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}

7/
AP UNTES


PO*. .


VN DICCIONALHIM PONATICO.


Por


311UVIAA7M,


IMPRENTA DEL COMPAÑIA TIPOGRAPICA.
1838.




7


En los artículos que contiene este cuaderno y
cuyo número me propongo aumentar, me he impues-
to la ley de respetar la razon y la verdad. Janus
prostituiré mi conciencia á la injusticia de las opi-
niones. Mi deseo es únicamente el bien de mi pa-
tria. Mi divisa es la de un buen ciudadano.


Creo que mis observaciones tendrán el apoyo de
los amantes de la libertad legal.


,,^1..' . ':;v;1.t 1 ?,


emon1.111....


AL ILLCT011.,


3 »7/ .


LA. alianza de que tratarémos , y la que no
puede menos de existir en bien de las sociedades,
es la de la rel jion con la política; y para probar
este aserto, harémos algunas reflexiones sobre la
esencia del poder relijioso.


Nada es mas fuerte que aquella ley que, ha-
blando en nombre de la moral cristiana, pone uu
cruel remordimiento al lado de un designio injus-
to. Y solo del espíritu relijioso, considerado co-
mo el fundamento de la moral pública, puede na-
cer aquella filosofía que anunciándose al hombre
con una austeridad consoladora le demanda la
pureza de las costumbres:


Corroborando la universalidad del poder reli-
jioso , dice C.ondorcet en el ensayo sobre los pro-
gresos del espíritu humano: He querido correr los
fastos del mundo, y por todas partes he .


hallado la
idea de las potestades sobrenaturales. En todas




Y.» 4


partes encontró relijion, y ministros de ella . La
única distincion que puede hacerse sobre este
punto consiste en el carácter del dogma; en la su-
persticion 6 hipocresía del ejercicio. En la situa»
cion presente tenemos un ejemplo vivo de que
nada es mas feroz que el acero á que los enemi-
gos del trono lejitimo de Isabel ZI apellidan sa-
grado. Superiores en la crueldad del fanatismo
á los Bonzos, Bramines, Druidas, y grandes La-
mas, sacrifican, en holocausto del Dios de suma
bondad, las víctimas de los defensores del mismo
trono, corfirmando con esa abominable conducta
el dicho de Plutarco, sobre que es menos injurioso
á la Divinidad no conocerla que ultrajarla.


Bien diverso de ese bárbaro dogma es el espí-
ritu del verdadero cristianismo. A la santidad y
pureza de sus reglas se debe que el hombre no
tenga ya un derecho sobre la vida de otro hombre;
y que la igualdad dejusticia .sea proclamada como
un principio esencialmente relijioso. Divagando
antes los hombres de altar en altar, viéronse en-
vueltos en la mas prodijiosa de todas las revolu-
ciones. Hízola el cristianismo; y el réjimen social
fue enteramente alterado. Los hombres, dice el cé-
lebre Chateaubtiand, abandonaron la civilizacion
pueril, corrompida y privada de la sociedad anti-
gua:, y entraron en el camino de la civilizacion ra-


ALIANZA.
5 77.1


zonable, moral, verdadera yjeneral de la sociedad
moderna. Pasaron de los Dioses ú Dios.


El cristianismo prescribe que la justicia es eI
atributo mas sagrado del poder , y el derecho mas
precioso de la obediencia. La razon es la fuente de
sus doctrinas. Es, pues, necesario amar la relijion
por el bien que produce ú los Estados: y es necesa-
rio temerla unicamente porque reprueba el desar-
reglo moral.


Jamás, dice Rousseau, se fundó un Estado en
el que no sirviese de base la relijion; y véase en
confirmacion de esto, si hubo un pueblo, una fa-
milia 6 individuo que viviese sin culto, 6 que no
tuviese un sentimiento de la Divinidad. Y en vir-
tud de ese sentimiento, que es injénito en el hom-
bre, es como se concibe que las potestades huma-
nas , solo reciben del Ser Supremo una mision de
beneficencia y justicia.


La vida pública y privada de los reyes de
Ejipto estuvo subordinada a Ios preceptos de la
relijion. Diariamente iban al templo donde el
Pontífice pronunciaba un discurso sobre las vir-
tudes que debia ejercer un príncipe, sobre las
faltas que podia cometer, y los riesgos de la adu-
lacion y de los siniestros consejos. Leíanse en su
presencia los libros sagrados que contenían las
máximas y acciones de los grandes hombres,


iALIANZA.


^^ 15)
^ ..


․)}•
,




v ,// 6


ALIANZA.


ra exhortarles á respetar sus leyes y adoptar sus
ejemplos; y de aqui resultaba, segun dice .un céle-
bre historiador, que la piedad, la sencillez y la jus-
ticia rodeaban el trono. Un largo período de paz
y ventura pública, f te.producto en aquel país de
la union relijiosa y política, pues que en la afini-
dad y armonía de sus principios , concurrian á.
sostener en todajsu pureza el dogma moral , que
es la base mas firme de las instituciones políticas.


Encargada, p'ur consecuencia, la sana filosofía
de trazar el cuadro de las buenas costumbres , se
vió siempre en la necesidad de unirse á un poder
relijioso para dar, por decirlo asi, cierta uncion de
rectitud, de santidad, al poder político..Asi obser-
vamos que todos,.les gobiernos antiguos aspiraban
. dar á sus leyes un prestijio sobrehumano.. Le.


Grecia las recibia del oráculo de Delfos; y la
primitiva Roma de la ninfa Dgeria. En Ejipto,
y en la misma Roma, se creia que sus antiguos le-


j isladores habian sido inspirados por el cielo.Contrayendo , pues , los principios espuestos
al objeto de este artículo forzoso es convenir en.
que de la alianza de la relijion .con la política de-
pende esencialmente la paz y el orden de las socie-
dades. La primera, regla las voluntades: la segun-
da, dirije y.refrena las acciones; por manera. que
de esta conrbinacion resultará, como espresó Mol-17


ALIANZA.
/7r


tesquieu, que cuanto mas crean los verdaderos cris-
tianos deber á.la relijion , mas juzgarán deber á la
patria.


Los gobiernos que mas- han avanzado en la
carrera de la civilizacion , son los que están mas
íntimamente persuadidos de que la creencia reli-
jiosa es la primera propiedad que la naturaleza
ha legado en los corazones. Alejandose cuerda-
mente , tanto de la impiedad como del fanatismo,
cuidan mucho de protejer aquel sentimiento que,
convertido en un ajente moral, sirve para apoyar
los designios de una política ilustrada. De aqui
es que los publicistas mas adheridos á los princi-
pios de libertad civil; han escitado la vijilancia
,dedos príncipes contra las máximas depresivas de
las buenas costumbres, y; de la relijion estableci-
da por las leyes: Porque es necesario convencerse
de que el dogma relijioso ,:fundado en el espíritu
del cristianismo, será siempre, á la luz de la sa-
na filosofía, la base del mundo moral y político.
De donde .se .deduce, que la alianza de la relijion
con la política; producirá aquella clase de moral
sin la,étxaln'o puede haber costumbres privadas,
que son el .germen precioso•..de, las acciones públi-
ces, ni pueden crearse los ;Sentimientos genero-
sos, que son, el, mejor ;apoyo;de ; 'las instituciones , .
sociales. ^h^ ^{.. . p^/^_/,p}. .




:'J
Y f: i.l O^ M




^i` Alt,


^.


o
,.a^,rí.. c.
air-


.f,




Los romanos erigieron un templo en el cual
veneraban á la ambicion bajo la figura de una
mujer , con alas á las espaldas y los pies desearzos , para espresar lo vasto y dilatado de sus de-
seos y la prontitud con que los ejecuta.


Si damos crédito á Salustio . la ambicion es-
tá mas próxima á la virtud que al vicio. Y suce-
derá asi respecto de aquellos grandes hombres, en
los cuales, como dice Ciceron, reside cierta fuer-
za que dia y ine.;1 `está estimulando el alma á :la


gloria, y adv léridOla quemo se ha de acabar
sU


meinária con la vida , sino que ha deldurar eter-
namente. Pero véase si ha sido esta la divisa mo-
ral de las grandes empresas de la ambicion; y ob-
sérvese tambien cuantos fueron los que la marca-
ron con el desinterés y el


patriotismo l dando
o
eleje


m


plo de sustraerse-como Licurgo
miento pública, despues de haber cumplido un


deber sagrados de gozar Como Monch, en simple
ciudadana d'e' la dicha de su patria ; 6 de éomplaa
serse comO Cincinato en su retiro , de la paz que


,diera á la república.


AvMBTC i ON. 9z77
Ambicion de mando , y ambicion de gloria; he


aqui como podrá definirse esa pasion que en mu-
chas ocasiones ha formado los déspotas y los hé
roes. Forzoso es, sin embargo , convenir en qué.
no siempre el deseo de mandar es un signo posi-
tivo de ambicion peligrosa. Ha habido, y no podrá
menos de haber, mientras el amor á la patria no
Sea una fantasma social , ciudadanos virtuosos,:
que solo aspiraron en sus servicios á obtener la
gloria de haberlos consagrado al bien público.
Cuando á Epaminóndas, despues de haber gana-
do la batalla de Leutres , le advirtieron , hallán-
dose ante los jueces, que estos iban á pronunciar
su sentencia de muerte por haber conservado el
mando del ejército Tébano por un poco mas de
tiempo del que estaba fijado por la ley , dijo á los
que le rodeaban: G6 ruego á mis compatriotas que
graben sobre la lápida que ha de cubrir mi sepul-
cro' esta inscripeióh : "perdió la vida por haber
'salvado á la república.


Si se consulta imparöialmente la historia, se
hallará que la ambicion de Temistocles fué siem-
pre útil al` estad() que rej ia. Dicese que amaba mas
la gloria que la patria; pero considerando el amor
á.la segunda como una virtud política; y la pri-
mera como un sentimiento que , usado noble.




AMBICION.AMBIClON.


mente satisface los impulsos de una
anibicion ge-,


nerosa que aspira á vivir en la posteridad , injus-
to seria condenar ese sentimiento que combinan-


close con el amor á la patria,nace
calientao en el


es inherente á su naturaleza ye
camino (le la gloria. Del mismo Temistocles se
cuenta , que preguntándole qué


u


voz oirí


que mas
Co


mas g


u


sto, contestó que la de aq q


elojdse su valor. Lo que podrá rebaja se
el mérito


fomente;
de esa ambicion será el modo l^°^ qu


del fin no
porque no admite duda que
justifica jamás la violencia es iniquidad


ino lo
dios. Aspirando Terris
publica, concitaba el ánimo de los ateniense s con-


tra los ciudadanos que p
a su destierro Ele-


cha; y á, eso clebio Aristides
vándose 1'isistrato sobre sí toda


r la autoridad delas facciones reunió; enla e3 erció con moderacion y justicia.
A , y Nada mas laudable que aquella anabicion


que as-


pira á óeúpar grandes destinos no de los modelos
mente al Estado: , .Ciceron es ..
mas preciosos de esa antbz


ser altamente execradaLa ambicion que debe
es la


que .aspira al poder sacrificando ferozmen-


te la humanidad
y rebelándose contra la patria.


Tarquino el soberbio se apoderó violentamente


!II 777
del trono , cifiéndose la corona sobre la tumba de
Servio Tullio , su yerno , que fue asesinado por
su órden. Coriolan quiso vengarse de la repúbli-
ca solo porque los plebeyos le negaron el consu'
lado que habla pretendido. Es muy estenso el ca-
tálogo de los ambiciosos de ese genero, y tan co-
niun, como horroroso el término de sus designios.
Casto fué precipitado "de la roca Tarpeya: distin
guido con tres consulados y dos triunfos, pereció
-por haber querido usurpar el poder soberano en
Roma. Cesar y Pompeyo lucharon por ambicion:
.un trájico fin igualó los designios de su rivalidad.


De todo lo dicho podrá deducirse, que hay
:asna clasede ambicion suspicaz, desorganizadora y
delincuente; y otra que es franca, que trabaj'a'pór
el concierto de las sociedades, y no busca otro
premio que la gloria de haber sido útil. Aquella
solo ansía mandar; 'ésta ocupa con igual "desinterés
el lugar del mando que el de la obediencia, y aun
-prefiere el último, no de otro modo que el virtuo-
so Aristides cedió á Milciades el honor de mandar
en la batalla de Maraton.


Con tantas y tan. repetidas lecciones debidas
h la funesta ambicion, no se concibe como puede
haber quien ose todavia usurpar el poder lej itimo,
imponer un yugo tiránico á los súbditos, y va-
lerse de estos mismos para trastornar el órden pú-


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.koz „


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A1t2BICI0:1Y.


blico. Búsquese el orijen de todas las calamida=


des y se comprenderá que la mayor parte lo han
tenido en el espíritu de ambition, la cual princi-
pió por hacerse hipócrita, y concluyó por apo-
derarse del despotismo , de que vinieron á ser
presa los mismos que juzgaron sostener al jénio
de las virtudes.


Forzoso es , sin embargo , convenir en que la
'facilidad de aparecer ambiciosos de la clase que
reprobamos, depende jeneralmente de la natura-
leza de las instituciones. Cuando en los principios
reguladores de las sociedades existe un equilibrio
moral ; cuando la accion de estos principios tiene
bien marcado el círculo legal de que no puede sa-
lir ; y en fin , cuando en el gobierno hay todo el
vigor necesario para exijir la observancia de las
leyes, es dificil que una ambicion criminal pueda
conspirar victoriosamente contra ellas. Los Gui-
sas formaron el plan de elevarse al trono de En-
rique III , alentados principalmente por la iner-
cia y debilidad del mismo trono. Dése , en buen-
hora , á los súbditos toda la libertad posible : sean
libres en todo lo que las mismas leyes no prohi-
ban ; pero no olviden los buenos ciudadanos que
la imprudente libertad produjo siempre la licen-
cia; que de esta salieron los ambiciosos ; y de un
ambicioso el cetro del despotismo.


AMNISTIA.
23 I J'


Ámbicion de lealtad al trono legitimo; de
-amor á la libertad legal, á la humanidad, y al bien
público : ambicion de patriotismo , de probidad
•moral y política, de hazañas ilustres... ; esta
es la única ambicion que pone en la frente de los
ciudadanos el sello de las virtudes sociales, la
marca de la gloria.


Dióse el nombre de amnistía á la ley de Tra-
síbulo en que mandaba un olvido general de lo
pasado , despues de haber arrojado los treinta ti-
ranos de Atenas ; y desde entonces se ha enten-
dido por amnistía el acto de correr un velo sobre
las escisiones civiles.


Testigos de la que tuvo lugar en nuestra pa-
tria, en una época no lejana de la presente, debe-
mos limitarnos á buscar en sus consecuencias la
parte que guarde uniformidad con lo que ocurrió
en otros puntos, cuando el partido vencedor abu-
só de la victoria. Trazaremos con ideas generales
el cuadro de los sucesos que siguieron al vencí,.
:miento: indicaremos la posicion que debieron to-


%
.14> '12




712.a4 AMNISTIA.
mar los gobiernos ; y concluiremos con esponer
las razones de conveniencia que siempre hubo pa-
ra acordar oportunamente la amizistia.


Terminada la guera civil, los hombres honra-
dos , satisfechos en el triunfo de la paz , no se de-
gradan con delaciones ni recuerdos aflictivos;
mas aquellos que solo pueden alimentar su ambi-
cion en las persecuciones, piden leyes de proscrip-
cion y esterminio , sin calcular que es imposible
convertirlas en utilidad del Estado , y que con
ellas no se consigue otra cosa que perpetuar el
resentimiento, las lágrimas y el luto de muchas
familias. La autoridad no debe ser estermina-
dora.


