ala derecha de los
unionistas, que era el punto mas débil, de-
fendido por la division Tyler, que con sus


defensa, tuvieron muchas menos b(1jas, mas
en cambio contábanse entre sus muertos los
generales Daniels, Perrin y J. 1\1. J ones.


En el Desierto habian acordado los jefes
unionistas no establecer su centro de opera-
ciones en la parte Norte del Rapidan, y tras-
ladarlo á Fredericksburg, á cuyo punto se
enviaron desde luego todos los heridos, de los
cuales se encargaron al momento las socieda-
des de sanidad. Tambien se estableció un
centro en Port Royal y otro en White House
(Casa Blanca), y como cerca de estos dos si-
tios habia varios puestos militares, era fácil
recibir los víveres y provisiones, tanto de
\Vashington como de las grandes ciudades
comerciales.


Veamos ahora lo que hacia entre tanto el
general Sheridan. El dia 8 de mayo


d ' t· [', t 1864. or eno es e Jele a sus ropas que se
preparasen para emprender una espedicion
al dia siguiente, y en la madrugada del 0 se
puso en marcha toda la caballería con direc-
cion á Richmond y á las órdenes de Merritt,
\Vilson y Gregg. Despues de cruzar por
North Anna, Sheridan se apoderó de la esta-




(532 HISTORIA DE LOS CAP. XXI.
cion de Beaverdam, destruyendo tres trenes los generales Smith y ,Gillmore, por cuyo
donde habia millon y medio de raciones, al medio llegó á tener á su disposicion en su
paso que ponia en libertad á cuatrocientos departamento un total de cuarenta mil hom-
prisioneros cogidos por los separatistas en el bres, de los cuales 10 menos treinta mil se
Desierto. Sheridan continuó su marcha há- hallaban desde luego en estado de entrar en
cia Richmond, y á poco fué atacado por la servicio, resolvió comenzar las operaciones.
caballería de Stuart, pero rechazada esta La primera medida de Butler fué destacar
fácilmente, dirigiéronse los espedicionarios
hasta el puente de Ground Squirrel y se apo-
deraron de la estacion de Ashland el dia 14
de mayo, no sin destruir antes la via férrea
y cometer otros desperfectos.


El general Stuart concentraba entre tanto
su caballería en Yellow Tavern, á pocas mi-
llas de Richmond, en cuyo punto se propo-
nia cerrar el paso al enemigo, pero lejos de
conseguirlo, el atrevido jefe confederado fué
mortalmente herido en el encarnizado com-
bate que se siguió, y sus tropas tuvieron
que retroceder hasta AshIand, dejando espe-
dito el camino de Richmond. La division
Custer, que llegaba en aquel momento para
reforzar á los federales, atacó las primeras
líneas de defensa, pero fué rechazada vigo-
rosamente aun cuando consiguió coger cien
prlslOneros.


El dia 12, la columna espedicionaria cruzó
el Chickahominy por Meadow-Bridge (Puen-
te de Meadow), rechazÓ diversos ataques á
izquierda y derecha, y despues de permane-
cer tres dias en Haxall, fué á reunirse con el
ejército del Potomac, cruzando por \Vhite
House y Hannover. Estaespedicion costó, sin
embargo, al general Sheridan unos seiscien-
tos hombres y otros tantos caballos que pe-
recieron rendidos de fatiga ó por falta de
forraje.


El general Butler por su parte, encargado
de guardar el fuerte Monroe, no permaneció
ocioso entre tanto, y cuando, segun lo con-
venido con el general Grant, recibió un con-
siderable refuerzo de tropas á las órdenes de


algunas fuerzas, que embarcadas en caño-
neras, debian remontar el York hasta "Vhite
House con objeto de simular un ataque sobre
Richmond y distraer la atencion del enemi-
go, mientras el general Gil1more practicaba
el verdadero movimiento en cooperacion con
Grant y otros jefes. Hecho esto" Butler em-
barcó su infantería y artillería, que compo-
nian un total de veinticinco mil hombres, y
remontó el Jacobo mientras el general Kautz,
con tres mil ginetes, salia de Suffolk, cruzaba
el Blackwater (Rio negro) é iba á ocupar el
camino de \Veldon, en Stony Creek. El coro-
nel \Vest, á la cabeza de mil quinientos h~m­
bres, avanzó tambien á la vez desde \Vi-
l1iamsburg, en direccion al Jacobo, por donde
marchó igualmente la flotilla á las órdenes del
almirante unionisb Lee al dia siguiente, es
decir, el dia 5de mayo. El embarcade-
ro de \Vilson, el fuerte Powhattan y 1864.
City-Point cayeron sucesivamente en poder de
los federales sin la menor resistencia, y acto
continuo sedestacíLron diez mil hombres pam
proteger la parte de la península que se en-
cuentra entre el Jacobo y.el AppomaHox, .Y
es conocida con el nombre de Bermuda Hun-
dredss. El general Smith marchó á ocupar
la via férrea que conduce desde Richmond á.
Petersburg, mas no pudiendo conseguirlo,
rennióse con parte de las fuerzas de Gillmo-
re, y ell dia 7 comenzó á destruir el camino
de hierro de Port Walthall despues de haber
sostenido una empeñada refriega con el ge-
neral Hill, en tanto que la caballería del
general \Vest vadeaba el Chickahominy é




CAP. xxr. ESTADOS-UNIDOS. G33


iba á situarse frente á City-Point. Despues Gillmore recibió órden de no atacar hasta
Je destruir parte de la via férrea, Butler, á el dia 16, pues era preciso reunir antes todas
-quien se habia anunciado desde \Vashington las fuerzas, muy diseminadas en aquel mo-
que eL general Lee se r~tir:lba precipitada- mento.
mente hácia Richmond, temió que los confe- Sin embargo, -el general Beauregard, que
Jerados volviesen para atacarle con fuerzas en concepto de Butler se hallaba aun lejos
muy superiores á las suyas, 10 cual podia de Petersburg, estaba por el contrario muy
ponerle en un conflicto, y en su consecuen- cerca con fuerzas numerosas, y dispuesto á
cia, retiróse á sus atrincheramientos, donde caer sobre el enemigo tan pronto como se
.aumentó sus fortificaciones para el caso de presentara. En la madrugada del dia 14,
que le acometiera el enemigo. El hecho de no precisamente cuando una densa niebla ape-
haber cooperado eficazmente los jefes que nas permitia distinguir los objetos, y cuan-
.debian apoyarle, y el no haber ejecutado do aun se hallaban entregadas al reposo las
Gillmore las órdenes recibidas con tanta ac- tropas federales, oyóse el estruendo de la
tividad como era de esperar, ponia á Butler
Bn una crítica situacion.


Si este jefe hubiese marchado á Pcters-
burg de una vez, es mas que probable que
la ciudad habria caido en su poder, pues
los confederados no contaban entonces con
fuerzas suficientes para defenderla, y el ge-
neral Lee no podria acudir á tiempo, pero
se dejó escapar esta oportunidad, y, como
era de suponer, no volvió á presentarse, pues
avisado inmediatamente Beauregard por me-
dio de un telégrama, se puso desde luego
en marcha con todas las fuerzas que pudo
reunir en Charleston á fin de tornar parte
en la defensa de Richmond. Muy pronto co-
menzaron á llegar tropas confederadas y
algunas de la ,Carolina del Sur, y cuando
en 9 de mayo intentaron los federales cortar
la via férrea, ya estaba fortificándose el ene-
migo. Sin embargo, la ventaja en el número
klstaba aun por los unionistas, y así pudie-
ron estos destruir una parte del camino de
hierro, marchando luego hácia Petersburg.
Engañado Butler por las noticias recibidas
.d.e \Vashington, habia resuelto avanzar por


el Norte; sus tropas llegaron á Proc·
1864. .


tor el dla 13 de mayo, donde el ene-
migo acababa de atrincerharse, y el general


artillería enemiga, y sin dejar apenas tiem-
po para atender á la defensa, Beauregard
atacó de frente y de.flanco haciendo avanzar
desde luego á la division del general \Vhi-
ting~'


La brigada de IIeckman, la primera que
trató de contener al enemigo, quedó á poco
completamente derrotada, y ya los separa-
tistas iban á caer sobre la retaguardia, cuan-
do uno de los regimientos de Gillmore, des-
tacado afortunadamente por Butler para
reforzar la línea, acudió en auxilio de los
federales y se consiguió contener al enemi-
go, oponiendo una vigorosa resistencia. Des-
concertado entonces el general Beauregard,
y no pareciéndole prudente avanzar á través
de aquella densa niebla, dió órden á sus tro-
pas de suspender el ataque por el flanco, y
se dirigió contra el centro, defendido por el
general Smith.


Las divisiones de I3rooks y \Veitzel se vie-
ron acometidas entonces impetuosamente,
pero como al avanzar no vieron los separatis-
tas, á causa de la niebla, un alambre telegrá-
fico que Smith habia tenido la precaucion de
sujetar entre dos postes á dos ó tres piés del
suelo, casi todos los soldados de la primera
fila y de la segunda rodaron por tierra, in-




63~ HISTORIA DE LOS CAP. XXI.


trodújose la confusion., y los unionistas,
aprovechando la oportunidad, rechazaron fá-
cilmente á sus enemigos.


Beauregard, no obstante, renovó sus es-
fuerzos para desbaratar el ala derecha, y ha-
biendo dispuesto que una numerosa tropa
diese un gran rodeo á fin de sorprender la
retaguardia, Smith se vió por último obli-
gado á retroceder. En esta refriega perdieron
los federales lo menos cuatro mil hombres y
los separatistas unos tres mil, pero Beaure-
gard pudo ganar tiempo para establecer una
buena línea de defensa, de donde no debia te-
mer por el pronto le desalojaran sus adversa-
rios. En los dias 18, 19,20 Y 21 de mayo, se
dieron otros combates sin resultado decisivo,
aunque con pérdidas numerosas tanto entre
los unionistas como entre los confederados.
El general Terry hubo de abandonar su po-
sicion el dia 20 por no contar con fuerzas
suficientes para rechazar un ataque, pero
consiguió recobrarla al otro dia, y el gene-
ral Kautz, que habia emprendido una es-
pedicion para cortar algunas vias férreas,
destruyó en parte las líneas de Danville,
Powhattan y Chula. La flotilla, entre tanto,
se ocupaba en la peligrosa. tarea de recoger
los torpedos que habia en el rio Jacobo, y ya
uno de ellos habia destniido completamente
una cañonera, poniendo fucra de combate á
cincuenta hombres de la, tripulacion. La mis-
ma suerte sufrieron las cañoneras Slwshonee
y B1'cu;,ster, pero esto se debió á un inciuen-
te casual y no á los torpedos.


La marcha del ejército de Grant desde
Spottsylvania á North Anna, se efectuó ad-
mirablemente, sin sufrir pérdida alguna, y
sin mas contratiempo que una escaramuza
insignificante, pero como Lee ocupaba un
terreno mas elevado y su posicion cubria el
camino que conduce directamente á Rich-
lilond, Grant se vió en la precision de hacer


un gran rodeo y marchar por los caminos
mas ocultos, lo cual no impidió que al llegar
á North Anna, cerca del camino de Frede-
ricksburg, encontraran los feuerales á sus
enemigos ocupando una admirable posicion,
y dispuestos á disputar resueltamente el pa-
so á las columnas federales.


En la tarde del 23 de mayo, el general
Warren cruzó por el vauo de Jericó,
d d 1 t· t t . 1864. on e os separa 1S as elllan una es-
casa tropa, si bien recibieron á poco un re-
fuerzo y atacaron á la division Griffin, que
rechazó vigorosamente ü los separatistas.
Poco despues, no obstante, tres brigadas, á
las órdenes del general Brown, repitieron el
ataque cayendo de improviso sobre la divi-
sion Culter é introduciendo el desóruen en sus
filas cuandG estaba tomando sus posiciones.
La columna avanzó entonces con ánimo de
sorprender el ala derecha de Griffin, pero .en
aquel momento llegó oportunamente la bri-
gada Bartlett, y las tropas del teniente coro-
nel Me Coy, que acababan de formarse en
línea de batalla, rompieron un fuego tan nu-
trido, que los confederados retrocedieron des-
ordenadamente, no sin dejar unos mil pri-
sioneros en poder de sus contrarios, quienes
solo tuvieron unas trescientas cincuenta
bajas.


El general Hancock penetró en North Anna
por el puente de Chesterfield, que se halla á
una milla mas allá de la via férrea ele Frede-


. ricksburg, en cuyo punto tuvo un encuentro
con la division Mc Laws, del cuerpo ele ejérci-
to de Longstreot, pero como esta ocupaba una
posicion muy poco ventajosa, bastaron algu-
nas piezas de artillería para desaloj ar ú los se-
paratistas, cuyas líneas ele defensa fueron to-
madas por las brigadas de Egan y Birney. Los
confederados hicieron luego repetidos esfuer-
zos para quemar el puente, mas no pudieron
conseguirlo, y habiéndose visto uesplles que




CAP. XXI. ESTADOS-U:-;rlDOS. Ij35


iban retirándose poco á poco, el general Han-
cock eligió su posicion como lo habian hecho
ya "Vright y \Varren en Jericó.


Así pues, creíase que podria efectuarse
el paso del rio sin encontrar la menor opo-
sicion, mas esta esperanza era ilusoria, pues
precisamente habia allí muchos vados, y co-
mo las orillas del rio eran muy elevadas, el
general Lee habia elegido una muy fuerte
posicion desde la cual podia oponer un gravo
Dbstáculo ti la marcha de los federales. Su
ala derecha estaba protegida por profundos
pantanos, la izquierda se apoyaba en un bra-
zo del rio, y el centro ocupaba el camino que
conduce á North Anna. Merced á las venta-
jas que ofreeia esta posicion, cuandoBurnsido
se aproximó con sus tropas al rio á fin de
pasar á la orilla opuesta, su vanguardia, al
mando de Crittenden, fué rechazada con infl-


ñana del 28 de mayo, y Hancock lo hizo po-
co despues, de modo que todo el ejército se
concentró en la parte Sur del Pamunkey sin
sufrir pérdida alguna, y pudo establecer sus
comunicaciones con \Vhite lIouse.


El general Lee, como es de suponer, ha-
bia tomado ya otra nueva posicion, y su ejér-
cito cubria, así la via férrea como el ca-
mino de Richmond, impidiendo con esto
que los federales cruzaran el Chickaho-
miny para interponerse entre él y la capital
de la Confederacion. El general Grant pro-
curaba siempre sacrificar el menor número
posible de soldados cuando buenamente po-
dia hacerlo, pero llegado el momento de pro-
ceder con mano enérgica, no debian detener
al jefo unionista las. ventajas de la posicion
de su enemigo.


ECmismo dia en que llegaron las tropas
nitas pérdidas, y lo mismo le sucedió á \Var- do Burnsido, os decir, e128, se hicieron algu-
ren apenas dispuso que avanzara la divison nas demostraciones contra el enemigo, prin-
Crawford, la cual se vió en inminente pe- cipalmente por la caballería de Sheridan,
ligro de quedar complebmente destrozada. quien destacó á las brigadas de Davies,
Este contratiempo obligó á Grant á detener- Grogg y Cnster, las cuales se batieron con
separa estudiar y concertar otro plan do una fuerza de separatistas á las órdenes
ataque, pero bien pronto pudo convencerse del general Fitzhugh Lee. En este combate
que la posicion do Leo ora poco menos que tuvieron los primeros cuatrocientas bajas y
inespugnable, y que solo el intentar apodo- ochocientas los segundos, pero puede de-
rarse de ella costaria mucha sangre, acaso cirse que esto sirvió de estímulo para au-
para no conseguir el objeto apetecido. Des- mentar el ardimiento de las tropas, prepa-
pues de practicar minuciosos reconocimien- rándolas para otras acciones mas sangrien-
tos por espacio de dos dias, acordóse aplazar tas y decisivas. El dia 29 de mayo,


l . 1864. el ataque, y entonces el ejército federa se la brIgada del coronel Hardin fué
retiró con el mayor sigilo en la noche del 26 atacada por una parte de la division Ewell
de mayo, cruzó el rio sin contratiempo, y á las órdenes de Rhodos, quien obligó á los
avanzando por el Este, volvió luego hácia el unionistas á retirarse hasta el camino de
Sur, y tomó el camino de Richmond. El ge- Shady Grove, donde reforzados estos con
neral Sheridan con la caballería llegó á ori- la reserva del cuerpo de ejército de \Varren,
llas del Pamunkey despues de recorrer vein- batieron á su vez á Rhodes y tomaron posi-
tidos millas; el cuerpo de ejército de \Vright cion en Mechanicsville. l\Iienttas sucedia es-
cruzó inmediatamente para ocupar los va- to, el general Hancock se habia visto obli-
.dos; \Varren y Eurnside pasaron en la ma- gado, despues de frecuentes escaramuzas, á




G3G HISTORIA DE LOS CAP. XX!.


detenerse en Tolopotomy, porque en este
punto estaban los separatistas muy bien
fortificados; Burnside acababa de tomar po-
sicion á su izquierda en tanto que Wright se
situaba á la derecha, y como de los recono-
cimi~ntos practicados apareciese que no era
posible atacar el enemigo de frente, acordó-
se flanquearle por la derecha, cruzando el
Chickahominy por mas abajo de Cold Har-
bor, punto que se halla en la confluencia
de varios caminos y del que ya se habia
apoderado Sheridan el dia 31 de mayo. El
general Smith recibió órden de trasladarse
inmediatamente con diez mil hombres á
CoId Harbor, y el general Meade dispuso que
este jefe, apoyado por otras tropas, avanza-
ra al ataque á fin de forzar si era posible el
paso del Chickahominy.


El dia l. o de junio, á las cuatro de la tar-
de, avanzaron resueltamente los unionistas


contra las fuerzas confederadas, que


enemigo resuelto que vigila atentamente,.
no son siempre desastrosos, como le pareció-
á Rosecrans en la batalla de Chickamauga r
pero nunca dejan de ofrecer peligro. Deci-
mos esto porque al tratar Eurnside de cum-
plir la órden que se le habia dado, si bien es
cierto que era en medio del dia, el enemigo
que no le perdia de vista, comenzó á perse-
guir la retaguardia é hizo algunos prisione-
ros, siend o de ad vertír 'que \Varren dej ó-
otros cuatrocientos en poder de .los separa-
tistas, y se vió muy apurado para salvarse
con sus tropas. A pesar de este percance~
adoptáronse nuevas disposiciones, y los gene-
rales Grant y Meade, que acababan de lle-
gar á Cold lIarbor, resolvieron que se ata-
caran las líneas enemigas el dia siguiente r
3 de junio.


Los dos ejércitos se estendian en una gran
parte del terreno ocupado por el ala derecha
del general Me. Clellan dos años antes: la


1864.
ocupaban un bosque en el cual se retaguardia del centro de los confederados


precipitaron las columnas, arrollando á su se apoyaba en Gaines MilI.; la caballería de
paso las avanzadas del enemigo que defen- Sheridan se habia apostado en los caminos
dian la primera línea. Al acercarse á la se- que conducen á \Vhite House, sin perder de
gunda, no obstante, se encontró mucha mas vista el Chickahominy; Wilson cubria con
resistencia, y como llegara la noche sin haber su division el flanco derecho; Eurnside apo-
conseguido desalojar á los confederados de yaba la retaguardia de \Varren, y Smith,
su posicion, los federales establecieron su \Vright y Hancock se habian corrido á la
campamento en el terreno que acababan de izquierda. Por lo que hace á Lee, no solo
conquistar á costa de dos mil hombres en- ocupaba una posicion muy buena, sino que
tre muertos y heridos. El cuerpo de ejérci- sabia perfectamente cómo sacar todas las
to de Longstreet, que habia atacado el ala ventajas posibles de ella, y esta cualidad, re-
derecha de los unionistas el dia antes, aca- I conocida hasta por los mismos enemigos del
baba de correrse á la izquierda y tomaba I jefe confederado, justifica hasta cierto punto
posicion frente al Chickahominy; Hancock que sus admiradores le proclamen como un
recibió órden de apoyar á \Vright; \Varren gran genio militar.
estendió su línea á fin de ponerse en comu- El dia 3 de junio, al amanecer ó poco an-
nicacion con Smith, y Eurnside se retiró del tes, avanzaron resueltamente las 00- 1864.
centro con objeto de reforzar la retaguardia lumnas de ataque de los federales, y
de \Varren. como era de esperar, fueron rechazadas con


Estos movimientos en presencia de un el mayor denuedo, pero hubo una terrible




CAP. XXI. ESTADOS-UNIDOS.


matanza. La division Barlow, del cuerpo de
ejército de Hancock, que estaba á la izquier-
da, alcanzó algunas ventajas al principio,
desalojando al enemigo de su posicion, y co-
giéndole tres cañones y varios prisioneros,
pero faltándole apoyo, los separatistas la
arrollaron luego completamente y recobra-
ron el terreno perdido, obligando á Barlow
á retroceder.


Gibbon, que estaba á la derecha de Bar-
low, se vió separado de éste por un pantano,
pero una parte de sus tropas llegó hasta las
obras de defensa de los separatistas. El co':
ronel Mc Mahon se halló tan cerca de las
trincheras, que pudo clavar su bandera en
una de ellas, atrevimiento que le costó la
vida, pues una bala le atravesó de parte á
parte y cayó sin proferir una queja. El
hecho es que los unionistas no pudieron ade-
lantar un paso, ni conservar tampoco la ven~
taja que habian obtenido al principio, y co-
mo los confederados recibian continuamente
refuerzos, viéronso en la dura precision de
retirarse, aprovechándose de la niebla que,
cada vez mas densa, no permitia á sus ene-.
migos hostigarles.


Los ataques de Smith y \Vright no fueron
tan vigorosos como el de Hancock, y por lo
tanto tuvo menos pérdidas. Burnside hizo
avanzar dos de sus divisiones con el fin de
flanquear el ala. izquierda del enemigo, con
la que se trabó un reñidísimo combate, yes
de presumir que los federales habrian que-
dado vencedores, á no mediar la circunstan-
cia de haberse suspendido ya la lucha en el
centr6-. Esto habia sido preciso, pues veinte
minutos despues de dispararse el primer ti-
ro, contábanse ya diez mil bajas entre los fe-


jefes, previniéndoles que atacaran por se-
gunda vez, bien fuese en combinacion ó ca-
da uno de por sí, los soldados se negaron á
obedecer, porque sabian que era punto me-
nos que imposible vencer al enemigo en
aquella posicion, y nada justificaba en su
concepto el inútil sacrificio de miles de vidas.


Las pérdidas de los federales cn Cold
Harbor ascendieron á trece mil ciento cin-
cuenta y tres hombres, es decir, mil sete-
cientos cinco muertos, nueve mil cuarenta y
dos heridos y dos mil cuatrocientos seis es-
traviados, figurando entre los primeros los
brigadieres Porter (*)., Lewis, Morris y
F. \Vead, todos de·Nueva-York,·y seis coronc-
les. Elgeneral Tyler quedó herido de mucha
gravedad. Entre los- separatistas solo que-
daron fuera de combate, de la clase de ofi-
ciales de superior graduacion, el general
Doles yel coronel Lawrence, de la Carolina
del Sur.


Vemos, pues, que el ejército unionista ha-
bia. sufrido terribles pérdidas, mas no por
esto dejó de seguir ocupando los mismos pun-
tos, ni tampoco se vió obligado á retroceder.
El general Lee, viendo que las trincheras
construidas por los federales delante de sus
líneas no eran muy fuertes, aventuró un
ataque en la noche del 4 de junio, pero fué


C) Pedro Portor, natural do :\iágara, era hijo del gene-
rall'orter, que se habia distinguido en la guerra de 1812, y
fué luego Secretario de la Guerra bajo el Gobierno de Juan
Quincy Adams. El brigadier Porler, que disfrutaba de todas
las comodidades de la vida, entró á servir como voluntario
en el ejército por un sentimiento de pundonor y delicadeza r
pues, segun él dijo, debíale tanto á su pais que no podia va-
cilar en salir á su defensa en la hora del peligro. Cuando on
18li3 se lc eligió como eandidato para el cargo de Secretario
de Estado, alegó que no podia aceptar hasta que terminase
la guerra, pues deseaba compartir la suerte de sus her-


derales, mientras que sus enemigos apenas manos.
habian perdido mil hombres. Tanto es así Bien puede decirse que el brigadier Porter fué uno de


.. ~ aquellos que empuñaron las armas impulsado por sus no-
que cuando algunas horas mas tarde remItlO 1 bies y patrióticas ideas, y seguramente que ninguno sirvió
el general Meade una órden á los diversos á su pais con mas desinterés y abnegacion.


TOMO III. 80




G38 HI>iTORIA DE LOS CAP. XXI.


rechazado, y lo mismo le sucedió al dia si- de las nuevas órdenes que se espidieron, el
guiente al intentarlo por segunda vez. En la cuerpo de ejército de Smith se embarcó en


noche del 6 dejunio, los separatistas la noche del dia 12 al 13 de junio para ir á
1864.


trataron de sorprender el ala derecha reunirse con Butleri el ejército del Potomac
que mandaba Burnside, mas no pudieron se puso en movimientp á fin de cruzar el
conseguirlo, y poco despues se convino un J acobo; la caballería de \Vilson, seguida de
armisticio de dos horas para enterrar á los \Varren y IIaneock, pase,) á la orilla opuesta
muertos y retirar los heridos. del Chickahominy por Longbrigde, y lo mis-


El 7 de junio, el ala izquierda del ejército mo hicieron Wright y Durnside, dirigiéndose
federal se estendió hasta el Chickahominy, y luego á Charles-City. Las tropas confede-
entre tanto Sheridan marchó con dos divisio- radas trataron de hostigar á los federales
nes de caballería á fin de destruir la vía fér- dúrante su marcha, pero sin resultado [J-
rea de la Virginia Central, lo cual consiguió guno, pues como hapia suficientes botes y
despues de cruzar el Pamunkey por Aylett. barcas, efectuóse el movimiento con la ma-
Al llegar á Louisa encontró una numerosa yor rapidez y muy pronto comenzaron á
tropa confederada que le obligó á retroceder tronar los cañones en las cercanías de Hjch-
hasta Trevilian, y en este punto empeñó un mondo
sangriento combate con otra fuerza enemi- El autor de este libro no presume tener mas
ga, despues de lo cual se dirigió hácia conocimientos militares que los que puede
Spoitsylvania y \Vhite House, y fué á reu- tener todo escritor ó el aficionado á la histo-
nirse con el general Grant. Esta espedicion ' ria; nadie le acnsará seguramente de parcia-
de Sheridan resultó menos beneficiosa de lo lidad en favor del general Grant ni de haber
que se esperaba, porque el general Hunter, aplaudido siempre sus actos, admirándole
que debía haberse reunido con él en Gordons- hasta la, exageracion, pero se ha hecho una
ville, siguió distinto camino, dejando así á crítica tan severa é injusta del jefe unionista
Sheridan con mas enemigos de los que podia al hablar de sus operaciones milibres, que
combatir, y por esta circunstancia ascendió nos croemos en el deber de dar aquí una
su pérdida á seteciento~ treinta y cinco hom- breve esplicacion.
bres, de los cuales trescientos quedaron pri- Muchos hlm apoyado sus censuras con la
sioneros, si bien cogió casi otros tantos al
enemigo. Las bajas de los confederados, en-
tre muertos y heridos, fueron poco mas ó
menos las mismas.


En vista del mal resultado de su primer
ataque, el general Grant resolvió vadear el
Chickahominy, .Y cruzar luego el Jacobo
para atacar á Richmond por la parte del Sur,
proyecto atrevido, especialmente porque el
Gobierno de \Vashington no creia por nin-
gun concepto oportuno un movimiento por el
cual podria quedar la ~apital de la Union á
merced del general Lee. En cumplimiento


siguiente pregunta: ¿ Por qué el general
Grant no embarcó de una vez su ejército para
City-Point á fin de establecerlo allí á costa
de algunos centenares de hombres, en vez de
esponerse á perder cincuenta ó sesenta mil?
Los que esto preguntan, no solo deben igno-
rar qué pérdidas sufrieron los separatistas
al practicarse aquel movimiento, pérdidas
que relativamente fueron tan numerosas co-
nio las de los federales, sino que desconocen
tambien el hecho de que el ejército de Lee,
hallándose muy apurado alrededor de Rich-
mond, dejaba de ser un peligro para Wash-




CAP. XXI. ESTADOS-UNIDOS. li3H


ington. Prescindienao de esto, dejar al ejér- á recobrarla, lejos de ser útil, solo reporta-
cito en el Rapidan y embarcarse para el rIa perJUIcIOs.
Jacobo, equivalia á regalar al enemigo la ca- Tan pronto como so hubo resuelto que el
pital do la U nion con sus inmensos depósitos ejército de Meade cruzara el J acobo para
y almacenes militares. En cuanto al gene- atacar á Richmond por la parte del Sur, el
ral Lee, no podia dirigirse á Washington general Grant se trasladó al cuartel general
sin abandonar á Richmond á su suerte, y de Butler á fin de reunir el mayor número
aebe tenerse en cuenta tambien que los diver- de fuerzas posible y destacarlas contra Pe-
sos cuerpos del ojército federal se hubieran tersburg, apenas se supiese que podrian apo-
podido trasladar al Potomac en la mitad del yar el movimiento los batallones del general
tiempo que emplearían los separatistas para Meade.
trasladarse ü CentervilIe. Ya se comprende- Por lo que hace á Eutrer, cuando el gene-
ni que Grant so puso en camino con la espe- ral Smith se hubo llevado la mayor parte de
ranza de derrotar completamente á Leo entre sus tropas para reforzar al general Meade.
el Rapidan y el Chickahomin.Y, y hemos vis- resolvió permanecer tranquilo on sus atrin-
to que le rué imposible conseguirlo, pero cheramientos, mas no le fué posible hacerlo.
adviértase que no habia medio de vencer los porque el puesto m,ilitar, situado en el em-
muchos obstáculos que se le presentaron, y barcadero de \Vilson, al Norte del rio J aco-
por otra parte, lo mas urgente era batir al bo,.y que defendía el general \Vild con dos
enemigo en una accion decisiva. Si Grant regimientos de negros, acababa de ser ataca-
hubiese intentado, como lo esperaba Lee, do por la caballería separatista á las órdenes
avanzar por GordonsviJle ó Louisa para flan- de Hugo Lee, el cual hubo de retroceder, mal
quear el ala izquierda de los confederados en de su grado, despues de algunas horas de
vez de la derecha, es casi seguro que ha lJria I comhate. En 8 do junio el general Gillmore
tenido que emprender la retirada antos de I cruzó el Appomattox con tres mil quinien-
ítvistar el rio Jacobo. tos hombres para dirigirse á Petorslmrg,


Hecha esta ligera digresion, reanudaremos mientras el general Kautz, con mil quinien-
nuestra historia. tos caballos, marchaba por la parte del Sur


Petersburg, poblacion importante, situa- hácia el mismo punto. Al mismo tiempo dió-
da cerca de la embocadura del Appomítttox, se órden para que dos cañoneras J una bate-
dista veintidos millas de Richmond, y es ría bomuardearan simultáneamente el fuerte
el punto do confluenci1t de todas las vias fér- Clinton, situado muy cerca del rio.
reas, escepto de la de Danville, que une á la Esht combinacion se frustró, aun cuando
capital de la Confederacion con el Sur y el se esperaba obtener un buen resultado:
Sudoeste. Una vez tomada por los federales Gillmore avanzó en 10 de junio sin 1864.
la ciudad 'de Petersburg, y contando con su- encontrar resistencia, hasta que es-
ficientes medios para conservarla, poca vida tuvo á dos millas de la ciudad, donde di s-
podia quedarle ya al Gobierno de Jefferson persó algunas avanzadas enemigas, mas no
Davis y á su ejército, pues no les seria posi- quiso seguir adelante, reconociendo que no
ble sostenerse en Richmond, pero to~ar la contaba con fuerzas suficientes para dar un
ciudad sin tener la seguridad de quedarse en golpe de mano, y por lo que hace á Kautz,
ella y combatir á Lee cuando se presentase no solo se aproximó á la ciuuad, por estar




1j4(} HISTOnrA DE LOS CAP. XXI.


fija la atencion de los confederados en Gill- I y aunque la noche era muy clara porque bri-
more, sino que penetró en ella, si bien tuvo! llaba la luna en todo su esplendor, Smith no
<¡ue salir luego precipitadamente para no quiso emprender movimiento alguno hasta
<¡uedar prisionero. la mañana siguiente , y para mayor fatali-


El general Grant, que se habia separado dad, Hancock, que llegó des pues de anoche-
del ejército del Potomac cuando este empezó cido con dos divisiones que formaban la van-
á cruzar el J acobo, se dirigió inmediatamen- guardia del ejército del Potomac, resignó el
te á Bermuda Hundreds, y dispuso que But- mando en Smith por ser mas antiguo en el
ler mandara embarcar sin pérdida de tiempo servicio, y este jefe se limitó á situar parte
el cuerpo de ejército de Smith, que acababa de las tropas en la posicion conquistada úl-
de llegar del Chickahominy, á fin de que timamente al enemigo. Parece tambien que
marchara á Petersburg con toda la rapidez Hancock, ya sea por la prisa del momento,
posible, pues se sabia que el general Hill, ó porque tuvo que atender á mil cosas á la
apoyado por la vanguardia de Lee, se halla- vez, no supo hasta las cinco de la tarde de
ha ya al frente de Richmond. Smith se puso aquel mismo dia que se trataba de atacar á
en marcha al momento, cruzó el Appomat- Petersburg, y por esto perdió algunas horas
tox por un puente de barcas, y siguiendo el durante la mañana esperando la llegada de
mismo camino que Gillmore en direccion á víveres, lo cual no hubiera hecho ciertamen-
Petersburg, presentóse anLes de la tarde del I te si hubiese sabido cuán urgent~ era su pre-
l5 de junio delante de las líneas defensivas sencia.


, ,


del Noroeste, á dos millas y media del rio, Estas vacilaciones de Smith perjudicaron
donde la brigada negra de IIincks cogió dos sobremanera el buen éxito de la campaña,
cañones al enemigo al atacar la primera lí- pues á las pocas horas el enemigo habia re-
nea do defensa. Aun cuando los momentos cibido refuerzos considerables, y entre estos
eran preciosos, el general Smith (k) deter- figuraban los veteranos de la vanguardia de
minó no atacar hasta el anochecer, y enton- Lee, hombres acostumbrados á no retroceder
ces destacó parte de sus fuerzas, y tuvo lugar nunca. De este modo, la toma de Peters-
una escaramuza en la que los federales co- burg, que por un momento habia sido inmi-
gieron trescientos prisioneros y diez y seis nente, quedó aplazada para otra ocasiono
cañones, si bien por su parte tuvieron seis- Durante el dia 16, \Varrelil. y Durnside
cientas bajas (**). Conseguida esta victoria, reunieron la mayor parte del ejército del Po-


tomac, pero tambien llegó Lee con todas las
(') En su informe oficial decia el general Grant lo si- tropas de Virginia: Smith se encargó del ala


derecha, estendiendo sus fuerzas hasta el
«Por rJ.zoncs que no me esplico ni he llegado nunca á Appomattox; Hancock, Burnside y \Varren


zuiente:


comprender, Smith no estuvo dispucsto para atacar las li-
neas enemigas hasta el anochecer, óbien no lo juzgó con- mandaban la izquierda, apoyada por la ca-
.. cniente.» ballería de Kautz, y Meade, despues de dis-


Como Grant escribió el informe un año despucs de ocur-
rido el hecho de que hablamos, de crcer es que el jefe tribuir sus tropas, marchó á City-Point para
unionista no saldrá. nunca de sus dudas sobre este punto. celebrar una conferencia con Grant, y al


('.) El coronel Simon, dc la caballería de Nueva-York, volver á las dos de la tarde, previno á los
>cayó herido de muerte cuando daba una carga á la cabeza
de su regimiento. Habiase distinguido por sus servicios jefes que atacaran á las seis de la mañana
desde el año 1861. siguiente.




CAP. XXI. ESTADOS-UNIDOS. 641


Hancock, Burnside y una parte del cuer-
po de ejército de \Varren avanzaron contra
los separatistas, sufriendo un fuego terrible
que diezmaba sus filas, y despues de una
noche de sangriento combate y espantosa
carnicería, los federales habian ganado al-
gun terreno, pero sus pérdidas eran enormes.
La division Birney consiguió apoderarse de
una eminencia, desalojando de ella á sus
contrarios; Eurnside, que habia retrocedido
al principio, ocupó luego un reducto, cogien-
do cuatro cañones y cuatrocientos prisione-


. ros, y la division Potter, rendida de fatiga
por la desesperada lucha que sostuviera, fué
reemplazada. por la de Ledlie, que avanzó
hasta situarse á milla y media de la ciudad,
á la cual llegaban ya las bombas de los
unionistas. Los federales, no obstante habian
sido rechazados en los demás puntos, y sus
pérdidas tanto en muertos Gomo en heridos y
prisioneros habian sido enormes. Los confe-
derados, que estaban resueltos á batirse sin
tregua ni descanso, atacaron luego la posi-
cion conquistada por l3urnside, y arrojaron
de ella á los federalos, que se pronunciaron
en retirada dejando 01 campo de batalla sem-
brado de cadáveres.


Como la desesperada lucha empeñada en
las cercanías de Petersburg habia reunido
en este punto á todas las fuerzas separatis-


tas, prevínose al general Butler en
1864. ., T 10 de Jumo que marchara con erry
hácia Port \Valthall á fin de apoderarse de
la via férrea, si era posible, ó de cortarla en
caso contrarIo. Viendo Terry que la línea
no estaba muy bien defendida, empezaba ya
su obra de destruccion cuando se presentó
Pickett, del cuerpo de ejército de Longstreet,
y le obligó á retirarse precipitadamente.
Grant, que preveia esto, habia dado órden de
enviar un refuerzo á Eutler, mas por una
equivocacion que no se comprende, Smith


hizo alto demasiado pronto, y de este modo
Terry no pudo resistir á la superioridad nu-
mérica de sus contrarios; cuando avanzó de
nuevo al ataque, ya habian reforzado los con-
federados su línea de tal modo, que se juzgó
poco menos que imposible el desalojaríos.


Creyendo Grant que no se hallaba reuni-
do aun todo el ejército separatista, concertó
otro ataque general para el dia 18, pero
cuando los batidores avanzaron, vieron que
el enemigo acababa de abandonar su posi-
cion para ocupar otra mas fuerte y mas
cerca de Petersburg. Entonces adoptáronse
nuevas disposiciones para asaltar con mas
probabilidades de éxito, y á eso de las tres
de la tarde, avanzaron de nuevo los unionis-
tás: la division lVbrtindale fué la primera
que entró en fuego, y á osta siguió la de Bir-
ney y los demás jefes, mas lo único que se
consiguió fué hacer algunos prisioneros á
costa de sensibles pérdidas, mientras que los
confederados, protegidos por sus obras de de-
fensa, solo tuvieron algunas bajas insignifi-
cantes.


Así pues, quedó probado, á costa de una
pérdida de diez mil hombros (*), que Peters-
burg no podia tomarse por medio de un
asalto directo, y por lo tanto se dió órden á
los jefes federales de atrincherarse lo mejor
posible frente á la ciudad, mientras marcha-
ban algunas tropas con el objeto de cortar
la via férrea de Weldon para apoderarse de
ella si era posible.


Algunas tropas se dirigieron alcaminu de
Jerusalem, donde un fuerte destacamento de
separatistas las cerró el paso, y á la maña-


e) Desde el dia 10 al 20 de junio, solo las pérdidas de
Meade ascendieron á mil ciento noventa y ocho muertos,
seis mil ochocientos cincuenta y tres heridos y mil seis-
cientos catorce estraviados, lo que hace un total de nueve
mil seiscientos sesenta y cinco. En esto no se comprenden
las pérdidas de la caballería de Sheridan que se estuvo
batiendo al Norte del rio Jacobo.




ü12 HISTORIA DE LOS CAl'. XXI


na siguiente, todas las. fuerzas se pusieron I no menos sensible. El ~~neral :~il.son, de
en marcha, la cual debla ser tan penosa co- i acuerdo con Kautz, reumo dos dIvIsIOnes de
mo tardía, porque todo aquel territorio se ha- caballería, compuestas de unos ocho mil
llaba cubierto de bosque y de malezas, y ya hombres, y emprendió una espedicion cuyo
los confederados contaban con numerosas objeto era destruir las líneas férreas de los
tropas para oponer una vigorosa resisten-
cia. El general Hill, que vigilaba atenta-
mente con el objeto de atacar en el momento
mas oportuno, destacó una division contra
el primer cuerpo de ejército de los federales,
que se habia separado algun tanto del se-
gundo, y poco despues, las columnas de
Barlow, Mott y Gibbon se vieron atacadas y
arrolladas por el enemigo, q!le obligó á los
unionistas á retroceder, perdiendo muchos
cañones y prisioneros. Una segunda divi-
sion de Hill avanzó entonces para tomar
posicion, pero no tardó en llegar Meade, y
reuniendo los dos cuerpos de ejército, dió la
órden de seguir adelante y pudo recobrar el
terreno perdido, pues Hill no tenia á su dis-
posicion fuerzas suficientes para oponer re-
sistencia en campo abierto.


En la mañana del 21 dejunio, continuó el
ejército unionista su marcha, y no tardó en
f864. llegar la vanguardia á la vía férrea


de Weldon, mas apenas habian em-
pezado las operaciones, cuando el general
Hill atacó por su flanco á los tres regi-
mientos federales que iban en aquella ,y los
derrotó, cogiendo muchos prisioneros, y per-
siguiendo á los fugitivos hasta que estos se
reunieron con el grueso de las fuerzas. Los
unionistas perdieron en aquella ocasíon unos
cuatro mil hombres, la mayor parte de los
cuales quedaron prisioneros, sin que con
este movimiento consiguiera la menor ven-
taja el ejército de Grant, como no fuese el
estender un poco la línea hácia el camino de
hierro de \Veldon.


Á la desgraciada tentativa para apoderar-
se de esta via férrea, siguió otro percance


confederados. \Vilson se dirigió en primer
lugar á la estacion de Reams, donde quemó
el depósito, des pues de haber cortado los
rails, y marchando luego rápidamente por
el camino de Lynchburg hasta un punto
que dista solo quince millas de Petersburg,
tocó en la estacion de Nottoway, donde inu-
tilizó la línea en un espacio de veintidos mi- .
11as, no sin dispersar antes á una fuerza de
caballería separatista que trató de oponerle
resistencia. El general Kautz, entre tanto,
marchaba á Bnrkesvil1e, yen la confluencia
de esta línea con la de Danville, cometió va-
rios desperfectos de consideracion. En Me-
herrin volvieron á reunirse Kautz y \Vilson,
y prosiguieron su obra destructora hasta lle-
gar al puente de Roanoke, donde le salió al
encuentro una numerosa fuerza que les obli-
gó á retroceder.


Sin embargo, era preciso no perder tiem-
po, pues el enemigo iba reuniéndose poco á
poco con la intencion de cortar toda retirada
á los jefes unionistas y aniquilarlos comple-
tamente. Al llegar al camino de Weldon,
\Vilson y Kautz encontraron otra fuerza nu-
merosa, y despues de un obstinado combate,
tuvieron que retroceder hasta Reams, donde
los federales esperaban que estaria Hancock,
pero se engañaron completamente, pues en
lugar del jefe unionista, salióles al paso una
fuerte columna enemiga, compuesta de las
brigadas de infanterí:1 de Mahone y Finne-
gan y ele la caballería de Hampton. \Vilson
y Kautz trataron de abrirse paso, pero l~jos
de conseguirlo, quedaron derrotados comple-
tamente, perdiendo todos sus cañones, su
tren de campaña, sus caballos, mnchos pri-




CAP. XXI ESTADOS-UNIDO::, 643


sioneros y unos mil negros, muchos de ellos
montados, que cayeron en poder de los sepa-
ratistas y fueron reducidos á la esclavitud.
Wilson y Kautz huyeron cada, uno por su
lado en direccion á Nottoway, y á duras pe-
nas pudieron llegar á las líneas que ocupaba
el ejército federal frente á Petersburg. En
el parte oficial que remitió luego Grant para
dar cuenta de esta espedicion, decia en un
párrafo lo siguiente:


«Los pmjuicios causados al enemigo han
compensado con creces las pérdidas sufridas,
pues entre otras cosas se ha conseguido in-
terrumpir la comunicacion con Richmond
por espacio de algunas semanas.»


Podemos asegurar que no todos pensaron
así, y el hecho es que pasaron muchos meses
sin que Grant proyectara otra espedicion
contra los confederados. En cuanto al gene-
ral Lee, aseguró que \Vilson y Kautz habian
dejado en Sil poder mil prisioneros, sin con-
tar los heridos, teece piezas de aetillería y
treinta wagones.


El general Butler, que hal)ia recibido ór-
den de echar un puente sobre el .Tacobo, en-
tre Deep Bottom y Bermuda Hundreds, llenó
su cometido sin sufeir pérdida alguna, y
poco despues el general Foster se situó con
una brigada en el primero de dichos puntos,
que dista solo diez millas de Richmond, y
estaba muy cerca de las líneas de defensa que
habia por la parte de Howlet's. El general
Sheridan, que con su caballería se hallaba
en White House, donde se retiró despues de
su penosa espedicion á Gordonsville, se di-
rigió hácia el Jacobo en 25 de junio, y aun
cuando fué atacado de improviso por el ene-


volvió á poner á las órdenes del general But-
ler, y de este modo, á pesar de los reveses
sufridos, estendiéronse las líneas federales
por dos lados con el objeto de amenazar á
Ríchmond por la parte del J acabo y flanquear
á Petersburg por el lado del Sur. Parece que
hubiera sido mejor concentrar repentina-
mente todas las fuerzas contra la estensa
pero debilitada línea del enemigo y romperla
por donde se encontrase menos resistencia,
pero sin duda el general Grant no lo creyó
oportuno, si bien debió esplicar el porqué
al redactar su informe, De creer es que la
dura leccion recibida en Cold Harbor le ha-
ria reflexionar que debian tomarse grandes
precauciones antes de atacar fortificaciones
defEmdida s por vcte"panos tan bravos como los
que componian el grueso del reducido pero
aun -formidable ejército de Lee.


Cuando las tropas hubieron tomado sus
posiciones, ocurrieron al principio algunas
escaramuzas frente á Petersburg, pero la
mayor parte insignificantes: en una de ellas
la division Stannard fué atacada por algunas
fuerzas de infantería y artillería, pero recha-
zó al enemigo cogiéndole ciento cincuenta
prisioneros; una demostracion que se hizo
al dia siguiente contra Eurnside tuvo poco
mas ó menos el mismo resultado.


Así pasaron algunos dias, durante los que
puede decirse que hubo tranquilidad, lo cual
era en cierto modo necesario, porque las tro-
pas habian estado batiéndose sin descanso
por espacio de ocho semanas, sin contar que
con las marchas y 'contramarchas hallában-
se rendidas de cansancio. En este tiempo ha-
bian ocurrido entre los federales setenta mil


migo, consiguió rechazarle á costa de una bajas, mientras los separatistas, protegidos
pérdida de quinientos hombres, pero pudo por sus obras de defensa, sufrieron muy po-
salvar todos los cañones y el tren de cam- cas comparativamente. Es verdad que los
paña. unionistas recibian á cada momento rofuer-


Una parte de las fuerzas del ejército se zas, pero estos se componian en su mayor




644 HISTORIA DE LOS CAP, XXI.


parte de hombres que entraban en el servicio Bottom, y efectuado este movimiento en la.
por interés ó que no habian podido pagar la noche del dia 26 al-27 de julio, orde-


, 'd t't t (*) , 'H k d d 1.864. cuota eXlgl a para poner un sus 1 u o ,y no a ancoc que avanzara, an o
así es que el ejército del Potomac en 1864, un rodeo sobre las primeras líneas del ene- _
aunque contaba con muchos veteranos, la migo, mientras Foster simularia un ataque
mayor parte de las tropas era muy inferior á de frente, Este movimiento se ejecutó con tal
las que el general Me Olellan llevó á la pe- acierto, que el primer puesto avanzado de los
nínsula en 1862. separatistas cayó en poder de la brigada-


El general Grant, no obstante, permane- Miles, despues de coger cuatro cañones, y
ció á la cabeza de sus tropas con ánimo re- entonces el enemigo se retiró á Bailey, y se
suelto, inflexible y sin dejarse abatir por los hizo fuerte en sus obras defensivas de Oha-
contratiempos. Despues de dar á sus solda- pin's Bluff, frente al fuerte Darling,
dos el descanso necesario, y viendo que el El general Sheridan trató de apoderarse
calor era intenso y que la tierra estaba tan de este punto con su c'aballería, y con este
seca, que el menor movimiento de sus sol- fin se situó en una eminencia, desde la cual
dados levantaba una nube de polvo suficiente pensaba atacar á los confederados por la re-
para ahogar á hombres y caballos, dando á taguardia, pero llegó la noche antes de ter-
conocer al enemigo, siempre vigilante, cuan- minar sus preparativos, y tan inminente
to se intentaba contra él, Grant quiso ten- creyó Lee el peligro por aquel punto, que
tar el último esfuerzo, y en primer lugar destacó inmediatamente cinco divisiones de
dispuso que se construyese una via férrea las ocho que le quedaban para conjurar el
para facilitar los movimientos de las tropas, peligro, Esta era la oportunidad que espera-
así como tambien para distribuir las muni- ba Grant.
ciones y víveres, cuyo depósito, juntamente El cuerpo de ojército ele Dllrnside tenia sus
con el cuartel general, se hallaban en Oity- posiciones frente por frente á Petersburg, en
Point. un terreno un poco elevado, y sus líneas


El general Foster entretanto, desde sus distaban solo unas ciento cincuenta varas de
fortificaciones de Deep Bottom amenazaba las del enemigo, en las cuales se veia un
continu~mente á Richmond, al paso que re- fuerte con su correspondiente guarniciono
forzaba sus líneas de defensa de Bermuda Bajo este fuerte, y merced á estar situado
Hundreds. El general Lee, á quien sin duda cerca de un barranco oculto á la vista de las
molestaba tener tan cerca al enemigo, inten- tropas de Lee, pudieron fácilmente los unio-
tó dos veces apoderarse de este punto, pero ni stas abrir una mina sin que se les obser-
ambas fué rechazado fácilmente, y esto mas vara y hasta sin que se sospechase el pro-
que todo indujo á Grant á probar suerte yecto, pues de lo contrario, seguro es que
de nuevo. Oon arreglo al nuevo plan que se se hubieran puesto los medios para evi tar
habia propuesto, dispuso que se trasladara una catástrofe.
una numerosa fuerza por el Jacobo á Deep En la mañana del dia 30 de julio todo es~


taba corriente, y se dispuso pegar fuego á la-
(') so demostró oficialmente que de los quinientos mil mina, debiendo seguir á esto, como es de su-


hombres alistados en 1864, solo ingresaron en el ejército
ciento sesenta y ocho mil, por haber satisfecho los demás poner, un ataque general por el punto donde
sus cuotas ó puesto un sustituto, mas daños hubiese causado la esplosion. Oal-




':AP. XXI. ES'f ADoe-UNIDOS. 64;';


culábase que si se avanzaba á una distan-
cia de unas cuatrocientas varas mas allá del
fuerte, seria fácil apoderarse de Petersburg.
Á las tres y media de la madrugada se dió
órden de aplicar la mecha, pero como pasa-
ba mucho tiempo sin que ocurriera novedad,
el teniente Jacobo Douty y el sargento En-
rique Rees se aventuraron en la galería y
vieron que la mecha se habia apagado: vol-
vieron á encenderla, y hora y media des-
pues tuvo lugar la esplosion, que hizo volar
el fuerte, aniquilando á los trescientos hom-
bres que en él habia. En el mismo momento,
y antes de que el enemigo volviese de su
asombro, rompió el fuego la artillería unio-
nista en toda la línea, y se dió órden de avan-
zar á las columnas de ataque.


Era indispensable, sin embargo, que una
de estas se lanzase resueltamente por el pun-
to donde habia ocurrido la esplosion, antes de
que el enemigo se repusiese de su sorpresa,
y aquí debemos consignar que precisamente
en este punto, que era de la mayor impor-
tancia, se cometió una grave torpeza. Aten-
dido que el cuerpo de ejército de Burnside
ha bia abierto la mina, se le concedió la
preferencia para formar las columnas de
ataque, y no se tuvo en cuenta que estas
tropas eran las menos á propósito para
el caso. De las cuatro divisiones de que se
componia este cuerpo de ejército, asegura-
ron los jefes que la de los negros era la mas
conveniente para servicio tan peligroso, pe-
ro Grant no quiso dar crédito á estas pala-
bras y dispuso que se eligiera otra, dando
esto lugar á que los jefes echaran sue'ttes pa-
ra ver cuál seria el privilegiado. La suerte
tocó al general Ledlie, precisamente el hom-
bre menos á propósito para una empresa de
tantísima importancia, é inútil nos parece
añadir aquí que durante la noche no se hizo
ninguno de esos preparativos que son de rigor


TOMO 111.


tratándose de ataques de semejante natura-
leza.


La esplosion haLia volado el fuerte, cuyos
fragmentos se elevaron á doscientos piés de
altura; la artillería federal acababa de rom-
per el fuego en toda la línea, y solo faltaba
que avanzara la primera columna de ata-
que, pero se perdieron algunos minutos,
tiempo precioso, antes que la division Ledlie,
apartando los obstáculos que obstruian su
marcha, penetrara por el boquete que aca-
baba de formarse á causa de la esplosion, y
en el cual permanecia el enemigo sin sa-
ber qué partido tomar. Á las tropas de Led-
líe siguieron otras dos divisiones de Burn-
side, á las órdenes de Potter y \Vilcox, pero
cuando todas ocuparon el cráter formado
por l~ voladura del fuerte, lejos de avanzar
compactas al ataque, y debidamente forma-
das, hiciéronlo en desórden, marchando las
unas despues de las otras, y así se perdie-
ron de una manera lastimosa dos horas, du-
rante las cuales, recobrados de su sorpresa
los separatistas, preparáronso á una vigoro-
sa resistencia. Como si esto no bastara,
cuando el mayor número de tropas solo po-
dia producir confusion, Burnsíde destacó
á la division negra, que avanzando ciega-
mente, cargó al enemigo, el cual preparado
ya, hizo un fuego tan espantoso contra los
federales, que les obligó á retroceder hasta el
cráter, donde comenzó á reinar una confu-
sion indecible; desbandáronse los soldados,
solo se pensó en salvar la vida, y entre tanto
las balas y las bombas de la artillería confe-
derada, que caian como el granizo, sembra-
ban la muerte y la desolacíon, cuhriendo el
suelo de cadáveres. La carga de la division
negra, aunque débil, dió por resultado co-
ger algunos prisioneros, pero las demás tro-
pas no podian retroceder ni avanzar, mien-
tras los cañones enemigos barrian todo aquel


Hl




HISTORL\ DE LOS CAP. XXI.


terreno, aumentando á cada instante el nú-
mero de víctimas. Miles de soldados espusie-
ron su vida sin vacilar para salir de aq ue-
lla ratonera y volver á sus líneas, mas no
era esto tan fácil, y no pocos perecieron en
la demanda. Las pérdidas de los federales
entre muertos, heridos y prisioneros no ba-
jaron en aquella ocas ion de cuatro mil cua-
trocientos, mientras el enemigo apenas lle-
gó á tener miL


Este sangriento desastre no desanimó á
Grant, pues á los pocos dias volvió á tomar
la ofensiva comenzando las operaciones por


ambos flancos. El dia 12 de agosto
1864. " H k h d prevmo a ancoc que marc ara e
nuevo contra el ala izquierda que estaba
frente á Deep BoHom, y al efecto reforzó su
cuerpo de ejército con las divisiones de Bir-
ney y de Gregg, inclusa la caballería de este
último. Hancock trató de franquear las lí-
neas enemigas por Bailey; Barlow marchó
con dos divisiones á fin de sorprender la re-
taguardia, y la division Mott amenazó el
frente. Birney obtuvo alguna ventaja, pues
cogió cuatro ca.ñones, pero como Barlow so-
lo tenia una brigada, rechazóle el enemigo
con ütcilidad. En resúmen, lo único que se
adelantó con esto fué ~larmar al enemigo,
que reforzó inmediatamente sus líneas, y así
es que cuando el dia siguiente, 16 de agos-
to, volvieron los federales al asalto, aun
cuando tomaron al principio una trinchera
cogiendo doscientos prisioneros, viéronse
bien pronto obligados á retroceder, porque
no se juzgó posible desalojar por entonces á
los separatistas sin esponerse á una derrota
caSi segura.


La caballería del general Gregg, apoyada
por la brigada de infantería de Miles, avan-
zó entre tanto sol/re el camino de Charles-
City, rechazando al enemigo, que trató de
oponerse á su paso, pero no se adelantó mu-


cho con esto, y no pudo conseguirse que los
confederados abandonasen sus líneas y acep-
taran la batalla en campo abierto. El dia 20
de agosto hubo otro combate en el cual per-
dió Hancock unos cinco mil hombres; los
separatistas no tuvieron tantas bajas, pero
entre sus muertos se contaba el general
Oherardie.


Lee comprendió seguramente que con
aquella demostracion sobre Richmond se
trataba de encubrir un ataque al estremo de
sus líneas, pero vióse en la precision de re-
forzar la parte Norte para proteger á Rich-
mondo A penas hubo hecho esto, cuando
\Varren se dirigió hácia la via. férrea de
\Veldon, á la cual llegó sin encontrar resis-
tencia, y dejando en ella á la division Grif-
fin, avanzó con Crawford y Ayres en direc-
cion á. Petersburg. Apenas hubo recorrido
una milla, fué atacado por el enemigo, que
desembocó por un sendero desconocido de
los oficiales unionistas, á los cuales cogió
doscientos prisioneros antes que volviesen
de su sorpresa. Aun cuando en un principio
retrocedieron los federales, hiciéronse luego
fuertes, batiéndose con tal denuedo, que al fin
consiguieron rechazar á sus antagonistas.
Este'combate costó al cuerpo de ejército de
\Varren unos mil hombres, pero se consi-
guió ocupar la via férrea de \Veldon, consi-
derada como un punto de gran importancia.


Sin embargo, aunque la posicion era bue-
na, no estaba suficientemente protegida, y
tanto es aSÍ, que antes de que se hubiera te-
nido tiempo de remediar la faHa, avanzó Hill
con una numerosa fuerza, y atacando con
irresistible impetuosidad á la division Craw-
ford, la arrolló completamente, cogiéndola
dos mil quinientos prisioneros, incluso el ge-
neral Hays. Gracias á la oportuna llegada
de las brigadas de Wilcox y White, del cuer-
po de ejército de Burnside, pudo evitarse una




CAt'o XXl. ESTADos-u:>:müs, (
.,~


.J11


sangrienta derrota, y habiéndose retirado apoderó de cuatro baterías. Hancock, que
los confederados con los trofeos de su victo- queria á toda costa conservar sus posiciones,
ria, recobró Warren el terreno perdido y dispuso que la division Gibbon avanzara in-
reorganizó sus desbaratadas líneas. No se mediatamente para recobrar el terreno per-
le ocultaba sin embargo al jefe unionista dido, pero esto era mas difícil de lo que pa-
que su posicion en la via férrea de \Veldon recia, y lo único que consiguió Miles, á costa
era tan comprometida como peligrosa, y bien de heróicos esfuerzos, fué recobrar una de
pronto pudo convencerse de ello, pues á los sus baterías. Las tropas de Gibbon, domina-


tres dias, es decir, e121 de agosto, los das por la superioridad numérica, hubieron
1.864. , . 1 f' b d b d l' d . separatistas rompIeron e uego so re e a an onar sus meas, y cuan o mten-
su posicion con treinta cañones, y una hora taron los unionistas seguir avanzando, hu-
despues avanzó contra su centro una colum- bieron de retroceder ante el nutrido fuego de
na de ataque, mientras otra trataba de sor- sus contrarios. Aunque Hancock solo se ha-
prenderle por el flanco. Pero \Varren habia lIaba á cuatro millas de distancia del punto
tomado ya sus disposiciones, y gracias á es- ocupado por el cuerpo de ejército de \Varren,
to, no solo rechazó á sus enemigos, sino que no habia recibido refuerzo alguno, sin duda
los derrotó causándoles una pérdida de mil por una mala inteligencia ~ y á esto princi-
doscientos hombres, mientras que entre los palmente se debió que tuviera que abandonar
federales solo se contaron trescientas dos la estacion de Reams despues de perder dos
bajas. mil cuatrocientos hombres, de los ocho mil


Entre esta última refriega y las anterio- que mandaba, además de cinco piezas de
res, tuvo \Varren cuatro mil cuatrocientos artillería y otros efectos de campaña. Tnm-
cincuenta y cinco hombres fuera de comba- bien Hill sufrió algunas pérdidas, pero no
te, una mitad mas que el enemigo, pero en fueron tan numerosas. La posicion de \Var-
cambio consiguió ocupar la via férrea de ren era ya demasiado fuerte para que se
\Veldon. pudiera tomar sin hacer antes grandes pre-


Apenas hubo vuelto Hancock de su espe- parativos, y por esto se suspendieron las
dicion al Jacobo, marchó inmediatamente á hostilidades por espacio de un mes, durante
reunirse con la retaguardia de \Varren, pe- el cual los separatistas proyectaron y lleva-
ro al llegar á la estacion de Reams se detuvo ron á cabo una brillante espedicion por el
dos ó tres dias para cortar la línea por aquel J acobo y Coggin's Point, donde se apode-
punto. Ouando mas ocupado estaba en esta raron de dos mil quinientas cabezas de ga-
tarea, presentáronse algunos batidores anun- nado que allí tenian los federales.
ciando que se acercaba el enemigo con fuer- Por fin resolvió Grant proseguir las ope-
zas numerosas, y en efecto, poco despues las raciones, y su primera medida fué ordenar á
tropas confederadas atacaban á los federales "Tarren que avanzara con su cuerpo de eJér-
resueltamente; la division Miles, la primera cito hácia el camino de Richmond, debiendo
que contuvo el choque, rechazó al enemigo, seguirle á poca distancia el general Butler,
pero entonces Hill mandó á I-Ietl! que trata- á fin de apoyarle en caso necesario. El dia
ra de apoderarse á toda costa de la posicion, 29 de setiembre se puso Warren en


1 fi 1 ", d d d . . t t d'" 1.864, Y a n o conslgulO espues e ar cuatro mOVllluen o con cua ro IVIslOnes,
cargas suceSIvas: en una de las cuales se inclusa la caballería de Gregg, que iba de




ü48 HISTORIA DE LOS CAl'. XX!.


avanzada, y al llegar al camino de Squirrel
Level, tomó dos ó tres obras de defensa que
allí tenían los confederados, no sin que me-
diara un reñido combate, que se repitió al dia
siguiente y costó á los federales dos mil q ui-
nientos hombres. La nueva posicion conquis-
tada por estos se enlazó con la que ya tenian
en la via férrea de \Veldon por medio de obras
defensivas que formaban una estensa línea.


dia siguiente tuvo lugar otro combate cuyo
resultado fué indeciso, si bien unos y otros
proclamaban como suya la victoria, sin du-
da porque las pérdidas habian sido poco mas
Ó menos iguales. Butler practicó un recono-
cimiento el di:l 3 de octubre y asaltó 1.864.
algunas obras defensivas construidas
últimamente por, el enemigo, pero este las
defendió con tal obstinacion, que Eutler (le-
sistió del ataque. El general Butler cruzó entre tanto el Ja-


cobo con su cuerpo de ejército á las inmedia-
tas órdenes de Birney y Ord, y poco despues
se apoderaba de un puesto militar conocido
con el nombre de Fuerte Harrison, el cual
asaltó y tomó, cogiendo quince cañones y
posesionándose de las trincheras del enemi-
ga. Conseguida esta primera victoria, quiso
completarla con la toma del fuerte Gilmer,
situado un poco mas allá, pero rechazado
por el general Field, que defendia la posi-
cion, fuéle preciso desistir de su empeño
despues de haber perdido trescientos hom-
bres, entre los que se contaban los generales
Burnham y Ord, muerto el primero y heri-
do el segundo de gravedad. El fuerte Harri-


Despues de haberse pasado varios dias sin
mas novedad que algunas sangrientas esca-
ramuzas que tuvieron lugar alrededor del
fuerte Sedgwick, conocido entre los soldados
con el nombre de Fuer'te del Infierno, el ge-
neral Grant resolvió tentar otro esfuerzo, y
al efecto dispuso que mientras el general
Butler avanzaba por la estrema derecha,
marcharan otras divisiones por los caminos
de Oharles-City y \Villiamsbllfg para ata-
car las primeras líneas de Richmond. En'Jas
fortificaciones levantadas delante de Peters-
burg solo debia quedar el número preciso de
tropas para su defensa. En la madrugada
del 27 de octubre se puso en marcha


1.864.
son era una posicion tan importante para el ejército, á las órdenes de Meado,
Richmond, que Field resolvió recobrarlo, que se proponía atacar de improviso al ene-
mas no quiso dar el asalto hasta la mañana migo por su flanco derecho.
siguiente, y poco despues de amanecer des- Los generales Parke y \Varren avista-
tacó tres brigadas contra dicho punto, pre- ron á eso de las nueve de la mañana con sus
viniéndolas que atacasen por un lado mien- rcspectivas fuerzas, las trincheras enemi-
tras que el general Hooke lo haria por otro. gas, que situadas á la derecha de la posi-
Los separatistas acometieron tres veces, pe- cion, se apoyaban en la orilla Oriental del
ro no simultáneamente, y esto contribuyó Hatcher, y al intentar el asalto fueron re-
acaso á que fuera mas fácil rechazarlos, chazados vigorosamente. Entonces \Varren,
c~usándoles numerosas pérdidas. Algunos I segun lo convenido, se alqjó un .poco p~ra in-
dIas despues, no obstante, tomaron la revan- tentar un ataque por otro punto, mIentras
cha, pues cayendo de improviso sobre la que Hancock, á quien solo habia disputado
caballería del general Kautz, que avanzaba el paso del rio una escasa fuerza, avanzó
por el camino de Charles-City, la derrotaron por Dabneys Mill, hácia]a vía férrea de
y dispersaron por completo, cogiendo nueve Lynchburg, cerca de la cual estaba la reta-
cañones y unos quinientos prisioneros. Al guardia de los separatistas. La caballería




CAP. XXI. ESTADO::;-UNIDOS.


de Gregg apoyaba el ala izquierda de Han- llegó frente á la posicion de Hancock. En-
cock. Este jefe habia llegado, sin encontrar tonces Hill ordenó á su gente con el mayor
mucha oposicion, al camino de Boydton, y silencio, y á poco caia de improviso sobre la
seguia avanzando, cuando á la una de la division Mott, que sin ver al enemigo sufrió
tarde recibió una órden de Meade previnién- una nutrida descarga de fusilería. La briga-
dole que se detuviera, yentonces supo tam- da Pierce, atacada tan inopinadamente, se
bien que no habiéndole sido posible á Parke dispersó, dejando en poder del enemigo una
apoderarse de la trinchera que atacaba, ha- batería, y por un momento creyóse que iba á
bia dispuesto Warren que la division Craw- tener lugar otro desastre como el de la esta-
ford, reforzada con la de Ayres, cruzase el cion de Reams, mas por fortuna, el general
rio con objeto de marchar por la orilla Norte Egan, que habia oido las primeras descargas,
para atacar por otro punto al enemigo. acudia presuroso en auxilio de los federales,


Crawford avanzó, segun se le habia orde- y cuando los separatistas llegaban al cami-
nado, pero con mucha dificultad, pues todo no de Boydton, persiguiendo á los fugitivos
aquel territorio estaba cubierto de bosques de Mott, atacóles por su flanco con dos bri-
casi impenetrables, donde se perdieron mu- gadas, recobró dos cañones-é hizo unos mil
chos soldados, mientras que hubo regimien- prisioneros. Descon!3crtado el enemigo, em-
tos que se vieron separados completamen- prendió la retirada precipitadamente, pero
te de su division. Antes de que Crawford I unos' doscientos hombres que se dirigian en
adelantase á. mucha distancia, recibió á su i desórden hácia el rio, cayeron en las líneas
vez órden de \Varren para detenerse, pues de Crawford y quedaron prisioneros. Si este
se acababa de hacer una consulta á Meade jefe hubiese comprendido cuál era entonces
para saber si deberian avanzar ó retroceder la situacion, de creer es que las pérdidas de
las tropas, toda vez que aquel pais era muy Hill habrian sido mucho mayores.
distinto de lo que se creyó al principio. Han- \Varren se hallaba con Meade en la reta-
cock no se hallaba entonces sino á una milla guardia de Crawford, cuando se tuvo noticia
de distancia del ala izquierda de Crawford, del ataque de Hill, é inmediatamente se dis_
mas era tan espeso el bosque, que hubiera puso que el general Ayres marchara en au-
sido imposible distinguirle ni saber tampoco xilio de Hanoock, mas antes de que pudiera
qué posiciol1 ocupaba. El caso es que cuando hacerlo, habia llegado la noche. Al mismo
las -divisiones de Hancock y de Crawford tiempo de ser atacado Hancock por su cen-
creian qne iban [l reunirse, pues les faltaba tro, el general "Vade Hamptou cargaba con
muy poco para e110, hallábanse separadas la caballería separatista sobre su flanco iz-
por una distancia de mil doscientas varas, quierdo y su retaguardia, mandada por
precisamente cuando el general Lee acababa Gregg, y aun cuando hizo heróicos esfuerzos
de destacar una fuerza numerosa para sor- para desalojar á sus enemigos, no consiguió
prender á los federales. avanzar terreno y al fin hubo de retirarse,


La division Hill, al mando de Heth, cruzó sufriendo numerosas pérdidas. Las bajas de
el rio con ánimo de ir al encuentro de Han- Hancock en aquel dia ascendieron á mil qui-
cock, y' siguiendo un estrecho sendero á tra- nientas entre muertos y heridos.
vés del bosque, pasó cerca del sitio ocupado En vista de este resultado, Meade autorizó
por las tropas de Crawford, y sin ser visto, á Hancock para que se retirara ó conservase




H;-¡O HlSTORIA DE LOS CAP. XX!.


su posicion á fin de atacar á la mañana si- Así pues, mientras que se habia consegui-
guiente si creia poder hacerlo con auxilio de do avanzar por la izquierda á costa de gran-
Ayres y de Crawford. Como escaseaban las des sacrificios, al intentarlo por la derecha
municiones y no se tenia seguridad de reci- y aun cuando se venció al enemigo, no se
bir mas inmediatamente, así como tampoco pudo adelantar un palmo de terreno. El mo-
de que Ayres y Crawford llegasen á tiempo vi miento de Blltler no dió mas resultado si-
con sus divisiones para comenzar el ataque, no distr~er por algun tiempo la atencion del
Hancock creyó lo mas prudente retirarse, y enemigo, y esto á costa de numerosas pér-
acto continuo se pusieron las tropas en mar- didas.
cba para ir á ocupar sus atrincheramientos Así terminó en el año 1864 la obstinada
delante de Petersburg, cubriendo no solo las y sangrienta campaña contra el ejército de
obras defensivas que tenia Warren en la via Lee en Richmond, y aquí nos parece opor-
férrea de Weldon, sino tambien los cammos tuno reproducir el siguiente cuadro, facilita-
de Waughan y Squirrel Level (*). do por uno de los generales del estado ma-


( ') Dice Heth que si Hancock hubiese permanecido en yor de Grant, cuadro que no deja de ofrecer
su posicion, le habrian atacado ála mañana siguiente quin- interés yen el cual fiO'uran detalladamente
ce mil infantes y la caballería de IIampton. Parece que la .' . . o . .' .
falta de municiones fué lo que le indujo principalmente á las perdldas sufndas por el ejerCIto U11l0-
retirarse. 1 nista.


ESTADO-ESPRESIVO DE LAS BAJAS QUE TUVO EL EJÉRCITO DEL POTOMAC DESDE 5 DE MAYO DE 186'1
hasta 1.° de novielTIbre del :rnislTIO ano.


MUERTOS,
. HERIDOS, I EXTRAVIADOS, . I


BATALLAS. FECHAS. OfiCia-1 lndivi- "";',"M, ",," - ". m,.. TOTAl,,¡
les. duos de ~ tr~;.. ~ tr~a. ___ tropa.
--


Wilderness ........... Mayo del5 a112 ............... 269 3,019 1,017 18,261 177 6,667 29,410
Spottsylvania, ...... , Mayo del 12 al 21. ....... ,.,. 114 2,032 259 7,697 31 248 10,381
NorthAnna ............ lV!ayo del 21 a13L ........... 12 138 67 1,003 3 32~ 1,607
Cold Harbor ........... Junio del 1 all0 ..... " ...... 144 1,561 421 8,621 51 2,355 'n,15a
Petersburg ...... , ..... Junio del 10 al 2O .......... ,. 85 '1,113 361 6,492 46 1,568 9,665


Id. ............ Junio 20 á Julio 3O ........... 29 576 120 2,374 108 2,1m 5,3JG
Id. ............ Julio 30 ........ , .. ,., ............ 47 372 124 1,555 91 1,819 4,008


Trincheras ............ Agosto de11 al 18 ............ 'lO 128 58 626 1 45 868
Weldon (Via férrea) Agosto del '18 al 21. ......... 2L 191 '100 1,055 104 3,072 4,543
Estacion de Reams. Agosto 25 ....................... 24 I 93 62


I
484 95 1,674 2,432


Peeble's Farm ....... Setiembre 30 y Octubre!. 12 I 129 50 738 56 '1,700 2,685
Trincheras ............ Agosto 18 al 30 Octubre... 131 284 9L I 1,214 1- 800 2,417
Camino dcBoydton. Octubre 27 y 28 ................ .2!!.. ~ ~I~ 8 619 1,902


1 TotaL...... 796 I 9,776
- -


2,796 i 51,161 775 23,000 88,:l87


Nota.-Las cifras que apareeen en la primera línea del estado, comprenden las bajas sufridas en
los varios combates que durante algunos dias se dieron en Spottsylvania, y que pasaron de diez mil.
Las pérdidas en Wilderness apenas llegaron á veinte mil, pero en Spottsylvania se contaron otras
tantas. Estas correcciones, sin embargo, no alteran casi el total de las dos primeras cifras del cuadro.




CAP. XX!. ESTADOS-'J)lIDOS. G51


No podemos asegurar si en el estado an- ron la conducta de Grant en aquella campa-
terior se incluyen ó no las pérdidas de Burn- ña, sosteniendo que era decididamente pre-
side"antes de incorporarse al ejército del Po- ferible la táctica de Mc. Clellan, porque el
tomac, pero como no se comprendE1n las primero no sabia mas que aglomerar las
pérdidas sufridas cuando se operó en el Ja- fuerzas, sacrificando mas víctimas de lo que
cobo, puede deducirse sin temor de engañar- era necesario. De creer es que uno de esos
se, que los muertos, heridos y estraviados genios militares que aparecen una vez en
que tuvo el ejército en 1864 al intentar la cada dos ó tres siglos, habria llevado á me-
toma de Richmond, representaban la suma jor término la empresa, así como un jefe tí-
de cien mil. Ahora bien, teniendo en cuenta mido no hubiera conseguido nada, pero de
que de unos cincuenta y cuatro mil heridos todos modos no puede negarse á Grant el
y veinticuatro mil estraviados, (muchos de mérito de haber acometido una empresa tan
estos prisioneros, que obtuvieron la libertad formidable como la de tomar á Richmond.
en el mismo año), treinta mil se restablecie- Otras campañas fueron acaso mas brillan-
ron ó pudieron escaparse, resulta para las tes, pero es seguro que ninguna contribuyó
pérdidas una cifra redonda de setenta mil mas directamente á combatir el poderío de
hombres, mientras los separatistas, compren- los confederados, y -en este concepto no pue-
diendo los quince mil trescientos setenta y de m~nos de reconocerse el mérito de las ope-
tres prisioneros"que se les hicieron, y deduc- raciones militares que terminaron delante
cion hecha de los heridos que curaron y vol- de Petersburg, á los cinco ó seis meses de
vieron á las filas, tuvieron cuarenta mil bajas, haberse presentado el ejército unionista en
por mas que ellos aseguren no haber perdido las orillas del Rapidan.
tanta gente. En los desesperados y sangrien- Dejando al ejército del Potomac en sus
tos combates que tuvieron lugar aquel año, cuarteles de invierno, veamos ahora cómo se
el ejército del Potomac perdió veinticinco ca- sucedian en los demás teatros de la guerra
ñones, pero cogió en cambio treinta y dos, los acontecimientos que iban á influir di-
la mayor parte de ellos en Spottsylvania. rectamente en la situacion respectiva de los


Los críticos de la Confederacion ce11sura- I beligerantes.




CAPÍTULO XXII.
186ft .


OPERACIONES MILITARES EN VIRGINIA, EN EL RAPIDAN Y EN EL l'tIISSISSIPpf.


El general Jones sorprende un puesto militar de los federales.-Breckenridge derrota á Sigel en Newmarket.-Averill es
vencido en 'Vytheville.-Combate cerca de la estacion de Dublin. - Vicloria de Hunter en Piedmont.-Toma de Staun-
ton. - Los federales avanzan sobre Lynchburg. - Emprenden la retirada por el Alleghanies. - El general Early oh 1 iga
á Sigel á huir de Virginüt.-Wallace derrotado en Monocacy.-Early amenaza á Washington y obliga á retroceder á
Wright.-Averill derrotado cerca de 'Vinchester.-Nueva victoria del general Early.-Mc Causland incendia á Cham-
bersburg.-El coronel Stough es vencido en Oldtown.-Sheridan se encarga del mando.-Derrota de Early en Ope-
quan y en Fisher's Hill.-Depredaciones en el valle.-Represalias.-EI general Early sorprende á Crook en Cedar
Creek.-Sheridan convierte la derrota en una victoria.-Pérdidas.-Escursion de Phillips á Granada.-Mc Pherson
avanza desde Viclrsburg.- Correría de Foster.-Sherman avanza sobre Meridian.- Combate en Yazoo.-Pnlmer
mnrcha á DaIton.-Forrest se apodera de Union-City.-Es rechazado por IIicks en Paducah.-AsaIto y toma del fuer-
te Pillow.-Matanza despues de 1:1 rendicion.-Sturgis es derrotado por Forrest en Guntown.-Smith hate á Forrest
en Tupelo.-Escursion de Forrest á Memphis.-Combate en Bean's StatioD.-Última espedicion de Morgan á I\en-
tucky.-Rendicion de Hobson.-Burbridge ataca á Margan y le derrota cerca de Cynthiana.-Muerte de Morgan.-
Burbridge es batido en SaItvilIe.-Tentativa contra la isla de Johnson .



El general Grant, por el contrario de por el general separatista Jones, despues de


Mc Clellan, era un hombre tan infatigable una empeñada refriega, en la cual perdieron
como activo, y aun cuando en las operacio- los unionistas sesenta hombres. En


. 1864.
nes contra Richmond sufrieron sus tropas 30 de enero, el general separatIsta
frecuentes reveses, no se desanimó por esto Rugo Lee emprendió una espedicion al Oes-
ni dejó tampoco de pers'istir en realizar sus te de Cumberland, pero fué muy insignifi-
planes. Antes de hablar de ellos, no obstan.., cante, y pocos dias despues el general Ro-
te, haremos una ligera digresion á fin de I ser, destacado por EarIy para que hiciese
dar cuenta de otros hechos de armas que se una correría, sorprendió un tren que se di-
llevaron á cabo en la Virginia Occidental y rigia á Petersburg, siendo el resultado apo-
en la parte Norte del Rapidan, derarse de doscientos prisioneros, noventa y


Antes de que el general Grant se encar- tres wagones y mil doscientas cabezas ele
gase del mando en jefe, habian ocurrido va- ganado. De todas las espediciones empren-
rias colisiones en Virginia, i1a primera de didas anteriormente no se contaba ninguna
ellas tuvo lugar en Jonesville, cerca del Cum- tan ventajosa como esta. El dia 2 de febrero
berland, con el mayor Beers, que se halla- Roser sorprendió la estacion del camino de
ba custodiando un puesto militar, con tres- Baltimore y Ohio, que se halla á ocho millas
cientos hombres y tres piezas de artillería, de Cumberland, é hizo prisionero al piquete
cuando fué sorprendido y hecho prisionero que la defendia, mas al volver á Springfield ~




C,\P. XXll. HISTOlU.\ DE LO~ ESTADO~-LNlIJOS.


fué sorprendido á su vez por el general A ve-
rill, que con fuerzas muy superiores le hizo
retroceder á una gran distancia, cogiéndole
todos los prisioneros que llevaba y una por-
cion de caballos.


El cOl"onel Gallup, uno de los jefes del de-
partamento de Kentucky, sorprendió en 12
de febrero al coronel Ferguson, jefe de una
gnera de srilleparatistas que se hallaba en
Rock House, y despues de un breve combate
le mató quince hombres, cogiéndole cincuen-
ta prisioneros, incluso el mismo jefe. Por
último, el general Scammon, que se hallaba
en Charlestown, habia sido sorprendido algu-
nos días antes por el teniente Verdigan, uno
de los oficiales de Ferguson, el cual le envió
en clase de prisionero á Richmond con otros
cuatro oficiales y veinticinco individuos de
tropa que tambien cayeron en manos de los
separatistas.


Segun el plan de campaña de Grant, el
general Sigel debia operar en el Shenandoah
~


y el general Craok en el Kana w ha, á fin de
ahuyentar á los separatistas de las cercanías
de Staunton y Lynchburg. En cumplimiento
de las órdenes recilJidas, Sigel se puso en
movimiento el dia l. o de maJo, y al llegar á


Newmarket encontró una fuerza con-
i864. f' d d .. 1 1 e era a caSi 19ua 8, a suya, á las
órdenes de Breckenridge, el cual ocupaba
una buena posiciono Despues de algunas es-
caramuzas de poca importancia, el jefe unio-
nista dió la órden de atacar vigorosamente,
y no pudiendo Sigel resistir el ím peiu de sus
adversarios, quedó completamente derrota-
do, con una pérdida de setecientos hombres,
seis cañones, mil armas de varias clases y
una parte del tren de campaña.


