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:j3ApEp qENERALEp QUE DEBEN INFORMAl\LA


. PARA QUE DÉLOp l\E:SULTADO~


J'H:C.EpARIOp


POR.


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_Oi'1(" 10---. • o~ •. I


BURGOS
bIPo 8ÜCESOR DE ARNAIZ,


Laiu Calvo, 24y Huerto del Rey, 21.
1904




ES PROPIEDAD




DEDICA TORIA
Pareciéndome haber encontrado el medio de


conseguir que la verdadera opinión pública preva:-
lezea en el, poder legislativo, que es la esencia del
Gobierno, resultado que debe da!' el sistemarepre-
sehtati voy 'al cual tienden los estudios de todos
los tratadiBtas del del'echo político moderno que han
propuesto procedimientos para constituir las ver-
daderas representaciones populares, y estando per-
suadido de quelnfol'mando dicha opinión todas las
leyes, desaparecerían las actuales luchas violentas
de partidos y de clases', porque unos y otras vérian
en el sistema y régimen una garantía poderosa para
la' satisfacción de su~ aspiraciones tan pronto como
la opinión pública hubiese reconocido la convenien-
cia y justicia de las Ínismas, mi más vivo deseo ha
sido y es el darlo á' conocer y contribuir así en la
medida de mis escasas fuerzas á que todos los par ..
tidos y'clases sociales vean que puede haber en ·las.
leyos la más eficaz garantía de sus derechos é inte-
reses legítimo.3 y confien en la eficacia de ellas de-
sistiendo de acudir á la violencia para defenderlos
y conseguir que prevalezcan. '




-4-
Y hoy que la clase proletaria, por efecto ~e sú


organizaci6n societaria cada vez más pujante y vi-
gorosa, constituye una amenaza de acudir á la vio-
lencia para satisfacer aspiraciones que considera
legítimas, por no haber en las leyes garantías para
conseguirlo pacíficamente, conviene más que nunca
reformar la ley electoral, que es la más adecuada
para dichas garantías. Y como al parecer se trata
sériamente de reformarla, creo oportúna la ocasi6n
para dar á conocer las bases generales indispensa-
bies para que dicha ley dé los resultados que la
hacen necesaria, y dedico este humilde opúsculo á
todos los hombres de buena voluntad, sin distin-
ci6n de partidos ni de clases, por ser amantes de
la conveniencia general y deseosos de que preva-
lezca ante todo y sobre todo.


y no es que la reforma que garantice un régi-
men de justicia y de progreso sea solo c~nveniente
á los hombres de buena voluntad; pues conviene
igualmente á los dominados por pasiones bastardas
y egoismos desmedidos. Qne el bienestar que pro-
ducen la tranquilidad de la propia conciencia y la
concordia entre los hombres supera en mucho al
que puede dar la satisfacci6n momentánea de di-
chas pasiones y egoísmos quo llevan siempre con-
sigo luchas más 6 menos violentas, contrariedades,
disgustos y muchas veces la pérdida de los afectos
más queridos y de los bienes que se pretendi6 in-
justamente adquirir y retener por la falsa creencia.
de que COIl ellos se lograría el bienestar apetecido.


-




LA REFOR~IA ELE~TORAL
CAPíTULO 1


Importancia de la reforma conveniente.


La ley electoral es la base del sistema represen-
tativo indispensable para ejercer la soberanía de
los pueblos por no ser posible que todos los ciuda-
danos intervengan personalmente en su Gobierno.
y como según sea más 6 menos eficaz y perfecta la
que rija, han de resultar má\ 6 menos verdaderas
las representaciones populares que se constituyan,
y según sean 6 no verdaderas las representaciones
populares, las leyes serán la expresi6n de la verda-
dera opini6n pública que debe informarlas todas, 6
dificultarán el que esta prevalezca en la 113y y en el
Got'>ierno, es evidente que el régimén político ins-
pirará más confianza según sea más perfecta la ley
electoral que se establezca, y que habiendo en ella
las garantías necesarias nadie se acordaría de la
violencia para defender aspiraciones, derechos é
intereses que tuviese por legítimos.


Bien puede asegurarse que si los proletarios
viesen en las leyes suficientes garantías para la sa-
tisfacci6n de sus aspiraciones en lo que tuviesen de




.. ' ........


legítimas, 10 mismo los del campo socialista quelós
.libertarios y anarquistas entrarían de lleno en la
legalidad que tales garantías les brindase y desis-
tirían de la violencia para satisfacerlas.


y que lo hagan lo antes posible interesa tanto
á la clase capitalista y á la media, hoy gobernantes,
como á los mismos proletarios.


A los capitalistas y clase media 'les conviene,
porque con todas las violencias de sus Goóiérnos
no han de conseguir que los proletarios desistan de
la organización societaria que tienen adoptada y
que cada día va aumentando y extenrHéndoso, sien-
do cada vtiz más peligrosa la amenaza de que acu-
dan á la fuerza para tomar lo que consideran dere-
cho suyo legítimo y no vén medio de conseguir pa-
cíficamente. Y si al fin y al cabo h:m de ceder de
sus intereses ante la lev ó ante la violencia, en 10
que' tengan de egoistas: es á todas lllcespreferible
que cedan ante la ley que sea la expresión de 'la
verdadera opinión pública, á medida que ,ésta 10
vaya requiriendo, evitando así las perturbaciones 'y
desgracias que puede acarrearles la desespe~ación
qe los proletarios que constituyen fuerza personal
mucho mayor y cuya organización societaria tal vez
llegue, si no se les da en la ley medios pacíficos
para satisfacer aspiraciones legítimas, hasta unirse
tódos y llegar á la exageración en lo de exigir y
eníplear la fuerza para conseguirlo.


y á los proletarios les conviene de igual modo
porque, si al fin y al cabo no han de realizar con
caracter permanente sino la satisfacción de sus as-
piraciones en lo que tengan de legítimas, pudien-
do conseguirlo por medio de b ley á medida que
la opinión pública se fuese inclinando á favor de




";';'1.-
ellas, el acudir áJa legalidades tambi~n' muyj:>r~~
ferible al empleo de la violencia con cuyo proce-
dimiento untes de llegar al triunfo muchos de ellos
han de ser víctimas de multitud de persecuciones y
desdichas y la clase entera ha de serlo de grandes
privaciones que pueden evitarse habiendo en la ley
las garantías convenientes y aúudiendo á ella para
satisfacer aquellas. Y puesto que al encontrarse
dueños de la situación con la victoria, cuando lle-
gasen á alcanzarla,· no podrían. prescindir de cons-
tituir el país en régimen con el cual la opinión pú-
blica determinase la resolución de los asuntos,:y
problemas en que hubiese diferencias de criterio,
lo mismo que entre ellos hoy ocurre que para de-
terminar lo que les conviene en cada caso no tie-
nen más remedio que hacerlo por la mayoría de sus
votos, &no sería preocl1pación lamentable y suicida
el rehusar acojerse á la ley que les diese las garan-
tías necesarias para satisfacer sus aspiraciones t&n
pronto como la opinión pública las considerase
legítimas1


Es indudable que la reforma conveniente de
la ley electoral haría desaparecer 19s actuales ~u­
chas violentas de los partidos y clases sociales, por-
que, después de implantada, el poder legislativo
que se constituyese haría todas las leyes en el sen-
tido que m~s garantizaRen la satisfacción de todas
las aspiraciones legítimas y la defensa de todos los
derechos é intereses que mereciesen ser respetados
y atendidos.


y todo esto puede conseguirse facilmente re-
formándola según tengo la honra de proponer ,en
este desaliñado y breve estudio, porque por la mis-
ma naturaleza de los procedimientos que entonces




-9-
habdaestablecidos, las representaciones populares
seHan verdaderas y la propia com·eniencia de los
elegidos representantes harra que todos procediesen
siempre como buenos empleando toda su actividad
y sus talentos en hacer las leyes justa!IJ.


EntOnces los partidos jamás habrían de pensar
. M uniones para las cuales hubiesen de transigir á
·fin dé constituir con ellas núcleos de personal lo
má8 numeroso posible y con el concurso de ·todos
MnMguir mayor repréSéntaci6n en €l poder legis-
lativo y mayor intervención é influencia en el Go-
biéfno, porque cada uno, procediendo con la mayor
independencia, podría obtener de las elecciones la
representación que le correspondiese y ningllno po-
dría sacar más de la legítima aunque se uniese con
otros.


La unión y concordia de los que proclaman
como fundamental legítimo el principio de que se
gobierne el mismo pueblo ha de resultar de] deber
que tienen de ser consecuentes con este principio,
según el cual todos ellos han de conformarse en
que la opini6n pública prevalezca en todos los ca-
sos y ocasiones, lo mismo si se trata de formas de
gobierno que de adoptdr soluciones de otra Índole
política ó referentes á problemas sociales, religio-
sos, econ6micos 6 de cualesquiera otros; cuyo de-
ber lleva consigo el de aceptar los procedimientos
más eficaces para practicar el principio en su pu-
reza yel de conformarse con los resultados natura-
les de los mismos. Que 'el defender el principio y
rechazar dicpos procedimientos 6 no conformarse
con sus resultados naturales~ sería inconsecuencia
reprobable que pondría de manifiesto la hipocresía
y la maldad de .los que tal hiciesen, quienes mere-




-9-
cerran por ello el desprecio universal. Y como to- .
dos los partidos liberales reconocen como legítimo
este principio, sean monárquicos ó republicanos, y
llámense conservadores ó demócratas ó socialistas,
resulta que la unión y concordia ha de ser expon-
tánea y permanente entre todos ellos para estable-
cer y defender los procedimientos que mas garan-
ticon la práctica en su pureza del Gobierno ejercido
por el pueblo.


Los mismos absolutistas que reconocen dere-
cho fundamental legítimo solamente á los poderes
emanados de la voluntad divina y por este motivo
apoyados por la Iglesia, deben abandonar el abso-
lutismo que sin razón defienden y han de confor-
marse también con que ll¡l opini6n pública preva-
lezca en el Gobierno; pues si Dios dijo al profeta
Samuel «oye su voz y pon Rey sobre ellos» (Libro
1.0 de los Reyes cap. VIll, verso 22), cuando el pue-
blo de Israel le manifest6 que queria ser gobernado
por Reyes y no por Jueces, y se lo ord9n6 en vista
de la insistencia del pueblo á pesar de haberle
antes advertido que le convenía más el gobierno de
los Jueces que el de los Reyes, es evidente la volun-
tad de Dios, de que en lo referente al Gobierno se
cumpla ]a del pueblo, aunquese le considere equi-
vocado; por cuyo motivo al combatir la soberanía
política ejercida por el pueblo, los·que lo hagan
cometen un acto de rebeldía contra la voluntad del
mismo Dios.


Debe pues esperarse que reformando la ley
electoral en el sentido que por la misma naturaleza
de sus procedimientos hubiese de prevalecer siem-
pre la opinión pública en el poder legislativo, se
produciría expontáneamente la unión y concordia




"":':10-
permanentes de loi=t hombres de buena voltmtád de
todos los partid03 y clases sociales, porque sin ne-
cesidad de que ninguno abdicase de la más peque-
ña parte de sus aspiraciones, con esta sola reforma,
que traería cuantas otras fuesen convenientes, los


. deseos de todos podrian quedar satisfechos tan pron-
to como la opinión pública estuviese convencida de
su bondad y su justicia.


La presentación de programas que hoy los
partidos hacen como promesa de que los cumplirán
tan pronto dispongan de las riendas del poder, para
que el país les ayude á conquistarlas, es en cierto
modo. un contrasentido, tratándose de partidos que
proclaman como fundamental legítimo el principio
mencionado; pues supo~e que consideran á la na-
ción necesitada de 1ue ellos realicen las soluciones
comprendidas en aquellos, aun cuando la opinión
pública sea partidaria de las mismas; en cuyo caso,
denotando, el hecho, la convicción de que el país no
está constituido en las condiciones necesarias para
que la opinión pública prevalezca en el Gobierno,
lo natural es que ante todo le ofreciesen la reforma
con la cual se gobernase libremente y que solici-
tasen su concurso para que les ayudase á estable-
cerla. Que estando la nación en la plenitud de su
soberanía, ya determinaría ella misma las solucio-
nes que procediese dar á cuantos otros problemas
pudiesen presentarse.