Absurdo fue el eoncebir que poniendo una
gran parte de la sociedad fuera del orden de
equidad que debe regirla, porfia conseguirse la pa-
cificacion de los ánimos. Eso es lo que comun-
mente engendra las venganzas, abriendo un cam-
po inmenso al funesto dominio de las pasiones.
Una vez pronunciadas , los hombres contra quie-
nes se dirijen buscan en paises estraños un asilo
á su desgracia: los que no se ausentan temen ser
asaltados continuamente por las pesquisas: en fina
los destinos , la propiedad y aun la vida penden
de una inmoral y clandestina ablucion en la cual,
al simple dicho de un informante desconocido, se


AMNISTIA.
15 731


• dá entero crédito, como se daba en Roma al de
las vestales.


Justo es, sin embargo, pagar un tributo de
gratitud á los hombres que envueltos en las revo-
luciones quedaron en la situacion de poder miti=
gar la desgracia de los vencidos. Hubo , sí , mu-
chos que sirviendo despues en el nuevo régimen
disminuyeron el mal que no pudieron impedir. De-
bemos juzgarlos con justicia. En el ejercicio de
sus magistraturas, de sus empleos, 6 promovie-
ron un acto de indulgencia, 6 socorrieron al des-
balido , 6 enervaron la saña de los perseguidores.
¿Por qué negar este testimonio de aprecio á los
que al traves de intereses mezquinos no rehusaron
á la humanidad un sincero homenaje?


Aquellos que á pretesto del bien público , gri-
taron persecucion y venganza , solo se propusieron
sacrificar á sus pasiones , el triunfo de la moral y
de la política. Muchos ciudadanos decian al em-
perador Juliano cuando entró en Siria: 'Palacio
te ha ofendido y ha cometido mil violencias contra
nosotros. Y respondió el príncipe indignado de ver
que se quería abusar de su autoridad para castigar
á un desgraciado: Pues confesais que vuestro ene-
migo lo es mio, debeis ceder de vuestra querella has-
ta que yo vengue la mia. Y esto esplica que los súb-
ditos no deben ser mas severos que el príncipe;


ni




ÁMNISTIA.
'menos indulgentes que la ley, la cual ha de están
fundada en el principio de que la humanida d y


el bien público tienen
o


interé
cesar el encono entrellosde los ánimos, haciendo


hijos de una misma patria.
En favor del desgraciado


inda del d le y lshan assiempre las leyes de
cuales faltaría á las sociSdaoTs


anizac^on civil yque debe ser la base de ^,
politica. Jamas debe consentirse que el espíritu de


venganza , poniéndose la máscara de un puro ce-lo, especule con el descrédito de la justicia social.
'La autoridad , que, á imitaeion de


Augusto, no


debe pertenecer á
marcha nelusabrado objeto de res-ponerse en su


'tablecer la unidad moral , neutralizando las pre-
tensiones infundadas, comprimiendo las demasías,
y poniendo todas las acciones en la línea del de-
ber y de la obediencia. Asi es como podrá fijarse
el arden reparador de los pasados males. Augusto


s
se concilió cada vez mas el afecto de los romanos
olvidando lo pasado , y favoreciendo 6. los horn-
tres de mérito de todos los partidos. Perdonó se-
gunda vez á Cinna ,


que se propuso asesinarle , y
-éste acto de generosidad desarmé & todos sus ene-
migos y les quitó toda esperanza de volver á cons-
pirar contra su vida. Tambien Enrique IV con-


AMNISTIA. s>' 7f


eedi61 recompensas á los que habiendo .perma-
nacido en la liga hasta el último momento se mani


j7-


festaron luegó dispuestós -á servirle. -Todos le fue
ron fieles: tal es el homenage de gratitud que.


,e^l


hombre pundonoroso tributa á -la generosidad ,
de


su vencedor.;
Decia,-César en el Senado tratando de la c one


juracion de Catilina : Nosotros no I podemos pa-
dres conscriptos, entregarnosr 'al resentimiento:coma
los hombres particulares: poco importa; que estos. se-
dejen.11evar de la ira:sw; fama es de cortatestension
como su; for. tuna;;.. pero aquellas f .quienes


. digni-
dad; y poder hacen ilustres, debed pensar que :todos
atienden y:. juzgan sus acciones ; y asi,:euantó ma-
yor es su potencia, mas deben contenerse- Los hom-
bres públicos no pueden amar ni aborrecer, yi mu-:
cho menos. dejarse arrastrar de la ir..a Lo q ce en
otros parecerá enojo:; en elks es crueldad.,' Tales
son los priO` eipios con que debe sellarse l .ejerci-
eio de la :i ta. ,r,. dad, porque lo contrario seria ha-
cerla un rinmtrurnento d.e las pasiones de ciertos
sízbdátos.


Si la'sociedad puede legalmente pedir un;cas- -
tigo , nunca debe -reclamar una venganzaala-
blandoz40


. ' los delitos politicós , dice;: Benja
. ininConstant: Estos delitos que están íntimamente uni


dos con la,opinion. , con la 1. preocupaciones ;.: con, los
o




AMNISTIA:
principios que se han ,adquirido en la educador?,
con el modo con que ccida uno mira las cosas , pue-
den conciliarse . con los efectos mas dulces, y con las
'mas grandes virtudes. Y. siendo esto cierto ¿ por
qué.pretender que no exista en el trono aquel es-
píritu de clemencia que , como enseñaba el empe-
rador Constantino - á sus -hijos ; debe ser el afecto
dominanté.del-Rrineipe? ¿.Y. por qué clamar que
las persecuciones>; Convertidas en sistema políti-
co, son el áncora ;dé salvacion del Estado? Pues á
despecho de los que no apetecieran la reconcilia,
eion de los ánimos , deberia brillar siempre en la
Diadema el mas precioso de sus adornos , y


res


-plandécer en el Santuario de las. leyes .
.aquel atri-


butó\,gne' es/lrle. origen divifo, ,, .porque •,segun
di=


augús


jo, Ciceron. ene nada se acercan mas los hombres
fe


los Dioses que'saivando'ú.otros hombres.
Tal es el


toVcarácter de-1á.`olemencia. Los antiguos hi-
ciero :de,ellapuna''divinidad,'destinada' á perdo:_
nar his ofensas y á .moderar .los castigos.—Los
parientes de Hércules elev .ronla un altar en iktew
nas. —El Senado romano edificó un templen
ra honrar el perdon que César concedió á tos que


se liabian armado , contra él. —Y hasta en larme=
dallas; romanas estaba sirribolitiáda la clemencia en


un .ramo •de' o M l ó!'de laurel.
1:0-tierto'es tiei ento'dos tienfpos se considere


Ab1NTSTIA. lg 37
la amnistia como una necesidad moral , y corno
una conveniencia política.—Sazhl perdonó á los
que no habían querido reconocerle corno rey
Perdonando César á los que no perecieron en la
batalla de Farsalia , escribió á uno de sus amigos:
el fruto mas agradable de mi victoria es salvar la
vida á los que han peleado contra m£: Y =vertió l&-
grimas sobre :los, tristes restos de Pompeyo , y deis-
pensó favores á los que pertenecieron cal. partido-
del rival de sus glorias. — El grata-.Constantino,
dijo en el concilio jeneral de Nicea s- 'imitémos l a
bondad divina ; olvidemos y perdonemos: Y en
el momento de sentarse Carlos II, en el trono in-
glés, salpicado por decirlo asi, con la sangre de
su padre , perdonó aJos:que la habían derramado.


Seria necesario ocupar muchas pájinas si se
tratase de hacer una reseña del número de amnis-
tías concedidas en todas épocas. Y pues que no
puede haber felicidad; en el imperio de las discor-
dias civiles, eisincero homenage de nuestra adhe-
sion se consagrará siempre á, la' . litoridadd'; que
olvidando lo pasado , proclame y establezca la re-
conciliacion de los animos, quitando todo pretesto
para resucitar el encono entre ciudadanos de una
misma patria. El magnánimo Camilo restableció
la tranquilidad de Roma erijiendo un magnifico
templó á la Concordia. Y en el imperio del Mogol




^


1


AS.EiPIISLEASe


ASAMBLEAS. 21' %'%


%






ASAMBLEAS.
^^ 2v


se celebra, segun nos dice la historia moderna,
mfiest


dia 25 de noviembre de cada año , de


la confraternidad , que consiste en el mútuo per-
don de las injurias :costumbre


1 la humanidad un de susporque en
su


recobra l
mas preciosos derechos.


Eii resumen ::la amnistí


civil
acto de borrar-.


un eterna
todo recuerdo de un trastorno
velo corrido sobr


como el altar del templo exgg
que


debe ser venerad
do en honor de César el cual era un asilo, para los.


desgraciados.


No serán objeto de este articulo las Asambleas
de las antiguas repúblicas , que solo ofrecen tul
recuerdo de violencias y desastres. 1 Y qué bienes
podia producir la irreflexion de las masas , ab
das, como en Atenas, par el furor de turbulentos
demagogos ? Alli, como los tribunos en Roma, te-
nian siempre levantada la enseña incendiaria de
las pasiones. A la ma




tadáPor medidal gilquiso dar el nombre de


se reputaba el ostracismo. Y al fin , la esencia de
aquella libertad no era otra cosa que el funesto
derecho de destrozar, en fuerza de tumultos, to-
das las leyes de razon y conveniencia pública,


Nos contraeremos á las Asambleas modernas,
cuya institucion, fruto benéfico del progreso ci-
vil, es la garantia mas firme de la estabilidad de
los tronos, y la prenda mas sólida de la justicia y
prosperidad de los súbditos.


Estas Asambleas, compuestas de dos cámaras
que, en union con el trono, constituyen el poder
lejislativo, son la obra sublime de la inteligencia,
inspirada por el amor á la humanidad y al bien
público.


El encargo de representante de la nacion en-
vuelve una noble agencia que impone deberes de
la mayor importancia social: es la magistratura
mas digna de ciudadanos en cuyos pechos arde la
llama pura de la lealtad y del patriotismo.


Una nacion que reune en el santuario de las
leyes al publicista, al jurisconsulto, al economis-
ta, al propietario, á los hombre, en fin, que por
sus profesiones pueden reunir á un discernimien-
to nada comun , el noble deseo de trabajar en
bien de sus conciudadanos, no puede menos de
tener garantida la suerte de sus lejitimos intere-
ses, principalmente si á las discusiones en que


10140)1Ê


C°PtpE nF 1t1itCA', . -;




i


i


22
ASAMBLEAS.


toman parte la intelijencia
e


l
den so ^al , p e-meros apoyos del acierto y dl


siden la calma del raciocinio y el sincero an-
helo de esclarecer la verdad.


La representation nacional no debe ser el foco
de las pasiones: ni el deseo


a e


ostentar
a rde escitar


cuencia brillante, debe
otra clase de entusiasmo que el de la razon.


Alli ha de presentarse. el La °^dui specc on
humanidad,


debe
el defensor de la justicia.
ser su divisa. Jamas debe tener lugar en las dis-


cusiones aquella controversia irritada que, pros-
cribiendo la franca emisíon e


eiven ilece
opiniones


augustas
fana el templo del 6rden , y
funciones del sacerdocio político.


La oposicion es ciertamente un arma legitima,
y aun necesaria; mas de aquí no `e deduce


a solo de
oposicion deba ser sistemática , 6
un delirio moral. Eso no tiene nada de brillante ni.
honroso. Entre ese medio, y elide mostrar una cie-
ga deferencia , un apego servil , á todas las inspi-
raciones del poder , siempre será apreciada la voz
de la conciencia , y el impulso de rectitud de los
Diputados que susciten una lucha noble y cir:.
cunspecta.Entre los sucesos que pueden ofender mas
uta sociedad , ó g110. mas facilmente pueden com


ASAMBLEAS.


prometer su reposo, ninguno como el de que las
cámaras pretendan invadir ó menoscabar las pre-
rogativas del trono, ó el de que este aspire á coar-
tar las de aquellas. Limites bien marcados en la
ley fundamental deben quitar todo motivo de in-
terpretacion 6 duda, Una prudente alianza entre
los poderes del Estado ; establecer y perfeccionar
su equilibrio , de:modo que los resortes de la má-
quina lejislativa tengan un movimiento uniforme
por el cual se unan sin confundirse , sin hostili-
zarse; he aqui uno de los secretos de la buena or-
ganizacion política.


La mision mas grave, mas augusta de una
asamblea, es la de establecer ó reformar la cons-
titucion. Esta es la:obra eminentemente digna de
la probidad moral y política de los Diputados.
Ella es la que pone á prueba la lógica del patrio-
tismo , el sentimiento de las virtudes. Acaso un
ardiente amor al bien público podrá admitir como
axiomas lo que no son mas que máximas especu-
lativas. Fijando la vista esclusivamente en el
hombre de la naturaleza , tal vez se prescindirá
del hombre de* la sociedad , del ciudadano. En los
cálculos de constituir una sociedad nunca debe
entrar la idea de aniquilar sin oportunidad y sin
una justa consideracion, todos los intereses y todos
los derechos creados por antiguas instituciones,


23j//.




/ Ŷ' I 24 ASAMBLEAS.


Eríjase, en buen hora, el principio de que 6. las
reformas ha de presidir la accion legal del pro-
greso; pero no se trate de arrancar al tiempo con
violencia, lo que solo puede conceder el tiempo.


En Francia, la asamblea constituyente , la
legislativa y la convencion , formaron en poco
tiempo tres Constituciones compuestas de simples
teorias : todas sufrieron las reacciones victoriosas
de la práctica. Sus autores olvidaron el principio
irrefutable de que una marcha gradual va faci-
litando la regeneracion civil sin resistencias peli-
grosas , y sin que se aperciban los efectos mas que
cuando están ya realizados.


Las asambleas están consagradas á dar al trono
un auxilio benéfico , y 6. las naciones una legis-
lacion capaz de promover y desarrollar los inte-
reses legítimos de los ciudadanos , de afianzar sus
derechos sociales, de hacer eterno el imperio de la
justicia pública. ¡ Haga el Cielo que los hombres
á quienes en cualquiera pais se confiera una mi-
sion tan importante y honorífica, puedan , al ter-
terminarla, decir 6. sus conciudadanos: al trono, d
vosotros, á la humanidad, hemos tributado el ho-
menage de la lealtad , del patriotismo y del amor
mas acendrados,


CELEBRIDAD.


CELEBRIDAD.


Suélese destinar el mármol y el bronce para
perpetuar la memoria de una ambicion funesta,
ó de un crimen afortunado ; y asi es como se da
celebridad 6. hechos que nada tienen de gloriosos.
Celébrase a Alejandro que manchó vergonzosa-
mente sus triunfos en Babilonia. Y tambien á
Syla , que coronado con sangrientos laureles , no
adquirió gloria alguna , porque no hay gloria
donde falta la humanidad.


Muchos hombres grandes dice Ciceron, han cui-
dado de dejar imájenes J estátuas que representan
sus cuerpos, no las almas , y son pocos los que dejan
el retrato de sus virtudes. Las pirámides de Egip-
to ¿prueban otra cosa que un orgullo victorioso?
Bastábale á Pompeyo ser vencedor de César para
-adquirir en los campos de Farsalia la celebridad
que logró su adversario. La virtud perseguida, y
el valor sin fortuna, pocas veces tienen enco-
miadores.


Casi nadie fija la vista en Aristides que llenó
á. Atenas de virtudes : ni en Ciceron que salvó




2.4 26 CELEBRIDAD.
la patria de los furores de Catilina ; ni en el gran
Camilo que salió del destierro solo para librar
tambien á su patria de la dominacion de los Gau-
las. Lo comun es celebrar á los conquistadores,
como si estos, jeneralmente hablando, y valién-
donos de las espresiones de Fenelon, hicieran
otra cosa que desolar las sociedades , empuñando
un nuevo cetro regado con e! llanto de la huma-
nidad.