El general Crook, que habia salido de
Charleston al mismo tiempo. que Sigel,
tuvo por conveniente dividir sus fuerzas, lo
cual no debió haber hecho nunca, y dispuso


TOMO lH.


que A verill marchara con dos mil ginetes á
destruir las minas de plomo de \Vytheville,
pero preCiStlmente se hallaba allí el general
Morgan con una numerosa fuerza de caba-
llería, y apenas hubieron llegado los federa-
les, se vieron arrollados completamente, sin
que sirvieran de nada sus esfuerzos para
evitar una sangrienta derrota. Al redactar
su parte oficial, el general Averill trata de
demostrar que eran doblemente numerosas
las tropas que le atacaron, pero como no
destru} ó las minas de plomo, ni tomó la ciu-
dad ni hizo cosa alguna que valiera la pem!
de emprender la espedicion, déjase compren-
der que con este aserto trataba de atenuar el
mal efecto que causara su sangrienta derrota.


El general Crook'habia marchado con once
regipüentos, que tendrian unos seis mil
hombres, hácia la via férrea de Virginia y
Tennessee, y al llegar á la estacion de Du-
blin, salióle al encuentro una fuerza de se-
paratistas muy inferior en número, á las
órdenes del general Me Causland, quien, á
pesar de haberse batido con el mayor arrojo,
fué derrotado, no sin que los federales su-
friesen antes una pérdida de ciento veinti-
seis muertos y quinientos ochenta y cinco
heridos. La via férrea quedó destruida en
gran parte, mas no tardó en aparecer un re-
fuerzo de tropas confederadas que habia
destacado Morga n , y entonces Crook se re-
tiró hácia el puente de Meadow, de modo
que cuando llegó A verill á la estacion de Du-
blin, no encontrando á su compañero, pro-
siguió su marcha sin detenerse. Hé aquí
cómo se frustró una vez mas, con tantas
combinaciones, el movimiento concéntrico
sobre el flanco de Lee: una fuerza que reuni-
da hubiera bastado para batir á todos los
separatistas que se hallaban al Oeste de Vir-
ginia, se habia diseminado de tal modo que
no pudo hacer absolutamente nada.


82




f¡5i HTSTOnIA Dg LOS CAP. XXII.


El general Grant dispuso luego que Si gel
reemplazara al general Hunter, y de nuevo
se adoptó el funesto y vicioso sistema de
hacer avanzar á las tropas desde puntos
opuestos á fin de concentrarlas en un solo
punto. El general Hunter, que habia reci-
bido refuerzos, tomó la ofensiva desde luego,
pues los frecuentes ataques de Grant obliga-
ron á TIreckenridge á retirarse con lo mas
escogido de sus tropas para atender á la de-
fensa de Richmond, en tanto que el general
Jones, con una numerosa fuerza separatista,
juntamente con la de Mc Causland, acudia
tambien presuroso á conjurar el nuevo peli-
gro. Los Llos ejércitos beligerantes se encon-
traron en Piedmont, cerca de Staunton, el


dia 5 de junio, siendo de advertir
1864.


accion, que fué por demás obstinada y san-
grienta. El general Jones cayó sin vida,
atravesada la cabeza de un balazo, cuando.
mas arreciaba la lucha, y esta fué la señal
de la derrota de los separatistas. Entre los
trofeos de la victoria contábanse mil quinien-
tos prisioneros, tres cañones y tres mil ar-
mas de todas clases, y puede decirse que con
este descalabro no pudo ya el ejército ene-
migo oponer la menor resistencia.


El general Hunter avanzó luego hácia
Staunton, donde se le reunieron los generales
Crook y Averill, y todos juntos se dirigie-
ron entonces á Lexington, muy á pesar de
Grant, que esperaba estas fuerzas en Gor-
donsville, á cuyo punto acababa de mandar
su caballería á las órdenes de Sheridan.


que el de los federales era mas nu-
meroso, (*) y dada la señal, se empeñó la


Las fuerzas de Hunter ascendian ya á
unos veinte mil hombres, y con este ejército
se puso en marcha inmediatamente con di-


(') El coronel lIalpine, del estado mayor de Hunter, di- reccion á Lynchburg, principal ciudad de la
ce lo siguiente al hablar de esta batalla:


"Las fuerws (le unu J otro ejército eran, poco mas ó me- antigua Virginia, de la que esperaba apo-
nos, iguales: el general Hunter tenia unos nueve mil horn- derarse n1uy pronto. Sin embargo, como
bres y el enemigu contaba eon otros tantos, los cuales ocu- I 1 !' d . 1


' ~. . • · Lvnchburg' es e lOCO e unn flca y popu osa paban una buena poslclOn en una cadena de colmas en J
forma de herradura, protegida en parte por el bosque y por reO'ion donde existen numerosas fábricas, si-L) ,
algunas barricadas hechas apresuradamente la noche ante- tuada á orillas del J acobo, y con una via fér-
rior. El parte oficial, encontrado al registrar el cadáY(~r de
JoneR, revelaba que tenia á sus órdenes seis mil ocho cien- rea que conlunica con Richmond y Peters-
tos hombres de tropas.:egulares, y que se le habia reunido burg, el general Lee, á quien convenia tanto
el dia antcs la brigaLla de Vaughan, con la eual iban mil qui- lId R' h d


conservar esta paza como a e lC mon ,
nientos de la milicia, muchos de ellos jóvenes que no
valian ni la pólyora que se illa á neeesitar para matarlos; habia cuidado de enviar numerosas tropas
bien es verdad que la m8yor parte de ellos huyeron de para guarnecerla antes de que Hunter ataca-
Staunton y LYl1chlmrg tan pronto corno supieron que se d 1 d·


se la ciudad, y hasta la víspera e la en
aproximaban los fe(lerales.


))Aunque las fuerzas (lue tomaron parte en la accion no que se esperaba el asalto, se estuvieron reci-
eran muy numerosas, la lucha fué obstinada y sangrienta, y hiendo refuerzos por el ferro-carril.
la victoria estuvo por ~lgun tiempo indecisa: el enemigo re-
chazó con vigoroso ímpetu las repelidas cargas Lle nuestra II unter, cuyas n1 uniciones em peza ban á es-
infantería y caballeria al mando de los generales Sullivan y casear, y que se veia ante una ciudad que
Staltl, pues las divisiones de Crook y Averill no ballÍan lle- contaba con una poderosa guarnicion, la
gado aun, y era ya entrada la tarde cuando la brillante di-
vision del coronel TholJUrne, cl'Uzando el valle y asaltando cual podria arrollarle de un momento á otro,
una colina por el flanco derecho del enemigo, decidió la no tuvo otro remedio sino emprender la reti-
victoria en Iluestro favor. El gener;;! .Tones, jefe del ejército
confederado, perdió la vida en aquella batalla, asi como he hablado, apoderándonos además de dos mil ochocientas
tambien cuatro coroneles, ti hidmos unos mil ochocientos armas de todas clases. La oscuridad de la noche y la natu-
prisioneros, inclusa la inútil reserva de milicia de que ya raleza del terreno nos impidieron perseguir al enemigo.»




CAP. XXII. Jo: STADOS-UNIDOS.


rada precipitadamente, pues ya empezaba á miento se efectuó con tanta destreza, y tal
perseguirle el enemigo, y en 22 de junio lle- aparato desplegó la caballería, que aun


gó á New-Castle, precisamente cuan- cuando los invasores solo contaban con unos
1864. d 1 b' tad ' . t '1 h b d 1 o :ya se la tan ago o sus Vlveres. vem e mI om res, e ta manera se exage-
Hasta cinco dias despues no pudo obtener ra- ró el numero, que bien pronto cundió el pá-
ciones para sus tropas, y á esto se debió que nico, y alarmando hasta al mismo Gobierno,
murieran muchos caballos y padecieran los dispuso este se reuniera inmediatamente toda
soldados. Algunos habrán censurado acaso la milicia de Pennsylvania, Nueva-York y
sem~jante retirada, pero debe tenerse en lVIassachusetts para hacer frente al peligro.
cuenta que aun cuando Hunter tuviese mu- Los separatistas sabian muy bien que el
chos defectos, era hombre de reconocido va- general Couch era el jefe militar de Pennsyl-
lor, y al retirarse por New-Castle, fué porque I vania, así como el general Wallace, de Mary-
creyó que volver al Shenandoah directamente land, y sus demostraciones contra el prime-
desde Lynchburg, seria esponer á su ejército ro no tenian mas objeto que distraer su
á un grave peligro, si bien no se le ocultaba atencion para asegurar un golpe de mano
que iba á dejar á sus enemigos en libertad contra el segundo, pero sospechando ,Valla-
de obrar libremente, y que su largo rodeo por ce la intencion, reunió sus escasas fuerzas,
el Kanawha, el Ohio, Parkersburg, y Graf- pues la mayor parte de las tropas con que
ton, le impediria entrar en accion tan pron- contaba operaban entonces contra Rich-
to como lo deseaba. mond, y resolvió presentar la batalla á los


Los separatistas, por su parte, no dejaron atrevidos invasores cerca delMonocacy, don-
de aprovechar esta oportunidad, y sin perder de podria tomar una buena posiciono Es (le
un momento, el general Early, jefe de los advertir que cuando Wallace concentró sus
refuerzos que salieron de Richmond para fuerzas en Frellerick, solo tendria unos
proteger á Lynchburg, reunió el mayor nu- tres mil hombres, entre los cuales iban cien
mero de tropas posible, y dirigiéndose rápida- voluntarios que nunca habian entrado en
mente hácia el Norte, presentóse á poco en las fuego. El coronel Clendenin marchó desde
orillas del Potomac. Sigel, que se hallaba en luego con su caballería, compuesta solo de
Martinsburg, se retiró á toda prisa á Har- unos cuatrocientos ginetes, en direccion á


.per's Ferry, dejando en poder de los separa- Middletown, á cuyo punto llegó el día 7 de
tistas un considerable numero de efectos de julio, mas habiéndole salido al en-


1864.
cuentro el general Bradley T. John-campaña, y fué á tomar posicion en las al·


turas de Mar.yland, donde el enemigo no
creyó prudente atacarle, pero destruyó una
vez mas gran parte de la via férrea de Balti-
more y Ohio, impuso una contribucion for-
zosa de veinte mil duros en Hagerstown, in-
cendió varios edificios en Williamsport, y
recorriendo los alrededores de Pennsylvania,
apoderóse de una porcion de caballos y otras
clases de ganado, abundantes víveres y no
escasas cantidades de dinero. Este movi-


son á la cabeza de mil hombres, retrocedió
hasta Frederick, donde, reforzado con la in-
fantería del teniente coronel Griffin, y te-
niendo ya á su disposicion mil soldados,
aguardó á pié firme á sus contrarios.


Poco despues llegó '\Vallace á Frederick,
pero no habia podido averiguar nada acerca
de las intenciones del enemigo ni de las
fuerzas con que contaba, pues circulaban las
noticias mas contradictorias sobre este pun-




HISTORIA DE LOS CAP. XXII.


too Así pues, un telégrama es pedido por Si- queó el ala izquierda de los federales, forzan-
gel en las alturas de Maryland aseguraba do el paso del Monocacy por un vado que se
que el enemigo se dirigia hácia el Norte por encuentra dos millas mas abajo del puente
el camino de Pennsylvania, y un parte de de madera que h¡ty en el camino de \Vash-
Washington decia por el contrario que aca- ington; á bs diez y media de la mañana,
baba de recibir refuerzos, de modo que no otra columna avanzó en son de ataque con-
se sabia á qué atenerse con fijeza. El ge- tra la division Ricketts, y aunque este jefe
neral Ricketts llegó luego con una batería habia formado con sus tropas una sola línea
de veteranos, pero como notase que las que se apoyaba en la orilla del rio, tal era la
tropas enemigas iban siendo cada vez mas superioridad numérica de los confederados,
numerosas y que amenazaban atacarle por que la dominaron completamente. Viendo
su flanco, el general Wallace evacuó á Fre- '\Vallace cuán desigual era la lucha por
derick en la noche del 8 de julio y fué á aquel punto, envió á Ricketts dos de los ca-
tomar posicion en la orilla izquierda del Mo· ñones de Tyler, y mandó quemar al momen-
nocacy, donde yn se hallaba el general Ric- to un puente de madera á fin de impedir que
ketts. Si los separatistas tenian á su dispo- avanzara el enemigo.
sicion numerosas fuerzas é intentaban atacar La primera línea de los confederados car-
tt Washington, era de suma importancia gó impetuosamente, pero fué rechazada des-
entretenerlos para ganar tiempo hasta que pues de unn sangrienta refriega, a~í como
llegase un refuerzo de Grant. I tambien la segunda, y aun cuando \Vallace


En la mañana del 9 ya habia tomado Wa- I hubiera podido retirarse entonces con ho-
llace todas sus disposiciones: el ala derecha nor, no lo hizo porque, siendo ya cerca de la
de su pequeño ejército, mandado por Tyler, una de la tarde, hora en que dellÍa llegar el
cubria la línea de Baltimore; la izquierda, á resto de la division Ricketts, parecíale fácil,
las órdenes del general Ricketts, ocupaba, el con este auxilio, conservar su posicion á pe-
camino de \Vashington, y tambien se toma- sal' de la superioridad numérica de sus con-
ron los puentes, destacando avanzadas en trarios. Sin embargo, dió la una y dieron las
todos sentidos. La caballería del coronel dos sin que llegase el espresado refuerzo ni
Clendenin vigilaba los ·vados. La division se tuviera noticia alg~na de él, y como el
Ricketts no estaba completa, y se esperaba enemigo iba estrechando las distancias con
que llegara el resto, por el ferro·carril, de un la intencion de cargar resueltamente por to-
momento á otro, pero algunas horas antes dos los puntos á la vez, \Vallaee ordenó á
avanzaron los separatistas desde Frederick, Ricketts que se preparase para emprender
y despues de situar convenientemente sus la retirada por la parte de Balt.imore, la cual
cañones en número de diez y seis, rompieron se efectuó á las cuatro de la, tarde.
el fuego contra los federales. Como estos so- El puente de piedra que se encuentra en
lo podian disponer de seis piezas, viéronse aquel camino estaba ocupado por el general
dominados desde luego por sus enemigos, Brown, y como era de la maJor importan-
mas á pesar de esto generalizóse bien pronto cia conservar este punto, el general Tyler se
el combate y llegó á ser encarnizada la lu- dirigió á él con su reserva para encargarse
eha en el puente de Baltimore. Un numero- del mando, seguido á corta distancia por
so cuerpo de la, infantería separatista flan- Wallace, quien reiteró la órden de eonser-




CAP. XXI!. ESTADOS-UNIDOS. 657


var el puente á toda costa, hasta que hubie-
ra cruzado Ricketts. El general Tyler con-
tinuó pues defendiendo la posicion hasta las
cinco de la tarde, en cuya hora, viéndose ca-
si arrollado por sus numerosos enemigos, no
tuvo mas remedlO que lanzarse en el bosque,
seguido de su estado mayor, á fin de no caer
prisionero. El coronel Brown se habia reti-
rado ya, no sin sufrir algunas pérdidas, aun
cuando la persecucion no fué muy activa,
atendido que la caballería confederada del
general Johnson se dirigia en aquel mo-
mento hácia Baltimore. El resto de la divi-
sion Ricketts, esperado con tanta ansia, se
habia detenido en Monrovia, punto que dis-
taba ocho millas, y al fin llegó á tiempo para
evitar una ,completa derrota. Esta fuerza,
compuesta de. tres regimientos, se reunió
con Wallace en Newmarket, y ayudó á cu-
brir la retirada, que terminó á doce millas
del Monocacy.


Las pérdidas de los federales en aquella ac-
cion ascendieron á noventa Y ocho muertos,
quinientos setenta y nueve heridos y mil dos-
cien tos ochenta y dos estrfk vjfkdos, tota.} mil no-
vecientos cincuenta y nueve, y segun parece,
los separatistas solo tuvieron seiscientas ba-
jas, si bien cuatrocientos de sus heridos lo
estaban de gravedad y fueron hallados en
los hospib:des de Frederick al ocupar los
unionistas la ciudad dos ó ir'es dias des-
pues.


La caballería de Johnson se aproximó á
Baltimore al dia siguiente, precisamente
cuando empezaba á propagarse la noticia de
que el pequeño ejército de vVallace habia si-
do aniquilado en el Monocacy. Los separa-
tistas que residian en la ciudad, aunque no
tan numerosos como en abril y julio de
1861, no se mostraban menos hostiles, y de-
seaban con ansia la llegada del ejército con-
federado, pero el general Early, despues de


permanecer algunas horas en el campo de
batalla, se dirigió hácia vVashington, con-
vencido de que Baltimore, aun cuando no
contaba con una guarnicion numerosa, no
podria tomarse enseguida. Los generales
Lockwood y Morris, jefes de las tropas que
ocupaban á Baltimore, reunieron bien pron-
to algunos miles de ciudadanos leales, que
se apresuraron á ocupar todos los puntos im-
portantes y á levantar obras de defensa que
no podian tomarse fácilmente. El general
Johnson desistió, pues, de la empresa, pero
en cambio destacó una fuerza de caballería
que, á las órdenes de Gillmore, marchó al ca-
mino de Philadelphia, y al llegar á la e~ta­
cion de Magnolia. cometió varios desperfec-
tos despues de lUl~er detenido el tren de la
mañana.


Las avanzadas de la caballería de Early
llegaron á Rockville en la noche del


1864. lO de julio, y su infantería se halla-
ba al dia siguiente á seis ó siete mil] as de
vVashington, que se vió amenazado cuando
menos lo esperaba. El general Augur, en-
cargado de guardar llllS Jinea~ de det~n~~ d~
la ciudad, practicó durante la noche un de-
tenido reconocimiento, y empeñó con las pri-
meras avanzadas enemigas un reñido com-
bate, en el cual perdió doscientos ochenta
hombres. Si en aquel momento hubiese avan-
zado Early sobre vVashington á marchas
forzadas para atacar resueltamente la ciu-
dad, acaso habria caido esta en su poder á
costa de la mitad de su ejército, pero segu-
ramente no le hubiera sido fácil conservar
mucho tiem po su conquista.


Fuera cual fuese su intencion, era ya de-
masiado tarde para hacer mas de 10 que hi-
zo, ,y conociéndolo así, resolvió retirarse por
el Potomac, llevándose sus municiones, sus
baterías y todos los caballos que pudo en-
contrar,inclusas cincomilcabezas de O'anado o ,




658 HISTORIA DE LOS CAP, XXII,


de las cuales se apoderó durante su cor-
rería. Entre tanto el cuerpo de ejército del
general Emory se habia embarcado en Nueva-
Orleans para trasladarse al fuerte Monroe,
donde recibió órden de marchar á \Vas-
hington, á cuya ciudad se dirigia tambicn
W right para encargarse del mando, segun
10,dispuesto por Grant, y es indudable que
si Early no se hubiese retirado tan pronto,
su ejército de quince mil hombres se ha bria
visto arrollado por cuarenta mil unionistas.
El general \V right no emprendió la persecu-
cion con suficientes fuerzas, y así es que al
cruzar el Potomac para dirigirse al Shenan-
doah por Leesburg, Early se volvió repenti-
namente contra sus perseguidores, y re-
chazándolos vigorosamente, les causó una
pérdida de quinientos hombres. El general
"\Vright ~egresó entonces á Leesburg, confió
el mando al general Orook y se presentó po-
co despues en Washington. Averill salia en-
tre:tanto de Martinsburg con direccion á
\Vinchester, y muy cerca de esta ciudad fué
atacado por una fuerza de separatistas, á la
que rechazó despues de tres horas dé comba-
te, cogiendo doscientos prisioneros y cuatro
cañones, sin mas pérdida que unos ciento
cincuenta ó doscientos hombres entre muer-
tos y heridos. Al saber que se aproximaba
Early, se retiraron los federales precipitada-
mente.


Engañado Grant por los partes que habia
recibido, y suponiendo que el jefe separatis-
ta volvia á Lynchburg y Hichmond, dispuso
que marchase á Petersburg un numeroso
cuerpo de tropas para dar un golpe de mano
antes de que pudiera llegar Early. Hunter
no habia regresado aun de su espedicion á
causa del mal estado de los caminos, y el
general Orook, jefe de las' fuerzas que se ha-
llaban en el Potomac, habíase dirigido á
IIarper's Ferry, y desde allí á \Vinchester,


donele no esperaba encontrar enemigos, pero
por desgracia se engañó y su error le costó
una sangrienta derrota. Rl general Rarly no
se retiraba hácia el Sur, como se creyó por
algunos, sino que estaba muy cerca, y al
presentarse los federales el 23 de ju- 1864.
lio en el punto citado, cayeron sobre
ellos los separatistas, y los derrotaron, per-
siguiéndolos sin descanso hasta Martins-
burg, en cuya ciudad encontraron un refu-
gio por el pronto. En esta refriega perdieron
los federales mil doscientos hombres, incluso
el general Mulligan (*), que murió en el cam-
po de batalla: las pérdidas de los separatis-
tas fueron insignificantes. Al clia siguiente
hubo algun tiroteo en Martinsburg, pero
como lo que queria Orook era ganar tiempo
para salvar sus trenes, apenas lo hubo con-
seguido, se retiró á Maryland, dejando á Rar-
ly en pacífica posesion de la parte Sur del
Potomac desde Shepherdstown hasta \Vi-
lliamsport.


El jefe confederado se aprovechó muy po-
co de esta ventaja, pues precisamente cuan-
do en todo el Maryland y la parte Sur de
Pennsylvania cundia el pánico hasta el pun-
to de que muchos, no creyéndose seguros,
huian de estos Estados, destacó á los gene-
rales .Johnson, Me Oausland y otros con
unos tres mil gineies para ,que hicieran una
correría por el Norte. Mc Oausland dió un
gran rodeo y amenazó varios puntos á fin
de distraer la atencion de los que pensaba
atacar en realidad, y despues de haber dis-
persado un cuerpo de reclutas en Oarlisle,
llegó en 30 de julio á Ohambersburg, donde
no habia entonces guarnicion, y exigió mil
duros en oro ó quinientos mil en papel, ame-
nazando con incendiar la ciudad si no se ac-
cedia á su demanda. Oomo no se entregó el


(') El que defendió á Lexington en t8Gl.




CAP. XXII. ESTADOS-UNIDOS. 659


dinero en el plazo prefijado, los separatistas de haberse marchado los separatistas, 'Y
pegaron fuego á Carlisle, cuyos edificios como estos se habian dirigido á Mc Con-
quedaron en su mayor parte destruidos. nellstown, siguióles hasta este punto y llegó


Para justificar semejante acto de vanda- á tiempo para evitar un segundo saqueo, ata-
Esmo, alegaron los separatistas que lo mis- cando inmediatamente al enemigo, que huyó
mo habia hecho Hunter seis semanas antes en direccion al Potomac. Muy pronto cun-
al quemar la casa del gobernador Letcher dió el pánico por toda la parte Sur de Penn-
en Lexington, mas no se recordó que en sylvania: el general Couch, jefe de aquel
cierto modo tuvieron los federales un motivo departamento militar, recibió aviso de que


. para obrar así, pues encontraron en una im- marchaba sobre Pittsburg un gran ejército
prenta de dicha ciudad las pruebas de una invasor, por lo cual se hicieron en esta ciu-
proclama firmada por Letcher, en la cual se dad los necesarios preparativos de defensa,
aconsejaba al pueblo que hiciera fuego con- y poco despues se, supo que una guerrilla
tra las tropas de Hunter, desde las ventanas confederada, á las órdenes de Juan Moseby,
y balcones, tan pronto como se presentaran. compuósta solo de cincuenta hombres, aca-
Prescindiendo de esto, si con semejante in- baba de cruzar el Potomac y sorprender la
cendio se violaban las leyes de la guerra, pequefía poblacion.de Adams, apoderándose
habíase tomado la venganza de antemano, de varios efectos militares y algunos prisio-
pegando fuego á la casa de campo del gober- neros.
nador Bradford, situada cerca de Baltimore, El general Kelley, jefe del departamento
así como tambien á la de Mr. Blair, que de Cumberland, habia resuelto salir al en-
se halla á poca distancia de \Vashington. cuentro de los separatistas que mandaba
Debemos consignar aquí, no obstante, que Johnson, y merced á su actividad, pudo al-
no era la costumbre de Lee proceder de este canzarlos en Falck's Mill, donde tuvo lugar
modo cuando invadian sus tropas algun una refriega, en la cual se proclamó vence-
punto, pues si bien es cierto que una vez dor, pero lo cierto es que el coronel Stough,
incendió la fundicion de Tadeo Stevens, cer- que con quinientos hombres se habia diri-
ca de Gettysburg, no lo es menos que los gido á Oldtown para cerrar el paso á los es-
federales hicieron lo mismo con muchas fá- pedicionarios, fué derrotado despues de un
bricas y edificios del Sur, pero por punto empefíado combate y el enemigo le cogió no-
general, Lee daba siempre las mas severas venta prisioneros. Poco despues llegó A vc-
órdenes para que no se cometieran depreda- rill para auxiliar á Kelley, y como los sepa-
ciones de ninguna especie. ratistas se habian retirado ya, lanzóse en su


Alarmado Averill por las demostracio- persecucionj los alcanzó cerca de Moore:field
nes del enemigo~ habíase retirado con dos y los dispersó, cogiéndoles quinientos prisio-
mil seiscientos ginetes desde Hagerstown á neros, algunos cañones y muchos víveres,
Greencastle, y solo se hallaba á nueve mi- sin que los federales sufrieran mas que una
Has de Chambersburg cuando Johnson y pérdida de cincuenta hombI"es.
Me Causland, con una parte de la caballe- El 2 de agosto dispuso el general Grant
ría separatista, se ocupaban en saquear é ~ue Sheridan ~e trasladase á Wash- 1864.
incendiar aquella ciudad. Averill llegó á mgton con objeto de encargarle de
Chambersburg el mismo dia, poco despues las operaciones milibres en el Potomac y




/


6(j{) HISTORIA DE LOS CAP. XXII.


el Shenandoah, y el 4 de dicho mes se dirigió
el mismo á este último punto para adoptar
las disposiciones que creyese necesarias. En
la conferencia que tuvo allí con Hunter, y
como este jefe manifestase que deseaba se le
relevase del mando, Grant accedió al punto
y se trasladó acto continuo á Harper's Ferry
des pues de espedir un telégrama á Sheridan,
previniéndole que fuera á reunirse con él.
En 28 de agosto apareció una órden nom-
brando al general Felipe Sheridan coman-
dante en jefe del nuevo departamento del
centro, compuesto de los de la Virginia Occi-
dental, \Vashington y Susquehanna, y en
razon á su nuevo cargo se le envió un refuer-
zo de dos di visiones de caballería, por cuyo
medio llegó á contar con un efectivo de cerca
de treinta mil hombres. El general separa-
tista Early no disponia sino de veinte mil (*).


No fué culpa de Sheridan el que no se
tomara la ofensiva inmediatamente des pues
de encargarse del mando: era preciso en pri-
mer hwar orO'anizar convenientemente las D D
tropas, y en segundo, habian sufrido tantos
reveses los federales en aquel territorio, y
eran tan de temer las consecuencias de una
derrota, cuyo resultado seria una nueva in-
vasion cuando los federales se retirasen del
Jacobo, que Grant vaciló' en autorizar á She-
ridan para que avanzase hasta estar seguro
de que este jefe comprendia bien su posicion,
los deberes que le imponia su nuevo cargo y
con qué fuerzas tenia que luchar.


El general Early ocupalla la orilla del
Opequan, que conduce al camino de \Vin-
chester, y frente á él habia tomado sus posi-


e) E!l '186:; estos dos generales sostuvieron por medio
de los diarios una ruidosa polémica respecto al número de
fuerzas de quc cada uno disponía. Early aseguró que el nú-
mero de sus tropas no ascendia ni á la mitad de las de Sllc-
'ridan y éste SORtuvo que Jos prisioneros cogidos por él
esccdian ya Llel total de soldados que, segun dijo Early,
compon¡an su ejército.


ciones Sheridan, de modo que pudiera cubrir
á Berryville. En un reconocimiento practi-
cado por el general \Vilson el dia 13 de -se-
tiembre, atacó este jefe por su flanco á la
division Kershaw, cogiendo ciento setenta y
uno prisioneros, incluso el coronel Renne-
gan, y observando Sheridan que esta primera
victoria habia entusiasmado á sus tropas,
resolvió abandonar su posicion y apoderar-
se por asalto de la de su enemigo. Como es
de suponer, Early se habia fortificado lo
mejor posible, y es de advertir que para
acometerle debian avanzar los federales por
un estrecho desfiladero encajonado entre co-
linas cubiertas de espeso bosque, formar
luego en un pequeño valle, y lanzarse re-
sueltamente sobre el centro, mientras que
otras tropas flanquearian el ala izquierda,
pues la derecha era mucho mas fuerte. De
este modo, y enteramente dueños de la en-
trada del desfiladero, se podia muy bien cor-
tar la retirada á las tropas del general
Early.


Observando el jefe separatista que no se
podia perder un momento, destacó dos divi-
siones contra los generales Grover y Ric-
ketts, cuyas tropas retrocedieron en desór-
den, sufriendo pérdidas enormes, pues el
enemigo acababa de romper el fuego con sus
baterías, y los regimientos quedaron en par-
te destrozados, muertos muchos oficiales y
completamente rotas las líneas, de tal modo,
que por un momento se creyó perdida la ba-
talla. Poco despues, no obstante, recibieron
los federales un refuerzo; el general Emory
llegó con tropas de refresco, reunió todas
las que empezaban á desbandarse, mien-
tras el capitan Bradbury situaba conve-
nientemente una batería, y de nuevo se
empeñó la refriega con resuelta obstinacion
por una y otra parte, refriega que se convir-
tió luego en una sangrienta batalla que du-




CAl'. XXII. E"'TADOS-UNIDOS. GO!


ró cinco horas, siendo el resultado de ella
apoderarse Sheridan de la posicion enemi-
ga. Early se replegó en una colina situa.da á
dos millas mas lejos, en la que trató de ha-
cerse fuerte, pero como los federales se ha-
bian propuesto perseguirle sin tregua ni
descanso, atacáronle otra vez y le desaloja-
ron causándole numerosas pérdidas. En este
segundo combate cogieron los unionistas se-
tecientos prisioneros y dos cañones.


En el parte oficial remitido por el general
Sheridan, manifestaba éste que sus pérdidas
¡lscendian á tres mil hombres entre muertos
y heridos, contándose entre los primeros el
general David Russell, y entre los segun-
dos los generales Mc Intosh, Chapman y
Upton; en esta batalla perecieron tambien el
general separatista Rhodes y el coronel
Godwin. Pollard dice que los confederados
tuvieron tres mil bajas, pero como se les co-
gieron tres mil prisioneros y cinco cañones,
es de presumir que fueran mas.


El general EarIy, sin embargo, no se daba
a,un por vencido, y reuniendo otra vez todas
sus tropas, fué á ocupar un punto conocido
con el nombre de Fisher's Hill (Colina del
Pescador), que se encuentra á ocho millas al


despues de haber cortado en parte la vía fér-
rea central de Virginia.


Cuando el general Sheridan volvió al
Shenandoah, dió órden de talar todos los
campos que se encuentran en aquel fértil va-
lle y se quemó todo el forraje que no pudie-
ron llevarse las tropas, sin que se tuviera
consideracion alguna con las propiedades
de muchos, que no solo eran partidarios de
la Union, sino que trabajaban celosamente
en su favor. Para justificar esta medida,
alegóse que todo lo que se hubiese dejado ha-
bria servido de botin á los separatistas, y
que era preciso vengar el incendio de Cham-
bersburg y otros abusos semejantes. ~oso­
tros no creemos, sin embargo, que adelantara
nada con esto la c~usa nacional, y es de la-
mentar que se ejercieran semejantes repre-
salias, que debian prohibirse por las leyes
de la guerra.


La siguiente carta del general Sheridan
bastará para dar al lector una idea de los
destrozos que se cometian y de los perjui-
cios que con esto se irrogaban al pais.


« vVoodstouck 7 de octubre de 1861.
»AL TENIENTE GENERAL ULISES GRANT.


Sur de \Vinchester, cerca de las montañas de '»Tengo el honor de daros cuenta de mis
Massanutten. Dos dias despues, Sheridan últimas operaciones, y empiezo por manifes-
atacó á su enemigo en esta nueva posicion, taros que desde ayer por la mañana he esta-
y de nuevo le favoreció la victoria, pero de do en Port Republic, Mount Crawford,
una manera aun mas decisiva que en Ope- Bridgewater y I-Iarrisonburg, en cuyos pun-
quan, pues cogió mil cien prisioneros y tos se han destruido todas las cosechas y el
diez y seis cañones, yes de advertir que la forraje.
persecucion fué tan activa, que el general »En todo el pais comprendido desde BIue
EarIy se vió precisado á refugiarse en las Ridge hasta la montaña del Norte no podrá
montañas, donde la caballería no podía ope- molestarnos el enemigo, pues se halla com-
raro Sheridan le siguió con la infantería y pletamente asolado. Mis tropas acaban de
artillería hasta Port Republic, en cuyo pun- incendiar dos mil graneros llenos de trigo é
to capturó setenta y cinco wagones, mientras instrumentos de labranza, setenta molinos
su caballería, al mando de Torbert, se ocu- con miles de sacos de harina, y además nos
paba en destruir varios depósitos de víveres llevamos cuatro mil cabezas de ganado, sin


TOMO JIl. 83




üü2 HISTORIA DE LOS CAP. XXII.


contar las tres mil utilizadas para el ejérci-
to. Asimismo hemos cogido una porcion de
caballos cuyo valor no puedo apreciar en es-
te momento.


»La gente de aquí se va cansando de la
guerra, pero hasta ahora no han tenido ta-
zon para quejarse porque han vivido siempre
en la abundancia. El enemigo no ha creido
sin duda prudente perseguirme; solo he visto
un pequeño destacamento de caballería que
se aproximó á mi retaguardia, pero se retiró
muy pronto.»


Poco despues de haber remitido este parte
Sheridan, el Hichmond Whig publicó un ar-
tículo en el cual proponia se tomaran las re-
presalias, enviando incendiarios para pegar
fuego á diversas poblaciones de los Estados
de la Union. Hé aquí cómo se espt:esaba:


«Solo hay un medio eficaz para poner coto
á las u,trocidades de toda especie que están
cometiendo nuestros enemigos, y este con-
siste en incendiar una de sus principales ciu·
dades, tales como Boston ó Philadelphia,
para que así escarmienten de una vez y sepan
lo que se puede hacer y se hará si persisten
en continuar con su sistema. Si se nos pre-
gunta ahora cómo podria hacerse esto, con-
testaremos que nada es mas fácil, pues un
millon de duros bastará p'ara reducir á ceni-
zas la mas populosa ciudad, y seguramente
que no faltará quien se encargue de llevar á
cabo la empresa. Veinte hombres decididos,
provistos de sus planos y todo lo necesario,
y aprovechando una noche en que hiciera
mucho viento, podrian pegar fuego á Boston
por cien puntos á la vez, convirtiéndolo bien
pronto en un mar de llamas. Es muy posible
que nuestros enemigos trataran de tomar la
revancha quemando á Richmond, Charles-
ton ú otra ciudad de importancia, pero
dejadles que lo hagan si se atreven á ello,
pues en esto siempre les llevaremos l~ ven-


taja. Nueva-York vale veinte veces mas que
Richmond; ellos tienen doce ciudades por
cada: una de las que tenemos nosotros, y en
ellas está concentrada toda su riqueza. Esto
no seria inmoral ni bárbaro, pues nada mas
justo que defenderse con las mismas armas
que el enemigo emplea para destruirnos; si
él prefiere á la espada la tea del incendiario,
imitémosle; si él prefiero asolar los campos
y reducir las ciudades á cenizas, paguémosle
en la misma moneda, y si el Poder ejecutivo
no se halla dispuesto á tomar semejante me-
dida, dejad que el Congreso delibere secre-
tamente acerca de su conveniencia.»


Algunas semanas des pues de publicado
este artículo, tratóse de hacer en N ueva-
York lo que en él se recomenJaba, pegando
fuego á varios edificios principales de la ciu-
dad, pero afortunadamente se pudieron cor-
tar los incendios muy pronto, y no hubo que
lamentar daños de consideracion.


Batidos los separatistas en todo aquel ter-
ritorio, Sheridan creyó que sus adversarios
no le molestarian ya mas por el pronto, y
en su consecuencia resolvió hacer una breve
visita á Washington, pero se engañaba mu-
cho, pues tan pronto como supo Early que
se hallaba ausente el jefe unionista, y de-
seando tomar la revancha de su última der-
rota, empeñóse en probar fortuna de nuevo
con la intencion de dar un atrevido golpe de
mano. Con este objeto organizó sus batallo-
nes en el camp~mento que tenia cerca Je
Fisher's Hill, y los hizo avanzar silenciosa-
mente en medio de la oscuridad de la


h 1 d t b d
' . 1864.


noc e de 18 e oc u re en lreCClOn
á Cedar Creek, posicion del enemigo, donde
esperaba sorprenderlo antes de la madruga-
da del dia siguiente.


Los federales que estaban acampados en
tres colinas unidas entre sí, no esperaban ni
remotamente que se les atacara, y persua-




CAP. XXII. ESTADOS-UNIDOS. üü3


dido de esto Ear]y, dividió su ejército en dos unionistas pudieran pensar en defenderse, y
columnas con objeto de caer á la vez sobre en un momento todo fué entre ellos confu-
los dos flancos. Llegar á ]a posicion enemiga sion y zozobra, mientras que los confedera-
no dejaba de ser una empresa muy árdua, dos obraban con la mayor calma y como
pues era preciso atravesar un terreno en es- hombres que saben perfectamente á qué ate-
tremo montañoso y lleno de asperezas, donde nerse. Á los quince minutos la mayor parte
los soldados tenian que trepar á cada mo- del ejército federal empezó á dispersarse. de-
mento, yen el cual apenas podia marchar jando desde luego en poder del enemigo unos
la caballería, sin contar de que en el caso setecientos prisioneros, y como los separa-
de apercibirse los federales de aquel atrevido ti stas conocian perfectamente el terreno, no
movimiento, habrÍaJes sido muv fácil des- tenian necesidad de practicar reconocimien-
truir completamente al enemigo. Los sepa- tos, y seguian siempre avanzando con in-
ratistas, no obstante, siguieron avanzando si- creible celeridad.
lenciosamente y pudieron al fin aproximarse El general Emory trató, por supuesto, de
al campamento sin que se sospechara siquie- reunir á los fugitivos, pero no pudo conse-
ra su presencia, Á eso de las dos de la ma- guirlo, pues se vió acometido á la vez por
drugada, los piquetes federales creyeron oir ambos flancos por .fuerzas numerosas, y aun
cierto rumor, como de hombres que trepasen cuando llegó muy pronto la brigada de
por la colina, y habiéndose dado el parte al Mc Millen, seguida de otras dos, nada bastó
momento, el general Crook se limitó á en- para contener aquel torrente de enemigos
cargar se vigilase atentamente, no creyendo que parecian multiplicarse á cada momento.
necesario que se practicara un reconocimien- Las tres divisiones del general Early, man-
to. Tan descuidados estab1tn los federales, dadas por Gordon, y que habian atacado el
que muchos tenian sus armas descargadas, y ala izquierda, iban desalojando á los federa-
aun cuando hubo un momento en que reinó les de todas sus posiciones, mientras que el
cierta inquietud, no se tomó precaucion al- general Kershaw,ála cabeza de su columna,
guna. acometia el ala derecha y el centro; la resis-


Una hora antes de amanecer, los separa- tencia fué obstinada en algunos puntos, y
tistas ocuparon, sin encontrar resistencia, las hubo sangrientos combates, pero poco á po-
posiciones que se les habia designado de an- co los unionistas fueron abandonando el ter-
temano, y aguardaban impacientes la señal reno, y cuando al fin consiguió Wright en-
de ataque. Por algun tiempo no se percibió contrar una posicion donde esperaba hacer
el menor ruido, ni nada llegó á interrumpir frente al enemigo, vió que este empezaba á
el silencio que reinaba en el campamento cercarla como para hacer toda retirada im-
enemigo, mas apenas comenzó á despuntar posible. Entonces dióse la órden, y el ejér-
la aurora, oyóse el estruendo de una descar- cito federal comenzó á retroceder, aban-
ga de fusilería, y algunos momentos despues donando todas sus posiciones. Las tropas
cayeron los separatistas sobre sus descuida- confederadas, hambrientas y rendidas de
dos enemigos. Los soldados de Early, sin cansancio, tanto por la lucha como por su
detenerse á escaramucear con los piquetes, penosa marcha, permanecieron en el campa-
se lanzaron desde luego en las trincheras por mento de donde habian desalojado á sus ad-
ambos flancos antes que los asombrados versaríos, sin pensar en perseguirlos. Mil




HISTORIA DE LOS C.\I'. XXII.


doscientos prisioneros, veinticuatro cañones,
un considerable número de efectos de cam-
paña y abundantes víveres, fueron los tro-
feos de la victoria.


Á su regreso de Washington, Sheridan se
habia detenido una noche en Winchester,
precisamente la misma en que tuvo lugar el
atrevido ataque de los confederados, pero al
despertar por la mañana, y pareciéndole
percibir un rumor lejano, pidió al instante
su caballo y marchó rápidamente hácia el
campamento para reunirse con sus tropas.
No tardó en distinguir á lo lejos la retaguar-
dia de su .ejército, que se alejaba cuando él
le creia acampado, y entonces, picando es-
puelas á su caballo, aproximó se bien pronto
al alcance de la voz, precisamente cuando el
general \V right mandaba hacer alto por ha-
ber dejado de perseguirle el enemigo. El jefe
unionista no reprendió á sus abatidos solda-
dos ni dió una sola queja á sus jefes, y muy
lejos de esto, acercóse á ellos y les dijo:
«i V amos, m uch achos, dad med i a vuelta y
volvamos á nuestro campamento, que no tar-
daremos en desaloj ar á nuestros enemigos!»
Estas palabras parecieron animar á las desa-
lentadas tropas, que inmediatamente obede-
cieron aquella amistosa órden, y cuando en el
camino volvió Sheridan a decirles: «Mucha-
chos, si yo' hubiese estado aquí no hubiera
sucedido esto,» todos se sintieron animados
del deseo de vengar su derrota.


Sin perder un momento adoptó Sheridan
sus disposiciones. y ordenó desde luego al
general Emory que fuera á ocupar un espe-
so bosque que habia á la izquierda del cami-
no, donde los federales se fortificaron apre-
suradamente lo mejor posible. Al poco tiem-
po les atacaron allí los confederados, pero
no con gran empeño, y cuando empezaban á
retirarse, dióse órden de avanzar á los unio-
nistas. Poco despues hallábanse estos ante


la posicion perdida la noche anterior, rom-
pióse el fuego, se generalizó el combate, y á
la media hora, la divisioll Gordon, la prime-
ra que sostuvo el choque, retrocedia en el
mayor desórden. Entonces hubo una breve
pausa, pues la artilleria enemiga hacia un
fuego terrible, pero Sheridan, corriendo
siempre de un punto á otro, dando órdenes
y adoptando las mas acertadas disposicio-
nes, consiguió animar á sus tropas, que
avanzaron resueltamente, cargaron con in-
decible arrojo sobre el enemigo y lograron
al fin desalojarle, despues de una empeñada
refriega, de la posicion que habia conquista-
do la noche anterior.


La pérdida de los federales en esta doble
batalla ascendió á tres mil hombres entre
muertos y heridos; en los primeros figuraba
el general Bidwell y el coronel Thoburn, y
entre los segundos los generales \V right,
Grover y Ricketts. Las bajas de los 'separa-
tistas fueron aun mas numerosas, y se les
cogieron mil quinientos prisioneros, veinti-
tres cañones, (inclusos los veinticuatro de
que se apoderaron la noche anterior). mil
quinientas armas de todas clases y una con-
siderable cantidad de víveres. Así pues, el
ejército del general Early quedó inutilizado
para continuar por entonces su campaña, y
esceptuando dos ó tres escaramuzas que tu-
vo la caballería separatista con la federal. no
se dió ya ninguna batalla en el valle de 8he-
nandoah. Al conseguir aquella victoria los
federales, se dió el caso raro de que un ejér-
cito, derrotado completamente por la maña-
na, obtuviese un gran triunfo por la noche~
sin haber recibido mas refuerzo que un solo
hombre.


Llegados á este punto y antes de referir
los detalles de la memorable campaña de
Atlanta, do que hablaremos en el capítulo si-
guient~~ daremos cuenta de algunas opera-




CAP. XXIf. ESTADOS-UNIDOS.


ciones secundarias que se llevaban á cabo en I cinco cañones y unos doscientos prisione-
el territorio que se halla entre Virginia y el ! ros. Al mismo tiempo de emprender la reti-
Mississippí, mientras que Sheridan comba- rada el general Smith, Sherman destacaba
tia con los separatistas en el Shenandoah. algunas fuerzas con objeto de apoderarse


El 3 de febrero, el general Sherman salió de la ,ciudad de Yazoo, y si bien entonces
de Vicksburg con cuatro divisiones, el cuer- no se consiguió, esta ciudad fué tomada


po de ejército de Mc Pherson y una y ocupada poco despues por una fuerza de
1864-. , . . t ' 1 'd d 1 1 O b d brigada de caballería á las órdenes I umoms as a as 01' enes e corone s an .
de Winslow, y despues de tocar en Jackson, Atacado á su vez en 5 de marzo por


f' d d 1 1864-. cruzó el rio de las Perlas, avanzando luego numerosas tropas con e era as a
hácia Meridian y otros puntos, donde come- mando de los generales Ross y Richardson,
tió infinitos destrozos, tales como destruir sostuvo un desesperado combate en el cual
vias férreas, quemar puentes, etc. El gene- perdió ciento treinta hombres, sin poder
ral separatista Polk, que llevaba entonces evitar que el enemigo se apoderase de una
consigo las divisiones de French y Loring y parte de la ciudad, aunque no consiguió
la caballería de Lee, opuso al principio una posesionarse del fuerte. Al poco tiempo se
ligera resistencia, pero se retiró luego á recibió una órden de Vicksburg disponiendo
Tombigbee, conociendo que no podria lu- que los unionistas evacuasen la ciudad.
char con ventaja con las fuerzas enemigas, En todo el territorio de la parte Sur del
que eran mucho mas numerosas. A pesar de Tennessee tuvieron lugar durante este año
esto, y aun cuando los federales ca).lsaron varios reñidos encuentros entre separatistas
grandes pérdidas á los separatistas, su espe- y federales, y se llevaron á cabo numero-
dicion no fué muy ventajosa, porque no conta- sas espediciones tan pronto ventajo~;as para
ban con suficiente caballería, debiéndose esto unos como para otros, pero una de las mas
principalmente á que no habiendo llegado el notables fué la del general Forrest, que á la
general Hurlbut con la suya oportunamente, cabeza de cinco mil hombres, avanzó en 24
Sherman se vió en la precision de retroceder de marzo sobre Union-City, donde empeñó
sin haber recorrido todos los puntos que de- un reñido combate con el coronel Hawkins,
seaba. En esta espedicion, sin embarg'o, solo que guardaba la vía férrea de aq ueI punto,
perdieron los federales ciento setenta y un y hubo de rendirse despues de oponer una
hombres y cogieron en cambio cuatrocientos vigorosa resistencia. Forrest ocupó luego á
prisioneros, mil refugiados y cinco mil Hinckman sin el menor obstáculo, y al dia
negros. siguiente se presentó delante de Paducah,


El general Smith, entre tanto, avanzaba reforzado con una division que acababa de
hácia Nueva-Albania, cerca de West Point, llegar de Jackson. Defendian este punto
á la cabeza de siete mil hombres, inclusa seiscientos cincuenta y cinco federales que
una brigada de infantería, pero al llegar á se retiraron al momento al fuerte Anderson,
Okolona, vió este punto ocupado por los y merced al auxilio de tres ó cuatro caño-
generales Forrest, Lee y Chalmers con nu- neras que habia en el rio, pudieron rechazar
merosas fuerzas, y en su consecuencia tuvo dos asaltos de Forrest, que se retiró al fin
que retirarse á Memphis, mas no sin que el dejando en el campo de batalla veinticinco
enemigo Je persiguiera de cerca~ cogHJJJdo)e i )]onibl'es entre .ml1ertos y lleádos. "IR deg-




HISTORIA DE LOS CAP. XXII.


animarse por esto, Forrest volvió al Ten- llaron á los negros en sus mismas camas;
nessee á fin de reunir mas fuerzas~ pero las enfermeras negras fueron sacrificadas
antes se presentó delante del fuerte Pi- con sus hijos, y ni aun la noche puso fin á
llow, que se haHa á cuarenta millas mas la carnicería, pues al dia siguiente volvió á
allá de Memphis, y cuya guarnicion consta- empezar esta, siendo entonces las víctimas
brt entonces de quinientos cincuenta y siete cuantos estaban heridos. Solo escaparon de
hombres, á las órdenes del mayor Booth y esta matanza dos oficiales y unos cien hom-
del mayor Bradford. Al amanecer del dia 12 bres, algunos de los cuales se ahogaron al
de abril, los separatistas atacaron el fuerte, atravesar el rio: el mayor Bradford, que ha-
y aun cuando los sitiados consiguieron al bia caido prisionero, fué fusilado poco des-
p7incipio contenerlos con el auxilio de seis pues de haber salido del fuerte. Forrest hizo
cañones, á eso de las nueve de la mañana fué cuanto le fué posible para contener á sus
muerto de un balazo el mayor Booth, y los soldados é impedir que se cometiesen tales
separatistas estrechaban á sus enemigos de atrocidades, pero todos sus esfuerzos fueron
tal modo, que temiendo el asalto de un mo- inútiles, pues parecia que aquellos estaban
mento á otro, el mayor Bradford adoptó sus dominados por una locura frenética, y sus
disposiciones para rechazar aquel último jefes no consiguieron hacerles entrar en
ataque si em posible. En ,aquel momento el razon hasta que hulJieron saciado su sed de
general Forrest envió un parlamentario con sangre.
bandera blanca. intimando la rendicion sin Cuando circuló la noticia de la matanza
condiciones, y entonces Bradford mandó del fuerte Pillow y se refirieron detallada-
suspender el fuego y pidió se le concediera mente los pormenores, horrorizárome las
una hora de término para consultar con sus poblaciones del Norte, y en algunas partes
oficiales, á lo cual contestó el jefe separatis- se creyó que era una exageracion ]0 que se
ta que solo otorgaria veinte minutos, y que contaba, mas habiéndose instruido un in-
pasados estos se daria el asalto sin mas aviso. forme, probó se el hecho hasta la evidencia.


Mientras se llevaban á cabo estas negocia- Forrest, que no podia negarlo, alegó como
ciones, Forrest habia hecho avanzar á todas única justificacion, que sus soldados se enfu-
sus tropas hasta situarlas muy cerca del recieron de tal modo al ver á los negros con
fuerte en posiciones convenientes para lan- las armas en la mano, tratando de oponer-
zarse al asalto á la primera señal, y apenas les resistencia, que no habia sido posible á
se hubo alejado el segundo parlamentario, los oficiales evitar la sangrienta matanza
acometieron resueltamente las obras defen- del fuerte Pillow. Hasta se dice que algunos
sivas, en las cuales penetraron sin gran difi-
cultad. Entonces, y á los gritos de: «i No
haya cuartel! ¡Muerte á los negros!» comen-
zó una espantosa carnicería, en la que unos
trescientos hombres, que habian dejado ya
sus armas, fueron sacrificados desapiadada-
mente. Los soldados, furiosos, sedientos de
sangre, y olvidando por un momento la dis-
ciplina, invadieron hasta el hospital y dego-


negros fueron enterrados vivos, pero esto no
se debe achacar á barbarie, pues lo cierto es
que muchos de aquellos se fingieron muertos
para salvar su vida, y despues de sufrir do-
lores atroces sin quejarse, dejáronse arrojar
en la fosa como verdaderos cadáveres, sin dar
á conocer que existian hasta que empezaba
á sofocarles la tierra que les echaron encima.


Despues de la toma del fuerte Pillow el




CAP. XXII. ESTADOS-UNIDOS. 007


general Forrest se retiró al Mississippí, sin I entorpecimiento para los movimientos de las
que entonces se le persiguiera con empeño, tropas, sino que se les cortaba la única reti-
porque los federales no contaban con sufi- rada posible. Era de suponer que atacando á
ciente caballería, pero en 30 de abril el gene- los separatistas en su fuerte posicion, sin
ral Sturgis marchó hácia Bolivar con inten- concertar antes el plan de batalla, sin for-
cion de atacar al jefe separatista, lo cual mar convenientemente las t.ropas y sin to-
no consiguió porque éste habia cruzado ya mar, en fin, ninguna de esas precauciones
el rio Wolf y no era fácil darle alcance. indispensables en semejantes casos ~ seria
Algunas semanas despues, reforzados los funesto para los federales el resultado de la
federales con la mayor parte del cuerpo de lucha, y en efecto, poco despues era derro-
ejército de Smith, que habia regresado ya de tado el ejército, y comenzó á dispersarse la
su poco afortunada campaña en Rio Colo- infantería en el mayor desórden, dejando en
rado, volvieron á Memphis en persecucion poder del enemigo todo el tren de campaña
de Forrest con órden de avanzar hasta en- y una gran cantidad de víveres y municio-
contrarIe, á fin de impedir que se uniera con nes. El coronel \Vinslow cubrió la retirada
el general Johnston. A pesar de que el. ge- con su caballería del mejor modo posible, mas
neral Sturgis habia dado repetidas pruebas como el enemigo pe.rseguia de cerca á los ru-
de su ineptitud, confiósele de nuevo el mando gitivos unionistas, estos hicieron frente antes
de la espedicion, que constaba de nueve mil de c-ruzar el Ripley, y habiéndose trabado un
infantes, la artillería necesaria y tres mil
ginetes,' mandados por el general Grierson.
Sturgis cruió con su ejército por el Tennes-
see Occidental y el Norte del Mississippí sin
encontrar mucha resistencia, pero al llegar
1.864. á Guntown, en 10 de junio, cerca de


la via férrea de Mobila, los federales
divisaron á la caballería de Forrest, que re-
tirándose precipitadamente, fué á reunirse
con la infantería, la cual ocupaba una fuerte
posicion en una cadena de colinas. Sturgis
espidió entonces una órden disponiendo que
adelantase la infantería que se hallaba á
cinco ó seis millas de distancia, y cuando
hubo llegado, sin tener en cuenta que los
soldados estaban rendidos, no solo por su pre-
cipitada marcha, sino por el calor sofocante
que hacia, mandó que avanzaran contra la
posicion enemiga, sin tomar precaucion de
ninguna especie. Oomo si esto no fuera, bas-
tante, los doscientos wagones donde iban· los
bagajes del ejército ocupaban á poco todo el
camino, de tal modo, que no solo fué esto un


reñido combate, se consiguió tener enjaque
al enemigo, aunque á costa de numerosas
pérdidas. Desde aquel momento la persecu-
cion dejó de ser tan activa como al principio,
y aquí es de advertir que el general Sturgis
no tomó medida alguna para reorganizar sus
tropas ni hizo .nada para reparar tan sen-
sible desastre. En aquel combate dejaron los
unionistas en poder del enemigo tres ó cua-
tro mil prisioneros, y entre los muertos con-
tábanselos coroneles Humphrey y Mc Keag~
ambos oficiales muy distinguidos.


Á los pocos di as de haber sufrido el ejér-
cito federal la funesta derrota CU'yos porme-
nores acabamos de referir, organizóse otra
espedicion de doce mil hombres con objeto de
tomar la revancha .Y combatir el mal efecto
que habia causado aquel desastre, encargán-
dose del mando el general Smith. El dia 7 de
julio se pusieron en marcha ,los federales en
direccion á Tupelo, donde los separatistas
habian concentrado sus fuerzas, compuestas
de unos catorce mil hombres, segun se ase-




(i68 HISTORJA DE LOS CAP, XXII.
guró por algunos oficiales, y acto continuo
se empeñó una obstinada accion en la que
unos y otros se batieron desesperadamente,
pero la victoria se decidió al fin en favor de
los unionistas, que desalojaron á sus adver-
sarios de la posicion que ocupaban. Las pér-
didas por una y otra parte fueron de bastante
consideracion. El general Smith no creyó
prudente seguir avanzando y por lo tan-
to se retiró por el pronto á las cercanías


de Memphis: en 4 de agosto, se puso
1.864. h d d' '1 en marc a e nuevo con tez mI
hombres, é hizo una correría por Hol1y-
Springs, mas no encontró enemigos que
combat~r, pues se aseguraba que Forrest se
hallaba prestando sus servicios lejos de aquel
punto y no habia que pensar en buscarle por
entonces. Sin embargo, esto no era cierto, y
tanto es aSÍ, que mientras Smith buscaba
por el Mississi ppí al atrevido guerrillero,
éste, seguido de tres mil ginetes, se dirigia á
Memphis, yen la madrugada del 21 de agos-
to atacó dicho punto con objeto de apode-
rarso de los generales Hurlbut, \Vashburne
y Buckland, los cuales, segun el informe de
los espías, se hallaban allí. Forrest no pudo
coger á dichos jefes, pero ·en cambio hizo
prisioneros á varios oficiales del estado ma-
yor y unos trescientos 'individuos de tropa,
sin que le fuera posible tomar la prision de
Irving, donde estaban encerrados muchos se-
paratistas, ni tampoco el fuerte, pues solo
estuvo en la ciudad dos horas, durante las
cuales cometió infinitos destrozos. En un
breve combate que empeñó al salir de la pla-
za, tuvo unas doscientas bajas, y en resú-
men, puede decirse que la espedicion de For-
rest no dió grandes resultados, lo cual no es
de estrañar si se atiende á que el general
IIurlbut contaba al menos con seis mil hom-
bres, repartidos dentro y fuera de la plaza.


En el Tennessee Orienta], los guerrilleros


separatistas llevaron á cabo muchas otras
espediciones con mas ó menos fortuna, pero
como las mas de ellas no fueron de gran im-
portancia, solo hablaremos aquí de la última
que hizo Morgan, la cual le costó la vida.
Este atrevido jefe, que hacia tiempo se ocu-
paba en organizar una espedicion, acababa
de reunir unos dos mil quinientos hombres,
y evitando cuidadosamente un encuentro con
el general Burbridge, que se hallaba en el
departamento 'de Kentucky con fuerzas nu-
merosas, se puso en marcha seguido de
su gente. Despues de tocar en Paintville,
OwingsvilIe, Fleminsburg y otr,os puntos,
apoderóse de Mount Sterling, París, Cyn-
thiana y Williamstown, quemando trenes,
cortando vias férreas y haciendo, en fin,
toda clase de destrozos sin encontrar apenas
resistencia. El hecho mas notabYe de esta
espedicion fué la captura del general Hobson,
con mil seiscientos unionistas bien armadós,
los cuales cayeron en una emboscada dispues-
ta por el coronel Giltner, uno de los ayudan-
tes de Morgan, que solo llevaba consigo
trescientos hombres. Dícese que los federales
apenas tenian municiones, y que por esta ra-
zon no tuvieron otro remedio sino entregarse.


El general Burbridge, que iba en persecu-
cion de Morgan, consiguió alcanzarle al fin
en Mount Sterling despues de recorrer á
marchas forzadas noventa millas, pero el
mismo dia de llegar los federales, es decir,
el 9 de junio, el guerrillero Morgan
abandonó dicho punto, y despues de 1864.
mandar parte de su fuerza á Lexington, que-
mó el depósito de la vía férrea y se dirigió
precipitadamente á Franckfort y George-
town, corriéndose luego hasta Cynthiana,
donde quemó varios edificios. Muy cerca ya
de ~sta poblacion, Burbridge alcanzó á los
espedicionarios, y les atacó el dia 12 mien-
tras estaban almorzando. Las bajas que su-




CAP. XXI!. ESTADOS-UNIDOS.


frieron los separatistas en el combato que se
siguió fueron muy considerables; trescientos
hombres quedaron fuera de combate y cua-
trocientos prisioneros, habiéndose apoderado
además los federales de mil caballos y mu-
chos efectos de campaña; el general Hobson
fué rescatado con los demás oficiales que
cayeron prisioneros en Memphis, y todo
esto se hizo sin que los unionistas perdieran
mas de ciento cincuenta hombres. Morgan
huyó á la Virginia Occidental con el resto
de su gente, que por cierto no era ya de te-
mer, mas apenas acabó de organizar su tropa,
con la cual ocupó á Greenville, cuando fué
1864. sorprendido en 3 de se~iembre por el


general Gillem, y perdIÓ la vida en el
desesperado combate que se empeñó. El ge-
neral Burbridge se habia detenido algunas
semanas en Kentucky á fin de reorganizar
sus fuerzas, y reunidas todas las tropas, se


TOMOIlL


dirigió hácia Saltville, cerca de Abengdon,
donde le salió al encuentro un numeroso des-
tacamento de separatistas que le obligó á re-
troceder, causándole una pérdida de trescien-
tos cincuenta hombres. Burbridge emprendió
la retirada por la noche, abandonando sus
heridos á fin de evitar una segunda der-
rota. Dos semanas despues, el general Brec-
kenridge sorprendió tambien á Gillem duran-
te la noche, y le derrotó completamente,
cogiéndole una batería, todo el tren de cam-
paña y muchas armas pequeñas. Los federa·
les perdieron doscientos veinte hombres y
dejaron á sus enemigos enteramente dueños
de la situacion.


Despues de esta espedicion no hubo nin-
guna otra de imporf¡ancia por entonces, y por
lo ta;p.to terminar(3mos aquí este capítulo pa-
ra ocuparnos en el siguiente de la batalla de
Atlanta.


Si




CAPÍTULO XXIII.
LA CAMPAÑA DE ATLANTA.-LA GUERRA EN EL OCÉANO.


1864.


Fuerzas respectivas de los ejércitos dc Sherman y Johnston.-Hooker toma á Resaca.-Davis se-apodera de Homa.-Com-
oates en New-Hope, Church y en Dallas.-Muerte del gencral Polk.-Sherman asalta á Kenesaw y es rechazado con
una pénli(la de tres mil hombres.-El paso de Chattahoochee.-EI gencral Hood reemplaza á Johnston.-Housseau
derrota á Clinton.-Hood ataca á los federales y es rechazado.-Desgraciada espedicion de Stoncrnan.-Hood ataca
de nuevo á los federales y es batido por Howard y Logan.-Espedicion de Kilpatrick.-Howard derrota á Hardee eu
.Tonesboro. -Shorman entra en Atlanta.-Los habitantes reciocI;l órden de alJandonar la ciudad.-Espediciones de
Pillo\\' á Lafayette.-Jefferson Davis en ll-!acon.-EI general IIood hostiliza á Sherman.-EI atarruc de Allatoona.-EL
general Thomas se encarga de la defensa del Tennessee.-Sherman se dirige al Sur.-La escuadra de los confede-
rados.-Sus torpedos.-Corsarios.-EI Sumtel', el Alaba¡¡¡a y el Florida.-Apresamiento del Chesapcake.-EI capitan
Collins se apodera del Flol·ida.-El g'<lbernador Seward. - Combate del Kca¡'saI'ge y el Alabama.-Farragut delante de
Mohila.-Bombnrden del fuerte Morgan.-Combate naval,-Yohulura del fuerte Powell.-Hendicion del fuerte Galnes
y e1el f1lerte Morgan.


A instancias del teniente general Grant,
el general Guillermo Sherman le sucedió en
el mando del departamento militar del Mis-
sissippí, que comprendia los de Ohio, Cum-
berland. Tennessee y Arkansas. Cuando


Sherman recibió. la órden, que fué el
186~.


14 de marzo, hallábase en Memphis,
é inmediatamente se trasladó á Nashville,
donde encontró á Grant, el cual iba~á ponerse
en camino para \Vashington á fin de dirigir
con milS ítcierto las operaciones militares, y
especialmente las de Virginia. Por el cami-
no, Grant y Sherman discutieron largamen-
te acerca del pbn de campaña que debia
ítdoptarse al operar contra Richmond y At-
Janta, y desde luego se convino que los puntos
de partida fuesen el Rapidan y el Tennes-
seo. y que se procediera con la mayor acti-
vidad á fin de que los ejércitos enemigos
no pwlieran prestarse mútuamente auxilio.


Cuando Sherman recibió sus últimas ins-
trucciones, es decir, en 30 de abril, acordóse
que la campaña empezaria en el mes de ma·
yo siguiente, y en su consecuencia el jefe
unionista dispuso que todo el ejército, com-
puesto de cien mil hombres de todas armas
y doscientas cincuenta y cuatro piezas de
artillería, abandonase desde luego sus cuar-
teles de invierno de Chattanooga. El ejérci-
to federal era superior al del enemigo en to-
do menos en la caballería, pues este último
solo contaba con cincuenta mil hombres, re-
partidos en tres cuerpos á las órdenes de
Hardee, Hood y Polk. Sherman recibía de
vez en cuando refuerzos, de manera que
siempre conservaba el mismo efectivo, pero
segun iba luego avanzando por Georgia, la
necesidad de conservar las comunicaciones,
redujo en mucho el contingente de sus tropas.


El pais que se encuentra entre Chattanoo-




CAP. XXllI. lIISTonu. DE LOS ESTADOS-U:'<IDOS. 671


ga y el Atlanta es muy distinto del que se
halla entre Washington y Richmond: todo
él está cubierto de escabrosas montañas,
profundos barrancos, inmensos bosques se-
culares en los cuales hay sitios que acaso no
ha hollado nunca la planta del hombre, es-
trechos desfiladeros y numerosas corrientes
que atraviesan algunos caminos irregulares,
cortados á veces por caudalosos rios, y en
derredor de todo esto se eleva una inmensa
cadena de montañas que da á todo aquel
pais un aspecto á la vez salvaje y pintores-
co. Por aquellos sitios corre el Chattahoo-
chee, y á ocho millas de distancia de este
rio se encuentra la importante ciudad de At-
lanta, punto de donde parten diversas vias
férreas y que cuenta con una pob1acion de
veinte mil habitantes. Esta ciudad, donde
hay numerosas fábricas, todas ellas de mu-
cha importancia, habia sido fortificada por
los confederados en 1863.


Al romperse las hostilidades en 1864, el
ejército separatista ocupaba una fuerte posi-
cion en Dalton, cerca de un desfiladero co-
no.cido con el nombre de Buzzard's Roost, y
un poco mas allá tenian otras lineas de de-
fensa que los federales no podian tomar por
el pront9 porque estaban perfectamente for-
tificadas. Sherman no creyó oportuno ata-
car de frente las posiciones y los desfilade-
ros de Buzzard's Roost, protegidos por fuertes
trincheras, y pareciéndole que seria mucho
mejor flanquear al enemigo por su izquier-
da, encargó al general Me Pherson que
marchara con algunas fuerzas por Ship's y
Villanow y se apoderara, si era posible, de
Resaca, punto que dista diez y ocho millas
de Dalton, mientras que el general Schofield
hostilizaria á Johnston por su flanco dere-
cho. Me Pherson se puso en marcha inme-


plaza, y como no era prudente permanecer
en aquel sitio teniendo tan cerca al ejército
de Johnston, fué á tomar posicion junto á
un desfiladero que se hallaba allí cerca, don-
de podia hacer frente al enemigo hasta que
llegaran refuerzos. Sherman, entre tanto,
despues de haber encargado á Howard que
con su cuerpo de ejército y alguna caba-
llería atacase á Dalton de frente, marchó
á reunirse con Schofield, y esto obligó á
Johnston á evacuar su primera posicion y á
replegarse hácia Resaca. El general Kilpa-
trick, que avanzaba sobre este punto, persi-
guiendo de cerca á la caballería confedera-
da, fué herido gravemente de un balazo
cuando ya iba á dar alcance á sus enemigos.
Sherman habia cr~ido que le seria posible
hostilizar á J ohnston en su retirada, pero
no le fué posible, porque este jefe era dueño
del mejor . camino mientras los federales
avanzaban con sumo trabajo.


Cuando Sherman llegó frente á Resaca,
lo primero que hizo fué disponer que se
echase un puente sobre el rio, y el 1·4 de
mayo comenzó la aceion, que se continuó al
dia siguiente, siendo el resultado de ella que
Hooker desalojara á los separatistas de to-
das las colinas dominantes, obligándoles á
dejar sus posiciones. En la noche del 15 al
16, se replegaron mas hácia el Sur des-
pues de quemar el puente del camino de
hierro, y mientras se retiraban por el Oos-
tenaula, el ejército federal entraba en Resa-
ca triunfante. Sherman, que no queria dejar
descansar un momento al enemigo, dispuso
que todo el ejército se lanzase en su perse-
cucion, y el 17 por la tarde la vanguardia
federal alcanzó á la retaguardia enemiga,
mandada por el general Hardee, en los al-
rededores de Adairsville, pero los separa-


diatamente y llegó á Resaca sin encontrar tistas solo opusieron una ligera resistencia
resistencia, mas no pudo apoderarse de la y continuaron retirándose hácia Kingston.


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672 HISTORIA DE LOS CAP. XXIII.


Llegados á Cassville ocuparon una fuerte poca distancia de los desfiladeros de AlJa-
posicion, aparentemente con el objeto de em- toona.
peñar una batalla decisiva, mas esta vez como Cuando empezaba á practicarse este mo-
la anterior se retiraron á favordela oscuridad vimiento, el general Hood, que vigilaba
de la noche, cuidando de quemar antes todos atentamente, atacó tí su vez el dia 28 al
los puentes, despues de lo cual fueron á for- cuerpo de ejército de Mc Pherson, que se
tificarse en Allatoona, donde el terreno era hallaba hácia la parte de Dallas, mas por
muy montañoso, y en cuyo punto se habian fortuna, este jefe habia cuidado de fortifi-
propuesto probablemente los separatistas carse perfectamente, y gracias á esto, no
oponer á sus contrarios una enérgica resis- solo se resÍstió, sino que obligó á su enemi-
tencia. go á retirarse apresuradamente. El resto


Reconociendo Sherman que sus tropas del ejército, que habia suspendido su movi-
estaban muy fatigadas, dispuso que descan- miento, lo continuó al dia siguiente; la ca-
saran dos dias, durante los cuales se prac- ballería avanzó á fin de apoderarse de todas
ticaron varios reconocimientos: el general las avenidas de Allatoona, y el 6 de junio,
Thomas recibió órden de avanzar hácia Ro- el grueso del ejército ocupaba ya la
ma, donde se hallaba el general Davis; via férrea despues de haberse con- 1864.
Mc Pherson fué á tomar posicion algo mas centrado en los alrededores de Ackworth.
lejos, y Schofield siguió á este último jefe Los separatistas se retiraron hácia Kene-
para apoyar su movimiento. Johnston com- saw y poco despues ocupaban una posicion
prendió bien pronto cuál era el plan de su imponente en Lost Mountains (Montañas
enemigo, y sin perder tiempo, adoptó sus Perdidas). El general Sherman, que durante
disposiciones para desbaratarlo. El general aquella campaña de quince dias tuvo tiem-
Thomas, que marchaba sobre Dallas, encon- po de observar con qué lentitud se movía su
tró al llegar á Pumpkinvine un fuerte des- ejército de un punto á otro y cuánto trabajo
tacamento de la caballería confederada que costaba conducir los bagajes y los trenes,
trató de cerrarle el paso, aunque inútilmen- dió órden para que se reparase inmediata-
te, pues una sola carga de los federales mente la via férrea y transformó los desfila-
bastó para rechazar á 'sus enemigos, pero deros de Allatoona en un nuevo centro de
Hooker, que mandaba la vanguardia, los en- operaciones, donde se construyeron varias
contró formados en línea de batalla un poco obras de defensa, dejando además una guar-
mas lejos, y esta vez se trabó una furiosa nicionsuficiente. Para reemplazar en el
accion que no fué sin embargo decisiva por ejército activo los destacamentos que se veia
una ni otra parte. Entre tanto el general precisado á escalonar en diversos puntos,
Hood habia ocupado una posicion muy fuer- Sherman hizo venir todas las tropas disponi-
te en New-Hope Church y allí rechazó dos bIes que habia en su departamento, y ya el 9
ataques de Hooker en los dias 25 y 26 de de junio se reunieron con él en Ackworth
mayo; el 27 concentróse el ejército federal dos divisiones del general Blair.
delante de este último punto, como si tuvie- El dia 10 Sherman se puso de nuevo en
ra intencion de atacarle, pero Sherman hizo marcha y el 11 haIlábase ya delante de las
desfilar á todas sus tropas para ir á ocupar líneas enemigas, formadas con parapetos y
la vía férrea de Ackworth, que se halla á reductos que se corrian en una estension de




C.~P. XXTlL ESTADOS-liKIDOS. 67:l


dos millas poco mas ó menos. Los separatistas
habian elegido admirablemente su posicion,
cuyo único defecto era ocupar demasiado
espacio; en las alturas veíanse numerosos
vigías, que podian observar todos los mo-
vimientos de los federales; Johnston habia
situado á su derecha el cuerpo de ejér-
cito de Hood, que cubria el camino de Ma-
rieUa, en el centro á Polk, y á la izquier-
da á Hardee, cuyas tropas se apoyaban en
Lost Mountains. El general 8herman for-
mó 01 12 á sus tropas en órden de batalla
eon intencion de atacar de una vez, sin de-
tenerse á flanquear la posicion enemiga, y
como la línea de J ohnston le parecia de-
masiado estensa, habia resuelto cortarla por
su centro, acometiendo á los separatistas
por la parte donde se eleva la montaña de
Kenesaw. Al efecto dispuso que se practi-
cantil varios reconocimientos y que se rom-
piese el fuego con la artillería, lo cual dió
lugar á que ocurriesen algunas escaramuzas
de poca importancia, pero antes de trabar-
se formalmente la batalla, los separatistas
sufrieron una sensible pérdida. El general
Polk, obispo protestante de Louisiana, que
mandaba uno de los cuerpos del ejército
confederado, se hallaba conversando con los
generales Johnston y Hardee dentro de las
líneas, poco despues de romperse el fuego,
cuando habiéndoles divisado el general unio-
nista Thomson, mandó que les disparasen
dos tiros, visto lo cual por los tres jefes
citados, retiráronse á un sitio mas seguro.
Polk, sin embargo, que estaba impaciente
y deseaba presenciar mas de cerca las ope-
raciones, volvió al mismo lugar donde se
hallaba antes, y poco despues una bala de
cañon le hizo completamente pedazos. El
dia 15 avanzaron los federales sobre el cen-
tro del enemigo, que se retiró, casi sin com-
bate, de sus primeras posiciones para con-


centrarse en las que tenia mas allá, pero
8herman le siguió de cerca, sin que bastara
á detenerle la incesante lluvia que entorpe-
cia á veces el movimiento de las tropas.


El dia 22 de junio se trabó una encarni-
zada refriega entre los cuerpos de ejército de
Hooker y Hood, y el 26 dió el general 8her-
man la órden de acometer al dia siguiente las
líneas confederadas por dos puntos á la vez,
es decir, por la parte Sur de Kenesa w y por
el frente de la posicion que ocupaba Me Pher-
son. Esta vez tuvo lugar el asalto formal-
mente, pero las dos columnas federales fueron
rechazadas con pérdidas enormes, recono-
ciéndose por esto que la posicion era casi
inespugnable. Esta primera tentativa costó á
los unionistas tres mil hombres entre muertos
y h9ridos, figurando entre los primeros los
generales Harker y Mc Cook, y entre los
segundos el coronel Rice y otros oficiales dis-
tinguidos de elevada graduacion; los separa-
tistas, protegidos por sus obras defensivas,
solo tuvieron cuatrocientas cuarenta y dos
bajas. Para justificar su ataque, decia 8her-
man en su informe lo siguiente:


«Despues de estudiar el terreno comprendí
que no me quedaba mas alternativa sino
asaltar de frente ó flanquear la posicion del
enemigo. Todo ofrecia sus dificultades y pe-
ligros, pero observando que mis adversarios
y hasta los mismos oficiales de mi ejército
estaban en la persuasion de que yo no aco-
meteria de frente las líneas fortificadas, y
reconociendo además que un ejército valero-
so no se debe limitar á una sola clase de ata-
que, me pareció conveniente, aun cuando no
fuera mas que por el efecto moral, atacar al
enemigo por el centro de sus líneas .......... .
lIemos sido rechazados y yo acepto toda la
responsabilidad, pues conozco que el ataque
ha producido buenos frutos, porque no solo
he demostrado al general.Johnson que tenia~




HISTORIA DE LO;; CAP. XXII!.


mos suficiente valor para acometerle como él
no esperaba, sino que nos hemos acercado
tanto á los parapetos del enemigo, que ni un
solo soldado podia asomar la cabeza sin gra-
ve riesgo de su vida.»


Lejos de desanimarse Sherman por el san-
griento descalabro que acababa de sufrir, no
se detuvo mas que el tiempo necesario para
recoger los heridos y enterrar los muertos,
y despues de ordenar que la caballería de
Garrard ocupase la posicion de Me Pherson,
1864. frente á Kenesaw, se puso en marcha


el 2 de julio con direccion al Chat-
tahoochee. Esta maniobra se hizo instantá-
neamente aun cuando se empezó á ejecutar
al anochecer, y como Johnston evacuase po-
co despues sus disposiciones de Kenesa w, el
ejército de Sherman llegó á MarieUa, pican-
do la retaguardia al enemigo. El jefe unio-
nista habia activado la persecucion, esperan-
do sorprender á Johnston cuando cruzara el
Chattahoochee, y destruir así la mitad de su
ejército, pero los confederados tenian tam-
bien una posicion muy fuerte en aquel punto
y cubrieron perfectamente el paso del rio.
Sherman se detuvo entonces para reconocer
la posicion, y á la mañana siguiente comen-
zó á tirotearse con el enemigo. Como el
Chattahoochee era en ~quel sitio bastante
profundo, y solo vadeable por uno ó dos pun-
tos, el general Schofield recibió órden de cru-
zar por Power's Perry, y pudo sorprender
al destacamento que allí habia, cogiéndole
un cañon. Hecho esto, se fortificó perfecta-
mente y mandó que se echaran pontones so-
bre el rio, mientras Howard hacia lo mismo
dos millas mas allá; entonces todo el ejérci-
to, que durante este tiempo habia hecho de-
mostraciones sobre la derecha, se replegó
sobre la izquierda para pasar el rio, y el
dia 9 comenzó á cruzar el ejército por tres
puntos á la vez. Al saber esto Johnston, eva-


cuó sus obras defensivas de la orilla derecha,
quemó sus puentes y se replegó con el grue-
so de sus fuérzas. en las líneas esteriores de
Atlanta.


Terminado felizmente su último movi-
miento, Sherman concedió á sus tropas el
descanso que tanto necesitaban, y antes de
pr?seguir las operaciones, recibió la noticia
de haber sido reemplazado Johnston por el
general Hood.


Parece ser que ]a última campaña de
Johnston no habia llenado las esperanzas del
Gobierno de Richmond, que tachó á dicho
jefe de obrar con demasiada prudencia, sin
duda porque no habia batido á Sherman
con un ejército que no escedia en mucho á la
mitad del de su enemigo. Esta fué segura-
mente una medida muy desacertada, á la par
que injusta, pues Johnston habia dado prue-
bas de poseer conocimientos muy superiores
como comandante en jefe, y no puede negar-
se que obró con sumo acierto al defender pal-
mo á palmo el terreno contra un ejército una
mitad mas numeroso que el sUJo. Johnsf.on
acababa de llegar á su base de operaciones,
donde podria librar la batalla con mas ven-
taja que en el Tennessee, y se le debiera ha-
ber dejado terminar su'plan antes de juz-
garle sin apelacion y de proceder contra él
tan sumariamente. Pollard dice que habÍ<1
perdido diez mil hombres entre muertos .Y
heridos y cuatro mil setecientos por otras
causas, lo cual venia á ser una cuarta parte
de su ejército, y que no habiéndose dado nin-
guna gran batalla, suponía esto, cuando me-
nos, tratár:dose solo de una campaÜ¡1 dei/m-o
siva que duraba dos meses, tanta actividad
como celo. Á pesar de todo, se le relevó del
mando, y Hood se encargó del ejército, que
constaba entonces de un efectivo de cuarenta
y un mil infantes, inclusa la artillería y diez
mil caballos, lo cual formaba un total de cin-




CAP. XXIII. E';TADOS-UNIDOS. lií5


cuenta y un mil hombres, es decir, el mismo
efectivo poco mas ó menos que tenia Johns-
ton en Dalton.


En 22 de julio fué á incorporarse á Sher-
roan el general Rousseau con dos mil gi-


netes, y al dia siguiente se empren-
186~. .' 1 . E' dIeron de nuevo as operaclOnes. '1
general separatista Hood, que deseaba á
todacostajustificar su reputacion de energía
é intrepidez personal, habia resuelto desde
luego tomar la ofensiva, y el primer resulta-
do de esta determinacion fué un sangriento
combate que tuvo lugar el dia 20 yen el cual
los cuerpos de ejército de Hooker y Howard
fueron atacados de improviso por los separa-
tistas, pero no sin sostener una encarnizada
lucha á que puso fin la oscuridad de la no-
che. Los federales perdieron en la pelea mil
quinientos hombres y los confederados algu-
nos menos. Al dia siguiente se dedicó Sher-
man á reconocer' la posicion que ocupaba el
enemigo en las alturas de Peach-tree, mas
al observar que sus defensores se iban reti-
rando de ella, dedújose que los confederados
tenian intcncion de evacuar á Atlanta, y
entonces los unionistas avanzaron hasta ha-
llarse á dos millas de la ciudad, donde se
vieron detenidos por una imponente línea de
fortificaciones, con sus reductos, trincheras,
parapetos y todo aquello que se conoce en el
<-trte de la guerra. El ejército federal estre-
chó entonces sus posiciones aproximándose
todo lo posible á la plaza, mientras una par-
te de las tropas coronaba todas las alturas;
el general Thomas se encargó del ala dere-
cha, Mc Pherson de la izquierdá y Scho-
freId del centro, y la retaguardia se estendió
hácia Decatur. Á eso de las doce del dia 22


de julio, y cuando se estaba acaban-
1864. 1 ' do de co ocar una batena, el general
Hooa atacó de imp.J..'oviso con numerosas
fuerzas la estrema izquierda de los federales,


mas apenas se hubo roto el fuego, Mc Pher-
son se dirigió inmediatamente hácia el pun-
to donde parecian ser mas cerradas las des-
cargas, seguido de sus tropas y una parte
de la reserva. Llegado al sitio en que aca-
baba de empeñarse la lucha, el intrépido
Mc Pherson cayó herido de tres balazos
que le atravesaron el pecho, dejándole sin
vida en el acto. Su muerte fué llorada por
todo el ejército del Norte, pues aquel pundo-
noroso oficial, que solo contaba treinta y sie-
te años de edad, parecia destinado, por su
profundo talento y grandes disposiciones,
así como por su noble carácter, á ocupar un
puesto de los mas distinguidos. El general
Logan le reemplazó interinamente, avanzó
resueltamente con ·todas sus tropas y bien
pro~to se generalizó la batalla. Sherman
dispuso que Thomas y Schofield se corriesen
háéia la izquierda; el cuerpo de ejército de
Polle, mandado por Stewart, que atacaba vi-
gorosamente á los batallones de Mc Pherson,
fué rechazado á su vez, y lo misnro le suce-
dió al general Hardee, que acometienuo de
tlanco y de frente, acababa de apoderarse de
algunas posiciones importantes y de tres
baterías, no sin dejar el campo de batalla
sembrado de muertos y heridos. Así pues, los
federales consiguieron rechazar el ataque,
pero á costa de mucha sangre, pues tuvieron
tres mil ochocientas baj as, sin contar la do-
lorosa pérdida que acababan de sufrir con
la muerte del general Mc Pherson. Los se-
paratistas dejaron en el campo unos mil
hombres entre muertos y heridos.