Esto es 10 que debieran hacer los partidos libe-
rales de todos los matices, sin perjuicio de propagar
las ventajas de todas las soluciones que compren-
diesen sus programas, para formar constantemente
opinión en favor de ellas; por cuyo motivo la labor
más eficaz y patriótica á que pueden dedicarse los




...::-H-'
potíticos, és ,la' de presentar la 'reforma' de -lal~y
electoral que más garantice la constitución' de "las
representaciones populares verdaderas, y contri-
bu ir con cuantos' elementos' tengán á mano á que


, dicha' reforma se lleve á eabo lo antes posible.
"Esta reforma es para los Jefes' de Estado'muy


conyeniente, porque, por efecto de las facultades
de nOlhbrar á los Ministros y convocar y disolVEr


, lasi"Cortes, ejer'cen Em la política Una influencia
mucho más activa y decisiva que ningún otro ciu-
dadano; y teniendo un medio seguro y eficaz 'que
les diese á conocer todas las aspiraciones del país
y la verdadera opini6n pública, les sería mucho
más fácil desempeñar su misi6ncon el acierto que
necesitan y quo les reportase el asent.irriienio gene-


, ralde su naci6n.
. y á todos los ciudádap.os les conviene que se


establezca no solo en su naci6Ii sino tambien en las
demás, porque á más de áseg;u'rar'su bienestar ga-
rantizando,la reforma, el cumplimiento de la vo-
luntaddel pueblo en su nación,impediría las gUe-
rras que, promovidas muchas veces sin necesidad
suficiente para justificarlas, perjudican á todos;
pues la explotaci6n y el dominio llevados á cabo
por unos pueblos contra otros perjudica siempre á
los mismos ciudadanos de los que los ejercen, quie-
nes siempre han de considerarse en el peligro de
las represalias consiguientes, hallándose con~tante­
mente expuestos á que los vencidos por ellos por
la fuerza lleguen con el tiempo á ser sus vencedo-
res, aparte de los perjuicios y sacrificios que les
traen las guerras y demás luchas de egoismos exce-
sivos, aunque venzan, Y como gobernándose de
verdad los mismos pueblos, todos 10i;l civilizado!?




.,..;-12-
procurarían, pOr la propia oonver&iencia, establecer
cuanto pudiese contribuir á la mejor concordia ~m·
tre ellos y '- que sus naturales hallasen en todas
partes las garantfas que necesihsen sus derechos á
internEZas legttimos, de ahí que interese' los ciu-
dadanos de cada naci6n el que se establezca en to-
das la ley electoral mlls conveniente, porque por
virtud de ella cada uno encontrada en las demás la
protecci6n más eficaz y ningUno habría de tem€r
las consecuencias de políticas egoístas que amena-
zasen 4. la suya, la desmembrasen 6 arruinasen.


Lo primero que un país necesita es estar cons-
tituido de manera que pueda resolver satisfactoria-
mente cuantas dudas y conflictos se puedan presen-
tal". Todos los pueblos modernos han de resolver-
los por medio de representantes. La ley electoral
tiene por objeto elegir éstos. Según sean mejor 6
peor elegidos darán buenos 6 malos resultados.
Luego, el elegirlos bien es de lo más importante y
substancial y la ley electoral es ]a primera que
debe procurarse sea lo más perfecta posible.




CAPÍTULO II
Circunstancias que la ley electoral ha


de reunir


Teniendo como tiene por objeto la ley elec1o-
ral, el hacer efectiva por medio de representantes
la intervención de los ciudadanos en el poder le--
gislativo, las circunstancias principales que ha de
reunir son las de garantizar la representación de
todos los electores y que por medio de ella se dé á
conocer, respecto á cada asunto, la opini6n de los
mismos y la pública que debe prevalecer en el Go.
bierno.


r.omo el principio de la soberanía nacional re-
quiere que todos los ciudadanos· puedan intervenir
en su Gobierno manifestando su opinión y vol un·
tad en cada caso y ejerciendo igual infiuencia en
la resolución de los asuntos, y la intervenci6n de,
todos no puede hacerse efectiva personalmente, por
las dificultades que ofrece el hacer las leyes estan-
do constantemente reunidos todos los de una gran
nación y hasta 108 del más insignificante municipio,
quienes para atender á las múltiples necesidades de
la vida han de emplear el tiempo dediclldos á las
demás ocupaciones y negocios, y también porque
aun cuando pudieran estar constantemente reuni-
dos, no Iilería faoil que se entendiesen para hacerlas




': " . ,-14~ '" "',," ~:. >:" ...
con la opor.iunidád -más conveniehte; da ahí el qué
dicha intervención haya de ser ejercida por medio
de representantes. Pero este medio no llenaría el
objeto que lo hace indispensable si no diese exac-
tamenta, ó lo más aproximadamente posible, el mis-
mo resultado que daría la intervención directa y
personal de los ciud¡¡.danos; para lo cual es preciso
que cada representarite lo sea verdadero de los que
legahpljnte represente y q).le en el desempeño de la
representación sea la expresión de la opinión y vo-
luntad -de todos ellos. Y como ninguno puede hon-
radamente defender lo que repugne á .su, cpncien-
cia,al tratar de elegir á los representantes ha depm-
curarse que, las, ideas y aspiraciones .de cada uno
coincidan ,con las de todos sus representados
Resp~cto da la intervención de 108 ciudadanos


en el Gobierno hade tenerse ,prasente quo, siendo
el objeto de este el atender oportunamente á las ne-
cesidades de todos los interesados, y, precisándosa
para atenderlas la capacidad cunveniente páraco-
nocedas y ver el modo de remediadas,.la interven-
ción de los que no tengan esta capacidad p~lede ser
contraproducente en perjuicio. de ellos mismos y
de todos los demás" ccntribuyendo inconsciente-
mente al malestar en vez de contribuir al bienestar-,
Por ~stoelderecho de intervenir en el Gobierno,
que ha de ser común de todos los ciudadanos, por
ser todos entidades sociales iguales y estar igual-
mente interesados en la marcha del Gobierno (lU-
yas consecuencias buenas ó malas han de alcanzar
lo mismo á los unos que á los otros, no, ha de ser
reconocidosinomedjante !u-capacidad que ofrezca
las convenientes, probabilidades de ejercerla con
acier.to.,




~g-
Ásí, 10 primero que ha de determinarse es la


capacidad mediante la cual ha de ser reconocido el .
derecho de los ciudadanos para intervenir en el
poder legislativo en concepto de electores y en el de
elegibles.


Algunos defienden la conveniencia de que sea
una misma la base de c~pacidad para unos y otros, y
otros la de que para bselegibles se exija una mayor;
y tambien hay diferencias de opinión sobre si ha de
ser igual el derecho de todos los electores 6 sicon~
viene que á las mayores capacidades se . les reco~
nozca el derecho de varios votos. Pero ni una· ni
otra do estas dos cuestiones tiéne importancia bas-
tante para que en los partidos se promuevan lu~
chas empeñadas como pueden promoverse al tra-
tar de reconocer 6 no el derecho electoral, lo cual
es lo único que puede dar lugar á la formaci6nde
partidos diferentes entr!'l los que proclaman como
legítimo el principio del Gobierno ejercido por el
pueblo, por entender los unos que debe establecerse
Ufia capacidad y otros, que otra; pues respecto á los
procedimientos todos han de estar conformes en
que se adopten los que mas garanticen la práctica
del principio en la mayor pureza posible. Y como
ha de buscarse la capacidad' en el desarrollo inte-
lectual del individuo, por ser la inteligencia indis-
pensable para ejercitar convenientemente estos de-
rechos, ya se tome por base de ella el desarrollo
intelectual que cada individuo deba manifestar
oportunamente, ó la edad e11 que todos habrán po-
dido aÍcanzarlo, 6 ambas circunstancias á la vez,
conviene, para evitar luchas violentas motivadas
por pretender, cadd uno, que prevalezca la que. es-
tlme mas aceptable, que en aras de la concordia y


..




-16-
de la paz 10'3 partidos transijan hasta llegar á una
común inteligenci~ respecto á este punto. Y no es"
grande el sacrificio que tengan necesidad de impo-"
nel'E'e para ello, mientras se procure, como es un
deber ineludible y universalmente reconocido, que
la instrucci6n general se fomente y extienda cuanto
las circunstancias y recursos lo permitan; pues, sea
cual fuere la base que se adopte en virtud de las
mútuas transacciones, los que prefieran otra que
demuestre un desarrollo intelectual mayor po-
drán confiar en que por efecto de dicha instruc-


"ci6n todos los electores habrán adquirido muy pron-
to el que ellos consideren necesario, y los que opi-
nen que el derecho se debe extender adoptando
para reconocerlo una más reducida, también podrán
confiar en que con la referida instrucción general
llegarán" pronto á la capacidad legal establecida,
todos aquellos á quienes, según ellos, el derecho
deba alcanzar. Todo es cuestión de fomentar y
extender la instrucción general.cuanto se pueda.


Después ha de procurarse que todos los electo-
res puedan ejercitar su derecho con la mayor inde-
pendencia, porqu~ no siendo así falta á la repre-
sentaci6n una de las principales cualidades que ne-
cesita para ser verdadera, la de que cada elector
esté representado por el que más prefiera en cuanto
sea posible.


La independencia de los electores no consiste
8010 en que cada uno pueda dar libremente el voto
al candidato que prefiera; pues si el voto no pro-
duce la representación mejor posible del elector
interesado, ya porque no le produzca ninguna 6
porque la que le produzca no sea la que él desee y




-17-
se le pueda facilitar, el resultado de la independen-
cia es nulo ó no es lo completo que debe _ser.


Por esto ha de ser defectuoBO todo sistema con
el cual de las elecciones haya de resultar un total
de representantes fijado previamente, porque antes
de la elección no puede precisarse entre cuantos
candidatos el cuerpo electoral repartiría sus sufra-
gios dando cada elector el suyo al de su preferen-
cia, y el fijar el total de representantes que las elec-
ciones deban dar es contrariar la voluntad de los
electores, puesto que votando cada uno con abso-
luta libertad é independencia los sufragios podrían
resultar distribuidos entre un número de candida-
tos inferior al total fijado préviamente.


El establecer que el número de r~presentantes
que compongan una Cámara no pueda exceder del
máximum que se considere pueda reunir para la
más acertada y oportuna resolución de los asuntos,
es muy justo y conveniente, aunque los electores
que dén los votos á los candidatos que no resulten
elegidos miem bros de ella no puedan estar represen-
tados por los que más prefieran, pues no es posible
armonizar el que cada el~ctor tenga por represen-
tante suyo al candidato á quien dé el voto, para lo
cual es preciso que todos los cand.idatos sean elegi-
dos representantes, con la necesidad de que la Cá-
mara no reuna un total de representantes excesivo,
para lo cual es indispensable fijar el máximum del
cual se considere no pueda pasar el total de miem-
bros de ella. Y como el ser excesivo el total de miem-
bros de una Cámara de representantes puede ser per-
judicial por las dificultades 'que puede ofrecer para
tomar los acuerdos con la oportunidad y el acierto
convenientes, y el ser reducido no ofrece dificulta-





~iS~
des de ninguna clase y puede ser nna ventaja, por-
que cuanto más reducidQ sea el número de los que
pertenezcan á un Cuerpo deliberante es más fácil
que se entiendan y resuelvan oportunamente los
asuntos, conviene fijar el máximum de los que pue-
da elegirse y que, no excediendo del máximum fi-
jado el total de los candidatos entre quienes se re-
partan los sufragios, se elija á todos ellos.