La celebridad debe consagrarse á los héroes ; á
los sábios; á los que alimentando una ambicion
noble y desinteresada , son útiles á su patria; al
poder, en fin , que tiene por base la virtud. Cuan-
do se examinan, dice un escritor, en la iglesia de
Westminster las tumbas consagradas á los hombres
ilustres, parece que se reproduce entre los muertos
el espectáculo de la opulencia inglesa. Allí están
los monumentos que la gratitud nacional les ha
erijido. Allí se ven sus estatuas como se veían en
Atenas las de Sófocles y Platon. La sola vista de
aquellos monumentos es capaz de escitar viva-
mente el espíritu, y de entusiasmarle para imi-
tar todo lo que es noble y magnánimo.


¿ Y quién mas digno de esa celebridad que el
genio bienhechor que , ansioso de la ventura pú-
blica, rompe las cadenas del despotismo , estable•
ce la libertad legal, manda la reconciliacion de


CONQUI STAS.. 27
Ios ánimos, y hace de los hijos de la Patria una
familia regida por principios de justa igualdad?
No de otro modo que el virtu oso Hieron en Sira-
cusa, la benéfica Cristina se propuso formar la
mas firme alianza entre la monar quia y la liber-
tad. ¡ Que no olviden los hombres ese rasgo pre-
cioso, ese sentimiento sublime de amor al bien.
público!


Celebridad eterna á la escelsa protectora de
la libertad. Madre de los pueblos; y, como Tito,
delicias de los subditos, la memoria de sus virtu-
des será la preciosa herencia de las generaciones
venideras, y el monumento.que siempre existirá
en todos los corazones agradecidos.


CONEUITISTAS®


Ha dicho Montesquieu , que "el caso en que
una conquista puede ser lejítima, es aquel en que


Fes necesaria para la conservacion del pueblo que
la emprende; y respetando este principio, conven-
dremos en que el primer objeto de casi todas las
conquistas ha sido la usurpacion ; y el segundo, el


:deplorable orgullo de dominar.




^


I


29 P/%j1 j̀G 28 CONQUISTAS.
. La conquista puede ser efecto de una lid justa"


6 injusta ; y esta es la distincion que segun las le-
yes de la guerra , podrá tal vez conceder ó negar
la traslacion de derechos sobre los vencidos. En
el primer caso , el derecho deberia seguir el parti-
do de la victoria. Mas no cuando la guerra sea
evidentemente injusta, como por ejemplo, si un-
príncipe , solo por el espíritu de dominar , ataca
otro en sus mismas posesiones. En tal caso, la fuer-
za del triunfo no deberá prevalecer contra el vicio
de la agresion. La conquista sera entonces un
atentado, un latrocinio; y los derechos pertenece-
ran siempre á la desgracia ; acompañarán al ven-
cido. La usurpacion escluye toda idea de lejitimi-
dad en el dominio , porque las leyes de la huma-
nidad y de la justicia obligan á las naciones y á
los soberanos , como á los particulares.


Hecha esta lijera definicion de la conquista,
pasaremos á examinar , 1.° las desdichas y los
estragos que la acompañan; 2. ° lo que debe temer
el que la emprende del pueblo que la sufre; 3, ° la
suerte que tuvieron jeneralmente las conquistas.


1. ° Si al obstinado empeño de conquistar se
resiste con desesperacion, la humanidad no halla
mas que él sangriento destrozo de sus derechos.
La devastacion y él incendio , el terror y el luto
de las familias,,.,,; tales son las atroces dádivas


CONQUISTAS.
de la conquista , sellada en todas partes eón las
víctimas inmoladas sobre el ara augusta de sú re-
lijion, en el seno de su inocente posteridad, y en
el goce pacífico de su independencia. Polybio di-
ce que vio al grande Scipion verterlágrimas sobre
las cenizas de Cartago : sentimiento generoso que
brillando al través de una ambicion de infausta
gloria, esplica cuan tristes son los laureles regados
con el llanto de la humanidad!


Fenelon ha dicho que el conquistador es un
hombre destinado para desolar las sociedades, pa-
ra sembrar el espanto y la miseria, y para hacer
tantos esclavos cuantos hombres libres existen; y
esindudable que para ser conquistador solo por
el ansia de usurpar , es necesario familiarizarse
con la crueldad. Porque está reconocido que pues-
to en la carrera de los estragos, se irrita mas con
los inconvenientes, y sacrifica todos los consejos
al odioso empeño de triunfar. Cuando Pirro , es-
citado por la gloria feroz de los combates , no sa-
tisfecho con los límites del Epiro, proyectaba la
conquista de Italia , del Africa y Cartago, le de-
cia su prudente ministro Cineas: ¿para qué espo-
vernos á tantos peligros, hacer tantos desgraciados,
derramar tanta sangre, y conseguir, dando tantos
y .tan inciertos rodeos,. lo que ahora tenemos sin
,ningun trabajo? Pirro desoyó el consejo de la &^


tio


O,., ;
5+


ir, s.:




//, 30 CONQUISTAS.;
manidad , y fué labrando en sus mismos triunfos
la muerte que recibió de mano de una muger, pe-
leando en las calles de Argos,
- Los romanos hicieron estremecer los tronos, y


dieron leyes á los cetros; pero ¿qué bienes pro-
porcionaron al universo ? Con el acero y con el
fuego abriéronse paso hasta las estremidades de la
tierra , marhhdridó siempre por arroyos de lá-
grimas y de sangre. Dicese , sin embargo , que la
república romana fué quiza la única que en el
progreso de sus triunfos consiguió amalgamar
eon, mejor éxito los pueblos conquistados; y por
esto juzgan algunos escritores que los romanos
propendian en sus conquistas á dominar, y no;4
destruir; á ganarse amigos mas bien que súbditos;
pero lo cierto es que dominaban y gobernaban
oprimiendo. ¿Y no destruían cuando derramaban
la sangre de tantos ciudadanos, arrebatándoles su
libertad, y exijiéndoles un homenage que no les
debian? Debemos confesar, siguiendo la opinion
de Montesquieu,.que jamas hicieron la paz de
buena fé. Sus tratados no eran mas que una sus
pension de la guerra; y el pueblo-91e los admitia
aceptaba su ruina. lgunas teces sé hacían- duep
'Ros de un pais bajo pretexto de suoesiönl% Asi fué
zque et. el desmedido furor de dominar unieron 4


ii pblitica .artificiosa las injusticias mas marcadas.


CONQUISTAS.


Dueños del universo se apropiaron sus tesoros con
títulos todavia mas ominosos que sus conquistas.
Hallaron amigos soló con las armas en la mano,
-y súbditos por derecho de conquista. Y lo que no
admite duda es, que eran mas infelices ámedida
que aumentaban su dominacion. Cubiertos de glo-
ria y de heridas , fatigados con una desastrosa
campaña, corrian hacia la plaza en que celebraban
sus asambléas para pedir tierras, pan y la abolicion
de las deudas; y quiere decir, que en medio de la
miseria de los particulares , el Estado tenia cierta
riqueza que era el fruto de las conquistas, ó mas
bien de las rapiñas. Asi es como suelen sacrificarse
los súbditos en obsequio de la ambicion de los
conquistadores, porque a un mismo tiempo sou
sacrificados los mismos súbditos, y los del Estado
que se conquista. Alejandro se vió en la necesidad
de despoblar su reino para invadir los agenos; por
manera que Antipatro , su general ., solo pudo
reunir catorce mil hombres para resistirá todas
las fuerzas de la Grecia. Cartago hacia sus coA-
quistas con las tropas que sacaba de los pueblos
.tributários: los convertia en instrumentos de su
ambicion; mas tambien fué victima de este sistema,
pues que valiéndose de mercenarios , sin amor á
da patria que los pagaba, los vió desertar en los
'mayores peligros.





7 0" :82 CONQUISTAS.
El resultado es que despues de derramar mu-


cha sangre , y de envolver á tantos individuos en
la horfandad y la indigencia, el conquistador em-
puña un cetro labrado con toda clase de desgra-
cias públicas. Y sucede que mientras existe el
conquistador, el resentimiento vive en los corazo-
nes. La idea de que ese resentimiento puede de-
sarrollarse con peligro de la conquista, ó sugie-
re la necesidad de adoptar medidas opresoras, que
siempre llevan consigo la turbacion y el trastorno
de los intereses sociales, ó persuade que es forzo-
so valerse de la crueldad para mantener la obe-
diencia.


2. ° El sentimiento de los hábitos, de la legis-
lacion y aun del orgullo nacional, no se destru-
yen facilmente ; porque es necesario' convenir en
que los hombres que viven independientes en el
suelo á que dan el nombre de patria, se ofenden
siempre de haber sucumbido á un poder estran-
gero. Y es decir que no hay dominio seguro
cuando nó se conquistan los corazones. Podria lo-
grarse esto hasta cierto punto conservando al
pais conquistado sus leyes, sus tribunales sus cos-
tumbres ; pero ¿no estarán tales garantias en..opo-
sicion con el objeto de la conquista?


Sucederá que un pueblo sucumba al esfuerzo
del conquistador ; pero este debe siempre recelar


CONQUISTAS.


de la seguridad de la conquista. La dismiñucioxi
de la fuerza invasora ; cualquiera accidente que
la distraiga y comprometa en otros puntos , sus-
citará en la nacion conquistada el designio de sa-
cudir el yugo. Entonces hablarán 6. los ciudada-
nos subyugados las tradiciones lisonjeras de su
independencia; el recuerdo glorioso de sus héroes;
las tumbas abiertas por el acero conquistador; les
hablará , en fin, el orgullo de vencer al que los
venció. Tienen las sociedades una existencia mo-
ral, que saliendo del sepulcro de los padres se
prime de un modo indéleble en el ánimo de los
hijós , los cuales , á la manera que los troyanos
se juzgaban invencibles mientras conservaban su
Paladion, alimentan el orgullo de su antigua in-
dependencia. Elimperiootomano no ha podido ja-
más estar seguro de la sincera sumision cte los
griegos; ni estos pudieron prestarla al gobierno
que los sumió en la mas vergonzosa esclavi-
tud. Esos mismos griegos que recientemente han
sacudido aquel yugo, repelieron la dominacion
de Macedonia, despues de los opulentos reinados
de Filipo y Alejandro. Los españoles resistieron
-con tanto denuedo 6. Roma como 6. Cartago; 6. los
Sarracenos, como á Napoleon. Y al ver pronun-


. -ciarse este denuedo con igual entusiasmo duran-
-te tantos siglos., en un pais que tantas veces ha


5


^^i4>̂ ^^^.^Tt^^,^


N.,,,„°NDe öt fi6a0'




^i < 34 CONQUISTAS.
cambiado de habitantes , forzoso es confesar que
en este suelo hay un jérmen inextinguible de he-
roicidad y de gloria. Cuando la batalla de Jerez
puso la España bajo la dominacion sarracena,
las montañas sirvieron de asilo á los valientes que
debian levantar una monarquía sobre la misma
que el acero conquistador }labia destruido. Lu-
chando contra todo jénero de calamidades, y pa-
sando por uno y otro siglo de devastacion y es-
terminio , salian, por decirlo asi , de entre los es-
tragos , como los soldados de Cadmo salian de la
tierra armados para combatir.


Pero el riesgo de las conquistas llegará á su
colmo cuando propendan á. la dominacion univer-
sal. Solo en el cálculo de una ambicion delirante
pudo entrar el designio de sojuzgar todos los
cetros. Cedieron , si , algunos al ataque del con-
quistador ; pero este triunfo halló un enemigo
formidable en aquel órden de cosas que marcha
siempre de acuerdo con los principios inmuta-
bles de la naturaleza, y con las exijencias de una
sociedad bien constituida. Centralizado el poder
en la inmensa órbita de las conquistas, no podrá
menos de ejercer débilmente su accion sobre to-
dos los puntos conquistados. Una sola mano no
puede manejar con acierto muchas riendas. Re-
sultará de esto un vicio progresivo en la adminis-


CONQUISTAS. 35 ^.3


tracion , pues que no habiendo vigor en los prin-
cipios , tampoco podrán ser aplicados con el rigor
de la unidad en varios pueblos que se distinguen
esencialmente por las costumbres y aun por las
necesidades.


3.° Considerada la conquista bajo el aspecto
de un frenesí, que solo quiere labrar nuevos cetros
en la desgracia pública, preguntémos á la historia
sobre la suerte que tuvo esa ambicion odiosa.


Cartago fue víctima de su codicia.
¿Donde están las conquistas de Ciro? En


menos de dos siglos se estinguió aquel imperio,
que contaba un millon de soldados, despuesde ha-
ber probado en repetidas revoluciones todos los
crimenes , los asesinatos de la familia real , y las
usurpaciones del trono.


El gran Sesostris se contentó con el honor dé-
veñcer: ¡ orgullo funesto, sin el cual , el monarca
que ofreció por otra parte un cuadro sublime de
virtudes, se hubiera formado una gloria inmar-
cesible ! ¿ Y qué nos dejó de sus conquistas? Sol©
algunos monumentos y una tumba.


La herencia de Alejandro, del conquistador
del Asia, se repartió primero entre sus generales
que gobernaban como monarcas independientes,
y dividióse despues, por consecuencia de largas
y sangrientas guerras, en cuatro monarquías prin-




^$. 3G CONQUISTAS.


cipales, que fueron sojuzgadas por los romanos,
haciéndolas tributarias de su imperio.


Véase, en fin, cuál fue la suerte de las con-
quistas de Carlo-magno. Su opulento imperio em-
pezó á debilitarse bajo la dominacion de su hijo,
que no pudiendo conservar intacto el cetro de
aquel monarca esclarecido , abrió el camino á
grandes y prolongados desastres.
. Aplicando, pues, todos esos resultados al esta-


do actual del mundo civilizado, hallamos una ver-
dad, cual es la de que las conquistas son ya abso-
lutamente imposibles. Ligadas las naciones cultas
por las recíprocas comunicaciones de las ciencias
y las artes, y por las demas relaciones sociales que
dulcifican el alma, y la despojan de aquella ener-
jía feroz , que no es mas que el sentimiento de la
fuerza , levantarían ahora un dique indestructi-
ble de medios fisicos y morales contra el ambicio-
o que intentara romper la balanza política de los
estados independientes.
^


Ocioso es hacer aqui una reseña de las cues-
tiones controvertidas con mas animosidad y fre-
nesí, que templanza y discernimiento, sobre la
existencia de los derechos naturales. Prescindien-
do de abstracciones , que como espresa Condillac,
ó no conducen para nada , ó conducen al error, lo
que importa es buscar la esencia de las cosas. Aso-
ciándonos al hombre desde que nace, forzoso es
reconocerle con derecho para aspirar á todos los
bienes posibles.


Los derechos naturales acuerdan al hombre
los medios de conservarse y perfeccionarse ; y los
derechos civiles le ponen en posesion de esos me-
dios; es decir, que renunciando al ejercicio :ilimi-
tado de los primeros, adquiere los segundos.


