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CAE DE T01-\\


MADRID :
Imprenta de D. LEON A3IARITA,


Santiago, n.° x. = x822, c:


TI- 7-5-7


P‘°' EL C SOR,


PERIODICO


POLITICO Y LITERARIO.


TOMO XVII:




E L C N S O ) 5
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° 97•


SABÁno 8 DE JUNIO DE 1822.


BELLAS ARTES.


:Diálogo sobre el estado de perfeccion á que
llegó la Escultura en la Grecia.


GMCOMIII studiis et mentís acumine crevit
Egregiis tandeo: ilustrara et adulta. magistris
Naturam visa est miro superare labore.


Du FRESNO Y.


INTERLOCUTORES.


BERRUGUETE. CANO.


CANO.


Hace rato que te estoy esperando; por-
que habiendo quedado complacido con lo


TOMO XVII.




4
que me referiste de la Escultura de los
egypcios, hebreos , persas, fenicios y etrus-
cos , he venido para que continues con la
de los griegos.


BERRUG 'VETE.


Yo tambien lo deseaba ; pero me de-
tuvieron en el camino Becerra y otros pro-
fesores españoles , los cuales me recorda-
ron algunas obras y pasages de nuestro
'tiempo.


• CANO.


¿Y por qué no les hiciste venir conti-
go? Se hubiera amenizado mas nuest ra con-
versacion con sus luces.


BER RUG IIETE.


Te engañas. No todos los artistas en-
tienden ni creen que• les importa enten-
der las materias de que nosotros tratamos.
Los mas fueron unos meros prácticos,.. y
solamente conocian la corteza del arte. Eu
pasando de tres en una conversacion ar-
tística todo se vuelve disputas : cada uno
quiere sostener su opinion: jamas ceden
á los que no piensan como ellos; y se
van por el camino carretero y trillado. Tú,
aunque de genio áspero, tienes talento, es-
tás instruido , y te hace fuerza la razon.
'A tui tambien me la hace si me replicas,


porque conozco cuando la tienes. Asi aun-
que nos encontremos 'en la cuestion , nos
convenirnos en la verdad.


CANO.


Supongo que no contarás en el núme-
ro do los . meros prácticos á Gaspar Becer-.
ra , porque tambien estuvo en Italia y de-
jó al•. pruebas relevantes de haber aprove-
chado el tiempo.


BERRUG1.1' ETE.
No le conocí en Italia ni en Espa-•


íía , ni tampoco ví ni oguna de sus obras ;mas
por algunas conversaciones que le oí acá,
infiero que habrán sido muy buenas.


CAN o.


Pues yo ví sus obras en Madrid: las
estudié; y aun procuré. imitarlas. Se 'aCre-
ditó: de tan buen pintor como escultor , y
fue mi pay3ano; por lo que si se juntase
con nosotros formaríamos una buena trin-
ca y el- resultado de nuestras controver-
sias seria:. mas legal por el número , y es-
tariá mas autorizado.


BEraktiocErE.
Sobre ser mas legal no lo sé.... porque


sois dos andaluces , y yo un solo castellano
viejo. No obstante, si le vuelvo á encon-
trar, le convidaré de tu parte.




6
CANO.


Te lo estimaré, pues deseo conocerle
y tratarle.


El asunto de que vamos ahora á ha-.
blar, es mas intrincado y mas interesante
que los de nuestras anteriores conversacio--.
nes , y será dificil el poder desempelarle,,
Se trata nada menos que de buscar el;
origen de la Escultura en la Grecia , ave ., •
riguar el modo de haber llegado alli á tan
alta perfeccion , describir lo que es esta per-.
feccion , pues segun los que saben verla
supera á la misma naturaleza. Este examen
hemos de hacer tú y yo sin haber estado.
en Corinto, ni conocer aquel clima , ni
sus antiguas leyes y costumbres ;-sin haber
estudiado mientras vivimos el sistema adop7
tado por los artistas griegos , ni conocido,
yo por lo menos, las famosas obras tan
celebradas hoy dia. en Italia , aunque se
duda si todas las que existen son copias
-tí originales ; y sobre todo sin haber sidOi filó
sotos ni tú ni yo, ni haber oido hablar siquie-
ra de lo bello ideal y de lo bello positivo.


BERRUGUETE.


Cano, por Dios: no nos metamos en
tales laberintos: tú. á. tí ni á mí nos ense-
ñaron en el mundo esas, sutilezas.


7
Calzo.


¿Pues no estudiaste en Florencia á vis,
ta de las estatuas que dicen ser de los grie
gos ? .¿No te enseñaron á medirlas y á di


-


-


bujarlas?
BERRITGUETE.


Ya te dije en otra ocasion que cuando
estuve en Italia no trate de otra cosa si-
no do copiar é imitar lás obras de mi
maestro Michael Angel Buonarota , el cual
era entonces el asombro de aquel pais. Y
aunque tambien eran muy celebradas las
ele les griegos nadie me esplicó eso de


ideal y. positivo, ni cuáles son las bellezas
y gracias que hay en ellas pero yo pro-.
curé leer la historia del arte para mi iná-
truccion.


C.5.110.
No estaba en tu tiempo tan ilustrada


la historia y la crítica del arte, y no pu-
diste lograr tu intento. Mas sin embargo,
asi como me referiste en nuestro anterior
coloquio lo que trabajaron en el arte de,
la Escultura las naciones que precedieron
á los griegos, dime ahora lo que apren-,
diste acerca de la práctica y estudio de es-
tos. Por lo denlas de las gracias y belle-
zas que .hay en sus obras, y que dices no




8
te enseriaron : á ver y examinar, yo procu-
raré decir alguna cosa de ellas con el au-
xilio de Maffei , Monfaucon , Dubois,


Du Fresnoy,
, Warburthon, Caylus,


Winckelmann , Barthelemi , Mengs, Falco-7
net y otros sabios que ilustraron las be-
llas artes con sus escritos, y á quienes yo
trato y consulto en estas mansiones de paz.


BERRUGUETE.
Tal cual. Con ese refuerzo ya no pue-


do resistirme á tus instancias , ni dejar
de contar lo que sepa , á trueque de oirte
y saber de ti lo que has aprendido tan
tarde.


Los griegos no fueron tan antiguos en
la Escultura como los caldeos y los egyp-
dios, y su primera industria en este arte
fue corno la de los salvages, pues 'repre-
sentaban la figura humana como postes y
columnas, por lo que la palabra columna_
significaba (segun dicen ) entre los grie-
gos lo mismo que estáttta. Pausanias vió
en Marea, ciudad de la Arcadia, treinta
divinidades informes, abtdtadas en otros
tantos trozos cúbicos de mama; ,Enton-
ces representaban los lacedemonios la u nion
y la ternura de Castor y Pollux con (los
postes ó toscas columnas juntos y parea-


9
dos. Pero antes de esta época ya habian
levantado los egypcios sus famosos pira-
mides. y obeliscos , y esculpido figuras hu-
manas; y los hebreos vaciado ídolos en
bronce y en otras materias.


Es muy dificil decidir si los egypcios


ó los . fenicios fueron los maestros de los
griegos: lo que se sabe es que tardaron
muchOs.alos en salir do la barbarie de sus
postes, y en comenzar á señalar los ojos
en lo que querian fuese cabeza, y en
separar los brazos y las piernas del tron-*
cc; del cuerpo, pues _ hasta trece siglos
y medio antes de la era cristiana no vió
Atenas nacer .én su seno al gran -Dédalo,
de quien te hablé en la última sesion. Fue
su contemporáneo. Sluilis de Egina, que no
le «igualó en celebridad. Despucs de estos
artistas se neta el vacio de un siglo en
el que trabajaron otros escultores, cuyos
nombres no refieren los historiadores, pe-
ro:sí . el de Epeo, tí quien atribuyen el fa-
inoso ct.ballo de madera, con que Sinon
se apoderó 'de Troya; y afirman que era
la máquina militar llamada ariete, con ca,
1>eza y, otros miembros de caballo.


Corrieron cinco siglos. despues de es-
ta guerra, sin que los poetas ni J.w_




10
toriadores hagan memoria de escultor al-
guno en la Grecia, por lo que es de creer
que las bellas artes durmieron alii todo es-
te tiempo en su rusticidad. Rheco es el
nias antiguo que aparece en el séptimo
siglo , anterior á la era vulgar : fue natu-
ral de Samos, y el primero que hizo es-
tatuas de bronce , como afirma Pausanias.
Theodoro y Teleclés, sus hijos y discípu-
los, pasaron á Egypto á perfeccionarse en
el arte, segun el testimonio de Dioro Si-
culo. Les siguió Dibutade, que nació en Sy-
cione y trabajó en Corinto. Cuenta Pli-
nio que hacia retratos en barro, y una hi-
ja suya , enamorada de un joven que se iba
á ausentar, seiialó en la pared á la luz de
una lucerna los perfiles (le la sombra de la
cabeza de su amado ; y admirando el pa-
dre la exactidud y semejanza del diseño,
le copió y modeló en barro.


CANO.
Otros atribuyen á esa conseja la in-


vencion (le la pintura. Plinio y 'algunos
antiguos historiadores escribieron de oidas,
y no merecen mas crédito que el ser los
primeros en publicar semejantes hablillas.
Creeme, • tocayo , que es mucho muchisi-
mo lo que se ha escrito y delirado sobre


este asunto, tan antiguo como obscuro,
copiandose unos ft otros, y lo que es peor,
añadiendo lo que les acomodaba y venia


á cuento.
BERRUGUETE•


Pues de este modo será inutil que yo
prosiga mi narraeion nombrando á mas de
cien escultores griegos que florecieron en
diferentes olimpiadas hasta fines del siglo
cuarto, antes de la era vulgar, cuando He-
liodoro, el último de quien tengo no-
ticia, esculpió un grupo que representaba
á Pan y á Olympo disputando el premio
de una flauta, obra muy celebrada enton-
ces por su belleza.


CANO.
Si : harás muy bien en no traer el


cuento de tan antiguo; porque á. decir ver-
dad, despues de su incertidumbre, de su
monotonia y pesadez, seria muy poco el
fruto que sacáriamos de tal narracion..Lo
que mas importa es averiguar el medio
que adoptaron los griegos para ser tan sa-
bios, hacer tan grandes obras y llegar á
tal perfeccion.


BERRUGUETE.
A tanto no llegan mis conocimientos.


Ti't que dices has tratado á esos escri-




12


tores cstrangeros, ilustradores de las be-
llas artes, podrás desempeñar tan arduo
asunto.


CANO.
Diré lo que alcance, pues asi te lo he


ofrecido.
131:IiRUGUETE.


Tendré mucho gusto en oirte.
CANO.


Antes de hablar de la perfeccion del
arte, debo decirte las causas que tuvie-
ron los griegos para conseguirla. A saber,
el dulce temperamento de su clima, la sua-
vidad de sus costumbres, las sabias leyes
que los gobernaban, su observancia sin
restricciones, su religion tan fecunda en
deidades como en asuntos artísticos, cl amor
á la gloria , su entusiasmo por cl berois-
mo , y sobre todo el estraordinario apre-
cio que hacian do la hermosura y (le la
gentileza, hasta tal punto, que las espar-
tanas mismas ocultaban en sus cámaras
las efigies de Nereo, Jacinto , Castor y Po-
llux , graciosos y gallardos jóvenes , por-
que creian que con templandolos , concebi-
rian y paririan hijos semejantes á ellos;
y hasta el estremo tambien de haberse eri-
5,,.1-do


dos- suntuosos mausoleos á la cele-


3
bre cortesana Lais, uno en Corinto y otro
en Tesalia, disputandose estas dos ciudades
la dicha de poseer sus cenizas, solamen-
te por haber sido la mas hermosa hembra
de aquel afortunado pais.


BERRUGUETE.
Con tales incitativos no podian los grie-


gos dejar de ser grandes profesores.,
CANO.


Pues aun tenian otro estímulo mas po-
deroso cual era el que despues de'pagar-
seles sus obras con sumas cuantiosas de ta-
lentos, se concedia á los mas sobresalientes
en mérito y habilidad la extraordinaria dis-
tincion de poder colocar sus propias es-
tatuas y las (le sus hijos en los templos
á la par de las de los dioses inmortales.


BERRUGUETE.
Si asi se hubieran premiado nuestras


obras, tal vez hubieran sido mejores. Pe-
ro bien sabes ]as cicaterias que usaban con
nosotros los que las mandaban hacer. Asi
salian ellas, pues muchas veces me veia pre-
-eisado á encargarlas á los discípulos.


CANO.
De ese modo llegaste á ser tan rico,


que compraste el sei':orio y alcabalas de
la villa de Ventosa. No asi yo, que morí




T 4
pobre por no querer sujetarme á las ima
pertinencias y necedades de los próceres
ignorantes. Todavia me acuerdo de cuan-
do deshice á liachazos,.delante de las bar-
bad de un magistrado de la chancilleria de
Granada , la estatua de san Antonio que
me 'labia encomendado, porque intentó pa=
garmela con vilipendio. Le dije 'ademas mil
denuestos de los que quiso valerse para per-
derme; pero yo que despreciaba altamew-
te su autoridad en materias artísticas, le
envié enhoramala, por un síntoma de mi
maldito genio. Despues le dí satisfaccion,
y quedamos amigos ; pero no_ volví á eje-
cutarle otra estátua , aunque lo solicitó. Si-
gamos en nuestro asunto.


El primer paso que dieron los grie-
gos para sacar á la Escultura de la bar-
barie en que estaba sumida, fue reducir-
la á arte; porque aquello que me has con-
tado ahora y en la última conversacion,
de Dedalo ó Dcedalos , lo tengo por una'
patraña de las muchas que refieren los his-
toriadores antiguos. Despues de profundas
meditaciones, de observaciones prolijas y
detenidas mensuras sobre el cuerpo hu-
mano, establecieron sabias reglas para la
simetria ó proporciones, para la anatomia


esterna, para la variedad y contraposicion
de las actitudes, y para espresar con sen-
cillez y verdad las pasiones del ánimo. Si
yo tratase de esplicar estas reglas con mé-
todo y claridad, no acabaria tan presto.
Ni tú lo necesitas tampoco, pues no eres
un discípulo, sino un maestro en el ar-
te, y por tus buenos conocimientos y los
de tu Buonarota practicaste muchas de las
tales reglas, como lo testifican tus obras.


BERRUGUETE.
No te escuses por ese medio de hablar.


á lo menos de las mas esenciales.
CANO.


Para trazar los griegos la cabeza for-
maron un óvalo, y le cruzaron por enme-
dio con des líneas. En la perpendicular
señalaron las distancias y tamaños de la
frente, de la nariz y de la barba que son
iguales, y dieron á la parte superior de la
cabeza desde el nacimiento del pelo has-
ta su vértice tres cuartas partes de largo
de la nariz ó de la barba.


BERRUGUETE.
Esa misma proporcion di




-
yo en Tole


do á las cabezas de las estátuas que tra-
bajé para las sillas del coro de la catedral,
que estan en el lado de la Epístola, y se




z fi


tuvieron sus figuras por mas esbeltas que
las del otro lado del Evangelio , ejecuta-
das por Felipe de Vigarni ó de Borgoña.


CANO.
Las be visto y examinado muchas ve-


ces. Bien 'decia yo , tocayo, que
un adocenado.


Colocaron en la línea horizontal los ojos
la, anchura de las narices y de la boca.
Para ejecutar


- los cabellos se acomodaban
á la calidad de la piedra: cuando era muy
dt:ra como el pórfido los Inician cortos; y
siendo blanda rizados ú ondeados los </e
los hombres, y echados Inicia atras los de
las mugeres con ciertas cabidades que pro-
ducian un gracioso efecto de claro-obscu-
ro, como los de las Amazonas y de las Nio.
ves. Preferian las frentes bajas, y tenian
por fealdad las altas y espaciosas. La -re-
dondez de su frente es característica de las
cabezas griegas; y ademas daban á la fren-
te y nariz un perfil casi recto y unido,
porque la inflexion de estos dos miembros,
sea hacia adentro ó hacia fuera , afea el
rostro, y le aleja de la belleza.


Se dice comunmente qué los ojos gran-
des son los mejores , pero han de' tener
buena forma y buen encaje. Las cabezas


,17
de los griegos los tieien algo hundidos , y
por consiguiente salen hácia afuera los hue-
sos en que estan las cejas: sin esta circuns-
tancia no harian tan buen efecto, vis-
tas á :cierta distancia , ni tendrían aquel
claro-obscuro que las da vida, esPresion
yf .paracter, Bajo esta forma general varia-


, denlas de los , ojos en las cabezas
de laS dey.dades.


SoA,grandes los, de las de Júpiter, Apo-
.1,o„y ,Juno; y. aunque lo son tambien los
de Palas.; . manificstan pudor en los párpa-
dos, bajos ..4 inclinadas: no asi en Venus
que•los tiene.pequefíos, y su atraCtivo con-
siste en„que..el párpado., inferior sube un
.:tanto háeia arriba, y les. „da cierta gracia
y:. languidez propias de lá liviandad co-
.ino.se nota en la de. Médicis. Desprecia-
ban los áticos los pelos de las cejas en sus
estátuas; pero presentaban el efecto dete.-
niendóse más , ó menos en espresar los hile-
SOS y músculos sobre que nacen.


La boca para su mejor proporcion no
era grande tu pequeña : la figuraban en-
tre-abierta eri las estátuas de los númenes;
pero nunca riyenclo , sino en los sátiros
que descubrian los dientes : cerrada en
las de los mortales dando mas anchura


no eras


TOMO XVII. 2




al labio inferior sue al de encima, apare-
ciendl'asi mas 'redonda y agraciada. Tam-
bién redondeaban la barba y ponian tim-
ad cuidado y éStudio en que no fuese cor-
ta ni acábase en • punta , porque esto la afea
deina4Udo. Jamas marcaban en ella el ho-
yo que ' tanto Siiele agradar á los moder-
nos por ser 'lá'defecto *que •interrumpe'la
unidad de su bella forma: sad'Il '-puede
permitir en'lo's retratos á 'causa de la se-
mejaúza , y entonces 'Con una 'ligera iba-


-Cacion. Leo 'mismo digo con relpectb> tá los
IóVitos que' Inelert`'ápareeer en 1ol' Icard-
14 de a'lgun'os sugetos jóvenes, por ser
unal : fórtnis 'Pequeñas y .:stíbalt«nas, des-
PrIbiadasliem pre de - los griegos. Y asi ,se
.t.U:iede'asegurar con certeza, que ci..talquier
CáVeiái, 'aunque' liepútada por antigna , si


Yriciieriira"con Señales , fue' !ejecu-
t+ por algun niOderrib-réstaurador, ó tra-
'bajada en el pi,iiiapl. o . de la deoadenéla del
arte. Lo' insiSm`o Se!pM>tle afirmar de las ea-


, SeiáV''qne no tengan bien dibujadas y con-
ClUidas las 'formas 'de' las orejas. , siempre
colocadas en ignaldad-y -a .


la par de las
narices , porque los corintios las trabaja- •


Sari'así con sumo cuidado y detencion,ly
modernos las' dejaron indefinidas ó ál


ig
descuido, afectando grandeza de estilo.


BERRUGUYITE.


En efecto, se cuidaba poco cuando yo
estaba en Italia de la conclusion de las
orejas, y se cuidaba mucho de marcar el
hoyito de la barba.


Careo.
Para divinizar los griegos las figuras


humanas daban una pulgada mas de lar-
go al tamaño del rostro que hay desde la
hoya de la garganta hasta el corazon, y lo
mismo al otro igual espacio que baja has-
ta el ombligo, centro de la figura entera,
con lo cual la hacian mas esbelta. Presen-
taban el pecho de los dioses grande y ele-
vado, y los pechos de las <liosas y ninfas
con' una moderada elevacion , sin señalar
demasiado los pezones,, que es propio de
las nodrizas.


Indicaban en las estátuas de los jóve-
nes la union del hueso del muslo con los
de la pierna, figurando la rodilla con una
suave proyectara ysin concavidades. Winc-
kelman me dijo que reputaba por las me-
jores rodillas de la antigüedad entre las
que se conservan en Roma las de las es-
tátuas de un Apolo de la vila Borghese, de
otro Apolo con un cisne en la de Medi-




al
20
cis, y de un Baco en esta misma vila.


BERM101JETE.
Yo las vi en Roma : me acuerdo ; pe-


ro no me las hicieron observar con tan-
to estudio y crítico discernimiento.


CANO.
Las estremidades de la figura, esto es,


los pies y las manos fueron para los anti-
guos griegos un asunto de gran importan-
cia, estudio y dificultad con respecto á sus
proporciones y á sus expresiones sencillas
y elegantes. A la mano de un joven ó de
una ninfa daban una gordura modera-
da, y á los pequeños trozos de los dedos
un ligero hundimiento , que dulcificaba la
sombra. No inarcaban sus articulaciones,
ni encorvaban tanto los modernos el últi-
mo falange; pero los adelgazaban hacia la
uña en diminucion como el arquitecto dis-
minuye las columnas.


BERRUGUETE.
¡Qué ciego anduve en la carrera artís-


tica, pues tuve á los ojos tan buenos mo-
delos y no los conocí ! ¿ Cómo habia de
conocerlos, si no me enseñaron á verlos?
Nunca nos habló en ese lenguage , ni DOS
trazó ese camino nuestro maestro el Bao-
narota.


Cavo.
Y sin embargo le elogias tanto. Mas


en otro respecto. , tu gratitud como di s-
cípulo es muy justa, y él mereció tambien
gran fama; pero la hubiera adquirido ma-
yor si hubiera sabido imitar la sencillez
y belleza de los antiguos.


BERP,IIGT.TETE•


Volvamos á nuestro asunto; y dime si
lo sabes : ¿ qué reglas y sistema siguieron


-


los artistas griegos pata arreglar las pro-
porciones de la figura humana ?


El módulo que tomaron para sus sa-
bias proporciones , fue el pie de la figu-
ra; y segun Vitruvio el pie es la sesta parte
de la altura del cuerpo humano : módulo
mas cierto y determinado que el del ta-
maño de la cabeza y el del rostro,que han
adoptado los modernos. Las célebres es-
tátuas de Apolo de . Belvedere y de la
Venus de Médicís constan de seis pies de
alto con arreglo al suyo propio. Y asi se
engañan los que sostienen que el pie chi-
co en las. ¡nugeres es una parte de la be-
lleza del sexo. Pero tambien es cierto que
aunque la simetría O proporcion del cuer-
po humano es el cimiento de la belleza, hay'




22


estatuas y figuras de buenas proporciones que
carecen de belleza por cuanto el escultor por
mas que observase las reglas, no sintió los
impulsos de lo bello que no supo espresar
en la' s densas partes del cuerpo.


Para que comprendas hasta qué pun-,-
to llevaron los griegos la perfeccion del
arte sobre la naturaleza, has de saber que
no hallando estos sabios maestros una be-
lleza tan perfecta cual ellos deseaban en
un solo individuo, á pesar de ser tan abun-
dante la hermosura en su pais , escogieron
las mejores bellezas que estaban repartía
das en distintos sugetos , y las juntaron en
uno solo con proporcion y concordancia.
Al resultado de esta union se ha dado el
nombre de belleza ideal, compuesta de otras
positivas; y con ella ejecutaron las cele-
berrimas estatuas de sus dioses, y los muy
apreciables bajo-relieves de su mitología.
Y si debernos dar crédito á lo que dice
Plinio, Polycleto de Sicyone fue el pri-
mero que empezó á hacer estos milagros,
pues creó (aiiade) el arte con una produc-
cion del arte y de la naturaleza.


BERRTIGTJETE.


Ahora ya entiendo lo que es belleza
ideal y belleza positiva , que nunca pu-
de comprender, siendo tan facil.


C.I.NO.
Facil es de comprender , pero dificil


mucho al combinar y espresar.
Todo lo que no se ejecute bajo estas


reglas, dictada s y establecidas por
el saber,


filosofia y constancia de los griegos, se
aparta de la perfeccion del arte, epa) es
la verdadera belleza. Pero siendo sus jue-
ces las pasiones del hombre, dieron estas
la preferenci a á los que creyeron estar me-
nos distantes de poder satisfacerlas. Los
artistas, jóvenes, por ejemplo, mas amigos
de los placeres que de la austeridad de


las reglas, prefirieron las figuras que pue-
den lisonjear con mas actividad sus sen-
tidos, miraron con indiferencia las que po-
co ó nada les protnetian ; y atropellando
la decencia y el decoro, característicos de
la belleza, degradaron la Escultura con sus
torpes obras. Lo mismo hicieron los pro-
fesores provectos, estimulados de sus res-
pectivas pasiones. Tú mismo has visto que


illichael Angel , arrastrado de la vanidad de
poder ostentar su ciencia anatómica , no'
siempre 'bien entendida, abulte los hue-


sos y ntorcillos mas de lo cpae permite la
belleza ; y despreciando 4 no conociendo
la sencillez y la Tea,aad „ trausfonnó




24
deydades en robustos y fieros ganapanes y
en groseras aldeanas ó mozas de cántaro.


BERRUGUETE.


¿Y por qué no pudo mi maestro, á
quien tanto procuras siempre degradar,
haber heredado su estilo de los antiguos
etruscos, corno tú mismo me hiciste creer
en otra ocasion?


CANO.


Pudo en efecto haberle heredado; pe-
ro Buonarota vió en Florencia y en Ro-
ma las obras de los griegos que no pro-
curó imitar, bien por el orgullo de pasar
por original, ó por lo que tú mismo has
dicho poco há , que no te supo enseriar
la sencilla belleza que teniais á la vista.
Dejemosle por ahora descansar allí don-
de le colocó Garrido, y sigamos esplicando
cual era la belleza de los griegos en las
actitudes con que manifestaban los afec-
tos del ánimo.


Como la espresion del gozo y del conten-
to mesurados y la del amor y de la ternura
aumentan la belleza, las demostraban con
acciones sencillas, nobles y decorosas; y
por el contrario, como las espresiones de
dolor agudo del cuerpo , del esce3ivo aba-
timiento del espíritu, de la furibunda có-


2.)


lera , ó de la descompuesta alegria des-
figuran la belleza , no daban á sus esta-
tuas movimientos impetuosos, aunque sacri-
ficasen para ello mucha parte de la espre-
sion. De este modo para representar la cóle-
ra de Júpiter, capaz de hacer temblar el oiym-
po , se contentaban con dar una suave agi-
tacion á los cabellos, ó un ligero movi-
miento al sobre-cejo; y pára huir del cho-
que violento de los afectos de un héroe le
cubrian el rostro corno lo hizo el pintor Ti-
mantes con Agamenon en el sacrificio de
Ifigenia. Sobre todo no hay mas que
ver en este punto que el famoso grupo
de Laocoonte y examinar el tino y sabi-
duría en disponer las actitudes ; la pru-
dencia y conocimiento en espresar los di-
ferentes afectos del padre y de sus dos
hijos, y el saber representar todo esto con
poco: método tan opuesto al de los mo-
dernos, que con mucho nada figurabamos.
La calina y la tranquilidad dejan las obras
en el estado de la naturaleza, del cual
la llevó el arte al de la belleza ideal, que es
como ya te he dicho, la perfeccion del
mismo arte.


BERRUGUETE.


Y tú la elevas á donde no alcanza mi




26
comprension. Estoy admirado de cuanto
acabas de referirme: todo ello para mí nue-
vo y nunca oido. Lleno de confusion veo
emin'hios anduve en mis estudios de co-
nocer la perfeccion ; y me avergüenzo al
considerar que mis obras , asi de Escul-
tura como de Pintura, podrán ser en el
mundo despreciadas de los que saben ver
y examinar con discernimiento. ¡Ah'
¡Cuán facilmente se engañan los ignoran-
tes!... Antes que concluyas tu filosófico
discurso, quisiera que me dijeses ¿qué en-
tiendes tú por la gracia en las bellas ar-
tes, y cómo la demostraron los griegos en
sus obras ?


C.azao.
No pides poco. La gracia, dicen ahora


los filósofos, • es un no sé qué mas ó me-
nos conocido de los ojos y del corazon,
segun esten dispuestos á verle y á sen-
tirle. Es un resultado necesario del gusto
con el 'cual llega el arte á agradar dul-•
cemente al alma. Es la prueba mas clara y
decisiva del delicado juicio y sentimiento
del artista manifestado en sus obras, por las
que comunica gran placer y emocion á los
que tienen la dicha de saber examinarlas. Es.,
¿Qué ha de ser? Un enigma, que yo usl•


27
acierto á describir, medir ni determinar. Se
conoce, se siente; pero no se esplica ni
se define.


La simplicidad , la alegria inocente, la
ingéntut curiosidad, el deseo de agradar, la
sencilla queja, el arrepentimiento y el llan-
to por la pérdida de un objeto amado son
susceptibles de gracia, porque son simples
sus movimientos; pero no lo son la in-
certidumbre, la reserva, la violencia ni
otras pasiones complicadas, cuyos impulsos
son demasiado impetuosos y algunas ve--
ces convulsivos. La gracia es mas bella
que la misma belleza, segun un poeta mo-
derno qué conocia muy bien á estas dos
hermanas, y su pluma manaba gracias co-
mo el escoplo
Alcamenes , discípulo el


mas agraciado
Phidias.


Los verdaderos modelos de la gracia
• que han quedado de la 'antigüedad, co-


mo me ha asegurado el filósofo Mengs, son
la Venus de Médieís, la del Capitolio,
el Apolino , y el Hermafrodita. Otras mu-
chas cosas te podria yo referir de la gracia,
de la belleza y denlas perfecciones de la
Escultura ática, si no fuese tarde y no es-
tuvieras cansado de oirme.




28
BERIVUGUETE.


¿Y quién quedará cansado de oir la es
plicacion de tantas maravillas, sino el hom-
bre 'insensible que no tiene la dicha de
participar del poderoso atractivo de las be-
llas artes sobre el corazon humano ? ¡Feli-
ces nosotros, que desnudos de la carne, de
las pasiones y deseos, gozamos de este des-
canso y vagar eterno , que nos proporcio-
na solazarnos con tan dulces é instructi-
vos coloquios! Dejemos ahora este hasta
que tratemos en otro de la suerte que cor-
rió la Escultura durante la dominacion de
los romanos. Descansa en paz,.amigo Cano.


CANO.
Disfrutala tú tambien, tocayo. Adios„


hasta la vista. •
BERZUGUETE.


Que sea luego.


29


ENVENENAMIENTOS INVOLUNTARIOS.


Memoria escrita en 1815 y dirigida á un
ministro con el fin de evitar una infi-
nidad de males icólicos y aun muertes
que sobrevienen por la mala calidad que
adquieren varias bebidas y alimentos con
el contacto de los metales y barnices me-
tálicos, tanto en las casas públicas de tra-
to como en las particúlares.


—Por don
Gregorio Azaola.


Nada debe mirarse con indiferencia en
materias tocantes á la salud pública , por-
que como la masa de individuos de una
sociedad en el sistema de grandes pobla-
ciones ni sabe ni puede saber lo que pa-
sa en cada parte de' ellas, estamos todos
confiados á la tutela de los que nos gobier-
nan , y de aquellos que por su profesion,
sus luces , destino ú empleo estan obliga-
dos rigorosamente á velar sobre las cosas
públicas.


Se ha dicho en España que lo que es de




3o
conuco es de ningun; y esta verdad tan fa-
tal en la historia económica de los pue-
blos no es menos funesta en cuanto di-
ce relacion con la historia física del
hombre.


En otra ocasion diré al go de lo queb
respecta al punto político y urgentisimo de
sanidad pública , sobre el cual conviene
mucho adoptar prontamente un reglamen-
to fijo . y severo, si se quieren atajar las
calamidades que amenazan , sobre .:todo á
nuestras provincias litorales, tanto del le-
vante Domo del mediodia: ahora me limi-
taré á esponer en breves palabras la suma
importancia de atender á que las autori-
dades respectivas celen , observen y hagan
observar religiosamente á cuantos ganan su




vida de surtir al público de mantenimien-
tos , todas aquellas reglas y precauciones
que el gobierno aconsejado maduramente
y autorizado por el adelantamiento de las
ciencias físicas baya prescrito ó prescriba
_para._ la conservacion de la salud de sus
pueblos. Hartas miserias padece por sí el
hombre, sin que sea preciso que le prepa-
re otras la insaciable codicia de los abas-
tecedores de casi todo ,enero de comes-


3
tjbles; y hartos caudales vemos levantar-
se con este tráfico sin que sea necesario
que. todavía lleven en pos (le sí mas re-
mordimientos por haberse adquirido á cos-
ta de•la vida de los mismos •que les enri-


.quecieron.
La mayor parte cie nuestras indisposi-


ciones, sobre todo en las grandes ciuda-
des', noS entran verdaderamente, como sue-
le. decirse , por la boca. No hablaré de las
-que proceden de intemperancia: justo es


que estas las sufra el vicioso que desco-
noce • ,ó desprecia las leyes eternas de la
naturaleza : Pero no SDU pocas las que in-
-culpablernente,•y ,


como á traycion nos ha-
-cen conitraer los tratantes de comestibles
filos infinitos que tenemos que vivir de
los alimentos que podernos encontrar clon-
de rgraciasque-algunas veces los haya, : ó
que tenenios que tomar lo que nos quie-
ran •dar en las fondas, posadas, cafés, b.o-
tillerias, hosterias, tabernas, mesones, ven-
•tas, bodegones, cantinas y todo género
•de puestos públicos.


Esto es lo atro.z• y doloroso , lo que
nunca se celará bastante por mas que cla-
memos; mientras esta sagrada obligacion
primaria de las sociedades no se desempe-




32
fíe escrupulosisimamente por las • mismas
autoridades principales ; mientras se en-
cargue como regularmente se hace, por
una vanidad necia y mal entendida á
los miserables corchetes y alguaciles de
todos los pueblos, ó mientras se deje aban-
donada á la buena fe de los mismos tra-
tantes, ó á la conczencia de los abaste-
cedores. ¿Qué hemos de ver asi sino hor-
rores y vejaciones? •


La legislacion de todas las naciones en
este punto tan serio é importante está con-
siderablemente atra sada. Los jurisconsul-
tos de todas las edades han pecado muy
comunmente de demasiado apego á cier-
tas leyes que por desgracia • de la huma-
nidad han sido siempre las que menos en-
tendian. Enhorabuena que jamas se to-
que á las que nacen del derecho natural,
y estan fundadas 'en los principios eter-
nos de la justicia; pero no asi á las que
se hicieron con arreglo á las circunstan-
cias de cada nacion, y á las luces de cada
siglo. Las leyes fundadas en hechos y ob-
servaciones que dependen del mayor ó me-
nor adelantamiento de las ciencias ó de nues-
tros conocimientos físicos deben reverse
muy á menudo para derogarlas ó mo-


33
diricarlas al compas de los progresos de
la ',non en el estudio de la naturaleza.


Las de nuestros famosos códigos que
tocan á cosas de gremios, artes, oficios, fá-
bricas., minas, comercio ect.; en una pala-
.bra , casi todas las leyes que podemos lla-
mar sanitarias y de Hiela civil, propia-
mente tal, necesitan reformarse; y mientras
no se reformen caen en desuso , y si no sé
usan se hace forzoso que el gobierno pro-
vea al conveniente remedio Hel ando de con-


' título , especialmente sobre lo que tiene
alguna •relacion con la salud y vida de los
ciudadanos , y espidiendo órdenes severas
al intento.


Una de las que primero deben llamar
su atencion es la que arregle el modo y
forma en que. deben fabricarse, conservar-
se y venderse al público cierta clase de ali-
mentos , que siendo de un uso general y
muy saludables por sí, se hacen terrible.
mente sospechosos y aun mortíferos si se
preciaran ó guardan indiscretamente del mo-
do que á cada uno le parece. El vulgo de
labradores, posaderos, mercaderes, tende-
ros ect. no tiene obligacion á saber cier-
tas cosas que ni los sabios , ni los le-
gisladores, ni los físicos mismos las sabían


TOMO xvn.
3




34
pocos años hace hasta que la nueva quí-
mica se las 'ha revelado y demostrado. Las
oxidaciones de ciertos metales y sus diso-
luciones en varios líquidos de los que usz-
mos para la composicion de nuestros ali-
mentos, son verdades nuevas, digamoslo asi,
en la práctica cómun de la vida.


El vino, el vinagre, el agraz, el zumo
de limon , de grosella, de guindas, de fram-
buesas y demas frutas. mas ó menos áci-
das de que tanto se usa . , la manteca, la
leche , el suero , el tocino, el aceyte , la sal
y los infinitos compuestos que se prepa-
raos, sazonan y gastan diariamente con es-
tas substancias, tienen la propiedad de cor-
roer y disolver mas ó menos rápidamente
ciertos metales , convirtiendose entonces
de manjares saludables en . ponzoñas atro-
ces, segun la mayor ó menor cantidad que
entra en nuestro estómago , y atacando,
debilitando ó destruyendo de todo punto
el principio de la vida ; porque es de aj.-
venir muy particularmente que si una ba-
la de plomo , una moneda de plata ó de
cobre, un pedacillo de estaño, ó un pu-
co de azogue tragados por descuido ó por
cualquier motivo , como sucede á los mu-
chachos en sus juegos y travesuras, no cau-


35
san la menor incomodidad, es muy grave
el peligro por el contrario cuando tragamos
una pequeriisima parte de los mismos me-
tales convertidos en Dilo ó herrumbre,
que es lo que los químicos llaman óxide,
por el contacto de los alimentos arriba
mencionados.


Una libra , una arroba de azogue
puede pasar impunemente por nuestro
estómago sin ofensa de la vitalidad, como
se da por remedio para desatar el 'nudo
que forman los intestinos en el cólico tia-
unido de nuserere; pero si tomasemos una
dracma de sublimado ó soliman que es el
mismo azógue preparado COD el ácido de
la sal de comer, bien pronto moririamos
despedazados por los mas agudos dolores
y tormentos. Otro tanto sucede con casi to-
dos los dermis metales.


Son infinitas las víctimas de ellos que
de resultas de descuidos semejantes ó arras-
tran una salud lánguida y miserable; ó han
perdido desastrosamente la vida. Hemos
hecho leyes contra los envenenadores y por
una fatalidad, hija de la ignorancia en unas
materias tan importantes, toleramos ó mas
bien fomentamos otra especie de envene-
nadores mas numerosa, mas temible , y ;lea-




36
so no menos culpable, de que podemos
precavernos menos porque no solemos ni
aun recelarles.


Bien -ptiblico y notorio • fue el envene-
namiento de cierto marqués (el (le Cama-
rasa) con cuantos le - acninpalíahan, de re-
sultas de una comida preparada , segun se
dijo , en cacerolas de cobre desestañadas.
Poco hace se dijo tambien que toda la f:o-
munielad de religiosos dominicos de santo
Tomas de esta corte habia estado á pique
de per,:cer de resultas de un vinagre guar-
dado en cierta vasija vidriada. No hace mu-
chos años tampoco que se oyeron en Ma-
drid varias desgracias á consecuencia de
otros descuidos iguales. Yo he tenido oca-
sion de libertar á todo un pueblo de cier-
tos cólicos que los médicos achacaban á
causas ocultas, y (le que estuvieron acosados
por largo espacio de tiempo falleciendo no
pocas personas , solo con reconocer por SOS•
pechas su abaceria , y arrojando inmediata-
mente al Tajo las vasijas de cobre en que se
guardaba y ~tia el aceyte, que fue uno de
los mayores gustos y satisfacciones que po-
dré tener en mi vida; pero ¿quién no habrá.
visto It oido durante la su ) a repetidas
desgracias mas ó menos funestas de esta


37
naturalezn?' Al cabo estas pueden ha-
ber servido de leccion y escarmiento á aque-
llos que la presenciaron 'tí oyeron. ¿Mas
quién es capaz de enumerar los infinitos
que sín.saber á qué atribuirlo, estan to ►
dos los días padeciendo cólicos, dolores ra-
biosos de veintre y mil indisposiciones de
estómago por lo que comieron en las fon-
das y lemas casas Orificas de esta es-
pecie de trata? ¿ Quién puede imaginar el
sinnúmero de víctimas de los metales que
por una culpabilisima ignorancia estan per_
diendo la salud y esponiendose á cada pa-
so á perder la vida de resultas de los des-
cuidos continuos de las cocinas, reposterias
de las casas grandes, de las cocinas par-
ticulares , y de las fábricas, tiendas ó al-
macenes en que se venden semejantes ali-
mentos envenenados? ¿Qué ha`, de saber
una triste cocinera de lo que. sus mismos
amos ignoran ?. La fortuna en este pun-
to es que disolviendose en dichos alimen-
tos solo una corta porcion de tales vene-
nos metálicos, y repartiendose el género
entre muchos consumidores, y tocando lue-
go. á. cada uno de los que lo gastan una
pequaisima parte de él en la mezcla
condimento de. unos manjares con otros,




38
no siempre puede desenvolverse toda la
actividad del veneno tragado; pero ¡in-
feliz de aquel á quien toque un poco del
poso de tales vasijas, ó el,bocado que es-
tuvo mas en contacto con el: metal no-
civo ! ¡ Infeliz de aquel que se tome un
vaso de agraz esprimido ó conservado
en vasijas de cobre, (le plomo ó vidria-
do ordinario, y lo mismo de algunas otras
bebidas.


De aqui es que no todos se mueren,
aunque sufran por estos envenamientos;
mas si un diezmilesimo de veneno no
mata, un milesimo atacará mas ó menos
lentamente la organizacion , un centesimo
causará cólicos y dolores atroces, y una
cantidad algo menor podrá quitar la vida
muy facilmente.


Esto que puede parecer una bagatela
á ciertos sugetos que hacen gala de su in-
moralidad, .6 mejor diré de su ignoran-
cia é insensibilidad , quizá basta para lle-
varse al sepulcro anualmente en toda la
estension de España mas de cien víctimas,
y dejar atacado en otras muchas mas el
principal resorte orgánico de la vida. Y si
todo buen político no debe nunca des-
preciar la mas mínima cosa que se diri-
k.


ja á• mantener y fomentar la poblacion de un
estado,


yo -creo que el mirar con indife-..
rencia ó no velar con tanto cuidado como


es
preciso sobre un objeto de esta im-


portancia en un pais despoblado comn,
nuestra España , 'es. un delito de los mas
trascendentales, y que por lo mismo de-
be llamar muy particularmente la aten-
cion del gobierno que sepa apreciar lo
que vale la poblacion. En mi concepto el
que contribuya á,remediarlo segun los me-
dios de su posibilidad se hace tan digno
de una corona cívica, como los que sal-
tan primero el muro, y libran del nau-.
fragio 6 salvan la vida á sus camaradas
en una batalla.


Asi que pues parece indispensable en
el estado actual de civilizacion 'el permi-
tir que haya fondas, cafés, botillerias,


con
flterias, hosterias, tabernas, panaderias,.


pastelerias ect. (cosa que miro como un„
mal), y tanta multitud de tiendas y almace-,
pillos . en que cualquiera mugerzuela íihom-
bre ignorante se arroga la licencia de po-
der matarnos impunemente tnetiendose por


sí y ante sí á acopiar , preparar y vender
los alimentos de primera necesidad . sin


permiso de . uadie, y que todos cS ., los,
tná




p


1


40
tenemos que surtirnos de estas casas, y
comer lo que nos den ó nos quieran
vender bajo su palabra y buena fe, con-.
templo que es de la mayor urgencia ha-
cer un buen reglamento de esta. espe-
cie de policia civil para velar incesante-
mente sobre 'todos aquellos que tienen
por oficio ú ocupacion el surtir al pú-
blico de comestibles. La codicia de • mu-
chos mercaderes de esta clase nó cono-.
ce limites, y cuanto mas 'calamitosos Nati vi-
niendo los tiempos , mas discurren y aguzan
algunos su entendimiento para estafar al
comprador incauto, y sacar sias cuentas y lo-
cas ganancias con vituallas invendibles ó
averiadas, con mescolanzas y adulteracio-
nes y todo género de fraudes. Y es por
ciertó bien notable que cuidasen tanto
nuestros legisladores de sujetar 'á exáme-
nes, ordenanzas gremiales y visitas á mu-
chos oficios que ninguna relacion tienen
con la conservacion de la salud y la vida de
los ciudadanos, como son los desastres , pla-
teros, cordoneros ect., y mirasen con tanta
indiferencia á aquellos que se ocupan en
prepararnos los alimentos , lo que hemos
de tomar por nuestra misma boca, lo que
ha de 'conservarnos la salud, ó ha de es-:


4z
tragar hitéstro quitarnos en
pocas horas vida. ¡Qué contradiccion
tan inconcebible en los hombres que pien-
san saberlo todol


Para que dicho:reglamento sirva de al-
go es forzoso que no se abandone su ob-
servanda á los subalternos de justicia,,, si-
no que se confie al celo ilustrado de uno
de los primeros magistrados de la corte
y de cada capital de provincia, reencar-,
gandole mucho que ronde y visite por sí
.mismo con frecuencia y auxiliado de per-
sonas las mas Inteligentes toda casa pú-
blica, fábrica, almnacen, tienda, fonda, bo,
tilleria, café, etc. en que se despachen co-.
mestibles de cualquier especie, sorpren-
diendo á los vendedores en dias no espera-
dos, y no dando nunca lugar á que los
alguaciles y lemas dependientes de justicia
puedan tener la menor connivencia con ellos,
ó se dejen sobornar, porque no les inco-
moden y toleren sus criminales escesos.
De otro modo nunca se remediará nada,
y solo se oirán estafas y vejaciones . tal
ves de los tratantes que menos lo rne7
rezcan.


Muchos son los pormenores que deben
tenerse presentes para la formacion de di-.




1


42
cha ley ó reglament o ; pero sabios tiene
la nacion con quienes puede consultarse
detenidamente. Entretanto que asi se ha-
ce, juzgo que lo que interesa principal-
mente es prevenir y mas prevenir al pú-
blico del riesgo inminente que corren su
salud y su vida por la falta de cuidado y
esmero en la conservacion de la clase de
alimentos que llevamos dicho. Asi todo el
inundo se precaverá lo mejor que pueda;
`y como nadie es mas interesado - que el que
compra en saber si al mismo tiempo que
copia y paga, compra la salud 6 la muer-
te,' cada cual procurará vivir ojo avizor en
lo sucesivo, y enterarse mejor.d'.1. lo que
le venden y de lo que come y bebe.


Mas haciendonos cargo de lo que es el
hombre, advierto que no nos debemos can-
sar de repetir continuamente estas ideas,,
en los diarios y papeles públicos, ya en for-
ma de aviso á los , : párrocos, ó de orden.


. á- las justicias , ó de instruccion de.. los
facultativos etc. , basta que se vulgaricen.
corno el ave-maria , y pasen tradicional-
mente de padres á hijos y de amos á cria-
dos como otras tantas máximas ó prover-
bios conservadores . de la vida y de las fa-.
millas; pues aunque á veces el amo ú ea.-


43
boza de tina- casa esté bien, penetrado. de
tales ideas, no lo estar ni pueden estarlo
sus criados y deudos, la mayor parte gen-
te de costumbre, ni siempre ha de estar
advirtiéndoles todo cuanto-Ivan de hacer,
ni ' ocurrirsele á él mismo todos los incon-
venientes.


Entre mil casos que pudiera citar ca-
paces de aterrar' al mas indolente y frio
sobre la suerte de nuestros semejantes, re-
feriré solo en comprobaeion de esta ver-
dad lo que Me sucedió en una de las prin-
cipales ciudades de Esparta por octubre de
1809 cuando emigraba de Madrid á Anda-.
lucia. Habla entrado por curiosidad en un
magnífico 'molino


—dé ,aceyte con el fin de
observar si en aquella provincia variaba
algo el método de su fabricacion ; y des-
pues de una larga conversacion con los
operarios pasé al sitio donde se media y etu-.
barricaba el aceyte. ¡Cuál seria mi sorpresa
cuando lo primero quilvi fue la medida de h
cántara con media pulgada de-cardenillo:to-
do al rededor por dentro y por fuera! Con-
fieso que quedé casi yerto y petrificado
mirandola de hito en hito, y que me can-
16, un pavor semejante al que me causa-
ria un tigre que al revolver de una mata




44
se me. apareciera súbitamente. Vuelto, urt,
poco de mi asombro., que no dejaron de.
estrariarle los medidores, les hice solo es-.
tas preguntas sueltas. ¿ Qué viene á ser eso


-verde que cubre toda la medula ?--Eso:
es una cosa que cria el mismo aceyte..----¿Y.
hace daño esa cosa si uno la come ?—Qué
ha de hacer, no señor, si lo cria el mis-
mo aceyte. ,1 Y nunca la quitan. ustedes.
de un ario para otro?—No, señor: ¿ para
qué se.'ha de quitar si al instante vuelve á.
criar otra el mismo aceyte?—Acabar de.
decir estas palabras, y tocar con el dedo.
en la medida y caer .en la barrica una,
costra de cardenillo, todo fue uno.


Al ver y oir yo semejantes horrores,
iba u salir cual un relámpago á dar al-
gun aviso ó disposicion para que no se.
permitiese vender tal aceyte 'para comer,
porque. se me estaba ya figurando que veia
una multitud de pacientes cadavéricOs al
rededor de mí, de los infelices á quienes
tocase una mediana dosis de semejante ve-,
Heno; pero reflexioné que si daba este pa-
so, me esponia á meterme en un laberine
to de que no temida medios ni autoridad
para salir bien , y que seria forzoso ha-,
cer otro tanto con todo lo de la cosecha;


41-
y asi serenvlo . •in !poco, lo que hice
fue revestirrue de la mayor dulzura y sen-
cillez, y empezarles á persuadir de lo que
era aquella materia verde en' los térmi-
nos mas vulgares é inteligibles, y lo no-
civa que era para la salud de los que gas-
tasen de aquel aceyte. Les dejé disparatar
cuanto quisieron, les conté varios lances
de desgracias por semejantes envenenamien-
tos, les


• hice creer que yo tambien era la-
brador y cosechero etc.; en fin me valí de
cuantos - recursos me sugirió mi imagina-
cion para alarmar la suya y convencerles
de lo perjudicial qne era el aceyte carga-
do de cardenillo; pero notando que no lo
quedaban á mi gusto y que no querian sol-
tar de la mano aquella medida mortífe-
ra de cobre, salí áverme con un eclesiás-
tico de los Mas ilustrados de la ciudad, ro-
gandole Trine pues yo me hallaba de 'pa-
so en ella, y habia acabado de observar
todo lo que llevo referido, continuase por
mí estos buenos oficios en favor de la hu-
manidad, y procurase desengañar al due-
ño de aquella hacienda y denlas de la ciu-
dad y su término, que proscribiesen para
siempre de sus molinos toda medida y uten-
silio de cobre, y que de lo contrario eran


• L




46
responsables en su conciencia de' una in-
finidad de envenenamientos incalculables.


Atroz deberá parecer esta relación; pe-
ro no menos horrorosas se podian hacer
si me pusiese á recorrer otras prácticas y
abusos que se siguen por nuestra desven-
tura en otras provincias tocante á varías
clases de bebidas y alimentos, ya en gran-
de en las fábricas y almacenes, ya en pe-
queño en las tiendas, fondas , posadas y
casas particulares. Mas no quiero Pasar en
silencio una práctica muy perjudicial que
me parece se ha introducido en esta cor-
te, ó al menos se ha generalizado desde
la invasion de los franceses, pues yo pue-
do decir que no la he notado hasta la vuel-
ta •,de nuestra emigracion, ó sea nuestra
c.-ira memorable.


La mayor parte de las tabernas de 'Ma-
drid tienen ahora sus mostradores aforra-
dos de plomo: antiguamente ó no tenian
nada mas que la misma tabla acanalada
y horadada por una parte para recoger el
vino que se vaciaba, ó lo median sobre un
lebrillo , barreños ó cosa que lo valga,
para no desperdiciarle. Al presente , sin
duda el plomo les ha parecido á los ta-
berneros mas . limpio y mas económico;


47
pero esto seria muy laudable si no fuera
al mismo tiempo niuy espuesto y perjudi-
cial. Los vinos aunque no sean sensible-
mente agrios aI paladar, suelen tener su
puntita de acidez, debida á los ácidos ve-
getales que contenia la uva en mayor
menor cantidad, segun su diferente calidad
y estado de madurez al tiempo de hacer-
se la vendimia etc. El plomo se 'deja ata-
car facilmente por estos ácidos, y lo peor
es que este metal tiene la propiedad de
comunicar un sabor dulce y traydor á su1
disoluciones en el vino agrio, de que re-
sulta que el vino recogido en estas plan-


- chas de plomo, y que por un efecto del
modo de medirlo pasa , repasa y vuelve á
pasar diferentes veces al cabo del dia des-
de la medida á la plancha y desde la plan-
cha á la medida, se va cargando mas ó
menos de metal segun es mayor ó me-
nor su detención sobre las planchas del
mostrador. Por bien inclinado que se pon-
ga este hacia el agujero que recoge el vi-
no, siempre habrá sus desigualdades , y
quedará una porcion en ellas que irá cor-
royendo el metal ; y si á esto se añade el
modo y manera que se dé la persona que
lo mide de escurrir ó enjugar la plancha




de lin dia ó de una noche para otra, se
vera que es muy verasimil que .todos aque-
llos á quienes toque una medida del vino
que haya pasado diferentes veces por la
plancha de plomo, ó aquella porcion y
escurriduras , digamoslo así , que lia‘an
trasnochado sobre este mostrador veneno-
so, padezcan dolores ¿le estómago, retor-
tijones , cólicos etc. etc. , corno los que se
han padecido en varias familias de que he
tenido noticia.


En Francia y otros paises en que los
vinos son agrios porque su clima no per-
mite que la uva se sazone y madure co-
mo en España , ba habido infames tratan-
tes en vino que lo aderezaban y compo-
nían con cierta preparacion de plomo, á
causa de la maldita engañosa propiedad que
tiene este metal de dar un sabor dulce ve-
nenoso á sus disoluciones; pero los sabios
clamaron altamente, contra este artificio
infame y pernicioso , y el gobierno ha ve-
lado y vela constantemente Sobre este pun-
to , castigando muy severamente á tales
envenenadores públicos.


En vista de todo lo cual, convencido
de que ilustrar al público á tiempo sobre
unas materias en que nada menos le va


49
que la :salud y la vida, es camino mas cor-
to y seguro para. evitar la pérdida dolo-
rosa de estos dos preciosos dones, que no
el de la prohihicion gubernativa mal eje-‘
cutada, peor- observada y siempre eludida,
cuando el interes de los unos sobrepuja al
celo de los otros , y conmovido por Otra
parte de las escenas funestas que he vis-
to , de los cases horrorosos que otros han
presenciado , y de que no puede haber
muerte mas necia', mas desgraciada é in-
fructuosa que la de un envenenamiento por
tales descuidos en fondas, cocinas, repos-
terías, tiendas etc. , pagando uno su dine-
ro porque le envenenen , -he creido de mi
Obligacion hacer presente todo lo que lle-
vo expuesto al gobierno para que en vir-
tud de- la muy estrecha que él tiene de
conservar la salud y vida de todos los
ciudadanos tome las providencias mas opor-
tunas , ilustrando á las autoridades subal-
ternas y al público sobre esta materia, pa-
ra que unos sepan lo que han de mandar,
otras lo que deben hacer , y otros lo que
tienen que preeaver. ¡ Qué


..consuelo y sa-
tisfaccion para todos los amantes de la hu-
manidad el poder salvar con solo este


TOMO XVII.
4




JO


aviso la vida de cíen ciudadanos útiles
cada año , y la salud da:miles de familias
para el estado!


(Se concluitá.)


Traduccion de un oprísculo de Bentham, in-
titulado : Sofismas anárquicos ó examen
crítico de diversas declaraciones de los
-derechos del hombre y del ciudadano,
é incluido como apéndice en el tomo 2.°
de su obra, sobre la Táctica de las asam-
bleas legislativas.


En el número 67 del Tribuno se ha in -
sertado íntegro el discurso que el señor Ga-
liano pronunció en las Cortes el (ha en que
se trató de si se debia exigir la responsa-
bilidad , al gefe político de Madrid por ha-
ber suspendido indefinidamente la tertulia
patriótica de la Fontana. En. este discur-
so se dice entre otras cosas lo siguiente:
<,Consideradas estas sociedades (las llama-
das patrióticas) pomo un acto de liber-
tad civil, corno aquel acto de reunion pa-
cífica y sin armas que la Asamblea COTIS-
tituyente de Francia en una declaracion,
que no dudo yo llamar inmortal, recono-
ció como uno de los primeros derechos del
hombre etc.» Y corno nosotros estamos tan
distantes de admirar y elogiar aquella , no




52 •
famosa , sino fatal declaracion, que al con.
trario la miramos como la caja de Pan-
dora de donde salieron todos los males que
por espacio de treinta años han afligido y
afligen todavia á urna gran parte del globo;
y como prevemos que la respetable auto-
ridad de un diputado puede acaso fasci-
nar, seducir y preocupar á los ignoran-
tes , y dar armas á los anarquistas, es de-
cir, á los enemigos eternos de todo..go-
bierno, porque en efecto aquella sofística.
y absurda declaracion es el arsenal de don-
de se proveen para combatir los princi-
pios tutelares de la sociedad , y legiti-
mar los actos iras escandalosos dé .rebe-
lion, las insurrecciones parciales y todos
los atentados contra el orden público , he-
mos creido que en las *circunstancial ac-
tuales hariamos un servicio importantisi-
rno á nuestra patria , traduciendo y publi-
eando en este periódico una obrita en que
se hace añicos, trizas, polvo la inmortal
declarador) que•preparó en Francia el triun-
fo del jacobinismo. Y es de saber que' esta
sabia, preciosa y concluyente refutacion
de los principios anárquicos de los revo-
lucionarios franceses, no ha sido escrita por
algun afrancesado ó por algun servil es-


53
pañol: no es produccion del padre Atalaya,
ni del padre Velez, ni •del obi.To de Ca-
diz: es obra del liberaliszino Bentham, el •
oráculo de la libe/ ediszina Inglaterra. Asi.,
nuestros á narquistas dirán cuanto quieran
contra el fallo pronunciado por aquel sa-
bio jurisconsulto; pero á lo menos no po-
drán recusar al juez. Tengase entendido que
la traducaor• que . publicames es muy
teral y aun algo desaliñada, para que no
se diga que por hacerla elegante hemos
alterado el testo.


«Advertencia, prólogo , introduccion ó
como quiera llamarse; porque ep el origi-
nal no tiene título. este principio.


«Refutar la . declaracion de los derechos
del hombre ¿no será tal vez tomarse un
trabajo ? Aquella declaracion Procla-
orada con tanta pompa, recibida e. on tan-
tos aplausos y traducida todas las len-
guas de Europa, pero secretamente des-
preciada por sus mismos autores, centra-
dicha por todas las leyes particulares que
estos hicieron despues , alterada por sus
sucesores , y escluida del código imperial,
¿qué es en dia mas que una página.des-
acredi;ada de una constitucion que ya no
existe? = Convengo en que esta refutacion




54
no tiene ya el interes. polémico que hu-
biera tenido bajo el reynado de la Asam-
blea constituyente, y es corno -un tratado
sobre una enfermedad contagiosa que ya
pasó,• y (le que nadie se acuerda ; pero el
examen de un error de marca es de un
interes duradero. El germen de aquella fal-
sa teoria de los derechos del hombre es-
tá en las pasiones del corazon- humano que
son siempre las mismas, y no esperan pa-
ra reproducirse sino el que se reunan
otras circunstancias semejantes. Vease si-
no lo que acaba de pasar (r) en la Amé-
rica espalolá en la provincia de Caracas,
Asi que la insurreccion ha cobrado fuer-
zas, los insurgentes han hecho una decla-
racion de derechos, si no en los mismos
términos con el mismo objeto que la de
la Asamblea nacional. Asi aunque la de es-
ta no haya sido incluida en el último có-
digo de las leyes francesas, conserva to
davia un lugar secreto en el código demo-
crático de la opinion. Yo he visto varias
personas, aun en Francia , las cuales no
tenian dificultad en confesar que la decla-
racion de la Asamblea era peligrosa; pero.


r ) Esto se imprirnia en x Sr G.


55
creian sin embargo que era verdadera; y
no' Selpuede negar que su destruccion ha
sido obra de la fuerza y rio del conveuci-


; miento. Si • es posible pues quitar . esta ar-
ma á los entusiastas políticos, es menester
hacerlo mientras que son débiles todas ia,
porque se llegaria ya tarde si se esperase
á que fueran poderosos. Cuando la vio-
lencia de un torrente ha roto los liques,


,se aguarda para repararlos á que hayan
bajado las aguas.


Por otra parte aunque esta declaracion
es un estracto ó una quinta esencia de los
errores promulgados por les primeros es-
critores del siglo; y si hubiese de resti-
tuirse á cada uno lo que es suyo, se ve-
rian 'en esta compilacion retazos. (le Ma -
bly , Rousseau., Raynal , Condorcet, Dide-
rot, Price, Priestley y otros muchos, sin
embargo los falsos . principios sancionados
por la Asamblea nacional tienen un carac-
ter de solemnidad que les falta en aque-
llos escritores. Lo que en estos es la teo-
ría de un individuo, es en aquella la enun-
ciacion de la ley. Impugnar pues esta de-
claracion es combatir aquellos errores reu-
nidos y formados en batalla; es- como si
hallando acampados todos los enemigos del -




56
Bocea-Principio se les diese una batalla do,
cisiva. Puede decirse que ea la obra de la
Asamblea nacional se ha realizado en cier-,
to modo el deseo de aquel emperador ro-
mano que quena que todos sus enemigos
no tuviesen mas que una sola cabeza par
ra cortarsela de un solo„ golpe.


Si .á este escrito se le hiciese :la oh-
jecloti: de. que las observaciones que con,.;
tiene se reducen á criticar palabras, res-
ponderé que en una novela ó en un dis-
curso académico las palabras no son mas
que palabras, y un término impropio no
puede hacer dallo- alguno; pero que en las
leyes, y sobre todo


- en los principios fun-
damentales de las leyes, las palabras son
cosas, y los términos impropios que dan
falsas ideas de las cosas, pueden acarrear
grandes calamidades nacionales:: por esto
me. ha parecido siempre muy exacta y Ver-
dadera la observacion del escritor frances (i)
que dijo, «que los absurdos de la revolu-
cion habían acarreado y producido todas
sus atrocidades.


Si se aprueba la »crítica literaria .
que


analiza con el mayor rigor las espresiones


(r) Garat.


5'y
de no poeta ; si se tiene por mérito hay
be• 'notado una p.alabra supérflua , una es-
presion obscura , una • construccion equí-
voca , y se cree que Aquel que descubre
tan ligeras faltas contribuye á la perfeccion
del arte, ¿cuánto mas util será esta crí-
tica de las palabras aplicada al estilo de
las leyes? ¿Puede nadie 'saber lo que la
ley le manda ó le prohibe sino por la sig,
nificacion de las palabras? ¿Y será per-
der el tiempo hacer ver á los legislado-
res cuán dificil es: esplicarse correctamen-
te, y cuánto lesimporta no decir ni mas
ni menos de lo que quieren , y emplear
espresiones tan precisas y claras que no ten-
gan necesidad de 'comentario ?


Aun cuando estuviese uno persuadida
de que esta declaracion contiene doctrinas
erróneas, podría leer con fruto la refuta-
clon , considerandola como un ejercicio de
lógica: Hay mucha diferencia entre cono-,
cer que una proposicion es falsa, y entre
hacer ver en ,iue consiste la falsedad. Y
en esta refutacion es cabalmente donde
puede verse en qué consiste el arte de
poner en claro una falsedad capciosa. Se
observa lo primero si una proposicion que
parece simple contiene acaso otras varias;




58
y si asi fuese se separan y se examinan
luego una despues de otra. En efecto sim-
plificandolas se pone ,uno ya en estado de
refutar lo que merezca ser refutado, por-
que lo que sirve de salvaguardia á las pro-
posiciones complejas , es la mezcla de lo,
verdadero que hace pasar lo falso, ó la obs-
curidad que resulta de su misma compli-
cacion. Despues se ve si las palabras prin,
cipales han sido bien definidas, si se to-
man en un sentido arbitrario , ó en uno
que las aleje de la significacion usada ; por-
que este es el gran secreto de los sofistas pa-
ra engañar á los que ponen poca atencion
en lo que leen, ó para seducir á los que
se creen muy inteligentes, porque afectan
dar un sentido misterioso á los términos
mas comunes.


Esta es una obra de controversia; pero
dirigida no á suscitar disputas sino á esta-
blecer la paz ; porque en ella se'combate
un sistema dogmático que escluye todo ra-
ciocinio, y porque su objeto es reducir las
cuestiones al principio de la utilidad, el
único sobre que puede establecerse una
manera de razonar en que todos se en-
tiendan.


Examen de la declaracion de los dere-


J9
dios del hombre y del ciudadano, decre-
tada por la Asamblea constituyente en i 789.


«Los representantes del pueblo francés
constituidos en asamblea nacional: consi-
derando que la ignorancia , el olvido ó el
desprecio de los derechos del hombre son
las únicas causas de las desgracias públicas
y de la corrupcion de los gobiernos, han
resuelto esponer en una declaracion solem-
ne los derechos naturales, incnagenables
"y sagrados del hombre, á fin de que-es-
ta declaracion , estando siempre á la vista
de todos los miembros del cuerpo social,
les recuerde sin cesar sus derechos y obli-
gaciones, á fin de que los actos del poder
legislativo y del ejecutivo, pudiendo ser
comparados á cada instante con el objeto
de toda institucion política, sean mas res-
petados por aquellos; y á fin de que las
reclamaciones de los ciudadanos, funda-
das en adelante sobre principios simples é
incontestables se conviertan siempre en
otros tantos medios de conservar la Cons-
titucion y la felicidad general: en conse-
cuencia la Asamblea nacional reconoce y
declara en presencia y bajo los auspicios
del Ser Supremo los siguientes derechos
del hombre y del ciudadano.,




1


/


OBSERVACIONES.


El primer defecto de este preámbulo
está en su mismo título. Unos legislado,
res franceses debían declarar los derechos
de los franceses; y ni en el frontispicio c',e
la obra ni, en toda esta aparecen los fran-e
ceses: lo que se declara son los derechos
del hombre. y del ciudadano. Por ciudadti-
nos deberemos entender todas las personas
que forman parte de un cuerpo político;
pero por hombres , en cuanto se distinguen
de los ciudadanos, ¿qué deberemos entender?
Todas las personas que no son miembros
de una sociedad política , aquellos indivi-
duos que se hallan. todavia en el estado de
naturaleza , asi los que existen como los
que no existen; en una palabra, aquellos
que por el supuesto que se . hace, no pue-
den tener ni aun noticia de una declara-
cion hecha en favor suyo. ,


En el preámbulo se pueden distinguir
dos partes , el objeto y los motivos. EA ob-
jeto es esponer los derechos naturales, in-
enagenables y sagrados del hombre; es
decir, unos derechos fundados sobre la
naturaleza del hombre, y por consiguien-,


6
té esenciales al hombre, y sin los cuales
'rió podria existir' á no dejar de ser lo une
es: uriOS-déréchos `que no puede enagenar


nirigun predio . , ni aun para salvar la vi-
da: unos derechos de que no se le puede
'privar sin cometer aquel/a especie de en--
lijen "que se llama violación de las cosas sa-
gradas ó sacrilegio. Y 'á qué se reducirá
esta alercion cuando hayamos probado,
'examinan dolos 'eh particular, que estos de,-
-Pechos naturales , inenagenables y sagrados
no han existido jamas; que estos derecho5
que deben servir para dirigir á la potestad
legislativa y á la ejecutiva servirian mas
bien para estraviarlas ; que son incompa-
tibles con el mantenirranto de cualquie-
ra. co:istitucion ; y que los ciudadanos al
reclamarlos reclamarian en realidad la anar-
quia?