Es un error suponer asegurada la independen-
cia de los electores con el secreto de los votos ó
sea, emitiéndolos con papeleta doblada para que
nadie pueda saber á favor de quien emita el suyo
cada uno. Según hoy se practica este medio resul-
ta inútil, pues á todas horas y á cada momento en
los día8 de elecciones se sabe cuantos votos ha ob-
tenido cada candidato. Y aunque el secreto de los
votos estuviese más garantizado, es por muchos
conceptos preferible el voto público, sobre todo
porque con él puede impedirse que ninguno apa-
rezca emitido por otro que no sea el elector in-
teresado ni pueda ser aplicado á ningún candidato
que no sea el de este, lo cual c<;>n el voto público
puede conseguirse fácilmente entregando la auto-
ridad local correspondiente, al elector, el resguar-
do que justifique á favor de quien haya votado, y
dejando, el elector á ]a autoridad local, el del voto
que haya emitido ante la misma; en cuyo caso las
elecciones podrian durar los días convenientes pa-
ra que los electores pudiesen votar comodamente
en las localidades de su residencia habitual.


Si mientras s~ emita los sufragios con papeleta
doblada se votase con'sobres oficiales exactamente
iguales, de papel propio para que no pudiese verse
las candidaturas que encerrasen, de los cuales po-




-19-
dría haber en cadaniesa electoral los necesarios
para sus electores, y el elector hubiese de pasar á
uno de los locales cerrados que al efecto se habili-
tasen próximos á la mesa y en los que los candidatos
tuviesen sus candidaturas colocadas de modo que
fuese faeil á cada uno escoger la que quisiese, y
hubiese de permanecer en él unos minutos solo,
saliendo con 'el sobre cerrado y entregándolo al Pre-
sidente, la independencia de los electores estaría
bastante mas garantizada que hoy, porque cada uno
en el acto de votar podría burlar toda la vigilancia
ejercida hasta entonces sobre' él para cohibirle y
nadie podria saber á quien hubiese dado el voto si
él no lo manifestase. Peró de todos modos, siendo
público, el voto ofrece muchas mas ventajas' que
siendo reservado, aunque solo fuese por ser con él
dificultoso el hacer los chanchullos que con este son
muy fáciles.


Algunos pretenden que el voto de los electo-
res debe ser obligatorio 'para que los indiferentes
en política tomen parte en ella y contribuyan como
los demás á la marcha del Gobierno; y esto en vez
de ser un bien, mas parece llamado á grandes per-
juicios. Es claro que si no fuese un mal mayor con-
vendría: que todos los electores ejercitasen su dere-
cho, para que el poder legislativo fuese la repre-
sentación de todo el Cuerpo electoral y con la in-
tervención de todos los capacitados hubiese más
probabilidades de que la opinión pública prevale-
ciese en el Gobierno. Pero, ¿que debe esperarse de
los votos emitidos por la fuerza'? ¿No ha de temerse
que dén resultados contraproducentes'? Podrá con-
minarse á los electores con retirarles temporalmen-




-M-
t~'el derecho electoral y los civiles si no ejercitan'
el, primero. Perp, ¿qué le~ importa á los que no
quieran ejercitarlo, el. que se les retire el derecho
electoral~ Y si para que no se les retire los civiles
6no sufrir otros perjuicios se ven obligados á vo-
tar, ¿no ha de temerse que lo hagan en el sentido
contrario al conveniente, aunque no sea más que
por despecho~ ¿No ha de temerse que si no votan
por desconocer la importancia del sufragio y por
esto series indiferente que resulten elegidos repre-
sentantes estos ó los otros candidatos, den los vo·
tos á los que más los paguen y qüe por el solo he-
cho de comprarlos han de ser poco escrupulosos y
por consiguiente hombres' corrompidos é inmora-
les de quienes no ha de esperarse que desempeñen
la representación leal y honradamente~


El voto electoral obligatorio mas bien parece
que ha de convenir á los caciques, por haberse de
temer que los indiferentes por desconocer la gran
importancia que tiene para todos la intervención
en la política los diesen á quien8S más se los paga-
sen ó más les prometiesen á cambio de'ellos.


Es muy justo y conveniente que se haga obli-
gátorio el de los representantes, porque al aceptar
la representación adquieren el compromiso volun·
tario de ejercer con su palabra y con su voto en el
poder legislativo la intervención que sus represen-
tados no pueden ejercer personalmente, y porque
absteniéndose de votar les privan de hacerla ereer-
tiva. Pero á los electores no conviene obligarles
á emitirlo. Y si al fin y al cabo, mientras el voto
sea secreto, el que no quiera que el suyo produzca
resultados p,n ningún sentido puede eludir todas
las I'esponsabilidades establecidas votando en bIan-




-~1-
ca ¿á qué conduce el voto obligatorioV Mientras
sea secreto, 10 menos malo que tiene el hacerlo
obligatorio es el ser inútil tal medida.


Habiendo de alcanzarnos á todos las conse-
cuencias buenas 6 malas de la marcha de los Go-
biernos, cuando un elector no vota ha de ser 6 por-
que no conozca la importancia de la interyención
de todos en la política, 6 porque considere inútil
el emitir el yoto en el sentido qu"e él quisiera, 6 por-
que por la índole de las luchas de los candidatos y
partidos en las elecciones como las actuales tema
que el tomar parte actiya en ellas le irrogue per-
juicios.


Por esto para conseguir el ol.Jjeto, en yez de ha-
cer obligatorio el yoto de los electores lo mas con:"
veniente es adoptar procedimientos con los cuales
cada uno pueda confiar en que al ejercitar su de-
recho no lo hará inutilmentf', sea cual fuere el sen-
tido en que vote, ni se le irrogarán perjuicios, sino
que contribuirá á que la opinUn pública preya-
lezca en el Gobierno, que es lo que inspira á todos
la más absoluta y completa confianza. Y estos pro-
cedimientos son los que mejor produzcan las repre-
sentaciones populat:es verdaderas, para las cuales
ninguno ha de ser elegido representante por ma-
yoría de votos, sino que cada voto ha de producir
la representación indiyidual del elector no depen-
diendo del resultado de otros votos.


Tratándose de tomar acuerdos por agrupacio-
nes ó colectiyidades en que haya diferentes opinio-
nes sobre Jos asuntos que los motiyan, no hay más
remedio que hacerlo por n'ayoría de votos de los
interesados, porque con referencia á cada asunto el
acuerdo no puede recaer sino en un sentido y no




-22-
puede ser la expresi6n de la voluntad de todos si-
no respecto á que todos se conforman en que en
estos casos prevalezca la del mayor número, por
ser lo único práctico y lo universalmente admitido
para tomar acuerdos de esta clase. Tampoco puede
hacerse de otro modo cuando se trata de elegir al-
gún representante que sea la expresi6n de la vo·
IUlItad de la agrupación ócolectividad que la haya
manifestado tomal'ldo el correspondiente acuerdo
por mayoría de votos. Pero esto no procede tratán-
dose de constituir las representaciones populares,
porque en ellas ninguno puede ser representante
sino de aquellos que con sus votos hayan manifes-
tado individualmente que quieren que lo sea de
ellos y cuyas ideas, aspiraciones, derechos é inte-
reses él pueda defender á un mismo tiempo, defen-
diendo á la vez lo que estime justo y conveniente.
y co~o toda elección por mayoría de votos supo-
ne discrepancia de criterio por diferencias más ó
menos marcadas entre la opinión de las mayorías
y la de las minorías, no siendo posible que el
elegido sea en cada caso la expresión de las de
todos los interesados, y no pudiendo defender la
de los unos sin combatir la de 1m, otros, para que
en dichas representaciones los elegidos puedan ser
representantes verdaderos no puede hacerse la
elección sino eligiendo cada individuo el suyo con
su voto independiente.


Por este motivo al tratarse de constituir las
. representaciones popuhres cada voto que se emita
en las correspondientes elecciones ha de producir
la representación del elector interesado, con lo cual
cada representante puede serlo verdadero de mu·
chos miles y aunque sea de millones de electo-




-23:.-
res, p::>rque cada uno de ellos le haya elegido con
su voto independiente y la opinión y voluntad de
todos ellos coincidan en cada caso con las de él.


y no basta que el voto de cada elector produz-
ca su representación individqal, para los efectos del
Gobierno ejercido por el pueblo. Que la representa-
ción no sería necesaria sino fuese para hacer efec-
tiva con ella en el poder legislativo la intervención
que corresponde á los ciudadanos capacitados; por
cuyo moti yo rlespués de garantizar la ley electoral
la reprelientación yerdadera de todos los electores
que ejerciten su derecho, ha de garantizar también
al que con ella resulte efectiva dicha intervención, lo'
cual ha de procurarse tanto con el voto obligatorio
de los representantes y con procedimientos eficaces
para que el de cada uno produzca la intervención
de todos los eledtores que rep\osente, como con es-
tímulos poderosamente suficientes para que los re·
presentantes tengan el mayor interés en desempe-
ñar el cargo leal y honradamente emitiendo su V(h
to siempre que les corresponda y puedan hacerlo y
siendo en cada cas:) la expresi 5n de la orini6n y
voluntad de sus representados. Que la representa-
ci6n sería inútil si no se hiciese efectiva la intel'·
vención de los electores por a bstenerse de votar
sus representantes, y podría sor ineficaz si el voto
de cada repL'esentante no produjese la cantidad de
intervención cOL'respondiente á los que representa-
se, y contmproducente si la prodl1jese en sentido
contrario del que ellos deseasen. Y como si no se
retribuyese la representación no podrían estar to-
dos los electores representados por los elegibles de
su preferencia cuando algunos quisieran estarlo·
por los que no pudiesen aceptarla por carecer de




'-24-
bienes de fortuna para atender á' sus necesidades y
obligaciones mientras la desempeñasen, conviene
asimismo retribuir las populares para que sean ver-
daderas. Y conviene retribuirlas proporcionalmen-
te señalando una retribuci6n por cada voto obteni-
do di~ectamente del cuerpo electoral, porque esto
constituye un gran estímulo para que todos los re-
presentante~ cumplan tan bien como les sea posible
sus deberes.




CAPÍTULO III
Estudio de los principales sistemas de 'elec-


ción y de los resultados naturales
de los mismos.


La elección de los representantes por mayoría
de votos de distritos es el sistema que ofrece resul-
tados mas contraproducentes.


Bastaría fijarse, para convencerse de ello, en
los que siempre ha dado, lo mismo tratándose de
constituir la representaci6n nacional que de consti-
tuir Diputaciones provinciales 6 Ayuntamientos .


. Pero el estudio de los que ofrece por efecto de la
I naturaleza de sus procedimientos, da la seguridad
de que ha de darlos forzosamen:e siempre malos.


Veamos, para ejemplo, lo que sucede y ha l de
suceder 16gicamente tratándose de elecciones para
Diputados á Cortes.


Para constituir el Congreso de los Diputados
se divide la naci6n en distritos que tengan aproxi-
madamente el mismo contingente de electores, para
que cada uno elija por mayoría de votos á un Dipu-
tado que lo represente; de lo cual resulta qlile el
Oongreso ha de formarse con un total de Diputa-
dos igual al de distritos. Y como por suponerse que
c9.da diputado representa un mismo contingente 'de
electores por ropresentar todo un distrito, se dá
igual valor á los votos de todos ellos emitidos en
las votacio.nes del Congreso, se supone tambien que
todos los electores tienen \lor medio de sus repre-




-26- -
sentantes la intervenci6n que les corresponde en el
poder ·legislativo, 6 sea, que es igual la que tienen
los unos y los otros.