El ejército federal, sin embargo, no se desa-
nimó por este descalabro, y muy lejos de es-
to, se reforzó moralmente, pues acababa de
probar, que aun estando lejos de su centro
de operaciones, podía librar grandes batallas
con bastantes probabilidades de alcanzar la
victoria. Á pesar de esto, Sherman no juzgó




G76 HISTORIA DE LOS CAP. XXIII.


conveniente renovar el ataque contra im-
ponentes líneas atrincheradas cuando po-
dia emplear otros medios para alcanzar el
triunfo, y como que para tomar las obras
defensivas de Atlanta hubiera sido necesario
abrir desde luego paralelas y dar sangrien-
tos asaltos, resolvió, antes de llegar á este
estremo, cercar del mejor modo posible la
po sic ion enemiga para cortar las comunica-
Clones.


Mientras que Sherman adoptaba varias
disposiciones para llevar á cabo su plan,
una numerosa fuerza confederada sorpren-
dió en el camino de Decatur á todo un regi-


.


miento unionista, cogiéndole dos cañones, y
avanzando luego hácia la via férrea, obligó
á retroceder desordenadamente á la brigada
Lightburn. Empero, Sherman no estaba le-
jos, y conociendo cuán importante era re-
chazar aquel nuevo ataque, mandó que se
rompiera el fuego con algunas baterías de
Schofield, y que Logan marchase á recon-
quistar á toda costa el terreno perdido, mien-
tras que el general Wood iria con su divi-
sion á recobrar los cañones de que se aca-
baban de apoderar los confederados. Todas
estas órdenes se ejecutaron punt.ualmente, y
el éxito coronó los esfuerzos de los unionis-
tas, que alcanzaron un nuevo triunfo, obli-
gando á sus contrarios á que volviesen á sus
t.rincheras. En esta obstinada lucha perdie-
ron los federales unos tres mil setecientos
veintidos hombres, de los cuales lo menos
mil quedaron prisioneros; el general Sher-
man calcula que Hood tuvo unas ocho mil
bajas, y entre sus muertos figuraba el gene-
ral V\T alker, de Georgia.


Hood no parecia dispuesto á renovar la
lucha inmediatamente, y por lo tanto Sher-
man se ocupó en hacer varios preparativos
para emprender un nuevo movimiento por
la derecha, pero como no queria que su gen-


te permaneciera ociosa, dispuso que parte de
la caballería emprendiese una espedicion con
objeto de cortar las vias férreas cerca de las
cuales se hallaba la retaguardia de Hood.
En su consecuencia, se acordó que Stoneman
marchara con su division y las de Garrard,
compuestas de unos cinco mil hombres, en
direccion á Me Donough, dando la vuel-
ta por Atlanta, en tanto que el general
Mc Cook iria con sus tropas, en número de
cuatro mil infantes, hácia Fayetteville, de-
biendo luego reunirse con Stoneman en un
punto dado, cerca de Lovejoy. Estos movi-
mientos combinados rara vez salen bien, y
mucho menos cuando los jefes que los diri-
gen son de segunda ó tercera clase.


El general Me Cook marchó por la orilla
Oeste del Chattahoochee en direccion á Ri-
vert.own, cruzó cop.. pontones el rio, dest.ruyó
en part.e la via férrea de \Vest Point, cerca
de la estacion de Palmetto, y avanzando lue-
go hácia Fayetteville, donde capturó qui-
nientos wagones deHood, cogiendo doscientos
cincuenta prisioneros, dirigióse á Lovejoy,
en cuyo punto se hallaba el dia prefijado.
No obstante, como Stoneman no llegaba ni
se sabia nada acerca de él, el general
Me Cook marchó por el Surdeste á Newnan,
en cuyo punto le salieron al encuentro nu-
merosas fuerzas de infantería que venían
del Mississippí para socorrer á Atlanta, y
esto sin contar que la caballería confederada
le iba persiguiendo de cerca hacia algun
tiempo. En tan crítica sit.uacion, Mc Cook
no tuvo mas remedio que aceptar el comba-
t.e cont.ra fuerzas muy superiores en núme-
ro, y á duras penas pudo salir del conflicto
dejando en poder de sus contrarios todos los
prisioneros que habia hecho y perdiendo
quinientos hombres entre muertos y heri-
dos, incluso el coronel Harrison, que se con-
taba entre los últimos.




CAP. XXIII. ESL\DOS-UNIDOS. 677


El general Stoneman fué menos afortuna- por el coronel Adams, llegó á sus líneas y se
do, pues no habiendo encontrado á Me Cook reunió con Sherman sin sufrir apenas pér-
dividió sus fuerzas, enviando al general didas; la que estaba á las órdenes del coro-
Garrard á Flat-Rock á fin de cubrir su mo- nel Capron, atacada en medio del camino,
vi miento sobre Me Donough, y marchó en se vió sorprendida por el enemigo y hubo
distinta direccion con el resto de las tropas. de dispersarse, y por último, la brigada de
Su objeto era despejar el camino de Macon, Stoneman, la única que intentó oponer al-
apoderarse de esta ciudad, avanzar luego guna resistencia, se rindió á sus perseguido-
hácia Andersonville, donde se hallaban pri- res, capitaneados por Iverson. Es muy curio-
sioneros muchos soldados federales que su- so y digno de tener en cuenta que la brigada
frian crueles privaciones, ponerlos en liber- unionista constaba de mil hombres, mien-
tau, armarlos convenientemente y volver tras el jefe confederado solo tenia qninientos,
luego ·á sus líneas por el camino que pare- pero Iverson se valió de un ardid de guerra,
ciese mas seguro. El proyecto era atrevido, y con tal destreza aparentó que disponia de
y estaba muy bien ideado, mas para ponerle numerosas fuerzas, que los federales se en-
en ejecucion se hubiera necesitado un She- tregaron sin vacilar. Dícese que Stoneman
ridan en ~ez de un Stoneman, y si Sherman lloró cuando supo cómo le habian engañado,
habia consentido en que se intentara este pero_.seguramente que sus lágrimas no po-
movimiento, fué en la inteligencia de que dian compensar la, pérdida de una tercera
los dos cuerpos de ejército se concentrarian parte de la caballería de Sherman, debida
en. Lovejoy, pero sin esta condicion, intentar principalmente á la incapacidad del jefe y á
tan atrevida empresa no pasaba de ser una su desobediencia.
locura. En 27 de julio, y por órden del Presiden-


El general Stoneman no tuvo sin duda en te, encargóse del mando del ejército
, 1864.


cuenta todo esto, y firme en su propósito, del r¡'ennessee el general Roward, en
dirigióse á Convington cortando las vias y reempbzo de Rooker, quien creyéndose hu-
destruyendo los puentes que encontraba á su milla do con semejante medida, presentó su
paso, sin intentar siquiera conservarse en la dimision, que fué aceptada. Algun tiempo
misma línea que Mc Cook para reunirse con despues el general Davis reempbzó á Pal-
él en Lovejoy. Cuando al fin avistó á Macon, mer en el mando de su cuerpo de ejército, y
no llevaba consigo sino tres mil hombres, y el general Stanley ocupó la plaza de IIo-
halJiéndole salido al encuentro una fuerza se- ward.
paratista, reunida, prontamente por Iverson, El ejército del Tennessee se puso en mo-
ni siquiera pudo cruzar el rio, lo cual le hizo vi miento en la noche del 26 al 27 de julio, y
abandonar su idea de marchar sobre Ander- empezó á correrse desde la izquierda á la de-
sonville, con tanto mas motivo cuanto que recha con objeto de flanquear á Rood, dcs-
Iverson le perseguia de cerca. Al verse en pues de cortar todas las vias férreas que ha-
semejante apuro, Stoneman creyó que para bia junto á su retaguardia. Aunque el jefe
salir de él seria lo mejor dividir sus fuerzas separatista lo observó todo bien pronto, lle-
una vez mas, y en su consecuencia, las tres vóse á cabo el movimiento sin oposicion, .Y
brigadas de que disponia trataron de esca- ! los federales habian construido ya fuertes
par separadamente. La que iba mandada i parapetos cuando Rood atacó el ala izquier-


TmlO III. 85




I1ISTORU. DE LOS CAP. XXIII.


da de sus enemigos con desesperado arrojo.
Evidentemente, tratábase de coger á Howard
desprevenido, y con este fin los batallones
separatistas cargaron en masa por la parte
Oeste de Atlanta sobre el cuerpo de ejército
de Logan, que se habia situado en una ca-
dena de colinas, pero Howard se hallaba á
poca distancia dispuesto á entrar en accion
con sus tropas, y tambien Sherman vigilaba
atentamente los movimientos del enemigo.
Despues de un breve cañoneo, la infantería
de Hood, al mando de Hardee y Lee, fué re-
chazada hácia el punto donde se hallaba
apostado Howard, que la recibió con un viví-
simo fuego, y aunque se rehizo una y otra
vez, y volvió de nuevo á la carga, esto solo
dió por resultado que se diezmaran sus filas,
viéndose al fin en la precision de huir á la
desbandada. Cuando los oficiales vieron que
no podian conseguir ya que sus hombres
continuaran la lucha para dejarse matar tan
inútilmente, dieron la órden de retirada,
despues de dejar seiscientos cuarenta y dos
muertos en el campo de batalla. Sherman,
que solo tuvo seiscientas bajas, asegura que
lIood no contó menos de cinco mil, si bien
este jefe solo admite una pérdida de mil qui-
nientos hombres.


Con esta última refriega no debieron segu-
ramente quedarle muchas ganas á Hood de
repetir con tanta frecuencia sus ataques,
pues ya no intentó ninguno, aunque la arti-
] lería rayada de los federales comenzó á ca-o
ñonear la ciudad de Atlanta por diversos
puntos á la vez, causando grandes destrozos.
Mientras que los cañones hacian su obra,
Sherman estendia rápidamente su ala dere-
cha con auxilio de los cuerpos de ejército de
Schofield y de Palmer, y así pudo prolongar
su línea atrincherada hasta cerca de East
Point, desde donde érale fácil dominar las
vias férreas por las cuales podia recibir so-


corros Atlanta. El general Hood, que vigi-
laba atentamente las operaciones, .estendió
la línea de sus obras de defensa, pero este
jefe, de carácter tenaz é impaciente, no podia
limitarse á una vigorosa defensiva, y así es
que despues de haber fatigado á la mitad de
su infantería en inútiles ataques y repeti-
das cargas que solo le ocasionaron pérdidas.
destacó á \Vheeler con su caballería, previ-
niéndole se acercara lo posible á la retaguar-
dia de los federales para destruir á toda costa
la via férrea por donde Sherman podia reci-
bir sus víveres y municiones. El jefe unio-
nista habia dado ya sus órdenes para el ata-
que general, cuando supo que un numeroso
cuerpo de caballería confederada, manda-
do por \Vheeler, se habia aproxiI!lado á su
retaguardia y acababa de capturar varios
trenes, cortando la via férrea por la parte de
Calhoun. Esto parecia una razon para ace-
lerar la ofensiva, toda vez que Hood se ha-
llaba privado de una parte de sus fuerzas,
pero Sherman no lo creyó así, pues dió 'in-
mediatamente una contraórden .Y dispuso
que el 18 de agosto marchase Kilpa- 1864.
trick con cinco mil ginetes, resto de
la caballería federal, para destruir el camino
de hierro por la parte de Fairburn, cuya ope-
racion deberia repetir en el camino de Ma-
con, evitando en lo posible empeñar un com-
bate formal con el enemigo.


El general Kilpatrick salió en la noche
del 18 al 19 de su campamento de Sandtown,
inutilizó llna parte de la via férrea de Macon
por Jonesborough, derrotó á una escasa tro-
pa de caballería al mando de Ross, y come-
tió otros desperfectos, pero á poco le salió al
encuentro una respetable fuerza, de separa-
tistas, y retrocedió en cumplimiento de las
órdenes recibidas. Entonces dirigióse hácia
el Este~ dió un rodeo y llegó hasta la via fér-
rea de Lovejoy, mas el enemIgo estaba ya




CAP. XXIlI. ESTADOS-UNIDOS. (iírJ
allí, y sin detenerse un momento, cargóle y así se comprende que los confederados no
resueltamente con su caballeria, hizo setenta atacasen á los unionistas al practicar su
prisioneros, cogió una batería y volvió á su último movimiento. En la madrugada del Bl
campamento el dia 22. Aunque esta espedi- de agosto, divisó Howard, que habia
cion no producia ningun resultado ventajoso estado batiéndose todo el dia ante- 1864.
para las operaciones generales, habíase cor- rior, una numerosa fuerza enemiga, pero
tado por el pronto la comunicacion al ene- protegido por sus obras de defensa, perma-
migo, pero como este podria reparar los des- neció á la espectativa, y poco despues em
perfectos en diez dias, 8herman opinó que atacado vigorosamente por las tropas del
seria lo mejor abandonar por entonces el general Hardee, quien calculaba que podrüt
sitio, .Y así lo hizo en efecto, enviando desde arrollar á su enemigo sin darle tiempo [Í,
luego á los enfermos y heridos á su posicion recibir refuerzos. Howard, no obstante, ocu-
atrincherada del Chattahoochee, guardada paba una buenn posicion, sus soldados se
entonces por el general 810cum. Allí tenian batieron con la mayor serenidnd, y despues
los federales numerosns obras de fortificacion de dos horas de carnicería, los separatistas
lev¡tntadas poco á poco, y (lue ocupaban una se retiraron dejando en el campo de batalla
estension de unas diez millas. Dada la órden, cuatrocientos muertos y trescientos heridos.
todas las tropas se pusieron en marcha en 8herman apreció las pérdidas de Hardee en
In noche del 25 de agosto. Mientras que el dos fuil quinientos hombres, y las suyas en
ejército de Ohio permanecia de frente, for- quinientos.
mando una especie de cortina, las demás El jefe unionista se hallaba con el general
tropas fueron desfilando poco á poco, y el Thomas en Couch, ocupado en cometer al-
27 por la noche, yi), estaban dispuestos pam gunos desperfectos, cuando el estampido de
reunirse los tres cuerpos de ejército; el del los cañones llamó su atencion y le indujo á
Tennessee se hallaba hácia la parto de Fair- destacar á Thomas y á 8chofleld en aquella
burn, en el camino de hierro de \Vest Point; direccion, dejando á la caballería de Gar-
el de Cumberland en el centro, hácia Red rard cerca de Atlanta, mientras Kilpatrick
Oak, y el de Ohio cerca de East Point. El se dirigia por la orilla Oeste del Flint para
dia 28 se empleó en concentrar mejor las ma- cortar el camino de hierro por mas abajo de
sas hácia el centro y en destruir una gran Jonesborough. El cuerpo de ejército de Da-
parte de la via de ,Vest Point, y todo esto se vis se aproximó luego al de Howard para
hizo sin que Hood opusiera una formal re- ponerse en comunicacion con las tropas de
sistencia, á pesar do que aquella era la me- Kilpatrick, y efectuado este movimiento, y
jor ocasion de utilizar con probabilidades de hechos todos los preparativos necesarios,
éxito la reconocida bravura á que debia el Davis atacó las líneas enemigas que defen-
puesto que ocupnba. dian á Jonesborough, de las cuales se apo-


El jefe separatista, á quien importaba deró al poco tiempo, cogiendo prisionero al
sobre todo conservar sus comunicaciones, general Govan con la mayor parte de su
aca baba de dividir su ejército, enviando la brigada y dos baterías de cuatro cañones.
mitad, á las órdenes de Hardee, á Jonesbo- Inmediatamente se dió órden de avanzar á
rough, pues era preciso dejar en Atlanta los generales 8tan1ey y 8chofield, pero los
fuerzas suficientes pam defender la ciudad, caminos estaban tan malos, que estos jefes




080 HISTORIA DE LOS CAP. XXIII.


no pudieron entrar en accion al llegar, y á
la mañana siguiente, l. o de setiembre, ya se
habia retirado Hardee con todas sus tropas.
En las Frimeras horas, sin embargo, oyé-
ron se ruidosas detonaciones hácia el Norte,
que muy frecuentes al principio, iban dismi-
nuyendo poco á poco, y esto indicó á Sher-
man que ocurria alguna cosa por la parte
de Atlanta. Creyóse al pronto que Slocum
habria atacado al enemigo, pero esto no
era probable, porque no habia órden nin-
guna para hacerlo y luego se supuso que
el general Hood, convencido ya de que no le
seria posible seguir oponiendo mas resisten-
cia, quemaba sus almacenes y depósitos
para retirarse precipitadamente. Si era esto
lo que sucedia, no se necesitaba mandar por
lo pronto ningun refuerzo, y en su conse-
cuencia ordenó Sherman que se persiguiese
sin tregua á la derrotada columna de Har-
dee. Íi}ste se hallaba atrincherado poco des-
pues cerca de Lovejoy con sus dos alas
apoyadas en \Valnut Creek y en el Flint, y
como su posicion era muy fuerte, Sherman
mandó que se practicaran algunos reconoci-
mientos, pues el ataque no era cosa urgente.
Cuando las tropas se ocupaban en esto, se
supo que el general Hood habia volado sus
polvorines, almacenes j depósitos, abando-
nando la ciudad de Atlanta: el cuerpo de
ejército de Stewart se retiraba hácia Mc Do-
nough, y la milicia seguia la direccion de
Covington. Esta noticia se confirmó el dia 4
por un correo de Slocum, que habia penetra-
do en la ciudad, sin oposicion alguna, poco
despues de la salida de Hood.


El primer objeto de la campaña se habia
alcanzado ya; el ejército federal se puso
inmediatamente en marcha, y en la noche
del 5 al 7 acabó de concentrarse con el me-
jor órden en los alrededores de Atlanta. La
ciudad se habia conquistado á muy poca


costa, y no solo era muy importante su ad-
quisicion, sino que se habia inferido á los
separatistas una pérdida de que difícilmente
podrian recobrarse, pues ascendia á una
cantidad enorme el valor de los efectos des-
truidos. Es de estrañar, sin embargo, que
Sherman tuviera tan pocos prisioneros cuan-
do ocupó la ciudad y sus alrededores con sus
setenta mil veteranos: si hubiera sabido en
qué estado se hallaba el ejército de lIood,
no le habria sido muy difícil acabar de des-
truirle ó apoderarse de él.


Á la toma de Atlanta no siguieron inme-
diatamente las operaciones activas, pues el .
mes de setiembre se empleó en reorganizar
las tropas y en hacer diversos preparativos,
siendo una de las primeras medidas estable-
cer las líneas de comunicacion. Al mismo
tiempo se levantaron nuevas obras de defensa,
convirtiendo la ciudad de Atlanta en un gran
pu~~to militar, y por una órden, fechada el


,


4 de setiembre, por medio de la cual queria
prevenirse Sherman contra los ataques hos-
tiles de los habitantes y mantener al mismo
tiempo la mas estricta disciplina, dispuso que
evacuaran la ciudad todos los que no fueran
militares ó dependientes del ejército unionis-
ta, escepto los negros, que prévio el jura-
mento de fidelidad, serian admitidos á tomar
parte en los trabajos. Preveníase asimismo
que todo paisano á quien se encontrara en la
plaza despues de la publicacion de la órden,
seria entregado al prebost.e para que le ocu-
para en las obras ó le hiciera ingresar en el
E;jército.


Esta medida severa, pero indispensable en
aquella region para el mejor éxito de las
operaciones militares, dió lugar á numerosas
reclamaciones y protestas, tanto por part.e de
las autoridades de la ciudad como del gene-
ral Hood, quien alegó que aquella era una
violacion de las leyes de la humanidad y




CAP. XXIIi. EST1).DOs-u:-!mos. Gill


una medida sin ejemplo en la lúgubre histo- tantos habitantes. Se nos ha dicho que mu-
ria de la guerra. Esto originó una ruidosa chos se han visto obligados á buscar un refu-
polémica que llamó la atencion general, y gio en las iglesias y otros edificios semejan-
para dar una idea exacta de ella al lector, tes, y en este caso, ¿ cómo es posible que
parécenos lo mas oportuno reproducir aquí encuentren donde alojarse los que están
108 dos documentos siguientes: el primero, aquí, sobre todo las mujeres con sus hijos?
que era una carta fechada el 11 de setiem- ¿ Y cómo se ha de esponer á esas pobres ma-
bre y suscrita por las principales autorida- dres á sufrir los rigores del invierno en me-
des de la ciudad, decia así: dio de los bosques, sin abrigo, sin subsisten-


ti. Señor: los infrascritos, presidente y cia y sin amparo? Esto no es mas que una
miembros del Consejo de la ciudad de At- pálida imágen de las consecuencias de semc-
lanta, únicas autoridades legales en estos jante medida: bien sabeis que los sufrimien-
momentos, tienen el honor de dirigiros la tos y los horrores no pueden espresarse por
presente pam, rogaros con el mayor respe- medio de palabras; la imaginacion solo pue-
to, que os digneis derogar la órden por de formarse una idea aproximada, y os ro-
]a cual se les previene que abandonen esta gamos por lo tanto que tomeis en considera-
ciudad. cion nuestra dema.nda. Sabiendo que los


'» Á primera vista era evidente que seme- deberes que os impone vuestro mando no
jante medida nos causaria grandes pérdidas, os dejan apenas un momento libre, vacilába-
mas al llegar el momento de la ejecucion, mos en molestar vuestra atencion sobre este
hemos podido convencernos de que sus con- asunto, mas al reflexionar que acaso no ha-
secuencias iban á ser funestas y causarian yais meditado bien sobre este punto ni iJeni-
terribles padecimientos. do en cuenta lo mucho que sufrirá esta po-


»Muchas pobres mujeres se hallan en blacion si se la esceptúa de las leyes de la
cinta; otras tienen hijos de corta edad; los humanidad, nos hemos aireYido á dirigiros
maridos de una gran parte de ellas están la presente. Hasta ahora no se ha dado
sirviendo en el ejército, y mientras unas di- un caso semejante en los Estados de la
cen: ¿qué haré con mi niño enfermo? ¿quién Union, y no seria justo arrojar de sus ho-
velará sobre nosotros cuando estemos lejos? gares á esos séres inofensivos que se verán
¿ qué hemos de hacer? ¿ dónde iremos, sin en la dura precision de implorar la caridad
amigos y sin hogar para refugiarnos? otras pública.
se lamentan alegando que carecen de re- »No sabemos con exactitud cuál es la ci-
cursos y que arrancarlas de la ciudad equi- fra de la poblacion de esta ciudad, pero es-
vale á sumirlas en la mas espantosa mise- tamos seguros que si se permite á estos ha-
ria. Os damos cuenta de estos hechos para bitantes permanecer donde se hallan, muchos
demostraros lo difícil que es la aplicacion de de ellos podrán ir pasando sin auxilio algu-
esa medida. Cuando vuestro ejército avanza- no durante algunos meses, y no pocos cuen-
ba sobre Atlanta, muchas poblaciones se re- tan con recursos suficientes para socorrer á
plegaron en esta ciudad y desde aquí se es- sus hermanos.
tendieron mas hácia el Sur, de modo que »En este caso, señor, os rogamos encare-
todas las cercanías están ya llenas de gente cidamente que derogueis vuestra órden ó la
y no hay bastantes casas para albergar á modifiqueis de modo que sea permitido á es-




lil'32 HISTORIA DE LOS CAP. XXlIl.


tos habitantes permanecer en sus casas, sos-
teniéndose con sus propios medios.


»Somos con la mayor consideracion SS. SS.
»Jacobo J.11. Callwun.
»E. E. Rawson.
»L. C. Wells.»


El general Sherman contestó al dia Si-
guiente lo que sigue:


« Señores: he recibido vuestra carta del 11 ,
en la cual me pedís la revocacion de la ór-
den por la cual se ordena á todos los habi-
tantes que abandonen esta ciudad. He leido
con la mayor atencion vuestra misiva, y creo
de buena fé todo lo que me decís acerca de
las penalidades que impone esta medida á la
poblacion, pero no me es posible complace-
ros accediendo á vuestra súplica, pues esa
órden, en la que comprendereis se prescinde
de la cuestion humanitaria, solo tiene por
objeto prepararme para luchas futuras en
las cuales están comprometidos los intereses
(le millones de ciudadanos. Es preciso con-
soguir la paz no solo en Atlanta, sino en to-
(la la América.


» Yo conozco el carácter vengativo de nues-
tros enemigos, y no se me oculta que podria
prolongarse aun la lucha durante algunos
años, pero precisamente por esto creo con-
venien te adoptar las médidas necesarias en
tiempo oportuno. La ciudad de Atlanta, con-
vertida en plaza de guerra, no puede seguir
sienao lo que hasta aquí: esto seria incom-
patible, pues mientras dure este estado de
cosas ya no habrá aquí ni industria, ni co-
mercio, ni agricultura para atender á las
necesidades de las familias, y mas pronto ó
mas tarde se verian en la dura precision de
emigrar, acosadas por la mas espantosa mi-
seria. ¿ Por qué no se han de ir hoy, puesto
que se han tomado todas las disposiciones
necesarias para su· traslacion, y por qué es-
perar á que se rompa el fuego y se renueven


las escenas del mes pasado? ...... No puedo
discutir largamente con vosotros sobre este
punto, pues para ello seria necesario daros
cuenta de lo que voy á emprender, pero os
aseguro firmemente que mis planes milita-
res me ponen en el duro caso de intimar á
los habitantes que abandonen la ciudad, y
lo único que yo puedo hacer es ofreceros mis
servicios á fin de que esta emigracion se lleve
á cabo de la manera mas fácil y mas cómoda.


)Seguramente no os inspirará la guerra
mas horror que á mí, pues yo la considero
como una crueldad inaudita, como una lu-
cha fratricida, y por eso mismo, los hom-
bres que han sido causa de las calamidades
que afligen al pais, merecen que caigan so-
bre sus cabezas todas las maldiciones de un
pueblo. En cuanto á mí, como no he dado
lugar á semejante guerra, conozco que hago
un sacrificio mucho mayor que vosotros pa-
ra obtener una paz que es imposible con-
seguir mientras la naciqn permanezca divi-
dida. Si los Estados-Unidos aceptasen la
separacíon, no creais que aun se habría aca-
bado esto; la obra de la desorganizacion con-
tinuaria hasta que nos viéramos reducidos
al estado en que se halla México, es decir, á
la guerra civil }lermanente ......... Aceptad
la Uníon, reconoced de nuevo la autoridad
del Gobierno nacional, y en vez de emplear
vuestras casas, vuestras calles y vuestros
caminos para las terribles necesidades de la
guerra, nos vereis convertidos en protecto-
res, en amigos fieles que os ampararán en
la hora del peligro, venga de donde vinie-
re ........ .


»Tanto os valdria protestar contra el rayo
como apelar de las terribles necesidades de
la guerra: algunas medidas son inevitables,
y el único medio que les queda á los habitan-
tes de Atlanta para obtener la paz y la tran-
quilidad, es poner un término á la lucha, re-




ESTADOS-UNIDOS.


conociendo que comenzó por una iniquidad
y se continúa por el orgullo. Nosotros no
queremos ni vuestros negros, ni vuestros
caballos, ni vuestras casas, ni vuestras tier-
ras, ni nada, en fin, de lo que os pertene-
ce; lo único que deseamos es que obedezcais
las leyes de los Estados-Unidos, y advertid
que esto lo conseguiremos aun cuando para
ello fuese necesario destruir todas vuestras
propiedades.


»En virtud del contrato nacional, los Es-
tados-Unidos tenia n en Georgia ciertos dere-
chos á que no han renunciado ni renunciarán
jamás: los Estados del Sur han comenzado
la guerra apoderándose de los fuertes, de los
arsenales, del metálico y de las aduanas
mucho antes de la instalacion de MI'. Lin-
coln, y esto sin que entonces hubiese ni la
sombra de una provocacion. Yo mismo he
visto en el Missouri, en Kentucky, en Ten-
nessee y en Mississippí miles de mujeres y
de niños que huian delante de vuestros ejér-
citos, desesperadas, hambrientas y con los
piés ensangrentados; en Mem phis y en
Vicksburg hemos dado alimentos á las fami-
lias de los soldados rebeldes que habiais de-
jado en nuestro poder y á quienes no podia-
mos ver sufrir, pero ahora que sois víctimas
de la calamidad que aflige al pais, maldecís
los horrores de la guerra sin recordar que
antes enviabais por el ferro-carril vuestros
soldados y municiones, y vuestras balas y
metralla, para destruir las moradas de miles
de familias de honrados ciudadanos que solo
querian vivir en paz bajo el Gobierno legado
por sus antecesores. De todos modos, estas
consideraciones no son ya del caso: lo que yo
ambiciono es la paz, y como creo que no se
puede obtener sino restableciendo la Union
por medio de la guerra, combato con el úni-
co objeto de llegar cuanto antes á este resul-
tado de una manera decisiva.


»Como quiera que sea, señores, cuando se
obtenga la paz, podreis contar enteramente
conmigo; entonces compartiré con vosotros
hasta mi último pedazo do pan, y velaré sin
descanso para defender vuestros hogares y
vuestras familias contra el peligro. Ahora es
preciso partir; llevaos á los ancianos y á los
inválidos, cuidadles lo mejor posible; cons-
truid para ellos en un pais mas tranqui-
lo habitaciones convenientes donde puedan
guarecerse de la intemperie, y esperad allí
hasta que, una vez calmadas las locas pasio-
nes de los hombres, pueda restablecerse la
union y la paz y se os permita volver á ocu-
par vuestras antiguas moradas de Atlanta. >,


Tan pronto como se hubieron hecho todos
los preparativos para llevar á cabo la medi-
da a.doptada, Sherman lo puso en conoci-
miento del general Hood por medio de un
parlamentario, proponiéndole con este objeto
un armisticio de diez dias, á contar desde
el 12 de setiembre, para, que los habitantes
se trasladaran al pais de Rough y Ready ó
á otro punto que les conviniese mas. Hood
protestó enérgicamente contra aquella medi-
da, que calificaba de inhumana, pero acep-
tada al fin la proposicion, firmóse el armis-
ticio, durante el cual todos los que quisieron
ir al Sur, que fueron cuatrocientas cuarenta
y seis familias, representando un total de
dos mil treinta y cinco personas, se trasla-
daron gratis en wagones á Rough y Ready
con todo su rrioviliario y ropas, permitiéndo-
se á cada familia que llevara un equipaje
que no escediera de mil seiscientas cincuenta
.Y una libras. Los que prefirieron ir al Norte
fueron conducidos por el camino de hierro á
Chattanooga, y es de advertir que todo este
movimiento se hizo con el mayor órden, y
que se tuvieron toda clase de consideracio-
nes con los habitantes, como así consta del
acta que se estendió, firmada por el mayor




G8t HISTORIA DE LOS CAP. XXIII.


Clan, del estado mayor de Hood, y por el co-
ronel Warner, oficial de la misma clase en
el ejército de Sherman.


Los confederados fueron los primeros que
rompieron las hostilidades á fines de setiem-
bre: cuando Sherman se hallaba aun en la
parte Norte del Chattahoochee, una fuerza
de caballería confederada, á las órdenes de
Pillow, habia atacado á Lafayette, punto de-
fendido por el coronel Watkins con cuatro-
cientos hombres, y poco faltó para que se
apoderara de él, mas la oportuna llegada
del coronel Croxton obligó á los separa-
tistas á retirarse despues de dejar setenta
prisioneros en poder de sus enemigos. Los
muertos y heridos, por una y otra parte, as-
cendieron á unos ciento. Mientras sucedia
esto, el general \Vheeler, seguido de la ca-
ballería confederada, se presentaba delante
de Dalton, cuya rendicion intimó, pero el
coronel Leibold pudo defenderse hasta que
llegó de Chattanooga el general Steedman,
é hizo retroceder á los separatistas. \Vheeler
avanzó entonces por el Tennessee Oriental ,y
recorrió despues varios puntos, en cada uno
de los cuales destruyó muchas propiedades,
cometiendo toda clase de desperfectos duran-
te su larga escursion, pero sus operaciones
no ejercieron mucha infl'uencia en los resul-
tados de la campaña.


Mientras Wheeler efectuaba su correría,
el general Hardee se reunia con Hood cerca
de Jonesboro, y su ejército se reforzó con-
siderablemente al poco tiempo. Jefferson
Davis, que acababa de salir de Richmond
con direccion á Georgia, visitó á estos dos
jefes en Palmetto, y en Macan pronunció
un discurso, en 23 de setiembre, notable por
la franqueza de su lenguaje, pues dijo, entre
otras cosas claramente, que la pérdida de
Atlanta era un rudo golpe, y que el porve-
nir de la Confederacion era muy triste, por


mas que hubiese muchos que trabajaban
con actividad en favor de la causa. El gene-
ral Hood, que seguia aun en el mando, cru-
zó poco despues el Chattahoochee, tomó la
direccion de DalIas y se dirigió rápidamente
con su caballería á Big Shanty, donde des-
truyó una parte del camino de hierro, cor-
tando además los hilos del telégrafo. Entre
tanto la division de infantería del general
French, se presentaba en 5 de octu-


1864:. bre delante de Allatoona, punto de-
fendido entonces por cinco regimientos á las
órdenes del coronel Tourtelotte y por el ge-
neral Corse, que acababa de llegar con su
brigada. Afortunadamente, Sherman á quien
se habia notificado que 10'8 separatistas aca-
baban de cruzar el Chattahoochee, destacó
al general Thomas para que fuese en busca
del enemigo, y dejando á Slocum en Atlanta,
se puso en marcha con el grueso de su ejér-
cito en direccion al Norte, de modo que
cuando French caia sobre Allatoona, hallá-
banse los federales á diez y ocho millas de
distancia. Cuando comenzó el fuego, Sher-
man pudo enviar inmediatamente un parte
previniendo á los defensores de Allatoona
que no abandonaran la plaza de ningun
modo.


Corse solo contaba con mil novecientos
cuarenta y cuatro hombres, mientras French
disponia de numerosas fuerzas, y así es que
al momento cercó completamente la plaza,
é intimó la rendicion despues de dos horas
de cañoneo. El jefe unionista se negó, como
es de presumir, y acto continuo lanzáronse
los confederados al asalto, tratando de esca-
lar los parapetos, donde murieron muchísi-
mos' diezmados por el fuego de los federales.
Sin embargo, sucedíanse los asaltos cada
vez con mas furia y empeño, pero ya el
general Cox estaba muy cerca de la playa
con numerosos refuerzos, y Corse pudo sos-




CAP. XXITT. ESTADOS-UNIDOS. 685


tenerse hasta que recibió auxilios, si bien cion de sorprender la, retaguardia enemigil,
perdió setecientos siete hombres, y él mis- pero Hood empezaba á ser mas prudente, y
mo quedó herido de un balazo cuando el como llevaba consigo pocos bagajes, podia
enemigo desistió de su empeño. Al aproxi- marchar con doble rapidez que sus perse-
marse Cox, emprendió French la retirada, guidores, por cuya razon evitó fácilmente
dejando en el campo de batalla doscientos un encuentro con Sherman, y bien pronto
y un muertos, cuatrocientos once prisione- estuvo fuera de su alcance. Al cabo de una
ros y ochocientos fusiles, lo cual probaba semana comprendió el jefe unionista que ]a
cuán encarnizada, habia sido la lucha. intencion de. Hood habia sido hacerle salir


El general Hood, qnc se habia propuesto de Georgia, y tambien supo que éste aC[Lba-
hostilizar á Shermnn hasta que saliese de ba de cruzar por Sand ~fountain (Montarla
Georgia, se dirigió poco despues rápidamen- Arenosa), evidentemente con la intencion de
te hácia el Noroeste, obligando á dicho jefe dirigirse al Tennessee, pero Sherman no
á emprender una marcha forzada de treinta quiso perseguir á un adversario que rehusa-
y ocho millas par,1 saJvar á Kingston. En ba Ja lucha, á quien no era fácil alcanzar :;
este último punto supo que el general Hood, que podria muy bien entretenerle inútilmen-
despues de aparentar que marchaba á Ro- te por espacio de varios meses. Sherman,
mn, acababa de cruzar el Coosa, y entonces pues, dispuso que Sbnley y Schofield mitr-
Sherman destacó á la division Cox y á la chafan á Chattanooga, .Y reservó para las
caballería de Garrard á fin de que, vadean- operaciones en Georgia una sola division á
do el Oostenaula, hostilizaran al enemigo por las órdenes de Kilpatrick. Al general Tho-
su flanco cuando avanzase hácia el Norte. mas se le encomendó la defensa del Tennes-
Mientras se practicaba este movimiento, see con plenos poderes para disponer dv sus
presentóse Hood delante de Resaca é inti- fuerzas como 10 creyese mas conveniente, y
mó su rendicion, pero Shcrman habia refor- poco despues se ordenó á Smi th que fuera
zado la plaza con dos regimientos, .Y mer- á reunirse con dicho jefe. Esta medida.
ced á esta circunstancia, pudo el coronel se adoptó principalmente porque, contando
\Veaver rechazará, los separatistas, Sher- Hood con un ejército de treinta .y cinco mil
man no acertaba á esplicarse por qué mal- infantes'y diez mil caballos, podia intentar
gastaba su tiempo en correrías el segundo un atrevido golpe de mano, pues evidente-
ejército de la Confederacion, pero resuelto á mente era su intencion invadir aquel terri-
obligarle á que aceptara una batalla formal, torio, pero el jefe separatista sabia muy bien
destacó al general Howard para que escara- que Thomas disponia de suficientes fuerzas-
muceara, con el enemigo y le entretuviese, para defenderse, y por 10 tanto aplazó su
mientras que Stanley iria con su cuerpo de proyecto limitándose á simular un ataque-
ejército á Villanow con objeto de atacar contra Decatur, despues de 10 cual atravesó
su retaguardia. Hood, no obstante, tenia el Tuscumbia para dirigirse á Florencúl.
otros planes, y por esto sin duda no en con- Sherman por su parte reunió todos los des-
tro Howard quien le opusiera resistencia en tacamentos que defendian las vias férreas;
su marcha, pudiendo así llegar á su destino envió una parte de ellos á Chattanooga para
antes que Stanley, Los unionistas se diri- reforzar la guarnicion de Tennessee, y con
gieron entonces hácia L~fayette con la inten- los demás volvió á Atlanta á fin de ocuparse:


roMOill. 00




HISTOHIA DE LOS CAP.x:-.nL


en los preparativos de la gran campaña que
se iba á empezar bien pronto, y que tanto
debia contribuir á poner término á la desas-
trosa guerra que afligia á la nacion.


Las importantes operaciones de Grant en
Virginia y de Sherman en Georgia, debian
completarse, segun el plan general de la
campaña de 1864, con una nueva tentativa
contra Mobila ó Charleston, JT. esta empresa
se confió al almirante Farragut y al gene-
ral Canby, jefe de las fuerzas de tierra.
Antes de referir, sin embargo, cuáles fueron
las operaciones navales durante aquella cam-
paña, convendrá apuntar aquí ciertos deta-
lles de todo punto necesarios para continuar
ordenadamente la narracion de los aconte-
cimientos.


Ya recordará el lector que el Gobierno de
la Confederacion habia resuelto armar en
corso el mayor número de buques posible
con objeto de hacer una encarnizada guerra
por mar á la marina mercante de los Esta-
dos-Unidos: el Sumta fué uno de los prime-
ros corsarios del Sur que se hizo célebre por
sus atrevidas empresas, y si bien es cierto
que muchos de aquellos cayeron muy pronto
en poder de los federales, no lo es menos que
per;j udicaron gravemente' al comercio, sem-
brando el terror en los mares cuando se lle-
garon á conocer sus proezas, algunas de las
cuales rayaban en lo maravilloso y abunda-
ban en los interesantes episodios descritos
en las novelas de Coopero Es de advertir que
los buques de los separatistas eran acogidos
favorablemente en los puertos de Inglaterra
y Francia, sobre todo en los de esta última
nacion, y que muchos de ellos eran de cons-
truccion inglesa, sin tener de confederados
mas que el pabellon y el capitan, hecho que
es citó en los Estados-Unidos una grande
animosidad contra la Gran Bretaña, y un
sentimiento de ódio que, no estinguido aun,


podia dar lugar mas pronto ó mas tarde á
graves complicaciones internacionales. Al
Surnter~ apresado por los federales poco des-
pues de su aparicion, habia sustituido el
crucero Oreto ~ que construido en los astille-
ros de Birkenhead, pudo hacerse al mar á
pesar de las enérgicas protestas del embaja-
dor de los Estados-Unidos en Lóndres, y
este buque, que cambió luego su nombre por
el de Florida, comenzó á poco á recorrer el
Océano en union del Alabama, capitan Sem-
mes, del que ya tienen conocimiento nues-
tros lectores. Estos dos corsarios, que tenian
órden de destruir y echar á pique todos los
buques donde flotase el pabellon de los Esta-
dos-Unidos, desempeñaron su mision fiel-
mente, pero cuidaban siempre de apropiarse
todos los efectos de valor que encontraban á
bordo, y como tenian la costumbre de nave-
gar con pabellon británico y no izar el suyo
propio hasta ver segura la presa, no pa-
saba dia sin que los)federales tuvieran que
lamental' un desastre mas. Como si esto no
fuera bastante, apelábase á otro medio que
consistia en hacer firmar á los oficiales una
obligacion con garantía para el pago de
cierta suma, mediante la cual se dejaria el
buque en libertad, y de este modo el vapor
Ariel~ que se dirigia desde Nueva-York á
Aspinwall con los pasajeros de California,
fué apresado y puesto en libertad despues
que el capitan se hubo comprometido á satis-
facer una suma, de doscientos cincuenta mil
duros pagaderos al fin de la guerra.


El número de los buques mercantes cap-
turados y destruidos por los cors1160s del
Sur iba aumentándose rápidamente, y el
valor ele los cargamentos üscendia ya á mu-
chos millones de duros, pero no se reducia lí
todo esto el mal, pues el comercio se para-
lizó completamente y además ocasionaba un
gasto inmenso tener continuamente emplea-




CAP. XXIII, ESTADO¡;-l':'HDOS. 687


dos los buques de gllerra para que recorrie-
ran los mares en busca de los cruceros,
cuyos jefes, hombres muy prácticos, sabian
eludir los encuentros burlando la vigilancia
de sus perseguidores, Este es el sistema que
por espacio de muchos años se empleó con-
tra la Union, con grave perjuicio del pais y
de todos aquellos que se dedicaban al comer-
cio ó tenian en él sus intereses.


Durante 1864 aumentóse el número de los
corsarios confederados con otros tres llama-
dos el Talla7wssee, el Olustee y el Chicka-
mauga, los cuales, como es de suponer, hi-
cieron cuanto les fué posible para adquirir
nombradía, OnJculábase que en la primera
parte del año habian aprosado ya los sepa-
ratistas ciento noventa y tres buques, cuyos
cargamentos se evaluaban en trece millones
cuatrocientos cincuenta y cinco ,mil ,duros,
siendo de advertir que de estos buques se
quemaron todos menos diez y siete. El Talla-
hassee recorrió en agosto la costa del Atlán-
tico y destruyó treinta y tres buques mien-
tras el Chirkamauga pegaba fllego á otros
varios, tasados en quinientos mil duros; la
Flor'ida recorrió tambien las costas de In
Union, cometiendo muchos destrozos, yen
5 de octubre penetró en Bahía, puerto del
Norte del Brasil, despues de haber quemado
la barca ~loncZamon. Hallábase allí la cor-
beta de guerra de los Estados-Unidos, Wa-
chusett, capitan Col1ins, quien comenzó á
vigilar atentamente al corsario, mientras
que el cónsul de la Union pedia á las auto-
ridades brasileñas que intimaran á la Flo-
r1'cZa la salida del puerto, pero el gobernador
de Bahía no solo rehusó acceder á semejante
demanda, sino que, observando que en el
Wachusett se hacian los preparativos de
combate, exigió á su vez al cónsul la pro-
mesa de que el buque federal respetaria el
puerto absteniéndose de provocar allí la lll-


chao Así se convino bajo palabra, y para
mayor precaucion. la Plorida ancló junto á
las baterías de dos buques de guerra brasi-
leños. El capitan Morris, comandante del
buque separatista, se creyó ya en perfecta
seguridad, y por lo tanto permitió á los hom-
bres de la tripulacion que saltaran en tierra,
y él mismo lo hizo con algunos de sus ofi-
ciales, mas en In, noche del 6 al 7 de octu-
bre, varios botes armados del Wachusett,
rodearon á la, Flor1'da y saltaron sobre el
puente, donde se empeñó un reñido comba-
te; el buque federal, que se habia acercado
entre tanto, disparó entonces casi á boca de
jarro un cañonazo que tronchó el mástil de
mesana de la Florida, y de este modo el cor-
sario quedó apresad'ú con la mitad de su tri-
pulacion, inclusos ocho oficiales.


Al tener conocimiento las autoridades bra-
sileñas de aquella escandalosa infraccion de
las leyes de la neutralidad, mandaron á su
flotilla hacer los preparativos de combate, y
el contra-almirante del puerto intimó al cu-
pitan Ool1ins que volviera á su anclaje si no
queria ser echado á pique. Collins prometió
obedecer, pero bajo diversos pretestos halló
medio de retardar la ejecucion de la órden,
impidiendo primeramente al oficial brasileño
que le llevaba la intimacion, el subir á bor-
do, y entre tanto hizo amarrar la Florida al
Wachusett con una larga cadena, de modo que
cuando se puso en marcha para volver, segun
se creyó, á su anclaje, el crucero separatista
iba remolcado por el buque federal. La es-
cuadra brasileña rompió entonces el fuego,
al que tuvo al menos la cortesía de no con-
testar el capitan Collins, aun cuando el Wa-
chusett recibió ocho balazos, y contentándo-
se con dar todo el fuego á la máq llina para
redoblar la celeridad de la marcha, se puso
bien pronto fuera del alcance de los buques
brasileños que empezaban á darle caza.




HIST01UA DE LOS CAP. XXIII.


Diremos aquí de paso que si bien con este
hecho alcanzó mucha popularidad el ca pitan
Collins, el Gobierno de Mr. Lincoln no podia
menos de condenarlo, é impuso el castigo
que merecia: el cónsul Mr. \Vilson fué desti-
tuido y el capitan hubo de presentarse ante
un consejo de guerra para dar cuenta de su
conducta. Además de esto, y antes de que el
Gobierno de Rio Janeiro tuviese tiempo de
presentar sus quejas, resolvió el Presidente
que el crucero la Florida fuese restituido
{;on toda su tripulacion á las autoridades de
Bahía. Esta órdcn no se pudo cumplimentar
sino en parte, pues hallándose el buque en
el puerto de Hampton, sobrevino un acci-
dente imprevisto y se fué á pique.


La Geor'flia, buque construido en los asti-
lleros de Glasgow, y que habia salido de
Greenock en abril de 1863, armándose luego
,en uno de los puertos de Francia, era otro
.de los corsarios que habia puesto en campa-
iía la Confederacion. Despues de destruir un
gran número de buques mercantes, la GeoJ'-
.ffia tocó en Cherburgo, luego en Burdeos, y
por último hizo rumbo hácia Inglaterra,
.donde fué vendido el buque, segun se dijo,
á un comerciante de Liverpool, por la suma
de quince mil libras. Poco despues, la Geor-
gía se hizo á la vela para Lisboa, pero á
veinte millas de este puerto vióse detenida
por la fragata unionista Niágam, capitan
Craven, el cual apresó el buque, lo condujo
directamente á Inglaterra y desembarcó á su
capitan y tripulacion en Dover. Este hecho
suscitó una polémica entre los periódicos,
mas parece que la cuestion de derecho no se
discutió oficialmente ni se volvió á decir na-
.da tampoco sobre el asunto.


Llegados á este punto de nuestra narra-
cion, no podemos menos de hablar aquí de
otro triunfo alcanzado por la Un ion dos me-
ses antes de obtener una gran victoria en


Mobila, y por lo tanto vamos á dar cuenttt
del combate que tuvo lugar entre la corbeta
federall{em'sargc y el ütmoso corsario con-
federado Alabama.


Ya hemos dicho que este buque, mandado
por el cap ita n Semmes, habia sembrado el
terror en los mares frecuentados por la ma-
rina federal, manifestando tambien cuántos
esfuerzos tenia que hacer el Gobierno de los
Estados-Unidos pam proteger su comercio y
dar caza á los cruceros á fin de evitar en lo
posible las depredaciones que continuamente
cometian. Despues de una feliz correría por
el Atlántico, el Alabmna habia ido á refu-
giarse al puerto de Cherburgo, y noticioso.
de esto el capitan dell{ea,>sm:r¡c, que se ha-
llaba en el puerto de Flushing, se hizo á la
vela inmediatamente para buscar á su ene-
migo. Parece ser que el capitan \Vinslow,
que mandaba al buque federal, ardiendo. en
deseos de venir á las manos de una vez, pro-
vocó desde luego al capitan Semmes, propo-
niéndole que saliese del puerto para ..bL1tirse
en alta, mar, y como era tanta la reputacion
de valor alcanzada por el capitan del célebre
crucero, y consideraba esto como una cues-
tion de honor, contestó al cartel de desafio
manifestando que era su intencio.n empe-
ñar el combate antes de perder de vista el
puerto..


Ambos buques estaban muy bien armados:
sus dimensiones eran poco mas ó menos
iguales, y por lo que hace á 8U armamento,
el ]{earsw'gc tenia siete cañones de gran al-
cance y el Alabam(¿ ocho, uno de los cuales
era de ciento, otro de sesenta y ocho, y seis
de á treinta y dos, todos rayados; la tripula-
cion del buque federal constaba de ciento se-
senta y dos hombres, inclusos los oficiales, y
la del crucero de ciento cincuenta, por ma-
nera que las fuerzas de ambos venian á ser
las mismas, perú el Alauama estaba muy




CAP. XXIII. ESTADOS-UNlDOS. (lSO


cargado de carbon, de modo que sus flancos
sobresalian muy poco sobre la su perficie del
~lgua. El !{eaJ'sa¡:qe, en cambio, tenia cubier-
to su casco con todas las cadenas de anclaje.


Hechos los preparativos, el capitan Sem-
mes, despues de haber depositado en si-
tio seguro la caja de los fondos, salió del
1864. puerto el19 de junio, escoltado por la


fragata imperial la COí"Ona, cuyo C[l-
pitan debia impedir que la lucha empezara
en las aguas de la j urisdiccion francesa, y
con este buque iba tambien el yacht inglés
Deedwund, que se reservaba desempeñar en
el combate un papel mas importante que el
de mero espectador. Á siete millas de distan-
cia del puerto, hallábase esperando el J{ear-
sar,qe, y mucho antes de estar á tiro, el Ala-
bama rompió el fuego disparándole tres
andanadas. El capitan \Vinslo\~, no obstan-
te, queria á toda costa abordar á su enemi-
go, pero este lo evitaba siempre, describien-
do rápidos círculos y haciendo fuego al pasar
cerca del buque contréuio, que si bien se
movia con mas lentitud, en cambio sus arti-


hombres de la tripulacion se salvaban á na-
do en las embarcaciones. El comandante
del J{earsa¡'ge, que habia mandado suspen-
der el fuego, dispuso tambien que se echaran
los botes al mar para recoger á los prisione-
ros y tomar posesion del buque abandonado,
pero entre tanto el yacht inglés, que se ha-
bia acercado insensiblemente al lugar del
combáte, recogió á muchos nadadores y se
alejó á todo vapor en direccion á la costa in~
glesa, siendo de advertir que las reclamacio-
nes del capitan \Vinslow y de las autorida-
des americanas para que se restituyeran los
prisioneros sustraidos de este modo, no fue-
ron atendidas. En este reñido combate na-
val, el Alabarna disparó trescientos setenta
cañonazos, y ciento setenta el !(earsarge,
mas este último sufrió averías de considera-
cion que le obligaron á entrar en Cherburgo
para repararlas.


En el parte redactado por el capitan Sem-
mes, dando cuenta del combate, leíase en un
párrafo lo siguiente:


«Aun cuando nos hallábamos solo á una
lleros apuntaban con mas precision. Al ca- I distancia de cuatrocientas varas uno de otro,
bo de una hora de cañoneo, el IúarsaJ:qe el enemigo me hizo fuego cinco veces conse-
habia conseguido estrechar mucho las dis- cutivas despues de haber arriado el pabe-
tancias, y entonces comenzó á disparar con 11on, pero no seria caritativo suponer que el
metralla sobre su adversario, que recibió en buque de guerra de una nacíon cristiana ha
un momento once balazos, uno de los cua- obrado así intencionadamente.»
les desmontó un cañon, hiriendo á diez y Por su parte el capitan \Vinslow se espre-
,ocho hombres, mientras otro proyectil, pene- saba en estos términos:
trando por debajo de la línea de flotacion, .:Cuando ví que el Alabama no podia re-
destrozó completamente la máquina de tal sistir por mas tiempo, dí órden de disparar
modo, que fué preciso recurrir inmediata- algumts andanadas á fin de que arriase el pa-
mente á los botes, pues el Alahama se vió bellon, pues no pude divisar en el momento si
bien pronto acribillado á balazos y se notó lo habia hecho ya, pero cuando observé que
que empezaba á hacer agua. Prolongar la se acababa de izar la bandera blanca, man-
resistencia por mas tiempo no era ya posi- dé que cesara el fuego, si bien fué preciso
bIe, y Em su consecuencia el capitan Semmes romperlo poco despues, porque el Alabanw
dió órden de arriar la bandera confederada é nos disparó dos cañonazos. Á poco ví que
izar el pabellon blanco, mientras que los echaba al mar sus botes, y vino un oficial á




690 HISTORIA DE LOS CAP, XXnT.


decirme que el buque se rendia y que se iba
á pique, como así sucedió en efecto á 108
veinte minutos. Entonces todos pudimos ob-
servar que el crucero iba desaI?areciendo len-
tamente entre las olas; su palo mayor, tron-
chado de un balazo durante el combate, acabó
de romperse, y á poco solo se veia una parte
de la proa sobre la superficie del agua.»


En la tripulacion del Alabama se contaron
nueve muertos y veintiun heridos, pero dos
de estos se ahogaron antes de que se les pu-
diera prestar auxilio. En el Kearsar'[/e solo
habia tres de los segundos, aunque uno de
ellos mortalmente (*).


La victoria del buque federal se dehió, no
solo á la superioridad de sus piezas, que eran
de mas alcance. sino tambien á la certera
puntería de los artilleros. En cuanto á lo que
se ha dicho de que el ]Úar'sarge era blinda-
do, esto no es cierto, y segun ya hemos di-
cho, lo único que hizo su capitan fué res-
gnaruar algun tanto los costados del buque.
cubriéndolos con todas las cadenas de ancla-
je, principalmente con el objeto de proteger
la maquinaria, y es de advertir que dos ba-
lazos del Alabama bastaron para que las ca-
denas cayesen al agua. De la tripulacion de
este buque fueron recogi~os sesenta y cinco
hombres por el ]Úarsarge, los cuales se con-


sideraron como prisioneros de guerra, pero
el capitan Semmes, con sus oficiales y algu-
nos hombres mas, saltaron á bordo del Lan-
caster, buque inglés que se habia acercado
allugar del combate, así como otros lohabian
hecho en el Deerhound, y segun ya hemos
indicado, cuando las autoridades federales
exigieron la entrega, no fué atendida su re-
clamacion.


Desde el principio de la guerra hasta el
año 1864, el Gobierno federal habia manda-
do construir mas de doscientos buques y
comprado unos cuatrocientos; el personal de
la marina, que no constaba en 1861 sino de
siete mil seiscientos hombres, habíase ele-
vado á cincuenta y un mil quinientos, y el
número de obreros en los arsenales, que dos
años antes no pasaba de tres mil ochocientos
cuarenta y cuatro, ascendia entonces á diez
y seis mil ochocientos ochenta. Merced á este
prodigioso aumento de las fuerzas navales, y
gracias al buen éxito de las operaciones com-
binadas en Charleston, Savannah, el Missis-
sippí, las costas de la Florida y Rio Grande,
los puertos confederados sufrian un continuo
bloqueo, de tal modo que en la primavera
de 1864 los cruceros separatistas no tenian
para refugiarse sino dos, que eran el de
\Vilmington'y el de Mobila, donde contaban


----------,---,--, ---- con fuertes formidables los cuales no era (') Guillermo Gowin, de ~liclllgan, fue un heroe que me- ,
reció bien de la patria: el cirujano Browne dice, (Iue herido fácil tomar sin grandes preparativos. Ade-
al principio de la accion por nn casco de metralla que le I más ele esto, los separatistas tenian aun á su
destro7.ó la pierna desde el pié hasta la rodilla, Gowin re- l. ..
husó que le curasen, y ocuILando lo mejor posiLle su herido, dlsposlClOn algunos buques muy buenos, cons-
se mantuvo firme en su puesto sin consentir que ninguno truidos en Inglaterra, y que dirigian esperi-
ocupara su lugar, Durante el combate animó á sus com- mentados pilotos. Destruir este último ba-
pañeros asegurándoles que alcanzarian la victoria. Cuando


luarte de la rebelion debia ser naturalmente la tripulacion lanzó un grito de triunfo, tambien se oyó la
voz de Gowin, y al presentarse :JI fin el cirujano para exa- el primer objeto que se propusiera el Gobier-
minar su espantosa herida, esclamó sonriéndose, aun cuall- no, y por lo tanto se resolvió comenzar por
do sufria horriblemente :-« Ya estoy satisfecho porque la
victoria es nuestra, y no me importa perder la vida,» Tras- 110bila, cuya descri'pcion haremos aquí. La
ladado al hospital, repitió una y otra vez estas mismas pa- ciudad de :Mobila, segundo puerto del golfo,
labras y se mostró resignado y tranquilo cuando supo que' t b h'


está situada en el fondo de una vas a a la
se acercaba la hora de su muerte. Guillermo Gowin merece
que su pais le dedique un monumento, muy profunda, que cuenta veinte millas de




C.\l'. XXHI. ESTADQS-U.'\'IDOS. 691
longitud por la parte del mar, del que está La escuadra que tenia á su disposicion el
separada por la isla Dauphine.y otros islotes almirante Farragut se componía de cuatro
de menor importancia; el canal principal se buques blindados y otros catorce sin blindar,
halla al estremo ele la casi isla del Buen I cuyos nombres son los siguientes:
Socorro, conocida tambien con el nombre de
Pu uta de Mobila, donde se eleva el fuerte Nombre de los buques. C)!l1anda.·lt9~. Cañon~s.
Morgan, así como en la isla Dauphine se en-
cuentra el fuerte Gaines, sólida obra defen-
siva del género de las de Cha,rlestoll. Otro
canal, situado mas al Oeste, está dominado
por el fuerte Powell, y todas estas obras,
inclusas dos baterías, contaban con un total
de doscientos cañones, además de la flotilla
de guerra, que no era de despreciar. Esta se
componía del monitor acorazado el Tennes-
see, armado de dos grandes cañones de siete
pulgadas de diámetro, con otros cuatro de
seis, y de tres cañoneras tambien blindadas,
que eran: el Gaines, el .l~I{)J:qan y la Selrna,
cada una de las cuales tenia cuatro piezas;
el contra-almirante Buchanan, antiguo co-
mandante del Jlferrir¡rwc, que habia sido
nombrado jefe de ]a flotilla, montaba el Ten-
nessee, buque que, segun se decía, debía
eclipsar á todos los demás mónstruos acora-
zados que hacia tiempo surcaban los mares.
Además de sus seis enormes cañones tenia
un sólido espolon, y merced á esta peligro-
sa arma y á su fuerza escepcional de vapor,
el Tennessee podía considerarse como un
enemigo terrible, tanto mas cuanto que para
defenderse poclia virar de bordo con suma
rapidez, gracias á su fuerte y bien construi-
do timon. Por lo q ne hace á su blindaj e,
componíase de planchas de madera de dos ó
tres piés de espesor, recubiertas de placas
de hierro de dos pulgadas, sólidamente ajus-
tadas entre sí, y por último, diremos que sus
cañones podian lanzar proyectiles de noven-
ta y cinco y hasta de ciento diez libras. Ade-
más de esto, toda la bahía estaba literalmente
sembrada de torpedos.


Hal't!cn'd (buque almirante). Draytoll.
Bl'ooklyn. • Alden. .
Me/acomel. J mieU ..
Octol'al'a. • Green. .
Richmond. Jcnkins.
Lackawalwa. Marehallll..
Monongahela. Strong ..
Ossipee. . . Leroy. . .
Oneida. . . J\Iullany. .
POI'llloyal ..
Seminole ..
Kennebec ..
Ita~ca.. .
Galena. •


Tecumseli }'
Mal1hattan
lVinnebago monitores.
Ch¿cknsaw


Gherardi ..
Donal(!soll.
Me Cann ..
Brown ...
Wells. . .


{


Craven ...
Nicholson ..


. Ste\·ells.. .
Perkins.. .


20
24
10


H
Hl
12
12
13
10
H
H


4
J4
2
2
4
4


TOTAL. . 178


El general Canby habia destacado por su
parte al general Gordon Granger con un(.\,
fuerza ele cinco mil hombres, que desembar-
caron á poco en la isla Dauphi,le para coo-
peraren el ataque, los cuales, sin embargo,
no pudieron utilizarse por el pronto. Pollard
dice que la escuadra federal contaba con dos-
cientas bocas de fuego y dos mil ochocientos
hombres.


El jueves 4 de agosto se dieron las órde-
nes y se comunicaron las instrucciones para
el ataque, pero como no habia 11e-


1864. gado aun el Tecurnseh, no se pusola
escuadra en movimiento hasta la madruga-
da del dia siguiente. Los cuatro monitores
formaban la vanguardia, y con ellos iba el
Brooklyn, provisto de un aparato para pescar
los torpedos. A eso de las sjete de la mañana
los federales rompieron el fuego contra el
fuerte Morgan, donde se hal1aba el general




IlISTORIA DE LO;; CAP. xxm.


Page, comandante en jefe de todos los fuer-
tes de Mobila, pero á poco de comenzarse el
combate, el monitor Tecwnseh, que conti-
nuaba avanzando, chocó contra un torpedo,
cuya esplosion abrió una gran brecha en
el mismo casco del buque, con tan mala
suerte, que á los pocos momentos se llenó de
agua y se fué á pique con toda la tripulacion,
escepto seis hombres. Este sensible contra-
tiempo detuvo, como es de suponer, en su
marcha, al resto de la flota, pero compren-
diendo el veterano Farragut que no era
aquel el momento de vacilar, y seguro de
que el enemigo concentraria el fuego sobre
el Ilart(onl, recln,mó pam sí el puesto de ho-
nor, á la vez que el mas peligroso, adelan-
tóse á todos los demás buques haciendo
seña pant que le siguiesen, y sin detenerse
un momento, lanzó dos andanada.s por estri-
bor contra el fuerte Morgan, inundándole
de metralla. Por fortuna no se encontraron
mas torpedos y el fuego del fuerte dismi-
nuyó algun tanto, de modo que toda la es-
cuadra llegó á la entrada de la bahía, sin
haber sufrido mucho, y bien pronto estuvo
fuera del alcance de los cañones, aunque en
presencia de la flotilla. confederada, cuya
artillería comenzó á jugar entonces.


El Tennessee dispáró una andanada al
Hart(ord, que contestó al momento y siguió
avanzando, mas no pudiendo hacer lo mis-
mo con el Selma, cuyo fuego le molestaba
mucho, dispuso Farragut que el .Ll:felacomet
se encargara de este buque, el cual fué apre-
sado despues de una hora de combate, duran-
te el quefuéherido su capitan, P. Murphy,
y otros nueve hombres, quedando muertos
el teniente Comstock y cinco marineros. El
Selma estaba armado de cuatro grandes ca-
ñones y tenia noventa y cuatro hombres de
tripulacion. Ellvlorgan yel Gaines se refu-
giaron bajo los cañones del fuerte, pero el


segundo estaba tan destrozado que se le pegó
fuego; solo el Morgan pudo salvarse, gracias
á su celeridad, que lo permitió llegar á Mo-
bilao Farragut croia terminadtt la lucha
y habia dado ya órden para que anclasen
casi todos los buques, pero aun quedaba un
enemigo que vencer, y por cierto el mas te-
mible de todos; aun quedaba el famoso Ten-
nessee, que en aquella ocasion debia justifi-
car una vez mas su reputacion de intrepidez
é invulnerabilidad. Como un jahalí acosado
por los cazadores, el Tennessee hacia frente
á toda la escuadra de Farragut en uno de los
combates mas terribles que se habian cono-
cido desde el principio de la guerra: arros-
trando el fuego de sus adversarios, y ansioso
de ser el primero en dar principio á la lucha,
Buchanan se dirige con toda la rapidez po-
sible sobre el Hártfo)'(} con objeto de echarlo
á pique, hiriéndolo con su espolon, pero el
buque federal evita el choque, y dispa,ra so-
bre su enemigo dos andanadas que no le cau-
s(tn el menor daño. Entonces toda la, escuadra
se reune y rodea al Tennessce. concentrando
en él todo su fuego, mas 'ya fuese por la
resistencia de su armadura, ya porque no
se podia dirigir bien la puntería á caus(t
de la espesa humareal1 que envolvia á todos
los buques, ello es que el terrible Tennessee
va y viene, avanza, se retira, gira en todas
direcciones con increible rapidez y parece
burlarse de sus encarnizados enemigos. Esto
irri ta á los federales, q ue quieren á toda costa
destruir el buque; Farragut, siempre el pri-
mero en dar el ejemplo, avanza á todo vapor
sobre el Tcnnessee, pero este le ve á tiempo
y evita el choque, merced á un vigoroso gol-
pe de timo n , aunque sin evitar que el Hart-
(ord le disparase dos andanadas casi á. boca
de jarro, las cuales le causaron esta vez al-
gunas averías. En el mismo momento otros
dos buques federales, notables por su veloci-








CAP, XX1U. ESTADOS-UNIDOS.


dacl, el Jlfono)~r;rlhela y el L(lckal(;ann([~ se lanzado por el Tennessee~ desmontó dos cn-
dirigen contm Sil te/m'b!e enemigo y consi- ñon es .Y su esplosioll produJo un incendio
guen tocarle con sus balas, pero sufriendo que á duras penas pudo apagarse.
ellos mismos mas averías que el monitor Esta victoria de la, escuadra unionista,
confederado. Poco despues avanzan el Clác- aunque habia costado muy cara, no dejaba
kasalO y el JlfanJwttan. y situándose á pocos de ser gloriosa para los vencedores así como
metros del Tennessee, le lanzan sus enormes tambien para los vencidos, y podia conside-
proyectiles, en ümto que los demás buques rarse como una parte del programa ele bs
no cesan de hacer fuego un solo momento. operaciones. La flotilla confederada no exis-
El Lackawwma estaba ya acribillado á ba- tia ya, pero quedaban intactos los fuertes, y
lazos y algunos de los demás buques habian Farragut, despues de emuarcar á los heridos
sufrido grandes a verías, pero no era posible de ambas escuadras en el Jlfelacomet, dió la
que aquella lucha tan desigual se prolongase órden de ataque. Antes de empezar este, los
mucho tiempo, y así es que cuando el Jlar[- separatistas evacuaron el fuerte Powell, eles-
ranl iba á lanzarse por segunda vez contm truyéndolo en parte luego, pero casi todos
su adversario, izóse en el Tcnnessec el pa- los cafíones quedaron en poder de los feue-
bollan blanco. Cierto es que su coraza se ha- rales; el fuerte Gaines fué bombiuJeado con
llaba aun en buen estado, pero en el interior tal acierto 'por el Clu'clwsaw, q ne el coronel
del buque ha)Júm hecho mucho darlO las ba- Anderson, su comandante, capi (trIó á las po-
las enemigas: algunas portas estaban des- cas horas, y aun cuando es cierto que podiit
trozadas de tal modo, que no podianabrirse habcrsesostenidomas,noquisosacrificarinú-
ni cerrarse; las cadenas del timon se habian tilmente á sus hombres, una vez convencido
hecho pedazos; la máquina no podia fl1ncio- ele que no em posible resistir mucho tiempo,
nar; las casamatas estaban ennegreciJas pues tenia que combatir i:Í, la floÜt por una
por el humo de In pólvora, y por último, en parte y al ejército de Granger por otra. "ln-
el puente yacian cuarenta hombres entre derson y los seiscientos hombres del fuerte
mnertos y heridos, y entre ellos hallábase el Gaines quedaron prisioneros de guerra.
almirante Buchanan, que habia perdido la El general Page, comandante del fuerte
pierna ele un balazo. Morgan, tenia muy buenas fortificaciones, y


Las bajas de los federales en aquel cleses- podria resistir mncho mas tiempo, mas no
perado combate oran tamhien muy sensi- deuia ser esto una dificultad para los fe<lera-
bIes, pues ascendian á ciento sesenta y les, y así es que en la madrugada del a dc
cinco muertos y ciento setenta heridos, sien- agosto, las tropas de Granger embis-
do de notar que en el [-fctr'l(ard solo, hubo tieron el fuerte, mientras los buques 1864.
veinticinco de los primeros y veintiocho de ele la escuadra cooperaban con su artillería
los segundos; Mullany, comandante de la eficazmente. Page se mantuvo firme durante
Oneida, perdió un brazo, y casi todos los un dia, y luego se rindió á discrecion, en lo
hombres de la tripulacion perecieron abrasa- cual obró acertadamente, pues no dobiendo
dos á consecuencia de haber estallado la cal- recibir refLlerzos, la toma del fuerte era solo
dera; los artilleros que servian las piezas cuestion de tiempo. Antes de entregarse, sin
sufrieron casi todos la misma suerte, y para embargo, Page clavó sus cafíones y destru-
colmo de desgracias, un enorme proyectil yó otros varios efectos de campaña.
TO~O UI. 87




1.iU4 HISTOlUA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XXIII.


Así cayó en poder de los federales la últi-
ma fortificacion de la bahía de Mobila: en
cuanto al puerto, como hubiera sido muy
peligroso para h flota penetrar en él, á ca u-
sa de los muchos torpedos que en los alrede-
dores tenia n los separatistas, y no conside-
rando esto además de importancia, Farragut
no creyó prudente seguir adelante con hs
-operaciones, tanto mas cuanto que la toma
de los fuertes aseguraba la posesion del puer-
to. Con Jas fortificaciones de Mobila queda-
ron en poder de los federales ciento cuatro


cañones y mil cuatrocientos sesenta y cuatro
prisioneros, y aun cuando esta última victo-
ria costó muy cara, bien puede decirse que
durante aquel año otras costaron mucho
mas, sin producir resultados tan ventajosos
ni que contribuyeran mas directamente á la
terminacion de la guerra.


Terminaremos aquí este capítulo para
ocuparnos una vez mas en el siguiente de
los acontecimientos políticos, y hecho esto,
entraremos en el último período de la guerra
tí que puso fin la toma de Richmond.


,,.. ••• 11( I




CAPÍTULO XXIV.


SITUACION pOLíTICA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.-LA CAMPAÑA ELECTORAL.


Oje~d~ retrospeetivét soL1'e b política interior.-Kenlneky y el Presidente Lincoln.- Carla (Id Pl'esidentc.-La Connm-
cíon n~cional de Claveland.-El general Fremonl es elegido Presidenlc.-La Conveneion de llallimore.-Sus aCUf'r-
dos.-Lucha de los partidos.-Elccciones. -Estado de la IIaeienda.-La deuda nacional.-:'\egoeiaciones para la paz.
-La Convencion (le Chicago.-El general Me Clcllan es elegido candidato para la presideneia.-Carta de :\'Te Clellan.
-Xuevas eleceiones.-jlIlIerte del jefe ele jnstida l'aney.-Abraham Lincoln es reelegido para el cargo de Presidente
ele los Esta(los-UniLlos por una gl'aa mayoria.-El voto populal·.-Cambios en la Cámara de Represenf.antes.-El
Congreso XXXVIIl.-Ú~limo mensaje del Presidente Lineoln.-Enmienda á la Codstitucion. -Manifiesto del Presi-
dentr>o


Mientras seguian su curso las campañas á, fin que se supiera si aprobabn á, desapro-
de que hemos hablaclo en los capítulos ante- baba la conducta, del Presidente Lincoln. Así
riores, los hombres políticos de la U nion ha- pues, acercábase el momento solemne de ir
bian empeñado en los Estaclos del Norte otra á las urnas; íbase á decidir ele nuevo so-
no menos importante que acababa de llegar bre el destino de la república, y bien pronto
á,SlL apogeo. Nos referimos á la campaña se sahria si bastaban Ja los sacrificios he-
electoral, que como saben nuestros lectores, ehos por el pais, y si se suprimiria para
tiene lugar cada cuatro mIOS para nombrar siempre la esclavitud, ó se reconocerían los
Presidente ele ]a República por medio del derechos alegados por ht ConfederacÍon. Es
sufragio, pues debemos advertir, que á pesar indudable que en ninguna oCilsion se hítbü"
de la espantosa guerm que afligia al país, á reunido en sus comicios la nacion america-
nadie se le habia ocurrido que esta pudiera na para emitir un voto tan solemne: cuan-
ser un motivo suficiente pan" suspender la do Abraham Lincoln fué elegido por primera
marcha de las instituciones democráticas, ni vez, á pesar de la oposieion de los demócra-
dispensarse por una sola vez ele las eleccio- tas, las poblaciones ele la América del Norte
nes, con tanto mas motivo cuanto que la disfrutaban de una envidiable prosperidad,
suspension del Habeas Cm'pus habia escita- merced á una paz no interrumpida durante
do los ánimos en medio de la borrasca polí- medio siglo, y por esto lanzábanse alegre-
tica que agitaba á ]a Nacion. Era preciso mente en lo desconocido, declaranoo que la,
a,travesal' de nuevo por la crÍsis á que darja guerra cra imposible, y que en el caso de
lugar la eleccion presidencial; era necesario haber lucha, se reduciría solo á simples bra-
que la voz del pueblo se dejara oír una vez vatas ó á un paseo militar; pero en 1864, las
mas para espresar libremente sus opiniones, cosas habian cambiado mucho, y]a situa-




696 HISTORIA DE LOS CAP. XXII".


cion se iba complicando de un modo grave.
Los americanos conocian la guerra civil con
todos sus horrores; veíase una parte del pais
completamente asolada; miles de hombres
habian caido en los campos de batalla; la
deuda iba aumentándose de una, manera es-
pan tosa; la nacion se veia amenazada de una
terrible bancarota, y era llegado, en fin, el
momento en que el pais debia declarar si es-
taba ya cansado de aquella lucha fratricida,
ó si queria continuar aun vertiendo su san-
gre y sus millones. No es de estrañar, pues,
que la cuestion electoral, que siempre pro-
ducia honda agitacion en los Estados-Uni-
dos, tuviese en 18G4 mas importancia que
otras veces, y en prueba de esto, basta decir
que por elb hubo momentos en que se olvi-
dó hasta b gLLerra misma. Ya desde el mes
de enero, los políticos de oficio se habian
puesto en campaña, convocando asambleas
preliminares y publicando periódicos ó folle-
tos para recomendar sus candidatos, pero es
evidente que de todos los nombres presenta-
dos al sufragio popular, solo un corto núme-
ro entraria en suerte. Esta vez no se trataba
ya, como en la mayor parte de las elecciones
anteriores, de nombrar un Presidente .cual-
quiera, un hombre que consintiese en prote-
ger á tal ó cual partido que le hubiera eleva-
do al poder; esb vez por el contrario, el
pueblo estaba firmemente resuelto á elegir
para jefe Supremo de la Union á un ciuda-
dano eminente, cuyas dotes y conducta an-
terior fuesen una garantía para todos.


Segun ya hemos dicho, la atencion públi-
ca se fijó esclusivamente en la eleccion pre-
sidencial, y si bien los republicanos y aque-
llos demócratas que se habian visto obligados
á unirse con ellos á consecuencia de la guer-
ra, disentían respecto á reelegir á MI'. Lin-


" coln, bien pronto se reconoció que la opinion
pública estaba en favor de este último, y que


no se en contraria mucha resistencia cuando
se tratase de elevarle otra vez á la silla pre-
sidencial. Sin embargo, contábanse algunos
Estados donde prometía la lucha ser obstina-
da: Kentucky, por ejemplo, aunque unionista
en el fondo, contaba en su seno con muchos
partidarios de la esclavitud; no habia querido
comprender que era preciso elegir entre la
emancipacion ó la separacion, y por esto,
cuando en cumplimiento de órdenes superio-
res pasaron los oficiales del Gobierno á re-
clutar los mozos para la quinta, prodújose
cierta escitacion que obligó al gobernador
Bramlette á dirigir un manifiesto al pueblo
del Estado para que no cometiera violencia
alguna, ni tratase de resistir á la reconocida
autoridad del Presidente. Desde que ocurrie-
m este hecho, predominaba en el Estado de
Kentucky cierto espíritu de hostilidad con-
tra la Union, que no se debilitó aun cuando
el gobernador Bramlette habia ido á \Vash-
ington, acompañado del ex-senador Dixon
y del coronel Hodges, para protestar contra
el alistamiento de los negros, y conseguir al
menos q ne se modificase esta medida en fa-
vor de los que tenian esclavos . .El Presidente
se mostró dispuesto á favorecer en todo lo po-
sible al Estado de Kentucky, y con el objeto
de que se conociesen bien sus opiniones, es-
cribió al coronel Ilodges una estensa carta á
fin de que todos supiesen, no solo sus ideas,
sino tambien las observaciones que habia he-
cho en la conferencia celebrada con el gober-
nador Brarnlette y sus amigos. Reproducimos
dos ó tres párrafos que bastarán para que el
lector forme una idea de este documento.


«Departamento del Poder ejecutivo.
» Washinptonl de abril de 1861.


»AL CORO:.'\EL I-IODGES.


»}¡I uy Señor mio: ha beis deseado que es-
criba lo que tuve el gusto de deciros verbal-


-----,/




CAP. XXII'. ESTADOS-UNIDOS. ml7


merÍ{;-ci otro día en nuestra conferencia, y cerIo, pero mas tarde me he visto en la al-
me apresuro á complaceros, formando un es- ternativa de perder á los Estados-Unidos ó
tracto, en el cual repetiré poco mas ó menos echar mano del elemento de color, y como
10 mismo. era de esperar, he preferido esto último, aun


'ti Yo soy naturalmente abolicionista; si la
esclavitud no es una injusticia, nada es in-
justo en este mundo, y no ha habido una so-
la vez que no diga y piense lo mismo, sin
que crea que el alto puesto que tthora ocupo
me dé derecho para obrar oficialmente con
arreglo á mis opiniones. Cuando presté el
juramento, prometí no perdonar esfuerzo
alguno para proteger y defender la Constitu-
cion, y seguramente no hubiera podido ocu-
par este puesto sin comprometerme á ello,
ni era de esperar tampoco que yo jurase pa-
ra abus<u del poder, quebrantando la mas
sagrada de las promesas. Al ofrecer que de-
fenderia la Constitucion por cuantos medios
estuviesen á mi alcance, contraje el deber de
hacer lo mismo con el Gobierno y el pais que
habia, adoptado aquella como ley orgánica;
¿,era acaso posible perder la nacion y salvar
la Constitucion? Por ley general, debe con-
servarse la vida sin que padezc11n los miem-
bros; á veces, sin embargo, es preciso ampu-
tar uno de estos petra s111var aquella, pero en
ningun caso se dará la vida p11ra salvar el
miembro. Por esto mismo, cuando una ley
es inconstitucional, y 'palpablemente contm-
ria á nuestras instituciones, se debe supri-
mir; mi opinion ha sido siempre esta, y he
obrado en consecuencia sin desviarme jamás
de la misma línea de conducta.


cuando no podia asegurar en el momento si
de esta medida resultaria para nosotros una
pérdida ó una ganancia. Un año de espe-
riencia ha bastado para demostrar que con
esto no se han perjudicado nuestras rela-
ciones estranjeras, ni nuestra política in-
terior ni nuestro ejército, el cual por el con-
trario ha recibido un aumento de ciento
treinta mil hombres que han prestado y pres-
tan muy buenos servicios.


».\ñadiró una pal11bra: al decir esto, no es
mi :ánimo que se me juzgue como un hom-
bre sagaz, y deseo se comprenda que los
acontecimientos mismos son los que me han
obligado á obrar, pues no estaba en mi ma-
no evitarlos, ni hay hombre ni partido que
pudiera prever en qué situacion íbamos á
vernos clespues de tres años de lucha.


» Vuestro afectísimo,
) Aú¡'alwm LÚlcoln.»


La primera Convencion nacional de 18G-!
se reunió en Claveland el dia 31 de mayo, y
á ella asistieron unas trescientas cincuenta
personas. Aun cuando entre estas se conta-
ban muy pocos representantes, se eligió pa-
ra candidato á la presidencia al general Juan
Fremont y para la vice-presidencia á Juan
Cochrane, habiéndose aprobado los siguien-
tes acuerdos:


) Ouando al principio de la guerra propu- «1. o Se conservará á toda costa la TI nion
so el general Fremont la emancipaeion mi- federal.
litar, yo me opuse porque no la creí indis- »2. 0 Deben respetarse y obedecerse la
pensablemente necesaria; cuando el general Constitucion y las leyes de los Estados-
Cameron, entonces Secretario de la Guerra, Unidos.
indicó la conveniencia de armar á los ne- »3. 0 Debe suprimirse la rebelion por la
gros, yo rehusé mi aprobacion, porque me fuerza de las armas y sin entrar en nego-
pareció que aun no era llegado el caso de ha- elaCIOnes.