Estos principios, dice el preámbulo,
son simples é incontestables: tenemos pues
dogmas políticos ,. artículos de fe política,
artículos consagrados que es preciso reci-
bir con .sumision, y que no es -permitido
examinar. ¡Filosofia! lié aqui tu primer pa-
so: ¡ abjurar el uso ele la razon ! ¡crear un
símbolo! ¡ establecer máximas sin probarlas
y puntos de creencia sin discusion ! Con




62
cedednos (dicen los legisladores ) lo que no-
sotros negamos á todo el mundo: conce-
dednos que somos infalibles, y nosotros os
probaremos que no nos hemos engañado:


Los motivos de esta declaracion enun,
ciados en el preámbulo son tau vagos y
forman un circulo tan vicioso , que dejan-
dolos como estan no seria facil examinarlos
uno á uno. Demosles pues una forma mas
distinta , y veamos qué objetos podian pro-
ponerse los legisladores al estender esta


preliminar de legislacion.


OBJETOS DE ESTA DECLABACION.


1.° Poner límites á la autoridad del
cuerpo ejecutivo. — 2.° Ponerselos igual-
mente á la del cuerpo legislativo.-3.° 'For-
mar una instruccion general que pudiese j;11
guiar á la misma Asamblea nacional en la
composicion de las leyes. lié aqui los diver-
sos fines que pudieron proponerse. Pero
bajo estos tres puntos de vista la declara-
cion de los derechos me parece enteramen-
te inutil.


I.° ¿Puede servir pora coartar la au-
toridad del poder ejecutivo? No: porque
este es el objeto particular de la constitu-


63
don, en la cual se fijan sus facultades el
modo como debe obrar y la responsabili,
'dad de sus agentes.




2 .° ¿Puede servir •para coartar la del
cuerpo legislativo? Si fuese capaz. de con-


, seguirlo., esto seria un gran mal: toda
mitacion en esta parte es inutil y peli-
grosa. En un pais en que se trata de dar
influencia al pueblo, en que se le con-
cede • el derecho de elegir sus represen-
tantes, el de reunirse, el de presentar
peticiones , se ha hecho ya todo lo que
la naturaleza de las cosas permite hacer
para precaver los abusos de la autori-
dad legislativa. En un pueblo libre que
elige libremente sus diputados, la voz pú-
blica es el verdadero freno de la Asam-
blea nacional. Cuando ya se la ha colo-
` cado en este estado de dependencia res-
pecto de la voluntad general, ni hay que
temer ni es necesario tomar precaución
alguna. Y asi como nada puede suplir por
este freno, nada puede tampoco acrecen-
tar su fuerza. Sobre todo es ridículo ima-
ginar que puede cualquiera atarse las rua-
nos á sí mismo con las frases que ha in-
ventado. Si el puebio está descontento
Ron una ley, es porque la atribuye




64
gun inc6nyeniente ó real 6 imaginario
y este juicio no '-le forma co:nparandola
con la declaracion de los derechos del
hombre, sino por el mal que esperimen-
ta ó que terne.


En cuanto á los derechos considera-
dos en- si mismos, ó ustedes, señores _legis-
ladores, los enuncian con es scepcione1 ó sin'
ellas: ó ustedes se reservan modilicaeres
por medio, de algunas leyes posteriores,
ó quedan declarados pura y simplemente
y sin ninguna modificacion. En .el primer
caso la declaracion no significa nada, ni


-puede servir para poner límites al poder
: en el segundo no podráser ob-


servada, porque cada ley particular se-
rá una violacion manifiesta. Supongamos
que se ha dicho en la declaracion que la
libertad de cada individuo le será .conser-
vada entera y sin menoscabo : todas las
leyes posteriores estarán en contradiccion
directa con esta proposicion estravagante.
Supongamos al contrario que se ha di-
cho:'« todos los individuos conservarán su
libertad entera y sin menoscabo, escep-
to los casos en que la ley lo disponga de
otra manera», és evidente que:-. no se ha
dicho nada, y que el poder legislativo que-


65
da tan ilimitado como si no se hubiese
hecho ninguna declaracion. Uno ú otro de
estos .escollos es. inevitable. La declara-
Cion Airá demasiado, ó no dirá nada. Cuan-
ta mas esperieneia tengan sus autores, tan-
to mas se abstendran de atar las manos
á 'la potestad legislativa, y cuanto menos


'''ilustrados sean, con tanta mayor facilidad
se' remontarán á ciertos principios gene-
-vales que sea imposible reducir á -prac-
tica.


3.'2. Esta declaracion de los derechos
tampoco podia servir para el tercer obje-
to indicado esto •es , para servir de ins-
truccio.n general -á los legisladores en la
composicion de las leyes particulares. El
error de sus autores tuvo origen en la ló-
gica vulgar en la cual se confunden dos
cosas distintas, la demostracion y la in-
vencion, el orden con que , se deben co-


locar las verdades para enseñarlas y el que
sirve para descubrirlas.


Pero se dirá: los principios deben pre-
ceder á las consecuencias ; y una vez es-
tablecidos aquellos , estas se derivan por
sí mismas. ¿Y qué se entiende por pria-
cipiosll Proposiciones sumamente generales.
¿Y por consecuencias ? Proposiciones par-


Tomo XVII.
5


/




SK
titulares contenidas en las generales. Muy
bien: es innegable que este método es ven-
tajoso para la argumentacion y los debates;
porque si una vez se me obliga á conceder
una proposicion general, no puedo negar sin
contradecirme la particular contenida en
ella. Pero este método, tan propio de :los
debates, no es acomodado para el conoci-
miento, la indagacion y la invencion de
las verdades. En este caso las proposicio-
nes particulares preceden á las generales,
y el asenso que se da á las últimas se funda
en el que ya se dió–á las primeras. Es
verdad que probamos las consecuencias por
el principio; pero no hemos llegado á es-
te sino por medio de las consecuencias.


Apliquemos esto á las leyes. En el plan
que yo combato' el objeto era establecer
primero ciertos principios y deducir de
ellos luego las leyes,.particulares. Esto es
errar el camino. Era menester tener á
la vista el sistema entero de las leyes,
y haberlas comparado todas unas con otras
par•deducir de ellas con seguridad cier-
tos principios fundamentales y verdadera-
mente sólidos, capaces de sostener el exa-
men de uria severa rajen. ¿Es verdadera
una proposicion general? >Pues lwes, por-


67
que lo 'son. tambien las particulares que
contiene. Por consiguiente para asegurar-
se de la verdad: de _una proposicion ge-
neral, es preciso examinar todas las par-


. ticulares que estar
• comprendidas en ella.


• Cuál *será pues el camino que se debe-
rá seguir para stibir hasta • un principio?
Es necesario tornar cierto número de pro-
posiciones particulares, briscar el punto en
que estar acordes.; .


y hallado este, elevarse
una proposición mas- es-tensa que las


abracé á todas. , Asi . es como se puede ir
adelantando, con lentitud es verdad, pe-
ro con paso firme y dandose razon de
todo. Por la senda opuesta camina el hom-
bre al acaso, y á cada instante se halla
espuesto á dar en un precipicio. ¿Y qué
se sigue de aqui? Que el orden conve-
niente era formar primero los códigos;
y entonces sin temor de contradecirse se
hubiera podido deducir de ellos por abs-
traccion tina serie' de proposiciones ge-
nerales ó de principios fundamentales.


Esto , se me dirá , viene á parar en un
círculo vicioso; porque para formar esas'
leyes particulares era preciso que los le-
gisladores tuviesen ya en su mente un
objeto, un fin, un principio que los <rola-




'sosaunj
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sol ap 110! C.Ieraap usa 911110; as OW90
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tsy -atuanaacros raa!pndlioratsodo •vp


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sol ap .aylunpl caed orpatu un 191.1011,1 SU(
sor ap aiaed aproutines-y el ap sop
-evinsaa so' aanald utupOd as una ru op


Llena 'eanletuaad uta eaaucto eun ap saiqe2


-0A0.11I a SOpenua.9 seturzyui lanaTcrelso
UOIDendraaad eI aub ayp3pnpu! sa


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tqop ou .eÁ anb ap ozoa la aufg ap
-ue saielnowed solar ser sepol aaaouoa
Á Japod os uopuni


anb sttuoados sEunx
-etu aaaolgelso ap sople o.1!poo la opon


opeuuoj aogett omesuods!put sa aopel
-s!1101 le soueux
ame ap elexi asop


-lucíos
•uotadaoso enn.9re 1 oialns ennsa


ts opeu!Inexa aaqeq elseq opieualeuoul
olniosge outoolap un aeunlaaid ou uoqop
anbpepaon ill op SO.P.1,995 uan ansa
-seq saienua.9 sauomsodoad sumara y o?d
-7ou1.1d ap aaiaeaea la aínitaduit ap as.tep
-aenll una') ofegen alsa ua anb 0,911)
1 uauap td sorra anb oanud uatq rap
sauopou ser uoa sepeutaojuoa A ser.n.ga.t
-loo ‘sl.peilznf caed oppinaa urq as Á sol
-"aja sns oppouoa ueq soca anb saÁar op
-meg eq 9111) atiodtis : tpuaTaadso tu 01
-1101'171J0 U 03 I1( S saapuoti ueas ezareatrt
^UU ap opetsa íap aues nji uocieoe aub sol
-opeis!5.11 soun ap orgeq ou o1C 1 epnp
ing= •peolnioA A tuana.1191ut uoa aux!


os


(nuena opon.
apaao,o1 anb r!aoa4 pura


oadtuals :
no tu earsu ua tu as


aparad epeu oisa -tus,
•ofequal ns ua as


89




io


ARTICULO 1.0


Los hombres nacm libres é iguales en
dezechos. Las di.tinciones sociales solo pue-
den Andarse en la utilidad comun.»


OFSERVACTONES.


La 1.3 proposicion,
contiene implícita-.


mente estas cuatro.


X . a Todos los
hombres han nacido li-


bres.
2.3


continuan siendo
libres.


3 .a. han nacido igua-
les..


./ a •


continuan en derechos..
do iguales.


«Todos los hombres nacen libres. » Esta.
entrada contiene una falsedad palpable.
Ubservense los hechos, y se verá que todos
los hombres nacen en un estado de suje-
cion la mas absoluta. Los nulos estan en
contínua dependencia á causa de su debi-
lidad y de sus necesidades : no pueden vi-


vIr sino con el socorro apeno ; tienen •.que
ser gobernados y dirigidos durante un gran
número de Dii05, y la •mayor parte de las
legislaciones no los emancipan sino. cuan-
do han. corrido. ya la cuarta parte de su
vida; aun suponiendo que esta sea de las mas
largas, segun las probabilidades comunes.


« Todos los hombres continuan siendo
bi'eS.» Si esta libertad se entiende del estad.«
de 'salvago ó de naturaleza , y respecto de)
los hombres que 'andan errantes por los bos,
ques, la proposicion puede ser cierta ; pe-
ro qué utilidad resultará de.esta verdad pa-
ra nosotros ? Los hombres actuales, los
que nacen bajo un gobierno estan de he-
cho sujetos á leyes buenas ó malas ; y la
falta de libertad es el testo continuo de sus
quejas y declamaciones. Asi esos mismos
legisladores que declaran solemnemente que
todos los hombres son .libres, no cesan de
gemir sobre la servidumbre hereditaria de la
mayor parte de lás naciones.


Se me dirá que esta contradiecion es
aparente : que es preciso distinguir el he-
cho y el derecho : que los -hombres escla-
vos en un sentido son en otro libres : que
son libres con relacian á las leyes de la.
naturaleza , aunque sean esclavos respecto.




Vil,
de las leyes políticas: que estas en. vano se,
llaman leyes; y que 00 lo son por cuanto,
son contrarias á las de la naturaleza.— Ta-
les son las sutilezas á que hay que recur-
rir cuando uno se empeña en negarlo que•
en realidad existe, cuando se le oponen.
hechos notorios y. tiene contra sí la evi-.
ciencia de la verdad. Esas leyes de la na-
turaleza , acerca de las cuales cada uno dis-
curre corno le acomoda, son leyes imagi-.
narias ; y el que las alega , alega realmente.
su voluntad particular, y quiere substituir.
una ficcion á la realidad. El filósofo que pro-
cura que se reforme una mala ley, no niega.
que existe y que es válida, ni predica la.
insurreccion contra ella; espolie las , razo-
nes que tiene para proponer su reforma;„
hace sentir sus inconvenientes, y demues7
tra las ventajas que resultarán de revocar-
la. El caracter del anarquista es entera-
mente 'opuesto. Niega la existencia de la
ley , no la reconoce por válida , y escila.
á la gente á no reconocerla por tal y á
oponerse á que sea ejecutada.


«Todos los hombres son iguales en de-
rechos.» Todos los hombres , es decir, to-
dos los individuos de la especie humana.
Y así el aprendiz es igual en derechos


73,
. su. maestro tiene el . mismo derecho para.


dirigir y castigar á esté, que el que este
tiene para dirigirle y castigarle á. él , y tie-
ne tantos derechos en la casa de su amo como


• este mismo. Lo mismo sucede entre el padre
y el hijo , el tutor y el pupilo, el marido y la
mugen , el oficial y el soldado. El loco tie-
ne tambien el mismo derecho para encerrar.
al practicante que le cuida , que este para
cerrar al; loco ; y un fátuo t iene el . mismo de-.
techo para gobernar su familia, que el que
esta tiene para gobernarle á él. Si todo es-:
to no está comprendido plenamente •en el
artículo de la declaracion, este no signi-
fica ;nada, nada. Bien sé que los autores
de la declaracion no eran locos, ni fátuos,
ni pretendian establecer esta igualdad ab-
soluta : pero si no querian esto, d qué es lo
que se proponian? La multitud ignorante
podia entenderlos mejor de. do que ellos
se entendian á sí mismos? Cuando une
proclama la independencia , d puede dudar
de qué su voz será escuchada con demasia-
da complacencia ?


«Las distinciones sociales no pueden fan,
darse mas que en la utilidad coman.»




1


1


'4
OBSERVACIONES.


Este es ya un paso rets-;gado una re-
tractacion solapada. Los legisladores habian
conocido en confuso que acababan de es-
tablecer la igualdad en toda su plenitud ; y
¿ qué hacen ahora ? Vienen á hablarnos de
distinciones sociales , olvidandose de que
las han abolido todas. Asi en el mismo
párrafo dan y quitan, edifican y destruyen:
echan por delante el principio absurdo de
la igualdad para agradar á los fanáticos, y
dejan caer insidiosamente el de las distin-
ciones sociales . para aplacar á los tímidos


juiciosos que se sublevarian contra la
quimera de la igualdad presentada sin más-
cara.


Dejando esto á un lado qué se en-
tiende por aquellas palabras (las distincio-
nes sociales ) «no pueden» ( fundarse sino
en ia utilidad comun ) ? ¿ Se quiere decir
que estas distinciones no se hallan estable-
cidas ; que no deben serlo, ó que si exis-
ten sin estar fundadas en la utilidad co-
men, es necesario mirarlas como nulas y


• de ningun valor ni efecto ? Escojase lo que
áe quiera; porque aquellas palabras tienen.
estas tres significaciones muy distintas. Si,


75
se quiere decir qué estás distinciones no
existen, se apela' á - los hechos y á la obser,
vaciOri. Si se pretende que no deban exis-
tir, se apela al juicio de los individuos so-
bre una" materia .


de hecho ; y si se afir-
ma-que no.


pueden existir porque son
nulas en sí mismas, este es un atenta-
docontrá la libertad de las opiniones y
una invitaciun • á 'sublevarse contra las le-
yes. En el primer sentido la proposicion
no es peligrosa, pero es evidentemente fal-
sa: en el segundo está fundada en razon;
pero era menester haberla espresado con
claridad y no emplear un término apasio-
nado: en el tercero contiene una doctri-
na sediciosa. Decir que la ley no puede, en
lugar dé «la ley no debe», es preparar la
insurreccion y justificarla de antemano. Es-
tas espresiones son como ciertos instrumen-
tos que no presentan á la vista cosa que
pueda ofender é interiormente tienen ocul-
to un puñal.


(Se continuará. )


1:—. 5




76


Siguen los estractos de los folletos de Fa,
lencia.


El número 6.° de las Espabiladeras
continua con la misma gracia y ligereza
que los anteriores, burlanclose de los exal-
tados. de Valencia , y en ellos de los de
toda España, porque en efecto no hay dos
dedos de diferencia entre unos y otros.
Mas vive Dios que en este número no.
solo ridiculiza á los exaltados y comu•
neros, sino tambien á las comuneras y
exaltadas que parece haberse descubierto
alli, á imitaciow de las de la corte; y á
la verdad que presenta un precioso cua,
tiro que algun dia es muy posible que se
ponga en accion en los teatros. Vease el
siguiente diálogo y supla el lector los
trages y movimientos qué deben hacer las
interlocutoras.


«Que hay comuneros lo saben ya has-
ta los muchachos que vienen de la aca-
demia con su lapicero ; y hasta las vie-jas que van por aceyte; pero que la epide-
mia comunera se haya propagado tambien á.
las señoritas lo sabemos solo los Espabi-
ladores. Mas como no gustamos de se-
cretos, allá va una conversacion que tu-
vimos el gusto de oir la otra tarde, para
que todo el mundo sepa que en Valen-
cia hay tambien Bravas, Padillas y Mal-
donada s.


77
• Dos señoritas, que á decir verdad tenian


Mejor vista por detrás que por delante,
se juntaron una de estas tardes en la Glo-
rieta;' y despues de los besos de costum-
bres, la que parecia más docta principió
á hacer cargos á: su andguita del modo
siguiente.= Nunca -hubiera creido que bay-
laras una contradanza con. un pastelero:
ya sabes en lo que quedamos , y lo que
ofrecimos en la tertulia patriótica; y si has
de continuar . en mi cariño, no te disi-
mularé otra falta de esta especie. = Jesus


. qué mentira, contestó 14
remilgada : apu-


raditamente los tengo yo poco odio.... Ano-
che es verdad' que un pastelero me pi--
dió una contradanza; pero Icen una ca-
ra que no le habrá quedado gana de vol-
ver á pedirme otra, le contesté que la te-
nia ofrecida. ¿Pero quién te ha contado
este enredo ? = La P. que estuvo en ca-
sa esta mañana me lo dijo, y está muy in-
comodada contigo : dice que no volverá á
la tertulia patriótica por no sentarse á tu
lado.=Nada lo estraño dé esa envidiosa
y enredadora: todo es envidia porque no
tuvo quien la sacase á baylar : si digo
yo bien, la que mas tiene por que callar
es siempre la que mas habla: ella si que
se ha vuelto pastelera, y dicen que ha des-
cubierto todos nuestros secretos, que te-
fiamos dos torres, y que las alcaydesas
eran la C. y la M., que nos juntabamos,
en tu casa los Bias 7 y 21 del mes, y por.




1
79


fin todo, todo.=-__N o es posible que eso
sea cierto, mugen: ¿pues y el secreto y el
juramento? ¿Qué se venden asi. las caba.i
lleras comuneras ¿Pues sabes lo que ha
dicho? Que lo que trata es de tomar es-
tado ; 7 que si ha de hacerlo con un
nmero, la parece que va despacio, y ella
no quiere esperar tanto : que su querido
la habia prometido y la habia hecho con-
cebir esperanzas de que cuando . se diese
el golpe le tocaria un empleo, y que ella
ve que las cosas se han puesto de un nno-
'do, que mas pronto se hallará en esta-
do de vestir imágenes, que su amante con
medios para mantenerla ; y asi que no quie-
re aguardar mas: que cuando ofreció I% aquel
Señor . que pasó per aqui dar primero la
vida que la mano á uri pastelero, fue en
la inteligencia de que en todo el mes de
marzo pero marzo ya pasó, y abril tani•
bien, y la cosa no tiene Aqui llegaban
con su conversacion. cuando un impruden3
te ciego se presentó gritando : las Es-pa«i


, número 5.°=¡Maldita sea tu
boca, y tus Espabiladeras! Vamonos,
ea, que en oyendo las Espabiladeras ó la
Cimitarra se me revuelve el estómago. Se
fueron y nos dejaron con el sentimienio de
no saber en qué paraba su conversacion.


Tambien convendrIt' aprender de me-.
moria la siguiente letrilla, porque cada es.
trola recuerda un hecho histórico de nues-
tra gloriosa exaltacion liberaleila.


«Rizos chamuscados,
costillas .


molidas,
lágrimas vertidas,
hombres desmayados,
sumarios •formados


tragalista: :
iqué bonita vista!
Gritos y porrazos,•.
insultos:, pedradas,
palos,. cuchilladas,
tiros y sablazos,
sendos culatazos
á lo tragalista
¡qué bonita vista!
Grupos de embozados,
bigardos, ociosos,
gorros de facciosos,
vendidos, armados,
é identificados
' lo tragalista:
qué bonita vista!


Castillos y fuertes,.
torres, merindades,
lindas sociedades
de los hombres fuertes,
que decretan muertes
á lo tragalista:
¡qué bonita vista!
Espadas roñosas,
armaduras viejas,
caretas añejas ,





espuelas mohosas:,
con otras mil cosas
á lo tragalzsta:
¡qué bonita vista !
Gjrros encarnados,
gritos y canciones ,
trágalas, layrones,
martillos. alzados .
por descamisados
á lo tragalista:


qué ban:ta vista!
Minutas perdidas,
minutas buscadas,
minutas halladas,
guardias prevenidas
pecheras rompidas
á lo tragalista:
¡qué bonita vista!
Voces, alborotos,
puñal soberano,
candelero en mano,
documentos rotos,
amenazas, votos
á lo tragalista :


qué bonita -vista!
Bajos y groseros,
de trampas cargados,"
de vicios colmados,
sin bienes y en cueros
en comuneros
tí lo tragalista:
¡qué bonita vista!


EL CENSOR,
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO,


N.° 98.


S' ARADO 15 DE JUNIO DE 1822.


ENVENENAMIENTOS INVOLUNTARIOS.


(Conclusion de este artz'culo.)


Concluyó pues resumiendo lo mas prin-
cipal que hay que advertir al publico en
esta materia , para que sirva corno de es-
cudo á aquel que aprecie su existencia , y
de verdadero contraveneno para tales des-
cuidos, fijando los siguientes avisos ó pro-
posiciones que deberán tener muy presen-
tes en la memoria desde los amos á los cria-
dos , y desde los que venden á los que com-
pran, repitiendoselos doscientas veces aun-


.


TOMO XVII.
6




1


.71
Mas


82
que lo sepan, corno otros tantos axiomas
conservadores de la vida y otros tantos pre-
ceptos . de la ley natural, invariable y eterna.


Advertencias saludables para precaver los
envenenamientos involuntarios con bebi-
das y alimentos.


Vino. No se fabrique ni se conserve
mas que en vasijas de madera ó de barro
sin vidriar : no se permita que toque janias
al cobre , plomo ó azofar , ni que se ma-
lee con alguna preparacion plomiza: por


0. ttmenor ardese solo en botellas de vidrio
45 cristal: sus medidas sean de barro y nun-
ca de metal : arranquense inmediatamente'•
las planchas de plomo de todos los ' mos-


.tradores en que se vende.
.Aceite. Ni en los molinos, ni én los


almacenes, ni en las tiendas por menor se
consienta jamas medida alguna (le cobre
laton para medir aceyte, ni aun bajo el
pretexto de que estan estañadas por den-
tro y por fuera. Todo aceyte (le color ver-
doso reconozcase por sugetos inteligentes.


Dulces. Las jaleas, conservas y prepara-
ciones ácidas hechas con grosella , manzana,
limon, naranja, agraz, guinda, frambuesa,



membrillo y denlas frutas agrias no se ha-
gan ni se dejen enfriar en vasijas de cobre
que no . esten estañadas con •estaiío fino.
Guardense solo en vidrio, cristal , porcela-
na ó barro bien cocido sin vidriar ó loza
de pedernal. •


• Vinagre. No toque jamas á ningun me-
tal del uso comun.• Guardese siempre en
vasija dé madera ó ; pero nunca en
barro vidriadó , tanto el mismo vinagre co-
mo los encurtidos de . pimientos,. pepinos
y otras frutas que se suelen conservar en
él. Todo vinagre dulce y turbio arrojese
desde luego por punto general.


Manteca. No se tenga jamas en orzas
de barro vidriado, ni en cosa de .metal , si-
no en vidrio, loza ó vejigas ect. No se com-
ponga al fuego en cobre ó azofar cosa de
comida que lleve manteca, aceyte ó tocino.


Tocino. No se guarde ni sale en va-
sijas vidriadas ó de metal.


Almireces. Si. son de bronce ó laton,
como regularmente se usan , no se deje un
instante en ellos ninguna salsa ó condimen-
to hecho con vinagre, tomate ú otra subs-
tancia ácida mantecosa ú oleosa. Tampo-
co se deje la sal en ellos luego que se acabe
de moler. Usense almireces ó morteretes




84
de barro duro y de pasta de porcelana, ya
que no sean de piedra con mano de lo mis-
mo ó de madera.


Pucheros. Los cacharros de barro co-
man vidriado, generalmente poco cocido,
todos son justamente sospechosos. En su
vidriado entra el plomo y se deja •cor-.
roer facilmente por los ácidos y las grasas.
Antes de usarse deben hervir con buena
cantidad de agua, sal y vinagre, y lue-
go estregarse bien con lejia. El vidriado
de Alcorcon es el mas malo de toda Es-
paña, y el mas -temible por su poca co-
chura. Los cólicos. de Madrid quizas á
él se deben mas bien que á las aguas, que
en general no pueden -ser mejores, ni á
otras cansas remotas. ¡No son pocas las
víctimas que sacrifica!


Salmueras. Ningun comestible pues-
to en sal cí en salmuera se guarde en va-
sija de metal ó barro vidriado. Usese siem-
pre de madera ó barro duro bien coci-
do sin vidriar para guardar la sal , y nun-
ca salero de plata.


Pastas. No se consienta en .ninguna
pasteleria cacerola, tartera ó vasija de cobre


azofar que no esté bien estañada de fi-
no. Los pasteles y compuestos que llevan


85
manteca ó lítnon , grosella , vinagre, agraz,
ect„ jamas se bagan en cazuelas ó besu-
< rgre as vidriadas.
. • Gnisados. Nunca se hagan estofados
con vinagre ó caldos ácidos en Puche-
ros nuevos barnizados. Usense solo para es-
to los mas. cansados de servir, ó que no
esten vidriados; ó .nu se echen , el Irina-


\gre , el limon etc. hasta . el momento de
ir á servirlos .á la mesa.


Fondas. • Ni en las fondas , .hosterias
ni otro género de posadas se-permita te-
ner cacerola, perol, cazillo , espumadera,
cafetera, chocolatera ni vasija alguna de
cobre ó azofar que no esté perfectamen-
te estañada. Reconozcarise todos los me-.
ses del año en días inesperados. No se
permita, tampoco bajo ningun protesto al-
mirez ni . mortero para machacar almendra,
agraz etc. que no sea de piedra ó madera
dura. No se les consienta vasija alguna de
'barro vidriado para guardar manteca, acey-
te, dulce, miel ó substancia alguna ácida
ó grasa. Obligneseles á tener varias va-
sijas de madera y de vidrio para conser-
var






estos artículos y los zumos de las be-
bidas que vayan preparando. Las garapi-
fieras para los helados que sean de estaño




86
fino, y tengan algunas de vidrio para las
bebidas mas agrias, como el agraz y liT
mon etc.


Botillerías. No se les permita hacer el
agraz en barreñones de vidriado de Alcor-
con ú otro ordinario ni en vasijas de me-
tal bajo ningun protesto. Haganlo en .mor--
teros de piedra ó artesones de madera, y
conservese su zumo para el uso diario en
vasijas de vidrio precisamente. Practique-
se lo mismo con las demas bebidas áci-
das ó lechosas, y no se consientan va-
sijas de cobre.


ó azofar que no sean bien
estañadas; observandose en estas y demas
casas públicas por ,


punto general, lo in-
dicado para las fondas etc.,


Tiendas. Tengan el aceyte, manteca y
vinagre en vasijas de madera ó barro sin
vidriar. Las medidas de aceyte sean de hoja
de lata : las de vinagre de barro sin vi-
driar. Los encurtidos de toda especie, es-
cabeches de 'pescados y salazones etc. con-
servense en barriles de madera ú orzas
de barro sin vidriar, ó cosa de vidrio.


Confi(erias. Todas sus vasijas estañen-
se con estaño fino. Reconozcanse todos los
meses del año, Obligueseles k tener un ca-
zo •de plata fina en cada confiteria para


87
hacer el azocar rosado ú esponjado y otras
preparaciones en pequeño que requieren
un punto muy alto. Las conservas tengan-
Se :en vasijas , de vidrio . O de barro sin vi-
di•iar. Los cacillos y espumaderas sean de
plata. •


Leche. No se guarde, venda ni cue-
za en vasijas de cobre ó barro vidriado:
midase en Medidas de barro ú hoja de lata:
cuézase en peroles bien estañados ó de hoja
de lata, y si son de azófar no se deje nun•
•ca enfriar en ellos. •


Boticas." Los' buenos boticarios saben
muy bien qué preparaciones deben hacer-
se en cobre estañado , y cuáles en barro
sin vidriar; pero no se les consienta por
regla general ninguna caldera, alquitara,
perol etc. que no esten bien estañados de
fino. Obligueseles á tener las medidas, es-
pátulas „espumaderas y cacillos de plata fi-
na. Permitaseles un almirez de bronce pa-
ra Moler quina y otras cortezas y raiees;
peto ninguno de este metal ó azofar pa-
ra los caldos y disoluciones, y sí de plata,
porcelana, vidrio grueso ó piedra dura.


Vasijas de barro en general. La me-
jor loza ó barro para todo uso es el de
verdadera porcelana ó china. Cualquier sus




88
tancia ácida ó grasa puede conservarse en
él sin el menor recelo. La que llaman (le
pedernal es igualmente buena : la denlas lo•
za blanca puede suplir siempre que es-
té bien cocida. El barro encarnado ó par-
do , vidriado de estos colores mas ó me-
nos amarillentos es sospechoso para todos
usos por punto general. Solo pueden usar-
se para hacer la olla y guisados á la es-
pañola; pero aun para esto la primera vez
tambien conviene alguna precaucion , co-


- mo la de hacerlos hervir con sal y vina-
gre. El barro de Alcorcon , repito , es qui-
zá el peor de España. Si se les diese un


. grado de cochura mas fuerte, y se les bar-
nizase con mas arena y polvo de vidrio y
menos alcohol, serian de un uso menos per-
judicial. El barro bien cocido y sin vidriar,
sea negro, encarnado ó blanco es absolu-
tamente inocente.


Vasijas de metal. Las vasijas de cobre,
azofar y plomo son generalmente muy .sos-
pechosas para toda preparacion de alimen-
tos, bien sean ácidos, grasientos ó salados.
El estaño es metal mas inocente. El hier-
ro tambien ; pero tiene el defecto de que
ennegrece y da sabor acerbo y ferru-
ginoso á cierta ,especie de manjares. En.


89
toda 'casa decente es mas barata, limpia
y saludable una chocolatera ó cafetera de
plata que las que se usan de metal. Pros-
cribansé para siempre los platos y cubier-
tos de metal amarillo ó de alquimia, y
los. blancos que no sean de estaño fino,


• ó mas parte de liga de él. Los que no pue-
dan gastarlos de plata gastenlos-de palo. En
las casas ricas es mucho mas económica
la bateria de cecina de plata que no la de
un metal que es preciso .


andar estañando-
lo. todos los meses. del año.


Juguetes de niííós. Las figuritas y bara-
tijas de palo, pasta , canoa, hoja de lata etc.
que se •venden en las covachuelas, tien-
das de alemanes y tiroleses para entre-
tenimiento de los niños, estan pintadas en
todo ó en parte con una mano de albayal-
de ó plomo, y sobre este con otros colo-
res vivos que se hacen con cardenillo, ver-
dete, minio , bermellon , oropimente etc.
Los niños , ann (le cierta edad, tienen la
propiedad do llevarse á la boca todo lo que
les agrada á la vista , corno los juguetes
con que so divierten, unas veces por ato-
londramiento y descuido , y otras por
propension natural indeliberada de tocar
y retocar, mil veces aquello que les place





para esperimentarle con aquel sentido en
que tenernos el tacto mas esquisito v 're-
finado, cual es el que sirve para discer-
nir hasta los , sabores que 'tienen las co-
sas. Bajo esta inteligencia, es muy impor-
tante velar algo sobre este ramo de comer-
cio que no deja de ser .vasto y lucrativo
en las grandes ciudades cuando hay tan-
tas tiendas y gentes cine viven solo de eso,
y tanto puesto de. estas bujerias de bar-
ro pintado á las puertas de las iglesias en
ciertas festividades. Poco veneno se nece-
sita para matar á un niño. Yo he sido ya
testigo de varios envenenamientos con ju-
guetes pintados que habiendolos chupado
los niños mientras andaban en , brazos de
las criadas , estuvieron, á punto de morir y
se restablecieron con bastante trabajo; No
hay cosa mas espuesta que' esta tolerancia.
El niño come jugando, juega con todo lo
que come , y se quisiera comer todo lo
que le divierte. Reconozcase pues toda
especie de juguetes, santitosy'ehucherias
para divertir niños por personas Inteligen-
tes. No se permitan vender lose pirftados
con colores metálicos. por punto gene-
ral 'sin escusa ni pretesto alguno. Vendan-
se libremente los •ue no tengan colori-


91
nes . ni baños de albayalde , y los que sean


• pintados con colores:' vegetales inocentes.
Estos san los puntos principales que por
ahora se me han ofrecido y deben tener-
se muy presentes para evitar los envenena-
mientos involuntarios, si • se piensa poner
el debido remedio en beneficio do la hu-
manidad los demas pormenores son del
reglamentó.


Ruego pues 'á V. E. se sirva elevar es-
te corto trabajo al conocimientó de S. M.,
y .


que en caso de merecer su real aproba-
cion se mande imprimir y repetir á todas
las autoridades, sociedades económicas del
reyno , y (lemas que convenga para que
se vulgaricen estas ideas y salven la vida de
muchos ci udadanos.


Madrid 21 de noviembre de 1815.
Gregorio Gonzalez Azaola.




De un nuevo periódico de Granada.


Su título .es el periódico de los gorros.,
ó sea la Gorro-manía. Su objeto es indi-
car los peligros de la discordia, de la exa-
geracion de los principios, de la ambicion
de lJs destinos mal encubierta con la más-
cara de patriotismo, y de las máximas hor-
ribles é incendiarias que algunos escrito-
res se esfuerzan á propagar en el dia con
mengua de la moral pábhca y del nom-
bre espaliol. El arma de que se vale este
periódico, .si hemos de juzgar por su pri-
mer número que tenemos presente, es la
ironia continuada, quizá mas á propósito
que los razonamientos, para poner de bul-
to los absurdos de un sistema errado. El
estilo es fácil y el lenguage castizo y agra-
dable.


Entre todos los principios que ataca en
dicho primer número aparentando defen•
deidos, no hay ninguno mas bárbaro , mas
opuesto á la humanidad, y al mismo tiern,
po mas desmentido por la esperienc;a que
este : el arbol de la libertad debe regarse


93
con sangre. Es un aforismo mucho mas es-
terininador en política que cuantos se han
reconocido como tales en medicina. Es un
aforismo que puede tal vez ser util al go-
bierno arbitrario, jamas á los hombres li-
bres. Si tal vez queda mas' brillante la pár-
prira de los tiranos despnes de tenida en
un vio de sangre, este


. líquido no produ-
ce >otro efecto que esterilizar los campos
en que debia nacer la libertad.


P
Es facil probar con razones nuestra pro-


osición. Basta el siguiente argumento: el
derramamiento de sangre inspira terror, y
el terror mata la libertad. El derramamien-
to de sangre (se entiende el que es contra-
rio á las leyes, y producido por convul-
siones anárquicas) destruye los sentimien-
tos de la humanidad, enfierece los hom-
bres , y comprime las virtudes civiles y so-
ciales; y sin humanidad ni virtudes ¿có-
mo ha (le haber libertad? En fin, el der-
ramamiento de sangre produce reacciones
tanto mas espantosas y temibles, cuanto
mayor fue la crueldad que se ejerció con
los proscritos; y donde hay reacciones, no
crece la libertad.


Este razonamiento nos parece sin ré-
plica. Pero como sucede, muchas veces que




94
las mejores teorias suelen salir erróneas en
la práctica por algun vicio de la aplicacion,
nos parece que convenceremos de una ma-
nera mas eficaz á nuestros lectores apoyan-
do. maestro principio en la esperiencia his-
tórica , y probando que en ningun siglo ni
en ningun pueblo ha sido la libertad el 're-
sultado de la guerra civil , ni de los hor-
rores que esta trae consigo; y que todo sue-
lo empañado en sangre ha llevado por fru-
to el despotismo y no la libertad. '


Fijemos primeramente nuestros ojos en
las tres repúblicas mas célebres de la an-
tigüedad Atenas, .Esparta y Roma ;• ya que,
merced á la barbarie romana, casi nada
conocernos de la historia interior de Car-


tago•
¿Qué sangre costó el establecimiento de


la república ateniense? Ninguna : el vir-
tuoso Codro , último de sus reyes, muere
en defensa , de su patria. Atenas, donde las
opiniones eran favorables á la libertad , cree
eternizar la memoria de su último monar-
ca,. enterrando en su sepulcro el cetro y
la diadema. Su hijo obtuvo una magistra-
tura popular; y ni aun pasó por la ima-
ginacion á sus conciudadanos la sospecha
de que • aspirase á restablecer el trono. Ate-


nas fue libre sin derramamiento de san-
gre.' El puñal de Harniodio no sirvió á in-
tereses políticos, sino á resentíniientos per-
sonales.


Licurgo establece la libertad espartana,
fuerza de virtudes y de sacrificios; pe-


ro sin verter tina gota' de sangre. No ha-
remos aqui ni la apologia ni la censura
de • la eonstitucion espartana. Bastanos que
sea,indudable que ningun pueblo de la a n-
tigüedad,goió de mas libertad política.


-Cuan-
do los éforos establecieron el despotismo
oligárquico, el virtuoso Agis y el fogoso
Cleómenes apellidaron libertad y reclama-
ron las antiguas instituciones de -Licurgo.
Para hacer esta reforma se vieron Precisa-..
-dos á derramar mucha -.sangre. Quo, fruto
obtuvieron P Este: sus proyectos fueron
desbaratados, estos dos héroes fueron ven-
cidos y muertos violentamente, la tirania
de, /os éforos se afirmó, á ella siguió en
breve la de Nabis y Macanidas, y á es-
ta la cie los romanos.•


Roma fue al principio una anonarquia
mista. Servio Tilo concentró el principio
democrático. El crimen de Tarquino con-
virtió el gobierno en una aristocracia he-
reditaria. Costó sangre, y mucha, el esta-




blecimiento de la república ; pero esta san-
gre se derramó en una guerra estrangera,
no en una guerra civil ni en proscripcio-
nes , que es (le lo que tratamos ahora.


Sin embargo , Roma no fue libre ver-
daderamente hasta que el principio demo-
crático • se colocó donde debia por la co-
munidad de las magistraturas. La lucha de
los patricios y plebeyos duró un siglo:
¿ qué sangre costó ? La de Virginia , vícti-
ma sacrificada al entusiasmo del honor , y
la de su opresor, reo de muerte segun
las leyes, como tirano' y como juez preva-
ricador. Observese la conducta del pueblo
rey en aquella memorable lucha. Cuando
se hallaba mas vejado , mas oprimido por
la aristocracia , la voz del dictador le en-
frenaba,' la santidad del juramento le re-
tenia bajo los estandartes , y rugiendo de
indignaciou corria á combatir y á vencer
en utilidad de sus tiranos. Y cuando en fin
su paciencia se cansaba porque la impru-
dente crueldad de los patricios llegaba al
estremo, ¿ se lanzaba por ventura sobre
sus opresores para vengar en s •sangre inju-
rias de un siglo? No. Abandonaba la ciu-
dad , se retiraba á uno de los montes cer-
canos, y obligaba al senado á transigir con


97á ofrecerle garantias para su vuelta.
Asi adquirió libertad , ejerciendo virtu-
des, no derramando sangre. No hablamos
de :las conspiraciones de Spurio, Herenio
y .Manlío; porque estos y sus secuaces ca-
yeron muertos 'per la cuchilla de la ley,
no p.oi, los, furores del pueblo ; y nosotros
no equivocamos la justicia del castigo con
los horrores de la venganza. Al fin llegó á.
degenerar Roma. Los Tiberios y Sila, aunque
por diferentes caminos y medios , trataron
de restituir á la república su antiguo es-
plendor. tlerraniaronse 'rios de sangre: el
resultado fue la tirania solapada de Poni-
peyo:. ganó la libertad? Nada.


Por el contrario, las guerras civiles fue-
ron muy :útiles al despotismo militar, de-
lineado por Cesar y edificado por Augusto.
Tan cierto es que la sangre y las proscrip-
ciones no pueden producir otra cosa mas
que el terror, caracter esencial del despo-
tismo.


Vengamos ya á la historia moderna. Éri
ninguna república italiana pudo aclimatar..
se la libertad, porque el partido vencedor
no ofreció nunca garantias ni perdon al ven-
cido. Florencia pasó de a narquia en :mar-
quia á la dominacion arbitraria. Venecia y


TOMO XVII. 7




98
Génova se sometieron 'á la aristocracia,
desesperadas de no hallar sosiego en la li-
bertad. Y ¿tomó podrian hallarle, si no
sabian evitar la guerra civil? La aristocracia
veneciana se consolidó por su sistema de
proscripcion permanente. La de Génova
no pudo sostenerse , porque no supo ser
despótica; es decir, -prive no supo- aterrar.


Por el contrario , las repúblicas de
Helvecia y Holanda adquirieron y con-
servaron la libertad peleando contra los ene-
migos esteriores, y guardandose muy bien de
escitar la discordia interior. Observese que
estas dos repúblicas eran federativas; es
decir, tenian mas principios (le desunion,
ya por los intereses encontrados (le los
cantones, ya por sus diferentes teorias
políticas, originadas de la diferencia de
sus constituciones cantonales ; y sin em-
bargo conservaron siempre una admi-
rable concordia , prenda segura de la
libertad. Un ejemplo semejante han da-
do en nuestra edad los Estados-unidos de
América. Muy poca- sangre se vertió en
aquel pais durante la lid de la indepen-
dencia, á no ser en el campo de batalla
contra los enemigos.


Los in/Ileso han hecho dos revolucio-


99
nes muy notables en los medios y efec-
tos.. La que costó el trono y la vida al in-,
'feliz.


Carlos 1 fue horrible, cruel , sangui-
naria, y lavo por resultado la tirania de
Ctomwel y despues de


• los Estuardos res-
tablecidos. La.de 16


.8:13 que arrojó esta dinas-
tia de Inglaterra, fue


.nias económica en
cuanto á la sangre; pues -solo se derramó


.6 en nombre (le la ley 6 en el campo de
batalla. Su resultado fue la consolidacion
de las .


libertades inglesas.
Si liemd5 •


•recorrido , aunque sumaria-
mente, las diversas épocas del mundo li
bre , es solo para convencer á nuestros
lectores de que no hay un solo ejemplo
en la historia de la libertad creciendo con
el riego de sangre. Toda ella depone con-
tra las máximas antropófagas de algunos
liberales de nuevo cuño, (le los cuales lo
menos que podemos decir es que tienen


Ja impudencia (le meterse á publicistas
.sin haber saludado la historia; que es lo
mismo que ser médico sin haber hecho
ni leido observacion ,alguna. Es verdad
que el plan médico de estos doctores san-
gredos no necesita mas que de lancetas
y de enfermos que tengan la necedad de
ponerse en sus manos. Pero corno todos /o:,




roo


animales huyen del tigre y ninguno lo eli-
ge por su médico , así es de esperar que se
confiará á los publicistas que impugna-
mos, la regeneracion política de la España.


Pero aunque no hubiera mas ejem-
, que el de la revolucion de Francia,


tan luminoso como terrible y cercano á
nosotros, él solo bastaria para detestar el
aforismo sanguinario.


La opinion pública, ilustrada por los escri-
tos de los sabios y por la esperiencia, indica-
ba bastantemente en 1 7 8g las reformas que
era necesario hacer en el gobierno: la nacion
estaba muy bien preparada para recibirlas,
y solo se oponian á su ejecncion las pre-
tensiones de las clases privilegiadas. Un-
concurso infeliz de circunstancias irritó los
partidos hasta tal punto, que los prime-
ros directores de las reformas creyeron
imposible la reconciliacion. La sangre em-
pezó á correr, la ley de proscrlpcion fue
una ley orgánica, y no se conoció otro
medio para salvar la independencia y la
libertad que diezmar la poblacion de la


..Francia. A' los horrores del terrorismo su-
cedió la pentarqu:a debil y proscriptora:
y la nacion cansada se arrojó en brazos
del despotismo militar.


roz


Esto acaba de pasar á nuestra vista:
es un hecho cuyas consecuencias hemos
llorado nosotros con toda.la Europa; y ¿ha,
Irá todavía escritores que provoquen la
guerra civil y las proscripciones? Libera-
les de España, dejad ese odioso, recurso al
despotismo, que en las naciones ilustradas no
vive sino del terror; y convenceos de que
la libertad no se consolida con sangre,
sino can virtudes y sacrificios. La razorr,
la esperiencia histórica de. todos los siglos
y muy señaladamente de los tiempos en
que hemos vívido, lo demuestran eviden-
temente. A este invencible argumento res-
ponden : « los enemigos de la libertad, cons-
piran. ,No bastan los medios ordinarios á
contenerlos. u Las siguientes reflexiones pro-
barán la falsedad de. esta consecuencia.


r.4' • Quién está legalmente encargado,
de descubrir , oprimir y castigar las cons-
piraciones? El gobierno. ¿Y qué medios tie-
ne este para descubrirlas , oprimirlas y
castigarlas ? La fuerza física y moral; y to-
dos saben que esta segunda es mayor que
la primera en el régimen representativo.
¿Cuál es el fundamento de la fuerza mo-
nal del gobierno ? La concordia de los po-.
deres.


4




IO2
Supongamos un ministerio compuesto


de personas, cuya anterior conducta , opi-
niones, sentimientos y sacrificios diesen la
mayor garantía que pueda ofrecerse á la
libertad : supongasele tambien con medios
suficientes para gobernar bien y con la vo-
luntad de hacerlo asi : supongase al mismo
tiempo que está unido no solo en doctri,
nas , sino tambien en cuanto á los medios
de gobernar con el cuerpo legislativo : su-
pongase en fin que el poder judicial y
las autoridades intermedias son atendidas,
tratadas con decoro y bien vistas de los
poderes principales. Un gobierno organi-
zado bajo este plan é tendria ó no la fuer-
za necesaria pa ra descubrir, oprimir y casti-
gar las' conspiraciones ?No hay duda que si;
y mas diremos : los conspiradores aterra-
dos por la union formidable de los pode-
res, por la facilidad del gobierno para poner
en accion sus fuerzas físicas, y por la confian-
za que las centuplica , se quedarian huno,
bles, y los que fuesen bastante locos para
moverse no serian seguidos.


La consecuencia de esta reflexion es que
el único medio de impedir y de debilitar las
conspiraciones antes que nazcan ó' de aho-
garlas facilmente si nacen algunas, es es-


• r o 3
tablecer :la armonia de un modo fume,.
asegurado y que conste á la nacion y á
la Europa, entre el gobierno y la mayo-
Tia legislativa. Este medio es el mejor de
todos, porque en . el arte de gobernar me-
rece siempre la preferencia el sistema
que impide los delitos sobre el que los cas-
tiga. Existiendo esta armonia, ni los cons-
piradores interiores es pondrán sus cabezas,
ni los estrangercs su dinero y su diplo-
macia á, una cierta perdicion.


Cuando hablamos de la union entre los
dos poderes, ho solicitamos lo imposible;
es decir, la uniformidad de todas las opi-
niones y doctrinas. Solo queremos que ca-
da uno compadeciendose de la infeliz pa-
tria, sacrifique de sus opiniones y quizá.
de sus pasiones aquella parte 'que sea ne-
cesaria para no impedir la marbirka legal
y constitucional del ministerio : queremos
que se eviten cuidadosamente . los insultos>
las espresiones indecorosas, las
nes amargas que anuncian á los facciosos
que hay desavenencia. .entre los .que com-
baten por la causa de la libertad; No que -
remos tampoco que se atribuya al rninis
terco un poder discreeionario_y dictatorial
ni que se acceda á todas sus opiniones,




o4
ni que se deje de hacer efectiva la respon..,
sabilidad del ministro que prevarique. So-
lo queremos que se le conserve libre y es-
pedito el ejercicio de la autoridad cons-
titucional del gobierno ; que este sea res-
petado, aun en el caso (le ser forzoso ata-
car á alguno de sus miembros, y que es7
tos ataques necesarios se den de modo que
parezcan justicia y no pasion. Nuestras cir-
cunstancias actuales exigen imperiosamen-
te esta conducta.


2.a El conspirador debe ser castiga-
do. Per " .; ` debemos guardarnos de hacer
conspiradores. Los medios legales ten-
drán toda la energia necesaria para ahogar
las conspiraciones, disminuyendo el m'une-
rO de los que conspiran. Para esto es ne-
cesario que sepamos respetar las opiniones
y los intereses. El hombre que tiene opi-
niones é intereses serviles no es conspira-
dor toclavia : está bajo la salvaguardia de
la ley; es libre á su pesar, y á pesar de
sus doctrinas. Pero insultemos/e: ataque-
rnosle en su persona y en sus intereses:
amenacemosle en las cosas que mas apre-
cia el hombre: destruyamos con respecto
fi él todas las garantias constitucionales y
,sociales : én fin, hagamosie creer que que-


roJ
renzos beber su sangre. No hay duda que
le convertiremos en un conspirador, á quien
será necesario matar.
• Concluiremos pues este artículo enume-


rando los resultados de nuestras reflexio-
nes: el derramamiento de sangre no produ-
ce libertad, sino tiranict: debe disminuirse el
número de conspiradores , respetando las
personas, las opiniones y los intereses; en fin,
debe aumentarse la fuerza del gobierno por
medio de su un ion con la pluralidad del
cuerpo legislativo. Si no se creerá que se de-
bilitan de intento los medies legales para
. disculpar el uso de los ilegales y sangui-
narios.




Este pequeño papel, aunque rico de sa-
nisimos- principios , está destinado á ma-
nifestar al público la conducta generosa y
patriótica de la milicia nacional de Mála-
ga con motivo del suceso desagradable que
ocurrió la noche del lo de abril en Velez,
donde fueron insultados cinco milicianos que
habian conducido un preso á la carceldeesta
ciudad desde la capital de la provincia.El he-
cho, aunque por fortuna no tuvo consecuen-
cias desagradables, tuvo la malisima circuns-
tancia de estar al frente del grupo insultador
una autoridad popular, un alcalde, obligado
por su ministerio á conservar el orden públi-
co y la seguridad privada : mucho mas, que
el pretesto parr a un ataque alevoso contra
hombres indefensos., fue haber cantado los
milicianos delante dela lápida canciones ver-
daderamente patrióticas ; es decir, elogiado-
ras de la libertad y de los sentimientos no-
bles que esta produce ; pero no insultan-


107
:tes contra clases, personas ú opiniones po-
líticas.


A la narracion del hecho antecede un
preámbulo que puede llamarse la profesion
de fe de la . milicia nacional . de Málaga , y
.que en nuestro entender es la parte mas
interesante del escrito , á lo menos para




nosotros, que no tenernos otro documen-
• to .para juzgar de los sucesos pie la citada
narracion. Espondremos pues á nuestros lec-
tores la doctrina contenida en este papel,
la cual , si se generalizase, bastaria ella sola
para consolidar el sistema co nstitucional.


Se- reconocen dos clases de enemigos
de n uestra libertad, los enemigos declara dos
y los falsos amigos ; y solo se reconoc en
por verdaderos amigos de ella. á los que
reunen á su amor el del orden, de la Cons-
titucion y (le las leyes. Se atribuye á la
ignorancia de los unos y á la mala fe
de los otros las calamidades que han ocur-
rido y las que amenazan. ombres no-
vicios en la historia de las revoluciones, ig-
norando los medios de conducirlas sin des-
gracia , y de llevarlas al cabo sin destruir
la libertad , podrán muy bien haber en-
cendido la tea de la guerra interior, di-
vidido los ánimos formando partidos que


Beflextones acerca de un escrito dirigido
al pueblo de Málaga.




it58
siempre acaban por destruir las naciones
hundiendolas en un abismo profundo de
calamidades, para las cuales nunca hay
mas remedio que la mano fuerte y atroz.
del despotismo. » Hé aqui en pocas pala-
bras indicado el sangriento rodeo que
dan las revoluciones, cuando los que se
encargan de su direccion no tienen la pru-
dencia necesaria para comprimir igualmen-
te todos los partidos estremos.


¿ Cuál es el remedio de estos males ?-
La fuerza de los poderes políticos; porque
habiendo sido estos creados para servir de
crarantias á los dos bienes mas considera-
bles de la sociedad, que son la libertad
y el orden,. ningun partido, estremo pue-
de acreditarse ni ejercer su perniciosa
fluencia, ya para oprimir la libertad, ya
para trastornar el orden. Nunca es mas
necesario dar á los poderes constituciona-
les energia , que en los pricipios de una
revolucion ; y sin embargo.


nunca hay mayor
lucha: contra ellos, aun de parte de los que
profesan amarlos y respetarlos , y aun es-
ta es.


la causa de malograrse la mayor par-
te de las revoluciones. Los que aman ver-
daderamente el sistema constitucional « sa-
ben que no hay liberdad sin orden ni or-


rog
den sin obediencia ; y que todo lo que
•se encamine á debilitar la fuerza de los po-
deres políticos, debilita la constitucion que
los ha creado: y cuando son tan nuevos en-


. tre nosotros estos poderes, y carecen de aque-
lla fuerza intrínseca que tienen en otras na-
ciones, en donde una inmemorial tradicion
los consagra estando como sostenidos en una
propiedad consolidada en una larga posesion,
en la ilustracion de las familias, en intere-
ses nacionales y en mil y mil instituciones
generosas que se pierden en la noche de los


desorden que rompiese eltiempos , todo
equilibrio entre los poderes y arrebatase á
cualquiera de ellos su fuerza de accion , in-
troduciria •á la larga el despotismo. »


Hé aqui en pocas palabras esplicado
él origen de nuestros males. Juróse la
Constitucion : establecióse el pacto de alian-
za entre los poderes y el de estos con la
nacion. Se han sucedido en el espacio de


-dos años tres ministerios compuestos todos
de hombres que ofrecian las mayores ga-
rantias á favor de la libertad. ¿ Qué han
`hecho los que se llaman liberales por es-
celencia, los que indican á los moderados y
constitucionales con el nombre (le serviles?
Atacar sucesivamente todos estos ministe-
rios y atacarlos con armas vedadas. Nu se




I IO
han contentado con censurar sus actas en
los papeles públicos : esta censura , corno
mil veces hemos repetido en nuestro perió-
dico , es mas util á los ministros que las
fastidiosas adulaciones de sus comensales.
¡Ojalá que no se hubiera hecho mas que
decnnciar á la opinion pública los errores
ministeriales! Mas no se han contentado
con esto nuestros liberales exagerados. Han
multiplicado declamaciones vagas, que s. in
censura util de los actos marcaba el en-
cono contra las personas: han proclamado
principios subversivos del . orden y de la li-
bertad . constitucienal: han presentado en
segundo término otra clase de libertad y
otro género de Constitucion para destruir
las que tenernos : han organizado -una opo-
sicion secreta y otra pública, y 'ambas cons-
piradoras contra el actual régimen , por-
que no conocen otro medio para atacar á
los actuales ministros. En una palabra
quieren incendiar la casa para mandar so-
bre sus cenizas.


No es asi como se forman las oposicio-
nes en los gobiernos constitucionales. La
hposicion inglesa y la francesa no atacan
el régimen , es decir,' la persona moral del
gobierno , sino las personas físicas de los
ministros. Su plan de hostilidades es este:


manifestar su respeto á las instituciones y
demostrar despues que los ministros las
minan.


•si se presentan corno hombres
dignos de sucederles; y cuando llega el
caso de que les sucedan, el ministerio varía,
y el gobierno queda el mismo. Nuestra opo-
sicion procede al contrario. Mueve tiumd-
tos, y despues clama que el ministerio ha
perdido la fuerza moral: proclama princi-
pies contrarios á la Constitucion, y des,
pues dice que el ministerio quiere despoi.
tizar. constztucionalmen te, lo que no quiere
decir otra cosa sino que gobierna; y es
sa muy triste para un ministerio ser cen-
surado y escarnecido, porque hace lo que
debe, es decir, gobernar.


. ¡ Felices las naciones sometidas al des-
potismo constitucional; es decir, al impe-
rio de los magistrados que mandan en
nombre de la ley!


Los hombres que atacan al ministerio
de la manera que hemos dicho, no ofre-
cen ninguna garantia de orden. El monar-
ca y la nacion les dirán : vosotros rompeis
con vuestras doctrinas cetro de la Cons-
titucion: 5i llegais tí ser ministros, c; de qué
medios os valdreis para volverlo á formar?
Vosotros pugnais por destruir la fuerza 724),=




r 12


ral del gobierno : si llegais d ser gobierno,
¿cómo recobrareis aquella fuerza?


Los que forman esta oposicion que
llamaremos exagerada, no reflexionan que
hay por desgracia en nuestra patria otra
oposicion en sentido contrario , tambien
conspiradora, y que es urgen tisimo com-
primir. Las fuerzas de esta oposicion pro-
Ceden únicamente de la debilidad del go-
bierno. Aumentad esta debilidad con vues-
tras doctrinas irritantes, con vuestra no-
menelattira desatinada de partidos, con
vuestro estado permanente de conspiracion,
y vereis la fuerza que le queda al gobierno
para oponerse á los amigos del antiguo
régimen. El interes de la libertad exige la
existencia de un gobierno liberal, fuerte y
poderoso. Nunca mas que ahora se nece-•
sita la armonia entre los poderes, la re-
nunciacion á doctrinas que no sean las
constitucionales, á partidos que no sean
el nacional, y á sociedades que no sean
la española. Si el liberalismo no forma un
cuerpo unido y compacto - al rededor del
trono constitucional, no se quejen despees
los liberales ellos habrán querido ser ven-
:Cidos por un enemigo debil que los. encon-
.-trará desunidos y desarmados.


r13




Estrado del folleto. ' intitulado Condiciones
y semblanzas de los Señores diputados á ,
'Costes para los años 1822 y 23.


Se ha Publicado una lista de los des-
ramisadós que toman asiento en el con-
.e -


areso .
nacional interpolandola con los 'in-


dividuos de él que tienen la desgracia de
amar el orden. Parece que de los prime-
ros solo hay 66, y Por consiguiente de
los otros, hay 77, puesto que el total de.
los que describe es de 143. No -pode-
rnos menos de anunciar al público esta im-
portante noticia; pues sin duda lo es la
dé que sus mas preciosos intereses estan
defendidos por 77 hombres de bien con-
tra 66 individuos de quienes se quie-
re insinuar que por no tener nada que
der no tienen ni aun 'camisa. Enmedio;Ide
eso no podemos menos de alabar


• Wat-
cencia y moderacion con que está eseritó.
este folleto, y la imparcialidad con qu.'
retrata aun á los :señores diputados que Más
discuerdan de sus opiniones. Asi se ve cine
para dar algulia •muestra de la mucha sria-


TO iVL O xv.u. 8




vidaa tos ae-
fictos de los amigos del orden, dice del
uno que es un jansenista, solo porque quiere
prosperar (vease Sotos); del otro, que es
un pedante (vease Trujillo); del otro , que
no tiene otra mira en sus votaciones que
el parentesco que le une con el miniSOro
de la gobernacion (vease Lamas); del otro,
que se adhiere á las opiniones del gobier-
uo solo por conservar el empleo (vease
Sanchez); del otro, que ensarta los dispa-
rates Como huevos (vease Albear); del otro,
que la patria está apesadumbrada de que le
hayan sacado de su fábrica de indianas


. (vease Torne"); .del otro, que es un pol-
tron (vease Ladrona de Guevara); del otro,
que no lleva en las votaciones otra mira
que el in teces de su. bolsillo (vease halles
Busto); del otro, que mas valdria que es-


- tuviese entre sus libros de caja que no
en el Congreso (vease Boset); del otro, que
es un obstinado (vease Robirat); del otro,
que habla mal y vota peor (verse Alva,
rez don Elias) ; del otro, que es amigo'
de estar bien con todos y sordo de con-
veniencia (vease d'aya); del ótro, que es
el bufon del Congreso (vease baldes don .
, Cay-etano); del otro, que no será estraho


z
que vaya á parar á la casa de locos de
Zaragoza (vetase Prat); del otro , que está
en •el Congreso á pesar de que tenia pen-
diente una cansa criminal (vease Roiga);
del otro, que es un versatil incapaz de fi-
jarse nunca (vease 7:omas); del otro , ' "que
marcha pesiniainente en las votaciones (vea-
se Marchamalo); del otro, que es como un
mulo que se encuentra entre dos pesebres
(vease López de Cuevas); del otro, que na-
da.importaría que se hubiese dejado la len-
gua -en el cajou de su escritorio (vease
Tayme); del otro, qué es de aspecto feroz;
'que él y su familia han pertenecido á al-
guno de los departamentos. de, Marinas co- '
mo- si dijeramos al -de Cartagena (vease
Vega); del otro, que es enemigo de las so-
ciedades patrióticas, .y que se valió de ellas
cuando peligraba su ministerio (vease- dr-
giie,lles); del otro, que cambia de,Opinion
segurile acomoda (vease Falcó); delnOtrei,
que da unos bramidos:como un becerro.(vea
se Becerra); del otró', que e3 un pésimo
traductor del Blair,


, y abogado de. los ase-
sinos de Pamplona (vease Munarriz)j; del
otro, que ha hablado tambien en favor de
los que él llama -asesinos de 'aquella• eitbi
dad (vease Eulate);..del otro, que fue•éri


111




116
el año 14 enemigo de la Constitucion (vea.e.
se Escudero); del otro, que fue en otros
tiempos de la cofradia del ,toston (vease Pra-
do); del otro, que es un voto de reata
(vease :Manso); del otro , que es un buey,
y que mas vaidria que se fuese á arar al
campo ( vease Buey); del otro, que no de-
sea mas que aumentar las cargas de la na,.
don con unos cuantos millones para los
de snoticio (veasePetralves); del otro, que
si no fuera porque es clérigo le tendrian
por una ramera, y que finge desmayos con
facilidad (vease Melo); y por último, del
otro, que habla Mas de lo que permiten
sus conocimientos, y que siempre estravia
la cuestion (vease Supra).


Por esta muestra conocerán nuestros
lectores la escesiva delicadeza y finura de
espresion con que se esplica el autor de las
condiciones y semblanzas de los diputados
á Cortes para los años de 1822 y 2.3; pero
tengase entendido que estas heroycas des-
vergüenzas solo se dirigen contra los que
son amigos del orden , es decir, contra
esa porcion de perversos que quieren que
se observe la Constitucion y que reynen las
leyes. En cambio de esto tributa los ma-
yores ,elogios á los que él llama descame-


r17
indos, los cuales, segun la contraposicion
que naturalmente ocurre, serán los enemi-
gos del orden de la Constitucion y de las
leyes. A estos es ,natitral que les trate to-
davia con mas decoro, si es posible, co-
mo que se ,conoce á tiro de ballesta que
el autor es uno de ellos t y que se pinta
á sí mismo con colores que ya que nunca
pudiesen cuadrar á ningun hombre de bien
(porque eso ya se ve que seria un des-n •
proPsósito) á lo menos .


caracterizarian
un hombre de talento y maña para seguir
el plan que se hubiese propuesto; pero aun
en esto se equivoca el miserable ; porque
mucho antes de que él pudiera c.:tar en
disposicion de patrocinar impunemente las
picardias sabia todo el mundo los medios,
los fines y aun el resultado que tendrian
sus descabelladas maniobras.


Volviendo pues á la categoria de 'los
que él llama suyos, •recorramos con igual
rapidez las honras y favores que les dis-
pensa ; y empezando por el primero nóte-
se la gracia con que se le escapa la truhanada
de llamarle bebedor, lo cual en buen cas-
tellano equivale á borracho ; y esto' ademas
de ser injusto es una injuria contra cual-
quiera y y mucho mas contra un señor di-




r


putado á Cortes , á quien por otra par-
te designa como amante entusiasta de la




libertad ; y lo es en efecto, á pesar de
que le echa en cara su mala figura, ol-
vidandose de lo que dice en el prólogo de
que no se agarraria á las faltas ó defectos
personales ( vease Galiano) ; dice de otro.
eclesiástico que es capaz de cantar un res-
ponso con notas' de fandango sobre el ca-
daver de todos los pasteleros del mundo
( vease Pacheco ) ; de otro, que seria ca-
paz de pegar fuego á un cañon aunque
estuviese recostado sobre su boca el se-
ñor gefe' político de Madrid: idea piado-
sisima y digna de atribuirse al representan-
te de una nacion heroyca ; á un militar á
quien se califica de valiente (vease Seque-
ra) ; al otro le echa en cara que es tar-
tamudo, sin duda por huir de las personali-
dades (vease Aqix); de otro tambien cele-
siástico dice que cuando se le oye hablar,
se. cree cualquiera trasladado á Inglaterra,
y que es enemigo de los papistas : si esto
lo tiene él por im elogio hizo muy mal
en elegir un pais donde no se tolera el
catolicismo, que es la religion que pro-
tege esclusivamente la Constitucion espa-
ñola (Imase Mar,tinez de Velasco); del otro,




zrg
que tiene una figura estravagante, pero sin
que esto. sea personalidad '( vease Garoz);
de otro dice que es tui sobon (vease So-
béron); dice de otro .


que es buen secreta-
rio de Cortes, y• que mira- con indiferen-
cia la mayor parte de los asuntos : ataje-
Me usted esos pavos (vease Salvá); de otro
dice que es


• -animal anfibio (vease Silva.);
de otro á quien quiere alabar mucho di-
ce que su nombre pasará hasta las mas re-
incitas generaciones consagrado por la his-
toria de las insurrecciones santas de los pue-
blos oprimidos contra sus opresores; es decir,
de las de cuatro borrachos y vagamundos


.


de Sevilla \contra el gobierno constitucio-
nal ( vease Escobado); del otro dice; que
declama con tanta vehemencia sobre un
nabo (i qué bella comparacion!) como si
se tratase de la salvacion de la patria ,( vea-
se Lagasca); elogia mucho á otro por ha-
ber dicho una vez que habia una faccion
en el congreso, que es buen elogiar (vea-
se Salvato); y por último aun á los que
en su dictamen se equivocan ó no tienen
razon en las votaciones , les sirve de dis-
culpa la cualidad de no tener camisa.


A esto se reducen los retratos que se
,, etuales """"--




120
sentantes de lo nacion , con el objeto ¿le
inspirar confianza y respeto á sus augus-
tas '.decisiones. Estamos bien seguros de
que nadie querrá darse por autor de ellas;
y 'no cierto por temor á las denuncias á
que podrian dzir lugar las groseras desver-
güenzas que les dirige , sino por la ton-
tuna de que está plagado el folleto des-
de la primera línea hasta la última. Se co-
noce bien que el aman, cualquiera que
sea, estuvo mas ocupado en observar las
intriguillas de la pieza de fumar, que no
en observar el caracter y giro de las.
ideas de los señores diputados. Asi es que
no ha sabido hacer ni siquiera un cuadro
ni aun un ligero bosquejo de ninguno de
ellos ; ni acierta á designarlos sino con la
ridícula pincelada de si tienen ó no tie-
nen camisa. Quiso imitar algo de las in-
geniosas semblanzas del año anterior, y no
acertó mas que á copiar el título , que es
lo que sucede ordinariamente á los que sin
tener talento' ni gracia quieren meterse
á satíricos y graciosos. Pudieramos enga-
ñarnos; pero nos inclinamos mucho á que
el autor de este necio papelucho es, si no
el mismo , un pariente político muy in-
mediato del que escribió la estúpida cons-


121
titucion valenciana que hemos impugna-
do en nuestros anteriores inímeros. Pero
nos consuela la idea de que ya que -por
oficio no hemos podido menos de sufrir
la lectura de este; insulso papel , á lo me-
nos no es de esperar que produzca otra
caria blanca, como la del año pasado; lo
cual seria el colmo de la estupidez á la
prueba Mas terminante de la carencia ab-
soluta de amor inopia.




