.{,11 HISTORIA DE L REVOLUCION FRANCESA POR DE LA ACAllEMIA. FRANCES .....
}

\.{,11
HISTORIA


DE L\


REVOLUCION
FRANCESA


POR


DE LA ACAllEMIA. FRANCES .. \..


TRADU<;IDA y ANOTADA


DON SEBASTIAN MIÑANO
DE LA ~CADEMIA DE L.4.. HISTORIA..


TOMO SEGUNDO.


SAN SEBASTIAN


Imprenta de IGNACIO RA~ION BAROJA.
üractN'OS .1(' la funclicion de LAURENT et DE BERNl' de P.,i.,.


1840.


f /






IJISTORIA
nE J.A


REVOljUCION Flt\NCES}\.


ASAl\IBLEA CO.xSTITl!YEXTE.


CAPITULO PUnIERO.


Estado politicu y disposiciones de las potcncias estl'angt'l'a,
durante el año 179°.- Discusiones sobre el derecho Jc
paz y gllcl'I'a.- Primcra c\'eacion del papel mOlleda Ó seall
los asignados.- Oq;anizaciol1 judicial.- Constitucioll ci-
vil del clero.-A.boliciol1 de los titulos dc nohleza.-Aniver-
sario de 1!1 dc Julio.-Fiestas de la primcra confederacion.
- A.lzamiento dc las t1'opas' cnNancy.- Dimision de 'Ncc-
ker.- Proyectos de la corte y de ,Mirabcau.- Formacion
del campamento de Jalés. - .TlIl'amento cívico mandado
prestar á los eclcsi:ísticos.


En la época de que estamos hablando principia-
ba la rcvolucion francesa á llamar la atencion de
los sobel'anos cstrangeros. Era su lcnguage tan ele-
,ado y tan firmc; tenia un caráctcl' de generali-
dad lal , 11'14' parcciadestinado (, mas de un puc-




2 REVOLUCION FRANCESA.
blo y no podia menos de inquietar á los prínci-
pes estrangeros. Hasta cntonceshabia motivos para
creer que fuese pasagera la agitacion; pero las ven-
tajas obtenidas por la asamblea, su firmeza, su
constancia inesperada y sobre todo el porvenir
que se pro po ni a , tanto para sí misma como para
todas las naciones, al paso que la granjeaban mas
consideracion , suscitaban contra ella el ódio y la
atencion de los gahinetes. En aquel tiempo se ha-
llaba dividida la Europa en dos grandes alianzas
enemigas una de otra; la Inglaterra con la PI'U-
sia por una parte, y las cortes imperiales por otra.


Federico el grande habia tenido por sucesor en
el trono de Prusia á "Federico Guillermo, príncipe
casquivano y débil, que renunciando á la política
de su ilustre antecesor, hahia abandonado la alian-
za de la Francia por la de la Inglaterra. Unido con
esta potencia, formó aquella famosa liga Anglo-
Prusiana que intentó tantas y tan grandes cosas
sin ejecutar ninguna, quequiso sublevar la Suecia,
)a Polonia y la Pucrta·Otomana, contra la Rusia
yel Austria ,ahandonando despues á todos los que
hahia sublevado y contribuyendo ademas á des-
pojarlos ,como se vió en el reparto de la Polonia.


El proyecto de la Inglaterra y la Prusia, ha-
hia sido arruinar á la Rusia y al Austria, susci-
tándoles la enemistad de la Suecia, donde reina-
1Ja el cahalleresco Gustavo; la de la Polonia que




ASAlIBLEA CONSTlTUYE~TE (1190). 3
acallaba de sufrir su primera desmembracion y la
de la Puerta-Otomana que estaba irritada por las
invasiones rusas. La intencion particular de la
Inglaterra en esta liga, era vengarse del auxilio
prestado á las colonias americanas por la Fran-
cia , sin declaracÍon de guerra. m medio que en-
contró para conseguirlo fué hacer que estallara una
guerra entl'e los Turcos y los Ilusos, en la cual
no podia la Francia mantenerse neutral sin ena-
genarse á los Turcos, que contahan con ella,sope-
na de perder la superioridad comercial en el Le-
vante. Por otro lado si tomaba parte en la guerra
perdia la alianza de la Rusia, con quien acahaba
de firmar un tratado muy ventajoso, que la asc-
guraba el surtido de maderas de construccion y
todos los oJJjetos que con tanta abundancia sumi-
nistra el Norte á la marina. Por manera que en los
dos casos, la Francia esperimentaba un perjui-
cio , mientras que la Inglaterra preparab~l sus fuer-
zas y se disponia á desplegarlas en caso n;ccsario.
Han creido algunos que al ver el desórden de la
hacienda, descubierto por los notables, y la licen-
cia popular Lajo la asamblea constituyente, dis-
currió la Inglaterra que no tenia necesidad de b
guerra para destruir á la Francia, bastando los al-
borotos interiores para conseguirlo. Pero se ha creÍ-
do genel'almente (ple fomentaba nuestras dis-
cordias.




RIl\'OLUCIO", .FRA:NCeS,l.


: nió ocasion la liga Anglo-Prusiana ú algunos com ..
. hátes cuyo éxito quedó dudoso, habiendo sahido
Gustavo salir como un héroe de la situacion en
(Iue se habia metido como un aventurero. A favor
de. la.s jntógas ing'lesas y de los ején.itos prusia-
nos, había quedado sometida al Stathuder la Ho-
landa iusurreccionada; quedando de este modo
privada la Francia por los manejos de Inglaterra
de una poderosa aliada marítima; y el monarCa
prusiano, que se contentaha con satisfacer su va-
nidad, se habia vengatlo de los insultos hechos por
los estados de Holanda á la esposa del Stathudcr
que cra hermana suya. Acababa de constituirse la
Polonia é ¡.ba á tomal~ las armas- , al misl1lP tiem-
po que los Rusos habian batido á los ·Turcos ; pero
varió enteramente el estado de cosas con la muerte
del emperador de Austria José 11 acaeci(la en ene-
ro < 1)90. Tuvo por su{;esor á Leopoldo, prínci-
pe ilustrado y pacifico, cuyo feliz reinado habia
merecido las bendiciones de la Toscana. No me-
nos ilustrado que prudente, quiso Leopoldo po-
ner {in ú la guerra, y para conseguirlo recurrió á
los medios de seduccion que tanto influjo teniau
en la movible imaginacion de Federico Guillermo.
Se le hicieron presentes á este príncipe las deli-
cias del reposo, los males de la guerra, que pesa-
ha despues de tanto tiempo sohre su puehlo, y
por fin 1 los peligros de la l'cyoluciol1 francesa (llH'!




ASA1IllLEA CONSTITUYENTE (1790). 5
proclamaba tan funestos principios. Se procUl'ó
despertar en él las ideas del poder absoluto, li-
sonjeántlole con la esperanza de castigar á los re-
volucionarios fl'unceses, como habia castigado á
los de Holanda. De modo que seducido aquel
príncipe, se dejó persuadir, en el instante mis-
mo en que ilm (, recog"er el fi.'uto de aquella lig"u
tan atrevidamente concebida por su ministro
Hertzberg. ~ Firmóse la paz en Reichembach en
julio 1790 y en agosto firmó la suya la Rusia COIl
Gustavo, de suerte que solo tuvo <{ue guerrear COIl
la l)olonia que era poco temible y con los Turcos
que ya estaban batidos en todas partes. Hablaré-
mos mas adelante de estos acontecimientos; pero
l)or entonces la l'evolucion francesa absorvia casi
esclusivamente la atencion de todas las potencias.
Poco antes de la conclusion de la paz entre la
I'rusia y Leopoldo, cuando la liga Ang]o-Pmsia-
na amenazaba á las dos cortes imperiales y perse-
guia secretamente á la Francia y á la Espaiia, nues-
tra constante y fiel aliada, se apoderaron los Es-
palioles. de algunos buques mercantes ingleses en
la haía de Notka. Reclamó vivamente la Inglaterra
y dispuso un armamento general en todos sus
puertos, con cuyo motivo solicitó inmediatamcille
la Espaiia los auxilios de la Francia, en virtud de
los tl'atados, y mandó Luis XVI equipar quince na-
víos. Se acusó á la 11lg1atel'l'll de fIlIe en aquclht




6 REVOLUClOK FRANCESA.
ocasionsolo intentaba aumentar nuestros apuros,
y es lo cierto que los clubs de Lóndres habían
cumplimentado varias veces á la asamblea nacio-
nal ; pero el gabinete hacia poco caso de aquellos
desahogos filosóficos á que se entregaban algunos
filántropos, mientras que él asalariaba, segun se
dijo, á los perpetuos agitadores que tanto daban
que hacer á nuestras guardias nacionales. ~fayores
fueron todavía las turbulencias interiores en el mo-
mento del armamento general, y saltaba á los oj os
de todos la relacion que habia entre las ame-
nazas de la Inglaterra y el desórden que vol-
via á reproducirse. Lafayette que raras veces ha-
blaba en la asamblea, como no fuese sobre objetos
que interesasen á la tranquilidad pública, denun-
ció en la tribuna un cierto influjo secreto diciendo.
« No puedo menos de llamar la atencion de la
({ asamblea sobre esa fermentacion nueva y combi-
Il nada que se manifiesta desde Strasburgo hasta
« Nimes, desde Brest hasta Tolon, y que en vano
« los enemigos del pueblo quisieran achacársela á
({ él solo, cuando es patente que tiene todo el
{( carácter de un influjo secreto. Si se tra ta de de-
({ marcar los departamentos, inmediatamente se
« devastan las casas de campo; si arman las po-
« tencias vecinas, al instante se manifiesta al-
t( gun desórden en nuestros puertos y astilleros.»
En efecto se habia asesinado á varios comandan-




ASAMBLEA CONSTITUYENTE. (1790). 7
tes, y sea por casualidad ó de intento habian sido
sacrificados nuestros mejores oficiales de marina.
El embajador ingles habia recibido encargo de su
corte de desmentir semejantes imputaciones, pero
ya se sabe la poca confianza que merecen tales
encargos. Tambien Calonne • habia escrito al rey
justificando á la Inglaterra, pero era demasiado
sospechoso su testimonio empleado en favor de los
estrangeros. En vano alegaba que todos los gastos
eran públicos en un gobierno representativo, y que
hasta los secretos se espresan con la calidad de ta-
les, siendo asi que no constaba ninguno de este
género en los presupuestos ingleses. Pero está de-
mostrado por la esperiencia que nunca falta di-
nero á los ministros para lo que quieren, por mas
responsables que sean •• Lo mas que se puede de-
cir sobre esta cuestÍon es que á pesar de que todo
se descubre con el tiempo, jamas se ha podido
averiguar nada, y que Necker, que estaba en si-
tuacion de saberlo, jamas sospechó aquel influjo
secreto.


EIl'ey , como ya hemos dicho, habia hecho no-
tificar á la asamblea el equipo de los 15 navíos de
línea, creyendo que seria aprobada aquella medida


• Véase en el armario de yerro, documento número 25,
carta de Calonne al rey de 20 de ahril 1790.


•• Téngase presente que MI'. Thiers ha ,ido y es actual-
mente ministro. (N. del T.)


. .--:--.... ,~,~s"
,..'


;::<'


.. ::




8 RBVOLUCION FRANCESA.
y que se votarian los fondos necesarios para ella.
Fué perfeCtamente acogido el mensage por la asaro-
hlea, pero antes de contestar al rey consideró que
se envolvia en él una cuestiOll consti tucional y
(luiso resol verla. «U na vez que ya están tomadas
« las medidas, dijo Alejandro Lameth, nuestra
« discusion no puede retardarlas, y asi es preciso
({ decidir antes de todo á quien corresponde el de-
« rechode hacer la paz y la guerra, si al rey ó á
« la asamblea. JI


Era esta en efecto la última atl'ibucion impor-
tante quc quedaba por lijar y una de las que de-
hian escitar mayor intereso La idea dominante en
aquel tiempo era ponderar las fitltas de los corte-
sanos , sus alternatiyas de ambicion y debilidad,
y no "se (Iueria dejar al tmno la facultatl"de enyol-
ver á la nacion en una guerra peligrosa, ó de des-
honrada con infames concesiones. Sin embargo,
entre todos los actos de cualquier· gobierno, las
cuestiones de paz y guerra son las que exijen mas
accion.y en que dehe ejercer mayor influjo el po-
der ejecutivo: pOI' tanto, parece regular que se
le deje mayor anchura· para (IUC oLre con libertad
y con acierto. Habia sido anunciado de antemano
el parecer de Miraheau, de quien se decia <Iue es-
·taha ganado por la corte, y era muy favorahle la
ocasion para hacel'le tiro y dcspojade de su popu-
Lu"idad tan cllYidiada. Conociendo los Lamcth la




ASA;\llltEA CO~STH{)YENTE (1190). !)
importancia de aquel incidente, encargaron á Bar ..
nave la lucha con Miraheau y la gloria de vencel'~
le. Se retiró, por decirlo asi , todo el lado derecho
dejando el campo lihre á los dos rivales.


Ahrióse el 14 de mayo la discusion aguardada
con tanta impaciencia, y despues que algmios ora-
dores espusieron ciertas ideas preliminares, hahló
lIirabeau sentando la euestion de un modo ente-
ramente nuevo. La guerra en su opinion era casi
siempre imprevista, pues solian principiarse las
hostilidades antes que las amenazas. Encargado el
rey de salvar el estado debe repelerlas, de suerte
(lue la guerra puede estar empezada antes que la
asamblea haya podido intervenir en eHa. Lo mis*
IDO sucede con los tratados. Solo el' rey puede
conocer el momento oportuno para negociar, con-
ferenciar. ó discutir con las potencias. No tiene la
asamblea otra facultad que la de ratificar las con-
diciones estipuladas; en amhos casos solo el rey
Jmede ohrar y la asamblea aprohar ó desaprobar.
Intentaba pues Mimbeau que al poder ejecutivo
se le impusiese la ohligacion de resistir [t las hos,....
tilidades principiadas, y que el podel' leg"islati vo,.
segun las circunstancias, tolel:ase la:· contitiuacion
de la gueL'ra Ó requiriese la paz..Fué aplaudida
esta opillion porque lo era siempre la voz de Mi-
rabean, pero no obstante, tomó la palahra nar~
naye ,y dejando á un lado cuanto haJ)ian dicho




10 REVOLUCION FRANCESA.
los demas oradores, solo contestó á Mirabeau. Con-
venia con él en que muchas veces se habria de-
sembainado la espada antes de poder consultar á
la nacion, pero sostuvo que las hostilidades no son
una guerra formal y que debe el rey repelerlas y
dar aviso inmediatamente á la asamblea, la cual
entonces declara soberanamente sus propias inten-
ciones. De manera que toda la diferencia consistia
en las palabras, supuesto que ~Iirabeau dejaba á
la asamblea el derecho de desaprobar la guerra y
exigir la paz, y Barnave el de declarar la una ó la
otra. Pero en los dos casos era obligatorio el voto
de la asamblea y Barnave no lo otorgaba ni am-
plificaba mas que Mirabeau. Sin emhargo, aquel
fué aplaudido y llevado en triunfo por el pueblo,
y se dijo que su adversario estaha vendido á la
corte, tanto que hicieron sus enemigos correr por
las calles un folleto intitulado, La gran lmidon del
conde de Mimbeatt. Era la. ocasion demasiado crítica
para que no aguardasen todos un esfuerzo de aquel
terrible atleta, el cual en efecto pidió la palahra
para replicar y habiéndola ohtenido, subió á la
tribuna en presencia de un inmenso concurso que
se hahia reunido para oirle, y declaró al suhir que
no bajaria sino muerto ó victorioso. ({ Yo tambien,
« dijo al empezar, he sido llevado en triunfo, y sin
({ embargo hoy va gritándosc por esas calles la gran
<{ traicion riel conde de .ffJrabeaa: no necesitaha yo de




ASAMnr~EA CONSTITUYENTE (1780). 11
(f este ejemplo para saher que solo dista un paso el
« capitolio de la roca Tarpeya ; mas con todo, no
c( detendrán mi carrera estos golpes dirigidos des-
e¡: de abajo arriba. » Despues de estas palahras im-
ponentes, declaró que solo contestaria á Barnave
y principió así: Hahlemos claros: e¡: V sd. en su
(f opinion ha reducido la facultad del rey al sim-
(f pIe derecho de notificar á la asamblea la noticia
« de que se han principiado las hostilidades, mien-
c( tras que esta sola es quien puede declarar cuál
ce es la voluntad nacional. Ahora bien, esto es esen-
c( cialmente contrario á nuestros principios, segun
« los cuales la espresion de la voluntad nacional
« existe en la asamblea y en el rey; el que atribu.
« ya á la asamblea sola este derecho, se opone á
([ la constitucion, y como tal le llamo á V sd. al
(( órden ...... ¿No me contesta Vsd.? .... Pues
« prosigo ...... » En efccto nada habia que contes-
tar, y Barnave permaneció espuesto durante una
larga réplica á estos fulminantes apóstrofcs. Fué
contcstándolc lUirabcau artículo por artículo, y
demostrando que nada habia concedido su adver-
sario á la asamblea mas de lo que él mismo la ha-
hia atribuido; y que por el contrario limitando
la intervencion real á una mera notificacion , la
privaba de su concurso, el cual era indispensable
para espresar la voluntad nacional. Ultimamente
acahó por echar en cara á Barnave aquellas riva-




12 REVOLt'CION FRANCESA.
lidades tan impropias en homhl'es ({ue del,ian vi-
vir como verdaderos compañeros de armas. Como
Barnave hahia hecho alarde de los partidarios de
su opinion , tambien l\firabeau enumeró los suyos,
sei"lalando entre ellos ú los hombres moderados
que habian sido los primeros fundadores de la
constitucion, y que habian hecho mil esfuerzos
por inspirar á los fl'anceses el anior de la libertad,
cuando sus viles calumniadores chupaban la le-
che de la corte:.( aludia á los 'Lameths que habían
recibido muchos benefiCios de la reina) y conclu-
yó diciendo: « mis partidarios honrarán hasta el
«sepulcro á sus amigos y á sus enemigos. » Fue-
ron unánimes los aplausos que cubrieron la voz de
Mirabeau, porque existia en la asamblea una por-
cion bastante numerosa de diputados que no per-
tenecian ni á la derecha ni á la izquiel'da , y que
sin tomar partido de antemano, seguian el im-
pulso' del momento. Por ellos triunfahan el inge-
nio y la razon, porque arrastrahan la mayoría
aliado donde ellos se inclinaban. Quiso repJícar
Barnave, pero se opuso la asamblea y se pidió la
votacion. Tuvo la preferencia para aquel acto el
decreto de Mirabeau, que despues' de haber sido
enmendado con mucho acierto por Chapellier~ fué
adoptado por fin el 22 de mayo con satisfilccion
-general. Es de notar que estas rivalidades no sa-
lian del círculo donde hahian nacido, y le era in-




ASAMDLE,\ CONSTITUYENTE (1790). 13
diferelite al partido popular vencer con el auxilio
de Mirabcau ó con el de los Lameths.


El de~reto conferia al rey y á la nacion el de-
recho de paz y guerra quedando á cargo del rey la
disposicion de las fuerzas, la notificacion de las hos-
tilidades principiadas, la convocacion de la asam-
Mea sino lo estaba en aquel momento y ·la pro-
puesta del decreto de paz· ó de guerra. A la asam-
hlea se la encal~gaha la delihel'acion sohre la ·propo-
sicion del rey que sancionaha despucs aquella de-
liheracion. Chapellier fué el que por una enmien-
da muy juiciosa exigió que la proposicion fuese es-
presa y la sancion definitiva. Este decreto tan con-
fOl:me á la razon y á los principios ya establecidos,
escitó una alegría sincera entre los constituciona-
les, al llaso que hizo nacer esperanzas muy estra-
vagantes en los contra-revolucionarios, los cuales
se lisonjeaban de que iba á variar el espíritu pú-
blico y que esta victoria de Mil'aheau ve.ndria á
convertirse en provecho propio. Lafayette, que en
aquella circunstancia se hahia unido á Miraheau,
escrihió á Bouillé sohre el asunto y le hizó entre'
ver esperanzas de calma y de moderacion ,procu-
rando como ·siempre atraerle al nuevo ól;den de
l:osas.


Continuaba la asamblea en sus trahajos de ha-
cienda que consistían en disponer del modo mas
acertado la enagcnacion de los bienes del clero,




14 REVOLUCION FRANCESA.
decretada hacia mucho tiempo y que se iba ejecu-
tando , á pesar de las protestas, de las cartas pas-
torales y de las intrigas que procuraban entor-
pecerla. Despojar á un cuerpo demasiado poderoso
de una gran porcion de sus propiedades, repar-
tirlas del mejor modo que fuese posible y de ma-
nera que se aumentase su producto por la subdi-
vision , introduciendo asi en la clase de los propie-
tarios á una parte considerable del pueblo, que
aun era proletaria: estinguir por medio de la mis-
ma operacion las deudas del estado y restablecer
el órden en la hacienda pública: tal era el fin que
se proponia la asamblea, la cual estaba demasiado
penetrada de la utilidad para arredrarse con los
obstáculos. Ya habia ordenado la venta de bienes
del estado y de la iglesia hasta la cantidad de 400
millones de francos, pero era necesario encontrar
un medio de vender aquellos bienes sin desacredi-
tarlos por la concurrencia si se remataban todos á
la vez.


Propuso Bailly en nombre de la municipalidad
de Paris un proyeeto perfectamente concebido,
que consistia en trasmitir dichos bienes á las mu-
nicipalidades, quienes los comprarian en masa
para volverlos á vender despues poco á poco,
de suerte que se pusiesen gradualmente á públi-
ca subasta, y como no tenian fondos las munici-
palidades para pag'ar al contado, tomarian plazos




.\SUl8lJU COSSTITU\'K:'(TE (1790). la
y se pagaria á los acredores del estado con bonos
sobre las municipalidades que deherian saMarlos
sucesivamente. Estos honos que fueron llamados
llapel municipal en el CUl'SO de la discusion, die-
1'0n la primera idea de los asignados. Conforme al
proyecto de Bailly se echaba mallO de los bienes
'Cclesiásticos, cuya naturaleza variaba por el solo
hecho de repartirse entre las munieipali(lades, y
al mismo tiempo Sie afianzaha la hipoteca ú los
acreedores dándoles un titulo contra las munici-
palidades, en vez de tenerle contra el estado. Por
>consiguiente se aumentaban las seguridades, abre-
viando el plazo del pago y dimdol~s ~l(lemas la fa-
cultad de efectuarlo por sÍ, supuesto que eon
aquellos pagarés ó asignados podian adquirir un
valor proporcional de los hienes que estaban en
venta. JUuy favorables les eran aquellas disposi-
ciones, pero aun se quiso tomar otras que lo
fuesen mucho mas, porque podia suceder que
los acreedores no quisiesen adquirir propiedades,
por escrúpulos ó por cualquier otro motivo, yen
este caso sus recibos quedaban inutilizados en sus
manos, si no circulaban como moneda y se redu-
cían á meras certificaciones no satisfechas. Quc-
daba pues por último recurso dar á aquellos pa-
peles la facultad de circular; en cuyo caso venia :l
ser una verdadera moneda, pues pudiendo darla
los aCl'eedores en pago, quedaban verdaderamell-


IJ. 2




16 REYOJ~UCION FRANCESA.
te rcclllhols.~l<los.. Hahia otra considel'acion decísÍ-
ya , cual era la falta del numerario, cuya escasez
:-;e imputaha á la emigracion, así como á los pa-
gos que era preciso hacer á los estrangeros, sin
([ue dejasen tamhiell de contribuir mucho á ella
los malévolos. La' verdadera causa era la falta de
confianza producida por las turbulencias que im-
pedían la cÍrculacion , pues cuando }'eina la con-
fian7..<l hay actividad en las transacciones, corre con
rapidez el numerario,se:manífesta por todas partes
y parece mayor su cantidad por el uso mas fre-
cuente que se hace de él; pero cuando por las
disenciones políticas se aumentan los temores, in-
mediatamente se paran los capitales, cOl"l.'e el
numerario con lentitud, muchas veces. se oculta y
entonces se cree ntlsamente que no existe.


El deseo de suplir á la ntIta de metálico que la
asamhlea creyó haberse agotado, y de dar á los
acreedores otra cosa que no fuese un título inú-
til en sus manos, asi como la necesidad de pro-
n~er :t un sin {In de atenciones urgentes, parecie-
ron moti\os suficientes para dar á tales bonos ó
asig'nados el cUt'SO f(wzoso de moneda metálica.
Asi se pag'aba el acreedor, pues que podia haccl'
(j1H~ se aceptase el papel que hahia recihido y
cllmplit, de este modo con sus ohligaciones ~. com-
promisos , y si no queria comprar tierras, al ca-
ho tendrian qne comprarla:; los flue rccibiesen el




AS.\lllJLEA. CONSTITUYENTE. (1790), 17
papel que le cil'culaba. Los asignados que ingl'csa-
han pUl' este conduclo debian ser quemados públi-
camente , de suerte que pronto se hallarian distri-
buidas las tierras del clero y quemado el papel. Estos
asignados devengaban un interes diario y adqui-
rian aumento de yalor en manos de los tenedores.


Viendo el clero en aquel proyecto un medio
ejecutivo para la enagenacion de sus bienes, lo
rechazó con empellO, y se opusieron igualmente
sus aliados los nobles, y otros, que contrariaban
todo cuanto facilitase la marcha de la revolucion ,
criticando amargamente la creacion de un papel
moneda que despertaba naturalmente la idea de
la hancal'l'ota de Law, cuyo recuerdo estt'emecia.
Pero no era justa la comparacion, supuesto que el
papel de Law hahia sido hipotecado únicamente
sobl'e las ganancias futura!!! de la compañia de las
Indias; mientl'as que los asignados tenian por hi-
poteca un capital territorial efectivo y disponible
con toda facilidad. Ademas de que habia fabrica-
do Law una multitud de títulos falsos á beneficio
de la corte, escediendo exageradamente el valor
presunto del capital de la compaiiía. La asamblea
por el contrario tenia motivos de esperar y creer
en virtud de sus nuevas medidas, que no se verifi-
carian semejantes exacciones, y por otra parte lasu
ma de los asignados creados representaha solamente
ulla muy pe({uciía parte del capital qne responJia




18 REVOLUCION FRANCESA.
de e1los. Pero ]0 verdaderamente cierto cra, quc el
papel, por seguro que sea, nunca es como el dine-
ro una realidad, y segun la espresion de Bailly,
una actualidad fisica. Lleva el numerario consigo su
propio valor, el papel al contrario exige todavía
una operacion, como por ejemplo, una compra de
tierra, una realizacion. Se clasifica siempre en me-
nos valor que el numerario, de donde resulta que
el poseedor de este, no quiere darle en camhio
de papel sino que le oculta y hace desaparecer. Si
á esto se agregan los desórdenes en la administra-
cion de los bienes, si con emisiones inmoderadas
de papel, se rompe la proporcion entre el capital
y los efectos en circulacion, se pierde la confianza;
se conserva el valor nominal, pero cesa de existir
el valor real. La persona que da en pago aquella
moneda de convencion, defrauda al que la reci-
be y suele estallar una crisis. Todo esto era muy
posible y huhiera dehido preveerse, si se hubiese
tenido mas esperiencia. No era pues estraño que
considerada esta medida económicamente, fuese
justamente criticada, aunque en política fuese tan
justa como necesaria, pues que remediaha necesi-
dades urgentes y dividia la propiedad sin recurrir
á una ley agraria. No dehía pues titubear la asam-
blea, y á pesar de lUaury y de los suyos, decretó
400 millones de francos en asignados cuyo cur-
so era forzoso y que producia intereses diario




ASA.\lBLEA CONSTlTUYE:'\'Tli \ 1790). 19
Hacia tiempo ya que Nccker había perdido no


solamente la confianza del rey, sino tambien la an-
tigua deferencia de sus cólegas 'y el entusiasmo de
la nacion. Esclusivamcnte ocupado en sus cálcu-
los, discutía algunas veces con la asamblea, y al
ver su reserva respecto á los gastos estraordinarios,
babia dado motivo á que se le pidiese comuni-
cacion del libro encarnado, que era una especie
de registro en que se decia que estahan anotados
todos los gastos secretos. Con mucha dificultad
consintió Luis XVI en entregarle, despues de sellaL'
las ojas en que estaban sentados los gastos de su
antecesor Luis XV. La asamblea se conformó COIL
su delicadeza, y se limitó á examinar los gastos del
reinado presente, en que nada se enlOntró que fue-
se personal al rey, siendo relativas á los cOl'tesa-
nos todas las prodigalidades. l<'igurahan los herma-
uos Lameths por 60 mil francos concedidos por la
reina para su edueaeion;, y que devolvieron inme-
diatamente al tesoro público. Se redujeron todas
las pensiones, proporcionándolas á los servicios y
al antíguo estado de las personas, y en general
manifestó la asamhlea la mayor moderacion en su
exámen, suplicando al rey que se dignase fijar él
mismo la lista civil ó renta de la corona, y votó por
aclamacion los 25 millones de francos fiue pidió.


Esta asamblea que se cOllsitleraha fuerte por el
número de sus individuos, pOl' sus propias luces,




!O IlEYOLUCW,X I'IlA~CE5A
por su poder y pOi' sus resoluciones, hahia conce-'
j)ido el proyecto inmenso de regenerar todos los
ramos del estado y acababa de arreglar el nuevO"
órden judicial. lIabia distribuído los tribunales del
mismo modo que las administraciones, por dis-
tritos y por departamentos, dejando al pueblo la
eleecion de los jueces; pero habia sido fuertemen-
te impugnada esta última medida, con argumen-
tos sacados de la metafísica política, con el fin de
probar, que dependiendo el poder judicial de la
autoridad ejecutiva, solo pertenecia al rey el nom-
In'amiento de los jueces. Se hahian espuesto l~a­
zones pOl' una y otm parte; pero la única que se
({'cbia dar á la asamblea, cuya intencion cra cons-
tituir una monarquía ,es que despojando' sucesiva-
mente de sus atribuciones al poder real, este ve-
nia á ser una mera magistratura y el estado una·
repúhlica. Mas no se atrevia nadie á esplicar con
exactitud lo que es de esencia de la monarquía ,
porque en tal caso era indispensahle exigir conce-
siones poco Hlciles de obtener del pueblo en el pt'i-
mer momento de las revoluciones. La suerte de
las naciones es pedir demasiado ó no pedir nada.
J.a asamhlea queria con sinceridad establecer una
monarquía, y respetaba al rey como lo manifes-
taba á cada paso; pero al mismo Liem po q He ama-
ha Sil persona 1 iha alli(ptilando su dignida(l sin
saber fIHe la ~mi(ptilaba.




ASAMBLEA CONSTITUYENTE. (1790). 21
Despues de halle.' establecido la uniformidad


en la justióa y en la administracion, quedaba
por regularizar el culto de la religion y consti-
tuil'le como á todos los demas servicios públicos.
De manera <{He habiendo establecido un tribunal
de apelacion y una administraeion superior en
(~ada departamento, parecía muy natural poner
en cada uno una silla episcopal. En efecto no po-
dia tolerarse que algunos obispados tuviesen Ulla
estension de 1500 leguas cuadradas, al paso que
otros apenas tenian 20; q!1e algunas parroquias
tuviesen diez leguas de circunferencia y otras no
pasasen de quince vecinos ; que muchos ,curas no
clisfrutasen á lo sumo mas que 700 francos de
renta, mientras que á su lado vivian algunos
heneficiados que la gozaban de 10 Y de 15 mil.
JlIas no por reformar los abusos se mezclaba la
asamhlea en las doctrinas eclesiásticas , ni tam-
poco en la autoridad del papa, supuesto que]a
f_'i.·clll1scripcion de las diócesis habia pertene-
('ido siempre al poder temporal. Solo intenta-
ha formar una nueva division , someter como an-
tiguamente l(),~ curas pálTOCOS y los ohispos ú la
C'leccioll populal' y en esto solo perjudicaha al po-
(ler temporal, como que cl rey cra quien elegia
los dignilal'io,.; ccl(~siásli('()s á <¡uienes daha el pa-
pa la jnslitncioll.Este pl'Oyccto que se denominó
{'()/t.-ti/lIriu!! cici/ c/d clero y (!ue prorlujo mas calum-




22 REVOJXCIOl'f FRANCESA.
nias á la asamblea que todo cuanto habia hecn(l\
hasta entonces, era obra esclusiva de los diputa-
dos mas severos en materÍas religiosas , como Ca-
mús y varios jansenistas, quienes queriendo afian-
zar la religion en el estado, procuraban ponerla en
armonía con las nuevas leyes. Es lo cierto que es-
tando restablecida la justicia en todos los ramos,
hubiera sido muy estraño que no lo estuviese tam-
bien en la administracion eclesiástica. A no ser por
Camús y algunos otros, la mayor parte de los di-
putados, educados e~ la escuela filosófica, hu-
bieran mirado el cristianismo como á las demas
religiones admitidas en el estado, y no se huhieran
ocupado de él. Cedieron á una clase de sentimien-
tos que ya en nuestras costumbres actuales na-
die se empeña en combatir, aun cuando no parti-
cipe de ellas. En consecuencia apoyaron el proyec;"
to religioso y sinceramente cristiano de Camús.
Opúsose el clero, pretendiendo que se atacaba la
autoridad espiritual del Papa y apeló á Roma •.
Pero sin embargo se adoptaron las bases principa-
les del proyecto el 12 de julio y fueron presenta-
das inmediatamente al rey, que pidió tiempo para
consultar al Sumo Pontífice. Luis XVI, cuya con-
ciencia ilustrada reconocia la sahidurÍa de aquel
plan, escribió al Papa con deseo sincero de oh-
tener su consentimiento, con cuyo auxilio espera-
ba satisfacer todas)as ohjecciones del clero: luego




AS,\.lUBU,\ CONSTlTHETIE. (17901. 23
darémos cuenta de las intrigas que mediaron para
impedir la realizacion de sus deseos.


Iba adelantándose el mes de julio, é iba á cum-
p1irse el año despues de la toma de la Bastilla, cuy(}
l'esultado había sido apoderarse la nacion de todos
los poderes, declarando su voluntad por me{lio de
la asamblea y ejecutándola ella misma, ó hacién-
dola ejecutar bajo su inspecciono Se consideraba el
14 de julio mmo el dia en que habia empezado
una era nueva y asi se resolvió celebrar aquel ani-
versario como una gran festividad. Ya entonces las
provincias y ciudades habian dado el ejemplo
de confederarse para resistir en comun á los ene-
migos de la revoluciono Propuso la municipalidad
de Paris para. el dia t 4 una confederacion general
de toda la Francia que se celebraria en la capital
por los diputados de todas las guardias nacionales
y de todos los cuerpos del ejército. Fué admitido
con entusiasmo este proyecto, y se hicieron pre-
parativos inmensos para que la fiesta fuese digna
de su ohjeto.


Como ya hemos insinuado antes, tenían las na-
ciones clavados sus ojos en la Francia, y empeza-
ban los soberanos á odiarnos y temernos al paso
que los pueblos á estimarnos. Se presentaron en la
asamhlea algunos estrangeros entusiastas, cada uno
con el traje de su nacion. Su orador Anachársis
Clootz 2 , natural de Prusia, homhre de imagiu<l-




REVOU'CIOX FRANCESA.


cion acalorada, pidiú en nombre del género Illl-
mano hacer parte de la confcderacion.


Estas escenas que parecen ridículas á los que no
las han visto, conmueven profundamente á los
rIue las presencian. Accedió la asamhlea á la so-
licitud, y en su conteslacioll [. los estrangeros les
dijo el presidente, que serian admitidos para f[Ue
pudieran referir á sus compatl'icios lo que hahian
visto y darles á conocel' los gozes y heneficios de
la libertad.


A esta escena siS'uió otra (Iue conmoviú toda-
vía mas. Existia una eslútna de Luis XIV repre-
sentado á cahallo hollando las imúg'enes de varias
provincias vencillas. «No se puede toleral', escla-
(, mú uno de los Lameths, que existan monumentos
« de esclavitud en estos días de libertad, yno hay
« razon para que los hahitantes del Franco Conda-
« do, cuando vienen á Paris, vean encadenada de
« este modo su propia imágen. !) Combatió lUaul'y
aquella propuesta poco importante y que no era
mas que una simple concesion al entusiasmo pú-
hlieo. En aquel mismo instanle propuso un dipu-
tado la a1>olicion de los titulos de conde, marqucs,
baron etc., la proscripcion de las libreas, y en
fin]a destmcclon de todo título hereditario. Sos-
tuvo la proposicion el jóvcn lUontmorency 3, pero
preguntó otro noble ¡, qué es lo que se podria sns-
lÍtnir ú estas p:tla),l'a, : Fub/!) Ita obtenido el lit lIlo de ro][-




ASAllllLE.\ CO,,"STIlTYE,,"TH. (17HOi. 2.3-
de por {¡aóer ~ervido al estado'! « Se dil'ft únicamente,
contestó Lafityette, que tal dia {ulano salvó al estado. lY
El decreto quedó adoptado, no obstante la estraor-
clinaria Íl'ritaeion de la nobleza, que se resentia mu-
cho mas de la supresion de sus títulos que de las
pérdidas mas esenciales que habia sufrido desde
el principio de la revoluciono La parte mas mo-
derada de la asamblea hubiera lluerido que', al su-
primir los títulos, se- dejase á cuantos quisiesen la
facultad de ('Onservarlos. Lafayette procuró dal' avi-
so á la corte antes que se sancionase el decreto, y
aconsejó que se devolviese á la asamhlea quien
('onscJJtiria en enmendarle; pero el rey se dió pri-
5a á sancionarle, lo cual dió motivo á sospechar
(lue (iueria nevar las cosas {t lo peor.


El objeto de la confederacion era el juramento
cívico. Se preguntó si los fedemdos y la asamblea
jlll'arian en manos del rey, () si , cOHsiderando al
rey como primer magistrado público, juraria co-
mo todos los tIemas sobre el altar de la patria. Fué
preferido este último medio, con el cual la asam-
hlea acahó de poner en armonía la eti(lueta con las
leyes, y dió al monarca en la ceremonia que se
prcparaba el mismo lugar que ocupaba en la eons-
lit lIcioll. La corte ú quien inspil'aba Lafitye tIe pel'-
pétuos recelos, estaba un poco inquiela eon la YOZ
(lllC corria de que se le ¡ha ~ nomhral' comandan-
te de tOllaS las guardias nacionales dcll'cino. Para




26 II.EVOLUCIO~ FRANCESA.
quien no conociese á Lafayette era natural esta des-
confianza, que sus enemigos de todos colores pro-
curaban aumentar, y en efecto no parecía creible
que dejase de abusar de su popularidad un hom-
bre que la disfrutaba en tan alto grado, y que ade-
mas era gefe de una fuel'za tan considerable. Sin
emhargo no era tal su intencion, sino que se con-
tentaba con ser ciudadano, y sea por virtud ó por
ambicion hien entendida, el mérito es el mismo,
porque siendo indispensahle que el orgullo huma-
no se proponga algun ohjeto, podrá llamarse vir-
tud el elegir uno hueno. Para prevenir los recelos
de la corte, propuso Lafayette que un mismo in-
dividuo no pudiese mandar mas que la guardia
nacional de un departamento: se votó el decreto
por aclamacion y se aplaudió el desínteres del ge-
neral. Sin embargo se le comisionó para todos los
preparativos de la fiesta y se ~le nombró gefe de la
confederacion, en su calidad de comandante de la
guardia nacional de Paris.


Se acercaba el dia y se hacian los preparativos
con la mayor actividad, dehiendo celebrarse la
funcion en el campo de I\larte, que es una inmen-
sa llanura que se estiende ent¡'e la escuela mili-
tar y el Sena. Se habia proyectado acarrear la tier-
ra del medio y ponerla á los costados para formar
un anfiteatro en que pudiese caher la multitud de
espectadores. Doce milohreros trabajahan sin ce-




ASA"] DI.E.\ to:'i'STlTl'YE"'TE. (17901. 27
sal' y sin cmhargo sc temia que los trabajos no
quedasen concluidos para el dia 14; por lo cual se
empeiiaron los habitantes en ayudar personalmen-
te" á los trabajadores, de cuyas resultas toda la po-
blacion -quedó trasformada en brazeros en un ins-
tante. Religiosos, militares, personas de todas cla-
ses echan mano á las palas y á los azadones: hasta
las damas mas elegantes quisieron contribuir á los
trabajos. Cundió el entusiasmo con rapidéz y lle-
gaba la gcnte en comparsa con banderas de varios
colores, y al toque de tambor; pero apenas lle-
13aban, todos se mezclaban y ponian á trahajar
en comun ; á la noche cada uno se reunia con los
suyos y todos volvian á sus hogares. Duró esta
dulce fraternidad hasta la conclusion de los traha-
jos, y mientras tanto iban llegando continuamente
los confederados á quienes se recibia con la mas
cariñosa hospitalidad. Era general la efusion y sin-
cera la ale131'ía, á pesar de las inquietudes que se
esforzaha por esparcir un corto número de hom-
hres que mirahan con indiferencia talcs emocio-
nes. Se decia que se aprovecharian los bandidos
del momento en que el pueblo estuviese en la fe-
deracion para saquear la ciudad. Se atribuian al
duque de Orleans, recien llegado de Lóndres, pro-
yectos siniestros; pero no por eso se alteró en lo
mas mínimo la alegría nacional, ni se dió crédito
á ninguna de aquellas malignas profecías.




28 ltE"OLrcIOX l'RA~CES.\.
Amaneció en {in el 1'~ (le julio, y todos los con-


fe(lerados diputados por las provincias y por el
ejército, puestos en órden bajo sus banderas y ge-
fes respectivos, se pusieron en marcha desde la
plaza de la Bastilla dirigiéndose á las TullerÍas. Al
pasar por la calle de la .Ferronnerie donde fué ase-
sinado Enrique IV, los diputados dcllJearne le tri-
butaron un homenage que en aquel instanle de
emocion se manifestó con lágrimas, y cn el jardín
de las Tullerías, la municipalidad y la asamblea se
incorporaron con los confederados. I)recedia á la
asamhlea un },atallon de jóvenes armados como
sus padres, y le seguía un grupo (le ancianos, re-
cOl'dando de este modo la antigua memoria de Es-
parta. Avanzaba la proeesion en medio (le los gri-
tos y aplausos del puehlo, estando los muelles del
río y las casas adyacentes llenos de espectadores.
Se había echado de un lado al otro del Sena y en
poquísimos dias, un }mente que por un camino
cubierto de flores desembocaba al frente del cam-
po de la federaeion, en el que estaba preparado
un magnífico anfiteatro para las autoridades na-
cionales. En un instante se llenó todo el espacio y
cada cuerpo ocupó el lugar que le correspondía.
El rey y el presidente de la asamblea se sentaron
al lado uno de otro en asientos iguales bordados
de flores de lis de 01'0. En un baleo n detras del rey
estaha la reina y la corte, y á poca distanóa <1('1




ASA~IIlUU CONSTITUYENTE. (1190). 29
monarca, por los dos lados, los ministros y los
diputados. Cuatrocientoíl mil espectadores asistian
ú la fiesta cn los alltitcatt'os laterales. Sesenla mil
confederados armados ejeculaban sus eyoluciones
en el campo intermedio, y en el centro, sohre ulla
hasa de ,eiulc y cinco pies, se le"anlaba el mag-
Hilico allal' de Ja paLria. Trcscicnlo.5 saecrdotes re-
ycstidos de albas blancas con üljas tricolores esta-
han en el altal' para asistir y aYUllar á misa.


Duró tres horas la marcha de los confederados
(JlW ihan lIcgan<lo, y durante todo este tiempo es-
taha el ciclo obscurecido por nuhes somhrías y lIo_
,ia :l torrenles. Esle ciclo cuyo esplendor aumeula
con tanla armonía la alegria de los hombres, les
llegaba en aquel momento la serenidad y la luz.
Uno de los hatallones (IHe acababa de llegar de-
puso sus armas y se le ocu1'l'ió formar una danza.
Los demas le imitaron inmediatamente, y en un
instante el campo intermedio se llenó de sesenta
mil hombres, tanto soldados como ciudadanos
que desafiaban con su alegría á la lempestad. Em-
pieza por fin la ceremonia, y por una feliz casua-
lidad se despeja el cielo é ilumina magestuosamen-
te aquella solemne escena.


Principió la misa que fué celebrada por el obis-
po de Autun, y al mismo tiempo que los coros
acompaftaban la voz del Pontífice se escuchaba el
ruido solemne del caiion. Concluido el santo sacri-




30 REYOU;CION FRANCESA.
licio, bajó Lara yelte de su cahallo, ~ subió las gradas
del trono y vino ú recihir las órdenes del rey que
le entrego la fórmula del juramento. Llevóla La-
fayette al altar, y en el mismo momento tremola-
ron todas las handeras y brillaron todas las espa-
das. El general, el ejército, el prcsidente , los di-
putados gritaban ú una voz. Juro! :E1 I'CY en pié
con la mano tendida hácia el altar dijo: yo rey de
los (ranceses, juro emplear el poder qlte me ha delegado
.el acta constitucional del estado ~ en mantener la conslt-
tllcion decretada por la asamblea nacional y aceptada por
mí. En este momento la reina arrebatada por el
movimiento general, coge en sus brazos al augus-
to infante heredero del trono, y desde lo alto del
halcon en que estaba colocada, le presenta á la
nacion reunida. Al ver aquella demostracion unos
gritos estraordinarios de júbilo, amor y entu-
siasmo se dirigen hácia la madre y el hijo indi-
cando que eran suyos todos los corazones. En este
mismo instante la Francia entera reunida en las
ochenta y tres capitales de los departamentos, ha-
cia el mismo juramento de amar al rey que los
amase á ellos. En tales momentos el mismo ódio
se enternece, cede el orgullo, todos son dichosos
con la comun felicidad y participan con gloria de
la dignidad de todos. ¿ Por qué se han de olvidar
tan pronto los placeres tan deliciosos de la con-
cordia?




· ,






~SAMBLEA CONSTITUYENTE. (1790,). 31
Concluida la augusta ceremonia volvió á for-


marse la procesion y el pueblo se entregó á to-
das las inspiraciones del júbilo, Duraron lus re-
gocijos muchos dias y despues hubo revista gene-
ral de los confederados, en que sesenta mil hom-
hres sobre las armas presentaban un cuadl'O
magnífico, militar y nacional á un tiem}lQ. Por
la noche ofrecía Paris un espeotáculo delicioso,
siendo los puntos principales de reunion los cam-
pos Eliseos y la Bastilla. Se leía á la entrada del
recinto donde halJio. existido aquella famosa for-
taleza trocada en plaza pública: aqui se baila, su-
pliendo los fuegos de artificio repartidos en guir-
naldas el esplendor del dia. Se habia prohibido á
la opulencia turbar aquella fiesta pacífica con el
movimiento de los coches, sino que todos debian
hacerse pueblo y encontrar su felicidad en serlo.
Presentaban los campos Eliseos una escena admi-
rable~ pues se cil'culaha por todas partes sin rui-
do, sin tumulto, sin rivalidad y sin ódio. Confun-
didas todas las clases paseaban al dulce reflejo de
las luces y se mostraban alegres de verse reuni-
das, por manera que en el mismo centro de la an-
tigua civilizacion parecian renacer los tiempos de
la fraternidad primitiva. Los confederados, despues
(le haber asistido á las discusiones imponentes <.le
la asamblea nacional, á las pompas de la corte,
á las magnificencias de París, despues de habel'


n. 1




32 RKVOLUCION FnANCES.\.
sido testigos de la bondad del rey, á quien visi-
taron todos y que les correspondió con espresivas
y hondadosas atenciones, volvieron á sus hogares
enagenados, llenos de huenos sentimientos y SQ-
bre todo de ilusiones. Despues de tantas escenas
crueles y teniendo que refel'ir otras mas terribles
todavía, el historiador se detiene con gusto en es-
tas horas fugitivas en que todos los corazones es-
perimentaban un solo sentimiento, que es el amor
del bien público. *


Esta fiesta tan interesante de la federacion pro-
dujo solamente una emocion momentánea. Al dia
siguiente los corazones querian todavía lo que ha-
bian querido la víspera, volvia á empezar la gUCl'-


. ..... 1'a con nuevas y mezqUInas recrlmmaClOnes con-
tra el ministerio; una de las quejas era que se ha-
bia concellido el paso á las tropas austriacas que
se dirigian al pais de Lieja ; se acusó á Saint Priest
de haber favorecido la evasion de varios encausados
por sospechas de maquinaciones contra-revolu-
cionarias. La corte por su lado, hahia vuelto á sus-
citar el proceso empezado en la audiencia del ella-
telet contra los titulores del 5 Y 6 de octubre, en
que se hallaron implicados el duque de Orleans y
MiJ'abeau. Esta causa singular abandonada y vuelta
á sepúr varias veces , adolecia ele los influjos divcr-


• y ("ase la nora 1 al fin dd torno,




ASAMBLEA CONSTITUYENTE. (1790). 33
sos que habían promovido su ínstruccion : estaha
llena de contradicciones y no ofreeia ningun cargo
suficiente contra los dos principales acusados. La
corte,aunque procuraha conciliarse á Mirabeau, no
tenía con él ningun plan consecuente, sino que
unas veces procuraba atraerle, otras se alejaba de
él y mas J)ícn parecía querer apaciguarle que sc-
guit· sus consejos. Al renovar el proceso del 5 y 6
de octubre, su intento no era perseguir á Mirabeau
sino al duquc dc OrIcans, quc había sido muy
aplaudido á su regreso de Lóndres, y á quien se
habia repelido con durcza cuando solicitó una re-
conciliacion y volver á la gracia del rey. Debia
Chabrout IJ leer un informe á la a<;amblea para
que decidiese si había ó no lugar á la acusacÍon,
y deseaha la corte que Miraheau no tomase la pa-
labra sino que ahandonase al duque de OrIeans,
único ohjcto de su ódio; mas ?in emhargo la to-
mó y probó cuan ridículas eran las imputaciones
que se le hacian. En efecto se le acusaba de ha-
her avisado á l\Iounier que París marchaba sohre
Versalles y de haher añadido las siguienLes pala-
bras : « Queremos un rey, ¿ pero qué importa que
c( sea Luis XVI ó Luis XVII?)) De haber recorri-
do las filas del regimiento de Flandes con el sahle
en la mano y haber esclamado en el momento
del viage del duque de Orleans á Inglaterra. « Este
« G. C ..... no merece la pena que UllO se Loma




34 l\EVOLUCION FRANCESA
«" por él. » No habia cosa mas fútil que semejan-
tes acriminaciones, cuya debilidad y ridiculez de-
mostró Mirabeau hablando muy poco acerca del
duque de Orleans, y dijo al concluir. «Si seño-
( res, ya se ha descubierto en fin el secreto de
« esa causa infernal, ahi está todo entero (señalan-
« do alIado derecho), está en el Ínteres de ague-
e' llos, cuyos falsos testimonios y calumnias han
.. urdido la trama, está en los recursos que ha
« suministrado á los enemigos de la revolucion ,
«" está .... está en el corazon de los jueces ,tal
«cual le esculpirá luego la historia, con la mas
« justa y la mas implacable venganza. »


Mil aplausos cubrieron el oportuno apóstrofe
de Mirabeau y no cesaron hasta que llegó á su
asiento. Los dos acusados fueron absueltos por la
asamblea y quedó avergonzada la corte con aque-
lla inútil intentona.


Era forzoso que se verificase la revolucion en
todas partes, asi en el ejército como en el pueblo.
El ejército que es el último apoyo de la autoridad,
era tambien el último motivo de recelo que tenia
cl partido popular. Eran todos los gefes militares
enemigos de la revolucion, porque como poseian
esclusivamente los gl'ados y las mercedes, veian
con sentimiento que se admitiese como partícipe
al mérito. Por contrario motivo se inclinaban los
soldados al nuevo órden de cosas y no hay duda




ASAMBLEA CONSTITUYENTE. (1790). 35
de que el odio á la disciplina y el deseo de ma·
yor paga obraban tan poderosamente sobre ellos
como el espíritu de libertad. Se manifestaba en
casi todo el ejército una peligrosa insubordina-
cion , sobre todo en la infanteria, tal vez porque
se mezclaba mas con el pueblo y porque tiene
menos orgullo militar que la caballería. Bouillé
(lue veía con sentimiento escapársele su ejército,
empleaba todos los medios posibles para contener
el contagio del espíritu revolucionario. Habia re-
cibido de Latour Dupill 5 , ministro de la guerra,
las mas amplias facultades, en cuya virtud muda·
ba incesantemente sus tropas de cuartel, para es-
torbar que se familiarizasen con el pueblo, con
una larga permanencia en los mismos puntos. Les
prohibia sobre todo asistir á los clubs y no per-
donaba ningun medio para mantener la subordi-
nacion militar. Despues de una larga resistencia
juró Bonillé por fin la constitucion, y como era
muy honrado, parece que desde entonces se re-
solvió á guardar fidelidad al rey y á la ley funda-
mental del estado. Su repugnancia con respecto
á Lafayette, cuyo desinteres no podía desconocer,
habia desaparecido y manifestaba mas disposicio-
nes qne antes á entenderse con él. Las guardias
nacionales de la vasta comarca donde mandaba
hahian querido elegirle por su general, y aunque
se habia negado al principio, ya se arrepentia de




36 REVOLUClOX HlAXCES.-\.
ello, considerando cuánto hien huhiera podído
hacer; mas no obstante se mantenia en el apre-
cío popular á pesar de las denuncias de los cluhs.


Estalló la primera rebelion en lHetz donde los
soldados aprisionaron á sus oficiales, se apodera-
ron de las banderas y de las cajas é intentaron
ademas hacer contribuir al ayuntamiento. Des-
pues de haber corrido grandes peligros, logró
Bouillé reprimir la sedicion; pero poco despues
se manifestó en Nancy igual revuelta en que toma-
ron parte los regimientos suizos, y hubo motivos
para temer que aquel ejemplo fuese imitado, y
que dentro de poco todo el reino se baIlase en-
tregado á los escesos reunidos de la soldadesca y
del populacho. La misma asamblea tembló y man-
dó marchar á un oficial con un decreto espedido
contra los rebeldes, el cual no pudo bacer que se
ejecutase y se dió órden á Bouillé de marchar so-
bre Nancy para que la ley quedase obedecida.
Pocos soldados tenia con que contar, pero feliz-
mente las tropas que recientemente se habian
puesto en insurreccion en Metz, humilladas de
que no se fiúra de ellas, ofi'ecieron ir contra los
reheldes. La misma oferta hicieron las guardias
nacionales, con cuyo auxilio, alladú\o á su caba-
lleria que era hastante numerosa, pudo dirigirse
sobre Nancy. Su situacion -era peligrosa, porque
no podia maniobrar su cahallería, ni tenia




ASA.UBLEA CO~STITVYENTE. (1790). 37
suficiente infimteria para atacar á los rebeldes sos-
tenidos por el populacho. Sin embargo hahló á es-
tos con la mayor firmeza y logró imponerles, en
términos que iban saliendo del pueblo con aTre-
glo á sus ót'denes ,cuando se dispararon algunos
tiros, no se sabe por qué lado, y desde entonces no
se pudo eviuu' el combate. Las tropas de Bouillé
creyendo que estaban vendidas, combatieron con
el may<H' ardot" mas aunque la accion fué muy
reilida no pudieron penetrar sino paso á paso ell
medio de un fuego vivisimo. DuellO por fin de las
plazas principales, logró Bouillé que se sometie-
sen los regimientos y los hizo salir de la ciudad.
Libertó á los oficiales y á las autoridades encarce-
ladas y mandó arrestar á los principales reos que
puso á disposicion de la asamblea nacional. Es-
ta victoria causó una alegria general, calmando
los temores que se habian concebido por la tran-
quilidad del reino.


Recihió Bouillé felicitaciones y ~log·ios del rey
y de la asamblea; pero despues se le calumnió y
su conducta fue tachada de cfuel, aunque cierta-
mente fuese digna de aprohacion y aplauso como
se la juzgó entonces. El rey aumentó el territorio
de su mando qne ya era inmenso, como que se es-
tendia desde la Suiza hasta el Sambra ~ compren-
diendo en sus límites la mayot' parte de la froll-
tera. Contando mucho mas con la caballeria (Iue




38 I\EYOtUO'lON FIlA.NCKU.
con la infanteria eligió Bouillé por acantonamÍen ..
tos las O'l'illas de\ Seille que desemboca en el Mo"
sella. Alli tenia llanuras donde pudiese maniobrar
su caballeria, forrages para mantenerla , plazas
bastante fuertes para atrincherarse y sohre todo
poca pohlacion que temer. Estaba decidido Bouillé
á no emprender nada contra la constitucion, pe-
1'0 desconfiaha de los patriotas y tomaha precau-
('iones para socorrer al rey, si llegaba á necesitarlo.


La asamblea habia snprimido los parlamentos,
instituido el jurado, destruido las ordenanzas
gremiales, é iba á decretar una nueva :emision
de asignados. Ofl'ecian Jos bienes del clero un ca-
pital inmenso, y como por medio de aquel papel
se podia disponer siempre de ellos, era natural
que usase con profusion. Se renovaron con mas
"iolencia las objeciones hechas ya anteriormente,
y el mismo obispo de Autun se pronunció contra
aquella nueva emision, pronosticando con mucho-
acierto todos los resultados anti-económicos de
aquella medida .• Pero IUiraheau, considerando
ante todas cosas los resultados políticos, insistió
obstinadamente y se salió con la suya.


Decretóse pues la emision de 80 míllones de
asignados y se decidió que no ganarian intereses,
porr[ue era iniusto conceder interes á una Yec-


.. Véase la nota 2 al fin del tomo.




ASA!llBLEk CO~STlTUYENTE. (1790). 39'
dadel'a moneda. Que se haga asi con un título quc'
no puede circular y está ocioso en manos~ de quien
lo posea, muy santo y muy bueno; pero esten-
derlo á un papel que ya tenia curso forzoso,
era un error, en que la asamblea no debia in-
currir por seg'unda vez. Se opuso Necker á aquella
llUeva emision, en una memoria que dirigió á la
asamblea, la cual no hizo ningun caso de ella,
porque habian variado los tiempos para N ecker.
Ya no era aquel ministl'O de quien el pueblo es-
peraba exclusivamente un año antes su felicidad.
Privado de la confianza del rey, reñido con sus
cólegas, esc~pto con Montmorin, la asamblea le
consideraba poco y no le tributaba las atencio'-
nes que hubiera podido esperar de ella. Consistía
el error de Necker en creer que la razool bastaba
para todo, y que con tal que esta se espusiese con
convencimiento y lógica, necesariamente ha-
bia de triunfar de la obstinacion de los aristócra-
tas y de la irritacion de los patriotas. No le fal-
taban á Necker ni razon ni razones, si bien mez-
cladas con alguna altaneria, para juzgar los estra-
vÍos de las pasiones; pero le faltaba aquella otra
razon menos orgullosa, aunque mas elevada', que
no se limita á desaprobarlas, sino que aspil'a á
dirigirlas. Asi es que colocado en un teatro de gen-
te apasionada, solo fue un estorbo para todos y
á nadie sirvió de freno. Aislado y sin amigos des-




40 REVOI,UCIO:'I' FRA:'I'CES.\.
de que se ausentai'on lUounier y Lally, únicamcn-
te habia conservado al inútillUalouet. La asamhlea
estalla ya fastidiada de él por sus perpétuas re-
convenciones sohre el descuido de la hacienda, y
ademas no dejaba de ridiculizarse de cuando en
cuando pOI' el modo con que hablaba de sí mis-
mo. Presentó su dimision el dia U de setiem-
hre y fué admitida con mucho gusto pOl' todos
los partidos, siendo dc observar ({ue el carruage


. en que se puso en camino fué detenido á la salida
del reino por aquel mismo pueblo que poco an-
tes le habia llevado en triunfo, y fué necesal'io na-
da menos que una ónlen de la asamhlea para (Iue
le dejasen en lihertad de pasar á Suiza. Por fortu-
na no tardó en conseguirla y se retiró á Copet para
contemplar allí desde lejos una revolucion, que
le era mas fácil observar que conducir.


Se hallaba el ministerio reducido á la nulidad
como el mismo rey, ó cuando mas, se ocupaba
en intrigas inútiles ó criminales; Saínt Priest esta-
b~ en relacion con los emigrados; Latour Dupin
condescendía con todo lo que exigían de él los ge-
fes milital'es ; 1\Iontmorin gozaba de la estimacion
de la corte, pero no de su confianza, y se le cm-
pIcaba en intrigas con los corifcos populares, con
quienes estaba en contacto por su moderacion.
Fueron denunciados todos los míuistros bajo pre-
tcsto de nucyas conspil'acionc:-;, « Y YO tamhicn,




AS.\.lIllUU. COXSTITUYWHE (1790). 41
q esdamó Cazales , los den uncial'ia si permi liera la
« fl'encrosidad perseguir á unos hombres tan dé-
« hiles. Por ejemplo acusaria al ministro de ha-
( cienda por no haber ilustrado á la asamblea
«sobre los verdaderos recursos del estado, y por no
(( haber saLido dirigir una revolucion provoca-
« da por él mismo; acusaría al de g'uerra por ha-
« her dejado desorganizar el ejército; al del inte-
« rior pOI' no haher hecho respetar las órdenes del
« rey, y á todos en fin por su nulidad y por los
« consejos tan tímidos que dan á su amo. » Lainac-
cion es un delito á los ojos de los partidos que (luie-
ren lograr el fin fple se proponen; por este moti-
vo elIado derecho condenaba á los ministros, no
por lo que habian hecho, sino pOl' lo que habían
dejado de hacer. Sin embargo Cazales y los su-
yos, al paso que condenahan á los ministros, se
oponian á que se pidiese su remocion al rey, por-
que miraban semejante demanda como un ataque
á la prerrogativa real. No se pidió su destitucion ,
pero renunciaron sucesivamente, eseepto Mont-
morin que se quedó solo. Duport du Tertre 6, fIHe
era un mero abogado, fué nombrado guarda sellos;
Dupol'tail 7 , que habia sido presentado al rey por
I,afayette, reemplazó á Latour Dupin en el mi-
nisterio de la guerra, donde manifestó mejores
disposiciones que su antecesor á filvor del partidu
popular. Una de sus resoluciones rué pl'jval' á Boui-




42 IlEVOLUCION FRANCESA.
lIé de la libertad de que estaha usando en toda la
cstension de su mando, y particularmente de la
facilidad de situar las tropas donde tenia por con-
veniente, facultad de que ya dijimos usaba Bow-
llé para impedir que los soldados fraternizasen con
el pueblo.


Habia hecho Luis XVI un estudio- particular de
la historia de la revolucion inglesa. I,a suerte de
Carlos I le habia llamado siempre la atencion, y
no podia echar de si algunos siniestros presenti-
mientos. Habia notado sobre todo el motivo de la
sentencia de Carlos 1 que fué la guerra civil, y
esta circunstancia contribuyó á inspirarle un in-
vencible horror contra toda medida que pudiese
causar derramamiento de sangre. Por eso se ha-
bia opuesto constantemente á todos los proyectos
de fuga que se le propusieron por la reina y por
la corte.


Durante el verano de t 790 que pasó en Saint
Cloud, hubiera podido escaparse, pero jamas
quiso, ni aunoir hablar de semejante proyec-
to. Los amigos de la constitucion tenian tanto
miedo como él de semejante recurso, porque re-
celaban que de él pudiera seguirse la guerra ci-
vil. Solos los aristócratas le deseaban, porque una
vez alejado de la asamblea, se hacian dueños de
su persona y se prometian no solo gobel'llar en
su nombre, sino volver con él á la cabeza de los




ASA1IDI.EA CONSTITUYENTE (1190). 43
estrangeros; como que ignoraban todavia enton-
ces, que el que tiene la desgracia de valerse de
su auxilio, nunca vuelve á su cabeza sino en pos
de ellos. A los aristócratas se unian tal vez algu-
nos hombres de imaginacion prematura, que so-
ñaban ya en una república, en que nadie pensa-
ha todavía, y cuyo nombre jamas se habia pl'O-
nuncÍado, como no fuese por la reina en sus arre-
batos contra Lafayettey contra la asamblea, aquie-
nes acusaba de que la deseahan ardientemente.
Lafayette como :'gefe- del ejército constitucional y
de todos los amigos sinceros de la libertad, vigi-
laba constantemente sobre la persona del monar-
ca, porque aquellas dos ideas, auseneia del rey,
y guerra eivil, se habian asociado con tanta fuer-
za en los ánimos desde el principio de la revolu-
cíon, que se miraba la fuga del monarca, como
la mayor desgracia que podia suceder. Entre tan-
to la espulsion de un ministro, que aunque uo
gozaba de la confianza de Luis XVI era eleccion
suya, le indispuso contra la asamblea, porque re-
celaba que á ella se seguiría la total destruccion del
poder ejecutivo. Los nuevos debates religiosos á
que dió origen la mala fé del clero * con motivo


* En el clero f.'ances no hubo ciertamente mala fe en
aquella época, aunque tal vez pudiese haber error en no aco-
modarse á laG principales reformas qne elOgia imperiosamen-




4í RE\"OLUCION FIUNCESA.
de la constitucioll civil, alarmaron su conciencia
delicada y desde luego pensó en ausental'se. A fi.-
nes de 1790 escl'ibió so}we ello á Bouillé , que al
principio se resistió y cedió despues por no hacer-
se sospechoso al desgraciallo monarca. Mirabeau
por su parle hal)ia formado un plan para soste-
Jler la causa de la monarquía, pero {t pesar de es-
tar conlinuamente en relacion con lUontmoriu,
no habia emprendido nada sério hasta entonces,
á causa de (Iue la corte titubeando entre los estran-
geros, la emigracion y el partido nacional, á nada
se decidia francamente y nada temia tanto como
someterse á un gefe tan sincel'amente constitu-
cional como Mil'abeau. Sin embargo, por aquella
época ya se puso de acuerdo con él enteramente,
prometiéndole montes y mat'avillas si salia bien
la empresa, y se pusieron á su disposicion todos
los recursos posibles. Talon s , que era fiscal civil
en el Chatelet, y Laporte 9 , recientemente nom-
brado por el rey para administrar su real patri-
monio, recibieron órc1en de verle y de prestarse
á la ejeeucion de sus planes. Desaprobaha l\fit'a-
beau la nueva constitucion por ser en su dictúmen


te la opinion general. Tan distante estuvo de ohrar de mala
fé , que des pues de defender parlamentariamente los que
creia derechos suyos, llevó su resistencia hasta el martirio.
No ohra de mala fé d que sella sus opiniones,)101' erradas
qne sean, con su sangre. (N. df'l 1'.)




ASAlmLEA CO:XSITfUYE:XTE (1780). l:J
(lemasiado democrática para una monarquía, y
para una república habia un rey de sohra. Vien-
do sobre todo que iha creciendo siempre el desen-
cadenamiento popular, resolvió contenerlo; mas
nada podia intcntarse en Paris bajo el impcrio de la
multitud y de una asamblea que era todo pode-
rosa. Xo encontró mas recurso que el de alejar al
rey de Paris y collducirle ú Lyon, donde hubiera
podido esplicarse y manifestar con energía los mo-
tivos que le hacían desaprobar la nueva constitu-
cion, y ha}nü promulgado otm que estaba ya
preparada convocando al mismo tiempo la nueva
legislatura. Es de advertir que en sus conferencias
pOI' escrilo con los diputados mas populares, ha-
bia sabido arrancal'les á todos la desaprobacíon de
un articulo de la constitucion actual, y con la
reunÍon de aquellos diversos púeceres la consti-
tucÍon entera se encontraba reprobada por sus
mismos autores. Su intento em insertarlos en el
manifiesto del rey para asegurar su efecto, y hacer
resaltar con mas fuerza la necesidad de una nue-
va constitucion. No se tiene noticia de los medios
con que contaba para la ejecucion, solo se sabe
que por la policía de Talon hahia sabido ganar á
un cierto número de folletistas y oradores de clubs
y de corrillo, y fIue por medio de su inmensa cor-
respondencia debia contar con 36 departamentos
del medio elia. Sin duda que tambien pensaha en




46 llEVOLUCION FRANCESA..
apoyarse en Bouillé, pero no quería ponerse á b
disposicion de aquel general, sino que mientras
BouiUé tuviese su campamento en Montmedy que-
ria -que el rey se mantuviese en Lyon, y él, se-
gun las circumtancias, pasar á Lyon ó permane-
cer en Paris. Un príncipe estrangero amigo de Mi-
rabeau, tuvo una entrevista con Bouillé de parte
del rey y le dió cuenta de aquel proyecto:, pero sin
que lo supiese Mirabeau, el cual no soñaba si
quiera en Montmedy, hacia donde se encaminó
el rey mas adelante * Admirado Bouillé de la as-
tucia de &Iirabeau , contestó que nada debía omi-
tirse para tener seguro á un homhre semejante, y
que en cuanto á él, estaba pronto á auxiliarle con
cuanto estuviese en su mano


Lafayette no sabia una palahra de tal proyecto,
y auque sinceramente adicto á la persona del rey,
1'10 tenia la misma confianza que la corte, y por
otra parte escÍtaha la envidia de Mirabeau que no
quería tenerle por compailero. Ademas de eso,
Lafayette pasaba por no gustar de lotro camino
que el recto en todos los negocios, y este plan era
demasiado atrevido y sobre todo muy opuesto al
órden legal para que pudiera convenirle. Sea de


,. Bouillé parece iuclinarse en sus memorias á que se le
hicieron esta comunicaciones de partc dcl rey y de Mil'a-
heau, pero es 1ma eqnivocacion. Mirabeau ignoraba esta
noble maniobra y 110 pensaba en poncrse en manos de Bo.\\illé.




lSAlUBLU CONSTITUYENTE. (t 790). ~ '1
esto lo que se quiera, ~IÍt'al)cau se propuso ser el
único ejecutor de su plan, y en efecto le 'condujo
solo, dmante el invierno de J 790 á 1791. No se
puede asegurar si hubiera tenido buen éxito, pe-
ro es indudable que ya que no hiciese retroceder
el torrente revolucionario, l1Ubi~ra á lo menos
influido mucho en su direccion, y sin variar el
resultado inevitable de una revolueion como la
nuestra, huJ,iel'a modificado los aconteeÍmientos
por su poderosa oposicioll. Puede preguntarse
tambien si , aun cuando hubiese logrado sujetar al
partido popular, habría podido hacerse dueño de
la aristocracia y de la corte. A un amigo suyo que
le hacia esta última pregunta le respondió. (( Me han
ofrecido todo cuanto puedo exijir. YJ ¿ Y si no os
cumplen la palabra '? ( Si no me la cumplen, les
planto una república. ))


Decretados ya los artículos principales de la
constitucion civil del clero, que eran la nueva
circunscripcion de los ohispados y la eleccion de
todos los funcionarios ec~esiásticos, el rey habia
consultado al papa, quien despues de haherle
contestado en un tono medio severo'y medio pa-
ternal , apelaba en resúmen él mismo al clero
fi'ances. Aprovechó este la ocasion y preten<lió que
las medidas dc la asamhlea compromctían la
jurisdicion espiritual. Al mismo tiempo esparció
cartas pastorales, declarando {pie los obispos 110


u.




48 RH01UCTON FRANCES.\.
se relirarian de sus sillas sino por fherza ; qul' a 1-
quilarian casas en que continuarían sus fUllcim1('s
episcopales y que los fi.eles que se preciahan df~
tales no deberian dil'igit'se sino á ellos. El clero
intrigaha particularmente en el Yendee y en cier-
tos departamentos del medio di.l, donde se COI1-
certaha con los emigrados. Se haJ)ia formado f'1l
Jalés , en los primeros dias de setiembre, un cam-
pamento federativo en el cual, hajo pretesto apa-
rente de las confederaciones, querian los supues-
tos federados establecer un centro de oposicion á
las medidas de la asamblea. ]~stas maniohras ini-
ial'Oll al paltitlo popular,que conociendo su pro-
pia fuerza y cansado ya de moderacion, resolvió
emplear un medio decisivo. Hemos visto ya los
motivos que habían influido en la adopcioJl de la
conslitucion civil, cuyos autores eran los cristia-
nos mas sinceros de la asamhlea, pero inilados
C,)11 tan injusta resistencia, resolvieron yencerla.


Sahido es que un decreto ohligaba á todos los
funcionarios públicos á jurar la nueya constitu~
CiOll. Cuando se trató de este juramento cívico,
el clero quiso siempre distinguir la cOllstitucion
eclesi:'sLica de la civil y nadie se habia parado en
ello. Pero en aquellacircullstancia resohiú la asam-
blea exijir [tilos edesiústicos un jummento rigoroso,
que los pusiese en la Jl('ccsidad de n·tirarse si no
lo prestaban, ó en el caso conlrario de cumplir




..


.-\S.UIHI.E . .\ COXSTlTli\'HN1'[ (.7901. Hl
fielmente con sus funciones. Tuyo muy bi~ll cui-
dado de declarar {Iue no era su intento violentar
las conciencias <ile nadie y que ¡,espetaria la de-
terminacioll de los que, considerando la relig'ion
comprometilla pOlo las nuevas leyes, no quisiesen
jurar, pero que era indisp6nsahle conocerlos pal'a
no confiarles los nuevos obispados. Hasta aqui sus
pretensiOOHls eran justas y francas, pero añadia el
decreto, que los que reusasen el juramento que-
darían privados de ejercer sus funciones y de per-
cibir las rentas, quedando ademas "bligados pOI'
el buen ejemplo todos los diputados eclesiásti-
cos, á jurar en el seno mismo de la asamblea ocho
días despues de haber sid"Q sancionad:<o el de-
creto~


El lado derecho se opuso fUeJ.'lemente y l\Iaury
se entregó á su violencia acostumbrada, con el tjJ'l
de que se le interrumpiese y tener motivo para
quejarse; pero Alejandl'O Lameth que presidia, le
mantuvo )a palabra y le privó del pla<:er de ser
apeado de la trihulla. Mirabeau mas elocuente que
nunca, tomó á su cargo la defensa de la. asamhlea,
didend"Q: «¡ Vosotros perseguidores de la religion !
« j Vosotros que la habeis tributado un homenage
« tan noble y tan delicado en el ¡:nas digno de
« vuestros (lecretos! j Vosotros que consagrais á su
« ('tIlto una parte considerahle de las rentas pú~
« hli('!ls~ cUJa econofnía os recomendaban la pru-




;10 RE'OLtlClO~ FRA:\'CKS,l.
« dencia y la justicia! j Vosotros que haheis hcdw
c: intervenir ]a religion en la division del reino y
~ plantado la sellal de la cruz en todos los límites
« de 1 os departamentos! i Vosotros en fin que sa-
« beis que Dios es tan necesario á los hombres co-'-
« mo la libertad! »)


La asamblea decretó el juramento yelreydió in-
mediatamente parte á Roma. El arzobispo de Aix,
que al principio habia combatido contra la consti-
tucion civil, haciéndose cargo de la necesidad de
una pacificacion, se unió alrey y á algunos de sus
cólegas mas moderados para solicitar el consenti-
miento del Papa. Los emigrados de TurÍn· y los
obispos: oponentes de Francia escribieron á Roma
en sentido enteramente opuesto, y el Papa, bajo
varios pretestos, difirió su contestacion. Irritada
con eslas dilaciones la asamblea, insistió por ob-
Lener la sancion del rey, ({uien aunque decidido
á ceder, se valia de las astucias ordinarias de la
llebilidad. Queria dejarse ohligar para (fue se vic-
~e fIue no obraba libremente. En efecto aguardó á
tlue estallase un motin y cntonces se dió prisa á
llar lasancion. Sancionado el decreto, quiso la
asamblea ponerle en ejecucion inmediatamenle y
obligó á sus miembros eclesiásticos á jurar ('n su
seno. Hombres y mugeres que hasta entonces ha-
bian manifestado poco celo por la religion , se pu-
sieron de repente 1m moyimiento parapl'OYocal'




ASAlIBtE.\ CONSTITUYENTE. (179m. 51
una negativa de }xu'te de los eclesiásticos. k Algu-
nos ohispos y enras, prestaron el juramento,
pero el mayor número se resistió con una 1110-
deracion fingida y una adhesion aparente á sus
principios. Mas la asamblea persistió en el nombra-
miento de los nuc\-os obispos y curas párrocos y
fué perfectamente auxiliada por los cuerpos admi-
nistrativos. Los antiguos funcionarios eclesiásticos
tuvieron la lihertad de ejercer su culto á parte, y
los que eran reconocidos por el estado ocuparon
su puesto en las iglesias. Los disidentes alquilaron
en Paris la iglesia de los Teatinos p:lI'a sus ejer-
cicios, con permiso de la asamhlea, y la guardia
nacional les protegió cuanto pudo contra el furor
popular, que no siempre les dejó ejercer con so-
siego su ministerio pal'ticulal'.


Se ha hahlado mal de la asamblea por ha})!'!'
(lado motivo á este cisma y por haber alladido una
nueva causa de divisioll :l las que ya existían. En
cuanto á sus derechos es evidente para todo llOm-
brc imparcial, que la asamblea no se excedia de
ellos ocupándose de las cosas temporales de la igle-
sia. En cuanto á las consideraciones de prudencia
se puede decir que poco se aventuraba despues de
todo lo pasado, porque en efecto la corte, la no-
bleza y el clero habían pCl'clido lo haqanl(' y el


• Y"'ilS4I l~ lIola :1 al fill d,'1 ("1110.




;')2


puehlo adquirido lo sohradú para estahlecer una
enemistad irl'cconóliable entre ellos y para que
la rcvolucioll tuviese el mi,smo éxito que ha tetlÍ-
do, aun sin los efectos del nuevo cisma. Por otra
parle, cuando se iban destruyendo los abusos ¿, ~
dia la asamblea tolerar los de la antigua organi-
zacion eclesiástica? ¿ Podía tolerar que los ociosos
viviesen en la abundancia, mientras que los cu-
ras párrocos, que son los únicos ÍttilC5 , tenian á
penas lo necesario?




.:2


NOTAS )lEI.J Tlt-1DUCTOll
PERTENECIKYfES AL CAPITULO PRUIERO.


I N, ConJe de Uerlzberg" , millisl¡'o de Federico 11
rey de Pl'Usia, merc¡;iú la lilas eOlllpleta eonlianza JI' aquel
gran !>Ohl'I':lUO 'i se la ronlilluú su SLi(~('SOl' Fedel'i¡;() Gni-
ilprHlo, Este f;](~ 1'1 cJlw dil'igiú J ejc¡;\llú la espt'dicioll
del duque de IkullSwi¡;k en Holanda en '178;) y ('1 fJ¡H~
escitó de concierto con la Inglatcl'ra á los Suecos, los
TUI'cos ~' los Polacos contra Catalina Il ; pero cngaltado
con las intrigas de Bisehon'wCI'del' y la política del empe-
!'aLlor Leopoldo , tuvo el disgusto de vel' qne las eonfc-
,'eneías de Reichemhach hahian terminado los negocios
¡le un moJo opUf'slo :í sus miras, ElIlouees diú su dimi-
sion.


El ol'igen de ~1I gran fortuna no rué oteo que Uila oh!'a
de litel'atma <¡lW Il3hia psel'ito 1'11 su jmelltut! , y pOI'
lauto se declal'ú prolPclOl' dü los liWl'atos, ;\!lII'ió ('11 Epl'-
liu PII 17!);) en lIHa (',bd mn" avanzalla,


PAGl~A 25,


2 Ju:m Baulista llr Cloolz , haron pl'usiano, COJ1oci·
{lo rn la rm'oln<'Íoll e'OH el nomh/'e de Anachal'sis , nació
('11 Clpycs pI 24 de junio 17;)5 y llegó á poseer uu caudal
cOllsidel':lhle C¡IH' disipó pOI' ralta dc condnela. Dotado de
talento natlll'al ~. de ulla pasion I:wútira pOI' la Hhp['l;Hl ,
\lnidas Ú las slltilf'Z:lS !IIpt:lf"ísic:\s <[[lf' lallto :1gl':\(lan ú los
alemanes, l)J'od lIjeroll 1'11 SlI cl'lebro lItl ciel'lo U'astol'110
que ~in 1It'¡Uu' il pl'iv:~l'lc cntc'l'amente de razoll , hieieroil
de él el 10\'0 ma:l original del mundo, El'a sobrino d(~


« .~
Q o·,




Co¡'nelio Paw y quiso ser escl'Íto¡' como él. \'h~ó pOI' dí-
l'el'entes ¡'cinos de Europa y frecuentó Illueho en Ingla-
ter'ra la sociedad de Burke , que era entouces del parti-
do de la oposieion en el pal'lamento, Pero no podia satis-
facerle por mucho tiempo la filosofía de aquel andano, y
solo la reyolllcion franc(~sa le abl'Ía una carrera digna de
su cal'ácter. La primel'a escena en que se liió á conocer
fué aquella célebre comparsa, conocida bajo el nomhre
de Embajada del género humano, en que se presentó nues-
tl'O Clootz el dia 19 de junio 1790 en la baITa de la asam-
blea , seguido de una porcion de mozos de cordel, dis-
frazados con t¡'agcs estmngeros, diciéndose diputados de
todas las naciones. El se dió ú sí mismo el título de Ora-
dor del género humano y pidió que le admitiescn en la fe-
deraeiou , lo que le fué conccdido, El 22 de enero "1792
t'scrihió Ú la asamblea una carta que principiaha así: « el
« orador del génCl'o humano á los legisladores del géncro
« humano, salud. )) El 21 oc ahril del mismo año yohió
á arengar en la harra acerca de la declaracion tie guerra
dclrc} de Hnngl>ia y Bohemia, proponiéndola ponerse á
tlieta durante un año y concluyendo con of¡'(,'Cer un do-
nati\o pail'Íótíco de 12 mil fl'uñcos. El 12 de agosto ,,01-
,'ió á felicitada por cl succso de la jomacla dcl 10 y of¡'c-
ció lcyanta¡' una legion prusiana hajo el nomhre de [eg¡on
'Vándala, y en Sil disemso Ilaulaba al rey de Pl'llsia el Sar-
danápalo del Norte, llenando de dieterios á la emperat¡'iz
de Rusia y á la reina de Francia. El 27 vino tambien á
proponer á la asamblea que pusiese á precio la cabeza
del rey (le Prusia, añadiendo que « Carlos IX habia teni-
« do un suceso¡', pero que Luis XVI no le tendria. Voso-
" tros saheis apreciar las cabezas de los filósofos ~ solo os
" falta poner un pl'ecio á las de los tiranos.)¡


Pero en donde mas perdía la chabeta el'a cn materias
religiosas, pues se deelaró enemigo personal de Jesucristo.
En setiembl'e 1 i92 filé nom))l'ado diputado Ú la COllYen-
cion por el departamento del Oisa y votó la muerte de
Luis X VI en nombre del género humano, comprendiendo
!ambiell en su senteneia al infame Federíco GlIífl~rm()"




DEI. TRADljCTOR.
Pero todas cstas pruchas clúsicas de libel'3.lislllO no le
prcsenaron ;del cadalso, sino que habiendo inspil'ado
sospcchas á Hobcspicl'l'c fué condenado á muerte, como
bcLertista , el 24 de marzo 1794, Murió con mucho "a-
101' y cuando caminaba para el suplicio fué predicando á
Hebel't , para impedil'le que cayera, segun le dijo, en
ideas religiosas. Habia publicado una obra bajo el título
de República universal, cn que sienta el principio de que
el pucblo es no solo soL(1l'ano, sillo tambien el único Dios,
~. que solo los tontos lmcden creer en la existencia dcl
Ser supremo,


PAGINA 2í,


5 Este Montmorency es el conde Mateo de. ,. que
adoptó las ideas revolucionarias por persuasion de su
suegro el duque de Luynes. Cuando se opuso al abate
~Iaury en los términos que refiere el texto, se dijo en
Paris que este era el primer lllontmorency qae hubiese ren-
dido las armas. Despues que se concluyó la legislatura de
la asamblea fue nombrado edeean del anciano Luckner y
luego anduvo errante por la Suiza dUl'ante aIgun tiem-
po; pero habiendo Hlelto á presentarse en Paris, le pren-
dieron el 2G de dieieml)('e 1793 y le soltaron al caLo
de un mes ,Desde entonces se CUl'Ó de raiz de todas
aquellas ideas desorganizadoras y se hizo administradol'
de los hospitales de Pal'is.


PAGINA 55.


4 Chabl'oud, natural de Vienne, m'a ahogado cuan-
do le nombraron diputado á los estados generales por el
estado llano del Delfinado. El informe que di-l á la asam-
blea en la ocasion de que habla el texto, le valió el apo-
do de la lavandera Chabroud, porque habia intentado sa-
car limpia la reputacion del duque de Orleans y de ~Ii­
raLeau. Sus opiniones fueron siempre en el sentido del
movimiento, y asi hallándose de presidplIte cuando Luis




56 NO'LiS
XVI se qtlcjó de la violencia con que el populacho 1(· 11:1


• hia impcdillo ir ú Saint Cloud, se contentó con "CSpOIl-
del' "que era insepal'ahle cielta inquietud de los 1)1'0-
« gresos cl{) la Iihertad.» Asi tamhiell se opuso á que se
hiciesen fos honor'cs fúne)wcs al Jóvcn Dcsifes, á quien
hahia asesinado la L'3nalla de N~mc)'. ~tas al contrario,
tomó mucho empeiío cn que fuesell juzgados COII la últi-
ma scyeridad todos los CÓllIpliccs CII la fuga del I'C)', y
Lomó la ddcnsa de uua pcticioll para que se aholiese la
monarquía. En julio 17H2 publicó ulla ohra con el títu-
lo de Proyecto de acta de union de todos lo,s ci!tdadanos
/i'wlceses, en que proponia ulla especie de confederacion
para defender la cOllstitucioll de 1 7B 1 , que los jacohillos
intentaban den'ibar. Con cste motivo le acusó Manuel y
le alTestaron, pero tUYO la fortuna de sohreyiyir al r('gil\le;¡
del terror. En 1793 negó ú ser miemhro del tl'ihull:l1 de
casacion y últimamente SI1 re(lujo ú ahrir' ell Pal'is un
¡.\'ahinete de consultas para ganar de C01llCI·.


PAGI~ A 3:>.


!i .l. F. Conde de Lalollr-tlu-Pill-Cou"C1'net nació en
Grrnoblc t 728 Y era truicnt/' genf'ral de los realrs rj.\rcitos
cn:mdo le nombraron diputado pOI' la noblrza de Saintes ú
los estados generales. A poco tiempa de ahrirse estos úl-
timos,rné lloml}J'ado millisll'O dp la gUCI'I':l y presentó HU
pl:m dl1 organizadon (\('1 ejt\¡·rito. Amigo c\rl {)J'c!ell y de
la dis(~iplina, se qnrjó 11111eha" wees ¡lp las fl'C('IH'nles in-
sllI'l'rcciones que se o!J:o;pn-ahan en el pj¡\n:iLo, y aun qni-
~() cast.iga!':'1 un sal'g('lllO llalllado )[lIschanl, que habia
I('\-anlado .'1 ~ahle contra Sil c:lpitan; P¡~I'O como (,f,te sar-
grillo pasaba pOI' mny :.H\iClp Ú la l'eyoll1cioll, todo el la-
do izql1Í!'rdo se delaró prot('etor suyo y ('1 minist.ro fué
acusado de mal patriota. Cn~llIdo llegó el proeeso de la
reilla fné llamado como testigo y tm-o valor para decir la
,-erdad y ser justo con aqudla princesa, tl'il.Hltúlldola en
Pl'C'Sf'I1Cia de sus húrharos jnercs los I'e"petos que la Cl'all
ddlido~. 1'01' lo lallto, C'o!ldncido (" lIli.SIllO po('o~ lIia&




IJEt TlUDl:CTOI\ 57
(leSplles ante el misolo tr'bunal , fué cótHlenado á muer~
te el ~t! de abl'il1794 á la edad de 66 años.


PAGINA 41,


6 l\l:muel ~'I·dncisco D'Ilport Dutertre, ahogado de Pa-
rís y miIl1stI'O de la jllsticia en 1791 y 92, era hijo de un
Htel'llto é hizo bien SRS estudios en el colegio de Luis e
Grande, donde adquirió cierta reputacion sobre todo de
probidad. Todos tos pal,tidos á lo menos le han hecIlo es~
la jnstici!l , y solo las ideas filosóficas le hideron ahrazar
el de la reyolneion. Lafayette rué quien se le designó al
rey para el ministerio, en el cual hizo todo cuanto pudo
poI' conformarse con la constítueion que acababa de plan-
tearse; pero era tan imposible gobernar con ella COffi(t
t'on la de Cadiz , y así rué demmci~\do 1ma mnltitud de
n'ces. Dcsplles de la fnga dell'e)' á Varenlles vino ú pre-
Sl'nt~lI' :'t la asamblea el sello eld est~Hlo , sq;un la ónlcn
fine le hnbi{\ dado aqtlcl príncipe, pC1'O In asamblea In
devolvió, y con él selló la ól'den para alTcslade. De re-
sultas de la jomada del 10 de agosto fue pl'Oscl'ipto y CII-
,kHlo ;'¡ Orlcans , dO"nde pudo escapal> de la matanza que
hieH'I'OIl de los })I'CSOS en VCI'sailles, y idümamente flll;
('omlenado ú muerte el 28 de noviembre '1795 pOl' cor-
rllptor' de la liJ)(~I'tad de imprenta, sin embargo de ha--
ll/'I'se justificado con el testimonio dd mismo lUarat.
ü,:mdo k tP~'cl'on la sentencia dijo « las l'cYOlueiollf'l'o 1lI:l-
" !an {. IflS hombr'c1i : la posteridad Ics juzga!!)) Hahia
n,H ido pn Paris el 6 de mayo '175.1.


}>AGl~A 41.


i Ih'pol'lail, ministro de la guel'ra ('11 liBO, sen ia
t'n el \'1H'l'pn dI' illgl'nicl'Os antes de la rl'YOlllcion y 30-
zaha 1ft' la 1'('[JII[acioll de hnen ofieü.l. Sif'lldo todm-ia (':1--
dl'te en .'leÚ('l'(~S slIr,'ió algultos e()Hb~'ali~'mp<)s, y aun c~tu
H~ p/'('sn [lOI' uu albol'Otillu que ~I~ ~H'mó en la e,('uela pa
ra imp(,t1ir tlll(' fll(,~(, admilido ('fl ('Ha un sobrino de Utl




58 NOTAs
empleado en el ministerio de la guerra. Luego le emplea-
ron en América, donde se unió con Lafayette y contribu-
yó mucho á sus ventajas, de suelte que cuando yolyió
tenia ya el grado de brigadier. lIahiendo pedido el rey
de Nápoles algunos oficiales franceses para formar sus
tI'opas, le emiaron á Duportail por el arma de ingenie-
ros; pero permaneció allí muy poco tiempo pOI' habersc
desayenido con el general Salis-lUal'chulins que mandaba
los guardias suizos en Nápoles, En 1788 le hicieron ma-
riscal de campo, y con el apoyo de Lafayetle ascendió al
ministm'io de la guerra en 1790 y acabó de reyolucionar
el ejército, permitiendo á Jos soldados que asistiesen á
los clubs. Denunciado á la asamblea en 1791 , tUYo pre-
cision de dar cuenta del estado en que se hallaban las
plazas fronterizas, y rué tanto lo que le fastidial'Oll con
los continuos chismes y contrariedades en todas las ope-
raciones,que al fin dejó el ministerio á fines; de aquel alto.
Luego le emplearon militarmente en la Lorena, pero su
retiro no le puso al abrigo de las persecuciones, sino que
en agosto 1792 le denunció Fauchet y salió un decreto
de acusacíon contra él. Se escondió en Paris durante 22
meses hasta que salió la ley qne cOlHlcnaba á muerte á
todos los que ()(~ultahan á los proscl'iptos, y no quericn-
do comprometer á sus fayorecedores se detel'Ininó á pasar
á América. Antes de embarcarse depositó en manos de
dos notal'ios un escrito en que declamba los motivos que
le forzaban á abandonar su patria. En consecuencia de
este hccho solicitó Mateo Dumas en el cuerpo legislativo
el 18 de junio 1787 que se bOl'l'ase su nombl'e de la lista
de los emigrados y el pel'miso para volYel' á Francia, pero
no tuvo efecto alguno porque murió durante la trayesia.


PAGINA 44.


8 Talo u era fiscal de la audiencia territorial de Cha-
telet, y el rey Luis XVI le hahia confiado los fondos se-
cretos de policia para ganar ú los diputados. Despues
del 10 de Agosto f 792 le acusaron de que se habia que-




nEI. THAIH':CTOÍl. 59
dauo COIl uos lllillOlWS de ft':incos, Lo cielolo es que yol-
"ió á Francía CI! 1802 con un caudal considerable, y ha-
biéndose comprometido en algunas intrigas conh'a ciertos
personages de aquella época, le encenaron en el castillo
de Ir en 180;;,
I>AGI~A ,14"


9 Antonio de Laporte, inlrlldente de marina de 1'0-
Ion :llltes df' la I'l'rolucion y despues mayOl'domo del I'ey
en ,1 iDO , !H Y !:I2, se manejó cn este destino COn el 11l:l-
)·01' desinleres y el mas aeendmdo zelo por la persona
de Luis XVi. El fué quien presentó á la asamblea nado-
nal el 21 de junio 1791 la dcclaracion que habia deja-
do hecha aquel príncipe antes de marchar á Varenncs.
El 28 de mayo 1792 le acusó Merlin de Thionville de
haber quemado el dia anterior 52' legajos que contenían la
correspondencia austriaca; pero los 52 legajos, que lue-
go se redujeron á 50, no eran mas que la edicion de las
memorias de Madama Lamotte contm la reina como se
demostró despues. Sin embargo, habiéndole envuelto en
la causa del rey, le encarcelaron el dia 11 de agosto y le
condena/'on ú muerte el 28, como uno de los agentes de
la conspiracion de Luis y de su familia contra el pueblo
frances rn la cilada jornada del 10 de aquel mes 17H2.
Murió con un ,'alOlo que admiró hasta sus pl'Opios verdugos,
dirigiendo á los espectadores las siguientes palabras. « Ciu-
" dadanos, en el momento en que voy ú subir al suplicio
« os decJaI'O que l\1uer'o inocente: plegue á Dios que mi
« sangre ocasione la paz á mi patria. )j


. .,":"






;\SHHlI.I\:\ CO:\STITt:YKHE. 1,1791). 61


CAPlTULO 11.


Progre~(ls (le la emip'acion. - Ataque del castillo de Vinccll-
nes P(ll' el (ll,ehlo .1111~tinado, - Conspir;lCiol1 de los caba-
lleros del puual.-Discusioll dc la ley sobre emigrados,-
l\I lIC1'te de 1.\1 il'aheau. - 1 ntrigas cont¡'.11'revolucionarias.·-
Fuga cid rey y de su familia. , su detcllcion el1 Varenncs y
<.;JI vnPlla á P¿lris. - Disposiciones de las potencias estran-
g('ras ; preparativos de los emigrados. - Dedaracion de
Pilnitz. - uy marcial proclamada en d campo de Marte
-E1l'ey acepta la consritucjoll.-La asamblea nacional
. .


t'lC,','¡l SllS 5eSIOI)('.<.


I~a larga y última lucha entre el partido nacio-
nal y la clase pl'i v ilegiada del clero, cuyas cir-
cunstancias principales hem03 ya referido, acahó
.le divit.lil' los ánimos. Mientras que el clero agita-
ba las provincias del oeste y del medio dia, los
refugiados de TUl'tn preparaban dive¡'sas tentati-
vas que inutilizaha su propi:l. dehilidad y la anar-
quía que reinaha enh'c ellos. Se intentó conspiral'
en Lyon, doude a.nunciaban la próxima vellida




62 l\EVOLUCION FRANCESA.
de los príncipes y una distriJmcion abundan le (le
mercedes, llegando hasta ofrecer que aquella ciu-
dad sel'ia capital del reino, en lugar de Paris,
que habia desmerecido el favor de la corte. Avi-
sado el rey de aquellas intrigas, cuyo suceso no
preveia, ni tal vez deseaba, porque desesperaba
de gohernar ú la aristocracia victoriosa, hizo cuan-
to pudo para oponerse á ellas. Se descubrió la
conspiracion á fines de 1790 y sus agentes prin-
cipales fueron entregados á los trilmnales. J<:stc
último reves decidió á la emigmcion á tmsladarse
desde Turin á Coblentz, donde se fijó definitiva-
mente en territorio del elector de Tré\reris con no
poco menoscabo de su autoridad que los emigra-
dos usurparon del todo. Ya hemos dicho que los
individuos de aquella nobleza escapada de Fran-
cia se dividian en dos partidos: los unos, que el'an
los antiguos palaciegos colmados de favores y for-
mando lo que se llamaba la corte, querian apo-
yarse en Ja nobleza de las provincias, pero sin
repartir con ella ni el influjo ni la autoridad, por
cuyo motivo preferian recurrir á los estrangeros.
Los otros que contaban mas con su espada que
con ageno auxilio, querían sublevar las provincias
del medio dia despertando el fanatismo. Vencie-
ron los primeros y por eso se decidió la tras-
lucion á Coblentz, sobre la frontera del norte,
para aguardar alli á las potencias. En vano insis-




ASAMBLEA CONSTITUYENTE (1791). 63
tleron los que quel'ian combatir en el medio dia,
porque se prefiriese el auxilio del Piamonte, de la
Suiza y de la Espafla, que eran aliadas fieles y de-
sinteradas, y porque se dejase á su inmediacio n
un gefe respetable; mas no lo consintió la aristo-
~racia dirigida por Calo nne. En nada habia va-
riado sus costumbres aquella aristocracia con su
salida de Francia, sino que continuaba tan frívo-
la, tan altane m , tan incapaz y tan pródiga en Co-
blentz como en Versalles, ostentando todavía mas
vicios en medio de las penurias del destierro y de
la guerra civil. No tenia reparo en humillar á
aquellos hombres intrépidos, que ofrecian com-
batir en el medio dia y que prl"guntaban bajo
qué título servirían, calificándolos de paisanos. '
Solo se quedaron en Turin algunos agentes subal-
ternos, émulos unos, de otros que se tiraban rc-
ciprocamente, imposibilitando toda operacion. El
príncipe de Condé, que parecia haaerconserva-


. do toda la energía de su estirpe, gozaba de po-
co favor con una parte de la nobleza, y asi se si-
tuó cerca del Rhin con todos aquellos que á su
ejemplo querian batirse y no intl;igar.


Aumentábase diariamente la emigracion y se
cubrían los caminos de nobles que se figura-
han cumplir con un deber sagTado, corriendo


* Véase la nota·"!; al fin del tOIlJO.
lJ.




REVOLUCIOX FRANCESA.


á tomar las armas contra su patl'ia, y las mismas
mugeres para manifestal' su horror á la revolu-
cÍon, ahandonaban el suelo frances. .En una na-
cion en que todo se hace por arrebato y par mo-
da se emigraba por imitacion, sin apenas despe-
dirse los que se ausentahan; tal era su pel'suasion
de que el viage sel-ia corto, y la vuelta inmediata.
Los revolucionarios de H~landa ,vencidos por su
general y ahandonados por sus aliados, hahian
cedido en pocos dias, y lo mismo hahia sucedido
en el Brahante, de donde inferían los impruden-
tes emigrados la consecuencia de (Iue hastarÍa una
sola campaña, para someter la revoluciotl france-
sa y restablecer el poder absoluto en todo su vi-
gor sobre la Francia avasallada.


Irritada mas bien que asustada de S11 presun-
cion ,había la asamblea pmpuesto medidas que
siempre se hahian ido dilatando. Las tias del rey
juzgaron que su conciencia se hallaba comprome-
tida en París y quisieron ir á huscar su salvacion
cerca del Papa. Salieron para Roma, pero en el
camino fueron detenidas por la municipalidad de
Arnay-Ie-Duc. Luego que se supo la noticia en
Paris, corrió el pueblo al p.'llacio que habitaba el
hermano mayor del rey, quien, ~('glln decían,
pensaba tambicn en fugarse; pero habiéndose pre-
sentado aquel señor y promet ido que no abando-
naria al rey, se tranquilizó el p\tt)h!o. La asam-




ASAMBLEA CONSTITUYENTE (1791). 65
biea se puso á deliberar sobre la salida de las tias
del rey y ya se prolongaba demasiado la discu-
cion ,cuando Menou la dió fin con una chufleta
diciendo, c( Se admirará la Europa cuando sepa
«'que una grande asamblea ha malgastado mu-
« chos dias en decidir si dos viejas irian á oir mi-
ti. sa á Roma ó en París.» Sin embargo, se encargó
á la comision de constitucion que propusiese una
ley sobre la residencia de los empleados púhlicos
y sobre la emigraeion. Por el decreto que se adop-
tó á propuesta suya despues de una discusion
muy reñida, se obliga])a á los empleados públi-
cos á que residiesen en el lugar de sus funciones;
y al rey, como el primero de todos, se le prohi-
bia alejarse del cuerpo legislativo durante el tiem-
po de cada sesion , y en ningun caso salir del rei~
no. La pena que se imponía á los contraventores
era la destitucion.


lVlientras tanto el rey, no pudiendo tolerar ya
las trabas que se le imponían y las menguas su-
cesivas de su autoridad, decretadas por,la asam-
blea , atormentado ademas en su conciencia
desde los últimos decretos sohre h.ls eclesiásticos,
se hallaba decidido á escaparse. Todo el invier-
no se habia pasado en preparativos y en es-
citar el celo de lVIiraheau, ofreciéndole cuanto
quisiese, si lograba poner en libertad á la fami-
lia real; y él pSI' su parte seguia su plan con la




66 REYOLUCION HUXCESA.
mayor actividad. tafayette acababa tIe romper
eon los hermanos tameth , para quienes habia lle-
gado á hacerse sospechoso pOl' su adesion á la
corte, y como no podian rccelar de su integri-
dad, como .de la de Mirabeau, echaban la culpa
á su f.<tlta de talento, diciendo (Iue se dejaba en-
gañar. tos enemigos de los Lameth atribuian á ]a
envidia que les inspiraba el poder militar de ta-
fayette sus murmuraciones contra .este g'eneral;
asi como á los celos de su superioridad oratoria
las voces que esparcían contra Mirabeau. t o peor
que hicieron fué unirse, á lo menos en aparien-
cia, con los amigos del duque de Orleans, y aun
se dijo que intentaban proporcionar á uno de ellos
el mando de la guardia nacional. Carlos Lamedl
era quien aspiraba á la ambicion de este mando,
lo cual en opinion de muchos fué el verdadero
motivo de las perpetuas dificultades que se sus-
citaron despues á Lafayette.