698 llISTonrA DE LOS .CAP. XXIV.


»4. 0 La libertad de la palabra y de la
prensa, asi como tambien el Habeas Cor'jJus,
se considerarán como derechos inviolables,
escepto en los distritos donde se haya pro-
clamado la ley marcial.


»5. o Siendo la rebelion la que principal-
mente ha puesto fin á la esclavitud, deherü
adicionarse una enmienda á la Constitucion
para que en lo sucesivo se prohiba.]a servi-
dumhre forzosa y se reconozca en todos los
hombres la igualdad ante la ley.


»0. 0 En todo tiempo deberá cl Gobierno
observar la mayor economía, pero sobre to-
do cuando haya guerra.


»7.° El derecho de hospitalidad, escepto
en el caso de un crimen que deba ser casti-
gado por la ley, es un principio reconocido
de la libertad americana, y h~ vioJacÍon de
él se castigará severamente.


»8. o' Ln, políticn, nacional conocida con el
nombre de Doctrina de 111onroe ha llegado á
ser admitida de hecho, y por lo tanto, el
establecimiento de un GolJierno anti·republi-
cano en este continente, por una potencia
estranjera, no puede tolcrarse.


)0. o La nacion dehe proteger y mostrar-
se agradecida á los valerosos jefes é intrépi-
dos soldados del ejército de In, Union por su
heróica conducía y por los servicios que han
prestado en la defensa del pais.


»10. Debe 11rorogarse el término seña-
lado pn,rn, ocupn,r su cn,rgo el Presidente,
atendidn, la crisis por que atraviem el pais.


»11. Se n,dicionará á la Const.itucion una
enmienda previniendo que el Presidente y
Vice-presidente sean elegidos por el voto di·
recto del pueblo.


» 12. La reorganizacion de los Estados
rebeldes corresponde al pueblo, y este proce-
derá á ella por medio de sus representantes
en el Congreso, sin la intervencion del Poder
ejecutivo.


» 13. La. confiscn,cion de las tierras de los
rebeldes y su distribucion entre los soldados
es unn, medida de justicia.»


Al discutirse estos acuerdos hubo un em-
peñado debate, y el general Fremont com-
bn,tió el último, que trata de la confiscacion,
pero Cochrane propuso que se sometiera al
Congreso sin introducir variacion alguna, y
así se convino sin mas debn,te, dándose 1101~
terminada la sesion.


Pocos dias despnes, es decir, el dia 7 ele
junio, se reunió otra, Convencion en Balti-
more, compuesta en su mayor parte de los
delegados republicanos. La mision de estos
era fácil: satisfechos de In, direccion que el
Gobierno imprimia á los negocios públicos,
su principal objeto se reducia á felicitar á.
.Mr. Lincoln por su constancia á toda prueba
y por su acertada política, ofreciéndole su
apoyo y proponiéndole al pueblo como can-
didato para ocupar por segunda vez la silla
presidencial. Sin embargo, para satis{¿lcer
el voto legítimo de la nacion, que no queira.
dejarse gobernar sino por hombres de reco-
nocida esperiencia, los delegados de Balti-
more no creyeron oportuno reelegir pam el
cargo de Vice-presidente á l\Tr. Annibal
llamEn, á quien, sin embargo, todos res~
petaban por su probidad y buenos sentimien-
tos, pero que no se distinguia por otras
cualidades. En su consecuencia, dieron sus
votos á .MI'. Andrés Johnson, antiguo sas-
tre, que por su amor al trabajo, buen senti-
do y energía, se halJia elevado, como Lin-
coln, á la dignidad de hombre de Estado,
despues de dar repetidas pruebn,s de patrio-
tismo, siendo gobernador militar de Tenn€s-
see. Este nombramiento seria además un
motivo de futura reconciliacion con los Es-
tados meridionales, puesto que por su naci-
miento y antiguas relaciones, el candidato á
la vice-presidencia era hijo del Sur.




<;.\1'. XXlV. ESTAIJOS-CNlDOS. G9'J


Abraham Líncoln, pues, podia contar
~omo suya la victoria, pero es de advertir
{lue no hubo unanimidad absoluta en la vo-
tacion, puesto que el Estado de Missouri
.Jesignó para candidato al general Grant.
Este hombre de guerra, sin embargo, tan
modesto como previsor, no se dejó seducir
por la esperanza de ocupar el sillon presi-
dencial, Y mu'y lejos de esto, no quiso que
:figurase su nombre en las votaciones preli-
minares, aconsejando que diesen sus votos
á Mr.Lincoln. Terminados sus trabajos pre-
para torios , la Convencion de Baltimore se
disolvió en la con:fianza de que podia darse
como segura la reeleccion del Presidente.


Pocos dias despues de haberse reunido
los diputados republicanos en Baltimore,
Mr. Salmon Chase, Secretario del Tesoro,
hombre que habia servido su destino con el
mayor celo, dando repetidas pruebas de ac-
tividad y energía y de tener profundos cono-
cimientos, presentó su dimision, que fué
aceptada por mas que el Gobierno conociese
que la salida de este miembro del Gabinete
seria perjudicial en aquellos momentos en
que mas que nuncit se necesitaba la con-
fianza del público. Mr. Chase representaba
en política las opiniones de la fraccion mas
avanzada del partido republicano; creiasele
algun tanto ambicioso, y por mas que hu-
biese dado pruebas de reconocida integridad,
era á veces el blanco de todas esas calum-
nias con que se suele atacar á un hombre
que como él administraba un presupuesto
.Je tantos millones. Chase luchó, no obstan-
te, algunos meses contra las dificultades de
su posicion, pero bien pronto se agravó la
crisis :financiera, los empréstitos fueron mas
onerosos, la deuda se aumentó en proporcio-
nes enormes, y entonces el Secretario del
Tesoro tuvo la desgraciada idea de invitar al
Congreso á restringir el libre comercio del


oro, creyendo que así podria ponerse un fin
á la desenfrenada especulacion de los agio-
tistas. Como era de esperar, el Gobierno re-
husó adoptar esta medida, y como por otra
parte no se creía Mr. Chase bastante fuerte
para luchar contra l\Ir. Seward, su rival en
influencia en el Gabinete, presentó su dimi-
sion en 29 de junio, precisamente 1


d 1 C . d . 864. cuan o as onvonCIOnes e varIOS
Estados emitían un voto favorable para la
reeleccion de Lincoln.


Ya hemos dicho que el estado crítico de
la hacienda fué uno de los motivos que indu-
jeron á Obase á presentar la dimision do su
cargo, y ahora, para que se vea cuán rápi-
damente habia aumentado la deuda nacio-
nal, parécenos lo ma~ oportuno demostrarlo
con el siguiente cuadro:


·18()O Junio :JO. Total.
18lH » » »
18G2 » »
18m .. ))
18G4 » •
t8G5 Marzo :JI.
18GG Enero 1.0 (me-


nos el metálico en
caja).. . . . . . )J


Duros.
----


GUG!J,70:J
!Jll.8G7,82í3


5H.211,371
1,O!J7.27i,3(j1)
1,740.03G,G8!J
2,42:J.137,cm


2,7HU!)1. 715


Estas cifras bastan de por sí para que se
comprenda que la situacion del país iba sien-
do cada vez mas aflictiva, sobre todo si se
tiene en cuenta que, segun se acrecentaba ]a
deuda, aumentaba el tipo de descuento de
una manera escandalosa. Baste saber que en
los meses de julio y agosto de 1864 estaba el
cambio al sesenta por ciento, y 'con razon
puede decirse que aquel fué uno de los mas
tristes períodos, una de las mas temibles
crisis por que habia atravesado el pais desde
el principio de la guerra.


Pocos dias despues de reunirse las Con-
venciones, habían se hecho esfuerzos para
entablar una negociacion, cuyo objeto seria




iOO HISTORIA DE LOS CAP. XXIV.


poner término á la guerra entre los Estados
beligerantes, y con motivo de haberse reci-
bido una carta del Canadá, fechada en G de
julio, en la cual se manifestaba que Mrs. Cle-
mente Clay, de Alabama, J acobo Holcombe,
de Virginia, y Jorge Sanders marcharían á
\Vashington con el fin de tratar sobre la
paz, si se les prestaba alJoyo, MI'. Horacio
Greeley lo puso en conocimiento del Presi-
dente Lincoln, sometiendo á su consideracion
hts condiciones bajo las cuales se podría, en
su concepto, llevar á cabo un arreglo. El
hecho de haber comenzado en la Carolina
del Norte las elecciones pam nombrar UD
nuevo gobernador, y la circunsti1ncia de
ser muy probable qne ganase la votacion
Mr. Holden, candidato unionista, fueron
las principales mzones en que se apoyaba
1\lr. Greeley para demostrar que era conve-
niente tomnr en consideracion las proposi-
ciones de paz, y para el caso de que se con-
formam el Presidente, remitiale el siguiente
proyecto, que constabi1 de seis artículos:


«1.0 Se restablece la. Union, que deberá
conservarse perpétuamente.


»2. 0 La esclavitud queda abolida para
SIempre.


»3.0 Se concederá una completa amnis-
tía por todos los delitos' políticos, y asimis-
mo se reconocerán á todos los habitantes de
cada Estado sus derechos y privilegios como
ciudGtdanos de la Union.


»1.° El Gobierno abonará cuatrocientos
millones de duros en acciones del cinco por
ciento á los Estados esclavos, entre los cua-
les se repartirá esta suma, á prorata, para
compensar las pérdidas que sufrieron los
ciudadanos leales por la abolicion de la es-
clavitud. Se entiende que cada Estado ten-
drá derecho á la cuota cuando su legislatura
esté conforme con el tratado de paz.


»5. o Los Estados esclavos tendrán 1'e-


presentacion en la Cámara, contándose los
negros como parte de la poh1acion.


» 6. o Tan pronto como sea posible, se reu-
nirá una Convencion nacional para rectifi-
car el tratado que se celebrare, adicionando
~í la Constitucion las enmiendas que se cre-
yesen necesarias.»


El Presidente Lincoln tomó en considera-
cion las proposiciones de su corresponsal
Mr. Greeley, y creyó conveniente comisio-
narle para que marchase á Nicigara á cele-
brar una conferencia con las personas de que
se trataba, pero esto no produjo resultado
alguno, pues habiendo manifestado luego
el Presidente en una nota trasmitida 1)01' su
secretario privado, :\Ir. Ha,Y. que no se en-
tab1aria negociacion alguna hasta que fue-
ra n á \Vashington los agen tes de la Confe-
eleracion, autorizados debidnmente, se frustró
el proyecto por no haberse presenb:tdo aque-
llos en la capital. rrodo esto desn,gradó en
estromo á los que confiaban que terminaria
muy pronto la-guerm, y sobro todo á los so-
paratistas y al partido de la oposicion, que
pudieron ver á los pocos dias una carta del
Presidente Lincoln concebida en estos tér-
mmos:


«Departamento ejecutivo.
»vVashin.r;ton 18 dejulio de 180J.


»Á QUIE~ INTERESE.
»Toda proposicion que tenga por olJjeto el


restablecimiento de ]a paz, la integridad de
la Union, la supresiol1 de la esclavitud, y
que se haga por una autoridad superior, se
tomará en consieleracion por el Gobierno eje·
cutivo ele los Estados-Unidos, y se discutirá
detenidamente, asegurándose el apoJo nece-
sario al portador ó portadores de eHa.


»ABRAHAM LrxcoLN.»


l\Irs. Clay y IIolcombe sacaron todo el par.




CAP. XXIV. ESTADOS-UNIDOS. 701


tido posible de este escrito para escitar la Al retirarse los comisionados y cuando :ya
animosidad del Sur y la de todos aquello~ se despedian, les dirigió Mr. Davis las si-
que deseaban entonces celebrar una paz hon- guientes palabras:
rosa, llegándose hasta el punto de decir que «Decid á Mr. Lincoln de mi parte que
las proposiciones de los confederados no se siempre me hallará dispuesto á escuchar con
habian querido tomar en consideracion como el mayor gusto proposiciones de paz siempre
era de esperar. Precisamente en aquellos dias que por estas se reconozca nuestm indepen-
se habian hecho por otro conducto las mis- elencia. Será completamente inútil que se me
mas gestiones, que dieron ignal resultado. dirijan en otro sentido.»
El coronel Jaques yMr. Gillmore, do Nlleva- Merced á esta esplícita declaracion ele
York, habian ido á Richmond con el permiso Mr. Jefferson Davis, no podia ya duuarse de
del Presidente Lincoln, poro sin autorizacion que la guerra continuaria hasta que se reco-
oficial, á fin de tra,tar tambien sobre la paz, nociera á la Confederacion como una poten-
y habiéndoseles permitido entrar en la capi- cia independiente ó se la destruyera por com-
tal, escribieron una carta á Mr. Benjamin, pleto. El saber esto de una manera positiva
Secrebrio de Estado, solicitando una entre- equivalía á una victoria para la causa na-
vista con el Presidente Mr. Jefferson Davis. cional, pues aun cua.ndo los jefes separatis-
Concedida esta, los citados agentes celebra- tas habian hablado siempre en el mi:::mo
ron una larga conferencia con el jefe de la sentido, la oposicion en los Estados leales
Confederacion, quien, al indicarles cuál seria alegaba siempre que los confederados solo
su ultimatum, les dijo: luchaban contra la abolicion de la esclavitud,


«Deseo la paz tanto como vosotros, y co- y que fácilmente se conseguiria la paz si el
mo vosotros deploro la efusion de sangre, partido republicano dejaba el poder.
pero mi conciencia me dice que ni una sola l\lientras se hacian estas inútiles gestio-
gota de la que se ha vertido recaerá sobre nes para negociar la paz, los demócratas,
mi cabeza. Me queda el consuelo de haber mucho menos fuertes que los republicanos á
hecho todo lo posible para evitar esta guer- causa de las disensiones de su partido, espe-
ra, pues yo la preveia hace mucho tiempo, raron tanto como les fué posiLle antes de
y por espacio de doce años he trabajado dia organizar su Convencion, sin duda porque
"X noche para impedirla. Bien veis que han creian que en el intérvalo, sus itdversarios
sido inútiles mis esfuerzos. El Norte se ha cometerian una falta irreparable, ó bien quc
dejado arrastrar por un loco estravÍo; no ha podrian convenir en un programa político ó
querido que nos gobernásemos nosotros mis- en los candidatos que se deberian proponer
mos; esta ha sido In. principal causa de la al pueblo. Por este motivo no se reunieron
guerra, y ahora debe continuar hasta que en Chicago hasta el 29 de agosto los repre-
haya perecido el último hombre de nuestra sentantes de la democracia: eran los unos
generacion. Entonces nuestros hijos sabrán unionistas de buena fe, que creiansíncera-
empuñar el fusil y proseguir la lucha á me- mente que aun seria posible restablecer ht
nos que 'l'econozcais nuestros derechos. Nos- armonía entre las sociedades democráticas
otros no defendemos la esclavitud, nos ba- del Norte, .Y la aristocracia feudal del Sur;
timos por nuestra INDEPENDENCIA, y con ella otros deseaban tan solo que se hiciesen nue-
viviremos ó pereceremos en la demanda.» vas tentativas en favor de la paz antes de


TO)lO III. 88




702 HISTORIA DE LOS CAl'. XXIV.


continuar la· guerra hasta la destruccion
completa de una de las partes beligerantes,
y no pocos querían que á toda costa se pu-
siera término á la lucha, sin temer que al-
gun dia cayesen los Estados-Unidos bajo la
dictadura de los plantadores del Sur y de
sus amigos. Entre los representantes de opi-
niones tan diversas no era posible que rei-
nase mucha cordialidad y afecto, y así es
que las sesiones de la Convencion fueron
muy borrascosas, como podia esperarse, y
el programa del partido democrático no pa-
saba do ser un conj unto de ideas á cual mas
contradictorias. Hubo acalorados debates; se
presentaron numerosos proyectos, y oyéron-
se discursos de cuya violencia no podria
formarse una idea exacta el lector si no re-
produjéramos uno ó dos párrafos. Mr. Burr,
de Nueva-Jersey, al dirigir la palabra al au-
ditorio, dijo entre otras cosas, lo siguiente:
«~osotros no teniamos derecho para in-


cendiar los campos de nuestros enemigos y
saquear sus casas, pero 1\lr. Lincolri habia
hecho lo mismo despues de robar miles de
negros. Habíase dicho que si el Sur deponia
las armas se restablecería la U nion, mas no
se tuvo presente que el Sur no podía hacerlo,
porque luchaba por su honor y por sus de-
rechos. El Gobierno unionista habia enviado
ya dos mil10nes de hombres á lit matanza;
no era fácil que Lincoln cubriese las bajas
de su ejército ni por medio del alistamiento
ni recurriendo á lits quintas, y esto se ha
hecho porque se queria evitar á toda costa que
ni uno solo de los Estados de la Union se
declarase en nuestro favor.»


El reverendo Enrique Clay pronunció tam_
bien un discurso por demás apasionado, y
en uno de los principales párrafos espresá-
base en los términos siguientes:


«Por es pacio de tres años, Lincoln ha es-
tado pidiendo hombres y mas hombres, y los


ha encontrado, mas á pesar de sus numero-
sos ejércitos, se le ha venódo! N unca se ha-
bia presenciado semejante derrota; nunca se
habia visto tan espantosa matanza desde la
destruccion de Senacherib, y sin embargo, el
mónstruo usurpador necesita aun mas hom-


. bres para llevar á cabo sus siniestros planes.
::. Desde que el traidor y tirano ocupa la


silla presidencial, los hombres de la repúbli-
ca no se ocupan sino de la guerra; la san-
gre so ha vertido á torrentes, y á pesar de
esto, ese mónstruo no ha saciado todavía su
sed inestinguible. »


Tal era el espíritu de los varios discursos
que se pronunciaron en aquella Convencion,
y ciertamente no era de estrañar que reinase
tanta efervescencia, pues entre los miembros
que componian la reunion habia muchos ofi-
ciales separatistas procedentes del Canadá,
los cuales no perdonaban esfuerzo alguno
para escitar los ánimos.


Cuando se procedió á las elecciones de
candidatos para la presidencia y vice-presi-
dencia, la mayoría designó para el primer
cargo al general Mc Clellan, y para el se-
gundo á Mr. Pendleton, el cual ganó la vo-
tacion por unanimidad, siendo sus contrin-
cantesMr. Guthrie, Mr. Powell y Mr. Cass.
Mc Clellan, que al principio no contaba sino
con ciento sesenta y dos votos, obtuvo luego
hasta doscientos dos, mientras su adversa-
rio, Tomás Seymour, de Connecticut, solo
alcanzó veintitres. El general demócrata cre-
yó deber aceptar el honor que le hacia el
partido, pero en el manifiesto que publicó en
aquella ocasion, tuvo cuidado de indicar que
se separaba de una parte de los patriotas que
habian contribuido á su nombramiento, ale-
gando que no dejaria de apoyar un instante
la causa del Gobierno. Terminados los tra-
bajos de la Convencion, clisolvióse esta, con-
viniendo antes sus miembros en reunirse




CAP . .xXIV. ESTADOS-UNIDOS. 703


de nuevo tan pronto como fuese necesario.
lIé aquí ahora la carkl" que escribió el ge-


neral Mc Clellan al presidente del Comité
que habia trabajado en su favor en las elec-
ciones; es un documento que le concilió la
estimacion de todos, hasta de sus mismos
adversarios, y como documento de interés,
nos parece conveniente reproducirlo:


lI-.Omnge 8 de setiembí'e de 1861.


»Á MR. HOlUCIO SEYi\WUR y OTROS INDIVIDUOS
DEL Cm1ITÉ.


» Muy señores mios: Tengo el honor de
acusaros recibo de la carta por la cual me
anunciais mi nombramiento por la Conven-
cion nacional democrática de Chicago como
candidato para el cargo de Presidonte de los
Estados-Unidos.


»No me parece necesario deciros que no he
trabi.ijado para obtener esta candidatura, y
al favorecerme con ella me alegro mucho sa-
ber que se han tenido en cuenta los actos de
mi vida pública .. Á los muchos servicios
prestados en el ejército, tanto en tiempo de
paz como de guerra, debo principalmente
que se haya arraigado en mi alma el amor
y el respeto á b U nion, á la Constitucion y
á la l)andera de mi patria; este mismo senti-
miento me ha guiado y me guiará siempre
hasta la hora de mi muerte.


» Á mí me parece que la existencia de dos
Gobiernos en esta region del globo donde flotó
una vez nuestro estandarte, es incompatible
con la paz, el poder y la felicidad del pueblo.
El mantenimiento de la un ion ha sido á lo
que parece la única causa de la guerra; para
conservar aquella debemos combatir siempre
en defensa de los principios que varias veces
he proclamado cuando estaba en el servicio
activo, pues de este modo la obra de reconci-
liacíon seria mas fácil y antes recogeriamos
el fruto de nuestras numerosas victorias.


» El restablecimiento de la union es y debe
ser la condicion indispensable de todo arreglo,
y tan pronto como parezca evidente, ó aun
probable, que nuestros adversarios se hallan
dispuestos á celebrar la paz en este sentido,
debemos apelar á todos los recursos políticos
de las naciones civilizadas, conocidos por las
tradiciones del pueblo americano y que estén
conformes con el honor y los intereses del
pais, para asegurar una paz duradera, con-
servando al mismo tiempo los derechos cons-
titucionales de cad(1 Estado. La union es la
condicion esencial de la paz; nosotros no pe-
dimos otra cosa. Permitidme añadir que en
mi concepto, tanto esa Convencion como el
pueblo á quien rellresenta, deben estar per-
suadidos de que si un Estado cualquiera
quiere volver á la Un ion , será recibido inme-
dia,tamente, garantizándosele todos sus dere-
chos constitucionales.


»Si nuestros leales .y constantes esfuerzos
para conseguir el objeto apetecido no diesen
resultado alguno, sea entonces la responsabi-
lidad de aquellos que siguen haciendo armas
contra la union, que debe mantenerse á todit.
costa. Yo no podria volver á ver á mis bra-
vos camaradas del ejército y de la flota, que
han sobrevivido á tan sangrientíts batallas,
para decirles que los sacrificios de tantos de
nuestros hermanos, muertos ó heridos en el
campo del honor, han sido completamente
inútiles) y que debemos abandonar la causa
de esa unían, por la cual hemos espnesto
tantas veces nuestras vidas. Una gran mayo-
ría de nuestro pueblo, y así el ~jército como
la marina verian con el mayor placer la ter-
minacion de la guerra, pero en mi concepto,
la paz no es posible sin la union.


»En cuanto á los demás puntos discutidos
por la Convencion, no necesito decir que tra-
zaré mi línea de conducta segun los princi-
pios constitucionales y las leyes que rigen




70t HISTORIA DE LOS CAP. XXIV.
en el pais; que procuraré observar la mayor
economía en los gastos públicos, y que no
perdonaré, en fin, esfuerzo alguno para que,
impulsado nuestro pais por el sentimiento
nacional, procure volver á ocupar el puesto
que la corresponde entre las naciones civili-
zadas del mando. La situacion de la hacien-
da, la depreciacion del papel moneda y las
cargas impuestas al trabajo y al capital, de-
muestran]a necesidad de adoptar un buen
sistema financiero, pues los derechos de los
ciudadanos y de los Estados, así como la au-
toridad de la ley sobre el Presidente, sobre el
ejército y el pueblo, son cosas tan sagradas
en tiempo de guerra como en tie,mpo de paz.


»En la inteligencia de que mis opiniones
son las de la Convencion y las del pueblo
que representa, acepto el nombramiento, y
mia será toda la responsabilidad si aquel le
ratifica, pero implorando la proteccion del
Sér Supremo. y confiando en su divino au-
xilio, haré todo lo posible para restablecer la
union y la, paz en nuestra afligida patria, y
para d3fender sus libertades y sus derechos.


»A provecho esta ocasion, señores, para
()frecerme respetuosamente vuestro muyobe-
diente servidor,


»Mc Clellan.»
Este hábil programa 'no sorprendió á los


amigos íntimos del general, quien segUl'a-
mente se hallria comprometido si no hubiese
rcchilzado tocht complicidad de ideas con
ciertos políticos que se proponian introducir
In, discordia entre los Estados republicanos
para fundar h Confederacíon del Noroeste.


Cuando se supo en todo el pais el resulta-
do de la Convencion, comprendió el partido
democrático que esta habia cometido un gra-
ve error, mientrüs los partidarios de l\Ir. Lin-
coln, que algunas semanas antes dudaban
mucho de su reeleccion, dieron ya por segu-
1'0 el triunfo. Pocos dias despues circuló por


todo el pais la noticia de que Sherman habia,
tomado la ciudad de Atlanta mientras Far-
ragut se apoderaba de las fortificaciones de
Mobila, y entonces el Presidente Lincoln
publicó una proclama previniendo se canta-
se un Te-Deum en todas las iglesias, en ac-
cion de gracias al Todopoderoso por las
victorias alcanzadas por Sherman, Farragut,
Canby y los demás jefes, disponiéndose ade-
más que se hiciera una sal va de cien caño-
nazos en todos los arsenales. Fácilmente se
comprenderá á qué punto llegaria el entu-
siasmo del Norte con tan fausta nueva, y
bien puede asegurarse que desde aquel mo-
mento, los que dudaban aun de la reeleccion
de Mr. Lincoln la' consideraroñ ya como un
hecho consumado, mientras que por otra
parte el general .Mc Clellan perdió comple-
tamente las esperanzas de ocupar el sillon
presidencial.


En las segundas elecciones, que comenza-
ron en 25 de setiembre, alcanzó tambien un
señalado triunfo el partido republi- 1864.
cano, pero las mas importantes fue-
ron las del Estado de Maryland, en el cual
se debia admitir ó desechar la nueva Cons-
titucion por la que se suprimia la esclavi-
tud. Aunque el partido democrático y los
abolicionistas lucharon con todas sus fuer-
zas, no les favoreció tampoco esta vez la
suerte, pues la Constitucion fué a proba-
(la, por una inmensa mayoría. El gene-
ral Mc Clellan obtuvo solo veintiun votos
para la presidencia, y estos eran de los
Estados de Nueva-Jersey, Delaware y Ken-
tucky; los demás, es decir, doscicntos doce,
recayeron en favor de Lincoln y Johnson.
Los únicos Estados donde la votacion se
dividió, casi hasti1 igualarse, fueron los de
Nueva-York, Pennsylvania, Connecticut,
Delaware, New-Hi1mpshire, Nueva-Jersey y
Oregon .. Termini1di1s las elecciones genera-




C.\P, XXIV, ESTADOS-UNIDOS, 705


le~, resultaro~ para Abra~am ~i~coln dos I ~i~cutido mucho entre nu~stros hombres, po-
mIllones dosCIentos trece mü SelSCIentos se- . htlCOS acerca de los medIOS de consegUlr el
senta y cinco votos, y un millon ochocien- objeto apetecido, pero el pueblo todo se mues-
tos dos mil doscientos treinta y siete para tra dispuesto á salir á la defensa de la cau-
Me Clellan, de modo que el primero obtuvo sa nacional, y una prueba de ello es el voto
una mayoría de cuatrocientos once mil cna- unánime que acaba de emitir.»
trocientos veintiocho votos; el ejército dió Refiriéndose á las negociaciones que se
á Lincoln ciento diez y nueve mil setecientos habian intentado para celebrar la paz, y al
cincuenta y cuatro, y á Mc Clellan treinta y manifestar que dudaba se pudiera conseguir
cuatro mil doscientos noventa y uno, siendo aquella por los medios conciliatorios, espre-
por lo tanto lá diferencia de ochenta y cinco sábase el Presidente en estos términos:
mil cuatrocientos sesenta y tres en fa,vor del I «La única é indispensable condicion para
Presidente. Como era de esperar, fué preciso, poner término á la lucha, es que cese la re-
introducir algunos cambios en la Cámara de sistencia armada contra la autoridad nacio-
Representantes, y así se hizo desde luego. nal, pero cuando esto suceda no me retrac-
Algunos diputados se separaron del partido taré un punto de lo que ya he dicho acerca,
que primeramente los eligiera; otros hubie-I de la esclavitud, y 'por lo tanto, repitiendo
ron de retirarse por no tener ya derecho á la la decl¡uacion que hice el año anterior, debo
representacion, y no pocos, en fin, abandona- manifestaros que mientras ocupe este puesto,
ron sus puestos por haberles elegido los Es- no trataré de modificar en lo mas mínimo mi
tados que estaban en guerra con el Gobierno. proclama sobre la emancipacion. Tampoco


El Congreso trigésimo octavo se reunió consentiré que vuelva á la esclavitud ninguno
d dia ü de diciembre, es decir, poco despues de los que fueron ó sean declarados libres


de las elecciones, y al dia siguiente en lo sucesivo, segun los términos de aque-
1864. 't' o M L' 1 °lt' 11 o d l t d 1 C fi


. reml 10 r. mco n su u Imo me n- a o e as ac as e ongreso que se re e-
saje anual, en cuyo documento se trata- ren á este punto. Si el pueblo, mudando de
han las cuestiones mas importantes, pero parecer, exigiera que el Poder ejecutivo re-
principalmente todas las referentes á la guer- dujera á la esclavitud á los que han salido de
Ta. El Presidente empezaba hablando sobre ella, seria preciso que antes eligiese otro
las últimas elecciones, y decia lo siguiente: Presidente para conseguir sus fines.


«Á juzgar por el resultado de las eleccio- »Al manifestaros que no veo sino una
nes, el mas vehemente deseo del pueblo en condicion para celebrar la paz, solo quiero
los Estados leales, es mantener la integridad decir que la guerra cesará por parte del Go-
de la Uníon, y en esto se muestran todos bierno cuando desistan de su empeño los que
unánimes. La tranquilidad y el buen órden dieron principio á ella.»
q ne ha reinado en los colegios electorales, Mr. Lincoln terminaba su mensaje reco-
prueban tambien hasta la evidencia lo que mendando al Congreso aprobara la enmien-
ahora os digo, y no solo los amigos del Go- da constitucional relativa á la abolicion de
bierno, sino una gran mayoría de los dipu- la esclavitud, sometida á la consideracion
tados de la oposicion, desean que se ponga del Senado por Mr. Anderson, en 11 de ene-
término á la lucha y que se restablezca la ro de 1864, y con este motivo decia:
union de una manera permanente. Se ha «Sin cuestionar acerca de la sabiduría y




706 HISTORIA DE LOS CAP. XXIV.


-patriotismo de los hombres de la oposicion,
me atrevo á recomendaros eficazmente esa
enmienda, que en mi concepto, deberia apro-
barse en la presente legislatura. La cuestion
abstracta no ha cambiado en nada, y las
elecciones acaban de demostrarnos hasta la


casos en que se trate del castigo de un crí-
men de que esté convicto el acusado.


»Seccion 2,a El Congreso queda autori-
zado para poner en vigor este artículo por
los medios de que dispone la legislatura,»


Acto continuo comenzaron los debates en
evidencia, que el próximo Congreso aproba- la Cámara, pero como la oposicion no con-
rá la medida si este no lo hace. Así, pues, i taba con suficientes fuerzas, alcanzó la vic-
no siendo esto sino cuestion de tiempo, y toria el partido republicano, despues de un
como quiera que la enmienda habrá de apro- empeñado debate, por ciento diez y nueve vo~
barse, i no será mejor hacerlo cuanto antes? tos contra cincuenta y seis; en el Senado re-
Acabamos de saber la opinion unánime del sultó tambien una decidida mayoría, y puede
pueblo, que por primera vez ha emitido su decirse que esta fué la discusion mas impor-
fallo en esta cuestion, y debe tenerse en tante que hubo en aquella legislatura (*).
cuenta que en una crísis nacional como la que Poco despues de la apertura de las Cáma-
estamos atravesanrlo, la unidad de accion ras, se intentó por segunda vez entablar ne-
entre aquellos que se proponen un objeto gociaciones para que cesaran las hostil ida-
comun, es una cosa muy apetecible si no des: Mr. Blair, de Mar'ylünd, fué dos veces
absolutamente indispensable. Ahora bien, á Richmond con este objeto, prévio el per-
siendo el mantenimiento de la union el fin miso del Presidente Lincoln, pero sin órden
que todos nos proponemos, y reconocida, b especial suya, y accediendo á sus instancias,
necesidad de aprobar la enmienda constitu- Mrs. Stephens, Campbell y IIunter, á quienes
cional para conseguirlo, convendrá que re- se concedió permiso para cruzar las líneas
solvais este punto cuanto antes.» de Grant por la parte de Petersburg, se diri-


Leido detenidamente en las dos Cámaras gieron al fuerte Monroe, donde debia tener
el mensaje del Presidente, acordóse desde lugar la primera entrevista. All! fueron re-
luego tomar en consideracion la enmienda cibidos por el gobernador Seward y el Presi-
constitucional á que se refería Mr. Lincoln, dente Lincoln, en 3 de febrero, y se
y se leyó un acuerdo de ·Mr. Trumbull, pre- , celebró una larga, conferencia, aun- 1865,
sidente del Comité del Senado, que, decia a~í: I que sin resultado algu~o, pues los comisio-


«Acordamos: que se proponga a las legls- nados de la ConfederaclOn no estaban auto-
laturas de los diversos Estados, como en- rizados suficientemente para acordar la
mienda á la Constitucioll de los Estados- reunion de los Estados, y Mr'. Lincoln no
Unidos, el siguiente artículo, que ratificado
debidamente por las tres cuartas partes de
dichas legislaturas, se declarará válido pam
los efectos á que haya lugar:


«ARTÍCULO XIII.
~Seccion l.a En todo el territorio de los


Estados-Unidos queda prohibida la esclavi-
tud ó la servidumbre forzosa, escepto en los


quiso convenir en nada sin esta condicion,
de modo que unos y otros se retiraron sin
conseguir el objeto. Al volver los comisio-
nados á Richmond, en 6 ele febrero, se cele-
bró un gran meeting, presidido por el gober-
nador Guillermo Smith, de Virginia, y por


(') Ratificada la enmienda por mas de las dos terceras
partes dé los Estados, se consideró ya corno artículo de la
Constitueion federal.




CAP, XXI\', ESTA DOS-u;',aDOS, 707


Jefferson Davis, el cual, despues de exhortar
á todos los que pudiesen empuñar las armas
á combatir á los yankees, pronunció un
discurso, en uno de cuyos párrafos se es-
presaba en estos términos:


«En mi correspondencia con Mr. Lincoln,
este funcionario, al hablarme de los Estados-
Unidos y de la Confederacion, me decia
siempre, nuestro afligl:do país, pero en mis
contestaciones, nunca he dejado de conside-
rar como distinto su Gobierno y el nuestro,
y lejos de consentir que nos unamos de nue-
vo, daria cuanto poseo en la tierra, haciendo
hasta el sacrificio de mi vida, si fuese nece-
sario, antes de sucumbir.»


En este meeting se dió por terminada la
sesion aprobando el siguiente acuerdo:


«Declammos: que todos los ciudadanos
8.quí presentes han oido con indignacion las
<Jondiciones propuestas por el Presidente de
los Estados-Unidos para celebrar la paz con
la Confederacion.»


Algunos dias despues se celebró un se-
gundo meeting al que asistieron principal-
mente los jefes y oficiales del ejército, y en
el cual se pronunciaron varios discursos por
el Secretario Mr. Benjamin y otros, aconse-
jándose en todos ellos combatir sin tregua
ií los enemigos de la Confederacion. Este
meeting se terminó tambien aprobando los
Jos siguientes acuerdos:


«Acm'damos declamr: 1. () Que los aconte-
cimientos ocureidos en el transcurso de la
guerra nos obligan á proseguir la lucha para
Dbtener nuestra independencia, y que por lo
tanto, confiando siempre con la proteccion
del Todopoderoso, no depondremos las ar-
mas hasta conseguirla.


»2.0 Que como contamos con recursos
suficientes, no debe ponerse en duda que po-
dremos continuar la guerra hasta el fin, yen
su consecnencia encarecemos al pueblo, en el


nombre de la mas sagrada de las causas, que
no economice ni su sangre ni sus tesoros para
el mantenimiento' de nuestra independencia.»


Ya se comprenderá por lo dicho cuál era
el espíritu que dominaba en la Confedera-
cion, así como tambien cuán ilusorias habian
sido las esperanzas de los que en un principio
creyeron que se conseguiria poner término
á las hostilidades, celebrando una paz hon-
rosa. Llegados aquí, terminaremos este últi-
mo capítulo de nuestra historia política con
el manifiesto publicado por Mr. Lincoln en
la segunda inauguracion de su Gobierno; es
un documento notable por su espíritu reli-
gioso, por su elevacion y sencillez, y en el
cual, al dar cuenta de los triunfos alcanza-
dos por las armas de la Union, parece que
se deja t~aslucir alguna cosa sombría, así
como' un presagio fúnebre del sangriento
drama que puso fin á la existencia del Pre-
sidente Lincoln. lIé aquí el manifiesto:


«Ciudadanos: Al presentarme por segun-
da vez á prestar el juramento de costumbre
como Presidente de la Union, no es necesa-
rio dirigiros un manifiesto tan estenso como
el que tu ve el gusto de ofreceros en otra
ocasion, pues entonces era preciso daros á
conocer mi plan político y la línea de con-
ducta que me proponia seguir, y ahora, des-
pues de haber desempeñado este cargo por
espacio de cuatro años, durante los cuales
habeis seguido paso á paso las diversas fases
de la grandiosa lucha que aun absorbe la
atencion pública, conoceis suficientemente
mis opiniones é ideas para que pudiera deci-
ros nada nuevo.


»Los triunfos alcanzados por nuestras ar-
mas, y de los cuales depende todo lo demás,
son harto notorios; creo que tanto el público
como yo podemos estar satisfechos del resul-
tado obtenido, y aunque con grandes espe-
ranzas de llevar á buen término la lucha, se-




708 I1ISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XXIV.


ria aventurado pronosticar desde ahora cuál la voluntad del Todopoderoso sometiéndonos
será el desenlace. á sus altos juicios. Nuestro mas vehemente


»Al ser elegido Presidente hace cuatro
años, todos creian inminente la guerra, te-
míanla todos, no habia quien no propusiera
medios para evitarla, y cuando yo os pre-
sentaba en este mismo sitio mi manifiesto
inaugural, animado de los mejores deseos
de conservar la Union sin recurrir á la fuer-
za de las armas, circulaban en la ciudad
numerosos agentes secretos que trabajaban
sin tregua ni descanso para disolverla y es-
citar los ánimos contra la autoridad del Go-
bierno reconocido. Ambos partidos deseaban
evitar la lucha, pero como uno de ellos la
preferia mas bien que continuar en la Union,
y el otro la aceptaba antes que dejarla pere-
cer, vino la guerra con todos sus horrores y
funestas consecuencias, siendo una de las
principales causas de ella la cuestion de la
esclavitud. Nadie esperaba seguramente que
In guerra se prolongarin de tal modo, adqui-
riendo tan gigantescas proporciones, ni se
podia anticipttr tampoco que la causa de la
lucha cesaria antes que la lucha misma. To-
dos buscaban un triunfo mas fácil á la vez
que un resultado menos fundamental; todos
leian la misma Biblia y elevaban sus oracio-
nes al mismo Dios pidiéndole proteccion pa-
ra combatir á sus hermanos, y pudiera pa-
recer estraño que así se haga ...... , .. Pero no
juzguemos, porque tambien á nosotros se
nos ha de juzgnr; el ruego de todos no debia
ser atendido; ninguno ha conseguido hasta
ahora su objeto, pero entre tanto acatemos


deseo es que cese cuanto antes la desastrosa
guerra que aflige al pais; en nuestras ora-
ciones suplicaremos humildemente al Altísi-
mo que nos libre de tan cruel azote, pero si
Dios quiere que continúe la lucha hasta qne
la nacion se vea convertida en un monton de
ruinas, y hasta que se haya vertido la última
gota de sangre de nuestros ciudadanos, res-
petemostambien su voluntad, y digamos que
los juicios del Señor son justos é infalibles.


»Sin animosidad contra ninguno, mos-
trándonos caritativos para con todos, y fuer-
tes con nuestro derecho, tratemos de termi-
nar cuanto antes la obra em pezada, pues solo
así podremos salvar la nacion, proteger á
las viudas y los huérfanos de los que perecie-
ron en la lucha, y conservar la buena paz y
armonía, no solo entre nosotros, sino con to-
das las demás n<1ciones.»


El triunfo decisivo de 1<1 causa del Norte
en el escrutinio, juntamente con las brillan-
tes victorias de Sherman y de Farragut, ha-
bian dado un poderoso impulso á la grande
obra que se proponia llevar á cabo el Gobier-
no de Lincoln. Faltaba ya muy poco pam
llegar al desenlace, y así es que despues de
la eleccion, se emprendier:on de nuevo las
operaciones por mar y por tierra con la
mayor actividad, segun vamos á ver en
los próximos capítulos, que nos conducirán
hasta el fin de la gran crísis, cuyo resultado
fué la celebracion de la paz, y el restableci-
miento de la Union.




CAPÍTULO XXV.
1864-1865.


LA CAMPAÑA DEL GENERAL HOOD EN EL TENNESSEE.


Última espedicion de Forrest.- Ataque de Johnsonville.- Toma de A tenas.- Retirada de Hood. - Los separatistas atacan
á Gordon Granger en Decatur.-Hood cruza el Tennessee por Florencia.-El general Thomas se retira á :'\ashville,
perseguido por los confederados.- Combate en Duck nivel' y en Spring Hill.- Schofield se detiene en Franklín.-
Batalla de Franklin.-Pérdidas de los confederados.-Muerte del general CleLurne. - Batalla de Nashville. - Combate
en Murfreflsboro.- Hood derrotado por Thomas. - El coronel Post asalta la colina de Montgomery. - Los generales
'Vood y Smith se apoderan de la primera linea (le dcfensa.- Asalto y toma de Overton Hill.-Derrota de los confede-
rados.- Sus pérdidas.- lIood es perseguido.hasta el Tennessee.-La espedicion de nyon.-Gillem derrota á Duke y i\
Vaughn.- Breckenrillge se retira á la Carolina del Norte.- Toma de Saltville.-Captnras del general Thomas. - HoocJ
resigna el mando.


Sherman habia destacado al general Tho- regimientos que se habian dispersado en
mas con fuerzas suficientes para atender á la todo el territorio pam guardar varios pues-
defensa del Tennessee, pues no sabia á punto tos militares, depósitos de víveres, vias fér-
fijo cuáles serian las intenciones de Hood, aun reas, etc., é impedir que las g'uerrillas co-
cuando sospechaba que sus movimientos te- metiesen tantas depredaciones.
nian por principal objeto hacer abandonar á Antes de ponerse en marcha Hood, con
los fedemles sus posiciones pam privarles de direccion al Tennessee, destacó á Forrest
las ventajas obtenidas en la campaña de At- con una numerosa fuerza de caballería lige-
lanta. Sherman, sin embargo, no podia ase- ra, que cruzando rápidamente el rio por la
gurar nada, y por esto autorizó á Thomas parte de vVaterloo, se presentó de improviso
para obrar como lo tuviese por conveniente, en 23 de setiembre delante de Atenas
previniéndole tan solo que si Hood penetraba I (Alabama), defendida por el coronel 1864.
atreviJamente en el rrennessee, le opusiera Campbell, quien tenia á sus órdenes seis-
una vigorosa resistencia, persiguiéndole lue- cientos unionistas y un regimiento de ne-
go sin tregua ni descanso hasta arrojarle del gros. Cercando en el acto la ciudad, Forrest
territorio, y que si se dirigia á Atlanta se li- rompió el fuego contm el fuerte, des pues de
mitara á seguirle á distancia. intimar, aunque inútilmente, la rendicion,


El general Thomus contaba cuando me- pero habiendo conseguido luego celebrar una
nos con tantas fuerzas como Hood, ó acaso entrevista con Campbell, hízole ver que se-
mas, incluyendo las que se hallaban entre I ria inútil defenderse por mas tiempo, y el
Knoxville y Memphis, pero se componian 1


I
jefe unionista debió convencerse, puesto que


en su mayor parte de restos de brigadas y entregó la plaza, precisamente media hora,
TmlO IlI. 80




710 HISTOIUA DE LOS C.\P. XXV.


antes de llegar algunas tropas para reforzar
la guarnicion, las cuales fueron derrotadas
despues de un breve pero reñido combate.
Hecho esto, Forrest se dirigió por el Norte
hácia Pulaski, y en el camino destruyó la
via férrea, apoderóse de un puesto fortifica-
do, y no dejó de escaramucehr un momento
hasta llegar á la ciudad citilda, mas por for-
tuna lutllálmse en ella el general ROllsseau,
y como ocupaba una buena posicion con fuer-
zas numerosas, Forrest creyó mns prudente
retirarse, y marchó hácia la via férrea de
Chattanooga, donde los separatistas come-
tieron variJs desperfectos. El general Hous-


así, inutilizó el camino de hierro en una (lis-
tancia de cinco millas, dejó á sus prisioneros
en libertad, bajo palabra, dirigióse rápida-
mentehácÜtl\1ount Pleasanty Lawrenceburg,
cruzó el Tennessee por la parte de Bainbridge
y pudo librarse así de sus perseguidores ues-
pues de haber cansado muchos uaüos y cogido
lo menos mil prisioneros, sin sufrir mas que
algunas pérdidas insigniílcnnies.


Mientras que Forrest terminaba felizmente
su espedicion, el general lIood, que hal)ia
estado operando en la línea de comunicacio-
nes que tenia Sherman cerca de Chattanoo-
ga, marchando luego hácitt el Norte de ~\.la-


seau, no obstante, seguia 1<:1 pista á sus ene- bama, presentábase con fuerzas numerosas
migos, y utiliz1lndo el camino de hierro de ante Decatnr, donde se ludIa el empalme
Nashville, les salió de nuevo al encuentro en de las vi as férreas que cruznn el rrennessee.
rrullahomH; el general Steedman avanzaba Allí estaba el genernl Gordon Granger con
tambien contra los separatistas despues de numeros::\s tropas, y en una posicion, que
cruzar el Tennessce, y la division Morga n no por esbr muy bien fortificarla dejaron de
llegaba desde Atlanta para cercarlos com- atacar los separatistas, aun cunndo no tenian
pletamento. artillería, pero llegada la nocho, se suspen-


Todo fué inútil, no obstante, porque For- dió el combate, y en la madrugada del dia
rest retrocedió. y tomando otm direcciono siguiente, 28 de octubre, hicieron los sitia-
encaminóse á Fayetteville, en cuyo punto
dividió sus fuerzas y destacó á Duford con
cuatro mil hombres para que se apoderase
de IIuntsville mientras él iba con otros tres
mil hácic1 Colombia. Sil intencion era, á no
dudarlo, tomar esta plaza, pero no la 1ltclCó
porque Rousseau le seguia do cerca junta-
mente con el general \Vashburne, quien
llevaba consigo tres mil caballos y mil qui-
nientos infantes. Duford, entre tanto, inten-
tl1ba apoderarse de Atenas, cuya plaza atacó


en la noche del 2 al 3 de octubre,
1864. h d . pero rec aza o VIgorosamente por el
teniente coronel Slade, tuvo que desistir de
su empres'a, y huyó precipitadilmente, cru-
zando el Tennessee el dia 3. De un momen-
to á otro iba á verse Forrest completamente
cercado por sus enemigos; comprendiéndolo


dos una salida con tan buena suerte, que
obligaron á sus enemigos á levantar el cam-
po cogiéndoles ciento veinte prisioneros. El
ataque á Decatur habia sido simulado y con
el objeto de avanzar mas hácin el Oeste, lo
cual consiguieron los confederados á pesar
de la enérgica resistencia que les opuso la
brigada de caballería del general Croxton.
Forrest por su parte, cnyas fuerzas no baja-
bl1n de diez y siete regimientos de caballería
y nueve cañones, acababa de presentarse á
la vista de Johnsonville, importante depósito
militar de los federales, defendido IJor el co-
ronel Thompson, que tenia á sus órdenes un
regimiento de negros, mil hombres de otras
tropas y tres cañoneras. Forrest atacó re-
sueltamente á Johnsonville, y habiendo sido
rechazado, tomó posicion para hostigar al




CAPo XXVo ESTADOS-Llt\IDOSo
enemigo, mas al saber que se acercaba el ge-
neral Schofield, proceden te de N ashvi11e, le-
vantó inmediatamente el campo, no sin haber
batido antes á las fuerzas de la flotilla, obli·
gando á estas á pegar fuego á sus transportes
para que no cayeran en poder del enemigo.
Por desgracia, el incendio se comunicó á los
almacenes de la orilla del rio y se quemaron
una pOTcion de efectos y provisiones por
valor de un millon 9 uinientos mil duros.


No siendo ya dudoso que el general lIood,
á quien se ltabia reunido Dick rraylor con
su cuerpo de ejército, trataba de penetrar
en el Tennessee, ~lhomas dispuso que se
concentrase una parte de sus tropas en Pu-
laski, á fin de entorpecer mas bien que im-
pedir la marcha de los separatistas sobre
~ashville. Segun se dijo, el ejército de Hood
constab::t entonces de cuarenta mil infantes
.Y doce mil ginetes, de modo que con la arti-
llería vendria á reunir unos cincuenta ycineo
mil hombres, y para oponerse á estas fuer-
zas, solo disponia Thomas de unos treinta
mil, á las órdenes ele los generales Stanley,
Schoí1eld, Ilatcher, Croxton y Capron, pues
las demás tropas se halla ban odiseminadas en
el estenso 'territorio de su mando, y para reu-
nirlas habia sido preciso dejar abandonados
varios puestos militares de importancia.
'1'homas reflexionó detenidamente acerca del
partido que deberia tomar, y persuadido de
que si volvia á Nashville para ltacerse fuerte,
obligaria ri IIood á concentrar su ejército, que
se iria debilitando poco á poco mientras el
sUJo se reforzaba, optó por hacerlo asi, por-
que em un medio mas seguro que atacar dcs-
de luego, esponiéndose á una derrota. En su
consecuencia el general Thomas envió á lla-
mar á Schofield, que se hallaba en Johnson-
\'ille, dispuso que se concentraran las tropas
de Smith y la caballería de Wilson, y dió ór-


á fin de vigilar atentamente los movimientos
de IIood, aunque:evitanuo en lo posible empe-
ñar combate alguno hasta recibir refuerzos.


El dia 19 de noviembre emprendió la mar-
cha el general Bood, y sin detenerse un
momento, continuó avanzando hácia
}'l o o, 04 t 1 lO °dod 1864. , orenCla: su eJercILo es a)a (IVl 1 o
en tres cuerpos al mando de los genemles
Cheatham, Stewart y D. Lee, y cada uno
de aquellos se componiiL de tres divisiones á
las órdenes inmediatas de Cleburne, Loring,
Bate, E. johnson y Buford; el general For-
rest formaba la vanguardia con su caballé-
ría. Por lo que hace al general Thomas,
podia disponer de cinco divisiones, pero aca-
baba de reunir otras varias fuerzas antes ele
comenzar la lucha. formalmente, y habia
ordenado al general Schofield que abando-
nase -~lU campamento de Pulaski y se reple-
gara inmediatamente hácia Colombia. Dos
divisiones, á l~s órdenes de Stanley, habian
llegado ya á Lynnville á fin de proteger el
cnmino de hierro por donde debian pasar los
wagones; 1n brigada ele caballería ele Capron
estaba apostada en l\lount Pleasant, cubrien-
do las cercanías de Colombia, J' la guarnicion
de esta ciudad se habia reforzado con un¿l
parte de la elivision Ruger. Cuando los sepa-
r[ttistas se presentaron delante ele Colombia,
dando á conocer su intencion de cruznr por
Duck River, el general Schofielel se retiró
apresuradamente por el rio, y al saber que el
enemigo se preparaba ya á efectuar su movi-
miento, previno á Sümley que marchara in-
mediatamente á Spring Hil1, á cuyo punto
llegaron los unionistas á tiempo para impedir
que hl, caballería de Forrest se apoderase de
algunos trenes. Esto no se consiguió, sin em-
bargo, sin que mediara un reñido combate, y
como á poco llegasen nuevas fuerzas confe-
deradas, viéronse los federales en la precision


den á Schofield para que se situara en Pulasl.i de retirarse piLra evitar una derrota.




712 HISTORIA DE LOS CAP. XXV.


Schofield y Ruger habian estado batién- vieron al momento arrolladas por sus ene-
dose todo el dia para evitar que el enemigo migos, que como un torrente se precipitaron
cruzase por Duck River, consiguiendo re- en las líneas, donde cogieron muchos lJrisio-
chazade siempre que lo intentó, pero lle- neros, dispersando á los que intentaban opo-
gada la noche, avanzó sobre Spring Hill, ner una vigorosa resistencia. Á los pocos
donde se hallaban acampados los separatis- momentos, los unionistas comenzaron á re-
tas. Schofield no creyó prudente trabar allí plegarse, los confederados se apoderaron de
el combate, y despues de recorrer una di s- la colina y de ocho cañones, y despues de
tancia de veinticinco millas, llegó en la ma- clavar allí su bandera en señal de triunfo,
ñana del 30 á Franklin, en cuyo punto tomó preparáronse á completar la victoria persi-
posicion, dando órden inmediatamente para guiendo á los fugitivos. Los unionistas huian
que se construyeran algunas obras defensi- en el mayor desórden, suponiendo que la
vas en las que se proponia esperar la llega- jornada estaba completamente perdida y
da de sus víveres y tren de campaña. El que lo único que podia hacerse era evitar
ejército de Hood habia conseguido entre tan- que la derrota fuese mas desastrosa, pero
to su objeto, pues en la noche del 20 de oc- en aquel momento, la brigada del coronel
tubre logró dispersar á la caballería unionista Opdycke, que formaba, la reserva y se halla-
que guardaba el paso del rio, y pudo atrave- ba detrás de la colina, avanzó resueltamente
sarlo sin otro contratiempo, de modo que po- contra los vencedores, conducida por su in-
{}o despues se presentaba ante las líneas de trépido jefe. Entonces se trabó ,de nuevo un
los federales, resuelto á empeñar la lucha. desesperado y sangriento combate, cUJo re-


El general Hood creyó prudente demorar sultado fué recobrar de nuevo los federales
el ataque hasta que llegasen todas sus tro- las obras de defensa, que mal de su grado
pas, y cuando estas estuvieron reunidas, dió hubieron de abandonar los separatistas, de-
la órden de acometer, trabándose al poco jando en ellas trescientos prisioneros y los
tiempo una encarnizada refriega en la que cañones de que aIltes se apoderaran.
cayó mortalmente herido á las primeras des- El haberse tomado las líneas defensivas
-cargas el general Cartero Schofield obser- se debió no solo á lo imprevisto del ataque,
vaba atentamente el combate desde el fuerte sino tambien al valor de la tropa de Opdycke
Granger. Debe advertirse que aunque el jefe y de su intrépido jefe. Exasperado mas bien
unionista tenia á sus órdenes veinte mil hom- que desconcertado por este contratiempo,
bres, una gran parte de estos se hallaba cer- lIood destacó fuertes columnas á :fin de apo-
ca del rio guardando los trenes y los baga- derarse otra vez de las líneas antes de que
jes, de moclo que en las líneas de defensa solo las reforzara el enemigo, pero Opdycke,
habia dos divisiones, es decir, unos diez mil semejante al genio de la guerra, acudia á to-
hombres, para contener al enemigo, si bien dos los puntos, parecia multiplicarse y des-
la posicion de los federales era muy ventajo- plegó tal actividad, que rechazó á los sitiado-
sa por todos conceptos, pues ocupaban una res, alcanzando con esto una segunda victoria.
elevada colina muy á propósito para la de- Inútil parece decir que Opdycke recibió bien
fensa. A pesar de todo, rué tan impetuosa la pronto los refuerzos que tanto necesitaba
carga de los confederados, que las tropas de para conservar su posiciono La batalla duró
Schofield no puclieron resistir el empuje y se hasta las diez de la noche, y el enemigo tra-




CAP, XXV, ESTADOS-l:NfCOS, 71.3


tó por último de flanquear el ala derecha de
los federales, pero fué rechazado por la di-
vision Stanley, y se frustraron cuantos es-
fuerzos hizo para apoderarse de las líneas
que poco antes estaban en su poder. Seria
poco mas de la media noche cuando habien-
do desistido los separatistas de su tenaz em-
peño, abandonaron los federales su posicion
y se dirigieron á Nashville, donde podrian
entregarse algunas horas al descanso las
tropas que tan heróicamente se habian bati-
do, El general Forrest trató al principio de
perseguir á los federales, pero luego mudó
de parecer, comprendiendo sin duda que no
conseguiria nada.


Las pérdidas de los unionistas en esta mor-
tífera refriega se redujeron á ciento ochenta
y nueve muertos, mil treinta y tres heridos,
.entre los cuales se contaba el general Stan-
ley, de mucha gravedad, y mil ciento cuatro
cstraviados; total dos mil trescientos veinti-
seis. El general Thomas asegura que los se-
l1aratistas tuvieron al menos mil setecientos
cincuenta muertos, tres mil ochocientos he-
ridos y setecientos dos prisioneros; total seis
mil doscientos cincuenta y dos. Hé aquí, sin
.embargo, lo que decia el general Hood en su
parte oficial:


«La lucha duró hasta media noche, hora
en que el enemigo tuvo por conveniente
abandonar sus obras de defensa y cruzar el
rio, dejando en nuestro poder sus muertos y
heridos. N nnca he visto á las tropas batirse
con tanto valor y denuedo; durante el dia no
pude hacer uso de los cañones por no causar
daño alguno á las mujeres y los niños que
habia en la ciudad, pero llegada la noche,
mandé preparar las piezas para continuar la
accion por la mañana, lo cual no pudo efec-
tuarse porque el enemigo se habia retirado
ya. Hemos cogido mil prisioneros y varias
banderas, y nuestras pérdidas en muertos,


heridos y estraviados no pasan de cuatro mil
quinientos hombres. Entre los primeros se
cuentan el general Cleburne y los briga-
dieres generales Gist, Adams, Strahl y Gran-
bury; en la lista de los segundos figuran el
mayor general Brown y los brigadieres ge-
nerales Manigault, Quarles, Cockrell y
Scott, y el general Gordon ha quedado pri-
sionero. El número de muertos que ha dejado
el enemigo en el campo de batalla indica
que sus pérdidas han sido poco mas ó menos
iguales á las nuestras. Á la mañana siguien-
te, y apenas estuvieron enterrados los muer-
tos, me dirigí hácia Nashville con todas mis
tropas: Forrest persiguió al enemigo sin des-
cansar un momento. »


La muerte del ge?eral Cleburne, el Stone-
wall J ackson del Oeste, era ;)'a de por sí una
pérdida irreparable para los confederados:
natural de Irlanda, Cleburne habia servido
en el ejército inglés, y como hombre intré-
pido y valeroso, no encontró nunca quien
le aventajara; el encarnizado combate que
acababa de tener lugar privaba á Hood de
una sesta parte de su fuerza con la muerte
de Cleburne, que dejaba un vacío dificil de
llenar.


Hasta entonces, el general Thomas habia
tenido que combatir á numerosos enemigos,
pero cuando en 30 de noviembre llegó Hood
delante de K ashville, era el caso muy
d' t' tI" 't t' t 1864:, 1S m,o: e eJerc1 o separa 1S a no
contaba ya sino con unos cuarenta mil hom-
bres á causa de las bajas sufridas, mientras
los federales acababan de recibir un refuerzo
por la, llegada de las tropas de Smith, pro-
cedentes de Missouri, sin contar que otros
cinco mil hombres del ejército de Sherman
llegaron tambien por el camino de hierro de
Chattanooga; añádase á esto la guarnicion
de N ashville y una nueva division formada
con voluntarios de la ciudad, y tendremos




íli HiSTORIA DE LOS CAP. XXV.


que las fuerzas de Thomas eran ya muy su- este unas seiscientas varas, mas no se trabó
periores en número á las del enemigo, que desde luego la lucha porque durante una
pensaba sitiarle en una plaza perfectamente semana hizo un frio tan riguroso, que los
fortificada. El general Grant, que no com- soldados de uno y otro ejército no podian
prenelia la audacia de Hood, hallándose éste apenas moverse por tener los miembros en-
en el centro del Tennessee, abandonó su tumecidos, siendo de notar que los confede-
campamento del Jacobo para ir á ver por sí rados debieron sufrir mas en razon á no ser
mismo cuál era la situacion de los federales, su equipo tan bueno como el de los unionis-
pero en el camino recibió un telégrama y tas. Por fin, el 14 de diciembre varió la,
pudo convencerse de que así como Sheridan, temperatura, y entonces Thomas dió


·t b Th dI· di' d d 1 d· .. 1864-, no neceSI a a, omas e a presencia e 01' en e avanzar a la SIgUIente,
jefe del ejército para cumplir con su deber. previniendo al general Steedman que ataca-


Thomas, que no queria, abandonar su posi- ra al enemigo por la derecha á fin de obli-
cion de la via férrea de Chattanooga,habia de- garle á que se replegara hácia el centro.
jado al general Rousseau con ocho mil hom- Llegada la hora, una densa niebla que no se
bres en el.fllerte Rosecrans, en l\lurfreesboro, disipÓ en todo el dia, permitió á los federales
y sabido esto por los separatistas, dispuso adelantar sin que se pudiesen observar sus
su jefe que una division del cuerpo de ejérci- movimientos: el general Smith, con su re-
to de Cheatham y dos mil quinientos ginetes ducido cuerpo de ejército y la caballería de
de la caballería de Forrest atacasen un fortin \Vilson, atacó acto continuo el ala izqnierda
que hay cerca de Overall, pero estaba defen- de la infantería enemiga, y entre tanto la di-
dido por el general Milroy, que tenia á sus vision de caballería de Johnson acometia á
órdenes tres ó cuatro regimientos, y los con- la de los separatistas con objeto de apode-
federados hubieron ele retirarse, despues de rarse de una batería situada en la orilla del
sufrir algunas pérdidas. En21 de diciembre, Oumberland. Los federales no consiguieron
la caballería de Buford, que trataba de ocu- su intento, pero el ataque bastó para que el


par á l\Iurfreesboro, fué rechazada enemigo evacuase su posicion durante la
1864-. ···1 . .i' h por un regllmento (e 1ll1(1lltería, y noc e.
entonces se dirigió á Lebimon con el objeto El cuarto cuerpo de ejército, á las órdenes
de cruzar el Cumberland, lo cual no pudo del general \Vood, en combinacion con las
conseguir porque varias cañoneras impedian fuerzas ele Smith, asaltaba entre tanto la co-
el paso por a(luel punto. El general Milroy lina de l\lontgomery, que fué tomada á pe-
salió entre tanto de l\lurfreesboro con siete sal' de la vigorosa resistencia que opusieron
regimientos de infantería, atacó á los confe- sus defensores, y conseguido esto, avanzó
derados en \Vilkeson, y les hizo retroceder, \Vood con todo su cuerpo de ejército, y no
cogiéndoles doscientos siete prisioneros y dos tardó en hacerse dueño de toda la línea del
piezas, sin sufrir mas pérdidas que treinta enemigo, cogiendo varios cañones y quiníen-
muertos y ciento setenta y cinco heridos. tos prisioneros, con lo cual obligó al enemi-


En 4 de diciembre ocupó Hood sus po si- go á tomar una nueva po sic ion al pié de las
ciones al Sur de Nashville, apoyándose en la colinas de IIarpeth. Llegada la noche, el
colina de l\Iontgomery, que estaba frente al . general Thomas reformó su línea de batalla
centro de los federales, y solo distaba ya de I estendiéndola hricia el Este: Schofield se en-




CAP. XXY. ESTADOS-TJ:\IDOS.


cargó del ala derecha, \Vood de la izquier- todo cortar la retirada á los confederados por
da, con la caballería; Smi th del centro, y la parte de F ranklin. A eso de las tres de la
Steedman conservó su primera posicion. En tarde, la brigada Post recibió órden del ge-
esta jornada cogieron los federales diez y neral \Vood de tomar por asalto la posicion
seis piezas de artillería, mil doscientos pri- de Overton, y habiéndose prevenido lo mis-
sioneros, muchas armas de todas clases y mo al general Steedman, dispuso éste que el
cuarenta wagones, sin sufrir pérdidas de coronell\1organ, jefe de una brigada negra,
consideracion, y bien puede asegurarse que cooperase en el movimiento. El terreno por
nunca se habian batido las tropas con tanto el cual debían nvanzar las dos columnas
arrojo y buena voluntad. El ejército pasó la para üwzarse al asalto estaba completa-
noche en la misma posicion que ocupaba mente descubierto, mas no debia detener
anteriormente, dispuesto á continuar el com- esto á los federales, que acometieron resuel-
bate al otro clia, y en efecto, á eso de las seis tamente en medio de un espantoso fuego de
de la mañana, el general \Vood persiguió á fusilería, sin que les arredrase tampoco la
las avanzadas enemigas hasta mas allá del metralla que diezmaba sus filas. ~\J llegar,
camino dc Franklin, despues de lo cual con- no obsümte, á la cima de la colinn, un cuer-
tinuó su marcha hácia al Sur de Nashville, po de reserva del enemigo rompió un fuego
hasta que se vió detenido por una nueva lí- tan mortífero sobl~e los sitiadores, que estos
nea de obras defensivas levantadas durante se uetuvieron y acabaron por emprender la
lit noche en la colina de Overton, que dista retirada, dejando un gran número de mner-
unas cinco millas de la ciudad. El general tos y heridos en las líneas de defensa. En-
Steedman avanzaba tambien desde Nashvi- tonces el general \Vood se ocupó en reunir
He por el camino de ~olensville, con sus sus t.ropas dispersas para lanzarse de nue-
tropas formadas en órden de batalla á fin de vo al ataque, mientras los generales Smit.h
apo.)'iu' los movimient.os que se practicaran y Schofield, secundando los esfuerzos elel
durante aquel dia, y por otra parte el gene- cuarto cuerpo de ejército, hacian avanzar á
ml Smith, seguido de su cuerpo de ejército, sus tropas contra las obras defensivas del
iba á tomar posicioll en el ala derecha, com- enemigo, y aquella vez nada bastó para re-
pletanJo así ht nueva línea que se trataba de sistir á los federales, fiue rompieron la línea
formar. La caballería del general \Vilson, enemiga por doce puntos distintos, cogiendo
que habia pasado la noche en otra posicion, todos los cañones y miles de prisioneros, entre
fué á reunirse con Schofield, y ya al medio los cuales se contaban cuatro oficinJes genera-
dia habia conseguido esta columna colocarse les. Todos cuantos pudieron escnpar de aque_
á espaldas del enemigo, estendiéndose por J b espantosa carnicería fueron perseguidos
Granny \Vhite, uno de los principales ca- basta las alturas de Brentwood, y mientras
minos que conducen á Franklin. atacaban los generales Smith y Schofield, la


Cuando se hubo efectuado este movimien- caballería de \Vilson ocupaba el camino de
to, y despues de asegurarse de que todos Granny \Vhite para cortar la retirada á los
esütban en su puesto, el general Thomas dió separatistas.
órclen de avanzar contra el flanco izquierdo Completamente dispersado el enemigo y
del enemigo, pues aunque este era mas fuer- sin esperanza de rehacerse, huyó á la des-
te que el centro~ el jefe unionista queria ante bandada en la direccion del desfiladero de




716 HISTORIA DE LOS CAP. XXV.


Brentwood, perseguido de cerca por los
unionistas, pero la noche puso fin á la lu-
cha, y las tropas victoriosas se entregaron
al descanso. En tanto que los federales per-
seguian á los fugitivos por el camino de
Franklin, el general \Vilson destacaba á las
divisiones Knipe y Hatch con el objeto de
que ocuparan completamente el camino de
Granny White, cortando toda retirada al
enemigo. Despues de recorrer una milla,
estas dos divisiones encontraron un puesto
fortificado donde estaba la caballería de
Chalmer, á la que desalojaron los federales
de su posicion, no sin que mediara un breve
pero obstinado combate.


En estas dos últimas jornadas cogieron
los unionistas cuatro mil cuatrocientos se-
senta y dos prisioneros, inclusos doscientos
ochenta y siete oficiales de todas graduacio-
nes, apoderándose además de cincuenta y
tres piezas de artillería y algunos miles de ar-
mas de todas clases. La caballería de \Vilson,
seguida de cerca por el cuerpo de ejército
de \Vood y por los generales 8mith y 8cho-
fleld, persiguió al resto de los fugitivos, cru-
zando Harpethriver, Rutherford's Creek y
Dukriver, no sin gran dificultad, porque la
corriente de estos rios iha muy crecida á
causa ele las últimas lluvias. La persecucion


no cesó hasta el 29 ele diciembre, en
186-'. .1' t d . 1 d cuyo ula supo con o a seguflc a
Thomas que el general Hood, merced á los
obstáculos naturales que habian entorpecido
la persccucion, y gracias tambien á la vigo-
rosa resistencia que opuso su retaguardia al
mando de Forrest, habia conseguido cruzar
el Tennessee y dirigirse á Bainbridge. En-
tonces Thomas mandó hacer alto y ordenó
al general 8teedman que marchase á 8te-
venson, donde se hallaba Granger con las
gllarniciones de Huntsville, Atenas y Deca-
tur, las cuales debian volver á ocupar todos


los puestos militares del Norte de Alabama
á fin de cruzar luego el Tennessee para cor-
tar las comunicaciones del enemigo. 8teven-
son llegó á Decatur poco despues, pero allí
supo que lIood se hallaba ya demasiado le-
jos para que pudiesen dar resultado alguno
las nuevas operaciones.


Poco antes de asaltar á Nashville, Hood
habia destacado al general Lyon con ocho-
cientos ginetes y dos cañones para que des-
truyera la via férrea de Louisville, cerca de
la cual se hallaba la retaguardia de Thomas,
pero Lyon no contaba con suficientes fuer-
zas, ni podia por lo tanto acometer empresa
alguna de importancia, y así es que se limitó
á tomar á Hopkinsville, mas no tardó en
verse atacado cerca de Greensburg por la
brigada Lagrange, que dispersó á sus tropas
el dia 10 de enero, cogiéndole un ca-
- 1 . . P . 1865.
non ya gunos prISlOneros. ersegUl-
do de cerca por sus enemigos, Lyon cruzó el
Tennessee con doscientos hombres, y ha-
biendo sufrido nuevas pérdidas, refugióse á
Red Hill, donde le sorprendió dumnte la
noche el coronel Palmer, cogiéndole cien
prisioneros, pero Lyon se escapó despues de
rendirse, matando de un pistoletazo al cen-
tinela y desapareciendo entre la oscuridad de
la noche. Este fué el último golpe que sufrió
el ejército de Hood.


Terminada su campaña del Tennessee,
Thomas se disponia á estnblecer sus cuarte-
les de invierno, pero no tardó en recibir co-
municaciones de \Vashington, previniéndole
que el general Grant estaba resuelto á ter-
minar de una vez la guerra, y que por lo
tanto era preciso continuar las operaciones.
En su consecuencia los cuerpos de ejército
de Schof1e1d, Smithy \Vilson fueron trasla-
dados á Clifton, yel general \Vood marchó
á Huntsville, en ell'\orie de Alabama, á fin
de continuar la campaña de invierno.




CAP. XXV. ESTADOS-UNIDOS. 717


En tanto que lIood era batido una y otra modo quedó Saltville con sus estensas y ricas
vez por los federales, llevábanse á cabo otras salinas, á disposicion de los unionistas, los
operaciones en el Tennessee Oriental. Por cuales se apoderaron de aquel punto sin 1u-
órden de Thomas habia marchado el general cha ni resistencia. Las salinas fueron des-
Stoneman á Knoxville para encargarse allí truidas completamente, y no quedando ya
del mando, y poco despues fué á reunirse con enemigos que combatir en el devastado ter-
él el general Burbridge con todas las fuerzas ritorio del Tennessee Oriental, los generales
que tenia disponibles. El general separatista Stoneman y Gillem volvieron tranquilamente
Breckenridge, á cuyo conocimiento llegó bien á Knoxville mientras Bnrbridge se dirigía
pronto que tenia muy cerca al enemigo, em- con sus fuerzas á Kentucky.
prendió la retirada, marchando en su persecu- Al dar cuenta del resultado de aquella
cion el general Ammen, que acababa de llegar campaña, el general Thomas manifestaba
de Chattanooga con mil doscientos hombres. ! en su parte que desde el 7 de setiembre de
Thomas dispuso luego que Stoneman saliese' 1864 hasta el 20 de enero de 1865 habia he-
tambien de Knoxville con tres brigadas de Icho prisioneros á un mayor general, siete
caballería á las órdenes de Burbridge y Gi- brigadieres, diez y seis coroneles, catorce
llem para seguir la pista á los fugitivos, á los tenientes coroneles t veintidos mayores, dos-
cuales se dió alcance en Kingsport, donde se cientos doce capitanes, seiscientos un tenien-
les dispersó, cogiéndoles trescientos prisione- tes, -ochenta y nueve cirujanos y capellanes,
ros. En 15 de diciembre, los federales se pre- y diez mil ochocientos noventa y cinco su-
sentaron delante de Abingdon, cuya plaza balternos, total once mil ochocientos cincuen-
tomaron tambíen sin encontrar gran resis- ta y siete, sin contar mil trescientos treinta
tencia. EllO del mismo mes las tropas unio- I y dos individuos canjeados durante este tiem-
nistas alcanzaron á la caballería de Vaughan I po. Además habia recibido el juramento de
en Marion, y aquí fué derrotado una vez mas I sumision de dos mil doscientos siete deser-
el enemigo, que se dispersó en todos sentidos
sin poder evitar que sus perseguidores des-
truyeran parte del camino de hierro, come-
tiendo otros desperfectos de consideracion.


Breckenridge habia reunido entre tanto
todas las tropas que le fué posible con ánimo
de atacar la vanguardia unionista, pero Sto-
nemanle encontró cerca de Marion, y creyen-
do que los confederados aceptarian la bata-
lla, tomó sus posiciones para empeñarla al
dia siguiente. Breckenridge, no obstante, no
creyéndose con suficientes fuerzas, se retiró
por las montañas á la Carolina del Norte,
sin perder mas que algunos wagones que
conducian una parte de los bagajes. De este


TO~IO IIl.


tores del ejército confederado, y tenia en su
poder setenta y dos cañones de todos cali-
bres y tres mil setenta y nueve armas ele
diversas clases, cogidas al enemigo. Sus pér-
didas en muertos, heridos y estraviados as-
cendian á diez mil hombres, es decir, una
mitad menos que el ejército separatista, el
cual puede decirse qne habia dejado de exis-
tir cuando el general Hood, que se hallaba
entonces en rrupelo, fué relevado del mando
á instancia suya en 23 de enero de 1865.


Ya hemos visto cómo terminó la invasion
del Tennessee, de que tanto se habia habla-
do, y la sangrienta campaña que debia ace-
lerar el triunfo de la Union.


90




CAPÍTULO XXVI.
1864-·1865.


LA GRAN MARCHA DE SHERMAN.-GEORGIA.-LAS CAROLINAS.


El ejército unionista cn Atlanta. - Combate en Lovejoy. - El general Kilpatrick. delante de Macon.- Slocum en Milledge-
ville.-Howard en Sandcrsville. -Kilpatrick avanza sobre Waynesboro.- Combate.-Los generales Dlair y Millen.-
Los federales en Statesboro.-Combate de Ogeechee.-Slocum se dirige á Louisville.- Shcrman delante de Sa-
vannah.- Toma del fuerte Me Allister.- Foster y Dahlgren.- Las tropas del general Hardee abandonan ú Savannab.
-Pérdidas de Sherman en Georgia.- Correspondencia con Lincoln.- Espediciones dc Dana, Davidson y Grierson.-
Victoria de Grierson en Egipto.- lIatch derrotado en lIoney Ilill.-Foster ocupa á Pocotaligo.- Sherman penetra en la
Carolina del Sur.-Los federales avanzan hácia Edisto.-Combate cerca de Branchville.- Kilpatrick en Aiken.- Com-
bales en Orangeburg y en Congarcc.-Rcndicion de Colombia.- El incendio de Colombia.- Informe de Sherman.-
El general IIardee evacua á Charles ton, abandonando sus obras defensivas.-Relacion de Pollard.-Los unionistas
ocupan los fuertes.-Combate en la estacion de vVilliston.-Sherman en \Vinnsboro.- Ocupacion de Fayetteville.-
Hampton sorprende á Kilpatrick.-Su dcrrota.- Slocum es atacado por Hardcc en Averysboro.- El gencral Jolmston
ataca á Slocum cn Bentonville.-Combate obstinado. - Jolmston abandona el campo.- Entrada (le Sherman en Golds-
boro. -Espedicion de Butler al fuerte Fisher.-El brnlote.-Bombardeo. - Butlcr vuelve al Jacobo. - Dcscontf'nto de
Grant.-Scgunda espedicion al mando del general Terry.-Ataquc del fuerte Fisher.-Bombardeo por la flota.·-Ab-
que de los marinos.-El general Ames avanza al asalto.- Desesperado combate.-Toma del fucrte.-Pérclidas.~Es­
plosion del polvorin.- Llegada del general Schofield.-Los unionistas avanzan sohre \VillIlington.- Ocupacion de la
ciudad.-Combate en Town Cl'eek.-Evaeuaeion del fuertc Anderson.-Retirada de Hoke.-Inccndio de buques.-
El f'jército marcha Robre Kingston.- Gpham sorprendido en Southwcst Creek.- Hoke emprende la retirada.-Entrada
de Sehofielü cn Goldsboro.


Ya hemos dicho que el Gobierno de la
Uníon habia resuelto no suspender las ope-
raciones militares, á fin de acabar cuanto
antes con la guerra, y en su consecuencia el
general Sherman, despues de enviar todos
sus enfermos y heridos á Chattanooga, así
como tambien los bagajes que no necesitaba,
y las guarniciones de los puestos militares
que se hallan mas al Norte de Georgia, con-
centró todo su ejército, compuesto entonces
de unos sesenta mil hombres de todas armas,
en Roma y Kingston. Lo primero que hizo
despues fué disponer que se destruyeran las
vias férreas de que pudiera utilizarse el ene-
mIgo, respetando sin embargo el telégrafo,


pero en 11 de noviembre, y cuando
1864.


ya hubo espedido á \Vashington los
partes que necesitaba, lo mandó cortar y


terminó los preparativos necesarios para em-
prender su memorable marcha.


Sherman habia formado con su ejército
dos grandes divisioneR: la una á las órdenes
de los generales O. O. Howard, P. J. Os-
terhaus y F. P. Bluir, y la, otra mandada
por los generales H. vV. Slocum, Davis y
Williams; la caballería, cuyo jefe era el ge-
neral J. Kilpatrick, debia proteger los flan-
cos de est.as dos grandes divisiones, cada
una de las cuales llevaba su tren de campa-
ña y sus pontones para atravesar los rios.
Sherman marchó primero con una division
y despues pasó á inspeccionar la otra. No
era de esperar que la marcha de sesenta y
cinco mil hombres, bien armados y equipa-
dos, debiera interrumpirse por grandes obs-
táculos, mientras que Hood permaneciera en




CAP. XXVI. HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. 719


el Norte vigilado por el general Thomus; lo
único que podia temerse er~t encontrar resis-
tencia en las milicias locales ó en algunas
guarniciones que ocupaban puestos impor-
tan tes , tales como Macon, Milledgeville ó
la, prision de Millen. Tambien los caminos
ofrecerian acaso obstáculos por su mal esta-
do y por las muchas corrientes de agua que
se cruzaban en todos sentidos.


El dia ] 4 de noviembre se puso el ejérci-
to en marcha: Howard avanzó por Mc Do-


nough, Monticello y Olinton hasta
1864. . 1 d' .. , Gordon, mIentras S ocum se lflglO
por Covington, Madison y Eatonton, á fin
de concentrarse en Milledgevílle, en cuya po-
blacion entró el ejército el 23 de noviembre,
sin encontrLu la menor resistencia. Hasta
entonces, lo único que habia entorpecido la
marcha de la infantería fué el mal estado de
los caminos de Georgia; el general Osterhaus
divisó una escasa fuerza de caballería enemi-
ga al cruzar el rio Ootton, pero esta no in-
tentó otra cosa sino quemar el puente, lo cual
no pudo conseguir por haberlo impedido los
federales. Así pues, las tropas solo se ocupa-
ban por 10 pronto en cortar las líneas férreas
y en procurarse víveres, pues se habia dado
órden de hacerlo así, mientras fuese posible,
á fin de economizar las raciones de pan, va-
ca, café y azúcar que llevaban los soldados
para veinte dias. Pasar los trenes por Oc-
mulgee y sus tributarios, y por las elevadas
colinas que se encuentran mas allá, habian
sido hasta entonces los únicos trabajos del
ejército, que debia recorrer diariamente una
distancia de quince millas.


El general Kilpatrick era el encargado de
esplorar el camino: seguido de Howard, ha-
bia llegado en 15 de noviembre á East Point,
donde encontró alguna fuerza de caballería
confederada, con la que escaramuceó, obli-
gándola á retroceder hasta el rio Flint, el


cual atravesaron las tropas al dia siguiente
por la parte de Jonesboro, siempre en persecu-
cion del enemigo, que trató de hacerse fuerte
en Lovejoy. Kilpatrick atacó inmediatamen-
te á los separatistas en sus mismas obras de
defensa, y pudo cogerles cincuenta prisio-
neros, en tanto que la brigada de Atkins
se apoderaba de sus cañones, y poco despues
los federales pasaron por Me Donough, Mon-
ticello y Clinton, dirigiéndose en línea recta
hácia Macon. En este último punto encontró
Kilpatrick otra fuerza de caballería del ene-
migo, y no pudiendo desalojar á este de la
posicion que ocupaba, por hallarse defendida
aquella, por artillería é infantería, limitóse
á destruir un tren de wagones y á inutilizar
el camino de hierro .por dicho punto.