Reconocióse que la fuerza no era el justo titu-
lo de las adquisiciones, y formándose de aquí él
principio de lo tuyo y lo mio , la propiedad se hi-
zo un derecho. Se comprendió ademas que la
© presion y la arbitrariedad - no podian ser el fun-
damento de la justicia y del ór d'en ; y tambien la




717' A DERECHOS.
libertad , la seguridad y la queja tomaron el ca-
rácter de derechos sociales. Propensa , sin embar-
go, la condicion humana á romper los lazos de la
relacion y del deber, prevalióse de la inexactitud
y contradiccion con que , merced á las falsas in-
ducciones , se le definieron aquellos derechos ; y
admitiéndolos en el sentido de una libertad des-
medida , quiso reconocer tambien como derecho
el ejercicio de las pasiones. Atacando por otra
parte los partidarios del réjimen despótico , el
espíritu benéfico de la asociacion civil , empeñá-
ronse en persuadir que la esencia del deber de los
súbditos consistía en una dependencia y abyec-
cion:vergonzosas. Por manera, que en esta lucha,
ajitada por tanto tiempo, y eon todo el entusiasmo
del fanatismo-010 se consiguió mas que viciar el
juicio de los hombres dividir sus sentimientos y
encadenarlos al frenesí de las doctrinas.


¿ Y será posible que tantos ensayos desastroo
sos , debidos alternativamente al despotismo y á
la licencia, no basten para convenir en la clase
ae'derechos que el ciudadano puede tener respec-
to del Estado, y; éste respecto del ciudadano?
Tratándose de lo 'cine: prudentemente ha de exi-
jir dedo; sociedad á que pertenece ¿ á qué soste-
ner gñ puede ejeréer él funesto derecho de revea
larse contra su propio bien, y contra el de la pa-


DERECHOS.
39 /r/


tria? ¿Y á qué negarle, por otra parte, el goce de
los derechos que sirven para contrapesar legal-
mente los deberes que la ley social le tenga im-
puestos ? El tratado de los ciudadanos con la so-
ciedad, dice Benjamin Constant , es claro y so-
lemne: ellos la han prometido respetar sus leyes, y
aquella hacerles conocer sus efectos.


Solo hay derecho en la justicia; y tomando por
guia este principio lo que interesa es fijar el equi-
librio entre el poder legal del gobierno, y el de-
recho racional de los súbditos.


El derecho se deriva de la naturaleza; y como
que, segun Vattel, no consiste mas que en la fa-
cultad de hacer lo que es moralmente posible,
viene á ser, por consecuencia, relativo y obligato-
rio ; condiciones que exigen una abnegacion abso-
luta de la independencia en que se hallara un ser
aislado. Reunidos civilmente los hombres, estable-
cen relaciones mútuas en las cuales está esplícita-
men te acordado el derecho social, que solo es una
restriccion del derecho, 6 de la facultad natural,
reclamada por el interés colectivo del Estado; y
quiere decir, que sometiéndose al órden civil
afianza la libertad, la propiedad y el reposo de que
en otro caso no gozáran. En esto no hay mas que
un cambio ventajoso. Abdicamos en las leyes so-
ciales nuestra justicia, nuestra defensa; y las misa


1




DOCTRXNAL :
: a f[i!'•_ .


.


A' Y 40 DERECHOS.


,mas leyes nos amparan y protejen..¿Se quiere que
el hombre sea su propio juez, su defensor? Pues
se le verá espuesto al combate de la fuerza contra
la fuerza, á la usurpacion de su propiedad y al
ataque contra su vida.


La consecuencia natural de estos principios es,
que los ciudadanos como interesados en el órden
de la sociedad , á cuya felicidad estan consagra-
dos todos los derechos , deben respetar las leyes;
deben ser obedientes á las autoridades encargadas 4'
de poner todas las acciones en la linea de la justi-
cia , y de convertir todos los sacrificios en prove-
cho público. Al lado de un derecho ha de estar una
obligacion; y ésta es la única alianza capaz de
mantener aquella benéfica relacion que fija y pro-
teje el órden social y el interés legal de todos los
individuos. Proclamar como derechos los actos que
alteran y ofenden esos preciosos objetos , es san_
tificar los vicios, es vincular las calamidades pú-
blicas, es en fin, sacrificar el jénero humano al
inmoral, al odioso empello de frenéticos opti-
mistas.


Cediendo cada miembro, como dice Vattel, una
parte de sus derechos al cuerpo de la sociedad,
tendrá en ella una autoridad capaz de mandar á
todos los miembros, de darles leyes , y de compe°
4ex á la obediencia á los que la rehusen. De aqui


DOCTRTNAa.
tlis° fI' 9


es que -el: derecho . que es la regla de la razon y
del bien , _ha de estar; siempre : unido:.fntimamen
te al deber.,- que' quita al ser moral la facultad des
ejercer abusivamente el derecho.


Absurdo seria-el imaginar que .el .4nico medió;
de reconstituir unä;;sociedad,,consiste,en destrozar
de'un sólo golpe, en un solo dia, todos los entere
pes. existentes , todas las ,esperanzas legitimadas
,por;.las leyes Atto han regido; Esto seria ; imitar - á
los,iroqueses;_ que, no conciben: como . se puede
vencer al enemigo sin asar antes los prisioneros.
4,Ylabrá aun'.quieii


söstenga.:_que una sociedad debe
;envolverse




-en: .sus propios estragos; para cobrar
,nueva vida, 6, laJ1ianera,cfue _:el .


Flienix de la fá-
Sjbulase forma desus nüsnap;'cenizas?


El:ciudadano que;desea el :bien de su patria
,nunca debe escandalizar con_ sus doctrinas. La
simple opinionrio ,es un crimeuznas si -lo es cuan,y ,


LO(); incita á .lá corrupcion y äl-estravio.
Pero nunca el error es mas funesto que cuan-


do se pronuncia por aquellos hombres,á.
quienes


6




74 ti 42 riOCTRINAS.


se i;otitede estraordinarió'. er Talón a
que : este prestrijta ednee córi jfäs si4heinenaa los
ár iriiös : `Y' asir 4§:que .el . - táletiiö;ai Fprob t'ád mo-
ral debe ser mirador-como 1 nnaF ealctí •d'ád social
La elocuencia que , corno dice un filósofo , es la
reina de todas las artes, debe ser el idioma de las
virtudes. Si téñiendo 3 como.'tiene , la facultad de
persuadir , se ejerce en el funesto sentido de su-
blevar las pasiones contrá - él imperio de las leyes
conservadoras de la justicia y del concierto pú-
blico , vendrá 6. ser otra; caja de Pandora.


Tódós los f Jestremos sori 'viciosos. Hay quien
adora fina doctrina estravagante con el mismo fre-
nesí que la supersticion ejipcia daba culto á una
serpiente, 6 á un gato. Esta es la idolatría política.


He aqui los fundamentos de nuestro dogma
político.


1. ° La persona del monarca ha de ser invio-
lable y sagrada; y cualquiera idea que se anuncie
en otro sentido será un ataque al órden público.
El Rey , dice Vattel , es el alma de la sociedad ; y
si sus pueblos no le profesan veneracion, y sino go-
za de una perfecta seguridad, está en un peligro
continuo la felicidad y la salud del Estado.


2.° El. trono y las. cámaras deben formar el
poder lejislativo, representante de todos los inte-
reses sociales.


1),QM11.114 4S; : .^


3.:° Solß deben, mandar lasiJleyea,.l^C^gobier-
no, .coino pó le9f1 .~!tendrb. el,sagraO;encár-
go de cuidar de su observancia. Justo serignepa-i
ra llenar esa respónsabilidadrtengá lá ,£adrxltad de
nombrar los ajentes de su administracion.


4.° La ,
Aul licidadies el alma. de-los gobiernos


representativas J


el veh'ii' ulFe `de 'la iiustracion', la
piedra de toque de los actos administrativos ;la
salvaguardia de las leyes. Por manera, que la li-
bertad de la prensa no debe tener otras restriccio-
nes que las que"reaámerillá`Yi ólálidád y el órden
de las sociedades , 6. cuyo bien están consagrados
todos los derechos. ---


5. ° La libertad civil, la seguridad individual,
la propiedad, la peticióñ.•y ilasueja sonrderechos
sagrados, cuya inviolabilidad.debeestár garantida
del modo mas esplícito y;solemne.•, ni :.


6. ° La nacion que aspire á. serdichosa'no de-
be ponerse en contacto con los medios que puedan
perjudicarla. Sus derechos deben ,fundarse: en la
justicia pública.


7.° La naturaleza reemplaza, mas no destru-
ye : reproduce y no aniquila. Es necesario imitar
la marcha de la naturaleza. Trabajar para lo ve-
nidero , consultando lo pasado iy apoyándose so-
bre lo presente....; estas son- alas :


bases` mas fir-
mes de un sistéma político.


43 N ^%.̀^/




7a EfiTJGACTON;
8.° En el año de 1792 dijo un éscritoífrañcés:
El imperio de uña buen'á,'cons,titucion ; ésta es.


la libertad.
Emplearla á su voluntad ; ésta es la aristo-


cracia.
Hacerla enmudecer; este es el despotismo..
Trastornarla '6 destruirla; ved aqui_;. la anar-


quaa.


1 f J;,


i.EDUCA.CION:


El destino:de..los .pueblos depende de la edu
cacion: este es un axioma. Apoderándose del
hombre en la cuna, dice un escritor , le prodiga
todos los cuidados, todas lc. s inspiraciones : espli-
.cándole su debilidad le acostumbra á ser dócil y
;obediente ; :y_demostrándole la necesidad de per-
feccionarse le escita á desarrollar el :jérmen de
=una.razon innata;.;que debe ser en la edad rnadu-
ra'la:reguladora efe :todas sus acciones.:


Los buenas 6-malos ciudadanos se forman: eu
la infancia, porque en ella se admite toda clase
de impresiones: unas fijan,el.carácter del;ánim4
de tal modo, que siempre.. ló;entusiasman; en fä-


ü3^


EAEJCACION.- ¢^,7


Vór de la virtud , al paso que otras siempre Ie
seducen para inclinarse al vicio. Y de aqui es el
haberse dicho. con propiedad , que la educacion es
en el órden moral una segunda naturaleza.


Pero la educacion, tiene un enemigo peligroso,
que es la pobreza , con el cual solo podrá comba-
tir hasta cierto punto ; y decimos hasta cierto.
punto , porque en toda rnacion empobrecida la
clase que nada tiene propende á usurpar á la que
posee, y esta usurpacion se ejerce por medio de
violencias y delitos. Y siendo esto cierto hasta
donde podrá estenderse el influjo de la educacion
en-una sociedad poblada de indigentes ? En la
Escocia; .que ;l'ué un tiempo el domicilio de la
.mendicidad,, » se recurrió al medio estéril_ de
castigar ajos perpetradores de aquellos vicios que
,solo nacen de la miseria. Discurrióse que la edu-
eacion podia curarlos radicalmente , y parece se
debió. este resultado al establecimiento de escue-
las-en todas las- parroquias , y á la eleccion de
maestros competentemente dotados. Mas este
ejemplo , que persuade por una parte del impeT


<rio de la 'educacion , constituyéndola el primer
depurador de las inclinaciones viciosas , no esclui-
.ye la necesidad de que las leyes civiles concurran
.p,Qr: diversos medios á vigorizar y sostener los
cefgctos de la educacion. Las leyes no pueden. e


cotInt




ÉDUCACION.
drigUir lós vicios ; pero: pueden refrenarlos:. Y
donde'no existan leyes protectoras de las ocupa
ciones útiles ¿cómo podráser : a educacion el úni=
co ajente reparador de las costumbres?


Una sociedad sin riqueza ó sin medios que la
prómuevan , es un campo abierto á tódos. los esce-
sos que lleva consigo la necesidad de existir : lue-
go para atacar y correjir ehvicio que se .deriba
de esa terrible necesidad';°forzoso es crear medios
de subsistencia. ¿ Y cual será por otra parte el es-
fuerzo de la educacion en un pais donde las ve-
jaciones 'c'onvertidas en sistema adniinistrativ'ó;
persigan y aniquilen todo jéneró de . industria?
Observarnos, por ejemplo , que de la ocupacion
agrícola resultan naturalmente aquellas situacio-
nes que dan un carácter mas sencillo á las cos-
tumbres , porque es consiguiente que haya mas
sencillez donde la ambicion tiene menos incenti-
vos ; y es decir que esta ocupacion forma un há-
bito de honradez que puede conSidérarse tomo el
instinto de una educacion puramente moral. El
agricultor que aprendió á ser pacífico en el seno
doméstico , limita su codicia á sacar de la tierra
-los frutos con que alimentarse; pero este agricul-
tor se hace menos moderado, se muestra descon-
tento, y aun llega á ser vicioso, cuando se le abru-
ma en sus afanes con exacciones desproporciona-


1DUCACION. 47


das á 'su riqueza, cúando se le coartan los medios
de aumentarla, 'Y cuando no se 'respeta ,su propie-
dad. ¿ Y podrá bastarla educación para .cóntener
esos resentimientos ? Será , sí , mas eficaz y ten
drá menos vicios que combatir, donde la lejisla-
cion disminuya la ociosidad y la pobreza, y don-
de proteja los afanes de la industria ; porque pre-
tender que el hombre bendiga la mano que le
oprime y le destruye; imajinar que la educacion
puede impedir que se sienta lo que se padece , ó
hacer que un mal se reciba como un bien., es no
conocer el corazon humano, y aun es exijirle un
sacrificio que resiste su naturaleza.


La primera educacion es la doméstica. Los pa-
dres siempre deben tener la iniciativa en la edu-
cacion, en la correccion y el ejemplo. Esta educa-
cion sirve para reconocer el influjo de una au-
toridad , para acostumbrarse á respetarla , para
apreciar los lazos sociales, para comprender, en
fin, que las mismas familias son, respecto del Es-
tado, lo que son respecto de una sola los indivi-
duos que la componen.


La educacion pública , que es la del Estado,
recoje todos los frutos de la educacion doméstica,
y los convierte en beneficio comun por medio de
reglas y principios uniformes. Abiertas de este
modo las cátedras de la razon y del saber, los pro-




N 48 EDUCACION.
gresos de la educación dependerán-principalmen
te de la moralidad y aptitud de los maestros. La
educacion de la júventud ateniense se confiaba á
los hombres mas sábios y distinguidos: ¿ y qué,
otro - destino puede ser mas digno de los sabios?
Nada es tan peligroso como poner el inocente de-
posito de la niñez bajo la direccion_ de ciertos
individuos, que .ni tienen bastante instruccion pat
ra formar un génio ilustrado, :.1 virtudes .para
'inspirar los sentimientos de un alma grande y ge-
.nerosa. N.h.se olvide jamas que las escuelas son un
.precioso: plantel .de esperanzas para las familias y
para la patria,
. No- haya pueblo, dice el ilustre Jovellanos


-hablando de las escuelas de primeras letras; no
-haya rincon donde . los niños de cualquiera clase: y
sexo que sean, carezcan de este beneficio. Pero si los
maestros están mezquinamente dotados ¿ cuál será


. el hombre de mérito que quiera abrazar esta car-
rera ? Los servicios mal pagados, generalmente se


- codician. por los que;no pueden desempeñarlos
dignamente.


Dedúcese.de. estas observaciones, que siendo la
'educacion el agente mas - poderoso para formar
buenos ciudadanos, necesita el auxilio de las . le-


•c yes protectoras de la industria , de la propiedad,
todos los_ derechos .sociales. Repitiendo que


ESCLAVITUD. 49


hay vicios que solo resultan de la necesidad de
subsistir, es indudable que las leyes pueden refre-
narlos y disiminuirlos, removiendo los estorbos
que pugnen con el bienestar de la especie huma-
na, estableciendo asilos para los huérfanos y refu-
jios para la mendicidad; emprendiendo, en fin,
obras de pública utilidad, y ocupando en ellas á
la gente menesterosa.