El dia 28 de febrero el pueblo, escitado segun
decian por el duque de Orleans, se reunió en
tumulto al rededor del castillo de Vincennes, des-
tinado por la municipalidad á custodiar los pre-
sos que estaban amontonados en las cárceles de
París. Empezaba el ataque del castillo como si
fuese una nueva Bastilla; pero Lafayette acudió á
tiempo y dispersó los habitantes del arrabal de
San Antonio ,capitancados por Santerrc 1 para




ASAlUBLEA CONSTl'fUYE:HE \(791). 67
esta espcdicion. Mientras que Laü.yette restable-
cia el órclen en aquel barrio de Paris, otl'ilS diticul-
tades le aguardahan en el palacio de Tullerias. Al
oir la noticia de que habia estallado un moti n ,
muchos de los palaciegos acudieron en nÍlmero de
algunos centenal'es con armlS ocultas, como cu-
chillos de caza y puiiales. La milicia nacional, que
e,;taba de guardia en palacio, admil'ada de ver
tanta gente, concibió alguna inquietud y quitó
las armas á algunos de aquellos hombres, no sin
maltratarlos; pero sohrevino Lafayeue é hizo eva-
cuar el palacio apoderándose de las armas. Al ins-
tante corrió la YÜZ de lo que acabaha de pasar y
los desarmados fueron designados con el apodo
de caballeros del puñal, por habérseles encontrado á
muchos esta clase de al'mas; pero ellos sostu-
vieron siempre (iue solo habian acudido á de-
fender la persoua del rey amenazada. Díjose que
habian inLentado sacarle de palacio y, segun
costumbre, el suceso dió lu¡pr á muchas calum-
nias l'ecípl'ocas. Esta escena determinó la verdade-
ra situacioll de Laü.yette, pues se demostró con
lIlas claridad (lue nunca que colocado entre los
partidos mas opuestos, su mision era proteger la
persona del rey y la constitueion. Con esta doble
victoria, creciel~on su popularidad, su poder y el
ódio de sus enemig·os. Mil'ahean que tenia el de-
fecto de (luere!' aumentar la desconfianza de la




68 nEYOLUClO~ l1RANCESA.
corte con respecto á Lafayette, pintó su conducl;r
en aquella ocasion, como el resultado de una hi-
pocresía profunda, arladiendo- que bajo las apa-
riencias de moderacton y de querer hacer guerra,
á todos los partidos, propendia á la usurpacion~
Dominado pOl' su mal humor, designaba' á los La-
meth como unos perversos ó mas bien insentatos 7
(fue unidos con el duque de Orleans, no wntaban
mas que con unos treinta partidarios en la asam-
hlea. En cuanto al lado derecho, (lecia redonda-
mente lUirabeall, que no se podia contar con él
para nada, y solo se fiaba en los tres ó cuatrocien-
tos diputados libres de todo empeño y siempre
dispuestos á decidirse por lo que les dictaba su
razon ó la elocuencia de los oradores.


Lo único exacto y verdadero que hahía cn
este cuadro era el cómputo de la fuerza respecLi-
va de los partidos y la opinion aCerca de los me-
dios de dirigir la asamblea:, porque en: efecto la
gobernaba lUíraheau,dominando á todos los que no
tenían compromisos anteriores. En aquel mismo
dia 28 de febrero, ejerciacasi por la última vez su
imperio desenmascarando su ódio contra los La-
meths y desplegallllo contra ellos su terrible potler.


Iba ú discutirse la ley sobre la emígracion pre-
sentada porChapellíer en nombre de la comision,
y este se mostraha penetrado de la índignacion ge-
neral contra ufluellos fmncescs (lile abandonahan




ASA1UllLEA CÚl'iSTllTYE;>iTE. (17~1). 69
su patria; pero declaraha al mismo tiempo que
despues de muchos dias de reflexioncs habia "c-
conocido la comision lo imposible, quc era haccr
una ley contra la emigl'acion. Era en efecLo muy
dificil haceda, porque ante todas eosas era indis-
pensable resol ver si hahia dCl'ccho pam sujctar á
nadie á no salit, de su país, y aun cuando en
efecto exista tal derpcho en los peligros notorios de
la patria, era preciso hacer dislincion enLre los
motivos que pudieran tener los" iajantes, lo cual
no dejaba de ser un poco inquisitorial, debien-
do tambien entl'a.r cn cuenta su calidad de frall-
tleses Ó de estraug'cros, tic emigrados ó dc me-
ros comerciantes. Em pues la ley muy dificil por
RO decir imposible, y asi aí'ladió ChapeUier quc
la comision, deseando ohedecer las órdenes de la
asamblea, había rcdactado una que si se qucria
iba á leerla, pero qnc advertia de ante mano que
violaba todos los priüci pios. « Que se lea.... que
no se lea .... » gritaban los diputados por todas
partes y muchos de ellos pidieron la palabra. lUi-
rabeau la pidió tamhien y no solo la obtuvo, sino
lo (lue es mas, impuso silencio para leer una car-
ta muy elocuente, dirigida llor él en otro tiempo
á Federico Guillermo, en la que reclamaba la li-
bertad de emigrar como uno de los derechos mas
sagrados del homh.'c , el cual no estando apegado
~ la tierra con raíces como los árholes , solo debia




iO REYOI_UCION I?RANCES,\.
fijarse en ella para su propia felicidad. Tal vez Mí-
rabeau para adular á la COl'te 1 pero solwe todo
porconviccion, repelia como tiránica tOlla medida
contraria á la libertad individual de ir y venir don-
de se quisiese. Se ahusaba sin duda de aquella
libertad en el momento, pero la asamblea des-
cansando en su propia fuerza, habia tolerado tan-
tos excesos de la imprenta cometidos contra ella
misma, habia disimulado tantos intentos vanos
contentándose con despreciarlos, que bien se la
podia aconsejar flue persistiese en el mismo siste-
ma. La opinion de Mirabeau f'ué muy aplaudida;
pero no por eso dejaron de insistir en que se leyese
el proyecto de ley:, lo cual tuvo que hacer Chape-
lIier. Principiaba el proyecto por proponer en los
casos de turhulencia la institucion de una comi-
sion dictatorial, compuesta de tres individuos, los
cuales habian de designar nominalmente y á su
arbitrio las personas que hahian de gozar de la li-
hertad de salir fuera del reino. Estallaron gran-
des murmullos al oir aquella sangrienta ironía que
demostraha la imposibilidad de semejante ley.
« Vuestros murmullos me han consolado, excla-
«mó ~Iirabeau, porque veo que vuestros corazo-
«nes están acordes con el mio en repeler tan
( ahsurda tiranía. Por lo que hace ú mí, me creo
e( exonerad0 de todo jUl'amento con respeto á los
( que tengan la infamia de admitir una comision




ASMIBLEA CONSTITUYENTE. (1791). 71
« dictatorial.» Se oyeron vivas aclamaciones en el
lado izquierdo. « Si , lo juro, repitió lliraheau, y
volviéndole á interrumpir de nuevo, replicó con
una voz tremenda :« Esta popularidad que yo am-
« bicioné y que he disfi'utado como cualquiera otro,
«no es una caña déhil, sino que la plantaré
« profundamente en la tierra y la haré hrotar
« sohre el terreno de la justicia y de la razono ..• »
Toda la concurrencia prorrumpió en aplausos y en-
tonces añadió el orador. « Si se vota la ley de emi-
« gracion, juro desobedecerla.)) Bajó Mirabeau de
la trihuna des pues de haber admirado á la asam-
blea é impuesto á sus enemigos, pero sin embar-
go continuó la discusion, queriendo unos que
se suspendiese para tenel' tiempo de hacer una
ley mejor, mientras que otros exigian que se de-
clarase inmediatamente que no se haria ninguna,
con el fin de calmar al puehlo y poner término á
sus agitaciones. Mas al ver que se aumentaban los
murmullos, los gritos y los aplausos, volvió á pe-
dir lUirabeau la palabra con un tono de exigen-
cia, oido lo cual esclamó MI'. Goupil 2 ¿ Y cuáles
son los titulos en cuya virtud MI'. de Mirabeau
ejerce aqui su dictadura? Mirabeau sin hacerle
caso, corre hácia la tribuna. « No he concedido to-
davía la palahra, dice el presidente, ]a asamblea
decidiá.» Pero sin decidirnada laasamblease pone
;\ escuchar con atencion: (Ruego á los inteLTupto-




72 llEVOLUCIO~ FRANCESA.
« res, dijo Miraheau, que se acuerden de que toda
« mi vida he comhatido contra la tiranía y que
e: la combatiré en cualquier parte que la halle sen-
« tada.» Al pronunciar estas palahras" echó una
larga mirada de la derecha á la izquierda y nu-
merosos aplausos a~ompaiíaron< su voz. {( Suplico á
« MI'. Goupíl que se acuerde que padeció en otro
(l tiempo· una solemnecquivocacion<sobre un cier-
Ci to Catilina, cuya dictadura recela en este dia:
« ruego tambicn á la asamhlea que se' digne ad ....
« vertir que la cuestion de suspender la discusion,
«aunque aparentemente sencilla, encierra otl'a s
« miras ocultas, como por ejemplo la de sUpOne1!
« que se ha de hace1.' otra ley. » Se ¡oyen nuevos
murmullos á la izquierda. « Callen los treinta! i
{{ esclamó el orador fijantIa la vista en los bancos
« donde se senLahan Bat'nave y los Lameths. Ul-
« tim::tmente aiiadió, yo no tendré reparo en vo-
« tal' la suspension si se quiere, pero con la con-
« dicion de que se deerete que desde hoy hasta que
« cumpla el plazo, no han de estallar nuevas sedi-
«( ciones.» Estas úILimas palahras excitaron unúni-
mes aclamaciones, mas apesar de eso se votó la
pl'óroga de la discusion, aunque por una mayo-
ría tan corta que ofreció dudas y fué necesaria
scgunda votacion.


En esta ocasion impuso respelo lUirabcau pOl'
su esll'aonlinal'ia osadía, y J1llllca tal vcz hahía




ASA1InLEA CONSTlTt:\'E~TE. (1791). 73'
snhyugatlo á la asamblea con tanto imperio; pCI'O'
se aproximaba el término de su existencia, y estos-
eran ya sus últimos triunfos. Ciertos presentimien-
tos de muerte se' mezclaban á sus vastos proyec-
tos y contenian algunas veces sus ímpetus: mas
aon todo, su conciencia estaba satisfecha, y la es-
timacion pública unida con la suya propia, le
daban la confÍ<Ulza de que si no habia hecho toda-
vía lo bastante para salvar al estado, hahia heGho
á lo menos lo suíiciente para su propia gloria. Pá-
lido y con los ojos hundidos,se presentaha á la tri-
buna enteramente demudado y le acometian á me-
nudo desmayos repentinos. Sus excesos en los pla-
ceres y en d trabajo, juntamente con las emocio-
nes de la tribuna, habian minado en poco tiempo
aquella naturaleza tan vigorosa. El uso de los ha-
Jíos compuestos con cierta cliso]ucioll de sublima-
do producia afIuel color verde' que se notalJa en
su semblante y que se atribuia al veneno; la corLe
estaba inquieta, todos los partidos atónitos, y antes
de que se verificase su muerte cada uno procuraha
indagar las causas de ella. La última vez que su-
hió á la trihuna tomó cinco veces la palabra; pero
quedó tan debilitado, que no volvió á asistir á la
asamblea, sino que desde la tribuna pasó al lecho
de la muerte del cual salió paL'a el Pantheon. Ha-
hia exigido de Cabanis 3 que no se llamasen mé-
dicos; pero se le desohedeció 1 y cuando lleg':1l'on




ItE'·OLCCION FRANCESA.


le encontraron ya casi muel'lo y con los pies in-
sensibles. Su cabeza resistió hasta el último ins-
tante. Un pueblo inmenso se agolpaba al rededor
de su casa y ocupaba todas las avenidas, guardan-
do el mas profundo silencio; á cada minuto envia-
])a la corte recados y mas recados, y se trasmitían
de boca en boca los boletines de su salud, espar-
ciendo por todas partes un general sentimiento,
segun iba progresando el mal. Rodeado de sus ami-
gos , espresaba lUirabeau la pena que le causaba
ver sus trabajos interrumpidos y se echaba de ver
algun orgullo de sus pasadas tareas. « Sosten me ,
« le decía á su criado, sosten esta caheza que es
« la mas fuerte de :Francia.» Se mostró muy agTa-
decido al amor que le manifestaba el pueblo, y la
visita de su adversario Darnave flue vino á verle en
nombre de los jacobinos, le causó una dulce con-
mocion. Todavía le ocupaban los negocios públi-
cos. En aquel mismo momento discutia la asam-
hlea una ley sobre testamentos 1 y el moribundo
llamó á lUr. de Tay llerand y le entregó un discurso
que acabaha de redactar. « Gracioso será, le dijo,
oir hablar contra los testamentos á un hombre que
ya no existe, y que acaha de hacer el su yo. » En
efecto había querido la corte que le hiciese, ofre-
ciendo cumplir todos sus legados. Volviendo en-
tonces la vista sohre EUl'Opa, y adivinandl) los pro-
yectos de Inglaterra, «Este Pítt, dijo, es el mi~




AS,ufBJ.F.A CONSTITUYENTE. (1791). 7.5
« nistro de los preparativos, gobierna con amena-
zas; yo le daria que hacer si viviera. )~ Vino el cu-
ra de su parroquia á ofrecerle su asistencia y le
dió gl'acias con mucha política, diciéndole con son-
risa que le admitiria con mucho gusto si no tuviese
en su casa á su superior edesiústico, el señor obis-
po de Antnn. Mandó abrir las ventanas y dijo á
Cabanis, «( amigo mio, moril'é hoy mismo y ya no
( me (Ineda mas (fue rodeal'me de perfumes, co-
« ronarme de flores y entregarme á la música para
« entrar con quietud en el eterno sueño. ») Estos
discursos tan nobles y serenos eran interrum-
pidos de cuando en cuando por acervos dolores.
«me habiais prometido, dijo á sus amigos, ahor-
'll:rarme estos-tormentos inútiles. » Al decir estas pa-
labras pidió ópio con mncha instancia, y como se
le reusaban, lo exigió con su acostumbrada vio-
lencia. Para darle satisfaccion le engailal'On, pre-
sentándole una copa y persuadiéndole que estaba
llena de ópio; la cogió con sosiego, tragó el bre-
vaje que creia ser mortal y pareció satisfecho. Un
instante despues espiró el dia 2 de ahril de 1791.
Al instante se esparció la noticia en la corte, en la
ciudad y en la asamblea. Todos los partidos espe-
raban en él, Y todos, escepto los envidiosos, espe-
rimentaron un síncero dolor. La asamblea inter-
rumpió sus trabajos, mandó que se observase un
luto general y que se preparasen magníficos funera-




76 ltEYOLUCION F1UN"CESA .•
les. Al designar algunos diputados para aSisur ;\
la ceremoni.a, iremos todos, rué el grito universal.
La iglesia de Santa Genoveva rué destinada para
Panteon, con una ínscripcion que ya no existe en
-el momento en que l'cfiero estos hechos. *


A LOS GRANDES HOMBRES LA PATRIA RECONOCIDA.


l\Iirabcau fué el primero que colocaron al lado
de Descartes. Al dia siguiente se celebraron los fu.
nerales, á que asistieron todas las autoridades, el
departamento, las municipalidades, las socieda-
des populares,la asamblea y el ejércíto. Un mero
orador obtuvo mas honores que jamas hayan reeí·
bido los pomposos atahudes que antes iban á SaÍnt
Denis. Así acabó aquel hombre estraordinario,que
despues de haber atacado con audacia y vencido
á las antiguas razas, se atrevió á emplear sus es-
fuerzos contra las lluevas que le habian ayudado
á vencer, á contenerlas con sola su voz y hacérsela
amable aun cuando la empleaba contra ellos; aquel
hombre en fin que hizo su deber, movido de la
razon y de su génio , y no por un poco de oro COll
que se intentó dar pábulo á sus pasiones; y que
tuvo el honor singular en un tiempo en que to-
das las popularidades acabaron por disgustar al
puehlo,de ver la suya no ceder mas que á la muer·


.. Ya se ha vlIclto d rrpollcr Llc resultas tle la rc\'olllcion
(hd alío 30.




ASAUDLEA CONSTITUYE~TE (1791). 77
te. ¿ Pero quién se atreverá á deeir que él hubiera
bastado para inspirar resignacion en la corte y mo-
deracion en el corazon de los ambiciosos? ¡,Hu-
hiera él podido decir á los trihunales populares que
quedan brillar ásu vez « paraos y pennaneced en
vuestros obscur(.)s arrabales?» ¿, Huhiera bastado su V07-
para decirle á Danton (a(Iue! otro orador de! po-
pulacho), «detente en tu seccion y no subas mas arriba? »
Solo Dios lo sahe; pero]o cicrto cs que en el mo-
mento de su muerte, todos los intereses inciertos se
hahian puesto en sus manos y contahan con él.
:Mucho tiempo duró el sentimiento de su muerte,
y en la confusion de las disputas parlamentarias
solian dirigirse las miradas hácia el asiento que
él· habia ocupado, como si invocáran aquel que
con una palahra feliz solia terminarlas. Ya no está
aquí l\firahcau, exclamó un dia Maury al subir á
la trihuna: ya no me impedirá nadie hablar.


Con la muerte de aquel grande homhre se es-
tinguió todo el valor de la corte, y otros nuevos
acontecimientos vinieron á precipitar su resolu-
cion de fuga. El dia 18 de abril quiso el rey ir á
SaÍnt Cloud , y se cstendió la voz de que no que-
riendo servirse de un sacerdote juramentado pa-
ra cumplir con el precepto pascual, se había pro-
puesto retirarse al sitio durante la semana santa,
añadiendo algunos otros que su proyecto era huir.
1 nmediatamente se arremolinó el puehlo y detn-




'18 REVOLUCION FRANCESA.
vo los caballos. Luego que lo· supo Lafayette, se
presentó á S. M. y le suplicó que se estuvie-
se en el coche, porque iba á hacerle abrir pa-
so. Con todo eso el rey se apeó y no quiso permi-
tir ninguna tentativa violenta, como que hahía
tomado por empeño aparentar que no estaba li-
bre. Segun el dictámen de sus ministl'Os , sc diri-
jió á la asamblea para quejarse del ultraje que
acababa de recibir, y en efecto le acogió con
el respeto ordinario, prometiendo hacer cuanto
dependiese de ella para asegurar su libertad. Sa-
lió de alli Luis XVI cubierto de aplausos de todas
partes menos del lado derecho. El 5)3 de aln'il,
siguiendo un consejo que le dieron, hizo que el mi-
nistro Montmorin escribiese una carta á los emba-
jadores estrangeros, en la cual desmentia todas
las voces que corrian fuera de Francia sohre sus
intenciones, declarando á las potencias que él ha-
bia prestado juramento á la constitucion y que
estaha dispuesto á cumplirle, declarando enemi-
gos suyos á todos los que insinuasen lo contrario.
Las espresiones de aquella carta eranespresamen-
te exageradas,á fin de que pareciese arrancada por
la violencia, y aunasi mismo se lo declaró el rey
al enviado de Leopoldo. Este príncipe recorria en-
tonces la Italia y se encontraha en aquel momen-
to en Mantua, donde Calonne estaba negociando
cerca de su persona. Pocos dias .despues vino de




ASAMBLEA CONSTI:rUYENTE. (1191). 79
aquella ciudad un enviado suyo, que fué 1\'11'. Ale-
jandro de Durfort, para informarse de las dispo-
siciones del rey y de la reina. Lo primero que les
preguntó fué acerca de la carta ,escrita á los Em-
bajadores y se le respondió que bastaba ver su
lenguage para conocer que era dictada por la fuer-
za: luego se informó acerca de las esperanzas que
tenían, y se le dijo que ningunas despues de la
muerte de Mirabeau: últimamente quiso informar-
se acerca de sus disposiciones respecto del Sr. Con-
de de Artoís y se le aseguró que el~n escelentes.


Para comprender el motivo de estas preguntas,
es preciso saber que el baron de Breteuil era ene-
migo declarado de Calonne ,y que su enemistad
no se habia calmado nada con la emigracion, an-
tes por el contrario, estando encargado con ple-
nos poderes de Luis XVI * cerca de la corte de
Viena, no hacia otra cosa que oponerse á todos los
proyectos de los príncipes. Siempre le decía á
Leopoldo que el rey no quería deber su ;salvacion
á los emigrados porque temia sus exigencias, y
que la reina personalmente estaha reñida con el
~onde de Artois. Bastaba que Calonne propusie-
se algo para la salvacion del trono, para que él
propusiese lo contrario y nada omitia para des-
truir el cfecto de aquella nueva negociacion. El


• V¡'ase sohre c<¡to á RCl'trand (le lHollcville,
II.




so RRVOUJCION Vl\,\.NCES.~.


conde de Dnrfort vohió á 1\lantua, y el dia 20 de
mayo 1791 prometió Leopoldo que haria mar-
char 35 mil hombres á Flandes y 15 mil á ]a Al-
sacia, anunciando que igual número de Suizos
dehia dirigirse hacia Lyon , otros tantos Pia-
monteses hacia el Delfinado y que la Espai'la reu-
niría 20 mil hombres. El emperador prometia la
moperacion del rey de Pmsia y la neutralidad
de Inglaterra. Al mismo tiempo habia de pu-
blical'se una protesta en nomhre de la casa de
Borbon ,que firmal,ian el rey de Napoles, el de
Espai'lU, el innmte de Parma y los príncipes ex-
patriados. Hasta aquel caso se exigia el más pro-
fundo secreto. Igualmente se le recomendaba á
Luis XVI que no pensase en escaparse, aunque
hahia manifestado deseos de hacerlo 1 al paso que
llrt'teuil insistia en aconsejar al rey que huyese
sin dilacion. Es muy posible que estos consejos
fi¡escn dados por una y otra parte de muy huena
fé , pero lo que no puede dudal'se es que eran dic-
tados por el inieres de cada uno de ellos. Como
Breteuil tenia empeño en combatir la negocia-
cion de Calonne en Mantua, aconsejaba la parti-
da, y como este último sahia que en cnanlo Luis
XYI pisase la fl'ontera se acahaba su mando, le
insinuaba que se estuviese quieto. Sea de esto lo
que Sr' quiera, ell'f'y se {lr'('idió á marchar y se le
OYO decir muchas "eces y de muv mal humor




ASAMBLEA CO~STrTUYENTE. \ t 79 t :1. 81
(! Breteu!l se empelló en ello» • Entonces escribió
Ú Bouillé dici~1l(lo que estaha resuelto á no diferir-
lo por mas tiempo, aunque á la verdad sus inten-
ciones no eran de salir del reino, sino retirarse
á Montmedy, desde donde en caso necesario po-
dia apoyarse en el Luxemburgo y recibir auxilios
estl'angeros. Se prefirió la ruta de Chalons por
ClernlOnt y Varennes contra el dictámen de Boui-
llé, y se hicieron todos los preparaLivos pam
salir el día 20 de junio. El general reunió las tro-
pas en que tenia mayor confianza, y bajo pretes-
to de que hahia observado movimientos en la fl'on-
tera, preparó un campamento en Montmedy y
l'cunió allí muchos fOl'l'ages. La reina estaba en-
cargada de los preparativos desde París hasta Cha-
lons, y Bouillé desde Cha]ons á Montmed y.. Va-
rios cuerpos de caballería poco numerosos debían
dirijirse, bajo pretesto de escoltar una conducta de
dinero, á diferentes puntos del camino y reci-
bir al rey á su paso, proponiéndose el mismo
Bouillé adelantarse á cierta distancia de ~lontme­
(Iy. La reina se hahia asegurado de una puerta es-
cusada pam salir del palacio, y la familia real
debia viajar con nombre estrangero y con pasa-
portes falsos. Todo estaba preparado para el dia
20, pero un temor infundado hizo retardare! via-


* Y¿'ase- ,í Berlr'\Iul ele 1\Jollt'Yille.




82 REVOLUCION FRANCESA.
je hasta el dia siguiente, cuyo retardo fué Lien fa-
tal á aquella desgraciada familia. NQ sabia Lafa-
yette una palabra de semejante viaje ni tampoco
el ministro lUontmorin, á pesar de la confianza
con que lc honraba la corte: solo las personas in-
dispensables tenian conocimiento de él. Verdad es
que habian corrido voces de que se proyectaba
una fuga, bien fuese porque hubiera traspirado
alguna indiscrecion ó por la general inquietud
que era tan comun en aquella época. Sea lo que
fuese, lo cierto es que la comision de vigilancia
tuvo viento de ella y que se aumentó el recelo de
la guardia nacional.


A las doce de la noche del 20 de junio salieron
de palacio el rey, la reina, madama Isabel y ma_
dama de Tourzel, aya de los infantes /¡, todos dis-
frazados. Esta última con los niños se dirijió á la
plazuela del Carrousel y montó en un coche con-
ducido por Mr. de Fersen, 5 que era un señorito
estrangero , disfrazado de cochero. El rey no tar-
dó en reunirse con ellos, pero la reina, que ha-
bia salido con un guardia de corps, les causó á
todos la mayor inquietud, porque ni ella ni su
guia conocian las calles de París y anduvieron
perdidos sin encontrar la plazuela hasta mas de
la una de la noche, siendo lo particular que en el
camino se encontraron con el coche de l\'Ir. de La-
f.:'lyette, cuyos criados llevaban hachas encendi-




ASAMBLEA CONSHTUYENTE (1791). 83
das. La reina se escondió bajo los postigos del
Louvre y habiendo escapado de aquel peligro,
llegó por fin al coche donde la esperaban con im-
paciencia. Reunida ya toda la familia, se pusie-
ron en marcha y llegaron despues de otro largo
rodeo por ignorar el camino hasta la puerta de
San Martin , donde montaron en olt'o coche tirado
de seis caballos, que les estaba allí esperando.
Madama de Tourzel pasaba en el viaje por ser una
madre que caminaba con sus hijos; y el rey era
su ayuda de cámara; los lt'es guardias de corps
disfrazados debian preceder el carruage en calidad
de correos, ó seguirle como criados. Echaron por
fin á andar, acompañados de los mejores deseos
de 1\'11'. de Fersen, que se volvió á Paris para des-
de allí tomar el camino de Bruselas. En el mismo
momento el hermano mayor del rey se dirigia
con su esposa á Flandes por otro camino para evi-
tar sospechas, y para que no faltasen caballos en
.el camino.


Toda la noche estuvieron viajando el rey y su
familia sin que en Pal'is se supiese la menor co-
sa , como que MI'. de Fersen estuvo á las ocho en
e] ay untamiento para averiguar lo que se decia,
y todavía no se sabia nada. Mas no tardó en cor-
rel' la voz por toda la ciudad y Lafayette reunió
:';llS dos edecanes, mandándoles que montasen in-
mediatamente á caballo, pues aunque no creia






nEVOLUCJON FltAXCES,{.


que alcanzasen al rey, era necesario cubrir el es-
pcdiente. Tomó sobre sí la responsabilidad de la
órden que lcs daba, y supuso al redactarla que los
enemig'os de la causa púhlica habían; aneuatado
por fuerza ú la fiunilia real. Esta suposicion respe-
tuosa fué admitida pOI' la asamblea y repetida por
todas las autoridades, al mismo tiempo que el
público culpaba al general de haher facilitallo la
evasion del rey, y luego los aristócratas le acusauan
de que le habia dejado escapar, con el objeto de
prenderle despues y Jilel'derle en la opinion con
aquella vana tentativa. Sin emhargo, si Lafáyette
hubiera querido favorecer la fuga del monarca,
¡, hahría enviado sin órden de la asamLlea dos ede-
canes· en persecucion s-nya ? Y si fuera ciel.'lo lo que
suponían los aristócratas, ¿ le habría dejado tornar
toda una noche de delantera'? El pueLlo no tard(,
en desengailarse y Lafayette recupel'ó su anterior
aprecIO.


A las nueve de la mariana se reunió la asam-
Mea con la misma magestad imponente fIue en
los primcros dias de la revoluciono Todos convi-
nieron en suponer que al rey se le Itahia llevatlo,
y durante toda la sesion reinó la mayor calma y la
mas pcrfecta confol'mid.a(t, aprobándose espont[l-
neamente todas las medidas tomadas pOI' talilyelte.
El pueblo había arrestado á los edccanes en las
})url'cl'a·s ,pero la asamblea,cnyas órdenes eran ghc-




ASAlIBLEA CONSTiTUYENTE. (1791). 8i;
decidas de todos, les hizo ahril' las puertas. Uno
de ellos que era el mas jóyen de los Homeuf 6 llevó
consigo el dccl'eto que continuaba las órdenes ya
cspedidas pOl' el general y mandaha á todos los
empleados rl~blicos, que detnviesen, por todos los
medios posibles , las eOIl,~ccuellrias de die/¡o rapto é
impidiesen la ¡:olllilll~acwn del vi(l(Je. Por las señas é in-
(Iieacioncs que dió el mismo puehlo tomó Romeuf
el camino de Chalons, que era el verdadcro, como
que habi.an visto pasar por él un coche con seis
cahallo:-;. Luego mandó la asamblea comparcccr á
los ministros y deCl'ctó que no recibiesen órdenes
de nadie sino de ella misma. Al tiempo de partil'
hahia Luis XVI mandado al ministt,o de la justicia
que le entt'egas..~ el sello del estado, y la asamblea
decidió que este mismo sello se cOllservára para
sus decretos, mandando al mismo tiempo que se
pusiesen las fJ:onleras en estado de defensa, y que
el ministt,o de relaciones esteriores asegurase á las
polenci'll.s, que las disposiciones de la nacion fl'an-
cesa no hahian sufrido alteracion alguna respecto
de ellas.


Luego se dió amliencia al mayordomo mayor
lUr. de LapOlte, el cual había recibido diferentes
órdenes del rey, entre otras una esquela, que su-
plicó á la. asamblea que no se ahriese, y una me-
moria que contenía los motivos del viage. La asam-
Llea, que siempre cstaba pronta á respetar todos




86 U.VOLUClON FllANCESA\,.
los derechos, devolvió sin abrir la esquela que
Mr. de Laporte queria tener reservada, y mandó
que se leyese la memoria. Fué escuchada esta lec-
tura con el mayor silencio y no produjo casi nin-
guna impresiono En ella se quejaba el rey de la
pérdida de su poder y dignidad, y se mostraba
tan sentido de ver reducida su lista civil á treinta
millones de francos, como de haber perdido todas
sus prerrogativas. La asamblea escuchó todos estos
duelos del monarca, compadeció su debilidad y
pasó adelante.


Poquísimas personas deseaban en aquel momen-
to el arresto de Luis XVI. Los aristócratas veian
cumplido en. su fuga el mas ardiente de sus deseos,
y se lisongeaban con una próxima guerra civil. •
Los miemhros mas exaltados del partido popular
que ya principiaban á fastidiarse de tener un rey,.
celehraban que su ausencia les proporcionase la
ocasion de pasar sin él y concebian la idea y la
esperanza de una república. Toda la parte mode-
rada que en aquel tiempo dominaba en la asam-
blea, deseaba que el rey llegase sano y salvo á Mont-


* Estas suposiciones ue Mr. Thiers son demasiado inju-
riosas para que dehan admitirse sin prueba. La aristocracia
podia desear la eontinuaeion de privilcgios injustos, cn lo
cual hacia muy mal, pero de esto á desear la guerra civi
hay tantos grados de perversidad, que no pueden suponerse
ligeramente. (N. del T.)




ASA1\lBLEA CONSTITUYENTE (1791). 87
medy, lisonjeándose, atendida su equidad natural,
que seria mas facil un acomodo entre el rey y la
nacion. No se miraba entonces con tanto asombro
como antiguamente el ver á un monarca amena-
zando la constitucion del estado en medio de un
e j érci to ,y el pueblo solo era el que temia, por-
que así se 10 habían inspirado, y el que deseaba
con ansia el arresto del rey, no la asamblea. Tal
era el estado de las cosas en Paris.


Los viageros, que habian salido en la noche del
20 al 21, habian vencido sin obstáculo una gran
parte del camino y llegado sin tropiezo á Cha-
lons en aquel mismo dia á las cinco de la tarde.
Alli, por la manía que tenia el rey de asomarse á
la portezuela, no faltó quien le conociese y quien
quiso revelar el secreto; pero se lo estorbó el cor-
regidor, que era un realista á toda prueba. Mas al
llegar la rcal familia á Pont-de-Sommeville no
encontró los destacamentos que debian estarla es-
perando, yeso que los tales destacamentos ha-
bían estado aguardando allí muchas horas; pero
la conmocion del pueblo que se inquietaba con
aquellos movimientos de tropas les obligó á reti-
rarse. Sin embargo llegó el rey á Sainte Menehould,
donde sacando la cabeza por la portezuela fué co-
nocido por Drouet, hijo del maestro dc postas y
revolucionar.io tIc primer ónlen. 7 Inmediatamen-
te aquel jóvcn, viendo que no podia detener el


~ U:!¡,.
(~, . ~ '\
~-J'.


,"
':~


{)"1,,: .. 4 ;




88 UEVOLUCION FKANCESX.
coche en Sainte Menehould,echó á CMt'er para Va-
reunes. Un honrado sargento que habia obsel'Ya,...
do su prisa y que sospechó el motivo', echó á COl'-
rel' detms de él paTa: detenerle, pero no le puda
alcanza 1'. Fué tan[a la diligencia fIue hizo Drouet,
(Iue llegó á Varennes antes (fue la fitmilia real, é
inmediatamente dió aviso á la municipalidad é
hizo tomar todas las medidas necesarias para el
arresto. Está situada Val'ennesá la orilla de un ria-
chuelo estrecho pero pl'ofundo, d.onde estaba de
guardia un destacamento de húsares; pero com()
el oficial no veía llegar la conducta que le habian
anunciado, habia dejado su tropa en el cuarteL
Lleg'{) por fin el CClche y pasó el puente, pero ape-
nas huho entrado en una especie tIc bóvclta quc'
era preciso atl'avesar, cuando Drouct, acompalla-
do de otro indivitluo, detiene los cahaJIos y ame~
nazando con un fitsil [tlos viageros,les pide quepre-
sellten sus pasaportes. Inmediatamente se le entre-
garon y cogiéndole Brouet , dice que debe exami-
narle el procurador síndico del ayuntamicnto, l1a-
ma(lo Sausse, ú cuya casa condujeron á la familia
real. 8 Este, despnes de examinar el pasaporte,
fingió que le encontraba muy :ell regla, y con la
mayor atencion suplicó al rey que aguardase. En
efecto estuvieron aguardando bastante tiempo hasta
que, asegurado Sausse de que ya habia lleg;ado
un númcro suficicnte de guardias nacionales, se




,~SAlmLEA CONSTITUYENTE; (179 f). 8~
qUIlo la mascarilla y le declaró al príncipe que'
estaLa rcconocido y arrestado. El rey estuvo sos-
teniendo. que era falso y la disputa principiaba á
acalorarse, cuando la reina impacientada, le dij(>
« supesto que Vd. le reconoce POl' su rey, háLlele
« á lo menos con el respeto que le debe. »


Viendo S. M. que era inútil toda negativa, re-
nunció al disimulo, y como la pieza en que se ha-
llaban estaLa llena de gente, tomó la palabra y
se esplicó con una vehemencia que no era comun
en él. Protestó de sus buenas intenciones, asegu-
loando que solo iba á l\Iontmedy para escuchar con
mas libcrtad los deseos de los pueblos y sustraer-
se de la tiranía de Paris. Pidió que le' dejasen con-
tinuar su viage y f{Ue le acompañasen hasta allí,
llegando llasta á ahrazal' á Sausse y rog'arle por la
salvacion de su esposa é hijos. La reina unió sus
súplicas á las de su marido, y tomando en :hrazos
al Delfin volvió á pedir á Sausse que le salvase~
Mas este, aunque enternecido, se resiste y les ins-
ta á que se vuelvan á París para evitar un;} guer-
ra civil. Por el contrario el rey, estremecido de
esta vuelta, persiste en querer continuar á l\Jont-
medy, cuando llegaron Damas 9 y Goguclas 10 con
los destacamentos que estahan situados en dife-
rentes puntos. En aquel momento se creyó libre
la fhmiJia real, pero no se podia contar con los
húsares. Les reunieron los oficiales, ammeián(lo-




90 REVOLUCION FRANCESA.
les que el rey y su familia se hallaban arrestados
y que era preciso libertarlos, pero los soldados
respondieron que ellos estaban por la nacion. Ya
entonces iban acudiendo á Varennes una multitud
de guardias nacionales de las cercanias á quienes
habia llegado el aviso, y toda la noche se pasó en
aquel estado. A las 6 de la mañana llega el jóven
Romeuf con el decreto de la asamblea y encuentra
el coche con los seis caballos enganchados mirando
hacía París. Presenta su decreto con la mayor amar-
gura é inmediatamente empieza á gritar toda la
familia contra Lafayette, diciendo que él es quien
la habia hecho arrestar. La reina misma parece
admirada de que no haya perecido á manos del
pueblo, y el jóven Romeuf solo dijo que tanto él
como su general no habían hecho mas que cum-
plir con su obligacion intentando seguirles, pero
que hubieran celebrado mucho no haberles en-
contrado. La reina cogió el decreto y le tiró en la
cama de los niños, pero luego le quitó de allí di-
ciendo que la mancharia. Entonces le dijo Romeuf,
Señora ¿ querria V. M. que otro que yo fuese tes-
tigo de tales cosas? La reina volvió en sí misma y
conservó despues toda su dignidad. Estando en
esto anunciaron la llegada de los diferentes cuer-
pos que habia. situado Bouillé en las inmediacio-
nes, pero la municipalidad mandó que en el mis-
mo inslante marchase la familia real á Paris, y no




ASA1UBLEA CONSTITUYENTE. (1791). 91
tuvo mas rcmcdio que subir al coche y empren-
der aquella marcha tan fatal eomo temida.


Advertido BouiHé á eso de la media noche de
aquella ocurrencia, se puso inmediatamente al
frente de un regimiento de cahalleria y salió gri-
tando viva el rey. En medio de las mayores inquie-
tudes marchó aquel valiente general á toda brida
haciendo nueve leguas en cuatro horas, y llegó á
Varennes, donde encontró diferentes cuerpos ya
reunidos, pero el rey habia salido hora y media
antes. Se hahian tomado en Varennes disposicio-
nes de defensa, cortando el puente y no pudien-
do vadearse el río, de suerte que para salvar al
rey debia Bouillé primero, dar un combate para
apoderarse del pueblo, pasar el rio y despues de
tanto tiempo perdido alcanzar al coche que tenia
ya hora y media de anticipacioIl. Estos ohstáculos
eran insuparahIes y no se necesitaba nada menos
para detener á un homhre tan adicto y tan em-
prendedor como Bouillé, el cual tuvo que retirar-
.se traspasado de dolor.


Cuando llegó á París la noticia del arresto del
rey , todo el mundo le creia ya fuera del alcance
del pueblo y por lo mismo fué estraordinaria la
alegria. Diputó la asamblea tres comisionados
nombrados de las tres secciones de la izquierda pa-
ra acompañar al monarca y conducirle hasta Pa-
rís; fueron elegidos Barnave , Latour-l\laubourg 11




92 nEYOJ~UCION FR,\:'I'CES:\..
y Petion, los cuales llegaron hasta Chalons, y
luego que encontraron á la fitmilia real, todas
las órdenes emanaron de ellos solos. Madama de
Tonrzel pasó á otro coche de comitiva con Latonr-
MauLourg, pero Barnave y Petion !Subieron al co-
che de la familia real. Era Latour-Manbourg un
cahalIero de mucha dislincion, amigo tle Lafayette,
é igualmente adicto al rey ({ue á la constittteion.
Si cedió á los dos cólegas el honor de alternar con
la familia real no fué mas que por interesarlos en
favor de aquellos ilustres desgraciados. Barnave
se sentó en la testera del coche entre el rey y la
reina, y Petion en la delantera entre madama


. Isabel y la princesita )\laría Teresa. El delfin, que
era todavia un nirio descansaba alternativamente
sobre las rodillas de todos. Tal había sido el cur-
so n'tpido de los acontecimientos! Un abogado jó-
ven de poco mas de veinte ailOs, sin otra distin-
cion que su talento: otro, conocido por su ilus-
tracion y sobre todo por el rigorismo de sus prin-
cipios, se hallaban sentados al lado del príncipe,
que poco antes era el mas absoluto de toda Euro-
pa , y dirigian todos sus movimientos. El viaje se-
guia con lentitud para acomodarse al paso de los
guardias nacionales , y asi duró ocho dias desde
Varennes hasta Paris. El calor era escesi\'o y un
polvo ahrasador ocasionado pOI' la turba, sofoca-
ha [t los "iajantes. En los primeros instantes en




ASA:lfDUU CO:VSTITUYEXTE. (.1791). 93
que la reina no pudo disimular el mal· humor que
la dominaha, reinó un silencio casi absoluto, pe-
ro al caho el rey trabó conversacion con Bal'nave ,
y pasando de un ohjeto á otrQvino á fijarse la
conversacion sobre el viaje de Montmedy. Unos y
otros se admiraron de ver cuan diversos eran de
lo que cada uno pensaha del otro. La reina quedó
sorprendida del buen seso y delicadas atenciones
del jóven Barnave, y asi no tardó en alzarse el
velo que la cubria la cara y tomar parte en la con-
versacion. La bondad del rey y la graciosa dignidad
de la r.eina hicieron impresion en Barnave, pero Pe-
tÍon se manífestó mas áspero y guanló y merecÍó
menos consideraciones. Al fin del viaje estaba ya
Bal'nave enteramente adicto á aquella desgraciada
familia y la reina, apasionada del mérito y jui-
cio recto del jóven tribuno, le hahia concedido
toda su estimacion. Así fué que en las relaciones
que tuvo despues con los diputados constituciona-
les, Barnave fué el que ohtuvo mas particular-
mente su confianza. j Con cuanta facilidad se per-
donarían los partidos unos á otros si pudieran
verse y oirse! *


Se habia determinado en Paris el modo con que
dehia recihirse á la real familia y fijado en varias
partes un cartel en que se decia: ce Se apaleará á cual~


• Véase la nota 6 al fitl del tomo.




94 REVOLUCION FRANCESA.
quiemqueaplauda al rey y se ahorcará á cualqniera que le
insulte. Fué puntualmente ejecutada esta órden y no
se oyeron insultos ni aplausos. Se hizo dar un ro-
deo al coche por no atravesar por Paris, y entró
por los campos Eliseos que conducen directamen-
te á palacio donde concurrió un gentio inmenso,
pero silencioso y con el sombrero puesto. Lafilyet-
te acompañado de una numerosa guardia habia
tomado las mayores precauciones. Los tres guar-
dias de corps que habian contribuido á la fuga
estaban sentados en el pescante del coche, es-
puestos á la vista y á la ira del pueblo , mas sin
embargo no se les hizo ninguna violencia. Cuan-
do llegó á palacio el coche, se rodeó inmediata-
mente de gente y la familia real apeándose pre-
cipitadamente ,se halló en medio de una doble
fila de guardias nacionales, destinados á proteger-
la. La reina que venia la última, se vio casi soste-
nida en brazos de los señores de Noailles y D'Ai-
guillon, enemigos de la corte, pero amigos gene-
rosos de la desgracia. Al verlos acercarse, concibió
al principio sospechas contra sus intenciones, pe-
,ro se entregó á ellos y llegó sana y salva á palacio.


En esto paró aquel viage, cuyo éxito funesto
110 puede atribuirse eon justicia á ninguno de los
que lo habian preparado. Una casualiad le
descompuso ,asi como otra casualidad pudo ha-
berle conducido á buen término. Si por ejemplo




ASAMBlEA CO:'fSTlTU\'ENTE \1791). 95
Drouet hubiese sido detenido y arrestado por el
que le persiguió, el coche hubiera seguido sin es-
torbo. Tal vez le faltó al rey un poco de energia
cuando le conocieron; pero de todos modos á na-
die se debe acriminar por el tal viaje; ni á Jos
que le aconsejaron ni á los que le ejecutaron,
sino que fue el resultado de aquella fatalidad que
persigue á los débiles en medio de las tormentas
revolucionarias.


El viaje de Varennes tuvo por efecto acabar
con todo respeto all'ey , acostumbrar los ánimos á
pasarse sin él y dispertar el deseo de la república.
Desde la mañana misma de su llegada, la asam-
blea proveyó á todo por medio de un decreto. Luis
XVI quedaba suspenso de sus funciones y se le
puso una guardia responsable de su persona, así
como de la reina y del delfin. Se encargó á tres
diputados, que fueron D' Andre 12, Tronchet 13 y Du-
port, que tomaron las declaraciones al rey y á la
reina observándose la mayor mesura en las espre-
siones, como que jamas faltó aquella asamblea al
decoro y atenciones debidas, pero esto no salva-
ha lo sustancial que era quedar el rey provisio-
nalmente destronado.


La responsabilidad que se impuso á la guardia
nacional hizo que se mostrase severa y muchas
veces importuna en su servicio cerca de Olas per-
sonas reales, pues continuamente velaban centi-


n. 7




96 IlEYOLUCION FRANCESA.
nelas en las puertas sin perderlas jamas de vista.
Queriendo un día asegurarse el rey de si estaha
realmente preso, se presentó á una puerta, pero
el centinela se bpuso i su paso. Entonces le dijo
Luis XVI ¡, Me conoce V. '( Si sellor, contestó el
(:entinela. Solo se le deJÓ al rey la facultad de pa-
searse por el jardin de Tullerías antes de la hora
en que se ahria para el público.


Hicieron entonces Barnave y los Lameths lo que
tanto habian echado en cara á l\firaheau , que fué
ponerse al lado del trono y entenderse con la corte.
Verdad es que no recibieron dinero • ,pero lo que
echaban en cara á Mirabeau, no tanto era el pre-
cio de la alianza, cuanto la alianza misma, y des-
pues de haberse mostrado antes tan· severos, se
conformaban ahora con la leycomun que obliga á
todos los gefes populal'cs :1 reconciliarse con la au-
toridad á, medida que la van poseyendo. Sin em-
bargo es de alabar, visto el estado de cosas, el ser_
vicio que hicieron al rey Bal'l1ave y los Lameths en
aquel momento, y jamas manifestaron mayor des-
treza, energía y talento. Bal'l1ave fué quien dictó
la conlestacion del rey á los comisarios nombrados
por la asamblea. En aquella contestacion daba Luis
xn por motivos de su fuga el deseo de conocer
mejor la opinion pública; aseguraba haberla estu-


* Bagatela e:i 1<\ difcreucia. (N. riel T.)




ASAlfBI,E.\ CONSTITUYENTE. (1791). ~)1
(liado bien durante su viage y probaha con hechos
que no había querido salir de Francia. En cuanto
á sus protestas contenidas en las memorias que ha-
bia remitido á la asamblea, decia con razon que
versaban no sobre los principios fundamentales de
la constitucion, sino sobre los medios de ejecucion
que se 11ahian dejado en sus manos; añadia que
ahora, conociendo la voluntad geneml , no tituhea-
ria en conformarse á ella y en hacer todos los sa-
cl'ificios necesarios al bien de todos. *


Para hacer que recayese solo en su persona la ira
de la asamblea , la dirigió Bouillé una carta que
podria llamarse insensata, á no tener por escusa la
generosidad que la habia dictado. Confesaba en
ella ser el único autor del viage del rey, cuando se
sabia por el contrario que él se habia opuesto. De-
claraba en nombre de los soberanos que Paris res-
pondería de la seguridad de la familia real, y que
una venganza terrible castigaria el menor insulto
que se le hiciese; añadia una especie cuya false-
dad nadie sabia mejor que él, y era que los recur-
sos militares de la Francia eran nulos y que con-
duciria él mismo los ejércitos enemigos al ·corazon
de su patria por caminos que él conocía. Quiso
prestarse la asamblea á esta generosa bravata, fin-
giendo creer que toda la culpa estaha de parte


• V(;ase la nota 7 al fin dd tomo.




98 lI.EVOLUClON }'nANClSA.
de Bouillé, que ya no tenia nada que temer ha-
biendo desertado al estrangero. Temiendo la corte
de España que la menor demostraeion irritase los
ánimos y espusiese la familia real á mayores peli-
gros, se opuso á un intento preparado contra la
frontera del medio dia , en que debian tomar par-
te los caballeros de Malta con dos fragatas, y en
seguida declaró al gobierno frances que no se ha-
bían alterado sus buenas disposiciones. El Norte
no guardó tanta cordura, pues las potencias de
aquel lado , escitadas por los emigrados, tomaron
una actitud amenazadora. Despachó el rey comi-
sionados á Bruselas y á Coblentz para que se acer-
casen á los emigrados, y les hiciesen conocer las
buenas disposiciones de la asamblea, y las espe-
ranzas que se habia concebido de un arreglo ven-
tajoso. Pero se les recibió muy mal y tuvieron que
volver inmediatamente á Paris. Aquellos levanta-
ron tropas en nombre del rey, obligándole de es-
te modo á que los desmintiese formalmente. Pre-
tendían los emígrados que el conde de Provenza, ,.
que estaba á la sazon con ellos, era regente del
reino y que hallándose prisionero el rey , no te-
nia voluntad propia pues todo cuanto decia era
obra de sus opresores. La paz de Catalina de Ru-
sia con los Turcos, que se concluyó en el mes de


" El mismo que rué despues Luis XVIII.




ASAMBLEA CONSTITUYENTE. (1791). 99
agosto de aquel ailO , escitó todavia mas su insen-
sata alegria, persuadiéndose á que podian dispo-
ner de todas las potencias de Europa. A no con-
siderar mas que el estado de las plazas fuertes
que estaban desmanteladas, y la desorganizacion
del ejército abandonado dc todos sus oficiales,
parecia fuera de duda una próxima invasion que
hubiera sido muy temible. Pero se habian pasado
ya cerca de dos años desde que habian salido de
Francia sin haber logrado volver á entrar como ven-
cedores, á pesar de sus grandes esperanzas. Apa-
rentaban las potencias estar prontas á todo, pero
Piu no se daba prisa: Leopoldo debilitado por la
guerra y poco satisfecho de los emigrados, ansiaba
por la paz. El rey de Prusia ofrecía mucho, pero
tenia poco interes en cumplir sus ofertas. Gustavo
anelaba por mandar una espedicion contra la Fran-
cia, pero se hallaba muy distante, y Catalina, que
era quien podia ayudarle, apenas desembarazada
de la guerra con los Turcos, tenia que comprimir
á la Polonia. Ultimamente para armar aquella coa-
licion era necesario consultar tantos intereses que
era muy difícil combinarla.


Bastaba para haber abierto los ojos de los emi-
grados la declaracion de Pilnitz sobre el decanta-
do celo de los soberanos, porque aquella declara-
cion hecha en comun por el rey de Prusia yel em-
perador Leopoldo, decia fIue la situacion del rey




100 REVOLUCION f<'llANCESA.
de Francia importaba á todos los soberanos, quíe,;.
lles sin duda se reunirian para proporcionar á Luis
XVI los medios de establecer un gobierno confor-
me á los intereses del trono y del pueblo; que en
este caso se reunirían el rey de Prusia yel empera-
dor á los demas pl'Íncipes para conseguir el mismo
fin, y entretanto debian preparar sus trapas para
obrar. Se ha sahido despues que aquella dedam-
cion contenia al'tÍculos secretos en q.ue se estipula-
ha que el Austria no pondl'ia obstáculos á las pre"
tensiones de la Prusia, sobre una parte de la P 0-
lonia. No se necesitaba nada menos para incitar á
la Prusia á desentenderse de sus mas antiguos inte-
reses ,ligándose con el Austria contra la Francia.
¿ Qué epa pues de esperar de un eelo que se ne-
cesitaba escita!' por tales medios y qué habia que
esperar de sus obras, cuando se notaba tal reserva
en sus palabras'? A la verdad, la Fl'ancÍa estaba.
como desarmada, pero· cuando un pueblo entf!ro·
se subleva, no tarda mucho en armarse, y como
dijo despues el célehre Camot, nada hay imposible·
para veinte y eineo millones de hombres. Es cierlo
cIue se retil'Uhan los oficial~s , pero como eran jóve-
nes ]05 mas de ellos y colocados por mero [;wor,
no tenían esperiencia ni prestigio en el ejército. 1)01'
otra parte, el arranque do todos los ciudadanos y
de todos sus recursos iba muy pronto á producir
olicialcs y generales, mas sin emhargo no puede




ASA:\]llI~EA CONSTITUYENTE (1791). 101
negarse que aun sin tcner la preslll1cion que do-
minaba en Coblentz,cra muy dudoso que la Fran-
cia opusiese tanta resistencia como luego vimos {t
la invasion.


Entl'etanto, envió la asamblea comisionados á
las fronteras y dictÓ gmndes preparativos. Todas
las guardias nacionales pedian (fue se las pusiese
cn actividad, y varios generales, entre otros Du-
mouriez,que despues salvó á la Francia en los des-
filaderos de la Argona, se presentaban para servir.


Al paso que no olvidaba nada para la segurida<l
esterior del estado, se daba prisa la asamblea á
concluir su obra constitucional, á restituil' al rey
el ejercicio de sus funciones y si era posible algu-
nas de sus' prerrogativas ..


Todos los matizes del lado izquierdo, esceptuan-
do los que empezaban á llamarse republicanos, ha-
bian aderido á un mismo sistema de moderacioll.
Barnave y ~Ialouet votaban juntos y trahajahan de
acuerdo; Petion, Rohespicrt'e-, Buzot 1~ y algu-
nos otros habian adoptado< la república, pero su
número era codo. El lado derecho continuaha en
sus imprudencias y pl'Otestaha en lugar de unirse
[¡ la mayoría moderada, que no dejaba por eso de
dominar la asamblea. Sus enemigos que le huhie-
ran ciertamente acusado, si hubiesc destronado al
rey, le hall cchado despues en cara haLedc vuelto
á Paris, y colocado sobre un trono vacilante. ¿ Pero




102 REVOLUCI0N FltANCES.t.
qué medio la quedaba? Reemplazar al rey por una
república era muy aventurado, cambiar la dinas-
tía era inútil, porque en caso de tener un rey,
mas valia conservar el actual, fuera de que el du-
que de Odeans no merecía ser preferido á Luis
XVI. En uno y otro caso, quitar al rey era faltar-
á unos derechos reconocidos y dar á la emigracion
un gefe muy precioso para ella, pues que la llU-
hiera llevado títulos de que carecia. Por el con-
trario, devolver á Luis XVI su autoridad restitu-
yéndole cuantas prerrogativas se pudiese, era cum-
plir con la obligacion nacional y quitar todo pm-
testo á la guerra civil. En una palabra se desem-
peitaba una obligacion, porque la asamblea no se
hahia comprometido á otra cosa que á establecer
un gobierno libre pero monárquico.


No titubeó la asamblea en medio de los grandes
obstáculos que tuvo que vencer. Aquella voz nue-
va de república habia hecho impresion en los áni-
mos un poco cansados ya de tanto oir hablar de
monarquía y constitucion. Con la ausencia y la sus-
pension del rey, se habia empezado á poner en
cuestion, como ya hemos dicho, si se podia pasar
sin él. Por de pronto los periódicos y los clubs
perdieron el respeto que hasta entonces se habia
guardado á su persona, y su fuga que, segun los tér-
minos del decreto sobre la residencia de los emplea-
dos público s, amenazaha con la deposicion, dió




ASAMBLEA CONSTITUYENTE (1791). 103
lugar á que se dijese que habia incurrido en ella.
Sin embargo, atendido el decreto mismo, se ne-
cesitaba haber salido del reino y resistido á las
intimaciones del cuerpo legislativo; pero de esto
no hacían caso los exaltados, sino que redonda-
mente le declaraban culpable y decaido del trono.
Los jacobinos y fi'anciscanos ponian el grito en el
cielo y no acertaban á comprender como habién-
dose visto libres de rey, se le volvían á imponer
de nuevo con tan buena voluntad. Si el duque de
Orleans tuvo alguna vez esperanzas , aquel fué sin
duda el momento en que debieron dispertársele;
pero tambien pudo conocer cuan poco prestigio
tenia su nombre, y cuan poco dispuestos estaban
los ánimos para aceptar un nuevo soberano, por
muy popular que fuese. Algunos folletistas que le
eran adictos, tal vez sin que él lo supiese, proba-
ron, como Antonio en favor de César, á ver si
era posible ponerle la corona en las sienes, y para
eso propusieron conferirle la regencia. Pero el mis-
mo se vió precisado á rechazar aquella idea por
medio de una declaracion, que mereció tan poco
aprecio como su persona. No mas rey, era el grito
general de los jacobinos y de los franciscanos, en
los corrillos y en los papeles públicos.


Iban multiplicándose las representaciones, y en-
tre ellas hubo una que se fijó en todas las esqui-
nas y hasta en la puerta del palacio de la asaml)lea~




to~ KEVOLUcION }'RANCESA.
firmada- por un coronel jóven llamado Af{lIiles:
Duchatelet 15, que hablando con los franceses les
recordaba la tranquilidad de que se' habia disfru-
tado durante el viage del monarca, y concluia por
decil' fIne la ausencia del príncipe era pI'eferihle á·
su presencia. Ai'ladia que su fuga equivalia á una
abdicacion y que la nacion y Luis XVI quedaban
libres de toda oLligacion recÍlwoca, que la histo-
ria estaha llena de los (Timines de los reyes, y por'
consiguiente debia la l1a('iol1 oponerse á admitit,
otra vez un monarca. El venladero autor de esta
representacion, atribuida al jóven Aquiles de Cha-
telet era Tomas Payne 16, ingles y acto!' p"Íncipal
en la revolucion americana. "«'LIé denunciado {t la
asamblea, la cual despues de una discuslon muy
viva, tuvo por mas conveniente no darla importan-
cia y responder co-n su indiferencia á los avisos y
ú las injurias, como se habia hecho siempre.


Presentaron pOI' fin su informe el día 16 de ju-
lio los comisionados encargados de examinar el
asulllo de Varennes, diciendo que nada tenia de
culpahle aquel viage, y que en todo caso, el rey
era inviolable. A esto se redujo su dictámen, alía-
diendo que de ningun modo podia resultar la tle-
posicion, supuesto que el rey no hahia permane-
cido ausente mueho tiempo, y por que adcmas no
habia resistido á las intimaciones del cnerpo le-
gislatiyo.




ASA~IlILEA CONSTITUYENTE. (1791). 105
Repitieron llobespierre, Petion y Buzot, lodo"


los argumentos ya sabidos contra la inviolahilidall,
á los que contestaron Duport, Barnave y Salles 17.,.
Y por último se decretó que no se podía encau-
sar al rey por el hecho de su evasion. Solo se aña-
dieron dos artículos al decreto de inviolabilidad.
Apenas fué tomada esta resolucion, cuando se le-
vantó llobespierre y protestó altamente en nom-
bre de la humanidad.


En la tarde que precedió á esta decisÍon hubo
un gran tumulto en los jacobinos, quienes redacta-
ron una peticion dirigida á la asamhlea para que
fleclarase al rey depuesto, como pérfido y traidor
á sus jUl'amentos, y para que proveyese á su rem-
plazo por todos los medios constitucionales. Se re-
solvió llevar esta peticion al día siguiente al cam-
po de Marte para flue todos pudiesen firmarla
sohre el altar de la patria, lo cual se hizo en efec-
to reuniéndose á la turba de sediciosos la de
los curiosos que querian ser testigos del ,>uceso.
Pero ya estaba dado el decreto y no habia lug:u'
á la peticiono Llegó Lafayette, derribú las barri-
cadas ya levantadas, y no solo se le amenazó, sino
que recibió un tiro, que aunque disparado á que-
ma ropa no le hirió. Se hahian incorporado con
él los oliciales municipales, quienes obtuvieron
que se retirase el populacho, dando lugar á que
se situasen varias partidas de guardias nacionales




106 RE\'OLUCION FRANCESA.
que velaban sobre él. Pero no se logró lo que se
esperaba porque luego volvió á empezar el tu-
multo, y habiéndose encontrado dos inválidos, no
se sabe porque motivo, debajo del altar de la pa-
tria, fueron degollados, y desde aquel momento
llegó el desórden al mayor estremo. La asamblea
llamó á la municipalidad y la encargó que vigi-
lase y:mantuviese el órden público, y con este
motivo se trasladó Bailly al campo de Marte, don-
de mandó desplegar la bandera encarnada en vir-
tud de la ley marcial. Fué justísimo desplegar
la fuerza en aquella circunstancia, por mas que
se haya querido decir despues lo contrario, por-
que ó se querian ó no las nuevas leyes; si se de-
seaba su ejecucion, preciso era que se aplicasen,
que hubiese alguna estahilidad, que la insurrec-
cion no se perpetuase y que la voluntad de la
asamblea no pudiese ser reformada por los plehis-
citos de la muchedumbre. Dehia pues Bailly hacer
ejecutar la ley, y para ello se presentó con aquel
valor impertérrito que había manifestado siempre.
Recihió varios tiros que no le alcanzaron, y no pu-
do en medio del tumulto hacer todas las intima-
ciones prescritas. Al principio mandó Lafayette
disparar algunos tiros al aire, con lo cual la turha
ahandonó el altar de la patria; pero pronto vol-
vió á reunirse. Viéndose entonces en aquel es-
tremo, mandó hacer fuego cayendo algunos fac-




ASA~IBLEA CONSTlT[JYE~TE (1791). 101
dosos de aquella primera descarga, cuyo núme~
ro se ha exagerado mucho reduciéndole unos á
treinta , otros haciéndole subir á cuatrocientos,
y los furibundos á algunos miles. A estos últimos
se les dió crédito en el primer momento y fué
general el terror. Con aquel ejemplar severo se
apaciguaron por algun tiempo los agitadores, y
segun costumbre se acusó á todos los partidos de
haber escitado el movimiento, siendo probable
que muchos habrian contribuido á él, pues que
á muchos convenia el desórden. Iban acordes en-
tonces para establecer el sosiego constitucional,
el rey, la mayoría de la asamblea, la guardia na-
cional y las autoridades municipales y departa-
mentales, teniendo que combatir á la democracia
de dentro y á la aristocracia de fuera. Componia la
asamblea y la guardb nacional aquella clase me-
dia, rica, ilustrada y prudente que queria el ór-
den y las leyes y debia en aquella circunstancia
unirse naturalmente al rey, que por su parte apa-
rentaba resignarse á una autoridad limitada. Pero
conviniendo á esta clase detenerse ya en el punto
á que habia llegado, no era del mismo dictámen
la aristocracia, que solo deseaba turbulencias, ni
tampoco el pueblo que queria adquirir y levan-
tarse mas alto. Era Barnave, como antes ha-
bia sido Mirabeau, el orador de aquella clase me-
dia, ilustrada y moderada, cuyo gefe militar era




108 1m"01.ur:IOX F1lANCES;\.
Lafayette. Danton y Camilo Desmoulins eran los
oradores de la multitud (Iue queria tam]Jien rei-
nar á su vez y que tenia por genel'al á SantelTe.
La' representaban en las asambleas y en las nue-
vas administraciones algunas cabezas ardientes ó
fimáticas, que procuraban acelerar su triunfo con
sus declamaciones.


Se ha echado en caraeon acrimonia á Bai1ly
y á Lafayette la egecucion sangrienta del campo
de Marte, pero tanto el uno como el otro hicieron
lo que creian de su obligacion, sacrificando á la
observancia de la ley su popularidad y su propia
vida, sin que les quedase el menor remordimien-
to por haber cumplido con ella. Con su energia
impusieron temor á los facciosos, y ya pensaban
los mas señalados de entre ellos en sustl'aerse al
golpe que les hacia temel' su imaginacion. Robes-
pierre, á quien hemos visto hasta ahora sostener
las pretensiones mas exageradas, temblaba en su
obscura mansion y á pesar de su inviolabilidad
como diputado, pedia asilo á todos sus amigos.
Asi fué que el ejemplar produjo su efecto, y por
un instante á lo menos el temor puso fl'eno á to-
das las imaginaciones turbulentas.


En aquel tiempo tomó la asamblea una deter-
minacion que ha sido muy criticada despues, y
cuyo resultado no fué tan funesto como se habia
pensado, cual fué que ninguno de sus indi viduos




ASAltIBLE.\ CONSTITUYENTE. (1791). 109
pllediese ser reelegido. El autor de la proposicion
fué Robespicrre , de quien se dijo que solo la ha-
hia hecho por envidia del mérito de sus cólegas,
entre los cuales no habia podido brillar. Era na-
tural en efecto que les tuviese algun rencor , h~­
hiendo luchado siempre contea ellos, pero tam-
bien pudicl'Ol1 tCller parte en sus sentimientos la
cOll\'iccion, la envidia y el odio. La asamblea de
quien se murmuraba que queria perpetuar su po-


. del', y cuya moderacion empezaba ya á disgustar
ii la muchedumbre, se apresuró á contestar á to-
das las murmuraciones con un desinteres ,tal ve7.
exagerado, decidiendo que sus individuos queda-
ban excluidos de la próxima legislatura. De estc
modo se vió privada la nueva asamblea de aque-
llos hombres, cuya exaltacion se habia templa-
do y cuyos conocimientos legislativos se hahían
madumdo con una esperiencia de tres arlOS. Sin
embargo, al vel' mas tarde las causas de las revo-
luciones que siguieron, se juzgará mejor de la
importancia que pudo tener aquella medida tan-
tas veces desaprohada.


Babia llegado el momento de concluir los tra-
bajos constitucionales y de poner tranquilamente
término á una carrera tan tempestuosa. Tenian
los miembros del lado izquierdo el proyecto de
concertarse entre si para retocar ciertas partes de
Ja constitucion, y se habia decidido que se leyese




110 REVOl"UCION FRANCESA.
íntegra para juzgarla en su totalidad y poner en
armonia sus diferentes partes. Esto fué lo que se
llamó la revision y lo que mas adelante en los días
del fervor republicano, fué mirado como una me-
dida calamitosa. Barnave y los Lameths se habian
puesto de acuerdo con Malouet para reformar
ciertos artículos que ofendían la prerrogativa real
y á lo que ellos llamaban la estabilidad del trOI~'o~
Sc ha dicho que tuvieron el proyecto de estable:"
cer las dos cámaras estando, convenidos en que
cuando se acabase su lectura, Malout entraria en
la cuestion y que en seguida le contestaría Bar-
nave con vehemencia para cubrir mejor sus inten-
ciones , pero que al paso que defenderia la mayor
parte de los artículos, abandonaría algunos otros
como evidentemente peligrosos y condenados por
una esperiencia universal. Tales eran las condi-
ciones arregladas, cuando sucedieron las ridículas
y peligrosas protestas del lado derecho que haLia
resuelto abstenerse de votar, con lo cual se hizo
ya imposible todo acomodo. El lado izquierdo no
quiso escuchar nada y cuando se hizo la ¡nsinua-
cion convenida, los gritos que se levantaron por
todas partes no permitieron á Malouet y á sus
amigos proseguir en su plan ., de donde resultó
que la constitucion quedó concluida y presenta-


.. Véase la nota 8 al fin del tomo.




... :'>,'t.lUIlLli.\ CONSTlTl"I: E.'ITE, (11~) 1:. í í ¡
la Íllllledíatamenle Ú la aceptacion del rey, a
quien desde aquel momento se puso en libertad :
/¡ por mejor decir ~ se levantaron las órdenes n-
gorosas que tenia la guardia de palacio ~ y tu vn
f.'lcultad de retirarse donde quísiese para examí-
nar la constitucion y aceptarla lilH'emenle ¿ QUf:
podía hacel' Luis XVI en tal caso? Si reusaba j;:¡
constitucion, abdicaba á favor de la república; 10
mas seguro en su mismo sistema era aceptarla y
aguardar que el tiempo le devolviese el poder que
miraba como legítimo. En consecuencia y des pues
de haber dejado pasar algunos dias ,declaró el
13 de setiembre que aceptaba la constitucion. Es-
ta noticÍa causó un íúbílo estraordinario, eomo !1
en efecto se huhiesen tenido recelos de algun os-
táculo de parte del rey, y como si su eonsentimÍell-
to huhiese sido una concesioD incspcmda, Vino á
la asamhlea que le recibió como en los dias mas
felices. Lafayette que no se olvidaba. nunca de re-
parar los males inevitables en las turbulencias po~
líticas, propuso una amnistia general para todos
los hechos relaLÍvos á la revolucion, la cual fue
proclamada en medio de aplausos de alegria y
las cárceles se abrieron Ínmediatamente. En fin
Thouret, que fué el último presidente, declaro el
30 de setiembre que la asamhlea constítuyentt'
daba 611 á sus sesiones.


le






NOTAS DEL rRADUCTOll
PERTENECIENTES AL CAPITULO SEGUNDO~


PA.(;I~A 6(;.
t Santcl'l'e, fa))('ieante de CeI'veza en Paris , barrio


de S, Antonio, era homl)l'e de grandes fnel'zas y de una
uudada pl'opordollada, pOI' lo que gozaba de grande in-
flujo en Stl bat'l'io. Aunque era ignorantísimo , tenia aque-
lla eloeuenda propia de las 'Verdulel'as , y asi desde el
lll'ineipio de la I'evoludon se 'le vió Iignrar en todas las
usonadas al lado de Legelldre, Saint Iltu'ugue y otros
corifeos de ta canalla. Con tan hellasprendas no tardó en
ser el favorito· de la faecmn orleanista, y en ser admiti.J.o
familiarmente en el 'Palado Real y en Monsseaux. Su pri-
mer campaña rué 1a toma de la ·Bastilla, de cuyas resultas
fué nombrado comandante debatallon de la guardia na-
cional. En 17'91 intentó un proceso á Lafayette, por ha-
berle aeltSado este de 4'lue habia disparado un tiro eontra
su edecan Besmottesel dia en que el pueblo acometió el
castillo «e Vineennes.El mismo año le mandaron prender
de resultas de los aeontecimientos del campo de J\larte,
pCI'e 'se hllyó. El 28 de noviembre del mismo dió una
alarma fulsa á todos los cuerpos de guardia de Paris, es-
pal.'ciemlo 13 voz de que las tropas iban á ser degolladas
para facilitar la huida del rey. En c('jnsecueneia se refor-
~r()n t'Údos los puestos y se cerraron las puertas de pa-
lacio, dejando presos á todos hMta la mañana siguiente.
Pero euando su influjo llegó hasta el mas alto grado fIlé
en 1792 , cuando el 20 de junio, pucsto al fl'entc de los
jacobinos, condujo al populaeho á palacio y llenó de ul-
tl'ages al rey y á teda su familia. El 51 del mes siguiente
armó una I'iñu en los campos elíseos entre los mafscJlc-




ih
,e~ , a c¡uielJcs d daha un convite CI\'ÍlO, ) lo" granada,:"
del batallon di'\ barrio de las monjas de Sto. Tomas, que
pasaban por ad ¡etos á Lnis XYI. Ultim:lmcnte el JO .te
agosto 1792, ~üendo ya comandallte de la guanlia nado
!lal, favoreció los (,sfu'erzos de los jacobinos para drstl'llir
hl monarqui;¡ y se lIeyó prrso al l't:y al Temple. En medio
de eso no se te tuvo por hombre C;¡P;¡z de dirigir las rnat;¡n·
zas de !;¡s prisiones en los priwuos dias de setiemhre, y
Marat le miraba, sq;un dice PrudllODle, como un hombre
sin carácter. Por tanto la municip:llidad le (~IIC:II'gÚ d dia
3'1 de ~lgosto que fuese á p;¡~al> una revista á Ve¡'sallcs ,
de donde nu \ohió hasta el 4: de setiemlJl'e , priyándole
asi dél honor de concunil' Ú Jos asesinatos de aquellos
días. 1\1a5 él supo muy bicn "illdicarle, presentándose el
18 de aquel mes en la barra de la asamhll~a para anulI-
ciar que aquellos asesinatos provenian ue los últimos es-
fuerzos de b aristocracia e~pit:alllc. Poco tiempo despues
le nombraron mariscal de callJpo,} luego prcsl;llló su di-
mision de comand;¡nte de la guardia con motivo de la in
slllwrdinacion de 1I1Ia parln de ella que estaba de sení-
cio en I~l Temple. El 11 d!~ r1icil'1ll1m~ condujo ú Luis X VI
á la balTa de la c,)!I\eut;iOIl pala ser .i llzgado, y el1 G pre-
sentó una carta que le babian dirigid u para aquel prlnci-
pe , quejándose mucho de las inlrigas de los realistas. El
2-1 de enero 1793 mandó, acom pailado de Berru)'er, las
tropas que protegieron la ejecueioll del monarca, y él fué
quien le interrumpió cuando quiso hablar al pueblo desde
el cadalso, mandando dar un n'dohle;'¡ los tambores, De~
sean do figurar tambien como militar, presentó á la 1:011-
vencion un plan de campaüa contra d Vcndée y salió pa
ra allí al frente de catorce mil hombres el dia 10 de junio,
pero le batieron constantemente· en cuantas acciones
ocunieron. Por fin rué necesario pl'endcl'le , pero tuvo la
fortuna de que llegase el 9 thel'IlIidor en que reeobró la
libertad, mas no y()\Yieron :" emplearle. Los afios siguien-
tes vi"ió retirado en Paris asislÍendo constantemente al
club del picadero, pero sin poder recobrar aquel inllujú
funesto que habi~ cesado de ser de moda, y cuidando




j)E[ TllADrnOn t 1:1
~()bre (odo d,~ adquirir propipíbdes en [(~I'Illilll" di; qne
sc !tizo dueño de la mayol' parte del terreno que o,~upah;1
ei castillo del Temple.


PAGINA 71 ..


:2. Goupil de Prefclu, magistl'ado antiguo y diputado
á los estadof'. generales por Alcnzon , abrazó el partido
rpyolucionario ,pero sin exageracion. Así votó por el veto
;dJsolnto del rey y sostuvo que la asamblea no habia sido
cOlHocada para hacel' una constitucion nueva, sino para
a~egnrar la antigua. Sus opiniones, como miembro de la
comision de pensiones y de il1Ycstigaciones, disgustaban
igualmente al lado del'echo que al izquierdo, lo cual in-
clina á creer quc estaban en lo cierto. Fué de los que
querian que el rey tuviese el dereeho de proponer la
gtwrra, pero que la asamblea era quien debia declararla
Proyocó la suprcsioll de los titulas de príncipes, duques,
condes etc. pem conservando los que tenían ~os prínd-
pes de la sangre, cuya escepcion combatió Lafayette. Fu,"
presidente de la sociedad llamada confedcracion ele los ami
gos de la verdad y lino de los que mas promo"icron las
/'ccompclH:as pa!'a los vcncedül'cs dc la Bastilla; pero se
opuso ú que se cOllcediesf'tl los derechos de cindada nos
activos ú los hombl'es de color. Desaprobó altamente la
renuncia que hizo el dnque de Orleans de sus derechos á
la corona en el caso de decla¡'al'se incompatibles con los
de ciudadano actiyo, antcs al contrario ohtuvo el decreto
para que los miemhros de la familia real fuesen eligíbles
para todos los empleos de nombramiento real, esceptn
el mando de los'ej(\l'citos, sin p(~rmiso del cuerpo legis-
Iati,·o. Despues de la lrgislatura procuró no figurar en na
da h:lsta el año 179iS, en que eldepartam ento de Orne J,:
nombró para el consrjo de los ancianos. Allí propuso en·
tre otras cosas la dut'Ísima ley del srcucstro de [os bíp
llrs de los parll'¡'s y madres de los emigr<ldos 1 cuando h
lucha entre el Directorio y los eónslIle¡., se pronunció COII
Ha los tl'inmi¡w,. y pidió 'lUí:' se celT~l<;ell 1:1" ~,,('i('Ja.lc,




NOTAS


popula-I'CS. CltilllaUll'lIte Bonap:\l'le le 110111111'<'1 míelllbt'n
dcl tribunal dc easaeion , en cuyo uesliuo lllurió cl 1 X
¡.le febrcro t~OI.


,) P. J. G. Cabaltis, doctor en· mc(licina , micmbl'O
dd institnto dc Francia, ya conocido pOI' sus principios
filosóficos antes ue la n~YOrlleioll ,abl'azó su CatLSa COII ar-
uor , se intimó mucho COH l\Iil'abcau y l/¡'gó ú· SCI' regido!"
dc Paris y elCCtOI' de su munieipali(lad. Dcspucs de h
mucrtc de su amigo, á q~licn asistió dlll'::mtc su últim:l
enfcl'l1ledad , pal'cció quCl'Cl' abandonal' la carrcra políti-
ca ral'a entl'cgarse enteramente á la suya propia, pucs se
le "ió publicar en aquella época algunas ol)J'as dc medi-
cina muy estimadas, y entl'e eUas las observaciones sobre
los hospitales. De todos modos no volvió á Oil'SC habhll'
dc él hasta el año 1790 en que le nomhral'oll jurado ell:
el L¡'ibunal I'cyolucional'io'Y donde estmo muy poco ticIll-
po y despues viviD ignorado hasta el mes de marzo 1798.
Entonces I'ué elcgid9 micmbro dcl consejo dc los 500 por
el !Janio dcl Scna (lolldc cstú situado el instituto de que
era miernhro. Agradecido al Dil'ectol'io que hallia cOlllir-
mado su eleccion COIl prefcrencia ú la dcl oratorio, yotó
inmediatamente por que se le cCimfiricse el de¡'ccho de
nombrar empleados en las plazas vacantes en el h'ilmnal
de casacion. Despues leyó vaJ'ios informes rclativos á la.
medicina, como por ejPlIlplo sobre el modo con qne se de-
bian recibir sus candidatos: sobre las revoluciones lJue ha
esperirnentado esta ciencia: sobre el método de su ensclian-
za etc. todos los cuales cOITen impresos con. grandísima
aceptacion y estan tmducidos al castcllano. Clamó l'epe-
tidas veces por que continuascu las leycs ['Cl)l'csi"as de la
imprcnta, quc entonces COUlO antes y como dcspues dc-
~PIIPt'aba frecnelltemcntc en liecmcia. Tornó \liJa pal'te al>
lim cn la revolucioll dcl 18 bnlIual'io y fuó UIIO de los pri-
meros quc declal'3t'On aquella misma lIodw quc el Dil'ee-
torio no existia, Nombrado mil'mlJl'o de la cOll1i~iull ilt




DEL TRADUCTOR. 117
lel'ina legislativa, pronunció un largo discUl'so contra el
terrorismo y cont'ra la monarquía y publicó un follelo en
elogio de la nueva conslitucion consular. De resultas ob-
tuvo plaza en el senado· consCl'vad()(' donde pm'maneció
hasta su muerte. La mas importante de sus obras es la
que tiene por título Relaciones de lo (tsico y lo moral dll
hombre, en que se encuentran reflexiones muy profundas
que parecen tendel' al materiafismo. Por lo mismo fueron
muy mal recibidas de lus personas religiosas, así Como
arrebataron los elogios de todo el partido filosófico.


PAGINA 82.


4 Esta madama de TourzeI , aya de Jos hijos de Luis
XVI, era de la familia de Cro'j del lIavre y rué presa igual-
mente que su hija, despues de la jornada del 10 de agos-
to t 792. Pe 1'0' á pesar de su zelo por la familia real pa-
só sin peligro toda la época del terror. Su hija Paulina
que se quedó en el temple con la hija de Luis XVI , se
easó despues con MI'. de Bearn , gentilhombre de cáma-
ca de la emperatriz de los franceses.


PAGI~A 82.


5 El conde de Ferscn era coronel del regimiento real
Sueco al servicio de Francia. El fué quien, como' dice el
testo, proporcionó el coche y acompañó al rey en su fu-
ga y volvió preso con. él á la capital. No recobró su li-
bertad hasta. la amnistia que se dió á consecuencia del
j!ll'amento de la constitución. Entonces se volvió á Suecia,
donde el rey. Gustavo le hizo capitan de su guardia, En
1791 le envió á Viena encargado de una mision secreta
r.elativa á la revolucion francesa. Despues de la muerte
del monarca no gozó de tanto crédito cerca del regente;
pero Gustavo Adolfo le nombró mariscal de palacio, y
fln 1797 ministro plenipotenciario cerea de la Dieta del
Impel'Ío , para la negoeiacion de la paz, Siendo miemb.'o
de la legadon Sueca en Rasladt tUYO UIla entreyista en




118 ,,"OTA:.


noviembre 1197 I:on el general Bonapal'te J fue I'eempl:\
l.ado poco tiempo despues. En setiembre 1803 era em-
bajador de Suecia en Dresdc y solía Hevar la cruz de San
Luis, de lo cual habiéndose quejado e! encargado de lIe
gocios de Francia, se le mandó que se abstuviese de lle-
varla: no quiso hacerlo y tuvieron que retirarle. Despue5
acá no sabemos nada de él,


PAGINA 8ti


G Los Rom:pufs eran dos hermanos jóvenes que se
unieron á la fortuna de Lafayctte cuando le nombraron
general de la guardia naciona(de Paris, J los nombró ede-
canes suyos. Este, que tUYO el encargo de coner dctras
de Luis XVI era Antonio, el otro se llamaba Luis. Los
dos acompañaron ú su general cuando se rué al ejército 'j
los hicieron capitanes de dl'agones " y ambos desert:\I'or:
tambien con él,


PAGINA 87,


1 Juan Bautista Drouet, maestro de pOS las de Sta.
Meneould , debió ú la sola casu:l!idad el papel que hizo
en la reyolncion, y est:l casualidad es la que se reliere en
el testo. La asamhlea le concedió en recompensa una
gratificacion de 50 mil francos, pero la renunció y pidió
en su lugar lm (,'T:vlo en la güEdal'mería , por que en oh'os
tiempos h;"bia servido como dragon en el ¡'cgimiento de
Condé. En 1792 fLlé nombrado diputado á la conyencion
por el departamento de Mame)' allí votó la muerte del
rey. Prescindiendo de que era ignonmtisimo ; tcnia unos
modalcs y t~no de "oz sumamentc groseros; y por lo mis-
mo ~e empeñaba en hablar á mcnudo de cosas que no
enlcudia y que le valían mucllGs sarcasmos dc sus com-
pañeros, Peto ú todo contestaha con audacia, exagera-
CÍon y fanatismo rcyoluciomrio. Siempre sentado en la
montaña, repetia y "ocea}Ja todo cuanto se decia al !'e-
.. ledo!' de él y perseguia it los ~¡:'ol1(linos eOIl un en(·"I'




DEi THADLCrOR,


lJiZ31JlicIlto feroz, Sin embargo, de cuando en cuandv
hacia mociones propias suyas, como cuando propuso en
20 de julio 1795 que se condenase'á muerte á rodos los
ingleses que se hallaban en Francia por que todos el'an
espias, segun él. En!) de setiembre apoyó la creacion de
un ejél'cito revolucionario, diciendo, « si se necesita ser
« vergantes para la felicidad del pueblo, seamos vergan-
/( tes. )) PI'OPUSO qne se hi('irse saber á los sospflchosos,
que el dia en que cOITiesc alglln peligro la libertad se-
rian sacl'iJlcados todos. Luego le enviaron al ejército del
norte y halh'tudose en Maubcgé en octubre del mismo año,
euando aquella plaza estaba sitiada por el príncipe de Co-
hOUl'g, trató de escaparse con algunos dragones para acc··
lerar los socorros, pero le cogieron los austl'Íaeos y le
Ileyaron lWCSO á Spitzbm'g en Moravia. De allí Sfl escapó
por una ventana de la cárcel, pero se dislocó un pie y le
\"olvicron ú cogcr , C0l110 tambicn una caeta bastante in-
solente que habia dejado escrita en la prision para el Em-
pel'ador. Este rué uno de los cangeados en Basilea con
Camus Beurnonville y otros por la hija dfl Luis XVI y se
volvió á su puesto en el consejo de los quinientos. Mucho
le disgustaba la calma que habia sucedido en Francia :)
las convulsiones del terror, y decia con mucha frescura
que si no huhiera sido por su 'desgracia él hubiera segui-
do los pasos de Robespierre , 1\Iarat y otros de su laya.
Por consecuencia de estas iueas se ligó Íntimamente con
Baheuf y fué uno de los cómplices de su conspiracion,
por lo cual le arrestaron en la noche del 10 al11 de ma-
JO 1796 Y le encerraron en la abadía. Mas tambien tuvo
la fortuna de escaparse, é hizo publicar en el diario de
los hombres libres los pormenores de su fuga , que fué
por el cañon de la chimenea. Poco despues se retiró á
Suiza y allí le proporcionaron los medios de embarcarse
para la India; pero al tiempo que llegaha ú Tenerife )
atacaban los ingleses aquella isla y se dice que dió mucs-
tras de valor en, aquella ocasion, UItimamen te habiendo
sido absuc1to en 1797 por el tribunal de V f,l1tlome que
seguía la causa de B:,))enL yo!yió :í Francia y pi rlirrrtorin




120 NO-TAS
le empleó en calidad de comisario en su ~departamento.
Despues del 1.8 lmullario los cónsules le nombraron sub-
prefecto de Sta. Meneould donde murió •.


PAGINA .. 88,


8 Este Sausse era un especiero de Váreuncs y pro-'-
euradO!' del eomun aqueLallo '1791, La asamblea recom-
pensó su conducta contra la familia ¡'eal con una gratifi-
€acion de 20 mil f¡'aucos, Cuando los emigrados y los
prusianos entraron en la Champagne en. 1. 792 se refugió
á un monte inmediato, peJ'o su muger y sus hijos fue-
ron muy mal tratados y su casa saqueada completamente_
Entonce~ se reti¡'ó á Tl'Oyes , de donde esc¡'ibió sus desas-
tres á la convencíon , quien. le contestó por medio de su.
presidente que ella le protegería en todo tiempo contra los.
esfuerzos de los reyes y de sus sicarios,


PAGINA 89,


9' El conde Carlos de Damas era antes de la revolu-
cion coronel del regimiento de dJ'agones de ~IonsieUI', y
habiéndole encargado el general BOllillé qne favoJ'eciesa'
]a huida del rey, fue al'l'estado igualmente que aqnel
pI'incipe, Príme¡'o. le tuvie¡'on preso en Vel'dun y luego
le t¡'asladaroIl" á Pal'is, El dia 13 de Julio de 17\)1. salió
el dec¡'eto de acusacion contra él de la asamhlea nacional,
mandando que le llevasen á Ol'leans á sel' juzgado en
aquel trihunal; pero no· se verificó su LI'aslaeion y obtu-
vo BU libertad eu la amnistia qne salió cuando el rey juró
la constitncion. En 1792 le nomb¡'ó Monsieur capilan de
su guardia y qucJ'iendo pasar á Inglaterra en 1795, fue
cogido por los f¡'anceses , juntamente con ~lr, de Choise-
nil en el bCI'gantin la PI'iucesa real y condncido á Dun
kerque. Dcspue5 le lleyaron á Pal'is donde logró que le
pusiesen en lihertad , pero pronto se escapó y fue á reu~
uil'se eon d conde tic A I'tois , ú quien acompañó á Vile-
Dicu. En 1787 Lomo el mando de la Irgion de ~lil'abeau<




DEL TRADUCTOR. 121
(m el ejt:l'cito de Condé, Su esposa, que se habia quedado,
~II Paris , resultó eomplicada , ó ú lo menos como SOS\x¡,>-
ehosa de haLel' tomado pal'te en la esplosion del 24 de
diciembre de 1800, y la condenaron en 1802 á ser cen-
ducida pOI' un gcndarma fuera de las fronteras de l"l'ancia~


PAGINA 89,


f O GogucJas era cdecan del general BouilIé y uno de
f'Os nom})\'ados para facilitar la evasion del rey al frente
de un destacamento de húsares, Pel'o habiéndole prohibido
aquel pI'hlcipe hacC!' uso de la fuer'za , se vió abandonado
de sus soldados en. el momento en que qllCI'ia retiral'se ,
y aun hCl'ido· de una billa en un homl)l'o pOI' el mayor de
la guardia nacional de Varennes. En consecuencia le lle-
,'aron al tl'Íbunal de Ol'leans para ser jnzgado, pero ad-
qllil'ió la libCl'tad de resultas de la amuistÍa. Entonces
yol\'ió cel'ca de Luis XVI y participó de lodos sus peligl'os
lmsta que le encel'l'al'OU en el Temple, Despues emigró y
fue empleado como teniente coronel en el regimiento de
húsares de BC1'chigni que acababa de pasar al sel'vi-
cio de Anstria,


11 El mal'CfUCS de Latonr Mauboul'l;, diputado de la
1Iobleza de Pui en Velay ú los estados generales, fué uno
de los primeros de su ól'(len que se illcol'pOral'Ol1 con el
estado 11.\110, ]}.~spues de esta cOlllision de q,ue habla el
testo, acompañó ú l.afa)'ette al ejército del ceutl'o en cla-
se de lll:tl'iscal de campo, donde mandó la ,'angual'dia y
se escapó cuando lo hizo su generaL Pero cogidos por
las avanzadas austl'Íacas estuvieron presos .juntos hasta
<lile se les puso en libertad en setiemhre 1797, Despucs
le (,llIpl('(} BOflapul'tc el año 1800 , Y al siguiente le dió
)liaza ue sellador.




"OT.\S


PAGINA 91>.


12 Cl'eemos que este Anore era un magistrado de
Clermont que luego fué condenado á muerte como eon-
trarrevolucionario por la comision revolucionaria de Lyon;
pcm no estamos seguros de ello.


PAGINA 9.:1.


13 Francisco Dionisio TI'onchel era antes de la revolucion
;mo de los abogados de mas cnSdito d(~ Paris, pero gozó dtl
poco influjo en la asamb!(~a á rausa de su moderacion,
aunque trabajó mucho en las comisiones. En febrero 1790
apoyó la supresion de los mayorazgos y se opuso á la ins-
titncion del jurado. Cuando llegó la triste época del pro-
ceso de Luis XVI le eligió este monarca pOI' uno de sus
defensores y lo hizo con todo el zclo quc le inspiraba 13
situaciol1 de su augusto cliente. Por tanto rué pel'seguido
en 17D3; pel'o pudo sustraerse ti todas las pesquisas>
hasta q ne en 1795 recibió el nombramiento de diput::ld0
al consejo de los ancianos pOI' el dep~\rtilllellto del Sena
V Oisa. En él mostró la misma Jl1üder:1e¡Oll e ya como
illiembro ya como president(~, declamando en ÚIHW d(~
los padres y madres de los emigrados. Fué uno de los que
mas trabajaron en laredaecion del código civil, yen 1800
nombrado miembro del tribunal de casacion. D!)spues lo
fué del cuerpo lf~gisIatiyo, del trihunal y cid s(,ll::ldo con-
servador. En 180.1 le dió el emperador d g'1'un cordon
de la legion de honor' y al fin \lIurió el 10 de 1ll::lI'ZO 1806
y fué enterrado en el Pantheon. Dejo manuscritas Hila
traduccion de la muerte de Caton, de Addisson , y algu-
nos fragmentos del Paraiso perdido de Milton,


PAGINA 101


14 F. N. L. Buzot naeió en Evrenx el 1.° de m,II'Zú 1760
:' fl'a ahogado uwndQ prinripi¡',!;-¡ n'yolncj()l) . n(lmhr~n·




lJEl IllADl'CTOR


dok Jiputa;)ü :j lo~ estados generales el estado llano de
su pueblo, Sus opiniones fueron desde el pl'illcipio de las
mas acaloradas, y por consecuencia enemigo de los minis~
tras y de todo cl p:utido de la moderacion, Sin embargo
no dejaha de presentir la necesidad de tenel' dos cáma-
ras y así propuso el 31 de mayo '1791 , que en todas las
cuestiones impOl'tantes se dividiese el cuerpo legislativo
en dos secciones igllUles que deliberasen aparte y pre-~
senl.úr:m luego sus respectivas decisiones; pero no se ad-
mitió por' la mania que reinaba entonces contra las dos
cámaras, Queria que la soberania del pueblo fuese indi-
visible ti illena¡:;-enable pal'a que ninguna autol'itlad ni
constitucion pudiese poner líJllites ú la libertad de la im-
prenta, A pesal' de estas ideas tan exaltadas hizo muy
poco papel en la asamblpa á causa de su voz obscura, su
<liccíon pesada y sus eternas predicciones de atentados y
de tr:H11:lS o<.:ult:ls) pOl' lo que le Ilamuhaan el profeta de mal
agüero. Filé pe!'petuo socio de los jacobinos, aun des-
pues de su separacion de los Fuldenses, y despues q1l{~
concluyó la legislatura le nomuraron v¡<.:e-presidellte del
tribunal criminal de Paris, En 1792 fué diputado á la
conH~neioll pOI' d departamento del Eu!'a, }' desde las pri~
meras sesiol!es designó á Hobespicl're eolUO u n dictador
lkspa('~ se opuso ú que se admitiesen las acusaciones dt~
:Marat conll'a los gil'ondinos y le denunció como cómpli-
ce de Luis XYl y de los Prusianos pal'a desorganizado
todo, Con el lln de sustrael' á la cOllvencion del influjo
de la gual'dia de Pari:; , pl'OpUSO que cada depal'tamentü
enviase para la t{uardia de la convencion cuatro hombres
por cada diputado que tuviese del'echo de nombl'ar , pero
no se admitió este pl'oyecto, Cuando Hobespierl'e pl'0PU-
so que se condenase al rey insurreccíonalmente , Buzot
díjo que no , sino que era indispensable oirle por que ya
se habian descubierto algunos cómplices y probablemen-
te Sg descubririan muchos mas, Su voto en aquel proceso
fué por la muerte, pel'o con espera y con apclacion al
pueblo: echando muchas veces en cara á la convencion
la injusticia de haberse decidido por la débil mayol'ia de




124. NOTAS
cinco votos, diciendo que los que habian precipitado la
muerte del rey no llevaban otro objeto que el de dejar
el tl'ono vacante para que le ocupase otro. Estas palaJwas
excital'On violent-os murmullos, pero lejos de arredrarse,
dijo que de ningun modo se habia de ejecutar la senten-
cia de'l rey basta que hubiese sido escluido Egalité. Se-
mejantes ideas no podian menos de conducirle á su pér-
dida,y asi fué comprendido en la proscripcion de los Bl'is-
sotinos ó Girondinos y arrestado por de pronto en su ca-
sa ; pero }labiéndose escapado á Eweux , contribuyó :i
sublevar el departamento de Calvados contra la convell-
eion, con cuyo motivo salió el decreto de acusadon con-
tra él el dia 15 de junio 1795, Y no habiendo tomado
cuerpo aquella insnrreccion, se embarcó en Qllimper pa-
ra Burdeos, en cuyo tiempo le declararon traidor á la
patria y fuera de la ley. Entonces anduvo errante algunos
dias y se le encontró muerto en Ull3 heredad como tam-
bien á Petion, creyéndose generalmente que habian si(lo
comidos de lobos. Para hacerle odioso al pueblo hahian
dado en llamarle el Rey Buzot , y despues de su mucrte
mandó la convencion arrasar su casa.


PAGINA iO~.


la Aquilles Duchatelet era coronel de cazadores y
gran partidario de la revoluciono En el ataque de Gante
perdió una pantorrilla de un balazo. Fué uno de tos COll-
currentes de Beurnonville para el ministerio de la guerra,
y finalmente le encerraron en la prisionde la Fuerza en
setiembre i 793 donde se envenenó.


PAGINA 104.


16 Tomas Payne era hijo de un Quakero fabricante de
corsés, establecido en Thetford , condado de Norfolk. A
los principios signió la profeslon de su padre y despues
se enganch6 de marinet'o , seduci(lo con la vista del mal'.
Dcspues de dos viages volvió á Londl'cs donde se casó




DEL TRADUCTOR. 125
con la 'hija de un empleado en la renta del aguardiente,
en la cual estuvo tambien sirviendo él mismo durante un
año, y abandonó despues esta ocupacion para meterse á
suplente de maestro en UIla pequeña escuela. Habia es-
tudiado muy poco pero meditado mucho, y habiéndose
puesto á trabajar con ardor, se dilató el horizonte de sus
ideas y llegó á componer algunas poesias que hicieron mu-
cho ruido. Sehabia estrechado de amistad con Goldsmith
y particularmente con Franklin, que era entonces dipu-
tado por la América cerca del gobierno ingles. Aquel
patriarca de la libertad conoció sin duda que Payne po-
dia ·ser muy útil á la causa de su patria, y así le aconsejó
que emplease su talento en favor de los am~ricanos y le
recomendó á sus amigos y á los hombres de estado. Mar-
chó Tomas á Filadelfia, donde cooperó á la redaccion de
varios diarios, defendiendo en alguuos folletos la causa de
la em:mcipacion. Luego que principió la guerra pasó al
ejército, y altí entr'e el ruido de las armas emprendió una
"ierie de escritos ligeros, con el título de crisís que des-
tinó á ilustrar el espíritu público. Aunque era ingles, su-
po ganar tanto la confianza de los americanos, que cuan-
do se estableció el gobierno federal fue nombl'ado secre-
tario de fa comision de negocios estrangeros. nos años
despnes disgustó al congreso, denunciando la infidelidad
de Silas-Deane ,cuyas concusiones hizo patentes mas ade-
lante, y 'Se vió precisado á ofrecer su dimision. En 1781
le enviaron á Francia con el coronel Laurencc para ne-
gociar un empréstito, cuya comision tu,'O feliz éxito au-
xiliada por Franklin. Dcspues de la paz entl'e la América
y la Inglaterra volvió Payne á la vida privada, y recibió
del congreso tres mil duros y 500 acres de tierra en pre-
mio de sus servicios. En 1787 volvió á Europa y presen-
tó á fa academia de ciencias de Paris un plan de cons-
truccion de un puente de hierro, invencion que era en-
tonces muy nueva. Mas no encontrando nadie que qui-
siera entrar en la empresa se volvió á Londres, donde
tampoco fué mas feliz. EntI'e tanto, no perdia de vista la
política de la Europa y se declaró gmnde antagonis~'\ de




lWíM;


Pitt , publicando un folleto contra los pi'Oyl'CLOs miní&lto'
riales, en que anunciaba los trastornos :quc muy prollttl
se yel'ificaron en Francia.


Cuando estalló la I'evolucion se vino á Paris y entabló
correspondencia con su amigo Burke , en que le dá
cuenta de los progresos que iba haciendo la cl'isis ,supo-
niendo que aquel Ilran orador tenia las mismas opiniones
que él, por que le habia visto defender con celo la causa
de los Americanos. Pero este no tardó en publica!' su elo-
cuente tratado contra la rcvolueíon francesa, al cual con-
testó Payne publicando los derechos del homóre, que es
una especie de apologia ó comentario de los principios
en que estaba fundada la constitucioll de 1791. Anima-
do con la estraordinaria voga que luyo aquel escrito, pu-
hlicó la segunda parte, mas atrevida que la pl'illlera, que
disgustó mucho á la corte de San James. Fué citado el
autor ante el banco del rey v acusado de haber m'-l~itado al
pueblo ingles contra su go~bierllo, por lo cual le eonde-
naron á destierro. Pero mientras que en InglatelTa que-
maban su estátua y sus escritos, la asamblea nacional le
conferia el título de ciudadano frances por haber defen-
dido los derechos del hombre. Agradecido á esta distin--
cion se vino :í Francia, y apenas puso los pies en ella
cuando recibió los honores del triullfo y fué s:Jludaao con
mil aclamaciones. Nombrado representante pOI' el depar-
tamento del Pas de Calais , pero sin saber la lengua [mn-
cesa, no pudo hacer gran papel en la comencion , y así
es que le servia de intél'pl'ete sa amigo Lanthenas , si bien
no dejaba de ser ridículo hablar por intéq)fete en ulla
corporacíon agitada por tantas pasiones y furores. Para
evitarlo le nombraron miembro de la comision de legis-
lacíon I donde parecia PQde¡' ser mas útil que en la tl'i-
hnna; pero aun allí tampoco le tuvo Holand por útil ú
pesar de lo prevenido que estaba en su favor.


En el proceso de Luis XVI se esperaba que se hubiese
recusado, ya por estrangero , ya par no poseer la lengna
y ya por no estar en los antecedentes de su reinado; pe
ro no lo hizo así, sino que dió Sil voto pOI' el drst.irrro y'




mu, TR.\DUCTOR. t2'¡-
la pr¡sion l13sta la paz. Es.te vúto de Payne hubiera podido
pasar pOI' un acto de humanidad, si el mismo no huhie-
se provocado el juicio del rey, con la representaci'Oll que
llizo en nombre ue Duchatelet , de que habla Mr. Thiel's.
Por lo demas no se dice que este hombre pel'siguiese ja-
mas á los hombres, ni que se hiciese cómplice ~n ningu-
no de los crímenes de los corifeos de partido. Robespier-
re le mandó borrar de la lista de los miembros de la con-
vencion, y el departamento del Pas de Calais, que le ha-
bia elegido con tanto entusiasmo, le declal'ó indigno de
la confianza de sus comitentes. En t 794 fué anestado en
d Luxemburgo por órden de Rohespierre y pOI' mucho
tiempo estuvo la cuchilla suspendida sobl'e sn cabeza ;
pero despeus de once meses de cautiverio le pusieron en
libertad. Durante su pI'ision escribió una obra funesta-
mente célebre, intitulada la edad de la mzon, que indi-
gnó á todo el clero anglicano. Contra ella publicó WatsoR
una apologia de la Biblia, por cierto no muy digna de tan
elevado asunto. En aquel mismo año volVió Payne á ocu-
par SR asiento en la convencion Y solo se ocupó en es-
cribir folletos sobre las cuestione .. que entonces agitaban
la Europa, y en pasar una "ida crapulosa, que le hizo
perder todo el crédito de que habia gozado.


Cuando la Francia volvió á estar bajo el dominio d!~
uno solo, se volvió á los Estados-Unidos, donde á poco
de su llegada estuvo para ser asesinado de un tiro; mas
no pOI' eso renunció á ocuparsc de la política escribiendu
folletos y artículos para los diarios hasta que murió en Nue-
va York el dia 8 de junio t809. Los cuakcI'Os no qui-
sieron dar sepultUl'a á su cadavel' y sus cenizas fueron de-
positadas en su casa de campo de New Rochelle , de don-
do fueron trasladadas ocho años despues á Lóndres y I'C-
cibidas con entusiasmo por los radicales.


PAGINA 10;).
li J. B. Salles, médico de Vezelise y diputado pOI'
~l rSlauo llano de Nallcy á los estados genel'ales, fué un
1~ 9




128 NOTAS
hombre de mucho talento)' farilida(l para el t"ahajo, aun"
que poco afieionado á suhir ti. la tribuna. Sus principios
políticos eran los que dominaban en aquel tiempo, esto
es, los de nna sola cámal'a y nada de veto absoluto, pel'O
adicto á la monarquía y á la imiolabilídad dcl rey. En un
discurso que pronunció sobre esto se notó la siguientf\
frase: « Primel'O me darán de puñaladas, que permitir
« que el gobiel'l1o pase á manos de muchos. )J Cuando el
populacho se juntó en el campo dfl 1\1ar'te pal':! hacc!' la
peticion facciosa que disiparon Bailly y Lafayette, SI' de-
claró por estos últimos y pidió que se persiguiese en jus-
ticia á los alborotadores.


Sin embargo de todo esto aceptó en setiemlwe de '92
la plflza á que le nombró el departamento de]a lUeur-
the en la convencion nacional, convirtiéndose aquel apos-
tol de la monarquía en uno de los fundadores de la repú-
blica. En el proceso del rey "otó por la reclusion )' el
clflstiel'ro luego que se hiciese la paz. Dcnunció ú 1\Iaral
por excitador de asesinatos y se declaró enemigo de los
que cometieron los del mes de setiembre, lo cual hasta
ral'a pl'esumir el paradero que temIria. En efecto, se
(\I'cretó Sil arresto el dia 2 de junio 17!)3 y hahiéndole
declal'ado fUel'a de la ley el 28 del mes siguiente, hu) ó
con Gnadet y otl'OS á EVI'CUX, desde donde atl'3vesó la
Bl'etaña y se embarcó en Ql1imper para BllI'deos. Mas
habiendo andado en'ante algull tiempo, le cogieron cl19
de jnnio 17!H y al dia siguiente le decapitaron, siendo
de edad de 34 allos.