Si cada Diputado resultase verdadero repre-
sentante de todos los electores del distrito que le
elige, la naci6n entera estaría bien representada
en el Congreso, porque ha de estarlo el todo cuan-
do lo están todas sus partes, y la intervenci6n igual
de dichos electores resultaría efectiva con los votos
de sus representantes, por representar cada uno de
estos igual contingente de electores y dar en este
caso su voto igual result3.do al que darían los
de sus representados emitidos individualmente por
los mislTIJs en aquellas votaciones. L03 votos del
los Diputados tendrían un valor que repartido entre
sus representados sería igual la influencia que re-
sultaría ejercida por todos los electores en las vota-
ciones del Congreso.


Pero como no es cierto que cada Diputado
pueda ser verdadero representante de todos los elec-
tores del distrito que le elige, ni aun Cl~ando las
elecciones se hiciesen con la mayor legalidad y
buena fé emitiendo todos los electores los sufragios
libremente en favor de los candidatos de su con-
fianza, tampoco puede serlo que en el Congreso se
reuna la verdadera representaci6n de la nación ni
que con los votos de los Diputados resulte efectiva
la intervención igual de todos los electores en el
poder legislativo.


Pudiendo haber como generalmente hay en todos
los distritos la misma diversidad de aspiraciones é
intereses que en la nación entera. por haber en ca-
da uno electores de todos los partidos y clases so-,
ciales, y no pudiendo ninguno ser verdadero re'




-27-
presentante sino de aquellos que manifiesten con
su voto su deseo de que lo sea de ellos y cuyas ideas
y aspiraciones defienda en el desempeño de su mi-
sión, que no pueden ser sino los de un partido ó
de una fracción, es claro que ninguno puede serlo
sino, en caso, de los que le dieron 10'3 sufragios,
que lo natural es que sean minoría reducida en el
distrito. Y decimos en caso, porque como los parti-
dos, para luchar con más probabilidades de triun-
fo en estas elecciones, tienen necesidad de hacerlo
convenientemente organizados y dando los electo-
res de cada uno, en cada distrito, todos sus votos
al candidato que acuerdan previamente, son mu-
chos los que por disciplina de partido dán los su-
yos á candidatos que no son los de su preferencia;
por cuyo motivo ni siquiera de todos los que les
dieron los sufragios en los distritos pueden en con-
ciencia ser considerados verdaderos representantes
los elegidos de este modo. Y no pudiendo ninguno
serlo sino, en último extremo, de los que le dieron
los sufragios, y siendo estos minoría del distrito, la
representación asi elegida no puede ser sino la de
una minoría de los distritos y la reunida en el Con-
greso no puede ser sino la de una minoría de la na-
ción, no pudiendo hacerse efecti ,Ta en el poder le·
gislativo sino la intervención de una minoría del
cuerpo electoral ni ser las leyes la expresión de la
verdadera opinión .pública. y como en cada distri-
to puede depender de pocos votos y de uno solo la
victoria ó la derrota de los candidatos que luchan
en él, y de· la victoria ó derrota de los respectivos
candidatos depende la influencia de los parti-
dos en el poder legislativo y por tanto en el
Gobierno ó el quedar anulados para ejercer en él




-28-
influencia alguna, todos los candidatos y partidos
tienen el mayor interes en reunir á su favor el ma-
yor número posible de votos, unas veces por el de- -
seo patri6tico de defensier con más fuerza y llevar
á las leyes aspiraciones de orden, de progreso y de
justicia, y otras para conquistar las riendas del po-
der y satisfacer, abusando de este y cometiendo
impunemente toda clase de atropellos, aspiraciones
bastardas, pasiones desmedidas y egoismos perso-
nales.


Con este procedimiento un 8010 partido puede
almmzar toda la representaci6n legal de la naci6n
obteniendo el triunfo de candidatos suyos en todos
los distritos. Y si bien lo más frecuente es que siem-
pre tengan distritos que les elijan los políticos más
significados de todos los partidos importantes, tal
vez porque á cada partido cuando gobierna le con-
viene tener alguna oposici6n y por este motivo 6
por interés recíproco se apoyan mútuamente en
estos casos los hombres de primera fila de los mis-
mos, lo cierto es que la experiencia constante-
mente repetida demuestra que el partido que go-
bierna cuando se hacen las elecciones lleva casi
siempre al Congreso una gran mayoría de Diputa-
dos suyos, con la cual dispone de la omnipotencill
en el Gobierno y puede proteger á los correligio-
narios y arnigos facilitándoles toda clase de benefi-
cios y hasta absolviéndoles por cuantos desmanes y
atropellos hubieran cometido, y perjudicar á los
adversarios con toda clase de persecuciones y difi-
cultándoles impunemente el ejercicio de los dere-
chos más legítimos; siendo e~ta la causa principal de
las perturbaciones, des6rdenes y abusos que trae
consigo el odiado caciquismo que tiene en este pro-




-M-
cedimiento el terreno más abonado para su desa~
rrollo y la satisfacción de sus egoismos, y que por
este motivo cada dia se presenta más atrevido y
más pujante sembrando en todas partes la inmora-
lidad más vergonzosa y la más cruel desolación.


Porque los hombres más corrompidos yegois-
tas entran á formal' parte de los diferentes partidos;
y los unos pretendiendo ejercer de caciques máxi~
mos solicitan el apoyo de los que pretenden serlo en
sus localidades, y los que quieren serlo locales lo
solicitan de sus convecinos, parientes y amigos
haciéndoles toda clase de ofrecimientos de protec~
ción si les secundan, y amenazándoles con toda cla~
se de persecuciones y perjuicios si no lo hacen. Y
como los del partido <Iue gobierna tienen siempre
medio para llevar á cabo impunemente sus propósi-
tos, son muchos los que se someten y les secundan
hasta el punto de que la Administración y la políti-
ca ya no son más que luchas enconadas de caciques
que cuando sus partidos están en el poder todo lo
explotan y atropellan en beneficio propio y en per-
juicio de los indiferentes en política y muchas ve-
ces de los cándidos que les apoyan en las localida-
des, quienes casi siempre son víctimas de su candi-
dez por ser mucho mayores los perjuicios que
sufren cuando sus adversarios gobiernan y les per-
siguen, que los beneficios que les reporta la pro-
tección de los que se la dispcmsan cuando mandan. '\


La desconfianza de que mejoren las malas cos-
tumbres más arraigadas cada dia y de que desapa-
rezca el caciquismo y tengan remedio los males
universalmente deplorados y con razón atribuidos
á la política según actualmente se practica, supo-
niendo que los encargados de ejecutar las leyes y




-3()-
reglamentos siempre hállaran medios de anular los
buenos prop6sitos de los que lo deseen, tiene fun-
damento muy poco meditado, porque conocida la
causa origen de las costumbres y los males, unas y
otros han de desaparecer destruyendo aquella, lo
mismo que no ha de esperarse que desaparezcan
nunca los males ni mejoren las costumbres mientras
no se destruya la causa de que son efecto. ¿,C6mo
han de mejorar las costumbres deplorables mientras
subsista la causa que las produce y las fomenta~
¿No han de empeorar mascada dia en vez de me-
jorar'? Pues también es evidente que destruyendo la
causa desaparecen los efectos de la misma, y que
por consiguiente al destruir la que ha producido y
arraiga las costumbres de referencia, han de desa-
parecer estas costumbres juntamente con los demás
males que son efectos de ella.


Teniendo pues en cuenta que si se han for-
mado las deplorables c3stumbres que cada dia
arraigan más en el pais, es porque son consecuen-
cia natural de los defectuosos procedimientos adop-
tados para constituir las re.presentaciones populares,
debe confiarse en que reformando la ley electoral y
adoptandO un sistema cuyos procedimientos ofrez-
can por su propia naturaleza resultados favorables,
las costumbres de hoy desaparecerian al instante
por efecto y consecuencia de la naturaleza de los
nuevos procedimientos.


Oon la elecci6n de un Di putada por distrito,
en la que es inevitable la lucha entre los electores,
candidatos y partidos, porque en cada distrito no
puede ser elegido sino un candidato, dependiendo
de la victoria ó derrota de los candidatos en los dis-
tritos el que los mi&mos candidatos y sus electores




--.::.fh-
y partidos adquieran influencia omnipotente en el
poder legislativo y en el Gobierno ó pierdan toda
]a legítima que les corresponde, y pudiendo de-
pender, la victoria ó la derrota, de algunos votos
-más ó menos emitidos á su favor ó de uno solo,
es natural que la lucha en los distritos sea encona-
da y que los electores, candidatos y partidos traten
je conseguir en ellos la victoria á toda costa y de
satisfacer este deseo organizándose para constituir
la mayor fuerza pORible con el concurso de todos
los respectivos afiliados dirigido en el sentido que
más les convenga, y es tam bien natural que prote-
jan á quienes les apoyen y que traten de anular á
sus adversarios. El egoismo individual y el colec-
tivo lo traen consigo con este sistema de elección
que favorece más que ningún otro al caciquismo,
el cual desaparecería en cuanto se adoptasen pro-
cedimientos con los cuales por su propia naturaleza
hubiese de producirse el Gohierno ejercido por el
pueblo constituyéndose representaciones populares
verdaderas; pues los egoismos individuales y co-
lectivo;:;~ que con los procedimientos actuales tienen
medio facil de imponerse á las conveniencias ge-
nerales, no podrían entonces prevalecer en contra"
de ellas y por este motivo se someterían á las mis-
mas perdiendo fuerza cada día hasta hacerse ino-
fensivos_


Siendo universalmente reconocida la ineficacia
de semejante procedimiento para constituir las re-
presentaciones populares, y ante la necesidad de
satisfacer las fuertes y jüstas exigencias de los par-
tidos relegados con él á una constante oposición,
se ha reformado la ley estableciendo circunscrip-
ciones que, comprendiendo varios de los distritos




M· .
-ij~-


mencionados y debiendo por consiguiente eiegir
varios Diputados, asegurasen la representación de
minorías no pudiendo ningún elector dar el voto
sino á un número de candidatos inferior al de Di~
putados que su circunscripción deba elegir, de ma-'
nera que para elegirlos todos sean necesarios en
cada uno candidatos de dos candidaturas.


Pero esto tampoco resuelve la cuestión de ga-
rantizar como se pr8tende la representación de las
minorías, porque para conseguir este resultado es
preciso asegurar la de todos los partidos y fraccio-
nes y la correspondiente á cada una por el núme-
ro de sus respectivos afiliados Y como por el inte-
rés que cada . partido y cada fracción tienen de lle-
var al Congreso el m9yor número posible de Dipu-
tados ha de suponerse que cada elector dará su
voto á tantos candidatos como le sea permitido, y
en todas las circunscripciones pued~m triunfar los de
unos mismos partidos y hasta los de unas mismas
fracciones, con osto procedimiento no se garantiza
sino alg1,lna representación á una minoría.


Si para elegir los Diputados de cada circuns-
cripción se r.ecesitasen candidatos de tres candida-
turas, se garantizaría alguna á tres partidos; si se
necesitasen I~s de cuatro se garantizaría alguna de
cuatro, y asi sucesivament~. Y como no es posible
saber los de cuantas candidaturas serán necesarios
'para garantizar toda la correspondiente á todos los
partidos y fracciones, y se garantiza más la co-
rrespondiente á cada una á medida que es mayor
el número de Diputados que cada circunscripción
deba elegir y por consiguiente á medida que es-
tos son más grandes, y á medida tambien que
sea menor el número de candidatos que cada




-98-
'elector pueda incluir en su candidatura, resulta qUA
la mayor eficacia y perfección en este punto está
en que para estos efectos la nación entera elija to-
dos los Diputados, no valiendo ningún voto más
que para un candidato. '


Es evidente que esto último es tambien in- .
dispensable, porque aun cuando la nación entera
los eligiese todos, si cada elector pudiese dar el vo-
to á tantos candidatos como Diputados hubiese de
elegirse, todos los Diputados serían de un solo par-
tido, pues todos los electores votarían á favor de
una lista de candidatos que bastase para el comple-
to de los Diputados y por tal motivo un solo par-
tido podría obtener la representación entera del
Congreso venciendo á los demás. Si para elegirlos
todos se necesitasen en este caso nombres de dos
candidaturas, serían dos los partidos que tendrían
asegurada más ó menos representación. Si se nece-
sitasen de tres, la tendrían asegurada tres partidos.
y asi sucesivamente, llegando á la misma conclu-
sión de que para garantizar la de todos los parti-
dos y fracciones y la correspondiente á cada una la
naci6n entera ha de elegir todos sus Diputados no
permiti@ndo que ningún voto valga mas que para
un candidato.