I22


Continua la traduccion del opúsculo de
Bentham , intitulado : Sofismas anárqui-
os , o sea examen crítico, de diversas de-


claraciones de los derechos del hombre y
del ciudadano.


ARTICULO 2.°


El fin de toda asociacion política es la
eonservacion de los derechos naturales é im-
prescriptibles del hombre. Estos derechos son
la libertad, la propiedad, la seguridad y la
resistencia á la opresion.


OBSERVACIONES.


La confusion de ideas es tan grande en
todo este:artículo , que es dificil encontrar
en él algun sentido. Hé aqui sin embargo
las proposiciones que de él pueden sacarse.


Que hay derechos anteriores al es-
tablecimiento de los gobiernos. Esta á lo me-
nos es la única cosa que puede entenderse
por derechos naturales.


" d,,r,whos no rueden "-


523
rogados por el gobierno. .Este es tambien
el único sentido que puede darse á la pa-
labra imprescriptib/e.


3.° Que los gobiernos existentes deben
su origen á una asociacion primitiva á un
convenio. Examinemos separadamente es-
tas dos proposiciones.


La primera es absolutamente falsa. El
hecho es que no hay derechos naturales,
ni derechos anteriores á la institucion de
los gobiernos. La espresion derecho na-
tural es puramente figurada , y cuando que-
remos dada un sentido literal, caemos en
errores que no son corno quiera errores
simplemente especulativos , sino errores
perniciosos (1). Sabemos lo que es vi-
vir sin gobierno, pues tenemos noticias de
varias tribus de salvages que viven en un
estado de independencia , sin tener gefes
ni leyes. Pero sabemos tambien que don-
de no hay leyes, no -hay derechos, ni se-
guridad , ni propiedad. Un salvage puede
poseer una cosa ; pero esta posesion es so-


(s) Veasc en los tratados de legislacion del
mismo Bentham tom. I. el cap. r3 que trata » de
las maneras de discurrir con falsedad en materia de
leyes.»




124
lo actual é incierta , y no le dura sirio en
tanto que otro no se la disputa, ó que él
puede defenderla; y un derecho supone una
garantia .y un goce, no solo presente ,sino
futuro.


Un,derecho por una parte sin una obli-
gacion exigible por la otra es una pura qui-
mera. Luego no hay derecho en el estado de
naturaleza , porque en él nada se puede
exigir. La libertad en él es completa, si
se quiere, en cuanto no tiene freno regu-
lar por parte de un gobierno .; pero es en
estremo incierta por cuanto está espuesta
á la opresion contínua del mas fuerte. Juz-
gando . por analogia y aun por algunas tra-
•diciones históricas , podemos suponer que
los antiguos habitantes de Europa vivie-
ron largo tiempo en ese estado que se lla-
ma de naturaleza. Sin gobierno , y por con-
siguiente sin derechos, su vida era pre-
caria , su existencia de un dia para otro,
y la posesion de lo que adquirían momen-
tánea y acompañada de largas privaciones
y de todos los hábitos feroces del temor.
Reducidos á la condicion de los animales
irracionales, eran muy inferiores á estos en
punto á. felicidad, porque. no teniendo mas
seguridad que ellos, tenian la prevision del


125
. mal y elsentimiento de su inseguridad, co-
.sas que no tienen los animales.


Es verdad que .
esta desgraciada suerte


fue .precisamente el germen de la civiliza-
ciOn , porque cuanto mas padecia el hom-
bre en un estado de cosas en, que no ha-


-- bia ,
derechos , tanto mayores motivos tenia


para desear la existencia de ellos; pero mo-
tivos para desear que los hubiese no son
derechos; porque las necesidades no son
los medios de satisfacerlas. El hambre no
es alimento. Asi los que hablan de dere-
chos naturales , caen en la mas grosera pe-
ticion de principio. Si en el estado de na-
turaleza «hubiera habido leyes ya formadas,


qué es lo que hubiera obligado á los bono -
bre; á formarlas Si hubiera habido dere-
chos naturales, no hubieran obrado sobre
los• hombres, como el instinto obra sobre
las abejas que no pueden separarse de él?


Y cómo unos legisladores habian po-
dido no conocer que en esta parte el len-
oma,e de la verdad es el mas acomodadob b
para hacer que los hombres amen el go-
bierno y las leyes , para poner á la vista
de los pueblos los beneficios inmensos de
la , y para hacerles aborrecer el
desorden. y la anarquia que los conducen
.de nuevo--;á


ese estado en que todos son.




19.6
enemigos de todos ? Lejos de hablarles de
derechos naturales era menester al contra-
rio hacerles ver que estos nobles dere-
chos que se prolongan por toda la vida , que
unen las generaciones y que protegen á los
débiles contra los fuertes, son obra de-las
leyes únicamente, obra de la sociedad, el
premio de la obediencia general al gobiern o
y la recompensa dela subo rdin acion: recom-
pensa muy superior al sacrificio que exige.


2.. () Si la nocion de los derechos na-
turales es falsa, la de los imprescriptibles cae
necesariamente. Ni los hay ni debe haber.,
les. Cuanto mas se acerquen las leyes á
la perfeccion , tanto menos sujetas estarán
á mutaciones; pero no debe haber leyes
irrevocables, mientras que las cosas ha,
manas estera sujetas á circunstancias varia-
bles. ¿Cuál es pues el lenguage de.lá.ra-
zon en este punto ? Este: «la razon dice
que siendo la felicidad pública el único
principio, á que se debe atender para es-
tablecer las leyes, no hay derecho alguno
que no deba ser conservado, mientras que
es ventajoso á la sociedad, y ninguno que
no deba ser abolido si llega á seria dañoso.»
Es preciso pues considerar separadamen-
te cada derecho, y sus ventajas ó desven-
vajas específicas. Amontonarlos todos juntos


127
• es constituirse en la imposibibdad de asig-
narles su valor respectivo; y -de hacer en-
tre ellos las distinciones que convenga.
Derechos imprescriptibles! Si este lengua-


ge -descubre la ignorancia del que le usa,
descubre todavia mas su presuneion; 'porque
declarar derechos imprescriptibles es anun-
ciar que quiere encadenar á sus sucesó-
res, é imprimir .á las leyes que promulga
el caracter de perpetuas. Es como si los le-
gisladores franceses hubiesen dicho : «en'
nosotros reside la perfeccion de la probi-
dad y de la sabidUria : nuestra voluntad
debe reynar sin que nadie nos torne cuen-
ta de lo que mandamos , y. aun despues de
nuestra muerte: las generaciones futuras
no serán tan capaces como nosotros, de
juzgar : lo que les conviene: á nosotros to-
ca prescribirles derechos eternos : basta que
nuestra voluntad los declare .tales : el que
proponga alterarlos, rebelde por este he-
cho á la Asamblea nacional , será culpa-
ble de atentado contra la naturaleza. Y
es necesario condenarle ab odio del géne-
ro humano , como enemigo que es de sus
semejantes.» Tal es el fanatismo contenido
en esas falsas nociones de derechos natu-
rales é imprescriptibles. Este es el depotis-
mo de la opinion contra . el raciocinio, y




I28
este lenguage es precisamente el de Ma,
homa : Piensa corno yo , ó te mato.»


3.° Atribuir el origen de los gobier-
nos á una asociacion voluntaria, es una
suposicion que quizá ha podido realizar-
se en ciertas circunstancias como por ejem-
plo en la fundacion de una colonia ; pero en
el hecho no conocemos semejante origen:
todos los gobiernos de que nos habla la
-historia empezaron por la fuerza, y se es-
tablecieron gradualmente por el hábito , es-
cepto algunos estados que habiendose eman-
cipado, se dieron leyes á sí mismos. Por
. lo ciernas la ficcion de un contrato para
nada es buena, ni sirve mas que para
producir cuestiones que estravian á los
políticos y los alejan del verdadero pun-
to que debian examinar. En efecto, ¿ qué
importa cl cómo se formaron los gobier-,
nos ? No conozco una cuestion mas inutil.
Que hayan comenzado por una cuadrilla
de ladrones ó por una agregacion de va-
rios pastores, por una conquista violen-
ta ó por una reunion voluntaria, el bien
estar de la sociedad ¿no deberá ser en
todo caso el único objeto de los que go-
biertan ? El interes de los hombres ¿ no
es el mismo en las monarquias que en las
repúblicas? El gobierno no tiene las mis-


Mas obligaciones morales en Pequin que
en . Filadelfia ? — Pasemos á la 2.a parte
del artículo.


Estas derechos (los naturales é impres«,
criptibles ) son la.




libertad, la propiedad, la
seguridad r la resistencia á la opresion.


• Observemos la estension de estos pre-
tendidos derechos, todos los cuales per-
•enecen 'á cada individuo y sin ningun lí-
mite: formemonos idea , 5i podemos, de
un derecho ilimitado á la libertad, la pro-
,piedad, la seguridad y la resistencia ; y
nos • hallarémos en un caos de contradice
dones. —Libertad ilimitada: — luego ten-
go yo la libertad de hacer ó no hacer en
todas ocasiones cuanto me agrade en to-
da la estension de mi poder. — Propiedad
ilimitada : — luego tengo el derecho de dis-
poner de todo á mi gusto y sin respe-
to á nadie. —.Seguridad lue-
go tengo igualmente derecho de poseer
todas mis ventajas sin padecer menoscabo
por razon ninguna, cualquiera que esta sea.
—Resistencia ilimitada á la opresion:— lue-
go tengo derecho á ponerme á cubierto
por todos los medios posibles y aun por
actos de violencia contra todo lo que me
parezca violacion de mis derechos natura-


TOMO XVII, 9




A 30
les; es decir, cóntra todo lo que no me
agrade.


Se dirá que cada uno de estos derechos
será limitado luego por leyes positivas; pe-
ro yo respondo que esto no puede hacer-
se sin quebrantar la declaracion que ha
proclamado estos derechos imprescriptibles,
es decir, inalterables. Y claro es que si no
se les puede cercenar en nada, no se les
puede poner límites. Hé aqui pues hecha
ya imposible la obra dé la legislacion. Si la
libertad es ilimitada , ya no hay derechos,
porque estos no pueden existir sino á cos-
ta de la libertad; como que no se pue-
de crear un derecho sin imponer una
obligacion correspondiente, ni impedir á
los hombres que se hagan daiio unos á
otros, sino cercenando su libertad. Por
tanto todas las leyes, siendo como SOn
contrarias á la libertad, serán contrarias
al derecho , natural ( ).


El hombre, dicen, tiene un derecho
de propiedad, y este derecho es natural
é imprescriptible; es decir, que no es deu-


.11•n1111


z ) . Toda ley es coercitiva, escepto las constitu-
cionales que crean poderes, y aquellas que revocan
las coercitivas.


r.
dor de él á las leyes , ni


• estas pueden
q- uitarsele.• Está bien ; pero para que es-
ta palabra propiedad tenga algun sentido
es preciso que el derecho á ella sea re-
lativo á un objeto sobre el cual se ejer,
za; porque un derecho :que no se ejer-
ce sobre nada no vale mucho ciertamen-
te., ni merece la pena de que se le pro-
clame con tanta solemnidad. De nada
me serviria en efecto que todas las. leyes
del munido hubiesen asegurado que yo
tengo derecho á poseer algo : si esto es
todo lo que han hechO en favor mio , se-
rá menester que luego coja yo aqui y alli
lo que encuentre á la mano, G que me
muera de hambre. Por lo tanto declarar
un derecho de propiedad sin especificar
los objetos sobre los cuales puede


. ejer-
cerse este derecho, es en otros términos
establecer un derecho de propiedad uni-
versal ; es decir, que todo es comun á to-
dos. Y como lo que es de todos, no es
de nadie, se sigue que el efecto de la
declaracion no puede ser el de estable-
cer la propiedad, sino el de destruirla;
y asi es en efecto como lo entendieron
los partidarios de Baboeuf, aquellos ver-
daderos intérpretes de la declaracion de




z3 2
los derechos del hombre, .á los cuales no
se les porfia echar en cara otra cosa si-
no ser consecuentes en la aplicacion de un
principio muy falso y muy absurdo.


Se me replicará, que pues el sentido
literal (le este artículo presenta una es-
travagancia , no pudo ser el que quisie-
ron darle los legisladores franceses: que es-
tos no pensaron jamas en que estos de-
rechos pudiesen ser ilimitados; y que al
mismo tiempo que los proclamaban, esta-
ban pensando ya en las leyes particulares
que debian modificar, restringir y espe-
cificar en su aplicación individual estos
derechos generales. — Estoy muy lejos de
prestar á aquellos legisladores intenciones
disparatadas ó criminales; pero si dicen lo
contrario de lo que quieren decir, ¿hago
yo mal en entender lo que dicen, y no aque-
llo que no dicen ? Puede uno sin du-
da entrever confusamente cual era su in-
tencion ; pero se ve que no supieron es-
plicarse, y yo no tomo á mi encargo crear
lo que no existe : me basta hacer ver que
el sentido natural de sus expresiones no
forma mas que proposiciones absurdas y
contradictorias.


1.33


• ARTICULO á.°


. El principio. de toda soberanea reside
esencialmente en nacion.




Ningun caer-.
p9 , ningun individuo puede ejercer autori-
dad alguna que no se derive de ella espre,
samente.


OBSERVACIONES.


De estas dos proposiciones la prime.
ra es completamente verdadera en un sen-
tido. Gobernar: y obedecer son términos
correlativos: donde no hubiese obedien-
cia no habria gobierno ; y la soberania
no se ejerce sino en cuanto una nacion
consiente en someterse. Si esto es lo que
se ha querido decir, se ha enunciado una
verdad trivial que no conduce á nada. Pe-
ro no es esto lo que se intentaba, 'como
es facil conocerlo por lo que sigue. Es-
ta es una proposicion que se echa por
delante para que sirva de base á la pro-
posicion siguiente. «:Ningun cuerpo, nin-
gun individuo.puede ejercer autoridad que
no se derive de ella (la nacion ) espre-
sainente., Es decir, que toda autoridad




134
que no esté fundada en una eleccion po-
pular, en un mandato inmediato y espre-
so de la' nacion , es usurpada, contraria al
derecho natural, y por consiguiente nula.
Si esta declaracion se hubiera dirigido á
la Francia solamente, se hubiera podido mi-
rar como una base de su nuevo derecho
constitucional ; pero está concebida en los
términos mas generales , se aplica á todos
los gobiernos, y á escepcion de algunas
repúblicas democráticas, les imprime á to-
dos un caracter de usurpacion y nulidad.
Esta máxima es pues un instrumento de
revolucion. La resistencia y la insurrec-
cion son legítimas y aun laudables contra
unos gefes que no deben su poder á una
eleccion popular. Si la máxima no tiene es-
te sentido, no tiene ninguno.


ARTICULO 4.°


La libertad consiste en poder hacer to-
do lo que no peljudica á otro ; y asi el ejer-
cicio de los derechos naturales de cada hom-:,
bre no tiene mas límites que los que asegu-
ran d los otros miembros de la sociedad el
goce de estos mismos derechos. Estos lími-
tes no pueden ser determinados smo por la


135


OBSERVACIONES.•


Este artículo encierra tres proposi-
ciones.


1.a « La libertad consiste en poder ha-
cer todo lo que no perjudica á otro.»


¿Es esto cierto ? ¿Es este el sentido or-
dinarioa de la palabra libertad? ¿La libertad
de hacer mal á otro no es libertad? Si no lo
es, ¿qué' será? ¿de qué palabra nos serviremos
para hablar de ella? ¿No se dice comunmen-
te 'que es necesario• quitar la libertad á
los locos? ¿No se dice tambien que es jus-
to privar de su libertad á los malvados,
porque abusan de ella?—Usted, señor le-
gislador, débia decir resueltamente á los
hombres , que si se hacen leyes es para re-
guiar y restringir con ellas su libertad;
pero usted terne disgustarlos, y ¿ qué ha-
ce ? Recurre al mezquino artificio de dar
una definicion falsa de la palabra libertad;
tomandola en un sentido contrario á su
acepcion coman, y emplea usted una lengua
que no es la de los lemas. — Con arreglo á
esta definicion jamas sabré yo si tengo li-
bertad para hacer una cosa hasta haber
examinado todas sus consecuencias, y si me




36
parece que tal accion puede perjudicar á
un solo individuo , no seré libre para eje-
cutarla, aunque me estuviese permitida y
aun mandada por la ley. Asi un juez no
tendrá libertad para castigar á un ladron,
á no estar seguro de que el castigo no
le ha de ser perjudicial. Conozco que es-
to es citar un caso en que el absurdo lle-
ga á su colmo ; mas al fin este absurdo
está contenido implícita si , pero necesa-
riamente en la ley. —La palabra otro es
un término impropio. Por ella parece que
el legislador no podria quitar á los indi-
viduos la libertad de hacerse mal á sí mis-
mos, y que asi no podria proteger ni á
Un hombre , ni á una mugen, ni á un pi-
fio, ni á un imbecil contra su ignorancia
ó su imprudencia. « Usted me ha asegura-
do mi libertad , dirian ellos ; y pues con-
siste en hacer todo lo que no perjudica á
otro, me es permitido hacer todo lo que.
á nadie perjudica mas que á mí.»


2.a Asi el ejercicio de los derechos na-
turales de cada hombre no tiene otros lími-
tes que los que aseguran á las otros miem-
bros de la sociedad el goce de estos mismos
derechos.


Este artículo declara como verdadera


137
en .todas partes lo que en todas partes es


falso: Cites un solo gobierno en que las
cosas vayan asi. Si hubiese' en el mundo
semejante legislacion , esta habria llegado
á la perfeccion absoluta.


3.a Estos límites no Muden . ser deter-
mmados sino ,


por la ley.
¿Límites? ¿y un instante há estos de-


rechos eran ilimitadós é imprescriptibles?
Ustedes me hablaban entonces de una liber-
tad qué era un derecho natural , y aho-
ra se me vienen con que la ley sola es á
la que toca arreglar el uso de mi libertad.
Antes me habian ustedes dado mucho, y
ahora me lo quitan todo : empezaron es-
tableciendo mi independennia absoluta , y
ahora me colocan nuevamente en una to-
tal dependencia. Esto es tratarme como á
un príncipe imbecil al cual se concediese
la plenitud de poder, con la condicion de
que no usase de él sino conforme á un
código que arreglase todas sus acciones has-
ta las mas indiferentes. Para hablar coa
claridad y en razon se hub fiera debido de-
cir en este artículo lo siguiente :


«La ley debe dejar á los individuos una
entera libertad , relativamente á aquellos
actos cuyo ejercicio en nada perjudica á la




138
comunidad, sea
consecuencias remotas.
• »El ejercicio de los derechos concedidos
á cada individuo no debe tener otros lí-
mites legales que los que son necesarios
para mantener á los denlas individuos en
la posesion y el ejercicio de los mismos
derechos, en cuanto lo permita el mayor
bien de la comunidad. Determinar estos
limites toca al legislador supremo; y esto
no debe ser permitido á ningun otro indi-
viduo, tenga este ó no tenga alguna au-
toridad inferior.»


ARTICULO 5.°


«La ley no tiene el derecho de prohibir
mas acciones que las que son per judiciales á
la sociedad. d nadie se le puede impedir
que haga lo que no está prohibido por la ley,
ni obligarle á que haga lo que ella no
manda.


OBSERVACIONES.


Aqui ya no se dice «la ley no puede»
sino «la ley no tiene el derecho.» Fuera
ambigüedades fuera disfraces. Máxima de


139
insurreccion, principio uuiversal de atar_
quia, Escojase una accion cualquiera que
sea : si la ley no tiene el derecho de pro-
hibirla, y sin embargo la prohibe, la ley es
nula, el magistrado que quiere ejecutarla un
opresor, y la 'obediencia á sus órdenes un
crimen contra la patria. Decir que la ley no
debería prohibir mas acciones que las perju-
diciales á la sociedad, seria establecer una
máxima verdadera y racional; y una legisla-
cian que se conformase en todo con esta má-
xima, habria llegado al colmo de la perfec-
cion. Pero ¿es esto posible ? ¿ Es dado á la na-
turaleza humana? Es verdad que podemos
irnos acercando mas y mas á esta sublime
perfeccion ; pero no llegar á ella. Y por eso
¿deberemos no reconocer ningun gobierno?
¿Sera. justo atacarlos á todos en su princi-
pió vital? Se deberá quitar á las leyes su.
autoridad porque tengan todavia algunas
imperfecciones?


2.° .d nadie se puede impedir que ha-
ga lo que la ley no prohibe, ni obligarle
á hacer lo que ella no manda. El mismo
equívoco que ya hemos observado en otra
parte , «no se puede» en lugar de «no se
debe.» Debe, es el lenguage del legislador:
puede es el lenguage del hecho. Por esto


inmediatamente sea por




x 4o
el legislador hubiera debido decir: «á
die se debe impedir que haga lo que la ley
no prohibe, ni obligarle á que haga lo que
no manda.» Substituyendo la palabra pue-
de á la palabra debe, se dice lo que es y
no lo que debe ser. Si yo consulto á un le-
track, me responderá : «no se le puede im-
pedir á usted, no se le puede obligar ; es
decir, la ley no autoriza á nadie para que
le impida á usted (hacer tal cosa) , ó para
que le obligue (á hacer tal otra).» por otra
parte este artículo es demasiado vago , y falta
en él una esplicacion necesaria. Tomado al
pie de la letra , aniquilaria toda autori-
dad particular y toda potestad doméstica
de policia y militar. Si yo dijese á un hi-
jo mio : no montes ese caballo , que te
puede dar un golpe , y á una hija mia
no leas ese libro que es peligroso en tu
edad, ambos podrian desafiarme á que les
mostrase una ley en que se prohiba mon-
tar un caballo demasiado fogoso , ó leer
un libro indecente.


Es preciso obedecer no solo á las leyes
sino tambien á diferentes autoridades crea-
das por las mismas leyes. Se podrá decir
que esto est& comprendido virtual-mente
en el artículo; pero yo responderé que en


r tir
knateria de obediencia y de obligaciones
ninguna esplicacion sobra (1).


Madase al artículo: “.á nadie se pue-
de obligar á que haga lo que no mandan
las leyes; bien entendido que es necesa-
rio prestar obediencia • á -todas las auto-
ridades creadas por la ley, como si fuese
la misma ley la que hablase en su nom-
bre», y ya no habrá peligro : pero yo no
puedo saber qué derecho se me concede
por esta cláusula hasta que sepa cuales son
esas autoridades que la ley puede crear:
de suerte que la alternátiva de esta decla-
racion es la de ser ó perjudicial ó frívola.


(t) A poco tiempo de haber sido sancionada es-
ta revelacion de los derechos del hombre , los es-
tudiantes de un colegio (el de la Flecha , si no me
engaño) como buenos lógicos descubrieron en ella
todos lo principios de la independencia. Armados
con este manifiesto y escudados con este artículo
quinto que habian puesto por inscripcion de su
bandera, negaron la obediencia á sus superiores, y
procedieron á una insurreccion en regla para man-
tener sus derechos imprescriptibles é inenagenables;
y esta escena de colegio fue el preludio de la des-
truccion de todas las autoridades, y del espíritu de
insubordinacion que inundó en sangre á La Fran-
cia y la cubrió de inmundo cieno.




142
ARTICULO 6.Q.


La ley es la espreszon de la voluntad ge-
neral. Todos los ciudadanos tienen el derecho de
concurrir á su formaczon personalmente ó por
.medio de sus representantes. La ley debe ser
la misma para todos, ora proteja ora casti-
gue. Todos los ciudadanos, siendo como
son iguales delante de ella , son igualmen-
te admisibles á todas las dignidades, desti-
nos y- empleos .públicos segun su capacidad,
y sin otra distincion que la de sus virtudes
y talentos.


OBSERVACIONES.


Este artículo es un caos de proposicio-
ciones que no tienen vínculo que las una,
y de las cuales unas pertenecen á las leyes
constitucionales, otras á las civiles y otras
á las penales. Examinemoslas con sepa-
racion.


T.a proposicion. La ley. es la espresion
de la voluntad general. ¿De qué ley se nos
habla? ¿de qué pais ?' ¿ de qué tiempo ?
por mí no conozco ninguna ley, ningun
pais,. ninguna época que pueda justificar
este aserto. La . delinicion es notoiiamcnte
falsa , y segun ella no habria pais alguno


r43
• que tuviese leyes ; porque aun en Ginebra
y ezi . los pequeños cantones democráticos
de la - Suiza , lejos de que el derecho de
sufragio sea universal, ni aun se estiende
siquiera al mayor número de los habitan-
tes. Este artículo és como la esponja que


-borra- todos los gobiernos;
pero .¿que im-


porta? El objeto favorito de esta efusion
de benevolencia universal era declarar di-
sueltos -todos los gobiernos, y persuadirse-
lo asi .á. todos los pueblos. Es verdad que
esta definicion , que no lo es, no era in-
vencion de los legisladores franceses, sino
que la tomaron de Rousseau, el cual en su
Contrato social la presentó con toda la po-
sible solemnidad como el descubrimiento
mas importante para el género humano.


. 2.a proposicion. -Todos los ciudadanos
tienen el derecho de concurrir á su forma-
clon personalmente o por medio de sus repre-
sentantes. Aqui se muda de ,lenguage. Ya
no es tinV: hecho que se enuncia ,


_es un de-
recho 'que se declara. Fuera toda ambi-
güedad. Queda decidido por los legislado-
res de la Francia, que en todos los paises
del mundo las leyes son nulas si á su for-
macion no han concurrido todos los ciuda-
danos ó en persona ó por medio de sus


•representantes.


1




144
3. a proposicion. La ley debe ser la


misma para todos, ora proteja, ora castigue.
Esta cláusula mirada desde un punto de
vista general no es disparatada; pero enun-
ciada como está de una manera demasia,
do absoluta, no permite escepcion alguna,
y las hay muy necesarias. La ley de Ingla-
terra concede á la persona del rey y á la
del heredero de la corona mas proteccion
que á los otros individuos, puesto que
castiga mas severamente los atentados con:
tra su vida. Y debe ser asi, porque si aque,..
llas personas estan mas espuertas, y es ma-
yor el peligro que resulta de los atentados
que se cometan contra su vicia, es conve-
niente fortificar su salvaguardia. Del mis-,
mo modo se concede á los ministros de
justicia mayor indemnizacion en caso de
que sean injustamente perseguidos por su-


. puestas injurias á individuos particulares
que la que se concede á estos en igual ca-
so. Y es que se ha considerado que no
teniendo los magistrados el mismo interes
en defender los derechos públicos que los
particulares en sostener los suyos , podrian
aquellos desviarse del cumplimiento de su
obligacion , si no se les cuncedia mayor
proteccion que á estos contra los que les


'45
intenten procesos injustos. Estos ejemplos
que seria facil multiplicar pueden hacer
dudar con ráion si esta palabra de
dad, tan lisonjera. al nido, es ó no incoen-•
Patible , aun en materia de proteccion, con
'el principio de la utilidad general.


• . En cuanto; á las penas, la verdadera
regla es la de que no se impongan nun-
ca mayores de lo,


que es necesario para .con-
seguir el fin que se desea. Y como entre
dos individuos puede haber una medida
muy diferente de sensibilidad á consecuen-
cia de su situacion reSpeetiva , una pena
que nominalmente seria la Misma para
hos, no lo seria eri realidad. Cincuenta.
azotes pueden parecer siempre iguales-en.
la estimacion de la ley á otros .citicuen7,,
ta azotes; pero este castigo aplicadó tin
Cavador joven y robusto.


ó á uñ anciano
enfermo, ó á una doncella tierna y deli,„
cada, no puede parecer . 01,mismo á nadie.


estranarniento de una persona puede.
parecer igual en lo literal de la ley ales- -
tralamiento de otra ; pero está pena ¿ se-
rá acaso la misma para un padre de fa,,
milia á quien quite todos sus recursos , que
para el aventurero que tambien está en su
Dais como en otro cualquiera ? Todo esto


TOMO XVII. 10




X46
prueba que la noción vaga de igualdad,
por Más' lisonjera que sea, solo puede ser-
Vir para . en .ijar, y para obscurecer y ocul-
tar el principio de la utilidad, al cual sin
embargo es •preciso volver siempre.


proposicion. Siendo todos los ciu-
dadanol iguales ante la ley, todos son ad-
misiblés d • todaS las dignidades, destinos y
empleos públicos ; segun su capacidad, y sin
ti a diStinciou que la de sus virtudes r ta-


lentos.
Esta es Una de las cláusulas, y quizá


la única, • contra la cual no hay objecion
substancial. Hablo del sentido general del
artículo; porque la redaccion es defectuosa
Ptiede en efecto haber razones poderosas
pilVa: no conceder los derechos políticos á
tales .ó tales individuos; pero es de desear
que no sean escluidas clases enteras y que
no haya ninguná que no tenga el dere-.
cho de concurrir á ' todo. Los legisladores
franceses abriendo á todos los ciudadanos
la carrera de los empleos públicos, daban
mi buen ejemplo todos los gobiernos,
sin darles ningun motivo de queja. Pero
era menester al mismo tiempo dejar al legis-
lador la facultad de restringir el derecho
de sufragio pr medio de ciertas condi-


x42
ciones qué se pueden reputar necesarias
para asegurar la responsabilidad é inde-
pendencia de los electores y elegibles. Era
menester dejarle tambien la facultad de es
cluir -de los .empleos públicos á los sTige-


. tos que fuesen partidarios de otra forera
de gobierno, como á los republicanos en
tiña monarquia y á los realistas en una re-


. Pública; asi corno nadie querria dar á un
general enemigo la comision de comprar
las armas y provisiones de boca para el=
ejercito contra el cual viene á combatir.
Sin embargo ateniendonos al sentido lite-
ral del artículo, todas estas limitaciones
serian imposibles.


ARTICULO 2.°


_Magua hombre puede ser acusado , ar-
restado ni detenido sino en los casos deter-
minados por la ley r segun las formas en
ella prescritas. Los que solicitan, despachan
ó hacen ejecutar órdenes arbitrarias deben
ser castigados; pero el ciudadano que es lla-
mado ó aprendido en virtud de la ley, de-
be obedecer al instante: si resiste, ha-
ce reo:




z4S
OBSERVACIONES.


La misma impropiedad en la espresion.
«Ningun hombre puede» en lugar de « nin-
gun hombre debe» etc. ; pero á lo menol
se reconoce aqui el poder de las leyes;'
asi no puede decirse que esta cláusula es per-
niciosa: es futil y no da en el hito. Lo mis-
mo sucede con la que se le sigue. En efec-
to para asegurar á los súbditos contra las
órdenes arbitrarias , es preciso definir an-
tes la arbitrariedad; porque este artículo,
tal como está, pudiera muy bien insertar-
se en el código de Marruecos. Alli no es
ilegal el ejecutar las órdenes del empe-
rador , como que su voluntad es ley, y
todo lo que se hace en virtud de esta
voluntad tiene fuerza legal. La arbitra-
riedad no se evita condenando en térmi-
nos generales las órdenes arbitrarias. Im-
pedir todo acto arbitrario es el grande ob-
jeto de la legislacion , y su 'Ultimo resul-
tado. Cuando las leyes estan hechas y los
tribunales organizados, se puede declarar
que ninguna persona debe ser arrestada
sino en los casos enumerados por la ley;
que el mandamiento de prision debe es-
pecificar el caso de que se trata ; que de-


i49
be estar firmado par tal ó cual oficial -pú-
b4co etc: etc. Cuarido .estas formas jurídi-
cas se hallan ya establecidas , los que las
Violan se hacen reos de arbitrariedad: has-
ta entonces esta palabra nada significa.


Todo ciudadano . llamado ó aprendido
en virtud de la ley debe obedecer al ins-
tante: si rasaste se hace reo. Contra esto
no puede hacerse objecion ninguna ; pero
¿cómo es que nos encontramos con este
artículo en una declaracion de derechos?
Sin duda se insertó en ella por descuido;
porque nada se parece menos á un dere-_
cho que la imposicion positiva de una obli-
gacion. Si seria esta una como recipis-
cencia de los legísladore3? ¿Si hahrian co-
nocido que despues de haber exaltado to-
das las cabezas con una proclama de in-
dependencia que destruye todos los gobier-
nos , era necesario mudar de Jenguage, y
reproducir la ya perdida idea de la °be».
diencia?


«El ciudadano que resiste, se hace reo.»
Sin duda; pero ¿ se han olvidado ustedes
de que la resistencia ¿ la oprcsion es uno
de los derechos del hombre ? Si la ley me
oprime , ó lo que es lo mismo, si yo juz-
go que me oprime, si se me antoja que es,




S o
contraria á mis derechos, ¿cómo puede ha-
cerme reo por el acto de resistir? Si la
ley pronuncia que yo debo obedecer siem-
pre á la ley, se acabó mi derecho de re-
sistencia ; y si queda á mi arbitrio el de-
cidir en qué casos debo . obedecer y en cuáles
puedo resistir, se acabó entonces la ley. Hé
a qui el círculo vicioso de que es impo-
sible salir con el discurso; pero el pueblo
francés resolvió con hechos el problema
sin mucha dificultad. Se acordó de solo el
derecho •defTesistencia, y castigó á los le-
gisladorel que se habian atrevido á hablarle
de obediencia.


(Se continual á.)


15r


TEATROS.


castigo de la miseria:. comedia en tres
actos de don Juan de la Hoz y Mota.


Esta comedia tiene el mérito de la ori-
ginalidad. Todos los .avaros representados
en los teatros modernos son copias del de
Plauto, que lo era de. una pieza del'tea-
tro griego. Pero nuestros poetas cómicos
no han querido imitar á nadie, en lo cual
han hecho muy mal sea dicho • con licen-
cia de nuestros elogiadores germánicos. La
fuerza de invencion que enriquece nuestro
teatro, esta mas que compensada con el
desenfreno ele imaginacion que lo afea.


El castigo de la miseria es una prue-
ba de lo uno y de lo otro. El caracter del
avaro está bien concebido y desempeña-
do : la accion es interesante y dramática:
se trata de engaíiar á . don Marcos y de
obligarle á casarse con Isidora, dama de
un estudiante calavera , poniendole por
cebo las aparentes riquezas de esta fingi7
da viuda de un gobernador de la Habana. •




I)2
Los artificios dramáticos son oportunos y
valederos: el aparato del cuarto, la her-
mosura. de la impostora, su ayre de gra-
vedad, muebles, vestidos y plata alquila-
da , un casamentero que centuplique el pre-
•cio de estas esterioridades, y en lin, el te-
mor de que la viuda se case con otro pre-
tendiente que se encuentra escondido en
la casa, obligan á don Marcos á arrojar-
se entreles brazos de su engañadora. La
escena en que se desengafia es muy risi-
ble, y sus esclamaciones justifican el título
'de la pieza.


Pero todo este plan está mezclado con
defectos muy considerables. í.° El tercer
acto es una verdadera escrescencia dramá-
tica: la accion concluye al fin del acto se-
gundo, que acaba con el escarmiento moral.


«Pues, hombres, tomad ejemplo,»
dice don Marcos.


2.° La fábula que hemos espuesto bas-
taba por sí roía para llenar las tres jornadas;
y sin embargo el autor lo ha aumentado
unos amores episódicosj enteramente in-
útiles, y dos viejos, mas inútiles todavia.
Pudo sacarse mas partido de la ridícula
pasion del viejo don Alonso á la Isidora;
y su rivalidad con el avaro hubiera sido


t53
mas cómica que la de don Luis, caballero


• joven y Balan.
3.° El caracter 'del avaro pasa muchas


vedes dé los límites prescritos para el . có-
mico ,'**y raya en lás caricaturas propias de
la época de CaIlzares, en que si no nos en,
lailainos floreció Hoz y Mota.


En fin, como si la comedia no tuvie-
se ya en sí Misma bastantes inverosimilitd-


. des, .los actores las ainnentan en la eje-
cucion con muchas tradiciones de teatro,
Mal imaginadas y peor representadas. Asi
no es de estrafiar que esta pieza esté ya
en peligro cte desaparecer del teatro. No-
sotros creemos que debe refundirse divi-
diendo en tres actos los dos primeros, ó
si se quiere 'variando la accion , y Iicien-,
dela,


consistir, no en el casamiento del ava-
ro con Isidora, sino en el robo de su .ta-
lego,en cuyo caso puede emplearse toda
la comedia: los amores de .Agitstin y Cia-
ra no serán episódicos, pues servirán de Mo-
tivo al robo y el casamiento, ó si se quie-
re el noviazgo del_ avaro , será no fin si-
no instrumento de la accion.


Él caracter de don Agapito ridiculiza
cierta clase de hombres conocidos antigua-
mente con el nombre de casa/aceiteros que




x
se empleaban, mediante cierta retribucion
y algunos regalos, á hacer tercerías para
lo de Dios y su santo servicio. Hay espar-
cidos en nuestras antiguan comedias mu-
chos rasgos satíricos contra ellos; y Rojas
describió muy á la larga las costumbres
de su profesion en la galeria dramática
que tiene por título Lo que son mugeres,
y que se representó refundida en el año
cómico pasado. Esta profesion se ha abo-
lido ya: el estado actual de nuestras cos-
tumbres permite á.. los jóvenes servir-
se de casamenteros á sí mismos, ahor-
rando los costos del corretage. Pero la
severidad de la usanza antigua y la po-
ca comunicacion social y ostensible entre
los dos sexos hacia muy necesaria la in-
tervencion de esta especie de terceros. Don
Agapito tiene todas las cualidades propias
(le su profesion , bajo , sin vergüenza, em-
bustero, exagerador etc.


Hoz y Mota es uno de nuestros me-
jores escritores drarnáticos en ambos gé-
neros, cómico y trágico, ya se considere
la disposicion (le la fábula y la creacion
de las situaciones, ya la versificacion. Ra-
ra vez s.e entrega á la mania lírica. EL


'villano del Danubio es la mejor de sus co-7


z 5 5
. medias , y siempre se verá con gusto su
.repesentacion. Conocernos muy pocas pie-
zas de él; pero las dos mejores son la
que: acabamos de citar y cl castigo de la
miseria.


En esta hay varias descripciones de las
-costumbres del tiempo, las visitas, los re-
frescos, la ostentacion de riquezas en los
que venián G fingian venir de indias , la
facilidad que encontraba cualquier einbaye,
dor en la .sencillez de los que quería
gañan etc. YYa no es tan facil engañar de
aquella manera. Los impostores actuales
operan en una escena mas grande; pero
siempre la manera (le en l,,aiiar es la mis-
ma, á saber, halagar las prisiones dominan-
tes de los que han de ser víctimas del en-
<>-año.


Hé aqui como se describe una dama,
de industria decidida á vivir de engañar.


«Y yo con mis medias tocas,
el recato en esas. rejas,
el melindre á todas horas ,
el i ay de mí! de viuda ,
con el chiste de criolla ,
seran redes en que caygan
incautas aves ociosas,
que al cebo del casamiento




157156
ó de diversion á sombra,
ya hayan dejado- la pluma,
cuando el engaño conozcan. »


Los siguientes versos manifiestan la
zozobra del avaro que ha enriquecido de
repente :


«Esta noche desvelado,
estuve en pensar qué baria
con tanto caudal; porque
comprar casas, tierras , viñas,
es dar á mis herederos
el fruto de mis fatigas.
Darlo á un genovés"(t), es darle
que él se haga rico en dos tilas
con mi hacienda, y que yo esté
como el que un vidrio le flan
temblando • cuando se quiebra.
Hacer un empleo á Indias
es (lar mi dinero al agua:
comprar una señoría ,
es entre,arselo al viento.
¡Qué asi la riqueza aflija


(1) Este verso prueba que las casas de banco que
bahía en España , aun al principio del siglo XVIII,
eran genovesas.


al rico por aumentarla,
y al pobre por conseguirla!»


Este trozo es muy bueno en Miestro
entender; pero es un . desatino ponerlo en
boca de un avaro. Los que tienen este vi-


. cio no moralizan y ni aun -raciecínalt y
Moliere ha pintado muy al vivo su estu-
pidez en 'el que quena grabar eón letras
de oro en su chimérea. la .sentencia vul-
gar de su mayordomo. Es verdad que tam-
bien dormitó un poco el Aristófanes
cés ; porque un avaro rio debe gastar el
oro en grabar sentencias de' filósofosu
tintos.


El Médico á palos, comedia en tres actos
en prosa, imitada por Inarco"Celenio.


Moliere ha escrito varias piezas con el:
objeto espreso de ridiculizar á los médi-
cos y á la medicina, y ha insertado en
algunas de ellas largos diálogos y razona-
mientos pata probar la futilidad de esta
ciencia y la perniciosa ignorancia de sus
profesores. Si no ha probado su tesis ni




z5915g
persuadido al comun de los hombres dé
la verdad de sus opiniones, por lo me-
nos ha hecho mucho bien á los médicos
y á los enfermos, aniquilando con el arma
del ridículo el pedantismo sistemático, las
formalidades homicidas y la • ignorancia y
la incuria que plagaban en su tiempo
una. profesion tan importante; y si en el
dia los médicos se distinguen por su ilus-
tración, su celo y amenidad entre otras
profesiones literarias, quizá debamos es-


...


te beneficio á los ataques de Moliere, quo
aunque injustos por ser demasiado genera-
les, han condenado al desprecio general
los vicios que describió con tanta 'felici-
dad y maestria.


El objeto del Médico á palos, ú Mede-
cin malgré es probar de qué manera
se estiende entre la gente crédula la gran-
de opinion de un hombre ignorante; y
que la espresion


Notre credulité fai,t toute leur science


• ces de juzgar del mérito de estos.
Para este .• fin escoge por héroe á un


leñador. Su. mugir
• en venganza de algu-..


n os cariños conyugales persuade á unos cria-
dos que buscan un, médico para su serio.
rita enferma, qUe' su marido lo es , con
.tal que lo obliguen á confesarlo , quitan-
dele á palos la mania que tiene de ne-
gar su habilidad, lo que ellos ejecutaron
á satisfaccion de la vengativa esposa.


Nuestro Médico á palos obligado á cu-
rar, cura efectivamente á la enferma, fa-
voreciendo sus amoríos, que eran su ínii-
ca enfermedad, y adquiere en consecuen-
cia una gran celebridad.


El resto de la pieza en cuanto á in-
triga, caracteres é incidentes es una ver-
dadera farsa, género que halló Moliere
dominando en el teatro, y que él mismo
destruyó cultivandolo. Nuestro marco Ce-
lerdo no se ha desdeñado de dar á co,
nocer en nuestra escena esta farsa, que
es una de las mas graciosas de Moliere.


j111F


se estiende á todas las profesiones , y se
verifica particularmente en la medicina •
ciencia muy semejante á la política , én
que todos tienen necesidad de buenos
profesores , y son muy pocos los capa-




N .°.
99•


S' ABAD() 22 DE JUNI() DE 182


a 1


7
A ENSOR/


, 160


ANUNCIO.


• PERIÓDICO POIITICO Y LITERARIO.


Los animales parlantes de traduci-
dos al español en el ;Mismo metro que en
italiano. Canto 2. 0 y 3.° intercalar, origi-
nal, intitulado la Ainnistia. Se bailará en
la librería de Cruz á cuatro reales los dos
primeros cantos, y á:dos reales el 3.° _Ya
hemos dado noticia de esta obra anuncian-
do el canto 1.°, y el público ha confirma-
do el juicio que formamos de ella:,.debe-
mos solo alladir que el mérito del canto,in,




tercalar no es inferior al . los dos tra-


ducidos;


Dc la oposicion cn'''los gobiernos
representativos.


Es un principio bastante reconoeili que
en los gobiernos absolutos la oposicion 'es
esencialmente conspiradora. La; razon,. es,
porque la ley no ofrece ninguna garan-
tia á las opiniones. Desde que yo nie.atre-
vo á opinar de diferente modo,.que ..los
gobernantes y . á, espresar ni opiniomy es-
toy en peligro de muerte , por.. lo me-
nos civil ; y no. hay: salvacion, para uní
si el despotismo' iró c'ae. .E1,:instinto de
la propia c.onservación obliga..á conspirar á


TOMO XVII.
X




162
todos los que opinan como yo.


No sucede lo mismo en el gobierno
representativo, que ofrece seguridad y ga-
rantias á todas las opiniones. Bajo esté
gobierno el peligro está en conspirar, no
en opinar. La ley no examina las doctri-
nas sino las acciones. Pero es menester
distinguir de épocas.


Cuando el gobie.rno representativo se
acaba (le fundar, se forman contra él dos
oposiciones opoestas entre sí., ambas conspi-
radoras, aunque la una mas que la otra.
Cuando el gobierno representativo está con-
solidado no tiene mas que una oposición
ambiciosa y generalmente no conspirado-
ra. Tratemos de esplicar bien este fenó-
meno, y de esponer sus causas.


Todo movimiento que rescinde el la-
zo social esistente y le substituye otro, de-
ja en el intermedio de la operaeion un
espacio de tiempo vacio, en que la so-
ciedad existe mas bien por los víncu-
los morales, que por los políticos. Ce-
sa la ley antigua : aun no se ha substitui-
do la nueva.: la dictadura que se po-
ne en lugar de ambas , solo tiene una
fuerza de opinion fundada en la celebridad
de los que la ejercen , lilas no una fuer-


x6
Za legal. En esta época se forman los par-
tidos, .nacen las esperanzas ambiciosas, se
comprometen los hombres unos con otros,
y cuando empieza á reynar la ley nueva
encuentra ya, siendo ella todavía niiía y
debil, crecidos


•y robustos los raótistruos
que debe combatir. En esta época inte:
rasante se hallan formados tres partidos
muy caracterizados ;


todos igualmente ga-
rantidos • por la ley.
. • El primero es el de los amigos del an=


tiguo régimen. Este se compone de los in-
tereses creados por . dicho régimen , y á
veces aglomerados y compactos por el
transcurso de muchos siglos: se compo-
ne de preocupaciones, hijas de las doc-
trinas antiguas y envejecidas: se compone
de preocupaciones, hijas del hábito, del
temor á la novedad, del egoistuo que no
quiere renunciar al descanso, aunque sea
el del sepulcro, y de la .


inclinacion ir-
resistible que tienen todos los hombres
á conservar sus ideas y sentimientos: se
compone en fin de todas las ambiciones
acostumbradas al imperio bajo dicho régi-
men y á las cuales no se les ofrece compen-
samon alguna en el nuevo orden de co-
sas. A este partido llamaremos la oposición




164
retrograda, porque su objeto es hacer retro-.
gradar la nacion al antiguo sistema de go-
bierno.


El segundo partido es el de los que
no bien Contentos - con la distribucion del
poder en las personas á quienes le ha da-
do la nueva ley, quisieran un movimien-
to Mas•rápido, una convulsion mas activa,
en la cual adquiriesen ellos mas parte
en la autoridad y en los intereses públicos.
Este partido -se compone de las doctri-
nas exageradas, de las ambiciones no •sa-
tisfeehas , de los odios y las venganzas,
ele la pobreza osada, de la igndrancia que-
quiere descollar, de la inmoralidad que
cree posible la dátruccion de una ley bue-
na, pues lo fue la de una mala, de los
temores de que vuelva el antiguo régimen;
en fin, (le la necesidad de sangre que
atormenta á algunos individuos de la es-
pecie humana. A este partido llamaremos
la op osicioti por esceso ; porque su objeto
es desnaturalizar la Iiieva ley, exagerando
-todos sus principios , y aspirando á toda
la áritoridad.


•El tercer partido es el de los hombres,
que convencidos de la necesidad . de la nue-
v acePtan con todas sus conse-


,s,65
cuencias, la sostienen y /i corservan tal
corno se ha promulgado. Esté partido se
compone de los verdaderos patriotas, es
decir, de los hombres que atienden mas
al .bien de swpais .,que á sus intereses y
pasiones PartiCulares, de los ambiciosos sa-
tisfechos, de los amantes de la libertad y
del órden, de los .comerciantes é indus-
triosos,


, ele los sabios, de los amantes de
:la gloria , en fin de toda la masa culta


: la poblacion. A este partido binar-e-
x:ros el partido del gobierno; porque dicho
se: está que el gobierno establecido por
la nueva ley debe hallarse al frente de
.0ste partido.


La generacion de estas tres fracciones
de la sociedad en la época en que em-
pieza .á estar vigente la nueva ley, es una
verdad de hecho, y una verdad de leona.
La. razon demuestra que debe ser asi, y
1.a_esperiencia histórica de las revolucio-
nes;


10 confirma.
Las dos oposiciones tienen las mismas


garantias que el partido del gobierno, por-
que la llueva ley . no castiga las;, opi-
niones ni los deseos. Sin embargo, tina
y otra son esencialmente comp.


kldorqs
aunque la primera lo es mucho snáS. „que
1.a. segunda.




166
El partido retrogrado, cuya fue rza y


opulencia se ha fundado en las preocupa-
ciones y abusos de muchos siglos, ve des-
truirse los abusos en virtud de la nueva
legislacion , y disiparse las preocupaciones
por el espíritu y las luces que causaron
la ruina del antiguo régimen. Si la revo-
lucion se hubiese hecho en siglos bárbaros,
aun podrian espere.. que la ignorancia y
los errores les dejasen-Mucha parte en la
autoridad. Acostumbrados al mando po-
drian ejercerlo, aun cuando la ley se lo
quitase, sobre almas sencillas y preocupa-
das, y conservarian por medio de la in-
fluencia moral lo que la política les habia
quitado. Asi se vió á la curia romana pro-
longar str imperio por tres siglos, despues
de haber sido despojada de su fuerza fí-
sica.


Pero esto no. es posible en un siglo de
luces. No hay utas medios ya para aca-
llar el grito de la razon que la inqüisii,
'cion y el despotismo. El inundo no pue-
de'retrOgadar: por cónsigniente los- ami-
go=,' del antiguo régimen no pueden triun-
far sino por medio de la fuerza. Luego si
han de recobrar su antiguo poder 'é in-
fluencia > han de cou.spirar por precisión;- y


1(57
como estan seguros de que no encontra-
riin en su nacion los elementos de fuerza
necesarios para comprimir , los buscarán
en las naciones estrángeras, y la diplomacia
europea prodigará sus artificios, sus teso-
ros y sus - bayonetas para sostener la opa-
sicion . retrograda.


• Pero supongamos por un momento que
los que la componen son hombres amantes de
su patria , y por consiguiente incapaces de
atraer sobre ella las calamidades de una
guerra civil y estranlera , y religiosa. So.;_
pongamos ademas que tienen luces y ta-
lento suficientes t iara abrirse paso al po-
der en el nuevo orden de cosas, y de con-
quistar á fuerza de virtudes y servicios una
gloria mucho mas sólida y brillante que
la qué obtenian bajo el 'antiguo régimen;
ó en 'fin supongamos que, convencidos de
la. inutilidad de sus esfuerzos, se resig-
nen trunqiiilamente á su 'nueva situacion,
y renuncien de buena fe á su antigua pre-
polderancia La marcha del nuevo siste-
ma los szcará de esta apatia.


Rara vez se usa •biett del triunfo , y
mucho mas con enemigos que au.r, j. ne hu-
millados conservan el deseo de la, victoria
y quizá de la venganza. Rara vez los hom-.




r 68
lares son prudentes, y mucho mas con ene-
migos que se ven obligados á sobrevigi-
lar,.constantemente: rara vez los hombres
son humanos y tolerantes ; y mucho, mas
con enemigos que no dieren ejemplos de
boinanidad ni de tolerancia cuando. tuvie-,
ron el poder en sus manos. El gobierno
y su partido darán la prueba alas grande
de. moderacion , de tolerancia , de liorna-
nida5.1,J , de prudencia con respecto á la


posi • •oc on retrograda, si se contentan con
s ispeclrar y sotirevigilar, , y no se estienden
á in.sultar. , á calunznfar, á perseguir. Pero
la. oposiciou por esceso uo se contentará con
esto: hallandose en la misma línea . ..mili-
tar.que el gobierno, y peleando ostensibler
mente bajo las banderas de la:libertad,
insultarán, amenazarán y perseguirán á los
retrogrades hasta donde alcancen sus fuer-
zas, y dos motivos muy poderosos los mo-
verán á ello , el fanatismo de, la . opinion
' la anzbicion del poder.


El fanatismo de la opinion porque
siempre son fanáticos los que profesandoc7
tyinas exageradas : creen que aquellas' doc-
írinas se han creado para, ellos .-esolusiya-
mente : creen que ellos solos son ,19.,.ley;
que ellos solos tienen el dereeha . y1A. auto-


169
ridad de defenderla: creen en fin que ten-
drán Inas fuerza mientras mas abatidos vean
á .los de contraria opinion , y no cuentan
con.la fuerza : que suele dar á los venci-
dos la:


desesperacion. Aspiran al estermi-
nio :de sus adversarios , y .


parece que igno-
ran los efectos morales y. políticos del mar-
tirio. Quieren; .quela ; .nueva ley no ofrez-
ca, garantias.a,,ies que no son sus amigos;


:en esta parte s-leioeinan como los dés-
potal,.,al. mismo tiempo que se proclaman
los.liberales por éscetencia,


La mubicion del poder; porque vien-
dose -.obligado el .golnerno, protector nato


„del.
orden y de la seguridad, á--oponerse á


los: ittsultp$
,.ataques y persecuciones que


partida,exagerado contra el re-
trograda, le da : al:


primero un pretesto Pa-
ra desacreditar á . los gobernantes y acusar-
.losdmonnivencia clan los amigos del an-
Aigy:9 régimen., de-desafecto á la nueva ley,
de inepeia . negligencia ect. De este
modo . consiguen hacerle perder la fuerza
nzoral, y se aumentan las esperanzas de
suplantarlos. Pero aun hay mas: irritando
4,los retiogrados y poniendolos en el res-
yoladero ,


para que conspiren , organizada la
viernair ,eivil, llevado al estremo el furor de




1 ^0
los partidos, se coloca al gobierno en'int
situacion diticil, incierta, y espuerta á equi-..
`vocaciones fío/estas, porque llega á TM ce-.
nocer ni sus amigos ni sus enemigos ,
por consiguiente se 'aumentan las proba-
bíticad,,s de su eaida - y de que le suceda la
vposiciwt por ese,•so.


Vemos pues que la oposicion retro-
gada•tiene dos grandes motivos para ser
etmspiradoin : el primero , su ambicion y
strs'pr [novias: el segundo la
situacion desesperada á que la reduce la
oposicion enemiga suya. Adelante indi-
taretnos los medios de disminuir y -aun


- de-destruir lx : influencia de estos dos mo-
tiv.os pernicioso, ; porque se nos agrade-
cerla- muy-poro que indicasemos los males
si al 'mismo tiempo manifestasemos los
medios de curarlos.


La oposicion por eseeso es tambien
conspiradora, aunque no tanto, ni de la
misma manera que la retrograda. Sus cons-
piraciones parece, digantoslo asi, que van
én el mismo sentido de la ley : parece que
la protegen al inisMa tiempo que la aho-
gan. Semejantes á los aduladores de los re-
yes , deslruyen la autoridad que -afectan
defender , estendiendola hasta donde no de,


x73
be llegar. En una natabra•,.ani'quilan la
libertad, aniquilando las garantias que ella
misma ha ofrecido hasta á los que no las
quieren. Aniquilan• la libertad desacredi-
tandola con sus


• seesos. Aniquilan li-
.bertad desacreditando al gobierno que ella
ha creado, y prometen á la nacion , cuan-
do ellos gobiernen , un nuevo fantasma de
libertad, en lugar de la real y verdadera
promulgada en la nueva ley.


Cuanto: hemos dicho hasta aqui se de-
duce , no solo de la marcha natural de las
pasiones humanas , sino tambien de la es•
periencia :l'e' todas las revoluciones: No te-
nemos que citar ninguna: bien claras son
las lecciones de la historia para quien quie-
ra consultarla.


Las dos oposiciones son un escándalo
y una calamidad para las naciones. Son un
escándalo, porque una y otra oposicion
manifiestan bien á las claras la perversi-
dad-de sus intenciones, .6 por lo menos
el delirio de sus mentes.. Los retrogrados
quieren poder sin libertad: los exagerados
libertad sir. poder : y ambos estados, ade-
mas




de ser imposibles en las naciones cul-
tas y civilizadas, son resultados del triun-
fo efímero de una faccion, y no constitu-




yen dá siivacion • 'céustante y permanente
de la :sociedad. Son imit• calamidad, :por-
que ¿qué puede -resultát del choque de•dos
partidos. .fanaticos; esClusi•vos; intoleratites
Yi saUguinarios:$ sinnz-muerte
geibierno , colaCad en edio •de)elles


sucesivamente y en sentido con-
trario por Uno votro, reducido ála fuer-
tvIde la ley ,,•.5ov:én• aun y paco :robusta ,
¿cómo podrá.-defenderla y delenderse,con-
tra pasiones,- •nehrnizadas? ¿reCurrrá á las


n cci (mes T-b-1-4ilbs:'. partidos? Pero,- lo-
do partida:adeudo <transige, es liara ciar la
ley; es deCir,'ipara que el ministerio se


taca á %cid ei instru m en to de su 41.in-
-;bici o • y de .sus, pretensiones. ¿Peleará :can
ambos á la par? ¿Y cómo puede un go-
bierno:•.ilustradazesOlverse á sostener dos
guerras cívileSnsobre una misma línea? Y
;nue g"obierno •ay::que tenga las fuerzas
•isicas y mbraleslnue:son necesarias para
sostener entrnmbas -lides-? Es facil cainpri,


des,facciotilesi,los partidos_ no se ven-
klen ,


Eimiedin:deAstos dos partidos de opo,
-¿icion , ttirbu lentes. , y. furibundos existe-- la
gran masa nacional , como un..eseollo..ekni-
•nente é inmobJecontra el cual vienen á es-


3,
irellarse las olas encontradas .que quieren
dominarle,. Esta masa .soségada., y por de-
cirlo así, inerte, ve las••agitaciones, los fu-
rores., las injusticias de los partidos: es-
tudia en silencio los hombres,


• las insti-
tuciones y los •acontecimientos. Aprende á
valuar- los hombres y sus pretensiones, las
leyes y sus resultados, los sucesos y sus
causas ; y como su voto ha de ser el que
decida en última instancia, se toma tiem-
po para .


darle con conocimiento 'de cau-
sa. Esta indecision que es un mal duran-
te la lucha, es un verdadero bien si se
atiende á que el momento de la convul-
sion no -es el mas á propósito para,


tomar
una resolucion prudente. Desgraciada de
la nacion que se decide con ligereza. Es
verdad que ninguna se decide, sino cuan-
do la .atacan en lo mas vivo de su existen-
cia. Se - ha culpado :mucho. á los france-
ses' por haberse determinado sin reflexion
en los principios de su libertad. Sea justa
ó no la -.acusacion de ligereza que siem-
pre se les ha hecho , lo cierto es que
la imprudente y criminal maniobra del par-
tido retrogrado , cuando .


precipitó :obre
la Francia toda L 'Europa', convirtió la
cuestion de la libertad en una lid




a74
da ó muerte; y cuando se llega á este ea.
so ningun pueblo duda. Sea cual fuere la
diferencia de caracter nacional, de situa-
cion política y de fuerza , los franceses de
la revolucion , los españoles de 1808 y los
griegos de nuestros dias han tomado la
misma determinacion y dado el mismo gri-
to: vencer ó morir.


De aqui se infiere que todo partido pue-
de cc ntar que labra su propia ruina, cuan-
do su delirio llega al punto de compro-
meter los intereses mas alnados de la na-
cion. No hay fuerza ni poder, sino cuan-
do se defienden intereses nacionales.


Observemos con atencíon el movimien-
to variado pero sagaz de la opinion pú-
blica con respecto á los partidos de opo-
sicion, y podremos esplicar muchos, fenó-
menos políticos que parecen ininteligibles
sín esta observacion interesante. Mientras
el partido retrogrado está abatido y su-
fre con paciencia y resignacion , no solo
la pérdida de sus intereses, sino tambien
los insultos, las amenazas y las persecu-
ciones de sus adversarios, se crea en la
masa nacional compasion hácia ellos é in-
dignacion hacia sus injustos perseguidores.
Todas las naciones son generosas: por otra


z75
.parte, ningun ciudadana honrado gusta de


que se violen las garantia; c;viles con res-
pecto á otro, porque. preve que 11e ará
un


'.momento en que se violen con res-
pecto á él. Yo Soy ,


, pero soy hom-
bre. ¿Por qué no


.
me ha de disgustar q:.e


• se .ataque injustamente .á un hombre que
no tiene mas delito que su opinion ?


En virtud de esta compasion y de es-
ta indignacion llegan á persuadirse los re-
trogrados á que van ganando en la opi-
nion (esta es su frase ), en lo cual se en-
gañan mucho; pues nada es mas liberal que
proteger al inocente. Engañados con este
aumento de benevolencia, cobran °sacha
y conspiran. Qué sucede entonces ? Que
pierden al momento, no la opinion que
no tenian , sino la proteccion á que te-
nian un derecho que han perdido ya por
su delirio, y la nacion cine los compade-
cia, verá con gusto el castigo de sus crí-
menes.


Las mismas reflexiones tienen lugar en
la oposicion por esceso. La nacion sostie-
ne á los exagerados, cuando se les ata-
ca injustamente: cuando ellos atacan pier-
den terreno. Sucede en las lides políticas
lo contrario que en las militares. Todo par-




176 •
tido se desacredítaocuando es injústo ; -y to,,
do partido que se desacredita, ,perece. En
esta verdad eltin incluidos todos los re-
medios de los males y calamidades (pié' pro-
duce la doble oposicion.


El objeto del ministerio debe ser -re-
ducirla á una sola, ambiciosa si se quie-
re como son y. deben ser todas las oposi-
ciones, pero que no conspire, ni para ha-
cer retiogradar el sistema , ni 'Para esti-a.:
viarlo en los senderos de una libertad des-
conocida. El. signo mas cierto de haberse
consolidado el sistema , constitucional , es la
"unidad de oposicion.


Para lograr este fin propondremos una
sola máxima, pero que es fecunda de to-
dos los principios saludables que harr-de
dirigir al gobierno en la grande empresa
de llevar al puerto la nave del estado.
Esta máxima es atender y cumplir la vo,.
Untad de la masa culta de la nacion. No
es dificil de acertar esta voluntad: cada
dia se está manifestando de mil maneras.


1.a La primer cosa que quiere la par-
te ilustrada de la nacion, es que se ha-
gan efectivas las garantias constitucionales
para todos los españoles. Sin esto ni pue-
de haber libertad ni gobierno. Mientras


177los partidos se insulten , se affienacen y se
persigan, no habrá:


ciudadanos sino Cons
piradores. La irritacion en los unos, el te .


-mor en los otros. y la impunidad de se-
Mejantesatelitados producirán el rompi-
miento no ,solo,de los vínculos sociales, si-
no tambien de los de la humanidad.


2,a La nacion quiere el gobierno mo-
na.rquico constitucional. Esta es una ver-
dad de que nadie duda sino los necios ó
los ambiciosos. La reunion del poder y de
lalbertad es el voto-coman de todos los;
hombres que tienen que- perder.


.Por consiguiente, es un deber del go-
bierno, deber indeclinable, deber que si
no le, cumple está condenado á pere-
cer, no transigir con ninguna de las dos
oposiciones en cuanto á las doctrinas, aun-


)que puede y debe transigir en cuanto á
las personas. Esto necesita de esplicacion.


Los tiempos de revolucion son muy pro-
pios para producir errores é ilusiones de


, toda especie. Por consiguiente el gobier-
no debe estar autorizado para perdonar
y recibir á los ilusos que quieran recon-
ciliarse con él y con la patria. Mas esta
indulgencia no debe estenderse hasta adop-
tar sus principios, proclamar sus doctri-


TOMO XVII.
12




173
nas, y muchd.tnentis itrIOCar
considerandolos Coruld Un. pócki,, :Mas- va,
le mil veces perecteen‘ . defensa. del alcá-
zar constitucional, `qué iffiplotar 'el funes-
to. auxilió de Vollpartidos estremos. Cual-
quiera de ellos echará' abajo la Coultitu-
cion si llega •1. AriVii•far: Luego ningún°
de ellos puede prestar un attltitio- ciire no
sea peligroso.- ' •


Esto no impide 'que el gobie•wo sé , -s'ab
ga con mucha utilidad de las personal, ,,ann-
que no se valga de los partidos. Es,‘tiy
posible que un eindadano•pr&soinda desuS
opiniones 'particulares:, euand'O-selrad • del
bien dé su pai E's r tib prh c pio balan--
te conocido que sedebe blvedeter á •la
torid ad legítima, aun cuando no sea de nues-
tro agrado lo que manda. 'Una cosa:es la
opinion y otra:Ya <Migado/Y, ato
los partidos mas furiosos hayhonibres que
saben distinguirlas y quizá *se funda en
esto la fuerza legal que conservan los go-
biernos á lo Menos por mucho tiemlyó, aun
despues de haber perdido la fuerzade•
nion. Por consiguiente pueden ser•etii`plea-
das con utilidad muchas ipertonas 1 aunque
srt opinion no sea la del gobierno; Con
tal que su probidad é idoneidad sean


279


reconocidas, y 'por Otra parte no setema,
ningun riesgo de colocarlos. Hemos dicho
que pueden ser '


empleadas, y añadimos que
ddien serlo algunas, si el gobierno quie-.
re tener falúa de justo é imparcial con
todas las opiniones. Nada desacredita mas
á un 'ministerio que la urania de repartir
esclusivarnente entre sus 'amigos todos los
empleos y dignidades;'pó'rque un ministe-¿


• rio nunca debe ser un j-Jái'tido. Pero al mis-
mo tiempo advertirnos que esta prenda de
imparcialidad debe darse con mucha pruí.
dencia, y bajo él seguro de no arriesgar-
se nada. Seria un necio eVininistro que
'encargase un gran poder militar á un ami-
go declarado del poder. absoluto., aunque
fuese él hombre mas honrado y el mejor
militar de su siglo. Del mismo modo
ria un delirio confiar el 'Mando político
de 'tina provincia á un iiinigo declarado
de los movimientos y t'in:mitos populares,
aunque sus cualidades personales le hicie-
sen digno de aquella magistratura. Pero uno
y otro podrian ser empleados sin riesgo y
con Utilidad de la patria, ya en corpora-
ciones literarias, ya en cuerpos colegiados
de magistratura ó de milicia, donde se guar-
darian muy bien de abusar del derecho




x 8o •
'de sufragio, porque sus intenciones serian
descubiertas y sus pazalogismos pulveri-
zados.


3.a El gobierno debe distinguir en ca-
da partido estremo los que le han ador
tado por miras personales de los que no
han entrado en él sino por el temor de
las doctrinas contrarias. En la oposícion
retrograda la mayor parte de los adeptos
lo son por el temor de las exageraciones
de la libertad: y quién ignora que la ma-
yor parte de los exagerados lo son por el
temor de que ynelva el gobierno absolu-
to? Quitad estos temores á unos y áotros,
y quitareis toda su fuerza moral á entram-
bas oposiciones; porque las dejareis redu-
cidas á gefes ambiciosos ó descontentos
que nada osarán porque nada podrán. Pa-
ra destruir aquellos temores es menester
que el gobierno manifieste en todos sus
actos su intencion invariable de sostener
hasta el último suspiro el nuevo sistema,
sin permitir jamas pie se introduzcan en
él las doctrinas del despotismo ni las de
anarquia. La intrepidez del ministerio con-
firmará el ánimo de los medrosos, y -.au-
mentará las fuerzas físicas y morales del
.ministerio. El valor en los gobernantes


/82
es la prenda segura de .su triunfo: el


• miedo y la debilidad no los libertarán
ni de la muerte • ni- de la infamia.