El general Howard avanzó luego hasta
Ocoñée, seguido de toda la division, que no
encontró ya por el pronto resistencia alguna,
y entre tanto el general Slocum se concen-
traba en Sandersville, á cuyo punto llegó
e127 de noviembre. Esta division dis-


, , t d 1 b 11 1864. perso a una par e e a ca él ería de
\Vheeler, que trataba de entorpecer su mar-
cha, y siguiendo despues la direccion de la
línea férrea, que fué inutilizada en parte,
cruzó el rio Ogeechee el 28 de noviembre
por la parte de Louisville, con objeto de di-
rigirse inmediatamente al Savannah. Los
caminos y puentes, que por lo regular esta-
ban en mal estado, iban siendo cada vez
peores por los destrozos que camaba el ene-
migo, mientras los grandes pantanos que
abundan en aquella regio n dificultahan ti
cada paso la marcha de los trenes y de la
artillería, dando esto mucho que hacer á los
ingenieros. En Millen, punto que se halla
entre Sandersville y Savannah, hay una gran
prision donde estaban encerrados hacia mu-
cho tiempo, sufriendo crueles privaciones,
algunos miles de unionistas, y deseando




720 HISTORIA DE LOS CAP. XXVI.


Sherman ponerlos en libertad, destacó á
Kilpatrick con la mayor parte de la caballe-
ría, para simular que el ejército se dirigia
hácia Augusta, y con el objeto de que no
sacasen á los prisioneros de Millen. Kilpa-
trick avanzó desde Milledgeville, por Sparta
y Gibson, hasta \Vaynesboro, escaramucean-
do con la caballería de Wheeler, que al pare-
cer no se atrevia á empeñar un combate for-
mal, pero al llegar á este último punto supo,
que alarmado el enemigo, habia sacado los
prisioneros de Millen, y en su consecuencia,
creyó mas prudente retroceder que seguir
avanzando, pues ya no tenia objeto la mar-
cha. Al efectuar esta retirada, Kil patrick y
su estado mayor, con solo dos regimientos,
se vieron separados del resto de sus fuerzas,
y aislados completamente, de tal modo, que
estuvieron á punto de ser cercados por Whee-
ler, pero se batieron con esforzado arrojo, y
pudieron reunirse con sus compañeros sin


. sufrir muchas pérdidas. Estrechado Kilpa-
trick de cerca Jlor la caballería de \Vheeler,
mandó desmontar á sus ginetes, eligió una
buena posicion, y formando una especie de
parapeto apresuradamente, rechazó la deses-
perada carga del enemigo, con tanta mas
facilidad cuanto que á poco llegó en su auxi-
lio la brigada de Hunter'. De este modo pudo
evitar Kilpatrick una derrota y reunirse de
nuevo con su division.


No nos parece necesario referir aquí mi-
nuciosamente todos los detalles de la memo-
rable marchit del ejército de Sherman; nos
limitaremos á decir, que siempre bien orde-
nada y dirigida, no ofreció ningun incidente
de importancüqlas tropas encontraron abun·
dantes víveres, y segun hemos dicho, la
cabitlleríit de \Vheeler fué la única que trató
de hostilizar á los federales, pues las escasas
fuerzas de milicia de algunas poblaciones no
podian oponer una formal resistencia. Las


principales localidades por donde pasaron
los unionistas fueron Milledgeville, Anders-
ville, Louisville y Millen; contra Macon y
Augusta se simuló un ataque para facilitar
la marcha del ejército, y en el camino se
reclutaron cuatro mil vigorosos negros;
inutilízáronse mas de trescientas cincuentit
millas de línea férrea y se destruyeron pro-
piedades públicas y de particulares por valor
de cuarenta millones de duros. Á principios
de diciembre llegaron las vanguardias fede-
rales á las cercanías de Savannah, desde
donde se divisaban las líneas defensivas del
general Hardee, jefe de aquel departamento,
y el dia 10 todo el ejército unionista se halla-
ba en posicion delante de la plaza, despues de
una marcha feliz, durante la cual se recorrie-
ron trescientas millas en veinticuatro dias.


No bastaba, sin embargo, llegar á la cos-
ta del Atlántico; era preciso apoderarse de
un puerto ó de uno de los puestos militares
que tenia el enemigo, porque nada se podia .
intentar por el momento contra las fortifica-
ciones de Savannah, donde habia una guar-
nicion de quince mil hombres. Sherman se
limitó pues, por el pronto, á interceptar to-
das las líneas férreas que conducian á la
plaza, y á vigilar á esta de cerca, reservan-
do para sus comunicaciones la embocadura
del Ogcechee, que de:::aguaba en el mar á
poca distancia de aquel punto. La bahía no
estaba cerrada por la parte del Océano, sino
por el fuerte Mc Allist.er, defendido por
veintitres cañones, parapetos, empalizadas
y todo cuanto se conoce en el arte militar.
Este fuerte habia resistido ya varios ataques
de la escuadra, mas por la parte de tierra
ofrecia un punto débil que no tardaron en
encontrar los federales. Sherman pensó, y
con razon, que para apoderarse de este pun-
to, donde solo habia dos mil hombres de
guarnicion, á las órdenes del mayor Andcr-




CAP. XXVI. ESTADOS-UNIDOS. ,21


son, seria preciso acometer bruscamente sin
abrir paralelas ni emplear la artillería, y al
efecto dispuso que la division Hazen hiciera
sus preparativos para atacar la fortaleza á
la primera órden. El dia 12 por la tarde,
Sherman se puso en comunicacion con los
buques federales estacionados á cierta dis-
tancia de la bahía, y supo que el almirante
Dahlgren y el general Foster esperaban con
impaciencia órdenes para cooperar con el
ejército. En la noche del mismo dia, los
unionistas asaltaron resueltamente el fuerte
Mc Allister, que fué tomado despues de dos
horas de rudo combate, y desde aquel mo-
mento, quedando ya libre la bahía, pudieron
penetrar en ella los buques de la Lnion.
Sherman fué inmediatamente á ver á Dahl-
gren, y habiendo manifestado éste que no
llevaba cañones de grueso calibre, enviáron-
se á buscar á Hilton Head treinta piezas del
sistema Parrot, á fin de bombardear la ciu-


dad sin pérdida de tiempo. En 17 de
1864. d·· b d Sh t lClem re, y cuan o erman uvo
en su poder todo el tren de batir, se intimó
al general Hardee la rendicion, pero habién-
dose negado éste á escuchar proposiciones,
dióse órden á Slocum para que situara con-
venientemente las baterías y rompiese el
fuego a penas se le diese la señal. Sherman
fué entre tanto á ponerEe de acuerdo con
Foster, que estaba en lIilton IIead, para que
se cortase la retirada al enemigo si intenta-
ba retirarse á Charleston, pero al regresar,
.en la mañana del 21, supo que la noche an-
terior habia evacuado la ciudad el general
Hardee con todo su ejército, cruzando luego
el rio con pontones, y siguiendo la direccion
de Charleston. Era de todo punto inútil
pensar en la persecucion, pues seguramente
Bardee se hallaria ya muy lejos, mas en
cambio los unionistas entraron en la ciudad
.á la mañana siguiente, y vieron que el ar-


senal estaba destruido, así como tambien
dos buques blindados, muchos barcos peque-
ños y una considerable cantidad de muni-
ciones de todas clases. Como el bombardeo
no habia empezado aun, la ciudad estaba
intacta, y en ella se encontró un inmenso
material de guerra, ciento sesenta y siete
piezas de artillería y una gran cantidad de
algodono Este rico botin, coI). la ciudad mis-
ma, que era uno de los mayores puertos del
Sur, constituia un brillante trofeo y corona-
ba con un triunfo mas la marcha de Sherman
á través del continente.


El ejército federal habia perdido hasta en-
tonces, desde el primer dia que se puso en
movimiento, quinientos sesenta y siete hom-
bres, es decir, sesenta. y tres muertos, tres-
cientos cuarenta y cinco heridos, y ciento
cincuenta y nueve estraviauos, apoderándose
en cambio de mil trescientos veintiocho pri-
sioneros y ciento sesenta y siete cañones; y
es de advertir que se gastaron muy pocas
municiones, y que los sesenta y cinco mil
hombres y diez mil caballos del ejército unio-
nista encontraron suficientes víveres para
alimentarse durante su marcha. Sin contar
el numeroso ganado de todas clases, las ga-
llinas, patatas, arroz y otros artículos de
que se proveyó el ejército en las varias po-
blaciones por donde pasó, apoderó se además
de cinco mil caballos y cuatro mil mulas, que
se utilizaron perfectamente en el servicio
nacional, y en cuanto al algodon, habían-
se quemado veinte mil balas y se cogieron
veinticinco mil en Savannah. Mas de diez
mil negros, entre los que se contaban muchas
mujeres y niños, habían sido puestos en liber-
tad, y se les permitió que siguieran al ejérci-
to para librarles de la venganza de sus amos.


En resúmen, la gran marcha de Sherman,
que obtuvo un éxito feliz, y que hubiera pro-
ducido mas ventajosos resultados si se hu-




722 HISTORIA DE LOS CAP, XXVI.


bies e podido poner este ejército en combina-
cion directa con el del Norte, merecia ser cier-
tamente admirada y celebrada como lo fué,
pues constituia una novedad en la guerra
americana. Aquella era la primera vez que
un ejército tan numeroso se atrevía á sepa-
rarse á tan gran distancia de una línea fér-
rea ó de un rio navegable, y á permanecer
mas de un mes lejos de la línea de retirada,
viviendo á costa del pais.


Seguro ya de haber ahuyentado á todos
sus enemigos, Sherman anunció su triunfo
al Presidente con la siguiente carta:


«Permitidme que os ofrezca como agui-
naldo la ciudad de Savannah con ciento cin-
cuenta piezas de artillería, una considerable
cantidad de municiones y veinticinco mil
balas de algodon.»


El Presidente contestó del modo que sigue
y á correo vuelto:


«Departamento ejecutivo.
» fVashington 26 de diciembre de 1861.


»Mi querido general Sherman: muchas,
muchas gracias por vuestro regalo de Navi-
dad; es un magnífico obsequio. Cuando os dis-
poniais á salir de Atlanta para dirigiros á
la costa del }dlántico, os confieso que esta-
ba inquieto, ya que no alarmado, pero cono-
ciendo que sabriais muy bien á qué ateneros,
y recordando que si nada se arriesga, nada
se gana, no quise intervenir. Ahorn, que
habeis llevado á cabo vuestra empresa con
el mejor éxito, todo el honor es vuestro, é
incluyendo en cuenta la victoria del general
Thomas, como en justicia se debe hacer,
no hay duda que hemos obtenido un gran
triunfo.


}) No solo hemos dado un gran paso para
conseguir el objeto apetecido, sino que aca-
bais de demostrar al mundo que podíais di-
vidir vuestro ejército para acometer con una


parte de él una gran empresa, dejando atrás
otra para contener á vuestro principal ene-
migo, que era el general Hood. De este modo,
los que aun dudaban de nuestro poderío po-
drán ver las cosas bajo su verdadero punto
de vista.


»Hacedme el favor de dar las gracias en
mi nombre á todos los oficiales y al ejército
en general.


» Soy vuestro afectísimo,
» Abraham Lincoln.»


Pocos dias antes de haberse apoderado los
federales de Savannah, partieron del Missis-
sippí dos espediciones á fin de distraer la
atencion del enemigo é impedir que se con-
centrase contra Sherman: la una, á las órde-
nes del general Dana, salió de Vicksburg en
25 de noviembre, y al llegar á Big Bluck.
trabó una encarnizada refriega con un nu-
meroso destacamento del enemigo, que trató
de cerrarle el paso, y al que puso en disper-
sion despues de una hora de lucha; y la otra,
al mando del general Davidson, se dirigió
desde Baton Rouge á Tangipahoa, donde co-
metió varios destrozos en los puentes y la via:
férrea sin encontrar gran resistencia. En 27
de diciembre, y por órden de Dana,


1', d 1\,'- h' 1 1 G . 1.864. sa 10 e m.emp lS e genera rlerson
con tres mil quinientos ginetes y se dirigió
á Tupelo para cortar la línea hasta Okolona,
lo cual consiguió sin encontrar resistencia,
y capturó de paso treinta y dos carros carga-
dos de municiones destinadas para, el,ejército
de Hood. En Okolona interceptó Grierson
varios despachos del general Dick Taylor,
en los que se prometian refuerzos para los
confederados, y habiendo sabido además que
en una estacion conocida con el nombre de
Egipto, se acababa ele atrincherar un desta-
c<'"Lmento enemigo, compuesto de dos mil hom-
bres, dirigióse contra él acto continuo y le




CAP. X~YI. ESTADOS-UNIDOS.


atacó resueltamente. Cuando mas empeñado
estaba el combate, llegaron dos trenes con
refuerzos para los separatistas, pero Grier-
son se interpuso entre estos y el enemigo
con quien se batia, consiguiendo rechazar al
último y dispersar á los que venian en su
auxilio.


El general Foster habia recibido entre
tanto una órden previniéndole hiciese una
demostracion en favor de Sherman, á quien
se esperaba en Pocotaligo, y aun cuando no
contaba sino con cinco mil hombres, mar-
chó á Boyds Neck, en cuyo punto destacó
al general Hatch para que ocupara la via
férrea de Charleston y Savannah. Haich,
q ne no conocía bien el terreno, tuvo la mala
suerte de estraviarse antes de llegar á su
destino, y atacado por las avanzadas de
un pequeño cuerpo de ejército que estaba
atrincherado en Honey IIill, atacó resuel·
bmente la posicion, pero sufrió una san-
grienta derrota, perdiendo en el combate
setecientos .cuarenta y seis hombres entre
muertos y heridos. Cuando Foster supo la
derrota de Hatch destacó dos brigadas que
marcharon á Devaux Neck, y á un tiro de
fusil del camino de hierro, ocuparon una
fuerte posicion, donde debia concentrarse el
resto de las tropas. Allí supo Foster, en 31


de diciembre, que Sherman acababa
186~. de presentarse delante de Savannah,
é inmediatamente se puso en marcha en
direccion á Ogeechee, donde permaneció por
árden superior hasta la retirada de Hardee,
que le permitió ocupar sin resistencia las
fortificaciones que tenian los confederados
en Pocotaligo. Foster se disponia ya á con-
tinuar las operaciones militares bajo las ór-
denes de Sherman, cuando á causa de una
herida que le molestaba mucho, solicitó re-
tir~rse por entonces del servicio y fué reem-
plazado por el general Gillmore.


El general Sherman permaneció un mes
en Savannah, durante el cual se ocupó en
reorganizar su ejército y hacer varios prepa-
rativos para continuar las operaciones. En
15 de enero de 1865 se embarcó todo el cuer-
po de ejército de Blair para dirigirse por
Hilton Head á Pocotaligo, con objeto de ata-
car á Charleston cuando llegase el momen-
to, y entre tanto el general Slocum, con la
caballería de Kilpatrick, se dirigia por el Sa-
vannah, en direccion á Sister's Ferry y Au-
gusta. El general Sherman continuaba pues
con su estrategia favorita, que consistia en
oblígar al enemigo á dividir sus fuerzas, y
distraer su atencion á fin de impedirle que
se concentrara para atacar al ejército unio-
nista en aquella region inhospitalaria.


Las incesantes lluvias de la estacion ha-
bían-·aumentado de tal modo la corriente del
rio, que este se desbordó, inundando los cam-
pos y caminos, y habiéndose roto el puente
de barcas del general Slocum, fué forzoso
suspender las operaciones al menos por quin·
ce dias. Por fin, cuando las aguas volvieron
[í su cauce, todo el ejército de Sherman se
puso en movimiento, y en 1.0 de fe- 1865.
brero, los generales Slocum y Kilpa-
trick cruzaron el Savannah por Purysburg,
y se dirigieron á Beaufort's Bridge, pam si-
mular un ataque contra Augusta, mientras
la otra division del ejército marchaba rápi-
damente en direccion al Edisto con el objeto
de flanquear á Charleston, y obligar á los
separatistas á evacuar la plaza, lo cual ha-
rian indudablemente cuando se vieran ame-
nazados de un sitio en regla.


El territorio de la Carolina del Sur es por
lo general tan pantanoso, y se hallaba enton-
ces tan cubierto de agua, que el enemigo no
creia posibl~ que el ejército de Sherman pu-
diese atravesar de un punto á otro, mas á
pesar de esto, los confederados no perdonaron




72t .HISTomA DE LOS CAP. XXVI.


esfuerzo alguno para aumentar las dificulta-
des que podian oponerse á la marcha de los
invasores, y no contentos con interceptar
los caminos, amontonando troncos de árbo-
les, la caballería de \Vheeler se preparó á
hostigar á las tropas de Sherman, en tanto
que una brigada de infantería tomaba posi-
cion cerca del Salkehatchie con el objeto de
entorpecer el paso á los unionistas cuando
intentaran cruzar. Todo esto no bastó sin
embargo para detener á los federales, pues


el 3 de febrero, las divisiones de
1865. 1\IT S ·th t " f lUower y ml omaron a vlva uer-
za el puente conocido con el nombre de Ri-
ver's Bridge, rechazando al enemigo, que se
retiró á BranchvilJe. Este combate costó á
los federales diez y ocho muertos y setenta
heridos, pero en cambio destruyeron todos
los puentes del Edisto; el general Kilpa-
trick, escaramuceando con \Vheeler, llegó
hasta Aiken, muy cerca de A.ugusta, y ya
el 11, todo el ejército de Sherman se hallaba
ocupando la línea férrea, totalmente inutili-


nian los separatistas cerca del rio: el gene-
ral \Voods, cuya division formaba la van-
guardia, dispuso entonces que la brigada
Stone diese un rodeo y fuera á sorprender el
fuerte cruzando por un vado que habia á
cierta distancia, órden ejecutada con tal
acierto, que poco despues era tomada la posi-
cion del enemigo, el cual apeló á la fuga, y
por la noche todas las tropas ocupaban el
puente del Congaree, que está cerca de Co-
lombia. La segunda division del ejército, á
las órdenes de Slocum, hubo de luchar con
no pocas dificultades para cruzar el Savan-
nah, cuya corriente iba muy crecida, sin con-
tar que la caballería de Wheeler no omitió
esfuerzo alguno para oponerse al paso de las
tropas, pero gracias á la actividad de Kil-
patrick, venciéronse todos los obstáculos, y
la segunda division del ejército unionistn, se
halló bien pronto en la orilla opuesta. Los
defensores de Augusta, que temian ser ata-
cn,dos de un momento á otro, n,cababan de
reunir todn,s las fuerzas de b milicia de


zada, teniendo en jaque las fuerzas que cu- Georgia para defender la plaza, mi.ts no era
brian dicha pobln,cion, así como tambien las este suficiente motivo pn,ra intimidar á Sher-
de la guarnicion de Charleston. man, pues los restos del ejército de Hood no


En Orangeburg , que dista trece millas de habian llegado aun, y no temiendo por lo
Branchville, hubo luego algunas escaramu- tanto ser molestado, Slocum pudo cruzar los
zas á causn, de hn,ber intentado los separa- numerosos pantanos que rodean el Edisto, .y
tisias cerrar el paso á sus enemigos cuando fué á concentrarse en Lexington, cerca del
trataban ele cruzar el Edisto. Al efecto ha- Saluda, que dista pocas millas de Colombia.
bian levanbdo una batería detrás de un pa- El general Howard llegó algunas horas eles-
rapeto, hecho con balas de algodon y sacos pues á las orillas del citado rio, cruzó sin di-
de [trena, mas ya se comprenderá que esto no ficultad ninguna, y á la noche siguiente echó
ofrecia suficiente resistencia, puesto que una I un puente sobre el Broad, que se halla, solo á
sola carga bastó para tomar las piezas.y des-! tres millas de dicha ciudad, haciendo inme-
alojar á los separatistas. Las tropas de Sher- diatamente sus preparativos para que se efec-
man cruzaron pues, el Edisto, entre el es- tuara el paso de las tropas con el mejor órden
truendo de la fusilería y el estampido del al otro dia. El número de los defensores de
caño n , mas al llegar al Congaree, en contra- la plaza era tan reducido, que ni re-


d ., . 1865. ron e nuevo reSIstenCIa por estar el puente motamente podIan pensar en oponer
enfilado por la batería de un fuerte que te- resistencia, y así es que en la mañana del 17




CAP. XXVI. ESTADOS-l:~lDOS. í23


de febrero· el gobernador la entregó al coro-
nel Stone, el cual dispuso que sus tropas la
ocuparan militarmente. Poco despues entra-
ron en Colombia Sherman y Howard; los
habitantes circulaban por las calles, al pa-
recer sin temor ninguno, y por lo que hace
al resto del ejército, tomó sus posiciones en
los alrededores de la plaza, y algunas fuer-
zas ocuparon el camino de Camden. Llegada
la noche, no obstante, y aunque habia rei-
nado la mayor tranquilidad durante el dia,
vióse la ciudad envuelta en un mar de lla-
mas, cuyo suceso dió lugar á que los gene-
rales Sherman y Wade Hampton se dirigie-
ran mútuas recriminaciones, acusando el
uno al otro de ser autor de aquella espantosa
conflagracion. Para que nuestros lectores
puedan juzgar por sí mismos, copiaremos á
continuacion dos ó tres informes distintos en
que se da cuenta del hecho. Hé aquí lo que
decia Sherman:


«Antes de la ocupacion de la ciudad re-
dacté algunas órdenes para el general Ho-
ward, el cual debia comunicarlas á sus tro-
pas, y en ellas prevenia que se destruyeran
los arsenales, las vias férreas, los almace-
nes militares, yen fin, todo aquello de que
pudiera utilizarse el enemigo en perj uicio
nuestro, pero cuidando muy particularmente
de respetar las casas, colegios, escuelas, asi-
los públicos y toda clase de establecimientos
de beneficencia. Yo fuí el primero que cruzó
el puente de barcas, y acompaí'íado del gene-
ral Howard, entré en la ciudad para ver qué
aspecto presentaba: el cielo estaba despeja-
do, pero soplaba un violento huracan; la
brigada del coronel Stone habia tomado sus
posiciones en la ciudad; los paisanos y los
soldados transitaban por las calles, y en ge-
neral, reinaba el mejor órden. El general
\Vade Hampton, jefe de la caballería confe-
derada, á quien no se ocultaba que los unio-


TOMO III.


nistas tardarian muy poco en apoderarse de
la plaza, habia mandado que se sacara á la
calle todo el algodon, tanto público como
privado, y se quemara desde luego para evi-
tar que cayese en manos del enemigo. En
cumplimiento de esta órden, reuniéronse un
sinnúmero de balas de algo don en diferen-
tes puntos de la ciudad, é inmeJiabmente
se empezó á cortarlo para quemarlo des-
pues. El viento, que segun ya he dicho, era
muy fuerte, hacia volar los pedazos de algo-
don, que parecian copos de nieve, y se que-
daban algunas veces enredados en las hojas
de los árboles ó penetraban en las casas; yo
vi que algunas balas estaban ardiendo en el
centro mismo de la ciudad, pero segnn supe,
pudo estinguirse el jncendio, merced al auxi-
lio que prestaron nuestras tropas. Durante
el dia pasó por la ciudad uno de nuestros
cuerpos de ejército, y fué á ocupar el camino
de Camden, mientras las demás fuerzas to-
maban posicion en los alrededores de la pla-
za. La caballería se hallaba á dos millas de
distancia.


»Antes de que los soldados pegaran fuego
á ningun edificio, habíase empezado á que-
mar el algodon en varios puntos, segun ]0
mandado por Hampton, y como el viento ar-
rastraba partículas encendidas que se ues-
prendian de las hogueras, comunicóse el
fuego á varios edificios, de tal modo, que lle-
gada la noche, no fueron suficientes parn, es-
tinguirlo los esfuerzos de toda una brigada.
Bien pronto llegó el resto de la division
\Vood para prestar auxilio, pero ya nada
bastó para contener al devorador elemento,
que á media noche dominaba en la ciudad,
convirtiendo una parte de ella en un mar de
llamas. Hasta las cuatro de la madruga-
da, hora en que cesó el viento, no fué
posible apagar aquel terrible incendio. Yo no
me retiré en toda la noche del lugar de la


01




725 HISTOHIA DE LOS CAP. XXV!.


ca tástrofe, y ví á los generales Howard, Lo-
gan, \Vood y otros hacer los mayores esfuer-
zos para salvar las casas y proteger á las
f,1milias, que se encontraban repentinamen-
te sin abrigo y sin amparo. Esta es la, ver-
dad del hecho, y por lo tanto, rechazo toda
acusacion contra mi ejército, asegurando al
mismo tiempo que á nosotros se debe la con-
servacion de lo que aun queda de Colombia.
Así pues, el general vVade Hampton es el
único responsable de ese siniestro; yo no
creo que su intencion haya sido pegar fuego
á la ciudad, pero fué una locura por su par-
te, y hasta una falta de buen criterio, adop-
tar una medidtt cusas consecuencias podian
ser funestas. Nuestros oficiales y soldados
trabajaron cuanto es posible para estinguir
el incendio, pero otros que no estaban de
servicio, y principalmente los prisioneros á
(llüenes pusimos en libertad al llegar á Co-
lombia, contribLlyeron sin duda á propagar
las llamas, complaciéndose seguramente en
lit destruccion de la capital de la Carolina
del Sur. »


Bien vemos por el informe que antecede,
que el general Sherman no acus::l" á Hamp-
ton de haber querido incendiar la ciudad que
ya no podia defender, así como tampoco nie-
ga que algnnos de sus sóldados ó de los pri-
sioneros puestos en libertad, contribuyeran
á estender la confiagracion. Tampoco Beau-
regilrd, que era el jefe de Hampton, y que
dispuso la evacuacion de Colombia, hizo car-
go alguno á Sherman, ni el mismo Pollard,
que no deja de aprovechar cuantas ocasiones
se le presentan para censurar á los aborre-
cidos yankees, se atreve á lanzar una acusa-
cion contra el j efe un ionista, si bien parece
indicar que solo de él fué la culpa. Hé aquí
cómo refiere el hecho;


«Una bandera blanca, izada en h casa de
la ciudad, anunció la rendicion de Colombia:


poco despues, precedido por las bandas de
tambores y por la música, con las banderas
desplegadas y gran aparato militar, penetró
el ejército yankee por la calle Mayor, diri-
giéndose á la plaza del Capitolio.


>JApenas se hubo posesionado el enemigo
de la plaza, comenzó una espan~osa escen<1
de saqueo y pillaje; los merodeadores y toda
la chusma que seguia al ejército, invadieron
al momento las ca11es y las casas; el que ne-
cesitaba un par de botas se las quitaba al
primero que encontraba al paso; todos bus-
caban relojes, y á varias señoras les robaron
los suyos, llegando hasta el caso de que les
arrancaran los pendientes y les sacasen los
anillos de bs manos, valiéndose de amena-
zas. No hubo mueble que no se sometiera al
mas escrupuloso registro para ver si se en-
contraban joyas ó efectos de algun valor, y
hasta, en los jardines, en los sótanos yen las
chimeneas de las casas se revolvió y se tras-
tornó todo con la esperanza de hallar algu-
na cosa escondida por los dueiios. Una cua-
drilla de ladrones de profesion no hubiera
podido hacer mas. El reverendo Mr. Shand,
uno de nuestros mas venerables sacerdotes,
que se dirigia al colegio de la Carolina del
Sur, conduciendo un gmn cajon, el cual en-
cerraba los efectos para el servicio divino,
todos de plata maciza, fué acometido por un
yankee y un negro, que amenazándole de
muerte, le obligaron á que lo entregase.


»La conflagracion, que redujo á cenizas
una parte de la ciudad, comenzó al anoche-
cer cerca de la cárcel, y como soplaba un
violento hura can , se propagaron al poco las
llamas de tal modo, que ya no fué posiLle
contener el progreso de aq llel elemento de-
vorador. Desde las diez de la noche hasta las
tres de la madrugada ofreció la ciudad un
aspecto tan grandioso como imponente; el
cielo parecia adquirir poco á poco un color




CAl'. XXYI. ESTA DOS-t;:\IDOS. 727


roj izo cadn, vez mas intenso; miles de chis-
pas volaban en todas direcciones, y el es-
truendo de los tabiques que se hundian ó de
las paredes que se derrumbaban, infundia
pavorosa tristeza. El aire era tan ardiente
que parecia salir de un horno encendido; por
muchas calles no se podia pasar; hombres,
mujeres y niños corrian en todas direcciones
aturdidos y como fuera de sí; todos los efec-
tos que se arrojaron de las casas para sa1-
v¡\,rlos, sirvieron de pasto á las llamas ó
fueron robados en el acto, y por último, vió-
se á muchos soldados del ejército federal, que
embriagados completamente, recorrian la
ciudad con teas incendiarias para pegar fue-


oponer una formal resistencia á Sherman,
resolvió evacuar la ciudad, que tan célebre
habia llegado á ser durante ]a guerra y que
tanto codiciaban los yanlwes, pero antes
mandó se destruyera todo aq';lello de que po-
dria utilizarse el enemigo.


»En su consecuencia, antes que las tropas
del general Hardee abandonaran á. Charles-
ton se pegó fuego á todos los almacenes y edi-
ficios donde se tenia depositado el algodon, y
aun cuando luego se hicieron jugar las bom-
bas para evitar que se propagasen las lla-
mas, no se pudo dominar del todo el incen-
dio, siendo esto la causa de que padeciese
mucho la parte occidental de la ciudad.


go á las casas que se habian salvado. Mas » Una terrible catástrofe aumentó los hor-
de cuatro mil ciudadanos quedaron sin ho- rores de aquel sinie,sho: parece que algunos
gar y sin amparo; desde la Casa de la Ciu- muchachos halJian descubierto cierta canti-
dad hasta Cotton Town, todo era un monton dad-de 11ólvora en el depósito de la via fér-
ele ruinas ennegrecidas y humeantes, y de rea, y con la intencion de divertirse, fueron
algunas calles de la ciudad ni siquiera que- echándola poco á }loco en las balas de algo-
daban restos. Despues de terminar la des- don que entonces ardinn, mas por desgracin
tmccion de Colombia, Sherman continuó su dejaron caer una gran cantidad por el cami-
marcha hácia el Norte. » no, formando sin saberlo una especie de hilo


Como ]a rendicion de Colombin, ponia en conductor que llegcd)ü hasta el polvorin de
peligro á Charleston con todos sus fuertes, la ciudad, Fácilmente se comprenderá cuál
el general IIardee no creyó prudente perma- seria el resultado; una chispa se comunicó á
necer en esta última plaza, puesto que no la pólvora, y pocos momentos despues oyóse
tenia á su disposicion suficientes fuerzas para una espantosa esplosion que pareció C011mo-
oponer una formal resistencia, al enemigo, ver á Charleston hasta en sus últimos cimien-
pero antes de la evacuacion, hizo destruir tos. El edificio, de donde brotó un mar de
todo cuanto en su concepto podía ser de al- llamas y de espeso humo, quedó reducido
gllna utilidad al enemigo. No habiéndose instantáneamente á un informe monton de
achacado esta vez á los unionistas los daños ruinas; mas de doscientas personas murie-
que se cometieron, copiaremos ]a relacion de ron á consecuencia de la esplosion, y luego
Pollard, que servirá de pieza justificante. Hé se encontraron otros ciento cincuenta cad á-
aq ui cómo se espresa: veres en medio ele aquel horno encendido.


«La rendicion de Colombia bastn,ba para »Desde el polvorin se estendió el incendio
indicar cuál seria la suerte de Charleston, y rápidamente y fué á comunicarse con otros
el general Hardee, viéndose flanqueado y re- edificios, amenazando destruir toda aquella
conociendo que era llegado el momento de parte de la ciudad; cuatro plazas, que com-
reunirse con Beauregarcl y Cheatham para prendian el área limitada por las calles de




í28 I1ISTORIA DE LOS CAP. XXVI.


Chapel, Alexander y Washington, quedaron
completamente reducidas á cenizas antes de
que se consiguiera cortar el incendio.


»La destruccion proyectada por Hardee ha-
bia sido tan grande como se pudiera desear:
todos los almacenes de algodon, depósitos,
arsenales, puentes y vi as férreas, así como
tambien ~os buques blindados y otros barcos
pequeños, fueron pasto de las llamas, yade-
más se clavaron doscientos cañones que no
se pudieron llevar los separatistas.


»Los yankees ocuparon á Charles ton el
dia 18 de febrero, pero ya la ciudad estaba


ennegrecida por el humo del incendio;
1865. t 1 t . "d t en oc as par es se velan eVl en es
señales de ruina y destruccion, y el aspecto
de los edificios era una prueba elocuente
del heroismo del pueblo. Un corresponsal
yanlwe, que habia entrado en Charleston con
el ejército triunfante, describia del modo si-
guiente la escena que se ofreció á su vista:
«No ví ni un solo edificio que no tuviera la
señal de algnn balazo; algunas casas estaban
deshabitadas y carecian de ventanas ó de
puertas por haber reventado en el interior
alguna bomba; por do quiera se vejan rui-
nas; las iglesias de San Felipe y San Miguel
tenian destrozadas su media naranja, sus
paredes estaban atravesadas por diversos
puntos, hechas pedazos sus columnas y de-
molidos algunos ele sus altares. Desde la calle
de 10, Bahía hasta la de Calhoun, los proyec-
tiles del ejército federal habian sembrado la
muerte y la destruccion.»


Tan pronto como el teniente coronel Ben-
nett, gobernador militar de la isla de Morris,
recibió noticia de haber evacuado los sepa-
ratistas á Charleston, despachó algunos
mensajeros, previniéndoles fueran á infor-
marse al fuerte Moultrie acerca de la verdad
del hecho; al llegar aquellos á cuarenta va-
ras de distancia del fuerte Sumter, encon-


traro n algunos músicos del ejército de Har-
dee, que se habian quedado atrás, los cuales
confirmaron la noticia de haber sido abando-
nada la ciudad. Poco despues se ordenó al
mayor Hennessy que marchara inmediata-
mente al fuerte Sumter é izase en él la ban-
dera unionista, lo cual se hizo sin pérdida de
tiempo, despues de tomar posesion de los
fuertes Ripley y Pinckney, cuyos cañones se
hallaban aun en muy buen estado. Á eso de
las diez de la mañana del 18 de febre-
ro, Bennettllegó á la ciudad, que aun 1865.
no habia acabado de evacuar el enemigo, y
acto continuo se hizo la entrega al mayor
Macbeth. Al poco tiempo llegaron algunas
fuerzas unionistas, que se ocuparon activa-
mente en apagar los fuegos, y así pudo sal-
varse de las llamas un magnífico arsenal y
grandes cantidades de arroz que se distribu-
yeron entre los pobres de la ciudad. Entre
tanto evacuaban los separatistas á George-
town: el general IIardee, con doce mil hom-
bres reunidos en la Carolina del Sur, se apre-
suraba á cruzar el Santee y el Pedee antes de
que Shermt:tn tuviese tiempo dc atacarle, pe-
ro éste no pensaba ni remotamente en cer-
rarle el paso, porque se habia propuesto otro
objeto muy distinto.


El general Gillmore, que mandaba enton-
ces en la costa, manifestó en su informe que
el número de cañones cogidos en Charleston
y sus fuertes ascendia á cuatrocientos cin-
cuenta, muchos de ellos de escaso calibre, y
siete rayados, de construccion estranjert:t.
Tambien se encontró una gran cantidad de
municiones, ocho locomotort:ts y muchos wa-
gones, que salvados del incendio, quedaron
en poder ele los vencedores.


Antes de seguir adelante en la narrt:tcion
ele la gran marcha de Sherman, y como
quiera que se haya hablado mucho de la
devastacion de la Carolina del Sur por el




C.\P. XXY!. ESTADOS-UNIDOS. 729


ejército unionista, parécenos conveniente ha- de forrajeadores podrán tambien coger ca-
ce!' sobre este punto algunas 8claraciones, bnllos y nwlns p8ra reemplazar los que se
mas para ello, y para la mejor inteligencia, inutilicen, absteniéndose siempre de hacer
del lector, forzoso será COpÜl1 tres de Jos amenazas; Jos oncü]es darán recibos por es-
principales artículos de la órdcn general del crito cuando se exigieren, y cuidarán de de-


día que publicó Sherman antes de ponerse en jar á cada fc'lmilia una parte razonable de su
marcha, para que tanto los jefes como las propiedad.})
tropas de su ejército supieran qué conducta Segun era de esperar, los habiü~tes que-
deberian observar. Hé aquí cuáles eran los mitron puentes yobsfruyeron caminos, come-
tres artículos citados: tiendo otros actos hostiles en sus respectivas


dV.-El ejército vivirá sobre el pais du- localidades, y como es de suponer, tambien
rante la marcha, y al efecto cada brigada las tropas, en cumplimiento de la órden re-
organizará una partida de forrajeadores á cibida, usaron de represalias en mayor ó
las órdenes de uno de los mejores oficiales, el menor escala, segun el daño cometido por
(mal cuidará de que en los carros haya siem- los partidarios de la, Confederacion. Prescin-
pre víveres y forraje lo menos para diez diendo de esto, debe tenerse en cuenta que el
clias. Se prohibe á los soldados que no sean mero hecho de tener que Il1antenerse 1m ejér-
de estas partidas penetrar en las habitacio- cito á costa del pais, bastaba para su dcvas-
nes ó cometer daño alguno; en cambio cuan- tacion, ptles las tropas de Sherm<1n, seme-
do se detenga el ejército, se les permitirá re- jantes á una nube de langost<1s, devomban
-coger legumbres así como tambien g<1nado, todos los comestibles, <1poderándose muchas
pero sin ¿dejarse basta, perder de vista al veces de 10 que no era para comer. Por esto
ejército.


» V.-Los jefes de los cuerpos de ejército
quedan <1utorizados p<1f<1 destruir los moli-


el general Sherman decia en su informe lo
siguiente <11 hab1<11' de las partidas de forra-
jeadores:


nos, las casas, los almacenes, etc., pero se «Al desempeñar su cometido, cierto es que
-atendrán á las reg1<1s siguientes: en los dis- ocasiOJWí"On vat"ios dañosJ é hicieron <1lgunas
tritos en que el ejército no se<1 molest<1do, se cosas que no debian haber hecho, pero en
prohibe cometer daño <11guno, pero <111í don- resúmen, puede decirse que han satisfecho
ele las guerrillas entorpezcan nuestra mar- l<1s necesidades del ejército con tan poca vio-
cha, ó donde los habit<1ntes quemen los puen- lencia co:n0 era posible y sin ocasion<1r mas
tes Ú obstruyitn los caminos, cometiendo pérdidas que las que yo calcu1ab<1.}}
otros actos de hostiliel<1c1, los cibc10s jefes de N<1turalmente, á los que sufrieron en sus
los cuerpos de ejército usarán de represitlias intereses, viéndose mas ó menos perjudica-
como lo juzgaren conveniente. dos, no les p<1reció 1<1 V'iolencia poca ni la


» VI.-La caballería y la artillería podrán péí"dida pequeñaJ pero á decir verdad no
apropiarse sin escepcion algun<110s caballos, hubo muchas quejas respecto á los destrozos
las mubs y los coches ele los habitantes, di s- cometidos por el ejército unionist<1. La Ca-
tinguiendo sin embargo entre los ricos, que rolina del Sur, por ejemplo, fué el Estado
1Son generalmente hostiles al ejército, y los que mas sufrió, pues en aquel1<1 region la
pobres industriales, por lo regular gente pa- / pobl<1cion está mas diseminada que en la
dfica que se muestm neutral. L<1s p<1rtid<1s Georgia Central, la gente es mas pobre y




7.30 HISTORIA DE LOS CAP. XXVI.


los yíveres no abundan tanto como en otros puso en dispersion sin sufrir grandes pérdi-
puntos. Debe tenerse sobre todo en cuenta, das, pero entre tanto, la brigada de Atkins,
que la Carolina del Sur habia sido la cuna que por órden de Kilpatrick hahia marcha-
de la guerra civil; los soldados sabian muy do sobre Aiken, encontró allí á Wheeler con
bien esto, y como era natural, inspirábales fuerzas numerosas, y fu~ derrotada aun
mas aJimosidild este Estado que ningun cuando trató de oponer una tenaz resisten-
otro, por lo cual no es estrailo que cometie- cia. Atacado poco despues el mismo Kilpa-
sen allí.algunos abusos. Los soldados se trick por la, caballería de \Vheeler, la der-
apoderaron dé algunos relojes y joyas· que, rotó á su "ez, y conseguida, esta victoria,
segun dijeron luego, habian encontrado es- marchó apresuradamente en direccion á lit
condidos en algun pantano, y aun cuando es línea férrea de Lexington y Augusta. En lO
de presumir que no fueron á buscarlos tan de febrero cruzó el general Kilpatrick
lejos, es lo cierto que no habrian dejado de por Broad River (cRio Ancho), y se 1865.
hallar cualquier objeto de valor por muy acercó á Chesterville, donde supo que ,Vhec-
oculto que estuviese, pues nada quedó por ler se habia reunido con Wade Hampton
registrar. Algunos soldados, poco escrupu- y ocupaba el camino de CharloUe y Raleigh,
losos, organizaron partidas sueltas que, ade- por donde creian los confederados que pasa-
lantándose á las columnas, esploraron el ria Sherman. Los separatisbs, no obstante,
territorio en todos sentidos, trabando á veces pudieron convencerse á poco de que se ha-
combates de mas ó menos importancia, pero bian engailado, pues si bien el ala izquierda.
mas bien que esto, preferian saquear una de los federales se estendia hasta Chesteni-
casa cuando les em 110sible hacerlo. En una lle, este no em sino un movimiento simula-
palabra, puede asegurarse que en ningun do, y prueba de ello es que todo el ejército
punto hubo tnnta devastacion como en la volvió apresuradamente hácia la derecha,
Carolina del Sur, á pesar de que en este Es- cruzó el Catawba en 23 de febrero, y des-
iado no fué ni CGn mucho tan obstinada la pues d~ hacer alto durante dos dias, para
lucha como en otros. esperar á Slocum, que se habia retrasado


Hecha esta aclaracion, sigamos al ejército algun tanto, continuó su marcha sin perder
unionista en su triunfaute marcha. El gene- un momento. El G de marzo, las dos grandes
ral Kilpatrick, seguido ele una fllerzn, de divisiones se reunieron en la orilla Oriental
cinco mil sesenta y ocho hombres, con una elel Gran-Peuee, y despues de haber atrave-
pequeüa, brigada y seis piezas de artillería, sado esta corriente, el ala derecha por Che-
se habia dirigido hácia Aiken con el objeto raw, y la izquierda, con la caballería, por
de hacer creer al enemigo que Sherman so Sneedsboro, fueron á concentrarse en Fayet-
proponia ma,rchar sobre Augusta, pues de teville, á cuyo punto llegó el ejército el dia
esto modo era de presumir que la caballería 11 de marzo, dejando al grueso del ejército
do \Vheeler trataria de salirle al encuentro enemigo hácia la izquierda. Como las con-
dejando libres los pasos del Edisto. Al efec- tinuas lluvias y los numerosos pantanos de
tuar este movimiento, umt de las lJrigadas aquolla regíon habian retrasado la marcha
que mandaba el coronel Spencer tuvo un ele las diversas columnas del ejército unio-
encuentro cerca de la estacion de ,Villiston nisb, creíase que el general lIardee estaria.
con seis regimientos confederados, á los que yi1 en Fayetteville dispuesto á oponer resis-




CAP. XX"1. ESTADOS-l1"lmos. '3!


tencja, pero luego se supo que al acercarse
la division mair, habia emprendido la reti-
rada des pues de quemar un puente. Mientras
se practicaba este movimiento, la taballería


unionista y fa confederada no de,jaron de
escaramucear un solo dia, yen uno de los
diversos combates que se trabaron, Kilpa-
trick se vió muy espuesto á quedar pri-
SiOnero.


Hampton había conseguido engaüar al
general Atkins, que seguia á cierta distan-
.ciit á Kilpatrick, y tomando un atajo, caJó
de improviso con toda su caballería sobre
este jefe y Spencer, á los que derrotó en muy
poco tiempo cogiéndoles todos sus cañones.
Spencer y la mayor parte de los oficiales del
estado mayor de Kilpatrick quedc'lfon pri-
tsioneros, y por casualidad pudo escapar á
l)ié este úHi 1110 jefe, quien, no obstante, consi-
guió reunir luego á los fugitivos, y cuando el
enemigo se ocupaba en saquear su campa-
mento, Cityó sobre él repentinamente, reco-
bró las piezas y dispersó á los separatistas.
Ilampton hizo todos los esfuerzos posibles
para apodcmTse de nuevo de lo que babüt
gitnado y perdido en tan poco tiempo, pero
Kilpatl"ick se mantuvo firme en su posicion
hasta que llegó en su auxilio el generall\1it-
chell.


El general Kil patricK llegó el 11 ele mar-
zo á Fayetteville, donde, segun ya hemos


dicho, acababa de concentrarse el
-1865. '. 't "


eJercl o UnIOnIsta. Poco despues ar-
ribaron, procedentes de \Vilmington, dos bu-
{lues de guerra, con noticias de la toma de
aquella ciudad y de todo lo que habia ocur-
rido durante las seis semanas que el ejército
unionista estuvo abriéndose paso á través de
los numerosos pantanos y de las crecidas
-corrientes de la Carolina del Sur. En Co-
lomhia no habia sido posible averiguar nada
ti causa de la hostilidad del pueblo y del in-


cendío que ocurrió, pero ya se hallaba Sher-
man en un punto desde donde podia comuni-
carse con el Gobierno y los demás generales.


Sherman se detuvo tres di as en Fayette-
vI'{{e, y mandó destruir desde luego el arse-
nal y las costosas máquinas mandadas traer
algun tiempo antes de Harper's Ferry, pero
no olvidó que debia conceder algun descanso
á su ejército, con tanta mas razon, cuanto que
habiamotivos para esperar que de un momen-
to á otro se encontraria mas resistencia de la
que ofrecieran los pantanos, las corrientes y
los elementos. El general Hardee se habia
puesto ya en marcha, i( no dudarlo, por Sa-
vannah y Charleston, Beauregard por Co-
lombia, Cheatham por el Tennessee, y las
considerables fuerzas,reunidas por estos je-
fes en bCarolina dell'\orte, juntamente con
las de-o Bragg y Hoke, y la caballería de
\Vheeler y Hampton, compondrian cuando
menos un ejército de cuarenta mil hombres,
en su maJor parte veteranos, á las órdenes
del entendido é infatigahle general Johnston.
~\si, pues, era llegado el momento de obrar
con suma prudencia, cuidando sobre todo de
que las columnas permanecierah concentra-
das á fin de evitar una sorpresn, ó un de-
sastre.


Fiel á su sistemn, favorito, Sherman des-
tacó cuatro divisiones en 14 de mar-
zo, escoltadas por la caballería de 1865.
Kilpatrick, previniendo á sus jefes qne se
dirigiern,n hácin, la parte Norte de A verys-
boro, simulando un movimiento sohre Ha-
leigh, mientras que dos divisiones de Slocum
y toda el ala derecha marcharian por varios
caminos en direccion á Goldsboro, que era
verdaderamente el punto donde tenia inten-
cion de concentrarse Sherman. Los caminos
estaban tan malos á causa de las incesantes
lluvias de la estacion, que fué preciso vencer
numerosas dificultades para llevar á cab,o




732 HISTORIA DE LOS CAP. XXV].


este movimiento. En la mañana del 16, cuan-
do los federales se acercaban al camino que
conduce á Bentonville, encontraron una fuer-
za enemiga de unos veinte mil hombres al
mando del general Hardee, la cual ocupaba
una estrecha lengua de tierra entre dos rios.
La division '\Vard, que formaba la vanguar-
dia, tomó inmediatamente posicion, levantó
una batería, y entre tanto el general \Vi-
lliams dispuso que la brigada Case diera un
rodeo á fin de apoderarse por sorpresa de un
puesto avanzado, del enemigo, lo cual se
consiguió despues de un desesperado com-
bate que costó á los separatistas doscientos
diez y siete hombres entre muertos y he-
ridos.


Para desalojar á Hardee se necesitaban
mas fuerzas de las que tenia á su disposicion
el general Ward, y por lo tanto se le reunie-
ron bien pronto dos divisiones del cuerpo de
ejército de Slocum, mientras que Kilpatrick
concentraba su caballería á la derecha lJara
ocupar el cí\mino de Goldsborough. Al in-
tentar este movimiento, los unionistas fue-
ron atacados por la division confederada al
mando de l\11c Laws, pero luego se consiguió
rechazar al enemigo hasta sus atrinchera-
mientos. El combate cesó llegada la noche,
y entonces, aprovechando la oscuridad, pro-
nuncióse el enemigo en retirada, mas en vez
de dirigirse por el camino de Raleigh, tomó
la direccion de SmithfielcL Las pérdidas de
Slocum se redujeron á setenta y siete muer-
tos y cuatrocientos setenta y siete heridos,
entre los cuales se comprendian las bajas de
Kilpatrick; las del enemigo fueron poco mas
ó menos las mismas. La division \Vard prac-
ticó luego un movimiento para hacer creer al
enemigo que se trataba de perseguirle, yen-
tre tanto el ejército continuó rápidamente su
marcha hácia G91dsborough.


Creyendo Sherman que por el pronto no


habria mas combate con el enemigo, habíase
trasladado á el ala derecha con el objeto de
llegar hasta Goldsborough para ver á Scho-
field, pero de pronto llamóle la atencion el
estampido de los cañonazos, y no tardó en
saber que al acercarse Slocum á Bentonville
le habia atacado Johnston con todo el ejér-
cito separatista. Á poco llegaron mensajeros
de Schofield y de Terry, anunciando el uno,
que el primero de dichos jefes se hallaba en
Kingston y no llegaria á Goldsboro hasta el
21, Y manifestando el otro que Terry seguia
tambien avanzando. Inmediatamente se dió
órden para que marcharan varias divisiones
á reforzar los puntos mas amenazados.


El general Slocum se habia encontrado
el 18 de marzo con la caballería de
Dibbrell, á la cual empezaba á per- 1864.
seguir, cuando cayó en medio del ejército
confederado, que puso desde luego en disper-
sion á las dos brigadas de Carlin que forma-
ban la vanguardia, cogiéndolas tres piezas y
varios furgones. Slocum no tuvo entonces
otro remedio sino permanecer á la defen-
siva con las cuatro divisiones que le queda-
ban, é hizo levantar rápidamente algunas
barricadas mientras Kilpatrick entraba en
accion por el ala izquierda, la cual resistió
seis ataques del ejército de Johnston, causan-
do numerosas pérdidas al enemigo. El gene-
ral Johnston habia salido de Smithfield du-
rante la noche con la esperanza de batir á
Slocum antes de que éste pudiera recibir
refuerzos, pero se frustraron sus esperanzas,
pues al oscurecer se terminó el combate sin
que los separatistas ganaran un palmo de
terreno, y antes de la mañana recibió 810-
cum un refuerzo de dos ó tres divisiones,
con las cuales podia ya hacer frente á sus
adversarios. Como estos no intentaron nada,
Slocnm esperó la llegada de Howarcl, y entre
tanto Johnston se atrincheró en una fuerte




CAP. XX'"I. ESTADOS-UNIDOS. 733


posicion, que formaba una especie de trián- regresó sin perder un momento á Goldsboro,
gulo cuyo vértice estaba frente á Slocum y donde ya se hallaba el dia 30.
uno de sus lados á poca distancia de Ho- No pasaremos mas adelante sin referir los
ward. Sherman se habia aproximado con acontecimientos que durante el invierno tu-
mucho sigilo á la posicion enemiga, pues vieron lugar en la Carolina del Norte, y que
acababa de saber que Schofield avanzaria tan señaladamente contribuyeron á poner
sobre la retaguardia tan pronto como hu- término á la guerra.
biese tomado á Goldsborough, juntamente Para aprovechar en todo lo posible el
con el general Terry, que se hallaba á diez tiempo y favorecer de paso las operaciones
millas mas allá, y en 21 de marzo, despues militares de Sherman, el Gobierno de "\Vash-
de hacer una ruidosa demostracion frente al ington habia resuelto apoderarse de "\Vil-
ejército separatista, la division Mower dió . mington, puerto de la Carolina del Norte, el
un rodeo con el ohjeto de situarse á la reta- mas importante que le quedaba al Sur, y
guardia del enemigo y ocupar el puente de por el cual podia comunicarse con el esterior
Mill, que era la única línea de retirada. Pero para esportar algodon en abundancia y re-
Johnston no era hombre para dejarse coger cibir armas y municiones. \Vilmington era
tan fácilmente, y pareciéndole que no seria además una plaza i.mportante bajo el punto
juicioso empeñar la, batalla contra sesenta de vista estratégico, á causa de estar situadn
mil hombres, contando él apenas con cua- en una de las principales líneils férreas en-
renta, mil, abandonó su posicion durante la tre Richmond y Charleston, y por esto mis-
noche, dirigiéndose á Smithfield y Raleigh, mo no se ocultaba á los unionistas que un¿L
y con tal rapidez, que abandonó los heridos, vez dueños de la plaza, podrian establecer en
sin dar tampoco aviso á los piquetes. ella un buen centro para continuar las opem-


Las pérdidas de los federales en el último ciones contra Richmond, impidiendo que su
combate, ascendieron á ciento noventa y un ejército se reuniese con el de Charles ton y
muertos, míl ciento ocho heridos y trescien- Savannah. Sin embargo, por la naturalem
tos cuarenta y cuatro estraviados, total mil de su bahía y de los pasos que conducian ri
seiscientos cuarenta y tres; entre los separa- ella, era casi imposible el bloqueo de ,Vi1-
tistas hubo doscientos sesenta y siete de los mington, donde los confederados, princípal-
primeros y se les cogieron mil seiscientos mente los de Richmond y Petersburg, te-
veinticinco prisioneros. nian sus grandes depósitos. Además de esto,


No habiendo ya enemigos que combatir su proximidad al puerto inglés de Bermudn,
por aquel punto, el ejército federal se puso permitia que á cada momento se inutilizara
en marcha hácia Goldsboro, donde descansó el bloqueo. El puente interior y la ciudad de
un poco, en tanto que el general Sherman, vVilmington se hallan situados en la orilla
despues de visitar á los generales Terry y izquierda del rio Cape Fear; la bahía, que se
Schofield, se dirigía rápidamente á City Point estiencle de "Norte á Sur, casi paralelamente


á cuyo punto llegó en 27 de marzo y á la costa, está cerrada por la isla del mis-
1865. t 1 t d ·d b uvo e gus o e encontrar reum os mo nom re, y por un gran número de islo-
al Presidente y á los generales Grant y Mea- tes pequeños, que por su posicion no son fá-
de, los cuales celebraban una conferencia. ciles de vigilar sino desde el fuerte Fisher,
Sherman dió cuenta de sus operaCIOnes, y que se eleva en la casi isla septentrional y


TOMO IrI. 02




'73í HISTORIA DE LOS CAP. XXVI •


.comina los pasos del Norte. Para apoderar- que necesitaba, le faltaban aun ciento, las
se del fuerte, era de todo punto necesario un cuales no se recibieron en el fuerte Monroe
ataque combinado por mar y tierra.


Ya en el otoño de 1864, el general Grant
habia propuesto á Butler que destacara á los
generales Weitzel y Graham para que prac-
ticasen un reconocimiento, cuyo objeto seria
reconocer la posicion del fuerte Fisher, su
fuerza y los medios que podrian emplearse
para el ataque con mas probabilidades de
éxito. Presentado el informe por dichos ofi-
ciales, se acordó atacar el fuerte desde luego
por haberse sabido que em entonces muy re·
ducida su guarniciono Por desgracia, no se
pudo reunir hasta el mes de octubre la fuer-
za necesaria para llevar á cabo esta empre-
sa, pero entonces, la concentracion de la es-
cuadra unionista en Hampton-Roads alarmó
al enemigo, que no perdió un momento en
reforzar sus oLras defensivas, y una vez co-
nocido el plan y el objeto de la espedicion,
l)areció lo mas prudente aplazar el ataque.
Entre tanto, el general Butler, entusiasmado
sin duda al leer los detalles de una terrible
esplosion ocurrida en Inglaterra, y que ha-
bia causado inmensos destrozos á una gran
distancia del lugar de la catástrofe, concibió
el proyecto de llenar un barco de pólvora, y
lanzarlo por la corriente contra el fuerte
Fisher, calculando, no sin fundamento, que
si se atacaba la plaza cuando sus defensores
no se hubiesen repuesto aun de la sorpresa
que les causaria la esplosion, seria mas fácil
~tpoderarse de ella. Segun costumbre, ocurrie-
ron varias dilaciones, pues por una parte, el
general Butler recibió un telégrama de Nue-
va-York dándole ciertas órdenes, y por otra,
el general Grant tuvo que ir á :0lueva-Jersey
á ver á su familia y encargó, interinamente
del mando á dicho jefe. Cuando Butler volvió
<:t ocupar su puesto, vió que para completar
las doscientas cincuenta toneladas de pólvora


hasta el mes de diciembre, y así es que hasta
el dia 14 no se pudo organizar la espedicion.
El almirante Porter, jefe de las fuerzas nava-
les, se hallaba aun en Beaufort el dia 16, á
pesar de haberse puesto ya en marcha Butler,
y los transportes y las tropas esperaban en la
isleta de l\Iasonborough, distante diez y ocho
millas de \Vilmington.


El general Grant no habia ordenado á
Butler que marchase con b espedicion, pues
pensaba confiar el mando á vVeitzel, pero es
indudable que hasta última hora, el ge-
neral Butler, como autor del proyecto, creyó
qne él debia encargarse del mando y así lo
hizo. Rl almirante Porter llegó con sus bu-
ques de guerra el dia 18, y sin perdel' mo-
mento, dispuso que se cargase la pólvora en
el buque destinado para dar el golpe, pero
habiendo hecho presente el general Butler
que las tropas deberian estar dispuestas pa-
ra atacar cuando hubiese ocurrido la esplo-
sion, Porter dió una contraórrlen inmedia-
tamente. Parece que los separatistas no se
apercibieron hasta el dia 20 de que se pro-
yectaba un ataque, pues si bien divisaron al-
gunos buques mas en alta mar, no creyeron
que esto tnviera ninguna significacion, tan-
to mas cuanto que el fuerte viento que luego
se levantó, obligó á los transportes federales á
retirarse á Beanfort. Una furiosa tempes-
tad impidió á los bU<}llOS regresar hasta el
dia 26.


El almirante Porter, que no estaba en
muy buena armonía con el general Butler,
no quiso aguardar la llegada de éste, que
estaLa en Beaufort, y resuelto á trabajar
por su propia cuenta, dispuso que se acer-
cara al fuerte Fisher el brulote que estaba
ya preparado. Asemejábase este por su as-
pecto esterior á uno de esos buques que se




CAPo XXVI. ESTADOS-L"KlDOS.


dedican al contrabando, y conducido por el ña batería avanzada, defendida por sesenta y
comandante Rhind y algunos marinos, fué cinco soldados.
abandonado á ochocientos metros del fuerte vVeitzel hizo sus observaciones, y con ven-
despues de haberse preparado la mecha. Por cido de que seria muy difícil de tomar el fuer-
una casualidad, un golpe de viento desvió el te sin contar con suficientes tropas para
brulote de la direccion que llevaba, yestalló establecer un sitio con toda regla, volvió in-
á cuatrocientos metros del fuerte sin que la mediatamente á reunirse con Bntler y le
guarnicion supiera de qué se trataba. El manifestó, que intentar la empresa con seis
coronel Lamb, gobernador de la plaza, creyó mil hombres tan solo, seria sacrificar inútil-
que se habia reventado algun cañon de la mente á sus soldados. Queriendo Butler cer-
escuadra unionista, y solo por los 'periódicos ciorarse por sí mismo, practicó á su vez un
supo luego que se habia tratado de volar la reconocimiento, y pareciéndole exactas las
fortaleza. apreciaciones de vVeitzel, embarcáronse de .


El almirante Porter llevaba consigo trein- nuevo las tropas, que volvieron con Butler
ta'y tres buques de guerra, muchos de e]]os al Jacobo, dejando á la escuadra á la vista
blindados, y una reserva de otros diez y sie- de Wilmington. Las pérdidas de los federa-
te pequeños: á las once y media de la maña- les durante el bombardeo se redujeron á cin-
na del dia 28 dió órden de avanzar á la cuen!?, hombres entre muertos y heridos,
escuadra, y poco despues comenzó el bom- muchos de ellos por haber reventado seis
bardeo del fuerte. El Ironsides~ seguido del grandes cañones del tren de batir; los sepa-
Canon/cus, JJlahopac, JJfinnesota y casi to- ratistas tuvieron tres muertos y cincuen-
dos los buques mayores, rompió entonces ta y cinco heridos, y, segun dijo el mismo
el fuego, y con tan certera puntería, que á Butler, se les cogieron trescientos prisio-
los setenta y cinco minutos se inutilizaron neros.
las.baterías del fuerte, donde se declaró el El general Grant quedó muy descontento
fuego por varios puntos á causa de haberse con este resultado, pues en primer lugar, no
volado el polvorin. El bombardeo duró hasta fué su intencion confiar á Butler el mando de
la caida de la tarde, hora en que llegó el las fuerzas, yen segundo, habíaselo indicado
general Butler para encargarse del mando ya así. En rigor, no podia Grant quejarse de
de las tropas. Butler porque \Veitzel fué el primero que


Á las siete de la mañana del dia signiente acordó no asaltar 01 fuerte, pero sí llevó á
renovóse el bombardeo, que continuó por mal,yconmotivo,queregresaselaespedicion
espacio de siete horas mas, yal que no con- sin intentar nada, contrariamente á
t t b 1 o t o d 1 dO tI' d dO o °d ' 1864. es a an os separatIs as SITIO con os caño- o lspues o en a or en lrIgl a a
nes; algunos buques se retiraron entonces de Butler con fecha 6 de diciembre, y cuyo con-
la línea, pero los monitores continuaron el tenido era el siguiente:
fuego durante toda la noche. Poco despues
desembarcaron las tropas á las inmediatas
órdenes del general Weitzel, que practicó un
reconocimiento á la cabeza de cuatrocien-
tos hombres, y acercándose á ochocientos
metros del fuerte, se apoderó de una peque-


« City P01:nt 6 de diciembre de 1861_
» General: el primer objeto de la espedi-


cion, mandada por el general \Veitzel, es
cerrar al enemigo el puerto de vVilmington;
si esto se consigue, trataremos de apoderar-




735 HISTORIA DE LOS CAP. XXVI.


nos acto continuo de la plaza. Hay motivos zando una nueva espedicion, confió el mando
para creer que se obtendrá buen éxito, de ella al general Terry, el cual debia llevar
pues la mayor parte de las fuerzas enemigas consigo el tren de batir por si acaso llegaba
se ocupa ahora en buscar á Sherman por á necesitarse. El general Sheridan recibió al
Georgia. Las órdenes que habeis dado para mismo tiempo órden de enviar una division
organizar la espedicioll me parecen bien, al fuerte .1\1onroe para cooperar en la em-
escepto en lo referente al punto donde deben presa si se creia conveniente. La nueva es-
emb<1rcarse las tropas; si estas desembarca- pedicion, compuesta en su mayor parte de
mn cuando el enemigo se hallara aun en las mismas tropas que fueron en la primera,
posesion del fuerte Fisher y de las baterías salió del fuerte lVIonroe el dia 6 de enero de
que guardan la entrada del rio, deberán 1865, llegó el 8 á Beaufort, donele se detuvo
atrincherarse las tropas, y con el auxilio de hasta el 12 por causa del mal tiempo, y en
Lt escuadra, apoderarse de todos los puntos la noche de este dia se dirigió á \Vilming-
avanzados. En el caso do que el fuerte Fisher ton, en cuyo punto desembarcó protegida
y In puntn ele tierra donde se eleva, caye- por la artillería de la escuadra. Á la maña-
sen en poder de nuestra gente poco des- n11, siguiente ya habian saltado en tierra
pues del desembarque, podrá intentarse la ocho mil hombres bien provistos de víveres,
tOlll11, ele "\Vilmington por sorpresa, pero si municiones y el tren de campaña necesario
se empleara algun tiempo en conseguirlo, para emprender desde luego el 11,taque.
Y0remOS despues lo que debe hacerse. La primera medida del general Terry fué


»Quedais encargado de los detalles de la disponer que se levantara una fuerte línea
ejecucion, juntamente con el jefe á quien se de defensa á través de la lengua de tierra
confb el mando de las tropas, que será el donde se eleva el fuerte Fisher, á fin de ais-
general \Veitzel. lar á este completamente é impedir que re-


» Si por una circunstancia cualquiera no cibiera refuerzos de \Vilmington. Esto se hizo
se pudiera efectuar el desembarco cerca del despues de haber practicado algunos reco-
fuerte Fisher, dispondreis que las tropas nocimientos; la primera linea se levantó á
vuelvan inmediatamente á incorporarse con tres millas del fuerte, pero luego se estrechó
el ejército que oper¿t contra Richmond. mas la distancia, y las tropas tomaron una


» El teniente general, Uhses Grant. buena posicion, construyendo un fuerte prt-
»Al general Butler.» rapeto que se corria desde el rio al mar.


Ahora bien, el general \Veitzel no tenia
conocimiento de esta órden, y por lo tanto
no pudo cumplir con ella; si se le hubiese
dirigido á él directamente, es indudable que,
como jefe de las tropas, la habria obedecido
itl pié de la letra.


Cuando supo Grant que la escuadra se
hallaba aun frente al fuerte Fisher, elispues-
ta á repetir el ataque, resolvió continuar las
operaciones sin perder momento, y organi-


Poco despues comenzó el desembarque de
los cañones, y ya á la mafíana siguiente es-
taban corrientes las baterías, de modo que
aunque el enemigo hubiese atacado enton-
ces, se le habria opuesto unrt vigorosa resis-
tencia.


Terminadas todas estas operaciones pre-
liminares, la brigada Curtis avanzó hasta,
hallarse á seiscientas varas del fuer- 1865.
te, á fin de hacer un escrupuloso
reconocimiento, y el resultado fué resolver




CAP. XXVI. EST .\DOS-l:XIDOS.


que se emprendiera el ataque al día siguien-
te, 14 de enero.


Hasta entonces, solo los monitores habian
sostenido el fuego, pero luego se dió órden de
~vanzar á todos los demás buques, que toma-
ron posicion bien pronto, y haciendo jugar
su artillería, apagaron el fuego de las bate-
rías enemigas. Entre tanto, dos mil mari-
neros, armados de cuchillos, carabinas y
rewolvers, habian desembarcado para coo-
perar en el ataque por tierra, y acababan de
tomar posicion á doscientas varas del fuerte,
donde esperaban la señal de lanzarse al
asalto. Antes de empezar este, la, escuadra
cambió la direccion de su fuego para cubrir
la marcha de las columnas de ataque, que
parecian rivalizar en celo y querian antici-
parse unas á otras para ser las primeras en
escalar las murallas.


Hasta entonces habian sido insignifican-
tes las pérdidas, pero cuando las columnas
de asalto estuvieron ya junto al fuerte, no
pudo la escuadra continuar haciendo fuego


enfilada de los sitiados, y despues de un
combate sangriento, consiguió desalojar á
los que defendian la primera empalizada
esterior. El general Ames, seguido de la
brigada Bell, pudo entonces situarse entre
el fuerte y el rio, y una vez allí, atacó re-
sueltamente una especie de reducto avanza-
do donde el enemigo trataba de hacerse
fuerte. En este punto se trabó una lucha
mortal; unos y otros se batian con el valor
de ~a desesperacion, y por un momento pa-
reció dudosa la victoria, mas reforzados al
fin los federales con la brigada de Abbott,
destacada por el general Terry, consiguie-
ron desalojar al enemigo, que se replegó en
el mejor órden.


La defensa, no obstante, era por demás
obstinada; hacíase preciso activar el ataque
para -'poner término á la lucha, que ya se
prolongaba demasiado, y en su consecuen-
cia se ordenó á la escuadra que rompiera el
fuego de nuevo contra aquella parte del
fuerte donde acababan de concentrarse los


sin esponerse á causar tanto daño á los sitiados, á fin de cortarles toda retirada é
amigos como á los enemigos, y entonces, impedir que se pusieran en comunicacion
los tiradores confederados, á quienes apenas con una batería situada á poca distancia del
causaban daño alguno las descargas de los fuerte. Pero no era ya posible que los con-
cuatrocientos marinos que mas se habian federados, perseguidos hasta sus últimos
acercado á la fortaleza, hicieron un fuego atrincheramientos, pudieran sostenerse por
horroroso, lanzando una nube de metralla mas tiempo, y así es que á la media hora,
sobre los atrevidos sitiadores. De tal modo en el momento de caer herido mortalmente
diezmaban las balas enemigas las filas de la el general separatista Whiting, rindióse el
primera columna de ataque, quo esta se vió coronel Lamb con las tropas que le queda-
obligada á retroceder, precisamente cuando ban. Terry cogió dos mil ochenta y tres pri-
algunos marinos llegaban al foso y otros sioneros, ciento sesenta y nueve cañones,
trepaban por el parapeto. Sin embargo, muchos de ellos de grueso calibre, unas dos
aunque rechazados los federales por una mil armas de todas clases y una inmensa
parte, habíase ganado mucho terreno, pues cantidad de municiones y víveres. Á la ma-
entre tanto la brigada del general Curtis, ñana siguiente los confederados abandona-
que avanzaba con la columna del general ron el fuerte Caswell, situado al otro lado
Terry, se pudo acercar al fuerte sin sufrir del rio, así como tambien las estensas obras
grandes pérdidas, á pesar del fuego de defensivas de Smithville y Reeve's Point,




738 HISTORIA DE LOS CAP. XXVI.


que fueron destruidas, de modo que los fede-
rales alcanzaron un triunfo completo.


El general Hoke, que tenia á sus órdenes
un numeroso cuerpo de tropas, habia estado
observando el desembarco de las fuerzas fe-
derales á una distancia respetable de la isla,
mas no se atrevió á hostilizarlas, aun cuan-
do Bragg esperaba que lo hiciese por ha-
bérselo mandado anteriormente. Los jefes
separatistas habian tratado de reforzar la
guarnicion del fuerte, pero la rapidez de los
movimientos de Terry y las acertadas dis-
posiciones del almirante Porter impidieron
hacerlo, y así es que Bragg y Hoke tuvie-
ron el sentimiento de ver á sus enemigos
apoderarse de aquella formidable posicion
desde la cual esperaban rechazar victorio-
samente á sus adversarios.


En la mañana del dia siguiente, 16 de ene-
ro, y cuando los federales y muchos marine-


ros de la escuadra recorrian el fuerte,
1865. 11 '1 . t enorgu eCle os aun con su reClen e
victoria, ocurrió una catástrofe que segura-
mente consolaria algun tanto á los separa-
tistas por ht pérdida que acababan de sufrir.
Un imperdonable descuido fué causa de que
se incendiara el polvorin, y á consecuencia
de la esplosion se voló el fuerte, entre cuyas
ruinas se encontraron luego unos doscientos
cadáveres y mas de cien heridos. Así que-
dó destruido uno de los últimos baluartes de
]a Confederacion, que á cada momento se
veia mas estrechada por los ejércitos unio-
nistas.


El general Schofielcl, que se hallaba aun
en Clieton el dia 8 de enero, haciendo sus
preparativos para dirigirse á Eastport con
su cuerpo de ejército, recibió el día 1Li una
órden del general Grant, previniéndole que
marchara inmediatamente á Annapolis, co-
mo así lo hizo inmedia lamente, dirigiéndose
desde luego á Cincinnati y Alejandría, en


cuyo último punto le fué preciso detenerse
algun tiempo porque se habia helado el Po-
tomac. Por fin, en 9 de febrero, se


1865.
puso de nuevo en marcha y poco des-
pues desembarcó cerca del f u~rte Fish er, don-
de se hallaba el general Terry con ocho mil
hombres, ocupando su primera posiciono Los
confederados, al mando de Hoke, estaban
en el fuerte Anderson, donde no se les habia
podido atacar aun por haber manifestado
Porter que no le era posible forzar el paso del
rio á causa de no tener este suficiente fondea-
dero para los buques de su escuadra, pero
como con la llegada de Schofield se reunia un
ejército de lo menos veinte mil hombres,
dióse inmediatLtmente la órden de avanzar
contra el fuerte Anderson. Las divisiones de
Cox y Ames llegaron bien pronto á Smithvi-
lIe, y reunidas allí con la brigada Moore,
siguieron avanzando con objeto de rodear la
posicion, y asaltarla antes de que SU\; defen-
sores tuvieran tiempo de hacer nuevos pre-
parativos de defensa. Los separatistas, no
obstante, comprendiendo que no podrian
resistirse por mucho tiempo, abandonaron
la fortaleza en 1 9 de febrero, y dejaron en
poder del enemigo diez piezas de artillería y
muchas municiones. Al dia siguiente se ha-
llaban ya atrincherados un poco mas lejos,
pero los federales, que se habian propuesto
perseguir al enemigo sin tregua ni descanso,
tomaron tambien á viva fuerza la nueva
posicion, apoder,indose esta vez de trescien-
tos setenta y cinco prisioneros y otras dos
piezas de artillería. El general Cox marchó
á la mañana siguiente en direccion á \Vil-
mington, á cuya ciudad pensaba acercarse,
cruzando el rio Cape Pear.


El general Terry no habia podido avan-
zar aun contra Hoke, por serle preciso con-
servar su posicion, pero el movimiento de
flanco del general Cox fué decisivo, pues los




CAP. XXVI. ESTADOS-UNIDOS. 7J'J


separatistas emprendieron la retirada des- á Kinston, y Schofield marchó á Morehead,
pues de quemar varios vapores, inclusos el en cuya ciudad debia concentrar todas sus
Chickamauga y el Tallalwssee, todo el al- fuerzas para apoderarse de Goldsboro antes
godon y los almacenes militnres que habia de que reforzaran este punto los separatistas.


6'./J ¡;¡7jl.JJ]j./lgto./J, t3./J CllJ',,'J álJditd penetró el El general Holre conünuaba entre tanto su
ejército unionista al dia siguiente, 22 de fe- retirada, y despues de atravesar el Neuse,
brero. La toma de 1:1 plaza costó á los unio- quemó el puente á fin de entorpecer la perse-
ni stas doscientos hombres, pero el enemigo cucion, pero los federales construyeron lue-
perdió lo menos mil, y dejó en poder de los go otro, penetraron en Kinston sin dificultad
sitiadores sesenta y cinco piezas de todos ca- alguna, y el dia 20 entraban en Goldsboro
libres y un gran depósito de municiones. El sin encontrar apenas resistencia .
.general Schofield no pudo per'se~'uir á Hoke, El resultado de esta campaña no podia ser
porque hubiera entorpecido su marcha la mas satisfactorio para los unionistas, pero
conduccion de los bagajes, p~'ro tuvo la pre- Grant, segun ya hemos dicho, no queria des-
caucion de enviar cinro mil hombres á Mo- cansar un momento hasta concluir con la
rehead para fortificar este pl1nto, del que guerra, y así es que inmediatamente adoptó
acaso trataria de apoderarse el enemigo; las sus (Jisposiciones para cQntinuar la campa-
divisiones de Coke y Cox se dirigieron lue3'0 I ña, cuyo fin estaba ya muy próximo.


,




,CAPÍTULO XXVII.
1865.


OCUPACION DE ALABA:r.rA.-LA TOMA DE MOBILA.


'\Vilson en Eastport.-Los federales cruzan el Tennessee. -Derrota de Roddy en Montevallo.-Toma de Selma.-Renilicion
de Montgomery.-Buford derrotado por Lagrange.- \Vilson se apodera de Colombo por asalto.-Lagrange toma cr
fuerte Tyler.- \Vilson en l\Iacon.-Rendicion de Tuskaloosa.-Callby en Xuevu·Orleans.-Los federales avanzan 60-
hre Mobila.-Dcrrota de Clanton.-Asalto y toma del fuerte Español.-Ataque de Blnkely.-Deslruccion de lns obras
defensivas.-Evacuacion de :lIobila.


Segun el plan general de campaña adop- ciudades de Alabí1,mí1" pero \Vilson conven-
tado por Grant, los ejércitos de la Un ion de- ció á su jefe de que convendrií1, mas llevarse
bian efectuar un movimiento por el Korte y toda la caballería, y como la retirada de
por el Sur, cuyo objeto seria recobrar el Es- Hood dejaba suficientes tropns disponibles
tauo de Alabama, uno de los que menos se en el Tennessee, \Vilson se puso en marcha
habian devastado desde el principio de la á la cabeza de quince mil hombres, entre los
guerra á escepcion de Texas. El general cuales solo se contaban dos mil de infantería
Canby, jefe del departamento militar de! con seis baterbs de montaña. Á consecuen-
N ueva-Orleans, fué el encargado de dirigir I cia de las frecuentes lluvias, la espedicion no
las operaciones en el Sur, y las del Norte se pudo cruzar el Tennessee hasta el 18 de
encomendaron al general \Vilson, que servia marzo, y la marcha fué al principio muy
á las óruenes de Thomas y habia dado ya lenta, porque \Vilson llevaba consigo nume-
repetidas pruebas de ser un jefe tan entendi- rosos bagajes y era pésimo el estado do los
do como valeroso. caminos. Esta espedicion debia regresar á


Despues de la retirada de Hood del Ten- los dos meses al punto de partida.
nessee, el general \Vilson concentró toda su \Vilson se dirigió primeramente hácia
caballería en Eastport, á cuya ciudad llegó Russellville, Jasper y Elyton, pero las fuer-


8 rrhomas en 23 de febrero para darle zas se dividian de vez en cuando para volver 1 65.
sus últimas instrucciones. Habíase á reunirse, pues su objeto era abarcar el ma-


proyectado que una parte de las fuerzas em- yor espacio posible, sobre todo cuando pasa-
prendiera una espedicion por las principales mn por la estensa reglOn bañada por los




GAP. XXYIl. HISTomA DE LOS ESTADOS-UXIDOS.


tributarios del rio Tombigbee. \Vilson se
proponia atacar primeramente á Colombo,
Tuskaloosa y Selma.


El general Forrest, comandante en jefe de
las fuerzas confederadas de aquel departa-
mento, se hallaba entonces en \Vest Point,
cerca de Colombo, de modo que \Vilson, que
marchaba rápidamente, pudo llegar á Ely-
ton en 80 de marzo sin haber tenido encuen-
tro alguno. y des pues de dispersar una es-
casa fuerza de caballería que trataba de
hostigarle, cruzó el Cahawba por Monteva-
]]0, donde acababa de concentrarse el ene-


/


migo. Las divisiones confederadas de los
generales Roddy y Crossland avanzaron á
poco por el camino de Selma con intencion
sin duda de cerrar el paso á los unionistas,
pero estos atacaron tan resueltamente, que
el enemigo emprendió la retirada con la ma-
yor precipitacion, y como no contaba con
suficientes fuerzas pari1 luchar con \Vilson,
fué derrotado por segundi1 vez 'mando trató
de hacerse fuerte en una posicion que ocupó
luego cuatro ó cinco millas mas allá. La di-
vision Upton, que erali1 única que habii1 en-
trad) en fuego hasta entonces, pasó li1 noche
en un punto que dista solo quince milbs de
Montevallo, y á la mañana siguiente pe-
netró en Ri1ndolph, donde sorprendió un cor-
reo, al cille se le ocuparon varios despachos.
Por estos se supo que Forrcst se hallaba
muy cerca, que el general \V. Jackson se
i1cercaba por la parte de Tusl,a]oosa y que
el general Cuxton, destacado por \Vilson,
seria atacado á b maüana siguiente. Tam-
bien se averiguó que los separatistas empe-
zaban á concentrarse rápidamente, y en su


plan, Mc Cook marchó acto continuo á Cen-
terville, cruzó el Cahawba, y no tardó en
llegar á Scottsborough, donde debia estar ya
J ackson. Mc Cook encontró efectivamente á
su enemigo que ocupaba una buena posicion
cerca de dicho ,punto, pero como Cuxton no
llegaba, apbzó el ataque, y despues de que-
mar una factoría en Scottsborough y destruir
el puente de Centerville, volvió á reunirse con
\Vilson, que se hallaba entonces muy cerca
de Selma. Este jefe se dirigia á marchas
forzadas sobre dicha ciudad, dispersando á
su paso pequeñas partidas de caballería ene-
miga, pero de pronto tuvo que hacer alto al
ver que el general Forrest ocupaba una po-
sicion muy fuerte cerca de Plantersville, con
una batería de cuairo cañones, dispuesta de
modo que podia barrer con su metralla el
cam"ino de Randolph, por el cual debian
avanzar los unionistas. Forrest contaba con
unos cinco mil ho~nbres, la mayor parte de
la division Roddy, y Wilson tenia solo á su
disposicion unos seis mil, si bien eran casi
todos ellos veteranos aguerridos q ne habian
dado repetidas pruebas de su intrepidez en
los combates.


El general Long fué el primero que atacó
la po sic ion enemiga, y gracias á una brillan-
te carga, consiguió romper la línea de los
confederados mientras el teniente coronel
\Vhite asaltaba la baterín, de la que se apo-
deró sin perder mas que diez y siete hom-
bres, entre los que se contaba el capitan
Taylor, muerto de un balazo al comenzar el
combate. A poco llegó para reforzar á los fe-
derales el general Alexander, y acometie~do
á su vez al enemigo por la izq uierdn, le des-


conseeucneia, en vez de atacar desde luego á alojó á pesar de su enérgica resistencia,
Tllslmloosa, creyó \Vilson que lo mas pru- obligándole á huir precipitadamente. Dos
dentü seria aplazar esta emprüsa y dirigirse callones y doscientos prisioneros fneron los
desde luego contra Jnckson á fin de impedir trofeos de esta victoria, Üm poco costosa
que se reuniera con Forrest. Acordado este como decisiva. La brigada \Vinslo"\v persi-


Tü110 1lI. D3




742 HISTORIA DE LOS CAP, XXYII.
-guió á los fugitivos hasta Plantersville, que
dista diez y nueve millas de Selma, mas no
pudo darles alcance.


En 2 de abril dieron vista los unionistas á
Selma, plaza defendida por unos siete mil


hombres, pero como la mayor parte
1865. d 11 h h ' . e e os eran m uc ac os o anCIanos,
con los cuales no se podia contar segura-
mente para rechazar al enemigo, Forrest se
disponia ya á evacuar la plaza cuando reci-
bió una órden de Dick Taylor, previniéndo-
le que conservara aquel punto á toda costa.