El e19gir la nación entera todos los Diputados
tiene por si solo la gran ventaja de que disminuye
el interés de comprar votos y de obtenerlos por
otros modios reprobados, porque aun cuando cada
elector pudiese votar con una lista de tantos candi-
datos como Diputados hubiere de elegirse, y aun-
que cada partido fuese á la lucha convenientemente
organi2!ado de manera que todos sus electores vo-
tasen con una misma lista de candidatos incluyendo


a


\




....,.g4~
en ella á los mismos que eligiendo á los Diputados
por distritos de uno solo se presentarian c::ndidatos
en ellos, cada uno de e3tos candidatos habria de sa-
crificarse en dinero y en prestigio por" todos los de-
mas, al hacerlo para él comprando votos ó procu-


. randa conseguirlos por medios reprobados, y aun-
que sabria que á los demas les sucedería lo mismo,
ninguno se siente tan dispuesto á sacrificios si han
de ser'(ir para otros como si los hace directamente
para él solo; por cuyo motivo ha de suponerse que
por el solo hecho de acumularse para los candidatos
los votos emitidos en favor de ellos en toda la na-
ción, los electores serian menos molestados con exi-
gencias y coac~iones y sería mas respetado su de-
recho. Y de esto tenemos demostra~iones evidentes;
porque habiéndose hecho aquí elecciones por distri-
tos de un solo Diputado, por circunscripciones de
varios en que ningún elector pudiese votar á favor
de tantos candidatos como Diputados su circuns-
cripción hubiese de elegir, y por acumulación de
los votos emitidos en todos los distritos de uno solo,
y siendo el tanto por ciento de protestas contenidas
en las' actas presentadas por los candidatos y la
geavedad de las mismas, el mejor indicador de la
legalidad ó ilegalidad de las correspondientes elec-
ciones, ese tanto por ciento ha sido mucho mas re-
ducido en las actas procedentes de circunscripciones
de varios Diputados que en las procedentes de dis-
tritos de uno solo, y respecto á los votos que ha co-
rrespondido acumular no se presentó protesta .al-
guna.


La acumulación es para este efecto una venta-
ja; p3ro para que dé completos resultados ha de
estar establecida con todas sus condiciones natura-




-'-35-
les. ASl hube de manifestarlo al eminente y patrió-
tico tribuno D. Emilio Castelar hablando sobre los
malos resultados que se habian obteuido de ella se-
gún fué establecida en nuestra loy, pues solo sirvió
para demostrar el prestigio político de los prohom-
bres de nuestros partidos que llegaron á reunir los
treinta lnil sufragios de los distritos de un solo Di-
putado que la ley establecia como necei;1arios para
ser elegidos por la acumulaci6n aquellos á quienes
fuesen dados y no resultason elegidos por ningún
distrito ni por ninguna circunscripció'n; no habien-
do resultado elegido por ella sino D. Eugenio Mon-
tero Rios, no obstante haber obtenido muchos los
treinta mil votos mencionado~.


Don Emilio Castelar sería seguramente si vi-
viese uno de los que mas trabajarían para que se
estableciesen los procedimientos que motivan este
estudio, pues asi me lo ofreci6 y en la correspon-
d~ncia particular con que se dign6 honrarme me re·
comendaba que persistiese on la conveniencia de
ellos.


Partiendo de la base de que la nación entera
elija todos sus Diputados se han propuesto dife-
rentes sistemas de elecci6n, siendo los principales
el del cociente y el de listas conc~~rrentes.


Con el primero se divide el número de electo-
tes de la naci6rt por el de Diputados que haya de
elegirse y, dando la preferencia á los candidatos
que obtengan mas sufragios, se elige los necesarios
hasta completar el total de Diputados y se conside-
ra á cada uno de estos como representante de
un número de electores igual al del cociente que
resulte.


Este sistema facilita bastante la representa-.




-M-
ct6n proporcional de los partidos, pero tiene la
gran dificultad de suponerse que con él todos los
electores tendrán en el Oongreso la representación
mejor posible, siendo asi que habiendo de resultar
elegidos Diputado;;:, candidatos que habrán obteni-
do bastantes más ó bastantes menos votos de los
correspondientes al cociente, han de ser muchos
los electores que no puedan estar representados
por los de su preferencia aunque s~an elegidos
Diputados, y muchos á quienes se les suponga re-
presentación legal no siendo verdadera. ,


Oon el segu,ndo cada partí do ha de presentar
antes de la elección una lista oficial de todos sus
candidatos y ha de hacerse_ otra con los que en el
escrutinio general aparezcan con votos obtenidos y
no figuren en ninguna de las oficiales de partido;
y despues de dividir el total de votos emitidos en
la elección por el de Diputados que haya d€ ele-
girse, se saca de cacfa lista tantos Diputados cuan-
tas veces el cociente lue resulte esté comprendido
en el total de sufragios obtenidos por Jos candida-
tos que figuren en la misma, prefiriendo, para de-
signar los que han de serlo, á los que aparezcan
con mas votos.


Este asegura igualmente la representación pro-
porcional de los partidos, pero tiene tam bien la
gran dificultad de que ·pueden resultar muchos
electores legalmente representados por Diputados
que no sean los candidatos de su preferencia y que
por este motivo no lo estén tan bien como es po-
sibÍe.


y 10 mismo con e\ uno que con el otro se pre-
senta esta ditlcultad, porque en ambos se parte de
las bases de que el Oongreso ha de componerse de




-37-
un total de Diputados que ha de fijarse preVIa-
mente y de que ha de tener igual valor el voto de
cada uno; con cuyas bases no es facil ni p3r13Ce po-
sible hallar un bnen sistema co:no lo es prescin-
diendo de ellas.


Estableciendo un máximum de candidatos que
pudiesen ser elegidos Diputados; que níngún elec-
tor pudiese dar el voto á más de un candidato; que
se hiciese un escrutinio general acumulándose para
cada candidato cuantos votos ap~u'eciesen emitidos
á su favor, sean cuales fueren los colegios ó seccio-
nes electorales de la nación en quo los eledores se
los hubies:m dado; que si apareciesen con votos y
aoeeptasen la repr03ontación, ret1:1iendo las dem'ls
condiciones necesarias para desempeñarla, un
total de candidatos mayor del máximun fijado,
se proclamase á los que resultase:1 con más votos,
hasta completar este, y si dicho total no excediese
del máximun se proclamase á todos constituyéndose
con ellos el Congreso, sea cual fuere su número;
que al no resultar elogidos todos los candidatos
por cualquier motivo, si el voto fuese secreto cada
uno de los que se hallasen en tal .caso hubiese de
designar, después de constituido el' Congreso, al
Diputado que hubieso de reprosentar á los electo-
res que le dieron á él los votos, Y si fuese público
pudiesen hacer esta designación individualmente
los mismos electores que hubiesen votado en favor
de ellos; que cada Diputado representas"l á los elee- '
tores cuyos votos le hubiesen sido acumulados por
hab6rselos dado ellos directamente ó habérselos
transferido sus respectivos candidatos designándo-
lo á este efecto, y que en las votaciones del Congre·
EO el voto de cada Diputado tuviese un valor pro-




-38-
porcional equivalente al número de electores que
representase ó al de votos que le hubiesen sido
acumulados en caso de adoptarso el dar varios á
los de éapacidades superiores, es indtidable que no
quedaría un solo elector sin la representación me-
jor posible, porque los que no pudiesen estar repre-
sentadOf:l por los candidatos de su preferencia lo es-
tarían por los Diputados que estos elegirían al efec-
to, y con el voto proporcional de los Diputa-
dos resultaría efectiva la intervención igual de to-
dos los electores en las votaciones del Congreso lo
mismo que si cada uno hubiese votado en ellas di-
recta y personalmente.


Este sistema daría seguramente los mejores re-
sultados aunque para ser un candidato proclamad~
Diputado no .fuese necesario haber obtenido del
caerpo electoral un número determinado de sufra-
gios; pero el establecer un mínimum de los que
fuesen indispensables podría ser muy conveniente
para impedir que ninguno pudiese serlo por el ca-
'pricho de algunos electores ni por caciques locales
á quienes moviesen más que el bien general los
egoismos particula!.'es. Fijando en quince ó veinte
mil el mínimum de los votos necesarios para la di-
putación á Cortes, seguramente ninguno acudida á
los influyentes locales para obtenerlos, porque ni
siquiera con este sistema sería facil ni tal vez
posible el reunirlos, y todos los que la deseasen y
por sus talentos y demás cualidades personales la
mereciesen tratarian de obtenerla trabajando cuan-
to pudiesen en beneficio del país, por ser el medio
mas eficaz para conquistar las simpatías generales
del cuerpo electoral con las cuales se reunirían mlS
facilmente los votos necesarios para ella,




,)
-99 ........


Tambien los daría seguramente. aunque no se
retribuyese la rep¡'esentación; pero el retribuirla es
conveniente para que puedan cleseinpeñarla todos
los que merezcan la confianza de los electores, po-
sean 6 no bienes de fortuna, y convieneretribuirla
proporcionalmente para que la retribución sea un
estímulo mas que impulse á todos á trabajar cuanto
les sea posible en beneficio del plis. Porque con este
sistema á medida que fuese mayor el número de vo-
tos que cada Diputado hubiepe obtenido del Cuerpo
electoral s3ría mas grande su hOllar, satisfacción y
gloria por demostrarse con ellos las simpatías gene-
rales que hab¡'ia sabido conquistar trabajando con
actividad, inteligencia y acierto en beneficio del
pais, y mas grande tambien la influencia que con
su voto proporcional ejercería on el poder legisla-
tivo y en el Gobierno, por cuyo motivo cada uno
procut'aría hacerlo cuanto le fueso posible, y esta-
bleqiendo para cada Diputado una retribución por
cada sufragio que hubiere obtenido directamente
de los electores el estímulo sería aun mayor, porque
la representaci6r¡ popular podría producir enormes
rentas para los hombres de talento quo se dedicasen
á ella y procediesen siempre como buenos, quienes
sin necesidad de violentar sus conciencias ni de
crearse antipatias de sus conciq:iadanos podrian sa-
tisfacer noblemente las aspiracbnes naturales y le-
%\\\\\"\';\~ ~~ %\\)~\?t, ~~ }J\)~~~ 'j \\~ ~\.,\\\~'L'Cl~ '5 \\) \\'ó.-
rían siempre por la propia cOll\'eniencia.


Una sola peseta con que se retribuyese anual-
mente cada sufragio, ¡que inmensidad de beneficios
reportaría á la nación este sacrificio relativamente
insignificante que haría incluyendo en el presn-
plHl~to de gDstos generales de la misma la cantidad




-40-
correspondiente! Porque algunos obtendrian los su~
fragios por cientos de miles creándose noblemente
renta enorme y significando, dichos sufragios y la
renta consecuencia de ellos, la pública estimación y
simpatias conquistadas con su proceder leal y hon~
rado.


y con seguddad tambien se obtendrian los
mejores resultados, aunque el voto de los Diputa-
dos no fuese obligatorio, por haber en el sistema
estímulos poderosos qrie impulsarian á todos á que
nunca dejasen de votar pudiendo hacerlo. Pero
conviene tambien establecerlo para que jamas deja-
se de hacerse efectiva por abstenerse de tomar par-
te algunos DiptItados en las votaciones del Congre-
so, la intervención que á todos los electores corres-
ponde en el poder legislativo y que resultaría Hu-
soría sin los votos de sus representantes.