;\SAl\IBLEA LEG1SU'rlV,\. (1'19J). 129


ASAMBLEA LEGISLA TI VA.


CAPITULO lll.


'.luido acerca de la asal1iblca constituyente. -- Apertura l1c la
segunlla asamhlea nacional ,llama(la lcgislatipa ; su COI1')1O-
sicion. - Estado de los clubs. - .Miembros que intluian en
ellos. - Pctíon , corregidor de Paris. -- Política de las po-
tencias. -Emigrncion ; decretos eOllh'a 10s f'migndos y
contra los élérigos que rellsaron prestar el juramento.-"
Modificaciones en el ministerio. - P,'eparativos de guerra;
estado de lo, ejércitos.


Acababa la asamblea constituyente de terminar
su larga y laboriosa carrera; y á pesar del valor,
equidad y constancia que habia mostrado en sus
tareas era odiada en Coblentz por revolucionaria ,
y por aristócrata en Paris. Para formar un juicio
cabal de esta memorable asamblea en que brillaba
tanta y tan variadailustracion, tantas y tan atre-
vidas resoluciones, y en que acaso por la primera
vez se encontraban reunidos todos los homhres
ilustrados de una nacion con el ánimo y poder




130 I\EVOLUCION FR~NCESA.
necesarios para realizar los deseos de la filosofía,
es necesario considerar el estado en que se hallaba
la Francia cuando ella principió sus trabajos y aquel
en que la dejaba en el momento de su disolucion.


En 1789 conocia ya la nacion francesa todos sus
tnales sin alcanzar la posibilillad dc l'cmc(liarlos,
cuando de repente y por una inesperada solicitud
de los parlamentos se convocaron los estados ge-
nerales. Formóse la asamblea constituyente y se
presenta al trono que estaba bien ufano desu anti-
guo poder, y únicamente dispuesto á tolerar cuan-
do mas algunas quejas. Entonces mismo se pene-
tra de sus derechos y se dice á sí misma que ella
es la nacion, atreviéndose á decírselo tambien di-
rectamente al gobierno. Amenazada por la aristo~
cracia, por la corte y por un ejército que no sos-
pechaba entonces ni aun la posibilidad de una su-
blevacion popular, se declaró inviolable, sustra-
yéndose á las violencias del poder; penetrada de
sus derechos, tenia que haberlas con unos enemi-
gos que no estaban convencidos de los suyos; y
triunfa por la sola espresion de su voluntad, de
una soberanía de muchos siglos y de un ejército
de treinta mil hombres. En esto solo se encierra
toda la revolucion; este fué el primero y el mas
noble de sus actos, era justo y era heróico, por-
que jamas nacion alguna procedió con mas dere-
cho, ni en medio de mayores peligros.




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1791). 131
Una vez derrocado el poder, era necesario vol-


ver á constituirle de un modo justo y conveniente;
pero a 1 aspecto de aquella inmensa escala social
en cuya cima todo superabunda, como el poder, los
honores, las riquezas, mientras -que abajo todo
escasea, puesto que falta el pan indispensable para
la vida, la asamblea constituyente esperimenta una
reaccion violenta en sus ideas y quiere nivelarlo
todo. Resuelve pues que la masa de ciudadanos
perfectamente igualada sea quien esprese su volun-
tad, y que el rey solo este encargado de poner-
la en ejecucion. Su error en este punto no consiste
en haber reducido el trono á una simple magis-
tratura, supuesto que el rey tenia todavía bastante
autoridad para mantener las leyes y muy superior
á la que tienen todos los magistrados en las repú-
blicas, sino en haber creido que un rey que no
podia menos de acordarse de lo que habia sido, pu-
diera resignarse con esta mutacion; y que un pue-
blo que apenas acababa de despertarse y recobrar
una pat'te de la autoridad pública, dejaria de que-
rer conquistarla toda entera. En efecto si escucha-
mos á la historia se verá que es preciso dividir in-
finitamente las magistraturas, ó que si se establece
un gefe único, se le debe dotar tan bien, que no
tenga tentaciones de usurpar.


Cuando las naciones f{Ue casi csclusivamente es-
tán ocupadas cn sus inlereses conocen la necesidad




132 ItEYOLUClON FllA-NCESA,.


de descargar en su gefe los cuidados del gohierno,
hacen muy hien en someterse á él,pero entonces e~
preciso que aquel gcfe, á semejanza de los reyes
de Inglaterra, pueda con vocal' y disolver las.
asambleas nacionales, no teniendo necesidad de
obedecel su voluntad ni de sancionarla sino cuan-
do le conviene; y sin otra traba que la de no po-
der hacer demasiado mal, eterce I'ealmellte la ma-
yor parte de' la soberanía. Bajo un gobiernoseme-·
iante todavía puede conservarse la dignidad del
hombre, cuando la ley se observa rigurosamente'
y cuando cada ciudadano conoce lo que vale, y sa-
beque aquel inmenso poder no se ha depositado,
en el príncipe sino como una concesion á la hu-
mana debilidad.


Pero no es el momento en que ulla nacíon aca-
ba de recoLral' sus derechos, el mas á propósito
para que consienta en egerccr un poder secunda-'
rio y entregar voluntariamente toda. la aU{Ol,idad á
un gefe sin que la vengan ganas de uSUl'parle. En
esta parte la asamblea constituyente no era mas Ít
propósi,to que la nacion entera para hacer seme-
jante abdicacion. Por tanto redujo el poder real ú
una simple magistratura hereditaria; ¡, pero podia
CBperar que el rey se diese' por satisfecho con cIJa,
estando rodeado de honores, l'i'Iuczas y poder.,
ni que el pueblo le d\~¡al'ia egcrcerla'~


Pero fIne lo esverasc ó no ¿. podrla en ¿Hllldla




ASAMDLE,\. LEGISLATIVA. (1791). 133
dUda cortar la cllcstion, ya suprimiendo al rey ó
ya concediéndole todo el podeI' que la Inglaterra
concede á sus lll{)narCas, '? Por de Gontado ella no
podía deponer á Luis XVI, porque aunque siem-
prc sea permitido exigir justicia de un gobiel'l1o,
no lo es alterar su f(wma cuando este es justo, ni
cOllveI'tÍ .. (le repente una lllonarquÍa en república.
1'01' olra parte h posesioll es un título respetable
y si la. asamhlea huhiese despojado á la dinastia,
¿ qué no hubieran dicho sus enemig'os que la acu-
sahan de que" iolaha la-- pl'Opiedad solo porque
comlmtia contra los derechos feudales? Tampoco
podia conceder al rey el veto absoluto, el nom-
hramiento de jueces, ni otras prerrogativas seme-
}antes, porque la opinion pública se oponía á ello
y parque aquella opinion constituia toda su fuer-
za y se veía precisada á someterse á ella.
~layor error cometió en establecer una sola cá-


mara, pero aun este error era tambien inevitable,
porque si hahia peligro en no dejar mas (fue el
recuerdo del poder ú un rey que le había egercí-
do tOllo entero, yeso en presencia de un pueblo
flue quería invadir hasta el último resto de él, era
mucho mas falso' en principio no reconocer las
desigualdades y gradaciones sociales, cual las
mismas rcpúhlicas las admiten y cuando en todas
se eucuenlra un senado hereditario ó electivo.
Vero no se d.:lJC exigir de los hombres y de sus




134 IlEVOLUCION l'llANCESA.
inteligencias mas de lo que pueden hacer en caÓ<t
época y así ¿ cómo reconocer la necesidad de la~
clases en medio de una revolucion espresamente
.verificada contra su injusticia'! ¿ Cómo constituir
la aristocracia en medio de una guerra contra la
aristocracia '? Mucho mas facil hubiera sido consti-
tuir la monarquía pura, pm'que hallándose esta
situada lejos del pueblo habia sido menos opre-
siva y sobre todo porque desempeñaba funciones
flue parecen mas necesarIas.


Pero repito que cuando estos errores no !tuhie-
sen dominado en la asamblea, dominaban en la
nacion y yav.erémos mas adelante flue si se hubie-
sen dejado al rey y á la aristocracia todas las fa-
cultades que se le arrebataron, no por eso hul)iera
dejado la revolucion de llegar á sus últimos exce-
sos. Para convencerse de ello e3 necesario distin-
guir las revoluciones que estallan entre los pue-
blos largo tiempo sometidos, de las que se susci-
tan entre los pueblos libres, es decir, que estan en
posesion de una cierta actividad política. En Roma,
en Atenas y en otras partes, vemos á las naciones
y sus gefes disputarse el mas ó menos de autori-
dad. Pero en los pueblos modemos , enteramen-
te despojados de ella, las cosas varían mucho,
porque completamente sometidos dormitan largo
tiempo, y solo se despiertan á la voz de las clases
mas ilustradas que se sublevan y rccohran una pal'-




ASA1IBLEA LEGISLATIVA. (1791). 135·
te del poder. Mas este movimiento es sucesivo y la
ambicion va cundiendo poco á poco hasta las úl-
timas clases de la sociedad. Una vez satisfechas las
clases ilustradas de lo que han obtenido, intentan
detenerse y ya no pueden porque las empujan sin
cesar las que las han estado imitando, viniendo á
ser las que se separan una especie de aristocracia pa-
ra las otras, resultando de aquella lucha de clases
que el simple propietario viene á ser tenido por
aristócrata en el concel,to de un artesano y perse-
guido como tal.


La asamblea constituyente nos representa aque-
lla generacion que se ilustra y reclama sus dere-
chos contra el poder que todavía era omnipotente:
pero dotada de la prudencia necesaria para cono-
cer lo que se debe á los que lo tenian todo y á los
que no tenia n nada, quiso dejar á los primeros
una parte de lo que poseian , solo porque lo ha-
bian poseido, y procurar á los segundos las luces
y los derechos que se adquieren con ellas. ~Ias los
primeros tienen recuerdos y quieren recobrarlo
todo; los segundos ambicion de conquistar todo lo
que les ha faltado, y de este modo se introduce
una guerra de esterminio. Fueron pues los cons-
lituyentes unos hombres de hien, que sacudiendo
la esclavitud intentaron antes que nadie un órden
justo y le prosiguieron sin pusilanimidad, aun-
que tuvieron que sucumhir por haber querido que




f36 REVOLUCION FRANCES,t.
los unos cediesen algo y los otros no lo deseasen
todow


En aquella justa reparticion habia querido la
asamblea considerar á los antiguos poseedores 7
como· por ejemplo, á Luis X V [ dejándole el títu-
lo de rey de los fmneeses, treinLa millones de
fi'ancos de renta anual, el mando de Jos ejércitos
y el derecho de suspender las decisiones naciona-
les. Solo el recuerdo de haber sido ~ey absoluto
puede scnir de escusa para no haherse resignado
con tales y tan bríllantes restos del poder.


Al clero se le despojó de los bienes inmensos
que había recibido en otro tiempo con condicion
de socorrer á los pobres, á quienes no· socorría, y
de mantener el culto que se hallaba abandonado
al cuidado de los curas poJwes. El clero no era un
ónlen político, pero sin embargo. se conservaron
sus dignidades eclesiásticas, se respetaron sus
dogmas y se cambiaron sus escandalosas riquezas
en una renta no solo suticien te sino ahundante,
supuesto que permitia todavia bastante lujo epis-
copaL La nobleza dejó de ser un órden y perdió
los derechos e3clusivos de caza y otl'OS semejantes,
entre ellos el de estar exenta del pago de eontl'i-
buciones; ¿ Pero era justo ni razonahle querer con-
servar tales cosas? Nadie se metió con sus inmen-
sas propiedades y en lugar del f1lvor de la corte,
a(l '1l1i1'ió la certeza de obtener las rewmpensas




,rs"nIBI.:EA J~EG]SL\.TIVA. (1-791). 131
debidas al mérito.- Tenia la facultad de ser elegida
por el puehlo y de representarle en el estado POI?
poco que ella quisiese' mostrarse henévola y re'-
signada. Asi la toga- como la espada quedaban ase-
gUl'adas para quien mostrase talento, ¿ por qué pues.
DO había. de despertarse en ella una generosa emu-
bcion? ¿ No conocia que con solo echar menos los-
favores de Qtro tíemp~ daba muestras de-incapaci-
dad '!


¿Poutá decirse que eran tan insoportabfes los
decretos de la asamblea constituyente cuandO' ha-
Lía guardadO' consideracion á lO's· pensiO'nadO's an-
tiguO's, indemnizadO' á IO's edp:;iásticO's y tratado á.
cada cual cO'n la mayO'I' dulzura pO'sible?


EstandO' cO'ncluida la cO'nstitucion, ning'una es-
per:mza le quedaba ya al rcy de recO'brar á fuerza
de deliheraciO'nes las prerrO'gativas ({ue hahia per-
didO' y que tanto echaba de' menos. SolO'- le queda-
ba el recurso de resignarse y observar la constitu-
lucÍO'n, á nu;nO's de nO' volver los ojos hacia las
potencias estrangeras; mas nO' tenia demasiada
confianza en la amistad tle estas últimas y rece-
laba de la cmigracion. Por eso se decidió al pri-
mer parlido, y en prueba de su sinceridad desca-
ha fi:ancamelltc csponer á la asamhlea los defectos
finc encontraba en la constitucion. 1\"0 faltaran
empero quiencs lc disuadiesen de este (l/1Ímo, y
se l'csoh ió á esperar del Licmpo la resLÍtucion dd




138 ItEVOLUCION FRANCESA.
poder q~e el creia serle debido; con igual resig-
nacion se encontraba la reina .. «Animo, le decia al
ministro Bertrand de Molleville, 1 que se la pre-
sentó, que todavia no está perdido todo: el rey
quiere atenerse á la constitucion y este sistema
es indudablemente el mejor.» ¿Habrá quien crea
que si ella hubiese tenido otras ideas se habria
atrevido á espresarlas en presencia de este mi-
nistro? *


Acababa de separarse la antigua asamblea, y
sus miembros habian vuelto al seno de sus fami-
lias ó andaban esparcidos por París. Algunos de
los mas señalados de entre ellos, como Lameth,
Duport y Barnave se comunicaban con la corte y
la daban sus consejos; pero el rey por mas deci-
dido que estuviese á observar la constitucion, no
podia resignarse á seguir los dictámenes que le da.
ban, porque no solo querian que no la violase sino
que hiciera creer por todos sus actos que estaha
sÍnceramente adicto á ella. Estos miembros de la
antigua asamblea reunidos con Laffayette de re-
sultas de la revision, eran Jos gefes de aquella ge-
neracion revolucionaria que habia dado las prime-
ras reglas de libertad y queria que se atuviesen á
ellas. Estaban sostenidos por la guardia nacional,
quien en fuerza de largos servicios hajo el mando




* Véase la nota 9 al fin del !Ol1JO.




ASAMBLEA LEGISLATIVA (1791). 139
de Laffayette, era enteramente adicta á aquel gene-
ral y á sus principios. Lo malo que hicieron entonces
los constituyentes fué mirar con desden á la nueva
asamblea, é it'Bitarla frecuentemente con sus des-
precios: tan cierto es que se habia apoderado de
aquellos primeros legisladores cierta especie de va-
nidad aristocrática que les hacia creer que toda la
ciencia legislativa habia desaparecido con ellos. La
nQueva estaba compuesta de diferentes clases de
hombres, contándose entre ellos partidarios ilus-
trados de la primera revolucion como Ramond 2,
Girardin s, Vaublanc /¡, Dumas 5 y otros que se
intitularon constitucionales y ocuparon el lado de-
recho donde no se encontraba ni siquiera uno de
los antiguos privilegiados. De esta suerte, por sola
la marcha natural y progresiva de la revolucion,
el lado izquierdo de la primera asamblea había pa-
sado á ser el lado derecho de la segunda. Detras de
los constitucionales se encontraban muchos hom-
bres distinguidos, á quienes la revolucion habia
montado la cabeza y exagerado los deseos, porque
habiendo sido testigos de las tareas de la constitu-
yen te , é impacientes, como todos los que estan
mirando lo que los demas hacen, se les figuraba
que no se habia hecho lo bastante. No se atrevian
á llamarse republicanos porque en todas partes se
clamaba por la necesidad de ser fiel á la constitu-
cion; pero aquel ensayito de república que se ha-




t46 REVOLUClON FRANCESA.
biahecho durante el viage de Luis XVI y las 1l1-
tenciones sospechosas de la corte renacian sin ce-
$ar en sus ánimos, y el estado de hostilidad con tÍ-
uua en que se hallaban respecto delgohierno de-
bia labrar mas y mas en ellos cada dia.


En aquella nueva gencracion de talentos se nota-
ban principalmente los diputados de la Gironda, de
los cuales se denominó Girondino su partido, aun;
que compuesto de hombres de todos los demas de-
partamentos. El que mejor escribia entre ellos era
Condorcet '6, ya muy con.ocido por la gran esten-
sion de sus ideas y por la estremada exactitud de
su juicio y carácter; mas el principal orador
que tenian era Vergniaud 7 que improvisaba con
pureza yeon verdadera elocuencia. Este parti-
do se fué engros<lndocon todos los que deses-
peraban de la corte, y aunque no deseaba la re-
pública que al fin cayó sobre ellos en 1793, se la
representaban en su imaginacion con todos sus
prestigios, con sus virtudes y con sus severas cos-
tumhres. En consecuencia su principal carácter
debia ser el entusiasmo y la vehemencia.


No podian tampoco faltar sus partidarios estre-
mos como Bazire , Chabot, Merlín de Thionville y
otros inferiores en talento á los dernas Girondinos
pero superiores en la audacia. Estos fueron el nu-
deo del partido de la Montarla, cuand~ despues del
trastorno del trono se separaron de la Gironda. Por




l\SAM"BLEA LEGISL\TIVA. (1791). U1
último aquel1a segunda asamhlea tenia como la
primera una masa media que sin comprometerse
con nadie votaha , ya con unos ya con otros; y si
bien durante h constituyente, mientras que toda-
vía reinaba una lihertad real permaneció indepen-
diente aquella masa, no asi en las asambleas pos-
teriorcs, porque como no obraba de este modo
por energía sino por indiferencia, apenas se dejó
ver la violencia cuando pasaron á ser unos hom-
hres cobardes y dcspreáables, distinguiéndoseles
eon la denominacion trivial de El vientre.


En aquella época adquirieron mayor importan-
cia los clubs, pues de simples agitadores que ha-
llian sido durante la constituyente, pasaron á ser
dominadores hajo la legislativa. No pudiendo la
asamblea nacional contener todas las amhiciones,
se refugiaron estas en los cluhs donde encontra-
ban lo que podian necesitar, una tribuna y alho-
rotos. Allí es donde se reunia todo el que queria
charlar, agitarse y darse movimiento, es decir, casi
la nacion entera. El puehlo concurriaá aquel nue-
vo espectáculo y ocupaha las trihunas de todas las
asamhleas, encontrando en ellas en aquel tiempo
un empleo lucrativo pues que ya comenzahan á
pagarse los aplausos, y el ministro Bertrand con-
fiesa haber10s pagado él mismo.


El mas antiguo de estos clubs, que era el de
los jacobinos, egercia ya un influjo cstraordinario,




142 REVOLUGlON FRANCESA.
sin que bastase apenas toda una iglesia para con-
tener á sus miembros y á los oyentes. Habian le-
vantado en forma de circo un inmenso anfiteatro
que ocupaba toda la nave principal de la iglesia
de los jacobinos (Dominicos), y en el centro hahia
una mesa que ocupaban el presidente y los secre-
tarios. Allí se recogian los votos y se registrabau
las deliberaciones con toda formalidad. Procura-
han mantener el celo de las sociedades esparcidas
por toda la supel'fi~ie de ."rallcia por medio de
una correspondencia activa, dándoles el título de
afiliadas. Tanto por su antigüedad como por una
continuada violencia, habia conservado aquel club
cierta supremacia sobre todos los que quisieron
mostrarse ó mas moderados ó mas vehementes
que él. De nada sirvió que los hermanos Lameth
con otros muchos hombres distinguidos le hubie-
sen abandonado despues del viage de Varennes y
trasladádose á los Fuldenses, porque aunque en
este último se hubiesen refundido todos los clubs
moderados, faltaba en él aquella circunstancia que
esencialmente atraia la concurrencia, cual era la
agitacion. En este se reunian entonces los consti-
tucionales ó partidarios de la primera revolucion,
y así el nombre de Fuldense llegó á ser un título de
proscripcion cuando lo fué tambien el de mo-
derado.


Otro club habia llamado de los fl'ancÍscanos




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1791). J í3
(col'deliers) que quiso rivalizar en violencia con los
jacobinos, cuyo secretario fué Camilo Desmoulins,
y Danton 8 el presidente. Este último no habien-
do podido adelantar nada en la curia se habia
hecho adorar de la multitud, á quien conmovia
por sus formas atléticas, su voz sonora y sus pa-
siones populares .. Mas apcsar de toda la exagera-
cion de los Franciscanos nunca pudieron compe-
lir con sus rivales en quienes por costumbre era
cada dia mayor la afluencia; bien es verdad que
casi todos pertenecian á los dos clubs, y cuando era
necesario pasaban los jacobinos á los franciscanos
para votar con Danton y decidir la mayoría en su
favor.


Robespierreá quien hemos visto distinguirse
en la asamblea constituyente por el rigorismo de
sus principios, fué excluido de la legislativa en
virtud del decreto de no reeleecion que él mismo
contribuyó á redactar y así se acogió á los jacohi-
nos en donde dominaba exclusivamente 1)01' la se-
veridad de sus opiniones y por una reputacion de
integridad que le habia valido el renombre de in-
corruptible. Asustado como ya hemos visto en el
momento de la revision de la ley fundamental, se
habia tranquilizado despues y continuaha traba-
jando por aumentar su popularidad. Dos únicos
rivales había encontrado aUi á quiencs principiaba
á aborrecer, que eran Brissot 9 y Louvet lO, El pri-


n. 10




144 REVOLUCION FRANCESA.
mero que estaba en relacion con todos los hom-
hres de la asamblea nacional, amigo de llirabeau
y Lafayette, conocido por republicano y por ser
uno de los miembros mas distinguidos de la le-
gislatura, era ligero de carácter pero notable por
ciertas cualidades de su espíritu. El otro aunque
con un alma ardiente, mucho talento y estraor-
dinaria audacia, era del número de aquellos que
soflaban en república y así se encontraba natural.
mente en contacto con los Girondinos, y no tar-
daron sus disputas con Rohespierre en hacerle
aderirse á ellos mucho mas. Aquel partido de la
Gironda que se habia formado poco á poco y sin
intencion por hombres que tenian demasiado mé·
rito para unirse con el rpopulacho y demasiado
brillo para que este y sus gefes no les mirasen con
envidia, debia ser un partido de fama pero débil
y era necesario que pereciese en presencia de las
facciones mas vigorosas que se levantaban al re-
dedor de él.


Era pues el estado de Francia el siguiente. Los
antiguos privilegiados se habian retirado del otro
lado del Rhin ; los partidarios de la constitucion
ocupaban el lado derecho de la asamblea, la guar.
dia nacional y el club de los Fuldenses; los Gi-
rondinos tenian la mayoría en la asamblea, pero
no en los clubs, donde solo reinaba la violencia
_grosera; y últimamente los exagerados de aquella




AS;Ul'DLEA J.EGISI.ATlYA. (1791). 145
llueva época que se sentaban en los hancos mas
altos tIe la sala, llamados la 1\Iontall:1 , eran om-
nipotentes en 16s cluhs y disponian del populacho.


lIabiendo hecho renuncia Lafayette de todos
sus grados, se habia retirado á su hacienda lle-
vándose consigo la amistad y ternura de sus com-
paiíeros de armas; y aunque no se le hahia nom-
brado sucesor, mandaban alternativamente la
guardia nacional seis gefes de legion. Tambien
renunció el corregimiento su fiel aliado Bailly
que tanto le había ayudado aquellos tres años
tan calamitosos. Estaban divididos los electores en-
tre Lafayette y Petion ; pero la corte que no podia
sufl'ir á Lafayette por mas que sus disposiciones la
fuesen ciertamente favorables, prefirió á Petion,
á pesar desu republicanismo. Todavía se prometia
mas de aquella especie ele frialdad que ella con-
fundía con la estupidez, que de la fidelidad razo-
nable del otro, y asi gastó muchísímo por asegu-
rarle la mayoría. La obtuvo en efecto y fué nom-
brado corregidor Petion el t 7 de noviembre. Te-
nia este un talento despejado, una conviccion fria
pel'O sGlida, y valiéndose de la astucia favoreció
constantemente á los repuhlicanos en perjuicio de
la corte, encontrándose unido con los de la Gi-
ronda, ya por la· conformidad de sus ideas y ya
tambien por la envidia que su nueva dignidad ha-
hia excitado en los jacobinos.




146 REyotn:lO,'i FRANCESA.
Con todo, si á pesar de las disposiciones (le los


partidos se hubiese podido contar con el rey, pue-
de muylbien que se hubiesen calmado las des-
confianzas de los jacobinos, y que, no pudiendo
existir el pretesto de las turbulencias interiores,
Jos agitadores no hubieran tenido el menor pre-
testo para conmover á la multitud.


Eran bien sahidas las intenciones del rey, pero
por lo mismo que tenia un carácter débil, no de-
bian!¡l! considerarse como irrevocables. Necesitaba
hacer sus pruebas para que se pudiese contar con
él, Y entretanto se veía espuesto á mas de un de-
sacato. Evidentemente su carácter era bondadoso,
pero por desgracia era de cuando en cuando brus_
co; y este se esplica porque sus resoluciones se re-
sentian de cierta aspereza ocasionada de las faltas
de la asamblea. Esta se reunió por sí misma sin
esperar órden de nadie y prestó juramento con la
mayor pompa sobre el libro de la constitucion.
Por el primero· de sus decretos relativo al ceremo-
nial, abolió Jos tratamientos del Seíior (sire) y ma-
gestad que se daha comunmente al rey. Mandó
igualmente en su decreto de 5 de octubre, que
siempre que asistiese á la asamblea ocuparia un si-
tial perfectamente igual al del presidente. Esta fué
la primera resolucion en el sentido republicano,
y el orgullo de Luis XVI sufrió cruelmente con
ella. Para evitar en cuanto fuese posihle que daba




ASAlmLEA UGlSLATlVA. (1791). 147
su consentimiento ú lo que él tenia por una humi-
llacion, determinú ahstenerse de asistir personal-
mente ú la asamhlca, encargando ú sus ministros
que abriesen las sesiones en su nombre. Conoció
la asamblea el paso demasiado adelantado que ha-
hia dado y revocó el dia siguiente aquel decreto,
en lo cual dió un grande ejemplo de reflexiono En
consecuencia el rey se resolvió á asistir y fué es-
traodinariamente apJaudido. Por desgracia se ha-
hia determinado anteriormente, que en caso que
el rey estuviese sentado podrian estarlo igualmen-
te los diputados, en lo cual vió Luis XVI un nuevo
insulto, sin que le sirviesen de indemnizacÍon los
aplausos que le prodigaron. Volvió á su palacio
pálido y con las facciones descompuestas, y ape-
nas se encontró solo con la reina se arrojó suspi-
rando sobre una silla y la dijo: (( Ay ser lOra , y vos
11 haheis sido testigo de tal humillacion ! i Y ha-
II heis venido á Francia para presenciar! ....•. j)
La reina se esforzó por consolarle, pero su co-
razon estaba profundamente ulcerado, y sus bue-
nas intenciones corrieron gran peligro de alte-
rarse.


Sin emhargo, aunque desde entonces no pen-
sase en mas que en recurrir á los estrangeros, po-
cas esperanzas pudieron darle las disposiciones de
las potencias. La dcclaracion de Pilnitz se habia
flucdado sin dedo,)' a por falta de zelo de parte


ji;
.'2~


" e:; vi..,c. ~:' ~ /.~/




1'.í8 RE\'OLt'ClON lIlAN('ES,t.
de los sohCl'anos, ya tamhíen á causa del pelígrO'
tIue hubiel'a corrido Luis XVI hallándose prisio-
nero de la asamblea constituyente desde su vuelta
de Varennes. La aceptacion de la constitucÍc;m el a,
un nuevo motivo para esperar los resultados de la
esperiencia antes de decidirse ú nacL't:- á lo me-
nos este fué el dictámen de Leopoldo y del mi-
nistro Kaunitz. Asi cuando Luis XVI puso en no-
ticia de todas las cortes que aceptaba la constÍtu-
cÍon y que estaba en ánimo de observarla fielmen-
te, el Austria, la Prusia y la Inglaterra dieron
una respuesta muy pacífica y protestaron de sus
intenciones amistosas. Es de observar que las po-
tencias vecinas obraban con mas reserva (Iue las
que se hallaban lejanas como la Suecia y la Rusia,
porque podian encontrarse mas inmediatamente
comprometidas en una guerra. Por eso Gustavo
que sOllaba en una empresa brillante contra la


. Francia, respondió á la notificacion diciendo: que
miraba al rey como prisionero, y la Rusia difirió
esplicarse. La Holanda y los Principados Italia-
nos, pero sobre todo la Suiza, dieron unas res-
puestas muy satisf:'\ctorias. Los electores de Tré-
veris y Maguncia, en cuyo territorio se encon-
traban los emigrados, usaron de espresiones cvasi-
vas,y la España que esta,ba acosada por los emisa-
rios de Coblentz, tampoco (luiso pronunciarse pre-
tendiendo que necesitaba tiempo para asegurarse




ASA~IBLEA LEGISLATIVA (1791). 149
<le la libertad del rey; pero que no por eso pen-
saba en turhar la tranquilidad del reino.


Unas respuestas semejantes, de las cuales nin-
guna tenia un caráctel' hostil, la neutralidad bien
asegurada de parte de la Inglaterra, la incertidum-
hre de Federico Guillermo, y las disposiciones pa-
cíficas de Leopoldo, todo inclinaba á preveer la
paz. Es muy dificil saber lo que pasaba en el
alma vacilante de Luis XVI, pero evidentemente
su propio interes y los temores mismos de la guer .
ra que manifestó mas tarde, deben inclinarnos á
creer que deseaba tambien la conservacion de la
paz. Solos los emigrados se obstinaron en querer
y preparar la guerra en medio de aquella armo-
nía general.


Acudieron todos en masa á Coblentz donde se
armahan con actividad, preparaban almacenes,
hacian contratas para suministros y formahan cua-
dros que á la verdad no llenaban del todo, porque
ninguno de ellos queria ser simple soldado: da-
ban y vendian grados, y aunque no intentasen
cosa capaz. de inspirar un peligro sério, sin em-
hargo hacían grandes preparativos que ellos misA
mos creían muy considerables y que dehian ha-
cer grande impresion en la imaginaeion popular.


La gran cuestion consistia en saher si Luis XVI
les favorecia ó no, y parece muy dificil de creer
que no estuviese muy bien dispuesto en favor de




150 REVOLUCION FRANCESA.
unos parientes y servidores suyos, que se arma~'
ban solo por restituirle su antiguo podel'. Bien se
necesitaba para persuadir lo contrario una gran
sinceridad y continuas demostraciones. Sus cartas.
á Jos emigrad0s siempre contenian la invitacion
y aun las órdenes para que se volvÍesen á l<'ran-
cia; pero tenia, segun se dice, una correspon-
dencia secreta que desmentia la pública y destruia
todo su efecto. No puede ponerse en duda que tuvo
comunicaciones secretas con Coblentz, pero no
creo que Luis XVI se valiese de ellas para conlra-
decil' los mandatos que habia dirigido públicamen-
te á los emigrados. Tenia demasiado interes en
que se volviesen, y su presencia en Coblentz solo
podia serIe útil en el caso de que proyectaran ba-
tirse; pero Luis XVI nada miraha con tanto tenor
como la guerra civil. No queriendo pues emplear
su espada en las ol'illas del Rhin, valia mas tener-
los cerca de su persona á fin de servirse de ellos
en caso de necesidad y reunir sus esfuerzos á los
de los constitucionales para proteger su dinastía y
su trono. Fuera de eso su presencia en Coblentz.
provocaba leyes severas que él no queria sancionar,
y por el mismo hecho de reusar la sancion se com-
prometia él mismo con la asamblea, como veré-
mos luego por el uso que hizo del velo, que esto
fué.lo que acabó de despopulal'izarle, haciéndole
mirar como cómplice de los emigrados. Seria muy




ÁSAJIBl.EA LEGISLATIVA. (1'191). 'í51'
€sfraño que él no se hubiese convencido de la so-
lidez de estas razones, que todos sus ministros ha-
bían pesado uniformemente, supuesto, que nin-
guno de ellos dejó de creer que los emigrados ~on­
venia que se volviesen cerca del rey para protejer
su persona y no dar páhulo á la inquietud de los
agitadores. Hasta el mismo Bertrand de Molleville
era de esta opinion , sin emhargo de que sus prin-
cipios nada tenian de constitucionall?s. « Era ne-
« cesario, dice, emplear todos los medios posibles
a: para aumentar la popularidad del rey, y el mas
C{ eficaz y mas útil de todos et'a llamar á los emi-
Il grados. Con su vuelta, que era generalmente de-
a: seada de todos, se hubiera hecho revivir en Fran-
(/, cia al partido realista que habia desorganizado la
ti' emig-racion. Fortificado este partido con el des-
« crédito de la asamblea, y siendo reclutado por
« los muchos desertores del partido constitucional
C{ y por los descontentos, no habria tardado en lle-
« gar á ser poderoso para hacer decisi va en favor
« del rey la esplosion mas ó menos próxima que
<1. estaba amenazando. ») (Tomo 6.° pago 4:2).


Conformándose I..uis XVI con este dictámen de
los ministros, dirigió varias exortaciones á los prin-
cipales geles del ejército y á los oficiales de mari-
na para recordarles su deber y que permanecie-
sen en su puesto; pero todas fueron inútiles y la
dcsercion continuó sin interrupcion. El ministro




J52 REVOLUCION FR!NCESAr
de la guerra vino á anunciar que se habian de-
sertado mil y novecientos oficiales con lo cual la
asamblea no pudo moderarse y resolvió tomar me-
didas vigorosas. Se habia limitado últimamente la
constituyente á pronuncial' la, destÍtucion de los
empleados públicos que estaban fuera del reino ,.
y á imponer una tri pIe contrihucion sobl'e los bie-
nes de los emigradas para indemnizar al estado'
de los servicios de que le privaban por su ausen-
cia: la nueva asamblea propusO' penas mas seve;..
ras. Varios fueron los proyectos que se presenta-
ron, y Brissot dividió los emigrados en tres clases-
<1 saber: los corifeos de la desercion, los empleados
públicos que abamlonaharr sus funciones, y últi-
mamente los que solo por temor habian huido del
suelo patrio. En consecuencÍa propuso que se de-
hia castigar á los primeros, despreciar á los segun-
dos y compadecer á los restantes.


Es verdad que la libertad del hombre no per-
mite que se le encadene al suelo; pel'o cuando una
multitud de circunstancias se han reunido para
prohar con certeza que los ciudadanos que ahan-
tlonan su patria van á reunirse fuera de ella para
declarar la guerra, permitido es tomar precaucio-
nes contra unos proyectos tan pcligl'OSOS.


La discusion fué larg'a y tenaz oponiéndose los
constitucionales á todas aquellas medidas, y soste-
niendo que se dehían despreciar las tentativa\) inú-




ASAIIBLEA LEmSUT1\'".\.. (179f). f53,
files del mismo modo que lo habian hecho sus
predecesores. Sin embargo el partido opuesto ga-
nó la votacion y se espídió el primer decreto por
el cual se mandaba al hermano mayor del rey que'
entrase en Francia en el término de dos meses,
bajo la pena de perder su derecho eventual á la
regencia. Otro decreto mas severo se dió contra
los emigrados en general, declarando que todos,
los franceses reunidos del otro lado de las fronte-
ras eran sospechosos de conjuracion contra la Fran-
cia, y que si para el día primero de enero próximo-
todavia continuaban reunidos, serian declarados
culpahles de conjuracion, perseguidos como tajes'
y castigados, de muerte ; quedando en secuestro'
dumnte su vida todos los bienes de los contuma-
ces, sin perjuicio de las mugeres, los hijos Y los
acreedores legítimos. Estos decretos se dieron en
los di as 28 de octubl'e y 9 de noviembre.


Como la accion de emigrar no es reprensible en
sí mi$ma, es muy dificil car'.lcterizar los casos en
(Iue llega á serlo; pOI' eso lo único que podia ha-
cer la leyera advertil? con antjcipacioJl que iba
á hacerse culpable en tales ó cuales condiciones,
y aquellos que no querian serlo no tenian mas que
obedcccr. P01' el contrario los que advertidos del
tél'mÍno en el cual la ausencia del reino pasa á
scr un crÍmcn no querian volverse, por cse solo
acto consentían ya en pasar á scr criminales; y así




154 REVOLUCIO;I/ FRANCESA.
los que sin motivos de guerra ó de política estaban
fuera del reino debian darse prisa á volver, por-
que en efecto no es un gran sacrificio á la seg"uri-
dad de un estado el abreviar un viage de pura di-
version ó de intereso


Con el objeto de satisfacer ú la asamblea y ú la
opinion pública consintió Luis XVI en el decreto
concerniente ú' su hermano, pero no á la ley
(Iue decia relacion con los emigrados, contra la
cual puso el veto. Encargó á todos los ministros
que se presentasen ú la asamblea ú anunciar su
voluntad, y eri efecto leyeron diferentes decretos
que llevaban la sancion, y cuando ]]egó el turno
de los emigrados hubo un silencio profundo has-
ta que el guarda sellos pronunció las palahras
« El rey lo examinará, las cuales pl'Odugeron un
descontento general. Quiso el ministro desenvol-
ver las razones del veto; pero una multitud de vo-
ces le interrumpió inmediatamente diciéndole
que la constitucion concedía al rey el derecho
de oponerse, pero no el de motivar su oposieion.
En consecuencia tuvo que retirarse el ministro de-
jando en pos de si una profunda irritacion. Aque-
lla primera resistencia del rey á la asamhlea fué
un rompimiento definitivo, y por mas que hubie-
se sancionado el decreto <lue privaba á su herma-
no de la regencia de] reino, no por eso dejaron de
yer en su resistencia ú sancionar el segundo una




ASA3IBUU LEGIUA TI YA (1791 ). 155
seÍ"¡al de afecto á los emigrados de Cohlentz.
Entonces se acordaron de que era su parIen-
te, su amigo y hasta cierto punto su cointe-
resado, infiriendo de aquí que no era posible
dejase de hacer causa comun con ellos contra la
l1aCIOI1.


Desde el dja siguiente mandó Luis XVI publi-
car una proclama á los emigrados y dos cartas·
particulares á cada uno de sus hermanos, dándo-
les escclentes razones á unos y el otros que pare-
cian dictadas de muy buena fe. En ellas les escitaba
á terminal' con su vuelta las desconfianzas que los
malévolos se csmcra]Jall en esparcir, y les supli-
caba que no le pusiesen en la necesidad de em-
plear contra ellos medidas severas. En cuanto á
su falta de libertad, en (Iue parece se apoyaban
para no obedecerle, lcs presentaba por pnleba de
lo contrario el veto que acabaha de oponer en su
f.1.vor. Sea lo que quiera, estas razones no pro-
dllgeron cfccto alguno ni en Coblentz, ni menos
en Paris que es donde estaban particularmente
destinadas á producirle. Ni los emigrados entraron
ni la asamblea dejó de notar que el tono de la
proclama era demasiado suave, llegando hasta
disputar al poder egecutivo el derecho de egercer
semejantes actos. En efecto rcinaha demasiada il'-
ritacion para que pudieran darse por satisfechos
con una proclama, y sohre todo para sufrir que




156 REYOLUCION FRANCESA.
el rey sustituyese una medi(la inútil á las muy
vigorosas que acababan de tomarse.


Otra prueba del mismo género tuvo que aguan-
tar Luis XVI en aquellos diasque proporcionó
un resultado igualmente desgracíado. Habían prin-
cipiado en el Oeste algunas turbulencias religio-
sas, y la asamblea constituyente habia enviado
allí dos comisionados de los cuales el uno era GenO'
sonné 11 , que tan célebre se hízo despues en el
partido de la Gironda. El parte que habian dado
á la asamblea legislativa, á pesar de ser bastante
moderado, la habia llenado de indignacion; por-
que ya se acordará el lector de que la asamblea
constituyente, al pri val' de sus funciones á los sa-
cerdotes que reusaban prestar el juramento, les
había dejado una pension y la libertad de eger-
cel' el culto privadamente. Con todo eso ellos no
habían cesado de escitar al pueblo contra sus com-
pañeros que le habian prestado, sindicándolos co-
mo impíos cuyo ministerio era nulo y peligroso.
N6 .conlentos con eso llevaban á 16s pobres aldea ..
nos á grandes distancias para decirles la misa, y
estos se irritaban á lo sumo viendo su igle-
sia ocupada en un culto que ellos creian nocivo,
mientras que se veian obligados á ir á buscar
muy lejos el otro que tenian por bueno. Frecuen-
temente echaban la culpa á los clérigos juramen-
tados y á sus parlídarios, siendo ya muy inmi-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1791). 157
nente la guerra civil. A este parte se reunieron
otras varias noticias particulares de la asamblea
,en que se pintaba como mayor el peligro, y por
-consiguiente quiso tomar contra estos nuevos ene-
migos de la constitucion unas providencias seme-
jantes á las que habia tomado contra los enemigos
armados del otro lado del Rhin, haciendo un
nuevo ensayo de las disposiciones del rey.


Estaba mandado por la asamhlea constituyente
el juramento cívico, y los que se resistian á pres-
tarle, aunque perdian la calidad de ministros del
culto público, que era el que pagaba el estado,
,(;onservaban su pension de simples eclesiásticos
)' la libertad de egercer privadamente su ministe-
rio. Semejante represion era hastante suave y
moderada, pero la asamblea legislativa no se con-
tentó con ella, sino que exigió de nuevo el jura-
mento y privó de todo sueldo á los que reusaban
prestarle. Viendo que ellos abusaban de su liber-
tad promoviendo la guerra civil, mandó que en
vista de su conducta, fuesen trasladados de su
pueblo á otro y aun condenados á un arresto si
no quel'ian obedecer. Ultimamente prohibió el li-
bre egercicio del culto particulat'" y quiso que los
cuerpos administrativos la presentasen una lista
acompañada de notas relativas á cada uno de ellos.
E~ta providencia igualmente que la tomada con-


tra los emigrados era propia de todo gobierno ame-




158 nEVOLUCION FUANCESA.
nazado y temeroso, por lo cual se ve precisado ií
rodearse de precauciones estremadas. No es el he-
cho ya consumado el que castigan tales gobiernos,
sino el ataque que presumen como prohahle, y
esto es lo que hace que sus medidas sean frecuen-
temente arhitrarias y aun crueles como la misma
sospecha.


Los ohispos y los clérigos que se habian queda-
do en Paris y conservado relaciones con el rey, le
dirigieron inmediatamente una rcpresentacion
contra este decreto, y como S. M. estaba ya lleno
de escrúpulos y muy arrepentido (\e haher san-
cionado el de la constituyente, no tenia necesidad
de muchas instancias para reusar la sanciono « En
«cuanto á este decreto, dijo, primero me quita-
«l:án la vida que obligarme á sancionarle.» Los
ministros fueron casi del mismo dictárnen, y Bar-
nave y Lameth, con quienes el rey consultaba al-
gunas veces, le aconsejaron tamhien que reusase
la sanciono Pero á este consejo añadian ellos otros
que el rey no podia decidirse á seguir y se redu-
cían á que al mismo tiempo que se opusiese al
decreto, no dejase la menor duda acerca de sus
disposiciones, para lo cual era necesario que ale-
jase de su lado á todos los clérigos que no hubie-
sen prestado juramento, sin permitir que en su
capilla hubiese mas que eclesiásticos juramenta-
dos. Mas de todos los consejos que se le daban al




ASAMBtEA I.EGISJ.ATIVA. (179J). 159
rey él no solia adoptar mas que la parte que se
conformaba con su debilidad y devocion. El guar-
da sellos Duport-Dutertre que era el órgano de los
constitucionales en el ministerio, hizo que se
aprobase en él este dictámen, y despues que el
.:onsejo hubo decidido muy :á satisfaccion de Luis
XVI que se opondría el veto, añadió como un avi-
so que seria conveniente rodear la persona del rey
de clérigos que no fuesen sospechosos. Al oir esto
S. M. , que ordinariamente era tan dócil, maní.
festó una tenacidad invencible y dijo que la liber-
tad de cultos proclamada para todo el mundo, de-
bia serlo para él igualmente que para sus súbdi-
tos y que queria tener la libertad de rodearse de
los eclesiásticos que le conviniesen. No se insistió
mas en ello, y sin dar conocimiento á la asamblea
se decidió el veto.


Otro nuevo servicio le hizo el partidoconsti-
tucional, en cuyas manos parecia que se habia
entregado el monarca, que fué el que le hizo el di-
rectorio del departamento. Este directorio estaba
.compuesto de los miembros mas considerados de
la asamblea constituyente, pues se hallaban en él
el duque' de Larochefoucault, el obispo de Au-
tun , Baumetz, 12 Desmeuniers, u Ansons 111 etc.
Hizo una representacion al rey, no como cuerpo
administrativo sino como una reunion de peticio-
narios que solicitaban el veto contra este decreto


n. I l




160 REYOLUCION FRANCESA.
de los esdesiásticos. «La asamhlea nacional, de-
« cia la peticion ,quiso indudablemente el bien y
( nosotros tenemos mucho placer en defenderla de
« sus culpahles detractores; pero su laudahle de-
« signio la impelió á tomar medidas que la cons-
a: titucion, la justicia y la prudencia repruehan.
« Puso pOI' condicÍon para el pago de las pcnsio-
C( nes de los eclesiásticos que no tuviesen cura de
« almas el juramento cívico, mientras que la consti-
« tucion califica espl'csamente estas pensiones como
« deudas nacionales. Ahora pues el negarse á pres-
«tal' un juramento cualquiera ¿ puede destruir el
«título de un crédito reconocido? La asamblea
« constituyente hizo lo que pudo en f¡lvor de los
«clérigos 110 juramentados; estos reusaron pres-
« tarle y eHa les pri "ó de sus funciones, reducién-
« doles ú una mera pension ... I.a legislativa quie-
« re que los eclesiásticos que no han prestado el
« juramento, ó que se han rett'uctado de él pue-
( dan :,;er desterrados provisionalmente y aun apri-
« sionados si no ohedeeen á la órden qus se les ¡n-
d tima. i, No es esto renoyar el sistema de las órde-
«nes arhitrarias, supuesto {{He se permite castigar
« con destierro ó tal vez con prision á {luien no estú
« conyencido de haher faltado á,ninguna ley y ••••
<t La asamhlea nacional reusa it todos losquc no pres-
« ten juramento cíyico la Jihrc profcsion de su cul-
( to .... Sin embargo de qne esta lihertad no se le





AS.mm.EA J.EGHLA TIYA (i 791). 161
~ puede reusar {l nadie porque está consagrada
({ para siempre en la declaracion de derechos. »


Eran siu duda excelentes todas estas razones;
pero no hastan los raciocinios ni los resentimien-
tos para calmar los temores de los partidos. ¿ Co-
mo persuadir á una asamblea que se debia permi-
tir á unos clérigos obstinados que promoviesen de-
sórdenes y la guerra civil'? El directorio escuchó
mil injurias, y su peticion al rey filé comhatida
por otras muchas que se dirigiel'on al cuerpo le-
gislativo. Entre ellas presentó Camilo Desmeulins
una muy osada en nomhre de toda una seccion;
y ya podia ccharsc de ver en ella cual iha crecien-
do la violencia del lenguage y la adjuracion de
todo género de decoro que hasta entonces se h11.-
hia observado con las autoridades y con el rey.
Decia Desmoulins á la asamblea que era necesa-
rio un grande ejemplo ..... ; que el directorio
merecia ser puesto en estado de acusacion .... ;
que debia perseguirse á sus gefes ..... ; que
era necesario heril' en la cabeza y servirse del ra-
yo contra los conspiradores ..... ; que la facultad
del veto real tenia su término, y que no se habia
estorbado con un veto la toma de la Bastilla ..... .


Decidido Luis XVI á reusar ]a sancion , andaba
dilatando anunciarlo á la asamhlea , porque que-
ría antes conciliar la opinion con algunos actos
que la fuesen favorahles, uno de ellos fue elegir




162 REVOLUCION FRANCESA.
un ministro en el partido constitucional. Cansado
ya Montmorin de su laboriosa carrera en tiempo
de la constituyente y de sus penosas negociacio-
nes con todos los partidos, no habia querido es-
ponerse á las tormentas de una nueva legislatul'a,
y se habia retirado á pesar de las instancias del
rey. Nadie queria aceptar el ministerio de nego-
cios estrangeros, por mas que se ofreció á diferen-
tes personages, hasta que por último le tomó De-
llesart dejando el del interior que desempeñaba.
Este íntegro é ilustrado ministro estaba bajo el
influjo de los constitucionales ó fuldenses, pero
era demasiado débil para fijar la voluntad del rey
y para imponer respeto á las potencias estrange-
ras y á las facciones interiores. Se nombró para el
ministerio que aquel dejaba á Cahier de Gerville 15
que era un patriota acalorado pero mas áspero que
persuasivo, y en eso se llevó la mira de satisfacer
á la opinionpública. Para la administracion de la
guerra se nombró á Narhonne 16 que era un jóven
lleno de actividad y ardor, constitucional celoso y
diestro en popularizarse. Este hubiera podido
egercer un influjo muy útil en el consejo y re-
conciliar la asamblea con el rey, si no hubiera te-
nido por adversario á Bertrand de Moleville que
era un ministro contrarrevolucionario, y por tanto
preferido en la corte á todos los demas. Al mismo
tiempo que Bertrand aborrecía laconstitucÍon,




A.SAMBLEA LEGISLATIVA. (1791). 163
tenia el arte de atenerse meramente á su testo pa-
ra atacar el espíritu de ella, y queria francamente
que el rey probase á egecutarla, solo para demos-
trar que era inegecutable. Mas el rey no podia re-
solverse á exonerarle y con un ministerio seme-
jante trató de continuar su marcha. Despues de
haber intentado agradar á la opinion pública con
estas elecciones, probó tambien otros medios pa-
ra atraerla mas, y aparentó prestarse á todas las
medidas diplomáticas y militares que se le habian
propuesto contra las reuniones formadas del otro
lado del Rhin.


Las últimas medidas represivas habian quedado
pal'alizadas con el veto, y á pesar de eso cada dia
llegaban nuevas denuncias á la asamblea comuni-
cando los preparativos y amenazas de los emigm-
dos. Los informes de las municipalidades y depar-
tamentos inmediatos á la frontera, asi como las
cartas de los comerciantes que residían del otro
lado del Rhin , aseguraban uniformemente que el
vizconde de Mirabeau, hermano del célebre ora-
dor, estaba al frente de seiscientos hombres en el
obispado de Strasburgo, y que en el territorio del
elector de Maguncia, y cerca de W orms se halla-
ban cuerpos numerosos de trasfugos bajo las ór-
denes del príncipe de Condé. Que lo mismo suce-
dia en Coblentz y en todo el electorado de Tréve-
ris, habiéndose cometido mil excesos y violen-




J¡'EVOLUCION H\.AlSt:ESA.


(~ias contra franceses, y que 1)01' úlLimo se le habí~t
intimado al general \Vimpfen que entregase á
Neuf-Brisach. Agregados todos estos partes á lo
(lue; ya se sahia por notoriedad pública, irritaron
estraordinariamente á la asamhlea, en la cual se
propuso inmediatamente un decreto para exigir
{le los electores el desul'me de los emigrados; pero,
se difirió por dos dias esta decision para que no'
pareciese demasiado precipitada, y luego que es-
piró este término se abrió la discucion sohre ella.


El primero que tomó la palahra fué el diputa-
do lsnard 17 , el cual hizo sentir la necesidad de
asegurar la trancluilidad del reino, no de un mo-
do pasagero sino durable, imponiendo respeto
con medidas prontas y vigorosas que hiciesen vel'
á la Europa entera las resoluciones patrióticas de
la Francia. « Ko temais, les dccia, provocar con-
11: tra vosotros ]a guerra de las grandes potencias,
«porque es el interes quien decide de sus inten-
« ciones, y estas no se alterarán por lo que voso-
«tros resolvais, pero las ohligarán á esplicarse ....
« Es preciso que la conducta de los franceses cor-
« responda á su nuevo destino. Esclavos hajo Luis
{( XVI, no pOlo eso dejaron de ser intrépidos y gran-
« des; ¿ como pues hahrán de mostrarse débiles y
« tímidos hoy que gozan de la libertad '/ Se enga-
« ¡ian mucho, dice lUontesquicu, los (Iue creen
« filie un pue1llo en reyolucion es 1(lcil de ser cou--




ASAJIllLEA LEGISLATIVA. (1791). 165
e quistado, por el contrario él es quien está prono;
Il. to á conquistar á los demas. (Aplausos). )


« ¡ Os proponen capitulaciones! ¡ Se quiel'e .au-
{( mentar la Pl'errogati va real y ampliar el poder del
<l. rey, de un hombre cuya voluntad sola puede pa-
« ralizar la de toda la nacion, mientms que milla-
\( res de homlJl'es están pereciendo de miseria!
«(Nuevos aplausos). Os quieren volver á traer la
Il. nohleza! Pues aunque todos los nobles de la
Il. tierra viniesen á atacal'nos , los fi'anceses tenien-
«do en una mano el oro que era suyo, y en la
« otra el hierro, vencerán á esa raza orgullosa y la
<l. ohligarán {l sufrÍl' el suplicio de la igualdad. l>


« Hablad á los ministros, al rey y á la Europa,
« ellenguage que conviene á unos representantes
« de la l~rancia. Decid á los primeros que hasta
« ahora no eslais muy satisfechos de su conducta,
« y que por su responsabilidad entendeis la muer-
« te. (Aplausos prolongados). Decid ú la Europa
fl que vosotros respetareis las constituciones de too
t( dos los imperios; pero que si se suscita una guer-
« ra de los reyes contra la Francia, vosotros susci-
« lal'eis oll'a de los pueblos contra los reyes.
c( (Mas y mas aplausos). Respetad; respetad mi en-
t( Lusiasmo porque es el de la libertad. Decidle que
« los combates entre pueblos y pueblos por órden
« de los d(~spotas, se asemejan á los golpes que se
« dan dos amigos excitados por un pérfido en me-




REYOLU'CION «'llANCESA.


Cl dio de la oscuridad. Pero luego que nace el dia,
« vuelven á abrazarse y se vengan en ¡rquel que
« les habia engañado. De la misma manera, si al
« tiempo que los ejércitos enemigos estén luchan-
« do con los nuestros, un rayo de luz de la filoso-
«sofía llega á herir en sus ojos, los 'pueblos se'
« abrazarán á la vista de sus propios tiranos que
« habran perdido sus coronas, quedando consola- '
« da la tierra y satisfecha la justicia del cielo.»)
Esto pasó en la sesion del 29 de noviembre.


Fué tal el entusiasmo que produjo este discur-
so, que los diputados se agolparon en torno delora-
dor para abrazarle. El decreto que él apoyaba fué
adoptado inmediatamente, y Mr. de Vaublanc en-
cargado de llevarle á S. M. al frente de una dipu-
tacion compuesta de veinte y cuatro miembros.
Por aquel decreto declaraba la asamblea que con-
sideraba como indispensable exigir de los electores
de Tréveris y Maguncia y de mas príncipes del im-
perio, que pusiesen un término á las reuniones
formadas en la frontera, y suplicaba al mismO'
tiempo al rey que acelerase las negociaciones prin-
cipiadas para las indemnizaciones á los príncipes-
que tenian posesiones en la Alsacia.


Mr. de Vaublanc acompañó este mensage conun
discurso enérgico y respetuoso que fué muy aplau-
dido de laasamblea. « Señor, le dijo, si los fran-
{( ceses arrojados de su patl'ia por la revocacion.del.




AeSAMBLEA LEGISf.A'flVX. (1791). f67
f: edicto de Nantes, se hubiesen reunido armados,
«en la frontera alemana protegidos por sus prín-
« cipes, ¿ cuál hubiera sido, Señor, la conducta de
«Luis XVI? ¿Habría tolerado semejantes reunio-
c( nes? Pues ahora bien, lo que aquel príncipe hu-
I! biera hecho para que se respetaS€ su autoridad,
« es lo que V. 11. debe hacer en defensa de la cons-
" titucion. »)


Decidido Luis XVI, como ya hemos dicho, á;
neutralizar el efecto del veto con actos agradables
á la opiuion pública, resolviÓc presentarse en la
asamblea, y contestar á su mensage por medio
de un discurso que pudiese satisfacerla.


Presentóse efectÍvamente el día 14 de diciem-
hre por la tarde despues de haberse hecha anun-
ciar aquella mañana por medio de una simple es-
quela. Fué recibido con el mayor silencio, y dijo,
que el mensage de la asamblea le merecia una
gran consideracion, por lo cual habia determina-
do presentarse él mismo en una circunstacia en
que estaba comprometido el honor frances. Que
tomando parte en las intencÍones de la asamblea,
pero recelando los males de la guerra habia pro-
curado ensayar todos los medios de atraer á unos
franceses estraviados; pero que habiendo sido inú-
tiles todas sus benévolas insinuaciones, se habia
anticipado al mensage de los representantes, é
intimado á los electores, que si antes del 15 de




f6S n'E!VOLUCION FllANCllSA.
enerO' 110 }labia ces3.(lo tOlla reuniol1 serian consi-
derados como enemigos de la Francia, y que ha-
hia escrito· al emperador reclamando su interven-
~ion en calidad de gefe del imperio, en la inte-
ligencia de que de no tener efecto le declararia
la guerra. Concluyó por decir que en vano se in-
tentaria disgustarle del eg'ercicio de su autori-
dad, porque estaba resuello á conservar fielmen-
te el depósito. de la cOllstitucion, por lo mismo
(IUC estaba firmemente persuadido de la brillante
situacion de un rey que lo es de un pueblo libre.


Los mayores aplausos sucedieron al anterior si-
lencio, é indemnizaron al rey de la fria acogid,t
que le hahían hecho [t la entrada; mas como la
asamblea habia decretado por la mañana que se
le responderia por medio de un mens-age , no pudo,
esplicar inmediatamente su satisfaccion, cOllten-
tándose con decidir que aquel lliscurso se remi-
tiese á los 83 departamentos. Inmediatamente des-
pues entró Narbonnc para dar parle de los me-
dios que se habian tomado para asegurar el efi~ct().
de las intimaciones hechas al imperio. Estas se re-
ducían á enviar ciento CillcuclIla mil.hornhres al
H.hin, lo cual dijo no era tan imposible como se
t:l'eia, y ya estaban nombrados tres generales para
mandados que eran Luckncr 18, Uochamhcau y La-
fayettc. Este último nomhl'c rué cubicrto dc in-
finitos aplauso3. Aj'iadiú ~arbonnc (¡He él mismo-




ASA~lBLE.\ I.EGISLATlVA (1-791). 169'
iba á marchar para reconocer el estado de las pla--
zas fuertes y dar la mayor actividad á los trabajos.
de defensa, para lo cual no dudaba quc- la asam-'
Llea concedería los fondos necesarios y no anda-o
l'ia en economías con la. libertad. No', no, gritaron
de todas partes. Ultimamente preguntó, si á pe-
sar de estar completo el número legal de los ma-
riscales, permitiJ:ia la asamblea que el rey confi-
l'iese este gmdo á los dos generales Luckner y Ro-·
chambeau que estan encargados de salvar la liber-
tad. Las mismas aclamaciones de la: asamblea in-
dicaron su consentimiento y la satisfaccion que la
causaha la actividad del jóven ministro. Con una
conducta parecida á esta hubiera conseguido Luis·
XVI populuizarse , y aun atraer á sí á los repu-
hlicanos que solo deseaban la república por la;
persuasioJl en (pIe estahan tIe que uingull rey era
capaz de amar y de tldendel' la liberlad.


Apruvecháronse de la satisfaccion producida por
estas medidas para presentar el veto que se habia
opuesto contra el decreto relativo á los eclesiásti-
cos. Se habia tenido cuidado por la mafiana de
anunciar en los pel'Íódieos la destitucion de los
antiguos agentes diplomáticos sospechados de aris-
tucracia y el IIombramiento de -otros nuevos. Gra-
cias á estas precauciones el mensage se acogió sill
murmullos, purque ya se lo esperaha la asamhlea
y a:;i la sCl1sacÍon no rué tan desagrada,hlc como>




110 REVOLUCION FRANCESA.
era de temer. Ya se ven los infinitos rodeos que'
tenia que tomar el rey para hacer uso de su prer-
rogativa y cuanto riesgo corria al egercerla. Con-
sidérese pues que hubiera sucedido si la asamblea
constituyente, á quien tanto se ha echado en ca-
ra de que se perdió despojándole del veto absolu-
to, si hubiera adoptado este estremo. No vemos que
el suspensivo producia aqui el mismo efecto que
el absoluto? ¿Era realmente el poder legal lo que
faltaba al rey ó el poder de la opinion ? Los re-
sultados mismos lo estan diciendo; no fué la fal-
ta de prerrogativas suficientes lo que perdió á
Luis XVI sino el uso inconsiderado de las que le
quedaban ..... .


Nofueron vanas las promesas de actividad que
se habian hecho á la asamblea, sino que se pre-
sentaron sin interrupcion las proposiciones para
subsidios de guerra y para el nombramiento de
los dos mariscales Luckner y Rochambeau. Lafa-
yette que se hallaba retirado para descansar de
tres años de continuas fatigas, se presentó en la
asamblea y fué perfectamente recibido. Batallones
enteros de la guardia nacional le acompañaron á
su salida de Paris, y todo pudo probarle que no
estaba olvidado su nombre y que todavia se le mi-
raba como uno de los fundadores de la libertad.


Entretanto Leopoldo naturalmente pacífico, no
deseaba la guerra, porque sabia que no era con-




ASAMBLEALEGISLA.TIVA. (1791). 171
"veniente para sus intereses; pero deseaba un con-
'greso apoyado en una fuerza respetable á fin de
proporcionar un acomodo y algunas modificacio-
nes en la constitucion. Los emigrados no querian
modificarla sino destruirla, y el emperador mas
prudente y mejor enterado que ellos, sabia que
era preciso conceder mucho á las nuevas opinio-
nes y que lo mas quepodia solicitarse era que se
le volviesen al rey algunas prerrogativas, y reto-
car la composicion del cuerpo legistativo estable-
ciendo dos cámaras en lugar de una. Este último
proyecto era el mas temible y el que mas fre-
cuentemente se echaba en cara al partido Fuldense
y constitucional. Es cierto que si este partido ha-
bia desechado en los primeros tiempos de la cons-
tituyente la cámara alta porque temia y con ra-
zon que en ella se atrincherase la nobleza, hoy ya
no eran los mismos sus temores. Por el contrario
tenia esperanzas de ocuparla casi enteramente él
solo, como que muchos coustituyentes que habían
vuelto á caer en la mas completa nulidad hubie-
nn hallado la ocasion de volver á entrar en la
escena política. En el caso pues de' que esta cáma-
ra alta no entrase en sus miras, entraba por lo
menos en sus intereses, y lo cierto es que ya los
diarioslhablaban de ella muy á menudo y que
aquella idea circulaba por todas partes. ¡Cuan
rápida habia sido la marcha de la revolucion ! El


Unit .
. ~,,4 '\


",.


~~
" ,


....
. ~.




11~ REYOLUCION FRANCESA.
lado derecho estaba ya compuesto de -miembros
del antiguo lado izquierdo, y el grande atentado
que se temia y se echaha en cara, no era ya el
retroceso al antiguo régimen sino el estahlecimien-
to de una cámara alta. i Qué distancia tan enorme
tIe 1789, Y cuanto había precipitado los sucesos
una loca resistencia!


No encontraba pues Leopoldo ninguna mejora
posible para Luis XVI, Y asi su objeto era dila-
tar cuanto pudiera las negociaciones,y sin romper
del todo con la Francia, imponerla respeto con su
firmeza. Pero equivocó su ohjeto mismo en la res-
puesta que dió,reducida á notificar las determina-
cíonesde la dieta de Ratisbona,que consisLian en 110
aceptar ninguna indemnizacion para los lwincipes
que tenian posesiones en Alsacia. Em ciertamente
rídicula semejante decision, porque es claro que
todo el territorio comprendido hajo una misma
denominacion debia estar sugeto á las mismas le-
yes, y si los príncipes del imperio tenian tierras
en Fl'ancia, era necesario que sufl'iesen la aboli-
cion de los derechos feudales, no habiendo hecho
poco la asamblea en concederles alguna indem-
nizacion. l\Iuchos de ellos hahían entrado ya en
negociaciones sobre esto, y la dieta con anular
sus convenios les prohibia aceptar nada en cam-
bio. El imperio pretendia tambien no reconocer
la revolucion en cuanto le concernia y por lo re-




AS1AJIlLR\ lEGISLATIVA. (11'911. 113
lativo á las reuniones de los emigrados, Leopol-
do sin esplicarse acerca de su dispersion le res-
pondia á Luis XVI, que pudiendo el elector de
Tréveris en vit,tlld de las instancias del gohierno
ft'ances sufi'ir hostilidades próximas, se le hahia
mandado al genel'al Bender 19 que le llevase pron-
tos socorros.


No podia darse una respuesta peor calculada,
porque ella sola ohligaha á Luis XVI á tomar me-
elidas vigorosas por no comprometerse, y á pro-
poner la guel'l'a. Inmediatamente envió á Delessart
á la asamblea para darla parte de aquella respues-
ta y manifestar la estrañeza que le hahia causado
al J'f~.Y la conducta de Leopoldo. El ministro ase-
guró que probablemente habian engañado al em-
perador, persuadiéndole fillsamellte á que el elec-
tor habia satisfecho á todas las ohligaciones de
buen vecino. Ademas comunicó Delessart la répli-
ca que se habia enviado á Leopoldo, significándo-
le que á pesar de su respuesta .Y de las órdenes da-
das al mariscal Bender se tomarian las armas con-
tra los electores, si en el término prescrito, es
decir el 15 d~ enero no' dahan una satisfaccion á
las demandas de la Francia. «( Si esta declaracion,
« decía Luis XVI en su carta del 31 de diciembre
« á la asamblea, no produce el efecto que debo
« prometerme, y si el destino de la Francia es te-
(( ner que combatir contra sus hijos y aliados, yo




I\'EVOLUCION FRANCESA.


,(( harécollocer á la EUr6pa la justicia de nuesb'a
cr causa; el pueblo frances la sostendrá con su va-
« 101' y la nacíon verá que yo no tengo otros inte-
« reses que los suyos, mirando siempre el sosten
cr de su dignidad y seguridad como el mas esen-
« cíal de mis deberes.»


Estas palabras en que el rey parecia unirse ctm
la nacion en el peligro comun fueron vivamente
aplaudidas ,y se mandaron pasar á la comision di-
plomática para que diese inmediatamente su in-
forme á la asamblea.


Hasta la reina tuvo pal'te en este triunfo ,ha-
biendo sido aplaudida en la ópera como en los
,dias de su brillo y poder, y asi vino muy conten-
ta á decirle á su esposo que la habian reciLido co-
mo otras veces. Pero aquellos fueron los últimos
testimonios que recibía de un pueblo antes idóla-
tra de su magestad y de sus gracias. Aquel senti-
miento de igualdad que por tan largo tiempo per-
manece como dormido en los hombres, y que es tan
fogoso cuando se despierta, se manifestaba ya
por todas partes. Estábamos á fines del año 1791,
Y la asamblea suprimió el antiguo ceremonial del
dia 1.0 de año, diciendo que los homenages que
se acostumbraban á llevar al rey en aquel solem-
ne día cesarian en adelante. Casi en la misma épo-
ca se quejó una diputacion de que no se la habian
abierto de par en par las puertas del consejo, con




A.SAlIBLE,l J.EGISI.ATIVA. (1791). 17!)
ruy-o motive) se suscitó una discúsioll escandalosa
y la asamhlea escrihiendo á Luis XVI, suprimió
los tratamientos de Señor y de Magestad. Otro día
-entró un diputado en palacio con el somhrero pues-
to yen un trage poco decente. Esta conducta era
muchas veces provocada por la mala acogida que
los criados de palacio hacían á los diputados, y en
tales represálias., ni el orgullo de los unos ni el
¡(le los otros quería ceder un paso.


Narhonne continuaha su visita con una rara ac-
tividad., y ya se hahian acercado tres ejércitos
á la frontera amenazada. El anciano Rochamheau
<Iue en otros tiempos habia hecho la guerr.a con
.distincion , pero que en el dia estaba enfermo, re-
sentido y descontento, mandaha el ejército situa-
do en Flandes y llamado del norte. Lafayette te-
nia el del centro y acampaha en las inmediacio-
nes de Metz. El viejo Luckner que era un general
mediano, aunque soldado valiente y muy popu-
lar en los campos por sus costumhres guerreras.,
mandaba el cuerpo que ocupaha la Alsacia. Estos
~ran los tres únicos generales que nos hahian de-
jado una larga paz y una desercion casi univel'sal.


Estaba Rochambeau descontento del nuevo ré:-
gimen y de la indisciplina que reinaba en el ejér-
cito, de la cual se quejaha sin cesat' y no daba
ninguna esperanza al ministerio. Mas Lafayette,
qué era jóven, activo y con deseos de distinguir-


ll. 12




176
se muy pronto defendiendo ~ su patria, rcstablc-
da la disciplina en sus tropas y vencía todos los
obstáculos suscitados por la mala voluntad de los
oficiales que eran los aristocratas del ejército. Él
hahia conseguido reunirlos hahlándoles el lengua-
ge del honor y di<:iéndoles que dehian dejar el
servicio, sino habían de desempeñarle lealmente;
que si querian algunos retirarse, él se encargaria
de proporcionarles, bien su retil'o en Francia, ó
hien sus pasa portes para paises estrangeros ; pero
que si insistian en servir era necesario que lo hi-
ciesen con celo y con fidelidad. Asi hahia conse-
guido establecel' en su ejército mayor órden que
el que reinaba en lus demas. Por 10 que hace á
Luckner ,que carecia de opinion política y por
consecuencia le era indiferente todo régimen, pro-
metía mucho á la asamblea, y en efecto había
conseguido ganar á los soldados.


Viajó Narbonne con la mayor celeridad, y vino
el día 11 de enero á dar cuenta á la asamblea de
5U rúpida espedicion. Dijo que la reparacion de
las plazas estaba ya muy adelantada, y que el
ejército desde Dunkerque hasta Besanzon presen-
taha una masa de doscientos cuarenta batallones y
ciento sesenta escuadrones, con la artillería ne-
ce~.,aria para doscientos mil hombres y víveres para
seis meses. Hizo los mayores elogios del patriotiS-
mo d~ los guardias nacionales voluntarios, ase-




_~SA1UDLEA LEGlSL\TlVA. (1792). 17'1
gurando que dentro de· poco estaria completo su
equipo. Es probable que el jóven ministro cediese
algun tanto á las ilusiones de su zelo; pero eran
tan nobles sus intenciones y tan rápido su trabajo,
que la asamblea le cubrió de aplausos y presentó
su informe al recoBocimientopú])lieoenviándole
á todos los depal'ta.mentos ,que era la manera 01'-
dinariacon que la asamblea manifestaba su cs-
timacion por todo aquello de que se mostraba sa~
lisfecha.






NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO TERCERO.


PAGINA 138.


1 Bertrand de Moleville, intendente de Bretaña y
despues ministro de marina, estando de comisario regio
en Rennes en 1778 Y encargado, con el conde de Thiard,
de disolver el parlamento, estuvo á pique de perder la
vida en una conmocion en que los jóvenes tomaron la de-
fensa del parlamento. El 4 de octubre 1791 fué nombra-
do ministro de marina en lugar de MI'. Thevenard, yel
:>1 del mismo mes leyó un informe á la asamblea legisla-
tiva sobre el estado de las fuerzas navales de la Francia;
organizacion de la marina y leyes que faltaban relativas al
servicio de los puertos y arsenales. Mas no tardó la co-
mision de marina en declararse contra él, particularmen-
te el diputado Cavelier de Brest, quien le acusó de que
habia engañado al cuerpo legislativo , diciendo que los
oficiales de marina estaban en sus puestos. Tambien le
acusó de traicion por haber empleado aristocratas en la
espedicion destinada á llevar socorros á Sto. Domingo.
El contestó á esta denuncia con una memoria, que no so-
lo agradó y satisfizo á la asamblea, sino que mandó que
se imprimiese. Pero no por eso desistió Cavelier de per-
seguirle, sino que asociado con uno que se decia miem-
bro de una casa de comercio de la India presentó una
contramemoria en que denunciaba las licencias concedi-
das á los oficiales de la marina de Brest , lo cual dió mo-
tivo á que se su.scitase una discusion ruidosa, pero que
no produjo ninguna decision. Mas al fin despnes de mu-
chas réplicas y contra réplicas, se decretó que no habia
lngar á la acusaeion e·outl'a el ministro, aunque si á al-




186 NOTAS
gunas observaciones sobre su conducta, De ellas estu'Voen;.-
cal'gado Herault de SechelIes, quien habiendo dado cuen-
ta á la asamblea, mereció Sil aprobacion, y cuando se le
pn~sentaron- al rey, contestó que á pesar de ellas le COll-
tinuaba su confianza: Con todo eso nel'tr:md, aconseja-
do por sus compañeros, ofreció su dimisioll y le reem-
plazó 1\h, de Lacoste,


POI' aquel tiempo Luis XYI confió al ex-ministro la di-
reccion de una policía secreta enc~U'gada de observar al
partido jacobino é influíl' en la guardia nacional y en las
secciones ó distritos de Pal'ís, En el mes de mayo de aquel
año le denunció Carra al e1nb de los jacolJinos , como unr;
de los principales miembl'os dd club austriaco, sobre lo
cual presentó demanda el millistl'o al tribunal de policía
correccional, y el juez de paz Lariviere, que habia dado
curso {¡ esta queja, fué acusado el mismo por la asam-
hlea lE>gislativa como pel'seguidor' ilegal de varigs dipu~
tados,


Despllcs de la jornad-a del 20 de junio presentó al rey
un plan muy hien meditado para su fuga de Paris , que
no se w~J'il1có pOI' Hila indiscrecion y una perfidia, Cinco
dias despues del 10 de agosto fué acusado por Gohier áo
peticion de Fonchet y cOI'I'ió los maYOI'es peligros, pem'
por fin llegó á Londl'es , donde se esta}Jleció del1nitiva-
mente, Allí publiCó una hisiorÍa de 1'a I'evolucion muy volu-
n-iinosa, que tuvo mucha aceptacion por la exac~ituel. de los-
hechos de que el· autor habia sido testigo, y sobre tod()'
por la severidad de sus principios, Esta preciosa ohr'a ha
sido traducida al ingles y reimpr'esa en Paris en 15 volú-
menes, 1\11', de Bertrand no' quiso volver á Francia des-
pues del 18 brumar'io año 8, o (9 noviembre 1799) sino-
que~permaneció cel'ca de 1M BOI'bonc&,


Tuvo cn 1804 la tlaqucza de cl'eer' qneB'onaparte esta-
ba dispuesto á ceder la corona á Luis XVllI y dió bastan-
te que reir á los diplomáticos eonsu sinceridad. En 1814·
vino por fin á Francia crc)'elHlo poder sel' todavia útil por"
su edad y esperiencia , pero no solo no le emplearon en,
nada, sino IlU& ni siquirl'a le quisieron pagar ciertas su~




"DEL TRADUCTOR. 181
mas que le debia la casa reaL Esto alteró su salud y mu-
llió en Paris cl19 de junio 18'18.


Hay suyos, adernas de la histol'in,una multitud de opús-
culos la mayor parte sobre puntos tar:nbien históricos.


PAGINA: 159.


2 L. F. E. Hnmond nació en Luxe cerca de Darrége
y fué diputado por Pads á la nsamhlea legislativa :f don-
de ocupó muchas yeces la tl'ibuna , dándose siempre á
conocer pOI' la rectitud de sus intenciones y por la con-
secuencia de sus p"incipios , que no se desmintieron ja-
mas. Desde que se dt~eidió por la constitucion sigui,)
oOllslanternente aquella linea sin separarse fiacia ninguno
de los estl'emos ue las facciones. Cuando se trató de los
emigrados, eoU\'ino' en que se debianconfiscar los bienes
de todos los que habian tomado las armas cont['a su pa-
tl'ia; pero sostayo al mismo tiempo <iue los que no tenian
intenciones hostiles debian gozar del derecho comun á
todos los hombres de trasladarse ellos y sus bienes á don-
de mejor les acomodase. Con la misma templanza se es-
fllicó acerca de los clérigos no juramentados, insistiendo
!lobre la necesidad de uejar libre el ejercicio del culto.
PI'OPUSO que se tomase no.ta y se calificastm las firmas de
las peticiones con que frecuentemente se tiranizaba á la
asamblea. Fué el pl'imcl'o que hizo, la mocion el 10 de
Ularzo 1792., para que se declarase que los ministros ha-
bian perdido la confianza de In nacion ; pero al mismo
tiempo se opuso á que se licenciase la guardia del rey.
Combatió contJ'[\ los Gil'Ondinos que preparaban la caida
del poder ejecutivo y atacaban ú Lafayctte por que pro-
tegia al monarca. En una palabra fué un hombre cons-·
tan temen te moderado en el buen sentido de esta palabra,
esto es, amigo de la razon y de la ley.


Pel'o dejando á parte su mérito como hombre político
debemos considCl'arle como un verdadero sabio y sus ob-
servaciones sobre los Pirineos y sobre los Alpes le consti-
tuyen uno de los geólogos y naturalistas lIlas distinguidos




182
de 1"l'ancia. Estas observaciones Se iusertal'Oll en una
traduccioIl de las cartas de Coxe sobre la Suiza, que se
dió á luz en 1789 en 2 tomos. Tambien escribiú en 179i
su opinitm sobre las leyes constitucionales, sus caracteres
distintivos , su órden natural , su eltabilidad relativa y fU
revision solemne: varias memorias al Instituto, de que
era miembro corresponsal, y la traduccion del viage de
Suiza del ya citado Coxe, En 1800 fué llamado al cuerpo
legislativo por cl senado conservadOl' y en 1804 nombra-
do caballcro de la Legíon de honor y últimamente pre-
fecto.


PAGINA 159.


;) L. S. X. Girardin , marques de ErmenonTiRe, hijo.
del protector é intimo amigo de J. J. Rousseau, filé di-
putado por el departamento del Oisa á la asamblea legis-
lativa. A los principios fué gran partidario de la revolu-
cion y uno de los fundadores del club de los fuldenses
(feuillants), Apayú el decreto en que se le suprimían al
rey los tratamientos de Señor y de nlagestad. Combati&
fuertemente la mocian de que se imprimiesen los nom-
bres de los oficialés que habian desertado, dicíendo que
solo era propio de los tiranos formar listas de proscrip-
eion. Votó por que se con!>ervase el sueldo á los clérigos
que se casasen, y finalmente no hubo cuestioll de las que
aun entonces pasaban por atreyidas en que él no estuvie-
se de los primeros en la brecha. Acusador de los minis-
tros que pasahan por adictos al rey y defensor del exe-
crable 1\1arat y de su libelo intitulado el amigo del pueblo,
no parece que conoció lo pel'llicioso de aquellas doctri-
nas hasta que el mismo y algunos de sus amigos se "ie-
ron amenazados y maltratados por haberse declarado en
favor de Lafayette cuando este rompió con la asamblea.
Entonces se quejú amargamente de que las discusiones
no eran libres pOI' que su opinion habia caido en mi-
noria.


Despues de la jornada del 10 de agosto desapareció d~
la escena polític.a hasta que en tiempo del consulado fl\~




DKL TRADUCTOR. 183
lIombrauo miembro del tribtmado , en el que votó por la
reduccion de las justicias de paz contra la opinion de
Benjamin Constant, con quien tuvo una disputa muy
acalorada. Tambien tuvo otra muy fuerte con Garrion Ni-
sas ,el cual, combatiendo el proyecto de ley relativo á la
instruccion pública se babia esplicado con demasiada
acritud contra los escritos y la persona de Juan Jacobo,
de quien Girardin habia sido discípulo. Este le defendió
con el vigor que debia, proponiendo que no se permi-
tiese la impresion de tales blasfemias contra un hombre
tan eminente. Poco tiempo despues 'Votó por la creacion
de la legion de honor y en 1804 le restituyó el empera-
dor su grado en el ejército y en 1806 le hizo comenda-
dor de la legion de honor y se acabaron sus entusiasmos
republicanos.


PAGINA 159.


4 V. lU. Vaublanc-Viennot era un propietario del de-
partamento del Sena y presidente del de Sena y Marne
cuando le nombraron para la asamblea legislativa, donde
se hizo muy notable entre los miembros del partido de la
moderacion. Desde el mes de octubre 1791 se declal'ó
enemigo del despotismo de los ayuntamientos y se opuso
á que se fornIase lista de los oficiales emigrados, mirán-
dola como una lista de proscripcion. El 18 fué nombra-
do secretario de la asamblea y habló en favor de los clé-
rígos que no querian prestar el juramento. El 14 de no-
"iembre fué ascendido á la presidencia, en la cual sos-
tuvo que era una infamia venir á desacreditar todos los
dias á los ministros, diciendo que era imposible tener
gobierno mientras no se respetase á las autoridades. El
51 de diciembre pidió que la comision diplomática pre-
sentase un informe sobre la necesidad de obligar á los
príncipes de la sangre á que se alejasen de la frontera;
pero se opuso fuertemente á la proposicion de Bazire de
secuestrar los bienes de los emigrados , sin tener con si-
deracion con sus muge/'es y sus hijos. Hizo cuanto pudo
por que no quedasen impunes las atrocidades cometidas.




NOTAS


en el condado-de Aviñon por JOUl'dan corta cabezas-y sus-
cómplices ;. pero prevaleció el sistema de indulgencia de'
los girondinos. Claro es que con. tales principios no po-
dia dejar de Sel' enemigo, declarado de los elubs , atribu-
yéndoles, como así era la verdad y lo será en todas par-
tes donde se toleren, tooos los desastres públicos, las-
violencias, los asesinatos y los incendios de las propie-
dades. Por eso, dijo, se ha, dado la amnistia á los mal-
hechores de Avíñorr, por que habiendo en la asamblea
muchos- individuos que-lo son de los clubs donde se pre-
pararon aquellos crímenes, era indispensable- que los;
reos se amnistiasen á sí mismos_


El 29 de julio y e18 de agosto 1792 se declaró en·
favor de Laiayctte contra los gil'ondinos , é hizo tal efec-
to su último discurso, que la asamblea mandó que se im-
primíese , pero- al salir de la sesion fué insultado y per-
seguido por los confederados y p~H'roquianos de las tri-
bunas. Al dia siguientél se quejó de este- insulto y- pro-
puso que se hiciese salir de Paris á los confederados, con'
otras medid~ls para asegumr la libertad de los, represen--
tantes del pU1lblo.


Tuvo la fortuna de no ser reelegido para la. comenciolll
y así pudo salvUl'se de las proscl'ipciones de 1794 y solo,
vohió á presentarse en las secciones cuando estas- inten-
taron su movimiento .cootr·a ella e01793. Entonces pre-
sidia él la seccion Poissollnim'e y e~ '17 de octubl'e fué
condenado á muerte en conlnmácia, pOI' habel' hecho pm'-
te de las comisiones de ejecncion y dil'cccion oe la re-
vuelta que se vel'ificó el 5 , 4 Y ;) de octubre. Pero logl'ó
sustraerse á todas las pesquisas, y dos di as antes de su
juicio, fué nomhl'ado pm el departam.enta del Sena y
Maine diputado al consejo de loo 500. El 29 de enera
1796 protestó contra la sentencia dada pOI' el consejo
militm' y presentó al de los 500 uua memoria .justificativa
en la cual reclamaba su admision en el consejo, como di-
putado. Pel'O á pesal' de los esfuerzos de Pastoret fué
desechada su demanda, aunque despues consiguió á.
fuerzade instancias hacer anular su juicio.




DEL nlADUCTOR.~ f85
Er 2 de f>etíembre se presentó en la asamblea y subió


:l la tribuna para prestar el juramento de odio á la rno-
narqtda ; mas persuadido el partido jacobino á que iba
á hacer un' jUl'amento falso, se agitó cOn mucha violen-
cia, tanto que Savary le dijo" levanta bien fu _mano» la'
levantó y se bajó de fa tribuna.


En el consejo siguió con las mismas opiniones que ha~
bia mostrado en la legislativa, combatiendo todas las me-
didas revolucional'Ías y todas las tentativas de volver al
terror de que no dejó de adolecer el directorio ejecuth-
va, Por consiguiente se renovaron las persecuciones con-
tra él, siendo uno de los consejeras proscriptos y con-
denade:¡s á la depOl'tacion el 4 de setiembl'e 1797; pero
tambien se escapó, yéndose á la Suiza y de allí á Alema-
niá, hasta que fué llamado despues del ~8 brumario , y
proclamadú miembro del cuerpo legislativo en diciembre
t800. El emperador lf~ nombró prefecto de la Mosela y
le hizo comendadOl' de la legion de hOllO/'.


PAGINA 159',


!) IU. Dumas, consejero de estado, general de divi-
sioll y comandante de la legion de honor, fué antes ofi-
eial en el regimiento infantel'ia de Languedoc , despues--
agregado al consejo de guerra y pasó en seguida á Amé-
rica con el grado de coronel. Al principio de la revolu-
cion estuvo empleado' err la guardia nacional bajo las ór-
denes de Lafa)'ette , y complicado en la causa que se si-
guió en el Chatelet sobre los sucesos del 5 y 6 de octu-
bre t789. En mayo 1:791 pasó á la Alsacia en efase de
comisionado sobre las indemnizaciones que se debian
ofrecer á los príncipes aleman'Cs que terrian posesiones
allí. Cuando el' arresto de Luis XVI en Varennes, le en-
,'iaron con plenos poderes para rCIlTl ir y vigilar sobre las
tropas que habían de traer al rey á Paris , con cuyo motivo
le hicieron mal'iscal de campo,y se le empleó en la Lore-
na. Elegido diputado para la legislativa, llegó á ser uno
de los pl'incipales corifeos del club de los fnIJenses y




186 NOTAS
siempl'c pl'Ofesó principios moderados. Fué uno de los
que mas promovieron el castigo de Jourdan corta cabezas
y olros asesinos. Se opuso á las providencias que se to-
maban contra los emigrados , diciendo que los que las
proponían no eran mas que unos aduladores del popu-
lacho. Igualmente desaprobó que se enviase á las poten-
cias el manifiesto redactado por Condorcet tocante á los
principios políticos de la Francia regenerada, é hizo cuan-
to pudo porque se difiriese la declaracion de guerra con-
tra el imperío. Siendo presidente de la asamblea en fe-
brero 1792 , votó contra la libertad de los negros é in-
sistió muchas veces sobre la necesidad de restablecer la
disciplína, para lo cual propuso varios medios sin perjui-
cio de la libm'tad. Tampoco quiso convenir en que la
asamblea legislativa hubiera de mezclarse en el arreglo
de la guardia del rey; pero cuando manifestó mas de lle-
no sus rectos principios fue despues de la indecente jor-
nada del 20 de junio en que tantos ultrages sufrió la per...,
son a del rey. Vuelto á elejir presidente en julio del mis-
mo año, recibió con mucha severidad á una diputacion
que venia á reclamar contra el veto y manifestó su des-
agrado al orador. Pocos dias despues acusó á todo el mi-
nisterio, compuesto de Roland , Claviere y Dumouriez ,
por haber comprometido la seguridad del estado atacan-
do á la Bélgica.


Una conducta semejante no podia menos de grangear-
le muchos enemigos en aquel tiempo y asi fué que el 6
de abril 1793 se encargó al poder ejecutivo que vigílase
sobre él y aun se espidió un decreto para que se le pu-
siesen guardias de vista. Pero él pudo sustraerse durante
todo el régimen del terrOl', y en 1793 le acusaron de
que se habia refugíado en Suiza con los restos de la
asamblea constituyente para restituir el trono al hermano
mayor del rey con una constitucion inglesa. En setiem-
bre del mismo año le nombraron del consejo de los an-
cianos donde se ocupó de asuntos pummente militares,
y publicó una obra intitulada Resultado de la última cam-
paña, cuyo objeto era persuadir al directorio á que hi-




llEl. ntDl.iCTOll. 181
dese la paz ron el imperio, sin conservar mas que el
Luxemburgo, Toumay, Amberes y Maestricht para cu-
brir la frontera. El 28 de julio 1797 se esplicó con mu-
cha fuerza contra la venida de tropas á la capital que
habia mandado el directorio , y fue condenado á la de-
portacion por el triunvirato victorioso. Bajo pretesto de
reconocer los puestos como oficial general de dia, se es-
capó de Paris el 4 de setiembre y se retiró á Alemania.
En 1799 publicó en Hamburgo un diario con el título de
Compendio de los sucesos militares, donde mostró gran-
des conocimientos en el arte de la guerra. Dcspues del
18 brumario volvió á Francia y se le encargó la organi-
zacion de los húsares voluntarios de Paris. En 1800 fué
al campamento de Dijon y empleado en calidad dc gefe
del estado mayor del 2.° ejército de reserva con el cual
hizo la campaña de 1801 en Suiza. Despues fué conse-
jero de estado y el que presentó en 1802 el proyecto de
la formacion de la legion de honor. Posteriormente fué
elevado al grado dll general de division é hizo las campa-
ñas de Alemania.


PAGINA 140.


6 M. l. A. Caritat mal'ques de Condorcet naclO en
Rivemont pueblo de la Picardia, el dia 17 de setiembre
1745 ,de una familia noble pero pobre. Mas no tardó en
labrarse una brillante situacion por su talento y por la
proteccion de Mr. Larocbefoucauld que le obtuvo algu-
nas pensiones y le introdujo con los sabios y con los hom-
bres poderosos. Desde la edad de 21 años presentó á la
academia de las ciencias en t 764 nna memoria sobre el
cálculo diferencial , que se juzgó digna de insertarse en
la coleccion de trabajos de los sabios estrangeros. Poco
despues presentó otra en que intentaba resolver el céle-
bre problema de los tres cuerpos, que tanto ba dado que
bacer á los mayores matemáticos, y le dió tal reputacion
~sta obra que le valió una plaza en la dicha academia ,
de que luego le nombraron secretario. Justificó esta elec-




188 "N o TA-S
cion con muchos escritos sobre las ciencias exactas y va-
rios elogios de sus cólegas; mas hahiéndole encal'gado
en 1777 el del duque de.la Vrilliere y tardando mucho
en .pl'esentarle, le reconvino sobre ello .l\'Ir. de Maurepas
y entonces le declal'ó Condol'cet que jamas elogiada á Se-
mejante ministro. Esta respuesta disgustó IllUdlO á .l\'Jau-
repas y fue bastante para que dm'ante 8U "ida le impidie-
se aspirar á ser miembro de la academia fmncesa , y no
recibió este llúnor hasta 1782 en que pronunció los elo-
gios de Euler y d'Alembert. Lucgo publicó la vida de
Turgot y la de Voltaire de quien fuéuno de los mas celo-
sos admiradol'es. DUI'ante la guerra de América escribió
en favol' de la tibel'tad, defcndiendo la de los negros y
esparciendo en casi todas sus obras el germen de sus
principios republicanos.. Al pl'incipio de la revolucion
abrazó con ardor el partido popular y redactó con Ce-
ruui el diario aldeano. En 1791 le designaron los jaco-
binos para prece~tOI' del DcIfin y se le nombró comisal'Ío
de la tesorería nacional. Elegido diputado por Pal'is para
la asamblea legislativa, le encargaron, como dice el.testo,
la redaccion del manifiesto justificativo de la declamcÍon
de guerra al rey de Ungria y Bohemia. En 1792presidiú
la asamblea y propuso en la sesion del -1!) de junio que
se celebrase el aniversario de ladestmccion de la noble-
za , ,quemándose todos los títulos de eUa que hubiese en
los archivos .ó en los depósitos de los cabildos lo cual se
decretó asÍ.


Cuando le nombraron miembro de la convencÍon, pl'O-
nnneió en noviembre 1792 un discurso esciLando.á la
asamblea á que mandase juzga!' á I.uÍs XVI por diputados
de departamento, reservándose ella el derecho de sua-
vizar la sentencia. Luego que se hizo .público en Europa
este discurso mandó la emperatdz de Rusia y el rey de
Prusia que le borrasen de la lista de académicos de Pe-
tesburgo y de Berlin. En el proceso del rey votó por la
prision perpetua, y cuando ya estuvo condenado á muer-
te propuso la abolicion de e~a pena para lo futuro·. Fué
.Uno de los miembros de la primera comision de salud




lJEL TRADVCTOR. 189
publica, y escl'ibió contra la nueva constitucion de 1795,
-de cuyas resultas le denunció Chabot partidario de los
:girondinos, y habiéndose decretado su arresto se es-
condió en casa del ministro de estado Garat doude le dió
asilo una Señora, y en él compuso una obra intitulada
Dismio para un cuadt:o de los progresos del entendimiento
humano. Habia salido el 28 de julio un decreto que le
ponia fuera de la ley, y poco despues o.tro en ·que se
condenaba á la pena de muerte á todos los que diesen
asílo á las pcrsonas que estaban en aquel caso. Entonces
Condorcet la dijo á la Señora que le habia recibido: "es
" preciso que á ya la dejc V. porque estoy fuera de la ley.
« - Si V. lo está, le respondió aquella generosa muger,
" á lo menos no está fuera de la hnmanidad. )) A pesar de
'sus instancias para detenerle, salió de su casa, pasó las
·barreras de Paris sin pasaporte y con una' simple chaque-
ta y un gorro en la cabeza, con intencion de ocultarse
·durante algunos dias en casa de un amigo suyo llamado
Suard, que residia en las inmediaciones de Seaux ; pero
cuando llegó á la casa, se hallaba su amigo en Paris y
·tuvo el fugitivo que ocultarse muchas noches en las can-
-teras para no ser conocido. Mas instado por el hambre se
'atrevió á entrar en una tabernilla de Clamart, donde el
,ansia con que comía, su crecida barba y su aire de in-
'quietud , llamaron la atencion de un miembro de la co-
mision revolucionaria de aquel pueblo que le mandó ar-
restar. Conducido á b. comision , declaró llamarse Simon
y que era sirviente sin conveniencia; pero habiéndole re-
.gistrado , le encontraron un Horacio que llevaba con no-
,tas marginales en latin escritas con lapiz ,y esto fué la
causa de su pérdida. "Tu nos dices que eres un criado,
« le replicó el aldeano que le preguntaba, y yo creo que
" eres uno de los antiguos nobles que tenian muchos que
ft les sirvieran. )) Aquel hombre le mandó conducir á Bourg-
la-Reine, pero como le Hevaban á pié se cayó desfalleci-
do en ·Chatillon y tuvíeron que montarle en un caballo de
bagage , y cuando llegó á Bourg, le encerraron en un
calabozo y no se acordaron de él en 24 horas. Cuando




190 NOTAi
'fueron á vel'le por la mañana lecBcontraron tieso y frin
,habiendo tomado segun dicen algunos un veneno, y se-
gun otros muerto de hambre pues no habia comido en
muchos dias.


PAGINA 140.


7 P. V. Vergniaud, nació en Limoges en 1759 y
.rué abogado en Burdeos y administrador del departamen-
to de la Gironda: despues diputado á la legislativa donde
adqui..w un grande infiujo por su talente y por la osadía
con que atacó al rey y á la monarquía desde las primeras
sesiones. Desde ellas le miró el partido de la Gironda co-
mo uno de sus princípales corifeos y le llevó á la presi-
dencia en octubre de 1791. Ya pueden verse en el texto
las principales cuestiones en que tomó la palabra y en
-qué sentido lo hizo , nosotros nos limitaremos :í referir
los hechos mas notables de su vida parlamentaria. Uno de
ellos rué la defensa que hizo el i 7 de marzo 1792 de Jour-
dan corta cabezas y de todos los asesinos de Aviñon , á
'quienes consiguió sacar' impuncs. Mas en cambio, persi-
siguió con encarnizamiento á los clérigos no jllramenta-
dos hasta condenarlos á la deportacion, é hizo condenar
á una muerte casi segura al pobrejuez de paz Lal'iviere,
por el crimen inaudito de haber citade á su audiencia á
tres diputados que resultaban reos de disfamacion en el
pleito entre Carra y el ministro Bertrand de Molleville,.
Tal era la inodestia de aquellos apóstoles de la igualdad,
que si por desgracia hubiesen nacido en el trono en lu-
gar de nacer en la medianía ó en la pobreza, se hubieran
dejado atras el orgullo y la sobervia de los emperadores
de Orienre. El y su partido declararon hallarse con de-
recho para licenciar la guardia del rey y no contento con
eso , tuvó una parle muy activa en la jornada del 20 de
junio é hizo admitir una diputacion de los barrios pidien-
do la deposicion del rey. El mismo influjo ejerció des-
pues de las sangrientas escenas del 10 de agosto aunque
no tuvo parte en ellas, en seguida de las cuales presentó




DEI. TR.\UUCTOR. t91
el lwoyecto de decl'cto pam b sllspclIsiou dc este pl'Ínci-
pe y la formadon de tina convencion nacional.


No se sabe hasta donde hubiera llegado la petulancia
de este diputado sin la lucha que se suscitó entre los Gi-
rondinos y los Terroristas. Mas como estos últimos, for-
mados en la escuela de aqlleUos aunque con menos lu-
ces é instruccion ,manifestaron doble exageracion que
ellos, tuvieron Vergniaud y los suyos que modificar sus
principios y apoyarse eu las leyes que no habian querido
respetar durante su triunfo. Por eso cntonces se opuso
a la deportacion general de los clérigos el dia 23 de agos-
to , Y el 26 á que se formase un cuerpo de tiranicidas,
que habia propuesto luan de Bl'Y. EI4 de setiembre hizo
que se nomurál"3. U~1a diputacion para que saliese al en-
cuentro de los infelices presos que traían de Orleans , y
que habían sido enviados allí de su órden y por los mas
fútiles pretestos, con el objeto de persuadir al pueblo
que respetase sus vidas; pero la diputacion fué insufi-
cien te , y los desdíchados fueron sacrificados en Versa-
Hes el 9 del mismo mes.


Nombrado diputado á la convencion por la Gironda,
fué notoriamente moderado respecto de Robespiel'l'e y
:Marat, declarándose enemigo de ellos por que le habian
reemplazado en la popularidad. Para reconquistarla y
salvar la vida al rey propuso el 51 de diciembre que se
sometiese al pueolo el juicio de Luis XVI; pero esto mis-
mo contribuyó á exaltat" el furor de los terroristas y oca--
sionó los violentos altercados de los primeros días de ene-
ro t 792 que pueden verse en el testo ; en los cuales no
puede negarse que los gírondinos y en particular' Ver-
gniaud mostraron una gran stlperioridad de elocuencia)
valor, respecto de sus adversarios.


Elevado á la presidencia ellO de enero, estuvo dcscm-
peñándoladurante el juicio de Luis XVI, á quien conde-
nó á muerte, despues de haber votado en el segundo es-
crutinio pOi' la apelacion al pueblo. Despues de aquella
tragedia, se opuso fuertemente á la ereccion de un tl'ibu-
llal l'evoluciolHU'io, porque presentía lo que le dehia Sll-


IL 13




192 NOTAS
redel' , y fué que el 10 de ahril se "ió denunciado por
Robesl)ierre , juntamente con Guadet , Genson\lé -y Bris-
sol. l\Iucha dificultad le costó apodCl'arse de la tl'ibuna,
en la cual respondió á la diatriva estudiada, de s\\ contra.-
rio con l1n discurso improvisado, que en aqllel tiempo
podia mil'arse como un modelo de valor, de presencia de
ánimo v de verdadel'a elocuencia de tribuna. Entonces
fué cuaildo dijo que la revolucion era semejante á Saturno
que deroraba todos sus hijos, El 18 todavia ejerció algull
influjo, haciendo declarar calumniosa la acusadoJl pre-
sentada contra los Gil'Ondinos por las secciones de Paris.
Pero las jornadas del 51 de maJo 1. 0 y 2 de junio die-
ron el golpe de gracia :í su partido y ya se echaba de ver
que el mismo desesperaba de la lucha, pues se defendió
aun con menos energia que Va\azé, Guadet y Uaband.
Por último, habiendo salido el decreto para su al'l'e8to y
el de sus compaiIeros , no ttn·o la fortuna de escapUl'se
como algunos de ellos, y pl'esentado en el tl'ibunal re-
"olucionario , rué condenado á muerte el 50 de octubre
179:5, como autol' y cómplice de una conspiracían con-
tra la unidad é indi"isibilidad de la república. Encprrado
en la cOllsergeria con Fonfl'ede, Gensonné , Ducos, Va-
lazé y otl'OS pasal'Oll allí la noche qlw precedió al jnicio
cantando, di"irtiéndose ó r:lzonando sol)J'e rl estado y
suerte de la Francia cada UIlO segun su carácter, Ver-
guiaud arrojó el "elleno que habia consenado hasta en-
tonces, diciendo <¡oe supuesto qne no habia bastante pa-
ra todos, queria slIfl'Íl' su misma suerte. Hahk) mucho
sobre las I'eyoluciones J los gohiernos con su elocuencia
acostumbrada. Se dice generalmente que era un-1rombre
perezoso é indolente porque despreciaba mucho al géne-
1'0 humano. Sobre esto no podemos hacer otra cosa sino
citar d juicio de madama Holand , panrgir'istade todos
losg'ir'Ondinos y sin embar'go dice de Vel'gllialld, que fué
el orador mas elocuente de las dos l('gislatul'as , aunque
no impro,'isaha tan bien como Cuadet; "pero yo no le
" quiero porque mira con desprel'Ío Ú los homb¡'es y por
" tanto no lo~ considera, ni el ha empleado su talento




llEL TlUDUC1-0n. 193
"eon el antOl' de una alma uevorada del amOl' del hÜ'1l
«púLliw., ni la tc~acidad de un homhre laborio!>o_ "


8 Jorge, Jacobo Danton nació 'Cn Arcis sur AtIbe el
dia 28 de octubl'c 1709 Y fué abogad-o dc los ¡'eales
consejos; pel'o su nombre no tiene otra celebridad que la
I'CyoJuüÍowwia , por *lne asi como los grandes trastornos
aniquilan familias muy ilustres , asi tambien sacan del
polvo aIgUl10s nombres nuevos y algunas ,'eputaciones
contcmpQraneas. Tenia una estatura colosal, formas at-
léticas , facciones dllI'as y desagl'adables ,con una "oz de
trueno que resonaba cn las bóvcdas de los sal.ones y una
elocuencia vehemente, en que mezclaba imágencs gigan-
tescas. Estas cualidades contribm'cl'Ou á darle mucha ,'0-
·ga en los distl'itos al pl'incipio d¿ la revolucion , y sicIJI-
pre se le Yi-ó aspi"ar al mismo -objeto que Uobespiert'c ,
esto es ,á la dictadura. Fué sucesivamente amigo de Mi-
raLeau , de Marat y de Robespiel'l'c , da quien al Hn fué
'-¡Clima. En 17UO pidiú á la asamblea nacional, en nont-
))I'e de las 48 secciones de París, que dedarase á Luis
XVI que sus ministros habian pel'dido la c0nfianza de la
nacion. En 17Di le nomb,'aron miembro del departamen-
so de París, y despues del arresto del rey en Varennes
presidia la reunion del campo de ~Iarte , en que se pidió
la deposicion de aquel príncipe. De resultas de este su-
ceso tUYO que ocultarse por algun tiempo, pero no tardó
en volver á p,'eselltarse con mas audacia que nunca. Pro-
puso en los jaeobinos que se obligase á la asamblea le-
gislativa á que hiciera pagar á los ri'cos la deuda del es-
tado , y que en caso de reusarlo, se principiase contra
ellos la misma revolucion que se h3bia hecho contra Jos
nobles y contra el cJel'(}. Nombrado elect.or en las asam-
bleas de julio, se le qllÍSO poner preso en el seno mismo de
aquellos comicios, pero el alguacil Damiens, que estaba
encargado de la ejecucion de aquella ó,'den, fué condu-
cido á la cárcel, como "iolador de la soherania del pue-




NOTAS


blo. Eu 1Io,'iemlll'e de aquel año se 11' Jlomlwó sustituto
t1(~ pl'oeumdor síndico del ayuntamienio; PeI'o el año 92
se aumentó csfraordinariamente S1I influjo en la capital,
t'n términos que él fué uno de los pl'incipales organiza-
dores de la jornada del 20 de junio, y preparó la del 10
de agosto presentándose el dia 8 en la baITa de la asam-
hlea á decirla, que si inmediatamente no pronunciaba la
deposicion del rey, la seccion de los franciscanos se de-
dararía en insurreccion y marcharia contl'a la legislativa.
Destituido Lnis XVI el dia 10, se le nombró á Danton
miembro del consejo ejecutivo provisional y ministro de
la justicia, con lo cual quedó á su cargo el nombramien-
to de todos los agentes que se enviaban á los ejél"citos y
á los departamentos, aumentando el número de sus cria-
turas. Entonces empezó á ,llovCI' el oro de todas partes
en manos del ministro, de las cuales salia otra vez con
prodigalidad para pagar crímenes y hacerse partidarios.
He aquí como Pl'Udhome refiere su elevacion al ministe-
rio ' "El dia 11 de agosto á las tres de la mañana Favre
"d'Eglantille y Camilo Desmoulins fueron á anunciarle en
"isU cama, que era ministro de la justicia, y no solo eso,
"añadió Favl"e , sino que es preciso que me nombres se-
((cretario del sello. - Y yo, dijo Camilo, quiero ser uno
"de tus secretarios. ¿ Pero estais bien seguros, preguntó
« Danton medio dormido, de que es~(!y nombrado minis-
"tro'l Sí , respondieron ambos pretendientes, y no sal-
,,<iremos de aquí hasta que nos des la palalwa de los dos
"empleos. En hora buena, les dijo Danton ,y todo quedó
"concluido á gusto de los dos patl'iotas. » ¡Cuanto de esto
está pasando y pasará en' todas partes mientras las eleccio-
nes ministeriales no sean mas que negocio de partidos!