\Vilson contaba :ya con unos nueve mil
hombres, y despues de practicar un escru-
puloso reconocimiento, dispuso que Long
atacase las líneas de defensa por el centro,
mientras el general Upton, con trescientos
hombres escogidos daria un rodeo á fin de
sorprender al enemigo por su derecha, en
tanto que las demás fuerzas lo harian por la
izquierda. Sin embargo, antes de que pudiera
llegar á su destino, supo Long que la caba-
llería confederada, á las órdenes de Chalmer,
habia empezado á hostilizar su retaguardia,
y en su consecuencia dispuso que marchase
inmediatamente un regimiento para reforzar
aquella. Quince minutos despues, sin querer
descansar un instante, el mismo Long atacó
resuel tamen te á la caballería de Chalmer, que
se dispersó, dirigiéndose rápidamente hácia
Marion. En este encuentro, el general Long
cayó herido de muerte, atravesada la cabeza
de un balazo, y tambien quedaron grave-
mente heridos los coroneles Miller, Mc Cor-
mick y Briggs, poro en cambio se apodera-
ron luego de Selma los unionistas.


Perseguidas de cerca las fuerzas confede-
radas, habian tratado de hacerse fuertes á
la entrada de la ciudad, donde rechazaron
una, brillante carga ele la caballería, peroaco-
metidas de nuevo por los federales, no pu-
dieron resistir su impetuoso ataque, y lJien


pronto cayó aquella en poder del ejército
unionista. Treinta y dos cañones, dos mil
setecientos prisioneros y varios depósitos
militares fueron los trofeos de aquella victo-
ria: Forrest, Roeldy, Armstrong y unos tres
mil hombres, pudieron esca parse aprovechan-
do la oscuridad de la noche. Los vencedores,
que solo habian tenido unas quinientas ba-
jas, destruyeron el arsenal, pegando fuego
despues. á varios almacenes, factorías y fun-
diciones, y la ciudad fué completamente sa-
queada por las tropas. Los separatistas aca,-
baban de quemar veinticinco mil ba,bs de
algodon, y \Vilson destruyó otras diez mil
que encontró en un depósito.


Á consecuencia de las frecuentes lluvias
de la estacion, iba entonces tan crecida la,
corriente del Alabama, que habia arrastrado
tres veces el gran puente de ochocientos se-
tenta pié s de longitud, por el cual debian
pasar las tropas. y hasta el dia 10 de .
b 'l d,'t' dI 1865. a rl no que o ermma a a cons-


truccion Jel nuevo. El general \Vilson, que
tenia :ya hechos sus preparativos, se puso
entonces en marcha sin perder un momento,
y á las siete de la mañana del 12 de abril
llegó á Montgomery, capital de Alabama,
que acababa de evacuar \Virt Adams des-
pues de haber quemado ciento veinticinco
mil balas de algodono La ciudad se rindió
sin resistencia, y al ocuparla, destruyeron
los unionistas varios vapores cargados de
municiones y pertrechos militares. Sin des-
cansar ni un solo dia, \Vilson continuó su
marcha en direccion á Colombo y \Vest
Point: la brigada Lagrange puso en disper-
sioná una escasa fuerza separatista que, álas
órdenes de BuforJ, trataba de hostilizar á
los federales, y al llegar estos á Chattahoo-
chee, vieron que uno de los puentes mas
próximos á Colombo habia sirIo incendiado
por el enemigo. Por varios accidentes im-




CAP. XXVII. ESTADOS-l'NIDOS. 743


previstos, la brigad<l del coronel \Vinslow senta y cinco hombres. El general Ty ler ~
se retrasó algun tanto en la marcha, pero gobernador del fuerte, perdió 1<1, vida en este
conociendo \Vilson que los momentos eran combate, juntamente con diez y ocho hom-
preciosos, dispuso que se atacara desde luego bres de la guarniciono Mientras los federales
la ciudad, é inmediatamente ¡wanzaron las atacaban esta, posicion, la caballería penetró
tropas, á pesar de la metralla y del nutrido en la ciudad, ocupó los puentes del Chatta-
fuego de fusilerül de los defensores de la hoochee y destruyó cinco locomotoras y una
plaza. El general Upton destacó dos compa- porcion de coches. Á la mañana siguiente, el
ñÍas, previniendo á los jefes se apoderasen de general Minty, que habia reemplazado á
un puente que conduce directamente á Co- Long en el mando de sus tropas, se dirigió
lombo. y conseguido esto despues de nn bre- á Macon en tanto que Wilson marchaba por
ve combate, no tardaron los unionistas en el camino de Colombo, á cuyo punto llega-
hacerse dU€Ilos de la ciudad, donde cogieron ron ambas columnas el dia 21, precisamente
mil doscientos prisioneros, cincuenta y dos cuando comenzaba á circular la noticia de
piezas de artillería, muchas armas de todas haber terminado la guerra.
clases y una considerable cantidad de muni- EL general Cuxton no llegó á Colombo
ciones, todo ello sin perder mas que veinti- hasta el dia 30, porque acometido por Jack-
cuatro hombres entre muertos y heridos. Los son~.cerca de Trion, y dominado por fuerzas
federales destruyeron un buque blindado, doblemente numerosas, hubo de retirarse en
quince locomotoras, doscientos cincuenta wa- direccion á Tuskaloosa, de cuya poblacion
gones y ciento quince mil balas de algodono se apoderó en 5 de abril, cogiendo


Despues de la toma de Colombo, la divi- tres cañones y ciento cincuenta pri_ 1865.
sion Lagrange continuó avanzando, y á las sioneros. Lit,s tropas destruyeron it,demas la
diez de la mañana del mismo dia se hallabit, escuela militar, las obras públicüs, los alma-
ya á la vista de \Vest Point, pero vió que el cenes y todo aquello, en fin, que tenia algun
paso del Chattahoochee se halla bit, defendido valor, pero habienclo recibido Cllxton un
por el fuerte Tyler, imponente obra defen- parte en que se le anunciaba que \Virt
siva que ocupaba una estension de treinta y Adams le seguia de cerca á la cabeza de dos
cinco varas en cuadro, y se eleva en una mil ginetes, contramarchó dirigiéndose rápi-
colina que domina los alrededores. A la una damente por Jasper y Mount Benson, á Ta-
y media de ht tarcle, los federales asaltaron llaclega.
resueltamente este fuerte por tres puntos á El general Canby, jefe del departamento
la vez, pero su foso, de doce piés de profun- de Nueva-Orleans, habia permanecido entre
diclad por diez de anchura, contuvo á los tanto ocioso sin poder cooperar en las ope-
sitiadores, que durante algun tiempo estu- raciones militares, pues una gran parte de
vieron espuestos á un nutrido fuego de fusi- sus tropas tuvo que marchar al Mississippí,
leda. Lagrangc, sin embargo, no queria re- y otra no pequeña, á las órdenes de Gordon
troce(ler un paso, y habiendo dispuesto que Granger, se hallaba en la bahía de Mobila,
se echaran varios puentes, cruzaron inmc- cuyos fuertes eran atacados entonces por el
difttamente las tropas, y lanzándose al asal- ejército unionista. Algun tiempo antes, el
to, hiciéronse dueñas del fuerte con todos general Dick Taylor habia cruzado el Mis-
sus defensores, en número de doscientos se- sissippí para encargarse del mando de las




741, HlSTOnIA DE LOS CAP. XXVII.


fuerzas confederadas en Alabama, y al fin, parte á Canby pidiéndole refuerzos. El ge-
despues de la retirada de Hood al Tennessee, neral Granger no tuvo que luchar con el
Canby, que volvió á ver reunidas las tropas
de su mando, pudo ya ponerse en marcha
para intentar la toma de Mobila y de sus
últimas fortificaciones, ocupadas entonces
por los generales Taylor y Maury, quienes
tendrian bnjo sus órdenes unos quince mil
hombres.


El general Canby contaba con un ejér-
cito, compuesto de unos veinticinco á trein-
ta mil hombres de todas armas, y además
con la eficaz cooperacion de la escuadra
del almirante Porter, múndada entonces
por el vice-almirante Thatcher. Los di-
versos cuerpos del ejército de Canby debian
reunirse en la isla, Dauphine á la mayor
brevedad, é inmediatamente se comunica-
ron á los jefes sus respectivas instruccio-
nes. La caballería, á las órdenes de Grierson,
cruzó poco despucs el lago Pontchartrain
para dirigirse á la punta de Mohila; otro
cuerpo de ejército marchó hácia la, bahía de
Buen Socorro; el general Steele, con una
Jivision de negros, se encaminó á Dlakely,
y una brigada del cuerpo de ejército de
Smith se trasladó por agua á CecIar Point,
en cuyo punto desembarc!tron estas últimas
tropas, protegidas por el nutrido fuego de
la escuadra.


El general Steele no encontró ep su mar-
elm muchos enemigos que combatir: solo en
Mitchell's Creek trató de cerrade el paso un
cuerpo de cahallería de ochocientos ginetes,
mandados por Clanton, pero una sola carga
bastó para ponerlos en dispersion y los fede-
rales cogieron doscientos setenta y cinco pri-
sioneros, inclnso el mismo jefe. Los federales
no volvieron á encontrar oLstáculo alguno
h:tsta llegar frente a Blakely, donde estaLa n
pcrfe2tmnente atrincherados los separatis-
ict:s, y cl~tonces se detllvo Steele }' envió un


enemigo durante su marcha, pero en cam-
bio llovió con tanta frecuencia y era tan ma-
lo el estado de los caminos que las tropas
sufrieron muchas molestias, por lo cual se
esplica que el cuerpo de ejército del general
Smith, que se haLia embarcado en transpor-
tes, llegara antes al punto de reunion, que
era Fish-River (Rio de los peces).
S· b G 1 ' 1865. In em argo, rant so o se retraso
dos dias, y se emprendió la marcha hácia
Mobila, el 25 de marzo.


Dos dias despues avistahan los federales el
fuerte Español, el mejor de los que hahia en
MolJila, y sin perder un momento hicieron
sus preparativos de ataque mientras el cuer-
po de ejército del general Steele se unia con
el de Smith para caer sobre Blakely. La
flota entre tanto se dirigia hácia IIoward,
punto "muy cercano al fuerte Espafíol, con
objeto de cooperar en el ataque y aislar á
Mobila de los fuertes. A pesar de la poca pro-
fundidad de la bahía, la escuadra logró acer-
carse lo suficiente para' impedir que los de-
fensores del fuerte Espafíol pudieran causar
mucho daño con su artillería, y al fin se
consiguió cortar las comunicaciones de aquel
con la ciudad, no sin que las caüoneras
unionistas, lrfetacomet y Osa,r;c, quedaran
completamente destruidas por la esplosion
de dos torpedos, si Lien se salvaron las tri-
pulaciones. Los demás buques de la escua-
dra anclaron poco despues en Great Point y
se dió órden de hacer los preparativos de
comLate.


El dia 28 de marzo, despues de haber to-
mado todas las disposiciones necesarias, y
formadas las líneas de defensa á trescientas
ó cuatrocientas varas de la posicion enemi-
ga, los dos cuerpos de ejército, mandados por
los generales Smith y G ranger, C'sta1Jlecie-




CAP. XXVII. I!:STADOS-UNIDOS. 745


ron un sitio en regla cercando completa-
mente el fuerte Español, y es de advertir
que mientras se practicaban los primeros
tmbajo.s, sufrieron considerables pérdidas los
nnionisb:ts á causa del mortífero fuego del
enemigo. En la mañana del dia 30, una di-
vision del cuerpo de ejército de Granger se
acercó tanto á las líneas de los confederados,
que estos hicieron una salida, cargando con
tal ímpetu sobre las avanzadas fedemles, que
las hicieron retroceder, pero se alejaron tan-
to de su posicion, que á su vez se vieron re-
chazados, y hubieron de retirarse precipita-
damente á sus líneas. Sin embargo, los
trabajos de sitio, que continuaban con la
mayor actividad, quedaron terminados el dia


8 de ltbril; el tren de blttir estaba si-1865.
tundo á doscienLls varas del fuerte, y


el resulLado no podia ya ser dudoso. Los fede·-
fi11es~ segun Ja hemos dicho, habian sufrido
numerosas pérdidas, causadas principalmen-
te por el fuego de algunas baterías ocultas
cuya posicion no se pudo descubrir. Solo una
bomba, mató ó hirió quince hombres, y otra
doce, 118ro entonces, la escuadra unionista,
que no podia acercarse lo bastante al fuerte,
cruzó L1 barra, atacó á la flotilla confedera-


tram penetró en él á las dos de la madruga-
da del dia 9 de abril sin oposicion alguna,
pues la mayor parte de la guarnicion habia
huido á favor de la oscuridad de la noche.
Seiscientos cincuenta y dos prisioneros,
treinta, piezas de artillería y una inmensa
cantidad de municiones, fueron los trofeos de
la victoria: los fortines Tracy y lIuger, si-
tuados cerca de la embocadum del Tensaw,
quedaron evacuados inmediatamente por los
separatistas, despues de clavar los ocho ca-
ñones que tenian, y entonces la escultdra
unionista, cuyos jefes habian podido averi-
guar por los prisioneros en qué puntos se
hallaban los torpedos, de los cuales se reco-
gieron treinta y cinco, pudo ya continuar su
marcha y aproximarse á Mobila.


EL fuerte Blakely se hallaba tam bien si-
tiado, pero no se consiguió cortar su comu-
nicacion con l\lobila hasta que se tomaron
los fuertes que habia mas allá, y tan pronto
como llegó la escuadra, el general Steele
formó sus columnas de ataque para lanzarse
al asalto, que debia tener lugar á las cinco
de la tarde del 0 de abril. El fuerte Blakely
presentaba un aspecto imponente, pues en él
se habian acumulado todos los medios de de-


da, compuesta de varios buques blindados,:r fensa conocidos en el arte de la guerra, y si
b obligó á que se alejilra de la ciudad. bien no tenia mas que tres mil hombres de


Cuando toJo estuvo preparado, y dada la guarnicion, á las órdenes del general Cock-
sOllal, rompióse un fuego horroroso contra .el rill, contaba en cambio con numerosos ca-
fuerte Espaüol: los grandes cañones del tren ñones que podian barrer con su metralla
de b:lÍir, á la ve!; que los de bs baterías y los todos los puntos por donde intentara aproxi-
de la escuaura, comcnZ;lron á lanzar sus eno.r- marse el enemigo.
mes proyectiles contra los sitiados, y bien L~ lucha comenzó media hora despucs de
pronto llluchos artilleros de] enemigo deja- la prefijada, es decir, á las cinco .y media de
ron de servir sus piezas, pues el permanecer la tarde: una parte de la division Garrard,
junto á ellas era esponerse á unil muerte se- protegida por el nutrido fuego de una bate-
gurct; á eso de la llllxlÍa noche habíase C011- rín, pudo acercarse á cincuenta varas de dis-
seguido apagar el fuego de lclS bate1'Ías ene- tcl.llcia de las principales obras defensivas
ll1igns, JI una hOl'it despues tomaban posesion del fuede, con objeto de esplornr el terreno
elel fuerte los unioni'3ins. La brigada Bar- J' ver por qué punto se podrií1 rlÍctCar con




746 HISTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XXVII.


mas ventaja, pero reconociéndose que por
todas partes se encontrarian las mismas
dificultades, celebraron los jefes una breve
conferencia, y se dió la órden de avanzar
á paso de carga. Toda la division Garrard
se lanzó entonces como un torrente á través
de una nube de balas y metralla que sem-
braba la muerte en las filas de los unionis-
tas, y por espacio de una hora lucharon estos
con todas las dificultades que se oponian á
su paso, y qué húbiera parecido imposible
vencer en medio de aquella lluvia de bombas
i'granadas que amenazaba aniquilar á los
atrevidos sitiadores. Estos se replegaban al-
gunas veces, y seguían avanzando luego,
animados por las voces de mando de sus je-
fes, y al fin 1 despues de una hora de lucha
desesperada, ·los federales, arrollándolo todo
á su paso, llegaron hasta el foso é invadie-
ron completamente las líneas defensivas del
enemigo. Entre tanto las brigadas de Rin-
nekin y Gilbert daban un rodeo para ocu-
par la entrada del fuerte, y nsí pudieron
hacer prisionero al general rrhomas, que
con mil hombres se disponia á emprender la
retirada. El combate no fué tan encarnizado
en el centro, donde atacaron las brigadas de
los generales Dennis y Moore, mas no obs-
tante, cuando estas tropas se hallaban solo
á cuarenta varas del fuerte, se vieron es-
puestas al fuego de una batería de ocho ca-
ñones que causó grandes destrozos en sus
filas. La victoria, sin embargo, fué comple-


ta, pues á eso de las siete de la noche, el
fuerte Blakely se hallaba en poder de los fe-
derales, juntamente con tres mil prisioneros,
treinta y dos piezas de varios calibres, cua-
tro mil armas de todas clases, diez' y seis
banderas y una gran cantidad de municio-
nes. Las pérdidas de los unionistas se redu-
jeron á mil hombres entre muertos y heridos,
y entre los confederados hubo quinientas
bajas.


Esta brillante victoria dejaba libre el paso
del Alabama, y por lo tanto no era posible
que los confederados pudieran conservar á
Mobila; tanto es así, que el dia 10 comenzó
á evacuar la ciudad el enemigo, y el 12 fué
ocupada por las tropas del general Canby,
que enarbolaron la bandera de la U nion en
los principales edificios, así como tambien
en todos los fuertes y baterías, anunciando
con esto que la Confederacíon acababa de
perder su último puerto, ó mejor dicho, su
último baluarte. El número de cañones co-
gidos en la ciudad ascendia á ciento cincuen-
ta: los grandes buques blindados, Huntscille
y Tuscaloosa, habian sido destruidos por el
-general Maury antes de la evacuacion. Algu-
nos dias despues se entablaron negociacio-
nes entre los generales Canby y Dick rray-
lor, cuyo resultado fué la rendicion de todas
las tropas confederadas que se hallaban al
Este del Mississippí, bajo las mismas con-
diciones aceptadas por los generales Lee y
Johnston.


1,... .. -e.






--:. ~


1)', l, ,1 J




CAPÍTULO XXVIII.
1865.


LA. TOMA DE RICHMOND.-CONCLUSION DE LA GUERRA.-GRANT.-LEE.-SHERIDAN.


ErJves consicleraeLmes sobre la situaeion de los ejércitos beligerantes. -Su posicion en Richmond.-Plan de campaiia de
Grant.-Operaciones preliminares.-El general Warren avanza háci3 el Meherrin.-Espedicion de las cañoneras con-
feclenHlas.-Combate en Dabney Mill.-Espcdi2ion de Rosser á Beverly .-Captura de Kelly y Crook.-Sheridan derrota
á Ear1r en W'aynesboro.-Toma de Charlottesville. - Sheridan cruza el Jacobo y se reune con Grant.-Gordon sorpren-
de el fuerte Steedman y es rechazado al atacar el fuerte Haskell.-Rendicion de dos mil separatistas.-Ataques del
generall\leaue.-El general Grant da ónlen de avanzar á las tJ'opas.-Sangriento combate en White Oak Hoad.-She-
ridan avanza sobre Five Forks.-Los federales se retiran á Dinwiddie.-El general Lee derrota á "'-arren.-Sheridan
es atacado por el enemigo en Dinwiddie.-Los separatistas se replegan.-El cuerpo de ejército de vVarren recibe órdcn
de acometer al enemigo por su flanco izquierdo.-.\taque combinado.-Derrota de Pickett.-vYarren es relevado del
lllundo.-Los federales rompen el fuego contra Petcrsburg.-Asalto general.-Torna de los fuertes Gregg y Alexan-
der.-El general :Miles desaloja al enemigo de su posieion.-LoÍlgstreet se reune con Lee. -El general Heth es recha-
zado.-Muerte de Hill.-El general Lee anuncia á Jefferson DavíS que es forzoso evacuar á Riehmond.-Los confede-
mdos pegan fuego á la ciudad y la abandonan'-El general Weitzel penetra en la capital sin encontrar oposicion.-
Captura de prisionel'os.-Regoeijos públicos en cclebracion de la torna de Riehmond.-Las eleedones de Conneeti-
cut.-Los separatistas abandonan á Petersburg.-El general Lee concentra sus tropas en Chestcrfield.-Los sepam-
ti~tas emprenden la retiraua por A.melia.-Sheridan mareha en persecueion del enemigo. -Crook ataca por su flanco
al ejército de Lee y es rechazado con numerosas pérdidas. El general Custer destruye cuatrocientos wagones.-Los
federales cortan la retiralla al general Ewell.-Cornbate sangriento.-Hendicion de Ewell.-EI general Ord ataca á la
vanguardia de Lec en Farmville y es rechazallo.-Muerte uel general Read.-Lee cruza con sus tropas el Appomattox.
-Situacion deseSlWl'ada.-Consejo de guerra. -Grant propone la rendicion al enemigo.-Correspondencia entre Lec


. y Grant.-Hendicion de LI~c.-Se despide de sus tropas.-Se disuelve el ejército confederallo.-El Presidente JelTer-
Ron Davis se retira á Danville.


La brillante victoria alcanzada en Mohila
debia acelerar naturalmente el desenlace que
iodos esperaban con ansia, y poner pronto
término á las hostilidades, con tanta mas
razon cuanto que la situacion de los federa-
les era entonces tan halagüeña como deses-
llera da la de los separatistas. Los primeros
contaban aun con cuatrocientos ó quientos
mil hombres de todas armas, entusiasmados
por sus recientes victorias, y apoyados por
el Gobierno y la nacion entera, que se mos-
traba resuelta á continuar la lucha hasta, el
fin, costara lo que costase. Los diversos
cuerpos de ejército, diseminados en varios
puntos, podrian concentrarse muy pronto pa-


ra dar la última batalla, y con jefes tan en-
tendidos y populares por sus hechos de ar-
mas como Grant, Sherman, Thomas, Can-
by, Shcridan y Meaue, podía esperarse con
razon que el mejor éxito coronaria los esfuer-
zos de los ejércitos unionistas. El general
G rant tenía cerca de Richmond y Peters-
burg unos cien mil hombres á las inmedia-
tas órdenes de Meade y Ord; Sheridan con-
taba con mas de treinta mil; en Washington
habia lo menos veinte mil; el ejército de
Sherman no bajaba de sesenta mil, y Fos-
ter, Canby, Thomas, Rosecrans y otros je-
fes podian disponer de numerosos cuerpos de
ejército, sin contar que de los cien mil hom-


t'· ¡
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".:; C.
.: .c:.:


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.)




748 HISTORIA DE LOS CAP. XXVIII.


bres que se hallaban en los hospitales, mu-
chos podian ya tomar las armas é ingresar
de nuevo en el servicio.


Entre los confederéldos, el abatimiento y
la desconfianza habian sucedido al ardimien~


rios puntos, con cuerpos de ejército mas ó
menos numerosos, y en cuanto á Kirby
Smith, hallábase perdido en las inmensas
llanuras del Mississippí, precisamente cuan-
do hubiera podido prestar muy buenos ser-


to y al entusiasmo que dominara á las tro- vicios en Virginia. Conocidas ya las fuerzas
pas en un principio, y no solo era muy de los ejércitos beligerantes, solo nos resta
difícil encontrar voluntarios, sino que no añadir ahora cuál era la posicion que oeu-
se podia recurrir ya al alistamiento forzo- paban en Richmond y Petersburg al empe-
so, y las deserciones iban siendo cada vez zar las últimas operaciones militares que
mas frecuentes. Los generales, tales como debian poner término á la guerra.
Lee, Johnston, Bragg, Kirby Smith, Price, Desde principios de enero, las fuerzas que
Beauregarcl, Hardee y Early eran aun obe- estaban á la vista de Richmond y Pders-
decidos por sus tropas, pero ya no dominaba burg comenzaron á salir de su inac-


1 . d . h t t h b' 1865. á estas e entusiasmo e otras veces, pues clOn, pues as a en once s a mn
conociendo que sus sacrificios serian com- permanecido en los cuarteles de invierno,
pIetamente inútiles, batíanse solo por el sin contar que muchos oficiales y soldados
honor de su bandera y dominadas por un se hallaban ausentes con licencia ó acabán-
sentimiento de amor propio. En una pala- dose de restablecer en los hospitales. Entre
br~, el Sur habia agotado sus fuerzas y sus tanto los unionistas habian construido nu-
recnrsos: por un momento esperó que de la merosas obras defensivas, y su cuartel gene-
campaña electoral resultaria un cambio de ral, establecido en una vasta llanura que
Gobierno, ó cuando menos, alguna escision domina el rio, estaba convertido en nn bonito
promovida por las agitaciones políticas, pero pueblo de barracas con numerosl1s depen-
bien pronto perdió esta última esperanza, y dencias en los alrededores. En el interior
una vez verificado el escruti.nio popular, del recinto se habia ido formando poco á
tratábase ya solo de saber hasta quápunto poco una verdadera ciudad, y allí estaban los
aumentarian las fuerzas del Gobierno legal, hospitales, los hornos para cocer pan, los
que seguramente contaba ya con sobrados depósitos del cuerpo de sanidad, y un gran
medios para poner- término á la funesta crí- edificio de madera y piedra que servia de
sis por que atravesaba el pais. prision; no faltaban tampoco algunas capi-


El Gobierno confedendo solo poclia dispo- llas donde se cantaba la misa los domingos
ner de Hnos doscicntos mil hombres, repar- y dias de fiesta, siendo de advertir que lOS
tirIos en cinco cuerpos de ejército, de los soldados tomaban parte con frecuencia en el
cuales el mas numeroso era el del general servicio religioso. Frente á City Point veía-
Lee, qne ocupaba á Richmond y Petersbnrg se el rio cubierto de buques, anclados á poca
con unos setenta mil soldados de todas ar- distancia unos de otros, y tle los cuales dicz
mas, ri, las inmediatas órdenes de los genc- ó doce formaban el parque cenb'al de muni-
rales Longstreet, Hill, EarJy, Breckcnridge, ciones, que abastecia los (lepósitos de Cit.y
Gordon y Anderson, sin contar la caballe- Point; en la ciudad abundabilll los víyercs y
rü, Il1ilndada por Hampton y F. Lee. Los recursos de toda especie, pues cm muy fácil
demás jefes se hallaban diseminados en Vil- la comunicacion por los buques y los cami-




CAP. XXVIIt. ESTADOS-L'NIDOS.


nos de hierro. El ejército del Potomac,
siempre bajo las órdenes de Meade, con el
jóven y brillante general \Vebb, jefe de es-
tado mayor, constaba de cuatro cuerpos
de ejército, y además de estos, hallábanse
tambien allí los de Humphreys, "Va rre n ,
\Vright y Parke, que habia reemplazado
definitivamente á Burnside.


El general Lee tenia su ejército en las


guardar para Grant la línea interior. Por lo
que hace á Sherielan, tenia órden de avan-
zar por el valle ele Shenaneloah, á fin de
cruzar luego el Jacobo y destruir el canal,
el acueducto y el camino de hierro, hacien-
do una batida por el Norte .Y Oeste de Rich-
mond, despues de lo cUi"Ll iria á rennirse con
Shermi"Ln ó con el ejército principal, que se
hallaba en la parte sur de Petersburg. El


mismas líneas que .yi"L conocemos, tan esten- general Stoneman, seguido ele un cuerpo de
sas como siempre, ó acaso algo mas, pues ejército de cuatro ó cinco mil hombres,
se habia construiclo otra obra defensiva há-I avanzaria hasta Virginia é iria luego á re-
cia la derecha del camino. Las tropas esta- unirse con Shericlan ó 8herman, .Y por úI-
ban á las órdenes de los generales HilL timo, el general Thomas recibió órden de
Longstreet, Anderson, Gordon, Beauregard seguir á dicho jefe, dirigiéndose luego dircc-
y Early, y en cuanto á la reserVi"L, era muy tamente hácia la Oarolina del Norte si no se
escasa á causa de las numerosas bajas ocur-
ridas últimamente llor las continuas deser-
ciones ó las enfermedades. Bajo el punto de
vista de la comodidad, el ejército confedera-
do distaLi"L mucho de hallarse en una situa-
cion tan ventajosa como la de sus enemigos,
pues los víveres comenzaban á escasear, y
clesde la toma ele \Vilmington, la vida en
Richmond ibit siendo cada dia mas cara. La
liLm de }}i"Ln costaba cuatro duros en papel
moneda, bien es verdad que este perdia poco
á poco tocIo su valor; la ruina amenazaba á
todos, y veíanse indicios evidentes elel aba-
timiento y desconfianza que empezaban á
predominar en todas las poblaciones.


Por lo que hace al plan ele campaña de
Grant, era muy sencillo: el general 8her-
man debia permanecer en observacion de-
lante de Johnston, y en el caso de marchar
éste hácia el l'Iortó para reunirse con Lee,
le seguiria pam incorporarse á su vez con
el ejército elel Potomac, pero si 8herman
se {'eLÍ¡ [1l'ecIsado por una tí otra causa á
operar activamente, se esforzaria en tomar
posicion entre el ejército de Johnston y Pe-
tersbnrg, principalmente con el objeto de


TOMO III.


le (Iaba ninguna contr~órden.
Oonocida ya la posicion respectiva de los


ejércitos beligerantes, y uni1 vez que sahe-
mos con qué fuerzas y con qué medios con-
taban, veamos ahora cuáles fueron las ope-
raciones militares que precedieron á la toma
de Richmond.


Siendo bastante crítica la situacion ele los
confederados, natural era que tratasen de
si1lir de ella, y por lo tanto, apenas llegó á
su noticia que la mayor parte de la escua-
dra federal operaba contra \Vilmington, los
jefes de Richmond quisieron probar suerte
con sus fuerzas navales. En la noche elel 2;-~
de enero, .Y fi1vorecitlos por la oscu-
ridad, los tres buques blindados Vil'- 1865.
ginia, Fredericksbur.9 y Richmond, seguidos
ele otros cinco, que conducian tres brulotes,
remontaron silenciosamente el rio con objeto
de atacar las baterías de Dutch Gap, pero á
corta distancia del fuerte Brady, halláLase
obstruido el paso por una gran cadena y


otros oóstácu{os amontonaáos a({í por óráen
del general ButIer, y por desgracia de los
separatistas, solo el Fredel'icksbw:q pudo
seguir adelante, pues los tres buques que le


!H




7tíO HISTORIA DE LOS CAP. XXVIII.


seguian embarrancaron, y ya no se pudo seguido de una numerosa fuerza de caballe-
llevar á cabo la espedicion, on la cual se ría, se habia internado por el Alleghanies
perdió un buque, destruido por los federales en direccion á la Virginia Occidental, y
á la mañana siguiente, quedando mas ó me- penetrando en el condado de Randolph, apo-
nos averiados otros dos ó tres. deróse por sorpresa de Beverly y su guarni-


El dia 4 de febrero la caballería de Gregg cion, compuesta de setecientos hombres, de
ocupó á Dinwiddie y avanzó luego hácia los cuales se escapcHon luego unos tres-
I-Iatcher's Run, donde tuvieron lugar varias cientos. Los separatistas cogieron muchos
escaramuzas de poca importancia. La caba- caballos, armas y pertrechos militares, 'j'
llería federal capturó un convoy, pero como destruyeron todo aquello que no pudieron
no todas las fuerzas pudieron cruzar con llevarse ó que tenia poco valor. En 21 de
bastante rapidez el rio por haberse destrui- febrero, el teniente 1\1c Niel, seguido de
do el puente, no se intentó nada mas por un escuadran de caballería, entró en Cum-
entonces. El dia 5 al medio dia, los unionis- berland á las tres de la madrugada, y co-
tas empeñaron un reñido combate con el giendo prisioneros á los generales Kelley y
enemigo, que dominado al nn por el núme- Crook, que se 'hallaban entregados al mas
ro, emprendió la retirada, pero á la tnarlana profundo suefío, los hizo montar á caballo y
siguiente volvió con numerosas fuerzas, y los condujo inmediatamente á Hichmond.
atacó con sin igual denuedo á la caballería de Las pérdidas sufridas en aquella ocasion,
Gregg, así como tambien á las divisiones fueron de poca importancia, pero la facilidad
de Ayres y Crawford, que fueron rechaza- con que se dió tan atrevido golpe de mano,
das hasta el rio, sufriendo considerables revela cuando menos mucho descuido ó poca
11érdidas. Enardecidos con esta victoria, los
confederados acometieron al general Ilum-
phreys, que con su division se hallaba un
poco mas allá de Dabney's Mill (Molino de
Dabney), pero esta vez los federales opusie-
ron tan tenaz resiste~cia, que el enemigo
tuvo que retirarse mal de su grado para
evitar una derro~a. Los unionistas perdie-
ron en estos encuentros unos dos mil hom-
hres entre muertos y heridos, y unos mil
sus adversarios, pero en cambio pudieron
conservar su posicion en las orillas del rio.


Las fuerzas separatistas, que se hallaban
en el Norte de Virginia, se habian mostrado
incansables durante el invierno, pues ape-
nas pasaba dia sin que atacaran las líneas
(le los federales por varios puntos, de tal


modo, que se hacia preciso vigilar
1865. ,


atentamente para evItar una sorpre-
sa. El dia 11 de enero, el general Rosser,


vigilancia por parte de los federales. Es
muy probable que al intentar semejante em-
presa contaran los separatistas con el apo,Yo
de algun traidor .
. El general Sheridan, que se hallaba aun
en el departamento militar del valle de
Shenandoah, habia recibido una órden de
Grant en la que se le prevenia que inaugura-
se la campaüa de 1865 en Yirginia con una
atrevida espedicion, cuyo objeto seria atacar
á Lynchlmrg y cortar las comunicaciones
de los confederados, pero con la condicion
de enviar á Sherman algun refuerzo de
caballería cuando éste lo creyera preciso.
Sheridan salió de \Vinchester el 27 de
febrero á la cabeza de diez mil hombres,
todos montados, y emprendió la marcha
con tal rapidez, que el 2 de marzo se halla-
ba ya cerca de Staunton. El general EarIy
se llalJüt atrincherado en \Vavnesboro con


"




CAP. XXVIII. ESTADOS-UNIDOS. í3J


dos mil quinientos separatistas, y apenas
lo supo Sheridan, avanzó contra el enemigo,
.Y despues de un breve combate le derrotó y
puso en dispersion, cogiéndole mil seiscien-
tos prisioneros, once cañones, diez y siete
banderas y doscientos carros cargados de
municiones y víveres. Los prisioneros fue-
ron enviados á \Vinchester con una escolta
de mil quinientos hombres, y cuando hubo
destruido en parte las vias férreas, Sheridan
continuó su marcha hácia Charlottesville,


en 19 de marzo á \Vhite House, donde per-
manecieron las tropas cuatro dias para des-
cansar. Sherman continuó luego su marcha,
cruzó el Jacobo, y el dia 27 se hallaba ya
en Petersburg, muy á tiempo por cierto
para tomar parte en otras operaciones de
mayor importancia.


Reconociendo claramente el general Lee
que la causa de la Confederacion estaba com-
pletamente perdida si no se concentraban rá-
pidamente todas las fuerzas á nn de dar un


de cUJa plaza se apoderó tambien sin resis- golpe decisivo, derrotando alguno de los
tencia el dia 3 de marzo. Como la noticia de cuerpos de ejército que rodeaban á Rich-
este movimiento habia llegado ya á Lynch- mond, resolvió tomar la iniciativa y atacar
burg, los separatistas hicieron sus prepara- desde luego las líneas del enemigo por 1<-1
tivos de defema, resueltos á oponer una parte de Petersburg. La toma del fuerte
vigorosa resistencia al enemigo, pero no Steedman, que so baIlaua al estremo orien-
contando Sheridan con fuerzas suficientes tal de la ciudad, era de suma importancia,
para atacar un punto de tal importancia, Porcllle una vez dueños de aquella posicion
encaminóse directamente al Jacobo: sus tro- los confederados, seria muy fücil dividir el
pas obstruyeron completamente el canal ejército enemigo obligándole á reconcentrar-
que conduce desde Scottsville á Newmarket, se rápidamente para recobrar sus líneas y
y asimismo inutilizaron la via férrea de obras de defensa, y de este modo quedábales
Lynchburg por ]a parto de Amherst. Cuan- á los separatistas una puerta abierta para ir
tos esfuerzos se hicieron á fin de tomar por á reunirse con las fuerzas de J olmston y ar-
sorpresa los puentes del Jacobo que hay en rollar á Sherman antes de que pudiera re-
Dllguidsville y Hardwicksville, con objeto de cibir refuerzos. En su consecuencia, orga-
cruzar el rio para reunirse con las tropas nizáronse dos divisiones á las órdenes de
de Grant, fueron completamente inútiles, Gordon,.y en la madrugada del 25 do mar-
no solo porque los separatistas ejercian la zo, asaltó este jefe el fuerte Steedman sin que
mayor vigilancia, sino porque era tan cre- Jos unionistas hubieran visto al enemigo ni
cida la corriente á causa de las últimas llu- sospecharan siquiera que se hallaba tan cer-
vias, que no bastaban los pontones de Sher- ca. Tan desprevenida estaba la guarnicion y
man para alcanzar la orilla opuesta. En tan imprevisto fuó el ataque, que antes de
semejante caso, hacíase preciso volver á que se diera una sola voz de alarma invadie-
\Vinchester ó dirigirse á \Vhite House para ron los confederados la fortaleza, arrollando
reunirse con el ala derecha del ejército de completamente á los que trataron de oponer
Grant, y habiendo optado por esto último, resistencia; la mayor parte de los soldados
el jefe unionista pasó por Colombia en 10 quedaron prisioneros, pero otros consiguie-


de marzo, destruyó cuantos puentes ron escaparse aunque con gran dificultad.
1865. .


Y líneas férreas encontró al paso, y Los separatistas se apoderaron de todos los
por la orilla derecha del Paml1nkey llegó cañones del fuerte, y asestándolos á otras




HISTORIA DE LOS CAP. XXYIU.


obras defensivas que se veian desde allí, se la Carolina del Norte. En su consecuenCia,
hicieron dueños asimismo de tres batérías, el dia 27, las tres divisiones que se hallaban
abandonadas á poco por sus defensores. á las orillas del Jacobo, mandadas por el


Por fortuna para los federales, no alcan- general Ord, y que durante tanto tiempo ha-
zaron entonces otro triunfo sus enemigos, bian estado amenazando á Richmond, reci-
pues al atacar al dia siguiente el fuerte bieron órden de trasladarse á las líneas que
Haskell, que estaba un poco mas allá, fue- daban frente á Petersburg, en tanto que los
ron rechazados fácilmente sin poder apode- cuerpos de ejército de \Varren y IIumphreys
rarse de la línea de colinas que se estendian cruzaron por Hatcher's Run y avanzaron
detrás de los fuertes. Por otra parte, los luego á fin de situarse á la derecha de la po-
veinte mil hombres que Lee acababa de reu- sicion del enemigo. Sheridan estaba en la
nir para cooperar en el ataque, no acudieron estrema izquierda, á la cabeza de diez mil gi-
á tiempo, y de este modo se frustró el pro- netes y á las inmediatas órdenes del general
yecto, porque repuestos los federales de su Grant; el cuerpo de ejército de Parke y una
sorpresa, acometieron á su vez la posicion de las divisiones de Ord recibieron órden de
conquistada poco antes por el enemigo, y no guardar las líneas defensivas, y al general
pudiendo este resistir el fuego mortífero que Benham se le confió la custodia de los in-
por todas partes se le dirigía, abandonó apre- mensos depósitos de City Point.
suradamente el fuerte. Las pérdidas por am- En cumplimiento de las órdenes recibidas,
bas partes ascendieron á unos dos mil qui- el cuerpo de ejército de \Varren se puso in-
nientos hombres entre muertos y heridos. mediatamente en marcha, y durante el pri-


1'\0 fué este el único descalabro que sufrie- mer dia no encontró resistencia, pero al
ron entonces los separatistas: convencido el acercarse á las líneas de los confederados, la
general nleade de que para intentar el ata-
q lle de los fuertes se habria visto el enemigo
precisado á emplear una parte de las tropas
que estaban en las líneas defensivas, hizo
avanzar á su cuerpo de ejército, y con tal
denuedo atacó la posicion que tenian los se-
paratistas mas allá del fuerte Steedman, que
los desalojó sin gran dificultad, y de este
modo, en vez de asegurar su retirada, el ge-
neral Lee se encontró en una situacion mas
crítica aun, porque sa seria muy difícil huir
hácia la Carolina del1'\orte.


En 24: de marzo habia dispuesto ya el ge-
neral Grant q ne avanzaran todas las tropas


el dia 29 á fin ele vigorizar el ataque,
1865. 1 dI' no so o porque era e a mayor Impor-
tancia activar las operaciones, sino porque
se hacia de toJo punto preciso impedir que
el general Lee emprendiera la retimda por


division Griffin, que formaba la vanguardia,
fué atacada vigorosamente, lo cual no impi-
dió que se mantuviera firme en su posicion,
y aun rechazase al enemigo, causándole
trescientas setenta b[~as. Warren so atrin-
cheró en el camino de \Vhite Oak para pasar
la noche; IIumphreys, que avanzaba por un
camino muy montañoso, rechazando á su
paso varias partidas confederadas, no habia
podido atacar aun las lineas enemigas, y por
lo que hace á Sheridan, acababa de llegar,
sin encontrar mucha resistencia, á un punto
llamado Five Forks, pero viendo que los se-
paratistas tenian allí fuerzas demasiado nu-
merosa~ para que se les pudiera desalojar,
.volvió á Dinwiddie. Grant, que dirigia el mo-
vimiento general desde su campamento, dis-
puso que \Varren apoyase la, caballería y se
pusiera á las inmediatas órdenes Je Sheridan.




CAP. XXVII!. ESTADOS-UNIDOS.


Durante los dias anteriores habia llovido
copiosamente, sin que dejase de caer agua
hasta el dia 31 de marzo, y de tal manera es-
tabaninundadosloscaminos, que Grant creyó
mas prudente suspender las operaciones por
un par de dias. El general Lee, no obstante,
no pensaba por lo visto del mismo modo,
pues no ocultándosele el peligro que le ame-
nazaba, dejó en Richmond ocho mil hom-
bres á las órdenes de Longstreet, y con el
resto de su infantería, atravesando pantanos
.Y lodazales, voló presuroso en auxilio del ala
derecha de su ejército y sobre todo de su ca-
ballería, que apostada en Stony Oreek, veíase
espuesta á ser arrollada completamente por
Sheridan. El general \Varren habia destaca-
do algunas avanzadas para que ocuparan el
camino de \Vhite Oak, ordenando al mismo
ticmpo al general Ayres que marchase con
una brigada para apoyar el movimiento,
pero á eso de las diez y media de la mañana,
.el general Lee cayó de improviso sobre estas
tropas, que no pudiendo resistir la impetuo-
sidad del ataque, se desbandaron en la mayor
confllsion, temiéndose por un momento otro
descalabro semejante al de Chancellorsville.
Indudablemente se hubiera repetido á no
ser por la division del general Griffin, que
haciéndose fuerte en su posicion, contuvo á
los batallones confederados el tiempo sufi-
ciente para que \Varren reuniera sus diver-
sas tropas y tomara á su vez la ofensiva.
Á poco llegó tambien la division Miles en au-
xilio de los federales, y entonces, dominados
á su vez por el número los separatistas, co-
menzaron á replegarse hácia sus atrinche-
ramientos, no sin dejar muchos prisioneros
en poder del enemigo. Los generales Miles,
Mott y Hays trataron de desalojar á sus ad-
versarios, atacando repetidas veces su po-
sicion por diferentes puntos á la vez, mas
·era esta demasiado fuerte, y preciso fué


que los federales desistieran de su empeño .
. El general Sheridan, que á toda costa


quería sorprender el ala derecha del enemi-
go, habia avanzado entre tanto desde Din-
widdie á Five Forks, y mientras la infantería
de Lee se batia con la de \Varren, avanzó
apresuradamente y pudo tomar la po sic ion
que deseaba. Sin embargo, rechazado Lee,
despues de haber derrotado á su vez á \Var-
ren, destacó á las divisiones de Pickett y
Johnson en direccion á Five Forks, y cayen-
do de improviso estas tropas sobre la divi-
sion Devin y la brigada Davies, apostadas
en dicho punto, las dispersaron á la primera
carga, persiguiéndolas luego hasta Dinwid-
die. Devln se vió precisado á dar un gran
rodeo por el camin9 de I3oydton para ir á
reunirse con Sheridan, y creyendo entonces
los separatistas que aquel era un movimien-
to de retirada, continuaron la persecucion,
sin tener en cuenta que de este modo se es-
ponian á ser atacados á su vez por Sheridan,
como así sucedió en efecto. Las brigadas de
los generales Gregg y Gibbs cayeron de im-
proviso sobre los separatistas, obligándoles
á emprender la retirada, y de este modo De-
vin pudo reunirse con Sheridan. Algunas
horas despues volvió el enemigo á la carga,
y empeílóse de nuevo el combtde, al que vino
á poner fin la oscuridad de la noche; á la
mañana siguiente, cuando los federales es-
peraban que se les acometiese de nuevo, su-
pieron que Lee habia enviado una órden,
previniendo á las tropas se retirasen para
evitar una derrota, muy probable, si se veian
atacadas á la vez por Sheridan y \Varren.


Como se ignoraba aun en el campamento
federal el resultado de la lucha, y se sabia
tan solo que Sheridan se habia visto obliga-
do á retirarse desde Five Forks á Dinwiddie,
no dejaba de reinar cierta alarma. \Varren,
que habia recibido órden tras órden, preví-




¡5i IlISTORIA DE LOS CAP, XXVIII.


niéndole que fuem en auxilio de Sheridan,
destacó inmediatamente á la division Ayres,
pero este jefe se vió detenido á orillas del rio
Gravelly, porque estaba destruido el puente,
y no pudo llegar á su destino hasta el l. o de
ilbril, precisamente cuando se alejaba el úl-
timo escuadron de b caballería separatista,
para reunirse con el resto del ejército. Poco
tiempo despues de retirarse el enemigo, incor-
poróse á Sheridan el general \Varren, segui-
do de sus dos divisiones, y entonces ambos
jefes siguieron avanzando hácia Five Forks.
Sheridan, que se proponia atacar la posicion
de los confederados por tres puntos á la vez,
dispuso que el general Merritt se dirigiese
con su division de caballería hácia la dere-
cha, mientras él marcharia de frente, y
,Varren recibió órden de avanzar por el ca-
mino de '\Vhite Oak, á fin de acometer al ene-
migo por su izquierda, en tanto que el ge-
neral 1\1c Kenzie, con una escasa fuerza de
caballería que acabalm de llegar del Jacobo,
se encargaria de cubrir el flanco derecho de
\Yarren 1) [(r[\, evitar un ataque por ellaclo de
Peterslmrg. Estas órdenes se cumplieron al
pié de la letra; Mc Kenzie rechazó vigorosa-
mente á una escasa fuerza de separatistas
que trató de hostilizarle, y á poco se hallaba
en las cercanias de Five Forks, dispuesto á
tomar l)arte en el ataque combinado.


'\Yarren, sin embargo, no habi[t llegado
aun, y muy descontento Sherid.an por seme-
jante falta de actividad, llegó á creer que
aquel jefe no deseaba cooperar en el ataque.
Eran ya las cuatro de la tarde, no tardaria
mucho en ponerse el sol, y en cuanto ano-
checiese, seria preciso suspender las opera-
ciell1es, porque, sobre no conocer el pais los


rase de sus posiciones. Sheridan, que era un
leon en el campo de batalla, trató de activar
los movimientos de '\Varren, usando de un
lenguaje mas enérgico que cortés, y al fin,
habiendo llegado todo el cuerpo ele ejército
de aquel jefe á la posicion que se le tenia
designada, dióse la órden de comenzar el
[ttuque.


La division Ayres avanzó hácia el camino
de \Vhite Oak, seguida de las tropas de
Crawford y de Griffin, que formaba la reser-
va, pero el segundo de estos jefes, que al
acercarse demasiado á las líneas enemigas
se vió espuesto á un fuego mortífero, se in-
clinó hácia la derecha para guarecerse en
un bosque que bordeaba el camino, sin tener
en cuenta que al separarse de la division
Ayres, iba á dejar un hueco, esponiéndose ti
que el fuego del enemigo aislara unas tropas
de otras, como así sucedió en efecto. Sheri-
dan observaba con la mayor atencion aquel
movimiento, y reconociendo que se acababa
de comprometer el éxito de la jornada por la
indiferencia Ó ineptitud ue \Varren, que en
su concepto no habia dirigido las tropas con
el acierto y resolucion que eran ele espernr,
relevó del mando á dicho jefe en el acto, con-
firiéndosel0 á Griffin (*), cuya division avan-
zó entonces á paso de carga, mientras que
l\Ierritt atacaba al enemigo de frente con toda
su caballería.


Los confederados se mant~lvieron firmes
é hicieron frente á sus adversarios con un
valor digno de mejor causa, pero no contan·
do sino con dos divisiones, á las órdenes de
Pickett y Johnson, es decir, con b mitad elel
número de sus enemigos, podian considerar
como segura la derrota. En pocos minutos


unionistas, er[t el terreno muy montañoso, (') Swinton asegura que el general WmTCI1 fuó rcleva-
y llor lo -tanto no quedaba otro remedio sino do del mando des]Jues de la acrían, pero Sheritlan no lo


1 d' . , t d d 1 decía así en EU parte oflcial. Al hacer 'Varren su defensa, e~l)er[tr e ][t swmen e an o uO''lr con' . ... .' ~ , o,' r ,oc . I sostUYO que no reclblO la orden ue Shcnu[\n, hasta despUéS
esto a que el enemIgo se re~orzara ü se reü- 1 de terminada la hahllla,




CAP. XX"lll. ESTADOS-CNIDOS.


la division Ayres, que atacaba por el flanco
izquierdo, se apoderó de las trincheras, co-
giendo mil prisioneros; Griffin hacia otro
tanto poco mas ó menos por ht derecha, y
Crawford, que apenas encontraba resisten-
cia, cayó sobre el centro, y apoderándose de
cuatro cañones, dió luego una vuelta para
cortar al enemigo la retirada si era posible.
Los separatistas, batidos en todos los puntos,
huyeron en distintas direcciones desordena-
damente, y la caballería les persiguió hasta
mucho despues de anochecer. El número de
prisioneros, sin contar las otras bajas, ascen-
dió á cinco mil, y los unionistas perdieron
mil hombres entre muertos y heridos, pero en
cambio desbarataron el ala derecha del ejér-
cito de Lec. El brigadier general \Vinthrop,
uno de los j efes federales, fué de los prime-
ros que perdieron la vida en la refriega.


Terminada la accion, ,Sheridan ordenó á
Griftin que fuera á tomar posicion con dos
divisiones cerca de la iglesia de Gravelly,
si tuada á pocas millas mas allá de Peters-
lmrg, principalmente con el fin de ponerse
en comunicacion con el resto del ejército, en
tanto que la caballería de Me Kenzie mar-
charia al camino de Ford para situarse
cerca del rio. Dadas estas órdenes, y aun
cuando era ya de noche, dispuso Grant que
las baterías levantadas frente á Petersburg
rompiemn el fuego inmediatamente, y á los
pocos momentos comenzó el bombardeo, que
.anunciaba la reciente victoria de los federa-
les. \Vright, Parke y Ord, que no habian
abandonado sus atrincheramientos, recibie-
ron entonces órden de avanzar al asalto, y


así lo hicieron en la madrugada del
1.855. d . 2 e abrIl. Parke, á la cabeza de su


\Vright, que acometió por el flanco izquier-
do, apoyado por dos divisiones del generul
Ord, lo arrolló todo á su paso, cogiendo va-
rios cañones y algunos miles de prisioneros,
y por último, otra di vis ion forzó las líneas
de los separatistas por el rio, mientras los
generales Ord y Gibbon se apoderaban de los
fuertes Gregg y Alexander, en los cuules
fundaban principalmente sus esperanzas los
separatistas, para la defensa de Petersburg.
El general Humphreys, con sus dos divisio-
nes, contribuyó á vigorizar este brilJante
ataque.


Cuando supo Sheridan cuál habia sido el
éxito de la jornada, no creyó necesario con-
servar á su lado tantos refuerzos, y por lo
tanto dispuso que la division Miles marcha-
ra á reunirse con su cuerpo de ejército, y
sola-se quedó con la caballería y demás tro-
pas de vVarren. Poco despues del medio dia,
el enemigo habia evacuado todas las posi-
ciones que ocupaba al Sur de Hatcher's Run
para replegarse al Oeste, en la direccion de
Sutherland's Station (Estacion de Suther-
land), y mientras se efectuaba esta retirada,
dos fuertes columnas del cuerpo de ejército
de Hill acometieron resueltamente á la di vi-
sion Miles. Trabóse entonces un sangrien-
to combate, que amenazaba prolongarse y
ser funesto para los unionistas, cuando lle-
gó en auxilio de estos una division destaca-
da por Meade y otra de Shel'idan. Miles
volvió á tomar la ofensiva, y esta vez los
separatistas, atacados de frente y de flanco,
abandonaron el campo de batalla, dejando
en poeler de los vencedores unos seiscientos
prisioneros, su artillería y algunas ban-
deras.


-cuerpo de ejército, se apoderó bien pronto de El general Longstreet, que hasta entonces
la línea estarior de las fortificaciones enemi- no habia abandonado un momento las forti-
gas, mas no pudo tomar la segunda por ha- ficaciones de Richmond, levantadas en la
bérsele opuesto una desesperada, resistencia; parte Norte elel Jacobo, se reunió luego con




7Js HISTORIA DE LOS CAP. XXYIII.


el general Lee en Petersburg, y poco despues
se dió á Hill órden de acometer al enemi-
go p~ra ver si era posible recobrar algunas
de las obras defensivas tomadas algunas ho-
ras antes por Parke. El ataque fué tan vi-
goroso y resuelto, que algunas de las tropas
que guardaban á City Point recibieron órden
de marchar inmediatamente en auxilio de
los federales, sin lo cual seguramente 110
lw.oria sido muy fácil rechazar á los confe-
derados. En esta refriega, y al practicar un
reconocimiento el general Hill, cayó mor-
talmente herido y exhaló el último aliento
en el campo de batalla. Hill era uno de los
oficiales mas entendidos y valerosos elel
ejército de Lee.


Ya hemos dicho que las dos divisiones de
Hill, que estuvieron á punto de derrotar á
Miles, tuvieron luego (lue abandonar el cam-
po de batalla, dominadas por el número de
sus enemigos, y ahora aüadiremos que al
emprender la retirada aquellas tropas, si-
guieron b direccion del AppomaHox en cum-
plimiento de las órdenes do Lee, al cual no
se le ocultaba que no era ya posiole con-
senar á Petersourg. Sus pérdidas ascen-
dian lo menos á diez mil hombres, y la..des-
truccion del aht derecha de su ejército le
esponia á una derrota segura si no tomaoa
nna pronta deierminacion. En su conse-
cnencia dispuso que las tropas evacuaran á
Petersburg para replegarse sobre Danville,
pues ya se habia previsto el caso por los
jefes del ejército, y tanto es así, que MI'. Jcf-
ferson Davis acabalJa de abrir una almone-
da para vender todo su moviliario y seguir
al ejército. En un consejo de guerra celebra-
do en Richmond el 29 de marzo anterior,
bajo ht presidencia del mismo Jefferson Da-
vis, el general Lee y los miembros del gabi-
nete convinieron en que no era posible de-
fender llor mas tiempo unas líneas tan


estensas, que iban prolongándose sin cesar
hácia la derecha segun avanzttba el enemi-
go. Cierto es que no faltaban defensores,
pues aun habia sesenta mil hombres dispo-
nibles, y además hallábase cerca el ~jército
de Johnson con otros cuarenta mil, pero
aun con estos cien mil hombres, hulJiera sido
difícil sostener un sitio en regla, porque la
posicion era demasiado estensa, la plaza
carecia de una ciudadela central, .y aquellas
fuerzas no bastaban seguramente para cu-
brir unas líneas de defensa que desde Five
Forks hasta la parte Norte de Richmond
no median menos de setenta á setenta y
cinco millas do longitud. Prescindiendo de
esto, la guarnicion no era suficientemente
fuerte para inteniar la ofensiva sobre un
punto cualquiera de la línea del enemigo,
pues este se hallaba perfectamente atrin~
cherado, y se corria el riesgo de sufrir umt
sensible derrota. Debe tenerse tambien en
cuenta que la desmoralizacion habia hecho
en el ejército rápidos progresos; cierto es
que las tropas se sujetahan á h disciplina .Y
atacaban con yigor al enemigo, mas cuando
se veian cercadas ó en peligro, desbanclá-
banse, y los soldados se dejaban coger por
centenares y hasta por miles, como así lo
probaban las masas de prisioneros conduci-
dos diariamente á City Point. Es fama que
iban los soldados tan hambrientos, que no
se necesitaba guardia para evitar que se es-
capasen de la prision; las raciones que se
les distribuian eran los mejores carceleros.
En cuanto á la poblacion de Richmond, :ya
hemos indicado que su situacion iba siendo
cada vez mas crítica: los ricos habian llega~
do á ser pobres, las familias acomodadas se
hallaban sumidas en la mas espantosa mi-
seria; los víveres escaseaban; no habia mas
dinero que el papel moneda, el cual apenas
tenia valor alguno, y, en una palabra, para




CAP. XXVIII. ESTADOS-UNIDOS. 757


que se comprenda cuán angustiosa era para salió inmediatamente del .templo, y pocos
todos la situacion, baste decir que un pan minutos despues fueron llamadas otras mu-
llegó á valer cien duros y un jamon rancio chas personas que tambien se hallaban en 1a
quinientos. Una caja de fósforos costaba dos iglesia. Bien pronto circuló por todas partes
duros; los demás artículos de primera nece- el rumor de que el enemigo atacaba la ciu-
sidad se vendian á precios fabulosos, y aun dad misma; comenzó á cundir el pánico de
así no habia víveres para todos los que quc- un estremo á otro de Richmond, y á las dos
rlan comprar. ó tres horas reinaba la mayor confllsion


Teniendo en consideracion todos estos in- hasta en las calles mas lejanas. Llegada la.
convenientes, el consejo de guerra confede- noche, las llamas del incendio y el ruido de
rado opinó que para prolongar la lucha no las esplosiones producidas á consecuencia de
quedaba otro medio sino abandonar aquella haberse pegado fuego al arsenal y á los di-
desgraciada ciudad y retirarse al interior del versos depósitos de municiones, contribuye-
pais, á una posicion mas desembarazada ron á sembrar el espanto en la ciudad, que
que Richmond, y puesto á discusion este bien pronto iba á verse abandonaela por to-
punto, acordóse por unanimidad trasladar dos los habitantes. Al llegar aquí, y como
el Gobierno á Danville. En su consecuencia, por mas que nos estEmdiéramos al hablar de
todos los inmensos archivos del Capitolio, la úl~~ma noche' que pasó el Gobierno de
las prensas para hacer billetes, y los efectos Jefferson Davis en Richmond, pareceria pá-
de las oficinas, fueron trasladados inmedia- lida nuestra descripcion, comparada con let
tamente á dicho punto por el camino de de un testigo ocular, copiaremos á Pollard,
hierro, y al mismo tiempo se espidieron las que refiere detalladamente los principales
órdenes. oportunas al general Ewell, jefe hechos ocurridos en Richmond al alJando-
de la guarnicion, para que destruyera los nar los confeelerados el último baluarte de 1a
puentes del Jacobo, así como tambien los rebelion. Hé aquí en qué términos se es-
arsenales y los polvorines, cuando las tro- presa:
pas hubieran evacuado completamente la «Hombres, mujeres y niños salian preci-
ciudad. pitada mente de las iglesias ó de las casas,


En la mañana del domingo, 2 de abril, anunciándose mútuamente que el enemigo
precisamente á los pocos momentos de ha- estaba á las puertas de Richmond y que


berse empezado la batalla de Five . era preciso evacuar la ciuelad. Muchos no
1865. 1"orks, el Presidente de la Confede- daban crédito á semejante noticia, y al con-
racion, Mr. Jefferson Davis, que estaba en la templar el puro azul elel cielo en aquel mag-
iglesia, recibió un parte del general Lee, en nífico dia de primavera, al ver que no cir-
el cual le manifestaba, que rotas sus líneas culaban tropas por las calles, y que nada
por tres puntos á la vez, y atendida su crÍ- turbaba la aparente tranquilidad de la capi-
tica situacion, iba á espedir las órdenes para tal de la Confederacion, parecíales imposible
que se emprendiera la retirada hácia Dan- que á las pocas horas debiera hallarse Rich-
ville en la noche siguiente. Al recibir este mond en poder del enemigo y envuelto entre
mensaje, Jefferson Davis, que escuchaba las llamas de una espantosa conflagracion!
atentamente el sermon, no pronunció una » Sin embargo, llegada la noche, preciso
palabra ni dió á conocer su emocion, pero fué que los mas incrédulos se convencieran:


TOMO IIJ. 93




HISTORIA DE LOS CAp. XXVfIl.


por todas las calles comenzaron á cruzar
wagones cargados de cofres, grandes cajas
y toda clase de efectos que se conducían á
Danville por órden del Gobierno, y todos los
que vieron esto hicieron entonces sus prepa-
rativos para abandonar inmediatamente la
ciudad. El precio de los vehículos subió de
pronto de una manera exorbitante, y llega-
ron á pagarse diez, quince y hasta cien du-
ros, en oro ó papel del Gobierno federal, por
el carro mas insignificante. De repente, y
como por arte de encantamiento, vióse apa-
recer 'por diversas calles una multitud de
hombres, detrás de los cuales caminaban
esclavos negros, llevando baules, fardos y
equipajes de todas clases; el número de fugi-
tivos era cada vez mas numeroso, y se atro-
pellaban unos á otros por tomar la delantera
para abandonar antes la ciudad. rrüdos los
Bancos de Richmond se abrieron al momen-
to, y los imponentes se apresuraron á sacar
sus fondos, mientras los directores se ocu-


no se pudo evitar que algunos merodeado-
res y gentes de mal vivir se apoderasen de
varios frascos y botellas, y abusasen de
la bebida. Desde aquel momento comenzó
á reinar el mas espantoso desórden y se
cometieron toda clase de violencias; muchos
almacenes fueron saqueados; á los duefíos
de algunas casas se les robó impunemente
cuanto tenian, y los gritos y los lamentos de
las víctimas contribuyeron á la confusion que
reinaba en la ciudad.


»Pero aun debian aumentarse los horro-
res de aquella escena: el general Ewell ha-
bia espedido una órden para que se pegara
fuego á las cuatro principales fábricas de
tabaco de la ciudad, y aunque á última hora
se organizó un Comité de ciudadanos á fin
de protestar contra semejante medida, que
iba á causar graves perjuicios á una parte
del comercio de Richmond, no se quisieron
escuchar da ningnn modo las observaciones
de los reclamantes, y los ciudadanos hubie-


paban en recoger sus documentos y papeles ron de someterse á la fuerza, aun cuando se
mas importantes. Miles de duros en papel tratabít de la destruccion de sus bienes. Así,
moneda fueron quemados en aquella ocasion, pues, los almacenes fueron quemítdos; los
y cuando llegó la noche, reinaba una confu- buques que habia en el puerto, entre los cua-
sion tan espantosa en la ciudad, que ningun les se contaba el Patricio Enrique, de re-
habitante pudo entregarse al suefío. ciente construccion, quedaron reducidos á


'ji El Consejo de la Confederacion se habia cenizas, y no dejó, en fin, de inutilizarse
reunido por la tarde, y acordó que se inutili- hasta el mas insignificante barco de los que
zasen todos los licores que hubiese en la ciu-i se hallaban CIl el muelle de Richmond. Los
dad, á fin de evitar los desórdenes que pudie- puentcs que habia fuera de la ciudad su-
ran causar los que abusasen de las bebidas frieron la misma suerte: el de Danville; el
espirituosas. A eso de la media noche comen- de Petersburg,. y el de Mayo, que se comu-
zó la obra de destruccian, dirigida por Comi- nicaba con Manchester y servia para cruzar
tés de los principales ciudadanos; muchos á la orilla opuesta del Jacobo, fueron todos
centenares de toneles fueron sacados á la ca- pasto de las llamas.
11e, y abiertas las espitas, dejóse correr libre- »Por la mafíana ofrecióse á la vista del
mente el contenido; magníficas cajas llenas espectador una escena que difícilmente se
de botellas de toda clase de licores fueron podia olvidar. El ronco fragor de los edifi-
arrojadas á la calle desde los pisos mas al- cios que se desplomaban; el rojizo resplan-
tos, pero en medio de toda esta destruccion dor de las llamas que iluminaban la ciudad




CAP. XXVIII. ~;STADOS-UNIDOS. 75'.1'


entera; los hom br(~s que corrian de un punto
á otro, semejantes á una legion ele demonios,
en medio de las espesas nubes de humo que
envolvían los objetos, todo, en fin, formaba
un conjunto imponente que hubiera impues-
to pavor al mas escéptico y que no basta
nues~ra pluma para describir.


»Centenares de carros cargados de tocino,
harina y aguardiente, pasaban á escape por
las calles para ir á reunirse con ]a retaguar-
dia del ejército, y cerca de los depósitos de
víveres, veíase una multitud hambrienta, de
hombres, mujeres y niños, que provistos de
sacos y cestas, esperaban ansiosos que se
abrieran las puertas para apoderarse ele todo
a,quello que los fugitivos no se habian podi-
do llevar. Al rayar la aurora, abriéronse los
depósitos, y lanzando un grito que atronó el
espacio, penetró en ellos la multitud, que en
pocos minutos hizo desaparecer las inmensas
cantidades de tocino, harina y otros comes-
tibles puestos á su disposicion por órden del
Gobierno. »


Las líneas que tenian los federales frente
á Richmoncl, por la parte Norte del Jacobo,
estaban ocupadas por el general vVeitzel y
las divisiones de Kautz, Ashborne y Tho-
mas, cuyos jefes debian simular repetidos
ataques á fin de que, creyendo el enemigo
que se iba á dar el asalto, concentrase por
aquel punto sus fuerzas, mientras el resto del
ejército atacaria realmente al enemigo por
la parte de PeterslJUrg. Estas instrucciones
fueron cumplidas al pié de la letra, aun
cuando se supo que el general Longstreet,
comprendiendo sin duda la estrategia de
Grant, habia marchado con parte de sus
fuerzas en auxilio de Lee. \Veitzel, no obs-
tante, persistió en simular sus ataques, y
á no dudarlo, estaba muy lejos de sospechar
que las tropas confederadas iuan auando-
nando poco á poco sus obras de defensa


para ir á reunirse con el resto del ejército 1
que se retiraba apresuradamente. En la ma-
drugada del 2 de abril, sin embar-


1.865.
go, y cuando la mayor parte de las
tropas se hallaba entregada al reposo, el ge-
neral Weitzel, que vigilaba aun atentamen-
te, oyó el estruendo de las esplosiones que
se repetían á cada momento, y habiéndole
llamado esto la atencion, mandó al teniente
Depeyster que subiera á la torre de señales,
cuya elevacion era de setenta piés, para ver
lo que pasaba. El oficial bajó al poco tiempo
y manifestó que se veia un gran resplandor
en la direccion de Richmond, pero que no
podia asegurarse si aquel provenia ó no
de un incendio. Entonces, y deseando á toda
costa salir de duda,;:;, trató se de sorprender
algun piquete del enemigo, lo cual se con-
siguío á eso de las tres de la madrugada,
mas no se pudo con esto averiguar lo que
sucedia, pues los soldados dijeron que no
sabian dónde estaba su regimiento ni su
jefe. El general Shepley, del estado mayor
de \Veitzel, dedujo entonces que los separa-
tistas estaban evacuando á Richmoncl, y en
efecto, media hora despues, confirmó se esta
conjetura por un desertor y un negro que se
presentaron en las líneas de los federales. Sin
embargo, era preciso proceder con la mayor
prudencia, y se creyó oportuno esperar la
llegada del dia para poner á las tropas en
movimiento, pues sabíase de cierto que los
separatistas habian sembrado el camino de
balas esplosivas y otros proyectiles inflama-
bles, y hubiera sido muy peligroso empren-
der la marcha en medio de la oscuridad.


Por fin amaneció, y entonces el general
Weitzel dió la órden de avanzar á todas sus
tropas, que á poco invadieron las abando-
nadas líneas del enemigo. El jefe unionista
no pudo menos de admirar aquellas obras de
defensa, casi inespugnables, por su SÓ1i~~a0 _:.~


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7GO HISTORIA DE LOS CAP. XXVIII.


ingeniosa construccion; todos se convencie- riódicos, y en fin, todos los edificios mas
ron entonces de que e] tomarlas hubiera cos- notables, se hallaban reducidos á un infar-
tado mucha sangre, y desde luego se com- I me montan de ruinas. Las pérdidas de los
prendió que las pérdidas de los Sitiadores: particulares debian ascender tambien á mu-
habrían sido al fin diez veces mayores que chos millones de duros, pues quedó comple-
las de los sitiados. tamente destruida una tercera parte de la


Á las seis de la mañana, el general \Veit- ciudad; la prision de Libby, el castillo de
zel, seguido de su estado mayor y de sus tro- Thunder y la fundicion de hierro de Trede-
pas, penetró en los primeros arrabales de la gar, no sufrieron en lo mas mínimo, á pesar
ciudad, iluminada aun con los resplandores de hallarse situados en el punto donde mas
del incendio, y pocos momentos despues la estragos hizo el devorador elemento. Toda
bandera de la Union ondeaba en el Capitolio, esta destruccion no impidió que los unionis-
donde el Congreso Confederado habia cele- tas se hicieran dueños de un rico botin: el
brado sus sesiones desde el mes de julio de número de prisioneros ascendia á mil, inclu-
1861. Entusiastas aclamaciones saludaron sos los enfermos que se hallaron en los hos-
la aparicion de aquella insignia qu~ anun- pitales, y además se cogieron quinientas
ciaba el triunfo de los unionistas. Mr. Jeffer- piezas de artillería, cinco mil armas de to-
son Davis habia abandonado la ciudad el día das clases, treinta locomotoras, trescientos
anterior, seguido de casi toda la oficialidad! carros cargados de municiones, y otros mu-
y de los miembros del Congreso, así como chos efectos de campaña.
tambien de Mr. Guillermo Smith, goberna- Algunas horas despues de haber ocupado
dor de Virginia, y por lo tanto, se efectuó la el ejército la capital de la Confederacion, ha-
ocupacion sin la menor resistencia. Muy le- bia circulado ya por todo el pais la noticia
jos de esto, hubo seguramente muchos que de la toma de Richmond, y bien pronto la
recibieron á los federales como libertadores, confirmaron los telégramas del Presidente
si bien no faltarian en cambio otros que hu- Lincoln, que se hallaba entonces en City
bieran preferido ver entrar en Richmond á Point, y del Secretario de la Guerra, que es-
los federales como prisioneros de guerra. taba en \Vashington. Las oficinas públicas


Segun era de esperar~ lo primero que se se cerraron inmediatamente, suspendiéronse
hizo fué adoptar las medidas mas oportunas los negocios, y todos aquellos que tenia n
para restablecer el órden: al general Shepley motivos para celebrar el triunfo de la causa
se le nombró gobernador, y al teniente coro- nacional, y que deseaban con ansia que
nel J\Ianning preboste; cortáronse los incen- se terminase la guerra, solo se ocuparon
dios con toda la rapidez posible, y se dicta- desde aquel momento en adquirir noticias,
ron, en fin, cuantas disposiciones parecieron sin dudar por un momento que la toma de
mas urgentes para que la ciudad adquiriese Richmond era el golpe de muerte para la
la tranquilidad interrumpida algunas horas Oonfederacion. En Nueva-York se llenaron
antes. La conflagracion habia causado gran- al momento de gente todas las calles; á
des destrozos en Richmond, pues sin contar cada paso se encontraban animados grupos
los almacenes y depósitos, la casa de cor- que con ávida curiosidad escuchaban aten-
reos, las oficinas del Tesoro, las de los prin- tos la lectura de los últimos despachos y te-
cipales bancos, las redacciones de los P3- légramas que se acababan de recibir; en las




CAP. XXVIII. ESTA DOS-UNITlOS. 761


iglesias de la Trinidad y de San Pablo co-
menzaron á repicar las campanas alegre-
mente, y en una palabra, diremos que en
todas las grandes ciudades de la Union su-
cedió poco mas ó menos lo mismo_ La ale-
gría era universal, y se quiso celebrar el
fausto acontecjmiento con públicos regocijos,
sin que nadie pensara en vengar antiguas
injurias de aquellos á quienes una loca am-
bicion había inducido á combatir contra la
República y el Gobierno.


Precisamente el lunes, ::3 de abril, era el
dia señalado para las elecciones de Connec-
ticut, uno de los Estados donde siempre se
presentó mas fuerte la oposicion, pero el úl-
timo triunfo de los unionistas debia asegu-
rar tambien la victoria del Gobierno, é inútil
parece decir, que tanto en Connecticut como
en los demás puntos triunfó el partido repu-
blicano por una gran mayoría.


Como era de esperar, los separatistas aban-
donaron á Petersburg al mismo tiempo que
se efectuaba la evacuacion de Richmoncl, y
esto con tal sigilo, q!le los piquetes federa-
les que se hallaban á un tiro de la ciudad
no se apercibieron del movimiento, pues no
hubo incendios ni esplosiones que dieran á
conocer la retirada de las tropas. Los unio-
nistas penetraron luego en Petersburg sin
oposicion alguna, pero en cambio se les hizo
un recibimiento muy frio, y solo los negros
contestaron con alegres aclamaciones á los
gritos de triunfo del venceclor.


Entre tanto, los hombres de gobierno de la
Confederacion se dirigian hácia Danville, en
cuyo punto pensaba concentrarse Lee con el
resto de su ejército cuando se hubiese reunido
con las fuerzas del general J ohnston, pues de
este modo se podria, cuando menos, oponer
una enérgica resistencia al enemigo si per-
sistia en la persecucion. Entonces fué cuando
Grant, de cuya capacidad militar dudaban


muchos, probó de una manera irrecusable
que era un entendido general, y que no en
vano habia puesto en él toda su confianza el
Gobierno: el jefe unionista comprendió des-
de luego que atacando de frente á Lee, le
hubiera obligado á concentrarse antes en
Lynchburg ó Danville, y como precisamente
era esto lo que queria evitar, resolvió tomar-
le la delantera, á fin de cortar toda retirada
al ejército enemigo, que no contaba ya para
su defensa con los formidables atrinchera-
mientos de Richmond ó Petersburg. El ge-
neral Grant había tomado, pues, sus disposi-
ciones, y ya veremos 1 uego por su resultado
cuán acertadas fueron, y cuán oportun~s
para acabar de una vez la guerra con la Con-
federacion.


El ejército separatista, reducido por sus
numerosas pérdidas y sus deserciones á un
efectivo de treinta y cinco mil hombres á lo
mas, habia llegado entre tanto á Chester-
field, y desde este punto se dirigió rápida-
mente hácia Amelia, donde el general Lee
pensaba encontrar víveres que habia man-
dado pedir á Danville, pero no habiendo
llegado aquellos por haberse empleado los
carros para conducir á los fugitivos que
abandonaban á Richmond, viéronse las fa-
tigadas tropas privadas hasta del alimento,
en un pais donde escaseaban los artículos de
primera necesidad. Así pues, mientras Lee
perdia dos dias en Chesterfield, esforzándose
por encontrar algunos víveres para sus ham-
brientos soldados, Sheridan, avanzando rá-
pidamente por el Sur de Amelia, acababa de
ocupar el camino de hierro de Danville por
la parte de Jetersville, despues de dispersar
á su paso algunas partidas sueltas de la ca-
ballería que habia tomado parte en la bata-
lla de Five Forks. Sheridan concentró sus
tropas en Jetersville, dispuso que se atrin-
cherase la infantería, y apoyada esta por la




7li2 HISTORIA DE LOS CAP. XXVIII.


caballería,preparóse á .cerrar él paso á Lee,
hasta que llegaran Grant y Meade, para
aniquilar de una vez al ejército enemigo.


Este último jefe no llegó hasta el 5
1.865. de abril, en cuyo dia se hallaba aun
Lee en Amelia, y á esta circunstancia se de-
bió principalmente que los víveres recogidos
en Lynchburg y Danville pará el ejército se-
paratista, fueran interceptados por los fede-
rales, que de este modo privaban á sus ene-
migos del socorro mas necesario.


El general Lee salió de Amelia á la caida
de la tarde del dia 5 y se dirigió directamen-
te hácia Farmville, á fin de cruzar el Appo-
mattox y ponerse, si era posible, fuera del
alcance de sus perseguidores, pero segun
veremos, este plan no se debia realizar. El
general Davies habia alcanzado en el camino
de Paine los trenes del general Lee, y des-
pues de destruir ciento ochenta wagones, se
apoderó de cinco piezas de artillería, á pesar
de que las primeras avanzadas del ejército
separatista trataron, aunque inútilmente,
de cercar á la caballería federal. Reforzada
esta á poco por las brigadas de Gregg y
Smith, obligó al enemigo á retroceder, yen-
tonces los unionistas se retiraron á Jeters-
ville, donde estaba ya concentrado casi todo
el ejército. En la mañana del dia siguiente,
6 de abr-il, los generales Sheridan y .l\Jeade
se lanzaron de nuevo en persecucion de los
confederados con mas actividad que nunca.
La division Crook avanzó rápidamente há-
cia Deatonsville, á cuyo punto habia llegado
poco antes el general Lee, y aunque éste
contaba con fuerzas mas numerosas, Crook
le atacó sin vacilar, solo con el objeto de en-
tretenerle hasta que vinieran las demás tro-
pas. El resultado no era dudoso: Crook fué
rechazado desde luego, pero entre tanto llegó
una division de caballería, á las órdenes de
Custer, y reunidas estas fuerzas, consiguie-


ron romper la línea de los confederados, co-:-
giendo muchos prisioneros y diez y seis pie-
zas de artillería. De este modo, el cuerpo de
ejército del general Ewell quedó separado
del de Lee, y su vanguardia se vió atacada
de improviso por el coronel Stagg, en cuyo
auxilio llegó á poco la divisiQn del general
Seymour. Ewell opuso una vigorosa resis-
tencia, y la infantería federal fué rechazada
al principio, sufriendo pérdidas considera-
bles, pero las fuerzas enemigas eran tan nu-
merosas, que los intrépiJos veteranos de
Ewell, cercados y acosados ;por todos los
puntos á la vez, y sin esperanza alguna de
salvarse, arrojaron sus armas y se rindieron.
El mismo Ewell y otros cuatro generales se
hallaban entre los prisioneros, cuyo número
ascendia á seis miL


Mientras los separatistas eran batidos por
este punto, el general Ord, que habia salido
poco antes de Jetersville, alcanzaba á la co-
lumna del general Lee, cerca de Farmville,
en el momento en que se disponia á cruzar
el rio. La vanguardia de Ord, compuesta de
dos regimientos de infantería y un escuadron
de caballería, á las órdenes del brigadier ge-
neral Teodoro Read, atacó resueltamente á
los confederados con el objeto de entorpecer
su marcha, y hasta intentó cortar los puen-
tes, pero aquellos se arrojaron tan furiosa-
mente sobre sus enemigos, que les obligaron
á retroceder en el mayor desórden, causán-
doles numerosos muertos, entre los cuales se
contaba el mismo Read. Este ataque retra-
só algun tanto la marcha del ejército separa-
tista, mas no impidió que Lee cruzara al dia
siguiente el Appomattox por Farmville, y
habiendo caminado durante toda la noche,
dejó muy atrás á sus perseguidores. Por
desgracia para los fugitivos, los mas de ellos
estaban estenllados de hambre y cansancio;
los caballos caian muertos á cada paso; de




cAp. XXVIII. ESTADOS-UNIDOS. 7m
un momento á otro iba á ser necesario aban- cherado los separatistas levantando varias
donar una parte de la artillería, yasí es que baterías que dominaban el camino de Lyneh-
mientras la vanguardia se hallaba ya á mu- burg, de tal modo, que habria sido muy peli-
cha distancia del rio, la retaguardia no habia groso para los federales avanzar de frente al
cruzado aun á la orilla opuesta. ataque de aquella nueva posiciono Humphreys


Durante la noche del 6, la mayor parte de trató de dar un rodeo para sorprender al ene·
los jefes y oficiales del ejército fngitivo se migo por su retaguardia, mas no contando
reunió para discutir acerca de su desespera- con suficientes fuerzas para esto, dispuso que
da situacion, y todos convinieron unánime- el general Miles atacara por el flanco derecho
mente en que era preciso capitulitr. El ge- mientras él trataria de distraer á Lee por el
neral Lee no estuvo presente en aquella reu- centro. Sucedió lo que era de esperar: los
nion, pero el general Pendleton se encargó unionistas fueron rechazados con una pérdi-
de comunicarle el acuerdo de aquel consejo da de seiscientos hombres, y hubo que lamen-
de guerra. tar la muerte del brigadier general Smith


Mientras sucedia esto, el general Grant, y del mayor MilIs, sin contar que otros va-
como si quisiera evitar á Lee la humillacion rios jefes de distincion quedaron gravemente
de proponer condiciones para rendirse, envia- heridos. Cuando lDs federales volvieron á
ba al general confederado la siguiente carta: tomar posicion~ era ya demasiado tarde para


«.Farmville 7 de abril de 1865. acometer de nuevo al enemigo, y entonces
Lee, aprovechando la oscuridad, continuó


»Al general Lee: su retirada, no sin enviar antes á Grant la
»General: los acontecimientos de la sema- contestacion á su carta. concebida en estos


na última deben bastar para convenceros
que seria completamente inútil seguir opo-
niendo resistencia en esta lucha con los res-
tos de vuestro ejército de la Virginia del
Norte. Persuadido de esto, considero como
un deber evitar toda responsabilidad por la
sangre qne pudiera aun verterse, y por lo
tanto me apresuro á proponeros la rendicion
de la parte del ejército que se halla á vues-
tras órdenes.


»Con este motivo se ofrece respetuosamen·
te como vuestro afectísimo servidor,


»El teniente general de los ejércitos de la
Union,


»Utises Gmnt.»


términos:


«7 de abril de 1865.
»General: he recibido vuestra carta de


ayer. Aunque no estoy en un todo conforme
con vuestro parecer respeeto á la imposibili-
dad de resistirme por mas tiempo con mi
ejército de Virginia, deseo no obstante como
vos, evitar una inútil efusion de sangre. Así
pues, antes de tomar en cuenta vuestra pro-
posicion, tened la bondad de manifestarme
cuáles serian vuestras condiciones si me rin-
diese con mi ejército.


