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PR I sEuvig


LA 113.31t:KIA
LIEJ.


TOMO SEGUNDO.




PARA SERV/R


A LA HISTORIA
DEL


3AUD111115 1A© 9
SU AUTOR EL S. 1 BARRUEL;


TRADUCIDAS AL CASTELLANO , Y AUMENTADAS CON ALGUNAS NOTAS


RELATIVAS A LA REvoLDCION DE ESFASA DEI. A:10 aoS,
POR EL IL. no Y REy.m.


S.' D. Fr. RAYMUNDO ST.1.1A.UCII Y "VIDAL ,


ODISEO QUE FUE DE VICH, EN EL PRINCIPADO DE CATALII1A•


NUEVA EDIC1ON,
CORREO/DA


CON PAVY rAnTICuLAR EsmsnO, Y COTE.3AnA CON EL ORIGINAL TRANCES.


TOMO SEGUNDO.


PERPIÑAIN,
EN LA IMPRENTA DE J. ALZINE.


1827.




1PatilDtt
DEL TRADUCTOR.


CUANDO el que tiene poder muda la forma del gobierno,
hace lo que puede hacer ; y cuando el mismo, atendiendo
á las circunstancias , la varia para hacer felices á los pue-
blos , hace lo que debe hacer : pero cuando un parti-
cular se levanta contra el gobierno , que una nacion
reconoce y tiene por legitimo , merece que se le tenga por
sedicioso y rebelde. Montesquieu, Rousseau y los iniciados
del filosofismo , que , siendo meros particulares , se suble-
varon, é hicieron que otros se sublevasen contra los
gobiernos que se tenian por legitimos , no fueron sino
unos rebeldes que se levantaron contra los tronos No
se niega que los gobiernos aristocrático y democrático
sean buenos : pero levantarse unos particulares contra las
monarquías , reconocidas por legítimas , para derribarlas
y destruirlas, y levantar sobre sus escombros aquellos
gobiernos , es un delito de lesa nacion. Circunstancias
pueden ocurrir en que sea preciso mudar la forma del
gobierno. Apenas hay nacion que en el dia conserve la
misma que cuando empezó su existencia política. Pero
no han de ser unos particulares los que aspiren á intro-
ducir la nueva forma. Estos siempre serán rebeldes. Mon-
tesquieu , Rousseau y demás filosofistas merecen que el
Abate Barruel los ponga en esta clase. Que facultades
ó derechos tuvieron estos funestos ingenios, para levan-
tarse contra la soberanía


. de los reyes , reconocida en
aquella época en la mayor parte de Europa , especialmente
en Francia 1)


Tomo 11.




o


Vi P lló J. o G O
Si los Constituyentes de esta nacion, cuando se hicieron


legisladores , se hubiesen limitado á separar el poder le-
gislativo del ejecutivo y judicial , colocando aquel en
la nacion en la convencion , y estos en los tribunales
y en el rey, podría mirarse esta separacion , ó division
de los poderes corno el resultado de unas profundas me-
ditaciones políticas, cuyo fin y objeto era la felicidad de
los pueblos. Digo que podría mirarse ,bajo este punto de
vista , aunque este resultado se derivase de un origen
tan vicioso , como lo era el espíritu de rebelion de Mon-
tesquieu , de Rousseau y otros iniciados del filosofismo ,
que cada uno de por sí, y todos juntos no tenian derecho
para alterar la forma del gobierno reconocida entonces
en Francia. Pero ello es, que las especulaciones políticas
de los filosofistas no tenian el solo objeto de disminuir
el poder del rey, separando los tres poderes , sino que
su objeto era abolir del todo la dignidad real y despren-
derse de los reyes. Parece que no intentaba esto Montes-
quieu : pero lo intentó Rousseau, y con él se apandillaron
los filosofistas, que conspiraron, no solo contra la digni-
dad , sino tambien contra la persona y vida del desgra-
ciado Luis XVI. Si es verdad que Montesquieu quería
conservar la dignidad real, tambien será verdad que no
merece ser celebrado .


por sus teorías ; pues los consiguien-
tes que de ellas necesariamente dimanan, son incompa-
tibles ceo esta dignidad. Y si Montesquieu fue un hipó-
crita , que , manifestando quererla conservar , estableció
unes principios de los cuales vela que se seguía nece-
sariamente su abolicion , aun merece menos ser celebrado
por sus luces , siendo digno de toda abominacion por el
espíritu de rebelion mas eversivo que le agitaba. Cual-
quiera haya sido la intencion de. Montesquieu , no se
puede disputar, que fue un sedicioso y rebelde y que
se sublevó contra la forma de gobierno establecida en
su patria. En cuanto á Rousseau, republicano de Ginebra
y enemigo por nacimiento y educacion de les reyes es


DEL TnADuc•on. vij
muy cierto que se declaró contra ellos, y que fue el que
mas materiales suministró á la sanguinaria revolucion de
la desgraciada Francia. Los sofistas de esta nacion insis-
tiendo en i5s principios del gobierno y consecuencias
que se siguen del sistema de Montesquieu, no satisfechos
con haber mudado la forma del gobierno , proscribieron
la dignidad real , quitaron sobre un cadalso la vida al
que era su rey,


Pero vuelva el político sus ojos hacia España. Mire á
Carlos IV que, por un efecto de su bondadoso eorazon tia
el gobierno de esta dilatada monarquía al abominable
Godoy, tan ambicioso como inepto para gobernar. Con-
témplese el despotismo de este indigno favorito , las inte-
ligencias que tiene y correspondencia que sigue con el
mayor de los déspotas y tiranos Napolcon. La España
invadida por las legiones de este nuevo Atila ; el legitimo
rey Fernando VII , arrancado del centro de la nacion ,
que le acababa de proclamar, y llevado cautivo con una
alevosía, que solo podia tener cabida en el eorazon de
un monstruo como Buonaparte. Digámoslo en compendio:
veinte arios de despotismo Goiloyano ; amenazados cid
despotismo Napoleónico ; el rey Fernando \'II cautivo ;
las principales plazas y fortalezas de la Península en poder
de los Vándalos; y la nacion , toda la nacion en inminente
peligro de verse encadenada : Que hará la España P.....
Considere el político la diferencia entre las causas y modo
que tuvieron y con que obraron los Franceses y los Espa-
ñoles en sus respectivos congresos. Aquellos, so color de
desterrar la arbitrariedad y el despotisnio , destronan
y asesinan á su rey ; estos , al paso que dictan leyes para
contener la arbitrariedad y el despotismo de los gobernan-
tes, reconocen á su rey y perpetuan el trono en la familia
de los Borbolles (*). Aquellos , con el rey en su casa y sin


(*) En la sesion del a4 del mes de Setiembre de rSio se lee :
« El secretario de Estado y del despacho de Gracia y Justicia D031
Virolas Maria de Sierra pronunció en alta voz la fórmula siguiente


1***




viij PRÓLOGO DEL TRADUCTOR.
ninguno de los vicios de un mal príncipe , sin guerras
y sin déspotas, acaban con sus reyes para entronizar al
jacobinismo. Estos, sin rey, despues de un gobierno tan
vicioso , con los ejércitos de un tirano en sus provincias,
amenaz




::dos de un despotismo extrangero, despues del
favorito , aseguran el trono, pelean por su rey , y no
dejarán las armas de la mano basta haber arrojado á
la otra parte de los Pirineos á las huestes jacobinas. En
conclusion : si la Francia hubiese tenido motivos suficien-
tes para mudar la forma del gobierno , no habria hecho
mal variándola , aunque nunca podia hacerlo como lo
hizo : pero no los tuvo, y Espaiia los ha tenido para
tratar de mejorar la suya.


Tenga esto presente el lector , principalmente cuando
lea los capitulos 2, 3 y 4 de este tomo.


de juramento :


Jurais conservar á nuestro amado Soberano el Señor
Don Fernando FU todos sus dominios?




Respondieron todos los
Señores Diputados : Si juramos.


El artículo x 7g de la Constitution política es : El Rey de las Espa-
ñas es el Señor Don Fernando F71 de Borbon , que actualmente reina.


El artículo r8o es : » A• falta del Señor Don Fernando VII de
Borbon, sucederán sus descendientes legítimos, asi varones como
hembras; á falta de estos sucederán sus hermanos, y tina herma-
nos de su padre, asi varones como hembras, y los descendientes
legítimos des estos por el órden que queda prevenido, guardando
en todos el derecho de representacion y la preferencia de las líneas
anteriores á las posteriores. »


-
SCUR SO


PRELIMINAR


D11.1 MY-MIL


E N esta segunda parte de las Memorias para ser-
vir á la historia del Jacobinismo , debo manifestar
como los sofistas de la impiedad, convirtiéndose
ademas en sofistas de la rebelion, reunieron á su
conjuracion contra todos los altares del Cristia-
nismo otra nueva contra todos los tronos de los
soberanos.. Debo demostrar, que estos mismos que
se llaman filósofos, despues de haber jurado des-
trozar á Jesucristo , juraron tambien destrozar á
todos los reyes. Ya he dicho, que á los sofistas
de la impiedad y de la rebelion se unió una secta,
que mucho tiempo ha estaba escondida en las
tras-logias de la franc-mazonería , que meditaba las
Mismas maquinaciones contra los altares y tronos,
y que habia jurado, como los filósofos modernos,
dé aniquilar á Jesucristo y á todos las reyes.
Estos dos objetos naturalmente dividen este se-
gundo torno en dos partes. En la primera , me
ocuparé en desenvolver el origen y progresos de
esta conspiracion de los sofistas, llamados filósofos,
y en la segunda manifestaré los secretos de aquella
secta, que caracterizo con el nombre de Tras-Ma-




X DISCURSO PRELIMINAR


tones rdrriere-MaÇon. ․) para distinguir los iniciados
de esta secta de aquella otra clase de franc-ma-
zones , que, ó por su honradez, ó por su religio-
sidad , ó por su fidelidad, reputándose buenos
ciudadanos , no son admitidos á los secretos y
maquinaciones de las tras-logias (arrie•e-loges).
Despues de haber tratado separadamente de cada
una de estas conspiraciones, que se ordenan al
mismo objeto, manifestaré el modo cómo se reu-
nieron sus iniciados, y se prestaron mutuamente
sus auxilios para el éxito de aquella revolucion ,
que destruyó en Francia la religion y la monar-
quía, derribó los altares de Jesucristo , y el trono
y cabeza de Luis XVI.


Reflexiones sobre la conspiracion contra los Reyes..
Guiado solo por los hechos y resuelto á no con-


ceder cosa alguna á la imaginacion , debo presen-
tar á mis lectores algunas reflexiones , que, aunque
fáciles de hacerse, son muy interesantes para seguir
con órden los pasos de los sofistas en su nueva
conspiracion , á fin de manifestar por que grados
pasaron hasta llegar, aunque fuese 'á pesar suyo,
solo en fuerza de sus principios y de su escuela
de impiedad , á la escuela , votos y juramentos de
la


•ebelion. Mientras que los pretendidos filósofos,
bajo los auspicios .de Voltaire , se contentaron con
aplicar á las ideas religiosas sus principios de
igualdad y de libertad, y de inferir de aqui, que
era preciso destrozar el Dios del Evangelio, para
conceder á cada uno el derecho de forjarse á su<


DEL AUTOR. Xi


modo una religion de no profesar alguna, no
tuvieron que temer obstáculos muy grandes de
parte de aquellas clases de hombres, que con mas
ahinco deseaban atraer á su partido. En esta
guerra contra el Cristianismo, todas las pasiones
peleaban con ellos y á su favor ; y por lo mismo
no les fue muy dificultoso engañar á estos hom-
bres, que por lo coman no sienten repugnancia
á los misterios que no conciben , sino para des-
obligarse de los preceptos y virtudes que no aman.
Los reyes, por lo regular, se han ocupado poco
en el estudio de los hechos y verdades relativas .
á la religion. Hay muchos hombres que en la
opulencia de su estadio, solo buscan títulos para
eximirse de tener una conducta moral. Otros, que
siempre aspiran á hacer fortuna , son poco escru-
pulosos en la eleccion de los medios para el logro
de sus fines. Muchos que pretenden tener ingenio
aspiran al humo de la reputacion ; y para conse-
guirlo estar prontos á sacrificar todas las verdades
al brillo de un sarcasmo ó de una blasfemia, que
condecoran con el nombre de graciosidad. Y hay
otros que se creerian tontos y necios, si fuese
menos fácil levantar su espíritu contra Dios. Todos
estos hombres , con la mayor facilidad , tomaban
los sofismas por demostraciones, y los iniciados
de todas aquellas clases se ocupaban muy poco
en sondear y analizar aquella igualdad de derechos
y aquella libertad de la razon, que la. .secta les
presentaba como incompatibles con una religion
revelada que contiene tantos misterios.




/di DISCURSO PRELIMINAR


Ni siquiera se descubre, que la mayor parte de
estos iniciados hayan reflexionado, que es muy
absurdo oponer á la revelacion los derechos de
su razon ; como si los límites é insuficiencia de esta
misma razon hubiesen de servir de regla á aquel
Dios que se revela , ó bien á la verdad de sus
oráculos, y á la rnision de sus profetas y apósto-
les. No se descubre que hayan reflexionado, que
todos los derechos de la razon, sobre este particu-
lar , se reducen á saber, si Dios ha hablado ; y á
creer y á adorar las verdades que propone , de
cualquier órden que ellas sean. Unos hombres,
que son tan poco á propósito para conocer y sos-
tener los derechos de la divinidad , no podian ser
enemigos muy temibles para los sofistas, que siem-
pre oponían al Evangelio aquella imaginaria liber-
tad de la razon. Pero ya no podia suceder lo mismo ,
cuando , aplicando la secta los mismos principios
de igualdad y libertad á la sociedad política y al
imperio de las leyes civiles, advirtió , que de la
destruccion de los altares se inferia que necesa-
riamente se habian tambien de arruinar todos los
tronos , para restituir al hombre su igualdad y
libertad natural. Si se hubiese tramado una cons-
piracion sobre estos principios y sus consecuencias,
ya se ve que se habrian levantado contra ella
todos los intereses y pasiones de los sofistas coro-
nados , de los príncipes protectores , y de todos
aquellos iniciados de las mas elevadas clases (le la
sociedad , .que desde el principio se habian mani-
festado tan dóciles á las lecciones de una libertad,


DEL AUTOR• xiij
que solo se ordenaba á la destruccion de la religion.


Era muy natural que Voltaire y d'Alembert no
esperasen hallar en Federico , ó en José II, Ca-
talina III, y Gustavo de Suecia, sugetos dispuestos
á destruir sus mismos tronos. Es muy verísimil
que otros muchos iniciados ministros ó cortesanos,
ricos ó nobles, y que gozaban de distincion por
su estado, sentirian el peligro que habia en hacerse
dependientes de una .muchedumbre, que no cono-
ciendo ya superiores, pretenderia abatir todas las
fortunas y cabezas que se elevan sobre su nivél.
Aunque, por parte de los mismos sofistas, no fuese
la gratitud y reconocimiento mas que un motivo
muy débil ; el interes de su propia conservacion
parece que debia entibiar su fervor contra el
trono. D'Alembert subsistia de las pensiones de los
reyes de Francia y Prusia, y debia hasta su habi-
tacion en el Louvre á la beneficencia de Luis XVI.
La emperatriz de Rusia por sí sola sostenia la for-
tuna decadente de Diderot. El heredero presun-
tivo del mismo trono hacia pension al iniciado La
Harpe. Damilaville se hubiera quedado sin tener
de que vivir, si el rey le hubiese despedido de
su oficina. Ei sanedrin filosófico de la académia
francesa, en donde habia tantos iniciados, debia
su subsistencia y recursos solo al monarca. Muy
pocos sofistas escritores habia en Paris , que no
anhelasen á la gracia de alguna pension , ó que
no la hubiesen obtenido con las arterías de los
ministros protectores.


Aunque Voltaire habla hecho su fortuna por




XiV DISCURSO PRELIMINAR


otros medios , manifestó su complacencia, cuando
el Duque de Choiseul le hizo devolver una pen-
sion que habia perdido por sus impiedades. (Carta
de Voltaire á Darnilaville del 9 Enero de 1 7 62 ).
A mas de esto, sabia Voltaire lo que su conjura-
cion contra Jesucristo debia á los iniciados coro-
nados ; estaba muy satisfecho de contar entre sus
discípulos reyes y emperadores ; y por lo mismo
parece que no debia inclinarse á tener parte en
una conspiracion , que habia de acabar con todos
los reyes y emperadores. Estas reflexiones precisa-
ron á los conjurados Contra el trono á seguir un
rumbo en todo diferente, del que habian seguido
en su conspiracion contra el altar. En su guerra
contra el Evangelio, la igualdad y libertad podian
no haber sido sino un vano pretexto ; pues es tan
notorio que los arrastraba su odio á Jesucristo ,
que no es posible que lo hayan podido ignorar.
Esta guerra mas lo fue de las pasiones contra las
virtudes religiosas , que de la razon contra los
misterios del Cristianismo. Pero en la guerra de
los sofistas contra el trono , el pretexto se volvió
conviccion; la igualdad y libertad se manifestaron
demostradas ; los sofistas ya no rezelaron que fue-
sen falsos sus principios , y creyeron, que la guerra
que hacian á los reyes se apoyaba sobre la justicia
y sabiduría. En aquella guerra las pasiones inven-
taron los principios de igualdad y libertad para
ir contra Jesucristo : pero en esta , la razon des-
viada se gloriaba y se hacia un deber (le triunfar
de los reyes.


. DEL AUTOR. XV


La marcha de las pasiones fue muy rápida, pues
el odio (le Voltaire á Jesucristo ya fue superlativo
en su origen. Apenas conoció al Dios del Evange-
lio, cuando ya le aborreció ; apenas le aborreció,
cuando ya júró (le destruirle. Pero no sucedió lo
mismo con el odio á los reyes. Este tuvo su gra-
.dacion como la tienen la opinion y la conviccion ;
y ocasiones hubo 'en que los intereses (le la im-
piedad se cruzaron con los de la rebelion. La secta
empleó muchos afros para formar sus sistemas ,
resolverse á la conspiracion , y fijar su objetó. Si
precipitásemos la marcha de los sofistas en su
conspiracion contra el trono , no daríamos una.
idea ajustada de sus maquinaciones. Como fiel his-
toriador , debo einpezar con manifestar este odio
contra los reyes en el estado de su infancia , y
como que nace del odio á Jesucristo , cuando los
sofistas le aplicaron los mismos principios que
inventaron, y de que se valieron contra el altar..
Se verá que este odio á los reyes tuvo sus gra-
daciones en los mismos gefes de la conjuracion
sus sistemas se combinan con la ilusion para preo-
cupar á los iniciados. Se verá que la ilusion *do-
minó en su academia secreta, en donde al fin se
tramaron contra los tronos las mismas maquina-
ciones , que el filosofismo habia urdido desde el
principio contra los altares. Los medios fueron los
mismos, y, correspondiendo del mismo modo los
resultados, se formó de ambos odios una misma
conspiracion ; y siendo tambien los crímenes y
desastres los mismos, fue tambien una misma la
revolucion.




•Increa,-172msvemzuletc....r.,,,a3


CONSPIRACION
CONTRA LOS REYES.


PARTE PRIMERA.


CAPITULO PRIMERO.


PRIMER GRAD° DE Là CONSPIRACION coma. LOS REYES.


Voltaire y d'21lembert pasan de su odio contra el cris-
tianismo al odio contra los licres.


deseo que tengo de ser exacto y justo con nn hom-
bre que se cur6 tan poco en serlo con la religion , me
precisa à dar prineipio à este capitulo con una decla-
racion que manifiesta que Voltaire nada file menos
que el enemigo de los reyes , y el autor principal de una
conspiration que tiende à destruir sus tronos. Si este
hombre, que fue et gefe mas obstinado y encarnizado
de los enernigos del cristianismo , solo hubiese atendido
à sus propias .


inclinaciones, 6 hubiese tenido la influen-
cia necesaria para someter à sus idéal politicas los so-
listas antimoniirquicos , corne supo dominarlos con los
sistemas de su impiedad , nunca habria salido de sus
escuelas la resolucion de derribar los tronos. Voltaire
amaba à los reyes, y aun macho mas su favor y los


Tomo




I


L


a cesrnucrox &ntra LOS EVIES.
hotnenages que estos le rendian , y Ileg6 à deslumbrarse
con sus resolaudores. Se descubren estes sentimientos en
Voltaire , cuando se estée réa tante en cdebrar las glorias
de Luis XIV y Henrique IV. reyes de Francia; de Carlos
XII. !lep de Snecia , de Pedro Emperador de las Rusias,
de Federieo Bey de Prusia , y de tantes otros reyes,
ya antiguos , ya rnodernos. Voltaire sentia en si todas
las inclinaciones de los grandes sonores , y supo repre-
.sentar muy bien este napel en su corte de Ferney. Se
creia rnuy superior al tonus de los hombres para que
le pudiese acomodar una igualdad , que le habria puesto
al nivel de una multitud que tuir6 con tanto desprecio ,
'rasta tratarla de vil y canal/a. No solo arnaba Voltaire
à los reyes , si que tambien al gobierno monàrquico ;
y enancia no atiende si no 6 sus propios sentimientos ,
se ve que constantemente prefiere el gobierno de uno
al gobierno de muchos. Siéndole intolerable la idea ,
que en los consejeros del parlament° le representaba
otros tantes superiores (1), é corne habria podido suge-
tarse à la idea de aquella soberania popular que le ha-
bria dado por ;gliales las villas , los arrabales , las com-
parus y hanta sus propios vasallos? Voltaire que tanto se
complacta en reinar en su castilio y gozar de todos
sus privilegios , medio del dominio de la que él lla-
nraba su pequeiia provincia é como habria podido re-
romendar una lihertad é ignaldad , cuva revolucion de-
bia acabar con poney à nivel de las eabarias los nias ele-
vados palacios ?


Voltaire se nzarzifiesta ademas zeloso del titille de
sididito fiel.


Voltaire nada deseaba tanto como aniquilar el cris-
,tiaMsino , y nada temia nias que las reconvenciones que


(t) Cartan à d'Alembert.


CA?1rvLO rem» 5. •
le podrian haber hecho los royes , si estos hubiesen
podido advertir que conspiraba contra sus tronos como
conspiraba contra los altares. De aqui se derivaba aquella
solicitud con que prevenia sus iniciados salmendo
tuante le intcresaba que los reyes mirasen â los filé-
sofos como si fuesen vasallos fieles. De aqui es , pongo
por ejemplo , que escribi6 à Marmontel , asegurandole
de la protection de Choiseul y de la cortcsana Pompa-
dour , que toile se le /iodla eiwiar sin peli:L,o .o. Porque
» se sabe (aîiadia ) , que anzamos al rex),


al estado. Los
» Damiens no han oido de nosotros diseursos sediciosos
» Vo desaguo pantanos, lte edificado una Iglesia , y 'lue
» votes per et rey. Apuesto , à que todos los Jansenistas
1. y Molinistas ro estimait tante el rer conte nosotros.
» Querido amigo , es predso que el rer sepa que les
• ldsofes le estinzan mas que los .fanatiees d hipderitas
» de su reine (1). » Por este mismo motivo escribi< Vol-
taire à Helvecio , sofista que veréanos muy enemigo
los rayes. a Interesa ihucke al rey , que se alimente eG
» miz:zere de los fildseilbs y que se distninuya el de 105
• fanaticos. IVosotros sonos quieios , y estes citrin son
» perturbadores ; seines eiudadanos , g estes son sedicieses.
» Les Lucites servideres del rer triunfarén en Paris , en
» Vorrey , y 'rasta en las Delicias. (a). » Temiendo que
à pesar de estas protestas de fidelidad , se hiciesen los
filOsofos sospechosos, ha bia escrito é d'Alembe.rt


(iSabeis
» quien es el mal ciudadano, que ha pretendido !lacer
» creer al Sebor Delfin , que el Reine esta lleno de


i0
enc-


,


na quePedro
» migos de la religion ?


lo menos t V."
Francisco Ravaillac y sus predecesores hayan» Damiens,


» sicle deistas é fikisotos.» À.pesar de esto, Voltaire acaba
(1) Carta del 13 Agosto cle t7Go.
(2) Carte del a 7 Ocudare de r•60.


A a


eiRS




4 co.,:zsrnucto-s CONTRI LOS REYES.
la carta diciendo » Tema macho que Pedro Damiens
» haga mrccho &dia d la filosoficz (i).»


Voltaire ckfiende la autoridad de los Rej-es.
En fin , si alguna coca hay que pueda demostrar que


Voltaire es un filôsofo poco 'enetnigo de los reyes , es
el modo como trata à les sofistas que atacaban su an•
toridad. El iniciado Thiriot le habia enviado una obra
que tenia per titulo, la Teoria del impuesto He reciHdo
» le respondi6 Voltaire , la teoria del impuesto ; teoria


oscura , teoria que me parece absurda ; y todas estas
» teorias son muy à prop6sito para dar à entender à


los extrangeros , que nos hallamos Sin recursos y que
nos pueden ultrajar y atacar impunemente. i He ai unos
ciudadanos bien extravagantes y unos amies muy rares


» de les Ambres I Que se vengan à la frontera , coino
me halle yo , y nuidaran de parecer. Vercin cuanto


» importa que sca respetado el rey y el estad o. À fé que
» en Paris todo se vé de través (2) » El mejor realista
no podia manifestar con nias claridad la necesidad que
habia de conservai . la autoridad del monarca. No obs-
tan te, cuando Voltaire escribi6 to:lo esto, ya soitado
bastantes cxpresiones con las que apuntaba su poco afccto
à los soberanos. Aun no se habia decidido â abrazar los
principios de aquella filosoffa sediciosa , de aquella igual-
.dad y libertad , que debia tarde 6 temprano desearria•
à los franceses , y Lacer que al fanatismo de los Ravail-
lacs y Damiens sucedieseu los deeretos de los Robes-
pieres y Marats. Tuvo intervalos en que hubiese tratado
à les 'Mirabeaux , los la Fayettes y Bailivs casi del misera
modo con que trate) ii aquellos lotos economistas , que


(r) Carte dr.•1 16 Ertero de 1751.
.(2) Carte del Ir Eztero Y.;'L


OARlY1L0 PRI3RR o. 5
trastornan do la autoridad real , tcdo lo vefan al tracés
ton sus imaginarias teorfas. Pero todo este amer à los
reyes ya no era mas que los restos de un seutimiento
fiances , de una educacion que cl filosolismo mas de
una vez habia desrnentido , y cuyos vestigios iban luego


acabarse de destruir en el corazon del sofista.


Voltaire de clina hcicia la igualdad r libertad atztirealistas.
Aunque Voltaire, sea per su propia inclinacion , sea


por in tores de la secta , se hubiese atm manifestado mas
zeloso de que le tuviesen en cencepto de ciudadano fiel
y de bilan servidor del rey , fuera muy fàcil à los ini-
ciados oponer à las lecciones de stunision à los sobera-
nos que algunas veces les Baba, los principios de donde
procedia para sublevarlos contra el Dios del eristianismo,
linos hombres à quienes habia ensdiado à crcer, que
Bran iguales y libres para ir contra cl Dios de la reve",
lacion , contra sus profetas y ministros , es miiv natural
que llegasen à creer, que tambien cran iguales y libres
para subleva•se contra los que mandan en el mundo.
Voltaire les decim la igualdad de derechos , la libertad
de la razon por lo relativo al altar , no pueden conci-
liarse con el imperid de esta Eglesia , y de este Evangelio
que prescriben 4a sumision y fe à unos misterios , que
la saxon no coneibe. De esta doctrine: de Voltaire era
muy pasar ai dccir : la igualdad de los hombres y
la libcrtad de la naturaleza no pueden conciliarse mejor
con la sumision al irnperio y à las leyes de un solo hom-
bre , é aunque sean machos y se apropien cl nombre
de parlarnento 6 senado , sean lords ci principes que
mandan sobre los otros que forman una nacion entera,
y dictan à la multitud loves, que esta no lia discutido, 6 no
lia hecho, que no ha querido adtnitir, 6 que,ya no quiere
que rijan. Los principios de que se valia .Voltaire para


A 3




6 CONSPIRÂC/ON COISTRA. LOS REYES.
atacar la religion , podian oponerse à las instrucciones
que Baba sobre la sumision à los soberanos ; y en efecto
se los opusieron. Los iniciados sacaron las consecuencias,
y Voltaire no quiso qucdar atrtis en su misrna escuela,
que él Ilarnaba filosofia. El modo coma pasa de los so-
fismas de la impiedad à los solismas de la rebelion , est
muy enlazado con los progresos de su filosofia


antireli-
giasa , para no merceer que se observe.


Voltaire solo fomentaba en su corazon el odio à Je-
sucristo , su iglesia y sacerdocio,.cuando en el afio 1718,
al representarse su tragedia de Edipo , hizo rccitar aque-
llos dos versos que la multitud de los espectadores
lectores no ha olvidado aun , y que en si solos 3-a con-
tenian aquella revolucion antireligiosa, que debia hacer
su explosion seten. ta aïios despces.


» No son los sacerdotes lo que un pueblo vano piensa :
e Nuesua eredulidad lare ioda su ciencia. (s)


Estas dos versos solos anunciaban al pueblo, aquella
igualdad de derechos y aquella libella(' de razon que
no recOnociendo en los sacerdotes autoridad ni mision,
permiten que caca uno se atenga â la que mas aco-
mode si su razon sobre las idéas religiosas. !iuchos aiios
se pasaron , antes que Voltaire tuviese una verdadera idea
de esta iguaidad y libertad , que no deebian reconocer
en los monarcas mas dereclios que los que él recono-
cia en la ; y' es constante que Voltaire aun no
pensaba en hacer de esta iguaidad y libertad un prin-
cipio fatal à las monarquias ; ni aun en el aiio de 1738;
cuando public6 sus cartas 6 discursos con el titilla de
igualdddy libertad , no sabla que aplicacion 50 pudiese
hacer de estos principioa à las idéas


Las prime-


CÂPÎTELO R1113111110. 7
ras lecciones que recibi6 , se las di& 511 discipulo Thi-
riot , à quicn habia dejado en Ingla terra , y à quien
se dirigi6 para saber cual era el parecer de los iniciados
sobre aquellas cartas : 6 par mejor decir , Thiriot , que.
sabla las inclinaciones de su maestro luicia la aristoeracia,.
se contenu') con escribirle , de que sus cartas no 'ahan
en el hito, y que se quedaba muy atràs de los principios.
Voltaire sensible à esta rcconvencion , y con el tond de
un hombre que no quieie que le adelanten sus disci-
pnlos respoudi6 en esta forma. «lligamos una palabra
» sobre las canas. è De Bonde diablos satan que estas
» cartas no van al objeto P Ni siquiera hay un verso en
» la primera , que rio manifeste la igualdad de coridi-
» cioneç; y en la segunda, que no !mmbo la libertad (s»


A pesar de esta réplica , el discipulo de Voltaire te-
nia mas razon que su maestro ; pues le hubiera podido
responder , que en todas aquellas carras no habia si-
quicra un verso , que no fuese contrario al sentido fi-
los6fco ; pues en la primera toile Io que Voltaire pre-
tendis probar se redneia , si que en todas las condi-
ciones la soma (le la felicidad era casi; .


y en laD
segunda mas trata de la libertad coma facultad fisica,
que de la misma coula derecho natural, civil 6 politica.
La consecuencia de la primera carta era : que se ha de.
atender muy poco à la diversidad de las condiciones
parque en todas se puede balla r la misma felicidad. En,
la segunda dejaba à un lado aquella libertad , que mas
ansiaban los iniciados para ir contra las re.yes, pues solo
trataba (le la existencia de una faconad que distingue entre
el bien y mal moral ; Io que no acomodo mucho à la
secta , parque era demasiado favorable si las idéas ro-
ligiosas. Pero Voltaire sin manifestar que cedia à


(i) Carla à Tiiiriot del :24 Octobre de t738.(0 Les prétres ne sont pas. ce qu'an vain peuple pense ;
19irf crédulité fait toute leur scier:K.




8 CONSPIRICION COESTRÀ LOS REYES.
instrucciones de los iniciados , se dej6 Ilevar poco à
poco i sus scntimientos. Pesaroso de haber predicado
la libertad moral , procur6 borrar todas las impresiones
que esta doctrina podia baber hecho; compuso tari bien
su definicion de la libertad que los fatalistas mas 0125-
tinados no la hubieran desderiado , y ya no predic6 mas
libertad que aquella , de cuvas privilegios se supo valer
la secta para sublevarse contra los soberanos.


Ateniéndose à la definicion de Voltaire, la libertad no
es otra cosa que el poder de hacer lo que se quiere. Un
metarisico verdadero diria , que es el mismo poder de
querer 6 no querer ; es deeir,


, de dctcrrninar su volun-
tad ; de escoger y querer el pro 6 el contra. Mucho falta
à estas dos deliniciones para convenirse entre si. No es
precisamente elpoder , es precisamente la voluntad , quien
Lice el niai moral. Un hombre de bien tiene muchas veces
el mismo poder que un malvado para cometcr el mismo
crimen; pero aquel no le quiere coineter, y este le quie-
re conieter; cl malvado es libre para no quererle corne-
ter , asi como el hombre de bien es libre para quererle
conicter. Sin esta distincion , ninguna diferencia moral ba-
brin entre el hueno y el malvado. l'orque é coma puede
scr este culpable de Haber querido , si él no lia podido
querer otra casa I' De tics l'ombres , uno puede 'lacer
una accion nociva , y su voluntad la descella libremente;
el segundo la puede hacer , y su .Voluntad la quiere li-
bremente ; el tercero la puede hacer , y la quiere per
fuerza. El primer() obra corno 'hombre virtuose , el se-
gundo como un malvado , y et tercero coma una md-
quina , un loco , nu insensato , que no et, dueïio de su
voluntad. El loco y el malvado han podido y han 'm-


la misma.cosa ; la diferencia no estd ni en el poder
ni en la accion : luego esta en la misma voluntad , mas
é menus libre de querer ‘') no querer. Pero Voltaire y


que hizo Voltaire en su carta sobre la
igualdad, tenian rclacion mas directa con el sistema de
la revolucion politica. En la primera edicion de esta
carta se leia : Los estados son iguales ; paru los hombres
son diferentes. La secta habria querido lecr : los nombres
son iguales ; pero los estados son drferentes. Voltaire al
fin se diô pot' entendido de lo que la secta le pcdia ;
y entonces avergonzado de hallarse menas adelantaclo
que sus propios discipulos en la doctrina de la igualdad,
para no merecer en adelante su critiea, mudô su doc-
trina y sus versos. Para encubrir su verguenza y merecer .
el elogio de los iniciados , corrigi6 y rehizo su carta
sobre la igualdad. estuvo satisfécho de su estro
poético , hasta que los iniciados ya no pudieron que-
jarse de que no iba directamente al hecho. Culant° alegô
el populacho revolucidnario en prueba de su igualdad
contra los grandes , los rieos y los reyes, ya lo babia dicho
Voltaire en dace versos, que tradueidos sucn an asi : » Que.
» rido Ariston , tu miras con indiferencia la grandeza
» tirdnica y la arrogante opulcncia.: Tus ojos no se han
» deslumbrado con el falso resplandor ; este mundo es
» un Bran baile , en donde los locos disfrazados con
• los ridicules nombres de Emineneia y Alteza piensan
» hinchar su ser , y elevar su bajeza. En vano nos
» sorprende el aparato de la vanidad ; los morfales


son iguales, la mascara es diferente. Los cinco sen tidos
» imperfectos que nos ha dado la naturaleza son la t'inica


medida de nuestros bielles y males. Qué , lus ives
tienen sois ? ce y su alma y cuelpo son de otra especie?


tienen ados otros resortes (1) e
(1) Tu tois , cher Ariston, d'un ceit d'indifférence,


La grandeur vannique et la fibre opulence ,


,EAP1TIILO PRIMER° . 9
los otroS sofistas tcnian sus motivas para no seilalar estas
diferencias.


Las mudanzaS




s


10 CONSPIRACION CONTRA LOS REYES.


Hé aqui con toda precision lo que repetia en Paris,
con merles elegancia, el populacho democ•atico , cuan-
do preguntaba si los myes y nobles no habian sido lie-
chos de la nrisma masa que el mas simple paisano ; si
los ricos tenian dos est6magos ; y (rà que fin todas las
distinciones de soberanos, principes y caballcros, siendo
iguales todos los nzortales i) is preciso decir que le costô.
nrucho à Voltaire hacerse apestol de esta igualdad. Sin
que el tuviese una alma y cuerpo de otra especie que
Pompignan, •reron , ô Desfontaincs y tantes otros i quie-
nes oprimia con sus sarcasmes, conocia que en la rnisma
especie y con la misma naturaleza habia muchas desi-
gualdades entre los hombres , y que no necesitaban de
tener ait sentido mas , para que rnediase raucha diferen-
cia entre su persona y la canal/a. Pero no por eso dejô
de ceder à la critica de los iniciados , y despues de ha-
ber hecho decir à su musa : los estai/os son iguales; pero
los honibres son dile rentes , (r) le precisô à que dijese :
los moitales son iguales , la mdscara es de,. rente (2).


Foltazre se vuelve republicano.


Si Voltaire hubiesc pensado que podia prescindirse de,
aquella libertad , que enipieza con amar las repl'iblicas,.


Tes jeux d'un faux éclat ne sont point abusés ;
Ce monde est un grand bal , où des fous dey arisés ,
Sous les risibles noms d'éminence et d'altesse ,
Pensent enfler leur dire et hausser leur basseese.
En vain des vanités l'appareil nous surprend ;
Les mortels sont égaux , le masque est différent.
Nos cinq sens imparfaits , donnés par, la nature ,
De nos biens , de nos maux sont la utile mestere.
Les rois en ont-ils six ? et leur urne et leur corps
Sont-ils d'une autre espèce ? Ont-ils d'autres ressorts ?


/1) En la primera y scgunda cdicion.
(2) Edicion de Keil; véanse las variantes.


CAPiTULO PRIMER O.


y acaba con aborrecer à los reyes, para establccer aque-
lla su libertad que detesta à Jesucristo, es muy verosimil'
que se habria atenido â esta ; pero desde sus primeras.
producciones contra el cristianismo, halle que la autori-
dad de los reyes era demasiado represiva. La Ilolanda
le ofrecia mas libertad para hacer imprimer sus blasfe-


de aqui se origin6 su primera inclinacion à lasmias , y
•repr'iblicas. No se puede duclar , leyendo sus canas es-
mitas en Holanda , y en particular la que escribi6 desde
la Haya al marqués d'Argenson «Estimo mas (decia Vol-
» taire ) et abuso que aqui se comete con la libertad de
» imprimir sus pensamientos , que la esclavitud con que
» .teneis en vuestro pais el espiritu humano. Si se anda


à este paso que os quedani sino la memoria de la
» gloria del siglo de Luis XIV P Esta decadencia me da
• casi deseos de establecerme en el pais en que me
» hallo. La Haya es una mansion deliciosa; y la libertad
» hace les inviernos mettes rigurosos. Me aconzoda. macho
• ver que los seiiores del estado son simples ciudadanos.
» Hay dos partidos , y es neeesario que los baya en una
• republica : pero el espiritu de particlo nada quita al


patriotismo , y veo grandes hombres opuestos à gran-
des hombres.— Veo por otra parte , y con no nienos


• admiration , ii uno de los principales miembros del
esta do , ir à pié , sin domésticos , y habitar una casa


» hocha para aquellos c6nsules romanos que hacian
• guisar sus legumbres. — Este gobierno , à pesar de
• los defectos que le son inseparables, os gustaria mu-
» chisimo. Todo es municipal; y eslo es Io que anzais (1)»


Tortils estas exprcsiones manifieStan con la mavor evi-
dencia un hombre, que declinaba hacia aquella libertad
é igualdad republicanas , que se avienen tan poco con
el gobierno de los reyes. Algunos Oies despues, ya se


(r) Carta del 8 Agosto de 5743.




12 CONSPIPAC10.?; COXTRi LOS REYES:


habia bien fortificado esta pasion en el corazon de Vol,
taire , si es licito pensarlo asi por una de sus cartas
fecha en Colmar , y que hallo citada en las memorias
de M•. de Bevis , como que fisc escrita à un academie°
de Marsella ; esta coneebida en estos términos : » Acep-
» taria vuestras ofertas , si Marsella fuese aun una repù-
» blica griega , porque amo mucho las academias, para
» amo aun mas las reptiblicas. Dichoso el pais en donde
» los que nos mandan vienen d nucstras casas , y no se
» dan par ofendidos sino vamos à las suvas. »


Pero esto no era mas que amar las repiiblicas , y esta.
no es aborreccr y detestar à los reyes , y no ver bajo
de su imperio sino despotismo y tiranfa : pero pocos
aîios despues , la antipatia que Voltaire tenia à los tro-
nos ya se parecia mucho à la que tenia é los altares ;
à lo menas asi parece que lo indica.una carta en la que
con toda confianza dice à d'Alembert: Por lo que toca:
» é Diable ( este es Federico ) que ya nmerde , ya
» le muerden , es un mortal bien infeliz , y los que se
» &jan mater por estos &Jim-es son unos imbéciles terri-
» bles. Guardaos de fier este mi secreto à los reyes
» los sacerdotes


Secreto de Voltaire sobre los reyes.
Esto deja de ser ya un secreto, para los que han visto


los sofistas de este siglo empeaados en dar à los reyes
clusivamente y é su gobierno la culpa de todas las quer-
ras , que afligen al universo , esforzandose en persuadir
à los puebios , que serian mas felices y gozarian de una-
paz inalterable , si en lugar de dejarse gobernar per loe
reyes , se gobernasen por si mismos. Esta pretension
desmentida par las frecuentes guerras ya externas , ya
intestinas de las repalieas , sirve é lo inenos para pro-


(i) Galla del 12 Diciendire de 1757.


CAPiTELO PRI â ER°. 13


bar, que Voltaire ya no tenia necesidad de argumentas
muy sôbdos para no ver sino unos imbéciles terribles en
los que combatiendo bajo las banderas de los reyes ,
creen que defienden la patria. Lo que particularmente
se debe • observar en esta carta , es el estrecho enlace
que el secreto de Voltaire sobre los myes tiene con su
secreto sobre los sacerdotes. Ambos secretos se le habian
escapado en palico mas de una vez. Su tragedia de
Edipo , haciendo repetir sobre el teatro aquellos versos:
No son los sacerdotes etc. habia ya divulgado uno de
estos secretos. Ya habia llegado el tiempo en que
los pueblos habian de aprender del mismo Voltaire
y por el misino media , la que debian pensar so-
bre los soberanos , sus derechos orfgcn , coma de
toda aquella nobleza , que en los servicios de sus ante-
pasados tenian ejemplares y poderosos motivos para sa-
ber lo que deben al estado. No hay que escusar al
poeta; mas es el odio que tiene é los reyes, que el gcnio
de la poesia lo que le inspiraba aquellos diestros g iron
de que se valia para poner en la boca de un perc,o <fnae


-


teatral los sentir tientos que tenia et sofista.


Principios de Voltaire contra los reyes.


Es muy cierto , que no era por respeto que Voltaire
tuviese é los reyes , cuando en los teatros de una na-
.cion gobernacla por monarcas que se complacian en et
valor y servicios de su nobleza , que siempre fisc et apoyo
del trona , hizo resonar aquellos versos tan humiliantes
de la dignidad -real , y que tanto despreciaban la gerar-


f
quia de sus antiguos defensores : El primera que lice rey
ile un soldado feliz. El que sirve bien d su pais , no


nccesita de abuelos (t). Cuando Voltaire Baba estas ins-
(i) Le premier qui fut roi , fia un solda: heureux:-


Qui sert bien son pars n'a pas besoin d'aieux
Tragedia de illérope.





lil emplume CONTRA LOS REYES.
trucciones à los franceses, ya tenia formada en su ment
toda la revolucion antimonarquica , asi como tenia for
macla la revolucion anticristiana cuando bizo recitar sus
versos contra los sacerdotes. En fin solo cl jacobinisme
nias furioso podia celebrar à Voltaire cuando abadià


Qucreis ser felices ? vivid sin senior (r). Asi es que Vol.
taire llevado por aquella libertad con que se habia le-
vantado contra et altar , cada dia se acercaba mas à la
libertad enemiga del trono. Su nt'imen no dejaba esca-
par de su pluma en valdc estas maximas. Su correspon-
dencia con d'Alembert manifiesta su intencion , cuando
con tanto cuidado advirti6 à su confidente à que obser-
vase estos versos , que enseaan i los vasallos à erigirse
en jueces de sus reyes , basta llegar à ser sus asesinos
y verdugos cuando les place no ver en sus principes
sino tiranos y déspotas. Estas instrucciones en particu-
lar son las que quiere que note d'Alembert, cuando le
escribe : «Es preciso que os diga que ya ha un ai'io que
tengo hilvanada la tragedia de las Leyes de Alinos , que
» oiréis silvar dentro de poco. En estas leyes de Minos,
» Téucer dice al senador Merion : Es preciso mudar d


leyes r tener un senor. El senador le responde : 0
» ofrezco mi brazo , mis tesoros y mi sangre ; pero si


abusais de este sztpremo Lagar para poiler Lalo de
» va estes pies las le ) es de la patria , ro la delenderé ,


Sehor, con peligro de mi vida (2) » Si Voltaire bu -
j balla do estos versos en los escritos de un sa-


Diseurso sobre la felicidad , en los dielogos fflosecos.
(2) Il faut changer les lois ; il faut avoir un maître,


Le senateur lui répond :
Je vous offre mon bras , nies trésors et mon sang ;
Itlais si vous abusez de ce suprétne rang,
Pour fouler à vos pieds les lois et la patrie ,
Je la défens , Seigneur au péril de ma vie.


Carta del z3 Noviembre de 1772.


CiPiTULO PRIMER°.


cerdote , habria gritado hasta desgailitarse Hé aqui el
asesino de los reyes hé aqui el tiranicida. Ilabria di-
cho : hé af é un vasallo que se exige en juez de su so-
berano y pie se reserva el derecho de pronunciar entre
él y las leyes ; el derecho de acometerle , de combatir
con él , y de sacar su espada contra él mismo, cada vez
que le acomodaré crier ô hacer creer al pueblo , que
es preciso castigar al principe , y que su muerte vol-
verà la vida é las leyes. Voltaire aun habria aiiadido :
• -Ié ai el pueblo juez de sus mismos reyes ; ved que
estas son las maximas que esparcen los sediciosos, y que
introducen las revoluciones y toda la anarquia demo-
.crà tira


Guerra indirecta y secreta contra los troncs.


Esto mismo que Voltaire habria podido decir con
bastante fundamento sobre aquella afectacion de opo-
ner entre si si los reyes y la patria , lo puede decir la
historia de él mismo , y ans con mas rnotivo , pues
conocia él mas que otro zlguno lo pe!igroso de sus
maximas., que no ocultaba à sus amigos. • Empezad
(decia , por ejemplo , al tonde d'A rgtmtal , enviandole
alguna de aquellas producciones , que él sabia que
no cran à propôsito para aficionar los pueblos à sus
reyes) :«Empezad con hacerme el juramento de no de-
» jar de vuestras masos mis pequetios pasteles , y de


devolvérmelos, diciéndome si lie puesto demasiada 6
poca pimienta , y si cl Busto que reina en et dia es


» tan depravado corne el mio. Los fondos de mis pe-
» quetios pasteles no son para ana monarquia ; pero me
» habeis dicho que hace algue tiempo que se habia
• vido alguna cosa de B,ato en prsencia deliseireonit-rcasontslue
» Falkenstein ( el emperador José II. n
• mansion en Paris , y que los convidados no se habian




16 CONSPIRAI:ION CO;tillti LOS nEYES.
» levantado de la mess • (1). » Este lenguage no es muz•
enigmatico , pues manifiesta que Voltaire es un hombre
muy diferente de aquel que en otro tiempo afeaba -a
sus cofrades de Paris , que todo lo veian de través ,
cuando intentaban disminuir la autoridad del rey. Aqui •.
se descubre un autor, que atm terne exponer con so-
brada claridad unos sentirnientos , que él salie muy bien
que son poco favorables à esta autoridad ; pero que al
inismo tiempo deseaba adclantar lo posible sin compro-
meterse. Aqui mismo se descubre un escritor , que se
lisongea de no haber sido sobradamente atrevido en
atencion al tiempo en que escribia , porque el empera-
dor José II. fue bastante imprudente dejàndose servir
con manjares de Brute ; es decir escuchando en un
convite sin la mener sella de indignacion una doctrina
la mas amenazadora â la vida de los soberanos.


Sus deseos y profecias relativas à la revolucion anti-
monàrpica.


I-Tay otras muchas cartas que manifiestan cuanto se
habia aumentado en Voltaire la aficion â la libertad
antimonarquica el desprecio con que miraba la ad-
hesion de los franceses à sus reyes. En particular hay una
en que se manifiesta inconsolable , contemplando d los
extrangeros penetrados ciel catccismo de la libertad ,
muy â prop6sito para sec enseibdo âlos parisienses , pero
que se yen precisados à llevar su sistema à otras partes,
por no baber podido convenccr â sus antiguos campa-
triotas de que si et hombre habia sido puesto en el
mundo para servir à Dios , tambien habia Lido criado
vara ser libre (a). AI mismo tiempo que él bacia tantes


c.iPituto rniy,Lr.o.
progresos en el catecismo de la libertad, le desagradaba
mucho que los franceses, à quiches liatnaba sus Welches,
no tuviesen uno scmejante (t). Cuando la historia refiera
los progresos que bizo Voltaire en el catecistno de la
libertad , no podrà decir que ignoraba las revoluciones
que podian ser sus funestos resultados , y por lo mismo
no le podrà excusar per no haberlas detestado cuando
pudo preveerlas. Aurique no littbiese tenido el alma
bastanté feroz para desear los dias de Robespierre ,
preveia, deseaba con toda eficacia , y pronosticaba con
la mayor complacencia unas revoluciones à las que sa-
bia que habian de scguirse terribles uracanes. Cuales-
quiera que sean los desastres que se signet '


à las tem-
pestades revolucionarias , tenia por muy feliz la juven-.
tud que las presenciaria , y asi lo declar6 en m 'a de •
sus cartas al marques de Chauvelin : « Cuanto veo der-
• rama las semillas de una revolucion que infaliblemente
» llegarà , y de la cual no tendré el placer de ser testit.fo.
» Los franceses siempre tardan en llegar ; pero al fin
• llegan. La luz se lia difundido de tal modo de los
» unos à los otros , que â la primera ocasion sucederà
» el estallido , y entonces se moverd una buena camorra...
» Los jévenes son muy- felices: elles venin cosas bellas (a).


Nôtese la época de esta cartà, y 'se verà que es veinte
y cinco rakis anterior à la revolucion francesa. Va sus
se verà que Voltaire en este largo


intervalo repitiése
iniciados aquellas instruccione b; , cuando en el principio
del alio 1 761 les afeaba de que todo lo veian .


de frayés ,
acometiendo la antoriclad de los reyes. Sea que las vic-
torias que habia ganado combatiendo contra los ad tares,
le aurnentasen la confiatiza de las que preveia sobre los
tronos ; sea que et éxito de sus sâtiras y de todos aque-


(1) Carra ciel a Julio de 1777.
(2) Carra à Damdaville del a3 Marte) de 174


progresos


(r) Ani mismo , y à rada paso.
(2) Caria à litr: de Cliauven ciel 2 Métrz0 de r 7( 4.
Tomo II.




18 CONSPMIC107 CO -5111 LOS Mn:ES.


nos dardas (pie habia disparado impunemente contra
los monareas , le representase à estas coma menas te-
mibles de lo que él y sus iniciados se figurriran en un
principio , lo cierto es, que nruy distante de que le asus-
tasen ya los principios de insurreccion que sus disci-
pules habian esparcido en sus cscritos, no hizo sine ce-
lebrar estas mismas producciones , para que fuesen el
catecismo de las naciones. Cuando Diderot public6 su
&smilla de la neurale= , no le reconvino el filésofo de
Ferney par sus pretensiones y declamaciones frenéticas
contra los reyes ; se limit6 d rcfutar una metafisica , cuyo
absurdo ternie que recayese sobre la secte. Los absurdes
é invectivas contra los monarcas no le impidieron de
complacerse con d'Alembert , sabiendo que este libro se
leia con anhelo en tode la Europa. Cuando vii que los•
cortesanos y principes hacian imprimir el libre de Hel-
Tecio intitulado , Dei hombre y su educacion , Voltaire
il peser de los principios sediciosos y antimondrquicos
que conticne q cuyo extractO daremos , y en luger de
asustarse contemplanclo la indignation de los reyes , à
quienes naturalmente habian de irritai contra los filé-
.safos estas producciones , se puso à reir con d'Alembert
.descubriendo en el exit° de este escrito una prueba de
que la. grey de los scV se aumentaba à la sordina (1).
Asi se desvauecian aquellos temores que antes tenia de
irriter con su apostolado de igualdad y libertad à los
reyes, y quo hicieron luger à los deseos revolucionarios y
à todas las tempestades que debian acompaiiar la cailla
de los tiranos y despotes segun su idiome , qtte es decir,
de los emperadores y reyes.


(r) Carta à d'Alembert del 16 Julio de 177o , y las cartes x
.ry 117 del aiio 1778 al mismo, y una carta à la cinquesa de Choiseul


ee.1 afin x 7 7o.


cerirrLo PRIMER°. 19


Sentimientos y medios de d'Alenzbert contra el trono.


Interesa à los lectores y a la historia saber, si los sen-
timientos de d'Alembert filerait los mismos que los de
Voltaire , y si habiendo sida tan zeloso coma su maes-
tro de la libertad contra la religion , le file tambien
de la libertad contra los reyes. El mismo d'Alembert
responde à esta cuestion en una cana que ya he citado,
Y que nos manifiesta sus secretos. a Querido é ilustre
» cofrade : amais la razon y la libertad , r no es


amar la una sin la otra. Pues bien , hé af à un (ligna.
fildsofo republicazzo que os presento, quiers os hablarà
defiloseia y libertad. Es Mr. Jennings gentil hombre




de camera del rey de Suecia , ,hombre del Mayor
s mérita y de la mas grande reputacion en su patria.


Es (ligna de conoceros , ya par fo que es en si mis-
» mo , y ya por el caso que hace cle vuestros cscritos
• que tante han contribuido té esparcir esters dos senti-
. mientos' entre los que son dienos de experirnentar-
s las (r). v i Que confesion en la bora de un sugeto
coma d'Alembert siempre reservado en sus expre-
siones , y siempre en observation , temiendo no se le
escapase alguna palabra que le pucliese


comprometer U


Aurais la razon y la libertad; no es Icicil amar la una
sin la otra ! Esta razon , algunas lineas mas abajo , es
lafilosofia ; la libertad es la de un fildsofo rep ublicano
en su interior , y que no obstante vive bajo une mc-
narquia , colinado de heneficios y gazando de la con-
fianza de su rey. Se signe pues, segttn los principios
de d'Alembert , que no es fàcil amar su pretendida fi-
losofia sin tener en el ccrazon amor ri las reptiblicas,
ô à una libella(' que él no cree pue( a hallarse bajo el


(1) Ci rta del 1 9
Enero de 5769.


B 2




20 coesruuctozr CONTRA 7-08
imperio de los reyes. Es digno de reparo que entre
los titulos que le caban à Mu. Jennings un derccho àb'
la estimation de Voltaire y à la soya propia , d'Alem-
bert cita con prcfcrcncia cl amer à una filosafia repu-
blicana en un sofista cortesano, que no puede conser-
var este afccto sin estar en anime de 'lacer traicion à
la causa de su rey.


En fin , las producciones que de su querido é ilustre
cofrade cclebra aqui d'Alembert , son las que mas ban
contribuido d la propagation de aquelles dos sentimien-
tos de jilosefia y libertad republicanas entre los que son
digtzos de experimentar!os , que es decir , que ban con-
tribuido al cumplimiento de los desees de estos preten-
didos- sabios , que nunca saben hallar la libertad bajo
el imperio de los reyes, y que abominan las monarquias


pro?orcion que nutren el amor à las rept'Iblicas.
D'Alembert que se considera digne de experimentar
este doble sen tintiento , y que no cono•e filoso •ia verdadera
sin eilos é podia declarar con mayor expresion los sen-
timientos de su corazon , y sus descos de que se veri-
tiquer' las revoluciones que ban de abatir los tronos
para levantar reptiblicas .3 No deben pensar lo g


lectores,
que cuando sacam os estas consecuencias de las declara-
ciones del sofista , pretendamos confundir generalmente
el amor à las reptiblicas y à la libertad con el odio à
los reyes , y con los votos de destruir todos los tronos.
Sabemos muy bien , que hay republicanos sabies que
saben amar su gobierno y respetar el de los otros pue-
blos ; zambien sabemos , y no nos costaria mucho de-
mostrar , que la verdadera libertad civil no es mas in-
compatible con las monarquias que con las rept'iblicas,
y que muchas veces sucede que es mas real y extensa
bajo del imperio de un rey , que bajo ciel de una re-
palica principalmente dcmocràtica. Pero cuando vernes


CA.PfTIILO prtimEao. 2I
à los sofistas quejarse sin cesar del gobierno de los reyes
bajo del cual viven , tratarlos de déspotas y suspirar por
la libertad del fil6sofe republicano , nos considerarnos
con derecito para decir, que el amer à las repalicas y
à la libertad no se separan en los sofistas del odio à los
reyes. Sus quejas contra los reyes son continuas : si el
gobierno reprime sus blasfemias contra Jesucristo , si
sus sofisLnas ballet obstàculos, lucgo cxclaman ; la raton
estri encadenada ; el despotismo mueve persecuciones al
modo de Décie; es desgracia vivir bajo el imperio de un
monarca y de sus ministres (r).


Para inanifestar la conducta de d'Alembert contra los
tronos , es preciso no olvidarse del modo cotno bizo la
guerra à los altares. En esta represent6 el pagel de la
zorra , y de los mismos artificios .se vale en su guerra
contra los reyes. Lo que hizo contra Cristo lo hace
contra estos ; se vale de la pluma de otros , excita y
anima à otros ; pero se guarda muy bien de exponerse.
Valiéndose de estes medios , inflama à Voltaire , alaba
su zelo con el. cual tanto ha contribuido para propagar
el amor à una filesofia y libertad republicanas ; y te-
miendo no se entibiase el zelo de aquel , procura


mocodauntinoC»enardecerle , y à este fin le escribe :
» lo haceis , en combatir pro anis et feeis. Y° que tengo
» las manos atadas pot el despotisme ministetial y sa-
» cerdotal, no puedo Tracer sine le que Moisés; levan-
» tarlas al ciel°, mientras vos combatis (a).» À este mis-
zno fin declara à Voltaire su aficion a' lcer cuanto sale
de su pluma relative à la doble guerra contra el altar y
el trono y celebra los Linos que ha disparado contra los
dos. «Me enfado , lice, cuando solo sé por el pliblico ,


(e) En muchas partes de la correspondencia de Voltaire y ded'Alembert.
(a) Caria del ig Enero de 1769,


e




CONSrinAcION COXTRA LOS AEYES.


que habeis dado algun nuevo bofeton al fanatismo
» d la timnia , sin per juicio de los Buenos pu iszetazos que
» les dais de cuando en cuando. Està reservado para vos-
» kacer odiosos y ridiculos estes dos azotes del errera
» burnano (1). » No podian todos los conjurados merecer
eu esta guerre estoc clogios de d'Alembert , poque
no tenian como Voltaire et arte de agradar â los mis-
mos reyes y divertirles con romances y historias, cuyas
satires y sarcasmos no sentian que fuesen contra ellos
mismos y sus coronas , porque parecia que solo tenian
por objet() à los otros reyes sus cofrades. No todos los
solistes tenian el arte que tan bien poscia Voltaire , de
destrozar los vivos golpeando â los mucrtos , y de res-
petar en apariencia la persona del mouarca haciendo
.odiosa la dignidad. Este es el motivo porque d'Alem-
bert no prodiga con igualdad sus elogios à todos los que
trabajaban en esta gucrra contra los reyes. Algunos decian
demasiado y con mucbo clesprop6sito , y â estas trataba
de artesanos que edam d perder el ojicio , y cle que se
hallan en todos partes (t). Otros no cran bastante atrevi-
dos, y aunque reconoce que tienen aigrin talent() )


desearia
fuesen menos favorables al despotisme. Se vé lo que et
mismo habria dicho , si no buhiese tenido las manas
atadas , cuando confidencialmente escribi6 à Voltaire :
Casi tengo tanto odio como .vos d los déspotas. (3).


En vano se dice , pues ya lo sabemos , que se puede
aborrecer el despotisme sin aborrecer z los reyes : pero
é y quienes son aqui los déspotas contra quienes de-
claman los solistes , sine los reyes bajo cuyas goblernos
vivian ellos ? Este odio y estas quejas continuas é reniait
acaso por objeto ai Emperador cie los Turcos, 6 al grau


(1) Carta de d'Alembert del i4 Julio de 1767.
(a) Carta a Voltaire del a4 Enero de 1778.
(3) Calta del 23 Enero de 177o.


CApirl5LO
32


Mac/el , que nada tenian que ver con nuestros fil6sofos ?
Escusas coin() estas no merecen refutarse. Ya conocemos
el idiome de la secte ; y tendremos ocasion de mandes-


ter que en su diccionario , estes nombres
déspotas,


tiranos , soberanos é reyes son sin6nimos. Cuando no bu-
biese otra prueba que su afectacion en confundirlos
siempre , bastaria para ver que su odio à unes tiene por
objeto à los otros , y que en el corazon de los sectarios
y sus gefes no son dos pasiones 6 sentimientos distintos.
A mas de esto, los iniciados favoritos de la secte no nos
han reducido à no tener otra cosa que alegar lino lus
cumplitnientos de d'Alembert, para manifester la grande
parte que tuvo Voltaire en esta revolucion que preveia
.con tante gozo , y que ha sido tan fatal à los monarcas.
Aunque Voltaire nunca bubiese disparado contra los
reyes alguno de tantos tires en las satiras y sarcasmos
de que hacen tanto merito los solistes , na por eso de-
jaria de ser el Patriarca , (lite se un los principios que
enseiri6 en su escuela , dispuso los ânimos, allan6 los
caminos , y derrib6 la mas fuerte barrera para remon-
tarse haste et trono , ramper el cetro cle los pretendidos
tiranos , y disponer los materiales para la revolucion
francesa tan fatal à la corona y persona de Luis XVI.


Declaraciones de los conjurados sobre Voltaire.
Sobre este servicio tan importante que Voltaire hizo


â la secte , Condorcet se explica de este modo : « Que
» baya nombres que si Voltaire no hubiese escrito ,
• serian aun esclavos de las preocupaciones, que le acu-
» sen de Haber hecho traicion â la causa de la liber-
» tact... y que no veau , que si Voltaire hubiese iriser-
» tado en sus ()bras los principios del antiguo Brut() ,
» es decir , los de la acta de independencia de los Ame-
" ricanes , ni 'Montesquieu , ni ilousseau habrian podido




73


CONSI'lltiCION CONTAI LOS REYES.


• escribir sus obras ; que si como el autor del Sistema
» de la naturaleza, hubiese convidado à los reyes de Eu-
» ropa ti conscrvar el crédit() de los sacerdotes , Beria
• aun la Europa, supersticiosa , y perseveraria largo tien-
» po en la esclaititud : no conocen pues , que tanto en los
• escritos como en la conducta, es precis° no desplegar
» mas valentia que la que pueda ser (i). » Condor-
cet imaginaba que él mismo habia desplegado en este
texto toda la valentia , que en el moment° podia ser


; y no pensaha poderlo ser , si con toda claridad
hubiese dicho à los reyes , que sus tronos babrian per-
severado inmôviles , si Voltaire no hubiese empezado
Con destruir en el espfritu de los pueblos el imperio de
la religion ; sin embargo sus cofrades los iniciados dia-
listas pensaron , ..que le po•ian decir que no se habia
sabido explicar sobre este pretendido servicio de Voltaire.


La revolucion francesa se hallaba en su mayor exal-
tacion : Luis XVI no era mas que un verdadero fan-
tasma de rey en su palacio , 6 preso en las ;
la Harpe , Marmontel y Champfort cran los redactores
del Mercurio en cuanto à la parte literaria.Esta oficina
de iniciados se encarg6 de manifestai sin rodeos al
desgraciado monarca , el sugeto i quien debia lacaida
de su trono. El articulo del peri6dico que voy à citar
se dej6 ver el 7 agosto de 1 790. Dando noticia de
la vida de Voltaire que habia cornpuesto el marques
de Condorcet , hé min: coma se explica el fil6sofo se-
manal « Parece *que ya era posibie desenvolver aun.
» mas, las obligaciones eternas que debe el gdnero lut-
» manu ti Voltaire. Las actuales circunstancias propor-
» cionan una buena ocatsion. Et ( Voltaire) no ha visto
» todo lu que ha hecho ; pero él ha hecho zodo lo que


CA1'1'1'111.0 PRI31.ERO. 25


adores ilustrados que sabràn eseribir


la
,aepsrorili'aran a los que salien rellexionar ,


a c l ac et primer il ter autor de esta. grande revolucion que ad-
» mira la Europa, r que extiende todas partes la


esperanza de los pueblos y la inquietud en las cortes ,
3 es sin contradiction Voltaire. Este es el primero que
» ha derribado la mas formidable barrera• del despotismo ,
3 el poder religioso r sacerdotal. Si no hubiese destrozado


yugo de los sacerdotes , nurzca se hubiera rompido
» el de lus tiranos. Ambos pcsaban juntos sobre nues-
» Iras cabezas, y estaban tan estrechamente, enlazados ,
» que sacudido una vez et primera , el segutzdo bien presto
3 lo habia tambien de ser. El espfritu humano no se
» para mas en su independencia que en su servidumbre;
3 y Voltaire es quien le diô libertad acostumbrandole à


juzgar bajo de todos los respetos à los que le escla-
» vizaban. El es quien ha vuelto popular la razon ; y si
» et pueblo no hubiese aprendido â penser, jamàs se
» habria valido de su fuerza. Es el pensamiento de los
» sabios el que prepara las revoluciotzes politicas ; pero
» siempre es el brazo del pueblo el que las ejecuta (1).»


Resultado de esta declaracion.


Si yo aqui no tuviese nias que hacer sino demostrar
hasta la evidencia , que estos l ' ombres adornados con el
dictado de fil6sofos, bajo et nombre y escuela de Vol-
taire , atacando la religion tenian especialmente à la
vista el proyecto de aeabar con los reyes; que ellos mismos
atribuyen al éxito que tuvo Voltaire en su querra contra
la religion de Jesucristo el éxito contra la autoridad de
los monarcas; que bajo el nombre de tiranos y déspotas
comprenden al mejor de los reyes , y al mas legitimo de


(t)
merci/rio de Francia del sabado 7 agosto de i790 , M'on. ISpag. 26.(a) Vida d» Voltaire , edicion de Keil.




26 CONSPIPACION CONTRA LOS Itt'rES.


los monarcas, creo que casi podria acabar aqui estas me-
morias sobre la conspiracion de los sofistas contra todos
los reyes. l'orque, que sofistas son al fin los que en
efecto declaran pt'tblica y expresamente en este particular
el secret() de la secta? El primera es Condorcet el mas
resuelto de los ateos, cl mas querido de los discfpulos,
el mas firme apovo de la esperanza de Voltaire , y el; que
se introdujo mas en su confianza y en la de d'Alembert
( ), y empieza con decirnos, que si Voltaire no hubiese
atacado las pretendidas preocupacioncs religiosas, 6 bien
si hubiese atacado mas directamente cl poiler de los reyes,
aun seriamos sus esclavos. Despues de este, y en la obra
que redactaron con mas notoriedad los mas famosos sec-
tarios que aun vivian , y que ostentaba à su frente los
nombres de Marmontel, La Harpe y Champfort , en el pe-'
ri6dico que mas extendia la secta, se quejan de la timidez
6 de la poca destreza de Condorcet. En el mismo periôdico
le acusan , de no haber desenvuelto lo bastante aquellas
pretendidas obligaciones eternas que el género humano
debe à Voltaire, por haber preparado la ruina del despo-
tismo por medio de la destruccion de la religion , y la.
ruina de los tiranos par media de la de los sacerdotes.
é Y quiert es el déspota , quien es el tirano de quiet) ellos
entonces triunfabau P Era cl heredero mas sagrado del
mas antiguo de las tronos; era el rey cuyo nombre era
el de la misma justicia, bondad y amor al pucblo; cra
aquel mismo rey que tan tas veces habia protcstado ,- que
no queria que por su causa se derramase una sola gota
de sangre de sus vasailos ; era Luis XVI el pretendido
désnota de quien se gloriabari haber triunfado. Si hay
algue rey que crea no estar comprendido en la lista de.
la conspiraeieu de los sectarios, que preste su atencion. •
y que los cscuche.


(t) Vé;tsc d primer tomo de esta, mecturins


CiPiTULO rit.imEno. 27
Los iniciados no hablan solo de Francia , sino de todo


el género hurnano que contemplaban esclavo bajo el im-
perio de los reyes; esta esperanza que han hecho nacer
segun blasonan, es la que han visto extenderse hcicia iodas


partes y en todos los pueblos. Es cierto que si aquellos aun
estan sosegados sobre sus troncs, no tienen à lo menas la
prudencia que los sofistas les suponen; porcine estos creen
que à lo menos han introducido la inquietud en las cortes,
sabiendo bien que ni siquiera hay una cuyo monarca no
se vea amenazado de sus principios y expucsto à sus
atentados. Si, su conspiracion contra todos los rayes es
ya tan evidente, que la historia puecle excusarsc el trabajo
de buscar otras pruebas; pero antes de que tuviescn valor
para pro•lamarla, tuvieron sus medios y la conspiracion
tuvo sus grados. El primera fue el odio y la resolucion
de ir contra los tronos; este nacid en los mismos gefes
de su odio à Jesucristo. Et se,undo grado se balla en los
sistema&


que forjaron los sectarios para destruir y suplir'
el potier de los reyes. El odio à Jesucristo, à suesia
y à su fe tuvo su origen en los maestros de las principios
vagos é insensatos de igualdad y libertad aplicados à los
objetos religiosos; y de estos mismos principios aplicados
à los objetos politicos, debian nacer iodas los sistemas de
la secta para destruir los troncs.




aS coNspnuctee correA LOS RELIS.
•nn••n•, •••••,••n•,^•n •n•nn •n,..../.......,n•n •nn••n


CAPITULO II.
SEGUNDO GRADO DR LA CONJURACION CONTRA. LOS ILENES.


Sistemas politicos de la seeta.


D'ARGENSON Y MONTESQUIEU.
sistema politico del marques d'Argenson.


F • •miciado que mejor debia conocer los peligros de
-una pretcndida igualdad de derechos y de una libertad
irreligiosa aplicadas à los objetos politicos , es el marques
d'Argenson, que por mucho tiempo fue en Francia mi-
nistro de negocios estrangeros. Este hombre que habia
pasado tan Bran parte de su vida cerca de los reyes ,
viviendo de sus favores, porcine creian que consagraba
su vida â sus principales interescs, fue el primero de los,
sofistas, que en el reinado de Luis XV esparciô las pri-
meras scwillas de los sistemas que se babian de seguir
para- abatir la autoridad de los reyes , y niudar poco â
poco la monarquia francesa en repôblica. Ya hemos
visto que Voltaire, desdc el ai'io 1743 y durante su viagc
â Ilolanda, celebraba cl amor que este marques tenia
la igualdad, à la libertad y à las municipalidades. Estoc
elogios demuestran que ya entonces d'Argenson tenia en
su mente, y no ocultaba â sus confidentes su sistema
municipalizador, , y todos aquellos bellos proyectos de los
cuales la primera asamblea de los rebeldes , lia mados
constituyentes , habian de hacer una de las principales
partes de su democracia rcal ô de su monarquia demo-
cratica , que . es el mas irnbécil, y juntamente el tuas-


CiriTULO SECUNDO.
29


sedicioso de los sistemas, y el mas inconciliable de los
gebiernos que jamas se hayan imaginado, principalmente
para los franceses.


Este sistema es el de las divisiones y subdivisiones de
las provincial en pequefios estados, que en cl ministcrio
de Necker se llamaron administraciones provinciales y
despues en los tiempos de Target y Mirabeau departa-
mentos. Segun las ideas de d'Argenson resurniclas y
corregidas por Turgot y Necker, todos estos pequelios
estados, bajo la inspcecion del rey, debian estar encar-
patios de la administracion interior de su distrito, de la
recaudacion del impuesto , de los proyectos ô de los
varios mcdios que se juzgarian z propôsito para aliviar
al pueblo; debian estar encargados de los caminos pà-
blicos, de los hospitales, de los cstablecimientos utiles
al comercio y de otros objetos de esta especie. Los admi-
nisiradores en aquella dpoca nada de importancia podian
establecer sin las ôrdenes del rey; precaucion que lia-
cian se mirase como que establecia la autoridad rcal sin
menoscabo , principalmente no admitiendo para estas
administracioues sino sugetos nembrados por el sobe-
rano , y conservando en su composition la division de los
tres ôrdenes clero, nobleza y estado liano, como eu los
estados generales (I). Las ciudades y villas, y hasta los
misomos lugares debian tener sus cuerpos municipales
que se gobernasen à si mismos en la administration de
los ihismos objetos, bajo la inspection de la adminis-
tration provincial dentro de su distrito secundario.


Efectos naturales de este sistema.
Este sistema à primera vista ofrecia grandes ventajas;


pers su ônico objeto era aproximar el gobierno monar-


(I) Projets el'Argenson ; ses cunsiderations sur la nature des ga mens.




3e cONSPInACTOIS COMA LOS REYES.
quico, en criante le permitian las circunstancias, à la.
forma de los gobiernos republicanos; paner trabas ai las
autoridad del monarca ; repartirla para debilitarla , y
Tracer desaparecer sus onciales 6 sus agentes mas directes
é inmediatos que se llamaban intendentes de provincia.
Con estas pintas y sus oficinas permanentes , todos lo
rincones de la Francia se Henarian de sugetos que ein4
prendiesen la carrera politica que les proporcionaba
sugetos, que sin Juda en el primer moment() habrian
reconocido que no debian administrer sino bajo de la
autoridad del rey ; pero que bien presto no habrian dejado
de alegar, , que estando mas inmcdiatos al pueblo, cono-
cia rnejor que los ministres sus necesidadcs y que
saL;a1 los medios para aliviarlc. Las representaciones y
racioeinies filos6ficos acudirian despues para autorizar la
resistencia à obedecer. Persuadido cl puebio de que
estes administradores provinciales sostenian sus intereses
contra la coite , se acostumbraria à mirarlos coma el
baluarte de su libertad y privilegios; 1 atribuirles cuanto
le era favorable, y à culpar al rey y à sus ministres de
cuanto le era advcrso. Cada municipalidad sc uniria à los
administradores, y muy presto la Francia no fuera mas que
un compuesto de Gien reptiblicas pequei'ias prontas a
reunirse contra la autoridad de un soberano, que dcsde
entonces apenas conservaria la autoridad de un Dux .


Nacerian con el tiempo, de estos cuerpos adminis-
tradores una multitud de pequdios politicos 6 tribunes,
que no habrian dejado de predicar al populacho que el
rey cra un personag, e mas gravoso que stil al gobierno;
que era preciso desprenderse de él ya que se pocha haver ;
y que los administradores provinciales y los municipes
tendrian con este mas libertad para atender al bien del
pueblo; con este se verian cumplidos los deseos 6 proyectos
de cambiar et gobierno monarquico en' estes gobieruos


CAriTULO SECUNDO. 51


municipes, cuva libertad como bernes visto tenia tantos
atractivos en Holanda para d'Argenson y Voltaire. Es
preciso conocer muy poco cl earacter de los franceses ,
principalmente de los franceses fil6sofos que abundaban
en las ideas politicos de este; nuovo legislador, para no
descubrir que tal debia ser el r'dtimo término del sistema
ni un icipal iza dor .


Aun la parte que el clore podia tener en estas admi-
nistraciones provinciales. debia ser muy fatal à la Iglesia ;
pues par precision debia mudar el espiritu de sus minis-
tres. Mientras que se esperaba poderse dcsprender de los
sacerdotes ri obispos , unos y otros ,


cran admitidos y
atm Ilamados à ser parte de estes cuerpos, que es decir,,,


ocuparse habitualmente en un estudio ageno de sus'
funciones. Al zero de la salud sucederia la ambicion de
distinguirse en una carrera que no les era propia. En
efecto, ya empezaban à distinguirsè ciertos prelados bajo
el nombre de administradores onciales. Bien presto se
les habria visto discipulos (le d'Argenson , de Turgot y
de Necker nias que de Jesucristo : bien presto se habria
querido que no hubiese habido en las di6cesis, sine Mo-
rollots 6 Baudeaus , para quienes la religion no habria
sido sino un objeto secundario , inferior à la gloria de
forjar proyectos politicos , de resistir à la conte , ai los
ministres y al rey. Este era et medio mas eficaz para perder
la Iglesia, quitandole los obispos verdaderos para no
dejarle sino falsos politicos , de los cuales era faeil lacer
Briennes ô Expillys , es deeir , impios ambiciosos é hi-
p6critas sediciosos.


Cualquiera que hubiese sido el resultado para la Igle-
sia , es constante que con todos los pretextos de d'Ar-
genson , todos estos cuerpos administratives
dos en el reine , no se ordenaban â otra cosa , que à
dar al gobierno las formas republicanas. Cada uno de




CONSIMUCJOe CMTBA LOS n'ES.
estos pequeiios administradores se erigiria bien presto en
representante de su provincia , y su reunion en repre.
sentantes de la nation. Con estes principios , que el es.
piritu fdosôfico empezaba à esparcir , la sola expresion
6 nombre de representante national destrozaba la mo-
narquia. D'Argenson no pudo ver el resultado de su
sistema ; se puede creer, , que no habia previsto sus con.
secuencias ; y si las previ6 , se descubre que este grande
admirader de las repalicas municipalizadas no se ha-
bria asustado. En un tiempo , en que los sofistas aun
no habian debilitado lo bastante en el corazon de los
franceses el amor à su religion, para apagar el que te-
nian à su monarca , pareciô que este primer sistema
habia posa impresion ; sin embargo veretnos, que en al-
guna ocasion se valieron de él los sofistas para que les
sirviese de objeto à sus ensayos, y acostumbrar al puebh
à gobernarse por si mism.o (1).


Montesquieu.


Para desgracia de la Francia, un hombre capaz de der
à los sistentas aquella apariencia de profundidad y cru-
dicion que imponen respeto al , se dedicd como
d'Argenson à especulaciones polfticas , que parecia le
inspiraba su amor al bien palico; pero cuya causa verda-
dera se balla muchas veces en aquella inquietud
en aquella libertad que nada ama de 10 que se balla en
sus alredcdores , y que no sabe fijarse aun despues de
haber logrado sus intentes. Este sw„,eto euyo nombre


Naci6 en Burdéos en 18 Enero de 1689, y foc presiden te
de


Carlos Secondat, baron de la Brede y de Montesquieu.


birreta redonda ( à mortier) en el parlamento de esta


inspira une veneracion debida por lunches titulos , fue


misma ciuclad. Ya lie dicho que sus primeras produc-


(I) Cedin , Appien. an Contr, soc. part. 3 clwp, a,


CAPiTZILO snarrno. 53
,riones Wren las de un j6ven que nada tenia de fijo
sobre la religion , lo que facilmente manmes.an sus Canas .
persianas. En la edad, nias marlura sus funciones le
oblio-aron à ocuparse en el estudio de las leyes. No se
conÎent.6.con saler las de su patria ; y para profundizar
en las de diferentes naciones, recorri6 la Europa ; se
cletulio especiahnente en Londres , y volvi6 à Francia
lleno cle conocimientos que desenvolvi6 en las dos
obras que mas han contribuido si su reputacion. La pri-
mera tiene pty titulo : Consideraciones sobre las causas
de la grande= de les romanos r de su decadencia, que
sali6 â luz et aiio de 1734, y la segunda fué su Espiritu
de las leyes que publie el aào de 1748.


Primeros tires de Montesquieu contra los troncs.
Luego que se dejâ ver su libro sobre los romanos,


ya se pudo conocer que Montesquieu no habia traido
de sus viages tuas amor al gobierno de su pdtria. Una
de las grandes causas à que atribuye todo cl brilla de
los romanos , es el amor que este pueblo tenia à aquella
libertad que empieza con desprenderse de turbos /os
reyes. Los sofistas que aun amaban menos la monarquia,
ponderaron esta causa , la alegaron como principal y la
celebraron con sus elogios (1). Montesquieu


.
-
y sus pane


giristas habrian hablado con nias verdad si hubiesea
que el amor de aquella libertad foc la grandedieim ,


bcausa de todas aquellas turbblencias intestinas que
tacon à Borna , desde que desterr6 à sus reyes hasta el
»minent° en que se sugetd ai yugo de los emnera




-


La libertad fomentaba habitualmente las convulsiones
, cores.


del pueblo ; el senado no podia desprenderse de este
sino entreteniéndole en las frouteras con la querra y
pillage. La habitud de estas guarnis hizo de los roma-


( i) Eloge de 4}Ioniespica par d' A lenAert
Tomo II.ICier.CS




34 COaSPIRACION CONTRA LOS REYES.


nos la nation mas bclicosa , y les proporcionô aquellas
grandes ventajas sobre todos los pueblos. Hé aqui el
punto de historia que mas fàcilmente puede demostrar
cualquiera hombre que baya leido la de los romanos.
Si en esto consiste el mérito de la libertad que desterr6
de Roma à los reyes , consiste en lo mismo el mérito
de aquel humor antisocial , que no permitiendo à los
ciudadanos vivir en paz en cl seno de su familia., los
tiene siempre separados de esta , los endurece contra la
intemperie de las estaciones , y les da toda la fuerza
y todas las ventajas de los bandidos, solo para reducirlos
à vivir cozno ellos del latrocinio , privandolos de todas
las dulzuras de la vida social.


Sus paradojas con respecta ci los rayes de Roma.
La admiracion de esta libertad era tan extrafia eu


Montesquieu, que no le permiti6 advenir las paradojas
que le inspiraba. Despues de haber hablado de aquellos:)
edificios ptiblicos, que ann en et dia sunzinistran la mas
grande idea de la grandeza y del poder d que llegd.
Borna bajo del gobierno de los reye , y despues de ha-
bernos dicho : Que una de las causas de su prosperi- •
» dad fue , que sus reyes fueron todos grandes perso-
» nages , y que en ninguna parte sc balla una sucesion
» no interrumpida de taies hombres de estado y de tales
» capitancs ; (aiiade cari en la mistna pagina, ) que à la
» expulsion de los rcyes debia sobrevenir una de dos


casas ; ô que .Borna mudaria su gobierno , d que alla
» se quedaria una pobre y pequena monaquéa (1) : y
» que en fin , lo que elev6 esta dada(' al grado mas


sublime de poder, rue que despues de haber echado
» à los reyes , namb•(5 co'nsules annales. » En esta mis-


CAPiTULO SECUNDO.


ma obra , una multitud de alusiones y de dardos sati-
ricos que dispara contra Roma clespues de haberse
vuelto à sujetar al poder monarquico , y la làstima que
manifiesta tener de los romanos de haber perdido por
esto su libertad republicana , fneron ocras tantas lee-
ciones que à lo znenes se dirigian i disminuir el amor,
respeto y entusiasino natural que sus compatriotas tenian
y .con que miraban à sus reyes ; y aun se puede deeir
que les queria persuadir , de que todo aquello que los
soberanos Ilamaban establecer el o'rden , no es tuas que
el establecimiento de una servidumbre permanente a).


Su Espiritu de las layes:


Todo esto no era mas que et preludio de las leccio-
nes que el Espiritu de las layes daria à los pueblos go-
bernados por monarcas. Pero aqui debemos empezar
por una declaracion que no es muy filcil de haber. Si
hubiésemos de llenar las funciones de panegirista, seriart
muy copiosos los materiales para "haver su elogio y cau-
sar admiracion. Si hubiésemos de responder à los cri-
ticos que echan en ca•a à Montesquieu la vanidad de
Ilamarse creador y haber tomado por divisa :


.Prolem
sine 'mitre creatarn , al mismo tiempo en que parece
que siguiô los pasos de Bodin , autor famoso de la obra
de la reptiblica ; y si hubiésemos de responder à esta
reconvention , nos creeriamos empeîiados en salvar el


diriarnos : Que la eseoriahonor de Montesquieu , y
que él toma de los otros , no impide que sea muy pre-
cioso el oro que saca de si mismo ; y que à pesar de
sus errores , el Espiritu de las layes seria para nosotros
una obra de ingenio. Conozco muy bien que se pocha
replicar , que si Montesquieu lia tomado de Bodin es-


(r) Alli mismo , cap. /3.(t) Graudeza de lus Romanos, cap. t.
C 2




CONSPIIIIC1O'S COISTR& LOS RETts.
corias como el sistema de los climas , deja rituelles
casas , porque se acomodarian muy poco con el con-
junto de sus ideas. La dermicion del soberano , par
ejemplo , que da Bodin , se combinaria muy mal con
las ideas que como veremos da Montesquieu de un
pueblo libre, 6 de sus représentantes. Creo que cl pri-
mero se encode. Se diria cou él , que cl pacto que
lace el soberano le da dcrecho de disponer à su vo-
luntad de la fortune y persanes de los ciudadanos , y
que la sole diferencia entre el tirano y el vcrdadero
rey consiste , en que este usa de este derecho para la
fclicidad , y el otro para lacer infeliz zl pueblo. Creo
que los principios de Montesquieu , en su gcneralidad,
no conceden al verdadero munarca todo lo que se de- .
Beria entender par soberania. Pero yo diria que es
et exceso de Ilodin , que sublevando à Montesquieu, le
precipit6 en un sentido contrario. À mas de que, poco
importa aqui la reconvencion bien 6 mal fundada que
se le 1-lace debo presentar las ideas de Montesquieu
coma él las adopta , en cuaiquicra parte que se Indien.


Aqui no debo representar cl papel de panegirista ,
ni de critico. El influjo de Motesquieu sobre las op:-
niones revolucionarias es el objeto que nos llama ; y
esta es la desgracia de aquellos ingenios que miran sus
errores como si fuesen oràculos. El error sostenido por
un sugeto de reputacion , tiene muchas veces imperio
sobre la misma verclad. Esta victoria que el mismo
Montesquieu habrie detestado , la dcbi6 à la celebridad
de su nombre y al ascendiente de su autoridad. Que
se forme juicio de su opinion sobre la diferencia de
principios que da à las 1110 narqu ias y à las repalices. Toda
esta parte del Espéritu de las leyes , si hubiese silo
production de un escritor vulgar , no seria mas que
un entretenimiento del espiritu , sostenido por el juego


CiPiTVLO SECI;XDO.


y abuso de las palabras; pero como era de Montesquieu,
se tuvo por el resultado de unes reliexiones profundis
apoyadas sobre la historia. Resolvdmonos à examiner en
si misma esta opinion , cuyo fondo humilia tenta à las
monarquies , y veamos si no es mas que un juego de
palabras.


Su distincion sobre los principios de la monarquia y de
las repiiblicas.


El honor, segun las costumbres y lenguage de su patrie ,
no era sino el temor de ser despreéiado y sobre todo
el temor de ser tenido por cobarde. Cuar.do a!gun sen-
timiento mas moral se unie al honor, consistia princi-
pahnente en la vergüenza de haber cometido 6 de air
que se le afeaba alguna action como indigna de un
hombre de bien, como es faltar à su palabra. Montes-
quie,u se atuvo à la impresion que esta palabra honor


"tacle en sus compatriotes ; este honor, segun dl mismo,
es el principio, resorte _y m6vi1 de las monarquias:pero
la virtud es el principio de las rep6blicas (1). Los caba-
1le-n-0s franceses ernbelesados con un sentimiento, para
elles el mas alagueiio, celebraron à Montesquieu, sin
advertir que conservando el nombre, desnaturalizaba el
sentimiento para hacer falso hanap, una preoeupacion,
el deseo de la anzWeion, de las distinciones, de las pre-ferencias y de todos los vicias cortesanos F,sto en
alguna manera era sofistear con el honor ; era dccir ,
sin parecer que las quisiese ofender, que estos valientes
caballeros tan zelosos ciel rey, no cran sino unos
cortesanos , ambiciosos , id6latras de une preoenpacion
que es el manantial de todos los vicios de las cortes.
Esta opinion era falsa ; pues muchos franceses cubiertos


(i) Espiritti de las kres , lib. 3 cap. 3y 4.(2) Car. 7 lib. 3 y 5 con muera frecuencia.
C3




58 CONSPIRACIOSÇ COIVIIIÀ LOS SETES.
de honor no ternan alguno de estes vicies, y era
y humiliante. Pero la expresion caus6 ilusion , y tai
vez el misruo Montesquieu se deslumb


•6 ; pues no pre-
vi6 que el filosofismo acudiria en alguna ocasion à este
principio y no se acordaria dol pretendido


• , sine
como opucsto à la , principio de las repiblicas ,
y para hacer à los realistas tan desprcciables como su


lsa preocupacion , tan odiosos como su ambicion y
como todos los vicies que él habia asociado al bolier.


Eee primer cirror no file mas que un juego de la
ilusion. Aunque se puede decir otro tanto de aquella
pretendida virtud, m6vil principal de las democracias ,
sin embargo en un cierto sentido este Ultimo principio
es verdadero ; y en este sentido parece lo habia
antes determinado Montesquieu. En este sentido es ver-
dad que la virtud debe ser de un modo particular el
m6vil de la dernocracia ; por que en esta especie de
gobierno tan espùesto à uracanes y siendo el mas vicies°
de todos , es necesario suplir la debilidad de sus leyes
con l 'ombres mas rapaces de resisiir à la ambicion , al
deseo de gobernar al populacho , al espiritu de càbala
y de partido y à la anarquia. Pero en este sentido , el
ingenio de Montesquieu babria hecho una satira 6 cri.;
tira bien merecida de la democracia , Io que no pue-
de conciliarse con su admiration para las antiguas
reptAblicas. Para hacer 'de estas cl asile de la virtud , ya
sancha y ya limita sus definiciones; ya pretende que la
virtud m6vil de las rep6blicas es el amer de la pdtria , es
decir de la iguaidad es una virtud politica , no es
ana virtuel 'floral (1). Ya dite que es la virtud moral,
en el sentido en que se dirige ai bien iu'iblieo (a). En


(i) Advertencia del Autor,
nueva edicion.