Desde que tomó posesion del ministerio mandó cerrar
las puertas de Paris y que se hiciesen visitas domicilia-
rias para enviar gente armada á las fronteras. Hizo ver en
el cuerpo legislativo la necesidad de empeñar en Paris y
en los departamentos un movimiento favorable á la revo-
lucion que acababa de verificarse, y contribuyó poderosa-
mente á todas las medidas propias para producir tal im-




DEL TRADUCTOR 193
pulso . .\IcrcicI' culpa á Danton , en su ¡w,evo Paris, de
habel' lwepamdo las matanzas del mes de setieUllm~, y
P,'ud'homme consagra 20 págiuas para probar en su
historia de ws crímenes con mil documentos jllstificativos
la horrible sangre fria con que combinó aquellas espan-
tosas escenas. El se pl'OpUSO imposibilitar pOI' medio del


• terror todo género de resistencia de los realistas; pero
como en su carácter habia una mezela bien ,'ara de pm'p-
za y de eUCI'gia , desplegó aun en medio de los asesinatos
una gTan superiOl'idad sobre todos sus cómplices. Coin-
cidió con los que se cometiel'on el ;) de setiembJ'e la CII-
trada de los Pl'Usianos en Champagne, cuya noticia llenó
de tenor á la eapital y de inquietud á los mieml)J'os del
gobierno. Todos los ministros y diputados mas notables
sin esc\uir al mismo 11.0bespielTe, que entonces temia á
Brissot, se juntaron en casa de Danton , único que con-
sel'vaba serenidad, y asi se eneargó él solo de casi todas
las faeultades y dictó las medidas de defensa que se to-
maron entonces, impidiendo la traslaeion de la asamblea
del Otl'O lado del Loira. Aquí principió aquel odio ime-
terado que luego le eonsel'vó siempI'e 11.0bespiene , sin
perdonarle jamas el asccndiente que tomó en aquella or:1-
sion.


Igualmente se le ha eehado la culpa de las matanzas de
Versalles que de las de Paris; pOI' que habiéndosele p,'e-
sentado Alquiel', presidente que era entonces del depa/'-
tanH~llto del Sena y Oisa , solieitando algunas proyiden-
cias que pudiesen poner á salvo los pl'Ísioneros de Orleans,
le respondió: « ¿ qué le importa á Vm, ? Váyase á cumplir
"eon su obligacion y no se mezele en este negocio; el
« pueblo pide venganza. lJ Luego que se le nombró mienl-
bt'o de la eonvencion por el departamento de Pal'is, pl'O-
puso desde la primera sesion que todas las pI'opiedades
fuesen garantidas por un deereto, y la admisibilidad de
todos los ciudadanos al empleo de juez, reconviniendo
á la antigua magistt'atura pOI' su servilismo y adesioIl á la
llIonarquia, El 23 Je setiemhre puhlicaron los gil'ondinos
IIna aensaeioll ('outl';) La diputarion de París, de quien (Ta





196 ~OT,tS
lllieml)\'(}, l\iclcmlo que se ah\'ignLan eH' su seno p\'oye(~­
tos tie dict.'Hlura, El primitivo testo dc semejan le acusa-
cioll era el periódico de lIIara/:., wutra el cual se desaló
Danton, I1am:índole el Royon del pUl'liJo republicano, y
pmponiendo la pena de muerte contra todo el qu~ inten-
tase desunir ó tit'anizat' á la Ft'ancia,


Todo cso iha muy hueno mientt'as no pasase de pala-
hl'otas; pero luego que se trató de que l'indiese cuentas
de los gastos secretos de su ministel'io , salió con el re-
gistl'O de qne en tiempos de re"olucion no se tlehia cou-
tal' sino en grande. Asi cuentan generalmente los hom-
bres de reyolnciOtl y los amigos csclusivos del pueblo so-
lwrano.


Voló la pena de muerte CU1ltl'::t Jos cmigl'ados que hu-
biesen ,'ueho á entrar en Francia; lomó la defensa de los
cultos, haciendo entender el peligro que }lUbi:l en haeeL'
abol'l'ecible la libertad por medio de una aplkaeion de-
masiado P¡'ecil)itada tIe las ideas lilosóficas, dando nst una
lecdon que no han sauido apl'Ovcchar nuestros t8cmago-
gos ,harto mas ignorantes, y poco menos feroces que-
Danton ; y pOI' último pidió á la convencÍon que Utl anun-
dase quc¡'el' destruir liada, sino pcrfeceiouado todo. Ha-
hiéndole l\peho pl'CSputc Pruuhomme en la I~poca del pl'O~
eeso de Lnts XVI, que la convencio}l hacia muy mal en
quer'er juzga¡' flqucl llríllcipe pol'G¡oe no vo~h\fl. S1il3
miembros ser á un mismo tiempo :lcllsadores, jurados y
Jucces, le respondió « V m. tienc ¡':lzon, y así nosoU'os no
« juzga¡'emos á Luis XVI, pero le mat:II'émos. )) De "licita
tIe una comision ú la R(;lgica, en donde, jUlltamente rOllo
Lacl'Oix , habia ejercido las lilas ,'iolen Las cOJI.ln¡sioncs-,
,otó la muerte tld rey, P"OYOCÓ la s'uClTa contm l~spa¡hl'
y pl'OcurÓCahu3r los l"el'Iuentos de di,vision que St] habiall
lIlallire~tado entre los jacobinos y gil'ondinos. No dejó.
Mal'at de atacar sus operacion,es en Bélgica, y B:u'ba-
l'OUX le acusó de haber dilapidado los fondos públicos;
pero nanton se ,juslilicó, poniendo por testigos ú CambOtl
" :i LelWllll, Elill'c tanto, iba tomando cada dia mas ill-
~l'elllelllO la lucha cntre los gil'UllllillOS y los de la Moula-




DEI> ]'ITADUCTOn. 197
Ña, y Danloll I'cedaba las cOllsecucItCÍüs quepodian se-
gllil'se de ~sla lucha. « El met.ll está hirviendo, deeia ,
« pero la estatua de la Iibel'tad no está todavia fuudida ;
• si no pOlleis ateucion en el hol'llo, todas os qURmareis
f< sin remedilt. l) Sin embal'go , se puso en oposicion COIl-
lea Isnard (~nalldo este amenazó destruir á Paris, que cm
la madl'e d(~ la I'cvolucion : igualmente se declal'ó con tra
la comision (le los doce, y hablando de los diputados que
habian volado pOI' la apclacion al pueblo, dijo: « ni paz
« ui (I'egua ('litre la Jlonlaña y los cobardes que han que-
« I'ido salval' al ti!'allo. l)


Cuando él no fuese lino de los gefes de la revolucion
del 51 de ulflyo 17!);:;, ú lo menos adil'ió á ella fuel'te-
nwntp, y COIl todo eso reclamó la Yenganza de las leyes
contl'u Hcuriot por que el dia 2 tie junio habia ulleujado
á la l'epl'esentacion nacional. El 23 de julio fué elegid·o
pl'csidente ,)' el 1.0 de agosto" propuso erigil'·la comision-
de salud pública en g·ohí(~I'lro proyisíonal. Despllcs pro-
vocó la cl'eacion de UII LI'ibmml revolucionado· y el arres-
to de los SOSllCChosos ; pero sohre todo el de los conspi-
radO/'es y tl'aidores, quejándose de que todavia no se hu-
biese echado· la lIlallO llIas (Iue á hOIll!wes insignificantes.
Pidió que las comisiones de las asambleas prim:ll'ias fue-
sen iuvestidas con los pOlleres necesarios para hacel' en
los departal1lPutos el inventario de las armas, municiones
y caballos, como tamhien para hacer las levas de gente y
destinarlas á los ejercitos. Hizo decretal' que tu edllcácion
había de ser romun , y fundarse establecimientos nacio-
nales, donde los niños fuesen instl'Uidos , mantenidos y
alojados gratllitaml~lIt{~. Elogiando la llIelllol'iu presentada
por flal'l'él'e para reanimar el espíritu público, dijo que
Ii) faltaba pOI' decil' lo siguiente: rr Si los tiranos pusiesen
« en pcligl'O nuestra libertad, nosotros les sohrepnjul'(;-
« mos en audacia, porque asolaré mas el tCI'I'itorio tbn-
« ces antes qn!' ellos puedan recorrel'le, y los ricos, y los
(( "iles egoistas sel'ún las pl'Ímeras víet.ímas del furor po-
" puh\l'. )) Dcspues pidió un plan pal'a poner en movimien-
to una /lIasa rapaz de abrumar .á los enemigos. El5 de·




1!)g
>;pÜP\\\\H'e apo)ó \a \1') ud máximum ue tos granos {laf3
impedir que el pueblo 110 arI'ancase á los ricos y á los
aristócralas lo que la ley queria concederles. Votó por que
se formara un ejército rm'oludollario, el cual babia de
nevar á su frente un tribunal para juzgar á los conspira-
dores yacaparadores de ,,¡veres, y por último hizo decre-
tar la paga de dos pesetas diarias á todo ciudadano que
quisiese asistir á las juntas de las secciones.


El 26 de noviembre, con ocasion de las Hestas llama-
das de la Razon, á que presidian los I1ehcl'tistas, se pro--
JlIlnció uue,'amente contra los insultos intempestivos que
se hacian á los ministros del culto, y pidió que cesasen
:\quellas farsas anti-religiosas en el sello de la convencion;
IlIas antes hizo la mocion para que se o>rganizase la Íns-
tl'Uccion pública, que él llamaba el pan de la Tazon, y
aun indicó ona fiesta al ser Supremo «porque, decia,
« nosotros no hemos querido destruir la supersticion para
« fundar el reino del atheismo. » POI' estas palabl'as acu-
saba á Hebert y á CIIaumette que eran los predicadoi'cs
del materialismo, y se mnó con Robespierre para hacer-
los perecel' en el cadalso. Pero su union no duró mu-
dlO tiempo, antes por el contl'íll'io todo el mundo cono-
cia la enemistad sOi'da que reinaba entl'c eUos. Cuando el
dia :') de diciembre quiso Dallton sujel;); á los jacobinos-
" que debian hacerse independientes de toda autoridad y
" descontiai' de los que querian lleTai' al pueblo mas aDá
" de [los IÍlnitcs de la i'eyolucion », fné escuchado con
mUl'l1lUllos , y soq)l'endido del disfaYOl' que notaba inten-
tó justificarse á los ojos del pueblo; pero Robespierre dijO'
que no tenia necesidad de ello pues se sabia que solo los
realistas y aristócratas podian tenerle por criminal. Mas
esta moderacion de fiobespierre no ei'a mas que una ti'O-
g'ua, mientra<; acababa de reunir todos los medios de com-
batirle. Asi despues de la mnerte de Ilebert se decJ:l/'()
una guerra abiei'ta entre aquellos dos tribunos. Quiso
Danton destruii' el despotismo de fiobespi'elTe en los co-
micios, pero este con mas astucia pensó en hacerle pel'c-
~cr para libertarse de U1I rhal peligl'Oso. Pensaron cn I'C-




DEL TlLWt:CTOn. 199
coneifíados y anll les hicieron comer jUlltos. DUI'ante la
1.~Olllida le dijo Danton á su enemigo "es justo comprimir
" á los realistas, pero nosotros debemos en nuestra jus-
"licia no confundir al inocente con el culpable, y limi-
" tal' nuestro poder á no dar sino golpes útiles á la repú-
"bliea. » Entonces arrugando la fl'ente Robespierre, no
respondió mas que estas palabras: " y quién os ha dichO'
" que haya perecido ningun inocente?» Desde aquel ins-
tante se acahó toda esperanza de reconciliacion y Danton
dijo al salir: "es preciso sacar la cara porque no hay
" un instante que perder'. » Pero ya su rival tenia toma-
das todas las medidas y Sto Just habia presentado un in-
[OI'me contra él en la comision de salud pública, de mo-
do que se le arresló en la noche del 51 de marzo t 794
COn los que se llamaban sus cómplices, Encerrado en el
Luxe1nburgoafectó una alegl'Ía forzada y le dijo á Lacroix
que le habian avisado de su próximo arresto, pero que no
lo habia creido porque uunca pensó que se atreviesen.
" ¿Como , le replicó el otro, tu estabas prevenido y te
(f has dejado prender'! Tu pereza y tu molicie te han per-
"dido, como se te habia pronosticado mil veces,» Trasla-
dado á la conseljeI'Ía ya su aspecto era mas sombrío y fe-
roz, par'eciendo muy humillado, sohre todo de haber si-
do engañado por Rohespiel'l'e. Cuando se principió su in-
tefl'ogatorio respondió con mucha calma: "yo soy Dan-
" ton, bastante conocido en la revolucion; mi morada se-
« rá bien pronto la nada y mi nombre vivir'á en el Pan-
(f theon de la historia. » El tribunal revolucionario le con-
denó á muerte el dia a de abril 1794, com~ cómplice,
l quién lo creyera? de una conspiracion dirigida á resta-
blecer la monarquía.


Parece que los franciscanos ó una gran parte de ellos
habian resuelto poner en salvo á su gefe en el momento
del suplicio; pero su proyecto no tuvo lugar' por la rapi-
dez con que fué juzgado y decapitado. Durante los deba-
tes de su causa los jueces intentaron cntol'pecer SIL defen-
sa , y hahiéndole el pr'esidentc echado en cara su auda-
cia 1 le respondió: 'f la audada il1diyidual es sin duda re-




206
" prensihle; pero la audacia nacional de que tanCas veceS"
« he dado el ejemplo, es permitida y aun necesar'ia , y
"me honro de peseel'la,» Hahiéndole indicado que ce-
sase en sus recl'imiRaciones contra sus acusadores y que
)wblase i:t los jurados, replicó: « un acusado como yo que
H conoce las palabras, y las cosas, responde delante del
« jurado, pct'O no le habla, » El decreto que le dedm'aha
fuera de los dehates le enfureció de tal manera, que pa-
recia un leon mal he¡'ido, y solo se escapaban de su hoca'
illjuI'ias dcsol'llenauas cout¡'a St. Just, HobespierJ'e y
Billaud> á quienes ll:lluaba tiranos infames, y cuando le
volvieron á la consergel'ía cscIamó: « hoy hace un aüo'
« que mandé establecel' el tribunal !'evolucionario , de lo
« cual pido pel'don Ú Dios y :'1 los homb¡'es. ToJo lo dejo
« en U!la cOllfusiOI.\ espantosa, sin que haya uno' siquicl'(l
" que entienda una palabra de gohiernO'. Por lo demas
« todos son lllis her'manos como Cain: lo mismo me hu-
« biel'a hecho guillotinar Bl'issot qWl ltohespierl'e. » lbs
habiendo recobrado alguna calma, subió con valor y sin.
ninguna resistencia ú la fatal can'eta donde caminó al su-
plicio con la cabeza el'guida y echando unas mil'adas
llenas de orgullo, con que pal'ecia domillar á la multitud
que rodeaba el cadalso. {jn solo pensamiento de sensi-
bilidad manifestó hácia su familia, V le entemeciú un
instante. « Oh muge¡' mia, oh mi qucl'ida nmger, p no
« te veré mas. ce PCI'O despnes illteITUmpi(:ndose brusca-
mente d~io: ce D:1ilton, no scamos débiles" , ysubió de re-
pente al cadalso ..


Pobre y cubierto de dcutla5antes dc la ¡'c"olncion, de-
jó á su muerte un caudal considcl'ahle, cuya mayor pal'te
juntó en su comision á la nagica. Dícese que Danton era
el ~Iil'abeau de la calle, y ~Iil'abcau el D::\I1ton de la asam-
hlea, porque en efecto habia en estos dos tl'ibul1oS Ulla
simpatía estl'aOI'dillaria de vicios y vi¡'tudes, de audacia
y de talento, de p3triolislIlO y venalidad, que justamente
se ha echado en cal'a á entl'amhos. La cOI'te cornpl'ó á
lUi¡'abeau , y el homJ)/'e de la :tll:lI'(Plía sc vendió ú la
corte, lo Clul hilO dc¡;il' á la cú",Jida 3Iad:1I11a Isabel;




DEr. tllADOCTOR. 20f
" rspcl'O que ya nada tenemos que temer, porque 1JI',
" Danton es nuestro. n Siempre estaba temiendo el tribu-
no que se descubriera su venalidad, y asi para ocultarla
exageraba sus ideas revolucionarias.


Pero sr era en ciertas cosas semejante- á ~[¡rabeau, .dise..
taba inmensamente su carácter del de Rohespierre , sÍn
que hubiese nada comun entre estos dos úftimos gigantes
de la .. cvolucion francesa, sino el anhela por la dictadura.
Robespierre era cobarde, astuLo, tenebl'Oso, Ilipóerita ,
\"engati\"o. El otro era fel'Oz pero franco: incapaz de' ca-
lunmiar ú nadie y sin pasiones vengativas, no por yirtud
sino pOI' tempel'mnento : su caráctel' no conocia el odio
por que no tenía necesidad de él. ({ ¡Que, decia él en la tl,j-
" buna, tCIH'mos por pal:mca una nacion entCl'3 , y la ra-
" zon por punta de apoyo ¿ y todavia no hemos trastol''--
"nado el mundo '! YO' no conozco mas pasiones que la
({ del bien púhlieo, ni lCO otra cosa qllC pi encmigo: ha-
«tamos al (mPlIligo. Vosotros me estais fastídíando COII
" Hlestms disensiones y á todos 05 repudio como traido-
" res. i, Qué me importa mi replltaeion? ¡ Que la Francia
(( sea libr'c y que mi nombl'e sea maldito! ¿ Qué mc illl-
«pOl'La que me llamen sanguinario? Conquistemos la li-
(( herlad y s:lln'mos la patria y totlos IIcgal'érnos gloriosos
« á la posteridad. » Por fcmees flue sean estas palabras,
se yc patl'iotismo en ellas y nna cierta gTandeza diabólica
en esLe desden de su reputacíoll y en el desprecio COIl
que miraba la ~:l:Ilgl'e humana. Pero se echa dc ver ar
mismo tiempo el hombre á quien no queda rastro alguno
de fé sino materialismo puro. Para él la religion era un
poder tel'l'estre (( pI'Íncipiado por los apóstoles y con ti-
(( I11lado por 16s clérigos. » La política un instrumento de
dominio y de riqueza; la palabra una potencia p:lra su-
hleyar las pasiones. Por eso su elocuencia admira y no
seduce, asusta ó embl'i:lga los sentidos sin eonmoycr el
eOl'azon, Falta el alma á su elocuencia porquc la idea d(~
Dios sc habia retimdo del ol'adol': como quc su patrio-
tismo estaba desnudo de humanidad y sus pasiones po-
pulares afectaban un desprecio insolente del pu\."hlo.




202 NOTÁS


PAGIl\A 145.


9 Brissot Je Wal'villc,diputado cn laconvencion na-
cional,nació en Chartres el 14 de enero 1754 de un po-
sadero Jc aquella ciudaJ. Pero desde muy niño tuvo mu-
cha inclinacion al estudio y á la rncditacion, principian-
do á gust.::lr de las opiniones republicanas desde quc lcyó
á Plutarco y la historia de Cromwell que Cl'an sus lectu-
ras favoritas. AcabaJos sus pl'imel'os estudios en la ciu-
dad patema, pasó á Paris á seguir la carrera del derecho,
trayendo cartas de recomendacion para varias personas á
quienes ya conocia desde Chal'trcs ó tenian relaciones con
su padrc. Entl'e los pl'Ímcms estaba llouyet, miembl'O de
la constitnyente , Sergent el que luego se distinguió tan
atrozmente en los asesinatos del mes de setiembre de 92,
Y el famoso Petion. Dió la casualidad de asistir al mismo
estudio en que practicaba Robespierre y contl'ajo amistad
con Marat, que por entonccs no se ocupaba mas que
de trabajos científicos, y cierto no era posible que sos-
pechase entonces que algun dia habia de tener que de-
fenderse de los infames ataques dc este úllimo. )fostró
muy poca aficion á los áridos estudios del derecho, en-
tregándose con grande ahinco á los de la bella literatUl'a,
por mas que los pmductos de un simple literato no fue-
sen compal'ables con los de un l'egulal' abogado. Sin em-
bargo escribió una obrita intitulada Teoría de las leyes cri·
minales que presentó primel"O á J' Alembert, quien le re-
cibió con mucha frialdad y despues á Voltail'e el cual le
respondió con algunas palabras de atencion ; pero en cam-
bio le dió un pretesto para relacionarse con Luiguet, La
IIarpe, Palissot, Servan, Dupaty, Condorcet y J\lirabeau
que tampoco le sirvieron de mucho. Viendo que la fortu-
na no se le sonreia en Paris,determinó ir á Londres don-
de estableció una correspondencia seguida con el redac-
tor del Correo de la Europa, que se publicaba en Boulo-
gne, el cual le instó á que viniese decididamente ú t!'a-
hajar C01l él y así lo hizo. Allí se case) con tilla jÓy(~lI 110




DEL TllADL'CTOR. 203
menos entusiasta que él por las ideas de independencia.
Desde allí se volviCI'on tí Pal'Ís ) donde no tardal'on mu-
cho en encelTarle en la Bastilla de la cual dice Madama
de Genlis en sus memol'Ías ,que ella fué quien le hizo po-
ner en libertad por el favor del duque de Chartres. (Hoy
Luis Felipe 1. 0) El miedo de volver tí la prision por cual-
quier pretesto le decidió á pasar' á América, donde cono-
ció ú Franklin , á Washington y á Penn , ligándose espe-
cialmente con este último. Pel'O no tardaron en llegar á
sus oidos las voces de las primeras turbulencias de su pa-
tria v determinó venir tí unir sus esfuerzos á los de todos
los demas que trabajaban en derribar el árbol decrépito
del despotismo. Estaba entonces en toda la fuerza de la
juventud y de las pasiones, y por otra parte babia dejado
una reputacion dudosa con su Correo de la Europa y al-
gunas malas relaciones que habia contra ido en sus tra-
bajos literal'ios. Creó ú su llegada á Paris el Patriota tran-
ces, euque tr'abajó con infatigable perseverancia, y le
ayudaban con sus articulos Roland y su muger, Girey-
Dupre y el mismo Mirabeau. Cuando el f4 de julio 1789
asaltó el pueblo la Bastilla, era ya BI'issot miembro de la
municipalidad, y se dice que él fué quien recibió las lla-
ves de aquella pl'ision donde habia estado encerrado cinco
años antes. En 1791 rué nombrado por París para la asam-
blea legislativa, donde sus conocimientos políticos y su
aeth'idad le proporcionaron hacer un papel distinguido.
Es inútil que recorramos sus opiniones y proyectos, pues
que 1\11'. Thiers hace tan [['ecuente mencion de él así en
este como en el siguiente tomo; pero no debemos omi-
til" , que su máxima ravorita era siempre atacar á las Tu-
llerias, porque esto eralo mismo que combatir el mal en su
raíz. Pero modificó muy mucho esta mania cuando por
un efecto de lasdivÍsiones de los partidos, se puso en
abierta oposicion con Robespierre en el club de los jaco-
binos, Entonces ya adoptó ó por lo menos publicó otra
máxima y era que unos de los enemigos mas terribles de la
constituC'ion eran los regicidas, que aspíraban á una repu-
bUca y á tener un dictador. Estas palabras le pusieron ya




204- NOTAS
ell segunda ma cntre los yc!'daderos I'evollldollal'ios, re-
duciéndole á formal' una Illleya oPOSieiOll auxiliado de sus
amigos los Girondinos. El fué quien haUánclose de p!'esi-
dente de la comision diplomática, pl'OVOCÓ la declara-
cion de gnerra contra luglate\'l':l y Holanda, cuyos suce-
sos y discusiones que provocaron deben leerse en el
testo, Al año siguiente esto es el 31 de may() 1795 rué
atacado él y todo su partido en el seno de la COllYell-
don y se espidió contra ellos el decreto de acusacíon el
2 de junio en presencia de una insurreccion popula!', lo
rnal equivalia á una sentencia de muel'te. Intentó Bl'Ís-
sot sustmerse de ella con la fuga y se propuso pasar á
Suiza, pero le cogiel'On en Monlins y le lIeV31'on á Paris
donde se le puso en juicio, como :í los demas PI'OSCI'Í-
tos en los últimos dias de octubl'e. Despues de tres dias
de inútiles debates subieron todos ellos al caldalso el dia
31 de aquel mes. Debe deciJ'se en hOllOf' de Bl'Íssot que
no solo sufrió la muerte con dignidad, sino que murió
pobre J con la reputacion de haber tenido unas COstUIll-
bres tan puras como elevados eran sus sentimientos, Ma-
dama Roland en sus memorias ha dejado un elogio lar-
guisimo y que pOI' sedo tanto nos abstenemos de co-
piarlo; pel'o tal vez le pintó con mas exactitud su colabo-
l'ador--Girey Dllpl'e, diciendo de él estas solas palabras:
Vivió como Aristides y murió conw Sidney.


PAGINA 145.


10 J. B. Louvet de Couvrais , nació en Paris en la
calle de San Dionisia y murió el 26 de agosto 1797. Fué
muy célebt'c durante su vida y despues de baber- gozado
de gran reputacion literaria en su tiempo, murió en el 01-
"ido y en el silencio. El principio de su carr-era litel'at'ia
fué de mancebo de un librero, y á fllel'za de vender li-
britos obscenos y alegres que tenian gran 'tOga en el siglo
18 ,acabó él mismo por componerlos y set' el último en
este detestable género, que con tanta razon está desacre-
ditado en el dia, En efecto ese género de literatura, que




D~I. TRi\DUCTOR. 205
nos parere triste y miserable, por mas que pida alguna


, imaginaóoJl y mucha gracia en el estilo, perviertB el co-
r:1zon y deja un gran ncio en el cerebro. Sin embargo
Lou"et, estimulado por las alahanzas públicas y privadas
de aquel siglo escandaloso, "iendo venir á casa de su amo
varias damas que sin ponerse encarnadas pedían les Bi-
,;oux indiscrets , les Liasons dangerel.lses, la Pllcelle, Can-
dide> Acajou, les con{essions OLt Comte de' * * y otl'OS libros,
cuyos títulos ni siqui('I'a queremos traducit' al castellano,
se puso á escribil' los Amores de Fauhlas , que en cuanto
á escandaloso y bien escrito, dejaba muy en pós de sí á to-
rlos los IilJl'ejos de sus antecesores. Fué talla boga de aqne-
Ha p,'oduccion , cual pucrle fignrm'se el que sepa que en
ella estan retratadas muy al vivo las costumbres de la cor-
te y de la mas elevada sociedad ,: siendo un "erdadero
compendio del vicio, el escándalo, la desnudez, el olyi-
do de todos los deberes y la sensualidad hrutal de aque-
lla época tan fecunda en grandezas como en miserias.


En t 791 la t'cvoluci{)n qtte ya habia inutilizado á lllas
de un literato eminente, :í mas de un gran orador y á
mas de un ánimo imperténito, empezó á !'eclntar sus
adeptas entre las inteligencias de un !'ango inferior. El
duo de los .iacobinos empezó á admiI-ar la elocuencia
del autor de Faublas , porque en nwdio de sus salidas li-
geras ó licenciosas se pt'oclamó á si mismo un gl'3n re-
publican(). Este concepto le lIe,'ó á la asamblea legislati-
va donde abandonúndose á toda su violencia conl¡':! los
nobles, solicitó nuevas venganzas contt'a algunos hidalgils
de segundo órden que habian podido escaparse de la
p,·oscripcion. Fue pel'f'cctamente ,'ecibido en la !Jarra don-
Ile ya no se sabia reusar nada á los caprichos del pueblo,
) así se espidió un decreto de acusacion contra los que
pI habia denunciado. Andaba ya cerca el 10 de ag'osto,
cuando siendo ministro Roland, le dió el encargo de re-
dactat' un periódico llamado el centinela, donde todos los
(lias se le prodigaban los mayores insultos al rey. Des-
pues de aquella funesta jomada, fué nombrado umyet
diputado á la convencion por el departamento del l .. oil'et,


//-\i"~¡ .. ., r.:" ~ ~ j."':
i~




206 NOT.\S
y entonces principió la lX\I'te hOlll'osa de su vida. Llamó-
le la atencioll la aptitud de 10i gironJinos ,v no solo
adoptó sus principios sino que los defendió anfmosamen-
te en la tribuna, att'eviéndose el coronista de Fauolas á
toma~e cuerpo á cuerpo con aquel terrible Robespiel're,
de qUIen bastaba un solo gesto para derrihar las mas ele~
"adas cabezas. Los discursos en que acusó á Robespierré
son un modelo de claridad, de energia, de raciocinio y
de valor, mientras que el otro respondia al dia siguien-
te con algunas frases huecas, y algo mas tanIe con algu-
na proscripcion en masa. Louvet tuvo la honra de ser
proscrito con los corifeos de la gironda; y como ellos pl'O-
euró no aguardar la muerte, sino que se huyó á la BI'eta-
ña donde pasó una vida inquieta, mísel'ahle y llena de ries-
gos hasta el ocho termidor que fue el dia feliz para tantos
desdichados. Siete meses despues de la muerte de Ro-
bespierre , Louvet que se mantenia de la imprenta fué
llamado de nuevo á la convencioIl , y volvió á ella tan re-
publicano como habia salido , y aun llegó á se¡' UIlO de
los gefes mas celosos de la reaccíon Termidoriana. Mas
aquí paró la vida política de Louvet , el cual adicto unas
veces á la convencíon , otras al directorio y otras á to-
dos los poderes efímeros, á quienes defendia con su plu-
ma, pasó por ser mirado como un escritOl' que no tenia
ni valor, ni importancia. Entonces se casó y se hizo li-
brero en el Palacio Real , á cuya tienda acudia mucha
gente, no para compmr libros sino para hacer gestos á
su muger, á quien en aquel tiempo llamaban la bella Lo-
doiska. Desde aquella época ya no fué mas que un per-
sonage ridículo, y un ohjeto de desprecio para la juven-
tud dorada, que veia en él un hombre que habia hecho
cierto papel en tantas violentas escenas y condenado á
muerte á Luis XVI. Cada mañana iban á insultarle de
nuevo, ya d€ palabra, ya con folletos y sátiras en que se
le trataba con la mayor indignidad. No pudiendo sufrido,
hizo una representacion muy plañidera, en que so-
licitaba que se pusiese freno á ]a imprenta, y ya se deja
L1iscurl'Íl' cuanto se aumentaría el desprecio y la indígna-




DEL TllAllUCTOn. 207
don contl'a uu hombrc que de tal JUoclo habia ahusado
de ella. Asi son en lo general todos los escritores inso-
lentes, que bajo pretesto de celo pOI' la causa pública ,
no tienen reparo en profanar Jos mas secretos pensa-
mientos que saben ó imaginan de los partieulares.


PAGINA Hm.


11 Arnand· GCllsonne nació en Burdeos el dia 10 de
~gost 01758 y se dedicó al estudio de la jUl'ispruden-
eia , llegando á ser juez del tribunal de casacion , cuan-
do le nombraron diputado por la Gironda á la asamblea
legislativa y despues á la conyencioll. Habia gozado de
mucha consideracion en BllI'deos antes de la revolucion ,
cuyos pl'incipios abra~ó con entusiasmo, y sus íntim¡ts
relaciones con Guadet, Roland y RI'issot le proporciona-
ron un gl'au ascendiente en la asamblea, particularmente
en las comisiones, donde no tanto dominó por su talento
como por la causticidad y obstinacion que le hacian te-
mible á sus mismos compañeros. A ejemplo de todos los
girondinos , rué mucho m~~ exagel'ado durante la legisla-
tiva que durante la convencioo, Ya hemos visto y veré-
mos en el texto las principales cuestiones en que tomó
la iniciativa, como por ejemplo la acusacion contl'a los
príncipes, hermanos del rey y sus mas notables compa-
ñeros, y el secuestro de los bienes de todos los emigra-
dos; la denuncia de los clérigos del Vendee y la del co-
mité ó junta Austriaca que no existia mas que en su aca-
lorada imaginacion. l~ué uno de los que mas contribu-
yeron á la declaracion de guerra contra el Austria, y el
que propuso que los comisarios de la asamblea tuyiesen
la facultad de destituir y aun aprisionar á los generales
y á todos los empleados públicos.


Cuando llegó el proceso del I'ey pronunció en la con-
vencion un díscurso sobre la necesidad de someter la
sentencia á las asambleas primal'Ías; pero esto 110 le im-
pidió votar luego su muerte. En 1793 se opuso abierta-
JlIpnle al partido de la Montaña)" aun tuvo valor para pc-


u. 14




208 NOTAS
dil' el castigo de los asesinos del mes de setiembre, Tam-
hien se le debió un decreto, que suspendia por algull
tiempo las visitas domiciliarias; todo lo cual contribuyó á
que le C'l\yohiesen en la actlsacion general que las seceio-
nes hicieron conLl'a todo el parlido de la Gironda, Ro-
hespiclTc le spñaló como culpable de complicidad con
Dumonripz, y DrOlI('t le atacó por haber tenido corres-
pondencia COIl aqud gene!'al; de sue!'te que conociendo
su peligro trató de deshacer una parte de -lo que habia he-
cho , reclamando contra las facultades exorbitantes que
en otro tiempo habia hecho conceder á los representantes
en eomision. Mas eOl1lo al comprobal' esto dijese que se
queria pI'ivUI' al pueillo de sus derechos pal'a investi!'
con pilos á algunos pat,tieulares , fue tl'atado de conspi-
radO!' por l\larat. Hallóse comprometido en las dedal'a-
ciones del genel'al l\Iiasinski , )' se nomb!'ó una comision
pa!'a examinar su conducta, de cuyas resultas fué acusa-
do pOI' Bou!'don del Oisa de habel' querido transigir COII
Luis XVI; hasta que últimamente envuelto en la desgra-
cia de su raceion , rué arrestado el (Iia 2 de junio 17U5 y
eonducido á la muerte el:51 de octubre siguiente, sien-
do dI' edad de;);) años. En 1 í9G concedió la convencion
50COI'I'OS á su ,-inoa , despues oe haber tl'Í!Jutado elogios
á 5U memoria, Est.e y la mayol' parte de los de SIl pal,tido
han tenido la desgracia de ser acusados por los ,jacobinos
de tener inteligeneia con el rey, mientl'a5 que los realis-
tas les echan en cara con mayor razon , de que fueron
los qUI~ mas palte tuvieron en el trastomo de la monar-
quía. Lo que podemos eleci!' de Gensonné es que l\Ir, de
Narbonne le acusó eut 792 de haber tomado su parte en
las distribuciones de dinero hechas poI' la corte, y que ni
él lo negó ni podia negarlo porque constaban sus red-
hos: y sin embar'go voló la muerte., ... ,


PAGl~A ti;!}.


1~ Blois de Bcaumetz, primer presidente del tl'ihu-
nal superior de AlTaS y diputado de la nobleza de Artois




DEL TUÁIlt;t::TOR. 209
~ los estados gellerales, rué UlIO de los que llIas se Cllcal'-
lIizat'on contra 1'1 dcl'O ,aunque hahia disimulado esLos
sentimientos en la cámara <le la nobleza. Dcspues de \;t
rcuuion de los t['es ól'delies se situó en lo qne podriamos
hoy lIama[' centl'o ilquiel'do , pues nunca se le ,-ió gus-
tal' de la exageracioH en ningul1 sentido , así en las cues-
tiones sobre el del'ccbo de paz y guel'1'a , corno (~n las del
veto que él pl'ctendia deber sel' suspensivo. El fué quien
pl'OpUSO que fuesen públicos los Debates cn las causas cri-
minales, y quc siempl'c se nomln'asc un defensor al
encausad~ , y últimamente, sus dictámenes en todas las
cuestiones que se agit:U'on dlll'ante los años que pl'eeedie-
ron á la aboJici(m de la IlIollal'qllia, flHWOIl confol'llll's al
sentido en que se haHaha el directol'io del depal'tamento
de Pa['is de qaieu era miemlH'o , y ya se infiere del testo
cual era el giro de iueas de aquella COI'pol'acion. Pasaba
BeauuH'lz pOI' sel' algull tanto alieionado al dinero, cl cual
no le sel'ia inútil en la lal'ga emigl'aeiol1 que tuvo que ha-
cer, como ol['os muchos de su partido á tines de 1792,
de donde no volvió hasta quc Napoleon se coronó empe-
rador.
PAGI~:\. 1;;9.


13 .J. N. Demeuniel', no Desmcullier, C0l110 dice el
testo, nació en Hosel'Oy, pueblo del Franco Condado, el
dia 1.5 de marzo 1731 y vino á fijarse en Paris á la
edad de 26 años, donde se dió á conocer por varias pn-
hlicaciollCs liter'arias , que le valieron el empleo de cen-
sor regia. Electo diputado á los estados generales por el
estado llano, instó á la asamblea desde el 3 de agosto por
que hiciese una declaracion de los derechos del hombre,
ue que presento un modelo en sentido lJastante moderado.
Es de advertir que en aquel mismo día sostUYO que no
era vel>dad qne se incendiasen las casas de campo de los
señores, y que si se hacia era de acuerdo COII ellos. El
14 de setiembrc le lIombearon secectario y le ueslinaroll
á la comision de constitucion. El 9 de octubl'e P¡'OCUI'Ó
disculpa\' lQ$ ex.cesQ$ de 101> di\\l> t) y G de aquelmcs, S05-




2tO NOTAS
U~\\i.~\."\~~ (\\\.~ h ~~-.:\~ \\.'~\)\.';\. \.~"-\.<.\~ \.'t\.\.~\"\~\~"- \\~ ~\\V,\.\\'~I' ;
Y pOI' último, todas sus votaciones en aquel tiempo fue-
ron en un senlido bastante revolucional'io. Mas ya en
i 790 empezó á variar de tono proponiendo que se reser-
vasen algunas casas religio~as para los (pie quisie-
sen permanecer en ellas , y exigiendo que antes qne
cualquier individuo de la asamblea pudiese se,' persegui-
do en justicia seria requisito indispensable que ella pro-
nunciase antes que habia lugar á Ja acusadon. Defendió
con valor al ministro Sto Priest, á quien acusaba de trai-
cion el ayuntamiento de Paris, diciendo que la asamblea
estaba mdeada de facciosos que intentaban su disolucion.
El '18 de setiemlwe se opuso fuertemente á que se diese
CUI'SO forzoso á los asignados; y mas tar'de tambien á que
se declat'asenvacantes las prebendas y beneficios de los
clérigos que reusaban prestar el juramento. Estas ideas,
juntamente con las reclamaciones que hizo en favor delos
derechos políticos de los miembros de la familia real ,
dieron ocasion á Voidel para acusarle de que habia tran-
sigido con la corte. Pero no le impidió ser nombrado uno
de los directorcs del departamcnto, cuyo destino renun-
dó despues de la reinstalacion de Petion en el cor['egi-
miento de Paris. Pué uno de los que escaparon felizmen-
te á las tormentas revolucionarias, y en i 797 estuvo en
concurrencia con Barthelemy para miembro del directo-
rio ejecutivo. Despues de la revolucion del 18 brumario
fué individuo del tl'ibunal y elegido secretario desde la
primera sesion. En 1800 fué presidente de este cuerpo y
declaró el dia 10 de fehrero que aplaudia mucho el ,'oto
unánime del pueblo frances en favor de la constitucion
consular, declarando que renunciaba para siempre á las
vanas teorías de los facciosos. Mas adelante, en tiempo
del imperio fué senador, en cuyo destino falleció. De-
meunier ha traducido muchos viages, sobre todo, el del
célebre capitan Cook, y escrito una obra sobre los usos y
costumbres de dí(erentes pueblos. Es tamhien obra suya la
America independiente, ó las diferentes constituciones de
las trece provincias. Un Ensayo sobre el genio original de




DEL l'RIlDUCTOR. 211


l/urneru; la ll'aduccion tie la Historia de las conquistas de
las Indias Inglesas y la del Viage de Bridone á Italia y á
"~f.alta.


PAGINA 1¡j9.
14 Pedro Hubert Ansons, de ol'Ígen ingles y descen-


diente del célebre almirante de este nombre, nació en
Paris en 1744. Antes de la I'evolucion era recibidor de
contribuciones, y estuvo en lista para ser nombrado con-
tador general. En 1789 durante los estados generales,
no se ocupó en la asamblea mas que de materias de ha-
cienda; y rué miembro de la comision de este nom}w(',
tesorero ó deposítario de los donativos patrióticos, é ins-
pector de la secl'etaria. Presentó varios informes sohre
las contJ'ÍlmCÍones y gastos de diferentes departamentos,
siendo uno de los que mas contribuyeron á la emision de
los asignados, proponiendo que se les diese el mismo
CIIJ'SO que á cualquiera otra moneda. Llegó á tanto Sil
predilcccion por este papel, que no tuvo reparo el 17 de
setiembre de 1790 en proponer que se liquidase toda la
deuda pública con él asegurando que para el dia 1. o de
enero siguiente no habria nacion alguna que estuviese mas
al corriente en sus pagos que la francesa. En verdad que
haciendo los pagos por aquel estilo no le faltaba razono
En 1791 fué nombrado administrador y por consecuen-
cia vic.e-presidente del departamento de PUI'is, y en ca-
lidad de tal firmó la peticion dirigida al rey suplicándole
que pusiese el t'Cto al decreto de 21 de noviembre de
aquel año contra los clérigos no juramentados. Durante
el régimen del terror desapareció de la escena política,
y estuvo escondido en casa de uno de los pl'incipales
miembros de la sociedad de los jacobinos, á quien ofre-
ció una pension que le pagó luego exactamente. Volvió
á pl'esentarse en tiempo del directorio y fué uno de los
arrendadol'es de la renta de correos. Pasa Asons por sel'
uno de los llIas instruidos en malerias de rentas y con-
tribuciones, asi como tampoco se le pueden negal' gran-
d~ conocimientos en literatura. Hay muchas obras suyas




NOTAS


lanto en prosa como en YCI'SO ; dos memorias ItislóricG'S
soúre las ciudades de Milfy y Nernours; Anécdota contra lo»
ascendientes del ministro Ormesson; Las cartas de Jlila:1!}
Jlontagut , traducidas del ingles; las odas de Anacreonte
traducidas en verso {rances ; muehos disc\ll'sOS sobre la
auministracion s'eueral, y sobre hacienlla', y uivel'sas
poesias que se han insel'tado en va..ras colccciones litera-
rias. Dcspues de la I'cYOIUCrOll , fllé' dil'cctot' gene¡'al de
COI'J'eos de Fmllcia y presidente del COllSl'jO genel'al de-
prefectura del drpal'tamento J.d Sr!1:l.


PAGINA 162'.


H, Cahier ue CcniIIe , sinió p¡'imcl'O como simpr~
olicial en las tropas sardas y luego en las de la !'epÍlblica,
distinguiéndose por sus conocimientos militares. Ucgó
desplles it ser ayu'tlante general é hizo muchas campaüas
~n esta calidad; en t.érmin()s que Bonapal'te le 1.0mÓ pOl"
edecan y no tardó en hacerle genera~ de bl'iga~kl. Siguió
al primer cónsul á Bruselas, en jnlío de 1805, donde
dió mm caitl::t de un caballo que le ocasionó una herida
P/I' un hombro; mas apenas se restahleció cuando marchó'
inmediatamente á noma. Er fué quien dil'igió los PI'(~IX1-
ralivos relatÍ\'os al viage del Sto. l)adre á Fl':lueia. En
1800 rué Hombrado general de dh'ision y despues siguió>
todas las campañas dc Alemania con el. emperador.


PAGiNA 162.


16 Luis conde de Nal'honl1e, coronel' del regimiellllJ
Ele infanteJ'ia de Piamonte antes de la revolucion, y des-
plles millistl'O de la guerra, habia recibido desde s'u mas
,iel'll:l jmentud muchos heneficios de Madama Isabel tia
de Llli~ XVI, Y estaba á su servicio cuando principiaron
hJs albOl'otos. AITastmdo por las ideas de los novadores,
alJI'azó el partido popular sin olvidar del lodo el reCOIlO-
dmiento que debia á su bienhechora y al rey. Apenas
rué nombrado ministro en 17fll, ellHlldo empl'('Jldi.Ú HU·




DEL TRADUCTOR.


l'econocimiento tle todas las plazas {'lIel'tes y rl'ontel'Ízas
del Oceano y tle [a A[emania, llevando en su compañia' á
Madama de Stae\. Entl'egó solemnemente ú Luckncl' y Ú
Hochamoeau el baston de mal'Ísca[ tle F,'ancia en p,'csen-
cia de la gual'llicion de Jlletz, y ti- su vuelta dió un infor-
me no muv exacto á la asamh[ea stlb,'e el estado mii{-
tal' de Fl'a"ncia. Dlll'<mte el f:lII'Sa- de Sil minislel'io rué
denunciado continuamente en la tribuna, pet'o le defen-
dieron sus amigos y en pal'ticu[a,' el abate Fauchet, Se
decl:lI'ú muy enemigo de n~rLI'and de lUolleville y el rué
(/uien ocasionó la Ilisolueion del ministel'ío, con cuyo
motivo le echaron en cara sus compañel'os una mul-
titud de de/ce tos , de suerte que se estableció una po-
lémica sumamenl,c nel'e en los periódieos de aquel tiem-
po, E[ resultado de ella fué mandade el rey que cn-
tl'egase [a holsa ú ~lr. Degraves. Despues de su des-
titucion principial'on de lluevo las denuncias contra él;
pero se Im'sentó ú la barra pam defendeI'se y logl'ó
que la mayoría declarase, que' conservaba la confianza de
la nadan Vohió á aeusarle de nuevo I"ccointre por sus
contratas de fusiles en q)le pretendia que habia ocasiona-
do una pérdida dü ocho millones de ¡'¡-¡IUCOS al estado; y
aunque tl'iunfó tambienaquella vez y fué empleado como
mal'Íscal de campo en el e.ié!'(~ito del centro, luego que
vo[yió ú Pal'Ís des pues dd 10 de agosto, salió un decl'eto
de acusacion contra é[ solH'e nm[versacion de fondos, pre-
teIHlieudo sus enemigos que habia ent¡'ado en el minis-
tBrio lleno de deudas v habia salido de él I'ico. Siu embal'-
go logró tambien salv~\I'se de esta nueva tempest..'1d y es-
capó ú Ing[aterra, desde donde, cuando se formó cau-
sa ú Luis XVI, escribió á la conveneion una carta pro-
hando que aquel príncipe no habia perdonado medio a\-
g'!ll1O pal'a ponel' e[ reino en estado de defensa. En 1 iD2
publicó I.:lmhiell que habia tlistl'ihllido :í Lacl'Oix, Gcn-
sonné, Thul'iot, Alhite, Bazire, Chahot v ~Iedill de
Thionville, sUlIlas considemh[es dlll'allte su· ministerio.
Los dipnt:l\los l'edam:ll'on vivamente contra esta que lIa-
luubau calulllnia ; pel'O lo cierto es que durante su minis-




21.1. NOTAS
tel'io todos ellos le \Cian con sUllla iutimidad, y que fes
prodigaba cuantas gracias le pedian. MI'. de Narbonne
pasó en Suiza una gran pal'te del tiempo de sn proscrip-
cion , hasta que le llamó Bonaparte despues del 18 bru-
mario , como á otros muchos miembros del partido rea-
lista constitucional. Volvió pues á Paris en 1802 y mu-
rió poco tiempo despues,


PAGINA 164.


17 M. Isnard perfumista en Dl'3guignan fué diputada
á la asamblea legislativa y á la convencion , mostrando
mucho talento en nna y otra, porque su padre que era
homb¡'e rico no habia perdonado gasto para dade huena
educacion. En todos sus discl\l'sos siguió la misma linea
de los gíl'ondinos de quienes hacia parte, nevando su en-
tusiasmo á tal punto que despues de haber votado la
muerte del¡'ey dijo en la convencion estas palabras, que
p le habían oido en la asamhlea legislativa, « que si es-
« tuviese en sus manos el fuego del cielG ? brasaría con él
" á todos los que atentasen á la soberaniadel pueblo,
« añadiendo que fiel á sus principios, no solo votaba la
« mue¡'te , sino que pedía que los dos hermanos de Luis
« que estahan emigrados fuesen juzgados por un tribunal
« criminal. }) Pet'O como á poco tiempo despnes empezó
la Montaña á tomar tanto ascendiente que ya I'eusaban la
palabra á los de su partido ,toda su violencia se tornó
contra los que en su concepto til'anizaban la libertad. Así
rué que habiéndose presentado una diputaeion del ayun-
tamiento, reclamando con altaneria la libertad de Marat,
la respondió Isnal'd que se hallaba de presidente « que
« si Paris atentaba contl'a la convencion nacional, no tar-
"daria en dudarse al recorrer las orillas del Sena, de
« cual era el sitio que habia ocupado Paris, » Todavía lle-
gó á mas el desórden durante su segunda presidencia,
puesno solo le insultaron los l\Iaratistas, sino que le LI'ata-
ron de vil y de tirano, y Burdon del Oisa le amenazó con
un puñal y tm'o presicion de abandonar el asiento, Mas
uo bastó este sacrificio sino que el ayuntamiento de Pa-




DEL TRADUCTOR. 215
"ís, que le denunció personalmente por las esp¡'esiones
ya citadas, le puso en pl'esicion de suspenderse él mis-
mo de sus funciones para evitar la acusacion. En el mes
de octubre 1795 le declararon fuera de la ley, pel'o lo-
gró ocultarse en casa de un amigo y se dió por muerto
hasta que cayeron los de la Montaña y entonces voh-ió
á la convencion. Nombrado despues representante en el
departamento de las B.ocas del Ródano, se pronunció
fuertemente contra los tel'l'oristas que le habian perseguido
á él, Y aun se le acusa de haber excitado las sangrientas
represálias que los habitantes del mediodia tomaron con-
tra ellos en aquella época , sobre todo en las matanzas de
los que estaban presos en el fuerte de San Juan de Mal'-
sella. Se cuenta que les decía estas palabras: (( Si encon-
(( trais terroristas heridles con vuestras armas; sino teneis
K armas tendreis palos , y sino teneis palos desenterrad
(( á vuestros padres y con sus huesos no dejeis uno COIl
« vida. )) En 1 796 fué miembro del consejo de los qui-
Jlientos, de donde salió para juez en el tribunal del Vard
y despues al tríbunal de primera instancia de Paris. Ha.
publicado una obra sobrela inmortalidad del alma.


PAGINA 168.


18 Nicolas Luckner, baron del imperio, nació en
Campen en Baviera y estuvo sirviendo al rey de Prusia
durante la guerra de siete años, en calidad de oficial
general. Cuando se hizo la paz procuró atraerlo á sí el
gobierno frances por medio de ulla pension considerable
que se le ofreció con el grado de teniente general. Ha~
bien do manifestado desde 1789 algunas tendencias ha-
cia el partido de la revolucion, obtuvo el permiso de
asistir á la federacion general y se presentó en la barra
de la asamblea nacional. El partido constitucional, que
principiaba á perder de su influjo, quiso atraerle á sí y
le hizo veni,' á la eapital para concertarse con él; pero
le encontró tan inepto, que sin decirle una palabra le
dejaron volversc á la LOI'cna, donde estaba mandando.




216 NOTÁS
En el mes de julio 1790 enyió Sil jummento de fiddiJ::ltl
á la asamblea nacional y en el mes de diciembl'e obtllYO-
d basto n de mariscal (JI' Francia, que le emió el llIi-
nist!'o Nal'bol1ue, Hablaba mal y escribia peo!", pe!'o no
cesaba de reclamar sob!'e la debilidad de su ejército, la:
desnudez en que se le tenia y sob!'e la falta de pagas~
Como no se le hacia caso ó no se remediaba nada, se
of!'eció á il' Ú restablece!' el ól'den y la disciplina en el
ejército de Flandes y ú interpone/' Sil inllujo con el conde
de Rochambeau para que no dejase el mando ofrecién-
dose ú sen'ir bajo sus órdenes como ayudante suyo. En
efecto se fue allí y roeo despues tomó el mamlo en gcfe :
!Has era tan fatal el 0:;1.:1(10 (~n que se hallaba que no le
fue posible hacer nada de pl'Oyec!¡{), sino concenlrarse
sobre las f¡'onteras de FI'ancia. No fue poco en ,'erdad
consenar en él alguna disciplina y mantener el espíritu
monárquico en medio de los f'lllhates que ya se daban
á la corona. En julio dr, 1791 fue nomlwado generalísimo-
de los ejércitos fmneeses, con cuyo motiyo, dejando d'
mando del de Flandes ú Bil'Oll, se marchó al ele la, Mo-
sdla que mandaba Laf:lyette. Fllél'ollse juntos á Par'is,
donde fueron r'ecihidos ea;r entusiasmo por el puehlo )
pero inmediatamente que los jacohinos se aperdbieron-
de qne los dos genel'aJ¡~s pl'Otl'giau el partido Illouál'qui-
co, se opusie¡'on ú que la asamblea admitiese su peti-
eioll ~. no les costó gran trabajo a~ahal' con su popula¡'i-
dad. Se le hahia mandado ú Luckrwl' pOI' un decreto de
15 de julio, que diese cuenta dd esLndD de los ejér'citos,
y él resporlllió el 17 :1 la asamblea, qne 110 tenia que dar
fuenta de ellos á nadie sillo al rey; pCl'O que en todo cu-
so no tenian mas qne peclj¡· su COI'l'cspondencia con el
ministro y que en ella encontrarian lo qllr, deseahan sa-
l)('\,. Ya se \'é que semrjante respuesta no poclia agradar
:í. los diputados, tanto me\lOS cuanto los de la eomision
d(~ gurrra asegurahan qne la \'íspel'a se habia esplicado
de un modo mnyopuesto, La esplicacion que se daba de
esta contradiccion em que la cal'La Ú la asamblea se h:lbia,
firmado des pues de comer, hora en la cual solia el lll:lriS-




DEL THADUCTOR. 211
cal (il'llJaI' lo que 110 habia leido siquiel'a. Por gl'osem
que fuese esta esplicacioll, no puede dudal'se de que el
mariscal daba fl'ecuenEes motivos pal'a que se le calum-
niase. Comiendo un dia en casa del obispo ue París Go-
hel, no tm"o l'eIlal'O en decir que Lafayette, despues
de la jomada del 20 de junio le habia propuesto mar-
char con su ejél'cito sobre Pal'Ís, J que él haLia respon-
dido Ú ~Ir. BUI'eau-Puzy, que es (¡uien le hahía traído
el recado: « LalayNte poul'á haccr lo que guste, pera
« digale Vm. que si d mal'cha sobre París, yo maI'eharé
« sobre él y le batiré.)) Sin embargo, ú pesar de esta
respuesta, es ciertísimo y consta por la eOI'l'espondeneia
de Lafayette que el mariscal estaha pronto ú ayudaI'le en
su proyecto de sa(~a¡' al rey de Paris. (Véase la nota sobre
Lafayette.) Adema~ de esta prueba tenemos otra mas ir-
ref¡'agable, cual fue su PI'ol)ia conducta al volver a~ ejér-
cito en la !wimel'a revista que pasó en las inmedíacíones
de Stl'aslHll'go, donde se esplieó sin rebozo" sobre los
d¡.;saÍms que le habían hecho en París y soLre los ultm-
ges que diariamente se le hacian al rey. Apenas supo'
Dl1fllOUl'iez esta imlJl'udente conducta del generalísimo,
clI~lIl(lo dió ayj.so de ella con el fin de sucedel'le en el
malICio, que era el téI1llino de sus deseos. En efeeto vino
la ól'c1ell en el mes de agosto que le suspendía de sus
fllllCionf'~ y le confinaba á ChaloIls , donde cetllservó ef
yallO título de generalísimo y sin otl'as fUllcíones que las
de reunir los reclutas que lnego se destinahan al ejérci-
to de Dumouriez. Aun Illltó poco para que el día 17 de
setiembl'e le ahoI'l~asen los propios redutas, y lo hubie-
ran llecho sin el ,"al 01' de uno de sus edecanes y algunos
olieiales que le sacal'on de sus manos. A fines del misnlo
nws se fue á París para justificarse ante la convencíon na-
eional,qui('n le permitió en enero de 17D3 que se retil'ase
donde (miera por conveniente. En efecto nadie se mptió
COIl él hasta que le tento el diablo de solicitar el pago ue
su pensian, ,isto lo cual le entregaron al tribunal rc-
\oludonario que le conueno ú muerte por traido!', MUI'ió
ú la edad de 72 arIos. Fue ,"aliente en su jUYV11tUc! :




218 NOTAS
homlll'e de bien en la edad madura, pero falto de ins-
tl'llccion y de luces, y sobl'e todo sin aquella 11I'meza
que en tiempos de revoluciones vale mas que las luces
y el valor,


PAG1~A 175.


19 Bias Colomban , baron de Bender era natural de
Brisgaw, y entró muy jóven al servicio de Austria é hizo
la guerra de 1741 Y la de siete años contra la Prusia, dis-
tinguiéndose en varios encuentros y recibiendo algunas
heridas. Habia llegado al gTado de capitan cuando se ca-
só con una condesa de la casa de Isemburgo , cuya alian-
za fué para él origen de una fortuna rápida, pues en po-
cos años fué sucesivamente mayor, coronel y general con
el mando de Brisgaw. Despues habiendo llegado al grado
de teniente general, le confirió el gohierno la importan-
te fortaleza de Luxemburgo. lUandaha en gefe los Paises
Bajos cuando estalló la insurreccion de 1789 y dil'igió la
mayor parta de las operaciones , á pesar de su mucha
edad. En 1790 fué elevado al grado de feld-mal'iscal y
obtuvo la gran cruz de Maria Teresa. En 1792 no le per-
mitieron sus achaques tomar palote activa en la guerra
contra Francia, y permaneció en Luxemburgo, cuya pla-
za bloquearon los franceses en 1794. Se defendió con de-
nuedo durante 8 meses;; pero no habiéndole enviado so-
corros por mas que los pcdia, tuvo que rendirla por ca-
pitulacion el 1.0 de junio de aquel año. La guamicion fué
enviada á Alemania con condicion de no volver á ser-
vir contra Francia dUI'ante un año, y al general Ben-
der le nombraron gobernador general de la Bohemia. Ul-
timamente se retiró á la ~loravia, donde murió á poco
tiempo.




ASAMlll.EA LEGISLATIVA. (1192i. 219


CAPITULO IV.


Division de los partidos acerca de la cuestion de guerra. -
Papel del duque de O¡'!eans y de su partido. - Decreto de
acusacion contra los príncipes emigrados. - Formacion de
un ministerio Girondino. - Dumouriez', su carácter, su
génio y sus proyectos; pormenores acerca de 105 nuevos
ministros. - COIlversaeion de DlImouriez eDil la reina.-
Declaracion de guerra. al rey de Hungría y Bohemia.-
Primeras operaciones militares. - Derrotas de QlIievrai n
y de Tournay. - Muerte del general Dillofl.


A principios del año 1192 era la guerra la gran
'Cuestion del momento, y para la revolucjon nada
menos que una cuestion de existencia, porque ha-
biéndose trasladado sus enemigos á fuera, alli era
necesario irlos á buscar y vencerlos. Lo primero que
ocurría era la duda de si el rey siendo gefe de los
ejércitos obraria de buena fé contra sus parientes
y antiguos cortesanos, y esta duda era la que im-
portaba disipar en la nacion. Agitaban los jacobi-




220 RErOI.UCIOX )'JUNCES.\.
nos la cuestion de guert'a de la misma manera (I"e
todas las cuestiones, esto es decidiéndolas sobera-
namente. Pero lo (Iue parecerá singulal' es, que los
jacoJ)inos exaltados y su gefc Rohespicrre estahan
inclinados á la paz, mientras que los moderallos
de entre ellos ó los girondinos estallan por la guer-
1'a. Estos últimos tenían á su frente á Bl'issot y
Louvct, el primero de los cuales defendia la gUCl'-
ro con su talento y su influjo, persuadido como
Louvet y los suyos á que ele aquella manel'a sal-
dria á lo menos la nacion de su peligrosa incer-
tidumbre, y se acabuian de aclarar las verdade-
ras intenciones del rey. Midiendo aq1¡lellos hom-
bres el resultado por su propio entusiasmo, no po-
dian imaginarse que la nacion pudiera ser venci-
da, y pensaban que aun cuando por culpa del rey
se esperimentase algun reyes pasagero, sallria á
lo menos á qué atenerse y depondria á un gefe
infiel. ¿Como es que Robespierre y los demas ja-
cohinos no deseaban una determinacion que po-
dia dar un desenlace tan pronto y decisivo? Es-
to solo se puede esplicar por congeturas. ¿ Le es-
tremecería la guerra al tímido Rohespierre? ¿ Ó se
opondría solo á ella porque la sostenía Bl'issot que
era su rival en los jacollinos, y porque el jóven
Louvet la apoyaba con talento? Séase por lo que
se fuese, él combatió por la paz con una tenaci-
dad estremada. Aquellos de los {i'anciseanos que




As'\~mI.E'\ UGISUTIVA. (t 792). 221
eran al mismo tiempo jacohinos, asistieron á la
dcliberacion y estuvieron por Hobespierre, temien-
do que acaso la guerra proporcionase á Lafayette
demasiadas ventajas y se hiciese Colcilla dictadura
militar. Este era el continuo temor de Camilo Des-
moulins, que se le estaha lis"urando al frente de
un ejército victorioso, aniquilando como en el cam~
po de Marte á jacobinos y fi'anciscanos. A estos úl-
timos les suponian Louvct y los girondinos olro
motivo, cual era el de que todo el ódio que pro-
fesaban á Lafayette no nacia mas que de conside-
rarle enemigo del duque de Orleans con quien
dlos estaban estrechados.


Este duque de Orleans á quien de nuevo se le
,·é aparecer en las sospechas de sus enemigos, mas
que en la revolucion ~ estaba entonces casi eclip-
sado. Habian podido á los principios servirse de
su nomhre, y aun él mismo fundar algunas espe-
ranzas en aquellos á quienes él se le permitia to-
mar; pero ya estaban muy cambiados los tiempos.
Conociendo él mismo cuan fuera de su lug"ar esta-
ha en el partido popular, hahia deseado ohtcner
el perdon de la corte durante los últimos tiempos


., de la constituyente y hahia sido repelido. En la
legislativa todavía le conservahan en la lista de los
almirantes, é hizo nuevas tentativas con el rey,
que al fin le recibió y tUYO con él una larga COl1-
versacion sin háher sido mal recihido. Tenia que






222 REVOLUCION FllANCESA..
volver á palacio, y en efecto se presentó en oca-
sion que e,>taba ya servida la mesa de la reina y
todos los cortesanos al rededor. Apenas le divisa-
ron cuando empezaron á decir palahras muy in-
juriosas, como por ejemplo, atencion á los platos,
como si temieran que iba á echar veneno en al- ,
guno de ellos. Unos le rempujahan, otros le pisa-
han en los pies hasta que al fin se vió precisado
á retirarse; mas al bajar la escalera .recibió nue-
vos ultrages y se salió indignado, creyendo que el
rey y la reina le habian preparado una escena tan
humillante. Sin -embargo asi el uno como la otra
sintieron en el alma semejante imprudencia de
los cortesanos de que no tenian la menor noticia.
Aquel príncipe dehia estar mas irritado que nunca,
pero no por eso llegó á ser mas activo ni mas dies·
tro que antes como gefe de partido. Aquellos ami-
gos suyos que hablaban de él en los jacohinos
y en la asamblea, pudieron hacer algun ma-
yor ruido con esta ocurrencia, y esto fué lo que
motivó el que se creyera que su faccion volvía á
figurar de nuevo y que sus pretensiones y espe-
ranzas renacian con los peligros del trono.


Creyeron los girondinos que los franciscanos y
los jacobinos exagerados no defendian la paz sino.
para privar á Lafayette, rival del duque de Or-
leans, de las ventajas que podia proporcionarle la
guerra; pero fuese lo que fuese, siendo esta dese-




AM.MOLEA. UGlSU'fIVA. (t 792). !2:1
chacra por los j¡tcohinos y apoyada por los giron-
tlinos, no podía menos de prevalecer en la asam-
blea donde dominaban estos últimos. En efecto
principió esta por poner en acusacion desde el t.~
de enero al conde de Provenza , hermano mayor
del rey, al de Artois , al principe de Condé 1, l'
Calonne, Miraheau 2 y á Laquenille 3 como sos-
pechados de haber hostilizado á la Francia. Como
un decreto (k! acusacion no estaba sugeto á la san-
cion real, no habia que temer por entonces el veto;
y asi del mismo modo se prescribió de nuevo el
secuestl'O de los bienes de los emigrados y la co ..... ~
branza de sus rentas en beneficio de la nacion, se-
gun se había mandado por el decreto que no san~
donó el rey. De este modo se apoderaba la asam-
blea de las rentas de los partículares á título de
indemnizacion de guerra. El primero de aque-
llos personages rué privado del derecho á la regen-
cia en virtud de la pt'imera resolucion.


Por fin el dia 14 de diciembre dió Gensonné
cuenta á la asamblea del último oficio del empe-
rador, llamando la atencion sobre que la Fran-,
cia siempl'e había prodigado sus tesOl'OS y sus sol-
dados en fayor del Austria, sin que jamas hubiese
obtenido correspondencia. Que el tratado de alian-
za concluido en 1756 habia sido ,·jolado por la de-
claraclon de Pilnitz y siguientes, cuyo objeto era
suscital' una coalicion armada de los soberanos, )'


u. 15




224 REYOLUCION FRANCESA.
(lue lamhien lo estaba de hecho por el armamento
de los emigTados, tolerado y aun apoyado por
los príncipes del imperio. Sostuvo ademas Gell-
sonné , que aunque se huhiesen dado últimamen-
'te órdcnC5 \laxa. la l\is\\crsion o.e a(\.ue\\as reunio-
nes, de ningun modo habian sido egecutadas sino
en la apariencia, y que la escarapela blanca era
constantemente llevada del otro lado del Rhin, al
paso que se veía ultrajada la cucarda/ nacional y
maltratados los viag'eros franceses. Por tanto era
indispensable pedir una espli.cacion definitiva al
emperador acerca del tratado de 1756. Este infor-
me se mandó imprimit' y que se fijase día para
su discusion.


En el mismo dia subió Guadet 11 á la tribuna y
dijoqtÍe de todos los hechos comunicados á la a~am­
Mea ninguno le habia sosprendido mas (fue el
plan de un congreso, cuyo objeto debia set' obte-
ner algunas modificaciones á la constitucion fran-
cesa, cuyo plan se habia ya susurrado despues de
largo tiempo y últimamente se habia denunciado
como posible en las comisiones y entre los mi-
nistros. Si es cierto, añadió Guadet, que semejante
intriga está cGnducida por hombres que creen sa-
Jir por este medio de la nulidad política en que
hoy se encuentnm ; si es'ciertO(l'le algunos de los
agentes' del poder egecutivo auxilian con to'do su
poder y relaciones e5La abominahle trama; si lo es




ASA.\fnUlA J.EGlSU Tl "A. (17~)2). 22:1
{Iue intentan atmernos ú fuerza de dilacio!H's T
desaliento á aceptal' esta vergonzosa mc(liacifm ,
¿ POdl'á la asamlJlea cerrar 16s ojos ú semejantes
t1eligros? Juremos, dijo el orador, morir aqui to-
dos primero ...... No le dejaron acahar T toda la
nsamhlea se puso en pie gritando si, si, lo jt:raré-
mos; y en una votacion ex abrnpto declaró infame
y traidor á la patria ú todo frnnces que tomase
parte en un congreso cuyeohjeto fuera modificar
la eonstitucion. Este decreto iha dirigido contra
los antiguos <::onstituyentes y contra el. ministl'O
Delessal't, á 'quien se atribuía la lentitud estudiada
ele las negociaciones. El dia 17 se volvió á entablar
la diseusion sobre el informe de Gensonné y se de-
cretó 'que el rey n(negoeiaria ya en adelante sino
en nombre de la nacion francesa, y que requiriria
al emperador que se esplicase dcíinitivamente an-
tes de 1.0 de Marzo próximo. El rey respondió que
hahia ya mas de 15 días que había pedido espli-
cacioncs pClsitivas á Leopoldo.


En aquel il'ltérvalo scsupoque el elector de
Tl'éveris asustado con las instancias del gabinete
frances ,habia dado nuevas ól'denes para la dis-
persion de las reuniones y para la venta de los
almacenes formados en sus dominios, así como
~:\\'a la -prohibicion de los enganche!'. y de. lo!'.
ejcrcicios militares, añadiémlosc que en efeclo es-
tas órdenes se hilhian puesto en ejecucion. En la




226 lU!YOLUCIO~ 'FRANC8s.\
situacion en que se hallaban los ánimos semejan-
te noticia fué recibida con frialdad, afectando no
ver en ella sino vanas demostraciones sin resulta-
llo, 'j se insistió en pedir la l'eslJuesta dehnitiva
de Leopoldo.


Existían algunas desavenencias en el ministerio
entl'e \\ertrann ne M.ollevil\e y Narbonne , porque
\"'- pY1.1l\CYO estaDa ce\oso ue \a popu\al;ú\aé\ uel mi-
nistro de la Guerra y miraba muy á mal sus con-
descendencias con la asamblea. El segundo se que-
jaba de la conducta de Bertrand y de sus dispo-
siciones inconstituci onales, pretendiendo que el
rey debia exonerarle del ministerio. El único que
tenia la balanza entt'e los dos era Cahier de Ger-
ville, pero sin poder reconciliarlos. Se decia que
el partido constitucional queria elevar áNarbonne
á la dignidad de primer ministro, y aun parece
que llegaron á intimidar al rey con la populari-
dad y ambicion de Narbonne á quien pintaban
como un jóven presuntuoso que queria gobernar
el gabinete. No tardaron los diarios en estar al
corriente de estas divisiones i y Brissot y la Giron-
da defendieron con ardor al ministro que estaba
amenazado de desgracia, atacando vivamente á sus
cólegas y al rey. Publicaron una carta escrita por
los tres generales del norte á Narbonne en que le
manifestaban sus temores de que fuese destituido.
Mas el rey le destituyó inmediatamente, aunque




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 221
para neutralizar el efecto de esta providencia, hi-
zs anunciar al mismo tiempo la destitucion de
Bertrand de l\Iolleville. Sin embargo no se atenuó
nada el efecto de la primera sino que suscitó una
agitacion estraordinaria, en medio de la cual qui-
so declarar la asamblea, segun la fórmula em-
pleada en otro tiempo en favor de Necker, que
Narbonne se llevaba consigo la confianza de la na-
cion al paso que todo el ministerio la habia per-
dido. Sin embargo se quiso esceptuar de aquel
anathema á Cahiet, de Gerville que siempre hahía
estado opuesto á Bertrand de Molleville, y que
acababa de tener con él recientemente una dis-
puta acalorada. Despues de muchos alborotos in-
tentó Brissot probar que Delessart habia faltado
á la confianza de la nacion. Este ministro habia
contiado á la comision diplomática su correspon-
dencia con I{aunitz , la cual estaba ciertamente es-
cl'ita sin dignidad y daba una idea poco favora-
ble del estado de Francia, en términos que pa-
recia haber autorizado la conducta y lenguage de


. Leopoldo. Es preciso advertir que Delessart y su
compañero Duport-Dutertre eran los dos ministros
que mas particularmente pertenecian á los Ful-
denses, y á quienes se aborrecia_mas porque se
les acusaba de que estaban por el proyecto de un
congreso.


En una de las sesiones mas tempestuosas de la




asamhlea liH.~ acusado Dclcssal't por .Brissut de que'
habia comprometido la dignidad de la nacion, no
hahiéndola dado parte del concierto de las potell-
óas y de la dedaracion de Pilnitz ; tle haher he-
cho uso en sus notas de doctrinas inconstituciona-
les, dc haber dado á Cawliíz una idea falsa del
estado de Francia, de hahel' dado largas á la.
ncgociacion y conducídola de un modo contrario
á los intereses de la patria. Vel'gniaud se unió con
llrissot y <llladió lIlWVOS l'aI'g'os Ú los ~l'le se lla:-
hian imputado [\ Dclessart, echándole en cara (fue-
cuaulto era mñlistl'O del interiol' habia retenido.
largo tiempo cn la bolsa el decreto que reunia el
condado de A viiíOll [1 la Francia, siendo de estc'
modo (la,usa, de los desastres de aquella ciudad.
Despues aí'íadi¡') Vel'gniaud estas pala))l'as; « Des-
« de e~ta tribuna en fIue os estoy hahl'<mdo se vé
« elllalacio en (Iue unos consejeros perversos es-
« travian y engañan al rey que la constitucion nos
« ha dado; veo las ven lanas del palacio en donde
«se trama la contra-revolucion, y donde se' com-,
I( binan los medios de volvernos ú sumir en la
«( esclavitud ....•.. De ese palacio famoso salie-
I( ron en los antiguos tiempos el terror y las ven-
oc ganzas en nomhre del despoLismo; justo es
« que UIlO y otra vuelvan ú él en nomhl'e de
« la ley y que penetre todos los corazones; quc
\f. todos los que lc habilan sepan (PlC ll,!lcstra C011::;-




ASA~IllT.EA LEGISLATIVA (1792). 2~9
f titucion no reconoce por inviolable sino solo
( al rey. »)


Inmediatamente se puso á yotar y se aprobó
el decreto de" acusacion contra Delessart, destinán-
dole al trihunal nacional establecido en Oi'leans y
'Jue estaba encaI1jddo'de juzgar los cl'Ímines con-
tra el estado; El rey sintió mucho la separacÍon de
este milli1flro, á quien habia otOl'gadtl' Sl~ confian-·
za, y cuyo modo de pensar pacifico y morlerado
le agTadaba intinito. Tarnhiell fw~ amellazado con
la misma suerte Duport-Dutertre, ministro del
partido constitucional, pero pudo evitarla pidien-
do justitiG\l'se, y hahiendo sido ahsuelto por una
tÍrdcn del dia, dió inmediatamente des pues su di-
misiono Igualmente la dió Cahiel' de Gerville, que-
dándose de este modo privado el rey del único de
sus ministros que gozase ceeca dt~ la asamblea de-
la reputacíon de patriota.


Separado del ministerio que le hahían dacIo los
fllldenses, y no sabiendo á quien volver la cara en
medío de aquella tormenta, determinó Luís XVI
unirse con la (}.Íl'otHla, á pesar de ser repuhlicana
y de que habia destituido á Narbonne pOl' ser de-
masiado popular. Verdacl es que el republicanismo
de la Gironda no d'epcndia mas (Iue de desconfian-
za que tCHia del rey, el cual podia ganarla en-
treg'ándose á ella; pero era necesario que lo hicie-
ra sínccramcnte, y aquella eterna cuestion de la




230 REYOLUCION FftANCESA.
buena fe estah,l siempre de por medio para eelIar-
lo todo á perder. No hay duda en que Luis XVI
era síncero cuando se entregaba á un partido.,
pero no lo hacia nunca sin mal humor y dis-
gusto. Así en que luego que este partido' le im-
ponia alguna condicion dificil aunque necesaria,
la desechaba y al); instante se introducía la descon-
fianza, á que se seguia la acritud y bíen pront.,
un rompimiento casi inevitable en aquellas alian...-
zas desgraciadas entre corazones que tienen inte-
¡'eses demasiado opuestos. De aqui nació que Luis-
XVI, despues de haber admitido cerca de sí al
partido fuldense, habia repelido por capricho á
Narbonne que era su gefe mas decidido y se vió
precisado, para apaciguar la tormenta, á abando-
narse á la Gironda. Uno de los motivos que deci-
tliel'on la conducta de Lui~ XVI, flié el ejem-
plo de Inglaterra , donde el rey elige muchas-
veces sus ministros en la oposicion. La corte con-
cibió entonces- una esperanza, de las muchas que
se conciben aun en las coyunturas mas tristes, y
se lisongeó de que eligiendo Luis XVI por minis-
tros á unos demagogos incapaces y ridículos, aca-
baria con la reputacíon del partido en que los hu-
hiese escogido. Sin embargo no sucedió semejante
cosa, ni el nuevo ministerio fué tal como le habría
deseado la malicia de los cortesanos.


Hahia ya mas de un mes ({lIe Dclessal'l v ~ar-·
"




ASA.MBLEA LEGISLATIVA. (1792), 23'
honne' habían llamadO' cerca de sí á un hombre,
á quien creían de mucha utilidad para servirse
de él. Este era DnmO'urÍez 5, que ya comandante
en Normandía, ya en el Vendée había mO'strado
en túdas partes una firmeza é inteligencia raras.
Se habia O'fi'ecidO' unas veces á la curte y O'tras á
la asamblea cO'nstituyente púrque tO'dO' pO'rtidO' le
era indiferente cún tal que él pudiera egercer su
actividad y su estra()rdinariú talentO'. No encO'n-
trandO' DumO'uriez á su altura el siglO' en que vi-
via , Itabía pasadO' una parte de su vida en intri-
gas diplúmáticas, y á pesar de su valor, su genio
militar y púlíticú y sus cincuenta años de edad,
se encontraba en lO's principios de la revO'luciO'n
sin ser mas que un hrillante aventurerO'. Sin embar-
gO' había cúnservadO' tO'dO' el fuego y O'sadía de la
juventud, é inmediatamente que se presentaba
una guerra ó una revúlucÍO'n, escribía sus planes,
lús dirigia á túdús lO's partidús y estaba prO'ntO' á
ocuparse en faval' de tO'dO's pO'r tal de O'cupal~se.
Asi se acO'stumbró á nO' hacer casO' algunO' de la
naturaleza de una causa, sin embargO' de que la fal-
ta de conviccÍon na le impedía ser generO'so, sen-
sible y capaz de adesiO'n, ya que nO' á lO's princi-
piús á lO' menús á las persO'nas. Mas en mediO' de
un talentO' tan llenO' de gmcia, tan vivO' y tan ca-
paz, y sin embargo de su valO'r, ya firme ya im-
peluoso, era tan admirable para servir cO'mO' in-




REVOLUCION'· FRANCESA'.


capaz (le dominal'. No tenia ni la dignidad de una,
conviccion profunda, ni el orgullo propio de una·
voluntad despótica', y así no p()(lia mandar mas·
que á soldados. Si él huhicsc'podillo unil' á sugl'afr
ingenio las pasiones de un ~lil'abeau, la volun-
tad de' un Cromwcll, ú siquiera el GlI1atismo de"
tm Robespien'(' 1 lmhiem dominada la revolu-
cion y la Francia ..


Cuando Dumolll'icz sc presentó· ;. Narhonne for-
mó inmed·iatamente un vasto plan militar, quc'
consistia en hacer á un: mismo ticmpo la guerra
ofcnsiva y 'defensivar Por todas partes en donde la'
!crancia se cstiende hasta sus límites naturales 1
que son el nhin, los Alpes, Jos Pirineos y el mar,
queria (Iue se limitase ir la defensiva. Pero en los,
Paises-Bajos donde l111cstl'O telTitol'io no llega
hasta el Rhill, y en la Saboy;t, d.onde tampoco
llega hasta los Alpes, cm su intento que se ataca-
se inmediatamente, y (Iue en llegando á los lí-
mites lIatllrales se volviese ú toma1' h defensiva.
Esto era concilia!' á un tit'mpo nU!~.';tl'O.:'; intereses.
con los principios; era aproveehal'se de una guel'l'a
que no se hahia Pi'ovocatlo para volver eü matel'ia
de límites á las verdaderas léyes de la naturaleza.
Ademas pl'opnso la fOl'macion de un cuarto ejér-
cito destinado ú ocupar el medio día, cuyo man-
do pidió y le fll(~ prometido.


Habia sabido Dumonriel ganar á Gensonné que




ASA1IBLKA LEGlnA"TlYA (1792), 233=
, erJ' UIlO de los comisarios civiles enviados al Vcn--


dée por la asamblea constituyente, y que nom-
brado despues diputado' á la legislativa, el'a uno'
de los miembros mas influyentes dc' la Gironda.:.
Habiendo observado tambien (IUC los jacobino~.
eran la' potencia dominante', se' habia presenta-
do' en su duh, y Jeillo' en él diferentes memo-
rias que fueron muy aplaudidas, sin dejar por
eso de cffiltinuar su antigua amistad con Dclapor-
te, mayordomo mayOl' de Luis X VI Y 11110 de sus'
mas celosos servidores. Relacionado de este mo-
{lo con las diferentes potencias '1ue ih¡Ol á rcu-
J1irse, no podia menos Dum(yul'iez de ser llamado'
al minislerio~ Le ofi'eció el rey el de negocios es-
t¡'angeros que estaba v:.tcante por el decreto de
acusacion espedido contl'a DeIessart, pero comO'
todavía estaba muy apegado al millistt,o encausa-
do ~' solo se le ofreció interinamente. Mas cono-
eiendo Dumouriez su fuerte posícion y no ({ue-
r.iendo aparentar que conservaba una plaza para
algun ministro l"uldense, reusó el intel'inato y
obtuvo la propiedad del ministerio. No encontró
en él mas que á Cahier de Gerville yá Degraves &.
por ({ue aunque el pcime['o de estos habia dado
su dimision no se hahia separado todavia de los
negocios. Degraycs hallia reemplazado á Narbon-
nc , y era jóven de buen trahajo aunque sin espe-
l:iencia , por]o (IUC supo Dumouricz apoderarse




234- REVOLUClON ¡"RANCESA.
de él Y así tuvo en su mano las relaciones este-
riOl'es y la adminÍstt'acion milital' ~ es decir las
causas y la organizacion de la guerra. De todo ello
necesitaba aquel genio emprendedor ,y apenas
subió al ministerio cuando se fué á los jacobinos
á ponerse su gorro encarnado que era el adorno
nuevo tomado de los Frigios y que ha pasado á
ser el emblema de la libertad. Les prometió go-
hernar para ellos y por medio de ellos; mas cuan-
do se presentó á Luis XVI le tranquilizó acerca
de su conducta con los jacobinos, y destruyó las
prevenciones que esta le habia inspirado; de suer-
te que tuvo el arte de conmoverle con testimonios
de celo y de disipar su sombria tristeza á fuerza de
talento y de gracia. Le persuadió que no deseaba
la popularidad sino para aprovecharse de ella en
favor de la solidez del trono; pel'O sin embargo,
á pesar de toda su deferencia tuvo cuidado de pe-
netrar al príncipe de que la constituciori era ine-
vitable, consolándole con la idea de que todavía
podía un rey ser muy poderoso con ella. Sus pri-
memS notas á las potencias estaban llenas de ra-
zon y de firmeza , y asi cambió la naturaleza de
las negociaciones dando á la Francia una aptitud
enteramente nueva, pero tambien hicieron que la
guerra fuese inminente. Era natural que Dumou-
riez la desease por que tenia el genio necesario
para ella y por que habia meditado treinta y seis




ASAMBLEA I.EGTSLATlVA. (1792). 235
años sobre esta gran ciencia; mas no se puede me-
nos de convenir tambien en que la conducta del
gabinete de Viena y la irritacion de la asamblea
la habian hecho ya inevitable.


Tamhien lo era ciertamente el que Dumouriez
por su conducta con los jacobinos y por sus alian-
zas notorias con la Gironda se embrollase con los
fuldenses ,aunque no tuviera ningun odio contra
ellos sino solo por que les quitaba de su verda-
dero lugar. Así sucedió que durante su ministerio
estuvo en perpetua oposicion con todos los cori-
feos de este partido; mas sin dar gl'ande impor-
tancia á Jos sarcasmos é invectivas que dirigian
contra los jacobinos y contra la asamblea, se re-
solvió á continuar su marcha con la mayor im-
perturbabilidad.


Lo primero que habia que hacer era completar
el gabinete para lo cual eran consultados Petion,
Gensonné y Brissot ; mas no se podia con arreglo
á la ley elegir los ministros ni en la asamblea ac-
tual ni en la precedente, y asi quedaban muy po-
cos en que escoger. Propuso Dumouriez para la
marina á un antiguo empleado de este ministerio,
llamado Lacoste 7 , gran trabajador y patriota de-
cidido , el cual á pesar de eso se adirió al rey ,
llegó á hacerse amar y permaneció cerca de su
persona mucho mas tiempo que los otros. Se qui-
so· dar el ministerio de la justicia á aquel jóven


.. ' i.' t~_·




236 llEYOUJeJON FIIAXCES;\.
Louvet que recientemente se hahia distinguido el'l
los jacobinos y que se había hecho liien quisto en
la Gi\'Onda despues fIue sostuvo tan bien la opinion
de Brissot en favol' de la guerra; pero el envidioso
Rohespierre le hizo denunciar inmecliatamente.
Louvet se j llstilicó muy bien, pero no se quiso to-
mal' por ministro á un homJwe cuya popularidad
era ya dudosa y mandaron venil' á DUL'allton 8 que
era un ahog'ado de Burdeos, hombre ilustrado y
recto pero muy débil. Todavia restaban el ministe-
rio de hacienda y el del intel'ior., para el primero
de los cuales se propuso á Claviere 9, conocido pOL'
sus buenos escritos soJH'e materias de hacienda, y
porque tenia muchas ideas, toda la constancia pro-
pia de la meditacion y un grande amor al traba-
jo. El del interior se confió á Roland 10 que ha-
bia sido inspector de fábricas y era conocido por
sus huenos escritos sohre industria y artes mecá-
nicas. Mas aquel homhre de unas costumbres tan
austeras, de doctrinas inflexibles y de un aspecto
frlo y duro, cedia sin advertirlo al ascendiente
superior de su muger. lUadama Roland 11 era
jóven y hermosa, nutl'ida en el retiro con ideas
filosóficas y republicanas, habia concebido pensa-
mientos supel'iores á su sexo, creándose una es-
pecie de religion de los principios que reinaban
entonces. Como vivia en una amistad íntima con
su esposo, solia llevarle la pluma y le comuni-




AS.umr."EA J.EGISUTlB. (119.2'1. 237
('aba una parte de su viveza inspirando entusi;is-
mo no solo á su marido, sino tamhien á todos los
-girondinos, que apasionados por la libeÍ'tad y la
filosofía ,adoraban en ella la hermosmoa, el ta-
lento y sus pl'Opias opiniones.


Reunía el lluevo ministerio bastantes calida-
des para prospera¡' , pero era necesario que no
desagradase demasiado al rey, y consel;vase su
alianza con la Gil'Onda. Entonces podia hastar-
se á sí mismo, pero era de temer que se echa.
se todo á perder el dia en que á la incompatibi-
lidad natural rte las partes vinieran á reunirse
algunas fitlt:ts de los hombres; y esLo no podia
menos de suceder muy pronto. Admirado Luis
XVI de la actividad de sus ministros, de sus bue-
llas intenciones y de su habilidad para los nego-
cios se llenó de cOI:ltento, ag;radándole sohre ma-
l1era sus refol'mas económicas, porque siempre
llabia preferido a(IlIel género de bien que no exi-
gía ningun sacrificio de podel' ni de principios.
Si huhiera podido tranquilizarse siempre como lo
estuvo al pronto, yapartal'se de los cortesanos , f.~­
c-ilmentehuhiera soportado la constitucion. Asi
se lo repitió síncúamente á los ministros 'y llegó
ú convencer á los dos mas difíciles, que eran Ro-


, land y Clavierc, pues en cuan lo á los otros, su
persuasion era completa. La Gil'onda (Iue no era
l'epuhlicana mas que por desconfianza del rey,




238 nEVOLUCION FRANCESA.
dejó entonces de serlo y Vergniaud, Gensonné )'
Guadet entraron en correspondencia con Luis XVI,
lo cual fué luego para ellos un motivo de acusa-
cion. La única que conservaba sus dudas el'a la in ..
tlexi.hle esposa de Roland 5 la que contenia á sus
amigos ~ que segun ella eran demasiado fáciles
en entregarse. La razon de sus desconfianzas era
muy natural y consistía en que ella nunca veía
al rey ~ al paso que los ministros por el contrario
le hablal)an todos los días, y cuando los hombres
de bien se acercan unos á otros no tardan en
tranquilizarse; pero esta confianza no podia du-
rar mucho porque iban á entrar en escena cues-
tiones inevitables que no podían menos de hacer
l'esaltar la diferencia de sus opiniones.


Procuraba la corte ridiculizar la sencillez un
poco republicana del nuevo mini~terio y en par-
ticular la llaneza semi-selvática de Roland que se
presentaba en palacio sin hebillas en los zapatos.
Duinouriez no se mordía la lengua para contestar
con otros sarcasmos , y mezclando la chanza con
los trahajos mas serios , le daba mucho gusto al
rey con su talento y acaso le convenia mas por la
flexibilidad de sus opiniones. Ohservando la reina
que de todos sus cólegas este era el que mas in-
flujo tenia en el ánimo del monarca, quiso cono-
cerle y él mismo nos ha conservado en sus' memo-
rias aquella singular convel'sacion que pinta las




ASAlIBLEA I.EGlSLATlVA. (1792). 239
:ag:itaciones de la desgraciada princesa, digna de
.otro reino ~ de otros amigos y de mejor suerte.


c: Introducido, dice, en la cámara de la reina la
« encontró sola, muy encarnada, paseándose á
ce grandes pasos y con una agitacion que presagia-
• ba una espIicacion muy viva. Fué á ponerse á la
11 esquina de la chimenea, tristemente conmovido
ce de la suerte de aquella princesa y de las teni-
ce bIes sensaciones que esperimentaba. Ella se le
ce acercó con aire magestuoso é irritado y le dijo;
.. Caballero , parece que V. es el que lo puede todo en
{( este momento ; pero es menester que sepa que es por el
«favor del pueblo, el cual no tarda en hacer pedazos
« sus propios ídolos. La existencia de V. depende de su
ce conducta. Se dice que V. tiene mucho talento, y si es
(l así ya puede comprender que ni el rey ni yo podemos
ce sufrir todas estas novedades, ni tampoco la constitucion.
ce Yo se lo confieso á, V. francamente 'JI así tome V. su
« partido. :)


« El la respondió: Señora, tengo el mayor pesar de
« la confianza que acalJa de hacerme V. M. Yo no la ven-
/{ deré , pero me encuentro entre el rey y la nacion y per-
c( tenezco á mi patria. Permítame V. M; que la haga pre-
Ir sente que la salvacion del rey, la vuestra y la de vues-
« tros augustos hijos está inerente á la constitucion, asi
«como el restablecimiento de su autoridad legítima. Yo
a: serviria mal á V. M. y al rey si la hablase de otro
{( mmw ¡wrque ambos .~e encuentmn rodeados de enmm:go$


n. 16




2íO REVOU'CIOX FRAl\"CESA.
ti: que les sacrifican á su propio interés. Luego que la cons-
« titticion esté entado su vigor ~ lejos de causar la desgra-
({ cía del rey hará S1t feliet'dad y su g laria; y asi es in-
(f dispensable que él concurra á que se establezca ¡Mida y
« prontamente. La de.~graciada reina ofendida de qlle Du-
«mouriez Sil opusiese á sus l:deas , le dUo alzando la 1.,'OZ
({ y con cólera; Esto no ha de durar siempre; mire V.
\'{ por sí. l>


«Dumoul'iez respondió con moderada firmeza.
oc Señora, tengo mas de cinc/tenta años y he pasado mu-
« chos peligros; cuando acepté el ministerio fué despues de
(( haber reflexiollado que rw era la responsabilidctd el mayor
(( de los riesgos que me amenazctban. No {ctltaba mas, re-
\'{ plicó ]a reina manifestando resentimiento, silla
« que .~c me calwnm:ase. 1Yo parece sino que V. me cree
( capaz de hacerle asesúwr; y empezaron á COl'l'el' lá-
({ grimas de sus ojos.)


«Casi tan conmovido como ella; Dios me guarde,
« la dijo, de !tacer á V. j}/. wwinjuria tan cruel. El
« carácter de r. JI, es grande !J /loble , de que Úelu! da-
\'{ das pruebas muy herMcas que me han admirado e in-
\'{ teresado en sn favor. En flCluel momento se quc-
«dó mas tranquila y se acercó á él; pero conti-
\'{ nuó dieiendo: crcedme, Seíiora, puc,~ que lIinglln inle-
\'{ res tengo en ellgw1aro.~; aborrczco tallto como V. JI. la
ti: anarquía.tl f,Qs crímenes; pero dad crédito á mi e:;[!c-
«riencia. Estoy mas al alcan::;e que V. JI. para juzgar
/{ de los ~«ceSQ~? y este no es un movimiento popular y




.\SA:\IHUU LEGISL.\TIU. (L 792). ::Hi.
{Olwmentimeo COl/W parece g¡,e V. 111. se figura, sino Hila
o: útsurreccion casi unó,ni'me de ulla gmn nact'on contra los
« abusos inveterados. Facciones nlunerosas atizan este in-
(/' cendío, y hay entre ellas [J/'{wdes picaros y muchos fo-
(1 eos; pero yo tUl cOltBidero en la revul'llclon mas que al
« rf.y y á la nacion entera. Todo cuanto se dinJa ó, sepa-
{( raflos les conduce á sn múlua ruina y yo trabajo cuanto
.({ puedo por r.eunirlos. A r. M. la toca apoyarme. Pero
«si ere/s que yo soy un obstáculo para los designios que
<1. medita, y persiste en ellos, la slIplico que lile lo díga,
« pam inmediatamente presentar al rey mi dímision, y me
4: retiraré ó, llorar en un rincon las desgracías de mi pa-
ji tria y l!ls vlle.~t,.as. »


(/' El fin de esta C(mvcrsacion decidió completa-
« mente la .confianza de la reina, y juntos se pu-
'" sieron á recorrer el estado de las diferentes fac-
« ciones : él la fué citando las faltas y los crímenes
11. de todas, demostrándolaqlle estaLa vendida en
lI: su mismo palacio, para lo cual la citó una mul-
{{ titud de convers.'lci.ones que hahian pasado en
ti: la mas íntima confianza. Aquella princesa le
ti: manifestó que epledaba plenamente conven-
([ cida , y le despidió con un semblante afable
<!' y sereno. En efecto hahlaba de buena fé; pero
«" las gentes que la rodea han y los inmundos exce-
ti: sos del periódico de Marat l2 y de los jacobinos,
«volvieron á sepultarla en sus funestas resolu-
f! Clones. l>




REVOU¡CION FRANCESA.


« Otro dia le dijo en presencia del rey: estoy de-
«sesperada sin atreverme siquiera á asomarme á las ven-


'e: tana~ que dan al jardin. Porque habiendo me asomado
.. ayer á las del patio, un artillero que estaba de guar-


.« dia me dirigió las es presiones mas groseras añadiendo:
f( Que tendria el mayor gusto en clavarme su ha-
1'( yoneta. En ese espantoso jardín se ven en ciertos si-
« tios algunos hombres subidos en las sillas propalando
e: mil horrores contra nosotros: hácia otros lados se vé al-
e: gun pobre militar ó ectesiástico á qll'l'en llevan arras-
e' trando á alguno de ws estanques dict'endole rm:l inju-
«rias y dándoles bastantes golpes. Al mismo tiempo están
e: otros jugando al mallo ó paseándose con el mayor so-
«siego. ; Qué estancia esta y que miedo tengo de estar


'e: en ella! (Memorias de Dumouriez libro 3.° capítu-
« lo YI. »)


He aquí como por una especie de fatalidad las
intenciones que se suponían en palacio excitaban la
desconfianza y furor del pueblo, asi como los
rugidos de este aumentaban las penas y las im-
prudencias de aquel. De este modo reinaba la de-
sesperacion por dentro y por fuera. ¿Pero por qué,
dicen algunos, no acabar de entenderse con una es-


. plicacion franca y poner término á los males?
¿, Por qué el palacio no comprendía los temores del
pueblo ni este las pesadumbres del palacío? Esto


. es lo mismo que pl'eguntal' por qué los hombres
son hombres, y asi no hay mas que renunciar á es-




ASA1UBLE'A LEGlSLA1']YA. (1792). .2'4-3
tas esplicaciones y continuar la relacion de sus
tl'istes debilidades.


Ya se hahia muerto Leopoldo y debian echar-
se de menos las disposiciones pacíficas de aquel
príncipe para la tranquilidad de la Europa, no
siendo de esperar ig-ual moderacion en su sucesor
y sobrino el rey de Bohemia y Hungría. Tambien
acababa de ser asesinado Gustavo rey de Suecia,
y los encmig'os de los jacohinos les atrilmian este
asesinato, pero se pl'Oh6 tlespues hasta la eviden-
cia que los autores de él fueron los nobles á quie-
nes había humillado aquel rey en la última re-
voJucion de Suecia. De este modo la nobleza que
acusaba en l,'rancia los furores l'cvolllciona.l'ios del
puehlo , estaba dando en el norte un ejemplo de
lo que ella misma había sido en otro tiempo, y
de lo que era todavía Pll un pais donde la civili-
zacion estaba mcnos adelantada. ¡ Qué ejemplo y
que leccioll para Luis XVI si en aquel instante hu-
hiera podido comprenderla! La mucrle de Gu~ta­
vo disipó la empresa qne tenia meditada contra
la Francia, para lo cual (lebia dar sus soldados
Catalina y la Esparla los subsidios. Sin emhargo es
muy dudoso que la pérfida Catalina hubiese cum-
plido sus promesas y la muerte de Gustavo, cuyas
consecuencias se exageraron tanto, no fué en la rea-
lidad mas que un suceso poco importante.


La dehilidad d(' las IlOtas de Delessal'l habia




provocado su acusacion, y Dumouriez 110 era hom-
hre que ni por génio ni pOl' intel'es tl'atase débil-
mente á las patencías. Sus últimas comunicacio-
nes hahian parecido agradar á Luis XVI, tantO'
por su decoro como po!.' su firmeza; pero el em-
bajador en Viena que era Mi'. Noailles, muy pocO"
sincero en su modo de senir, envió su dimisitm
á Dumouriez diciendo que no creia deLer usal' con
el gefe del imperio el leng'llage que se le dictaba;
de lo cual hahiendo dado inmediatamente cuenta
el ministm á la asamblea, esta se Uen& de indig-
nacion y decretó la acusacion contra MI'. de Noai-
Hes. Sin perder tiempo se c1l\i() oü'o I':lllbajatlor
con nuevos despachos; y do,; d,ias de,;puC's es('ribi(),
NoailIes retractándose de su renuncia y enviando
la respuesta categórica (Iue hahia exigido de la
corte de Viena. Aquella not3 Ó respuesta de Mt,.
Cohentzel 13' es una de las mas impolíticas entre'
tantas faltas como comcticl'on las potencias. E\i-
gi<1 aquel ministro en nombre de su corte el res-
tablecimiento de la monarquía ft'ancesa sobre las
hasas fijadas en la declaraciotl real del 23 ele juni o
J 789 : que era lo mismo que exigir el restalJle-
cimiento de los tres órdenes del estado, la l'estitu-
cion dc los bienes del clero y la del condado Ve-
nesino al Papa. Pedia adcll1'as el ministro austriaco
la rcstitncioll á los pI'incipes del imperio de las
tierras (lc Alsácia con todos sus derechos fcudal~~.




ASAMBLEA J"EGISLATlVA. (1192). 245
Era necesario no tener otra idea de la Francia sino
la que inspiraban las pasiones de Coblentz para
proponer semejantes condiciones. Era exigir á un
mismo tiempo la destruccion de una constitucion
jurada pOi' el rey y por la nacion, la revocacion
del grande acto relativo á AviflOn, y últimamen-
te la hancarrota con la restitucion de los hienes
del clero ya vendidos. ¿Y con qué derecho se re-
clamaha semejante sumision y se intervenia en
nuestros negocios'! ¿ Qué queja podian tener los
príncipes de la AIsácia cuando sus tierras estaban
enclavadas en la soherauia fl'aueesa y debian su-
ti·ir la misma lcw '?