La elección por este sistema es sumamente sen-
cilla. El elector no tendría necesidad de mas que
dar el voto al candidato de su mayor preferencia
en la sección ó colegio electoral de su residencia,
sin que hubiere de convenirse .previamente con
otros para obtener mayOl~ repres.entación. Cada vo-
to emitido en un colegio ó secci6n cualquiera sería
acumulado con todos los emitidos en favor del mis-
mo candidato en los demás colegios ó secciones de
la nación y producida la representación mejor po-
sible del elector interesado que estaría representa-
do en el Congreso por el candidato designado por
él mismo 6, en el solo caso de ser esto imposible,
por el Diputado que su candidato designaría á est~
efecto, yen cada una de las votaciones del Coa;.'.
greso la intervención del elector resultaría efe~tti~::"-'
como si él mismo hqbiese tOllladQ parte en ell~s".




-41-
directa y personalm~mte, porque todos los Diputa-
dos procurarían, por la propia conveniencia, ser
siempre la expresión yeco de la opinión y volun-
tad de todos sus repressntados. El mayor trabajo
consistiría en hacer el escrutinio general de la elec-
ción y los de las respectivas votaciones del Con-
greso; pero este trabajo se llevaría á cabo facilmen-
te en las oficinas de este.


El valor proporcional de los votos de los Di··
putados se obtendría tambien sencillamente. Al
hacerse el escrutinio de cada una de las votaciones
del Congreso se consignaría á cOlltinuación del
nombre de cada votante el número de ele~torts que
representase, y despues de sumar los representados
por los de cada uno de los dos grupos de votantes
que aparecen en estas votaciones, uno compuesto
de los que votan en favor del proyecto y otro com-
puesto de los que lo hacen en contra, se daría la
preferencia al grupo que representase mayor nú-
mero de electores aunque el total de sus votantes
fuese menor que el del contrario.


Establecida que fuese la ley con el voto de los
electores uninomillal y la acumulación general de
los sufragios como único método de elección, y el
voto proporcional de los representantes como me-
dio para hacer efectiva en el Gobierno la interven-
ción igual de todos los electores que ejercitasen su
derecho, por efecto de la misma ll~turaleza de los
procedimientos adoptados desaparecería muy pron-
to el caciquismo, porque para obtener la represen-
tación nadie necesitaría á los caciques actuales y


. 'en ttll caso nadie les protegería como hoy y mejo-
',t.lÍan al instante las costumbres, porque ninguno
,;:'poo,ría cometer impunemente los abusos.




-42-
Los Diputados tendrían el mayor interés en


hacer las leyes de manera que quedasen bien ga-
rantizados todos los derechos é intereses legítimos
y que ninguno pudiese faltar impunemonte á sus
deberes. Y como todos, funcionarios ó particulares,
se verían obligados á cumplirlos, desaparecería el
caciquismo y las costumbres deplorable:::, por que-
dar destruído lo que ha traido y fomentado unas
y otro.


Las elecciones no serían luchas de electores,
candidatos r.i partidos. porque con el11s cada elec-
tor y csda partido tendI'Ían asegurada su represen-
tación legítima y cada candidato la que mereciese
por la confianza y simpatías que tuviese conquista-
das con su proceder leal y honrado, no pudiendo
resultar jamas como hoy electores, candidatos ni
partidos vencedores ni vencidos.


y sobre todo si para desempeñar la represen-
tación se necesitase haber obtenido directamente
un mínimum de sufragios, y este mínimum se fija-
se para los Diputados á Cortes en quince ó veinte
mil, como ningún candidato podría confiar en ser-
lo por los sufragios que pudiese reunir con amista-
des personales, parentescos, influencias de caciques
locales, protec~iDnes que pudiese diRpensar, perse-
cuciones ó perjuicios que pudiese realizar, ó dine-


. ro que pu,diese repartir, ni por ningún otro medio
indigno de los que hoy se emplean con éxito, y so-
lo podrían conseguirlo conquistando simpatías ge-
nerales que se obtienen defendiendo ideas y aspira-
ciones generosas y derechos é intereses legítimos,
desaparecería el interés de los candidatos y parti-
dos en procumrse votos por medios reprobados. Y
aunque hubiese electores que por un mal entendi-




-43L-
do egoismo deseasen protección injusta ó precio de·
nigrante á cambio de los suyos, no habría quien- se
los ofreciese y mEmos quien se los proporcionase
y desaparecería el caciquismo con todo su sequito
de inmoralidades, injusticias, crueldades, infamias
y pertlJrbaciones, por la propia naturaleza de los
procedimientos adoptados. Seguramente entonces
nadie se él bstendría de votar por considerar inútil
el hacerlo ni por temor de que el tomar parte acti-
va en la política acarrease los perjuicios, perse-
cuciones y venganzas que hoy los protegidos por
los gobernantes suelen ocasionar á sus convecinos
adversarios.


En todas las poblaciones y localidades ó sea, en
todos los que hoy son distritos Ó circunscripciones,
y en todas las secciones ó colegios electorales, soli-
citarían los sufragios de los respectivos electores,
candidatos de todos los partidos y fracciones y de
todas las clases sociales. Se contarían para cada uno
de ellos los que se hubiesen emitido á su favor y,
acumulándose despues cuantos hubiere obtenido
en todos los colegios ó secciones electorales de la
nación, el mismo sería el representante de ellos en
el Congreso si fuese proclamado Diputado, ó en
otro caso les designaría el Diputado que hubiese
de representarles si no pudiesen hacerlo ellos mis-
mos por ser secreto el voto. Y como aun en este
último caso el designado sería del mismo partido.y
fracción que el candidato y sus electores, porque
cada candidato haría la designación en tal sentido,
cada Diputado sería representante de electores de
sus mismas ideas y aspiraciones y podria defender
las suyas con la mayar independencia defendiendo
á la vez las de todos sus representados.




-44-
La organización, actual de los partido:> sería


inútil por desaparecer los motivos que hoy la hacen
necesaria.


Hoy 106 que profesan unas mismas ideas y
aspiraciones ó defienden unos mismos derechos é
intereses necesitan vivir constantemente organiza-
dos para que con la unión estrecha y el concurso
comun de t0dos .ellos constituyan mayor fuerza y
reunan mas probabilidades de conquistar y consor-
val' en sus manos las riendas del Gobierno vencien-
do á sus adversarios en las elecciones y defendién-
dose de las agresiones de los mismos, ya estén en la
oposición ó en el pod81'. Y como con este sistema
cada político podl'ia trabajar independientemente
y conseguir con las simpatías que llegase á conquis-
tar trabajando en ,beneficio del pais, los sufrlL;ios
del Cuerpo electoral y con ellos la representación
de sus conciudadanos y la satisfacción natural de
los deseos de gloria, de poder y do riquezas, que
son nobles y justos siempre que se satisfacen con
trabajo leal y h0nrado que reporta bsnefici03 á los
demas, no tendl'Ían necesidad de unirse como hoy
formando partidos organizados y bien desciplina-
dos, los de unas mismas ideas y aspiraciones, para
hacerlas prevalecer en el Gobierno, porque traba-
jando todos ellos aisladamente y cada uno por su
cuenta en favor de ellas podrian conseguir opor-
tunamente el resultado. Unos se dada n á eonocer
en sus mu,licipios y llegarían á ser representantes
de sus convecinos en los Ayuntamientos, otl'OS que
conquistasen simpatías mas generales obtendrían la
representación para' las Diputaciones provinciales,
y los que mas sobresaliesen la obtendrian para la
de la nación. Y aunque por las coincidencias de




-45-
idea3 y aspit'aGiones podría considerarse formando
un partido á los que profesasen unas mismas, ni
tendrían necesidad de estar' organizados y disci·
plinados ni las luchas políticas serían como hoy
violentas y empeñadas.


Las luchas existirían únicamente en la propa-
ganda de la justicia y conveniencia de las 1deas y
aspiraciones que se sustentasen y de la legitimida4
de los derechos é intereses que se defendiesen, por
la conveniencia de cada uno en conquistar opinión
en favor de lo que estimase mejor y las simpatías
del pais que esto le produciría. Y no sería dificul-
tad el que ningun partido tuviese en el Oongreso
la mayoría al?soluta de la representación, para que
en las votaciones prevaleciese la verdadera opinión
pública, porque todo proyecto presentado significa
siempre reforma mas ó menos pronunciada de lo
existente, y como lo natural es que cada uno, aun-
que no esté conforme en absoluto ni con la reforma
ni con lo que con ella se trate de variar, tenga mas
inclinación y simpatías por lo uno que por lo otro
y que vote por consiguiente en favor de la refor-
ma ó en contra de la misma segun sus simpatías se
acerquen mas á ella ó ál0 existente, en las votacio·
nes los de cada partido votarían juntos y unidos


, con sus afines, manifestándose en ellas la mayoría
de simpatías que en el país hubiese en favor de la
reforma ó de lo existente que con ella se tratase de
variar, ,cuya mayoría de simpatías significaría y
realmente sería la verdadera opínión pública. Las
reformas serian desechadas lo mismo si por no
tener bastantes simpatías gener&.les lo que sería


. centro de opinión. en el Congreso las considerase
demasiado conservadoras que si las cOl1::!iderase d~-




"":'-46-
masiado avanzadas, porqríe en el primer caso vota-
rian en contra de ellas dicho centro y toda su
izquierda y en el segundo lo harían tambien el
mismo centro y toda su derecha, Ó serían aproba-


1


das si mereciesen las simpatías del referido centro,
ya fuesen restrictivas 6 progresivas,porque votarian
en favor el centro y toda su derecha 6 toda su iz:-
quierda; con lo cual el centro de opini6n del Con-
greso vendría á ser el fiel de la balanza que deci~
diría todas las votaciones y daría carácter legal á
todas las ideas y aspiraciones nuevas á medida que
con la propaganda la opini6n pública fuese reco-
nociendo la justicia y conveniencia de las mismas,
y retiraría el que las viejas tuviesen á medida que
la misma opini6n las fuese desechando, conservan-
do el que mereciesen todas la3 que la opini6n pú-
blica siguiese reconociendo como convenientes y
justas.


Los Jefes de Estado, Monarcas 6 Presidentes,
tendrían en el Congreso de los Diputados la guia y
la brújula mejores que les indicaría constantemente
con la mayor fidelidad y exactitud el uso que les
convendría hacer de sus facultades de Poder mode-
rador, estudiando las fuerzas positivas del país y
formando los Gobiernos con los hombres mas iden-
tificados con la verdadera opinión pública, quienes


,se verían obligados á seguir la política mas confor-
me con la misma transigiendo 10 que fuese indis-
pensable en lo que hubiesen de marchar unidos los
unos con los otros.


y si para mayor seguridad se estableciese que
tratándose de reformas 6 proyectos de importancia
determinada las resoluciones del poder legistativo
no adquiriesen carácter legal mientras la misma




-4'-·
naciÓn no hubiese manifestado directamente su
conformidad por medio del plebiscito ó del re-
ferendum según se practica en SUiZl, el Jefe del
Estado tendría este otro medio para proceder con
todo acierto en el uso de la facultad de disolver
las Cortes, viendo oportunamente si eran ó no la
verdadera representación de la nación, y esta lo
tendría tambien para garantizar su soberanía ejer-
citando en los asuntos importantes el veto contra
las equivocaciones que padeciese el poder legisla-
tivo.