• (2) Lib. 3. cap. 5. en la nota.


C.IP1T1CLO StOtiS DO. 59


una
ocasion no quiert que sea la virtud de los parti-


otra que consiste en todo Io que se pue-
cdt edaern'este(nrd)c;r bondad de costumbres , por las vir-
tudes de un pueblo al que la bondad de las rmiximas
preserva de la corruption (2); y en cira parte sostiene
que es la virtud mas comun de un cstado , en donde
» et ladronicio se mczcla con el espiritu de la justicia;
▪ la mas dura esclavitud con cl extremo de la libertad;
» los scntimientos mas atroces con la mayor moderacion :
» es aun (lice , la virtud de un cstado en dondc se
» conserva el sentimiento natural , sin ser hijo , ni pa-
» dre , ni madre , y en d...nde se quita hasta el parler d
» la castidad (3).


Cualquiera que sea la ides de la virtud que se ha
podido formar al través . de esta oseuridad en que se
envuelve el ingenio de Montesquieu , como rodeado de
sus enigmas é cual serà el principio dominante y que
exprese con mas claridad ? é Le dirà uno que tamhien
pueden hallarse virtudes en las monarquias P à eso contes-
» tard. Sé que hay principes virtuoses , y que esta no es
» rare: pero digo que enanamonarquia es mur difieuliose
» que el pueblo lo sea (4) . » é Y esta sentencia la nias
odiosa é injuriosa à los realistas , serà per ultimo re-
sultado la que se deduce con mas evidencia , y la que
expresa con nias claridad sus opiniones sobre los im-
perios gobernados per reyes ? Que baya 6 no querido
decirlo , elle es , que sobrevendrian so(istas , que sa-
brian aprovecharse de Io que ha dicho para hacer en-
tender al pueblo estas expresiones : » Amais à vucstro
» rey,


, porque no sois bastante fil6sofos para elevaros


(I) Alli
(2) Lib. 5. cap. a.
(3) Lib. 4. cap. 6.
(4) Lib. 3 cap. 5.


C4




4 o COMSPIRACTON CONTRA LOS ET:YEg.
» sobre las preocqacinnes de la ambicion y de unjals,


lionor; . porque careceis de estas virtudes morales que
» se ordenan al bien comun ; porque no téneis amor ci +
» la pàtria ; porque aurais este estado en donde es ?nu)-
• dificil que el pueblo ses virtuoso. Si tuvieseis la bon.-
» dad de costumbres y el amor à la patria , amariais la
» dernocracia ; pero vosonos destituidos de virtud y fi-
losofia , solo podeis amar â vuestros reyes .»


Todo este prineipio de Montesquieu y sus vanas ex-,
plicaciones paraban en separar del amer al rey â tudos
agnellos nombres, â quienes la palabra sola de honor ne
entusiasinaba como à los caballeros j6venes franccses.
La revolucion se vali6 de este principio , y hemos oichY
à los Robespierres y Sieyes ; é mas y que decian estos.
al pueblo P é Cuantas veces repiticron , que rompiendu
el retro de su rey y constituyendo su democracia , ha
bian puesto la virtud mismo â la drden del dia P Este
lo dijeron al raisin °


tiempo en que profanaban este
nombre con sus horrores y atrocidades , y que teniari
al pueblo esclavizado en medio del mas horroroso de-
senfreno. Pero Montesquieu tambien les habia ensenado
â ver la virtud mezclarse con los sentimientos mas atro-
ces , y reinar en medio de la extremada libertad y
mas dura esclavitud. Yo sin duda ofenderia:. la me-
noria de este célébre escritor , si le atribuyesc estas
intenciones : per° debo hacer patente lo que ha escrito
y como ha enseriado à pensai à los pueblos. Cuales-
quiera


que 'layer sida sus intenciones , debo manifestar
el estrago que ha causado la opinion que extencli6 y
aeredit6. El di6 prineipià al error ; este creci6 y Hee
basta Robespierre. Montesquieu se habria horrorizado
si hubiese oido que este maivado demagogo ponia tain-
bien la virtud en la drden del dia con su repâblica :
pero cl maestro corrida y consternado ,1 que habria re,s-


CA ITTJLO sEctryno.
pondido al discipulo , cuando este objetaba que ers
dificil que el pueblo fuese virtuoso bajo un rnonarca 6


recorren el inmenso intervalo que hayque sus errores r
bajo del rey Luis P Horroricese el ingenio, al ver


entre Montesquieu y Robespierre , y estremézcase al
contemplar el crédita que su autoridad da â la opinion.
Sin l 'aber deseado los uracanes , ya sc ve que se
han levantado en su nombre ; sus errores ftieron la se-
milla que los Condorcets , Petiones y Sieies supieron
desenvolver.


Esta opinion de Montesquieu sobre los principios de
las monarquias y democracias , se mira mua() tiempo
como insignificada ; y parece que en el fondo podia
olvidarse , en un tiempo en que el filosofismo liubiese
puesto menos cuidado en recoger todo lo que podia
hacer mas odiosos los tronos. Yo casi diria lo mismo
clé aquella igualdad que él pensaba descubrir en
las democracias , limitando su ambicion al solo desco
r u la soin felicidad de /racer à la pritria mayores ser-
vicios que los otros ciudadanos ; de agnelles igualdad
que es una virtud demasiado sublime para las .monar-
quias , en donde ni siquiera se presenta à la idea de los
ciudadarzos , y en donde hasts las gentes de las mas
bajas condiciones no desean otra cosa que salir de su
abatimiento para mandai à los otros (r). Conozco que
tiene disculpa el itienio, par no haber previsto que les
jacobinos, atenienclose â esta opinion, exaltarian alpin
dia el raérito de su igualdad, y solo manifestarian coma si
no existiese en tiempo de los reyes, para prometer al pue-
blo con la igualdad todo el zclo posible â favor del courues
interes , cuando ya cl trona de los reyes y la nobleza
habrian desaparecido del imperio.


(i) Lii). 5 cap. 3 y 4.




4 2CONSPIRACION CONTRA LOS RETES.


Pero bay otro sistema nias seguido en este Espirit,,
de las leyes , que enseîiaba à los enemigos del tronc,
unos ataques mas directes. , y que fueron tambien los pri_
meros que di6 el filosofismo de unos , y la imprudencia
falta de reflexion é ignorancia de otros. Fueron tan fu-
nestos dirigidos par los primeras rebelles de la revo-
lucion , que merecen que se baga aqui una mencion
particular de ellos.


Estado de la monarquia francesa , en tiempo del sistema.
de Montesquieu sobre la disaneion de los poderes.


Para poder formar juicio hasta que punto conducia
à las revoluciones el sistema de Montesquieu , es preciso
recordar el tiempo en que se publie. Cualesquicra que,)
Bayait sido en los primeros siglos de la monarquia han-
cesa sus formas legislativas , es constante que en esta
época sus reyes 6 la mayor parte , segun lo reconoce
el mismo Montesquieu , reunion al dereelto de Lacer
ejecutar ]as leyes el de Lacer por si mismos las que
creian necesarias , 6 bien Utiles à su imperio , y juzgar
à todo ciudadano infractor de la ley (2). La reunion de
esta triple autoridad constituia un nzonarca absoluto , es
decir, un verdadero soberano que absolutamente podu
por si solo todo lo que puede la ley. Los franceses en
esta misma época estaban nmy (listantes de confundir
este pucier absoluto con el poder arbitrario del déspota
ô del tirano. En efecto , en todo gohierno boy , y es
preciso que le baya , un poder absoluto , un aime
termine de autoridad legai , sin el cual las discusiones
y apelaciones serian interminables : pero en ninguna
parte conviene un potier arbitrario ô desp6tico. Este
poder absoluto se balla tatnbien en las repôblicas y en ,


(a) Lib. Il cap. 6,


CAPITULO SECUNDO.45


los estados mistos. En unos gobiernos reside en el se-
nado 6 eu una junta de diputaclos , y en otros en la
rnezcla de un senado y de un rey. Los franceses le te-
nian en su rey , cuya voluntad suprema y legaimente
manifestada era et ultimo término de la autoridad po-
litica.
D-'erencia entre el poder absoluto y el poder arbitrario.


Esta voluntad suprema que se volvia ley, mediante las
formas correspondientes , era un vinculo tanto para el
rey como para los vasallos. No fue solamente Henrique
IV y su ininistro Sully , quienes reconocieron que la
primera ley del soberano es observarlas todas ; tainbien
Luis XIV, en medio de su gloria, y Luis XVI à quien
los sofistas quisieron reprcsentar como un déspota , pro-
clamaron abiertamente aun en sus edictos esta obligation,
hablàndonos de este modo : n No se diga que el soberano
» no està sujeto à las leyes de su estado, pues que la
» proposition contraria es una verdad del derecho de
» gentes, que la adulation ha querido impugnar alguna
» vez pero que los principes Buenos siempre han sorte-
» nido como una verdad tutelar.de sus estados. i Cria n to
» mejor es decir que la perfecta felicidad de un reino
» consiste en que el principe sea obedecido de sus vasa-
» llos, que el principe,obedezca ci la 167, y que la ley sea
» recta y se dirija al bien ptiblico (1)! » Con esta solo
ob!igacion ya no puede haber en el soberano algo de
despetico é arbitrario ; porque segun el sentido de nues-
tros idiomas modernes, se Ilama déspota el que no tiene


. mas regla que sus capriclios 6 su voluntad instamainea , y
bajo de los cuales ninguri ciudadano puede estar cplieto


(/) Preandndo de un edicto de Luis XIV , a..rio de t66 7 : véase tato•
bien el tratado de los derechos de ta reina sobre la Espaiia.




eAri.ruto s t din;rn o. .45
41 CONSIMUCTO?7 CONTRA. LOS REYES.


porque, ni siquiera sabe si su seilor le castigarà boy por
lo misai° que le mande, bacer ayer.


Lo que nzoderaba en Francia el poder legislativo.


El mismo poiler de hacer leyes tenia en Francia su:
refilas. Estaba primeramente subordinado todas las leyes
primitivas y naturales de la justicia ; no podia extenderse
al derecho de violar las propieclades , la seguridad y 1.
libertad civiles. Era absolutamente nulo contra las leye
fundamentales del reino , contra los pactes, las costum
hrcs, y baga contra los privilegios 6 cuerpos, que el re
en su consagracion juraba de conservar• Estaba moderad
por ci debcr y los dcreclios inherentes à los cuerpos d.
la magistratura , encargaclos de examiner las leyes ant
de su promulgation, y de representar al soberano lo qu
ellas podian tener de contrario al bien pùblico. Esto s
hacia por medio de la discusion de las leyes en su consejo,
atencliendo à su propio interes , que le impedia Lacer
Myes que podian serte contrarias, pues estaba sugcto a
ellas corno los otros luego que se publicaban. Esto tambien
lo exigia el rnismo objeto de la ley, que sicndo gcncral
no permitia se publicase por respetos , odios 6 venganzas
particulares. Y aun mas que todo este, un vinculo mora
que se sabe que en Francia c•a tan fuerte coins en cual
quiera otra parte, un amor, una confianza , un aprecioI
un entusiasmo reciproco entre los franceses y su rey, r •
chazaban tocla iclea de un inonarca desp6tico y arbitrario
Los reyes sabian muy bien que reinaban sobre un pueblo
libre, y cuyo nombre solo significa hombre libre. Ilabian
de tal modo pucsto su gloria en no reinar sino sobre
l'ombres libres, que ya habian abohdo casi del todo los
vestigics del antiguo gobierno fenclal, y que todo hombre
esclave en otra parte era declarado libre solo con paner
el pie en Francia.


En
fin, si es verclad decir que la libertad politisa con-


siste en dos casas; la primera en que trn ciudaclano pueda


hacer impunemente todo lo que no està probibiclo por


las que las leyes no prescriban , 6 nop0 ie
cosa alguna al particular sino en 6rden al bien


iybeasn; la segunda en


de la sociedad general , se puede con confianza apelar à
la experiencia. è El hombre honrado y observante de las
leyes del imperio ; è en que parte era mas libre y anclaba
con mas seguridad à tara descubierta que en Francia Se
puede decir que habia abusos en este imperio ; que estes
abusos provenian los unos del caràcter de los franceses,
y mas de un exceso que de falta de libertad ; y los otros,
principalmente los de la autoridact , provenian de los
mismos que mas han declamado contra estes abusos, es
decir, de estes sofistas que destruyendo las costurnbres y
los principios, debian admirasse merles al ver que minis-
tros inmorales, impies y sin principios hiciesen callar la
ley à presencia de sus pasiones é intereses. Nadie se que-
jaba sino de la violacion de las leyes ; se debia pues
procura: su observancia, y no rnaquinar su trastorno con
revoluciones.


De las drdenes reservadas del rey, y su vcrdadera
causa en Francia.


El solo vicio real que podia objetarse al gobierno
frances consideratlo en .si niismo , y el que solo sabia
despotisme y arbitrariedad, éra el use de las &den es reser-
vadas del rey ( lettres de cachet ); ôrdenes ciertarnente
ilegales y que ninguna verdadera ley pocha autorizar en
un gobierno civil, pues por estas 6rdenes percha un ciu-
dadano su libertad sin ser oido , ni juzgado legalinente.
No quiert) excusar este abuse diciendo , le que es muy
cierto , que el cindadano y el plebeyo no estaban expuestos
à ellas; que por lo comtal


no recaian sine sobre los




4(i COMPIRA.CION CONTRA. LOS REYES.
intrigantes que rodeaban la Corte , 6 sobre los escritores
sediciosos, 6 sobre la alta magistratura en sus diferencias
con los ministres. Pero diré que cl origen y conservacion
de estas ôrdenes reservadas no es lo que se Cree comvn-
mente, un efecto del despotismo de los reyes. Su verdadera
causa estaba en el caràeter moral y opinion de los mismos
franceses, de aquellos principalmente cuya clase era casi
lai:mica que estaba sujeta à estas ôrdenes reservadas. Diré
que de estas ôrdenes tienen la culpa los mismos franceses
y no el rey : Era preciso ô mudar las opiniones é idcas
sobre el honor de los franceses, ô se habia de permitir
que el mon arca usase de este derecho , cuyo uso solicitaban
ellos mismos.


En efecto era tal la opinion 6 modo de pensar de las
aun de las menos distinguidas en Francia , que


se tenian por deshonradas euando se les castigaba piiblica
y legalmente algun hijo, hermano 6 pariente cercano. De
aqui se originaba, que para evitar este juicio legal , los
parientes pedian al rev que mandase encerrar un mal
vasallo, cuya mala conducta recaia sobre la familia ; como
era un disipador que la arruinaba , un delincuente que
la infamaba, 6 la exponia à una infamia, exponiéndose d


ser juzgado y castigado palicamente por los tribunales.
Si habia esperanza de enmienda , la ôrden era correc-
clonai y para tiempo limitado; pero si el crimen era grave
y verdaderarnente infamatorio , el delincuente quedaba..
condenado à encierro perpetuo. No se ha de pensar que •
se diesen estas ôrdenes reservadas por una simple demanda
y sin ninguna inforrnacion. Por lo ordinario despues de
presentado el pedimiento al rey , le remitia este al inten-
dente, de la provincia, y este enviaba à un subdelegado<
para que se informase de los parientes, oyese los testigos
y formase un proceso verbal de sus deposiciones. Sobre
estos informes que sc enviaban à los ministres, se concedia
ô negaba la ôrden reservada.


CAPiTIILO SEGUNDO. 47
Aunque estas ôrdenes - reservadas no coniprendiesen


«eneralmente al vulgo , sin embargo no siempre rehusaba
et rey couccderlas à las clases inferiores. 119e Ilarnaron un
dia para servir de intérprete à un testigo alernan en una
informacion de esta especie. Se trataba de una ôrden
reservada que un ciudadano muy ordinario, pero muy
honrado habia solicitado para separarse de su muger, que
era tan colérica y violenta, que habia qucrido matar à su
marido con un cuchillo , cuyo golpc detuvo cl aleman
que sirviô de testigo. El buen hombre no pudiendo vivir
con esta muger, y no queriendo delataria à la justicia,
recurrio al rey, quien di6 comision al intendente de la
provincia para examinar los hechos. Se liamaron y reu-
nieron en secreto los parientes y testigos. Vi que el sub-
delegado hizo las informaciones con toda la bondad po-
sible. Constando asi los hechos, se envi6 el proeeso verbal
al rey quien concedià la ôrden reservada, en virtuel de la
cual fue puesta la muger en la casa de correccion. Saliô
de esta al cabo de algunos meses, pero tan mansa, sumisa
y bien corregida, que el matrimonio fue un modelo de
buena inteligencia y tranquilidad. Creo que no sc habria
declamado mucho contra las ôrdenes reservadas, si codas
se hubiesen dado tan al case, y hubiesen producido tan
buen efecto emno esta.


Es evidente que este modo de ejercer la autoridad, es
mas propio de un padre conlun que atiende à la sensi-
bilidad y al honor de sus hijos, que de un déspota que
esclaviza à sus vasallos. Era una gracia que hacia, no un
acte arbitrario y tiranico el que ejercia. Los franceses
con sus idcas sobre cl honor habrian sentido muelio no
tener este medio para conservar el de sus familias; ruedio
per otra parte, que no dailaba al public°, pries siempre
le libraba de un modo ti otro de un sugeto nocivo. Es
pues evidente, que era preciso ô mudar la opinion y las




48 CONSPIRICIŒN CONTILt LOS MYES.


costumbres de estos franceses , 6 conservar et uso de
estas 6rdenes rcservadas. Pero siempre el uso e.sta terra
del abuso ; este medio ilegal en si u ►ismo, era muy no-
civo en matins de un mal ministro , que pocha valerse
de él contra un ciudadano 6 magistrado que solo ha-
brian hecho su deber. Sobre todo era muy de temer,
y no faltaban ejemplares , que un ministro, viendo que
las solicitaban hombres poderosos , no sirviesen à sus
pasicueS y à sus venganzas , dejando à su disposicion
estas 6rdenes arbitrarias y cartas supuestas del rey con
que estaban pertrecbados. Pero esto no era despotismo
en el rcy , â quien siempre habian de engafiar para
potier acusar basta este punto de su nombre. Era de
su parte un exceso de confianza en los sugetos que le
rodeaban ; de parte de los ministros y cortesanos un
exceso de corrupcion , que era preciso atribuir mas à las
detestables costumbres del dia y i la itnpiedad que ex-
tendia el filosofismo en las cortes y palacios de los gran-
des , que à la naturaleza del gobierno.


Afecto de los franceses el su rey en la época del Espiritu
de las leyes'.


Cualauiera que fuese la causa de estos abuses ,
estaban ellos concentrados en una parte tan pequeîia
del reino, en el moment° en que se dejô ver el Espeitu
de las leyes, que i ningun francés le pas6 per la cabeza
de que viviese_bajo de un gobierno despetico. En
efecto para juzgar cual fisc el gobierno francès , al
que quiercn acusar de arbitrario, opresivo y tiranico,
sigamos las refilas de aquellos mismos, que con sus sis-
temas han venido d destruirle. « Cual es (pregunta
» Juan Jacobo Rousseau) et fin de la asociacion politica?


Es la conservation y prosperidad de sus miembros.
» ti Cual es la serial mas scgura de que sus miembros


prosperan 7


auceNno.
49


prosperan? Es su mimer°
y poblacion. No


•ayais
• buscar en otra parte esta serial tan disputada. Siendo por
» ocra parte todas las rosas iguales, aquel gobierno bajo
a del cual, sin raeclic;s extrangeros, sin naturalizaciones
» y sin colonias, los ciudadanos pueblan y se multiolican
a mas, es infaliblemente el mejor. Are bajo del cual
» un pueblo disminuye y se deteriora, es el peor. Cal-
» culadores, este es vuestro que 'lacer; contact, media,
» comparad (t)» El mismo autor aîiade


Do su estadu
» permanente se derivan las prosperidades é calamidades




Cuando todo queda oprimido» reales de los pucblos
baie del yugo, todo se deteriora; entonces es cuando
los gefes destruyendoie i su gusto , ( obi solitudirzenz


• faciunt , pacent appe!lant) , llaman paz el horroroso
siiencio del desierto que han causado. Cuando los


» chismes de los grandes agitaban et reino de Francia,
1, y cuando ci coacljutor de Paris la al parlamento con
» un puîial en la faltriquera , no se impedia por esto


que et pueblo 'rances viviese con, felicidad y fuese
• moneroso en una decente r libre comodidad




lo
» que verdaderamente hace prosperar la especie, no es
• tanto la paz corne la libertad (a). De este modo
Rousseau, sin tomarse el trabajo de calcular, vela ti lo
menus en grande y confesaba que aun en los tiempos
de minuit() y chismes, gozaba la Francia de una decente
y libre eomodidad.


Escuchemos ahora aquellos diseipulos que han hecho
sus càleulos , en un tiempo en que su adhesion à la
revolucion , debe }lacer que su resultado sea: menos sos-
pechoso de exageracion sobre la fciicidad de los fran-
ceses bajo el gobierno de sus reyes. En sus notas sobre


(z) Contrato social, lib. 3 cap. 9,
(2) AH; misai() en la nota.
Tomo II.
D


I




5o CŒgSrutiCTOM COZMU. LOS MYES.
el texte que acabo de alegar , y en su suplemento al
Contrat° social, el revolucionario Cudin resume y cal-
cula aîio por , el estado de la poblacion , de les
muertos y nacidos, y de los matrimonios en las prin-
cipales ciudades del reino durante el curso de este si-
glo , y despues aîiade : autor del contrat° social ha


diche pues une verdad muy grande , cuando se exclama:


Calculadores , este es vuestro que kacer ; contad , media
comparad... Se ha seguido su consejo ; se ha calcu-
lado , medido, comparado ; y cl resultado de todos


» estas calculas ha demostrado , que la poblacion de la
» Francia , que se creia menas quo de Feinte millones , es


mayor de Feinte y cuatro ; que nacian cade aîio cerce.
» de un ludion de niîios , y que la poblacion ibca con


ruche vigor en aumento.» « De aqui se podria inferir,


segun la opinion de Rousseau , que cl gobierno era
muy buena. En efecto, cra el mejor que habia habido
despues de la destruction del que los Romanos habian
dado à la Galia. » E»tas palabras son del. mismo autor,


y segun sus dIculos , se vé que precisamente bajo de
Luis XIV , es ducir de este rey , à quien han represen-
tado tentas Feces corne el mas fiera de los déspotas ;
en el reinado de Luis XIV empezd la Francia ri multi-
plicarse ?vola:mente y en la extension de todo el reino,
à peser de todas sus guerres.


» El reinado de Luis XV ( otro pretendido déspota ,
bajo del cual empez6 y continue con tanto fervor la
conspiration contra los reyes ) « El largo reinado de
» Luis XV , dite el mismo revalucionario Godin , no


padeciô tales calamidades asi estoy convencido , que
» en ninguna ipoca de la nzonatvzzia se a-umentd la po-
» blacion con mas igualdad y constancia en todas las
» elle se elev6 haste tener de. Feinte y


cuatro à Feinte y cinco millones repartidos sobre une


cAriTuLo sEctirine.
» extension de terrena de Feinte y cinco mil leguas
• cuadradas, lo que da casi un millet) de 1:ombres por
» mil leguas , y casi mil habitantes por legue quedrade
» poblacion que tiene tari pocos ejemplos en Europa ,
» que se podria mirar corne zuz exceso » No nos cense-
mos de escuchar a este mismo autor sobre el estado de
la Francia, dentro del siàle y en el momento de une re-
volucion, que él mismo no cesa de celcbrar: observeunos
tambien , que la obra de donde saccules estes docu-
mentas pareci6 tan preciosa à la asamblea revolucio-
nada , que por un decreto especial del r3 Noviem-
bre de 1790 declar6 , que aceptaba el homenae (r)..
Para juzgar ahora esta revolucion y sus autores , sean
inmediatos seau distantes , aprendamos de elles inismos
lo que podia hacer necesarios sus proyectos, 6 no, para
la fclicidad de este imperio ; y leamos tembien en el
mismo autor los pormenores siguientes.


El territorio de Francia estaba cultivado haste el
punto, que se computaba su producto aimai de Faim'
de cuatro mil millones. — La suma del numerario


• repartido en el reine subie à dos mil y dos cientos
» millones. compta que habia con poco difèrencia
» la misma cantidad de ore y plata labrada en joyas y
» Fajilla. Los registres de la refinadura de Paris tes-


tifican , que se empleaba ô consurnia caria aise la
enorme suma de Ochocientes mil libres de oro fino


.» para dorer muebles , coches , cartones parcelanas ,
• claves , ahanicos , botones , libres , border Ides , y


dorar plata labrada. — Los beneficios del comercio
» cran anualmente de cuarenta d cincuenta millones.
» Las imposiciones que pagaha el pueblo , no excedian
» la sutna de seiscientos y diez 6 dote millones ; lo


(i) Véase el decreto al Lin de dieha' dira.
D. 2




coesrlitActum cor-'rai LOS SEYES.
» tuai no compone la tercera parte del numerario ; que
» no es la sexta parte del rédito en brut° del territorio,
• y ni aun verisimilmente el tercio del producto neto ;
• soma que en esta proportion no babria sido exor-
» bitante , si todos hubiescn pagado segun sus medios.»


Coma estas t'lltiinas palabras de Mr. Godin recaen
sobre los priviiegios 6 exenciones del clero y de la no-
bleza , crco que debo rernitir cl lector à un escrito
muy instructivo , especialmente sobre este objeto. Tiene
por tftulo : Du gouvernement , des mœurs , et des con-
ditions en France , avant la révolution. ( Del gobierno,
costumbres y concliciones en Francia , antes de la revo-
lucion ). Se atribuye à 31r. Senac de Meilhan. De él
citaré solo el pasage siguiente : «Mr. Necker al fin , en
» un momento dc humor contra sus hijos ing-atos, ma-
» nifest6 la rerdad , y dijo à la asamblea constituyente


que estas cxenciones de la nobleza y del clero tan
declamadas, no excedian la sunna de siete millones dc


» tornesas ( que son -- 25,2oo.000. rs. vn. ) ; que la
• mitad de esta soma,


pertenecia à los privilegiaclos del
» tercer estado... y que los dereehos por el registro que
» soportaban los dos primeras 6rdenes , reparaban am-
» plianzente la designaldad establecida en la imposition
• ordinaria. Estas memorables palabras las ha oido toda
» la Europa : pero las sufoc6 cl grito de los demagogos
» victoriosos. El clam , la nobleza y la monarquis , todo
» ha perecido » y esta ha sueediclo especialmente con el
pretexto de una igualdad de privilegios , que solo exis-
tia en el nombre, 6 que reparaba anzplianzente los de-
rechos par el registro de los niismos privilegios. La ta-
rifa era proporcionada à las sunnas especificadas en el
acto , y à los titulos que se toniaban. « De este modo ,
» taro alto y poderoso seîior, marques , conde 6 baron


estaba tasado en virtud de su nacinziento d de su


ciriruto SEGU!IDO. 53
» clase , y el butuilde ciudadano en razon de su oscu-


ridad (1).»
» Cada aiio (dite aquel revolucionario Godin) nacian


» en el reino novecientos vernie y ocho mil niao,, y
aun nias, cerca de un millon. - La ciudad de Paris
contenia seiscienlos sesenta y seis mil habitantes.
Su riqueza ers tal , que ella pagaba anualmente al
rey cien millones , 6 la sexta parte de las imposicio-


» ries del reino. _ Esta fuerte imposition no excedia las
» fuerzas de Paris. SUS habitantes vivian en la abundan-
» cia. Si entraba cada dia un millon y si salia de dia
» orna tanto para su consuma, no necesitaba menas de


ochenta 6 tiento, para la circulation interior que se


bacia cada dia en su recinto. - En fin los calcula-
» dores han estimado , que bajo el reinado de Luis XV,


la poblacion del reino ha aumentado de an no yau) , es
» decir,


de clos millones 9 cinco i seiscientas mil aimas.


Tal era el estado de Francia y de- Paris en el ma-
» ment° de la revolucion ; y como ningun otro estado
» de Europa ofreciese uns poblacion semejante , ni tan-
» tas l'entas , pasaba , no sin alguna razon , por et pri-
» mer reino del continente (2). »


autor que cia e:nos pormenores de la Francia ,
concluye diciendo : creido que era necesario Fre-
» sentar este cnadro exacto de la poblacion y riquezas
» del raina , en el momento en que se efutuaba ana
» revolucion tan grande. 11e creido que este cuacIro ser-
» vicia para bacernos conocer los progresos que har.i la
» nation en lo por venir , y para ealcular las ventajas
» que deberenios a la constitucion cuando esté del tcdo
» concluida.» Este mismo autan sabe sin dura en el dia,
à Io que se ha de atener sobre las ventajas de su eonsti-


Véase la obra citada , nota sobre cl cap. i3.
(1,) Saidcmento al Contrato social por Guaia , nota PoYacion.


D 3,




54 COnPIRAC3075 CONTRA LOS DETES.
1.1.1C1011 pero se ve i lo menos por su entusiasnm
favor de la revolucion y de los filOsofos ai quienes atri-
buye ioda cl 'miro de dia (s) , que nada renia menos
que deseos de exagerar la libertad y felieidad de que
gozaba la Francia en tiempo de sus reyes. El objet() que
sue lie propuesto , mientras dejo hablar à los admira-
dores de esta misma revolucion sobre el estado en que
se ballaba la Francia cuando sus maestros vinieron


e
enseilades à trastornar]e , es de poner la historia en
stado de apreciar los sistemas si los cuales se debe, esta


revolurion, y la sabiduria é imprudencia de sus autores,
Nolvamos à Montesquieu.


Precisarnente en aquellos lias en que se public6 el
Espiritu de las leyes, los franceses eran tan felices y
estaban tan contentes de su


. rey que de un extremo
al otro de la Francia las aciamaciones generales le t'abats
el nombre de muy Querido, (Bien-A inu9. Tambien para
desgracia de Montesquieu, la fecha de las especulaciones
filos6licas sobre la igualdad y libertatl, que ya desde
principio hicieron nitrer las Judas y la inquiet:n(1, es la
misina que la de la publicacion de sus escritos, en par.
ticular de su Espiritu de las leres , que bien presto acar-
re:o'on otros sistemas; que despues ruudaron la opinion
piblica de los franceses sobre su gobierno ; que debilitaron
su adhesion al monarca , y que acabaron con traber con-
sigo la mas monstruosa de las revoluciones. La diferencia
que aqui se debe observai' entre Voltaire y Montesquieu,
es esencial. Cornu ya lie dicho, Voltaire voluntaria-
mente habria sufrido un rey, si este hubiese sufrido
la irnpiedad. Fa se habria creido bastante libre ,


si se
le bubiese peimitido blasfemar priblicarnente. En gene-
rai , las formas de la monarqtda 6 de la aristocracia le
gustaban macho mas Tue las de la dernocracia ; y no


(1) Lib. 3 cap tiatlado : Lesplidosophes..


CÂPÎTVLO SEOrNDO• 55
adbiri6 al sistema municipalizador, sino arracrado por
et


,odio à una religion à la que detestaba aun mas
que arnaba à los reyes.


Admiracion de Montesquieu pot las layes extrangeras.
Sus sistemas no se pueden (lecar à su patria.


sucedi6 lo mismo con Montesquieu. Aunque él
no fue nada menos que indiferente sobre la libertad de
las opiniones religiosas , consider6 en si mismo el go-
bierno monàrquico. Se proposa, segun sus ideas de li-
bertad politica , arreglar el podcr y la autoridad de los
reyes. Aunque la libertad religiosa hubiese sido extre-
macla , no por eso se habria creido 'micros esclavo en
cualquiera parte, mientras la autoridad real no estuviese
arreglada segun su sistema sobre la distincion y sepa-
radon de los tres poderes legislativo , ejecutivo y judi-
cial. Esta distincion era nueva para los franceses, que
de macho tiempo estaban acostumbrados 4 ver en su
monarca la reunion y centro de toda autoridad politica.
La paz de que liabian gozado bajo de estoc reyes legis-
ladorcs, no les monda envidiar louche, la suerte de una
melon ultrarnarina, mas famosa por las tempestades de
su libertad, que por la sabiduria de una constitution,
que fiiando los espiritus y corazones, apenas habla ter-
minado los largos debates del monarcay de sus vasallos.


Y en verdad , aun podemos admirar tante corn()
Montesquieu, la sabiduria de esta misma nacion , que
sep rada por cl Océane de todos los otros puebios, ha
sahido en fin, despues de largos uracanes darse Icyes,
cuya necesidad le habian manifestado los mismos . tira-
canes ; luges conformes à sus costumbres, à su caràcter
dominante, si su situacion local . y aun à sus preocupa-
clones No diriamos sotra COSy à cualquicra ingies que
tuviese pensamientos de transportar à Francia la cons-




56 COMPIIIACION e0ISTRA LOS RETI'S.


titucion de la Gran Bretaîia ; Empezad pues per rodent,
tambien la Francia con el Océan() ; parque mieniras
elia esté urida al continente, vuestra oposieion y vuestro
veto haràn partidos que las potencias envidiosas fo-
mentaran , auxiliando ya ti nuevos Wighs, ya à nuevos
Torys, yaliéndose siempre de uno de cstos dos partidos
para aterrarlos à toclos. Empezad principalmente par
dar à las franceses esa sangre fria, que (livide las opi-
niones sin exciter los odios; que discute sin acalorarse ;
que se acalora sin echar mano de las segures. Empezad
par pronteterles que sus milores legisladores hereditarios,
tendran como los vuestros, el zelo y la clignidad de
vuestra camara alti , y no todo el orgullo y cdio de un
medio soberano ; y si podeis, haced que los franceses
se. habituen à ver continuamente cerca de si à estos
medid reyes: Parque yo respondo, que mientras la Fran-
cia sea lo que ha sido , la idea sala (le un parlamento
que lance la ley, ô de sus consejeros mediosoberanos ,
le sers insoportable; pues le acomoda mu•ho mas tener
un rey, que ver siempre cerca de si gentes que hacen
su papel.


t Entre nosotros coma entre vosotros, d deben depen-
der los subsidios, no del rey, sino de les estados , 6
Lien -de los diputados de nuestras provincial' Pero ex-
tended vuestra atencion par cl oriente y occidente ,
medio dia y septentrion; y en esta variedad de pro-
vincias , de intereses y de suelo, haced que un tnismo
espiritu no vea sino las tnismas necesidades y los mis-
xnos medios. llaced que las fronteras no esten nias
expuestas que el centro à la seduccion de un rival que
las toca , y que no tiene necesidad de atravesar los mares
para apoyar con stil armas los gritos de opresion , 6
para introdueir su oro y sus ernisarios, y cornprar quie-
nes estorben los sacorros destinados contra di. Si nos


CAP1T1TLO SECOND°.


echais en cara que nuestras leyes han mndado , haced
tambien que el tiempo no ronde nuestras costumbres y
nuestras relaciones con los aliados, 6 bien con los ene-
migos que nos rodean. Vuestras costumbres y leyes
tambien han nunlado , sin que dejcis cle estar aislados;
vuesiros gefes tienen tiempo para deliberar, cuando es
preciso c1 ne los nucstros actulan y cornbatan. Siempre
solos, sois siempre uno y siempre protegidos contra
ioda invasion imprevista. Dejad pues à los franceses et
solo medio de conservar esta unidad que hace ioda su
fuerza y que la hace irrésistible. En una • palabra , la
naturaleza, variando et suelo, varia tambien el arte de
cultivarle. El hombre bajo de tantos aspectos y con
Ioda ta diversidad de ca•actéres , de relaciones y de
tiempos , babrà de aceptar una y la misma constitu-
tion eu todo cl mundo , para vivir en socicdad y para
ter libre i) No ; se habrian de hacer demasiadas tras-
formaciones en los franceses , ya sea para que ellos se
crean libres en donde los ingleses no sufren la sujecion
de la ley ; ya para que no abusen de la libertad en
donde los ingleses apenas tienen su use ; y sobre todo
para que nunca traspascn et término que los ingleses
nunca traspasan. Quiero pensar que Montesquieu •no
habia hecho todas estas reilexiones, cuando le causaron
tanta admiration las leyes extrangeras , que pretencli6
erigir en principios , en verdades constantes y generales,
opiniones que se ordenaban t manifestar à los franceses
que su rey era un verdadcro déspota , y que su go-
bierno , el nias suave y conforme à su caracter é bite-


. reses , era la mas molesta y vcrgonzosa esclavitud.


Sus sistenzas separan à los Panceses de su soberano.


Siento haber de hacer esta reconvention à un eseri-
tor célebre.; pero la historia é poclria clejar de obsel;var




58 CONSPCÀCIŒN COEYTIIA, LOS RETES.
la Unpresion que debi6 haver en un pueblo de mua°
tiempo ya acostumbrado â decir ; asi lo quiere el, rey, asi
Zo quiere lca ley (1), la doc'trina de un hombre que no
rcpar6 en clecirle , como si fuese una verdad demos-
nada : » Cuando en una misma persona d en un mis-
» nzo tuer/ro de inagistratura , el potier legislativo esté


unido al ejecutivo , ya 7W hay libertad , parque se
» pucde teiller que el mismo monarca 6 el mismo se-
» nado no hagan leyes tircinicas para ejecutarlas


camente (2) P « Montesquieu estableciendo este princi-
pio, ya se cuidara de decir : La libcrtad politica en un
» ciudadano consiste en aquellatranquilidad de espiritu,
» que proviene de la opinion que tient cada uno de su
» seguridad; y para que se tenga esta libertad , es preciso
» que el gobierno sca tag , que un ciudadano no pueda
» terrer a otro ciudadano (4« O pensaba Montesquieu
que los lectores franceses nunca sabrian unir estas dos
ideas, debiô advenir que les decia : Franceses, creeis
que sois libres y que viyis seguros bajo la conducta
de vuestros reyes ; vuestra opinion es falsa y vergonzosa.
En media de esta calma de que pensais gozar , no hay
libertad aletna , y no la habrâ mientras poilais decir ;
asi lo quiere et rey , asi lo quiere ley , y mientras
que vestros,reves conserver este doble potier de la le.
gislacion y de la ejecucion de las leyes. Es necesario
despojarlos de uno ti de otro , 6 resolverse â vivir
siempre en el terror de las leyes tirânicas y de su tirà-
nica ejecucion.


Montesquieu no usaba de este lenguage solamente
con los franceses; sus expresiones se dirigian â casi todos
las pueblos gobernados por' reyes, y atm à la mayor


Historia do Francia por et presidenie liénault•
(a) Espirim de las leyes , lib. cap. a.
(3) Alti in:stuo.


CAPfTITLO SEGIINDO.
59


rirt e que se gobiernan coma repaiblieas, pues que en
et mismo capitula reconoce, que en eslos pueblos el
poiler ejecativo esta casi en todas partes reunido al legis-
Leiv°, sca en sus monarcas sca en sus senados. El uni-
verso, squn et parecer de Montesquieu, no se compone
sino de esclavos a quicnes exhorta à pomper las cadenas,
aurique muy lieras, puesto que todos las llevan con
bastante alegria y sin advenir su peso. Neccsitaba pues


universo de una rcvolucion general , para4iue el género
.Cornaroeonquistabe libertad.' Desearm; (pero no sé)


excusar à Montesquieu; de una parte temo Tracer con-
leurras sobre intenciones que no tuvo; y de otra temo
ultrajar el ingenio , separsindoie de la razon , si digo
que inventa los prmcipios sin ver las consecuencias mas
uuediatas. Es muy dura no descubrir en Montesquieu
sino una furia que arroja la 'lama de la discordia entre
los pueblos y los reyes, entre los mismos saditos de
las rept'llicas y sus scnados y magistrados; pero d'I LI ° no
Iray mas sino mirar esta misma Ilama y al que la arroja,
sin etreverse à hablar de la intencion de causar el in-
eendio? Sea lo que fiacre, los terro•es que :Montesquieu


e nse reresenta son quimecos. dQue realidad pinsde
palier en estas leyes tirànicas y tirdnicamente ejecutadas,
cueudo consta, corna en su patria, que el mismo logis-
lador tiene por base de sus leyes aquellas que ya son
la base de una constitution que esta apoyada sobre la
naturaleza de la soeiedad , siendo su principal objeto
la conservacion de las propiedades, de la libertad y
seguridad de los ciudadanos P La suposicion de Mon-
tesquieu es un fantasma. Los reyes de su patria todo
la pueclen por angor, nada puedcn par tiranfa. Si las
reela maciones legales de la magist•atura no cran sue-
vieilles é que rey de Francia Inibria resistido à ias de
lut pcalo, cuyo silencia solo era suficiente para ven-




Go coreernuciori comm. LOS SEVES.
ce•los? Se salle la instruccion que data este silencio de
los franceses à la vista de sus reyes. El monarca habri
borrado cien leyes para que los franceses rompiesen aquei
silencio. Cuando Montesquieu conccdia tanto à los cli,
mas, podia tambien conceder alguna cosa al perler de
las costumbres, de los earactéres, à la opinion siempre
mas fuerte y nias activa entre sus compatriotaS que en
cualquiera otra parte. El hecho era , que las leyes de
los franceses, bechas pur sus monareas legisladores; no
cedian à las leyes de pais alguno por su dulzura y
sabiduria. El heclio era, que despues de los tiempo s
bàrbaros de la Europa, la Francia bajo sus reycs legis•
ladores, y gracias à sus reyes legisladores , liabia visto
sicrnpre que su libertad se regulaba y extendia lejos de
estrecharse ; y los hochas dicen mas que les sistemas.
Citaré al intente., un sujeto cuyo veto no puede ser
sospeclioso : hablo de riIr. Garat , minci abogado que
con tantes otros cofrades su:vos se liabia distinguido por
su zelo filôsofico à favor de la revolucion. Antes de es.
ta , era uno de los que predicaban la soberania ciel pue-
Llo , y no por eso dejaba de decir « Hoy todas las
» leyes dimanan de la voluntad suprema del mena rea,
» que no tiene nias à la nation entera por consejo suyo:
» pero su tronc) es tan accesible , que siempre liegan a
» él los votos de la pàtria (1).


Errores de Montesquieu sobre et poiler judicial.
La misma ilusion se descubre y el mismo error co-


mete :Montesquieu, creyendo que todo esta perdido si
el principe que ha hccho la lcy , conserva el dere*,
de pronunciar sobre el que la baya violado. Este terne
podria ser fundado , si el rey legislador fuese la misnia


(i) rirpert. ; Se art. Souverain.


CIPiTULO SECUNDO.
61


rosa que el rey juez y parte , juzgando su propia causa ,
,,,s propias diferencias con los ciudadanos ; 6 tambien
s; el rey legislador no se voiviese rey magistrado, sine
para ser dl solo magistrado y juez ; es deeir , si mn-
pezaba par violar él misrno la ley que prescrite y
détermi na el m'uncro dé ma•istrados y de votas noce-
sa rios para condenar ô absolver. Este temor se volvia
quimérico en cualquiera parte , que coma en Francia
y en todas las verdajeras monarTdas , la primera ley
que se lia de observar es la de la naturaieza , que no
permite mas à los soberanos que à los ctros magis-
n'ados sentenciar en su propia causa , y en sus particu-
lares contestaciones con los ciudadanos. Y aura es
este temor , cuando et rey era juzgado en sus dife•en-
rias particulares cornu en Francia , par la ley y tribu-
nales. De este modo ninguna cosa suministraba menas
à los franceses la idea de un rey déspota , que verlejuzgado por sus vasallos. La parte de su historia que
chus recordaban con mas complacencia, era per el con-
trario la de aquellos tiempos felices, ce que Luis IX à la
sombra de unit encina , y rocleado de sus vasallos coma un
padre de sus hijos , escuchaba sus diferencias y prenne-
ciaba sobre citas con toda la autoridad y justicia del
primer magistrado de su imperio (r). Debian pues cau-
sai novedad d este pueblo las ascrciones de Montescptieu ,
cuando aiiadi6 : « No hay libertad, si et poder de j uzgar
• no esta separado del poder legislativo y del ejecutivo;


ci poder sobre la vida y libertad de los ciudadanos
sana arbitrario, porque el jueveria legislador. Si cs-


e tuviese unido al poder ejecutivo podria el juez tener
• la fuerza del opresor. Todo se perderia , si el mismo


hombre . , ô el mismo cuerpo de- los principales ô de
los nobles, del pueblo ejerciesc estes tres poderes , el


Vease 1 Joim'ille y Pasquier.




G9, C075SPIP.ACION CONTRA, LOS Prers.


» de limer las leyes , et de ejemuar las resoluciones
» Micas y el de juzgar los crirnenes ô las diferencias de
» 103 particulares (t).


Parece que el inismo Montesquieu conocin el peliero
de sus lecciones, cuando queriendo consulat' (no qui:ro
decir, cuando aparentaba consolar) à los pueblos, ana.
die): En la mayor parte (le las monarquias de Europe,
» et gobierno es moderado porque et principe que fine
» los primeros poderes de» à sus vasallos el eiercieio
» del terecro. « Pero, d y de que le sirve à Montesquieu
esta restriction ? é Que importa que los principes dejeu
à sus vasallos el ejercicio del tercer poiler , cuando
veinte lineas antes nos dite, que la reunion de los dos
primeros poderes en tilla misma persona baston pare
que no baya libeAad? d Y à qué fin afiadir « En tre los
» turcos, en donde estan rcunidos sobre la cabeza
» Sultan estos tres poderes, veina un horroroso despo•
» tismo è No se sabe que el Sultan tambien deja
nariamente d los tribunales el cuidodo de juzgar
procesos ? Se signe pues, que el ilustre autcr oticrie.
decirnos : vosotros, à quienes coda siglo de vuestra his-
toria offece reycs , que ejercian por si mistnos este
poiler, como Hugo Capeto juzgando à Arnaldo de Reims,
Luis et jeiven juzgando al obispo de Langres y al dur,
de Borgofia , Luis IX juzgando à todos aquellos vasallos
que recurrian à su justicia Carlos V. juzgando al mar-
ques de Saluces, Carlos VII. condenando al duque de
Alenzon , Francisco pronunciando sobre et condesta•
ble de Barbon , Lni XIII juzgando al duque de II
Valette ; vosotros, digo , à quienes la historia presee
con tanta frecuencia à vuestros reyes ejerciendo dos
mi£roos las fun ci unes de magistrado , aprenled , que todr


CAPiTTILO SEG r ri DO. (33
estaba perdido bajo el gobierno de estos principes; que
cran otros tantos Sultanes verdaderos, bajo los cuales
reinaba un horioroso despotismo, y que vosotros estais
muy ccrcanos à volver à caer debajo del yugo de los
Sultanes, coda vcz que vuestros reyes ejercen las mistuas
funciones.


Cuando vemos à algunos de estos reyes, como Fran-
cisco I. que elles mismos pronuncian sobre causas de
alto traicion, se podria pensar que tambien cran jueces
en propia causa. Pero en el fondo y esta era la causa ge-
ncral del estado ; . 37 si el rey no pudiese juzgar por sf.
semejante causa, tanibien se podria decir, que un par-
lamento frances no podria juzgar à aigrin vasallo traidor
à la Francia , porque todos los franceses sien parte. No
°listante, se propuso esta difieultad à Francisco I. en el
negocio del marques de Saluces , y la deshi,o el pro-
curador general ; per() à la menus sirvin para probar,


,


que un rcy juez no era un déspota , puits rue preeiso
juzgar sobre este mismo rey, y pronunciar si en seine-
jante causa tcnia 6 no dcrecbo de juzgar (1).


Mejor . habria dicho Montesquieu : lo quo hase del
Sultan un déspota, no es el derecho de lancer antes la
ley y despues juzgar, es decir, examinai y pronunciar
segun las reglas conecielas de la ley; es el derceho de
pronunciar todo lo que le parece bien , segun su vo-
luntad instantrinea y caprichosa , segun su pasion é
interés en aquel momento. El envia sus cordone ; estos
sen la &den (le muerte , y irisa 6rden no es juicio.
Los envia porque quiere, quiera 6 no quiera 1 t ley ;
sca que lo quiera con el parecer de un senado corn_
puesto (le otros jueces , sen que sél lo quiera solo y à
pesar de todos los mcgistrados, los cuales cerca de él


(i) Espiritu da las alli (1) &pers. de huis, art. foi par 31.r. Polversi.




64 CONSPIRACiON CONTRA LOS REYES.


no tienen nias que el nombre de jueces. Si : esto lance
el Sultan, el déspota pero esto no era mas que una
gunitera en Francia. El error de este celebre escritor cs
aqui tanto mas extrafio, como que le vemos plenanente
refutado por él mismo, én el moment° en que habla
de aquellos (loques y cordes que bajo el antiguo go-
bierno de los Francos, ejcrcian tarnbien los tres poderes.


Tal vez se pensarà (dice) que el gobierno de los
» Francos era entonces muy duro, porque los mismos
» onciales tenian al mismo tiempo sobre sus saditos el
.» potier militar y el poiler civil, y aun el .poder fiscal:
» (tambien se puede aîiadir et potier porque
» en su ducado O condado hacian sus determinaciones


(placites) 6 Icyes para juzgar las cuestiones sobre la
» libenad; cosa, que segun ire dicho en los libros pre-
» cedentes, es uno rie les caractéres distintivos del des-
» potismo. Pero no se La cle pensar que los coudes
» juzgasen solos, y administrasen justicia coin° los bajcies
» en Turquia. Elles juntaban, para juzgar los negecios,
» unas especies de audiencias 6 joutas extraordinarias,
» en donde cran convocados los notables : — ordina-
» riamente el coude tenu siete jueces; y como era
» necesario que fuesen dote, Ilenaba e1 nnmero con
» notables. Pero cualquiera que fuese el que tenia la
» jurisdiecion , el rey, , el corde , el gravion , el cen-
» turion, los sefiores 6 los eclesiasticos , nunca juzgaban
» solos; y este uso que traia su origen de los bosques
» de la Germania (como cl ben(' sisienza de la admirable
» constitution), , se conservaba aun cuando les feudos


tomaron una nueva forma (1). » No era pues neces-
sario decir à los franceses , cuyos reyes modernos no
juzgaban mas solos que los reyes de aquellos tiempos,


CAPiTIJLO SECUNDO.
65


que todo estaba perdido entre ellos; que ya no habia
libertad, porque et poder de juzgar no estaba separado
de los poderes legislativo y ejecutivo.
Otro error de Montesquieu, que tiende d restablecer los


Estados generales.


Facilmente se descnbrc la inquietud que estos prin-
cipios de Montesquieu babian de causar en el cspiritu
de sus compatriotas , y cuanto pochai '


hacer odioso
sospechoso el poder de su rey. Que làstima ! babian
de hallar en los mismos escritos las semillas de otras mu-
chas desgracias: Constàndoles por una la•ga experiencia
las disensiones que acompaîiaban à sus estados gencrales,
los franceses ya no se acordaban de ellos , sino para cele
brar la paz de que gozaba su pàtria , y el brillo que
habia adquirido bajo los monarcas que con su sabiduria
suplian aquellos antiguos estados. No bastaron à Mon-
tesquieu aqucllas falsas alarmas sobre el poiler legisla-
tivo y ejecutivo del soberano ; tuvo tambien la des-
gracia de ensefiar à sus compatriotas y à la mol-
titud , que todo pueblo que se quiere creer libre , no
Elche deseansar sino sobre si mismo 6 sobre sus repré-
sentantes para darse lcyes. El fue el primer°


que dijo
al pueblo : Coma en todo cstado libre , todo hombre
» que pieusa tenez' un alma libre se debe gobernar por
» mismo , serin necesario que el pueblo en cuerpo tu-
» viese el poiler legislativo : pero como este es imposi-
» ble en los grandes estados, y en •los pequeîios esta
» sujeto â moches inconvenientes , es preciso que el


pueblo baga pot media de sus representantes todo lo
» que él no puede hacer par si mismo (t).


No corresponde observar aqui las niuchos errores que


(t) Lib. 30 cap. 18. (i) J,ib. ri cap. 6.Tonie II.
7:,pTeque




CG CONSPIRÀCION CONTRA LOS REYES.
se pueden descubrir en estas aserciones. El mayor de
todos es liaber heelo un principio general de lo que
el autor crey6 haber visto . en Inglaterra , y de no ad-
vertir que lo mismo que conduce una nation à su
libertad , puede conducir à otra d la anarquia , y de al!i
al despotismo. Con esta opinion erigida en principio
general y en dogma politico , aprendieron los franceses
que si querian formar un pueblo libre , era precis()
volvcr à sus estados generales y à dalles el potier legis-
lativo. Montesquieu para juntar el poder fiscal , quitando
al monarca ambds poderes , aînli6 « Si el potier le,
» gislativo establece , no para de alio en aîio , sino para


siempre la recaudacion de las l'entas pUblicas , carre
» peligra de perder su libertad , porque el potier ejccutivo ya
» no dependerà de ella , y cuando se tiene para siempre
» un dereeho semejante , es bastante indiferente que lo


etenea de si misrno 6 de otro. Lo mismo es si esta--
blece, no para de ailo en ai-io , sino para siempre las




fuerzas de tierra y mar que clebe confiar al poder
(')."


Cuando se considera lasta que punto se ignoraba esta
doctrine en Francia antes de Montesquieu ; cuando se
la visto ir en su seguimiento aquella multitud de co-
piantes serviles que todos decian como él , que la li-
bertad es nula en donde el pueblo no ejerce por sf
ruismo , é por sus reprcsentantes todo este poder


este dereeho de fijar cada aîio las recaudacio-
nes de las rentaspliblicas ; principalmente cuando se
cotejan con esta doetrina los menoscabos que causaron
i la monarquia los primeros revolncionarios , que se
llamaron unes constitacionales y otros monarquistas ;
cuando nos acordamos cie los principios que sirvieron


c.trirri.o sr.ctSDo. (37
-cl'e base a Necker , Mirabeau , Target , Barnave yLafa-
yette d que se vé resultar de este conjunto , sino una
verdad que no loura la mcmoria de Montesquieu, pero
verdad que no puede disimular la historia P A Montes-
quieu deben los franceses todo este sistema , fundado
sobre la necesidad de dividir el cetro de su rcy , de
per al monarca dependiente de la multitud , dandose
ella mima sus pretendidas leyes por la via de sus re-
presentantes ; este sistema que se fund6 sobre la necesi,
dad de restableccr , 6 nias bien de crear estos estados
generales , debia muy presto bajo ciel nombre de asam-
Mea national , 'lacer de Luis XVI un rey de teatro ,
hasta que las nuevas consecuencias enseiiasen al pueblo
soberano à cortar la cabeza à este desgraciado principe
sobre un cariais°.


Es cierto que naclie acusara à Montesquieu de haber
previsto y llamado tantos crimenes ; se tendra compa-
sion de su ingenio por no liaber advertido, que quitar
al soberano el derecho de lacer la ley en un pueblo
siempre extremo en sus consecuencias , cra trasladarle
à una multitud , que no sufriria en la aristociacia lo
que se le labia enseîiado à detestar en sus monarcas.
Pero la que causa mas admiracion en Montesquieu , es
que baya ignorado , que todo este sistema que él daba
à los franceses como ides Anica que debia seguirse
para recobrar lus derechos de un pueblo libre , era
precisamente la que los grandes enemigos de la Francia
deseaban que adoptase para vengarse del porter y brilla
de que gozaba , y con que lucia bajo de sus reyes. Lo
que harki odiosos para siempre à los serviles copiantes
de Montesquieu, sean constituciorsales, sean tnomirqui.
cos , es el haber llamado y apresurado este proyeeto ,
que poniendo habitualmente al monarca bajo la tutela
de los estados generales , llenaba los deseos y jura-


!: 2


» ejecutiVO




68 comrtnAciex cosnu. LOS 'MYES.
mentos de la mayor liga que nunca se ha formado


•contra su Fitria.


Su; sistenza es el nzismo que el de los mayores enenzigos
de la _Francia.


Todos estos hombres que blasonan tante de ha..
ber estudiado las constitu•iones en Inglaterra y otras
partes , habrian podido saber à lo menos por los autores
ingleses , que en el auio de 1691 à i6 de Enero en
el congreso de la 'laya , compuesto de principes de
Alema nia , (le ministres del etnperador,


de los de In-
glaterra , de Italia , Espaiia y Holanda se resolvi6 y
proclame , .protest6 delante de Dios y jure , que fin-
guna de estas potcncias haria la paz con Luis XIV , sino
con cicrtas condiciones , de las cuales la cureta era
precisamente la convocation y rcnovacion de estos mis-
mos estados generalcs , que tante han invocado despues
los pretendidos defensorcs.de la libertad nacional. Este
m'am articulo que copie de la Geografia hist6rica
inglesa de Salmon , (lice formalmente , que ninguna de
estas potencias dejarà las. armas, « hasta que los estados
» «enerales de la Francia scan restablecidos en su an-


ligua libertad , de modo que cl clero , la nobleza y
» estado llano g,ozen de sus antiguos privilegios; hasta


que los reyes de Francia estes reducidos i convocar
• estos es t ados , todos las VOCCS que querràn colectar
» subsidios , bajo cualquiera pretexto que sea ; y hasta
» que los parlament:os del reino , y todos los dernas va-
» sallos havan recobrado sus antigiios derechos. Con esta


misma proclama todos estos confederados convidaban
àlos franceses à unirse à ellos en esta empresaporsus
derechos y libertades , ainenir,ando con ruina y devas•


» tacion i cuautos reusascn unirse à ellos para dichos
» objetos. »


CAPfTVLO SECUNDO. 69
Estas expresiones que acabo de traducir, son del antor
ingles en uno de los libres mas comunes en Inglaterra
para instruir la juventud (1). i De este modo treinta
1-trios (le trabajos, de discusiones y de sablas investigacio-
nes de parte de Montesquieu , y cuarenta • ai)os de nue-
vas discusiones de parte de sus doctos discipulos cons-
titucionales 6 monarquicos, debian termina r con el pro-
yecto de dar à la Francia su pàtria , para hacerla mas
libre , precisamente la misma constitution que todos
los estudiantes ingleses sabian que habia silo inventada
por todos los encmigos de la Francia , aliados para es-
clavizarla , à lo menos para triunfar de todo el poder
que habia adquirido bajo de sus reyes legisladores !
Aunque ya esté dicho , deho repetir que no se trata
aqui de averiguar cual fue en otro ticmpo la constitu-
cion de los fanceses , ni de averiguar si sus antiguos
reyes tuvieron e no el poiler legislativo ( le que creo
que han discutido mal nuestros politicos modernes ) ;
atm se trata menos de saber, , tuai sea en si misma la


(t) El texto ingles do la Geografia histdrica de Salmon, <lice asi. R Ja-
s nuary r6, itigr. At the 'Congress of the Hague, consisting of the
▪ Princes of Germany , the Imperia', English , Italian , Spanisli and
s nutell Ministers , a declaration was (Ira wn up , whcrein , they su-
» lemuly prutested befure 'Go(' , tint their intentions were never ot
» make peace with Lewis the XIV, mita the Estates of the Kingdom
» of France should he established in their escient librrties , so that
» the Clergy, the Nobility and the third Estate might enjoy their
» ancient and lawful privileges ; nor tilt their Kings for the future


hould de obliged to cal' together the said Estates , when they desired
s any supply, without whom they should not vise any mnney on any
• pretence whatsoever and tilt the Parliament of that Kingdom and


all other his subjects were restnred to theirjust rights. And the Con-
» federates invite(' the subjects of France to join with them in this
» undertaking for restoring them tu their rights and liberties , threa-
» tening ruine and devans.tation te .those that refused. s (Pas.


z2Fio.


LI
E




,0 CONSPIAACION CONTISA LOS MES.
mejor constitucion, Para dccidir sobre el intempestive
ingcnio de Montesquieu, y sobre el fuuesto servicio que los
sofistas propagadores de sus maxi/nos preparaban à la
Francia , no se necesita mas 'que de un principio en
que todos convienen. El mejor gobierno para un pue-
blo , cnalquiera que sea , es cl que le hace mas fcliz ,
mas quieto en cl interior,


, y mas fuerte y poderoso con-
tra los enetnigos exteriores. En este estado se hallaba la
Francia , despues ciel ministerio dulie y pacifico ciel
cardenal de Fleury , y de las famosas cati.paiias de
Flandes bajo del mariscal de Sajonia ;y cuando era ma-
-yor et entusiasmo del altier de los franeeses à sus reyes,
vine Montesquieu à aturdir à sus compatriotas con el
pretendido clespotismo en que yivian, valiéndose de todo
su arte para haceries sospechosa la constitucion que los
hacia felices, y para Ilamar su admiration hacia las leyes
extrangcras.


Es muy cierto que estas ideas en aquel tiernpo cran
para los Iranceses tan nuevas y Usas , como las que se
dirigian z querelles manifestar que los reyes à quienes
ellos tanto amaban cran déspotas , é i,gualmente cual-
criera otro que gozase de la misrna autoridad de que
gozaba el suyo. é Hasta que grado de imprudencia no
Ileg6 aqui et simple crror ô el delirio del ingcnio ?
La respuesta à esta pregunta no es tan l'Oeil y decisiva
como seria de descar para la gloria de este célebre escri-
tor. Si se le litihiese de juzgar segnri los testimonios de
sns mayores admiradores , no repararia , como parece
que estos lo hacen, en colocarle en el m'Imm .° de sus
iniciac/os conjerados. D'Alembert mas le acusaba que
•clefendia , cuanclo decia à los que se quejaban de la
oscuriclad del Espirita de las loges ;


Lo que seria
» oscuro para los lectores vulgares, no lo es para aquellos
» â quienes el autor se dirigia : Por otra parte, la os-


raPiTZLO SliGI,ND




curidad volantaria no es una oscuridad. El Se-
» îlor de Montesquieu teniendo que presentar algunas
» veces verdades importantes , cuvo anuneio absoiuto y
» directo habria podido herir sin fr uto , taro la pru-
» dencia de recatarlas , y con este inocente unifiez .° las
» ha encubierto • à aquellos à quienes podian ser daîiosas,
» sin que por esto cstuvicsen perdidas para los sibios.
(r) No aprecio esta oscuridad voluntaria* en un hom-
bre , que ya ha estabtecido con tanta claridad princi-
pios inconciliables con las leyes y gobierno de su pà-
tria. Todos estos artificios reputados por inocentes , nie
harian tomar por juegos de un sofista ô rodeos de un
hipôcrita las protestas de Montesquieu , cuando clespues
de habcrse valido de todo su arte para probar d la
mayor parte de los pucblos que no tienen libcrtad , y
que sus reyes son unes dépotas vcrdaderos , intenta
apartar lejos de si la sospccha de ser un espiritu in-
quieto , revoltoso , sedicioso y revolucionario.


El cumplimiento no es nias alagueîio para Montes-
quieu , cuando d'Alembert le hace el lionor de esta
preteadida luÿ general sobre los principios gobierno,
que acaôa de enlazar mas los Pueblos con lo que mas
deben amar. il Que significan en la boca de este astuto
sofista las palabras : le que mas deben anzar? é l'orque
no dice à su rey , à al gobierno de su patria ? Es
porque ya se ha visto lo poco que él ainaba al uno y
al otro. En estos tiernpos en qne el nombre de end-
clopedista se ha hecho tan justainente odioso , es otra
desgracia para Montesquieu , que su panegirista Iniga
un grau niérito de su zelo à favor de la monstruesa
compilacion que hicicron aquellos hotnbres , cuyo
•••••••nn•.


(I) Elogio .de Montesquieu pot' d'Ale:nbert , al Fincipio del tonie
t de la Eneiclopedia.


E t




7'3coNspnuciors CONTRA. LOS 11131ES.
grande objet° ya ha depdo de ser tnisterioso. Tambien es
otra desgracia para Montesquieu, et que se sera por los
sofistas nus revolucionarios que él no habria escrito sus
ocras, si no le huhiesen precedido las de Voltaire: Condor-
cet con esta asercion (lice con bastante claridad , que si
Voltaire hubiese adelantado menas la revolucion reli-
giosa , Montesquieu habria contribuido menos à la re-
volucion politica ; que si aquel hubiese sido menos stuc-
vido contra el alias , este habria sido menos osado con-
tra el trono.


Para ayudar à resolver este desgraciado problema
é que terrible prtteba contra Montesquieu no se ballaria
en una carra publicada con su nombre en un peri5-
dico de Londres , si se pudiese probàr su autenticidad?
(1) Voltaire y d'Alembert conspiraban contra los Jesui-
tas , porcine pensabau ver en ellos el principal apoyo
de la religion ; Montesquieu , si es verdadera la carta,
habria acelerado con mas energia su destruccion , porcine
los creia demasiado adheridos à la sutoridad del rey.
» 'l'encules ((lice esta carta ) un principe buena , per°
» débil ; esta sociedad emplea todos los medios para
» hacer del monarca un déspota. Si ella prevalece, temo.
» las circunstancias que resultaran , la gnerra civil , los
» rios de sangre que in undaran todas las partes de Eu-


(r) Suplico eneurecidamente à los que tengan noticias ruas par-
ticulares de esta carra, 6 que tengan ri manu el diario en que se
publie, que :ne hagan el favor de coninniezirmpla. No Judo de
la verdad del senor abate le Pointe que me dit') la traduceion :
le conozco muy bien para creer que la ha visto y traducido del
diario ingles que salie en alguno de lus iilthnos meses del Au r795:
Pero conao el inistno sentir Abate no atendi6 à su contenido con
tanto interes como yo lo habria hecho , ya no se acuerda del
tub distintivo de/ dicho diario de la tarde, ni de la ferla de la
hoja que tradujo , lu que me ha impedidn llegar à su origen , y
nie precisa à pedir à mis lectores agnelas instruccioues que pue-
dun teuer sobre este particular.


CAPITULO SECUNDO. 75
» Topa.... Los escritores inglcscs nos han dado tambien
» la idca de la libertad, y tenemos tantes deseos de con-
» servarla , aurique pequefia , que seriamos los pebres
» esclavos del mundo. » é Que ya se habian convenido las
aimas resoluciones violentas ? Esta carta lo indicaria ,
pues lo es de un perfect° conjurado. Ella esta llena de
esta especie de expresiones : n Si no podcmos escribir


libremente , pensetnos y obrenios... Es precis° esperar
» con paciencia , perd sin dejar nunea de trabajar por
» la libertad... Ya que no podemos volar à la cumbre
» vayamos trepando. »


Habia ya Montesquieu formado el plan de despedir los
Guardias suizos , y hamar las guardias nacionales para
la revolucion ? Este lo dirian muy claro estas palabras:
» i Oh y cuanto habriamos ganado , si esttrviésemos


bres de cstos soldados extrangeros y mercenarios I Un
» ejército de nacionales se declararia por la libertad ,
» à lu menos en parte. Pero per esto se mantienen tro-
» pas extrangeras. » Aurique parezca dificil quitar
:Montesquieu de la lista de los conjurados , habiéndose
expresado en cstos términos, debo dccir lu que absolu-
tarnente pucde excusarlo. Esta carta pocha haberse
escrito en une de aquellos momentos de humor, y por
una de aquellas extravagancias y con tradicciones de que no
cstan siewpre exentos los ingenios. Montesquieu én su
Espirittc de las leyes , habia hecho un grande elogio
de los Jesttitas (i) ; esto no les impidi6 cl que re-
probasen muchas de sus opiniones. Un despecho rno
mentaneo podia muy bien habcrle hecho desear su des-
truccion ; se sabe , que por lo general , cra Montesquieu
mas sensible à la critica de lo que se clebia esperar
de un hombre superior al vulgo de los escritores. 'roda
su pasion hacia la libertad no impidiô que acudiese à la


(I) Lib. 4. cap. 6.




CONSPIRACION CONTRA. LOS mus.


cortesana Pompadour para hacer suprimir y quemar ,
muy desp6ticamente , la refutacion que 31.r. Dupin ha-
cia ciel Espiritu de las leyes (i).


Habia en este ingenio otros muchos rasgos que parece
no se pueden conciliar. Estaba muy enlazado con los
ateos 6 deistas de la Enciclopedia ; sin embargo cra
muy zeloso de que sus amigos muriesen como buenos
cristianos , y no ruuriesen sin ]ratier recibido los Ulfi-
la-ms socorros de la iglesia. Entonces se volvia ap6stol y
te6logo. Esforzaba los argumentos, exhortaba, insistia
basta que el enferme, se rendia. El mismo corna en le
mas entrado de la noche, à buscar al sacerdote que
crey6 mas â prop6sito para terminer la conversion. Este
servicio le prest6 â le menos à Mr. Mciran su amigo y
pariente (2).


Se descubreasimismo con bastante frecuencia la misera
extravagancia en sus escritos. Race grandes e]ogios de la,
religion, y es preciso defenderla de algunos dardos que
dispara contra dla. Al mismo tiempo que defiende el
cristianismo contra Mile, nos dice que los cristianos per-
fectos « serian ciudadanos infinitamente mas ilustrados•
» sobre sus deberes; que cuanto mas pensarian deber à la
» religion , mas pensarian (lebel' à la patria ; que los prin-
» cipios ciel cristianismo bien grabados en el corazon , se-
» rian in finitamente mas fuertes que este falso honor de
» las monarc[Mas, y estas virtudes human as de las repu-
» Micas (3), Y prescinde despues dela religion para con -
tinuar en hacer de este falso bonor y de estas virtudes bu-
manas el m6vil de las monarquias (4), y nos dice, que na
se necesita de raucha probidad 6 virtud, para que « un go-•_


(r) Véase su articulo en cl diecionario de hembres ilustres de Feller.
(2) Alli mismo.
(3) Lib. a4 cap. 6.




(4) Lib. 24 cap. 3.


CAPiTULO SEGU:ND


bierno mondrquico se sostenga ; que en las monarquias
„ bien arregladas, todos, con poca diferencia , seran bue-
„ nos ciudadanos , y que pocas veces se balla alguno que
„ sea hombre de bien.... que es muy dificil que el
„ pueblo sea virtuoso (1) «. Esto , con poca diferencia, es
decirnos que la religion cristia na es la que mas conviene
à las monarquias ; y que sin embargo , es la que mens
puede observar fielmente el pueblo en las monarquias.
El escribia en un pueblo que mas se distinguia entonces
poret amor de sus reyes ; y parece que todo su sistema le
escribi6 para decir al mismo pueblo , que vivia bajo de
déspotas cuyo in6vil es el terror. A la verdad , 6 el rcy
bien amado no es déspota, 6 el temor no es el m6vil del
despotismo. cl Y todos estes no seran mas que los inocentes
amficios de que habla d'Alembert? Yo descubro o•()
inotivo bien diferente.


Montesquieu declar6 en sus ditimos lias , que si habia
aventurado en sus escritos ideas capaces de hacer dudar
sobre su creencia , « era por cl gusto de la novedad y de


singularizarse; con el deseo de pasar por un ingenio
s superior â las preoeupacions y maximal comunes ; con
), el deseo de agradar, y merecer los aplausos de aquellas


personas que clan el tono â la estimacion p6blica ,
» que nunca con mas seguridad conceden la suya que
• cuanclo parece que se les autoriza sacudir el yugo
, do toda dependencia y sujecion. (2) «. Esta declaracion
rre haria pensar que en los sisteinas politicos de Montes-
quieu, habia mas gusto por lo nuovo y singular que en
sus ideas sobre la religion. Gonservô siempre lo bastante
de su educacion religiosa , para ser reservado sobre el cris-
t ianismo ; peso no /o bastante para no abandonarse à
sistentas politicos, que le podian merecer, coal° en efecto


(I) Lib. 3 cap. 3 , G. etc.
(2) Véase el luis= diccionario.




elrituto TERCSRO. 77


s


CONSPIRACION CONTRA LOS REYES.


le mereeieron, la estirnacion que él tante deseaba de estes
nuevos sofistas, que con sus ideas de libertad é igualdad
tienen por objet° saeudir el yugo de toda dependentia. No
creo que baya conspirado con chias ; pero bizo muai ° por
ellos. A lo menas, basta que la carta que he citado aparezca
téntica , nie atendre à este juicio. No conjure) ideando
estos sistemas ; pero por desgracia, estos sistemas hicieroo
conjurados. Cre6 una escuela, y de esta salieron los sis,
temas que ailadiendo al soya , le hicieron aun mas fu•
nesto.


4


CAPITULO III.
SISTEaIA DE YUAN JACOB° ROUSSEAU.


Consecucncias que Montesquieu paso en silencio.


cual fuere la reserva con que Montesquieu expresd
sus sen timientos , ya estaba puesto el gran principio de
ioda revolueion democratica , y ya se habia resuelto en su
escuela , que todo hombre que en un estado libre piensa
terze" una alma libre, debe gobernarsc à si mismo. Este axio-
ma decia con toda evidencia , que ningun hombre y
ningun pueblo se debe creer libre, si el mismo no se ha
beim las leyes que le gobiernan ; y de aqui rra muy
cil conduits, que apenas existia sobre la tierra un pueblo
que tuviese el derecho de creerseverdaderamente libre, 6
que po tuviese que romper aiguillas cadenas para no ser
esclavo. La misma Inglaterra apenas podia lisonjearse de
que realmente gozaba de esta libertad , y se ve que Mon-
tesquieu no se atrevia à asegurarlo , cuando aFradi6: No


me toua examinar si Jos ingleses gozan actualmente de
esta libertad 6 no ; me basta decir,


, que esta cstable-
rida pur sus leyes, sin inquirir mas. c ‘


Si esto bastaba al
maestro, muy bien pocha no bastar à los discipulos, y
podia aigrin °


décide , que segun su principio faltaba
Inch() para que las leyes diesen à los ingleses la Ebert:ad
de un pueblo que se gobierna por si misino. Parque
al lin los ingleses no son tan sensillos , que crean que


multitud, 6 que liez 6 quinte millones de hombres
lengan todos la sabiduria y luces necesarias para pronun-
eiar sobre la ley. Los ingleses con raucha sabiduria de-


â




78
CONSPIRSCIO'S ANTICIIISTIARÀ•


j ando el cuidado de disco tir y hacer la ley d su parlamenbay à su rey, no han querido que todos los ciudadanos sin
exception, tuviesen cl dereeho de nombrar d diputar los
miembros de su parlament°. Para gozar de este derecho, se
necesita entre elles una propiedad snficiente determinada
por la ley ; propiedad , • cuya tasa excluye de la eleccion y
sobre todo de la diputation , no solarnente al populachol
sino tanibien à un Bran mimera , y puede ser à una ter,
sera parte, à le menas la mitad de los ciudadanos. •ra
evidente, que hasta los mismos inglcses, para creerse
todos libres , debian negar , coma demasiado general,
el principio. de Montesquieu; y es muy cierto, que tenian
dcrecho para hacerlo , y para decirle La libertad civil
» para nosotros consiste en el derecho de hacer impu.


nemente todo lo que no estai prohibido por nuesti*
» leyes ; y todo ingles rico 6 pobre, es igualrnente liIre.


tanto si goza de la fortuna que se requiere para dipter
» al parlamento, como si carece.de ella; sca que él
» la ley directamente con su vote , é indirectameme


por sus diputados , 6 que en manera alguna contribuh
» à ella ; porque en todos estos casos estai igualnwnw


cierto de ser juzgado pur la misma ley. Rasta el er


trangero entre nosotros es libre coma nosotros


mos, cuando quiert observai' nuestras leyes ; porque
» puede hacer impunernente como nosotros todo lo que


no estai probibido por citas. «
Si la Inglaterra pocha con tanta justicia echar en


cira ai Montesquieu la generalidad de su principio
é que podian hacer las ocras naciones , la Francia , la
Espaim , la Alemania y la Busia , en donde el puello
estaba tan distante de gobernarse à si mismo , de ha-
cerse las leyes ni por si ni por sus representantes c. De
que servira aquel mismo princicipio para Iodas aquêllas
repalicas , en Suiza y en Italia , en donde los Ires po-


cArircto rEacer.o. 79
clercs estaban reunidos en un senado , en que por esta
razon segun su expresion misma , siendo 11110 todo el
poder, , pensaba Montesquieu descubrir y sentir à coda
instante un principe despdtico Era pues evidentemente
necesario que los Pueblos se desengaiiasen del principio
de Montesquieu , 6 que ioda la retapa empezando ai
tencrse par esclava , n'aime de sacudir cl yugo por me-
dio de una revolucion general en sus gobiernos. Era
preciso que se levantase algue hombre, cuyo ingenio
borrase la irnpresion que hacia el de este ilustre autor.
Pero la desgracia de la Europa quise precisaniente lo
contrario. No solo admiraron à Montesquieu y le cele-
braron como lo mcrecia en rauchas partes de su Espc:.
ritu de las leyes , sino que le admiraron celebraron
particularmente por esta parte de sus escritos , per sus
principios de libertad , igualdad y legislacion que no
manifestaban mas que esclavitud en los gobiernos del
dia. Los sofistas le perdonaron sus restricciones , sus pro-
testas , sus rodeos , sus oscuridades y sus inocentes arti-ficios , parque descubrieron que bastaba en aquella
époea , haber abierto el camino y manifestado el término
à que podia conducir.


Rousseau , reasumiendo el principio de Montesquieu , es
mas atrwido en sus consecuencias.


El primera que se encarg6 de cnsancharle fue Juan
Jacebo Rousseau , aquel famôso ciudadano de Ginebra
ai quiers hemos visto


-


prestar tautos servicios ai los sofistas
de la impiedad en su conjuration contra el altar. Foe con
toda particularidad el sugeto de que mas necesitaban los
sofistas de la rebelion , para que les sirviese de quia en su
•conjuracion contra el trono. Ciudadano que habiendo
nacido cri una repalica , contrajô con su nacimiento,
corna el rnismo lice, odio d los rey es; corna Voltaire à




8o COiSSPIR A CION CONTIU. LOS rems.
Jesucristo. Poscia, aun mas que iNlontesquieu, e arte
de revestir cl error con et trage del interes , y de dar i
las paradojas vises de profunclidad. Tenia sobre todo
aquella °sedia que no adroite à meclias los principios , y
que no se asusta por sus consecuencias• Excediô à su
maestro ; y en sus teorias politicas le dejô muy atras. El
Espiritu de las leres sali6 al palico en el a5o de 1748,


y et Contrat° social de Rousseau
en el aiio de 1752. Mon-


tesquieu principiô à exciter las ideas de libertad é igualdad;
perd Rousseau supo 'lacer de elles la suprema felicidad.


»
Si se busca , dite, en que consiste el mayor de todos los


» Nazes ,
se hallarà que se reduce à estoc dos objetos


» principales , la libertad r la igualdad .
La lit ertad , per-


»
que toda dependencia particular es otra tarda fuerza


»
que se lia quitado al cuerpo del estado; la igualdad




porqueda libertad no puede subsistir sin ella (1).
El hombre , segun, Rousseau , es en todas partes esclavo.


Montesquiou no habia tenido valor para decidir, , si
basta los ingleses Bran ô no libres : al mismo tiernpo
que bacia la critica mas severa de les otros gobiernos,
se habia atrineberado cri la intention de no abatirlos ,


y de no molester à nadir. -Rousseau à nada atiende , y
empieza con decir à todos los pueblos ('): El hombre
ha nacido libre , y en todas partes estée encadenado (2).
Montesquieu liabia creido que para creerse libre, era
preciso qne todo 'hombre se gobernase à si iniSMO ;


que
liiciese siempre sus leyes y su voluntad. .El media le


(1) Contre° social, lib.
2 cap. II.


(*) El contrat° social de Rousseau le lien tradurida al esp.aiiol A. G.


M. y S. con el tituln :
Principlos da dorecho politico. Este eserito coutre


los trouas le bau traducido y hecho imprituir , toms bsu oetos va biC:1


conocidos par su oclio al alter. •
(a) Contrat° social , cap. x_; las primeras palabras.


c.trirrLo Tr.r.cERo.
habia parecido dificil eu los estados pequeilos , é impo-
sible en los grandes. Rousseau habria tenido por falso
el principio , si le hubiese creido imposible en la pràc-
liée. Le supuso vcrdadero en teoria como lo habia
hallado en Montesquieu ; y para exceller â este su ma-
estro , le pareciô que no debia lacer mas que ma-
nifestai la posibiiidad y faciliter la cjecucion. Hizo de él
su problema favorite.


Objet° del sistema de Rousseau.
» Haller une especie de asociacion que defien da y prote..


» ja con toda la fuerza comun, la persona y los bienes de
rada asociado , y pot la cual uniéndose caria uno à


• todos sin embargo no obedezca sino à si mistno , y
quede de este modo tan libre como lo era antes. «


Tal es, nos dite Rousseau el problema fundamental ,
cnya solucion nos da el contrato social. (s) Era este
en otros términos bus- .r precisamente el modo de rea.
lizar el principio de Montesquieu , dar à todo hom-
bre que se considera libre , los medios de gober-
perse si si mismo , y de no tener otras leyes que las que
el mismo se habrià hecho.


Error en este objet°.
No era fikil de conccbir como un hombre, destines


del contrat° social , se liallaria tan libre coin° si no
hubiese entrado en él ; como despues de lutherse sa-
metido , â lo 'nones à la pluralidad de los votas 6 de
las voluntades , quedaria tan libre corna cuando para
sus acciones no renia mas que consulter su propia vo-
luntad. Este precisamente era decirnos , que ci objet°
de la sociedad civil era el de conserver toda la liber.
tad del estado de la naturaleza , aurique segun las ideas
reeibidas, cl contrato social lleve necesariamente consigo


(r) Libro s cap. 6.
Tourd II.


habia




82 comarracrox CONTRA LOS REYES.
et sacrificio de una parte (le esta libertad para conser-
var la restante , para comprar con et precio de este
sacrificio, la paz , la segtuidad de su persona , de sus
propieda les , de sn familia y todas las otras ventajas 'de
la sociedad civil. Aun se 'lace mas dificd de resolver
el problema , atendiendo i lo que nos lice el rnismo
Rousseau : Es 17119' evidente que la primera intencion del
pueblo es que el estado no perezca (1). Con esta segun-
da maxima ya no se trataba mas de gobernarse esen-
cialmente à si. rnismo , 6 de hacer siempre su volun-
tad y sus leyes , sino de tener leycs buenas , enal-
quiera que fusse ei legislader , y de ser gobernado de
modo que se salvase et cstadc.


Primera consecuencia que deduce del principio de Mon-
tesquieu , el pueblo solo legislador.


Las contradicciones y dificultades no cran capaces de
detener ai Rousseau. lsl queria realizar el principio de
Montesquieu , y comenz6 por suponer , que todo hom-
bre libre debe gobernarse à si mismo , es decir , que
todo pueblo libre no debe obedecer sino à las leyes que •à
él mismo lia becho , ro viendo otra rosa en la ley


que la expresion de la voluntad general. Esta pretension


For si sola , borraba todas las leyes que hasta entonccs
habian becho los principes , los reyes ô emperadores
sin el voto dominante de la multitud; por esto Rous-
seau no dud6 decir Que no se pregunte mas à quiers
»


pertenece el derecho de baser las leyes , pues que
» -citas son la expresion de la voluntad general....
»


poiler legislativo pe.rtenece al pueblo , no puede


pecten otro • que un hombre, cualquiera


ffl LI. 4 cap. G.




e ,


cipiTrto Tractai)
83


» que sea , ordcna de su propia autoridad , no es ley ;
▪ porque el pueblo sometido à las leyes debe ser su
» autos' (1). »


Segunda consecuencia : el pueblo soberano


Tai fue la primera consecuencia que Rousseau ,
cipulo de Montesquieu , dedujo del grande principio
de su maestro , y de la distincion de los tres poderes.
La segunda conclusion del disciptdo no fue menos hala-
giteila para la multitud. Toda la soberania , segun Rous-
seau , residia en el potier legislativo ; dando este poiler
al pueblo , concluye que el pueblo es soberano , y en
tal mariera lo es , que no se puede souzeter ri otro sobe.
rano. Toda sumision de su parte , se vuelve en la nue-
va escucla , stria violacion del inismo acto por el mil
existe todo el pueblo ; y violar 'este acto es para et
pueblo aniquilarse à si rnismo ;. y por Ultima .consecuen-
cia , toda stunision de parte de un pueblo cualquiera
que sea, es nula, por el grande motivo que lo que nada es ,
nada produce (2). Tem ien do que no se le hubiese en ten di do
lo bastante , Rousseau vueli•e mas de una vez al prin-
cipio y à las consceuencias. « La soberania, repetia entre
» otras, no siendo mas que el ejercicio de la voluntad
» general , ja




mas se puede enagenar.... Si el pueblo
• p •omete solamente obedecer,


, se disuelve pot este acto,
r picrde su calidad de pueblo. En el rnismo instante


» en que tiene tuz sehor , ycz no hay sobe
• no , y dcsde


• entonces quarta destruido rl cuerpo politico (3). » No se
podia decir mas claramente à los Pueblos !ista agni
habeis tenido reyes que Ilamabais sobetanos ; si quereis
cesar de ser esclavos , empezad pot' haceros soberanos ,


M Lib. 3 cap. I.
(2) LI. t cap. 7.
(3) Lib. 2 cap. I.


r2




CO$SMICION CONTRA. LOS tr.ySs.
por 'dictar vosotros mismos todas vuestras leyes , y que
vuestros reyes , si os son necesarios , no scan mas cille
servidores hecbos para obedecer à vuestras leyes , y para
bacerlas observar l los otros.


Tercera conseeuencia: el pueblo Walible en sus lc-es.


Montesquieu habia temido que este pueblo legislador
no estuviese bastante ilustrado para la discusion de las
leyes y negocios , y este temor no le babia hecho
abanclonar el principio. Rousseau insistiendo sobre el
principio , no descubriô sugeto mas à prop6sito que el pue-
blo mismo para pone y en practica el principio y las con-
secuencias. En cl nuevo sisterna , no solo podia Baser la
loy la voluntad general del pueblo , sino que el mismo
pueblo haciendo sus leyes , se volvia infalible ; porque
coin° decia Rousseau : la voluntad general es siempre
y se ordena siempre ci la utilidad pziblica ; y este pue-
blo tan despreciado nunca puede ser corrompido Bien
se le puede mi gailar ; pero de cualquiera mariera que
se le engaîic, este pueblo soberano , par el mem liecho.
de seîlo, es siempre lo que debe ser (a).


Cuarta consecuencia : él solo se representa.


Para suplir la ineapacidad del pueblo en la confee-
cion de las lues , Montesquieu le daba representantes
ô personas que hacian la ley por él. Rousseau reconociô
que estos representantes, lo son solo de nombre ; que
Moutesquieu haciendo elegir diputados , daia ciertamen-
te al pueblo abogados y procuradores , es decir, sugetos
encargados de . discurrir sus intereses , cornu un tutor
los de su pupilo ; pero que los procuradores ô tutores


(t) cap.3.
(2) Lib. z cap. 7.


CdPITULO Tsr.csae. 85
no son verdaderos representantes ; que estos tutores y
abogados, cuyo parecer deberia seguir cl pueblo, podian
terrer e,piniones y voluntades contrarias à las del mismo
pueblo , lo que Beria dar al pueblo verdadcros legisla-
dores , y no hacerle à él legielador. Observô à mas de
esto , que la voluntad del pueblo no se representaria
mejor por estos diputados , que la de nu pupilo por su
tutor , y él no queria que el pueblo se disse tutores.
Por esto arradiô à despecho de su maestro : « El sobe-
» rano , es decir el pueblo , que no es mas que un ser
» colectivo , no puede ser representado sino por si mismo ;
» se puede muy bien transmiiir et goder , pero no la vo-
» tansad... El soberano por otra parte puede muy bien
» decir quiero actualmente lo mismo que quiere tal
» hombre , ô à lo inenos lo que dice que quiere ; pero
» no puede decir : lo quo este hombre querra maiiana ,
» yo aun lo querré, porcine es absurdo que su .volun-
» tad se encadene para lo por venir (z). »


Quinta consecuencia : et pueblo superior ci las leyes.
De estes raciocinios se seguian calidades y derechos,


que acaso Montesquieu no habria querido negar al pue -
bio , pero que à lo menos no se atreviô à
declarar. pueblo soberano no podia ser injusto , por-
que nadie es injusto contra si mismo (a).


pueblo so-
berano hacia la le=: , pero ninguna ley le podia obligar.


iesistia Rousseau : » En toile estado de causa,
» un pueblo siempre es setier de mudar sus leyes, aun-
» que seau las niejores. Si le aeornocla hacerse mal à si
» mismo quiers tient; derechu para impediiselo (3) ? »


(i) L i b. 2 cap, 1.
() Lib. 3 ei,p. 7.
(3) LFe. a Ca!.. I 2.


ï




86 CONSPITIACION CONVIA LOS nr.vEs.


Sexto consecuencia ilantas del Pueblo.


La grau dificultad en fin, que Montesquieu conside-
raba para que los hombres se gobernasen si mismos y se
biciesen sus leyes, provenia de la imposibilidad de que en
un grande csrado tuviese sus juntas el pueblo legislador.
Estes inconvenientes é imposibilidades desapatecieren
presencia de Rousseau , porcine conoci6 muy bien
que ers preciso 6 abandonar el principio, 6 no asustarse
de sus consecuencias. lo quedaba satisfecho con los par-
lamentos, ni con los estados •enerales; queria verdaderas
juntas del pueblo, y aun de todo el pueblo. Por este con-
tin n6 diciendo »


teniendo cl soberano otra fuerza
» que el poiler legisiativo, no obra sine por las leyes; y no
• siendo las leyes sine actes auténticos de la -voluntad
» general , et soberano nopodrà obrar, sine cuando el pue-
» blo este congregado. Se dira : el pueblo congtegado,


que quitnera! Es quimera en el dia , pero no le ers
lia dos mil aîios. è Que han mudado los hombres (lens-


» turaleza? Los limites de le posible en las cosas morales
» sen menos estrechos de lo que pensantes. Son nuestras
» debilidades, nuestros vicios y nuestras preocupaciones
» los que los cstrechan. Las aimas bains no dan crédite à
» los bombres grandes; los viles esclavos se rien con un
» tono burlesco al oir pronunciar libertad (1) «.