ESCLAVITI1I0o


Aseguran algunos escritores que la esclavitud,
lejos de ser una institucion humana, se derivó de
la naturaleza de las cosas ; es decir, que la escla-
vitud fue un efecto de la necesidad. Fundanse en
que en el tiempo á que se refieren no ;habia mas
que una habitacion en cada pais; no habia sufi-
ciente terreno roto y cultivado : las provisiones
y recursos de toda especie pertenecian al padre
que sustentaba á sus hijos , y á sus nietos , resul-
tando de esto la necesidad de mandar y de obe-
decer, de dirijir y de trabajar. En comprobacion
de lo espuesto dice Montesquieu, que en los pri-
meros tiempos los hijos permanecian en la casa de


7




f
.50
ESCLAVITUD. '


su padre y en ella se establecian ; y era förzoso
que asi sucediese, añade el mismo escritor,. porque
estando aun toda la tierra por romper, el gran tra-
bajo de esta rotura exijia muchos esclavos, de lo
cual podrá deducirse : 1. ° que la esclavitud en
los primeros tiempos fue el estado natural de los
pueblos ; 2. ° que la esclavitud, en la positiva
acepcion , esplicó únicamente la sujecion ó de
pendencia de los hijos respecto del padre, nacida
de la imposibilidad de emanciparse, en razon 6.
que para hacerlo necesitaban fabricar otras casas,
necesitaban instrumentos y animales, erigirse en
gefes y contar con fondos para mantener esclavos.
Cuando los hijos tuvieron estos auxilios se valie-
ron de `la emancipacion, que era el término de
la esclavitud, 'ó mas bien de la dependencia; tra-
bajaron por sú éuenta y formaron otra • familia.
Mugeresf hijos ` y nietos, 'todos eran esclavos del
p'ad're. 1Vl iltiplicárónse los hombres: los esfuerzos
comunes produjeron'un aumento progresivo de
habitaciones y de fondos g: en la coleccion nü2
merosa de hijos y' nietos, que, segun Fenelon, for-
maban la patria , la nacion y la gran familia, sin=
tieron la necesidad de dividirse. En ese estado los
padres dieron socorros 6. sus hijos ; pero ¿ de don-
de sacaron los esclavos ? De aquellos que aun no
'contaban con establecimientos propios; de modo


ESCLAVITUD. 51


que el que nada tenia trabajaba á las órdenes del
que podia pagarle. Luego la esclavitud en el sen-
tido de las antiguas ideas, nació de la necesidad
de obedecer el que se hallaba en la imposibilidad
de mandar; de depender unos de la ocupacion que
otros podian proporcionarles. Asi fué corno mu-
chos hombres hallaron el arbitrio de convertir su
'trabajo en utilidad propia; por manera, que mo
dificándose el carácter de la esclavitud primitiva,
llegó á tomar el de una inevitable dependencia,
que nunca podia esplicar otra cosa que. el acto.
voluntario de prestar unos algun servicio á otros.
dando estos la retribucion del trabajo que aque-
llos practicaban.


Pero esa dependencia, 6 llaniese servidumbre,
fué tomando despues un aspecto de opresion y ti-
rania, y llegó en todas partes hasta el punto de re-
presentar el atroz dominio del rico contra el po-
bre, del fuerte contra el debil. Y éste fue el tiempo
en que tubo principio la esclavitud mas propiamen-
te dicha. Entonces, el que no tenia bastante gente
compraba del que tenia de mas; el que tenia ,bue-
nos obreros podia venderlos al que los necesitaba.
El colono era esclavo .del propietario, el aprendiz
del artífice, el discípulo del maestro.
• Como una consecuencia de •esa viciosa domi-
nacion, llegó á, creerse que un hombre era dueño


R




;7674' 52 ESCLAVITUD.
absoluto de otro hombre, de sus bienes y aun de
su vida. Y esta fué la clase de esclavitud que en
Grecia y Roma se tuvo por lejitima. En la pri-
mera sufrieron los esclavos toda la barbarie de sus
dueños; y las leyes de Lacedemonia condenaban á
los Hilotas á esclavitud perpetua. En la segunda,
hubo tiempo en que se complacian en arrastrar á
los esclavos cuando eran viejos hasta las orillas
del Tiber , dejándolos morir sin socorro. Toman-
do asi la esclavitud un carácter mas inhumano,
fueron reducidos á ella los deudores , los prisio-
neros de guerra y los pueblos vencidos. Los ate-
nienses, despues de haber destruido á los habitan-
tes de Melos, vendieron en la plaza pública las
mujeres y los niños. En fin, aquellas sociedades
eran , como dice un escritor , una mezcla de tira-
nos compradores y de miserables vendidos.


Siguió, pues, la ominosa costumbre de con-
siderar al esclavo como un hombre degradado y
envilecido; como un ser que no pertenecia á. la es-
pecie del que le mandaba, y que solo merecía un
yugo de afliccion y privaciones. Y estos fueron,
durante muchos siglos , los vicios de un régimen
monstruoso en que habia leyes sin fuerza, y so-
beranos sin poder; de un régimen en que, á : titulo
de posesion a; tenian ciertos señores la facultad de
oprimir; á;los..!súbditos de su, rey: En aquel áciagn


ESCLAVITUD. 53


tiempo , un señor cargaba de prisiones á sus es
clavos , los sumia en horrendos calabozos, los em-
pleaba en devastar las tierras de los vecinos , los
hacia instrumentos de sus venganzas, y aun se va-
lia .de ellos para combatir contra su mismo so-
berano. En resúmen , ejercia el derecho de vi-
da y de muerte, que solo puede concederse cuan-
do el bien de la sociedad lo exige; y apoyaba su
posesion en la antiguedad, como si esta pudiera ja-
mas causar prescripcion en los abusos que están
reprobados por la naturaleza , por la moral y la
política, pues que trastornan el órden legal del.
mando.


Vióse, sin embargo, en ciertas sociedades bri-
llar, por decirlo asi, algunos destellos de aquel
precioso sentimiento que impone al hombre la
obligacion de ser benéfico con el hombre: sen-
timiento que Moysés consignó en su legislacion
persiguiendo como homicida al dueño que mataba
6. un esclavo. La humanidad levantó siempre su
doliente grito contra una dominacion tan tiránica;
pero el bárbaro placer de ejercerla fué pasando
de siglo en siglo , hasta que una potencia celestial
tomó á su cargo destruir al opresor de las socie-
dades. Tal fué el dulce irresistible imperio del
cristianismo. Recibiendo los hombres la luz de esa
divina antorcha, reconocieron un derecho civil,




IGUALIDAa4 5
{t̂^̂


7 54 ESCLAVITUD.
que es el fundamento de la justicia pública; aná
tematizaron la esclavitud, y proclamaron, como
un principio esencialmente relijioso, el amor del
hombre á su semejante. La civilizacion hizo rá-
pidos progresos ; los servicios.fueron voluntarios;
yy en fin, convirti6se la esclavitud en una racional
dependencia, inseparable de las fortunas, que siem-
pre tuvieron y no podrán menos de tener, un Or-
den gerárquico tan desigual como el de los rangos
sociales.


Pero esentos ya felizmente de la atroz domi-
nation que describimos , nos queda otra clase de
esclavitud, tan benéfica como que sin ella no pue-
de existir la verdaderá libertad, que es el símbolo
de la justicia y del concierto público. Esa esclavi-
t'id no es otra cosa que el homenaje de respeto á
las leyes ; y.de:obediencia al poder encargado de
su:: ;Observancia ;-homenaje . justo y honroso para
aquellos que amen su propio bien y el de la patria.
Forzoso es tributarle sinceramente á las institu-
ciones que difundan la ilustracion; protejan las
ciencias y las artes; ,honren y alienten la agricul-
túra, el comercio y la industria.;:-amparen todos
los intereses lejítimos , todas las costumbres hon-
radas; fijen y perfeccionen el goce de los derechos
civiles en toda la latitud de una política ilustrada;
y .en fin, que compriman y encadenen, por decir-


IGUALDAD.: 55 %%
lo asi, todos los sentimientos, todos los sacrificios,
al orden creador de la paz y felicidad del Estado.
- El recuerdo de la antigua opresion no debe


afectar hasta el punto de concebir que es esclavi-
tud todo acto de sumision á las leyes. Para que
ellas rijan, es necesario esclavizar las pasiones. Lo
contrario seria revelarnos contra nuestra propia
dicha ; seria divinizar los vicios atacando á la li-
bertad en la pureza y santidad de sus principios.


Hiciéronse las mas bellas
• descripciones de


aquel tiempo en que todo el mundo era feliz, pore
que regia una absoluta igualdad é independencia:
tiempo afortunado en que segun nos cuentan las
gentes dotadas deuna imaginacion festiva , los
hombres nó conocian pasiones , y los tigres te-
nian la propia índole que los corderos. Reflexio-
nemos sobre la verdadera igualdad.


Considerada en sentido absoluto es el funes-
to derecho que confunde todas las clases:; destru-
ye todas las obligaciones, y persigue todos los in.,
tereses legales derecho tan incompatible con el




^ ^^57 IGUALDAD.I% :'% 56


IGUALDAD.


orden social , como que. solo pudiera invocarse
para concitar las pasiones contra el ejercicio de
las leyes , para deprimir la autoridad y para ho-
llar todo principio de razon y conveniencia pú-
blica. Semejante igualdad esplica la independen-
cia de cada individuo; y de esta independencia
resulta, como dice Montesquieu , la opresion de
todos. Esa es la igualdad que siempre acaba por
establecer la demagogia, siendo de notar que de
los esfuerzos de unos para sostenerla, y de otros
para resistirla, nacen los trastornos que al fin lle-
gan a fijar el dominio del despotismo. Para cons-
pirar contra la paz del Estado , para satisfacer
pasiones innobles, siempre se recurrió á la igual-
dad de la anarquía. Un escritor observa que la tira-
nia pretende.una igualdad absoluta, del mismo mo-
do que la demagogia, aunque en opuesto sentido.
La una, dice, quiere que todos sean igualmente es-
clavos; que la soberanía le pertenezca esclusivamente;
que las distinciones salgan solo de su capricho. La
otra quiere que todos sean igualmente independien-
tes; que la soberanía sea ejercida por la multitud;
que un ciudadano no tenga mas distinciones que otro.
Las dos quieren destruir justas combinaciones del
órden social: ambas se rijen por un principio ti-
tánico.


La igualdad bien entendida consiste en que to-
das las clases gocen los derechos atribuidos por
las instituciones. Legisladores y súbditos , gober-
nantes y gobernados .... , he aquí el fundamento
de la desigualdad natural. De esta, 6 de la di-
versidad de aptitudes , resulta la desigualdad de
trabajos; de esta la de la propiedad, y de aqui la de
las fortunas. Y en apoyo de estos principios copia-
remos un testo irrefutable. Desde el origen dice
J. Jacobo Rouseau, el mas vivo corria mas, el mas


fuerte adelantaba mas en las obras, el mas diestro
sacaba mejor partido de las suyas y el mas inge-
nioso hallaba mas medios de adelantarlas. Uno te-
nia muchos hijos, y el otro no los tenia. Uno gana-
ba mucho mientras que otro ganaba apenas con
que vivir. De la diferencia de las edades , de la
salud y de las fuerzas del cuerpo, de las cualida-
des del espíritu y del alma, se seguían necesaria-
mente las desigualdades de rangos, de trabajos, de
riquezas, de autoridades, de poderes y de todos los
denlas derechos. De que se infiere , que ni todos
pueden llevar la toga, ni ser generales del ejér-
cito, ni gefes de administracion. En bien de la so-
ciedad no puede menos de existir un orden jerár-
quico creado por la esencia misma de las capaci-
dades. Es necesario que unas clases sean , por de-
cirlo asi, los satélites de otras, y de aquí es que en


8




IGUALDAD.


todos tiempos y en todas partes, hubo, y nunca
podrá dejar de haber ricos y pobres, gefes y su-
balternos. Aun las familias ambulantes dependie-
ron siempre de los padres y de los ancianos; y es-
te es un hecho consignado en la historia de todos
los pueblos antiguos y modernos. Aunque todos
los hombres, dice Fenelon, sean de una misma es-
pecie, y capaces de la misma, felicidad , seria enga-
garnos mucho en creer en esta igualdad incompati-
ble con la subordinacion.


Todos los.ciudadanos deben tener una igual-
dad =de justicia , sin embargo de que las combina-
ciones que constituyen el arte de gobernar, pro-
duzcan aquellas gradaciones que, en el orden ci-
vil y político.,,:forman la desigualdad de los ran-
gos; y es decir, que en esta desigualdad se funda
la escala progresiva de la autoridad y .de la de-
pendencia, sin las cuales no puede haber lazos ni
conveniencias`comunes.


En la sociedad, que solo es una institucion de
beneficencia, todos los hombres adquieren de-
rechos iguales á la justicia, .álos productos de su
trabajo ,,á las. empresas útiles, á la adquisicion de
aquellos conocimientos que abren las fuentes de
la prosperidad y: • multiplican y estrechan las re-
cíprocas comunicaciones de todos los paises. To-
dos_ tienen derecho igual á la proteccion de los in-


IGUALDAD1 tO


tereses legitimos, de las costumbres honradas: el
débil á que se le ampare contra la violencia del
fuerte; el subalterno á que se le escude contra la
arbitrariedad del gefe ó del magistrado. Conto
miembros de un Estado que solo puede subsistir
á espensas de las cargas y de los . in puestos , es-
tan obligados á satisfacerlos con igual proporcion
6. las riquezas individuales. El gravamen debe pe-
sar con igualdad sobre todos.


¿Y qué otro genero de iguale : podrá ser
mas justa y benéfica ? ¿Será aquella que con-
funde las distinciones debidas al méritä con- las
que solo son;hijas del favor, y pone "eñ ün mis-
mo nivel la codicia , la infidelidad y'la estupidez,
con el desinterés , la lealtad km: talento ? ¿ Será
la que hace que la propiedad particular se usurpe
por todos , que las pasiones sean las únicas leyes,
y en fin, que todos manden y ninguno obedezca ?
Pues esto fué lo que pretendió un ciudadano de
Esparta,` cuando por temor al demasiado poder
del rey y del senado dijo á Licurgo, por qué no
estableces la igualdad absoluta; 6. lo que el legis-
lador contesté: ensáyala en tu casa:


Cada ciudadano, haidicho t escritor tiene
derecho de pretender una igualdad de justicia; pero
no una igualdad de estimacion: es decir, que esto
pertenece a la virtud y al talento, únicos títulos




IGUALDAD.


preferibles, en cualquiera estado que se encuentren,
para obtener la direccion de los destinos públicos.
Y este es el punto en que la igualdad ha de regir
sin escepciones, porque la desigualdad creada á
favor de ciertas clases con esclusion de otras, pug-
na contra los principios de la moral y de la política.
Rómulo estableció el órden de los patricios, en lo
cual tuvo la idea de consolidar su autoridad na-
ciente; mas al acordar á los mismos patricios y á
sus descendientes el derecho esclusivo á las digni-
dades civiles , militares y sacerdotales, puso en el
Estado un germen de rivalidad desastrosa.


- Pero no es este el vicio de que ya adolecen las
sociedades .:ocultas. En Inglaterra, muchos per-
sonages deben originariamente su dignidad á la
jurisprudencia, al comercio , á la carrera de las
armas y á la de la elocuencia política. Y obsérvase
lo mismo en otras naciones cuyos gobiernos, guia-
dos por una razon ilustrada, tienen abierta la
puerta de las distinciones al patriotismo y á la
inteligencia.


Igualdad moral: igualdad ante las leyes de
justicia y utilidad pública..... ; ésta es la igual:-
dad que reclaman los que anhelan sinceramente
la gloria y felicidad de su patria.


ILITSTEiACION.