4.a
Ultimamente el gobierno deberá


decir á los retrogrados (porque la palabra
es una potencia en el régimen liberal):
c< no conspireis: vuestros movimientos no
producirán otro efecto que el de dar mo-
tivo 4 vuestros adversarios para exagerar
los principios de la libertad y destruir las
garantias que el régimen constitucional os
asegura. Mirad que poneis en el mayor
riesgo los objetos de vuestro culto polí-
tico, colocados bajo la salvaguardia de la
ley, mientras no se turbe la tranquilidad
pública. Renunciad á ese fanatismo de es-
clavitud que en nuestro siglo es ya ridí-
culo. Si amais el trono y la religion , su-
frid por su bien


-y conservaeion los sacri-
ficios que el nuevo orden de cosas hace
n ecesari os. »


Dirá tambien á . los exagerados : «con-
teneos en los límites de la nueva ley cons-
titucional. Si amais la libertad , dejad libre
y espedita la aceion del gobierno que la
protege. Cómo quereis que sea fuerte con-
tra la oposicion que conspira, si vosotros
le quitais la fuerza? En fin si aspirais.




1 8 2
á sucederle, atacad enhorabuena nuestras
personas , mas no ataqueis las institucio,
nes que con ponen la fuerza del gobier-
no; porque una vez aniquiladas las garan.
tías del poder, ¿cómo podreis conservarlo
sí 'algun dia recae en vuestras manos?
¿ Quién os obedecerá despues de haber pro-
clamado la desobediencia? ¿A quién con-
tendreis en los límites de una libertad jus-
ta despues de haber predicado la licencia
mas desenfrenada? En fin, ¿cómo sosten-
dreis la nueva ley habieudola despedaza-
do en vuestras declamaciones insensatas?»


A estas operaciones debe acompañan
siempre el amor de la concordia. No se
crea que esta es imposible en una nacion.
A pesar de la divergencia (le las opiniones
y de los intereses,. todos son-hijos de una
misma patria; y la voz de un gobierno.
justo y prudente que hable en nombre de.
ella , no será nunca despreciada,


183


Correspondencia.


Señores editores del Censor: hace muy
pocos 'días que llegué á Madrid con el úni-
co Objeto de averiguar por mi mismo el
estado de las casas de educacion para se-
ñoritas; porque habiendo quedado , viudo,
no tengo á quien confiar la de mis dos
hijas, que ya se hallan en edad de cine
aprendan lo que las conviene saber. Aun-
que yo hubiera preferido irme derecho á
una posada donde ya que no se disfruten
muchas comodidades, se goza de una in•
dependencia completa, no me ha sido po-
sible prescindir de ir á alojarme á casa
de una cuñada mia , casada con un agen-
te de negocios, el cual ha sabido adelan-
tar muy bien los suyos á costa de los
agenos.


No es esto decir que mi concuñado
sea ningun lince, ni que yo seria hombre
que me fiase de sus consejos; pero ha,
liando= hospedado en su casa no pocha
menos de darles cuenta de mi proyecto, ni
de pedirles noticias sobre un objeto tan




'Z84
interesante. Empezaron pues por indicar-
me los conventos, colegios y casas parti-
culares que se habian establecido última-
mente, y . los diferentes precios, y cir-
cunstancias y ramos. de enseñanza que se
ofrecían en cada una de ellas; pero obser-.) .•
vé que mi cuñada que era la que siempre
llevaba la voz. en esta como en todas las ma-
terias que se trataban de sobremesa, po-
nía tantos peros y dificultades á cada una
de las que se iban nombrando , que no pu-
de menos de suplicarla que me indicase


• cual era por fin la que merecia su apro-
bacion.


Ninguna ; me dijo redondamente; por-
que en ninguna de ellas encuentro que se
les dé á las niñas toda aquella estensión
de conocimientos que en mi concepto ne-
cesitan para desempeñar los altos destinos
á que las llama su soxo , particularmente
desde que se las abrió la nueva carrera de
la libertad. En todas esas casas yo no veo
que ofrezcan otra cosa sino enseñarlas la
doctrina cristiana, á leer, escribir, , bordar,
dibujar y cuando mas un poco de músi,,
ca y bayle, para que se distingan de unas
rústicas lugareñas; pero en ninguna se ha-
ce siquiera mencion de los sagrados de.-


T85
beres de la política , corno si esta fuese una
ciencia enteramente inutil ó supérflua pa-
ra el bello sex


. O. Enhorabuena que hasta
ahora nos hayan descuidado sobre este' pun-
to, porque en la ignorancia general no


. es estraño que solo se reconociese el dere-
cho de la fuerza ; pero en el dia ya no ha
de ser lo mismo, gracias á las nuevas ins-
tituciones, sino que debemos tomar una
parte activa en la direccion de las ideas,
y para ello es necesario que nos instru-
yamos en las ciencias políticas. Yo bien
conozco que tendremos muchas dificulta-
des que vencer hasta que logremos destruir
muchas preocupaciones; pero si mis com-
pañeras no se desaniman en 'el progreso
de nuestros trabajos, al fin recogeremos el
fruto de tantos desvelos, y formaremos
una nueva generacion digna de las luces
del siglo. Ya hemos conseguido regulari-
zar nuestros talleres , y mal que la pese
á la envidiosa de doña.


Prudencia hemos
de formar unas escelentes adeptas que sean
otras tantas columnas de la libertad.


Ola, la dije: ¿pues qué habeis abier-
to algunas escuelas de artes y oficios? Mu-
cho lo celebraria , porque este seria el mo-
do de que se instruyesen muchas jóvenes,


á 1




sobre todo en el ramo de tejidos, dejando
para. los - hombres. otras ocupaciones que mei-
gem íitlayor fuerriáe:y.::rolaust.:X á laj.ver-
dad t6 felicito de verte tan ,bien ocupa-
da; pues no sabia que tuvieses inclinacion
á tales objetos.


No, hombre, interrumpió su.marido: no
pienses que esta .te habla de ningurtitaller
material en donde se tejan medias ni....4aba-.
quetas interiores, sino que habla de unos
talleres alegóricos á donde me ha dicho
que :concurre eón otras amigas suyas á quie-
nes llama hermanas; pero yo no las co- •
tioico ni me ha querido decir en qué se
ocupan', porque dice- que yo .soy profano.
Lo único que puedo decirte es que algu-
nas noches, como ella tiene el vicio de
sonará- voces, me despierta Ramandome
venerable, y diciendo que va á empuñar
el martillo, y habla de la gran maestra y
de la' secretaria, de las inspectoras y de
la hermana terrible, y qué sé yo qué mas
bataola. Otras veces la toma con las plan-
chas y con el compas, y con qué sé yo
qué reglas , hasta que tengo que desper-
tarla , porque temo que la haga daño la
pesadilla.


Lo que me hace muchisimo chi»


/87
plicó ella muy• irritada , es qué tú seas


• tan -grandisimo majadero y tan hablador,
que sin saber ló que. te dices estás ahi re-
velando cosas . que deberias respetar. Ya te
he diehomuchaS veces que tú no tienes
talento para penetrar nuestros misterios,
y que lo que tienes que hacer es ir y ve -
nir• á menudo á las secretarias, y dejarte
de averiguar lo que hacemos tu hija y yo.
Dice muy bien mi madre , añadió mi so-
brina : que usted ha dacio todos los dias
en la pesadez de querer olisquear lo que
nosotras hacemos; y ya nos tiene fastidiadas
á las dos con tanta pregunta, sin acabar-.
se de desengañar de que ademas del jura-
mento con que estamos ligadas, tampoco
lo diríamos por no satisfacer su indis-
creta curiosidad. La reunion á que noso-
tras asistimos es una escuela de instruc-
cion .y de beneficencia , á donde se ense-
ña .4 aborrecer el vicio y á practicar todo
-género de virtudes.


Ya se echa de ver eso , hija inia , la res-
pondió su padre, y en la que veo que ha-
ces mas progresos es en la del respeto fi-
lial, imitando la dulzura de tu madre. ¿Res-
pondes de ese mismo modo cuando te di-
rige la palabra la gran maestra representan-




X88
te de Eva ó la madre oradora?


Pues á fe


que si esta es la instruccion que os dan
en esas benéficas reuniones, no quisiera
yo que tu tio enviase alli á sus hijas, sino
que las dejase con toda su ignorancia ó su
inocencia, mas que nunca supiesen una pa-
labra de política.


Pero señores , les dije yo entonces,
¿ quieren ustedes decirme qué reuniones
qué enseñanzas son esas adonde concur-
ren mi hermana y mi sobrina , y á que •
no es admitido su marido


padre? ¿Es \;1


alguna casa de clausura ó alguna institu-
cion nueva de que no haya llegado noti-
cia á mi pueblo ? caben ustedes de ha-
blar claro , y sepamos si convendrá poner
alli á las chicas , ó fijarme en alguna de
las otras pensiones particulares de que ya
hemos hecho mencíon.


Hombre de Dios, me dijo el marido,
¿pues qué no has oido hablar de los jar-


dines de las francmasones, que á imitacion


de los - hombres se juntan tambien á ha-
cer muecas y tonterias , y á ponerse diges
y lazos al brazo y al cuello, y á fingir ne-
gocio como si fueran algo de provecho?
Pues sabete que esas dos señoras que :tie-
nes delante son del número de las herraa»,


vS9
nas ; y aunque ellas piensan que yo igno-
ro lo que alli pasa no han ido vez al-
guna _In que al ,moniento hayan venido á
contarme cuantas .


inocentadas han dicho y
hecho, como que á no ser asi ya me hu-
biera yo guardado de permitirlas ir por
segunda vez. Figurate una sala adornada
con figuras simbólicas, es decir, triangu-.
lares, .pues á esto solo se reduce toda su
simboleria ; una especie de presidenta á
quien llaman gran maestra , y que sin du-
da puede serlo en muchas cosas que yo me
sé ; otras dos colocadas en los estremos
opuestos de la sala con dos rinconeras de-
lante y su macito cada una, con el cual
van repitiendo los mismos golpes que la
gran. maestra da en la suya , unas cuantas
que se sientan al lado de esta, que es el
sitio que llaman el trono; otra tambien con
su mesa á quien dan él título de oradora,
y que asi se entiende ella de hacer dis-
cursos como de saber la doctrina cristia-
na, y finalmente dos hileras de feas que
estan cuchucheando sin cesar unas con otras,
y tendrás una idea clara de esas misterio-
sas reuniones á que este par de menteca-
tas clan una importancia tan grande.


Es verdad que la gran maestra tiene á




iDo
su lado al gran maestro que goza de granh
de autoridad en el jardia , lo cual no le
impide embocarse las manzanas como guin«,
das, y se embocaria tambien ruedas de
Molino segun el es de bueno y de p •cí-
fico. No dejan tambien de auxiliarla con
sus- luces las grandes Escocesas; pero el
auxilio principal consiste en la media on-
za que tiene que 'dar á la entrada cada
tina de estas bobitonus, amen de la con,-
tribucion mensual. ESte es el principal


tisilis del negocio , y el fin , término-y
rerriate de tós talleres, trabajos , regulari-
zaciones, soberánias y denlas baratija de
voces tan pomposas como insignificantes
Pero asi como este es • él grande ObjWtó
de 'está' nueva jardineril, • tambien
entendido que elte' grande •rópíeílá
qúé se opone á In proSperidj. 'hilé 'hin
dicho que en 'el dia está muy espnelo á
secarse el jardin estas conentrItitór
falta de ese riego inetálieo y qii&vid tht‘.
dará en contertirse en erial.


Aseguro á ustedes que al llegar aqui ya
vi el momento en • ne laGmadré y la hija
se le tiraban á la peluca, ó principiaban
á arañarle, creciendo mucho mas su Cólera
al vernos á los dós tomar á risa aquello


rco
Icis""tilbálós y los


Zas del siglo. Pero tuve
• pót conveniente


cortar la conVersaeion; y ami afectar que
me


'ponia de' parte de MI en?lada,dicien-
tWque supuéstó que


• ilYV pasaban de ahi
aqttelltás ent:reteninvientOS .,'no debia tener
etaatide de 41.1é coneti


• rieSen á ellos, mu-
ela). más ;criando nunca serian tan ' cós to-
sos como cualquier ,


hayle de máscaras. Yo
no sé. sí cuestan mas ó menos, replicó
él levantandose , porque no manejo el
•inexo de la casa ; pero sí que miro la
tal pantomima como una de las muchas
farsas ridículas á que en el dia se quie-
re ciar un caracter serio, las cuales lejos
de contribuir á ilustrar la nacion la cu-
bren de ridículo entre los propios y los
estraiíos; porque cuando yo veo á mi mu-
ger corno otros ven á las suyas metidas
á regeneradoras sin saber siquiera mane-
jar su propia casa, me dan tentaciones
de creer que hasta las monjas mas estú-
pidas tenian mas conocimiento del mun-
do y de los resortes de la verdadera po-
lítica que todos esos mamarrachos que
han querido hacer á las mugeres fabrican-
tas de templos para la virtud , ni de ca-
labozos para el vicio, cuando no debie-




192
van ser sino fabricantas , de calcetas ¡- de
camisas, y sobre todo de ciudadanos ro-
bustos que algun dia pudiesen . y supie-


sen defender la libertad de su patria.
Con ;esto se marchó , y yo igualrnen


te me vuelvo á , mi lugar decidido á edul.,
car á mis dos" hijas como Dios me dé á
entender , quedando de ustedes afectisimo


El Lugareño.


A


193


Sobre, las utilidades y ventajas de
la mentira.


Entre las innumerables cuestiones en
que gastaban el tiempo algunos filósofos
de la antigüedad, se. , cuenta como una _de
las más „


importantes la de saber; cual.
,erix.


el privilegio:Mas apreciable, eon
dotado al hombre la providencia. Estaban
unos por la fuerza, que sin . duda es muy.
despzo,porcionada á ,su volurneu3;Atros" por
la 1 facilidad con que se acostutrIbra so-
portar todo género (1.P. M'Abins,:zy,. priva
eiones; otros por la,.prontittut ,con ,que
se acomoda á toda ,lovelimas y teinpe'
rateras; otros por' su. sensibilidad, quo,
es la que le proporeiona :goces .taii
cuentes y variados; otrds menos..m.atériat
les celebraban el libre albedrio; otros el:usó
de; ala razon que tanto las
bestias . ; y otros en fin la capacidad :¿le coy.
nócer verdad:


Nosotros hubieramos,deseado hallarnos
presentes en aquellgsJostas literarias ique
siempre son menose molestas y peligrosas


TÓ111.0 xvit.




i§4
que las políticas , no solo para oir las ra-
zones ó los sofismas en que cada cual apo-
yarla su opinion, sino tambien para ha-
ber espuesto la nuestra que no por mas
original ó estravagante en la teórica, deja
de ser la mas seguida en la práctica. Hubie,
ramos dicho pues nosotros que la principal
prerogativa del . hbrOliye en el estado so-
eiál consiste én la Itultad l ó digamos mas
bien ,Len la facilidad ; qúe tiene para 'de;;
bírlahnentita siempre que le viene á cuen-
toy.y., Pára hacer que produzca mucho me-
jnitleg efectos aun que la misma verdad.


Cualquiera que ,considere la imposibi-
lida(Ven que :estan'Ios &mas animales d


abiertaniente ., como lb pueden ha-
cer. los hombreh,; •fn.o;olo de palabra' Mas
también conGloc. biones y movimientóll' se.
co nve neerá fádlm ente; de ,que esta . eleil 4i:jv
fer en cia mas eSen eialy 'privilegió` Por
escelencia que les distingue y les da . tanta
perioridad , sobre 'todos ellos. Es cierto pie
los 'tigres; los gatos y aun las monaá . tie-
nen hasta cierto punto , la facultad deln-
obir ó como se dice vulgarmente • delza-
ccr la mortecina pana , ,asegurarse' dé Su 'p re,
sa; pero coreó no súbent variar este artifi-
cio sea ''piar naturál torpeza á bien


• r9
por holgazaneria y desidia, lo que resulta
•es que no engañan á unos mismos indi-
viduos mas que la primera vez, al paso
que los hombres pueden engañar y en-
gañan efectivamente á sus semejantes cuan-
tas veces se les pone en la cabeza.


Decimos engañar, solo por acomodar-
nos .al lenguage usual y corriente; mas no
porque nos hallemos convencidos de si la
mentira es propiamente un engaño:, ó mas
bien un artificio ingenioso .para hacer fe-
lices á los hOilibres. Por decentado es me-
nester no olvidarse ; lo primero de que el
hombre es naturalmente embustero, co-
mo dice David ; y sino es dificil espli-
.car su aforismo ó sentencia: °nazis homo
mendax. Lo segundo que no hay cosa mas
dificultosa que distinguir la verdad de la±•--
mentira. Bien saben nuestros lectores que
en la antigüedad hubo una secta filosó-
fica llamada de los pirronianos ó pirronis-
tas: del nombre de su gefe .Pirron, los cua-
les. 'se llamaban lámbien aporéticos , esto es
hombres que dudan , porque su principal"
máxima consistia en dudar de todo. Lla,,L
maronse despues zetéticos , ó como si dije
sernos, hombres que - . buscan la verdad yia
que : deningun; modo la. encuentran ; y




i§t3
tirnamente scépticos, los cuales dudaban de
todó aquello que consiste en la especu-
lativa; pero en las acciones civiles y de-
mas cosas de práctica tomaban por guia
á la naturaleza, y se conformaban con las
leyes establecidas en cada nacion.




Su principio mas general y constante
era el de que todas las cosas son igual-
mente verosimiles , y que no hay razon al-
guna que no pueda combatirse con otra
razon contraria igualmente poderosa. Bien
se ve cuanto tenian adelantado estos se-
flores scépticos para deliberar en las dis-
cusiones, y la facilidad con que senta-
rian y dejarian sentar á les demas co-•
mo hechos ciertos los mas absurdos dis-
parates. Este scepticismo es el que qui-.
sieramos nosotros que se adoptase como ba-
sa principal en todas las juntas y reunio-
nes :.humanas, por ser el medio mas segu-
ro para conservar la paz y el sosiego in-
terior ,-4ne es .lo que los griegos llama-
ban metriopatizza."Y en efecto, cotejesé aque-
lla perfecta tranquilidad con que se que-
da 'el .hombre que oye una especie cual-
quiera , de la cual nada le importa que
sea cierta ó falsa , con la agitadion que le
ocasiona la duda de si el que la profirió-


197
dije la verdad ,


.41 'levantó una mentira co-
mo una casa. Este último se atormenta
en exigir pruebas, en


.
oponer :dificultades,


en combinar testimonios, y en medir el
grado de confianza que merece el que hi-
zo la relacien , al paso que el otro la oye
cómo quien oye llover; y no aspirando_
Jamas al convencimiento se :contenta con
tenerla por verosimil , y se echa á dor-
mir pierna suelta.


Bien sabemos que hay una porcion de
sugetos bastante conocidos que parece
han tomado por su cuenta, no asi como
quiera inspirar dudas acerca de la verdad
de lo que dicen , sino convencer plenamen-
te á los oyentes de que cada


. palabra suya
es un embrollo: tal es la posesion en que
estan de no decir jamas una palabra de ver-
dad. En vano procuran estos ilustres ciu-
dadanos llevar siempre consigo las cartas
y documentos á que se proponen hacer
referencia ; en vano se echa á llorar el uno,
jura el otro y le apoya el de mas allá, co•
mo si -todos á un tiempo se hallasen afec-
tados de unas mismas sensaciones; porque
estas mismas que ellos alegan como prue-
bas de la verdad de sus asertos , son pre-
cisamente el fundamento de las dudas de.
los demas.




198
No se crea por eso que nosotros apro-


barnos en toda su estension la mania que
ha dado en introducirse de que apenas abre
la boca don fulano, todos á una voz se es-
tremezcan de la mentira que van á oir.
Tampoco nos gusta esa estrema prevencion
cuando apenas ha sacado don zutano una
carta para comprobar un hecho, ya nadie
duda ó de que la carta es fingida, ó
escribió aqui anticipadamente, y luego se
remitió á otra parte para que la pusiesen
el sello. Todas estas prevenciones son no-
toriamente injustas, porque aunque esos y
otros señores hayan mentido una ó mu-
chas veces, y aunque hasta ahora hayan
tenido la desgracia de que todo cuanto re-
firieron haya salido al reyes, no por eso
se ha de tener por absolutamente impo-
sible que alguna vez cuenten alguna co-
sa que sea cierta.


Tambien es de considerar que, como
dice Helvecio , unas mismas opiniones pa-
recen falsas ó verdaderas , segun el inte-
res que se tiene en creerlas lo uno ó lo
otro ; mas no por las mayores pruebas que
se hayan recibido de su certeza ó false-
dad. De tal modo, añade, que el asenti-
miento general que se da á las verdades


99
geométricas, no consiste en que estan de-
mostradas, sino en que á los hombres no
les interesa un; bledo el hacerlas pasar por
falsas. Mas si llegara á fijarse el menor in-


. teres en hacer creer que la parte es ma-
yor que el todo, no tardaria en hacerse
problemática la opinion contraria. Ni se
crea que es algun grano de anis esto del
interes entre los hombres, sino que es una
ley primordial de lit naturaleza; y así cuan-
do se dice que el interes es el que hace
que á unos les parezca blanco lo negro,
y á otros no, es lo mismo que si se di-
jese que los hombres estan condenados por.
la naturaleza á no ver siempre las cosas.
de un mismo modo.


-


Bastantes desengaños han recibido ya los
hombres de que no pueden fiarse en el tes-
timonio de sus propios sentidos para que
acabe de una vez esa temeraria confianza
de decir, yo lo vi; pues no debieran es-
plicarse , sino diciendo : me parece que vi,




ó me parece que
veo, y entonces no que-


daria tan frecuentemente mortificado su or-
gullo. Todos vemos girar el sol al rededor de
la tierra , y sin embargo no es sol el que gi-
ra sino la tierra al rededor de él. Todos
ven que el cielo forma una bóveda en el.




91.


200


horizonte, y sin embargo ni hay tal bóve.
da ni cosa que lo valga. Pues ahora bien;
si esto sucede á tantos millones de hom-


.bres corno hay y ha habido en el univer-
so, y en cosas que se están viendo, ó co-
mo si dijeramos palpando por todos y á
todas horas, ¿ qué será con aquellos lance-
cillos que suceden en un pueblo , en una
casa, en una alcoba tal vez, ó en un
tío desusado? Supongamos que ocurre un
alboroto de estos- que se han hecho heb-
domadarios en presencia de ochenta ó cien


'personas , de las cuales asegura la mayor
parte que vid á fulanito y á menganito ar.
nudos con su puñal entrar en tal sitio,
robar. tal objeto ó cometer tal esesinato:
supongamos que al mismo tiempo asegura
su pariente , su amigo ó su compinche que
vid cometer aquel crimen á otros sugetos
á quienes no han visto los demas : ¿se de-
berá inferir por eso que estos últimos han
mentido y que los otros dijeron la verdad?
Nada de eso , porque pudo muy bien su-
ceder que los unos ó los otros se equivo-
casen, ó acaso todos, como sucede fre-
cuentemente.


Afirman algunos hombres honrados de
estos de la identificacion, que en tal, libro


201
6>
en tal periódica se recomienda espresa-


mente la doctrina de las dos cántaras •ú
otra especie que. ,se les haya mandado re-
mover; se abre el tal libro , se registra
de rabo á cabo, y se ve que no solo
no se recomienda tal doctrina, sino que
se impugna abiertamente: ¿ se inferirá do
aqui „


que mintieron aquellos honradisimos
zdentificaclos? Ni por pienso, porque ellos
pudieron creer que lo veían, ó lo que
es mas cierto, se contentaron con supo-
ner que cuando se les mandaba publicar
aquello, sus motivos tendrian


• los que lo
mandaban.


Supongamos por último que hay quien
está comisionado para proporcionar, por
cualquier medio que sea, el enviar al otro
mundo á una persona que


•le incomoda á
él ó á otros : que se trata la cosa con la
madurez debida, y señalado el dia , la ho-
ra „y el modo con que se ha.


de ejecutar
la hazaña se introducen en el sitio donde está
la víctima las personas encargadas de aco-
gotada: ¿ se podrá decir que hay ligereza ni
mucho menos mentira en asegurar á pies
juntillos que está evacuadda la comision ?
Tan h-jos está de serlo, aunque lo sea,
que antes bien desde aquel momento de-




2on
be justificarse, y aun elogiarse el hecho,
1•D pena de pasar por mentecato , y aun por


. :amigo del orden.
-Hasta ahora nos hemos limitado á ha-


cer ver la natural disposicion que tienen
los hombres á mentir, ó por mejor decirla
dificultad casi insuperable en que se hallan
de distinguir la verdad de la mentira. Res-
tanos ahora demostrar las inmensas ven-
tajas que resultan á una sociedad bien or-
denada de que á lo menos de cuando en
cuando se interpolen las mentiras con las
verdades. Suponiendo como cierto que los
hombres están en la precision de obede-
cer á las leyes de la naturaleza , y que
cuanto menos se aparten de ellas tanto mas
feliz será la sociedad á que pertenezcan, nos
parece que tampoco podrá nadie dudar de
que la primera de sus leyes es la de huir
del dolor y buscar el placer, ó lo que es
lo mismo procurar su propia •conservacion.
Digantios pues ahora los hombres de bue-
na fe si no son infinitamente mas nume-
rosos los casos en que uno se liberta del
dolor á costa de una mentira, que con
todas las verdades del mundo. «Cuenta-
me la verdad y no te pegaré» les dicen
los padres y los maestros á los niños ; mas


203
á la segunda ó tercera vez que Incurren.
en la misma falta , por mas que cuenten
sencillamente la verdad, no se libertan del
castigo prometido. Pero mientan ellos con
un poquito de desahogo y sepan bordar
una miajita el embuste, que ya pueden
estar cometiendo faltas meses enteros sin
que les toquen al pelo de la ropa. ¿
qué es lo que hacen los ritiíos en aquel
caso? Nada sino conformarse con lo que
les inspira la naturaleza, Esta les dice á
gritos que procuren evitar los golpes , y no
les dice una palabra sobre que mientan ó
digan la verdad cuando se les pregunta.


¿Por qué pues se ha de exigir que los
grandes se manejen de un modo menos
conforme á la naturaleza que los niiios?
Sabe un barbado que de referir un hecho
tal como pasó realmente, solo se ha (le se-
guir ó el descrédito de su partido , ó el
de su propia persona , ó el de sus deudos
y allegados ; y como estos le interesan mas
que no ese vano triunfo de la verdad,
miente con tanta- frescura como si se
bebiese un vaso de agua. Pues qué, si la
mentirilla puede producir la ventaja de que
se haga noche algun medio milloncejo de
reales con la aladidura de vengarse de sus




/o4
enemigos, quién hay tan simple que de-
je pasar en claro una ocasion tan oportu-
na ? Dirán muy enhorabuena que el que.
profirió semejante embuste , y mas con per-
juicio de tercero, es un solemnisimo píca-
ro , un hombre infame, cuya lengua debe-
ria estar clavada á las puertas de la ciu-
dad para ejemplo de los denlas Ciudadanos;


pero qué importará que lo digan ? El con-
servará su, dinero,,y en saliendo con la •o
pla de que los que le siguen Ja vareta son
serviles, cateme usted á mi hombre mas
limpio que una patena.


Desengañemonos de una vez, que aun
cuando las mentiras no fuesen tan útiles
y provechosas á esto que llamamos el bol-
sillo, todavia deberian ser preferidas á la
verdad, solo por ser roas amenas y diver-
tidas. Refierase cualquier hecho en los
mismos términos que hubiere sucedido, sin
añadirle ninguna circunstancia ni adorno
de estos que tanto contribuyen á desna-
turalizar el hecho principal , y se verá qué
poco interes inspira y con cuánta aridez
se presenta la narracion: Pero por el con-
trario , encarguese de referirle alguno de
los muchos que saben añadir ceros á tiem-
po, y que manejan la hipérbole con mas


nos
facilidad que un poeta lírico, y será cosa
de estarle uno escuchando con la boca
abierta; Ni hay qué pensar que para ello
se necesita haber: nacido precisamente en
la Andahicia 1 porque por la misericordia
de Dios tan embusteros son los que ha-
bitan las orillas del Turia , del Tajo , del
Ebro y del Guadiana, Corno los del Betis.


Acaso , acaso estrañarán nuestros lec-
tores que no hayamos amenizado este im-
portante artículo con las ingeniosas dis-
tinciones que suelen hacer los teólogos ine7
ralistas hablando de la mentita puramente,
material; puramente formal y'mista de unod
y otro ; que no hayamos esplicado lo que es,,
mentira práctica, mentira .cspeculativa , jo-
cosa., oficiosa y perniciosa ; pudiendonos
latar tambien en describir los mayores .15
Menores grados de malicia que. hay entre
estas, y: la simulacion, adw
lacion,. la jactancia, la ironia y el que71
brantamiento del secreto natural ect. ; pe-
ro pareciendonos que seria :necesario dar-
le demasiada estension , y no consideran-.
donos tampoco en estado ,de medir nues-
tras fuerzas con los sabios autores (le va-
rias sumas de teologia moral, nos hemos
contentado con mirar las ~ajas y uti-




206
lidades de la mentira bajó el aspectó po-
lítico y filosófico, respetando como de-
biamos las reglas que .ellos dan para la
seguridad de las•sconciencias.
• Sin embargo . , aun en eso mismo del


fuero interno todavia estarnos persuadidos
á que hay casos y no pocos, en que la
gran cantidad de bienes que pueden , re-


sultar á :la causa- ;pública ,de que se des-
figuren unos cuantos hechos puede no
soló cohonestarlos y quitarlos • el leva-
men' pécarninosO sino también . conver-


tirlos . - én' acciones meritorias prue-
ba§1:i.treetísables• de patriotismo, Compa-
rece sino í ligero . inconveniente de que


al :cabo de quince ó veinte das quede
per un -solánne embustero un `señor de
einpanillas,,•con la imponderable venta-
ja de que se'qViiteel :. inando.dei usialpro-
Vincial ó se' rle• suspenda tríenos •


á


mi& de esos obsstinados - amantes , orden,
y entre á suchderle algun ideentifiedck sin
camisa , que pueda hacerse en poco' tiem-
po un eqUipagé ioeidó . -. é Qué ;perderá . la
nacion err que se • levanten; mediaí,.docena


d0alsos tesWindnios á otra ~ala -docena
cle;tibispos 6 de cabildos eclesiásleos ,, cuan-


dó''en cambio • de éste pequero 'escrúpulo


207
se les pueden ocupar sus temporalidades y
dar–un, buen rato á los concurrentes á ale
pina taberna patriótica Ha habido toda. •
via algun embajador que se arrepienta dé
laS• falsedades qué hubiere introducido en
sus negociaciones, cuando:de ellas ha re-
sultado la utilidad de su pais ? Pues por
qué no ha de ser ostensivo este privilegio
á-los : que sin ser embajadores estan en el
pie de presentarse Cada dia eón una nUe-
Va;tinbajada?


Lo único que debe meditarle tales
Casos es el justo receló de poder ser re-
convenido judicialmente ó precisado á dar
una satisfaccion á solas á la parte que
se crea ofendida , porque en ambos ca-
sos aconseja la prudencia que se pien-
se muy despacio lo que se haya de decir;
pero cuando por fortuna se disfruta algun
gradíto de inviolabilidad, 6 se cuenta con
que la dicha parte ofendida .no sabe ma-
nejar pistola ni florete, es un escrúpulo
vano y una nimiedad de vieja el detener-
se en la certeza ó falsedad de los hechos
que se refieran; sino ponerse Únicamen-
te de parte del fin que se solicita , dejan-
do al tiempo el cuidado de lo (lemas.


Seguid pues, ilustres embusteros, dan-




no8
do que reir y aun, si es necesariO; que
llorar á cuantos oygan vuestras equivoca.1,
das relaciones. No os atemorice la sonri•
sa y el cabeceo de. los oyentes luego que
os ven abrir la boca ;porque por mas que!
se empeiíen en desacreditaron y en pone-
ros apodos denigrativos , vuestra fatua:es-
tá ya • tan estendida y . tan bien sentada;;
entre,los que gustamos de embrollos.,,qgl:
es absolutameuto,impos ible que os saquen.
de la sublime categoria en que ,babeis, sa-
bido colocaros.


TEATROS.


La Melindrosa ó los Esc(avos supuestos: co-
media en. tres actos de Lope de Vega
Carpio, -refundida por - don Cándido
Maria Trigueros.


Si Lope de Vega no era muy habil
en la disposicion de la fábula, su refun-
didos Trigueros tampoco .


era á propósito
para dirigirla. Asi esta es una de las peo-
res" comedias de tope en cuanto al arti-
ficio dramático.


Dos amantes que
.
tienen interes en


vivir desconocidos, vienen brujo el disfraz
dé esclavos al poder 'de la vinda Lisardal
madre 'd'e la Melindrosa; Pi!adre


..
é hija se


enamoran del:
esclavo suPtieto: don JUati4


hijo de


la viuda, se enamora de la .eselal
va. Lances repetidos de celos y amor has.
ta el desenlace causado por la repentina
llegada,de un nueva Personage. No Fay en
toda la comedia toas que dos cosas inte-
resa n tes,


la descripeion . de las costumbres
demésticas de aquel siglo con respecto • á


TOMÓ XVII.
14




ato
los esclavos, y los melindres de Belisa, ti-
tulo de esta pieza en algunas ediciones an-
tiguas de las comedias .de Lope: en otras
tiene el de la Dama melindrosa. Al pri-
mer título hace alusion Calderon, cuan-
do cita esta pieza en su comedia : No liar
burlas core el amor.


«Los melindres de Belisa,
que fingió con tanto acierto
Lope de Vega etc.


Estos versos manifiestan que la Melin-
drosa era en tiempo de Calderon una co-
media muy estimada, á lo menos en la
parte relativa al caracter de Belisa entera-
mente ideal y .de invencion muy bien se-
guido por Lope y perfectamente desempe-
ñado en la última representacion por la
-señora Torres que no dejó nada que re-
prehender al juicio de los espectadores , ni
nada que desear á su imaginacion.


En efecto, Belisa mal educada por sus
padres, como ella misma confiesa , adqui-
rió el hábito de no hallar nada agradable
ni bueno, de afligirse por la mas leve con-
tradiccion , de pensar bolamente en su her-
mosura y en sus gracias, en fin de fas-


211'
tidiar y dominar á cuantos la rodeaban


. con su afectada delicadeza. Esta muges in-
sufrible, de que no faltan originales en la
sociedad, se enamora de un esclavo. Para
vengar esta bi er nominia trata de afearle her-
randolo. Este esclavo no la quiere, y se ven-
ga de su desden mandandole echar grillos
y argolla. Este esclavo la deja por otra y se
venga' exigiendo de su madre que mande
pringar (e) á su rival. Se ve pues que el
melindre degenera en crueldad y barbarie,
corno todos los defectos que tienen su ori-
gen en un csceso de amor propio; y
te resultado moral no deja de -ser muy im-
portante. La melindrosa recibe su castigo
al fin de la pieza en la felicidad de los dos
esclavos supuestos.


La religion cristiana abolió la esclavitud
doméstica en el imperio romano, y en las
monarquías modernas que le sucedieron, es-
tableciendo como un principio civil , que el
hombre cristiano era libre. Mas este principio
de hila/anidad no se estendió á los infieles:ya


(e) Se usaba de esta voz para significar un cas-
tigo bárbaro que se daba á los esclavos. Despues
de azotados , se les untaban las heridas y cardena-
les con, tocino recien- derretido al fuego.




212
porque aquellos pueblos bárbaros no repú.
taban como hombres sino á los de su mis-
ma creencia ya por ejercer el derecho de
represalias contra los musulmanes, que con-
denaban á la esclavitud los prisioneros de
guerra . , si no abrazaban el islamismo, en cu-
yo caso eran libres é iguales en derechos
á sus vencedoies.


Esta legislacion debió estar vigente en.
España mas que en ninguna otra parte de
Europa : la guerra de ocho siglos contra
los mahometanos y el continuo contacto
con ellos en nuestras plazas fronterizas de
Africa, habituó á los españoles á servirse
de esclavos moros. Ya hemos referido las
crueldades que sonar' usar con ellos. Ni
los libraba de la esclavitud la con version
al cristianismo; pues el fingido esclavo de
Lope asegura ser cristiano , y no por eso
se le da libertad.


La accion de herrar los es-clavos es una
mezcla de barbarie y de mal gusto: dos
cosas que tienen entre sí una relacion _mas
íntima de lo que se cree. Los marcaban
con un hierro ardiendo con una S y un cla-
vo que la atravesaba de arriba abajo , con
el cual geroglífico de palabras, género que
estuvo muy valido entonces, querian de-


213


eir esclavo. Pero generalmente no se come-
tia esta crueldad sino con los fugitivos; y nó,
por humanidad, sino porque era mas di-
ficil venderlos, despees de haber recibido.
esta nota de ignominia, que tambien les
afeaba la cara..


Una nacion en que las costumbres do-
mésticas eran tan poco amables, no debió
encontrar dificultad en exigir trabajos for-
zados de los indios de conquista en Amé-
rica, ni en reducir -á la mas horrenda es-
clavitud los negros prisioneros ó compra-
dos en el Africa. Apenas bastan las luces
del siglo para abolir el hábito de es-
clavizar al hombre; y aun diremos mas: la
injusticia llegó á tal punto, que no es po-
sible repararla sin mucho tiento y pruden-,
cia. La abolicion de la esclavitud domés-
tica en el nuevo mundo es una operaeion po;




lítica y muy arriesgada: digalo la isla de san-
to Domingo.


Citaremos algunos -pasages de esta co-
media que no .es de las mejores que Lo-
pe escribió , y que ademas ha probado el
bisturí de Trigueros , pésimo cirujano de
versos.


«Ejemplo nos dan las aves:
pues se sabe bien que muda




una tórtola viuda
su canto en' quejas suaves ;
ni se sienta , en ramo verde
en un espino , en un ramo
seco sí.


Tsberzo.
Dó con reposo
busca - en él un buen esposo
á quien su queja es reclamo.»


Quejandose Felisardo de que su amo
enamorase á Celia, y la llamase su espe-
jo, esta le responde :


«Por tí Felisardo mio ,
soy esclava : tus quimeras
me trajeron á servir :
si sirvo de qué te quejas?
Salí con otra criada
á dar agua á quien quisiera
dar veneno : es hombre y mozo:
dijóme palabras tiernas :
que es la ocasion ligera,
pólvora el hombre y la muger cen-
. Lena.


Mandó que trajese el cuello:
trago el cuello, até las trenzas :
hizorne espejo , fui espejo.


/t5
Felisardo


¿Y eso no qiiieres que sienta? .
Celia.


No; porque luego que entraste,
como era vidrio y se quiebra,
cesó el espejo.


Felisardo.
Mejor


dieras, Celia, por respuesta,
que la muger es espejo ,
y que del duefio en ausencia,
hace la misma lisonja
á cualquier rostro que llega.»


Todo esto es del género discreto ;
ro este era el género usado y familiar en
aquel siglo ; y no es facil averiguar si la
mania de discretear pasó de la sociedad á
los escritores ó de los escritores á la so-
ciedad; aunque nosotros nos inclinamos á
lo primero.


Lo que puede un empleo , ó don Meliton: co-
media en dos actos.


Esta pi ececita no debe colocarse entre los
dramas de circunstancias. Tiene intenciones
morales muy profundas , indicadas y des-
envueltas con mucha maestria. Hay ade-




./r6
mas en él el mérito de la dificultad ven.;


Las pasiones- políticas tienen una fi-
sonomia particular muy dificil de dibu-
jar, ya porque solo son propias de . cier-
ta época del inundo social , pasada la-cual
no queda vestigio de ellas , ya porque son
.muy raros los modelos de los grandes ar-
tistas en este género.


El caracter de don Meliton tiene toda
la perfeccion. átriaginable; y el autor se
ha valido para que sobresalga en el cua-
dro dramático del contraste con don Fa-
bian, hombre muy diferente, aunque im-
buidó en- las mismas opiniones que don
Meliton. El autor ha querido pintar la di-
ferencia del patriota al egoista', del preo-
cupado al hipócrita, del hombre honrado
al inmoral dentro de un mismo partido po-
lítico; y lo ha conseguido: de modo que
ademas de la moral natural y directa que
da de sí la fábula, se deduce indirecta-
mente esta- máxima, sin la ,cual no gay
salvacion en tiempo de convulsiones po-
líticas: convenzamos á los ilusos , desen-
mascaremos á los hipócritas, no persiga--
vzos7 ' sino- á -los delincuentes.


Don Meliton tiene todos los vicios pro-
pios de su caracter. Cobarde, gorron es-


nx7
hipido, incapaz de .pensar mas que en sus
beneficios y olivares, criando el honrado
don Fabian le presenta las imágenes de
la patria destruida , de la familia cautiva
y ,de la independencia nacional amenaza-
da: es pedante,


• gloton , se dispensa de los
deberes religiosos, al mismo tiempo que
está dispuesto á abrasar á todos los libera-
les en defensa de la religion : muda de mo-
do de.pensar, Y no tiene vergüenza de con-
tradecirse á sí mismo, apenas cree que su
interes consiste en mudar de color : es va-
no y ofrece apear la escelencia á Carlota:
es ingrato é insulta á su bienhechor: es
el ser mas bajo del inundo cuando en el
desenlace, conociendo la pieza que se le
ha jugado, quiere congraciarse con el mis-
mo á quien acaba de insultar por no per-
der su pitanza : en fin cuando ya se ve des-
ahuciado, recurre á la venganza de las al-
mas viles, y anuncia que va á delatar. No
es facil desenvolver un caracter cómico
con mas perfeccion.


El artificio dramático está muy bien se-
guido. Hay mucha sobriedad en la elec-
cion- de los medios, porque no se quie-
ren resultados maravillosos, sino natura-
les, sencillos y muy bien preparados de an-
temano.




Lo repetimos: esta comedia no es de
circunstancias. Quedará en el teatro y siem-
pre se representará con -mucho placer de
los espectadores, porque siempre tendrán
los hombres motivos para conocer lo que
puede uu empleo.


El lenguage es castizo y gracioso. Ca-
da personage habla en la cuerda propia de
su caracter. Carlota solo piensa en su.
amor, y su padre en los peligros del libe-
ralismo. grill no hubiera sido profeta el
buen don Fabian!


La moral política que se deduce de la
pieza es pura y cual debe ser en un gobier-
no libre. Solo no convenimos con el au-
tor en esta máxima : el pueblo no es tan
ciego que no -vea la verdad cuando se la
muestran. Una triste esperiencia enseria que
nada es mas peligroso que mostrar la ver-
dad al pueblo; ni nada es mas dificil que
hacerse'? entender. Diganlo Sócrates , Syd-
ney, y las innumerables víctimas del fa-
natismo en todos los siglos y naciones.


'19


Continua la traduccion del opúsculo de Beil-
thanz , intitulado: « Sofismas anárquicos,
examen crítico. de diversas declaraciones
de los derechos del hombre y del ciu-
dadano. -


MITICULO


La ley no debe establecer penas que no'
sean estricta y evidentemente necesarias; y ,
:ninguno puede ser castigado sino en vi/ tud
de una ley establecida anteriormente al de-
lito y legalmente aplicada.


OBSERVACIONES.


La. ley no debe establecer penas que no
sean estricta y evidentemente necesarias. —
Esta "esuna máxima ó inStrticcion para guiar
.á los legisladores en la formaci.on del có-
digo penal; pero es muy esteril, pues que
se limita á señalar el fin sin ,


indicar nin-.
gnu medio de llegar á él , y sin exami-
nar si -la regla prescrita es de posible
eiecucion. En efecto, ¿qué supone esta má-.




11


220
xima? Que en el caso. de cada delito
se puede hallar una pena tan acomo-
dada á el y tan proporcionada, á su grave-
dad, que la necesidad de esta pena , con
esclusion de cualquiera otra, sea suscep-
tible de ser demostrada hasta la evidencia.
Mas esto no es cierto : esta es una per-
feccion • quimérica. Jamas se hallarán pa-
ra cada delito, , y aun para ninguno, unas
penas, de las cuales pueda demostrarse que
son estricta y evidentemente nePesarias.
Siempre serán susceptibles de mas y de
menos , segun una multitud de circuns-
tancias que es imposible determinar. Y co-
lmo cada individuo segun su caracter juz-
ga diferentemente de k severidad de las
penas, es imposible hallar las tales que ob-
tengan el mismo grado de aprobacion. La
evidencia pues no cabe en esta materia:
es preciso contentarse con la mayor pro-
babilidad de que cada caso sea suscepti-
ble. —Cuando pues los autores de este artí-
culo encargaban con tanta ligereza la piedra
filosofal de la legislacion , es claro que no
teman idea ninguna distinta en la materia,
y que ni aun poseian los elementos de ella.
Pero esta era la charla familiar de los cor-
rilks de Paris, en los cuales se hacían le-


221
yes .


con tanta facilidad, sin que nadie se
quebrase la cabeza en buscar eso que se


llama exactitud y precision de las ideas, y
• todo quedaba decidido , cuando se habla
logrado espresar una nocion que se su-.
ponia filosófica con una frase magestuosa
sonora


ARTICULO 9.°


Presumiendose que todo hombre es ¿no-
cente mientras no se le ha declarado culpa-
ble, si se juzga indispensable arrestarle, to-
do rigor que no sea necesario para asegu-
rarse de su 'miseria debe ser severamente re-
primido por la ley.


OBSERVACIONES.


Este artículo es laudable. en su objeto;
pero espresa muy mal lo que parece in-
tentaban los legisladores. La primera má-.
xima, aunque trivial, no es tampoco con-
forme á razori; y si fuese verdadera echa.
tia por tierra el reglamento mismo que con
ella se pretende justificar. Decir «se pre<
sume que un hombre está inocente mien-
tras no se le ha declarado ó juzgado eul-




`j.22
sable », es decir un absurdo. Se debe presu-
mir que es inocente mientras que no existe
una acusacion contra él; ó• por mejor decir,
mientras que no hay motivo para presumir lo
contrario; pero una acusacion es ya una
presuncion de que puede ser culpable ; y
decir que todavia se le supone inocente,
es decir que no hay razon para privarle
de su libertad. La sola justificacion de su
arresto, es que se ignora si es inocente ó
culpable. Supongasele culpable, debe ser
castigado : supongasele inocente , no debe
estar detenido. Para hacer este dilema bas-
ta el sentido 'corran.—Con haber dicho
que la ley debe prohibir todo rigor no ne-
cesario , no era menester añadir « severa-
Mente. » Esta es una espresion violenta, muy
buena para un discurso declamatorio;
pero muy poco acomodada para un objeto
de instruccion.


ARTICULO ro.


Ninguno debe ser inquietado por sus opi-
niones, aun religiosas , con tal que su ma-
nyestacion no turbe el orden público estable-
cido por la ley.


223
OasEavAcwsEs.


El derecho de cada ciudadano á esco-
ger su culto , ó á profesar con ciertas re-
servas una relígion diferente de la que es-
tuviese mas


• generalmente admitida en el
.estado , era ciertamente una libertad que
convepia establecer en Francia ; pero este
artículo de la deelaracion la dió una sal-
vaguardia muy 'precaria. Lo que en él se
concede, se otorga con una condicien que
de continuo puede aniquilarlo. ¿Qué quie-
re decir «turbar el orden público ?» Luis
XIV no hubiera tenido inconveniente en
insertar esta cláusula en su código. La ley
bajo su reynado escluia severamente el
ejercicio de cualquiera religion que no fue-
se la suya , y prohibia la publicacion de
todo escrito en favor de la religion pro-
testante. ¿Se hubiera pues podido violar
esta ley sin turbar el orden público?—Por
lo denlas, si yo critico -este artículo como
demasiado insignificante y debil , no por
eso censuro á los legisladores franceses por
haber reconocido que la libertad religiosa
debe estar sometida á la ley. Por mas que
reflexionando uno sobre la libertad cle cul-
to se convenza de que no es peligrosa y




124
lleva consigo grandes ventajas, no es esta una
razon suficiente para establecerla por una
ley absoluta é irrevocable.. La línea que se-
para del mal el bien en materia de li-
bertad de opiniones religiosas , no pue-
de ser trazada con certeza ; y la misma opi-
nion que se puede tolerar en una época
puede ser perniciosa. en otra.


AFTICULO z 1.


La libre comunicacion de los pensanu:ell-
tos y de las opiniones es uno de los dere-
chos mas preciosos del hombre. Todo ciu-
dadano puede pues hablar , esc?ibir, impri-
mir libremente, salvo el responder del abu-
so de esta libertad en los casos determina-
dos por la ley.


OBSERVACIONES.


La. lógica de esta eoniposi( .'ion no vale mu-
cho mas que su politica ; y , POr regla
neral cuando nos hallemos con un pues,
debemos presumir que la proposicion. que
se da como una consecuencia , está en•cdn.:
tradiccion directa con la antecedente, ó
da tiene que ver con' ella. —.La facultad
de comunicar las opiniones es. una rama


25
de la libertad, y esta es uno de los cua-
tro derechos naturales sobre los cuales no
tienen poder las leyes ; pero habiendo dos
maneras de quitar esta libertad , una por
prohibicion antes de que se haga uso de
ella, y otra en forma de castigo despues que
de ella se haya uno servido, ¿ qué hace es-
te artículo en favor de la libertad? La li-
bra, sí, de toda sujecion anterior; pero
la deja espuesta á las penas posteriores. —
Se dirá que solo el abuso de la libertad
será punible. En buen hora; pero ¿ hay
menos libertad en el abuso que en. el uso?
Si se llama libertad la de hacer una co-
sa por la cual despues de hecha puede uno
ser castigado , la misma libertad tiene pa-
ra hacerla cuando le está prohibida. ¿Qué
es lo que en este caso le quita la liber-
tad de hacerla ? El temor del castigo. Pues
lo mismo se la quitará en,


el primero. Re-
sulta pues que tanta libertad hay en la
interdiccion como en la punicion , y que
segun esta ley, libertad y sujecion so. una
misma cosa (z). — Por otra parte, ¿qué en-


(s) La escesiva concision del original obscurece
de tal modo la idea del autor, que nos ha sido pre-
ciso estender y parafrasear las cspresiones ; pero nos
parece que no hemos equivocado cl sentido.


TOMO XVII.


1




1


226
tienden ustedes, señores legisladores, por
abuso de 'libertad? Esto era lo que con-
venia definir; y hasta que. se defina yo no
sé qué es io que ustedes me dan , y qui-
zá ustedes mismos no lo saben. Todo ejer-
cicio de libertad que desagrada á los que
tienen en su mano el poder, es á sus ojos
abuso. ci Cuál es pues la seguridad que us,
tedes dan á los individuos contra los le-
gisladores futuros ? Dicen ustedes : ‹<Iid aqui
una barrera que ya no podrán saltar»; pe-
ro al mismo tiempo declaran ustedes que
á ellos les toca fijar la barrera donde
les agrade.


Una nocion comun y justa, tratandose de
delitos, es que vale mas prevenil lcs que cas-
tigarlos ; pero los autores del artículo si-
guen la máxima contraria: desechan la idea
de. prevenir, y se limitan á castigar. No
digo yo que hagan mal en esto ; porque
para prevenir los delitos de la prensa, es
preciso Someter los escritos á censura pre-
liminar, medio tan lieuo de inconvenientes
que es mejor _seguir el camino opuesto;
pero ¿ se podria hacer alguna distin-
cion , ya en la naturaleza de las cosas que
se publican, ya en el modo de publicar-
las ? Admitase el artículo tal como está, y


227
se seguirá no solamente que un hombre
puede publicar toda suerte de libelos con-
tra el estado y contra los individuos sin
que se pueda estorbarselo, .sino tambien
que para esto puede escoger todos los me-
dios que se le• antojen , discursos públicos,
carteles, pasquines , representaciones tea-
trales, estampas,-caricaturas, impresion etc.:
todo esto, digo , puede hacerlo sin que se
le pueda impedir, pues que solo está su-
jeto á penas posteriores.


No es este lugar de examinar si los in-
convenientes de esta libertad serian ma-
yores en efecto qné los de una restriccion
preliminar, esto es, los de la censura; quie-
ro decir únicamente que hay una dife-
rencia entre la libertad de publicar opi-
niones sobre materias políticas ó religio-
sas, y la de publicar libelos difamatorios
contra hombres públicos ó privados; y que
hay tambien una diferencia mas sensible
todavia entre publicar por escrito y pu_.
blicar de viva voz desde un teatro, entre
arengar al puebo enmedio de la calle;
y convocarle por medio de carteles; y se,
entiende muy bien cómo un legislador po-
dria dejar una entera libertad de impren-
ta, salvo el responder de los delitos que




228
por este medio se cometiesen , y prohi-
bir al mismo tiempo los medios de comu-
mcacion que se dirigen . mas directamen-
te á las pasiones de la multitud, y pue-
den inflainarla antes de que haya habido
tiempo para remediar el mal.


ARTICULO x2.


La .garantia- de los derechos del hm-
hombre r del ciudadano necesita una lite',
za pública: esta, fuerza pues está institui-
da, en favor de todos y no para la utilidad
particular de aquellos.á , quiones está confiada.


Z:1)
OBSERVACIONES.


La mayor alabanza que se puede ha-
cer de este artículo es.depir que es com-
pletamente inutil. Aqui •no hay principio
anárquico ni se provoca á la insurreccion;
pero' con una ligera yariacioxi se baria del
artículo un lugar comun tan insípido co-
mo irreprensible, á saber tsre : la fuer-
za pública mantenida á costa del' público
debe tener por-objeto el bien general de
la sociedad , y no la ventaja exclusi-
va de aquellos que la dirigen. Mas se-


229
Ar un el modo con que está redactado el ar-1.
título, parece que en la asamblea nacional
no se conocía diferencia 'entre declarar lo
que es, y declarar lo que debe ser. La fuer-
za publica ¿está instituida en efecto en
todas partes en favor de todos? ¿Es es-
ta una materia de hecho, un punto de
historia? Se sigue que todos los gobier,.
nos son igualmente buenos. Pero no es es-
to lo que han querido decir los legislado-
res franceses; y asi , cuando dicen que la
fuerza pública está instituida en favor de
todos , quieren dar á entender que debe es-
tarlo.. é Y debe uno darse por preceptor
de las naciones, cuando no sabe ni aun es-
presar sin ,ambigüedad, y sin decir absur-
dos , las• ideas mas triviales?


_ARTICULO x3.


Para la manutenczon ce la fuerza pú-
blica y los gastos de la administracion es
indispensable una contribución coman; y es-
ta debe repararse con Igualdad entre todos
los ciudadanos, C7L . razon de sus facultades.


O ESERV ACIONES.


Este artículo, tan inocente como el




230
que precede, nada enseña si no que uno
de los derechos imprescriptibles y natura-
les consiste en la obliaacion de contri-
buir para tina cantidad desconocida de gas-
tos públicos. Ademas , decir que una contri-
bucion comun en dinero es el mejor medio
de subvenir á los gastos del estado , es decir
una cosa puesta en razon ; pero no es cier-
to que este medio sea indispensable, es de-
cir , el único posible. En el gobierno de
Berna no babia impuestos , porque el es-
tado tenia otro género de rentas. Hago
esta obseryacion para que se vea hasta qué
punto es necesaria la exactitud en estas
materias; que por lo denlas este error no
es importante. Tambien iba á notar la
contradieciori que se presenta entre la des-
igualdad de hecho que aqui se reconoce, y
la igualdad de derecho que se proclamó en
el primer artículo relativamente á la pro-
piedad; pero bien pronto tendré que vol-
ver á tocar-este punto.




Contribuczon coman en razon de sus fa-
cultades. Hubieran debido decir : « en razon
de sus facultades pecuniarias;» pero pase.
¿Y es practicable esta teoría de impuestos?
¿Lo es sin menoscabar mucho la libertad?
Para ejecutar este plan es necesario cm-


93r
petar por una inquisieion exacta y una
corno diseccion completa de todas las cir-
cunstancias de la situacion privada de los
individuas; y es menester ademas que es-
ta inquisicion se sostenga de continuo y
que el colector de las contribuciones pú-
blicas pueda hacer que se le dé cuenta
á cada instante de todas las alteraciones
que sobrevengan en ]os negocios de ca-
da familia. Lo 'que 'mas le importa al hom-
bre tener secreto debe ser revelado , y
quizá á aquellos de quienes tenga mas ín-
teres en ocultarse ; y es muy posible
que comprometa las causas de su prospe-
ridad revelandolas , ó que complete su rui-
na con solo manifestar el mal estado do
su casa. Y al .fin y con todos estos incon-
venientes , la tal contribucion proporcio-
nal será muy desigual, si solo se incluyen
en la cuenta las posesiones y no se estima
la diferencia de las necesidades respectivas.


Cuando los impuestos recaen sobre los
gastos voluntarios, cada individuo tiene que
contribuir poco mas ó menos segun sus, fa-
cultades, porque la medida de su caudal es
por lo comun la de su gasto; pero este sis-
tema racional de igualdad no era el de los
legisladores franceses de aquella época.




232
Asi fue que desecharon todas las contri-
buciones que se pueden llamar volunta-
rias, que casi no se sienten. , que se pagan
gradualmente, y. que por sí mismas se pro-
porcíonan á las facultades crecientes ó de-
crecientes 'de los individuos; y se dejaron
engañar por esos metafísico-políticos que
tanta aversion tienen á todos los impues-
tos que llaman indirectos, como los que
recaen sobre les consumos y las super-
fluidades, prefiriendo los que jamas se pa-
gan sino por fuerza, y que sujetan los con-
tribuyentes á una inquisicion vejatoria.


ARTICULO 14.


Tedos los ciudadanos tienen el derecho
de comprobar por sí nzisnzos ó por sus repre-
sentantes la necesidad de la contribucion pú-
blica, consentirla libremente, saber cómo se
emplea y determinar su cuota y naturaleza,
la manera de recaudarla r el tiempo que ha
de durar.


OBSERVAÚIONES.


Supongamos que el autor de este artí-
culo fuera un enemigo del estado que se
propusiese turbar el curso de los negocios


233
• públicos, y enzarzar á los ciudadanos unos
con otros , no podria hallar un medio mas
astutamente acomodado á este fin ; pero


. si se le supone amigo del estado , y que
su objeto sea establecer en los gastos pú-
blicos una intervencion saludable, en este
Caso no podria haber imaginado una cosa
mas pueril. ¿ Qué se' entiende por estas pa-
labras « todos los ciudadanos»? ¿Se habla
de todos los ciudadanos colectivamente y
en cuanto obran en cuerpo , ó de cada
ciudadano individualmente ? Es decir : este
derecho que yo tengo, anea) ejercerle
cuando me agrade y por mí solo, ó es
menester que aguarde para ejercerle hasta
que haya persuadido.á todos los otros ciu-
dadanos, ó á lo menos á la mayor parte,
á que se junten conmigo para hacer uso
de él? La diferencia que hay de lo uno á
lo otro en cuanto ,


al ejercicio del derecho,
es enorme; pero los señores redactores
del artículo que empleaban indistintamen-
te Jas palabras, disyuntivas y las conjunti-
vas, ni aun sospechaban, á lo que parece,
que hubiese tal diferencia. Vease sin em-
bargo lo que resuitaria en ambos casos.


Si yo puedo ejercer este derecho por
mí mismo y segun mi capacidad indivi-




%34
dual , tendré el de ir cuando quiera á todas
las oficinas de rentas, pedir cuentas á los
empleados, hacer que me presenten los li-
bros, obligarlos á que respondan . á mis
preguntas, y detener el curso de los ne-
gocios. Ademas, Pedro ó Juan que es tan
ciudadano como yo tendrá el mismo de-
recho que yo ; v si quiere ejercerle al
mismo tiempo, ¿quién deberá tener la pre-
ferencia? ¿quién será obedecido primero?
¿ quién decidirá la competencia entre noso-
tros dos, y otros mil que podrán presentarse
tambien? Semejante manera de instituir un
gobierno , seria mas bien la de disolverle.—•
Mas si los ciudadanos no pueden ejercer
este derecho sino colectivamente, es decir,
en cuerpo, era necesario explicar de qué
modo han de formarse estos cuerpos co-
lectivos; pero esto que es precisamente lo
que la ley deberia decir, es puntualmente .4+


lo -que no dice.'
El derecho de consentir.— ¡Singular es-


presion para significar el derecho de acep-
tar ó rehusar : El derecho de votar , es cla-
ro ; pero el de consentir presenta una idea
ridícula ; y me hace acordar de lo que
un burlon decia de cierto senado en un
gobierno despótico: (cestos señores, decia


a35
él con mucha seriedad, tienen el dere-
cho de aprobar lo que se• les propone, ó
ir á un destierro.» Aquellas pagodas chi-
nescas que se vendian en Paris con el tí-.
tulo de notables, las cuales no bacian otro
movimimiento- que el de bajar la cabeza,
éran una imagen del derecho de consen-
tir. Esta . observacion• que en sí misma no
es muy importante, se dirige á hacer ver
cuán estraiío es qué una asamblea que pre-
tendia fijar las palabras, fijar las ideas,
fijar las leyes, y fijarlo todo para siem-
pre, se sirviese en una ocasion esencial-de
un término equívoco é impropio, como
si la lengua francesa estuviese reducida á
este inepto tartamudeo.


ARTICULO 15.


La sociéi<ad tiene el derecho de pedir á
todo agente público cuenta de su adnimis-
tracion.


OBSERVACIONES.


La sociedad.
—Aqui tenemos un nuevo


personage desconocido , que viene tambien
á hacer su papel en esta composicion. Pe-




236
ro ¿ quién es este personage? ¿de qué ma-
nera obra ? ¿ cómo ejerce sus derechos?
¿ en dónde reside .? ¿ én qué podremos re-
conocer que es él ? ¿ Se ha querido decir


que los empleados superiores tienen dere-
cho á pedir cuentas á sus subalternos? No
tener este derecho seria no ser superior:
no estar sujeto á la obligacion de darlas,.
seria no Ser subalterno; y en este sentido
la proposicion es inocente, pero futil. ¿Se
ha querido dar á entender que todos los
hombres que no son empleados pueden ejer.
cer este derecho sobre los que lo son ? En-
tonces todas las observaciones del artícu-
lo precedente son aplicables á este. Qui-
zá los redactores entendian por la so-


ciedad el cuerpo legislativo , y querian
decir que este tiene el derecho no de pe-


dir sino de mandar que se le dé cuenta
de todas las partes de la administracion;
pero .es fuerte cosa que jamas han de em-
plear el término propio, y jamas han de
hallar una éspresion clara, ni aun para
las ideas mas comunes.


ARTICULO 16.


Toda sociedad en la cual la garantía


237
de los derechos no está. asegurada, ni /a
separa* cion de las- potestades. determinada, no
tiene cionstitucion.


OBSERVACIONES.


Este artículo no es ya una declaracion
de derechos, sino un aplauso que los le-
gisladores dan . á su propia obra, junto
con un„anatema que fulminan contra to-
dos los gobiernos existentes. ¿Tiene cons-
titucion el pais á que pertenezco? Para
responder á esta pregunta, es menester
que yo examine si posee una declaracion
de derechos semejante á la de Francia;
y como ningun pais goza de esta venta-
ja, se sigue que ningun pais tiene cons,
titucion.


No me detendré en lo -absurdo del es-
tilo «una garantia asegurada», que es lo mis-
mo que decir « una garantía garantida.»
Ya se ha visto que el uso constante de es-
tos legisladores es emplear los términos si-
nónimos como diferentes, y los diferentes
como sinónimos.


La separacíon de los .poderes es una
idea confusa , sacada de una antigua má-
xima política divide et unpera ; pero una
máxima mas antigua todávia -y mas segu-
ra es que una casa dividida contra sí mis-
ma no podria subsistir. Unos poderes se-
parados é independientes no formarian un
todo; y un gobierno asi constituido no po-




23.5
dria mantenerse. Si es preciso necesaria-
mente un poder supremo á quien esten
subordinadas todas las • partes de la admi-
nistracion , habrá distincion en las/Luido_
nes ,


ro no habrá division de poder; por-
que el que no se ejerce sino conforme á
las reglas dadas por un superior (*) no es
un poder separado, es una rama del po•
der de este superior ; y como él le dió,
puede volver á tomarle; y corno él deter-
minó el ejercicio puede modificarle á su
arbitrio. (Se continuará.)


COM UNICADO.


Señores editores del Censor: los infras-
critos individuos de la reunion , que con
el título de Suciedad constitucional ,- y con
el debido conocimiento de la autoridad com-
petente , tiene sus juntas, sin misterios ni
disfraces, en la. calle de las Infantas "de es-.
ta corte, no hemos podido mirar con in-
diferencia las cartas que se han. publica-
do en el número r6 de la Tercerola, en


el 54 del Tribuno, en el x38 del nuevo


Donen haber recibido r de Murcia por el que


(•) Este superior es la nacion. (Nota del traductor),


. 2 39
• en dicha ciudad se publica con el título
. del chismoso. '


Es verdad que al leer en estos documen-
tos, en sus notas y preámbulos que se ha-
bla de alianzas con hombres generalmen-
te aborrecidos, de odio á la Constitucion, de
segunda cámara' representativa , de faecion


'aristocrática, de reglamento esterior y se-
creto, de proyectos iVartzes, miras sinies-
tras, plan asesino, de entronizar el despo-
tismo, de tratamiento de alteza d la junta
que se supone suprema, y de señoría á las
subalternas, con otras imputaciones de es-
ta especie, hacernos tí la notoriedad de nues-


t
tros sentimientos y conducta la justicia de
creer que no es de nosotros pi de nues-
tra sociedad de quien se trata en »ati ne-


•Dos papeles; y no podemos persuadirnos
que haya español capaz de calumniarnos
de una manera tan imprudente y atroz.


Mas como la coincidencia del título de
constitucional, que no sabemos se haya
adoptado por ninguna reunion de indivi-
duos particulares en Madrid , puede dar lu-
gar á que alguien presuma que alude á no-
sotros esa publicacion , esperarnos de los
autores 'ó editores de los artículos espre-
sados, que por lo que (á nuestro pare-
cer) exigen la probidad y la obligacion de


justos,
ustos , se sirvan hacer las aclaeacio-


nes oportunas para precavernos de sospe-
chas infundadas. Y si por ventura fuese
nuestra sociedad á la que se dirige el tiro,




á


240
provocamos desde ahora al vil impostor
que asi haya pretendido denigrarla, á que
hable claro, y designe sin rodeos los au-
tores. de las cartas y . planes que se supo-
nen, para que puedan responder ante la
ley , como lo deseamos , ó los qué cons-
piran contra nuestra Constitucion política,
en cuyo amor nadie nos eseede, ó los que
despedazandola so color de defenderla in-
tentan engañar al público con calumnias
tan -negras. corno ale,-osas.


Esperamos se sirvan VV. insertar este
artículo en su periódico, que dirigirnos con
igual objeto á todos los pie se publican en
esta capital.




Dios guarde á VV. muchos años. Ma-
drid 25 de mayo de 1 822.:-_-. -._Por sí y come
encargados de los definas socios =. Migue:
Martel. Manuel Lopez Copero.


Juar
'aseo = José Antonio Ponzoa.:_-.-_.


José Maria Calatrava.= A.gustin de Arrie
ta. Luis de Landaburit y Villanueva.


CENsoR2
s.


PERU/Die° POLÍTICO Y LITERARIO.


SÁDÁDO 29 DE JUNIO DE '1822.


Proyecto de reglamento prosnsional de poli-
cia presentado á las Cortes por la cornision
nombrada al efecto. Madrid 1822.


Los principios ex7 gire se funda este
yecto, son los siguientes:


x.° .«El estado de movilidad de la po-
blacion , es decir, la entrada y salida de
viajantes, tragineros , transeuntes oct. de-
be ser conocido diariamente por la auto-
ridad pública. Para que este conoeitnien-
to sea exacto y constante se establece per
partida doble,


la cuenta y razon de las en-
tradas y salidas.