Ejemplos fa Isos del pueblo soberano.
Cualquiera que fuesela confianza con que Rousseau pro-


nunci6 aquellas palabras, los ejemplos sobre que el se
apoyaba nada cran menos que propios para demostrarnos
estas juntas de un pueblo soberano. Los ciudadanos tic
Atenas 6 de Routa corrian sin eesar à su plaza p6blica :


(r) Lib. 3 cap. 2.


CAP1TULO TENCERO. 85-
pero estos ciudadanos, 6 este pueblo de Roma primipal-
mente , no cran el pueblo soberano y por todo soberano. El
imperio ers in meuso , y en tette este imperio , et pueblo le.
jos de ser soberano ,era esclave de uns ciudad déspota , de
un cjército de qua tro cientos mil so:dados , llatnados ciuda-
danos, siempre dispuestos para salir de un campo llamado
Tana , y para echarse sobre las ciudades 6 provincias cuyo
pueblo se hubiese ensayado en sacudir el yugo. Lo misnio à
proporcion sucedia con los ciudadanos de Atenas, déspons
de sus colonias y ciudades aliadas. Estes cjemplos de
Rousseau prueban lo que la revolucion francesa nos ha
ma n ife3tado , à saber , quo uns ciudadinmensaconteRoma
y Paris, cayos habitantes se hacen todos soldados , puede
muy bien dur el nombre de libertad y de ietaldad à sus
revoluciones ; pero que en lugar de un rey que han des-
tronado , se convierten ellos titismes en quatre cientos 6
quinientos mil déspotas y tiranos de las prov;ncias Lirani-
zadas por sus tribunes. Son testiges, para las provincias, los
pueblos de Lion , de Ruan, de Burdeos y de cualquiera otra
ciudad , que ensay6 de sacudir el yugo de la ciudad dés,
pots, y arrabales S. Antonio y S. Marcial de- os ciuda-
danos de Paris. Son testigos , para Paris, los Roberspierres
en un tiempo, y los cinco reyes en otro.


Beconvenciones que Rousseau hace à Montesquieu.


Ocasiones labo en quo Rousses q advirti6 estes in-
convenientes : pero no por eso abandon6 su grau
principio ciel pueblo soberano , ni las juntas de este pue.
blo. Entonces , coula Montesquieu, acudia à la virtud
de las rept'iblieas , del pueblo soberano , pero echaba
en cara à Montesquieu de que faltaba noce/sas veces
la exactitud , par rto ha ber hecho las distinciones nece-
sodas , r porno haber visto ,que siendo la autoridadsobe-
rana la mistna en toclas partes , el princi,..;io debia tener


F 4




E8 coNsrulacimc CœnEll LOS myss.
lu'ar en todo estado bien establecido ( I) . En ton ces con fe-
saba : « Que no habia cstado alguno tan sujeto â guer.
» ras civiles y agitaciones in testinas , como el dernocià-


» tud es el Bran m6vil ) ; porque iro hay alguno que se
• tico ô popular ( es decir, este estado en donde la vir-


» ordene con tanta fuerza y continuacion â mudar de
» forma , ni que pila mas vigilancia y valentia para
» mantenerse en la suya, » Confesaba aun entonces, que
para gobernarse deumeraticamente , serin necesario lin
pueblo de dioses ; que un gobiemo tan perfect° no con-
viene cz /nombres (2). Pero atm entonces , antes quelaltar
à la exactitud couic. Montesquieu , para reunir el pue-
blo soberano , proseribi6 de las tierras (le la libella('
à todos los grandes imperios ; solo deseaba estados mny
pequeilos (3) ; y aun no deseaba mas que una ciudad
en cada estado , y de ningun modo queria ciudades
capitales.


Vptinia consecuencia : division de los estados.


Aqui la doctrina de Rousseau era precisa. « Una du-
» dad , decia, couic) una nacion , no puede estar legftimai
» mente sujeta i otra , porque la esencia del cuerpo politico


es el convenio de la obediencia y de la libertad , y estas
palabras vasallo y soberano son correlaciones idénticas ,


» cuya idea se renne bajo de la sofa palabra de ciu-
dadano » estilo mas inteligiblc todo esto significaba,


que todos los soberanos y vasallos de un mismo estado solo
son los ciudadanos de una inisma ciudad ; que un ciuda-
dano vasallo y soberano de Londres es nada en Portsmouth,
ô en Oxford, -coma el ciudadano vasallo y soberano de
Oxford ô de Portsmouth , no es • mas que un extran-


(I) Lih. 3 Cap. 4.
(2) _liai
(3) Alii ntisulo.


CAPiTULO TEncE“). 89
gero en Londres , Cambridge ô Plimout ; en fin que los
ciudadanos de una ciudad, eualquiera que sea, no pueden
ser vasallos de un soberano que habita en otra ciudad : por
eso , continuaba Rousseau : « Siempre es un mal unir
» rauchas ciudades en una scia ciudad (es decir aqui , en
» un solo imperio );... no hay que objetar cl abuso de


los grandes estados al que no quiere sino estados pe-
» queïios. è Pero como dar à los estados pequeilos bastante


Inerza para resistir â los grandes , Como antiguamente
» las ciudades griegas resisticron al grau rey, , y como
» ruas reeientemente la Holanda y la Suiza han resistido
» à la casa de AustHa «. Todo esto queria decir , que en
el sistema de la libertad y de la igualdad del pueblo so-
berano , es necesario dividir los grandes estados en demo-
mtelas con federadas.


» En fin , si no es posible reducir cl estado â limites
» justos (a pesar de la admiracion del mismo sabio per
» et pueblo de Roma ), queria aun un recurso; este es,
» no sufrir alguna capital; de hacer que el gobierno re-
» sida alternativamente en cada ciudad , y de juntar por
» turno los estados del pais, 6 cl pueblo soberano (1) «.
Tetniendo que no le dijesen al fil6sofo , que estos pe-
queos estados demoeraticos no harian nias que dividir
los estados grandes en tan tas provincias pequeïias ,siem-
pre' atormentadas par las ,querras civiles , por las agita-
clones intestinas , y siempre dispuestas d mudar de finma
como sus democracias , cousin tin en ver sobre la sierra
aristocracias. Estas , y sobre todas la aristocracia electiva,
la coniideraba et oujor de todos los gobiernos (2) Pero sea
democracia sea aristocracia, ci sea monarqufa, siempre
solo el pueblo era soberano, y siempre necesarias las
juntas ciel pueblo soherar.o. Las gueula frecuenics , pe-


(i) Lib. 3 cap. xi.
(2) Lib. 3 cap. 5.




90 CONSPIBACION CONTRA LOS REVES.
ri6dicas y en tal mariera arregladas, que ningun principe,
ningun rey y ningun magistrado las pudiese impedir, sin
dedararse abiertamente infactor de las leyes y enemigo
del estado (t).
Octava consecuencia : Preguntas que se han de hacer en


las J'aidas del pueblo.


Rousseau, siempre mas consecuente que Montesquieu,
cuyo principio habia beredado, continuaba : » La aper-
» tura de estas juntas, que solo tienen por objeto la
» conservation del contrat° social , se ha de hacer
» siempre por dos proposiciones , que nunca se han de
» goder suprimir y que se han (le votar separadamente.


La primera : si place al soberano conservai la presente
» Aima de gobierno. Segunda : si place al pueblo (ô al
» soberano) dejar la administracion d los que actual-
» mente estan encaigados de dia » Es decir, conservar
cl magistrado , cl principe, 6 bien sea el rey que él
se lia dado (2). Estas dos cuestiones, en el sistema del
pueblo soberano , no son mas que consiguientes del Bran
principio que puso Montesquieu , que todo l'ombre
libre que conoce que tiene una alma libre , debe go-
bernarse si mismo. Porque este hombre 6 este pueblo ,
conociendo que tiene una alma libre, podria muy bien
no querer scr gobernado boy, eomo lo fue ”er. Y
si no la queria „:como seria libre si estuviese obligado


conservar el gobierno, y al que se lia dado por gefe
Esta consecuencia, à un fil6sofo menas intrépido que


Rousseau, le habria bastado para abandonar el principio.
Sin dejar de ser sabio , se le babria podido decir:
Cualquiera pueblo qua ha prcvisto las dcsgracias à que


(i) LI. 3 Cap. t8.
(a) A.11i mismo.


CAPiTTILO TERCEΠO.
91


exnonen unas revoluciones perpetuas en su gobierno ,
lrl podido, sin envilecerse y sin hacerse esclavo „
darse una constitucion que jura de observar; ha podido
escoger y darse gefes y magistrados, que jurera de
0obernarle segun la misma constitucion. Este convenio
Des un pacto, que tanto maiiana como boy, seria un
crimen violarle , como el mas religioso de los jura-
mentos. Si se supcne que el pueblo sacrifica su libertad
per lin pacto de esta especie, tambien se deberà
reputar eselavo . el hombre honrado que se crce
gado à cumplir boy lo que prometiô ayer, cua ndo jur6
‘de vivir en el estado segun la ley? Todo este raciocinio
habria liecho must poca impresion en Rousseau. Tenia
por error rnuy grande et pretender que una constitucion
gee e1 pueblo y sus gefes deben observai . , sea un con-
trat° entre el pueblo y los gefes que él se da ; y la
r7.01 .1 que da es , que es absurdo y contradictorio
que el soberano se dé un superior ; que obligarse
obedecer d un sem', es la mismo que reponerse en plena
libertad (r).


Novena consecuencia : Todos las reyes simplemente
provisionales.


esto condncia la idea (lel pueblo soberano , esen-
cialmente soberano, que para sec libre debe gobernarse
si misrno, y conservai. , à pcsar de -Laclos los jura-


mentos , el derecho de borrar boy todas las leyes que
ayer jurô de observar. La conclusion, por extrafia que
Pareciese , no dejaba de set aquella cuya a plieacion agradaba
de un moclo partieular al sofista de las revoluciones, cuan-
do ai-m (1;6 « Si sucede que el pueblo establezca un


gobierno hereditario , sea mondrquico en una familia,
R sea aristocràtico en une clase de ciudadanos , no esal-


(I) Lib. 5 cap. 4.




92 CONSPIRACION CONTP.A. Los r.r.yus.
arma obligacion que contrae ; es tilla forma provisio.


» nal que da à la administracion, hasta que le acomode
» ordcnarla de otro modo (1) ; » es deeir hasta que le
acomode echar é bajo su senado , ô bien sus parlamentos
y sus reyes. INadie se admire al ver que insiste tante
en citas 1\Iemorias sobre la exposition de semejante
sistema. .La aplicacion de las causas é los efectos sera
mas comprensible con la série de sucesos que la ro,
volucion franecsa- suministra al bistoriador. Si este
quiere des•ubrir con mas individnalidad el infini° del
filôsofo ginebrino sobre la nueva guerra que lia decla.
rado esta revolucion é todos los Cronos , (lobe à mas de
enterarse de las aplicaciones que este sofista hizo de
sus principms ri las monarquias , cstudiar las lecciones
que daim à los pueblos sobre los reyes.


Décima cons ecuencia : toda monarquia , verdadera
democracia.


Sobre este particular Montesquieu , babia puesto los
fundanientos , y Rousseau no hizo mas que levantar el
eciilieiu. Este admitiô como su maestro la necesidad ab-
suinta de separar el poiler legislativo del ejccutivo: pero
siempre mas a:revido que '‘iontesquien, apenas dejaba
el nombre à las monarqufas. rt Dey el nombre de re-


pùblica , decia , à toile estado gobernado per le
» etudquiera que sea su administracion ; porcine ent


ces solo gobierna el inters pliblico , y la cosa p(tbW.a
» es alguna cosa Para ser legftima , es prcci-o que et


gobierno no se confunda con el soberano , sine que
a quel sea 311. ministre ; y entonce3 basta la monarqn




es rep:'Iblica (2). » Pareee que estas idiimas
que Rousseau à le menus reeonone


(1)1)1. 3 cap. 1.8.
(a) cap. t y la nota.


CAP{TrLO trtcnno. 95
lefritirnidad de un rey que recibiese la ley del pueblo ,


A reeonociese corne soberano pueblo, y no fueseou_
„pas que el ministro ô cl esclavo del pueblo soberano.
:orque en toclo este sistema el solo sér libre es el que


'lac lé a ley , y el solo esclavo es el que la recibe. El
pueblo la hacia , el rey la reeibia. Luego solo el rey
eut el esclavo del pueblo soberano.
Undécinza consecuencia desp•enderse de todoe y , mien-


tras se pueda.
Es verdad que con estas condiciones, consiente B.ous-


seau en reconoeer un rey en los grandes imperios ; pero
enseila à los pueblos que la necesidad (le terrer un
Tel, en tales estados, solo proviene de su culpa ; que ha-
Irian aprendiclo mejor é saberse desp•ender de él , si
hubiesen observado que cuanto mas se engrandece el es-
tado , tante mas se disminuye la libertad ; que su ver-
dadero interes habria consistido en ocupa• tien veces
menos terreno , para bacerse cien veces mas libres; que
si es dificil que un grande estado esté bien gobernado,
sun le es mas que lo esté por un hombre solo (1).
Duodécima consecuencia : Todo rey, simple oficial , y


siempre el pueblo con poder para deponerle.
Pero al fin tales como son estes estados , é lo menos


es necesario segun el mismo fd6sofo , nunca olvidar ,
que toda la dignidad de estes bombres llamados rv-es ,
absolutamente no es otra cosa mas que ana comision ,
un empleo en que simples oficiales del soberano ,
ejercen en su nombre el poder del cual les lut he-
chu depositarios , y que é! puede limitar , modificar


reasumir cuando bien le parezca (2) » Atm con to-


( 1 ) 3 cap. I.
( 1 ) Lib.3 cap . I.




94 CONSPII1ACION CONTRA LOS BEYES.
das estas condiciones, no habrian (lunule) muai() tiempo
los reves , estos oficiales 6 comisarios del pueblo sole,
rano , si se hubiese atendido à los deseos de Rousseau.
Estes deseos se manifiestan desde el principio liasta41
fin de su capitulo titulado de la Alowzrquia. Aqui se
ve al sofista reunir todos los inconvenientes de la dici•
nidad real , sea electiva sea bereditaria. Aqui ,
niendo siempre las in-log-Marias virtudes del pueblo y de
la muchedumbre , no descubre sobre el tronc) nias que
tiranos ô déspotas viciosos , intmesados y ambicioses,
No teuniô anadir , que si par rey se queria entende,
el que gobierna para utilidad de sus vasallos, se seguiria
que desde el principio del mundo no habria habido un
solo rey (1).


Las consecuencias mas directas de todo este sistenta,
Bran evidentemente que todo pueblo zeloso de con.
servar sus derecbos de igualdad y de libella(' , debe
en primer lugar procurar desprenderse de todo rey, y
darse una constitution republicana ; que los pueblos
cuando Green que necesitan de un rey, deben à lo
menos tomar Iodas Lis precauciones neeesa•ias para
conservar sobre él los dereehos de soberano, y sobre
todo no olvidar que en cab/lad d.e soberanos, siempre
conservan el derecho de desprenderse del rey que ellos
han creado, de romper su retro y de derribar su troua
siempre que bien les parecicre. Ni siquiera una de estas
consecuencias atemorizô al fil6sofo ginebrino; ers pre•
ciso admitirlas en su escucla , 6 ser ineonsecuentes
COMO Montesquieu y abandonar la tierra à la esclavitud.
Si se le objetaba , que las naciones suas imbuidas de
estas ideas de pueblo igual, libre y soberano', fueron
precisamente aquellas en donde se veian mas esclaves


(s) Lib. 3 cap. G y la nota sobre el cap, 16.


CiPiTIILO TEner.110, 95
se contentaba con responder; Tal fue, es verdad, la


situation de Esparta; pero vosotros, pueblos modernos,
no teneis esclavos, sino que lo sois. Pagais su libertad
con la vuestra. Bien podeis blasonar de esta preferen-
cia ; pero yo en ella descubro mas cobardia que huma-


« nidad (1 ) «. Que todos los pueblos del dia son esclavos ,
es la terciadecima consecuencia del sistema de Rousseau.
De este modo , siempre mas activo , urgente y atrevido
quesu maestro , Rousseau no sabla pasar en silencio alguna
de las consecuencias ciel principio que estableci6 Montes-
quieu. De este modo insultando à un mismo tiernpo à los
ingleses y à los demas pueblos , decia tdrevidamente
todos vosotros sois esclavos bajo de vuestros Peres.


El Deisnzo , religion del sistenza de Rousseau.


No le bast6 à Rousseau haber excedido en esta materia
à su maestro Montesquieu. Este suavizando algunas veces
sus expresiones , insinuando et error,


, y à pesar de sus
elogios del cristianismo , pareciendo que mas de una vez
sacrifieaba las virtudes religiosas à la politica , pareei6 aun
timido à sus discipulos. Rousseau nias resuelto, declar6
abiertamente, que nada conocia mas contrario al e.spilitu
social que la religion del Evangelio. Cln verdadero


ano, segun su sentir,
cris-


ti no es nias que un hombre sieur-
pre clispuesto à sujetarse yugo de los Cromwels 6 de los
Catilinas; Montesquieu habia hecho de la religion catdlica,
la religion de los gobiernos moderados y de las monar-
quias temperadas ; y de la religion protestante la religion
de las reptiblicas (2). Rousseau no necesitaba de cristiano
catôlico , ni de cristiano protestante. Concluy6 su sistema
con la misma paradoja de Raite, y que Montesquieu habia


(1) Cap. ï8.
(1) ispiritu de las layes , lib. 24 cap. 5. ea%




CONSPIRICION CONTRA LOS nrrEs.
irnpugna do. No descubri6 otra religion para un puebloigual,
libre y soberano, sino el Deismo. Para socavar todos los
tronos de los reyes, proscribiô dela religion del estado todos
los ahares de Jesucristo (1). Esta conclusion pur si sole, dieu
à Rousseau en el espiritu de los solistes, moches ventajas
sobre Montesquieu. El tiempo habia de deacubrir citai
(le los sistemas prevaleceria. Cotege el bistoriador sus efec-
tos , observe la naturaleza y progresos sucesivos de la opi-
nion, y no se admirarà cuando vea que Ilega el dia, en que
de las dos escuelas triada la que respeta menus el alter


y el trono.


{i) Vase ell'atimo cap. del Contrat° social.


CAPITULA


RAEiTULO CDARTO.


.07


CAPITULO I.V.
TERRER GRADO DE LA. CONSPIRACION.


Electo general de los sistemas de Montesquieu ), de Rousseau.


CONVENCION DE LOS SOFISTAS ;
-UNION DE su cowsrunactopt


CONTRA. EL TRONO À. SU RONSPIRACION CONTRA. EL ALTAR.


Razones de Montesquieu tif' wor de la aristocracia.


oTEJANno los dos sistemas que acabo de expeller, fa-
cilmente se descubre que las ideas de libertad y de igual-
dad politicas, habian adquirido en el espfritu de Montes-
quieu y de Rousseau aquci giro y modificaciones, que
naturalmente se debian esperar de la diferente condieiou
de estos clos célebres escritores. El primero, educado en
aquella parte de la sociedad que distinguen los titulos y
las riquezas , habia dado menus i esta idualdad que con-
fonde toiles las chues de les ciudadanos. A pesar de su
admiracion pur las reptiblicas de la antigiieded , observ6
que « siempre en on estado hay personas distinguidas por
» su nacimicnto , riquezas d honores; que si estos hotu-
» ores se confendiesen con el puchlo y no tuviesen mas
» voz que los otros, la libertad com on serin su eselavitud,
), y no tendrian interes en defenderla «. De estos hom-
bres form6 un cuerpo que fuese capez de oponerse i las
deliberaciones ciel pueblo , asi cornu este à las de aquella.
Admitia en los grandes imperios un rey que pudiese
es_mtener i unos y à otms


(I) Espiritu de las leyes
If. cap. 6,


Tome il.




98 CONSPIRACION CONTRA LOS REYES.
Debia llegar el dia en que este sistema babia de ma-


nifestar à los Jacobinos, que Montesquieu fne el padre
de la aristocracia, y parece bastante verisimil que lo
que nias le agradaba de esta idea , era el pagel que
rcpresentarian los l ' ombres de su estado , elevados à la
clase de co-legisladores, y gozando dcsde entonces de
aquella libertad que él hacia consistir en gobernarse
à si mismo y jamas obedecer sino à sus propias leyes.
La precaucion que habia tomado de no generalizar sus
ideas, sino cuando hablaba de aquella ista (lnglaterra)
en donde habia aprendido à acnirarlas, le ponian en
cierta mariera à cubierto de toda censura y de la acu-
sacion de querer trastornar el gobierno de su pàtria,
para introducir en ella un extrangero. Esta precancion
no impidià que muchos de sus lectores viesen nias otra
constitution que desear , que la que celebraba con
tantes elogios , y no mas leyes propicias à la liber-
tad que las del pais en donde cada uno se gobierna
à si mismo.


Porque par quienes lite tan celebrado su sistema.


Los franceses en aquella época estaban poco ejercita-
dos en las discusiones politieas , y mas acostumbrados
à gozar de las ventajas de su gobierno bajo las leyes.


- de su monarca , que à cliscutir sobre su autoridad. Ellos
eran libres bajo de estas leyes , y no se entretenian en
buscar como lo Forban ser sin baberlas becho elles
mismos• La novedad de este asunto excita la curiosidad
de una nation para la cual solo cl titulo de Espiritu
de las leyes habria bastado para considerar esta obra
como admirable. Se ballaba en todas partes una vasta
extension de conochnientos , y à pesar de una
de rellexiones picaetes y casi satiricas , hablaba con una
decencia y moderacion , que se atraia la pnblica es-


eArirer.o crAnTo.


pesai'timacion. Tambien le admiraron los ingleses , y à pe
9D


(le las supresiones de Montesquieu , les fue muy fàcil
celebrar un ingenio cuyo grande error consistia en
haber podido creer , que unies los otros Pueblos Bran
6 bastante sabios , 6 que estaban bien colocados sobre el
globo politico para no neeesitar de otros leyes que las
de ellos, si querian set .


libres.


(
La estimation en que se tenia à la Gran-Bretarm


sentirniento que una nation , tal vez entonces su ma-
yor rival , jamas le habia negado ) aumenta el aprecio
del Esphitu de las leyes.. La obra se tradujo en muchas
lenguas , y habria sida poco decoroso à un fronces ma-
nifesta, que no la habia estudiado. Que se nie permita
la expresion de que voy à valertue : el veneno , el ver-
dadero germen de la revolucicn mas democràtica , se in-
sinua sin que se advirtiese. Este germen se balla en-
tero en este principio : todo hombre que piensa tener
una alma libre, debe gabernarse par si mismo. Este
principio corresponde absolutamente à este otro : solo
en el pueblo reunido reside el goder legislativo. Los ad-
miraclores de la aristocracia que balla Montesquieu , no
sintieron lo bastante las consecuencias de este grande
axiorna. No advirtieron que los fildsofos de la re'belion
no harian nias que m'Ida,' los términos, cuando dirian:
la ley es la expresion de la voluntad general ; cuando
concluirian : luego solo al pueblo 6 à la multitud toca
Lacer y desbacer todas las leyes : luego el pueblo mu-
dando 6 trastornando , como le agrade, todas las leyes,
no Lace mas que k que tieue dcreclio de /lacer.


Ventajas que de Montesquieu sacaba la democracia.


Cuando Montesquieu andaba como vacilante en vista
de estas consecuencias, 6 hacia semblante de que no


C




100
co7gspip,,s,C0.«,; CONTRA LOS IIEYES.


las advertia , y sobre todo cuando echando una mirada
sobre las diversas monarquias de Europa , se veia pre-
cisado à convenir en que, exceptuando una solatnent


e ,


no se conocia alguna en donde el pueblo gozase de
aquel pretendido dereebo de gobcrnarse `c si tnisrno
y de haver sus leyes ; cuando afiadia , que uanto() ast mas lnta


me-


nos estaban fundadas sobre este derecho ,
monarquias degene•aban en despotismo ; cuando despues
de hi.ber dicho, que ya no habia libertad sin la distin-
cion y separacion de aquellos poderes que dl vicia Feu-


ridas en la cabeza de t
antos soberanos ; cuando aun


parecia qucrer consolai â estas diversos pueblos ,
lia-


blândoles de la mayor 6 menor libertad , que aun po-
dian at•ibuir d lo que dl llarnaba prcocupaciones , al


amui â la
gloria de los ciudadanos , del estado , y del


principe
(1) è que era todo esto , sino min nicbla con


que se ocultaba Despues de baber estableeido unos
principios que no manificstan mas que esclavitud en
todas estas partes è piensa él sosegar los espiritus, ha-
blandoles de una libertad de preocupaciones que aun
pueden conservai Sera por ventura esto alguna de


aquellas oscuridades voluntarias
â que d'Alembert did


el nombre de irzoentes artificios
sera preeiso ate•


ncrse à Rousseau
c
acusando à Montesquieu de faliar à


la exactitud?
Sea


lo que fuere , tales Bran los principios de Mon-
tescruien que era imposible seguir Bit


Francia ni en
otra parte alguril , sin aquellas revoluciones que trasla-
dan al pueblo la parte ruas importante de la autoridad
del soberano. Despues del Espirita de las leyes ,


ya se


vie que para excitai, aquellas revoluciones
solo se nece-


citaba de un hombre bastante etrevido para no tenter


(1) Libro cap. 7.


GAPITUY,0 CtIBTO. rot


las consecuencias, y aun para celebrarlas, contemplando
que estas cortarian y borrarian en una clase superior, las
distinciones y titulos que le podrian hu rnillar en la suya.
Este hombre fue Rousseau , bijo de un simple artesano;
educado al principio en la tienda de un relojero
se aprovechô de las armas que le suministraba rnIon-
tesquieu para descubrir el titismo dereclto à la legisla-
cion y soberania en un simple artesano que en un
Bran Sctior , y en un plebeyo cornu en un noble.
Toda la aristocracia de Montesquieu file para el gine-
brino un andamio vano. Si conserva la expresion para
manifestar el iaejor gobierno , se euid6 de restituir à
esta palabra aristocracia su primer sentido ; cntendiô
que significaba , no el noble ô el rico , sino el mejor,
fuere rico 6 pobre , elegido en magistrado pur el pueblo;
y en la misma aristocracia no descubriô otra cosa que
el pueblo legislador y soberano. Montesquieu neeesitaba
de nobles entre los reyes y el pueblo ; y Rousseau de-
testô los interrnedios , pues le pareci6 absurdo que el
pueblo soberano necesitasc de ellos.


Comparacio tz y efectos neurales de . les clos sistemas.
Montesquieu dividi6 cl cetro de los reyes para clar


una parte preciosa de él à la aristocracia de las rique-
zas , de las clases y de los titulos. lotissent , sin rique-
zas , sin tftulos y sin Blase distinguida , rompit absolu-
tamente el cetro de los reyes , de la nobleza y de las
riquezas. Para tencr ignal parte en la soberania que
el milord y el noble , bizo la multitud sobcrana. Am-
bos llamaban las revoluciones; ambos à pesai . de todas
sus propuestas francas 6 clisimuladas , no dejaban de
enseâar à las naciones que el gobierno en encrai era
clespôtico ; que para salir de la esclavitud era necesario


G 3




10Z cortsrutaciox COrT11 I LOS merns•
darse constituciones nuevas y nuevas leyes , gefes mas
dependientes y menas libres en si mismos , para que la
libertad de los ciudadanos estuviese mcnos expuesta.
Ambos diciendo lo que habria debido scr segun sus
ideas de libertad , decian à los Pueblos cuanto les era
necesario hacer en adelante, para que se ereyesen libres.
La opinion , como los dos sistemas, debia moderarse y
estrecharse en los limites sefialados por Montesquieu ,
6 bien ensancbarse y extenderse segun toda la latitud
que le Baba Rousseau , segun la fucrza y preponderan-
cia , y segun la multitud de discipulos , que el interes
podia dar à uno ô bien al otro de estos modernos po-
liticos. Todo hombre acostumbrado à reflexionar, habria
podido desde entonces preveer que Montesquieu ten-
dria en su favor à todos los rcbelcles de la aristocracia;
pero que iodas las clases medianas y subalternas , envi-
diosas y enemigas de la aristocracia , pelearian por
Rousseau.


Tal debia scr el efecto neural de los dos sistemas,
à proportion que Irian haciendo sus conquistas sobre
la palica opinion. Es verdad que este efecto pocha
faltar à causa de la opinion , aun dominante entre los
pueblos , à los cuales las ideas falsas de libertad no
babian aun acostumbrado à considerarse como esclavos
bajo las leyes de sus principes. Todos estos principios
revolucionarios podian sobre todo no tener fucrza ni
action , sobre et espiritn de aquellos à quienes la reli-
gion habia acostumbrado i mirar à los reyes , y à to-
dos los gefes de la sociedad cornu ministros de aquel
Dies que • gobierna el mundo. Todos estos sistemas se
debian desvanecer delante de un Evangelio que pros-
cribiendo toda injusticia , arbitrariedad y tirania del
principey toda rehelion de los vasallos , snbc al verda-
dero manantial y al verdadero objeto de todaautoridad y


CAP1TVLO CVAIITO.
1 O5


en trimera alguna, fomenta el orgullo tic los pueblos
con decirles , que todos son soberanos : pero ya los
sofistas de la impiedad socavaban los fundamentos de
esta religion , y ya contaban con muchos iniciados ,
especialmente de aquella dase de l'ombres que envi-
diaban en secreto las distiuciones 6 et poiler. Lt:ego
concibieron todo el partici() que les seria facil sacar de
los dos sistemas , para haccr que prevaleciesen en el
6rden politico las mismas ideas de libertad y de igual-
dad , à las que debian toclos sus resultados contra el
cristianismo.


Eleccion y conspiraciones de los sofistas por et SiStelna
contra los reyes.


Rasta esta época, et odio de los prosélitos de Voltaire
y de los compaiieros de d'Alembert contra los reyes,
babia sido vago é iudeterminado : cra en general un
deseo de libertad y de igualdad , y un aborrecimiento
que fenian en su corazon à toda autoridad represiva.
Pero la necesidad de un gobierno eualquiera que fuese
para la sociedad civil , sufocaba casi de/ todo sus cla-
mores. Parece que entonces advirtieron que no bastaba
destruir,


sino que era prcciso quitando à los pueblos
sus leyes actuales , clades ouais nuevas. Soltaban sus
sarcasmos contra los reyes, pero sin tuanifestar que aten-
tasen contra sus verdaderos derechos. Daban instruc-
ciones contra la tirania y el despotismo , sin haber aun
decidido , que todo principe y todo rey fuesc déspota.
Pero ya no observaron esta conducta despues de la apa-
ricion de los dos sistemas. El de Montesquieu les en-
seiiaba a gohernarse à si mismos , y t'ace!' la ley con
sus reyes. El de Rousseau les enseiiaba à dcsprenderse
de los reyes, y gobernarsc à si mismos baciendo la ley.
Desde esta aparicion cesô su irresolucion , y decretaron


G 4


4




coNspurAcrwr CONTRA. Las eIrt.P.S.
la abolition de los reyes, asi coin() habian decretado la
de la religion de Jesucristo. Desde este moment° las dos
conspiraciones contra el altar y contra el trono no for-
ma ron en la escuela de los sofistas mas que una sola y
misera conspiration. Desde enfonces ya no fue la sola
voz de Voltaire , 6 de algun otro sofista abandonado à
sus caprichos y vomitando sus sarcasmos contra la au-
toridad de los reyes , la que se dejaba oir ; fueron los
esfuerzos reunidos de los sofistas , cornbinando para en
adelante los proyectos de la rebelion con los de su


: confumlieron en Io sucesivo sus medios , sus
deseos , sus odios y todos sus artificios para ensei -iar à
los pueblos à derrocar los troncs de los reyes , asl corn°
les liabian enseiiado à demoler los altares de su Dios.


Esta acusacion es muy importante y es muy formai,
y sus pruebas se 1i:d'an todas en la bora de los ritisna)s
conjurados. Aqui ya no es solo la simple declaracion de
su conspiration ; es el orgullo del sofista que porte toda
su gloria en su erbim; que pinta la negrura,. la hipo-
eresia y la perversidad , del mismo modo que habria
pintado el objet° , ingenio y trabajos de la misma sa-
biduria , n de la verdadera filosofia para la felicidad del
género bumano. Escuchemoslos como cscriben la histo-
ria de sus conspiraciones , dando sus conspiraciones y
resultados cornu la mas grande prueba de los progresos
dcl espiritu en la carrera de las verclacles filos6ficas.


Pruebas de la Conspiration. Declaracion de Condorcet.


Acahaba la revolucion francesa de derribar el trono
de Luis XVI, cuando el mas impio y encarnizado de lus
conjurados , el monstruoso Condorcet , imagin6 que
ya no le quedaba mas que haver , sino celebrar la &a-
ria , y descubrirnos los progresos de aquel filosofismo,
al que solo se debian todos los erimenes y desastres que


CAPiTULO CU 111T o. lc5
fundaron su rept'tblica. Tetniendo que algtmo ignorase
el origen de tantas maldades , descubre , subien•o à la
mas remota antigiiedad , el origen de su escuela ; reco-
noce que sus padres y maestros son todos los corifeos
de la impiedad y rebelion que ha produeiclo cada siglo.
Llega hasta !a época en que descubre se pollen los
fundamentos de su revoiucion y reprIblica. Para que la
historia peso su testimonio y aprecie coma debe su de-
claracion , no rnudare su lenguage y permitire que
ensalce su escuela , y todos sus pretendidos beneficios.
À. este mismo siglo , à la época que piensa ver que
todo el delirio de la superstition cede à la attrapa
de la filosofia moderna , supone han Ilegado sus lectores.
Despues de esta , he aqui la trama que se porte à de-
senredar como que es la historia y triunfo de su filo-


s°Fia:« Luego se form'd en Europa una clase de hombres mo-
rios ocupados en descubrir 6 profundizar la verdad, que
en extenclerlit ; y que dedicandose 5 perseguir las preocu-
paciones en los asilos en donde el clero, las escuelas,
los gobiernos y las corporaeiones antiguas las habian


• recogido y protegido , pusieron toda su gloria en des-
» unir los errores popu!ares, mas que en haver retroceder


los limites de los conoeimientos; modo indirecte de ser-
vir à sus progresos, que ni cra cl menas peligroso ni el
rnenos ntil. En inglaterra , Collins y Bolimbroke; en
Francia , Bayle, Fontenelle, Voltaire, Montesquieu , y
las escuelas quel°.


rmaron estoshonztres, cornbatieron en
favor de la verdad , empleando sueesivamente las armas
que la erudicion, la filosofia , cl espiritu y talento de
escribir pueden suministrar à la razon; tomando todos


• los tonos , y empleando todas lasformas , desde el chiste
liasta lo patético, descle la compilation mas sabia y ex-


» teusa hasta cl romance y folleto del dia ; cubriendo la




c/rirri,o culiaTa.
107


en los combates , 6 en los suplicios y tomando en
• (in por grito de querra , raton, tolerancia, humanidad.»


Tal fue esta nueva filosofia , objeto ciel odio eo-»
» mon de aquellas numerosas clases , que solo existen
• à causa de las preocupaciones... Sus gefes , antique


se expusieron al odio , tuvieron casi siernpre el arte


de escaparse de la venganza ; supieron ocultarse eu la
• persecuciorz , aulique se manifestaron lo bastante para
» no perdes algo de su gloria (:).


Bcsultados de esta declaracion.


Cuando la rebelion , la impiedad y la sublevacion
personificadas hubiesen buscado la persona y pluma de
Condorcet para manifestai' la época , objeto , autores ,
medios y toda la artificiosa perversidad de las conjura-
ciones que desde el principio se formaron contra et
altar , y despues se dirigieron y continnaron contra los
reyes y gefes de las naciones (!con que rasgos se podian
manifestar y hacer mas evidentes estas conspiraciones


De que manera et héroe , iniciado mas impuesto
en los misterios de la conjuracion pacha descubrir con
mayor claridad cl que tenian de volcar los tronos, de-
seo que se derivaba del veto de derribar los altares
Aprovechese de estas declaraciones el iiistoriador,


, 6 por
cotir mejor,


, de este panegirico de las conjuraciones.
Descubrira , que iode le que pueda decir el mas atre-
vido é instruido de los conjurados , lo ha rcunido la
pluma de Condorcet para retratarnos la conspiraciou
mas caracterizada y la nias general , urdida por unos
l'ombres Ilamados filôsofos , tramada no solo contra los
reyes y sus personas, y contra todos los reyes , sine cou-


(t) Esquisse d'un Tablettu historique des progrès de l'esprit humain par
Condorcet 9, époque,


ri
CONSPIRACION CONTRA LOS RETES•


» verdad con un ,velo para que no las/il/mese los o/os débi-
» les, y dejase et placer de adivinarla ; alhagando las
» prcocupaciones con destreza , para descargar sobre ellas
» con mas seguridad los golpes; casi mincit amenazando


i marchas à un tiempo, ni siquiera à una del todo ;
» consolando algnnas veces à los enemigos de la raie!),
» pareciendo que no se queria en la religion sine une media
» tolerancia, y en la politica una media libertad; no hablan-
» do de despotisme , cuando ellos conzbatian los absurdos
» reiigiosos , ni de culte , cuando se levantaban contra el


tirano ; atacando estas dos plagas en su principio, al


mismo tiernpo que parecia que solo las babian con los
» abusas chocantes ri ridiculos , y batiendo las raites de
» estes arboles funestos , cuando parecia que se limitaban
» ci escamondar algunas rainas viciosas ; ra •enseriando à
» los anzigos de la libe•tad , que la superstition que cubre
• al depotismo con un escudo impenetrable , es la primera *


victima que deben sacrifica • y la primera cadena que
» han de romper ; ya por el contrario , cpresenteindola
» à los déspotas como la verdadera enemiga de su poder,
» asustandolos con el cuadro (le sus hipecresias , cons-
» piraciones y furores sanguinarios: perd sin n ' inca can-
» sarse de reclamar la independencia de la raton


libe•tad de escribir, , como que es el derecho
» y la salud ciel género humano ; levantandose con
» una infatigable energia contra todos los crimenes del
» fanatismo y de la arania ; persiguiendo en la religion
» en la administration , en las costumbres , en las leyes


iode lo que llevaba el caràcter de la opresion , de la
» dureza y de la barbarie ; mandando en nombre de


la naturaleza à los reyes , à los guerreros , ci los sucer-
» dotes y à los magistrados respetar la sangle• de lo
» l ' ombres , echandoles en tara con una cnérgica seve-
» ridad la que su politica 6 su indifereucia procligaba




a COZ:SPIIIACION CONTRA LOS MYES.


tra la misma dignidad real q contra la misma esencia
de toda monarquia. El momento en que se formé la
conjuration es aquel en que los Collins, lcs Bolinhgro.
kes , los Bayles , los maestros de Voltaire, y el mismo
Voltaire habian ya propagado la doctrina de su impie.
dad contra Jesucristo.


Tarubien es el momento en que Montesquieu y Rous.
seau que le signi6 de muy cerca , aplicando las i.deas
de libcrtad y de ignaldad à for sistemas politicos, hi.
citron que los lectores concihiesen aquel espiritu de in.
quietud sobre los titulos de los sobera nos , sobre los li-
mites de su autoridad, sobre los pretendidos derechos del
hombre libre, sin los (males todo ciudadano no es nias
que un esclavo , y todo rey un déspota. Es en fin el
momento en que los sistemas se presentan l los sofistas
de vanas teorias, para snplir la falta de los reyes en cl go-
bierno de los pueblos. 'Lista este momento pareeia que
la secta se liinitaba à no querer sino reyes fil6sofos, 6 a lo
menos reyes gobernados par fil6sofos : pero como nunca
pudo gloriarse de consegnirlo, hizo juramento de acabar
con la dignidad real , en el m'inter moment() en que creyci
hallar en sus sistemas el verdadcro mcdio para desprenderse
de chia. No estan sefialados con menos claridad los sugetos
que Condorcet nos manifiesta como que componen la es
cuela de los conjurados. Estos son los maestros é iniciados
de aquella nueva filosofia, que antes de resolver la abolition
de los reyes, empez6 cou ievantarse contra la religion ; y
son los tuismos que antes de descubrir que. en todas par-
tes no habia cosa que despotismo y tira nia, se habian
esforzado en nianifestar que no habia sino fanatismo y
supersticion en et cristianism0.


Tambien se manifiestan aqui con la mayor evidencia
los medios y constancia de la consoiracion. Los sofistas
conjurados bacen semblante. de que solo quieren en la


CAPITTILO CL ARTO.
109


revoici!) una media roltrancia , y en la politica una media
fiberiad. Respetan la autoridad de los reyes cuando corn-
baten la religion, y respetan el culto cuando se levantin
contra los reyes. llacen semblante de no querer atacar
si n () los abusus ; peso la religion y la autoridad de los
numarcos no son para ellos mas que dos eirbeles fitnestos ,
casa; raites co•tan; son dos plages que atacan en sus prin-
cipios, para que no queden vestigios de chias. Tonton,
todos los tonus , em plea n !odes las formas, acarician con
destreza à los mistnos cuyo poiler quieren aniquilar. Nada
economizan para derribar à los reyes cuyos tronos sacavan.
Les proponen la religion como si fuese et mayor enenzigo
de su poiler; y al mismo tiempo no cesan de decir à sus
iniciados, que la religi,n es el escudo impenetrable de los
reres , y que pot . lo misai° es la primera victima que se ha
de sacrificar y la primera cadena que se ha de romper para
sacudir el yugo de los reyes, y aniquilarlos à todos,
cuando logren destrozar al Dios del Evangelio.


Esta coalicion de la maldad la hicieron los iniciados;
su convenio y concierto no pueden pintarse mejor. Tie-
nen su grito de guerra ; independencia y libertad. Todos
tienen su secreto ; y al mistno tiempo CO que todos estan
ocupados en continuar su grande objeto , se valen de
todo su arte para ocultarle Nunca se censeur , y con-
tinuan en su empresa con una constancia infatigable. d A
quo pues se pocha dar el nombre de conspiracion , si
esta no lo es contra los reyes ? Y que podrian decir-
nos mas los fil6sofos para manifestai .


que su ,guerra
contra los reyes , lo mismo que contra Jesucristo , es
una guerra de extincion y de exterminio ?


Luno que aun hava quien me diga que estas ex-
presiones , despotisme y tirania ro tienen pur objeto à
la dignidad real. Pero ya bc dicho que los tirnaos y
etéspotas que quieren destruir nUestros solistds , no son




110 COMPMACION COtiTIO. LOS ;M'ES.


sin que se pueda dudar „sin° los reyes o monarcas con.
tra los cuales conspiran , y que si Luis XVI es un ti-
rano y déspota para ellos , es preciso reconocer que la
misma n'Irrita , y el mismo despotismo se hallaban en.
el mas benigno y moderado de los soberanos. Pero es
preciso advertir al lector para que no se cleje engai'iar,
y que no pieuse que algun resto de pudor preciso siern-
pre à lus sofistas conjurados à °cuita,' su conspiracion
y odio contra la dignidad real , bajo el velo y expresio-
nes de tirania despotismo. El mismo Condorcet , de
quien se clivia que con los ileums conjurados sofistas
solo insulta à los tiranos y déspotas , no ha querido
permitir que nadie se pudiese equivocar sobre cual era
el objeto de la censpiracion.


Apenas quedaban en Francia el nombre, fastasma
sombra de rey en Luis XVI. Los prinicros rebeldes de
la revolucion , esos pretendidos legisladores ilarnados
constitucionales é a que estado no habian reducido la auto-
ridad de este desgraciado principe? é Que apariencias de
despotismo y tiranfa podia terrer en tonces su poder ? Sin
embargo en talcs eircunstancias, aun no se babian corn-
plido los deseos de los sofistas conjurados, y Condorcet
file el que se encarg6 de manifestai su extension. Aun se
conservaba entonces el nombre dé rey; Condorcet ya no
dijo : destruid el tirano , acabad con el dispota : sino,
destruid d este mismo rey. Manifestando que su deseo era
el de todos los filôsofos, propuso sin rodeo sus problcmas
sobre la misma dignidad real. Les puso por titulo : de la
repnblica ; y puso al fren te la cuestion : Un rey es nece-
sario à la libertad P El misrno respondi6 : La dignidad
real no solamente no es necesaria, no solamente no e5
l'ail, sine que es contraria d la libertad, es irreconciliable
con la libertad. Despues de haber asi resueltO su problenri,
aïladio : « À las razones que nos puedan °paner, no les


Cill'iTULO
ASTO. 111


» haremos el honor de refutarlas ; aun ieenos responde-
» rernos à aquella multitud de escritores mercenarios, que


tienen tan buenas razones para probar que 110 puede
» haber buen gobierno sin tilla gerarquia civil, y les


permitiremos que traten de locos à los que tienen la
• desgracia de pensar como todos los sabios de todos los
» tiempos y de todas las naciones (r) «.


Esta era sin rodeos en la boca de este rnismo sofista,
que mas se intern6 en las conjuraciones de su escuela ,
la extension de sus maquinaciones , y estas los votos de
todos los que el llamaba sabios. No solamente declara que
el despotismo, sino la misma dignidad real, y hosto la
imager 6 vano nombre de rey es incompatible con la
libertad. é Pues y que se debe lacer para que se cumpla
su Ultimo voto sobre los reyes, del mismo modo que
sobre los sacerdotes? Este voto no se limita sola la Fran-
cia 6 à sola Europa; la legion de los sâfistas conjurados
ha sahido extenderle d toda la tierra y à toda region que
el sol ilumina. Ya no es un simple deseo , es ya esperanza
y confianza de conseguir el intento , que con un tono
profético anuncia por la boca del mismo
los sacerdoces y reyes (gracias al convenio , à los trabajos
y à la constante querra que les hocco los fil6sofos 1 ;
» lleg-ara pues aquel moment() en que el sol no iluminara
» sobre la tierra, mas que l'ombres libres; moinento en que
» los nombres no reconoceran otro seiior que su razon, en
» que los tiranos , los esclaves , los sacerdotes y sus esui-
»lidos d hipdcritas instrunzentos solo existiran en la kis-
» toria o en los teatros (2).» He aqul pues en toda su
extension el voto y maquinacion de los sofistas mani-
festado por el inismo que se balla o su fiente , pot'


(r) De la république, par Condorcet, an. 1791.
(2) Condorcet, épuq. lu.




1 1 2 CONSPUIACION COrrn LOS Run.


aquel à quien los gefes de su escuela juzgaron que era el mas
digne para sucederIes y el que estaba mas penetrado de su
espiri tu; por aquel de quien dijo Voltaire, que su Bran con-
suelo era al tiempo de mûrir , que quedase sobre la
t'erra para honor de su secta (i). Para que esta cons-
piracion y todo su objeto se cumpliese y Ilenase , era
preciso que el nombre de sacerdotes y de reyes solo
existiese en la historia ô en los teatros ; alli para que
sean el objeto de todas las calomnias y maidiciones do
la secta , y aqui para que lo seau de la irrision


Testimonies de &versos otros iniciados célebres.
A mas que , no es Condorcet el -(inico sofista que


engreido con el éxito de la doble conspiration , nos
manifieste su manantial en acpiel convenio é in teligencia
de los solistas con que reunieron sus medies y trabajos,
dirigiéndolos ye contra el akar, ya contra el tronc,
con el voto comun de destruir à uno y otro. Es sin
duda Condorcet el que mas blasona de haber urdido
esta trama , y este porque habiendo sacudido mas des-
caradamente todo pudor y todo sentimicnto moral, pocha
avergonzarse menos manifestando cou cornplacencia to-
dos los artificios , y dar por sendas del honor , de la
verdad , y de la sabiduria aquellos caminos tortuosos ,
aquel atroz disimulo , aquellas asechanzas que ponia à
un misrno tiempo à los sacerdotes , à las naciones y à.
los reyes , y todo aquel encadenarniento de ruedios ,
cuya astucia y pervcrsidad nos manifiesta que à su es-
cuela , en lugar de 1116sofos , concurrian les mas abo-
minables conjurades. Pero à mas de Condorcet, hay una
multitud de iniciados d quienes se les escape secreto,
en el mismo momento eu que cicyeron que lo podian
revelar , sin comprometer el éKitO de la conspiracion


(I) Carta 107 de 'Voltaire i d'Alenibert. La


CAP1TULO


La Harpe y Marmontel.


Con esta sola expresion : El bïazo del pueblo elecatarei
las revoluciones politicas ; pero el pensamiento de los sabios
es al que las prepara , dijeron casi tanto coma Condorcet
los iniciados del Mercurio , La Harpe, Marmontel y Cham p-
fort. No dejaron de manifestai lo misrno que él los preten-
didos sabios que disponian à la lama y à la sordina la
opinion ciel pueblo, dirigiéndola htieia aquella revoluciou
que derribô el tronc de Luis XVI, y que solo deseaban rom-
per el imaginario yugo de los sacerdotes, para ro,,per el
de los pretendidos tiranos , y tiranos tales como Luis XVI,
que. es decir, deshacerse de las reyes mas humanos, nias
justos, y que ruas desean hacer felices à sus vasallos. Antes
de Condorcet y antes de los iniciados ciel Mercurio , una
multitud de otros prosélitos no habian clejado de. mani-
festar ya la obra concertada , ya la gloria de su escuela en
aquella revolucion tan amenazadora y terrible para los
Cronos. Entre la multitud de testigos, escuchern os à algu n os
de aquellosIombres que se cleben suponer nias instrui-
dos , porque son de aquellos de los que et filosofismo se
gloria mas potier con tar entre sus discipulos.


Lametherie y Gadin.


M. de Lametherie no era lino de les iniciaclosvidgares;
foc uno de los que supieron dar al mismo ateismo iode
el aparato de las ciencias naturakes. Este iniciado de tanto
mérito entre los sabios de la recta, da principio d sus
observacion es y memoruis desde 1. 0


de Enero de 1790 con
estas notables palabras:« En fin han llegado los dichosos
» momentos en. que la filosofia tritmfa de sus enernigos.
» Estes mismos cenfiesan que las Lices, que ella ha der-
» ramado principalmente en estoc ,à1tinios , luta
» prodacido los grandes acontecirnientos que distinguirànel


Tomo .


113




1 3 4 CONS1,11:iC10:4 CoMuu. LOS RETES.
fin de estesiglo.» Que grandes acon teci mien t os son estes,


à los miles cl sabio ateo desea tanto que prestemos home-
nage, como debidos à ln filosofia ? Son los de pria revolu-
cion que nos manifiesta al hombre rompiendo las cadenas
de la esclavitud , y sacudiendo el yugo, bajo del cual los
audace,s espotas le habian hecho gemir.Son los de un pue.
blo que vuelve à recuperar el derecho inalienable de ha-
cerse solo la ley , de deponer sus principes, de mudarks
continuarlos à su volun tad , de no ver en los mismcs reyes
sino boni bres que no se atrevcran d quebrantar la ley del
pueblo, sin hacerse culpables del crimen de lesa rzacion.


Temiendo Lametherie que los pueblos no olviden las
lecciones sobre las euales se fundan estos pretendidos de-
rechos, les repite con toda la elocuencia del entusiasino.
Temiendo que no se tributen los honores per estas sus
instrucciones y corolarios à otros que à sus maestros; y
temiendo , en fin , de que no se descubriese lo bastante
la intention y concierto de los que las dieron , en el
mismo instante en que Luis XVI ya no era mas que el
juguete ciel populacho legislador y soberano , tuvo grau le"
cuidado de decir : Estas son aquellas verdades repetidas
mas de mil veces por los fildsofos de la humanidad , que
han producido los preciosos efectos que esperaban. Tambien
tuvo cuidado de ailadir : Si la Francia es la primera en
romper las cadenas del despotismo , es porque los illésofos
la han sabido preparar para estoc nobles esfuerzos per
medio de una /nul/laid de excelentes escritos. En fin , para
que no ignoremos hasta que punto debian, con el tiempo,
extenderse estos acontechnientos preparados por la filo-
sofia y por et con'venio de sus lecciones repetidas mas de
mil veces, afiade Lametherie : « Las mismas luces se pro-
» pagan por los otros pueblos, y inny presto diran como
» los francescs : queremos ser libres i Que brillantes
» resultados acaba de lograr la filosofia' Estemos


CApirULO CVAnTo. 115
» bien persuadidos de que nuestms trabajos no serein ind-
» tiles. »


El fundamento de 'esta esperanza nunca desprecie el
historiador esta observation , va que los fil6sofos la repiten
con tinta frecuencia ) es siempre, que todo igualmente
anuncia una revolucion religiosa ; es que las sectas, tan
enernigas como la filosofia de los pretendidos déspotas y
del cristianismo , se multiplican y propagan , principal-,
mente en el Morte de ilmérica y en .ilenzania ; y es que los
nuevos dogmas se proivagan en. silencio , y que todas estas
sectas unes sus csfuerzos à los de los fll6sofos. La extension
de esta esperanza consiste en que la filosofia, despues de
haher conquistado la libertad erz .Francia r en .drizrica,
la llevaria por una parte d Polonia, y Lw otra d Italia y
Espaîia , (») y hasta la Turquin ; r perzetrard hasta las
regiones mas distantes de Egipto , de la Asiria y hasta las
Indias (1).


è Sera neeesario de que se nos diga con nias claridad,
que esta revolucion se &le à los esfuerzcs ccmbinados,
los votos y trabajos de los sofistas modernos ? Lametherie
nos (lice que él la habia anunciado con raucha claridad.
à los reyes , diciéndoles : « Principes, desengailaos




» Tell enarbold el estandarte de la libertad , y tecks sus
» conciudadanos le siguieron. El podcr de Felipe II se
» estrell6 en Ilolanda. Un fardo de te libe06 la Amériea"
» ciel yugo imdes. La libertad entre los pueblos que tienen
» energia, siempre nase del despotismo. Pcro José YI y


(5) Esto es Io que, con la Ma yor afliccion , ya estamos viendo y
tocando en este desgraciado reiuo. At principio rue nuestra revolu-
cion salua y gloriosa : pero el filosofismo que ha heeho tantos pro-
gresos, quiere hacerla fatal al sitar y al tronc). i Pobre Espaiia si este
prevaiece ! infeliz generacion , y desgraciada poteridad si este tri-
unfa.... No tn permita Di os


(1) Observations sur la pitysi‘ee, l'histoire natvelle etc. Janvier r790 Disc.
préliminaire.


ix a




111


116 CONSPITIACIOIN CŒNT11.4. LOS itriT.S.


» Luis X.VI estaban muy lejos de pensa r, que estas adver-
» tencias se dirigian à ellos Aprovéchense de este
» ejem 7lo los reyes, los aristocrates y teoc•atas. Si no se
» aprovechan, e! titisme sabio encogerà los l ' ombres, y
» con una voz lastirnera les volverà à decir : Estes privile-
» giados ealculan muy mal la mania del espfritu humano
» y el ielujo de la fi losofia ; reparcn que su caida no ha


sicle tan precipitada en Francia, sino porque no hicieron
» este calcule ».


Otro fiisofo tan orgulloso como Lametherie, celebrando
y descubriendo, casi con tanta clariclad como Condorcet,
los proyectos, intention y maquinaciones de la secta , y à
quien esta venera, como que fue el que mas se internô
en los si:;temas politicos de su escuela , es el iniciado
Godin, quien ariadiendo sus instrucciones à las de Rous-
seau, coloc6 ioda la gloria de sus maestros, no (inica-
mente en los principios y vetos de la revolueion , sino en
todo lo que hicieron para dirigirla, habiendo tornade tain-
bien las medidas que pudieron anunciarla coma indefec-
tible. Dite a on mas e› te iniciado, que los filôsofos quisieron
Lacer la revolucion franeesa , valiéndose de los brazos
del populacho, sine de los mismos reyes y de sus minis-
tres, y que les avisaron de que en vano la impedirian.


Segun él( Rousseau ) los misolos file3ofos que baie del.
» antiguo gobierno dijeron al rey, , al consejo y à los mi-
» nistros : Estas mudanzas que se efectuartin d pesar vuestro,
» si no os resolveis à hacerlas , dicen boy à los que se opo-
» nen à la constitution : es imposible vo/ver al antiguo


gobierno demasiado vicioso, y dcmasiado desacreditado
» por los que le desechan. para que nunca se restablezca,


cualquiera sea el partido que domine (t).
De este modo estes Nombres que vemos en el dia


(I) Supleuiento al Cont. Soc. , 3 part. cap. 2.


CAPfTULO CUAtTÙ. 117
con el nombre de filt;sofus , partidaries tan ardientes
y en tan crecido mimer° de una revolecion que des-
trona los reyes , que declara seberano al pueblo y
que realiza los sistemas mas dire•tatnente q ' estes à la
autoridad de los nionarcas ; estes hot-libres que antes de
ensayar sns fuerzas , valiéndose de los brazos del pueblo,
ya habian sabido fortalecer su revolticien con la opinion
pUblica , estaban ya bien asegurados para atteverse â
decir à Io.; ministres y â los reyes : 8 baced vosotres
mismos esta revolucion , ô sahed que tenemos ya todos
los medies para hacerla sin vosotros y â pesai vuestro.
No acabaria si quisiese extiaetar d referir todas las
pruebas de una filosofia , que solo esperaba el resulta-
do de sus maquiaacienes para blasonar de . haberlas tra-
mado. El historiador las hallarà en los miches diwur-
ses que pronunciaron los iniciados , ya sobre la tribuna
del club legislador , llamado A samblea national , ya so-
bre la del club regulador llamado de los Jacobinos.
Apenas oirâ nombrar en estas dos cavernas de la revo-
lucion el nombre de ,filerufos , sin oir expt esicmes del
reconocimiento ccn que se les atribuye el honor de la
revolucion.


Podria airiadir testimonios de ()Ira especie ; estes se-.
rian los mismos iniciados, que tnechos ados antes de
la revolucion , en sus intimas confidencias , manifesta-
ban todo su secreto â aquellos sugetos que ereian po-
der atraer à su partido revoluciunario. Noinbraria
aquel abogado , el sofista I3ergier , de quien Voltaire lia-
ce menolia coule de une de los mas zeloSes ,pa • tida-
rios (s). Conozco la persona à quien conflaron este se.
creto en el parque de St-Cloud , rince aiios antes de
la revolucion francesa , à la cuai Dergier dijo sin va-


(1) Corresp. general.




118 CONSPIIIATION CONTRA LOS 11EITS.


cilar y en un tono profético , que ya no estaba distante
el tiempo en que la filosofia triunfaria de los sacerdotes
y de los reyes ; que partictilarmente en cuanto à los
reyes , ya habia Ilegado el fin de su imperio , y que
asimismo acabarian todos los grandes y todos los nobles;
que se habian escogido muy bien los medios , y que el
negocio estaba ya tan adelantado , que no pocha du-
darse del éxito .'Pero e1 sugeto que me lia comunicado
estas confidencias y que las ha escrito de su mano, no
ermite que yo le nombre. Hizo como machos otros:
tuvo por verdadera locura el [ana de seguridad de
àquel sofista , sabiendo que era uno de los mayores vi-
sionarios de la filosofia ; y aun en el dia se porta como
muchos otros , que no sabiendo cuanto interesa à la
historia que esta clase de hechos esten apoyados por
testimonios conocidos , sacrifican este intercs à la deli-
cadeza de no manifestar la que saben por una simple
:confidencia.


Testimonio de ../111072S0 Lcroi.


Viéndome precisado À respetar aquella delicadeza ,
Habré de pasar en silencio otros pasages de esta especie,
los ouates todos nos manifestarian à los sofistas , que con-
-flan e1 secreto de sus maquinaciones y que deseubren
con tanta claridad como 13ergier , el fin de los reyes y
el triunfo de la filoaofia. Consi.ento en cailar el nombre
del seiior 'rances que residiendo en Normandia , reci-
biô la siguiente carta : a Sefior Coude ; no se engane
» V. pues esto no es negocio de ::na borrasca. La re-
» volucion estai hecha y constunada. Los mayeres inge-
» nios de Europa la han ido disponiendo ya ha muchos
» alios , y tiene partidarios en todos los gabinetes... Ya
» no habrà otra aristocracia que la del espiritu ; V.
» tiene mas clereeho que cualquiera otro para preten-


CAPITULO
119


der à &la.» Escribi6 esta carta poco tiempo despues de la
toma de la Bastilla , afio 1 789 , el médico .dlfonso Leroi.
Sé quien la lia reeibido ; sé quien la ha leido ; y no
necesita de comentario.


Ya es tiempo de conducir mis lectores à aquel
otro Leroi , cura historia se ha visto va en el primer
tom° de estas Memorias , cap. 17. No es este un
sofista que blasona de sus maquinaciones. No es como
Condorcet , Lametehrie , Gadin y Alfons° , que mitan los
mayores delitus , las maquinaciones mas atroces contra
el altar y cl trono como et triunfo de la filosofia. Es un
iniciado avergonzado y arrepentidu, i quien la reflexion,
el dolor , y los rernorditnientos arrancan un secreto
que ya no puede ocultar su oprimido corazon. Pero'
taiito el iniciado arrepentido , corn° el iniciado obsti-
nado estan acordes en su deposicion sobre el particular
de la conspiracion. Beria muy extrafia la equivocacion,
si pensase el lector , que la declaracion de Leroi y et
objeto de sus remordimientos se limitaba à las conspi-
raciones contra el altar. En el inismo mornento en que
hizo esta deelaracion , no se habia decretado la consti-
tueion ni la apostasia ; no se trataba de despoja• ni de
profanar los templos , 6 de abolir el euh°. Aun nada
se habia ateutado contra el shnbolo del cristianisrno. Es-
taba , si, ya todo preparado y todo se apresuraba; pero
la asamblea solo cornetia aun los primeros crimenes
contra la autoridad politica y derechos del rey. En esta
ocasion se le reconviene S Leroi con los desgraciados
resultados de su escuela , y à esta reconvencion respon-
de d d quien lo decis? Lo sé 17161OP que vos : pore mo-
ripé de do for y remordimientos. Cuando despues mani-
fest6 lo abominable de esta trama que urdiô su acade-
ntia secreta en la casa de Holbach ; cuando dijo , que
en esta se formel y continuel toda aquella conspiracion ,


H 4




120 CONSP111AC10?f CONTR4 L(; muras.
cuyos efectosya se descubrian , se ve bien que detestaha las
tuaquinaciones , el peligro en que estaba el trono y los
ultrages que se le iban à hacer. Si al mismo tiempo
manifest6 las maquinaciones que se formaron con-
tra el altar, , es porque de estas se•siguieron las otros,
y porque era preciso manifestar que el odio que aquel
ptieblo desenfrenado tenia à su rey , se derivaba del que
le habian inspirado contra su D:os. De este modo , la
declaracion que hizo el desgraciado iniciado manifiesta
con la mayor evidencia la conspiracion que los sofistas
habian tramado contra la religion y los reyes.


En vano se nos opondria : que este desgraciado sec-
tario aniaba à su rev, y que cit6 pur testigos à cuantos
le rodeaban , de su adhesion à Luis XVI : é como pues
pudo él entrai en una conspiracion que se formaba con-
tra el inisino rey Luis XVI. ? Esta objecion es vana ;
porque todo se concilia y combina en un co•azon agi-
tado pur los remordimientos. Este desgraciado sectario
de una acaclernia conspiradora podia muy bien aman la
persona del monarca y detestar la monarquia , il lo me-'
nos eu el estado en que se hallaba , y al que le hacian
ruirar sus maestros como inconciliable con sus doginas
de igualdad y libertad. Ya se proporcionarà ocasion , en
que descubriremos que los pareceres de esta academia
secreta no cran uniformes. Unos querian un rey , 6 à lo
menus conservai el nombre y la aparicncia en el nuevo
6rden de cosas que meditaban ; otros que cran del par-
tido de aque!los que todo lo querian trastornar, no
querian nombre ni apariencia de rey ; ninguno de los
dos partidos queria que perseverase la dignidad
real como hasta entonces. Aquellos necesitaban de una
revolucion fundada sobre la conibinacion de los dos
sistemas de Montesquieu y de Rousseau. Estos querian


•CÂI'iTULO C131111:0. 121
una revolucion que abrazase y rcalizase todas las con-
secucncias que Rousseau habil sabido deducir de los
principios que estableci6 Montesquieu ; pero ambos par-
tidos se habian reunido para rebelarse ; y todos conspi-
raban para una revolucion cualquiera que fuese. El ini-
ciado penitcnte solo queria una media revolucion, y no
pensaba que los puebios amotinados llegasen cometer
el exceso que él detestaba. Se lisonjeaba (le que los fi-
lOsofos conspiradores pie amotinaban al populacho ,
gobernarian sus movimientos ; que le inspirarian mira-
miento y respeto à la persona como à la dignidad de un prin-
cipe que am aba como frances y rom cortesan o , pero que
destronaba como sofista. He aqui la que indican sus arre-
pentimientos y protestas de adhesion à la persona de
Luis XVI. El queria tracer un rey sumiso à los sisternas
de los sofistas , é hizo un rey que fue el blanco de los
furores y ultrajes del populacho ; y esta era la causa
de sus dolores y remordimientos.


Pero cuanto mas domina en su confesion este resto de
afecto à su rey, tanto mas peso da à su decjaracion. Nadie
espontancamente se acusa de haber traspasado el peclio
al que mua; nadie oie haber tenido parte en las maqui-
naciones contra aquel, cuyo trono ve con dolor y senti-
miento que se arruina; y nadie se linge miter de un
evento que detesta. Que se pose pues esta declaracion del
iniciado arrepentido. é Quo es lo que dice Condorcet,
ufano y soberbio, sobre la conspiracion de los Ii!àsofos
contra el troua P é Y que es lo que dice este desgraciado
Leroi, que se moere de vereenza, de dolcr y de remor-
dimientos?


Comparacion de los testimonios.


iniciado jactancioso Condorcet nos (lice, pie de los
discipulos de Voltaire y de Montesqu.eu es decir, que




CONSPIT.ACION CONTRA LOS REY•S.


de los principales fiefs de toda la impiedad y de toda la
politica de los sofistas del sigle , se formel una escuela , una
secta de hombres aliados que combinaron sus trabajos y
producciones para derribar sucesivamente la religion de.
Jesucristo y los troncs de los reyes. El iniciado penitente
Leroi nos manifesta si estoc mismos discipulos de Voltaire,
Montesquieu y Rousseau , reunidos con el nombre postizo
de economistas , en la casa de Holbach; y nos dice que
aqui combinaban sus trabajcs y vigilias para desviar la
opinion pitblica sobre la religion y el t•ouo. Que de aqui
salia la mavor parte de aquellos libres que se han dejado
ver contra la religion, las costunzbres y el gobierno , coin-
puestos todos por los miembros d de drden de aquella so-
ciedad; pues dice que todos cran obit suya d de alenos
confidentes (1). El desgraciado Leroi no habla solamente
de escritos contra la religion y las costumbres ; habla
tambien de escritos contra el gobierno. Y aunque no lo
hubiese cliche , los titismes escritos lo manifiestan , pues
la mayor parte de los que salieron del club de Holbach
unen estes dos (Motos, y presto veremos que la mayor
parte se dirig,eii si derribar el tronc) y cl altar ; pues cran
linos mismos los sofistas que conspiraban à la destruction
del uno y ciel otro.


El sectario Condorcet se complace en describirnos el
arte con que los sofistas confederados dirigian sus ataques,
ya contra los sacerdotes, ya contra los reyes, cubriendo
la verdad con un veto para no ruolestar los ojos débiles,
alagando con destreza las opiniones religiosas para des-
cargar con mas seguridad sus golpes sobre chas : subie-
vando aun con mas arte los principes contra los sacerdotes,
y los pueblos contra sus principes ; resueltos si derribar
igualmente los attares de los sacerdoces y los troues de


(s) Véase en cl towo L de estas Aeutorias, cap. 07.


cAriruto ctrAlyro. 125
los principes. Estas mismas astucias describia el sectario
3rrepentido cuando decia : « Antes de dar d la imprenta
todos estos libres impies y se.diciesos, los revistabamos,
a iladiamos 6 quitabamos, segun lo exigian las circuns-
tancias. Cuando nuestra filosofia se descubria demasiado,
a tendiendo d las circunstancias del tiempo, la cubria-


, naos con un veto; pero cuando creiamos que podiamos
, adelantar, hablabamos con mas claridad. » Esta doble
onspiracion pues , en su objet° , medios y autores es
a mpre la inisma "en la beca de Condorcet y de Levai.
.\inhos nos maniliestan la eseuela de los sofistas conspi-


Tando contra Cristo y los reyes, no prometiéndose ven-
ta:1s contra los monarcits y sus troncs, hasta que la fe de
!os pueblos se hubiese debilitado y desviado con las astucias
b los que se llaman fildsofos.
El orgullo de Condorcet y su entusiasmo par la mye-


1;1c:on , y cl doter, vergiienza y remordimientos de Leroi
no habian ciertamente combinado esta conformidad de
sus declaraciones. Aquel, obstinado en su rebelion é im-
?iedad reserva su secreto hasta el rnomento en que le
te..zle violar sin tenter de impedir la eonsumacion de sus
:ittieries; se ve en fin inundado de gozo à causa de su
t:itinfe, y piensa que manifestando sus c6mplices, no lace
mas que descubrir unos hombres que se deben respetar
:orno bienbechores del género humant). Este para dis-
tùuir de algun modo su delito, en el inismo instante
u2 que se reconoce culpable, nomb•a d tuantes le han
slueido ; sdiala el luger de sus maquinaciones para
ruldecirle ; desea•ga el peso de sus crimenes sobre sus


! •sidos maestros, sobre Vulta:re, d'Alembert, Diderot y
:os sus dfleplices, y no descubre sine menstrues eii -


, e que le indujeron à la rebelion. Cuando pasiones ,
Ir' lereses y sentimientos tan opuestos deponen sobre la
nlistua conspiracion , sobre los mismos . medios y sobre los




feM Ne•nn••n•e. •
• N..“....nn••••• ,,,,,


CAPITULO
cies() CRADO DE LA coNsrinAcioN CONTRA. LOS REYES.




pundacion de libros contra la dignidad rcal. Nuepas
pruebas de la conspiracion.


CÀPiTtL0 QtilitTO. 125
124 CONSPIIIÀCION CONTRA LOS RETES.
mismos conjuradcs, la verdad no puede desear nlayo res
pruebas , porque es evidente y demostrada.


Aproximacion de los primeros grados de la conspiracion.


Tai es el primer enigma de esta revolucion tan fatal
los monarcas. Voltaire la deseaba con todo su corazon
rnientras apresuraba la que meclitaba contra Cristo , pro:
d ican do y hacienda predicar su catecismo de la nneva
bertad, y disparando con arte sus siitiras y sarcasmos contra
los imaginarios désnotas (le su patria y de la Europa




Mon,
tesquieu con su sistema enseîi6 el camino que. se habia
de cmprender para llegar à esta lil.wrtad. Rousseau se
aprovech6 de los prineipios de Montesquieu, y llcv6 ade.
lan te las consecuencias de la libertad• EnseU6 à los pueblos


,”Io , facilmente se vo , que tnnehos de Ios medios
d depc.ner y desprcuderse de los reyes , y reuniendo lo


, se emplearon contra el a:Lir se einplearon igual-
discipulos (le Voltaire, Montesquieu y Rousseau sus votes rte contra el trono. El que mas habia contribuido
en la aeademia secreta de Holbach, se confederaron con extender el espiritn deirapicdad , fue del que mas se
juramentos. Del juramento de destrozar à Jesucristo s'aileron los sofistas para inspirar la insurreccion y el
y del juramento de destrozar i los reyes; no se forni6 ilageril0 . Nada lo prueba racler que su atencion à com-
mas que un solo. Aunque en prueba de esta conjk\ binai


, los tiros que disparaban contra los monarers , con
ration no tuviésemos la deciaracion del iniciado orgulloso iquerra que hacian al Dios del Evangelio en tardas
Condorcet ni del iniciado arrcpentido Leroi, acyle! muy ;7o(iucciones anticristianas que hemos visto extendidas
ufano del resultado, y este que muera de dolor y de rernor- co canto cuidado entre todas las clases de ciudadanos.
dimientos en vista del resultado , lo que nos queda que la inundacion de libros que destinaron para borrar del
descubrir sobre esta coalicion , bastaria para demostrar Espiritu de los pueblos todo afecto à sus reyes, y hacer
la existencia y el objet°, atendiendo à la publieidad de los , :;esueediese à los sentimientos de confiai= y respeto
medios que emple6 la secta. -


l despreeio y oclio à sus monarcas ,- no es una plaga
distinta de la que lie hablado , tratando de la conspira-


i(in contra JeSucristo , bajo el titulo de inundacion de
.il'os anticristianos. Son producciones que salieron ciel


Jdentidad de autores para la doble conspiracion.


Poo lo mismo que la conspiracion contra los reyes se
transaba en la academia secreta de Holbach , y por Ios
,pianos nombres que la conspiracion contra el crisua-


'flisino taller , empli-estas por los inismos inieiados , ce-
'ebradas , recomendadas y revistadas , por los ntismos ge-




corsruiAcurx CONTRA LOS nr.YEs.
fes , distribuidas con la misma profusion, transportad4
à los pueblos y campaîias por los mismos agentes
club de Holbach , repartidas à los mistnos maestros de
los lugares, para comunicar et venenO 'nista las cabaiia,
y descle la clase mas elevada de la sociedad hasta la nus
indigente. Tan çierfo es que todas estas produccienes
cran para los sofistas el Bran media de su conspiraciot
contra Cristo , corna que estas mismas , que son nul
combinacion raonstruosa de los principios de la impie,
dad con los de la rebelion , son una prueba evidente
y sin réplica de que estos sofistas habian unido à la ra,,
impia de las conjuraciones contra el Dios del eristianis.
pro , la nias odiosa contra los reyes.
Parque se manestaron mas tarde las conspiraciones contra.


los troncs.


La sala .diferencia que aqui se ha de observar , es que
en las primeras producciones de la sociedad secreta de
Holbach , se descubria menos el espiritu de rebelion,
Para atacar descaradametite à los reyes , crey6 la serta
que debia esperar à que sus principios de inipiedel
hubiesen va dispuesto los pueblos à desenfrcnarse cor:
tra los imagioarios déspotas , como desde el principio
la habia becbo contra las imaginatias supersticiones ré
ligiosas. La mayor parte (le estas produccioncs que tanto
amenazaban à los monarcas , son posteriores no solo.
los sistemas de Montesquieu y de Rousseau , lino al ana
1761 ,en que hemos visto que Voltaire ech6 en cana k


los sofistas , que todo la .veian al tracés cuando busc.
ban medios para disminuir la autoridad de los reyes.


Én las varias ediciones de la Enciclopedia se 'va
festando mas la canspi•acion contra los reyes.


Los mismos filésofos de la Enciclepedia , en 1a Pr"-
niera cdicion de su informe compilacion , solo habiel


CAriTI:LO Q UINTO. 127
apuntado ligeramente los principios de aquella igualdad
y lihertad , que tanto aman los enemigos de los reyes.
Aurique no faltaron personas que afearon à d'Alembert
haber dicito en su di•xurso prcliminar, que solo zut de-
reale() Lrtrbaro causa la deslealdad de condiciones ;
aurique à las realistas, y tambien d muches ciudadanos
de todo gobierno no acomodase leer en la Enciclopedia
esta asercion , de la que supieron tan bien aprovecharse
los Jacobinos : « Ninguna sujecion natural , en la euat
s han nacido los hoiiibres respecta à su paire v d su
s principe , ha podida nunca mirarse coma un 'vin cula
» que les oblique , antes de su propia consentintiento (z) ;
y aunqne los enciclopedistas se habian afiinado à demos-
trarse como principales dc


•ensores de Montesquieu ,
tcmor de alarinar las autoridades é los contuvo aun por
algunos aflos. Fue preciso esperar nuevas ediciones; aun
no desp!egaron sus opiniones en la de Yverdun , y la
primera en que dieron libre curso à los principios re-
volucionarios, fue la de Ginebra. En esta , temiendo que
et lector no los advirtiese , Diderot los redujo , repitid
y resumi6 con todo el aparato del sofisma , d lo menas
en tres diferentes articulos (a). Ni Montesquieu ni Rous-
seau , ni algun enemigo de los reyes pucde negar un
solo articulo de cuantos componen la cadena de aque-
llos sofismas. d Scrà este el -motivo porque Voltaire de-
seaba tanto que esta edieion se propagase en Francia ,
y manifesté) à d'Alembert sus tcinores de que nunca
llegaria à eKtenderse ? (3) Sin embarg6 file esta la mas
comun en aquella nacion ; peso ya entonces , es decir,


(i) Mémoires philosophiques deur. 2 sur !'art. de l'Encyclopedie , Gouver-
nement.


(2) .Veanse en esta edicion los artieulos , Droit des gens , Epieuricas ,
E•lectiques.


(3) l'éase sa corre%ponclencia con d'Alembert.




2>


I uS CC7SPIIIACI0lt COliTTU. LOS nEYES.


en el alto de 1 7 73, la academia secreta de los conjura-
clos babia producido y no cesaba de produci r y repartir
aquella multitud de escritos , de que die noticia et ini-
ciado Lcroi , y que el mas sencillo examen manifiesta
que se destivaban à destruir la religion , las costumbres
y los gobiernos , y entre cstos principahnente à los que
tienen por ge :es à teyes o monarcas.


Convenio de los sofistas contra todos las gobiernos que
entantes habia.


En efecto los sofistas piensan ciel mismo modo so-bre iodas los goticrnos , que sobre toda religion. Con-
sideran que' tante sobre el una tome sobre el otro, es
precis° estabiecer un nuevo 6rden de cocas. Los vemos


todos e casi i todos acordcs en querernos persuadir
que apenas en alguna parte del globo hav un solo es-
tado en donde los derechos del pueblo igual y libre no
se vean.borrorosamente violados. Si se hubiese de dar
crédita à sus instrucciones combinadas y repetidas casi
en los mismas términos en una multitud de produecio-


31CS , la ignorancia , el temor, la casualidad , la sinrazon,
la superstition y et imprudente reconocimiento de las na-
ciones han presidido en todas partes al establecimiento de
los gobiernos , cornu d sus reformas ; y este es cl lanice
origen de todas las sociedades y de toiles los imperios
que se hart conservado basta nuestros dia.Esta es la
proposicion que sienta por vercladera et Sistema
que la aeademia secreta ha hccho succdcr al Cont•ato


social de 'Rousseau. Estas son las lecciones del
Eliseo


sobre las preocupaciones , que publicà bajo et nombre
supuesto de Durnarsais. Estas mismas da cl despotismo


oriental , que la secta propage bajo el nombre de Bou-
langer. Y estas en fin , son las del


Sistema de la. natura-


leza , que los electos entre los electos unidos à Diderot,dieroe


C.11qTrâ40 QUINTO.
dieron a luz , y que proeuran se extiendan por todas
partes (1).


Rousseau cuando enseîià que el hombre ha naciclo
libre y que eit todas partes estai encadenado ,
lo menus esta pregunta : corne se kizo esta nuudanza
à que respondià : no lu sil (2). Pero sus.


(fisc:4)/11os de.
la academia secreta de Holbach se habian vuelto mas
sabios, e menos modestos. Las mas moderados de estos
sofistas , à à lo menos los que bajo et cstandarte del
econotnista Quesnay querian manifestarse tales, no die-
•on al pueblo una noticia mas lisongera , sea -en .cuanto


al origen , sca en cuanto al estado actual de sus gobier-
nos. «Es preciso convenir ( dicen por boca del nieloso
» Dupont ) en que la mayor parte de las naciones son


aun victimas de una infinidad de delitos y desgracias
» que no pod•ian tener lugar, si el estudio reflexionado
• del derecho t' attirai , de la justicia moral calculada ,


y de la verdadera y sana politica hubiese ilustrado 1;1
mayor parte de los cspiritus. Aqui, se extienden las
proldhieiones hasta los pensamientos ; alti, naciones
desviadas à causa del amor feroz de las eonquistas, sa-
crifican por objetos de usurpation los adelantainientos
de que tienen mayor necesidad para /lacer vider su
territorio. Arrancan de los dcsiertos el reduciilo mi-
mer° de habitantes y las poeas Piqueras que se ha-


» Han senibradas aqui y al•i, para enviarlos ai derraniar
» la sangre de sus vecinos y multiplicar de este modo
» los desiertos. De un lido.... Del otro.... Aqui....
» » Este cuadro sombrio acababa por una multi-
tud de puntos , que ocupando el lugar ale veinte
trcinta dejaba à la imaginacion et cuidado de 11e-


(r, Véanse estos eseritos, en partieular et Sistema Social, toino 2, cap•
s y 3 , y el Sistema de la naturedeza plue 2.


(2) Contrat° .eocial, cap. I.
Ttnt.)




130
CO'SSPUUCTO5 OUNTRA. LOS BrIT.g•


miles , y de decirnos con cl benigno aider : Tal es
» aun el mundo: tal ha silo sienipre en nuestra Europa,
» y casi sobre toda la tiens t 1)•),
Convenio de los sestas en especial contra el gobierno


Observe el lector , que los que asi hablan à los pue-
blos sobre et gobierno , tienen un cuidado muy parti-
culai de insertar estas lecciones en aquellos peri6dicos
que ellos destinan especialmente para la instruction de
los labradores. Observe la exactitud con que siguen las
huellas de. su maestro Rousseau. Este reusando excep-
mar la Inglaterra de aquella su asercion : en iodas parles


este' el hom,Ve encadenado , no reparu en decir « El




pueblo ingles piensa ser libre y se cngaîia mucho ;


»
solo lo es rnientras dura la eleccion de los mietubros


»
del parlamento : largo que estan elegidos , et pueblo


» es esclavo , es nada. En los breves momentos de su


»
libertad , cl usa que de esta l'ace , nierece bien que


»
la pierda (a). » Los iniciados algo reflexivos habrian


preguntado â Rousseau; como su pueblo igual y sobe-
rano podia ser mas libre que los ingleses , y como no
era tambien tan esclavo en todas partes lino en sus
asambleas, pues que solo en el moment() de estas asam-
bleas puede obrar el pueblo soberano , y aun en estas
rnismas asambleas es nuls su soberanfa y todos sus actos
?ados ('; ilegitimos , si se junta sin ser convocado per el
magistrado (3) ; pues que en todas partes este pueblo
soberano no debe mas que ebedecer.


Algunos iniciados de resta se empcîiaron en manifcs_
ter , que el gobierno de los ingleses era abominable , y


( 1) .F.plumirrieles du citoyen, tom. 7 ,
art. Ope/talons de l'Europe.


(a) contrato social , lib. 3 , cap. i5.
(3) Cap. 12 y 13.


CA.P1TITLO QZ:INTO
151


por lo mismo dijeron: R Aun las naciones que piensan
D estai mejor gobernadas , como la Inglaterra, no tienne
• otro placer que el de l'achar incesantemente contra la
Dautoridad soberana , de Lacer que su impuesto neu-


ral ses insnficiente para los Bastos pUblicos... de ver
» que sus representantes venden y enagenan sus rentas
» presentes y futuras , cl pan y las casas de su poste-
. ridad la mitad de su isla etc... â este precio (lems-
» siado car() de las Ires ensilas partes , la Inglaterra
» forma una rept'Iblica, en la que , con grau felicidad
» de la nacion , se halls una compilation de excelentes


lejes ; peso *su constitution , â pesar de la opinion
» del Bran Montesquieu, no parece envidiable (1). »
El respeto que tengo à esta nacion , me impide exponer
à la visu de los lectores declamaciones de otra especie.
Bastan aqueilas para que se vea , que la intencion de
los sofistas , valiéndose de estas diatribas , ers decir
las naciones : Si los dcrechos del pueblo soberano se
yen .violados en la misma Inglaterra de un modo tan
extraîio , y si es preciso que rude su constitution para
recobrar sus derechos, é que interes no tendrân los otros
pueblos en las revoluciones , cuando solo estas pueden
rompes sus cadenas ?


Odio de los sojistas contra los myes.
Esto solo era una guerra indirects que hacian los go-


flans à los reyes que goblernan la mayor parte de los
pueblos. Nadie pieuse que el filosolismo , cornentando
à Montesquieu , Rousseau 6 Voltaire, se atuviese à so-
ls esta especie de guerra para hacer odiosos los trouas.
1'Ionte,squieu habia hecho de las prcocupaciones cl m4-
vil de las munarquias ; liabia dicho que en un gobierno


( 1 ) Dupont, de la répubilq-ue de Cenere cap. 4.
l a




15?, coNsrutactœr CONTR1 LOS 11EYES.
monàrquieo, es mur dificil que sea el pueblo virtuose:
Heivccio corroborando esta leccion , al salir de su aca-
demia secreta se paso i escribir : « La monarquia ver..


dallera no es nias que ana constitucion imaginada para
» corrompu las costumbres r e.sclavizarlas , coma la bi-
» cieron los romanos con los cspartanos y bretenes ,
» cuando les dicron un rcp , ô un déspota (1). »


Rousseau habia ensedado à los pueblos à pensar, que
si la autoridad de los rayes se deriva de Dias. , es coma
las enfermedades los azotes del gértere huma». (a).
Raynal aiiadiô : Estes rres son coma las bestias Jeroces
que devoran las naciones (3). Se presentô un terrer so-
fista y dijo : Maestros reyes son los primeras verdugas de
sus vasailos ; la fuerza y la estupidez son el Unira ori-
gen de su trona . (1). Llega el cuarto y da la noticia, de
que los rayes s- te coma el Saturne de la fdbula que devoro
sus propios hijos. Aun acuden otros mas diciendo : « El


gobierno monàrquico, poniendo fuerzas extradas en
la mana de un solo hombre , debe par su misma na-


» turaleza tentarle à que abuse de su poder , para po--
» nerse sobre las leyes , para ejeicer el despotisme y la


tirania , que son les mas terribles azotes de las nacio-
» nes (5). » La tuas moderada de sus expresiones , es
que la dignidad real pone demasiada distancia entre los
monarcas y los vasallos , para que pueda ser un gobierno
aprobado por la sabiduria ; y que si es necesario abso-
lutamente que haya reyes , no deberiati estos ser mas
que los primeras cotuisionados de su nacion (Ci).


(t) Extrait de l'homme, , note sur la sect. 9.
(2) 1 railla , tom. 4, y Cot;trato social.
(3) hist. phi!. et polit , tom. i , Eh. 19.
(4) Srst. de la raison.
(5) Essai sur les préjugés. Despotisme oriental. Système social , tom. 2 ,


ahan. 2 et 3.


Cil' J'un() OUIXTO. 153
Esta necesidad es lo que desespera d los sofistas. Phra


/lacer que sus compatriotas triunfen , les dicen que es-
tan debajo dcl yoga del despotisme , cura propiedad es
envi/ceci' el pensanziento de los espititus y embrutecer las
aimas ; que su ntisma przttia gobernada par reyes , solo
puede hallar reniedio à sus males , sicndo prcsa de las
conquistas ; que mientras permanezcan bajo cl retro de
los reyes , « se vcràn invenciblemente arrastrados al cm-
» brutecimiento par la misma ferma del gobierno ; que
» en vano se difundirian entre elles las laces , parque
▪ iluminarian l los franceses para ver las clesgracias ciel
» d espotismo , sin procuraries ei media de substraersc (1). »
Lo mismo que à sus compatriotas , dicen todos los
pueblcs de la tierra. Consagran tomes enteros para per-
suadir , que solo los termr e s pcinicos han Tache los rayes,
y que solo los znismos terrores los conservan (2).


Dicen indistintamente al Ligies , al Espaîiol, al Pro-
siano , al Austriaco , coma al Frances, que los pueblos son
esclaves en Europa coma en América ; que su Unica van-
tapi sobre los negros , con;:iste en que pueden romper una
cadeau para sujetarse d alfa. A. todos dicen que la
dosigualdad de poderes en un estado, cualquiera que sea,
principahnente la reunion dcl supremo poder en sus
gefes es exceso de demencia ; que esta libertad ô in-
dependencia, que no sabc suffit . superiores , y anti me-
nas rues, es cl mismo instinto de la naturalcza ilustrado
por la razon. A todos enseîian aquel cuchille paralelo
que amenaza à la cabeza de las rayes, y debe segar
cuantas se devez sobre el plane horizontal (3). Si
los pueblos mejor instruidos por la experiencia
que por estas declamaciones de una filosofia sedi-
ciosa buscan un asile en la pro terek,n de lus


(r) idem , en et preiacio.
(2) Vé2:3e pat : Despotisme oriental,
(3) port. et plu t. de haynal tom. 3


1 5.




134 CONSPIRI.CION CONTRA LOS REYES.
si aîiaden al poiler del monarea para disminuir los de-
s6rdenes de la anarquia', entonccs nias que nunca se
estremecen y exelaman los iniciados


éQuien no pregunta
» ai ver este especnietdo humiliante ( cuando la Suecia


restableciô los derechos de su nionarca ) que cosa es
» el hombre ? é que es este sentimiento original y pro-
» l'und°


de dignidad que se le supone ? é ha nacido
• para la independeneia , ô para la esclavitud P ci que cosa
» es este rebaîio itnbécil que Raman nation ? i Pueblos


cebardes , rebailo imbécil , os contentais con gemir ,
cuando os deberiais enfurecer !... Pueblos cobardes y
estôpidos , ya que la continuation de la opresion no


» os comunica alguna energia... p que contandoos pot.
• miiiones , subis que una docena de ninos ( Ilatnados
• reyes) armados con pequalos bastones ( Ilarnados ce-


tros ) os Hever' conso quieran , obedeced ; pero pasad
con vuestras quejas ; y


desgraciados , ya que no


(1) inisino.