Pudo justificarse el antiguo axioma de que la
verdad y la sabiduría buscan la soledad y el reti-
ro, únicamente en aquel funesto tiempo en que el
génio del mal, quiso proscribir las prudentes me-
ditaciones del talento, y el noble instinto de la
civilizacion. Plutarco asegura que en su tiempo
nadie se atrevia á esplicar, si no en secreto, la cau-
sa natural de los eclipses, porque tal conocimien-
to habria privado de su empleo á los adivinos que
fundaban sobre ellos mucha parte de su misterio-
sa ciencia. Y tambien nos han dicho que tratando
Anaxagoras de esplicar los mismos eclipses , fué
acusado de que intentaba descubrir con impía cu-
riosidad los secretos del cielo. Tal era el monopo-
lio que la hipocresía y el fanatismo fueron vincu-
lando en muchas generaciones, y que aun seria la
triste herencia de la presente si el sentimiento
del bien no hubiera revelado á los que mandan y
á los que obedecen la esencia y legitimidad de sus
derechos. Dejemos á los déspotas del Oriente, dice
Vattel, su aversion á las ciencias, los cuales temen


ti


1;




7 A 62 ILUSTRACION.


que se instruya á sus pueblos porque quieren domi-
nar á esclavos. Pero si gozan de los escesos de la
sumision, prueban harto ,


frecuentemente los de la
desobediencia y la rebelion. Mahoma dejó ese fu-
nesto legado á sus descendientes, santificando la
ignorancia.


Una de las fuentes de que nace la ilustracion
es la de las comunicaciones entre ciudadadanos
ide diferentes paises, porque el cambio reciproco
deJuces desarrolla el interes individual , y :agita
la noble ambicion de fomentarlo. Y estamos tan
firmemente adheridos á esta regla de convenien-
cia social, que siempre miraremos con sincero
aprecio al hombre que afanándose en adquirir co-
nocimientos sobre el carácter progresivo de la ci-
vilizacion es.trangera , vuelve á su patria para
consagrarla las primicias de la observadion y del
talento. ¿ Y habrá alguno, por desgracia, que ali-
mente la funesta preocupacion de que no deben
utilizarse las ventajas civiles que han conseguido
otras naciones ? Rómulo hizo adoptar en Roma la
máxima de imitar las costumbres de los pueblos
vencidos. Pero es necesario en esta parte proce-
der con discrecion y detenimiento. Una nacion
que no se conoce bien á sí misma, que no ha for-
mado una idea exacta de sus verdaderas necesi-
des y del modo mejor de satisfacerlas, camina á


63 V


ciegas, como dice Vattel, toma muchas veces las
mas, falsas medidas, cree obrar con prudencia y sa-
biduria imitando la conducta de los pueblos con-
ceptuados hábiles,y no echa de ver que tal regla-
mento, que tal práctica saludable á una nacion, es
muchas veces perniciosa á otra; que á cada cosa de-
be darse una direccion conveniente á su naturaleza;
que mal se aspira ágobernar los pueblos si no se les
encamina con arreglo á su carácter , y que para es-
to es necesario conocerlo exactamente.


Formada la ilustracion en el estudio de la li-
teratura, de las ciencias y las artes es la medi-
da de cultura y. prosperidad de un Estado. Ve-
mos á los:talentos seguir las huellas de la natura-
leza, con el laudable empeño de arrebatarla, por
decirlo así, sus arcanos, para convertirlos en pro-
vecho de la sociedad ; y asi es que los principales
medios de opulencia y bienestar se deben al hom-
bre que discurre y analiza ; se deben al sábio. La
misma ilustracion que aumenta el número de las
necesidades, proporciona los medios de satisfa-
cerlas.


Considerada por otra parte, como fruto del
estudio de la lejislacion moral y. .política , es la
antorcha de la verdad yde : la justicia; es la fuen-
te de la nobleza y rectitud del alma. La ignoran-
cia solo puede producir el error, que es el enemi-


ILUSTIiACION.




4


7 o
ILUSTRACION.


go de la razon y del órden , y el cáncer mortífero
de los Estados. Por esto reputarémos siempre el
saber como uná lobliga.cion respecto de los gobier-
nos , y corno una necesidad respecto de los gober-
nados. En la balanza de la ilustracion se pueden
pesar exactamente la justicia y el mérito. Sin
ilustracion no pueden concebirse ni designarse
los principios y los límites de la libertad legal y
de los demas derechos , ni fijar con acierto nin-
guna base de conveniencia moral y política.


La ilustracion y el poder son inseparables; 6
ló que es igual , la ilustracion es un poder efecti-
vo, porque está justificado que las naciones mas
cultas son tambien las mas poderosas. La Ingla-
terra y la Francia deben á la ilustracion su enor-
me y rápida opulencia.


Existe en la verdadera ilustracion la maravi-
llosa facultad de hacer á los hombres mas felices,
Irlas pacíficos y desinteresados. Los que conocen
el precio inestimable de la virtud , tienen presen-
te el cuadro de sus deberes, y no se atreven á pro-
fanarlo. Acostumbrada su imajinacion á recorrer
los deliciosos campos del saber, á sondear la mi-
serable condicion humana, á calcular el oprobio-
so reato de una accion viciosa , concibe con entu-
siasmo las máximas jenerosas , que, fijando el
órden moral sobre su propia base, son el escudo


ILUSTR7CION 65 0


de la organizacion política `Un priñcipe justó , y
sfibio, no teme la luz, antes, bien sabe qüe`. siémp? e
es ventajosa á -ttdd . buen gobierno. Si las gentes
ilustradas saben que la libertad : ese: el patrimonio.
natural del hombre,i conocen también mejor que -ria-
die , cuan necesario ..es:;po..r _sú propia- ventaja, que
esta libertad esté sometida h .una autoridad.. legiti-
ma; é incapaces de ser esclavos; se hacen una'glórici


fen ser súbditos eles..Asi se esplica un escritor tan
célebre por sus doctrinas de amor á la:libertad.le
gal, como por las de obediencia á l&:autoridadc ,


•constituida..:'


. ..


Bien_ obvió. es,, qué la.:ilustracion»de que tra-.
tamos pertenece; esencialnten e: á las • primeras
clases de la' sociedad , porqúe-:existe .ene ellas lá
posibilidad de adquirir_, y la facilidadr, dé ejercí-
talla.. El estudio dé la literatura íy las ,ciencias,
que al 4n constituye la' propiedad: del thlénto, sii=
pone crecidos dispQhdios. que no puede ::sufraga
la.elase znas,nuinerosa tiy:.es visto que _colocada
esta Misma clase: en • el primer• punto


aescala
o sea de la educacion-:genéral, asegura: con


las buenas: co"stúmbresja:\marcha de. ágüella-ihis-
tración.:que comprende los' gran des,priiicipios:de
las cieneiás•y de la' política. Naciones hay en que
la. primera clase se; consagra esclusivamente al
estudio..:¿:Y. quién. p9r>élevada .queiséa 'su: cun


9





a ILUST..RACION%


se juzgar&.•:dispensado d'él` conocimiento; de .las
cienciashPues!si en virtud de un rango distingui-
do• es llarriado A. la 'direccion de los altos destinos,
no-brillará Mas, por, timbres heredados que por la
utilidad que su ilustrácioaz pudiera sdar á la patria.


Segun. enseñaba Mecenas ,á Augusto, el 'poder'.
d betotedeScendereon44énio Yde 'aquí és que
lá.•i ástracion •,necesita:et aprecie y lostauspicios
d+al. Gobierno. Pot<que) ¿eón o podrá ca n nar por,
enfielas:: las:: Obstáculosi; de la Tignorancia. ` sienxpre)
recelosa de.todo principio de cultura ,(yc :al tra-
vés de las contradicciones que fomedtáíj ila, hi
pocresia; siempre.interesada ien ,desfigt rar'W ver-
dad,:yi ..ep confúndir.las buenas ideas ön las ma-
las 14Y cómo-Marchará si no tiene la prudente
libertad , que luce concebir 'sin zozobra; y alienta
á=:e presar.ló que se concibe siñ temo á l i versa-
tili.daddérlá cénsufa3.Y • a lvlrtiendon.teibfo tra.4
tamos de lá prudente libertad; tlrie corresponde. .
una(-.fiaciocap esencialmente:vnonárquzeaicoñstititl
cional,»13éanos lici Uy: observar con¡%el) ejeiiplole
las: repílblicas: dwGreciaylo que el' !espíritai'kl
libi rtaad°:influye eÚ los p rógresos de-la ilustraciän
iñdependiéntementerdel{ desconcierto rt oral.,x/t e
pueda. ocasionarsilá. indale °4einágó gira :dé^ lag
instituciones políticas Prqix' no debeiñös'r(con=
fundir el vicio peeúiiar dlez esas iiastitúcion e4;I con


:ILUSTRA
'67 7L 4(


la. libertad ;que is. :como un, simple: accidente' dé
ellas, favorezca el desarrollo de.la ilustracion.


La Grecia;, aquel pais:qu'e.en::;sus. primitiva
barbarie llegó ::hasta el: :punto; de tributar los ho+
nores. divinos ré'su rey.•;Pelásg&.porc ue inventó
comer. _bellotas-,. florece: todavia en nuestM) pen-
samiento , como dice el historiador Segur, y. con-
serva sobre los: ánimos.la , infrAencia y; h dominacion
que/ea perdido :en(la tierra. Habitad ;por hombrees
selváticos, :incuitaV ,poblada de fieras,; :fué .re-
cibiéndo lentamente. las,ptimeras luces:de la
lizacion égipciá del^alfabeto y: las.: artes de los
fenicios , y de la .astronomía: de, losFéaldeos.. Elec-
trizados aquellos :'séres.; fignorantes.: .4oá•s los


del Saber, :fueron poblando-fel. suelo. quo
habia de ser la cuna de"los sabios . ysrle:;los. héroes:
Esta fué la, primera::edad de, la,buevá. Grecia, En
la segunda aparecieron todos ,:sus pueblos con un
<ferviente, :amor..A;Ia gloria s: _que:. en .aas., dos, si-
.guientes produjó: los mas insignes í.guerreros , los
.filósofos mas.ilustrés, los legisladores mas espertos,
y los--portas ly.:oradores mas ingeniosos y elo-
cuentes. No hay. un solo hombre ilustrada que no
llevé su imaginaciono.dulcemente gitádá.;.á las
.cátedras de:Sócrates:[y, Platonz Los .legisladores
.admiran'' Solon':y Licurgo:: bs:poétas estudian.
-á: Hornero ,P,ndaro, .Sófocléscy>iAnacreonte. Los




-68 IL'V$TAACION.


filósofos respetan á los que llevaron el titulo de los
siete sábiós; á Focion , Aristides y Plutarco. Los
guerreros se entusiasman con Milciades , Temis-
tocles , Cimon , Alcibiades , Leonidas y Epa-
minondas. Los historiadores celebran á Herodoto,
Tucidides y Xenofonte. Y los oradores á Demós-
tenesy_Pericles.'


Las circunstancias características de estos
grandes hombres ''forman el contraste mas por-
tentoso en-el cuadro general de las virtudes mo-
rales y políticas de la Grecia. Estraviada la ima-
ginacion de sus habitantes con la idea; de una des-
mesurada independencia, con las inconsecuencias
de una relijion que por Una parte prometia recom-
pensas á la viitud , y por otra divinizaba los vi-
cios, ofrecen una mezcla de funestos errores y de
verdades útiles, de luces y de ignorancia, de sen-
satez y frenesí; pero en medio de estas diferencias
aparecieron aquellos grandes genios, fortificados
-con los goces de una prudente libertad , y con los
principios de la benéfica sabiduría. La cordura
era el único sentimiento de los hombres ilus-
trados; he aqui el efecto de la verdadera libertad.
El desórden de las pasiones fué el patrimonio de
la niultitud; este es el resultado de la demagogia.
Sin este agente desorganizador dé todas las con-
veniencias sociales, la Grecia que llegó á difundir


ILUSTßACION.


en Europa y en Asia, las luces del ingenio, hu-
biera unido al recuerdo de su celebridad el de una
dicha sin ejemplo.


La consecuencia de estas observaciones es bien
sencilla. Si separamos del cuadro de la Grecia el
desconcierto peculiar de sus instituciones políti-
cas , nos quedará la prudente libertad que hizo
nacer los genios ilustrados. Luego supuesta esa li-
bertad ¿ no será mas facil formar aquellos mis-
mos genios baso los auspicios de un gobierno mo-
nárquico-constitucional , que en su accion legal
y vigorosa puede encadenar las pasiones desorde-
nadas , capaces de entorpecer la marcha de los
progresos sociales?'


Lo cierto es que donde rije el espíritu de sis-
tematizar la ignorancia, donde se cierra el paso
al conocimiento de las artes y las ciencias , pro-
ductoras del bienestar de los ciudadanos, la ocio-
sidad enjendra la miseria, y esta se hace el instru-
mento de la ferocidad y del crimen. Todo es de-
gradacion y barbarie. Al contrario donde reina la
ilustracion. Alli están abiertos los manantiales de
la prosperidad. La ciencia económica combina el
interés público con el interés individual ; estable-
ce la fuerza del Estado sobre la fortuna de los ciu-
dadanos; y considerando la agricultura, la indus-
tria y el comercio con relacion á aquellos objetos,




-on


yff 010 LIBERTAD.:
,esclarece la¡lejislacion y la ,política, y;la f ja
'sostiene sobre firmísimos Cimientos. Nacen y se
reproducen los héroes y los sábios. En fin-,;todas
las.cienrcias concurren á facilitar el'paso




á los be-
neficios sociales,,'y'


un' rnóvimi.ento rápido y con-
tú ilo esplica'en'todas partes, '1a 'vida. de las ocu.
pelones útiles; la existencia de la, éivilizacion,_


i


]GI°^ ElEtTAiD;¿;


La ciencia de la libertad, dice el ilustrado
Bonnin , 7io es tan simple como puede parecerlo á
primera vistas su estudio exije reflexiones , su prác-
tica precauciones anteriores, su'conservacion. máxi;
más templadas y reglas inviolables, mas severas que
los caprichos mismos. del despotismo. Esta ciencia se
halla íntimamente ligada ú todas las grandes em-
presas del'tcclento, y á la perfeccion de todos los ra-
mos de . la moral. Estos Inminosos principios espli=
can que es imposible fijar 'en una' sociedad las
instituciones protectoras de la libertad legal, sino
en la calma de la reflexion y en la austeridad de
las costumbres. Porque no hay libertad donde
domina la licencia ; no -existen derechos donde


LIBERTAD,.


Mandan las pasiones. ¡Desgraciáclo el pais én''qu'e
la prudente obediencia sé interpreta como una:
odiosa esclavitud ! ¡ Fatal alternativa la de pre
tender en tin tumulto ; á dictar, 6 trastornar 'las
leyes!


No ama la libertad el que no ,respeta al trono
y á la'sociedad- en los fundamentos i del bien pú-
blico, qué ,son la' autoridad y la justicia. En sen-
tir de Vattel, el carácter versátil de los atenien-
ses fué siempre contrario á la, felicidad de' la re-:
pública, y fatal á una libertad que tanto defen,,
dian sin saber gozar de ella. Los antiguos simbo-
lizaban la libertad en: una matrona reclinada so-
bre la tabla• de las Ieyei: Manden, pites; las leyes,.
y sean veneradas por los hombres.