Tal vez la marcha de la polítiea variaría de tal
modo que el poder ejecutivo no sería mas que me-
ro ejocutor de los acuerdos adoptados por el legis-
lativo, no teniendo en este los Ministros la in-
fluencia r~ecesaria para dirigir á las mayorías
pertenecientes á los partidos que en las elecciones
actuales hayan vencido á los demas, de cuyos par-
tidos los lVfinistros han de ser hoy los hombres mas
significados y de mayor prestigio. En tal caso el
poder legislativo, formado con los hombres de mas
prestigio de todos los partidos, haría las leyes con
ó sin la iniciativa y la intervención de los Minis-
tros que serían los funcionarios de mayor catego-
ría del ejecutivo á quienes el legislativo consulta-
ría cuanto estimase conveniente y pediría cuantos
datos necesitase .. Y llomo en este caso los Ministros
podrían desempeñar decorosamente sus funciones
aunque no estuviesen identificados con las mayo-
rías del poder legisla ti vo, pues su misión se redu-
ciría á cumplir y hacer cumplir las leyes y demas
disposiciones emanadas de este, al Jefe del Estado
le sería facilísimo elegir á los mas inteligentes pa-
ra las funciones administrativas, gubernativas y




-48-
políticas concernientes al' poder ejecutivo, quienés
podrían desempeñarlas mientras les conviniese á


,ellos y al Estado.
Tal vez cuando se prefiriese el voto público


para las elecciones se establecería que cada elector
pudiese cambiar de representante siempre que le
conviniese por haber perdido la confianza en el Di_
putado que le representase é inspirársela mas otro,
á fin de que todos pudiesen estar mas constante-
mente repre¡;¡entados lo mejor posible y hubiese
mas seguridad de que la representación constituida
legalmente fuese siempre la legítima y verdadera.


y tal vez se estimaría conveniente que la dis-
cusión y votación de los proyectos de ley y toda
otra clase de deliberaciones propias del poder le-
gislativo se hiciesen por escrito para ganar tiempo
y evitar las interrupciones impertinentes, las alu-
siones intencionadas y ofensivas, las obstrucciones
inconvenientes y los desbordamientos de pasiones
que á veces se suscitan en las discusiones verbales
con perjuicio de la seriedad que debe reinar en
todo ,poder legislativo y de la resolución de. los
asuntos con la oportunidad mas conveniente; lo
cual podría dar muy buenos resultados sin reque-
rir mas que comisiones y oficinas del poder legis-
lativo para recibir, ordenar y contar, para su pu-
blicación en el Diario oficial legislativo, los pro-
yectos presentados con lds firIWls necesm'i3s, los
escritos que para defenderlo¡:;() !combatirlos remi-
tiosen los Diputados y los vot·os que estos emitie-
sen én las respectivas votaciones; pues aunque esto
privaría del recreo de oir los brillantes discursos
que saben pronunciar los grandes oradores, y de la
satisfacción que á estos produce el pronunciarlos,




~46-~
acaso podría considerarse mucho mas preferible
por sus mas positivos resultados, el que las leyes
fuesen hechas con oportunidad mayor y que todos
lós Diputados pudiesen dedicar á ellas sus talentos
aunque no fnesen oradores, por expresar mejor sus
ideas y aspiraciones por escrito.


Todo esto y cuanto procediese resolver referen-
te al Gobierno podría decidirlo el poder legislativo
que sería la verdadera representación de la naci6n.
Él decidiría entonces lo que más conviniese en és-
tos y en los demás asuntos.


y para armonizar las fuerzas y facultades del
Congreso de los Diputados con las del Senado en
que los representantes no son elegidos directamen-


-1' te por el pueblo y hay Senadores por derecho pro-
pio, por designación del Jefe del Estado y por los


'sufragios de Corporaciones eclesiásticas, Reales
Academias, Universidades, Sociedades econ6micas,
Diputaciones provinciales, Ayuntamientos y mayo-
res contribuyentes, quienes por tal motivo lo son
de la Grandeza, de la Milicia, del Clero, del derecho
vigente, del capital, de partidos políticos y de Cen-
tros docentes ó de fomento de artes, oficios é indus-
trias, si no se hallase medio mejor podría establecer-
se que el Senado funcionase como hoy, mientras se
considerase conveniente su existencia, y que al for-
marse Comisiones mixtas de Diputados y Senadores
para la resolución definitiva de asuntos en que no
luesen iguales los acuerdos adoptados en estasCá-
maras deliberantes, tuviesen el mismo valor los vo-
tos que en las respectivas votaciones emitiesen los
Diputados y los Senadores de dichas Comisiones.




CAPÍTULO IV
Antecedentes Bases principales que la ley


ha de comprender.


Antecedentes.
Para demostrar los grandes defectos de la elec-


ción de representantes por mayorías de votos, con
la que en vez de la verdadera democracia, que debe
ser el G,obierno del pueblo ejercido por todos los
.ciudadanos capacitados del mismo pueblo, se pro-
duce una ,democracia falsa, pues solo obtienen la
representación necesaria para intervenir en él la
mayoría de dichos ciudadanos y tal vez una mino-
ría reducida de lbs mismos, veamos los siguientes
datos tomados del tomo 18 de la Biblioteca jurídi-
ca de autores españo~es titulado «Estudios sobre


, procedimÚmto electoral» por Mario Navarro Aman-
,.di (Madrid, 1885).


En Inglaterra en 18741legó á la Cámara de los
Comunes un Diputado por 86 votos, mientras en
Manchester un candidato fué vencido habiendo
obtenido 18.700.


En Ginebra, en las elecciones generales .de
.1876, 7000 electores del partido que era Gobierno
obtuvieron todos los 110 Diputados, y los 5000 de
oposición no llegaron á hacer triunfar un solo can-
didato.




-,-&1=
o ~n Alemania, en 1874 el partido conservador


obtuvo 72 votos por 1000 de los que tomaron parte
en la elección y consigufó poco más de tres Dipu-
tados por ciento de los que había de elegirse, la
mitad de su derecho, mientras que el partido na-
cionalliberal obtuvo con el treinta y uno por cien-
to de votos el treinta y cinco por ciento de los
Diputados.


En los Estados Unidos en las elecciones'fede-
o rales de 1867 dos millones de electores obtuvieron
128 Diputados, y la minoría con 1.600.000 votos,
obtuvo solo 30. En Kentuky, en Maryland, en las
Carolinas) otros Estados una oposición superior
al tercio de los votos no logró casi nunca tener un
solo Diputado. En elecciones posteriores 254.000
electores republicanos consiguieron en Ohio 16 Di-
putados, y 211.000 demócratas, tres solamente; en
la ciudad de New-York 114.000 electores que ven-
cieron obtuvieron todos los Diputados, y 34.000 de-
rrotados quedaron sin representación; yen Pensil-
vania 303.790 votos republicanos obtuvieron 18 Di-
putados, y 292.351 demócratas, solo seis.


En Brancia, en Agosto de 1881, de diez millo ..
nes de electores inscritos solo un 68 por 100 acu-
dieron á las urnas (6.806.000). L051 elegidos obtu-
vieron el 41 por 100 de estos votos, (4.4.52.000), y
2.354.000 votos, esto es, el 23 y medio por ciento,
no consiguieron un solo representante; de modo
que la Cámara fué solamente la representación
de un cuarenta y cuatro y medio por ciento del
Cuerpo electoral, por cuyo motivo, aun en el caso
de que las leyes hechas por la misma tuviesen la
aprobación de la mayoría absoluta de los electores
representlldos en ella, la voluntad del 23 por




-52-
ciento del Cuerpo electoral podía imponerse á ta
naci6n entera.


En Bélgica, en Junio de 1882 las elecciones die-
ron también resultados curiosos. En Gante los li-
berales con 3.795 votos obtuvieron 4 Senadores y 8
Diputados, mientras los católicos con 3.723 no alcan-
zaron un solo representante. En Andernade los ca-
tólicos.con 956 votos obtuvieron un Senador y tres
Diputados, no consiguiendo representación alguna
los liberales con 591. En Alost los cat6licos con


,.1.487 votos tuvieron dos Senadores y cuatro Dipu-
tados, y los liberales quedaron sin representación
á pesar de sus 653 votos. En Bruselas la asociaci6n
liberal con 8.323 votos obtuvo un Senador y d03
Diputados, y los independientes y católicos ninguno
á pesar de sus 7.254 votos. Resumen de dicha eleó-
ción: los liberales con 29.000 votos obtuvieron 55
repre3entantes (20 Senadores y 35 Diputados), y los
católicos con 28.000, ósea 1.000 menos solamente,
no consiguieron sino 17 representantes (6 Senadores
y 11 Diputados). En 1884, en Bruselas los indepen-
dientes con 8.900 votos alcanzaron 16 Diputados, y
los liberales se quedaron sin representaci6n á pesar
de sus 7.500 votos. Y en Amberes los libet;ales c:>n
5.300 votos fueron tambien derrotados por completo
por los 6.800 de sus contrarios. Resumen de esta
elecci6n: 27.930 votos de oposición (derecha) alcan-
zaron 50 Diputados, en tanto que 22.117 ministeria-
les (izquierda) solo consiguieron dos.


En Italia en 1874, de 571.9.39 electores vota-
ron 329.933, y de estos solo triunfaron los candida-
tos de 216.534; resultando que la Oámara solo era
la representaci6n de una minoría del Cuerpo electo-
ral. En 1876 votaron 368.750 electores, triunfarido




-53-
solamente los candidatos de 251.929, da los cuales
261.804 eran ministeriales y llovaron á la Cámara
414 Diputados ósea 43 mas de 103 correspondientes
en proporción del número de votos emitidos y obte- .
nidos, en perjuicio de la oposición que con 95.081
votos solo obtuvo 94 Diputados. En la provincia de
noma el elemento ministerial obtuvo con 6.544 vo-
tos 15 representantes, y la oposición con 3.400, nin-
guno. En la de Udine 2.835 votos de electores de
la mayoría obtuvieron siete Diputados, y la minoría
con 1.931, solo dos. Y con el escrutinio de list<l en
Octubre de 1882, 242.078 votos emitidos en dife-
rentes colegios de A vellino, Banuno, Caltanisetta,
Catania, Uatanzaro, Chieti, Cremona, Florencia,
Foggia, Forlí, Grosseto, Liorna, Lecce, Pesara,
Puerto Mauricio, Reggio Calabria, Sirac~lsa, Trapa-
ni y Udine obtuvieron 68 Diputados, y 265.745 de
otros colegios no obtuvieron representación alguna.


En Suiza con el escrutinio por lista para la
elecci6n del Consejo nacional y para el Gran Con-
sejo y Consejos comunales han podido observarse
los siguientes resultados.


En las elecciones para el Consejo nacional de '
1875, los radicales eligieron en Ginebra todos los
representantes. En 1878, por el contrario, el partido
democrático con 27.709 votos que emiti6 llevó al
Consejo todos los Diputados, y los radicales queda-
ron sin representllci6n á pesar de sus 17.153 votos.
En New-Chátel el mismo año 1878 la lista radical
con sus 26.386 votos obtuvo el triunfo completo, y
\a \\b~\'a\ n() ~a(',6 nn ~()\() n\l?\.ü.ad.() á l?~\:\a\' d.~ ('.()l\-
tal' con las dos quintas partes de los votos emitidos
(20.754). En Zurich los liberales con sus 47.636 vo-




-54-
tos obtuvieron toda la representaci6n, no consi-
guiendo ninguna los radical€s con sus 21.559.


En New-Chátel, en las elecciones par':!. el Gran
Consejo de 1880, se recogieron los datos siguientes:
En el colegio de New-Chátel-Serrieres los liberales
con sus 19.545 votos obtuvieron los 15 Diputados,
no obteniendo ninguno los radicales con sus 16.552.
En el de Locle los radicales con sus 8.312 sufr::agios
obtuvieron los 10 Diputados, quedando sin repre-
sentación los liberales que reunieron 4.353. En el
de Chaux de Fonds la lista radical con sus 45.114
votos eligió los 24 Diputados, no correspondiendo
ninguno á la liberal que reunió 23.289, ni á otra in-
dependiente que tuvo 1.465.


En 1877 los radicales obtuvieron en Ginebra
todos los Diputados en la elección para el Gran Oon-
sejo, en 1879 la obtilvieron también toda los con-
servadores, y en 1880 volvieron á obtenerla com-


. pleta los radicales; siendo estas variaciones resulta-
do no del cambio notable de opiniones del Ouerpo
electoral sino del sistema de elección que permite
que un partido obtenga toda la representación,
aunque sean muy pocos los votos que tenga de ma-
yoría.