CA1'11'111;0 QUINTO.
mismos altares ? Ya sé•lo que la historia delle aqui alia-
dir sobre algunos de estos sofistas , por ejemplo , sobre
Raynal. Cuando este sectario vié la revolucion, sé que
se horrorizO al ver sus resultados , que llorô , que se
present6 à los legisladores , y que tuvo valor para afear-
les de que habian pasado los limites que la filosofia les
habia fijado : pero estas gestiones de Raynal , fueron solo
una escena de comedia . que representaron en vano al.
gimes revolucionarios envidiosos y hum illados que que-
rian oponerse â revolucionarios triunfantes con sus re-
sultados , y solo sirve de una puera prueba de las ma.
quinacioncs de los sofistas.


Raynal , en su nombre , tuvo valor para decir à los
nuevos legisladores franceses : No es esto lo que queriu-
mos ; estais litera de la linea que hablamos demarcado
à la revolucion. À. esto se redu•en las instrucciones y
el diseurs() que pronuncié en la anertura de la asam.-
blea national. Sé que este sofista en su retiro cerca
Paris , realmente derrarnô amargas lagrimas, al contem-
plar los excesos de la revolucion ; que diô prineipalmen-
te la culpa à los calvinistas franceses , y que dijo : Es-
» tos infelices , Io sé muy bien , estos mismos hombres
» por quienes hecho tanto , son los que nos preci-
» pilait en tantos horrores. » Estas palabras nie las re-
firi6 un abogado gcneral del parlatnento de Grenoble,
et mismo dia en que se las oyé , y poco antes del fa-
moso I0 de Agosto. Pero d y que prucban 'todas estas
bigrimas ? Raynal , sin d 'Ida , y sus cofrades los princi-
pales file.sofos , no queriau todos aquellos asesinatos de
que daban la culpa à los calvinistas : perd Rabaud de
San F.:stevan ( Saint Eeienne) , Barnave y demas calvi-
nistas diputados , actores ô directores de los csdvi-
nistas , no cran los tinicos que habia formado la files°.


4


adelante sin iniportunarnos
» aprcnded a lo menos â ser


sabeis set.
libres (r).»


Si toclas las naeiones que se gobiernan por reyes los
hubiesen asesinado , cuando el filosolismo empleaba este
leriguage é habrian liecho nias queseguir las instrucciones
de los sofistas ? Y cuando vemos que los que asi hablan
son principalmente los corifeos de la secta, Helvecio ,
Boulanger , Diderot y Raynal ; cuando se sabe que los
escritos (pie contienen estas instrucciones, son los mas
estimados de la secta „: que puccien significar aquel con-
cierto y convenio de los mas famosos sectarios ? è
les cran sus proyectos ? é Contra quien se dirigian sino
contra los tronos y altares , cuando desfogaban su rabia ?
é De que revolucion necesitaban , sino de la que à un
mistno tiempo ha derribado los misnios tronos y los




- 136 coresruucrorr CO7T111 LOS RE'rES.
fia. Los maestros entendieron la revolucion su modo,
y los discfpulos la hicicron al snyo. El que formô los
rebeldes é con que derccho se queja de los excesos , de-
litos y atrocidades de la rebelion ? Tambien se nos
ha asegurado que Raynal acab6 con volver à la religion.
Es un grande ejemplo que debe aiiadirse al que di6 la
Harpe. Si este es verdad , y si los que tante contribu-
yeron à la revolucion con su impiedad , rcconocen que
no pueden expiar su delito , sino volviendo aquel
Dies que habian abandonado , i que vergiienza para
agnelles que sacrificados por esta revolucion , llevaron
à su destierro el espeetàcule de su impiedad ! i Que
confusion ser à un niismo tiempo victima de los Jaco-
bines , y escandalo de los cristianos ! Pero volvamos
las reconvencioncs que Raynal hizo à los legisladores
franceses.


é Que significaban aqncllas expresiones ? é Y que &re-
dit) no tenemos para decir al que las usa; estos rebel-
des no siguen la linca que les habiais seîialado para la
revolucion, vos y todos vuestros sabios; luego habia à


menosunarevolucion, que vosy vuestros sabioshabiais
meclitado y preparado. Que acaso las maquinaciones
de. las revoluciones contra los reyes van separadas de
las maquinaciones de la rebelion ? Estas revoluciones
que buta deseabais, que podian ser en cualquiera
parte, sino lo que prometian vuestras instrucciones de
libertad igualdad, y que no nos manifestaban mas
que un rebaiio de imbéciles y cobardes en todo pueblo
que se dejase gohernar por su rey, ô que se conteiztase
con gemi• , cuando deberia rugir de estar sujeto
un monarca ? Y cuando estos pueblos empiczan à
rugir, é de que os quejais? Lejos de haber traspa-
sado los limites que les habiais seïialado, los legisladores
Jacobines aun no han Ilegado al téemino à que los cou-


CA PiTULO QvINTO.
1'57


duciais. El cuclu llo paralelo atm no ha segado las cabe.
7.11S de todos los reyes. Esperad à que ni siquiera quede
uno sobre la tierra; y cuando este suceda , et jacobinis-
me no traspasarà vuestros limites, sino que ejecutarii
con exactitud vuestras instrucciones.


A esta respuesta que tan bien merecia Raynal , podria
habcr airiadido la asamblea nacional : antes de quejaros,
comenzad con damnas las gracias por la justicia que
os habemos hecho. [no de vuestros socios , Mr. Ma-
lonet, amigo como vos de los fil6sofes, nos ha hecho
prcsente la injusticia de los reyes que vos desafiabais ; nos
ha manisfestado en vos la Santa libertad de la filosofia
oprimida por el despotismo ; al solo nombre de fil6sofo,
bernas reconocido à nuestro maestro y al digno émule de
"Voltaire, de d'Alembert, de Rousseau y dé tantes otros,
cuyos escritos y convenio preparaban nuestro éxito.
liemos oido las peticiones de vuestros amigos ; os bernas
vuelto la libertad que habiais perdido, à vista de este rey
que nos enseibbais à ultrajar ; ides y gozad en paz de los
servicios de la arnitad y de los decretos de la asamblea',
mientras ella se ocupa en correr el camino que le habeis
trazado. De este modo, hasta las vouas protestas de la
filosofia hiirniliada y forzada d avergonzarse de los exce-
sos que han causado sus instrucciones, sirven para dcmos-
tram la existoncia y realidad de sus conspiraciones.


Pero no basta et habcr manifestado estes tiras que dis-
pararon por si Bada une de los conjurados ; es preciso
eirlos, cuando se exhortan y animan los unes à los otros
para acele•ar las maquinaciones y subievar los pueblos
contra losteves. Oigamos al mismo _Raynal que convoca


todos los iniciados, y en voz alto les (lice «Sabios de
la tierra , filds(?lbs de todas las naciones, haced que
se averetenzen esos millaies de esclavos asalariados




capiTuto griNTo: 139
secta para quitar à los mismos monarcas todos los re-
corsos que les .ofrecia el ciel° ; y aiiadamos aquella afee-
taeion y conato en acallar los remordimientos que les
Bahia de causar la rebelion , y en detestar à aquel Dios
que protege los reyes, tante corne los detestan los sofis-
tas.- d Coule puede dejar de descubrirse su doblada


in-
tenciorl en aquellas instrucciones que dicté à un mismo
tiempo la rabia de la rebelion y de la iropiedad? •


instrucciones de Diderot sobre los rayes.


« Solo hay necesidad en una sociedadnumerosa, fija y
civilizada, multiplicàndose las necesidades y cruzan-


» dose los intereses, de recurrir à gobiernos, i lcyes, à
» cultes pAblicos y


sistemas uniformes de religion...
• entonces los que gobiernan los pueblos se sirven del


lamer de las potestades invisible.s para contenerlos , ha-
certes dl-elles rforzettlos ri vivir era paz. De este modo
la moral y la politica se hallan enlazadas con el sis-
terna religioso. Los gefes de las nacioncs , que taniliien
muchas veces son supersticiosos y Jistan poco dus-
trados sobre sus propies intereses, poco versados en
la sana moral, poco instruidos en los verdaderos mci-
viles, c•een que todo le han Itecho por su propia
autoridad, como por el bien estar y quietud de la
sociedad , liaciendo à sus silditos supersticiosos, ame-
nazandoles con los fantasmas invisibles (de su divi-
nidad), y n'au:n(1°1es couse niîios à quiencs se acalla
cou fibulas ô quimeras. Con el auxilio de estas pro-
digiosas invenciurtes, con que muchas veces son en-
gaiiados los mismos gefes y guia.s de los ciudadanos,
y que se trasmiten de una en otra generacion , los
reyes estan dispensados de instruirse, desprecian las
layes, se encrvan con los deleites y solo siguen sus
cart.:clos. connial en que lus doses coLtundr..in


138 CO3NSPIRACILLS COM11). LOS BEYES.


» que estan prontos à exterminai
.


à sus conciudadanos
luego que sus amos se lo manden. Eacitad en sus aimas


»
los sentimientos de la naturaleza y de la humanidad


»
contra este trastorno de las lem sociales. Hacedles




saper que la libertad se deriva de Dios, y la autori-


» tlad de los hombres. Reveladles los
mistedos que tienen


»
al univers° eucadenado y en tinieblas, para que cono•


»
ciendo que se burlan da su credulidad, los pucblos




ilustrados venguen el honor de la especie humana(I),»
Aqui se descubre el iule con que los sofistas atendian


ti
impedir los socorros, que de la fidelidad de las tro-


pas •odian
prometerse los reyes contra los rebeldes que


la secta se gloriaba de 'lacer eotrar algun dia eu accion.
Tn estes discursos se %è como anticipadamente dicton
. los ejércitos, aquellas instrucciones que la revolucion
francesa repiti6 despue s con tante éxito, para haver
irditil y reducir i inaccion el valor de las tropas ; como
les manifestaban , que toiles los vasallos rebeldes cran
eues tantes hermanos y conciudadanos, contra los cua-
les la humanidad, la naturaleza y las lues sociales no
les permitian cjercer el derecho de la espada , aun
cuando se tratase de &feinter la autoridad y la vida
del monarca. Se ve que los sofistas prepararon con
anticipacion un cuise libre a los furores de un po.
pulacho de pretensos patriotas amotinados, para que


tv.ase.
sin teluor de todas sus plias y segures. Î T en fin,


se ve coin° anticipadamente iban preparando los ejér-
citos para que VerldiCSOU


alevosamente à su monarca ,


bajo el pretexto de hermandad con los rebeldes y ase-
sinos. A estas malvadas precauciones, que quitaban
los rebeides el temor à la fuerza armada que estaba por
los reyes, aiiadamas todas aquellas que supo tomar la


(1) Id. 'ruine i.




1110 CONSPHIACION CO3TRI LOS ltET•S.
» à sus vasallos ; Gan la instruccion de los pueblos à
» eclesitisticos encargados de hacerlos nul suntisos y de-
» votos, y de ensdiarles .i temblar bajo el yugo de los
» dioses visibles é invisibles (t). De este modo los tu-
» tores tienen las naciones en una infarcia perpetua ,
» y no las mantienen en este estado sino con varias
» quimeras. . . Cuando alguno se quicra ocupar
» mente en procurai la felicidad de los 'nombres, debe
» empezar su reforma por los Dioses del cielo.... No
» se puede fundor un gobierno que sea bueno sobre un
» Dios despdtico ; siemjne de sus representantes Izard ti-
» ratios (2)»


Se pueden combinar con mas perversidad los tiros
que dispara à mi titisme tiempo contra cl Dios del ciel()
y las potestades de la tierra Los tiranos 6 los reyes
ban becim este Dios , y este Dios y sas sacerdotes son
los que solos conservan los reyes y los tiranos. Esta'
pérfida asercion la repite sin cesar en cl faines° Siste-
ma de la naturaleza , en aquella production que la so-
ciedad secreta extendia con mas profusion. Diderot con
totlos lus del club de Holbach que ban condensado
todo su odio en este fantoso sisterna , irin atm mas
lejos. Si se les quicre dar crédite , los vicies de los ti-
ranos y sus atrocidades , la opresion y dcsgracias de los •
pueblos no reconocen otro orig-en que los atributos
y justicia del Dios del Evangelio. Este Dios vengador
de la maidad y terrible para los rnalos ; este Dios re-
inunerador , consuelo y esperanza del justo , i los ojos
del sofista no es mas que un st:.r caprichoso y quiniciricoi
ritil nnicamente d los rcyes y sacerdates. Y parque los
sacerdotes predican à los puebios y à los reyes este
Dios vengador y remuneraclor , son perverses los myes,


CAPiTTILO QUINTO.
141


déspotas y tiranos , y los pueblos estan oprimidos. Por
este motivo en los principes, aun cuando estan mas su-
misos d la superstition , no se descabre mas que bandidos
demasiado orgullosos para ser humanos , demasiado pan-
aes para ser justos , y que se hacen un c6digo separado
de perfidias , violencias y traiciones. Por este mismo
motivo los pueblos embrutecidos con la superstition, su-
fren que unos ninos , 6 que myes aturdidos con la adu-
lacion, los gobiernen con un cetro de hierro .... Con este
Dies , estos niTios 6 estes reyes mnsensatos transArnzados
cri dioses , son los ducrios de.la ler , y tienen parler para
ercar la justo y lo injusto . Con este mismo Dies ven-
gador y remunerador ,- su libertad es ilimitada , parque
estan seer-os de que son impaires acostumbrados ri no
terrier sino à Dios , se gobiernan siempre cornu si nada
tuyiesen que terrier. Y la historia solo manifiesta una
titud de potentados viciosos y malignos , per este Dies vén-
gador y remunerador ( ). Copiando estas expre-
siones, abrevio largos capitules que se ordenan à cornu-
nicar à los lectores tedo este ddio à Dios y à los reyes,
con que la secta animaba i sus principales iniciados.
Solo Diderot es capaz de manifestarnos hasta que punto
Ilegaba este odio en su corazon. tientos visto que Vol-
taire deseaba ver aboreade el ultimo Jesuita con los in•
testinos del ultimo Jansenista. El mismo frenesi inspira-
ba à Diderot las mismas expresiones contra los sacer-
dotes y reyes. Todo Paris tenia noticia de esta exclama-
cion, one se le escapaba en las convulsiones de su locura
6 de su rabia Cuanclo yeti al Ultimo rey ahorcado con
los intestines del Ultimo sacerdote?


(r) Tom. a. cap. 3.
(u) S.C111,4 de la naturaleza , tom. cap. t3. (T) mismo , tonm R , cap. S.




COliSPOUCIM CONTRA LOS RETES.


lnstrucciones de otros iniciados f•enéticos.
Con todo , el Sistema de la naturalcza no fue la pro.


duceion mas maligna del club de Holbach , ri la nias
propia para sublevar los pueblos y determinarlos à no
descubrir en sus reyes y principes sino monstruos que se
debian exterminar. El iniciado ô iniciados autores del
Sistenza social, se aprovecharon de la impresion que ya
habia hecho la obra de Diderot. Aurique mas teservados
en tuante à las opiniones sobre cl ateisrno , tomaron un
tono mas amenazador contra los reyes. En esta produe-
cion aprendian los pueblos à mirarse conte victimas de
una


larga guerra que los habia puesto bajo del yugo de
los reyes ; pero que em una guerra que no los dejaba sin
esperanzas de romper sus cadenas , y de aprisionar con
ellas a los reyes que las habian forjado. Con esto se
exaltaba la imagination, y el Ultimo vasallo tenta atrevi-
miento para decir à los reyes : « Hemos sido los mas dé-
» biles; hemos cedido à la fuerza pero si llega suceder
» que seamos los mas .fuertes , os arrancaremos un goder
» que habeis usurpado , luego que abuseis de él para nues-
» tra infelicidad. Solo mientras nos l•tgais bien , consen-


tiremos en olvida • los infa mes brutes per los cuales
» reinais sobre nosotros.... Si somos denzasiado débiles
» para sacudir vuestro yugo, lo llevarenzos, pero con lier-
» •o•. Tendreis un enemigo en cada une de vuestros
» esclavos, y os vereis precisados cada moment() â terra-
» blar sobre el trono , del cual no sois mas que injustes
» usurpadores (1) «.


Se podria pensar que este tono amenazador es el
periodo del furor de los conjurados ; pero ellos Io


tomaron aun mas alto. Para enseiiar â los pueblos


CAPiTIJLO QVINTO.
t45


horrmizarse solo al oir el nombre de mona•ea , se elei,aron
hanta bramai' corne el leon. Citant° vomitarou de mas
frenético en tiempo de la revolucion francesa , Petiot',
Condorcet, Marat y sus cOmplices para excitar al pueblo
à cortar la cabeza de Luis XVI , ya estaba muchos
antes extendido en las producciones de los conjurados.
Ya habia nuteho tient po , que despues de ha bernos dicho,
que no se trataba de polir el lenguage sine de ser exacto,
para serlo , enearandose con los reyes, les dijerou : Tigres
deificados por otros tigres. d pensais que sereis irimortaies?..
Si, respondian los que hacian la pregunta , pero en tono
de execmcion (1). Con el mismo frenesi, cornentando
este axiorna : El primer .°


que fie rer ,fue tin soldadofeliz,
y poseido de su Voltaire, como la pitanisa del demonio,
el mismo iniciado atufado de céleri y colocado sobre su
tripode , dirigiéndose à las naciones , les decia : «
• res de verdugos, coronados de flores y laureles despues


de sus expediciones, llevan pur iodas partes en triunfo
» un idolo que se Hama rey, emperador o tannai-cri. Co-
n ronan à este idole, y se postran à sus pies.... despues
» al sonido de instrumentos y de mil aclamaciones barba-
» ras é insensatas , le declaran para que en adelante sea


el que mande todas las escenas sangrientas que se han
• de representar en el irnperio , pues à este fin le nom-
• braron primer verdugo de la nation.


Despues de 'label' asi declarnado; con el pecho en-
tutneeido , centelleando sus ojos, y echando esputna-
rajas de rabia por su boca, liizo que resonasen estas
fulminantes palabras : A los pretensos seiiores de la
» tierra. Azotes del género humano , ;lustres tiranos de
» vuestros scmejantes, reyes, principes, monarcas , gefes ;
» vosotros que ele-inindoos sobre el trono y sobre vuestros


(t)Sist. raz. iNota,Sistema social , tom. 2. cap. I.




144 coNsruucter: CONTRA. LeS IlEYES•
» seaujantes , habeis perdido las ideas de la iguaidad ,
» de la equidad , de la sociabilidad, de la verdad y en


» quienes no se han desenvuelto las idcas de la socia-
» bilidad, de la bondad ni el germen de las %druides
» mas ordinarias, os cito ante el tribunal de la razon.
» Si este desgraciado globo , dando vueltas silenciosa-
» mente en niedio del éter, arrast •a consigo millones
» de infelices asidos à su superficie y encadenados al
» decreto de la opinion ; si este globo ha silo prcsa


vuestra , y si aun en el dia dévorais su triste here-
» dad , no lo debeis à la sabiduria de vuestros prede-
» cesores, ni à las virtudes de los primeros t ' ombres ,


» sine à la estupidez , al ternor , d la barbarie , ci la
» perfidia y à la supersticion. Estos son vuestros titulos.
» No soy yo quien Falla contra vosotros; es el orilculo
» del tiempo y son los anales de la historia. Regis-
» tradlos ; elles sin Juda es instruiran mejor , y los
»


multiplicados monumentos de nuestras miserias y de
» nuestros. errores son una prueba tan evidente, que el
» orgullo politico , y el fanatismo no la pueden poner
» en cluda... Bajad de vuestto tronc), y deponiendo el
» cetro y corona , id à preguntar al Ultimo de vuestros
» vasallos , instadle à que os dia , que es lo que verda-
»


deramente nana; y os responderà, que solo à sus iguales,
» y que aborrece à sus aines (1) «.


consecuencias de estas instruecionesy de su combinacion. 11!


De este modo, tornando sucesivamente todos los tenon,
desde el de la satire, folletos , romances, sistemas y pesa-
ges tragicos, haste el de las deelamaciones del entusiasmo,
de los furores y de los bramidos , la escuela de Voltaire y
de Montesquieu, tan bien retratada por Condorcet, llegb)
al extreniô de inundar, no solo la Francia sino tôda la Eu-


(I) El mismo pàg. 7 y S. ropa


CAPITULO QUINTO.
145


ropa , de aquellas produceiones cuyo efecto naturel debia
ser,


, borrar de la tierra la memoria de todos los reyes.
Para ]lacer sensible la intention y convenio de los so-
listes , no debe olvidar el historiador la caverne de
donde salian todas estas producciones; el arte y los hom-
bres de que se valieron para propagarlas desde los pe-
lades haste. las cabarias ; y acordandose de la sociedad
seereta de Holbach en Paris , verni que de alli salian las
multiplicadas ediciones que se extendian por todas las
ciudades ; que validndose de sus buhoneros ]as (Terra.
maban en los pueb!os ; que la oficina de educacion y
los maestros iniciados que nombraba d'Alember t


, las
introducian en las familias aeomodadas ; y por medio
de sus maestros de escuela de los pueblos , las introdu-
cian entre los artesanos y labradores (r). Observe el
historiador, que entre los vastes giron de esta conjura-
cion , estan acordes los principios , los sentimientos y los
odios ; y sobre todo no se olvide de que estes rainures
escritores que han disparado tantos tires de odio contra
los reyes , son al misai() tiempo los enemigos mas en-
carnizados de la religion. Y si en esta escuela de -toda
impiedad que se ha hecho la escuela de toda rebelion ,
no dcscubre la conspiration que los mismos solistes
han tramado contra los tronos , tan manifiesta en sus
consecuencias contra el alter ; si la misnia evidencia de
esta conspiration podia de algun modo causer alguna
dada sobre su realidad , no rehusaré responder if les es-
en'ipulos y dudas que tenga y me oponga el historia-
dor , pues las mismas objeciones bien analizadas son.
.•nievas pruehas de la conjuration.


(r) Véase en el primer tomo de estes
.Uemorms el cap. 17.


Torno II.




146


CONSPIIIACION COSTRA. LOS REYES.


Nuevas pruebas sacadas de las objeciones.
Ya sé que se me puecle decir,


que aqui mis prnebas
ya no son de la misma naturaleza que aquelias que en
grau parte he sacado de la misnia correspondencia de
los conjurados entre si. A este respondo, que si hubie-
se algo de extraîio , es cierto que no seria el que las
carias de los conjurados que se han publicado no traten
de esta conjuration contra los reycs; par el contrario
lo que causa mas admiration, es que nos suministren
tantos documentes contra los mismos conjurados. Le
mas admirable y singular, cstà en que los editores de
aquellas carats hayan tenid o atrevimiento para manifes-
tarnos à Voltaire que conjura d d'Alembert para que
no mani fieste su secreto sobre los reyes ; à Voltaire que
anhelaba per las repùblicas ; à Voltaire que se attige
de que se vayan de Paris agnelles iniciados que predi-
caban en esta capital el nuevo catecistno de libertad re-
publicain, ; à Voltaire que merece iodas los elogios de
d'Alembert por et arte con que combatia il los reyes
pretendidos déspotas , y preparaba las revoluciones y sus
uracanes ; y ri Voltaire que sentia macho que estuviesen
aun tan distantes, que no pudiese ser testigo de citas.
Esta misma correspondencia nos ha nianifestado à d'A-
lembert, que en el secret() de sus confidencias , se deses-
pera porque tierce atadas las 77111120S porque no puede
descargar los mismos golpcs que Voltaire sobre los preten-
(lidos dépotas , y que auxilia y camera à los designios
de Voltaire en esta gnerra. Cuando Condorcet y demasA
editores en 1785 publicaron estas caltas, aun estala‘.
sobre 'el tronc Luis XVI ; la revolucion estaba aun tis-
tante ; habia motives de temer que no se manifesasen
las maquinaciones ; y con esto ficilniente se de:.ctibre
el motive quo hubo para suprimir tachas de citas. Es


à


CÀPu1ULO QcU(T0. 14,
precis() que Condorcet y los deltas editores iniciados ya
confiasen macho en el buen éxito de su conspiracion ,
pues no las omiticron todas. Cuando en la correspon-
dencia entre los conjurados se pasase en silencio su cons-
piracion contra los reyes , podria dudarse de ella des-
pues de la declaracion de Condorcet y de tantes otros
iniciados ? é Bastaria este silencio para creer que no se
valieron de los mismos artificios , caltunnias y mezlios
contra el trono que contra et altar, principalmente (man-
de en las mismas producciones de la secta le manifiesta
con la niayor evidencia su comun proyecto de derribar-
los à ambos ?


La. COnillrad071 denunciada por los magistrados.


Pero habrà quien diga ; si era tan evidente este pro-
yeete é como los magistrados guardaron tante silencio ?
é Corne los conjurados pudieron evitar ia severidad de
las leyes ? Bastaria para respuesta à estas preguntas, re-
cordar aquel nrecepto que tan estrechamente observa-
ron los conjurados : peso esconded la 171a120 Bas-
taria tambien esta declaracion de Condorcet, quien des-
pues tic haber expuesto con toda elaridad aquella do-
ble conspiracion , los trabajos y convenio de los filtiso-
fos para destruir los tronos y los altares , tuvo (lidade
de aîiadir que los gefes de estos filàsgfos siempre tuvie-
ron arte para evitar la venganza , no exponiéndose al
cdio ; ocultàndose à la persecucion, al misnzo tiempo que
.se mamie' staban la bastarae para no pentes nada de sic
gloria (i). Pero é y es verdad que los magistrados gnai-
dasen silencio ? Pudieron los conjurados ocultarla a los


pot. cso ignoraban los magistra-tribunales ; per° no
dos, y este le demuestran las denunciaciones mas juri-


(1) Esquisse des proeés etc. e'poq. g.
E




148 CONSPIRIC105 CO:5711 A. LOS REYES•


LI1CaS , y que aîiaden nueva fumze à nuestras demos-
traeiones. Si el bistoriador necesita de esta espccie de
pruebas , escogeré las que nos suministra uno de los
magistrados mas célebres. Escuchemos à 1\1r. Scguicr
abogado encrai, cuando en 18 Agosto de 17 7o denun-
chi esta conjuracion de les lildsofos al primer parlament° •.
del reine.


Despues de la extirpacion de las hcregias que han
» alterado la paz de la iglesia , se ha visto salir de las
» tiniebles un sistema ami mas nocivo per sus cense-
» cuencias que aquellos antiguos errores , que siempre se
» disiparon à proportion que se reproducian. Se levanta
» en media de noSotros ana secte impia y auddz , que
» ha decorado su falsa sabidaria con el nombre de ji-
» losofia. Bajo este tituio respetable ha pretendido po-
» seer todos los conocimientos. Sus partidarios se han


crigido en maestros del genero bumano. Libertad de
» pensar; lie ahi su grito , y grito que se liace air desde
» uno haste el otro extremo del mutule. Con ana manu
» han intentado hacer balancear el trona ,y con la otra
» han pretendido de•tibar lus a/ta •es. Su objeto es apa-


gar la creencia , y que los espiritus tomen otro curso


sobrelas instituciones religiosas y civiles. La révolution,
para decirlo asi , ya esta hecha ; los prosélitos se han




multiplicado y sus maximes se han esparcido. Los rai-
» nos han visto bambolear sus antigaos fundamentos ; y
» las naciones asombradas de ver à sus principios ano-


nadados se han preguntado per que fatalidad se han
vuelto tan diferentes à si mismas Las que se halle-


» ban con mejor disposition para ilustrar à sus content-
» porkineos, se • han puesto al frente de los incrédules ;
» han desplegado el estandatte del tlimulto,y por aquel


espiritu de independencia han pensado alimenter su
• celebriciad. 'dna multitud de escritores oscurcs que


CA.P1TVL 0 Quiero.
• no podian sobresalir per el esplendor de sus limita-
» dos talentos , se han dejado ver con la misma audacia.


... En fin, la religion cliente en el dia casi con tan-
» tos enetnigos declarados , cirantes son los pretendidos
» fiidsofos que tanto blasonan de sabios ilustrados. Debe


temblar el gobierno , si tolera en su seno una secte fo,-
» roz de incrédules , que parece que solo intenta subie-
» var los pueblos bajo el p •etexto de ilustrarlos




»


Esta denuncia formel de la doble conspiration de
los sofistas , estaba apoyada sobre el cuidado que es-
tas tenian de propager sus principios, igualmente im-
pies que regicidas , en una multitucl de producciones
diarias , y en particular estaba apoyada sobre las que el
elocuerite magistrado present6 al parlementa , coma que
merecian mas especialrnente ser proscrites. Entre estas
producciones habia principalmente un escrito de Vol-
taire , presidente entonces honorario del club secret°
de Holbach. Era este uno de los mas impies que tenia
por titulo : Dias y los hombres. El segundo de estes
escritos habia salido de la pluma de aquel Damilaville
iniciado tan zeloso del misino club , y tenia par titulo
El cristianismo sin meiscara. Era el terccro aquel pre-
tendido Examen critico , que el secretario Leroi deelar6
que habia salido del mien() club , bajo cl nombre su-
puesto de livret. El cuarto era Fn fin , aquel faines°
Sistema de la naturaleza que ccmpuso Diderot y dos
iniciados de la misma sociedad secreta. Tan cicrto
es , que todo el veneno de la impiedad y rebelion
que ha inficionado à casi toda la Europe , saii6 de
agnelle caverne de los conjurados. À. mas de estas, ha-
bia algunos otros traducidos dol ingles, y que cran pre-
cisamente aquellos cuya impiedad desagradaba à los in-


(1) du 18 Aviit 1770.
E




i5o coNsrut.tcror; comm. Los REYE51.
gloses , pero que a Voltaire y al club parecian admi-
rables.


Reunicndo todas estas producciones ( continuaba et
• magistrado orador ), se puede forruar un cuerpo de
» doctrina corrompida , cup agregado prueba invencible-
» mente, que el objet° que se ban propuesto no es so-
» lamenté destruir la religion cristiana .... La impiedad
» no limita sus proyectos de inovacion à doininar so-
» bre los espiritus; .... su génie inquiet° , emprendedor
» y enernige de toda dependencia , aspira à trastornar to-
» das las constituciones politzcas , y sus votes no se cum-
• rdn. hasta que /zaya destruido aquella desigualdad


71CCCSaria de cluses y condiciones ; hasta que hava en-
» vilecido la magestad de los reyes , huma hecho preca-
» ria su auteridad y subordinada d los caprichos de ana
» multitud ciega ; y hasta que en fin , con el favor de
• estas extranas mudanzas , habrd precipitado al mundo


entera en la anarquia y en todos los males que le son
• inséparables. »


A estas denuncias formales y positivas hechas
de parte del magistrado palico , podria yo afiadir las
que no cesaba de bacer el clero de Francia en sus
asambleas, ,


muchos obispos en sus instrucciones parti-
culares , la Sorbona y casi iodes los autores y oradores
religiosos en sus conclusiones y refutaciones de los sa-
fistas del dia , y desde la càtedra del Espiritu Santo. En
vano se diria , que esta clase de tcstimonios sale de la
boca de un contrario , que quiere sostener su causa
por la de los reyes ; ti lo menas se dehe oir à este
contrario cuando habla d favor vnestro corno de si pro-
pio y cuando se presenta con pruebas. Seria extrema la
imprudencia de no quererle escuellar y aienderle cnando
os (lice : Os kabeis aride cf los que intentera perderrne :
pero sabed, que tan enemigos vuestrcs son coma mies ;


cArircto QririTo. 151
sabed que no han conspirado contra mi, sine para asegu-
rarw del éxito de le que maq«inan contra vos (1). Cuando
el clero hablaba de este modo à los reyes, era muy fdcil
averiguar si era solo cl in teres que le animaba 6 si cra
la verdad. No se necesitaba mas que examinai' ligeramen te
las pruebas que producia de una conspiracion que con
tinta evidencia se dirigia contra cl trono como contra el
altar. Estas pruebas las suministraban las mismos produc-
ciones de la secte. En estas , las sàtiras , los sarcasmes, las
calumnias contra los reyes, y las exhortaciones que se
dirigian d los pueblos para sacudir su yugo , se hallan al
lado de lo que ella inspirara al pueblo para borrar en
todo amer y respeto dia religion, Se descubria con toda
evidencia, que todas estas producciones Bran de /os mismos
sugctos , de la misina junta de autores y de los mismos
coujurados ; cran pues tainhien los mismossofistas, los que
manifestaba el clero, y que este tenia un verdadero de-
recho para representar que iban armadas con dos tees
incendiarias , una para pegar fuego à los templos , y la
otra para reducir d cenizas los tronos; y tal ve, los hubo
que censpiraron con mas furor contra los reyes , que
contra el sacerclocio. Vea el lector y combine- las ins-
trucciones de los solistes que hemos producido, su
convenio, constancia , artificio , 6 audacia de los que las
dicron y diga, si lejos de haber excluido los tronos de
la ruina con que los amenazaban, no es evidente que
su resolucion de derribar los troues lleg6 d ser el prin-
cipal objeto de sus maquinaciones, y que miraban la
religion cristiana como el primer baluarte que habian
de destruir, para poder asaltar sin estorbo el trono de
los reyes.


Véanse en particular las Actas de las asarnbleas del clero, ai
1 770. Cartas pastorales del Sr. de Beaumont Arzobispo de Paris ; -Ser-
icones de Neuville , y los esi..ritos del Abate 13ergi ,...r Sec.




15,2 COMMA:IC.10N COIVIII1 LOS MES.


Testimonio del rey de Prusia.


Pero quiero convenir en que se deseche como sospe-
eboso aquel testimonio del clero , ya que asi se quicre,
aunque ya no estamos en tiempo que se pueda decir
que era falso. dPero quiers rccusarà el de un hombre que
ciertamente tenia mucho interes en no desacrcditar la
recta? He oido tracer esta pregunta : Si es verdad que
los sofistas conspiraban contra los reyes, é como es po-
sible que el rey sofista y aliado con los sofistas ; como
es posible que Federico, conspirando con ellos contra
Jesucristo, pudiese cngaisiarse basta tai punto, y perma-
necer por tante tiempo confederado con unos Nombres
cnemigos de su tronc) y de todos los tronos? Valgase
et historiador de esta objecion para corroborar sus pruc-
bas. El mismo Federico , este iniciado tan querido de
los sofistas de la impiedad, sera el que nos dard à co-
nocer à sus maestros como sofistas de toda rebelion.
Cuanto mas persever6 en sus preocupaciones contra la
religion, tanto sera mas irrecusable su testimonio, cuando
en los enciclopedistas cnya irreligion protegià, mani-
fiesta unos sabios vanos, tan enemigos de los tronos
coma de los altarcs.


En efecto, lleg6 el tiempo en que Federico advirti6,
que sus queridos fil6sofos no le babian descubierto mas
que la mitad del secret°, cuando le iniciaron en los
misterios de su impiedad ; que cuando se valia de todo
su poiler para dcstrozar la religion de Jesucristo, en nada
pensaban tanto los sofistas como en derribarle à él, y
à todos los demas reyes de sus tronos. Cuando Federico
advirti6 esto , no represent6 el pagel de iniciado arre-
pentido cornu el desgraciado Leroi ; su alma estaba pro-
fundamente sumergida en el cieno de la impiedad : perd.
fue à lo menos un iniciado corrido y avcrgonzado al


CAPiTIILO
153


considerarse tan engafiado. La indignation y el despe-
cho ocuparon el lugar de la admiracion ; se irrit6 al
ver que por tanto tietnpo , habia tenido pur amigos ai
unos Nombres que se habian valido de él para socavar
los fundamcntos de su propio poiler, del cual era mas
zcloso que cualquiera otro. Se hizo denunciador pùblico
de aquellos rnismos enciclopedistas, que debian en Bran
parte sus resultados à su preteccion. Avis6 à los reyes
de que el grande objeto de la secta era entregarlos à
la muchedumbre , y enseiiar las naciones, que los ()a-
sanas deben gozar del derecho de deponer sus nzonarcas,
cuando esten mal contentas (r). Avis6 à los rcycs de Fran-
cia de que la conspiracion se dirigia mas particu/ar-
mente contra cllos. La denuncia clara y formai es-
taba concebida en estos términos: «Los enciclopedistas


reforman todos los gobiernos. La Francia (segun sus
proyectos) se lia de volver estado republicano en donde


ge6metra serai el legislador , y le gobernaran ge6-
metras, sometiendo todas las operaciones de la nuepa
repnblica al calcula inflitesimal. Esta repalica con-


» servarà una paz constante, y se sostendrà sin ejér-
» cito (2),»


Este modo ir6nico y satirico con que se produce
Federico, no debe causai admiracion. La reputacion de
fil6sofos 6 de sabios aurnentaba el infini °


de los ini-
ciados y les ayudaba à seducir al pueblo ; y per esto
Federico deseaba lacer despreciable la secta. Pur este
motivo ya no habla de estos pretendidos sabios , sino
coma de unos scres llenos de arnor propio y ridieulos
por su orgullo. Pero en cualquicra topo que fiable, no
por eso deja de describir aqui las rnaquinaciones de la


(r) Retutacion del sistema cle la naturaleza pur Federico Bey de
Prusia.


(a) Prim. Dira. de los muertos por el rey de Prusia.




154 CONSMACION corma LOS ISP.YES.


recta para avisai• à las naciones y à los •reyes. No con
menos ciaridad dice : «Los enciclopedistas son una secte
» de los que à si mismos se , llaman filôsofos, que se ha
» formado eu nuestros dias , y piensan que son superio-
» res à euantos ha p•oducido la antigiledad en este gé-
» nero. A la desvergiienza de los cinicos ei'iaden la im-
» pudencia de decir todas las paradojas que les pasan
» por la eabeza. Son unos presumidos, que nunca reco-
» nocen su error. Segun su principio, el sahio nunca
» se etig,aiia; dl solo es ilustrado; de el se debe derivar
» la luz que disipe las denses tinieblas en que està se-
» puhado el vulgo hubeeil y ciego. i Tambien , sa pe Dios
» como le ilustran ! lino se ocupa en descubrir el origen
» de las preocupaciones; otro en compotier un libro so-
» bicel espiritu ; "este en idear à su modo el sistetna
» de la naturalcza ; pero esto nunca acaba.


hato de
» picaros , sca par sea por mode, se tienen
• por discipulos suyos: afectan copiarlos, y se crigen en
» segundos maestros del género htnano. »


Mientras Federica con estes pinceladas retrataba las
pretensiones y el ridiculo orgullo de los maestros y
discipulos , hab•ia querido que a unos y à otros los
hubiesen enviado d la casa de lotos, para que fuesem
legisladores de otros lotos CM° ellos. En -otra ocasion ,
para manifestar la i ,snorancia de los sistemas politicos
y los desastrosos resultados que de elles se scguirian , de-
seaba , » que hubiesen entregado al gobierno de los
» sofistas una provincia que hubiese zuerecido castigo.
» Asi despues de haberlo trastornado todo, aprenderian
» (dice Federica) por propia experiencia, que son unos
» grandislmos ignorantes; que es muy fedi criticar, pero.
» nmy dificil el ordcnar; y sobre todo, que el que habla
• le que inu entiendc, se expone decir tonterias (1). »


c.triTuLo Quuvre. 155
Ocasion huho en que el mismo Federica, para defender
sa causa y la de todos los reyes , pense que en luger
del despccho y ciel sareasmo debia valerse del raciocinio.
Entonces se le veia salir à la palestre y huraillarse en
cierto modo ,hasta refutar las celui/mies é impertinencias
de sus maestros. De este modo se paso à refutar el
Sistema de la naturaleza, y aquella otra production que la
Academie secreta de los conjurados habia publicado
bajo cl nombre de Dunzarsais , y con el titilla de Eu-
saps sobre las preocupaciones (Essais sur les prqugds).
Aqui aplicb toda su atencion en desenvolver et engaiio
de los solistes, y manifesta el acte pérlido con que los
conjurados caltunniaban à un mismo tierepo los sacer-
dotes y los monareas,, para hacerlos iguaimente odiosos
à los pueblos. Aqui mismo , entre otras cocas dijo
» •El autor del Sistenza de la naturaleza , ha tornado sin-
• gularmente à su cuenta el dcclainar contra los rayes.
» Aseguro que rzunca luzu dicho los eclesitisticos ci los
» reyes las bajezas que les imputa. Si algirna vez han
» calificado à los reyes de imàgenes (le la divinidad, fli
» sin duda en un sentido hiperb6lico, siendo su inten-
» clou avisaries con esta comparacion , de no abuser


de su autoridad, scr justos y bienhechares, conforme
» à la idea de la divin ulad que el vulgo de todas las
» naciones se forma. El autor se figura que se hacen
» tratados entre los reyes y los eciesiastieos ; por los cuales
» los principes protneten honrar y acreditar al elero ,
» con la condicion de que este predique i los pueblos
» la surnision; me aire)°,asegurar que es esta una idea
» racla ; que ninguna casa es mas falsa , ni mas rie-
» culamente irnaginada que este que se llanza pacto (1).»


Nadie pieuse, que cuando Federica hablaba de este
modo de los ecleshisticos, estiniase mas su causa. No;


(1) Alti raisin°. (1) Refutacien del Sistema de la naturaleza.




156 ceNseutAciolç cortax Les ELFES.


pues se manifiesta tan dominadO de sus preocupaeiones
anticristianas , que toda la reconvencion que sobre el
particular bace à los sofistas, no cs porque ban ata-
cado la religion , sino porque la ban atacado mal. Tanto
la aborrece aun , que les enserra las armas de que él
habria querido que se hubiesen valido para combatirla.
Pero cuanto mas conserva su odio al cristianisme, tante
mas le) que ha dicho de los que han inspirado aquel
cube) en cuanto à sus maquiriaciones contra los reyes,
se hace mas evidente. No solo permite que destruyan
cl altar, sine que coupera con ellos d que le destruyan ;
pero sostiene el tronc). Lo que manifiesta que ha des-
cubierto y que esta convencido , que de sus maqui-
naciones contra el altar han 'pasado à canjurarse contra
los tronos. Este es el objeto de sus refutaciones, y esto
afea à todos los sofistas, cuando hablando de Diderot
(lice : » Los verdaderos sentimientos del autor sobre los
» gobicinos , no se descubren basta cerca del fin de su:
» obra. Aqui (lice, que los vasallos deben gozar del de-
» recho de deponer â sus monarcas, luego que estos les


dcsagraden. Para Ilevar las rosas à. este extremo , de-
» clama contra los grandes ejércitos que podrian
» impedir. Parece que al lcer esto, se Ice la fabula de


la Fontaine, del loba y del pastor. Si en alguna oca-
sion se pudiesen rcalizar las ideas varias de este fi16-


» solo , sella preciso relillidir el .gabierno en iodes los
» estados de Europa, le) que parece serin una friolera.
» Seria tambien preciso, je) que me parece imposible,
» que estos vdsallos erigidos en Places de sus sehores


fuesen sables y equitativos ; que los que aspirai] al


trono no tuviesen ambicion ; y que la intriga , la
» eàbala y el espiritu de independencia no pudieseu
» prevalecer etc. (r). »


(1) Alli mismo.


cirireto oviNro.
z57


Nada hay tan bien aplieado en estas observaciones,
como la fabula del labo y dal pastor. Gonoci6 Federieo,
que las declamaciones de es1.110 de la secta contra la
nana gloria de las batallas, no se dirigian tanto à inspirar
à los reyes el amer à la paz, coma à quitarles los me-
dios de con tener à los pueblos que el (l'usais/no qucria
sublevar. No se parti en impugnar aquellas verdades
comunes con que se atrincheraban los sofistas, coin


° si
fuesen ellos los solos l'ombres que sentian las desgracias
que lleva consigc., cl azote de la guerra ; peso habiéndose
manifestado sus maquinaciones, aborreci6 de tal modo
la secta , que aplie6 todo su atencion en le) sucesivo para
contener en sus estados d ]os fil6sofos, y hacerlos en las.
otras partes tan despreciables, como descubria que cran
nocives. Entonces compuso agnelles DiMagos de los muer-
/ os , entre cl principe &Lerdo, llialboraug y el principe
Lichtenstein , en donde dcscubre con toda particula-
ridad , la ignorancia y desatinacla pretension de los en-
ciclopedistas en querer arreglar el mundo d su modo ,
y sobre todo sus proyectos para abolir el gobierno
inomirquie0 euipezando par derribar el trono de los
liorbones, para 'lacer de la Francia una repUblica. Desile
entonces Voltaire y d'Alembert ya solicitaron en vano
su protection en favor de los iniciados. Federico les
respondi6 seca y lac6nicamente , que los escritorciltos
de la secta solo podian buscar asilo en la repriblica de
lIolanda , en donde podrian ejercer su oficio con tantes
(rte se les parecian. Las expresioues de su desprecio é in-
dignacion fueron tales , que à d 'Alembert le pareci6 que
las dcbia moderar antes de conmnicarlas à Voltaire (z).


Entonces conoci6 d'Alembert el gran yen
.° que habia


cometido la filosofia, confederando contra si à los reyes


(t )
Caria de d'Alembert â Voltaire del a7 Diciembre 1777.




158 CONSPIIIACION CONTRA. LOS IŒ1-ES.


y à los sacerdotes. Desde esta épia Diderot y sus
cooperadores en el Sistema de la naturaleza, no fueron mas
que tmos chapuceros que ecbaron â perder el oficio.
Desde este montent° Federico dep de ser cl Salomon del
Norte. D'Alembert ya no dcscubriô en él sine un hom-
bre ileno de humer , y un enfermo al que los fil6sofos
podian decir , coma Chatilion â Nerestan : Seaor , si es
asi, vuestro favor es vano. il mas de que( aiiadiô d'Alem-
bert ) , puede ser que Rh' Delisle ( iniciado recomendado
y mal acogido de Federico), no habria silo /diz con el
empleo que le queriamos proporeionar ( cerce del rey de
Prusia ). Sabeis tan bien como yo , con que maestro las
habia de haber (1). Voltaire, que habia perdido el crédit()
con el, se cons°16 en esta desgracia, escribiendo à d'Alem-
bert : é Qué quereis querido amigo Es preciso tomar los
rares cualcs son, y ai Dios tambien. (2)Se debe observer que
ni d'Alembert ni Voltaire, se empcfiaron en disuadir à Fe-
derico del proyecto y maquinacion que este atribuia à sa
escuela. Les pareciô que era prudencia gueulai' silencio
sobre la conspiracion , En efecto, asi se debian porter
unos hombres que sabian mny bien que una explication
ulterior pocha empeilar â Federico à producir nuevas
prucbas , y à manifester con mas claridad las inten-
eiones y maquinaciones de que aun no se podian


Por lunches que scan las pruehas que ya he dado de
estas maquinaciones que se tramaron contra los rey Cs ;
cualquiera que sea la evidencia que ya résulta (le tedos
los deseos y confidencies secretas de d'Alembert y de
Voltaire ; cualquiera que sea el conjunto (le sistemas
que adopté) la secte , linos entregando al pueblo todo
el cetro de les reyes , para Lacer de los monarcas unes
verdaderos eSCIaVOS de la muchedumbre; otres borrando


(,) Ani mismo, y en la carra del 24 Enero de 1-73•
(:4) Carta del Enero de 1778.


PiTULO QUINT!). 159
de la lista (le teck gobierno hasta et nombre (le rey
pur inegable que sea el objeto de tantes producciones
blos6ficas , que todas ô casi iodas salierou de la aca-
detnia secrcta de los solistes , (I) y que todas respirait
el odio si los reyes y el juramcnto de derrily:ir tante los
tronos connu los altares : cualquiera que sea la fuerza
que da â nuestras demostraciones la declaracion de los
cOmplices que blasonaron de sus resultados; par autén-
tico que sea el testimonio de los tribunales
cos , que denunciaron â todo cl univers °


las mismas
maquinaciones de los sofistas contra todos los monarcas;
y en fin ,•por gravosos que scan à los autores de estes
maquinaciones la indignacion , el despecho y denuncias
del iniciado rcy,


, precisado
manifestarnos y à com-


batir â los maestros (le su impiedad po " su traicion y
conspiracion contra el suyo y los demis tronos • aun-
que todo eso sea asi , no es mas que et prineipio de
las pruebas que alpin dia podrd sacar el historiader (le
estas Memories. Nos quedan aun que descubrir muchos
grados , y cade uno de estas aumentarà la demostracion.


(t ) Despues de los pormenores que lie dado ee el primer tomo ,
de la caverne en que se reunian los conjurados, y sobre la deelaraeion
del iniciado Leroi , no me parece hava necc;iclacl aqui de nuevas
pruebas sobre este particules, pues ninguna objecion se me lia hecho
contra las que alti presento. No obstante ariadiré aqui, que despues
de la impresion del primer tomo , lie tratado con diverses personas ,
que sin ester instruidas de los pormenores que he dado sobre la socie-
dad de Holbach, tenian noticia de su principal ohjeto , y sabian que
alti con nias particttlaridad se trarnaba la, doble conspiracion. Sobre
todo he Tisto à un caballero ;agies, i quien , en el principio de la re-
volucion habia asegurado cl académie°


Dusaux, que del palacio yjunte de Holbach hahlan salido aquellos diferentes eseritos que ban
causado una alteracion tan grande en el espiritu del puehlo, tenteporlo reietivo (i la religion , couic) à la monarquia. Este testitnonio
de Dusaux, sugeto entonees tan intitnamente enlazado con los solistes,
y que en el dia tiene


aSiellt0 entre los legisladores de la revolucion ;
este testimordo , repito , vale Canto cornu el del iniciado arrepentido,.
y el del inieiado jactancioso.




16o coNsruetcioN CONTRA Les P.EYES.


Ve.rn net.•1,/, Sn." an., US Nem. m....,


CAPITULO VI.


GRAD° QUINTO DE CONSPIRACION CONTRA LOS REYES.


&tsar() dernocreitico en Ginebra.


1\IIENTRAS que Federico denunciaba à la Europa corne
enemiga de todas las potencias, aquella misma secta de
irupiedad , que basta entonces Itabia protegido con tanto
teson , es muy cierto que no babia descubierto aun todos
los enredos y extension de la trama que clla estaba ur-
dicndo. Dirigia principalmen te à Voltaire sus quejas sobre
la temeridad de aquellos fil6sofos, contra los cuales se veia
precisado à defender et troue ; (1) pero al mismo tiempo
Voltaire y los iniciados de la L'nciclopedia ,
palmente los que se (Laban el renombre de econo-
mistas estaban del todo ocupados en el primer en-
savo que babia la secta de sus sistemas.


Cobierno de Ginebra antes de la revohteion del afro 177e.
Ginebra, aquella ciudad en donde segun blasonaban


los sectarios , ya no babia sine algunos ruines que cre-
yesen en cl eristianismo , (a) fue la ciudad que escogie-
Ton para este primer ensayo. La democracia que Calvino
babia establecido en esta ciudad , les pareciô que vul.
neraba aun los dercchos del hombre. Vei.tn que en el
pueblo se distinguian varias clases. La primera , era la


(1) Véase la carta à Voltaire del 7 Julio de 177o, y la correspon-
deueia de Voltaire y d'Alembert del mismo aiio.


Véaso el tomo L de estas Ne/norias, cap. 3.
de


CAPiLULO s E o. 16r
la de les ciudadanos. Los de esta clase , descendientes
de los antiguos ginebrinos , 6 alistados en la incorpo-
racion , cran los que unicarnente podian entrar en los
consejos , y ser admitidos à las dignidades que campe-
pian el gobierno. Gozaban sobre todo de voto en el con-
sejo general. Los demas que poco antes habian entrado
en el dominio de la reptiblica , ô que nunca habian es-
tado incorporados en la clase de ciudadanos , se divi-
dian en tres clases , la de los neurales, la de simples
habitantes en la ciudad y la (le saclitos. Aquellos po_
dian con posa diferencia ejercer su cornercie , sus va-
rias profesiones adquirir y cultivar tierras ; pero cran
exeluidos de los consejos y de las principales digni.
clades.


Per odiosas que pareciesen à los sofistas estas distin-
ciones, cualquiera hombre que reiroceda hasts los verdade-
ros principios , ficilmente convendrà, en que en una
rennblica y aun en cualquiera ettado , los dueîios y
seiiores de su. territorio tienen derecho para adruitir nue-
vos habitantes con condiciones que seau justas , y aigu-
nas veces necesarias , sin establecer entretanto una per


-


fecta igualdad entre los hijos verdaderos y los sùbditos
adoptives de la pàtria. El que pidi6 ser admitido , sabla
las condiciones 6 excepciones que seilalaban las leyes à
su admision: Tara libre en abeptar 6 rehusar,


, y buscarse
un asilo en otr: parte : pero es cierto , que habiendo
admitido una vez estas condiciones ya no tenia dere-
cho para alterar la




epalica y bajo el pretexto de que
todos los hombres son iguales , pretender que cl habi-
tante adoptive deba gozar de los mismos priviiegios que
los hijos mas antiguos ciel estado. Estes principios tan
sencillos came evidentes , no cran los de la secta , y ya
habian dejado de serlo <le Voltaire. fuma de precli-
car la libertad é igualdad rcligiosa , liegô a ensciiar to-


Tomo II.




162
CfMrillÀCION CO Titi LOS P.ETES•


do el catecismo de la igualdad y libertad politicas. À
dos leguas de Ginebra, observaba va mucho tiempo,
las contestaciones de los ciudadanos y de los magiatra-
dos ; concibi6 , que à la gloria de la revolucion nue
de,cia habcr causauxen la religion de los ginelri-
nos, podria airadi •


la de una revolucien en su gobierno.


Papel que represeraj Voltaire r otros ,fildsofos en esta
revolucion.


A.nuellas contestaciones entre los magistrado s
y ciuda-


danos no hahian tenido hasta entonces otro objeto, que
la infernretacion cie ciertas leyes y de la constitucion.
Los naturales y las otras clases exeluidas del dereelm


legislativo, n0 en scii
traban en estas diferencias s os


to
ino en cal


stas
i-


dad de espectadores, cuando Voltaire y los
pensaron en mudar hasta la constitution de esta repli-
blica, y hacer un modela de su gobierno de igualdad y
libertad ,y del pueblcilegislador y soberano. Sabe toda
la Europa los alborotos que agitaron à Ginebra en esta


época, es decir,
, desde et ail.° 1770 hasta 1782. Todos


los escritos pnblicos nos clieron noticia del trastorrio
que padeciô la constitucion de Ginebra ; pero la
omitieron los papeles palicos y que pertenece à estas


Memorias, es e1 influjo secreto que tuvieron los 115-
sofos en esta revolucion, y los artificios de que se valie-
Ton para realizar la democracia mas absoluta segun el
sistema de Uousscau. Para que se pueda formar con


la intriga que vamos à desenvolver, que se pregunte,
coma lo bernas hecho, à las personas capaces de obser-
var , que vivian entonces en aquellos parages y que
verdaderamente representaron el papel de ciudadanos
en aquellos alborotos , y se vera la exactitud de los
documentos que bernas adquirido.


Las primeras pretensiones de los naturales 6 habi-


CiPiTULO SEXTO.
163


tantes de Ginebra al dcrecho legislativo y soherano, es
eierto que tuvieron su origen en cl sistema de su
compatriota Rousseau. Estas pretensiones pasaron à sec
activas con las insinuaciones de Voltaire, y con las ma-
niobras de los iniciaclos que acudieron à socorrerle.
parte de Voltaire consistia la,


intriga , ya en animar
à los ciudadanos contra 103 magistrados, ya en insinuar
d los que solo Bran habitantes 6 naturales, que tenian
otros derechos que reclamar contra los mismos ciuda-
danos. Unas veces convidaba à su mesa à unos, otras
d otros, y à cada uno hablaba segun sus miras. A los
ciudadanos les decia , que su calidad de legisiadores ponia
absolutamente al magistrado bajo su dependencia. A los
otros, que siendo habitantes de la misrna repalica y
viviendo bajo las .mismas leyes, la igualdad natural les
daba los mismos derechos que à los ciudadanos ; que
ya habia llegado para ellos el tiempo de acabar de ser
esclavos y de obcdecer à leyes que ellos mismos no
liabian hecho; de ser victirnas de distinciones las mas
odiosas, de estar sometidos d tasas las mas humiliantes,
y esto solo parque no habian sido llamados para dar
su consentimiento.


Voltaire para dar mas peso d estas insinuaciones ,
tuvo cuiciado de hacerlas circular por niedio de aque-
llos folletos que con tanta facilidad producia su fecunda
pluma. El que publics bajo el nombre de ideas repu--
blicanas , y en que se °cuité con la mascara de gine-
brino , nos manifiesta cuanto se habian fortificado en
su corazon , à proportion de sus aiIos, la aversion à los
reves y el amor d la igualdad y libcrtad republicanas.
Esto se lee en clicho folleto , en criant °


al primer ar-
ticula Jamas ha habido gobierno perfecto , porque los


hombres tienen pasiones... El mas tolerable de fados
» es sin duda el republicano , l'orque es el que acerca


L 2




164 CONSPIIUCION EMMA LOS RETES.


» mas los nombres à lu libertad nature Todo padre de
» familia debc ser sei1or en su casa , perd no en la de
» su vecino. Estando cornpucsta una sociedad de mu-
» chas casas y de muchos terrenes que le estan anexos,
» es contradictorio que un solo hombre sou selior de
» tantas Casas y de tanins temenos ; la naturaleza dicta
» que caria seîior tenez su voz para bien de la sociedad.»
(1) Todo se lo decia à los ginebrinos este solo articulo:
Les enseaba , sobre todo , â les naturalcs y à los que
habian aciquirido propiedades en el suelo de la repalica,
que privandolos del voto legislativo , les privaban de
un derecho natural. Para decirlo mas positivaniente ,
despues de haberse hecho verdadcro discipulo de Mon-
tesquieu y de Rousseau , atm cuando refutaba
de sus opiniones accidentales, Voltaire becho dernagogo,
repiti6 sus insu ucciones fondamentales que en estos
miros Baba à los ginebrinos « El gobierno civil es lu
» voluntad de todos ejecutada per un solo ,
» muchos , en virtud de layes que iodas han /Lech° (2).
» Se sabe muy bien , que en cuanto à ras l'entas ciel
» estado , toca à los ciudadanos arreglar la cantidad
» para sus gastos (3). »


Muchas personas no se pueden persuadir hasta que
punto Voltaire se volvi6 democratico: pero que se Ican
con la debida atencion sus ziltimos escritos , principal--
mente este de donde he extractado lo que dejo dicho,
y se ver que Ileg6 hasta detestar la distincion de noble


plebcyo , que en su opinion solo significa , Seiior y
esclavo. Léase su Comentario del Espiritu de las le, es , y
se ver con que ojos se babia acostumbrado à mirar à
aquella misma nobleza , en la que habia tenido tanto's


(r) Ideas republickmas , arum. 45, ediciun de
(2) Alti rnismo , mir. 13.
(3) Alli ruismo , vain/. 43.


CAPiTULO SEXTO. )65


admiradores, y à la que debia rucha parte de los pro-
gresos de su filosofismo. Solo en tono de odio pudo
decir , por ejemplo en este comcntario : « Vo habria
» deseado que el aider Montesquieu ), 6 ulgun otro es-
« critor tan enérgico, nos hubiese manifestado con .vla-
» riclad el motivo porquc la nableza es la esencia del
P gobierno moruirquico ; me veo precisado à creer que
» dia es la esencia del gobierno feudal , como en Ale-
» mania , d de la aristocracia como en Verrecia (1). »
Pero yo me veo precisado à creer que Voltaire , en su
vejez como en su juventud , confonde rauchas veces
las ideas. La de la nobleza en general nos manifiesta
los descendientes de personages que se ban distingnido
por sus servicios , scan militarea , sean eu los tribunal es,
y que forman en el estado un cuerpo de ciudadanos,
cuya educacion , sentimicntos é intereses, se ordenan
por lo gcneral , à ser mas aptos para agnelles empleos
cuya distribution depende de los monarcas. Es muy
cicrto que esta distincion puede subsistir sin el feu- da-
lismo de los alemanes , y sin la aristocracia de los ve-
neciatios. Facilmcnte se puede concebir una monarqufa
sin un cuerpo de nobles; pero es muy cierto que esta
distincion, por si, se ordena 4 formai un cuerpo de per-
sonas mas adheridas al monarea , y rnuy ratites al estado
para los empleos , para los cuales la edttcacion de la
mucheclurnbre panas veces sirve de preparacion.


Era imposible decir con mas claridad à los •ginehri-
nos que no votaban sobre sus leyes ni sobre las ren-
tas , que no habiendose consultado su voltintad , z nada
estaban obligados bajo el gobierno en que vivian , y
que para ellos no habria verdadero gobierno hasts que
se hubiese trastornado su antigua constitucion.
quiera pocha facilmente Lacer juicio sobre la iinpresion


(1) .Nara. III.
L 3




166 CONSPIRACION CONTRA LOS REYES.


que debia haver esta especie de producciones de Vol-
taire derramadas con profusion y con aquel arte de
que sabia valerse , cuando trataba de extender su modo
de pensar hasta las Ultimas clases del pueblo. Los me-
dios mas pér fidos se enlazaban con estas insinuaciones
y producciones. Ya se lia visto à los sofistas exaltai la
heneficencia de su corifeo , dàndonos pur prueba de
ella la multitud de artesanos ginebrinos que se refugia-
ban en Ferney,y que hallaron en los dominios de Voltaire y
bajo su protection una fluera pàtria y en sus riquezas
abundantes recursos para entablar de nuevo su corner-
cio y sustentar sus familias. Pero que se pregunte é los
que estaban en estado de conocer y observar de cerca
los motivos y medios de esta pérfida beneficencia , y
se les oiré que responden : es verdad que Voltaire , fue
en cierto modo el fundador de Ferncy,


y de una nucva
Ciudad ; pero anaden , d de que la pob16 ? De sediciosos
que habia sublevado contra su pàtria, y que reuniô , ya
en Ferney,


, y ya en Versoy, para itacer cle ellos un foco
de fermentation , y precisar é esta desgraciada repUblica
à recibir la ley de los filésofos , é causa de la dc-
sercion de sus naturales y habitantes , y substi-
tuir à. su constitucion la de sus sistemas. A mas de
estos medios y artificios , teria la secta nivetadora otros
accores en Ginebra para excitar sus revoluciones. Ya con-
taba entre sus cofrades é aquel Claviere, que continué
despues en Paris su pagel de revolucionario.Tcnia en Mr.
Berenger una especie de medio-Sieyes , y en Serre un
vercladero incendiario.


Lo que Mcieron Servan , Bovier, etc.


Teilla la secta, é nias de los nombrados, un sugeto de
quien no se debia esperar que dejase en Francia la ma-
gistratura, para pasar à representar el pagel de Jacobino


CARiTtILO SEXTO. 167


en Ginebra. Fue este -1'4.r. Serran, aquel mismo ahogado
2 eneral en et parlamento de Grenoble, que en sus canas
à d'Amlebert v Voltaire se presenta como q no de los
grandes maestros de la filosofia moclerna , y lino de aque-
llos à quienes esta debia sus grandes progresos (1). En
calidad de verdadero propagador de la libertad é igual-
dml, acudi6 Mr. Servan à Ginebra para combinar sus
esfuerzos con los de Voltaire. Su reputacion, consejos,
inclinaciones y urgentes exhortaciones no fueron el itnico
socorro que envié la filosofia é los ginebrinos revolu-
cionarios. Un ahogado del mismo parlatnento llamado
Mr. Bovier les sirviô con su pluma. Mientras que los
otros iniciados trabajaban é instaban en los clubs y eu
las juntas, sublevando à los ciudadanos contra los ma-
gistrados,- à los naturales y habitantes contra los einda-
danos , para penetrar y llegar por entre aquellas disen-
sioncs y uracanes de la discordia é rira constitucion (le
lealdad , se present6 Bovier con todas las armas del
sofisma , no para pedir unis nueva constitucion , sino
como un sugeto que conocia rnuy bien la antigua , y
que no queria ocra para restablecer los dcreclios del
pueblo igual y soberano.


No clejaron de admirarse los ginebrinos mas revolu-
cionarios, al oir que un sofista extrangero les debia que
!ista entonces habian ignorado todas sus leyes ; que
todas aquellas distinciones de ciudadanos , habitantes y
naturales , y todos los privilegios (le los primeros, no
cran en la repUblica de Ginebra mas que una usurpa-
cion niuy nioderna que habia tenido su origen en el
ario 17d7 ; que antes de esta época, un domicilio aun-
que de poco tietupo, concedié à todo advénedizo los


derechos cle ciudadano, la admision al consejo general
(1) Carta à d'Alembert del 5 Noviembre de 7. 77o , que ine el


tiempo de lus mayores alborotos en Ginebra.
L 4




COESSPITUCION coNraA Les REYP.S.
» soberano legislador ; que' con un -aiio de monda en
» Ginebra , cualquicra hombre se veia ser soberano- en
» la repUblica ; y en fin , que la igualdad entre tecks
» los individuos era perfecta , tante si vivian dentro de
• la ciudad , ccmo en el territorio de la reptiblica (1). »
Esta marcha cra con poco dderencia , la que empren-
di6 ententes la secta en Francia para volver à la pre-
tendida constitucion del pueblo soberano y legislador,
por medio de los estados genetalccs. Bovier se vi6 coin-
batido y refutado hasta la evidencia ; pero sabian los
sofistas, que un pueblo que esta en revolucion devora
cualquiera falsedad, mientras sea favorable il su sobera-


Supieron los sofistas ponerle en moi/niaient° , y ha-
llaron medios aun mas eficaces para mantener la fcrmen-
tacion .


Papel que representaron los economistas , en aspect' al
Dupont de Nemours.


Bajo el nombre de Efetnérides del ciudadano, se publi-
caba cntonces en Paris un peri6clico dirigido por los
economistas , es decir, por iniciados de una especie tal
vez la mas nociva de todas, que cran los que con un
aire de modcracion y con la mayor jactancia de zelo
pp.tri6tico, iban preparando las revoluciones, aun con
mayor clicacia que los frenéticos del club de Holbach.
La secta se dejà decir que este peri6dico serviria de
socorro à Voltaire, Servan y Bovier, , hasta que el en,
sayo de la constitution democratica tuviese su éxito
complet° en Ginebra. El hip6criza y meloso Dupont de
Nernours, fue entre sus cofradcs cl que se encarg6 de
dite cada mes una nueva conmocion à los revolucionarios.


cArfruLo SEXTO.
.)9


Dirigiendo con cuidado sus escritos hàcia este objeto ,
desde Paris los dirigia à Ginebra para suministrar nuovo
cebo à los democmtizadores. Para poiler formar concerto
del arte con que Dupont cumplia con su mision, Beria
preciso recorrer ouata° supo insertar el periodista en
los articulos titulados : de la Rê,ptiblica de Ginebra. Aqui
se veria al hutnanisitno sofista que se compadece de los
alborotos que ya habian cosi:ad° la vida à algunos natu-
raies, y causado el destierro a otros; y. bajo el pretexto
de esta humanidad , que precisa al verdadcro fil6sof°


chunar per la paz , hace cuanto puede para sublevar
et pueblo ginebrino, presentândole su constitution corne
si luese de la aristocracia mas opresora, aseme.jando los
naturalcs y habitantes de Ginebra à aquellos iotas (') ,
que dominados por ciudadanos libres, solo tenian para
si la esclavitud en el misino Bene de una rep ,Ablica (1).
En seguida se le ve, que para instruira cstos dotas,
establece lu que él llarna principios , y da al pueblo
ginebrino, que ya estaba en fermentation , unas lec-
ciones como esta : » Decir que estes Nombres pueden
» consentir formai 6 tàcitamente per .5( y per sus des:
» cendientes, en la privacion del todo d de luta patte de
» su libertczel , serin decir , que unes Nombres tienen
» derecbo para estipular contra los dercehos de otros
» Nombres, de vender 6 de celer lo que pertencee à
» otro, de enagenar la felieidad, y disponer de la vida
» de un tercero : per°


è y de que torcero ? de aquel
• cuyo bienestar y vida le deben ser tan sa radas ,
» porque es su posteridad. Esta doctrina insultaria la
» dignidad de la especie humana , y ofenderia à la natu-
» raleza y à su autor (2). »


(i) Véase la neemoria del abogado Duvier, , clesde la pagina i5 hasta
la 29 y la Refutacion sobre los neurales de Ginebra.


(*) Esclavos de Lacedemonia.
(r) Cap. I. y en la nota.
(a) El inismo cap. 2.




170 CONSPIEACION CONTA), LOS BETES.
Esto si que es engaiiar neciamen te l la razon y à la socle- eté,m.


dad ; porve si todo hombre, viviencio bajo et impario
de las leyes civiles, no sacrifica alguna parte de su libertad,
sera tan libre para violer en la sociedad civil sus leyes, y
tenerlaspor nada, coma entre los salvages. Pero estas cran
las instrucciones, que la compasion de los filosofistas
Baba â un pueblo que se hallaba en revolucion , para
que se propasase haste el total desenfreno. Dupont para
irnpedir en Ginebra et derramamiento de sangre, enseii6
â los naturales , i. los habitantes y à los


eiudadanos â
que dijesen â los senadores : «é Pensais acaso que no se
»


trate sino de ser soberanos? Y que sec huer' soberano
»


no es tambien una obligation que se ha de cumplir ?
»


é Sabeis acaso, que desde que este pueblo os habrà
» reconocido con esta calidad, estareis imperiosa y es.
»


trecbamente obligados, bajo la pana de execracion la
»


mas bien merecida , de hacerle feliz , proteger su liber-
»


tad, y afianzar y tracer respetar en toda su extension
»


los derechos de propiedad? Republicanos , si qucreis
»


soberan{a sobre vuestros compatriotas, sabcd que 'rasta
»


los reyes no la logran , sino à este preeio.» « Querriais
» sec peoressoberanos que los d éspotas arbitra rios del Asia?


»
Y cuanclo estos, sin embargo que reinan sobre pue-


» blos embrutecidos por la ignorantin y tanatismo , lle-
»


gan â excederse con el abuso de su goder insensato...
»


se las trata de tiranos. é Y sabeis lo que les sucede ?
»


Id â la puerta de los serrallos del Oriente; mirad


»
pueblo amotinado que pide las cabezas de los Visires


» de los Atenaduletas , y que algunas veces eortan la de


» los Sultanes y de los Sofis; y asi reinad arbitrariamente,
» si os atreveis, prineipahnente en vuestra ciudad sobre


un pueblo instrtudo, y que educado con vosotros, ha


teuido ntil ocasiones en la familiaridad de los juegos


CAPITULO SEXTO.
171


de la infancia de experimentar,
, que dejando aparte


no valais mas que dl ( s )vuestra dignidad ,
ve este modo, cuando se les proporcionaba .ocasion,


aian loi sofistas mas moderados , corn() Raynal y todo
el club de Holbach, avisai' d los pueblos à que no se limi-
iasen solo à gemir,


, sino ti enfurecerse , y a valerse, de la
fuerza del terror y de la matanza para conquistar sus


e tendidos derechos. Estas instrucciones iban entremez-
dadaS con las que los economistas daban â los reyes so-
bre la administra•ion c, Se les veia ((ficela las me-
, mari as dei h ombre que sigui6 rnejor su marcha
, en toda esta reveluci on); se les veia entremeterse en todos
los ncgocios de la reObliea, con el fin de valerse de
la ocasion de anunciar toda la doctrina de la secta.
Al través de sus pretendidos consejos de econornia ,


, partieularmente no se debe olvidar el que daban de
> arrasar las fortificaciones, cuya conservation pedia se-
, gon elles tantos Bastos inutiles y siempre onerosos.
Ginebra, decian en esta ocasion, no puede conside-
tarse como un estado capaz de defender una plaza
fuerte, suponiéndola en querra con sus vecinos; y en


, (influa
• à una sorpresa , la fuerza real se balla en los


habitantes (le los campos f, 2). Proposition absurda ,
,:uando se trata de une campiüa que apenas tiene una


cuadrada. Pero no era esto la que les causaba
:storbo ; querian aplicar esta proposition general à la
Freeia y à todo pais, es deeir, que no querian que los
leyes tuviesen con que resistir à los primeros furores de


pueblo alborotado, que â vira fuerza reclama aquella
1)ertacl é iguaidad que los fil6sofos le presentan sin


como que son sus derechos naturales. Estas mis-
instrucciones pérfidas que daban à los magistraclos,


mismo.
(2) Efemér. del ciud. aîio 1 77 r, tom.




372 cuesrtrAcmis. Cent% A. LOS REYES.
se ordenaban tambien à rept es.entiu los al pueblo coma sus
opresores,valiéndosedenna aversion quesuponian antigea
en este, cuando cran elles los que se la habian
rado.


Con el mismo arte decian : «Los defensores naturales
de Ginebra son los que habitan en el campo , y


P estes son los st'ibditos de la rept'Iblica. Es posible
y


e inuy Lia aficionarlos tante al gobierno , que formarian
e


las inejores guardias avanzaclas que pudiese baber.„
Pero es precis° que la patria sea para elles atm cou,


s que un doininador dure y severo que exige respetos:
Es tambien precis° restituirles el libre ejereicio de todos


» los derechos naturelles del hombre, y asegurarles la po.
» sesion (I). querido saper que especic de opresion
padecia de parte de los mag istrados el pueblo del. ter-
ritorio cle Ginebra , y lm visto que con dificultad podia
ballarse otro que tuviese mas motivos de afecto à su go.
bierno ; que basta aquella época ; el corivenio entre los
rnagistrados y los eaditos se parecia al de una nume•
rosa familia enlazada con ternura à sus gefes. No lo igno-
raban los sofistas; pero ellos no hablaban solamente para
los ginebrinos. Suponian discordias entre estes, para sem.
brarlas en donde no se babian dejaclo ver aun. Con estas
inst•ueciones lop .,raba la secta clos ventajas ; la de exten-
derse por medio de su peri6clieo por toda la Francia,
.preparando desde lejos al pueblo para que à su tiene
usa g


e del misrno lenguage con sus rcyes; y la de atizar
periàdicamente el incendia del pueblo de Ginebra
que principalmente se dirigian. Los cofrades de Pan5
las continuaron , basta que al fin Servan , y (tentas aga
tes de la secta, vieron coronados sus trabajos en Ginebtal
por la revolucion que trastorn6 las leycs de esta rePù"


(1) Alli mismo pag• i:G.


CAPITtL0 snxTo.
173


Es verdacl que los sofistas no lograron pot' mucha tiem,
los aplausos de esta su primera tentativa. El Sr.


I)(onde de Vergenes, que al p•incipio se inte•es6 poco
en esta revolucion, Hee d conocer su importatuia ; se
piô al fin persuadir par la misma evidencia, y conoci6
„„e cuanto pasaba en Ginebra no era mas que un en-
:3y° de los principios y de los sistemas de los sofistas
dà siglo; que sus proycctos y maquinaciones no se aten-
drian solo à este primer resultado; que solo le miraban
calo un preàmbulo de las revoluciones, de las que la
Franci a tarde ô tem orano podria ser la victima. Tuvierou
103 sofistas el pesar de ver, que las legiones francesas des-
troyeron su obra. Estaba reservado ri Claviere, y despues


Robespierre el volverla à emprender, enviando al ap6s..
tata Sulavie para que la concluyese par medio de las
proscripciones y demis medios de la filosofia, que desde
et castillo de la erney habian pasado d la caverna de los
Jacobinos (i).


(I) Cuanto va referido sobre el objetcy y conducta en general de los
i•l6sdos, eu especial de Voltaire , Servan y Dupont rle Nemours , en
esta revolucion de Ginebra, no es mas que un extracto de las menorias
que me han comunicado testigos oculares , y lus escritos illosdlicoss
cuyas citas lie verilicado.




17 ►
CONSETRACION CONTRA, LOS REYES.


we,


CL PITUI,0 VII.


•NS.4Y0 ARISTOCR.:121C0 EN ERANCIA


Objeto de este case.° .


EXEONIENDO las pruebas de la conjuration tramada
contra las monarquias, dijc, que babia filôsofos tan ase.
gurados de causai en Francia alguna revolueion, que
no dudaron en aconsejar 1 los reyes y â los ministres
et haceria por si mismos, temiendo sin duda que la file-
sofia no podria dirigir sus movitnientos. Entre los filô-
sofos de esta especic que se querian Hamar moderados,
y â quienes Rousseau Ilam6 inconsecuentes , se distingui6
sobre todos Mr. Mably, hermano de Condillac, y uno
de aquellos abates que sin ejercer funcion en el ciero
y no . 11evando mas que su habit°, se ocupaban mucho en
los estudios profanos, y Willy poco ô nada en el de las
ciencias eclesiàsticas.


Errores y partidarios de Mably.


Sin scr impfo como Condorcet y Voltaire, y detes-
tando basta cierto punto su impiedad, fue Mr. Mably
de un catolicismo à lo menos muy equivoco. Fue tain-
bien algunas veces tan subversivo en su moral , que
para conservarle alguna estitnacion , fue preciso decir
que se habia explicado mal, y que no se habian perte-
trado sus intenciones . A lo menos de este modo of qui
se pretendia justificar de las censuras de la Sorbona.
La materia en que se ercia mas versado fue la politica;
de esta hablô toda su vida; se persuadiô de que tel'


CAPiTULO 175
in,enio para ella , y hallô Nombres que lo creyeron.
",lejor concepto se habria fortnaclo de sus talentos (rios
y medianos, si no se le hubiese mirado sino como un
personage Ileno de preocupacioncs en lo que pensaba
saber de la antigiiedad , y que queria sujetarlo todo à
las ideas que el tnismo se formaba- Mr- de Mably tenia
tambien su cabeza atestada de sistemas de libertad, de
pueblo legislador y soberano, de los derechos de impo-
nerse dl mismo, y de no con tribuir â los cargos Rab-
ces , sino en el solo case de l'aber consentido por su
voto 6 por el de' sus representantes. Pens6 que todo es-
te lo habia descubierto en los griegos y romanos , y
principalmente en los antiguos franceses. Tenia por nmy
cierto, que sin los estados generales , no habia mônarquia
en Francia ; que para restablecer la vercladera constitu-
don era absolutarnente necesario volver â los estados
genera les (1).


Mably y sus discipulos, ô por mejor decir todos estos
discipulos de Montesquieu, detestaban cl régimen feudal,
y no vieron que estos estados generales no cran mas
Glue un efecto ciel feudalismo. Cuando Felipe el Her-
rno,;o y algunos otros principes se vieron precisados à
recurrir â aquellas asambleas para obtener subsidios, fue
porque bajo este régitnen feudal , cl rey como les cou-
des de Provenza, de Chatnpaila y de Tolosa , 6 los
chiques de Bretaiia , tenia sus l'entas fijas , su dominio
particular, que entonces se miraba como suficier.te para
subvenir â los Bastos de su gobierno. Y ert efecto, las
guerras mas prolongaclas podian entonces continuarse ,
sin aiiadir à las rentas ciel rey. Los ejércitos se compo-
nian de Sei-tores y Caballeros , que surninistraban â
su Costa 10 necesario â los yasallos que Ilevaban
consigo. Mably y sus discipulos no vieron que en unos


(i) Véanse sus Derechos del clucladauo.




t ccIssrmicws crr:r3,... Les Ji M'ES.
ticmpos en que la Francia habia adquirido tantas pro-
vincias nuevas , en donde los ejéreitos , los generales ,
los oficiales y los soldados no n3archaban sino al sueldo
del rey , era imposible que su antiguo clominio bastase
à las necesidades del gobierno. No concibieron , que
con todas las nuevas relaciones de la politica y de su
nueva marcha, babria sido en Francia muy imprudente
que el tuonarca para prescrvarse de sus enemigos 6 bien
anticiparse à elles , bubiese habido (le esperar cala vez
el benephicito de los Grandes envidiosos , de los tribu-
nes sediciosos , de los diputados mal intencionados y
tai .vez asalariados por el enernigo , para que negasen
los subsidios necesarios. Bada de esto concibicron los
sofistas.


En que tiempo , rpor quemotivos pedian los sestas los
estados generales.


Persuadido siempre de que los franceses tenian noce-
sidad de sus estados gcnerales y de una revolucion para
clejar de ser eselavos, "Mably, corne aseguran los fd6-
sofos que le cran nias afectos, hizo algo mas que con-
vidar d los grandes y à les ministres à bacer por
mis. mos esta revolucion, » En su tratado de los Derechos


de los ciudadanos , que eseribi6 en 1 77 1, reconvin6
» al pueblo por no baberse valido de muchas ocasiones
» para bacerla, y le indice el modo corne la debia 1-lacer.
» Aconsej6 al parlament°, que rehusase en le sucesivo
»


empadronar algun eclicto pecuniario; que deelarase al
rcy que no tenia derecho para imponer contribu-


a ciones , pues este solo pertenecia à la nacion ; que
» pi diese perdon al pueblo por hacer cooperado pot.
» tante tiempo à bacerle pagar contingentes ilegitimos;
» y que suplicase con instancia al rey para que couve-
» case los estados gcnerales... Cita revolucion, aiiadi6,


conducida


caPiTtto
177


• conchicida por este carnino, seria tante mas ventajosa,
» cuanto el amor del orden y de las leyes y no de una
» libertad licenciosa seria su principio (1). »


Este sistema de una revolucion dirigida segun las
ideas rie Montesquieu, y que trasiadase al pueblo , por sus
representantes en los estados generales, el poder legislativo
y el de fijar las imposiciones, tenia entonces en Francia,
y principalmente en la aristocràcia, tantes mas partidarios,
cuanto dejaba subsistir toda la distincion de los tres 6r-
denes. Todos les iniciados de la impiedad, que ya contaba
el filosofismo en la junta del chique de la Rochefoucault,
no vieran para los grandes sine un medio de recuperar su
antiguo influjo sobre el gobierno, y de reconquistar sobre.
la corte y el rey aquellas ventajas, que insensiblemente
habian ido perdiendo en los Ultimes reinados. No sabian
que los otros sofistas los acechaban , dispuestos ya à hacer
vider y d que doniinase en estes estados generales su
igualdad, y à representard los tres drdenes separados, corne
opuestos en intereses , y que é nyidiosos et uno del otro ,
destrui an sufuerza; que esta distincion habia sido la causa,
parque los antiguos estados generales habian dada tan
pocofiutoyhecho tan poco bien. (2) Los grandes no vieron
este lazo que ya les clisponian los sofistas de la igualdad ,
y estes, à causa de las disensiones que entonces habia
entre Luis XV y los parlarnentos, reusaron que estaban
eu vigilias de que se uriesen al fin los estados generales,
en donde se habia de hacer su revolucion.


Estas disensiones ya tenian por causa principal una
nueva opinion que habia hecho racer en los primeros
trihunales del reine el sisterna rie rdontesquicu. Los ma-
gistrados , que segun este sistenta , no descubrian libertad
en donde la nacion .y sus represe.ntantes no partian con


(1) Suplemento al Conifaio social por G u tl in , parte 3. cap. T.(2) Alli
Tome II.




Y 78 COIn
SPITUCION CONTal LOS


li£TES•


el rey la autoridad legislativa y et derccho de fijar los
subsidios, habian imaginado que los misrnos parlamentos
cran los representantes de la nation ; que su conjura°, pur
scparados que estuviesen en las diferentcs ciudades del
reino, solo formaba un mismo cuerpo i


ndivisible, cuyos
diÉerentes miembros, aunque fijos y residentes pur orden
del rey en las varias ciudades del imper'(), no dejaban
por eso de tener su autoridad de la misma nacion , de la
tuai se hacian representantes Itabitual cs


, encargados de


conserver sus derechos cerce, de los monarcas, de suplir
sobre todo suconsentimiento , suponiéndole necesario y
de clerecho naturel , .imprescriptible é inagenable , para
]racer lasleyes ô deeretar subsidios. Este sistema estaba
muy distante de la idea que de los parlamentos se habian
formado los reyes, cuando los establecieron sin consulter
siquiera la nacion. Era en efecto bastante extraordinario
que unos tribunales creados, tijos, ô ambulantes, à dispo-
sicion del rey, perteneciesen é la esencia de la Consti-
tution; que magistrados ornbrados todos por el rey ,
representasen los diputados que deben ser elegidos libre-


mente p
or la nacion; y sobre todo, como unos cargos


Glue en tal n'ancra estaban à la


ia
disposicion de los reyes


que los habian hecho venales, podn confundirse con
la calidad de diputados del pueblo en los estados gene-


raies.
Esta palabra Parlament° ,


que han conservado los
meros tribunales., ha causado une ilusion que era muy
facil evitar , obser.ando que esta i


nistna palabra , cornu


la voz Plaid
en la historia antigua de Francia , significa


unas veces agnelles grandes juntes que los reyes consulel-
taban sobre los negocios importantes, y otras agnel
espccie de tribunales ambulantes, que estaban destinados
para administrer justicia. Los reyes solamente han hecbo
permanentes estos Ultimos, à los que han sueedido los


capirtiso sprimo; 179
parlamentos tales corn() estaban en Francia. La diferencia
es tan sensible, como que las grandes juntes ô estados
generales nonce han tenido por objet() las funciones judi-
eiarias , que son la ocupacion esencial de los magistrados.
Ei estas asambleas en todo tiempo fut adtnitido el clero,
eomo el primer orden del estado; siendo asi, que
por la naturaleza de sus deheres estaba exento y aun
excluido de los parlamentos 6 plaids judiciarios (r). En
vista de esto, é cornu se confunden los estados generales,
con los plaids ô tribunales de justicia?


Estos mismos Estados no tenian otra idea que los reyes
sobre los magistrados del parlament°. Es muy fàcil con-
vencerse pur estas palabras del presidente Iténaut, sobre
los estados del aiio 16E4. a Debo decir en esta ocasion ,
• que corn() no reconocemos en Francia otro soberano


sin() el rey, corresponde à su autoridad hacer la ley.
• Lo que quiere et ?et , quiere la let, De. este modo, los


estados generales no tienen mas que la voz de repre-
» sentacion , y de la inuy hurnilde s'iplica. El rey coudes-
»ciende a sus clemores y sùplicas, segun las reglas de su


prudencia y justicia ; porcine si estuviese obligado


otorgarles cuanto piden , va no serin rey, dite uno de


lus mas célebres autores. De aqui se origina , que mien-
»Iras dura la jwita de los estados generales, la autoridad


del parlament° guano es distinta de la ciel rey, no padece


aiguisa diminucion, coma se puede -verfacilmente en los
procesos verbales de estes tiltimos estados (2). »
Era pues una prctension muy extraîia la de los parla-


men tos creados por el rey, de hacerse diputados de la
nacion para resistir al rey ; Ilamarse representantes habi-
u;a!es y suplentes ordinarios, permanentes de los estados
;:eatreles, que nada sabian de taies representantes y


(t) Historia de Francia , por el presidente Iiérizzut , ano 1187 , etc,
(2) El misai°, aiio rO; 4.


M




► 80 CONSP

TiACI.01,i COICTnk LOS WETPS.


su lentes, y que solo descubriera n
en elles unes criaturas


del rey. Pero cuando los sistemas Ilegan à propag,ar la in_
quietud y excitar descos de revolucion , ()capa fàcilmen te la
ilusion et lugar de la verdad. Los magistrados mas respe.
tables, arrastrad os al fin per la autoridad de Montesquieu,
y per el impulse de los sofistas , se dejaron persuadir, , de
que en la realidad no habia sine despotisme y esclavitud
en donde el pueblo no ejerce la autoridad legislativa per
si trisme ee per sus representautes. A fin de que las leyes,
que desde tanto tiempo habian hecho los reves y precis_
mado los parlamentos, no se mirasen de una vez corne


de ningun valor,
, los magistrados que las registraran y


proelamaran , se hicieron representantes del pueblo.
Estas pretensiones pasaron à servir de pretexto para


resistir con el mayor teson las érdenes del monarca ; el
eonsejo del rey, y en particular el canciller Maupeou,
pensaron que descubrian en esto una verdadera coalition
que se dirigia à desnaturalizar la monarquia, 1 dividir la
autoridad del troue , à buter que et monarca depen-
diese babitualmente de sus dote parlamentos, y à excitar


mil alborotos
disensiones entre el rey y los tribuna-


les , siempre que à algue magistrado , trasformado en
tribune ciel pueblo , le acomodase ()pone y la nacion


al


rey. Luis XV resolvie aniquilar los parlamentos , crear
otrOS nuevos , cuyo resorte tuviese menos elasticidad ,
y per lo mismo fuese mas •


Keil de contener en los li-


mites
ucdeon


sus
q


funciones. empezaba à ejcutarse esta


resoli , ue les sofistas conju rades mirab
e
an con cora-


placencia , porcine anmentaba las disensiones. Persua-
didos de que los alborotos b•nian necesaria trancoen


la convorcaa
l-


tien de los estados Ç., ,à, leenerales , iban ya alli


le men os
ocasion de manifestai sus intencioncs, para qi
en parte, seefectuas e


la revolucion que, ntentaban y envia-
rou corne precursor à aquel titisme Malesherbes, que ya


ccriîuto sLaTisio. 18


'
nos visto tan del todo consagrado al filosofismo de su
impiedad, Ocupaba este en ton ces el importante empleo
de 1)1'c-siderite del tribunal de subsidios ( Cour des Aides),
que tira et p ► imero en Paris, despues del parlamento,


empelié.) d sus compaîieros para que diesen p6blicamentey
los pritneros pasos, à fin de oponer al rey los estados
generales. Extendie aquellas representaciones que se hi-
cieron tan famosas entre los fil6sofos , porque al través
de algunas expresiones de respeto babia saliido in-
troducir en ellas todos los nuevos principios de la sceti
y todas sus pretensiones contra la autoridad del sobera no,


Malesherbes y los Parlumentos piden lus Estados generales.