El primer movimiento del rey y de Dumoul'iez
fué el de ir inmediatamente á la asamblea é in-
f.ormada de esta nota, lo cual produjo como era
natural un grito de indignacion y de guerra. Lo
único que Dumonricz no comunicó á la asamblea
fué que el Austria á quien él habia amenazado
con una nueva rcvolucion en Lieja, le hahia en-
viado un agente para tmtar aquel punto con él ,
Y Ciue cllenguage del tal agente era muy distin-
to del de el ministro austriaco, deduciéndose de
esta variedad que la última nota no pocHa menos
de ser efecto de alguna resolucion repentina y su-
gel·ida. La asamlJlea revocó el decl'elo de acusa-
cion que había dado contra NoajIles y exigió un
informe inmediato. El rcy no podia ,'olvcrsc atras




REVOLUCION FRANCESA:


.Y la guerra fatal iba á declararse infaliblemente'
por mas que en ningun caso fuese favorable á
sus intereses. Si vencian los franceses, era indis-
penable que se hiciesen mas exigentes é inexora-
bles sobre la observancia de la nueva ley ,y si
eran vencidos, echarian la culpa al gobierno y le'
acusarían de haber sostenido mal la guerra. No se'
le ocultaba á Luis XVI este doble peligro y así
aquella revolucion fué una de las que le costaron
mayor violencia. Redactó su informe Dumoul'iez
con su celeridad acostumbrada y se le llevó al rey
que le tuvo guardado tres dias. Tmtáhase de saber
si reducido el rey á tomar la iniciativa con la
asamblea, la instaria á declarar la guel'ra, Ó se li-
mitaria á consultarla sobre ella, anunciándola que
segun las inLimaciones hechas la Francia se encon-
traba en estado de guerra. Los ministros Roland V
Claviere opinahan por el primer dictámen , soste-
nidos por los oradores de la Gironda que querian
dictar el discurso del tl'ono. Pero á Luis XVI le
repugnaba declarar la guerra, y preferia declarar
el (estado de tal. La di/el'encia no era mucha, pero
sin embargo su COl'azon preferia esto último y era
justo condescender con el en su situacion. Por
tanto Dumouriez, que era mas dócil, no escuchó
á ninguno de los ministros, y sostenido por DegTa-
ves, Lacoste y Duranthon hizo que sc adoptase el
dictámen clell'ey. Esta fué su primera divergenci'l




ASUIBLEA LEGITLATlVA (1792). 247
con la Gironda. El rey compuso él mismo su dis-
curso y se presentó en persona á la asamblea el
dia 20 de abril, seguido de todos sus ministros.
Una inmensa concwrencia de espectadores au-
mentaba la solemnidad de aquella sesion que
iba á decidir de la suerte de Francia y de Eu-
ropa. Las facciones del rey estaban alteradas y
anunciaban una preocupacion profunda. Dumou-
l'iez leyó un informe muy detallado de las- nego-
ciaciones de la Francia con el imperio, demostran-
do que el teatado de 1756 estaba roto de hecho,
y que segun el úItímo ultimatum, la Franl.:Ía se en-
contraba en estado de guerra. Añadió que el rey no
teniendo otro medio legal de que valerse para
consultar á la asamblea sino la proposicion formal de
guerra, se resignaba á hacerlo de aquella manera.
Entonces Luis XVI tomando la palabra con digni-
dad aunque con voz alter'ada, dijo: «Señores,
«acabais de oir el resultado de las negociaciones
e( que he seguido con la corte de Viena. Las con-
O! clusiones del informe han merecido el dictámen
«( unánime de mi consejo, y yo mismo las he adop-
«:tado por;ser conformes con los deseos que me
O! ha manifestado muchas veces la asamblea nacio-
f( nal y con los sentimientos de un gran número
t'( de ciudadanos de diferentes partes del reino,
t'( que t(ldos:prefieren la guerra á la continuacion
«de los ultrages á la dignidad del puehlo fran-




248 REVOLUCION FRANCESX.
ce ces y á: las amenazas de la seguridad nacional.


ce Era de mi deher agotar antes todos los medios
( de mantener la paz, y hoy vengo' , segun-los tér-
\!' minos de la constitucion , á proponer á la asam-
\!' Mea nacional la guerra contra el rey de Hungría
« y dc Bohemia. })


Esta proposicion fué acogid'a pcrfectamente y
de todos lados resonaron los gritos de viva el rey,
anunciando á S. 1\1. flue la asamblea iha á delibe-
rar inmediatamente y que se le instnlirÍa por me-
dio de un mensage del resultado de su delihera-
cion. Entonces principió la discusion mas acalo-
rada, que se prolongó hasta hien entrada la noche.
Allí se repitieron las razones ya dadas en pl'O y en
contra, hasta que últimamente se expidió el de-
creto en que se declaraba la guerra por una in-
mensa mayona.


«( Considel'ando, decía la asamblea, que la corte
( de Viena, en despl'ecio de los tmtados, no ha ce-
e( sado de conceder una proteccion abierta á los
e: franceses rebeldes; que ha provocado y hecho
(e un concierto' con muchas potencias de Europa
« contm la independencia y seguridad de la n3-
('( cion francesa;


ce Que Francisco 1 rey (le Hungria y Bohemia ha
« reusado renunciar á este conciel'to , segun sus
( notas de 18 de marzo y 7 de ahril últimos;


( Que Ú pesar de .la pl'Oposicion cIue se le hizo




ASAlfB.LEA LEGISLATIVA. (t79:2). 249
(/ por' la nota 11 de mal'ZO 1793 de reducir por
(/ una y otra parle al estado de paz las tropas que
« estaban en las frontera5, ha continuado y aumen-
1( ta sus preparativos hostiles·;


« Que ha atentado formalmente á la soberanía
« de la nacÍon íi'ancesa, declarando que quiere'
«sostener Ú los príncipes alemanes posesionados
({ en Francia, sin embargo de que la nacion frall-
(/ cesa no ha cesado de oli'ecerles indemnizaciones;


<l Que ha procurado dividir ú los ciudadanos
a franceses v anUal' á unos contm otros, oft'ecien-
«do á los descontentos un apoyo en el concierto·
« de las potencias f


« Considerando en fin que el negarse á respon-
« del' á los últimos pliegos del rey de los france-
ti. ses no deja ya esperanza de ohtener por mediO'
« de una nrgoCÍ'acÍon amistosa la satisfaccion de
<! estos diferentes cargos, y e1luivale Ú una decla-
(( racion de g'uelTa ele. , la asamblea declara que
«hay urg·encia. »


Preciso es convenil' que esta g'uerra cruel que
por tantos alíos asoló [t la Europa, no fué provo-
cada por la Fmneia sino por las potencias estran-


'geras: Por mas que la Francia la declarase, no hi-


• Po;' lllas que se esfuerze MI'. Thiel's en querer pel'suadí¡,
'lile la Fl'ancia l'evolucional'ia no fué la causa dc la laq;a gucr-
)'a (¡lle asoló ¡í la Europa durante tantos años, solo conseguid
'lue ~\lS Iectorcs le tCllgamos por un huell fl',lfIees, Pero cmpe-




250 REYOLGCION FRANCESA.
zo en ello mas que reconocel' por un decreto la
situacion en que se la habia puesto. Se le encar-
gó á Condorcet que hiciese un resúmen de los mo-
tivos de la nacion, y la historia debe consignar es-
te trozo que es un modelo precioso de razon y
buen juicio.


}<'ué universal el gozo que causó la noticia de
la guerra, pues que los patriotas veían en ella el
fin de los temores que les causaba la emigracion
y la conducta incierta del rey. Los moderados
asustados del peligro que ocasionaba la di vision
de los ánimos, esperaban que tendrían un térmi-
no en el riesgo comun y que los campos de bata-
lla' absorverian á todos aquellos hombres turhu-
lentos, que habia producido la revoluciono Solo
algunos fuldenses siempre dispuestos á encontrar
malo cuanto hacia la asamhlea , decian que hahía
violado la constitucion, segun la cual nunca la
Francia dehía hallarse en estado de agresion; pe-
ro en este caso era demasiado evidente que eUa
no era la que atacaha. Así, fllera del rey y algu-


ñarse en que el agresor no es el que provoca y pl'incipia el
combate es una par2.doja igual á la que sostuvieron poco des-
pues los jacobinos cuando atacamu el palacio ellO de agosto
de 92, que formal'On causa á los realistas y al. rey mismo
por las desgracias de aquel dia. Una cosa es que en aquellas
circunstancias debiesen los revolucionarios preferir la guerra,
y otra que no fuesen ellos los que la provocaron. ( N. del T. "




AS,\~mUu 1.EGISL\.TIVA. (t792\. 2al
nos descontentos la guerra era la opinion general.


Lafayette se preparó Íl servir bravamente á su
pais en aquella nueva carrera, y él era el que se
encontnlba particularmente encarg'ado de la ege-
cucion tlel plan concebido por Dumouriez y man-
dado en apariencia por Degraves. Se habia lison-
geado y con razon DumoUl'iez de que la invasion
de Bélgica seria eosa muy [{tcil y así se lo habia
hecho creer á los patriotas, por que habiemb si-
úo agitado aquel pais pOi' una reciente revolu-
cío n que el Austria había comlwimido, parecía
natural que estuviese dispuesto á sublevarse á la
primera aparicioll de los franceses, con lo cual
quedaba realizada aquella palabra de la asamblea
á los soberanos: Si vosotros nos enviais la guerra no-
sotros os enviarémos la libertad. Por otra parte la ege-
cucion del plan concebido por Dumouriez, con-
sistia en estenderse hasta las fronteras naturales.
Rochamheau que mandaba el ejército mas pre-
parado para obrar, no convenia que se encargase
de aquella operacion á causa de su mala disposi-
cÍon y peor salud, y sobre todo porque era me-
nos capaz que Lafayette para una invasion medio
militar, medio popular. Hubiera sido de desear
que este último tuviese el mando general, pero
·se opuso Dumouriez. por malevolencia sin duda,
·alegando por razon que no se podia en presencia
de un IDat'iscal dar el mando en gefe de aquella




252 REYOLUCION FRA~CESA.
cspedicion á un simple general. Fuera de eso, dijo,
y esta razon era mcnos mala, que Lafayettc era
sospechoso ú los jacohinos y ú la asamblea. No se
puede duelar que siendo jóven, activo y único de
los generales que filesc amado del ejército, debía
La[;lyeUe asustar :\ las imaginaciones exaltadas y
<larlugal' por su influjo ú las calumnias de los malé-
volos. Mas sea lo que quiera~ él se ofl'eció con huc-
na voluntad á egecutar el plan del ministro diplo-
mático y milital' {. un Liempo, y pidió cincuenta
mil hombres con los cuales se propuso dil'ig'irse
por Namur y el Mosa hasta Lieja, deslle donde
dehia hacerse duc/lo de los Paise-Bajos. AJluel plan
muy hien entendido fué aprobado por Dumou-
riez, y como en efecto ]a guerra no se hahia de-
clarado sino pocos dias antes, no podia el Austria
haher tenido tiempo para cubrir sus posesiones de
Bélg'ica y el éxito pal'ecia seguro. En consecuencia
tuvo ól'den Lafayette para dirigirse con diez mil
homhres desde Givet á Namur, y desde Namur á
Lieja ó Bruselas, sig'uiéndole inmediatamente todo
su ejército. Mientras que él egecutaba este movi-
miento, el teniente general Biron 111 de])ia salir
para Valenciennes con diez mil hombres y diri-
girse sohre Mons. Otro oficial tenia órden de mar~
chal' sohre Tournay y ocuparle súbitamente. To-
dos estos movimientos egecutados por oficiales de
Rocharnbeau, no tenian otro ohjeto mas que el de




AS.UIBtEA LEGISLA TI VA. (1 '192J' 2:J~1
apoyat' y encuhrir el vel'dadero ataque que se ha-
bia confiado á Lafayette.


Fijóse la egecucion del plan para desde el20 de
abril al 2 de mayo,y Biron se puso en marcha. Sa-
liendo de ValencÍennes y apodeáudose de Quie-
uain, habiendo encontrado algunos destacamentos
enemigos cerca de Mons. De repenLe dos regimien-
tos de dragones sin siquiera tener al frente al ene-
migo empezaron á grita .. : estamos vendidos; echaron
;'¡ COiTel' y arrastraron ú todo el ejército tras de sí,
En vano intenlal'on detenerles los oficiales, por
<{ue les amenazaron de (Iue los fusilarían y conti-
nuaron en su fuga. Piérdese todo el campo y todos
los efectos milital'es que cogieron los imperiales.
Mientras que esto sucedia en Mons,salió Theohaldo
Dillon de Lille con dos mil hombres de infantería
y mil caballos segun el pLm convenido, y en la
hora misma en (Iue ocurría el desastre de Bit'on,la
caballeria, al aspecto de algunas tropas austriacas,
se replegaba tambien gTitando: que hay traicion y
arrastrando consíg;o la infantería ahandona todo
el hagage á los enemigos. No contentos con eso los
soldados y habitantes de Lille sacl'Ítican á Theo-
haldo Dillon 15 y á un oficial de ingenieros llama-
do Bel,thois 16 acusándolos de ll'aidores. DUl'ante
este tiempo Lafayette,ú quien hahían avisado muy
tarde, habia llegado desde 3Ictz á Givct despues
de penas inauditas y por caminos casi intransita·




:254 REVOLUCION FRANCESA.


bIes. Solo el a:l'dor de sus tropas pudo hacerle
atravesar en tan corto tiempo la co.nsiderablc dis-
tancia que tenia que recorrer. Mas al oir el desas-
tre de los oficiales de Rochambeau creyó deber
hacer alto. Estos tristes sucesos se verificaron en
los últimos días de ahril de 1792.




NOTAS DEL TRADUCJTOR
PERTENECIENTES Al. CAPITULO CUARTO~


--~ ..


PAGIl\A :22:5,


1 Lüis José dc Borhon príncipe de ConM nació en 9
tic agosto 17,1(/ y se casó el dia :> de mayo 1753 con
UWl príneesa Jn llo!l:lI1-Souhise que murió s'iete años des-
pues, Desdl' muy ,ióY<m se distinguió en la caneI'a mili-
tar y mandó con bastante brino durante la guerra de siete
años, Desde luego dedal' ó su oposieion á los principios
,le la I'eyollldon y salió dc Francia desde 1789, En 1790
publieú un m:miÜesto protestando contra la constitucion
ft'ancesa ,que rué la sellal pUl'a que los reyolucionarios de-
rastasen su magnífico palacio de Chantilly. En Di decl'e-
tó la asamblea naeiollalla confiscacion de sus bienes y le
declaró traidor á la patria sino se restituia inmediatanlen-
te al territol'io flancos, Pero no solo reusó haeel'lo sino
que empezó desde mltollces Ú reunir un euerpo de emi-
grados fi'aneeses eOll el eual combatió en 1793 , eaq;ando
el mismo al frente de sus tropas, igualmente que su hijo
que salió herido de un tiro en la mano derecha, Despues
en 96 cubrió JUI'ante seis horas la retirada preeipitada de
los austriacos y salyó sus hagages,


Fué quien pronunció la or'aeion fúnelH'e de Luis X VI ,
Y quien hizo wmbien una proclama sohre la muerte del
Delfin , á quien los l'calistas habian I'cconocido por rey
bajo el nombre de Luis XVII, A Iines del año 1795 se
acel'éó á las fl'Onleras del Jurú y meditó una invasion por
el lado de llasilea, auxiliado (le ciertas inteligeneias tIue
tenia en el intm'ior y sobre todo del general Pichegru
el\'ya cm presa se malogró, y el dil'ectorio puhlieó Sil ('01'-
I'cspondcneia con aquel gmwl'al. Cuando se hizo la paz


11,




256 NOTA.S
entre Austl'ia y Francia", en aquel mismo aiío ue 97 pas6
:11 seI'vicio ue H.usia , y su cuerpo estuvo acantonado Ctl
Polonia. El pasó á San Petcl'sbm'go, donde Pahlo 1 le
trató de modo que par'ecia no olvidat'se del magnífico rc-
cibimiento qu~ el conde del Norle habia recibido en Chan-
tilly. En efecto le concedió aquel empcradol' la pl'opic-
dad del terrilorio de Duhno, donde pel'maneeió hasta
que los intcreses de la coalicíon le lIamm'on de nucYo hú-
cia el H.hin. Luego que se vel'ifical'ou los rcvescs uel ejér-
cito austro-ruso y Pablo 1 se separó uc la eoalieion , pasó
el conde al sueldo de Inglaterl'3 éhizo con los Austriacos
la campaiía de 11800, despnes dé la eual se fijó con SIl
familia en la aballía de Amesblll')'.


Cuando se verificó la l'estauracion de los BOl'boncs vol-
vió á Fr'anda y se le puso en posesion de sus hicnes, hasta
que de ('esullas de la rcvolucion ue julio 1830, se t['as-
tornó de tal modo su cabeza, que ú poco tif'lllpo le en-
contraron ahoreado eon un pañuelo ue sclla de la falléYll
dc lln~ ventalla de su habitacioll.


PAGINA 225.


~ Bonifacio Rigueti , vizcomle de lUirabeau , nació en
Y¡gnon el 30 de Noviemhre 1754 , Y fue nom])['ado dipu-
tado á los estallos generales pOI' la nohleza de Limoges.
Celoso pal'tidar'io del podf'l'l'eal y de las ideas moná¡'quieas,
se 0pllsoeonstantemente á las opiniones de su he\' ma-
llO. Le llamaban Mirabean- Tonneau porque tenia el yien-
tl'C y los muslos muy gl'llesos , y el'a tal su realismo que
cuando Luis XVI vino ú prestar jUl'amento á la cOllstiLIl-
cion, se baj0 del asiento y saliünclose de la sala, hizo
pedazos su espadin , dieiendo que )'a I]IW cll'cy de FraIl-
cia no qlwria serlo, era ínutil la espada de un nohle para
defenderle, EH conseclIeneia emigró y leyanLó una le-
gion de realista~ que se I'cunió m;s La"['¡)e :.11 ejéreiLo de
Condé. Salió contra él 1111 decreto de acusaeion el 28 de
febrel'o1792 y mUJ'ió al fin dn alJuel año. Tenia el ,'iz-
conde IIIla inteligencia lan viva )' tan burlona como su




DEL 'rllAHt:CTOn. 257
llt~l'mallo, pct'O se esplicaha con dificultad y asi 110 se
:\lI'cvia Ú !)lIhit' á la ll'ibllna ; pCI'O un dia qnc se p!'('scnló
en clla a130 tomado de "ino le riñó úSlw!'auwlltc Sil het'-
lIlallO y él Jc trplieó «idendo: « De (¡lié le qu~ias cuan-
" do de toJos los ,'icios de la familia no 'me has dejado
« lllas qlle cstl~?" En oLl'a oca8ioll, cua14uo el conde ele
l\Iil'u!>r:lu pronullció aqurllas mcmol'ables palabras, ha-
eii'llllo alllsioll :i Carlos IX y al dia de San Bato loml;, cs-
clamó SIl hel'mano didendo: « Si se abusó de la religiolt
{( pam hacer las matanzas de aquel dia, otms perlJcT's()/)
«han ahusado del nomhl'c de la libet'tall p:ll'a p ,'ofallal' la
~ 1l101'¿ltb (le los rcycs. "


5 El m:lI'ques de Laqlleuille , mi.U'iscal de call1po y
diplltallo de la nobleza de Hioll Ú los estados generales, se
mostró en ellos uno de los mas celosos defensores de los
iwi"ilegios.¡Je su órden, de la monarquía y del clero; y
renunció en mayo de t 790, hajo pl'ctesto de que conside-
raha fenecidos sus potIeres. lleSpllDs se retiró ú Bl'lIselas
habiendo antes pI'OLCsLado contra todos los decl'ctos que
atacasen la antigua constitucion deo( estado y de la iglesia.
Los hermanos de Luis XVI le nombraroll comisionado
cel'ca del gohierno de los Paises Bajos, y le dieron el
mando de una parte de la Hobleza J'eunidaen aquel pun-
to. En t7!H cscI'ibió al rey con feeha 21 de oCLuhre, en
nombre de la nobkza emigrada, dando cuenta de los mo-
tivos que la impooian obedecer sus órdenes de "olver á
FI':1ncia. En consecuencia decretó su acusacion la asam-
b1ea, pero él continuó mandando el cuerpo de la noble-
za de Au\'ernia y hwgo rué ayudante del conde de A I'Iois.


PAGINA 221.


4 l\Iargarittl Elías Guadet, nació el año t 738 eH San
EmiHon que es un pueblecito cerca de BlII'deos, donde
hizo sus primerQs e~ttldiQs J)(m~\IllC ineQlllp1etos pOI' eiel'-




25S
lo, pel'o de que 110 d~jó de sacal' pUI'tido por sn mucho
talento naturaL Siendo to(la,-ía muy júvcn pasó i egerci-
lurse en la cnria donde consiguió Ull gran número de vo-
los para diputado de la asamblea legislativa, juntamente
,'011 los célebres Vergniaud, Fonfrede y demas conocidos
con el nombrc de girondinos. Dícese que antes de salir
estos diputados se comprometieron pOI' juraluenlo á tras-
tornar el tl'OIIO y fUlHlar una república; pero, sin que pue-
da probarse lo contrario, nos parece mas natm'al que su
intenLo no era otro que el de completar la constilucion de
1791. La verdad es que á su llegada á Paris ya encontra-
ron los dipntados dc llur-deos fuclteUlelltc pl'Ollnueiados
á todos los partidos, y que Gnadet corno mas háhil yar-
doroso, fué uno de los primeros á distinguirse en aqlw-
Hos fervientes debates. No podriamos seguir la bistol'ia
política y parlamentaria de este diputado sin esponernos á
repetir casi touas las escenas que con mas órden y elo-
cuencia refiere 1\11'. Thiers. Solo lIamaI'emos la atencion
sobre la causa inmediata de su muerte y la de sus des-
graciados compañeros. Esta no fué otra que la lucha
abierta en que se pusiel'Ou contra los p,'incipales miem-
bros de la municipalidad de Paris, que eran Dantoll,
}Jarat, Robespierre etc., y la osadia con que pr'incipal-
mente Gnadet se atre,-ió á sostener la acusacion intentada
por Lonvet contra 1\1arat. En consecuencia de esta lucha,
formaron la resolucion de no tomar sobre su responsa-
bilidad la muerte del monarea , sino YOtar la apelacion al
pueblo, y aunque luego votaron la muerte de aquel prín-
cipe, solo fué despues de haberse desechado la anterior
proposicion. Pero bastó aquella divergencia para que los
de la Montaña les declarasen conspiradores y los per-
siguiesen como á tales. Viéndose ya sin recurso, pues
que las secciones se habian declarado contra ellos,
determínó Guadet y algunos 011'05 proscI'itos , como
Buzot , Barbaroux , Salles, Petion, Louvet etc., re-
fugíarse en la Gironda , donde esperaban haIlar un asi-
lo. Llevó Guadet á sus amigos á San Emilion; peI'o no
eou tanto secreto que no los hubiesen ,'isto y recono-




DEL TRDUCTOR. 259
cido , al pasal' el pico de Arnbés ; y asi el domingo 6 de
octubre 1793 llegó alli el representante TalJien y mandó
cercar d pueblo, pero no encont['aron á nadie, .)\[as en
Hn el 13 de julio de 94 cayel'on las bandas d,e 10sreYo-
lueionarios bordeleses sobre las canteras que rodean
aquella villa, auxiliados de perros, los cuales descubrie-
ron á Guadet y á Sallés, y lIevúndo!os á Burdeos no hu-
ho que hace¡' otra diligencia mas que probat, la identidad
de sus pel'sonas, pues que ambos estaban ya fuera de la
ley. Cuando le interrogó el presidente, le respondió el
uno de ellos: « Yo soy Guadet , verdugos, haeed vuestro
" oficio; id con mi cabeza en la mano á pedir vuestro
« salario á los til'anos de mi patl'ia. Nunca la vieron ellos
« sin perder el color, y ahora cuando la vean cortada se
« quedarán todavía pálidos." Cuando subió al cadalso
l"ie presentó con feeote serena á la multitud y quiso aren-
gada; pel'O un redohle de tarnhores le impidió que con-
tinuase , sin que se plHliese Oil' mas que las palabras si-
guientes: « pueblo, vé aqui el único recurso de los tira-
« nos; e\los ahogan la voz de los hombres libres para co-
" meter sus atentados. )) Tenia entonces 35 años y dejó
una viuda y dos huérl~ll1os, Su infeliz padre que tenia 74,
Y ulla tia suya subieron igualmente al cadalso por haher-
le dado asilo.


PAGINA 251..


ti Poro Wnemos que añadir á lo que dice el testo so·
bre cste célelH'c pcrsonage de la reyolueion y asi nos li-
mitaremos ú lo mas indisprnsahle. Carlos Francisco Du-
moul'icz nació en Camhray el 27 de enero 1739. Este
apellido no era rigurosamel;te el de su familia, síno que
hahiéndose casado su abuelo con la señorita Ana de Mo-
riez, óMourirz cambió su nomhre de familia que era Du-
perirr pOI' el de DUlllonl'Íez que es el que ha llegado á ser
histórico.Su p:lí!l'e era comisario dr guerra y envió á su
hijo ú edllrar,,!' PII rl colegio (Ir Luis el Grande de París,
yeuando le d,'still3l'On decomisaríoal egt'rcito del mariscal
t!'Estrees en 17ti7 , hizo cutl'ar:'t su hijo de alferez en d




260 N"TAS
!)cgimiento oc Escal's eH el ellal rué hCl'ido JIlIII'has Yecc-s-
en '1750 y GO. Lllego le hiei(~I'on capilall y le diel'On la,
cruz de San Luis. EI~a tan aCLivo y empl'cudedOl' que ha-
lJiélldole reformadQ cuando se hizo la paz, pasó á Italia
y ofreeió sneesiyamellte sus senieies ú Paoli que era ge-
le de los illslll'!~entes corsos eontra los C,wo"eses, y al.
de los Genoveses contra Paoli; pero 110 habi(\IHlolc ad-
mitido ningll!lO dn ellos, a(:abó pOi' reunil'se eon uno de
los enemigos de Pao\i , con quien entró en eampaüa 'j
rué batido delante de Boni1'acio. Dc mclLa ú Fl'aneia elll-
pezó Ú pl'C5cntar al ministro duq.nc de Choisseui¡ los pla-
ncs y proyectos dc que hahla Ial'1;amentc 1\'11'. Thicrs ; y.
para 110 repetir los succsos qn,c \Hlcdpl1 lecl's(~ en el testo.
pasaremos ú la époea ell que desel'tú las handel'as de h
l'c,Yolucion, PI'imel'amcntc se I'Ctil'Ó Ú flrusclas y dcspucs
á. Colonia', euyo Elector le reusó con. bastantc dlll'eza el.
permiso de pCI'lIlanCCel' en .i\laq,;cntheim, y entonces se
fué ú Sniz;l y luego ú Illglatcrra > de don.!!e la!llhi(~1I tu-
YO pl·esieioll de sali¡' ú iuslallciafl del Lon! Grl'lI\ilLe. An-
duvo el'l'3utc algulI tiempo incógnito CII SllÍz3, en Ale-
mania , y por último se li.jó en tiel'!'as dinamarquesas.
ecrea de Hamlmrgo. Como ya 110 podia ocupar el IlHlIldo.
con sus espc!liciolles , \"ohió ú tomar la !}!UUl.:l y escribió
la historia de su vida, que cn I'calidad fué la. de uu vcr-
dadcro Pl'Oteo polítieo ,. pues no tmo faedon alguua, ex-
cepto la dc la 310ntaüa , por la cual no se !lllhi(~sü (kda-
l':ulo en los dil'Cl'nntes foHetos que pnhlicú durantc Su
!Iestiel'ro, desde la constitueion de '17!H , (JIIr e ¡'a su ído-
lo , hasta la {~1mosa earla que imprimiú en 'i 7U.D , en b.
ntal sp ueclara rcalista y súbdito dc Lu.is XVlU, de 8uel'-
le que no hay una sob linea dc sus escritos <lue no pueda
S('[' rdutada por otl'a. Desde aquel tiempo no cesaron los
di:u'ios lb atribuirle todas cuantas empresas se haci:í11 Ó
SP ilH:I:';¡llalxlIl en diycrsos PUlltos de E.uropa. UlIas Ye-
,"ps le ('ontaban como gnl'e de la eoaliciol1 C11I'OI)(';\; otros
«(.lIe l'sLaba al scnic:o de Husia , otros quc eu L(¡lIllres
para Iwgoci:ll' la l'econeiliat:ioll ue la familia (le Ol'kalls
fOil L\~ t!CIIl:lS !'amas de la casa dc' Bol'lJOlI. jlas atleb.lLtI:




DEI, TRADUCTOR 261
~c le supuso unido con Pichegrú para hacer una cspe-
tlícion (~onll'a las (~ostas de Iketaña. Lo único que hubo
tle del'lo rué que le nOmhr31'OIl á tines de 1803 adjunto
al Iluque de YOI'ck ,COUlO consegero de guelTa , y que en
noviemhre de Ulmi VillO á Alemania cuando se volvieron
ú principial' las hOi>lilidadcs con una mision del minis-
terio ingles, y q ne lIlnl'ió en Furville-Park, que está al
estl'cllIO del eondatlo de llllckiugbam , el dia 14 de mar-
zo 1825.


ü Era Dcgra\"es COI'OI1(" de iufantel'ia antes de la re-
"olucion ~. Ih'SPUCS ,.lJ(~ ministro de la guerra en 1792 por
¡'nllujo del partido de la Gironda, El fué quien tomó las
lwimc\'as disposieiones definitivas COlúra la coalicion y
quien organizó los e,iércitos de Luckner, de Lafayette y
de Hochamheau, hien qlle quejándDse muy ú menudo de
la insubol'lliJlaeion de las tropas. Dcspues de los desgl'a-
ciados acontecimientos ele Quielwaín y de Lille pidió que
se pusiesen cn estado tic sitio las plazas fl'Onterizas y po-
co tlespues dió su (limision. Se le pel'mitió por un dQcl'e-
lo que pudiese salil' de Pal'Ís, pel'O elespues del 10 ele
agosto salió otl'O acusúndole y él tomó la huida conoeien-
do lo qne le esperaha, Madama Holand le pinta en sus
memorias como un hombre de poco talento,


PAGI~A 233.


7 El ministro de maI'ina Lacostc habia sido antes
de la reyolucion pl'illlCI' otlcial de la secretm'ia de aquel
ramo, en el cual adquil'ió conocimientos especiales. Lue-
go le envial'oll Ú las islas de Sotavento para estahlecer el
1l1lCYO I'égimen y tuvo que VolvCl'se á l<'\'ancia á conse-
cucncia de sus displltas con Béague que estaha de gobcl'-
úador ell l\lal'linica, ú quien denllnció en la asamblea y
ell los .laeohillus, Su lIolllbl'ami('lllo al ministel'io filé bicll
Dljl'~Hlo pOI' pslos úll,illl{),~ ; pel'o no por los realistas qne
le tenian pOI' hombl'c gl'Oscro y violento, y mucho mas




262 NOTAS
cuando hizo ponc\' en el sello una pica y un gOI'I'o. Pero
ni sus mismos enemigos pndieron negarle sus p¡'endas de
hombre de bien, que aunque se guia la marcha de la re-
volncion , jamas aprobó ni tuvo parte en sus escesos; mas
antes dió muchas pruebas de amor yadesion al rey .Mu,..
chas veces se quejó á la asamblea de la desorganizaeion
de la marina y de la insubordinacion que ocasionaba el
contacto con los clubs; cosa que no se le perdonó nun-
ca , por que habiendo hecho su dimision con todos sus
compañeros el 10 de julio 1792 y nomlwádole embajadOl'
en Toscana, no quiso el ene\'po legislativo confirmar el
nombramiento, y el ministl'o Garat le mandó p\'ender,
pero le absolYió el uilnll1al c¡'¡minal en lebrero 1793. En
tiempo del consulado le nombró BOllapal'te consejero de
la ~comision de p¡'esas, en cuyo destino creemos que
Dlllrió.


PAGINA 23G.


8' Nació Dnranthon en l\1assidon en 1756 v e\'a aho-
gado en Burdeos y síndico del departamento cliando prin-
cipió la revolucion. Su nombramiento de ministl'O de Luis
XVI se dehió á Vergniand y Gensonné que lo estipularon
espresamente con la corLe. Pasa gClIPI'alllwute por Sf'r 1111
hombre pesado, perezoso, vano, habladol' y no de mu-
cho talento. Denunció á ~Iarat porque predicaba la anm'-
quía y aun le hizo embargal' la illll)l'cnta: pero ,-iélldose
perseguido por los jacobinos, tuvo qne dar su dimisíOll
V se retiró al seno de su familia. ;,ras !lO le valió toda la
~bscuridad en que vivia p:ll'a salvarse del furol' de los
terroristas, sino que le condenaron á mnerte el 20 de
diciembre 1795, como convicto de haber participado
de los principios contl'arrevolucionarios de Luis XVI du-
rante su ministerio.


PAGINA 236.


9 E. Cla\'iere ) banquero en Ginebra, donde habia
Dacido el 27 de enero 1755 fué ,pch:ldo de Sil p:llria




DEL TRADUCTOR.


pOI' disensiones intestinas, unos le pintan como un hom-
bre falso, vengativo, colé .. ico y solH'e todo vano; mientras
(Iue ~Iadama Roland dice que em únicamente vivo y
dificil en la discusion. Cuando principió la revolucion
esc .. ibió sobre hacienda v se dió á conocer en la socie-
dad de los amigos de los rwgros , lo cual le relacionó con
Rl'issot , que luego le hizo nombra .. ministro de las con-
tI'ilmciones públicas. Ya dice el testo como se le exone-
ró y como declaró la asamblea que él y sus compañeros.
consel'vahan la confianza de la nacion.


Despues de la deposicion del rey fué reinteg/'ado en
su puesto y le hicieron miemb .. o del poder ejecutivo, com-
puesto de seis personas que quedaron encargadas de todo
el peso del gobierno. Como estaba ligado con los giron-
llinos, rué atacado con ellos por BillaudVarenes , Garrau
y las secciones de Paris con una especie de fumr. Robes-
pierre le acusó de complicidad con DUlllouriez , y Cla-
viere no dió llIas respuesta sino que se examinase su con-
ducta. U1timamcnte le afTcstaron el 51 de maTO 1795 ,
primero por la seccion de las picas y luego por decreto
de la cOl1Yencion , que le destinó á ser juzgado por el tri-
bunal revolllcíonar-io , pero él rcsolYió darse de puñaladas
en la prision el dia 8 de dicíembre. Luego que ,'¡ó la lista
de los testigos que hahian de deponer contra él, eselamó :
i qué monstruos, qué inicuos, qué asesinos! Es indispen-
sable ponerse á cubierto de sus farores. Despues estm"o ha-
blando con los demas presos sobr-e el modo mas pI'OlIto
de darse la muerte, y habiendo marcado con la punta del
puñal el sitio donde debia hel'Írse , se retiró á su cuarto
y se mató. Al dia siguiente le encontraron tendido en su
cama y con el puñal metido en el COl'azon. Publicó ,'arias
obras sobre politica y sobre hacienda, que hicieron mu-
cha sensacion en su tiempo por la exageracion de princi-
pios que se desenvuelven en eHas.


PAGINA 236.


lO .1 . .\1. Holalld de la Platiere Ilal'iú l'tI YillafnHl(';t




26i NOTAS
cerca de Lyon de una familia distinguida en la l1Iagíslra~
lura por su integridad, y fué el último de cinco hermanos
qne qnedaron huél'l:'mos y sin caudal alguno. VOl' no se-
guir la carl'era eclesiástiea como sus hel'manos mayores,
abandonó la casa paterna á la edad de .. !) afias, y solo,
sin dinero y sin Pl'oteccion , atravesó á pie una pal'le de
Francia, y !ll'gó :, Nantcs COII intenciou de emharcarse
paea las ludias. Pel'o habiendo ohservado el al'mador del
huque que aqnel pobrc muchacho escupia sangl'e, le qui-
to de la cabeza semejante viage, y entonces tOllló el ca-
mino de Hohan donde entró en la administracion de las
mallufaellll'as y se distinguió mucho por su alicion al es-
tudio y ú los objetos económicos y comerciales. Estas
prendas le hirieron obtener la plaza de inspector general
en Amiens y luego en Lyon , par'a cuyo desempeflO tuv!.}
que viaj:!r por Italia, Suiza )' otras comarcas, de donde
uajo inlllclIsos conocimientos sODI'e las al'tes , qne le siI'-
\'ienlll IIIUdlO pal'a las obl'as que publicó y (¡ue luego le
dieron entl'aua en un gl'an núm.ero de soetmlades sabias,
Al prindpio ue la re,'olucion se hallaba siendo miembr<Y
de la lllUllkipa!idad de Lyoll , dOlllle fundó un club, que
él mismo alilió al de los jacobinos de Pal'is , para euya
capital se puso en camino en 1700. Allí tOIllÚ mucha pal'-
te eH todos los tl'abajos de aquel tiempo ell I'ayo[' del par',
tido popul:lI' , de muchos de los cuales hace II1cncioll MI'.
Thiel's sillglllal'Iuent.e en la época de su minisllwio , que
fllé en el mes de lll:lI'ZO 17D2. Está tan enlazada la his-
tOl'ia de este patl'Íola con la de los gil'ondinos , que no
sel'ia posihle escl'ihida I11Cllut!amente, sin cansar ú nues-
tl'OS lectores con una multitud de I'epeticiones. 'Fuel'a de
eso, uos proponemos ser algo mas prolijos en la nota re-
latim ú su esposa )bdama HolalHl , p por sus desgl'acias
'y "irtudes, ya tambien por la mucha p~u'te que tUYO en la
cal'I'P¡'a política de SIl esposo. Solo aüadil'mnos p:u'a su-
p1i:' las reticencias del autol' d(· esta olwa , l[ne i\1I'. Ilo-
Iand estalla tan bnzado en las ideas revolucionarias, du-
J'~H1te su segundo ministerio desplll's de la jOl'l1ada del
10 de agosto, que propuso en la asamblea la llemoliciou.




26;}
ffe todas las C:lsas de campo y palados de los emigTados,
:El flH~ quien linnó el dia 20 u(~ enero 1793 la ól'uelJ pa~
1'a la egecudon de Luís XYl " lo cual no le presenó de
Sf~[' (;llYllelto en la pl'Oseripeion genel'Ul de los gírondinos
el ;51 d(~ mayo de aquel mismo año. Entonces se escapó
üe la capital y se rué á Rohan , donde le dieron asilo al-
gunos de sus antiguos amigos; pel'O ellaudo :>upo el SIl-
}Ilido de Sil esposa, l'esohió 1I0 sobl·cviyirla. Pensó en-
tonces en irse ú la sala misma de la comenci~n y deeir ú
gTitos una Illultitud de verdaLles , pidiendo que Ínmedia-
tamente le llevúl'an al cadalso; pero reflexionando que
aquella muerte jl1!'ídica lIeyaria envuelta en sí la eonlisca-
don de sus hiencs, qne deseaba dejar ú su hiJa, pl'efil'ió
dal'se la ml\('rlC Ú sí lIIismo. Para ello salió al eamillo de
Paris y entró ell Hua aIametla que conduce á ulla casa de
flll'. l"e NOl'Uland y habiéndose sentado junto á un árbol
se atl'aYeSÓ el pecho COII nn estoque que llevaba en el Las-
!.O1l. Le ellcolIl.l'al'OlI un papel escrito de su mano en que
decia: (( Cualquiera qne tu seas fjuipll me encuentres aquí
({ Illuerto, respeta mi cadáver, pOl> que es el de un hOIll-
" bre que consagró toda su ,ida á S(~l'te útil, y que mUl'iú
"como habia YÍ\'iJo , ,'irtuoso y !Jomado. » Fué hOllll)l'(}
de muchos cOllocimieutos en las lenguas saLias y en mu~
ehas de las mOdel'llaS , y ha dt*\Jo es~ritas muc\¡;s obras 1
como pOI' ejemplo una memoria sobre la educacion; el arte
¡fel estampador en lelas de lana y del fabricante de pana:
colccáon de {as arles mecánicas; cartas escrítas desde Sui-
za, Italia, Sicilia y Malta etc. etc.


PAGINA 25(1.
11 :M, J. Phil~pon de Holand , espDsa' del ministro


!le ('sIc nOljl]¡re , nació en Paris en 17;)4" Je un gr'avalloI'
de lllllclws eOllocimicntos en su profesion , pero que di-
sipó ellL<Tallu~nle su caudal. E(ltwada en el seno de las
hellas HI'Les J J'oueaua de libros, de cuadl'os y de mÍlsi-
ta, IIq~ó ú sel' Hua verdadera literata, lilas que mediana
J.1lú~ica y muy inteligeute en pinturas. Desde la edad de




266 NOTAS
nueve años intentó analizar á Plutal'co, y como tenía
una imaginacion viva y un corazon al'doroso llegal'On
sus ideas á tomar un giro particular , qne la llevaron ha-
cia una especie de filosofía que suplia en ella por todos
los placeres y goces que su Hacimiento y situacion la reu-
saban, Es probable que si se hubiera hallado en un rango
superior y en una carrera mas bl'illaute , se hahl'ia con-
tentado con ser una mugel' amable, pe¡'o pOI' lo mismo
que la suerte la habia colocado en una esfera estrecha,
dió en ser filósofa y en lo que los fmnc('ses llaman bel-
esprit. En 1780, hallándose Roland de inspcctor de las
manifacturas, como ya digimos en su UI'tíClllo, Pllamo-
rado de Sil talento, la dedicó sus cartas sobre la Italia y
la ofl'eció su mano, que ella aceptó gustósa, Síguió á su
marido á Amiens , donde se dedicó á la botánica, y for-
mó un herhario de las plantas de Picardia, y en 1784 ,
despues de un viage á Inglatm'l'a , "ino á cstablecel'se en
Villafl'anca, donde se dedicó á la economia rústica. En
1787 "isitó la Suiza, cuyo ,'iage y el anteríor de Ingla-
terra la inspiraron la aficion á la política, analizando el
espíritu de aquellos gobiemos, y apasionándose por la
libertad, que era la hasa de uno y otro, Cuando á su ma-
rido 111 trasladal'on:'t Lyon, pasó Ú Pal'is comisionado
cerca de la asambloa constituyente, para obtelwl' eÍel'tos
socorros necesarios pal'a el pago de las deudas de aque-
lla ciudad, y desde entonces se n,jaron marido y mu-
gel' en la capital, dando cntl'ada en su casa ú los prin-
cipales gefes del partido popular y á los diputados mas
distinguidos de la Gironda ,corno Bl'issot, Barbaroux ,
Louvet, Vergniaud ete., de manera que ella llegó á ser
el alma de sus deliberaciones, y la potencia secreta que
gobernaba la Francia. Cuando Roland subió al ministe-
r'io , se le atribuyeron, como dice muy bien 1\'11'. Thiers ,
Ja mayol' parte de sus trabajos; y era esto tan público,
que cuando ú su mar'ido le instaban en la cOl1Yeneion para
que no abandonase sus funciones , dijo Danton en voz
alta : "Si se hacen instancias al seüo¡' es menester hacer
"tambien algunas á la señora. Yo conozco todas las "irtu-




ímI, TlUDl'Ci ORo 261


« des del ministro , pero me parece que leniamos n('cesi-
« dad de homhres que no se dejen gobernal' por sus nJU-
" geres.)) Efectivamente si nos hemos de atener á las
memorias que esta 8<'1IOI'a ese['ibió <obre su "ida, no se
puede dudat' de que tmo la ma~'O!' parte en todos los
trahajos dc su marido, No solo fuü ella quif'n escribió la
carta al rey que i nse!'ta 3ü. Thi('rs en su obra, si no tam-
bien otra dirigida al papa; « y si se necesitaban homilias,
"dice, ~o las hllbÍ!'t'a compuesto. )) El dia 7 de diciembrc
1 íH2 , hahiendo sido eitaJa ú la 'barra de la convencíon
nacional para informat' como testigo aeen~a de cierta de-
Iluncia, habló con tal 1I0hlcza qne rué adlllitida á los ho-
llares de la s(:siOJl, Otra YCZ tu\'o ({IW presentarse allí en
el momento en (¡tw su m:Il'ido !'staba acusado; pero 110
solo no consiguió que la oyeran, sino que inmediatamen-
te la conduge['on á la prision de la Abadia. Entonces es-
cribió ú la asamblea yal minístl'O del illtet'iOl', l'ecomcn-
dúndola igltalnH~ni(, l;)s miembros de su seccion para que
se la pusiese en liberlucl; pel'O todas estas diligencias fue-
ron inútiles, y el 24 de .junio 1 ¡H5 la condugeron á Sta.
Pelagia y de alli ú la consergrria. Despues la llevaron
al tI'Íbunal revolucionario ; que la condenó á muerte el
dia 8 de noviembre como conspiradora contra la uni-
dad, é indiyisibilidad de la I'epública. Marchó al suplicio
con la ironia en la hoca y el desden en los labios; y al
llegar ú la plaza de la ['eyoluCÍon, hizo una reverencia de-
lante de la estútua de la libertad diciendo: « j O libertad
« qué de crímenes se cometen en tu nombt'e! » Tenia en-
tonces 59 años de edad y anunció al morir que su mal'i-
do no la sobreviyiria ,sino que se daria la muerte cuando
supiese la suya: no se engaiíó. Sin ser hermosa Madama
Roland tenia una figura suave y candorosa y un talle muy
elegante, ojos negl'os y hermosos, llenos de espresion que
animaban toda su fisonomia ; la ,'oz era sonora y flexible
y su conyersacíon estaba tan sembrada de anécdotas v re-
flexiones nuevas y seductoras, que echizaban al oy"ente
así por la eleccíon de voces como por el giro que sabia
darlas. Farrce qur la pureza de sus costumbres y sus




268 NOTAS
,'il'tudcs domésticas, debie\,;lll haber asegura(lo SIl fdki-
dad, pel'o todo lo s:H~I'i(kó al deseo (le :ulquil'il' cdd)\'i-
dad. DUl'anlC su 11l'isioll escrihió Ulla multitud de opús-
culos, que tratan de la melancolia , del alma, de la mo-
ral, de la Yegez , de la aruist,ad,del amo!', del retiro, de Só-
crates; y todos elLos estún reunidos, igualmente que un
,iage á Inglaterra y á Suiza, en las \llt'morias '111(' d(~j<Í
escritas sobre su yida l)\'ívada, sohre su :lITrsto y sobre
el ministerio tic su mariJo.


PAGl~A 211.


'12 Por mas qne pal'rzca ~'a ¡nutil hahlar de un
hombre á quien todo el muudo conoce por d feroz re-
cuel'do que ha dejado su ,'iua, es indispensable en ulla
obra de esta natUl'aleza aüadil' algunos detalles á los mu-
chos que de él dá MI' Thiers en este y en los siguientes
tomos. Juan Pablo 3farat nació en Baudl'Y, pl'Íllcipallo
de Neuchatel, el aúo 1744 de padres caIYinistas. Era pe-
queño , jOl'ohado , con la cabeza muy gruesa, ojo ayizor
y una fisonomía siniestl'a. PI'I'O suplia los uefectos de su
figura la excelente educaeion que le dieron sns P:H!t'('S,
pues hablaba y escI'ihía fadllllcntc el ah~lllan , el ingles y
el [¡'anccs , " llegó á publícar algunas ohl'as de literatura,
de fisiologia y dc física, que denotan una capacidad poco
,·ulga\'. Su conducta era regular y apenas salia de su casa
sino para lo muy necesario en su calidad de médico de los
GUaJ'diasqe COl'pS del conde de Al'tois. Cuanuo pI'ineirió
la rcyolucioll fl'ancesa estaha el ya en una edad madura y
sin embargo se precipitó en la nueva carrera que se ofl'c-
cia á su actividad, El primer sitio en que hizo prucba de
sus talentos oratorios fué en el club que se abrió en Sil
banio como en todos los de Paris, donde llamó la aten
ciO\l por la osadía y violencia de sus pala))¡'as, adquirien-
do sohre el pueblo aquella in!1uencia y autoridad, que
la anarquia no mellos que la til'allia eOJ1CCllen siempl'e á
los que adulan sus pasiones. Hahiéndole oido un dia •
Dantoll, se enamoró de su decil' y le eonyidó al club de




DEL l'l\ADUCTOR. 269
los fl'anciscanOi , que es donde vel'd:Hleramenle principió
la vida rcyolucioHal'Ía de lU:u'at. y como gencralmento el
primer paso que se dá cn la carl'era política, decide del
ponenil' de locl;¡ la cxistencia de un hómbre , l\'Iarat eli-
gió seryir al partido popul:u' CDn la CSpeI"anZa de hacoI'se
dueño de él. Mas en este mísmo partido popular adoptó
con pl'edíleccion la clase ínllma , como mas propia pa-
ra senide de instI'umento ú sus ideas y pasiones, Des-
de entonces ahandonó sus estudios solitarios y el tl'abajo
pcrezoso del gabinete , pal'a haccrse revolucional'io y
apostol y evangelista de la libertad. Principió el aposto-
lado pOI' puhlieal' el "lmigu del Pncblu, papd iufhllle co-
mo le piula t:01l IllIIt:ha exat:litud el aulor ele esta oIJl':.t; Y
aunque denunciado pOI' ~Ialouet, perseguido por el
lI)"untamientto, y embestida su casa por LafaJette, le
tomó bajo su proteccioll Danton y le proporcionó un es-
conditc en casa de la comcdianta Fleuey, desde la cual
continuaba deslacando números de Sil dial'io sin inter-
nunpirlos ni un solo dia, DUl'ante la asamhlea legislativa se
aumentó mucho su audacia, y en pl'oporcion se aumell-
tal'on las pCl'sccuciones contl'a él. En la cOJlycncion le
atacal'on abiertamente los Girondinos por haberse atre-
yído á pl'Oponel' la dictadul'a; pero él les rcspondió al
dia siguiente diciendo « Cincuenta allos de anarquía os
« esperan, y no saldreis de ella sino por medio de un
« dietador. » En el pl'Oceso de Luis XVI pidió que este
príncipe 110 fuese acusado mas que de los hechos poste-
riores á su juramento [1 la cOllsLitncion, especie que c1es-
agI'adó Illu~ho á la Montaña, y Barrere y Lacroix pidie-
ron que se le llevase al tribunal revolucionario. En efecto
Fouquier-Thimille le acusó con el mayor respeto; Pi
presidente le interrog.o haciéndole al mismo tiempo elo-
gios pomposos, y Marat no se defendió sino lanzando rl
anatema popular contra todos sus enemigos, Los jurados
le absuelven por aclamacion y el puehlo le acoge con en-
tusiasmo, le aprieta, le abraza, lc cOl'Ona de encilla y
laurel y le lleva en triunfo á la cOllYeneion que acaballa
de proscribide. Estando cllfcrmo y solo en un baño 1 lle-




270 WOTAS
ga una muger y lc dú de puñaladas. Todas las secciones
de París se pl'esentan en masa, y con desórdell y de-
sesperacion pidflll venganza. El célebre pintor David pro-
mete conservar las faccione$ queridas del virtuoso amigo
del pueblo, y hace de él un retmto perrectísimo poniendo
debajo la siguiente ínscripcion: {( ya que no pudieron COI'-
"romperle lc asesinaron.» Gravase la imagen de Jesu-
Cristo al Jada de 1\larat con esta levenda: Sancte Jesns!
Sancte 1tIarat, Decreta la cOllYrncion asistil' en cnel'po á
las exequias del martir de la libertad y se detemlina llc-
,al'le al Palltheoll en lugar de ;\lirabeau, y quc se custo-
die su eorazon en la urIla mas rica que se encolltl'ase eH
el guarda-muebles de la rOI'ona, y en efecto le 1I(~Yal'Oll
asi con un duelo tl'Íunfal. Prollunció Robespim're su elo-
gio fúnebre, y el club de los franciscanos le erigió un al-
tal' , á donde venia el puehlo diariamente á adOl'arIe y á
echar flores 80hl'C su mausoleo. Se sacaron millares de
copias de su busto qnc se eolocaha en las habitaciones
principales de las casas,


Todo esto que referimos es verdad y ha pasado á la
"ista de millones de gentes hace menos de cincuenta
:1ños. Consideren los hombres reflexivos que por des-
gl'acia se cncuentran en el foco de las revoluciones, hasta
donde pucde llegar el estravío popular y los peligl'os de
entregarse al entusiasmo de la imaginacion y de las pa-
siones.


PAGINA 244,.


15 Luis conde de Cobentzel se dió á conoccr en su
embajada de Petersburgo , así pOI' el favor qlic mereció
á Catalina segunda, como por su habilidau en los nego-
cios y por su obstinacion en hacerla la corte componiendo
y n~pl'esentanrlo comedias en su teatro particular. En 1795
concluyó en nombre de su amo el emperador, un trata-
do de alianza con la InglatcIT3 y la Husia. En 97 rué lino
de los plenipotenciarios que se enviaron {¡ Udina para tl"3-
1:11' con Bonaparte , y fil'mó cl 17 de octubre la paz entre
Sil amo y la república fl'anccsa. Luego fué al congreso de




HE/. TUADUCTOR. 271
Uastadt y lu\'(~ en Seltz muchas confel'encias con el mi-
nistl'o fl'ances Neuchateau sobl'e el suceso que habia obli-
gado al embajador Bernadotle á salir de Viena, las cua-
les no tuvieron ningun resultado c(mocido. MI'. de Co-
bentzel hizo al ministm fl'ances la galanteria de mandar
representaI' en su presencia la comedia de Pamela. Des-
pues se volvió á San PetersbUl'go y desde allí á Viena,
donde le nombramn ,'ice-canciUerde .estado r ministt,(}
de negocios estrangel·os.


PAGINA 232.


14 Armando Luis de Gontaud , duque de Riron y
antiguamente de Lauzon , rué coronel del regimiento de
húsares de este nomine, mariscal de campo al servicio
·de Francia y diputado de la nobleza del Qüercy á los es-
lados generales. 1.e implicaron en la causa que se siguió
sohre Jos sucesos del i) y 6 de octubre, como cómplice
del duque de Orleans , de quien el'a muy amigo. Subió
"arias veces á la tribuna para defendel' á este último y
ya puede vel'se en el testo como terminó este negocio.
Luego se le dió el mando de la CÓl'cega, y en enero 1792
acompañó á Talleyrand en su embajada de Londres, dOR-
de le pusieron preso por deudas, y cuando volvió á Fran-
,cia tomó á su puesto en el ejél'cito del Norte. Estmo en
muy poco el que fuese asesinado con Dilon. Habiéndose
apoderado al pl'incipio de Quievrain, y animado con este
suceso quiso renO\'ar el ataque al dia siguiente, pel'O le
batieron é hicieron replegar hasta los muros de Valen-
cienes. Desde el ejército del nOl'te pasó al del Rhin el 17
de julio de 92 y al fin de aquel año reemplazó al general
AnscIme en el ejército de Niza. Entonces fué cuando le
dieron órden de arrestar al hijo del duque de Orleans
(hoy Luis Felipe 1), que estaba en su estado mayor; y
trató de obedecel'lu con una docilidad que no era de es-
pe 1':11' en un amigo del príncipe. En mayo de 1795 fué á
mandar eontra el Vendeé, de donde l\farat y Fanfr'éde hi
"if'I'OIl fl'\(~ se k I'eti!'ase , mas (q sill I'sperar el decl·eto,


n. 1 H




272 N"OTAS
se adelantó á hacel' su dimision. Vol"ib á Par'is y al mo-
mento le encen'al'on en Santa Pelagia y llevado á juicio,
le condenó á muerte el tribunal reyolucionario, por ha-
ber favorecido á los del Vendeé. Estando en el cadalso
pronunció estas palabras: " muero por haber hecho trai-
" cion :í mi Dios, á mi rey y á mi clase. )) Tenia 46 años
de edad.
PAGI~A 2iJ5.


13 El conde Theobaldo de Dillon , coronel y des pues
mariscal de campo constitucional , fué empleado en 1792
en Flandes y recibió brden á fines de abril de salir de
Lille con un cuerpo de tropas é ir á atacar' á Tournay ;
pero habiendo sido batido por el general austriaco d'Hap-
poncout, fué acusado de traíeion y hecho pedazos por
sus soldados unidos con el populacho. Despues han di-
cho los jacobinos que cm partidario de la constitucion
monárquica de 179,1 que toda,'ía estaba en vigor. En ju-
nio de 92 acordó la asamblea los honores á su memoria,
ochocientos francos de pension á cada uno de sus llijos y
t SOO :í Josefina Vierville que estaba para ca~arse con PI.


PAGI~A 2~5.


t 6 El cOl'Onel üeingcniel'os llel'lhois era directol' de
las fortificaciones de Ulle cuando se declaró la guerra
contra el Austl'ia, y en la desgraciada tentativa de~lons,
de que habla el texto, sinió dr, prctesto el concepto en
que se le tenia de poco afecto á la revolucion , para que
los soldados le cogiesen en su propia casa)' le ahorcasen
de un reverbero. La asamblea decretó el !) de junio 1792
~ue se hiciesen honores á su memoria y señaló á su ,·inda
H¡OO francos de pensiono




:AS.UIiH.E\ UlGISL\T1V.\. (1791L !73


CAPITULO Y.


t)ivisiones en el ministerio girondillo. - La soiíatla eamarina
Austriaca. - D('cl'eto para la /,)rlllaciolJ de un campamen-
lo de :lo.oouholllhres ccrca de Paris. - Carta de RolanJ al
rey. - EXOnel'ilCioll de l¡:¡s minislt·os g¡rondinos y dimisioll
.le DUlUouriez. - FOl'macion de un ministerio fllldense. -
Proyectos {lel partido constitucional Y'carta de Lafayette ií.
1a asamblea. - Sitnfieion del partido popula¡' y de sus ge-
fes; planp.> de ,los diputados meridionales; conducta de Pe-
tion en los succsos de junio. - Jornada del :lO de j uuio
1'/9:l ; inSllrl'Cccion de los anahales; escenas en las halú-
taciones de Tlllleri,1s.


Universal fué la agitacion que causó la noticia
del éxito desgraciado de los combates de Quie-
vrain y de Tournay, asi como del asesinato del ge-
nel'al Dillon. Era natural sospechar que aquellos
dos acontecimientos habían sido concertados, al
ver su simultaneidad y semejanza, y asi todos
los partidos se los echaJlan en cara unos á otros.
Los jacohinos y patriotas exaltados propalaron que
se hahia querido hacer traicl0n á la causa tIc ]a li-


,~ ()Vfte(\0 r /
.......




274 aEYOJ,UCION FR-ANCE5A.
Lertad. Dumouriez, sin acusar á Lafayettc, pero
sospechando de los fuldenses , creyó que se hahia
querido echar abajo su plan para despopularizarle.
Lafayette se quejó, aunque con menos acritud
que su partido, de que se le habia avisado de-
masiado tarde para ponerse en marcha, y que no
se le habian dado todos los medios necesarios para
llega.'. Esparcieron adema s los fuldenses que Du-
mouriez hahia querido perder á Rochambeau y á
Lafayette trazándoles ,un plan sin suministrarles
los medios para ejecutarle. Era ciertamente ab-
surda una suposicion semejante, porque aventu-
rando Dumouriez planes de campaña que no en-
traban en las atribuciones de su ministerio, se es-
}Jonia gravemente en caso de un mal éxito. Por
otra parte el proyecto de unir la Bélgica á la Fran-
cia dándola la libertad, hacia parte de un plan
que él meditaba despues de mucho tiempo: ¿ y
como suponer que él mismo intentase preparar su
mal éxito? Era pues evidente que ni los genera-
les, ni los ministros habian tenido mala voluntad,
puesto que todos estaban interesados en ellogl'o ;
pero los partidos no entran nunca en estas con-
sideraciones sino que poniendo siempre á los hom-
bres en el lug'ar de las cil'cunstancias, quieren á
cualquier costa echar la culpa á alguno de los ma-
les que les suceden.


Asustado Degraves del ,tumulto que habian exci-




ASA~IBLEA LEGISLATIVA. (1792). 275
tado los últimos sucesos militares, quiso renun-
ciar un destino que le pesaba habia ya mucho
tiempo, y Dumouriez hizo muy mal en no admi-
tir para sí aquel ministerio. Luis XVI, siempre
influido por la Gironda, nomhró para él á Ser-
van t, que era un antiguo militar conocido,' pOl'
sus opiniones patrióticas. Esta eleccion dió ~uevas
fuerzas á la Gironda, que se encontró casi en ma-
yoría en el consejo, teniendo á Servan, á Claviere
y Roland á su disposicion; mas desde aquel ins-
tante principió la division entre los ministros. De
dia en dia se iba haciendo la Gironda mas des-
confiada, y por consecuencia mas exigente en las
prnebas de buena fé de parte de Luis XVI. Du-
mouriez cuyas opiniones eran suaves y á quien la
confianza misma del rey había persuadido del to-
do, siempre se ponia de su parte ,Ihaciendo lo mis-
mo Lacostes que amaba estraordinariamente aquel
príncipe. Duranthon permanecia neutral y no t.e-
nia preferencia marcada sino por los partidos mas
débiles. Servan, Claviere y Roland eran inflexi-
bles, y como no veian sino por los ojos de sus
amigos, cada día se mostraban mas difíciles é ine-
xorables en el consejo. Pero una circunstancia que
sobrevino acabó de embrollar á Dumouriez con los
principales miembros de la Gironda. Cuando en-
tró en el ministerio de negocios estrangeros ha-
bia pedido seis millones de francos para gastos se-




276 RE\'OLU(llO~ FRANl:ESX.·
netos de que no hahia de tener necesidad de dar
cuenta, á lo cual se habian opuesto los fuldenses;
.pero la Gironda habia hecho triunfar la peticion y
se le concedieron Jos seis millones. Habiendo pe-
dido Petion fondos para la policía de Paris, le ha-
Lia seflalado Dumoul'Í€z treinta mil fi'ancos cada
mes; pero como este hahia dejado de ser g~rondip
no, no se los quiso pagar mas que una vez. Se SUp9
ademas por otl'a parte ú se sospechó á lo menos
que hahia destinado cien mil feancos para sus
placeres, de lo cual se indignó mucho Roland y
todos sus tertulianos de la Gironda. Comian alter-
nativamente los ministros cada. dia en casa de uno
de ellos para hahlar de negocios públicos 'r y cua~
do se reunían en la de Roland, era en presencia
de su muger y de todos sus amigos; de suerte que
puede decirse que el consejo se celebl'aba enton-
ües por la misma Gil'onda, En una de estas reunio ..
Hes fué cuando le echal'on indirectas á Dumouriez
sobre la naturaleza de sus gastos secretos, y aun-
que al principio contestó con ligereza y con bro-
ma, no tal'dó en amostazat'se y riñó decididamenr
te con Roland y los girondinos. Desde entonces n9
volvió á reunirse en. las comidas acostumbl'ada.s ,
{lando por motivo que no- queria tratal' los nego-
~i05 púhlicos ni delante de una muger ni en Iwe-
sencia de los amigos de Roland. Sin emharga
,"olvió algunas vece~ á casa de este sin hablar de




AS,uIRLEA LEGISLATIVA. (1792). 277
negocios ó á lo menos muy poco, hasta que otra
disputa acabó de hacerle rompel' con los girondi-
nos. Guadet que em· el mas petulante de su par-
tido, se puso' á leer una carta por la cual pretcn-
lIia <fue los ministros aconsejasen al rey que tO'-
mase pOl' confesOl' á un sacerdote juramentado.
Dumouriez sostuvo que los ministros no podia.u
mezclarse en las prácticasreligiosas del rey, yaun-
que lo aproharon tamhiell Vel'gniaud.y Gensonné,
no por eso rué menos viva la disputa hasta que ri-
ñel'Oll del todo.


l.os periódicos fueron quienes pl'incipiaroll el
ataque contra Dumouriez, y los fuldenses que ya
estaban conjUl'ados contra él, se vieron entonces
auxiliados por los jacohinos y los gi.'on.dinos: mas
aunque combatido por todas partes, se sostuvo fir-
me contra la tempestad é hizo castigar algunos día-
l'istas.


Ya se IlUDia lanzado un decreto de acusacion
contra lIamt, autor del Aml:go del pueblo, ohr:a exe-
t;:l'able en que se pedían abiertamente las cahezas
de la familia real y se la llenaba de injurias, asi co-
mo á todos los homhres que eran sospechosos á su
tlelirante imaginacion. Para neutralizar aquella
providencia, se puso tam1Jien en acusacion á Ro-
you 2 l'(:~dactor dd Am¡:!Jo del rey, que perseguia á
los repuhlicanos con la .misma violencia que ~Ia­
l'at desplegaba contra los realistas.




278 llEVOLUCION FRANCESA.
Desde largo tiempo se hablaba en todas partes


de una cierta camarilla austriaca, de la cual se
ocupaban los patriotas en la ciudad, lo mismo
que en la corte se hablaba de la faccion de 01'-
leans. Se atribuia á la tal camarilla un influjo se-
creto y desastroso por medio de la reina. Mas aun
cuando en tiempo de la constituyente hubiese
existido algo que tuviese semejanza con tal comi-
sion, ciertamente no habia sombra de tal cosa en
el de la legislativa. Entonces un gran pel'sonage
que se hallaba en los Paises Ba ios la comunicaha á
la reina en nombre de su familia algunos aviso&
muy prudentes á quienes el interlocutor frances
añadia tambien mucho bueno en sus comentarios.
Pero en la época de que hablamos ya no existian
aquellas comunicaciones y si la familia de la rei-
na continuaba su correspondencia con ella, era
siempre para aconsejarla paciencia y resignacion.
Solo Bertrand de Molleville y l\fontmorin iban de
cuando en cuando á palacio despues de su salida
del ministerio, y sohre ellos recaian todas las sos-
pechas, por que en efecto eran los egecutOl'es de
todas las comisiones secretas. El diarista Carra $
le~ acusó públicamente en su periódico, y resuel-
tos á perseguirle como calumniador le demanda-
ron para que presentase las pruebas; pero el d¡a-
rista se limitó á citar tres diputados, Chabot 11 ,
:Merlin :; y Bazire 6 como autores de la relaeion




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 219'
flue habia publicado. El juez de paz Larivicrc que"
era partidario del rey,seguia la causa con mucho
valot, y tuvo el atrevimiento de lanzar un manda-
to de comparecencia contra los tres diputados de-
signados ; pero la asamblea ofendida de que se
atreviesen á atacar la inviolabilidad de sus miem-
bros , respondió al juez de paz con un! decreto de
acusaclon , y envió al desgraciado Lariviere á 01'-
leans *


Esta desgraciada tentativa no hizo mas que au-
mentar la agitacion general y el odio que reinaba
contra la corte. Ya la Gironda no se miraba como
dueña y directora de Luis XVI desde que Du-
mouriez se habia apoderado de su ánimo, y así
tornó á su antiguo papel de violenta oposicion.


Hacía poco tiempo que se le habia formado al rey
una nueva guardia constitucional, y segun la ley
hubiera debido organizarse tambien su servidum-
bre interior; pero la nobleza no queria hacer par-
te de la casa real por no reconocer la CO"llstitucion
admitiendo empleos creados por ella. Por otra
parte no se queria componerla de hombres ente-
1'amente nuevos y:así se renunció al pensamiento.


• Si esto lo hubiera hecho un monarca ¿ habria epitetos
bastante duros para calificarle? Pues añádase, que esta en-
,íadura á Orlcans filé IIlla verdadera sentencia de muerte.
¡Oh tirauia y CUillllos Ir,1gcs y fornJas adoplas asi en indivi-
dum como en c(lrpol'acioncs! "N. del T. ')




280 REYOI.LCION }'RANCES'A
« ¿ Cómo quiere V. M. ,escribia Barnavc á la rel,-
«na, disimular con tales gentes sus verdaderos sen-
Il: timientos? Cuando ellos decretan la formacion
4( de un servicio militar y civi:l, V. M. , semejante
4( al jóven Aquiles coge inmediatamente la espada
« mirando con desden los simples adornos.» * Los
ministros y el mismo Bertrand insistieron por su
parte en lo que decia Barnave~, pero no pudierou
adelantar nada y quedó ahandonada la composi ..
cion de la, servidumbre civil~


La militar se habia fOl'mado segun un plan pre-
sentado por Delessart, y se componia de una ter-
cera parte de tropas, de linea y dos tercios de cia-
d,a,danos jávenes elegidos entre 108 guanljas na~
cionales. Esta composicion pal'ecia' muy arreglada"
pero se fueron eligiendo los oficiales y soldados
de linea de un modo que inspiraba desconfianza
á los patl'iotas. Coliga(los cOlltra los júvenes de la
guardia nacional, les daban mil disg'ustos y aun
precisaron á la mayor parte ú retirarse, reempla-
zando á estos últimos con otros hombres seguros.
Ademas de eso el númel'o de estos guardias se ha-
hia aumentado estraordinariamente , porque en
lugar de 1800 homhres que scí'iahha la ley ,se di-
ce que ascendían á cerca de sp.is mil. Ad vPltido de
ello Dumoul'iez se lo hizo presellte al J'f'y el cual


• Memorias de Madama Campatl tomo 2 p~g. 15!1'




ASA:JlIBIEA LEGISLATIVA. (1.792). 281'
siempre respondia que el gefe de aquella tropll
que era el duque de Brissac 7 no podia ser mirado
como un conspÍt'ador. Mas sin embargo era tal la
conducta de la nueva guardia así en palacio como
fuera de él, que se hicieran generales las sospechas
y los clubs empezaron á ocuparse de ello. En la
misma époea unos doce suizos se pusieron la esca-
rapela blanca en NeuiUy, y hubo una gran que-
ma de papeles en Sevres que dió mucho- que pen,..
sal'. Desde entonces ya la inquietud se hizo gene-
ral y la asamhlea se declaró en permanencia, co-
mo en los dias en que rodeahan tl~einta mil hom-
bres á París. La verdad es que habia alhorotos casi
en todas partes, pOi que los clérigos. no juramen-
tados excitahan al puehlo en las provincias meri-
dtonales y abusaban del secreto de la confesion
para despertar el fanatismo, al mismo tiempo que
estaba ya fuera de duda el concierto de las poten-
cias; que la Prusia iba á reunirse con el Austria;
que los ejércitos estrangeros tornaban una aptitud
amenazadora, y que los últimos desastres de Lille
y de Mons tenian asustados los ánimos. Es tam-
bien verdad que el poder del pueblo inspira poca
confianza y que no se cree en él hasta despues que
le Jla egercido, porque se supone que por nnme-
}'osa que sea una multitud no reglamentada, es im-
posible (Iue prevalezca contra seis mil hombres al'-
mados y regimentados. Por eso la asamhlea se di.ó




282 REvOLUClON FRANCESA.
tanta prisa á declararse en permanencia el dia 28
de mayo, y mandó que se la diese un informe exacto
sobre la composicion de la casa militar del rey y
sobre el número, calidad y conducta de los que la
componian. Luego que se hubo asegurado de que
estaba violada la constitucion, espidió un decreto
mandando disolver la guardia, y otro de acusa-
cion contra el duque de Brissac enviándolos am-
bos á la sancion del rey. Este quiso al principio opo-
ner su veto, pero Dumouriez le recordó la despe-
dida de sus guardias de eorps, que eran mucho
mas antiguos en su servicio que la nueva casa mi-
litar, y le aconsejó que renovase un sacrificio mu-
cho menos penoso. Hízole ver ademas las verdade-
ras culpas de su guardia y obtuvo la egecucion yel
decreto; pero al mismo tiempo insistió por su pron-
ta recomposicion, y el rey séase que se hubiese
apartado de su primera política de aparentar que
estaba oprimido, ó que realmente contase con su
guardia licenciada, á quien secretamente continuó
el sueldo, lo cierto es que reusó reemplazarla y se


. encontró de este modo entregado sin proteccion á
los furores populares.


Desesperando la Gironda de sus disposiciones ,
continuó su ataque con perseverancia, y ya había
espedido un nuevo decreto contra los clérigos pa-
ra suplir al que el rey no habia (luerido sancionar.
Ihanse sucediendo sin interrupcion las quejas so-




ASAlIBLEA LEGISLATIVA. (1792). 283
hre su conducta filcciosay por tanto acababa de
castigarles con la deportacion; mas siendo muy
dificil la designacion de los culpables y no fun-
dándose esta medida, como todas las de seguri-
dad, mas que en sospechas, solo se aplicaba contra
los individuos reputados culpables por notorie-
dad. Bastaha la denuncia de veinte ci~dadanos
activos y la aprohacion del directorio del distrito
para que el del departamento pronunciase la de-
portacíon , en cuyo caso el cll>rigo condenado de-
hia salir del distrito en veinte y cuatro horas, del
departamento en tres di as y del reino un un mes.
Si era indigente se le concedian tres pesehs al
dia hasta la fi'ontera. Por aquella severa ley se
puede formar idea de como iba creciendo la ir-
ritacion de la asamblea; * y no tardó en espedir in-
mediatamente otra no menos rigorosa. Habia pro-
puesto el ministro Servan, sin haber recibido.
órden del rey y sin consultarlo con sus cólegas,
que con ocasion de la próxima federacion del 14-
de Julio, se formase un campamento de 20.000
confederados, destinados á proteger la asamhlea y
la capital. Facil es de concebir con cuanta acep-
tacion seria recibido este proyecto por la mayoría
de la asamhlea que estaha compuesta de girondi-
nos, y que se hallaban entonces en el apogeo de


• Este decreto es de 27 de mayo y el siguiente relativo ;¡ I
campamento de 20,000 hombl'es dd 8 de junio.




284 'REY01.l'CION l'lUNCESA.
su poder. Ellos eran quienes la gobemahan por
estar en minoria los constituyentes y los republi-
canos, y por que los llamados imparciales eran
como siempre unos meros indiferentes, siempre
mas sumisos cuanto la mayol'ia es mas poderosa.
Ademas disponían de Paris por medio del corre-
gidol' Petion que era todo suyo. Aquel proyecto
del campamento no les agradalJ(l por ambicion
personal, sino ·por ambicÍon de partido y de opi-
nÍon, queriendo hacel'se ducflOs de] rey y defen-
derse contra sus "intenciones sospechosas.


Apenas rué notOl;ia la proposicion de Servan,
cuando Dumouriez le preguntó en pleno consejo
y con ]a mayor ene"gia con qué título hahia he-
cho una propuesta semejante; á lo cual respon-
dió que la hahia hecho como individuo. « En ese
« caso, le replicó Dumoul'Íp.z , no debiem V. habel'
({ puesto al lado del nombre de Servan el título
f( de ministro de la guerra.» Fue bastante acalo-
rada la disputa, y á no hallarse presente el rey
hubiera podido correr sangre en el consejo. Ser-
van ofreció retirar su mocion, pero ya hulliera
sido inutil porque la asamhlea se hallía apodera-
do de ella y el rey no hulliera ganado nada en
que se creyese que egercia alguna "iolencia sobre
sus ministros. Por eso se opuso Dumouriez, y la
mocion corrió aunque combatida por ocho mil
guardias nacionales que se dieron por ofendidos




ASA1UBLEA J~EGISLATlVA. (1792). 28.)
(te que se creyera insuficiente su servicio para
proteger á la asamblea. ~Ias á pesar de eso se de-
cretó y se le envió al rey juntamente con el oLro
decreto, muy importantes ambos para que los
sancionase, bien que sospechando que reusaría
su adhesÍon , yeso es lo que ellos esperaban para
dar contra el una sentencia definitiva.


Sostuvo Dumom:iez en pleno consejo que aque-
lla providencia seria filtal al trono, pero sohre
todo á los g"il'Ondinos ponjue el nuevo ejército no
podia menos de fOl'lnarse bajo el influjo de los ja-
cobinos mas violentos. Sin eml1argo fue de pal'e-
cel' que debia aprobarle el rey, pOrf{ue sí reusa-
ha convocar 20,000 hombres escogidos con cier-
ta regularidad ,:se levantaL'ian espontaneamente
4íO,OOO hombres (pie invadirian la capital. Ade-
mas de eso asegu\'() quehahia un medio de anu-
lar aquella medida el cual daria á conocer en
tiempo convelJiente. Tamhien fue de parecer que
se debía sancionar el decreto sobre la deportaeion
de los sacerdotes POl'fIUC en efecto eran culpahles,
y porque ademas la deporlacion les ponia á salvo
de los furores de sus enemigos. :Todavía dudaba
hacerlo Luis XVI y respondió que lo reflexiona-
ría mejor. Pero en el mismo consejo se empeiió
Roland en leer en su presencia una carta que le
habia dirigido y que por consecuencia era ya inú-
til reproducir supuesto que el rey tenia conoci-




286 l\EVOLUCION FllANCESA.
miento de ella. Se habia escrito esta carta á instan-
cias de madama Roland, que era quien la habia
redactado, porque habiéndose pensado antes en
escribirle una carta en nombre de todos los mi-
nistros, y habiéndose resistido estos á ello, no
dejó parar madama Roland á su marido hasta que
le decidió á dar este paso en su Lombl'e. En va-
no quiso mediar Duranthon, {{U aunque débil
era hombre prudente, para que se abstuviese de
leerla porque el tono de la tal carta, lejos de per-
suadir al rey, no haria mas ({ue agriarle contra
los ministros que gozahan de la confianza públi-
ca , y que no podia menos de resultar un rompi-
miento funesto entre el trono y el pat·tido popu-
lar. Pero Roland se ohstinó en favor del dictámen
de su muger y de sus amigos los de la Gironda
que estahan empeñados en olJtener una esplica-
cion y preferian un rompimiento á la incerti-
dumhre.


Leyó pues Roland aquella carta y le hizo sufrir
al rey las mas duras reconvenciones en presencia
del consejo en los términos siguientes.


( Señor, el estado actual de la Francia no pue-
\!: de continuar por mas tiempo, por que es un es-
e( tado de crisis, cuya violencia llega ya al mas al-
« to grado yes necesario que se termine por un
( estallido que debe illtercsar ú V. l\f., así como le
f( importa ú lodo el imperio.




ASHInLEA LEGrSL\T1VA. (1792). 287
« J IOBrado con vuestra contianza ,y colocado ell


«un puesto en que os debo toda la verdad, me
« atreveré á decirla toda entera, por que es una
«obligacion que me habeis impuesto vos mismo.


« Los fl'anceses se han dado una constitucion,
« la cual si bien ha producido descontentos y re-
« beldes, la mayoria de la nacion quiere mante-
« nerla, ha jurado defenderla á costa de su sangre
« y ha mirado con gozo la guena, que le ofrece un
« gran medio lle asegurarla. Sin emhargo la mi-
« noria, sostenida con esperanzas, ha reunido to-
({ dos sus esfuerzos, para obtener el triunfo, y de
( aquí se sigue esa lucha intestina eontra las leyes,
«( esa anarquia en que gimen los buenos ciudada-
« nos, y de que se prevalen los malévolos para
« calumniar al nuevo régimen. De ahi viene tam-
c( bien esa division que se nota por todas parles y
«que en todas se escita, por que en ninguna hay
«personas indiferentes, sino que se quiere ó el
«triunfo Ó el cambio de la eonstitucion, y se ohra
(( eon el objeto de sostenerla ó con el de alteral'-
.la. Yo me abstendré de examinar lo que es en
(1 sí misma, para solo considerar lo que exigen las
« circunstancias, y prescindiendo en cuanto pue-
«da de la cosa, indicaré lo que se puede esperar
«y lo que conviene favorecer.


( V. lU. gozaha: de grandes prelTogativas que
« t:rCla pertenecer á la corona, y habiendo sido


JT.




288 REVOLUCION FRANCEH.
«( educado en la idea de conservarlas, no ha po-
« dido ver con gusto que se las arrehaten. Este de-
«( seo da que se le devuelvan era tan natural como
« el sentimiento de verlas desaparecer. Estos afec-
«tos que dependen de la naturaleza del COl'azon
ti: humano, han dehido entrar en el cálculo de los
ti: enemigo!! de la revolucion, los cuales han con-
ti: tado con un secreto favor hasta que las cÍrcuns-
ti: tancias permitiesen una declarada proteccÍon.
« La nacion no podia dejar de conocer estas dis-
ti: posiciones y mantenerla en su desconfianza.


ti: Se ha encontrado pues V. M. constantemente
« en la alternativa de ceder á sus primeras habitudes
ti: y afectos particulares, ó hacer sacriticios dictados
« por la filosofia y exigidos por la necesidad, ó lo
I.t que es lo mismo de dar esperanzas á los rehel-
« des inquietando á la nacÍon, ó de tranquilizar
I.t á esta uniéndose con ella. Pero todo tiene 5U
cdiempo y ya ha llegado el de la incertidumbre.»


« ;, Puede hoy V. M. aliarse ahiertamente con
«los qne pretenden reformar la constitucion y
«( dehe generosamente entregarse á ella sin reser-
ti: va para hacerla triunfar? Tal es la verdadera
« cucstion que en el estado actual de las cosas es
« indispensable resolver; porque eso de averiguar
«si los fi'anceses están bastante maduros para la
« libct'tad es demasiado metafísico, y ahora no
\f s€ trata de juzgar lo que podl'émos ser dentro de




1.SAnnI.U LEGISI.AnH. (t 792). 289
t( un &ig;lo, sinll de ver ~le que es capaz la g'cncra-
I! cionpl'esentc.


c( ¿ Que es lo que ha sucedido en medio de las
JI agitaciones en que vivimos hace cuatro allOS?
« Haherse aholido privilegios onerosos para el
c( pueblo; haberse esparcido universalmente ideas
.4 de justicia y de igualdad ,que hau penetrado
• por todas partes y la opinion de los derechos del
.. pueblo hajusttiicado su convencimiento ; á pun-
"(/. to de que ha pasado á sel' una doctrina sagrada
'. el reconocimiento ilolemne que ,sella hecho de
j( ellos. Si se ha aumentado el ,odio ,que la noble-
« za inspiraha desde mucho tiempo, es porque la
..ruadon se Ita exasperad6 cml la oposicion de la
.4: mayGr parte de los nGbles á la constÍtncíon que
..c: ella quel'ia, y ,esto ya no ~ destruye.


« Durante el primer .año de la revolucion veía
,c( el pueblo en los Dobles unos hombres odiosos á
«causa de los privilegios onerosos de que hahian
..c: gozad0, pero á quienes hubiera dejado de aLor-
-(c recer despues de la destruccion de estos privi-
fl legias ,si la conducta de la nobleza desde aquella
« época no hubiera fortificado todas las razones
({ que había para temerla y comhatirla .como á una
« enemiga ineconciliable .


• En la misma proporcion ha ido creciendo el
-t( apego á la constitucÍon ~ porque no solo la era
4. deudor el puehlo de heneficios positivos, sino que




290 REYOLUCION FRANCESA.
«ha llegado á persuadirse de que le preparaba
,( otros mayores, supueslo que aquellos que esta-
«ban acostumbrados á vede llevar todas sus ca1'-
« gas tenian tanto empellO en destruirla ó modi-
« ficarla.


« La declaracion de los derechos del hombre ha
«llegado á ser un evangelio político, y la consti-
ducion francesa una religion por la cual está el
« puehlo pronto á perecer. A si es que el celo ba
«llegado ya algunas veces á suplil' por la ley, y
« cuando esta no era bastante eficaz para reprimir
« á Jos perturhadores, los ciudadanos se han toma-
l!. do la lihertad de castigarles ellos mismos.


«Asi es como han estado espuestas las propie-
«dades de los emigrados á los estragos que inspi-
« raha la venganza, y por eso tantos departamen-
«tos se han creido ohligados á estraIlar á los sa-
« cerdotes que proscrihia la opinion y que huhie-
« ran sido ciertamente 'VÍctimas.


« En este choque" de intereses, todos los senti-
« miento s han tomado el acento de la pasion, y
« la patria no es ya una mera palahra que la ima-
« ginacion se complace en hermosear, sino un ser
« á quien se han hecho sacrificios y á quien se ape-
« ga cada dia mas por las inquietudes que causa,
« por los esfuerzos con que se le 11a criado y á
«quien se ama, tanto por lo que cuesta como por
«lo que se espera de él. Cuantos esfuerzos se hagan




ASAnBLEA LEGISLATlYA. (1792). 291
«conh'a su desarrollo, son otros Lantosmedios de'
« inflamar el entusiasmo en su filVOl'. j Hasta qué
<{ punto va á subir este entusiasmo en el momento
« en que las fuerzas enemigas reunidas por fuet'a se
«concierten con las intrigas de á dentro pai'a dar-
« la los golpes mas funestos! Es ya estl'cmuda la
({ fermentacion en todos los puntos del imperio, y
({ habrá de manifestarse de un modo tenible, á,
«menos que ulla confianza ra'wnada en las inl.en-
«citmes de V. lU. no consiga traIHpIÍlizarla; pe-
« ro esta confianza no se obtendrá con meras
<{ p.'olestas sino (fue necesita apoyarla con he-
« chos.


« I~s evidf'!üe para la nacion francesa que su
«constitucion puede marchar, y que el gobierno
« tendrá toda la fuerza que necesita, desde el mo-
« mento en que V. lU. quiera ahsolutamente el
« triunfo de esta misma constitucion, y desde que.
« sosteniendo al cuerpo legislativo con todo el po-
« del' de egccucion , quite todo pretesto á las in-
« quietudes (lel pucl)lo y toda esperanza á los des-
« contentos.


« Por ejemplo dos decretos importantes se han
« e"pedido , que ambos interesan esencialmente á
({ la tl'anquiliddd pública y á la salud del estado;
« mas el retardo en sancionarlos inspil'a ya des-
« confianzas, :v si se pl'olonga causará descontento;
( siendo de notal' ,y asi debo decírselo á V. M. ,




l\f;HYLl:ClON Hl.\NCESA.


« qm~' en la actual efervescencia de los ánimos '1
« el descontentO'puede arrastrar al último estremo.


( No es tiempo pues de retroceder, ni hay ya
«medio de contemporizar: la revolucion está
« hecha en los ánimos, y ella se acaharú á costa de
« sangre y se eimentarú con ella, si la prudencÍfI!
«no previene desgl'aeias que toda vía es posible
« cyitar.


« Yo sé qne todavút habrú quien espere conse-
4( guido todo y contenerlo todo con medidas vio-
c: lentas; perO' cuandO' se- haya desplegado ta fuer-
cr za para sujeta1' {r la a&1.mhlea, espm'cida el espan.
( tu pOl' Paris y la di \' i,~ion y el asomhl'O eH sus iu-
f/. mediaciones, toeta la I"raucia se levantaría con
« indignacron, y desiTozúndose á sí misma en lo s
«( horrores de una guerra ci"il, desarrollaría aqnc-
(e Ha tenebrosa cnergía, ~l ue es madre dc las "i1'-
« tUlles y de los nÍmencs , y siempre' fimesta á los
<i que la han pl'l)Yocado.


«[ini(Ias estún', SellO!", la salud del cstalto y la
( felicidad de V. M. ; ningull poder es capaz de se.:..
~ paradas y serún tel'rible,.; hs. anguslias y eiel'ta~
« las desgracias de vuestl'o tllOnO', si vos mismo no-
«Ip asentais sobre las hasas de la constitucion,
1\ alirmúmlo]é en la paz, que su mantenimiento no
"pllf'de menos de proporcionamos. Por tanlo la
nlisposieion de los ánimos, el curso de las cosas,
f( las razones de política y el intcl'es de Y,. 1\1. ,




ASAlfIBLE,l LEGISLUIVA. (1792). 293
«h'acen indispensahle-Ia obligacion d~ unil'se con
« el cuerpo legislati vo y corresponder al deseo de
1{ la nacíon. Es na solo una necesiclad sinO' tambien
«un deber; pel'O la sensibilidad natural de este
« puehlo afectuoso está p1'O'nta á encO'ntral' eil ello
«un motivo de ['ecO'nocimiento.· Os han engañad()
« cruelmente, Sciiol', cuandO' 0'5 han inspüadO' te-
4{ mOl'es y descO'nfianzas de este puehlO' tan fácil
« de conmover; y al mismO' tiempO' que han 10'-
4{ gmdo inquietaros O'S han puesto casi en la pre-
«cisiO'n de seguir una cO'nducta que no puede
4{ merlos de inquietarle á él mismo. Una vez que él
«vea que estais resueltO' ú hacer que marche aque-
«Ha cOllstitucion en que él cifm su felicidad, no
« tardará en velO en V. M. el objetO' de sus acciO'-
« nes de gracias.


«La cO'nducta de los clérigos en muchas par-
e- les y los preteslos que tIa el f:matismo á lO's des-
(/: cO'ntentos ha hecho espedil' una ley justa con-
e( tl'a lO's perturhadores: dela V. nI. su sancion,
ti. pO'rque la reclama la tranquilidad pública, y la
« hace necesaria la sal vaciO'n de l()s mismos dé-
(/: .'igos. Si esta ley nO' s~ pone en VigOl' los deprn'ta-
( mentas se vtrán precisadO's á sustituir á ella, como
(/: ya se ha hechO' en muchas partes, medidas vio-
« lentas y el pueblO' i .. ..itadO' cometerá mil excesos.


a: Las tentativas de nuestl'O's enemigos, las agi-
« taciones fIue se han manifestado en la capitaJ~


.-




294 REYOLUClON }<'llANCES,\
( la estrema inquietud que hal)ia escitado la con~
.. ducta de vucstl'a guardia, y que todavia sc sos-
.. tiene por las pruebas de afecto que la (lá una
« proclama verdatleramente impolítica de V. 1\1.;
«la situacÍon de Paris y su inmediacion á las
« fronteras han hecho convencerse de la necesidad
({ de un campamento en su inmediacion. ~Ias esta
«medida sobre cuya prudencia y necesidad na-
«( die tiene la menor duda, espera toda via la san-
« cion de V. l\f. ¿Por qué retardarla, dando ú en-
e: tender que se hace con disgusto cuando hacién-
«dola con prontitud escitaria el agradecimiento?


« Ya las intentonas del estado mayor (le la guar-
([ d ia nacional de Pat'is contra esta medida han
(( hecho sospechar que eran dictadas por una in5-
( piracion superior; y ya las declamaciones de al-
C( gunos demagogos exagerados , tlcspil~rtall la~ all-
« ti guas sospechas de su complicidad con los que
([ tienen mucho inleres en el lrastorno de la cons-
« titncion. En U'la palahra ya la opinion pú-
( blica compromete las intenciones de V. lU., Y con
( poco que se retarde, ereCt'r. el pueLlo contl'is-
(( tado que su reyes amigo y cómplice de los
( conspiradores.


«( ¡ Justo cielo, habl'cis cega(lo (. las potestades.
« de la tierra y 110 cscucharán estas mas qw~ los
{( consejos ({ue las contlucCI1 á su ruina!


{( Yo sé ({He el leng-uage austero de la verdad




ASA.\IBLEA LEGISlATIVA. (1792). 295-
« raras veces tiene acogida cerca del trono y tam-
f: poco ignoro que esto mismo hace necesarias las
\1 revoluciones; pero sé con mayor certeza fIue
« dcho decírsela á V. 1\1., no solo como ciudadano
«sngeto á las leyes, sino tamhien como ministro
« honnldo con su confianza ó revestido á lo me-
« nos de funciones que la suponen; y nada hay en
« el mundo que pueda impedirme cumplir una
« ohligacion de (Iue tengo certeza.


« Con este mismo ohjeto reiteraré mis repre-
« sentaciones á V. lU. acerca de la ohligacion y
« utilidad de egecutar la ley que preserihe que
( haya un seCl'etario en el consejo. Este solo he-
(cho de estar mandado deberia hastar para que
« se egecutase inmediatamente, pero ademas lo
« exige la necesidad de conservar la g;ravedad, la
« prudencia y madurez necesarias á la dclibera-
« cion, teniendo los ministros responsables un
{( medio pam eomlwohar las opiniones que ha-
« yan emitido. Si huhiese hahido un secretario. no
«me veria yo en 1a precision de dirigil'me pOlo
O! escrito á V. lU.


(( Nada importa la viela para el hombre que es-
(f tima su deher antes que todo, pero despues de
« la satisfaccion de haberle desempeñado, el ma-
«: yol' placer que tiene es pensar (Iue lo h.l hecho
«: con lealtad, y aun esto mismo es una verdadera
«oblif!acion en los homhres pú blicos.




290 REVOLUGlOl'( FRANCESX.
1{ Paris 10 de junio de 1792. Año 4.0 de la lí-


f( bertad.
« Fim"lado Roland. JI


El rey escuchá aquella lectura con una pacien-
cia egemplar,diciendo á la despedida que él daría
á conocer sus intenciones.


Entonces enviá á llamar ú Dumouriez estand()
reunidos el rey y la reina, los cuales le digel'om
¿ Hemos de sufl'ir por mas tiempo la insolencia
de esos ü'es ministl'Os? No scí'úwes, l'espondil) Du-
mouriez. ¿ Y se atreverá Y. á deshacernos de ellos?
le replicó el rey. Si seiior, repuso el atrevido mi-
nistl'O, pero es necesario que V. lU. consienta en
una condiciono Yo estoy despopularizado y ne-
cesal'Íamente voy á estarlo mas separando á tres
compañeros mios qne son al mismo tiempo gefes
de un partido poderoso; el único medio que en-
cuentro para presuadír al públieo de que no lo
han sido por causa de su patriotismo es ..... - ¿Cuál?
- preguntó el rey. -Sancionar los dos decretos,
respondió Dumouriez, volviendo á reproducir las
razones que hahia espucsto en el consejo. La rei-
na contestó diciendo que la condicion la parecia
demasiado dm'a; pero Dumouriez se esfol'zÓ á per-
suadida que los veinte mil homhres no eran temi-
blcs; que el decreto no designaha el sitio en que
se dehian acampar, y que asi por ejemplo se les
podia cm ial' á Soissons, donde se les oeuparia ca




,(SA1IllI-EA LEGISLATIVA. (1792). 291
rg'ereicios mili Lares y luego se les enviaria poco
á poco al ejército segun hubiese necesidad. « Pero
.- entonces, - dijO' el rey, -- será menester que' V.
c: sea ministro de la guerra.}) Consiento en ellO'
á pesar de la responsabilidad,:responclió Dumouriez;
}>el'o es indispensable' que' V. lU. sancione el de-
creto contra los clérigos, porque solo á ese, precio
puedo prestarle mis servidos. Este decretO' lejos de
ser peliudicial á los edesiilstims, les preservará
tle los furores populares. Si V. lU. se' Imlriel'a opues-
t.€) al primer decreto de' la asamblea constituyente
fiue les prescribió el juramento, no' nos veriamos
ahora, en el caso de no poder n~troceder. Hice muy
lnal entonces y no quisiera, volver á caer ahora en
un nuevo errOi'. La reina que no' tenia los mismos
escrúpulos que su esposo, se unió con Dumouriez
r hubo momentos en que el rey parecia estar pl'on-
loá dar su adhesion.


Dumouriez le indicó los nuevos ministros que
se debian nombrar en lugar de Servan, Claviel'e
y Roland, y eran Mourgues 8 para el interior, Beau,-
lien 9 para hacienda; y para el de gUC1'l'a se en-
cargaha de él DumoUl'iez, que momentáneamente
reunia dos ministerios Ínterin que se proveyese
el de negocios estrangeros. Inmediatamente salió
el real decreto, y el t 3 de junio recibieron su
cxonel'acion Roland~ Claviere y Servan. El prime-
YO , que tenia lo da la fuerz.a necesaria para ege-




298 REVOLUCIO~ FRANCESA.
cutar cuanto acertaba á concebir el cerebro de
su muger,se presentó inmediatamente en la asam-
blea y leyó la carta que hahia escrito al rey y por
la que se le despedia. Semejante paso era permitido
ciertamente, ya que se hahian roto las hostilida-
des, pero era muy poco generoso ponerse á leer
públicamente una calta despues de haherle ofl'e-,
cilio al rey que permaneceria secrcla.


La asamblea acog'ió su lectura con estraordina-
rios aplausos, y mandó ({ue se imprimiese y eu-
viase á los 83 departamentos, declarando ademas
que los tres ministros desgraciados llevai>an con
sigo la confianza de la nacion. En aquel mismo
momento Dumouriez sin intimidal'se, se atrevió
(1 presentarse en la tribuna con su nuevo carácter
de ministro dc la guerra; para lo cual preparó á
toda prisa un informe circunsLanciado sobre el es-
tado del egército y sohrc las faltas de la adminis-
tracion y de la asamhlea. No omitió las espre-
siones mas severas contra aquellos mismos que sa-
bia estaban dispuestos á recibirle muy mal, y asi
fué que apenas se huho presentado cuando empe-
zaron los murmullos en los hancos de los jacobi-
nos, pero los fuldenses guardaron el mas profun-
do silencio.Principió por dar cuenta de una ligera
ventaja conseguida por Lafa yette, y de la muerte
de Gouvion 10, que siendo al mismo tiempo oficial,
diputado y hombre de bien habia buscado volun-




ASAMBLEA tEGTSLATIVA. (1792). 299
tariamente la muerte, desesperado por las des-
gracias de su patria. La asamblea manifestó senti-
miento por la pérdida de aquel generoso ciudada-
no, escuchó con frialdad la pena que mostraba Du-
mouriez y particularmente el deseo que manifestó
de preservarse de las mismas calamidades por la
misma suerte que el otro; pet'O cuando anunció el
informe que iba á leer como ministro de la guerra,
gritaron de todos lados que no querian escuchar-
le. Reclamó con serenidad la palabra y acabó por
obtener silencio, aunque sus reconvenciones irri-
taron á varios diputados. ¿Lo oyen Vds., dijo Gua-
det, c(}mo el ministro nos dá lecciones? .. ¿Y por
qué no?, replicó sin alterarse el intrépido Domou-
l'iez. Por fin se restableció la calma, y concluyó
su lectura que fué murmurada y aplaudida; mas
apenas la huho acahado, recogió sus papeles para
llevárselos. Ay que huye empezaron á gTitar. Na-
da menos que eso, replicó él, poniendo la memo-
ria sohre la mesa: la firmó con mucha serenidad
y atravesó la asamhlea con una calma impcrtur-
·bable. Mas como se le agolpasen al paso varios di-
putados , hubo algunos que le digeron: le van á
enviar á Vm. á Odeans. Tanto mejor, respondió
él, con eso tomat'é los baños y el suero de que ten-
go gran necesidad y descansaré.


Su firmeza tranquilizó mucho al rey que le ma-
nifestó toda su satisfaccion; pero aquel desgraciado




300 nEVOLUCIO~ FRA:'VCEs:\.
príncipe estaba yá como fuera de sí y atormen-
tado dees.crúpulos; de suerte que sitiado por
amigos falsos, se habia arrepentido de sus deter-
minaciones y no queria firmar los dos decretos.


Reunidos los cuatro ministl'Os en el c(msejo , le
suplicaron que diese la doble sancion como pUl'ecia
habérselo prometidA; mas el rey les respondió
con sequedad que no podia consentir mas que en
el decreto de los 20,000 hombres, pero en cuanto
al de los sacerdotes estaJ,a decidido á oponerse á
€lcualesquiera que fuesen las amenazas ó las con-
secuencias que se siguiesen. :En seguida leyó la
carta que ya tenia escl'Íta anunciando esta deter-
minacion al presidente de la asamblea dicién-
doles, uno de ustedes la refrendarú , y pronun-
ció estas palabras con un tono que jamas se le
hahia conoci(lo.


Entonces Dumouriez le escribió presentando
su dimisicm, y al leerla el rey dijo: este hombre
me ha hecho exhonerar tres ministros porque que-
rían obligarme á adoptar los decretos., y ahora
se empeña en que yo los sancione. Esta reeon-
vencion era injusta porque era precisamente la
condicion con que Dumouriez habia consentido
en sobrevivir á sus cólegas. Luís X VI le "ió y le
preguntó si persistía en ello, y habiendo respon-
dido que sí, le dijo S. ~I.: pues en tal caso acepto
\'uestm dimisÍon. Todos los demas ministros la




ASiUlor.EA J.EGIUATIn .• (1792). 301
ltaLian dado igualmente, pero el rey retuvo ú La-
coste y Duranthon y les obligó á que permane-
ciesen. Estas vacantes fueron ocupadas por los SS.
Lajarcl tl, Chamhenas 12 y Terrier .. le Mont-Cíel. ti


c( Con este motivo, dice l\ladanla Campan, cayó
a el rey en un desaliento que lle¡¡aba á ser un aba-
({ timiento físico, y estuvo diez días enteros sin
{( pronunciar una palabra ni aun en el seno de
{( su familia, sino únicamente en la partida de
«chaquete que hacia despues de comer , con l\la-
«dama Isabel, en que solo articulaba las paia-
'(! bras indispensables en aquel juego. La reina le
\{ sacó de aquella situacion tan funesta, en un es-
a tado de crisis en que á cada minuto era indis-
{( pensable ohrar, an'ojándose á sus pies y emplean-
« do unas veces imágenes propias, para asustarle,
«y otras con espresiones de ternura. No cesaba de
'<1' reclamar la que el'a debida á su familia, y llegó á
-« decirle que si eea preciso perecer, dehia hacerlo
«con honory sin eSl)emr á ({ue viniesen á ahogarles
«á uno y á otro en su misma habitacion.»


Fácil es de presumir cuales serian las dispo-
siciones de ánimo de Luis XVI al volver en sí
mismo y al cuidado de los negocios. Despues de
hallet, abandonado una vez el partido de los ful-
dense s por el de los girondinos, no podia volver
á los primel'os con gusto ni con esperanza; porque
habiendo hecho una doble esperiencia de su Ín-




302 REVOI.UCION FRANCESA.
compatibilidad con unos y otros, habia conse-
guido al mismo tiempo inspirar igual conviccion
á ellos. Desde aquella época debió mas que nunca
pensar en los estrangeros y cifrar en ellos toda
su esperanza. No hubo nadie que no penetrase
aquel pensamiento, que no podia menos de asus-
tar á los que veían en la iuvasion de la Francia
la caida de la libertad, el suplicio de sus defen-
sores y tal vez el desmembramiento del reino. Na-
da de eso veía Luis XVI porque siempre se disi-
mula uno los inconvenientes de lo que desea; pe-
1'0 asustado con el tumulto que habia producido
la derrota de ~Ions y de Toul'l1ay , hahia enviado
á Alemania á Mallet-du Pan 1!1 con instrucciones
escritas de su propia mano. En ellas recomenda-
ha á los soberanos que avanzasen con precaucion
y guardasen los mayores miramientos con los ha-
bitantes de las provincias que atravesasen, y que
espidieran antes un maniJ.ieslo en el cual mostra-
sen sus intenciones pacítlcas y conciliadoras. Por
moderado que fuese este proyecto, no por eso de-
jaba de ser una invitacion de adelantarse sohre el
pais, y por mas que tal fuese el deseo del rey, y
aun si se quiere el de los príncipes estl'angeros y
rivales de la Francia ¿ sería el mismo el de los fu-
rihundos emigrados? ¿ Estáha seguro Luis XVI de
que no le arrastrarían mas allá de sus intenciones?
I~os mismos ministros de Prusia y Austria le ma-




ASAMBLEA. T.EGISJ.ATlVA. (1792). 30:l
nifestaron á Mallet-du-Pan las desconfianzas que
les inspiraha la exaltacion de los emigrados, y aun
parece que le costó no poco trabajo tranquili-
zarles sobre este punto. Los mismos recelos tenia
la reina, y particularmente contra Calonne como
el mas peligroso de sus enemigos; mas no por eso
dejaba de suplicar á su familia que viniese á liber-
tarlos con la mayor celeridad. Desde aquel ins-
tante no pudo menos el partido popular de mirar
á la corte como á un enemigo tanto mas terrible,
cuanto disponia de todas las fuerzas del esta-
do y así el combate que se travaba llegó á ser un
combate de muerte. Al componer el rey su mi-
nisterio no escogió nillgun homhre decidido,
porque esperando su próxima libertad, solo pen-
saba en ir pasando algunos días como se pudie-
se, y para eso bastaba el ministerio mas insigni-
ficante.