Oon estas elecciones se ha podido obsQfvar V3-
rias veces que la mayoría del Consejo nacional, su-
mados los sufragios obtenidos en las respectivas
elecciones por los Diputados que lo forman, obtuvo
menos votos que la minoría; como sucedió en 1854
y en 1864 en que los de la mayoría reunidos obtu-
vieron los votos de 170.000 electores y los de la mi- .
noría los de 174.000. Además cuando la ciudad de-
Ginebra estaba dividida en cuatro colegios hubo
unas elecciones en que 1.40V electores de un parti-




-,M-
do eligieron 19 representantes, y 1.342 d-e otro eH ~
gieron 29.


En la misma Suiza ha podido hacerse otro es-
tudio práctico acerca de la falsedad de la represen~
tación elegida por mayorías de votos, pues el refe-
rendum (aprobación popular de las leyes) ha de Ínos.l
trado el completo divorcio entre la mayoría de los
Consejos y la voluntad del pueblo. Son ahundantes
los ejemplos de esto, bastando citar algunos. En 30
de Julio de 1882, una ley votada por h mayorít\ de
los Consejos de la Confederación fué sometida al
referendUln, resultando en favor de ella 67.432 vo-
tos del Cuerpo electoral, y en contra 247.629. ~Í126
de Noviembre del mismo año una decisión tomada
en Berna por la mayoría de los Consejos fuó dél
mismo modo sometida al voto pOIJular Y desecha-
da por una mayoría de 145.000 votos Y en 11 de Ma-
yo de 1884, cuatro leyes votadas por la mayoría de
los Consejos en Berna fuer'on igualmente rechaza-
das en votación del pueblo por una mayoría qué
varió de 11.000 á 68.000 votos.


También en Inglaterra, en 1874, los candidatos
conservadores reunieron juntos 1,.222.000 sufr'agios
y los liberales 1.436.000, sin embargo de lo cual los
pl'Ímeros tuvieron en el Parlamento una mayoría
de 100 votos sobre los segundos.


YaquÍ en España algunos candidatos han sido
ebgidos Diputados, en 1884, solo por 93,88, 81,71,
70,69 Y hasta por 34 votos, en ta~to que otros lo fue-
r)n con 3700 y con 16000 y que algunos no lograron
ser elegidos no obstante haber obtenido 500, 700,
820 Y hasta 838 votos; dándose el caso de que un
ho:nbre de tanto mérito y de tanta popularidad como
el señor 'Castelar fué elegido Diputado solan10nte




-56.-
por 853, votos, en tanto que otros mas modestos,
desconQcidos, sin historia yaún sin méritos de ca-
rácter político obtuvieron 124~, 2000 Y hasta 3000
sufragios.


Todos estos datos demuestran la necesidad de
cambiar de procedimientos adoptando los que ga-
ranticen mas el que cada voto produ?:ca la represen-
taci6n individual del que lo emita, con lo cual cada
representante podrá tenei· la correspondiente á los
votos que hubiere obtenido y cada partido y cada
clase la proporcional equivalente á sus electores.


Bases principales
De conformidad con las observaciones y razo-


namientos que anteceden y partiendo del principio
de que sea igual el derecho de los electores para
ejercer influencia en el poder legislativo, para que
la ley produzca los resultados necesarios tl'atándo-
sede condtituir ei r.ongreso de los Diputados, las
bases principales que deben adoptarse son las si-
guientes, de las cuales la'l siete primeras son abso-
lutamente indispensables, no siéndolo en absoluto
las tres restantes aunque son muy convenientes
para garantizar mas los resultados.


1,a· Ha de establecerse un máximun de elegi-
bles que puedan ser proclamados Diputados.


2.a Ningún elector ha de poder dar el voto á
mas de un candidato.


3.a Ha de hacerse un escrutinio general de la
elecci6n acumulándose para cada candidato cuan-
tos votos aparezcan emitidos á su favor, sean cua-
les fueren los colegios 6 secciones electorales en
que los electores se los hubieren dado.


4. a Si el total de los que reunan todas las




-57-
circunstanéÍas necesarias para ser Diputados exCé-
diere del máximum establecido, han de ser elegidos,
hasta completar el máximum, los que resl.1iten con
mas votos y acepten la l'epresentaci6n.


Si no excediere, han de serlo todos los que la
acepten, componiéndose con ellos el Congreso sea
cual fuere su número.


5." Mientras el voto sea secreto ha de darse-
la rl~presentación mejor posible á los electorescu-
yos candidatos no resulten elegidos Diputados, de-
signando cada uno d~ estos candidatos, después de
constituido el Congreso, al Diputado que deba re-
presentar á los electores que le diet'on á él los vo-
tos, transfir¡éndole al efecto éstos con la designa-
ción.


Cuando sea público, como se sabrá oficialmente
quienes habrá9 dado los votos á estos candidatos,
cada uno de dichos electores podrá elegir su repre-
sentación directamente en una· segunda elección
que se verifique (lespu9s de eonstituido el Congresl)
yen la que solo ellos tomen pat'te y cada UllO de-
signe al Diputado que prefiera para representante
suyo.


6.a Cada Diputado ~a de ser representante
de los eledores cuyos votos ·le hubieren sido acu- -
mulados por habárselos dado ellos directamente ó
habérselos transferido sus respectivos candidatos
designándole al efecto.


7," El voto de cada Diputado ha de tener en
las votaciones del Congreso un valor proporcional
equivalente al número de electores que represente.


S a Ha de establecerse un minimum de votos
que los elegibles han de haber obtenido para ser
proclamados Diputados.




--58-
9.& El voto de los Diputados en las votaciones


del Congreso ha de ser obligatorio.
y HP Ha de establecerse una retribuci6n que


los Diputados han de percibir periódicamente por
cada voto que hubieren obtenido directamente del
Cuerpo electoral.


Con estas mis:nls b1393 puede ccm~tituirs~ las
Diputaciones provinciales y 103 Ayunhmiento3
acumulándo:;e para 103 correspondientes candida-
tos los votos emitidos en las respectivas provincias
6 en los respectivos municipios, y cuantas otras
Corporaciones se quiera establecer con el caracter
de representaciones populares.


Con la primera se evita que ningull1 Cámara
de representantes pueda jamás reunir un total de
ellos excesi vo.


Con la segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta
y décima se consigue que cada voto emitido pro-
duzca la representaci6n mejor posible del elector
interesado.


Con la s3ptitna, que C0:1103 VJt03 de los repre-
sentantes se haga efe~tiva la intervenci6n igual de
los elect)rJs en l~, repre1entaciones populares.


Con la octava, que ninguno pueda ser repre-
sentante ~ino porlas simpatías que se conquistan
trabajando con actividad é int'3lig3ncia en ben~li­
cio del país.


Con la novena, que nunca deje de hacerse efec-
tiva la intervenci6n de 10s electores por abstenerse
de votar sus representantes.


y en la t3roera, la séptima y la décima se 3S-
tableee taml-Jien un e3tírnulo poderoso para que to-
dos los rapresentlntes tengan el m1yor interés en




-59-
trabajar constantemente cuanto les sea posible en
beneficio del pais.


Constituidas con estas bases las representacio-
nes populares desaparecería toda idea de los regio-
nalismos y del anarquismo, que en su fondo no
son más que vivas y enérgicas protestas por lo que
actualmellte abusa de sus atribuciones el poder de
la Nación vinculado, por efecto de las elecciones
actuales que producen falsas r2presentaciones po-
pulares, en Gobiernos que son hechuras de caciques
á quienes los abusos favorecen enperjuioio de la
misma clase capitalista y de la media y sobre todo
de la proletaria cuyos derechos y necesidades desa-
tienden. Las leyes serían la expresión de la verda-
dera opinión pública y los Gobiernos procederían
siempre de conformidad con ella;. en cuyo caso la
soberanía nacional sería por todos acatada, porque
la Nación, por ]a propia conveniencia, pues es ch'-
cunstancia necesaria para el régimen más con ve-
niente de ]a misma, haría las leyes en el sentido que
más garantizasen las autonomías legítimas de las
provincias y las de los municipios, defendería de-
bidamente los derechos é intereses legítimos de
todas las clases sociales y atendería á las necesida-
des de todos los individuos.


Si al establecer el sistema representativo se
hubiese partido de bases como éstas, seguramente,
no se habria conocido jamás el actual caciquismo,
ni las pretensiones de los regionalistas, ni las exa-
geraciones anarquistas ni ninguna de las perturba-
ciones que trae consigo la c:Jnvicción general de
que los Gobiernos no son la expresión de la volun-
tad del pueblo ni proceden de conformidad con las
demandas de la justicia y del progreso. En t'al caso




· -6()-
én vez de hallar el caciluismo terreno abonado para
su fomento y desarroUo, habrían desaparecido todos
los caciquismos de otras épocas que no fueron po·
C03 ni m)nos funesto:. que el. de ahora. Pero se ere·
y6 que eligiendo los representantes del pueblo por
mlyorías de V()t03 se constituil'ian representaciones
populares verdaderas, y de tan funesto error S011
consecuencias naturales el actual caciquismo, la
idea de los regionalismos y las exageraciones anar-
quistas; pOl' cuyo motivo debe desechar8e con la
mayor urgencia un sistema que tiene por base tal
error causa y origen de todos los males que con
raz5n se atribuyen á la política según hoy se prac-
tica, y adoptarse procedimientos que por su natu-
ralez'l garantic:m la constitución de las representa·
.ciones populares verdaderas.


Que si bien se reme::liarian tlmbie~ facilmente
" dich'J3 mlle3 si t')::l'J3 proJediésem)s CL1'll deb)mo3,


y por tal motivo el recomendar esto es muy moral,
10 mís cierto y positivo es que si fuésemos perfec-
t03 no habríamos de preocuparnos por hacer leyes
,que garantizasen los derechos é intereses legítimos.
y que teaiendo en cuenta la imperfección humana
y los eJJism)s que son consecuencia de ella, lo más
práctico y eficaz es el adoptar procedimientos con
103 cuales las aspiracíon3s ganerales se impongan á
los egoismos personales.


Esté sistema es el que garantiza á todas las cla-
ses y partidos la representación más justa y la
S':1.tisfacci6n de todas las aspiraciones legítimas. Si
en las últimas elecciones generales de Alemania el
partido socialista con sus tres millones de votos, de
los nueve millones emitidos en las mismas, llevó á
la CálIlara popular 81 Diputldos f3L1yos que consti-'




-M~
túyen pooo más ó menos la sexta parte de la' tuerta
de la Cámara, su influencia en ella sería duplicada
si, como con este sistema sucede, la de los partidos
tuviese relación con el número de votos obtenidos
en las elecciones, sea cual fuere· el de candidatos
suyos que resultasen elegidos representantes, pues
á los tres millones de votos corresponder~a la ter-
cera parte de la fuerza del Reichstag. Y .esto mismo
sucedería á todos los demás. Y no han de alarmarse
las clases pudientes temiendo que con él queden
menos defendidos sus derechos é intereses legítimos,
pues las representaciones populares verdaderas de-
fenderán siempre é igualmente los de todas. Los que
perderán fuerza serán los no legítimos. Y si al fin
y al cabo estos han de irla perdiendo por ley moral
y porque la fuerza material ha de irse poniendo
cada dia más al servicio de la justicia, y las clases
obreras que se vean desatendidas en las aspi~
racioneR que tengan por legítimas no han de desis-
tir de trabajar para satisfacerlas lo antes posible
empleando cuantos medios la necesidad haga p!'e-
cisos para conseguirlo, ¡cuanto mejor es darles este
medio legal que haga desaparecer todo peligro de
las exageraciones que puedan ser funestas para los
que movidos por egoismos vituperables les dificul-
ten la intervención que les corresponde en los Go-
biernos!


Decididamente: el reformar la ley con estas
bases es conveniente para todos.