En estas representaciones, respetuosas en la apariencia,
estaba coneebida en estes termines la convocation de
ana asamblea national : « À la menos hanta este dia ,


reclatnacion de las salas de justicia y parlamentos su-
» plia la de los estados generales , aunque imperfecta-
» mente ;" porque à pesar de todo nuestro zelo , no bla-
» 'sonamos de ►aber indemnizad.o à la nacion de las
» ventajas que tenia de explayar su corazon con el mo-


narca. Pero en el dia, se le ha quitado al pueblo cl
» 6nico recuise que tenia.... d Quiet ' delenderà de vues-
» tros ministres los intereses de la nacion ? El pueblo
» disperse no tiene un 6rgano para bacerse airs. Pregun-
» tad , , à la misma nation , pues ninguno niejor


que tilla puede sep oida (1). » Los parlamentos que
siguieron el ejemplo de Malesherbes, no sabian Io bas-
tante las intenciones de la sec= que los habia puesto
en inovirniente. Se abandonaron en cierta n 'ancra y à
pesar suyo , al impuiso que habian clade los conjurados,


ci.la corriente de la opinion p(tblica , que ya , engrau


(!) ficereccutaciun da Tribunal de Subsidios dol 18 Febrero de 1771.




182 curispinActeN CONTRA LOS RETES.
parte se ç,f, obernaba por los sistemas de Montesquieu
sobre la parte que todos deben tener en la construction
de las leyes y en el reglamento de los subsidios , para oh.
servar aquellas y pagar estes sin ser esclavo. El parla.
mente de Ruan, seduciclo con el ejemplo de Malesher.
bes , en su representacion ciel 19 de Marzo de 1,771.
dijo tambien al monarca Ya que los esfuerzos de la


magistratura no son poderosos , dignaos , Sei -1°r , de
• consultar la nacion reunida.» Los antiguos colegas (le
Montesquieu en el parlamento de 13urdeos , pensaron
que debian manifestai. mas zelo à favor de sus principios,
For esto sus representaciones ciel 25 de Febrero del
mismo aiio fueron aun mas urgentes. Entre otras cosas
se leia :


« Si fuese verdad , decian los magistrados , que el par-
» lamento , que se volvie sedentario en tiempo de Felipe
» el Ifermoso, y perpetuo en el de Carlos VI , no es el
» mismo que et antiguo parlamento ambulante convo-
» calo en los primeros anus del reinado de Felipe el
» Dermes° , en el de los clos Luises VIII y IX y Fel:pe
» Augusto ; el mismo que los Placita convocados en los
» ticlupos de Carlo-magno y sus descendientes ; el mis-
» me que las antiguas juntas de los Francos , de los
• cuaies la historia nos ha trasmitido los vestigios antes
» y destines de la conquista ; si la distribution de este
» parlamento en varies resortes ha mudado su esencia
• constitutiva ; en una palabra , si vuestras Cortes del
» parlamento , Sefior , no tenian el derecho de exami-
» nar y verificar las leyes nuevas, que era del beneplà-
» cite de V. M. proponer , no podia la nation putier
» este derecho Es imprescriptible , y no se puede enage-
» nar. Atacar este principio , es bace,r traicion , no solo à
» la nada/1. , .lino d los mismos reyes. Es tambien tris-
» tornar la constitution del reine. Es destruir el fun-


CAPiTII LO SIRT11n10. 183
» (lamento de la autoridad ciel monarca. è Se puede creer
» que la veri ►cacion de leyes nuevas en vuestras Cortes
• de los parlamentos, no suple este derecho pritnitivo
» de la nacion? d Podria ganar el orden viendo
» que aun le ejerce la nacion ? Si se (ligna V. M. de
» restablecerla en sus derechos , no se nos verd reclamar
» aqttella parte de autoridad que los reyes sus prede-
» cesores nos han confiado, cuando la nacion los ejercerd
• por si misma (I).» De este modo los .parlamentos , sin
conocer la extension de los intentes de la secta , coo-
perando elles , pedian de algun modo perdon al pue-
blo per haberse descuidado por tanto tiempo de sus
derechos imprescriptibles é inagenables à la legislacion,
y del ejercicio, é à lo menos ., participation de la sobe-
rallia en la junta de los estados generales. No previeron
entonces , que Ilegaria un dia en que ellos habrian (le
pedir perdon al mismo pueblo por haber solicitado los
estados generales , que tan funestes han lido para el rey,
para la nacion y para ellos mismos.


De que modaesta demanda acarreaba la revolucion.


Ya entonces se habria consmnado la revolucion , si
Luis XV se hubiese dejado venter. Puntualmente se
hallaha la secta en esta epoca , en aquel estado que poco
antes habia manifestado el abogado general al parlamento
de Paris , cuando dijo : « que solo queria sublevar â los
• pueblos , so pretexto de ilustrarlos ; en que su genio
» inquieto , emprendedor y enemigo de toda dependen-


cia aspiraba à trastornar todas las constituciones
» ticas, y en que sus deseos no se cumplirian hanta que
» hubiese puesto en manos de la muchedumbre los po-
» deres legislativo y ejecutivo ; hanta que hubiese en


(i) Representacion ciel Parlament° de nurcleos del 26 de Febrero de 17716
M 4




ï Sit comrnuciori cornu. LOS REYES.
» vilecido la rnagestad de los reyes , hecho precaria su
» autoridad y subordinada à los caprichos de una mul-


titud ciega.» En este momento » se multiplicaron los
» prosélitos y se extendieron sus maximas ; los reinos
» vieron que balanceaban sus antiguos cimientos, y ad-


miradas las naciones se preguntaban , que fatalidad
» las habia hecho tan diferentes de si inismas. » Se ha-
lIaban las cocas en el estado eu que Mably . y los suyos
solicitaban una revolucion , en que los economistas ha-
cian circuler con mas profusion sus principios par to.:
(las las chues del pueblo, y en que los filesofos , pre-
viendo la revolucion. , la anunciaban , y prOponian el modo
de hacerla con . aprobacion del pueblo (I).


hubiesen convocado los estatlos generales. Para que se
Desde entonces era ya infilible la revolucion, si se fi


ejecutase , ya los sofistas no tenian necesidacl de atraer
el niagistrado pilblico à sus sistemas. Habria podido.va-
riar la aplicacion ; pero ya estaban admitidos los prin-
cipios. El derecho de verficar y de exanzinar la ley,
era para cl pueblo un derecho primitivo é imprescrip-
tible. Si los parlamentos, en este tiernpo de ilusion , solo
usaban de este lenguage con los reyes para asegurar su
autoridad contra el ntinisterio , los sofistas de la


de y


-tinpopulacho c de


rob


exa


e-


lion no pedian mas para envilecer la magestael , para
/lacer su auttoridadprecaria subordinada ci los capri-


iego . Para pasar del der cho
men al de desechar , de este à la insurreccion y si todos
los derechos que cornponen el cedigo de la revolucion,
solo faltaba un paso ; pero los sofistas estaban prontos à
franquearle éon la multitucl. Parecia que casi todas las leyes
cran de flingua valor , porque las habian hecho los re-
y.es sin consulta del pueblo: por lo mismo podian anu-
i erse, porque el pueblo las podia reex.siminar y proscribielas.


(s) Gudin , suplemento ai Coiarata social.


LO S6 PT 151 O. 185


De los que cooperaban ci evta revolucion.


Entre tanto los sofistas daban â esto el nombre de
una revolucion moderada. Tenian à su favor , no solo


aquellos magistrados que disputaban al monarca sus
derechos, poniéndolos en las jamas popularcs, porque
pensaban que filera de estas juntas gozarian en paz de
los mistuos derechos , sino que tainhien tenian i toclo
aquel partido de la aristocracia , que corno ya verenios
en otra ocasion , llevaron à los estados generales las mis-
mas icleas del pueblo legislaclor, pero de un pueblo, que
conserva en todas estas juntas legislativas, toda aquella ge-
rarquia , de la cual la distincion de su naciMiento los
hacia tan zelosos ; es decir en otros términos , de mi
pueblo que solo adopta los principios de Montesquieu,
para sufrir con sosiego cl goze à la aristocrdcia.
`renia, en fin, esta revolucion en su favor à toda aquella
multitud de sofistas, que satisfechos con haber sostenido
lus principios del pueblo legislaclor, , consentia en con-
servai al primer ministro de este pueblo el nombre
de rey.


Luis XII impidid esta revolucion.
Luis XV advirti6 mejor que otro alguno, que con esto


iba à perder los derechos nias preciosos de su corona.
Aunque naturalmente bondadoso y enemigo de valerse
de su autoridad , estaba resuelto à trasmitir à sus lie-
rederos toda aquella de la que se hallaba revestido
enando subie al tronc). Qucria vivir y morir rey ; des-
pidie los parlamentos , descelle los estados generales y
no permitie que se le hablase de tal casa mientras viviti.
Pero sabia muy bien , que conteniendo à los magistra-
dos , nu habia cortado todas las cabézas à la hidra ne-
volucionaria. illas cle una vez manifeste que temia lo




186 CONSPIRAC10N CONTRA LOS RETF.S.


que habria de padecer el j6ven heredero de su corons.
Tenia por tan seguros los esfuerzos que harian los so.
fistas contra su sucesor , que dijo muebas veces con un
semblante inquieto ; Quisiera saler com.o Beni saldrci de
este embarazo , seîialando con este nombre à su nieto
Luis XVI, que antes de la muerte del primer Delfin , se
llamaba Duque de Berri. Pero à lo menos Luis XV mien-
tras vivi6, supo impedir esta revolucion , de que se veia
amenazada la Francia. Sintieron mucho los conjurados
haber de prorogar sus proyectos , y se contentaron con
ir preparando les pueblos l su ejecucion. 1Nlientras la
recta esperaba mejor oeasion en Francia , hizo otra es-
pecie de ensayos en otras partes , que la historia no
debe pasar en silencio.


CI.PiTT11,0 OCTA 187_


CAPITULO VIII.


ENSAVO DE' LOS SOP1STAS CONTRA. LA ARISTOCRACLL


Besucita el filosofismo en Alemania el odio â los nobles
y ricos.


UNA escuela, cuyos principios, tanto religiosos como
polfticos , se reducen à estas dos expresiones ,
y libertad, no podia limitarse à quitar la distincion entre
rcycs y vasallos. En todas las sociedades civiles hay hom-
bres à mas del monarca , que se elevan sobre el piano ho•
rizontal de la multitud. Hay personas que se distinguen
por su clase, por sus tftulos , por los privilegios concedidos
à su nacimiento , à sus propios servicios 6 à los de sus
antepasados. Muchos deben sobre todo ai sus padres, 6 à su
propia inclustria una abundancia y riquezas de que no dis-
fruta el comun ciel pueblo. Hay aun Nombres que comen el
pan que han ganado con el sudor de su rostro, y otros que
gozan paeilleamente ciel fruto de aquellos trabajos , pa-
gqinclolos con su dinero y sin combinar sus trabajos
con los de aquellos. Si no hay en todas partes nobles
y plebeyos , siempre hay pobres y ricos. Cualquiera que
baya podido set.


el in teres de tantos iniciacios de la aristo-
cracia , para no instar demasiado sobre las consecuen-
cias de su igualdad contra Dios , hubo machos en las
otras clases à quieues no causaban el menor temor. Los
habia en Francia , y mas en Alemania , en Polonia y
en otras partes de Europa , donde habian penetraclo
las instrucciones de los modernos solistas.




188 coNsrlaactoN CONTRA LOS REYES.


Conspiracion de los sestas cle Boemia Austria contra
los nobles.


Desdc el ai101766 , escribiô Federico à Voltaire, « que
» la filosofia penetraba hasta la devota Boemia , y hasta
» el Austria , mansion antigua de la superstition.. » En
esta época se esparcieron las primeras sentillas de un
proyecto que debia dur , en estos paises à la filosofia,
el espeetaculo de una repalica , en la cual ya no se
verian las distineiones de marqueses y paisanos , nobles
y plebeyos , ricos y pobres. Cuanto voy à decir sobre
los ensayos de la filosofia trasplantada en Boemia y Aus-
tria, y hasta en Hungria y Transilvania , es un extracto
de dos memorias que me han suministrado unos sugetos
que estuvieron entonces en disposition de observar ,
el uno las causas , y el otro los efectos de una revo-
lucion que da à los sofistas alemanes la gloria de ha-
ber anticipado en grau parte los carmaholas franceses,
y los asesinos do Seticmbre.


Apcnas los principios de la filosofia francesa hubieron
penetrado hasta las riberas ciel Moldaw, cuando se vit')
que vàlvian à fermenter aquellos principios de igualdad
y libertad con que el inflamado zelo de los Husitas y
Taboritas incendiaron tantos palacios y monasterios ,
martirizaron à (autos sacerdotes y quitaron la vida à tantos
nobles. Se formé en Praga una conspiration que debia
Lacer su estaliido cl (lia 16 tic Mayo. Se habia seilalado
este dia , parque en él concurre à la Ciudad una
tud de paisanos â celebrar la fiesta de S. Juan Nepomu-
ceno. Al verificarse este inmenso concurso (le gentes
del campo, debian comparecer algunos miles de conju-
rados armados , y otros se Labial.' de apoderar de las
puertas de la Ciudad y del puente otros debian mez-
elaise cou la multitud, !racer sus arengas à los paisanos,


CAP NUt° geTivo. 189
anunckindo/es que actuel era el (lia de su lihertad, exhor-
tandoles à sacudir el yugo de lla esclavitud , à apoderarse
de los campos que , tanna tiempo habia cultivaban sus
brazos, y cuyos fru tos se suponia que solo enriquecian
seitores ociosos, vanos, orgullosos y tiranos.


Estes discursoa habian de causar una impresion muy
vira en unos Nombres, cuya mayor parte no tenia en
efecto otros cal ;Nos que los que el seiior les prestaba ,
bajo condition de que en determinaclos dias de la semana
'labial '


de ir à cultivar los que el seïior se reservaba.
Estos paisanos, que en la lengua ciel pais se Hainan
Iota, no estaban reducidos todos à igual servidumbre.
ITnos debian trabajar por el seîior tres chias pur semana ,
otros cuatro. Por justas que puedan ser las condiciones
de esta servidumbre, con dilicultad puede un viagero
acostumbrado ii otro gobierno, dejar de rnirar aquellas
gentes c‘ onna inuy infelices. Yo tatubien me iuclinaba
algo à esta opinion, cuando un especniculo que yo no
esperaba nie reconcili6 con este régimen. Este espectà-
culo consistiô en un inmenso granero que mu:nec:la à un
sr:bon Habia grandisimos montones de trigo en medio
hic una cspaciosa alhôndiga, y habia en sus alrededores tan-
tas casillas , cuantas Bran las familias del pueblo , y en
cala non de ellas . el trigo que les pertenecia.
mente se hacia el repartimiento coda sernana , bajo la
inspeccion de un comisionado. Si llegaba à faltar la pro-
vision de algnna casilla , se socorria d la familia con
la cantidad necesaria , que se tomba del mouton del
seitor , con la condicion de devolver la misma car


en la lattera cosecha. De este modo el Nisano mas
infeliz estaba seguro de que no le faltaria lo preciso
para subsistir. Mora pues que se decida , si no es
mejor este régimen , que cl de tantos mendigos libres
que se mueren de l'ambre. Sé muy bien , que en todàs




190 CONSJPIRACION CONTRA LOS REYES.


partes liay que reformai' ; peso et verdadero filésofo no
elesea trastornarlo todo , con la esperanza ilusoria de
que todo se ha de poiler en el estado que él quisiera. —
Volvanios despues de esta digresion al amuit°.


Luego que el populacho se hubiese acalorado con
aquellas arengas de igualdad y lihertad , se le habian
de entregar armas; los seîlores y los ricos habian de sep
las primeras victimas de sus furores ; s •s tierras se lia-
bian de repartir entre los aseF:inos ; se habia de procla-
mar la libertad , y de este modo la Boemia habria sida
la primera rep6blica de la filosofia. Aunque se trama la
conjuration cou bastante secret() , no faltaron inic:iados
que la descubrieron. Maria Teresa supo sufocarla , y su
consejo procedié con tan ta prudencia , que apenas se
pudieron descubrir algtmos indicios en los peri6dicos
del tietripo. Tal vez juzg6 la carte, y con raucha pru-
dencia , que asegurando a los gefes , era mejor evitar un
castigo que habria podido dar brilla à unos principios,
de los cuales la historia de Boernia manifiesta bien todo
el peligro.


Nuevo plan de los Sofistas Austriacos.
Habiendo abortado esta conspiracion , los fil6sofos del


Moblaw y del Danubio no perdieron toda esperanza
de llegar â su igualdad. lmaginaron un plan que causé
ilusion â la misma Maria Teresa , y aun mas â Josef II.
Se.carn la parte mas ostensible tic este plan , se
debia precisar â los propietarios demasiado ricos para
cultivar pots si mismos su terreno , à ceder parte de él
à los paisanos , y estas en ealidad de recompensa debian
pagar anualmente à los antiguos propietarios una can-
tidad igual a la estimacion del l'édita. Cada comunidad
se debia obligar â castigar severamente al paisano negli-
gente en cultivar cl terreno cediclo , it omiso en pagar


CARiTULO ocrlyo. 191
la renta convenida. Se present6 con tanto artificio este
plan à Maria Teresa , que pense) descubrir en el un
media de aumentar las riquezas de sus estados, favore-
ciendo la industria y la emulacion de los verdaderos
cultivadores. Mandé â varias personas empleadas en el
crobierrio extender memorias sobre este proyecto. Ellar,
mistua hizo el cnsayo, cecliendo cou aquellas condiciones
una parte de sus dominios.


Teinian los solistas la lentitud (12 las delibcracioncs, y
para acelerar la ejecucion general de su proyecto,
ten(lieron sus ideas par entre los mismos paisanos. El nias
fe•voroso de sus misioneros fue un eclesiàstico intrigante
que se puso à carrer las campaiias, â fin de disponer los
animos à esta reforma de propiedades que à él le parecia
admirable. Poco le cost6 inspirar â los paisanos et mismo
fervor que le agitaba. Los seflores no vieron en este
proyecto otra cosa sino un medio de despojarlos de sus
propiedades, cubierto con el vela de tilla justa compen-
sation. Se opusieron , alegando que los paisanos, hechos
propietarios de los fondos de la tierra, bien presto halla-
rian media para apropiarse todos los flttas; que entonces
el filosofismo tendria luta razon mas para clispensarlos de
pagar las l'entas convenidas , representando que pois dos
motivas cra injusto dar â los nobles el producto de unos
fondas que nunca habian cultivado , y de los cuales ya
no fenian la propiedad; que en fin , si los paisanos se re-
solvian â coligarse para eximirse de toda paga, tendrian
entonces para si et dinero y las tierras ; y que à la no-
bleza entonces solo le quedaria el arbitrio de ponerse
â salaria de ellos mismos para poiler subsistir.


insurreccion contra los seiiores de Boernia.


Esta oposicion no hizo mas que aumentar el fervor
de los propagandistas de la igualdad. Habian dado â los




)92 c(mputAciox ce-snis LOS IUT ÉS.
aldeanos semas esperanzas de un buen resultado, y pots
lo mismo fue muy facil irritarlos contra los que se opo.
pian. Asi los seinares, en lugar de unos vasallos apacibles y
respetuosos , ya no descubrieron sin() insolentes. Eue pres
ciso recurrir i castigos , que solo sirvieron de aumentar
las quejas y murmullos. La emperatriz continuaba se-
ducida pot la pretendida justicia ciel plan que le habian
propuesto ; el emperador con su filosofismo y ambicion
reunidos, queria abatir à la nobleza , y ambos tuvieron
la imprudencia cle escuchar las quejas de los que los se-
fiores habian castigado. Esta especie de connivencia hizo
creer à los lugareiios , que nada tenian que tenter de
parte de la corte. Los emisarios del filosofismo les inspi-
raban que era precis° lograr con la fuerza lo que no se
les queria clac à titulo rie justieia. J a insurreccion fue
Ci resultado de estas insinuacionc


s , que se verificô casi
en toda la Boemia , en el afro de 1773. Ya los aldeanos
babian empezado à quemar o saquear los palacios; la no-
bleza , y principalmente los propietarios ricos, se veian
amenazados de muerte. Beconoci6 .Maria Teresa, aunque
algo tarde, el error que habia cometido , y à lo Menos
procuré impedir sus resultados.Enviô un ejército de 28000
bombres, con ordcn exprcsa y terminante de atajar esta
sublevacion. Las fuerzas de los solistas no estaban ann
organizadas , y los aldeanos se vieron precisados à sose-
garce. Las provincias de la Prusia y Silesia, vecinas à la Boe-
mia , se resintieron de la insurreccion. Luego conociô
Federica , que estos cran efectos de las instrucciones de
los sofistas ; babia tenido la precancion de no licencier


Eu.
ejéreito como ellos lo deseaban ; y acudiô con mas prou-


titud que Maria Teresa 'à quitar à los rebeldes la yard-
ad de estas insurreceiones. Castigô inmediatamente à


las cabecillas ; y los .
filésofos niveladores tuvieron el


disgusto de Laber de permitir que hubiese aun, por algun
tiempo


cAvirrLo ce Tef,
tiempo , seiiores y aldeanos, ricos y pobres : pero sin
perder de vista su objeto. El sucesor de Maria Teresa les
proporcion6 bien presto ocasion para emprender riuevos
ensayos aun mas pérfidos, para destruir la nobleza.


Preocupacion filoseca de José II contra los seriores:
Plan para humillarlos.


Joséll, iniciado en los misterios fiIos6ficos habia sabido
enlazar las ideas de igualdad y libertad con las de un
déspota que con el pretexto de reinar como fildsofo ,
solo iguala cuanto le rodea con el fin de sujetarlo todo
à sus sistemas. Con su libertad de coneiencia habria sida
cl personage de su siglo que mas oprimiera la religion , si
los tiranos de la revolucion francesa no le hubiesen segui-
do tan de cerca. Con su pretendida igualdad, no deseaba
ver abonda la nobleza despojados los seîiores y peser
su fortune à las manos de sus vasallos, sino para trastornar
las leyes de su imperio , tanto las que mitan la propie-
dad , como las que tienen relacion à la religion, y na
hallar ya mas resistencia de parte de los sdiores que de
parte de sus vasallos. Con todos sus pretensiones de in-
genio , necesit6 de las instruccioncs mas terribles para
llegar à conocer, que toda esta filosofia de igualdad y
libertad religiosa y politica , solo se ordenaba à derribar
los trouas y altares. Tel fue la filosofia de este principe;
y cualquiera que baya sido su intencion, es cierto que à
lo menos tuvo la desgracia con sus innovaciones, de.dar
pretexto 6 une cruel insurreccion contra todos los nobles
de una parte considerable de sus estados. El modo con
que sabin hacerse obedecer, hizo pensar que le habian
obedecido demasiado en la atroz lentitud de las dilaCio-
nes , cuando era tan necesario volar en socorro de las
vietimas.


Tomo H.




194 COEST,PITtACION CÙNTa.t T,OS tnT.s.
Cuanto vov à clecir sobre este mernorable aconteci-


miento, y sobre los borrores de los cuales la carte de Ylena
intent6 en vano borrar la mernoria, es un extrato de la
relation de M. J. Petty, noble, que sabia ser yo uno
los que se libraron de la matanza, y vive en el dia en
Jlethworth, cerca de Darkin, en el condado de Surry. Esta
rnemoria que este caballero ha tenido la bonclad renti-
tirme, es la que he anunciado coma que da las mejores
instrucciones sobre los hechos. Lo que dejo dicho en este
capitulo, es un extracto de un escrito de ocra personage
que se ha extendido mas en manifestar el enlace de
estos mismos hechos, con los progresos que hacia en-
ronces el filosofismo y jacobinismo en los paises sujetoa
à la casa de Austria. Uniendo estas clos relaciones, se
ve, que en Viena, bajo los pretextos de hutnanidad y
lihertad, hallaron los sofistas medios para deshacerse de
la nobleza , precisar â los seiiores à rcnunciar sus anti-
guos derechos sobre sus vasallos y siervos; que el medio


ocasion de ejecutar este proyeeto se balla en las &de-
nes que cli6 José 1E , sobre el modo de proveer à la
seguridacl de las fronteras en Transilvania. En efecto ,
estas érdenes se dirigian â privar i los setiores Iningaros
de todo clerecho sobre sus siervos, ô bien â sublevar â
todos los siervos contra los sehores. Hasta este nuevo
plan adoptado par el emperador , los cordones• desti-
nados â guardar las fronieras por la parte de Turquia,
se componian de paisanos 6 siervos, â quienes este ser-
vicio dispensaba de una parte de los trabajos ordinarios,
pero sin dejar por esto de depender de sus amos. En
la primavera del aiio de 1 7 84, José H envie el mayor-
general Geny à Hermanstadt, con &den de autncntar
el m'inter° de estas guardias, y ponerlas todas sobre el
pie ordinario de tropas, es decir, , independientes de los
sehores. Las indeinnizaciones que se propusieron, no impi-


CAPITULO ocloivo.




dieron las reclamaciones. Lo que parecia que lasjustificaba
(la que facilinente se podia preveer, y la que sin dtula
querian los sofistas que habian inspirado el nuevo plan),
es que los paisanos acudieron tropel para alistarse,
y eximirse por este media de toda sumision, de todo
servicio y de toda obligation bâcia sus seaores.


Irzsurreccion que excied este plan en Transilyania.


En obsequio de la verdad, debo aiiadir con M. Petty,
que la dureza de los seiiores aumentaba muchas veces la
miseria de aquellos paisanos d siervos. Mientras se espe-
•aba la respuesta â las reclamaciones que habian hecho
los propietarios y la nobleza, el comandante general de
Hermanstadt pensa que debia declarar , que los alista-
mientos no debian mirarse como que hubiesen alterado
cl estado antiguo de las casas, hasta que llegasen las
nuevas 6rdenes que se esperaban del emperador. Estas
6rdenes nunca llegaban, y las que habia dado cl cornan-
dante general ya se habian despachado tarde. Los pai-
sanos alistados, no solo se tuvieron por libres de todo
servicio, sino que conietierori tales excesos con sus amos,
que los magistrados pensaron que no los podrian repri-
mir,


, sino logrando del general la revocacion de todos
aquellos alistamientos. Tambien rue in6til la revocacion;
se sabla que el emperador no habia respondido ; los
paisanos en lugar cle volver al yugo de sus seiiores que
habian ultrajado, continuaban en portarse como solda-
dos indëpendientea, cnando de repente se dejô ver un
Valaco latnado Horja ; de la misma clase que los pai-
sanos, y que reuni6 un grau ntimero de elios. Decorado
con 'ma Cruz, y pertrechado con ut:a patente escrita con
erras de oro, les hizo su arenga , y se declarô enviado


Ipor el emperador para alistarlos â todos. Se ofreci6
ponerse si su frente para restituirles la libertad. Todos


N 2




196 CONSPIRACION CONTRA LOS REYES.


los paisanos se reunieron d este nuevo general. Los pro-
pietarios cnviaron à Hcrmanstadt a der parte al gobierno
y al general de lo que pasaba, dicienclo , que se terrien
muchas juntes secretas, y que se preparaba una insur-
reccion. Toda la respuesta que recibieron consistié en
echarles en tara su timidez.


Matanza de la Nobleza en Transilvania.


Entretanto lleg6 el dia seiialado por los conjurados.
Horja se dejà ver el dia 3 de noviembre de 1784, al fiente
de cuatro mil Nombres; los dividié en bandas, y envié
d incendier los palacios y asesinar d sus seîiores. Estos
precursores de los Jacobinos de Marsella é de las galeras,
ejecutaron sus Ordenes con Ioda la rahia del Mi° que
se les supo inspirer contra la nobleza. En breve se au-
mento el m'rrnero de los rebelles haste dote mil, y en
poco tiempo asesinaron à mas de eineuenta nobles.
La desolacion y carniceria se extendian de condado en
condado, y en todos se saqueaban y quemaban las casas
de aquellos. Ya no hasté el asesinato para satisfacer la
rabia de estos furiosos : apelaron à los torrnentos mas
exquisitos y atroces para hacer perler à los nobles y à los
ricos. A unos los empalaron vivos, S. otros les cortaron
pies y manos , y à otros quemaron d fuego lento. No
ailadamos à cliches mernorias , pues aun el solo tradu-
eirlas causa horror. « Entre los castillos que incendiaron,
» se noter' sobre toclo los de los cordes Esterazy y
» Tekeli. Entre los seïiores asesinados, se distinguen los
» dos coudes y hermanos Al primégenito de
» estos dos seBores le empalaron y asaron. Otras varias
» personas de la misma familia, mugeres y niïios, fueron
» asesinados. La clesgraciada sgiora . ltradi-Saclor, en cuya
» casa pasé algunos dias, (aiiade M. J. Petty) fue una
» de las victimes nias tristes. Estos bàrbaros le cortaron


CA.PiTVLO OCTAVO.
197


„ los pies y manos y dejaron que' espirase en este estado,..
» Pero corramos un velo sobre estos liorrores, pues me
» recuerdan las personas que yo mas amaba , y quo.
» he visto sacrificadas de un modo tan atroz , que nie


faite ,nitro para entrai- en mis pormenores.


Cotejo de las insurreceiones antietas y modernas
contra la Nobleza.


Quisiera hacer podido ornitir la relacion de estas atro-
cidades; perd reunidas à las de los Jacobinos cie setiem-
bre, ai-radon à las instrucciones de la historia. i Ah !
cuanto nias instructives scrian estas lecciones, si fuese
este el luger de reunir cuauto nos suministra la historia
sobre el particular,


, desde los mas remotos tiempos de
la secte! Se-veria, que el mismo filosolismo de ignaidad
y libertad, ha cometido sieinpre las mismas atrocidades
con la parte mas distinguida de la sociedad por sus
titulos , clase y riquezas ; y la aristocracia , mejor ins-
truida por su propia historia, aprenderia S. hacer rnenos
favor à los solistes, que siempre han alhajado il los ricos
y grandes, para podcr ilegar sin estorbo à la genera l
matanza de todas las clases distinguidas per su grandeza
y riquezas. No puedo dejar de atribuir à los Jacobines
ciel dia y à sus padres este espectSculo de seilores
ernpalados y asadns , de mugeres muidadas , de fami-
lias enteras, padres, madres y rifles asesinados en Tran-
silvania en nombre de la libertad. Como tampoco puede
dejar de atribuir à aquellos canibales de le plaza Delfina,
la atrocidad con que quemaron d fuego lento, en 3 de
setiembre , à la condesa de Perignan y sus hijas , à
madame de Chèvres y à tentas ou-as victimes, llegando
su fiereza à hacer corner à las que quedaban la carne
de las que ya habian sacrificado. Estos delitos, aurique
tau atroces , nada tienen de nuevo en la historia de la


N5




198 CO•SPIRICION CONTRA LOS RaYES.


secta , y no estaba reservado à los CarmaTiolas transil..
vanos , ni à los parisienses dar al mundo el primer
ejemplo.


Cuando en la historia del Clero en el tiempo de la
revolueion francesa (*), di algunos pormenores sobre estos
horrores que se cometieron en la plaza Delfina , (Dan-
phine ) , 'calo lectores que pensarou poder ponerlos
en duda , bajo pretezto de que nada supieron , en
un tiempo en que el terror apenas les permitia salir de
su asilo secret° , para saber lo que pasaha entonces en
Paris. Que Jean en el dia la historia de M. Girtaner ,
médico suizo y testigo de lo que él rcfiere, y venin que
la obra de la criai he citaclo las expresiones, no es nias
(pie una traduccion de esta historia. Ignoraba yo enton-
ces , que fuese el traductor el Sr. baron de Pelissier
rien, lo que lie sabido despues de él niismo. He visto
tambien à M. Cambrien capellan de un regimiento irlan-
dés , quiers hecho imprirnir en Lieja la misma
relation , y me lia asegurado que lo hizo bajo el testi-
monio de vcinte testigos, quienes aseguraron que lejos
cle exagerar Mr. Girtaner y yo , no Ilegamos à referir
todo lo que pas6 en la realidad.


Ya sé que la reunion de estas atrocidades hace estre•
mecer de barrot ; pero aqui cl horror puede Ilegar
ser Cesaràse ya tal vez de darse oidos à los sofistas
de una iealdad y libertad, mas atroces aun que qui-
méricas, viendo que sus sisternas hacen de los hombres
otros tantas fieras. TC error es dcwasiado funesto. Beim-
remos y rescatemos, Si es necesario „ con recuerdos aun-
que humiliantes para la humanidad misma , las ilusiones
de la soberbia. Sabeinos Io que han producido en nues-
-


(*) Esta historia tan importante ya tradneicla , se imprimiS esi
Malaga por Yglesias y «Martinez. Si hay p i. orioyei tin , cuidaremes
de la despues (le estas 3.temori«,s,


cariTuto ocrIvo. 19!)
tro tiempo estos vanos sistentas de igualdad y libertad;
a t revanionos à ver, à lo menas en parte, lo que pro-
dujeron en tiempo de nuestros antepasados. En el ;et°
de i358, tambien tuvo la Francia sus Jacobinos, cuyo
sistema era el de la igualdad y libertad. He aqui, segun
Froisard, uno de los mejores historiadores de nuestra
nation , lo que chias causaron. Al citai' à este autor ,
no nie valdré de otra licencia , que la de traducir su
idioma anticuado.


« En el mes de mayo del ario 1358, fric castigada la
» Francia con una extraiia desolacion. Algunas gentes
» ciel campo, que à la mas Ilegarian à ciento, sin tener
» al principio gefe, se reunieron en Beauvoisis, diciendo
» que todos los nobles del reino deshonraban à la Francia.,
» y que destruirlos todos seria un grau bien. Sus
» caniaradas respondieron : esto es verdad. Infime sea
» el que no hiciere todos sus esfuerzos para dcstruir
» todos los nobles. Se reunieron entonces ;
• diatamente, sin mas armas que chuzos y cuchillos, se


dirigicron à la casa de un Caballero del vecindario.
• Despucs de haberie asesinado à él , su muter y à
» todos sus hijos grandes y pequeiios, quemaron la casa.
» En seguida pasaron â otro palacio; se apoderaron de
» su dueiio que era art Caballero , ultrajaron y mataron
» à su presencia à su ronger y à ana hija suya, coma
» y tambien à todos los demas hijos; despues le marti-
• rizaron y arrasaron el palacio. Lo misnio hicieron con
» muchas otros casas y palacios• Se aument6 su in'unero
» hasta sets niil ; y aun fue creciendo en todos los
» lugares de su transita, parque todos sus semejantes se
» les reunion. Los otros nobles, acosados dci terrai . , y
» ilevandose consigo sus niugeres é Hos , buyeron à la


distancia de diez y .aun mie veinte Icgnas , viéndose
» precisados à abaudonario todo en sus casas que


N 4




200 CONSPIRACION CONTRA. LOS REYES.


» quedaron indefensas. Estos inalva dos, sin gefes, berian ,
» quemaban y asesinaban i cuantos nobles encontraban.
» EJltrajaban de un modo el mas indigno à todas las
» mugeres y doncellas. El que cometia los mayores exee-
» ses y horrores, que no se pueden ni deben escribir ,
» era celebrado entre ellos y respetado como mas diestro.
» No tengo valor para describir las atrocidadcs incon-
» cebibles que cometieron con las ningeres.... Entre
» otros honores, mataron ii un caballero, le espetaron
» y asaron à presencia de su muger é hijos, é hicieron
» que esta comiese de la carne de su marido , y despues
» la hicieron morir (le main muerte. Estos malvados
» quemaron y destruyeron cerca de Beauvoisis y en los
» contornos cl° Corbie, Amiens, y Mondidier, mas de


sesenta palacios... Y destruyeron mas de tiento entre el
contlado de Valois , ei obispado de Laon , Noyon y


» Soissons (1). »
Se debe notar, que cuando se les preguntaba d estos


infeliees , é que motives tenian para cometer aquellos
horrores , respondian que no le sabian. Esto mismo
resoondieron en Francia los primeros incendiarios de
los palacios. Esto mismo habrian respondido los Carma-
fiolas transilvanos. é De donde le viné à aquel
paisano Horja , aquella cruz de caballeria , y aquellos
patentes con letras de oio ? é Quien las forj6 , sine la
misma secta que stipe , en 1789 , forjar en el Delfinado
las pretendidas 6rdenes de Luis XVI , dirigidas z los
paisanos para que pasasen â incendiar los palacios y
echarse sobre los nobles ? Por todas partes hubo los mis'inos
pretextos, y la mano que se escondia se valia en todas
partes (le los rnismos resortes.


Por le demis, en esta insurrection de Transilvaniu


(t) Histoire et Chronique de messire Jean Froissard , édit. de Fo/acide/les ,
JFistarioçr. de Henri Lyon an 455 9 , char. 482.


CA ViT11 1,0 OCTAVO. 202
contra la nobleza, hay un terrible enigrna que deseifrar.
pesde el principio el gobierno de llemanstadt reus6
enviai socorros , bajo pretexto de que las alarmas cane-
ciao de funclamento. Cuando ya no Itubo medio (le
°cuitar la atrocidad de los rebeldes, se enviaron tropas ;
pero sin 6rden â los soldados de emplear la fuerza contra
aquellos asesinos asoladores. Se habria dicho que los
gefes del partido estaban en inteligencia con los que
1 05 debian reprimir. Los revoltosos continuaron en sus
estragos , sin temor (le la mener oposicion (le parte de
la fuerza militar. Los soldados oian los gritos de las
mineras victimas , y veian pegar fuego à las casas ; los
mistnos incendiarios pasaban por entre elles , y
la falta de todo 6rden por parte de sus gefes, teniendo
en inaction â los soldados, los reduj6 â ser unos espec-
tadores tranquilos. En fin , los nobles que se escaparon
dela inatanza, reuniéndose con los que acudicron à socor.
rerlos de los condados vecinos, formaron un pequeiâo
ejército, marcharon contra los bandidos, los deshicieron
en varies encuentros, y Ilorja se vit-3 precisado â reti-
tarse con los de su faction , aun bastcnte numerosa ,
à los montes. Aqui reuni6 nuevas fuerzas, y volviô à sus
devastaciones y asesinatos. Parecia que â lo menos era
esta la ocacion de (lai 6rden â los soldados para hacer
una verdadera resistencia : pero entonces se Liz° mas
inexplicable cl enigma. Saqueando à Abrud-Benga , los
bandidos encontraron alti la caja del descuento , que
pertenecia à la Câmara real; la respetaron , diciendo
que cra propiedad del emperador. Poco despues un
destacamente de solos veinte y cuatro Membres , man..
(fados por un teniente , trasportaba la rit caja
Zalatna; una partida ntunerosa de Ilorja habria podido
cogerla, pero entonces une de los insurgentes se separ6
(le los suyos, se aboc6 con los austriacos, y les propuso




9,0 2. colgspia.teioN CONTRA ICS REYES.
una conferencia entre su capitan y el teniente; se dej6
ver el capitan de los bandidos, diciendo : • iNosotros en


mariera alguna sornos rebehles ; aniamos y adoramos
» al emperador de quiets somos soldados. Todo nuestro
» objeto es romper el yugo tirinico que nos ha impuesto


la nobleza , que ya es inaguantable. Idos y decid à los


oliciales de la Câmara de Zalatna , que nada tienen
» que teiller de tin. »


Se observ6 fielmente esta palabra ; pero fue preciso
volver à nuevos combates, en los cuales se les hicieron
à los rebeldcs machos prisioneros. Quisiera poder decir,
que en esta ocasion se manifest6 generosa la nobleza de
Transi/vania : pero mi historiador la acusa de haberse
vengado cruelmente de una multitud de infelices, que
solo se habian unido à los revoltosos cediendo à la fuerza.
Un magistrado cruel los conden6 à muerte à todos indis-
tintamente, y fueron en tan gran iri'unero, que un 'mayor
del cjército austriaco le amenaz6 de bacerle responsable
delante del emperaclor de la sangre inocente que derra-
Emba. Este tratamiento que se cli6 à los prisioneros, irrité)
nias à Horja y à los suyos contra la nobleza. Se atrin-
cher6 en las montaiias , y aunque se le propuso una
amnistia general , comenz6 de nuovo al siguiente
sus terribles estragos, hasta que le cogieron par estra-
tagema. liesconcertados entonces los rebeldes, pidieron
la paz y depusieron las armas.


De este modo se terminai una conjuracion , -que en
aquellas mi-notas provincias, solo fue un ensayo de la
que entonces tramaban las sofistas de la igualdati y libe,r-


tad, contra todos los que en la sociedad se elevan sobre
el vulgo. La causa aparente de tantes asesinatos, y basta
cierto punto, la causa real , se clerivi'.) de los seiiores
transilvanos, y esta era el excesivo abusa de sus dere-
chas , y de la opresion de sus vasailos. El escrito de donde


CAPiTULO OCTAVO.


he extractado esta relation, manifiesta una sabiduria
. y


veracidad, que no permute la menor duda sobre estas
vejaciones, y bajo este punto de vista, parece que esta
relacion no es à prop6sito para el objeto de estas mem-a-
rias. Pero la insurreccion de los Negros en las colonias,
puede tambien atribuirse al yugo insoportable bajo el
anal gernian. Y no es menos cierto que notorio , que
todos las atrocidades que cometieron los esclavos con sus
amos en Santo Domingo, la Alartinica y la Guadalupe, se
derivaron de las maquinaciones tramadas en Paris por
los sofistas de la igualdad y libertad.


Puntualmente bajo este punto de vista se presenta la
insurreccion de les transilvanos contra sus sonores , en
las instrucciones que me ha clade una persona, que se
11;1116 con las mejores proporeiones para observai, ya en
Viena ya en otras partes del Austria , los progresos y
maquinaciones del filosofismo. Tuvo conocimiento de
estas , y combati6 sus pretextos ; previ6 sus funestos
efectos, y lo anunci6 mas de una vez al gobierno aus-
triaco. No se le atendi6 2 asi como no se ha 'atendido
à otras Entichas personas, cuyos funestos vaticinios lia
verificado la revolucion. Entre lo que me han suminis-
trado las memorias de este sabio observador de la insur-
reccion de Transilvania , descubro, à muas de la action
de los sofistas modernos , los manejos de una secta
oculta ya lia matira tienipo, en las tras-l6gias (arriére-
loges) de la franc-mazoneria. En la época en que nos
hallamos, no se puede dudar,


, que en efecto se bau
reunido los sofistas y los mazones, y lo inanifiestan los
auxilios que se prestaran mutuamente. Por lo mismo ya
es imposible manifestai los ulteriores progresos de unos,
sin subir al origen de los ou-os. Es preciso dar à conocer
esta coinbinacion de odios y sistemas, que de las maqui-
naciones de unes y otras, no ha liecho nias que una sala




204 CONsvillÂCION CONTRA. LOS rimas.


y misrna conspiratio n , tanto contra los altares de Jesu-
cristo, como contra los tronos de los reycs. Consagro,
pues, esta segunda parte à la manifestation de los miste-
rios de la franc-mazoneria, à fit) de descubrir à centi_
nuacion los medios que suministr6 à los sofistas modernes
en la revolucion francesa , y como esta union se ha
hecho tan fatal y amenazadora à. la sociedad universal.


CAPITUL 0 IX.


s•carro GENERAL, O LOS PEQUES'OS MISTERIOS DE LOS
FRANC-MAZONES.


Excepciones y distinciones que se han de Tracer entre
los Franc-illazones.


IIE A BIENDO de tratar de los franc-mazones, exigen la
vcrdad y la justicia:, que demos nrincipio por una excep-
cion que ponga à cubierto de nuestras acusaciones actuel
crecido nùtnero de hermanos iniciados en las legias
maz6nicas , que habrian concebido el mayor horror à
esta asociacion , si hubiesen previsto que esta hubiese
podido imponerlcs obligaciones contrarias à los debcres
de l'ombres religiosos y de ciudadanos verdaderos.


F•anc-Illazones I ngleses.


En particular la Inglatcrra est1 liena de unos homhres
honrados, excelentes ciudadanos de todo estado y condi-
cion , que ticnen por honor et ser mazones, y que no
se distinguen de los demos sino por unos vinculos que
parece estrechan mas los de la beneficencia y de la
caridad fraternal. No es el temor de ofender à una nation
en donde he hallado asilo, lo que me sugiere especial-
mente esta excepcion. Mas puede conmigo cl agradeci-
miento y amor à la verdad, que todos os temores; y
tendria valor, , si hubiese motivo , para- decir en medio
de Londres : La inglaterra esta perdida; cala no evitarà
» la revolucion francesa si estas 16gias maz6nicas se


CAPiTELO NONO. 205




FRAN c-m A ZONE C A l' TI, L« OX O.2o6
» parecen à las que voy à manifestar. » Aun diré mas
que el gobierno y todo el cristianismo ya ha mua°
tiempo, se habrian perdido en inglaterra, si se pudiese
suponer, que sus franc-mazettes estan iniciados en los
i'dtimes misterios de la secta. Mate ya 'miche tiempo que
sus legias son bastante numerosas para hacer podido
lievar a ejecueion scmejante proyecto, si con los medios
de los traz-mazones (ardere-maçons), hubiesen los Ingle-
ses adoptado los planes y las maquinaciones.


Este solo raciocinio nie bastaria para exceptuar , en
general , à los franc-mazones ingleses de lo que tengo
que decir de los otros. A. mas de que en la misnta
historia de la mazoneria hay muchas razones, que tain.
bien justifican la necesidad de esta exception. Ile aqui
una que me parece demostrativa. En el tien-Te en que
los iluminados de Alemania, los nias detestables de todos
las jacobines , buscaban para aumentar su partido à
los mazones, se- vi6 siempre que agnelles hicieron el
mayor desprecio de los mazones ingleses. Las cartas de
Filon à Espartaco (*) representan à los iniciados de
Londres que Ilegan à Alemania cubiertos y recatnaclos
de cordones y joyas de todos sus grades : pero que en
el fonde ningun proyecto han formule , y ningun
misterio ocultan que se diriga contra los gobiernos 6
contra la religion. Cuando refiera la historia de los ilumi-
nados , se verii el grande aprecio que se ha de hacer
de este testimonio en favor de las 16gias inglesas. Hace
nincho bonor 6 los Ingleses verse despreciados de los
mayores elle:nies del tronc>, del alter y de toda socie-
dad (1).


(*) Nombres de secta de los dos iluminados Knigge y Weishaupt'
cemo se •erti en el siguiente tome.


(1) liéanse las cartas de Filon â Espar taro.


*ory


Excepciones que se han de hacer en los otros paises.


Par espacio de mucho tiempo , se pudo hacer una
exception casi tan general de la mayor parte de las I6gias
de Francia y Alemania. Y ana se ha visto que algunas
no sole protestaron publicamente sine que renunciaron
à la mazoneria, luego que esta, à causa de las intrigas de
los il utninados, se inficion6 con los principios y proyectos
reyolueionaries (t). En una palabra, las excepciones de
mazettes honrados han sido y son ana tantas, que pare-
cen un misterio inexplicable à los que no salien la
historia y principios de la secta. En efecto : corne es
posible concebir una asociacion muy numerosa de per-
sonas 'Initias con lazos y juramentos que en extremo
aman ;


y en la cual solo hay un m'Inter °
muy reducido


cle iniciados , que tienen noticia ciel ultimo objeto de
la tnisma asociacion ? Este enigma seria muy fâcil de
descifrar, si antes de estas memorias sobre los Jacobines
modernes, tne hubiese sido posible resumir lo que cspero
pnblicar algun dia sobre el jacobinisme de la antignedad
Y de la edad media. Para supin' esta falta y à fin de
porter en 6rden nuestras ideas sobre esta famosa asocia-
cion, trataré en primer lugar de su secreto comun à
todos los grades , es decir , en cierta manera de sus
pequehos mistedos, y despues del secreto y doctrina de
sus Iras-lokias , 6 sea de los grandes neistedos de la franc-
mazoneria. Tarnbien hablaré de su origen y propagation;
y en fin de su union con los sofistas conjurados y de
los inedies que les han suministrado para la ejecucion
de sus maquinaciones, Laite contra la religion , como
contra los reyes.


(i) Vase el discurso de un renerable, pronunciado en una Idgia
de &vient.


ie7;444:‘




'208 111“C-MA7.ONEBiA,


Sccreto general de la mazoneria Manifestado per los
nzisnzos mazones.


}laser el dia 12 de agosto del afio x792, no habian
los Jacobines franceses pucsto la fecha de los fastes de
su revolucio n , sine por los aires de su pretendida


libertad.
En este dia, Luis XVI , despues de cuarenta y ocho Boras
que los rebeldes declararan, que liabia perdido todos
sus derechos al tronc) , fue llevado preso à la tome
del Temple. En este mismo dia decret6 la asamblca de
los rebeldes, que à la fecha de la libertad, se ariadiese


adelante en los actes palicos la fecha de la igualdad;
y i este mismo decreto se le puso la fecha : aîiv cuarto


de la libertad, ai-je primero y dia prinzero de la igualdad.
En este mismo dia estait° en fin, por la primera vez,
en pi:tblico, actuel secret° tan querido de los franc-mazo-
nes , y prescrit° en sus legias con toda la religion del


jurar
nento mas inviolable. Al leer este decreto, exela-


maron; En .fin, alti lo vois : toda la Francia no es mas
que una grande légia ; todos los Franceses son franc-
mazones, y dentro de poco tiempo todo el mundo
serti como nosotros.


pro mismo he sido testigo de estes arrebates;lie oido
las preguntas y respuestas à las que estes dieron
lice visto à los mazones, los mas reservados }rasta enton-
ces responder sin algun disimulo : Si ; al fin... lie
aqui cumplido el grande objet° de la franc-mazoneria.
Jgualdad libertad; todos los hombres son iguales y
hermanos ; todos los hombres son libres; esta es toda la
esencia de nuestro cddigo , todo el objeto de nuestros
deseos y todo nuestro grau secreto. Con mas particula-
dad of estas palabras de la bora de los franc-mazones
mas zelosos, à quieneS habia yo visto condecorados con
todas las drdenes de la mazoneria mas reservada ,


revestidos


CAPiT1710 SONO. 209
revestidos de todos los dercchos d. Venerables para pre-
sidir à las 16gias. Los lie viste gloriarse â presencia de
todas aquellas personas, à las que los mazones hasta
entonces llamaban profanas, hombres y mugeres, y esto
sin nunguna reserva , sino al contrario inanifestando
deseos de que lo supiese toda la Francia para gloria de
la secta„ y para que reconociese en elles la nacion à sus
bienhecbores y à los autores de toda aquella revolucion
de la igualdad y libertad, de las que daba el grande
ejernple à todo el mundo


En efecto , este era •el secret° general oie los franc-
mazones. Este era, lo que en los juegos de los antiguos
los pequerios misterios , comun à todos los grades ; la
expresion que todo lo decia , pero que no todos enten-
dian. Solo la explicacion le hacia inocente en unes, y
monstruoso en otros. Mientras se espera que seîialemos
la raton de esta diferencia , los mazones, de cualquiera
grade que sean , no nos pueden dar la culpa , si este
famoso secret° ya pc'tblice en Paris, llega à ser
en otras partes. Parque no seines los primeras que le
habemos publicado. Ya hay muchos profanes que en el
pais de las revolueiones salien en que consiste, para que
lo ignoren por mucho tiempo las otras naciones. En
Inglaterra , los que aun lo querran guardar, es regular
que digan que nos han engaiiado ; pero bien presto se
ver si lo bernes podido ser. Cuando estuviésemos redu.
cidos à este solo testimonio , siempre podrfamos clecir:
Estes mazones no nos han engaiiaclo; pues que revelando
estos misterios, no han tenido mas interes que la gloria
de la mazenerfa , y que solo esperaban para manifestarlos
el moment() en que lo pudiesen }racer sin exponerse à
frustrar su objeto. Tampoco nos han engailado los que
habiendo sido en otrotiempo iniciados en estos misterios,
han llevado à conocer que se habian llevado chasco, al


Tomo II.
O





ritINC-mlzowtai
-ver que 1-tuella libertad é igualdad que mirahan eomo
un juego de la mazoneria, ha pasado à ser un azote tan
f m ' est° à su patria, y que puede serlo de todo el mundo.
A mas de que lie ballado despues de la revolueion, en
Francia y en otras partes, muchos de estos iniciados,
en otro tiempo mn), zelosos de la mazoneria, que en
el dia confiesan con amargura este fatal secreto, que
reduce toda la ciencia mazbnica, como toda revolu-
cion francesa , à estas dos colas palabras : igualdad y
libertad.


Otras pruebas de este secreto.


Vuelvo à pedir encarecidamente à los mazones bon-
rados, que no piensen que à todos indistintamente los
acuso de haber querido tramar una semejante revolu.:
cion. Cuando yo baya demostrado este artfculo de
su c6dig,o, que es la esencia y base de todos sus miste-
rios, manifestaré como ha podido suceder, que muchas
personas honradas y virtuosas no hayan tenido sospechas
de sus miras ulteriorcs, y que solo hayan descubierto
en la mazoneria unis sociedad de beneficencia y de aquella
bermandad, que todos los corazones sensibles desearian
que fuese general. Pero interesa mucho à. la historia
de la revolucion, que no quelle alguna dada sobre este
secreto fundamental. Sin esto serin imposible concebir
el partido que los sofistas de la impicdad y de la rebc-
lion han sabido sacar de la sociedad mazônica. No quiero
pues atenerme à aquellas declaraciones que muchas per-
sonas pueden certificar que han oido, como yo, de la
misma boca de los iniciados, dcspues que su butin éxito en
Francia les ha hecho rnirar como superflue aquel secreto.


Antes de todas aquellas declaraciones, ya habia un
medio muy facil para conocer que la libertad é igual-
dad eran el grand objeto de la franc-mazoneria. El solo


CAPi71:LA NONO. 211
nombre de franc-mazones, que signifiea por todo Io mis-
mo que a/bal-dies ya indicaba el gran pape! quo
habia de hacer desde el principio la libertad en su c6-
digo. En cuanto à la igualdad , cran mas reservados ,
y la ocultaban bajo el nombre de bennandad, que signi-
ficaba muy bien Io mismo. d Y cuantas veces se les ha
oido jactasse de que en sus-16gias cran todos hermanos
que en sus lôgias no habia marqueses , nobles ni ple-
beyos, ricos ni pobres , ni distincion alzuna de clases
6 personas , pues no conocian otro thulo que el de
heimanos, porcine solo este los hacia igualesP Es verclad,
que estaba estrechamente prohibido à los franc-mazones
escribir juntas estas dos palabras, igualdad, libertad,
para no par el menor indicio (le que en la reunion de
estos clos grandes principios consistiese su secreto;
esta lcy la observaron con tan ta exactitud sus escritores,
que no me acuerdo haberla visto quebrantada en sus
libros, aunque tengo leidos un gran ns'imero de estos ,
y los•mas reservados para sus diferentes grados. El mismo
Mirabeau , cuando aparent6 que queria manifestar el
secreto de la mazoneria, no se atreviô revelarle sino
en parte. La orden de lus franc-mazones, decia , exten-
dida por ioda el muid° , tiene pop objet°


la caridad, la
igualdad de condiciones y la pecfecta armonia (r). Anti-
que esta expresion, igualdad de condiciones, ya manifiesta
lo bastante la libertad que debe reinar en esta igualdad,
Mirabeau que cra maton , sabia que aun no habia llegado
el ticmpo en que sus cofrades le pudiesen perdonar el
haber manifestado, que en aquellas clos palabras reuni-
das consistia su secreto general : peso esta reserva no
impedia que se pudiese descubrir, que las clos hacian
el precioso secreto de sus misterios. Que se hagan las


(t) Véase su Ensayo sobre los Iluminados , cap. 15.
0 st




212
debiclas reflexiones sobre los mas de los himnos que can-
tan à coros en sus festives, y de los cuales han hecto
imprimir tantos, y se verà que casi en todos se cclebran
la libertad é igualdad (a). Tambien se verà, que ya la
luta ya la otra son el objeto de sus instrucciones en los
discursos que pronuncian , y que algunas veces han
becho imprimir.


Si no se quiere hacer caso de estas pruebas, pro-
poudré las que me son personales. Aurique he visto à
tantos mazones, despues del decreto sobre la igualdad,
explicarse sin rodeos sobre este famoso decreto, y aurique
su juramento debia hacerlos mas reservados que à mi ,
que no lie becho alguno ni en sus l6gias ni en su revo-
lucion de igualdad y libertad , aun guardaria yo un
profundo silencio sobre lo que pucdo deponer como
testigo, si:no estuviese del todo convencido de que inte-
resa en el dia , que el l'iltitno y mas reservado objeto
de la mazoneria sea al fin uotorio ai todos los pueblos.
Sentiria rnucho ofender, , principalmente en Inglatarra ,
à millares de mazones honrados, ciudadanos excelentes,
llenos de zelo por la verdadera felicidad del género
liumano : pero es muy cierto que los mazones de esta
especie no antepondràn el honor de su secret() à la feli-
cidad ptiblica, y à las precauciones que se deben tomar


(r) De este modo en las canciones inglesas , al craves de los
elégios de la heneficencia , que es su principal objeto, siempre
se hallan versos semejantes à estoc :


Afasons have long been free;
And mai, they ever be
Princes and King car brother are.


Que traducidos dicen : Los mazones han sido mua() tiempo libres,
pueden serlo siempre.. . Los principes y el rey son nuestros


jaermanos.
Pero todo esto tieue entre los Ingleses un sentido muy diferente


del Jacohinismo , aulique manifesta la libertad é igualdad.


c.triTuto ?t050. 213
contra el abuso de la mazoneria , y contra una secta
malvada, que se vale de la misma virtuel para engaiiar
al niundo. Hablaré pues sin disimulo y sin temor de
o eCnder é aquellos mucines que estimo y respeto,
dosernc muy poco de incurrir en la indignacion de los
que desprecio , y cuyas maquinaciones detesto.


El Autorfue admitido d las logias y de que modo.
De veinte alios é esta parte, era fila hallar en Francia,


y principalmen te en Paris, algunos 'sugetos que habiart
sido admiticlos ai la sociedad maz6nica. Conocia yo é.
1-machos, y entre ellos é algunos que yo estimaba y cuya
amistad apreciaba. Con todo el zelo, que es tan orcli-
dario , en los uucvos iniciados , nie solicitaron é que
me hiciesc escribir en su cofradia. Vienclo que constan-
temente me resistia , tomaron cl partici() de alistarnie
contra mi voluntad. Se convinieron ; me -convidaron à


fi
corner en casa de un amigo, y nie ballé itnico pro-la° en niedio de mazot/es. A cabada la corrida, y
despediclos los domésticos , se propusieron formar una
16gia, é iniciarme• Persisti en mi resistencia , y princi-
palmente en no querer haccr el juramento de guardar
un secreto, cuyo objet() me era desconocido. Me dis-
pensaron ciel juramento, y aun tue resistf; nie instaron
asegurandome, que no habia el menor mal en la mazo-
neria y que su moral era excellente; é lo que responcli,
preguntando , si era menor que la del Evangelio. En
lugar de responderme, se formaron en 16gia, y dieron
principio con todas aquellas monadas 6 ceremonias pue-
riles que se Italian descritas en varios libros maz6nicos,
como son Jakin y Booz. Miré si nie pocha escapar; la
habitacion era grande y separada; los dornésticos esta-
ban de intelig-encia , y todas las puertas cerradas. Me
vi nues nrecisado à resolverme é portarme canto pasivo,


a 5




214 Fa;?;C-:1L
y dejarlcs Lacer. Me hicieron varias preguntas, à las
que respondi casi siempre riendo, y con esto lue decla-
raron aprendiz , y en seguida companero. Poco despues
se resolvieron â conferirme el tercet grado, que es el
de maestro. A este fin me condujeron a una sala espa-
ciosa ; se mud6 la esceaa y se hizo mas séria. Aunque
me dispensaron las pruebas molestas, pero no muchas
preguntas impertinentes é insignificantes.


En el moment° en que me vi precisaclo à permitir
que representasen esta comedia, tuve cuidaclo de decir,
que ya que no habia mcdio para itupedir mi nci entremés,
yo les dejaria obrar pero con el bien entendido , que
si yo advertia la menor cosa contra el honor 6 la con-
ciencia, aprenderian â conocerrne. Haste aqui solo habia
yo observado juegos, puerilidades y ceremonias burlescas,
â peser del tono de gravedad que afectaban ; pero no
les habian desagradado mis respuestas. Sobrevino ,
al fin , esta pregunta, que con toda gravedad nie hizo
cl. renerable : » d Estais dispuesto , hermano, à ejecutar
» todas las érdenes del Gran-Illaestre de la niazoneria,


» aun cuando recibais ércienes contrarias (le parte de un
» rey, de un emperador ô de cualquiera otro soberano
» que sea ?.... Mi respuesta foc, : — Se admiré el


» Venerable, y prosigui6 : i Corn° no ! é Que acaso habeis
» venido para publicar nuestros secretos ? que acaso


vacilaréis entre los intereses de la mazoneria y los de
» los profanosP que no sabeis que todas nuestras espa-
» des, sin exceptuar une sole, estan prontas à trespaser
» el corazon de los traidores? »... En estas preguntas,
â peser de la sericdad y amenazas que las acompaibban,
vo aun no descubria mas que un juego; no obstante,
no por eso dejé de responder negativamente. Aneth lo
que fâcilmente se puede penser, y fut « Es muy gra-
»


cioso suponer, que he venido â averiguar los secretos


CAPiTULO NONO.
• n13


» de la mazonerta, euanclo estoy aqui por fuerza. Me
» hableis de secretos , y aun no me habeis confiado
• aigrin°. Si para llegar â esto es preciso que yo prometa
• obedecer â un hombre, que no conozco , y si los
» intereses de la mazoneria puedcn comprometer alguno
• de mis deberes ,
Dios , Senones , aun es tiempo ;


» nada sé de vuestros misterios , ni los quiero sabcr. »
Esta resnuesta no perturbé al Venerable. Continué en


representar su papel à las mil maravillas ; tne instaba , y
con mayores amenazas. Yo no dudaba que todas agnelles
amenazas fuesen un verdadero juego : pero yo no queria,
ni aun jugend°, prometer obediencia à su Gran-illaestre,
principalmente en là suposicion de que sus 6rdenes
fuesen en alguna ocasion contrarias â las del rey; y asi
le respondi Hermanos, é sarores, ya he dicho, que si
» en estes vuestros jriegos hubiese alguna cosa contraria
» al honor 6 â la conciencia , que aprenderiais à cono-
» Germe; .y en fin , baced de mi lo que os dé la pana;
» pero no lograréis, que yo en alguna ocasion baga tai
» promesa. Digo otra vez que No. » A exception del
Yeizerable, todos los herrnanos guardaban un profundo
silencio , aunque en la realidad solo se divirtiesen con
esta representac:on. Ami se volvi6 mas séria entre el
Fenerabley yo; no se rcndia, y volvia à hacer su pregunta
para abrumarme y arrancarnie un si. Al fin , me senti
abrurnado; terne los ojos beridados; arranqué la bonde,
la eche à tierre , y clando un golpe con el pie, respondi
un No, acompaîiado con todo el acento de ]a impaciencia.
En el mismo instante cuantos componian la légia empe-
zaron un palmoteo en serial de aplauso. El Venerable
elogié entonces mi constancia : lie aqui, dijo entre otras
cocas, las personas de que necesitamoà


i'ionzbras
cardeter y que tengan firmeza. En seguida le dije
« n'ombres de carotter! ;Y cuantos ballais que resistau


0




s: 16 rn.,oze-m.s.zoNr.BIA.
» ii vuestras arnenazas? è Y Ustedes mismos, Seilores, no
» respondieron si à la pregunta ? Y si respondieron
» dcomo pretenden Vins. hacerme crecr, que en sus
» misterios nada hay que sca contrario al honor 6 à la
» conciencia ?


El topo con que hablé interrumpio el 6rden de la 16gia;
los herrnanos se me acercaron y me dijeron : que yo
tomaba las cosas con sobrada seriedad , y demasiado à la
letra; que nunca habian pretendido obligarme como ni
ellos mismos lo Iticieran, à alguna cosa que fuese contraria
à los cleberes de un buen Fran ces, y que à pesar de mi resis-
tencia no dejaria de ser admitido. El mazo ciel Venerable
remiti6 à cada uno à su lugar ; me anunci6 mi rccepcion
al grado de maestro , ainuliendo que si yo no sabia aun
el secret() de la mazoneria , era. porque no se me podia
cornunicar sino en una 16gia mas regular y tenida con las
ceremonias ordinarias. Para el entretanto me di6 los
signos y mûtes de paso para este tercet' grado, como 10
habia hecho para los otros clos. Esto me bastaba para ser
admitido en 16gia regular ; todas nos hallamos hermanos;
y yo en una tarde, aprendiz, COmpariero Y maestro franc-
mazon , sin haber tenido idea de esto por la manqua.


Yo conocia nutv bien à los que me habian recibido,
para dejar de creer la protesta de que nunca habian
intentado obligarse à cosa alguna que fuese contraria à
su deber ; y les debo hacer esta justicia , que en tiempo
de la revolucion siernpre se rnanifestaron todas Buenos
realistas, à excepcion del renerable , à quien vi pasarse
del todo al jacobinisrno. Protneti asistir à sus sesiones
regulares , pero con la condition de que no se me ha-
blase de. juramento. Me prometieron que no me le exi-
girian, y cumplieron su palabra. Solo me pidieron que
escribiese mi nombre en la lista que enviaban regular-
mente al Grande Oriente. Lo reusé, pidicndo tiempo


eApiruto Nets°• 212
para deliberar ; y cuando hube visto en lo que cousis-
dan estas 16gias , me retiré , sin l ' aber consentido en
ello.


La primera vez que fui admitido à 16gia regular, nue
desempaé por un buen discurso sobre la mazoneria,
de la cual yo aun no sabia grau cosa. Me ceiii rigurosa-
men te à }tablar de la hermandad, y sobre el placer de vivir
con hermanos. Ya se habia convenido en que en el mis-
mo dia se recibiria à un aprendiz , à quien se le entre-
garia el secreto con todas las formas ordinarias, à fin
de que yo pudiese instruirme por mi mistno como sim-
ple testigo. No quiero perder aqui las paginas descri-
biendo ya la 16gia, ya las cerernonias y ya las pruebas
de estas recepciones. Todo esto en los primeros grados
solo parece juego de nifios. Yo puedo sencillamente dar
testimonio, de que todo lo que se lee en la Llave de los
Mazones (clef des "{laçons), en su Catecismo , y en algunos
otros libros de esta especie , es muy exacto en cuanto
al ceremonial , à lo menos de los tres grados que lie
recibido y lie visto conferir, con muy poca diferencia
en lo que es esencial. En fin, lo que mas me impor-
taba era saber el films ° secreto de la mazoneria. Lleg6
el moment() en que el que habia de ser recibido, debia
acercarse al rerzerable. Entonces los hermanos, que es-
taban armados de espadas , se forrnaron en dos 'incas,
teniendo levantadas sus espadas é inclinadas hacia de-
lante , de modo que formasen lo que los mazones Ila-
man bo'veda de acero . El que ha de de ser recibido pasa
por debajo de esta bdveda , y Ilega à stria especie de
altar eleyado sobre dos gradas en el fondu de la I6gia.
El Venera. sentado en un sillon 6 trono , à la otra
parte del altar, le hace un largo discurso sobre la in-
violabilidad del secreto que se le va à confiar, , y sobre
et peligro à que se expone si falta al juramento que va




21S ANc-mAzoxr.niA.
à hacer ; le enscila las espadas prontas à traspasar los
traidores, y le asegura que no evitarà la venganza.
que ha de ser recibido jura, que quiere le sea cortada
la cabeza , arrancados el corazon y las entraiias, y sus
cenizas arrojadas â los vientos, si en alguna ocasion viola
el secreto. Pronunciado el juramento , el renerable le
lice estas palabras , que he retenido muy bien, porque
se puede pensar la impaciencia con que yo las esperaba.
Querido hermano, el secreto de la franc-mazoneria con-
siste en estas palabras : igualdad r libertad ; todos los
Nombres son iguales y libres ; todos los hoinbres son ber-
maries. El Venerable ni siquiera afiadi6 una sola palabra.
Abrazaron al hetman° igual r libre ; se cerrô la lôgia,
y con ioda alegria se •fueron à su comida nzazdnica.


Tan distante estaba yo entonces de sospechar alguna
intencion reservada en este famoso secreto , que poco
faltô à que estallase cie risa cuando le of, y con el ma-
yor candor dije â los que me habian introducido : si en
esto consiste vuestro gran secreto, sabed que ya ha mu-
cho tiempo que lo sé. En efccto , si por esto se entien-
de, que los Nombres no han sido hechos para ser escla-
vos, lino para gozar de univerdadera libertad bajo el
imperio de las leyes ; si por igualdad se quiere decir e
que siendo todos hijos de un padre comun, de un mis-
uio , se deben amar todos los l'ombres, auxiliarse
rnutuamente como bermanos , no veo que yo tuviese
necesidad de ser maton para saber estas verdades. Las
encuentro de un modo mucho mejor en el Evangelio
que en sus juegos de niiios. Debo decir que en toda
la 16gia, aunque fue bastante numerosa , no vi i un solo
mazon que cntendiese de otro modo el gran secreto. Ya
se verd, que era preciso pasar por mos machos gra-
dos, para llegar â una libertad é igualdad al todo dife-
rentes, y que la mayor parte de los mazones, aun de


CiPiTtit0 NONO.
21‘)


105 grades mas adelantados, no llegaban â la


No hay pues de que admirarse, de que en Inglaterra
principahnente, sea la mazoneria una sociedad COOlpuesta
por lo gerieral de muy buenos ciudadanos, cuve objeto
principal es auxiliarse mutuamente por los principios (le
una igualdad , que para ellos no es otra cosa qua la
hermandad general. La mayor parte de los mazones
ingleses no conoce nias que los primeros grados : y cuat-
quiera puede estar seguro de que en estos tres grados,
dejando à parte la imprudente pregunta sobre la obe-
diencia al Gran-Maestre de la 6rden , solo la expli-
cacionjacobina de la libertad é igualdad, pudiera hacer
peligroso su secreto. El buen sentido de los Ingleses les
lia hecho desechar esta explicacion. Tambien lie oido
hablar de una resolucion de sus principales mazones para
descellai' 3 cuantos pretendan introducir la igualdad y
libertad revolueionarias. He visto en la historia de su
mazoneria discarsos é instrucciones muy sabias para evi-
tar los abusos : he visto al Gran-Maestre advenir 1 los
bermanos, de que la verdadera igualdad maz6nica no
les debe impedir de dar cada cual, filera de las 16gias,
aquellas seibles de respcto y deferencia, que el uso de
la sociedad mira como anexas à su clase en el mundo,
6 â los diferentes grados y titulos politicos. Ife visto tain-
bien en estas instrucciones secretas de los Grandes-Maes-
tres, excelentes instrucciones para conciliai' ioda su liber-
tad é igualdad maz6nicas , con la fidelidad y sumision
las leyes y con todos los deberes de un buen ciudadano
(t). De este modo, aunque todo sea comun entre los
mazones inglcses ylos de cualquiera otra nation, Rasta


(i) Véause estas instrucciones en la historia inglesa de la
, parte primera.




CAP1 T ULO DIEZ. 221


220 FR ÀNC-MAZOWERLI.
el grado de maestro inclusivamente; aunque tengan el
mismo secreto, las mismas exprcsiones y las mismas seira-
les para conocerse, los ingleses parandose par lo general
en este grado, no ascienden à los grandes misterios, 6 para
decir mejor, los han clescchailo • Ellos han saticlo puri-
frcar la franc-mazonerfa (**). Vamos à ver basta que pun-
to estos grandes misterios son en efecto inconciliables con
el caràcter de una nation, que tantas vcces ha justili-
do la idea que se tiene de su sabidurfa.


CAPITULO X.


DE LOS GRANDES MISTEMOS 6 SECRETOS DE LAS
TRA.S-L6GIAS DE LA INIAZONERiA


Objet.° de estos misterios.


(**) Aunque tanto la hayan purificado , yo no 1;i/cd° comprender
tante beneficencia y hermandeu con un secreto tan inviolable. Muy
bien puede ser que nada malo contenga en lo politico : é y en lo
religioso ? No lo dite et autor de estes Mernorias ; y yo no sé resol-
verlo. Y si tampoco nada mal° bey en esto ; à que fin nn secreto
tau inviolable ? Sepamos lo que oculta , para que siendo bueno , coma
se pretende , nos sea fécil aprovechar de la que està tau purificado.


f


Ln que aqui entiendo yo por tras-ldgias, 6 t'iltimos gra-
dos de la mazoneria , comprende en general d todos los
mazones, que despues de haber pasado por los tres pri-
meros grados de appendices, compaiieros y maestros, se
balla que son bastaute zelosos para ser admitidos à los
grados ulteriorcs, y en (in d aquel en que se rasga el
cela para chas, en donde ya no hay mas emblemas ni
alegorias, y en donde sin equivocacion se explica el do-
ble principio de igualdad y libertad que se reduce d estas
palabras : Guerra d Cristo y à su culto; querra d los reyes
y à todos los trouas. Para demostrar que este es el resul-
tado de los grandes misterios de la franc-mazoneria, no
temo la falta de pruebas; su multitud es la que me em-
baraza. Solo ellas llenarian un Bran voltimen , y quiero
reducirlas d este capitulo. Dispénserne el lector à la me-
nos los pormenores de los emblemas, de los Filas , de
los juramentos y de las pruebas que acompanan à caria
una de estos grados. Lo que importa es dar à conocer
la doctrina y el -Ultimo objet°. Esto es à lo que princi-
palmente me quiero dedicar. Empezemos por observa-
ciones que pongan al lector en estado de segair los mis-
terios, à proporeion que se. vayan revelando. Aunque




222 reA:,:c-mAzotani.s..
en los primeras grades de ios mazones todo parece
pueril , sin embargo bay muchas rosas que la sccta no
ha anticipado en los primeros ;ratios sino para juzgar,
por la impresion que ellas hacen sobre los jévenes inicia,
dos, basta que grado los puede conclucir.


Bazones Bene ales que Itacen sospechosos estes misterios.


En primer lugar. El grande objeto, segun ella nos dice'
que se ha propuesto, es unas veces edificar templos à la
virtud y calabozos al vicie ; otras, ini•iar sus sectarios
la luz , para sacarlos de las tinieblas en que estan
sepultados los profanes. Estos proja. nos son el recto de los
hombres. Esta promesa es la del primer Catecismo rie los
niazones• No se hallarà ni un solo iniciado que rio
convenga en este. Entretanto, esta cola promesa anuncia
que hay para los mazones una moral y doctrina , en cuya
cornparacion la de Jesucristo y su Evangelio no es nias
que error y tinieblas.


En segundo lugar. La rra rnau'mica no es la del Cris-
tianismo ; el afro de la luz cmpieza para ellos en los
primeros lias del mundo. Es esto une de aquellos usos
que no negara mazon alguno. Este uso dice con bastante
claridad, que toda su luz, su moral, su ciencia rcligiosa
es anterior :i la revelacion evangélica, y aun anterior à
la de 1\haises y los Profetas, y que sera todo lo que à
la incredulidad le acomode Hamar religion de la natta,
raleza.


En terrer lugar. En el iclioma de los mazones, todas
sus 16gias no son sino un temple para representar el
-univers°, tcmplo que se extiende de oriente à accidente,
y de mediodict al no•te,. En este temple se admite con
la misma indiferencia al judio que al cristiano, al musul-
man que al id6latra, à hombres de toda religion y recta.
Todos yen la lui, todos aprenden alli la ciencia de las


CdPiTIA.0 DitZ.
223


virtudes y de la verdadera felicidad, y todos pueden con-
tinuar en su secta en todos los grades hasta neer à aquel
en que al fin se les cnseria, que iodas las religiones no
son sino error y p


•eocupacion. Aunque /nimbus mazones
no descuhren en esta rennion sine aque!la caridad ge-
neral , en que la diversidad de opiniones no ha de
impe.dir los efectos para extenderse sobre el gentil y ju-
dio, sobre el ortodoxo y hérege, temo que tante zelo
para reunir el error y la mentira no sea ocra cosa que
el aile de sugerir la indiferencia por iodas las religiones,
basta que llegue el moment° de destruirlas todas en
el corazon de los iniciados.


Objeto de, los nzist cries probado par la naturaleza
de los grades mazdnicos.


cuarto lugar: Los mazones siempre comunican sit
pretendida luz, 6 el arte de edificar templos à la virtud
ô calabozos al vicio , con la precaucion de los mas
terribles jurarnentos sobre el sccreto. Facilmente se con-
cibe , que cuando la verdad y la virtud todo lo pueden
tenter de parte de los ti•anos, pueden dar sus instruc-
ciones en secreto : pero en lugar de exigir el jurarnento
de guardar secretas sus instrucciones, consideran que
comete un verdadero crimen el que las oculta cuando
las puede extencler ; ellas mandan, que se prodigue en
pnblico lo que se ha aprendido en tinieblas. O la ciencia
de lus mazones lo es verdaderamente de virtud y de
felieidad conforme à las leyes del Cristianistno y al
sosiego de los estaclos , y entonces , é que tienen que
temer de parte de los obispos y de los rues de:pues
que el mundo es cristiano O bien , esta pretendida
ciencia esta en oposicion con las leyes religiosas y civiles
del mundo cristiano; y si es asi, solo queda que decir-
les : el que obra mal, desea ocultarse.




U24 FRI>C-MA.ZONER:A.


En quinto lugar. Lo que occitan los mazones no es
lo que puede ser cligno de alabanza en su sociedad; no
es aquel espfritu de hermandad, de beneficencia general
con que pneden convenir con los religiosos observantes
del Evangelio; rio son aquellos placeres y dulzuras de su
igualdad, de su union y de sus convites fraternales : por
el contrario , ellos encomian sin cesar su espfritu de
beneficencia, y nadie ignora los placeres de sus iniciados
convidados. Hay pues en su secreto alguna cosa de una
naturaleza del todo distinta de esta hermandad; alguna
cosa menos inocente que el placer de sus convites
snaz6nicos.


He aqui lo que se puede decir en general à todo ma-
zon , y lo que à ellos mismos les habia de causar algu-
nas sospechas de que en los ItItimos grados le su socie-
(lad hay secretos, que par unos motivos muy diferentes
de su hermandad , de sus sdiales y de sus palabras sagradas
6 de paso ,se dcben ocultar. Solo la afectacion del secreto
sobre estas primeras expresiones de la mazone •fa igual-
dad y libertad, y el juramento de nunca manifestar que
estas dos palabras son la base de la doctrina tuaz6nica,
Va dicen bien claro que debe haber una explicacion de
estas palabras, que interesa à la recta ocultar à los miette,
bros que figuran en la religion y en el estado; pues
para llegar en efeeto à aquella explicacion en las iilti-
mos mistei ios, es preciso pasar por tantas pruebas y jura-
i-tientos, y por tantos grados. Para poner al lector en
estado de juzgar hasta que punto se verificar estas con-jeturas en las trac-I6gias , debo volver à hablar sobre
el grado de maestro, y referir la historia aleg6rica de
la ruai son explicacion y descubrimiento los profundos
misterios de la secta• En este grado de maestro mazon
la lôgia està coigada de negro; en medio de ella hay
una tumba flinebre elevada sobre cinco gradas, cubierta


con


Clé-Pi:VT.0
tZ. 21k5


con un Fano funeral; los hermanos estan al rededor
actinides de dolor y de venganza. Cuando et iniciado
va e,,tà acImiticlo , el renerab le le refiere la historia .6
fabula siguicnte.


Historia alegtirica de Adoniram , base de todos
estas grados.


Adoniram , elegido al .efecto por Salomon , presidia
al pago de los trabajadores que edificaran el templo. Estas
trabajadores Bran en rn'uncro de tres mil. Adoniram ,
para dar à cada uno el salario que le correspondia , los
dividiô en tres clases, aprenclizes , compaüeros y maestros.
1/6 à cada una su ,


contraseiia , sus seîiales propios ,
les enseîi6 el modo como le habian de tocar para ser
conocidos. Cada clase debia tener extremadamente secre-
tas sus seiiales y contrasefias. Tres de la clase de compa-
iieros queriendo saber la contraseîia•:de los maestros y
procurarse por este medio .su salario, se escondieron
el templo, y despues se colocaron uno en cada puerta
de aquel. En el momento en que Adoniram tenia cos-
tumbre de cerrar el templo, el primer compaiiero con
quien se encontr6 , le pidi6 la contraseîia de maestro.
Adoniram rehus6 dàrsela, y recibi6 en la cabeza un bran
golpe con un palo. Quiso lulir por titra puerta, y tuvo
et mismo encuentro, pues se le pidi6 Io mismo y reci-
bic') el mismo tratamiento. En fin, en la tercera puerta,
el tercer compaliero le mat6 por el mismo motivo de no
haber querido revelar la contraseiia de maestro. Sus
asesinos le enterraron bajo de un rnonton de piedras,
sobre el tuai pusieron una rama de acacia para recono-
cep el sitio en donde habian colocado el cultiver.


Salomon y los maestros se desesperaban al advenir la
faita de Adoniram. Le buscaban por todzs partes ; en
fin un maestro descubri6 su cadaver, y le' tom6 por el


Torne




226 rItiNC-1,1àZONER1À.
puîio, y este se separ6 del brazo, y el maestro admi-
rado exclame, : Mac Benac , que significa , segun los
mazones ; la carne se sépara de los huesos. Tenierosos
de que Adoniram no hubiese revelado su contraseria
Ilarnada la palabra, cOnvinieron todos los maestroq en
nnidarla y sustituyèron en su lugar esta de Mac Benac;
palabras venerables, que los franc-;mazones no se atreven
à: pronunciar fuere de sus-16gias , y en donde cala uno
no pronuncia mas que una silaba, dejando al que le
esti mas inniediato , que acabe la palabra.—Concluida
esta historia, instruyen al iniciado de que el objeto de
su


grado , es ocuparse en buscar aquella palabra 6 can-
traseîia perdida, y vengar la muerte de Adoniram , martir
del secret() maz6nico (1). La mayor parte de los mazones
no descubre en esta historia mas que una fabula, y en
ioda lo que la acompaiia juegos de niîios ; y paria
T'Usina se cuidan muy poco de pasar adelante en el co-
nocimiento de sus misterios.


Grado de Escogido. Parte primera.


El grado de Escogido es el momento en que aquellosj uegos se vuelven mas serios. Este grado tiene dos par-
tes ; la primera se aplica à la venganza de Adoniram, y
la segunda se ocupa en . buscar la palabra 6 la doctrina
sagrada que ella e-spresaba , y que se ha perdido. En este
grado de Escogido todos los herrnanos van vestidos de
negro, llevando al lado izquierdo una especie de peto
sobre el cual se ha bordado una calavera , un hues° y un
puûal, rodeado todo con la divisa :a)encer d morir, , con
un cordon en aspa que 'leva la misma divisa. Todo
respira muerte y venganza en el trage y en la actitud. El
pretendiente es conducido à la 16gia, bendados los ojos


(r) Véasa en los libres de mazone •ia el grado Maestro.


iT TJLO
22,y llevando én sus manas linos gtiantes cnsangréntados.


Un iniciado con un imitai en la mano le amenaza traspa-
Sarle el corazon, en castigo del erfinen de que se le ha
acusado. Despues de muchos terrores, se le concede la
vida, bajo la condition de vengar al padre de los mazones
con la muerte clic su aseSina. Le enset


-ian una eaverrià
oscura en la que se le lace cntrar; le gritan diciendo
herid à todo lo que os baga resisteneia; entrad , dcfendeos
y vengad à nuestro Maestro ; y â este prccio séréis
Escogido . Con un puîial en la mana derecha y nid
liimpara en la izquierda , se adelanta; se enenentra con
un fantasma ; oye ocra vez que le dicen : berid , vengad
Hiram, ese es su asesino. Le hiere y derrama su sangre;...
cortad, le dicen, la cabeza al asesino ;... /o hace, derri-
btindole la cabeza à sus pies; la toma por los cabellos;
se la lleva n'iodante, y en prueba de su victoria la
enserra à todos los hermanos, quienes declaran que ed
cligno de ser Escogido. Facilmente se coriace qUe


.
este


caddver no es mas que un maniqui cou algunes intes-
tinos lienos de sangre. lie preguntado à. varios mazones
si este aprendizage de ferocidad no lès haCia sospechar;
de que la cabeza que iban à Canar, é rê la de los reyes;
y me han confesado que rio habian dada en ello hasta
que la revolucion les abri6 los ojos.


Segunda parte del grado de Escogido.
La misrno sucede en cuanto à la parte religiosa de


este grado. Aqui el iniciado se halla ya ponlifice y sacri-
ficador con todos sus cofrades. iievestidos (le ornamentos-
sacerdotales, ofrecen pan y Vina, segtin cl 6rden de
NelchiSedech. El objet() secreto de esta ceremonia es;
restablecer la ignaldad religiosa ; Manifestar que todos
los l 'ombres son iguahnente sacerdoces y pontifiées ;
hacer volver todos los mazones à la religion matirai; y


a




22S r0.ANC-MAZONER11.


persuadirles que tante la de Moises, corne la de Jesu-
cristo han violado con la distincion de sacerdotes y !e-
gos , los derechos naturales de la libertad é igualdad
religiosas. Muchos iniciados han tenido necesidad de la
revolncion para confesar, , que habian silo engaîiados
con esta impicdad, como lo habian silo con el ensaye
regicida eu su grado de Escogido.




Grado mazdnico llamado , los Caballeros del Sol.


Si yo no quisiere scr tan riguroso en mis pruebas ,
pondria aqui el grado maz6nico llamado de los Caballe-


ros del Sol : pero solo conclu() este grado por lo que
se lee en el relo rasgado (le Voile levé) obra del
Sr. Abate le Franc , eclesiastieo ciertamente muy vir-
tnoso, muy. veridico, y uno de aquellos clig,nos varoises
que mas quisieron morir bajo la espada de los asesinos
del 2 setiembrc, que hacer traicion à su • religion : pero
este autor orniti6 darnos noticia de donde habia adqui-
ride estes conocimientos sobre los grados rnazônicos.
Veo por otra parte que no estaba bastante instruido sobre
el origen de la mazoneria, pues solo la hase liegar hasta
Socino. Me percce que solo tuvo noticia de los grados
escoceses por medio de traducciones poco exactas , y
hechas con Ioda la libertad de las mudanzas que hicieron
nuestros franceses. For otra parte, sé, que este grade
del Sol es de creacion moderna. Creo que adivinaria su
autor por su estilo tudesco. Si clebo clac fe é lo que lie
oido decir , Lue -uno de aquellos fil6sofos de la alta
aristocracia, que se hallaba muy bien con su gerarquia
en este munclo para no aspirar à mas igualdad , que à
la que se limita é hacer iguales à todos los hermanos
en las francachelas mazônicas é igualmente impias. Por
eso nada se deseubre en este grado, que tenta relacion
con el sistema de derribar les trottes. En él se procede


cirirtuo DIEZ. 229
con tanta claridad, que muy presto habria escandalizado
à muchos franc-mazones, à quicncs solo se pocha hablar
con emblemas susceptibles de otra explicacion. No obs-
tante , he visto en Francia é algunos de estes mazones
Caballeros del Sol. Este gracie solo se data à iniciados
cuya iinpiedad ya no era equivoca. Mas es un grado del
nuevo filosofismo de la inipiedad, que de la antigua
mazonerfa. Bajo de este aspect() merece ser conocido.
Bastaré para fc;rinar juicio lo que voy à decir, sirvién-


' dome de quia el eitado M. le Franc.
Cuando el iniciado llegaba é este grade superior, ya no


pocha ignorar que el côdigo maz6nico cra incompatible
con el mener vestig, io del Cristianismo. Aqui el Fenerable
toma el nombre de Adan, el introductor el de Ferelad,
y lie aqui una parte de las instruccioncs que el hermano
Verdad ha de dar al nuevo iniciado , resumiendo todos
los emblemas que hasta entonces ha visto en la maz,o-
noria .


Sabed en primer lugar, que los tres primeros mue-
» bics que habeis visto , que son la biblia, el compas y
» la escuadra tienen un significado reservado que no
» entendeis


Per la biblia debeis entender que no
habeis de tener otra ley que la de Adan, la que el


» Eterno grav6 en su corazon. Esta ley es la que se
» llanza ley neural. El compas os advierte que Dios es
» et punto eéntrico de todas las cosas , del cual todos
» estan igualmente distantes y cercanos... Por la escuadra
» se nos dcscubre que Dios ha hecho todas las rosas
» iguales.... La piedra cébica os advierte que todas
• vuestras acciones deben ser iguales con relacion al sobe-
» rano bien... La muerte de Hiram y la mudanza de
» la contrasaa de maestro os cns


.efian , que es muy
» dificil evitar los lazos de la ignorancia : pero que es
» necesario manifestarse tan constante corne lo fue nues-


1




23o rnANc-m.t.zoNERIA.
tro Venerable Hiram, que prefiriô morir asesinado 4
rendirse à la persuasion de sus asesinos.
Lo mas esencial (le este diseurs° del hermano Verdad


esta en lo que aiiade exalicando el grado de Escogido.
He aqui entre otras casas lo que se lec : Si me pregun-
n tais, que (alidades ha de tener un mazon para Ilegar
v al centro del ve•dadero bien, os responderé, que es
D preciso ] 'aber aplastado la cabeza de la serpiente de


la ignorancia mundana; habersacudido el yugo de las
» preoeupaciones de la infancia, relativas d los misterio s.
e de la religion dominante en que ha nacido. Tarie cuita
» religioso solo • ha sido inventado por la esperanza de
3 mandat y de oevar el primer puesto entre los Nombres,


por una percz,a que engendra, con una falsa picdad,


la codicia de adquirir los bienes agenos. En fin, solo
» ha sida inventado por la glotoneria , hija de la hipo


-» gresi a , que de todo se pale para mortfficar los sentidos
» camales de los que poseerz, aquellos bienes, para que se
» les ofrezcan sobre un altar levantado en sus corazones,


coma sacrificios que el deleite, la lujuria y el peijurio
n les lia procurado. He aqui, querido hermano, todo
» lo que debeis saber combatir!.... He aqui el monstruo,


bajo la figura de la serpiente , que babcis de exterminar.
» Esta es uaa fiel pintura de lo que el vulgo imbécil adora
» bajo el nombre de n


« El profana y timido Abiram fue quien, d causa
» de un zelo fandtico , se, hizo el instrumente dei rite
n monacal. y religioso, y di6 las primeras estocades


cl sena de nuestro padre Hiram, es decir que socavô
» los fundamentos ciel templo celestial , que el rnismo
» Eterno habia edificado sobre la tierra à la sublime
n virtud. La primera edad del monda ha sido testigo
r de cuanto digo. La mas simple ley de la naturaleza bizo
» que nuestros primeras padres fuesen los mortalesrua..5




CAPiTLI.0 RIEZ.
251


• felices : pero el monstruo ciel orgullo se dcjô ver sobre
» la tierra ; grita y se hace oir de- todos los l'ombres
» de este tiempo; les prornete la bienaventuranza , y les


(lice con palabras melosas, que es preciso tributar al
DEterno , criador de todas las casas , un cuita mas
• distinguido y extendido del que liasta entonces se habia
• practicado sobre. la tierra. Esta hidra con Gien cabezas
n ha enganado y engaina aun à los hembres que estan
Dsumisos à su imperio , y los engaiiarà hasts et mo-


mento en que los verdaderos Escogidos se dejaran ver
para combatirla y destruirla enteramente (r). » No


se necesita de raucha reflexion para conocer la impiedad
de estas instrucciones.