TOMO XVII.




2 4
dan ladrones ó asesinos á costa de la pro:-
viuda del criminal ó de los propios de
su pueblo, si el alcalde no prueba haber
dado á tiempo noticia de las malas ces.-
tumbres del reo y de su salida de pobla-
do- para saltea¿>


Estos son los principios que han di-
rigido á la comision en la formacion dé
este proyecto, comprendidos todos en
este otro mas general: debe combinarse la
libertad con la sujecion de


. tal ~Puna que
se impida al malo cometer delitos o come-
terlos impunemerne ,y no se impida al


. ciu-
dadano honrado el ejercicio, de su libertad.


En efecto , qué se pide en este proyec-
to al ciudadano ? Que se halle siempre en
-estado de dar á la autoridad las noticias
correspondientes de su profesion, domici-
lio, viages, ele•En ningun


.caso puede ser
gravoso al hombre de bien dar esas no-
ticias; porque ni en sus viages, ni en sus
mutaciones de domicilio tiene proyec-
tos hostiles contra la. sociedad. En nada se
coarta su libertad , porque las formalida-
des que se le exigen no impiden en lo
mas mínimo la facultad de trasladarse de
un punto á otro, ó pasar de una profe-
sion á otra , ó usar libremente de su in,-


242
2.? El estado de la poblacion perma-


nente se establece por medio de listas exac-
tas que han de renovarse en - periodos fi-
jos; y las variaciones de este estado se
han de conocer por medio de avisos . ó par-


tes individuales.
3.° Debe respetarse el asilo del ciuda-


dano: las casas públicas deben estar siem-
pre abiertas á la autoridad.


4.° Se. mira como delito la vagancia, y ,
se hace consistir su caracter esencial en
no tener medios de mantenerse conocidos
y fáciles de presentar y demostrar, •


5.° Se prohiben todos los juegos de azar,
garitos, cuartos secretos para comer y be-


ber en fondas y hosterias, y la Mendi-
cidad no justificada.


6.° Se encarga el cuidado de la policía
de cuenta y razon á. las autoridades .
nicipales.


7 .° Se encarga la seguridad urbana ít
la milicia local, y la de los caminos á una
norcion determinada . de tropa de línea.


8.° La milicia nacional no auxiliará en
sus operaciones á la tropa, sino requeri-
da por la autoridad competente y en ca-.
sos de absoluta necesidad.


9.° Se darán premios á los que apreben-




u44
dustria. Solo se le impone un cuidado mas
que es el de tener sus papeles en reglas;
cuidado que no ocupa ni mucho tiempo
ni mucha atencion.


Al -contrario el malvado que conspira
contra ja sociedad, ya con delitos civiles,
ya con delitos políticos, tiene que ocul-
tar de ella sus movimientos. Sabe ó teme
que los ojos vigilantes de la autoridad le
siguen á todas partes. A cada paso tiembla
que se le exija la exhibicion de un pasa-
porte negado por la -municipalidad de su
pueblo. En una palabra , las :tinieblas son
su elemento ; porque inedi'ta Crímen y
el crímen las necesita; y asi no quiere
que nadie sepa á -donde va, de donde vie-
ne ni -donde está.


Sin embargo, hay muchos ciudadanos
honrados, para los cuales serian muy gra,
vosas las formalidades de las oficinas mu-
nicipales relativas á los pasaportes ; por,
que en ellas espenderian mucho tiempo
que necesitan para sus negocios, y ten-
drian que ocuparse personalmente cuando
su persona es necesaria para cuidar de sus
haberes. Tales son los traginantes , arrieros
y acarreadores de comestibles que van á
venderlos á poblaciones poco distantes de


<atií
set domicilio. Los redactores del proyecto
han aliviado á estos de una carga que les
seria pesada , exigiendo de ellos. sola-
mente. cdrtificacion de la municipalidad de
su domicilio, renovada en determinados
periodos.


El .principia 4e• la cuenta y raa.on en
las entradas. y salidas de viageros y Eran-
seuntes es el mas luminoso, que hay en
policia ; y su a plicacion es tan mil, que con
él solo y con la polícia judicial basta para
mantener en orden la sociedad. Siempre
hemos mirado con horror esa institucion
peligrosa, que con el fastuoso nombre de
alta policía, crea el espionage con todos sus .
ridículos apéndices, introduce en sena
de las familias las trayciones inquisitoria-
les y destruye la confianza, la libertad
de hablar y los bienes


.
mas apetecibles del


régimen social. -
Si la alta policia es necesaria para un


gobierno tiránico , solamente es de' lujo pa-
ra.un gobierno paternal, y de un lujo muy
peligroso. Los gobiernos liberales no ne-
cesitan de saber lo que piensan ó• dicen
los ciudadanos, sino lo que hacen y en
lo qué se ocupan; y esto lo averiguarán
beilm,ente siempre que estera seguros de la,




246
exactitud dela polici a municipal y de los es-
tados.de la poblacion moyil y permanente..


La censura de vagancia impuesta al ha-
bitante cuyos medios de subsistir son des-
conocidos, es un principio de policía, pro-
clamado y puesto en práctica desde los
tiempos antiguos de la Grecia. Atenas , la
mas democrática de sus repúblicas , lo re-.
conoció y practicó. En efecto , las socie-
dad debe ejercer una animadversion muy
severa sobre los hombres que 'se sostienen
por medios ilícitos, y deben reptitarse por
medios ilícitos todos los que son descono-
cidos; porque la propiedad es ostensible, y
la industria honrada , sea cual fuere el ra-
mo á que pertenezca, aun es mas ostensi-
ble por la necesidad que tiene de publi-
cidad para encontrar compradores.


En el proyecto se proclaman como in-
morales, contrarios al orden público y aten-
tatorios ‘á la seguridad , todos los asilos y
escondrijos que busca el vicio para ocul-
tar en ellos su deformidad al mismo tiem-
po que devora sus víctimas. Las casas de
juegos de azar son y deben ser miradas en
todo gobierno bien arreglado como una de
las mas grandes pestes de la sociedad. Es


tjy estrado que naciones civilizadas. lao,


247
permitan en ,


atencion á los intereses que
producen al erario. Los diputados libera-
les de Francia no han cesado de reclamar
contra el ingreso que recibe el tesoro ptl,
blico (le estas 'casas de infamia. En efec-
to, no -hay ni puede haber compensacion
pecuniaria que equivalga al gravishno mal
de sufrir los jugadores de profesion la rui-
na de la moral doméstica,"'el trastorno de.
las fortunas de los particulares y, la pér-
dida de tiempo que los ciudadanos vícti-
mas de esta pasion podrian emplear en
el cuidado de su familia y en el acrecen-
tamiento de los productos de su industria.


Mucho se ha dicho- y escrito acerca de
la mendicidad ; mas no creemos que es-
te vicio social podrá destruirse hastl que
los gobiernos sean paternales ; es decir, has-
ta que se estienda su vigilancia y pro:-
teecion á los últimos y mas desgracia7
dos de sus súbditos. La existencia (le un.
solo mendigo en una sociedad acusa la mor
ral de los ciudadanos y la de los gober7
mantes. Esta acusacion es mucho mas fuer-
te é-irresistible en las naciones cristianas;„
porque el primer dogma y el primer pre-
cepto del cristianismo •Ñs la necesidad y. i_el
ejercicio de la beneficencia.




248
Sin embargo ¡ quién lo creeria ! una er,


rada inteligencia de este precepto ha mi,
mentado entre nosotros la mendicidad de
una manera espantosa. Los que quieren con.
seguir á poca costa la reputacion de bue-
nos cristianos en este mundo y la salva-
cion en el otro, han creido satisfacer al
mandamiento de la caridad, repartiendo á
las puertas de las iglesias ó á las de sus casas
un número determinado de cuartos y ocha-
vos, en que multaban sus cuantiosas ri-
quezas y acaso mal adquiridas, corno la
cuota que les correspondia para el alivio
de los necesitados. La designacion y pu-
blicidad de los sitios en que se repartian
estas limosnas fastuosas convirtió la men-
dicidad en una profesion bastante lucra-
tiva para los que llegaron á estudiar y prac-
ticar todos los recursos de este nuevo ra-


.
mo de industria. Los verdaderos indigen-
tes , es decir, los que empleaban todo su
tiempo en un trabajo insuficiente para la
sustentacion de su familia , estaban natu-
ralmente escluidos de los beneficios de la
mendicidad; porque no tenian ni tiempo,
ni arte , ni desvergüenza para poner en
práctica los medios de eseitai la piedad
de los fieles. Esta industria perniciosa


24ej


«6 al grado de perfeccion que describe
Quevedo en La vida del gran Tacaño y en.
otros lugares de sus obras satíricas; pero


. para ejercerla con fruto era necesario es-
tudiarla con atencion y hacer un duro y
largo aprendizage: en una palabra era ne-
cesario renunciar á todo trabajo produc-
tivo , á toda virtud , á todo - sentimiento
de propia estimacion. Asi la mala inteli-
gencia






del precepto de la caridad hizo
que los frutos de la beneficencia cristia-
na recayesen siempre sobre los mendigos
voluntarios, ociosos y mal entretenidos, de
entre los cuales salian los rateros, los sal-


. • teadores y los asesinos. Esta peste ha cun-
dido estraordinariamente , y su estirpacion
debe ser uno de los primeros cuidados del
gobierno.


Mientras la autoridad pública, ya por
la penuria del :tesoro nacional , . ya por
otras causas, no pueda erigir el número -
de hospicios suficiente para dar ó asilo ú
ocupacion á todos los verdaderos necesita-
dos, miramos como urgente la ereccion de
juntas de caridad en cada parroquia ; por-
que esta institucion debe naturalmente di-
rigir los socorros de la caridad cristiana á
los verdaderos necesitados ; lo que des-


-5




r2J0
truirá , aunque con lentitud , la profesion
de los mendigos. El indigente recurrirá á
los directores , que teniendo medios y vo-
luntad de averiguar si la necesidades cier-
ta ó mentida, estarán casi siempre segu-
ros de haber empleado bien las limosnas
que les han confiado los fieles. Estos renun-
ciarán á ese ridículo boato de • caridad
que se compra con dos docenas de cuar-.
tos , entregarán 1 en el fondo de la junta
las cantidades que hayan destinado para
cumplir el precepto del evangelio, serán
individuos de una corporacion tan piado-
sa , y viendo por sus mismos ojos el es-
pectáculo de la indigencia, y gozando el
placer de socorrerla, se harán verdadera-
mente benéficos y caritativos. En Ingla-
terra los fondos de las juntas de parroquia.
estan asignados sobre una conrribucion
que se llama cotztrzbucion para los pobres,
la cual• es sumamente crecida, porque en
un pais de fábricas un solo ramo de in-
dustria que se destruya ú que decayga por
causas imprevistas , reduce á la miseria gran
número de familias.


Mientras esta institucion moral no naz-
ca, se acredite y prospere en nuestra tia-
cion , lo mas que puede hacer el legisla,,


251
dor es exigir que les mendigos exhiban
documentos justificativos de su necesidad; •
y esto es lo que se manda en este pro-


• yecto. •
En Francia se da en las municipalida-


des tres sueldos de limosna á los indigen-
tes que transitan de un pueblo á otro , por
cada legua militar que caminen. Mas han
de traer Su pasaporte de pobre; dado por
las autoridades del pueblo de su domici-
lio. Esta institucion nos parece muy util
porque proporciona .á los indigentes de un
pais el medio de trasladarse á otro , don-
de puedan emplear su industria ó encon-
trar los medios de subsistencia que les
niega el. de su domicilio.


En el proyecto se encarga á las auto-
ridades municipales el cuidado de esta po-
licia. Sus redactores conocen muy bien la
necesidad de dotar destinos y oficinas que
'forzosamente han de tener mucha ocupa-
cion , si este ramo de servicio público se ha
'de desempeñar como es menester. Mas la
penuria de! tesoro público obliga á con-
fiar la -policía al celo y patriotismo de las
autoridades municipales. Nosotros creemos
que es de absoluta necesidad aumentar el
numero de los oficiales de ayuntamiento,


411




Ir


252,
principalmente en las grandes• poblaciones-i.
si no se quiere que se queden mal hechos-
ó por hacer los muchos y graves negocios.
que el régimen actual pone á su-cargo:
pero aun en el caso de hallarse' el tesoro
público • en estado de pagar la policia, no
quisieramos que su administracion saliese
de las manos de una autoridad tau pater-
nal como es la municipal, aunque siempre.
con la obligacion de dar partes diarios al,
gobierno de los resultados.O


No hablaremos de la necesidad de crear
una fuerta armada para la seguridad de
los caminos. El que no vea la necesidad
de esta fuerza no ve nada en politica. Mas


qué tropas la formarán , y.á disposicion de
quién deberán estar ? Claro es que la mi-
licia nacional no puede ser llamada á es-
te servicio sino en casos de absoluta. ne-
cesidad : 1.5 porque se la distraeria de
su encargo principal , que es la conser-
vacion de la tranquilidad de las pobla-
ciones:. 2.° porque se la obligaria á. un
servicio de demasiado trabajo y peligro pa-
ra un cuerpo que sirve gratuitamente:
3.° porque tienen que temer por sus pro-.
piedades, casas y personas la venganzade
los criminales perseguidos. Es necesaria


nbi
'pues tropa de línea bajo las órdenes de su
gefe. Esto es tan evidente, que todavia no


. lietnos podido entender por que se desechó
un proyecto de tal especie en la sesion de
182o. Si se hubiera adoptado, quizá no hu-
bieran existido los movimientos de las pro-
vincias septentrionales, ni .


se hubiera pro-
longado ,


el escándalo de los robos y asesi-
natos en los •caminos.


'Esta :medida es ur-
gentisima en Espaiía por la falta de pobla,
cion rústica. No hay mas remedio qe.e opo-
ner una fuerza independiente


,y segura ála violencia de los criminales.


rot




254


De la influencia del bello sexo:,


El bello sexo . ejerce sobre los hom.,.
bres un dominio indeclinable, y que se
entiende á toda la vidá. Impera sobre la
niñez por el cariño, sobre la juventud por
los deseos , sobre -la edad madura Por la
posesión, sobre la vejez por la debilidad..
Hijos, amantes, esposos y padres todos
obedecen al mando del amor y de la her-
mosura : todos sufren el yugo del sexo de-
bit, tiránico si se quiere y absoluto, pe-
ro amado y embellecido por las gracias.


Si la naturaleza hubiera dotado a las mil,
geres del vigor físico y de la fuerza in,
telectual de los varones, sin quitarles na-
da de sus gracias; de su ternura, de la
vivacidad agradable de su imaginado!' y
de la delicadeza esquisita de sus sentimien-
tos, no tendrían que cansarse los políti-
cos en buscar los verdaderos principios del
orden civil. La muger seria en esta hipó-
tesi un hermafrodita moral ; y teniendo en
su mano la seduccion que subyuga, y la
razon y el valor que defienden, qué po-


255
dría el hombre feroz contra ella ? La na-
turaleza hubiera indicado entonces la tíni-


•.ea forma de gobierno cine convendria á la
sociedad, el despotismo


Pero la naturaleza Irá- dispuesto las co-
sas de otro modo, haciendo incompatibles
física y Moralmente' las cualidades de en
trambos sexos. La muger domina por el
sentimiento; pero en cuanto á la razon
`és dependiente del hombre. Aun hay rasas:
el 'sentimiento que es un medio de domi-
nar en la:• mnger, es tambien un medio
para dominarla; y cada individuo de ese
sexo, si manda á veces tiránicamente, al-
gun dia obedeció ó algun dia obedecerá;
y lo mas coman es que manda porque obe-
dece..De ningun ambicioso se puede de-
cir con mas razon que. de las mugeres la
espresion de Tácito: omnia serviliter pro
dominatione. Se humillan para dominar:


La razon de este fenómono no está pre-
cisamente . en la inferioridad de la fuerza
física, motivo de mucha influencia á la
verdad en los pueblos bárbaros; pero muy
poco poderoso en las naciones civilizadas.
Tampoco está en la energia de sus sen-
timientos que las someten al que es ob-
jeto de ellos : la esperiencia enseña que las




256
pasiones del hombre, aunque menos d'U:,
raderas son mas enérgicas, y no por eso
es mas servil su sumision. La .causa osen-
cial que obliga al bello- sexo á la serví.
dumbre, debe buscarse en la naturaleza
de sus facultades intelectuales : en su ima-
ginacion mas ardiente, mas delicada que
la nuestra, mas habil para encontrar re-
cursos momentáneos ; pero pasiva,, sin fa-
cultad creadora , poco fecunda de ideas y
de una esfera limitada. Las prendas y de-
fectos de la irnaginacion mugeril depen-
den de su constitucion física ; y por tan-
to la educacion podrá modificarlos algun
tanto, pero no destruirlos.


De esta disposicion natural resulta que
la muger ha de recibir de fuera las ideas
que han de servir de pábulo á su imagina-
cion ; y la mente, de la cual las reciban;
ejercerá sobre ellas un imperio esclusivo
y de larga duracion, liemos dicho esclu-
sivo , porque .solo se someterán á aquella
mente, de la cual haurecibido ó han mi-
do recibir luces ; esta sumision les parece-
rá forzosa en virtud de su debilidad. fí-
sica, ó amable si las pasionesla han. for
talecido ; pero el alma mugeril sirve una
sola vez, y semejante á los esclavos de Egyp-


257
to, se vale do su esclavitud para mandar
despues; las ideas que ha adquirido en.
su sumision le sirven para dominar en la
sociedad.


Asi se esplica un fenómeno bastante
general en la historia. Las ~eres si„suen
siempre.


el espíritu del siglo.. Ciudadanas rí-
gidas en Esparta, recogidas en Atenas, cor-
rompidas á los fines de la república ro-
mana , fanáticas y supersticiosas en los si-
glos de la barbarie, galantes con decen-
cia en los de la caballeria , y con cierto gra-
do de instruccion en el presente, nunca
han sido otra cosa que lo que han 'que-
rido los hombres que sean , por la impo-
sibilidad en que se hallan de trabajar con
otro caudal de ideas que el que presenta
á cada una la persona -que elige por maestro.


Esta sola considerad«) basta para ha-
cer ver la urgente necesidad de educar
bien al bello sexo. La muger igual mén te que
el hombre ha recibido de la naturaleza
una gran dosis de curiosidad, y esta no
se limita como algunos afectan creerlo á la
chismosgrafia del amor y de la vanidad. Su
ardiente imaginacion tiene necesidad de un
pábulo, es decir, de ideas; y si no se les
dan maestros que se las comuniquen, ellas


woiNTO XVII.
17




258
los buscarán. Pero el maestro tomado por
eleccion de la discípula puede ser muy no-
civo para la' felicidad de ella, y para la in-
fluencia que ha de ejercer despues en la
sociedad. Estos maestros interesados pro-
curarán inspirarles ideas útiles á ellos mis-
mos, y presentarán á una unaginacion no-
vicia un mundo de invencion propia, en
el cual no habrá un objeto mas esencial
que el salario (le sus lecciones. Unos pro-
curarán inspirarles ideas y sentimientos de
obediencia pasiva á la autoridad paterna,
aun cuando sea injusta y tiránica: otros les
enseñarán á practicar como virtudes la gaz-
mofieria y la apariencia de la religion : otros
semejantes al insecto que devora las hojas
de una rosa, destruirán en su alma los sen-
tfimientos del pudor y de la honra : otros
en fin (y estos son los mas peligrosos) las
reducirán toda la historia del mundo á las
novelas ,y toda la moral al catecismo del
amor. ¿Qué obstáculo puede oponer á es-
tos males la imaginacion ardiente y vacia
de una joven , si llega tí viciarse en ella
el sentimiento , único recurso del bello sexo
contra la eorrupcion del espíritu?


Estos males se hacen mucho mayores
por la naturaleza de las meditaciones,


259
que con mas placer se entregan las mu-
geres. El bello sexo es esencialmente uzo-
ral; y si no le son desagradables los estw-
dios de las bellas artes, de la física y de
la historia natural; lió hay duda que los'q-ue
le gustan mas generalmente son los -re-
lativos á la historia y á la teoria de los
deberes y obligacienes domésticas. Esta pre-
ferencia se debe á la inferioridad de su
fuerza física y á la superioridad de su tac-
to en el conocimiento del corazon huma-
no. El debil no tiene mas apoyo que las
leyes; y la moral es el legislador domés-
tico y civil, El que posee un arma venta-
josa quiere conocer bien todas las mane-
ras de usarla ; y las combinaciones -mora-
les son las que pueden enseñar á la mu-
ger á sacar el mayor partido posible de su
conocimiento del •hombre. No es estraño
pues que prefieran las lecturas morales á
todas las demas.


Luego si el maestro que la thcCion 6
• casualidad deparó tiene interes en perver-
tir las ideas morales (le su discípula , 6
por lo menos no tiene el saber necesario
para presentar las buenas con claridad y
distincion , corrompido el sentimiento de
lo justo, de lo bello y de


.
lo verdadero,




260
¿quién volverá á curar el espíritu muge-;
ril , muy semejante al angel en no aban-
donar lo que una vez aprendió ?


Se ve pues la necesidad de libertar al
bello. sexo de estos peligros, fijando en
su ;imaginacion las buenas ideas, antes de
quo entren en el mundo. Su felicidad pro-
pia , la felicidad de las personas- sobre
las cuales han de ejercer mas inmediatamen-
te su influencia , y hasta cierto punto el to-
no moral de la sociedad dependen, de la
educacion de las mulleres. ¿Por qué se ha
de dejar al arbitrio de su corazon inesper-
to ó de su imaginacion desalumbrada ó de
la casualidad un objeto tan interesante?
¿Por qué se ha de dar tan poca impor-
tancia á las ideas primitivas que han de
servir de basa á sus sentimientos futu-
ros, y que han de ser las fuentes de deli,
cia ó. tormento para las familias y de cor-
rupcion A moralidad para las personas que
las traten ?


Nos hemos estendido tanto en este asun,
to porque no estan los hombres general,
mente convencidos de la necesidad de fi-
jar desde muy temprano las buenas ideas
en la juventud del bello sexo y de ciar á
mirnaginacion el único pábulo que le et


Provechoso.


26i
Nosotros creernos que toda la instruccion


literaria de las Mugeres , generalmente
hablaWdo , deburedueirSeh dirigirse al OW-
jeto más intereSarite


-para ellas , es decir, á
la moral. FortalezeamOs su espíritu de
do que pueda resistir vigorosamente á las
seducciones futuras de su imaginacion. Pre-
sentémosle la itnagen verdadera de la vir-
tud, y • valganibtió.


s de la ternura y recti-
. tud de sus sentirriientOl


• para hacersela amar.
Es muy dificil que sea infeliz la muger que
llegó una vez á conocer y amar la virtud.


La
•dificultad está en lo primero ; por-


que en casi todos los sistemas de educa-
cion se han padecido machos errores acer-
ca de la manera dé presentar la idea de la
virtud en todas sus .ramificaciones: noso-
tros nos limitaremos 'éste artículo á se-
•nala• algunas máximas generales que de-
ben tener presentes los institutores mora-
les del bello sexo.


r:a La virtud religiosa no consiste
en las prácticas 'dé ' la devócion , sino en
el cumplimiento de los deberes y en el ejer-
cicio de las virtudes morales , combina-
do con la idea de la presencia del Ser Su-
premo que las manda y las premiará ,
con la frecuente memoria de :sus benefi-




ternura que la naturaleza depositó en sus
almas, y las habreis librado de grandes pe-
ligros.


Los directores (le la casa de educacion
de señoritas , sita en esta corte en la calle
de 'fortaleza. cerca de santa Bárbara, pro-
fesan las máxiMas•y principios anteriores;
y se guían por ellas en la interesante em-
presa que han , tomado á su cargo.


262
cios en el orden sobrenatural. A mi sexo
tierno debe presentarse continuamente. el
amor .de Dios comp.el..premio ele las vir-
tudes;, .pero debe ,cónibátirse la nicht-tapian
bastante general de las mugeres, á todo lo
que és esterioridad . y prácticas minuciosas.


u.a Las obligaciones (lelas mugeres. son
muchas, fastidiosas y continuas: no hay
un hombre capaz de cumplirlas..,Deben
pues ser muy severos los principios JemoraI
que se les enseben., y el primero de todos
ha Je ser la vigilancia consigo mismas y
coy todos los objetos que las rodean.


3.a Para las mugeres es una obligacion
lo que para los hombres es un premio de
la virtud ; á saber,_ la buena .


fama y .repu-
tacion. El hombre la recobra aunque. ha-
ya llegado 4 perderla : la rnuger no. Se le
debe decir muchas veces , que no le bas-
y1. .1.1r 7nlena: (e es preciso ademas parecer-
lo. El pudor que es natural al bello sexo


„les , hace facil ejercicio de esta máxima.
Inspirada las mugeres la virtud de


la caridad, y habreis completado su edu-
cacion mora!. En ,ellas la compasion es. un


_tormento y la beneficencia in placer. Di-
.rigid Inicia el indigente, hácia el enfermo,
_hacia el infeliz ese raudal inagotable de




2 64


Comprobacion que no admite réplica de la
justa sentencia de ha lugar que los ju-


''''rados de Cadiz y de Madrid kan
. pro-


nunciado contra dos' escritos publicados
áltimanzente.


Para que se vea la injusticia con que han
dado muchos en quejarse de lo que ellos
llaman poco acierto 6 falta de imparcia-
lidad en algunos juicios pronunciados por
el tribunal de jurados sabiamente institui-
do por la ley de 32 de octubre de 182o>
consideramos que nada podrá haber mas
oportuno que presentar á nuestros lectores
los verdaderos cuerpos de delito de las
dos últimas resoluciones, tomadas por el
jurado de Cadiz y por el de Madrid en
los dos célebres *escritos que se han some-
tido á su severa censura. Bien pudieramos
hacer un largo catálogo de otros diferentes
juicios pronunciados por estos mismos tri-
bunales, de los cuales sabemos muy bien
que han murmurado algunos , ya por pura
malignidad ;


ya por envidia y ya por crasa
ignorancia, sin hacerse cargo de que los hom-


265
bres . 7'io son infalibles , y que no les es
dado á todos por su -misma naturaleza el.
:verlas cosas de una misma manera, sino
conformo á su organizacion , á la mayor


menor fuerza de su temperamento, y aun
' algunas veces tainbien . á • la- mayor ó me-


nor perfeccion de,:Si.is. ,:digestiones. Sabemos
nuty:Iien,que de este-;modo 0c/riamos ba-
der-unaidefensa legal tan convincente y
'perentdria(-;1 como la, que •pocos: números
mas arriba, 'tuvimos el gusto de insertar
acerca ,do la borrachera; pero como por una
parte esto 1105 co.nduciria á tener que es-
cribir .nn;tonio en,folio , cosa que no sue-
le agradar .ni á los .periodistas ni á sus
leetorel l;yuconio por otra el mayor ti úme-
-r.Ceide . los anteriores juicios, de. que se ha
murmurado osadamente:-hasta en el mismo
congresonacio.nal por los. indiscretos:arnitn-.,
-tes .del. orden, no: :11a- interesado mas que
al honor y buena reputacion de unas cuan,
tas docenas de particulares , que es como si
dijesemos , una niiiada , una bagatela ó
un escrúpulo de monja , habremos de li-
mitarnos .al juicio sobrela.,•alocucion, ma-
nifiesto á se -llame: de la diputa:.
cion provincial de Cadiz á los pueblos de
su provincia de que se habló en el nú.-




anea) a44 del imparcial , y al de la espo-
•ic:ion dirigida al Rey por un gran núme-
ro •de hacendados ,.comerciantes militares
y otros propietarios residentes .en,111adrid,
cuya copia se insertó en el Universal del
•f.N de mayo , y cuyo parecer :weritica. mo-
,Oestameore en el de 15 de..junicit;


Ya se deja conocer que si ‘ nosotros °fue-.
sz,ttios. de aquellos que gustan;..:Valerse-de
•sofismas para hacer creer que loblanco es
tinto que lo tinto es blanco•deAaaTio-
deracion es un :vipio,,y la exageracion una
-virtud eto ;int} noS•costaria . nalditceel:tra-
bajo , .apostillar •una por una ,las,.proposi-
ciories de ambos escritos, haciendo :ver las
heregias políticas de que estar/ plagados;
pero como por mas exactitu•que •usie-
sernos en nuestras citas, no faltaria ∎ .quien
sospechase de que acaso hahiamos sido po-
co fieles en la acentuacion, hemos deternii•
nado presentarles estos mismos escritos vuel-
tos enteramente por pasiva, es decir, ha-
ciendo qtic presenten un sentido contití*-
rio al que espresa su lectura. De este
do se convencerá ,eVrnas- obstinado de lo
justa y justlsima que ha sido la resolu-
cion de que lta lugar' á la formacion de
causa sobre uno y otro como subversivos,


26,-
o capaces de serlo, que todo viene á ser
lo misal°.


,bias. antes de emprender esta obra T10
podemos menos de llamar la atencion so-
brp lo que , dice el Universal en el citado
número de 15 de junio acerca de sis,4%-
bió, ó no debió el señor alcalde donalkar
1:110 u , Gasellas admitir la denuncia de la es-
.. ,


posicion de los madriieno:-; bajo pretesto
de que, ,,el .honoiable Jentineiador , no usó
de ninguna de las calificaciones fijad.; mr
la ley. Notamos en esta parte dos ,grayo


,,..


errores en que invcduntarianente cae , el
Universal. El uno pudiera, llamarse error .14
hecho , y el otro error t:1, derecho ; porque
aunque en efecto la , denutteia, haya sido
concebida en los mismos términos que se di:-
ce , está snbradisitnamente justificada con,la


...


maña que se tomó nny desde los principios
de suplir los mismos señores alcaldes los
desculaillos involuntarios de los caballe-
ros delatores, como ,


sucedió eón el II 1'1 MC--
*ro a3 de nuestro periódico ,que fue de-
nunciado por el ilustre, patriota don MAR-
TIN FORONDA y otras Yerbas, como ten-
dente á la :sedición bojo, el velo del pres-
tigio, lo cual no impidió el que se reu-
niese el jurarlo y pronunciase el Irá lugar
que se.,desepha. Desde entonces quedó re-


1..




268
suelto que lo mismo es tender 'cf . id sea.
cien que ser sediccioso; lo mismo set' ca-
paz de subvertir que 'ser subversivo; In mis-
mo ser capaz de mentar que ser un em-
bustero ;. lo mismo ser capaz de emborra-
charse que ser un grandisimo borracho, y
l'O mismo Jet.. capaz de cometer Utt robo d
üñ asesinato que ser un ladroti ó un ase--


Queda ptiés'"dniostrado '
és fu ti l é 'iÚsignifiante' la observacion que


re' la i Uéia etit u d' de
lá d'entficia,- asi cOVIVO' rió negamos cine tam-
bien fueron fútiles é insignificantes las ob-
servaciones que nosotros hicimos„• ási en
'inicio como fuera de 'él , cuando' nos ocur
rió el laneeeilló de-que hablamos ; y si te.
davia no convencen estas razones, podria-
mos añadir otras mucho mas -Sólidas, que
sin duda tendrían los señores lela audiencia
territorial de Madrid, cuando no se dignaron
admitir eritirso itaiwpoco
la apelación por estas y por ciWas baga-


- telas , que mas 'bien pudieran llamarse ea,
vilaciones.


Tambien es . muy reparable el. segun-
do error de derecho , á saber:' (pie los ju-
rados no juzgan por su opinión, sino que
califican la optnion del denunciador; y que


269
aunque ellos creyesen que la esposicion era
subversiva , no podian declarar la forma-
cion de causa , si solo era denunciada por
injuriosa ; asi como un juez no puede con-
denar á un deudor á que pague mayor can-
tidad que la que pide el demandante, aunque
conozca que es mucho Mayor la cantidad que
le debe. ¡ Valgame Dios y qué multitud de
errores legales estan envueltos y reboza-
dos en esta sola cláusula! posible que
no se acuerde el Universal de la sabia y
luminosa doctrina que preconizó, sostuvo y
defendió viribus et armis uno de los mas
célebres atletas de la libertad é ilustra-
cion española, hallandose de jurado en el
pirado matritense del año de 1821 , cuando
se celebraba ese mismo juicio de que liemos
hecho antes mencion ? Quién le ha dicho
al abogado ( decia él con aquel tono dog-
mático y aquella gracia que Dios le dió has-
ta para decir disparates ), que nosotros los
jurados tenemos obligacion de sujetarnos á
la denuncia ? Pues no faltaba mas sino que
despues de haber uno estado cinco ó seis
años ganando su sueldo por aquellas ta-
bernas de Londres viniesen á uno á darle
lecciones sobre juiys y sobre libertades de
imprenta. El denunciador no tiene mas obli,


_amátk.




270
gacion que la de decir que el escrito - le pa-
rece malo , y á nosotros los incorruptibles
é inapasionables jueces del hecho nos ta-
ñe y pertenece darle la calificacion que se
nos. antoje, sin tener que dar á nadie cuen-
ta de los motivos. Am es que si ahora nos
viene á las mentes calificar este escrito
de incitador á la desobediencm. en primer
grado, se nos pusiese en la chola calificar-.
le de obsceno, por obsceno pasaria , aun-
que fuese mas limpio y mas casto que la
misma Dulcinea del Toboso.


Es ademas un principio inconcuso en-
tre todos los que han llegado al alto gra-
do de liberalismo á que solo pueden as-
pirar los liberales del inerode como su
merced, el de que siempre y en todo ca-
so se debe estar en favor del denunciador,
ayudandole y conduciendole por la mano
para que no se resbale y se arrepienta de
seguir aquella honrosa carrera ; y nada le
puede hacer tanto honor á un juez y á un
magistrado, como el suplir las faltas ó las
sobras que puedan notarse en la denuncia.


Dicho esto asi como de refi l on pasemos
ahora á copiar , como ofrecimos, al reyes
la alocucion de la diputacion provincial de
Cadiz, á la cual seguirá inmediatamente la


27r
• esposicion de. los ciudadanos de Madrid. ne-
biera pues .decir la primera, para que no fue-
se subversiva , lo siguiente :


« No esperimentaba la menor amargu-
ra esta diputacion por ver combatida de
todos lados 'nuestra naciente libertad , asi
'por la clientela interesada •del despotismo
que quisiera sofocarla en su cuna como
por una turba alucinada (le gentes que se
dicen sus defensores, y tratan de precipi-
tarla en escesos que no menos la llevan á
perecer.' Cualesquiera que sean los ataques
de hecho dados hasta ahora por. unos y
otros inutilmente, los últimos han hecho
muy bien en usar de una arma especial,
que por lo mismo que es encubierta y do-
losa, es mas certera en sus tiros, y de mu-
cho mayor alcance en sus daños. Los par-
tidarios del poder absoluto saben muy bien
que su. causa no está perdida para siem-
pre en el tribunal de la razou , y por eso
se han atrevido á diseminar con frecuen-
cia por escrito algunas de sus máximas lu-
minosas, y á emprender una apologia sos-
tenida , desplegando las racionales teorías
de los déspotas que la ilustracion del si-
glo puesto .en boga. Pero los secuaces
de la licencia que son los verdaderos li-




2^°2
berales , los protectores natos de los dere-
chos palitos ,•han hecho perfectamente
en proclamar las doctrinas disolutivas de
la sociedad civil que puede muy bien con-
servarse sin el respeto y sumision de los
pueblos al gobierno constituido. La afee--
tacion de patriotismo, asi como la de la
virtud, es menos peligrosa que la enemis-
tad declarada, y mas vale ejecutar el mal
callandito para que nadie pueda evitarle,'
que no mostrarse malo á la descubierta,
porque entonces se pierde el golpe.


»Por fortuna de la provincia de Cadiz
no son nuevas en ella las predicaciones
de este verdadero liberalismo ; pero tiene
la satisfaccion de que se han aumentado en
estos dias con la multiphcacion de perió-
dicos consagrados á la sedicion , en los
cuales* se refiere el hecho indisputable de
que la libertad y aun los ciudadanos es-
tan á punto de perecer y los diputados de
la nacion en riesgo de ser llevados á un
patíbulo , con lo cual se le tranquiliza:al
pueblo para que embista á sus verdaderos
opresores ; pero no por eso se /e exhorta á
la venganza ,ni se le recomienda y elogia el
puñal ni el asesinato. Estan muy equivocados
los que piensan que se trastornan los princi-


273
¡ojos de la Constitucion española , ni de
ninguna constitucion monárquica , porque
se niegue la inviolabilidad absoluta del Rey,
ni por suponerle sujeto á la deposicion
con arreglo á la misma ley fundamental.
.•d Quién puede


.
disputarles á estos apósto-


les de las buenas 'idees la gloria que
han tenido de amenazar al gefe superior
político por la denuncia. de máximas tan
saludables con la venganza irremisibble que
han de tornar el dia de la lucha en que
quiera Dios que nos precipiten ?


»Ni hay en esto la menor seduccion
ni osadia, antes bien se confirma de es-
te modo la incontestable verdad , de
que esas son las ideas y esa la resolu-
cion de los habitantes de Cadiz, y que
este pueblo , que aborrece la Constitu-
cion y que no quiere cumplir sus juramen-
tos, la destrozará y los hollará piadosisi-
vilmente para quitar á España una liber-
tad cimentada sobre el cumplimiento de
sus pactos y obligaciones. Tan justas ala-
banzas tributadas á la provincia y á su
capital benémerita , solar de la Constitu-
cion española, ha hecho romper el silen-
cio á esta diputacion para que se vea que
ella piensa lo mismo en estas materias.


TOMO xvn.




274
Como nada tiene que ver con los pue->
Idos, ni nadie la ha encargado de celar so-
bre la observancia de la -Constitucion , adop-
ta á la faz de Espada y del inundo tan
liso-njeras ideas. La diputacion de Cadiz,
que no está muy segura de los principios
constitucionales y generosos de los mora-
dores de su provincia , declara en nombre
de todos ellos que quiere otra libertad
muy distinta de la que concede la Cons;
titucion de la monarquiá ; que no respeta-
rá nunca los poderes sancionados en ella;
que quiere reformas sin esperar al tiem-
po ni á los trámites que en ella 3C esta-
blecen, y que desea la alteracion de sus
basas fundamentales.


«Tal es la de que todos los poderes de-
ben reunirse en uno solo, á fin de que no
haya despotismo : tales la de que ninguno
de ellos esté seguro de no ser invadido por
el otro : tales son la de que el rey no
goce de inviolabilidad absoluta en su sa-
grada persona , ni sea perpetuo en el tro-
no, porque no es él la suprema fianza del
gobierno , y puede muy bien haber liber-
tad sin semejante firmeza. La inviolabili-
dad y la perpetuidad son invenciones mo-
dernas que no reconoce ninguna consti-


75
tucion monárquica, ni las admite ningun


• político, corno que son enteramente supér-
fluas é inútiles para oponerse á las preten-
siones de los ambiciosos.


»La historia de la sociedad humana ( de-
cian tontamente los que formaron nues-
tra Consti tucion ) la prudencia y la &a-


. ' biduria de los..
hombres y escritores mas


profundos ponen fuera de toda duda da.
. necesidad de que el entendimiento huma-
no se rinda á la experiencia y haga el
costoso sacrificio de declarar suelta de todo
cargo la persona del Rey, que por tanto
debe ser sagrada en obsequio del orden
público, de la tranquilidad del estado y
de toda la posible duracion de la institu-


• eion magnífica de una monarquia modera-
da.» Y no será libre de todo cavo, y es-,
tará escrito de responsabilidad, aun cuan-
do se permita acusar al. rey , aun cuan-
do se falle sobre su conducta, y aun cuan-
do se acabe con su persona? ¿No es del
todo inviolable un monarca, aunque se le
arranque el cetro de la mano, y se le pre-
cipite de su trono? ¿Y qué perjudicará al
reposo de una nacion el que se abra esa
puerta á la ambicion de; mando supremo?
No haya miedo que entonces hubiese im-
úi




276
putaciones que hacerle , ni conspirado.
res que las preconizaran , ni rebeldes que
las sostuvieran.


El modo mas genuino, mas sabio y
recto de interpretar el sentido literal de
la Constitucion es suponer que segun ella
pueden las Cortes separar á un rey del
gobierno, declarandole incapaz. por su con-
ducta. Si esta verdad tan propia de las
monarquias robustas no se hallase en la
Constitucion española hubiera sido el ob-
jeto de la desaprobacion de todo . el mun-
do civilizado; como que no solo deter-
mina que cuando el rey fuere menor de
edad y cuando se halle imposibilitado de
ejercer su autoridad por cualquiera causa
será gobernado el reyno por una regencia,
sino que ie le pueda desposeer y declarar in-
capaz siempre que á cuatro patriotas de los
identificados se les ponga en la cabeza. Es esto
tan cierto y tan indisputable, que con solo
que declaren las Cortes que el rey es menor
de edad`, aunque tenga setenta años pasará"
por menor y se le nombrará una regencia, y
si es necesario se le dará una nodriza..¡ Bueno
seria que las Cortes actuales no tuviesen fa-
cultad para nombrar gobernadores del rey-
no sino cuando el Rey estuviese


277
tado por causa física , como en Inglaterra Jor-
ge ó por causa moral, como doña Juana
en España...! Bien al contrario, la Constitu-
cion las autoriza á declararle imposibilitado é
incapaz de conservar la corona , como y
cuando lo tengan por conveniente.


Ignorantes ó pérfidos los que pre-
tenden que la inviolabilidad y


. permanen-
cia no sbn una merced ó caridad


-
concedi-


da al merecimiento de los reyes, llegando
su estravagancia hasta querer que sea una
salvaguardia de la seguridad pública. ¿Pa-
ra qué diablos puede servir ese poder inac-
cesible, colocado sobre una esfera á don-
de no podrian alcanzar los tiros de las no-
bles pasiones interesadas en combatirle?
Un monarca inviolable é inamovible no
puede menos de despojar á la nacion de
su libertad, con tal que esté ligado á la
constituí:ion , que es la que le fiicilita esas
usurpaciones. Ni puede menos de ser asi
porque segun la Contitucion, si algun prín-
cipe intentase dar órdenes contra ella 6.
contra las leyes , cualquiera ministro pu-
diera comunicarlas, y cualquiera autori-
dad cumplirlas, sin hacerse responsable an-
te las Cortes. Por eso mismo se omitió con
todo cuidado dar esta caucion á los pito_
blos para dejarlos espuestos á los riesgos




278
de una convulsion interior , y á las ines-
timables resultas de la disolucion y -de la
anarquia , que es la que se propusieron
como fin los redactores de nuestra ley fun-
damental. La Constitucion española es la
-que da menos seguridades contra las agre-
siones de sus reyes entre todos los pue-
blos libres de Europa.


«¿De qué sirven en el mundo , ni qué
garantia ofrecen todas esas pamplinas y
mudequerias de la libre y popular elec-
cion de todo el cuerpo legislativo ? ¿De
qué la congregacion anual de las Cortes,
independiente de la convocacion real, y
no sujeta á la disolucion por el monarca?
¿De qué esa tontuna de la sancion nece-
saria de las leyes á la tercera vez que se
apruebe el proyecto? De qué el encargo
de examinar en las sesiones primeras, y
acordar el remedio y la responsabilidad de
las infracciones de Constitucion? ¿De qué
la perpétua vigilancia de una diputacion
permanente del congreso para observar y
darle parte de las transgresiones; el deber
de las diputaciones provinciales. de dar cuen-
ta de las que notaren en su. distrito; el
ridículo derecho de todo espaííol para re-
presentar y pedir la observancia del códi-
go constitucional, y la facultad de publi-.


279
car por la prensa las calumnias y los abu-
sos de los magistrados? Es una purisima
broma y gana de conversacion eso que se
dice de que el ejército está resuelto á de-
fender la libertad que proclamó gloriosa-
mente , y lo del amor de la milicia na-
cional al régimen establecido; porque no
sirve' de nada el escarmiento pasado, ni
tiene buen espíritu la parte mas ilustrada
y numerosa (le la nacion. Será pues ar-
rebatada su libertad sin que ella lo quie-
ra ni lo conozca. ¿Quién duda de que to-
do gefe que pretende mantener la tran-
quilidad, solo intenta esclavizar la nacion?
Todo el que dé algun grito de subversion
adquiere un derecho á que la nacion se
entregue en sus manos, y por eso los fac
ciosos la dominarán y es muy justo que
la dominen. No hay ninguna necesidad de
determinar las personas ni los medios que
emplean y tos pasos que dan aquellos que
intentan avasallar á la Espada, sino que es
muy suficiente decir asi á bulto y como
de trompos, que la nacion está ciega y
no ve la ruina de sus derechos. Aunque
estan congregadas las Cortes, maldita


.
la


muestra que han dado de su celo por
libertad de la patria.




280
»Habitantes de la provincia gaditana,


lo mejor que pedeis hacer es arrojaros cie-
gamente en los brazos de los que preten-
den • inquietaros y teneres en una perpé-
tua conmocion. No porque hayais nombra-
do una vez los defensores de vuestros de-
rechos, ni porque hayais establecido las
autoridades en la forma constitucional , ni
porque hayais tomado tantas garantias con-
tra el abuso del poder, penseis que teneis
obligacion de obedecer á la iey ni de res-
petar á las autoridades; por el contrario
debeis echar con dos mil demonios todo
lo que huele á subordinacion, í familia y
á sociedad. En ella no se ha propuesto el
hombre conservar lo mas que pueda de su
libertad primitiva, ni ha renunciado la mas
minima parte de ella , sino que la ha bus-
cado para gozar de la misma licencia que
disfrutaba en los bosques. ¿Quién es el ne-
cio que cree que la compaida es util pa-
ra la seguridad? Luego el que destruya es, .
ta última ese es el grande amigo del re-
poso. No hay que;


fiarse de los procurado-
res nombrados, sino armarse cada cual co-
mo pueda , y pegar contra ellos y contra
toda alma viviente. El estado natural del
hombre y lo que desea la Europa


2 8 r
zata es que los hombres vivan solos hu-
yendo de la soc;edad.


»Aliente redondamente el que diga que
.el sosiego es el fin de la sociedad, porque
antes al contrario el mejor medio de que
se establezcan las reformas y se logren los
frutos de nuestra gloriosa revolucion, es
que el pueblo esté en guerra abierta con-
tra su gobierno. La prueba de ello es, que
como ,


al principio es debil por las cir-
cunstancias, y se ve obligado á conquis-
tar la obediencia , á combatir intereses y
tí exigir sacrificios de una nacion empo-1,
brecida , se .. volverá loco antes de poder
conseguir estos objetos. No hay que te-
ner compasion de los estorbos que encuen-
tre, ni admitir la menor disculpa de sus
tropiezos : antes bien, es menester multi-
plicar los escollos y peligros que se pue-
da para que no pueda dirigir el estado.
El mejor medio para que la nave camine
prósperamente por entre los furores de la
tempestad, es concitar contra ella los vien-
tos de la sedieion.


»Nadie da mayor crédito y fama . á nues-
tra revolucion en la Europa entera que
los enemigos del reposo público ; porque
sabe muy bien la Europa cuan util ha




282
sído la sangre y las lágrimas que hizo der-
ramar eso que llaman el estravio de las
doctrinas políticas; y ha visto con sumo
placer incensar el trono en d principio
de una revolucion, volcarlo y en:iangren-
tarlo despues , haciendo feliz al pueblo con
esta diversion patriótica. Huya para sietn-
pre de este suelo venturoso la paz y la
riqueza , pues no las necesitamos para mal-
dita la cosa, ni queremos para nada los mi-
llones que todavia pudieran venir de Amé-
rica , si es que nos han de interrumpir
nuestras preciosas turbulencias. Valientes
majaderos serán esos capitalistas de Nueva-
España', que recogidas las cuantiosas re-
liquias de su fortuna dicen que no se
atreven á venir por los rumores que allá
corren de nuestras desavenencias y con,
mociones ; porque si ellos supieran lo mu-
cho que divierten á la gente, se darian pri-
sa á disfrutar de estas inocentisimas jara-
nas. Este es el verdadero lenguage de los.
hombres de provecho de nuestra revo:-
lucion.


»Temed, pobres españoles; porque aun-.
que supisteis claros un gobierno libre, no
sabreis conservarle ni obedecerle. ¡ Habi-
tantes , de la provincia gaditana, estos sibil


283
los principios, estos los propósitos de vues-
tra diputacion i Españoles todos, esta es
la creencia política, esta es la resolucion
de la provincia de Cadiz. Ayudadla voso-
tros, los valientes descamisados, que pre-
parais la tormenta con que se amaga á la
patria: declaraos francamente., porque vues-
tro voto Importa diez veces mas que el
de la mayoria inmensa de la nacion. Aya-
dadla tambien , hombres ilustrados: aplau-
did y defended la anarquia con vuestros
escritos; y si no lo habeis hecho hasta aho-
ra porque os parecia innoble la lucha con
papelistas que tan rudos se mostraron en
el arte de pensar y el de escribir , consi-
derad que la gloria nace, no de la ca-
lidad del enemigo, sino de la. causa que
se defiende. Si habeis callado por temor
á las leyes que tan frecuentemente os
amenazan, sabed que todos los hombres
de bien estarán á vuestro lado Con sus pu-
ñales , y que la ley es el arma de los co-
bardes. No, gaditanos: no, españoles. No
desconfieis de que los déspotas con sus ca-
denas , y con sus cuchillos los •sediciosos
triunfarán al fin de este heroyco suelo, in-


* accesible al orden y á la libertad. La di-
putacion en nombre de su provincia pro-,




• 284
testa solemnemente que la libertad espa.,.
gola regulada por nuestra necia Constitu-
cion perecerá en Cadiz, ya sea bajo el
yugo del despotismo, ya entre las convul-.
siones de la anarquia. Cadiz z.° de ma-
yo de 5822.»= Siguen las firmas.


Ya no les quedará duda á nuestros lec-
tores de cual seria la caiificacion que me-
reciese el escrito que acabamos de enten-
der, si se hubiese presentado al juicio de
los jurados de Cadiz ; puesto que cada una
de las proposiciones es precisamente la con-
tradictoria de la que se ha dicho que po-
dria ser juzgada como subversiva. Vamos
á ver ahora qué es lo que resulta de la
esposicion de. los ciudadanos de Madrid
puesta igualmente al reves , y se inferirá
si es ó no justa la sentencia de los caba-
lleros jurados matritenses que la dieron
igual calificador).


«Señor: los ciudadanos que suscriben
se mirarian ya como criminales, si siguie-
sen ocultando por mas tiempo los senti-
mientos que los animan y las ideas que
profesan. Conocen que su silencio aumen-
ta la audacia de los amigos de la Cons-
titucion y del orden público, y que se
prevalen de él para asegurar su impunidad..


285
Van pues á hablar -á V.. á la España
y .1i toda la Europa, prótestando á la faz
del mundo que las ideas que francamen-
te anuncian las sostendran con la entere-
za y decision propias de verdaderos ser-
viles. La destruccion de su ,libertad , la de
la Constitucion que han jurado, y el der-
roche de su felicidad futura, estos son los
preciosos tesoros que quieren conservar;
y para conseguirlo estan resueltos á hacer
en el altar del despotismo hasta el sacri-
ficio de su propia existencia.


»Decididos á seguir el honroso camino
que les ha indicado la diputacion provin-
cial de Cadiz para ensalzar la anarquia, la
noticia de un magnífico proyecto de ase-
sinato que alegra y entusiasma á todo el
que abriga sentimientos de honor , ha da-
clo el último impulso á su resolucion. Tan
digno ejemplo y un impulso. tan activo los
mueven á ofrecer denodados sus brazos pa-
ra derribar la libertad constitucional. Cual-
quier hombre de cualquier , rango es su.
perior á las leyes por su popularidad y
servicios. Aquellas no :sirven de nada para
la reunion de los buenos,, los que suscri-


. hen las aborrecen , y _on .0 deseo de su
destruccion se halla fijada la profesion




286
completa de su fe política. Arrancarán la
máscara engañadora que cubre á los ami-
gos de la Constitucion Y del orden públi-
co, disfracense como quieran , y á , la luz
victoriosa del puñal y del arrastramiento
aparecerán á las claras las maldades y pet,.
versidad de los unos, la insaciable ambi-
cion de los otros, y la dañada intencion
de todos. El verdadero pueblo , que se
compone de los que no tienen nada qué
perder , no quiere callar ya por mas tiem-
po ni permitir que se usurpe su nombre,
y se mancillen sus virtudes , queriendo ha-
cerle cómplice de doctrinas constituciona-
les y de actos de beneficencia , ni sufrirá
que cayga este borron indeleble sobre
nuestra regeneracion política.


»Si esta resolucion y las razones en que
se funda no tuviesen bastante apoyo en los
principios eternos de la Justicia y de la
conveniencia pública, lo adquiririan sin
duda al Considerar las cualidades persona.,
les de esos amantes de la Constitucion.
Observense estos con la mas desapasiona-
da imparcialidad; examínense su conducta
y su modo de vivir , y (ligase despues si
la causa que no tiene á su favor cuas que
tales campeones podrá ser nunca la cau-


287
sa de una nacion heroica y virtuosa.


»Señor: los que suscriben ven la enes-
tion que les hace hablar reducida á térmi-
nos muy sencillos. Nuestro actual sistema
de gobierno ¿es bueno? ¿existe por la vo-
luntad suprema de la nacion? Pues si no
es bueno, y la nacion no le quiere, ¿qué
pretenden los constitucionales ? ¿ qué de-
sea esa faccion creadora de la libertad,
predicando siempre paz y filantropía ? Quie-
ren paz, quieren sosiego, quieren union
entre los ciudadanos, y que el reynado de,
la dulzura suceda al benéfico de la escla-
vitud y de la guerra civil. ¿Y tan crimi-
nales deseos se verán cumplidos? No, los
hombres que no tienen honra en España
se armarán para frustrados; las disposicio-
nes estrangeras para arrebatarnos el pre-
cioso tesoro de nuestra esclavitud civil,
presentandola •corno incompatible con el
orden público., y procurando por todos
medios sosegarnos y unirnos, serán infruc-
tuosas, y la anarquia marchará con ma-
gestad y calina por entre los obstáculos
que la oponen enemigos de tan diversos
colores; pues está afianzada en la precipi-
tacion y en la flema de un pueblo valien-
te y virtuoso.




288
»No eche V. M. en olvido las sacríle.


gas imputaciones con que hacen sobrado fa,
vor á su augusta y muy violable persona
limpios escritores , pagados para predicar
la anarquia, dirigir la moral y halagar la
decencia pública. El trono de V. M. está
tentado sobre la base vacilante de una
Constitucion que no es monárquica: cae-
rá, no hay que dudarlo; y si lo que no es
de temer llegara á asegurarse por un mo-
mento, mil y mil brazos poderosos acudi-
rian denodados á derribarla. ¡ Ay del que in«
tentase unirse con ellos! Apartese M:
de los verdaderos constitucionales; sus in-
tereses son muy diversos de los del inc,
narca ; los que en cualquier sentido que
sea aconsejen á V. M. que se una ni por
un instante con la Constitucion , esos son
sus verdaderos enemigos, esos son los que
minan el trono de sus mayores. Hablen el
lenguage que quieran , sean las que fue-,
ren las ' palabras con que intenten reco-
mendar en el concepto del rey la ley fun-
damental, minan, repetimos, el solio au-
gusto de san Fernando.


»La adhesion firme . á la Constitucion es,
ta.blecida es el grande .escollo que hay que
evitar en las tormentas políticas para sal-
var la nave del estado.


289
»En fin , señor , los que suscriben creen


que ni el gobierno de ni las Cor-
tes, ni el poder judicial sirven de na-
da para sostener el edificio social ; y es-
peran que si estos tres poderes indepen-
dientes caminan cada uno por su lado, y
sin respetarse ninguno de ellos procuran
destruir el sistema constitucional , podrán
los ciudadanos honrados contar con la
guerra y con los alborotos ; se entregarán
en manos del angel tutelar de la anarquia,
y harán ver á la Europa que el sistema
que ha adoptado la España .


es el mas pro,
pio para conducir •á los estados al mas al-'
to grado de pobreza y de desolacion.


»No tiene V. M. que contar con nin-
gun español. honrado para defender la in- .
dependencia de los- poderes públicos, la
inviolabilidad ,


de Y. M. , la observancia de
las leyes , ni la seguridad de los ciudada-
nos: los que suscriben se atreven á ase-
gurarlo sin temor de ser desmentidos.
Ellos por su parte se guardarán muy
bien de contribuir con sus personas ni
con sus bienes para formar un muro im-
penetrable en donde se estrellen los jui-
ciosos intentos de los anarquistas y de cuan-
tos pretendan menoscabar la libertad y


TOMO XVII. .
19




290
turbar la ' paz y el sosiego público ,
lo cual puede existir la felicidad para el
hombre constituido en sociedad. Asi pues
los ciudadanos que suscriben ,


A V. M. suplican con el vigor y ener-
gia que exige la destruccion del estado, es-
cite á su gobierno y este al poder judicial
para que de ningun modo se meta en le-
vantar el velo que oculta la causa de mues-
tro continuo desasosiego , y que deje des-
cansar á las leyes y á los autores y pro-
movedores de nuestras desgracias, sin con-
tar para maldita (le Dios la cosa con el
poder legislativo, aun cuando á algunos
les parezca necesario.»


Si los ciudadanos de Madrid en lugar
de escribir la esposicion denunciada por el
benemérito patriota don Qué sé yo qué de
Luna, hubiesen escrito esta absurda pro-
fesion de fe, ¿es creible que lejos de te-
nerla por subversiva los caballeros jura-
dos la hubieran calificado de eminente-
mente liberal Y .--patriótica? No entendemos
de lógica.


291


ARTICULO 17.


Siendo la propiedad un derecho invio-
lable r sagrado , ninguno puede ser priva-
do de ella sirio cuando la necesidad públi-
ca, legalmente comprobada , lo exija e vi-
dentemente , y con tal que se le dé una jus-
ta y previa indemnizacion.


OBSERVACIONES.


He aqui por fin la última pieza de es-
te cúmulo de contradicciones, pieza dig-
na de coronar tal obra. Por el artículo x.9
todos los hombres son iguales en toda cla-
se de derechos, y continuar siendolo- á
despecho de cuanto pueden hacer
yes: por el 2.°' la propiedad es nn'ó de
estos derechos ; y por el 17. Q


y últi-
mo ningun hombre puede ser privado de


Continua la tracluccion del opúsculo de L'en.
Main intitulado : Sofismas anárquicos
Examen crítico de varias declaraciones de
los derechos del hombre y del ciudadano.




/92
su propiedad, ni siquiera en un átomo,
sin un exacto equivalente ,. y este pagado
de antemano. Todos los hambres son igua-
les en propiedad, aunque uno tenga mi-
llones y otro no tenga nada; v al mismo
tiempo al que tiene una propiedad mil ve-
ces mayor que las de otros mil- reunidas
todas ellas, no se le debe privar . de un
solo maravedí sin darle de antemano el
equivalente. Pero, y este equivalente ¿ de
dónde ha de venir ¿de qué fondo se ha
de sacar? Esto se les olvidó á los legis-
ladores.


Dejando aparte locuras y contradiccio-
nes, se ve que el • objeto de este artícu-
lo era el de asegurar una indemnizacion
á los propietarios, cuando se disponga de
su propiedad para cualquier objeto de bien
público; pero el arreglo de estas indem-
nizaciones es una cuestion subalterna que
presenta varios problemas dificiles, aun-
que se pueden resolver comparando los
intereses de ambas partes. Para esto es me-
nester distinguir entre aquellas propiedades
que pueden tasarse exactamente , y aque-
llas que nunca pueden valuarse con ab-
soluta certeza. Hay objetos que tienen cier-
to valor afectivo ó de cariño, como una


293
.casa de campo, un jardin de recreo; y si
al tomar una de estas propiedades para
un camino, se limitase el estado á pagar
su valor intrínseco y ordinario, el propie-
tario no recibiria el equivalente, ,perderia.
Es verdad que los legisladores previenen
que la indemnizacion sea justa; pero es-
te es un epiceno puramente declamatorio,
y demasiado vago para


- que silva de ins-
truecion.


¿Y se han entendido ello á sí mis-
mos, cuando dicen que para privar á un


. hombre de su propiedad, es preciso que
la necesidad páb rica lo exija evidentemen-
te? ¿Qué quiere decir la palabra necesi-
dad? ¿Puede haber necesidad de hacer nite.l.


(vos caminos y . puentes, nuevas plazas enlas ciudades, y nuevos canales de cornu-
nicacion ? Si una nacion ha existido tan-
tos siglos contentandose con la navegacion
de los ríos, é será necesario para la conti-
nuacion de su existencia construir nuevos
caminos artificiales por agua? Es claro que
en todos estos casos se trata de conve-
niencia y no de necesidad; y que habrá
siempre ventaja por una parte y perjui-
cio por otra. Y una ventaja de comercio
¿ qué ,viene á ser en contraposicion á uu




294
derecho sagrado é inviolable? Será pues
preciso que renunciemos á todo proyecto
"de bien público, porque su necesidad no
está demostrada. Esta es una consecuen-
cia comprendida necesariamente en los tér-
minos de la declaracion. Se me dirá que
no era esta la intencion de los legislado-
res franceses, y yo lo creo ; pero buen mo-
do es de justificarlos responder á mis ob-
jeciones que ellos jamas querian decir lo
que dijeron , y que para corregir su decla-
racion seria menester negar casi todo lo
que afirma , y afirmar casi todo lo que
niega.


CONCLUSION.


¿ Y es posible que lo mas escogido de
una nacion ilustrada, es decir, la Asamblea
nacional de Francia ,—compuesta en gran par-
te de jurisconsultos ejercitados, de sabios
distinguidos y de escritores célebres, pro-
dujese sobre los principios fundamenta-
les del gobierno una rapsodia tan incohe-
rente y despreciable, y al mismo tiem-
po tan peligrosa? Los sabios de la mis-
ma nacion ¿ no habian hecho pocos años
antes una revolucion completa en una de


295
las ciencias mas difíciles ? La química ¿ no
les- era deudora (le un sistema filosófico
tan bien enlazado y demostrado que ven-
cidas las. preocupaciones la Europa ente-
ra le 'labia .adoptado con admiracion y
reconocimientó ? iré aqui la esplicacion de
este fenómeno.


Lo que hicieron los franceses en ma-
teria de legislacion fue tan diferente de lo
que halan hecho en la química, porque en
aquella procedieron muy diferentemente
que en esta. La química era un ter-
reno esclusivamente cultivado' por cierto
número de sabios que consagraban á es-
te objeto su vida entera, y que despues
de haber hecho un esperimento le repe-
tian de mil maneras para asegurarse de sus
resultados y no engañarse por las prime-
ras apariencias. En química no se puede
invocar el auxilio de las pasiones, no hay
preocupaciones Violentas , no hay vengan-
zas ni -odios, no -hay espíritu de partido,'
y no se puede decir á los hombres «crean
ustedes», sino «vean ustedes.» La quími,
ca tiene términos técnicos que solo entien-
den los,iniciados, y la legislacion no los
tiene. En esta todos creen que compren-
den las palabras leyes, derechos, seguri-:




291
dad, libertad, propiedad, poder soberana,
y todos se sirven de ellas con entera con-
fianza , sin sospechar siquiera que tienen
una multitud de acepciones diferentes, y
sin conocer que emplear aquellos térmi-
nos sin tener ideas exactas de lo que sig-
nifican , es caminar necesariamente (le er-
ror en error. El que no sabe química re-
conoce su ignorancia, y no se avergüen-
za de confesarla ; pero todo el mundo sa-
be un poco de moral y de legislacion , y
esto poco es precisamente -lo que engaña
á los hombres, porque esto poco que sa-
ben los mete á fallar temerariamente so-
bre' lo que no saben.


La primera falta que cometieron los
legisladores franceses fue empezar por el fin
estableciendo proposiciones generales sin
atender á las leyes particulares que en ellas
estaban contenidas. ¡Generalizacion preci-
pitada! ¡ piedra de escándalo en que la va-
nidad humana tropieza ordinariamente! ¡es-
collo en que han naufragado hombres de
mucho talento! ¡ obstáculo funesto que por
tanto tiempo ha detenido el progreso de las
ciencias! El parlamente de Inglaterra ha
manifestado siempre mucha repugnancia y
aversion á las proposiciones


• abstractas á les




.97
que se llaman principios generales; y esta
desconfianza está muy puesta en razon , co-
mo que se funda en el temor (le que se
introduzcan en las cuestiones objetos estra-
fíos á ellas, y eir .


el recelo de internarse
en ellas mas de lo que quiere, y hallarse
envuelto luego en contradicciones inevi-
tables.


Esto pasa en Inglaterra ; ¡pero en Fran-
cia . 1 Puede verse en los periódicos de
aquel tiempo cómo fue recibida la propo-
sicion que hizo un orador para que se de-
jase la esposicion de los derechos para cuan-
do estuviese acabada la constitucion ; y eso
que el orador era uno de los que tenian
mas ascendiente sobre la Asamblea. Mira-


Sea u que habia sido uno de los inconsi-
derados promotores de esta obra , quiso re-
nunciar á ella cuando vió las dificultades
que presentaba ; pero la mayoria •de la
Asamblea bramó de cólera, cuando, él con
su voz de trueno les predijo que su decla-
rácion de los derechos seria como el ca-
lendario, que no sirve mas de un kifi() (1).
Tambien Mallonet habia reclamado ya por
razones de prudencia contra aquella de-


(1) Correo de Provenza, numeros z8 y zy.




298
claracion anticipada y suelta. «¿ A qué fin,
dijo , llevar á los hombres á lo alto de un
monte, y enseñarles desde alli la estension
indefinida del pais de sus derechos , si
luego hemos de tener que reducirle á der.:.
tos términos , hacerles bajar- de la altura
y volverlos al mundo real, donde fi cada
paso encontrarán los límites de susdomi-
nios? Cuando hayamos hecho la constitu-
cion, entonces podremos acomodar á ella
con mas exactitud la declaracion de los de-
rechos ; y esta concordancia hará que las
leyes sean mas caras al . pueblo ( r).»


Estos rayos de luz que hubieran podi-
do servir para que la. Asamblea distinguie-
se la verdad, no disiparon sin embargo la
obscuridad y confusion de sus ideas. Por.
otra parte, el impulso estaba dado por el
amor propio , la obra tenia un ay-
re de grandeza que lisonjeaba al orgullo
nacional. Asi fueron tan generales los aplau-
sos de las galenas cuando Dnport , uno de
los sombríos entusiastas de aquella época,
esclamó: «Nosotros no trabajamos en fa-
vor de la Francia solamente, sino en favor


(1) Correo de Provenza, numero 27-


299
de todas las naciones. Todos los pueblos
nos escuchan ; y nosotros somos los venL.
gadores y preceptores del género humano,
No obstante, la Asamblea no habia dado


-.muchos pasos en su carrera legislativa,
cuando ya se arrepintió de su declaracion
por dos motivos; el uno por haberse pues-
to- trabas á- sí misma estableciendo prin-
cipios falsos; el otro por el espíritu de
insubordinacion que estos hablan produci-
do. ¿Y .eAmo podia ser de otra manera , si
porque la revolucion que habia puesto el
gobierno en manos ¿le los autores de la
declaracion habia sido el resultado de una
insurreccion, su primer objeto al redac-
tarla fue el de justificar las insurrecciones
en Justificarlas es fomentarlas : jus-
tificar_ una insurreccion pasada es animar-
á tina nueva insurreccion : justificar la des-
truccion ilegal de un gobierno es socavar
Por los cimientos los gobiernos todos, sin
esceptuar aquel mismo que se quiere subs-
tituir al anterior. Los legisladores de Fran-
ela,' imitaban sin advertirlo al autor de
aquella bárbara ley que conferia al asesino
de un príncipe el derecho de sucederle en
el trono. « Pueblos, aqui teneis vuestros
derechos : si uno de ellos es violado , ó si




30.0
vosotros juzgais que lo es, la insurreccion
en este caso es la inas santa de vuestras
obligaciones. Tal es el lenguage de esta de-
claracion , y tal su objeto.