Los fuldenses quisieron aprovechar aquella oca-
sion para reunirse con la corte, no tanto por am-
bicion personal de su partido, cuanto por interes
y compasion hácia el rey. Ellos no contaban de ma-
nera alguna con la invasion, pues que en ella veia la
mayor parte un atentado y un peligl'o tan inmi-
nente para la corte como para la nacion misma;
previendo y con razon que el l'ey sucumbiria an-
tes que pudieran llegarle los socorros, y que des-
pues de la invasioll ie seguirían venganzas atroces,


lJ. 20




30í REVOLUCION FRANCESA.
el desmembramiento del reino y por decontado la
destruccion de la libertad. ~


Lally-Tolendal á quien ya hemos vi1\to abando-
nar la Francia luego que se convenció de que eran
imposibles las dos cámaras; ~Ialouet que todavía
insistía en ellas en el momento de la revision; DIi.
port, Lameth, Lafayette y otros que querian con·
servar lo que existia, se reunieron para tentar el
último esfuerzo. Aquel partido, como todos, no
estaba de acuerdo consigo mismo sino en un solo
punto, que era el de salvar al rey de sus propias
faltas y á la constitucioncon él. Siempre sucede
que un partido se vé obligado á dar algunos pasos
en secreto, que se llaman intl'igas cuando no tie-
Lienen buen resultado, y en este sentido puede
decirse que los fuldenses intl>igaron, porque luego
que vieron exhonerados por Dumouriez á Servan,
Claviere y Holand, se aproximaron á Dumouriez
y le propusieron su alianza, con tal qne fi1'-
mase el veto contra el dccrcto de los sacerdotes.
Mas, bien fuese por mal humor de este ó por falta
de confianza en sus medios de conseguido, reusó
aquella alianza y se marchó al ejército ,con el
vi vo deseo, segun escribió El la asamblea, de que
un callonazo reuniese para él todas las opinones.


Solo les quedaha á los fuldenscs Lafityette, que
aunque no habia tomado parte en sus manejos se-
cretos, estaba en malas disposiciones contra Du-




;.\SMInLEA LE(iISLHIVA (1192). :305
moul'iez y queria salvar al rey sin alterar la cons-
titucion. Sus recursos eran débiles, porque en
primer lugar la corte á ({uien se empei"laha en sal-
val', no queria deberle su salvacion. En segundo
la reina que se confiaba voluntariamente en Bar-
nave, siempre habia empleado las mayores pre-
cauciones para verle y nunca le hahia recihido
sino en s€creto. Ni los emigrados ni la corte la
hubieran perdonado que tratase .con los constitu-
cionales. Al eontral~io siempre se la recomendaha
queeu caso de pactar, no pactase con ellos sino que
prefiriese mas bien á los jacohinos , porque con los
primeros, decían, seria preciso transigir, mientras
que con los segundGs no hay precision de cum-
plirles nada. Si se añade á estos consejos tan fre-
cuentemente .repetidos, el ódío personal de la rei-
na comra Lafayette, se comprendeTá cuan poco
dispuesta estaha la corte á dejarse servir por los
constitucionales ó fuldenses. Ademas de estas
repugnancias de la corte, debe tenerse cuenta tam-
hien con la debilidad de 19s medios que podia em-
))lear contl:a el partido popular. Es cierto que La-
fuyette era adorado de sus soldados y debia contar
con sucjército, pero tenia el enemigo al fl'ente y
no era cosa de descubrir la frontera para dirigir-
se al interior. El anciano Luckner sobre quien se
apoy.aha, era débil, variable y fácil de intímidar,
aunque muy valiente en los campos de batalla. l\Ja~




306 REVOLUCION FRANCE!lA..
aun cuando se contase con recursos militares, no
tenia n los constitucionales apoyo alguno civil;
porque la mayoría de la asamblea estaba en la Gi-
ronda, y ~unque la guardia nacional les era adicta
en parte, se hallaba desunida y casi desorganiza-
da. Se veían pues reducidos los constitucionales
para hacer uso de las fuerzas militares, á mar-
char desde la frontera sobre Paris, ó lo que es lo
mismo á tentar una insurreccion contra la asam-
blea; y las insurrecciones que son excelentes para
un partido violento que toma la ofensiva\ son per-
judiciales y funestas para el partido moderado que
se apoya en las leyes.


Sin embargo tanto le instaron á, Lafayette, que
concertaron con él un proyecto de dirig"ir una carta
á la asamblea, escrita en su nombre, en que se
esplicasen sus sentimientos en favor del rey y de
la constitucion, y su desaprobacion de todo lo que
tendiese á combatir á uno ú otra. Sus amigos es-
taban divididos excitando algunos de ellos su celo
y otros enfriándole; pero él sin pensar en oira cosa
mas que en servir al rey á quien habia jurado fi-
delidad, escribió la carta sin hacer caso de los pe-
ligl'os que iban á amenazar su cabeza. El rey y la
reina, aunque resueltos á no servirse de él, le de-
jaron escribirla porque no veían en aquel paso
mas que una polémica de cargos recíprocos entre
los amigos de la libertad, y así llegó la carta á la




A.SÁMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 301
asamblea el dia 13 de junio. Despues de haber de-
saprobado al principio de ella la conducta del
último ministro, á quien decia que estaba de-
cidido á denunciar cuando supo su salida, conti-
nuaba en estos términos:


« No es bastante que este ramo del gobierno se
«vea libre de un influi o funesto, porque la causa
C( pública está en peligro y la suerte de la Francia
<{ reposa principalmente en sus representantes. La
« nacion espera de ellos su salvacion, mas al darse
« una constitucion , les ha prescrito el único cami-
«no por donde quiere que se la salve. »


Protestando luego de su inviolable adhesion á la
ley jurada, esponia el' estado de Francia, á
quien miraba colocada entre dos especies de ene-
migos, esteriores unos, é interiores otros.


«A unos y á otros es preciso destruirlos; pero
C( vosotros no podreis hacerlo sino mientras scais
c( constitucionales y justos ...... Mirad en derre-
« do!' de vosotros y decidme si po deis disimularos
G: que unas facciones, y para no andar en rodeos,
( que la faccion jacobina ha causado todos los de-
c( sórdenes. A ella es á quien yo acuso altamente,
e: porque organizada como un imperio á parte den-
e: tro de la metrópoli, y rodeada de aliliaciones,
\1' pero dirigida ciegamente por algunos gefes am-
f( bici osos , forma esta secta una cOl'poracjon dis-
It tinta en medio del pueblo franees CUJ()~ pod í' ¡'(',;




308 \\.É\'()UJuo~ H\.\NfESA.
« usurpa suhyugando á sus representantes y mlln:.
« datarios. Alli en sus sesiones púhlicas se dá el


. « nombre de aristocracia al amor de las leyes, y á
«su infraccion se la llama patriotismo. Alli los
« asesinos de Desilles 15 reciben enhorabuenas, y
« los crímenes de Jourdan 16 encuentran panegi-
«ristas. Alli por último la relacion del asesinato
«que ha afrentado á la ciu-dad de Metz, acaba taln-
« bien de excitar infel'llales aclamaciones.


« ¿ Creerún por yentura sustraerse á estos cargos,
(e escudándose con un manifiesto austdaco en que
« están nombrados estos sectarios? ¿ Se imaginan
« ser sagrados porque Leopoldo ha pronunciado su
« nomhre, y estarémos nosotJ:os dispensados de li-
«hertar á nuestl'a patria de una tirania domés-
« tica, solo porque tenemos precision de comba-
« tir [l los estrallgerm; que· se mezclan en nuestros
« negocios? II


Recordando luego sus antiguos servicios á la
lihel'tad y numerando las garantias que habia
dado á la- patria, respondia el general de sí y de
su ejército, y de€la¡'aha que la nacion francesa
sopena de ser la mas vil del universo, podia y
debía resistir á la conjuracion de los reyes coli-
gados cOlltra ella; pero añadía: «Para que noso-
I( iros, ({ue somos soldados de la lihertad, comba-
« tamos con eficacia y mnramos con fmto por ella,
t es necesa.rio que el número de los defensores d.e




ASAMBI_EA LEGISLATIVA. (1192). 309
11: la patria sea pronto proporcionado al de sus
«adversarios; que los suministros de todo género
«se multipliquen y faciliten nuestros movirilÍen-
« tos; que el hien estar de las tropas, el mantenÍ-
« miento de ellas y sus pagas no esperimenten en
«adelante fatales retardos etc ....• » Seguíanse á es-
tos consejos otl'os de los cuales el principal y el
último era: «que el reinado de' los clubs, ano-
«nadado por vosotros, dé lugar al de las leyes;
"SUS usurpaciones al ejercicio firme é indepen-
« diente de las autoridades constituidas; sus má-
« ximas desorganizadoras á los verdaderos princi-
t: pios, de la libel'tad; su furor frenético al valor,
« sereno y constante de una nacion que cono-
«ce y defiende sus derechos, últimamente sus
« combinaciones de secta á los verdaderos inte-
\! reses de la patria, qu.e en este momentO' de pe-
«ligro debe reunir á todos aquellos para quie-
« nes su esclavitud y ruina no: son objetos de
c( un regocijo atroz. y de una infame especu-
«lacion. »


Esto era lo mismo que decir á las pasiones ir-
ritadas, paraos; á los partidos mismos, inmo-
laos de buena voluntad; á un torrente en fin,
mandal'le que se detuviese. Mas no por ser inú-
til aquel consejo dejaba de ser una obligacion el
darle. La carta fue muy aplaudida en el lado de-
recho :. el izquierdo guardó silencio, y apenas se




310 REVOLUCION Fl\ANCESA.,
concluyó su lectura cuando ya se trataba de Ím-
primirla y enviarla á los departamentos.


Pidió la palabra Vergniaud y la obtuvo dicien-
dO': que impO'rtaba á la libertad que MI'. de La ....
fayette habia defendidO' tan bien hasta entonces,
que se hiciese diferencia cntre las peticiones de
los simples ciudadanO's que daban un dictámen ó
reclamaban algun actO' de justicia, y las leccio-
nes de un general armadO'. Este no debia espli-
carse mas (pIe por el órganO' del ministerio, sin
lO' cual estaba perdida la libertad, y asi era pre-
cisO' pasarla á la órden del dia. Respondió Thebe-
not 17 que la asamhlea dehia recibir de la boca de
MI'. de Lafayette las verdades que ella misma nO'
se hahia atrevido á decirse. Esta última observa-
ciO'n escitó un gran tumulto y algunos miembros
negarO'n la autenticidad de la carta. «Cuando nO'
«estuviera firmada, esclamó MI'. CO'ubé 13, nO' hay
«mas que un Laf.'lyette que haya podido escri-
« birla.» Pidió Guadet la palabra para un hechO' y
sO'stuvO' que la carta nO' podia ser de Lafayette,
porque hahlaba de la dimision de DumO'uriez que
nO' se habia vel'ificadO' hasta el 16 y ella tenia aque-
lla misma fecha. «Es pues impO'sible, aíhdió,
« que el firmante hable de un hechO' que nO' pO'-
«día saber, y asi ó la firma nO' es suya ó vinO'
«aqui en blancO' para (Iue alguna f:lcciO'n dispu·-
« siese de ella á su placer.» Estas palabras pro-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 31 f
dugeron mucho rumor y conlinuando Guadet aña-
dió que 1\11'. de Lafayette era incapaz segun sus sen-
timientos conocidos de haber escrito semejante
carta. El no debe ignorar, dijo, que cuando Crom-
well ..... No pudiendo contenerse el diputado
Dumas al oir esta última palabra quiso subir á
la tribuna, con lo cual se suscitó una larga agi-
tacion; pero sin emhargo Guadet se volvió á sen-
tar en ella y repitiendo decia ..... interrúmpenle
de nuevo -estabais en Cromwel1 ..... - ( Ya vol-
«veré á él, replicó ..... -decia que lUr. de Lafa-
«yette no debe ignorar que cuando Cromwell
t: usaba del mismo lenguage, ya estaba perdida la
» libertad en Inglaterra, y asi es preciso ó bien
.. asegurar que algun cobarde se ha cubierto con
«el nombre de MI'. de Lafayette, ó probar con
C" un grande egemplo al pueblo fmnces, que
( vosotros no habeis jurado en vano defender la
C" constitucion. »


Una multitud de miembros aseguraron que re-
conocian la firma de 1.afayette, y apesar de eso su
carta fué remitida á la comision de los doce para
certificar su autenticidad, con lo que quedó pri-
vada de la impresion y remision á los departa-
mentos.


:Fué pues enteramente inútil aquel paso tan ge-
generoso y no pod.ía menos de serlo en el estado
en ({ue se hallaban los ánimos. Ya desde aquel




312 llEVOLUCION FnANC~SA.
instante quedó el general casi tan despopulariza\-
do como la corte, y si los corifeos de la Gironda 'r
mas ilustrados cIue el pueblo, no creian c:¡'ue La-
fayette' fuese capaz de vendCl' á su pais porque ata-
case á los jacobinos, con todo eso las masas lo
creian , á fuerza de oírselo repetir en los clubs-,
en los diarios y en Jos sitios públicos.


De cste modo á las jmplietudes que habia ins-
pirado la corte al partido popular, se reunieron
las que provocó Lafayette por sus propias pala'-
bms; por manCl'a que el1tom~es acabú, ele desespe-
rar aquel partido y se resolvió á aterrar á la corte,
antes que esta pudiese ponel' en egecuclOn los
planes de que se la: acusaba.


Ya hemo" visto cuales eran los elementos de
flue constaha el partido popular, el cual á medi-
da CIne se :pl'onnnciaha n'las y mas se i.ba caracte-
rizando mejor y sella\ándose en él nuevos perso-
nages. l\obesp'\en'e se llU1)ia UU(\o a conocer en
los jacohinos y Danton en los franciscanos ~ rel'o
los cluhs , la municipalidad y las secciones cons-
taLan de otros muchos hombres que por el ardor
de su carácter y opiniones estaban prontos á em-
prénderlo todo. De este número eran Sel'gent 19 y
Panis 20, que mas adelante mezclaron sus nom-
hres en un ahominable suceso. Enlos nrl'ahales se
notaban muchos gefes de batallon que se habian
becho temibles, siendo el prillci paI de ellos un




ASMI'nLEA LEGISLAtiVA. (1792). 3f3'
falH'icanle de ccrbeza llamad\')' Santel'l'e. Interesa'-
La este hombre' al pueblo tanto por su estatura
comO por su voz estentórea y una cierta facilida{\
de diccion, y habia adquirido una especie' de do:.'
minio en el barrio de San Antonio cuyo batallo n
mandaba. Ya se habia distinguido' Santerl'C en el
a{uclu.e de Vi'ncennes , rechaza·do por Lafayette en
febrel'o' de 1791-; Y como todos 16s no-mbres de.:..
masiado fúciles de seducir podía' lleg'ar á ser muy
peligroso, segun las inspiraciones del momento.
AsisÜa á todos los conciliábulos que se celebraban
en los barri'os lejanos, y allí se reunían con él el
diaJ'ista Cal'l'a, perseguido por haber ataL'\ldo á
Bertrand de l\Iolleville y á l\[onlmorin; uh tal
Alexandre 21 , comandante del arrabal de San Mar:..
celo; un individuo muy conocido con el Hombre
tic Fournier 22 el americano'; el carnicero Legen'-
dre 2:1 , (fue fué despues diputado á la convencion,
un aprendiz de platero llamado Rosig'nol, 24 Y
otros muchos que por sus relaciones con el popu-
lacho, conmovian todos los arrabales. Los mas
encopetados de enlt'c ellos- se comunicaban con
los eorifeos del partido popular y de este modo.
podían fáciimente sugetar sus movimientos á una
dil'eccÍon superior:


No se puede designar de un modo exacto quie-
ncs cran los diputados tIue estaban encal'gados de
aíPlella direccion; pero los mas señalados eatre




314 ItEVOLUCION FRANCESA.
ellos eran forasteros y no tenian otro influjo que
el de su propia elocuencia. Guadet, Isnard y
Vergniaud, todos ellos provincianos, se corres-
pondian mas con los departamentos que con Pa-
riso Fuera de eso, aunque muy;ardorosos en la
tribuna , tenian poca accion fuera de la asamblea
y no eran capaces de conmover la multitud. Con-
dorcet y Brissot, diputados de Paris, no tenian
mas actividad que los precedentes, y se habían
hecho girondinos por la conformidad de sus opi-
niones con los diputados del Oeste y del Medio-
dia. Despues de la disolucion del ministerio pa-
triota habia vuelto Roland á la vida privada y ha-
bitaba una casa modesta y retirada en la calle de
Santiago. Persuadido de que la corte tenia el pro-
yecto de entregar la Francia y la libertad á los
estrangeros, deploraba las desgracias de su patria
con algunos de sus amigos diputados en la asam-
blea, mas no parece que en su tertulia se tmbaja-
se en atacar á la corte. Solo se ocupaba en pro-
mover la impresion de un diario intitulado el
Centinela que redactaba Louvet, ya conocido en los
jacobinos por su controversia con Robespierre, y
era en un sentido patriótico. Los fondos con que
se mantenia este diario, eran un sobra n le de los
que Roland habia señalado durante su ministerio
para ilustrar la opinion pública.


Por aquel tiempo vivía en París I1n jóvcn de




· ASAMBLEA LEGISLA TIYA. (1792). 31 ft
Marsella, lleno de ardor, de osadia y de ilusiones
repuhlicanas, á quien llamaban Anlinoó por lo
bonito que era. Este habia sido diputado por su
pueblo á la asamblea legislativa para reclamar
contra el directorio de su departamento, porque
eran ya muy comunes' en toda Francia estas di-
vergencias entre las autoridades inferiores y su-
periores y entre los ayuntamientos y los directo-
rios. El verdadero nombre de aquel jóven era
Barbaroux. 25 Dotado de intelig"encia y de mucha
actividad podia llegar á ser muy útil á la causa
popular, y habiendo visitado á Roland y lastimá-
dos e con él de las catástrofes de que estaban ame-
nazados los patriotas, convinieron en que siendo
cada dia mayor el peligro en el norte de la Fran-
cia, era indispensable en último estremo re-
tirarse al mediodia y fundar una república, que
podria estenderse algun dia, como en otros tiem-
pos habia estendido Carlos VII su reino desde
Bourges. Examinaron el mapa con el ex-ministro
Servan y se decian unos á otros que batida en el
Rhin ó en otro lado la libertad, debia retirarse
detras de los Vosgos y el Loira; que en caso de
que allí tambien se forzasen sus atrincheramientos
la quedaban todavia al este Doubs, Ain y el Ro-
dano ; al Este la Vienne y el Dordoña, y en el
centro las cordilleras y los rios del Limosino:
.. Tambien tenemos mas adelante, dijo Barba-




31'6
e: roux, la Au vernia, sus cerros escarpados, sus
!( quebradas, sus antiguos bosques y las montarías
« del Valés antiguamente arrasadas po<el fuego y
e: ah6racubiertas de pinos; siLios enteramente sel-
«váticos cuyos habitantes trabajan en la nieve
« pero á lo menos viven libres é independientes.
C( Tamhien nos ofrecen las Cévenas un abrigo de-
«( masiado célebre para que la tiranía ¡no le mil'e
c( con terror; y al estremo del medio día tendria-
c( mos por barrera el Iséra, el nuranzo , el Roda-
« no desde Lyon hasta el mar, los Alpes y el ba-
« luarte de Tolon. Ultimamente .cuando todo esto
« llegue á ser invadido, nos queda la Córzega. La
« Córzega en donde los Genoveses y los .Franceses
« no han podido naturalizar la tirania , como ,que
« solo necesita brazos para hacerse fértil? y filó-
« sofos para que la instruyan. » •


Era muy natural que los del mediodía pensa-
l'an en refugiarse en sus provincias, en caso de
ser invadido el norte. l\las no por eso descuida-
ban este último, por lo que se convinieron en escri-
bir á sus departamentos para que se [Ol'mara es-
pontaneamente el campamento de los 20.000
hombres, por mas que no se hubiese sancionado
todavia el decreto para él. Contaban mucho con
Marsella que era una ciudad rica, considerahle-


.. Memorias de BarbarotIX pago 38 y 39'




ASA1UnLEALEGITLATlYA (1792). 311
mente poblada y estraordinariamente democráti-
ca. Ella era quien habia nombrado á l\Iírabcau pa-
ra los estadosgencralcs, y despues habia esparcido
pOl' todo el medio día el mismo espÍl'itu de que es-
taba animada. El corregidor de aquella ciudad era
amigo de Barbaroux y tenia las mismas opiniones.
Este último le escribió encargándole que hiciese
gran pl'Ovision de granos, y que enviara hombres
de su confianza á los departamentos inmediatos,
como tambien á los ejércitos de Jos Alpes, de Ita-
lia y de les Pirineos ,con encargo de pl'epamr la
opinion .púhlica, de saber como pensaba Montes-
(fuiou general del ejército de los Alpes, y de uti-
lizar su amhicion en provecho de la libertad; úl-
timamente que se pusiera de acuerdo con Paoli
y con sus Corsos, á fin de prepararse un .asilo en
algun caso estremo. Le recomendaba mucho que
reservase el producto de las contl'ibuciones á fin
de pri val' al gobicrno de ellas y en caso de nece-
sidad aprovecharlas contra él. Lo mismo que Bar-
haroux solicitahacon Marsella hacian 'otros con sus
respectivos dep.artamentos y todos pensaban en
asegurarse un refugio. Por manera que cam-
J)iada la desconfianza en desesperacion , prepa-
raban la insurreccion general y en el acto mis-
mo de disponcrse la insurreccion se notahan ya
muchas diferencias entre París y los departa-
mentos.




318 1\EVOLUCION FRANCESA.
El corregidor Petion, relacionado con todos los


girondinos y mas adelante confundido y proscl'ito
con ellos, se hallaba en virtud de sus funciones
mas en contacto con los agitadores de Paris. Em
hombre de mucha calma y aparentaha una cierta
frialdad, que sus enemigos confundian con la es-
tupidez, asi como cierta probidad, muy ponde-
rada de sus partidarios, y que jamas han dispu-
tado ni aun sus mismos enemigos. El pueblo que
segun costumbre inveterada ponia motes á todos,
le llamaba La virtud Petion, ó lo que es lo mismo
el virtuoso Petion. Ya hemos dado alguna noticia
de él con ocasion del viage de Varennes y dicho
la preferencia que le dió la corte respeto de La-
fayette para el nombramiento de corregidor. Quiso
la corte corromperle y algunos tunantes prometie-
ron hacerlo, con tal que les diesen una cantidad
proporcionada; pero los hribones se la guardaron
en el hosilIo sin haher dicho ni siquiera una pa-
lalabra á Petion porque conocieron que era im-
posible, atendido su carácter. La satisfaccion que
tuvo la corte creyendo proporcionarse un apoyo y
corromper á un magistrado popular rué demasia-
do corta, y no tardó en reconocer que la habian
engañado y que los corazones de sus adversarios
no eran tan venales como la habian dicho.


Petion hahia sido uno de los primeros á per-
suadirse que era imposible que se modificasen ja-




AS;\l\fDLEA LEGISLATIvA. (1792), 3H)
mas las inclinaciones de un rey nacido y criado
en el absolutismo. Era republicano mucho antes
que ninguno pensase en repílblica, y ya desde la
constituyente hahia sido por eonviccion lo 'que
ahora era Robespierre por despecho y por mal
llUmor. Durante la legislativa se convenció mucho
mas de la incorregibilidad de la corte, y se per-
suadió á que indudahlemente apelaria á los es-
trangeros, por manera que si antes había sido
republicano por sistema, ahora lo era por propia
seguridad, y asi desde aquel instante pensó, se-
gun el mismo dijo, en facilitar una nueva revolu-
cion. El era quien contenia los movimientos mal
dirigidos, y quien por el contrario favorecía á los
que lo estahan bien, procurando sobre todo con-
ciliarlos con la ley, de quien era rígido observa-
dor, y que no queria que se violase sino en los ca-
sos muy apurados.


Sin que sepamos perfectamente la parte que tu-
vo PetÍon en los movimientos que se preparaban,
y sin que tampoco nos conste si consultó con sus
amigos de la Gironda para favorecerlos, bien se
puede inferir segun su conducta que á lo menos
no les opuso ningun obstáculo. Hay quien dice que
á fines de junio se fué á casa de Santerre con Ro-
bespierre, con Manuel 26, que era procurador sín-
dico del comun, con Sylleri 27, ex-constituyente,
y con Chabot ex-capuchino y diputado; que este


Il. :l [




320 REVOLUGION FRANCESA.
último arengó á la seccion de Quinze-vingls y la dij6
que la esperaba la asamblea. Séase lo que se quie-
ra de estos hechos, e~ lo cierto que hubo conci-
liábulos , y no es creíhle , atendida la opinion y
conducta ulterior de los personages que acabamos
de nomhrar, que formasen el menor escl'úpulo
de asístir á ellos. Desde aquel instante se espar-
ció la voz por los arrabales de una fiesta que se
preparaba para el 20 de junio, por ser el aniver-
sario del juramento del juego de pelota. Díjose
que se trataba de plantar un árbol de la lihertad
en el tenado de los fuldens~s y de presentar una
petlcion á la asamhlea igualmente que al rey. Esta
})cticion hahia de prcsentarse con armas, lo cual
hasta para dar á entender que la verdadera inten-
cion de aquel proyecto era intimidar el palacio
con la vista de cuarenta mil picas.


El día 16 de junio se presentó una demanda
formal al conscjo general del ayuntamiento, á fin
de que se autorizase á los ciudadanos del barrio
de San Antonio para reunil'se armados el dia 20
y hacer una peticion al rey y á la asamhlea. El
consejo general decretó la órden del dia, es decir
que la negó, y mandó que su determinacion sc
comunicase al directorio y al cucrpo municipal;
ma(no por eso sc desanimaron los peticionarios ,
antes hien digeron que no por eso dejarian de reu-
nirse. Hasta el día 18 no dió el corregidor Petlon




ASAJIBJ.EA 1.EG1SUTlVA. (1792). 321
parte de esta ocurrencia del 16, ni la comunioó
mas que al departamento y no al cuerpo muni-
cipal.


El 19 el directorio del departamento á quien
en todas ocasiones hemos visto pronunciarse con-
tra los agitadores, tomó una determinacion por
la cual se prohibían las reuniones armadas, el:.l-
.cargando al comandante general y al corregidor
que se yaliesen de todos los medios pal'a di~ipar­
las. Esta l'esolueion se comullicó á la asamblea por
el ministro del interior y al instante se suscitó la
cucstíon de si se hahia de leer ó nó.


Verg'niaud se oponía á que sc escuchase pero no
se salió con la suya, sino que se leyó é inmerliata-
mente despues se pasó al órden del dia.


Dos sucesos bastante importantes acababan de
ocurrir en la asamhlea , á saber: habe\' dado parte
el rey de su oposicion á los dos decretos, relati-
vos á los clérigos no juramentados y al estableci-
miento dc un campamento de 20 mil homhres,
.cuya comunicacÍon fué escuchada con el mas pro·
fundo silencio. Y el otro haberse presentado á la
barra unos Marselleses para leer una peticiono Ya
hemos dicho las relaciones que Barbaroux mante-
nia con ellos, y asi excitados por sus consejos, ha-
hían escrito á Pelion ofreciéndole todas sus fuerzas
y remitiéndole una peticion para la asamhlea , en
la cual decian entre otras cosas: « La libertad fl'au-
~~ UQi"


. ,-" f" ....
~ '!




~22 RE\'OurCIOl( }RANCESA.
«cesa corre peligro, pero el patriotismo del me-
«dio dia salvará la Francia.... Ya llegó el dia
«de la cólera del pueblo.... Legisladores, la
« fuerza del pueblo está en vuestras manos; haced
« uso de ella; el patriotismo frances os pide mar-
( chal' con fuerz3.s mas imponentes hácia la capi-
«tal y hácia las fronteras ..... Vosott'os no reusa-
\! reis la autorizacion de la ley á los que están dis-
«puestos á pCl'ecer por defenderla. »


Esta lectura habia excitado grandes debates en
la asamblea, porque decian los del lado derecho
que enviar semejante pcticion!á los departamen-
tos era lo mismo que excitarlos á la insul'reccion.
Mas sin emhargo se decretó el envio, á pesar de
aquellas reflexiones que eran sin duda muy justas
pero inútiles desde que todos estaban persuadi-
dos de que solo una nueva revolucion podia salval'
la Francia y la libertad.


Estos fueron los acontecimientos durante el dia
t 9; mas sin embargo continuaban los movimien-
tos en los barrios y parece que Santerre les de-
cía á sus partidarios que estaban un poco intimi-
dados con la providencia del directorio: ¿ qué te-
neis qtte temer? La guardia naciona11w tendrá órden de
disparar y Petion estará alli.


A eso de media noche, bien sea que el corregi-
dor creyese que el movimiento era irresistible, ó
que tuviera intencion de favorecerle, como lo hi-




ASAMBLH.\ LEGISr.A.TlVA. (1792). 323
zo despues con el del 10 de agosto, escribió al di-
rectorio pidiéndole que legitimase la reunion pel'·
mi tiendo á la guardia nacional que admitiese en
sus filas á los ciudadanos de los arrabales. Este
medio término llenaba perfectamente las miras
de los que, sin desear ningun desórden, querían
intimidar al rey; y no deja duda alguna de que
estas eran en efecto las intenciones de Petion y
de los corifeos populares. El directorio respondió
á las cinco de la maiiana del día 20 que persis-
tia en sus anteriores detenninaciones; con lo cual
mandó Petion al comandante general que estaba
de se1'\;icio que pusiese las guardias al com-
pleto y reforzase la de Tullerias; pero á esto se
redugeron todas sus disposiciones, y no querien-
do ni renovar la escena del campo de J\1arte ni di-
sipar el tumulto, esperó hasta las nueye de la ma-
ñana para reunir el cuerpo municipal. En aquella
l'eunion dejó que se tomase una decision contra-
ria á la del directorio y se mandó á la guanlia
nacional que abriese sus filas á los peticionarios
armados. Con solo no oponerse Petion á este acuer.,
do tan contrario á lo que habia dispuesto el direc-
torio, ya se ponia en una especie de contmven-
cion áJa gerarquía administrativa que no dejó de
echarsele en cara mas adelante. Pero cualquiera que
fuese el carácter de aquel decreto, sus, disposicio-
nes se inutilizaron del todo, porque la guardia




nacÍonaf no tuvo tíempo para formarse, y llegó
á ser tan considerable el tumulto, que ya no fué
posible alterar su forma ni direcciono


Eran las once de la mariana cuando la asamblea
acababa de reunirse con la esperanza de un gran
acontecimiento, y los miembros del departamento'
se present.aron en su seno para dar cuenta de la.
inutilidad de sus esfuerzos. Obtuvo la palabra el
procurador síndico Rocdercr 0.3, y espuso que una.
reunion estraordinaria de ciudadanos se habia for-
mado á pesar de la ley y de las determinaciones
de las autoridades, cuya reunion parece que tenia'
por objeto celehral' el aniVe1'5al'io del 20 de junier,
y presentar un nuevo tributo de sus homcnages
ú la asamblea. Pero que si tal era el objeto del
mayor número, era de lemer <jue algunos mal in-
tencionados quisieran aprovecharse de aquella.
multitud para apoyar alguna intimacion al rey,.
(lue no debia }'ecibirlas sino baj!') la forma pací-
fica de una simple peticiono Recordalldo ell se-
guida los Landos del dil'edol'iD y del consejo ge-
lleral del ayuntamiento, las leyes (1ue existian
contra las reuniones armadas, y las que limitan
al número de veinte el de los ciudadanos que pue-
d€n pre3eiltar una peticion, exortó á la asamblea.
á que las hiciese egccutar; «POl'(lue, ai'iadiú, hoy
( vienen aquí unos peticionarios :tl'lnados por un
«entusiasmo cí"ico, y mai'ialla puede reunirse Ulllt




ASA1IDlEA J.EGISLATlVA. (1792). 325
I! multitud de malévolos, en cuyo caso pregunto
( á ustedes, seiiores, (}ue es lo que podrémos de-
« cirles. l)


En medio de los aplausos de la derecha y de los
murmullos de la izquierda que desaprobaban los
lemores y }1l'evision del departamento, así como
aprohaban la insurreccion, suhió Vergniaud á la
tribuna, é hizo ohservar que ya estaha estable-
cido y como pasado en autoridad de cosa juzgada
el abuso (fue el procurador síndico temia para
lo futuro; que muchas veces hahia recibido á los
peticionarios armadDs y aun permitidoles desfilar
por medio del salon; que es muy posible que se
haya hecho mal, pero que los peticionarios de
hoy se quejarian con mucha razon de que se les
trataba de distinto modo que á los demas ; que si
como se decia tenian el proyecto de pl'esentar una
reclamacion al rey, es de creer que la enviarían sin
armas; y que últimamente si se recelaba algun pe-
ligr'o para el rey no habia mas que rodearle de
una diputacion de sesenta miemhros.


Dumolard 29 dió por bueno todo lo que habia
sostenido Vergniaud,sin negar que en efecto ya es-
taba establecitlo aquel abuso, pero sostuvo que
era necesario cortarle, sobre todo en aquella oca-
sion si no se quería que la asamhlea y el rey apa-
reciesen á los ojos de la Europa como esclaviza-
dos por una faccion devastadora. Pidió, iguaL-




326 IUIYOLUCIOX FRA~CESA.
mente que Vergniaud, que se enviase una dípu-
tacion, pero exigiendo que la municipalidad y
el departamento respondiesen de las medidas que
hubieseu tomado para el mantenimiento de las le-
yes. Iba creciendo el tumulto por instantes y anun-
ciaron una carta de Santerre, que fué leida en
medio de los apbusos de las tribunas. En ella se
decía que los habitantes del barrio de San Antonio
celebrahan el aniversario (lel 20 de junio; pero
que se les hahía calumniado y tenían empeño en
ser admitidos á la barra de la asamblea, para con-
fundir á sus detractores y prolnlr que ellos eran
siempre los homhres del 14 de julio.


En seguida respondió Vergniautl á Dumolard
que si la ley habia sido violada, no era nuevo el
ejemplo, y que querer oponerse á ello entonces,
seria renoyar la escena sangrienta del campo de
Marte; y que sobre todo nada tenian de repren-
sible los sentimientos de los peticionarios. ¿ Qué
tiene tIe estrailo, añadio Vergniaud que unos
}lOmlJl'es justamente inquietos del poryenir , quie-
ran probar fIue á pesar de todas las intrigas ur-
,lidas contra la libertad, están siempre prontos á
defenderla ? Ya en estas palabras se echaba bien
de ver que no se ignoraba el verdadero pensa-
miento de aquel dia, y así contribuyeron á au-
mentar el tumulto. Pidió Ramond la palahra y
necesitó nada menos que un decreto para obte-




ASAMBLEA LEGISLATiVA. (1792). 327
nerIa: mas en aquel momento se dijo que los pe-
ticionarios ascendian al número de ocho mil.-
En tal caso, dijo Calvet 30, debemos retirarnos
porque no somos mas que setecientos cual'enta y
ónco.-- Al órden, al órden, empezaron á gritar
de todas partes. -En efecto fué llamado Calvet al
órden y se le instó á Ramond para que se despa-
chase á hablar, porque estaban esperando ocho
mil ciudadanos. -Si OdlO mil ciudadanos espe-
ran, replicó él, tambien están esperando 24 mi-
llones de Franceses. Entonces renovó las razones
espuestas ya por sus amigos del lado derecho;
mas de repente se precipitaron en la sala Jos pe-
ticionarios, y la asamblea indignada se puso en
pie, se cubrió el presidente y la g'ente se retiró
con docilidad. Satisfecha con eso la asamblea,
consintió entonces en recihirlos.


Aquella peticion, cuyo tono er~ de ~os mas osa-
dos, espl'esaba la idea misma que todas las peti-
ciones de aquella época: ([ El puehlo está pronto;
([ nada espera mas que á vosotros; está dispuesto á
«servirse de los grandes medios para egecutar el
« artículo segundo de la declaracion de los derechos
« del hombre que es el de la resistencia á la opresion ...•
I! Que el mas pequeño número de entre vosotros
« que no participa de vuestros sentimientos y de
{( los nuestros; deje la tierra de la libertad y se vaya
.. á Coblentz ..... Investigad la causa de los males




328 REVOU:ClO~ F R.lNC lB.\'.
(t que nos amenazan; y si viene del poder ejeeuti"-
(f YO, que se le anonade .... »


El presidente despues de responderles prome-
tiendo la vigilancia de los representantes del pue-
hlo, y recomendarles la obediencia ú las leyes, les
concedió en nombre de la asamblea permiso para
desfilar en su presencia. Ahl'iéronse las puertas, y
la comitiva, que en aquel momento era de treinta
mil personas á lo menos, atravesó la sala. Fácil es
de concebir lo que puede dar de sí la imaginacíon
de un pueblo, entregado á sí mismo. Precedian la
marcha unas enormes mesas en que iba la decla-
racion de los derechos, yal rededor de ellas mu-
chas mugcrcs y niüos agitando ramos de oliva y
picas como dando á entelHler (IUC la paz ó la guer-
ra estaban en manos de los enemigos, y repitien-
do en coro el famoso Ca-irá. * Venian luego los mo-·
cetones fuertes t\e \05 Dlcrcatlos, ohreros l\C tOllas
clases con malos fusiles y escopetas, sables y hier-
ros afilados clavados á la punta de UIlOS palos muy
gruesos. A su cabeza marchaban con la espada de-
sembainada, Santerre y el marques de Saint-Hu-
rugues, que ya se habia llistinguido en las jOl'l¡a-
tlas del 5 y 6 de octuhre. Seg"uian luego en huen
órden algunos batallones de la guardia nacional,
para contener el tumulto con su presencia, y des-




A'SA1IBLEA: J.EGITLATlVA (1:792). ~29'
pues otras muchas mugeres, seguidas de ott'05,
hombres armados. Las banderillas flotantes- lleva-
1>.'1n escristas estas palal)l'as: La constítuciou ó la muer-
te. Llevaban algunos calzones hechos pedazos levan-
tados en el aire gritando á su alrededor vivan los
sans culottes. Ultimamente pam que no faltase la'
ferocidad á la ridiculez de aquel espectáculo, traian
en la punta de una pica un corazon de pergamino.
con esta inscripcion: Gorazon de ttn aristócrata. A se-
utejante vista no se disimularon el dolor y la indig-
J11cioll, y desapareció inmediatamente aquel hor-
úble emblema; pero para volvel' á presentarle
otra vez á las puertas de TullerÍas. Nadie puede
pintar la estl'ai'la escena que ofrecian los aplausos
de las tribunas, los gritos del pueblo que atra-
yesaba la sala, las canciones patrióticas, los ru-
mores confusos y el silencio y ansiedad de la
asamblea; pues aun los mismos diputados que mi-
raban como auxiliar á la multitud estaban afligi-
dos y temerosos. j Qué filtal desdicha hace que
no alcance la razon en tiempos de discordias!
¡ Por qué los que llamahan á los bÚl'hams dis-
ciplinados del norte, obligaban á sus contrarios
á llamar á otros bárbaros indisciplinados , ya
frelléticos ya feroces, que pululan en las ciu-
(!ades y "ejctan ú pesar de la mas hriHante ci-
~ilizacioll !


Esta C::::CClla duró tres horas, hasta que al !in San-




330 REVOLUCION FRA.NCESA.
tene volviendo á presentarse de nuevo para dar
gracias á la asamhlea en nomhre del pueblo, la
tributó una bandera en señal de reconocimiento
yadhesion.


Entonces quiso la multitud entrar en el jardin
de TullerÍas cuyas rejas estaban cerradas, y nu-
merosos destacamentos de la guardia nacional ro-
deaban el palacio y estendian su línea desde los
fuldenses hasta el rio , presentando un frente res-
petable. Mas una órden del rey mandóqlle se abrie-
se la puerta del jardin, y precipitándose el pue-
blo, desfiló por dehajo de las ventanas del pala-
cio delante de las filas de la guardia nacional,
sin hacer ninguna demostracion hostil pero gri-
tando : muera el velo y vivan los sans culottes. Sin em-
bargo' algunos individuos añadian hablando del
rey ¿ por qué no se asoma? , que aqui no queremos
hacerle ningun mal. Igualmente se oia de cuando
en cuando la voz de le están engañmMlo. Tan cierto
es que el pueblo, pronto á recibir la opinion de
sus corifeos, habia llegado, á desesperar como ellos.


Salió la multitud por la puerta del jardin que
dá sobre el Puente real, volvió á subh' el muelle
y vino, atravesando los póstigos del Louvl'e, á ocu-
par la plaza del Carousel. Esa plaza que hoyes
tan espaciosa, estaba entonces cortada por una
multitud de calles que fi:Il'maban ,como si digése-
mos, una especie de camino., cuhiertos. En lugar




ASAJIDLEA LEGISLATIH. (17921. 331
de ese patio in memo que se estiende desde el pa-
lacio hasta la reja, y desde una ala hasta la otra,
había unos patios pequeí'ios separados por pare-
des y habitaciones, con unos póstigos de comu-
nicacion con el Cal'Ousel. El pueblo inundó todos
los alrededores, y se presentó á la puerta princi-
pal, pero se les prohibi ó la entrada, y ,varios ofi-
ciales municipales le arengaron en términos que
pareció decidido á retirarse. Hay quien dice que
en aquel instante Sallterre, que salia de la asam-
blea donde se hahia quedado el último para ofre-
cer la bandera, reanimó las disposiciones del pue-
blo que ya estaba u'io, é hizo colocar el cañon de-
lante de la puerta. Eran <:erca de las cuatro, cuan-
do dos oficiales municipales levantaron la consig-
na de las puertas· con cuyo motivo los batallones
de la guardia nacional y muchos destacamentos de
gendarmería que las guarda han se quedaron parali-
zados sin saLer que hacer, y el pueblo se preci-
pitó con gran tumulto en el pa tio y desde él al
vestíbulo del palacio, mientras que Santerre ame-
nazado por dos per30nas que estahan presentes,
de que la aeusarian de haber violado la habita-
cion del rey, dijo hahlando con la multitud: sean
ustedes testigos de que yo prohibo que vayan hasta el


,. Todos los testigos están de acuerdo sobre este hecho y
no hay otra variedad que la del nombre de los oficiales mu-
nidpalcs.




332
cuarto del rey. Mas no por eso se detuvo la multi-
tud que ya estaba determinada y se derramó por
todas las habitaciones de palacio, subiendo por to-
(las las escaleras y llevando á brazo una pieza de
artillería hasta el primer piso. En aquel mismo
instante se pusieron á romper á sablazos y ha-
chazos las puertas que estahan cerradas.


Ya entonces Luis XVI habia mandado salir á un
'gran número de sus peligl'Os03 amigos, que sin
ser capaces de defenderle, le habian !;ompometi-
·do tantas veces; y aunque hahian acudido á sal-
varle, (~l les mandó salir de Tullerías porque su
presencia 110 podia hacer otra cosa que irritar al
pueblo en lugar de contenerle. Se hahia f{uedado
eon el anciano mariscal de l\Iouchy, el gefe de ba-
tallon Acloque 31, algunos criados de casa y mu'-
ehos oficiales de la guardia nacional que le eran
adictos. Entonces fué cuando se oyeron los gritos
del pueblo y ell'Uido de los hachazos, rodeándole
inmediatamente los oficiales de la gual'dia nacio-
nal y suplicándole que se dejase ver ,prometiéndole
que morirían á su lado. Sin tituhear un momento
mandó abrir, cuando caia á sus pi.es una de las ho.
jas de la puerta con grandísimo estrkpito y por ella
penetraron dos hosques de picas y bayonetas.
-Aqui esLoy, dijo Luis XVI, pl'esentúndose á la
multitud desencadenada, y los que le cercahan se
apilíaron hácia él formando una nnualla con sus




i\SA1InJ.E,\ T,EGTSUTlYA. (1792). 333
'cuerpos. - Respetad á vuestro rey, decían r. la
multitud, que no tenia ciel'tamente ninguna inten-
cion ni se le hahia indicado otl'a que la de inva-
-dir con actitud amenazadora, y asi se contuvo la
erupciono Una porcion de voees anuncian una pe-
ticion y piden que sea escuchada; pero los que ro-
deaban al rey le instaron ú que se trasladase á otra
pieza mas vasla para poder oir su lectura. Satisfe-
,ellO con versr obedecido siguió el ]1l'Ínci pe, (luien
tuvo la feliz idea de colocarse en el hueco de una
w'ntan:l. Alli le hiciel'on subil' solH'e un tabUl'ete
y pusieron muchas hanquetas y una mesa alrede-
dor de él, situúndosc á su inmediacion todos los
(pie le acompailahan. El número de estos defenso-
res se aumentó despues con algunos granaderos de
guardia y gefes de la casa, formando una especie
de muro, detl'as del cual podia escuchar con me-
nos peligro aquel terrihle plehiseito. En medio del
tumulto y los gritos se oian a({llellas palabras
tan repetidas de no ma.~ veto: no mas clérigos: no mas
arisótcratas; el campamento Junto á Paj'/:s. Accl'cóse el
carnicero Legendl'e y pidió en lenguage ordina-
rio la sancion del decreto. -Ni es este el sitio ni
el momento de pedirle, respondió el rey con fir-
meza, yo haré lo que mande la constitucion. -
Esta resistcncia produjo bastante efecto y gritaron
todos: viva la nacion, t'iva la nacíon. - Sí , replicó
Luis XVI, viva la nacían, yo soy su mejor amigo.




REVOLUCION FRANCESA.


-Pues Lien, datl una prueba de ello, le dijo
uno de aquellos hombres pl'esentándole un gOrt'O
>colorado en la punta de una pica. Era peligroso
reusarle y ciertamente la dig'nidad del rey no eon-
sistia en dejarse degollar rechazando un signo va-
110, sino en sostener con firmeza, como lo hizo, el
asalto de la multitud. Púsose el gorro en la cahe-
za y se manifestó una aprobacion geneml ; mas co-
mo se ahogaba de calor en aflueHa estacion, un
homhre medio horracho que tenia una hotella y
un vaso le ofreció de behel'. El rey aunque anda-
ba receloso hacia muchot iempo de ser envenenado,
no por eso titubeó en beber y fué grandemente
aplaudido.


Durante aquel tiempo Madama Isabel que ama-
ha tiel'llamente á su hermano, y que fué la única
que pudo llegar IJasta él, le iba siguiendo de ven-
tana en ventana para participal' de sus peligl'os. Al
verla el puehlo que la equivocaba con la reina,
empezó á gritar de un modo espantoso; Ahi está
la austriaca. Los granaderos nacionales que rodea-
ban á la princesa quisieron desengaí"larle, mas
aquella generosa hermana les dijo: « Dejadle en Sil
« ermr y salvad á la reina, ~


Esta última rodeada de sus hijos no habia po-
dido reunirse con su augusto esposo, porque ha-
biendo huido á las habitaciones bajas y desde
~nas á la sala del consejo, no pudo llegar hasta el




ASA.lIDI.E.\ LEGISUTIYA. (1792). 33;')
rcy por la multitud que obstruia todo el palacio.
Estaha empeñada en ir á donde él estaba y no ce-
saba de suplicarlo con instancia, pero pudieron di-
suadirla y se estuvo dctras de la mesa del consejo
con algunos granadcros, desde donde veía llena
de asombro y con los ojos arrasados de lágrimas
que no podia contener, destilar al pueblo. A su
lado estaba llorando su hija y el tierno Deltin , que
aunque asustado al principio no tardó en serenar-
se y se sonreía con la felíz ignorancia de su edad.
Le habian presentado un gorrito colorado que la
reina le puso en la cabeza; y Santerre que estaba
por aquel lado, recomendaba el respeto al pue-
blo y tranquilidad á la princesa, repitiéndola la
acostumbrada y siempre inútil frase de Señora os
engañan, os engañan. Despues viendo al jóven prín-
cipe que estaba medio ahogado con el gorro le
quitó aquel ridículo adorno.


Al saber los peligros que corria el palacio, echa-
ron á correr los diputados para ir cerca del rey y
le hablaban al puehlo excitándole á gual'dar res-
peto. Otros se hahian ido á la asamblea para en-
terada de lo que estaba pasando, y en ella se ha-
bia aumentado la agitaeion por la indignaeion
misma que mostraba el lado derecho, y por los es-
fuerzos que hacia el izquierdo para disculpar aque-
lla irrupeion en el palacio del monarca .Nombróse
por unanimidad una diputacion de veinte y eua-


n. :u




336 ltEYOLUCION FRANCESA.
tro miemhros que eran los que habian acudido
para rodear al rey, dehiendo renovarse esta dipu-
tacion de media en media hora para que siem-
pre estuviese instruida la asamblea de los acon-
tecimientos. Los diputados que se enviaban ha-
blaban á su vez subidos sobre los hombros de los
granaderos, y luego se presentó Petion á quien
acusaron de haber llegado demasiado tarde; mas
él les aseguró que nadie le habia dicho una pala-
bra hasta las cuatro y media de la invasion que
se hahia verificado á las cuatro, y que habia tar-
dado media hora en llegar á palacio por los mu-
chos oJJstáculos que habia tenido que vencer, de
suerte que no habia podido llegar cerca del prín-
«i pe hasta las cinco y media. Acercóse al monarca
y le dijo: no receleis nada porque estais en me-
dio del puehlo. Entonces Luis XVI cogiendo la
mano de un granadero, se la puso sobre el cora-
zon diciendo; Ved si late mas de prisa que lo acos-
tumbrado. Fué muy aplaudida esta noble respuesta
y Petion montó en fin sobre una silla y dirigién-
dose á la multitud la dijo, que desp<:es de haber
hecho su representacion al rey no la quedaba mas
que hacer sino retirarse sin alboroto y de manem
que no se desacreditase aquella jornada. Prelen-
den algunos testigos que PeLion dijo sus justas re-
presentaciones; pero aunque así fuese nunca pro-
haria otra cosasino que no queria ofcnder sin nece~




AS7lJlBLE;\ LEGISLHIYA. (1792). 331
"SItiad á la multitud. Reunió Sante1'l'e su influjo al
<{Iel otro y no tarde} en evacuarse el palacio, l'eti-
rúndose la multitud rací(jcanlcnte y con ól'{len á
cosa de las siete de la tarde.


Al instante se reUniel'Oll el rey, la reina, sus
tlijos y la hermana derramando un torrente de
lágrimas, estando el rey tan aturdido de aquella
-escena que todavía tenia en la cabeza el gorro co-
lorado , y no lo noté hasta despucs de muchas ho-
ras tirándole con indignacion. En aquel momento
llegaron nuevos diputados para informarse del cs-
tado en que se hallaha el palacio, y la reina rc-
t;orriénJole C.Q1l ellos les iha mostrando las PUCl'-
las desquiciadas y ios mueLles hechos pedazos,
esplicándose con el mayor dolor contra tantos ul-
tl'ages, Uno de los diputados presentes era Mer-
lin de Thionville republicano muy ardiente, y sin
emhargo viéndole la reina con lágrimas en los
ojos le dijo: «V sted llora de ver al rey y á su fa-
« familia tratados tan cruelmente por un pueblo
« á quien siempre ha querido hacer feliz.- Ver-
( dad es señora, respondió Merlín, que lloro
{( las desgracias de una muger hermosa, sensible y
« madre de familias; pero no quisiera que os equi-
« v,ocaseis porque ninguna de mis lágrimas son nÍ


(f por el rey nÍ por la reína: como que aborrezco
'1 á las reinas y á los reyes ...... * )


* V éase á Madama Camp<ln tom, 2. P:li;. '2 I 5.






NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO QUINTO~


PAGINA ~75.


f J. Servan oficial de ingenieros , y hermano del'
célebre abogado general del departamento de Grenoble ,
babia sido teniente de ayO:de los pages del rey y oficial
de inranteria antes de entrar en ingenieros; pero como
abrazó abiertamente los principios de la revolucion , le
hicim·on coronel de uno de los regimientos de la guardia
nacional asalariada de Paris. Poco despues le hicieron
mariscal de campo, y últimamente en mayo de 1792 mi-'-
nistro de la guerra como dice Mr. Thiers. Cuando le qui-
taron el ministerio, aunque conservando, como todos sus
compañeros, la confianza de la nacion , le enviaron al
campamento de Soissons, y el dia despues de la catástro-
fe del 10 de agosto, volvió á ser nombrado por la conven-
don ministro de la guerra. Pero fueron tantos los apuro,,~
obstáculos y contradicciones que esperimentó en su des-
tino, que tuvo que hacer dimision de él el 14 de octubre
de aquel mismo año; y entonces le dieron el mando en
gefe del egél'cito de los Pit'ineos occidentales. En el mes
de abril del año siguiente le acusó Robespierre de que
tenia inteligencias con Dumouriez y la Gironda, pero la
sociedad popular de Bayona lomó su defensa y le justifi-
có de aquellas inculpaciones como general y como mi-
nistro. Acusado de nuevo por Chabot el14 de julio dejó
el mando sin esperar el golpe que le amenazaba, pero
hien pronto le a rrestaron en su casa á orillas del Rhin y
llevándole á Lyon ante una comision militar, y traslada-
do \uPgo á \af, 1';\I'('1'lf'5 U(' h ."h\ói\\, \.\\'iQ h fortuna de




;;-"
()~¡1~..J.0 <~//




340 l'WT~S
flue le ohiJasen los tCl'l'Ol'istas t1m:untc el año ~ (I(! fa re
pública, y al fin se le yolyió la libcI,tutl , sus bienes, su:
grado y hasta SlT sueldO', En17W rllé nomLH'auo inspec-
tor general de ras tropas del media ub y ('1 gobierno con-
sular le füzo p1'f~siderrte de la Cfmllsioll (le revistas y co-
mandante de fu legiol1' (le h0I101'. Publicú elf 18m¡ una
6bra volnminc¡~a (le la histOl;a de lo:; GlIlo:; y de los fl'an-
ceses en Italia, )" tamlJien es MilO!' (le un ('sel'ito intitula-
do el soldado ciudadano.


PAG[~A '1.77.


2 N. Royou era nn capdIan de la ó'I'!len de S. Lúzac
ro , natural de Quimpet·, y fué ealeul'útieo de liIosofia de[
eolegio de Luis el Grande. Tenia bastante doc1.wncia y IllI
carúeter áspero y al mism.o üempo harlon, pOI' lo que se
dedicó ú la cl'hica v se metió ;t dial'ista, P¡'inwl'amentc
redactó el dÍat'io ue IlJoIIsieul' que PI'illeipiú eH '177~ y cesó,
en 83. Luego tl'abajó el! el Anuario literario eOIl Gcoffl'OY
y 1i'I'Cl'OU eontl'ilHf)'fmuo ú que no cayese tan pronto. Ell'
'1789 le nOmhl'al'Oll secl'elal'io de la asamlAea e1eeti\"a (Iel
rlero y se creyó que saldria diputado, pCI'O se {Il'OlIun-
ció con lanra ohstinacf.oll pOI' la consenaeioll del I'égilllel~
y prineÍpios monárquicos, que el elero, ClIya mayoria se
inclinaha entonces á la rcvolncion , cl'eyú d(~bel' esdllirle.
l'~lltollces se puso á puhlic:lI' el Amigo del fe!!, que le atl'a-
,jo lIlIa multitud de l'lwmigos por los san~asUlOS (pIe lau-
zaba contra los cOl'ifeos del partido popnlal' y por lo que
ridiculizaha los tl'ahajos de la asamblea. No tal'Ual'OU en·
denunciarle eOlllo rebelde, y aUII el pueblo se agolpó :"1
Sll casa para asesinade, lo cuaf le pl'eeísó á esconderse y
no "olvió á parecer en público r sino que nlUl'ió ell Sil es-
condite el 21 dc junio 1.792". Ademas de los diarios de
fIne fué lwincipal redactor, dió ú luz el Mundo de cristal
reducido á cenízas : una memoría en 1;1\"01' de iUadama de
Valore y otras o]lI'ilas en que se ccha tle yer un hUlILOl"
cáustico y l1lonlu7..




PAG1~A 278.


;) J. L. Cal'm, se creia á sí mismo antes de la revo-
lucion un lwol'ulldo litel'ato por que habia escrito algunos
malos artículos para la enciclopedia. Viajó algnn tiempo
por AI(~JlI:lIJia y pOI' último se retil'ó á Pont de Vesle en
Dombes, que m'a el pueblo en que hahia nacido. Apenas
principiu¡'oll los alhOl'otos en París cuando acudió inme-
diatamente á la capital, siendo uno de los mas ardientes
revolucionarios pues propuso en 1789 la fonnaeion de b
municipalidad de PÜI'is y la de la guardia ul'bana ; ambos
peligrosos en aqud tiempo, y origen de continuos
albol'otos.


En 20 de didel1lhl'e 1790 dedaró con toda fOI'malidad
la guelTa uesue la u'ihuna de los jacobinos, al emperador
Leopoldo, lliciendo que él se enc~\I'gaba de hacérsela con
tul que se le diesen 00,000 hombres, 12 prensas, algu-
nos illll)\'esol'es y papel sulkiente , siendo esto lo bastan-
tc, ú su modo tle VCl' las cosas, p::wa sllhle~ar los pucblos
de Alemania. lIabló para contradecirle ~Iil'abeau y con-
siguió que to(los se burlasen de él. Persiguióle poco des-
pues el juez de paz Lal'i,"iere por haber acusado como di-
rectores de la camarilla austl'iaca á los minist¡,os Bertrand
y MontmOl'in. En 8 de setiembre entregó á la asamblea
durante la sesion una caja de oro que él dijo haber reci-
bido del rey de Prusia en Í'ccompensa de una obra que
le habia dedicado, y pidió que aquel oro que él despre-
ciaba sil'Viese pam haCe!' la guerra al soberano que se le
habia dado, concluyendo con hace¡' añicos al acahar su
discurso la til'llla de la carta de Fedel'ieo Guillermo. Aca-
baba entonces de SeI' nombrado miembro de la eonven-
cion , y él fué quien imaginó :u'mar al pueblo con picas,
al mismo tiempo que le predicaba en sus escritos las ma-
tauzas y el saqueo. Tambien se le debe á él la proposicion
de ofI'ecer auxilios á todos los pueblos que quisiesen su-
cudir el yugo de sus respectivos gobiernos. Es inútil de-
cir que rué uno de los que \'otaron la muerte del rey,




NOTAS


pel'o habiendo disgustado ú Robespiel'I'e , se al'I'ojó en el
partido de los girondinos y no tardó en pal,tieipar de su
funesta suerte, pues habiéndole condenado ú muerte el
dia 5i de junio, fué egccutad(} al dia siguiente á la edad
de cincuenta años.


PAGINA 278.


4 J. Chabot capuchino y natural de San GellÍez-Dol
departamento del Aveiron, se aprovechó inmediatamente
de los decretos de la asamblea para emancipar'se de sus
votos , y su ardiente patriotismo le valió el empleo de
pl'Ovisor del ahate GI'egoire, ohispo constitucional de'
Blois. Es tanta v tan funesta la celel)J'idad de este hom-
lJl'e asi en el cl~b de los jacobinos como en la asamblea
legislativa y en la convencion, que solo pueden referirse-
de él algunas particularidades menos vulgarizadas. Por
egemplo , la de habérsele cogido predieamlo por las ca-
lles del alTahal de San Antonio para que fuesen ú asesinar
al ,'ey, en cambio, segun el decia , de haberle quel'ido
aspsínar á ('1. Su pl'incipio político mas predilecto CJ'a
que no por existil' una asamblea, ni una convencion , ni
cualquiera otro gohierno, quedaba cncadenada la "01t1Il-
tau del pueblo, sino quc cste podia cuando quisicse ar-
tcrar su eonstitucioIl. Ya puede VCl'se en cl testo dc esta
hi~,toria la gl':\ll partc que luyo en la~ jornadas del 20 de
junio y 10 de agosto; pero lo quc no se dice en él es que
el dia i 7 de aquel mes propuso que se pregonase la ca-
beza de Lafayettc, insistiendo al dia siguiente en que de-
bían annarse todos los ciudadanos á fin de que cada cual
pudiese, no solo matarle ,sino tambien :á todo el que
reputascn por enemigo de la rm·olucion. Cuando estaban
matando en las cál'l:eles á millares tos infeliccs prcsos,
le emió la cOllyencion á la Abadia para haccr que cesase
la matanza, y vohió diciendo que aquello no era nada
sino exageraciones de los dial'istas , y que no podia con-
tener la justicia del pueblo. En fin seria abusal' de la
sensihilidad de nuestros lectoI'('S I'pft'ri,' pOI' menudo las




DEL fRADCCTOI\'. 343
atl'Ocidades de este monstruo, Mas al fin llegó el día de
su castigo infligido por otros tan perversos como éL
Acababa de casarse con una atlstriaca llamada Leopoldina
l"rey , á quien habia dado en dote setecientos mil francos
cuando le arrestaron en el Luxemburgo, como cómplice
de la faccion flanlonista y par haberse dejado corromper
por cien mil francos. Dul'ante su prísion hizo mil bajezas
pUl'a ablandar á R obespíerrc; pero no le sirvieron de na-
da, y lucgo que no le quedó duda de cual seria su sucl'te
tomó UII veucno quc no acabó de matadO', y pudieron pro-
IongUl' su existencia hasta el 5 de abril t 794 en que fué
guillotinado á la edad de 5;) años.


PAGINA 278.
5 Antonio Merlin de Thiomillc alguacil y luego regi-


dor delayuntamiento, fué diputado de la Mosela á la asam-
mblea legislativa y fOl'mó con Bazire y Chabot, lo que lla-
maban entonces el trio franciscano, porque habian forma-
do el proyecto de denunciar diariamente á todos los mi-
nistros y empleados de consideracion. Se le cita tantas ve-
ces en el cnerpo de esta obra que casÍ es inútil dar de el
otl'as noticias que las que de ella misma se deducen, á no
formar una lista de las infinitas denuncias, que sin duda
por 110 faltar á su vocacion hacia diariamente. Como esta
malísima propension no podia menos de suscitar'le una
multitud de cnemigos , tuvo valor para pedir el dia 15
de agosto de 92 , cinco días despues de la catástrofe del
trono, que Luis XVI, su familia y los parient~s dc los
emigrados fuesen responsables de la seguridad de los
miembros de la asamblea legislativa y de sus parientes,
para lo cual insistió el 25 del mismo en que se arrestase-
el todas las mugeres é hijos de los emigrados. El dia 26
se ofreció en plena asamblea á ir á servir de voluntario
en el cuerpo de tiranicidas propuesto por Juan de Bry ,
de cuyas resultas le cnvió aquel cuerpo en comision á los
departamentos del Sena y del Aisne para promover la adt>-
sion á la nueva rcyolllcion ,y sacó por de pronlo siete mil
hombres 41'Ie condujo al rgército de Champagne.




NOLts


Electo micmbro de la cOllvencÍon v consideránúose
pI'ecisado á manifestar mayo l' eutl1sias;no pOI' lo mismo'
que 1\11'. de ]\;a1iJOnne le haLia acusado de habel' tenidO'
parte en las distl'ilmciones de tlinel>o que babia hecho la
corte durante su mnistcrio , sacó un puñal en medÍo de
la asamLlea y tlijo que haLia llegado ú sus oidos que ha-
hia un p~U'tido cn ella que trabajaba por llomln'al' un dic-
tador , y que deseaba se le desigllal'an Voll'a cose¡'le á pu-
ñaladas en I:l sala misma. El 1." de octubl'e de aqufll año
aCllsó á Luis XVI á quien llamó infame de habel' querido
del'l'ama¡' á tOl'rentes I:l sangre del pueLlo, y pidió que
(~I y sus parti/lal'ios pcr'l'ciesen en el cadalso, lo cual des-
graeia(!alllente no tar'lIó en Yel'ificat'se. Antes de la rnUCt'-
te del rey le llomJH'aron comisario representante en ~Ia­
gUllcia, y desde allí escribió votanuo por la mue/'tc,
No se lc puede ncgar quc manifestó mucho ,'alor en aque-
lla eomísion , pues no quiso salir de la plaza cuando es-
taha sitiada pOI' los Pl'Usiallos y contribuyó mucho á su
tlefl'tlsa salicnuo el primero cn persona en todas las sali-
,las; pero al mismo tiempo la opinion pública lc atribuía
no poeas malversaciones funil:indosc en el escesivo lujo.
que ostentó !llego y en las casas de campo y C"'JlTuagcs que
compró, ~Ias addante cstuyo tamhicn de represcntante
en el V('mlee y propuso que se esclllyese del elél'cito á
todos los nobles. A pesar de habel' pertenccido de un mo-
do tan claro al pa!,tido de la Montaña, no pOI' eso dejó de
ali~tal'se con igual ardor en las haudc!'as de los tCl'UlÍdo-
I'ianos , denunciando con igual furor á todos los que en
su concepto prctrndi:m voh'cl> á los pI'incipios de tel'I'or.
Se encat'llizó sob¡'c mallem contl'a la socicdad de jacobi-
nos de quien antes habia sido miemul'O , y en los años
sucesivos hizo deportar á \Ina multitud de ellos. Final-
mente cste cs uno de los pocos que des pues de haber
eorrido todas las bOlTascas rcvolucionarias ,acabó sus dias
disfrutando de las innwnsas riquezas quehabia adquiri-
do por medio dc ellas.




¡un. Tfe,\.DUCTOR.


PAGINA 278.


6 ChUllio Baú\'c, híjo dc un mcremlcl' de Dijon, se
recibió de abogado y \legó á sel' comisario dc los a,"c-hjyos
tle los estados de noq;oña. E.n los primeros afIos de la rc"
·wlucioll fué nomhrado> alhllinistl'ador de distl'Íto, y en
setiembre de 1791 diputatlo de la eOllLa de Oro á la asalll-
Nea legislativa. Señaló :sn Ilegacm con ~JS JlIas "iolentas
I1lOcioneR contra ell'cy yeon una ddacion contra lb', Va1'-
nicl'l'ecibidUl' generul de eontl'ihuciones en Dijon pOI' habCl>
t'scrito ulla carta ú 11110 de SIIS subaltel'Ilos instúndole :í que
cmi:íl'a gente ú GohlellLz El 25 de aquel misma mes ,"otó la
supresion de los húbitos eclesiústicos y religiosos, y dos
diasdespucs hizo que se crease la comision de vigilancia.
Durante lodo el tiempo de aquclla asamblea espuso los pl'ill-
eipios mas acalorados en fayo\' de la revulueion IIpgalltlo
llasta pndil' que se pregonase la (:a]¡eza d(~ Lafayntte, y ('s
casi inuLil decÍ!' 'lile fué UlIO de los pl'incipaJes p1'011l0l0~
res de las jorllada~ de 20 de juniO', 10 de agosto)" pri-
meros dias tle sNicrnl)J'e. ~OI1lhl'aJo mirmD"o de la COI1-
,rncioa , pro-puso desd.e las l)t'imel'as scsioll(~s la pena tic
muel'le contl'a cualquiera 'lue hiciese la mocÍon de c¡'ea¡-
un pode!' her'ediLar'io ó individual. Voló la mllelte tlplrcy,
J al mes siguiente de su suplicio le nombl':II'on míeIllbl'O
de la cOlllision de segm'iJau genel'al. El 22 de julio de
Vi) denullció al gel/eral Cllstine como {Y.lrLii!:lI'io dt' los Gi-
I'oudillos é hizo decI'etar' sn arresto, El 2S d(~ ngosto si-
guienle propuso la le)' que declaraba ú la r'('púhlica mI es-
tado de re,·olucion hasta la paz, El 4 (le oellll)j'e se opuso
á que las cenizas de FenelO'n fuesen llevadas al Punteon
porque hahia CSCl'itO en favor del gabierno monúl'quico.
Todo esto iba muy bUello , pero habiéndosele escapado
un dia (](,ell' que el'a mal hecho que se decla\'ase fuera d(~
la ley ú los que 10gTaban &ustraerse de la justicia, le hizo
acusa!' Hobespiel'l'e ,juntamente con Chahot , Delaunay y
J 1Iltan de Tolos:I y rué condenado ú muerte el l. o d(~ abril
de tíD't , sÍr\Hlo ·"de e(lad d(' 30 aúo:;, Esta fUt, 5in dnda




34() NorAS
la verdadCl'a razon de su muer'te, pero el pr'etesto que se-
lomó fué el haber sabido el robo y falsificacion del decre-
to de disolucion de la compañia de las Indias, hecha por
Fabre de Eglantine y los dichos y no haberla revelado.


PAGINA 281.


7 L. H. T. de Cossé, duque de Brissac , par da-
Francia y gefe de la real Panateria, gobemador de Paris ,
capitan coronel de los cien suizos de la guardia real, y
caballero de las órdenes. Fué nombrado en noviembre de
1791 general de la guardia constitucional del rey, y cuan-
do se licenció este cuerpo hajo pretesto de que no era
adicto á la constitucion , lograron Bazire, Chabot y algu-
nos otros un decreto de arresto contra él y le enviaron
preso á Orleans. Allí per'maneció hasta el tiempo en que
los Marselleses vinieron á buscar á los pl'esos para lle-
varlos á Versalles donde los sacrificaron. El duque se re-
sistió largo tiempo contra sus verdugos, per'o habiéndole
cortado dos dedos de la mano y hecho otras varias heri-
das, recibíó un sablazo en la mandíbula que le hizo caer
al suelo donde le acabaron, Fué hombre Ile una fidelidad
á toda prueba, y cnando alguno le alababa de ella res-
pondía: « No hago mas que lo que debo á sus 3ntepasa-
« dos y á los mios. " Sus virtudes y su funesta muerte ins-
pil'aron al poeta Delille unos vel'sos hermosísimos, que
estan en el tet'cer canto de su poema de la Compasion.


PAGINA 297.


8 J. A. l\'1ourgues, vecino de Montpellier , sustituyó
á Roland en el ministerio del interior el 15 de junio 1792,
pero le desempeñó muy poco tiempo, reemplazándole
Terrier-1Uonciel. La causa de su elevacion fué Dumoll-
riez, pues habiéndole visto dirigir los trabajos del puer~o
de CherbUl'go, suplicó al rey Luis XVI le nombrase mI-
nistro del interior: Escribió eIÍ 17fJ7 una obra titulada La
Francia romparada á la [nala/erra y á la casa de Austria.




IIEI. Tl\J\.bUC'I'On. 347


f:l.I11liien ~n H98 'escribió otra que tenia pOI' epígrafe
¿Es coJiveniente á ~a. Franc~a s~r dueña,d~ un acta.d~,na­
"egacion general e mdefimda! Y.por ultimo escnblO en
1800 un Ensayo estadístico.


,PAGINA 297.


9 Beaulieu era comisario de la contabilidad, cuando
en mayo de 1792 rué nombrado, gracias al diputado Cha-
pelie¡': ministro de contribuciones públicas, en reemplazo
de Claviere. Pero este empleo peligroso le desempeñó
muy poco tiempo aprovechando para dar &U dimision , el
informe que presentó el día 10 de julio del estado de su
ramo, concert.:tndose para ello de antemano con sus có-
legas. No fué aceptada esta dimision en aquel momento,
aunque el dia 29 del mismo mes logró desistir se de su
empleo. Pocos dias despues del 10 de agosto fué arresta-
do pero consiguió al corto tiempo que le pusiesen en li-
bertad.


PAGINA 298.


10 J. R Gouvion general frailees, é hijo de un te-
niente de policia de Toul , entró desde muy jóven en el
~uerpo de ingenieros y obtuvo el grado de capitan, con
el cual sirvió en América bajo las órdenes de Lafayette,
y llegó á ser su consegero mas íntimo. Cuando este úl-
timo tomó el mando de la guardia nacional de Paris, lla-
mó á Gouvion cerca de sí y le hizo dar el grado de ge-
neral mayor. Pero como este oficial tenia poca inclina-
cion á rovoluciones democráticas, y era mas á propósito
para mandar tropas disciplinadas, que á un populacho
exaltado, no hizo gran papel en aquel destino. Habién-
dole nombrado en setiembre 1791 para la asamblea le-
.gislativa se portó con tal moderacion que causó un desa-
grado general, yeso que en la sesion del 4 de diciembre
inmediato pronunció un discurso contra los aristócratas
de Toul. Mas queriendo oponerse el dia 6 de abril de
92 á que se concediesen los honores de la sesion á los




348 NOTAS
Mirlados de Cllateauvieux que se hahian ~scapado de
presídio , donde se hallaban dc resultas de la iIlSUITCC-
cton de Naney, y habian asesinado á su hermano; em-
pezó á insult:u'le y amenazal'le una palote de la asamblea
y las tribunas, añadiendo Choudieu que no tenia mas
(lue salirse sino se queria encoutl>at> con los que él·lla-
maba asesinos de su hermano. En efecto pocos días des-
pu~s dí ó su dimisiOll de dipul.ado y desafió á Chondieu
hiriéndole gravemente de un pistoletazo. Entonces se fné
al cgél'Cito que lllaRdaba Lafayette quien le empleé; como
genel'at de division , y desplles tomó el mando del ogér-
cito. Habiendo sido atacado en Flol>ennes por el general
Beaulieu, se defendió muy hien durante cinco horas, á
pesal' de la inesperiencia é indiseiplina de sus tropas. Pe-
ro atacado despues el dia ti tie junio delante de 1\'lau-
beuge , le matal'on de Ull cañonazo en el momento que
Bstaba reuniendo sus tropas. Esta pérdida rué muy sen-
sible para Lafayette y para todo el egército.


PAGI~A 501.


11 El conde DllfOl't (le Lajal>d ó Lajarte era natural
de Burdeos donde se hallaba domiciliado, euando dos hi-
jos suyos hahian emigl'ado á Coblentz ; y la comision mi-
litar de aHí le condenó á muerte por habel> tenido corres-
pondencia con ellos el dia 18 de marzo 17!)4.


PAGINA 501.


12 El marques de Chambons , mariscal de campo,
era sobrino del mal'Íscal de Biron y se habia casado con
una hija natural de St, Florentin y de Madama Sabbatin ,
de quien se separó de resultas de un plflito muy ruidoso.
Fué el primer corregidor constitucional de Sens y pre-
benló á la asamblea el volo de quella ciudad, que habia re-
suelto la\":mtarla un monumento. Fué gran pal'tidario de
Lafayette , y mandó hacer una multitud de copias de su
I'etrato para regalar á los confederados. En abríl de 1792




3í9


":'le le empleó como mariscal de campo de las tropas del
depal'tamento (le París y en el mes de junio ~iguiente fn~S
ministl'o de negodos estrangeros; pero habiéndole de-
nunciado Bl'issot por no haber dado conocimiento ála
asamblea de la aproximacion de las tropas prusianas,
se disculpó diciendo que el mismo 110 habia sabido nada
de un modo positivo, Aquel mismo dia hizo su dimision,
como todos sus compañm'os declarando que no podian
resistir á la anarquía. Despues del fO de agosto de 92
salió de Francia y se refugió á Londres donde sucesiva-
mente fue relogel'o, platel'o y diamantista. Como era na-
turalmente disipador tuyo poco ól'den en sus negodos ,
contrajo deudas, jugó para salir de ellas y tUYo que con-
traer muchas mas, hasta que le pusieron preso en f 80;')
Y le condenaron al pago ó á una larga prision donde
el'eemos que murió.


PAGINA 50'1.


1:> Terrier de Monciel , presidente del departamento
de 1 Jurá, en f 791 rué nombr-ado encargado de negocios
de Francia cerca deleleGtOl' de Maguncia y en 18de juniode
1792 ,ministro del interior. En aquellas críticas cil'cunstan-
cías mostl'ó ungran valor y suma p,'obidad. Viósele muchas
veces presentarse á la barra de la asamblea legislati\'a con
el objeto de hacer sentir la vel'dad dtlsnuda de los exce-
sos de los desol'gallizadores, dirigiendo todos sus esfncl'-
zos al mantenimiento del órden y á proporcional' ulla so-
lidez positiva á la monarquia constitucional. Poco dcs-
pues del 20 de junio publicó una proclama llena de vigor
contra los jacobinos, los cuales resentidos de ello le obli-
garon á ofrecer su dimision. Desapareció entonces de la
escena política en la que no volvió á tom.ar parte.


PAGINA 302.


14 C. F. ~Ia\let , general fI'ances y comandante de la
legion de honor, nació en Dóle , en el Franco Condado




350
el 28 de junio t 754 Y entró á seI'vil' en el cu~t'ptl de ca-
rabineros á la edad de l6 años. Cuando se reformó est~
cuerpo se retiró á. su pueblo dcmde pennaneció hasta que
principió la I'evolucion saliendo de él con el primer ba-
tallon con el SI'ado de capitan. Distinguióse en muchas
ocasiones, haciéndose acreedor al empleo de ayudante ge-
neral en mayo de t 795, hasta que en 14 de agosto de 99
le elevaron al grado de general de brigada. Hizo la ealll-
paña de los Alpes bajo las órdenes de Championnet y ob-
tUYO un gobierno en el interior. A principios de 1805
fué llamado á Paris , pero cuando principiaron de lluevo
las hostilidades fué enviado á Italia en cuyo egército con-
tribuyó á las 'I'ictúriasdel general Masena.


PAGINA 308.


u> Desilles, llidalgo Breton, era oficial del regi-
miento de infanteria del rey, y se hallaba en Nancy
cuando en 51 de agosto 1790, Mr. de Bouillé ayanzó
sobre esta ciudad al frente de algunos regimient'Üs para
reprimir la guarnicion que se habia amotinado. Viendo
Desilles que los sublevados se dirigian á la puerta Stain-
ville para hacer fuego sobre una de las columnas de aquel
general y principiar por este medio las hostilidades, se
arrojó sobre lús cañúnes y arrancó repe~das veces las
mechas ya encendidas de manos de los artilleros; pero
esta conducta heróica le costó la vida, pues los artille-
ros cansados de su oposicion hicieron fuego sobre ~l y
murió seis semanas despues, de sus heridas. Los teatros
y las artes eelebraron estraordinariamente este acto de
adhesion, pero -el triunfo de los jacobinos dió una nueva
direccion á las ideas é bizo que se aprúbase la conducta
de la guarniciono Algunos individuos de su familia y muy
particularmente su padre y sus dos hermanas se vieron
comprendidas en 1792 en una de las varias conspiraciones
de aquel tiempo; .el primero se vió precisado á huir á
Inglaterra donde murió poco despues, y á las dos se-
gundas se las mandó comparece¡' en 1795 ante el tribu-




hEt 1'UADUCTOn, :\51
llal I'l.'volucional'io quien conde/u) ulla de ellas ;Í Uluer'te
'! absolvió á la otra.


PAGINA 50S,


16 M. Jouye Joul'dan , hOI'l'iblemente conocido con
el nom)m~ de corta cabezas, nació en 1749 en Sto Just ,
cerca de Puy, departamento del Alto Loira. Fué sucesi-
vamente carniccl'O, aprendiz de herrador, contrabandis-
ta en las fronteras de Saboya , soldado en el regimiento
de Aubernia , palafrenero en casa del mariscal de Vaux,
'Vinatero en Paris con el nombl'e de Petiten t 787 Y 88 ,
asesino en 89, comerciante de rubia para tíntes en Avíñoll
en 1790, general del ejél'cito de Vaucluse en 1791 ,y
últimamente gefe de escuadro n en la gendarmeria lIado--
na\. Principió á briUar en Paris en i 789 desde los pri-
meros asesinatos y parti'cularmente el 6 de octubre en
Versalles, donde cortó la cabeza á los dos guardias Des-
huttes y Varicourt , obsel'vándose que para que la lluvia
no bótrase la sangre que tenia en las barbas, cuidaba mu-
cho de llevarlas tapadas con la levita. K No merecia la pe-
a na , decia con cierto orgullo, de hacerme il' hasta allá
K por solas dos cabezas. » El fué quien arrancó el corazon
á f'oulon y á Berthier, por cuya hazaña pidió una recom-
pensa civica á la asamblea nacional. Despues le enviaron
á Aviaon con motivo de la repugnancia que oponia una
gran parte del pueblo á la reunion de aquel condado á la
Francia. Son tan conocidas las atrocidades que allí come-
tió aquel monstruo, que la pluma se resiste á I'ecordal'-
las, Hombres, mugeres, niños y ancianos fuel'on degolla-
dos por su mano en el palacio apostólico llamado la Gla-
-ciere. Lasinumet'ables quejas que llegaron contra su cruel-
dad hicieron que se le pusiese preso en marll.o de t 79j;
pero inmediatamente le amnistiaron, y v()tvió de lluevo á
Aviñon ,donde no dejó con vida á ninguno de sus acusa-
dores, Pasó despues á Marsella, cuando se insul'l'eccionó
aquella ciudad, donde estuvo pam perecer pues ya le te-
nian en la cárcel; pero le libertaron las fuerzas de la con-
vencion que llegaron.; mandadas por Carteaux, y se le


n, 23




3;)2 NOTAS
nomlJl'ó t;erC ele escuudl'Oll .Ie la gendal'lllCI'ia ('n una ciu-
dad tlOllde hahia dCl'I'amado tanta sangl'e. UILimamcnle
habiendo yueho :í Paris en 17!)4 el tl'ihunal I'evoluciona-
l'Ío , cllyo oficio era matar inocent('s y cnlpados, conde-
nó :i IllUcrLc Ú csLe infame el dia 27 de mayo por fedem-
lista. .


PAGINA 510.


17 Thewnol de :Uaroise era subdelrgado de poli-
da en Langl'es, donde le nombral'on diputado del esta-
do llano á los estados gcnerales, donde no filé conocido
pOI' otra cosa qne pOI' IJaDcI'se opucsto cn los dias 5 y 19
de ago~I()17DO al pl'oyel'lo I'ebtiyo á la cl'caeion de tl'il.HI-
nal.~s de pal y .le familia, y á que se impusiese la pena
de JUuel'le contl'3 los oliciales de mal'ina quo hubiescn
estado ese.ondidos durante el combate.


PAGl~A ;;10.


18 G. H, COUpP('. 110 COllbl\ como dice el testo,
ma S('Ilf'~cal del Lanion ~. diputado del estado llano á los
gt~II(,I'ales de 1789. PI'OVOe.Ó en octubre de 92 el decI'e-
10 de aClIsaeioll contra A I'tUI'O Dillou, y en nO\'ielllbre
rlr, 9:1 "ol6 por la reclllsion de Luis XVI. Adicto al par-
lido d~ la Gironda, se huyó en la t\poea del 51 de lll¡¡'yo
de aqup¡ mismo año, y habiéndolf~ al'I'pstado en JIantes
dcc!aní que si hahia abandonado su puesto, 110 era mas
qlle por el Le11101' de qlln SP r<:lIovase11 las jOl'nadas del
2 \' 3 de setiembrc. lIahi(indolé traidoá Paris se le con-
sideró ('omo si hubiese renunciado )< le sustituyó el su-
plente. Despucs de la muerte de Hohespiet'l'e \'ohió á
entrar ('n 1:\ asamhlea y SP pI'ommciú fuel'tementc contra
los terl'ol'istas. En s<'lil'mbl'c de 17U;i llegó á sel' 1l1iem-
hl'o del t'ollsejo de los t>OO y eH el de U7 apoyú la sú-
plica <¡lie se hizo (,JI lIomhl'c de los lIiños,:'¡ tjuienes
dUl'antc el I'tigilllen del f,('ITOI' hahiatl [)tiesto los ncullbres
dI' Marat, Rohespierl'e, e1c. [lal'a que pudiesen (~al11-
hiados por üLr{)S mcno~ malsonau[es. Salió del consejo en




l)EI. nanUCnHl..


Ut~,,-O de 98, Y en el de 1800 Ic lIomhr31'on los dlllsulps
sllr,~~si,alllellto jucz _dt~ ~pclaeioll y Iwrsillrntc dclu'ilmnal
cl'imillal de las costas del ;XOI~W; y úlLilll:uucntc (IU' mielU-
bro del cncl'po Jngislativo.


PAGlNA ;)12_


19 A. F. SCI~gcnt gl'avaclOl' eH dulce cn Pal'is, fLU;
uno delos lUas gl'andes alhol'OtaJorcs dc los distl'ilos ~­
dql club dc los fmnciscauos , de que era micmhl·o. En
1790 y 91 era clectol', y cn 1792 le lIornhnll'oll ofki:ll
Illullicipnl que (~S]O mismo que regidOl'. ElltI'(~ él Y su
~lIlIigo P:U1iscomh!fWl'oll d motín el uia 20 de junio eOil-
tm el palacio del rcy, ~- lo quc PS peor escital'Oll la ma-
tanza quc .se hizo el dia 10 de agosto de Jos infelices Sui-
zos en el :patio de Tulledas. Por supuesto que quedaron
entre sus lilaIlaS ulIa IlIultitud de alhajas de gran P¡'ceio ,
eutl'() ellas uua preciosísima úgata , -por lo cual le quedó
el solmmolllbre de Sergent-Agatle, d(~ que se le acusó I'C-
petitlas veces eu la cOllwneion. l'\o hahImnos de las atro-
cidades que cometió é hizo cometer OIl lis cÚl'celes de
Paris los ,pl'ilUel"OS dias de setiembl'e , ftl'luando ademas
la cil'cular (lue el ilia :.; de aquel mes dirigió el ayunta-
miento á todos los de Francia, invitándoles á que imitasen
aquelegemploA Estas proezas le _proporeional'oll sel' elegi-
Jo miembro tIc la convencion en aquel mislIlo mes y pOI'
consecuencia se opuso llIuy mucho en la sesion del 21 :í
que se ~pl'Ollál'a uua IlloeioIl .que hizo el dipuladoKcr-
saint para que se puhlicase uua ley contl'a los proyoea-
dores al asesinato, como cosa que le interesaba tan di-
rectamente. En los primeros dias de enero tuvo la cruel-
dad de presentar adiciones á la acta de acusacion contra
Luis X VI cuya muel'te ,-otÓ. Poco despues se pronunció
contra el partido de la Gironda . yapoyó ú los primeros
que fueron á dcnunciaI' á DUlllouI'Íez, a:,i como se decla-
ró defensor de Pache y de Hossignol , quc cmll si cabe
peores quc él. En el ,mes de agosto del allo siguiente pro-
puso que se erigirra \lna estatua ú Juan .tacobo ROlls,seaJJ


&.~ W,I
.'-


.--


JI>
'(Í\
\ O '


, __ ;01",,,·'
------""




354 NOTAS
y solicitó los honores cívicos para. Pedl'o Bayle que habla
muerto en Tolon. Lo admirable es , que un hombre tan
infame, tan lleno de crímenes y tan odioso á todos los
partidos no solo pudiese escapar al régimen del terror,
sino que tampoco le eligieron por víctima nÍnguna de las
reacciones que hubo despues del 9 themlÍdor, y que con~
siguiese un empleo en la administracion de los hospitales
militares de la capital, que tuvieron que quitarle por sus
malversaciones.


PAGINA 312.


20 Panis era un abogado, cuñado de Santerre, y unO
de los diputados de la convencion mas influyentes de la
capitaL El fué quien eiltuvoencargadó con Sergent de su-
blevar el arrabal de San Antonio, y uno de los miembros
de la municipalidad que se constit'Uyó á sí misma el dia
10 de agosto para acabar de anonadar la monarquia. Se
le acusa generalmente de haber sido autor principal de las
matanzas que se hicieron en las cárceles los dias 2 y 3
de setiembre 1792. Se dice tambien que él habia hecho
escapar al príncipe de Poix mediante un fuerte rescate;
pero no dice esto muy bien con la es trema pobreza en
que salió de la convencíon y la miseria con que vivió des-
pues. En enero 1793 votó la muerte de Luis XVI, Y co-
mo gl'an partidario de Robespierre , fué miembru de la
comisíon de seguridad general durante su reinado, aun-
que lueg'o se separó de él poco antes de su caida. Sin
embargo continlló adicto al partido jacobino despues de
la muel'te de aquel tirano y cuando le tocó el turno de
sel' acusado el mismo, se defendió de la maneI'a mas ri-
dícula, hablando de la pureza de SIl comzon, de su hu~ ..
·nidad, y llamando ú sus compañeros Seriores, Seriorelt; lo
cual no te libel'tó de que le enviasen arrestado. Algun
tiempo dcspucs rué comprendido en una amnistia y le
cm()lcaron en los hospitales de Paris donde pasó el resto
de su vida en la mavor oscuridad v no sabemos si "ive ó
si ha muerto.' .




DEL TRADUCTOR. 355


PAGINA 313.


21 C:lL'los Alejo Alexandre comisario de guerra de
los egél'citos de la I'epública fl'ancesa /fué uno de los pl'in-
cipales promovedo,'es de la jornada ¡de 10 de agosto de
92. Había sido antes corredor de la bolsa de PUI'is, y su
amigo Santerre le hizo nombrar comandante del bata'Hon
del baJoria de los Gobelinos y despues pasó al egército de
los Alpes en calidad de comisario ordenador. El 22 de
junio de 93 fué propuesto por Bal'l'crc para ministl'O de
la guerra cn lugal' de Al/;jandl'O Beauhamais que hahia
reusado aquel empleo, pel'O no SI' llegó á verificar, Tam-
bien estuvo en lista pam ser tlire{:l.or, antes del '18 fmc-
tidor en concmrencia con Bal,thelemv v Beurnomille.
Despues fué oficial mayor del ministerio "de la guerra y
últimamente miembro del tl'ibunado. .


PAGINA 5t5.


22 Carlos Foul'l1iCl', llamado el americano, habia es-
tado preso mucho tiempo en las cárceles de Santo Do-
mingo donde nació, pOI' ulla Illultitud de cl'Ílllencs 4 UE
habia cometido, y acababan de lmel'le á Francia para ser
juzgado cuando principió la revoluciono En 178V le sa-
cal'OTI de los calabozos para que fuese á gr'ítar al p<llacio
real y no tardó en sel' uno de los corifcos del club de los
fl'anéiscanos. En '1791 acompañó á Jounüm corta cabeza~
á Aviñon , donde mereció igual sobrenombre. Despues
vino á la capital al frente de las bandas conocidas con
el nombre de los ~larselleses , y mandó una compañia el
lO de agosto 1792. Convidado por Leonardo Bourdon y
por el polaco Lazousky compañero de todos sus cl'Íme-
Des, se dirigieron á Orleans al frente de una multitud ar-
mada , donde se habian sacado los presos para traerlos á
juzgar á Versalles, y allí se apoderaron de ellos los ase-
sinos y los sacrificaron el dia 9 de setiembre del mismo
año, Degpues con tinuó hacíendo un gran papel en las




356 NOl'.\~
secciones, y hlldúu¡]os(~ (le cuantas aCllsal'iOl)('s se Jirí-
gian conLea (,1 , inclusas las del mismo Mal'al que le de-
JHlIIció el ,12 de mal'lO dc U2. SO)¡I'nivió Ú todas las ca-
tásll'Ofes eevol nciolJal'ias y ~o(hnia ell 1799 era mieml)l'6 de
los jacobinos de Pl\I'is , Ítas~a que en noviemhre de aquel
alio le condemnoa ú hl dep0l'laáfill , mas pronto se eon~
mutó esta pcna en la dc tcnm' la casa de a1'nntamien to
por carce!. Al ailO siguiente le Yoh'icl'on á ponee en otra
lislll dc derol'tada~, )' mUl'ió en las islas Scchdles en 1803-,


23 L. Lcgell111'e hahia sido marincro ,l[(rmlte diez
ailOS , ~' el'a cOltador cn Paris cuando pl'incipió la ,'c"o-
lucían. Tellia bastante talento natm'al, aunque se resen-
tia de su edllcacioll gl'OSC'l'a y (le los 6ficios que habia de~
sempeñado. Desde dI. ~ de jun'¡o 17S') filé uno dc lo~
conductores (te aqncllas procesiones patl'iÓli(:as que pa-
searon pOI' las calles los bustos de Neckel' )' del duque de
Orleans. Hi:-:o entonces algunas arengas al pueblo, que
110 aejaron (te II ama l' la atencion de los cOI'ifeos dd pal'-
tillo popnlal'. Enfl'e ellos se distingniero~) mucho los hel'"
manos Lameth , dc' quienes em" camicel'O, y le adnlalxm
)' se reuniaU' COIl ét frecuentemente. Pe1'O con el tiempO'
les abandonó pOI' sl)rviles y se unió con Marat, Danton y
Camilo D¡~SIllOulüfS , Il.~gallllo- á sel'" uno de los gefes det
dub de los franciscanos. Dió ::u~ilo' al pl'imero de estos en
su casa, cuando le f)"uisieroll atTeS~I' pOt" sus escritos in-
cendiarios. El fué quien al r.·entc de una diputaeiondel tea-
11'0 frances, rué á al'engm' á la asamblea legislativa sobre la
necesidad de deponer al rey, y representó gran papel elr
las jornadas del 20 de junio y 10 dea¡;osto. En c\}ITSecuencia
de ellas le nombró ta ciudad de P~ll'is miemU1'O de-la con-
vencíon , y desde entonces ya puede discul'rirsc con cuan·
ta ohstinaeioll perseguida al I'ey , euya nmel'Le voló. lllas.
t10 contento cOlleso , ¡¡!'Opuso la vÍslwl'a del suplicio <Iue
~e cortase el cnel'po de S. M. (~II H ¡, p(~dazos y se enviase
U!W á caela t!¡'lx\I'tallH'lllo. Esta aJ¡slmla y enH'1 pl'oposi-




DEI. TllDUCTOR,


ClolI, le valiú el nomlwamienlo de lIliem!wo de la cOllli-
sion de seguridad general. Poslel'iot'lllcnte le nombl"al"Oll
rcpl'estmtante Ú L~on, ú Huan y ú Dieppe, donde espal'-
ció el ltllTOI' y la 1IllIel'te COI! all"Oz prodigalidad, Cuando
en los pueblos se quejahan de la escasez de pan, les res-
pondia lIluy sCl'ialllente que comiesen carne de aristó-
(;rata,~, Sin emlJaq:;o de eso, cuando en 1794 se hizo una
epumeiun de la sociedad de los jacohinos , flH~ denun-
ciado por algunos, ú causa de que su conducta en Lyon
Cl'::\ casi contl'u revolncionaria ; pero le tlefendiel'on Ba-
zil'e y l\lal'at y de \'c:mltas fué llomlmlllo lwcsidente de
los jacohinos, Seria domasiado proliJo seguil'la marcha d(~
los crímenes de este ma":ado, tanto mas euanto para aque-
llos tiempos rué efeetivamente llluy larga; pues que ha-
hiendo atravesado las épocas del tel'I'OI' , de la l'e~lecioll
thcI'IUitlrn'iana , y todas las conspil'acicl<lles y revueltas que
se siguiel'on :t ellas, murió tle Illllel'te natural en Paris
Id 1;; de dieiembl'c 17U7 , de edad de ~,1 allOs , dejando
en su tf'slamento su cnel'pO' Ú la- facnltad de medicina de
l\\l'is á \in, deda, (lc se!' ít-til :1 los homhres alln (lespues
de Sil muerte,


PAGINA :513,


24 Este Rossignol era un apt'errdiz de platero ea
P:lI'is, cnyas violentas pasio1les estruyió lll11eho mas la
/;Ilta de illSll'llecioll y la eoncul'l'encia Ú todas las conlU(}-
¡:iones ti illSlllTt~eeiones jaeohinas, Desde la tOlna de la
Bastilla hasta las matanzas quc se hieiel'on en los Iwime-
ros dias tIc setiembre, SÍl~lllpl'C se encontró de los pl'Í-
mel'OS en la pel'petl'aeioll de tollo S los cI'ímenes, Este filé
el que dió la senal pam la UlUel'te de lVIandat en las es-
caleras del a)"nntamiento en el lllomento que 'se l'etil'a-
ha, En 1793 le hicieron teniente coronel de una divisioll
de gcndal'1llCl'ia y le cmpleal'Otl contra los del Yendee ;
pero Bil'oll qlle mandaba en gel'e aquel ejél'cito, le man-
dó eneal'l:elal' en J\iol't. pOI' rubos y atl'Oeidades cometi-
das en aquel país, Ohtuyo su liherlad pOI' medio de sus
:.ulligos los j;.\\~(}billOS, "Y se te dió el mando de una dhi-




358· NOTAS
sion conocida con elnoml)J'e de las c05tas dc la Rochela.
Durante el mes de agosto de aquel año obtm'o algunas
ventajas solwe los realistas; pel'O cual seria su conducta r
cuando Ú fine~ del mismo IIIes los representantes de la
convencÍon tllvier'on que quitarle el mando por sus robos
inauditus y por t&aberse tmlregado á la crápula mas escan~
dalosa. Sin emhargo volvió uesplles a rcintegrade el mÍ-
nistl'o Bouchotte, y desde entonces fué constantemente
batido por los realistas, y en pal-ticlllar por LarocheJac-
(Iuelin , con cuyo IIIotivo le quitaron de alli y le diel'on el
mando en gefe del ejército de las costas de Brest, donde
se excedió á sí mismo en erueldades v hOl'l'ores de todo
género. Una de ellas fué, puhli(~ar en h{ ól'den del dia que
pagada diez pesetas por cada pal' de orejas de insUI'gente
que le llevaran, y asi sucedió efectivamente, segun ase-
gura Danican en sus memorias, EI'a homl)J'e que habia
llegado a vanaglol'iarse públicamen te de sus atrocidades,
y así decia en Saumur en una cena donde eslaba con otros
amigos: « Ve' este brazo; pues bien él degolló sesenta
{( v tl'es sacerdotes en la iglesia del Carmen de Paris-))
Ol¡'u yez , emiando sus instrucciones á Gl'ignon le deCÍa:
« Ea general, pienso que estás pI'Ont.o á pasal' el Loil'a ,
" y te encargo que mates todo Jo que encuelltl'es , porque
" 1I0 hay otro modo de hacer una revolucion. lJ Podrian
citarse otros mil di(~hos y hechos igualmente horribles ;
pero sel'ia una lista demasiado lal'ga, y se I:Itiga la ima-
ginacion eon solo eseribl'Ír tales hOITol'es. El 1. o de abril
1793 nwndó la convenCÍon que le alTestasen por un sin
fin de erÍrnf'HeS que l'eJlcl'c el aeta de aeusaeion, sin em-
bargo de que en aquel tiempo aeusar era morir, este ob-
tmo la libertad 'j pudo continuar pOI' algun tiempo la cal'-
rera de su rrenesí que pareda llegar á ser inestinguible
de sangl·e. Cuando en 17H6 se ligó con Drouet y Babenf
que intentaban la eonspiracion de que hablará luego
el testo de esta obra, les decia llossiguol : "Yo no quie-
«ro nada con vosotros, ni con vuestro club, ni eOIl "ues-
«tra insurreccion , como yo 110 vea eael' las eabezas lo
" IIlismoque el granizo y COJ/lO f'! piso de las calles no




1>EL TRADUCTOR •. 359
... este todo lleno de sangl'e , y últimamente como 110 me
« deis palabra de que hemos de inspil'al' tal terI'OI' , que
"se estremezca todo el universo. » Sin embargo, repeti-
mos, este hombre se escapó del cadalso, y aun figuró al
fl'e~lle. de las tropas que en 1797 estuvieron encargadas
del m'reslo de Pichegru y de todos los miembros pros.,.
criptos de los dos consejos. Pero al fin ni podia dejar
tie cometer crímenes ni qlwdar enteramente impnnes;
l'esultó complicado en la esplosion del 24 de diciembre
1800 en que quisieron matar á Bonaparte con una má-;
quina infel'llal, y le deportaron á una de las islas del ar-
chipiélago, donde mul'Íó miscl'ablemente en 1805.


PAGiNA 510.


25 Carlos Barbaroux , diputadQ á la convencion, oa-
CIO en Marsella y abrazó la causa de la revolucion con
un ardor poco comun. Vino á Pal'Ís en .junio de 92 con
algunos centenares de ~IaI'selleses para hacer la I'evolu-
cion contra la corte, de que coo tantos pormenores dá
cuenta MI'. Thiers. Por tanto es inutil que repitamos mu-
chas de las anécdotas de su "ida; pero atribúyesele á él
casi esc!usivamellte haberse anticipado las divisiones
entre los Gil'Oudinos y los de la :Montaña, que tanta san-
gre cosl.aron á uno y otro partido. El fué quien acusó á
Tallien, á Panis, á Santerre, á Deforgues, á Robespierre,
á Mal'al, á Petion v á los demas miemhros del ayunta-
miento, de que se habian apropiado una g!'an cantidad de
plata labrada y un miHou y cien mil fl'ancos en 01'0; pero
no se dió ClII'SO á su denuncia. En ot\'3S varias ocasio-
nes acusó á Robespierre y á Marat, lo cllal prueba el as- ~
eendiente y aun el valor que tenia este personage. Votó
la muerte del rey , y sin embargo hizo luego grandes es-
fuerzos para que ¡;,e esperase la sancion del pueblo en
asambleas primarias, pero no consiguió nada sino irrita!'
contra sí el furor de la Montaña que p!'opuso su espul-
sion y que se le formase causa. Sin embargo fué miem-
bro de la primera comision de salud pllblicu, cuya diso-




NOTAS


fucioll no tal'dó en pl'OpOIlPl' él mismo, Igualmente solí'-
licitó el 7 de mayo de 93 qne se I'estt'ingieseu las fa'-
cnltaue3 de los l'I~presrlltantrs quP se enviaban á los dp'-
partampulos, cilando los c~cesüs y cl'lleldaues cometidas
por ;\Ioises, Bayle, 1"l'el'on y lloysset en Mal'sella.,Igual-
mellle saeú ú plaza las intrigas y venalidades de los ja-
eohinos 1'11 la pl'm'ision de C'ftIpleos p:lI'a d pjí;ITito, nu-
merando hasla IlIiP,VC mil ppl'sollas que habían ohtenido
gTados pOI' (:ol'l'npeioll, Sf'lltr'jantrs osadías no podian I1W-
nos (h~ eostll'le muy cal'O en aqlH'1 tirmpo , y hahiéIHlole
aI'I'esla(lo eon los demas dp la Gil'Onua el dia 2 de junio
1792 I03TÓ pseapa,'se drl fj"f'lldm'ma qne le gn:mbha y se
retiró al t!('Il:II'1<1menIO d(~ C~dY;l(lüs, don(h~ , de concier-
to con nulOt, GOl'sas, EIlI'ique Ltu'hiere y oll"OS inlC'nL6
hacer un levantamiento contra la com'ellcion, Mas ha-
biéndote cogido POCQ despnes en r,.o\lnleos, le guillotina-
I'On el 25 de junio 17U4, Hice Muda me Rolalld en sus
llI('mol'ias quc cl'a tan hCl'lIlOíiO cste .ióven que solo sc le
podia COmpal'3I' á Antinoo: lo cicI'w es que su memoria
es 11II1l'ho menos odiosa que la dc otros patl'iotas de aquel
tiCIlIPO, y que la conyenei(}I\ le puso uespllcs de su mllCI'-
te ell el número de los mÚI,til'es de la libel'lad.