Altos grades de los franc-mazones escoceses.
En efecto , estos misterios no se dcclaran formalmente


al hermano Escogido. La mayor parte de les mazones
admitidos à este grade, se cuidan muy poco de penetrar
su sentido; y aun desean ignorar las explicaciones que:
los irritarian , en proportion de los sentimientos de
religion que aun conservan , y de la fidelidad que pro-,
festin à sus principes. Muchos se incomodan con tafias
pruebas, y se contentan con los gra(los inferiares, que
les bastan para que en todas partes les mirera coma
hermanos todos los otros mazones, para pagar su escote
en todos los convites , y en iodas. las fiestas it orgia9
mazônicas, ô tambien para tener derecho à los socorros
que las 16gias destinan à los indigentes. Aquel cuyo zelo
no se resfria pasa ordinariarnente


ô del grado
maestro ô del de escogido, à los tres gracias de la caba-
Veda escocesa. No iré à buscar et resultado de estos
tres gracias en autores de quienes se pueda sospeehar,
que los quieran dçsacreditar. El iniciada aleman , que


(r) Véase el grado de 1 9 s Caballeros cle.la E5trella , 17..
4,


4


P




t« 232 rrtiNC-MAZOZ4ERIA.
los ha traclucido en su lengua para instruction de los
mazones sus compatriotas, es uno (le los Caballeros mas
zelosos de la doctrina que alli se oculta. Se vide (le todo
su ingenio para sostenerla, y me parece que no puedo
valerme de un autor menas sospechoso , pues eseribi6
para aumentar las lutes de sus hermanos. He aqui pues
lo que los profanas pueden deducir de sus instruc-
ciones (x).


Cualquiera mazon que-quiera ser admitido à estas altas
ltigias cscocesas, coma tambien à todos los demas grados
maz6nicos, lo primer() que ha de sa per es que hasta
à aquel moment() ha vivido en la esclavitud. Este es el
motiva parque se le admite delante de los hermanos
coma un esclavo, llevando una cuerda al cuello y pi-
diendo que le rompan sus lazos. Aun sera necesario que
se presente en otra postura mas humiliante, cuando ciel
segundo gracia de maestro escoces querra pasar al ter-
cero, al de caballero de San Andrcs. El mazon que
aspira à este honor es encerrado en 'un oscuro retrete;
aqui una cuerda con cuatro fiudos 6 lazos corredizos
aprietan su cuello ; aqui tcndido en tierra, à la sont-
bria luz (le una lampara, se ve ahandonaclo à sf mismo
para que medite sobre su esclavitud, à la que aun esta redu-
cido y para que aprenda a conocer el precio de la liber-
tad. Al fin llega uno de los hermanos y le introduce,
tomando con una mano la cuerda y empuiiando con la
otra una espada desenvainada , con adernan de atra-
vesarle , si opone alguna resistencia. No se le declara
libre hasta que ha respondido à muchas preguntas, y
principalmente hasta despues de habcr jurado sobre la
salud de su alma de que nunca liard traicion à los secre-
tos que se le cormaran. Seria amiral repetir aqui todos


(r) Véanse los ,grados de los Maestros escoceses, impresos
Stokolmo , aiio 1734.


CAPirtiL0 DIEZ.
253


las juramentos; cala grado, y cala subdivision de grado
tiene el suvo , à tuai mas horroroso. Todos los jura-
mentos someten el aspirante à las mas terribles venganzas
ô de Dios, 6 de las hermanos , si descubrc su secreto. Me
2,tengo pues aun à la doctrina (le estas mismos secretos.


En el primer grado de caballero escoces, aprende el
iniciado que le elevan à la dignidad de Bran sacerdote , y
recibe una especie de bendicion en nombre del inmortal
é invisible J'ab o ya. Se le intima que de alli en adelan te
lia de adorar la divinidad hajo de aquel nombre, parque
cl significado de Telzova es macho mas expresiva pic el
de Adonai. No se le comunica la ciencia maz6nica sino
corna de Salomon y de Hiram, renovada por los Caba-
lleros del Temple : pero en el segundo grado ya se le
manifiesta que tiene por padre à Adan. Este primer
hombre, y despues Noe , Nemrod, Salomon, Hugo de
Payera, fundaclor de los Templarios , y Jayme Molay su


gran-maestre son los grandes maestros de la inazo-
nerfa y los favoritos de 'choya. En fin, en su terrer
grado sc descorre el velo y se le (lice, que la famosa
palabra , olviclada ha tant() tiempo y perdida despues
de la muerte de Hiram , es este nombre de fehova.
Dicen que la volvieron à hallar los Templarios en oca-
sion en que los cristianos querian edificar una igicsia
en Jerusalem. Cavando el terreno en donde estuvo en
otro tiempo aquclla parte del templo de Salomon, Ha-
mada el santo de los santos, se descubricron tees piedras,
que servian de fundamento al antiguo templo. La forma
y union de estas tres piedras llamaron la atencion de
los Templarios : se aument6 su admiration , cuando
vieron gravado sobre la tiltima el nombre de L'hava.
Esta es la famosa palabra, que se percii6 con la muerte
de Adoniram. Los cabalieros ciel Temple de vueb.a d
Europa no abandonaron un monument() tan precioso ;




ta:54
llevaron à Esc6cia aquellas tres piedras , y con mas
cuidado aquella en donde estaba gravado el nombre de
Jekova. Los sabios escoceses, por su parte, no dejaron de
tributar el respeto que se debia à este monuniento, é
hicieron que sirviesen de piedras funclamentales à su
primera 16gia , y como esta I6gia se comenz6 en el (lia
de San Andres, los que sabian el sccreto de las tres
piedras y ciel nombre de Jekova, se dieron el nombre de
caballeros de San Anches. Sus herecleros, sucesores del
secreto, son en el dia los perfectos maestros de la franc-
mazoneria , y los grandes sacerdotes de Tebova.


Esta es en sustancia toda la cloctrina que se le revela
al hermano iniciado en los Ultimos misterios de la'
caballeria escocesa. Le parecerà al lector, despues de esto,
que ha leido los preceptos de la ciencia de la piedra.
iilosofal ô de la trasmutacion de los metales. En la
especie de catecismo que se le hacen, para saber si se
acuerda bien de todo lo que ha visto y le han cheik° en la
16gia en 6rden al templo de Salomon, hay una pregunta,
que esta concebida en estos términos : Es este todo
que habeis visto 9


La respuesta es : He visto otras
=chus cosa,s ; pero eardo el secreto en mi corazon con
los maestros escoceses. Este secreto, mas adelante , no
debe ser muy dificil de adivinar,


, pues se reduce à niirar
en el maestro escoces al gran sacerdote de Teliova, del
culto, y de la pretendida religion del deista, que se lice
haber silo sucesivamente la de Adan , de Noe , de
Nemrod, de Salomon, de Hugo de Payens, del gran-
maestre Molay, de los caballeros del Temple, y que en
el dia debe ser la sala religion del perfect°. maestro
francc - azon.


Los iniciados podian ateners.e à estos misterios. A los
mazones eseoceses se les deelaraba libres en adelante ,
y todos igualmente sacerdotes de. Jehova.. Este sacerdocio


CAPiTIILO DIEZ. 235


los ezimia de todos los misterios del Evangelio y de
toda religion revelada. La libertin" y felicidad que la
secta hacia consistir en su vuelta al deismo , ya decia
con bastante formalidad à los iniciados lo que dehian
pensar sobre el Cristianismo y su divinci fundador. Sin
embargo, aun no se han consutuaclo los altos misterios.
Tienen aun los franc-mazones que descubrir quien rob6
aquella famosa palabra Jehova , ci en otros términos ,
quien abolit') el culto del deista tan estimado de la secta.
Bien se veia que toda la fabula de Hiram ô de A.doniram
y sus asesinos no era mas que una simple alegori .a, cuya
explicacion Baba aun lugar à esta pregunta Quien
fue el verdadero asesino de AdoniramP quien es el que
ha destruido el deismo sobre la tierra P quien fue el
verdadero ladron de la farnosa palabra ? La secta que
detestaba à este ladron hacia de inspirai el mismO odio
tz SUS profundos iniciados. Este objeto 1° es de un nuevo


Grado llamado, Caballeros de la Rosa-Cruz.


Es muy cierto que la blasfemia mas atroz esta en
acusar a Jesucristo de haber destruido por niedio de su
religion la doctrina de la uniclad de . Dios. El mas evi-
dente de toçlos los hechos es, que à él solo se debe toda
la destruction de aquellos millares de dioses que ado-
raba el mundo idôlatra. Pero cl Evangelio manifestan-
clonas la unidad de la naturaleza divina, nos ha revelado
la trinidacl de personas. Este inefable misterio y todos
los que cautivan el entenditniento en obsequio de la
revelacion, humillan à los sofistas• Ingratos con et que
predicanclo al mundo la unidad de Dios , derrib6 los
altares de los idolos , le han jurado un odio eterno ,
parque et Dios que les predie6 no es el Dios que su
demencia quiere comprender. Hacen de Jesucristo Un.
destructor de la unidad de Dios, y le hacen el gran





236 FRII(C—MiZONER1À..
enemigo de Jehova. El odio que les roia su corazon y
que querian inspirar à sus iniciados, es el grau rnisterio
de un nuevo grado al que l'aman de Rosa- Cruz.


Como rira vez succda que alguno se initie en este
grado, sin haber obtenicio antes et de caballero escoces,
ya ve el lector que la palabra que se ha de buscar ya
no es la de 'choyez. Aqui todo muda y todo dice relacion al
autor del Cristianismo. Parece que la decoracion solo se
Lace para recordai la tristeza ciel dia en que fue saeri-
ficado sobre el calvario. 'Cia larga bayeta negra cubre
las paredes, y en el fondo se descubre un altar; sobre
este un velo trasparante que permite se vean tres cru-
ces , nevando la de en suedio la inscripcion ordinaria
de un crucifijo. Los hermanos con casullas sacerdotales
estan sentados en el suelo; observan un profundo silen-
cio; su aspecto es triste y inelanc6lico, y apoyan la fiente
sobre su mano en serial de dolor. Pero el acontecimiento
que los entristecc no es en manera alguna la muerte
del hijo de Dios, victima que se sacrifice) par nuestros
pecados. De la respuesta à la pregunta con que se da
principio d estos congresos maz6nicos , se descubre el
grau objeto. El presidente pregunta al primer zelador :
C Que Bora es? Aqui varia la respuesta segun los grados;
en este es la siguiente : R Es la primera Nora del dia,
» instante en que se rasg6 el velo ciel templo, y en que
» las tinieblas y la consternacion se derramaron sobre
» la superficie (le la tierra, en que se oscureci6 la luz,
» en que se rompieron los traba jos de la mazonerz'a, en
» que clesapareci6 la estrella que arrojaba llamas, en que se
» quebr6 la piedra cnbica, y se perdid la palabra (s).


El iniciado que ha seguido en la mazoneria los pro-
gresos de sus descubrimientos , no tiene necesidad de


(i) Véase el grado Rosa-Cruz.


ciriTuto DIEZ. 237
nuevas instrucciones para comprender el sentido de estas
palabras . Ve en ellas, que el dia en que se perdiô la
palabra 'choya, es precisamente el mismo en que Jesu-
cristo hijo de Dios, muriendo por la salud de los hom-
bres, consum6 el Bran misterio de la religion cristiana
y destruy6 toda otra religion , sea judàica, sea natural,
sea Cuanto mas adicto esta un mazon d la
palabra , es decir, d la doctrina de su pretendida reli-
gion natural, tanto mas se inclinas à detestar al autor
y consumador (le la religion revelada. Esta palabra, que
ya lia encontrado el iniciado en los grados anteriores ,
no es en este el objeto de sus investigaciones; alguna
rosa mas exige su odio. Necesita de una palabra, que
pronunciéndola su boca y las de sus con-seetarios re-
cucrde habitualmente la blasfemia del desprecio y del
borror contra el Dios del Cristianismo; y esta palabra se
balla en la misma inscripcion de la cruz. Se sabe que las
letras que componen esta palabra 1.1171i1 son las initiales
de la inscripcion : Jesus Nazareno Rey de los Tudios. El
iniciado Rosa - Cruz sustituye en su lugar la siguiente
interpretacion: Judio de Nazaret conducido por lia/air/en
fadea ; interpretacion que ya no hace de Jesucristo sino
un judfo ordinario, llevado à Jerusalen por otro Judio
llamado Rafael , para que le castigasen por sus delitos.
En el moment() en que el iniciado con sus respuestas
manifiesta que comprende el sentido maz6nico de aquella
inscripcion INRI , exclama el Fenerable : Ilermanos ,
ya se ha encontrado la palabra; entonees todos los
concurrentes celebran este rayo de luz que se les ha
comunicado, con el cual el hermano les da à conocer,


,


que aquel .que con su muerte consum6 la redencion del
género humano , no file mas que un simple judfo
erucificado por sus tientos,


Temiendo que aquella interpretacion no se les borre




a38 r AN c IZONEU1À.
de la MeMbria , y para que mantengan todo el otlio que
tilla inspira contra Jesucristo , los mannes de 'Rosa-Cruz
la dieeri y vuelVen d decir cuando encuentran algun
hermano de este su grado. Esta palabra 11171i1 es la
contraseîia que se les da para conocerse y distinguirse de
los que no han recibido este grado. De este modo , esta
palabra que para el cristiano es un recuerdo del amer
que debe à sa Dies sacrificada por su eterna felicidad,
es para la secta una expresion de blasfetnia y de odio
contra el crucificado. Para descorrer cl velo que eneubre
este atroz misterio dé los tras-mazones, no me valga dé
testimonios de persanes que no son de la secte. Lo que
he referido de mi inicia•iou il los primeras grados me
proporcion6 entrer en conversation con los que yo sabia
que estaban mas adelantados; he tenido muchas y muy
interesantes conferencias , y en ellas, d pesar de toda
su fidelidad al secreto, se les escapaban à los mas zelo-
sos algunas cosas que me han servido de macho. Otros
hubo que, aunque mas reservados, convinieron en prés-
tanne libros mazénicos, pensando, que 6 su oscuridadi
6 la falta de palabras esenciales , 6 bien el modo con
que se ha de proceder para hallarlas, no me dejarian
sacar nada en limpio. Sin embargo, adiviné algunas de
estas palabras, como Jeliova , reuniendo las hojas, de
las cuales cala una solo contenia una letra en lo mas
bajo de la pdgina. Habiendo ballade esta famosa pala-
bra , encontre tambien la de INRI ; combiné cuanto
babia visto con lo que habia oido y sabia de diversos
grados; combiné euanto habia observado en las medias
palabras y en los discursos enignuiticos de ciertos ma-
zones, cuyo filosofismo me era conocido par otra parte.
Me dirigi à los que . yo sabia que procedian con la me-


j ar fe del mundo en los mismos grados , y les reconVine con todas aquellas ceremonias irrisorias de la reli-


cA.rinuo
EZ. 23g


«ion, en las cuales solo habian visto hasta entonces unos
«ion, sin objeto. siquiera ballé uno , que dejase
de convenir en los hechos como los lie descrito ; me
confesaron tambien la trasformacion de esta palabra


en su grado de Rosa- Cluz: perd protestaron , que
no habian formado la iclea de las consecuencias que yo
deducia. Otros, haciendo sus reflexiones las hallaron
nirky fundadas, y otros me decian que yo las exageraba:


Habiendo llegado la revolucion, combiné estas medias
declaraciones con los decretos de la asamblea y et se-
creto del primer grado. Llegué al estado de ya no poiler
dttdar,


, que la mazonerfa no ftlese una sociedad for-
made par unos sugetos, que desde el primer grado se
comunicaban par secreto suyo estas palabras igualdad
y libertad , permitienclo que todo mazon lionrado y reli-
gioso les diese una explicaciori que no fusse contraria
â sus principios , pero reservànclose para los nitimos
grados la interpretacion de las mismos palabras segun
toda la extension del sentido que les daba la revolucion
francesa. Un hermano mazot], que ya anos habia que
era ciel grade de Rosa-Cruz, per° al mismo tiempo muy
bonrado y religioso , no podia sufrir cl que yo fueso
de la opinion que he manifestado. De toclo se valia
para que yo formase mejor concepto de una sociedad,
en la que se gloriaba de haber ejercido las funciones
mas honorificas. Este fue muchas veces el asunto de
nuestras conversaciones. Queria absolutamente que me
alistase en la mazonerfa. Casi se di6 par agraviado cuan-
do me oy6 decir , que tan caballero Rosa-Cruz coma
era, aun no habia Ilegado al ultimo grade , 6 bien ,
que este mismo grade tenia sus divisiones, y solo tenia
conocimiento de alguna de sus partes. Llegue al extrema
de pedirle el significado de ciertos geroglificos maz6-
nicos pero me respondi6 que tambien él lo habia




'V


24'o rnAnc-mazoNtitià.
lido , y se lo habian negado. Sin embargo sostenia ,
que succdcria con estas geroglificos lo mismo que cou
la escuadra, el compas, la tailla y demas trebejos. Sabla
yo que solo faltaba dar un paso, y para sacarle de su
ceomechul. me resolvi sugerirle el camino que habia de
emprender para llegar al grado en que se rasga el vela,
y en que ya no es posible padecer alguna ilusion sobre
el objeto ulterior de los Ultimes iniciados. Tambien
descaba 61 saber lo que podria ser, y al intenta quiso
ensayar los medios que yo le habia propucsto , pero
gloriïindose al mismo tiempo de que todo aquello no
serviria sino para suininistrarle nuevas pruebas para con-
venccrme de mis yerros y de la injusticia (le mis preo-


• Cupaciones sobre la mazoneria.
Pocos (lias se pasaron , cuando le vi entrar en mi


casa , en un cstado, que solo sus expresiones pueden
declarar. Ah querido amigo, dijo : ah querido amigo!
Teniais mucha razon... ; Si que teniais mucha gazon!...
d En donde me hallaba yo , Dios inio P... d En donde
estaba?... Entiendo facilmcnte, le dije, ese lenguage...
Ya no pocha casi proseguir; se sent6 coma un hombre
que ya no puede mas , repitiendo aun varias veces :
é En donde estaba yo P. ; Ah! que vos teniais macle
razon ! Habria yo querido que me hubiese manifes-
tado alguno de los pormenores que yo no sabia : pero
solo me contest6 con decir Teniais mucha razon ; y
esto es cuanto os puedo decir. ; Ah infeliz! le dije yo
entonces, os pido perdon. Venis (le hacer un juramento
abominable; y yo soy quien os he expoesto à hacerle; pero
protesto que este juramento atroz no me acudià al pensa-
miento , cuando os sugeri los medios de Ilegar à conocer
à los que por tanto tiempo os habian llevado enga-


Conozco que valia mas ignorar el fatal secreto,
que comprarle al precio de tel juramento. Me babria


guardado


cAria•tr.o nue:.
cmarclado muy bien de exponeros à esta tentative, par-t, •que yo en conciencia no Io pocha hacer ; pero digo
ingenuamente que no lo reflexioné. Yo decia la verdaci,
no pensé entonces en dicho juramento; y sin querer ave-
riguar hasta que punto podia obligar, desisti, terniendo
sec indiscreto. 'renia la satisfaction de hacer manifes-
tad° à aquel sehor , que à lo menos sabia yo alguna
parte de aquel profundo misterio. Con las preguntas que
le hize, ya vid, que nada me ensefiaba de_ nuevo por
una declaracion , que por si sola ya manifestaba lo
esencial.


La revolucion habia arruinado su fortuna, y me con-
fes6 que para en adelante se le repararia, si aceptaba
lo que se le proponia. Si quiero, me dijo, partir para
Londres , para Biaisais , para Constantinop]a , 6 para
cualciniera otra ciudad , à mi eleccion, ni mi muger ,
ni mis hijos, ni yo necesitaremos ya (le alguna casa...
Lo ereo , le respondi ; pero con la condicion de que
vayais à predicar la igualdad r libertad , y ioda la revo-
lucion... Asi es, respondi6 : pero es cuanto os puedo
decir... ; Ah Dios mie ! . i Eu donde estaba yo!... Os
pido encarecidamente , que no me hableis mas de esto.
— Me hube de contentai.


entonces, esperando que con
el tiempo adquiriria nias noticias: No me he engafiado,
y he aqui la que me han comunicado varios mazones,
quienes hallancloine ya instruido en la may-or parte de
sus secretos, se han desahogado conmigo y con (alita
confianza, coma rceonociendo ciel habia sido el engaiio
que habian padecido por parte de esta secte subterranea,
3,
aun habrian querido rasgar piiblicamente el vela, si


hubiesen pensado poderlo hacer sin exponerse.


Tonga




rui.Nc-m)..zoxEr.iA.
Mazoneria mistica,


Cuando Ile,gaba un iniciado al grado de Rosa-Cruz
la explication que se le daba sobre lo que babia visto'
hasta entonces, dependia absolutamente de las disposi-
diones que en él se cbservaban. Si era aiguilla de aquellos
que no es posible volver irnpios, pero que à lo menos
se les puede separar de la fe de la iglesia, bajo el pre-
texto de reengendrarla , sc le decia que en el actual
Cristianismo se vieran una multitud de abusos contra la
igualdad y libcrtad de los hijos de Dios. La palabra
para estos que se habia de buscar , era cl desco de
una revolucion que restableciese aquellos tiempos
que todo entre los cristianos era comun, y eu que no habia
entre ellos ricos ni pobres, ni altos y poderosos sonores.
En fin , se les prometia la renovacion mas feliz del
género bumano, y en cierta manera un nuovo cielo y
una nneva tierra. Los espiritus sencillos y crédulos se
dejaban engaiiar con estas bellas promesas. La revolucion
era para ellos el fuego que habia de purifient' la ticrra;
por esto se les ha visto cooperar con tanto zelo como
si fuese la coi mas sauta. Era esta la que se puede
llamar, illazeneria nzistica. Era esta la de todo aquellos
imbéciles para quienes les tuazones consumados meticron
en danza aquella pretenclida profetisa Labrousse , que
tanta balla meti6 en el principio de la revolucion. Y
fue tarnbien la del imbécil Varlet, obispo in partibus
de .Babilonia. No sabin yo de . donde le venian à este
hombre estas opiniones , basta que tuvo la clebilidad
de reconvenirme por haberlas combatido. Lo supe por
uno de sus couvidados, tenido por sabio mazon, â quien
el buen obispo invitaba algunas veces â sus cenas maz6-
nicas. Hasta en estos convites se habria podido observar
la diferencia que habia entre Los iniciados de un mismo


C TUEZ.
245


grado, quienes habian recibido instrucciones tan cliver«.
sas corn() cran sus caractéres. El obispo in partibus, entu-
siasrnado con la regeneracion religiosa que le habian
dado â cntender, ordenaba toda la mazoneria à la per-
feccion del evangelio; por esto observaba en los convites
i nazémicos el precepto de la iglesia , si aquellos se ha-
clan en dia de abstinencia. El ap6stata Don Gerbe, por
al contrario, se manifestaba mazon de un sistema muy
diferente, y ya cantaba aquellos versos que en una carta
a Robespierre declar6 haberlos consagrado à la verdad
Ni culto , ni sacerclotes , ni rey porque la niceva Eva
eres tri (1).


En cstos mismos convites maz6nicos, el doetor Lam othe,
sabio Dosa-Cruz, se manifestaba nias modesto. Ya se
podia prever entonces lo que lie oido decir de su con-
version , que llegaria dia en que detestaria igualmente
fa mazoneria de Varlet y la de Don Gerle. À. este .ultimo
le guillotinaron; los otros aun viven ; los nombro por-
que no tertio que me desmientan , y porque las •pruebas
que resultan de esta especie de anécdotas las trace inte-
resantes; porque se ve cuantas personas piadosas y cari-
tativas han podido padecer engatio, y corno una princcsa,
liermana del cloque de Orleans, pudo llegar à tal punto
de seduccion, que desease esta revolucion para regene-
raciort del mundo cristiano. Esta explication del grado
de Rosa-Crin:, era solo para los tontos , en los cuales
descubria la secta una cierta inclination à la mlstica. Al
vulgo le abandonaban â sus


• propias explicaeiones; pero
si el iniciado manifestaba .grandes deseos de }racer
progresos, si se consicleraba en cstado de sujetarse â las
pruebas, le admitian al grado en que se rasga elvelo,
llamado de Kadosc, que significa el hombre reengendrado.


(z) Ni culte , ni prêtres , ni roi ; car la nouvelle Eve c'est loi.
verbal de las papeles halleicios en casa de liobespierre , ntim. 57.


Q2




244


r n À NC-MAZONERi4..


Graclo de Kadosc.


À este grado fue admitido aquel iniciado, de quiet
ya tengo liecha mention. No me admiro ciel estado de
extenuacion à que se habia habiclo de sujetar. AlgunGs
inieiados del misino grado me han asegurado, de que
no hay recursos en la fisica ni en el juego de màquinas
para asustar à una persona, no hay espectros borrorosos,
ni terrores, que no se empleen para probar la constancia
del aspirante. M. Montjoie nos habla de una escalera,
por la cual se hizo subir al claque de Orleans, y de cuya
altura hicieron d ue se precipitase. Si se red-tiiti d esto la
prueba, es de pcnsar que se tomaron las correspondientes
precauciones. Imaginese un profundo subternineo, un
verdadero abismo, de euyos. bordes se eleva una especie
de torre muy estrecha hasta la altura de las 16gias. À.
este abismo pues es conducido el iniciado, al traves de
subterraneos en donde todo causa liorror. Aqui le en-
cierran ; ..ballandose en este estado de abandoiio, siente
que le elevan, por medio de maquinas que bacen un
ruido espantoso. Le suben lentamente, teniéndole col-
gado en aquel pozo tenebroso; algunas veces le suben
boras enteras y le dejan caer de golpe, corso si ya no
Io sostuyiesen. Muchas veces le vuelven ai subir y vuel-
ven à soltar con las mismas angustias ; y cuidado de
que no dé algun grito que..manifieste temor. Esta des-
cripcion no declara sino con mucha imperfection una
parte de las pruebas de que habian bombres que han
pasado por chias. Aiiaden, que les es imposible 'lacer una
descripcion exacta; que pierden su cspiritu; que muchas
veces no suben en donde estan, que necesitan de bebi-
das, y que muchas veces se las dan para fortalecerlos.,
pero sin que les aumenten la reflexion : por mejor decir,
que solo aumenten sus ftterzas para reanimar ya el sen-
timiento del terror, , ya el del furor,


CAPiTULO DIEL


!45
Par muchas circunstancias que refieren de este grado ,


yo habria creido que pertenecia al iluminismo ; pero en
el fondo se ha tornado de la alegoria mazOnica. Aqui
se renueva la prueba del grado en que el iniciado se
hace asesino pero el maestro, cuya muerte se ha de
vengar, ya no es Hiram, es Molay , cl gran-maestro de
los templarios; y el que han de matar es un rey,


, es decir,
Felipe el Hermoso , en cuyo reinado fue ;destruido cl
orden de aquellos caballeros. En el moment °


en
que el iniciado sale de la caverna , llevando la cabeza
de este rcy, exclama : Nekom, ya le he /huerta. Des-
pues de esta prueba atroz , le admiten al juramento.
Sé de un iniciado , que en este instante tenia dclante
de si à un caballero Kadosc, que con una pistola amena-
zaba matarle, si rehusaba hacercl juramento. Habiéndose
prcguntado al mismo iniciado, si creia que la amenaza
fuese séria , respondié : no lo asegnro, pero lo tonnera.
En fin, se rasga el vclo; sabe entonces el iniciado, que
solo à medias se le habia manifestado el sccreto; que
esta lihertad é igualdad, cuvos nombres se le habian
dado en su entrada à la mazoneria , consisten en no
conocer superior alguno sobre la tierra, à no mirar en
los reyes y pontifices sino hombrcs iguales ci los demas,
y que no tienen otros derechos al trono ti al altar,
que los que el pueblo les quicre da=.', y que les puede
quitar cuando le dé la gava. Se le dite Inas, que ya
ha macho tiempo que los principes y sacerdotes abusan
de la bondad y sencillez del misai° pneblo, que el prin-
cipal deber de un mazon , para edificar templos à la
igualdad y libertad, es librar la tierra de estas dos pla-
gas, destruyendo todos los altares que han levantado la
credulidad y la superstition , y derribando todos
troncs en donde solo se descubren tiranos que reinan
sobre esclavos. Estas noticias sobre el grado de Kadosc


3




2/16 FRANC-MAZONE111.1.


no las he adquirido solamente de los libros de Mr.
Montjoie y de Mr. Franc, sine tambien (le los mismos
iniciados ; d mas de que bien se descubre corne con.
cuerdan con las declaracioncs del iniciado, que se viô
preeisado à conceder que yo tenia razon, cuando le dije
el fin à donde conducian los 3111:11TIOS misterios de la
franc-mazoneria. i Y quo profundamente combinados
estan estos misterios! El camino es lento y complicado ;
pero con cuanta destrcza se ordena cada grade .


al fin!


Combinacion de los grados mazdnicos.


En los dos primeros, es decir, en el de aprertdiz y
de compaliero , empieza la secta por establecer para en
adelante sus principios de igualdad y libertcl. Entre-
tanto solo en tretiene d sus novicios con juegos de niîios 6
de hermandad , y con convites maz6nicos pero ya
los acosturubra al mas profundo secreto por macho de
tin horroroso jurarnento. En él de maestro, les refiere
su historia alegôrica de Acloniram , cuya muerte se ha
de vengar, y los empefia en buscar la palabra 6 con-
traseiia perdida. En el grado de escogido , acostumbra sus
iniciados à la venganza, sin deciiles de quien se han
ale vengar. Los hase volver à los patriarcas , à aquel
tiernpo en que todos los hombres no tenian, segun sus
pretensiones, otro culte que el de la religion natural ,
y en que cran todos igualmeilte sacerdotes y pontffices:
pero aun no les dite que es preciso renunciar i toda
religion revelada despues de los patriarcas. Este ultimo
rnisterio se descubre en los grados escoceses. Los mazo-
nes, al fin, son declarados libres; la palabra, que por
tante tiempo se ha buscado es la del deista, es el culte
de Jehova, corne lo ejercieron los fil6sofos de la natu-
raleza. El verdadero mazon se vuelve pontifice de Jehova;
este es el grau rnisterio que se le revela , dejando


CAPfTTILO RIEZ. 247
envueltos en tinieblas à cuantos no estan iniclados.
el grade cle Caballero de Rosa-Cruz, se declara que el
que rob6 la palabra y destruv6 el verdadero culte de
Jehova, es el mismo autor de la religion cristiana : per
lo mismo es preciso venger à sus herniaires los pontf-
lices de Jehova , de Jesucristo y de su evangelio. En
fin, en el grado de Kadosc, el asesino de Adoniram
es un rey, à quien se debe matar para vengar al grau-
maestre Molay y el 6rden de los mazones sucesores de
los Templarios. La religion que se ha de destruir para
hallar la palabra 6 la doctrina de la verdad , es la reli-
gion de Jcsucristo , y es cualquier culto que esté fundado
sobre la religion. Esta palabra es, en toda su extension ,
la libertad é igualdad que se han de restablecer con la
extincion de todo rey, y por la abolition de todo culte.


Este es el enlace y marcha, esta es la conibinacien
del sistema maz6nico; y de este modo, desarroliando
sucesivamente su doble principio de igualdad y liber-
tad , de la alegoria del maestro de los mazones cuya
muerte se Ira de vengar, desenvolviendo aquella palabra
que se ha de conduce la secta sus iniciacios de
secreto en secret() basta ponerles en las manos el côdigo
de la revolucion y del jacobinisme. No nos olvidemos
de decir que esta misma secta, terniende que sus ini-
ciados no pierdan el hile y la conexion de los gracies,
nunca los inicia en alguno mas profundo y reservado ,
sin recorclarles antes criante. han visto hasts enfonces
en la mazoneria , y sin precisarles à responder â cierta
especie de catecismo, que siernpre prescrite à su memoria
el conjura° de las instruccior.es maz6nicas , hasta que
al fin llega al i'dtimo de los misterios. Ya sé que hay
otros grades mas en la tras-mazoneria , como son él de
la estrelia, y él de los dmidas. Los Prusianos han afia-
cliclo los suyos, y los. Franceses han hacha lo mismo.,


Q4.




248 more(-11AZONER11.
He pensado que debia atenerme i los mas comunes,
pues ya bastan estos para que se vea la marcha y espi-
ritu de la secta.


Criant° mas borrorosos son estos misterios ocultos en
las tras-16gias , tanto mas debe insistir el bistoriador
sobre la multitud (le franc-mazones bonrados , que
nunca han visto semejante cosa en sus juntas. No hay
dada, que ninguna cosa Lay mas facil en la mazoneria
que padecer engaiio. Los que solo actulen logias
para adquirir conocimientos , 6 para llenar los vacios
de su curiosidad, pueden engaharse, principalmente al
ver que las han con unos hombres que apenas se ven
ya se hacen amigos. Iss verdad que muchas veces esta
mnistad no pasa de las lôgias ; pero eslo tarubien que los
dias de junta lo son de fiesta. Se coure y se bebe en
uns mena en que los buenos platos estan sazonados con
una igualdad , que aurique moMentanea , no deja de
tener sus atractivos. Sirve â muchos de desahogo des-
pues de los cuidados , negocios , G malos ratos. Es
verdad que estos convites se conviertcn en argus 6
fiestas de Baco ; pero como son entre personas que se
consideran entonces iguales y libres, à ninguno bacen
dauo. Lo que se ha dicho de ciertas juntas en que se
ofendia el pudor , es una calumnia con respecta al
corn un de las lôgias. Uns de las astucias de que se vole
la secta es la deeencia en sus fiestas. Las infamias de
Cagliostro habrian hecho desertar la mayar parte de los
hermanos. Este monstruoso Adonis al borot6 en Estrasburgo
à las kermanas Egipciacas euyos gritos le descubrieron,
pues ya no se viviera en los tiempos (le la Buena diosa,
6 de los Adamitas ; y al bruto (le Cagliostro le sacaron
de la eindad , parque cometi6 la vileza (le tcntarlas.
Tambien habria echado à perler los mazones de Paris,
si hubiese querido multiphcar sus lôgias del arrabal de


CAPiTIJI.0 RIEZ.
2i19


sari Antonio, y confundirlas con las del Oriente. No ,
nada de esto- pasaba en nuestros tiempos en la mazo-
neria ; aun se babria dicho , que ni la religion ni el
estado cran su objeto. En muchas lôgias no se trataban
tales asuntos. Unicamente en los (lias (le iniciacion, podia
el pretendicnte reflexionado advenir que habia algun
lin reservado; pero en estas mismas iniciaciones, las prue-
bas i que se sornetia el aspirante se convertian en pasa-
ticmpo para los otros hermanos. Se rellexionaba muy
poco sobre el sentido oculto de los shnbolos y emble-
mas, à mas de que la secta ponia mucho cuidado en
evitar las sospechas , hasts que descubria disposieiones
satisfactorias para desenvolver sus misterios. No igno-
raba que llegaria (lia en que un reducido n6mero de
sus pic/.enclos iniciados bastaria para bacer entrar en
action à la mulutud de los primeras grados. He aqui
el modo como se explica, que baya habido y aun baya
tantos franc-mazones, que solo ban visto en sus juegos
los misterios de una igualdad y libertad inocentes, 6
del todo extrafios à. los interescs de la religion y del
estado.


À todas estas razoncs debemos aîiadir, en favor (le la
franc-mazoneria inglesa, que esta termina su carrera en
el tercer grado. Las precauciones que ha dictado la
sabiduria no permiten aquellos deseos de venganza contra
los pretendidoi asesinos de Adoniram, deseos que, como
babemos visto, se mudan en las tras-l6gias en verda-
deras resoluciones de vengar la muerte de su padre
Molay , y en seguida en vengar la igualdad y libertad
maz6nicas, acabando con talas los reycs. dada de esto
hay que se le asemeje en los grados de.la mazoneria
inglesa. Tampoco se descubre aquel interes en hallar la
palabra perdida par Adoniram. Aqui se le declara en
seguida, que la famosa palabra descubierta par los ma-




25o tRANC-M.AZONERiA.
zones es Tehova. El iniciado , que de este descubrimiento
ciuisiese deducir ciertas consecuencias , babria de haver
muchos raciocinios y rauchas reflexiones, d las que no
se ve que se entreguen los mazones ingleses. 'chopa
es para clos sencillamente el fias conn ' del género
hurnano. Es sin duda algo extraFro que digan , que
solo clics han sabido conservar este nombre de Dios;
perd à lo menas todo lo que de aqui concluyen se
reduce à que, bajo de Jeliova, todos los hombres y en
particular todos los mazones se deben amar y socorrer
como bermancs. Nada se descubre en sus misterios que
se ordene z detcstar la religion cristiana, y nada que
inspire odio à las reyes.


Sus leyes é instrucciones, en cuanto i la religion, se
reducen à decir « Que ningun mazon llegarà 1 ser 6


atco cstépido, 6 libertine sin religion... Que en los
tien-Tas antiguos estaban obligados las mazones à pro-


» fcsar. en cada pais la religion de su patria 6 nacion,
» cualquiera que fuese ; pero que en el clin , permi-
» tiéndose à cada uno sus opiniones particulares , ha
» parecido mas à propésito obligarlos solamcnte â seguir
» la religion en la que convicnen todos los l'ombres,
» que consiste en ser Buenos , sinceros , modestes y
» honrados. » Es cierto que esto no quiere decir que,
para ser mazon ingles, es preciso ser deista , sine que
cualquiera que sea la religion que profese , es preciso
sea hombre honrado. En cuanto à las potestades polf-
ticas , las leyes de la mazonerià inglesa estan concebidas
en estos términos : « El mazon es pacifico , està sujeto
» i las potestades civiles en cualquiera lugar que resida
» 6 trabaje.7.t7,uncatorna parte en las maquinacionesni cou-
» trarias conspiraciones à la paz y al bien de una nacion. Es
» obediente à los magistrados inferiorcs Este es el
» motiva, parque si sucediese que un hermano fuese


CAPiTIJLO DIEZ.
25r


n rebelde al estaclo, no deberia ser sostenido en la re_
• belion. » Se liallaràn estas leyes en 'ramas Wolson y
en Cuillermo Preston. El uno desprecia la mazoneria
inglesa , y el otro es muy zeloso de ella ; sin embargo
estan acordcs en errant °


à las leyes de sus 16gias. Luego
no es permitido confundir esta franc-mazoneria inglesa
con las tras-16gias, que ha tenido la prudencia de dese-
char. Ya sé que hay lingleses iniciados en las tras-idgias,
y tambien en las de Rosa-Cruz, 6 de Caballeros escoce.
ses ; pero en esta calidad no hacen cuerpo con la franc-
mazoneria inglesa, porquc esta se limita f los ires gra-
dos prillICrOS.


Hechas estas excepciones , prosigamos en nuestras
pruebas; pues no estamos reducidos à formar juicio de
los mazones consumadas , solo par la naturaleza de sus
gracias. Sus ritos y jurarnentos nos serian desconociclos;
pasemos pues à ver lo que debenios pensar, atenién-
clonas à. la doctrina de sus autores mas zelosos.




251 FRANC-MAZONER11,


C APIT LILO XI.
NUEVAS DRUEBAS DEL SISTEMA Y MISTERIOS DE LOS


M&ZONES DONSIIMADOS.


Division de los sistenzas y sectas nzazdnicas.


PARA formar juicio de la extension del sistema y de
las trac-16gias de la franc-mazoneria , debo reunir en
este capitulo clos resultados esenciales : el primer() , el
de la doctrina general de los mas sabios y zelosos mazo-
nes ; y el segundo , el de sus opiniones sobre el °rira
de su sociedad. Los autores franc-mazones convienen en
general, que se puede dividir la franc-mazoneria en tres
closes, que son : mazoneria hermética, mazonericz caba-
listica à la ruai se une la de los Illartinistas, y mazo-
neria ecléctica. Oigamos en primer lugar à los autores
de estas diversas closes sobre su sistema religioso ; vere-
mos que les lia sucedido lo mismo que à los sofistas de
nuestros (lias, es decir, que sobre la religion solo tienen
un punto de reunion , que es, el odio 1 la solo religion
verdadera y al Dios de la revelacion y del Gristianismo;
pues en cuanto à lo restante por lo relativo d sus sis-
tenis religiosos, ô pur mejor decir, à sus blasfetnias y
extravagancias de su impicdad , se oponen tanto entre
si, cornu todos al evangelio.


El sistema de los mazones herméticos, es decir, de los
que en sus grados escoceses se ocupan con preferencia
en la Quimica , no es otra cosa que el Panteismo ,
el verdadero Espinoz,ismo. Para estos; todo es Dios y
Dies es todo. En esta consiste su grau misterio, grabado


CAPirt1.0 rspcimo.
253


con una solo palabra, sobre la piedra que trajeron los
Templarios , y este es su 'choya. Léase el prOlogo del
zeloso caballero de.


San Anches, que nos ha dejado una
descripcion tan circunstanciada de cstos grados. Se ver
que reduce toda la doctrina y todo cl resultado à este
texto de Hermes Trismegisto : Todo es parte de Dios ;
si todo es parte , todo es Dios. De este modo todo
que hay hecho , se ha hecho d si mismo y nunca cesard
de hacer,


, porque este agente no puede estar ocioso. Y
como Dios no tiene
tampoco su obra tiene principio,


ni fin. Despues de haber citado este texto , dire con
toda formalidad el iniciado panteista : Tal es et simbolo
abreviado , pero expresivo de toda la ciencia hermética,
de toda aqueila que blasona bolier hallado en los altos
grados escoceses.


Nadie crea que intente suavizar el sentido de esta
expresion , Todo es Dios ; pues cree que solo la igno-
rancia y la preocupacion se le pueden oponer. Nadie
le diga , que liaciendo de la tierra, del cielo , de los
grados de arena, de un animal, de un hombre otras
tarins partes de Dios, l 'ace la divinidad divisible, por-
que tambien responde que solo la ignorancia impide
ver, que estas millones Y millones de partes estan de tal
modo unidas constituyen de tal manera un Dios ioda,
que separar una soles parte , seria aniquilar nzisnzo
todo d el gran Jehova. Si-el hermano mazon se enso-
berbece al considerarse que es parte de Dios, le dira
el Gernfante : como cualquiera parte del cuerpo , por
ejemplo , el dedo meriique, sienzpre es mas pequerio que
et cuerpo entero , asi el hombre , aunque sea parte de
Dios, es siempre infinitaménte mas pequerzo que Jehova.
Entretanto el iniciado, por pequeîia parte que sea dé
Dios, siempre puede alegrarse con anticipacion ; porque
Ilegarà el tiempo en que se reunirà al bran todo; en




254 F$ANc-mAzotttiA.
que, habiendo todo vuelto à entrar ea Tehova , ya no
habré sino una perfecta harmonia, y en que cl verdadero
Panteismo se establecerd para siempre (1).


No espera el lector que yo nie pare à refutar los
absurdos é impiedad de este sisterna maz6nico. Para
haccr constar su enlace con la franc-mazoneria hermé-
tira , observo que el autor del prélogo no se .satisfizo
con io que dijo en este por lo relativo al objeto de esta
especie de mazones. A la description de su grado se
signen 'mas tests 6 conclusiones Hamadas de Salomon,
y un tratado del 211undo Arcptétipo; y ambas produe-
ciones sostenienen la misma impiedad (2). NO se diga,
pues, que calumniamos à esta raza de franc-mazones.,
atribuyéndoles un sistema que tanto del malvado como
del justo compone la misma divinidad , y que de los
delitos como de las virtudes compone tambien la accion
de la misrna divinidad. Este sistema promete à los per-
versos la misma suerte y destino que à los justos, pues
al fin ha de Ilegar el dia en que todos se reuniran en
et scno de la divinidad, y todos, despues de habcr
dejado de ser hombres, seràn Dios para siempre.


Sistema de los Mazones de la Ciibala.


El sisterna de los franc-mazones cabalistas , sin ser'.
menos impio, contiene alguna cosa mas humiliante para
el espiritu immano, principalmente en 'Un siglo quo
atreve à llamarse por excelencia el siglo de la luces y
de la filosoffa. Este sistema de la cabala dorninaba en
las 16gias de los Prusianos Rosa-Cruz, à lo menos antes
de su reunion con los llunzinados (3) . Sé-, sin poclerlo


(i) Grados inaz6nicos csrozeses , en el Prélogo.
(2) Alli misant) en la 2-. n parte , impresion de Estokolmo de 1782.
(3) Véanse las carias de Filon à Espartaco.


CAPiTULO UND1,,C1m0. 255
duclar , que pocos alios antes de la revolucion habia en
Francia , principalmente en Burdeos, de aquellas Mgias
de Rosa-Cruz. Para no 'labiar à la ventura, cuanto voy
à decir sera cl resultado de las lecciones cabalisticas ,
que poco ha se han impreso con el titulo de Telescd1.7io
de Zoroastes. Estan dedicadas é un principe que el autor
no nombra, pero cuya fama nos da muy bien é cono-
cer su zelo por esta clase de misterios. Con estos guias,
nadie nie acusarà que imputo alguna falseclad à los
hermanos.


El Jehova de las 16gias cabalisticas ya no es el grau
Dios todo. Es juntamente cl Dios Sizamoro y el Dios
Senamira. Al prirnero se le pinta el genio Sallak , y al
segundo el genio Sokak. Léanse estas famosas palabras
en orden inverso en la càbala , y se hallaré Ordmazis,
ô el Dios bueno, y Arimancs , el Dios malo; ballarà
en seguida Kailas y Kakos , dos palabras tomadas , casi
co•rectamente del griego , de las cuales la primera


signi-
ci'ca bueno, y la segunda malo (i). Dense à Ordnzazis
por compafieros una multitud de genios ô espiritus
buenos como y al malo A rimanes otros tantos genios
que participen de su maldad , y se tendra el 'choya. de
los franc-mazones de la càbala , es decir, el grau mis-
terio de la palabra liallacla en sus lOgias , que es la
religion y culto que sustituyen al Cristianismo.


De estos genios buenos y malus, los liay que son
inteligencias de un orden superio•, y estas presiden
los planetas , al sol cuando sale y se pore, à la Bina
ereciente y menguante. Los Lay que son angeles ,
espiritus de un orden inferior à aquellas inteligencias,
pero superiores al alma racional. Aquellos se reparten
el imperio de las estrellas y constelaciones; en ainbos


(s) Telesctipio de Zoroastes ,
13.




25G FRANC-mAzo.stRil.
6rdenes, los unos son angeles de la vida, de la victoria
y de la felicidad ; pero los otros son àngeles de muerte
y de sucesos desgraciados. Todos ticnen noticia de lo
mas secreto, tante pasado como presente y future, y
todos pueden comttnicar a los iniciados aquellos grandes
conocimientos. Para hacérselos favorables, debe el maton
de la cabala estudiar lo que se Hama Gregueria dei
Mage. Debe saber los nombres, signas de los planctas,
de las constelaciones y de los espiritus buenos y malos
que causan los influjos , y las cifras que los indican.
Es preciso , por cjemplo, que en la palabra Ghenelia
reconozca la salida del sol , que es una inteligencia
pura , suave, activa y .que preside al nacimiento y à
todos los buenos afectos naturales. Lcthophoros significa
Saturne, que es cl planeta en dondc reside la peor de
las inteligencias.


No quiero insertar aqui el diccionario de esta gre.
guerla describir los circules , triangules , cuadro ,
urnas y espejos magicos que forman la ciencia del
cabalista Rosa-Cruz. Basta lo cliche para que et lector
reconozca y vea , que esta ciencia es la mas vil y
absurda de todas las supersticiones. Seria solo esta
la nias humiliante, si la impiedad del iniciado no
tuviese por un favor verdadcro la aparicion y comercio
con les demonios que invoca con el nombre de genios,
y de quienesespera et éxito de sus encantamientos. Si se
hubiese de dar crédito ai los maestros de este arte ,
el maton iniciado à la càbala recibirà los favores, de
estos buenos o males genios 3 proportion de la confianza,
que pondra en su poder; se le haran visibles y le expli-
caran toclo lo que la inteligencia bumana no serra
capaz de concebir en el cuadro màgico. El iniciado
no se ha de asnstar de la compailia de los genios ma-
lignes. Es preciso que crea firmamente, que el peor de


entre


CAPITIILO 13NDICAIVI0.
257


entre elles, el peor de estos entes que el vulgo '.lama
demonios, monta sirve de mata ce/var


-da à los hombres.
Es preciso tambien que, en muchas circunstancias:, sepa
anteponer la vista de los genios males ai la de los
bueues ; perdue muchas veces los buenos turban el se.
siege , alteran la fortuna y aceleran nuestro


,
fin ; y moches


veces se ve que à los males ting,reles se les deben mur
grandes obligaciones (f).


De cnalquiera parte que vengan estos genios U demo-
nios, ellos solos son los que comunican al iniciado la
ciencia de las casas ocultas y que le haràn profeta ;
entonces sabrà. que Moises , los profetas y los Ires
Mages guiados de una estrella, no tuvieron otros maes-
tros, no tuvieron otro arte que el sur y el de Nestra.
damas (2). Habiendo llegado à este exceso de locura,
de extravagancia , de superstition y de impiedad , la
secta estimani rnucho al iniciado. Ya habrà manifestado
que aprecia mas el cédigo et e Sisanzoro y de Senamira,
que el del cvangelio; que nias quicre sec loto , que
cristiano, en lo que consiste el Ultimo misterio de la
mazoneria cabalistica. Los mazones consurnados• que
hubiesen tomado otro camino para llegar al mismo
térrnino, deben guardarse de desacreditar este arte de
la càbala. Si no quieren valerse de este arte, deben
lo menas decir , « que la astrologie judiciaria nada tiene
» de maravillose sine los medios , y que salin es mur
» sencillo ; que es muy posible que en la bora de
» vuestro nacimiento estuvicse un astre colocado en tai


punto del ciel°, en tal aspecto, y que la naturaleza
» paya tornade, tal camino , que à causa del concurso
» de mil causas encadenadas, os baya de ser funesto 6


(z) Alli mismo, pria. 228 y z36.
(2) Alli mismo , en varias• partes.
Tomo II.




258 FRANC-mAzoNtRiÀ.
favorable. ,) Que aïiada algunos sofismas para dar eré_


dito à estas ideas, con tal que al mismo tiempo se dé
por fil6sofo ; pues la secta le agradccerà un servicio
que à lo menos se ordena à vengar la mazoneria caba-
listica del • desprecio , lo que puede darle algun
valor (1).


Temo molestar al lector con los pormenores de estos
absurdos de los mazones consumados ; pero se debe
advertir que escribo para suministrar pruebas al histo-
riador. Para que este seîiale las grandes causas de la
revolucion, es preciso que à lo menus tenga una idea
general de los sistemas de impiedad y rebelion que la
han causado. Le ahorro unas averiguaciones muy moles-
tas; solo tendra que vcrificar las pruebas, y à lo menus
sabrai en donde las ha de hallar. Per otra parte, una
de las principales astucias de la secta consiste, no solo
en ocultar sus dogmas y la diversidad de medios que
tiene para llegar al fin que se ha propuesto, sino tam-
bien , si le fuese posible , ocultar el nombre de sus
diversas clases. La que se crecria que es menos impia
y rebelde, es tal vez la que ha hecho mas esfuerzos y
se ha valido de mas arte para dar à luz los antiguos
sistemas de los mayores cnemigos del Cristianismo y de
los gobiernos.


Tal vez se admirarà alguno de que comprendamos


(2) Véase el escrito que ticne por titulo : Suite des erreurs et de
la vérité, par un philosophe inconnu , année ( nuu;onnique ) 5784 , chap.
Piccs et avantages. A pesar de este ;judo , que traducido dite , Conti-
nuacion de lus errores y de la verdad esta obra no es continuation de
aqucila de que vo l- â hablar. Es un engane del club de Holbach , que
viendo los prodigiosos resultados del libro de San-Martin, se valu
de este titulo para picar mas la curiosidad. Se reconocen en esta
pretendida continuation bojas enteras copiadas de las obras dr] club ,
de ningun utodo el sistema de San-Martin, é ezcepcion del zelo Fur
los grades maz6nicos, que es el mismo.


cApirrLo u.stdctuo. 255)
en esta cime à. los franc-mazones Martinistas , de los
males quiero tratar ahora. Ignoro el origen de agite
sefior de San-Martin que les di6 su nombre ; pero clodo
que bajo de un exterior de probiclad, y con un topo
devoto, meloso y mistico, puctlaballarse mas hipocresfa
que en este aborto del esclavo ciirbico ( q).


He visto
sugetos à quienes habia seducido, y he visto otros que
queria seducir, y todos me han ponderado su Bran
respeto à Jesucristo , al evangelio y à los gobiernos ;
pero yo me atcngo à su doctrina y al grande objet()
que se propuso en sus producciones , principalmente
en su farnosa obra titulada : De los errores y de la
verdad (1) que es el 2pocalipsis de sus sec(arios. De
mucho trabajo se recesita para descifrar los enigmas de
esta obra de tinieblas ; pero hagamos à lo menos por
la verdad lo que sca posible. Pongamos à descubierto
al héroe de este cddigo , e! famoso San-Martin que
tan hipdcrita como su maestro , no es mas que un
vil copiante de las nececlades del esclavo heresiarca
crencralmente conocido con cl nombre de !lianes. Con
todos sus rodeos , se le verà que quia à sus iniciados
por las mismas sendas, para inspirarles el mismo odio
à los altares del Cristianismo, à los tronos de los reyes
y aun d todo gobierno polftico.


Empezemos por su sistema religioso ; y aunque yo
reduzca al menor compendio posible vohimenes enteros
llenos de absurdos, preveo que el lector necesitani de
raucha paciencia ; pero como los mazones Martinistas
han contribuido de un modo particular à la revolucion,
es preciso dar à conocer su filosofismo. Imaginese eu
primer lugar un Ser primera, anico , Universal, causa


(*) Este esclavo es lianes , como se vera nias adelante.
(t) Des erreurs et de la vérité.


B 2




9.n


rt6o rrtiNC-MÀZONElliA.
de si 71Zi S1710 y origerz de todo principio. Es muy regular
que el lector pieuse descubrir en esto aquel Dios que
es el Gran-Todo , 6 el verdadero Panteismo. En efecto,
este es cl primer ser de los Martinistas (I) : pero de
este Dios Gran-Todo bacon ellos un dies doble, e,
que es lo mismo, dos grandes principios, uno bueno
y otro Aquel, aulique producido por el primer
ser , tiene de este todo su poder y todo su t'aloi'. Es infi_
nitamente bueno, y no puede bacer sino bien. El pro_
duce un nuevo ser de la misma sustancia, y tan bueno en
el principio canto él pero volviéndose despues
infinitamente malo, y solo pudiendo }lacer mal (2). El
Dios 6 el principio bueno , aurique tenga de si todo el
poder , no pudo formar este mundo ni algun ser
corporal , sin los medios del Dios malo (3). Del uno es
propia la action, del otro la reaccion, y sus combates
forman et mundo ; los cuerpos resultan de estos com-
bates de Dios 6 del principio bueno , con el Dios 6
principio malo.


Ya existia el hombre en aquellos tiempos ; porque


ningun origen es anterior al del konzbre. Es mas ami-
» guo que cualquiera otro sec de la naturaleza; ya existia


antes del naciiniento de los genios; sin embargo, solo
» ha venido despues de ellos (4). El hombre eu agnelles
» tiempos antiguos no tenta cuerpo, y este estado era


mas ventaioso que el actual.Asi como el estado actual
» es limitado y esta Ileno de disgustos , del mismo modo


el otro habria sido ilimitado y lleno de tlelicias (5). »


(I) Alli mismo, parte 2 , pdg. 149.
(a) Alli mistuo en la section r.
(3) El mismo , Des causes temporelles, enchataemens , etc.
(4) El mismo , De l'homme primitif.
(5) Aqui me valgo de la edicion de Edimbuigo , de 1 7 82. Debo


advenir que esta es menos enigniiitica. A proportion que el filosolismo


CAP1M0 uNtdermo. 261
Por cl abuso de su libertad , se apart6 del centro en
donde le habia colocado el buen principio; tuvo en-
tonces un cuerpo, y este moment °


fue él de su primera
caida. Pero en su mistna caida conservô su dignidad.
Attn es de la misma esencia que el Dios bueno. Para
convencernos de esto, basta reflexionar sobre la nota-
» raleza del pensamiento, y presto veremos, que, sien do
» simple , Anie° é in mutable, solo puede ha ber una
» especie de sc-es que le puedan terrer , porque nada
• es comun d seres de diferentes naturalezas. Veremos
» que si el hombre tiene en si esta idea de un ser


superior, y de una causa activa , inteligentc , que
ejecuta las voluntades de este , debe el hombre ser de la


• misma esencia que este ser superior (r). » De este modo,.
en el sistcma del I%Iartinista, el principio bueno, el prin
cipio malo, y todo ser que piensa, 6 para decirlo mas
claro, de este modo, Dios, el demonio y el hombre
son seres de la misma naturaleza, de una solo y misma
esencia y de una misma especie.


Con esto ya se ve, que si el iniciado no cree que
es Dios 6 demonio , no se pierde por sus maestros.
Sin embargo, entre el hombre y el principio malo boy
una diferencia bastante notable; porci ne demonio ,
principio separado del Dies bueno , nunca volvera à serlo,
en tanto que el hombre volverà ser lu mismo
que fue antes del principio de las cosasy de los tiernpos.
Engonces se descrid,pasando de cuatro à nuevo; volve/à d ca-
ndir°, pasando de unepe à cuatro. Esta misma leccion daba
un dia el seisior de San-Martin al marques C...; traz6.
na circule sobre una mena , y ensehando el eentro


6 la impiedad ganaba terrent,, creyeron los Martinistas que podian.
Lacerse mas inteligibles. En esta edicion se ha suprirnido 6 presto Ga,
caractéres ordinarios lo que alites solo estaba en cifras.


(r) Afinidad de Ion scies que piensan pàg. 205.
ri




262 ritiNC-MAZONERiA.
ai-m(116: Ve V., dijo al marques, cornu todo lo que parte
de este centro , se va por el radio para llegar à la
circunferencia ? Va lo veo respondi6 el marques ; pero
tambien veo, que clespues de lutber llegado à la cireur'.
ferencia , este cuerpo que se ha separado del centro
puede separarse por la tangente 6 por la linea recta, y
ya rio veo como podais probar que deba absolutamente
volver al centra. No necesit6. de mas el marques para
cortar al doctor de los Martinistas ; pero no par esto
desistiô. de que las aimas que se habian separado de
Dias por el nUmero cuatro, volverian â él por cl nù,
Illero nueve.


Este lenguage enigmàtico se aclara à proporcion do
que el Martinista se adelanta en los misterios. Se le
enseîia, que el mimera. cuatro es la linea recta , y que el
mimer° nueve es la circunferencia, 6 la linea curva (1).
Se le dice en fin que. el sol es el nt'tmero cuatro, y
que cl nUmero nueve es la luna, y por eonsigaiente la
Sierra , de la cual ella es satélite (2). De esto concluye
el iniciado, que el hombre, antes del tiernpo, estaba
dentro del sol , ô dentro del centra de la luz; que si
se ba separado de alli por el radio y lia llegado à la
tierra, pasando par la loua, volverà un dia à su centro
para reuuirse al Dios bueno. Mientras espéra gazar de
esta felicidad, es injusto pretender conducirle à la sabi-
» durfa por et cuadro leorromso de las penas eternas en
• ana vida. fleura. Este cuadro es nada cuando no se


siente.; esos maestros ciegos que. no nos pueden hacer
» canoter sino en idea los tormentos que ellos irnaginan,
» necesariamente han de çausar poco efecto sobre noso-
» tros (3). » El Martinista que pretende ver la que no


(I) Alli miaino , pag. rob y x96 de la
(s) Alli mistno , pig. rr4y ai5.
(3) Alli misnio , en la secc. r..


CApiTULO Und:MU°. 263
yen aquellos maestros ciegos ; barra de todo e6digo
moral aquellos ternores de un infierno y de todas las
perlas ciel otro mundo. Se puede observar , que tanto
los soflstas de la tras-mazoneria cornu de las academias,
dirigen sus sistemas à hacer deponer el tomer de las
perlas reservadas para los malus. Se diria que no cono-
cen otros medios para evitar et infierno, que ensdiar
que no le hay, alentando los) p-ueblos, y alentandose
à si rnismos à cometer iodes los crimenes que nias le
mcrecen.


En lugar de este infierno , no hay para el iniciado
Martinista sino tres mundos temporales ; no hay sino
» tres grados de expiacion , que son los tres grados de


la verdadera F. M. (frane-mazoneria).» Lo que es deciri
al parecer, , con bastante claridad, que el perfect° franc-
mazon ya no tiene manchas que tenter, ni satisfaction
que descar ; pero de la que no puede dudar ningun
lector, es. de la impiedad que domina. al traves de todos
estas absurdos, que las 16gias Martinistas oponen à las
verdades del evangelio. No le basta al odio que esta
secta tiene à Jesucristo et renovar y propagar aquellos an-
tiguos delirios y blasfemias de un filosofismo insensato
sino que le cra preciso que cl odio. à las leyes, reyes.
y gobiernos entrase tambien en sus misterios ; y con
esto cl iniciado Martinista no tiene ou-a ventaja sobre
los jacobinos sino la rie haler combinado mejor la
astucia de sus sistemas con los votas de la rebelion y
el juramento de derribar todos los tronos.


Sistema paille° de los Mazones Martinistas-


Déjese de exclamar aqui el iniciado zeloso y no hable
mas de su respeto à los gobiernos. lm oido y enten-
dido sus protestas y las de sus maestros ; perd lie vie°.
tambien sus instrucciones ;, y. â pesar de darlas erk.




234 rric.Nc-mAzoxtiliA.
secreto y envolverlas con enigmas, aqui mismo las mani-
festaria si no hubiese antes de quitar el velo ilmni-
nados de otro género perd digo per ahora , que de
cuantas Bectas hay que conspiran contra los itnperios y
contra todo gobierno civil, la de los Martinistas es la
peor de todas. Neker , Lafayette y Mirabeau , con todo
su sistema de pucblo soberano , necesitaron de un rey
coristitucional; Brissot, Syeyes y Pethion conocieron 4
lo menos que habia necesidad de repalica. Admitian
convenios , pactes y juramentos ; pero el iriiciado i\Iarti-
nista no reconoce per legitimos ni los imperios que
pueden haber sido fundados per la violencia , la fuerza
y la corquista, ni las sociedades que cleben su or(gen
4 las convenciones ô pactes mas libres. Los primeros
son ôbra de la , que nada legitima ; per mas
antiguos que seau, la prescription solo es invention de
honthres para suplir à los deberes de ser juste y à las
leyes de la naturaleza, contra las cuales nunca se pres-
cribe. El edificio que- se ha formado sobre la asociacion
volantaria , es tan imaginario como el de la asociacion
forzacla (i). Para probar estos dos asertos , principalmente
el segundo , consagra el héroe de los Martinistas sus
sofismas. Le parece poco decidir la imposibilidad que
siempre ha habide, de que allure estado social se baya


formado librenzente de parte de todos los individnos
despues pregunta si el hombre tendria el derecho para
aceptar semejante contrat() , si serin razonahle descansar
sobre los que le habrian hecho. Lo examina, y despues
concluye : La asociacion voluntaria no es en la realidad
• mas justa ni sensata que practicable, pues seria pre-


eiso que el hombre, por este acto, coneediese à otro
» hombre un derceho , cuva propiedad no tiene él
» mismo, cual es el (le su libertad y el de disponer de


(T) Alti tnismo, en la secc. 5.


CAPiTtL0 UNDLCIMO.
265


„ si mismo ; de lo que se sigue , que si trasfiere un
derecbo que él mismo no tiene, hace uni convention


» absolutamentenula, y la que ni él , ni los gefes , ni los
saditos pueden hacer vider, atendiendo à que no ha


» podido obligar ni à unos ni à otros (1). »
Ya sé que à continuation de estas instrucciones se


hallan protestas de fidelidad y de sumision , y tatnbien
exhortaciones para no turbar el orden actual de las leyes
y de los gobiernos ; pero tanibien sé que solo la
estupidez es capaz de no conocer estos vanos artificios.
Despues que el IIartinista ha dicho que tocanes nulo
en las sociedades que se han formado libretnente, y que
todo es nulo en las que se han formado por la fuerza,
é que leyes civiles hay, que ni agistrados, y que prin-
cipes que puedan exigir de sus sUbditos aquella sumi-
sion? Tambien sé que el héroc de los Martinistas terne
los peligros de la insurrection y del aiboroto; pero,
para dl, estes: peligros se reducen l los que carre el indi-
vidu° por actos de violencia de autoridad privada.•
Cuando la multitud esté irnbuida de los principios del
Martinismo , cuando ya no sea temible la violencia
privada, è de que podran servir aquellas rest•icciones y
todas estas pretendidas exhortaciones para conserver la
paz y el orden en las actualcs sociedades civiles ? Y
è que bard. la multitud , despues de haherle clieho el
Martinista , que ni existe, ni existiri jamas un solo prin-
cipe , ni un solo gobierno civil que sea legitimo ?
Pecuerda siempre aquel pretendido primer origen « en
» que no cran conocidos los derechos de un hombre
» sobre otro hombre ; porque estaba filera de toda
» posibilidad , que existiesen estes derechos entre scies
» ruiles (2). » Le basta ver que los gobiernos varian


(r) Alli misino , perte z secc. 5 , 9.
(2) Pag. 16 y 17 de la 2 pane.




CAPiTITLO iuNnictmo. 267
tuiles, los conocimientos y resultados del que gobierna.
Pero sigamos sus instrucciones, y, à pesar de la oscu-
ridad de su lenguage, probemos de bacerle inteligible.


Si cada hombre, dicen , llegase al mismo grado de
poder, seria entonces cada hombre un rey.
Facilmente se ve en estas palabras, que para el Mar-


tinista , solo no es rey él que no ha llegado al Ultimo
grado de su poder 6 de sus fuerzas en cl estado natural.
Paso adelante el lector, y descubrirà que en esta sola
diferencia pueden cneontrarse los titulos de una,


verda-
dora autoridad politica ; que aqui se halla el solo pria.
cipio de unidad que ha dado la naturaleza para ejercer
una autoridad legitima sobre los l 'ombres, que' es la
sola antoreha que los puede reunir en cue'po (s). Creeria
el lector que inutilmente buscaria en la historia de
los ',ombres una autoridad , en donde solo mande et
que tiene el poder 6 las facultades mas expeditas en
el orden natural; y en donde solo obedece, el (pie solo
no lia llegado à aquel grado de poder ; pero
lilartinista le harâ subir « â aquella edad dichosa,.
» de la que. se dice que solo existe en la imagina-
» cion de los poetas, parque estando nosotros tan
» distantes, y no conociendo ya su apacibilidad, limas
• tenido la debilidad de crcer que, porque ya se habia


pasaclo para nosotros, no habia existido y si aqui
no se descubre aquella sola autoridad legitima que sc
ejercia en los tiempcs antiguos, llamados la edad de
oro , en donde no habia mas rey que el padre de la
familia , y en donde e1 bijo ya se hallaba rey en cl
mismo moment() en que las fuerzas y la edad habian
desenvuelto su poder ; si en lugar de asentir à estas
consecuencias, objetase el lector que ningun gobierno.


Pdg. 29.


266 FBANC-MÀZONER1A.
y que se suceden; que unos ya han perecido, que otros
perecen , y que todos pereceran antes del fin del
rnundo, y de aqui.deduce, que no son mas que el efecto
del eapricho de los hombres y obra de su imaginacion.
desareglada (s). 4


En fin sé que, sin embargo de esto, hay à los ojos
de los Martinistas un verdadero gobierno, una verda-
dora autoridad de hombres sobre bombres, y que este
gobierno es el mismo que el que â ellos les acomoda
Hamar mondrquico ; pero â pesar de todas las vueltas
y revueltas del lenguage misterioso, se descubre aqui
la conspiracion mas general contra las monarquias, las
repùblicas y contra todo imperio politico. En este len-
guage misterioso y lleno de artificio, bay una superio-
ridad que puede adquirir un hombre sobre otro hom-
bre , y esta superioridad es de conocimientos , de
medios y de expericncia , que, acercandole mas â su
primer estado, le hariin superior por el hecho « y por
» la misma necesidad ; porque estando los otros


ores menas ejercitaclos , y no habiendo recogido los


mismos frutos, tendrân verdadera necesidad de dl,
» como que se banian en la indigeneia' y oscuridad
» de sus facultades (s). Al air este lenguage , se
crecria que, segun el sistema Martinista ., solo puede
ejercer sobre sus semcjantes una autoridad legitima
que adquiera derecho per sus virtudes , por su expe-
riencia y por otros medios de ser Util. Este en efecto
es el primer artificio de la secta , que ya aparta del
trono todo derecho de sucesion hereditaria, que soinete
todos los derechos del monarca 6 los caprichos y al
juicio de los facciosos y del populacho, sobre las vir-


(i) Instabilidacl de los gobiernos Og. 34 y 35.
(i) P4. 18.




I
268 FR Asc-mizoNnnia.
se ha perpetuado desde et principio del mundo; y que
por consiguiente rcgla que se da para descubrir cual
sea el solo gobierno legitimo, no manifiesta que baya
alguno ; cl Martinista , insistiendo en su estilo miste-
rios° , aiiade : Sin embargo , es esta una de las ver-
» clades que mas puedo asegurar, , y ciertamente yo no
» me adelanto sobrado, si digo à mis semejantes que
» hay gobiernos que se sostienen desde que et hombre
» està sobre la tierr a, y que se sostendriin hasta la fin;


y esto por las mismas razones que me han hecho
» decir, , que aqui abajo siempre ha habido, y siempre
» babrà gobiernos legitimos (i). »


Busque ahora el lector cuales son, y pueden ser estos
gobiernos legitimos que el Martinismo lice reconocer.
é Que gobiernos se descubren que existan desde el prin•
cipio del mundo, y subsistan hasta su fin ? se pucden
hallar otros , que los de los patriarcas ô de las pri-
meras familias gobernadas por sola la autoridad del
padre ? Y en los tiempos mcnos antignos„: en donde
se balla ,•ste gobierno sino en las familias aisladas 6
errantes de Ta•taros ô Salvages , que no tiencn otro




rey , ni gefe ruas que el padre de familia? En efecto,
aqui, y no en otra parte, se hallan aquellos, que con
la edad han desplegado sus fuerzas , que son todo iguales
y cada uno es su rey ; que es decir : ninguno tiene
mas ley que la que él sc impone à si mismo , y, en
llegando à la edad correspondiente , goza del imperio
que tiene un padre sobre sus hijos. Este mismo gobierno
se balla en nuestras sociedadel civiles. En el interior de
cada familia, tomada separadamente de la sociedad gene-
ral,sc descu bre una irnagen de él. Este es cl ô nico gobierno
G l ue se sostiene desde el principio del mande., y per m a ne-


(i) Alli misinn , ptig. 35 y 31.


eAriTrto 269
cerà de toda eternidad. Tenga ahora presente el lector
oyant° se ha dia() de los otros gobiernos que se han for-
mado, ô por la fuerza 6 por libre convcnio ; gobiernos
que pasan , se suceden, y que se desiruyen con el tempo
ninguno de estes , segun et sistema Martinista , ha sida ni
es legitimo ; de lo que se infiere , que el zelo de estos
sectarios por la vcrdadera monarquia , por el gobierno
solo legitimo, solo en el orden de la naturaleza , solo y
de tinta duracion coma el mundo, no es otra cosa que
un deseo y resolucion -de reducir toda socicdad , toda
autoridad legitima à la de un padre que gobierna sus
hijos; no es otra cosa que querer derribar los tronos,
las monarquias y todo régimen que sea distinto del de
los patriarcas.


En efecto, i esto se reduce todo el sistema politico
de los Martinistas. No seria dificil hallar otros porme-
n ores , descubrir otras impiedades, y manifestai otras
blasfemias sea religiosas sca politisas. Entre otras, no se-
ria imposible probar, que segun los Martinistas, el gran-
de adultcrio del hombre, la verdadera causa de sus gran-
des desgracias en este mundo, el verdadero pecado ori-
ginal, consiste en haberse divorciado de las leyes de la
naturaleza , para someterse à otras leyes que ella reprue-
ba , que son las leyes de los emperadores, de los reyes,
de las reptiblicas y de cualquicra otra autoridad distinta
de la de los padres sobre sus hijos (r). Pero scria pre-
ciso detencenos demasiado en descifrar enigmas. Es para
mi un trabajo improbo, y tal vez su lectura ya fastidiarà
à los lectores. Espero que me agradeceriin el baberlcs
excusado, à lo menos en parte, el trabajo de reunir y
combinar estos rayos luminosos, que la secta despide de
cuando en cuando , al traves de tantas oscuridades mis-


(1) Vase la 2. parte ,
, secs. 5.





270 marc-MIZONnil1.1..


teriosas, y cura conjunto ya no permite dudar sobre el
grande objeto de su Apocalipsis. Leyendo este côcligo,
y reflexionando sobre su contenido, parece que se po.
(Tria suscribir ii lo que dije Voltaire : que nunca se Iza
impreso cosa mas absurda , mas oscura, mas desatinada,
ni mas tenta. Hay motives para admirai' no mcnos que
aguel, de que este c6digo baya podido bacer entnsias-
tas, y de que un Decano de la {l'osait' se baya encan-
tado al contemplarle (1). Pero es de presumir que este
Decano aun no habia manifestado à Voltaire el secret()
de este c6digo, y que su misma oscuridad seria para la
secta uno de los medios mas poderosos para derribar los
phares y los tronos. Los escritos ciel mismo Voltaire no
cran tan celebrados como este Apocalipsis de los Martinis-
tas. Cuanto mas oscuro, tante mas les inspiraba la curio-
sidad de penetrar sus misterios.


Los iniciados ciel primer orden se encargaron de ex-
plicarle a los novicios. En esta clase habia mugeres, y
se sabla el medio de picar su euriosidad. Sus tocadores
se trasformaban en escuelas secretas, en donde el inicia-
do intérprete desenvolvia los enigmas de cala pagina.
La novicia exttitica se llenaba de satisfaccion al penetrar
Linos mistcrios desconocidos del vulgo. Poco à poco la
misma novicia pasaba i ser intérprete , y formaba su es-
cuela. No digo este aventurando; en Paris y en las pro-
vincias, principalmente en Aviîion , capital de los Mar-
tinistas, habia de estas escuelas secretas , en clonde se
explicaba el misterioso c6digo; he conocido y conozco
'sugetos invitados à estas escuelas. En estas se disponian
para la iniciacion; en ellas â nias de este, se aorendia
el arte de engaîiar à los simples con apariciones fingiclas,
que acabaron con Lacer ridicula la secta; se enseiiaba


CAP1TITLO "Jrnftimo. 271
el arte de liacer aparecer mucrtos, de ]lacer hablar à los
ausentes, y de ver lo que se habia d mil leguas de dis-
tancia. En fin, lo mismo que han practicado los char-
latanes de todos tiempos para engaiiar al populacho y sus-
traer su dinero, lo practicaron los Martinistas para ha-
cer impfos y derribar los tronos. A 'miches fascinaba
esta secta en Francia , en Alemania , y aun basta en
Inglaterra. He visto que su secreto consistia, en todas
partes, en manifcstar que la revolucion francesa habia
de ser el fuego que habia de purirlear el mundo. Mas,
per mlincrosa que sea esta raza de mazones Martinistas, no
lo es tante como la de los rnazones eclécticos. En efecto,
estes clebian dominar en un sigle en que el filosofismo
de los atcos y deistas ocupaba el Ingar de las antiguas
hereglas, para absorverlas y consumarlas todas.


Franc-Illazones Eclécticos.


En el dia se llaman eclécticos una clase de francenazo-
nes, ciel mismo modo que se llamaban eclécticos ciertos
fil6sofos; es decir, que se liman asi agnelles iniciados,
que despues de haber pasado por todos los grades de
la rnazoneda, no se adhieren à algiino de los sistemas
religiosos ô politices, cuyas explicaciones han oido, sine
que de este conjunto se forman ellos mismos un siste-
ma conforme i su inclination à la impiedad , ô il sus
miras politicas (1). Elles ni son mazones herméticos , ni
mazones de la céehal a, ni martinistas , sino que son todo
lo que quieren, deistas , ateos , escépticos , ô una mcz-
ela de todos los errores del filosofisrno del tiempo.
Tienen elles, corne los demas sofistas, un doble punto
de reunion. En cuanto à. religion, admiten todos aque-


(t) Caria de Voltaire à d'Aletnbert del 22 octubre de 1776.
(r) Yéase , 4Irchives des F,anc-rnaco,is et Rose-croix, Berlin, an 1785,


chap. 3.




I
:172 ANC-MAZ NE111 d.


lla igualdad y libertad , que no reconocen mas autoridad
que su propia raton , sin admitir alguna religion reve_
lada . En cuanto â gobierno, si admiten reyes, es con la
condicion (le que el pueblo, como soberano, pueda disponer
de ellos à su voluntad. No me extendré sobre esta clase de
mazones; Brissot , Condorcet, Lalande y sus c6mplices y
sectarios fueron miembros de clla , y, para decirlo en
compendio , cita comprende âaquellos sofistas del tiern po
que, como presto veremos, solo se unicron à la mazone_
ria para facilitar su revolucion. Exponer de nuovo sus sis-
teillas seria repetir cuanto se ha dicho de los sofistas con.
jurados contra el Cristianismo y los reyes. La multitud
de esta casta de impios que en nuestros tiempos se han
agregado à las 16gias de la franc-mazoneria, manifiesta
cuanto protegian estas sus maquinaciones.


Ya sé que hay otra especie de mazones ecldcticos,
que desde poco tiempo se han establecido en Alemania.
Estos, no solo declaran no adherir à algun sistema par-
ticular de la mazoneria ; no solo reciben indistintamente
hermanos de todas las 16gias, sino que tambien preten-
den que no dependen de alguna. Para estos todas son
libres, y tienen todas los mismos derechos para darse le-
yes. Este es el motivo porque han abolido entre si hasta
los nombres de grande ldgia y de ldgia escocesa. Se pue-
de decir, que en este sentido aun han aiiadido é la igual.
(lad y libertad maz6nicas (x). Bajo de este Ultimo punto
de vista , los inaz6nes eclécticos habrian sido muy pocos
en Francia; porque la mayor parte de las 16gias estaban
bajo la inspeccion de la grande légia de Paris , Hamada
el Grande-Oriente. Pero el espiritu de los sofistas moder-
nos habia introducido en todas estas 16gias un verda-


(r) Véanse las re filas de sus asociaciones , fechadas desde Francfort
i8 mayo de 1783 , firmadas por Rustnert y Rottberg secretarios.


dero


ACAPiTC'LO IrNbeliSIO.
- 275


ro eclecticismo de impiedad. El sentimiento; mejor que
la opinion, era su lazo. Este sentimiento , para sel' uni-
forme, debia é lo menos convenir en detestar à Jesn-
cristo y su religion , y en detestar todo otro gobierno
que el del pueblo igual y libre. La opinion del mazon
eeléctico puede variar como la dê todos los sofistas; pue-
de variar sobre todo 1G demas , sobre el modo (le supiir
el Cristianismo por el ateistno 6 deismo; la verdadera
monarquia por la democracia , ô por una monargida de-
moeràlica ; pero ya no seria hermano de las Iras-lOgias
si se diese un pa,o menos Initia la libertad é igualdad.
De este modo todas las razas, todos los e6digos nutz6=
nicos, todos los iniciados herméticos , Bosa-crtteeS , de la
cuba la, martinistas y ecléctica s , todos cooperaban_en su
modo é excitar la revolucion ; y poco le importaba é la
sccta que sisterna prevaleceria, mientras ella lograse el
trastorno (1). lie prometido afiadir à estas prucbas las.
que resultan con mas especialidad de las opiniones cle log
heu-llanos sobre el origen de su franc-mazoneria. No me
valdré de otras guias que de los sabios y zelosos mazo-
nes. Con esto se vera si los padres que se dan 6 que
reconocen, no bastan por si solo para forrnar juicio sobre
las maquinaciones de los hijos.


Véase Lametherie , diario de fisica , 1790.'


r01710 II.




n74
FRANC-MAZONER1A.


CAPITULO XII.
YRUEBAS DEDUCIDAS DE. LOS MISMOS SISTEIVIAS DE LOS FRANC-


InA2ONES SOBRE SU oaioEN.


EN primer- ingar, separemos de estas opiniones sobre
el origen de • los franc-mazones la de los medio-inicia-
dos , que por la ilusion ciel nombre que •llevan , se creen
realmente originarios de los albaiiiles, (maçon significa
albanil) que edificaron la torre de Babel , de los que
levantaron las piramides de Egipto, y principalmente dé
los que edificaron el templo de Salomon , y despues
tambien la torre de Estrasburgo; y en fin de los que en
el siglo X edificaron en Fse6cia y otras partes muchas
iglesias. Esta cime de albaîdles ô mazones maniobrado-
res nunca ha sido admitida à los misterios; y aun supo-
niendo que bayan sido parte de la cofradia, han sido
despues excluidos, porque pareciô que su ingcnio cru
demasiado tosco y muy poco filosôfico. llago esta obser-
vacion, porque no carece de verisimilitud que el nom-
bre y simbolos de la franc-mazonerfa tengan realmente
su origen de los albaiiiles maniobradores. .Muchas artes
mecanicas tenian, a lo menas en Francia, ciertas seîiales
y ceremonias y un cierto lenguage de convention; que
era el secreto de la profesion. Estas scrialcs de lenguage
servian à las artesanos para reconocerse, y distinguir el
grad° de aprendiz ô de maestro que tenian en su oficio,
à fin de no engaiiarse con los que viajan y piden tra-
bajo 6 algun socorro para proseguir su camino, porque
aun los de una misma profesion mecanica tienen una inch-


CA.PiTUT.0 Dropkermo. 275
nation natural â auxiliarse de preferencia. Puede ser que
con cl tiempo se introdnjesen en cl gremio de albaîiiles
algunos iniciados en los misterios de la secta. Estas pudie-.
ion haber iniciado à algunos albainles verdacleros , y
formar sus escogidos para haver partido. En tal calo,
no habrian tenido necesidad de tomar de la arquitec-
tura nnevos ernbletnas , y seïiale.s difcrentes del comun
de los mazones, y con esta quedar establecidas sus 16gias.
Lo que no hace inverisimil esta suposicion , es que en la
misma Francia hay un otro oficio mecanico, el de raja-
dores de leva, que solo han tenido un impedimenta .tal
vez para esta ô semejante trasformacion.




Estos artesanos componen su cofradia , tienen sus se-
hales y contraseiia, su secreto y sus fiestas. Se l'aman el
Orden de Rajadores ; reciben en ella ciucladanos
y nobles , que con el secret() ciel orden acuden à sus
juntas y fiestas corna à las de los franc-mazones.
conocido iniciados que cran à un mismo tiempo franc-
mazonesy rajadores, y que por su nacimiento y estado
no cran à prop6sito para pasar los lias rajando leva. Los
lie visto tari reservados sobre el secreto de los rajadores,
coma sobre'el de los franc-mazones. Ya sé e] modo de
pensai de estos iniciados; poco me admiraria que toda la
causa del placer que hallan en el secret() de los rajado-
res, se hallase en sus relaciones con el secreto de los
mazones, ô bien, que con el tiempo los iniciados de las
ciudades quisiesen filosofizar el orden de los rajadores.
El grande obstaculo de la propagation ele los nuevos prin-
cipios estaria aqui en la rareza y en la dificultad de sus
asambleas. Estas se tienen en medio de los basques, lejos
de los ojos de los prdfanes y en el mejor tiempo del alto.
Si à un filosofista iniciado se le antajase' lacer de estas


(r) Estos sou lus Carbonarios , que apareciernn poco despues en
la Europa , y con especialidaden la Italia meridional.


52




2 7 6 rnaNc-mizoNERie.
fiestas como unas orgias de igualdad y libertad y del siglo
de oro, pres to acudirian a citas iniciados de otra clase,
y luegose tnezclarian con chias las disertaciones y cnigmas
filos6ficos; pero el habitante salvage de los bosques no
podria seguir estos misterios. No se barra mas que mu-
dar algunas de sus seiiales; se • conservarian algunos em-
blemas de la profesion , y, estableciendo en las ciudades
16gias filos6ficas de rajadores, se cerrarian à aquelloszaflos
mecanicos de los cuales solo conscrvarian et nombre y
los emblemas aleericos. 11e aqui la que puede haber
sucedido con los allaüiles; pero esto no es mas que una
conjetura, y se verà luego que no estamosreducidos à estas
incertidumbres sobre el origen de su secreto y doctrina.
Y, mirandola solo como conjetura, es muy regular que
la culla, et compas , la piedra ctibica, las columnas en-
teras 6 truncadas fucron erigidas en emblemas sistewii-
ticos, y ya no se cont6 mas con los albandes, porque los
grandes iniciados se labrian avergouzado rie un origen
que les pareciera tan vil.


Varias opiniones sobre el origen de los franc-nzazones.
Reduzco à dos crases de opiniones las que se han ima-


ginado sobre el origen de los franc-mazones, para lacer-
los nias nobles. En la primera clase, hay quien busca
su origen en los misterios de los sacerdotes egipcios;
otros en. los de Eleusis 6 de los Griegos. Los hay que
se dan por padres à los Druidas ; y otros que pretellden
venir de rata jucha. Pongo en la segunda clase à los que
se paran en los templarios y en el siglo de las cruzadas.
Para estas diversas opiniones, véarise los escritos de los
zelosos mazones, y principalmente los de los Alemanes:
Historia de los incognitos, (i) impresa en 1780, con este


(I) Gesehicide der titibeanitten.


CA.PiT1ULO D.tionkcimo. 277
epigrafe : Gens reterna est in 'qua nento nascitur. A rehivos
de los franc.nzazones (t) inipreso en Berlin en 1784.- De
los misterios antigaos y modentos, (a) Berlin•i7e2..
terios de los hebreos , d de las franc-mazones religiosos mas
antiguos (3c) Leipsic 178.S. — Véanse entre los ingleses
el espiritu de la mazonaiia, por . Guillermo Hutainson.
Entre los franceses, ci Guillemano rie San-Victor sobre
et ortgen de la franc-nzazoneria. Podria. baller citado mu-
clos de estos escritos por lo que la franc-mazonerfa tiene
de mas absurdo. Pot .


ejemplo , en los archivos de.los fr- truc-
nzazones , se lace relacion de los diseursos escritos sobre
et arte de la cabala ; y esto por un doctor ingles , en
defensa y para instruccio.n de los iniciados de Rosa-
Cruz , en donde n 'Inca habria pensado leer estas palabras :
8, La astrologfa es una ciencia que , pot lasituacion de las
» estrellas, descubre las causas de lo pasado , y lace vati-
» cinar lo por venir. Esta ciencia ha tenido sus funares.;
» pero estos no destruyen su fundamento y santidad.»
Y esto ha escrito un doctor bigles para justifiear la so,


cieda• de los Rosa-Cruzi, y para que se conservase en los.
archivos! (4) Ire querido potier esta cita , para que no se:
cHga de . mi que atribnyo cocas increibles ci lus franc-
mazones si„1,tra los que no han visto las pruc-,
bas; pero consUltense sus libros, lus. aletnants sobre todo,.
a testa, los de sernejan tes. absurdos.


Como y porque los. fratic-mazones dan antighedad.
ri Sie orégrn.