Libertad civil, y libertad política son los polos
de la organizacioii social. La libertad civil censis-
te en la facultad que= tiene el l ömbre' de procurar


:priipió bient hasta el; : punto: en que no resulte
dalo á'ótro; ó en otros términos, esta libertad es-
piicä'lós medios en , qi e\ estriba el bien de los par-
ticulares; que es'él'I. ien del Estado. Es, por conse-
cuencia, ui derecl giren -que 'estan envueltas las
ideas de V&'lci aiai y obligacioñ;-ideas que- exijen
iíi'enlace de correspondencias y de :restricciones
sedales, pó"r las que; -retrunéiando el hombre á srr
voluntad particular, obtiene el derecho de partí-




Yq 7.2 LIBERTAD.


cipar de las Ventajas que resultan de la voldntad
general: despojándose de la facultad de hacerse
justicia adquiere el derecho á la justicia social; y
abdicando el cuidado de su propia defensa tiene
derecho á la fuerza de la ley, que puesta en ma-
nos del gobierno es el escudo de la razon, el apo-
yo. de la debilidad yiel freno de las pasiones. En
la sociedad, como dice un célebre publicista, el
hombre enagena su libertad por su utilidad; de
modo. que la libertad debe estar limitada por la
conveniencia pública, que es la base de todos los
derechos.


La libertad política le pone en posesion de
aquellos medios, haciéndole intervenir en la .for-
macion de las leyes; y asi es como los ciudadanos
se interesan en la existencia de la libertad • civil.
Esa intervencion es un derecho inherente á la
condicion ele súbdito, El punto mas interesante
se reduce á deslindar de qué mocio , por quién, y
hasta qué punto se ha de ejercer ese derecho:; Si
se aspira á gozar la justa libertad, es necesario no
admitir ningtin género de libertad peligrosa.
. La.:sociedad está interesada. en que el sistema
de elecciones asegure el Orden público ; y lo está
tambien en que los diputados del pueblo ofrezcan
todas las garantías que requiere el árduo enear-
go que se les confia.


LIBERTAD. 73 SV
Al acordar la latitud que puede darse á la fa.


cultad electiva, importa tener presente que la per-
fectibilidad del sistema de elecciones depende
principalmente de la índole de los sufragios.`Aun-
que en toda sociedad ha de haber siempre una
gran parte de individuos los cuales se entiende
que abdican tácitamente en otra parte la facultad
de elegir; debe sin embargo procurarse que esta
facultad comprenda al mayor número posible de
individuos , para que asi resulte mayor número
de intereses comprometidos en el éxito de una
operacion de tanta gravedad y trascendencia.


El poder .que los ciudadanos delegan , tiene
por objeto formar leyes de justicia y conveniencia
pública; y es bien obvio que esta delegacion debe
ser garantida por las clases que están mas inte-
resadas en el goce de aquellos-bienes. Porque si
los sufragios deben ser er fruto de la razon, la ra-
zon no habla a. todos ros. hombres. Y si deben- ser
el sentimiento del órden, no todos' tienen igual
interes en sostenerlo.


Otro.•punto de sana importancia es la libertad
• de las elecciones. Los gobiernos deben influir di-
rectamente en ellas para que se observe estricta-
mente la ley electoral; y aun debe serles permitido
.ejercer- todo influjo legal que no . tenga., por objeto
coartar :la franca y espoutanea emis on de los su-


ao


! ir




^ ^,^ 74 MONA RQUIA.
frajiós Toda coáccion de parte de la autoridad será
viciosa. Toda sugestion violena de parte .de.:can-
didatos intrigantes será una súperchería'di ria d'e
repróbacion. Es licito al ciudadaÜó aspirar á una
candidatura que imprime un sello de honor y de
gloria social; pero no el alcanzarla con torpes
amaños y con seducciones groseras.


El que ame sinceramente la libertad debe abs-
tenerse de crear sobre esta materia un nuevo ge-
nero de esclavitud.


En las primeras sociedades dióse el nombre
de padres á lös que gobernaban. Tal fue , segun
Bossuet y Fenelon, el carácter del primero de los
imperios. Un crecido número de familias vivian
bajo la autoridad de un solo padre; y he aqui, en
sentir de Platon y Aristóteles, como los grandes


..;efes, se constituyeron reyes. Hacemos estas in-
_dicaciones únicamente para establecer el principio
de que la forma del gobierno monárquico es la


(mas antiguäz, y la mas sencilla: la mas antigua,
_porque desde _; el principio del mundo hubo un.


MONARQUTA. lJ


gefe en cada familia: la mas sencill&;_porqué en
la transmision del poder hay una regla-que en-su
propia estabilidad mantiene lapaz de las socie-
.dades.


En l.os tiempos de César y Augusto:,'la re=
pública tornaba-, fuertemente combatida por los
escesos de la ambicionry la intriga, solo debió' su
salvacion á. que la dictadura era de -naturaleza
'monárquica.: Esencialineñte: vigorosa 4 y' reasu-
miendo uná<autoridad benéficá,ftienemedios par
xa;compr mir, los vicios; y mantener la unidad en
todos: l m. 44mós y en todas las clases;: •


:El poder está simbolizaelá en.eL titulo de rey,
príneipe,.4.ronarca Varíese con o;'se quiera ese


:título; y: siempre, :subsistirá. - el mando porque
siempre será necesario que exista. Hoy se llama
-consulado, el qué ayer .se llamó Directorio. Dis-
frázace fekartsia de mandar, con la variacion del
nombre' que se, dá al mando;- y Cromwel conoció
-exactamente el influjo demeste. disfráz, cuando-di7
jo'quesueria iras>goberüar con céi.título de-pró=
-tector,Tie con ele de rey, porque; los ingleses so:-
Abian hasta: dúé 'imita: se : éstendian.: las;. prero)-
,gativas .de.istafdignidad, y 'no hasta; dónde lo=
•dian Alegar lúwíde un .^prötectar.,Los gefe de los
a ormandos=eran soberanosí:sin -llevar el, iítdios'de
reyes; y esto esplica que la soberaníapodra_'estar




rl,»
76 MONARQUI .


en la esencia del- poder, y no en enoinbre que lo
determina.


Los ataques contra la magestad del trono no
sirvieron mas que para levantar otra vez la mo-
narquía en unasociedad' destrozada. Duró solo una
hora la célebre discusion que , cambiando en re-
publica la monarquía francesa, decidió de la suer-
teode veinte y cinco millones de habitantes;empe-
r p:¿subsistió la república? ¿Y se sostuvo largo
tiempo; el terrible juramento dePodniolá la monar-
quía? No por: cierto. Con los estragos-'de la ,rep&
blica se erijió un nuevo trono, y se ciñó la-diadema
l genio audaz que descollando sobre los abismos


de la revolucion logró encadenarla á su codicia.
Los mismos que declamaron contra un cetro,


aspiraron é.lposeerlo. Cuándo Augusto dominó
la república4ómána'se conspiró varias' veces pa-
ra alre'batarle.el mando: siempre se tomó el pre-
testo de restituir la república; y solo pudo ser un
pretesto;"porqué destruido Augusto no hubiera
faltado un genio ambicioso que, elevándose sobre
el destrozó'


de la: z epública,, creára un poder es-
c:Iu^,ivo. Despues de la muerte de Neron, todas las
revoluciones se dirigieron contra el emperador, y
no contra el imperio:,Aados los golpes, .cómo es-
presó;Montesquieu, se asestaron a.los tiranos, no
á la tiranía.


PROPIEDAD. 77 ,C.c/'


En el concepto de que nuestra creencia polí-
tica no admite mas absolutismo que el de la jus-
ticia; ni poder alguno ilimitado, porque en la
opinion de Benjamin Constant, á la cual nos
adherimos íntimamente, no lo es el del pueblo, ni
el de los hombres que le representen, ni el de los re-
yes , sea cual fuere el titulo porque reinen, re-
conocemos en la monarquía moderada ;&constitu-
cional, un elemento, conservador del orden pú-
blico, creador del bien de las sociedades; y el
único capaz de regirlas felizmente..


Hubo proedad desde el origen de las socie-
-dades. U d'dijo, ésto-es mio, y éralo en' realidad,
porque cuino primer ocupante de un terreno lo
desmontó y preparó en fuerza de su trabajo. Lo
que no habia, segun Fixffendorf, antes de la ins-
titucion del estado civil , era la ley amparadora
delo: tuyo y lo mio. El fuerte usurpaba al débiJy
en el progreso de la civilizacion nacieron las le-
yes protectoras de la propiedad, que al fin fue re-
conocida como derecho social. Ella es sagrada




M,78 PROPIEDAD.


-aun entre los salvages..No hay uno, dice un es-
critor, que no posea exclusivamente sus armas,
sus vestidos, sus muebles, sus joyas; y el mas feroz
de todos, no solo reconoce la propiedad sino que
la tiene fijada en la sucesion.


La , filosófia• indaga y analiza los fundamentos
• positivos del derecho de propiedad: la jurispru-
dencia establece'las reglas que legitiman la trans-
•mision de las cosas: la política hace respetar las
:garantías de este derecho;.•.y todas , con) la eco-
nomía pública,. concurren á fijar el principio de
que la propiedad es el estímulo mas eficaz para
multiplicar las riquezas. Los gobiernos deben
cuidar enérgicamente de la; observancia de las le-
yes en que esté consignado ese derecho; pero te-
niendo presente, que el espíritu de ellas respecto
de la propiedad , no debe ser, como ha dicho Jo-
vellanos, escitar ni dirigir, sino solamente prote-
ger el interés de sus. agentes , naturalmente acti-
vo y bien dirijido. á su objeto. Principio es este


rtan luminoso, como que 'se funda en el convenci-
-•mienta de que la propiedad será tanto mas útil y
. producticva al Estado, cuanto mas garantida se
rhlle 'por las leyes.• La razon es bien obvia:EI que
-teme ser'despojado ilegalmente de_:ao qae i posee,
-no cuida ' de ; aumentarla;, yial. contrario;el :.que
r:;descansa.en: la confianza de:gtue.solo_:en,tn:;:caso


./'PROPIEDAD.. 73 , '7%


reclamado por la`utilidad pública, 'Sr con.:.laa.•debi
da indemnizacion, puede estar `obligado - -á:Una
enageriacion legal. 'Y por consecuencia, • el pobre
agricultor es tan dueño en su escasa propiedad co-
mo el mas opulento señor en sus? tierras. ill am-
paro de la ley, uno y otro pueden vender y com-
prar, comerciar y promover sus fortunas; porque
el interés público consiste, como ha esplicado
Montesquieu, en que cada uno conserve la pro-
piedad que le dan las leyes civiles.


Cierto es que la conservacion del órden so-
cial, que. es el qué asegura _.Ia propiedad, debe te-
ner un lugar preferente á la .propiedad misma; pe-
ro nótese que solo la necesidad de .conservar el
-Orden social, puede autorizar cualquiera violacion
del derecho individual; y esta es la razon porque
las leyes deben dar á los propietarios las mas fir-
mes garantías contra las espoliaciones que quie-
ran hacerse á nombre del bien. público.


Todo trabajo es una.•ropiedad y ya:sea •esta
material , 6 industrial; ya nazca:<del trabajo, o de
- la inteligencia, debe considerarse:como inviolable
y sagrada. Rómulo estableció fiestas eri..honor del
Dios Término, deificando de .este modo la base
mas importante de la organizacion civil.


El hecho, en fin, de declarar la propiedad . . in-
violable, poniéndola bajo,el escudo.protector . de




ItECLAMA:GION.


las leyes, esplica:'un perfecto' coíiócimiento del
jobeto moral de las sociedades, de la. ciencia' eco-
tuca , y .de los principios de legalidad y justicia


aNekyhsiituyen el órden público, y el bienestar
de .lo ':cindadanos.


53#L ŷ ^ 4 IL t^ .iV.^A C.J%? O No


El vicio no está siempre en lasrcosas: suele, si,
hallarse en la. palabra que las determina.


Díjose qué existia un: derecho de resistencia.
contra qúien..será licito: ej.ercerlo , ? ¿ Contra las


leyes,ió: contkalomAsstradge Enitod'a sociedad
cultas:411 esistilk un^•poder:l̂ejislativo : ¿ tendrán.
46s ciudadanos' la facultad dé'resistirlo ? ¿ La ten-
drán para resistir á la autoridad? Si no ha de,ha-
.ber quien obedezca ¿para; qué se necesitarel`inan-
do ? y en tal casor1,4 que dar eltitulo de sociedad


reunion de hombres enemigos de<ella? Ocio-
so seria dictar leyes si se hubiera de permitir el
arbitrio de resistirlas. ;Y dejando este arbitrio al
interés de cada individuo, á lá irreflexion de unos,


-y. á la intriga de otros ¿no seria sublevar á todos
:.+ßontra el bien general , contra la rázon y la moral


RECLAMACION. gl ^%;


publica? Se dirá que puede resistirse al'rnajistra-
do en las infracciones, ó en los abusos de la auto-
ridad que la ley le concede; y convendremos con
esta idea si se concibe en el sentido de reclama-
cien, ó queja; porque es en nuestro juicio la acep-
cion mas propia que puede darse al clamor de la
razon ofendida.


Fundada la ley en principios de justicia so-
cial , indudable es que debe tener garantido so-
lemnemente el derecho de reclamacion, que cons-
tituye la fuerza del débil contra el fuerte, y el
apoyo de la inocencia contra la injusticia. Pero la
mas firme garantía de este derecho consiste en de-
terminar el medio seguro de ejercerlo ; consiste
en trazar la linea por la cual marchen sin ningun
obstáculo ni riesgo las reclamaciones contra la
opresion , y las demasías del poder.


Donde hay leyes reguládorasl.del bien públi-
co, nadie debe rejirse po'r la venalidad 6 el feapri-
cho. Si el ciudadano ha de estar sujeto al májis-
trado, el majistrado debe estarlo á la ley; y debe
gobernar , segun la máxima de Mecenas, como
querria ser gobernado. En comprobacion de esta
doctrina dice Vattel : La Constitucion del Estado
y sus leyes, son la base de la tranquilidad pública,
son el mas firme apoyo de la autoridad política, son
en fin la garantía de la libertad de los ciudadanos;


la ^.-


tn+




5:11 82


pero esta Constitucion es un gran fantasma , y las
mejores leyes son inútiles, si no se observan reli-


jiosamente. Atacarlas, es un crimen capital contra
la sociedad; y si los delincuentes son personas re-
vestidas de autoridad, añaden al crimen un pérfido
abuso del poder que se les ha confiado. Dedúcese
de esto que todos los funcionarios públicos, sea
cual fuere su rango , contraen una responsabili-
dad.ánte la suprema autoridad que los elije. Esta-
blecidos para justificar el carácter benéfico del
poder , para ennoblecer la humanidad , y no pa-
ra envilecerla , deben estar sujetos al juicio seve-
ro de las leyes.


Verdad es que en el sistema representativo, don-
de la publicidad es un elemento de vindicta social,
es imposible ahogar el grito del agravio. La prensa
libre bastaria para revelar á la autoridad' suprema
cualquiera sinrazon de sus ajentes; mas ¿ por qué
no ha de tener cada ciudadano ese derecho? ¿Por
qué no ha de ser el órgano de sus propios intereses?


Lo cierto es que el derecho de reclamacion 6
queja , se halla consignado en todas las reglas de
la justicia; está esencialmente ligado á la condi-
. cion...de súbdito, y lo que es mas , fué dado al
hombre desde su orijen.. Si falta ese derecho ¿ con
qué apoyo podrán ,contar la razon. y la humanice
dad ultrajadas


S3


ISEF 91^ ^i1[^^^


En política. La naturaleza, asi en las cosas
políticas como en las naturales, tiene principios
determinados, y leyes invariables de creacion y
conservacion ; leyes á que debe someterse entera-
mente el espíritu de organizacion política.


Afortunadamente preside ya al juicio de los
hombres un sentimiento de cordura que los incli-
na á buscar el bien sin comprometer el orden pú-
blico. Esta es una preciosa conquista de la civili-
zacion. ¿Son necesarias las reformas? Pues el modo
de conseguirlas está reducido á cuidar de vivifi-
car lasleyes útiles, de modificar el espíritu de otras,
y de acomodar las nuevas al estado de los pueblos,
que en el progreso de la civilizacion han cambia-
do, por decirlo asi , el aspecto de sus necesidades.
No mudamos vuestras costumbres, decía Carlo-
magno á sus súbditos, sino que las mejoramos.