Las pasiones personales y las antisocia-
' les son los dos grandes enemigos de la paz


pública. Ellas son necesarias para la exis-
tencia y conservacinn de los individuos , y
para eso nos las da la naturaleza; pero lo
temible en cuanto á ellas no es la falta
sino el esceso. Y como los hombres si se
entregasen á ellas.desenerenadatnente se ha-
rian infelices unos á otros, el grande arte
del legislador está en contenerlas y Obli-
gar á los individuos á que las sacrifiquen
en beneficio de los denlas. No tuvieron este
arte los legisladores franceses: al contrario, el
objeto constante y único de su declaracion
fue el de fortificar aquellas pasiones ya de-
masiado fuertes por sí mismas , romper las
prisiones que las tenian encadenadas, y de-
cir á las personales : »todo es vuestro , el
mundo entero es presa vuestra; y á las
hostiles : « desconliaos de todo : el mundo
entero es vuestro enemigo.» Por eso el
espíritu de celos y de desconfianza, el odio
contra' todo lo que tenia algun caracter
de autoridad y de superioridad, la inta-


3os
.lerancia política que pedia la muerte con-
tra todo el que se oponia á las opiniones
reynantes, fueron en gran parte los verle-,
nosos frutos de la declaracion de los dere-
chos del hombre. Es preciso haber esta-
do en Francia en aquella época , y haber
oido lo que decian los corrillos del Pa-


lacio-Real, los oradores de los cafes, de
los clubs y aun de las tabernas-, para sa-
ber hasta qué punto hacían perder la ra-
zon á las gentes y las volvian locas esos
supuestos derechos comentados por bocas
hambrientas, y por hombres andrajosos,
por hombres armados, ó por sutiles ra-
zonadores.


Se podrá objetar contra esto que lbs
anglo-americanos babian dacio el ejemplo
de publicar una declaracion de los dere-
chos; que la suya estaba tan mal redacta-
da casi como la de los franceses, y que no


• obstante no habia producido los mismos
,efectos. Convengo en ello; pero la diferen-
cia en los resultados proviene de otras di-
ferencias en los caracteres y situaciones. Los
americanos menos fogosos y 'menos violen-
tos que los franceses, siendo casi todos
propietarios y casi .;todos iguales, recibie-
ron aquella declaracion sin entusiasmo; y




9
.102
como estaban acostumbrados á gobernarse
por leyes positivas, pusieron muy poca
atencion en unas generalidades metafísicas
que -por otra parte no eran nuevas para
ellos, porque en efecto esta gerigonza de
los derechos habia_empezado en Inglaterra:
La palabra derecho se emplea en ingles co-
mo adjetivo Y como substantivo. Como ad•
jetivo tiene un solo sentido moral , y equi-
vale á conveniente , util , puesto en razon;
como cuando se dice: es derecho que las
leyes tengan por objeto el bien comun: es
derecho que cada uno goce del fruto de su
trabajo. Como substantivo tiene dos sen-
tidos , uno legal y otro antilegal. La
ley me da el derecho de disponer de mis
bienes: hé aqui el sentido legal y el úni-
co en que deberia emplearse esta pa-
labra. Pero cuando se -dice : la ley no
puede ir contra el derecho natural, se em-
plea la palabra derecho en un sentido. su-
perior' á la ley , se reconoce un derecho que
pugna con la ley , que la echa por tierra,
que la anula. En este sentido la palabra
derecho es el arma mas peligrosa de cuan-
tas tiene la anarquía. Porque como el de-
recho real es hechura de la ley, leyes rea-
les engendran derechos reales, y esta es-


3o3
pede de derecho es el amigo' de la paz, el
protector de todos y la única salvaguar-
dia del género humano : pero el derecho
en el otro sentido -es una hechura quimé-
rica de una ley imaginaria , una supuesta
ley de la naturaleza , es decir, una simple
metáfora usada por los poetas , los orado-


. res y los charlatanes de legislacion.
Estos como han visto que el derecho


real es respetado, han ideado servirse de
este nombre respetable para hacer sagra-
dos todos sus caprichos; y la palabra de-
recho ha venido á ser en sus manos una
especie de conjuro. Han supuesto una ley
natural, cuyo código saben ellos de memo-
ria aunque los definas le ignoren ; y dan-
dose por intérpretes de esta ley, hacen
lo que Antonio, el cual dando por supues-
to que habia un testamento de Cesar ha-
cia que en él se hallasen consignadas to-
das sus voluntariedades. Y es facil que en-
gañen á la multitud porque solo los honi-
bres ejercitados en observar como proce-
de en sus operaciones el entendimiento hu-
mano , son los que comprenden bien la
transicion del sen tido primitivo y legal de
la palabra derecho al otro sentido meta-
fórico é ilegal.




rt.


3o4
¿Y por qué quieren que haya esos de.


Techos naturales ? Para dar á sus opinio-
nes una gran -fuerza persuasiva , haciendo
odiosos á los que las combaten ? Pues qué,
dicen ellos, ¿ niega usted una consecuencia
que se deriva de un derecho natural? ¿Si?.
pues usted es un violador de la naturale-
za , un enemigo del género hun:ano. Es-
tos derechos estan escritos en .el corazon
de todos los hombres: luego si lo estan-
en el de usted y sin embargo los niegas
usted habla contra su conciencia y se mien-
te á sí mismo, y si no lo estan , usted no
es hombre: es un monstruo en figura
mana.


¿Y por qué tanto celo en proclamar
estos derechos como ciertos, imprescripu-
bles é inenagenables? Por lo mismo que no
se hallan consignados en ninguna parte,
en ninguna legistacion y ni aun en la mas
pequeña república. Por eso cuanto menos
existen, tanto mas hulla se mete para per-
suadir que:siempre han existido; y una doc-
trina que es de ayer se presenta como si
fuese anterior á la misma sociedad. Esta
viene á ser la arulleria de los eclesiásticos,
de la cual se han apoderado los legos, y
asi cuantos mas obstáculos


3otâ
recurren á la violencia; cuanto menos es-
peran probar sus opiniones; tanto mas se
esfuerzan á convertirlas en artículos. de fe:
tal es la humana debilidad. La oposicion
incomoda, y para subyugarla se agarra
uno á lo que' puede.


La mayor parte dolos hombres estan
tan poco acostumbrados á la exactitud de
las espresiones, que ni aun entender po-
dran por que tengo yo tanto empeño en.
rectificar la . de los derechos naturales. Ya
se ve; los unos


•conocen tan poco la ac-
tividad del veneno que no sentirán la ne-
cesidad del antídoto, y los otros seducidos
por lo sonoro -de las palabras, y encan-
tados con la idea de leres y -derechos na-
turales, no podrán deshacer jamas la -asocia-


•cion ficticia que hay entre estos términos,
tanto mas que se repiten á cada paso
en el lenguage ordinario , y favorecen á
un mismo tiempo -á la pereza y al despo-
tismo del entendimiento humano. El idioma
de la .sencilla razon y de la pura verdad es
dificil de aprender; el de las pasiones es
por sí mismo seductor y facil. El prime-
ro exige una atendon severa sobre nosotros
mismos,y una constante resistencia al tor-
rente de la imitacion que nos arrastra: el


T0/40 XVII.


temen, tanto mas




segundo no pide mas sacrificio que el de
dejarse llevar y hablar como todo -el mun-
do. Sin embargo que el. efecto del con•
traveneno sea mas ó menos pronto siem-
pre se hace un grao servicio al público
suministrandole medios seguros para que
pueda reconocer el lenguage del anarquista.


Ya que este sea un entusiasta de buena
fe, 6 un pícaro embaidor, siempré habla
de derechos naturales é imp•escriptibles es
decir, que reconoce derechos no. reconoci-
dos por el gobierno; y habla de unos dere-
chos anteriores á las leyes, independien-
te de las leyes , y superiores á las leyes.
En lugar de decir « la ley debe ó no de-
be» dice « puede ó no puede» , y en lu-
gar de afirmar que «conviene por tales y
y tales razones est.abiecer tal ó cual de-
recho», afirma que tal derecho existe, que
ha existido siempre, y que cuanto se ha-
ga contra este derecho debe ser mira-
do como y de ningun valor. En su-
ma substituye siempre el lenguage de la
ficcion 1l de los hecho y la afirmación al
raciocinio.


307


•-Otra declaracion de los derechos y deberes
del hombre y del cüzdadano hecha por la


nvencion nacional. en 1795,


«La . declaraCion de los derechos del
boMbre,labia dicho Mirabean , será


'el al-
• manak del afeó » ; y esta profecia no tar-


dó -en verificarse. • Luego que la Con,:
vencion -nacional. :báho- derribado el tr.o-;
no y declarado la répúbiSca- una á
visible, quiso




hacer t' aubien una nueva
dectaracion de los derechos. Al leer el tí-
tulo podria uno creer Vela primera Asam-
blea, comprimida todavia por las ideas mo'-.
itárquicas,- habia dejado en su declaiacion
algunas señales de timidez y debilidad:, y
que sus sucesores se 'encargaron de bor-
rarlas; pero erraria mucho el que lo cre-
yese. Esta segunda declaracion -hecha en una
Asamblea democrática, sin rey sin no-
bleza y sin clero , no tuvo otro obje-
to , á lo que parece, que el de paliar y
templar la primera. La Convencion habla
conocido cuan peligroso era aquel mani-
fiesto contra toda especie de gobierno; pe.
ni no queriendo confesar un error ense-
¡lado como ex-cathedra y con tanto or-




3o8
gullo , se lisonjeó de que podria engañar
al pueblo conservando el mismo título á
una obra que ya no era la misma : tra-
tó dé quitar sin ruido, ó para servirme
de la espresion propia , trató de escamo-
tar los artículos pie hablan servido (le
pretesto ó escusa á todas las insurreccio-
nes; y como la primera declaracion de los
derechos habla puesto á la multitud en
un estado de embriaguez y de locura , cre-
yó atraerla á la razon añadiendo una de-
claracion paralela de los deberes. Cierta-
mente que si fuese necesario dar un ve,
neno , se deberia acompañar el antídoto;
pero hubiera sido mas prudente no ha-
cer el mal, que contar con la eficacia del
remedio.


Aunque esta nueva declaracion es me-
nos absurda y peligrosa que la primera,
es todavia muy defectuosa en . la lógica;
muy obscura é informe en la espresion.
La parte política solo contiene definicio-
nes falsas , y la moral solo frases de re-
tórica. Mas corno un prolijo .examen de
una obra obscura y olvidada desde su na-
cimiento seria un trabajo árido y enojo-
so, me limitaré á algunas observaciones
sueltas.


309
aqui' el artículo articulo muy


digno de atencion por varios títulos : Los
derechos del hombre en sociedad son la - •
bertad , la igualdad, la. seguridad r la pro-
piedad.


Aqui ya no hay derechos naturales, im-
prescriptibles, sagrados y tales que cual-
quiera ley que los altere sea nula por el
hecho mismo aqui ya se han separado
esas palabras peligrosas , esas nociones fal-
sas que hacen imposible toda legislacion,
Los legisladores anuncian, es cierto, que
van á declarar los derechos del 'hombre y
del ciudadano;. pero desde la primera pa-
labra mudan de objeto: dejan á un lado
los derechos del hombre , no hablan de ellos
siquiera , y proceden a declarar los dere-
chos del hombre en sociedad. La distincion
tan reciente y solemnemente reconocida en-
tre el hombre y el ciudadano desaparece;
pero por medio. de un subterfugio, de una
palabra que no presenta ni el hombre ni
el ciudadano , sino una especie de anfi,
bio ó neutro que ellos llaman el hombre
eu sociedad.


Si comparamos el catálogo de los de-
rechos, liallaren-ios que entre el año de


fyi




3 ro
179r y el de r7-95, poi mas que sean na,
turales é impreseriptibles." no han , de-


_


Jado de padecer alteraciones considerables..
Eivel . artículo t.° de la declaracion de 9
no halda mas que dos derechos la liber-,
tad y la igualdad; pero en el intervalo del.
primer artículo al segundo nacieroprotroa
tres nuevos la. propiedad; la seguridad y
la resistencia á la opresion. Sin • embargo
aqui tres y dos no hacen cinco, no ha-
cen mas que cuatro ; porque en el mis-
mo intervalo no sabemos si á la
dad le dió- algun accidente ; lo cierto es
que desapareció. Desde 1 7 91 á 1795 ya
volvió á parecer, y ocupa el lugar mas
eminente despues de la libertad; pero en cam-
bio la resistencia á ¡'a opresion que hacia un
papel tan brillante en la Carta de 9 t , fue
desterrada' de la de 95. Sin embargo es-
te derecho , semejante á. las estatuas de
aquellos dos ilustres romanos de que nos.
habla Tácito , se hacia- mas notable por lo
mismo que no iba en la procesion. Este
fenómeno , es verdad, puede explicarse fa-
cilmente, si recordamos que desde. que la
resistencia habla obtenido carta de natura-
leza, se babia distinguido estraordinari.


311
mente en toda la..Fraíreia- .combatiendo
contra todas las potestades, poniendose en
guerra abierta 'contra toda autoridad, .y ha-
eiendose tan formidable por sti turbulen-
cia, que ya era tiempo de desterrada., bien
entendido que se le levantará el destierro á
peticion del patriotismo cuando se traté
de echar abajo el gobierno , ó de enviar
á la Guayana á los diputados del pueblo
libre.


Los artículos que siguen merecen ca-1
piarse juntos.


r.c.. La libertad consiste en poder hacer-
lo que no perjudica á los derechos de los
otros.


. Q La igualdad consiste en que la ley
sca la misma para todos, ora proteja, ora
castigue. La igualdad no admite ni distin-,
cion de nacimiento, ni poder hereditario.


3.° La seguridad resulta de que todos
concurran, á asegurar los derechos de cada
uno.


4.° La propiedad es el derecho de
zar y disponer de sus bienes r rentas r del
fruto de su trabajo y de su industria.


Los nuevos legisladores despues de ha-
ber reconocido estos derechos de .una




Sr 2
nera abstracta é indeterminada, tratan de en-
cerrarlos denzro de ciertos límites por me-
dio de definiciones; pero estas dando, co-
rito dan .á• las palabras un sentido que
no solo no es el sentido ordinario, sino
que es contrario á su acepcion comun (á
lo menos con respecto á las das primeras),
son un artificio. pueril y sin efecto. Las




palabras obran en los hombres por su signi-
ficacion constante y universal; y por lo mis-
mo una delinicion sutil y arbitraria no se
graba en el animo y mucho menos en el
animo del vulgo, y tan pronto como se oye
se olvida.


La libertad consiste en poder hacer uno.
lo que quiera , asi , el bien como el mal;
y por eso precisamente son necesarias las
leyes para restringirla á las. acciones que.
no sean perjudiciales.


La igualdad no se limita h los objetos
que le asignan los legisladores , se estien-
de á todo y exige que se allane todo y
se nivelen las fortunas y las clases. Mien-
tras que se deje subsistir la desigualdad.
de bienes que es la que mas choca á la
multitud , es absurdo que se hable de
igualdad.


313
. Claro es que la igualdad no admite po.


deres neredilarios; pero ¿cómo puede tam-
poco ser compatible con la existencia del
poder, cualquiera que este sea ? ¿Qué igual-
dad hay entre el que tiene poder y el que
no le tiene ? Sé ve pues que,.á escepcion
del poder hereditario, los hombres no son
mas iguales por este artículo de lo que
ya eran antes"; ó por mejor decir, la igual-
dad y la desigualdad son una sola y mis-
ma cosa.


La igualdad no admite distincion de na-
cimiento.— ¿ Cómo ¿Pues qué en Francia
nacen -todos los hombres.de un mismo pa-
dre y de una misma madre? La omnipo-
tencia democrática ¿podrá hacer que los
Montmorencys no desciendan ya de una
larga serie de ascendientes conocidos é
ilustres desde el origen de la tnonarquia
francesa ? Se ve claramente que /os legis-
ladores quieren decir que la diferencia de
nacimiento no lleva consigo ninguna dife-
rencia de derecho ; pero como una for-
ma brillante en la espresion les parece
á los franceses tan necesaria en el esti,
lo de las leyes, como las leyes mismas,
kan preferido la espresion paradójica á.




3t4
la espresion natural .; y quizá la crítica
misma que yo hago les parecerá ridícula.
Tan acosttunbrdos estan á preferir la vi-
veza de la espresion á la exactitud (1).


La seguridad resulta del concurso de to-
dos para asegurar los derechos de cada uno.—
El concurso de todos—los derechos de ca-
da uno.— ¿Quién se niega á una antíte-
sis tan ingeniosa y aguda ?— Pero segun
esta definicion no habrá seguridad si no
concurren todos sin cesar á la defensa de
cada uno ; y será menester que todos
los ciudadanos sin distincion , hasta las
mugeres y los niños, esteta continuamente
ocupados en proteger á todos los indivi-
duos de la sociedad, y que todos sean ma-
gistrados ó hagan oficios de tales: será me-
nester que cada uno pueda y quiera mez-


(t) Montelquicu fue el primero que introdujo es-
te estilo epigramático en materias de legisla¿ion. Asi




Mirabeau que conocía tan bien á sus oyentes , no
subía jamas á la tribuna sin haber preparado lo
que él llamaba el dardo, es decir, alguna locucion
nueva , brillante y aguda , que diese al pensamien


-to cierto ayre de concepto y arrancase los
tos del auditorio.


315
• cl.arse en los negocios del otro, ó á lo me-


nos qué si los derechos de uno solo estan
amenazados por un hombre injusto y maléfi-


- co, todos sin escepcion concurran inmedia-
tamente á su defensa : todo esto significa el
epígrama
ó no significa absolutamente


nada. Esta definicion de la seguridad me re-
cuerda aquel pasage del Enfermo


• imaginario
en que Mr. Purgon dice:


• ',el opio tiene la
propiedad de hacer dormir , porque tie-
ne una virtud soporativa.» — Asi aqui ‹,la
se6wridad resulta del concurso de todos á
procurar la seguridad. » Tal es el estilo de
los oráculos que pronunciaron los legisla-
dores del mundo.


La propiedad es el derecho de gozar y
disponer de sus bienes. — Otra definicion.
del mismo género, es decir, tan ridícu-
la pero menos inocente. Gozar 2, disponer
son dos derechos muy distintos; porque


• hay propiedades de las cuales goza uno;
esto es , tiene el usufruto por


.
tiempo limi-


tado ó por toda su vida , y sin embargo no
puede disponer de ellas. No obstante segun
el artículo estos dos derechos son insepa-
rables; y tener el uno sin tener el otro es
no tener propiedad. Asi porque el clero de




316
Francia no tenia el derecho de disponer
de sus posesiones ó de enagenarlas, estas
con arreglo á la definicion no fueron sin
duda consideradas como una propiedad, y
la espoliacion como. robo (r).


(Se concluirá.)


(1) Ni lo es, siempre que por otros medios se,
provea á la mauuteucion del clero. ( Nota del
lo-aductor.),


317


ANUNCIOS.


Memoria preseiítada á las cortes por
el aruntanuento constitucional de la M. H.
villa de Madrid, sobre el ,estado de su
presupuesto en los ochoprimeros meses
del segundo a pio económico comparado
con sus gastos y rentas efectivas durante
esta época; y el presupuesto de gastos pa-
ra el tercer año económico, y modo de
cubrirlo, con lo representado á las Cor-
tes por el .ayuntamiento sobre el pago de
efectistas.


Anunciamos esta interesante memoria
y >recomendamos su lectura por dos razo-
nes: 1 .a porque en su -línea es itn mode-
lo de claridad , orden y exactitud.; 2, 1 por-
que esta clase de documentos son una de
las pruebas mas irrefragables de las inmen-
sas ventajas que tienen los gobiernos cons-
tituidos y sabiamente arreglados sobre los
arbitrarios y no sujetos á otra ley que á la
de la rutina y el capricho de los gobernantes,.
En estos todo es misterio y secreto; el




318
pueblo contribuye, y no sabe para qué;
sufre las cargas, y no ve de qué manera
redundan estas en su propio beneficio. En
aquellos al contrario, una administracion
verdaderamente paternal, se complace en
publicar todas sus operaciones; y si exi-
ge sacrificios á los pueblos, les da anual
mente una cuenta fiel y circunstanciada del
uso que • ha' hecho de los caudales que es-
tá encargada de manejar y distribuir; y
los ciudadanos ven en qué objetos de uti-
lidad se han invertido las contribuciones,
y saben qué destino se ha dado al últi-
mo maravedí.


Ademas en esta Memoria se incluye en-
tre otros muy importantes un estado en-
riosisimo en que se especifican artículo por
articulo todos los géneros que .se han in-
troducido en esta corte desde t.° de ju-
lio de 1821 , hasta fin de febrero del pre-
sente año, con espresion de su número,
peso ó medida, y productos que rindieron.
Se deja entender que en él no estar' com-
prendidos aquellos que no adeudan dere-4
chos á su entrada, como son los tejidos
de seda ,• lana, hilo y algodcu, la joyeria
y quincalleria y otros muchos. Estas ta-
blas sobre la utilidad estadística que pre-


319
rentan, tienen la ventaja de interesar á to-
da clase de lectores, porque satisfacen la
natural curiosidad que todos tenemos de
saber qué cantidad se gasta anualmente en
el pueblo que habitamos de cada objeto
de consumo , señaladamente de los comes-
tibles; y al leerlas nos causa cierta .sor-
presa y adnu•acion - él ver á que sumas
tan enormes ascienden reunidas las pe-
queñas porciones que diariamente con-
sumen de > ciertas cosas los habitantes de
una ciudad populosa. ¿Quién, por ejem-
plo, no 'sentirá cierto placer mezclado de
admiracion al ver el estado de que ha-
blamos , que en los ocho primeros meses
del año económico se han consumido en
Madrid 4.591.696 libras de vaca, y poco
menos de carnero? Lo mismo le sucederá
con otros varios artículos.


Tambien leerán con satisfaoeion los
habitantes de Madrid que su ayuntamien-
to, lejos de proponer á las Cortes que au-
menten los derechos de puertas, solicita
qué se' le permita rebajar los que ahora
pagan algunos géneros, tales como el ca-
cao, el café, el azafran y algun otro.






•,




320
El Periódico de las Damas , números


I.° al 25.
Este trabajo consagrado á la ínstruc


clon y recreo de las seiloras españolas se ha
suspendido por falta de despacho;Compo-
niase de cartas familiares sobre las obliga-
ciones propias de su sexo ) de trozos his-
tóricos bien escogidos, de descripciones
de las modas y de acertijos. No ha pica-
do. ¿ Y se pudiera estraiíar cuando la Cró. • -
idea de ciencias y artes juntó en Espafía
treinta suscriptores? Estos desengaños ofre-
een reflexiones muy tristes sobre el atraso
de la civilizacion de un pais donde cuatro -
locos aspiran á una libertad desenfrenada.


Sepa el público sin embargo que junto -11"'
á-la Crónica de ciencias y artes, de la cual
no se ha vendido en dos años un solo ejem-
plar, estará á su disposicion el malaventura-
do periódico (lelas Damas, y en las librerias
de Cruz y Antoran , enfrente de san Felipe.
Alli mismo se hallan de venta los últimos
figurines de Paris que ha recibido la em-
presa : ni uno siquiera se ha vendido du-
rante una semana en las citadas librerías.


FL CENSOR
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERA10.


IV.°


Skilitno 6 DE JULIO nr. 1822.


Del fanatismo


QUÓ quó, scciesti rulos?.
krORAT.


No es mi ánimo hadei.' stíná diatriba-
con-tra los :serviles : bastantes- se han hecho
ya ciertamente mas capaces de ix'titai•
dé' tonveneer. SoloIntento esponer y coro_
batir las doctrinas : de este partido: porque
el verdadero .


médico .. dO1
atibar con las fac-


ciónés:. éSMeinhátrar la iiiinbsistencia de los
priteiniólj que proclánion. A la verdad
los que son Partidarios de mala fe es"


de-
TOKIO VII.
2,/


5




322
cir, por vengan za , interesó ambicion, no.
se convencen; . pero estos son siempre los
menos en todos los partidos. El mayor nú-
mero se compone de los fanatizados: es
decir, de los que han adoptado de bue-
na fe los falsos principios que han sem-
do de instrumento á los ambiciosos para
adquirir prosélitos y estender su infausto
poderio sobre una gran masa de hombres
alucinados.


Dos son los quiciales sobre que giran
las doctrinas serviles , que son la religion
y el trono. Con que si demostramos que
las doctrinas liberales son mucho mas á.
propósito para sostener el trono y con-
servar la religion, habremos hecho un se-
ñalado servicio á la causa de la libertad
y á la nacion española, religiosa y leal en
todas las épocas de su historia.


Empecem os por la religion y einpPe¿
mos definiendo . La religion considerada en
sí, misma es, la coleccion de los. dogmas


osldedos,


preceptos de la ._moralrevelaos,
cristiana y de los sentimientos piadosos
que inspira la fe. Considerada en el cris-
tiano, es el depósito de sus afec.tosy es-
peranzas sobrenaturales. Considerada en la
.sociedad de los santos, es decir, .en ,la


321
Iglesia católica, añade á la creencia y afec-
tos referidos la comunion esterna y osten-
sible de la fe y de los sentimientos piado-
sós, por medio de ciertos actos esteriores
glte componen el culto público. La reli-
gion ni es mas ni menos que lo que lie-
mos dicho . : porque Jesucristo no estable-
ció otra cosa, y la- religion ni es mas
ni es 'menos que lo que Jesucristo es-
tableció. Si hubo un


.
tiérnpo 'en Cine los


sumos pontífices inician temblar los reyes
y las naciones; si tal vez los ministro'S del
Santuario han llevado en una mano la éS-
pacia'y .


en otra el incensario; si se ha es--
tendido el poder espiritual que Jesucristo
legó á su iglesia á negocios temporales; si
el clero ha exigido contribuciones exor-
bitantes del pueblo cristiano ; si ha'
do el occidente contra 'el orienté; si ha
esgrimido la •lanza" de Marte y la espada
de TC .I3IIS socolor . ' de vengar las injuries
hechas al cielo ; en fin , si se han confun-
dido los derechos del gobierno civil con
los 'de' la' autoridad sacerdotal, y los inte-
reses pecuniarios y terrestres de los sacer-
dotes con los espirituales de la iglesia; nin-
guna de estas cosas pertenece á la religion,
porque ninguna de estas 'cosas fue estable-




325
restringida por la privacion de los dere-
chos políticos , que sufren los que siguen
la comunion romana. Esta privacion, que
es un verdadero escándalo para el mundo
civilizado, que ha cesado ya en Prusia y
en otros estados protestantes de Alema-
nia, es 'en la actuklidad objeto importan-
tísimo de discusion en la cámara de los
pares , y ci no nos equivocarnos, parece
indudable que . la decision será favorable á
los católicos. Pero nadie podrá negar que
un culto izo es libre, cuando los que le pro-
fesan tienen que hacerle el sacrificio de
sus derechos políticos. Sin embargo , no
se ignora cuán tenaces han sido las familias
católicas de Inglaterra, señaladamente las
irlandesas, en conservar la creencia cató-
lica, á pesar de las persecuciones de toda
especie que han tenido que arrostrar en
defensa de la fe.


Si hablaramos con los cristianos fer-
vorosos de la iglesia primitiva , y les pre-
sentai:amos la libertad. fiel culto como un
interes religioso, se burlarian seguramen-
te de nuestra pequeiiez y cobardia. « No-


1 11111k sotros, nos dirian, no tenemos necesidad
de que la autoridad civil nos permita el
ejercicio de nuestra. religion. La llevamos


324
cida por el divino legislador de los cris-
tianos. Hubo iglesia católica muchos siglos
antes que se introdujeran 'estos abusosj , hi-
os casi todos de la barbarie que se es-
tendió por Europa cuando la invasion de
los pueblos del septentrion.


¿Cuáles son los verdaderos intereses do
la religion ; intereses que le son esencia-
les , sin los cuales no puede existir la Igle-
sia ? Son Ja pureza del. dogma y la moral
y la comunion esterna de los fieles. ¿ Cuá-
les son los intereses religiosos del cris-
tiano , sin 'los cuales no puede profesar
su, religion sin peligro? La libertad de su
culto. De modo que todos los intereses re-
ligiosos , ya sean de la Iglesia en general,
ya del-ciudadano en particular, se reducen
á .estos tres puntos capitales: pureza de
culto ,publicidad de culto y libertad de culto.


Observese que la libertad del es
,un interes mas bien temporal que religiw-
so del cristiano. En el tiempo de las per-
secuciones. no babia libertad de culto; y le-
jos, de ser aquella opresiou:.,contraria á los
intereses espirituales de la Iglesia, :. nadie
ignora que la sangre de los mártires era
semilla fecunda de. cristianos. En . Ingla-
terra la libertad del culto católico está




326
en nuestros corazones adonde no alcanza
todo el poder de • los Cesares. Somos fie-
les al imperio que nos persigue: pelea-
rnos contra sus enemigos á favor de nues-
tros perseguidores. Nuestra vida está en
un continuo riesgo; pero no hay fuerza
que baste á quitarnos ,nuestra religion.» Así
hablaban aquellos valerosos atletas del cris-
tianismo: no es estialo pues que triunfasen
de todas las potestades del mundo y del
infierno.


Pero nosotros hablamos. por desgracia
á cristianes mas débiles, á hombres dege-
nerados que ponen el grito en los cielos
cuando las necesidades del estado exigen
del sacerdocio algunos sacrificios pecunia-
rios : ¿qué seria si se hallasen bajo el do-
minio. de un perseguidor tiránico? Habla-
mos con hombres acostumbrados á que-
mar á los que no piensan como ellos, á
cubrir sus placeres, sus comodidades y sus
pasiones con la capa de religion : á hom-
bres en fin , que han confundido los in-
tereses del cielo con los suyos propios.
Han puesto la religion en tal estado, que
la han hecho en cierta manera dependien-
te de la voluntad de los hombres, y la
libertad civil del culto , que está en manos


327
del poder terreno negarla ó concederla, es
en el dia un interes religioso del ciudadano.


El fiel 'no ti e ne derecho alguno de que-
jarse en materia de religion , siempre que
esté asegurado de la pureza del dogma y
de la moral , de la .conmnion con los que
profesan su creencia, y del ejercicio libre
de su culto. Todo gobierno, sea cual fue-
re la religion del estado, debe asegurar á
los católicos de sus dominios el goce de es-
tos bienes que son les mas preciosos de
todos, porque nada es mas importante pa-
ra el hombre, nada es mas verdaderamen-
te la propiedad del hombre que su, con-
ciencia. Todas las leyes contrarias á esto
son hijas del fanatismo, son iliberales , son
injustas. El gobierno de. Prusia , á pesar
de que profesa la reforma de Linero, ce-
lebró el alío pasado un concordato con el
sumo pontífice, arregló definitivamente el
gobierno eclesiástico de los católicos de sus
dominios, y los 'admitió al goce de to-
dos los derechos civiles y políticos de sus
estados, haciend ose por esta conducta acree-
dor á los elogios de la Europa liberal.
El gobierno inglés observó una conduc-
ta opuesta, y logró por fruto la animad-
version de los hombres ilustrados, las con-




iétt-


328
mociones funestas de Irlanda , y la necesi-
dad de hacer tarde y mal hecho un bien
que podria estar ya radicado.


No hay dificultad ninguna en que una
nacion donde hay unidad de creencia se
prohiba el ejercicio de otro culto, cuya
introduccion podria dar . origen á desave-
nencias muy funestas. Pero cuando una
gran parte de la poblacion profesa una re-
ligion diferente de la del estado, debe el
gobierno anticiparse a darle á estos disi-
dentes todas las garantias que les asegu-
ren su libertad en materia de creencia ; á
no ser que quiera emplear la fuerza del
poder contra la conciencia del ciudadano,
y esterminar una parte de la sociedad pa-
ra complacer al fanatismo de la otra. Fe-
lizmente estamos en un siglo en que las
ideas que acabamos de esponer, estan re-
conocidas y generalizadas. Intereses sórdi-
dos y pasiones personales !son cl único obs-
táculo que se opone á que se practique ge-
neralmente lo que todos saben y confiesan
en teoría.


Si todo gobierno liberal debe asegurar•
á los ciudadanos la pureza, la coma/dem
y la libertad del culto, el que reconozca


la religion como ley del estado, contrae


329
hácia ella obligaciones mas estrechas, y
le ofrece garantias mas poderosas. Las le-
yes que castigan los crímenes contra la re-
ligion, las que protegen la gerarquia sa-
cerdotal, establecida por la Iglesia, las que
intervienen en aquella parte de la policia
exterior eclesiástica, que ha de arreglarse
con la anuencia del poder civil ; en fin
las que erigen y señalan la dotacion del
clero, son las garantias que ofrece al culto
público un gobierno, cuando este culto
es una ley civil, y mucho mas- cuando es
una ley constitucional.


Pero ninguna de estas garantias es esen-
cial para la religion, ni para la Iglesia ni
para el fiel. Sin ellas puede haber fieles,
religion é Iglesia. Esta tiene penas espiri-
tuales para los delitos religiosos ; y en los
primeros siglos las tenia hasta para los mo-
rales que llegaban á cierto grado de atro-
cidad: la policia exterior puede arreglar-
se sin perjuicio de la disciplina, aun con
los gobiernos de diferente creencia : y en
fin , donde quiera que haya fieles, está ase-
gurada la dotacion del clero : pues una
de las primeras obligaciones del cristiano
es contribuir á la decente sustentaeion de
los ministros del altar. Nadie ignora que




33o
antes de Constantino , y aun en el hervor
mismo de las mas sangrientas persecucioues,
la Iglesia era muy rica : y sin embargo
no tenia mas rentas pe las ofrendas vo-
luntarias (le los fieles.


De los principios que acabarnos (le sen-
tar se infiere : I.° Que el sistema cons-
titucional vigente en España ha sanciona-
do los intereses esenciales de la Iglesia y
del fiel, preservandole los medios de con-
servar la pureza del dogma y de la moral,
la comunion y asociacion de los fieles y
la libertad de ejercer el culto esterno pú-
blicamente. 2. 0 Que el sistema constitucio-
nal declarando como ley del de,tino la
religion católica, ha asegurado la manu-
tencion de los ministros, y ha dispensa-
do la proteccion de la autoridad civil en
cuanto á la disciplina estoma ; es decir
en una palabra que la ley constitucional
ha chao á la iglesia española y á los fieles
cuanto el gobierno civil puede dar en ma-
teria de religion.


¿Qué mas le daba el gobierno abso-
luto? «El fuero eclesiástico, los monges


la inquisicion. » En cuanto al fuero ecle-
siástico , siendo un privilegio concedido á
los ministros del santuario, no es un bien


33i
ni para la Iglesia ni para los fieles, y es
un verdadero mal para los ciudadanos, co-
mo lo es todo privilegio de individuo ó
de corporacion. CQué tienen que ver la re-
Iigion ni la Iglesia con los pleytos que ten-
gan los sacerdotes con otros ciudadanos,
ni con el examen de los delitos de que
.sean acusados ? En uno y otro los sacer-
dotes se consideran, no como ministros
del culto, sino como simples ciudadanos;
y por consiguiente deben estar sometidos
á las mismas leyes y tribunales que los
domas. Sin embargo nuestra Constitucion
no destruye el fuero eclesiástico : no ha-
ce mas que modificarlo segun las leyes vi-
gentes ; y esto mismo sucedia bajo el ré-
gimen absoluto. Nadie ignora cuantas y
cuan sucesivas degradaciones ha sufrido
el fuero eclesiástico desde el siglo XV has-
nuestros dial.


En cuanto á los monges no tenemos
dificultad en desafiar al hombre mas su-
persticioso á que nos diga „; de qué sirven
para la religion ? El culto divino que se
celebra en sus templos, no puede celebrar-
se, y se celebra efectivamente en las ca-
tedrales y parroquias ? Las luces y cono-
cimientos eclesiásticos que podian adqui-




332
rir en el retiro y la soledad de star claus-
tros, ¿ no se adquieren en el dia con mas
cstension y gusto en las universidades Y
seminarios? En fin las limosnas nue da-
ban á los pobres con sus rentas, ¿ no es-
tan mas que compensadas con la mobi-
lizácion de un inmenso capital, que ba-
de recrear infaliblemente , aunque con len-
titud , la industria desmayada de la nacion?
Yo quiero suponer que todos los monges
eran modelos de piedad y de sabíduria.
¿ Qué daño se le sigue á la Iglesia en que
vengan á vivir, entre los fieles, á edificar
á sus hermanos, y en que renuncien á
aquellas grandes. rentas, sin las cuales ellos
mismos confesarán que es posible ser sa-
bio y virtuoso, para socorrer las necesida-
des del erario?


Supuesto que en inmundas y sangui-
narias proclamas se ha acusado al libera-
lismo , Como de un crimen , de haber abo-
lido cl tribunal de la fe, es preciso recha-
zar esta acusacion. El sistema contitucio,
nal no ha abolido el tribunal de- je, no ha
hecho mas que colocarle donde debe es-
tar ; donde estuvo desde los primitivos• si-
glos de la J,"v_ de donde no debió sa- •
lir jamas. La .nacion española castiga la


333
impiedad, como los denlas cielitos civiles:
la 'calificador'


del hecho pettenece á los
obispos,;á .


•qtyiene$ esto .confiado 2e1 , depó-
sito de la doctrina. Los, que se atrevan
insultar nuestra creencia , la moral pristia-
nii y los misterios (le la religión católica,
serán juzgados y castigados con todo el
rigor de las leyes. Tal es la legislacion,
que actualmente rige en España. ¿Cómo
pues se atreven á decir que


. no hay tri-
bunal de fe?


Sin duda para estos hombres alucinados
el. calumniadores no hay mas tribunal de
fe, ni :mas medios de. castigar los insul-


-tos hechos á la religion dei estado, que
la acusacion secreta, el testimonio incóg-
nito, la separación absoluta d


.e la sociedad,
la sentencia dada pri vadamente sin pu-
blicidad y sin apelacion; en una palabra,
11Inquisicion. Sin duda que estos hombres


y
*


frenéticos no , Leonocen• mas diques con-
tra la impiedad,


que el espionage,- emplea-
do en pervertir las acciones , las palabras


aun el silencio mismo, y la delacion, que
es la mas vil de las acciones sociales. Mas
yo les preguntaré; «¿en -qué. daña la pubbci-
dad de los juielios,
conocimiento del acu-


sador y de los testigos á
.
la investigación


de la verdad? "Va que quereis tomar ,tan-




334
tas precauciones contra la impiedad, ¿por
qué no las tomais tambien contra el fa-
natismo y la hipocresia igualmente contra-
rios á la religion P ¡ Cosa rara! Se exigen
las mayores formalidades en el examen
del hecho , cuando se trata de un asesina-
to, de una traycion , de un proyecto de
conspiracion contra él estado : y cuando so-
lo se trata de una espresion muchas veces
de doble sentido, ¡ quereis que la dela-
cion equivalga á la certidumbre moral! ¡y
á proporcion que es mas dificil la averi-
guacion del delito , qUereis que el examen
sea mas ligero y menos imparcial'!


DZada ha hecho mas daño á la ieligiOn
que el espíritu de intolerancia, á que de-
ben su origen las instituciones inquisito.
riales. El estado puede castigar los insul-
tos hechos á la religion pública como in=
sultos heehos á la autoridad; pero la re-
ligion . misma no puede vengarse. Los pre-
mios y castigos que ella dispensa son to-,
dos espirituales: sus armas son la con viccion
y la caridad. Desde el momento que se
le pone la espada en la mano ya no es
lá , es el fanatismo, la hipocresía,
ú otro monstruo mas horrendo, si es que


le hay.


¿Qué idea tienen de la religion los que


335
Se ofrecen á vengarla conspirando contra
las autoridades civiles que i ella misma


.
man-


da obedecer? Ministros de paz converti-
dos en gefes de partidas alucinadas; mon-
ges que han tomado el, sable para, reeon-
qUistar la cogulla ; fanáticos que solo res-
piran sangre y venganzas contra las luces
y conocimientos del siglo; furibundos para
quienes el mundo no exise. si 'no hay en él
Inquisicion ; ¿son estos los que se encargan
de restituir á la .fe de Jesucristo su es-
plendor? Felizmente la sociedad española
religiosa en todos los siglos tiene en •es-
te bastantes luces para conocer la esen-
cia de la religion cristiana, y saber que el
cielo no se gana con furores, ni la religion
se defiende con asesinatos. Los ve•daderoS
españoles sufren, es verdad, las consecuen..
cias de una convulsion política ; pero aman
demasiado su patria parahxrestarne á los furo-
res de un partido fanático ,.yrespetan dema-
siado su religion para com prometer elsagra-
dollombre de Dios en intereses puramente
humanos. Estaba reservado á nuestros diaí,é1
mayor" de los absurclos


. ,•cual es, substituir
al signo;de las libertades públicas la -ima-
gen de nuestro Salvador,, que declaró poco
antes de morir, que su reyno no era de 'está
mundo. Sacrílegos! Han arrancado del


san.





33G
tuario el signo y la imagen de la redenciort
para convertirle en antorcha de guerra
vil y en escándalo y desventura. Lo re-
petirnos: nuestro consuelo es que ha pa-
gado ya el tiempo de esas farsas sanguina..
rías. Tal es la ilustracion del siglo , que
apenas se hace caso del fanatismo políti-
co : ¿cómo podrá triunfar ni aun por un
momento el fanatismo religioso?


Siguese de todo lo que hemos espues-
, que no se puede culpar sin gran


de injusticia é nuestra Constitucion de
haber desatendido los intereses religiosos;
y que los que se proclaman en el dia,
defensores de la fe son sus mayores ene-
migos, pues desacreditan y deshonran la ré-
llgion á los ojos del mundo civilizado. Res-
ponderemos ahora, aunque de paso , á la úl-
tima objecion que nos pueden hacer. «Les
ministros de la relígion estan mal dotados y
carecen de lo necesario.» Mucho se pudiera
decir sobre este hecho: mas yo quiero Gonce-
dedo en su totalidad, y pregunto: .¿
ejército, los magistrados , los empleados
píthlieos, el comercio , la industria ru-'
ral y urbana, la nacion entera no sufre
tambien? ¿ Hay alguien que esta acostado en un
lecho de rosas? Estos males son consecuen-
eial inevitables de nuestra situacion ; pe-


337
ro ¿debi•ésperarse que seluején antes que
los dentas . los que profesan arrOstrariklAner.
te por ganar almas para; el ci elo? ¿Son. estos
los discípulos.


de Pablo.? ¿son estos los des-
cendientes de los apóstoles ?


Pero veamos -Si son .nuts hábiles pa-
ra defender •el trono, la, mon,arquia que
para. defender la religion.. Cuáles •son los
apoyos.:que el servililrno da


.
á..los monar-


eas?• La . !preocu pacioul
Coa-


les son los -que .ofrece.. ,e1r
. reolmen .eon s t i-


welonal:?. -La- razon inter.esesoaciez..
nales. ¿En qué siglo vivirnos.? En aquel en
que- las preocupaciones han;.perd,ido su im,
perio, y que todos loshombres estan acos-
tumbrados á calcular. T.:discutir sus ,


kr1.
tereses.,Por tanto no . es dificil resolver la
presente coestioni. •


Basta rellexiOna•• con alguna atencion
sobre el estado actual; de las ideas e
ter eses sociales para convencerse de que
la política no es en el dia ni una teó-
rica de- derecho divino, ni u n teatro de pa -
siones tempestuosas, sino..un objeto do
cálculo moral, en el cual entran todos los
elementos que el hombre instruido ptle-
de recoger y combinar ,


„para .
obtener sus


resultados. En el dia
.
no se defiende la mo•


TOMO XVII.




338
narquk: d icien4o ., que bajó del ó que
ya los •hombres ,. se han habltuadoci ella:
itádie crOp = primero , porque. aunque:es
verdad 'que el .orden social es inió- dé los.
mayores benefieioá. que ..debemos::al:
/areno? naCedor l , este beneficio' no,.; está
liodo-- á :cierro y determinado sObier-.
no sino á la:formacion del vbienlo ci-
vil. 'Y en cuanto al hábito de servir; con:
razon ó sin ella, la' moda del siglojes la
novedad; y ya • regla para nadie la
antigua máxima : liáz como hicieron tus pa-
dres. • .


La única manew de sostener.; el tro-
no es probar, que es util.y necesario á las
naciones, no solo-con discursos, sino tam-
bien en la práctica. Pero cómo ha. de ser
utd y precioso para la sociedad el lroder de
uno solo , si no estaunadificado de tal ma-
nera que le sea imposible al monarca,
considerado corno monarca , querer ó hacer
el mal ? ó lo que es lo mismo , ¿ cómo
puede la nacion vivir segura de los con-
sejeros del monarca , si la monarquia no
es' constitucional ?


Acaso no hay un solo número en nues-
tro periódico que no esté consagrado á
demostrar esta gran verdad, á saber: que


la
339


monarquia moderada y constitucional es
preferible á toda otra forma de gobierno en
los paises civiliza" dos y de grande esten ion,
principlalmente si se hallan en contacto
con poderosas monarquias absolutas.


El trono constitucional es tan necesa-
rio en las grandes naciones , que los Lar,-
juinais, los Royer Collard , los Bignon y
los mas ilustres liberales de Francia lla-
man al trono una de las libertades políti-
ticas de la nacion. Y en efecto merece es-
te'nombre, porque preserva el alcazar del
poder y del orden de los ataques de la
ambicion y de la anarquía , ya privilegia-
da, ya popular, que podria aspirar al des-
potismo. No nos olvidemos que á los tro-
nos europeos se debió la ruina del feuda..
lisrno. Es verdad que el palacio de los re-
yes fue el heredero de la tirania ejercida
en los castillos de les señores. Esto es lo
que se debe evitar con buenas leyes cons-
titucionales. La perfeccion del pacto só-,
cial consiste en construir el trono de tal
manera , que sea paternal y no tiránico ni
esclavo.


No hablarémos del apoyo que un ser-
vilismo mas moderado quiere dar al tro-
no en los privilegios de las clases. Los




34o
principios' conservadores deben estar en las
instituciones mismas , no en intereses aisla-
dos. Cuando las corporaciones conservado-
ras.estan de tal manera combinadas , que
tienen que sostener intereses onerosos á la
nacion , lejos de ser un apoyo del trono
obligan al monarca á luchar contra,.eilas.
En esta materia la perfeccion consiste .en
que el cuerpo conservador no tenga nada
propio que defender sino su honor. En=
cargado de sostener el trono y las liber-
tades públicas, es absolutamente necesario
privarle de intereses personales, que ab-
sorverian ',toda su atencion.


En fin , es para nosotros una verdad tan
evidente, que el trono nunca es mas gran-
de y sublime, que cuando toma á su car-
go la defensa de las libertades públicas
y se rodea de los intereses y de la opi-
nion. nacional .que nos parece inutil re=
producir aqui. todo lo que hemos dicho
mil veces sobre esta materia.


Tan delirantes nos parecen los que quie-
ren exagerar el poder, como los que traspasan
de una justa libertad, y sobre todo nos pare-
cen delincuentes en último grado los que
conspiran contra el .régimen establecido,
provocan la guerra civil y las calamidades


34rpúblicas .
, sea en nombre del rey, sea en


nombre de la religion , sea en nombre de la
libertad. No hay título, por mas brillante
que sea, que pueda disculpar el crimen; y
para nosotros no hay un crimen mas hor-
rendo que degollar españoles. Por eso es-
cribimos contra todos los delirios : porque
no hay -delirante político que no se crea
autorizado para degollar.




Esta tragedia•se representa actualmen-
te refundida en tres actos , y ere la refun-
dicion se ha llevado al extremo el defec-
to capital de la pieza, que es la falta de


- interes dramático..
Darnos este nombre. al interes que toman


los espectadores á favor del protagonista en
atencion á los temores y esperanzas de que
logre su empresa ó sucumba en la deman-
da. Este . interes es mas fuerte ó mas de-
dil, segun son las probabilidades del éxito,
y nunca es mayor que cuando habiendo
llegado la esperanza al mayor grado de.
probabilidad, un, nuevo accidente sumer-
ge al héróe en la desesperacion.


'De aqui es, que una tragedia, en que
no variase nunca la situacion del héroe,
y estuviese siempre amenazado de una gran-
de é inevitable calamidad, seria monóto-
na , careceria de interes, cada escena se
pareceria á la catástrofe, y esta no pro-.


143
duciria efecto teatral, 'cualquiera' Ve fue-
se por otra parte el sentmliento.de;-piedad
quedos inspirasen sus.cualidad.es.broyeas,


- Esta es la. verdadera causaWebepoquie
sino efecto que_produce la representaelOP
de la . Numanciá ," á pesar del interes, a4
cional é histórico que' debe inspirarnos
una de las mas grandes 'y mas.eatreces.ha,
zailas de nuestros antepasados. NumanCia
estáe:sitiada pOr Scipion , y sitiada ,sin: es,
peranza alguna de remecho,ni(socorreeeLa
tragedia.; '-signe fielmente historia -,
esta parte; porqiie saautor para hacer mas
notable y evidente la , determinacion (11eellos.
numantinos de morir antes que . rendirse`, los
pone en tal situalcion, que el espectador J'O
preve . ningun reciirso de evitar la ruina de
aquella heroyca ciudad.. Esta cOmbineeicin
puede ser muy á proposito para ensalzar la
constancia de aquellos pueblos' indóciles -41.'
yugo : puede proporcionar bellisitnos ras-
gos á la historia .y á la elocuencia ; pero en
la tragedia debe producir la-uniformidad, la
falta de movimiento y : -Idtimamenté el fas-
tidio. , .


5.)w:embargo Ayala conoció este incon-
veniente y pugnó por remediarlo con los
amores episódicos de Yugiirta y Olbia, que


342
T EA T R OS.


Numancia destruida. , tragedia en cinco ac-
tos por don Ignacio Lopez de Ayala.




344
si hublerart prod ucido su efecto, habrían,
dado, á`' •inumantinos .alguna esperan,-
ta de . salvaeion , separandailarquel
po'de:sulalianza con los romanoS..Esteepi-
sodio da alguna 'especie de- variedad á


triste monótimia de la fábula>, y•eSte-epi-,
sodio es.precisamenteel que se ha Suprimi-
do!en la refundieion. Es verdad que en
ella: •se reduce á tres actos el tiempo que.
seno&. eondena á oi• los lamentos irreme-
diables y las protestaciones de los munan-
tinos .pero invenito•, de la
escena en ,que 'aparecen á los ojos de los
espectadores .. los:-esqueletos de. los héroes
de Numancia,; muertos • en los cómbales?
¡Triste recurso para la liragedia !


discípulo de,Luzan y amigo de
7Yloratin, el, padre, fue uno de los prime
res que tuvieron en el. siglo -N.VIIDla gloría
de cOntribuir á la restauracion de:' nuestra
poesia y al restablecimiento del buen gusto.
Fué catear ático de. poética en los estudios
de san Isidro, y •sit: destino le proporcio-
nó la facilidad de 'imprimir En la juveri.
tud estudiosa el gusto de lo bello .y de
lo verdadero , que empezó á diseminarse
desde-aquella época. Por esta razon es uno
de los literatos , 5. quienes deben estar rapas


agradecidas las musas castellanas.
Su versificacion•es numerosa y robus:,


ta, como la (le su Maestro Luzan , aunque
tarnbien se semeja á la de este en ser puco
graciosa y: flexible. En un tiempo en que
se hacían tan .


malos versos , ¡a Nuino-aci4
debió., parecer a!-los, amanntes de la ver,
dadora-poesia un fenómeno estraordinario.
Citaremos algunos pasages de ella en,con.!:
firmacion de esto. Sea el primero la:


res-
puesta del oráculo de Hércules á los ga-
ditanos,


«El pie desnudo , de inocente lino
ce5ido el cuerpo,. de inmortales ramos
de laurel coronado , entré en,; el •'templo.
en la profunda, noche,;.,el simulacro
de Hércules contemplaba : un sordo ruido
despierta mi atencion : ya. mas . cercano
se advierte el eco: el.


se conmueve:
tiembla la tierra y el altar sagrado.
El Dios se anima: su deidad se acerca,
Hércules habla, y oygo


.
corno llanto


del Dios invicto, domador de monstruos,
que en acento distinto, ha pronunciado (x):


(r) Este ha prona ' ciado es malisimo , y mucho
mas comparado con'eUwente anterior o"go.


345




346
«Por dejar sola España , de la' Europa
á Africa separé: ¡ 6 afortunados
españoles , si •nadie os conociera!
A Numancia imitad : catorce años
por vivir libre de los hados triunfa..
Duleidio, el Duero es sangre, el Tiber llanto;
Roma luto y temor. De vuestra patria
inmortal será el nombre', .si en . su pena
hí''espad'a elige y huye la cadera:i>s;


Observese en estos versos intencion
de imitar el movimiento y el giro deespre-
sion de algunos pasages de Virgilio , y se
verá qué Ayala ' y sus amigos trabajaban
ya *en él gustó clásico , y estaban en el
camino de •la, 'Perfeccion del arte.


Está llena de energia la respuesta de
Megara á Yugurta, .qUe le•entrega al
sul


' • Esos inicuos
para tódb a su' consul- autorizan:
contrarios venza, admita á los rendidos,
conceda privilegios, asociados
reciba por si soló, agregue amigos•:,
que el senado ambicioso estos convenios
útiles reconoce. Si. es vencido
el cousnl , • imprudente-forma pactos


con pérdida de Roma , scan inicuos,
sean .


injustos-, sin fuerza , no subsistan ,
y del nombre ...-romano sean indignos.
¿No abominas política tan;


..torpe ?
Vuelve ; Yugurta , vuelve; y..del recinto
de. Numancia retira ese .infelice,
que al consul sin las tropas no admitimos..


Ayala tomó en el razonamiento de Sci-
pion á Alegara aquella libertad histórica
que se perMitian nuestros antiguos poetas
cómicos , y atribuye á Sci,pion el menor,
vencedor de Nitmancia yiZái2tago, muclias
acciones que no fueron


-suyas.. Scipion:Enii-,
liano ni se halló


. en las batallas de.Cánpas
y del lago TrasiMeno , venció á Per-
seo , rey de Macedonia. Advertimos esto,
porque en la tragedia no, es lícito desfi-
gurar la historia tan ,4.1a1H,elaras: asi co,
mo tampoco es lícito -alterar los caracteres,
conocidos' de los. personages.


Las últimas escenas;;-deJa tragedia es-
tar]. llenas de movimiento y de ,


vigor..Hay
en ellas frecuentes imitaciones de Virgilio,
Como estas:


«Ruinas de mi patria , _último incendio,
cenizas lastimosas, sitio infausto,


con-


347




348
que en adelante ha de sulcar el: hierro
ó has de abrigar las fieras: sed testigos,
justificadme ante la tierra y cielo,
si acabar debió alguno en la campaña,
bregara debi&ser : pues yo el primero
provoqué el daño y desprecié la muerte.»


«Vive, tu padre
te enseñe la virtud, y otros los premios
de la virtud.".


Las. últimas imprecaciones de Merara
merecen, segun nuestra opinion , un lugar en
nuestra poesía clásica por la propiedad y
energia de la diccion y por la robustez
de los- versos..


«La sangre de Numancia dest mida
sangre inocente y justa clama al cielo.
contra Roma ambiciosa : estas ruinas,.
cadaver de ciudad triste y sangriento,.
testigos de mi gloria»y tu injusticia.,
han de existir eternos monumentos ,•
contra vuestra perfidia : el cielo justo
mi alma elegirá por instrumento ,
con que vengue mi patria y con que oprima.
la soberbia altivez de vuestro imperio.
Si: el alma de Megara , sombra errante-,
furia será que vaga por los pueblos.


(i) Despues de iracundo son inútiles los epite-
tos feroz y rabioso. Audaz no conviéne á una sota.
Ira; porque las sombras no arrostran peligros,


349
de España, • los impela á la venganza.
En .Rozna , en vuestros hijos, voraz fuego
sembraré de discordias 1, é iracundo,
feroz, rabioso , audaz y turbulento (1)
del medioelia al septentrion helado,
de donde viene el sol, de donde muerto
sombras permite, ejércitos, provincias,
inauditas naciones, reynos nuevos
'moveré vengativo, que feroces
á Roma despedacen, instrumentos
de un implacable Dios , que justifique
su providencia en el castigo vuestro.
Oid mi voz, deidades-justicieras,
que gobernais el tenebroso infierno,
venganza y maldicion inexorable,
lija de los delitos., •mis acentos
sean vuestra misma voz: dad ámis voces,
dad mis ansias justo cumpli:ñiiento.
Burla • de las naciones, torpe escarnio
de bárbaros feroces, menosprecio
de las gentes, despojo de sus hijos ,
de vuestra ira lamentable ejemplo
llegue .5. ser Roma: cayga en ignominia
su tirano esplendor, si por desprecio




ira




'no la aniquila" á Ultrajado Mundo :
ini,-alMa descanse hasta que tiempo


llegue en que altiva liorna por vengarnos
:con su pie vencedor la oprima el . cuello.
Vendrá este tiempo, llegará este día,
íí su justicia faltará á los cielos.


31x


Sobre una carta llena de bajezas y de ton-
terias , que dirigen al ,s, ezzeral Riego aras
patriotas de Cartagena, znserta en el pe-
riódico intitulado:E1 rayo, que se. publi-
ca en aquella ciudad.


Para qué son.
tantos rodeos, seiores


periodistas exaltados ;.ni
qué. easo.vie


ne andar disfrazando lo :que::4+. ;ustedes11,00
han. mandado P Hace ya:tanto dem-.
Po que estala ustedes haciendo insinnkeio.-'
iies indirectas, asi como quien quiere, 'de,
cirio y no se atreve, que casi (la fatigá
y pesadumbre el .


ver lo mucho que les
.cuesta callar eso poquito que falta. para aca-
bar. de ;quitarse la mascarilla. No res ya. ló
peor del caso haberse ustedes ptiesto i ,á quien
mas; puede, en el empeño de blasfemar
del rey y calumniar su gobierno , ni tani,
poco el indicar con insolentes aclamació n
nes y elogios ridículos al sucesor que qui-
sieran darle , sino el que una idea tan atre-
vida;la quieran hacer pasar por una exa-
geracion de liberalismo.


Ya se acordarán ustedes de que muy




u


r•


352.
desde los principios les dijimos, no solo
á. ustedes, sirio á todos los que se cali,.
fican á sí mismos de exaltados , que su .
negra exaltacion n o era en el sentido de
la libertad , sino en el de un Servilismo
asquelpso , infinitamente. mas insoportable
que el que manifiestan los que ustedes (le- '1111.
signan corno serviles. No andemos• en unte«:.
cas ni en historias, -señores míos, que la
disputa no rueda ya entre ustedes sobre
e•rnas ó menos grado de•ibertad quede-
be tener la nacion sino sobre el nombre
de la persona ante • quien están ifrotilos;á




htimillarse. Yo • por+ rhi j I parte me he esta-1
aá)_siernpre riendo, 'asi de laJ Ati.pocresia
dei !Ustedes ,-como • de la seriedad cOn
algunos se han puesto á esplicarlesuy
de•propósitd- los jtáros líntiter&Ilde
bértad constitucional , y los esee5es en qué
cad :•que se separa de ellos etc.
entonces con tanta claridad cómo' INWO
ahora, que ustedes no eran ultra' ni . :dita
liberales, sino unos :• verdaderos consvital,
dores contra la libertad actual. Tantpo
colltan dicho bien .los que achacan •álaS.,
todos. ; el deseo de derribar el trOne;.:áib,
tes al contrario estoy muy persuadido_ á
que aguautarian doscientos tronos :sobre


353
sus costillas, con tal que el que los ocu-
para les diese un pedazo de pan que
comer.


Pero, amigos mios, tiempo es ya de
hablarles á ustedes clarito , aunque no sea
mas que para escitarles á que se espliquen
sin alegorias ni anagramas. El proyecto que
ustedes traen entre manos es absurdo, en-
teramente disparatado, y no lleva pies ni
cabeza, por mas que el delirio ó la bor-
rachera ele unos cuantos se le pinten co-
mo practicable y hacedero.. La España toda
entera no solo quiere un rey constitucio-
nal, sino que este sea de la familia de los
Borbon-es, y no de otra. Estan ustedes?
Y cuidado que en este último punto hay
por lo menos igual uniformidad que en
el primero. Por mas que ustedes se ha-
yan dado el santo para ir publicando en
todas partes las mismas ideas que hacen
circular por la capital, es menester que
se persuadan de que eso en lugar de pro-
ducir el fruto que desean, •irrita y au-
menta considerablemente el cariño y res-
peto de los pueblos á su Monarca.


Muy ciego debe estar el que no ha-
ya conocido los funestos efectos del Zar


TOMO xvzr.


2 3




.354
riago y de la Tei cerola , r los de la imptmi,-
dad con que estos y otros infames esci itores
han osado envilecer la dignidad real y la
sagrada persona que está revestida de ella.
Sus groserias, sus perpétuas calumnias no
han hecho mas que justificar los pronósticos,
y aun los deseos, de los partidarios del po-
der absoluto. ¿Cuál será pues el que pro-
duzcan todos los demas papeluchos, que
con tanta profusion y con el mismo ob-
jeto se . manden publicar en las provincias?
Nosotros no hubiéramos llamado de nue•.
vo la atencion sobre esta verdadera igno-
minia del reynado de la libertad, „si no hu-
biese llegado á nuestras manos el, número
3.° de un periódico de la misma' laya que,
los arriba citados, cuyo título es El rayo
cartagenero. No liemos visto ningnn otro
número, y por consecuencia ignoramos los
antecedentes que hayan podido dar lugar
á la insercion de la siguiente carta de unas
patriotas , cartageneras al ciudadano Riego.
Mas como la tal carta de las tales patrio-
tas indica con : menos disimulo el objeto
de la baja adulacior. • de los que se lla-
man exaltados, nos resolvemos á copiar-
la á fin de que el público se entere y
convenza de que todos esos miserables, que


355
.á• cada instante estan hablando de sus de-
rechos, de su dignidad y de su amor á la
independencia de la patria, son los pri-
meros que escitan á un ciudadano parti-
cular á que se rebele contra el gobierno
legitimo. Estamos muy propensos á creer
que las mismas firmantes cartageneras ig-
norarán el contenido de la carta que se pu-
blica en su nombre, porque las hacemos
la justicia de pensar que aun cuando fue- ,
sen tan ruines sus pensamientos, los espre-
sarian con menos bajeza y hediondez; pe-
ro sea ó no sea suyo el tal documento,
bien puede servir de muestra de lo que
se proponen los caballeros de la exalta-
cion. Dice asi:


«Las patriotas cartageneras que suscri-
ben al ciudadano Riego. — Si la política
y 'la gratitud son dos razones bastante po-
derosas para movernos á acusaros el re-
cibo de vuestra muy favorecida de ,


1G
de• mayo pasado próximo , el escesivo"amor
,á la patria, que arde en nuestros cora-
zones , no nos permite guardar en ellos
ciertos sentimientos que damos mil gracias
á la suerte nos haya deparado la oeasion


n
de manifestaros• directamente. Mis deseos,
os decis, en beneficio de esta desgraciada




356
nacion son ciertamente infinitos (1); pero yo
nada valgo. Señor (2), es posible que el
héroe de las Cabezas , que el invicto Ra.-
fael del Riego se produzca de este mo-
do? ¡Tener infinitos deseos en beneficio
de la nacion y nada valer! No es asi
tamente corno piensa en esta tierra el sexo
á que pertenecemos (3) , y cuando la pa-
tria ocupa nuestras. almas , tenemos el ar-
rojo de creernos tan poderosas y valer tan-
to corno las heroinas mas célebres de la
historia, y Riego el padre de la patria•, por
escelencia, piensa no valer nada ! Creemos
de buena fe que al escribir este funesto yo
nada valgo , no haheis penetrado en que
si os decidieseis á reedificar el edificio del


35"
estado (que visiblemente se desploma), no
seriais el Cínico operario en tan augustos
trabajos, y que.... ¡Ah, señor! probad otra
vez (I) á desenvaynar vuestra formidable es-
pada , y vereis otras mil y mil en derre-
dor vuestro esperar vuestra voz y
sus golpes á donde la salud de la patria lo
requiera. j'Acaso todavia no es tiempo? (a)
Quiera el cielo, con tinuais , que haya mas
virtudes' y mas tino en los gobernantes de
las que hasta aqui Izan many(e.dado te-
ner (3). No hay tino , y lo que es mas aun,
no hay plaudcs en los gobernantes: ¡ y los
españoles yacemos en la apatia , y Riego
mismo, duerme! (4) d Qué importan los de-
WIMMISiraw


(i) Si la carta de Riego usaba , de este adjetivo,
Riego decia un soletunisimo disparate.


(a) Suponernos que esta palabra señor querrá de-
cir señor de su casa, y cuando mas señor tambien
de esoS , cuatro miserables que van á corromper su
corazon con ridículas adulaciones.


(3) El sexo á que vosotras perteneceis se ocupa
en -Cartagena y en todas partes en hilar , coser y
hacer calceta; menos unas .cuantas haraganas, como
vosotras que van á perder el tiempo y su repu-
tacion en ciertas asambleas prohibidas por las le.
yes.


(I) Esa prueba que le proponeiS , grandisimas
mentecatas, no solo le borraria de la lista de los
ciudadanos beneaiéritos , sino tambien del número
de los hombres.


(a) No, señoras, no lo es , ni lo será nunca ; ni
aun cuando lo fuera, se pondria Riego á intentar
las locuras que ustedes le proponen.


(3) Bueno es el tino y las virtudes en los go-
bernantes ; pero ciertamente serán inútiles mientras
los gobernados sean ambiciosos , díscolos , borra-
chos, holgazanes y amigos de vivir á costa agena.


(4) Tu dors , firmas, et Ronte est dans les l?rs,




358
seos sin las obras? ¡ Ah ! desearan y de-
searan infinitamente los enemigos de la
hartad ; pero no se movieran, y. la patria
seria feliz. ¡ Con cuánta mas razon que has-
ta de aqui lo hemos dicho en nuestras
pláticas familiares patrióticas (1), diremos
de hoy en mas: ¡ah! Riego no puede du-
dar que el gobierno camina de mala fe,
(pues esto indica el no •haber Oiltudes); ¡y
Riego no obstante calla! ¿Qué es esto? ¿Hasta
cuando será que Riego se convenza de que
no es á Riego á quien se dirigen las ase-.
chanzas y los tiros del gobierno y deaos
malos sus aliados, y sí al restablecedor de
las libertades españolas? Perdone en buen
hora don Rafael del Riego las injurias y
los ultrages que como tal reciba r esto es
muy digno de su alma grande y genero-
sa ; 'pero quién 'ha dado derecho á Riegó
para perdonar los ultrages que en su per-.
son a r ha recibido, y recibe su madre pa-
tria (2) P =.Generóso Riego: disimulad, os


(i) Si dije yo que si; que estas provocaciones
á la scdicion y al tumulto no podian menos dé ser
fruto de las pláticas anti=patrióticas.


(2) ¿Y quién les ha nombrado ni á ustedes ni
al caballero Riego procuradores de pebres? .


3
rogamos, el lenguage franco que el amor
filial inspira á estas patriotas , que re yes-


. tidas del deseo mas puro por el bien de
esta desgraciada nacimz , y del celo pa-
triótico. mas exaltado , acaso traspasaron
en esta ocasion les límites de la confian-
za que nos habeis dispensado. Emperó
quien sabe, al parecer , disimular los agra-
vios irrogados á la patria, no dejará segu-
ramente de hacerlo cuando ella es la pri-
mera interesada en que se Os hable de es-
te modo (i).—Volled pues á parecer va-
liente y heroyco ; y si perece la madre,
perezcamos cambien los hijos, que seria
una doble muerte el oir retumbar en su se.t
pulcro el espantoso ruido de las cadenas
que á todos tiene aparejadas el despotis-
mo.— Dios os guarde y os aliente. Car-
tagena .a.° de junio de ¿822.» Siguen las
firma s.