Cuva°. mas se reaeKionan las razuncs sobre- que Ee
apoyan los •azones sabios que pr'eteedeq trier su °a-
gen de lus fil(i.sofes antiguos, tanto tuas se ver que ro,


rirchie fur Freyanatirer.
(a) liber die alun tourne:un olys:..rfen..
(3) Die hebresche oryarrien, oder d:e atteste trligie,se frOnnaurerev.
(i) estos archivos, en alenion , parte 3 , 378


b5




>I


2 73 ritAisc-mAzoNnaià..
das se reducen decir, que « en aquellos tiempos anti-
» guos en que empezaron los hombres à percer de vista las
» verdades primitivas, para sumergirsc en la religion y mo-


ral de la superstition, hubd sabios que se preservaron
» de las tinieblas de la ignorancia y de la corruption. Des-
» cubriendo estos que la groserfa 6 estupidez del pueblo,


no eran prop6sito para aprovecharse de sus instrue-
» doues, establecieron escuelas y congregaron
» à quienes comunicaron toua la ciencia de las verdades


antiguas , y de aquellos que habian descubicrto en sus
• profundas meditaciones sobre la naturaleza, religion,
» politica y derechos ciel hombre. En el nAmero de estas
• instrucciones pusieron muchos la unidad de Dios 6 el
» verdadere deismo otros la unidad del grau Sei . 6 et
» verdadero panteismo. La moral que deducian de estos
• principios era puni ; y en especial se fundaba sobre
» la beneficencia , sobre los derechos de la libertad, y
» sobre los medios de vivir felices y pacificos. 'remiendo


que estas instrucciones no perdiesen su valor y no se
alterasen y corrompiesen haciéudose vulgares,.diversos
sahios prescribieron à sus discipulos el tenerlas secre-
tas. Les (héron seliales y un •idiorna especial con que
se debian reconocer. Todos quo cran admitidos à
esta cseuela y misterios, pasaban ai ser Injos (le la luz y


» de la libertad ; los demas no cran para estos sahios
trados sino esclaves y profanes; y de aqui se deriva


• aquel desprecio con que los iniciados miran al vulgo.
» De aqui se deriv6 aquel profundo silencio de los dis-
» eipulos de Pitagorbs; de aqui mismo aquella ciencia Cs-
» pecial y secreta de varias escuelas ; de aqui en fin
» todos los misterios de los Egipcios; despues de los Grie-
» taos y de los Druidas , y tambien .de los mismos
• dios, ci de Moises. instruido en todos los secre tos de


Egipto.


eArirrto Dronento. 279
» Estas diversas escuelas y los secretos de aquellos


senoter do ; las fil6sofos de la Grecia los» ios han perdi
» comunicaron à los de Roma; los fil6sofos de todas las
» naciones han hecho lo mismo , despues del estableci-
» miento de la religion cristiana. El secreto siempre se
» observ6 , parque era preciso evitar las persecu-
» ciones de una iglesia intolerante 'y de sus sacerdotes.
» Los sabios de diversas naciones, con et auxilio de aque-
» lias seîiales pie se establecieron en el principio, con-
» tinuaron en reconoeerse , como lo hacen aun boy en
» todas partes los franc -mazones. Kn efecto, su escuela
» y todos sus misterios no son otra casa que la doctrina
» y misterios de los antiguos sahios y filesofos. Solo se •
» ha variado el nombre; el secreto se ha trasmitido bajo.
» el nombre de franc-mazones , del raisin ° modo que se


trasmiti6 bajo el nombre de Magos, de sacerdotes de
» Mentis, 6 de Eletrsis , y de los . fil6sofos plat6nicos 6
» eclécticos. He aqui et origen de la mazonerfa ; he aqui
» la que la perpetua, y lo que la conserva sienipre la.
» misma en todas las partes del mundo (i).


Falsedad de este armer..


Este es un extracto fiel de lo que han publicado los
mazones mas sabios sobre su origen. No es mi objeto
manifestai, que son fa!sas y contrarias à todas las his-
torias estas ideas sobre la pretendida doctrina de los
antiguos sabios . Persas, Egipcios, Griegos , Romanos 6,
Druidas; ni que es absurdo suponer unidad de opinio-
nes religiosas , de Fnoral y de• secretos en los fil6sofos,
que han dejado en el manda unes sistemas tan varias


.y tan opuestos unes à otros, y tan absurdes coma la
son aun en el dia todos lus sistemas de nuestros preten,


(i) Extracto de los lihios que se han chado.


S4




280 FRANC-MAZONER11.
didOS fil6sofos modernos. Para que se descubran las opo-
siciones de los fil.6sofos antiguos , véanse en Ciceron ,
Qucestiones acadendem... 1.)e natnra Demie/1a... De legi-
1). u.s... De .finibus b uni et mati... De qfficiis etc.; y en
Lactancio , 6 tambien las doctrinas, siste-
nias y absurdos, las perpetuas contradicciones de les so-
fistas modernos en Comparacion de las de los antiguos,
en las Carras ffelvianas , carta 61tima. Tampoco (lier°
exarninar lo que tan falsamente se supo.ne, que los mis-
terios de Eleusis no contenian otro secreto que la uni-
dad de Dioss y la moral mas pure; é y como se puede
creer que esta doctrine no era para el comun ciel pue-
bio, cuando se sabe, que casi todos los ciudadanos de
Atones estaban iniciados en los pequerios y grandes mis-
terios, segiin su cdad, como le asegura Mr. de Sainte
Croix, hablando de los misterios de les antignosi) No pre-
gunto çorno pudo suceder que estas mismos ettenien-
ses aprendiesen en los s6tanos su catecismo de la unidad
t ic Dios, adorando tantes dioses en pUblico.; 6 como y
porque mataron à S6crates, habiéndole acusado de que
no adoraba todos aquellos dioses ; 6 tambien, como pu-
tto que todos los sacerdotes de los idoles, inicia-
dos en estos misterios, fuesen tan ,zelosos en conservar
la multitud de los mismos dioses y sus altares. En fin,,
no pregunto como hay persona que se pueda persua-
dir , que estos sacerdotes tan fervorosos y zelosos en sus
temples por el culte.


de J6piter, de Marte, de Vénus y
de tan tas otras diviniclades, fuesen los mismos que con-
gregaban el pueblo en la solcmnidad (le los grandes mis-
terios, para decirle que todo el euh° de aquellos dio-
ses solo era imp.ostura , dàndose à si mismos pot' auto-
res, -ministros 6 sacerdotes babituales de la misina im-
posture.


Ya sé cuanto valen estas reflexiones para demostrar la


CAriTtL0 nro.ocimo. 281
falsedad del orfgen de que se glorian los mazones sabins;
pero superigamos que estos misterios tienen el objeto que
elles Green; la solo pretension de una sociedad que nos
(lice que alti tiene su cuna y sus antepasados; que bla-
sona (le perpetuar stt espiritu y dogmes ; esta solo pre-
tension éno nos bastaria para descubrir, en esta eofroclia, la
conspiracion nias antigua Elle nos daria derecho para
decir à los franc-mazones : «iEste, pues, es•el origen de


vuestros misterios, y este el objeto (le vuestras intimas
• 16gias! Descendeis de aquellos pretendidos sabios y (le
» aquellos fil6sofos, que reduciclos à las luces de la raton,


solo supieron del Dios de la naturaleza lo que la razo.n
» les pocha clecir ! Sois, pues, hijos de los deistas 6 pan-
» teistas; y, satisfechos con la doctrina de vuestros padres,
» os valeis de todos los medios para perpetuarla ! No des-


cabris , corne ellos, sine supersticion y preocupacio-
nes en todo le que los demas horribres creen deber
las luces de la rcvelacion ! Cualquiera religion que ana-
da alguna cosa al culto del deista, 6 que cleteste el
del panteista , en una palabra , todo el Cristianismo y


» sus misterios ; no son otra cosa para vosotros que obje-
» tes de desprecio y de odio! Detcstais le mistno que
» detestaban los sofistas del paganismo, y los sofistas ini-


ciados en los misterios de los sacerdotes de los idoles;
pero estes sofistas, estos sacerdotes detestaron cl Cris-


» tianismo y se manifestaron sus mayores enemigos. Des-
pues de estas declaracienes vucstras é que podernos mi-
rai' en vuestros misterios , lino el mismo odio y la mis-


,. nia resolucion de destruir toda religion.clistinto del pre-
tendiclo deismo de los antiguos P Decis que tambien
sois lo misai° que fuerou aquellos judios,. que se atu•
vieron à la unidad de Dios en que ereian, y en que


» consistia Unicamente su religion ; (si jamas ha babido


tales.judios , que no creyes.en en los profetas. y en el




282 FRANC-mAzolmfA.
• Emmanuel 6 rios libertador) i estais pues animados
» de los mismos sentimientos hàeia los cristianos que
« agnelles judies ! solo insistis como ellos en Tehova, para
» mal decir de Jesucristo y sus misterios ! »


Con respecto â ose judaismo de los mazones , 6 à esta
franc-mazoneria de los juches, véase principalmen te cl tra-
tado de un mazon muy sabio y zeloso , dedicado d. los
que entienclen (r). No hay mina en la antigiiedad que
no escudrilie à fin de dernostrar la ideotidad de los an-
tiguos misterios de Eleusis, de los Judi'os, de los Drui-


. das y de los Egipcios con los mazônicos. Se puede en
efecto creer que ha habido Judios que se han entreme-
tido en la franc-mazoneria , cuanto se reflexiona sobre la
pretendida historia del nombre de Jekova, que se perdu
-con el asesinato de Adoniram. « Esta historia sella sacado
» de là parafrasis calclea , y se ha adornado con un cuento
» que han tejido los rabinos para quitar à Jesucristo su
» divinidad y poder. Han imaginado, que habiendo en-
» trado un dia en el templo de Jerusalen , vi6 el Santo
» de los Santos, ers donde solo pocha entrar el B ran sa-
» cerdote; que hall() el nombre de Tehova... y se le lle-
» vé... y que par et poder y virtuel de este nombre ine-
» fable °bre sus milagros (2). » Se ve claramente que
toda esta fabula se dirige contra et dogma principal de
los cristianos , que es la divinidad. de Jesucristo. El inte-
res que manifiestan los mazones en hallar este naismo
nombre de Jehova, y el modo con que se terminan sus
misterios en el grad° de Rosa-Cruz, clemuestran que es
uno rnismo el.objeto.


Cuanto mas se leen las obras que lie citado de los ma-
zones, tanto mas se manifiesta la justicia de aquellas
reconvenciones. Sostienen unes, que la materia es eter-


-


(r) Denen die es verstehen.
(2) Véase , Le 'voile levé,


CAP11M° DUODCITIO.
583


na; otros dicen que la Trinidad, dogma de los cristianos,
no es mas que una alteracion del sisterna de Platon ;
otros siguen todos los desatinos de los '


.:\lartinistas y del
dualisme, 6 de los dos principios bueno y mato (1).Nada
hay pues mas evicien te. Todos estes sabios mazones, que
se Banian descendientes de los sacerdotes de Egipto 6
de la Grecia 6 de los Druidas, solo intentan , cada uno
de.por si, establecer la , que les parece religion neural.
Esta religion no varia menas entre ellos que entre los
sofistas antiguos 6 modernos. Solo convienen én destruir
la fe en el espiritu de los iniciados, valié.ndose de sistemas
inconciliables con el Cristianistno. Si no se abandonan
coma Voltaire, Diderot 6 Raynal à las injurias 6 decla-
maciones, es parque creen que es necesario reservarse
el cuidado de sacar las consecuencias. Expresarlas con
claridad habria silo divulgar los misterios; peso es pre-
ciso tener muy pocos alcances para no descubrirlas.
C Como las pueden °cuitar los que dicen que la mazone-
ria es obra de los templarios, 6 bien de agnelles secta-
rios que, con el nombre de Albigenses, alborotaron toda
la Europa? estos dos manantiales tienen entre si mas cor-
respondencia de lo que se cree ; veamos que es lo que
se puede esperar de una sociedad que se da par descen-
cliente cle tales antepasados.


Consecuências y opiniones de las franc-mazones que
at•ibi9,en su origen â los templarios.


Primeramente, . eu cuanto à los templarios, suponga-
mos que este orden fue en la reaiidad inocen te de iodas
los crfmenes que acarrearon su destruecion; é cual puede
ser el objet° sea rcligioso, sea politico de la mazoneria,


Cavas d lus Astres in•rieito, , d à los wedaderos frac-mazones,
edicion de 1782.




284 FRANC-MAZONEllik.
perpetuando sus misterios bajo cl nombre y emblemas
de este orden ? Los templarios d introdujeron en Europa
una religion 6 moral desconocidas ? es esto lo que los
franc-mazones han heredado de elles? En este caso, la
religion y moral de los franc-mazones no son las del Cris-
tianismo. d12.1 objeto de sus secretos es solo la herman-
dad y henelicencia ? Pero procediendo de buena fe, d per-
feecionaron arase los templarios estas virtudes? Y des eso
la religion de Jekova 6 de la unidad de Dias compatible
con los misterios del Cristianismo? Pues,: y porque en tonces
al cristiano que no es mazon le tratan y miran conte pro-
fano P Ya no es tiempo de responder à estas preguntas,
diciendo que la religion se alarma en vano, y que su
objeto ha sido siempre extraîio à las I6gias maz6uicas.
l'orque este nombre y culto de Jeltoya, que los profita-
dos mazones dicen l 'aber recibido de los caballeros tem-
plarios, sea que estos caballeros hayan sido sus autores,
sea que le hayan recibido por tradicion de los antiguos
misterios del pagarriLmto y de sus sabios , este nombre
y culto , repito, •no son extraîios al Cristianismo ; Cual-
quier cristiano tiene, pues, derecbo para deeir à los franc-
niazones. : Vosotros ocultariais menos el secret° y objeto,
striais menos fogosos en vengarle, si no fuese mas que
el culto del mundo cristiano.


-si la politica se alarma como la religion , d cual sera
el cfugio de los iniciados que jurait vengar l i igualdad
y libertad, y taos. los derechos de su asociacion ultra-
jada por la destruccion de los templarios? En vano se
alega la inocencia real 6 irnaginaria de. estos Cantosos caba-
lleros. El vote de venganza, que ha podido continuar
por ça tiempo i de rince sigles, no tiene ya por objeto la
persona de Felipe et Hermoso , ni la de Clemente V,
ni las de otros reyes y de los obispos , que à principios
del siglo -XIV cooperaron à la extincion de este orden.


CA.PiT171,0
tIODCIMO. z85


Ct estes deseos de venganza no tienen objeto,


-6 es pre
ciso que este lo sean los herederos y sucesores de aque-
llos reyes, del papa y de los obispos. Este deseo de ven-
ganza no puede inspirarlo en el dia la sangre, 6 alun
interes que se derive de las-mismas personas de los tem-
plarios. Es pues otro el interes que se tiene en esta ven-
ganza; y este interes se perpetua como su Mismo objeto;
es decir, como la escuela, los principios y los titiste-
rios que elles sostienen ',aber pasado de los templarios
à los mazones. Pero é y que hoinbres y principios son
estes que no se pueden vengar sino con la muerte de
los reyes y de los pontifices? que son estas I6gias en
que persevera aquel jurarnento, lia quinientos anos? Cual-
quiera lo ve : para este no hay necesidad de averiguar
si Molay y su orden fucron inocentes 6 delinenentes,
si los templarios son 6 no son los padres de los mazones.
llasta Io que no se puede disputar; basta que los ma-
zones los reconozcan por padres. Y cOn esto, solo el
juramento de vengarlos, y las alegorlas que oculta este
juramento, no manifiestan sino una sociedad que siem-
pre atnenaza y conspira contra los gefes de la religion
y de los imperios.


Causas r declaraciones de los templarios.


Se preguntarà ahora que lutes nos comunica la luis-
toria sobre estas relaciones, que se han hecho tan inti-
mas entre los inisterios de la francnnazoneria y et orden
de los templarios. Esta pregunta exige muchas averigua-
ciones. No quiero dejar de comunicar el resuluLlo de las
que lie liecho. El orden de los caballeros del temple,
establecido por Hugo de Paganis , y confirmaclo en n I46
por Eugenio III, tuvo al principio pot .


objetotodo Io que
el zelo y caridad cristiana pueden inspirai en Lvor de
los cristianos â quienes la devocion Ilarnaba en aquel




286 FRANC—MAZONER11.
tiempo à visitai la Tierra Santa. No cran mas que hos-
pitalarios ; pero estos caballeros, conformàndose con las
costumbres cle aquel siglo, se hicicron muy presto cèle-
bres con sus memorables hazaiias contra los Sarracenos.
Su primera reputacion se debi6 à los grandes servicios,
que il un mismo tiempo se debian esperar de su valor y
de su picdad. Este testimonio es generalmente el que
se les debe dar con toda la historia, distinguiendo los
primeros y ultimes tiempos de su existencia. Se propagd
el orden, y adquiri6 en Europa inmensas riquezas. Con
estas olvidaron su calidad de religiosos; les quedô el
brillo de las armas, pero tampoco hicieron ya de ellas el
mismo uso.


Se debc observar que machos ailos antes de su ex-
tincion, ya les echaba en cava la historia, no i'tnicamente
su relajacion de la primera virtuel , sino todo lo que ma-
nifesta los delitos que fueron la causa de su proscrip-
tion. Cuando estaban en el mayor auge de su potier, y
cuando solamente el zelo podia levantar la voz para de-
clamar contra sus vicios, Mateo de Paris les acus6 de
haber convertido en tinieblas las laces de sus predece-
sores, y de haber abandonado su primera vocacion por
los proyectos de ambition y los placeres de la disolucion,
conduciendose como usurpadores injustos y tiranicos.
Entonces ya se les acusaba de que fenian inteligencias con
los infieles, con que hacian abortar los proyectos de
los principes cristianos; de haber llevado su traicion al
punie de cou unicar todo el plan de Federico Il al Sul-
tan de 13abilonia-, tpaien detestando la perfulia de los tem-
plarios, di6é1 mistno noticia al emperador (I). Este testi-
monio, que el historiador podria corroborar con muchos
otros, sirve i lo inenos para 'lacer menus extraiia la catas-


(1) Mateo de Paris, aiio 1229.


CAP1TULO DIJODL'CIM.O.
2S7


trofe por la cual se extingtii6 este orden tan famoso (1).
Dos hombres presos por sus delitos, en tiempo de Feli_


pe el Hermoso , dijcron que supieran secretos importantes
sobre los templarios y que interesaba mu ho manifes-
tarlos. No cuento con esta delacion , pues los sugetos que
la hicieron son sospechosos. Sin embargo, bast6 para que
Felipe se resolviese à destruir este orden. Manch') que
en un mismo dia fuesen encarcelados todos los templa-
rios de su rcino; atm puede ser que este paso sea pre-
cipitado ; pero sobrevinieron el examen y las preguntas
legales. El historiador debe apoyar su juicio sobre las
pruebas, declaraciones, procesos verbales y sobre docu-
mentos auténticos. Si las confesiones son libres, multi-
P licadas y acordes , no solo en un mismo tribunal, sino
en diversas provincias é imperios, por enormes que seau
los delitos que se han confesado , -es preciso creerlos, 6
desmentir los monumentos nias seguros de la historia,
y los actos mas juridieos de los tribunales. Estos actos
juridieos aun se conservan, y su importancia ha liecho
que se han conservado en bran nt'tmero. Consulte el his-
toriador la compilation que de ellos ha hecho Dupuy
bibliotecario del rey. Vo aqui no conozco otro medio para
sentar nuestro parecer, y disipar las preocupaciones.


Se ha dicho que Felipe el Hermoso y Clemente V ,
hacian concertado entre si la destruccion de los templa-
rios. Desaparccc esta pretension por las canas del rey
y del papa. Al principio , Clemente V no pocha creer
las aeusaciones ; cuando ya no fue posible resistir à las
pruebas que le present6 Felipe , aun hubo tan posa in,
teligencia con este principe, que rada paso tante de uno
conio de otro, en este grande negocio, ocasiond quejas
y contestaciones continuas sobre los derechos ya de! so-


(1) VéanSe risp. in Chrome. an. 1227. &nuit. hb. 3 part. 12 cap.
17, etc. ;- apud Dupuy, Traité sur la condamnation des Templiers.




288 FliANC-MAZONERiÀ.
berano, ya de la iglesia. Tambien se ha dicho que este
rey solo deseaba apodcrarse de las inmensas riquezas de
los templarios; pero en el tnismo moment° que empez6
à perseguirlos, renunci6 solemnemente à ellas; y en toda
la cristiandacl, no hubo un solo principe que cumpliese
con mas exactitnd su palabra. Este es el testimonio mas
constante que le da la historia (1). Tambien se ha habia.
10 del espiritu de venganza que domin6 à este prin-
cipe; pero en todo el curso de este largo proceso, ni
iiquiera se halla una cola ofensa particular de parte de
'os templarios de la que este rey pudiese vengarse; y en


defensa, ni siquiera se balla una expresion que su-
ponga en él ofensa d desco de venganza; y lo que es
mas, que hasta momento habian siclo muy amigos
el gran•maestre y Felipe el Hermoso, quien le habia Le-
ch() padrino de un liijo suyo.


En fin , se pretencle principalmente que la violcncia y
los tormentos precisaron.à los templarios à las confcsio-
ries que hicicron ; pero en la multitud de los procesos
verbales , hay mas de doscientas confesiones, que estan
firmadas como hechas libremente y sin el menor uso de
los tormentos. De estos no se }lace mention , sino en
cuanto à uno solo; y si le precisaron à la confesion,
esta fue absolutamente la misma que ya habian hecho
libremente dote caballeros sus cofrades Muchas de
estas declaraciones se hicieron en concilios, en donde
los obispos empezaron por decidir, que à los templaries
no se les diese tormento, y que à los que habian con-
fesado por temor à él , se les mira ria coma inocentes
(3). El papa Clemente V , por otra parte, lejos de favo-


(t) Layette 1r1 ,• nt;in. 13. Rubens Hist. Haven. &ovins an. 1308.
Mariants Hist. de Espalia.


(s) Layette nfiat. 20 , Haerrogatorio hecho en Caen.
(3) Concilia de Ravena. Rubens hist. /tavela. lib.


CAPiTt1,0
289


recer los designios de Felipe el Hermoso contra los caba•
lleros del Temple, declard desde el principio por de nin-
gun valor las diligenrias de este principe. Suspendi6 à.
los obispos, arzobispos, prelados'e inquisidores de Fran-
cia. En vano le acusô et rey de que favorecia los deli-
tos de los templarios ; el papa no cedià hasta despues
de l'aber interrog-add el mistno en Poitiers, y mandado
interrogar à setenta y dos caballeros en su presencia y
de los obispos, ca•denales y legadof. Les interrog6, no
como un juez que busca delincuentes, sino como una
persona interesada en hallarlos inocentes, para justificar-
se de la reconvention de haberlos favorcçido; pero oy6
de su bora repetidas las mismas clerlararionei y corde-
siones, ronfirmadas libremente y sin apremios. Quiso,


que
se pasasen muchos dias y que se les leyesen de nuovo
sus deposiciones , para ver si oerseveraban libremente
en sus declaraciones; pero los cabelleros las confirmaron
todas : Qui perseverantes in , cas expressè et .spontè
pront reeitatce fuerarzt , approbdrunt. No satisfecit° ami
cou esto, quiso el misai() Pontifice preguntar per si mis-
mo al gran•maestre, y superiores principales , Prcecepto-
zvs majores , de diversas provincias de Francia ,. Nor-
mandia , Poitou y paises ultrarnarinos. Envi6• personas
las mas vcnerables para interrogar à aquellos superiores,
à quienes la edad 6 las enfermedades impedian poiler
acudir à su presencia. Quiso que se les leyesen las de-
posiciones que habian hecho sus cofradres, para que se
supiese ,


si reconocian que cran verdacleras. Sobre todo,
no quiso mas j,uarnento que el de reiponder libreinente
y sin tentor, esponuineamente y sin coaccion. El grau-
maestre y los superiores de diversas provincias tambien
depusieron y dcclararon las mismas cosas, las repitieron,
y muchos lias despues aprobaron la minuta de sui- de-


recer


f
T omo




29O pr.ANC-MAZONER1A.


claraelônes, que habian extendido los notarios 'm'Incas (1).
De todas estas precauciones necesitô Clemente V para
llegar al Cui conocer que "tabla padecido engaiio. Solo'
despues de todo lo cliche revoc6 sus amenazas y la sus-
pension de los obispos franceses, y permitiO que se si-
guiesen en Francia , para el juicio de los templarios,
las disposiciones de Felipe el Hermas°.


Resultado de las declaraciones que hicieron los templarios.


Dejemos pues à parte todos aquellos pretextos, y aten-
gfinonos à las declaraciones que solo la frierza de la
verdad les podia arrancar — El resultado de estas decla-
raciones es : « . Que los Caballeros ciel Temple, al tiempo


de su profesion , renegaban de Tesucristo , pisabarz su
» Cruz r la eu* brian de asquerosas s ;que especialmente
» el Viennes Santo era el dia consagrado à estes ultra-
» jes; que al Cristianismo sustituian la adoration de una


cabeza monstruosa; que se les perizzitia la socloinia :
» que arrojaban al fueÉp los niiios recierz-nacidos de un ,
s templario ; que se obligaban con juramento à obedecer,
» sin exception, las drderzes del gran:maestre; à no tener
» respeto à casa sagrada, ni profana, y nzirarlo todo co-


nzo licito para et bien ciel ,orden; y sobre todo, à janzas
violais los horrorosos secretos de sue nzisterios nactu•nos,


» bajo la. pesa de los castigos mas terribles (2). u .Muchos,
cuando hicieron estas confesiones , anadieron que se


(i) Qui Magister et prœcep tores Francia,, terne ultromarince,Nonnandite ,
ilquitanice ac Eictavice , Conan ipsis tribus cardinalibus prœsentibus , quatuor
tabeilionibus publicis , et mollis tes bonis viris , ad sancta Dei Evangelia ,
ab eis corporaliter tac , prœstito juramento , quod super prceulsis omnibus ,
meram et plena,a dicerent welitatem ; coran ipsis singulariter, , liberè ac
spontè , absque coactione quolibet et timore deposucront , et confessi


Epist. Clementis V liegibu g , , Sicilie , etc.)
(:1) Piezas justiticativas que presenta Dupuy ; extmcto de los registros.


wiruto nronLcimo. dot
les habia precisado à cometer estas horrores por la vio..
lencia , la prision y los mas crueles tratarnientos; que muy
bien habrian querido imitai et gran mimera de aque-‘
Hos, que para evitar estos horrorès, se habian pasado
à otras drdenes religiosas ; que no se habian atrevido à ello
à causa del poilerde las venganzas que tenian que.temer;
que se habian con fesado sccretamente (le estas critnenest
y habian pedido la- absolucion. En esta declaracion
blica , testilicaren con sus higrimas los mas ardientes
seos de reconciliarse con la iglesia.


Libertad de estas declaraciones.


No pudiendo Clemente V resistir ti tantas pruebaS1
concibi6 al lin el origen de donde se derivaban tafias
quejas sobre las frecuentes traiciones, de las cuales ha-
bian silo victimas los principes cristianos en sus querras
contra los Sarracenos. Consintiô, pues, en que se continuas°
el juicio de los templarios , y ententes se oyeron en Paris e.i
ciento y cuarenta «


Caballeros. Todos declararon lo mis-
mo, l excepcion dé tres, que dijeron no tener conoci.
mien to de los crimenes que se imputaban su 6rden,.,
Creyô el papa que aun no debia atenerse à esta informa.
cion hecha par religiosos y nobles franceses. richt' carat
nueva; tuvo esta lugar en Poitou celante los cardena-‘
les y otros sugetos que dl misrna habia nombrado. Con .
la misrna libertad , fueron tambien las declaraciones las
mismas. El Bran-maestre y los gefes las renovaron pot
terccra vez, en presencia del papa. Molay pidi6 que
se oyese un herrnano sirviente que tenia cerca de si, y
este confirm6 tambien todas las declaraciones. Porespa-,
cio de 'Tumbas afros continuaron y se renovaron.las in-.
formaciones en Paris, Champi-ta, Normandia, Quercy,
Languedoc y Proveuza. Solo en Francia resultaron mas


T 2 •




292 ri -MAZON
de doscientas declaraciones de la misma naturaleza. No
variaron las de Inglaterra , en el sinodo de Londres, en
donde se emplearo • dos tueses para las informaciones,
que hicieron coustar las mismas confesiones y las mis-
mas infamias. En consecuencia de estas declaraciones
se aboli6 el orden de los templarios en aquel reino, y
el parlament° en seguida dispuso de sus bienes. (1) Las
mismas informaciones se hicieron y los resultados fue-
ron tambien los mismos en los.concilios que se tuvieron
en Italia , Ravena , Golonia , Pisa y Florencia, aunque en
estas concilias toclo manitiesta que los prelados estaban
empeilados en absolver â aquellos templarios (rue logra-
ban justificarse.


Creo que cttando se han puesto en ducla los crimenes
de este orden, no se tuvieron bastante presentes las de-.
claraciones ni la niultitud de naciones que juzgaron à
aquellos caballeros. Ya seria un hecho muy extrait° en
la historia, que doscientos de estos caballeros que con-
fesaron en Francia, se diesen ellos mismos por culpa-
dos de los mayores horrores ; seria aun mas extraiio y
mas humiliante para la naturaleza huma na, que tantes
obispos, tintas nobles, tantos magistrados y tafias sobe-
ranos,porque en este juicio de los templarios concur-
rieron de todas estas clases à las informaciones, se hu-
biesen corrompido. Seria este un (lento superior à todas
las infamias de los templarios, que tantas personas de
las clases mas respetables de la sociedad y en tantas na-
ciones, hubiesen podido damnas par confesiones hechas
libreinente unas declaraciones airancidas por la violen-
cia; 6 que estas naciones diversas se hubiesen convéni-
do en valerse de la violencia para semejantes declaracio-
nes; pero para honor de la humanidad, los templarios


(t) Peasingh , in Eduurd. et rpodigta Neustr. apud Dupuy.


OAPiTTLO nrone.cimo. 293
no fueron examinados de este modo par los obispos en
Francia, ni por los 13ailios-Cornisarios del rey,


, ni tam-
poéo lo fueron por los cardenales y otros comisionados
del papa Clemente V 6 pop si mistno; ni tampoco fue-
ron juzgados asi por los Concilias de las otras naciones.
Nunca se liabia litigado una causa nias importante; en
todo lo que nos resta de piczas a utén ticas sobre este fa maso
proceso, es itnposible no convenir en que se tomaron
todas las precauciones para no confundir al inocente con
el culpado.


No se alegue aqui coma argumento la extincion de
una sociedad célebre en otro género. Los Jesuitas han
sida extinguidos; pero na fueron juzgados. À. ninguno
de ellos se ha oido, y ni siquiera bay una sola confesion
soya contra su institut ° . Si se hubiesen aiegado contra
elles las mismas pruebas que contra los templarios, debe-
rian todos convenir en que tnerecian la misma suerte
que estos. Supongamos pot' un moment() que los tem-
plarios son inocentes de los criinenes que se les impu-
tan ; épie virtud , ni que fortaleza de anima puede des-
cubrirse en una orden tan débil y tan vil, que oriente
contra si misma 'en un asunto de tanta importancia?
Y è que gloria les puede sobrevenir à los franc-mazones
con . declarar que son hijos de tales padres, que si no
fueron reos los mas monstruosos, son, sin que se pueda
disputai, los bornbres mas viles y cobardes ?


Podrà el vulgo dejarse sorprender con las protestas tai--
dias de Guy y de Molay. El vulgo no sabe distinguir la
firrneza y constancia de la virtud, de la obstinacion de
la desesneracion. No sabe, que el falso tiene tam-
bien sus martires coma la verdad. Molay persever6 en
su confesidn par espacio de tres


la renov6 à lo me-
nos por tres distintas veces; y cuando al fin se resolvi6


anular sus declaraciones. con sus discursos , sus gestos
T 3




*Yi PnA.Ne-mAzosnRiA.
y su voz, ya todo manestara un espiritu alucinado por
la vergiienza mas que arrepentido ; trastornado mas por
los remordimientos de su actual perjurio, que atrihu-
lado por los de sus confesiones anteriores. En lugar
de manifestarse cornu un hombre que retracta la men-
tira , todo indicô un hombre que iba à nientir
y que aun no sabia de que mentira se valdria para
desvanecer sus primeras declaraciones, pues empez6 con
negar lo mas eviclente. Se quej6 altamente de que le juz-
gasen por los crimenes de una orden que habia aban-
donado y del que ya no era miembro, siendo asi que fue
hasta la fin su gran-maestre y superior,general. Su defen-
sa misma en este dia acredità no hallarse él en su sang
juicio, fatuus et non benè mentis cornpos : esta es la ex-
presion de los jueces en el proceso verbal. Si volvi6 à
dejarse ver, fue para ofrecer, con todas las expresiones
del furor, un desafio al que se atreviese à decir que él
habia hecho la nzenor declaracion contra su orden; que
si merecia la muerte era porque habia declarado en ja lso
contra aquella en presencia del papa y del rey. Que
historiaclor hay, que en este delirio y contradicciones
pueda reconocer las protestas de la ineeencia


.Aun clarernos menos fe à aquella fabula de que Molay
cit6 à Felipe el Herrnoso y al papa Clernente V à coin-
parecer al juicio de Dios dentro el término de un aiio
y un dia, pretendiendo que se verificô la muerte de am-
bos precisamente en el misa() alio. La historia varia so-
bre el dia y alio en que Molay fue ajusticiado. Segun
unos, smcedi6 esto en el afio de x311, segun otros en
el de .1312, y aun segun otros en el de 13.13. La pri-
mera opinion nie parece demostrada; porque la ejecu-
cion del grau-maestro sticedi6 mientras que los coni isa-
rios enviados por Clernente V estaban aun en Paris, en
donde solo estuvieron desde el mes de agosto de 1309,


CA PiTtL0 uoni,.c•imo. 205
hasta mayo de i3rir.


. Para potier la muerte de Molay y
de Guy en el alio de 13 t3 , se citaria en vano una pro-
testa del abad de San German para que no n. ejecutase
la muerte de dos templarios en un terreno del cual
dicho abad era sefior de cuchillo y hcrca; porque la res-
puesta esta protesta es del nies de marzo de 1313, .y
Clernente V no inuri6 hasta 20 abril de 1314. Con
lo que se ve, que el emplazamiento de :Molay d un aria y
un dia no tiene fundamento algttno.


Boeacio, a quien se cita muchas vsces sobre la muerte
de Molay, ha hecho




mencion de esta circunstancia ?
El que se deja preocupar con los elogios con que este
autor celebra la constancia del gran-maestre y (teillas tem-
plarios que feeron ajusticiados,,no repara en que . em-
pieza con decir, que los ternplarios babian decaido ex-
traordinariaMente de sus primeras virtudes à causa de
sus inmensas riquezas; que eran ainbiciosos, voluptuosos
y afeminados; que en Ingar de hacer la querra ellos anis,
mos en clefensa de los c•istianos, conforme à su obliga-
tion , imponian este deber à hombres asalariados 6 sire,
vientes; y que sus virtudes habian • degenerado en vi-
cies y critnenes en los tiempos de Jayrne Molay. Lu que
à continuation afiade Bocacio sobre la muerte del gran-
maestre y los otros; lo que excita su entusiasmo sobre
su constancia, se funda t'tnicamente sobre lo que habia
oido decir ai su 'miche, que era inereader, y se habia
ballade entonces en Paris; con lo que se descubre muy
bien, que sobre este objet() no tenia mas ideas que el
vulgo. Me estoy pues en lo mismo : examinemos las pi.e.+
zas auténticas, 6 los .prdcesos verbales; pues cuando se
pueden terrer existiendo aun en tant() m'Inter°, son el
medio mas seguro para que uno siente su juicio. Este es
el Unie° proceditniento satisfaetorio , y es el que sigue


Dupuv sobre la. condenacion de los templarios. Esta
• T




296
FniNC-MAZONEll id.


obra est escrita con la mayor ingenuidad, y se pueden
sacar de ella • excelentes pruebas, pues suminis t ra mu_
chas pieza ►


auténticas y machos extractos de procesos ver-
bale:, para que cualquiera pueda decidirse.


Atm hay un recurso eu favor de este orden. Este es
la misma naturaleza é infatnia de los delitos de. que se
acusaron los templarios , y que algunos han creido
pedrian convertirse en pruebas de su inocencia. Pero ,
cuanto mas infames son estas crimenes, tanto nias tua-
nifiestan , que si los caballe•cs cran inocentes, tuvieron
mity poco borin , pues fueron tan viles y tan cobardes,
que se acusaron tan falsamente unos à otros de unos
delitos que no cran verclatleros. Por otra parte, todos
aquellos crimenes, tan infames coma son y tan increibles
corne parecen, no hacen mas que descubrir la horrorosa
secte que los comunicô à sus iniciados, y de la cual reci-
bie•on los templarios sus execrables rnisterios. Agnel odio
à Jesucristo , aquella abominable co•rupeion y hasta et
atroz infantieidio , todo se balla y formaba los principios
de aquella informe mezcla de Degarclos y Critaros„ y de
otros varios sectarios , que pasaron del oriente al acci-
dente, à principios del sigle XI.


Quisiera 5 lo utenes poiler decir aqui, que fueron muy
pocos los templarios que se dejaron arrastrar liacia aque-
llas abominaciones. Veo que en el mismo Paris algunos
fueron declarados inocentes. En Italia fue mucho ma-
yor el raimero de los absueltos. De cuantos fueron juz.-
p-„ados per los concilies de Maguncia y de Salamanca,
ninguno fue condenado. De lo que se puede inferir, que
de las nueve mil casas que poséia este orden, habit '


mu-
chas en donde no se habian introduciclo estas inf•mias
y que tambien se cleben .except,uar algunas-provincias de:
aquel contagio. Pero las condenàs, las declaraciones juri-
dicas, el modo que se habia hecho ya casi cornun de ini-


CAP iTITLO DIJOD'UCIMO. 297
ciar los caballeros, et secreto que se prometia guardar
en su recepcion, el criai no habian podido averiguar,
ya habia medio siglo , ni principes ni reyes , ni cualquiera
que sea, no permiten -porter en duda le que se lee en los
art'eulos que se enviaron para instruction de los jactes,
este es, que à lo menus dos terceras partes fenian noticia de
aquellos abominaciones, y habian sido negl igen tes en poney
remcdio : Quod, trimes , vel quasi duce .partes ordinis,
scientes cliétos encres, corrigere neglexerunt.


Con este no se pretende, que dos terceras partes de
los caballeros se ho bicsen igualtnente abandonado a aque-
llos horrores ; al contrario, consta que machos los de-
testaron luego que tuvieron noticia de elles; que otros
no se abandonaron en su initiation, sine despues de
amenazas terribles 6 de muy males tratarnientos; pero à
lo menas quiere decir que grau parte de los mismos ca-
balleros Bran eulpables, unos por corrupcion y otros per
debilidacl é connivencia, y por lo mismo se juzg6 que
su extincion absoluta era neccsaria.


tria reflexion que no sé que se baya hecho aun, y
que me parece de mucho peso, es que mas de . treinta
6 cuarenta mil caballeros sobrevivieron à su condena , à
la muerte-de Felipe el Hermosa, y ri la de Clern .en te V.
La mayor parte de estos caballeros fue solo condenada
à penitencias can6nicas, à ayunos , à oraciones y à re-
clusion per algun tiernpo. La mayor parte vivi6en un tiem-
po y en diferentes partes del mundo, en donde ya nada
podian temer de parte de los que se pretende fueron sus
•perseg-uidores y tiranos. La conciencia, el honor y 'nimbus
otros motivos les hubieran precisaclo à ret•actarse de las
cle•laraciones juridicas que habian hecho de delitos tan
atroces contra su orden, si este no hubieran sido verda-
deros ; no obstante, de estos tantos miles, que sobrevivie-
ron en tantos rcinos diferentes , y en donde se habian




-298 rtilNc-mAzoNnniA.
recibido las mismas declaraciones, ni hubo uno solo que
las retractase , 6 que à lo menas dejase un testimonio
retractacion para que se publicase despues de su muerte.
Y pues? que l'ombres cran estes caballeros Si son ver-


daderas sus declaraciones, el orden, con aquellos delitos,
era el nias monstruoso ; si son falsas sus declaraciones, son
los calumniadores mas infames. Lu son , si se quie-
re en ticmpo de Felipe el Hermosa, por cobardia; pero
,despues de la muerte de este rey,


, lu son de 'un modo
el mai vil por todo cl tiempo de su vida.


Sin embargo, i estos son los héroes de quienes se glo-
rian descender los franc-mazones! y es asi, en efecto.
Sus prciensiones aqui ya no son quiméricas. Y si no los
quisiesen reconocer, les precisariamos à que los reco.
nociesen como antep:sados suyos ; no à caria uno en
particular, Sine i aquellos cuya antigua corrupcion, obs-
tinacion y °die al altar y al trono, combinados con el
juratnento de la venganza los hace mas terribles à los
reyes y à los pontifices. Si ahora fuese preciso trazar
por los templarios la genealogia de los franc-mazones,
es cierto que no tendriatnos la seguridad de los que han
pensado ver al grati•maestre Molay, que dcsde su prision
en la Bastilla cre6 las cuatro ldgias madras, Nàpoles para
el oriente, Edimburgo para 'el occidents, Swkohno para
cl aorte, y Paris para el mediodia


; pero registrando


(s) Esto se les en un almanaque impreso ,en Paris con el titulo :
.Étrennes intéressantes para los aîios th: 1 796 y 1 797 . No sé de donde ha
saciuto cl autor esta anécdota , ni de donde sabe que el daq .ue de
Sudermania , en su calidad de Gran . Maestre de la légia-tnadre del'
aorte ;* ba sido c6mplicc eu el asesinato del rey su hermauo con
Ankastron : pero a unque parece que este autor esté bastante iustruido
en la mazoneria , se manifiesta tan ignorante en lo devras, que no es
posible apoyarse sobre su autoridad. Entre ocras cosas, hace à los
Jesuitas franc-mazones ; dire que los Jesuitas envenenaron al empe-
rador Henrique VII, cuando este habia rnuerto dos cientos silos


CAPiitL0 DIT0DC11‘1 0 . 299
los archivas de los mismos mazones, y todas las relacio-
Îles de su orden con el de los caballeros templarios, tene-
mos un verdadero clerecho para decirles : Si seiiores;
toda vuestra escuela y iodas .vuestras Idgias proceden
de los templarios. Despucs de la extincion de este orden,
un ciertomkiero de caballeros culpables, que se escapa-
ron de la proscripcion , se reunieron para conservar sus
horrorosos misterios. A todo el c6digo de su impiedad
afiadieron el juramento de vengarse de los reyes y lion-
t g:ces , que destruyeron su orden, y de toda la religion
que conden a sus dogmas. Se agregaron iniciados , que tras-
miten de gencracion en generacion los mismos sistemas
de iniquidad, los mismos juramentos, el mismo odio al
Dios del Cristianismo, à sus sacerdotes y à los reycs. Estos
misterios han Ilegado hasta vosotros, franc-mazones , y
vosotros perpétuais su impiedad, sus votes y juramentos.
Be aqui vuestro origen. El intérvalo del tiempo , las cos-
tumbres de cula siglo bien han podido variai en parte
vuestros simbolos y horrorosos sistemas; perd la ecencia
es la misma; los votas y juramentos, el odio y las ma-
quinaciones son tambien las mismas. Ya se vo que no
Io diréis : pero se descubriô en vuestros padres, y se des-
cubre en los que sois sus hijos.


En efecto; cotejemos los dogmas, el idioma y los sim-
bolos. i Ah! y cuantos objetos van à manifestarse cousu-
nes! En los misterios de los templarios, ernpezaba cl ini-
ciado con oponer aquel Dies que inuri6 coma hom-
bre por la salud de los Nombres, un Dios que no muere.
Jurad, decia el presidente al neôfito , juras! que crecis
en un Dios criador, que ni ka nzuerto , ni morirci. A este


antes que Imbiese Jesuitas. Esta fibule de los Jesuitas franc-mazones.
es un artificio , del cual , coma yeremos , se reconocen autores los -
lismitzeidos , y que imaginaron para mejor alucinztr â !os dernas sobre
su secta y conspiraeiones.




3oo r.R.INc-mAzoNuBi
juratnento se seguia una blasfemia contra el Dios
Cristianismo. Le ense?raban al nuevo prosélito que Mese,
que Cristo no flic mas que un falso profeta condenado
à muerte justaniente en castigo de sus propios delitos,
y no de los del género birman° (1). d Quien puede dejar
de reconocer en este simbolo al maz6nico Jeltova, y la •
atroz interpretacion del Rosa-Cruz sobre la inscription,
Jesus Nazareno rey de •Judios? El Dios de los tem-
plarios , que nunca macre , era representado por una
cabeza ltumana delante de la tout se postraban corne
ante su verdadero idolo. Esta cabeza se balla en las 16-
gins de . Hungria, en donde se conserva la franc-mazone-
ria con el nlayor mimer() de sus primeras supersticie-
nes (a). Se ve tambien esta misma cabeza en el espejo
nedgico de los mazones de la cabala. La llaman El Se, por
exdelencia, y la ador,,n bajo el nombre de Siun, que sig.
nifica yo soi-, lo que dite relacion d su Bran jehova, orf-
gen de todo ser, y sirve como quia para que el historia-
dor suba basta los ternplarios.


En odio al Cristo celebraban aquellos caballeros los mis-
terios de Jehova , espeeialmente en cl Viernes Santo: pre-


(1) Receptorcs dicebant illis quos recipiebant , Christian non esse 'venait
Delon , et ipsum fuissefalsun: prophetant ; non fuisse passuei pro redemptione
lunnani generis , sed pro scelcribus suis. Artiettlo a de las declaraciones.
Dupuy , pagina 33.


(2) Véase la relacion de Kleiser al Emperador José II. No he
podido ni alcatizado à ver cl libro de Kleiser, à quien José II
encargd et hacerse recibir mazon , a fin de goder format' su juicio
definitivo sobre estos los Iluminados. El Emperador bizo imprimir
el informe de Kleiser pesa los Mazones y los Iluminados recogieron
todos los ejemplares de manera que apenas se salve) uno que otro.
Pero conozco à un seflor que le ha leido, y aun que ha hecho algunos
extractos de él , y por este media he sabido yo la circonstancia de la
cabeza , que se conserva alto en las 16gia; de la Hungria. De los
Templarios , algunos vieran en esta la caheza ciel primer autor de su
sceta , los otros la del Dios à quiets ellos adoraran.


CAPIT'CLO DUOIACIMO . 30r
cipue in die Veneris saneti. El mismo odio se descubre tam-
bien en los l'iltimos mazones de Rosa-Cruz, y en el mis-
mo dia conforme à sus estatutos, para de este modo
bacerle particularmente el dia de susblasfemias contra
el Dios dél Cristianismo. Ocultaban los templarios la ignal-
dad y libertad con cl nombre de hermandad, i Que
bueno y alegre el vivir los hermanos uni dos ! Este era el
céntico favorito de sus misterios, y este mismo es el de
]os mazones, y el con que cubren todos sus errores politi-
cos. El juramento nias terrible sontetia los iniciados à
toda la venganza de sus hermanos y d la misina muerte,
si se hubiesen atrevido é revelar los misterios del orden
lnjungebant cis per saeramentum ne prœdicta revelarent sut'
pcena moi-lis. El mismo juramento -hacen los franc-inazo-
nes , y bajo las mismas penas é los que le revelen. Tarn —
bien toman las misrnss precauciones para impedir que
los profanos puedan ser testigos de estos misterios. Daban
principio à estos 'los templarios con despedir de sus casas
à cuantos no cran iniciados; ponian en cada puerta ber-
manos armados para hacer que se retirasen los curiosos;
colocaban centinelas sobre los•tejados de su casa, que
para estas funciones siempre se Ilatnaba templ ô, De aqui
se deriva en los mazones aquel é quien Hainan el her-
man° terrible, que siempre con la espada en la mano vela
é la entrada de lits lOgias para rechazar é los profanos.
De alti mis= aquella expresion tan cornun entre los franc..
mazones : el templo està cubierto ; para significar que
los centinelas ya estan colocados sobre les- tejados, para
que *por ellos nadie se pueda introducir, y puedan ellos
obrar con mas libertad. Y en - fin de alti mismo aquella
otra expresion : llueve , que equivale à el tenzplo estai des-
cubierto , la legia no esté segura, nos pueden ver ri oir.


De este modo sus simbolos (1), su lenguage, los titu-
(s) Nay sin Juda otros simbolos que no se deri yan de los Tem-




702 reA.rzzerAzolvtnie.
los de Bran-nzaestre y caballeros, el nombre de templ 0,
y hasta los de tas columnas Jalcin y Booz (*), que dee°_
raban el temple de Jerusalen, cuya guarda se supone
que se fi6 à los templarios, todo se balla en los franc.
mazones, y todo manifiesta que son descendientes de
aqueilos proscritos. Pero dy que demostracion no se des-
cubre tambien en aquellas terribles pruebas con que se
examinan los ultimes mazones, y que consisten en clar
de ptdizladas aL imaginario asesino de su grau-maestre?
Asesino, que como los templarios dicen , es Felipe el lier-
moso, y que los franc-mazones pretenden encontrar des-
pues en la persona de todos los reyes? De este modo
con todos los misterios de sus blasfemias . contra el Dios
del Cristianismo , han perpetuado los misterios de la
venganza, del odio y de las maquinaciones contra los
reyes. Tienen pues raton los rnazones para mirar à los
templarios corne que son sus padres. No podian tras-
mitirse mejor los mismos proyectos, mcdios y horrores
de padres à hijos..


Concluyamos este ca. pftulo, haciendo unis observacio-
nes que no dejan efugio alguno à los que aun puedan
tencr alguna dada sobre los horrores que causaron la
ruina de los templarios. Supongarnos que este orden era


plarios , como son la cstreda ardiente , la lune, el sui las estrellas. Los
mazones sahios , en el diario secreto de Viena atribuyen estos al
fundador de la Rosa-Cruz , llamado hertaano de la Rosa-Cruz. Este fue
un mange del siglo XIII, que trajo de Egipto sus misterios y su
niagia. ;\luri6 despues de haber iniciado algunos discfpulos , que per
macho tiempo hicieron bande ci parte , y al fin se juntaron los
franc-mazones ,.y Forman en el'dia une (le los tiltimos grades , 6 por
mejor decir , solo en el dia conserva este ultimo grade el nombre y
los estudios mrigicos de los antiguos Rosa-Cruz , con sus estrellas y
otros simbolos tomados del firmament°. Lo deinas se ha confundido
con los mistelios y maquinaciones de los mazones,


(*) 3 Reg ;cap . 7 v . 2I


c.trir.t:to Duonicimo. 5o5
verdaderamente inocente, que nada ténia de impfo, y
que nada maquinaba contra los reyes. i Que ! é miran los-
mazones à los templarios bajo este aspecto? profesan ser
sus descendientes, miràndolos exemptos de aquellos cri-
menes ? No; los iniciados nias proffindos solo se l'aman y
se dan por descendientes de los templarios, porc i ne creen
firmemente, que estos caballeros fueron tan inipios y
consPiraciores como lo son ellos. En la impiedad y cons-
piration creen que fueron . sus padres; y en la impiedad


conspiration son sus hijos. En efecto ; con que titulo
Condorcet y Sieyes, Fauchet 6 Mirabeau, Guillotin 6
Lalande, Bonneville 6 Volney, y tantos otros conocidos
à un mismo tiempo cornu grandes maestros de la franc-
mazoneria y como héroes de la impiedad 6 de la rebe-
lion revolncionaria ; con que tftulo, repito, linos sugctos
de esta ralea pueden reconocer por antepasados suyos à
los templarios, si à lo menus no creen, que han here-
dado de ellos todos los principios de aquella libertad é
igualdad, que no son otra coca que el odio al trono y
al altar ?


Cuando Condorcet rcuniendo los trabajos de treinta
ailes, alterando todos los hechos de la historia, coin-
binando todos los artificios del sofisma, se esforzô en
exeitar el reconocimiento hàcia aquellas sociedades secre-
tas , destinadas tE perpetuar sordamente y sin pelle° en-
tre algunos iniciados, lo que él !lama un minzero redit- .
eido de verdades sencillas , como preservativos sagaies con-
tra las preocupaciones dominantes ; cnando en la revo-
lucion francesa solo descubre el triunfo tante tiempo,
antes preparado y esperado por aquellas sociedades sacre-
tas ; cuando promete , que manifestarà algun dia que
es preeisoponer en el ruhncro de estas sociedades el orden
de los templarios, à cuya destruction llama el efecto de


fe%




504 FIIANC-5AZONER1A.
la barbarie y de ln bajeza (1); .d bajo que punto de
vista miraba d aquellos en cuyo honor se manifiesta tan
interesado ? Las sociedades , segun su modo de pensar,
que merecen nuestro reconocimiento , son las de aque-
llos pretendidos sabios « . indignados al ver oprimidos los


pueblos rasta en el santuario de su conciencia pot,
» reyes, esclavos supersticiosos d politicos sacerdocio,
» Estas sociedades son las de aquellos l'ombres preten-
» (lidos generosos , que se atreven à examinar los funda-
»' mentos del poder ô de la autoridad , que revelan al


pueblo aquella grande verdad , que su libertad es un
» bien inagenable; que no hay prescription en favor de
» la tirania, ninguna convention que pueda ligar irrevo-
» cablern ente ana nacionri una fanzilia ; que los mugis-
» trados, cualesquiera que sean sus Etulos , fUnciones y su
» poder., son eciates del pueblo , y no sus amos; que este


conserva el poder de separarlos de su autoridad que solo
» de dl emanado , sea cuando abusan de , sen tain-
» bien cuando cree lue cesa de ser lita ci sus intereses
» corme- rwirla; que en fin, tiene el poder de castigarlos,
» como de deponerlos (2). »


Reconoce Condorcet que las semillas de todos estas
principios de la revolucion francesa se hallaban en las
sociedades secretas , que nos repreenta como bienheello-
ras de las naciones y como que iban disponiendo à los
triunfos de los pueblos sobre los altares y tronos. Todo
cuanto l 'ace, pues, y cuanto proniete hacer para des-
cobrir en los templarios alginla de aquellas juntas secre-.
tas, solo se debe à la esperanza que tiene de manifestar
algun (lia, que tenian ellos los mismos principios, ha-
cian los mismos juramentos, y se valian de unos medios
que conducen à las revoluciones. Todo el zelo que nia-


CAPiT1110 »130DCIMO. 3o5
nifiesta Condorcet en favor de la sociedad secreta de los


, pues otra rosa que un desco y esperanzatemplarios no es
de hallar en ellos aquel misai° odio que poseyera su cora-
zon contra los sacerdotes y los reyes. El secreto que dl solo
lia manifestado â medias, otros iniciados le han manifestado
al toclo, y se les escapô en medio de sus declamaciones.
En los raptos de sus furores, y como si atm se ltallasen
en las cavcrnas donde se hacian los ensayos regicidas,
invocaron palicamente los puilales, y convocando à los
bermanos, exclamaron: remontad de una vez hasta los
siglos mas lejanos, y presentad al pueblo las persecucio-
nes (le Felipe el hermoso...,, Quesois âne sois Templarios?.,
• Ayudad , pues, à un pueblo libre à que edifique en tres


dias , y para siempre el templo de la verdad... inzuerau
» los tiranos! y librese de ellos la tierra (r) ! u


He aqui pues lo que significan en la boca de los pro-
fundos iniciados los nombres misteriosos (le Felipe el
licrmoso y de los templarios. El primer() les recuerda
en el momento de las revoluciones los reyes que han
de sacrificar, y et segundo los que se han (le reunir en
fuerza de su juramento , para librar de reyes la tierra.
A esto llaman dar libertad à los pueblos , y edificar et


templo ! Mucho tics: po he temido exagerar la corrupcion y
proyectos de aquellos famosos proscritos. Pero que delitos
les puede atribuir la historia, que no esten comprendidos
en esta proclama de los iniciados al tiernpo de la revo-
lucion? Entonces fue , cuando se enardecicron y anima-
ron para cailleter las atrocidades que derribaron et tro-
nc) y los altares; entonces los sectarios mas furiosos, ma-
zones y jacobinos, recordaron el nombre , los votos y
juramentos de los templarios, cuyo honor anhelaban sos-
tener. De lo que se de.duce , que los templarios fueron


( i) Esquisse des progrès, etc. époque 7.
(a) Alli wismo, jpoque 8. (i) Bonneville, Esprit des religions, pàg 156, 15 7 , 175, etc.


Tomo II. Vnifiesta




3o6 FRANC-MAZONEniA.
lo mismo que son en el dia los mazones jacobinos, es
decir, que sus misterios son los mismos. Para desvane-*
cer esta acusacion , no tienen que cansarse en responder-
nos; respondan à sus iniciados nias profundos de la ma-
zoneria y del jacobinisme. Les deben probar que se
ultraja à sus padres; y cuando lo hayan hecho, no cons-
taria menos que los misterios de las Altimas legias con-
sisten en tique] odio d los altares y tronos y en los jura-
mentos de rebelion y de impiedad, que son la heredad
que, segun ellos mismos, han recibido de los templarios.
No seria menos constante, que los votes del profinido
jacobinismo , y los juramentos de derribar los altares y
tronos es el -Ultimo misterio de los mazones consumados;
que no se han dado per padres d fundadores à los
templarios, sine porque han visto, ô han querido ver en
los antiguos misterios de aquellos famosos proscritos,
todos los principios, todos los votos y todos los jura-
mentos de la revolucion.


CAP1TI/L0 DL:CM-TERCIO. 5o7


ne%


CAPITULO XIII.
Declaraciones ulteriores de los fiant-mazones sobre su ()fi-


gea ; verdadero fundador del &den ; primer origen de
sus misterios y de todos sus sistemas.


NT
o se han engailado los sahios mazones, cuando entre


sus predecesores han contado à los templarios. Ya hemos
visto el fundamento que tiene esta opinion en la analo-
gfa de sus misterios ; pero aun nos queda que averi-
guar de donde tomaron los templarios su sistetna de
impiedad. Esta investigation ya la han hecho algunos
célebrés sectarios, i quienes nada adtnirara tante corne
aquella impiedad. A este fin se han dedicado en averi-
guai' , si antes de los templarios habia ya en Europa algu-
nas juntes secretas , en donde pudiesen desctibrir sus pa-
dres. Para esto conviene que prestemos nueva atencion


lo que dite el sofista Condorcet. Es verdad que no
tuvo ticmpo para desenvolver sus ideas, porque la muer-
te le sorprendiô cuando se ocupaba en la grande obra
sobre los Progresos del espiritu humano , de la cual sus
admiradores no publicaron mas que el plan general con
el tittdo : Bosquejo de un cuadro histdric° (1); pero en
este Bosquet° ya se balla lo bastante . para disipar los res-
tos de la oscuridad, y acabar de rasgar el velo con que
la recta se queria encubrir aun de algue modo. Voy
exponer d la vista del lector el texte de este famoso par-
tidario con algunas rellexiones, que no dejanin de ma.:
nifestar el camino que se ha de emprender para descu-


(1) Esquisse d'un taGleau historique.
Ys




JUS rRA.Nc-me.zobtuRiA,,
brir el primer or(gcn de los rnistcrios y sistemas mazô.
nicos, y conocer de este modo toda su extension.


En el mediodia de la Francia, dite el maz6nico sa-
» fista Condorcet , hubo provincias enteras que se reu.
» nieron para adoptai una doctrina nias sencilla y un


Cristianistno mas purificado, con que el hombre, sanie-
» tiéndose à la divinidad sala, juzgasepor sus propias laces,
» sobre lo que dila -se ha dignado revelar en los libros
» que de ella han emanado. Ejércitos fanaticos , dirigi_
» dos por gefes ambiciosos devastaron aquellas provin-
» rias. Los vertigos conducidos por legados y elérigos
» sacrificaron à los que los soldados habian perdonado;
» se estableciô un tribunal de manges encargados de en-
» viar à la carniceria à los sospecliosos de escuchar aun
» su razon. Sin embargo, no pudieron impedir que aquel


espiritu de libertad y examen hiciese muchas veces
• progresos. Viéndose repriniido en los paires en que se
» queria man ifestar , y en donde nias de una vez la int°.
» levante hipocresia cncendiô sangrientas querras, se re-
» produjo y extendid secretatnente en otras partes. Se
» descubre en todas las épocas, hasta cl moment° en
» que, auxiliado con la invention de la imprcnta , fue
» bastante poderoso para libertar una parte de la Euro-
» pa del yugo de la carte de Roma. »


» Ya liabia en aquel tiempo una close de hombres que,
» superiores à todas las supersticiones, se contentaban con
» despreciarlas en secreto , ô d lo mas soltaban, coma
» de paso, algunos (listes ridiculos que llamaban mas la


atencion par el mismo velu de respeto con que procu-
1) raban encubrirlos. » En prueba de este espiritu filos6-
fico, ô por mejor decir de esta impiedad, que yatenia en
tonces sus prosélitos, Condorcet cita para esta época al
emperador Federico H, à su canciller Pedro de Figues, al
libro titulado De lys tres Impostores , los Cuentos o roman-


CA PITTJLO 1);:.CIMO-TEDCTO. 3111)
ces (Fabliaux) y cl Decameron de Bocacio ; tambien aîiade
estas palabras, citaclas ya en el capitulo an teceden te , y que
es preciso repetir aqui. «Exa ; aremos si en un tiempo-mn


en que cl proselitismo Illosôfico hubiera silo daîioso,
no se formaron sociedades secretas destinadas d perpe-


• tuar y ci extender sordamente r sin peligro , entre aigu-
» nos iniciados , ura cierto mimera de verdades sen cillas ,


como preseryativos seguros contra las preocupaciones do-
minantes. Procuraremos averiguar si se debe colocar


» en el mimera de estas socieclacles actuel orden célebre
» (de los templarios ), contra el cual conspiraron, con
» tanta barbarie, los papas y los reycs (i). »


Quiero aprovecharme de estas apuntaciones de Condor-
cet. Ya sé todo lo que fueron aqucllos Nombres del me-
diodia en quienes se promete buscar el origen de las jun-


1 tas secretas. Efibs fueron una harda de hijos de Maries,
que despues de muchos siglos pasarott de levante à
poniente, en tiempo de Federico H, y que se extendieron
por Francia, Alcmania , Italia y Espaiia. Esta canalla se
diô à conocer con los nombres de Albigenses, Cataros,
Patarenos, Bôlgaros, Begardos, Brabanzones, Navarros,
Bastos, Cotereos, Henricianos, Leonistas y otras deno-
minaciones , que nos recuerdan los mas terribles ene-
psiigos que nunca hasta el prescrite ha tenido la Europa
contra los [dunes, costunibres y Cronos. He estudiado
sus dogmas, estoy bien impuesto en la que profesaba
rada una de sus ramas, y he visto el monstruoso con-
junto de todos los .Tekovas de sus I6gias maz6nicas. En-
sus dos principios se hallan los dos choses de los mazo-
nes de la Ceibala y de los TYlartinistas. En la diversiciad.
de sus opiniones, convienen en la con federacion de los
ecle.cticos contra el Bios del Cristianisnio. En sus mis-


(i) Alli ruismo époque 7 .
V3




3ro
nos principios se balla la explication de sus mas infa-
rues misterios y de los de los templarios. Dicen que el
demonio crib la carne, para tener con esto derecho
prostituirla. Todo se eslabona entre Càtaros, Albigenses,
templarios y mazones jacobinos, y todo manifiesta que
son hiios de un mismo padre. Aun se manifiesta mas
en aquella igualdad y libertad asoladoras, que no cono-
cen obediencia ni d las potestades espirituales ni las
temporales. Este fue el cariicter distintivo de los Albigen-
ses, y este mismo los hizo conocer al magistrado


corno infractores de las leyes que ya habia publi-
cado contra la secta. Continuemos siguiendo sus pasos.


En el tiempo de su triunfo y cuando la multitud de
sectarios les permiti6 valerse de las armas, manifestaron
la misma raina y el mismo furor contra el Cristianism(1
que los mazones jacobinos. Antes que los principes y
la iglesia se uniesen para rechazar à estos enemigos, ya
cornetiercn las crueldades y ferocidadés de los Robes-
pierres. Destruiczn, como los jacobinos, las iglesias y ca-
sas religiosas, malabar sin compasion las viudas y los
pupilos , los viejos y los ados, sin distincion de edad ni
sexo , y coino enemigos jurados del Cristianisnzo, todo
destruian y todo lo talaban en el estado y en la iglesia.
Todo esto ya estaria probado con la mayor evidencia,
si hubiese publicado mis memorias sobre el jacobinismo
de la edad media. Entretanto, sobre las opiniones de
estos sectarios se pueden ver los documentos que han
dejado los escritores contemporaneos, 6 que los han se-
guido de cerca. Estos son Glaber, testigo de su primera
aparicion en Orleans, Wiio ' ou. Minier, que fue uno
de sus iniciados por espacio de liez y siete afios, Phi-
lichdorf,


, Ebrarclo Hermangardo , que vivieron conciles.
Se puede tambien ver à Antonin° , Fleur)-, Colliers y
Baronio. Pero principalmente se habrian de leer los con-


CAPITULO dm:d:a-urane. 311
cilios que condenaron esta secta, combinar sus decretos
con la historia, y asi se desvanecerian rauchas preocu-
paciones contra los medios de que se vali6 el estado y
la iglesia para acabar del todo con unos sectarios, ver-
daderos jacobinos, cuyo objeto era nada menos que la
absoluta destruction de toda sociedad civil, y de todo
el Cristianismo.


Corno , por ejemplo , se puede dudar de su igualdad
y libertad asoladoras de todo imperia, sabiendo que la
prueba que se seîial6 à los jueces para que aplicasen las
perlas que se habian decretado contra estos sectarios,
consistia en averiguar si el acusado era de los que sos-
tenian , que no se debe obedecer ni à la potestad espi-
rituat ni à la civil , y que miche tiene derecho de casti-
gar algun delito? Pues bien ; esta es precisamente la doe-
trina que senala el concilio de Tarragona , para saber
si los famosos decretos de los coucilios III y IV de Letran
se pueden aplicar à los acusados : Qui dicant potestati-
bus eclesiasticis , vel sœculatibus non esse obediendunz , et
pœnanz cozporalem non esse infligendam ire aliquo casa ,
et similia (t). d Como se puede aun pretender, , que los
furores de estos sectarios solo fueran una represalia de la
cruzada que se habia publicado contra ellos, cuando se
ve que el primer decreto que se di6 para esta cruzada
fue precisamente para libertar la Europa de las atroci-
dades que y cornetian en cl territorio de Tolosa, bajo.
el nombre de Cotereos , en la Vizeaya , con el nombre
de Bascoenccs, y en las dernas partes hajo estos diferen-
tes nombres de Brabantionibus, Aragonesibus, Nava-
riis , Bascolis , Coterellis et Triaverdinis , qui tantam in
christianos inunanitatem exercent, ut nec ecclesiis nec ma-
na.steriis defierant, non vidais, non pupillis , non senibus


(i) Concil Tatracon, an
V




312 FRANC-MAZONERiA.
et pueris, nec cuilibet partant eetati out sexui; sed more
paganorurn omnia perdant et vastent etc. (1) He aqui el
primer motive, y el primer decreto de esta cruzada. d Que
ban hecho mas Robespierre y demas jacobinos para me-
recerla ?


No es fiicil concebir lo mucho que algunos se han en-
gai-jacta sobre este decreto, y sobre aquel otro que se
dia tambien por et mismo objet°, en el IV concilia
ecuménico de Letran ano z215. Se ha pretendido que
la iglesia deponia soberanos, absolvia los vasallos del
juramento de fidelidad, que usurpaba todos los derechos
de la potestad temporal y todos los de la sociedad civil.
Esto se ha creido ver en aquellos decretos, sin los cua-
les los jacohinos de aquellos tiempos habrian hecho lo
mismo que en estas de los soberanos y de toda la socie-
dad. Si yo hubiese tenido tiempo para extender mis
investigaciones sobre este particular, se habria visto à la
iglesia y à los concilias plenatnente justificados de esta
calumnia. Espero que algun dia lo supliré con una diser-
tacion especial, y se ver la equivocacion que se ha pa-
decido sobre estos decretos, por no saber la historia de
los tiempos en que se diéron , y de los hombres contra
quienes se publicaron. Supongamos en el dia i Felipe
de Orleans, que en virtud del juramente ordinario bajo
el régimen fendit], precisa usus vasallos à que lesigan para
unirse à los jacohinos en la guerra que hacen al rey y
à las leyes, para destruir toda sociedad y toda religion;
èhay ni si (pliera un solo hombre de juticio que crea
que aquellos vasallos, en vina(' de su juramento, esten
obligados à tomar las armas en favor de Felipe y coo-
perar à su conspiration anti-social ? l'or el contrario, dno
es evidente, que no hay juramento que pueda obligar los
vasallos à sostener una guerra coula esta? que no hay


(I) Cone. Laveran. an. II 79.


CAPITULO deri1O-TE RCIO.313


juramento del cual no esté absuelto el vasallo , cuando
no le puede cnmplir sino derribando el trona del sobe-
rano , el imperio de las leyes y la base de toda sociedad
civil? Que en caso semejante se lia de defender la causa
del soberano, de las leyes y de la sociedad, à pesar de
todos los jurainentos? Pues bien ; me obligo demos-
trar, que los famosos decretos de los concilios de Letraa
contra los Albigenses, no son otra cosa . que esta deci-
sion ; que lejos de atacar à los soberanos , se expidieron
para sostenerlos, coma su autoridad, la de las leyes
Ioda sociedad civil; que sin estas decretos se habria aca-
bado entonces con los soberanos, y con todo el iinperio.
de los reyes.


Tendre que disipar muchos errores en esta disertacion.
Entre otros hay uno, del que no me olvidaré. Sei que
hay hombres moy preocupados en favor de los Albigen-
ses y de los Valdenses, para hacer de ellos los antepasa-
dos de la iglesia anglicane , queriendo con esta darle
pruebas de su antigütedad. Tal es, entre otros, la pre-
tension del editor in ;les de la traduction de la historia.
eclesiàstica por Mosheim (r). Aunque la causa de la igle-
sia anglicana no es la mia, la defendere mejor que to-
dos estas poco diestros, y la vengaré de la vergüenza
de semejante origen. Probaré , que en lugar de perte-
necer à los Valdenses, elle condcnô abiertamente, antes
y despues de Enrique Vill, sus principios desoladores, y
que nunca lia habido entre ella y los Albig,enses la menor
correspondencia. Solo se perrnitc i los jacobinos y à las
juntas secretas de Condorcet tener y gloriarse de talcs
antepasados. Despues de esta digresion, volvamos à nues-.
tro 11511'1w.


Cuando al fin la fuerza peiblica lleg6 à triunfar de-


(1) Véanse sus notas sobre el articulo l'aldenses , y Aibigenser.




514• Fit ANC-MIZONERa.


estos feroces sectarios, volvieron à retirarse à las caver-
nas de sus I6gias , reduciéndose à la clase de jactas
secretas. Tuvieron tambien sus juramentos y su doctri-
na oculta , sus seiiales y sus gracias como los tienen los
maestros consutnados de la mazonerfa de estas tiempos.
Tampoco mani •estaban entonces à sus aprendices mas
de la tnitad de su secreto (t). Podemos de aqui adelan-
te excnsar à Condorcet el trabajo de hacer investigacio_
nes sobre !as juntas secretas de estos sectarios. No con-
siste en esta el Bran misterio que se ha de descubrir en
su historia; sabemos que tenian sus juramentos, sus se-


, su lenguage, su hermanclad, su propaganda y
sobre todo, aquellos secretos «que el padre no podia des-
» cubrir à sus hijos , los hijos à su padre; secretos de que
» la hermana no podia hablar al lierma no , ni este à aque•
» lia (2).» Lo que hay aqui es el enlace que Condorcet
descubre entre los misterios de aquellos faniosos secta-
rios, los de los templarios y los de las juntas secretas de
nuestros tiempos. Sabemos lo que fueron los sectarios
ciel mediodia , y ya conocemos à su padre; si este ha de
ser cl de los franc-mazones, la gencalogia no Bari al.
gun honor à los iniciados. Nos manifiesta que todos los
misterios maz6nicos cuentan ya diez y seis siglos de anti-
giiedad ; pero si es verdadero este origen é que ma-
nantial nos tnanifiestan , coma que es el suyo , los franc-
mazones ? La historia le die ° con raucha claridad;
que el verdadero padre de los Albigenscs, Cataros, 13e-
gardas, Bidgaros, Cotereos y Paterenos; de todas aque-


(i) Est •ooltiè notonclom, quini ipse Jouîmes et complices soi non muleta
resodare preedictas °Toms credintibus suis, ne ipsi discedant ab fis Sic
tcncbant -Matte/ces , etrceptis simplicioribos D'abus sioptla non revelabantar, ,
Bernier de •Catbaris Lojduni et Albanensibus. lie aqui los secretos de
las prixnerns y ril;inias 16gies mazOnicas y la distincion entre
iniciados :irnples y consurnados.


(a) Co:rt. Wald. c. r3.


CArituLo r4:ento-TEncro. 315
lias sectas del mediodia que seiiala Condorcet, es aquel
esclavo vendido à la viuda de un Escita; que es el escla-
vo Clitbico , generaimente conocido con el nombre de
Martes.


Nadie me culpe por esto. À Condorcet, à este deben
los iniciados las investigaciones que se han hecho , para
descubrir el padre de las 16gias maz6nicas y de todos
sus misterios. Condorcet ha hallado su origen en la cuna
de un esclavo. Sentimos haber de descubrir tan humi-
liante origen; pero Condorcet nos lo manifiesta, aulique
de lejos. Vià d este esclavo que irritado contra las cade-
nas que ya le aprisionaban desde su nii siez, queria vert-
garse de la socicdad à causa de la bajeza de su primer
estado; le oy6 predicar la liberlad, parque habia nacido
en la esclavitud; que proclamaba la igualdad, parque era
de la infima clase de la especie humana. No se atrevi6
i decir : el primer jacobine franc-mazon foc no esclavo;
pero nos ha manifestado los hijos del Ctirbico en los
sectarios del mediodia y de los templarios; ha tnanifes-
tado que las iniciados franc-rnazones son hermanos bore-
deros de aquellos sectarios y de los templarios, y esto es
decir, que son hijos del misino padre.


Pero no nos apoyetnos solo sobre esta prucba. Para
saber que los misterios de la mazoneria se derivan de
Maltes, que es cl verdadero padre y fundador de las
16gias, es preciso atenerse à sus dognias, despues à su
semejanza y i la analogia y il la conformidad de los
secretos y simbolos para reconocerle. Atieuda el lector
i este cotejo; la verdad que de aqui resuitarà no es 11U:1i-
ferente para la historia, y es muy interesan te para los gefes.
de los imperias.


1.0 En primer lugar, los dogmas en su origen hasta el
nachniento de los mazones eclécticos, esta es, itasta el
moment° en que los impies del siglo han introducido




316
FRANC-MAZONERfi.


en los misterios de las lôgias los de su deismo 6 ateis-
mo, no fueron ot•os en el vcrdadero c6digo maz6nico
que los del Dios de Jelzova de 'lianes, 6 del Ser univer-
sal, dividido en Dios bueno y Dios malo. Este es el Dios
de los mazones cabalistas, de los antiguos Rosa-Cnt ,:es y
de las Martinistas , que parece que no han hecho mas
que copiar à Marres y a los Albigenses. Si hay aqui algo
de que admirarse, es que en este siglo en que los dio-
ses de la superstition debian hacer lugar à los dioses de
los sofistas, los de Manes se bayais sostenido entre tan-
tas ramas de la mazonerfa.


2.° En todos tiempos las locuras de la càbala y de la
magia, fundadas sobre la distincion ciel dios doble, se
han mezdado en las lôgias maz6nicas. Manes tambien
hada mars à sus escogidos : Magontœ quoque dogmata
"lianes novit , et in ipsis.volutatur (1).


3.0 De Manes se deriva principalmente aquella ber-
mandad religiosa, que para los 61timos iniciados consiste
en la indiferencia 1 todas las religiones. Este heresiarca
queria tener en su favor à los l'ombres de todas las sec-
tas; à todos les debia que todas las religiones se orde-
naban al misai° fin y à todos los acogia con el mismo
afecto (2).


4.° Pero lo que hay en el côdigo de /lianes que mas
se ha de cotejar con el c6digo de los Ultimos mazones,
son los principios de igualdad y libertaddesorganizadoras.
Para irnpedir que hubiese principes y reyes, superiores
y st'tbditos, decia el heresiarca d sus secuaces : que toda
lev y todo magistrado era obra ciel principio malo : Ma-
gistratus civiles et politias damnabant , ut pue a Dco malo
conditte et constitutte surit (3).


(I) Centuriat. 1:1,18cieburg. cx Augustine,.
(2) Baronio in Manet.
(3) Cellier. Mergzieb. tom. 2. in Manet.


. CAP1TULO DL; CliS10-TERCIO. 517
5.° Para impedir que hubiese pobres 6 ricos , de-


cia , que todo es de todos, y que ninguno tenia derecho
para apropiarse un campo, 6 unis casa 6 dinero : nec do-
mos , nec agros , nec pecuniam ullam possidendam (1).
Esta domina debia sujetarse â modificaciones en las
I6gias, coma entre los discipulos de Manes. Su camino
conducia à la abolition de las leyes y de todo el Cris-
tiauismo ; à la igualdad y à la libertad, par los caminos
de la superstition y ciel fanatisrno. Los sofistas modernos
debian dard cstos sistemas et nuevo aspect() de su impie-
dad. Debian cl altar y el trono scr igualmente Victimas,
y de este modo la igualdad y libertad contra los reycs
y contra Dios, debia ser para los sofistas, coma para
Maries, el ultimo término de los misterios.


6.° La misma analogia se observa en los grados de los
iniciados , antes de lIcgar si los secretos nrofundos. Los
nombres han mudado; pero Manes tenia sus creyentes y
Sus escogidos, à los cuales se seguian despues los peilec-
tas, y por ultimo los impecables , que es decir, los abso-
lutamente libres, porque ya para ellos no habia aiguisa
ley, cuva violation los pudiese hacer delincuentes (2).
Estos tres grados correspondian à los de aprendiz, COM-
paiiero y maestro consumado. El de escogido ha conser-
vado su nombre en la mazonerfa , pero es el cuarto
grado .


7.° El jurarnento mas inviolable obiigaba à los seeta-
rios de Manes, del mismo modo que en el dia si los ma-
zones, à guardar el secreto de su grado. Pasaban des-
pues de nueve aiios al de creyentes , y san Agustin no
lial.da aun llegado al secreto de los escogidos : jura, per-
jura, secretum prodere noli ; jura y peijura , pero guarda
et secreto, era su divisa (3).


(1) Alli raisin() , ex Epiphanio , et dueustino.
(2) Sali Get.6ramo preeen. dia". contra. Pelag.
(3) Aug• de Manét.•


ter




318 •ilANe-brAzotçEttil.
8.0 Tambien convenian los Maniqueos con los mazo-


nes en el n6mero, y cari en la identidad de las sefiales.
Los mazones tienen n'es que ellos llaman la senal , el
tocandento , y la palabra. El mismo m'unero tenian los
Maniqueos , que cran de la palabra, del tocarniento y
del seno : signa mis, manuum et sinus (i). El del seno
era tan indecente, que se ha suprimido; pero aun le
practicaban los templarios; los otros dos aun pe•severan
en las 16gias. El mazon que quiere saber si otro lia visto


la luz, empieza por extendcr su mano , para ver si la
tocard de modo que indique que es iniciado..De esta
misma sefial se valian los Maniqueos cuando se saludaban
y felicitaban por habcr visto la luz Manichœorum alter


alteri ob 3 iinn factus , dexteras dant sibi ipsis signi
velut a tendusservati (2).


9.0 Si nos introducimos en lo interior de las lôgias
mazônicas, hallaremos en todos partes las imagenes del
sol , de la luna y de las estrellas. Estos son los mismos
simbolos de Maries para manifestar su Dios bueno, que
colocaban en el sol , y sus espfritus que disffibuian
en las estrellas. Si aun en el dia el que Aide ser iniciado
no entra en las Iôgias sino bendados los ojos, es para
significar que ami se balla en las tinieblas, de donde
lianes trace salir à. su Dios malo.


ro» No se si aun bay mazones bastante instruidos
sobre su genealogfa , que sepan el verdadero origen de
sus decoraciones, y el de la fabula sobre que se apoya
la explicacion de los 1:11timos grados. Pero aqui es en
donde con mas particularidad se manifiesta que son hijo3
de lianes. El grado de maestro todo represeuta luta y
tristeza ; la l6gia esta colgacla de negro; hay en. medio
un tfunulo sobre cinco gradas cubierto de un paho mor-


( i) (ntur. illagdeb. ex Augustine.(2) Aloi /nista°, Ex Epiph.


CAPÎTULO Ditme-rERem. 319
Morio; los iniciados, guardando un profundo silencio,
lloran la muerte de un personage, cuyas cenizas se su-
pone que descansan en aquel ataud. La historia de este
hombre, que al principio es Adoniram, para despues à
ser la de Molay, cuya muerte se ha de vengar con la
de los tiranos. La alegori'a es muy amenazadora à los
reyes, pero es sobrado antigua para pararse en el gran-
maestre de los templarios. Toda esta decoracion se des-
(rbre tambien en los antiguos misterios de los hijos de
Maries; pues esta ceremonia es precisamente la misma que
la que ellos llarnaban liera. Del mismo modo se juntaban
al rededor de un n'Inini° elevado sobre cl mismo nAmero
de gracias, y cubierto de las decoraciones correspondien-
tes a la ceremonia. Pero todos estos honores se dirigian à
Mines, y su muerte era la que plaîiian. Este fanerai le
celebraban precisamente al mismo tiempo en que los cris-
tianos celebran la muerte y resurreccion de Jesucristo.
Plerumque pascha nullum celebrant.... sed pascha saur,
id est diem, quo Manichams occisus , quinque gradibus
instructo tribunali , et pretiosis lizzteis adomato , ac
promptu posito , et objecta adorantibus , magnis honoiibus
proscquuntur (t). Esta es una reconvencion, que hicieron
muchas vcces los cristianos à los mazones de Rosa-Cruz,
sobre la practica que observan de renovar sus ceremo-
nias Mnebres precisamente en el misnio tiempo (2).


r.0 En los juegos mazdnicos, las palabras misteriosas
Mac Benac contienen todo el sentido de esta ceremonia.


(I) San Agustin , contra alanichccos.
(a) Temo haber dicho en alguna otra parte de esta ara , que la


principal fiesta de los Rosa-Cnizes se celebra en el Viennes-Santo;
pero es una equivocacion , pues segun sus estatutos mismos debe
cielebrarse el dia anterior , 6 el Jueves-Santo , y con el mismo objet°
que los sectarios de Mines , es decir,


, para opouer su pascua à la de
los cristianos. ( Vécue M. Le-Franc , grado de posa-Cruz.)




320
Su explicacion literai, segun los mazones, es : la came
se separa del hueso . Esta explicacion en si misera syuap.eis,


eio de Manes. riabia prometido este heresiarca san^r
un


misterio; pero explica muy naturalmente r


sus prodigios à un hijo del rey de Persia , bajo la con-
dition de que se despidiese a todos los médicos.


j6ven principe murià, y Marres se escap6; pero habién-


llar vivo con Notas de cana (i). lie aqui la explicacion
dole cogido, le presentaron al rey, quien le hizo deso-


clara de Mac Benac, la carne se separa del kueso , 6 fue
desollado vivo. Si alguno pretendiese que al parecer todo
este grado se ha fundado sobre Adoniram y el temple


bras, es cierto; pero en citant° al significado , nada se
de Salomon , yo responderia que , en cuanto à las pala-


balla en la historia de Salomon, ni del templo sobre la
muerte de Adoniram, Todo es alegOrico, y la alegoria
se aplica ùnicamente à Maries. El Mac Benac tambie n se
aplica à los templarios. Por otra parte consta que esta
ceremonia es muy anterior à ellos. Estos pudieron mu-
dar la fabula conformandola à su profesion; pero el sig-
nificado es el mismo, y la expresion esencial Mac Benac


con


solo se refiere à Maries.


12.0 llasta las circunstancias de la caria apoyan nues.
tro cotejo. Causa admiration ver que los iniciados de
Rosa-Cruz dan p•ineipio à sus ceremonias par sentarse
en tierra con todo silencio; levantandose clespues se pa-
sean , Ilevando canas largas en las manas (s). untodo
esto se expliea , sabiendo que precisamente guardan los
Maniqueos esta postura, afectando sentarse y aun eche.
se sobre eafiizos , para tener siempre presente et modo


1) San Epifanio Ilarouio, Fleury , etc.(
(2) M. Le-Franc, grado de Rosa-Cruz. corso


CAriTur.0 DI':;culo-TEncro.
321


como fue muerto su maestro (r). Esta practica hizo que
les llamasen Matarii.


La verdadera historia de los Maniqueos aun nos pro-.
porcionaria mas puntos de compa•acion. Por ejemplo, ha-
llariamos entre ellos toda aquella hermandad que tanto
celebran los mazones, y toda solicitud con que
procuran auxiliarse linos à °tues ; hermandad que en
efecto seria cligna de a.labanza si no excluvese à los que
no son de su profesion. Parece que los mazones mere-
cen esta reconvention, y se mira en ellos corna un ver-
dadero resto de maniqueismo..Muy solicitos en socorrer
à sus iniciados, eran duros en extremo con cualquiera
ot ro necesitado : Qairt et komini mendie°


, nisi manjekœus
sit, panent et aquam non porrigunt (2). Tarnbien pociria-
mos observar en los franc-mazones cl mismo zelo de la
propagation de sus misterios que en los Maniqueos Se
glorias los iniciados del dia , que sus I6gias se han ex-
tendido par todo el mundo; este mis/no era el cspiritu
propagador de Manes y de sus sectarios. Addas, Herman
y Tomas pasaron de orclen soya â propagar sus misterios,
el primero en Jiiclea, el segundo en Egipto , el tercero
en el Oriente, mientras que él predicaba en Persia y
Mesopotamia. Despuei nive dote ap6stoles, y aun veinte
y dos, segun los historiadores. En poco tiempo sus se-
cuaces, como los franc-mazones de este tiempo, se ex-
tendieron par todas partes (3).


Vo me atergo à las analogias nias évidentes. Estas
nos manifiestan que los Yiltimos grados de la franc•ma-
zoneria se funclan sobre el Berna de los proselitos de
Manes. A este le habian de vengar de los reyes por-
que uno le habia hecho desoilar; reyes, segun su doc-


(e) Centur. Magdeb, y Baronio.
(a) S. August. de moribus ,Vanichceorum et contra Faustant.
(3) Gagn y


-. Magdeb. ex .Epiphanio.
Tomo II. X


FRAN N




175e2 FR A NC- 111 À ZONE 11 A
trina , que debian su elevacion al mal genio; la palabra
que se habia de buscar, era su doctrine que se habia
de estableccr sobre las ruinas del Cristianismo. Los tem-
plarios, recibiendo estas doctrines de los Maniqueos que
habia en Palestina y en Egipto, sustituyeron à Martes
su grau-maestro Molay, corne persona que habian de ven-
ger; con este) el espiritu de los misterios y de la aleg,o-
ria se quedà el mismo. Siempre es el Cristianismo y los
reyes los que se han de destruir, los alteresy los tronos
los que deben derribarse, para establecer la igualdad y
libertad del género Iranien°.


Este resultado nada es menos que halagiieim para los
franc-mazones, pues manifesta que el fundador de sus
16gias y dé todo su c6digo de igualdad y libertad es un
esclave à quien desollaron vivo per sus impostures. Aun-
que sea humiliante este origen , sin embargo à esto con-
duce et solo camino que se puede emprender para baller
el principio de sus misterios. `l'odes sus Ultimes secre-
tos se fundan sobre este hombre que se ha de venger,
y sobre aquella palabra 6 doctrine que se ha de buscar
en el tercet' grade; este no es mas que una repeticion
sensible y evidente del Berna de los escogidos de Manes,
y el famoso Mac Berme no se puede explicar sino por
el género de suplicio à que file aquel condenado. Todo
se dirige à este esclave de la viuda del Escita, y esta
circunstancia por si aun explica una practica de los ma-
zones. Cuando estes se ballon en algun peligro, y pien-
san que pueden ser oidos de algun cofrade, para dar-
se à conocer y pedir su ;luxai(), levantan sus manas
sobre su cabeza y gritan : eicudid ci auxiliarme , hijos
de la viuda! Si los mazones del dia lo ignorai) , lo cierto
es que los antig, uos lo observaban , y de elle da testimo-
nio la historia. La viuda del Escita adopté r 'lianes, le
hie° heredero de las riquezas de su difunto marido;


cerieueo ni:cueo-ezecio. 3275
con lo que se ve que aquella explicacion declara con
bastan te naturalidad los discipulos de Manes. Lo cierto
es que los mazones no son capaces de sefialar coca aigu-
na que tenga semejanza con su grado de Mac Benac, ni
antes ni .despues del Berna de los Maniqueos, sine este
mismo Berna. Es preciso pues ascender haste el, y fijarse
alli para baller el origen de los misterios maz6nicos.


El silencio que observer) los mazones mas szibios sobre
este origen , manifesta ya lo bastante que es muy humi-
liante; pero no prueba que les sea desconocido. No
es fia, concebir que se hoyau ocupado tante en comen-
tar en sus misterios de la cabale el Jeltova de Manes,
dividido corno el suyo en Dios bueno y Dias male, sin
conocer al grande autor de este sistema 6 de aquel cuyo
nombre se ha dodo à la secte del Dios doble, es decir
à Moues tan famoso en todas partes por su pràctica y
ejercicio en .todos los misterios de la càbala , 6 de la
magie y astrologie. Se hace muy dificil que el héroe
de los Martinistas no baya visto que su Apocalipsis era
el mismo que el de aquel heresiarca. Tampoco se puede
entender que Condorcet, buscando et orfgen de las jun-
tes secretas, y cotejando tan de cerce à los templarios con
los Albigenses, baya ignorado que estos seetarios y iodas
sus ramas (exceptuando la de los Valdenses) no cran en
la realidad sino Maniqueos, cuando todas las infamies
que se atribuyen à los templarios son justamente las mis-
mas que se atribuyen à los.Maniqueos, y que solo pue-
den explicarse los horrores de aquellos per la doctrine.
de .Manes.