»R. Lee.
»Al teniente general Ulises Grant.»


Á esta carta contestó en el acto el gene-
Lee recibió esta carta por la noche, preci- ral Grant con la siguiente:


samente cuando el general Hllmphreys aca-
baba de hacer alto á cuatro ó cinco millas «Al general R. Lee.
de Farmville, en cuyo punto se habian atrin- »General: acabo de recibir vuestra carta




7G1. HISTORIA DE LOS CAP. XXVIII.


de anoche, en contcstacion á la mia, y en la
que me preguntais bajo qué condiciones acep-
taria la rendicion del ejército de Virginia.
Debo deciros, en primer lugar, que obtener
la paz es mi mas vehemente deseo, pero hay
una condicion en la que debo insistir princi-
palmente, y esta es, que los oficiales y solda-
dos que se rindan, se obliguen solemnemen-
te á no hacer armas en lo sucesivo contra el
Gobierno de la Union. Si os parece, celebra-
remos una conferencia, ó bien nombraré va-
rios oficiales que se entenderán con los que
elijais, en el punto que os convenga, para
fijar definitivamente las condiciones bajo las
cuales deberá efectuarse la rendicion del
ejército de la Virginia del Norte.


» El teniente general ~
TRises Grant.»


El general Sheridan, entre tanto, continua-
ba la persecucion, seguido de dos divisiones
de Merritt, con objeto de alcanzar á Lee an-
tes de que pudiera llegar á Danville, pero
habiéndose cometido la imprudencia de dejar
nI general CroQk solo con parte de una di-
vision, este jefe, que á duras penas consiguió
cruzar el Appomattox por muy cerca de
Farmville, fué rechazado luego en dicho
punto por algunas fuerzas confederadas, que
cogieron prisionero al general Gregg, des-
pues de haber derrotado completamente á
sus enemigos. En la mañana del dia 8, no
obstante, continuó la persecucion con mas
actividad que nunca: dos cuerpos de ejército
á las órdenes del general Meade, se dirigie-
ron hácia el Norte del Appomattox, siguien-
do de cerca la pista al enemigo; Sheridan
marchó con su caballeríp, en direccion á
Lynchbllrg, y los cuerpos de ejército de Ord
y de Griffin siguieron á esta última fuerza,
aun cuando, como es de snponer, Vleronse
bien pronto separados de Sheridan por una


inmensa distancia. Cuando este jefe y Crook
hubieron vuelto á cruzar el Appomattox,
concentraron sus tropas en Prospect Station
(Estacion de Prospect), y se ,dió órden á la
division Merritt para que avanzara hácia el
camino de Lynchburg, que dista solo cinco
millas del rio, pues acababa de saberse que
por allí iban á pasar cuat.ro trenes cargados
de víveres para el hambriento ejército de,
Lee. Gracias á la actividad de los jefes unio-
nistas y á las acertadas disposiciones del
general Custer, se consiguió sorprender di-
chos trenes, y poco despues la division De-
vin, seguida de la de Custer, se hallaba á un
tiro de fusil de la vanguardia de Lee, con la
cual empeñó un terrible combate, al que puso
fin la oscuridad de la noche, y en el cual
perdieron los separatistas veinticinco caño-
nes y otros muchos efectos de campaña.
Sheridan, que entre tanto avanzaba rápida-
mente con su caballería, la situó en el único
camino por donde podia pasar el ejército de
Lee, y envió un parte á los generales Griffin,
Ord y Grant, anunciándoles que ya era de
todo punto inevitable la completa derrota del
ejército enemigo. Apenas se recibió este
aviso, Griffin y Ord avanzaron con
t d · t ' h i' d 1865. o as sus ropas a marc as lorza as,
y en la mafíana del domingo Ü de abril, ha-
llábanse ya en la estacion de Appomattox.
Acorralado~ por decirlo así, el jefe de las


fuerzas confederadas, y creyendo que solo la
caballería de Sheridan era la que trataba de
cerrarle el paso, resolvió romper la línea del
enemigo' con su infantería, pero antes re-
dactó la siguiente carta para Grant:


«8 de abril de 1865.
»General: á hora muy avanzada he reci-


bido vuestra carta de hoy en contestacion á
la mia de ayer. No era mi objeto proponeros
la rendicion del ejército de la Virginia del




CAP. XX"III. ESTADOS-UNIDOS.


Norte, sino preguntaros bajo qué condicio-
nes la aceptariais, pues hablando franca-
mente, no CJ'eo qtte haya lle.r¡ado el caso de
rendir las armas. Sin embargo, como la
celebracion de la paz es lo que todos desea-
mos,. quisiera yo saber si vuestrasproposi-
ciones facilitarian el medio de conseguirla.
En su consecuencia, nuestra entrevista no
tendria por objeto tratar de la rendicion del
ejército de la Virginia del Norte, pero si
vuestras proposiciones no se refieren sino á
las tropas de los Estados de la Confedera-
cion, que se hallan á mis órdenes, y puede
conseguirse con esto la paz tan deseada,
tendré el mayor gusto en conferenciar con
vos mañana, á las diez, en el antiguo cami-
no de Richmond y entre las líneas de ambos
ejércitos.


»R. Lee.
» Al teniente general Dlises Grant.»


El jefe unionista se hallaba con la colum-
na del general Meade cuando recibió esta
carta, poco despues de las doce de la noche,
y á la mañana siguiente, antes de ponerse
en marcha para reunirse con Sheridan y
Griffin, contestó en estos términos:


«0 de abril de 1865.
»General: recibida vuestra carta de ayer.


Como no estoy autorizado para tratar sobre
la paz, la entrevista que me proponeis para
las diez de la mañana de hoy, no conduciria
á nada. Os repetiré, sin embargo, general,
que deseo la paz tan sinceramente como vos,
y que todo el Norte se halla animado del
mismo sentimiento. Fácil es de comprender
bajo qué condiciones se conseguiria el objeto
apetecido: deponiendo las armas, el Sur pon-
drá fin á la funesta lucha que deploran to-
dos, evitando que se sacrifiquen inútilmente
las vidas de miles de séres humanos, y se


TOMO ur.


destruyan lastimosamente bienes y propie-
dades que valen muchos mill~nes. En la
esperanza de que podrán arreglarse todas
las diferencias sin hacer nuevos sacrificios,
tengo el honor de ofrecerme vuestro afectí-
SImo,


» Utises Grant.
• Teniente genel'al de los ejéj'citos de la Uniol1 .. '


Sheridan se hallaba con su caballería cer-
ca de Court-House cuando el ejército de Vir-
ginia hizo la última tentativa para romper
la línea de sus enemigos y abrirse paso. El
combate que entonces se trabó fué obstinado
y sangriento en un principio, mas rechaza-
dos al fin los separatistas, emprendieron la
retirada desordenadamente, sufriendo sensi-
bles pérdidas. Aquel fué el último esfuerzo
del ",aleroso ejército de Virginia. En el mo-
mento en que los .federales iban á lanzarse de
nuevo en persecucion del enemigo, enarbol(),
este una bandera blanca, y poco despues lle-
gó un parlamentario para solicitar que se
suspendieran las hostilidades, atendido que
entre los generales Lee y Grant estaban pen-
dientes las negociaciones para la capitula-
cíon. En efecto, antes de que Grant llegara
al cuartel general de Sheridan, habia recibido
la siguiente comunícacion:


«9 de abril de 1865.
»General: he recibido vuestra comunica-


cion de esta mañana en el punto que os in-
diqué y donde esperaba encontraros para sa-
ber cuáles serian vuestras condiciones en el
caso de rendirse el ejército. Ahora me tomo-
la libertad de solicitar una entrevista para
tratar sobre este punto en el sentido que me
indicabais en la vuestra de ayer.


»R. Lee.
»AI teniente general Grant.»


Esta peticion era un !laso mas en la via
96




íf3fj HISTORIA DE LOS CAP. XXVIII.


de las negocIacIOnes, que prometia desde
luego una solucion favorable, tanto mas
cuanto que el general Grant, acogiendo fa-
vorablemente la proposicion de Lee, le con-
testó en el acto que estaba dispuesto á con-
ferenciar en el punto y hora que señalase.
Poco despues. los dos generales se reunieron
en la casa de 1\lr. Mc Lean, cerca de Court-
lIouse: aunque desprovista de toda especie
de ceremonial, la conferencia no dejó de ser
solemne; n,quellos dos hombres ,que habian
dirigido tantas bn,tallas sin pestn,ñear, no
pudieron reprimir cierta emocion cuando
al saludarse se estrecharon In, mano segun
In, costumbre americana. Las condiciones de
la capitulacion quedaron convenidas bien'
pronto, despues de discutidas franca y le.al-
mente, pues no er~ de esperar que hombres
ele calidad y mérito, tales como Grant y Lee,
tarrbwan mucho tiempo en entenderse. Las
dos cartas siguientes darán á conocer al lec-
tor lo que pactaron los dos jefes de los ejér-
citos beligerantes:


«A ppomattox Court-House,
abril 9 de ] 865.


»General: conforme al contenido de mi car-
ta de 8 del corriente, me propongo aceptar la
capitulacion del ejército de la Virginia del
Norte bajo las condiciones que siguen: Se ha-
rán listas por duplicado de todos los oficiales
é individuos de tropa de que consta vU13stro
ejército, de las cuales se entregará una á la
persona que yo designe, y la otra á la que
tengais á bien elegir; hecho esto, los oficia-
les darán su palabra individual de no hacer
armas contra los Estados-Unidos antes de


mision que yo designare y que se encargará
de recibir dichos efectos, entendiéndose que
á los oficiales les será permitido conservar
sus espadas, sus caballos y sus propios ba-
gajes, despues de lo cual tanto aquellos como
los individuos de tropa podrán volver libre-
mente á sus casas, donde no serán inquieta-
dos por la autoridad de los Estados-Unidos
mientras cumplan fielmente su palabra y res-
peten las leyes vigentes allí donde residan.


»A provecho est.a ocasion pam ofrecerme
vuestro afectísimo y atento servidor,


» Ulises Grant.
»Al general R. Lee.»


«Cuartel general del ejército de la Vir-
ginia del Norte.


»General: he recibido vuestra carta de
hoy, en la que se fijan las condiciones de la
capitulacion del ejército de Virginia, que se
halla á mis órdenes, y como son esencialmen-
te las mismas que se especificaban en vues-
tra conlUnicacion de 8 del corriente, quedan
aceptadas desde luego. En este momento voy
á nombrar ]a comision de oficiales para que
se cumpla fielmente lo estipulado.


»Soy con el mayor respeto vuestro afectí-
Simo,


»R. Lee.»


La despedida de Lee de todas sus tropas
dió lugar á una escena triste y dolorosa,
pero que sin embargo, no carecia de cierta
grandeza: de los brillantes y orgullosos ba-
tallones que habian inaugurado la série de
sus victorias en Bull-Run, obligando luego
á Mc Clellan á retirarse de Richmondj de


que se verifique el canje. Cada compañía, ó aquel valeroso ejército que supo vencer á
jefe de regimiento, firmará una obligacion Burnside en Fredericksburg, que derrotó á
comprometiéndose á lo mismo; las armas, la' Hooker en Chancellorsville, que estuvo á
artillería y los objetos pertenecientes al Es-. punto de batir á Meade en Gettysburg, que
tado deberán reunirse y entregarse á la co-: luchó tan heróicamente contra Grant en




CAP. XXVIII. ESTADOS-UNIDOS. 767


Spottsylvania, en Cold Harbor, en Peters- hubo que no vertieran una lágrima de sen-
burg y en Richmond, solo quedaba ya una timiento, y el noble general, al que tambien
ruina, solo quedaban algunos batallones de embargaba la emocion, solo pudo pronun-
los intrépidos veteranos del Sur. Parece ser ciar estas palabras: «Amigos mios: juntos
que en la capitulacion de Lee se compren- nos hemos batido en defensa de nuestra cau-
dieron veintisiete mil hombres, pero de estos sa; hemos compartido los mismos poligros,
solo unos rliez mil se hallaban en estado de las mismas fatigas y privaciones, y por mi,
llevar las armas, y no cabe la menor duda parte os aseguro que he hecho cuanto podia
que les hubiera sido materialmente imposi- hacer por vosotros. '» A. esta tiernísima esce"':
ble seguir oponiendo resistencia contra el na siguió otra no menos sublime: los fede-
número diez veces mayor de sus eriemigos. rales se apresuraron á dar una parte de sus
Prescindiendo de esto, los recursos de la raciones á los separatistas, CIue en su mayor
Conferleracion. se habian agotado ya por parte estaban estenllados de hambre y do
completo: de los ciento cincuenta mil hom- cansancio, pues aun no habian llegado los
bres de que constaba su ejército pocas sema- t.renes cargarlos de vÍvores que se esperaban
nas antes, una tercera parte estaba ya fuera de un momento á otro, y de este modo, los
de combate, y no habia rlinero para alimen- que ant.es se consideraban como mortales
tar y vestir á las demás tropas ni mucho enemigos,convirtiéronse en amigos afeduo-
menos para pagarlas. Por el contrario, los sos y se estrecharon la mano, olvirlando Sil
recursos de los Estados leales eran cada vez antagonismo y resent.imientos. Poco des-
mas numerosos; el ejército, perfectament.e pues, la mayor parte del ejército unionista
equipado, iba reforzándose cada vez mas; en volvió á Burkesville, desde donde tenia que
el servicio activo contábase con mas de me- marchar á Pet.ersburg y Richmond, en cuyas
dio millon de hombres, y otros tantos esta- ciudades deLia cumplirse lo pactarlo entre
ban dispuestos á empuüar las armas á la los generales Lee y Grant, y algunos dias
primera seüa1, de modo que para el Sur era mas t.arde, los separatistas volvieron á sus
punto menos que imposible sostener la gigan- respectivas casas, muchos de ellos con los
tesca lucha que por tanto tiempo habia estado recursos facilitados por el mismo Gobierno,
afligiendo al país. contra el cual habian combatido con un va-


Cuando el general Lee se presentó por ú1- 101' y arrojo dignos de mejor suerte.
tima vez á las tropas para despedirse, todos El general Grant, despues de haber pasa-
sus com raüeros de armas se agolparon alre- do revista al ejército confederado, se puso
dedor del jefe, ansiosos de estrechar la ma- inmediatamente en marcha á fin de reunirse
no de aquel intrépido guerrero que t.ant.as con Sherman para ir al encuentro de Johns-
veces los habia conducido á la victoria; pocos . ton~ CHyO ejército no habia capitulado aun.


~---




CAPÍTULO XXIX.
186.5.


MUERTE DEL PRESIDENTE LINCOLN .-LA PAZ.


El Presidente en City Point.-Su entrada en Richmond.-Carta á Weitzel.-Se suspende elalistamiento.-Regocijos pu-
blicos.-Aniversario de la toma del fuerte Surnter.-Asesinato del Presidente Abraham Lincoln.-J. Wilkes Booth.-
Tentativa de asesinato contra el gobernador Seward.-Payne Powell.-Andrés Johnson es elegido Presidente.-Se
ofrece una recompensa por la captura de Jefferson Davis y otros personajes de la Confederacion. -Escursion de
Stoneman á la Carolina del Norte.-Xegociaciones entre Sherman y Johnston.-El Gobierno rehusa su aprobacion.-
Rendicion de Johnston y de Dick Taylor.-Se disuelve la Confederacion.-Fuga y captura de .Tcffersotl Davis.-Pro-
clama de general Kirby Smith.-Espedicion de Sheridan.-El getleral Grant se despide de sus tmpas.-Licencia-
miento de los ejércitos.-Observaciones.


Pocos dias antes del último combate ocur- acompañado esta vez de su señora, del Vice-
rido entre las fuerzas del general Lee y los presidente Johnson y de varios senadores y
unionistas, habíase trasladado el Presi- altos funcionarios del Gobierno, siendo de
dente Lincoln á City Point, desde donde se advertir que tambien formaban parte de su
comunicaba diariamente con Grant, y al dia comitiva algunos hombres notables dcla Con-
siguiente de la toma de Richmond, acom- federacion, los cuales, viendo su causa per-
pañado del almirante Porter, se dirigió á dida, deseaban naturalmente sacar el mejor
Rockett, punto que dista solo una milla de partido posible de la situacion. Mr. Lincoln
la ciudad. El dia 4, y s'eguido siempre de escuchó á estos últimos con la bondad que
Portar y algunos marinos armados de cara- le caracterizaba, y siempre deseoso de com-
binas, Mr. Lincoln se trasladó al cuartel placer á los que le pedian una gracia cuan-
general de vVeitzel, y fué á ocupar la casa do estaba en su mano hacerlo, escribió la si-
que acababa de abandonar Mr, Jefferson Da- guiente carta al general Weitzel:
vis, no sin ser saludado á su paso por entu-
siastas aclamaciones, Los negros sobre todo «Cuartel general de los ejércitos de la
se atropellaban de tal manera para ver de Union.
cerca á su libertador, que fué preciso recur- »Gity Point, 6 de abril de 1865.
rir á la fuerza armada para despejar las ca- »AL GENERAL "\VEITZEL.
Hes. El Presidente recorrió los principales »Habiéndoseme indicado que algunos de
puntos de la ci~~ad ~ y á l~s seis y ~edia de ¡los miembros de la legislat~ra de Virginia,
la tarde regreso a CIty Pomt, pero a los dos I que apoyaban antes la rebellOn, desean aho.
dias presentóse de nuevo en Richmond, ra reunirse en Richmond á fin de adoptar




CAP. XXIX. HISTOnIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS.


medidas para que se retiren desde luego to-
das las tropas, y no se haga mas resistencia
al Gobierno general, concedereis permiso y
proteccion, si es necesario, á los señores que
traten de reunirse con este objeto. Si por el
contrario se intentase cometer algun acto
hostil contrn, la Union, dareis aviso á los
que incurmn en falta, previniéndoles aban-
donen la ciudad, dentro del plazo que creais
conveniente, bajo la pena de ser deteni-
dos si no obedeciesen. Permitid que el juez
Campbell vea esta órden, pero no la hagais
pública.


» Vuestro afectísimo sel'vidOf',
»A13RAHA:vI LIC\"COL:'Il'.»


El mismo dia en que se rindieron las tro-
pas de Lee, volvió el Presidente á \Vashing-


ton, y en 12 de abril espidió una
1865. t' d "'\:"IT' 1 . con raor en para VI eItze , previ-
niéndole no concediera el permiso á que se
referia su carta del dia 6, por haberse ya lle-
nado el objeto para que se pidió. El día an-
tes habia publicado dos proclamas: una de
ellas disponiendo se cerraran hasta nueva
órden, con arreglo á la ley, ciertos puertos
de los Estados de la Confederacion, y la otra,
exigiendo para los buques nacionales que se
hallasen en puertos estranjeros, las inmuni-
dades y privilegios que las demás potencias
se hn,bian negado hasta entonces á conceder,
bajo el pretesto de que se verian obligadas
á conceder los mismos derechos á la Ilepú-
blica que á los Estados del Sur. El mismo
dia 12, que era el señalado para una gran
reunion que deberia tener lugar frente al edi-
ficio donde estaba el departamento ejecutivo,
Mr. Lincoln se presentó ante un numeroso
concurso para leer un notable manifiesto
que no reproduciremos aquí, limitándonos
.ti decir tan solo que en él se sometian á la
consideracion del Congreso todas las cues-


tiones relativas á la representacion de los
Estados del Sur en cada una de las Cámaras.
Reconocíase al mismo tiempo el derecho 'de
sufragio para los negros, y pedíase que los
Estados de la Contederacíon volviesen á ejer-
cer todas sus funciones y á gobernarse por
sí mismos, segun las leyes de la U nion y
con arreglo á los principios de la integridad
nacional.


Al dia siguiente espidióse en el departa-
mento de la guerra una órden a probada por
el general Grant, que se publicó en los dia-
rios del dia 14, y la cual disponia que se
suspendieran los alistamientos, así como
tambien la compra de armas, municiones y
víveres. Anunciábase asimismo que se re-
duciria el número de jefes y oficiales, levan-
tándose desde luego todas las restricciones
que pesaban sobre el comercio. Como quiera
que aquel dia era el cuarto aniversario de la
rendicion del fuerte Sumter, entregado á los
separatistas por el mayor Anderson, cuando
ya no pudo defenderse mas, una multitud de
ciudadanos leales, que habian visto con la
mayor satisfaccion el término de las hostili-
dades y la supresion de la esclavitud, se
trasladó á Puerto Real y Charleston para
tener el gusto de izar sobre las ruinas de la
histórica fortaleza la misma bandera que
habia ondeado en ella cuando el primer bom-
bardeo, y que se habia conservado cuidado-
samente con este objeto. Ya se comprenderá
cuánto era el entusiasmo de touos; hiciéron-
se regocijos públicos para celebrar el triunfo
de las armas de la U nion, que ponia fin á
la desastrosa guerra que por tanto tiempo
afligiera al pais, y por su parte el Presidente
Lincoln, reunido con los miembros de su Ga-
binete, recibió en su despacho particular al
general Grant, que acababa de llegar del
Appomattox, y tuvo el gusto de oir de boca
de su propio hijo, el capitan Roberto Lin-




770 HISTORIA DE LOS CAP, XXIX,


coln, del estado mayor de Grant, la relacion ojos y no exhaló una sola queja, siendo de
detallada de los últimos acontecimientos que advertir que durante su agonÜl, que no termi-
precedieron á la rendicion de Lee. El Presi- nó hasta las siete y veintidos minutos de la
dente dió luego audiencia á varios hombres mañana del dia siguiente, no recobró el cono-
públicos, entre los cuales se contaban Juan cimiento ni un solo instante. De creer es que
Hale, nombrado recientemente ministro re- el desgraciado Lincoln no supo que la mano
sidente en Madrid, y MI'. Colfax, que de- de un asesino habia puesto fin á su existen-
biendo emprender al otro dia un viaje á Ca- cia, y como no odiaba ni queria mal á nadie,
lifornia y Oregon, habia ido á despedirse de nunca habia hecho caso alguno de los l11U-
Mr. Lincoln. ehos anónimos que se le dirigian con fre-


Terminadas todas sus importantes ocupa- cuencia, amenazándole con la muerte.
ciones del dia, el Presidente, instado por Segun ya hemos dicho, la herida del Pre-
muchos de sus amigos, resolvió ir á pasar sidente era mortal, pues la baJa del asesino
la noche al teatro de Ford, juntamente con habia atravesado el cráneo por la oreja iz-
el general Qrant, pues se habia anunciado quierda, penetrando hasta la cavidad del ojo
públicamente que ambos irian á presidir la derecho, Al oir la detonacion, todas las mi-
funcion, mas no hal)jéndole sido posible á radas se dirigieron al palco: el mayor Rath-
este último asistir á la hora convenida, por bone, el único hombre que estaba con el
ser necesaria su presencia para el despacho Presidente, vió á través del humo de la pól-
de ciertos asuntos del servicio, el Presidente vora á un desconocido que estaba á pocos
se dirigió al teatro, á eso de las ocho de la pasos de Lincoln, y lanzándose sobre él ,'trató
noche, acompañado de su señora y dos ami- de :sujebrle, pero Booth arrojó entonces su
gos, y f'ué á ocupar el palco que se le tenia pistola, hundió la daga en el brazo izquier-
preparado de antemano. A eso de las diez y do de su adversario, acercóse á 1n barandilla
media, en el momento en que iba á comen- del palco gritando: ¡S1'C sCJIljJer tymnnis! y
zarse el tercer acto, y cuando todo el mun- saltó al escenario con la ligereza de un tigre.
do fijaba su atencion en la escena, up jóven Al caer, no obstante, se le resbaló un pié,
de gallarda presencia, Hamado Juan \Vilkes en cuyo momento trataron de detenerle va-
Booth, natural de BaHimore, conocido como rias personas, pero entonces,levantánclose
actor, é hijo del eminente trá.gico inglés, con la rapidez del rel<:impago, armada siem-
Junio Brnto Booth, aprovechándose de esa pre su diestra con la daga, obligó á retro-
lilJertad que tienen todos los cómicos en los ceder á los que estaban mas próximos y
teatros, penetró en el vestílJulo del palco del atravesó el escenario gritando con voz cs-
Presidente sin ser visto; cerró la puerta por tentórea: ¡El Sur está ven,r¡ado.' Antes de
dentro, y la aseguró por medio de una pala n- que nadie pensara en perseguir á Booth,
qucta que llevaba consigo. Hecho esto, sacó salió éste del teatro por la puerta escusada,
de su bolsillo una pistola y una daga, y en- y montando en su caballo, que tenia de lit
trando entonces de pronto en el palco elel Pre- brida un muchacho, lanzóse á escape en
sidente, que en aquel momento fijaba su vista direccion al puente de Anacosta, que condu-
en la escena, le disparó un tiro á bocn de ce fuera de \Vashington, y fué á buscar refu-
jarro. MI'. Lincoln, herido mortalmente, se gio en la parte Sur de Maryland, entre
inclinó sobre la barandilla, cerráronse SllS cuyos habitantes, por lo general partidarios




· .






CAP. XXIX. ESTADOS-UNIDOS. 771


de la esclavitud, esperaba encontrar Booth
quien le ocultase por el pronto.


Que el Presiuente Lincoln fué víctima de
una conspi racion de los rebeldes, es un he-
cho probado hasta la evidencia; no así que
los jefes y hombres notables de la Confede-
racion estuviesen complicados en el asesi-
nato, pues se ha demostrado de una manera
indudable que el mismo Booth fué el alma
de aquel monstruoso complot y el único que
conciLió el proyecto de llevar á cabo tan
abominable crÍmen. Booth era sencillamente
uno de esos muchos jóvenes libertinos y mal
educados, que infestan nuestras grandes
ciudades, y que creyéndose con derecho á
un título de nobleza, se dejan dominar por


ras arriba, llegó á la puerta de la habita-
cion, y al ver que un jóven, que era el hijo
del Secretario, trataba de impedirle la en-
trada, sacó una pistola, y con la culata <lió
dos ó tres golpes en la cabeza á su adversa-
rio, tendiéndole sin sentido á sus piés. Al
oir aquel ruido salió inmediatamente de su
cuarto la hija de Mr. Seward, pero el asesi-
no, sin detenerse un momento, acercóse á la
cama, y con un cuchillo hirió dos ó ires
veces al Secretario, quien conociendo·instin-
tivamente que se trataba de asesinarle, se
incorporó para oponer la mayor resistencia
posible~ si bien no podia ser mucha, porque
Mr. Seward tenia un brazo roto y la mandí-
bula fracturada á consecuencia de ]a cai-


ciertas tendencias aristocráticas é ideas exa- da. Las heridas qqe el asesino infirió á su
geradas hn,sta el punto de creer, que eman- víctima en el rostro eran graves, pero no
cipar á los esclavos, reconociéndoles los mortales, y antes de que tuviera tiempo de
mismos derechos que á los blancos, es una asestar un cuarto golpe, un inválido llama-
traicion y un crímen que merecen el mas do Robinson, que hacia las veces de enfer-
severo castigo. Por lo demás, no resultó de mero, detuvo el brazo del asesino, aunque no
la causa la, menor prueba de que Booth ó sin que éste le hiriera tambien con su cu-
algunos de sus compañeros tuviesen ningun chillo. La hija de l\Ir. Seward se habia
motivo de resentimiento contra Mr. Lincoln, asomado á la ventana, pidiendo auxilio con
ni que éste hubiese ofendido en lo mas mí-



nimo á sus implacables enemigos; por lo
visto, el único crímen del Presidente consis-
tia en ser el jefe del partido que combatia la
esclavitud.


Casi en el mismo momento en que Booth
entraba en el teatro, un desconocido, llama-
do, segnn se supo luego, Lewis Payne Po-
well, hijo de un sacerdote de la Florida,
se presentaba á la puerta del Secretario
Mr. Seward, que se hallaba en cama herido
de gravedad á consecuencia de una caida de
su carruaje, cuyos caballos se habian desbo-
cado pocos dias antes. El portero trató de
oponerse á que subiera el desconocido, quien
dijo que iba á ver á Mr. Seward de parte
del Dr. Verdi, pero Payne se lanzó escale-


voz angustiosa, y entonces Payne. cono-
ciendo que los momentos eran preciosos,
hizo nn poderoso esfuerzo pam librarse de
Robinson, que le tenia sujeto, y pudo ganar
la escalera. En aquel momento subia pre-
cipitadamente el mayor Augusto Seward,
otro hijo del Secretario, y como tratase de
cerrar el paso á .Payne, éste le hirió con su
daga; Mr. Ilansell, que venia detrás y que
tambien quiso detenerle, sufrió la misma
suerte, y de este modo el asesino pudo llegar
á la calle, montó en el caballo que habia de-
jado á la puerta y desapareció á los pocos
instantes.


La eleccion del Vice·presidente Johnson
para el cargo de Presidente de la Union; las
honras fúnebres del desgraciado Mr. Lin-




772 HISTORIA DE LOS {:AP. XXIX.


coln, tan querido de todos los ciudadanos,
y á quien un asesino habia privado de la
existencia, precisamente cuando el triunfo
venia á coronar sus esfuerzos; el atentado
contra ?\fr. Seward y su hijo, la fuga y cap-
tura de Booth, herido de tal gravedad por
sus perseguidores, que murió pocas horas
despues de ser cogido,.y por último, la causa
formada á Payne y á varios de sus cómpli-
ces por el consejo de guerra, son otros tan-
tos asuntos que pasaremos por alto, no solo
por ser muy conocidos, sino porque no los
creemos esenciales para esta historia. Lo que
no dejaremos de consignar es que el ase-
sinato de Mr. Lincoln levantó un grito de
indignacion en todo el pais, porque todos
sabian muy bien que su querido Presidente
era un hombre severo, si, pero de reconocida
rectitud y de nobles sentimientos. Desde un
principio se mantuvo inflexible con los par-
tidarios de la rebelion, pero estaba resuelto
á mostrarse magnánimo con ellos tan pron-
to como se hubiese restablecido la autoridad
nacional, y así lo dió á entender en el mani-
fiesto que le'yó dos dias antes de su muerte.
Como era natural, el crímen de Booth escitó
un ardiente deseo de venganza difícil d~ con-
tener, y como por otra parte se hacia pre-
ciso castigar á todos los culpables para que
quedase satisfecha la vindicta pública, el
nuevo Presidente publicó una proclama en 2


de mayo, en la cual, despues de ma-
1865. . ,


mfestar que el crImen de Booth y sus
cómplices habia sido proyectado y concerta-
do por Jefferson Davis, Jacobo Thompson,
Clemente O. Olab, Beverly Tucker, Jorge
N. Sanders, VV. O. Oleary, y otros rebeldes
y traidores al Gobierno de la Union, ofre-
ciase una recompensa de cien mil duros por
la captura de Davis y otras que variaban
entre veinticinco mil y diez mil por cada uno
de los individuos citados. Esta proclama jus-


tificó las sospechas que abrigaban muchos
de que la Confederacion era moralmente cul-
pable del asesinato del Presidente Lincoln, y
merecia un severo castigo.


Así pues, vemos como por el orgullo in-
sensato y el ciego fanatismo de algunos par-
tidarios de la esclavitud, las fiestas y rego-
cijos públicos se convirtieron en un dia de
luto: las banderolas de colores, los pabello-
nes, las guirnaldas que ornaban los buques
de \Vashington, de Nueva-York, de Phila-
delphia y de otras cincuenta ciudades, fue-
ron reemplazadas por un negro crespoh; el
ejército y los funcionarios ])úblicos llevaron
luto por seis meses, y todos lamentaron la
trágica muerte de aquel que habia consa-
grado todos sus esfuerzos á servir celosa-
mente á su pais.


Ya hemos dicho que el general Lee se ha-
bia comprometido solo á rendirse con .las
tropas que tenia á sus órdenes, si bien cono-
cia que no tardarian en imitarle los demás
jefes, y ahora daremos cuenta en pocas pa-
labras de las operaciones militares que se
llevaron á cabo antes de la capitulacion de
Johnston, y que fueron las últimas de la.
• guerra.


Al regresar de su espedicion de Virginia,
el general Stoneman habia recibido órden de
dirigirse á la Carolina del Sur para auxiliar
á Sherman, pero como este jefe no necesita-
ba de refuerzo alguno, Grant dispuso que
Stoneman marchase hV.cia el camino de Ten-
nessee para destruir las vias férreas de este
Estado y de Virginia. El jefe unionista cum-
plió fielmente las órdenes que se le habian
dado, y avanzando luego hácia la Oarolina
del Norte, inutilizó el camino de hierro que
se halla entre Danville y Greensboro. He-
cho esto, Stoneman se dirigió á Salisbury,
donde se hallaban acampados tres mil sepa-
ratistas á las órdenes del general Gardiner r




CAP. XXIX. ESTADOS-UNIDOS. 773


Y aun cuando éste tenia además á su dispo- inconveniente en suspender las hostilidades.
sicion catorce piezas de artillería, los fede- En este caso, espero comunicareis mi propo-
rales atacaron resueltamente al enemigo y sicion al general Grant, manifestándole que
le pusieron en dispersion, cogiendo mil tres- el objeto principal de esta medida es enta-
cientos sesenta y cuatro prisioneros. En Sa- blar negociaciones amistosas para terminar
lisbury destruyó el general Stoneman varios de una vez la guerra.
depósitos d.e municiones y víveres, diez mil » Tengo el honor: etc.
armas de todas clases, siete mil balas de » J. E. Johnston. 'ji
algodon y una gran parte de la via férrea, y
acto continuo volvió á Jonesboro á pesar de Sherman contestó inmediatamente con la
haberle ordenado Sherman que permaneciese siguiente carta:
en la Carolina del Norte.


El dia 10 de abril, Sherman marchó con
todas sus tropas en busca del general J ohns-


ton, que estaba aun en Smithfield
1865. . , "t 1 t'l h con un eJercI o e e ClIaren a mI om-
bres, y al dia siguiente se hallaban los fede-
rales á la vista de dicha poblacion, pero
Johnston habia emprendido ya la retirada en
direccioná Haleigh, yde este modo consiguió
dejar muy atrás á sus perseguidores. Sin
embargo, la noticia de la rendicion de Lee
indujo á Sherman á no descansar un mo-
mento hasta haber alcanzado al enemigo, y
en su consecuencia dió la órden de seguir
avanzando en seguimiento de Johnston á fin
de obligarle á que capitulara tambien ó á que
aceptase la batalla. Ya se hallaban los fede-
rales muy cerca del ejército confederado, al
que pensaban dar alcance al dia siguiente,
cuando recibió Sherman la siguiente comu-
mcaClOn:


«En el campamento, á 14 de abril de 1865.
» AL 1IA YOR GENERAL \V. SHERMAN,


,)Jefe de las ('¡¡G/'zas de los Estados-Unidos.


» General: el resultado de las últimas
campañas de Virginia ha hecho que varíe
completamente el estado de los ejércitos be-
ligerantes, y esto me induce á dirigiros la
presente con el objeto de averiguar si para
que evitemos la efusion de sangre tendreis


TOMO III.


«En el campamento de Raleigh,
á 14 de abril de 1865.


»AL GE:.lERAL JOIINSTON,


)>Jefe de las fuerzas confedemdas.
» General: en este momento acabo de recio


bir la vuestra de fecha de hoy; empezaré
por deciros que estoy plenamente autorizado
para suspender las hostilidades por lo que
hace á nuestros respectivos ejércitos, y en
su' consecuencia podremos conferenciar, si
lo teneis por conveniente. Yo me adelantaré
mañana hasta :J:Iorrisville, y espero que per-
manecereis en vuestra misma posicion hasta
que nos hayamos visto.


» Yo aceptaré las mismas condiciones que
las convenidas por los generales Grant y
Lee en Appomattox, y además de trasladar
al primero de dichos jefes vuestra comuni-
cacion, daré órden al general Stoneman para
que suspenda sus operaciones. Debo añadir
que deseo sínceramente evitar al pueblo de
la Carolina del Norte los perjuicios que le
causaria la marcha de nuestro ejército á
través de dicho Estado.


» Soy con el mayor respeto vuestro afectí-
simo servidor,


» W. Sheí'man.»


Remitida inmediatamente esta carta, Sher-
man no quiso seguir avanzando hasta ver si




'174 HISTORIA DE LOS CAP. XXIX.


recibia la contestacíon; pero pasó todo el dia pas rebeldes, mucho menos despues del es-
siguiente sin que llegase nada, y ya iba el pantoso crimen que habia indignado á todo
jefe unionista á continuar su marcha, cuando el pais en masa. No es de estrañar, pues,
recibió por conducto de Kilpatrick un men- que al recibirse el contrato en \Vashington,
saje, en el que pedia Johnston una entrevista se rechazase por todos los hombres del Go-
para el dia siguiente, á las diez de la maña- bierno y por sus partidarios, yen el informe
na, en la estacion de Durham. Sherman que se redactó despues de proceder á la lec-
aceptó al momento, y llegada la hora, tuvo tura del documel,lto, proponíase que se dese-
lugar la conferencia, mas el jefe unionista
no supo negociar con tanto acierto como
Grant, y admitió condiciones de pacificacion
general y de amnistía, que no debió aceptar,
no solo porque no estaba suficientemente
autorizado para ello, sino porque coartaban
las atribuciones del poder político. Sherman
tenia ya noticias del drama ocurrido en
Washington, mas no creyó que este hecho
podria influir para que se aprobara ó no el
contrato celebrado con Johnston; sabia, ade-
más, que el malogrado Mr. Lincoln habia
concedido un permiso para que pudieran
reunirse algunos miembros de la legislatura
de Richmond, si bien ignoraba que mediase
una contraórden, y como por otra parte no
tenia opiniones en contra ó en favor de la
esclavitud, creyó de buena fé que su contra-
to con el jefe de las fuerzas confederadas
seria a probado en \Vashington, á cuya ciu-
dad marchó inmediatamente el mayor Hitch-
cock para obtener la sancion del Presidente.


Sherman, no obstante, se engañó en sus
cálculos, segun vamos á ver. Habia muchos
en el Norte que tacharon á Grant de ser de-
masiado generoso al fJjar las condiciones
para la capitulacion de Lee, mas era talla
satisfaccion que esperimentaban todos al ver
terminada la guerra, que no se habló mas
del asunto, si bien no pensó ninguno ni re-
motamente que una vez vencido el primer
general de la Confederacion y su mas for-
midable ejército, se impusieran condiciones
mas ventajosas á los demás jefes de las tro-


chara por las siguientes razones:
«1. 8 .EI general Sherman no estaba au-


torizado para firmar el contrato, y tanto él
como Johnston debian comprender que el
Gobierno de la Union no aprobaria semejan-
tes condiciones.


»2. a Por ese contrato se reconoce al Go-
bierno confederado.


»3. a Se trata de restablecer los gobiernos
de los Estados, combatidos á costa de tantos
sacrificios y tesoros, y se quiere depositar
en ellos las armas de nuestros enemigos, que
podrán· utilizarse tan pronto com6 se hayan
disuelto los ejércitos de la Union.


»4.a Reconocida]a autoridad confedera-
da en los Estados respectivos, volveria á es-
tablecerse In esclavitud.


»5.a El Gobierno de la Union podria in-
currir en una responsabilidad, y verse obli-
gado á pagar la deuda de la Confederacion.


»(V Se perjudica á los gobiernos de los
Estados leales.


»7. a Se suprimen las leyes de confisca-
cion, y se dispensa de toda responsabilidad
á los confederados que se han hecho acreedo-
res á un castigo por sus escesos.


»'8." Se fijan condiciones que se han re-
chazado repetida y solemnemente por el Pre-
sidente Lincoln, y que son para los confe-
derados mucho mas ventajosas de lo que
pudieran esperar.


»9.a Por ese contrato no puede asegu-
rarse una paz duradera, y muy lejos de es-
to, se deja á los rebeldes completamente en




CAP. XXIX. EST .~DOS-UNIDOS.


libertad para renovar sus esfuerzos y bu scar
medios con que combatir al Gobierno de la
Union.»


El general Grant salió inmediatamente
por la posta en direccion á Raleigh, para
anunciar que el contrato Sherman-Johnston
habia sido desechado, y que por lo tanto
podian comenzarse desde luego las hostilida-
des. Al llegar á Morehead-City, Grant tras-
ladó la comunicacion del Gobierno á Sher-
man, y éste la notificó á su vez á Johnston,
manifestándole de paso por medio de una
nota, que la tregua se daria por terminada á
las cuarenta y ocho horas de haber recibido
-el aviso, si el ejército de Johnston no se ren-
dia bajo las mismas condiciones que las con-
venidas con Lee. Hecho esto, dió las órdenes
oportunas para que todos los jefes se dispu-
sieran á tomar la ofensiva á la primera
órden.


Grant llegó á Raleigh el dia 25 de abril,
precisamente cuando acababa de recibirse


otra comunicacion de Johnston pi-
1865. d' d t . t El len o una nueva en reV1S a. 1.. gene-
ralSherman, prévio el consentimiento de su
jefe, accedió á la peticion, y el dia 26 tuvo
lugar la tercera conferencia con Johnston,
cuyo resultado fué la rendicion de su ejérci-
to, bajo las mismas condiciones impuestas
al de Lee. El contrato se firmó por los dos
jefes, y Grant 10 aprobó con su firma. De
este modo desapareció del teatro de la guer-
ra el segundo ejército de la Confederacion,
y en cuanto á las fuerzas del general Tay-
lor, que estaban en Alabama, solo diremos
que habiendo comenzado las negociaciones
en 19 de abril, termináronse en 4 de mayo,
en cuyo dia se efectuó la rendicion en Citro-
ne11e. Las condiciones fueron esencialmente
las mismas que las convenidas con Lee y
J ohnston, pero se adicionó el siguiente ar-
tículo:


«Los gastos de viaje y subsistencia de los
oficiales y soldados despues de la rendicion
se aplicarán al capítulo de gastos públicos,
debiendo advertirse que solo se hará el abo-
no hasta el punto desde donde puedan los
interesados trasladarse fácilmente á sus
casas.»


El comodoro Farrand hacia, al mismo
tiempo, entrega al vice-almirante Thatcher
de las doce cañoneras de los confederados,
bloqueadas en el rio Tombigbee, y cuya do-
tacion se reducia á veinte oficiales y ciento
diez subalterpos. Las condiciones de la ren-
dicion fueron las mismas que las impuestas
á los demás jefes separatistas.


Trasladándonos ahora á Danville, vea-
mos lo que hacia entre tanto el que aun se
titulaba Presidente de la Confederacion.
Mr. Jefferson Davis, segun ya hemos dicho,
se habia trasladado á dicha cí udad por el
camino de hierro; el dia 5 de abril,
instalóse en ella con su Gabinete y los 1865.
funcionarios de su Gobierno, y acto conti-
nuo publicó una proclama cuyo objeto era
escitar á sus compatriotas á continuar la
guerra. Hé aquí el contenido de este docu-
mento:


«Hemos entrado en una nueva fase de la
lucha: no viéndonos ya precisados á emplear
una parte de nuestras fuerzas en la defensa
de ciudades determinadas,. el ~jército podrá
trasladarse fácilmente de un púnto á otro
para combatir al enemigo poco á poco, ya
que se halla lejos del centro principal de sus
operaciones. Tengamos fuerza de voluntad
y seremos libres.


»Animado por la confianza que me inspi-
ran vuestro valor y energía, debo an uncia-
ros, queridos compatriotas, que mi propósi-
to es defender vuestra legítima causa hasta
donde lleguen mis fuerzas, y estad seguros
que nunca consentiré en ceder al enemigo un




776 HISTORIA DE LOS CAP. XXIX.
solo palmo de terreno en todo el territorio de
la Confederacion. Virginia, ese noble Esta-
do, cuya fama y nombradía corre parejas
con su gloriosa historia ; cuyos hijos han
combatido con la bravura de los héroes, y
cuyas hijas se han distinguido por infinitos
rasgos de valor sublime durante esta guer-
ra, Virginia, con el auxilio de su pueblo y
la proteccion de la Providencia, será defén-
dida como hasta aquí, y no aceptaremos la
paz con los infames invasores de su terri-
torio.


»Si por la superioridad deL número nos
viésemos alguna vez en la precision de ale-
jarnos de los límites de este Estado ó de otro
cualquiera de los del Sur, volveremos una
y otra vez, hasta q~e rendidos nuestros ad-
versarios, desistan de su loco empeño de
convertir en esclavos á los que nacieron pa-
ra ser libres.


»Oompatriotas: lejos de desanimaros, con-
fiemos en la proteccion del Altísimo, y espe-
remos al enemigo con ánimo firme y esfor-
zado corazon.


»Jeftáson Davis.»


Espedid.a esta proclama, Mr. J efferson
Davis permaneció aun algunos dias en Dan-
ville, esperando con la: mayor ansiedad al
general Lee, ya que no la noticia de su pron·
ta llegada, pero euando en 10 de abril supo
que el ejército de Richmond se habia rendido
en Appomattox, cosa que apenas queria
creer, abandonó la ciudad, dirigiéndose por
el camino de hierro á Greensboro, pues ya
no quedaba otra alternativa. Sin embargo,
como en este último punto no encontró casa
en que alojarse con la gente de su escolta,
trasladóse luego por Salisburg á Charlotte,
donde habiéndosele recibido con- la mayor
consideracion, permaneció algunos dias, has-
ta que alarmado por la noticia de que se


acercaba la caballería de Stoneman, dirigió-
se rápidamente hácia Yorkville, seguido
siempre de los miembros de su Gabinete y
de una escolta de dos mil ginetes. Á los po-
cos dias, no obstante, Jefferson Davis se vió
abandonado de la mayor parte de los que le
seguían; solo quedaron á su lado Mr. Rea-
gan, último director de correos de la Con fe-
deracion, su estado mayor, y una escolta de
unos cien hombres, con los cuales se dirigió
mas hácia el Sur, sin duda con la intencion
de reunirse á las tropas de Dick Taylor ó
Kirby Smith, ó en caso de no encontrarlos,
embarcarse en cualquier puerto de la costa.
Mr. Jefferson Davis se habia separado de su
familia para poder obrar con mas libertad,
mas al saber que se habia- tratado de robar
á su señora, creyendo que llevaba consigo
mucho oro y alhajas, fué á reunirse con ella
al momento. Entonces los fugitivos se enca-
minaron hácia Irwinsville, á cuyo punto lle-
garon en Ü de mayo, precisamente cuando
el teniente coronel Pritchard, destacado
por el general Wilson, marchaba en aque-
lla direccion, seguido de la caballería de
Wisconsin, cuyas fuerzas iban en busca de
Jefferson Davis. Estos dos jefes dieron al fin
alcance á los fugitivos, á quienes sorprendie-
ron en la madrugada delll de mayo, cerca
del bosque de Irwinsville, cogiendo prisio-
neros á MI'. Jefferson Davis, su esposa, su
hermana y sus hijos (*), sin que fuera posi-


(') Se ha dicho tanto acerca de la tenlali\-a que hizo
1Ifr. J efferson Dayis para escaparse de manos de sus perse-
guidores, vestido de mujer, 'que nos parece oportuno con-
signar aquí los detalles que díó el teniente Stuart al referír
el hecho, y que en nuestro juicío son completamente exac-
tos. Hélos aquí:


«Al amanecer se oyeron algunos tiros, y creyendo que
habría ocurrido un encuentro entre sus pocos defenso-
res y algun destacamento enemigo, 1If1" Jeffersoll Dayis se
dirigió apresuradamente hácia el sítio donde en su concep-
to se habría empeñado alguna escaramuza, diciendo antes
á su señora:




CAP. XXIX. aSTADOS-UNIDOS. 777


ble apelar á la fuga, porque los unionistas Oonfederacion y sus respectivos ejércitos,
les habian cortado la retirada. Mr. Davis todavía quedaban en Texas enemigos que
fué conducido al fuerte Monroe, donde que- combatir, y en prueba de ello, véase
d · t' . 'd f" 1 l' . t . t' 1865. ó rlgurosamen e mcomUlllca o, su laml- a proc ama que mser amos a con 1-
lía obtuvo inmediatamente la libertad, y nllacion, y que en 21 de abril dirigió á sus
Mr. Reagan, el único que habia permaneci- tropas el general Kirby Smith:
do fiel á Mr. Davis, así como tambien el
Vice-presidente Stephens, arrestado á los po-
cos días en Georgia, fueron encerrados en el
fuerte Warren, pero á los pocos meses se
les dejó libres bajo palabra.


Llegados al último capítulo de nuestra
historia, solo nos resta ya dar cuenta en po-
cas palabras de las dos ó tres últimas opera-
ciones militares que precedieron á la conclu-
sion de la guerra y al licenciamiento de los
ejércitos de la Union, con lo cual daremos
por terminada nuestra obra.


Aunque ya habian desaparecido del teatro
.de la guerra los primeros generales de la


(,Creo que aun me respetarán.»
»Apenas hubo dado~algunos pasos, con la inteneion de


.evitar la efusion de sangre, invocando una autoridad que
ya no existia, MI'. Davis Yió a,-anzar á varios ginetes que
ocupaban todo el camino, y entonces no pudo mellOS de es-
damar con acento de enojo: «¡ Ah! j son federales!))


«¡Pues sois prisionero!)) gritó la señora Davis, poseida de
una profunda emociono


»Pero de pronto, una idea repentina cruzó por la mente de
la esposa de MI'. Jefferson, una de esas ideas que solo con-
ciben las mujeres cuando se trata de salir de un apuro.
Cogiendo una colcha, formó con ella una especie de falda:
que puso á su :csposo, y cubriéndole luego la cabeza y la
.espalda con un pañuelo de abrigo, aconsejóle que se
a:ejara lo mas rápidamente posible, y que confiase su sal-
vacíon á la rapidez de su caballo. Conociendo Jefferson
Davis que no quedaba otra alternativa, despidióse de su se-
flOra, y como estaba muy cerca del sitio donde habia depo-
sitado sus armas y su equipaje, aventuró se á probar fortu-
na una vez mas. Pero )"0. era tarde; antes de que el fugitivo
diera tres pasos, vióse rodeado por sus perseguidores, y
entonces el Presidente <le la Confederacíon no tuvo mas
remedio que entregarse como prisionero. Esta es la verdad
del hecho, y desde luego podemos asegurar que todo cuan-
to se ha dicho y escrito, asegurando que :Mr. Jefferson Davis
se había disfrazado perfectamente de mujer, con vestido,
enaguas, mirilíaque, etc., y que solo se le descubrió por las
espuelas, es de todo punto inexacto y no merece crédito
alguno.))


«Ouartel general de Shreveport,
21 de abril de 1865.


»SOLDADOS DEL EJÉRCITO DEL l\'[¡SSÍSSIPPÍ:


»La crísis de nuestra revolucion toca á su
término, pues acaban de ocurrir grandes
desastres. El ejército de la Virginia del Nor-
te y su valeroso jofe han caido prisioneros
de guerra, y ya solo en vosotros puede cifrar
sus esperanzas nu~stra nacÍon; solo de vos-
otros depende la suerte de nuestro pueblo.
En estos críticos momentos os dirijo la pa-
labra en nombre de la santa causa que tan
heróicamente habeis defendido, en nombre
de vuestros hogares y familias, y en nombre
de este desgraciado pais cuyo porvenir está
en vuestras manos. Es llegadá la hora de
demostrar que sois dignos de ocupar un
puesto en la historia; ahora debeis probar al
mundo que vuestros corazones no han des-
fallecido en la hora del peligro, y que hasta
el último momento sereis los heróicos cam-
peones de la sagrada causa, defendida tan
gloriosamente por vuestros hermanos del
Mississippí Oriental.


»En vuestras manos están los medios de
resistir la invasion durante mucho tiempo;
podeis abrigar la esperanza de recibir auxi-
lio; continuad la lucha, que á no dudarlo,
os prestarán su apoyo las naciones que sim-
patizan con vosotros.


»N o abandoneis vuestras banderas; con-
servad la disciplina, y tened presente que
con nuestro valeroso ejército podremos obte-
ner condiciones que un pueblo orgulloso




7iS IIIS'tORIA DE LOS· CAP. XXIX.


puede aceptar sin humillarse. Oonfiad en la
proteccion del Todopoderoso, y no dudeis
que al fin conseguiremos triunfar de nues-
tros enemigos.


»Kirby Smith ...


A los pocos dias de publicarse esta pro-
clama, y con motivo de haberse recibido la
noticia del asesinato del Presidente Lincoln,
hubo en Shreveport un meeting al que asis-
tieron algunos oficiales separatistas, y se
propusieron varios medios para oponer una
dese~perada resistencia á las numerosas
fuerzas de la Union, pero, segun veremos,
la causa de los confederados estaba comple-
tamente perdida; conocíase que era inútil'
hacer mas sacrificios, y era llegado el mo-
mento de que los partidarios del Sur desis-
tiesen al fin de una lucha, tan funesta para
el pais como para sus propios intereses.


El general Sheridan, que habia ido á
Nueva-Orleans pam organizar una formi-
dable espedicion con objeto de recobrar á
Texas, iba ya, á ponerse en marcha, cuando
el recto juicio y buen criterio de los habi-
tantes de aquel Estado evitó que se prolon-
gasen los ho.1'rores de la guerra. Mientras
los jefes separatistas hacian aun sus prepa-
rativos para oponer una inútil resistencia,
casi todas las tropas se desbandaron aban-
donándo á sus oficiales, y bien pronto quedó
disuelto el ejército del J\1ississippí. Los sol-
dados se retiraron á sus respectivas pobla-
ciones, perfectamente convencidos de que la
causa de la Confederacion estaba perdida
para siempre, y de que les seria mas prove-
choso consagrar su inteligencia al trabajo.


El dia 29 de abril habia espedido el Presi-
dente de la Un ion una proclama levantando


las restricciones que pesaban sobre
1.865. el comercio con los Estados del Sur
y el 7 de mayo se dió órden de poner en


libertad bajo palabra á todos los prisioneros
de los ejércitos separatistas, que aun se ha-
llaban detenidos, previniéndose, no obstante,
que todos los que tuvieran el grado de coro-
nel arriba prestaran antes el juramento de
alianza.


El dia 2 de junio espidió Grant su última
órden general del dia, concebida en estos tér-
mmos:


«Departamento de la Guerra.
» Washington 2 dejunio de 186.5.


»SOLDADOS DEL EJÉRCITO DE LA UN ION •
»Gracias á vuestro heróico patriotismo en


la hora del peligro, y merced á vuestra bra-
vura, habeis mantenido la supremacia de la
Union y defendido la Constitucion del país,
rechazando á la fuerza armada que queria
oponerse á la ejecucion de las leyes y á la
supresion de la esclavitud. Merced á vos-
otros se ha restablecido la legítima autori-
dad del Gobierno, y con esto tambien se
acaba de asegurar en todo el territorio de
América una paz duradera que nunca se
debió turbar . Vuestras penosas marchas y
memorables sitios, vuestras reñidas batallas
y brillantes victorias pueden competir en
grandeza con los mas memorables hechos
de armas que se conocen en la historia de
las guerras, y podeis consideraros como el
mas firme baluarte para la defensa de nues-
tros derechos y libertades. Obedeciendo al
llamamiento de vuestro pais, abandonasteis
la familia y el hogar para combatir en favor
de una causa legítima; la victoria ha coro-
nado vuestros patrióticos esfuerzos; la na-
cion agradecida no olvidará vuestros emi-
nentes servicios, y al retiraros del teatro de
la guerra para entregaros al reposo en el
hogar doméstico, no puede menos de ser
una satisfaccion para vosotros el saber que
habeis cumplido como leales ciudadanos y




CAP. XXIX. ESTADOS-UNIDOS. 779


merecido bien de la patria. Para conseguir
tan glorioso triunfo, merced al que se han
salvado nuestras mas sagradas institucio-
nes, se han hecho inmensos sacrificios, pues
miles de nobles patriotas han regado con su
preciosa sangre los campos de batalla, pero
la nacion agradecida, despues de regar con
sus lágrimas las tumbas de esos héroes,
honrará para siempre su memoria y será el
apoyo de sus afligidas familias.
>~ El teniente general;


»Utíses Grant.»


tos en libertad en virtud de la órden espedi-
da por el departamen to de la guerra en 6 de
mayo, ascendia, á sesenta y tres mil cuatro-
cientos cuarenta y dos, y el de los que .se
retiraron á sus casas bajo palabra, proceden-
tes de los diversos ejércitos confederados,
figuraba por ciento setenta y cuatro mil
doscientos veintitres, entre los cuales se
contaban restos de regimientos que habian
sufrido un considerable número de bajas. Es
de creer que en todas las fuerzas rebeldes
que se rindieron con el general Lee, no ha-
bria mas de cien regimientos de veter!tnos


Pocos dias des pues de publicarse esta de á mil plazas cada uno. Los ejércitos de la
órden del dia, y á fin de introducir desde Union contaban en 1.0 de marzo con un efec-
luego las economías que tanto necesitaba la
nacion, comenzó el licenciamiento de las
fuerzas militares en gran escala, continuán-
dose con la mayol actividad por el ministe-
rio de la guerra. Felices con volver á sus
casas, los oficiales y soldados se convirtie-
ron bien pronto en pacíficos ciudadanos, en
industriales, agricultores ó comerciantes, y
esto con gran asombro de algunos eminentes
políticos que habían predicho toda clase de
males cuando los quinientos mil hombres
que componian los ejércitos de la Union fue-
ran licenciados por el Gobierno. Es probable
que en algunas naciones de Europa hubiera
producido malas consecuencias semejante
irrupcion, per0 en los Estados-Unidos, don.:.
de hay un territorio inmenso y sin vida, que
solo necesita brazos para cultivar la riqueza,
no es fácil que produzcan trastorno alguno
los movimientos de la poblacion por grandes
que sean. En semejante pais, y con unas
costumbres que permiten á los que ocupan
la mas humilde posicion, elevarse á los pri-
meros cargos de la República, sin que nadie
se estrañe de ello, las crisis sociales de esta
naturaleza son de todo punto imposibles.


El número de prisioneros que fueron pues-


tivo de novecientos sesenta y cinco mil qui-
nientos noventa y-un hombres, de los cua-
les habia en activo servicio seiscientos dos
mil quinientos noventa y tres, y ciento trein-
ta y dos mil quinientos treinta y ocho, des-
tinados á formar destacamentos; ciento
setenta y nueve mil cuarenta y siete se ha-
llaban en los hospitales óausentBs con licen-
cia; treinta y un mil seiscientos noventa y
cinco habian caido prisioneros de guerra, y
los diez y nueve mil setecientos diez y ocho
restantes eran desertores. En 7 de agosto se
habian licenciado ya seiscientos cuarenta
mil ochocientos seis hombres, yen


1· ·f 1865. 15 de octubre asceue la esta Cl ra á
setecientos ochenta y cinco mil doscientos
cinco. De este modo desaparecieron del tea-
tro de la guerra los numerosos E;jércitos, que
animados del mejor espíritu y del mas inde-
cible entusiasmo, habian acudido presurosos
á la defensa de la República y de sus sagra-
das instituciones.


rrerminada, ya nuestra obra, podria pre-
guntársenos qué utilidad ha reportado la
guerra de los Estados-Unidos en el desarro-
llo y los adelantos del arte militar. La res-
puesta á esta pregunta no es fácil en sus




780 IIlSTORIA DE LOS ESTADOS-UNIDOS. CAP. XXIX.


detalles, pero sí en su conjunto: los ame- dadero progreso en el campo de la política,
ricanos han hecho grandes progresos, y de la moral y del cristianismo. Al decir esto,
esto es cosa que nadie puede negar. Sus nu- nos referimos á la emancipacion de los ne-
merosos sistemas de fusiles que se cargan gros: á esa lucha gigantesca, que han con-
por la culata, sus rewolvers de nueva inven- templado con asombro las demás naciones,
cion, sus inmensos cañones rayados, sus se debe la libertad de una numerosa raza de
monitores, sus diversas clases de baterías, hombres, y la supresion de una esclavitud
y por último, sus pucntes, sus canales mili- que iba á reconocerse como un dogma y á
tares y sus admirables telégrafos de señales, la que estaban ya sujetos cuatro millones de
son otros tantos inventos que suponen un séres humanos.
gran adeIanto en el arte de la guerra. Res- Esa terrible y sangrienta guerra señalará,
pectoá estrategia, solo es de notar la gran á pesar de todo, una etapa brillante en la
facilidad con que se llevaron á cabo las gran- historia de la civilizacion y del progreso del
des operaciones militares, combinadas por reinado de Dios en los diversos continentes.
mar y por tierra. En cuanto á táctica, de lo Habrá costado, es verdad, muchos millones
que principalmente se puede hacer mencion de duros yel sacrificio de quinientas mil vi-
es del empleo de la caballería en cuerpos nu- das humanas, pero en cambio, se habrá
merosos, y no dejaron tambien de ser nota- lavado el Nuevo Mundo de esa mancha y del
bIes, durante la guerra, aquellas escursiones crímen de haber tolerado la esclavitud por
ó correrías, cuyo único objeto era destruir tanto tiempo.
las vias férreas, sorprender puntos determi- De esperar es que el Gobierno americano
nados y causar, en fin, todo el daño posible sabrá llevar á cabo su obra y cumplir su
al enemigo. Por lo que hace á la organiza- elcvada mísion, sin perder de vista, sin em-
cion de los ejércitos, á la disciplina y á las bargo, que apaciguar las pasiones desenca-
maniobras, la guerra de la separacion no ha denadas, es una cosa de todo punto necesaria
dado á conocer nada nuevo digno de imi- para la reconstitucion y la prosperidad de la
tarse, pero en cambio hrt realizado un ver- J gran República.


FIN.








DISCURSO
l'RO:'>lUNCI.I.DO POl{ EL GE~ERAL ?\Ic CLELLAN CON :MOTIVO DE LA INAUGURACION DEI.


MONUMENTO FUNERARIO DE \YEST POINT EL DIA 15 DE JUNIO DE 18(i4 (*).


Señores:
En todas las naciones hay la costumbre


de consaO'rar ciertos dias al recuerdo de las
o


glorias ó de las desgracias; las primeras se
celebran con fiestas; para las segundas se
reserva el ayuno y Ir" oracion: si hay triunfos
para los vivos y laureles para los afortuna-
dos vencedores, tamLien hay funerales y lá-
grimas para los bravos que cayeron en el
campo de batalla. Hoy nos hemos reunido
para cumplir con este triste deber.


En el templo de la poesía, en la tribuna
de la antigüedad, solo resuena el estrépito de
las armas; pnrece que son preferidas las ac-
ciones· de guerra á las artes de la paz, y por
eso han lleO'ado hasta nosotros los nombres o
de los héroes y de las víctimas. Nuestro an-
ti O'uo Testamento nos refiere las nobles ac-


o


ciones y la muerte heróica de los patriotas
judíos, en tanto que el Evangelio de nuestro
divino Salvador nos describe con frecuencia
numerosos rasgos de los guerreros para glo-
rificar nuestra santa religion. Merced á estas
narraciones fúnebres, se ha trasmitido hasta
nosotros, á través de las edades, la gloria de
aquellos cuya muerte fué honrada hace mu-
chos siglos, y aunque no conozcamos el nom-
bre de todos los bravos que combatieron en


(') Hemos creido oportuno insertar este discurso, no so-
lo. porque en él se hacen exactas apreciaciones re·speeto ála
poli tic a de los Estados-Unidos, sino porque contiene datos
generales y biográficos referentes al ejército regular.


TOMO III


los campos de lVIarathon, en las Termópilas
y en las llanuras de Palestina, no hemos
olvidado sus ejemplos, Mientras el hombre
esté animado de nobles sentimientos, mien-
tras su corazon se conmueva al escuchar la
narracion de los hechos gloriosos y patrió-
ticos, esas lecciones cie la antigüedad esti-
mularáu siempre á los hombres generosos y
á los leales ciudadanos.


Era costumbre entre los griegos, que los
padres de los mas valerosos pronunciasen la
oracion fúnebre de las víctimas, triste deber
qne se confiaba á los hombres de Estado y á
los mas elocuentes tribnnos. Si un nuevo
Demóstenes ó un segundo Pericles pudieran
presentarse aquí en estos momentos para
ocupar mi puesto, hallarian seguramente un
tema digno de su elocuencia, y JO cederia
gustoso mi lugar, pues no estoy aquí como
orador, sino como antiguo general en jefe y
afectuoso compañero de las víctimas de nues-
tras rudas batallas contra el estranjero y el
enemigo interior, víctimas á quienes he tenido
la suerte de sobrevivir. Dios sabe cuán pro-
fundo era el cariño que profesaba á esos que-
ridos compañeros de armas, cuyos nombres
vamos á inscribir en este momento, y cuyo
elogio es digno de una elocuencia que estoy
muy lejos de poseer.


Amigos mios: nos hemos reunido hoy para
honrar á los muertos, á hermanos que esta-
ban unidos con nosotros por los tiernos vín-


98


..




782 HISTORIA DE LOS


culos de la nmistad y del cariño, y que han México, ó las inmensas llanuras del Oeste.
sacrificado generosament~ su vida en aras Nuestra mútua confianza, nuestra sÍncera
de su patriotismo durante esta guerra tan amistad, nació de haber corrido juntos los
funesta como justa y legal, puesto que su mismos peligros, de haber sufrido las mis-
único objeto es sofocar la rebelion y evitar mas fatigas y privaciones, de haber pasado
las fatales consecuencias de un desmembra- tantas, noches juntos en medio de los cam-
miento. Por esto sentimos nuestras almas pamentos, y seguramente que \Vest Point
dominadas por las mas nobles emociones podrá recordar todo esto á las futuras gene-
que puede esperimentar el hombre: debemos· raciones. Generales y soldados, todos los
enorgullecernos por haber tenido en nuestro que están dispuestos á morir por la patrÜt,
pais tan heróicos ciudadanos; estamos tristes se sentirán siempre poseidos del respeto mas
porque han dejado de existir, y debemos rogar profundo hácia ese monumento, y como
áDios que nos permita imitar sus actos y mo- aquellos cuya muerte se trata de conmemo-
rir con tanta gloria como ellos. Estamos reu- rar, marcharemos con serenidad al encuen-
nidos aquí para consagrar un cenotafio que tro del enemigo, sin temor á esa hora su-
recuerde á nuestros mas lejanos descendien- prema que acaso encontremos en el mismo
tes los dias nefastos de esta funesta lucha. campo del honor. Tales son los lazos que


El monumento que veis no está destinado nos unen, lazos de fraternidad como compa-
sino á una parte de las víctimas de la des- . ñeros de armas, los mas estrechos que pue-
graciada guerra que aflige á nuestro pais, den existir entre hombres, y por lo tanto.
es decir, á los oficiales y soldados del ejér- era natural que consagrásemos este monll-
cito regular. mas no se crea por esto que mento á los que nos han precedido por In,
estemos animados de un espíritu esclusi- senda del honor que hemos de seguir mas
vista, pues nadie mejor que nosotros sabrá tarde ó mas temprano ..
honrar la memoria de los bravos del ejército ¿ Qué es ese ejército regular al cual perte-
voluntario, que cayeron á nuestro lado en necemos? i Quiénes son los hombres cuya
los campos de batalla. Á mí es á qu!cn toca muerte merecen estos funerales? ¿ Cuál es la
hablar de su abnegacion y de su heroismo causa por que han dado su vida?
ante la muerte, pues han estado mucho/tiem- . Nuestro ejército regular ó permanente es


I
po bajo mis órdenes, y al manifestar cuánto el centro donde se conservan en tiempo de
aprecio nos merecen nuestros hermanos los paz las tradiciones militares del pais, así
voluntarios, soy el eco de los sentimientos como tamLien la organizacion, la ciencia.y
de que está inspirado el ejército regular. Por la instruccion indispensables á los ejércitos
lo que hace á nosotros, somos poco numero- modernos; el ejército es tan antiguo como la
sos; mas bien que como ejército se nos pue- nacion, es del mismo, origen, y solo ha espe-
de considerar como una sociedad de amigos, rimentaao algunos cambios desde que se
pero nos unen los lazos de la mas tierna formó. Los regimientos americanos comba-
amistad, contraidos unos desde la infancia, tieron en las orillas del San Lorenzo y del
cuando jugábamos á la sombra de~Jas coli- Ohio, en las márgenes del lago Ontario y
nas de granito, formados los otros en una del lago Jorge, en las islas de los caribes y
edad mas madura, cuando recorriamos las de la América del Sur; en Louisburg, Que-
ásperas montañas y los fértiles valles de bec, Duquesne, Moro y Porto bello demos-




ESTADOS-UNIDOS. 783


traron su valor·las tropas provinciales; yen cito regular se concentró en masa para to-
esa escuela precisamente fué donde se for- mar una parte muy principal en las batallas
maron soldados como \Vashington, Putnam, de aquella importante y obstinada lucha;
Lee, Montgomery y Gates. Greene, Knox, en Palo Alto, Resaca, y en el fuerte Brown,
Wayne y Steuben fueron los fundadores de solo á él se debió la victoria, y las bata-
nuestro ejército permanente, y sirviendo ~i Has de Monterey, Buenavista, Veracruz y
sus órdenes, adquirieron nuestras tropas esa Cerro Gordo, así como en los demás encuen-
disciplina, esa firmeza merced á la que pu- tros, nadie podrá afirmar que se hubieran
dieron medirse con los veteranos de Ingla- ganado sin el auxilio de las tropas regula-
terra. El estudio de la historia de la revolu- I res. Cu~ndo la paz coronó nuestros triunfos
cion, y sobre todo, las correspondencias de en la capital del imperio de los Motezumas,
\Vashington, lJastan para que reconozca el el ejército se dispersó á lo largo de las in-
mas escéptico cuánta era la bravura de las mensas fronteras, y tomó parte en una guer-
tropas provinciales en la obra de la funda- ra tn,n penosa como mortífera contra los
cion de nuestra Independencia y del edificio indios de las llanuras.
por cuya conservacion combatimos hoy. Trascurrieron trece años, estalló la guer-


En el año 1812 no estaba nuestro ejército ra que hoy nos aflige, y el grueso del ejército
bajo un pié de guerra á la altura de las cir- fué llamado desde luego para combatir al
cunstancias, pero se aumentó rápidamente, enemigo interior ,pero antes de hablaros
y esa nueva generacíon de soldados no tardó sobre los acontecimientos actuales, no puedo
en mostrarse digna de la alta mision que se menos de recordar los nombres de los bra-
le iba á confiar. En Chippewa, Queenstown, vos que por tanto tiempo fueron nuestros
Plattsburg y Nueva-Orleans probaron su compañeros y que hoy ya no existen; los
bravura nuestras tropas, pero luego vino un Taylor, los \Vorth, los Brady y los Brooks
pedodo de paz esterior que duró mas de han dejado entre nosotros un recuerdo im-
treinta años, en cuyo tiempo se introdujeron perecedero.
varios cambios en la organizacion y la fuer- Hay en la historia de Venecia un triste
za del ejército regular, ¿í causa principal- episodio que nos ha cantado la lira del poeta
mente de las sangrientas guerras con los .Y reproducido el lienzo del pintor: un ancia~
indios. Al combatir con las tribus del Hal- no, que habia servido celosamente durante
con Ne.fjro~ nuestras valerosas tropas tuvie- muchos años á su pais como magistrado'y
ron que luchar con un enemigo mucho mas: como guerrero, llegó al fin á ser Dux de Ve-
terrible aun, que era el cólera, .Y los Semi- necia, y convicto de traicion poco despues,
nolas, protegidos por sus pantanos pestilen- no solo sufrió la pena de muerte, sino tam-
tes, desafiaron nuestros esfuerzos durante bien otra que iba á durar mucho tiempo. El
algunos años, dando esto lugar á que se pre- hueco donde debia colocarse su retrato en la
senciaran rasgos de heroismo que recuerda I galería de los Dux, se cubrió con una gasa
con orgullo nuestra historia. negra, y esta gasa es la que hoy llama mas


La guerra con México vino á reemplazar la atencion de los que van á visitar el pala-
despues á los combates contra los indios y cio. i Oh! p1uguiera al cielo que un negro
al monótono servicio de las fronteras: por la crespon, como el que cubre el retrato de Ma-
primera vez al cabo de muchos años, el ejér- rino F'aliero hoy dia, pudiese ocultar á la




7~4 HISTORIA DE LOS


historia el nombre de aquellos que, compañe- ha :figurado honrosamente en todas las oca-
ros nuestros en otro tiempo, empuñan ahora siones; muy poco numeroso para obrar por
las armas para desgarrar la bandera bajo sí solo, ha tomado parte en todas las gran-
la cual habiamos combatido juntos por espa- des batallas; sus inmensas pérdidas prueban
cio de tantos años! Pero por denso que sea que siempre estuvo en lo mas recio del com-
ese velo, no podrá ocultar la agonía que bate, y los informes de sus jefes demuestran
oprime nuestros corazones, cuando al pensar que ha sabido conservarse á gran altum.
en el pasado recordemos que es preciso lu- Mas de una victoria hemos alcanzado por
char á l1111erte contra los hombres que nos sus brillantes cargas, y en h derrota, no
inspiraban el mas profundo afecto. ¿Por qué pocas veces se ha salvado el ejército de la
ese valor y perseverancia no han de utili- destruccion. Nuestras tropas pueden enor-
zarse para combatir al estranjero, mas bien gullecerse de haber tomado parte en las
que para esta rebelion injustificable que no batallas de México, así como en las de
podria prolongarse tanto tiempo sin el talen- Manassas, Gaines Mill, Antietam, 8hiloh y
to y energía de nuestros antiguos compañe- Gettysburg, y no les cabe menos gloria á los
ros de armas? oficiales que murieron como héroes defen-


No me detendré en este punto: hoy debe- i diendo la causa de su pais. Los que aun vi-
mos regocijarnos al ver terminado un gran- ven son demasiado numerosos para que yo
de .y noble monumento que recordará nues- los nombre aquí, pues sen tiria olvidar á uno
tro glorioso pasado, honrando la memoria solo, pero el mas hermoso episodio de la his-
de nuestros compañeros y amigos. Podemos toria del ejército regular, es el ejemplo de
enorgullecernos al saber que estamos presi- fidelidad que dieron los soldados, cogidos á
didos por el héroe que aseguró la victoria en traicion en Texas y que prefirieron sufrir
las orillas o.el Niágara, por aquel que, aun- toda clase de privaciones y penalidades antes
que general consumado, preferia siempre el que violar su juramento .Y abandonar su
olivo de paz á los sangrientos laureles de la bandera. La historia no ofrece un ejemplo de
victoria cuando esto era compatible .?on el abnegacion mas generosa que el que dieron
honor y el deber; contra aquel, en fin, que esos bravos al negarse á seguir á sus anti-
despues de una gloriosa: carrera, supo recha- guos oficiales, que S3 pasaban al enemigo.
zar los ataques de la traicion, manteniéndo- Tales el qjército regular, tales sus hechos,
-se firme como una roca de granito, coptra tales sus jefes y soldados! No es necesario
la cual van á estrellarse las tempestades del hacer aquí su elogio: recorred los campos
mar. En las edades futuras, cuando este mo· de batalla regaLlos con su sangre, id á las
numento no sea mas que una ruina, y cuan- heladas orillas del San Lorenzo, visitad las
do los nombres inscritos solo recuerden anti- márgenes del Atlántico y del Pacífico, que
guas leyendas, el nombre de \Vinfielel 8cott allí encontrareis algun recuerdo mucho mas
vivirá aun en la memoria de todos, como los elocuente que cuanto yo pudiera deciros.
grabados esculpidos en el monumento de los ¿Por qué estamos reunidos hoy aquí? ¿No
Famones, olvidados tanto tiempo hace. es para asistir á los funerales de uno ele esos


Pero hablemos del presente: durante la bravos? ¿No es para llorar sobre la pérdida
guerra que conmueve hoy á la nacion hasta ele una de nuestras bataJlas? 0:"0; es para cele-
en sus últimos cimie.ntos, el ejército regular brnr las exequias de los mas valerosos y no-





ESTADOS-UNIDO S-


bIes de nuestros conciudadanos, muertos en
encn.rnizados combates, algunos de los cua-
les fueron ue los mas sangrientos que re-
cuerda In, historin de las guerras. Esos hé-
roes, cuyos nombres queremos inscribir,
perpetuando su memoria, combatieron allí
donde la rebelíon armada asomó su hedion-
da cabeza, en el centro de Nueva-México,
en el gran vn.lle del Mississippí, en ltts lla-
nuras de Kentucky, en ltts montmlasdel
Tennessee, en medio de los pantanos de la
Carolina, en las fértiles campirlas de Mary-
land y en los espesos bosques de Virginia;
eran de todas edades, de todos grados y de
todas condiciones; no es necesario, ni seria
tampoco posilJle, formar aq ni esa intermina-
lJle lista mortuOl'ia; hablaré solo de algunas
ele las víctimas, lJien dignas de representar
á las demás.


Entre los primeros en fl1ma y nombradía,
veo al héroe de yeinte batallas, á Juan Seclg-
wick, amable y dulce como una mujer, bra-
YO como un leon, siempre honrado, sincero
.Y haciéndose digno del elogio de todos; fuó
un modelo que todos deberian imitar, y al
que seguramente podrán igualarse muy po-
cos. En las rudas batallas que precedieron á
su muerte, tuvo oC3.sion de dar ú conocer
repetidas veces sus cualidades de gran gene-
ral y valeroso militar; despues ele haberse
escc,pado milagrosamente ele la muerte en
tantos encuentros, sucumbió al fin cuando
menos lucha habia, heriuo por la l)ah ele
uno de los tiradores enemigos, pero murió
como un héroe, con la confianza en el cora-
zon y la sonrisa en los lábios. ¡A .. h! ¡en nues-
tm gran nacíon no hay muchos que se ase-
mejen á Juan Sedgwick! Como él tamuien,
y cuando marchaba á la cabeza de su cuerpo
de ejército, nos fué arrebatado el venerable
1\lansfield, que siempre se había distinguido
~ntre los demás por su destreza y sangre


fria, sobre todo en el fuerte Brown, en Mon-
terey y en Buenavista. Reynolds y Heno,
ambos jóyenes y vigorosos, que se hicieron
notar en México por su tememrio arrojo, y
últimamente en nuestra guerra civil, emn
otros dos bravos oficiales, ele quienes la pa-
tria esperaba mucho, pero que Dios ha, que-
rido llamar á sí!


El general Lyon, que se hallaba en la flor
de su edad, cayó tambien para no \'ol\-erse á
levantar, cuando marchaba al encuentro del
enemigo con su reducido ejército; durante su
vida dió repetidas pruebas de su valor y pa-
triotismo.


El impetuoso Kea,rny y otros generales
como Richaruson, \Villiams, Tcrril, Stevens,
\Veed, Saunders, ~trong y Hayes termina-
ron su existencia despues de una brillante
carrera, en la cual se distinguieron por sus
hechos de armas; el jóven Bayardo, asi como
el Caballero sin miedo JI sin tacha, tuvo lü
desgracia de morir en la flor ele su edau. Sin
embargo, en ningun regimiento hubo jefes
mas bravos y mas heróicos que Ill1ssell,
Davis, Gorre, Simons, Baile,)", Putnam .Y
Kingsbury, los cuales cayeron en el campo
de batalla; eran los unos veteranos y los otros
muy jóvenes en el servicio, mas no por esto
dejó de ser su müerte menos sentida.


En el cuerpo de artillería tambien se cuen-
tan numerosas víctimas: el comandanteGibbs
fué el primero que pagó su tributo; Benson,
HaggMd y otros jóvenes, tales como Kirby
y Cushing, perdieron la vida en el comkde,
y la misma suerte snfrieron los bravos \Vag-
ner y Cross, jefes del cuerpo de ingenieros.


Despues ele consagrar un recuerdo á todos
esos ilustres jefes, no debemos echar en ol-
vido á los veteranos subalternos, compa-
ñeros de 8cott en México, y que tomaron
parte en cien comba tes contra los indios del
Oeste ó de la Florida, veteranos que no te-




HISTORIA DE LOS


nian esperanzas de adquirir una gran glo-
ria personal, pero que no por eso dejaron de
dar repetidas pruebas de su bravura. En su
humilde esfera, esos hombres sirvieron al
pais con tanta fidelidad y patriotismo como
los generales mas afamados; acaso no se
leguen sus nombres á la posteridad, mas su
valor y abnegacion sirvieron de ejemplo en
muchas ocasiones.


Tenemos aun otra categoría de militares
que se distinguieron desde el principio de la
guerra, y que no por no ·haber muerto en el
campo de batalla son menos dignos de nues-
tra consideracion. Hubo un Sumner, vete-
rano intrépido y caballeresco, que contaba
mas de cinq,penta años de servicios, y á quien
se vió repetidas veces en lo mas rudo del
combate, dando sus órdenes con una sereni-
dad que admiraba á todos. Muchas veces me
habia dicho que deseaba morir con las armas
en la mano, pero Dios no lo quiso así, pues
fué víctima de una enfermedad que le llevó
á la tumba. El valeroso Smith, ese elegante
militar, á quien muchos de nosotros hemos
visto en este mismo sitio, fué respetado por
las balas enemigas, pero no por la enferme-
dad que arrebató tantos soldados á nu_estro
ejército.


Juan BuMord, tan jntrépido como sus
compañeros; Mitchell, tan eminente en la
.ciencia; Plummer, Pa1mer y otros muchos,
murieron tambien á causa de las dolencias
contraidas en el servicio. :No cerraré esta in-


¿ Podrán servir de provechosa leccion á
nuestro pais todas esas muertes yesos glo-
riosos servicios? En nuestros días la guerra
es un arte, y es cosa que á nadie puede ocul-
tarse, que para organizar y dirigir los ejérci-
tos, para las combinaciones de la estrategia
y para su ejecucion, es preciso poseer ciertas
nociones teóricas de aquel. Contar con el
éxito cuando el plan de una campaña se
confia á hombres que carecen de conocimien-
tos en el arte militar, es una cosa tan qui-
mérica como esperar que un hábil cirujano
instruya perfectamente una causa difícil.


y ahora veamos por qué han dado su vida
tantos hombres, y por qué exige aun la na-
cion que viertan sus hijos tanta sangre pre-
CIosa.