PAGL\'A 3W,


2(; L. P. l\1alllld, natlll'ul de 3{olll:trgis, hijo (le 1111
simplc portel'O, recibió bastante buena educaeioll y llegó
ú sel' sustituto de una dlle(ll':t en Par'is y luego pl'eccptol'
del hijo del hanquero TOllrlon que le sl~üaló una pension
,'italicia, Despucs pnhlicú un folleto que le ocasionó estar
tI'es meses pl'eso en la Bastilla; pero cuando pl'incipió la
l'e,·olncion se elltl'C'gó Ú ella con ... 1 mayo/' entusiasmo ha-
ci(~ndose miembro de la sociedad de los jacobinos, En
17~H le nombraron pmclll'adol' síndico del ayuntamiento
de Pal'is y entonces <lió UIl libl'e (~lIrso Ú su audacia y á
sus diatribas contl'a toda clase de autoridad, En 1792
propuso que se encen'ase ú la reina eH Val de Grace du-
rante la guel'l'u, como sospechosa, Suspendido pOI' el di-




DEL THAIJCCTOH.


r.cclol'io J..! depal'tamento de sus fmrC"Íollcs JCTcsultas de
los eSI'('sOS del 20 dc' junio d~ 92, fué l'cintegl'ado por
un (\pel'eto de la asamulea pal'a quc los continuase en el
10 de agosto r )' en efecto lo hizo con tanta eficacia , qu~
dos dlas dCSpIWS solicitó en la ha·ITa que se encerrase :l
1,lIis XVI elf rl Temple, y tuvo la satisfaccfon de com~u­
(:il'lc ú d. í\omlll"ado miemuro «Xl la COllVendOll , tomo el
t'\Icai'go de il' Ú Botitiear al rey Sil abolieioll y el establc-
eilllicnto de la \'l'públiea. Desde cntoll'ces cOllmoyido de
ht semuilltllt del mon:lI'ca v dn la dulzlII'a de toda su (ami·
l>ia , parece 'l1lC' se mitig-.lI:Oll los gél1lwrws de su resell-
~illlicllt() , .v así se sqntnJ del partido dl~ llobespierre y
jl¡'Of:III'¡'¡ diti~l'il' d pl'Oeeso drf rey, proponiendo en la COIl"
YI~lIcion qlln se eOllsultase al l)ll(~hlo en asamhleas l)l'ima-
I'ías pal'a sabCl' si consentia en la abolicíon delinitiva de
la monan\uia. Este eamhio l'epentiJlil sOl'prcIHlió á todos
los oyentes, p!'Owralldo cada cual Í1lYestigar la callsa de
él y sO:;ln~challdo los lilas que habia sedo ganado pOI> 1.\
t'eina, Casi el mislllO' lC'flgllage tUYO' en los jacohinos , aña~
diendo ql1C las matanzas del mcs de sctiemhl'c habían si-
do el San Bartolomé- del pueblo, quien aquel dia se habül
manifestado tan malo C01ll0 un rey. Al oil' esto todos los
I:OnCIII'!'enles digcl'on que se h:lhia yueIto toco y fU()l'On
l~llcs las injm'ias qHe le pl'olligaron qne tllYO que haccl'
su dimision el 19 de cncl'o 17U3. Entonces escrihió á la
asamhlea, diciendo': « que de la maneJ'a qll(~ ella estaha
« compuesta, la ~)':l- imposible sahm' ú la Franeia , J que
" e\ homhl'e de hien 110 podia hacer {}tm cosa qW) ell\'ol-
H Y·Cl'Se en su capa, )) ElItorrces rué cuamto Cholldiell pl'O-
puso decIaJ'arle infame y tl'aidor pOI' haber abandona-
do su pUBstO'. Mas esta> proposieion no tmo efecto y lla-
lIUe! se re.il'ó á llontargis , donde una p1.WcfOO de furia-.
sos le dicl'On tantos palos J pedradas que le dejaron por
Hlllerto. lIahiendo soore,'ivido ú este atentado, le al'l'es-
tal'OIl pOI' sospechoso y le cOlldngm'oll Ú ta cOIlsergel'Ía de
Paris. Su alxlI'icion el] aquel sitio inspil'ó un horTor ge~
lleral Ú tOllos los presos que le mil'aban como uno de los
pl'ilu:ipales autol't's de las matanzas de seticmb¡'c , y asi


Un:!:~
"




362 NOTAS
le cogieron y le llevaron á un pilar, que estaba todavia
teñido con la sangre derramada en aquellos días desas-
trosos. Uno de los presos le dijo en alta voz: (f mira bár-
« baro, esa sangre se levanta contra tí." Citado como les-
ligo en el proceso de la reina, lejos de incriminada ala-
bó su valor y compadeció sus desgmcias. Mas no tardó en
comparecer ante el tI'Íbunal revolucionaI'Ío, donde se de-
fendió con energia , hasta que oyendo su condenacion á
muerte, caJó en un abatimiento que no cesó hasta el mo-
mento de I'ecibir el golpe mortal el dia 14 de noviembre
1795 á la edad de 4·2 años. Es autor de una carta de un
oficial de guardias de Corps, y de una ojeada filosófica so-
bre el reinado de San Luis, impresos en 1786.


PAGINA 519.


27 Alexis Brulard de GenJis, ma~ques de Sillery,
mariscal de campo y antiguo coronel de dragones, rué di-
putado por la nobleza de Reims á los estados generales.
Estaba casado con la célehre Madama Genlis la escritora,
mas no por eso dejó de ser desde su jUyt~ntud el confi-
dente y compañero de todos los pla!~eres y desórdenes
del duque de OrIeans. En el momento de la revolucion
rué uno de sus mas ardorosos pal,tidal'ios , aunque no el
mas distinguido de entre eltos, y asi tomó parle en todos
los movimientos populares, asi como en las discusiones
en 1789 y 90, sobre todo en la relativa á los derechos
de la rama española de los BOI'bones al trono de Fran-
cia, defendiendo constantemente al duque de O l'lean s ,
que era enemigo declarado de Luis XVI. Era adversario
acérrimo de las dos cámaras, como medio para establecer
la aristocracia del senado; y así decia: « Si despues de
« esta revolucion ) no sois el pueblo mas libre del uni-
"verso, la posteridad os tratará de rebeldes y pusiláni-
ff mes» Tomó una parte actíva en las jornadas del 3 y 6
de. octubre, y se le designó en la ca lisa como lino de los
principales autores de los atentados contl'3la familia real.
El era quien hacia las proposiciones que le dictaba :0;11




})~T. Tl'l.ADUCTOn. 363
):Iatron t'clativas á la marina real, sobre todo en las que
decian relacion con su pl'eferencia sobre la menante. En
1792 le nombraron miembl'o de la cooyeocion nacional
y á poco tiempo pasó de representante al ejército de Du-
moUt'iez. En cl proceso de Luis XVI yotó por la reclu-
sion y destierro perpetuo de aquel príncipe y de su fa-
milia despucs de la paz. La desereion de Dumouriez , á
que se siguió ll'lny pronto la del hijo del duque de Or-
lean s (hoy Luis Felipe 1), colmaron la medida del des-
precio y desconfianza que ya inspiraba el padre, y á pe-
sar de los esfuerzos de Sillery , no solo se decl'etó la muer-
te de aquel prín'cipe, sino que tambien se le puso á él
con centinela de vista, y habiéndole envuelto en la pros-
cripcion del 31 de mayo, 1. 0 Y 2 de junio de 93, le
condenat'on á muerte el dia 50 de octubre de aquel mis ..
'IDO año.


PAGINA 324 .


. 28 P. L. Rrederer era consejero en el parlamento de
Melz cuando vino á los estados generales y en ellos to-
mó el partido de la l'cvolucion. bennnciado en noviembre
de 1789 por su mismo pa!'iamento, hizo que se tomasen
medidas rigut'osas contra este cuerpo, y lo mismo pocos
dias despues contI'a el de Rennes. Estuvo en las comísio":
nes de impnestos y como tal habló varias veces con mu-
dIO aciel'to sobI'e la divisioll departamental, judicial y
religiosa de FI·ancia. Sus votaciones en gencral fueron
entonces en el sentido del movimiento, declal'ándose
grande enemigo de los emigl'ados y de los partidarios de
la corte. Denunció varias veces á los ministros de Luis
XVI y en particular al de la guerra. Mas luego que se di·
solvió la asamblea nacional en setiembre de 1791 fué
nombrado pI'ocm'ador síndico general del departamento
de Pal'Ís , en cuyo destino alagaba unas yeees al rey, y
otras iI los jacobinos y á la asamblea, esperando por esta
conducta incierta preservarse de los ataques de la muni-
dpalidad ; pero no puede negarse que en el terrible día
10 de agosto se condujo noblemente COIl el rey, por




364 rWTAS
mas que fuese tan tl'istc el resllltallo del rOllst'jo que le
dió de refugiarse en la asamblea. Con todo eso Ip acusa-
ron dclcI'iuwu de hallel' querido mautellel' la conslitu-
cion 'que entonces regia, y sohre lodo de hallel' intenta-
do sah'ar la ,·illa del rf'y. El se uefpndiú ,'igorosamente,
pero al fin tuvo que tomar el recurso de pseonderse pOI'
todo el tiempo que dlll'ó cll'égimen dP1 te 1'1'0 !' , Volyió á
pal'ece!' en púhlico en 1794 I'edadando el diario de Puris
de que cl'a pl'opietario , hasta quc ea 1790 Soe reunió con
Volney y t~(ljl Talle~'l'alld y fué 11110 Ui' los -que mas COH-
tl'ibuYCl'OlI á pl'l~pal'al' b rHyolucion dd! 8 hl'lllnal'io. El
prime\' cOllslI1 le Homhró consejero de estado y presiden-
te ele la seccion del intcl'iol'. Poco t1nsplles le clió la di-
recciou de la iustt'ucciülI pública en {]UC fué reemplazade
por ,Foul'cl'oi. En tiempo del impel'io fué senadol' y de-
sempei'i,', varias comisiones en Suiza y en Bnlselas, te-
uiendo mucha parte en varias comhinaciones diplonlilticas
que le consultaha el cmpel'adol', Fué homl.ll'e dr mucha
elocuencia, y sus escritos dl"llotan mucho ncnio (\ ins-
tm celo D ,


PAGINA :523.


29 J. V. DllIDOlal'tl, ahogado de Gl'l'llohlp , nació en
VizilLe en el Delfinado , y no tenia mas que 2;) ai'ios umn-
do le nombraron diputado ú la )pgislallll'a. El fué qllien
en octubl'e de 179f pI'O\'oeó la necesidad de pl'estar iu-
di"iduúlmente el Jurameuto cíyico y pOI' consecuencia las
pe\'secuciollcs dirigidas contra los dl:rig.os y contra los
emigrados. Duraute lOdo aquel año y parte del siguiente
afectó llnos sentimientos nUlcho mas exagerados que los
que le distillguiel'on despues. Pero desde el dia 11 dr
mayo empezó á indignal'se contra la insubOl'tlinaelon que
J'einaba en los egércitos, contra las inf~ll11eS ealnmnias que
se levantaban contra la reina, contra los pl'omoyedol'es
de los escesos del 20 de junio y conll'a el ahuso de las di-
putaciones armadas qun se pl'oseutahall ell la asamblea.
Estuvo para se!' asesinado el dia 8 de agosto de 92 al sa-
liJ' de ella, pOI' habel'5e opuesto al decreto de acusarion




DJ<:L TllAnUCTOR, 365
('.()ntra Lafavrtte y sc I'eru~iú en un cuerpo de guardia dd
palacio real, de 'donde tmo que saltar pOI' ulla ,"cntana.
Este peligw lü sinió de !'seal'luiento para no \'Ohm' :í
desplegar sus lalJios eH la tribuna y para escondel'se des-
pues dut'anw todo d tiempo (Id lCI'1'Ol', sin volyer á pa-
reeer hasta d lIIes de cnero tle '17!)(), Entol1('es , ú pesar
d(' los lllIU'UHtllo:; y gl'itos dd partido COIl tl':H'io , defen-
dió la causa dd los pal'ientes de los cmigl'ados, diciendo
que 110 hahia nillgun de\'(~cho pal'a pri~al'ies tle sus hie-
lICS; )' en una palabl'a se ucd:u'ó pl'otecto¡' nato de todos
los oprimidos. E.utl'c ellos conlaha lallluiell en 17~)7 ú la
liher'tad dc imprenta, que el directorio se ('llIpeüaha 4'11
aniquilar. FIH) 1111 pel'pduo d(~1I1111ei:1(10r de 10tlos los qlw
intelltabau \"ol"cI' al r'éginwn ud tel'l'or , y aeahó [)(H' ser
dep0l'tado á Olel'On, hasta que los cónsulcs le vohiel'oll Ú
llamar en l7!)!} y le dieron la Suhp¡'efeclul':t de Camlll'ay
v últimamenle se le IlOlllhl'o en 1 ~O~ miembro del cuer-
po legislati\o.


PAGINA :527.


30 J. J. Cah"N diputado del departamento del Arl'ie-
ge á la asamblea legislativa, donde se deeIaró contra los
jacohinos, y desde las primer'as sesiolles hizo que se de-
cI'etúI'a la formacion de la gual'dia asalal'b da de Pai'is en
dos batallones de linea á pesal' ue la oposicion del lado iz-
quierdo. El 50 de Conero de 92 combatió como sanguina-
rias las proposiciones para impedir la emigraeion como
contral'ias ú la libet,tar!. S(~ opuso lIlucho ú que se le COIl-
cediesl'll ú DUlllOlII'iez ,"llIillistl'O de lH'óo(:ios cstl'angcl'os ,
los seis millones de [¡'aneos que pedia para gastos secl'e-
tos. El (lía 20 de .junio de 92 se opuso ahiertamente á
que sc permitiese la cnll'ada en la barra á los sublevados
di'1 arcabal de San Antonio que se dil'igian á palacio. Es-
tUYO tres días preso en la Aharlia por haber tratado de
canalla á 105 denunciadores de la llueva guat'dia I'f'al, y
comparado los tiempos en qll(' ól "i"ia ú los reillauos cl<1
Tihedo y de Nel'on. Fué sucrsi,amcute llIiembl'O de las
comisiones militar y de vigilancia y habló muchas veces en




'366 !SOTAS
nombre de una y otra. Este rué uno de los que sufriel'Oll
mas insultos del populacho P9r haberse opuesto á la acu-
sacian de Lafayette, con cuyo motivo tuvo !a sensatez de
escaparse ~. de este modo evitó los cfeetos del régimell
'<lel terror.


PAGINA 552.


51 AIH:kes Arnoldo Aclocqm:~, falll'icante de eerbez!t
'de Paris en el arrabal de San Marcelo cuando principió
la re"olllcion, siendo elector de su distrito se reunió á la
municipalidad el -14 de julio de 89 y le nombraron re-
presentante y comandante de su batallon. Despues de la
retil'ada de Lafayelte quedó siendo uno de los seis coman·
dantes de la guardia nacional que alternaban en el man-
do. No se separó del rey en la jornada del 20 de junio
de 92 , Y cuando la multitud penetró en la real cámara,
l.uis XVI se apoyó sobre él y no dejó de hacerle servicios
muy esenciales. Segun los papeles que se encontraron
en el armario de llierm, parece que Aclocque fué el encar-
gado de distribuir las sumas que esparcia la cOI'te para el
pueblo de los arrabales. EntI'e todos los que ocuparon
aquel empleo de gefes diarios de la guardia nacional, es
Aclocque el únieo 'que escapó de la muerte ó de la desti-
tucion. Supo ocultarse durante el terror y mas que todo
"Contl'ibuyó á ello su conducta estimable y honrosa. Su fa-
milia goza en Amiens de mucha y mUy justa conside-
raciono




ASAJJnr.E.\ LEGISUTIVA. (1192). 361


CAPITULO VI.


t;onsecuencias de la jornada del 20 de j unio.- Llegada de
Lafayette á Paris; sus quejas á la asamblea.- Rumorp.s de
guerra; invasion inmediata de los Prusianos; discurso
de Vergniaud.- R.eOOllciliacion de todos los partidos en
el seno de la asamblea el 7 de julio.- Declárase la patria
en peligro. - Suspende el departamento de sus funcio-
nes al corregidor Petion. - Representaciones conmina-
torias contra la corona. -- Propone Lafayette al rey
tln proyecto de fuga.- Tercer aniversario del 14 de ju-
lio; descripcion de la fiesta.- Preludio de una nueva re-
volucion.- Comision insurreccional.- Pormenores acerca
de los mas celeb,'es revolucionarios de aquella época; Ca-
milo Desmoulins, Marat, R.obespierre, Dantou. - Pro-
yectos de los amigos del rey para salvarle.- Diligencias de
los diputados girondinos para evitar tina revolncion.


A la mañana siguiente de aquel día insurrecio
nal del 20 cuyas principales circunstancias aca-
bamos de referir, tenia todavia Paris un aspecto
amenazador y los diversos partidos se agitaban
con mas violencia. La indignacion no podia. me-


lL ~4




368 'UO.LJ.1<IV\U l:g<I
nos de sel' general entre los partidarios de la cor-
te que le mira1lan como un u\tr\\)e; '1 entre los
constitucionales que considcmhan aquella inva-
sion como un atentado á las leyes y á la tran-
quilidad pública. Grande hahia sido sin duda el
desórden, pero se exageraha mucho mas, su-
poniendo que se habia tenido proyecto de asesi-
nar al rey y que solo se habia malogrado por una
feliz casual idad. .\si por una natural reaccion,
todo el Hnor de aquella jornada era para la fami-
lia real, que en el dia anterior hahia estado es-
puesl a [l tantos peligros y ultrages, mirándose
con gran odio ;l los supuestos autores de la in-
surreCCIOn.


Todos los ,semhlantes estahan tristes en la asam-
blca y algun-os diputados se cspresal'on con mu-
cho vigor contra los acontecimientos de la vÍspel'a.
Propuso MI'. Bigot '1 nnaJey contra las peticiones
armadas y contra la costumhre de que desfila-
sen las bandas por el salon; y en efecto aunque
ya cX:istian leyes solu'c este punto, se renovaron
por un.decreto. Quiso MI'. Da, iCl'hoult :1 que se for-
mase sumaria á los perturhadores, pero se le repli-
có que como era posihle sumal~iar á cuarenta mil
hombreSi.Pues hien , respondió a, ~i no se 'puede
distinguir ú los culpahles entre cuarenta mil
hemlH'es, á lo menos se debe ca~tigar /¡ la guardia
que no se ha defendido, y de lodos modos es me-




ASA.UIlU\ÁI.l'GISI..\TlH. (1792). 3-6!}
l1estcr ha~cl' algo. Yinicl'on despucs los ministros
á infol'l1lal' sobre lo ¡pIe habia pasado y se sucittj
una discUS10n acerca de la naturaleza de los he-
ellOS. VII miembl'o de la del'echa , apoyándose en
1 a idea de que Vel'gniaud no podia ser sospecJlOsll
y llabia presenciado la e.~cena., ({uisll qtH' l"Ctil'ie-
se 10 que Itahia visto; pero Vergniauil no quiso
levantarse ú pesar de esta interpclacion y gual'dú
silencio. l~nf1'etal1to los mas osados del lado iz-
I'.Juierdo sacudícl'OIJ lodo [emol' y yohieroll Ú í'slal'
sobre sí al fin de la sesion. Se at"eviel'ou hasta {¡
proponer que se examinase si era necesario Pl
t~eto para los decreto . ., (le cin:u nstaueias, mas e5!a
proposicioll fué desechada por llna gran mayoria.


A la tar(lecilla se rcceló (Iue huhiese ol1'a nuc-
ya esccna senwjanle ú la de la yíspera, pOl'que el
pueblo al retil'arsf' hahiadicho que volveria ~' SI'
creyó que cumplicse su promesa. Pero bien fuese
un efecto de la cmocioll del día anterior {) que es-
le nuevo proyecto .110 m(T(~{'if'se la apl'ohacion
de los eorifeos del mOl.in, Sí' )(' con tIl\'O Elcilmen-
te, y Petion Sí' aprcsul'¡') ft ie á palacio á anunciar
á S. M. que estaba )'p.,tablecido el flnlen y que el
pueblo despues de haber pl'Csentado su peticioll
se habia quedado tl'Ul1IIuilo y satisfecho. Eso DO es
verdad-dijo el rey.-jSei'ior! ..... -Cállcse v.
- El magistrado del pueblo no tiene por ({ue ·ca-
llar cuando cumple con su .dehcl' y dice la verdad.




3'10 REVOLUCION FRANCESA.
- V. responde con su cabeza de la tranquilidad
de Paris.- Conozco cual es mi obligacion y sabré
cumplirla.- Basta: vaya V. á desempeñarla y re-
tírese.


Por mas bondadoso que fuese el rey, era pro-
penso á raptos de mal humor, que los cortesanos
llamaban coup de boutoir (una raviscada). Se irritó
mucho al ver á Petion, á quien todos echaban la
culpa de haber promovido las escenas de la víspe-
ra, y esto fué lo que ocasionó la conversacion que
acabamos de referir. No hubo persona que no lo
supiese en todo Paris, é inmediatamente se es-
parcieron dos proclamas, una del rey y otra del
ayuntamiento, en que parecia que estas dos au-
toridades estaban en lucha abierta.


Decia el ayuntamiento á los ciudadanos , que
permaneciesen tranquilos, que respetasen al rey
y que no solo respetasen sino que hiciesen tambien
respetar á la asamblea nacional; que no se reunie-
sen :con armas porque lo prohibian las leyp.s, y
sobre todo que desconfiasen de los mal inten-
cionados que procuraban suscitar nuevos movi-
mientos.


Decíase esto último porque corría la voz que la
corte intentaba sublevar de nuevo al pueblo para
tener ocasion de emplear en él la metralla; re-
sultando de este modo que mientras la corte su-
ponia á los demas el proyecto de un asesinato, los




ASAMBLEil LEGISLATlv,\.. (1792). 371
barrios la suponian capaz de proyectar una matanza.


La proclama del rey decia : « No habrán oido sin
« dolor los franceses la nueva de que una multi-
«tud estraviada por algunos facciosos ha pene-
«trado á mano armada hasta la habitacion del
« rey ..... y que el rey no ha opuesto á las ame-
« nazas é insultos de los facciosos mas que Su con_
ce ciencia y su amor al bien público.


«Ignora cual es el término á donde se han pro-
« puesto llegar, pero cualquiera que sea el exceso
«que se cometa, nunca le arrancarán el consen-
«timiento á lo que él no considere útil al interes
«público ......


«Si los que quieren trastornar la monarquía
«tienen necesidad de un crímen mas, ya pue-
« den cometerle.


« Manda el rey á todos los cuerpos administra-
C! tivos y municipales que velen en la seguridad de
« las personas y propiedades. »


Estos lenguages tan opuestos correspondían á
las dos opiniones que se formaban entonces. Todos
aquellos á quienes desesperaba la conducta de la
corte, se initaron mucho mas contra ella y se de-
(;idieron á trastornar todos sus proyectos por cuan-
tos medios les fuesen posibles. Las sociedades po
pulares, los ayuntamientos, la gente de armas to-
mar, una porcion de la guardia nacional y el lado
izquierdo de la asamblea, comprendieron la pro-




37z
clama deI cOI'l'egidor de París y se rcsolvicl'on ;Í
no tenel' rnas prUlleu('ra qnc la necesaria para: no
dejarse fusilar sin l'esull'ado (lr~cisivu. Inciertos to-
davía sobre los mecEos (11lC dehian- emplear, es-
perahan llenos (re dcscon(iallza y de la misma aver'"
sion (Iue tenl<ln anLes ,y Jo primero que hicícron
rué ohligar ú los ministros ú presentarse en la asam-
hiea para dar cuenta {le las. precauciones (lue hu-
lJiesen lomado acelTa de estos (los puntos esencia-
le-s: el 1. (J. sobre las turlmlc ncias rclig-iosas ({liC ex-
citahan los clérigos; y el2.(J sohre la scgn.eidad de
la capital, ú quien debia cuhrir un campamento
de 20 mil homln'cs reusado por el rey.


ACJucllos á (plÍcnes se (Iaba el nombre de aris-
tócratas, es decir, los constitucionales sillceros,
una parte de las guardias nacionales, muchas P1'(f-
vincias y sohre todo los directorios (le tlepal'ta-
mento, se pronunciaron en aquella ocasio11 con un
tono ]mstante enérgico. Como las leyes haJ)ian si-
do violadas) y ellos t(,lliall la ,'ellLajá de la pala-
bra usaron tIc ella con alLivcz, y asi llegaron á
manos lid rey una nnrltiLud (le representaciones.
En llohall y en Paris se preparó ulla petícioll con
mas de 20 mil tirm~s, la cual rué mil'ada pOi' el
pucl)lo con i[.;ual údio (Ille la fpW hahian til'lllado
ocho mit ].:tl'isienscs coutra el pf"Oyeclo cid cam-
pamento. [lLimaIllClll(~ se llI<lndú pOi' el departa-
mento hacer una iutiJl'macion sllmaria (ontra el




ASAlIBLEA LEGISLATIVA. (1792). 373
COlTCg;idOl' Petion y contra el procurador síndico
3Ianucl , acusados amhas de haber f.worecido con
su inercia la irrupcíon del 20 de junio. Se hahla-
ha en geneml con admil'acion de la conducta del
rey en aquella fatal jornada, y se habia cambia-
do enteramente de opinion aCel'ca de su carácter,
arrepintíénctose de haberle tenido por débil. Pero
hien pronto se vió que todo aquel valor pasivo que
resiste, no es comparahle con el otro valor activo
y emprendedor que previene los peligros en lugal'
de aguardarlos eon resignacion.


Tambien el partido constitucional empezó á mo-
verse con la mayor acti vidad, y todos cuantos ha-
hian rodeatlo--á Lafityette para concertar con él la
carta del 16 de junio volvieron á reuuirse para
intentar un gt'an pasa. Se hahia indigna(la afIuel
general cuando supo lo que habia pasado en pa-
lacio, y le encontraron perfectamente dispuesto.
Se hicicron llegar á él varias representaciones dc
sus rcgimicntos quc todas manifestahan igual in-
dignacion. Que c.,Las rcpresentaciones fuesen sug'e~
rídas ó espontáneas, él las interrumpió con una
órden del día en que prometia espresar él mismo
en persona los sentimientos de todo el ejército. POl'
tanto rcsoláó ir él mismo :'t repetir al cnerpo le-
gislativo lo que hahia escriLo el J 6 de junio; y
para ello se concertó con Luckner, (IHe como an-
tiguo guerrero que jamas habia salido de su cam-




374 REVOLUClON ntANCESA.
po, era muy fácil de persuadir. Le hizo escribir
una carta destinada al rey en que espresase los
mismos sentimientos que él iba á manifestar de
viva voz en la barra del cuerpo legislativo. En se-
guida tomó todas las medidas necesarias para que
su ausencia no perjudicase á las operaciones mi-
litares, y se separó de sus soldados que le amaban
tiernamente para ir á ponerse en París en medio
de los mayores peligros.


Contaba Lafayette con su fiél guardia nacional
y tambien ccn la corte cuya enemistad no parece
que debía temer viniendo á sacrificarse por ella.
Despaes de haber dado pruebas de su amor caba-
lleresco á la libertad, :queria probar su adhe-sion
sincera allrey, y en su heróica exaltacion es de
creer que su corazon no era insensible á la gloria
de aquellos dobles afectos. Llegó e128 de junio por
la mañana y al instante se estendió la voz por to-
das partes diciéndose unos á otros, como con ad-
miracion y curiosidad, que el general Lafa yette
estaba en Paris.


Antes de que él llegase se encontraba muy agi-
tada la asamblea con una multitud de peticiones
contrarias. Las de Rhoan, del Hávre, del Ain, de
Sena y Oisa y del paso de Calais, clamaban alta-
mente contra los excesos del 20 de junio; y las
de Arras y del I1erault parecian casi aprobarlos. Se
había leido por una parte la carta de Luckner al




'..i /,-__ r;.t. l). I , .


. !"
~
'.P


'/
.' /'






ASA~IIILEA LEGITLATlVA (1792). 375
rey, y por otra los pasquines horrorosos que habla-
ban contra él ,cuyas diversas lecturas habian al-
borotado los ánimos durante muchos dias.


El 28 acudió una multitud considerable á la
asamblea, contando con que se presentaria alli,
aunque se ignoraban todavía sus proyectos. Efec-
tivamente á cosa de la una y media se anunció-
que pedia ser admitido en la barra y fué acogido
con infinitos aplausos por el lado derecho, mien-
tras que el izquierdo y las tribunas guardaban
profundo silencio.


«Señores, les dijo, debo aseguraros ante todas
« cosas que segun las disposiciones concertadas en-
t{ tre el mariscal Luckner y yo, mi presencia en
( este sitio no compromete en manera alguna ni el
( suceso de nuestras armas ni la seguridad del
( ejército que tengo el honor de mandar.»


Luego anunció el general los motivos que le
traian, principiando por decir que parece que se
Ilabia dudado en aquel recinto si la carta era suya,
y el venia á asegurar que lo era, paá lo cual
habia salido del medio de su campo, donde le
rodeaba el amor de sus soldados. Pero otra razon
mas poderosa le habia decidido á dar aquel paso,
y era la indignacion que habia producido en su
ejército la jornada del 20 de junio, sobre la cual
se le habian presentado una multitud de repre-
sentaciones, que él hahia mandado cesar, toman-




376 IlEV'OI.UCION FllA:\'CESA.
do el compromiso de venir él mismo á ser ól'gano-
de sus tropas cerca de la asamblea nacional. Ya
los soldados, aüadió, se preguntan unos á otros si
es verdaderamente la causa de la libertad y de b
constitucion la que defienden.


Despues suplicó á la asamblea nacional, 1.0 que
persiguiese ú los instigadores del 20 de junio; 2.°
que destruyese una secta que usurpa la sobera-
nia nacional, y cuyos dehates púhlicos no dejan
ninguna duda de la atrocidad de sus proyectos;
últimamente 3.° que hiciese respetar á las autori-
dades y dar á los egP!'eitos la seguri.dad de que la
constitucion no recibil'ía ningun ataque en lo in-
teriol', mientras (Ine ellos prodig;an su sangre pa-
ra defendeda de los de fuera.


El presidente le respondió que la asamlJlea se-
ria ticl ft la ley jura(la, y que examinaria su peti-
cÍon, convi(lándole ú participar de los hOllores de
la sesion.


Pasó el general ;1 sentai':iC en los ])allCOS de la
derecha, pero el diputado [\ersainl. 3 hizo ]a oh-
servacion de qne dclJia colocarse en el hanco de
los peticionarios. Sí , sí, no, no, gritaron de todas
partes, y el general se levantó modestamente y
fué á sentarse en el hanco qne se le indicaha. Nu-
merosos aplausos le acompaiiaron en aquel sitio,
y Guadet fué el primero (pIe lomó la palahra,
usando de un rodeo 1)astallte astuto y preguntan-




AS.\lIilUU LEGISLAn YA. (179::2). 371
clo si <luedaban ya vencidos los enemigos y si la
patria estaha entel'amente liLn'e, supuesto que lUl';
de Lafayette estaLa en París. NO', se respondió á sí
mismo, la paLt'ra nO' está libre de' sus inquietudes
lli se ha mejorada nuestra situacion, y sÍn embar"-
g'o es tú en Paris el gcneral de uno de sus egé1'á-
tos! -Yo nO' examinaré, continutÍ , si lUl'o de La-
Eyelte ,que no vé en el pueblo frailees mas que
linos fl(:ciosos (lIle ('CITan y amenazan á las au-
toridades, eslú ó no él mismo l'o<feado de un es-
tado mayor que lc oprime; pero sí haré ObSf;lT-
val' Ú M1'. de Laf:lyctte, que üllta ú la constitueion
comirtiéntlosc en órgano de un ejército legal-
mente incapaz dc (lcliberar, y fIue pl'Ohablemen-
te ha faltado tamhicll á la gerarquía de las auto'-
rilladcs militares, viniéndose á París sin peTmiso
del ministro dc' la guerra.


En consecuencia, pidiúGuadet (píe dedamse el
ministl'O si hahía dado liceneía á MI'. de Lafilyettc,
y que atlemas la comisÍon cstraordínaria dicse un
informe sobre la cue"tían (le sahm' si UI1 genel'al
puede yenÍ .. á ocupa .. ú la asamblea de ohjetos
pummente políticos.


Presentóse Ramond para responder á Guadet,
y principió pOl' una ohsel'VacÍoll muy natural y
mlly fi'ccuenternente aplicable, y es que segun las
cil'l'tu:stancias se varia mucho la interpretacion
de las leyes. « ~nnca 1 dijo, ha hahido tantos es-




378 REVOLt'CION FRANCESA
crúpulos acerca del derecho de peticion ,'y por
cierto no ha mucho que habiéndose presentado
aquí una multitud armada, no se la preguntó cual
era su mision, ni se la echó en cara que viniese á
atentar con el aparato de las armas la indepen-
dencia de la asamblea. Y cuando Mr. de Lafayette
cuya vida entera le constituye tanto en Europa
como en América el estandarte de la libertad, se
presenta aquí, inmediatamente se suscitan sospe-
chas! .... Si hay dos pesos y dos medidas, y tam-
bien dos maneras de considerar las cosas, permi-
tido será hacer alguna ecepcion de personas en
favor del hijo primogénito de la libertad .... )


Luego votó Ramond por que ~e enviase la pe-
ticion á la comision estraordinaria, no para exa-
minar la conducta de Lafayette sino la peticion
en sí misma, cuya mocion fué aprobada despues
de un gran tumulto y de una doble votacion no-
minal. Entonces se salió Lafayette de la asamblea,
rodeado de un gran número de diputados y
soldados de la guardia nacional todos, partidarios
suyos y antiguos compañeros de armas.


Era aquel un momento decisivo para él, para
la corte y para el partido popular y asi se fué in-
mediatamente á palacio donde ya circulaban los
chismes mas injuriosos contra él en los grupos de
los cortesanos. El rey y la reina recibieron con
frialdad al homhre que venia á sacrificarse por




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 379
ellos, y Lafayette salió del palacio afligido "no por
sí mismo, sino por la familia real de las disposi-
ciones que acababan de mostrarle. A su salida de
TullerÍas le recibió una numerosa multitud, que
fué acompañándole hasta su posada gritando viva
Lafayette, y llegaron hasta plantar un mayo de-
lante de su puerta. Estos testimonios de una anti-
gua aficion enternecian al general al paso que in-
timidaban á los jacobinos. Pero era preciso apro-
vecharse de aquellos restos de cariño, y excitarlo
algo mas para que fuesen eficaces. Algunos gefes
de la guardia nacional, particularmente :adictos
á la familia real, se dirigieron á la corte para sa-
ber lo que debian hacer; y el rey y la reina fue-
ron ambos de dictámen que no se debia ayudar á
Mr. Lafayette * Encontróse pues abandonado de la
única porcion de la guardia nacional en que po-
día apoyarse, y sin embargo queriendo servir al
rey á pesar suyo se entendió con sus amigos. Mas
estos no estaban tampoco de acuerdo, por que los
unos, y particularmente Lally-Tolendal, deseaban
que obrase prontamente contra los jacobinos, y
que los atacase de viva fuerza en su club; los otros
que todos eran miembros del departamento y de
la asamblea, aferrados en la ley y no viendo re-


~ Véase á Madama Campan, tomo 2..0 pago 224; una carta
de Mr. de Lally al rey de Prusia y todos los historiadores"




380 REYOJ,UCTO:lI FRA:\'CES.\.
cursos SUlO en ella, no querian aconsejar que se
violase y se oponían ú tnlln ataque abierto. Sin
embargo , Lafityette prefirió el mas atrevido de
aquellos tlos consejos y dió una cita ú sus pal,ti-
darins para il' con ellos á echal' á lns jacobinos de
su sala y tabical' las pucl'tas. !\las con todo de ha-
h1~rseles fijado el punto de reunÍon, hubo muy
pocos ({ue se prescnl,lsen y Lafilyetle se vió cn la
imposibilidad de obrar. N"o ohstante eso y cuantlo
él estaba mas desesper:Hlo (le auxilios, los jaco-
binos que ignorahan la pusilanimidad de sus ad-
versarios~ se llenaron de un lerrOl' púnico y aban-
donaron el club. Sc fueroll á casa de Dumnuricz
que aun no habia salido para el ejérciLo y le ins-
taron á que se pusiese á Sil fl'f'nte para marehar
contra Lafayette; mas ¡l(luel no quiso aceptar la
oferta. Permaneció todavía Lat:lycttc un día en Pa-
rís entre denuneias , amenaz.as y proyectos de ase si.
l1ato, y porúllimo se marchó (lcsespel'ado de su inú-
til celo y de la funest.a obstinaeion de la COl'lC. ¿ Y
éste es el hombre, tan completamente ahandonado
cuando venia á csponel'se á los pUllales por salvar
al rey, á quien se acusa de haher hecho traicion á
Luis X Vr? Los escritores de la cOl'te han preten-
dido que sus medios estaban mal combinados, y
no hay duda en ({ue eea mas f¡íciL y mas seguro,
por lo menos cn la apariencia, yalrl'se de 80 mil
Prusianos; pero en París, y con el proyeeto de no




ASAmLE.l tEGISL\TIVA. (1792). 3.81
apelar al estrangero, j. qué podia 11acerse mas que
ponerse al frente de la guardia nacional y sugetar
á los jacohinos dispersúl1l1ulos?


)Iarchó Laf:lyetle con la intencion de servir to-
dayia al rey y de proporcionade, si era posihle ,
los medios de salir de París; y escrihió á la asam-
Mea una carta cn quc repi I ió aun con mas ener-
gÍa, todo lo que el mÍsmo habia dicho contra los
que llamaha f:1ceiosos.


Apenas se "ió lihre el parlido popular de los
temores (fue le habian causado la presencia y pro-
yectos del general , cuando continuó su atae{11e
contra la corte, y persisliú en pedir una rigurosa
cuenta de los medios que tomaha para defender
el territorio. Ya se sabia', por mas que el poder
egeclltivo no hubiese comunicado nada á ]a asam-
blea ,que los Prusianos ha])ian roto la neutralidad
y que avanzaban por ColJlentz en número de 80
mil homhres , lodos soldados yiejos de Federico
el grande, y mandados por el duque de Brul1s-
wik 4 que era un general muy célebre. Como Luck-
ner tenia muy pocas tropas y no contaba dema-
siado con los Belgas, se habia visto precisado á
retirarse sohre Ijlle y Valenciennes. Al retirarse
de Courtray habia incendiado un oficial los arra-
bales de la ciudad, y se habia creido que esta me-
dida cruel era para enagenarse á los Belgas. El
gobierno no tomaba disposicion alguna 'para au-




382 REVOLUCION FRANCESA.
mentar la fuerza de nuestros egércitos , que á lo
mas ascendian en las tres fronteras á doscientos
treinta mil hombres; sin decidirse á tomar nin-
guna de aquellas providencias fuertes que despier-
tan el celo y entusiasmo de una nacío!!, yeso que
el enemigo podia estar en Paris dentro de seis se-
manas.


La reina contaba con ello y asi se lo decía en
confianza á una de;sus damas, como que tenia el iti-
nerario de los emigrados y del rey de Prusia, y sabia
que tal dia podian estar en Verdun, al otro en Li-
He, cuyo sitio debia emprenderse. Aquella desgra-
ciada princesa esperaba, segun decia, verse libre
dentro de un mes +. ¡Ay! porque no creia mas bien
á sus sÍnceros amigos que la representaban los in-
convenientes y la inutilidad de los socorros es-
trangeros, siempre prontos para comprometer y
siempre tardíos para salvar! i Por qué no creia á
sus propios recelos en esta parte y á los siniestros
presentimientos que la cercaban algunas veces!


Ya hemos visto que el medio en que se fiaba
mas el partido nacional, era una reserva de 20
mil confederados junto á Paris, á cuyo proyecto se
habia opuesto el rey como ya hemos dicho. Se le
intimó en las personas de sus ministros, que se
espliease acerca de las precauciones que habia to-


,. Véase Madama Campan, tomo 2.° pag.230.




isumLEA LEGJSI.ATIVA (1792). 383
mado para suplir á las medidas que se habian
acordado por el decreto no sancionado, á lo cual
respondió proponiendo un nuevo proyecto, que
consistía en dirigir sobre Soissons una reserva de
42 batallones de voluntarios nacionales, para re-
emplazar la antigua reserva queucabaha de ago-
tarse por completar los dos principales ejércitos.
En cierto modo esto venia á ser el mismo decreta
antiguo conJa única diferencia, muy importante
para los pa triolas, de que el campamento de reser-
va se habia de formai' entre Paris y la frontera, y
no cerca del mismo Pal'is. Este plan rué l'ecibido
con murmullos y remitido á la comision militar.


Posteriormente muchos departamentos y mu-
<::has municipalidades, escitadas por sus corres-
ponsales de París, habian resuelto egecutar el de-
creto del campamento de 20 mil hombres, por,
mas que no estuviese sancionado. El pt'imer egem-
pIo le dieron los departamentos de las Bocas del
Ródano, de la Gil'Onda y del Herauld, y no tar-
daron en ser imitados por otros. Este rué el prín-
dpio de la insurrecciono


Apenas se supieron estas levas espontáneas,
cuando la asamblea, modificando el pror~to de
los 42 nuevos batallones, propuesto por el :r:ey ,
decretó que pasasen por París aquellos batallones
que guiados de su celo se ~ian puesto en mar-
cha antes de seJ.~ convocados legalmente, para iUll-


11. 'iI.~




384 REVOLUCION FRANCESA.
€ribirse en el ayuntamiento de esta ciudad, y ser
luego dirigidos á Soissons. Mandó tamhien que
los que pudieran encontrarse en Paris antes del 11-
de julio, día de la confederacion, asistiesen á la
solemnidad nacional. No se habia celebrado aque-
lla fiesta en 1791 á causa de la huida á Varennes,
y querian celebrarla en 92 con mucho brillo. Aña-
dió la a~amblea que inmediatamente despues de
la celebridad, se encaminarian los confederados al
lugar de su destino.


Esto venia á ser en sustancia autorizar la insur-
reccion y renovar con muy corta diferencia el de-
creto no sancionado. La única que podia encon-
trarse el que los confederados no haeian mas
que pasar por Paris; pero lo importante era traer-
los alli y una vez llegados, mil circunstancias po-
drian retenerlos. El decreto fué remitido inmedia-
tamente al rey y sancionado al dia siguiente.


A tan importante medida se siguió otra que
consistía en desconfiar de una parte de los guar-
dias nacionales, y sobre totlo de los estados ma-
yores que á ejemplo de los directOl'ios de depar-··
tam~nto·, se aeercahan por sus ~Taclos á la auto-
ridadypropendian mas en su filvor. A ({uien mas
se dirigía esta descon.{ianza era al de la gWII'dia
n~~ional~ de Paris; pero no pudiendo hacerlo di-
rectamente, se decretó el 2 de julio que todos los
esta~os. mayores en las ciudades de mas de 50 mil




ASAMBLEA I.EGlSL:HIVA. (1 i92). ~85
lwmlH'es serian disueltos y reelegidos. De este mo-
tlo contaban con que en el estado de agitacion en
que se hallaba la Francia, era seguro que los
hombres mas acalorados tendrian mayor influjo y
sacarían sugetos adictos al partido papulal' y .re-
l'mblicano.


Estas fueron las grandes medidas-ganadas á viva
fuerza sobre el lado derecho y la corte; pero sin.
embargo nada parccía basLantc para tranquilizar á
los patriotas contra los inmiHcntcs peligTos de que
se veían amenazados, Cuarenta mil Prusianos y
otros tantos Austriacos y Sardos avanzahan sobre
nuestras fi'onteras, y la corte pro bablemente de
acuerdo con el enem.igfi, 116 eutpleaba medio al-
g'UllO para multiplicar los ejércitos y es citar á la
nacion, cuando por el contral'io se prevalía del veto
para inutilizar las meditlas del cuerpo legislativo,
sirviéndose al mismo tiempo de la lista civil para
pl'Oporcionarse partidarios en el interior. Veian
tambien á un geHel'al que aunque le consideraban
incapaz de unirse con la emigracion para entre-
gar la Fl'ancia , con todo eso parecía dispuesto á
sostener á la corte contl'a el puehlo, elIyas circuns- .
tancias reunidas atemorizaban los ánimos y los
agitaban profundamente. El grito general era que
la patria estaba en peligro; ¡,pero cómo había de pre-
venirse este peligro? He aquí la gl'an dificultad,
pues que ni siquiera se cstaha de acuerdo sobre




REVOLUClO~ FRANCESA.


las causas. Los constitucionales y los partidarios
de la corte, tan aterrados como los mismos pa-
triotas no imputahan toda clase de riesgos mas que
á los facciosos, ni temhlahan mas que por la corona,
ni veian otm peligro que el de la desunion. Por
el contrario los patriotas no veían otro que el de
la invasion , ni acusaban mas que á la corte, á sus
negativas, á sus lentitudes, á sus secretas maniobras.
De todas pal'tes se cruzaban las peticiones atribu-
yendo unas todo el mal á los jacobinos y otras á
la corte, designándola con los nombl'es de el pala-
cio, el poder ejecutivo y el veto. Todo lo escuchaba la
asamhlea y todo lo remitia á la comision estl'aor-
dinaria de los doce, que estaba encal'gada hacia
mucho tiempo de discurrir y proponer los medios
de salvar~e, y así se esperaba su plan con impa-
ciencia. Entre tanto no cesaban de aparecer pas-
quines en todos los sitios públicos, y los periódi-
cos, no menos osados que los pasquines, no ha-
hlaban de otra cosa que de la deposicion ó abdi-
cacion forzada. Este era el asunto de todas las con~
versaciones, sin que se guardase la menor reserva


. en ninguna parte sino en la asamhlea.
A lli todavía los ataques nO eran mas que indi-


rectos, como por ejemplo, haberse propuesto su-
primir el veto para los decretos de circunstancias,
y hablarse á menudo de la lista civil, de los oh-
jetos en que se empleaha, teniéndolos por culpa-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (t792). 381
bies, y proponiendo reducirla ó sujetarla á dar
cuentas públicas.


Nunca hahia reusado la corte ceclee á las instan-
cias de la asamblea y aumentar los medios de de~
fensa, ni ciertamente hubiera podido hacerlo sin
comprometerse abiertamente; fuera de que no de-
bia recelae mucho el anmento numérico de los
ejércitos, por que los creia completamente desor-
ganizados. POl' el contrario el partido popular de-
seaba aquellos medios estraordinarios que anun-
cian una gl'an resolucion, y que frecuentemente
hacen triunfar la cansa mas desesperada. De ésta
clase fuel'On los medios que discurrió la comision
de los doce, y (Iue propuso á la asamblea despues
(le un prolijo trabajo. Su proyecto era el siguiente.


Luego que amenaze un estremo peligro deberá
el cuerpo leg'islatiw declararlo asi con la solem-
ne fórmula de que la patria está en peligro.


Inmediatamente que fuese hecha esta declara-
cion, dehían constituirse en pennanencia y sin
interrupcion alguna todas l3s autoridades loca-
les, los consejos de los ayuntamientos, los de los
distritos y departamentos, y la asamblea misma
como primera autoridad. Estarán obligados todos
los ciudadanos, bajo las penas mas severas, á en-
tregar á las autoridades cuantas armas posean
para que las distribuya convenientemente. lodos
los varones, viejos ó jóvenes, que se hallen en es-




~88 llEVOLUCIO:V J1ltANCESA.,
lado de servir, llebet'án alistarse en las guanlias
nacionales; los UllOS como movilizados, (Iuienes se
dirigirán á b caheza de partido ó capital del de-
departamento, 1 los oti~os en dcsponibilidad para
ir á donde exigiese la seg'm'idad de la patria, asi en
In interior como en lo esterior. No se exigia uni-
forme de los que )'lO pudiesen costearle, y á cuan-
tos guardias nacionales saliesen de su domicilio
se les daría el sueldo de voluntarios. El surtido de
munreiones quedaba á cargo de las autoridades. Se
imponia la pena de muerte contra el menor signo
derehelion (Iue se notase, y contra toda escarape-
la ó bandera que no fuese la tricolor, pues todas
las demas se calificahan de sedicio-sas.


Con arreglo ú este proyecto, toda la nacion es-
taba alerta y en armas, pudiendo deliberar y ha-
tirse en cualcfuier parte donde oCUlTiera, y aun
pasarse sin gohierno y suplir á su inaccion ; pero
quedaba regularizada y dirigida aquella agitacioll
sin objeto de las masas populares. En el caso en
que los fi'allceses 110 rrspondiesen á ese grito de
alarma, nada habria que esperar de semejante na-
€ion supuesto que nada queria hacer para su pro-
pio hien. Ya se deja discurrir,({ue tras de un pro.
yecto semejante no tardaria en suscitarse una dis-
cusion de las mas acaloradas.


El diputado Pastoret 5 fué quien leyó aquel in-
{ilrme el dia 30 de iunio; ":j {lOr cierto que no sar




ASAMBLEA LEG1SLt\TlVA. (1792). 389
tÍsfizo á nadie porque sin mas que acumular faltas
de los unos y de los otros, no fijaba <le un modo
positivo los medios de hacer frente á los peligros
que amenazaban. Despues de él principió á hablar
con moderacion y á dar las razones del proyecto,
el diputado Juan de Bry G,. Y de sus resultas la
discusion degeneró en reconvenciones recíprocas ,
dando lugar á que las imaginaciones ardientes y
precoces propusieran los medios mas estremados.
Llegó ,l tocarse la especie de aquella gran ley de sa-
lud pública,Uamada dictadura,es decir el medio de
hacerlo todo aunque á riesgo de abusar cruelment e
'Iue luego se decretó en la convencion, pero cuya
propuesta se hizo en la asamblea legislativa.


MI'. Delaunay de Angers ' propuso á la asam-
blea que hiciese la declaracion de que hasta que
pasára el peligro no consultaría mas que la ley impe-
riosa y sttprema de la salttcl pública.


Todo esto venia á ser en sustancia suprimir
ahiertamente el poder real y declararse ;la asam-
blea soberana absoluta, aunque bajo una fórmula
abstracta y misteriosa.· Decía ~Ir. Delaunay que la
revolucion no estaba acabada y que se en.gañaba
fluien lo creyese, sino que era necesario reservar
las leyes para cuando estuviese ya salva la revolu-
cion y no para cuando habia (Iue salvarla; en una
palabra decia todo lo que comunmellte se dice en
favor de la dictadura, cuya idea es siem.pre la pri-




REVOLUCIO'~ FllANCES.t.


mera que ocurre en los momentos de riesgo. La
respueítta de los diputados del lado derechO' era
muy natural, porque segun ellos se violaban to-
dos los juramentos pl'estadüs á la constitucion,
ereando una autoridad que absül'hia lO's püderes.
establecidüs y arreglados. Replicaban sus adver-
sariüs alegandO' que ya se habia dadO' el ejemplO' de
la viülaciO'n y que nO' cO'nvenia en ningun casO' de-
jarse prevenir y sürprender sin defensa. - PerO'
prueben V stedes, les decian lO's partidariüs de la.
cürte, que se haya dallO' este ejemplO' y que se ha-
ya hechO' traiciO'n á la cünstituciün. Mas á este retO'
sülo se respündia cO'n nuevas acusaciünes cO'ntra la
cO'rte, que provO'caban otras acusaciünes contra lüs.
agitadO'res. - V stedes sO'n unO's facciüsO's. - V ste-
des unO's tmidOl'es; tal era el lenguage pel'pétuo
y recípi'O'cü y tal la cuestiün que ambos se pro-
pO'nian resülver.


MI'. de Jaucourt 8 queria que la proposiciün se
remiliese á 10'5 jacO'hinüs , de quienes era digna
por su viülencia, mientras que lUr. Isnard, á quien
acümodaba muchO' por que era confO'rme cO'n su
carácter, petlia que se tomase en cO'nsideracion ,
y que se enviase á lO's departamentos el dicur-
SO' de lUr. Delaunay, para contrapünerle al de Mr.
PasLüret , que no era mas que una dósis de opio su-
ministradQ á un moribundo.
P~r fin logró lUr. de Vaublanc que le escucha-




ASA)IBLEA LEGISLATIVA. (1'192). 391
sen, dieiendo que la constitucion podia salvarse'
por la constitucion misma, como lo probaba el
proyecto de MI'. Juan de Bl'Y, Y que no habia in-
conveniente en que se imprimiera si s~ quería el
discurso de 1\11'. Delaunay, con tal que no se en-
viase á los departamentos, y entrar de lleno en la
pl'Oposicion de la comisiono En efecto se difirió
la discusion hasta el 3 de julio.


Pero filltaba que haLlar el diputado Vergníaud
<fue aunque miembro de la Gíronda y su princi-
pal orador, era sin embargo independiente. Fuese
por atonía ó por verdadera elevacion, tenia el ai-
re de ser superior á las pasiones de sus amigos,
y aunque participaba de su ardor patriótico no
tenia las mismas preocupaciones ni los mismos
arrebatos. tu ego que se decidia en cualquiera
cuestion, arrebataha por su elocuencia y por una
cierta imparcialidad á toda la porcion flotante de
la asamblea, á quien en otm tiempo dominaba
Mirabeau por su dialéctica y entusiasmo. En to-
das partes las masas inciertas pertenecen siempre
al dominio del talento y de la razono


Se hahia anunciado que tomaría la palabra el
día 3 de julio -y as! acu<.tió un inmenso t;entío pa-
ra escuchar aquel gran orador en una cuestion
que se miraba como decisiva. En efecto empezó á
hablar echando una rápida mirada sobre el estado
de Francia y dijo: «Si se dudase del perpetuo




392 REVOLUCION FRXNC1!S,t.
«amor del pueblo á la libertad, podría dudarse'
« igualmente si la revolucion retrocede ó si se en-
«camina á su término. Nuestros ejércitos del norte
« iban avanzando por la Bélgica, cuando de repen-
«te se replegan y el teatro de la guerra se traslada
« á nuestro territorio, sin dejar entre los desgracia-
« dos Belgas otro recuerdo nuestro que el de los in-
c( cendios que alumbraron nuestra retirada. Al
c( mismo tiempo un formidable ejército de Prusia-
c( nos amenaza el Rhin, por mas que :se nos hu-
« hiese hecho esperar que no seria tan inmediata
« su marcha.


¿ Cómo es posible que se haya escogido precisa-
« mente este momento, para exhonerar á unos
«ministros populares, interrumpir la cadena de
«sus tareas, entregar el imperio á manos ines-
«pertas y desechar las útiles medidas que ha-
« biamos creido deber proponer? ..• ¿ Será ver-
« dad que se temen nuestros triunfos? ..... ¿ Es
« nuestra propia sangre ó la de Coblentz la que
«se desea que no se derrame '1 • • •• ¿, Se inten-
« ta reinar sobre ciudades abandonadas y sobre
« campos desiertos? ¿ En donde estamos en fin y
c( que es lo que pensais emprender, que sea gran-
ce de y digno de la causa pública?


« Vosotros á quienes se lisongean de haber in-
« timidado, y cuyas conciencias se intenta alar-
c( mar calificando vuestro patriotismo de espíritu




XSAlfIH.:EA lEGISLAtIVA. (1'792). 393
f de filccion, como si ya no se hubiese dado el
ti mismo nombre de facciosos á los que prestaron
C( el juramento del juego de pelot:!; vosotros á
«fpúenes tanto se ha calumniado porque no per-
« tcneccis r. una raza orgullosa que la constitucion
c( ha sumido en el polvo .....• vosotl'úS ir quienes se
« suponcn intenciones culpa'bles, como si investi-
« dos de otro poder que el de la ley, plIllierais dis-
« pOllcr dc una lista civíl; vosotros r. quienes se
« veria con una modcracion hipócrita hacer indi~
o; ferentes á los peligros del pueblo; vosotros á quie-
o; nes han IOg"mdo dividil', pero que en el momen-
« lo del peligra estais- prontos á deponer vuestros
« odios y miserahles disensiones que nunca podeís
« preferir á la sal vacion de' la patria; vosotros en
« fill, escuchadme: cuales son los recursos que
(e telleis '1 ¡,cuales los que Ilecesitais y que es lti)
c( que os permite hacer' la constitucion?


Durante este exordio una infinidad de "aplausos
euhl'iull la voz. del orador, el cual continuando se-
iialó dos clases de peligros interiores- los unos y
estrangeros los oh'os.


« Para prevenir los primeros propuso la asam-
(e hleaun decreto contra los clérigos, y bien sea que
« el g.cnlo de los lUcdieis anda errante todavía pOl'
« las bóvedas de las Tullerias , ó que algun nuevo
«Lachaise Ó Letellier llenen de zoz.ohi'as el eora-
a: zon del prÍllcipe, la verdad es que el trono na




394 II.EVOLUCION FRANCESA.
e ha querido sancionar el decreto. No es permltI-
c do suponer sin hacer injuria al rey que él se
e complazca en JaSe turbulencias religiosas. El está
c persuadido sin duda que tiene bastante poder y
c: que alcanzan las leyes antiguas para asegurar
c: la tranquilidad pública. En este caso los minis-
{( tros deben responder de ella con sus cahezas ,
c: supuesto que tienen los medios de asegural'la.


c Para prevenir los pcligms esteriores había de·
«terminado la asamhlea un campamento de re-
« serva, y el rey no ha querido aprobarle. Sel'ia
«: injuriarle demasiado suponer que su intento
c: sea entt'egar la Francia; con que es natural que
c: tenga los medios suficientes para protegerla, y
/( y en este caso digo tambien que sus ministt,os
e dehen respondernos con sus cabezas de la salva-
/( cion de la patria.


Hasta aquel punto ya ohservarán los lectores
que el orador se limitaba á la responsabilidad mi·
nisterial, aunque requiriéndola con mayor inmi-
nencia. Pero en seguida añadió: « no basta seño-
ti' res sepultará los ministros en el abismo que su
.. propia malicia ó impotencia han abierto á sus
t: pies ...... Escuchadme tranquilamente y no os deis
« prisa por adivinarme ...... !l


Estas palabras hicieron redoblar la atencion y
el mas profundo silencio reinaba en la asamblea.
«El criminal intento de los príncipes franceses de




A.SA~IBLEA I.EGISLATlVA. (179:2). 395
( subIera!' la Europa, ha sido hecho en nombre del
I( rey, y el tratado de Pilnitz no ha tenido otro
({ objeto que el de vengar la d'ignidad real. Es igual-
« mente para venir al socorro del monarca por lo que
« el soberano de Bohemia y de Ungria nos hace
( la guel'ra y por lo que el rey de Prusia marcha
I! contra nuestras fronteras. Ahora pues yo leo en
« la constitucion estas palabras. Si el rey se pone
( al frente de un ejército y dirige sus fuerzas con-
.( tra la nacion, ó si no se opone por un acto for-
• mal á semejante empresa que se ejecuta en su
(nombre, se le considerará como si hubiese abdi-
« cado la corona.)


«( ¡, Y ql1é se llama un acto formal de oposicion?
• Si marchasen cien mil hombres hacia la Flan-
« des, cien mil Prusianos hacia la Alsacia, y el rey
{( no les opusiese mas que diez ó veinte mil hom-
'I! bres ¿ se diria que habia hecho un acto formal
(f de oposicion?


« Si encargado el rey de notificar al cuerpo le-
'« gislati vo hostilidades inminentes, é instruido de
«los movimientos del ejército prusiano no diese
( conocimiento alguno á la asamblea nacional; si
({ se hubiese propuesto un campo de reserva, in-
f: dispensable para detener los progresos del ene-
c( migo por lo interiol', y que el rey sustituyese á
«esta providencia un plan incierto y muy largo
«de ejecutar; si el rey dejase el mando del ejér-




39G REYOT;UCTO~ FRANf.EU.
« cito en manos de un general intrigallle y sospe·
« choso á la nacion; si otro general criado lejos
«de lacorrupcioll de las CÚl'lcs y avezado á la
« victoria pidiese un refuerzo" y que el rey con
({ una negativa le dijese yo te pl'ohiLo vencer; ¡, po-
« dl'ía decil'se que el rey ha hecho un acto formal
« de oposicion ?


«Cuidado, SeilOl'es, que he exagerado muchos
({ hechos para quitar todo pl'etesto de aplicacio-
« nes puramente hipotéticas. Pero si mientras que
« la l<~rancia estuviese nadando en sangre viniera el
{( rey á deciros: verdad es que los enemigos pre-
« tenden obrar en mi hlvor, en el de mi dig'nidad
te y en el de mis derechos; pero yo he probado
«que no era cómplice suyo: he puesto mis ejérci-
te tos en campaí"ta, y aunque son demasiado débi-
«les, la constituciollllO tija el grado de sus fuer-
c( zas: las he reunido demasiado tarde, pero la-eons-
« titucion no fija el tiempo de su reunion: he det:e-
~(nido á un general que iba á vcncer, pero la COIlS-
«titueion no prescrihe las victorias: he tenido mÍ-
« nistros que eng'añaban ú la asamblea y desorga-
c: nizahan el gobierno~ pero su nombl'amiento me
« pertenece esclusivamente: la asamblea ha espe--
c( dido decretos útiles que yo no he sancionado,
« pero tenia derecho para ello: he hecho cuanto
« prescribia la constitucion y por tanto no es po-
</: sible dudar de mi fidelidad á ella ...... »




Jl.SAlIIH.E,\ tEGISLATIYA. (l 7~)2). 391
'Llueven los aplausos de todas partes y continúa


Vergniaud: « Si el rey emplease este lenguang'e de-
\( Jante de vosolt'os, no tendriais derecho para res-
o: ponderle: ó rey que como el tirano Lisandro,
«habeis creido que la verdad tenia el mismo va-
o: 101' que la mentira, y {lue haheis fingido no
« apreciar las leyes mas que para consel'v.at' el po-
" del' que os era útil para inutilizarlas j, llamais de-
«fensa oponer á los soldados estrangeros unas
« fuerzas, cuya inferioridad es tal q~le no deja la
« menor duda de su próxima derrota? ¿ Es buen
« modo de defendernos desechar proyectos que
el: se dirigian á fortificar lo interior? ¿, Es defen-
« den10s no reprimil' á un gcneeal que hahia vio-
« lado la constitucion, y encadenar el valor de sus
« defensores? ..... ¡, Os concedió la constitucion la
« eleccion de los ministros para nuestra felici(hul
« Ó pam nuestra ruina? ¿ Os constituyó gefe del
« ejército pah nuestra gloria ó para nuestro opro-
« hio? ¿Os concedió el derecho de sancion, la lista
«civil y tantas ot1'as prerrogativas para arruinar
« constitucionalmente la cOllslitucion y el imperio '!
« No, no, hombre á quien no ha podido hacer sen-
«sible la generosidad de los Franceses, y que solo
q lo es al amor del despotismo..... Tu no ere s
« ya nada para esta eonstitucion que tan indigua-
« mente has violado, ni pal'a este puehlo á quien
({ tan cobardcmcnte has vendido ...... .




398 llEVOLUCION .FRANCESA •
. « Pet'o no, volvió á continuar el orador, si nues-


«tros ejércitos no están al completo, el rey 110 til'-
{( ne culpa de ello; sin duda tomará las medidas
-.: necesarias para sal v a.¡'l1O s , y la marcha de los
~ Prusianos no será tan triunfante como ellos
« se prometen; pero era necesario preveerlo y de-
-« cirlo todo porque no tenemos mas medio de
o: salvacion que la fl'anqueza. » •


Concluyó V ergniaud proponiendo un mensage
firme perore·spetuoso á Luis XVI que le obligase


• Este discurso de Vergniautl debe servil' de respuesta á.
los que pretenden que sin la fel'ocidad de los jacobinos la re-
volucion francesa no huhiera pasado de sel' una l11l'ra re-
forma ó un tránsito suave desde pi gobierno ahsoluto al re
presentativo, Nosotros creemos por el contrario que las lea-
rias de los gil'ondinos no 5010 hicieron y completaron la re-
volucion, sino que llevaron al rey al cadalso y fueron causa
primitiva de todos los horrores que luego no ejeclltal'on ellos
y de que fueron víctima, ¿ Qué importa que todavia revistie-
sen sus discurso; con algunas formas respetuosas, si la esencia
yobjeto de ellos solo. se airigia á hacer odiosa al pueblo la
conducta y las intenciones del monarca? Su apal'ellte mode-
racion en 10 sucesivo no fue otra cosa que el sentimiento de
haber perdido la popularidad y el recelo de la suerte que les
esperaba, Ellos no temieron envilecer al rey y presentarl!"
como enemigo del pueblo, y .luego que le hubieron desIludado
de toda defensa pl'étendieron salval'le con otras teorias cuyo
InellOr defecto era la inconsecuencia, La historia de los gi-
1'6ndinos debe ser el espejo donde se miren todos los espe-
<,uladores de moderaciol1, cosa nmy distinta de los verdade-




AS.\JI18LEA I.EGlS L\T1 VA. (1792). 399
á optar entl'C la Francia y los estrangeros, yen que
se le hiciese entendet· que 1m Franceses estában
resueltos á perecer ó triunfar con la constitucion.
Propuso tambien quc se declarase la patria en pe-
ligro para inflamar en los corazones aquellos gran-
des afectos que siempre han animado á los pue-
blos y que sin duda existen entre los franceses,
porque no era de esperar que la naturaleza se mos-
trase degradada con los que se habian regenerado
en 89. Ultimamente quiso que se pusiese término
á unas disensiones, cuyo carácter degeneraba en
siniestro y que se reuniesen á los que estahan en
Roma los habitantes del monte A ventino.


Al pronunciar estas palabras, la voz alterada
del orador produjo una emocion general y los
aplausos de las tribunas asi del izquierdo como
del lado derecho. Bajó Vergniaud de la tribuna
rodeado de una multitud que se agolpaba para
felicitarle, como que era el primero hasta entonces
que se hubiese atrevido á hablar en la asamblea
de la deposicion que todo el mundo pronunciaba
en público, si bien no la habia presentado mas
(lue de una manera hipotética, y con formas que
pueden parecer respetuosas cuando se las compal'a


\' os moderados. lVIeta cada cunlla mallo el] su pecho y vea
si se tranquiliza su conciencia con solo no egecular los críme-
nes pOI' Sll mano cuando ha slIlllillistl'aJo las ral.OIles y bs
arlllas para flue otl'O; los cometan, (N. del T.)


n. 26




400 REVOLUClON FRANCESA.
con ellcnguagc de las pasiones de aquel tiempo.


Quiso responder Dumas y principió á impro-
visar despues de Vergniaud y en pt'eseneia de un
auditorio preocupado de todo lo que acababa de oir.
Itedamó muchas veces el silencio y una atencion
que no estaha destinada para él, recargando so-
hre las acusaciones dirigidas alpoder egeeutivo. « La
« retil'ada de Lucknel', di jo, es un efecto de la suel'-
!! te de las batallas que no puerlell dirigil'se de5de
<los gahinetes ¿ Teneis confianza en Luckner '?-
!! Si, si, gritaron todos; y Kersaint propuso un de-
« creto en que se declarase (iue Luckner hahia COIl-
«servado la confianza de la nacion. » Espidióse el
decreto y Dumas continuó diciendo con mucha ra-
ZOI1, (Iue si se tenia confianza en aquel general nose
podia mirar la intencion de su retirada ni como cul-
pable ni como sospechosa; fIue en cuanto á la falta
de fuerzas de que se quejaban, el mismo mariscal sa-
hia que se hahian reunido para aquella empresa to-
.las las tropas que hahia disponibles; que por otra
parte todo debía estar preparado pOi' el antiguo mi-
nisterio girondino, (Ine era el autor de la guerra
ofensiva, y que si no tenia los medios suficientes,
suya era la culpa; que los nllevosmillisLros no ha-
hian podido remediarlo todo con algunos correos,
J' que fi nalmente hahian dado carta blauca fr I~uck­
ner dejándole f;lcllllad de obrar ('on arreglo á
las circunstancias y al terreno fIlie ocupaba.




1lSA1\JBL:EA l..EGtTLAllH (4792). 401
"\{Se 'ha reusado el campamento de los 20 miJo


·JlOmbres, aiiadió Dumas, llero I~or de pranto loí';
ministros no son responsables del ·velo , y adelila..,
el proyecto que han sustituida es ciertamente me-
jOl' que el pl'opuesta pln la asamblea, por que no
1)araliza los medios de hacet' nuevas ,reclutas. Si
se ha reusa(lo eldccl'ete contr.a los clérigos, tam-
J)ien es ciertÍsime que /la bay ninguna necesidad
,c:lc nuevas Jeyes para asegm:Ul' la üanquilidad pú-
j"lica; solo necesita mes sosiego, seguridad y res-
peto á la lihertad individual y ú la de los cultos.
En todas pades (londe se han l'espetado estas
libertades, los clérigos no han sido se(~ieiosos .. »
Ultimamente justiticó Dumas al rey diciendo que'
él no hahia querido la guerra .. , y tambien á Lafa
yette recol'dul1do que siempre hahia amado l-a
liLel'tad.


Sin embargo de todo esto, se cspidió en medi'0
de los mayores al)!ausos el decreto propuesto por
hl comisioll de Jos doce, para arreglar las formas
.con qu.e se habia de declarar la patria en peligro ;
pero se difirió la declaracion de este peligro por
que no parecia tOlila:via muy inminente. Escitado
sin duda el rey POl' lo que se bahia dicho en aque-
lla scsion, notifi<:ó á la asamhlea la necesidad ur-
gente de principiar las hostilidades contea la
Prusia, fundándola en el convenio de Plinitz, en
la acogida que hahían dado [1 los rebeldes, en




REVOLUGION FRANCESA.


las violencias egercidas contra comerciantes fi'an-
ceses, en el pasaporte que habian dado á nuestro
ministro y en la salida del embajador prusiano
de Paris; últimamente en la marcha de las tro-
pas prusianas, en número de cincuenta y dos mil
hombres. ([ Todo me prueba, añadia el mensage
.. del rey, que existe una alianza entre Viena y
« Berlin (risas generales al oir estas palabras); y
( asi con arreglo á la constitucion, doy aviso de
c: ello al cuerpo legislativo.» Sí, replicaron mu-
chas voces, cuando los Prusianos están en Co-
blentz. Remitióse el mensage á la comision de
los doce.


Luego continuó la discusion sobre las formas
con que se habia de declarat' el peligro de la patria,
y se decretó que esta declaracion seria considera-
da como una simple proclama, y que por consi-
guiente no se someteria á la sancion real lo cual
no era á la verdad muy justo, supuesto que con-
tenia disposiciones legislativas. Pero ya sin ha-
berla publicado se iba egecutando la ley de la
salud pública.


Cada dia iban agriándose mas las disputas, y
estaba muy distante de realizarse el deseo de Vel'-
gniaud, de reunir á los que estaban en Roma
con los del monte Aventino; antes al contrario,
los recelos que se inspiraban recíprocamente, se
camhiaban en un ódio irreconciliahle.




ASAMBLEA J.E(.aSr.A fl VA. (1792). 403
Habia en la asaml.liea un diputado llamado


Lamourette 9 , obispo constitucional de Lyon, el
cual nunca habia comprendido de la libertad mas
que el retorno á la fraternidad primitiva, y que
se afligía y admiraba de las divisiones de ~us có-
legas. Nunca creyó que pudiera existir un ódio
irreconciliable entre unos y otros, ni suponia en
ellos mas que algunas desconfianzas injustas. Este
huen seiíor, ptteS, en el momento en que el dia
7 de julio iban á continuar ]a discusion sobre el
peligro de la patria, pidió la palabra para una
mocion de órden, y dirigiéndose á sus comparle-
ros con el tono mas persuasivo y el semblante mas
nohle y mesurado les dijo, que todos los dias se
oia proponer medidas terrihlespara terminar el
peligro de la patria; mas que en cuanto á él, creía
que habia otros medios mas suaves y eficaces. La
causa principal de todos los males es la di vis ion
de los representantes y esta es la que necesita un
pronto remedio. Ahora bien, dijo aquel digno
prelado, el que consiga reconciliaros á vosotros,
ese será el verdadero vencedor del Ausrria y de
Coblentz. Todos los días se dice que en el punto
á que han llegado las cosas, vuestra reconcilia-
cion es del todo imposible; pero yo me estre-
mezco de oido y me parece ({ue es haceros una
injuria, porque no comprendo que haya nada ir-
reconciliable como no sean el crÍmen y la virtud.




:tos hombres dehien disputan y se acaloran ,por.;.-
que tienen la cOllviccion sincera de sus opiniones,-
-pero no por eso se ahorrecen; y asi SellO res la sa-
lud pública esfá en. vtlestras manos, ¿P01> qué os-
deteneis en realrzada'! . , , ..


« ¿ Qué és lo (lUC se eclran en cara las dos por--
« ciones de la asamlJlea '1 La una acusa á la otra de
«( que intenta modificar la constituciorr pOI' medio
« de Jos esLrang-eros, y esta otra acusa á la primera-
«de que quiere trastornar la monartl uÍa para esta-
(t Mecer la república. Comlena{.l, condenad, SellOres"
« á un mismo anatema asi- la l'epúhlica como las dos
« cámaras; execrad rgualmente á la una y ú las-
« otras con UI1 sincero é irrevocable juramento: ju--
e( remos todos no tener mas que un mismo espíl'i-
«( tu y unos mismos sentimientos: juremos una fra.
«ternidad eterna: sepa el enemigo que lo ({ue to-
« dos queremos y deseamos todos es salvar la
({ patria, »


A penas hubo el orador concIuitlo es[as últimas-
palabras, cuando se pusieron en pie los dos lados,
de la asamhlea aplaudiendo sus generosos senti-
mientos , y presurosos- de desearga-r el peso de sus
recíprocas animosidades~ En medio de una ada-
macioll universal, di jeron ({ue execraban.. todo pro-
yecto de alLc¡':ll' la constiLucion ni en favor de las-
dos cámal'as ni en el de la república, y se preci-
l1itaron de los hancos opuesLos para abrazarse. Asi~




ASA~IIlJ.EA LEGISLATIVA. (1192). 405
los (IlIC hahian comhatido como los que hahían de-
fendido á Laf:tyctte, al rcto, á la lista civil, á los
facciosos y á los traidores, todos se arrojaron en
brazos unos de otros y todos se confundieron
sin distincion alg;una. Allí se vió abrazarse á los
seiiores Pastoret y Condorcet, que el dia anterior
se habían tratado inicuamente en los periódicos;
sin que hubiese ni lado derecho ni lado izquierdo,
sino que todos se sentaron indistintamente unos
junto á otros. Dumas se puso junto á Bazire, Jau-
court junto [. 1\lerlin, y Ramond junto á Chahot.


Inmediatamente se decidió que se informase á
las provincias, al ejército y al rey de aquel feliz
acontecimiento, y salió una diputacion para pa-
lacio, conducida por Lamourette. Este no tardó
en dar la vuelta anunciando la llegada del rey que
venia, como el 4 de febrero 1790, á manifestar su
salÍsfaccion á la asamblea y decirla que era inúti 1
cspcrar ninguna diputacion. porque le faltaha
tiempo para presentarse en medio de ella.


Estas palabras llevaron á su colmo el entusias-
mo y si hubiera de creerse el grito universal la
patria estaba ya salvada. ¿ Sel'ia posible que hu-
biese allí un l'ey y ochocientos l\iputados hipócri-
tas, que formando de improviso el proyecto de
engaiíal'se , fingiesen el olvido de las injurias para
venderse luego con mas seguridad? No por cierto;
semejante proyecto no le forman repentinamente




406 REYOLUClON FRANCESA.
tantos hombres juntos sin una premeditacion an-
terior. Pero el ódio pesa, y es tan dulce descar-
garse de un peso! . . . . •. Por otra parte, á la vis-
ta de unos sucesos tan críticos ¿cuál seria el parti-
do que no se hubiese aceptado voluntariamente
en la incertidumbre de la victoria, con tal de con-
servar y asegurar lo presente tal como estaba? Este
hecho prueba como tantos otros que la desconfian-
za y el temor producen todos los ódios y que un
momento de confianza los ltace desaparecer, como
igualmente que el partido á quien llaman repu-
blicano no pensaba en la república por sistema
sino por desesperacion. ¿ Qué razon hubo para que
apenas vuelto el rey á su palacio no escrihiese in-
mediatamente á la Prusia y al Austria? ¿ Por qué
no añadió alguna medida grande y pública á
aquellas medidas secretas? ¿ Por (rué no dijo, co-
mo en otro tiempo su abuelo Luis XIV al acercar-
se el enemigo: allá irémos todos.


l\Ias por la tarde se anunció á la asamLlea el re-
sultado del proceso instmido por el departamentO'
contra Petion y Manuel, y este resultado era la
suspension de aquellos dos magistrados. Segun se
ha saLido despues por boca del mismo Petion,
es probahle que hubiera podido impedir el movi-
miento del 20 de junio, supuesto que mas ade-
lante impidió otros; y aunque á la verdad se ig-
noraba entonces, existian fuertcs sospechas de su




ASA~IBLEA EGISLATlVLA. (1792). 407
conÍvencia con los agitadores. Fuera de eso se le
podian echar en cara varias infi'aecÍones de las le-
yes, como por ejemplo haber andado tan lento en
sus comunicaciones con las diferentes autorida-
des y haber tolerado que el consejo municipal to-
mase una determinacion contraria á Ja del depar-
tamento, cuando decidió que los peticionarios fue-
sen admitidos en las filas de la guardia nacional.
Era pues muy legal y muy jjusta, aunque impo-
lítica, la suspension pronunciada por el departa-
mento; pero en vista de la reconciliacion verifi-
cada aquella mañana, ¿ no fué una insigne im-
prudencia dar cuenta en la tarde misma de la sus-
pension de dos magistrados que gozahan tanta
popularidad? Verdad es que el rey lo dejaba en
manos de la asamblea, pero esta no disimuló su
descontento, y le devolvió la decision para que re-
solviese él mismo. Las tribunas volvieron á prin-
cipiar sus acostumbrados gritos, y una multitud
de representaciones vinieron tambien á pedir Pe-
tion ó la rnnerte, aliadiéndose que el diputado Gran-
geneuve 10, cuya persona hahia sido insultada, exi-
gió que se procediese contra el autor del uItrage,
y asi quedó olvidada la reconciliacion. Tocábale
á Brissot el turno de hablar sobre la cuestion del
peligro público, pidió tiempo para modificar al-
gunas espresiones de su discurso, á causa de la
l'econciliacion que habia sobrevenido despues;




REVOLUCIO:'I FIlANCESJ\.


mas no pudo dejar de recordat' todos los actos de
negligencia y lentitud que se habian echado en
cara á la corte, á pesar de la soñada reconciliacio111
acabó por pedir que se ventilase solemnemente la
cuestion de la deposicion, que se acusase Ít los mi-
nistros por haber notificado tan tanle las hostili-
dades de la Pt'usia, que se formase una comision
secreta compuesta de siete miembros, y encarga-
da de vigilar sohre la salud pública, que se ven-
diesen los bienes de los emigrados, que se acele-
rase la organizacion de los guardias nacionales, y
últimamente que se declarase sin demora, que la
patria estaba en peligro.


Súpose al mismo tiempo la conspiracion de OU5-
saillant 11, que era un antiguo noble, el cual al fren-
te de algunos insurgentes, se había apodel'ado del
fuerte de Bannes, en el tlepartamento del Ardeche,
tle donde amenazaba toda la comarca inmediata.
Igualmente se espusieron á la asamhlea por el mi-
nisterio las disposiciones de las potencias, y que la
casa de Austria arrastrando consigo Ít la PrusÍa la
habia decidido á marchar contra Francia, por
mas que los discípulos de Federico murmurasen
contra aquella impolítica ali.anza. Todos los Elec-
torados eran enemigos nuestros patentes ú ocul-
tos; y la UusÍa era la primera que se había decla-
rado contra la l'evolucion, accediendo al tratado
de Pilnitz, lisongeando los proyectos de Gustavo




ÁS,UIDLEA I.EGlSL\TlYA. (t792). 409>
Y auxiliaudo á los emigrados; pero todo para en-
gallar á la Prusia y al Austria dirigiéndolas amhas-
contra la Fmncia mÍentras ella ohra.ha contra lw
Polonia. Entonces mismo estaha tratando con los-
seiiores Nassau y Esterhazy 12, que eran los corifeos
de los emigl'adas ; y ir pesar de sus ahultadas pro-
mesas, solo les- hahía concedido una fragata para-
libertal'se de' su presencia en Petershurgo. La Sue-
I;ia se habia quedado inmóvil despuesd.e la muel'-
te de Gustavo, y admitia nuestras navíos en sus
puertos. La Dinamarca prometia. una rigurosa neu~
tmlidad, y por lo que hace á la corte de TurÍn po~
tliamos considerarnos en gucú'a abierta con ella.
El Papa prepara:ba sus rayos espirituales, y Vene·
cia, aanfiue neutl'al, estaba drs})uesta á protegedl
Trieste contra sus flotas. La Espúña sin entrar ahier-
tamente en la coa licio n , manifestaha disposicio-
nes de nO' querer eg;ecutal' el pacto de familia ni
l'estituir á la Francia las socorros que hahiarecihid~
de ella. La Inglaterra se comprometia á la neutra~
lidad y daba nuevas seguridades. Ultimamente, 105
Estaclos-Unidos huhieran querido ayudarnos con
todos sus recursos; pero no se pod.ia contar con
ellos á causa de la distancia y escasez de su po-
blacion.


Al oir este cuadro quiso la asamblea declarar
inmediatamente la patria en peligro; pel'o se re-
mitió á un nuevo informe de todas las comisiones




410 REVOLUCION FRANCESA.
reunidas, y el 11 de julio despues de haber oido
este informe y en medio de un profundo silencio
pronunció el presidente la fórmula solemne de:
CIUDADANOS, LA PATRIA ESTA EN PELIGRO.


En aquel instante se declararon las sesiones en
permanencia, y se dispararon calíonazos de rato
en rato anunciando aquella gran crÍsis, los ayun-
tamientos y consejos de distrito y de departa-
mento permanecieron reunidos sin interrupcion,
y todos los guardias nacionales se pusieron en
movimiento. Habianse erigido en medio de las
plazas públicas unos anfiteatros, donde los em-
pleados de ayuntamiento inscribían sobre una me-
sa llevada por tambores el nomhre de los que ve-
nian á alistarse voluntariamente; y en solo un
dia ascendieron á 15 mil.


Ya se deja conocer que la reconciliacion del 7
de julio y el juramento que se hahia seguido á
ella no habian calmado ninguna desconfianza,
sino que se continuaba en defenderse contra los
proyectos de palacio y todos pensaban con mas
ahinco que nunca en obligal' al rey á que abdica-
se, como el único remedio posible para los ma-
les que amenazahan á la Francia. No habia hecho
Vergniaud mas que indicar aquella idea, yeso
bajo una forma hipotética; mas otros, y en par-
ticular el diputado Torné 13, querian que se con-
siderase como una proposicion posiliva la suposi-




AS.UInFE.\ J.EGISL\T.lVA. (1792). 41 t
cion de Vergniaud. De todas partes llegahan pe-
ticiones, apoyando con el auxilio de la opinion
pública este proyecto desesperado de los diputa-
dos patriotas.


Ya la ciudad de Marsella habia hecho una re-
presentacion en tono amenazador y fue leida en
la asamhlea el 19 de junio como ya hemos dicho;
mas luego que se declaró la patria en peligro,
fueron llegando otras muchas. Una de ellas pro-
ponía acusar ú Lafayette, suprimir el velo en al-
gunos casos, re(lucir la lista civil y reintegrar á
Manuel y Petion en sus funciones municipales.
Otra solicitaha, con la supresion del veto la publi-
cidad de los consejos; pero la ciudad de Marsella,
que habia dado el primer ejemplo de aquellos
actos atrevidos, los llevó hien pronto á su colmo,
haciendo una manifestacion en ]a cual instaba á
la asamblea para que se aboliese la corona en la
dinastia reinante, creando una electiva y sin veto,
es deci.', una verdadera magistratura egecutiva, co-
mo en las repúhlicas. El estupor que produjo
aquella lectura no tardó en convertirse en aplau-
sos de las trihunas, ni en proponerse por uno de
los diputados la impresion de aquel papel. Pero
se remitió á la comision de los doce para que se
le aplicase la ley que declaraba infame todo pro-
yectó de alterar la constitucion.


Al S3 bel' esto quedó consternada la corte, y no




412 REVOI.UCIONFR..\NCES:\.
lo estahan menos los patt'iotas, ii (luienes no tran-
(luiliz.aban de ningun modo estas atrevidas peti-
.ciones. Llegó á pel'suadirse el ]'f~y que se atentalJa
á su persona, y creyó que el 20 de junio hal)ia
sido un proyecto de asesinato abortado. En csl0
5e equivocaha ciertamente, porque no hubiera ha-
hido cosa mas fácil que la egecllcion de este cri-
men si se hubiese pl'oyectado. Recelando siempre
~plC querian envenenarle, él Y su f:tmilia se ha-
rian servir sus comidas cncasa de una clama (le
.nmfianza de la reina, donde lomahan otros ali-
mentos distintos de los qneestahan preparados
por los cocineros de palacio. Como se acercaha el
dia de la confedel'acion, había preparado la reina
pam el rey una especie de peto compuesto de
muchos forros de paüo y capaz de resistir ú una
puñalada. Pero sin embargo, segun iba pasal1do
d tiempo y aumenlúJHlose la audacia popular,
sin que se verificase ninguna tentativa de ase,~j­
nato, prilwipiaha el rey úcompt'entlet· mejor la
naturaleza de sus peligros, y recelaha ya que no
era 'un pUlíal sino una contlenacion jurídica la
':Iue le amenazaba, y asi siempre le representaba
5U imaginacion la infeliz suerte de Carlos J.


Por mas que Lafityette fuese desechado por )a.
mrte, no cesaba en su resolucioll de salvar al rey,
y le hizo presentar un proyecto de fuga eomhi-
nado con mucha osadia. Hal)ia principiado pOI'




As,urm.EA LEGTSUT1Y.\. (1792). 413
apoderarse del ánimo de Luclmet', á quien ha-
bia arrancado la promesa de marchar sohre Paris,
y en consecuencia queria Lafilyette que el rey les
~mviase á llamar á los dos, hajo pretesto de asis-
tit, á la confederacion. Creia él tIue la presencia
de aquellos dos generales dchia imponer al pue-
hlo, y prevenil' todos los peligros que se temian
en a(Iuel día. Al siguiente de la ceremonia inten-
taba Lafilyctte que Luis XVI saliese públicamente
.. lc Paris con pl'etesto de ir á Com pieg'ne, y dar
una prueba de su libel'ta.d á los ojos de la Euro-
pa. En caso de resistencia, no pedia mas que cÍn-
~:uenta caballos decididos para arrancarle de Pa-
riso Desde Compiegne le conducirian al ejército
francés unos escuadrones prepal'ados y alli con-
taba Lafayette con remitirse ú su prohidad para
la conservacion de las nuevas instituciones. Ulti-
mamente en caso que no alcanzase ninguno de
estos medios, estaba decidido el general á mar-
char sobre París con todas sus tropas.


Séase que este proyecto exigiese demasiada osa-
{lia de parte de Luis XVI, ó que la repugnancia
<le la reina contra Lafayette impidiese aceptar sus
auxilios, el rey le reusó de nuevo, y mandó dar-
le una respuesta bastan te fria y poco digna del
celo (pte hahia manifestado el g'eneral. «El mejor
« consejo, decia esta respuesta, que hay que dat'
« á MI'. de LaGlyette, es fple sirva siempl'e de e~-




REYOI~UCIO~ 1, IUNrESA.


« pantajo á los facciosos cumpliendo bien con su
( oficio de general. »


Acercábase ya el día de la conlederacion, y ni
el pueblo ni la asamblea querian que faltase Pe-
tion á la solemnidad del dia 14. Ya el rey habia


..


querido descargar en la asamblca el cuidado dc
aprobar ó desaprobar la sentencia del depal>la-
mento contra él y Manuel,pero ya hemos visto
{Iue le devolvieron el mcnsag'c obligándolc á es-
plicarsc el mismo, y todos los dias le instaban á
-que diese á conocer su decision para tel>minar
este asunto antes del dia 14. En efecto el rey con-
firmó él dia 12 la suspension, cuya noticia au-
mentó el descontento, y la asamhlea se apresuró
por su pa¡'te á tomar un partido que es fácil de
adivinar. Al dia siguiente, es decir el 13 rehabi-
litó á Petion; pero por un resto de consideracion
difirió su resolucion con respeto á Manuel, á quien
se habia visto pasear c!ln su filja tricolor pOi' me-
dio del tumulto del día 20 de junio sill hacer uso
alguno de su autoridad.


En fin llegó el 14 de julio de 1792, época en la
cual sehahiancambiado ya mucho los tiempos desde
igual dia de 1790. No había ya ni aquel altar ma-
gnífico servido por trescientos sacerdotes, ni aquel
vasto campamento guarnecido de sesenta mil guar-
di as nacionales , ricamente vestidos y regularmente
organizados: ni aquellas gl'adas laterales cargadas




AsAlunr.EA LEGISL\TlVA.. (1192). .~ t ;}
de aquella inmensa multitud entusiasmada de pla-
cer, ni en fin aquel balcon en que los ministros, la
familia real y la asamblea asistían á la primera.
confederacion. Todo estaba camhiado, todos se
aborrecian como despues de una falsa reconcilia-
cÍon, y todos los emblemas anunciaban la guerra.
Ochenta y tres tiendas dc campaña figuraban los
ochenta y ires departamentos; al lado de caua
una de ellas hahía un gTan chopo en cuya cima
flotaban unas handerillas tricolores; otra tien-
da mayor estaba destinada para la :lsamblea y pa-
m el rey y otra para los cuerpos administrativos
~Paris. De esta suerte toda la Francia parecía
(lue estaba acampando en presencia del enemigo.
El altar de la pab'ia no era mas que una columna
truncada, puesta encima de unas gradas que to-
davía existian en el campo de Marte desde la pri-
mera ceremonia. Veiase á un lado un monumen-
to erigido en honor de los que habian muerto, ó
iban á morir en la frontera; en otro estaba un
árbol inmenso llamado el árbol de la feudalidad,
plantado en medio de una gran pila de leña, de
cuyas ramas estaban colgadas coronas, grandes
cruces, thíaras, capelos de cardenales, llaves de
San Pedm ,mantos de al'miño, bonetes de doc-
tores, legajos de pleitos, títulos de nobleza, es-
cudos de armas, ete. El )'ey debia ser ioyitado á
pegar fuego r. la leña.


u.




REYOLUClO,," l"lL\.NCESA.


_ Bebía pl'eSLal'se el juramento á medio di a , y el
rey se hahia dirigido ú las habitaciones de la es-
cuela militar, donde aguardaba la comitiva na-
cional, ({ue hahia ido á poner la primera piedra
de una columna ({ue se quería colocar sobre las
ruinas de la antigua Bastilla. Manifestaba el rey
una tramluila dignidad y la reina se esforzaba por.
vencer el sentimiento que era demasiado vlslb1e,
rodeada de su hermana y de sus hijos. No dejó
de haber a]guHa conmocion en las habitaciones,
ocasionada por algunas espresiones tiel'nas que
arrancaron lúgrimas de los ojos de mas de uó. es-
pectador , hasta ({ue por último llegó la comitiva.
Hasta entonces el campo de Marte había estado
casi enteramente vacio , cuando de repente se iíltm- .
dó con toda la multitud.Viéronse desfilar por de-
hajo del baleon donde estaha el rey muchasnm-
geres, niños y hombres borrachos que gritaban
i'im Pelion : Pelion ó la muerte, y que llevahan' en
sus somhrel'os las. mismas palabras que pronun-
ciaba su boca. Los eOJlfedcl.'ados iban ag,lrt~ados
por loshrazos, y llevahan un modelo en hajo re-
lieve. de la Bastilla, con una imprenta que se de-
tenia .flc tiempo en tiempo para imprimir y espar-
cir canciones patrióticas. Seguían despllcs las le-
giones de la guardia nacional y los r.egimientos dp
línea, sin poder guardar la formaóon convenien-
tr: de sus filas en medio de arplClpopulaeho flo-




l.$,urBf.E,\ I,EGlSUTlVA. (1192). 417
tante; y por último las mismas autorida(lcs y la
usamhlea. Rajó erilonces el rey, y colocado en
medio de un cuadro cle tropas ,se encaminó con
la com-itiva11acia el altar de la patl'ia~ Era inmen-
sa la umltitud en d campo de Marte y no se
podia avanzar sino muy lentamente; mas al fin
á esfuerzos de algunos reg'imientos Ucg-ó hasta
las gradas del altar. La reina desde su balcon, de
donde no schahia nlO,-ido, obsenaha a'queUa es-


- cena con un antC'ojo ; mas yicndo que se ·aumell-
taba la .confusitm .al l'ededordel altal' y que el
i'ey hahia hajado una grada, «lÚ la reina un gri-
to que consternó á todos los que estaban á su al-
rededol'; mas al fin se terminó la ceremonia sin
accidente. Apenas sc hubo prestado el juramento
cuando echaron todos ú correr hácia el á.'bol de
la feudaiidad, queriendo llevar consigo all'ey pa-
l'a que le pegase fuego; pero él se dispel1.só, repli-
cando con mucha oportunidad que ya no hahia
semejantes fcU{los. 'Entonces continuó su marcha
hacia la escuela militar, y las tropas muy con-
tentas de haberle salvado, dieron repetidos gri-
tos de viva el rey, y la multitud que siempre nece-
sita simpatias, repitió aquellos gritos, y estuvo
tan dispuesto á festejarle, como lo háhia estado
pocos minutos antes á prodigarle insultos.. TUV6
todavía aquel desgraciado Luis XVI por algunas
horas la ilusion de que era amado, y el puehlo




418 nEVO LUCIO N FRANCES.\.
mismo lo creyó en aquel momento; pero no cm
fácil prolongar las ilusiones y yá principiaba á
no caber engaño. El rey volvió ú su palacio, sa-
tisfecho de haher escapado á unos peligros que
'Creía inminentes, pero muy inquieto todavía por
los que se sospechaba para lo futuro. Las noticias
que cada día llegaban de la ft'ontera aumentaban
la inquietud y agitacion , estando ya toda la
Francia en movimiento con la declaracion de que
la patria estaba en peligro, que es lo que habia
decidido la salida de una multitud de confedera-
dos. No habian llegado mas que dos mil á Pal'ís
el dia de la confederacion , pero iban llegando con-
tinuamente, y el modo mismo con (Iue se condu-
cían justificaba los temores y esperanzas que res-
pectivamente se hahian concebido de su pre....,.
sencia en la capital. Como todos ellos se hahían
alistado voluntariamente, componían la espuma
y la nata de todo lo mas exaltado de los clubs de
Francia, y la asamblea les señaló seis reales dia-
rios, mandando que se les reservasen las tl'ibunas.
l\las no tardaron mucho tiempo en imponerla la
ley con sus gritos y sus aplausos, porque liga-
dos con los jacohinos y reunidos en un club, que
en pocos dias escedió en violencia á todos los de....,.
mas, estaban prontos á insurreccíonarse á la pri-
mera señal, ni disimularon tampoco esta dispo-
sicion en que se hallaban, comunicándosela á la




ASAllBLEA LEGISLATlYA. (1792). 419
asamblea en una representacion , diciendo que no
se ausentarian sin que quedasen aterrados los ene-
migos del interior. De este modo quedó plenamen-
te realizado el proyecto de reunir en Paris una
fuerza insurreccional, á pesar de la oposicion de
la corte.


Otros medios se añadieron tamhien á este para
.conseguir el mismo objeto, porque determinó la
asamblea que los antiguos guardias franceses, que
se hallaban espal'cidos en diferentes regimientos,
se reuniesen en un cuerpo de gendarmería. No era
posible engañarse acerca de sus disposiciones, su-
puesto que ellos eran los que habían principiado
la revoluciono En vano se objetó que aquellos sol-
dados, casi todos sargentos del ejército, compo-
nían su principal fuerza, porque la asamblea no
quiso escuchar nada, temiendo mas á los enemi-
gos de adentt·o que á los de afuera. Despues que
se organizaron eslas fuerzas, fué necesario desor-
ganizar Jas de la corte, y para ello delerminó la
asamblea que se alejasen todos los regimientos.
Hasta allí estaba dentl'O de los términos de la
constitucion; pero no contenta con alejarlos, les
mandó que fuesen á la frontera, en lo cual usur-
pó ahiertamente la disposicion de la fuerza pú-
blica que pertenecia al rey.


El principal objeto de aquella medi,:a cm ale-
ja.' ú los Suizos, cuya fidelidad no podía ser du-




tlosa, ypal'a' contener aquel golpe se y.alió el mi~
nisteriode su comandante Mr. Affl'y,.el cual se apo-
yó en sus ca.pitulaciones pa·ra reusar la salida de
Paris. Se dió. á entender tIue se tomahan en con-
sideracion' aquellos motivos,. pero se mandó pro:..
visionalmente que saliesen dos dc los hatalle-
nes Suizos.


Verdad es que el rey tenia todavia el veto para
];,csistir á tal~ medidas, pero habia perdido todo
su influjo y no podia hacer uso de su prerroga-
tiva. Tampoco la misma asamLlea 1101:lia resistü'
siempre á las proposiciones fiue la hacian algunos
de sus miembros., consta.utementc apoyados pOl'
los aplausos de las tribunas. Jamas dejaba de deci-
dirse por la- moderacion cu.ando em po,úble., y al
mismo tiempo que se la veia consentir las. medi-
das mas insurrecionales , se la veia 1'01' otro apro~
))ar y acoger las peticiones mas IDúd:eradas.


Así las providencias ya lomadas, como las re-
presentaciones y el lC11guagc que' se observaba en
todas las hablillas, anunciaban una próxima re'-
volucion. Los gil'olltlinos la pl'eveiarl' y deseahan:,
pero sin distinguÍl' claramente pOI' (Iué medios ha-
J)ia de hacerse, rccelahnIl el re'-iultallO'. Se mur-
muraha de tras' de ellos de su inercia, y se les
aC~lsallil (le molicie é incapacidad; en tú'mi-
uos f(tle todos lo:; cnri fi~os de los clubs y de las
scccion~s fhstidiad.os de una elocuencia (pie no da~




ASA~JllLEA LEmSUT1U. \1792). +21
ha de si nada, pedian á grandes gl'itOS una tlil't~c­
cion activa y única para que no fuesen infructuo-
sos los esfuerzos populares. Habia en los jacohinós
una sala destinada al des.pacho de las correspon-
dencias yen ella se había establecido una comisioH
central de los coufederados para concertarse en-
tre si y entenderse. A fin de que las resoluciones
fuesen mas secretas y cnérgieas , se redujo ac{ue-
Ha eomision á cinco mÍembros, y se la dió entt'e
ellos el nombre de comision in.mrreccional. Llamá-
banse estos cinco miembros Vaugeois, que era un
provisor eclesiástico; Dehessé de la Drome ; Gui-
llaume 1/1, catedrútico en Caen; Simon 15, diaris-
la en Stl'asbul'go, y Galissot de Langres. No tar-
daron en agreg'arles á Cana, Gorsas 16 , Fournicl'
el americano, 'Vestcrmaun 17:, Klinglin 18, dc
Stras]JU1'go, Santcrre ,Alexandre, comandante del
harrio de San lUarcclo, un polaco llamado La.;..
zouski ft, capitan de artilleros de aquclmismo
haLallon, un ex-constituyente lla.mado Antonio de
Metz, y dos electores llamados Lagrey y Gal'in.
Igualmente fueron agTegados des pues lUanuel,
Camilo Desmoulins y Danton, que egercicron en
ella un influjo estraordinario, entendiéndosc con
Barbaroux , el cual les prometió la coopcracion de
los lUaL'scllcscs, cuya ncgada aguardaban con im-
paciencia. Pusiéronsc cn comunicacÍon con el COI'-
rcgidol' Petion y obtuvieron de él la promesa de




422 REYOLl.iCION }"RANCBSA.
na impc(lir la Ínsurreccion, ofi'cciéndolc eHos
por su parte poner guardia en su casa y con-
signarle en ella para justificar su ¡naccÍon con la
fuerza en caso de que saliera malla empresa. El
proyecto en que definitivamente se convino fué
tlirigirse armados al palacio y deponer al rey; pe-
ro era necesario poner al puehlo en movimiento,
lo cual no podia hacerse sin alguna circunstancia
estraorJinaria. Andaban discurriendo cual seria y
esta})an haLlando de ello los jacobinos, á tiempo
que el diputado ChaLot estaba disertando con el
ardor propio de su carácter i sobre la necesidad de
una gran resolucÍon y decía que:pal'a életel'minar-
la seria de desear que la corte atentase contra la
vida de algun diputado. Grang"cneuvc que lo era
y escuchaba aquel discurso, era hombre de me-
diano talento pero de un carácter muy decidido,
y llamando á ChaLot á parte le dijo: -V. tiene
razon, es preciso que muera un diputado, pero la
corte es demasiado astuta para:suministl'arnos una


.ocasion tan bella; y así es preciso suplir su falta
y darme á mi la muerte lo mas pronto posible en
lasjnmediaciolles del palacio: guarde V. el secre-
to y prepare V. los medios para egecutarlo. Lle-
no de entusiasmo Chabot, le ofreció parlicipa!' de
su suerte, y Grangeneuve aceptó diciéndole que
dos muerles hal'i,lIl mayor efecto que una. Conyi-
nieron ambos en el dia, la hora y los medios de




ASA1IBLEA LEGITLATlVA (1792). 423
matarse sin estropearse ningun miembro ,segun ellos
decian , y se separaron resueltos á sacrificarse por
el suceso de la causa comun. Decidido Grangeneu-
ve á cumplir su palahra, puso órden en sus nego-
cios domésticos, y á cosa de las diez y media de
la noche se encaminó al lugar de la cita, donde
110 encontró á Chabot, y al ver que no venia dis-
currió que habr~a variado de resolucion, pero sin
emharg'o continuó esperando, persuadido á que
en cuanto á él á lo menos no dejaría de verificar-
se. Pué y vino muchas veces esperando el golpe
mortal; pero tuvo la desazon de volverse sano y sal-
vo á su casa sin haberse podido sacrificar por una
calumnia.