Cuando se ve que les .
principales iniciados de la ma-


zoneria, como Lalande, Dupuis, le Blond, de Launaye
y otros se e9tUerzan en sustituir los misterios de la reli-
gion cristiana con los errores de los Maniqueos y Persas
no es posible concebir que estes profundos sectarios igno-


X 2




321 FIllt‘C-UAZONEItiA.


rasen quien era el verdadero autor de sus misterios (1).
Sin embargo, bien puede ser que la historia de los tem-
plarios y de su Bran-rnaestre, siendo de mayor interes
para los iniciados, les baya becho olvidar un origen tan
infatue. El objeto que nie habia propuesto eu estas in-
vestigaciones, no era tanto humiliar à los mazones, como
quirat- rl velo à los misterios de uns secta ya tan humi-
Lads en su fundador y en el mismo principio de su
existencia. Es esta la principal mira que me lie propuesto
en dar i conocer el grande interes que la religion y los
imperios tienen en oponerse al objeto de esta sociedad.
secreta , que se lia extenclido por todo el mundo; socie-
dad, de la cual no se puede dudar, que ya clesde el prin-
cipio bac.e consistir su secret° en las expresiones de igual-
dad y libertad con que ya en el primer grado obliga con
juramento à sus iniciados, y cuyos tiltimos misterios solo
consister: en la explicacion de aquellos términos segun
la extension que les ha dado la revolucion de los jaco-
binos.


El odio que un esclavo tuvo à la servidumbre, le hizo
inventar los térrninos de igualdad y libertad; la aversion
à su primer estado , le movid i pensar que solo el demo-
nio habia podido ser el autor de los imperios en donde
hay sei'iores y criados, reyes y vasallos, magistrados
ciudadanos. Estos imperios son , en su opinion , obra del
demonio, y exigi6 de sus discipulos et juramento de
destruirlos. Se vi6 al mismo tiempo heredero de los li-
bros y de todos los absurdos de un fildsofo, grande as-
tr6logo y famoso mago. Con estos absurdos y lo que
le inspirô su odio contra las distinciones y leyes de la
sociedad, compuso el monstruoso cdcligo de su doctri-


(t) Véanse las observaciones de M. Le-Franc sobre la *historia
general y particular de las religiones , cap. primer°.


CAPiTVLO d.CIMO-TERCIO. 525
na. Se forj6 misterios, y distribuy6 sus prosélitos en va-
rias clases, y con esto estableri6 su secta. Justamente cas-
tigado por sus irnposturas, dej6 à sus secuaces el ejem-
plo de su muerte para que estos la vengasen con el ex-
terminio de los reyes. Se extendiô esta secta por el orien-
te y occidente; y con el auxilio de los misterios se pro-
pagd y perpetu6 de tal modo, que en todos los siglos se
tro pieza con cils. Habiendo sido extinguida por la pri-
mera vez en Espaïia, Francia é ltalia , vueive dei oriente
en el siglo XI. Los caballeros del temple adoptaron sus
misterios, y su extension ofreci6 à la secta un nuevo mé-
todo para conservar y propagar sus màxirnas. El odio
à los reyes y al Dios de los eristianos se anment6 par
ninclios tnotivos; se pasaron los siglos, mudaron las cos-
tumbres y se modificaron las formas y opiniones; pero
siempre la esencia fue la misma. Esta siempre ha con-
sistido en la pretendida luz de la igualdad y libertad
que se habian de propagar. Siempre ha siclo su objeto
destruir los imperios de los pretendidos tiranos politi-
cos y religiosos, y exterminar los pontifices, los sacerdo-
tes , los reyes y todo el Cristianisino, para restituir à los
pueblos la doble igualdad y libertad, que no sufren ni
religion de Jesucristo ni autoridad de monareas. Se mul-
tiplicaron los misterios y se redoblaron las precauciones
para ocultar et secret° ; pero siempre ha sido el mismo
cl juramento, siempre el mismo ei odio al Dios erucifi-
cado y à los reyes.


Tal es et sumario de la historia de la franc-mazoneria,
y en esto consiste lo mas reservado de sus secretos.
na y combine el lector las pruehas que hemos sacado,
ya de la misma naturaleza de los grados maz6nicos, ya
las que nos ha suministrado la doctrina de los mas sa-
.bios y mas zelosos mazones sobre sus misterios, y ya
en fin las que se deducen de sus misrna-s opiniones sobre




526 FRANC-mezortiti.
el origen de su sociedad, y creo quccla bien mani-
nificsto, sin que pueda Haber Juda, et grande objeto
de esté institut°. Considere el lector la precision en que
nos hem os visto de subir desde Cor dôrcet y los franc-tna-
zones de estos tient pos hasta et esc:Iavo Orb ico, y pararnos
en este heresiarca , para descubrir en él y sus sectarios
los verdaderos autores del c6digo y misterios mazônicos,
y creo que ya nadie podrâ dudar sobre su primer origen.
Aun nos falta manifestar del modo como estos mistnos
misterios fueron el grande mcdio de que se valieron los
conjurados contra Jesucristo y los reyes, para acelerar.
sus maquinaciones y excitar la revolucion, comolo vere-
mos en cl siguiente capitulo.


CAPiT'CLO nctrno-cuAturo. 327


CAPITULO XIV.
SEXTO GRADO DE LA. CONSP/RAC/ON CONTRA L65 REYES,


UNION DE LOS rIL6SOFOS Y FEANC-111AZONES.


Primeros obsteiculos y propagation de las ldgiets
mazdiiicas.


L À mayor parte de los franc-mazones /lace en el
el honor â los Escoceses de mirar su grande 16gia con
la cuna de todas las demas. Alii,..clicen , se rcunieron 11)4


mtemplarios para la conservacion de sus misterios, .y de
alli pas6 la franc-mazonerfa â Inglaterra , â Francia , â
Alemania y à todos los otros imperios. Esta opinion no
carece de verisimilitud, en euanto â la forma y serie
actual de los misterios. Digo en cuanto à la forma, no
en cuanto â la sustancia , porque mucho tiempo Indy)
en Inglaterra franc-mazones que no pretendian ser des-
cendientes de los templarios, ni derivarse de la grande
lôgia de Esc6cia. Esto es lo que hemos visto en un ma-
nuscrito de clos•ientos sesènta aiios de antieedad, que
se conserva en Oxford , en la biblioteca de fiolcley. tete
manustrito es copia de ciertas cuestiones, que yu, se,Ita;
bian escrito cien alios antes por maso de Iienritrae
Tiene pues el original trecientos treinta aflos, con poca
diferencia , pues este rey truriô de 1471 (I).


Hay dos cocas lm portantes . que ailvertir sobre este escri-
to. La primera, que preguntado el iniciado sobre et ori-
gen de la mazoneria•, ni siquièra dite una palabra de
los templarios. I'or el contrario responde , que todos
aquellos importantes secretos /os trajeron à Europa unos


(i) Véase una caria de Locke sobre este manuscrit° : niustrat of
IlU2C011 ier Preiton,


X4




28 FRA NC-1111ZONERIA.
mereaderes venecianos que volvian ciel levante (1).
Loke sospecha aqui, que , en aquel tiempo de ignorancia
monacal, podian muy bien haberse engaiiado los mazo-
nes y haber tornade ai los Fanicios pur Venecianos; pero
Loke no pudo escoger peur época para apoyar su sos-
pecha. Lus mazones, toda la Europa, y en particula•
los monges, entonces mas que nunca, aprendieron por me-
dia de las cruzadas, à distinguir los Fenicios de los ene-
cianos , y à Tito de Yenecia. Ninguna cosa hay mas sen-
cilla que la respuesta que aquel mazon cli6 à Henrique VI,
diciendo que estos tnisterios los habian traido del levante
los Y enecianos. En efecto, toclos los mazettes convienen
en que los templarios los habian aprendido en el oriente,
y es muy natural que los Venecianos , tan farnosos en
aquellos tiempos pur sus viages y comercio en el orien-
te, hubiesen aprendido estos rnisterios en la misma es-
cuela que los templarios, cuya historia no se mode en to-
d:is las 16gias mazenicas. Pero seau estes, sean los Vene-
cianos, 6 scan unes y otros, que los trajeron de aque-
llos paises, siempre vendrernos ti parar et1 Manes. La se-
gunda cosa que hay que advenir sobre aquel manuscrite,
que se ve que es en la misma Inglaterra, la franc-mazoneria
comprendia entonces todos aqaellos sisteinas de la cabala,
de la astrologia y de la adivinacion , ciencias (del modo
que pueden llamarse) que todas se fun claban sobre los
dos principios de Manes. Tambien se descubre el arte de
vivir sin esperanza y sin tenaor, que era tanzbien el grande
objeto de lidanes como de todos los impies ; el arte de ha-
cer consistir la perfection, y la verdadera libertad en no
creer cosa alguna de una vida J'attira, que alienta las espe-
ranzas del hombre juste y que aurnen te aun la desespera-
cion del malvado. Ife aqui, pues lo que contiene aquel
manuscrite, que tanto celebran los franc-mazettes.


(s) COltled eySte frOmme Me este _pr renetia.


cApiTuLo 11C1 .1110-CtAnTO. 529
Pero de cualquiera parte que se hayon extendido por


Europa, es constante •à lo menos que elles tenian sus
16gias mazànicas en Francia y casi en todos los imperios,


principios del siglo XVIII. En 1735 fueron pros-
critas por un edicto de los estados de Holanda; dos ailes
despues Luis XV• las prohibi6 en Francia. En 1738
el Sumo Pontifice Clemente X.1I fulmin6 contra chias la
famosa bula de excomunion , que renovd Benedieto XIV
aiio 1 751. (*). En 1748 el consejo de Berna proscribi6
de la Suiza à los franc-mazones. Esta sociedad, à causa
de sus misterios, aun podia resistir mucho tiempo à estes
rayos. Hombres acostumbrados ya de mucho tiempo, é
instruidos en el arte de esconderse, bastaba que tomasen
la precaucion de evitar concurrencias ô juntas numero-
sas , para de este modo sustraerse â todas las inquisicia-
nes. En aquel tiempo la misma naturaleza de sus dog-
mas era un grande embarazo à su propagacion. Es ver-
dad que la Inglaterra, disgustada de una igualdad y
libertad cuyas consecuencias le habian becho sentir los
prolongados horrores de sus Lolhards , de sus Anabap-
tistes y de los Presbiterianos , habia purifleado sus mis-
terios de todos aquellos secretos que se ordenan al tras-
torno de los imperios; pero aun quedaron iniciados que
conservaron los principios desorganizadores que oculta-
hart aquellos antiguos ritos.Esta (Jase de iniciados era la
que conservaba mayor zelo por la propagacion ; y estes
fueron los que, clescanclo atraer à Voltaire à su particla,.


(*) Ei P. José Torrubia , cronista general del orden de San
Francisco , public(?) un libro en octaro con el tituba: Centinela contra
franc-mazones, (la edicion que tengo es del AL() 5754.) En aquella
época son se sabia poco lo que Iran estos sectarios ; sin embargo Face
excelentes rellexiones; trac la Bula de Benedicto XIV , en la que
esta insertada la de Clemente XII, y trac una carte pastoral del Seiior
Don Pedro Maria Justiniani Obispo de Vintirnilla , que es un
excelente escrito contra los ruismos.




r,30 rstaNc-mAzoNtniA.
bicicron que Thiriot que se hallaba entonces en Inglaterra,
le escribiese que, à pcsar del titulo de igualdad, y liber-
tad que daba à sus canas en versos, no daba en el hito.


Pero, para desgracia de la Francia y de toda la Europa,
la misina ciase de iniciados fue la que mas cooper6 à la
propagacion de los misterios. Al principio fueron insen-
sibles y lentos sus progresos. Al misai() Voltaire le costô
macho adoptar aquellas principios destructores ciel or-
den; atm habia de costar mas à la juventud y à la mol-
titud de los ciudadanos, en quienes la religion reprimia
el espiritu independencia , el de curiosidad y los de-
secs de saber un secreto, que solo se podia aprender
con el auxilio de un juramento que podria hacerlos per-
jures. En Francia , principalmente , les habia de costar
xnucho à unas genres que aun no estaban acostumbradas
à ver declamaciones contra los monarcas y el estado social,
de celebrar unos misterios cuyo Ultimo secreto consistia
en la apostasia y en el trastorno general . Pero la politica
de que se valieron al principio los iniciados, y despues
los progresos de los sofistas en Francia, quitaron estos
obsuiculos. Los franc-mazones, segun su costumbrc, ha-
bian procurado insinuarse en el corazon de un hom-
bre, cuya proteccion fuese capaz de preservarles de la
indignacion del rey. Con el delantal de mazon ofrecie-




ron al principe de Conti el titulo de Bran-maestre de
las 16gias francesas. Convino cl principe en hacerse ini-
ciar; pero los misterios que le revelaron, fueron los mis-
mos que la secta revola i aquellas personas cuyos
sentimien tes son dcmasiado notorios, para que se les pue-
da hablar (le una igualdad y libertad con las cuales desa-
pareceria su clase y toda su grandeza. Mucbos principes
y tambien algunos soberanos cornetieron la misma faim;
El emperador Francisco! tambien quiso ser mazon y pro- -
tegi6 à los mazones; pero estes nunca le dijeron mas de


ca.riruto lEd.cumo-ecArro. '531
lo que les convenia, y respetaron su piedad. Federico.
If, rey de Prusia , tambien fue mazon. Los sectarios le
revelaron todos sus secretos contra Cristo; pero se guar-
daron muy bien de oponer su igualdad y libertacl à los
det'echos de un cetro , de cuya conservation se manifest6
sietnpre tan zeloso.


En fin, tambien hubo princesas, de las cuales la poli-
tica de los mazones stipe hacer protectoras, iniciàndolas
en los pequeilos misterios de la hermandad. Maria-Carlota,
en el dia reina de N.apoles y de Sicilia , pensa sin dada
que protegiendo à los mazones, no hacia mas que pro-
teger vasallos fieles; pidi6 gracia por algunos hermanos
proscritos , y que tambien se hallaban en peligro de pa-
decer el -Ultimo suplicio. Los cofrades manifestaron su
gratitud , aediando una medalla en tnernoria del bene-
ficio recibido, y brindaron en sus convites maz6nicos,
asociando su nombre al del Bran-maestre del orden, en
serial de reconocimiento. Se multiplicaron à la sombra de•
su proteccion; pero cuando rebentô la conspiration en
Napoles, se descubri6 que los hermanos â quienes habia
protegido cran todos jacobinos conjurados. La conspira-
tion se habia urdido en las 16gias , y la cabeza de la
reina fue la primera que proscribieron. Otros machos
seîiores y nobles en nUmero muy crecido se habian hecho
franc-mazones, habian entrado en las 16gias, y tambien
en la misma trama. Descubri6 la conte una maqui-
nacion aun mas secreta , en fuerza de la cual todos
los nobles franc-mazones jacobinos, y los demas nobles
que no lo cran, debian ser asesinados inmediatamente
despues de la familia real por los hermanos mazones
iguales y plebeyos.


Anticipando estos hechos, que los historiadores de la
revolucion habian de desenvolver algun dia , se para
Unicamente mi intencion en aquella politica de los franc-




332 FR1NC-MA.ZONIRLt.
mazones que ha engaiiado a tantos seiiores. A ellos
solicitaban los mazones mas consumados , y aun
algunos comunicaban toda aquella parte de sus misterios
que amenaza à la religion. El hacerse asociado estosseik-
res , aseguraba à los reyes, que no sospechaban
ciones contra su corona, de parte de unas lôgias que fre-
cuentaban sus naturales amigos y en den; manera los
aliados del trou°. A esta politica de los mazones consuma
dos se cleben en- gym)


parte sus sucesos. El nombre de los
mas fioles servidores de los reyes ocultabarr las embus-
cadas de los Altitnos misterios; el del principe de Conti
fàciltnente persuadi6 à Luis XV, que nada habia que te-
mer de parte de los franc-mazones. La policia de Paris
suspendit sus averiguaciones, y se toleraron las I6gias.
Los sofistas y los progresos de la impiedad les propor-
cionaron les medios ruas poclerosos y eficaces para nad-
tiplicarse. A proporcion que se extendian por Europa
las producciones de Voltaire, y aquellas con que el club
de Holbach inundaba hasta las aldeas, se extendian las
conquistas de los franc-mazones. Entonces ya les fue
fàcil à los fil6sofos hacerse oir de linos }sombres ya tan
dispuestos à los secretos de los misterios por aquellas
producciones anti-cristianas y anti-realistas, é inspirai.-
les el deseo de un nuovo orden de casas, que ense-
ilaba en las lOgias. La curiosidad auxiliada de la impie-
dad aumeteaba cada dia el n'imnero de los iniciaclos; la
impiedad satisfecha propagaba et espiritu y los deseos
de la mazoneria, y este lite el bran servicio que ella de-
biô à los sofistas del sigle.


Por otra parte, los sofistas de la impiedad y de la rebe-
lion no tardaron en descubrir lo mucho que los franc-
rnazones cenvenian con su filosofia. Quisieron saber en
que consistian les misterios de- sus nias profundos disci-
indus; y con esto, en breve tieinpo todos los filOsofos


cApirrro DrkIMO-CtiRTO. 353
franceses se hicieron mazones. Muchos altos antes de la
revolucion , era ya muy dificil hallar en Paris à un sofis-
ta que no perteneciese à alguna de las lbgias mazônicas.
Solo Voltaire no se habia iniciado. Los herrnanos le de-
bian muchas obligaciones y un grande m'unero de ini-
ciados, y por lo mismo no podian permitir que muriese
sin haber recibido el homenage de su agradecimiento.
Apenas el impio octogenario volvià d Paris, cuando to-
dos se ocuparon en disponer las fiestas ruas pomposas
para admitirle à sus misterios. A la edad de oclienta
aies vite Voltaire la luz. Cuando hubo hecho su jura-
mento , el secreto de su mayor agrado fue saber que los
iniciados, que en adelante serian sus hermanos , ya habia
mucho tiempo que cran sus disc ►pulos zelosos; que todo
su secrcto consistia en aquella igualdad y libertad , que
él tante habia predicado contra el Dios del evangclio y
contra los pretendidos tiranos. En este dia resonaron
los aplausos en la I6gia, los iniciados prestaron tantos
homenages al nuevo hermano, y este conocià tan bien
el parque se los tributaran , que , pensando que los de-
seos de su orgullo y de su odio ya se habian cumplido,
solt6 esta blasfemia : Este triunfo equivale nmy bien al
del Nazareno. Apreciô tanto la f6rmula sagrada de los
misterios, que habiendo cometido la bajeza el antiguo
iniciado Franklin de presentarle sus hijos para que los
bendijese, Voltaire solo pronunciô sobre ellos estas pala-
bras : igualdad y libertad (1).


Si despues de iodas las pruebas que hemos dado del
sentido en que tomaban estas palabras los profundos ini-
ciados, hay alguno que no dcscubra, que todo su signi-
ficado se dirige contra Jesucristo y los reyes, que se
acuerde del sentido en que el mismo Voltaire las explic6


(1) Vida de Voltaire.




334 ra AN c-u.kzoNERii.
à 105 F,,inebrines, y la extension que les supo dar
que se viô entre los hen-llanos iguales •y libres : que se
presente il esta iniciacion , que mire à este prdsélito coro-
iado y à cuantos le coronal) y rodean en este dia. Para
en adelante, ya no se nccesita de otra prueba que una
lista de los sectarios, para que se descubra el objeto de
sus misterios. En cils se hallan juntos los sofistas mazo-
nes, que ô con sus escritos, 6 con sus decretos, ô con
sus atrocidades arruinaron los altares y el trono. Alli se
hallan, bajo el Étui() de hen-imans , Voltaire, Condorcet,
Lalande , Dupais, Bonneville, Volney con todos los anti-
guos y modernos blasfemos; aili mismo se leen los nom-
bres de Fauchet; Bailly, Guillotin , Lafayette, Menou,
Chapelier, Mirabeau, Sieyes con todos los famosos con-
jurados; alli estan reunidos en una misma 16gia los pro-
sélitos de Holbach y los de Felipe Égalité (igualdad,
titulo que tom6 el duque de Orleans). dDe dorade pro-
cede , y que objeto tiene esta reunion de tantos impios
y de tantos rebeldes en una misma 16gia ? que ha podiclo
juntarlos sino la identidad del secreto de sus misterios?
y d que fin concurren tantos sofistas à las légias maz6-
nicas, sino para prestarse mutuos socorros los sofistas y
los mazones?


No les bastaha d los sofistas de la Enciclopedia para
derribar los tronos, toner de su parte contra Cristo i
todos los impios de la conte, de las ciudades y (le todas
las clases. Entre los franceses fioles à la religion habia
otros tantos vasallos fieles à su rey; entre los mismos
impios de la aristocracia, habia muchos à quienes la for-
tuna, la ambicion y la costumbre hacia afcctos al monarca,
6 al gobierno monàrquico. Habia una fuerza pôblica,
que, impulsada , ô per sus deberes , ô par el interes
de los gefes , se podia oponer à las maquinaciones;
y habia una multitud de ciudadanos que podian levan-


CAPiTi1LO r4:cimo-cyaR're. 335
tarse contra los conjurados. Por muchos que fuesen los
sectarios de la impiedad , la multitud estaba à favor de
los altares y del trono. Viendo los sofistas que su triun-
fo sobre la pUblica opinion no cra completo , conocie-
ron que necesitaban de la fuerza. Estandb tan ejercitados
en rneditar sobre la revolucion, no tardaron en descubrir
el grau partido que con el tiempo podrian sacar de las
I6gias mazônicas. En el mismo momento de su inicia-
cion , se form6 una revolucion en los misterios , que en
breve tiempo hizo de los franc-mazones franceses otros
tantos hijos de la Enciclopedia. Solo los l'ai** nistas y
algunas Idgias de la Càbala no !labial) aun cambiado las
impiedacies de Manes con las de Voltaire. El vercladero
origen de los misterios hallaba ana en las fiirmulas;
pero il esta época debe atribuirse lo que le hace tan diff-
cil de descubrir. Con la reunion de los mazones à los
sofistas se hizo la trasformacion de los mazones Dualistas
(que admitian dos principios) en mazones ateos, deistas
ô panteistas; tarnbien se aiiadieron à los antiguos grados
otros modernos corna de los caballeros del Sol, y los Drui-
das, en los mules no se dcscubre otra casa sino el filoso-
fisino de este tiempo.


liéginzen de las ldgias mazdnicas.


Fuesen hijos de Manes , 6 lo fuesen de la Enciclope-
dia, poco importaba ; en todas las I6gias ers el n'islam
el odio ti• Jesucristo ; tambien cra el mismo el odo d los
rcyes y las conspiraciones las misrnas. Para hacer que
triunfase el club de Holbach, solo necesitaban los sofis-
tas de los pli-raies y brazos que les podia proporcionar
el gobierno de las lôgias num:micas. Al frente de este
gobierno habia en Francia nna oficina general con el
nombre de Grande-Oriente, y bajo las ôrdenes aparen-
tes del gian-maestre , pero en la realidad gobernada pot.




336 rnaNc-mAzoNERia.
los mas profundos iniciados, y era el punto central de la
correspondencia con todas las 16gias. Era tambien al mis-
mo tiempo el tribunal de Ultimo recurso en todas las dife=
rencias ô procesos mazénicos , y el consejo snpremo à cu-
ras ôrdenes no se podia contravenir 6 eludirlas sin ineur-
rir en la pena de perjuros. Cerca de este tribunal residian
los enviaclos, los diputados de las lôgias repartidas en
diversas ciudades, quienes estaban encargados de cornu-
nicar las ôrdenes, y notificar su cumplimiento. 'renia
cada làgia su presidente, con el tftulo de Venerable, eu-
ya obligation era, ya haccr pasar las leyes del Grande-
Oriente, ya preparar los herrnanos à las ôrdenes que reci-
birian. Todas las ôrdenes se comunicaban 6 con un len-
guage enigmàtico, 6 con una cifra particular, ô por con-
ductos secretos. Temiendo que algue falso hermano , 6
que alp.,arn mazon extrangero , que no era del Grande-
Oriente, se mezclase, sin ser conocido, con los verdade-
ros iniciados, babia una contrasena de orden especial,
que mudaba cada seis meses la que regularmente enviaba
el Grande Oriente à todas las lôgias de su inspeccion.


Cada parte de este gobierno estaba comprendicia en el
juramento de no revelar à los profanas los secretos de
la franc-mazoneria. 'rodas las lôgias enviaban cada scis
meses su contribution para la. conservation de la oficina
central, y para los objetos que la misma oficina decidia
que cran concernicntes al interes general de la rnazone-
ria. Las 16gias, que no cstaban bajo la inspeccion del
Grande Oriente, observaban tambien el misino régimen
bajo una macire lôgia que tenia tarnhicn su gran-ntaestre
y conservaba la misma correspondencia. Todos los her-
rnanos sabian don poca diferencia esta parte de la cons-
titucion mazônica : ya he dicho que no sucedia lo mis-
mo con los .61tintos secretos; per° debia lle.gar el tiempo
en que el iniciado mas novicia no se habia de manifes.


tar


CAriTULO ni;.crato-cualuro. $37
tar menus zeloso de la revolucion, que el mas consuma-
do. Para esto era precis° llenar los primeras grados de
las lôgias de toda espccie de jôvenes insensatos, de pai-
sanos ignorantes 6 de artesanos groseros que los impios
seducian cada dia, 6 de aquellos à quienes arrastraban
las declarnaciones, las calumnias y todos los rnedios de
corrupcion , que se dirigian contra el clero, el rey, los
ricos y los podetosos.


A sugetos de estas circunstancias no era necesario, ni
convenia revelar los Altimos misterios. l3astaba sin decir-
les mas, pronunciar las primeras palabras : igua/dad y
libertad. Esto bastaba para unes nombres, cuyo entu-
siasmo se podia excitar, y cuyos brazos se podian dirigir
fàcilmente. Un gefe en cada 16gia, 6 algunos pocos ini-
ciados corresponsalesya por habit° del punto central de
los conjurados, podian ser informadas del dia y bora en
que los espiritus se habian de ballai dispuestos à la insur-
receion, y de los objetos y personas sobre que debia recaer.
No era imposible organizar en bermanos mazones ciertas
lôgias de bandidos, y de distribuir con anticipacion las
listas de los soldados y tambien de los verdugos de la
revolucion. D estas Mets establecidas en todas partes,
multiplicadas en las ciudades, repartidas en los pueblcs
y hasta en las aldeas, podia el mismo gobierno mazônico
con las ôrdene,s de su central, hacer que en un' mismo
dia y bora saliesen enjambres de iniciados ya resueltos y
dispuestos à los combates de la igualdad y libertad, y ai-
marias en un instante de picas, teas y segures, introclu-
clendo repentinamente en todas partes y à. un mismo




tiempo el terror y la desolacion; sabiendo de antemano
las victimas que se habian de sacrificar, los palacios quo .
se habian de incendiar y las cabezas que se habian de
canar para conseguir el triunfo de la igualclad y libertad;
conservando en el mismo desérclen de. la revolucion el


Tomo 11.




53S rri.,,Nc-mAzoNERiA:
convenio de los estragos que se babian de cansar ; para-
lizando. al mismo tiempo la justicia y la fuerza ;
destruyéndolo y trastormindolo todo para organizar los
sectarios de su nuevo imperio , no hacienda' mas que
carnbia • las 16gias subterraneas en clubs de jacobinos y
les iniciados en municipales, y manifestando , al fin , la
revolucion como irresistible , consumada é irreparable
desde el mien° rnomento en que se manifestaria, y aun
antes que se hubiese pensado en impedirla.


Dipatados de la ldgia del Grande Oriente.


?'1anifestando los recursos que el régimen y las finie-
blas del secreto mazenico ofrecian à las maquinaciones
de los sofistas, no.he hecho mas que trazar con anticipa-
cion el camino que siguieron , para asegurar y llegar al
fin de su revolucion. Desde el alio de 1 576, la oficina
central del Oriente encargaba à sus diputados que dispu-
siesen los herman os à la insurreccion , que recorriesen
y visitasen las légias en toda la extension de la Francia,
que las obligasen y solicitasen en fuerza del jurarnento
maz6nico, y en fin que les dijesen , que ya habia
do et tiempo de consumarle con la muerte de les tira-
nos. Et grande iniciado que tuvo la comision de pasar
à las provincial del none, Lue un oficial de infanterfa
llamado Sinetty. Sus excursiones revolucionarias le
lievaron é Lila ; estaba alti entonces de guarnicion el re-
gitniento de la Sarre. Interesaba mucho à los conjura-
dos poiler c,onta• con los herrnanos que tenian entre los
militares; Sinetty nada logr6 menos , que lo que se ha-
bia protnetido con su mision ;, pero el modo como la
desempeii6, rasta para nuestro intenta. Para darle é co-
nocer, no haré •mas que insertar aqui la relacion que


CAP1TUT•0 »kerma-cl:A.11T°.
339


sobre el particular nie ha hecho un testigo oen l ar,, que
entonces era oficial del mismo regimiento de la Sarre, à
quien prefiri6 Sinetty para cotnunicar el objeto de su apos-
tolado, coma d otros oficiales del ruismo regimicnto.


Tenfamos, nie dijo este digno militar, nuestra 16gia
» mazônica que nos servia como à la mayor parte de los


otros regimientos de un verdadero juego; las prue-
» bas de los recien-venidos nos servian de recreacion ;
» nuestros convites mazénicos divertian nuestros ocios,
» y servian de descanso é nuestros trabajos. Bien se deja
» ver, que nuestra libertad é igualdad nada cran menos
» que la libertad é igualdad cle los jacobinos. La gene-
» ralidad y casi universalidad de los oficiales lo ha de-
» mostrado cuando lleg6 la revolucion. En nada pensé-
» baffles menos que en esta, cuando un oncial de infan-
» terfa llamado Sinetty , famoso franc-maton, se present6
» é nuestra
Eue recibido corna hermano, sin que


» manifestase al principio algun sentiraient °
contrario à


» los nuestros. Pero pocos lias clespues, convid6 él ai velu-
» te de nuestros oficiales é una asamblea particular. Crei-
» mos que solo queria pagarnos el convite que le habia-
» mos dada. Aeudimos À una casita de campo Hamada


"» la Nueva-aventura, y cuando no esperàbamos sino una
» cornida maz6nica, he aqui que le virnos tomar la pala-
» bra, al orador, diciendo que tenia importantes se-
» cretos que cornunicarnos de parte del Grande-Oriente.
» Le escuclibamos...,..... pero iniaginese cual serra
» nuestra sorprcsa, cuando le vitnos tomar de repente
» un mono cnfético y entusiasta, para decirnos : que al
» fin cra ya tiempo de que los proyectos tan dignamente
» concebidos, y por tanto tiempo meditados por los
» verdaderos franc-mazones , se lievasen à cjecucion ;
» que el mundo al fin iba é ser libertado de sus cade-
» rias; que los tiranos reyesserian vencidos; que


Ii ià




3!4 0 •nAxc-mAzoteERIA:
» todas las supersticioncs cederian su luger é la luz; que
» la libertad é ig, naldad iban é suceder à la esclavitud en
» que gemia el mundo , y que en fin el hombre iba à


recobrar sus derechos.
» 'neutres que nuestro oraclor se entragaba à estas de-
clamaciones , nos mirébamos los unos à los otros, coma
para decirnos d que pretende este loco Tuvimos la pa-


» ciencia de escucharle por espacio de una Bora, reser-
» vàndonos el reir libremente despues entre nosotros. Lo
» que nos pareciô mas extravagante era cl tono de con-
» fianza con que aseguraba que en adelante los rayes 6 los


tira r.os en va no ya se oponclrian à estes grandes proyectos;


que la revolucion no solo ara infalible, sino que ya esta-
» ba muy cercana ; y que los tronos y altares iban à caer.
» Sin duda.advirti6 que no éramos mazones de su cspecie,
» y con esto se separô de nosotros para ir à visitai. otras
» 16gias. Despues de habernos divertido sobre lo que
» pensàbamos ara cfccto de una caheza desordenada, olvi-


damas todos esta escena, haste que vivo la revolucion
» â desengafiarnos. »


Ya veo que publicando este hecho, Beria necesario que
yo le apoyase sobre el nombre del sugeto 'que me ha ma-
nifestado estas circunstancias; pero cualquiera puede fà-
eihnente descubrir los motivas que hay para ocultarle, y
no exponerle à que sus cofrades le miren como à un boul-
ine que ha publicado los secretos de las 16gias. Pero tiene
esta ocurrencia otros muclios testigos. Poco ha que se
hallaban en Londres el Sr. Conde de IInlartange , el Sr.
de Llertrix y el caballero de Myon , todos onciales del re-
gimiento de la Sarre. Aunque no tengo el honor de
conocerlos , y que tal vez se admiraràn al ver aqui sus
nombres, no terne que me desniientan , si les pido tes-
timonio sobre la mision de Sinetty y sobre el modo como
la cumpli6, principalmente si afiado, que su afecto al rey


cApiino DiC1)10-CVARTO. 342
fue lo que entonces los cngaii6, creyendo que aquel era
un inscnsato. Tan distantes estaban aquellos militares de
todo espfritu revolucionario; conocian tan bien las dis-
posiciones de los otros onciales franceses ; crcian ver la
autoriclad del rey tan consistante, que esto mismo fue
lo que les hizo mirer à Sinetty como à un loco, y escu-
char como si fuese una quimera citant° les dccia de parte
de la madre ldgia. floy, despues que la revolucion ya
ha disipado las ilusiones, dojo al historiador y al lector
que hagan sus reflexiones sobre un hecho de tenta im-
portancia. Las consecuencias se manifiestan por sf mis-
mas; estas nos dicen todo lo que los sofistas y mazones
reunidos en Paris en su lôgia central esperaban ya enton-
ces de los iniciados escogidos , y enviados para disponcr
todas las 16gias à la insurrection.. Poco despues ya pu-
dieron Condorcet y Sieyes establecer en et centra de la
franc-rnazoneria un apostolado nias general, cuyo obieto
no se limitase ya à.bacer jacobines todas las 16gias fran-
casas, sine el mundo entera inismo.


Establecinziento de la propagande mazdnica.


Condorcet, é quien hetnos visto tan ocupado en marli.,
lester que cran hermanos suyos los Albigenses, Patarenos
6 Càtaros y clamas jacobinos de la edad media , no se
puede dudar que habia estudiado los medios y =gaina-
ciones de aquellos. Todo lo que referia la historia para
inspirer desprecio y horror à todos sus artificios, Con-
dorcet lo va recogienclo para imitarlos y aun para exce-
dcrlos. El zelo que es tan cornun en los iniciados, no
le pareci6 hastante ardiente y activa; se uni6 é Sieyes
para fundar en la misina mazonerfa una verdadera sccie-
dad de ap6stoles jacobinos. Une légia que se liabia esta-
blecido en Paris en la celle Coq- Ileivn, é la que presidia


I 3




542 FltiNc-mAzoNEnin.
cl dogue de la Rochefoucault , cra la mas concurrida de
los grandes mazones. Despues de la central del grande
Oriente, era esta en donde se tenian los mas profundos
consejos, y en que principalmente tenian los suyos Sieyes y
Condorcet y clemas cofrades, cuyo zelo era mas conocido;
y la misma fue la euna de aquel nuevo apostolado lla-
mado la propaganda. El autor que mejor ha conocido
este establecimiento es Mr. Girtaner,


, quien vivia enton-
ces en Paris en medio de los sofistas y de los mazones;
vivier despues en medio de los jacobinos, escuchàndolo
todo CC/MO verdadero observation. Su calidad de sabio
extrangero y de rnédico le hacian menos sospechoso ,
y por la mismo se introdujo mas que otros louchas en
la confianza de los hermanos. Cuanto voy 3 referir sobre
esta propaganda, es un extracto de las memorias que este
autor ha escrito sobre la revolucion francesa.


« El club de la propaganda es muy diferente ciel club
» llamado de los jacobinos, aunque los dos muchas ve-
» ces se mezclen. El de los jacobinos es el Bran motor
» de la asamblea national ; el de la propaganda Io quiere
• ser del género humano. Este ya existia en el aiio de
» 1 786, y cran sus gefes el dogue de la Rochefoucault,
» Condorcet y Sieyes. » En honor de este desgraciado
duque debo decir , que d lo menos la revolucion le
hizo conocer su engaiio. Se habia hecho gran-maestre
de much2.s16gias mazimicas, y era el instrumento de Con-
dorcet y de Sieves, quienes se scrvian principalmente de
su dinero para la grande erapresa. Cuando vi6 que la
desorganizacion de la Francia estaba ya pronta à suceder
en et reino à los primeras constituyentes, se entibi6 su
zelo en favor de la propaganda, renunciô su empleo, y
quedaron Condorcet y Sieyes gefes solos. «El grande ob-
» jeto ciel club propagandista era establecer una orden
» filos6fica , que dominase la opinion del género bu-


cAriTew DICIMO-CUARTO. 343
» mana. Para ser admitido à esta sociedad cra preciso ser
» partidario de la filosofia à la macla, es decir, ciel ateis-
» mo dogrmitico, 6 à lo menos ambicioso y mal conten-
» to del gobierno. Lo primera que se le exige en el acto
» de la initiation, es la promesa del mas profond° secre-
» to. Despues se le dite al ne6fito , que el nUmero de
» los iniciados es inmenso; que estan repartidos par todo
» el mundo; que todos incesantemente se ocupan en
» descubrir à los falsos hermanos para acabar con ellos,
» y con cualquiera que revole el secrcto. Al neôfito se
» le precisa prometer que no guardarà algun secret() para
» con los hermanos ; que siempre defenderà al pueblo
• contra el gobierno; que se °pondra con teson à toda
» orden arbitraria ; que hard cuanto de él dependa para
» introducir una tolerancia general de toda religion.


» Play en esta sociedad dos Blases de miembros, con-
» tribuyentes y no contribuyentes. Pagan los primeros,
» lo menus, tres luises de oro cadi ah°, y los ricos
» doble. El mimer° de los contribuyentes es de cerca de
» cinco mil..Los Bernas se comprometen d propagar por


todos partes los priucipios de la sociedad, y à dirigirlo
» todo d su objet°. El mlinero de estos 61timos es i lo
• menos de cincuenta mil. En el aiio de 190 renia
» en la tesoreria generai de la orden vein te mi/lones
» de libras (cerca de 41667 luises de , oro) en dinero
» efectivo; scgun las cuentas que se habian dado, habia
» de haber liez millones mas de libras, antes de con-
» cluirse el afro de 1791.


» Se dividen las propagandistas en clos grados, aspirantes
» d iniciados, Toda su cloctrina se establece sobre estas dos
» bases, la necesidad y la opinion, que miran coma môviles
» de todos las acciones humanas. Ilaced que nazca la necesi-
» dad, .dominad la opinion, y haréis bahurcear todos los
» sistemas del mundo, aun• los que pareceran mas bien
> consolidados. Y 4




544


FRANC -rit ZONER iA.


» No se puede negar, aiiaden ami, que la opresion ,
bajo la cual viven los Nombres, no sea horriblemente


» barbera. A la luz filos6fica corresponde despertar los
esp fritus , y tocar al alarma contra los opresores. Guai] do


» esto se baya hecho una vez, ya no hay necesidad sino
de esperar et momentofavorable , que sera aquel en que
los espiritus estaran por lo general dispuestos à abrazar
el nuevo sistema, que se harà predicar entonces à un mis-


» mo tiempo en toda la Europe. Si hay quienes se opon-
» gen, sera preciso ganarlos 6 por la conviccion, 6 por
» la necesidad. Pero si continuan en su oposicion , serf
» preciso tratarios como i. los judios y negarles en ,.odas
» partes el derecho (le ciudadanos » Tambien es articulo,
y muy notable de este c6digo , y el que sin Juda sugiri6 el
mal éxito de las primeras tentatives ;


advertir à los ber-
pianos de que no ensayen el proyecto haste que esten
bien asegurados de que han causado la necesidad. Se les
previene, que vile mas esperar cincuenta aiios, que errer
el golpe à-causa de la precipitacion. « A lapropaganda le


cost6 mucho acreditarse en Holancla, y no Iogr6 sus
» intentos sino persuadienclo que la conmocion séria ge-
» neral, y que en preciso que se decidiese como los demas
» puebios... En el dia caca de elle para su tesorerfa Bran-
» des cantidades de contribuciones (z). »


Estos son los pormenores que ya daba Mc. Girtaner
en el mes de febrero de 1 79 1. Una carte fecha en Paris
à 1.0


de setiembre dé 1792 confirma todo lo dicho, aîià-
diendo : «Podeis ester bien seguro, de que citant° os he
» escrito sobre la propaganda , es de la mayor exactitud.
» Lo que puede licher es algun leve error en los gua-
» rismos, como sucede en todos los nAmeros redondos,
» que se han de tomer por poco mas 6 inenos . Se hala


CAP1TULO 1)ctrito-crAarro. 5.15
» la propagande en su mayor actividad , y presto vereis
» sus resultados. » Cuanclo Mc. Girtaner escribia estas
palabras, ya era facil descubrir toda la extension del re-
sultado que los sectarios esperaban de su apostolado. El
orador del club de los amigos del pueblo , establecido
en Bruselas ya habia publicado estes expresiones : «En to-
» des partes se forjan cadenas para el pueblo; pero la filo-
» sofia y la razon lograrrin la suya. Dia liegarà en que el


supremo y soberano seîior del imperio Otomano se acos-
» tari despote, y se despertarà simple ciudadano »


En confirmacion de estes pormenores, me parece, que
à nias (le los que ya lie alegado para manifester la cone-.
xion de los jacobinos de la edad media con los de la re-
volucion francesa, debo citer aqui un monumento bis-
t6rico , poco conocido, pero precioso. Consiste en una
carte que un tal ivon , deNarbona, esc.;ribi6 ail° de x243.à
Geraldo arzobispo de Burdeos , que nos ha conservado Ma-
teo de Paris, autor contemporaneo. En esta carte refiere
Ivon, que habiendo siclo acusado de que seguia los errores
(le los Patarenos, se Vià en la precision de salvarse con la
fuga ; que lleg6 à Cornu, ciudad de Italie, en clonde
hallando Patarenos, se manifest6 à estos como que le
habian perseguido porque seguia su doctrine; que los
Patarenos le acogieron y trataron como à un verdadero
hermano , y despues (le esto manifesta lo que le descu-
brieron , en la forma siguiente :


« Despues de tres meses, (lice, que me . hallaba entre
» clos, bien alimentado y tratado espléndida y volup-
» tuosamente , aprendi cade dia lunches ccsas contra la
» fe, y machos errores à los que parecia que yo daba
» asenso. A fuerza de, beneficios me precisaron â prome-
» tories, que en adelante , en cualquiera parte en que tu-


(r).Girtaner, , lib. 3, pàg. 470Dasta 474 en eienlan. (1) Alli misino,




54(3 FRANC—MAZONER(.1,
viese ocasion de entablar corwersacion con los cristianos ,


» procura ria constantenzente persuadirles ci que la fe de
» Pedro à ninguno salva. Luego que me latbieron aman-
» calo este juranzento , empezaron ci descubrirme sus secte-
» tos. Entre otras cosas nie dijeron , que de.




-varias ciu


Jades de la Toscana y de casi todas de la Lombardia


habian tenido cuidado de enviai .
ci Paris discipulos dd-


» ciles , que deberian imponerse en todas las sutilezas de
» la ldgica y de las cuestiones teolt5gicas , para servirse de
» ellas . ci fin de sostener sus mores y combatir la fe aposta-
» lien ; que tenian tanzbien nzuchos mercaderes , que envia-
» ban ci las ferias con la nzisma intention de pervertir ci las
» seglares ricos , y n todos aquellos con quienes tuviesen
» ocasion de corner (5 conversar. De este modo, con la va-
» riedad de su comercio , se enriquecen por una parte con
» el dinero de los otros , y por la otra pervierten las al-
» mas. » •


. •


He aqui una sociedad secreta, y una propaganda bien
caracterizada. Cuando se sabe que toda esta sociedad se
compone de Naniqueos, que sostienen que todos los
hombres son iguales y libres, y que no deben obedecer
ci la potestad espiritual ni à la temporal, no puede dejar
de descubrirse una sociedad de mazones jacobinos. Aun
se descubre nias, cuando en la eitacla carta se ve é un
nuevo iniciado, que viajando de Como é _Milan, à Cre-
mona , é Vertecia, y hasta Viena , siempre fue acogido y
trat.n lo por los bermatios , no reconocic'ulolos, ni clan-
dose à conocer sino por rnedio de las .sehales que se le die-
ron siempre en secret°. Semper in recessu accessi ab aliis ad
alios inter signa (1). Es verdad que esta carta es dé un
iniciado penitente y afligido por haber disimulado su fe,
que Mora todos los liorrores de los que se ha hecho cul-


(x) Mateo de Paris , hist. ring. a i io 12 43.


CAPiTULO uftimo-ctunto. 347
pable con los hermanos; que solo se consuela con la fon-
eidad que lia tenido de disuadirlos é mucbos , y que pide
que le admitan il penitencia; pero estas circunstancias son
una nueva prueba de sinceridad , y manifiestan mucho
major la verdad de las relaciones que hay entre la socie-
dad secreta de los hijos de Manes , jacobinos verdaderos
de la edad media, y la sociedad secreta de los consuma-
dos mazones jacobinos de cstos tiempos.


Acuérdese aboya el lector de lo que ya he referido de
aquel indivicluo, que habiendo sido por mucho tiempo
franc-mazon de buena fe, no file iniciado en los Ulti-
mos misterios, hasta que admitido al grado de Katiose ,
se le juzg6 iligno de ir é su eleccion, é propagar los
principios de la revolucion francesa à Londres, Brnselas
6 COnstantinopla , contando para con adelante con él
tesoro de sus hermanos para reparar las quiebras de su
fortuna-. De este modo, con el ingenio de los sofistas
de la impieclad, la mazonerfa aument6 sus grados, y for-
m6 en cierta planera una nueva sociedad, cuyo fin era
llevar y hacer que triunfasen en todo el /muid° los anti-
guos sistenias de la igualdad y libertad. A la propaganda
debia la multitud de sus sectarios, 6 por mejor decir,
haciendo ya coinun su irnpiedad, el espfritu filos6fico ha-
bia en tal modo acreclitado el sistema , que ya no era casi
necesario penetrar hasta los 6Itimos misterios para toner.
parte en la Bran coujuracion.


A la Corte de Luis xv-1 se le instruyd en vano sobre esta
conspiracion.


Ya entonces cari no hahia novicios , principalmente
en las grandes légias del Oriente y del Contrato social.
Se preparaba y apresuraba la revolucion con sauta publi-
cidad , que no lo pocha ignorar la conte. Entre los mu-




348 rkili'C-MAzrURIEL,
clios iniciados los habria â quienes esta revolucion no pa-
receria otra cosa que un terrible azote; y en efecto hubo
machos que lo pensaron asi. En este ntMiero pongo À
aquel seiior frances cie quien ya he hablado, cuando lie
citado la cana que le dirigi6 Alfonso Leroy. Habiend6sele
preguntado si entre los franc-mazones habia deseubierto
alguna cosa que se ordenase à la revolucion francesa,
respondi6 «He silo °radar de mucbas16gias , y he llea-
» do à un grade muy adelantado. "ista entonces nada
» habia visto en la mazonerfa que yo pudiese pensar que
» files° nocivo al estado. Ya habia mucho tiempo que yo
» no acudia las légias , cuando en 1 7 86 me encontré en
» Paris con un cofrade; me reconvino con que yo habia
» ablndonado la sociedad , y me inst6 mucho à que vol-
» viese y asistiese sin falta G una asamblea que debia ser
» muy interesante. Cedf,


, y acudf al dia sefialado; me re-
cibieron muy bien y me festejaron mucbo. Oi cosas
que no Os puedo decir ; pero estas cosas me trastornaron
de tal modo, que luego pasé à ver al ministro. Le dije:
Sehor , solo tengo que hacerôs una pregunta; se cuanto


» importa y las resultas que puede terrer; pero aulique
» me baya de llevar à la Bastilla , os la debo lacer,
» porque creo que se interesan la seguridad del rey y la
» tranquilidad del estado.... d Teneis noticias de la franc-
» mazoneria P Sabeis lo que pasa en las 16gias 2 El
» ministro diû una voltereta , y respondid : Estese rd.
» quiet° no ità rd. à la Bastilla, r los franc-mazones
» no alborotarétn el estado »


No se podia sospechar ciel ministro que hizo esta res-
puesta , que de algun modo hubiese favorecldo la revo-
lucion ; pero es cierto que tenia por tan quimérico
proyecto de trastorriar la monarqufa, como et ronde de
Vergenes, quien clecia que con un ejército de doscientos
mil Nombres no hay que tomer las revoluciones. El mis-


C,IriT'ULO Di:cimo-ctuirro. 549
rio Luis XVI, despues de haberle avisado sobre los peli-
gros de su tronc, se turc) por tan seguro, que no cono-
ci6 sa ilusion hasta su vuelta de Varenne. Entonces dijo
i una persona de su confianza Que no lzaya yo creido,
hace once alios, lo mismo que vco > en cl dia! Bien me
le habian predicho • En efecto, si alguno podia dejar de
creer los proyectos contra su persona y tronc, fue el des-
r,raciado Luis XVI. Procurando con toda la sinceridad
de su corazon la felicidad de sus vasallos, no pudiéndose
reconvenir sobre alguna injusticia, habiéndose siempre
sacrificado por su pueblo, y deseando siempre ser ama-
do de él é quien era capaz de persuadirle , que llegaria
tiempo en que le harian pasar per un tirano Luis XVI
ni siquiera tenia uno de aquellos vicios que hacen odio-
sos à los monarCas. Proclamado como el mas justo de los
principes, y corne el hombre mas honrado dc su impe-
rio , fue tambien , por dcsgracia, el mas débil de los re
yes. Pero si jamas ministros han preparado una revolu-
cion , fuéronlo principalmente los que mas habian logra-
do su confianza.


Al prineipio se puso bajo la tutela del conde de Mau-
repas, y la incrcia é indolencia de este primer ministro,
que solo temia los grandes sacudimieritos 6 las tempes-
tades, permiticron que se fuesen preparando pacificamen-
te las que babian de estallar despnes de él. sofista Tur
got solo se dejô ver por algunos momentos, para ensayar
los sistemas que minaban sordaniente la monarquia. La
sôrdida economia de san German no hizo nias que debili-
tar la monarquia, suprimiendo sus mas valientes defen-
sores. El charlatan Neker no supo otra cosa que arrui-
nar el tesoro palico con sus empréstitos, y acnsar ri lir.
de Calonne de que le agotaba con sus profusiones. Mien-
tras estuvo en el ministerio conde de Vergennes, la
falsa politica, fomentando fuera del reine todas las revo-




35o FRANC-MezolUilià..
lucioncs, las atizaba dcntro del reino. Muclios cortesa-
nos codiciosos molestaban al rey con sus arterias, ena-
genaban el pueblo con sus escàndalos, le corrompian con
su impieclad, y le irritaban con su lujo. La asamblea
de los notables parecia que se convocaba para reparar
las grandes faltas antiguas, à expensas del clero y de la
nobleza; y todos los grandes sacrificios solo sirvieron para
nuevas y grandes depredaciones. Ya estaban para renacer
las disensiones entre la corte y la alta magistratura. Se dej6
ver Brienne para acabarlo de perder todo, haciendo que
recayese sobre la autoridad todo el desprecio'y odio que
solo él merecia. hubo siquiera un ministro que repri-
miese el espfritu de impicdad y de rebelion; que cono-
ciese lo poco que valen las leyes para un pueblo que
aborrece 6 desprecia d sus gefes y que ha perdiclo el
freno de su religion, Los sofistas de Holbach y los sofis-
tas mazones, los maicontentos de todos clases, nobles y
plebeyos, casi. ya no tenian nada que bacer para excitar
el deseo de una revolucion. Este era el moment() que
esperaban los conjurados para fijar y acelerar la suya;
esto era lo que los propagandistes Ilamahan , hacer ?lacer
la necesidad. 'rock les decia que ya habia Ilegado, y ya
solo pensaron en •concentrar sus fuerzas para decidir la
catastrofe.


En este mismo aiio de 1 787, en que Mr. de Calonne,
deseando poiler término à los enibarazos que habia deja-
do Necker en la hacienda, convoc6 à los notables, se
estableci6 en Paris, colle de la crut de los campos peque-
fias (*) en el palacio de Lusssan una sociedad, que se
creia nueva, llamada : los amies de los negros; pero solo
tenia de nnevo cl nombre. Todos los antiguos y moder-
nos sectarios (le la libertad, iodas las clases de sofistas y


(*) Rue Croix des Petits•champs.


CApirCLO 1).CD10-CLATITO. 551
macones y revolucionarios solo se daban este dictado de
arnigos de los negros para ocultar el Ultimo y mas pro-
fundo objeto de sus maqttinaciones, bajo el velo de la
misma humanidad. Mientras entretenian la Europa con
la cuestion que habian propuesto sobre la esclavitud de
los negros en America , ellos solo pensaban en forrnar
sus calculos sobre aquella revolucion, que tanto tiempo
habia que meditaban para libertar en Europa y en todo
el mundo à todos los pueblos de la pretendida esclavi-
ted de las leyes, y de la pretendida tirania de los reyes.
'rodas convenian eu aquella igualdad y libertad que es
et Bran secret() de sus misterios; todos ailadian que ya
no hay libertad ni igualdad para un pueblo si no es sobe-
rano , si no se Trace per si mismo las leyes, y si no las
puede revocar ô mudar; y sobre todo, para un pueblo
sujeto d monarcas y magistrados que dominas sobre él
irrevocablemente, y que scan algo mas que los agentes
y ejecutores de sus voluntades, y à quienes puedan cam-
biar â cada instante segun su capricho.


Pero entre estos iniciados , habia sofistas que modifi-
caban la igualdad y libertad segun sus intereses, habitu-
des clase y fortuna. Habia en cierta manera jaco-
binas de la aristocracia; cstos cran los condes, marque-
ses, duques, caballeros y ciudadanos ricos, quienes con
la nueva igualdad , pretendian no perder casa alguna de
su fortuna 6 clase, ,y aun esperaban lograr ventajas des-
pojando al monarca de sus de•echos, y revestirse ellos de
la autoridad é influjo de-que le iban d priver. Estos nue-
rian un rey semejante al de los primeros legisladores jaco-
binos, que no les dominase, y à quien ellos dominasen.
Otros querian la igualdad y libertad en los grandes y ri-
cos; pero en balanza con la igualdad y libertad de los
plebeyos y con un gefe comun. Esta era la igualdad de
los monàrquicos, quienes despues se pudierou creer ab




I


552 FRANC-mAzoisEnin.
sueltos del crimen de rebeldia, porcine la revolucion no
sigui6 el camino que elles le seîialaban. Los ("Itimos, en
fin , y mas profundos no querian rey constitucional ni
monarquico. Para estos todo rey era tirano, y se Itabia
de acabar con todos los tiranos; se babia (le aniouilar
toda aristocrada; y ioda desigualdad de tftulo , clases y
poiler se habian de allanar. Solo estos eran depositarios
de los secretos mas reservados de la revolucion. Conocie-
Ton que no se podia Ilegar d este fin sino por grados;
que era preciso empezar conviniéndose en los medios
que se habia de valer para trastornar lo que habia,
mientras que el tiempo y las circunstancias les propor-
cionasen medios para cumplir . y ejecutar cuanto inten-
taban.


Con este objeto Brissot, Sieyes y Condorcet propusie-
, bajo el nombre de su sociedad de amigos de los


regros, la rcdnion general de toclos los iniciados, cual-
quiera que fusse su sistema sobre la revolucion. Tam-
bien se convino en convidar i cualquicra de quiert se
supiese que tenia diferencias bastante serias con la corte,
para creer que se le podria porter en el IMmero de los
revolucionarios. Por este convidaron à sus juntas al 'nar-
gues de Beaupoil de san Aulario, pensando que este caba-
llero estaba imbuido en sus principics. Este error fne
muy grosero, pues si el marques estaba sentido de los
ministros, sabia , y flache mejor que él, distinguir la causa
de los reyes, de la de los abusas é injusticias ministe-
riales. Pero este error fue à lo menas ritil para la histo-
ria. En lo que voy à decir de aquella sociedad de anagos
de los negros , el marques de Beau poil me ha permi-
tido que cite su testimonio. Aun ba hecho nias, pues
el misnio ha querido eKtender para mi instruccion lo que
el tnismo lia visto en esta sociedad : en vano se buscard
un garante mas digno de la confianza pUblica.


La


CA PiTITLO 1).C.IMO-C1) Lino. 353
La sociedad de amigos de los negros, segun las miras


de sus fundadores, se compuso de todos los iniciados ine-
buidos de los principios de la filosv(ia moderna, casi ya
todos iniciados en los misterios de la franc-mazoneria.
Entre la multitud de sectarios habia muchos miles de enga-
hados; pero toclos fervorosos y dispuestos à cooperar, y
que deseaban la revolucion. Cada uno pagaba dos luises de
suscripcion y tenia derecho à tener parte en las delibera-
ciones. Para que fuesen mas meditadas estas, establecieron
una junta de comisinn arregladora que se componia de
estes personages : Condorcet, Mirabeau el prim6genito ,
Sieyes, Brissot, Carra, el duque.de la Iiochefoucat.df, CIa
viere , Pelletier-de-Saint-Fargeau, Valadi, Lafayette y al-
gunos otros. Aun cuando yo no hubiese hablado de revo-
lucion francesa, solo -nombrar à estes sugetos ya mani-
festaria quienes- fueron sus-grandes Itéroes. é Cual puede
ser el objeto de una sociedad que empezô por seïialar
para arregladores precisamente à todos aquellos, que en
el curso de la misma revolucion se han manifestado y dis-
tinguiclo corno sus caudillos? ; Al fren te un Condorcet! este
ente, cuyo odio se habria sorireido viendo arder todo el
nmndo , con tal que de sus cenizas no pudiese janias salir
ni eclesiastico ni rey. ;Un Mirabeau, que à la.impiedacl,
ambicion y à tories los delitos de un verdadero Catilina
solo pudo aiiadir ser nias cobarde, aunque tan malva-
vado ! Cuando la historia quiera pintai â Sieyes, que mn-
pieze por los lineamientos de una sierpe. Este miserable
debc todo su crédite de ingenio profundo al arte de
ocultarse para arrojar su veneno. A imitacion de Mira-
beau , estudiô mudio tiempo las revolueiones. Le dej6 la
gloria de los delitos pl'iblicos. , pues se re.9.erv6 los placeres
de los malvados oscuros, que enseiian à los salteadores los
delitos que han de cometer, mientras que elles se es-
conden detras de sus cohortes. Brissot, con todos sus deseos


Tomo II.




354 FRAN c-uizoNEni A.
de 'ana revolucion filosôfica y de guiarla en calidad de
profundo politico , no se atrevia â manifestarse sino en
la segunda fila; pero ya habia trazado su plan de repô-
blica , y su filosofismo no debbi asustarse de las atroci-
clades, sino en el moment° en que las segures que hizo
servir para derribar cl trono, le derribarian su propia
cabeza.


Conjurados bajo el nombre de Amigos de los negros.
El codicioso y frio agiotador Claviere, acababa de Ilegar


ciel pais de Necker, para vender à los Parisienses el arte
de las revoluciones que él habia ejercitado en su patria.
Con palabras de moderacion en sus hibios, aun cuando
insinuaba los medios mas pérfidos y féroces, parccia que se
habia eseondido hasta detras del mismo Sieyes, para en-
seiiar à formar sus discipulos. Carra, que se habia librado
de la muerte estando ya muy cercano à la horca, habia
acudido à castigar las leyes, porque le habian concedido la
libertad à pesar de todos sus latrocinios. Ya no use de
esta sino para blasfemar, corne un verdadero energt'Une-
no , de su Dios y de los reyes. El que no salie el infiujo
que tiene la adulation filos6fica sobre un espiritu
tado, siempre se admirarà de encontrar tan tas veces el
nombre de la llochefoucault entre los entes de esta espe•
cie. Condorcet necesitaba de un broquel; y mientras se
pudo valer de este desgraciado duque, nev6le à todos
tes, à las I6gias, à los clubs, à la asamblea ; y siempre
le hizo creer que le servia de quia en el camino de la
virtud. Lafayette, viéndose al frente de las bordas amo-
tinadas, creyô que se ballaba en la gloria; al lido de
los sofistas, pensô que era fil6sofo; y siendo el héroe de
los mereados, se persuadiô que era un Washington. Di-
chose él, si sus desgracias le han podido inspirar con la


CAPiTULO Di:MO-MUT°.
555


sabiduria; la vergiienza y el arrepeniitniento de haver
sido tanto tiempo el mufiidor de los sofistas y bandidos I


En fin, para este consejo arreglador tambien fue lla-
mado el abogado Bergasse. Este ni era tan touto como
Lafayette, ni tan malvado como Condorcet; pero Baba
tanto crédite a la iguaidad y libertad revolucionarias,
como à los sommimbulos que hacian de él el verdadero
Mesias; pues esperaba representar este papel. Cuando,
desde los.


primeros dias de la asamblea, que se llamô na-
cional, le encargaron que hiciese la constitution de la
igualclad y libertad, se admiré de que le agregasen ii
Mounier y à algunos otros colegas ; pues se persuadia
que solo él dcbia hacer igual y libre al pueblo y triun-
far del despotismo. Esta eleccion ciel nuovo club no la
debia Bergasse à un talento sobresaliente, ni menos à
su reputacion de probidad, sino Yinicamente à la mil-
tacion de sus ideas y à su entusiasmo por un nuevo
orden de cosas. Por fortuna suya, lo que le alejô de los
nuevos legisladores, hizo tambien que se separase de los
conjurados. Pero con esto Sieyes, Condorcet, Mirabeau
y demis malvados arregladores pudieron obrar con mas
libertad. Cuando convidaron al marques de Bcaupoil
para que biciese escribir su nombre en la lista de esta
soGietlad, creyô de buena fe que solo se ocupaban en
cuestiones lignas de ejercitar una buena alma, y en pro-
potier al rey los medios para alivio de los negros y aun
para abolir la esclavitud; pero no tard6 wucho en desen-
gailarse. La igualdad y libertad que se habian de resta-
blecer y los derechos del hombre que se habian de resu-
mir, fueron los primeros textes de las deliberaciones.,
Las consecuencias que de estos pretendidos derechos se
casaban , y que amenazaban tante à los monarcas, no
sufrian alli la mener duda ni la menor reserva.


2




356 rnAxe-m.s.zoNE111.4.


Objet° de esta junta.


À pesar de mi notoria aversion à esta especie de opi-
» niones (dice el marques de Beaupoil), nive constancia
» para asistir i las scsioncs ciel club arreglador basta que
» tuve bien conocidos su espiritu y proyectos. Observé
» que todos los miembros de la sociedad de los negros lo
» cran tambien . de todas las l6gias maz6nicas, y en espe_
» cial de la asamblea gobernada per et mismo espirituy


conocida con cl- nombre dé Fildutropos. Conoci desde
» entonces , que babia una correspondencia muy seguida
» con las sociedades (le la misma especie en Europa y en
» America. Desde entonces ya no se hablaba en estas
• guaridas sino de una revolucion infalible y préxima.
» Los hermanos que no cran miembros del club arregla-


dor, venian é presentar su (liner° y ofrecer sus votos
» por el éxito de los grandes trabajos; estos en seguida


se propagaban en las 16gias y clubs de toda denomi-
» nation , que en el fondo profesaban los mismos prin-
» cipios. La sociedad arregladora decidia como soberana
» en todas las demas, porque se cemponia de sus mien-
» bros los mas perversos.


» Despues de habcr conocido su grande objeto, habria
» podido yo adquirir mayores conocimientos sobre los
» medios, y entrar en todas las confianzas; pero mi aima
» se resistia à este disimulo , del erses necesitaba para per-


,» severar por mas tiempo en aquella guarida de los con-
» jurados. En fin, lleno de indignation, nie levanté con
» fuerza contra todas aquellas maquinaciones; pedi que
» se borrase mi nombre de la lista ; yo mismo le borré,
» y me ausenté para siempre de aquella caverna. Iro de-
» bia, y ahora siento , haber informado al gobierno
» sobre los dogtnas y proyectos de aquella sociedad que me


CAPiTUtO ni.cimo-crAwro. 357 •
babia admitido sus misterios, pero tal ipedo de obrar




me presentaba una idea de perfidia, que yo habria dese-
» cbado si lo hubiese reflexionado mejor. Me contenté con
» lacer imprimir una especie (le contra-veneno con el titu-
» Io : de la Unidad del poder inomirquico Algun tiempo
» despues publique otro escrito, que intitulé: de la Repli-
» blica y de la illonarquia , para avisar al rey y la nation
» del resultado que debia tener la revolucion. No se noce-
» sitaba de tante para exponerse à toda la venganza de los
• conjurados. He sabido con el tiempo que al dia siguiente
» de mi abdication, se traté en la sesion del club sobre los


medios de castigar,
, lo que ellos llamaban traicion. Los


» consejos eran violentas; Mirabeau solo opiné en que
» se habian de valcr de todos los medios (le la calumnia
» para clesacrcditarnie, bacerme mirai como un hombre
» nocivo , y sobre cuya fe nadie se "majora confiar. Carra


y Gorsas se encargaron (le la coluision; su pluma di6
» realce à la calumnia de las sétiras nias violentas contra
» mi persona. Cuando Ileg6 el tiempo de las proscrip-


ciones, estaba mi nombre al frente de todas las listas
» de los que se habian de asesina-


Si la honradez y franqueza no le permitieron al mar-
ques de Beaupoil continuer per mas tiempo entre los con-
jurados, à lo menos se ve per estos pormenores,- que los
llegé à conocer le bastante para que no pueda haber la
menor Juda sobre el grande objeto de sus mistcrios.
Creo que puedo decir al palico , que llegarà dia en que
se manifestaran las deliberaciones mas séeretas de esta
caverna, la mas ()cuita de la conjuration. Cuando la revo-
lucion dispensé à sus grandes actores de esconderse con
el nombre de Amigos de los negros, pareci6 que se babia
suprimido esta sociedad; pero et club •egulador conti-
nué, y no hizo (Ara cosa que internarse nias en las tinie-
blas, para dirigir con mas seguridad todos los clubs de


Z 3




358 rrsesc-nrAzoNtrtiA.
Paris, todas las secciones, todas las particiones, • todas
las juntas revolucionarias, y basta el club, llamado por
antonornasia, de los jacobinos. Si Gobet (r), el famoso
arzobispo intruso de Paris, no lleg6 à ser miembro, â lo
inenos supo mu bien lo que en él pasaba






-
, y aun es pre


ciso que fuese admitido mas de una vez. Me habria ha-
blado con menos seguridad sobre lo que alli se tramaba,
en el tiempo en que este infcliz ap6stata quiso tener
algunas conversiones secretas con migo, para tratar de re-
conciliarse con la iglesia. Estoy en el dia persuadido, de
que los terrores de esta junta le impidieron cumplir la
palabra que me habia dado de reparar su horroroso es-
cândalo por medio de una palica retractacion. Es ver-
tlad que no me hablô de esta junta arregladora lino en
términos generales; pero 'con un horror, que nie claba
muy bien à conoeer la atrocidad de sus sesoluciones. «No,
» no lo sabeis (me decia entonces ), no lo comprencleis; no
» sois capaz de creer hasta donde quieren liegar; i que pro-
» yectos, y que medios rneditan! nada habeis visto aun.»
Sin embargo, ya nos hallàbamos en el mes de abril del
aîio tercero de la revolucion, cuando ya se habian visto
tantos horrores.




lia antes de esta época conocia yo â un grande iniciado,
(s) Bien lo puedo decir , despues que este desgraciado Gobet ha


silo yictima de sus cohardes temores y de su infante apostasia. Este
era à quiers no quise nombrer en la historie dcl clero en tiempo de la
revolucion, hablando de los obispos constitucionales que se querian
retractar. Gobet era el primero de ellos. Me pidi6 algunas confe-
rencias , y tuvimos tres de dos boras cada tilla. Todt) estaha
.dispuesto ; el Papa habia respondido a' las promesas de Gobet con
toda la hondad posibl Estaba extenclida su retractacion en sels
cartas ya prontas , y que se dirigian al Papa , al Bey , al Arzehispo
al Clero , al Departamento y à la 1%iunicipaliclad de Paris. Pero el
infeliz quise, al principio.escaparse de Francia para libertarse de lus
jacobinos. Se esparci6 la noticia de su partida, tuvo miel, y se que-
d6, Robespierre le hizo guillotinar.


CAPiTULO dCIMO-CUARTO . 559
franc-mazon y deista consumado , pero que tenia horror
al latrocinio y à la matanza. Este descaba una revolucion
filos6fica, conducida con mas orden y menos violcncias.
Tambien era miembro de la junta arregladora. Nunca
olvidaré la confiauza que en cierta ocasion hizo de mi,
y en la cual habria yo podido descubrir cuanto enton-
ces se tramaba contra el clero, la nobleza y el rey. Me
hablô de esta jouta del mismo modo que Gobct : «Voy
» (aisiadi6) peso con horror, y para oponerme à lo que
» tieuen de mas funesto sus proycctos. Algtm dia se sabra
» todo 10 que alti pasa , y todo lo que estas almas fero-
» ces aiiaden à la revolucion. Se sabni , pero despues
» de mi muerte; porque debo guardarme de publicarlo
» durante mi vida ; pues sé muy bien de lo que son
» capaces.» No quiero suplir con la imaginacion los por-
menores que suponen estas confianzas sobre una jouta,
compuesta de los enemigos mas atroces del altar y del
trono que habia entre los franc-mazoncs y sofistas; pero


lo menos ciré lo que he llegado à saber pur relacion
de diferentes iniciados, y que tiene mas conexion con la
época de la conspiracion de que se trata en este tomo.


Correspondencia de la Junta de los regros.


De cuantos medios imaginaron los arregladores, el que
in fluy6 mas en disponer el prodigioso m'inter° de brazos
de que necesitaban , foc la correspondencia con las lé-
gias maz6nicas , repartidas desde entonces en mimer°
prodigioso en toda la Francia. De ellas habia mas de
ciento y eincuenta en Paris, y a proportion otras tan tas
y aun mas en las otras ciudacles, y en las mas peque-
fias poblaciones. Se enviaban las deliberaciones de la jan-
ta arregladora à la junta central del Grande-Oriente. De
alti salian para todas las provincias con direction al rene-


Z 4




5Go
•LANC-MAZONERli.


Table ô presidente de caria lôgia. Ya en el mismo afio en
que se estableciô la junta arregladora , recibieron mu-
chos renerables sus instrucciones a compaîiadas de una
cafta, cuyo contenido era este : «Luego de recibido et
» adjunto pliego, acusaréis su recibo. Airadiréis el jura-
» mento de ejecutar fiel y puntualmente todas las 6rde-
» nes que os lle,9,-a •àn bajo la misma forma, sin tomaros
• el trabajo de saber de que niano se derivan, ni corno
» las recibis. Si. rchusais hacer este juramento, 6 si no le.
y observais, se os mirarà como si hubieseis violado el
» que hicisteis'à vuestreentrada en la orden de los ber-
» morios. Acordaos del agua toya' na (el nias eficaz de los


venenos). Acordaos de los pufiales que estan prepa-
rados para los traidores. »
Casi en los mismos términos estaba concebida una carta


que recibi6 un sugeto que en otro tiempo habia sido
mazon zeloso , de quien he sabido que las mismas car-
tas se enviaban à los presidentes de las 16gias maz6ni-
cas. Cerca de dos ados ha, que poseo una memoria que
me porte en estado de poder nombrar algunos Venera-
bles , que recibieron las misrnas instrucciones, y las han
fielmente cumplido. Particularmente es uno de ellos un
tal Lacoste, médico de Montignac-le-Comte, en Perigord,
fundador al principio de la 16gia establecida en esta Ciu-
dad ; despues diputado en la segunda asamblea , y que
al fin vote) en la terrera la muerte del rey. Puedo
timbien nombrar â Gairaux procurador,


, quien no ha
manifestado menos zelo por la revolucion. Este ,


no era
renerable en su 16gia, cuando liegaron las primeras
instrucciones ; remitiôle el paquete el caballero de la
Calprade, que entonces tenia el niazo en la lcigia maz6-
nica de Sarlat , quien presintiendo à que le podian
emperlar estas cartas, tuvo arte para declinar la cowision,
cediendo Gairaux su empleo de Fenerable. Sobre este


CAPiTULO Dikr4O-CVAnTO. 361
objéto tenia yo otra memoria, y siento mucho que se me
baya extraviado. Era la historia de un noble que, habien-
do rehusado continuar la correspondencia con la junta
central maz6nica , fue castigado por él mismo l quien la
habia remitido. En los primeros momentos de la rcvolu-
cion, seilalado como arist6crata, fuepucsto en prision. Lle-
garon 6rdenes para que se le pusiese en libertad. El Feue-
rable que rra municipal, pe•mut6 la ordcn, permitién-
dole pasearse por una azotéa muy alta. Al centinela se le
previno, de aprovecharse• de una ocasion para precipi-
tarle, lo que cumpli6. Sin embargo, no muri6 et caba-
llero frances, y creo que en et dia se balla en Espatia.
He entrado en estos pormen ores , porquc preveo cuanto
cesitaril de ellos la historia para quitar et velo à una cons-
piracion que se ha urdido con tanto secreto, y princi-
palmente para poder explicar coma en un instante se
vieron tantos millones de brazos armados en todas las
partes de la Francia en favor de la revolucion.


Propagacion ulterior de los fi.anc-inazones.


Temiendo que aun no bastasen estes brazos, resolviô
la junta arrcgladora de que se admiticse en aclelante à los
pequefios misterios de la franc-mazonerfa una clase de
hombres, que à lo menos habia ya mucho tiempo que
cran excluidos; cran estos los jornaleros y artesanos mas
zalios, y tauibien los vagos y aun los picaros. Para estas
gentes no era necesaria la explication que daban las 61ti-
mas 16gias , de las expresiones ignaldad y libertad. A los
iniciados les era muy fàcil comunicarles con estas pala-
bras tachas los movirnientos revolucionarios. A los franc-
niazoncs de Paris, que cran de una clase mas elevada ,
no acomod6 al principio mezclarse en las 16gias con unos
cofrades de esta raléa; fue precis() hacer que viniesen




362 FltANC-111AZONER h.


muchos, de las provincias; y con esto los arrabales de'san
Antonio y san Marcial se hicieron muy presto maz6ni-
cos. Muchos aîios antes de esta junta arregladora, ya es-
cribian los iniciados mas instruidos, que en Francia el
ratinera de franc-mazones era inconzparablenzente mayor
que en Inglaterra ; que en todas las condiciones, hasta en
las de los peluqueros y lacayos, habia muchos de estos
hermanos (1). No sera pues exageracion , en la época en
que nos hallamos , el decir, , que el ni'unero de franc-
mazones era a lo menos de seiscientos mil, y ya no nos
hallamos en un tiempo en que se pueda afirmar, que en
este inmenso nfimero ignoraba la multitud el objeto de
los iniciados consumados. La impiedad y declamaciones
de los sofistas suplian los 61timos misterios. Tambien las
primeras cimes querian su revolucion de igualdad y liber-
tact. Que se rebajen tien mil de estos hermanos que no
cstuviesen entonces imbnidos de aquellos principios, y
es cuanto puede Lacer el historiador en favor dela juven-
tud que se conscrv6 fiel al espiritu antiguo de los fran-
ceses.


Multitud y fuerza de los franc-nzazones.


A lo menos el club arreglador contaba entonces con
quinientos mil hermanos, llenos de fervor por la revo-
lucion , repartidos en todas las partes de la Francia, pron-
tos todas ii sublevarse d la primera serial de insurrection,
y capaces con la violencia ciel primer impulso de arras-
trar consigo à la mayor parte del pueblo. Desde enton-
ces ya -decian con bastante desearo los sofistas, que no
es facil triunfar de tres millones de brazos. De este modo,
con la constante aplicacion de los conjurados, se organi-
zaba v aumentaba sucesivamente la fuerza revoluciona-


(t) Uber die alun and neuen rnysterien , bey Frederick Alaurer, , I :/8 2.


CAPiTi1L0 DI:C11110-CURTO. 363
ria. Los sofistas habian abierto el camino à la opinion;
las cavernas de una secta siempre enemiga del cristianis-
mo y de los reyes, se habian vuelto à abrir y se habian
dilatado; se habian multiplicaclo los iniciados de los
mos misterios; los antiguos principios de impiedad y
rebeliou se habian iclentificado en las nuevas lôgias con
los del moderno filosofismo. La opinion dominaba los
corazones; las maquinaciones, los profundos artificios y
las inteligencias secretas reunicron los brazos. Aunque
nunca en Francia se hubiese hablaclo de notables, del
deficit, y de Necker ô de Brienne; aurique Luis XVI
hubiese estado sobre el trono en el momento en que el
club regulador y el club central de la mazoneria hubie-
ron organizado sus fuerzas subterriineas, Luis XVI no
habria irnpedido la revolucion. Ilabria tenido gefes y ser-
vidorcs; pero la opinion habria dado muchos mas à los
rebeldes, y no habria dejado à los leales sino muy pesos
soldados. Al grito de libertad y de igualdad habria visto
desmandarse sus legiones y carrera forrnarse bajo las
banderas de los revolucionarios. Aurique Luis XVI no
hubiese convocado los estados generales, la junta arre-
gladora habria convocado la Convention Nacional , y
quinientos mil iniciados habrian corriclo a las armas en
favor de la Convention , y el pueblo seducido habria
pasado à Lacer las elecciones.




Felipe duqué de Orleans, gefe de los conjurados.


Estos cran los progresos de la doble conspiration ,
cuando se acercaban los estados gencrales. Los sofistas
subterràneos <le los franc-mazones, y los sofistas mani-
fiestas del club de Holbach, reconocieron que solo les fal-
taba un gefe para ponerle al fiente y cubrirse con su égida.
Necesitaban de uno que litem: poderoso para apoyar toclos




364 ritANc-mezo.NEniA..
los delitos que habian de cometer ; era preciso que fuese
atroz para que le asustase poco el m'imero de las victi-
mas que aquellos delitos sacrificarian; necesitaban , no
del ingenio , sino de todos !os vicios de un Cromwel,
y encontraron los conjurados à Felipe de Orleans, à
quien el angel exterminador bubiera amasado para ellos.
'renia Felipe su conspiration particular, como los con-
jurados la suya. Mas perverso que ambicioso, habria
querido reinar; pero semejante al demonio , que à lo
menus quiere victimas si no se puede exaltai', Felipe ha-
bia jurado sentarse sobre el trono 6 derribarle, aunque
hubiese de quedar oprimido por su caida. Ya habia
mua() tiempo que este ente , singular en la niisma clase
de los malvados, no tenia remordimientos ni bonor que
acallar. Su desvergüenza manifestaba que su alma estaba
ya babituada à burlarse del desprecio , de la estimation
y del odio de los bombres y de los cielos. La disolucion
habia corrompido su corazon en la juventud; en todo,
basta en sus juegos manifestaba la bajeza de su alma. Se
valia del artificio para aumentar su fortuna y ailadir
sus tesoros. En la edad en que apenas se conoce el deseo
de adquirir, el palier) le acus6 de haber convidado
sus orgias al jéven principe de Lamballe, à quien, para
asegurarse su rica berencia , hizo que hallase una muerte
prematura en los cxcesos del deleite; y ni siquiera se des-
cubre un rasgo en su vicia , que fuese capa'', de desmentir
la atroeidad de esta perfidia; y la serie de los anos mani-
festé que habia sido bien capaz de ejecutarla. Cobar-
de y vengativo ci un mismo tiempo,l ambicioso y ratera,
prédigo y usurero ; altivo con su nombre y clase entre los
principes, y dispuesto à humillarse hasta el nivel del mas
vil populaeho ; colérieo é impetuoso delante sus confi-
dentes; frio y disimulado delante los que queria per-
der ; entorpecido para el bien cuando ne descubria algun


CAP1TULO r4:cimo-c-ustro. 365
medio para el mal, nunca medit6 proyectos mas negros
y crueles que cuando queria pater el papel de benéfico:
inepto por si mismo para los delitos atrevidos; bastante
perverso y rico para quererlos y pagarlos; afectando sen-
sibiliclad, y dispuesto ri sacrificarlo todo por ver correr
rios de sangre, y pronto à pereeer él mismo con tai que
se vengase, era su corazon el sumidero de todos los
vicios y de todas las pasiones. Solo le 'faltaba la ocasion
para manifestar todos los delitos. Este monstruo fue el
gefe que preparaba el infierno à los conjurados.


Durante las disensiones que dividian la corte y los
parlamentos , ya se habia coligado Felipe con algunos
magistrados , que Bran mas clignos de sentarse con los
conjurados del club arreglador


• que de ocupar lugar en et
primer tribunal del reino. Se servian çie él, no tanto para.
oponerse à Brienne, coma para ultrajar la magestad real
en el santuario de las leyes (i). Al fin pudo Luis XVI, por
la primera vez, resolverse ci dalle pruebas de su .


resenti-
tniento , y le desterr6 d su palacio de Villers-Coteret.
Esta fue la chispa que encendi6 en el corazon de Felipe
de Orleans el fuego de la venganza. Ya aborrecia à. Luis
XVI parque era rey, aborrecia à Maria Antonieta, por-
que era reina , y juré que los perderia , y Io juré en el
enagenamiento de la rabia y del frenesi. Solo se calmé
su corazon para meditar los medios de cumplir su jura-
niento. Dib principio con rodcarse de cuantos malvados
profundos tenia la Francia. Llamé para que estuviese à
su lado aquel Laclos, à cuyo ingenio parecia que el infier-
no habia dada el encargo de trazar à los clelitos sus sen-
das toicidas y subterraIneas.


Acudieron Mirabeau y Sieyes, y les fue muy facil ha-
cerle concebir los recursos que le ofrecian aquellas légias


(0 Histoire de la conjw., du duc d'Orléans.




366 iRANC-MAZONER1A.
maz6nicas, de las cuales ya era él gefe honorario. Muy
presto los clemonios se hacen amigos, cuando tratan de
lacer da îlo. En los pocos lias que Felipe estuvo en su
destierro , se colig6 el partido. Desdc entonces ya no le
manifestaron solo aquellos misterios , que los sectarios
manifestaban à los de su clase. A lo menos es cierto,
que por este tiempo la jota de los hermanos conoci6 que
era bastante atroz para admitirle l las ùltimas pruebas.
La que le ofrecicron en la caverna de los Kadosc , en
que habia de matar i pufialadas à un rey, fue para el
un ensayo muy placentero. Cuanclo Felipe pronunci6
estas palabras : alio al culto , odio à los reyes, ya conci-
bi6 los obstàculos que este juramento le penia à sus
miras ulteriores sobre el trono de Luis XVI; pero lo
que mas queria era vengarse. Habia dicho orne vengaré,
aunque sea à Costa de mi fortuna y de mi vida. Mas
pudo con a la venganza que la ambicion. Consinti6 en
ser perjuro, si la conspiracion le colocaba sobre el trono.
Se di6 el parabieu de haber hallado l'ombres que habian
jurado derribarlos todos, con •tal que empezasen por cl
de su rey.


Cuando liizo este juramento, vi6 celante de si una in-
nicnsa scric de tientos; pero ni siquiera hubo U110 que
le asustase. Sentia la tardanza en correrla toda entera.
Una cleclaracion de Brissot nos manifiesta que Felipe ya
la babria etnprendido desde el mismo niomento; pero le
pareci6 que la copte cra aun demasia do fiterte, y solo par-
tir entonces para Inglaterra , para clar tiempo à la revo-
lucion à que madurase. Esta declaracion la he ballado
en las memorias de Beaupoil, quien la habia oido del
mismo Brissot. A mas de que, aun no 'tabla llegaclo el
tiempo seilalado por los arreglaclores , pues esperaban la
convocacion de los estados generalcs. Sus insinuaCiones,
todos sus clubs y la turba de sus escritores habian hoche


carirrito nficnIto-cuaro. 367
que se deseasen generalmente. El parlamento de Paris
los pedia, y la Francia creia ver en ellos el Bran medio
de su regeneracion. Aun no lie hablado de todas las ma-
quinaciones, ni de todas las sectas que los invocaban ,
solo para Lacer de ellos el sepulcro de la monarquia y
de todas sus leyes. Los sofistas de la Enciclopedia con
tafias maquinaciones diversas , y abriendo todos los ca-
minos à la libcrtad é igualdacl de derechos contra el altar,
se habian precipitado por si mismos en el odio al trono.
Las 16gias tenebrosas de la mazoneria y los antiguos mis-
terios de Manes , solo habian servido de asilo à los hijos
de Voltaire y Diderot, para fomentar con mas secreto
aquel odio à Jesucristo y i los reyes. Los sofistas de la
impiedacl y los sofistas de la rebelion vinieron 3 ruez-
clar y confundir sus maquinaciones en estas mismas 16-
glas , 6 por decir mejor en estas cavernas que ya estaban
preparadas para vomitar sus legiones de iniciados, de
bandiclos y de en tusiastas atm aclos para establecer su igual-
(lad y libertad con la ruina de los altares y del trono. La
horrorosa propaganda tenia sus tesoros y ap6stoles; la
j tinta centraly la arregladora tenian sus inteligencias secre-
tas, su conscjo y su gefe. Iodas las fuerzas de la rebe-
lion y de la impiedad estaban organizadas. Y aun esto
no era el ùnico azote que habia de castigar à la Francia,
y lo que habia de reunir en ella toclos los desastres de
la revolucion.


Bajo el nombre de iluminados, se reuni6 à los enciclo-
pedistas y à los mazones una horda de conjurados, aun
mas tenebrosa y habil en el arte de tramar maquina-
ciones; mas vasta en sus proyectos asoladores ; que pro-
fundizaba mas à la sordina las minas de los volcanes;
que ya no solo juraba odio à los altares cristianos ô à
los tronos dé los reyes, sino que à un mismo tiempo




juraba odio â todo culte, à toda ley, todo gobierno,




368 rrIANc-mAzoxErtil.
à toda sociedad y à todo pacto social, y que para no
dejar ya base ni pretexto l este pacte, proscribi6 el mio
y el tuyo, no conociendo igualdcul ni libertad, Biao arrui-
nando entera, absoluta , general y universalmente toda
propicdad. Que haya babido una secta corno esta, que
baya podido hacerse poderosa y terrible , que exista
aun en nuestro tiempo , y que l ella se deba lo peor
de los azotes revolucionarios , es sin se pueda dudar,
la que exige las pruebas de la misma cvidencia, para que
lo puedan creer nuestros lectores. Este serti el objeto
del tester tomo. Despues de haber sucesivamente asi des-
cubierto la conspiracion de los sofistas de la impiedcul,
la de los sofistas de la rebelica, y la de los sofistasde
la anarquia, nos serà fcicil aplicar 6. la revolucion fran-
cesa los desastres que d.cbe ella ai cacla una de estas cons-
piraciones, y manifestai al fin coma los jacobines de to-
das clases no son mas, que el monstruoso resultado de
la triple conspiracion y de la triple secta.


FIN DEI. TOU0 SEGISINDO.


CA1'11'171,0 Di:CIMO-CUAIC TÔ. 369


Anrcrox al articula sobre los Templarios.


Cuando ya se concluia la impresion de este segundo
tome, ha llegarlo à mis manos el Ensayo de Federica
Nicolai sobre los templarios. Este autor, , que conviene
absolutamente eonmigo sobre la necesidad de recurrir y
consultar las piezas auténticas de aquel proceso , observa
justamente que el seer Dupuis se equivoc6 confun-
diendo à Jacoba Molay con un tel juan da Molay° , à
quien los jueces declararon y trataron corno à loto. Debe,
pues, omitirse esta circunstancia en lo que yo he dicho
en el cuerpo de la obra, relativamente à la retractacion
de aquel gran-maestre. El seilor Nicolai sin nos
presenta muchas otras razones, para apreciar en su justo
valor, corna yo mismo lo he hecho, aquella decantada
retractacion, comparàndola sobre todo à las confesiones
de 7 8 caballeros Ingleses examinados en Londres en 1311,
à las de 54 Irlandeses y de machos otros Escoceses é Ita-
lianos, confesiones que de manera alguna pudieran atri-
buirse à la violencia.


Con respecta â ciertos lectores, tal vez he insistido yo
sobrado en esta y otras materias; nias hay otros muchos
para quienes jamas se dite sobrado, y los cuales solo el
ndinero y la naturaleza de las pruebas arranca , por de-
cirlo asi, su asenso y su conviction. Por lo demas, yo
solo escribo unas memorias, segun lo protesté desde el
principio de la obra; el historiador escogerà de elles Io
que creer mas oportuno, y las cornpendiarà â su placer,


'faine if. A a




1ABLA


DE LOS CAPiTULOS DE ESTE SEGIINDO TOMO.


Pag.


C.A.r. I. PRIMER grado de la conspiracion contra
los rcyes. Voltaire r cl' Alembert


CAP. II. Segundo gracia cl,: la conjuration. D' .dr-
genson y Montesquieu... .. 28


CAP. III. Sistema de Juan Jacoba Rousseau
77


CAP. 1V. Tercer gracia de la conspiracion. Efecto
general de los sistemas de Montesquieu


de _Rousseau
97


CAP. V. Cuarto grade) de la conspiracion. Mun-
clacion de libros contra la dignidad
real.... 12Jt-'


CAP.
Grado quinto de la conspiracion. Ensayo


democratico en Ginebra.. iGo
CAP. VII. Ensayo aristocratie° en Francia..


• • 174
CAP. VIII. Ensayo de Lus sofistas contra la aristo-


cracia 187
CAP. IX. Secreto general, d los peque/ios misterios


de los f anc-mazones 205
C.t.P. X. De los grandes misterios , J secretos de


las tras-logias de la Mazoneria 221
CAP. XI. Pruebas nueyas del sistenza y misterios


de los mazones consumados.... 252




CAP. XII. Pruebas deducidas de los mismos sistemas de los
franc-mazones sobre su ()rien. Piig. 274


CAP. XIII. Declaraciones ulteri ores de los francma-
zones sobre su origen , y verdadero fun-
dador de la orden. Jo7


CAP. XIV. Sexto grado de la conspiracion contra
los reyes. Union de /os fildsofos y
franc-nzazones.... • ...........


FLN.