Despues de esta carta contiene el Ra-
ro un artículo con el epígrafe anécdota P0.•


(i) Los que hablan de este modo, señoras mías,
si son hombres plisan por unos sediciosos; y si son
mugeres , por unas bachilleras que se mezclan en
materias que no entienden.'




36o
laica , en que se dice que el Rer está á la
cabeza .de 'una conspiración que se fragua
en Madrid contra el sistema constitucional.
Bien es verdad que lo disfraza con exaltada
delicadeza llamando al Rey el Eír y á Ma-
drid Dirdarn, para que nadie lo entienda.
'Con, salvaguardia del anagrama, aun-
que el escrito se presente á los jurados, ha-
brá entre ellos quien jure en Dios y en
su conciencia que es el mas inocente del
inundo , y que si dijera lo contrario seria
un papel servil. Con eso todo el mundo
queda contento y satisfecho; á saber, los
exaltados, porque creen que con decir estas
simplezas han puesto una pica en Flandes y
hacen el papel de partidarios de la opo-
sieion , siendo asi que en sustancia no ha-
cen. :otra cosa que arrimarse al sol que mas
calienta.• liós serviles , porque al ver seme-
jantes escesos se creen autorizados para ha-
blar mal de la Constitucion y recomendar
la obediencia pasiva, siendo asi que no de.
berian echar la culpa sino á otro servi-
lismo mas refinado que el suyo. Y por úl-
timo tódos triunfan y se alegran, menos
las lees que son las-que se quedan desay-
radas y desobedecidas, hasta que sin saber


36 r
cómo ni cuando nos venga un látigo de
hierro. que castigue- en los justos las fal-
taS de los pecadores. Dios quiera que nos
engañemos: Amen.




362


La diputacion provincial de Oviedo á sus
comitentes r á toda la nacton.


ASTURIANOS:


Reunida vuestra diputacion para desem-
peñar las principales atribuciones que la
imponen la Constitucion y las leyes , seria
criminal si guardase silencio en la crisis en
que se halla la nacion que, en cualquie-
ra otra que no fuese España , haria te-
mer una horrorosa anarqUiA. Si el fana-
tismo, los resentimientos,. la venganza, las
esperanzas de restablecer abusos que desa-
parecieron pata siempre, escudados con los
sagrados nombres de religian y Rey, y apo-
yados por maquinaciones estrangeras, en-
cienden la guerra civil en vai ias provin-
cias de la Península , alistan bajo sus ban-
deras al crimen , vicio y á la men-
diguez, seducen la sencillez y la igno-
rancia, y sacrifican los pueblos, que ó
los pueden resistir , ó se dejan engallar
por sus pérfidas promesas; la ambicinn,
la sed del oro, la mas escandalosa inmo-
ralidad atacan nuestras sabias instituciones
con pretesto de defenderlas, insultando to-


363
dos los poderes, escarneciendo todas las
virtudes, rompiendo todos los vínculos so-
ciales, preconizando los odios y asesina-
tos como actos heroycos de patriotismo ,
y no perdonando 'medio alguno para que
todos los españoles nos n'iremos mutua-
mente como enemigos irreconciliables. Bien
ha conocido y desenmascarado unos y otros
la diputacion provincial de Cadiz en su
inmortal escrito. Al convencimiento de
sus razones, á la severa lógica de sus prin-
cipios y á la pureza de su diccion da
nueva fuerza la circunstancia de ser la es-
presion de los sentimientos de una pro-
vincia, que ha habido tanto empeno én
hacernos creer era el foco de las doctri-
nas mas subversivas, el baluarte inespug-
nable de la anarquía , y el punto céntri-
co de donde salían todas las ramificacio-
nes que se estendian á las domas próvin-
cias. La de Oviedo, marchando por la sen-
da constitucional, ha sabido evitar ambos
estreinos , igualmente funestos á nuestra
amada patria , y ha mirado con el mismo
horror facciosos que derraman el llanto , la
sangre y la desolacion . en todos los puta-.
tos donde existen, y demagogos que , pér-
fidos ó ilusos por los horrores de una com-




364
pleta disolucion social , nos conducirían
á un despotismo cien veces mas duro que
el que 1.1emos sacudido, El espíritu ilus-
trado de su clero,. la moderacion (le sus
propietarios, que ni disfrutan riquezas in-
mensas, ni jamas gozaron privilegios odio-
sos, el poseer algo casi todos los habitan-
tes, la educacion que aunque muy atra-
sada, no tanto corno en otras provincias,
y cierta viveza y perspicacia natural que
se observa en todas las clases, precaven
á los asturianos de caer en los lazos, en
que quisieran envolvernos los satélites del
despotismo y los secuaces de la dema-
gogia. A la diputacion solo toca. con-
firmaros , amados compatriotas, en estos
sentimientos, é inculcaros los prioelpios
que los deben ilustrar. Amais el orden y
la tranquilidad, que no pueden existir sin
la obediencia á las leyes, respeto á las aa-
tnridades, concordia y union. No se opo.i,
nen á estas virtudes, corno aparentan creer
inmundos escritores, indignos de la nacion
española y vendidos infaulementu al oro.
estrane.ero ó socios de la facciou liber-
ticida, el manifestar con franqueza los yer-.
ros que puedan cometer los legisladores,
las faltas en que pueda incurrir el gobier-


365
no, ó los abusos del peder de que se ha-
gan reos los magistradol ; pero sí infamar
y' CnVilecer la sagrada persona del. monar-
ca, violentar y poner en contradiccion ma-
nifiesta la Constitucion para hacer preca-
ria su auldridad';''calumniar los depo.t-ita-
lios de su poder, escudriñar su vida pri-
vada, derramar 'Sarcasmos sobre todas sus
operaciones , envilecer todos los gobernan-
tes , inventar patrañas en lugar de hechos,
y calificar de chiste y -donayre los insul-
tos 'Mas atroces y el estilo mas tabernario.
Tambien se oponen á la 'fraternidad que
nos debe unir esas ridículas y odiosas de-
nominaciones- de republicanos, bartolos,
'serviles y exaltados. No existen en Espa-
ña republicanos : si algun joven alucinado
con la lectura superficial de la historia grie-
ga ó romana; i si algun pedanton ridículo
llena su cabeza de testos que no compren-
de, la han soñado, las personas ilustra-
das saben muy bien que la única diferen-
cia que existe entre una república y una
iiionarquia constitucional , 'es la mayor ó
menor concentracion del poder ejecutivo:
que la 'democracia pura es imposible en
los grandes estados europeos, é incompa.
tibie aun en los pequeños Con nuestros


1,••




366
usos y costumbres , y con la infinidad dé
ocupaciones que exige nuestro estado so-
cial : verdad deMostrada por las -últimas y
bien costosas esperiencias, y que solo la
ventaja de ser hereditario el trono•recom.
pensa cuantas los mayores entusiastas pue-
den atribuir al sistema republicano en una
parte del mundo tan corrompida como la
Europa. No es bartolo (denomiwcion in-
significante), no es servil el que no ma.
quina , el que obedece y el que . desem-
peña las obligaciones de su estado,Vuzgar
de los sentimientos de una persona por sos-
pechas, por las reformas que ha sufrido
la clase á que pertenece , ó aun por al-
guna indiscreta espresion en el seno de su
familia ó.en la efusion de la sincera amis-
tad, es la mas cruel tiranía, y la que ejer-
cieron el despotismo y la inquisicion du,
l'ante tres siglos. El exaltamiento no es una
virtud moral, sino tina cualidad -del tem-
peramento , efecto de la edad y de la ima-
ginacion. El hombre constituido en un es-
tado permanente de exaltacion es un ver-
dadero demente y se le debe encerrar: el
hombre que lo es en los objetos en que fi-
ja su atencion, será ó no criminal, si aque-


' los son .ó no viciosos; y llevada al es,;.


367
'cremo, será siempre un esceso que en los
hombres públicos particularmente puede
-producir. consecuencias bien funestas. La
decision por la Constitucion , sacrificar to-
dos los intereses y aun la existencia por
sir conservacion, en el hombre particular


sig. es un heroismo ; en el funcionario una obll-
gacion , y en ambos malamente confun-
didos con el exa tamiento. Destiérrense pues
para siempre de entre nosotros estas lí-
neas divisorias : no se conozcan sino es-,
pañoles buenos ó malos, obedientes 6 des-


' 'obedientes, virtuosos ó criminales: seamos.
-inexorables con los malvados bajo eualquie-
. ra máscara con que 1-e cubran : persigamos
sin descanso al rabioso fanático que nos
quiera envolver en la guerra civil , y al fu-


.. rioso demagogo que intente sumirnos en la
anarquía: miremos como enemigos irre-
conciliables á los•qiie con las armas ó con
los




escritos atacan la Constitucion bajo di-
versas banderas: alarguemos una mano
compasiva á los ilusos en ambos partidos:
no exijamos (le la masa comun un herois-
mo que es mucho mas facil preconizar que
ejercer, y de este modo set<in impotentes
cuantos esfuerzos bagan facciosos malvados,
queriendo sacrificarnos con el manto sagra-




363
do de la religion para defender sus intet,


areses• Mbiciosos devorados de la sed de
empleos, aparentando maquinaciones que
Po existen para arrebatarnos nuestra li-
bertad. La díputacion amante
de vuestro bien , y correspondiendo á
la confianza con que la habeis honra-
do , os exliorta á precaveros de las ase-
chanzas con que querrán sorprenderos arn,
bos partidos; os promete vigilar incesante -
mente sobre vuestra tranquilidad y pros,-
peridad , y que jamas se apartará de la Cons=
titucion que hemos jurado , y que sola,
sin interpretaciones cual la han sanciona,.
do las Cortes en el aio de , nos pue-
de libertar de los horribles males que nos
amenazan. Oviedo 25 de junio de 1822.—
Manuel Maria Acevedo, presidente.=Ma-
nuel Maria Giron , intendente.
Suarez del Villar. = Marcos Bernaldo
Quiros.=Juan Argiielles Mier. Bernar,-
do Valdes Hevia:=Joaquin Gonzalez Rio.=
Francisco Gonzalez Cutre.=Juan Rosen-
do Acevedo , au s en te. =


José Maria Menendez
Secretario.


369


'toncluye la traduccion del opúsculo de Ben..
• .thain, intitulado: «Sofismas anárquicos,
-examen,


crítico de diferentes declaracio-
nes de los derechos del hombre y del
ciudadano.


Pasemos ya la declar,zcion de los .de •
bares, para la cual no se tomó


.ciertamen-
te al Decálogo por modelo.


Los nuevos fabricantes de declaracio=
nes no habian comprendido mejor que
sus predecesores, que los derechos y las
obligaciones son inseparables. No hay du-
da en que es posible crear deberes sin crear
derechos, pues esto es en suma lo que ha-
cen las malas leyes es decir, aquellas que
coartan la libertad sin , proporcionar 7?en,
tajas mas que equivalentes al sacrificio; pe-
ro es imposible crear derechos sin crear
obligaciones correspondientes, pues cuan-
do á uno se :le da derecho á una cosa, se
impone -á los denlas la obhgacion de: no,
turbarle en el ejercicio de aquel derecho.
Esto supuesto claro es que los legislado-
res franceses creaban obligaciones -cuando


Torno xv.u.




37ó
establecian derechos; pero les sucedia lo que


Villano Cábalbró que .hablaba en prosa
s'i'n . labérló• Hételos pues ocupados en Vol-ifér háVer lo que ya tenían hecho, esto
es, én dar tina traduccion de los derechos
en la lengua de los deberes , sin advertir
que este segundo objeto, si puede llamarse
asi, es el mismo quéel primero.


Todos los deberes del hombre y del
eiildadano se derivan de dos principios gra-
bado's pr la naturaleza en todos los cora-
zones , que son : No hagas á otro lo que no
quisieras que los hombres hiciesen contigo. Haz
ébiütditté »Vénte á los otros el bien que qui-
.11ezis re'cibfr de ellos.


Todb lo que querais que los hombres ha-
gan ett favor vuestro, hacedlo igualmente
vosotros en frior suyo. Tal es la máxima
del Evangelio: y yo pregunto, ha ganado
en la nueva edicion de los legisladores fran-
cétéS? Eálós- la ban dividido en dos partes,
una •negativa y otra positiva; pero el pri-
merspreeepto. dado como leyes pernicioso,
y el' ségítüllo !, 'espresado en los términos
en qtit lo está , es contrarío al espíritu del
original": aquel tiene 'demasiada estension,
eite ,no -tiene bastante.


Ateniéndonos :al primer precepto el in-


3.1t
dividIó ¿lúe persigue á Un delincuente,
juez que le condena y el ejecutor de'ld
justicia que le aplica el castigo, serán trans-
gréSOrés de esta ley fundamental , de la
cual se dice' que está grabada en todos
Corazones. Se dirá que la máxima del Evan-;
gelio está espuesta á la misma objeción`;
pero yo 'respondo 911e hay mucha diferézi


.


cia. Un precepto moral *no eXije ú.na préj
Cision rigitrosa , porque se


• dirige al sen-
timiento, y por otra parte se aplica es-;
pecialmente á aquella parte de nuestras ac-
ciones que no está sujeta á las leyes; en
lugar de que en estas es necesario enun-
ciar las limitaciones y excepciones que tila
vieren; corno que la exactitud v la preci-
s'ion son su alma y su vida.


El segundo precepto literalmente to-
mado restringe la beneficencia en lugar de
estenderla. d Qué bien debo yo hacer á lós
otros? El que necesito que ellos me hagan.
Luego si no tengo necesidad de reciblri,
no tendré obligaciou de dar. No es
Contó procede generosidad; esta da 'gin
esperanza de recibir. Esta crítica 'es purá,
Mente de estilo , porque bien se deS6hiló
la intencion de los legisladores; péró
qué fatalidad sucede que aun en lirs..cóSál




372.
más sencillas nunca digan estos lo que se
proponen decir?


4.° Nadie es buen ciudadano sino es
buen hijo, buen padre, buen hetnzatto , buen
amigo , buen esposo.


Esta máxima puesta en verso podria
pasar en una composicion poética; pero
como- máxima legal es una necedad y una
especie de círculo vicioso. ¿En qué con-
siste la bondad? En ser bueno. Ademas en
rigor es falsa. Hay deberes de (los clases,
unos son públicos, otros privados: los unos
para con el, estado , los otros para con la
familia etc. ¿Y qué? ¿será imposible violar
los unos sin violar los otros ? El hombre
que maltrata á sil inner y á sus hijos, ¿ro-
ba tambien el tesoro público? Y el que ro-
ba el tesoro público, ¿maltrata tambien á
su muger y á sus hijos ? Junio Bruto, el
cual viviendo en un pais donde el padre
tema el derecho de vida y muerte sobre sus
hijos , condenó á muerte á los snycs , por-
que 'habian conspirado contra su patria,
¿fue por, eso mal ciudadano ? ¿ ó consiste
la bondad de un padre en • hacer matar á
sus hijos ? Parece que esta máxima está
tomada de alguno de los suelos metafísi-
cos de Platos, quien sostenia que la aár-


373
' Vud es una , lo cual significa que tener una


virtud es tenerlas todas, y no tenerlas to-
das es rio tener ninguna.


5.° Ningutt hombre es bueno sz no esfran,
ea y telzgiosanzente observador de las leyes.
• ¿Cómo? ¿de todas las leyes? ¿presen-


tes y futuras ?¿ y cualquiera que sea la na-
turaleza de sus prohibiciones ó preceptos?
Con que el hombre bueno deberá ser re-
ligioso observador hasta de las leyes que
le prohiban, por ejemplo , la sola religión
que él tiene por verdadera y le manden
denunciar á los tribunales á los que la pro-
fesen. Y cuando uno se acuerda de que
los autores de esta máxima eran los mis-
nos hombres que acaballan de echar por
tierra una Constitucion y de violar la ley
mas solemne , á saber , la que establecía la
inviolabilidad del rey, ¿ qué deberá pensar
de su lógica ó de su moral ? ¿ Eu qué épo-
ca colocaban ellos el principio de este deber?


6.t? Todo hombre que -viola abiertamen-
te las leyes, se declara él mismo en estado
de guerra con la sociedad.


Otra máxima sonora muy buena para
obtener los aplausos del patio en un co-
liseo , pero pueril en un libro decleyes ; y
por fortuna escesivamente pueril, porque




374
si lo fuese menos seria muy peligrosa. Es-
tar en estado de guerra es . hallarse,en aquel
estado en el cual 4, .objeto de cada una de
las partes interesadas es destruir á la otra
ó subyugarla. Por consiguiente si un hom-
Are se declara él mismo en estado de guer-
ra con la sociedad , es menester tratarle
domo á un enemigo público. Presentar pues
con este caracter á todo el que viola una
jey , .cualquiera que esta sea, es provocar
contra él ;los mayores rigores. ¿Si esta má-
xima seria el preámbulo de las leyes de
Dracon? Las . legislaciones son todas tan
defectuosas bajo ciertos respetos, que no
hay en e l lunn,OPurt pais en donde no se.
violen abiertamente algunas leyes. En .
/hierra, por ejemplo, en donde para fa?›
Yorecer á los fabricantes de botones de Alle:
ro, esta.n prohibidos los botones de, tela,
basta 'abrir los ojos para ver cuanto se vio-
.111 esta ley. Sin embargo, segnn„ eli, ocídi-
go político-moral de la Convencion, todos
los infractores de ella estarian'en estado ,de
guerra con la Sociedad , no quedarla otro
partido que el de tratarlos como á rebel-
des, y apostar soldados en las cal111,11;1ra
Iroabucear á esto:, agresores <lel gobierno.


7.0 El que sin quebi anta) . abiertamente


175
las leyes, las elude por medio de azgwn


ardid, ofende á los mtereses 4
todos, r se ¡mace indigno de su benepulencia
y estimacum.


La verdad de esa..proposicion depende
de la naturaleza de las leyes que se elq-
den. Si se trata de una de esas leyes que
no son • ótiíes á nadie , el evadirse de es-
ta ley no puede ser perjudicial á nadie: , y
si sé trata de aquellas que ceden .en beneRm
.cio (le clase ,de , , individuos e.sclusiva-
mente , eludir esta ley es perjudicar á.,es-
ta clase, pero no á' toda la comunidad. Asi
en los paises en que los bienes de los va-
sallos de ciertos monges recaian en estos
por la muerte de los primeros, cuando: fa-
lleeian sin tener herederos forzosos; el va-
sallo que lograba eludir la ley transmitien-
do sus bienes á un heredero supuesto, ply-
judicaba á los intereses de los monges; pe-
ro e dirá que perj udicaba tamb,leo ;4: Ipts
intereses de todos sus conciudadanos.?


Hay mas : puede haber tales imperfec-
ciones en las leyes , que se deba tener 4
mucha dicha que haya medios de eludir-
las. Si la ley inglesa contra los libelos fue-
se estrictamente observada , no habria en
Inglaterra mas libertad de imprenta en,Ina-




- 376
terias políticas, que que hay en España
en materias religiosas (.1).; y si aquella ley
fuese ejecutada literalmente - en todos los
casos en que se infringe, no habria tal vez
un individuo, hombre muger , que no hu-
biera estado alguna vez en la argolla. Las ,
leyes inglesas no son peores que las de
las otras naciones ; y sin embargo yo mé
obligo á demostrar, si de esto pudiese re-
sultar algun bien que existe un gran nú-
mero de leyes que bastarian para aniqui-
lar el comercio, la seguridad y la liber-
tad, si fuesen puntualmente ejecutadas. Y
asi, mientras que las leyes se hallen en este
estado de imperfeccion , es de toda nece-
sidad que se deje á la conciencia de ca-
da individuo el juzgar de los casos en que
debe obedecerlas con celo ó solamente
por prudencia , concurrir á su ejecucion
ó permanecer neutral entre la ley y sus
infractores. En una palabra, mientras que
en las leyes anden mezclados el bien y el
mal, no se puede .recomendar una obe-
diencia universal y de conciencia á todas
las leyes. Siempre se les debe cierta obe-




37"
*diencia pasiva, pero esa obediencia activa,
'ese concurso voluntario de cada individuo
para cumplir con todas sus disposiciones,
sin tener ni aun el pensamiento de eludir-
las, ese seria el fruto de la perfeccion de
las leyes, si es que algun dia es posible
alcanzarla.


Con este' motivo volveré á tocar una
observacion que insinué ya en el artícu-
lo precedente. El gran objeto, corno tam-
bien la gran dificultad en materia de de-
litos, es distinguirlos bien unos de otros,
y apreciar ¡bien sus diversos grados de Ma-
lignidad : y parece Çue estos dos artícu-
los se hicieron para confundirlos. «Violar
abiertamente las leyes, es ponerse en es-
tado de guerra con la sociedad: eludir-
las es vulnerar los intereses de todos.» Aqui
todas las distinciones desaparecen, todos
los grados se desvanecen, todas las :deso-
bediencias son iguales; y el mas pequeño
fraude en materia de contrabando equiva-
le á. una traycion. Los legisladores han he-
cho el gran descubrimiento de que todos
los crímenes son iguales, y producen los
mismos efectos : y como no pasa Un dia
en que las leyes no sean ó abiertamente
violadas, ó astutamente eludidas, se si-


(1) No se olvide que esto se imprimia en x8x4.
V. d. t.




-378
.gue que deber'á existir á todas horas en
Francia una guerra civil y un estado vio-
lento de encono entre los ciudadanos.


En los gobiernos estal?lecid9s,,01:9bje
-to constante es .calmar las pasiones lios,


tiles, desarmar la venganza y mantener
en pai á los hombres; pero en la des-
graciada situacion en que se hallaba en-
tonces la Francia, el objeto perpéttio era
inflamar las pasiones rencorosas. Esto que
ya se había hecho en la declaraeion de
los derechos, se. hace tambien en la de-
claracion de los deberes. En está se exa-
geran é igualan todos los delitos , y se quie-
re que el odio 1, el; furor presidan .en,los
tribunales de justicia:


Basta lo dicho y quizá me he estendi-
4o 'demasiado sobre esta insípida:, coM0:-•
sicion, para que se vea que sus autores
no conocian los,dcberes mucho i'nejor 1113;e
los derechos, y que tan bien, 141 ........
lengua de la moral como la de la politio.
..Siempre se ven en. ellos la yaisyna conflk.
sion y la misma exageraci .pri.: sierppr,e,1,A
;misma pasion á las máicioa.s .generales4i0
atender á las proposiciones, particularesmke
contiexien: siempre falsas nociones:A.1 ele.-
gancia y de pompa, y mucho cuidah.ga


• $79diversificar las espresiones / r140: deben
ser—liis mismas; siempre un estilo epil


.
ra-


niátipo y teatral, y todos los defectos ima-
ginables en una composicion legal que exi,-
gui la exactitud mas severa. A. vista de es,
ato está uno tentado por creer que en el
espíritu,


nacional de los franceses hay una
impaciente viveza que no se presta á un
trabajo prolijo y de pormenores. Su hila-
ginacion corre hacia los resultados, y sal-
ta por encima de las pruebas, y busca
las agudezas, la rapidez y el ornato en
asuntos que piden la análisis mas riguro-
sa y. el estilo mas exacto. Esta acusacion
recae principalmente sobre los escritores
políticos : y sin salir de la época de que
estamos .


tratando, habiendose presentado
en proyecto á la Asp inblea nacional un
gran número de declaraciones de los de-
rechos, no hay una siquiera entre todas
ellas en que no se hallen defectos pare-
ciclos á los que hemos notado en las dos
que llegaron á ser constitucionales. La que
hizo mas ruido y tuvo mas partidarios
fuera de la Asamblea , escedia á todas las
otras en exageraciones. Es verdad que los




errores que contiene son los de un indi-
viduo, y que ella no recibió la sancion de




38o
la Asamblea ; pero como son opiniones sos-
tenidas por un hombre .de talento que tu-
vo mucho influjo en aquella Asamblea me-
morable, no será imita examinar aqui tres
ó cuatro artículos (le aquella composicion,.
para acabar de dar una idea exacta de
los principios anárquicos
en aquella época..


38s


Examen parcial: de una declaracion de los
• derechos propuesta por un vocal de la
Asamblea constituyente.


El autor empieza fundando su decla-
racion en una ficcion ó por mejor de-
cir, en una falsedad manifiesta : declara que
uná cosa es porque él quiere que sea, aun-
que sabe bien que no es. »Cada sociedad,
dice, no puede ser sino la obra libre de un
convenio ente e todos los asociados.» Que una
sociedad política pueda formarse por un
convenio, no seré yo quien lo niegue; pe-
ro que una sociedad no pueda existir si-
no por un convenio, es un hecho eviden-
temente falso. Y sino ¿ qué son todos los
estados del mundo que se han formado
de diferentes maneras sin rastro siquiera
de convenio? ¿No existen ? ¿ó no quiere
el autor que' se llamen sociedades políti-
cas? ¿ Declara él con su autoridad priva-
da nulos é ilegítimos todos estos gobier-
nos? ¿Invita a los pueblos á sublevarse
contra ellos? Proclama la sedicion y la
anarquía ? Su intencion no será esta, pe,
ro este es el sentido del artículo.


Hay una señal cierta por medio de la


que reynaban




38,'z
cual podemos conocer al hombre que ha
caido en esá especie de urania, que se pie-
C 2 llamar la idOlatria de sí mismo. Hace de
ciertas palabras de la lengua otras. tantas
favoritas, les da un sentido particular, las
emplea como ningun otro las ha emplea-
do jamas , y se decide á no tomarlas nun-
ca en el sentido vulgar. Supongan:los que
estas palabras son las de libertad, propie-
dad, soberano, ley, gobierno, naturaleza
etc. 1 ¿qué resultará? Que pertrechado de
ellas y usandolas corno una especie de ci-
fra para entenderse con los que estan en
el secreto, hace proposiciones que descon-
ciertan todas las ideas recibidas, Ja cier-
ta apariéneia de profundidad á miserables
bagatelas , habla siempre como si fuese un


pensador tutiy capaz á quien los demas no
entienden , y mira con desdeñosa cona-
Sion á los que le 'nacen. objeciones, por-
que se sirven de las palabras segun su acep-
cion coman. Este pueril artificio se cono-
ce prontamente, pero por algun tiempo
hace SU efecto. Mas cuando llega uno á
examinar esas proposiciones que se supo-
nen tan profundas , porque se componen
de términos tornados en un sentido con-
trarió al uso; las hallamos de tái. manera


383
nulas 6 falsas, que apenas se atreve uno
á sospechar siquiera que un hombre do
talento haya podido ser su autor, y por
largo tiempo anda uno buscando en ellas
algun pensamiento fino, para no tener que
atribuirlas un absurdo puro y neto.
• El objeto.


de una sociedad política no
puede ser otro que el mayor bien de to-
dos», No puede por no debe: siempre es-
ta pueril substitucioir de un término im-
propio y ambiguo por otro ,propid -é igual
mente familiar y claro; pero ya se ve, asi
es como .


se da,
á un penramientó trivial


cierto tigre de misterio y profundidad.
«Cada hombre es el propietario único


de su persona, y esta propiedad es inena-
gettable», ¡Qué espresion! corno si un hom-
bre y su persona fuesen dos cosas distin-
tas,. y pudiese uno llevar su persona en
una *de faltriqueras, Corno lleva su re-
Iox. Pero dejemos la espresion, y pa-
semos al sentido. Ser el único propieta-
rio de su persona , es, segun parece, te-
ner 'Une el derecho esclusivo de disponer
de sí mismo y de sus facultades activas
y pasivas , espirituales y corporales. Ea
consecuencia nadie está autorizado para
servirse de mi persona sin mi ap•obacion?




384
asi como sin esta no está autorizado pa.1.,
ra servirse de las otras .propiedades
pero esta idea de propiedad aplicada I.
la persona, echa por tierra . las leyes to-
das; porque estas en tal caso no Podrian
dar ningun derecho al marido sobre la. -*
persona de su muger, , ni al padre sobre
las de sus hijos, ni al oficial sobre las de,
los soldados, ni al juez sobre las de los
malhechores, y todo acto de autoridad ejer-.
cido sobre una persona sin su consenti-
miento , seria un acto de tiranía.


Obsérvese que esta propiedad se decla-
ra inenagenablc , lo cual anula y hace im-
posibles todos los contratos en que uno
se obliga á hacer á otro algun servicio per-
sonal, particularmente el contrato matrimo-
nial y los relativos al alistamiento volun.,
tario en la milicia : y segun esto no po-
dría haber ya entre los individuos mas
que transacciones momentáneas, puesto que
nadie puede vender sus servicios para lo fu-
turo; es decir, que no habria sociedad, pues
toda sociedad se funda en los derechos
recíprocos de un individuo sobre otros.


Enagenar una cosa, se me dirá, es dis-.
poner de ella para el resto de la vida, y
solo se prohibe esta clase de contratas:


381
las temporales se permiten. Este subterfu.,
gio . de ,ipOéo a provecha, porque no fijan-
dose el tiempo que pueden durar estos
como arriendos de la persona, se sigue que
cada uno tendrá el derecho de ceder la
suya por un término que sea mas largo


b
aun que el de 'su vida.


Por otra parte ¿y por qué en el ino-‹
mento mismo en que se declara (pie el hom-
bre es propietario de su persona, se le
quita el caracter mas esencial de la pro-
piedad , que es el derecho de disponer de


y enagenarla, si esta enagenacion le
- 4iviene? Supongamos que un ciudadano,
tal como le quieren los modernos legisla-
dores, cayga prisionero en manos de unos
salvages que le 'ofrezcan dejarle la vida, pe-
ro con la condicion de que renuncie á
su libertad y quede esclavo : ¿ qué baria
en este caso el ciudadano? El ciudadano
les diría que . él es sin duda el único pro-
pietario de su persona, pero que esta pro-
piedad es inenagenable, y él no puede en
conciencia hacer lo que le prOponen ; en
suma que él tiene el derecho de sacrificar
su persona, pero no el de eaagenarla.


Este articulo, segun está redactado, se
TONO XVII.
25




irl gi a evidentemente contra la esdlavittni
de los negros; . pero el autorto habia,visto Vi-
das las proposiciones particularesleóntenidas
ewsu proposicion general; y tíco,i1Mia,periw
dó ni.ów mugeres casadas, ni en losqii.>
ños, ni en los menores, ni en los loe"
ni en los malhechores, 1'i en los j'orr'a,,
loros, ni en los soldados. El sin 'duda no
pensabas en abolir el orden social; pensaba -
únicamente en.que está propositioir' cetti
su ayre de inocencia, yHpándidá sencillet
trajese- de derecho. la ábóliciori de- la
clavitud . personal;. pero aun en esto iba de.
masiado lejos, porque la repentina emanes
cipaeion de los negros era al .mismo
po una grande in j usticia' y tina ghandisima
imprudencia. Era quitar á los dueños
que habian adquirido con el permiso de
las leyes; y dar á los- esclavos una cosa
que debía serles perjudiCial, á menos que
se les preparase muy de antemano para
recibirla. Darles de repente la libertad era
lo mismo' que sunsirlos en la ociosidad,
en la miseria y en todos los crímenes qüe,
de estas resultan naturalmente.'


'Todo escritor puede: -¿m'id& <5 dar. ' á ven--
der sus obras r puede circularlas libienzen-


, tántó..por el correo' Como por
'otro ezial-


• quier medio, sin que tenga que temer jamas
que se abuse de su confianza.» Nada.diré por
ahora acerca de lo pela osa que seria
esta libertad ilimitada.; pero no puedo me-
nos de notar la sandio. de la es res
El .


autor :nutria decir
._ que,


'abusar
ion
dela confianza 'es, un.delito ; y le que di-


te es quéeste delito 'es imposible, y de
rtal modo imposible nue, no.bay que te-
mer que se corneta jamasr toma
ta declaracion bastase para que el' gobier-
no y los particulares. no abasta nunca de
la confianza de nadie.


Las cartas particularmente deben, ser sc&-
gradas para todos los que -Medien entre el
que las escribe , y aquel ci quien se dirige-7i;
Examínenlos el estilo. y la cosa. ¿ Qué. Sig..:
niíica -palabra sagradas? d.Qué- Manera
de hablar es esta en bota,de un legis-
lador•? Pires.. ¿ qué? 4Bastará: consignar.
en una carta... una calumnia, un plan do
conspiracion, ó un proyecto de asesinato


•para que sea sagrada esta carta? . ¿ Será uxas
acrilegio abrirla:? Y este delito suponien-,
do que lo sea, ¿ pertenecerá á. aquella cla-
se de delitos que vulgarmente se conside.


corno los mayores ? ¿Será un. aten-




lt


188
tado contra la religión, centra el mismo


Dios?
En cuanto al acto IriísITIO,'kes del ina


teres público que el gobierno pueda abrir
las cartas? Esta es la cuestion. Si la ley
lo prohibe, el correo puede llegar á ser
un instrumento terrible en manos de los
malhechores y conspiradores; y con la bue-
na intencion de proteger la comunicacien
entre los individuos:, la ley espone al pú-,
Mico al. mayor de los peligros. Hay crl-
menes tan perjudiciales que el gobierno
no debe .privarse de ninguno de los 'mea,
dios que haya para'' impedirlos ó averi-
guarlosa'J podrá decirse que el recelo
de que á uno le abran sus cartas estorba,
ria las correspondencias inocentes, las re-
laciones de comercio , y -los desahogos de
la srnistad? Es Cierto que si el que los par-
ticulares se confien simplemente tinos á
otros su modo de pensar pudiese constituir
un crimen•, la facultad de abrir las car-
tas podria llegar á ser un medio terrible
de tirania ; pero aqui es donde es pre-
ciso emplear las precauciones para impe-


dir el abuso. Y esto es lo que se hace en
Inglaterra, en donde el secretario de esta-
do puede hacer abrir las cartas cuando lo


389
miga- poi, conveniente, pero sin que esto
ea permitido á otro ninguno.


Todo hombre es dueño igualmente de
1.58 ó de quedarse, de entrar ó de salir aun
ztel reyno, y de volver á este cuande:le
areeiere.» Aqui no se trata: del ciudada


no solamente , sino de todo-hornbre, sexi
strangero ó franees ; y todos pueden. irse


5 quedarse, entrar ó salir, salir del reyno
volver- á él cuando leS' ;acomode. El ab.,


urdo no puede' llegar á mas. ¿Con que
la policia no les puede hablar palabra, ni
se puede prohibir el pasar por tal par-
te , 'se pueden cerrar á veces los edificios


ni se puede impedir á nadie
que entre. y salga ea las plazas fuertes, eta'
Peró cómo se aviene:ce:1 este dereehéaill'a
mitad° el de tener cárceles y encerrar elt
llas á. los malhechores? ¿Cómo el altor


de „cate artículo toleró ó aprobó las leyes
ontra los emigrados? ¿ No eran estas -un
nenias'aerminante contra-los derechos 'del
hombre? No imputo -ro estas intencio-
es estravagantes al autor del artículo : sé


que el anterior termina Con estas palabras:
«la- kr es la única que puede señalar los
limites que haya de .


tener asi esta libertad,
como otra cualquiera » I V: supongo pie la,




3go
la palabrA, igualmente que hallamqs., al
frente de estewn,nlincia que la libertad otle
ir, y venir sl;s`lák4Pieta á la misma ',Tañe-
dor); pero ent,nuoes proposieion , que
21 parecer dice mucho, no dice lada ab-
solutamente, porquetsle recline á estak«us-
-led 131;04,1w:1er todo . lo que ,qtl ienk, es-.
repto lo ,que,le prohiban las leyes.p De
suerte que esta , deelaracion está kneduci-
da á esta alternativa; d es •eligrosa.:;.Z:i es
insignificante.


Zn ,fin todo ;llorare es dueño de 4,
poner de sus Bienes, y de su propiedad., y ar-
reglar sus gastqs segun ;,lo tenga por con-
wgniente.,, Aquii,:tio)hay restriocion legal:


proposicienco4limaltada.,;Si por, disponer
4:$14 •bienes entiende el autor que pue-
de uno hacer :con;ellos cuánto se) le
toile„ la proposiciob . ,es:;en estrcmo absur-
ida. Pues ¿ qué El empleo de la :propie,
dad ¿no puede ;tener límites muy nece-
sarios? Deberá ':un hombre tener el dere-
cho de hacer despues de• su muerte fun-
daciones religiosas 6' untireligiosas á cos-
ta de su familia ? Y la ley ¿no debe im
pedir «que un padre desherede á sus hi-
jos sin justa causa? — Arreglar sus gaS-
tos segun lo tenga por conveniente, es una


eot
buena espresion en economía domestica,
y :un amo puede usarla hablando con su
mayordomo ; pero ¿ es este el estilo de
un legislador? A los menores, los fatuos,
los pródigos se les puede poner restricciones
positivas en orden á sus gastos, hay °ea-
siones en que ciertas leyes suntuarias pue-
den ser convenientes; y puede haber jus.
las razones para prohibir losiuegos de suer-
te, las: loterias, los banquetes públicos,
las donaciones á la manera de los roma-
nos, y otras mil especies de gastos.


La ley no tiene otro objeto que ,el linte-
res cornun y no puede conceder priVilegio.
nadie primera propoálcion es fal-
sa &e hecho. La ley no debe tener otro
objeto- 'que el bien comen, es lo que tho,_
debido, decirse, y lo único que es .cierto..
Este error-se-repite continuamente eti 'este
opúsculo-. Y la consecuencia que el au-
tor saca. de este principio ¿os ilegítima?
..¿No puede. haber Privilegios fundados en
el interes comun? Todo poder ¿ no es-un
-privilegio. en cierto sentido? Y en ottn
¿no lo son. tambien -todas las distinciones
socia lesPI.Tpaítálo de honor, una banda, Itliá
condecorAcien, ¿ qué -son si no privilegios?
Y c se deberá prohibir al legislador,: que




392
.haga USO de estos medios remuneratorios-.?
'Ademas hay una especie de privilegios que
son ciertamente muy •útiles: tales son los.
que se conceden en Inglaterra por, tiem.f-
po determinado al inventor de una rná-
quina , de un fejido , de un artefacto. Es.,
ta manera de escitar y recompensar la in-
dustria es la menos onerosa al estado y la
xnas proporcionada al mérito de la inven-
clon; y este •privilegio nada tiene que ver
con los monopolios tan justamente Besa-.
creditados.


Y si sc hallan ya establecidos algunos
privilegios, deben ser abolidos al instante,
cualquiera que sea su origen. Este princi-
pio es el mas injusto, mas tiránico y mas
odioso que pueda imaginarse. ! bol/dos
al instante! Asi hablaria un déspota. que
no quisiese escuchar razones , ni modificar
nada de lo que hubiese mandado, que to-
do lo hiciese ceder á. su volunta&y, todo,
lo sacrificase á, sus caprichos. ¿Y si existen
privilegios gremiales y títulos de maestro
comprados á jipen precio? Su abolicion
repentina arruinará un gran número de fa-
milias, las despojará de su propiedad y se
les liará el mismo, agravio , que si . se les
obligase á repartir sus rentas con un gran,


30
lUirriero de estrangeros. ¿Y esto al instan-
te? — Si hay magistraturas heredadas ¿ se-
rán despojados de ellas los poseedores, sin
que se atienda á su situacion y felicidad,
y al interes del estado? ¿Y esto al instante?


, Si hay sociedades de comerció á quienes
la ley haya concedido uri


monopolio., ¿se-
rá este revocado sin que se tomen en cuen-
ta ni la ruina de los socios, ni los cauda-
les que tengan anticipados , ni las obliga,-
clones que hayan contraido ? ¿Y esto al
instante ? Al contrario : el mayor mérito
de una buena administracion consiste en
proceder lentamente en la reforma de los
abusos, en no sacrificar intereses actuales,
en no descontentar á los poseedores en
preparar por grados las buenas institucio-
nes y 'en evitar todo trastorno en las cla-
ses, establecimientos y caudales.- ins-
tante es un término tomado de Argel ó
Constantinopla: gradualmente és la espre,
sion de la justicia y de la prudencia.


Si los hombres no son iguales en medios,
es decir, en riquezas , talento , fuerza ect., no
se sigue de aqui que izo sean iguales en de-


.


rechOs.» Pues lo son : porque la mnger no
es igual en derechos á su marido , ni el
hijo menor á su padre, ni el aprendiz á




1
394
su maestro , ni el soldado á su oficial, ni
el preso á su carcelero; á menos que la
obligaczon de obedecer no sea exactamente
igual al derecho de mandar. La diferencia
en los derechos es cabalmente la qué cons-
tituye la subordinacion social. Establez-
canse los derechos iguales para todos ,
ya no hay ni obediencia , ní sociedad. El
que tiene una propiedad, posee y ejerce unos
derechos que no posee ni ejerce el que
no es propietario. Si todos los hombres
fuesen iguales en derechos , no habria de-
rechos, porque si todos tienen el mismo
derecho á una cosa , nadie tiene • derecho
á ella.


Todo .ciudadano que no puede proveer
á sus necesidades, tiene derecho á los socor-
ros de sus conciudadanos. Tener derecho


los . derechos de sus conciudadanos es
tener derecho á que estos les socorran se-
gun sus facultades individuales , ó segun
sus facultades colectivas. En el primer ca-
so dar á cada. indigente un derecho á los
socorros de cada individuo que no se ha-
lle en el mismo grado (le indigencia , es
dar mi tierra con toda idea de propiedad,
porque entonces todo el que no tenga.con
que mantenerse verrZra á mí, por ejemplo,
y me dirá : Yo tengo derecho á que us-
ted me mantenga y á lo que usted tiene:
sus bienes de usted son tan mios como 54.-
yos , la porcion que yo necesito no es de
:usted ; y si usted me la retiene me roba.


395
Es verdad que en la ejecucion se Ofrecen
dificultades. Si yo soy el indigente á quién
deberé dirigirme papa que me dé lo ¿ine
me lace-falta ? Será á Pedro mas bien
que á Pablo? Y si usted, señor legislador,
se'


ontenta con declarar un derecho gene-
ral,Ysin especificar cómo podré yo ejercer-
le, qué labecho usted en favor mid?Nada;
y podria muy bien suceder que yo me mu-
riese-de hambre, antes de saber quien. es
el que debe darme el alimento. — Pero sin
duda no es este el sentido del .autor : su in-
tencion habrá sido declarar -que los indi-
gentes tendrian deredbo.,.4 socorros


-de
la comunidad. Pero.ann,asi es preciso de-
terminar cómo se la ix ,:de exigir, recau-
dar .y distribuir estossocorros, organizar
la administracion qiie ..ha * de ;asistir á los
pobres , crear los enTleftdos


. -que .hayan de
comprobar su necesidad y arreglar el éó-
mo ilo&uecesitados bln :rd•bacer valer su
derecho,.


• ,


„.,..


Phr .otra; 'parte,
':alivio de la i


... d
ndi-


encia. es 'uno e los -beneficios
pre-t.-,


ciosos de la .civilizacion, parque en el
.es-


tado de 'na'turaleza , en cuanto podemos
formarnos -de él alguna (idea , los :que no-
pueden adquirir por'.sí mismos el susten-
to, perecen de hambre ; y aun en el estado
de sociedad es menester que haya sobras
en una clase bastante numerosa antes de
que se pueda aplicar una parte á la ma-
nutencion de los pobres. Sin embargo pue-




396
de todavia la sociedad hallarse en iirl esta.
do tal de pobreza, 6 sobrevenir una esca-
Sel tal que no sea posible dar pan á to-
dos los que no lo tengan..¿Cónio puede
pites erigirse en derecho absoluto este de-
ber de beneficencia ? Esto es dar á la. cla-
se indigente la idea mas falsa y peligrosa,
es no solo quitar á los pobres todo re-
conocimiento á sus bienhechores, es po-
nerles las armas en la mano contra. te-,
dos los propietarios.


Yo sé que el autor se defenderia con-
tra las perniciosas consecuencias que tan
manifiestamente se. derivan de sus princi-
pios , alegando las cláusulas que ha inser-
tado en ellos, á saber , que nadie tiene de-
recho de perjudicar á otro, y que la ley pue-
de poner limites al 'ejercicio de la. libertad


yen todos sus ramos;• ero estas mismas cláu-
sulas lo reducen todo á. nada.;i . porque si la
ley puede poner limites, ¿qué conocimien-
to tiene uno de su derecho, ni como po-
drá usar de él hasta que sepa cuales son
aquellos? Nada mas capcioso que una de-
elaracion, que primero me da una cosa y
luego permite que me la quiten. Tal co-
mo está redactada , podria ser admitida
en Marruecos y en Argel , sin que hicie-
se ni bien ni mal.


397


.Representaeion hecha á las Cortes por los
sargentos del regimiento de infanteria
voluntarios de Caátilla.


SOBERANO CONGRESO:


Los infrascritos ciudadanos, sargentos
todos del regimiento infanteria Voluntarios
de Castilla, siempre dispuestos á morir én
defensa del sagrado código que espontá-
neamente juraron 'en febrero de 1820, no
pueden ya permanecer espectadores frior
enmedio de los furores que nos conducen
á la anarquia , y al ver que una faccion de-
testable dirige osada sus asechanzas y sus
tiros contra la ley fundamental del estado.
Cuando• escritores ímptlaites, vendidos
quizá al sórdido interes y á las sugestio-
nes de los inicuos-, proclaman con un atre-
vimiento indecible las doctrinas mas an-
tisociales, atacan los principios constitu-
tivos de nuestro gobierno monárquico roo,
derado, y niegan las grandes verdades que
la sabiduria y la esperiencia consignaron
en los precisos artículos de nuestra Cons7




398
titucion política ; cuando parece
dable que existen sociedades secréta's y
reuniones (con el nombre de comune-
ros y otros ), cuyos tenebrosos manejos lle-
van en sí mismos el caracter de la maldad
y de la perfidia; y cuando en fin una tur-
ba de mentidos defensores de la libertad
promueve escandalosos desórdenes, insulta
atrozmente á las autoridades , atropella á
los representantes de la grande nacion
española, y. destruye de hecho la inviola-
bilidad de sus opiniones; fuerza es que en
circunstancias tan peligrosas los amantes de
las justas libertades públicas que l'a patria
tiene armados para su defensa, tomen la
actitud vigorosa que les conviene, y ele-
vando su voz con la noble energia con que


. sé esplican lcs'sentimientos generosos, ha-
gan resonar la espresion de sus votos en el
augusto recinto del soberano congreso. A
este fin se dirigen reverentemente á las
Cortes los sargentos del regimiento de Cas-
tilla, ofreciendo á los padres de la patria
el sacrificio de sus vidas, que perderán gus-
tosos antes que faltar al juramento pres-
tado. Libres de la ambicion y de las ba-
jas pasiones que corrompen el corazon hu-
mano, ni quieren mas bienes que llamar-


399
se ciudadanos constitucionale s , -ni anbe
lan otra gloria que la de morir por la Cons-
/itncion que proclamaren. Si esta es com-
batida, volarán los primeros á las armas,
y sellando con sangre las promesas que
una vez hicieron sus labios , darán á la
nacion y al mundo un testimonio autén-
tico de su constancia, de que aborrecen á
todos los tiranos, y (le que son verda-
deros hijos de la patria. Suplican por tan-
to al soberano Congreso se digne admi-
tir propicio esta sincera manifestacion de
los sentimientos constitucionales de que es-
-tan animados los individuos que la firman,
y de su .ardiente deseo de que si por
desgracia fuese necesario, se les dispense
la confianza de emplearlos contra los ene-


. migos de cualquiera clase, que osaren ata-
car el gobierno establecido y la seguri-
dad' interior del estado. = Dios colme de
prosperidades á las Cortes de la nacion
española. Burgos s8 de mayo de 1822.=
Siguen las firmas de todos los sargentos
presentes.


El ciudadano sargento segundo que fir-
ma, responde de la legalidad del escrito
que antecede.


Santos Gonzate.z.




400
ANUNCIOS.


ta libreria de Antoran, una de las en-
Cargadas de la admision de suscripciones
y ,venta de muestro periódico en esta Cor-
te, se ha trasladado de enfrente de las coba-
chuelaS , ( donde se conócia con el nombre
de Alonso y Antoran ) á la puerta del
Sol, enfrente *de la fuente: lo que noticia-
mos á los suscriptores y compradores . del
Censor. En dicha libreria se halla un corti:
pleto surtido de obras modernas , y taxi-1j»
bien se facilitará la adquisicion de las
cionales y éstrangeras que los amantes de
la literatura necesiten y señalen , por una
comision muy 'moderada.


EL CENS


PIMICSDICO POIATICO Y LITERARIO.


N.° 102.


SÁBADO 13 DE JULIO DE 1822


CUESTION CONSTITUCIONAL.


Las proposiciones hechas por el gobierno al
cuerpo legislativo, ¿pueden desecharse sin
discuszon?


Ensayo sobre la Geografía positiva i ó
descripcion del globo, segun las últimas ob-
servaciones y mas célebres modelos etc. Dis-
puesta para el uso de la escuela militar
científica de esta corte, por D. E. V., ca-
tedrático de matemáticas, agregado á va-
rios establecimientos literarios.


Se hallará á cinco rs. en rústica en la
libreria de Romeral , calle de la Montera,
y en la de Montero, calle de la Concepcion.


Respondemos que no: y demostrarémos
nuestra respuesta : 1.0


por nuestro dere-
cho positivo constitucional: 2.° por con-
sideraciones tomadas de la naturaleza del•
gobierno monárquico representativo : 3.0
por consideraciones tomadas de la natu-
raleza del gobierno representativo, aunque
no sea monárquico.


TOMO XVII,
25




402
Los artículos de nuestra Constitucion,


relativos á la iniciativa real, son' estos:
Facultad decimacuarta del Rey : hacer


á las Cortes las propuestas de leyes ó de re-
formas que crea conducentes al bien. de la
nacion para que deliberen en la forma
prescrita.


¿Cuál es la forma prescrita ? Consta
del artículo 125 : en los casos en que los.
secretarios del despacho hagan á las Cor-
tes algunas propuestas en nombre del rey,
asistirán á las Cortes cuando y del nodo
que las Cortes determinen y hablarán en ellas:
pero no podrán estar presentes á la votación.


El artículo 7 2 del reglamento interior
de Cortes previene tambien , que los secre-
tarios del despacho asistan á las sesiones
de Cortes, cuando son enviados por el Rey
para proponer ó sostener un proyecto (le
ley.


La práctica constante de las Cortes, que
se han 'celebrado desde las constituyentes
hasta la sesion de 1821, prueba que se ha
entendido generalmente hasta ahora la fa-
cultad de la *iniciativa real , como la en-
tendemos nosotros.


El artículo que habla de la declara-
racion de si hay ó no lugar á la discusion


- 491
es el 133 ; solo habla de la Pr.9Posicidn
hecha por un diputado ; 'y de la combina-
cion de este artículo con el siguiente,


,


se infiere que la declaración (le no ha-
ber lugar á discusion, es anterior- á remitir
el proyecto al examen de la comision : de
modo que remitido á examen , se supone la
previa admision, y deben seguirse los trSin
tes designados en los artículos 136, 13 7'y si-.
guientes de la Constitucion , hasta .Ilt


.apro-
bacion ruodificacion ó desaprobador' del
proyecto. Ahora bien , la práctica, cons-
tante aun en la sesion de 1822 ha sido
remitir los proyectos del gobierno á una
comision : tan fija estaba la idea de que no
se les puede dejar de admitir á discusion,
es decir, que traian ya consigo la adrni-
sion en virtud de la iniciativa real.


Tales son los antecedentes que nues-
tra legislacion actual da acerca , de esta ma-
teria. De ellos se infiere :


:t.° Que la iniciativa de la ley está ra-
dicada en cualquier individuo de las Cor-
tes y en el gobierno.'






2.° Que para evitar la pérdida del tiem-
po que ocasionarian las discusiones inútiles,
las Cortes tienen el derecho de declarar
que no há lugar á la discusion, cuando el




404
proyecto de ley procede de la moción de
uri diputado.


3;0 Que para evitar al mismo tiempo
el desayre y poner en buen lugar el amor
propio del que hizo la mocion , se le da
todo el intervalo entre la primera y la se-
gunda lectura, para que pueda retirar Su
própósicion ,-en el caso de que prevea que
las_ Cortés 'nb'estan en ánimo de admitirla




á dist*Sión.
4.° Que en él mero hecho de remitir


á la connsion correspondiente un proyec-
to de ley , se le admite á discusion.


5.° Que la ley ha querido escusar to-
do 'desayre al gobierno y darle pbr .otra
parte todas las garantias necesarias para
que su razon no sea desatendida, admitien-
do á discusion sus proyectos , remitiendo-
los á la •comision , y deliberando despues
con asistencia de los secretarios del des-
pacho, defensores natos de la persona fí-
sica y moral del monarca. La ley ha pre-
sumido con justisima razon, que los pen-
samientos del gobierno deben ser discuti-
dos, aun cuando definitivamente se hayan
de desaprobar: porque nada importa mas
á una nacion, que conocer á fondo las ideas
y principios de su gobierno, cuales son


405
sus medios de :defensa y ataque, , , con qué


.


máximas se propone quéhasta,gobernar
punto llegan los rnedios.yrecursos del mi,
nisterio, yen fin ,.en qué estado se halla la
gran cuestion de los gobiernos representa-
tivos, que es la de la libertad y el poder,
y nada de esto puede ser bien conocido sino
en una discusion parlamentaria.. Todo el
que escusa una lid legítima, prueba á los
Ojos de los espectadores. imparciales, que
carece ó de razon ó de armasr Es triste
para un ministro ser vencido en una ba-
talla parlamentaria ; pero le es muy glo-
rioso temor de sus adversarios; y na-
da prueba mas. evidentemente este temor,
que ,


el cuidado de negar campo para la
batalla.


Cinco veces se ha negado al minis-
terio este campo, que la Constitucion le


..eoncede, en la sesion de 1822, á saber:
en los proyectos de milicia nacional, en
el decreto sobre el gobierno económico de
las provincias, en el plan administativo
de hacienda, en la ley sobre señoríos y
en el plan de organizacicn de la guardia
real ; de modo que sobre estos cinco pun-
tos el derecho incontestable de la inicia-
tiva real se ha hecho ilusorio. Mas no




4ó6
Sé crea qué • es tos acontecimientos- hatr.s1-.
4 - dé porqué" nd'`ystiédé
lhibtír derrota sin Cómbate. No se ha he-
cho mas que manifestar que no se que-.
ria pelear eón el ministerio; y la' PreSun-
cion está siempre á favor de aquéllos , á
quienes se priva de sus arM'al Jegitimai,
Los, gritos ;la elo-ture! del lado .dereelio ab
lá eáinara de rrancia prueban ¿fue
irás renuncian al triunfo de la razon y de
la dialéctica, y no quieren pelear sino ceo
las bolitas.


En vano se dirá que erigimos de los
proyectos mencionados debían decidirse,
.no por una ley, sino Por un 'de'creto es-
pecial de las Cortes. La jurisprudencia de
los decretos de Cortes, no lijada en la Cons-
tituelon de la Monarquía española, no bien
entendida todavía ni aun en el mismo cuer-
po legislativo,. y solo conocida por prác-
ticas y ,leyes Particulares , es una de las
materias mas espinosas . que pueden ofre-
cerse en el día á la consideracion de los
publicistas españoles. No ignoramos que
hay ciertos puntos, en los cuales la deeí-
sion de las Cortes no tiene necesidad de la
sancion Peal para ser valedera : tales son
todos aquellos casos en que la ley le con-


407
cede el derecho de organizar el poder eje-
cutivos- .


.cuando este ha faltado física ó mo-
ralmente, como en la menor edad de los
reyes, en los casos en que sea dudoso
el derecho de sucesion, etc. Indudablemen-
te tienen las Cortes el derecho esclusivo
de arreglar su policía interior; como tam-
bien el de exigir la responsabilidad de
los agentes del poder, el


.
de conceder na-


turalizacion y dispensas individuales, y al-
.


gunos otros : pero- en todos los casos en
que se crean derechos y obligaciones de
alguna estension y que interesan á un gran
número . de ciudadanos , debiera tenerse
presente, segun nuestro parecer, que la
palabra decreto no impide que su institu-
cien sea una verdadera ley; y que pri-
var al poder elecutivo , al representante he-
reditario de la nacion, del derecho de con-
currir á ella, es defraudada del caracter de
estabilidad' que le ha concedido la Cons-
titucion. Porque, no nos engarcemos, la obli-
gacion de .


ejecutar las leyes , á cuya for-
macion se ha concurrido, es no solo to-
lerable, sino gustosa.


Pero sea de esto lo que fuere (3
.rno-


sotros creemos que debe ser este pun-
to un objeto de la mayor consideracion




403
para los cuerpos legislativos); concedamos
á las Cortes el derecho ilimitado de ha-
cer decretos especiales, y estendamoslo , si
se quiere, á todas las leyes : porque esto
no nos hace daño, antes milita á nues-
tro favor. Mientras mas esclusiva sea en
las Cortes la facultad de mandar, mas • es-
tensa debe ser en el gobierno la facultad
de- la iniciativa : porque si no ¿ qué garan-
tía se le deja ? ¿ qué medios de defensa?
¿ qué fuerza moral para comprimir las fac-
ciones y conservar el orden?


Decir que en los decretos no es ne-
cesaria su iniciativa, porque no es nece-
saria su sancion , es lo mismo que privar
á un guerrero de las armas defensivas pre-
cisamente en el trance en que carece de
las ofensivas. ¿No es mas conforme á la ra-
zon aumentar los medios de defensa á pro-
porcion que se disminuyen los de ataque?
La comparacion es exacta : porque la es-
periencia de todas las naciones, y la mues-
tra propia debe convencernos de que las
discusiones parlamentarias son verdade-
ras batallas, en que se disputa el poder.
¿Quereis que siempre quede el triunfo por
la razon? Haced iguales las armas legales
de los combatientes¡ mas no priveis á . nin-


4og
uno de la palabra, porque eso es entregarle


preso y atado en poder dé sus enemigos.
Tampoco es valedera la disculpa que se


ha alegado, de que la comision presenta otro
proyecto en que coincide en lo bueno con el
ministerio, y se aparta de él en lo que no lo
es. i A juicio de quién ? De la misma comi,
sion. ¿Se oye al ministerio, vara que discuta
contradictoriamente sus pensamientos? No,
pues se declara no haber lugar á la dis-
cusion de su proyecto. Luego siempre ve-
nimos á parar en que se priva al gobier-
no de sus armas legítimas : se le pri,
va del clon de la palabra : se le priva de
la iniciativa. Se corta la cabellera de San-
son, para entregar atado al fuerte, que
se da á temer, al ludibrio de la plebe. Es-
to no es parlamentario ; la vida de los
gobiernos constitucionales .


está en la dis-
cusion ; y Aun cuando el' gobierno no tu-
viese razon, es menester oirle por el in,
teres mismo de la libertad. Cuando un mi-
nistro solicita el mal , forzosamente ha de
cometer paralogismos : no faltará en las
Cortes quien sepa conocerlos y desenmas-
cararlos; y en este caso la derrota del go-
bierno es segura. Pero decir : te prohibo
que hables, porque lo que vas d _hablar es




410
un desatino , es probar á. favor de ,aquel
á quien se le impide el habla. El mundo
civilizado está tan escarmentado de la opre-
sion , del pensamiento , que sin mas exa-
men concede la razon al que se le quitan
los medios de defenderse, precisamente
porque se le han quitado. La lógica .ac-
tual es esta: ¿no se te pe/mito hablar? Lue-
go tienes la justicia de tu pa, te.


Hemos visto:que nuestra actual legislacion
es favorable á la iniciativa real: probemos
mas, probemos . qu e debe serlo atendida la na-
turaleza de la monarquia constitucional. No-
sotros hemos demostrado en otro núme-
ro de este periódico los inconvenientes del
silencio á que redujo Napoleon su cuer-
po legislativo; y de la iniciativa real , es-
elusiva que la g carta constitucional de los
franceses Concede á su monarca ; y alli
probamos hasta la evidencia , que el de-
recho de iniciativa debe residir en el mo-
narca y en los representantes.. En. efecto,
asi lo exigen las garantias que es pre-
,ciso dar en esta clase de gobiernos
dignidad de la corona y á las libertades pú-
blicas.


Pero estas garantias serian ilusorias si
hubiese medios de anular el derecho de


41r
iniciativa , negando la discusion á los pen-
samientos del gobierno.


Algunos podrán hacer la siguiente ob-
jecion contra la doctrina que hemos sen-
tado. «Si los poderes constitucionales de-
ben ser i ndependientes entre sí en' cuan-
to á su ejercicio ; asi como el cuerpo le-
gislativo no debe poner trabas á la accion
del poder ejecutivo , asi tambien debe ser
enteramente libre en las funciones que le
son propias. » En la respuesta que vamos
tí dar á esta objecion ; procuraremos des-
envolver todo el artificio del régimen cons-
titucional.


El poder legislativo tiene toda la li-
bertad imaginable en hacer prOposíciones
de ley, en admitirlas ó no á discusion,
en pasarlas ó no al examen de una comi-
sion , en• deliberar mas ó Menos tiempo,
finalmente en' aprobar ó desaprobar el pro-,
yeCto. Y :sin-embargo nuestra Constitu-


-cien exige la saneion real para que la pro-
posicion tenga fuerza de ley. ¿Cuál es la
causa de esta .


intervencion tan poderosa
y .


tan eficaz, que sin ella los pensamien-
tos del legislador son meramente pensa-
mientos y n.o leyes, á no ser que hayan
pasado por el crisol de tres legislaturas?




Pues al poder legislativo no se le- con.;
cede tanto influjo en las operaciones del
gobierno. Puede examinarlas y .calificarlas
cuando, esten concluidas: puede exigir la
respOnsabilidad de los agentes que han con-
tribuido, á ellas; pero no se 1e da la fa-
cultad de impedir el movimiento y la ac.
cion del poder ejecutivo.,


Este fenómeno que se observa en la
Constitucion española y-,se observa tambien
eón diferentes modificaciones y bajo di-
versas formalidades, en todas las monar-
quias moderadas. Su. esplicacion está en la
znisma esencia del gobierno representativo.


En las naciones cultas la verdadera fuer-
, ..za : és,U . de la opinion„ y el verdadero po-


der,e,s , ;..él de la ley. ,cuerpo legislativo
que reune la facultad de representar las
opiniones nacionales y el derecho de;,de;,-
liberar sobre las leyes, tiene ku. /1 fuer11.
muy superior á todas las damas que hay
-en el estado. En efecto , qué. es el, poder:,
ejecutivo? Un esclavo de la ley obligado
á obedecerla, á cumplirla , á hacerla.,o,b-
servar ; y responsable en sus agentes, si
tal vez hay prevaricacion. Por consiguien-
te el poder legislativo ejerce sobre él un
influjo que gravita sobre todos los :puntos.


, 413
ke su existencia. La ley constituciónál crea
y organiza el gobierno : la ley civil le in-
dica el estrecho círculo de sus derechos
y obligaciones-, del cual no puede salir;
y la responsabilidad de los ministros hace
efectivo
indeclinable aquel influjo. Por


consiguiente no debemos estra gar que al
poder legislativo no se le haya concedido
una intervención inmediata sobre las ac-
ciones particulares del gobierno : porque
si se le concediese, entonces el gobierno no
seria ni aun un esclavo .de la ley; seria
-un cadaver, y el verdadero poder ejecu-
tivo etaria 'en el legislador. Al gobierno •
se le dice: 'has de hacer tal cosa , te has
-de abstener de tal cosa: el gobierno -está
obligado ,á -obedecer á la ley, á cumplir
la voluntad del legislador, pero á lo me-
nos se deja -á su arbitrio la manera de •curn.--
plirla y en ,


esto consiste en parte la li-
bertad y mérito de un buen gobierno, en
saber elegir los mejores medíos para ha-
cer que las leyes sean -obedecidas. Son pues
muy infundadas las quejas de los que di-
cen , que el gobierno tiene demasiada la-
titud. Los americanos recien sometidos á los
españoles tenian que traer diariamente á
sus dueños cierta cantidad de dinero; pe:




14
ro á lo menos se les .dejaba la eleccion
de los mediosde adquirirla, y podían sa-;
tisfacer su deuda, ó trabajando en oficios,
ó en las minas, ó recogiendo el oro de las
arenas de los rías. Todo gobierno tiene que
satisfacer la deuda sagrada de la ley ; y es
menester dejarle la eleccion de los medios.
de cumplirla. Sí se le obliga, por ejem-


' plo , á no servirse sino de determinados agen-
tes (que es siempre la gran ..euestiou en
nuestra España, los empleos), ¿cómo po-
drá ser .responsable de las resultas?


Dijimos que el mérito de tul buen go-
bierno consiste en gran parte eñ la dice-
clon de los medios .que emplea para cum-
plir las .obligaciones que ha contraido con
la nadan ; pero acaso no es este el deber
mas delicado y peligroso de los gobernan-
tes. Otro de mas trascendencia tienen que
cumplir, y es su cooperacio n á las leyes.


Las leyes son en el sistema represen:-
•tativo la -principal... por mejor decir, la
única fuerza del gobierno, y nadie se vis-,
-te de armas defensivas, sin haber exami-
nado por lo menos, si le vienen justas,
si puede con ellas, si le sirven de emba-
razo mas bien que de defensa en ,una pa-
labra , si le acomodan. De aqui .nace la


41imprescriptible necesidad que tiene .elle,
rgislador de oir al gobierno, y de esperar
su sancion. Tres razones p oderoáisimas hay
para que se haya establecido esta ley cons-
titucional en • todos los gobiernos represen-
tativos.


La primera es, que el gobierno puede
ilustrar al legislador sobre muchos puntos
que este ignora. Los ministros conocen me-
jor que madie


• la dificultad ó facilidad que
hay en ciertas circunstancias dadas para
establecer una ley: • la influencia inmedia-
ta que tendrá su ejecucion los intereses
que -tendrá que combatir: los intereses á
que será 'fa vorable : las resistencias que ,es-
perimentará, y las fuerzas de qué se pue-
de disponer para .vencer estas resistencias.
La legislacion no es mas que una


.aritme-
tica moral: propuesta una ley deben cal-


,cularse prolijamente los bienes y males 'que
ha de producir: la adinision ó desecha-
miento ha de depender de la superioridad
6 inferioridad de la primer suma sobre
la segunda. Aun hay mas: propuesta una


deben examinarse todas las modifica-
'dories que disminuyan la suma de los ma-
les y aumente las de los bienes.- El que'
Sepa hacer mejor la enumeracion ”1,cál7




416
culo de los bienes y de. los males, esese
rá el mas habil legislador : y no hay. Una
práctica mas perniciosa en materia de le--
gislacion , que adoptar 6 rechazar las le-
yes por la consideracion de uno solo dé
los bienes ó de los males que ha de prol
ducir. La enumeracion no es dificil; pe-1
ro la valuacion es la operacion mas de-
licada y peligrosa , porque cada hombre
usa de diferente balanza para pesar los bie-
nes y los males de una ley. El bien que
parece muy pequeño á un hombre, aten-
didas sus opiniones políticas, sus intere-
ses y aun sus preocupaciones , parece el
mayor de todos á otro hombre que tie-
ne diversas opiniones y diversos intereses.