Aguardábase pues con impaciencia la ocasion
que no se presentaba y se reconvenian recíproca-
mente de que les faltaba la fuerza, la habilidad y
la union. Los diputados gil'ondinos, el corregidor
Petion, y en fin todos los hombres de viso que ya
en la tribuna, ya en el cgel'cicio de sus funciones,
tenia n precision de hablar el lenguagc de la ley,
tenian que disimular y aun condenar aquellas con-
tinuas agitaciones que no hadan mas que compro-
meterles sin resultado. Echaban en cara á los agi-
tadores subalternos, que gastaban sus fuerzas en
movimientos parciales é inútiles, y que esponian
al pueblo sin producir un acontecimiento decisivo.
Por el contrario estos otros, que hacian cuanto po-




426
la caLeza muy grande, las facciones fuel'teme;:te-
pronunciadas, la tez livida, los ojos fogosos y toda
su persona muy desaseada. Ciertamente no hubie-
ra pasado mas que por un ente ridículo ó as que.
1'050, si de pronto no se hubiesen oido salir de
aquel cuerpo estravagante máximas estrallas yatro-
ces, proferidas con un acento duro y una insolen-
te familiaridad. Es necesario, decia, cortar muchos
miles de cabezas y destruir á todos los aristócratas
(fue hacen imposible la libertad. Causaba aquel
hombre horror y desprecio, de suerte que le rem-
pujahan, le pisaban los pies y hacian huda de su
miserahle persona; pero acostumhrado á las luchas
científicas y á las estravagantes aserciones, se ha-
bia hahituado á despreciar á los que le desprecia-
ban, y los compadecia como incapaces de com-
prenderle. Desde entonces hizo alarde en su perió·
dico de la execrable doctrina de que él estaba po-
seído, y la vida suhterránea á que tuvo que conde-
narse para huÍl> de la justicia, habia exaltado su
temperamento, que se irritaba mucho mas con los
testimonios que recibia del público horror que ins-
piraha. Nuestras costumbres urhanas no eran á sus
ojos mas que unos vicios que se oponian á la igual-
dad republicana, y en medio de su ódio frené-
tico contra los ohstáculos, no veía mas medio de
salvacion que el esterminio. Sus estudios y es-
pcriencia som>e el hombre fisico hahian debido




ASAJIDLEA UGISLATIVA. (1192). 421
acostumbrarle á vencer el aspecto del dolor, y co-
mo no se paraba su imaginacion por ningun ins-
tinto de sensibilidad, iba directamente á su obje-
to por medio de la sar.gre. Aquella misma idea de
llegar á todo pOl' medio de la destruccion , se ha-
bia apoderado de su ce.ebro y asi no le lisonjea-
ha la idea de la dictadura por el placer de ser to-
dopoderoso, sino por la terrible carga que le im-
pondria de depurar la sociedad. El dictador de-
bia tener en su dictámen, una cadena á los pies,
para estar siempre al alcance del puehlo, sin de-
jarle otra facultad que la de indicar las víctimas,
y ordenar por único castigo la muerte. Marat no
conocía mas que a(luella pena, porque él no se
proponia castigar, sino suprimir un obstáculo.


Viendo que en todas partes conspiraban los aris-
tócratas contra la libertad, iba recogiendo aqui y
alli todos los hechos que halagaban su pasion y
denunciaba con aquel furor y ligereza que nacian
de su furor mismo, todos los nombres que le de-
signaban y que fi'ecuentemente no existian. Los
denunciaba sin ódio personal~ sin temor y aun
sin peligro para sí mismo, porque estaba fuera
de todas las relaciones humanas, habiendo desa-
parecido no solo las que podian existir entre el ul-
trajado y el denunciador, sino todas las que podia-
haber entre él y sus semejantes.


Decretada recientemente la acusacion contra Ro-




428 REYOU;CTONFRANCES:\,
you y contra el Amigo del puebl() , se ltahia ocultade
en la casa de un ahog-ado oscuro y miseralJlc que
le habia dado asilo, y desde ~tlli hizo llamar á Bar-
baroux. Este sehahia aficionado al estudio de las
eienclas físicas y conoci.do en otro tiempo ú Mu-
rat, por lo cual U(l) pudo escusarse de ir á yerle ,
y creyó al escucharle que se bahia vuelto loco. Se-
gun su 'Opiniou los franceses no eran masque unos
revolucionarios mezquinos: «Dadme, decía, dos-
((cientos Napolitanos armados de pnñales, y sin
({ llevar en el hrazo izquierdo mas que un man-
« guito en forma de es-cudo , y con ellos reconcré
<da :Francia y haré la revoluciono }) Queria él pua
señalar á los aristtlCl'atas, tIue la asamblea les obli-
gase ú llevar una cinta hlanca en el Jwazo y fIne
fuese permitido matados siempre que hubiera tres
reunidos. Es de adverti.' f[lle con el nomhre de aris-
tócratas designaba él [1 los realistas, á los ful-
denses y á los girondinos; y cuando por casuali-
dad se le hablaba de la dificultad de reconocerlos,
decia que no era posible engañarse, porque en
viendo á cualquiera que tuviese coche, tl criad"s,
ó vestidos de seda, ó f{Ue saliese del teatro, segu-
ramente era un aristtlcmta.


Barbaroux salió de alli asustado, y l\1arat poseid o
lle su atroz sistema se inquietaba muy pocode los
medios de insurreccioll , siendo por otl'él parte in-
capaz de prepararlos. En aquellos sueilOS ffiOl'tí-




1\SA1UllFEA UGlSJ.ATI\-A. (1192). 429
fel'os , ·se complacia con la idea de retirarse á Mar-
sella, donde el entusiasmo republicano le hacia es-
peral' que le comprenderian y acogerian mejor.
Por . tanto pensó en refugiarse alli y queria que
Búbaroux le recomendase; mas este no estaba en
[mimo de hacer semejante regalo á sú pueblo, y
aba¡ldonó aquel insensato, cuya apotheósis no le
era posible preveer.


No era pues el sistemático y sangtiinario Marat
aqüel activo gefe que hubiem podido reunit, las
niasas esparcidas que fermentaban confusamente.
Mas eapaz hv.biera sido Rohespierre, pOl'que se
habia fonnado en los jacobinos una clientela de
oyentes, ordinariamente mas activa que la clien-
tela de lectores; pero tampoco reunia todas las ca-
lidades necesat'ias. Era Robespiereé un abogado
mediano de Arras á quien nombmron diputado
por aquella ciudad en los estados generales, don-
de se habia relacionado con Pelion y Buzot y sos-
tenia con cierto arLe las opinioiles que aquellos
defendian con una conviccion tranquila y profun-
da." En los principios pareció ridículo por ~a pe-
sadez· de su . diccion y pobreza" dé su elocuencia;
pero su misma tenacidad llamó la atencion sobre
él, particularmente en la época de la revision.
Cuando despues de.la escena del campo de ~larte
se estendió la voz de que iha á formarse causa á
todos los que hahian firmado la peticion de los ja-


[\ .
'- ~ •• r r




430 REYOJ.UCION FRANCESA.
cobinos , su terror y juventud inspit'al'on intel'es
á Buzot y á Roland, quienes le ofrecieron un asi-
lo. Pero no tardó en tranquilizarse, y luego que
se disolvió la asamblea, se acogió á los jacobinos,
en donde continuó sus arengas dogmáticas é hin-
dIadas. Habiéndole nombrado acusador público"
reusó aquellas nuevas funciones sin dedicarse á
otra cosa que adquiril' la doble reputacion de pa-
triota incorruptible y ol'ador elocuente.


Sus primeros amigos, Petion, Buzot, Brissot y
Roland le recibian en su casa y veían con senti-,
miento que su orgullo sufría mucho, lo cual se
echaba de ver en sus miradas y en todos sus mo...,
vimientos. Se interesaban en él y les pesaba de
que ocupándose tanto de la causa pública, pensase
tan poco en sí mismo; pero al mismo tiempo era,
muy poco importante para (Iue ofendiera su or~
gullo, mas antes se le perdonaha en favor de su
medianía y celo. Se ohservaba sobre todo, que
siendo tan silencioso en todas las reuúiones, don~
<le rara vez esponia su pai'ecer , era el primero al
dia siguiente á publical' en la asamblea las ideas
que habia recogido de los otros. Hiciéronle esta.
observacion aunque sin acritud, y esto hastó para
que detestase aquella reunion de hombres superio-
res, como habia detestado la de los constituyen-
tes. Entonces se retiró' enteramente á los jacobi~
nos, donde como ya hemos visto difirió del dicta-




ASMIBLEA LEGISLATIVA. (1192). 431
men de Brissot y Louvet sobre la cuestion de la
guerra, y les llamó y aun creyó que eran malos
ciudadanos, porque pensaban de distinto modo
que él y sostenian su dictámen con elocuencia. ¿ Es-
taría de buena fé cuando sospechaba tan de ¡pron-
to de los que le habían contradicho, ó los calum-
niaria á sabiendas? Este es uno de los misterios de
las almas; pero no se puede dudar que teniendo
no mas que medianas luces y una susceptibilidad
estremada, era muy propenso á Íl'ritarse y muy di-
ficil de convencer; no siendo tampoco imposible
que un ó(lio causado por el orgullo se cambiase
l)ara él en ódio de principios, y que creyese ma-
los á todos los que le habian ofendido.


Sea de esto lo que se quiera, en el círculo in-
inferior en que él se hallaba, escitó el entusias-
mo por su tono dogmático y su reputaeion de in-
corruptible, fundando asi su popularidad sohre
las ciegas pasiones y los entendimientos medianos.
La austeridadr,y tono dogmático cautivan tamhien
á veces {t los caracteres superficiales y aun á las
inteligencias superiores; de suerte que habia hom-
bres dispuestos á suponer en Rohespierre una ver-
dadera energia y un talento superior al suyo. Ca-
milo Desmoulins le llamaba su Aristides y le te-
nia por elocuente.


Otros que no tenian talento, pero estaban suh-
yugados por su pedanteria ,iban repitiendo por to-


11. 28




REVOLUCION FRANCESA.


das pal'Les fIue era el único homhre que dehia po-
ncrse al frente de la revolucion y que sin un dicta-
dor semejante no era posible ir adelante. Por lo que
hacc á él, dejaba á sus partidarios que se esplicasen
como lo hacían, pero sin presentarse jamas en los
conciliúhulos de los conjurados. Se quejaba mucho
d.e que le comprometian, pol'(lue uno (le ellos que
hahitaba su misma casa, hahia traido á ella la co-
misio n insul'l'eccional; y así sin dar la cara dejaha
ohrar á sus apasionados Panis, Sergenl, Osselin 20
y otros miembros de las secciones y de los cuer-
pos I11I111ióp¿lles. M/ll'<lt que al1d<lba buscando un
dictador, quiso asegurarse de si Rohespierre po-
(Iria serlo, y en Hl'dad que su persona desa~eada
y ciuica contrastaba notalJlemente con la de Ro-
hespierre que era toda ,asco y reserva. lletirado
en un elegante g'aLinete donde su retrato estaba
colgado ,'eproducido de milmHneras, en pintura,
en gravado y en escultura, se entregaba alli á un
trahajo asiduo, leyendo y releyendo ú Housscall,
para componer sus discursos. Yillo {l ,y de Marat
y no encontró en él mas fiue miserahles odios per-
sonales sin ningun sistema en gnmtle, sin aquella
audacia sanguinaria que él "CÜl en su monstruosa
conviccion 1 )' últimamente sju genio 1 por lo cual
salió tle allí, penetrado de menosprecio contra
a<iuel hombrecillo ú quien declaró jncapaz de sal-
Yal' al estado, y mas persuadido (Ille llunca Ú que




AS,\l\f&LEA [EGISUTlU. (1 792). ~J:3
dera el único que poseía el gran sistema social.


Los pal,tidarios de Hobcspierre no dejaron en
l~az :í. Barbamuxhasta llevarle á su casa diciendo
f1ue se necesitaba un hombre y que no hahia otro si-
BO Robespicrre. Disgustó mucho á Barh::troux este
Icnguage por (Iue no entraha bien en la idea de
la d'¡ctadura, y por que seducida su ardiente ima-
ginacíon con la vil'tud de Roland y el talento de
SollS amigos hahia mOllificado en gran manel'a sus
ideas. Sill emhal'g'o {'üé á casa de Robespierre y en
la convcl'saeion se tl'ató de Petion, cuya populari-
lIad ofuscaba á este último y que segun se decia
el'.l illcapaz de salvar la revoluciono BarbarOtlX re-
plicó con acritud á lo fiue el otro decía contra Pe-
tion y defendió con viveza un Céll'úcter que á él le
parecía admimhle. Habló Rohespicl're de la revo-
lucion y repitió segun su costumhre que él era
tIuien habia acelerado su marcha, concluyendo
por decir como todo el mundo que se necesitaba
un hombre. Respondióle Barharoux que él no quc-
l'ia ni un dictador ni un rey, á lo cual replicó
l"reron 21 que Brissot aspiraba á serlo y asi no hi-
ciel'Ol1 mas que agriarse unos contra otros sin po-
nerse de acuerdo en nada. Luego que se separa-
ron, (plCriendo Panis remediar el mal efecto de
aquella entrevista, le dijo á Bal'baroux que no ha-
hia comprendido hien de lo que se trataba, pues
solo se pensaba en establecer una autoridad mo-




RE\"OLUCION lru\.;\lCESA.


mentanea y que para ella ninguno eea mas Ú pro~
pósito que Robespierre. Estas vagas hablillas y
mezquinas rivalidades fueron las que hicieron
creer á los Girondinos que Robespierre queria usur-
par la suprema autoridad,equivocando la vehemen-
cia de sus pasiones envidiosas con la de una enér-
gica ambiciono Este es uno de los errores que el
falso prisma de los partidos ocasiona por lo gene-
ral. Rohespierre no era capaz mas que de odiar el
mérito, pero carecía de la fuerza y :carúcter pro-
pio para la ambicion, de suerte que sus partida-
rios pretendian para él lo que él mismo era inca-
paz de desear ni concebir.


Algo mas capaz que estos era Danton pal'a as-
pirar al papel de gefe que todos andaban bus-
cando y para dar union á todos los movimientos
revolucionarios. Habia intentado seguir la carrera
de la ahogacía sin haber 10gTado distinguirse. Ha-
llándose pobre y devorado de deseos se habia lan-
zado con ardor en las conmociones políticas, con
la esperanza prohable de mejorar su cowlicion.
Era )gnorantísimo pero dotado de gran talento
y de una vasta imaginacion. Sus formas atléti-
cas, facciones duras y un si es no es africanas ,
acompañadas de una voz de trueno; aquellas imá-
genes estrambóticas pero grandiosas de que hacia
uso, cautivaban al auditorio de los franciscanos y
de las secciones. Su semblante espresaba á un mis-




ASAlIBLEA LEGISLATIVA. (1792). 435
mo tiempo pasiones brutales sin perjuicio de la
jovialidad y aun de la benevolencia. No era hom-
Ill'e para amar ni ahorrecer á nadie, pero tenia
una audacia estraordinaria, y en algunos mo-
mentos de entusiasmo era capaz de egecutar todo
lo que la imaginacion atroz de .Marat era capaz de
(~oncebil'.


Una revolucion cuyo efecto inevitable habia sido
sublevar las clases inferiores de la sociedad con-
tm las que estahan en la elevacion, no podia me-
nos de despertar la envidia y dar origen á nue-
vos sistemas, desencadenando las pasiones bruta-
les. Robespierre representa la envidia; Marat es el
símbolo de los sistemas, y Danton fué el hombre
apasionado, violento, variable y unas veces cruel
y otras generoso. Preocupados los dos primeros, el
uno por la envidia que le devoraba, y el otro por
sus funestos sistemas', era muy natural que tuvie-
sen pocas necesidades, que son el origen comun
de la corrupcion de los hombres. Por el contrario
Danton, que estaLa lleno de pasiones y ansioso de
gozar, de nada deLía tener menos que de incor-
ruptible. Bajo pretesto de indemnizarle de un an-
tiguo empleo que tuvo de abogado del consejo, le
dió la COl·te sumas bastante considerables; pero al
mismo tiempo quc se dejaba pagar nunca pudo
ganarle en su favor, ni dejó por eso de arengar y
excitar contra ella á la multitud de los clubs.




1.:36 llllVOLUCW"" FJUNCITS,t.
Cualld~) le echahan en cara que no cumplía lo
tratado, solo respondia que para reservarse los me-
dios de servir á la corte, debia tratarla en la apa-
. . . l'IenCla como enemIga suya.


:Era efectivamente Danton el corifeo mas terrÍ'-
11e de aquellas bandas que se deja~xm apasionar
y conducir por medio de la palabra; pero sin em-
Largo de ser cl mas atrevido é influyente en los
momentos decisivos, no era apropó~ito para aque-
llas atenciones minuciosas que exige cl deseo de
dominar, y por mas influjo que tuviese entre los
conjurados, no era él quien les gobernaba toda ..
vía. Solo en algu'fl momento de vacilacion era
capaz de reanimarlos y conducirlos ú su oLjetel
por medio de un impulso decisivo.


Todavia no hahian podido entenderse los dife-
rentes miembros de la comision insul'reccional , ~
instruida la corte de sus menores mo'Vimientos ,
tomaba pOI' su parte algunas medidas pnra ponerse
al ahl'igo de u.n aLaque repentino, y darse. tiem-
po para esperar con segut'idad la llegadél de las po~
tencias coligadas. Había fundado y establecido cer-
ca del palacio un cluh llamado frances, que se
componia de obrcl'Os y soldados de la guardia na-
cional , clue todos tenian sus- armas ocultas en la
('asa dOlHle n:IchraLall sus sesiones , y podian
en un caso apllr;Hlo acudi,' al SOI'OlTO de la Eunilia
l'cal. E"!a sola rellllioll rosía!)!! ;Í la lj~la ci\'il diez




ASA~lBLEA LEGISLATIVA. (1792). 437
mil francos cada dia. Ademas de eso un mal'selles
llamado Lieutaud mantenía un tropel de gente que
ocupaba alternativamente las- tl'ibunas, las plazas
públicas, los cafés y las tabernas para hablar en
¡¿lvor del rey y resistir á las continuas conmocio-
nes de los patrio Las * En todas pal'tes se disputaba
y casi siempre desde las palahras llegaban á los
golpes, pero el pesal' de todos los esfuerzos de la
corte sus pal,tidarios eran poquísimos y la porcion
de la guardia nacional que la era adicta se halla-
ba muy desanimada.


Un gran número de fieles servidores que hasta
entonces hahian estado alejados del trono, acu-
dieron á defender al rey y formarle una :muralla
con sus cuerpos. Eran frecuentes y numerosas sus
reuniones en palacio, y esto mismo aumentaba
la desconfianza pública, llam:tndolos caballeros del
pwíial desde la escena del mes de febrero 1791. Se
habian dado ónlenes para reunir secretamente la
guardia constitucional, que aunque licenciada ;no
habia dejado de recibir sus sueldos. Durante este
tiempo se repetian sin cesar los consejos al rede-
dor del rey, produciendo eu su alma débil y na-
turalmente vacilante las mas dolorosas incerti-
dumbres, sin (Iue faltasen algunos hombres pru-
dentes, y entre otros lIalc.;herbes 22 (pIe le acon-


• Véase ¡i llcrtanü ue ~Iolleville tomo 8 y 9-


,
~ .. ¡
,/




438 REVOLUCION FRANCESA.
sejaban que abdicase. Otros en mayor número
querian que tomase la fuga, sin estar de acuerdo
ni en los medios ni en el lugar á dondc , ni en el
resultado que podia tener la evasion. Para dar al-
gun cuerpo á aquellos diferentes proyectos, quiso
el rey que Bertrand de l\Ioleville se entendiese con
Duport el constituyente,en quien S.M. tenia mu-
cha confianza, y se vió obligado á dar una órden
positiva á Bertrand para ello, por que este no que-:-
ria mantener ninguna relacion con un constitucio-
nal como Duport. En aquella especie de consejo
entraban Lally-Tolendal, l\'Ialouet, Clermont Ton-
ncrre ,Goubernet y otros adictos á Luis XVI.: pero
en este punto diferían hastante de opinion en cuan-
to á la parte de poder que habia de quedar á la
corona en caso de poder salvarla. Allí se resolvió
la fuga del rey y su retirada al castillo de Gaillon,
en Normandia , cuya provincia mandaba el duque
de Liancourt, amigo de Luis XVI, ducño de toda
su confianza, y que respondia de sus tropas y de
los habitantes de Rohan que se habian pronuncia-
do en una manifestacion enérgica contra el 20 de
junio. Este ofi'ccia recibir á la familia real y con-
ducirla á Gaillon ó entregársela á Laf.'lyette , quien
la trasladaría en mcdio de su ejército. Ademas
sacrificaba todo su caudal por favorecer la cge-
cucion.ae aquel proyecto, sin rcservarsc mas que
cipll luises de renta para sus hijos. Agradaba cste




ASAMBLEA LEGISL\.TlVA. (1792). 439'
plan á los miembros constitucionales de la comi-
sion, porque en lugar de poner al rey en manos
de los emigmdos , le entregaban al duque de Lian-
court y á Lafayette; mas por el mismo motivo les
repugnaba á los otros y se temia disgustar ú la
reina y al rey. Era muy ventajosa la posicion del
castillo de Gaillon por estar á solo treinta y seis
leguas del mar y ofl'ecer por la Normandía, que
era una provincia muy bien dispuesta, una hui-
da fácil á Inglaterra. Tenia bmbien otra ventaja
que era la de estar á solo veinte leguas de París y
podel' el rey llegar á él sin fahar á la ley consti-
tucional, lo cual era mucho para él estando como
estaba decidido á no ponerse en contravencion
abierta.


MI'. de Narbonne y la hija de Necker ~Iadama
Stacl 23 , imaginaron tamhien un proyecto de fu-
ga, y la emigl'acion por su parte propuso tamhíen
el suyo, que consistia en trasladarse al rey á Com-
picgnc, y dcsde alli á las orillas del Rhin por los
montes de las Ardenas. Cada cual quería aconse-
jar á un rey déhil, porque cada cual aspiraba á
suplir con su voluntad propia la falta que el mo-
narca tenia de ella; resultando de todas estas ins-
piraciones contrarias aumentar la Índccision na-
tural de aquel desgraciado príncipe abrumado de
consejos, contento con la razon de los unos, ar-
rebatado por la rasíon de los otros, atormentado




44.0 l\EVOLUClON FltANCESA.
de temores par la suel'te de su familia y agitad()
con los escrúpulos de Sil conciencia; no sabia cual
elegil' entl'e mil proyectos y veía llegar el tor-
rente popular, sin atreverse á huir de él ni me-
nos hacerle fi'enLe.


EnLre tanto, los diputados gil'Ondinos que con
tanta osadia habian entablado la cuestion dc la
deposicion del rey, tOllavia estaban inciertos de
lo que hahian de hacer ú la víspera de una insur-
reccion; y aunque la corte estuviese casi desarma-
da, y la fuerza toda de pal'te del puehlo, todavia
la inmediacion de los Prusianos y el temor que
siempre inspira un antiguo poder, aun estando
pri vado de sus fuerzas, llegaron [t persuadirles que
valia mas transigir con la corte '(lue esponerse á
los azares de un ataque. Por mas f[Ue huhiese
motivos de suponer que este ataque seria feliz, re-
celahan que la inmediata llegada de los estrange-
ros destruyese todos los resultados de una victo-
ria en palacio, y que venganzas terribles suce-
diesen ú un triunfo momentanco. lUas sin emhar-
go de aquella disposicion á negociar, no entahla-
ron proposiciones sohre el asunto, ni se atrevie-
ron á tomar la iniciativa; pel'O escucharon las que
les hiz.o un tal Baze 2~ pintor de S. lU. y muy ami-
go de Thierry 25 que era su ayuda de cámara.
Asustado Boze de los peligros que corría la causa
pública, les cscitó á que cscribicsen lo que tuvie-




·


,tSAAWLEA lEGJSLUfVA. t1792).
ran por conveniente en aquel apuro para salvar al
I'cy y la libcl'tad. En consecuencia escrihieron una
carla fi.rmada por Guadet, Gensonné y Vergniaud
que principiaba por estas palahras. Nos preguntaís
wal es nuestra opinion sobre el estado actual de Fran-
cia . .... Este principio prueha suficientemente que
la esplicacion hahia sido provocada. Ya no es tiem-
po, le decian los tres diputados á Boze, de que el
rey pucda disimularse nada, y será mucho enga-
ll,u'se si no conoce (Iue su conducta es la cansa de
la conmocion general y de la violenaia de los clubs
por mas que se (Iueje continuamente de ella; ya
:1Crian inútiles y aun parecerian irrisorias nuevas
l)l'otestas de su parte, por que segun el grado á
que han llegado las cosas, serian neces~u'ios hechos
muy decisivos para traIHluilizar al pueblo. Por
egcmplo todo el mundo :estíl persuadido de que
solo consistia en el rey que se alejasen los egér-
citos cstrangeros, y por tanto era preciso que prin-
t:ipiara pOl' mandarlos aleja!', Luego debía escoger
un ministerio patriota, quitar el mantlo á LafayetLe,
(Iue en el estado actual no podia ya servirle con
uti 1 idad, espedir una ley para la edueacíon consti-
tucional del Delfin, someter su lista civil á una con-
LabilitIad pública, y declarar solemnemente que no
accptal'Ía par,l sí mismo ningun aumento de po-
dcl', sin d I ibl'c consentimiellto de la nacioIl. Con
estas condiciones, afladian los giromlinos , era de




44-2 llEVOLUCION l<'lL\NCESA.
esperar que se calmase la irl'itacion, y que con el
tiempo y la perseverancia en aquel sistema reco-
brase el rey la confianza que hoy tenia entera-
mente perdida.


Cierto que los girondinos se hallaban enton-
ces muy cerca de conseguir su objeto, si verda-
deramente ha bian conspirado hasta aquel dia y
despues de mucho tiempo por la rcalizacion de
una república. Por tanto es increible que de re-
pente se hubiesen detenido en el momento de con-
seguir su plan, por solo entregar el ministerio á
tres de sus amigos. Parece pues evidente que ja-
mas pensaron en república sino cuando fuese im-
posible la monarquia ; que fué falso semejante
proyecto y que aun en vísperas de obtenerle, aque-
llos á quienes se acusa de haberle preparado de
antemano, no querian sacrificar la causa públi.
ca al triunfo de aquel sistema, y consentian en con-
servar la monarquía constitucional, con tal que
estuviese rodeada de las seguridades convenientes.
Al ver que los girondinos pedían ante todas cosas
que se alejaran las tropas, no puede dudarse de
que les preocupaba el peligro actual, asi como el
llamar la atencion sohre la educacion del Delfin,
demuestra que la monarquía no presentaba para
ellos un porvenir insoportahle.


Se ha querido decir que Brissol por su lado ha-
bia hecho proposiciones para impedir la dcposi-




ASAlIDLEA J.EGISLATIVA. (1792). 443
don del rey, con la condicion de quc se le diese
una cantidad considerable de dinero; mas este
aserto viene de BCl'trand de Molleville, que calum-
nia constantemente y por dos razones, esto es, por
malicia de corazon y por falseda{l de entendimien-
to. Sobre todo, no presentando ninguna prueb~
de este hecho, debemos atenernos á la pobreza
notoria de Brissot y á su conviccion exaltada, que
son las que debcn respondcl' de él. No ~s esto de'"
cir que sea illíposible que la corte haya dado rli-
nero con destino á Brissot, pero esto no proba-
ria en rigor que este dinero haya sido pedido ni
recibido por él. El hecho que ya hemos referido
acerca de la promesa de la corrupcion de Petion ,
hecha [l la corte por unos estafadores, juntamente
con otros numerosos ejemplos que pueden alegar-
se, indican que grado de confianza merecen estas
acusaciones de venalidad , tan fácil y tan frecuen-
temente aventuradas. Por otm parte sea lo que se
quiera de Bl'issOL, los tres diputados Gensonné,
Guadet y Vergniaud no fueron acusados siquiera
de tal cosa, y ellos fueron los únicos firmantes
de la carta entregada á Boze. *


• C1'cenIOS que en esto último se equivoca el autor, por
que en declo consta cn las actas de la convencíon , quc Gen-
50llné fué acw;ado de venalidad en el negocio de la carta por
Bourdon del Oisa. (N. del T.)




llEvOLUCroX FRA'ICES,\.


Por lo m.l.smo fIue el COl'U'l.On llcl rey eslalla tan
lilcel'ado se halluha menos dispuesto que nunca á
escuchar sus pl'lulentes ayisos. Thierry le presen-
tó la carla, pero él b. desechó con asperc:t.a,lhndo
una de sus respuestas acostumbradas de (Iue no
~ra él sino el ministerio pab-iota quien habia pro-
yocado la guerra; y que cn cuanto ú la constitu-
cion ,él la observat'Ía fielmente, mientras qucDlI'os
ponian Lodo su empellO en destrllirla. Estas razo-
nes no eran del todo exactas, porque Ullllque no
fuese él quien hahia provocado la guerra, esio no
le dispellsaha dc sostenerla hien, y en cuanto ú su
fidelidad escrupulosa á la letra de la ('onstitucion,
no bastaba observar el testo sino evilar comprome-
t~l'la apelando á los cstrangeros.


No podemos menos de atribuir las consideracio-
nes guardadas por los f!"irondillos Ú la esperanza
que ,tenían de que se escuchase su dictítmell, cuan-
do se quiso suscitar en la asamblea la cuestion de
la deposicion, fIlie ya se agitaba lliariamcllte en
los cluhs , en los grupos y eH las representaciones
que se hacian. Cada vez que venian en nomhre de
la comision de los doce, á hablar del peligro de
la patt-ia y de los medios de remediarle, se les de-
cia remontad lÍ la causa; y rcmonlatlá la awsa reperian
las tribunas. Vergniaud, Ilrissot y los girondinos
replicaban que la comision tenia la "ista fija sobre
la causa y que ya la descubrirían cuando fuese




liempo, pero que por entonecs no se dehian sus·
.citar nuevos fermentos de discordia.


Pero estaha decidido que todos los medios y
proyectos de transaccion hahían de estrellarse, y
no tardó en llegar muy pl'onto la catúsLofl'e que
tartto se temía y se habia previsto como veremos
-en el capítulo siguiente.




\




NOTAS DEll TRi\DUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO SESTO.


--


PAGINA 568.


1 Feliz Julian Bigot-de-P,'eameneu • del instituto
nacional, cOJlsejel'o de estado, y gl'all oficial de la legion
,.-le honor, fué elegido en 1790 juez del cuarto cuartel de
Paris )' en marzo 1791 flié uno de los tres comisarios que
envió el rey á Uzés pal'a restablecer la tranquilidad, En
setiembre del mismo año fué nombrado diputado por Pa-
ris á la asamblea legislativa, en la cual siguió constante-
mente los principios juiciosos y moderados que formaban
el partido de la oposicion. No solo se declaró contra las
peticiones armadas que solia tolerar aquel cuel'po , sino
que le dijo facha á facha el dia 7 de enero de 92 que no
era el único representante del pueblo, y que los dere-
chos del rey 'eran por lo menos tan sag,'ados como los su-
yos. Sin embargo de estas opiniones que para aquel tiem-
po pudieran llamarse atrevidas, !lUpO sustraerse á los pe-
ligros del terror y ya le verémos en 1799 fiscal del tribu-
nal de casacion, consegero de estado en 1800 y senador
en tiempo del imperio.


PAGINA 368.


2 J. A, Daverltoult, patriota holande." que habien-
do tenido que abandonar su patria pOI' opiniones po-
líticas, se retir'ó á Francia y le nombraron miem-
br'o del depar'tamento de las Ardenas , y despues de la le-
gislativa de que llegó á ser presidente. E,'a hombre de
ideas muy claras y moderadas, siguiendo en lo ge-
neral la cuer'da misma de Lafayette. En consecu'encia se


n. 29




declaró enemigo de Ladas las persocuciones, esceptmllulo
aquellas que se dil'igian contra los autOl'('S )' ·cómplices de
los atentados públicos, cuyo castigo solicitó muchas "e-
ces en vano. 31as viendo que e!'all inútiles Lodos sus es-
fuel'zos , singulal'nlCllte contra Petioll y )fanuei, lomó el
partido de relllllwiar su plaza el tlia Hi de julio 1792 y se
marchó al f'jél'cito donde hahia obtenido el grado de co-
ronel , pero en el mes siguiente dió cuellta ThUl'iot de
que habiendo intentado emigral' y sido cogido pOI' una
patl'Ulla se habia disp:lI'ado un liro en la ft'ente y habia
(}uedado muerto. Este fué UtlO de los fundadol'cs dd club
de los fuhlells('s.
PAGI~A :>iü.


5 A. G.S. coude d'C Rel'saint, pfa eapitan de navio de
la rl'al armada v ,-a se hahiad:Hlo ú conoee\' antes de la
revolucion por ;:\l1a ohl'a intilulada El buen sentitlo, en la
cual atacaba los prhilegios y ~xist(,lleia de las dos pri-
meras ciases del pst.ado. Habiendo abrazado cl partido
de la l'cvoludon rué nombrado el! 1791 administrador del
departamento, } llespues diputado supll'ute á la legisla-
tiya. Entró en plaza efG'Ctiva poco tiempo dcspucs en lu-
gar de 3IouncI'oll yse unió al pal'tido de la Gil'Onda. Fue
grande enemigo de 13 cOl'le ,solicitando que se nombrase
una cOll1ision estmoJ'(linaria para examina¡' la conducta
del rey é informar si mm'eeia que se le depusiese. Des-
pues del 10 de agosto le enyial'Oll al rgército de Lafayette,
~. apenas Ileg'(¡ ú Sedan le maulló poner pl'eso aquel ge-
neral, pel'o le soltaroll 1m; diputados de las Anlenas. De
"uella á la asamblea continuó en los mismos pl'inciplos
que antes, aunque d('saprobando sicmpre todas las me-
(lidas sanguin:n;as: de suerte que Ú Illcdid3 qne la Mon-
taña se iha haciendo mas flll'iosa , f'l se inclinaba á los
principios moderados. Se PIH:Ontró haslaJlLe compl'Ome-
titio en los papeles que se hallaT'on l'Uel a l'lll a l'io de hier-
ro, pero se defendió Cal! vigol' de las sospechas d"
haber f~l\'ol'ecido la causa del \'ey. En ('1 proceso de este
monarca votó pOI' la redus iou hasta la paz . ~. la ,'íspel'a




l)EL TlHDUCTOIt.
',.le sU sllp1it'io í~serihiú al Iwcsidcillc haci(>lIdo l'(;nnllcia d,~
"Sil plaza y tlieir-IHlo « qne si sc habia yisto rcducido á SO!'
" rompaiwl'D de los IXHlcgiristas y j1I'olllotOI'CS dc las ma-
« l:l.l1zas (le srt1cmhl'C' ,'quc"Ía dcl'cn{\ci' 'Sil memol'ía ti el
'« cargo 11(1 hahe!' siuo '(~ólllpliee sny(); que pal'a esto no ¡'C
« qur-(bha masque at¡llcl momento, porque al diasíyuiente
"ya 110 iw!Jrá tiempo." Este I'asgo de y;tloI"Jw 'le fué 11l1lt-
<;a pr-I'tIOlla(!o por fa Montaña, y así á pesar dc haber es-
'{ado en C'on('lIr1'(,lIeia eOIl 1\lollge para eimillistcl'io tlp
mal'ina ,fllt~ al'l'csl:ltlo y C'ondl'll!'ldo Ú II\IICl'te el 4 d(~ di .
('iemlll'!' 17!);), ('OIllO C'OI1Spil'atlol' y I(~(hwalisl.a. Había n:1-
ddü en Paris y tenia ;,2 aúos (\p ('(la4.!.


--1. C:u'los Gllilll'l'1lI0 Femando dllqlle de B¡'lII1s\\ick,
fdd-m:lrísc:11 111' los pgt;ITilos pl'llsianos, lIaciód!) dc oetu-
Jm' ·1 ¡;-,;;. lkst!e Sil l.iel'lJa jmen1.nd manifcstú ulla atit:ioll
u<,ciditla úb Cal'l'fH'a milita!', y sedistingltió en Yal'ins oea-
Fionrs dlll'::lIltc la ¡:(Ul'I'ra de 7 alIOS. Cuando Fcucl'ico II w-
lIIÓ -las al'mafl Cl! 171S parab d(~r(~lIsa de la Da\'iOl';¡, eon tilí
-al duque su sebrillo d mando de un cuerpo de egél'eittJ
f>tlla alta Silesia. En 1787 'est1t\'o encargado de la espedi-
don conLI~1 Holanda, y no tardó eFll'establecel'la obediencia
nI antiguo gohiel'llo de las Provincias Uriilbs. En 1 ¡D2
fllü nombrado gefe de las tropas comLlÍnadas ,dc las po-
trncias que se habiaH coligado contra la reYOlllCioll frau-
"Cesa; ye! ,mismo rcy ele Pl'llsia Fedel'ieo Guillermo se rué
al cgéreito pam prcsidir en pcrsona las opel'acimles. EIl-
tOnl~CS TUl\ cuanuo sc 'pltblicó cl famoso manifiesto dc qn(~
hahla esta hislOJ'Ía .. Despaes de 'kl relirada de Champagne
se (\rsisliú el duque del JlIatulo de las tropas imperiales y
(IIlPtlú I'lIcargado del de las Prusianas, bajo las órde-
nes del rey, dlll"JlIle la campaña de 17n3. A fines dc
-aquel afio, cÍef'las cOlllbinacioncs políticas -de las cortes
diadas le delel'minal'oH á prdil' su retil'O, escribiendo nna
{'al'ta al rey tIc Prllsia , que dú lIIucha luz sob!'c las cau-
~;a5 ,de los rc\-pses que sufr'ió la prinwl'a eoalidon contra




lí·50 NOTAS
la Fruncía. Desue entonccs ya no se ocupó mas quead
cuidado de administra!' su ducado v hacer la fclicidad oc
sus habitantes. Pel'O cn seticmlwe d~ 180a le llamó la COl'-
te de Prusia á Bel'!in y lc dió el mando de un ejército
~leslinado á garantida neutralidau, y despucs de muchos
"iages á las 1'I'onlel'a8 dc Prusia sc encontró cn Berlin du-
rante la permanencia del emperador Alejandro cn aquella
corte y rué recibido de él con mucha distillcion, Despues
pasó al Hanoyer y desde allí á Uusia, al mismo tiempo
que 1\1r. de Haugwite iba á Paris, encargados uno y otro
de negociaciones diplomáticas que no prodllgcron ning'lIn
resultado á lo menos cn la aparicneia. U1timamclltc bati-
-do por Napolcon en 1806 cerca dc Al'Vcrsladt, rué hel'Í-,
do de unabala en los ojos el dia 14 de octubl'f~ , y fué á
moril' cn Allolla ellO de noyicmbre del mismo año.


PAGI~A 388.


;) Manuel José Pedro Pasloret nació cn Marsella en
1756 y rué abogado antes de la revolucion, con~f'jCl'o de
subsidios, miembro de la academia de inscripciones y
bellas letras y coronista de FI'aneia etc. Luis XVI le nOIll-
bró ministro del interiol' en 1790 en lugar de 1\11', de Sto
PI'iest, pel'o ocupó poco tiempo elministcrio , y fué su-
cesivamente electo en enero de 91 pl'esidente del depar-
t:Hnento de Paris : en febrero procuradol' síndico uel
mismo departamento: en seticmbre diputado á la legis-
lativa, y en octulJl'c pl'esidente de aquella asamblea, En
el momento de la muerte de J\lirabeau se presentó en la
barra de la asamblea nacional á pedil' que la iglesia de
Santa Genoyeya fuese consagrada pal'a conservar las ce-
nizas de los grandes IlOl1Ib,'ps que el euel'po legislatiyo
juzgase dignos de aquel honor', Presidió en aquel mismo
año la asamblea electoral de Paris, y él fué quien manlló
arrestar al alguacil Damien que tenia encargo de pren-
der á Danton, cosa que desapl'Obú to~lo el mundo yaun
la asamhlea misma. El filé tamhien quien hizo aboli,' las
felicitaciones y cumplimientos de año nuevo y decretar la




DEL ntAIHJCrOR, .1).;)1


ereedOIl de una eolUIIIIl:t , cOl'ollada COIl la estatua de la
libertad en el sitio que hahia ocupado la Bastilla. El 19
de junio pl'esentó un illfol'IllC muy filosófico sobre la ne-
cesidad de quitar á los curas el cargo de registrar las par--
tidas de nacimiento, matrimonios, muertos etc. Habien-
do sovI'evivido al reí nado del lerr'or, [ué nombrado en
1795 diputado al consejo de los quinientos y llegó á ser
uno de los mas firmes def(:Ilsol'es del partido de Clichy,
Allí solicitó los honores del Pallteon para Montesquieu v
pronunció muclws y muy elocuentes discursos sobre la
libertad de im¡wenta, ~olJre el injusto castigo que se con-
tinuaba dando :í los clérigos deportados en vir'tud de una
cOlIstitucion religiosa que ya 110 existia : sobre la mala
administracion de las cúrerles , ('te. cte. En tiempo del


. directorio solicitó con eficacia que se cerrasen los clubs,
hacicndo una pintUl'3 tan horrible como cierta de los
crimenes que habian ocasionado durante la revolucion,
E~t3S y otl':\S i(leas le ocasional'on la pena de la deporla-
don en 1797 ; mas en IlIgal' de il' á Cayena pasó en 1798
ú la isla de Oleron, de donde le llamaron los cónsules en
1799. En 1804 le nombraron catedrático de derecho na-
tural y de gentes en el colegio de I"rancia, miembro del ins-
tituto y caLallel'O de la legion de hOIlOI'. Ha dejado mll-
chas obras escritas, de las cuales cital'émos la de Zo-
1'Oastro , Contuccio y 11fahmna comparados como sectarios ,
legisladores y moralistas : ~foises considerado como legisla-
dor y moralista: sobre las leyes penales: diferentes me-
morias y disertaciones sobre el gobierno y legislacion de los
Asirios y Babilonios: sobre el estado de la magistmfllm y
monarquía de los Hebreos, ete. etc.


PAGINA 589.


G Juan de Sry ó Debl'Y, miembro del directorio del
departamento del Aisne rué diputado por él á la asamblea le-
gi~latiYa, y llJlO de los mas acérrimo:;; pel'seguidoresde los
clérigos y de los !)J'ín cipes emigrados. }<'ué tambien uno de
Iosa¡;enlcs m;\s actiyos eH los desórdenes del 20 de junio y




'1.0 de :1¡.jOSto de D2, Y como tal dCHlllldadul' (it; los gl.'I1("
rales L\l(:kIlCl' y Larayelle, S e hizo p:ll'tinll~ll'lIlcnte céle-'
hre este personage pOI' su f~mlOsa pl'Opnesta ue crear UIl·
euerpo ele doce mH til'auiúdas 1 cuyo ondo habia Je ser
ü~ asesinando ú todos los Fcyes que {)stallan en gUCl'ra con.
l"rancia. Propus() adelnas el Jia 8 de ocLubl'e (le 02 r
juntamente con su' ami:;;€} Gossuin, q lIe se cOll(:eJiese \lit.
premio de cien n~l- fl'~H~OS á cualq.lliel'tl que tl'agese b
cabeza del duque Alberto de Sajouia-'Iesdren ,,6 igual
recompensa ú los que prcsetrlasen las de F l'ancisco 1I ,(le
:Federico Guíllel'lllO, la del dllqne ue llrnn swick, y las de'
todas las bestias feroces que se les asemejaban, En el pl'O-
ceso del rey YOló pOI' la JlIIIPl'lc, :íIInque no debia Yel'ijj-
(':Irse husla oespnes de aceptada la IllLeya eOllslilllcion,
por el pueblo, El 21- de enero. fue elegido miembl'o de
la comision de segul'idad general, y des pues de la dO'


t- salud públiea de que hizo dimision. Desplles <le la rC'yo-
lucion de tcrmidol' y mUC1'lo Hobespiel'i'e , yarió intillilO
sus opiniones politieas, favorecicndo unas yeces ú la .ill-
Wll tlld de Pal'is contra lDs terl'oristas , y otras reprimicll-
elo las .iustas venganzas de aquella. DUl'a,nlC d Jil'ccto1'Ío
solicitó eOIl el nllUOSO Lonwt una ley I'epl'csiya (le la illl.-
pl'enta é hiz,o el elogio del g-eneral llouapal'le y dd (>jél'-
cito de Italia. En mayo de m~ fue nombrado ministro ple-
nipotenciario en Hastadt eon BOllllil'I')" llohcl'jot, y ha-
bicndo sido a1ac:Hlos por lillOS handidos lon unifol'me
(le húsal'l's dI) Sz(>ckl()I'S qlle d('(¡ían eseolbados, pcrc-
UiCl'Oll los COl1lpaIWI'Os)' (~I t¡ucJú IlPl'it!o. Ylwllo:í Pa-
~'is (>tl H!)() , 1<> n:eligi('I'OIl 1l:11':t ,,1 consejo de los
q.uini¿'lll0S, dOlldn se l)1'(:S('lll(¡ eOll PI hl'aw snspelldi~
!lo ('on un paiull'Io y dió las gl'acias al ('lu:\'po lf'gisla-
1\,'0 del iHteres <lile hallian tomado en su suerte.,
Enloll('('s 1(' di.io ('llll'e~ilklllC ('slas palalJl'as : « Tu ,i,es,
,~' ú la post(>i'ida(¡ toca ¡>l'ollll1wi:lI' tu l'I¡lgio, J10S0-
" t\,()S nos !illlil;tr('lIlu~ Ú Y('lIgarle. " El n~~polldió: « Juro,
« so!Jle la tUlllba de mis desgraciados cúl('gas, parLicil':l1'
" prilllno de su HlCl'le <¡lIe ser iBlid ú ('~la l'epública, sin
( b cual !lO n05 l'l'~;ta ~illo lIw¡'iJ', >, Sill L'IllLt~Ij'30 BO-




DEL TRA-DUCTOU. 453
so.1o no lllUI'1O aunque ~c acabó la I'epública , sino que
Yespues del 18 ).jl'ulllal'io fué miembro del tribuna-
do y durante el impCI'io pI'efecto del departamento
de Doubs y comandante de la lcgion de honor.


PAGINA 589~


7 F. Dclannay comisado regio ú· C01ll0 si digéramos
fiscal en el tl'Íhllnal de An~ers antes de la re"olucíon , y
diJllILado despues ú la asamblea legislativa. En ella solici-
tú la desLmecíoll de la cOllstiWcion chil del clero, pro-
poniendo qne debian easal'se los sacel'dotes. Em uno de
los principales miemhros tI!'1 pal'Lido jacobino, y como
tal se pl'esell tó eOlllo aCllsa(lor de Lalllyctle y pidió hl
slIslwusion de Luis X.VI por callS:l de sus traiciones. Cuan-
do le llomtm\l'On miembl'o de la eonveneion se fijó en los
haneos de la }\1(}LILaña y se opuso vigorosamente á la re u-
uion de las asambleas primarias (Lue solicitaban los Gi-
rolltlinos para juzga!' al rey euya muerte votó. El rué q,uieu
hizo suprimil' detinitivamellte la compañia de- las Indias y
ponel' los senos en torios sus 31maeenes para impedirla
que \'elHliese sus g()UP,ros. Esta m.edida qne pal'ecia dic-
tada pOI' el intel'es público no rué mas qne una corl'Up-
don, de que hahla melllldaUlcnte el testo y denunciada
1101' Chahot como un SÓI'(lido eúleulo de agiotage, cuyo
sCCl'eto deseuhrió; pCI'O el resultado de esta negoeiaeion
Etlsa ó cierta rué que tanto el aensador eOlllo los acusa-
dos tmicl'OlI iJlW pr(~s(lntal'se en el t¡'ibullal reyoluciona-
rio el -1 G de marzo 17!H Y fUCI'on condmw(los Ú Uluerte
el dia 5 del siguieule Il\rs.


PAGINA 590.


8 El conde de Jancomt, coronel del régimicnto de
dragones dc COllllé, rne nomhmdo en 17aO presidente
del dep~,l't:tll!elllo del Sella y Mame, en euya calidad ju-
ró ú la asamblea nadollal, qne tanto en la de soldado
como Cilla de administrador permaneceria eternamente


...


-1


./




NOTAS


adicto á la constilllcion. En Setiembre de !) J Iíl nombra-
ron diputado á la legislativa, y fue uno de los corifeo s
del club de los fuldenses. Se distinguió en 1.1 comision
militar oponiéndose á las leyes severas COlltl'3 los emi-
grados, á que se admitiesen en la barra los soldados de
Ch-atet\U\'ieux e¡;,capados de pl'esi(\io pOi' la in¡;,uneccion
de Nancy, y á que se formase un campamento de 20
mil hombres en la capital. En -1792 fue uno de los siete-
miembros que votaron contra la declaracion de guena,
y de resultas hizo dimisioll de su plaza des pues de ha-
ber propuesto que se cerl'3sen todos los clubs que esta-
ban entonces tratando de fomental' la jornada del 10 de
agosto. Pocos dias despnes de esta le encerraron en la
Abadia, donde presintiendo la suel'te que le :llnenazaua,
tuvo proporcion pOI' medio de sus amigos de adquil'il' la
proteccion de Punis, sacrificando una buena suma, y
este le sacó de la cárcel la víspe..a de aquellas sangl'ien-
tas egecuciones. En 17D9 le llflIllhró el gobiemo con-
sular miemhro del tri huna/lo . En 1802 fue elegido sena-
dor, yen 1804 primel' gentil hombl'e del pl'Íncípe José-
Bonaparte.


PAGINA 403.


9 Este bueno de Lamourette , nació en Fevent depar"
tamento del paso de Calais y I\l.'gó ~\ sel' pI'ovisor yyicario
genel'al del obispado de Arras. Publicó algunos escritos
en que intentalJa asocial' las ideas li!osólicas con las I'eli-
giosas , que agradaron mucho á J\1il'uJw:lIt, y le llamaba
su teólogo de dmat'a, adoptando yarios de sus discursos
cuando hablaha de la religioll y de la consLÍlueion del cle-
ro, En 1791 le I1omlwaron obispo de Lyon , y diputado
del Ródano y Loira á In asamblea legislativa, donde mos-
u'ó una moderacion estl'aordinaria. lIa pasado á sel' pro-
vel'bial el beso de Lamourette para significar lo vanas que
suelen ser esas reconciliaciones dietadas por el entusias-
mo y no por un convencimiento polítieo ó religioso. Lcr
que sucedió entonces en la asamblea legislativa, sucede-
rá en otras muchas, y lo hemos visto ya recientemente elt




DEL TlUllUCTOn.


Espaüa, sin que por eso falten algunas ahnas c:állllidas
quc toua\ia cuenten con semejantes rccursos. Lo peo!'
de touo es que no solo no obtuvo la verdadera rcconci-
liacion que deseaba, sino que por habcrse empeñado en
quc se hiciese cargo á la municipalidad de las matanzas
del mes de setiembre, le persiguieron cruelmente cuando
sc t~cstituyó á su silla despues del sitio de Lyon , y tra-
yéndole preso á Paris le condenó á muerte el trilllmal re-
,'olucionario el '1'1 de enero '1794 , á la cdad de 52 años.
Cuando oyó su sentencia, hizo la señal dc la cruz y lcs
dijo á sus compañet'os de infOl'Lunio: "¿ Por qué nos he-
/( mos de admiral' de mOl'ir? La muerte no es mas que un
"accidente de la "ida, y por medio de la guillotina, "ie-
" ne á set' un papirotazo que le dan á uno en el cuello. })
Es autor de las consideraciones sobre el espiritu y deberes
de la vida religiosa: de los pensamientos sobre la incredu-
lidad; sobre la filosofía de la té y sobre las delicias de la re-
ligion.


PAGINA 407.


10 J, A. Grangeneuve abogado y sustituto del síndr-
eo del ayuntamiento de BUl'deos y diputado á la legisla-
tiva por la Gironda. El fue quien pl'OpUSO é hizo adoptar
el decreto en que se suprimia el tratamiento de magestad
que se le daba al rey; pel'O que se revocó al dia siguien-
te porque escitó una sean fet'mentacion en los partidos,
no por respeto al trono sino porque vieron en ello un
crel'lo despl'ccio de la constitucion nueva. Se dcclaró
gran enemigo de los ernigr'ados y dc sus familias, pidien-
do el dia 21 de marzo de 91 que cl maximum de ali-
mentos que pudiera seña\á¡'selas no cscediese de 800
francos. Apoyó las denuncias que se habian hccho contl'u
Bertrand de Molleville y Narbonne, al mismo tiempo que
solicitó con grande empeño una amnístia en favor de Jour-
dan corta cabezas y sus cómplices de Avignon. El dia 14 de
junio del mismo año, insultó en la eomision ú otro dipu-
tado llamado Jouneall, y hahiéndolc pedido· satisfaccion
este último, 110 quiso dÚl'se\a el otro y continuó diciét~-




dole uesvel'gücnzas y amenazas. EnfUl'cciuo JOllt!ftll, enl'-
pezó á darle de palos y puntapies, en tél'minos que
tUYO que guanlal' cama por alguIl liempo. Nombró la
asamblea una comision para que informase sobr~ el su-
ceso y aunque Jouneau pretelll\ia 110 haber\e dallo mas
que un latigazo, asegul'ó St. lIurugue que pOI' huena
cuenta él le habia visto recihir cn las espaldas sohrc dos-
c,ientos palos y Ulas ue cien pnutapies .. EII consecuencia
se mandó al acusauo que gual'dasc arresto por algunos
dias enla Abadia,- y GrangenellYe, corno huen abogado, le
puso pleíto .. Omilimos repelir lo que dice el testo de Sil
pro)CClO de dejal'se asesi.nal' eon Cha\}ot. Pe 1'0 p que per-
dió aquella ocasion dc moril' calullln ia IIdo, 110 la nló en dar-
le es le gusto el ycrdugo de IhlJ'(Ieos , á quien le ('ntrcgó
la comision militar de allí el 21 dc diciembl'c 17!);) Ú la.
edad de 45 años.
PAGL~A 4.08.


H El COI](lr del Saillanl , no I)llsaillant como (Iice PI
(¡'sto , hahia sido pa~n ti ('1 I'PY Y ú los principios de la
reyoluciOIl I{~ l\olllhl'al'On COl'Olld (lp la gll:lnlia nacional
de lUende, dOl\ile se hizo qllrl'rl' llIlIcho de su c'lIcrpo y
d(~ los gU~Il'dias n:1ciollal(·s inmedialos. De f'slr~ 1II0do con-
trihuyó llmdJO Ú I'Pllnil' crl'ca de 20.000 hOlllbl'l~S en Ja-
lés ci ailO t7n 1 , hajo prptesto de una Illlera confeuel'a-
eion , pe\'o mas hi('ll con la espCI':H1Za de Ol'gan iza¡' Uli
llJO\imiento l'ealista ell los df'parlamímlos del Al'd('('he y
de la LozcI'e. Cuando se rellOYÓ I'Ijllt'aIlJl'II10 (1(' 'idelidad
ú la nneioll, ú la ley y al rey se 1'(~lil'aI'Olllos gn:mliasna-
rionales, pero llu1I'hos (1,) sus geres y algunos cll~I'igos se
reunieron con Saillant en el castillo de Jal(\s para rOI'mal'
ulla especie de club, que aunque no pudo realizal' sus
pl'oyeclos por entonces, enlabIó eOl'l'espontlencia con los
hel'llwllos de Luis XYI pOI' medio de un tal COllwai que
debia tamal' el mando en gefe luego que se I'CUllicsCIl
fllel'zas consium'ahles. Tl'abajah:! el conde con mucha ac-
tividad aunq'uc con poeo l;~ito , cuando la asamblea cs-
pidió un tlec'reto de acusacion contra él el dia ;) de enel'O




DEL TRAlJUCTOR.


n!)~ ,como r,ómpliee de la eonspil'acion cid mediodía-,
Síu elllbal'go inlcutú haccrse fuelte en Sto Anul'é y CtI Sl.
lkés y aun IIq;ú ú apodcrarse del castillo de Bunnes ; l}f)-
ro como aq-uella I'cunion leniapoca consistencia y mellot;
dincro , 110 tal'dó en ser di~'lpel'sarla por .Ios patriotas, que
h.icieron })I'isiollCI'O al misnlO Conde, y habiéndole lIeva-
d.o ú Vans le sael'ificaron en la })laza pública COII otl'as.
cuatl'o pel'sollas q,ue le acompañaban.


PAGINA 409:


1'2 El eon(le dc E,<;tedlazy cra descendiente de lit mis-·
JIIa !;ullilia (JlIe los félcJ))'es tstt:l'hazys de engria, pel'O
de Hila l'allla qlle despues de muchos años eSlaba estahle-
dda en Fl'aueia. Este de q~lien hallla el testo, lúé minis-
1.1'0 plpllipotendat'io de I~I'ancia en San Pelrl'sbul'go, don-
de l'celllp\:)zú Ú 1\11', de SegHI'. Despucs de la jOl'llada (h~
'lO de a~oslo 1 iD:2 se dl'dal'ó minisll'O de los (Híncipc&
fr:tlleeses , ú qni('lIps hizo grandcs senicios , jUlll::mWIII.I~
con un sohrino (1(,1 [Jl'hll'ipc de ~assau , los cllales ('11
llomhl'P tk los cllli~l'ados ohtminon .g1':1udrs pl'ollle~-as
(le Cal.:,liu:l II y tk Pablo 1 en favo!' ue su cansa. Era fO-
nJlld (le 1111 1'l'3illlienlo de húsarcs al scnicio. ue Francia,.
). hwgo se illt'orponí con, el rgél'cito aIL<;tl'iaco. Pablo 1 I(~
('ollc('(lió alguilas ¡j(,lTas en Polonia donde se retiró hasla


15 P. A. TOrlui, uació en Tal'Les el 21 de cncm
},727 , ~. fl\(~ Ú los principios eSfulapio y prOrrsol' de fi-
losotia en Tolosa, V('I'O'1I0 siendo su cal'úctel' propio p~lI'a
ulla eOllgl'eg:H'ioll rdigiosa, abandolló la ellset'lanr.a de la
doctrina ~ .. se dedicó al púlpito, l}l'edieallllo la cuaresma
ell Y<,rs;¡II,'s ('ll J iG3. Estos y otro:, ll'abajos hien tleselll-
pcitados, le yalieron un priorato y ulla eanollgia en 0['-
lea 11 s , la plaza (h~ limosnero del 1'(')" <I(~ Polonia Estanislao
~. el titnlo d" :lLllbllÍeO de Nallcy. HallúlHlose al l)l'inei-
)lio de la rnollll'Íoll 1'11 el d('p:U'laIll('IlLo de los lbjus Pi-




NOTAS


l'ineos , se ligó con llal'l'el'e , cllya pl'oteccion Ir, ,'alió el'
obispado de Bourges , y publicó val'Íos escl'itos mas pro-
pios de un filósofo que de un obispo. En setiembre de
1791 le eligieron diputado á la legislativa, y si bien á los
principios observó alguna moderacion , no tardó en de-
clararse enemigo encarnizado de su órden y de la monar-
quia. En 5 de abril 1792 propuso en un largo discurso
la pl'ohibicioll de los trages eclesiásticos, y el 5 de julio
se desató contra el rey y contl'a Larayr,tte, haciendo un
cuadro horl'ible de las maniobras contl'arl'evolucionarias de
la corte, y pidiendo que se declal'ase la patria en peligro.
Concluida aquella legislatura, le hicieron administrador
del departamento del Cllfll', y desde allí firmó Sil adesion
al triunro de la Montaña. En octubre de D5 renunció á
las funcíones episcopales, y se retiró á su patda, donde
mu1'Íó el12 de enero 1797 de edad de 70 años. Escribió
una oracion fúnebre de Luis XV y U'es tomos de sermo-
nes que estan en un estilo bastante elegante aunque algo
hinchado.
PAGI~A 4,21.


14 Guillaume era abogado del consejo real y diputa-
do pOI' el estado llano á los estados generales, Aunque
partidario de los principios filo~óficos, se pronunció
contra el partido revolucionario luego que ,'ió su tenden-
cia al desól'den. Él fue quien en 1. 0 de julio de 92
se presentó en la barra de la legislativa al frente de uua
diputacion que llevaha llna súplica, conocida COII elnom-
hre de la peticion de las 20 mil firmas> dil'igida á que se
castigase á los autores de los atentados cometidos el 20
de junio contra el rey. Esta súplica fue escuchada con
paciencia, pero no produjo el menor erecto, y se I'et.iró
d orador en medio de los murmullos de las trihunas y
de una parte de los diputados. Cuando se acercó el mo-
mento del proceso del rey, presentó otra peticion para
que se le juzgara por uno ó dos tribunales, y que los 'vo-
tos fuesen secretos, pero tampoco St~ le quiso dar oidos.
Utimarnentc se ofreció á ser uno de Sll~ defensores pero




nEI~ TlL\D(jCTOR. 459
tampoco plHlo eonsrguil'lo , ,'isto lo cual sp retil'ó (Ir la
escena política y vivió y JllUl'ió en la oseuridad,


15 Filibel'to Simon, ú quien otros llaman Simond,
era un elérigo Saboyardo y "ic:ll'io general del obispado
de Stl'asllUrgo, natmal de Humilly, Abrazó el partido re-
volucionario , y en setiembre de 92 le nombraron dipu-
tado á la convencion , pOI' el depal'tamento del Bajo Hhill,
No ,'otó la lllllel'te dcll'ey pOI' hallarse de comisionado en
lUonthlanc , pero escribió una carta ú la convellclon iu&-
tándola ú que ju:;;gase sin apelacion aquel rey pel'jlll'o, Su
excesho celo le atrajo la conllanza de los diputados Sa-
boyanlos Dopet y Yillars, quienes obtnvieron que se le
nombrara comisal'io en su pais , que tomó entonces el
nombl'C de departamento de l\Iontbanc. En mayo de 95
trató de contl':.tl'revolucional'io al presidente Isnard,ame-
nazándole con la Yenganza del pueblo, y despues acusó
'~hizo al'l'estal' al general Custine y á una multitud de
gentes tenidas pOI' sospechosas, mandando cerrar antes las
barreras de Paris. Algunos dias despues propuso que se
declarasen las ciudades Anseáticas enemigas de la repú-
blica ,y pronunció en la tribuna de los jacobinos muchos
discursos sohl'e 10scl'Ímenes del gohierno ingles y contra
los fedcralistas. En medio de lodo lc disgustaba mucho
la til'allia de RoLespierre y se alistó entre los desconten-
tos, pOI' lo cual le acusó St. Just e117 de mayo f 794,
juntamente con Hel'ault-Secheles, como cómplices de las
conspiraciones del momento. Pel'O Simon no se presentó
en el tribunal, mas antes le pidió Herault por defensor
suyo, AlgUll tiempo despues volvió ~ sel' acusado. por Va-
dier de que intentaba l'estituil' el trono al pequeño capeto,
bajo la regencia de Danton , Legendre y Bourdon del
Oisa ,con cuyo motivo Fouquicl' Tinvillc le emolvió en la
misma condenacion que á Chaumette y Gobel ,que fue-
ron perseguidos como ateistas, y decapitados el dia 15 de
abril f 791', teniendo Simon entonces 59 años de edad.




llACIXA 4:.:H,


'1 G A,.T, Corsas n~H'ió en Limog(;s ('n ti;il, y en c1
de 1 i~8 le encel'l'al'on ell Hice!l'c pOI' halH'I' I'ol'¡'ompi-
do á y:u:ios jóvenes en una Tlcllsion que dil'igia 1'11 Y ('1'-
salles, Cuando salió de su pl'isioll abraz.ó el pal'tirlo dr,
1as lluevas ideas, -y desde t 78n !'cdactó 1111 diario e/m c\
título de Correo de los depurlam~n1(),~, en un S,'ll tido fuer-
temente re,olneioQ;\l'io. Este fl\(~ !l1l0 de los que hici-el'on
lilas papel ell las jOl'lladas del 20 de junio y t () de agos-
to , cuyos mél'itos [(' siniel'on pal'a sel' IHlIUhl'ado dipll-
t~\llo ú la cOllH'lleion pOI' el di'pal'lallH'lllo dd Sena y
Oisa. En el pl'OCCSO d(~ I'ey ,'otó pOI' b pl'Ísion y des-
tierro cn:mrlo S~ hie;esn la paz.. PCl'lellcriú I)\'iml'l'o á h
faccion (Ir, 01'lc:lns, y lucg'o se 1'(~!aciolló ('011 d ministro
Rolan(1 y los gil'Ollllillos, Ú qlli('!H~S ('OllsagTú Sil g'!'oscl'a
IJlllma. En consecuencia, d dia 8 de marzo dn !);) asaltó
Sil casa un g'l'IIpO dt' h()IIII)1'(~s al'ln:Hlos pal'a I'ompcrl(~ la~
pl'eus~ , y ~llIllque la cOlwelH'ioll quiso ('011 ('sLe moti\'O
que SIIS dipnla(los, q\le eran al mismo ti(~mpn IW!'iorlis-
tas , üptasPll entre {'stas dos o(,l1pa~ion('s, ahalH\ollú ('sl:\
idea y le mandó :ll'!'pslal' pi dia 2 (le junio (íe nl]tH'1 mis-
mo año. Huyó á Caen dOlld(~ Buzot y Wimpl'cm hnbian
reunido un ejó[TilO lIepal't:lmcntal. Ent01[{'C'S le dr'elaró
la cOllvcnci()n fuer'a de la ley,yaullque (~l e~taha ausrlllr,
t\lYO la impl'll(lencia de venir ú Paris y pl'rsclltal'S(' en el
palacio real donde ulla quc/'ida Sl1ya llamada Bl'igi(la ~1a­
thei tenia un gahirwlp de Icc:tlll'a. Allí le flfl'cstal'on in-
mediatamente yel tribunal le condenó á munl'le ('\ (lia 7
(le octu]we. Apenas oyó su senlc-nCÍa ('IllIWz.ó ú al'engat'
:11 pueblo, diciendo que era inocente y {¡ue le 1'(;('0111('11-
daha ú su muger y á sus hijos y mfll'chó al eadalso, (>ostr-
I'ionnentc concedió la convcneioll fllgullos SOCOl'I'OS Ú su
,'iuda. Este GOt'sas es flutOI' el¡; ulla ohl'ila s:níl'ica bas-
tante g'I'aeiosa intitulada l'f borrico dI' P(l.~I'O Ú Crilerc po-
seándose sobre su pollino.




DEL TIWl'CT01L 461


PAGINA 421.


'17 FI'anei~co .TO¡;;IÍ 'Vestcl'lllann ¡ natural de 3falsheim
!'n la Alsacia, el'a un antiguo olicial en tiempo de la
lllOl1al'quÍa y abrazó con aedo\' el11al,tido dc la reyolucion,
habiendo escil:ulo Val'íos alborot(')s en llagl\Cllan donde se
habia hecho escl'Íhano antes de venil' á Pal'Ís. Ya habrún
,'islo los leclol'es en el texto la pm"le que tnvo en los
}lrepal'alivos y q:;ccueion de la jomada de 10 de agosto.
De r('sultas de ella le enviaron de comisario al ejél'cito de
las Ardenas, donde DUll1oul'iez le elevó a1 grado de ayu-
dante gcucr:il, sini(ilHlose de él }lal'a sus coufel'encias con
los Pl'llsianos y le despachó á París en husca de ",'arios
documentos rclativo~ á este (')bjeto. El 25, de diciembre
del mismo año de 92 le denuneió ú la convencíon 1:1 sec-
cion de los Lombardos, con prucbas en la mano de que
en 1786 Iw,hia I'Ohado UlHlS cubiel'l0s de plata en una
fonda, y que em un calumniador y un il1trigant(~; pel'O
le defendieron sus amigos Cal'l'á y Chabot y salió absuelto
al año 'siguiente por la comisioll de Vel'salles. No se le
puede negar que Cl'a hombl'e de valor y por eso le ell-
"iaron al Vendée, donde mandaha entonces llil'on , con
el grado de genel'al de brigada. l\'Ias aunque ohtuvo al
principio algunas ventajas en Pm>tenay y Chatillon, le del'-
rotaron luego en este último punto, tan completamente
que perdió casi toda su infantería, toda la artillel'Ía, y
solo pudo escaparse él con algunos caballos. Be l'esllllas
le quitó el mando la cOl1Yellcion )' )¡~ eitó á su balTa pal'a
justificarse ante un tt;ibunal mi litm' que le deelai'ó absuel-
to. Habiendo vuelto alVendée, continuó CM mas furor
que nunca la persecucion contra sus habitantes ú quienes
desde entonces 110 quiso dar enartel. 1\Ias esta conducta
110 le preservó de ser dcstituido de nucyo, con cUJo mo-
tivo vino cn los primeros días de enel'O de !)4 á la conven-
cion y pl'esentúndose en la ban'a esclamó diciendo: "To-
" dos los rebeldes del Vendée quedan destruidos, y la
" Europa verá con admiraciol1 una república, que como




i62 NOTAS
" el padre eterno, dicta sus leyes desde lo alto de UIl:!
" Santa ~Iontaña ctc. » Estas frases prouugerou el efecto
propio de las eircllnstaneias , y se le dijo que habia cum-
plido perfectamentecou sus deberes; pero dos meses
despues salió la ór'den de arrcstade y el tribunal revolu-
donal'io le condenó á muel'te el dia 3 de abril 1794,
siendo de edad de 40 años. Se encout,'aron en su bol-
sillo tI'cs cartas de Robt~spiel'l'e , pero (lsto no le impidió
subir al cadalso.


PAGINA ·i2L


18 El bal'oll de Klinglin, no l\ienlin como dice el
texto, cl'a l1Ial'iscal de call1po al s(~nicio de Francia, y se
halló complicado en las medidas tomadas por el general
Bouillé en jUlllo de 1791 para la eyasion de Luis XVI. Eu
consecuencia decretó su acusacion la asamblea nacional
pI dia 13 del siguiente mes, y el tomó la fuga para pais
estl'angero. En 1792 mandó un cuerpo de emigl'ados, y
al año siguiente cntró al servicio del emperador con el
gr'ado de general mayor, y sir'vió en el ejército del Rhin.
Este fue quien dejó coger por negligencia cuando la re·
tirada de 1\11'. Latour en 1796, la correspondencia de
muchos oficiales del ejército f"ances, cuyas cartas sirvie-
ron de texto á los enemigos de Pichegru para acusarle
en setiembre de i 797 de haber tenido correspondencia con
el príncipe de Condé: en términos que hasta el mismo
Moreau fue tambien reconvenido mas tarde por no ha·
berlas comuniCado inmediatamente al directorio; y en una
palabra estas cartas comprometieron en aquel tiempo á
un gran número de individuos. En 1800 fue empleado
Klinglin en el ejército de Brisgaw.


PAGINA 421.


19 Lazaowski era polaco de nacion, y vino á Francia
á principios de la revolucion, y obtuvo una plaza de ins-
pector de manufacturas. Tenia un carácter emprendedol'
} ambicioso, y asi se entregó inmediatamente al partido




DEI, l'.ftAnVCrOR. 463
)'cvolueiona¡'io, En consecuencia se despojó de su elegan-
te ,'estido y se vistió de sans culotle, por lo cual le
Jlombraron capitan de cuartel de la guardia nacional, '!
el fue quien dirigió la artilleria contra palacio el dia 10
de agosto 1792. En setiembre de aquel mismo año fue
uno de los principales actores de las matanzas que se hi-
cieron en las cárceles y las de los prisioneros de Orleans
en Versalles, En premio de estos servicios le nombrar'on
miembro de la comision de insurrecciones situada en los
jacobinos. Mas adelante le denunció Vergniaud y pidió
su arI'esto , pero le defendieron vigorosamente los de la
.3fontaña y estando en esto, le acometió una calentura
inflamatoría que le llevó al sepulcro por resultas de sus
desórdenes, y RobespiBrre en persona pronunció su ora-
cion fúnebre. Le enterraron en la plaza de Carrousel, al
pie del árb()l de la libertad, con toda la pompa republi-
cana, .y el ayuntamiento adoptó por suya á una hijn que
dejaba.


PAGINA 432.


~ C. N. Osselin, abogado y domiciliado en Paris ,
lué miembro del ayuntamiento de t 789, Y del que se re·
novó el 10 de agosto de 92, como uno de los directores
de la insurreccion de aquel dia. Tambien fué uno de los
miembros del tribunal criminal que se creó, para juz-
gar á las víctimas de aquel tu~ulto dándolas por autoras
de su propia muerte. Electo diputado de la convencion
votó la de Luis XVI y luego le nombraron individuo
de la comision de segur'idad general, donde denunció á
la de los doce porque entorpecia los proyectos de los ja-
cobinos. Mas él mismo fué tambien denunciado ante estos
pol'que decian que favorecia demasiado á los acusados
como á Bonne ,Carrere y á otros. Entonces hizo decretar
con el auxilio dc Robespíerre el día 29 de mayo, que los
jurados del tribunal revolucionario , pudiesen acortar los
debates con solo declararse suficiea&e.mente instruidos del
negocio, Con todo eso el año de 95 le condenó el tribu-
nal revolucionariQ de París {t la depOI'lacion , y no ha-


JI, ;}g




NOTAS


hiéndosc podiJo realizar esta pena, le meLiel'on en Biee-
tre mientras se disponia su p:lI'lilla; pel'o llegado el mes
de julio le eO\l(!lmó el mísllIo ll'ilmual á muerte como
cómplice de la cOllspil'acioll de las cÚI'celes, Cuando oyó
su sentencia, an'aneó un cl:wo que hahia en una p31'ed
fle su calabozo y se le metió pOI' el costado, y como no
quedó muerto de la herida, le yolYieron á llevar al tri-
bunal en unas pnrigüelas ,y acel'c:lndosrle el presidente
mandó que inmediatamente le llevasen á la guillotina y
alli pet'eció á la edad de 40 años,


PAGINA 4,33,


21 L. S, Fl'cl'Ou, hijo del autiguo pel'iodista Frcron
adversario de Voltait'e y de la secta tilosófica, Ú qllicn
(,olllbalió el mismo despues de la muerte de su padre.
Educado en el colegio de Luis el grandr con Robes-
pierre, villo;'¡ ser en tiempo de la reYOlueion su amigo,
su émulo y últimamente su denunciadol', Era ahijado d!'1
.'ey de Polonia Estanislao, y protegido de madama Aflf~­
laida, lia de Luis XVI. Desplles de la mlwl'te de Sil pa-
d.'e trabajó en el mio literario con Grorl'!'oy y ('Jl '17S!)
principió á redacta!' el orador del pueblo y llegó ú sel' ca-
marada de Mal'at, Ya desde 1791 se atrcvió Fl'cron (1
pedir la muel'te dc Luis XYI, y fne uno de los miem-
hl'Os de la municipalidad ~e Pal'is que el 10 de agosto
de 02 acaJ)ó de tl':.lstOl'llar la 1lI0nal'quÍ:1. En sCliemlm;
de aquel año le llOlllhl'aron dip"tado :í la cOlIYenciori
donde votó la muerte del rey que ~'a hahia propuesto
dos años antes. Pero donde mostró su espíritu l'evolu-
c.Íonat'io y cruel fue en las comisiones departamentalcs
que le' dieron, pal'tÍCularmentc en Mal'sella donde en
union eon Barras preparó torios los desasll'es dc aqlwlla
dudad ,plIblieando tilla proclama en' que dreia filie el
terrm' estaba á la órden del dia, y 'lile el objeto de todos
.tus trabajos no era oIro que el de .~a{ear á Mar,~e{{a y ar'"'
ra,~ar á Tolon, En efecto f'sta última dudad no tal'fló f'11
se¡' teatro de nun'as atrocidades, l'e~erYándose -Fl'el'on




~1 placer dc las matanzas y dC'!1Iolicioncs, ({ Esto ya
" muy hucno, escríhia en enero de 1 j~H Ú ~Ioiscs flayle ,
« heIlles I'eunido ,por fuerza d(.)(~e IUiJ albañiles para des--
« truir la ciudad, y desde <¡ue llegamos hacemos derTi-
« har cada dia dosGÍcntas cabl']J'ls, Y:l "an 800 Tolone-
" ses fusitados. Todasest3sgl'andes 1~\Cdidas se mulogl'a-
« ron en ~Iarse1l3, dOlldecoA solo que se hubiesen fu-
« silado 800 conspíl'adol'es y con que se huhíese creado
« una comisioll pal'a condenar' ú los restantl's, no lrllhie-
« ran llegado las cosas al punlo en -que se hallan, )) Dl's-
,dc el pr'incipio se formú el proyecte de acabal' con todo
'Ül que hubiese acrptado cualqniCl' empleo ó tomado las
al'lIlas !'ll la ciudad dUl'ante el sitio y en ('tH1Secuencia
mandó l"rer'on t1ue se pl'csentasen todos hajo pena de
muerte cn el call1po de ~iart('. Creyendo los Toloneses
>ohtl'n.el' perdm por medio de la obedil'uGÍa , se reunie-
ron en númcl'o de 8,()()O pel'sollas en el lugar dcsigna-
,do, de suerte que todos los represent.antes (:omo lktl'l'as~
Saliceui, llicol'd , Rolwspiel'l'e el menor (~tc, se queda-
)'{l\1 atónitos ú "ista d(~ aquella multitud, y aun PI mismo
Fre¡'on, ,'odeado de uua arlill(~I'ia úWJ1Iidable lIIiró cou
esp:mto aquel llÚl1Iel'O de víctimas, POI' tunto siguiendo
d dictúmeu de BalTas se determinó uua espeein de jura-
·.10, que pscogiese alli innH'.diatamente los mus culpables
y se les fusiló eH el acto, Mas no bastando las fusilacio-
nes , torual'On el l'eClI\'SO de cargar los cañones ú metl':t~
Ila y echaron pOI' tierm un san tin de vítímas, Pero so:;-
pechando FI'eron que algunos no estadan dd todo muer-
tos empezó Ú gl'ital' « que los que' vivan tochwia se le\'all-
« ten y la repúhlica les perdona. » Algunos infel.ices dan-
do crédito il esta p:tlahr3 ~e levantaron y mandó disparar
sobre ellos. Cuando salió Freroll de aquella desgraciada
-ciudad, fué con sus compañeros á acahar la despobladoll
de Mm'sella, ú quien dedar'aron puehlo sin rwmbre, y
donde hicieron condenal' ú mas de 400 individuos por el
t\'ibunal revolucionario y demole\' los mas hel'IllOsos edi-
ticios de la cindad. De vuelta de su proconsulado fué de-
clarado F\'eron po\' los jacohinos el sah'ador del mediodia.




NOTAS


Pero á pesar de tan eminentes servicios, llego a SCl' 505.-
pechoso á Robespierre que le hizo espeler de la sociedad.
Entonces dándose pOI' víctima con otros varios terroris-
tas , atacó á Robcspiene y contribuyó mucho á su ruina,
siendo uno de los seis adjuntos que se dieron á Barras el
28 de julio 1794 para il' á cgecut~U' la muerte de los ven-
cidos y contener á sus partidarios. Siellllwe poseido de la
manía de derribar ,propuso aquel dia er;har por tierm las
casas de ayuntamiento de Paris. ~Ias desde aquella épo-
ea empez:1 á mostrarse enemigo irreconciliahle de los ter-
roristas y los persiguió con un furor' digno de un antiguo
cofmdc suyo, El primero contra quien se declaró fué
Fouquiel' Tinville, y despues pegó r;ontm lUoises Dalle y
contra GI'anct r;OIllO fautores ue la coutral'revolucion del
mediodia ; pero ellos le acusaron de dilapidador' , cuyo
pleito dió tanto' mas motivo á que se hablase de él, cuan-
to mayor ruzon tenian de ulIa y otra parte, Terminados
estos inmundos debates pl'OpUSO en la convencion que se
dejasen )'a de la mania contm la aristocracia, pOI' que no
era mas que un fantasma, y que era necesal'io ,'ivil' en
,paz y que se revisasen las leyes revolucionarias y se pu-
siese en libertad ::í. los sosper;hosos. Ultimamellte llegó á
proponer la abolicion de la pena de muel'le por delitos
revolucionarios, que no fuesen los de emigracion , pro-
vocacion á volver á la monarqnia ó traicion militar. El año
de 1793 le cll"iaron en comision á las Bocas del Hódano,
donde desplegó un fausto escandaloso y andaba siempre
rodeado de ulla fuel'za armada imponente por temor de
las ,'engallzas pl'iyadas , y cuando yohió tu"o que trae¡'
de escoltadoscielltos hombl'es de ::í. eaballo, En 1799 fué
nombrado comisario del directorio en Santo Domingo, á
donde no rué por entonces por hahel'lc nombmdo casi al
mismo tiempo directol' de hospitales; mas cuando se de-
terminó la esp.edicion del genel'al Leclerc :í aquella isla
en 1802, le nombraron pl'efecto del Sur y allí pereció
de la peste despues de una enfermedad de seis dias.




DEL TUA:DUCTOR. 461
PAGI~A 437.


,~ C. G. de Lamoignon Malesherbes , nació en Paris el
dfa 16 de diciembre 1721, de Guillermo Lamoignon, que
era canciller de Francia. Al principio desempeñó la plaza
de agente fiscal, despues de consegero en el parlamen-
to, y últimamente presidente del tribunal de subsi-
dios en 1750. Fué sumamente severo eontra los proyec-
tos frecuentes en la corte de querer aumentar las cont,'i-
buciones, y sobre todo se opuso abiertamente al abuso
y al uso de los mandamientos arbitrarios de prision que
llamaban lettres de cachet, Pero su principal celebridad
viene del tiempo en que la convencion puso en juicio á
Luis XVI, en cuya circunstancia le presentó ella misma
p ara defensor suyo y respondió: « he sido llamado dos
" veces al consejo de aquel á quien vais á juzgar, en un
(( tiempo en que todo el mundo l!mbicionaba aquel honor;
" y ahora que tantos otros piensan que esta funcion es pe-
(( ligrosa, le deho el mismo servicio. (( En efecto le pre-
sentaron en el Temple elUde diciembre 1792 y Luis
XVI le recihió estrechándole en sus hrazos. l\Ialesherbes
hizo cuanto pudo por salvar' aquel p,'incípe ; pero cuando
supo la sentencia de muerte que habia recaido, tuvo él
mismo el dolor de anunciársela , y el rey la recibió con
tranquilidad religiosa, diciéndole: « No lIoreis amigo
« porque no tardarémos en encontrarnos en otro mundo
(( mejor. » En efecto no tardó en Vilrificarse porque ha-
biéndo alTancado de sus brazos á Sil hija la esposa del
presidente de Rosambó para llevarla á la p,'ision, pidió
su padre que le concediesen la gracia de participar' de
su suerte y se lo concedieron aquellos bárbaros. Condu-
cido al tribunal revolucionario con su hija y su nieta,
fueron condenados todos tres á muerte, que suf,'ió el an-
ciano con admil'able serenidad. Se halla su e_~tatua de
mármol en el salon llamado des pas perdus en el palacio
(le .justicia de Paris, Escribió dife,'entes obras y puede
decirse de él que su ilnstracion fue por lo menos igual á
su pr·obidad.




PAGlSA. 43n.


25 La baronesa dtl StaeI Hülsteiu, mugel' del gentil'
flOmbre de la c~rt:~ de SUet~ia El'ico-l\Iagno baron de aqud
t.ítulo, era hija del ministrO' Nceker; y pOI' mas quc pa-
rezca inútil haLlar de una muger tan célebt'c cntl'{~ todos
cuantos tienerr algUIt:l idca de liltlratUl'a en Espaüa , n(}
podemos uispensal'11os de dal' una ligcra noticia de su
vida, aun cuando no sea mas que pOI' cumplil' la oLliga-
don que nos hemos il"puesto de allotUl' lOUO-S los pCI'SO-
nages célebres que se citan eH esta oll!'a,.


Llamáhase esta SClIOra Ana Luisa Gel'maua v nació el
22 de abril 'i 766 de Jacobo Neckel' y de Su.sana Cmchod
cle Nasso, haW.endo rnerecid0' por sus escritos y pOI' el
influjo que ejel'ció entl'e sus contemporaneos, una ue
aquellas reputaciones que pal'cccu uestinadas ú la illmOl'-
talidau. Dolada de una im~1gi!laeiou bl'illante, de un ell-
tendimiento de pI'ime!' ónlen, y Je lUi COl"JZOll accesible
ú todas las pasiones generosas, ha uejad., marcauo d
tránsito de su "ida con acciones ,'il'luosas y p!'otlnceio-
nes del ingenio. Tanto su padl'e como Sil madl'c presidie-
ron ú su educacion, siemlo pst.a última una se!Wl'a igual-
mente capaz que su marido para alTcglal' y contencl' los
estravios de la imaginacioll ele su hija, que desde la mas
tierna juventud anunciaba ~'a la mug.cI> de grande ingenio.
Son tantos los deLaHes q.ue reliel'c Mma. Necker delmo-
do con que "elaba sobre la educacion dc su hija y solJ¡'C
las pruehas de precocidad que daba su talento ,. que solo:
parecen cl'eihles siendu l'ereridas por ulla señol'a tan se-
"el'a en sus costumJwes como i1uslre pOI' sus conocimien-
tos v bondad de alma. l"lBsde la edad de once arIOS lb-
Illa);a p la spñol'iLa Neckel' la alelleioll de los s~bios
fllle conclll'l'iau Ú su ca~;a, como el ahale naynal, :Ml'. '1'110-
lilas, JJal'tllOutel, el marques de Ppsai, el bal'OlI de
GI'illllll y ott'()S llIuchos litel'atos de aqllel timuro e011
quienes tiostenia las discnsiolles mas ~l~I'iaS, P 'lile 110
':ou disnl rsos) ú lo [m'uo, con ~¡31l1l~; y f!'a~('s :-;lLelt,c qlW




DEL TRADUCTOR.


mdicahan habcl' cOllllwendiJo los interescs de la conyer-
sacion. La hahia Jotado la naturaleza, juntamente con
una gran movilidad, de ciel'to aim sério y solemne, que
sc manifcstaba p en sus primeras composiciones y en
sus gustos litcl·al'ios. lIabituada dcsdc su mas tierna eJad
á las COllVCI'saciones de los hombres mas clocuentes de
su época, contrajo la a!icion al lenguaje correcto y á las
iJeas sél'ias. Su carúctcr cra v se mostró siempre tan gc-
J\el'OSO é indulgcnte con la d·csgl'acia , que todas las vic-
timas dc todas las opiniones encontraron en ella simpa-
tias y socorl'Os. Tuyo la desgmcia de no ser comprendi-
da Jel grande hombre del siglo, Napoleon, quien para
vellcel' y destl'lIil' Ú la I'evolucion, tenia necesidad de
(IHC toJo plegase eu su PI'(~SClleia y qne todos reconocie-
ran la autol'iJad de su génio. Pero Mma. Stnel no COI11-
pl'enuió tampoco las necesidades de aquella situacion y
eouwlió la impl'udellcÍ:l de senÍl' á la oposicion, divi-
dicu(lo de este modo lo que tanto convenía I'eunir en
presellcia de la EUl'Opa al'Dlada, Asi fue que en su tertu-
lia se reullian Il'illUIIOS ambieiosos ó de buena ftÍ, que
qllel'ian sustituil' la di8cllsion á la obediencia. Era sil!
uuda muy bella la causa que defendían: su principio
cm eseelnllte , pero las consecuencias no podial(meuos de
sel' desastrosas cuando la tempestad amenazaba pOI' todas
partes. Quel'el' en tales casos cl'itícar las órdenes del pi-
loto es esponel'se á perecel'. Pero no entremos pOI' ahol':!
I'n pOl'IIH~1l0I'CS qne pCI'teneeel'an Illas bien á la historia
del eOllsulado y del imperio y limitémonos á la época de
la historia filie cstamos tmJllciendo. JUma, Neckel' que
el'a ulIa celosa protestante, queria que su hija se casase
con un hombre de su rcligion, y aunquc por su propio
mél ita y por la impol'tancia del papel line representaha
Sil palll'e, pudiese aquella señorita aspil':lr á Jos mejores
panillas, se tljú su elecdon en 1\11', de StaCl, embajaJo!'
que era cnl.ollees de Suecia cerea de la corte de Fran-
cia , teJli(~lIdo (mLollces la novia la edad de 20 años. La
p¡'imel'a ohr:\ (PW pablicó inmediatamente despues de su
matrimonio fueron unas Cartas soúre J. J,¡Housseau,que tu-




NOTAS


"ieron una escelente acogida del público. PCI'O Ínmedia-
lamente principiaron las convulsiones revolucionarias,
que obligaron ú su padre á tomar y dejar des veces el
1I1inisterio como puede verse en el texto, retirándose la
última á su quinta de Coppet á donde fue á reunirsele su
hija. No volvió esta á Paris hasta el mes de setiembre de
92 , ocupándose solo en arrancar algunas "ÍCtimas á los
furores populares, de !os que estmo para serlo ella mis-
ma y gl'3cias al procurador sindico del ayuntamiento
Manuel, si pudo escapa!' sana y salva ú Suiza. Hallúbase
en Inglatel'l'a cuando ocul'I'ió la muerte de Luis XVI y
Dublicó una memoria llena de elocuencia v sensibilidad
~'n favor dc la reina de Francia. De,pl!l'S q~le pasó el ré-
gimen del terror, publicó un 1'0l1elo soúre la paz interior
que dedicó á los li'ranceses. el'eia ella entonces de huena
fé que era posible una república t'n Francia, pero no
tal'dó en desengañarse, sobre todo al WI' la que pl'e-
senlaban por modelo la conwllcion y el <li('cctorio. Esta
COllyictÍOIl ~' la franqueza con que se c~plicaba la valieron
el destierro; y este la dió oC:1sion de puhlica(' su libro
del in¡71(jo de las pasiones, en el cual se echa de Vl'J' su
illmenso talento. Ablnmlado en lin el dil'cctoJ'io, pudo
yoJyel' 3Ima. Stael á Puris donde encontró á su íntimo
amigo Talle~TaIld, y empleó todo su crédito con el di-
rectol' Banas para hacerle nomlwar ministro de negocios
estrangel'Os. Hasta el üici(~m I)['e de 1797 no vió por pri-
lIlera vez al g(,~w['al en gefe BOll:lpartc, que cstaba en-
tOllC('S oCllpado en su espedicioll de Egipto, y fue estra-
(lnJinal'io d efC{~t() que pl'Odujo el1 ella la presencia de
aquel gran capilan. r(~ro hien p\'OlltO sucedió á este en-
tusiasmo una espeeíe de a"ersl0n recíproca, nacida pro-
bablemente de los celos que inspimba á cada uno de
('stos dos c~lehl'es personages el influjo del otro. Es bien
sabida la respuesta <le Bonapal'te cuando Mma. Stae! le
preguntú cual em la muger á (Iuien él tenia en mas ('sti-
ma , á lo que replicó el general que la que pariese mas
hijos. Un rasgo semejante no podia menos de destruil'
toda simpatia entre aquellas dos potencias. Sin emhal'g{)




DEL TRADUCTOR. 47f
obtuvo ella en 1798 que se borrase á su padre de la lista
de los emigrados, pero nada le pudo decidir á volvel' á
Paris, siguiendo el prudente consejo del tilósofo en tiem-
po de revoluciones, que es adorar el eco. En consecuen-
cia se volvió Mma. Stael á Suiza y durante aquel viage·
sucedió el gran acontecimiento del 18 brumario, que
acabó por romper las úllimas relaciones que existian en-
rre ella y Mr-. de Talle)Tund. A poco tiempo murió su'
mar'ido y ella permaneció un año entero cerca de su
padre y compuso la novela de la Delfirm, que colocó á su·
autOl' en el pI'imer rango de los escl'itores de la época.
Pero al lado de este triunfo se echaron de ver las malas
impresiones que aquella obl'ita y otra que habia publica-
do sn padre el año anterior con el título de Ultimas mira-
das de política y hacienda habian hecho en el nuevo go-
bierno francés. Asi recibió una órden de destierro al fin
del año 1805.


Partió pam Alemania, donde á pesar de los homena-
ges con que la acogieron estuvo siempre inconsolable.
Pero creció su dolor estl'aordinariamente cuando su-
po la muerte de su padre sin que jamas pudiera con-
solarse de esta pérdida. Al cabo de algun tiempo pasó á
Italia, donde compuso la novela La Corirm en que hace
una deliciosa descripcion de aquel pais con los colores
mas bellos y val'Íados. En los ratos ociosos que habia
tenido durante un destierro de 10 anos compuso su ma-
gnífica obra Sobrela Alemania, que se ímprimió en 1810,
y fue inmediatamente recogida por la polida francesa.
No se sabe que pudiera habcl' dado motivo á tanta seve-
ridad, pero lo cicrto es que no solo se recogió la obra
sino que se prohibió á Mma. Staél volver á Fl'3ncia ni
sali,' de su palacio de Copper. Alli fue donde recibió la
visita de un oficial jóven peligrosamente herido llamado
Mr. de Roccal, y como se hallaba en aquella soledad, no
pudo ser insensible á las pruebas de ternura que la ma-
nifestaba v se determinó á casarse con él. Este fue un
matrimonio de inclinacion, del que nació un hijo que no
se declaró hasta la I1nwrte d(' Mma. Stael, por no perder




472 NOTAS
un nombre qlle ella estimaba en mucho, A principios de
1812 salió ]}Ima, Stael p:lI'a el AlIstl'ia, y uo encontl'an-
do allí el !'eposo que Imseaha penetrlÍ hasta Husia, ~Ias
110 pudiendo toleral' quc el ódio que alli se tenia al g'efe
de la Francia, pasase hasta los Franceses, se apresuró ú
marchar ú Suecia, donde la I'ecibiú pmfcctamcnte d
príncipe real, y colocó á su hijo en el e.i(~I'cito, Esta
circunstancia la Pl'opOl'eionó otro gra"isimo motivo de
pcna , cual file la muerte de aqnd hijo en un desafio, In-
mediatamente marchó á I ngIawl'I'a, donde se cncontl'aba
en la (\poea de la ocupacion ele P~u'is pOI' los ej"~I'citos
de la coalicion, Vohió á FI':lIIeia en 18H>, I]esp"es de
la batalla de Waterlóo; pel'O lIO hizo IIl1a Ial'ga pCl'lna-
nencia, sino (IlIe pasó á Italia Ú cllidal' de la salud dl'
1\11'. de Rocca á quien tmo la felicidad de prolongal' la
"ida á fuel'za de termu'a, Pero su pl'Opia salud se alteraba
sensiblemcnte, y algunos intereses de familia la hiciel'on
,'olver á Francia donde se halbha su hi,ja Albcltina,
casada con cl SI'. duque dc ll¡'oglic, mugel' de gran ta-
lento y de bello curúctcl' quc ha lIl11el'lo prcmallll'ameute
con sentimiento (le cuantos la han conocido. Alli se de-
senyohió con rapidez ulla enlt'l'mcdad de quc Mma, de
SLaCl tenia síntomas hacía mucho tiempo y que la ul'I'cba-
tó el dia14 de julio 1817, La mejor de sus obras políti-
cas cs la quc ticne pOI' título Consideraciones soúre la re-
volaríon francesa,. pero son tamLien suyas y tiCIl~1l mu-
cho mérito Las reflexiones soúre la paz, dirigidas á "lfr.
Piu !J á los {ranceses,. De la literatura considerada en sus
relaáones con las instituciones sociales; Del carácler de
llfr. Necker y de su vida ]Jl'ieada; Mis diez ai'íos de destierro,


PAGl~;\ 41.0,


21- Hoze cra pintor en P~II'is y solo es cOllocido cn
la I'eyolncioll por hah"'l'sele citado ú la h~H'l'a (le la COll-
,'encion el ;) de junio d()17!)3 , pOI' el tlipulallo Gaspa-
rin , pal'a que IIL'dal'ase lo q lIe hahia lle eiel'W I'clatinl-
l1lPllle ú.ulla lH'gocbciou entahlada pUl' el ayuda de cú-




DEL TlUDVCTOR,


mara de Luis X VI MI', Thicl'ry con v:lI'ios diputauos de
In asamhlea legislativa, Dió sus esplicaeiones que fueron-
npoyadas por muchos diputados y se le concedieron los
honores de la sesion, En '1798 presentó at cuerpo legis-
lativo un n~.lgllíneo retrato de Mil'aheau , asi como se di-
ce que él es el que mejor ha retratado á Luis XVI y al
emperador Napoleon,


PACI~A. 4-1-0.


23 Tbieny de Yílle-d'Avl"cl)" prime!' ayuda tic cámara
tIe Luis X n é inlplH1cnlfl de su easa en el departamento
de los Illut'hlrs de l:t COl'Olla , escl'ihiú \"al,jos estados de
los fondos y gaslos dd gll:m!a IIlIlf'bles, dpsde los aüos
17H· , hasta 1790 , Y perIllaneció tan fiel á Sil amo, que
S, 11. hízo meucioll honolÍlica de él en Sll testamento.


n;\l DEL TOMO SEG1);\;l\O.






TABLA
DE LOS


'CAPITULOS QUE CONTIoENE ESTE TOMO.


CAPITUJ~O PRIMERO.


'Estado politico y disposiciones de las potencias estrangeras
durante el año 1790. - Discusiones sobre el derecho de
paz y guerra. - Primera creacion del papel moneda ó sean
los asignados. - Organizaeion judicial. -- Constitucion ci-
vil del clel'O.-Abolicion de los títulos de nobleza.-Aniver-
sario de r 4 de JuJio.-F'iestas de la primera confederacion.
-Alzamiento de las tropas en Nancy.-Dimision de Nec-
ker.- Proyectos de la corte y de Mirabeau.-Formacion
del campamento de Jalés. - Juramento cívico mandado
pre,tar á 105 eclesiásticos. pago l.


CAPITULO 11.


Progresos de la emigl'acion. - Ataque del castillo de vincen-
nes por el pueblo amotinado. - Conspiracion de los caba-
lleros del puñaJ.-DisclIsion de la ley sobre emigrado~.­
Muerte de Miraheau. - Intrigas contl'arrevolllcionarias.-
Fuga del rey y de su familia, Sil detencion en Varennes y
~u vuelta á Paris. -Disposiciones de las potencias estran-
get'as j prpparativos de los emigrados. - Declaracion de
PiJnitz. -Ley mareial proclamada en el campo de Marte.
-El rey <lcep'a la constitucion. - La asamhlea nacional
-cierra sus sesionas 61.


CAPITULO III.


Juicio acerca de la asamblea constituyente. - Apertura de la
segunda asamblea nacional, llamada legislativa; su compo-
sieion. - Estado de los clubs.-Miembros que ¡ntluian en
ellos.-Petion, corregidor de Paris. - Política de las po-
tencias. - Emigracion ; decretoseontr..! los emigrados y
contra los clérigos que reusaron prestar el juramento.-
Modificaciones en el ministerio. - Preparativos de guerra;
estado de los ejércitos. . . , . . . 129.




C.\PITUI.O IY.


nivision dI' los partidos acerca de la cnestioll d(~ gllcrra.-
I'apd del dllqllC tic Orleans y de Sil partido.-Dl'cl'eto de
acus:lcion contra los principes t'migl·ados. - Formacion de
un miuisterio Girondino. - Dumouric7., su carácter , Sil
gl'lIio y sus pl'oyectos j pormellores acerca de los Huevos
lIlillistt'Os. - COllvel'saciGn de DUllJouricz con la reina.-
Deelaracion de guerra al rey de Uungría y Bohemia. -
l'l'i·meras operacioncs militarcs. - Derrotas dc QuicHain
y de Tonrnay. - Muerte del gcneral Dillon. 21!).


CAPITULO V.


Divisiones en el llIinisterio gil'olldilJo. -La soñada camarilla
Aust¡'iaca. - D~l'cto para la formacion de un ('alll[MmCn-
to de 2.o.homhr·es cerca de Paris. - Carta de Rolalld al
rey. - Exoneracion de los ministrus gil'ondinos y dimisiun
de DlIlnouricz. - Formacion de un lIIinisterio fllldense. -
Proyectos del partido constitucional y carta de Lafilyette á
la nsamblea.-Situacion del partido popular y de sus ge-
fes j planes de los diputados Illcridiuualcs , conducta de Pe-
tion en los sucesos de junio. - Jornada del 20 de junio
Ií92 ; insurreccion de los arrabales j esccuas en las habi-
taciones de TnllerÍas. 273.


CAPITULO "l.


Consecuencias de la jomada del 20 de jUllio.- Llegaú,1 de
Lafayette <i Paris; sus quejas á la asal1lhlea.- RlIlI10l'es de
guerra; ill\'asion inlllediata dc los Pl'lIsiauos; discurso
de Vergniaud.- Rccol1ciliacLon de todos los par·tidos en
el seno de la asamblea el 7 de julio.- Declárase la patria
en peligro. - Suspende el departamento de sus funcio-
nes al corregidor PeLÍoll. - R.epresentaciones conmina-
torias contra la corona. -- Propone Lafnyette al rey
un pl'Oyecto de fuga.- Tercer aniversnl'io fIel 14 de ju-
lio j descripcion de la fiesta.- Preludio de una llueva re-
volucion.- Comision .insul'rcccional.- POl'IlICIlOI'CS acel'ca
de los lllas célebres revolnciouarios de atIueIla época j Ca-
milo Desmoulins, lVIarat, Robespierre, Danton. - Pro-
yectos de los amigos d"l rey para s<llvarle.- Diligellci<ls (k
los diputados gil'ondinos pat'a e\·ilar Ilna revolllcioll. 11)7.




INDICE DE LAS NOTAS BIOGRAFICAS
CONTENIDAS EN ESTE TOMO.


Adoeque. pago 366. D('silles 351'.
Alexandre 355. Dlllon 2.7'1.
André. 122. DrollP.t· 118
Barbaronx 359' Duehatel('t 124·
Razire. 345 DrrCo,·t·de-L:,jard 3~8.
Beallliell . 347· Dumas 185.
Reaumetz 208. DUll10lard 364·
Render 2.18. DUll10llriez 2. 59'
Berthois 2í2.· Drrportail. 57·
Bjgot-de-Pream~!l1cu 447· Duranthon 2.62.
Btron 27 I. Dutel'lre 57·
Boze 47'1· ESlerhazy 457.
Bríssae 346. Fersen. 117·
Brissot 202.. :FOllrni('I' . 355.
llrunswick {149· Freron 464·
El'y 451. Genlis. 362.
Buzot 122. Gensonne 2°7.
Cabanis 116 .• Cel'ville 212.
Calvct. 365. Girardll1 . i82.
Can'a 34 1• Goguelas. 121.
Chavot 342. GOI'sas 460.
CI"I bl'Orrd. 55. Gouvioll 347·
ChanrbollS 348. (;rangeneuvc MiS.
Claviel'c 262. GlIadet 257' Clootz, 53. Guilla 11 111 e 458.
Cobentzel :li O • Hertzbel'g 53.
Condé. 2.55. Hubert 2. 11.
Condol'cet 187. Isnard. 214·
COl1ppe 352. .Jaueourt 453 .
Damas. 120. .lourdan 351.
Dantoll 193. Kersaint. 448.
Daverhoult 447· Klinglin . 462.
Degravcs. 2.61. Lacoste 261.
Delaunay 453. LanlOurette 454·
Demeunier 209. Laporte 59·
Latour-du-Pin 56, La queuille 2. 57.




Latour Mallhourg .
·


12.1. Roland' ~ '. 263. Lazólowski 462. Romaiufs . ll8.
Legendre. 356. Rúsig'iJ.ol . 357.
Louvet


·
204· Royoó 340.


Luckoer . 215. Saillant ", ,', 456.
Malcsherbcs. 467, 'Salles " . 127 .
Mallet 349. ~antcrr.e • . • li3'
Mauuel 360. Sausse. . • 120-
Marat "


·


'268. ' Sergent 353,
Mirabe'au 256. Servan 339'
l\<IoIeviile 179· Simon 459'
Monciel . 349· Stael 468.
MontmorellCY 55. Talan. 58.
MOllrglles 346. Thev\'uo. 352..
Narbonlle 2.12. Thiery . 473.
Ossdin 463. Thionvillc 343,
Panís . 354, Torné. 457.
Pastoret 450. Tourzel 117·
Payne 124· Tronehet. 122.
Philipon 265. Vaublan-viennot 183.
PrefelLl Il5. Vergniaud 19°·
Ra::derer 363. 'Vestermann. 461.
Ramoad 181