Controvertidas por tanto tiempo las opiniones
suscitadas sobre mejorar la suerte de los goberna-
dos , asegurándoles el ejercicio 'de los ‚sagrados
derechos que la impía mano del despotismo pudo


RECLAMA Cl ON.




REFORMAS.


arrebatarles ; dilucidadas en fuerza de tantos y
tan costosos ensayos que llevan el sello indeleble
de la esperiencia; y amoldadas ya á esa regulado-
ra del acierto las naciones que mas han avanza-
do en la carrera de los progresos sociales , lleg ó
felizmente el caso de reconocer y proclamar en
España los principios de un dogma político (la
Constitucion de 1837) capaz de satisfacer la ra-
cional demanda de los súbditos. Y desengáñense
los que sientan latir en sus pechos el piro y no-
ble patriotismo: si quieren obtener el triunfo com-
pleto de la libertad legal; si anhelan que ella sea el
benéfico paladion á que se consagre un sincero cul-
to, una universal creencia, deben sacrificar en las
aras del bien público las ilusiones de cierto siste-
ma. Y decimos una universal creencia, porque aun-
que Benthan haya dicho quelas mejores leyes para
, un pueblo son aquellas á que está acostumbrado,
nunca admitirémos la idea de que no puedan con-
venir á todos los paises las instituciones que tie-
nen por objeto garantir los derechos individuales,
someter todos los intereses al imperio de la justi-
cia,.y establecer la legalidad entre el mando y la
,obediencia; entre el gobernante y el súbdito. Si.
guiendo , sí , hasta cierto punto la doctrina de
,Vattell sobre que las leyes y la Constitucion de
los diversos estados tienen que variar segun el


REFORMAS.


85 SO
carácter de los pueblos y sus circunstancias , lo
que juzgamos es que conviene acostumbrar á los
hombres al bien de un modo que no exaspere
sus pasiones. Plutarco dijo, que el querer cambiar
de un solo golpe, y por capricho , la naturaleza de
todo un pueblo , no es fácil ni seguro. Hasta el er-
ror tiene desgraciadamente su prestigio; y los há-
bitos, no porque sean desarreglados, dejan de for-
mar un interés que el tiempo ha legado en los co-
razones. Esto es lo que debe tenerse presente
cuando sobre la base constitucional convenga ha-
cer en las leyes algunos cambios para destruir las
imperfecciones causadas por el tiempo, para rec-
tificar los abusos introducidos por los hombres , ó
para reemplazar la caducidad; por manera , que
las reformas elaboradas en la experiencia hagan
.que el edificio social, siempre reedificado por re-
paraciones parciales, sobreviva á los sucesos y á
las generaciones.


En administracion. El pacto de comunidad
envuelve esencialmente la idea de administracion;
forma la primera base de su existencia. Las insti-
tuciones civiles no hacen mas que modificar la ac-


-IL' clon administrativa, es decir, reglar su impulso,
y ocomodar su direccion & la tendencia de las ne-
cesidades sociales. De donde se infiere, que no
puede haber sociedad sin administracion sea




'f4> 4343


REFORMAS.


cual fuere el carácter que la distinga. La diferen-
cia solo podrá hallarse en la mayor bondad de los
principios. Es necesario que el poder esté bien ini-
ciado en los que constituyen la ciencia de la eco-
nomia política. El que no conoce lo que vale el
derecho de propiedad , no cuidará de hacer respe-
tar la base mas firme de la riqueza pública. El
que tampoco conoce las ventajas que lleva consi-
go la industria, no tratará de promoverlas. El que
ignora cómo se forman , distribuyen y consumen
las riquezas, no fijará con la posible exactitud los
impuestos. ¿Cómo podrán establecerse los menos
gravosos , y mas fáciles de recaudar , si no se tie-
nen ideas económicas sobre la produccion , y so-
bre los medios de multiplicarla' ? Sin este cono-
cimiento, que sirve para unir intiniamente los
intereses del ciudadano y los del Estado , la ad-
nistracion vendrá á ser viciosa , como lo será tam-
bien si aborta reglamentos destructores de la mis-
ma industria que se quiera fomentar , y restric-
ciones fiscales que obstruyan las fuentes de la pro-
duccion y del comercio.


Para que las reformas no sean ilusorias es ne-
cesario que la accion administrativa tenga una
base fija , y una marcha vigorosa y uniforme.
Pero á la adopcion de una reforma debe preceder
el conocimiento de su utilidad y justicia ; y fun -


SEGURIDAD. 87 i


dada sobre esta conviccion debe tenerse presente,
que la instabilidad de las leyes , en materias de
administracion , es tan perniciosa como el prurito
de multiplicarlas. La misma administracion está
encargada de justificar la índole de esas leyes. Su
bondad solo puede ser viciada en la ejecucion; y
de aqui se deduce la necesidad de que , rijiendo-
se la accion administrativa por testos esplícitos,
contraiga una responsabilidad positiva.


Concluiremos fijando el principio, de que para
que la sociedad adquiera la posicion á que es lla-
mada por su naturaleza, deben tener lugar todas
las reformas administrativas que promuevan el
bienestar de los ciudadanos; protejan su industria
y comercio; fometen sus riquezas, y abran la puer-
ta á todas las ocupaciones útiles, que siempre son
una garantía del órden público, á cuya benéfica
sombra se nutre y florece la verdadera libertad.


SEGYT IDAD.


Vióse el hombre en la necesidad de crear la ley
protectora de la seguridad comun; y entonces
adquirió para si ese precioso derecho. La misma
ley cometió su defensa al poder, armandole con


M




88 SEGURIDAD.


la facultad de reprimir, de aprehender y castigar
á los delincuentes.


El derecho de seguridad, que, como los (lemas
derechos sociales, es el precio de la lealtad y la
obediencia de los súbditos, no se limita á que la
accion del gobierno esté siempre pronta á fa-
vorecer al ciudadano en el peligro de su persona
y de sus propiedades. Marchando con él por to-
das partes, sirviéndole de escudo hasta en su pro-
pio lecho , debe libertarle de los puñales del la-
dran, y del asesino, y tambien debe prestarle to-
do el auxilio de la rectitud y de la humanidad
contra el odioso tráfico de las calumnias , que ha
pilesto tantas víctimas bajo el dominio de la in-
digencia, de la desesperacion y de la tumba. Afli-
gir al hombre por una simple sospecha, engen-
drada, tal vez, con el vicio de aquellas delaciones
que se ejercen y se multiplican, ya porque se pa-
gan , y ya porque vengan una enemistad par-
ticular, 6 cualquiera otro interes mezquino no es
lo que hablará jamas en apoyo de la autoridad.
Los ligeros indicios , las simples apariencias, no
son hechos. Y porque el daño causado á un ino-
cente sea momentáneo , no se le quita el haberlo
sufrido. Ademas, por leve que sea el ataque dado
a la reputacion , siempre se consigue mancillarla.
Restitúyese á su anterior estado por el espíritu de


SEGURIDAD. 69',4*


la ley.; mas no por elide la, opinion pública. Todos
dirán que Un ciudadano fué perseguido por la.au-
toridad, y seräü pocos los que calcularán en ese
pecho el triunfo positivo de la inocencia.
• La .arbitrariedad, dice 1enjamin Constant, es


enemigo: de.lá salud públicas. las tinieblas con lúe
aquella : va envuelta no hacen sino agravar sus ríes
gos; j'en fin, ná. hay .seguridad pública sino en la
justicia:. en ésta por las leyes, y en las leyes por sus
formas. De.,.aqui es.. que nadie tiene derecho de
Ofender á utidhocente sin .pruebas legales. Lo con
trárib seria .como añade el mismo escritor, eön-
vertir el crimen en acusaciom,'tráíar al acusado co-
mo si estuviera ya condenado, suponer el conven-
cimiento antes del examen, y hacer que á la senten-
cia preceda un castigo.


La autoridad no debe acojer el funesto home-
naje de las delaciones, si no con prudente discer-
nimiento. Los deberes que le imponen las leyes
protectoras de la seguridad -pública y privada,
pueden cumplirse sin violar los principios de liu»
mauidad que las mismas leyes recomiendan..


Contrayendo la cuestion al derecho que tiene
eteiudadano para , que el gobierno afiance su se-
guridad contra todo jénero de violencias é , injus-
ticia,s, claro es que el mismo gobierno, ejecutor
de las . leyes, debe protejer al agraviado, defender


12




00


al desvalido, y nunca dejar á unos á merced de la
fuerza y de la sinrazon de otros. La vijilancia, la
enerjía y la rectitud de las autoridades, son en
una sociedad bien organizada, los elementos con-
servadores de la seguridad del ciudadano. Reves-
tidas con el carácter de la legalidad, llenan el be-
néfico espíritu de una ley de Solon, en la cual
mandaba á los atenienses perseguir en justicia al
que insultase á un niño, 6. una mujer, á un hom-
bre libre, y hasta á un esclavo. Era máxima de
aquel sábio, que no se cometerían injusticias , si
cada ciudadano mirase como suya propia la inju-
ria hecha á otro ciudadano.


En la herencia del poder, que no es otra que
el derecho de gobernar á los hombres con arre-
glo á las leyes, estriba esencialmente el reposo de
las sociedades. Augusto cometió la gravísima fal-
ta de no asegurar aquel derecho, y el imperio que-
dó militarmente electivo. El célebre Alejandro
no designó su heredero, y el vasto imperio que
formó en sus conquistas fué objeto de la ambi-


SUCESION. 91 YA7
cion y las discordias de todos los jenerales mace-
donios. Y tambien la Dinamarca fué presa de las
conmociones propias de una eleccion tumultuosa,
hasta que en el año de 1660 estableció la monar-
quía hereditaria.


Nada es mas peligroso que un trono electivo,
porque dependiente de la ambicion y la intriga,
produce partidos que solo se ocupan en corrom-
per los corazones. En el momento mismo que tra-
bajan para la eleccion de un príncipe preparan la
del sucesor. Hoy obtiene el mando uno, que ma-
ñana ha de ser reemplazado por otro, revestido
con distintos sufrajios; y alternando de este mo-
do el triunfo de los partidos , nos representan 6.
Penélope que deshacía de noche la tela que du-
rante el dia trabajaba. Los mismos Césares, que
solo debieron el imperio al auxilio de las armas,
enseñaron el camino para elevarse al supremo
mando. Una violenta proclamacion, efecto siem-
pre del capricho de los soldados, vendidos al ar-
did de candidatos intrigantes, creaba un empera-
dor al propio tiempo que otro partido le disputa-
ba el cetro, por manera, que el asesinato y la ti-
ranía erán las únicas reglas para empuñarlo. El
acto de ceñir la diadema no era otra cosa que de-
corar las exequias. Al lado del trono se labraba
la tumba. Y a la vista de ese horrenda cuadro. que




92
SUCESION.


la historia ha -trazado con lineas de luto y ester-
minio, forzoso es mirar la falta de sucesion de-
terminada á la corona como una calamidad social,
en la cual se levantan la inmoralidad y el crimen
sobre los estragos de la humanidad, y sobre el
destrozo del orden público


Enorme es la diferencia que hay entre el ce-
tro de sucesion directa, solemnemente sanciona-
da por las leyes,. y el de condicion ambulante, de
transicion,.ó adquirido per violentas intrigas - de
ambiciosos pretendientes. Tan ligado un príncipe
legítimo á su herencia. como al imperio de las
instituciones, que sirven de apoyo á su dignidad,
ni halla en la tierra otra esfera mas eminente que
-la , trono que miró desde la - infancia corno una
herencia legal, ni puede concebir otra ambicion
.que la de apoyarlo en la gratitud •y en el amor de
sus súbditos. Satisfecho, como espresa un publi-
cista, con su escelsa gerarquía. y con el poder .que
le dan las leyes, se propone reinar glorioso 'y . se-
guro, ama á su pueblo . .y desea. su felicidad.
Asi es que nadie puede tener un rango mas eleva-
-do que el príncipe. Destrúyase ese dique precioso
:y se verá aparecer una multitud de aspirantes al
-mando , -que solo podrán obtener por medio de re-
cipocrás hostilidades, á las cuales será siempre .in-
molada la tranquilidad y la dicha de los ciudada•


SIICESION. 93! f>^
nos virtuosos. Y todavia es mas necesaria y venta-
josa la sucesion directa en los gobiernos represen-
tativos, porque siendo las' amaras el escudo de
;la legalidad , el trono colocado en una esfera : in-
violable y sagrada, concurre á la formacion de las
leyes , y es mirado corno una especie de divinidad
creada para perpetuar el reposo de los pueblos,
=quitando. á los ambiciosos el sórdido interés de
:alterarlo.


Débese por tanto considerar la sucesion diree-
-ta corno um -axioma de derecho público, corno el
dogma de la lejitirnidad'mas útil parra los pué=-
blos que para los , reyes;- y decimos esto , porque;
segun espres6 Tiberio II al tiempo , . de elegir á
Mauricio por su sucesor en el imperio de Cons-
tantinopla , el poder supremo no es para un buen,
príncipe mas que una brillante esclavitud.


Hizose en •Esliaila en el año de 1713+ una va-
•riacion tan viciosa como impolíticav viciosa, por-
que atacaba un principio de derecho público,
cual era la inconcusa practica de heredar las hem-
bras el cetro: impolítica porque heria el senti-
miento nacional en el grato recuerdo de la gloria
con que reinaron la católica Isabel, y la madre de
San Fernando. Las córtes celebradas en el año de
1789 propusieron al rey Carlos IV, la restitucion
de aquel derecho, y entonces reconoció el mismo




i/5


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¿/ l :94 SUCESION.
monarca la necesidad y la justicia de abolir una.
innovacion: que, pugnando con la esperiencia de
de tantos siglos, con el voto de tantas generacio-
nes, y aun con el principio que ellas mismas han
vinculado, y de que se ha formado una razon po-
lítica, tenia, sobre todo, la deplorable condicion
de atacar á la naturaleza en el mas vehemente y
lisongero sentimiento. Porque t cuándo existirá
la dura ley que ponga en la linea de los deberes
de un padre el quitar la herencia á sus hijos ? b Ni
cuándo, tratándose de la sucesion al trono, ha po-
dido despojarse á una nacion del derecho de vin-
cular su amor y su lealtad en los excelsos; vásta-
gos de su monarca? Asi es que los españoles han
jurado la mas firme adhesion , la ley que acata.-
ron sus. abuelos : ley benéfica por la cual ocupa
el trono de San Fernando 1a inocente ISABEL II;
á quien defienden todos los ciudadanos que sien-
ten latir en sus pechos generosos los sentimientos
de honor y patriotismo, de amor á la libertad, y
de odio á la usurpacion


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Indice de articuloe.


Páginas.


Alianza. O.O ....O.On.060.0..04.
Ambition . . . . • . 009 . . . . . C . . . • • • •


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Amnistía ...... . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Asambleas, ... . . . . . . . . . . . • . . < . 20
Celebridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Conquistas— . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Derechos.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Doctrinas . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . 41
Educacion .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . > 44.
Esclavitud.. . . . . . . . . . . . . . • • • . 0 . 49


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ilustracion . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 01
Libertad.. ... ... ... . . . . . . . . . . . . < 70
Monarquía..................... 74
Propiedad............... . . . . . • . 77
Reclamacion. . . . < . 80
Reformas . . • . 00o . . . • . . . . . . . . . . . . 8:
Seguridad.......... • •0 . 00 . . . . . 0 87
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