Los bienes y males que ha de producir
una ley no se derivan solamente de su bon-
dad ó deformidad intrínseca : dependen mas
inmediatamente todavia del estado actual •
en que se halla la sociedad, es decir, de
los intereses que contraria y de los inte-
reses que favorece :y hé aqui en donde se
halla, segun nuestra opinion , la verdade-
ra diferencia entre el ministro y el diputa-
do. Atendida la situacíon en que cada uno
se halla, este debe conocer mejor las co-
sas, y aquel las personas. El diputado po-


4'7
'rá juzgar con mas tino de los efectos ge-
nerales de la ley, haciendo abstraccion de
las circunstancias: el ministro conocer me-
jor la situacion actual de las cosas , los te-
. mores y esperanzas que ofrecen y la opor-
tunidad de la institucion que se quiere in-
troducir. No se crea que auibuitnos.
clusivamente cada uno de estos conoci-
mientos al diputado y al ministro. Los hom-
bres verdaderamente parlamentarios. tienen
'mucha instrucciou abstracta y p.'áctica en
todo lo relativo á las leyes. Hay diputa-
dos que conocen muy bien el pais y los
hombres á quienes tienen que dar leyes.:
hay ministros , principalmente si han sido
diputados, que conocen á fondo la teórica
de la legislacion. Nuestro pensamiento se
reduce á este hecho sencillo: se debe pre-
sumir que el diputado ha estudiado mejor
que el ministro la ley que se discute ; y
se debe presumir que el ministro conoce
mejor que el diputado los hombres á quie-
nes se va á dictar la ley. Luego es nece-
saria la cooperacion de entrambos para
enumerar los bienes y males que aquella
ley es capaz de producir. Pasemos ahora á
la valuacion , que es la parte mas dificil.


Nadie puede dudar que las diferentes
Yodo ZVIL 27




4i8
gradaciones de los partidos, que se notan
en los cuerpos legislativos, proceden de las
diferentes opiniones`. 'políticas. Nadie duda
que el primer efecto, el mas inevitable de
una opinion política , es que el que la.
profesa mira como el mayor bien todo
Yo que puede contribuir á los progre-,


sds y propagacion de su doctrina, y corno
él mayor mal todo lo que la contrarie ó
retarde su triunfo definitivo. Estos son he-
chos que todos saben , y que el mundo ha
llorado. muchas veces con lágrimas de san-
gre. Puede suceder que una doctrina sea
muy verdadera : puede suceder que una ley
justisima sea muy á propósito para hacer
triunfar aquella doctrina: y sin embargo
las circunstancias sean tan desfavorables,
que aquella ley , si se establece, producirá
mas males que bienes. ¡Cuántos ejemplos
¿le esta verdad nos ofrece la revolucion
francesa! Acordemonos de la constítucion
civil del clero , que aun después de la
restauracion se halla establecida en los pun-
tos mas esenciales casi sin reclamacion , y


.que cuando se promulgó produjo males es-
pantosos.


¿02.zé es lo que suele suceder en estos
Casos? Los hombres que profesan las doc-


41§
trinas protegidas por el proyecto de ley, lo
admiten á ciegas, y prescinden altamente del
efecto que producirá su promulgacion so-
bre la masa general del pueblo. Veamos si
los ministros se hallan en esta situacion.


Desde que un hombre asciende á la si-
lla ministerial empieza á mirar todos los
negocios bajo un aspecto diferente. Colo-
cado al frente del poder nacional, renun-
cia á todo partido , aunque- no renuncie á
las doctrinas. No ve en su `nacion ni ser-
viles ni liberales : no ve: was que españo-
les , á los cuales debe su proteccion y jus-
ticia. Pertenece al partido español; y las
cosas que son mas favorables en teoría á
las doctrinas que profesó en otro tiempo
y que profesa todavia , se detendrá mucho
en establecerlas, si conoce que en las cir-
cunstancias actuales han de producir mas
males que bienes. Esperará una oportuni-
dad, sacrificará un bien, dudoso ahora, al
bien que se podrá hacer con seguridad en
lo sucesivo: no se empeñará en devorar el
tiempo, como hacen los partidos : querrá
ajustar las instituciones á los hombres y
no los hombres á las instituciones. Asi se
esplican dos fenómenos muy generales en_
los gobiernos representativos el primero




42o
es la influencia que ejerce un ministerio
prudente hasta en el partido de la oposi,
cion : el segundo es la diferencia que se no-
ta en la conducta de los hombres que pa-
san del cuerpo legislativo á las sillas mi-
nisteriales. El ardor se convierte en cir-
cnnspeccion : la osadia parlamentaria en
prudencia y dignidad ; y los movimientos fer-
vorosos de la elocuencia, en los dictáme-


- nes moderados y tranquilos de la razon.
Es una injusticia atribuir esta mudanza 'á
arnbicion y á deseo de conservarse en sus.
destinos, cuando hay una causa mas ob-
via y natural á que atribuirla, que es la di-
ferencia de situación.


Se ve pues que es imposible enumerar
y valuar los bienes y males de la ley, si
no concurren en las deliberaciones los di-
putados y los ministros.


Pero aun cuando los proyectos presen-
tados por el ministerio trajesen consigo el
sello de la reprobacion , todavia era nece-
sario admitirlos á deliberacion , aunque
no fuese mas que para conocer en toda
su estension las doctrinas é intenciones mi-
nisteriales. Babia y te conoceré, debe ser
la máxima de los cuerpos legislativos. Si
las doctrinas del ministerio son buenas,


42r
¿ por qué no se han de adoptar? Si son
malas , qué mas puede desear la oposicion
que una ocasion tan ventajosa para batir
á los ministros con sus mismas armas? Es-
ta razon, que es la segunda de las que he-
mos indicado, es- tan poderosa , que segun
nuestro modo de pensar nunca se deberia
admitir á discusion con mas franqueza un
proyecto ministerial, que cuando fuese me-
nos razonable. y


En fin (y esta es la tercera razon) , si
el gobierno ha de ejecutar las leyes, ra-
zon es que esponga sus pensamientos, en
los cuales consiste la fuerza moral de la ley.


A. estas razones, que tienen vigor en to-
dos los gobiernos representativos, sean mo-
nárquicos ó republicanos , se llega otra muy
esencial en la monarquia representativa. Si
se ha creido mil y conveniente en los gran-
des estados erigir un trono constitucional,
y rodearle de toda la dignidad y esplendor,
que sabe dar una macion generosa á la su-
prema magistratura, es necesario para con-
servar esta dignidad oir á los que hablan
en su nombre y son depositarios de su po-
der. Es decente negar las proposiciones in-
justas que haga el ministerio, porque se
compone de hombres y puede equivocarse..




422
Mas el decoro del trono exige que siem-
pre se le oyg,a , aunque no lo exigieran
la Constitucion , el reglamento, el caracter
de los gobiernos representativos, la utili-
dad pública y el interes mismo de la libertad.


423


TEATROS.


El Astrólogo fingido: comedia de don Pe-
dro Calderos de la Barca , refundida' úl-
timamen te en cinco actos.


Don Diego, caballero y amante despre-
ciado de dofia Maria , en un momento `de
humor celoso le descubrió que sabia sis
amores secretos con don Juan; y no
yo mas recurso para disculpar esta
fluencia , que fingirse astrólogo y decir que
debia á sus conocimientos en ésta admi-
rable ciencia las noticias –que había' ad-
quirido por medio de una criada chismo-
sa. Esto bastó para que se divulgase su
sábiduria astrológica, cual se confirmó
en varios lances. Todo el 'artificio drama-
tico de esta pieza consiste en proporcio-
nar al astrólogo fingido medios naturales
y sencillos de saber lo que venian á pre-
guntarle sus preocupados admiradores ; lle-
gando lo maravilloso hasta el estrena() de
hacer que se apareciese á una dama su aman-
te que estaba .militando en Flandes,




424
Esta comedia es de las primeras que,


escribió Calderon. Su estilo y versilicacion
se acercan mas á la fluidez sencilla de Lu-
pe, que á la artificiosa urbanidad , que
-caracterizó su diccion cuando llegó á per-
feccionarla; pero en cuanto á la conducta
y disposicion de la fábula, fue siempre muy
superior á Lope , aun desde. sus primeras
Composiciones. i 0jzdá que hubiera dedica-
do sus superiores talentos á las comedias
de caracter como la presente, y que no se
hubiese cebado tanto en los lances de amor
y celos, y en la generosidad caballeresca,
que aunque siempre agradan por la por-
tentosa variedad de las situaciones que su-
po crear, sin embargo producen el defec-
to de la uniformidad en la parte mas esen-
cial de la dramática, que son los carac-
teres.


El enlace del astrólogo fingido consis-
te en haber fiado doña Maria su secreto.
de Beatrii su criada. Esta á la verdad re-
suelve callarlo; y cuando Moroti la insta
á que le diga por qué, su amo . don Diego
es desdeñado de do la , Beatriz
responde :


«Por ser fuerza callo,'


425
Mor on.


Pues yo no he de procurallo,
que tú por decirlo mueres,
tan liberal, que aun no quieres
que me cueste el preguntallo.
Mas di ¿ qué causa la obliga?


Beatriz.


Mi señor es el que viene:
basta decir que la tiene,
sin que la causa te diga.


Moron.
¿Luego en vano que prosiga
aqueste intento?


Beatriz.
Jamas


de mi boca lo sabrás.
Moren.


Pues de tí lo he de saber :
¿no sirves y eres mugen?


Beatriz.
Si.


Mozon.
Pues té me lo diras. »


En efecto, se lo dijo, y se lo dijo con
tantas y tan bien esplicadas circunstancias,
que el -curiosísimo .Moren la interrumpe'
diciendola:




«Espera ,
que no • quiero saber mas.
De -algun músico Civil ( r)
tu relacion me parece ,
que le dan mil porque empiece,
y porque acabe. cien mil.»


El secreto que pasó de Beatriz á Mol
ron, pasó de este á. su ;amo, de este á don
Antonio su amigo, y de don 'Antonio á
don Carlos amigo de don Juan , á quien
tenia encubierto en su casa: pero de ma-
no én mano se iba exagerando y aumen-
tando el número de,•aiíos , del. amorío
tre duna Maria y don Juan : es, decir , la
circunstancia mas-agravante y que mas po-
día • comprometer la reputacion de aquella
dama. Los rasgos que liemos citado . prue-
ban que Calderon concia muy bien el có-
mico profundo de. la moral, y que lo hu-


biera cultivado con mucha felicidad, si bu- ,
biera dado la ley. al,gusto de su siglo, en
lugar de recibirla d'e su auditorio.


(1) Esta palabra significaba en acineili época:M--
0r, bajo, despreciable. La historia del lenguage :de
un pueblo , si se sabe bien , es la de su espíritu
y legislacion.


427
Los siguientes versos prueban que en


la época en que escribió esta pieza, co-
nocía y gustaba de la verosimilitud


.
dra-


mática , y que no ignoraba cual es la esen-
cia del poema cómico. Beatriz , habiendo
oído el secreto de su ama , le dice


« En tu amor y en tu eleceion
dos novedades me ofreces.
Querer al de menos fama


hacienda y nobleza! Dama
de comedias me pareces:
que toda mi vida vi
en ellas aborrecido
al rico, y fivorecido
al pobre ; donde advertí
su notable impropiedad :
pues si las comedias
una viva imitacion
que retrata la verdad
de k mismo qne sucede,
á un pobre verle estimar
¿cómo se puede. imitar,
si ya suceder no puede ?»


Don Antonio describe en los versos si-
guientes el modo con que se-estendió
por Madrid la fama de la sabiduria astró-
lógica de don Diego.


son




428
«Astrólogo escelente
soys divulgado ya de gente en gente..
Sea justo. ó injusto
por Dios, don Diego ,


gusto.
Al punto que de vos me aparté , luego
fui á la casa del juego :
díjelo á dos mirones , •
que es lo mismo llamaros á pregones.
Salí de alli y entréme en los corrales
de las comedias , donde
la mas oculta cosa no se esc.onde:
pasé adelante á aquellas cuatro esquinas
de la calle del Lobo y la del Prado,
á quien nombre ha dado
una discreta dama, mentidero -
de 'varones ilustres; lo primero
fui á hablar de vos, y habla'
alli quien por astrólogo os tenia :
y coiuo si no fuera
yo quien mejor que todos lo supiera,
(¿á quién esto no admira? )
por verdad me contaron 'mi mentira.


Tanto una novedad Madrid esfuerza,
que la mentira la: creí por fuerza. -


En la tercer jornada hay una imítacion


4
muy bien hecha del avaro de Plauto. Le


29
o-


nardo, padre de doña Maria , reclama de
don Juan una, joya , que cree c ine ha ro-
bado; y el -aMante juzga que Leonardo
ha descubierló sus amoríos, y en esta in-
telig, ocia casarse con su hija ; álo que dice Leonardo :


«porque él ladron n o sea,
quiere que yo le case con mi hija.»


En los versos que hemos citado, se
habrá echado menos el principal mérito
de la elocucion de Calderon, que es el ar-
tificio de sus periodos : lo que prueba, co-
mo ya hemos dicho , que aun no se ha-
bía perfeccionado su estilo, cuando la es-
cribió. Es verdad que tampoco se habia
pervertido su gusto ; y asi no es de es-
trañar que esta pieza tenga muy pocos ver-
sos en el género 'lírico. Apenas hay mas
que los siguientes:


«¡Que tan veloz, Beatriz, sea
el tiempo! no me parece ,
que há un hora que anocheció:
y presumo 'que envidioso
de mi gloria el sol hermoso


que el mentir es




430
mas temprano descubrió
entre nubes de oro y grana
los reflejos con que dora
sus lágrimas el aurora.


Beatriz.
¿Requiebros á la mañana ?


En la refundicion ha desaparecido una
escena , en que un escudero crédulo mon-
ta en un banco para Hacer un viage á
su tierra. No está mal imitada una par-
te de la aventura del caballo Clavileño


43z


4nálisis de una Memoria sobre la situaczOn
de la hacienda pública de España y me-
din de mejorarla.


A pesar de tanto como se ha escrito
en estos últimos tiempos acerca del tris-
te estado en que se halla la hacienda pú-
blica de España, todavia no podemos me-
nos de reconiendar la lectura del librito
que acaba de dar á luz el intendente de
provincia don José Lopez Juana
cuyo título es: Situacion de la hacienda pú-
blica de España en marzo de 1822 , y me-
dios de mejorarla. El plan que se propone
y que á nuestro entender desempeña com-
pletamente es: lo primero demostrar con
la posible concision las equivocaciones en




que incurrieron las Cortes anteriores en
,e1.


señalamiento 'de las contribuciones y arbi-
trios que habian de llenar los gastos del
servicio público durante los años económi-
cos de 182o y r82r ; y lo segundo que ha-
ciendo las reformas que admite el presu-
puesto de gastos puede todavia la nacion
llenarlos sin tanto quebranto corno el que




432
en la actualidad esperimenta, y sin TeCUP,
rir al medio doloroso (le los empréstitos,
que tan mal efecto han tenido en los dos
años anteriores.


Empieza el autor haciendo una rapidí-
sima historia del estado de la hacienda 0.•
blica al tiempo de restablecerse la obser.,
vancia de nuestra Constítucion política, y
de los funestos efectos que produjo do
pronto el abandono con que tanta gente
poco adicta al trabajo se dedicó al tráfico
de géneros estancados , antes de determi;
Darse el desestanco ; la morosidad de los
pueblos en aprontar sus contribuciones,
confiados en obtener , como efraciectivamente
obtuvieron , la perjudicialisima ga de
que se les perdonasen algunas cantidades .
en premio de su morosidad ; el nombra-
miento de nuevos empleados ; la cesación
de muchos de los antiguos con el todo ó
la mayor parte de sus sueldos, y las in-
demnizacion es y recompensas que se acor-
daron y realizaron en gran parte. Habla
luego del mal efecto que surtieron las pro-
posiciones adoptadas por las Cortes con
respecto á la reduccion de las contribucio-
nes á su mitad, al desestanco y estincion
de algunas rentas, á la baja del precio de


433
fa sal y al descrédito de las contribucio-


. nes decimales. Hace ver que el empréstito
estrangero que abrieron inmediatamente,
fue mucho mas perjudicial y menos pro-
ductivo .que lo hubiera sido la permanen-
cia de los anteriores impuestos en su tota-
lidad.


Recorre tambien con igual rapidez las
poco acertadas disposiciones que entonces
tomó el gobierno para administrar las con-
tribuciones decretadas, restableciendo ofi-
cinas justamente suprimidas pocos aiios an-
tes,. variando la forma de otras, sin otra
regla que el ridículo capricho de innovar;
aumentando el número de empleados y sus
dotaciones, en lugar de haber procurado lo
contrario; desatendiendo la multitud de ór-
denes justisimas y repetidas en diferentes
tiempos , para no .colocar en los destinos
sino .á los que gozasen sueldo ó pensiones
de la hacienda pública, mientras los hubie-
se, y dejando un número asombroso de
empleados de todas carreras en las clases de
cesantes y jubilados.


Son ya tan notorios y evidentes los er-
rores de aquel primer ministerio, que ape-
nas hay ya. quien dude de qué todos ó ca-
si todos los males que nos agobian, nacen


oazo, xvix,
28




'434
de no haberse querido dar crédito á los que
entonces le estaban indicando de mil ma-
neras el precipicio á donde caminabamos.
¿Cuántas penalidades se hubieran evitado
con no haberse dejado arrastrar del orgu-
lloso pedantismo y del espíritu de partido?


Procede luego el señor Juana Pinilla al
examen de las contribuciones establecidas
considerandolas en su esencia; y principian-
do por el subsidio eclesiástico , hace ver que
no solo es escesivo , sino que tampoco es-
tá al nivel de lo que pagan las deseas cla-
ses del estado, singularmente no eximien-
dose por él el clero de la contribucion de
consumos de la territorial y de la de ca-
sas respectivas á los bienes prediales etc.


igualmente manifiesta por medio de un-
cálculo documentado que se acerca muelle
á la demostracion, que tambien es escesi-
va la contribucion territorial de i8o millo-
nes de reales que debe exigirse de las ren-
tas y cánones de los predios rústicos y del
inquilinato de los urbanos. No asi la con-
tribucion de patentes , que lejos de ser esce
siva no corresponde ni al valor de los pro-
duetos ni al número de los contribuyentes.
Aplaude justamente la contribucion de roo
millones sobre consumos y el método pres-


435
crho para:.:.su exaccion , reconociendo la
necesidad _actual de los :estancos


., interin


P
no.•se forriente ;:la riqueza pública:hasta •:el
unto dé poder 'sobrellevar oon desahogo


los sacrificios que exige la coriserVhcioirdel
estado.: Pero se declara. ?abier


-tarriente,. con_
tra•- el derecho de registro. •••


En cuanto al sistema administrativo es-;
tá; .perhuadido el .s eilor .


.Pinilla de que -.let•
jos; de:.ahorrarse el número de empleados
y los gastos que ocasionan segun el
creto de-2g de junio


. del año airterior;7e1
por el contrario muchO mas gravoso iennuo
y otro, sin >añadir •znayór
pidez á las operaciories:,-eitand&en•apoyó:
de esta verdadíelestadOicOmparatiVoinse
to en la nietnoriall,:'' ministerio dé'llá-
cienda de x.° de .inaizo.,:Ydtimo.


Hasta aqui llega la na-parte de •e-sta.
obrita.


en que se nota suma claridaUde
ideas y mucha correccion de lengüao.
f.a.a principia por laxuestion de si las con-
tribuciones directas son ó no preferibleli
las indirectas; y haciendose cargo de lo mu-
cho que se han ejercitado en ella las
mas (le los mas célebres economistas, se dé,
eide por el sisteina sea el cornes
puesto de unas y otras, sentando. tambien




3(3
le que nunca debió dudarle; esto es ,
3.e.s.,gaStos de7una nacion no han de me-
dirsezprecisa.mente:por los. de una .casa par-
ticular,•:en la cual'.es indispensable su re-
dticcion á la.:sumo: que den de sí las ren-
tas,, sinnique deben : llenarse á toda cos-
ta los necesarios para . conservar la : exis-
tencia politica, 'entra•en el examen de los
presupuestos de cada ministerio con..la mis-
ma;fran-queza y deseo del acierto :que
nifiesta en todo lo - denlas. No le seguire-
mos...en las observaciones que hace sobre
cada :uno en. particular , ya porque seria
necesario;...copiarlas casi enteramente ,• y
ya, porque no- podríamos .menos de se-
parArnos i algun, tanto de su rópinion es-
tanda. :sco.mo estamos convencidos de que
asi corno son justas las economias quépro-
pone 'en alguno. de tos ministerios, asi
también nos parece que deberian •aunietr:
tarso notablemente las cantidades asigna-
das á otros , singularmente á lol,de ma-
rina' goberuacion .de la península.


En cuanto . al sisteina de contribudo-
nes, la primera observacíon que hace y que
parece fundada es la de que ascendiendo
á i5o millones la territorial á 3o la de ea-
gas 1 á zoo la de consumos, á 3o la del


437
estado eclesiástibo, y á Otros tantias lkde


:lodo
patente ,' que- en todo componen 34o .
s, seria mucho4nas sencillo, finas: eco-
nómico y mas cómodo para los pueblos
convertirlas en una- sola pie- pO'cli


"41-:
-11a-rsé : general, autorizan dw -á• las :diputa-


ciones provinciales y
tos para. que la subdividiesen en otros tan-
tos objetos, y a borrandose por de prontohacer cinco repartimientos,. cinco libros de
cuenta y razon, y cinco operaciones de co-
branza, siempre molesta y generalmente gra-
vosa. De esta contribucion que él mira


. y es en efecto el apoyo principal en que
estriba el cumplimiento de las obligacio-
nes del estado, y del producto de las in-
directas como el tabaco, la sal, las lote-.
rias, bulas etc. , deduce que los produc-
tos de la hacienda pública no deben ba-
jar de 631,649,309 réales; y pudiendo re-
ducirse, segun su cálculo, los presupues-
tos de gastos á 625,912,00o, debe resul-
tar un sobrante de 5,737,3ocj , sin con-
tar cori lo poco que aun podria recibir-
se de América.


Nosotros no podemos asegurar que to-
dos los resultados que se sientan en esta
memoria sean fijos é infalibles; pero sí que-




'43S
estan fielmente deducidos de los documen-.
tos á que se refieren y que será util;"
lectura á todos los se:interesan. erlitla


riqueza , y prosperidad deJa nacion.


Se. hallará en la librería de Ran g, ca-


lle Cruz , y en la de Quinos calle de
4tó.eha frente 4 lo.; Cinco-gremios.


439


¿Córno se deberá tratar á los hombres para
pasarlo menos mal con ellos?


Mucilas veces nos hemos puesto á con.
sideral, con deteneion un punto qué ..ya
otras mil ha servido de objeto á las me-
ditaciones de los filósofos y á los discur-
sos de los sabios , sin. que siendo su cum-
plida resolucion de bastante importancia
para la felicidad de la vida ,. sepamos que
nadie le haya dado una que no deje du-
da al entendimiento. iReducese la cuestion
á saber cómo se debe tratará los hombres,
para vivir .


en paz con ellos ; si valiendose
de la dulzura , de la •ruoderacion y la pa-
ciencia para atraerlos y ganarlos, ó de la
aspereza, de las amenazas y el , rigor para,
intimidados y ,


moverlos.
Claro es que aquel que se proponga


ganar el cielo, ofreciendo á Dios en sa-
crificio de sus culpas los padecimientos in-
justos que le hicieren sufrir los. denlas hom-
bres , encontrará señalada en el Evangelio
la conducta que le corresponde observar
con ellos. Si viniese alguno á quitarle la




440
capa, deberá darle tamhien la túnica ; si
le aplican una bofetada en la cara ,
sentará la otra mejilla, y se acabará la dis-
puta. Pero • dificultad no está en eso,
sino en saber cuántas capas, cuántas tú-
nicas y • cuántas bofetadas ha de sufrir el
hombre antes de conseguir que le dejen
en paz sus hermanos carnales de Adan y
Eva ; ó si seria menos malo que guardase
cada uno su capa y sus carrillos , é.hicie-
ra respetar á los otros su persona y sus
cosas.


Lo cierto es. que 'si se prescindiese por
un momento de los premios y recompen-
sas de la otra vida, apenas podria dudar-
se de que el partido mas seguro entre .los
hombres es : el de. hacerse temer de ellos
y menospreciar lo que ellos llaman su res-
peto y consideracion. Desde que se em-
pieza á adquirir algun conocimiento del
inundo se ve la gran dificultad que cues-
ta vivir en paz con sus semejantes y que
por mas cuidado que. se ponga en guar-
dar con ellos la mayor atencion. y valer-
se de la suavidad y delicadeza , no por.
eso dejan de corresponder con desdenes. á
con declaradas injusticias. Desde la edad.
mas tierna comienzan los hombres á ma-.


442.
nifestar sur* inclinacion á divertirse con
los ,


que muestran un caracter pacífico y
bondadoso, al paso que suelen buscar pa-
ra cómplices y confidentes á los mas tila•
lignos y traviesos. ¿Pues qué diriamos si
la burla, por pesada que fuera, hubiese
sido acompañada de alguna gracia


. ó donay-
re ligero ? Entonces ya no hay duda del
aplauso y de la•algazara universal , y hasta
la severa Temis se sonrie y dobla un po-
co su vara en favor del burlon , escitan-
dole con la impunidad á que repita y mul-
tiplique sus insultos.


Bien se ve que esto no depende de
otra cosa que de la probabilidad que se
tiene entonces de que no ha de haber re-
presalias ; porque si el burlado toma el.
prudente partido de deshacer las mue-
las de una pedrada al que le tomó por
juguete y entretenimiento , á buen se-
guro que no vuelvan á divertirse con él
los demas de su edad. Esto mismo suce-
de con los hombres hechos , entre los cua-
les siempre son los buenos el hazme reir
de los malos , como que la sociedad es


.


un campa de batalla en donde cada cual
se presenta armado con sus vicios y sus
pasiones ; de modo que seria muy estra-




442
ño que dejase de llevar la peor parte el
que solo está armado de dulzura, de pa,
ciencia y bondad.


Mil veces nos hemos visto inclinados,
al ver lo inútiles ó nocivas que suelen ser
estas pandas , á proponer como base de
la educacion primaria, no solo el arte de-
la esgrima y el ejercicio de todas las ar-
mas defensivas y ofensivas, sino tambien
el conocimiento de todas las trampas y
fraudes legales , no menos útiles é im-
portantes que aquellas para manejarse en
este miserable mundo. Bien sabemos que
hay algunos que todavia aconsejan que va-
le mucho mas una mala composicion que
un buen pleyto, ni ignorarnos tampoco la
alegoría .del cuadro. que estaba pintado á
la entrada ¿le la audiencia de Sevilla. Re-
presentaba , segun dicen , á un hombre
en cueros con un proceso debajo del bra-
zo, y un letrero que decia : Yo he gana-
"do el pleyto , como para .dar á enten-
der que el que se obstina en seguirlos
acaba por arruinarse. Asi será sin duda , y
nosotros no nos proponemos desacreditar-
esta conseja ; pero tampoco podemos re-
sistir la tentacion de referir á nuestros lec-
tores la opinion de un sugeto muy espee-


. 443
rimentado, cuyo nombre ocultarnos por-


. que vive todavia, y pudiera no llevar á bien
que le, sacasemos á plaza sin su permiso.


.Tiene este buen señor un sobrino, hi-
jb de su hermano mayor, el cual, sin agra-
viar á su memoria , había sido bastante in-
clinado á pleytos y á camorras desde que
llegó á.su mayor edad, y tomó el manejo
de sus bienes. Su mas favorita diversion
consistia en leer y repasar las escrituras
que de tiempo inmemorial se conservaban
en un armario viejo de su casa, y á la me-
nor cláusula que encontrase sin todas aque-
llas repeticiones que en el lenguage de la
curia se llama claridad, al momento ace-
dia á casa de su abogado y disparaba su
demanda á todo vicho viviente. Veinte
años seguidos estuvo sosteniendo pleyto
con un vecino suyo porque quena privar-
le de un chorrillo de agua que regaba su
huerta, y precisarle á cerrar una ventana
que daba luz á su cocina. Estas dos bi-
cocas le habían ocasionado ya mas gastos.
que lo que podian valer la huerta y la ca-
sa , y lo que es peor, ,


le habian puesto en
la precision de abandonar el cuidado de
todo su caudal por ir á seguir aquellos
pleytos á la capital.


Su hijo, que presenciaba frecuentemen-




444
_te los malos ratos que se llevaba su padre.
y veia el menoscabo de . sn herencia por un
objeto de tan poca importancia. , estaba
bien resuelto á transigir con su contrario
luego que su padre llegase á faltar ; y con
efecto de allisá poco tiempo fue talel arre-
bato de cólera que de ocasionó tina .seri-.
tencia interlocutoria del tribunal, que ha-
biendo empezado á arrojar sangre por la
boca murió al cabo de las cuarenta y echo
horas. Luego que cl hijo desempeñó las . pre-
cisas obligaciones del entierro y detduelo,
lo primero que hizo fue ir á hacer una
visita al vecino del pleyto, y proponerle
una transaccion moderadisnna, conforman-
dose con cerrar la ventana , ceder el chor,
ro de agua y pagar una parte delas cos-
tas. De este modo se terminó felizmente
aquel costosisimo pleyto y el jeven creyó
haber dado un ejemplo sublime de modera-
don que le grangearia el concepto y la
amistad de todos sus conciudadanos


Hecha esta diligencia fue . á sorprender
con la noticia á. su tio , que era el hom-
bre de sus confianzas' , y que siempre le
'labia manifestado un cariño poco menos
que paternal. Pero ¿cuál 'seria su sorpre-
sa al oirle espresarse como un hombre-in,
dignado de lo que: oia , llamándole, necio?


445.
mentecato, presuntuosa, y lo que es mas,
ingrato á las _lecciones y • documentos de
su difunto padre? Tus pleytos eran jus-
tisimos, • le dijo, y con poco que hubieras
aguardado. les .hubieras ganado
mente. Ya' tenias en tu favor el juicio de
posoion , y antes de Muelle se hubiera pro-
nunciado tambien el d8 propiedad; no que
ahora todo lo has perdido , siendo lo peor
del 'Caso ...el no haberte vengado de tu ad-
versario. Tu padre y tu •abuelo gozaron de
tiempo /inmemorial del chorro de agua y
de la ventanilla; y será una verdadera men-
gua que ahora te veas precisado á dejar
secar. tu huerta .y -convertir tu cocina en
un calabozo.


-NO: me importa nada todo eso-,. le res-
pondió' el sobrino, pues mas quiero pri-
varme de esa corta utilidad., que no pa-
sar toda .mi vida en pleytos, los cuales no
traen mas que disguszos , gastos y sinsa-
bores , ademas de


•que si tengo algunos
bienes de .


menos , acaso tendré algunos
amigos de mas. ¿Y piensas , majadero , que
por eso te has de librar de pleytos y de
discordial en lo sucesivo? Todo al con-
trario , ahora es cuando has dado á tus ve-
cinos la clave segura para 'disputar con-




446
Ligo y aun para quitarte todo cuanto tie-
nes. Yo te pronostico qué no tardarás en
arrepentirte de una' imprudencia tan fa
tal; pero ya que no tuviste la atencion
de consultar conmigo antes de dar un 'pa-
so tan imprudente, hazme el favor de•no
volver á poner los pies en mi casa, por-
que no tengo necesidad de moralidades es.,
tudia n tinas.


Quedóse tan sorprendido y cortado' el
sobrino al oir una respuesta tan áspera y
en tono tan distinto de lo que él se, •po-
dia imaginar, que se retiró confuso por una
parte, y por otra un poco obstinado y mas
satisfecho de su rasgo de generosidad. Prin:-
cipió pues á convidar de cuando en cuan-
do á comer y á refrescar á sus vecinos y
conocidos, manifestandoles, no 'solo una


gran suavidad de caracter, sino tambien
un esiíritu verdaderamente conciliador.•Pe-


.


ro como no era posible que .pudiese con-
vidar á todos, porque sus rentas no - .pa-
saban de una honrada mediania , se con-
virtieron en enemigos suyos todos los que
no habian participado de sus obsequios,
y muchos tambien de los que hablan te-
nido parte en ellos. Luego que conocie-
ron su natural repugnancia á seguir los


447
pesados trámites de los pleytos, le susci-
-taron tantos, y algunos de ellos tan injus-
tos, que se vió precisado á seguirlos y
defenderse , so pena dequedarse por puertas.


Mucho tiempo habia ya que su tio no
pasaba siquiera por las suyas , ni le salu-
daba aunque le encontrase por la calle;
hasta que sabiendo lo acosado que se ha-
llaba de pleytos, entró un dia en su casa
y le dijo: á pesar de- que :no debiera vol.:
ver á entablar ninguna especie de relacio-
nes con quien no ha querido admitir mis
saludables consejos , con todo eso no he
podido resistir al cariño que te tengo, ni
al deseo de darte una esplicacion (le los
motivos que tuve para romper contigo cuan-
do hiciste aquella imprudente transaccion.
Sabete que ,hace cosa de treinta años que
tenia yo tu caracter y unas inclinaciones en,
teraniente semejantes ,á las tuyas, envane-
eje-1(1mile de ser uno de los jóvenes mas
dóciles , urbanos y complacientes que 'la-
bia en el pueblo ; pero luego tuve mil mo-
tivos para observar que siempre ó casi
siempre era victi-ma (le mi docilidad y coi.-
tesania , y juré desde entonces, no soló no
ceder jamas un ápice de mi derecho , si-
no hacerme temer ó respetar de todo el
mundo.




448
Principié por decir sequedades á iodos


los que venían á hablarme sobre cualquier
asunto : puse pleytos con razon ó sin ella
á todos los que tenian bieneslinderos con
les Miost ame p aeé, injurié, desafié y aun
apaleé á diferentes compatriotas mios y
procuré en fin por todos medios inspirar
miedo y terror á. cuantías . se me acerca-.
ban. Desde entonces no puedes figurarte las
atenciones, y aun las caricias, que todos
empezaron á • hacerme á cual mas. Cuan=
(hl Me encuentran en la calle me saludan
con mucho mas respeto que á los demas
Vecinos, soy el primero con quien se cuera
tái para todas las funciones y convites, y
ya" se sabe que en ellos se me ha de (lar
él mejor asiento, y servirme los bocados
Mas esquisitos. Nunca se verifica que na-
die contradiga mis opiniones, por . desacer-
tadas que sean, antes bien apenas hablo
sobre cualquier materia todo el mundo se po-
n..é de parte de mi modo de penar. A buen
segúro que hayas oído decir á nadie una pa-
labra ofensiva contra el honor, los bienes


y 'la reputacion de tu tio; antes al contra•
rio el que no me elogia decididamente, por
lo menos se esplica con mucha circnnspec-
cion cuando habla de mí. En vista de esto


449
te advierto, que si te propones conseguir
iguales ventajas, es indispenz,able que imites
mi Conducta, para lo cual te ayudaré con
todo mi influjo.


El sobrino le dió muchas gracias por
el interes que tomaba en •sus asuntos, pe-
ro le dijo tambien que no estaba en su
mano el mudar de modales é inclinacio_
nes, ni podia resolverse á usar de medios
violentos, por mas injustos que se mos-
trasen con él algunos de los vecinos. Fue-
ra de que, le añadió , sin que se ofenda
el respeto que á usted debo, me permi
tira que dude de que las injurias y los
palos sean un medio eficaz para conciliar-
se el respeto ni mucho menos el cariño de
nadie. Lo que pienso antes de todo es ir-
me á viajar 'durante algunos años para apren-
der á conocer á los •hombres estudiando
sus usos , sus costumbres, sus inclinacio
nes, hasta sus mismos vicios, 'y acer-
tar á vivir en paz y- buena armonía con
ellos.


Qué diablos estás diciendo le repli-
có el tio montado en cólera, ni qué estu-
dios y viages se necesitan para conocer á
los hombres? Por el Dios que me alum-
bra te juro que los conozco á todos ellos


Tomo xvir.
29




45o
como si los hubiese parida,. y que ¡arrias
he necesitado estudiar una línea para ad-
quirir semejante conocimiento. El que sa-
be lo que son los vecinos de su lugar, ya
puede decir que conoce á todos los ha-.
bitantes de la tierra. Cuenta seguramente
con algo mas de la mitad de tontos que
casi tocan en imbéciles; agrega luego los
pícaros descubiertos , los hipócritas , los
envidiosos, los murmuradores, los avaros,
y vete luego á hacer el docil y el ama-
ble con los demas. Te digo y te repito
que el mejor, si no el único medio de vi-
vir en paz con los hombres , es estar siem-
pre con la espada en la manó en la so-.
ciedad, como sucedió á mí durante los
veinte y cuatro arios que estuve sirviendo
al rey. Yo haba en todo el ejército un
regimiento compuesto de mayores calave-
ras que el mio; pero gracias á Dios logré
vivir en paz y aun en amistad con to-
dos ellos , sin otra precaucion que la de
dar de tiempo en tiempo alguna estoca-
da á este ó al otro. Luego que sabia que
algun oficial me miraba con malos ojos,
me iba derechito á encontrarle, á buscar-
le camorra: saliamos al campo, le. hacia
una incision algo profunda en cualquiera


451
parte de su cuerpo, le preguntaba luego
si se daba por satisfecho, ó si gustaba de
recibir otra ; se contentaban por lo gene-
ral con la primera, nos Babamos un abra-
zo, y en seguida nos ibamos á almorzar
juntos prometiéndonos una eterna araistad.
Puedo asegurarte, sobrino mio, que no
he tenido en el mundo amigos mas ínti-
mos que aquellos á quienes he dejado co-
jos ó mancos en los desafios; y si estu-
vierarnos en casa te ensefiaria una carta1
que recibí poco 'há. de un antiguo com-
pañero á quien abrí la cabeza á sablazos,
y me dice ahora que no ha podido echar-
me nunca en olvido, y que le interesa in-
finito el saber de mi salud. Si supieras la
ternura con que nos escribimos , y el to-
no de franqueza y de verdadera amistad
que .reyna en nuestra correspondencia, te
convencerlas de que no hay un fundamen.
te mas sólido para quererse toda la vi-
da, que el principiar por romperse las
cabezas. Yo á , lo menos cada dia me fe-
licito mas del modo como me conduje
con él.


El sobrino le contestó sonriendose, que
esperaba conservar á menos costa la esti-
macion y amistad de los vecinos ; y des-


:




452
pidiendose de él salió á viajar durante al.
ounol. años. A .str • vuelta hemos tenido el
gusto de tratarle , y. solo podernos decir,
que no tiene irnos modales : tan preventia
vos como antes , no siendo dificil adivinar.
la causa de esta mudanza.


Sin duda se nos replicará que este es
un -hecho aislado, el cual por sí solo prue-
ba poquísimo 6- nada, y aun nos citarán
otros 'muchísimos-que-prueben todo lo con-
trario. Asi nos complacemos en creerlo , y
deseariarnos que cada dia se acumulasen
ejemplares del ascendiente que ejerce en
los'hombres la suavidad en el trato ; pero
lo que observarnos por ahora es, que pa-
ra hacerse buen lugar en la sociedad con=
viene en gran manera gozar del concepto
de hombre. que no aguanta pulgas y que
sabe manejar la tizona , que á estos se les
hace siempre mil obsequios; y no corno
quiera obsequios, sino servicios muy úti-
les y sólidós. Quién no ha cotejarlo algu-
na vez el tono seco é imponente con que
suelen recibir los porteros y criados de
los palacios , de las oficinas públicas y de
las casas de grandes señores á los que se
presentan haciendo muchisimas cortestas,
con la suavidad y atencion que muestran á


453
los que entran con la cabeza erguiclai,, paso
hiede y ,acele.rado , v una especie de se-
riedad amenazante ? Bien pueden cierta
mente esperar los primeros horas y horas
antes que los manden sentar, mientras que
los segundos, tomando asiento ellos mis-
mos, casi precisan á los otros á que les
contesten en pie..


¿Pues qué diremos del noble desenfa-
do con que mandan mas bien que piden,
que se les premie y se les ascienda en sus
respectivas carreras? Es para alabar á Dios
el verles intimar un memorial, como pu-
dieran una orlen, (S recibir un ascenso
con tan mala gracia como si recibiesen
una repulsa. Y vaya usted á preguntarles
el fundamento de sus reclamaciones , que
harto será que no le respondan con un bu-
fido , ó con voces altivas y descompasadas;
de modo que casi da gana de pedirles per-
don de rodillas. Pues


. triste del que no les
oye lo que dicen á la primera vez, por-
que si se les ruega que lo repitan, no pa-
rece sirio que se les, da motivo á que le
corten á Urjo el pescuezo.


No hay que tener la menor duda de
que la felicidad en esta vida está reserva-
da á los que tienen mas mal genio ; pe-




45


BELLAS ARTES.


Diálogo sobre la Escultura en la donzinaczon
de los romanos.


Cominciarono l'arti della Scultura í
della Pittura in Roma tardi.,,,, che
sebbene continuarono insino ella con-
surnazione de duodici Cesari, non
pero continuarono in quella perfe-
xioge é bontá cho avevato avisto
ína nzi.


Vi.saan


INTERLOCUTORES.


BERRUG UETE. CANO.


BERR UGUETE


Felicisimo estuviste , Cano , en nuestra
última convemacion. Jamas se me olvida-
rá lo qúe me referiste de la belleza y de
la gracia. No se puede negar que los es-
cultores griegos fueron sapientisirnos, filó-
sofos profundos, é incansables observado-
res de la naturaleza. Sus admirables obras


454
ro deben consolarse al mismo tiempo los
que le tienen amable, con que Dios no


dejará de premiarles en el otro mundo to-dos cuantos bofetones se hayan dejado dar
ett este, con tal que ellos tengan el cui-
dado de ofrecerlos para conseguir su gra-
cia, que es prenda segura de la gloria.




punto los imitaron
de nuestra plática.


antes si citaste á Becerra.
BERRIMUETE,


No he tropezado con a ; ni lo he procu-
rado. Ya te dije en otra ocasion que tú y yo
eramos suficientes para tratar y discurrir
sobre las bellas artes, y lo probé á mi
ver con buenas razones.


CANO.
Mas no me satisfacieron. Por tanto,


vuelvo á suplicarte le convides , si por ca-
sualidad le encontrases , no habiendo al-
gun motivo reservado que lo estorbe de
tu parte ó de la suya.


BERRUGUETE.
De la mia ninguno, á pesar de las con-.


troversias de escuelas promovidas por los;.
discípulos de ambos.


CANO.
Tanto mejor para que nos juntemos;


pues se discutirán entre nosotros; y los dis.
cípulos habrán de convenirse con lo que


456
debieron haber estado mas estendidas por
toda Europa para que hubiesen sido el mo-
delo y estudio de los profesores modernos.


CANO.
Asi lo hicieron los romanos. Y saber


hasta qué
el asunto


será
Pero


ahora
dime


1


1


457decidan. los maestros. Si estos en el prin-
ripio. de las disputas tomaran la palal:ra en
buen sentido y se avinieran en lo util y
conveni


ente,•no se levantarla á mayores la
variedad de opiniones : no se enconarian los
animos , ni se seguirían graves perjuicios
en la república. El silencio, la incertidum-
bre ó el


miedo de los que deben decidir,
parece á los que deben obedecer, corno
una tácita aprobacion de sus desvaríos, y
esto produce otros mucho mayores.


BERRI/CUETE.
Bien está. Te daré ese gusto. Vamos


ahora á conferenciar sobre el origen y pro.
,fresos de la Escultura en tiempo de los
romanos.


CANO.
Empieza tú como lo hiciste cuando trata-


mos de las demas naciones antiguas.
BERRUGUETE.


No hay para que cansarnos en bus-
car Escultura artística en Roma antes de
Rómulo, en el supuesto


. de que cuanto sediga de ellas será haber sido tan bárba-
ra é informe, como en las otras regio-
nes. • Rómulo dicen que mandó esculpir
de un tronco la estátua de Juno. Otras'
varias se ejecutaron en los tiempos de NU-




458
ma , de Tarquino, de Porsena, de Spurio
Casio, muerto por su padre, con cuyos
bienes se vació una en bronce de la dio-
sa Ceres, de Public, Junio y de Tito Co-
rancano, á quienes mató Teuca, rey de
los ilirios , y á quienes levantaron estatuas
los romanos.


CANO.
-Y cuál era el mérito de cada una de


esas obras, para que sepamos los adelan-
tamientos que hacia el arte en aquella
época ?


BERRUGUETE.
Eso no lo dicen los autores que yo


-he leido , ni tampoco he visto ninguna de
tales obras.


CAVO.
¿Qué han de decir los escritores si no


conocian sus producciones? Y no constan-
do su existencia , me atrevo á afirmar que.
-eran muy malas, porque estoy convenci-
do de que los romanos tampoco conocie-
ron bien el arte del diseño hasta que se
apoderaron de Corintho, segun me infor-
maron aquellos sabios estrangeros, de quie-
nes te hablé en nuestra última conversa -


cion.


BERRUGUETE.
De entonces se cuenta que llevaron á


Roma muchas estatuas griegas.
CANO.


Y estas esculturas abrieron los o ros á los
romanos que no eran ya tan ignorantes, por-
que tenian otro gobierno, otras leyes y
otras costumbres. Apoderados de la Gre-
cia, trasladaron á la capital del orbe es-
celentes estatuas y bajo-relieves, que au-
mentaron sobremanera despues los cón-
sules con sus triunfos, especialmente el de
Paulo Emilio, que duró tres dias , pasean-
do las calles de Roma con doscientos y
cincuenta carros cargados de preciosida-
des griegas de las bellas artes. Se trasla-
daron á la misma Roma muchos profeso-
res griegos, unos forzados y otros de gra-do, que ejecutaron alli obras muy apre-
ciables y establecieron la escuela, digamos-
lo asi, greco-romana, en la que se forma-
ron muchos y buenos discípulos romanos.


BERRTJGUETE.
Cuyas obras se distinguen de las de


los griegos, tanto por el mérito intrínse-
co, cuanto por estar las mas de sus fi-
guras vestidas, y por el diferente corte de
las togas y mantos con que estar, actor.-


459




46o
nadas las de los romanos. He visto algo=
Das de estas colocadas en el Capitolio, y
en otros sitios, de cuyos nombres no me
acuerdo.


CANO.
Mientras duró la república se conservó


el buen gusto , inteligencia y aficion á la
Escultura, y se trabajó con aprecio y gran
estimacion; pero el establecimiento del
perico, el despotismo' de los emperadores,
la depravacion de las costumbres, las:guer-
ras intestinas, la insubordinacion y alza-
miento de las provincias, y sobre todo la
devastacion de los bárbaros septentriona-
les acabaron para-siempre con aquellos pro-
digios del arte. Aunque Augusto, .VespaSia-
no , Tito, Trajano, Antorimo, Marco Au-
relio y otros pocos procuraron sostenerla
en su .primitivo esplendor, no fue posible
porque faltaban á los artistas romanos los
poderosos auxilios que tuvieron los grie-
gos en su pais, y te referí en su lugar.


BER RtiGUETE.
Sin embargo hubo muchos y buenos es-


cultores romanos.
CANO.


Yo no digo que fueron pocos y malos,
sino que no llegaron á ser tan buenos ce-


46.tmo los griegos. Si aquellos los escedieron
en


el número, seria porque lo óptimo es
mas singular que lo mejor, y porque estos
trabajaban :para' transmitir su fatua á la pos-
teridad, y no salieron de su pais hasta quefue in


vadido; pero estos sé entendieron por
todas las provincias del imperio donde eje-
cutaron muchas Obras sin el debido


estu-dio
«y detencion. Sobre todo el no decir


sus
nombres .Ciceron, que fue tan: inteli


-


gente y amante de las artes, ni Plinio
igualmente afectoá ellas, ni Winckelmann,tau filósofo indagador de las antigüedades,
ni -otros sabios que. se dedicaron á anali-
zarlas, como lo hicieron con las de los
griegos, me obliga á creer que no eran tan
ilustres., ni por el. mérito de sus obras, ni
por su calidad, y que fuesen esclavos, co-
me. lo liabrian sido sus primeros maestros,
cuando-vinieron forzados de la Grecia á


BERRTIGUETE.
En;efecto, .,yo encontré en Italia infi


nitas estátuas romanas que no eran buenas,
CANO.


¿ Cómo lo habia• de ser si eran infini-
tas? Parece i ncreible hasta donde llegó elftenesi s.de, los romanos en hacer esculpir




46e
y en erigir estátuas y bustos. Prescindien-
do de las innumerables que se ejecutaron
con motivo de la pluralidad de sus dio-
ses, diosas y semidiosas, y del estravagan-
te abuso de las alegorias, con que perso-
nificaban y deificaban seres animados é ina-
nimados, virtudes y vicios, y otras mil
cosas intelectuales, las levantaban á los em-
peradores y emperatrices, á cesares, cón-
sules y procónsules, á legados, duumviros,
triunviros, quinquenales, ediles y decu-
riones , y á otros empleados civiles y mi-
litares, á cómicos , gladiadores y aurigas, á
padres é hijos , á amigos y parientes, á
prostitutas y hasta á los caballos, leones,
águilas y perros que colocaban en los tem-
plos , basilicas , teatros, anfiteatros y cir-
cos-maximo s , en los foros, puentes, ca-
lles y paseos públicos. De manera que ha-
biendo subido á un húmero sumamente
escesivo, , quiso contener tanta locura el
emperador Claudio, y mandó que no se
esculpieran mas estátuas que las que re-


presentasen deidades y héroes.
Adornaban las viriles con habites mi-


litares ó civiles. A las de los primeros lla-
maban Palludatas , Thoricatas y Loricatas:


las de los segundos Togatas y T'aldea-


63tas y Penulatas , segun la conveniencia
4


delos trag»es correspondientes á las varias cla-
ses .clestagetes ; y á las de las mugeres nobles
Stolatas. Las Babia ecuestres, pedestres y
eurules , estas últimas porque las colocaban
en los carros y en los arcos triunfales. Las
clasificaban por su tamaño


.
y representa-'


cion. Nombraban colosalesá las que tenian
el grandor de tres ó mas estaturas del cuero
po humano, y figuraban dioses: heroycas las
consagradas á los semidioses , y pasaban al-
gnu tanto del tamaño natural: augustas las
que llegaban á él y representaban empe-
radores: medianas las que no se acerca-
ban á este tamaño y pertenecian á prín-
cipes y héroes; y menores á las que le
eran, y se dedicaban á candidatos y á
sugetos particulares. Y subávidian estas
últimas con los nombres de Tripidanas por-
que tenían tres pies de alto, de Cubitalesá las de un codo , de Palmares •á las de
un palmo, y de Singilares á las de menos
de. cuatro dedos que representaban los dio-
ses Penates ó Lares , y los Manes de los
parientes difuntos.


BERRUGUETE,
He visto muckas de todas esas clases


en Roma, Florencia y en otras ciudades;




44


unas
bien y otras mal conservadas; y vi-t-í


tre ellas algunas que merecian la atencion
de los inteligentes, qúe se detenian á mi.,
rarlas, y , algunos á COpiarl:IS:


CANO.


No lo estraiio: tambien las hay en Es-
paña, como te diré despues. Querrás creer
que lejos de producir el efecto que se de-
seaba el decreto del emperador Claudio, fue
motivo de que se aumentasen mas las es-
tatuas en los parares públicos , y de que
se nombrasen celadores para que cuidasen
de que no las maltratasen de dia , y no
las robasen de noche ? i Tal era entonces la
debilidad de aquel gobierno , y tal la lo-
cura de los romanos! Si yo supiera latin
te'diria á la letra un testo de Casiodoro


que dicen asegura que en aquel tiempoéra mayor en Rema el número de las es-
tatuas que el de las personas vivas; pero
fid- le sé, ni nunca le supe, á pesar de
haber sido racionero subdiácono de la san-
ta iglesia metropolitan a de Granada des-
pues de mis andanzas y correrias.


BERIUSGT.YETV..


Celebro tu ingenuidad. Tampoco sé yo na.
da de esa tu aventura, pues aunque Garrulo,
apuntó algo en su poética narracion 7 de que


45
te habías refugiado á la iglesia ; creí que
hubiese sido por alguna travesura de tu ge-
nio en la mocedad. Mas ahora me has pues,
to en mucha curiosidad, y deseo que me
digas cómo sin ser latino llegaste á ser sub-
diácono y racionero de una catedral.


•CANO.




En otra ocasion te lo referiré despacio,
porque es largo de contar. Admirarás en-,
tonces el teson -con que mis cáinpañeros,
no mas latinos que yo, se empeñaron en
que recibiese el orden sagrado, del que no
era yo digno, y al que no tenia verdadera
vocacion; pero sí a una prebenda,


cuyo
objeto fuese la conservacion y adorno del
templo, como yo lo desempeñé con ven-
tajas, y debiera establecerse otra igual en
todas las catedrales de España, con mas
razon que las destinadas para tiples. Tor-
nemos á nuestro asunto que es harto mas
-interesante.


Con tanta abundancia de estatuas, en
cuya ejecucion se ocupaban buenos y ma-
los profesores, 4 qué adelantamiento habia
de hacer la Escultura en Roma? El que ha.
ce la Pintura con los retratos. Si el lujo
y la opulencia de aquel imperio hubiera
tenido por objeto la perfeccion del arte


TOMO xvxr,
3o




'40
en las estátuas, y no, la semejanza sola
mente de los sugetos que representaban,
serian mucho mejores, y no las hubieran
ejecutado artistas ignorantes..


BERRUGUETE.
Tienes razon. Tan dañosa puede ser á


la perfeccion de las bellas artes la pro-
fusion y prodigalidad, como la mezquin-
dad y escasez. Cuando todos clan en la
mania ridícula, necia y propia de una va-
nidad pueril de verse retratados ya en mar-
knol , ya en lienzo ó tabla, preciso es qu.e
medren y hallen ocupacion hasta los pro-.
fesores mas adocenados.


CANO.
No lq eran por cierto los romanos que


trabajaban los bajo-relieves con que los ar-
quitectos. enriquecian sus magníficos edi-
ficios, y figuraban pasages de la mito-.
logia y de la historia romana , pues se
advierte en ellos el conocimiento del cuer-
po. humano, de la perspectiva y de la óp-
tica. Ni tampoco los que ejecutaban otros
adornos arquitectónicos con simplicidad y
elegancia de perfiles, superiores á los que
presenta la comun naturaleza, en las flo-
res , yerbas y arbustos, pues les daban
otras formas artísticas con que las carne-


467terizaban y- ennoblecían, cómo hace la..poe
sia cuando pinta. Ni menos otros




artistas
romanos que grababan en hueco las mo-
nedas ó medallas del alto imperio , corno
llaman los nu mismáticos, porque son


sd-
mirables las cabezas de los emperadores;
de los césares y de otros personageá• á
quien estar, cledieadas , y se.,ctintkérten en
el pequeño círculo de


s' us anversos •cori.
. gran pureza de contornos, abultadas: for,
mas, verdad en la semejanza y de un.efecto
maravilloso; y porque tambien son esee-,'
lentes los emblemas, geroglíficos y alego
rias que se encierran en sus reversos, di-
bujados y grabados con suma exactittid y
delicadeza.


BERAUGUETE.
En efecto yo admiré


.
en Roma Muelikl


de esas hermosas medallas. que :pueden
competir con las mejores de los griegos.


CANO.
Pero no asi las estátnas romanas,


en las cuales , á pesar de su mérito y
buena ejecucion , echa de menos el in•.
teligente comparandolas con las griegas,
la austera concedan de dibujo, la exac-
tisima simetria , la prudente anatomía, el
decoro y naturalidad de las actitudes, la




468
filosófica espresion del animo y la gracia
y belleza ideal :con que los áticos anima-
ban y deificaban los mármoles..


De las romanas hay muchas en Espa-
ña- que yo te podria describir, si lo per-
mitiera -el corto rato de nuestros coloquios•;
pero me contentaria con referirte ahora.los
nombres antiguos y modernos (le los pue-
blos y despoblados en que se conservan,
por haber tenido la dicha de haber sido
Soterradas entre las ruinas de grandes edi-
ficios, y descubiertas por casualidad ó por,
ulteriores .y mal dirigidas -escavaciones , si
no me-tuvieras por importuno y fasti-
dioso.


BEFIRUGUETE.


Nada menos que eso, sino por muy cu-
rioso y oportuno, porque esas estátuas
despojos, bien ó mal conservados, ademas
de ser los documentos mas clásicos y ge,
nuinos para perfeccionar la historia <le
nuestra nacien, son unos modelos intere-
santes para el estudio de la Escultura.
¿Ni cómo se han de conocer y estudiar
si no se sabe donde existen ? Por Dios te
pido , tocayo , que me digas los nombres
de los pueblos en que se conservan . esas
reliquias de la Escultura romano-hispana,


469
porque. lo no he visto nada de lo anti-
guo que hay en el reyno, telativo á las bellas
artes ; pues cuando debia haberlo procu-
rado á mi vuelta de Italia , el ansia de
dinero con: "que -Se viene de aquel pais , no
nié.• dejaba- pensar en otra cosa mas que
en enriquecerme.


• ' CANO.


Para que yo lo haga con método y' tú
puedas entenderme con facilidad, dividiré
la España en las tres provincias, Tarra-
cowerts.


e , Bética y Lusitania , en que la d-
vió Augusto Cesar despues de haber.aea.-
bado. dé


•conquistarla.:, y en-> cada • una di-
ré el pueblo de los que la pertenecian,
y en-4nelay esculturas , y la provincia
moderna á que. :ahora pertenece. De este
modo :


TARRACONENSE.


Aledo ., villa .clel.reyno -ó provincia . de Mur-
cia a .olim . , /Jaco.


Almazarron id. id. Ficaria.
Barcelona , ciudad capital en lo político


de Cataluña: Barcino
Calahorra , ciudad de la Rioja : Calagurris


Nasica.
Caz' o n a, despoblaclodelTeyno de Jaen: Cas-




470
Coca,villa de laprovikda de Segovia: Cauca:
PaYin% pegyoljA ppblu5on dP.14'.4e. Va-


Gastiain.,
usill'osl , v 11 1de : de Palluoi : Fusellis.


liaila,- pueblo corto,de la-de Alava : Be-
leya.


Nuez de abajo, id“ ,ele la de Burgos : Bra-
.,;vuoz.
Oliva, villa del.teynó de Valencia: Statruzs.
OndallA j&1 .id. •
Segovia ciudad. .capital de z^úi provincia


Segó.bia , •
Talavera _la vieja, villa de ;la de, Avila : je-


bura.
Tarragona , ciudad capital er:lb


tico (le Cataluria : Tarraeo.-
Tusal de Manises , despoblado de Valen-.


cia: Lucent"
Velilla de Ebro, villa de Aragon : Celsa.
Xerica , pueblo de Valencia : Edeta.
Zaragoza, ciudad principal de Aragon 6•'‘


sa•-augusta.


Adra , villa del rey no de Granada : Abdera.
Alcolea, del de Sevilla: Arpa.


Alhonoz, despoblado de
Alocaz , cortijo de id. JIlice.
Antequera , ciudad del de Granada :


karia.
Benafí, despoblado de id.
Bolonia , ó
, pueblo del 'de Se-


villa : Julia-traducta.
Cabezas de san Juan , villa de id. Ugia.
Cadiz , ciudad de id. Gades-augusta.
Carmona, id. de id. Carmo.
Córdoba , ciudad capital de su protIncia ó


rey h o: Corduba.
Ecija, id. del de Sevilla :
Granada.; id. capital de su provincia 'ó rey.;


no:


Iebrija, villa del dé Sevilla : Nebrisa.•
Lora del rio, id. de id. Axati.
Lorilla , aldea de plíepa de id. Olailra.
Medina Sidonia, dIza:id de id. .d.Siddida.
Molares ( los), villa de id. Serippó....:
Montor¿ái, despoblado dé id. Mes-Er¿il'iée.
Montoro , villa derde'Córdoha Epora.
Osuna , ciudad del de SéVilla : Urso.
Ronda a vieja, despoblado del de Granada:


Acinippo.
Santi ponce, villa del de Sevilla :
Sevilla , ciudad capital de su. provincia '6


reyuu;


BE TIC A.




'472
Tocina , villa de :id: Tucci.
Torre del puerto , despoblado del de Cór-


doba : Soricaria. •
Trigueros, villa del de Sevilla: Cunistorgis.
Zambra , ó torre de Ca .mbra , de la de Es.,


tremadura Cisimbrunt.


LUSITANIA.


Avda de los Caballeros , ciudad capital de
su provincia : fíbula.


Baños, villa de la de- Salamanca : Baniense•
Caceres , id de Estremadura : Castra-Julia.
Guisando, despoblado de la de Ayila.
Ledesma , villa de la de Salamanca: Bletisa.
Merida , ciudad de Estremadura : Einerita-


auGuzsta.
Plasencia id. de id. .Deobriga.
Salamanca, ciudad capital de su provincia:


Salina ntica..
Trujillo , íd. de. Estremadura : Turris-julia.


.•


N11.13GO311.4.
Valga rue.Dios , CaT► ! ¿Tú has visto


todas esas antigüedades ?
CANO.


¿Cómo las Babia de ver, si no estuye
en tales pueblos?


473
BrIIRUGIJETY


Pues ¿cómo lo sabes?
CANO.


Yo soy mas curioso despues de muera
to de lo que lo fui en vida ; y no pier-
do ~ion de hablar con los que vienen
acá de nuevo. Pocos dial ha me hallé cota
un compatriota nuestro, erudito huma,
nista, filologo, individuo y anticuario de
la academia, de la historia, que vino de
Madrid á estas mansiones de paz; y
aunque muy estimado de los sabios y litera-
tos nacionales, y estrangeros , no me pa-
rece que vino muy satisfecho. Declame pues
este sabio español que habla leido estas
y otras noticias en una obra trabajada por
un amigo yciompariero.suyo en la dicha aca
demia en la cual él . 'mismo . habla coope,
nado con. sus luces, intitulada : SumariA
de las antigüedades roinanas que hay en
España, pertenecientes- á : las bellas artes.
Me añadió que ademas de las relativas á
la - Escultura y Pintura contenía y espli-
cába las ruinas de los templos, sacelos y
aras que hubo en el reyno, de los palacios
curias . , basilicas y foros . „ de las murallas
de ciudades, torres y castillos ; de los acue-
ductos, cisternas., estanques, termas y fuen,




475474
es, de las cloacas, puentes, teatros, anfi-
teatros, naumaquias, arcos y circos-máxi-
mos, de pavimentos mosaycos y tuselatos,
(le sepulcros, cipos, m ausolE os , de urnas,
anforas, lucernas, capendulas y de otros
barros sagun tinOs. Me di j o por que se copia-
ban en aquella obra las inscripciones re.•
manas halladas en• España de dedicaciones
á dioses , á einperadóres y otros magis-
trados , las geográficaSy las sepulerales, 'se-
ñalando tambien el. giro que tuvieron en
la penínstila los caminos romanos, y el
Sitio de sus Mansiones; y que se descri-
bian é interpretaban las Monedas• de colo-
nias y municipios españoles; todo con cier-
to orden y sencillez. Si no fuera tan tar
de te diría los nombres de setenta 'y seis pue-
blos y despoblados de España, -donde se
acuñaron y descubrieron estas monedas, y
lo que representan:


Supongo qué esa Obra ya estará iinpré-
Sa' en Madrid.


CANO.
Noqestará impresa, porque me asegti-


M el inismé filólogo que aunque la obra
habia merecido la aprobacion y aceptacion
de aquella su' .aeadeinia ,no -pensaba el .au-i
tor en publicarla por ahora.


BERRI3GtiETE.
• ¿Y por qué ? ¿ siendo una obra tan in-


teresante y tan recomendada ? ¿Qué causa
habrá para defraudar de ella al público,
y "én especial á los amantes de la historia,
de las antigüedades y de las bellas artes ?


¿ Qué sé yo? No seas mas curioso de
lo que •'es menester. A Dios: hasta otro
dia.


ANUNCIO.


Prontuario manual de cuentas ajusta-
das para que los•rctikilerciantes, arrieros y
cosecheros de vitip,1,-Vinagre , .agnardien-
te; vinos generosóá, estrangeros puedan •
con:•facilidad ajustar :das cuentas de;:estos•
licores por mayor y :menor: se pone , la
tabla de lo que corresponde pagar en lim-
pio por cada arroba de vino etc. pesada
en la corambre.


Modo ingenioso, y llave maestra para
ajustar las cuentas' por:menor de cualquiera
o tro comercio util.y aun; necesario . ipa-
ra todo Comerciante!,.padre de fa milla , ma-
yordorao y comprador: se acomoda bien á
la arroba de .5 libras, y se puede aplicar
á la de 36, tan sencillo que no pide mas
inteligencia de numeros que la de saber




3
29


5 z


76


9 2


476
sumar , ni mas registros de páginas que la.
del precio. =Por medio de- una postdata
se hace un breve elogio rural de la agri-
cultura y sus pofesores.


Arreglado por fray Matias Joaquin Ce-
brian , carmelita calzado (le la vida ac-
tiva, y procurador de su convento de es-
ta corte.


Se hallará. en las librerías de Paz fren-
te las gradas san Felipe, y de Sanz calle
de las Carretas á 6 rs. en rústica.,


Aviso.á los suscriptores.


s n reda.ctores del' Censor , consideran::
do que en tiempos de agitiiciones políticas,
y cuando estan exasperados los animas, la'
censura ofende é irrita, pero no corrige;
han acordado :terminar su obra con el pre-
sente número.


Errata substancial delnlím. r o r anterior. ,
Página 33o donde dice, declarando có,,


mo ley del destino la religion católica, ,d.e;:
he"' decir ley del estado.


47.7


INDICE.


de los artículos contenidos en el tomo xpzu


DEL CENSOR.


Bellas artes. Diálogo sobre el .estado de
peileccion á que llegó la Escultura en
-la Grecia


Envenenamientos involuntarios


Traduccion de un opúsculo de Bentham,
titulado: Sofismas anárquicos ó examen
crítico de diversas declaraciones de los
derechos del hombre y del ciudadano.


Siguen los estractos de los folletos de Va-
lencia


Envenenamientos involuntarios. (Concia-
sion de este artículo)


De un nuevo periódico de Granada.
Reflexiones acerca de un escrito diri-


gido al pueblo de Málaga 106
Estracto del folleto intitulado : Condi-


ciones y semblanzas de los señores


pág.




4;9478
diputados á Corles para los aiios 1822
y 1823


Proyectó de 'reglamento provisional de
policia presentado á las Cortes por la113
comisco,: nombrada al efecto




• 241Continua la traduccion del opúsculo de
De la influencia del bello sexo. . . . 254Bentkam intitulado: Sofismas anár-,


quicos cí sea examen crítico de di-
-versas declaraciones de los derechos


Comprobacion, que no admite réplica,
de la justa sentencia de los jurados


del hombre y del ciudadano
de Cadiz y de Madrid..
. . .


122
284


Continua la traduccion del opúsculo de
Teatros. El castigo de la miseria: , Co-


media en tres actos de don Juan de
la Hoz y Mota 1; i


13entham , intitulado : Sofismas anár-
quicos


Anuncios 31 7
—El Médico á palos : comedia en tres


actos en prosa 157
Del fanatismo servil


Teatros. Numancia destruida tragedia
3 25


Anuncio 1 60
,


en cinco
actos 34 2De la oposición en los gobiernos repre-


sentativos 1 61
Sobre una carta


llena de bajezas y
de tonterías, que dirigen al- general


Correspondencia. 183 Riego unas patriotas de Cartagena. . 351
Sobre las utilidades y ventajas de la


mentira. 193
ilanesto de la diputacion. provincial


de Oviedo
362


Teatros. La Melindrosa ó los Esclavos
supuestos 209


Concluye la traduccion del opúsculo de
Bentham , intitulado: Sofismas anár-


—Lo que puede un empleo ó don Me-
liton . 21'5


quicos.
nepresentacion de los Voluntarios de
369


Continua la traduccion del opúsculo de
.Bentham , intitulado : Sofismas anár-
quicos.


Comunicado
219
a33


Castilla ;i las Cortes


Anuncios
Cuestion constitucional


400
397


401




•..


48o
Tcarros. El Astrólogo . .
Análisis de una memoria sobre la si-


tuacion de la hacienda pública de Es-
paila, y . medios de mejorarla


Cómo se deberá tratar á los hombres pa-
ra pasarlo menos mal con ellos. .




439
Bellas artes


455
Anuncio-


476


423


4 3x


FIN DEI, TOMO XVII Y ULTIMO.