Despues de la guerra de la Independencia
se reconoció que la Confederacion, engran-
decida durante la lucha, iba á hundirse por
su propio peso, pero el Gobierno central era
demasiado débil; no podia hacer otra cosa
sino recomendar á los diversos Estados las
medidas que le parecieron mas convenientes,
y no poseia suficiente autoridad en la legis-
latura, porque le faltaba la fuerza ejecutiva
que sanciona las leyes. La influencia nacio-
nal y el respeto propio iban disminuyendo
gradualmente; veíase con inqliietud acer-
carse el momento en que nuestras institu-
ciones demostrarian una vez mas al mundo
que era imposible un Gobierno fundado so-
bre la libertad humana y la libertad indivi-


terminable lista de los mártires de mi pais dual; la nacion marchaba á pasos agigan-
sin pagar nna deuda de afecto nacional, pues tudos hácia el borde de un abismo, y la
uno de los que han dejado de existir era dig- ruina era inminente, cuando algunos de nues-
no de mi mas profunda amistad y de mi re- tros mas sábios y nobles patriotas se reu-
conocimiento; era á la vez un ardiente patrio-
ta, un carácter elevado y un pundonoroso
militar; era, en fin, el bello ideal del oficial
de estado mayor. Me refiero á mi ayudante
de campo, el coronel Colburn.


nieron, hace ya ochenta años, para buscar
un remedio á los males que amenazaban des-
truir la grande obra de la Revo1ucion. Sus
sesiones fueron largas y á veces tempestuo-
sas; por un momento se pudo dudar del re-





ESTADos-mUDOS. 787


sultado, mns al fin, en medio del conflicto de empezarse el viaje, y bien pronto pareció
que ocasionaban los opuestos intereses, á inevitable estrellarse contra las rocas. Los
pesar de las preocupaciones de partido y del mismos elementos de disidencia, las mez-
amor propio de unos y otros, ejercieron su quinas preocupaciones, los intereses parti-
benéfica influencia los sentimientos conci- culares, las instituciones heterogéneas que
liatorios, y se formó la Constitucion por la hicieron tan difícil elaborar la Constitu-
cual nos hemos regido tanto tiempo. No se cion, amenazaron una vez mas destruirla,
hizo en un dia, sino que fué el result'tdo de mas por fortuna, la nacion contaba en su
concienzudos trabajos, de sábias concesio- seno con algunos eminentes políticos, que
nes y, sobre todo, del mas puro patriotismo. merced á su sabiduría y profundos conoci- ~
Los pueblos de todos los Estados la adop- mientas, consiguieron salvar á la Repúbli-
taran finalmente, aunque algunos de ellos ca, y así se pudiero·n evitar durante algunos
con repugnancia, porque no era del todo lo años mas los males que hoy nos afligen. El
que deseaban, si bien les pareció lo mejor en tiempo y una prolongada prosperidad hicie-
las circunstancias por que atravesaba enton- ron olvidar las pasadas calamidades, y ya
ces el pais. Se aceptó porque ella nos daba no se habló sino de conciliacion, pues la
una forma de Gobierno, con la cual podia solidaridad de intereses y las mútuas con ce-
vivir la nacion feliz y tranquila, mientras siones habian sido la base y debian ser el
que Ql pueblo respetara las leyes para evitar apoyo de nuestro Gobierno. Desgraciada-
las calamidades que hasta entonces habian mente aparecieron á poco ciertos hombres
afligido á nuestra patria. que por sus miras ambiciosas ó por las preo-


Bajo la Constitucion hemos hecho progre- cupaciones de partido no tuvieron conside-
sos que no tienen ejemplo en la historia; racion alguna con el bien público y el bien
quedaron asegurados los derechos y liber- general; aquellos de ideas mas avanzadas
tades de los ciudadanos; vastos territorios, encontraron pronto un pretesto para pres-
habitados solo entonces por los salvajes y cindir de las negociaciones pacíficas y de los
las fieras, pasaron al dominio de la civili- principios constitucionales, y entonces se
zacion; las artes, las ciencias y el comercio apeló á la guerra y se pidió la separacion de
se desarrollaron en gran escala; nuestro pa~ los Estados, alegando que era preciso evitar
bellon recorrió todos los mares, y poco des- males futuros.
pues ocupábamos un lugar preferente entre Prescindiendo de los sofismas y de las in-
las grandes naciones de la tierra. Pero bajo trigas, la causa directa de la guerra, tal
esa risueña superficie de prosperidad, sobre como se presentaba á los ciudadanos honra-
la cual bogábamos á velas desplegadas como dos y patrióticos del Norte, es sencillamente
una nave impelida por la brisa del mar, esta: ciertos Estados, ó mas bien, una parte
ocultábanse peligrosos arrecifes, que ahora de los habitantes de aquellos, han creído, ó
impiden nuestra marcha é inspiran temor á aparentado creer, que sus derechos y propie-
los pilotos mas esperimentados. Confiada en dades iban á peligrar cuando subiera al poder
su fuerza y en su buena fortuna, la nave cierto partido, y esto á pesar de que la Cons-
avanzaba siempre sin que su tripulacion es- titucion y el Gobierno ofrecian una protec-
cuchara los consejos de la prudencia; ~lvi- cion segura contra los males temiclos. Cuan-
dáronse los peligros que' amenazaban antes tos esfuerzos se hicieron para evitar un




HISTORIA DE LOS ESTADOS-U:-IIDOS.


choque fueron inútiles; se prefirió buscar la
seguridad destruyendo ese Gobierno, que solo
deseaba proteger á los ciudadanos, y se apeló
á la fuerza armada contra las tropas que
ocupaban una fortaleza nacional. Lavar ese
insulto hecho á nuestra bandera; evitar la
triste suerte de las repúblicas divididas de la
Italia y de la América del Sur; preservar á
nuestro Gobierno de la destruccion, yencer-
rarnos dentro de los límites del poder legal, ,
han sido los motivos que nos obligaron á em-


abandonado In tierra, no nos abandoneis en
medio del peligro y de las desgracias; alen-
tad á los fuertes, sostened á los débiles, y
así podrá salvarse la República y se asegu-
rará el triunfo de nuestra bandera!


Á través de la borrasca que arrastra la,
nave del Estado, vemos un faro luminoso
que nos infunde ,confianza: no puede ser que
esta gran nacion haya terminado ya su bri-
llante carrera; no es posible que nuestra es-
trella, radiante en otro tiempo, y que tanto


puñal' las armas. nos prometia para el porvenir, deba oscure-
La rebelion contra un Gobierno como el cerse ya para siempre. No dudemos que la


nuestro, que solo desea arreglar las cuestio- Providencia permitirá que este pais, que fué
nes por medios pacíficos, no debe confun- por tanto tiempo el asilo de los oprimidos, el
dirse con una revolucion contra un poder refugio de la libertad religiosit y civil, vnel-
despótico que rehusa dar toda clase de sa- va á ocupar un lugar preferente entre las
tisfacciones; semejante rebelion no se funda demás naciones del mundo, despues de ha-
en ningun motivo justificado, y nos pone en ber dado un saludable ejemplo á los qu~ de-
Lt alternativa de destruirla ó consentir en la sean marchar por la senda del progreso. No
rninil de esta nacion. En tiempos como los nos es permitido sondear los decretos de la
que alcanzamos y con semejantes disensio-
nes, el espíritu de partido debe convertirse
en un sÍncero y virtuoso patriotismo, sin
tener en cuenta mas que el bien del pttis.


Ya snbeis, amigos mios, por qué han he-
cho el sacrificio de su vida tantos de nues-
tros compañeros. ¿Habrán de ser estériles
su abnegacion y patriot\smo? ¿Podrán decir
las generaciones futuras que nos ha faltado
el vigor necesario para terminar la obra
comenzada, y que despues de tan costosos
sacrificios hemos vacilado en salvar la pa-
tria? i Líbrenos el cielo de semejante baldon,
é infunda Dios aliento en nuestros cora-
zones!


iOh, manes de nuestros héroes! ¡Almas
de nuestros bravos compañeros! icomunicad-
nos vuestra indomable voluntad, y si os es
p8rmitído proteger á los que aun no han


Providencia, pero los comprendemos al con-
sultar el.pasado. No nos es posible tampoco
penetrar los designios del Altísimo, pero
toda la historia, así como la revelacion cris-
tiana, nos prueba que esos decretos, aunque
insondables, son justos. Cumplamos, pues,
con nuestra mision; tengamos una confianza
ilimitada en la bondad del Señor, que con-
dujo á nuestros padres á través de los ma-
res, y les sostuvo en medio de los peligros,
aun mas grandes que los que arrostró su
propio pueblo. Si cumplimos con nuestro
deber y tenemos confianza en el Sér Supre-
mo, no nos abandonará en la adversidad.


y ahora, amigos mios, en la confianza de
que Dios salvará á nuestra patria, dedica-
mos este monumento al honor, al patriotis-
mo, á la abnegacion y á la memoria. de nues-
tros bravos.


Fl::-l DE LA OBRA.




íNDICE DEL TOMO TERCERO.


LIBRO SESTO.
Desde el restablecimiento de la paz en 1815 hasta el fin de la administracion


de Juan Quincy Adams.


1815 á 1829.
CAPÍTULOpnnmrw. Página.


1815-1817.


Fr0: DE LA PRESIDENCIA DE 1fADlSON.


Página.
RestalJlecimiento de la p2z.-Efectos que produjo.-El


convenio comcreial y sus resultados.-La matanza
de Dartmoor.-Guerra con Argel.-Tributo pagado
al Bey.-Su comlucta con los amcricanos.-La es-
cuadra marcha al .\leditcrráneo b. las órdenes de
Bainbridge y Jlecatur.-MediLlas que adoptó este
últimO.-EI Bey acepta el tratado.-So reune el
Congreso.-:lIcnsajc delPrcsidonte. -Sus recomen·
uaciones. -Observueiones do Mr. Dalias respecto á
la h[\~ienda.-Carla ue Mr. Dalias recomendando
un banco nacional.- Dobate. -ColllJiciones del nue·
vo banco.-B¿ll referento á la manera de pagar á
los miembros del Congroso.-Desconlento.-Elee-
cion de candiJatos para l'resÍJoute y Vice-presi-
dente.-Monroe y Tompkins.-Resultado de las
eleccionos.-Nuevo sislema adoptado por el Secre-
tario del Tesoro para pagar los créditos contra el
Gobierno. -El banco de 10sEstados-U nidos comien-
za sus operaciones.-Sesion del Congreso.-Último
mensajc anual dcl Presidonte.-Estracto de su
contenido.-Bill para pagar la deuda nacional.-
Observaciones de Calhoun. -Otros procedimientos
del Congrcso.-Fin de la carrera oficial de Madison.
-Observaciones acerca de su carácter.


CAPÍTULO n.


1817-1819.


5


Los DOS PRIMEfiOS AÑOS DE LA ADMINISTRACION DE l\IONROE.


El quinto Presidente entra en el desompeño de sus
funciones.-lIlanifiesto inaugural.-El gabinete de


TOllO ur.


Mr. Monroe.-Principios políticos de su aLlminis-
tracion. - Viaj () del Presidente á diversos Estados.-
Primera legislatura del décimo quinto Congreso.-
m mensaje del Prcsid.cntc.-Estracto de su con-
tenido.-Debates en el Congreso.-Suprcsion de
contribuciones. - Situacion del pais.- Tarifas.-
lIleJoras.-Discusion.-La isla Amelía y Gall'esloll.
-:li'Gregor y Aury.-Mississippi entra it formar
parte dc la Union.-Tratados con los indios.-La
guerra de Seminola.:-El gencral Gaines.-El gene-
ral ,Tackson marcha it la Florida.-Arbuthnot y Am-
brister.-Su causa y ejecucion.-Jackson marcha á
Pensacola.-La autoridad espaiíola.-Escitacion qUG
produjo la conducta de Jackson.-El Congreso se
reune cn sesion.-~rensaje del PJ'csidcntc.-Quc-
jas contra el banco de los EstaLlos-Unidos.-Se
nombra un comité para que informe.-flesnltado
de su investigacion.-Especulaciol1cs y fraudes.-
Se nombran nuevos direetores.-El general Jack-
son y la guerra de Seminola.-Debales.-Illinois es
admitido en la Union. -Alabama y lI1issouri.-Infor-
me de Calhoun respecto á los caminos y canales.
- Tratado con Espaiía y eesion de la Flori,la á los
Estados-Cuirlos. - TIeclamaciones.


CAPÍTULO IlI.


1819-1822.


ACO~TECI111E1\TOS DUfiANTE '181\)-1822.


El Presidentc visita los Estauos del Sur. - La cuestioll
de esclavos.-Se reune el Congreso.-El mensaje
del Presidente.-La cuestion del Missouri.-Dcba-
tes y personas notables que tomaron parte cn ellos.
-Resultado de la cuestion.-Procedimientos del
Congreso.- Ley de quiebras, pensiones y venta
de tierras públicas, etc.-El comodoro Decatur es


99




n. ÍNDICE.
Pagina. rá~lna.


muerto en un duelo.-El cuartl) censo.-Periodo
cl'itico.-El Cungreso se reune en noviembre de
1820.-Extracto del mensaje del Presidente.-La
cuestion del Missouri. -So renuevan los debates.-
Esfuerzos d(' Clny.-Hesultado de la eleceiol1 pre-
sidencial.-Estado critico de la Hacienda.-El tra-
tado de la Florida.- Segunda adminislracion de'
Monroe.-Jacksol1 es II(JlltlJl'ado gobernador de in
Florida. -Sus act08.- Proclama del Presidente res-
pecto itla admision de Missnuri.- El décimo sépti·
mo Congreso.-El.mcnsaje del Presidcnte.-Inves-
tigaeiolL acerca lle la couducta de .Tackson. -Se
rehusa el auxilio á las fállricas del p:lis.-El Con-
~I'eso aplaza sus sesiones hasta el8 de mayo.


CAPÍTULO IV.


1822-1825.


FIN DE LA AD;\UNISTRACION DE MONROE.


29


W. H. Crawfol'd y Enrique Clay.-Segunda lcgisla-
turadel décimo octavo Congreso.-Estado ¡je C(lsas
al verificarse la deccion ele Prt~sidente.-Clay in-
fluye en favor de Adams.-Cargos que se le bide-
ron.-Adams es elegido President" por la Ctllnara
de Representanles.-La reclamaeil'n de Deaumar-
chais.-Se aplaza el Congreso.-Ojeadu rdr(lsper-
tiva sobre la adminislracion de ;\!onroe.-Elogio de
.T Q. Adams .


.'


CAPÍTULO V.


1825-1829.


ADMINIS'l'RACION DE. .J(j.\N QUINCY AnA)!S.


Juan Quincy :\dams toma [Josesion del cargo ¡Jo 1'ro"i-
dente.- Estraclo de su manifiestl' inaugural. - El
Gabinete del nuevo Presidenlc.- Tratado COll los
Creek".-DilicuItades.-Otrl's tr~tadl's con los ill-
dios.-.Tackson es elegido por la legislatura ele Ten·
nessee.-Opl'sicion organizada ol'ntm el GoiJit'rno.
-El canal ele Erie. - El Congresl' décimo nunl'. -
Estracln del mensaje del 1'rcsidenle.- El C(lng-I'Psu
americanl' en Panarnit.-.\tnqno elo la opl'sil'ion.-
Resultadl's.-Ennllendas iI la Constitlll:ion.- Pro-
yectos politicl's.-El tralado de los Cl'ceks.-·Cues-
til'n dd aumento do juecc.s.- El Congreso roco-'
lJ1ienda las mejoras públicas. - J\Iurrtc de Tomás
Jeffel'son y de Juan ALlams.-Estructo del elogio de
Daniel \Vebster.-Se re;une el Congreso. - IIlensnje
dd Prcsiclente.-La gran conspiracion -Su objeto.
- COlHluda do Enrique Cby.- EI'c(~ciones para
mielllbros del Congfl~S().-El y;g(;simo CongrE:so.-
Estractl' del mensajo.-La cucstioll de t,1ri[:1s -
Debate acall'rado. - Observaciones del senadl'r
13enton.-La lucha presidencial de 18~i:l.-El Con-
greso se reune cn sesion. - Último mensaje tle
1\lr. Adams.-Cuestinn protccciollistn.-Acdon del
Congl·eso. - Fin de la legislatura .-lIe\'i8(a criti.:a


42


Nuevas combinaciones polílicas.-Candidatos para la
Presiden(,ia. - C01lvenio con Fruncia.- Relaciones
con Inólatcrra.- Se reune el Congresl' - El men-
saje del Prflsi(lente. -Act.l's de la legislalura.-El
compll't A. D. -Las cuentas del Viee-presidente
Tl'mpkins.-Espedicion do Deeouclray contra Puer-
tu-Rico.-Pirateria en los mares do la India Ocei-
(1,mta1.- Medirlas (le Pl'rter.- El Congroso décimo
ndavo.-Mensaje dd Prpsidente.-Las repúJ.¡lieas
de la América del S(Lj'.- La do~trina de ~Tollroe­
Enmienc1as á la COllstitllcil'll.-Proyectos políticos.
-Caminos, canale:,; y ley de quiebras.-Revision
d(] las tarifas.-Debates.-Sil1lpatias eon los grie-
gos.-Crawfl'rd elegido pl'r cl Comité.- El general
Lafayette visita á los Estados-Unidos.- Recepcton
entusiasta. - Lafayette recorre el pais. -Honores
tlue se le lributaron.-Condw.cta del Congreso.-La
lucha presidencial.-Resultado de la votacion para
1,,0; candidatl's Andrés .Tackson, Juan Q. Adams, tle la administracion de .luAn Quincy Adams.. 52


LIBRO S]~PTIMO.
Desde la administracion de Andrés Jackson hasta la de Jacob::> Buchanau.


1829 á 1857.
CAPÍTULO PRlMERO.


1829- 1832.
Los PRIMEROS'l'RES AÑOS DE LA ADl'>lINIS'l'RACION DE J ACKSON.


Página.
Andrés Jacksol1 toma posesion de la Presidencia.-S-u--


manifiesto. - El nuevo Gahinete. - Proyectos del


Pá¡:loa.


Gobierno. - ECUllomías y reformas. T' Mo\'illlicu!o
del personal de empleados.-Opiniollcs det.[r. DCll-
ton.-EI COlJgl'eSO vigésimq primero.-El mensaje
del Prpsic1ente. - La cueslil'n de las Herras pú))li-
cas.-La proposicioll de !\Ir. Poot en el Sen:J.l)o.-
Debates.-Discursos que se pronunciaron.-Revi-






ÍNDICE. lIJ~
Página.


sion de la tarifa.-Conducta del Senado respecto á
los nombramientos del Presidente.-Proyecto eco-
nómico. -Los i lidios se trasladan al territorio Oeste
del Mississippí.-CI18stion del banco de los Esta-
dos-Unidos.-El quillto ccnso.-Se reune el Con-
grt'so.- El mensllje.-l\lejoras públicas.- Corres-
pondencia entre Calhoun y J ackson.-Disturbios en
el Gabinete. -Nombramiento de otro. -El Congreso
\'igésimo segundo.-Elmens8je.-El Senado rehu-
sa aprobar el nombramicnto de Van Buren como
minislro en Inglaterra. - Rcsultndo del censo.-
Controvet'sia sohre la cucslion del banco.-El Se-
nado y h Cámnra npruehan los bills para renovar
la carta del ball!·(). - El )Jeto de Jacksoll.-Otras cues-
ri()np~ ..


CAPÍTULO T 1.


1832-1837.


n;\/ DE LA ADMll\IS THAC:ION DE JACKSON.


El cúlera y sus estragos.-Guerra con los indios.-
lllnck Htlwk. -Movimiento dc la Carolilla del SUf
(~ontra la ley de tarifas.-:Se reune el Congreso.-
Estrado del mcnsaje del Presidente.-Accion del
Congreso respecto ala cueslion de tarifas.-El dis-
"urso de Calhoun.-La resolucion de Clayton.-Dic-
tlunen de Emiqll\' Clay.-Dcbatcs sobre la cuestion
de depúsilos.-Segundn n(hninistraciun de .Taek-
SOll.-SU viaje al :\orte. - El Presidente resuelve
retirar los (lepósitos.- Dunne rehusa dar la úrden.
-Talley es nombrado Secretario del Tesoro. -Se
rdiran los depósitos.-Escitacion. - Se reune el
CongT('so.- SLlS ;:lclos.- Proposicion lle censura
eüntra el Presidentc por haller retirado los depósi-
tos.-Protl'sta de J'lCkson.-llebate tempestuoso.
-C.ml1idos y apuros del comcrcio. -ACeiOll de 18
Cámara respcdo it la carla del ballco.- Debate eu
el Senado.-Se desedlfl el nombramiento de Ta-
ncy.-La oposicion whiy.- Se reune el Congreso.-
Reclamaciones a F1'a n cia. - J ackson resuelve ha-
cer un arreglo.-Hesultaclo.-Otras reclamaciones
de las potencias europcas.-Texas y sus asuntos
- Convencion democratica en Daltimore. -Nombra-
miento de Van Buren.-El vigésimo cuarto Congre-
sO.-El mensaje. -Conducta del Congreso respecte)
á los Llcpúsitos de los lJallcos.-Distrilmcion del
sobrante de la renta.-Especulaciones y fraudes.
-Discusiol1 sobre la esclayitud. - Van Duren es ele·
gido Presidente, y .Tohn50n Vice-presidcnte. - lJlti-
mo mensaje de Jackson.- Fin ele su administra-
don.


67


82


CAPÍTULO ll1.


1837-1841.


ADMINISTRACION DE YAN BOHEN.


Página.
Martín Van Buren toma posesion del cargo de Presi-


dente.- Su manifiesto inaugural. - Situacion del
pais en aqUélla fecha.-Apul'os y conllietos.-Mar-
cIma'Washington una <1iputacion de comerciantes.
-Sesion estraordinaria del Congreso.-Las reco-
mendaciones del Presidente.-El Congreso se reu-
ne en diciembre.-Se discute el. plan de la slIb-
Tesoreria.-Actas tle la legislatura.-La guerra de
los Seminolas en la Florilla.-Resoluciones en fa-
vor de la anexion de Texas.- Tentativa revolueio-
Haria en el Canacla. -Incenclio de la Carolina.-
Proclama del Presidente contra los insurreetos.-
Procedimientos de la última legislatura del vigési-
mo quinto Congreso.-La opusicion se refuerza.
-Apertura del vigésimo sexto Congreso.-Los di-
putados de Nlleva-Jersey.-Convcncion ll'hiq "u
Hauisburg. - El general Harrison cs nombrado Pre-
sidente.- La Convencion democratica designa il
Van TIuren p3ra este eargo.-El mensaje del Presi-
dente respecto á la hacienda.-Buen consejo.-Sc
establece el Tesoro independiente. -Sus condicio-
nes.-El sexto censo. -La eleccion presidencial.-
Eleccion cleHarrisnll.-Fin de la aclministracion dp
Van Buren.


CAPÍTULO 1 V.
1841-1845.


AD~IINISTRACION DE HARRISON y TYLER.


El general Harrison toma posesion del cargo de Prcsi-
dente.-Su Gabinete.-Su muerte.-.lnan Tyler es
elegido Pl'esidente.-Su manifiesto al pueblo.-Se-
sion oslraorrlinaria del vigésimo séptimo Congreso.
-El mensaje de Tyler.-El Se,~retario del Tesoro
recomienda el establecimiento de un banco nacio-
n::\l.-Con(lucta del Congreso.- La sub-Tesoreria.-
SeCl'eaelbanco fiscal.-E/velo de Tyler.-Consulta
al Presidente.-El segundo veto. - Los miembros
,lel Gabinete, escepto "\VelJster, presentan su dimi-
sion. -Politica de los whiY8 en el Congreso. -Actas
de la sesion. -El Congreso se reu\!C en diciembre.
-Proyectos para establecer el banco. -El tratado
,le Washington.- Sus disposiciones. - Disturbiof\
(le nhode-Island - El Oregon. - Las elecciones.-
A pertura del Congreso en diciembre dc 1843. - Es-
tado de los negocios.-Medidas que tomó Mr. Tyler
respecto a la ancxion de Texas.-Conducta del COll-
gl'eso.-Candidatos á la Presi(lencia.- nesultado




IV. ¡NDleE.


P-tgina.
de las elecciones.-Polk y Dallas.-Última legisla-
tura del Congreso.-El mensaje de Tyler.-Fin de
su administracion. 105


CAPÍTULO Y.
i845-i847.


LA ADl\II~ISTnACION DE POLK.


El Presidente Polk.-Su GalJinete.-Juan Tylor y los
asuntos de '1'exas.- El Oregon. - Polémicas. - El
Congreso vigésimo noveno.-EI mensaje de Polk.
-Debates.-Negociaciones con Inglaterra.-El ge-
neral Tayloren elRio Grande.-Principio delashos-
tilidades. - Declaracion de guerra.-Nuevo úill de
tarifas. -Se establece la sub-Tesoreria.-Otros ac-
tos ele la legislatura.-Sumario de las actas de la
segunda legislatura del vigésimo nono Congreso.-
Asuntos de l\léxico.-Plan de eampaña.-Taylor en
Punta JsalJel.- Batalla de Pillo Alto.- Batalla de Re-
saca de la Palma.-Los mexicanos son rechazados
hasta el Rio Grande.- Taylor penetra en el Mata-
moros.-El general Santa Ana.-Apuros ele Taylor.
- Avanza sobre ?1Ionlcl'cy.- Lucha sangrienta.-
Toma de Monterey.-Armisticio.-El general \Vool
se pone en marcha.-Kearney y el ejército del
Oeste. -.Tollla de ~ ueva-México. - Donilhan avanza
sobre Chihuahua.-Haz'tüas deFremout.-Toma de
California.-Se censura á '1'3ylor por haber suspen-
dido las hostilidacles.-Santa Ana)' su ejé'rcitO' A
Proyecto (le ata(lUe contra Móxico.-Medidas de
Seotl.-Taylor se detiene en Buena Vista.-Victo-
da de Taylor. -Su regreso á los Estados-Cnidos. . 114


CAPÍTULO VI.


1847-i849.


FI¡'; DE LA Am!INI:'iTRACION DE POLE:o


El gelleral Scott en Veracruz.-Eomllanleo de la ciu-
dad y castillo.-:lTarcha á J\Iéxico,-Batallade Cerro
Gonlo.-Scott y el eje·reiLo en Perote.-La rnision
de N. P. Trist -Los mexicanos hacen esfuerzos
para dcfenclCl; su capital.-Planes de Santa Ana.
-Batalla de Conlreras.-Armisticio de Tacubaya.
- Resultado. - AS~tlto de !\Tolino del Rey y Casa
Mata.-Toma!lA Cha¡lUltepec.-Triunfo de 18s ar-
mas american~s.-Entraela en J\Iéxico.-El coronel
Childs en PuelJla.-Es ataea(lo por Santa Ana.-
Disensiones entre Scott y sus oficiales. -Negocia-
~ioJles para la paz. -Estracto del trata(lo ele Gua-
dalupe IIirlalgo.-Reí1exioues sobre la guerra de
México. - Se reune el Congreso en diciembre de
18le7.-El mensaje de Mr. Polk.-:\Iucrte de Juan
Quincr Ai.lams.-EleeCÍon de candidatos para Pre-


Página.
sidente y Vice-presidente. - Taylor y Fillmore qu-e-. --
dan elegidos.-Segunda legislatura del trigésimo
Congreso.-Último mensaje de MI'. Polk.-Descu-
brimiento de la region del oro.-California y Nueva·
l\féxico.-Aprobacion de actas.-Conveneion de los
miembros del Sur para tratar sobre la esclavitud.
-Proyectos de comunieacion con la costa del Pa-
cífico por la via férrea. -Fin de la administracion
de MI'. Polk. . ... • • . • . . 128


CA PÍTULO VII.
i849-i853.


AD~lINISTRACION DE TA YLOR y FILL)IORE.


Zaearias Taylor toma posesion de su eargo.-Ceremo-
nias.-Manifiesto inaugural.-El Gabinete elegido
por el Presidente Taylor.-E~tado de la politiea.-
Cuestion de limites entre Texas y Nueva-México.-
Medidas adoptadas por el Presidente.-El trigési-
mo primer Congreso.-El mensaje elel Presidente.
-Escitacion producida por la cuestion de la escla-
vituel.-:1IIensaje especial sobre California y Nueva-
México.-I.os acuerdos dc Enrique Clay.-El dis-
curso de Calhoun.-Su muertc.-El discurso de
'Webster.-El Comité de los trece.-Informe de En-
rique Clay.-El Bill ómnilJ1l8.-Debates y disturbios
en el Sucl-Oeste.-Enfermedad y muerte elel gene-
ral Taylor.-~Iillarel Fillmore se encarga de la Pre-
sidencia.-Su Gabinete.-Mensaje sobre Texas y
:"\ueva-lIIéxieo.-El séptimo censo.-Espediciones
de los filibusteros contr::t Cuba.-Proc1ama elel Pre-
sidente.-Especliciones de Lopez y S\I resultado.-
Segunda legislatura del trigésimo primer Congre-
so.-Estracto del primer mensaje de 1\11'. Fillmore.
-Discusiones en el Congreso.-La cuestion Ilún-
gam.-Carta de \Vebster al caballero 1I1Ilsemann.
-Kossuth en los Esbdos-Uni(jos.-Estado de los.
negocios.-La primera espellicion de Crinncll.-
La cuestion de GrcytolYn.-Muerte de Enrique Clay.
-La cuestion ele pesquerías. - Convenciones. -
Pierce y King.-Scott y Graham.-L~. cuestion Ca-
l'ay.-.:\Iuerte de D:miel \Vellster . .,...La cleccion pre-
sidencial.-E~lra(;to de la carta ele 1IIr. Everett.-
Se reune el Congreso.-Estracto del mensaje.":"
Aecion del Congreso. Fin clp, la 3l1ministracion de
Mr. Fillmore.


CAPÍTULO VIII.


i853-i857.


AD1!IKISTRACION DE FnAr-:KL1'" P1EI\CE.


Manifiesto inaugural de Franklin Pierce.-Su Gabinete.
-J\Iuerte del Yice-presidente King.-El valle de


151




Í:-iDlCE v.


Pagina.
Mesilla.-Scgunda espedicion del Dr. !Cane.-Otras
espedicionf's.-Contestaeion de Lord Juan Rusell
á la carta de Mr. Everett.-·Kostza. - El trigésimo
tercer Congreso.-Eslracto del mensaje del Presi-
dente. - El bill del senador Douglas. -Kansas y Ne-
braska.-Debate en el Senado.-Politica de la Cá-
mara. -El tratado de Gadsden.-El comodoro Perry
y la espedicion del Japon.-Los vetos de Mr. Picrce.
-El coronel Kinney.-Emigracion á la Costa de los
Mosquitos.-La conferencia de Ostende.-Esfuer-
zos en Nueva-YOl'k para reprimir la intemperan-
cia.-Regreso del Dr. Kane do las regiones .\rticas.
-Su muerte.-El trigésimo cuarto Congreso.-El
mensaje. -La cuestion de Kansas.-Proceuimien-
tos en el tcrritorio.-Conflieto.- \Valker y la Amé-
rica Central.-Detalles.-Nllevos disturbios en Kan-
sas. -Sumner y Ilrooks.-Convenciones. -Eleecion
de eandidatos.-Iluehanan y Breckenriclge son
elegidos Presidente y Viee-presidente.- Se reune
el Congreso.-Último mensaje de MI'. Pierce.-Ob-
servaciones de Benton.-Actos 11e la legislatura.-


Páglna.


Dred Seott.-EscitaclOn.-Se cierra el Congreso.-
Fin de la administracion de Pierce. . . 173


CAPÍTULO IX.
1857-1859.


ADMINISTRACIO:-i DE JACOBO BUCHANAN.


Ceremonias que tuvieron lugar al encargarse MI'. Bu-
chanan de la Presidencia.-Su mallifiesto inaugu-
ral.-Su Gabinete.-El Senado termina sus sesio-
nes estraordinariaS.-Se reune el Congreso.-EI
primer mensaje anual de MI'. Bllchallall.-Negocios
estranj eros.- Espedicion á Nicaragua.- Procedi-
mientas en Kansas.-Segunda legislatura del tri-
gésimo quinto Congreso.-EI me.nsaje.-Relaciones
con las potencias estranjeras.-El célebre discurso
del senador IIammonc! sobre la probahle separa-
cion de los Estados del Sur.-Se reune el Congrc-
so.-Mensaje del Presidente.-La conspiracion de
Jnan Brown.-Apéndice al capítulo IX.-Estadísti-
ca interesante .. H17


LIBRO OCTAVO.
Desde la administracion de Abraham Lincoln hasta la conclusion de la guerra civil.


1860 á 1865.


C.\PÍTULO PRIMERO.
1860-1861.


LA SEPAU.\.ClOX DE LOS ESTADOs.


Pagina.
La eleccion presidencial.-La Convencíon republicana


elige ti Mr. Abraham Lincoln como candidato ti la
Presidencia.-Comilés.-Elec¡;iones.-La Carolina
dd Sur n:suclve scpararse de la Vnion.-Declara-
cion Ile su independencia. - Yari,)s fllnciunarios
dimitl)l1 sus cargos.-Se nombran delf~gad()s para
representar al Sur en \Vashington.- Se gll~rnecen
algunos fllertes.-Segunda legislatura del trigési-
mo sesto Congreso.-Cllarto y último mensaje del
Presidente Buchanan.-Observaciones sobre la crí-
sis.-Relacioncs cstranjeras.-Se trata de conse-
guir una conciliacion.-EI Comité ele los diputados
del SlIr.-Proposiciones.-Las enmiendas de Crit-
tenden.-El 11iscurso de ~Ir. Antony.-Culllle la
alarma en el Sur.-Separacion ele varios Estados.-
Se organiza un Gobierno. -La C()rlstitueion federal.
-Jefferson Davis es elegido Presidente ele la nueva
Confcderacion de América.-Ap,:mdice al capitulo I.
-Las enmiendas de Crittenden.-HistoriG de la
Carolina del Sur. • 216


CAPÍTl:LO n.
1861.


AD)llNISTRACIOK DE AIIUAHA~l LI:\COL:'oi'.


Página.
Yiaje del nuevo Presidente ti \Vashingtoll.-Discurso


que pmnunei() en Indianapolis.-Tcnlativa de ase-
sinato.-Mr. Abraham Linccln pt'csta juramento y
toma pospsion del cargo ele Presidente de los Es-
taclos-Unidos.-Su manit1esto inaugural.- El nuevo
Gabinete. - Los representantes confederados.-
Carla que dirigieron :i 1\11'. Sl'ward y contestacion
de éste.-El general Beauregal'cl y el mayor Ander-
son.-Primeras hostilillades.-BomlJardeo del fuer-
te Sumter.-Regocijo de los separatistas.-Indig-
nacion de los norte-americanos. - El parte del
mayor Andersoll. - Llamamiento á las armas.-
Proclama del Presidente.-Rcunion de los confe-
derados en 1Tontgomery. -Contestacion de algunos
Estados al llamamiento del Presidente.-El tenien-
te .Tones evacua el arsenal de los federales en Har-
per's Ferry.-EI moti n de Baltimore.-Confereneia
del Presidente con el mayor Brown.-El general
Bntler desembarca en Annapolis y recobra ti Mary-
land. -Se abandona el arsenal de Norfolk.-Scpa-




VI. ÍNDICE.
Págtna.


rucion do Virginia, Tennessee, la Carolina del Nor-
te y Arkansas.-Apéndice al capítulo n.-Biografía
de Abraham Lincoln.. . . .


CA P[TULO [11.


1861.


PmMEfiA CA~IPAÑA.


Fuerzas Cull 'lne ,,,mtaban lus Estados del ::Sur y los del
Norte.-El ejército ele 'Vashington.-Su campa-
mentu. -El fuerto Monroe y el coronel Demmick.-
El general Butlcr llega al fuerte .Monroe.-EI cam-
pamento de los conCederados. -El Sur .)cupa á los
negros en los trabajos de fortificacion y deCensa.-
El general I311tler se niega á devol ver los esclu vos
rugilivds -Ataque contra Big-Bethel.-Derrota de
los feLlcrales.-:.\Illerte del mayor 'Vinthrop y del
tenieute Greble.-EI general Johnston abandona
su posicion de Hal'lIer's Ferry. -Patterson atravie-
sa el Potomac.-Las autorid::ldes de Virginia se de-
clrrran contra la Confederacion. - Se organiza un
lluevo Gubierno. -Los unionistrrs ::ltacan á los cun-
federados en Philippi. - f,enrliciun de Pegram.-
Muerte ue CJrnett. -El parte rlel gencrall\Ic Cle-
Ilan.-Derrota de Tyler y de Rosecrans.-EI general
Lee se encarga del mando de las tropas confedera-
lIas.-La grall batalla de Bull-Run.-Se reune el
CGngr~so.-El mensaje del Presidente.-Se aprue-
ban varios lJill.,' referentes á la guerra. - El Congre-
so termina sus sesiones.-Los generales Jackson
y Price establecen su campamento en Bonneville.
-El general Lyon marcha en su persecueion.-Ba-
talladenVilson's Creek. -Muerte del general Lyon.
-El general Fremont es nombrado jefe del Depar-
tamento Occidental.-Derrota de Mulligall.-Reti-
rarla de Priee. -Se releva del mando á Fremont y
se nombra en su lugar al general IIunter.-Datalla
de Belmonte.-Espediciones maritimas.-Toma de
lIiltoll Read por el general Sherm:ln.-La legisla-
tura de Kentueky aprueb~l un bill proponiendo Li
sep:Hacion.-Los combates de Ball's Bluff y Dra-
llesville.-SituClcion de los beligerantes á lines de
18()1.. .


CAPÍTULO n.


1862.


231


SEGUNDA LA~IPA5:A.-TEXAS y NUIévA-MÉXIGU EN 18m.


La traicion de Twigg. -La Convencion de Texas vota la
separacion.-Canby se encarga del mando de las
tropas.-La brigada Sibley. -El fuerte Craig. -I3a:
talla ,1<: Val verde. -Muerte de Mc Rae. -Combate


Pagina.


de Apache.-Los confederados ocupa.n á Santa Fe
y abandonan á Nueva-México.-lI1issouri y Arkan-
sas en 1862.-Prico vuelve á Missollri.-Guerrilla!'\.
-Derrota de Rains y Stein.-Torna de Millonl.-
Price se retira á Arkansas.-Retirada de Si gel ue
Betonville. - Batallft de Pea Hidges.- Los indios
toman parte en la guerra. -Combaks de Cache
y Newtonia. - Hilldmall es rechazado hasta Ar-
kansas.-Cooper derrotarlo en Maysvilte.- Batalla
de Prairio Grove.-Kontucky, Tennessee y Alalm-
ma. - Balalla de Mill Springs. -Toma del fuerte EIl-
rir{ue. -llombardeo del fuerte Donels?lI. - Fuga rle
Floye! y Pillow. -II.emlicio/l de Buckner.-Retiraua
de Johnston. -Los confederaclos abandonan á Nue-
va-Madrid. - La isla Número Diez.- Prill18r sitio
de Vieksburg. - Grant se dirige á PittsJJUrg. -Sidlley
Johnston avanza desde Corinto y ataca á Grant.-
La batalla de Shiloh.-Las divisiones de Sherman
y lile Clernand son derrotadas -lI1uerte del gene-
ral Johnston.-Llegalla de Buelt y Lew Wallace.-
Los separatistas retroceden. -Beauregard abanlio-
na á Corinto. -lIalleck toma poses ion de la ciudad.
-Mitchel re<oo}¡ra it Huntsville.-Apéndice 81 capi-
tillo IV - I3iogmfia ,lel general Beaureganl. 2H


CAPÍTULO V.
1862.


CONTINUAC[()N DE LA CA}IPAÑA DE 1862.


Espedicion de Blll'llside ála Carolina del Norte.-Toma
de la isla de Roanoke.-l1endicion de NewlJern.-
Toma del fuerte :.'Ifacon.-Combate de South Milis
-Espedicion secreta del general Butler.-Viaje it
Ship-Island.-Defensas de Nueva-Orleans.-I3om-
bardeo de los fuertes Jackson y Sah Felipe.-La
nota unionista trata de forzar el paso de los fuer-
les.-Derrota de la notilla confederada.-EI mayor
lIonroe.-Rendicion delos fuerles.-Palriotismo de
las mujeres de Nueva-Ol'leans. - Rendicion de
Nueva-Orleans. - Ejecucion rle Mum ford. - Farragut
y el general Williams avanzan sobre Vickshurg. -.
Breckenridge ataca á Baton Rougo.-Muerte de 'iVi-
lliams. -Los separatistas son rechazados. - 'Veitzel
somete el pais de Lafourche.-Butler es reemplaza-
de por Banks. - Despedirla del general ButleI" y su
manifiesto.-Apéndice al capitulo V.- Biografiadel
general Ilurnside ..


CAP ÍTULO VI.
1862.


OPERACIOl'\ES 'ULlTARES EN VIRGINIA DURAXTE EL AÑO 1862.


Debates sobro el plan de campaña.-Desacuerdo entre
el Gobierno federal y el comandante en jere,-Los




ÍNDICE. Vl1.
Pa~in:l. pa~ina.


caminos de Hichmond -Se acuerda que ei ejército mando á Pope y se eoufiere á Me Clellan.-Las pér-
federal avance por la península.- Batalla de Kerns,
town.-El MerrilJla'·.- EL MonHor. - Combate del
Me¡'rimac con el Mnnitor.-El general :Mc Clellan
pone sitio á Yorktown.-La batalla de \Villiams-
burg-Combate de \\Test Point.-Los separatistas
evaeuan á Norfolk.-Quejas de Mc Clellan.-Corres-
pondencia de Mc CLellan con el Presidente.- Com-
bate de Me Dowcll.-El general Danks es rechazado
por los separatistas.-Jackson sorprende á Front
Royal.-Retiradade Jackson.-Captura del coronel
Kane.-Ñluerte del general Ashhy.- Combate de
Croos-Keys. -Jackson derrota :l Tyler en Port Re-
publiC'(Pllerto RepúlJlica).-lleth dewotado por
Crook en LewislJurg. -Apendice al eapitllld VI.-
Biografia del comodoro Foote ..


CAPÍTULO VII.


1862.


EL GENERAL Me CLELL \):i DELANTE DE RICHillOND. '


El ejército federal marcha sollre RichtI1ontt, - Combat.e
rm lIanover-Court-lIollsc.-llatalJa de Fair Oaks Ó
tle los Siete Piuos.- El general 1\1e Clellan recihr'
Iluevos l'efuerzos.- Stonewall Jackson se une á
Lec.-Ilill ataca el ala derecha de los federales en
~Icchatlie5ville.-Vacilaciones de:Me Clellan.-Ba-
talla de Gaincs's Mill,-Derrota de Porter.-Reti-
rada de Mc Clelliln.- El eomlnte de Glendale.- Los
~eparatistas atacan á los federales y son reeh:-.za-
dos en l\Ialvcrn IIill. -El generDI (m jefe un ionista
se rdira l~on su pjército á IIarrison's Bflr.-Hooker
vuelve á l\Ialvern.-El general Me Clellan se retir~l
al fuerte 1\lonroe y embarca sus tropas para Ale-
¡andria.. . . . . . .


CAPÍTULO VIII.


1862.


CAMPAÑA DEL GENERAL POPE EN VIRGINIA.


Pope es nombrado general en jefe del €'jército de Vir-
ginia.-Se pone en marcha con direccion al Rapi-
dan.-EI general Banks es derrotado por Jackson
en la montaiia de Cedar.-Pope cruza el Rappa-
hannock, y emprende la retirada perspguido por
.Tackson.-Atrevida espedicion del general Stuart.-
Derrota de Scammon y de Taylor.-Llegan los re-
fner7.0s de Longstreet.-La gran batalla de Gaines,
ville.-Derrota de Pope y su retirada á Centerville.
-Jackson ataca á Kearney en Chantilly.-Muerte
de los generales Stevells y Kearney. -Se retira el


didas de Pope en la campaüa de Virginia .. . 352


CAP lTULO IX.


1882.


LA lNVASION DE MARYLAND.


El general ~ic Clellan atraviesa el Potomae )' avanza
hilcia 1·'r2deriuk.-NLmifiesto del general sepJra-
.tista Lee.-Se descubren los proyectos del general
Lee.-Tentativa p:tra apoderarse de lIarper's Fer-
ry. - Batalla de South Mountain. - Combate de
Crampton's Gap.-El general Stonew~¡ll.Tackson se
apodera de Harpler's Ferry.-!\lc Cid la n y lIooker
a\'anzan solJre Antietam.-DaLllla de Antietam.-
PérJidas.-El general Lee emprcmle la retirada
cruzando el P"tomac y seguido de Purter.-Espc-
dicion de Stuart.-1\le Clellan se dirige al H,¡ppa-
hannock y es rtleva·lo.pol' Dllrnsic1e.-Los generales
Bragg y Kirby Smith ÍlwaLlen el Estado de Kentnc-
liJ.-Los st~paratislas derrotan á :\IatlSOll y Nelson
en Itichruond.-Drag¿ coge: cualr~) lnil!lrisiollcro::;
en Munfor(lsville.·- Ricardo lIawes es notlllJradu
golJernador de Kentucky.-El gencr.ü Duell avanza
contra Bragg.-Batalla de Pcrryville -Muerle del
generaL Jat~kson.-EL general Bragg empreLlde la
retirada. - HOSB(~ranS ataca á Price ea luka.-Price
retrocede hasta l'lip12y.-Van Dorn alaca á nose-
er3.ns en CLJrinlo.- Derrota de los separatistas.-
Sus pérdídas.-Van Doro es perseguid,l hasla Hipl. 'y. HIl2


CAl'ÍTlJLO X.


1862-1863.


LA CAMPAÑA DE INVIERNO DE HOSECHAN';.


El general Roseerans comienza á reorganizar el ejér-
eito.-Las correrías de 1II0rgan.-Sorpr()sa de Moo-
re en Harteville.-I.as tropas avanzan hát;ia Nash-
ville.-llatallade Murfreesboro.-Hetirada de Bragg.
-La caballería separatbta ataca la retngunrdia
de los federales.-Defensa de Lavergne -Pénlí-
da.s.-Forrest es derrotado por Sullivan en Parl¡cr's
Cross Roads.-~rorg;m se apodera de Elizabeth-
town.-Correrias de Cartel' y \Vheeler.-EI coronel
Uarding derrota á \\Theeler.- Van Dorn se ¡¡podera
de mil quinientos unionistas en Spring IJiU -Mor-
gan batido por el coronel Holl en Vaught's lIill.-
Gordon Granger rechaza á Van DoL'l1 en Franklin.
-Correrías de Streight en el Norte de Georgia.-
Los federales derrotan á Streight cerca de Roma.. :J)-).~




VIno INDICE.


CAPÍTULO XL


1862-1863.


EL SITIO DE VICKSEURG.-OPERACro:-lES ~IILITARES.


Página.
Posicion é importancia de Vicksburg.- El general Grant


se pone en marcha con su ejército y avanza sobre
Oxford.-Van Dorn se apodera de Holly-Springs.-
Cobanlia del coronel Murphy.-Grant se ve obli-
gado á retroce¡ler.-Hovey y ~Washburn.-El gene-
ral Sherman se embarca con treinta: mil homLres
en l'IIemphis.-Desembareo en el Yazoo.-Las ca-
ñoneras del comodoro Porter.-Sherman es recha-
zado por los separatistas con pérdidas considera-
Lles.-El generali\lc Clernand sustituye á Sherman
en el mando y se apodera del puesto militar de
Arkansas.-El general Grant se enearga del man-
do.- Desembarco de las tropas.- Los fcderales
tratan de abrir un nuevo canal.- Espedicion de
Yazoo.-Su mal éxito.-Nuevos planes de Grant.-
Operaciones marítimas. -Apresamiento de la In-
diano/a por el TVe~b y la Reina del Oeste. -Corre-
rías de Porter y de Grierson alrededor de Vicks-
Lurg.-Porter ataca las baterias del Gran Golfo.-
El general Grant se dírige hácia BruínslJUrg.-Ata-
que simulado de Sherman. -Cruza el Mississippí
por Hankinson's Ferry.-Combates en Puerto GilJ-
son y en Reymond.-Toma del Jackson.-La bata-
lla ele Champion Hills.-El combate de Big Black.
-El gran asalto de Yicksburg.-Los federales son
rechazados.-Se aetivan las operaciones de sitio.
-Pemberton capitula y se entreg·a.-Grant desalo-
jaáJohnston de Jackson.-El combate del\Iilliken's
Bend.-Holmes asalta á Helena y es rechazado ...


CAP ÍTUL9 XII.


1862-1863.


TEXAS y LOUISIA:-IA. -1'UE1\TO HUDSON:


Operaciones en las eostas.-Galveston.-Magrueler se
apoelera de esta plaza por sorpresa. -Derrota de la
flota unionista. -El desastre de Sabine Pass.-EI
Alaúama apresa al JIatleras.-El general Banks en
Nueva-Orleans.-Combate rle Carny's Bridge.-
Farragut cruza por delante de las baterias de
Puerto lIudson.-Eanks vuelve á Berwick's Bay,
cruza el Mississippí y asalta á Puerto Huelson.-
Ataque combinado.-Los separatistas rechazan á
los sitiadores.-Banks estrecha el sitio.-Segunelo
ataque. - Hendicion del general Gardner. - Dick
Taylor sorprende á Brashear-City. - Combate de
Donaldsonville.-Franklin ataca á SabinePass yes


I'ágíDI1~
rechazado.-Dana es sorprendido en Organzia
Burbridge, ccrca de Opelousas.-El general Banks
se embarca para Rio Grande, desembarca en Bra-


. zos de Santiago y se apodera de Brownsville.-El
fuerte Esperanza abandonado. -Indianola en po-
der de los federales.-Banks vuelvc á Nueva-Or-
lcans ..


CAPÍTULO XIII.


1862-1863.


EL EJÉRCITO DEL POTO:\IAC E.UO LAS ÓRDE:-IES DE LOS
GENERALES BURNSlDE y IIOOKER.


El general Burnside se encarga del mando del cjército
delPotomae.-Los federales cambian el centro de
operaciones.-Burnside cruza el Happahannock y
ataca al ejército de Lee. -Derrota de los unionis-
tas.- Vuelven á cruzar elrio. -Heróico ataque en
las alturas de Marye.-Escursiones de los separa-
tistas en Virginia.-El general Burnside es reem-
plazado por Hooker. -Espedicion de Stoneman.-
Hooker cruza el Happahannock y avanza sobre
Chaneel1orsville.-La gran batalla de Fredericks-
burg.-Los separatistas alcanzan la victoria.-l'ér-
didas de los federales. - Pleasantoll contiene aL


encmigo.-Jaeks on derrota al general Jlmyanl.-
Muerte del general Stonewall Jackson.-Colllbate
desesperado cn Chancellorsvillc.-Hookcr es der-
rotado.-Los feuerales se rep:egan.- El general
Scelgwick asalla las alturas ele Marre y at:lca la re-
taguardia de los scparatistas.-La <!nlcll deldia del
general Lee.-Srgunda espedieioll ¡Je StoTlcman.
-El general Longstreet acomete ú Pcc;k en Suffolk
y es rechazado con pérdidas.


CAPÍTULO XIV.


1863.


41~


CO:\'TINC,\CION DE LAS HOSTILIDADES E:\ EL HAPPAHAN:\'OCK •.


GETTysBURG.


Nuevos planes de los federales en el Ha.ppahannoek.
-Combate ele caballeria cerca de Fairfax. -~lilroy
es sorprendido en \Vinchester por los separatistas
y rechazado hasta el Potomac; con pérdidas con-
siderables.- Proclama del Presiuenle.- Encuen-
tros y escaramuzas en Blue Hidge.-Escursion ele
Jenkins á Chambersburg.-El general Lee cruza el
Potomac. -Hooker y Halleck.- Hooker es reempla·
zaelo por lIIeade.-Despedida ele Hooker.-EwelL en
York.-Encucntro de bs van'guardias en Gettys-
burg.-Muerte del general Heynolds.-Derrota de
los unionistas.-Howard se dctiene en Cemetery




iNDIC.. IX.


l'áglD3. PagIna.
Hill.-Llega Sickles con refuerzos.- Hancock se dera de'Lookout Mountain.-Los separatistas son
encarga del mando.-Llegada de Meade.-Los dos derrotados en Mission Ridge.-EI boletin de Bragg.
ejércitos se encuentran -Sicldes es rechazado con
pérdidas.-La batalla de Gettysburg.-La division
Pickett.-Los federales son rechazados.-Lee em-
prende la retirada.-Pérdidas considerables. -El
general Lee cruza el Potomac.-Kilpatrick derrota
la retaguardia de los separatistas.-El general Mea.
de se dirige al Rappahannock.-Combate én Ma-
nassas-Gap.-Dix avanza sobre Hlchmonu.-Plea-
santon cruza el Rapidan.-El general Lee ataca á
Meade por su llaneo y le obliga á retirarse á Cen-
terville.-HiIl derrotado por Warren.-El general
Lee se r~ira por el Rappahannock.-Imboden sor-
prende á Charleston.-El general Russell destruye
la estacion del Rappahannock y se apodera de mil
seiscientos prisioneros.-Meade cruza el Rapidan.
-EL combate de Mine Run.-Escursion de Toland
á Wytheville.-Averill marcha á Lewisburg.-Com-
hate en DroopMountain.-Apéndice al capítulo XIV.
.Estracto del diario de M. X ... , coronel al servicio
de S. M. Británica.. . . . . 457


CAPÍTULO XV_


1863.


OPERACIONES MILITARES EN EL TENNESSEE.-LA CAMPAÑA
DE CHATTA:«OOGA.


Desgraciada espcdicion de Morgan á llóIdiana y Ohio.-
Es derrotado y hecho prisionero.-Su fuga.-El ge-


. neral Rosecrans avanza desue l\Iurfreesboro en
direccion al Tennessee.-El general Bragg en Chat-
tanooga. - Rosecrans persigue á los separatistas.
-Bragg se concentra en Lafayette y hace frente al
enemigo.-Rosecrans se concentra con sus tropas.
-Batalla de Chickamauga.-Derrota de Hosecrans.
-Sus pérdidas. -El general Thomas reemplaza en
el mando á Hosecrans.-Escursion de Pegram á
Kentucky.-Escursion de Saunders al Tennessee
Oriental. - Burnside cruza las montañas de Cum-
berlúnd.-Knoxville.-Burnside recobra á Cnmher-
land Gap cogiendo dos mil prisioneros. -Los sepa-
ratistas avanzan contra el enemigo.- \Volford es
vencido en Philadelphia. -Combate en Campbelf's
Station.-Burnside se retira á Knoxville.-EI gene-
ral Longstreet pone sitio á la plaza.-Los separa-
tistas son rechazados con numerosas pérdidas.-
Longstreet levanta el sitio.-Grant auxilia á Rose-
crans.-Los generales Hooker y ::;locum se retiran
al Tennessee.-Escursiones de "\Vheeler y de Rod-
dy.-Grant llega á Chattanooga.-Hooker cruza el
Tennessee.-Comhate en Wauhatchie. -Sherman
llega de Vicksburg.-Granger, Hooker y Sherman
atacan al general Braxton Bragg.-Hooker se apo-


TOMO 1II.


-Hooker persigue á Ringgold.-Cleburne le cierra
el paso en White Oak Ridge.-Sherman y Grangel'
marchan á Knoxville.-Péruidas en Mission Ridge. 498


CAPÍTULO XVI.


ARKANSAS y MISSOUIU.-LA CAMPAÑA DE 1863.


1I1armaduke ataca ti Springfield.-EI combate de lIart8·
ville.-Los fecterales, al mando de 'Varing, derru-
tan á los separatistas en Datesvil1e Ark.-Captura
del Sam Gaty.-Fayetteville atacado por Cabell.-
Jilarmaduke ataca á los federales en Cabo Girar-
deau.-Es rechazado por Me Keil.-Coffey asalta el
fuerte munt. -Standwatie es derrotado en Cabin
Creek.-Coffey derrotado por Catherwood en Pine-
ville.-El general Blunt vence á Coopcr en Honey-
Springs.-La espedicion de Ql!antrell Arson.-Ma-
tanza en Lawrence.-El general Steele marcha á
Little-Rock.-Combaté en Bayou Metea.-Davidson
derrota á Marmaduke en Rayou Fourche.-Price
ab'andona á Little-Rock.-La escolla de Blunt des-
trozada por Quantrell.-El coronel Clayton derrota
á Marmauuke en Pine Bluff.-El general Brown ven-
ee á Cabell y Coffey en Arrow Rock.-Mc Neil per-
sigue á los confederados hasta Clarksville. -Stand-
watie y Quantrell rechazados por el coronel Phillips
en el fuerte Gibson,- Los indios Siollx.-Matanza
en Min nesota.-El general Sibley derrota á la handa
del Cue¡'vo, en Wood Lake.-Captura de quinientos
indios.- Son juzgados por delito de asesinato.-El
generall'ope se encarga del mando.-Sibley y Su-
lly persiguen á los salvajes.-El general Connor en
Utah.-Shoshoneesderrotado en Bear River. -A pén-
dice al capitulo XVI.-Las tribus indias.-Su carác-
ter y costumbres. -Su guerra con los unionistas. 533


CAPÍTULO XVII.


1862-1863.


LAS CAROLINAS.-GEORGIA y LA FLORIDA.-EL SITIO


DE CHARLESTON.


Sitio y toma del fuerte Pulaski, por Gillmore.-J.a Iloti-
lIa de los federales se va á pique con su cargamen-
to en el puerto de Charles ton. -El comandante
Dupont recorre la costa hasta San AguHtin.-Los
separatistas abandonan á Panzacola y Jacksonvi-
lle.-Los federales recobran la isla de Edísto.- El
general lIunter ataca á Secessionville y es recha-
zado.-El general Brannan marcha hácia la via fér-
rea de Savannah.-Combates en Pocotaligo y Coo-
sawatchie.-Destruccion del Nashville.-Dupont es


lOO




x. ÍNDICE.
Página.


rechazado al atacar el fuerte Mc Allister.-Pérdida
del Isaac Smith, a.erca de Legareville.-Espedidon
marítima.-La Me¡'ceditas y el Keystone.-Los gene-
rales Beauregard é Ingraham declaran levantado
el bloqueo de Charleston. -Dupont ataca el fuerte
Sumler y es rechazado. - Operaciones secunda-
rias.-E1 general Hunter y el almirante Dupont son
reemplazados por el general Gillmore y el como-
cloro Dahlgren. - El general Gillmore se apodera cle
llna parle de la isla de Morris.-Él general Strong
asalta el fuerte Wagner y es rechazado despues de
un sangriento combate. -Muerte del coronel Shaw.
-Muerte del general Strong y del coronel Putnam.
-Los separatistas abandonan el fuerte Wagner.-
El comandante Stephens alaca el fuerte Sumter.-
Bombardeo de Charleston. - El general Hill es re-
chazado en ~ewhern por el general FosLe¡'. - Com-
bate en Gum Swamp.. 546


CAPiTULO XVIII.


1862-1864.


L.~ ESCL.\VITun.-LA E}IANCIPACION DE LOS ESCLAVOS.


Opiniones del Gobierno sobre la esclavitud.-'-La órden
del general Fremont. - Carta del Presidente. - In--
forme elel Secretario de la Guerra M1'. Cameron.-
Rectificacion del Presidente.-Carta de Mr. Horacio
C~reeley.-Contestacion de MI'. Lincoln.-La dipu-
tacion ele Chicago es allrnitida en audiencia por el
Presidente.-Proclama de Abraham Lincoln.-Cau-
sas á que se achacó su aparicion.-Segunda procla-
ma del Presidente.-Emancipacion de los esclavos.
-Proposicion de Mr. Lincoln.-Debates.-Se apr~e­
ba ellJill de compensaciones.-Elbill deMr. Arnold.
-Discusion violenta.-El bill de confiseacion.-La
oposicion democrátiea.-El discurso de Juan Law.
-Aprobacion del/Jill definitivo. -Educacion de los
negt'os.-Se aprueba el bill de :lit'. Grimes con la en-
mienda propuesta porMr. \Vilson.-Los negros all-
mitidos en el ejército de la Unioll.-EI general Hun-
tor ordena su reclutamiento. - Intorpelacion del
gobernador Wickliffe. - Respuesta dol general Hun-
ter.- Se autoriza á Sa.xton para que arme á los
negros. -El general Phclps propone su admision
en el ejército.-Decreto de Jefferson Davis.- El
Congreso trigésimo octavo.-Se aprueba el alista-
miento de los negros.-Censura de los demócra-
tas. - El gobernador Andrew organiza dos regi-
mientos. - Nueva-York se adhiere al proyecto.-
Beauregard y Jefferson Davis eondenan la admision
de negros en el ejército federal.-El Congreso Con-
federado impone la pena de muerte á los esclavos
que hagan armas eontra el Sur.-El Presidente
Lineoln resuelve ejercer represalias.- Su órden ge-


Página.
neral.-Preoeupaeiones contra la raza negra.-Ite-
clutamientos.-Sus servicios y cualidades. . ;)69


CAPÍTULO XIX.


1863.


OJEADA SOBRE LA HlSTOHIA POLiTlCA DE LA LJNION.


Situacion política interior.-Estado de los partidos.-
Elecciones de 1863.- El Congreso de la Confedera-
cion y el de la Union decretan la !{lIinta.-\,"ood-
ward la combate calificándola de inconstitucional.
-Suspension del Habea" Corplls. -Arresto de Vn-
llandigham.-Vallandigham es elegido candidato
para el cargo de gobernador.-La Convencion de-
mocrática de Ohio pide que se le ponga en liber-
tad.-Respuesta del Presidente Lincoln.-La pren-
sa democrática.- El discurso del ex-Presidente
Pierce. - El discurso de Seymour. -Muti n en N ue"a-
York. - Violencias y asesinatos.-Demanda de Sey.
mour.-Contestacion del Presidente Lincoln.-Las
elecciones. - Empeuados debates. - El GolJierno
apoyado por el pueblo . 586


CA P ÍTULO Xx.


1864.


LA GUERRA EN LA COSTA DEL A'rL.\NTICO. - C.\Ml'AÑA DEL
MISSISSIPPi,


Gillmore y Seymour en la Florida. - Finnegan derrota á
Seyrnour en Olustre.-Destruccion de las obras de
defensa de los confederados.-Banks on Nueva-
OrleanS.-La escuadra de Porter en el Mississippi.
-Toma del fuerte De Russy.-El ejército y la flota
avanzan hácia Alejandría.-Banks se aproxima ú
Shreveport.-Derrota de las avanzadas federales
en Sabine Cross-Roarls.-El general Emory cierra
el paso á los separatistas en Pleasant Grove.-
Combate obstinado en Pleasant IIill.-Banks se
retira á Grand Ecore.-Porter atraviesa cl rio.-El
general Banks obliga á Lec á retroeeder.-IlegreslI
del ejército y la escuadra á Alejandria.-EI tenien-
te coronel Bailey.-Los federales pierden tres bu-
ques en Dunn's Bayou.-La costa de Texas queda
alJandonaLla.-Banks se retira á Simmsport.-Com-
bato en Mansura.-Operaciones en Rio Coloradó.-
Combate en Prairie 11' Anne.-El general Steele en-
tra en Camden.-Desastre en Mark's MiIls. -Steele
es atacado poI' Kirby Smith en Jenkin's Fcrry.-Los
federales se retiran á Líttle-Rock.-El general Carr
derrota á Shelby en San Cárlos.-El comhate de
Big Creek.-La Cotlvetlcion de Arkansas.-Rose-
crans se encarga del mando en Missouri.-Arresto




ÍNDICE. XI.
página.


úe los jefes úe los Hijos de la Libertad.-Última in-
vasion de Price.-Retirada á nolla.-Price amenaza
atacar á San Luis y se presenta delante de Jeffer-
Ron-City.-El generall'ilower avanza hácia el mis-
mo punto.-Los separatistas se apoderan de Glas-
gow.-Price en Lexington.-Derrotas de munt y de
Curtis. -Pleasanton derrota á las confederaúos en
Little Osage.-Blunt en Newtúnia.-Los federales
se retiran á Fayettevillc Ark.. 603


CAPÍTULO X XI.
1864.


CAMPAÑA DE 18ü',..-OP¡';RAC!O:\'ES MILITARES CONTRA
lllCH3W:>ID.


Gran t obtiene el grado rJ e ten iente general de los ejér-
citos de la Union.-Sus opiniones acerca de la
guerra.-Se encarga del mando.-Reorganizacion
del f~jt~reito del Potomac.-EscursioLl de Kilpatrick
:l Ilichrrwnd.-:\Iuerte del coronel Dablgren.- Grant
t'ruza el Rapidan.-Batalla de \\'ilderness. -~ruer­
te del general \Vadsworth.- Grant avanza sobre
Spotlsylvania. - Combate. - ;\Iuerte del general
Sedgwick.-Hancock destruye las lineas del ene-
migo y haefl prisionero al gener:ll .T,)hnson.-Espe-
dicion de Slleridan á Hichmond.-~luerte de Stuart.
-Butler avanza por el rio Jacoho.-Smith derrota
á Hill en Puerto Walthall.-Llegada de Beaure-
ganl.-Los sepJ.ratistas at~ call á Butler en el Jaco-
bo.-Nuevos combates. - Primera espedieion de
Kautz.-Destruecion de trflS cañoneras unionistas.
-Burnside es rechazado por el enemigo.-El ge-
lleral Lee obliga á los federales á retroeeder.-
Grant se dirige háeia Chickahorniny.-Sangriento
combate en Cold Harbor.-Espedicion de Sheridan
á Louisa.- Gillem y Kautz marchan sobre Peters·
burg.-LoR federales asaltan la plaza y son recha-
zados con numerosas pérdidas.-El general Meade
avanza sobre \Vcldon - Correrias de "Wilson y
Kalltz por Burkesville.-Butler atraviesa el Jacobo.
-~1iIes se apodera de un puesto militar en Deep
Bottom.-Los generales Hancock y Gregg derrota-
dos por los separatistas.- \\'arren se apodera de la
via f,'~rrea cle\Veldon.- Hill ,Ierrota á IIancock en
Reams.-Butler asalta el fuerte Harrison.-Los con-
federados tratan de recobrarlO.-Meade avanza so-
bre Hücher's Run.-Egan derrota á Heath.-Han-
cock rechaza á \Vade I1ampton y se retira.-Pérdi-
,las en esta eampaña.-Observaciones ..


f:APÍTULO XXII.
1864.


622


OPERACIONES \lILlTAHES E:; VIRGINIA, EX EL RAPIDAN


y EN EL MISSISdI'PÍ.


El general .Tones ~nrpr,'nde un puesto militar de los


Página.
federales.-Breekenridge derrota á Sigel en Ne\\'-
market.-Averill es veneirlo en \VytheviJJe.-Com-
bate cerca de la estacion de Dublin.- Victoria de
Hunter en Piedmont.-Toma de Staunton.-Los fl1-
derales avanzan sobre Lynchlmrg.-Emprendenla
retirada por el Alleghanies.-El general Early obli-
ga á 8igel á huir de Virginia.-Wallace derrotado
en Monocacy.-Early amenaza á \Vashillgton y
obliga á retroceder á Wright.-Averill derrotado
eerca de \Vinchester.-Nueva YÍctoJ'ia dd general
Early.-Mc Causland incendia á Chamberslmrg.-
El coronel Stough es vencido en Oldtown.-Sheri-
dan se encarga del mando.-Derrota de Early en
Opequan y en Fisher's Híll.-Depredaciones en el
valle.-Represalias.-El general Early sorprende á
Crook en Cedar Creek. - Sheridan eOIl vierte la der-
rota en una victoria.- P~rdidas. - Escursion de
Phillips á Granada. - Mc Phersoll avanza desde
Yicksburg. -Correría de Foster.-Sherman anmza
sobre Meridian. - Combate en Yazoo. - Palmer Illar-
('ha á Dalton.-Forrest se apodera (le Union-City.
-Es rechazado por'Hicks en Padllcah.-Asalto y
toma del fuerte Pillow. -Matanza despues de la ren-
~icion. -Stnrgis es <lf'rrotado por Forrest en Gun-
town. - Smith hate á Forrest en Tupelo. -Escursion
de Forrest á Memphis. -Combate enBean's Statioll.
- Última espedicion de Morgan á Kentucky. -Ren-
elicíon de Hobson.-Burbridge ataca á Morgan y le
derrota eerea de Cynthiana.-}Iuerte de l\Iorgan.-
Burbridge es batido en 8altville.-Tentativa contra
ht isla de .Tohnson.


CAPÍTULO XXIII.
1864.


LA CAMPAÑA DE ATLANTA. -LA GUERRA EN EL OCÉANO.


Fuerzas respectivas de los ejércitos de Sherman y
Johnston.-Hooker toma á Resaea.-Davis se apo-
dera de Roma.-Combates en New-Hope, Church y
en Dallas.-Muerte del general PolI.. - Sherman
asalta á Kenesaw y es reehazado con una pérdida
de tres mil hombres. -El paso de Chattahoochee.-
El general Hoocl reemplaza á .Tohnston.- Rosseau
derrota á Clinton.-IIood ataca á los fe,lerales y es
rechazado.-Desgraciada espedieion de Stoneman.
- Hood ataca de nuevo á los federales y es batido
por Howard y Logan. -Espedicion de Kilpatrick-
Howanl derrota á Hardee en Jonesboro.-Sherman
entra en Atlanta.-Los habitantes reciben órden úe
abandonar la ciudad.-Espediciones de Pillo\\' ti
Lafayette.-.Teffcrson Davis en Macon.-El general
Hood hostiliza á 8herman. - El ataque de Allatoona.
-El general Thomas se encarga de la defensa d.el
Tennessee.-Sherman se dirige al Sur.-La Rseua-




XIl. ÍNDICE.
Página.


dra de los conCederados.-Sus torpedos.-Corsa-
.rios.-El Sumter, el A.labama y el Florida.-Apresa-
miento del Chesapeake.-El capitan Collins se apo-
dera del P/orida. -El gobernador Seward.-Comba-
te del Kearsarge y el Alabama.-Farragut delante
de Mobila.-Dombardeo del fuerte Morgan.-Cvm-


Página.
derrota á Duke y á Vaughn. -Breckenridge se reti-
ra á la Carolina del Norte.-Toma de Saltville.-
Capturas del general Thomas. - 1I00d resigna el
mando .. í09


bate naval.-Voladura del fuerte Powell.-Rendi- CAPÍTULO XXVI.
cion del fuerte Gaines y del fuerte Morgan. 6iO


CAPÍTULO XXI V.


1864.


SITUACION POLÍTICA DE LOS ESTADO,.;-U1I.'IDOS.-LA CAMPAÑA
ELEcrOHAL.


Ojeada retrospectiva sobre la política interior.-Ken-
tucky yel Presidente Lincoln.-Carta del Presi-
t1ente.-La Convencion nacional de Claveland.-El
general Fremont es elegido Presidcnte.-La Con-
vencion de Daltirnore.-Sus acuerdos.-Lucha de
los partit1os.-Elecciones.-Estado de la Hacienda.
-La deuda nacional. -Negociaciones para la paz.
-La Convencion de Chicago.-El general Mc Cle-
Han es elegido candidato para la presidencia.-
Carta de Me Clellan.-Nuevas elecciones.-lIluerte
del jefe de justicia Taney.-Abraham Lincoln es
reelegido para el cargo de Presidente de los Esta-
dos-Unidos por una gran Il1ayoría.-EI voto popu-
lar.-Cambios en b C{unara de Representantes.
-El Congreso trigésimo octavo.-Último mensaje
del Presiden te L i ncoll1. - E nmienda á la Con st itu-
cion.-lIIaniíiesto del Presidente. . ..•. 69;)


CAPÍTULO XXV.


1864-1865.


LA CAMPAÑA DICL GE~EHAL 1I00D EN EL TENNE~SEE.


Última espedicion de ForresL-Ataquo de Johnsonyille.
-Toma de Atenas.-Retirada de Hood.-Los sepa-
ratistas atacan á Gordon Granger en Decatur.-
Hood cruza el Tennessee por Florencia.-El gene-
ral Thomas se retira á Nashvílle, perseguido por
los confederados.-Combate en Duck River y en
Spring Hill.-Sehofield "e detiene en Franklin.-
Batalla de Franklin.-Pérdidas de los confedera-
dos.-Muerte del general Cleburne.- Batalla de
Nashville.-Combate en l\Iurfreesboro.-Hood der-
rotado por Thomas. - El coronel Post asalta la coli-
na de lIJontgomery.-Los generales \Vood y Smith
se apoderan de la primera linea de defensa.-Asal-
to y toma de Overton Hill.-Derrota de los confe-
derados.-Sus pérdidas.-Hood es perseguido has-
ta el Tennessee.-La espedicion de Lyon.-Gillem


1864-1865.


LA GHAN MARCHA DE SHERMAN.-GEORGIA. -LAS CAROLINAS.


El ejército unionista en Atlanta.-Combate en Lovejoy.
- El general Kilpatrick delante de Mac.on. -Sloeum
en lIJilledgeville.- Howard en Sandersville.-Kilpa-
trick avanza sobre \Vaynesboro.-Combate.-Los
generales mair y Millen. -Los federales en States-
boro.-Comuate de Ogeechee.-Slocum se dirige á
Louisville.-Sherman delante de Savannah.-Tuma
del fuerte Mc Allister.-Foster y Dahlgren.-Las
tropas del general lIardce abandonan á Savannah.
-Pérdidas de Shennan en Georgia.-Correspon-
dencia con Lineoln.-Espediciones de Dana, Da-
vidson y Grierson. - Yictoria de Grierson en Egipto.
-Hateh derrotado en Honey lIill.-Foster ocupa á
Poeotaligo.- Sberman penetra en la Carolina del'
Sur.- Los federales avanzan hácia Edisto.-Com-
bate cerca de Branchville.- Kilpatrick en Aiken.-
Combates en Orangeburg yen Congaree.-H.endi-
cion de Colomhia.-El incendio de ColomlJi:l.-ln-
forme de Sherman.-El general Hardee eyaeua {¡
Charleston, abandonando sus obras defensiyas.-
Relacion de Pollard.-Los unionistas ocupan los
fuertes. -Combate en la estacion de \Villiston.-
Sherman en \Vinnsboro.-Ocupacion de Fayette-
ville.-Hampton sorprenue á Kilpatrick.-Su derro-
ta.-Slocum es atacado por Haruee en Ayerysboro.
-El general Jol1nston ataca á Slocum en Denton-
ville.-Combate olJstinado.-Johnston abandona el
campo.-Entrada de Sherman en Goldsboro.-Es-
pedicion de Butler al fuerte Fisher.-El brulote.-
Dombardeo.-Butler vuelve al .Tacobo.- Desconten-
to ue Grant.-Segunda cspec\icion al mando del
general Terry.-Ataque del fuerte Fishel·.-Bom-
bardeo por la flota.-Ataque de los marinos.-El
general Ames avanza al asalto.-Desesperado com-
bate.- Toma elel fuerte.-Pérdidas. -Esplosion del
polvorin. - Llegada del general Schofield. - Los
unionistas avanzan sobre Wilmington.- Ocupacion
de la ciudacl.-Combate en Town Creek.-Evacua-
cion del fuerte Anderson.-Retirada de Hoke.-In-
cendio de buqlles.-El ejército marcha sobre Ki¡¡gs-
ton.-Upbam sorprendido en Southwest Creek.-
Hoke emprende la retirada.-Entrada de Schofield
en Goldsboro. . . . . . . . . 718




tNDICE. XIU.


Página.
son Davis que es forzoso evacuar á Richmond.-CAPÍTULO XXVII.


1865.


OCUPACION DE ALABAllA;:""LA TOMA DE l\IOBILA.


r:is:ln'l.
Wilson en Eastport -Los federales cruzan el Tennes-


see.-Derrota de Hoddyen l\Iontevallo.-Toma de
Selma.-Rendicion de l\lontgomery.-Buford derro-
tado por Lagrange.- 'Vilson se apodera de Colom-
bo por asalto.-Lagrange toma el fuerte Tyler.-
Wilson en )Iacoll. - Hendicion de Tuskaloosa.-


.Canby en Nueva·Orleans.-Los federales avanzan
sobre Mobila.-Derrota de Clan ton . -Asalto y toma
del fuerte Español.-Ataque de Blakely.-Dcstruc-
cion de las obras defensivas.-Evacuacion de Mo-
bila.. . • . • . • . . . • . • • 740


CAPÍTULO XXVIII.


1865.


LA TO:l!lA DE RrCHMONo.-CONCLUSlON DE LA GUEUUA.-


GUANT. - LEE. - SH¡';UlDAN.


Breves consideraciones sobre la situacion de los ejér-
citus beligerantes.-Su posicion en Ricllmond.-
Plan d" campaii.a de Grant.-Operaciones prcli:ni-
nares.-EI general 'Varren avanza hácia elllleher-
rin.-F.spedicion de las calioneras confeJeracL.ts.-
Combate en Dabney Jllill.-Espedic.ion de llosser á
Beverly.-Calltura de Kdly y Crook.-Shcriilan der-
rota á E..lrly en 'VaYilesboro. I Toma de Cllarlottes-
ville.-SheriJan cruza el Jacobo y se reune con
Grant.-Gordon sorprende el fuerle Steeuman y es
rechazado al atacar el fuerte Ilaskell.-Remlicion
de Llos mil sepClr,ttistas.-Ataques del general Mea-
de.-El general Grant da órJen de avanzar á las
tropas.-Sangriento combate en 'Vhite Oak Road.
-SheriLlan avanza sobre Fi\·e Forks.-Los federa-
les se retimn á DinwidLlle.-El general Lee derrota
á Warren. - ShcriLlan es atacado por el enellligo
en DinwiJdie.-Los separatistas se replegan.-El
cuerpo de ejército de \Vnrren recibe órclen de aco-
meter al enemigo por su Ilauco izquierdo -Ataque
combinaLlo.-Derrota de Ph;kett. - Warren es rele-
vado del mando.-Los federales rompen el fuego
contra Petersburg. - Asalto general.- Toma de los
fuertes Gregg y Alexan!.ler.-EI general JIliles des-
aloja al enemigo !.le su posieion.-Longstreet se
reune con Lee.-EI general Ileth es rechazado.-
Muerte de IlilI.-El general Lee anuncia á Jeffer-


Los confederados pegan fuego á la ciudad y la
abandonan. -El general Weitzel penetra en la ca-
pital sin encontrar oposicion. -Captura de prisio-
neros.-Regocijos públicos en celebracion de la
toma de Richmond.-Las elecciones !.le Connecti-
cut.-Los separatistas abandonan á Petersburg.-
El general Lee concentra sus tropas en Chester-
field.-Los separatistas empren!.len la retirada por
Amelia. - Sheridan marcha en persecucion del ene-
migo.-Crook ataca por su llaneo al ejército de Lee
y es rechazatlo con numerJsas pérdidas.-El gene-
ral Custer destruye cuatrocientos wagones.-Los
federales cortan la retirada al general Ewell. -Com-
bate sangriento.-Rendicion de Ewell.-El general
Or!.l ataca á la vanguardia de Lee en Farmville y
es rechazado.-Muerte del general Read.-Lee cru-
za con sus tropas el Appomattox.-Situacion des-
esperada.-Consejo de gucrra.-Grant propone la
rendicion al enemigo.-Corrcspondencia entre Lee
y Grant.-Hendicion de Lee.-Se despide de sus
tropas.-Se disueh"IJ el ejérci\o eonfederado.-El
Presidente Jefferson Davis se retira á Danville.. • 747


CA PÍTULO XXIX.


1865.


MUERTE DEL PRESIDENTE LINCOLN.-LA. PAZ.


El Presidente en City Point.-Su entrada en Rich-
mond.-Carta ti 'Vaitzel.-Se suspende el alista-
miento.-Regocijos públicos.- Aniversario de la
toma del fuerte Sumter.-Asesinato del Presiden-
te Abraham Lincoln.-J. Wilkes Booth.-Tentativa
de asesinato contra el gobernador Seward.-Payne
Powell.-Andrés Johnson es elegido Presidente.-
Se ofrece una recompensa por la captura de ,Tef-
fcrson D~vis y otros personajes de la Confedera-
cion. -Escursion de Stoneman á la Carolina del
Norte.-Negociaciones entre Sherman y Johnston.
-El Gobierno rehusa su aprobacioR.-nendicion
de Johnston y de Dick 1'aylor.-Se disuelve la Con-
federacion.-Fuga Y captura de Jeffersotl Davis.-
Proclama del general Ki["by Smith.-Espedieion de
Sheridan. - El general Grant se despide de sus'
tropas.-Licenciamiento de los ejércitos.-Obser-
vaciones.. . . . . • • • . • • • . . • • 7G8


DISCURSO
Pronunciado por el general Me Clellan con motivo de


la inauguracion del monumento funerario de West
Point el dia 15 de junio de 186í. • . • • 781


FIN DEL Í~DICE DEL TO}!O TERCERO.
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...






PAUTA
PARA LACOLOCACION DE LAS LÁMINAS.


O' L


TOMO TERCERO.


LAMINAS.


W.lrving.
Jacobo Monroe.
Comodoro Decatur ..
Juan C. Calhoun. .
Juan Quincy Adams.
Andrés J ackson ..
M. Van Buren.
Harrison ..
D. Webster.
Juan Tyler.
Jacobo Polk.
Winfiold Seolt.
Zacarías Taylor ..
M. Fillmore ..
Enrique Clay.
Franklin Pieree ..
Jacobo liachanan.
J. A. Douglas.. .
Presidente y Gabinete.
Abraham Lincoln.
H. Fremont. .
Toma de la isla Número 10 ..
Miembros eminentes del Congreso de la Union.
Mayor general Durnside.. . .
Combate del ManitO/, y el Mer¡·imac.


PAGINAS,


16
34
51
52
67
98


105
108
111
114
128
151
15li
168
17:1
197
2"17
237
24!1
272
287
298
315
32:1




LÁMINAS,


Comodoro Foote.
Gabernadores eminentes de la ·Union.
Dofensores de la Union. .
Generales de la Confederacion .•
Generales de la Union. (Plancha 47.) •
Diputados notables que combatieron la esclavitud ••
Generales de la Union. (Plancha 52.) •
Gefes de la Armada de la Union. •
Representantes de la Confederacion ..
W. H. Seward. •


uevos miembros del Gabinete del Presidente y otros ..


PAGINAS.


334
335
385
440


408
560
622
603
747
771
780